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EDICIÓN DIGITAL GRATUITA
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Ricardo González
UNA ADVERTENCIA EXTRATERRESTRE DESDE ALFA CENTAURO
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EL ARCA Versión digital gratuita. © Ricardo González De la Segunda Edición impresa, Buenos Aires, agosto de 2017 ECIS Publicaciones Diseño de tapa: www.woohustudio.com Sitio web de Ricardo González: www.legadocosmico.com Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin previa autorización del autor.
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ÍNDICE
PRÓLOGO Una misión extraterrestre en los Andes
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I La revelación de los apunianos El secreto de Alfa Centauro Nosotros somos ellos
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II Contacto en Monte Perdido Los “cristales de Minius”
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III El pedido de Edgar Mitchell El encuentro con el astronauta
42 44
IV Paola Harris los vuelve a ver Crestone y una invitación Bases militares secretas Los apunianos se comunican El llamado de Monte Shasta El contacto
50 52 55 58 62 64
V Hawking mira hacia Alfa centauro Se suceden las confirmaciones Los primeros pasos de “El Arca”
72 76 82
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VI Un encuentro inédito en el CERN “Deben visitar el CERN...” El “Bosón de Higgs” no es lo que dicen los físicos
85 88 93
VII El Minius y el Hipercubo El “Neutrino” y el “Ultimatón” ¿Qué es el Minius? El “Mérkaba” de los apunianos
98 102 108 112
VIII Tierra II llama a Atacama El desierto del misterio Un mensaje de otro tiempo
130 134 137
IX El regreso de Ivika El Valle de la Luna Ivika
144 150 154
X: La “Galaxia Espejo” Una “ventana” en Sagitario A Un proyecto cósmico
157 160 163
XI: El Ancestro Común El “Elemento Primero” ¿Todos procedemos del mismo lugar?
168 171 175
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XII: Chajnantor Los “pueblos muestra” Los niños de “El Arca”
178 183 186
XIII: La conciencia de la unidad Recuerdos del futuro
189 195
EPÍLOGO: Quitaracsa
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APÉNDICE I: Cuando en la “ciencia ficción” hay “memoria”...
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APÉNDICE II: Cronología aproximada del contacto apuniano
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A los pastores de los Andes, porque ellos saben…
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Agradecimientos
Estoy en deuda con muchas personas que siempre apoyaron, desinteresadamente, mi trabajo de investigación y difusión del mensaje extraterrestre. En primer lugar debo mencionar al grupo de contacto de Argentina, que ha sido pieza clave en los distintos encuentros internacionales que hemos realizado. Ellos son mi gran sostén, y mis amigos. Al grupo de contacto de Santiago de Chile, especialmente Raymond Lodge, Claudio y Paly Vallejos, y Linda Subiabre, por todo el soporte brindado en mis visitas a Chile estos últimos años. Al camping “Wayra” de Atacama y a los guardaparque de el “Valle de la Luna”. A Ana María Barón, por ser valiente y defender su verdad. A nuestros amables anfitriones en ALMA. Esa visita marcó mi espíritu. A la Fundación “Siembra” de San Pedro de Atacama, por todo su apoyo. A Suyapa Reyes y Luis Ochoa, así como a todo el grupo de Napa Valley y San Francisco, por su invalorable asistencia en la organización de los encuentros de Monte Shasta. A Paola Harris, porque se atrevió a vivir nuevamente lo “imposible”. A Julio Palacios y Tom Hamblin, por llevar a cabo la traducción al inglés de mi anterior libro sobre Apu. Hoy la obra está publicada en los Estados Unidos gracias a su esfuerzo.
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A Diego Cintas, Rosa González y David Cintas, porque logramos materializar, juntos, la “activación” de Monte Perdido. A Juan Acervo y Adolfo Perret, por abrirse conmigo y narrarme sus maravillosas experiencias de contacto con los apunianos. A Julio Dongo, por la profunda charla que tuvimos en Lima sobre la historia del caso “Apu”. A Julio César Acosta Navarro, por la cordial entrevista que me realizó en Brasil, y por su valiosa ayuda para hacerme con históricas notas de prensa del caso Kapetanovic. A Eloy Moreno y los pobladores de Quitaracsa, por tratarnos como parte de su prodigiosa comunidad. A Emmanuel Bordoni, porque supo dejarse guiar, y por ser mi hermano. A mis compañeros de viaje en el Altái siberiano y el desierto de Gobi ⎯entre tantos otros lugares⎯. Saben que los llevo en el corazón. Caminante no hay camino… Y a mi esposa Sol, mi amor, y mi fiel compañera en “el campo”, donde todo ocurre…
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“¿Soy un extraterrestre? ¿Pertenezco a una nueva raza en la Tierra, criado por hombres del espacio exterior en abrazos con mujeres terrenales? ¿Mis hijos son vástagos de la primera raza interplanetaria? ¿El crisol de la sociedad interplanetaria ya ha sido creado en nuestro planeta, como el crisol de todas las naciones de la Tierra que se estableció en los Estados Unidos hace ciento noventa años? ¿O esta idea se relaciona con las cosas a venir en el futuro?...” Wilhelm Reich, científico austríaco. Escrito de su libro Contacto con el espacio (1956).
“La Tierra es nuestra cuna. No nuestro destino final. Nuestro hogar es el universo entero. Y sin lugar a dudas nos encontraremos con otras especies en el camino ⎯si es que ya no lo hemos hecho⎯ que al igual que nosotros habrán emprendido la exploración del cosmos…” Dr. Edgar Mitchel, Capitán del Apolo 14, en su libro “El camino del explorador” (1996).
“Para sobrevivir como especie debemos viajar a las estrellas…” Stephen Hawking, científico británico, durante la presentación de su proyecto de exploración de Alfa Centauro, anunciado en Nueva York el 12 de abril de 2016.
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PRÓLOGO
UNA MISIÓN EXTRATERRESTRE EN LOS ANDES
“No grite, señor, hable en voz baja, no se moleste conmigo. Ellos dicen que son habitantes de otro mundo muy lejano. Arriba, por las alturas, donde hay pastores, están apareciendo frecuentemente…” El vigilante de la Central Hidroeléctrica a Vlado Kapetanovic, durante el contacto del 10 de marzo de 1960. “170 horas con extraterrestres”, Vitko Novi.
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En los años cincuenta, un grupo de humildes campesinos de la región andina de Áncash ⎯un departamento del Perú, ubicado en la parte central y occidental del país⎯, fue contactado por una misión de seres extraterrestres. La apariencia de aquellos sorprendentes “visitantes” era humana, aunque de enorme estatura. De porte atlético, se mostraban enfundados en enterizos metálicos color gris que solo dejaban descubierto el rostro. Los lugareños les llamaron “apunianos”, ya que esos amables seres tenían sus bases dentro de las montañas. “Apu” es una palabra quechua que se ha usado antiguamente para referirse a los Andes, los dioses y los “protectores”. Hay muchas referencias en las tradiciones orales andinas sobre esos “hombres del cielo”. En Áncash, en los dominios del corpulento nevado Huascarán, siete pueblos fueron contactados por esos “protectores” o “apunianos”. En mi libro, “Los extraterrestres del planeta Apu” ⎯“Apu” es también el nombre con el que se identifica el mundo de origen de esos seres⎯, narré mi historia personal de contacto con
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“ellos”. Una extraordinaria aventura que se inició cuando era un adolescente y que se ha mantenido hasta estos días. Soy uno de tantos testigos que los ha visto. Pero debo remarcar que este intercambio con los extraterrestres en el Perú no empezó con nosotros, sino con esos olvidados campesinos, hace más de sesenta años. Esa primera aproximación de los extraterrestres en los Andes se desarrolló en medio de un marco discreto. Un acuerdo de silencio entre esos seres y los pastores. Era una suerte de aproximación antropológica. Los extraterrestres estaban interesados en la vida sencilla y pacífica de la gente de los Andes mientras el mundo se estaba recuperando de la terrible Segúnda Guerra Mundial, un punto de quiebre que muchos investigadores sitúan como el comienzo de la “Era moderna de los ovnis”. Desde luego, hubo otros acercamientos en épocas anteriores. No obstante, este nuevo programa de intercambio con humanos, aplicado en la posguerra, era la consecuencia de un largo seguimiento, de un estudio profundo de la naturaleza humana por parte de los extraterrestres. ¿Qué buscaban aquellos seres de las estrellas? ¿Era solo un estudio científico de nuestro comportamiento? ¿O intentaban comprender algo que los ayudase a ellos mismos? Tal vez recordar… El 10 de marzo 1960, el Ingeniero de origen yugoslavo, Vlado Kapetanovic, empezó a formar parte de esta historia, a raíz de un encuentro con los apunianos a las afueras de la Central Hidroeléctrica de Huallanca, en los ya mencionados Andes ancashinos. La experiencia tuvo como testigos a vigilantes de la instalación, que conocían a los miembros de la comunidad campesina que estaba en contacto con los extraterrestres. Fueron pues, esos hombres andinos, quienes iniciaron a Kapetanovic en los contactos. Así, Vlado empezará su relación con los apunia-
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nos, quienes le advertirán de un terremoto en la zona, con la premisa de avisar a las autoridades para evacuar a la población. Pero el Intendente de Yungay no le escuchará. El 31 de mayo de 1970 ocurrió el terremoto. El violento movimiento sísmico arrancó un trozo del nevado Huascarán, ocasionando un gigantesto alud que sepultó al pueblo. El aluvión, sumado al terremoto, se cobró la vida de al menos unas 80.000 personas. La peor catástrofe natural que ha vivido el Perú. Entonces Kapetanovic decidió hablar públicamente de los contactos con los apunianos ⎯quienes podían advertir y enviar mensajes, pero no intervenir directamente en nuestros asuntos⎯. De esta forma, a inicios de los años setenta, diversos medios de comunicación de todo el país dieron a conocer los encuentros cercanos con los apunianos. Vlado, más tarde, publicó libros novelados sobre esos contactos ⎯habló de ello en numerosas charlas, hasta su muerte en el año 2005⎯; entretanto, los testigos originales de los pueblos andinos que conocían a los extraterrestres, se ocultaron. Sin embargo, años más tarde, se formaron grupos de contacto en distintos países que empezaron a tener comunicación con esa misión extraterrestre que afirmaba provenir de Alfa Centauro. Pero nadie contó cómo se había iniciado esta historia. Quiénes, realmente, fueron sus anónimos protagonistas hace seis décadas. Fue lo que intenté hacer en mi anterior libro sobre Apu: trazar un hilo conductor entre nuestras propias experiencias de contacto y su origen en los Andes de Áncash. Nunca me imaginé el enorme impacto que tendría el libro, que en solo un año fue leído por más de cincuenta mil personas y que pronto se publicaría en inglés en los Estados Unidos ⎯gracias a Julio Palacios, Tom Hamblin, y a mi querida amiga, la reconocida in-
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vestigadora Paola Harris, que además ha sido testigo de nuestros encuentros con los apunianos⎯. Es importante mencionar que hemos otorgado reiteradas evidencias de nuestra comunicación con esos seres, contando con notables investigadores como testigos, además de otras cientos de personas que verificaron la realidad de los acercamientos en experiencias de campo. Y lo más valioso: todo cuanto nos dijeron los apunianos en sus mensajes se ha confirmado al mínimo detalle con noticias de ámbito mundial. Es así porque nos hallamos cerca de un evento del que ellos nos quieren advertir y que podemos modificar. Este mensaje lo he difundido en conferencias internacionales, artículos y entrevistas en medios de comunicación. Este nuevo libro, clara continuación del anterior, nace como un pedido expreso de Ivika, la actual “comandante” del grupo de apunianos que nos contacta. En la última entrevista personal que tuve con ella ⎯en el Valle de la Luna, en Chile⎯, me afirmó: “La verdad les unirá…” “Deben recordar el futuro porque nosotros somos ustedes”. En las siguientes páginas profundizaré la información que hemos venido compartiendo sobre los apunianos, nuestra visita al CERN y la comprensión que adquirimos sobre la energía subatómica “Minius” ⎯la ciencia extraterrestre⎯, así como las recientes experiencias que afrontamos en el desierto de Atacama, con sus grandes revelaciones, y nuestra expedición a uno de los “pueblos muestra” tras la pista de los primeros contactos. Cumplo una promesa. Y sigo mi corazón. Como en otras ocasiones, el mensaje llegará a quien tenga que llegar. He aquí la advertencia de una humanidad del futuro.
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I
LA REVELACIÓN DE LOS APUNIANOS
“…Muchos de nosotros hemos dejado, o perdido, nuestros mundos de origen, viajando muy lejos, hasta llegar a la Tierra. Vivimos de base en base, sea esta orbital o instalada en lugares secretos de su mundo. Perdimos la conciencia del hogar. Pero hoy sentimos que la Tierra también es nuestro hogar, y se lo transmitimos con mucho respeto. Por esa razón también nos sentimos parte de la paz planetaria, porque todo lo que ocurra con ustedes nos afecta a nosotros…” Antarel
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¿Cómo había llegado allí? ¿Qué clase de “fenómeno” me había “arrancado” de mi ubicación en la loma de Ichic Puna, en Yungay, para “trasladarme” a este otro lugar? Ya no me hallaba en la gran roca que los extraterrestres señalaron como “coordenada” de contacto para este 12 de abril de 2015. Ahora me encontraba en un recinto muy iluminado, inundado de una radiación blanca con tintes azules que parecía salir de todas partes. Difícil describir mi entorno, pues este era una suerte de combinación de distintas formas geométricas que se entremezclaban, creando armónicamente el espacio en el cual había “aparecido”. Frente a mí tres figuras humanoides me observaban en silencio. La más alta, ubicada al extremo derecho según mi campo de visión, correspondía a un ser que ya conocía: Antarel. El gigante nórdico de más de dos metros y medio de estatura, enfundado en el típico enterizo metálico con el que se ha mostrado en otros contactos, lucía solemne y atento. En el otro extre-
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mo se hallaba una mujer, de menor estatura, estimo alrededor de un metro ochenta. Estaba vestida con el mismo “uniforme” gris. Mostraba un largo cabello castaño, que contrastaba con su expresión angelical. En sus manos, sostenía un cubo metálico. Era la primera vez que veía a este ser. Luego se identificó como “Aimana”. En el centro, un poco más próxima a mi ubicación, se hallaba la mujer con la que había soñado tres meses atrás en Argentina: Ivika. Una hermosa criatura, de joven apariencia, como si tuviese, como mucho, unos treinta años terrestres de edad. También era alta, estimo un metro noventa de estatura. Llevaba el cabello corto, que era muy claro, casi blanco. Tiene una mirada inolvidable, que surge de sus inmensos ojos verdes almendrados. La escena que enfrentaba era igual a la de ese “sueño” lúcido que tuve en Buenos Aires. Un “sueño” que me desconcertó por su abrumadora realidad… “Está ocurriendo, pero en otra línea de tiempo que tu llamarías futuro”, me dijo Ivika en aquel entonces. “Tu sueño es en realidad una captura holográfica que estamos haciendo ahora mismo de la experiencia. Esa captura es enviada a tu pasado como una imagen mental, mientras estás descansando en tu dormitorio”. “Es para que cuando en tu línea de tiempo llegues a la cita con nosotros, el 12 de abril, en Yungay, vivas el encuentro con mayor calma, pues tu cerebro reconocerá que ya vivió todo esto...”
El secreto de Alfa Centauro En el contacto en Ichic Puna, los apunianos me informaron que me hallaba dentro de una nave extraterrestre, emplazada en la base del nevado Huascarán, el más alto de los Andes peruanos. La nave, que había arribado a nuestro planeta como parte de
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una misión proveniente de Alfa Centauro, funcionaba ahora como una base-laboratorio. Para que se diera este contacto los extraterrestres habían generado una especie de “puerta entre las dimensiones”, permitiendo que una parte de mí pudiese ser proyectada desde la roca de Ichic Puna hasta donde ellos se encontraban. Este “mecanismo” de contacto fue ideal, ya que Ichic Puna, un antiguo mirador en Yungay del Huascarán, es actualmente una zona poblada. De hecho, muy cerca de allí se hallan instaladas las antenas de la televisión municipal. Pero todo estuvo a nuestro favor. Cuando nuestro grupo llegó a este paraje, lo halló solitario y silencioso. Como si “algo” estuviese “cuidando” todo el perímetro marcado por los extraterrestres.
Ichic Puna y su roca erguida. 12 de abril de 2015.
Vivir este tipo de experiencias no es nada sencillo. A pesar de que Ivika me había preparado en ese extraordinario
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“sueño” para lo que sería el encuentro, todo mi ser se agitó cuando me hallé ante ellos. Si bien es cierto no sentía que mi vida corría peligro, ni malas intenciones en estos seres, mi mente trataba de ordenar, asimilar, comprender, este nuevo contacto, que narro en mayores detalles en mi anterior libro1. Con certeza puedo decir que lo más impactante no fue el contacto en sí, sino la información recibida. Una historia que, al margen de resultar sorprendente, encaja a la perfección con viejas informaciones que ya habían transmitido los extraterrestres y nuestras sensaciones de que “algo poderoso” nos unía a ellos. En esta entrevista los apunianos me explicaron que en un futuro la convivencia humana entraría en una crisis global, encendida por la sobrepoblación, y atizada por hechos de violencia, discrepancias ideológicas, guerras y por si ello fuera poco la explotación irracional de los recursos naturales de la Tierra. El hambre y la confusión campeaban en casi todo el mundo. Esta crisis, que entró en un punto de no retorno, obligó a distintas superpotencias del mundo a crear una alianza para preservar la supervivencia de la especie humana. El proyecto, que llamaremos “El Arca”, se basaba en el hallazgo de una nueva tecnología, aplicable a la navegación espacial. Se trataba de una fuente de energía, poderosa, mágica, que había sido detectada con los grandes Aceleradores de Hadrones. Los apunianos ya conocían ese “Santo Grial” cósmico. Le llaman Minius. “El Arca” procuraba enviar naves espaciales fuera de la Tierra, con cientos de astronautas humanos entrenados para colonizar un mundo con condiciones de vida. Empezar de cero. De acuerdo a los apunianos, estas naves llevaron consigo dos
1 “Los
extraterrestres del planeta Apu” (ECIS Publicaciones, Buenos Aires, 2015), está disponible gratuitamente en su versión digital, publicada en el sitio de Scribd.
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importantes archivos: una “supermemoria”, que reunía la historia, arte, descubrimientos, y todo tipo de aprendizaje de la raza humana y cómo ésta se desarrolló en el planeta Tierra; y una “supersemilla”, que atesoraba una muestra genética de numerosas especies vegetales y animales de todo el mundo. Este enorme emprendimiento no podía asegurar la supervivencia de todos. Solo pudieron enviar a unos cuatrocientos viajeros, que tenían la misión de crear un nuevo hogar del hombre, en el espacio. Estos astronautas eran adolescentes, sin duda personas muy jóvenes, pero que habían sido entrenadas para este fin desde antes que nacieran... En primera instancia los viajeros fueron seleccionados por sus antecedentes genéticos, siendo ellos descendientes de importantes hombres y mujeres que destacaron en distintos campos del saber humano. La segunda etapa de la selección fue el entrenamiento al que fueron sometidos desde que nacieron. El lugar del despegue fue situado en la región de Atacama, en Chile. El objetivo del viaje espacial: el sector cósmico de Alfa Centauro, una estrella doble ubicada a unos 4.2 años luz de la Tierra. En esa coordenada estelar había más de un mundo habitable. Pero algo sucedió con este viaje. Las naves de “El Arca”, empleando la nueva tecnología que les permitió acortar la descomunal distancia que los separaba de su objetivo ⎯unos 42 billones de kilómetros⎯, arribaron a Alfa Centauro en una época remota. La distorsión del espaciotiempo, según la explicación de Ivika, los había llevado al “pasado” de Alfa Centauro, cuando esos mundos estaban siendo colonizados por una civilización extraterrestre de aspecto humano. Los “ancestros” de Antarel. Por si ello fuera poco, los astronautas humanos perdieron buena parte de su memoria al llegar a su destino. Según el rela-
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to de los apunianos, las colonias extraterrestres que ya se encontraban allí los rescataron y asistieron. Con el tiempo, esos humanos se mezclaron con esa raza extraterrestre que genéticamente era compatible con el hombre. Hay una razón. La veremos más adelante. En el contacto, Ivika me explicó que más tarde hubo un “evento” cósmico que permitió a una misión especial de Alfa Centauro venir a la Tierra. Esta misión estaba conformada por una tripulación mixta: extraterrestres de linaje puro, como el caso de Antarel, e “híbridos” entre extraterrestres y los humanos que llegaron en las naves de “El Arca”. Ivika era una de esas mestizas…
Nosotros somos ellos ¿Cómo transmitir todo esto a la gente? ¿Por qué no eligieron a alguien importante, una figura mundial que pudiese ser escuchada? ¿Por qué esa misión de Alfa Centauro vino a la Tierra? ¿Querían evitar el viaje de “El Arca”? Y si fuese así, ¿qué pasaría con los descendientes de los humanos que viajaron? Si el viaje hacia Alfa Centauro no se hace, Ivika y otros “mestizos” dejarían de existir. Una suerte de paradoja. Todo esto sonaba como el argumento de una película de ciencia-ficción. Ante estas dudas, los apunianos me afirmaron que habían contactado a importantes personajes clave del mundo. Pero que ellos tenían otra función. No era parte del plan exponerlos en un comunicado mundial sobre la presencia extraterrestre. De acuerdo a Ivika, decidieron hablarnos de esta historia humana conectada con Alfa Centauro porque los acontecimientos que precipitarán la posterior creación de “El Arca” estaban por dar-
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se. Me dijo que comunicara esta información en calidad de testigo común porque desde ese lugar llegaría a mucha gente que necesitaba “recordar”. Todo esto, obviamente, me angustió, pero ellos me pidieron que estuviese tranquilo, que pronto habría importantes anuncios científicos que respaldarían mi testimonio. Y que luego, nos reencontraríamos en el desierto de Atacama… Según los apunianos, el objetivo de su misión no era evitar el viaje, sino modificar las condiciones de crisis que lo provocaron. En otras palabras, que la encomienda espiritual del hombre en el planeta Tierra no fracase. De acuerdo a estos seres ⎯y advierto que esto será muy difícil de digerir⎯ el viaje hacia Alfa Centauro se hizo en varias ocasiones… Como si se tratase de un “loop” de la humanidad que se va replicando en distintas membranas de realidad. Los extraterrestres sostienen que vivimos en un multiverso en donde cada experiencia se combina, se une, y “alimenta” el tejido inteligente que envuelve esta parte de la creación. El objetivo es cortar ese “loop”, el “momento en que la humanidad se equivocó”, salir de un círculo vicioso para que nuestra experiencia como “especie programada en un mundo escuela” ⎯la Tierra⎯ pueda afectar positivamente la evolución, la nuestra y la de otras civilizaciones en el cosmos. No, no es ningún delirio. Nuestros estudios humanos en física cuántica nos han venido revelando esos otros universos a los que me referiré más adelante: distintos planos de realidad que se organizan a través de la ecuación información-experiencia. Somos, pues, seres multidimensionales por naturaleza. ¿Y si el viaje no se hace, dejarían de existir? ⎯le pregunté a Ivika⎯. La comandante apuniana me contestó con una calma sobrecogedora:
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“Hermano, comprenderán que en el universo nada desaparece, solo se transforma... Volveremos a ser uno”…
Ilustraciones de Ivika y Antarel, por Ramiro Rossi.
Los apunianos me hicieron comprender que la vida de todas las criaturas está enlazada a una fuerza mayor que nos integra. Y que en algún momento volveremos a esa “Fuente”. También entendí el propósito de su misión: no había nada de malo en viajar al espacio para explorar otros mundos. El asunto son las condiciones de ese viaje: una situación de emergencia que nos obliga a huir del planeta y dejar a los otros a su suerte. Ese es el escenario a evitar para no repetir patrones. Cuando volví del contacto con los apunianos ⎯“aparecí” de pronto en la roca de Ichic Puna⎯ compartí lo vivido con mis compañeros de grupo, que me habían acompañado a Yungay para apoyarme: Alejandro Szabo de Chile, Raymundo Collazo
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de Estados Unidos, Josep Tomas de España, Fernando López de México, Pablo Cascone de Argentina, y mi esposa Sol. Algunos de ellos ya conocían a los apunianos: los habíamos visto juntos, físicamente, en un maravilloso contacto grupal al pie de Monte Shasta, en California. Pero en esta ocasión Ivika y Antarel insistieron en que acudiera solo a la cita. Es un asunto complejo de entender, pero que responde a los protocolos de acción de estos seres. No siempre pueden involucrar a distintos testigos en un acercamiento. En este contacto había quedado claro. La experiencia, contundente y reveladora, nos exigía ahora difundir su mensaje. Comunicar todo ello, sin duda, resultaba una tarea muy cuesta arriba… Sin embargo, todas las condiciones se dieron y, a los pocos días del viaje a Yungay, ya estaba ofreciendo distintas entrevistas a periodistas e investigadores del fenómeno ovni, detallando el mensaje de Ivika. El revuelo fue mayúsculo. Que dentro de los grupos extraterrestres que nos contacta existan algunos seres que son, en parte, descendientes de una futura misión espacial de la humanidad, es increíble. Pero mi recordada amiga, la investigadora Rose Marie Paz Wells (19582004), presidenta del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias (IPRI) ⎯la primera organización dedicada al estudio del fenómeno ovni en Latinoamérica, fundada por su padre, José Carlos Paz García, en 1955⎯, me lo había anticipado. Rosita creía que algunos de los extraterrestres eran “humanos” en su origen... Convencida de ello, popularizó la frase “Nosotros somos ellos”, que solía figurar debajo del logo de su institución. Más adelante la volveré a mencionar a la luz de las revelaciones de Atacama… En el año 2001, en un contacto físico con Antarel en el desierto peruano de Chilca, el gigante apuniano me había asegurado que ellos eran “viajeros en el tiempo”. Además, en ese
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mismo encuentro el extraterrestre me sugirió investigar el “Proyecto Longshot” y que estuviera atento a una futura reunión que tendría con un astronauta que “sabía de ellos”. Grande fue mi sorpresa al descubrir que Longshot era real: se trataba de una iniciativa de la Academia Naval de Estados Unidos y de la propia NASA para enviar una sonda no tripulada hacia Alfa Centauro2… Pues bien, este programa será retomado, y anunciado públicamente ⎯con otro nombre⎯, luego de que nosotros difundiéramos nuestro contacto con Ivika. Lo abordaré en breve. Y sobre la “cita” con el astronauta, tuvieron que desfilar catorce años desde el anuncio de Antarel para que esa reunión ocurriese. Un encuentro que se concretó en los Estados Unidos, siete meses más tarde del extraordinario mensaje recibido en Ichic Puna. Todo empezaba a tomar forma. Y los apunianos tenían algo preparado…
2 Consultar
el siguiente enlace: http://large.stanford.edu/courses/2012/ph241/klein2/docs/19890 007533_1989007533.pdf
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II
CONTACTO EN MONTE PERDIDO
“…Cuando uno lee en la prensa las negativas categóricas de cualquier científico sobre el fenómeno ovni, calificándolo de imposible, cuando no de grotesco, todos aquellos que han visto ovnis, que han tenido encuentros con sus tripulantes, o que, simplemente, llevan años investigándolos, están en su perfecto derecho de considerar esas declaraciones como una estupidez y a su autor como un bocazas indocumentado. El escepticismo es racionalmente sano; el dogmatismo es patrimonio de los imbéciles, aunque sean Premio Nobel”. Fernando Jiménez del Oso Médico psiquiatra, investigador. “El síndrome ovni” (1984).
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Jueves 18 de junio de 2015. Dos meses después del contacto en Ichic Puna. Nuestro coche iba ágil en la ruta, adentrándose en un paisaje hechizante. Los Pirineos españoles nos daban la bienvenida luego de varias horas de camino desde la ciudad de Zaragoza. Mi amigo Diego Cintas, catalán, iba al volante y me comentaba cómo se había iniciado su comunicación con seres de Apu hace ya unos veinte años; experiencia que ha compartido con su esposa, Rosa González y su único hijo, David, que es físico. Nos dirigíamos a Monte Perdido. Hace muchos años me enteré de la existencia de Monte Perdido, una majestuosa elevación que es ícono de los Pirineos, cadena montañosa que se levanta al norte de la Península Ibérica, entre España, Andorra y Francia. Este coloso, con sus 3.355 metros, es el punto más alto del paisaje. Además, es también la
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montaña calcarea más alta de Europa. Precisamente esta característica la convierte en un laberinto de cuevas y túneles, aún inexplorados. Ya en mi primer libro, “Los Maestros del Paititi”1, citaba a los Pirineos como uno de los enclaves más importantes ligado al misterio del mundo subterráneo. Lo sabíamos por los mensajes que habíamos recibido de los extraterrestres. Esta información me empujó a motivar a los diversos grupos que iba conociendo en España a investigar la zona. Tuvieron que pasar largos años, hasta que conocí a Diego y su familia. Nuestro encuentro fue el primer paso para organizar reuniones de contacto en esa región. Los apunianos afirmaban de que allí tenían una instalación en plena actividad. Como un dato curioso, hace muchos años circuló una historia que vinculaba a la central del inteligencia norteamericana con una supuesta investigación “no convencional” de Monte Perdido. Se trataba de un experimento psíquico de espionaje que tropezó con una desconocida base intraterrena en la montaña. ¿Cómo ocurrió todo ello? Se dijo que la CIA había solicitado los servicios de un grupo de psíquicos para realizar un ejercicio de “visión remota”, que le permitiese revelar bases militares en Europa. La visión remota (VR) es la capacidad psíquica de recibir información o impresiones de un evento, persona, objeto o lugar que se encuentren a gran distancia. Es considerada como una forma de percepción extrasensorial. El término se dio a conocer durante los años setenta por los físicos Harold Puthoff y Russell Targ, para separarlo de la clarividencia. Preci-
1 “Los
Maestros del Paititi”, Ediciones Luciérnaga, Grupo Planeta España.
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samente Puthoff habría estado involucrado en este presunto estudio de la CIA en Monte Perdido. Aunque el asunto de la VR parece una locura para el profano en estos temas, hay que recordar de que hubo experimentos con “agentes VR” durante la Segunda Guerra Mundial y especialmente en la posterior “Guerra Fría”. Un ejemplo de estos experimentos psíquicos es el tristemente recordado MK Ultra. Aunque la CIA pretendió minimizarlo, se trataba, en realidad, de un complejo estudio del poder psíquico de la mente humana, la percepción, y cómo se podría manipular y controlar a un individuo en contra de su voluntad2. Agentes selectos de grandes potencias se habrían alistado en estos programas. Pues bien, de acuerdo a la citada noticia que involucra Monte Perdido, reproducida en distintas publicaciones de la época, un agente que respondía al nombre clave “Skip” ⎯“Omitir”, en español; supuestamente el pseudónimo del Teniente F. Holmes⎯, habría formado parte de un proyecto de VR. Según la fuente de esta información la CIA le habría solicitado ser parte del programa en 1973. El objetivo era investigar no solo bases militares secretas con la VR, sino posibles instalaciones “no-humanas” relacionadas a actividad ovni. El ya citado físico Harold Puthoff habría entregado cuatro ubicaciones para hacer la “proyección”. La primera de ellas estaba situada en Monte Perdido… En los documentos que Puthoff presentó a “Skip”, comentaba que la base estaba protegida por detectores de presencia en un perímetro de tres kilómetros y que “las naves que
2 “Las
armas secretas de la CIA”, Gordon Thomas, Ediciones B, Barcelona, 2007.
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salían de aquella zona disponían de un sistema parecido a algún tipo de propulsión electromagnética...”3 ¿Los servicios de inteligencia descubrieron bases extraterrestres durante la ejecución de sus programas de VR? Como fuese, debo aclarar que nunca pude corroborar la autenticidad de esta información que enreda a Monte Perdido. Pero sí hallé abundante material sobre los experimentos de VR en espionaje militar. Además, se dispone de varias declaraciones de Puthoff, hablando hasta por los codos de estas maniobras de inteligencia que en su tiempo eran “ultra secretas”. Según él, la CIA detuvo el programa de VR en 1995, cosa que dudamos...
Una vieja foto del Dr. Puthoff y el psíquico israelí Uri Geller.
En relación a las bases subterráneas, aprendimos en la experiencia de contacto que buena parte de los diversos grupos extraterrestres que nos observan poseen esas instalaciones. El caso del nevado Huascarán ⎯la base principal de los apunianos
3 Cassandra
'Sandy' Frost, artículo de 2005.
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en los Andes peruanos⎯ es un ejemplo. En algunas ocasiones los extraterrestres aprovechan inmensas grietas naturales en montañas y volcanes para establecer esas bases; en otras circunstancias eligen los fondos oceánicos. No todas son “instalaciones físicas”: la mayoría de esos puntos son solo “ventanas” de entrada y salida. La actividad es básicamente “interdimensional”. Monte Perdido es uno de esos puntos seleccionados por los extraterrestres. Un “vórtice”. Recuerdo con especial emoción una de nuestras anteriores visitas de investigación a la zona. Fue un 16 de mayo de 2012. Diego, Rosa, mi esposa y yo husmeábamos en los bosques del valle de Pineta, tratando de ver, sentir o interpretar las futuras áreas de trabajo con grupos de contacto. Durante esa incursión, Antarel había ratificado en un mensaje que Monte Perdido era una “base de operaciones”. Como confirmación de lo que habíamos sentido y “detectado” en el lugar, nos dijo que se mostrarían. Y así fue. Un objeto muy brillante, de radiación blanca-azulada, se colocó sorpresivamente sobre nosotros y nos “alumbró” con su poderosa luz... Así como se lee. Como si alguien hubiese encendido una gigantesca linterna halógena sobre nuestro grupo... Fue tan bestial, que aún teniendo una cámara fotográfica colgada al cuello, nadie se animó a retratar al singular “visitante”. El objeto ⎯que lucía como una pelota de luz⎯ se marchó y dejó en nosotros una profunda sensación de alegría Más tarde, hallándome durante una investigación de campo en el Oráculo de Delfos, en Grecia ⎯según mi cuaderno de viaje, el 29 de mayo de 2013⎯, Antarel me entregó el siguiente mensaje: “Para el año 2014, en el solsticio de verano, se reunirán en Monte Perdido. La invitación está hecha. Es importante que los cen-
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tros sagrados de Europa sean escuchados. Monte Perdido es el vórtice más importante de esa región que comparte Francia y España”. De esta forma empezamos a organizar las reuniones de contacto en el valle de Pineta, al oeste del macizo de Monte Perdido. En 2014 habíamos constatado, con un nutrido grupo de testigos, la actividad ovni en el lugar. En esta segunda edición, en 2015, los apunianos tenían algo más reservado.
Los “cristales de Minius”. Unas ciento cincuenta personas de doce países se congregaron al pie de estas hermosas montañas de los Pirineos. El camping Pineta y sus cabañas ya no daban abasto. Se respiraba un ambiente maravilloso, encendido de entusiamo. Cuando realizamos estos encuentros y reuniones al aire libre, procuramos que todos puedan conectarse con la naturaleza, respirar, relajarse, y disfrutar de la pureza de estos lugares. Combinamos así diversas técnicas de meditación con informaciones relativas a nuestra experiencia de contacto o el estudio del fenómeno ovni. En el marco de esta nueva reunión expuse nuestro encuentro con Ivika en Yungay, generando interés y conmoción a partes iguales. Honestamente aún no había terminado de asimilar ese contacto con los apunianos y su narración sobre el viaje humano hacia Alfa Centauro. Aunque el mensaje era positivo ⎯en el sentido de que podíamos modificar peligrosos eventos en el futuro⎯, era chocante el escenario que ellos me mostraron previo al viaje espacial: una humanidad dividida, violenta, en hambre y errante.
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Mi testimonio de contacto había calado hondo en distintos investigadores, pero, también, en otros surgieron las dudas, el cuestionamiento, que es natural ante informaciones tan intensas como esta. Sin embargo, como veremos en las próximas páginas, poco a poco se irían sucediendo los anuncios científicos anticipados por Ivika. Todos ellos relacionados a Alfa Centauro. Era evidente que en esta época que vivimos se empieza a gestar el gran viaje de lo que será “El Arca”. Volviendo al campamento, en Monte Perdido los participantes pudieron verificar una serie de hechos “anómalos”. En la noche del viernes 19 de junio se había producido algunas observaciones de “luces” surcando el cielo durante nuestros trabajos al aire libre. Debo decir que se escrutó la bóveda celeste con mucho sentido común, analizando la trayectoria de cualquier satélite, o efectos lumínicos de Iridium, satélites geoestacionarios, o la ISS (Estación Espacial Internacional). Decenas de personas habían acudido con dispositivos móviles que, gracias a un sinfín de programas y aplicaciones, podían hacer tracking de todo cuanto se moviese en el cielo. Además, en el grupo había varios astrónomos aficionados que suelen tomar fotografías del espacio. Entre ellos, mi querido David Cintas, que como ya dije, es físico. Así que, el escenario de observación era bien sensato. Hasta el más escéptico tuvo que reconocer que “aquello” ⎯esas extrañas luces que empezaron a mostrarse en el manto de estrellas⎯, no correspondían a nada conocido, ni por su movimiento, luminosidad e interacción con la gente… Pero fue en la noche del día 20 en donde los apunianos se hicieron más presentes… Habíamos acudido a una explanada que se halla a unos kilómetros del campamento base en Pineta. Tuvimos que ir en nuestros coches para llegar a ese lugar que ya habíamos explo-
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rado en anteriores viajes: era el punto en donde la nave de 2012 nos “alumbró” con su haz de luz... Una vez que estuvimos todos reunidos, iniciamos nuestras prácticas de meditación para relajarnos y crear las mejores condiciones de contacto. Fue allí que recibí un nuevo mensaje telepático de Antarel, en donde el gigante de Alfa Centauro me indicaba que entregarían “cristales de Minius”. Debo decir que esta petición de los extraterrestres me tomó desprevenido… ¿Antarel se refería a la misma energía “Minius” de la que me habían hablado en el contacto en Huascarán? ¿No era acaso esa energía el “secreto subatómico” que descubrirán nuestros científicos para poner en marcha el viaje de “El Arca”? Sabía que los apunianos ya le habían mencionado a Kapetanovic, en 1960, la existencia y poder del Minius. Pero, ¿entregarlo a la gente en pequeños “cristales de luz”? ¿Cómo iba a ocurrir? ¿Y con qué objetivo? En el contacto del 12 de abril en Ichic Puna mi grupo de apoyo y yo fuimos expuestos a esa radiación. Ciertamente amplificó nuestra percepción, afectó nuestros aparatos electrónicos y algunos de nosotros experimentamos fenómenos paranormales en los siguientes días. ¿Acaso los apunianos pretendían repetir esos efectos con un grupo mayor? ¿Se trataba de un “test”? ¿O solo estaban tratando de mostrarnos algo? Allí, en medio de ese claro en el bosque pirenaico, con el grupo de ciento cincuenta personas expectante, me decía: ¿cómo tomarán si les comunicó lo que Antarel me está pidiendo? Con tanta desinformación que circula en internet sobre el contacto extraterrestre, algunos podrían pensar que el “Minius” es un “implante” o cualquier otro elemento negativo de manipulación (!).
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“Confía ⎯me transmitió telepáticamente Antarel⎯; les compartiremos una dosis de esta energía como un estímulo que les pueda ayudar a recordar sus propias capacidades interdimensionales y conexión con el universo. Luego nos mostraremos...” Decidido, me puse de pie y le pedí a todos los asistentes que hicieran lo mismo, colocando sus palmas hacia arriba en actitud de recepción. Fue entonces cuando el lugar empezó a cambiar... Surgió una sutil neblina que estrujó toda la explanada. Nos hacía ver ligeramente “borrosos”. Y en las palmas, muchos empezaron a percibir una concentración de energía, una suerte de destello blanco que, en diversos casos, pudo ser visto ⎯con los ojos abiertos, no “visualizado”⎯ como dos pequeñas esferas blancas. El “Minius”… Luego, al cruzar las manos en el pecho, esta energía se integraba como un elemento activador. En ese momento Antarel me indicó telepáticamente que la gente caminara, en silencio, como una dinámica para asimilar la “integración”. Y aquí ocurrió lo impensable. Algunas personas se veían “dobles” ⎯tal y como me ocurrió en el contacto de Ichic Puna, cuando fui “bislocado” para ser proyectado dentro del Huascarán⎯; y extrañas figuras humanas, ajenas al grupo, surgían en medio de la nada, deambulando en medio de nosotros, como si fuesen “fantasmas”… Es muy difícil describir las sensaciones y experiencias de cada uno durante ese momento. Algunos “vieron” escenas de posibles eventos de gravedad mundial en el futuro; otros, fueron tocados, “movidos” o abrazados por “alguien” ⎯o una fuerza invisible⎯. Era como si se hubiese abierto una momentánea grieta en el tiempo… En medio de esta experiencia, alrededor de veinte personas identificaron el origen de la “neblina” que nos envolvía... Se
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trataba de una suerte de manto blanco, espeso y muy brillante, el “núcleo” de la anomalía. “Aquello” se hallaba escondido en el medio del bosque de pinos. Suponiendo que se podía tratar del punto de singularidad de una “puerta dimensional”, aquel grupo se acercó ⎯entre ellos Diego Cintas de Huesca, Fernando López de México y mi esposa Sol⎯; pero fue sin éxito. Esa luz los repelía... No se podían aproximar hacia el “núcleo”, la fuente que generaba todo lo que estábamos viendo y sintiendo. Al concluir esta alucinante experiencia, todos comentamos animadamente lo que nos había sucedido. El entusiasmo era desbordante. Entonces los avistamientos se intensificaron aún más; algunos objetos haciendo claros cambios de velocidad, o deteniéndose brúscamente en el cielo; otros interactuando con diversas señales en sincronía con las emociones y comentarios del grupo. Esto último arrancó aplausos...
Objetos captados por Rosa Mary Paraíso y Diego Cintas.
Monte Perdido se había convertido, una vez más, en el punto elegido para un importante contacto. Estimamos que al menos unas cien personas recibieron la energía del Minius. Era la primera vez que un grupo grande afrontaba esta experiencia.
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Aunque los extraterrestres los denominan “cristales”, son, en realidad, pequeñas dosis de una sutil energía que el ser humano ya dispone como elemento potencial en su interior. La experiencia con el Minius es, según los extraterrestres, un “activador temporal”. Y así nos lo confirmaron luego de este encuentro. La noche del 21 de junio, cuando todos los participantes de esta gran reunión ya se habían marchado, por una corazonada decidimos volver al lugar en donde ocurrió el contacto. Éramos ocho personas. Al llegar allí, verificamos que ya no había anomalía alguna. El solitario paraje lucía más “normal”. Entonces intentamos una conexión telepática con los extraterrestres, buscando que nos pudiesen ampliar la información relativa a la experiencia con el Minius. Para estar seguros, le pedí a Antarel una manifestación concreta, en un horario específico. Y así ocurrió: a las 23:20 hs, mientras estábamos meditando con el mantra “Ur-Tokor”, una vibración en “lenguaje Irdin”4, tres inmensas bolas de luz, en perfecta formación vertical, surgieron de pronto en el cautivante cielo estrellado. El avistamiento fue tan emocionante que arrancó lágrimas en muchos de nosotros. Acto seguido, recibí el siguiente mensaje psicográfico: Soy Ivika:
4 Irdin
es un código vibratorio que ha estado presente desde el inicio del contactismo. No es un idioma en sí. Cobró notoriedad en los años 80 en los grupos de contacto de la Argentina, que acudían al cerro Uritorco y Los Terrones, en las sierras de Córdoba, para entonar estos cánticos y convocar a las “luces” cósmicas: seres de una presunta ciudad interdimensional, conocida como “Erks”. Ur-Tokor es un mantra de conexión asociado al Uritorco.
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Nos han visto. Estamos aquí. Y celebramos la común-unidad entre ustedes y nosotros. El Minius, como ya te dijimos, es la fuente primera de energía, la esencia del origen del universo. Es la llave del principio y su proyección, una ecuación de eternidad que permite accionar en lo visible y lo invisible. No deben interpretarlo solo como un conocimiento científico sobre la naturaleza del cosmos. Es, por encima de ello, un mensaje espiritual, más allá de su aplicación práctica en la tecnología de viajes espaciales. Podrán comprender un poco más su naturaleza si se adentran en ustedes mismos, en el nodo de fuerza que atesoran, que pulsa, que vive en lo más profundo de su energía. El Minius es similar a lo que ustedes llaman “agujero negro”: es una “puerta” de entrada y salida. Y su fuerza lo penetra todo. Lo transmuta todo. Así como las radiaciones cósmicas que ante sus ojos son invisibles y, sin embargo, existen, el Minius ha permanecido silente dentro de la propia estructura de código genético de vida. Los hombres de ciencia de la Tierra aún no han podido desentrañar este secreto, que está presente en todo el universo. Pero intenta acercarse a esta revelación a través de un denodado estudio del mundo subatómico. En relación a la experiencia colectiva que propiciamos, en ella les entregamos una adaptación del Minius para que puedan reactivar esa conexión cósmica que los integra y armoniza con la creación. Luego de esa comprensión, podrán “hacer”, y moverse en distintas membranas de realidad a voluntad. Ya lo verán. También te hemos entregado importantes indicaciones para replicar, holográficamente, las distintas funciones del “Teseracto” y la proyección del Minius, pues éste se halla naturalmente en ustedes. Esta “tecnología espiritual” será la forma de trabajo de hoy en adelante. Tú ya recibiste esta energía y comprendiste que se tenía que trabajar con ella cuando estuviste con nosotros en Yungay. Nada, pues, es por azar. Ahora tienen nuestra confirmación para desarrollarlo.
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Más adelante ampliaremos esta información. En conexión y unidad, hermano, Ivika
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III
EL PEDIDO DE EDGAR MITCHELL
“Me han preguntado sobre los ovnis y he dicho públicamente que pienso que existe alguien más, alguna otra civilización…” Eugene Cernan, Comandante de la Apolo 17, el último hombre en pisar la Luna. Europa Press, 15 de enero 2017
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Monte Perdido fue solo el inicio. Más tarde, diversos grupos de contacto, en distintos países, empezarán a tener experiencias con los “cristales de Minius”. Ellos no conocían los detalles de lo que vivimos en los Pirineos. Aún no había publicado informe alguno. Esto me hizo comprender que los apunianos estaban ampliando el rango de acción de su “test”. Sin duda, los extraterrestres intentaban sembrar en nosotros la comprensión de esta energía. Más que explicarla deseaban que la sintiéramos… En el capítulo dedicado al Minius y el secreto del “Teseracto” profundizaremos esta información. El “programa” de los apunianos se iba desarrollando paso a paso. El encuentro en los Pirineos marcó sin duda un precedente y nos preparó para lo que sucedería en Monte Shasta. Pero antes de ello, me tenía que entrevistar con alguien muy importante en la historia de la carrera espacial. Todo tenía un porqué.
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El encuentro con el astronauta El 29 de agosto de 2015 los laberintos de la vida me llevaron a la casa del Dr. Edgar Mitchell, el legendario Capitán del Apolo 14. Era él, sin duda, el astronauta aludido por Antarel en el contacto del año 2001 en Chilca. He conocido a varios astronautas en el marco de congresos internacionales sobre el fenómeno ovni, donde suelo acudir invitado como expositor. Por ello sé que muchos de ellos, durante sus misiones espaciales, tuvieron acercamientos con los “no-identificados”, aunque los organismos oficiales lo nieguen rabiosamente. Ahora bien, siempre supe que el Dr. Mitchell era el astronauta al que Antarel se refirió en el encuentro físico en Perú. Como un dato de color, el reporte de esa vieja experiencia en el desierto de Chilca, fue traducido al inglés, y enviado a los Estados Unidos. Entonces la oficina del Dr. Mitchell respondió con un mensaje al investigador ítalo-peruano Giorgio Piacenza, mostrando interés en nuestro caso. Había sido una “primera aproximación”. El Dr. Mitchell es uno de los más importantes astronautas de todos los tiempos. Fue el sexto hombre en caminar en la Luna y el científico clave para diversos estudios espaciales de la NASA. Pero no por ello se ha callado la boca al asegurar que los organismos oficiales de su país han venido ocultando a la humanidad el contacto con civilizaciones avanzadas de origen extraterrestre. El ex-astronauta, que tiene un doctorado en Aeronáutica y Astronáutica del prestigioso MIT y que fundó en 1973 el “Instituto de Ciencias Noéticas”1 ⎯para investigar fenómenos que
1 http://noetic.org/
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consideraba abandonados por la ciencia tradicional⎯, dijo más de una vez haber recibido información de círculos militares y de espionaje que saben que, bajo la superficie de lo que ha sido conocido públicamente, hemos sido visitados por seres de otros mundos2. Gracias al investigador de Miami, Rey Hernández, uno de los impulsores de FREE3 ⎯Foundation for Research into Extraterrestrial Encounters, algo así como “Fundación para la investigación de encuentros con extraterrestres” ⎯, se concretó esta reunión con el Dr. Mitchell. Allí escuché de labios del Capitán del Apolo 14 sus convicciones sobre el contacto extraterrestre, a pesar de que no vio ningún ovni durante su aventura espacial. No obstante, sí confirmó que, más tarde a su época de astronauta, vivió experiencias personales con “ellos”. Dicho esto, algunos de sus colegas sí reportaron avistamientos ovni durante las misiones espaciales. La lista es muy larga ⎯e incómoda para NASA⎯, pero entre algunos casos puedo citar a John Glenn en 1962 (Mercury MA6 Friendship), Scott Carpenter también en 1962 (Mercury MA7 Aurora), Gordon Cooper en 1963 (Mercury MA9 Faith 7) o Ed White y Mac Divitt en 1965 (Gemini 4). También hay testimonios, censurados por NASA obviamente, que involucran otros episodios en las misiones Apolo, como el famoso arribo de Neil Armstrong a la Luna en 1969. Su compañero, Edwin “Buzz” Aldrin, reportó la presencia de objetos desconocidos acompañando la misión, aunque más tarde Houston le obligó a decir que lo más probable es que haya sido el reflejo del Sol en uno de los cuatro paneles de la nave y docenas de
2 http://www.europapress.es/ciencia/laboratorio/noticia-ex-
astronauta-edgar-mitchell-reitera-eeuu-oculta-ovnis20090422132546.html 3 http://www.experiencer.org/
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pequeños objetos metálicos que quedaron detrás del módulo al separarse. Hoy los escépticos se aferran a esa explicación4. Si listo aquí los casos que comprometen a transbordadores, estaciones espaciales y sondas enviadas a Marte, tendría que escribir otro libro. No exagero. Probablemente muchas de esas “anomalías” tienen explicación. Pero no todo… El Dr. Mitchell sabía de nuestros últimos contactos por intermedio de Hernández. Y aquí debo añadir que otros científicos de enorme prestigio que colaboraron con él también estuvieron al tanto de los contactos y contactados; sin embargo, como hablamos en esa reunión en Florida, muchos de esos científicos tienen miedo de expresar públicamente su opinión o conocimiento del tema ante posibles represalias. No es un delirio conspiranoico. Estamos informados de episodios concretos en donde destacados hombres de ciencia fueron amenazados, desde quitarles las subvenciones o manchar su reputación. Una vergonzosa realidad que los detractores del contacto extraterrestre no investigan, o por miopía o por conveniencia. La reunión con Mitchell fue extraordinaria. Todo cuanto dijo reafirmó el mensaje de los apunianos, como la conciencia de vivir en la Tierra, los futuros viajes de exploración espacial, y el encuentro del hombre con otras civilizaciones en el cosmos. También hablamos de los viajes en el tiempo, que él consideró posibles en el futuro, aunque escéptico de que la humanidad ya los haya realizado. Por otro lado, Mitchell no había investigado el Proyecto Longshot, pero sí estaba al tanto de las recientes pesquizas en Alfa Centauro. Él se mostró convencido de que en algún momento la humanidad establecerá un nuevo hogar en el espacio, pero reflexionó que ello no debe ocurrir an-
4http://www.csicop.org/si/show/ufos_and_aliens_in_sp
ace
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tes de un encuentro fraterno entre los hombres de la Tierra. En definitiva: superar las diferencias y encaminar juntos la supervivencia y evolución de nuestra especie. Como esta entrevista se desarrolló en un ámbito privado y en acuerdo de confidencialidad, no puedo detallar, por ahora, todos los tópicos que se tocaron. Pero sí puedo resumir la conversación con Mitchell en dos puntos importantes que remarcó, y que conecta directamente con el mensaje de los extraterrestres: “No todos los seres que vienen de otros mundos son negativos, como se difunde habitualmente. Hay civilizaciones muy avanzadas no sólo en lo tecnológico, sino también en su ética y visión de la vida. Considero que tenemos mucho que aprender de ellos...” “El siguiente paso es la conciencia. El estudio y la comprensión de la conciencia nos permitirá sobrevivir y cuidar el planeta, pasos fundamentales para contactar con el universo...” El Dr. Mitchell sabía de lo que hablaba. Y no sólo como científico y ex-astronauta de NASA. Dedicó mucho tiempo a la investigación de la conciencia a raíz de su experiencia espacial, y esa cruzada personal le condujo hacia otros horizontes, más interiores que estelares. Los artículos e informes que dejó, y especialmente su libro, “El camino del explorador”5, son una ventana abierta a la comprensión de ese universo “inteligente” que vive en el ser humano. El querido Edgar, conociendo la realidad extraterrestre, comprendió que no podemos abrazar a otras sociedades avanzadas en las estrellas si antes no mejoramos como personas. ¿Cómo intentar viajar a otros mundos si descuidamos
5 “The
way of explorer”, Edgar Mitchell, 1996.
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la Tierra? ¿Cómo exigir a estos seres que se manifiesten oficialmente ante la humanidad cuando aún vivimos en medio de numerosos paradigmas, superstición e ignorancia? La clave del contacto cósmico es sin duda la conciencia. Sé que muchos piensan que si se trata de conciencia, la humanidad está condenada. Pero, como también lo estudió el equipo del Dr. Mitchell, solo basta que un grupo determinado de una especie inicie un cambio para marcar el camino a otros…
El Dr. Edgar Mitchell y Ricardo González
Me siento honrado de haber sido recibido en su casa. De haber sostenido esa charla descontracturada en su living. De haber visitado su oficina personal y su nutrida biblioteca que esgrimía libros de ciencia y de espiritualidad en cantidades semejantes. Disfrutar de sus anécdotas espaciales y de sus relatos de infancia, cuando vivía en un rancho en Roswell ⎯sí, Roswell, curiosidades del destino⎯. Las conclusiones de su trabajo recuerda mucho la enseñanza de los seres del cosmos.
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Y no creo que sea por casualidad… Cinco meses más tarde de nuestra visita, el entrañable Edgar partía en su casa de Florida. Falleció el 4 de febrero de 2016 a los 85 años de edad. Una de las últimas reuniones que tuvo en vida fue con nosotros… Su profundidad y sencillez dejaron en mí una huella imborrable. Él ya emprendió su definitivo viaje hacia las estrellas. Pero dejó en quienes lo conocimos una enorme impresión, y un pedido: “Debemos cuidar la Tierra y convivir en paz con nuestros semejantes. Es la principal carta de presentación de la humanidad antes de adentrarnos en los misterios del espacio exterior”.
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IV
PAOLA HARRIS LOS VUELVE A VER
“Los investigadores de campo del fenómeno ovni somos notarios de la historia más importante del mundo…”
J.J.Benítez, periodista español, en su libro “Solo para tus ojos” (Planeta, 2016)
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Luego del encuentro con el Dr. Mitchel viajé a Denver, Colorado. Allí me aguardaba la investigadora ovni Paola Harris. El objetivo era realizar una visita al pueblo de Crestone. Ciertamente es un lugar especial; tiene un encanto similar a Capilla del Monte, ese otro enclave de misterio ubicado en el corazón de la Argentina. Al igual que su hermana sudamericana, Crestone es una tierra mística que se emplaza en medio de “sierras” y elevaciones, aunque en el caso de este pueblito en el estado de Colorado nos hallamos ante paisajes más altos, con su “Pico Crestone” de referencia, que alcanza los 4.359 metros de altura, uno de los gigantes de la cadena de montañas “Sangre de Cristo”. Alquilamos una camioneta en el aeropuerto de Denver y enrumbamos hacia ese localidad intrigante. Paola Harris venía con nosotros en el vehículo, así que pasamos las cuatro horas de viaje hablando sobre el fenómeno ovni. Allí le compartí el en-
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cuentro con el Dr. Mitchell. Ella le conocía muy bien. Lo había entrevistado en varias ocasiones. Y, obviamente, Harris también estaba al tanto del encubrimiento de la realidad extraterrestre y la “persecución” que sufrieron diversos científicos norteamericanos. Harris es una mujer bien curtida y documentada. Fue por varios años la asistente del Dr. Joseph Allen Hynek, el astrónomo norteamericano que es considerado por muchos el “padre de la ufología”. Además, fue amiga personal de importantes figuras como el Coronel Philip Corso ⎯que reveló los aspectos ocultos del incidente Roswell⎯, el Dr. John Mack ⎯el psiquiatra de Harvard que defendía la autenticidad de los contactos extraterrestres, hasta que murió atropellado en Londres⎯ o Monseñor Corrado Balducci ⎯el exorcista del Vaticano que afirmó que los ovnis existen y son naves de otros mundos⎯. Paul Hellyer, el ex ministro de Defensa de Canadá, que habló reiteradamente de la realidad extraterrestre, es otro de sus confidentes. Es decir, Paola Harris no “masca vidrio”.
Crestone y una invitación “Crestone es un pueblo con diversos reportes de avistamientos ovni ⎯nos explicaba Harris, durante el ameno viaje en coche⎯. Allí se filmó el documental “Sirius”, del Dr. Steven Greer, en el cual colaboré como asesora. Pero lo que hace más interesante a esa localidad es que conviven diversas religiones. Verán varios templos allí”. ⎯¿Y por qué se ha dado todo ello? ¿Debido al magnetismo “místico” de Crestone? ¿O esto fue planeado? ⎯le pregunté.
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⎯Se dice que desde la época de Juan María Cabeza de Baca, que se hizo con 600.000 acres en 1823, se buscó que en esta zona pudiesen vivir distintas familias con diferentes credos religiosos ⎯argumentó Paola⎯. Más tarde, a mi entender, esto pudo haberse convertido en un experimento social, para estudiar la convivencia humana en un pueblo alejado, enclavado en medio de las montañas. Un pueblo que reuniese distintos credos, como el catolicismo, el hinduismo, el budismo, etcétera. Al llegar a Crestone, vimos que Paola Harris no exageraba. Pequeñas capillas católicas, un monasterio de “Las Carmelitas”, un centro de estudios vinculado a Sri Aurobindo, un Ashram inspirado en la obra de Shri Haidakhan Baba de la India, un centro Zen y hasta una stupa budista ⎯la Karma Thegsum Tashi Gomang Stupa⎯ convivían en este pequeño pueblo en la más pura armonía. En muchos aspectos, como ya dije, Crestone me recordaba a Capilla del Monte. Aquello del “experimento social” suena fuerte. Más aún si lo asociamos a términos humanos: ¿quién o quiénes impulsarían algo semejante? ¿Y para qué? Como fuese, llama la atención que estos “experimentos” coincidan en lugares de contacto, como si alguna inteligencia no-humana estuviese interesada en estudiar el intercambio cultural y religioso de los hombres en un contexto natural y místico. De lo que no hay duda es de la energía y encanto de Crestone. El lugar es realmente acogedor. Emana una atmósfera “mágica” en donde cada rincón te observa. Ni bien arribamos al pueblo nos instalamos en una cabaña y recorrimos brevemente la zona. No queríamos perder tiempo. Nuestro grupo estaba conformado por ocho personas: Raymundo Collazo, que venía desde Atlanta; Débora Mabama, de México; Fernando López, de México; Mercedes González, de Las
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Vegas; Tom Hamblin, de Arizona; Paola Harris ⎯que tiene su residencia en Boulder, Colorado⎯; y finalmente mi esposa Sol y este servidor. Esa noche fuimos a un descampado para meditar. Paola, si bien es cierto es ante todo investigadora de los “no-identificados”, está muy abierta a todo lo que involucre el despertar de la conciencia. Ve con otra óptica el trasfondo “no-material” de los encuentros cercanos, a pesar de que buena parte de su vida se movió en el ámbito de la denominada “ufología clásica”: fotos, vídeos, muestras de terreno. Tal y como ocurrió en su participación en el contacto programado de Monte Shasta (septiembre, 2014), compartió nuestras prácticas de concentración y meditación con mucho respeto. Así, durante nuestros ejercicios, ocurrió algo curioso: el cielo, que hacía instantes se hallaba completamente estrellado, se nubló, como si algo hubiese colocado una inmensa “capucha” sobre nosotros. Tuve la sensación de que la zona estaba siendo aislada. Entonces percibí el siguiente mensaje telepático de Antarel: “Vuelvan la noche siguiente, el día 6. Pero vayan a la Stupa. A las 20:00 horas estaremos con ustedes y entregaremos un mensaje”. Antarel estaba marcando una hora y un lugar concreto para una reunión de contacto. Un avistamiento con solo veinticuatro horas de antelación. Inmediatamente se lo transmitimos a Paola, que no ocultó su emoción. Decidimos esperar...
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Bases militares secretas Nada hacía presagiar que el avistamiento anunciado por Antarel en Crestone era solo el anticipo de una aproximación mayor de los apunianos. Traté de quitarle hierro al asunto, de desinflar cualquier expectativa. En definitiva, procurar que el grupo estuviese tranquilo y preparado. Especialmente Paola. De esta forma, aguardando la “cita” de las 20:00 horas, estuvimos recorriendo algunos puntos clave de Colorado y Nuevo México, incluyendo una zona próxima a la misteriosa base “Dulce”: una instalación militar que es frecuentemente vinculada con experimentos secretos y naves extraterrestres recuperadas. De acuerdo a distintos investigadores, en los años sesenta ocurrió una explosión nuclear subterránea a unos cuarenta y ocho kilómetros al suroeste de Dulce, en el estado de Nuevo México, muy cerca de la carretera estatal 64. Esa explosión nuclear habría sido conducida bajo la sombrilla de la “Operación Plowshare” (“reja de arado”). Con el nombre oficial de “Gasbuggy”, la detonación nuclear fue usada para crear un vacío o chimenea para el desarrollo posterior de la base subterránea ultrasecreta. Estuvimos husmeando en esa zona, pero nos marchamos rápidamente ante la repentina aparición de camionetas negras con vídrios polarizados. Sí, como en las películas. Pero era entendible: nos hallábamos próximos a una base militar y no debíamos estar allí. Normas de seguridad. Ignoro si “Dulce” tiene o no material recuperado de naves extraterrestres estrelladas ⎯al margen del sinfín de “testimonios” que lo afirman⎯. De lo que no tengo duda es que los militares norteamericanos se han hecho con esos restos. Que ese
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material alienígena existe, incluyendo cuerpos de los tripulantes ⎯casi siempre de la tipología “gris”⎯. El tema de discusión es dónde los tienen. Durante esa breve visita a la zona militar tuve extrañas visiones sobre otras instalaciones secretas en los estados de Colorado, Nuevo México o Arizona, como si “algo” me las estuviese transmitiendo. Entretanto una “voz” me repetía: “la clave está en Cheyenne”. ¿Aquella “voz” se refería a la montaña Cheyenne en Colorado, donde el NORAD (North American Aerospace Defense Command, algo así como “Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial”) tiene su base subterránea desde 1963? El complejo intraterreno de Cheyenne Mountain se halla en Colorado Springs, la misma localidad en donde Nikola Tesla montó, en 1899, su célebre laboratorio. El genio de la electricidad se instaló en la zona por ocho meses. Pues bien, en medio de esa faena, Tesla creyó haber descifrado un mensaje de origen extraterrestre en una transmisión de ondas de radio, provenientes del cosmos1. Como haya sido, es curioso que desde ese paraje NORAD realiza un seguimiento de todo lo que acontece en el espacio exterior y en el espacio aéreo norteamericano. Para graficar lo que es NORAD, en el caso de una guerra nuclear, unos ochocientos miembros de su personal podrían sobrevivir dentro de la base durante un mes, y completamente aislados del mundo exterior. Las puertas blindadas de treinta toneladas garantizan que ningún intruso acceda a las instalaciones, enterradas convenientemente bajo medio kilómetro de granito. ¿Por qué la “clave” estaba en ese lugar?
1 “Yo
2011.
y la energía”, Nikola Tesla, Turner Publicaciones, Madrid,
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Identifiqué en la “voz” al propio Antarel. El guía apuniano me hizo comprender que algunas de esas bases se construyeron en lugares “marcados de antiguo”, zonas de paso de los “dioses”. Ciertos bunkers, pues, han sido acondicionados en viejas bases subterráneas de origen extraterrestre. La llave está en las antiguas culturas nativas de esa inmensa región que involucra Colorado, Utah, Nuevo México y Arizona. Especialmente en el origen de los Anasazi2. Se considera que los descendientes actuales de esa misteriosa civilización son los indios Pueblo, entre ellos los Zuñi y los Hopi... Sólo basta revisar sus leyendas, sus pinturas y signos en las rocas, para darse una idea...
Los seres representados en Wild Horse Canyon, en Utah, ¿quiénes eran?¿Chamanes? ¿O seres que vieron los indios?
2 Los
Anasazi (“Los antiguos”), desaparecieron antes del arribo de los europeos a América. Se ignora cómo se denominaban a sí mismos. Pero se piensa de que era la civilización madre de los posteriores grupos nativos en los Estados Unidos.
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Más tarde, hallándonos en el puente del impresionante desfiladero de Río Grande, al noroeste de la comunidad nativa de Taos, Nuevo México, capté con mi cámara, en dos ocasiones, objetos “anómalos” en el cielo. Uno de ellos lucía, de primera impresión, como la típica estela de condensación de un jet; pero esto era distinto: una corta “estela” que se veía sólida, como una suerte de gelatina blanca. Estuvo visible un instante en el cielo. ¿Podría tener alguna relación con experimentos de las bases militares antes mencionadas?
¿Lo captado en Nuevo México fue solo una “estela de condensación”?
Los apunianos se comunican A las 20.00 horas volvimos a Crestone y nos reunimos en la Stupa. Los ocho integrantes del viaje con Paola Harris a la cabeza. También participaron de esta “cita cósmica” Ana Golden y su marido, que se pusieron en contacto con nosotros esa misma tarde y, entusiasmados, decidieron venir conduciendo desde su casa en Colorado Springs ⎯sí , desde allí, vaya “casualidad”⎯. Ana es una reconocida intérprete, que ha prestado sus servicios para diversos congresos, como la Cumbre Exopolítica celebrada en Sitges, Barcelona, o las conferencias de Laughlin, Nevada.
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Todos estábamos allí, a unos 2.500 metros de altura, sentados al pie de la Stupa y bajo un cielo encapotado de gruesas nubes. Una vez que llevamos a cabo un ejercicio con mantras para relajarnos y crear las mejores condiciones de recepción de posibles mensajes, llegó el impulso de escribir. Sentí con claridad la presencia de Antarel y, sin mayor demora, tomé mi cuaderno de viaje y empecé a anotar en él todo cuanto me “dictaba” el extraterrestre. Ellos son poderosos telépatas. Tienen la capacidad de enviar información, imágenes y todo tipo de sensaciones a un receptor en contacto. Mientras psicografiaba la comunicación, un objeto muy brillante se encendió en el cielo, en un “hoyo” que se había abierto entre las nubes. Todo el grupo vio cómo ese objeto empezó a desplazarse sobre nuestra ubicación, encendiendo y menguando su resplandor blanco-plateado. Yo no lo vi al estar concentrado en el mensaje de Antarel, pero sí todos mis compañeros. Este es el mensaje que recibí : Sí, soy Antarel: Sabemos que aguardan respuestas y recomendaciones de nuestra parte. Pero ya han visto que cuando se sintonizan, todo habla y les guía. Hoy intervenimos porque es importante. Deben estar seguros de lo que viene: una nueva fase se aproxima y tienen que tomar conciencia de que están preparados para afrontarla. Siempre les decimos que no están solos en ello. Además, han conformado un equipo humano capaz de co-crear situaciones positivas y llevar a cabo grandes tareas. Están reunidos aquí por una razón. Lo descubrirán. Tengan presente que las decisiones personales que tomen en sus vidas es materia de ustedes; allí nosotros no participamos. Pero en cada paso que
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den en conciencia, nos encontraremos cumpliendo juntos lo acordado. Una alianza que sellará el programa. Paola debe recordar que estamos en contacto con ella. Sólo debe dejarse fluir. Tampoco está sola. En Monte Shasta, entre las 20:30 y 21:00 horas del día sábado, será la señal. Luego sabrás qué hacer. Confía en nosotros, como lo hiciste en Monte Perdido (España). Sobre tu pregunta de las instalaciones en Nuevo México y Colorado, te confirmamos que todo lo que sentiste y visualizaste es real. Fuimos nosotros quienes te lo transmitimos. Nos veremos pronto. Antarel “Es importante que le entregues el mensaje que te dimos en Huascarán a Paola. Ella volverá a unir los puntos...”. Ivika Cuando me dispuse a leer el mensaje se dieron otros avistamientos en el improvisado cielo estrellado de Crestone. Hasta hacía unos instantes todo estaba nublado… Fernando López, quien suele llevar su equipo de visión nocturna en los viajes, colocó su Yukon Ranger Pro sobre un trípode, y logró filmar uno de los brillantes objetos. En el vídeo ⎯en blanco y negro porque se trata, como ya dije, de un equipo de visión nocturna⎯ se aprecia “algo” que está “estacionado” en el cielo, en medio de las estrellas, interactuando a través de “destellos” ante la emoción del grupo, que lo apuntaba con un rayo láser3. Esa noche, cabe aclarar, no era visible la ISS ni los ya
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vídeo de esta interacción en Crestone y las declaraciones de Paola Harris se puede ver aquí: https://www.youtube.com/watch?v=A0kFCiBPXGU
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mencionados “Iridium flares”. Y hablar de un satélite geoestacionario era un disparate, a menos de que ya se puedan comunicar telepáticamente... Paola Harris estaba contenta con este nuevo contacto programado. Todo había surgido en Crestone con solo veinticuatro horas de antelación. Pero debo remarcar que en esta oportunidad Paola no lo vivió solo como la periodista e investigadora que conocimos en Monte Shasta en 2014; lo afrontó como una más de nuestro equipo. Haciendo caso al mensaje final de Ivika, nos reunimos en la cabaña para profundizar el contacto del 12 de abril en los Andes peruanos. Como llevaba conmigo mi computadora portátil y un proyector, pude mostrar las imágenes de nuestra expedición a Yungay y toda la información reunida luego de la enorme revelación de los apunianos. Paola escuchó atenta la información de aquel viaje espacial hacia Alfa Centauro, la historia de la mezcla de astronautas humanos con extraterrestres y como las razas mestizas que surgieron de todo esto llegaban desde el “futuro” al “pasado” de la Tierra para advertinos. Durante nuestro trayecto de Denver a Colorado había evitado profundizar en estas informaciones con Harris. Estaba esperando el momento y no había mejor escenario que este, luego del avistamiento concertado con Antarel. Lo maravilloso es que Paola no se sorprendió... “Yo conozco esto... no sé cómo...”, expresó. Y empezó a intervenir en mi disertación, aportando datos y detalles que ella había investigado en sus largos años de periodista ovni. Como dijo Ivika, Paola “uniría los puntos”... Fue alucinante ese momento... Raymundo y yo nos miramos y sentimos lo mismo: Paola “sabe” esto por el encuentro que vivió en Shasta en 2014 con
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Antarel. Hay cosas que Harris todavía no había empezado a decodificar de su extraordinaria experiencia… ⎯Paola, tienes que venir con nosotros a Shasta ⎯le dijimos⎯. ⎯Imposible ⎯contestó resignada⎯, como ya te dije tengo compromisos para esas fechas. Estoy muy ocupada con la organización del nuevo congreso UFO en Laughlin... No puedo viajar a California para acompañarles nuevamente en Shasta. Lo siento...
El llamado de Monte Shasta Unas ciento setenta personas de diversos países acudieron a mi taller anual de meditación al pie de Monte Shasta, al norte de California. Para un Parque Nacional en los Estados Unidos, en donde el cupo máximo de camping es para sólo setenta personas, éramos un grupo desmedido. Como ya nos ocurrió antes, tuvimos que tramitar un permiso especial para recibir la mayor cantidad de participantes posible. Aquí debo agradecer, de manera muy especial, a Suyapa y Luis Ochoa, por el inmenso apoyo en la organización de estos eventos, así como a todo el grupo de Napa Valley, San Francisco, Las Vegas y Miami. Shasta es uno de los escenarios de contacto más especiales que he visitado. Lo he dicho siempre. Junto al cerro Uritorco, Talampaya, o Cusco, es otro de mis “lugares en el mundo”. Al igual que la experiencia en Monte Perdido, formamos un grupo hermoso y armónico. Muy diverso porque entre ellos había gente de diversas nacionalidades, e investigadores, como Rey Hernández de FREE, con quien visitamos al Dr. Mitchell en Florida, o Sergio Lub de California, quien suele organizar presentaciones para el Instituto de Ciencias Noéticas. También vi-
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no el Dr. Joseph Burkes, ex-coordinador del grupo CSETI de Steven Greer, pero hoy un investigador independiente que se ha mezclado con varios grupos de contacto para entender desde dentro el fenómeno. También partiparon algunos miembros de la MUFON (Mutual UFO Network, una veterana organización mundial en el estudio de los ovnis) y otras organizaciones, pero a título personal. Shasta por momentos parecía un “UFO Congress”. Y debo decir que la experiencia fue muy positiva. El viernes 11 de septiembre, ya con la mayoría de los participantes acampando, se produjeron los primeros avistamientos sobre “Sand Flat”, la explanada habitual de nuestras reuniones. El lugar, un inmenso claro en el bosque, es ideal para la observación del cielo y disfrutar de una visión panorámica del volcán dormido. El sábado 12 continuamos con el programa de charlas y prácticas de meditación. En medio de ello, nos llevabamos una gran sorpresa... De improviso, hizo su aparición Paola Harris, acompañada del siempre sonriente Tom Hamblin. Se habían animado a último minuto venir a Shasta. Condujeron un día entero para estar con nosotros. Entonces Paola me dijo que le había sucedido algo inusual que la empujó a venir pese a sus compromisos. Misteriosamente, ella tenía una llamada perdida de Tom en el celular. Pero él en ningún momento le había marcado. De la misma forma Tom, registraba una llamada perdida de Paola, pero ella tampoco se había comunicado. Entonces Paola entendió que “algo” quería que ellos se pusieran en contacto. La gota que revalsó el vaso fue un breve mensaje mental de Antarel, invitando a Paola a viajar a Monte Shasta: “You have to go” (“tú tienes que ir”), le dijo el extraterrestre, mientras ella nadaba en una piscina de Boulder. Así, Paola y Tom coordinaron sobre la
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marcha el improvisado viaje y llegaron conduciendo hasta Sand Flat desde Colorado... “No sé qué hago aquí Ricardo”, me dijo Paola mientras me abrazaba con fuerza... “Sólo sé que tenía que venir...”, repuso. El contacto Alrededor de las 20:00 horas todos ya nos encontrábamos meditando en un inmenso círculo en torno al símbolo de la “Bandera de la Paz”, un mensaje universal de equilibrio, difundido mundialmente por el pintor ruso Nicholas Roerich. Habíamos representado este símbolo universal con acumulaciones de piedras al pie del campamento. El cielo estaba cubierto de nubes, y todo el ambiente se hallaba ligeramente “iluminado”, a pesar de que esa noche era luna nueva; es decir, 0% de luminosidad. Era sumamente llamativo. Todos comentábamos esta extraña situación que permaneció hasta la culminación de las experiencias. Cerca de las 21:00 horas, sentí el impulso de escribir, sensación que coincidió con una fuerte luz que se “hinchó” por encima del colchón de nubes, exactamente sobre mi ubicación. Quienes estaban sentados en mi sector del círculo la vieron, entre ellos mi esposa, quien me animó intentar la comunicación con los apunianos. Sí, Antarel: Ya identificaron nuestras manifestaciones y presencia cuando llegaron aquí. Es importante que recuerden que no están solos. Los acompañamos en cada momento. Las reuniones en Monte Shasta no obedecen al azar. Todo sigue un propósito. En esta ocasión procuramos que accedan a una com-
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prensión más profunda de nosotros y nuestras intenciones de contacto. Cada uno representa procesos y experiencias diferentes; pero hoy, todos están resonando en un solo mensaje. He allí el camino. A ..., le decimos que mantenga la ilusión para seguir adelante con transparencia y verdad. Ello le guiará a través de un camino que ha sido prefijado. Él sabe que no se trata sólo de “investigación”, sino de recordar y ayudar a que otros comprendan. Pero cuidado con las interferencias. A..., él sabrá comprendér que somos uno, y que cuando llegue el momento, nos reuniremos. A Paola, la hemos guiado hasta aquí para que rescate lo que vivió en el contacto de 2014. La llevarás al lugar preciso del anterior encuentro, y entonces sabrá. Esperamos mucho de ella. Lo puede hacer. Que no olvide que confiamos en su trabajo y visión de las cosas. Hemos acondicionado Sand Flat tal y como lo han podido ver y sentir. “Colocamos” una “burbuja” de aislamiento para garantizar las condiciones adecuadas de acercamiento. El Minius les permitirá “ver” sus proyecciones en el futuro: las posibilidades abiertas para tomar las mejores decisiones. La paz planetaria se inicia en la resolución personal. Luego de que leas este mensaje a todo el grupo, dirige la recepción del Minius. Muchos vivirán esa experiencia. Con amor, Antarel “Quienes aguarden y estén preparados, nos verán”. Ivika Ni bien leí el mensaje, le pedí a todos que me acompañaran al descampado y se colocaran de pie, con las palmas hacia arriba, en actitud de recepción. Seguí el mismo “protocolo” de la reunión en Monte Perdido.
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En el contactismo ya se han dado distintas experiencias programadas de recepción de energías o “cristales de luz”, como elementos que pudiesen complementar la preparación espiritual del individuo. Desde luego, como ya dije anteriormente, no estamos ante “implantes extraterrestres”, sino ante un sistema de ayuda para interactuar con distintas realidades. En el caso del “Minius”, se trata, como lo explicó Ivika en Monte Perdido, de una “adaptación” de esa energía universal que se halla presente en el núcleo de la vida: desde un ser humano, a un planeta, estrella o galaxia. No tiene forma, pero muchas veces se capta como una pequeña esfera de luz, que puede incluso ser vista en las palmas de las manos emitiendo una radiación blanca, ligeramente azulada. En ocasiones, el receptor podría ver la forma geométrica de un cubo, que es en realidad el “portador” del Minius, que yace en su interior. Una vez que la energía está presente en las palmas ⎯se puede sentir su peso, calor y todo tipo de sensaciones como otras experiencias similares⎯, el testigo cruza sus manos en el pecho para integrar la recepción. Luego caminará unos breves minutos en silencio, en una suerte de “meditación en movimiento” para integrar lo recibido. Durante esa caminata ocurren cosas extraordinarias que diferencia esta recepción de otras semejantes que hemos afrontado en el pasado. Es como cruzar a otro “tiempo y espacio”... Como ya mencioné, la energía adaptada que entregan del Minius es temporal. Permanece un tiempo como un estímulo. Los apunianos afirman que no requerimos de “cristales de luz” permanentes porque ya disponemos del Minius en nuestra naturaleza. La experiencia que ellos proponen es solo una “catapulta de conciencia”. Por otro lado, los apunianos nos sugirieron, a raíz del contacto en el Huascarán, que podemos trabajar con la energía
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Minius a través de la visualización del “Teseracto”: un cubo proyectado matemáticamente en un escenario de cuarta dimensión. Ese Hipercubo, por decirlo de algún modo, es el “Merkaba” de los apunianos. Más adelante analizaremos este misterio. En Shasta, buena parte del grupo allí reunido, recibió la energía Minius. Fue algo emocionante y único. Luego de la recepción del “Minius”, siguiendo las indicaciones de Antarel, llevé a Paola Harris al lugar del contacto de 2014. Paola estaba muy emocionada. Al llegar al lugar preciso, las ocho personas que acompañábamos a Paola ⎯un grupo que se formó espontáneamente⎯ vimos, en medio del bosque, a una figura muy alta, que tenía algo brillando en su pecho. De inmediato lo supe: era Antarel... Entonces le pedí a los demás que me aguarden un poco, y fui caminando en dirección al gigante de Alfa Centauro. Antarel no estaba solo: había otras tres entidades en el lugar. Dos de ellas muy pequeñas, estimo no mayor a un metro y diez centímetros de altura. La otra parecía tener una estatura más “humana”, en contraste con los casi tres metros que esgrime Antarel, quien, por su proximidad, fue el ser que vi con mayor claridad. La figura de estatura más humana correspondía a una mujer. Parecía vigilar la experiencia mientras Antarel estaba con nosotros. Aunque se mantuvo al margen, supe que era Ivika. Antarel parecía estar vestido con un enterizo oscuro ⎯tal vez azul marino⎯, muy ajustado al cuerpo. En su pecho resaltaba un pectoral plateado que emitía una sutil luz blanca, destello que habíamos visto a distancia con todo el grupo. Entonces el guía apuniano me dijo mentalmente que todo estaba bien y, firme y serio, me pidió que volviera con mis compañeros del
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grupo y llevara a Harris al lugar exacto en donde tuvo el acercamiento de 2014. Me despedí y emprendí el regreso. Mis compañeros estaban a una media distancia y podían ver sin dificultad a Antarel y las otras criaturas. Todos, pues, fueron testigos. Por si ello fuera poco, cuando me retiré con Paola hacia el punto indicado, Antarel se aproximó un poco más, situación que emocionó tremendamente a más de uno, entre ellos a un amigo de Los Ángeles que había sido un marine con servicios en Irak (preservaré su nombre). Su entrenamiento militar no evitó que se estremeciera ante la presencia del extraterrestre. Antarel, a diferencia de las otras pequeñas y transparentes figuras ⎯que se movían rápido y llevaban en la mano una suerte de “pantallitas”, como si fuese un iPad⎯, estaba en cuerpo sólido allí. No se trataba de una proyección. Paola, obviamente, también lo vio... “¿Y las fotografías?”, es lo primero que nos exigen los escépticos. El testimonio de ocho personas, para los críticos, no es suficiente, así haya investigadores o periodistas involucrados. Debo insistir en que ante una experiencia de esta magnitud, uno solo está preocupado en entenderlo todo... Además, por más experimentado y “sangre fría” que sea un reportero, no podrá tomar imagen alguna si “ellos” antes no lo permiten. Los extraterrestres tienen poderosas razones para no comprometerse en fotografías. Por otro lado, como ya lo expliqué en mi libro “Los extraterrestres del planeta Apu”, estamos tratando con un asunto complejo más allá del factor “extraterrestre”: aquellos humanoides son también viajeros en el tiempo, atendiendo una específica misión. Viviendo esta nueva experiencia grupal en Shasta, reflexionaba en la cantidad de elementos de corroboración que hemos podido compartir en relación a nuestro contacto. Antarel
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ha sido visto por muchos testigos. Hemos invitado en diversas ocasiones a reconocidos investigadores a avistamientos programados; y lo más importante, el mensaje era sólido y coherente: la información que nos permitirá prepararnos para el “futuro”... Esa información fue “depositada” de algún modo en Paola Harris al conducirla al escenario del anterior contacto: una “zona vórtice” en donde ella había visto por primera vez a Antarel. En aquella ocasión Paola percibió del extraterrestre un mensaje que no pudo descifrar ⎯y que describió como una suerte de “sonido de ondas de radio” ⎯; ahora, en esta nueva experiencia, empezaba a “unir los puntos”, a entender el contenido cifrado de esas experiencias, y la importancia de su labor como investigadora y difusora del fenómeno ovni. El mensaje estaba relacionado al futuro de la humanidad y la importancia de los niños de la Tierra y su educación en pro de una sana convivencia con sus semejantes: la conciencia de la paz. Paola entendió esto perfectamente. Tal vez, los extraterrestres intentaban llegar a otros investigadores a través de colegas más sensibles y abiertos a este mensaje ⎯como es el caso de la propia Harris⎯. Pero, obviamente, había una razón más profunda para empujar a los apunianos a mostrarse ⎯en dos ocasiones⎯ ante una periodista ovni. ¿Por qué Paola y no otro investigador? El tiempo lo responderá… Luego me enteré de que hubo otros testigos de este contacto. Algunos participantes del campamento nos habían seguido y vieron a Antarel en el bosque. Entre ellos puedo citar el caso de Diego Barrera, un argentino radicado en Miami. Antarel le dijo telepáticamente, en inglés, “You are uninvited” (no estás invitado), haciéndole comprender que no debía aproximarse más. Y la vida da muchas vueltas, porque hoy Diego es parte de
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nuestro equipo de contacto. También, nuestra querida amiga Mary Fajardo de Colombia, vio al extraterrestre. Rey Hernández, de la ya mencionada organización académica FREE, quien también fue testigo de uno de los avistamientos en Shasta, me hizo llegar estas líneas que lo resumen todo: “Quiero dar las gracias a Ricardo González, a su mujer Sol, y también a “Antarel”, por la invitación a Monte Shasta la segunda semana de septiembre. Fue una experiencia con muchos contactos y amor. Entre algunos casos puedo mencionar el testimonio de una señora y su hija de veinte años de edad, que vieron tres figuras humanas muy altas, de casi tres metros y medio de altura. Debido a un accidente previo, la señora tenía un hombro lesionado y mucho dolor en el brazo, ya que pasó el día anterior al encuentro en Shasta en un hospital. Ya en Shasta, cuando se despertó por la mañana, luego de una experiencia personal, su hombro estaba milagrosamente curado... También hablé con una niña de dieciséis años que vio una criatura pequeña, de un metro de altura, que se apareció a corta distancia y le sonrió... Varias personas del campamento vieron estas criaturas pequeñas, incluyendo varios amigos míos de Miami. En mi caso personal, mi compañero de campamento, A. F., me despertó a media noche y me dijo que yo estaba illuminado, como si una lampara estuviese enfocando todo mi cuerpo. A.F. es un hombre muy serio, un ex agente federal de los Estados Unidos, hoy de 71 años, ya en retiro. En el pasado he tenido experiencias de contacto, y por ello sé que todo esto es positivo. En conclusión, Monte Shasta fue para mí una experiencia muy mística, misteriosa, con mucho poder y experiencias de contacto. Por eso le quiero dar las gracias a Ricardo y también a la montaña, que es un espíritu poderoso…”
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El mensaje de los apunianos en Yungay, la experimentación del Minius en grandes grupos, y nuevos avistamientos y contactos programados con testigos de lujo, como el caso de la propia Harris, era solo el inicio de lo que vendría. Como ya adelanté, Ivika había señalado que se sucederían importantes anuncios científicos que respaldarían la revelación sobre el proyecto humano de viajar a Alfa Centauro. La comandante apuniana no exageró: el científico vivo más relevante del planeta haría público los primeros pasos del proyecto… Y en la misma fecha en que tuve el contacto en Perú...
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V
HAWKING MIRA HACIA ALFA CENTAURO
“Hay infinitos mundos, parecidos al nuestro y diferentes…” Epicuro, filósofo griego.
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Al conocer a Ivika y su asombroso relato de viajes en el tiempo, y que un grupo de seres “extraterrestres” podría ser “descendiente” de nosotros visitándonos desde el futuro, las piezas de este puzzle cósmico se empezaron a organizar. Ahora bien, ello no quiere decir que antes veíamos a esos seres como “extraterrestres” y que ahora, a raíz de estas nuevas informaciones, nuestra visión “evolucionó” para situarlos como “humanos viajeros en el tiempo”. Es importante entender que el mensaje de Ivika solo se refiere a un grupo de ellos, no a las diferentes civilizaciones que visitan nuestro planeta. Ya dije que Ivika sería parte de ese grupo de “descendientes” de humanos en el espacio, pero no es el caso de Antarel, que es un extraterrestre de “linaje puro”. Desde luego, no es sencillo escudriñar el contacto en todos sus detalles…
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Soy conciente de que las experiencias de contacto pasan por nuestro “filtro mental”. Es inevitable: todo se mezcla con nuestra particular percepción de la “realidad”. Lo he defendido así desde fines de los años noventa, a raíz de un incidente que enfrenté en las cuevas de la “Zona X” del Cusco ⎯lo he descrito en varios libros, entre ellos “El Legado Cósmico”1 ⎯. Pues bien, dentro de esos túneles en el “ombligo del mundo”, y con un chamán local como testigo (Sergio Cáceres Huamán), me topé con una entidad, un ser de luz, alto y espigado, sin rasgos, “construido” en una suerte de energía blanca. Para mí, aquella hermosa criatura era una suerte de ser dimensional que se estaba dejando ver. Sin embargo, para el chamán cusqueño, se trataba de una manifestación del inca Pachacútec... ¿Quién tenía razón? Lo importante no residía en la interpretación de lo que vimos, sino en la experiencia en sí misma, que había sido real. No obstante a este episodio, veo que algunos se enredan en un verdadero trabalenguas mental para tratar de acomodar lo que creen sobre el contacto. Aquí lo único cierto es que siempre seremos aprendices de estas maravillosas experiencias que procuran elevar la conciencia del ser humano. Volviendo al caso de los apunianos, que estos seres vengan de un lejano mundo que abandonaron ⎯y que llamaremos Apu I⎯, para luego colonizar otros planetas en la región de Alfa Centauro ⎯iniciativa que llamaremos Apu II⎯, su posterior visita a la Tierra, sus bases en el Huascarán y otras montañas, o la revelación de la energía Minius y los viajes en el tiempo, no es un asunto de “percepción”, sino de información. Y precisamente en ese relato y mensaje, proporcionado de forma directa por los extraterrestres, es en donde debemos situar nuestro entendimiento.
1 “El
Legado Cósmico”, Cecosami, Lima, 2002.
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Debo comentar aquí que el asombroso mensaje de los apunianos, que detalla un capítulo desconocido de su historia ⎯aquello de que “nosotros somos ellos”⎯, hizo que alguna persona malintencionada nos acusara de haber sacado esta información de la película “Interstellar”, de Christopher Nolan, que explora precisamente esta posibilidad de los viajes en el tiempo y “humanos” en el futuro. Un verdadero disparate. Si hubiesen tenido mayor imaginación, los desinformadores tendrían que haber citado la serie “Perdidos en el espacio”, que data del año 1965 ⎯este servidor ni había nacido⎯, por cuanto en esa producción de la Fox ya se hablaba de un planeta Tierra con superpoblación y de un viaje en la Júpiter II para buscar un nuevo hogar en el espacio, precisamente en Alfa Centauro2 ⎯la odisea de la familia Robinson, que luego queda perdida en otros mundos⎯. También, la premiada película Avatar sitúa el hogar de sus extraterrestres de casi tres metros de altura en el sistema de Alfa centauro3 ⎯la luna Pandora orbitando en torno al gigante gaseoso Polifemo⎯. Y podría seguir. Ahora bien, ¿no es llamativo que el Observatorio de La Silla en Chile, haya detectado, en el año 2012, el posible planeta de la misión de los Robinson cerca de la estrella Alfa B en la constelación del Centauro?4 ¿Cómo se explica esto? ¿Y el hallazgo de las ondas gravitacionales, posteriores a la citada película “Intestellar” que ya las aludía? Kip Thorne, el científico involucrado en ese hallazgo, y además mentor de este film de “ciencia-ficción” ⎯no por azar⎯, dijo en una entrevista exclusiva al
2 http://www.nacion.com/ocio/tv-radio/Perdidos-espacio-anos-
andar-extraviados_0_1511848873.html 3 http://www.solociencia.com/astronomia/10010701.htm 4http://www.lavanguardia.com/ciencia/20121017/54352642614/ planeta-tamano-tierra-alfa-centauri.html
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medio RT que todo lo que muestra la película de Nolan es posible…5
Kip Thorne durante una entrevista.
Aunque le produzca comezón a los detractores, la realidad supera la ficción. Y la realidad no se puede ocultar...
Se suceden las confirmaciones El 12 de abril de 2016 volvía a Perú para cumplir con una serie de compromisos de difusión. Ese día pensaba: “qué curioso, me tocó volar a Perú el día que se cumple un año del encuentro con Ivika”. Durante el vuelo a Lima reflexionaba en que todos los anuncios de los apunianos se iban cumpliendo. Entre ellos los relativos al estudio de nuevas partículas en el CERN, las iniciativas para enviar niños al espacio, y el papel de Rusia y Chi-
5 https://actualidad.rt.com/ciencias/199412-humanidad-repetir-
historia-interstellar
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na en la exploración espacial ⎯todo esto lo he difundido en entrevistas y conferencias desde abril de 2015⎯. Recordaba que Ivika había señalado que una de las razones por las que decidieron “activar” la entrega de nueva información era la puesta en marcha del Gran Acelerador de Hadrones (LHC, de sus siglas en inglés: Large Hadron Collider). Luego de haber estado parado por dos años ⎯según el comunicado oficial, debido a mejoras y actualizaciones⎯, el LHC se puso en marcha, con mayor poder, una semana antes del encuentro cercano en Ichic Puna, exactamente el 5 de abril de 20156. Nosotros teníamos la fecha del contacto con varios meses de antelación. Imposible prever que el LHC se iba a activar una semana antes de la entrevista con Ivika. Desde luego, solo los apunianos podían saber que en ese mes de abril la denominada “Máquina de Dios” iniciaría con mayor energía sus funciones para buscar la partícula que lo explique todo. Esta situación ⎯sumada a otros eventos que se estaban gestando tras bambalinas⎯ “activó” un protocolo en los extraterrestres que les permitía compartir nueva y sensible información. Como humanidad teníamos que llegar hasta ese punto para que estos seres pudiesen revelar algunos detalles de su historia. Una historia que nos compromete. Y es que hay un punto de unión en todo esto: el hallazgo del ya mencionado “Minius”. “Es la última partícula antes de la nada”, le dijeron los apunianos a Vlado Kapetanovic en 1960. ¿Es lo que realmente busca el LHC? Estamos ante un panorama complejo. Cuando la humanidad encuentre el Minius, se modifican otros protocolos, incluyendo el cordón de protección ⎯también llamado “cua-
6 http://www.infobae.com/2015/04/05/1720291-despues-dos-
anos-el-mayor-acelerador-particulas-del-mundo-vuelveencenderse/
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rentena planetaria”⎯ que distintas civilizaciones extraterrestres han establecido en nuestro mundo para mantenernos en una suerte de “cuna”. Con el Minius, que es una tecnología completamente diferente a la energía que conoce el hombre, como la electricidad o la separación del átomo, damos un salto descomunal en la comprensión del universo, su estructura, y los viajes a través del espacio-tiempo. Simple: una humanidad que conoce el Minius deja de estar en la cuna. Ya no tiene porqué ser “cuidada”, y tampoco se le puede prohibir viajar más allá del Sistema Solar. Las reglas cambian. Eso me explicaría un “emisario” en las mismísimas instalaciones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en Suiza… Por ello los extraterrestres insisten en que estos trascendentales hallazgos en el mundo subatómico deben estar amparados por la ética y la conciencia. El 14 de julio de 2015, tres meses más tarde del contacto en Yungay, los medios del mundo afirmaban que el LHC, gracias a su nuevo poder, había hallado una nueva partícula exótica, llamada “Pentaquark”7. Sin duda, el objetivo más preciado del CERN es encontrar una física más allá del modelo estándar que describe las leyes que gobiernan la energía y la materia conocida. Aunque el nuevo hallazgo del Pentaquark no era exactamente eso, revestía una gran importancia: hace cincuenta años se había predicho la posible existencia de estos hadrones exóticos. Y finalmente fue descubierto observando los productos de colisiones entre bariones y viendo las partículas resultantes. Así, los científicos del CERN revelaron la existencia de “estados intermedios” de la materia, que indican la existencia de una nueva molécula. De
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http://www.abc.es/ciencia/20150714/abci-cern-visualizaparticulas-pentaquarks-201507141637.html
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acuerdo a los extraterrestres, todos estos hallazgos serán una pista que conducirán al hombre hacia el Minius. ¿El famoso “Bosón de Higgs”, la “Partícula de Dios”, es también parte de esa “pista”? Ya entraremos en estos temas con mayor profundidad. También, la historia de Ivika sobre la pérdida de memoria de los adolescentes astronautas que viajan hacia Alfa Centauro empezaba a tener asidero en nuestros estudios científicos. Posterior a nuestro contacto y su difusión, la revista científica Science Advances reveló que: “La exposición a partículas cargadas altamente energéticas ⎯muy parecidas a las que se encuentran en los rayos cósmicos que bombardean a los astronautas durante los vuelos espaciales prolongados⎯ causan daños significativos en el sistema nervioso central, lo que genera un deterioro cognitivo”8. El estudio, revelado en el mes de mayo de 2015, que se enmarca en el Programa de la Investigación Humana de la NASA, considera que los rayos cósmicos galácticos pueden hacer perder la memoria a los astronautas expuestos a viajes espaciales prolongados. Esta situación, por ejemplo, no se ve con los astronautas que están trabajando en la Estación Espacial Internacional, ya que la ISS se halla protegida al estar ubicada dentro del campo de influencia de la magnetosfera terrestre. Una situación muy distinta son los viajes más allá del Sistema Solar. Ivika tenía razón y advertía de ese problema. Además, el legendario astronauta ruso, Alekséi Leónov ⎯el primer hombre en caminar en el espacio, en la misión Voskhod 2 de 1965⎯, ha venido sugiriendo en distintas entrevistas que los próximos viajes espaciales deben ser realizados por niños9. Aunque lo mencionó en el contexto de los futuros viajes a
8 http://advances.sciencemag.org/content/1/4/e1400256 9 https://www.youtube.com/watch?v=85Bj6eTTvu8
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Marte, sus declaraciones van en el hilo de un cambio importante en los proyectos espaciales humanos. Leónov, sin saberlo, jugará un papel sustancial en el encuentro del desierto de Atacama… Al aterrizar en Lima, conecté mi teléfono móvil a internet y una avalancha de e-mails y mensajes me arrasaron. “Es impresionante, lo que dijo Ivika se está cumpliendo…” me decían. Apurado, abrí los links de las noticias. Me estremecí… El renombrado cienfífico británico, Stephen Hawking, había dado, ese mismo día, 12 de abril, una conferencia en Nueva York anunciando una investigación espacial en Alfa Centauro... “Ya empezó…” ⎯me dije⎯. ¿Tenían que anunciar la primera etapa del proyecto del viaje espacial hacia Alfa Centauro el mismo día en que se cumplía un año del contacto con Ivika? No creo en casualidades… De acuerdo a la comandante apuniana, un 12 de abril de un año aún por venir, es la “fecha de lanzamiento” de “El Arca” desde el desierto de Atacama… Esa fecha fue elegida por los científicos de “El Arca” como un homenaje al primer viaje espacial tripulado de la humanidad, que hizo el cosmonauta ruso Yuri Gagarin, un 12 de abril de 1961 (Misión Vostok). La ONU, de hecho, celebra esa fecha como el día mundial de los viajes espaciales tripulados10… Ivika, concientemente, eligió el 12 de abril de 2015 para entregar esta información que involucra Alfa Centauro y el “futuro” de la humanidad. Quiso “marcar” una fecha clave… Y Hawking ⎯en realidad la organización secreta que está detrás de él⎯ también lo hizo…
10 http://www.un.org/es/events/humanspaceflightday/
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La noticia de este proyecto para explorar Alfa Centauro fue reproducida por todos los medios del mundo. Hawking afirmó en la concurrida conferencia de prensa que la humanidad no podía asegurar su supervivencia en la Tierra y que debía buscar otro hogar en las estrellas. Luego de un prolongado estudio, su equipo de científicos seleccionó Alfa Centauro como el lugar “ideal” para buscar ese nuevo hogar. El objetivo de esta primera parte del plan es enviar micronaves impulsadas con rayos láser hacia Alfa Centauro, para identificar los mundos potencialmente habitables y luego trazar la posterior ruta de los viajes tripulados. Reproduzco a continuación la nota del diario “El País” de España:
¿Se puede llegar a la estrella más próxima en veinte años? Stephen Hawking, el científico más famoso del mundo, cree que sí y ha presentado hoy una iniciativa millonaria para conseguirlo. Se trata del proyecto Breakthrough Starshot, que pretende enviar una miríada de naves espaciales a Alfa Centauri, la estrella más cercana a nuestro planeta. “La Tierra es un lugar maravilloso, pero puede que no dure para siempre”, ha dicho Hawking. “Tarde o temprano debemos mirar a las estrellas” y este proyecto “es un primer paso muy estimulante”, ha añadido. Junto a Hawking, apoya la iniciativa el magnate ruso Yuri Milner, famoso por haber creado alguno de los premios para científicos mejor pagados del mundo. El proyecto pretende desarrollar una tecnología basada en chips de unos pocos gramos, similares a los que hay en los teléfonos móviles. Estas nanonaves se moverían con luz láser y serían capaces de llegar al astro en unos veinte años, según la web del proyecto. Uno de los objetivos es estudiar los posibles planetas habitables similares a la Tierra que hay en este sistema solar vecino.
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Antes de eso es posible que se tarde otros veinte años en desarrollar toda la tecnología necesaria. La iniciativa está financiada con 100 millones de dólares y se ha presentado hoy en una rueda de prensa en Nueva York. Además de Hawking y Milner, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, forma parte de la junta directiva. No es casual que la presentación se haya hecho hoy, cuando se cumplen cincuenta y cinco años del primer viaje al espacio, protagonizado por el cosmonauta soviético Yuri Gagarin. El director de la iniciativa será Peter Worden, ex director del centro Ames de la NASA, asesorado por científicos e ingenieros de primer nivel. A la presentación de hoy también han asistido otros grandes nombres de la ciencia y la divulgación como Ann Druyan, coguionista de la serie Cosmos y que fue mujer de Carl Sagan, o Freeman Dyson. Con la tecnología actual se tardaría en llegar a Alfa Centauri 30.000 años, dice el comunicado emitido hoy. El proyecto trazado para alcanzarlo debe conseguir que los nuevos dispositivos necesarios alcancen la madurez para que cada nave no sea más cara que un iPhone. Solo entonces se podría enviar muchos de estos vehículos, compuestos por chips capaces de tomar imágenes que viajarían sobre velas solares propulsadas por luz y que lograrían moverse unas mil veces más rápido que los vehículos espaciales actuales11.
Los primeros pasos de “El Arca”. Según los apunianos, el viaje espacial hacia Alfa Centauro será un esfuerzo internacional, empujado por una alianza de las superpotencias de la Tierra. Rusia jugaría un papel clave en la gestación de “El Arca”. Por ello no me sorprende que el magna-
11http://elpais.com/elpais/2016/04/12/ciencia/1460480785_83425
4.html
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te ruso Yuri Milner aparezca con Hawking en la conferencia de Nueva York. Curiosamente, sus padres le bautizaron con el nombre de “Yuri” en honor a Gagarin, como vimos, el primer hombre en el espacio. Vaya capricho del destino.
Yuri Milner y Stephen Hawking, durante la conferencia de Nueva York, 12 de abril de 2016.
De acuerdo a nuestra investigación, Yuri Milner estudiaba Ciencias en la Universidad de Moscú, aunque no concluyó sus estudios de física. Supuestamente, habría sido reclutado en servicios de inteligencia, y luego fue “sembrado” en los Estados Unidos, en donde se hizo multimillonario financiando empresas vinculadas a la tecnología. Entre ellas Facebook. Actualmente Milner posee una fortuna que ronda los $3.000 millones de dólares. Pero ello es nada al lado del propio impulsor de Facebook y parte del proyecto Alfa Centauro: el joven Mark Zuckerberg, que reúne la friolera de $50.000 millones de dólares. Más allá del dinero, Zuckerberg provee uno de los mejores sistemas de estudio sociológico de individuos y familias: las redes sociales. Facebook se puede integrar en el complejo sistema de reclu-
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tamiento de los futuros astronautas de “El Arca”. De acuerdo a Ivika, la primera fase de este reclutamiento empieza con los ancestros de estos niños cosmonautas. Por si todo esto fuera poco, el anuncio de la primera fase del proyecto Alfa Centauro se lanzó en el edificio One World Trade Center. Emplazado en donde antes se alzaban las Torres Gemelas ⎯que como recordamos fueron destruidas en los polémicos atentados del 11S⎯, este rascacielos se alza como en nuevo símbolo del poder en los Estados Unidos. Inicialmente se iba a llamar la “Torre de la Libertad”, pero luego el nombre fue cambiado a “Un mundo” (One World). Diversos investigadores señalan a ese edificio como una de las sedes actuales de una élite de poder de alcance mundial. No por nada allí Hawking dio a conocer el proyecto Alfa Centauro. No soy amigo de las teorías de conspiración. Pero hay que estar ciego para no leer “entre líneas” todo lo que está ocurriendo. “El Arca”, sin haber sido creada oficialmente, empezó a “nacer” el 12 de abril de 2016 en Nueva York.
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VI
UN ENCUENTRO INÉDITO EN EL CERN
“Como hombre que ha dedicado su vida entera a lo más claro y superior de la ciencia, al estudio de la materia, yo puede decirles que como resultado de mi investigación acerca del átomo, lo siguiente: no existe la materia como tal. Toda la materia se origina y existe sólo por la virtud de una fuerza, la cual trae la partícula de un átomo a vibración y mantiene la más corta distancia del sistema solar del átomo junta. Debemos asumir que detrás de esta fuerza existe una mente consciente e inteligente. Esta mente es la matriz de toda la materia.” Max Planck, físico Alemán, padre de la teoría cuántica.
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Todo iba vertiginosamente. Admito que un mar de emociones me arrollaba cuando veía en las noticias todo lo anunciado por los extraterrestres. Estaba sobrepasado. Contemplaba, atónito, cómo se iban colocando los primeros ladrillos de lo que sería el gran viaje de la humanidad hacia el espacio… Cuatro meses después de la conferencia de Nueva York, exactamente el 25 de agosto, la prestigiosa revista Nature publicaba el hallazgo de un exoplaneta con condiciones propicias para la vida, ubicado en la mismísima región que Hawking quiere explorar1. Le llamaron “Próxima B” ⎯al hallarse cerca de la estrella Próxima Centauri⎯.
1http://www.nature.com/nature/journal/v536/n7617/full/nature
19106.html
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Los cienfíficos afirmaron que Próxima B se ubicaba dentro de la zona habitable alrededor de la estrella, y que tiene una temperatura superficial estimada que permitiría la presencia de agua líquida. Un mundo ideal. Era solo el principio. Las noticias relativas a Alfa Centauro y la búsqueda de planetas habitables en sus dominios se iban sucediendo copiosamente. De un momento a otro la comunidad científica redoblaba sus investigaciones hacia ese sector estelar, tal y como los apunianos nos lo habían anticipado. Era demasiado evidente… ¿Cuándo vendrá el encubrimiento? ¿Cuándo empezararán a negarlo todo? 2 La constelación del Centauro era conocida por los antiguos pueblos de los Andes. Su ubicación en la bóveda celeste, próxima a la sagrada “Cruz del Sur” ⎯una cruz compacta, formada por cuatro estrellas y situada en plena Vía Láctea⎯, la hace rápidamente identificable. En la constelación de Centauro se encuentra Próxima Centauri, la estrella conocida más cercana al Sol. Es una enana roja mucho menos luminosa que el Sol y una estrella fulgurante. Alfa Centauri ⎯o Alfa Centauro, es lo mismo⎯, la cuarta estrella más brillante del cielo nocturno, es una estrella binaria con la que Próxima Centauri parece estar gravitacionalmente ligada, formando un sistema estelar triple. β Centauri, llamada “Hadar” o “Agena”, es otra estrella en la constelación de primera magnitud.
2 A
punto de entrar este libro a imprenta, veo que la discusión ya se inició. NASA desmonta que enanas rojas tengan mundos habitables: http://www.abc.es/ciencia/abci-no-planeta-proximano-puede-albergar-vida-201702091604_noticia.html
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¿Cómo viajar hasta esas estrellas? ¿Cómo el hombre alcanzará los diferentes mundos habitables que atesora Centauro? Una de las naves más veloces que ha lanzado el ser humano fuera del Sistema Solar es la Voyager 1. Esta sonda se aleja del Sol a una velocidad de 17,4 km/s; es decir, a unos 540 millones de kilómetros al año. A esa velocidad, la Voyager 1 tardaría unos 76.000 años en alcanzar Alfa Centauro. Es cierto que estamos hablando de una tecnología de 1977 ⎯año en que la sonda fue lanzada desde Cabo Cañaberal⎯, pero es un ejemplo que ilustra nuestras limitaciones en la navegación espacial. Ninguna nave humana se acerca en velocidad a lo que se requiere, ni siquiera las rápidas Juno en la órbita de Júpiter, o la soviética VeGa 1 en su recordada misión con el cometa Halley. Haciendo cuentas con la tecnología actual, tal vez en 30.000 años podríamos llegar a Alfa Centauro. Los científicos de la Tierra conocen de sobra las limitaciones. Por ello, antes de establecer la nueva tecnología que llevará a los astronautas de “El Arca” hacia esas estrellas, enviarán las nanonaves de Hawking para ir “trazando el camino”. Mucho más tarde será el viaje tripulado, que se haría en solo semanas de nuestro tiempo... La nueva tecnología que llevará al hombre hacia otras regiones del cosmos es el Minius.
“Debes visitar el CERN…” 26 de junio de 2016. Me hallaba de regreso en Monte Perdido. Unas ciento ochenta personas participábamos de esta nueva reunión de contacto en el fascinante bosque pirenaico.
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Luego de constatar la presencia de las naves en la zona, me dispuse a recibir un mensaje. Eran las 23:30 horas. Nada me hacía presagiar lo que los apunianos me iban a pedir. Fue Ivika quien se comunicó telepáticamente: “Es fundamental que sigan confiando en todo lo que pueden hacer para crear nuevas realidades que afecten positivamente el devenir del planeta. Fue correcta tu explicación sobre las diversas humanidades que repitieron patrones históricos. En un entorno multidimensional, hubo más de un evento similar a los viajes humanos hacia Alfa Centauro. Es un episodio que se ha repetido, y que podría seguir así si una nueva humanidad no logra resolver el patrón y encaminar la misión de la Tierra y de su especie hacia adelante. Sabemos que esta información sobre múltiples realidades multidimensionales, existencias y aprendizajes, es chocante y confusa para su nivel de percepción y entendimiento. Pero también sabemos que lograrán sentir, valorar e interpretar el poderoso mensaje que hay detrás. Soy mestiza. Desciendo de humanos que viajaron al espacio. Otros miembros de nuestra misión en la Tierra tienen esta misma condición. Por ello elegimos venir aquí. Estamos contactando a nuestros ancestros humanos para entender, advertir y ayudar. En Atacama verás todo esto con mayor claridad. Luego del encuentro mundial prepárate, porque tendrás una nueva entrevista con nosotros. Nuestro programa ha sido reactivado. Todo recién está empezando. Lo saben y les hemos dado sólidas confirmaciones. Han visto cómo se ha cumplido todo lo que les anunciamos. Y verán más. Que este escenario los mantenga alerta para hacer y modificar. Ustedes no son solo nosotros. Nosotros también somos ustedes…” “Debes visitar el CERN. Alguien te está aguardando allí […] Sigue tu intuición…”
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Cuando terminó el mensaje, quedé petrificado. Ivika ratificaba esa alucinante “historia repetida” de la humanidad, un patrón de error que ya habría ocurrido “varias veces”. En ese momento pensaba: ¿en cuántas ocasiones nos estancamos y pusimos en peligro nuestra supervivencia? ¿Cuántas veces la humanidad se vio obligada a marcharse del planeta? Como ya dije anteriomente, es imposible que el hombre de la Tierra entienda todo esto en su percepción del tiempo en “línea recta”. Ivika era conciente de ello y lo menciona en su mensaje. Los apunianos insisten en que el hombre “existe” en múltiples planos, en donde todas las realidades se abrazan. Sostienen que llegado el momento lo “recordaremos”. Todo esto me recordaba la película de ciencia-ficción Matrix, en donde el protagonista, “Neo”, se encuentra con el “Arquitecto”, quien le dice que no era el primero en llegar hasta él, que otros lo habían hecho y que fracasaron en su misión: una historia que se había repetido una y otra vez hasta que alguien lograra quebrar el patrón y, por consecuencia, precipite “el gran salto”. ¿Algo así es lo que se espera de nosotros? Pero mi mente no estaba ocupada en el misterio de esas múltiples realidades coexistiendo. Estaba anclado en el pedido de Ivika, de acudir a una “cita” en las mismísimas instalaciones del CERN en Suiza. Al final del mensaje, la mujer apuniana me dio una indicación concreta que, por seguridad, he omitido. Desde hace mucho hemos venido siguiendo la actividad del LHC. Sin duda, empezamos a mirar con otros ojos sus experimentos a raíz de la reactivación del programa apuniano y el conocimiento que supone el Minius. Así supimos que el CERN había sido “infiltrado”. La intención de los extraterrestres era observar cuán cerca estábamos del Minius y, si era posible,
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“sabotear” el LHC para retrasar el hallazgo y con ello “darnos más tiempo”. Si el lector hace una investigación de los distintos “accidentes” y “hackeos” que ha sufrido el LHC, que obligaron a los técnicos del CERN a apagarlo, entenderá ahora el por qué. Esta enorme máquina, digna de una película, es el mayor acelerador de partículas del mundo. Con ella los físicos del CERN hacen chocar entre sí partículas subatómicas ⎯principalmente protones, uno de los constituyentes del núcleo del átomo⎯ en puntos seleccionados donde se ubican grandes detectores. Estos registran las partículas resultantes de las colisiones para estudiar los elementos que componen la materia de la que está hecha el universo, incluidos nosotros mismos. Situado en la frontera franco-suiza, cerca de Ginebra, el LHC es un anillo de 27 kilómetros de circunferencia ubicado cien metros bajo tierra. Es una de las máquinas más complejas jamás construida: sus 9.300 imanes superconductores, fundamentales para hacer girar los haces de partículas a velocidades cercanas a las de la luz, deben refrigerarse a una temperatura inferior a la del espacio exterior (-270 grados centígrados, cerca del cero absoluto); el interior del anillo es el lugar más vacío del Sistema Solar (10-13 atmósferas) para evitar que las partículas colisionen con moléculas de gas; y cuando las partículas colisionan entre sí se generan temperaturas 100.000 veces más calientes que el interior del Sol. No pocos investigadores piensan que allí se están haciendo experimentos secretos con “puertas entre las dimensiones”3. Como fuese, es llamativo que el 24 de junio de 2016, el día que fijamos para nuestro nuevo encuentro en Monte Perdido, se produjera una poderosa tormenta sobre Ginebra y el lago Le-
3https://mundo.sputniknews.com/espacio/201609241063658932-
espacio-ciencia-universos-astronomia/
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man en Suiza. Las imágenes de esa supertormenta son espectaculares y no pocos teóricos de las conspiraciones la asociaron a secretos experimentos que los físicos estaban realizando en ese momento con el LHC. Desde luego, la supuesta prueba secreta del CERN (encubierta con el título oficial de “Awake”: the Advanced Proton Driven Plasma Wakefield Acceleration Experiment) y sus presuntas consecuencias en el clima, era incomprobable. Yo mismo le puse paños fríos al asunto ante las consultas que muchos lectores me hacían llegar. ¿Una violenta tormenta en Ginebra era la “evidencia” de las actividades ocultas de la “Máquina de Dios”? Suena a un delirio. Pero estaba errado en algunos aspectos. Evidentemente algo extraño estaba ocurriendo en torno al LHC desde que se inició el mencionado proyecto Awake ese mismo mes de junio...
¿La feroz tormenta sobre Ginebra tuvo alguna relación con presuntos experimentos secretos con el LHC?
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No hay que olvidar que Sergio Bertolucci, exdirector de Investigación e Informática Científica del CERN, afirmó muy suelto de huesos que el colisionador podría “abrir puertas hacia otra dimensión en un lapso de tiempo muy pequeño” ⎯fracciones de segundo⎯, añadiendo que quizá fuese suficiente “para mirar en el interior de esa puerta abierta, para obtener o enviar algo”…4 Sin comentarios. Y tendríamos más sorpresas. Al día siguiente de haber terminado el encuentro en Monte Perdido ⎯el lunes 27 de junio⎯, desde España se anunció el proyecto de un nuevo acelerador de partículas que sustituirá al LHC. Se habló de un túnel de 44 kilómetros y lineal, llamado “Colisionador Lineal Compacto” (CLIC). La decisión se adoptará en el año 2020. El proyecto se presentó en Madrid en la Fundación BBVA por parte de los físicos del CERN Steinar Stapnes y Lucie Linssen5. Como mínimo curioso… ¿Qué estaba pasando para que Ivika nos pidiese visitar el CERN? Después de mucho pensarlo, como sugería Ivika en el mensaje, me dejé llevar por la intuición…
El “bosón de Higgs” no es lo que dicen los físicos En anteriores ocasiones ya había estado en Suiza. La primera vez, si mal no recuerdo, fue hace unos quince años, cuando fui
4 https://actualidad.rt.com/ciencias/184753-impactantes-datos-
gran-colisionador-hadrones 5 http://www.abc.es/ciencia/abci-fisica-nuclear-tunel-44kilometros-para-entender-universo-201606272123_noticia.html
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a dar un taller seminario en Ginebra, organizado por mi recordada amiga Natividad Cluzant. En ese entonces la “Máquina de Dios” no estaba en operaciones ⎯los primeros experimentos se iniciaron a fines del año 2008⎯, pero era tema frecuente de discusión lo que se estaba gestando. Los científicos iban tras el ya citado “bosón de Higgs”: un tipo de partícula elemental que, se afirma, tiene un papel fundamental en el mecanismo por el que se origina la masa de las partículas elementales. Si el LHC la detectaba, sería un descubrimiento sin precedentes para entender el universo. Para explicar por qué unas partículas tienen masa y otras no, varios físicos, entre ellos el británico Peter Higgs, postularon en los años sesenta un mecanismo que se conoce como el “campo de Higgs”. Al igual que el fotón es el componente fundamental de la luz, el campo de Higgs requiere la existencia de una partícula que lo componga, que los físicos denominaron “bosón de Higgs”. Pues bien, el 4 de julio de 2012, los científicos del CERN anunciaron la observación de una partícula compatible con el perseguido “bosón”. Luego de varios estudios y nuevos experimentos que ratificaran este hallazgo, el 8 de octubre de 2013 Peter Higgs y François Englert recibieron el Premio Nobel de Física6. Pero, ¿era realmente el “bosón” que Peter Higgs había predicho? ¿Y esa partícula, tenía alguna relación con el Minius del cual hablan los apunianos? Espero que el lector lo comprenda, pero debo omitir varios detalles sobre nuestra incursión al CERN…
6http://www.lavanguardia.com/vida/20131008/54388603387/no
bel-fisica-2013-padres-boson-higgs.html
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Desde luego, no hay misterio para llegar allí: cualquier persona, con tiempo, puede organizar una visita desde la web oficial del CERN para conocer las instalaciones que están habilitadas al público. Obviamente, el subterráneo y el gran detector ATLAS no pueden ser visitados en citas convencionales, ya que el acelerador se halla en actividad y es una zona muy restringida. Fuimos un grupo muy pequeño. Y ciertamente tuvimos una “ayuda” para conseguir inmediatamente el pase de visita al CERN, imposible de hacerse con uno con tan pocos días de antelación. Pero allí se nos esperaba… Sin especificar en dónde ocurrió, diré que tuve un breve encuentro con alguien. “Ellos” lo planificaron muy bien. Lo hicieron en medio de la visita de un nutrido grupo de niños, estudiantes, que estaban recorriendo una de las instalaciones con su profesor de Ciencias. Fue una buena maniobra de distracción. El “emisario” aprovechó esta coyuntura para acercarse y no alertar a nadie. Comparto aquí, con mis palabras, sus distintas afirmaciones: “Cuando activamos nuestro plan de aproximación y contacto a mitad de los años cincuenta en los Andes peruanos, ello coincidió, no por azar, con el inicio del CERN, que nació como un ambicioso proyecto luego de la Segunda Guerra Mundial para avanzar en la comprensión del mundo subatómico. Nosotros tratamos de acercarnos a algunas mentes brillantes de la Tierra para advertirles del peligro de usar equivocadamente la tecnología del átomo. Una de estas mentes lo comprendió, y en vida alentó a sus colegas a que no se entierre la ética y el respeto por la vida ante el afan obsesivo de controlar a la naturaleza.
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Cuando esta mente se marchó en 1955, decidimos proceder de otra forma en los avances científicos humanos, aunque sin intervención directa. No es cierto que los científicos de la Tierra no sabían qué búscaban. Habían accedido a una información. Hay físicos honestos que trabajan en distintos proyectos, pero no son concientes de que los benefactores de sus trabajos los están conduciendo bajo intereses creados hacia el hallazgo del gran salto tecnológico de la humanidad. Un salto que debería estar acompañado por la ética y la moral, el amor por la vida. La ciencia sin ello es como un cuerpo sin alma. Y un cuerpo sin alma es peligroso. El hallazgo de lo que denominan “bosón de Higgs” no es lo que dicen los científicos. Es incompleto y tampoco es la solución que termina de dibujar el mapa que tienen del microuniverso. Lo saben. Pero tuvieron que potenciar ese descubrimiento para no perder financiamiento. En los próximos días verán más noticias sobre lo que se está trabajando aquí. Lo que han venido hallando los científicos de la Tierra empieza a tambalear el acuerdo general del modelo físico. Los científicos están llevando al acelerador a su límite. Concientes de ese peligro procurarán construir otro más poderoso. Han visto algo pero por un brevísimo lapso. Saben que allí está el secreto. Han acariciado, por un instante, el punto en donde se une lo que el ser humano denomina “ciencia” y lo “sobrenatural”. Pero, en realidad, no hay nada “sobrenatural”: son leyes y mecanismos del universo que aún no conocen. El acelerador de Europa no es el único. Hay otros pequeños proyectos en el mundo que contrastan sus avances. Uno de ellos se encuentra en el desierto de Chile, en el lugar que les hemos señalado. De estas iniciativas de observatorios del espacio y física de partículas surgirá el siguiente paso: la creación de un sistema de viaje basado en una nueva tecnología. Algunos de nosotros estamos aquí infiltrados, pero este último tiempo limitados en nuestro accionar por diversas circunstancias. Sin
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embargo, ustedes pueden ayudar. Por eso les hemos entregado información relativa al Minius y el Hipercubo: tienen su propio acelerador de partículas mental, pero basado en la co-creación de realidades positivas. Los científicos saben del Minius. Algunos creen que es la quinta fuerza. Otros que es la partícula definitiva que se remonta al origen del espacio-tiempo. Pero aún no la han mapeado. Todo lo que han venido encontrando son elementos precursores. La humanidad se halla cerca de una ciencia que lo cambiará todo. Pero la humanidad debe cambiar primero para que esa ciencia no la hunda, aún más, en la separación y el egoísmo. Todo ha empezado. Se halla en marcha. Pero ustedes también han sido activados y preparados para este tiempo. Si no hubiese esperanza, una puerta, una oportunidad, no estaríamos teniendo este encuentro…”
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VII
EL MINIUS Y EL HIPERCUBO
“Si lo que quieres es encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración”. Nikola Tesla
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Aquel fue parte del mensaje del “emisario”. Confirmaba algunas informaciones que veníamos siguiendo y revelaba otros detalles que nos colocó tras nuevas pistas… No analizaré aquí cada frase que nos dijo. Considero que su mensaje, y sus “claves”, llegará perfectamente a los auténticos buscadores. Aunque hay un punto que no quisiera pasar por alto: la afirmación de un “experimento paralelo”, similar al LHC, emplazado en algún lugar secreto del desierto de Atacama. ¿Se refería al Observatorio ALMA? ¿O existe otro lugar reservado en esa inmensa región del norte chileno? ¿Un laboratorio oculto en donde se están llevando a cabo experimentos similares al del LHC, aunque en menor escala? De acuerdo al “emisario”, se trata de esto último… Qué decir…
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Abandonamos Ginebra muy tocados… Meses más tarde de nuestra incursión en Suiza, exactamente el 19 de diciembre de 2016, los medios de comunicación anunciaban que el CERN había logrado medir el espectro de luz de la antimateria por primera vez en la historia humana1. La antimateria es una forma de materia que surge como oposición a la materia común y está constituida por “antipartículas”. El contacto entre ellas produce su “aniquilación” mutua, que más que una destrucción es una “mutación” que da lugar a fotones de alta energía que, a su vez, pueden generar rayos gamma, como los que se encuentran en el centro galáctico… Como un dato no menor añado que, en el año 2011, la NASA reconoció ⎯a través de los científicos responsables del Monitor de Brotes de Rayos Gamma (GBM) de la sonda Fermi⎯ que las tormentas eléctricas generan rayos de partículas de antimateria2… ¿Los estudios de la antimateria del CERN podrían guardar alguna relación con las poderosas tormentas eléctricas que actúan como grandes aceleradores de partículas? Algunos científicos creen que el conocimiento de la antimateria puede resolver varios problemas en la comprensión de otras dimensiones y los viajes en el tiempo. Si existe otra “materia”, otros “planos de realidad” u “otros mundos paralelos”, se abre una puerta de inmensas posibilidades. El tiempo y las dimensiones es un asunto que los científicos tratan de comprender dando golpes de bastón, como un cie-
1 http://home.cern/about/updates/2016/12/alpha-observes-light-
spectrum-antimatter-firsttime?utm_source=Twitter&utm_medium=Social&utm_campaig n=alphapr 2 https://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/11jan_antimatter
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go cruzando un bosque enmarañado. El tiempo es la clave para entender la misión de los apunianos. La llave es tomar conciencia de que existimos en el ya mencionado multiverso: un universo de multiples “mundos” y realidades. En su libro, “Física de lo imposible”, el renombrado físico teórico Michio Kaku escribió: “La idea de los “muchos mundos” resuelve al menos un problema importante con el viaje en el tiempo. Para un físico, la principal crítica al viaje en el tiempo (aparte de encontrar energía negativa) es que los efectos de la radiación se acumularían hasta que o bien uno moriría en el momento de entrar en la máquina, o bien el agujero de gusano colapsaría sobre uno. Los efectos de la radiación se acumularían porque cualquier radiación que entrara en el portal del tiempo sería enviada al pasado, donde eventualmente vagaría por el universo hasta llegar al presente, y entonces caería de nuevo en el agujero de gusano. Puesto que la radiación puede entrar en la boca del agujero de gusano un número infinito de veces, la radiación dentro del agujero de gusano puede llegar a ser increíblemente intensa ⎯lo bastante intensa para matarle⎯. Pero la interpretación de los “muchos mundos” resuelve este problema…”3
Los científicos están de acuerdo en que la clave para alcanzar el viaje en el tiempo ⎯un asunto que no solo involucra a los visitantes extraterrestres, sino a la futura misión de “El Arca”⎯, es entender la física del “horizonte de sucesos” (la hipersuperficie frontera del espacio-tiempo). Solo una teoría unificada que reúna nuestra comprensión de las cuatro fuerzas conocidas, la gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear débil
3 “La
física de lo imposible”, Michio Kaku, Editorial Debate, 2009.
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y la fuerza nuclear fuerte, nos permitirá “llenar los agujeros”. Los estudios de la antimateria van en esa dirección. ¿El Minius sera acaso esa “quinta fuerza” de la naturaleza, tal y como citó el “emisario” en el CERN? Todo parece indicar que en esa ciencia “subatómica” que conocen los apunianos se halla la clave de los viajes en el espacio-tiempo. Los científicos del CERN saben que esa “fuerza” existe, pero, como se nos dijo en Suiza, aún no la han “mapeado”. Con certeza, la visita al emplazamiento del LHC abrió nuestra perspectiva de investigación. Así, hallé otros casos similares al Minius presentes en el contactismo extraterrestre. Veamos algunos ejemplos.
El “Neutrino” y el “Ultimatón” Conocí hace unos dieciséis años a Pedro Romaniuk, un reconocido y polémico investigador de Buenos Aires que fue parte de la Fuerza Aérea Argentina. Estudioso de la física nuclear, la parapsicología y el fenómeno ovni, estableció en 1981 la Fundación Instituto Cosmobiofísico de Investigaciones (FICI)4. Una de las primeras conferencias que ofrecí en la Argentina fue allí, con el recordado don Pedro sentado en la primera fila del auditorio. El 21 de febrero de 2009 partió, pero dejó un legado: muchas de sus investigaciones de anticipación fueron verificadas, como la grave alteración de la capa de ozono, el derretimiento de los hielos polares, el aumento de la temperatura del planeta, o la disminución pronunciada de oxígeno en la atmósfera, todo ello registrado. Sus compañeros en FICI sostienen que fue un docente ejemplar desde 1968, cuando compartía investigacio-
4 http://www.fici.org.ar/
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nes con científicos soviéticos sobre la Cámara Kirlian. Ya en 1969, integró el Consejo de Asesores Científicos del Instituto de Biopsicosíntesis de la Universidad Argentina John F. Kennedy. El trabajo de don Pedro, quien era íntimo amigo del hoy famoso sensitivo Benjamín Solari Parravicini, fue colosal. Por algo se constituyó en uno de los “depositarios” de las psicografías premonitorias del “Nostradamus argentino”. Y un detalle más: Romaniuk también era un contactado… Don Pedro recibía telepáticamente una serie de instrucciones de los extraterrestres que lo orientaban en las investigaciones. Tal vez, su controvertido libro, “Texto de Ciencia Extraterrestre” ⎯publicado en su primera edición en 1978⎯ resuma parte de ese misterio. En esa obra Romaniuk hablaba del “Neutrino”, en referencia a la esquiva partícula del mismo nombre que el científico italiano Enrique Fermi y su equipo descubrieron en 1956. Aunque Romaniuk también tuvo, como todos, sus equivocaciones, y a veces pecó de “catastrofista” ⎯situación que aprovecharon los detractores para fusilarle en diversos artículos⎯, nadie puede negar que fue un pionero y visionario. Veamos: los neutrinos son partículas muy, muy pequeñas, como los electrones, que se mueven a velocidades cercanas a la de la luz, y no interaccionan casi con nada en el universo. En 2015 se descubrió que tenían masa, un avance que le mereció el Premio Nobel de Física al japonés Takaaki Kajita y al canadiense Arthur B. Mc. Donald5. La importancia de que los neutrinos tengan masa es tremenda, pues neutrinos con masa no caben en el modelo estándar de partículas que es hoy la “Biblia” de la física teórica. En su tiempo, Romaniuk se interesó en estas partículas, pues el mundo está lleno de neutrinos. Están por to-
5http://elpais.com/elpais/2015/10/06/ciencia/1444125814_641821.
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das partes, aunque no podamos verlos o sentirlos. Por eso se les conoce como “partículas fantasma”. Después de los fotones son los más abundantes en el cosmos. La Tierra está siendo constantemente bombardeada por ellos. Romaniuk vio en el neutrino un puente para comprender otras realidades más allá de la materia. Creía que había algo más sutil que nos conectaría con una “cuarta dimensión”. “Algo” que, incluso, podría acelerar las facultades psíquicas del ser humano. Parecía estar intuyendo el camino hacia el Minius… “El neutrino es el elemento o factor determinante, el puente que podríamos llamar, para cruzar de la tercera a la cuarta dimensión…” escribió6. Agujeros negros, magnetismo, facultades PSI y el mundo de las partículas subatómicas se entrelazan en las páginas escritas por Romaniuk para tratar de entender ese “secreto” que le habrían inspirado ⎯o revelado⎯ los extraterrestres. No obstante, en el hilo de estos hallazgos, debemos retroceder un poco más en la historia. Otro caso extraordinario, sin tratarse “oficialmente” de un contactado, es el del físico, ingeniero y matemático peruano Santiago Antúnez de Mayolo, quien en su libro “Hipótesis sobre la constitución de la materia”, publicado en 1924, se adelantó ocho años al “descubrimiento” del Neutrón. Además, en otro trabajo, “Los tres elementos constitutivos de la materia”, publicado en 1932, predijo la existencia del positrón (un electrón positivo)7. No es casualidad, como bien me apuntó el investigador peruano Fernando Ávalos, que Antúnez de Mayolo haya nacido y crecido en los Andes de Án-
6 “Texto
de Ciencia Extraterrestre” fue publicado por Pedro Romaniuk a través de su editorial Larín. La primera edición es de 1978. 7 http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1810634X2014000200008&script=sci_arttext
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cash, el escenario en donde los apunianos tienen su base principal. Fue en Áncash, como ya vimos, en donde los apunianos hablaron por primera vez del Minius… ¿Antúnez de Mayolo fue “inspirado” por los apunianos? Es llamativo que este científico peruano haya sido el primer explorador del Cañón del Pato. En mayo de 1913 recorrió su geografía con el objetivo de buscar la mejor ubicación para levantar allí la futura Central Hidroeléctrica de Huallanca. Como recordamos, fue en esa central, en 1960, en donde los apunianos se presentarán ⎯por primera vez⎯ ante Vlado Kapetanovic. Nada es por azar…
¿Antúnez de Mayolo fue “inspirado” por los apunianos?
El “Ultimatón” es otro caso intrigante. Surge de uno de los libros más influyentes en el contactismo: “El libro de Urantia”. Esta polémica canalización, publicada en los Estados Unidos en 1955, fue la precursora del hoy difundido “Plan Cósmico”: la estructura del Universo, la Jerarquía de Luz, la siem-
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bra de vida en la Tierra, la misión de Jesús, entre otros temas de discusión. Muchos conceptos de esa suerte de “agenda extraterrestre” que enarbolan en la actualidad distintos grupos de contacto ya habían sido explicados en ese texto hace más de sesenta años. El “Ultimatón” es descrito allí, por las entidades que “dictaron” Urantia. Parece tratarse de una información relacionada al Minius: “No estamos seguros de las causas exactas de las primeras etapas de la evolución de la fuerza ⎯afirman los seres que dictaron el Libro de Urantia⎯, pero reconocemos la acción inteligente del Último en ambos niveles de manifestación de la energía emergente. Las energías potente y gravitacionaria, cuando se las considera colectivamente, se llaman en Uversa ULTIMATA”8.
El libro ⎯ver la amplia explicación del “Documento 42”: la energía, la mente y la materia⎯ discute la partícula fundamental: el ultimatón. Esta es la primera partícula de masa que es creada de la energía. Cien ultimatones retardados hacen un electrón, pero no usan órbitas de movimiento como los electrones, los ultimatones hacen racimos. La velocidad de los ultimatones podría exceder la velocidad de la luz porque los ultimatones no son afectados por la gravedad lineal. En ese extraño Documento 42, el Libro de Urantia también afirma: “El espacio interelectrónico de un átomo no está vacío. En el átomo entero, este espacio interelectrónico está activado por manifes-
8 Todas
las citas fueron tomadas de la versión hispana de “El Libro de Urantia”, Tercera Edición, 1997. Urantia Foundation, Chicago, Illinois.
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taciones ondulatorias que perfectamente se sincronizan con la velocidad electrónica y con las revoluciones ultimatónicas. Vuestras leyes reconocidas de atracción positiva y negativa no dominan totalmente esta fuerza; por lo tanto su conducta es a veces impredecible. Esta influencia innominada parece ser una reacción fuerza espacial del Absoluto No Cualificado”.
Aunque es un poco enrevesado de leer, el Documento 42 abre una serie de interrogantes: ¿por qué los extraterrestres se han visto tan interesados en entregarnos, gradualmente, información relativa al mundo subatómico? ¿Por qué hablaron de ese universo de partículas fundamentales, o núcleo de fuerza que todo lo agrupa, desde siempre? Cuando digo desde siempre, no es una exageración: hay referencias muy viejas en la historia de la humanidad en donde los “dioses” revelan parte de su conocimiento cósmico. La India es uno de esos casos. Hay múltiples referencias al mundo subatómico y al entorno holográfico que “archiva” información ⎯el “Akasha”, que para algunos es equivalente al éter⎯. Es curioso que estos conocimientos antiguos que se asemejan a las actuales teorías de la física cuántica ⎯y que bien resumió el reconocido Doctor en Física de la Universidad de Viena, Fritjof Capra, en su libro “El Tao de la Física”9⎯ se hallen tan presentes en una cultura que también describe guerras con el uso de esa tecnología. Me refiero a las Vimanas y los “rayos de la muerte”. Si en todos esos relatos de guerras y naves voladoras ⎯como ya los menciona el Rig-Veda hace unos cuatro mil años⎯ hay de por medio ciencia extrate-
9 En
“El Tao de la Física” (1975), Capra muestra las coincidencias entre la visión del mundo budista y las cosmologías actuales de la física. Su lectura sigue siendo una referencia cuarenta años después.
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rrestre, tendríamos que preguntarnos si en algún momento el Minius fue empleado erróneamente por civilizaciones de otros mundos. Si fue así, tienen la experiencia para aconsejar al hombre. Para no repetir errores… Como un calco de lo que habría sucedido en aquellas “batallas cósmicas” de la India, el uso de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial envió otro “mensaje de alerta” al universo. No en vano ese fue el punto de inflexión para que surgieran nuevos proyectos de contacto extraterrestre con humanos. Se inició así un nuevo programa de acercamientos para alertarnos. Un factor en común en los mensajes extraterrestres de la posguerra eran los relativos a la conciencia de la energía. Básicamente “ellos” advertían que no debíamos bucear en los misterios de la materia apartando la comprensión de su “divinidad”: el orden que sostiene al cosmos. Como ya vimos, en ello creía el recordado Dr. Mitchell. Este mensaje, acorde a lo que nos dijo el “emisario” en el CERN, está vinculado a la conciencia del Minius.
Qué es el Minius “Somos protectores de la célula y de la vida”, le dijeron los apunianos a un incrédulo Kapetanovic, en un contacto ocurrido el 12 de abril de 1960, en las montañas próximas al nevado Champará. El 15 de mayo de ese mismo año10, los extraterrestres ampliarán la información en un nuevo encuentro. Se trató de una demostración en donde curaron a un niño de unos diez años, que yacía moribundo luego de una violenta caída en un cerro.
10 “Apu,
un mundo sin dinero”, Vitko Novi, 1975.
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El pequeño se había fracturado el brazo y varias costillas, y acusaba signos avanzados de infección. Los familiares no quisieron llevarlo al hospital más próximo. Esperaban que los apunianos lo curasen… De acuerdo a Vlado, los extraterrestres aparecieron, y se llevaron al niño dentro de su nave: un disco metálico que se había posado en un paraje cercano al pueblo andino de Quitaracsa. Al cabo de unos minutos, la criatura bajó del aparato sin acusar ningún signo de enfermedad. Kapetanovic, anonadado, observó todo esto al lado de los lugareños, que eran muy celosos de compartir estas experiencias. Aquello fue una excepción. ¿Cómo lo hicieron? ⎯preguntó Kapetanovic a los extraterrestres⎯. “Ellos” contestaron: “Nosotros tenemos varias formas de curar; una de las más positivas es la desintegración e integración. Desintegramos las células del cuerpo del paciente hasta sus más pequeñas partículas, y luego integramos un cuerpo perfectamente sano...”. “Hace mucho hemos descompuesto el átomo a su mínima partícula. La llamamos Minius... Es la última partícula antes de la nada...” 11 De acuerdo a los apunianos, el Minius es el núcleo de las fuerzas. Se encuentra en todas partes. Lo impregna todo… Viajando al centro de poder de soles, planetas y criaturas, se descubre las poderosas fluctuaciones del Minius. Es así que en el centro de fuerza del ser humano, ubicado en el plexo cardíaco, también se halla latiendo. Vive, pues, en el centro de la Tierra, en el núcleo del Sol y en las entrañas de nuestra galaxia, que es una puerta hacia otras realidades. A esta relación cria-
11 Ibídem.
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tura-planeta-estrella-galaxia, los extraterrestres la llaman “ecuación divina”. El hilo conductor es el Minius. Esta explicación de los extraterrestres deja muy en claro que el Minius no es exactamente una energía como los rayos solares o la radiación del centro galáctico: es el núcleo que se halla detrás de todos los fenómenos de irradiación. Un claro ejemplo de ello es la radiación de luz violeta que proviene del corazón de la Vía Láctea. Desde el Siglo XIX distintos grupos esotéricos ⎯entre ellos la Teosofía⎯ ya hablaban de esta energía que, décadas más tarde, será doctrina de diversos grupos de contacto extraterrestre. Muchos seguidores de esta información de la “luz violeta” se entusiasmaron cuando el año 2010 la NASA informó que su telescopio espacial FERMI la había captado en el centro galáctico12. En realidad, los científicos descubrieron dos inmensas “burbujas” de rayos Gamma saliendo desde el núcleo de la Vía Láctea. Así, los técnicos de NASA recrearon con sus computadoras esta inmensa radiación que abarcaba unos 50.000 años luz, y la “colorearon” de violeta porque ese es el color que le corresponde a los rayos Gamma en el espectro electromagnético. Como el lector podrá imaginar, cuando circuló la recreación de la NASA por internet, distintos grupos místicos la presentaron como: “una foto de la NASA que muestra la energía violeta saliendo del centro galáctico”. Está claro que el hombre no ha tomado foto alguna de nuestra galaxia. Para ello, tendríamos que salir de ella y tomar la imagen desde afuera... Y eso aún no ha sucedido... Lo que la NASA mostró, como ya dije, es una recreación por computadora.
12 http://www.lanacion.com.ar/1323609-hallan-burbujas-de-
energia-en-el-centro-de-la-galaxia
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Ahora bien, la energía de la luz violeta ⎯o los rayos Gamma, para ser más precisos⎯, se manifiesta debido a elementos radiactivos, o por procesos subatómicos como la aniquilación de un par positrón-electrón ⎯lo que anticipó el citado Antúnez de Mayolo⎯. También se genera en fenómenos astrofísicos extraordinarios.
La recreación de NASA de la radiación galáctica.
Y es aquí en donde entra el Minius. Por ver el árbol ⎯la luz violeta⎯, no vemos el bosque ⎯la singularidad que genera esa radiación⎯. El Minius es parte de esa “singularidad”. Es importante mencionar que en una primera instancia los extraterrestres nos prepararon para comprender las distintas radiaciones, cómo canalizarlas, sus efectos en lo humano y lo planetario. Pero ahora tratan de enseñarnos la singularidad subatómica que está detrás de todo ello. Eso es el Minius: un conocimiento científico-espiritual que atesoran los extraterrestres y que se halla detrás de todo lo que percibimos. De acuerdo a Ivika, una forma de trabajar con esa “fuerza” es a través del “Teseracto”. Lo explicaré a continuación.
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El “Mérkaba” de los apunianos Los apunianos sostienen que a pesar de que los humanos aún no disponemos de la tecnología necesaria para trabajar con el Minius, podemos acercarnos a sus manifestaciones espirituales a través de un ejercicio mental con el Teseracto. Este término fue acuñado en 1888 por el genio matemático inglés Charles Howard Hinton13. En términos sencillos, un Teseracto es un cubo en cuatro dimensiones. Los seres humanos no lo podemos percibir porque estamos atados a las tres dimensiones que conocemos. Sólo podemos captarlo de manera limitada. Es así que con un hipercubo sólo podemos ver los puntos que tocan nuestro plano. Para graficarlo, dire que su figura se forma a partir de dos cubos tridimensionales que se desplazan en un cuarto eje dimensional, donde podemos catalogar al primero como “longitud”, al segundo como “altura”, y finalmente al tercero como “profundidad”.
El Teseracto, en un dado espacio tetradimensional, es un cubo de cuatro dimensiones espaciales. Hinton, coincidiendo con los recientes mensajes de los apunianos, creía que trabajan-
13 Es
recomendable leer su libro “La cuarta dimensión” (1904), que resume sus investigaciones sobre el Hipercubo y otras dimensiones.
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do mentalmente con esta figura el ser humano podría acercarse a la comprensión del tiempo: lo que en su día algunos científicos asociaron a esa misteriosa cuarta dimensión. Hinton pasaba horas contemplando la figura, meditando en ella, “armándola” y haciéndola girar. Para el matemático, quien podía ejecutar esta hazaña mental, alcanzaría el estado más alto del nirvana. Siguiendo esta senda, Ivika nos proporcionó una técnica de meditación de cuatro pasos para trabajar con el Hipercubo. Aunque es difícil de describirla en un texto, la resumiré: El primer paso es crear, a través de la visualización, un enlace con los núcleos de fuerza del Minius que laten en nuestro ámbito de existencia; esto es: el punto de singularidad del cuerpo humano (ubicado en el plexo cardíaco), el núcleo del planeta, el núcleo de nuestra estrella, y finalmente el corazón de la galaxia a la que pertenecemos. El segundo paso es visualizar la manifestación de un hipercubo en torno a nuestra figura, como una suerte de campo de fuerza luminoso. “Construir” mentalmente un Teseracto a nuestro alrededor. La tercera etapa es el movimiento del Teseracto, que se basa en seis rotaciones o movimientos físicos que podemos comprender partiendo desde nuestro cuerpo como eje. Esto es hacia “adelante”, hacia “atrás”, hacia la “izquierda”, hacia la “derecha”, hacia “abajo”, y finalmente hacia “arriba”. La duración de estos movimientos responde al sentir del prácticante. La cuarta fase, es la “séptima rotación”, que es simbólica, en donde el hipercubo se “desarma”, “desaparece”, precipitando así una meditación más profunda, más allá del concepto espacio-tiempo.
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De acuerdo al Heartmath Institute de California, el campo electromagnético del ser humano halla su núcleo en el plexo cardíaco. Este estudio científico corrobora viejas enseñanzas asiáticas sobre el sistema energético humano.
Esta técnica mental del hipercubo en movimiento es una herramienta poderosa. De acuerdo a los extraterrestres, ayuda a equilibrar nuestro campo de luz, y nos conduce hacia la comprensión de otras dimensiones. Para comprender mejor esta información, debo mencionar que en geometría sagrada se conocen cinco figuras básicas que “construyen” la “realidad” material. Son conocidas como sólidos platónicos. Se trata de poliedros convexos: todas sus caras son polígonos regulares iguales entre sí y todos los ángulos sólidos son iguales. Reciben este nombre en honor al filósofo griego Platón, pero hay antecedentes mucho más viejos en el mundo que se refieren a estas misteriosas figuras. Se supone que fue el filósofo griego Empédocles quien asoció por primera vez el Cubo, el Tetraedro, el Icosaedro y el Octaedro con la tierra, el fuego, el agua y el aire. Posteriormente Platón asoció el Dodecaedro con la sustancia de la que estaban compuestas las estrellas. Así, Platón empleó estas figuras como la base de una “Teoría de la Materia”. Pensaba que el mundo estaba formado a partir de estos cuerpos perfectos. Según Pla-
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tón, el fuego debe ser un Tetraedro al ser el más ligero y punzante de los elementos. La tierra ha de consistir en un Cubo al ser el más estable de todos. El agua debe ser un Icosaedro, el sólido regular que tiene más posibilidades de rodar fácilmente, por ser el más móvil y fluido. En el aire Platón observó que “el aire es al agua lo que el agua es a la tierra”, y concluyó que debe ser un Octaedro. Finalmente, propuso que el Dodecaedro representara la forma del universo en su totalidad. Pero, como digo, este conocimiento no surge en Grecia. Es muy posible que los griegos hayan bebido de otras fuentes iniciáticas que conocían el secreto. Tal vez Egipto.
Habitualmente, en viejos grupos místicos se ha trabajado con una de estas formas geométricas: el Tetraedro. Combinando dos de esas pirámides de base triangular se creaba una estrella tetraédrica: un “Mérkaba” o “Vehículo Divino”. El Dr. James Joachim Hurtak fue el primero en transmitirla al público a inicios de los años setenta14, aunque esta información ya era manejada, como digo, siglos atrás, dentro de escuelas esotéricas. Los propios extraterrestres que nos contactan han empleado el poder de esta herramienta en experiencias de contacto. Pero no es la única. Por sentido común podemos comprender que cada uno de los “sólidos platónicos” posee una función. Así
14 “Las
claves de Enoc”, J.J.Hurtak, The Academy for Future Sciense, Los Gatos, California, 1977.
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nos lo han enseñado los apunianos. Trabajamos, pues, con cada una de estas figuras, siendo el Cubo la base para crear el Teseracto y “contener” al Minius. El Teseracto es una “nave del tiempo”para conectar con el universo. Resulta gracioso ver en recientes películas cómo los guionistas explotan su misterio, como el caso de la ya citada Interstellar, Transformers o Avengers. Obviamente, estas informaciones no surgieron de Hollywood o los cómics. El cine ha echado mano a verdades cósmicas que, muchas veces, son banalizadas y manipuladas en la pantalla grande. Pero ya lo dije, la realidad supera la ficción. El uso del Cubo-Teseracto por parte de los extraterrestres ya se había mostrado antes del encuentro con Ivika en Yungay. En otro encuentro cercano que ya mencioné, ocurrido en el desierto peruano de Chilca, en el año 2001, ya habíamos descrito un cubo que controlaba un “rayo de luz sólida” en el reporte de la experiencia. También lo mencionamos en el informe de contacto de Monte Shasta del 26 de agosto de 2012 (incluido en mi anterior libro sobre los apunianos). En Huascarán fue cuando empezamos a hilar todo esto. Hoy sabemos que esta herramienta puede impulsar nuestras capacidades de co-creación. El “Emisario” en el CERN estaba en lo cierto cuando dijo que disponíamos de un “acelerador de partículas mental”, preparado para crear realidades positivas. El mensaje de los apunianos era claro: antes de intentar acercarnos científicamente a los misterios que encierran nuevas tecnologías subatómicas, tenemos que “sentir” la fuente de esa energía viva. Aquello de que el verdadero contacto empieza con nosotros mismos. El Minius, aunque es buscado “afuera”, se halla dentro de cada ser. He compartido esta técnica en muchos países con resultados maravillosos. En el desierto de Atacama, por primera vez,
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cientos de personas pondríamos en práctica el “Mérkaba de los apunianos” para recibir un mensaje del “futuro”…
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Recortes del diario expreso de Lima (1973). El contacto con los apunianos fue ampliamente difundido por los medios del Perú.
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Juan Acervo y Adolfo Perret, en una reunión en Lima (2017). Ellos son testigos de contacto con los apunianos en Chilca, experiencias que se registraron entre los años 1972 y 1973. Foto: cortesía de Elard Pastor.
Ricardo González en una reunión con antiguos miembros y amigos del Grupo Aztlan (Madrid, 2016). El grupo español fue célebre por sus contactos con seres de Alfa Centauro.
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Imágenes de los encuentros en Monte Shasta y Monte Perdido.
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El autor en las instalaciones del CERN en Suiza.
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La Dra. Ana María Barón y la esfera del Licancabur.
Uno de los extraños seres representado en Río Loa, en el desierto de Atacama (Cortesía Raymond Lodge).
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La reunión en el desierto de Atacama (2016) fue un evento histórico. Paola Harris participó del mismo y compartió su testimonio de contacto con los apunianos. “Yo también los vi”, dijo.
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El Valle de la Luna es un importante nodo de fuerza en el desierto de Atacama (arriba). En la foto (abajo), parte del grupo que participó del encuentro mundial. La imagen fue tomada en la “Gran Duna”, en donde horas más tarde Ricardo González tendrá el contacto con Ivika (27 de septiembre de 2016).
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El autor en la llanura de Chajnantor, a 5.000 metros de altura. Allí se emplazan las 66 antenas del observatorio ALMA, y también nuestros “recuerdos del futuro”.
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El autor en el pequeño pueblo de Quitaracsa, Áncash. Abajo, entrevistando al guía de montaña Eloy Moreno Wisa, a 4.000 metros de altura.
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Las rocas halladas en la expedición a Quitaracsa son un misterio. Se puede apreciar que ambos monumentos megalíticos están colocados como si delimitaran un ingreso. Uno de ellos esgrime un claro corte.
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Eloy y el autor, en el hoyo tapado, oculto en el círculo de piedras. Abajo, una de las desconcertantes piedras grabadas de Quitaracsa.
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El símbolo universal de Chintamani, la “Bandera de la Paz” de Nicholas Roerich, formado por el grupo en el Valle de la Luna y fotografiado desde un drone. La conciencia de la paz es lo que puede enrumbar el futuro de la humanidad según los seres del cosmos. (Imagen por Fernando López).
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VIII
TIERRA II LLAMA A ATACAMA
“La Tierra es azul. Qué bonita. Es increíble…” Yuri Gagarin desde el espacio. 12 de abril de 1961
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Viernes 23 de septiembre de 2016. Desierto de Atacama, Chile. Nuestro vuelo de Santiago aterrizó sin contratiempos en el pequeño pero moderno aeropuerto de Calama. Nos habíamos ahorrado más de mil quinientos kilómetros de viaje en coche. Solo nos restaba cubrir otros cien kilómetros de ruta para llegar a nuestro objetivo: el hechizante pueblo de San Pedro de Atacama. Alquilamos una camioneta en el aeropuerto y enrumbamos hacia uno de los desiertos más enigmáticos del mundo. Mi buen amigo Raymond Lodge de Chile, conocedor de esos caminos, iba al volante. Durante el corto periplo a San Pedro mil sensaciones nos asaltaban. Ver a la distancia la colosal silueta del volcán Licancabur removió en nuestras entrañas viejos recuerdos. No era
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para menos: habíamos acampado con nuestro grupo en sus faldas hacía trece años. Y en esa ocasión, una inmensa nave, que se veía como un “racimo de luces”, se colocó sobre la laguna verde ⎯un hermoso lago de montaña con altas concentraciones de sal⎯, desatando en todos nosotros una gran emoción. Fue el anticipo de un contacto físico con Antarel, que se desarrolló en un paraje muy próximo a nuestro campamento, emplazado a 4.600 metros de altura. El recuerdo estaba vivo. En ese contacto el gigante apuniano nos advirtió de la presencia de científicos de la NASA. Entonces nos sugirió marcharnos al día siguiente… Y el mensaje del extraterrestre resultó ser cierto, pues esa mañana del inolvidable 12 de noviembre de 2003 vimos cómo un equipo de científicos se apersonaba a la zona en varios vehículos 4x4, como si se tratase de un episodio de la serie “X Files”. El chofer boliviano que habíamos contratado en San Pedro para que nos viniese a buscar estaba con ellos. Se me acercó corriendo y me dijo que nos teníamos que ir, que un equipo de la NASA había pedido privacidad en toda el área. Descreído, me acerqué a uno de los científicos… Me hice el desentendido. Quise pasar como un “mochilero” que estaba paseando por allí. Desenfadado y “haciéndome el sueco”, me acerqué al hombre que me resultaba por impresión más receptivo. Era un tipo joven, de expresión amigable. Le hablé en inglés y le dije que éramos un grupo de trekking y que nos intrigaba la presencia de la NASA en el lugar. ⎯Venimos a estudiar pequeños organismos en el Licancabur ⎯me contestó sorprendido⎯. Estamos aquí para ver cómo se adapta la vida a condiciones difíciles; en este caso la altura y una exposición significativa a los rayos UV.
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Me hablaba Brian Grigsby, enviado del Planetario Schreder. ⎯¿Y ustedes que están haciendo aquí? ⎯me increpó. Sin mayor remedio, decidí abrirme, y, sin pelos en la lengua, como buscando detectar una reacción en él, le dije que escribía sobre “vida extraterrestre”… Entonces el científico de la NASA me dijo: “Formo parte también del Proyecto SETI”. Pero no pudo profundizar más. Vino alguien de su equipo y me echaron. Efectivamente, su brigada científica estaba siendo dirigida por la Dra. Nathalie Cabrol del Instituto SETI, además de ser miembro de la NASA Ames Research Center. Los científicos, que buscaban confirmar si Marte tuvo vida hace unos 3.000 millones de años, eligieron el Licancabur por su parecido con el planeta rojo. Pero, ¿sólo venían a estudiar vida microscópica fosilizada? ¿O había algo más como nos anticipó Antarel en el contacto? Luego corroboramos que los guardaparque habían cerrado el acceso a la cumbre del Licancabur porque la NASA solicitó total privacidad durante las investigaciones. Esos estudios involucraba introducirse en la laguna del volcán. Recordé así las historias de supuestos túneles secretos dentro del Licancabur que, según la leyenda, eran conocidos por los incas y otras civilizaciones andinas, y el episodio de la discutida esfera de cristal que el buzo francés Henri García ⎯que trabajó en su día con el famoso oceanógrafo Jacques Cousteau⎯ halló en esas aguas en 19951. Hay una fotografía de ese descubrimiento (ver galería). Me la había mostrado días atrás la arqueóloga chilena
1 “Kayona
y los dioses de Mu”, Ricardo González, ECIS Publicaciones, Buenos Aires, 2013.
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Ana María Barón. Fue ella quien inmortalizó a García con la esfera en la mano, antes de que ésta se le cayese al agua y se perdiese para siempre… Por esas cosas del destino, un año más tarde a este encontronazo con los científicos en el Licancabur, fui invitado por mi amigo mexicano Roberto Rosales a una conferencia abierta de la NASA en California. El tema: la posibilidad de vida extraterrestre en el universo. La presentación fue montada en el Ames Research Center. Grande fue mi sorpresa cuando vi que parte de los ponentes de esa jornada eran los mismos científicos que nos echaron del volcán… Pero lo que dijeron ese día en la conferencia no era lo que nosotros vimos en la montaña: ocultaron muchos detalles, omitieron parte del equipo que realmente llevaron, y hasta “escondieron” la participación de un hombre fuerte de la NASA en esa expedición ⎯un importante personaje que nosotros verificamos, y que por razones personales evitaré mencionar⎯. Antarel tenía razón: otros intereses en la zona se hallaban en juego. Hoy entiendo que todo esto podría tener alguna relación con los futuros planes de “El Arca”…
El desierto del misterio De acuerdo a los extraterrestres, Atacama forma parte de un inmenso cuadrante energético en América del Sur. Este “Portal del Tiempo”, como lo definen, se inicia en el Cusco, se extiende hacia el lago Titicaca, y llega hasta el desierto de Atacama. Los diferentes nodos de todo el continente están conectados con este “núcleo” principal de fuerza.
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Este desierto, con más de 105.000 kilómetros cuadrados de superficie, es el más árido del planeta. Atesora casi todo el año cielos diáfanos y despejados, cualidad que lo ha situado como uno de los paisajes más elegidos para la observación del espacio. Emplazado en el norte de Chile, delimita al este con la cordillera de los Andes y al oeste con el océano Pacífico. San Pedro, su pintorezco pueblo que se alza a unos 2.400 metros de altura, es su enclave de referencia. Durante este viaje, Raymond nos recordaba sus extraordinarias experiencias con un equipo de trabajo de Santiago de Chile, llamado el “Grupo del Tiempo”. Ellos habían explorado la zona de Atacama y parajes aledaños, constatando una serie de hechos “sobrenaturales” que respondían a ciertos puntos de singularidad en el espacio-tiempo. Los identificaban con el nombre de “zonas fractales”. Con Raymond comprendimos que esa información, recibida a través de mensajes telepáticos, encajaba con el “Portal del Tiempo” del que hablaban los apunianos y los conceptos relativos a la energía Minius. No era de sorprenderse: desde tiempos antiguos esta zona del “Portal del Tiempo” fue cuna de las más grandes civilizaciones andinas. Tal vez, los pueblos originarios descubrieron que las líneas de fuerza del planeta convergen en ciertos territorios, creando los citados “nodos” o “lugares sagrados”. Muchas veces los “marcaban” con símbolos en la piedra ⎯caso Río Loa, entre otros⎯ o trazando figuras en la misma tierra, como los gigantescos geoglifos de Atacama. Uno de los más desconcertantes es el “Gigante de Atacama”, ubicado a unos 84 kilómetros de la ciudad de Iquique. Se trata de un enorme ser representado en una de las laderas del cerro Unita. Tiene ochenta y seis metros de alto y tres mil metros de superficie. ¿A quién se quiso representar? ¿A un supues-
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to Yatiri o “chamán” andino? ¿A una deidad, como el misterioso Tunupa? ¿O se trata de otra cosa? Nuestro entusiasmo, pues, era desbordante. ¿Había llegado el momento de ir un paso más allá en la comprensión del rol de Atacama en el programa de contacto?
El “gigante de Atacama”.
Esta era la primera vez en que haríamos un encuentro en pleno desierto de Atacama. Sería engorroso detallar aquí toda la logística que tuvimos que montar para lograrlo. No se disponen de muchos lugares habilitados para acampar en las cercanías de San Pedro de Atacama. Sin embargo, gracias a la gestión de nuestro amigo, el arquitecto chileno Claudio Fernández, logramos conectar con el Camping Wayra de Vilma Lobos. Allí se podía hacer nuestra reunión. El único detalle es que estábamos limitados a recibir alrededor de trescientas personas ⎯para cumplir con las estrictas normas de camping y seguridad⎯. Nos hubiese encantado recibir a todos, pero las condiciones se dieron así. Lo importante es que quienes no pudieron sumarse físicamente a este trabajo, nos acompañaron desde sus ciudades de origen, a través de distintas salidas al campo. De esta forma creamos una “gran red” de intención.
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Finalmente, fueron trescientas treinta personas de diecisiete países las que nos reunimos el 24 de septiembre de 2016 en Atacama. Estaba contento pero al mismo tiempo nervioso. Ivika me había advertido de que la volvería a ver… Realmente no estaba seguro de pasar de nuevo por un encuentro de esta naturaleza. No es una tarea sencilla… Decidí entonces no estar pendiente de ello. Puse toda mi energía en el encuentro y en el trabajo que haríamos todos juntos con el “Hipercubo”. Los apunianos aseguraban que con el concurso de todos los allí presentes generaríamos algo muy grande. Y una vez más no se equivocaron…
Un mensaje de otro tiempo Si bien es cierto el cambio del ser humano se debe basar en la conducta conciente, en la acción concreta, cuando un colectivo de personas se reúne vibrando en un propósito común, genera cosas extraordinarias. En este y otros planos. Desde luego, debe existir un balance entre estas tareas colectivas y el trabajo personal, siendo este último la piedra cimiento de todo lo que podamos construir. Atacama era el escenario ideal, pues su campo de energía “amplificaba” nuestro poder de la intención. No es una “creencia” o delirio “New Age”. Es un conocimiento ancestral que dice que donde dos o más estén reunidos bajo una misión, el cielo estará con ellos. Meditar en el desierto de Atacama bajo su hermoso manto de estrellas fue una experiencia inolvidable. En ese cielo cautivante, de verdaderas “noches cósmicas”, las naves se hicieron
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presentes, interactuando a través de potentes destellos con las señales que les hacíamos desde tierra con rayos láser. Fue una bella comunicación. La arqueóloga chilena Ana María Barón, que apareció de improviso en nuestro campamento, alegrándonos a todos por contar con su presencia, fue testigo de todo ello. También la investigadora Paola Harris, que acudió con parte de su equipo desde los Estados Unidos. Asimismo, distintas autoridades locales que se acercaron a nuestra reunión ⎯evitaré mencionar sus nombres por un pedido expreso de privacidad⎯ también participaron de los avistamientos. Este contexto de contacto me permitió explicar a los presentes cómo se había iniciado el programa apuniano, y su relación con otras misiones secundarias en la Tierra. La propia Ivika lo había descrito así en un anterior mensaje: “…Nuestra relación con testigos de nuestra existencia en Perú tiene su punto de inicio luego de la Segunda Guerra Mundial. Ese suceso activó distintas medidas de nuestra parte, como aproximaciones y mensajes de alerta. Te recordamos que hubo dos eventos durante la guerra que fueron muy estudiados por nosotros: un experimento con puertas dimensionales y pliegues del tiempo en 1943, y las pruebas con la bomba atómica y su posterior detonación en 1945. Diez años más tarde, luego de algunos acercamientos esporádicos, decidimos implementar programas de contacto. 1955 fue el año fijado. Por ello, en aquel año, hallaron diversas acciones de parte nuestra para revelar puntos de encuentros, entregar conocimientos e implementar planes de ayuda para que pudiesen comprender el motivo profundo de nuestra visita. Para ustedes han transcurrido varias décadas. Para nosotros este proceso se inició hace un instante.
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Estas distintas misiones de contacto o “programas de acercamiento” hallaron su cauce principal luego del año 2012. A partir de allí, como ya les explicamos en otros mensajes, todos los procesos se unen y se armonizan en un camino universal. Cuando las diferentes civilizaciones que apoyamos la misión de la Tierra decidimos iniciar nuevos contactos luego de la Segunda Guerra Mundial, nos enfocamos en hombres adultos: individuos ya educados y con una experiencia de vida que les permitiese resistir mentalmente la experiencia de contacto. Luego, pasamos a la siguiente fase, en donde alentamos grupos de trabajo formados a partir de la experiencia de adolescentes, seleccionados por su plasticidad mental para recibir un conocimiento nuevo que les permitiese prepararse y preparar a otros. El siguiente paso es cimentar todo este proceso desde los niños, y a partir de allí construir una nueva humanidad. Les ofrecemos esta información para que puedan comprender todo lo que hemos venido haciendo y transmitiendo. El contacto con nosotros es un reencuentro. Para nuestras tripulaciones dejó de ser una aproximación antropológica y científica, o una misión de rescate. Se ha convertido en una alianza. En recordar que somos parte de la misma familia…” (Capilla del Monte, 16 de enero de 2016). Aunque ya lo he dicho, debo reiterar que soy conciente de que hay de todo en el universo: grupos extraterrestres con distintas agendas y objetivos. En nuestro caso, la relación que hemos sostenido con los apunianos ha sido positiva, con un mensaje de cambio y esperanza, de conciencia y libertad. Con testigos e informaciones contrastables. Sí, creo en el mensaje que nos han transmitido. Lo creo porque lo he experimentado. He visto sus consecuencias positivas en nuestras vidas y como todo esto ha afectado positivamente a los demás.
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Ivika tenía razón: el contacto con ellos es un “reencuentro”… Siguiendo la recomendación de la líder apuniana, la noche del 25 de septiembre nos preparamos para hacer la práctica del Hipercubo. El objetivo era enviar un mensaje al “futuro”: conectar con los niños que viajarían a Alfa Centauro desde ese mismo desierto que pisábamos. Nosotros estábamos en la misma zona física, pero en otra “franja de tiempo”. Generaríamos una “grieta” para comunicarnos. Desde antes de este encuentro en Atacama sabíamos que el actual emplazamiento de ALMA ⎯el mayor observatorio astronómico del planeta⎯, en la alta meseta de Chajnantor (5.000 metros sobre el nivel del mar), se transformará, en ese “futuro” descrito por los apunianos, en la plataforma de lanzamiento de “El Arca”. No en vano, como bien me apuntó mi amigo Ricardo Gatica de Chile, “Chajnantor”, en el dialecto atacameño Kunza, significa: “El lugar del despegue…” Recuerdos del futuro… La práctica con el Hipercubo fue asombrosa. Cientos de personas viviendo una suerte de “viaje espacio-temporal”. Una experiencia colectiva que fue acompañada por la presencia de las naves. Por un instante, era como si hubiésemos desaparecido del campamento. Una auténtica proyección de nosotros mismos se trasladaba hacia otra realidad. Difícil explicarlo. Fue increíble lo que sucedió allí. La mayor parte del grupo logró “viajar” mentalmente y sus percepciones fueron las mismas. Se había producido un “contacto”. Ivika lo explicó en un nuevo mensaje: Soy Ivika:
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Han afectado la matrix de sucesos futuros con el trabajo que han realizado. Al acudir aquí han activado algo importante. Una ventana que permite proyectarse en distintas direcciones ha sido el mecanismo para sembrar una semilla de luz, una alternativa, un camino diferente. Esa ventana se generó a través del Hipercubo y la conciencia del Minius. Esta semilla fructificará si muchos más seres concientes se suman a la tarea. Y ese encargo ha sido programado, en gran medida, por ustedes mismos. Diversos caminantes que han atendido el llamado de Atacama ya estuvieron aquí, pero en una línea de tiempo “futuro”. Sí, están conectados con la historia de los niños que viajan al espacio. El lugar central del proyecto es, efectivamente, la meseta de Chajnantor. El emplazamiento de ALMA no es fortuito. Hay instalaciones en la zona que obedecen a otros intereses, investigaciones sobre el espacio-tiempo conectadas a la singularidad del lugar. Les confirmamos estas informaciones porque el programa depende de ustedes, de “recordar” el futuro, de saber decidir. Como han aprendido, una decisión en conciencia puede afectar este y otros planos. Han permitido, con esta gran reunión en Atacama, que se precipite la siguiente etapa en nuestra labor conjunta. Hemos observado de cerca su trabajo. Evaluamos y aprendemos de ustedes. Vemos que observan el cielo prestando atención al desplazamiento de nuestras naves, pero deben saber que no estuvimos tan lejos: aprovechamos esta instancia para mezclarnos entre ustedes. Uno de nosotros está ahora mismo aquí. No se inquieten por identificarlo. No lo podrán hacer ya que podemos asumir una apariencia humana perfecta, como la de cualquier habitante de la región. Lo hemos hecho para vivir, desde adentro, sus inquietudes, sueños, preguntas y ese intenso deseo de ayudar, de “hacer algo”, como bien dijeron. Era imperante este procedimiento para tomar una determinación sobre la nueva etapa de la que les hablamos. Se ha puesto en marcha.
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Luego de este encuentro diversos grupos serán ubicados en lugares específicos para realizar tareas. En esta región visitarán puntos relacionados con nosotros, el futuro y nuestra agenda. No todos deben ir al mismo lugar. Déjense guiar que no están solos. Te ratificamos que tendrás un encuentro más con nosotros. En esta ocasión, podrás tocar el cubo. No temas. Es el momento de unir nuestros tiempos. Ahora escucha… Ni bien culminó la transmisión de Ivika, sentí otra fuente llegando a mi cerebro. Era un ruido extraño, y luego unos sonidos, como las ondas de radio que publican los observatorios espaciales. Luego sentí una voz humana. Se expresaba en un lenguaje que no pude identificar. Entonces esta voz cobró sentido en mi cabeza, empecé a entenderla, en mi propio idioma. No eran los apunianos… Atónito, escribí lo que entendía de esa transmisión. El breve e inquietante mensaje decía: “Mi nombre es Alexander Leónov, ciudadano de la Federación Rusa. Una parte de mí ha recobrado mi memoria de la Tierra. Fui militar. Hubo un proyecto. Desastre. Luego la guerra. Los recursos agotados. El programa espacial se había acordado antes de nuestro nacimiento. Cuando llegó el momento límite nos enviaron. Hubo errores técnicos. Pero no teníamos opción. Llegamos a Tierra II. No descuiden Tierra I.
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Lo humano se queda en mí. Desde la colonia en Alfa Centauro”. Solté el lápiz temblando. ¿Acaso había perdido la razón? El apellido del supuesto astronauta ruso que “transmitía” desde Alfa Centauro lo conocía… ¿Era un descendiente del ya citado Aleksei Leónov, el hombre que hizo la primera “caminata espacial” en 1965? No, no estaba loco…
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IX
EL REGRESO DE IVIKA
“Para ustedes seríamos extraterrestres, porque no nacimos en la Tierra. Pero algunos de nosotros estamos estrechamente vinculados a la humanidad porque somos, en cierta medida, sus descendientes…” Ivika en el contacto de Yungay 12 de abril de 2015
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Al concluir la experiencia comenté a mi esposa lo que me había sucedido. “No, no lo pienso leer”, le dije aún algo turbado mientras sostenía el cuaderno en donde psicografié el mensaje. Pero algo me empujó a hacerlo. No sé qué. Una sensación de que debía dar ese paso. Finalmente, “guiado” por esa sensación que me abrazaba, leí el supuesto “pedido” del “futuro”. Grande fue mi sorpresa cuando distintos participantes del campamento se me acercaron para mostrarme mensajes similares, “enviados” por otros astronautas humanos, que se identificaban brindando su nacionalidad de origen, nombre y apellido… Entonces se leyeron, públicamente, los desconcertantes “comunicados” ante el asombro de todos. La información coincidía…
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Si bien estábamos intentando enviar una señal de esperanza hacia el futuro, llevando nuestro “poder de la intención” hacia los momentos clave de “El Arca”, nada hacía presagiar esta “comunicación” de los astronautas humanos que viajaron hacia Alfa Centauro. ¿Fue realmente así? ¿Se “comunicaron”? El presunto descendiente de Leónov dijo que parte de él había “recuperado la memoria”. ¿Se refería al episodio descrito por Ivika, en que los astronautas tienen un trastorno cognitivo a consecuencia del viaje espacial? ¿Otros astronautas, como este caso del “descendiente” de Leónov, recuperaron también parte de su memoria? ¿O se trataba de otra cosa? Como ya dije, Alekséi Leónov es recordado por su extraordinaria caminata espacial. Estuvo durante doce minutos y nueve segundos fuera de la nave tan solo sujeto con una correa de poco más de cinco metros. Al final de la caminata espacial, su traje se había inflado en el vacío del espacio hasta el punto en que no podía volver a entrar a la esclusa de aire. El cosmonauta tuvo que abrir una válvula para permitir que la presión del traje descendiera y apenas fue capaz de volver dentro de la cápsula. Su hazaña, siendo la primera caminata en la historia de los viajes espaciales, le permitió ganar un lugar especial en su país y en el mundo de la astronáutica. Leónov es un hombre fuerte en Rusia. Y también en los Estados Unidos, ya que trabajó en Houston durante muchos años. A caballo entre las dos superpotencias, se ha transformado en uno de los principales consejeros de la carrera espacial humana. Hay que recordar que entre 1976 y 1982, fue comandante del equipo de astronautas y director adjunto del Centro de Entrenamiento de Cosmonautas Yuri Gagarin. En aquel entonces Leónov supervisaba y coordinaba las tripulaciones. Su conocimiento y asesoría son fundamentales para los futuros
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proyectos de viajes al espacio exterior. Incluyendo, desde luego, lo que será “El Arca”… No obstante, como buen agente de inteligencia además de ex astronauta, sabe guardar silencio. Un ejemplo es el tiempo que calló la verdadera causa de la muerte del mismísimo Yuri Gagarin, en una tragedia aérea ocurrida el 27 de marzo de 1968. La comisión estatal creada especialmente para su investigación concluyó que la tripulación del MiG-15UTI, conformada por Gagarin y el experimentado instructor Vladímir Sirioguin, durante un vuelo de prueba a unos 200 kilómetros al este de Moscú, trató de esquivar un “objeto desconocido” mediante una maniobra, que provocó una barrena de cola y la posterior colisión con el suelo. Leónov, luego de décadas de silencio ⎯atribuidos al secreto militar⎯ aseguró que un factor humano estuvo presente en la muerte de Gagarin: un caza Su-15, no autorizado, voló peligrosamente cerca y generó el “accidente”1. Así, puso paños fríos al asunto. Mientras escribo estas líneas, la CIA ha liberado trece millones de documentos que en su día eran de “alto secreto”2. Una variedad de ellos involucran investigaciones de fenómenos paranormales y avistamientos de ovnis. Leónov tachó a esa desclasificación de “disparate”. Y era obvio: los mencionados documentos de la inteligencia norteamericana citan a Leónov y a su compañero estadounidense, Thomas Stafford, en un episodio ovni en 1975, durante el proyecto de pruebas Apolo-Soyus. “Jamás vi esos objetos ⎯insistió Leónov en una entrevista con el
1http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/17/ciencia/13714650
28.html 2 http://www.infobae.com/america/eeuu/2017/01/18/la-ciapublico-en-internet-toda-su-historia-13-millones-de-paginas-dedocumentos-desclasificados/
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canal ruso Zvesda⎯, y Stafford tampoco sabe nada de eso…”, añadió3. Al margen de las pretendidas “desclasificaciones” de la CIA ⎯sigo pensando que los documentos realmente importantes difícilmente saldrán a la luz⎯, y sus maniobras de intoxicación de información, queda claro que Leónov sigue un guión. No es la primera vez que desmiente este tipo de informes. A boca de jarro le dijo a los periodistas rusos que no hay evidencia alguna que confirme el encuentro de militares de su país con ovnis, cuando todas las pruebas dicen lo contrario, incluyendo testimonios de pilotos de guerra. Dentro de su contradicción, apretado por el citado canal ruso, Leónov admitió: “Lo único de lo que podemos hablar es de la formación de unas figuras geométricas absolutamente perfectas en los campos de las ciudades rusas de Stávropol y Kubán. En una noche aparecen los dibujos gigantes y nadie puede explicar qué son…”4 Como si ello fuera poco… Leónov está en la misma “línea de pensamiento” que Hawking ⎯si es que no forman parte, en secreto, del mismo equipo⎯, al sostener en una reunión celebrada en Tenerife, España, en el marco del 50 aniversario del primer vuelo espacial tripulado, que la humanidad “no se va a quedar en este planeta para siempre”. No gratuitamente Hawking y Leónov son los únicos que tienen su estrella en el Paseo de las Estrellas de la Ciencia de La Palma, allí en Tenerife5. Ambos hombres de ciencia están unidos en una misión secreta.
3 https://mundo.sputniknews.com/prensa/201701191066315291-
cosmonauta-disparate-documentos-cia-ovnis/ 4 https://www.youtube.com/watch?v=77rEziy8fhU 5http://www.eldiario.es/lapalmaahora/sociedad/Alexei-LeonovEstrellas-Ciencia-Palma_0_531946889.html
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¿Un descendiente de Leónov será parte del proyecto de “El Arca”? ¿Cómo es esto posible si el cosmonauta ruso no ha tenido, que se sepa, hijos varones? “El programa se había acordado desde antes de nuestro nacimiento”, decía su presunto “descendiente” en Alfa Centauro… El lector sabrá interpretar… Lo inquietante de estos “mensajes” del futuro, no es la escueta información que transmitieron los humanos de Alfa Centauro, sino la “conexión” emocional que se estableció a partir de ese contacto. Como si dos tiempos se hubiesen unido. Como si nuestra existencia estuviese conectada a esa comunidad humana en el cosmos… El encuentro en Atacama fue muy valioso. Ahora quedaba pendiente la cita con Ivika, que estaba señalada en mensajes previos para concertarse en el Valle de la Luna. El 27 de septiembre, a las 21 horas, era la “coordenada” del encuentro. La guía apuniana me había pedido discreción con este contacto programado. Sin embargo, cuando consulté con las autoridades para acudir por la noche al Valle de la Luna, me dijeron que no era posible. Como todo parque natural, sus puertas se abren durante el día, y las excursiones nocturnas requieren de permisos especiales que en esta ocasión se nos negaba. Abatido, comprendí que no podía forzar las cosas. Si el contacto se tenía que dar las condiciones se presentarían como ya había ocurrido en otras ocasiones. Una vez más decidí esperar. Entretanto, invité a todo el campamento para que nos acompañe, ese mismo miércoles 27 de septiembre, a una visita diurna en el Valle de la Luna. La intención era meditar en ese nodo de fuerza por la paz mundial. A pesar de que muchos volvían ese día a sus países de origen, formamos un grupo de unas ciento cincuenta personas. Ya no pensaba en el posible contacto
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con Ivika fijado para esa noche. Nuestra visita al Valle de la Luna era esa: una meditación global por el futuro. El Valle de la Luna Esa mañana abandonamos San Pedro y nos desplazamos unos trece kilometros hacia el oeste. Así, llegamos a una inmensa depresión de la denominada Cordillera de la Sal, que está circundada por cerros de unos quinientos metros de altura. El paisaje es bellísimo, en donde los laberintos de piedra y arena, creados por la acción del viento y viejas inundaciones, transforman ese valle en un escenario de “otro mundo”. Recorrimos el paraje y decidimos reunirnos al pie de la denominada “Gran Duna”, una inmensa loma de arena y cráteres de sal que emerge con autoridad en el paisaje. Elegimos este marco para realizar nuestra meditación por la paz mundial. No estábamos solos: tanto las autoridades del parque como algún representante de los pueblos originarios del lugar, nos acompañaron y observaron con atención. Durante la meditación percibí que comprendieron nuestro trabajo. Que pudieron ver, desde otra perspectiva, nuestras intenciones. Y ello, sin darnos cuenta, nos estaba abriendo una puerta. Esa misma tarde, recibí una llamada telefónica… Sin mayor protocolo me lo dijeron: nos permitirían acudir esa noche… Era increíble. Pero eso sí, me pidieron que fuera con un grupo pequeño, no más de veinte visitantes. Indagué entonces cuántos quedábamos de todo el enorme grupo que participó del encuentro. “Unas setenta personas”, me confirmó Pablo Cascone de nuestro equipo de Buenos Aires.
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Por un instante dudé… “Si me aparezco con tantas personas los guardaparque podrían prohibirnos el ingreso”, pensé. No quería poner en riesgo la cita con los apunianos. En las experiencias de contacto directo, en donde un testigo se entrevista cara a cara con estos seres, existe un protocolo de seguridad. Los extraterrestres, si bien se pueden mostrar en algunas ocasiones ante un nutrido grupo de testigos ⎯como nos sucedió con Paola Harris en Monte Shasta⎯, prefieren en la actualidad los acercamientos personales. De esta forma tienen mayor control de la situación, y no quiebran ciertos acuerdos en su comportamiento con humanos de la Tierra. Contactos específicos en situaciones específicas es parte de su proceder. No obstante, esto no quiere decir que en el futuro no habrá un encuentro masivo con la humanidad; pero, para llegar a esa instancia, el hombre debe cerrar otras etapas en su largo aprendizaje. Los protocolos de los encuentros cercanos también involucran a los denominados “grupos de apoyo”. En ciertas citas concertadas con los extraterrestres se puede habilitar a un grupo que acompañe, y sea testigo de la presencia de “ellos” en el lugar. Habitualmente ese grupo de apoyo no es numeroso, y está conformado por personas que ya están interiorizadas en el contacto. El encuentro de Atacama fue abierto, sin poner “requisitos” de preparación a nadie. Lo he venido haciendo así para acercar el mensaje extraterrestre a un público mayor. Pero una cosa es un encuentro abierto de meditación y otra un trabajo de apoyo en un contacto directo. ¿La expectativa de un grupo grande de apoyo podría jugarnos en contra? ¿Los guardaparque se asustarían al ver a esta multitud llegando al Valle de la Luna? Faltaba poco para que cayera la noche.
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Tenía que decidir rápido. “Iremos todos”, le dije a Sol, guiado otra vez por ese impulso invisible. Y que sea lo que tenga que ser… Poco más tarde, una caravana de autos inquietaba la soledad y el silencio del Valle de la Luna. Al llegar al control, tragué saliva. Nuestra camioneta, con Raymond nuevamente al volante, encabezaba la columna de vehículos. Bajamos las ventanillas, nos vieron, sonrieron, y luego vino un “pase, pase…”. Y pasamos todos… Llegamos con los vehículos hasta una explanada próxima a la Gran Duna. Sentí que en esa loma de arena sería el contacto. Nos congregamos entonces cerca de allí, montando un círculo con las sillas de camping. Corría viento y la temperatura bajó drásticamente. Eran las 20:00 hs. Para relajarnos y aguardar en las mejores condiciones el contacto, iniciamos una práctica de vocalización con el mantra Om. Fue mágico. Nuestras voces se entremezclaban en una bella vibración que resonaba en el Valle de la Luna, cual catedral natural. Estaba en paz, pese al natural nerviosismo que precede a una experiencia. Ya he navegado por esas sensaciones en otras oportunidades. Pero esta era diferente. Como si estuviese a punto de vivir algo completamente distinto y trascendental que terminaría de unir todo lo que he afrontado en más de dos décadas de comunicación con “ellos”. Los recuerdos, inevitablemente, suelen surgir cuando estás a punto de vivir algo inimaginable. En mi mente repasaba que era un muchacho de diecinueve años cuando los apunianos me contactaron por primera vez a través de un mensaje telepático y un posterior avistamiento de verificación. Desde entonces
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mi vida no fue la misma. Mi exposición pública, mi posterior despido en el trabajo por aparecer en la televisión hablando de estos temas, mi cruzada personal por investigar y comprender el contacto, el salto al vacío de dedicarme a tiempo completo a todo esto, a difundirlo como parte de una misión concientemente aceptada, mis libros y los viajes, todo, había sido ⎯y lo sigue siendo⎯ un mar de emociones e intensas situaciones, siempre en el ojo de la tormenta por el tipo de tarea que llevo a cabo. Pero en ese ojo hay paz. Es así que dentro de lo que me tocó vivir, sentía un remanso, una calma que surgió en el Valle de la Luna. Era conciente de todo lo vivido hasta allí. Y cómo nuestro testimonio de contacto afectó a miles de personas en tantos puntos del mundo. Sabía que debía confiar una vez más en “ellos”, y en tanta gente amiga que ha venido apoyando mi humilde trabajo. No les podía fallar. Debía dar este paso de volver a ver a los “apunianos” y asumir, nuevamente, la responsabilidad. El inmenso grupo estaba expectante, pero en perfecto orden, concentrado en la tarea de apoyar esta nueva “entrevista” que tendría con Ivika. Su presencia fue muy importante porque me dio mayor seguridad. Aguardábamos, como parte de los citados protocolos extraterrestres, que los apunianos nos dieran algún tipo de señal de que ya estaban en el lugar, que las condiciones del contacto seguían operativas. Mi reloj marcaba las 20:44 hs cuando Ivika se comunicó telepáticamente... Me pidió que nos quedáramos en silencio y que prestáramos atención al cielo, exactamente sobre la vertical del grupo. La guía apuniana me advertía que una de sus naves se colocaría arriba nuestro y haría la señal. Entonces transmití estas instrucciones a mis compañeros. Y efectivamente, al cabo de un instante, un objeto luminoso empezó a encenderse y apagarse
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sobre nosotros, logrando capturar nuestras miradas. Había llegado el momento. Sin mayor titubeo, le pedí a Elard Pastor del Grupo Maranga de Lima y a Nicolás Segovia de nuestro equipo de trabajo en Buenos Aires que mantuvieran al grupo de apoyo concentrado y en sintonía durante mi ausencia. Me puse de pie y enrumbé, decidido, hacia la Gran Duna. Ivika Caminé tranquilo. Pese a haber estado navegando previamente en mis recuerdos y sensaciones, me hallaba bastante seguro y estable. Mientras iba subiendo la pendiente que se levanta a un lado de la Gran Duna, recordaba la pintura de mi amiga Ana Rosa Seamonson de Miami, que, sin conocer Chile y el Valle de la Luna, había plasmado el mismo escenario que ahora veía. Huelga decir que este paisaje había sido “marcado”… Crucé la Gran Duna por ese sendero que iba ganando altura, y no detecté nada “anómalo” en el lugar, así que caminé un poco más, hasta que algó sucedió… De pronto, todo el paraje mutó. En un abrir y cerrar de ojos el escenario que vigilaba atentamente había cambiado. Ya no era el Valle de la Luna. Me hallaba en otro escenario, un lugar rocoso y de grandes montañas, sin hielo en sus cumbres. El cielo era intensamente naranja, como un atardecer, pero salpicado de estrellas. Físicamente tenía las mismas sensaciones de un andinista en altura, con un frío propio de la puna y cierta dificultad para respirar, casi como si hubiese polvo en suspensión. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? Desconcertado, supuse que ya estaba viviendo el contacto, y que los apunianos me habían “trasladado” a algún lugar a
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través de una puerta dimensional. Giré hacia atrás, para ver si detectaba alguna distorsión en el ambiente, cualquier cosa que me hiciera hallar la presunta puerta por la que había “cruzado”. Pero no hallé nada. Solo el mismo paisaje montañoso de cielo naranja. Entonces mi calma se hizo pedazos. Me sentí perdido, desorientado. “Este es el contacto, no debo ponerme nervioso” ⎯me repetía una y otra vez⎯. “Debes aguardar a que aparezca Ivika”, pensaba. Sin embargo, transcurrían los minutos en mi “reloj de arena mental” y nada surgía en el ambiente. Ni rastros de los apunianos. Nada más ese solitario paisaje. En ese momento supuse que, tal vez, el contacto era simplemente estar en ese intrigante lugar. Quizá percibir en él algún tipo de información. Si los apunianos me “trasladaron” hasta allí, tenía que haber un propósito. Cerré mis ojos y me concentré. Pero nada me llegaba. Luego de unos momentos los abría, esperando ver nuevamente el Valle de la Luna, pero no, yo continuaba allí, de pie, en ese lienzo de otro mundo… Fue entonces que distinguí, en el horizonte, una edificación que emitía una radiación blanca-plateada. ¿Cómo no la había visto antes? No puedo calcular las proporciones exactas, pero tenía la imprensión de que ese domo achatado, que podría describir como un moderno estadio de fútbol cubierto, era enorme. Estaba lejos, así que debía tratarse de una construcción importante. He aquí que una figura humana irrumpió en este escenario y capturó mi atención. Era la silueta de una mujer, alta y estilizada. Vestía el típico enterizo que los apunianos suelen utilizar, en este caso de
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color blanco en la franja central y el resto del “uniforme” en gris metálico. Era Ivika… Caminaba hacia mí sosteniendo en sus manos un pequeño cubo metálico. Entonces “rompió el hielo” diciéndome: “Es por los gases”. La comandante apuniana interceptaba mis pensamientos. Se referería al color particular del cielo que me había hipnotizado. Ese color naranja respondía a la interacción de la luz con los gases de ese mundo desconocido. Estaba claro que no me hallaba en la Tierra… ⎯¿Dónde estoy? ⎯le dije a Ivika, ya situada frente a mí. ⎯Estás viendo nuestro mundo de origen, el que ustedes conocen como “Apu”…
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X
LA “GALAXIA ESPEJO”
“El universo visible puede ser una mera región dentro de una superregión que se infla eternamente. Los universos burbujas podrían ser parte de un multiverso…” Dr. Ranga-Ram Chary, Astrofísico New Scientist, 28 de octubre de 2015
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¿Había viajado hacia “Apu”? ¿Los extraterrestres lograron trasladarme hacia ese astro? Como ya dije, llamamos “Apu I” al mundo de origen de una avanzada civilización cósmica que, más tarde, arribó a la región estelar de Alfa Centauro, en donde colonizó varios planetas, iniciativa que conocemos como “Apu II”. Desde luego, esos no son los nombres reales de esos mundos; fue un término que los propios extraterrestres adoptaron en la Tierra para describir el lugar de donde procedían. No lo eligieron al azar: esa palabra se hallaba en el contexto del vocablo quechua “Apu” que, como ya vimos, alude al “espíritu protector” de las montañas. Y precisamente estaba rodeado de descomunales elevaciones de roca a mi alrededor. ¿Era “Apu I”? ¿Cómo llegué hasta allí?
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⎯No, no has “viajado” hasta aquí ⎯intervino Ivika⎯, hicimos que la memoria de este mundo “viaje” hacia ti. Utilizamos las líneas de fuerza del desierto de Atacama y uno de sus nodos que reposa en la Gran Duna del Valle de la Luna para crear la “conexión”. Estás viendo un gigantesco holograma de aquel planeta. Lo hemos creado para que comprendas su historia. ⎯Es una postal de “Apu I” ⎯le dije⎯, el mundo original del cual provienen los colonos extraterrestres en Alfa Centauro, ¿verdad? Ustedes nos dijeron que se encontraba más allá de nuestra galaxia. ¿Cuán lejos? ¿Dónde se hallaba? ¿Porqué lo abandonaron? ⎯Es momento de que lo veas por ti mismo ⎯contestó la guía apuniana, mientras me acercaba el cubo metálico ⎯. Dudé. No sabía si podría sostener ese artefacto misterioso. ¿Cómo iba a reaccionar al tenerlo en mis manos? Era la tercera ocasión en que veía ese “aparato”. Los extraterrestres lo habían mostrado en distintos contactos físicos. En esas experiencias comprendí que se trataba de una suerte de “herramienta cuántica”, por decirlo de algún modo, que puede controlar grandes cantidades de energía. Vi a los apunianos emplearla en otras ocasiones para crear hologramas escandalosamente “reales”, como lo que me estaba sucediendo en Atacama. Ya expliqué que los propios extraterrestres nos sugirieron replicar las bondades de ese extraño cubo a través de ejercicios mentales. Me refiero a la meditación con el Hipercubo o “Teseracto”: una “llave” hacia la “cuarta dimensión”. ¿Por qué en esta ocasión era necesario tocarlo? ¿Es que algo de nosotros, también, debía unirse a esa otra realidad en donde el mencionado cubo hace de “link” intermedio? Detuve mis cavilaciones y acepté tomar el aparato. Ivika me lo entregó lentamente, como si se tratase de una ceremonia
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mística. Para mí, todo esto no era un “holograma”, estaba pasando, era “real”. Y así lo recuerdo todo. Los diálogos, las visiones, las sensaciones, como si la experiencia hubiese quedado “grabada” en mi cerebro. Ni bien tuve el cubo entre mis manos me sorprendió su poco peso, y su textura, como si hubiese sido contruido en algún tipo de cristal liviano. Todo esto contrastaba con su apariencia sólida y metálica. Pero no dispuse de mucho tiempo para analizar su aspecto y otros detalles. De pronto se iluminó en una luz blanca azulada, similar a la experiencia que había enfrentado en el contacto programado de Ichic Puna. Entonces empecé a “ver”, mientras Ivika me guiaba en este “viaje”… Una “ventana” en Sagitario A Observé entonces, con una claridad indescriptible, una galaxia espiral, que “supe” era nuestra Vía Láctea. La imagen era como si estuviese avanzando con un drone, y, al mismo tiempo, el objeto de la visión ⎯la galaxia⎯ se movía, como si se tratase de una animación 3D. Fue así que la galaxia, literalmente, se dio vuelta, mostrando otra galaxia conectada a ella a través del núcleo de ambas. Esta “animación” ⎯la llamaré así porque no encuentro otra forma de describir esto⎯ me hizo ver una “galaxia paralela” a la nuestra, coexistiendo con nosotros en otro plano de realidad… A través del centro galáctico de la Vía Láctea, mi “visión de drone” ingresó vertiginosamente, y me hizo “viajar” hacia ese “otro lado”. En medio del mareo y mis palpitaciones, como si estuviese en medio de una montaña rusa, contemplé esa otra galaxia, luego soles y distintos mundos. De esta forma la visión
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me acercó hacia un planeta rocoso y montañoso, de un color ocre ligeramente rojizo. Era “Apu I”. Entonces comprendí que, tal y como nos habían adelantado los extraterrestres, ese mundo se hallaba más allá de nuesta galaxia. Pero se referían a otra cosa… Un mundo en una “galaxia paralela”… Sabía que nuestros científicos han venido estudiando esta posibilidad: que otras realidades podrían estar conectadas a través de “agujeros de gusano”. El astrofísico italiano Paulo Salucci ya había señalado que en el centro de nuestra Vía Láctea ⎯conocido como Sagitario A, por su ubicación en la constelación del mismo nombre⎯, podría existir un gigantesto túnel hacia otra realidad1. Salucci, que trabaja en SISSA (Escuela Internacional de Estudios Avanzados de Trieste) explicó: “Si combinamos el mapa de la materia oscura en la Vía Láctea con el más reciente modelo del Big Bang para explicar el universo y postulamos la existencia de túneles de espacio-tiempo, lo que obtenemos es que nuestra galaxia podría contener realmente uno de estos túneles, y que el túnel incluso podría ser del tamaño de la propia galaxia. Pero hay más: podríamos viajar a través de este túnel, ya que, sobre la base de nuestros cálculos, podría ser navegable”2. ¿Fue lo que vi? ¿Esa singularidad lleva hacia una “galaxia gemela”? Me resulta difícil describir lo que los extraterrestres me mostraron en el contacto de Atacama. Recuerdo que en ese momento me preguntaba si la civilización extraterrestre de
1http://www.abc.es/ciencia/20150121/abci-vivimos-dentro-
agujero-gusano-201501211714.html 2 Ibídem.
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“Apu I” surgió en esa “galaxia espejo” o migró hacia ella desde nuestra realidad galáctica. Solo tuve una sensación, una corazonada: ellos habían estado antes en nuestra galaxia. De alguna u otra forma era conciente de que estaba contemplando la historia de una raza alienígena de aspecto humano que había logrado establecerse en ese “otro lado”. Entonces lo comprendí: hubo un prólogo antes de “Apu I”, y ese prólogo se había escrito en nuestra Vía Láctea… Luego de estar inmerso en esta imagen la visión cambió, y vi que “Apu I”, en esa “galaxia paralela”, se empezaba a secar. Algo había ocurrido con el planeta. Esta escena me chocó. No entendía qué estaba sucediendo. En aquel instante Ivika me dijo: “Los científicos de ese mundo cometieron un error con el Minius; un experimento que afectó los recursos hídricos del planeta. Pero la mayor consecuencia del experimento fue la inestabilidad del núcleo planetario, que luego colapsó, e hizo estallar al astro entero”. “Con esta lección aprendida ⎯prosiguió Ivika⎯, los sobrevivientes, que habían sido evacuados cuando el planeta ya había entrado en su cuenta regresiva, viajaron hacia tu galaxia, hasta llegar a los planetas que hoy investigan los científicos de la Tierra”. Ivika se refería claramente a los mundos de Alfa Centauro. Seguidamente, la visión mostró unas largas y corpulentas naves, de color blanco, con apariencia similar a la de un zeppelin; aquellos vehículos se aproximaban a distintos mundos de esa región. Pero no todos se dirigían al mismo lugar. Pude distinguir en la visión que los extraterrestres colonizaron tres astros, en donde establecieron complejas instalaciones subterráneas. Todo se concentraba en el subsuelo. Era como estar viendo una película… Mi mente, sacudida, archivaba toda la información posible.
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Mientras observaba estas imágenes que el cubo proyectaba, la guía apuniana me explicó que eligieron esa zona estelar por la presencia de agua líquida. Entonces le pregunté por qué no colonizaron directamente la Tierra, ya que es un mundo abundante en agua. “No se colonizó por su estado de cuarentena ⎯apuntó⎯. Alfa Centauro se transformó entonces en un puesto de observación. También se establecieron bases de tránsito en otros mundos del Sistema Solar. Uno de esos astros está hoy desaparecido, donde actualmente se encuentra el cinturón de asteroides. En la Tierra se pudo establecer bases temporales y laboratorios de estudio que no tuviesen impacto en el programa”. El “programa” al que se refería Ivika no es otro que la ya mencionada “agenda” de civilizaciones extraterrestres. Aunque he hablado de esto en otros libros, creo importante hacer una breve reseña de esta información, antes de seguir adelante con el contacto en el Valle de la Luna.
Un proyecto cósmico Los distintos testigos de la presencia extraterrestre coincidimos, sobre la base de nuestras experiencias, que estamos siendo visitados por distintas civilizaciones de otros mundos y realidades. También hay consenso en que las intenciones de esos seres son diversas: algunos han actuado como distantes observadores, y otros se han mezclado entre nosotros, como si fuese el caso de un antropólogo que quiere conocer una cultura desde dentro. Por otro lado, no pocos han intervenido equivocadamente en nuestros asuntos para impedir nuestro avance y evolución. Y algunos grupos extraterrestres, como los que llamamos “apunianos”, forman parte de una organización mayor que sí está com-
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prometida en ayudar al hombre. Ese es el “programa” al cual se refiere Ivika. Tan amplio y complejo que es difícil de abarcar. Los extraterrestres sostienen que nuestro mundo es una suerte de planeta-laboratorio; dicho de otro modo, un astro-escuela. Fue seleccionado, según ellos, por una jerarquía cósmica que procura el orden y la armonía en este sector del universo. Los extraterrestres que nos contactan responden a esa “jerarquía” que trazó este programa de evolución en distintos mundos similares al caso de la Tierra. En otras palabras, los seres que se manifestan en nuestro mundo son solo el último eslabón de una gran cadena de “intervenciones”. Más de una vez me preguntaron si todo esto relega la existencia de Dios. Independientemente del pensamiento religioso y la creencia en un creador, los extraterrestres sí admiten un orden inteligente en el cosmos. Ellos sostienen que en la medida que un ser evoluciona se acerca más a la comprensión de ese orden. Así nacieron las mencionadas “jerarquías”, que planifican esos programas en pro de la evolución de civilizaciones menores. Como un ejemplo que invite a reflexión, si el hombre viaja a Marte o a Alfa Centauro y establece allí colonias, ¿cómo nos recordarán los descendientes? ¿Como “dioses”? ¿Discutirán si la presencia humana en Marte pone en contradicción la existencia de un dios? Aquí debo decir que creo profundamente en ese orden universal inteligente, pero no en su imagen “humanizada” y contradictoria que las religiones han sembrado en el pensamiento colectivo de la humanidad. Es muy complejo comprender el pensamiento de los seres extraterrestres. Son diversos, no todos siguen el citado “programa”, y no todos ven al hombre como un hermano, sino como una amenaza para su propia supervivencia. Las huellas de estas
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disputas de los “dioses” ⎯y el hombre en el medio⎯ se encuentran en el relato de casi todas las civilizaciones antiguas de la Tierra. De acuerdo a estos seres, la especie humana fue “sembrada”. Una misión científica extraterrestre arribó a nuestro mundo en la noche de los tiempos y trajó consigo patrones de vida, que depositaron en los viejos océanos. Intervinieron con su ciencia a los primeros antropoides y de ello surgió el hombre moderno. Revelaron conocimientos cósmicos y hasta fueron parte del génesis de las primeras culturas humanas. Vivieron entre nosotros. Y tuvieron desacuerdos sobre nuestro futuro. Así, quienes apoyan el “proyecto” en la Tierra, decidieron, finalmente, ser solo observadores de lo que el hombre pudiese lograr por mérito propio. Le ayudarían en lo posible, pero no directamente. Tratarían de pasar desapercibidos. De hecho, algunos de ellos nacieron como humanos en la Tierra como parte de esta agenda de estudio y asistencia. El mensaje era claro: si el hombre da el salto en su aprendizaje, los extraterrestres también crecen. Es la dinámica del universo. Todo está conectado. Supimos entonces que los grandes errores del hombre, que han derivado muchas veces de guerras y experimentos, también fueron parte del proceso que enfrentaron los seres del espacio. Tenemos, pues, una “herencia”. Somos hijos del cosmos. Y también una posibilidad para enrumbar las cosas y no repetir viejos patrones de origen extraterrestre3. Aunque resulte increíble, la revelación de los apunianos nos advierte que podemos ser en el futuro “padres” de otras
3 “El
portal cósmico de Orión”, Ricardo González, ECIS Publicaciones, Buenos Aires, 2016.
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iniciativas. De este modo, nuestro “pasado extraterrestre” se entrelaza con un “futuro extraterrestre”. La clave para entender todo esto es abandonar los límites que impone la percepción del espacio y el tiempo e ir hacia la esencia de este intercambio con civilizaciones más avanzadas que, en toda regla, no son solo “extraterrestres”, sino seres procedentes de distintas realidades del multiverso. A la luz de esta información, no es difícil comprender que la misión de los apunianos está engarzada en el plan global. De lo contrario no se les habría permitido venir a la Tierra y ser parte de las variadas operaciones con grupos de contacto. En el Valle de la Luna estaba empezando a ver todo desde otro ángulo… “En la Tierra, las primeras naves procedentes de Alfa Centauro se asentaron cerca de importantes depósitos del “Elemento Primero” ⎯aseveró Ivika⎯”. “Ese elemento es el agua, que está presente en el cosmos y de manera muy especial en tu planeta, en distintos estados, no solo los que ustedes conocen. Por ello nuestras bases principales se ubicaron próximas a nevados, en lagos, en la profundidad de los océanos, o en medio de inmensas masas de hielo, como el caso de la Antártida. El “Elemento Primero” es preponderante porque es un sensible vehículo del Minius ⎯sentenció la líder apuniana⎯”. ⎯¿Por ello los sobrevivientes de “Apu I” viajaron hacia la Vía Láctea? ¿Su misión estaba relacionada con el agua que se puede hallar en esta región del universo? ⎯recuerdo que le pregunté, tratando de hilar todo esto. “Es mucho más complejo ⎯dijo Ivika⎯; el agua es la pista para hallar a nuestro Ancestro Común…” La afirmación de la guía apuniana me descuadró… ¿Es posible que las distintas especies humanoides en el universo provengan de un “ancestro común”? ¿Eso quería de-
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cir? ¿Y el agua está relacionada con esta búsqueda de los extraterrestres?
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XI
EL ANCESTRO COMÚN
“…No solo los “dioses” nos habrían visitado, compartido sus conocimientos con nosotros en algún momento, o hasta hecho a su “imagen y semejanza”, como rezan las Sagradas Escrituras, sino que las respuestas al misterio humano se encontrarían solo completas en el enigma extraterrestre y viceversa, ya que no habría distinción real entre una cosa y la otra. De estar en lo correcto, el hombre no sería una criatura aislada y solitaria en medio del vasto océano estelar, sino parte de una gran hermandad cósmica donde también nosotros somos ellos... Rose Marie Paz Wells, investigadora ovni Año/Cero, Madrid, España - Año XII - No. 130
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En los años noventa solía compartir profundas charlas con mi recordada amiga Rose Marie Paz Wells. Era una gran persona, y una admirable investigadora de los no-identificados. Partió joven. Pero estoy seguro que desde ese “otro lado” estará esgrimiendo algo similar a una sonrisa al espiar las líneas que escribo. Fue con ella que discutíamos sobre la posibilidad de un “Ancestro Común” para las distintas civilizaciones extraterrestres humanoides que han sido reportadas en el contactismo. Ciertamente, más allá de los matices ⎯como el color de piel, dimensiones del cráneo, estatura o vestimenta⎯, los “extraterrestres” habitualmente descritos en los encuentros cercanos eran humanoides; es decir, cabeza, tronco y extremidades. Criaturas bípedas, como el ser humano. Un año antes de que Rosita partiera, viví una insólita experiencia en la Gran Pirámide de Egipto que conectaba, de al-
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gún modo, con esta información. Fue en el equinoccio de marzo de 2003. A través de una “proyección estelar”, generada por los extraterrestres desde la mismísima “Cámara del Rey”, accedí a una información que implica los misterios de Orión: la región celeste que los egipcios y otras civilizaciones antiguas miraban con admiración. No por causualidad, algunas investigaciones relacionan a las tres principales pirámides de Guiza con el Cinturón de Orión o “Tres Marías”, que estuvieron perfectamente alineadas un 21 de marzo del año 10.500 antes de Cristo1. Una fecha imposible ya que las pirámides, oficialmente, se habrían construido miles de años más tarde. Pero, si realmente las pirámides “apuntan” a Orión, ¿qué nos querían recordar los antiguos egipcios? En esa experiencia en la Gran Pirámide los extraterrestres me informaron de que en el corazón de la “Gran Nebulosa de Orión”, o M42, como la llaman los astrónomos ⎯una inmensa nube de gas y polvo que contiene discos proto-planetarios y hasta moléculas orgánicas⎯, se halla un secreto que involucra el origen de la vida. Según los extraterrestres la que se refiere al surgimiento de las especies humanoides… ¿En la M42 se encuentra alguna pista del “Ancestro Común”? ¿Por qué Ivika asociaba esta búsqueda con el agua? ¿Acaso hay agua en Orión? Sí, la hay. Como afirmó Ivika es una constante en el universo. Tal es así que el mismísimo proyecto ALMA de Atacama detectó grandes cantidades de agua en esta nube cósmica que se halla a unos 1.600 años luz de la Tierra2. Para dar una idea, la
1 “El
misterio de Orión”, Robert Bauval & Adrian Gilbert, Emecé, Buenos Aires, 1996. 2http://www.almaobs.info/es/visuales/imagenes?g2_itemId=3831
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M42 produce tanta agua que puede llenar los océanos de nuestro mundo sesenta veces... El “link” con el ser humano es que la semilla de vida, que fue sembrada en la Tierra en tiempos remotos, procedía de esa región concreta en Orión… ¿Por ello la religión egipcia afirmaba que el hombre, al morir en la Tierra, volvía a Orión, al reino del “Duat” o paraíso de los dioses? ¿Hay allí una “puerta” que nos conduce hacia algo más profundo? ¿Los extraterrestres están en nuestro planeta siguiendo esa “pista” sobre el origen de las distintas especies humanoides? ¿Somos todos hijos de una semilla original? Sí, Rosita, estabas en lo cierto… En Atacama, Ivika aseguró que esa búsqueda del Ancestro Común era importante para ellos y nosotros. Según la líder apuniana, en el agua había una pista…
El “Elemento Primero” El agua, de acuerdo a Ivika, no se reduce solo a una sustancia formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). Es un “vehículo” que puede transportar distintos tipos de energía y archivar información. Desde tiempos remotos, el hombre ha respetado el agua como ese Elemento Primero. Le rendía reverencia más allá de su importancia como líquido vital. Era una sustancia a través de la cual el “Gran Espíritu” se corporizaba. El culto al agua, pues, iba más allá de una ceremonia de bendición a las cosechas, como las que practicaban los incas, o la purificación del iniciado en los primeros bautismos cristianos. Los rituales del agua eran un mecanismo para conectarse con poderosas energías. Como digo, en todo el mundo antiguo se la adoraba y de hecho
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muchos pueblos lo siguen haciendo hasta el día de hoy, como el viejo recuerdo de un conocimiento olvidado. En la experiencia de contacto ya habíamos aprendido todo esto sobre el agua. Y, por sugerencia de los propios extraterrestres, habíamos llevado a cabo ciertas tareas con muestras de los manantiales más puros del mundo. Sabíamos que el agua tiene memoria y que puede transportar “codigos”, que serán sembrados en lugares y circunstancias que lo requieran para recuperar la “simetría”. Desde los inicios del contactismo los seres del espacio hicieron especial énfasis en la importancia sanadora del agua. Hay un dato curioso que no puedo dejar pasar por alto. Cuando conocí en los Estados Unidos al Dr. Masaru Emoto, uno de los grandes divulgadores de la “memoria del agua”, el científico japonés me confesó que tenía “recuerdos” de una presunta vida anterior, en donde se veía como un técnico de origen extraterrestre que estaba realizando estudios en el agua. ¿Era el recuerdo de una “vida anterior”, o la memoria de un científico de otro mundo que lo impulsaba a realizar estos estudios? Como haya sido, sé que los detractores de Emoto emitirán una sonrisa burlona, pero se encojerán de hombros al saber que Masaru murió envenenado luego de una visita que realizó a China el año 2014. Su asistente personal, Michiko Hayashi, me lo confirmó en una reunión que sostuvimos más tarde en Santiago de Chile. No puedo entrar en mayores detalles, pero fue así… Las investigaciones de Emoto molestaron a alguien… Hoy el ser humano está preocupado por el petróleo. En un futuro cercano verá al agua con otros ojos. Ivika me explicó en el contacto de Atacama que a ellos les interesa de especial manera el agua atrapada en medio de las rocas, y las que se originan en importantes nevados, como las nacientes que han venido analizando en la Cordillera Blanca en
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Perú. No es pues de extrañar que el primer contacto de Kapetanovic con los apunianos haya ocurrido, precisamente, en la intersección de los ríos Santa y Quitaracsa, que se originan en esas montañas. En otras palabras, el contacto que tuvo como escenario la Central Hidroeléctrica de Huallanca quiso dejar un mensaje relacionado al uso del agua. Nada fue el azar. En abril de 2016 la prestigiosa revista científica Physical Review Letters publicó un hallazgo extraordinario en consonancia con esta información de “la otra agua”. De acuerdo con el comunicado de prensa oficial, el descubrimiento surgió luego de estudiar el comportamiento de agua líquida dentro de los canales hexagonales del mineral berilo, observando allí un comportamiento inédito relativo a los principios básicos de la mecánica cuántica, en correlación con la temperatura. Alexander Kolesnikov, líder de este estudio, afirmó: “A bajas temperaturas, esta agua de túnel cuántico exhibe el movimiento a través de paredes potenciales de separación, lo cual está prohibido en 'nuestro mundo clásico'. Esto significa que los átomos de oxígeno e hidrógeno de la molécula de agua son 'deslocalizados' y están presentes de forma simultánea en las seis posiciones simétricas equivalentes del canal al mismo tiempo”3. En otras palabras, este fenómeno sólo puede ocurrir en mecanismos cuánticos y no tiene paralelo en nuestra vida cotidiana. Tal y como sostienen los apunianos, el agua en situación de gran confinamiento dentro de rocas, minerales y otros tipos de entornos, presenta unas cualidades únicas y desconocidas por el ser humano.
3 http://www.europapress.es/ciencia/laboratorio/noticia-
descubierto-nuevo-estado-moleculas-agua20160425110513.html
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El 16 de noviembre de 2016, dos meses más tarde del contacto con Ivika en el Valle de la Luna, la influyente revista Nature informaba que una investigación científica de la Universidad de Oxford, conducida por la Dra. Laura Maestro, había descubierto que cuando el agua alcanza los 40 ºC sus propiedades varían hasta que llega a los 60 ºC. Es decir, que bajo este rango de temperatura se produce un extraño comportamiento molecular que hace sospechar a los físicos de un nuevo estado. Al respecto, el físico británico Philip Ball explicó a Nature: “En realidad, nadie comprende del todo el agua. Es un poco embarazoso admitirlo, pero la sustancia que cubre dos partes del planeta es en muchos sentidos un misterio. Y lo que es peor, cuanto más la estudiamos, más problemas se acumulan”4. Ya dije que el agua, para los apunianos, es un vehículo del Minius. Un elemento que tiene memoria y que posee la capacidad de transportar información, tal y como lo defendía el Dr. Emoto. Nuestros científicos recién están comprendiendo que el agua “cambia” de acuerdo a su entorno mineral o a ciertos estímulos de temperatura más allá de lo conocido. Cualquier estudiante sabe que si el agua es sometida a temperaturas bajo cero, se congelará, adquiriendo otro estado: será sólida, hielo. Caso contrario, si la temperatura se eleva a más de 100 ºC se transforma en gas, se evapora. Pero hay otros “estados” que se manifestan ante otros estímulos que desconocemos. Es allí en donde entra el Minius. El Minius está muy presente en los vórtices de la Tierra, ya que se conecta con el núcleo de fuerza planetario y, desde allí, con los núcleos de fuerza del universo. El agua que reposa en ciertos vórtices tiene un sello especial. Ivika, como parte de
4 http://www.sciencealert.com/physicists-just-discovered-a-
second-state-of-liquid-water
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un experimento, me sugirió en este contacto tomar muestras de siete lugares concretos, asegurándome que cuando la tarea fuese realizada nos informaría del siguiente paso. Entre esos lugares mencionó el agua del volcán Licancabur en Atacama ⎯llamativamente una mujer me entregó una muestra antes de que se diera el contacto en el Valle de la Luna, sin que yo supiese lo que Ivika me diría en la experiencia⎯, el agua del cerro Uritorco en Argentina, de las inmediaciones del pueblo de Quitaracsa en los Andes peruanos, o de Monte Shasta en los Estados Unidos. Comprendí entonces lo que sucedió en “Apu I” y porqué se empezó a secar… Los científicos extraterrestres de ese mundo cometieron un error pese a sus conocimientos. Ahora querían advertirnos. Ante ciertas fuerzas, influencias o contextos, el agua pasa a un estado en donde “desaparece”.
¿Todos procedemos del mismo lugar? Los físicos señalan al Big Bang, la gran explosión cósmica, como el origen de este universo, y el punto de partida del concepto espacio-tiempo. Habría ocurrido hace unos catorce mil millones de años. Sin embargo, de acuerdo a los extraterrestres, este “Big Bang” es solo una de las manifestaciones de creación de distintos universos. En el origen de esas “explosiones” o “singularidades” se halla la historia perdida del Ancestro Común, que empieza con el surgimiento del agua. De acuerdo a nuestros físicos, inmediatamente después del Big Bang, la energía que se expulsó al espacio transmutó en un uniforme y caliente baño de partículas; durante los siguientes tres minutos, estos componentes primordiales se combina-
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ron para formar el primer núcleo atómico, rico en presencia de hidrógeno. Las estrellas, más tarde, aportarán el oxígeno: al final de sus vidas, cuando se transforman en supernovas, la explosión arrojará al espacio los elementos que la conformaban, como el carbón, el nitrógeno y el necesario oxígeno, que se combinará con el hidrógeno para forma el agua. Y luego del agua, surge la vida tal y como la conocemos. Desde una célula a las primeras algas, el hombre de la Tierra o una criatura humanoide en Orión, todos somos, en gran medida, descendientes de este elemento que se formó en el cosmos. Por ello los extraterrestres buscan a través de este “Elemento Primero” la huella del Ancestro Común. Es así como lo entendí en la experiencia con Ivika, mientras observaba distintas escenas de exploración espacial por parte de los extraterrestres. Seguía “metido” en esa “película” que proyectaba el cubo, viendo que no había separación entre todos nosotros, de que éramos “uno” en el origen. Sí, las distintas especies cósmicas descendíamos de una fuente común, hasta que se produjo la bifurcación propia de la vida. Ver y comprender todo esto produjo en mí una gran expansión de conciencia. Entonces la imagen de las ya mencionadas “galaxias espejo” volvió, viendo cómo multitud de ellas se interconectaban a través de sus núcleos. La red era enorme y me dio vértigo contemplar todas esas conexiónes entre universos, como si estuviese enredado en un inmenso mandala cósmico, una complejísima estructura geométrica que hacía parecer nuestra galaxia una pequeña partícula subatómica. Era tan grande, tan impactante, todo tan grandioso, que no pude evitar emocionarme. Me sentí inmensamente pequeño en medio de esa multicreación inabarcable y perfecta.
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Impactado, pude discernir que la búsqueda del Ancestro Común no era solo una tarea científica de los extraterrestres. Era algo mucho más poderoso. Era volver a la esencia…
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XII
CHAJNANTOR
“Chajnantor, en el dialecto local kunza, significa, lugar del despegue..”. Dra. Ana María Barón Arqueóloga Chilena del desierto de Atacama
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Las últimas imágenes que el cubo proyectó fueron las distintas misiones de los apunianos en la Tierra. Esa visión me ayudó a hilar los puntos sueltos. Me quedó claro que Ivika formaba parte del más reciente arribo ⎯relacionado a un fenómeno cósmico que les permitió venir, llamado por ellos “El Evento”⎯, pero los extraterrestres de Alfa Centauro ya habían visitado nuestro mundo en épocas remotas. En este sentido la información que los apunianos nos proporcionaron sobre el Huascarán, en la experiencia de 2015 en Yungay, era certera: aquel imponente nevado en los Andes peruanos había sido escenario de la llegada de la primera navelaboratorio. Huascarán, en aquel lejano tiempo, era la antena natural más importante de la Tierra. Y la más alta, si se la mide, como hacen los extraterrestres, desde el centro del planeta. Para nosotros el pico más alto del mundo es el Everest, con sus im-
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presionantes 8.848 metros sobre el nivel del mar. Lo vi con mis propios ojos en Nepal. Una belleza. Si la medición se hace desde la superficie, este coloso del Himalaya sigue siendo la mayor elevación en la Tierra, pero no así si se tiene en cuenta la medición completa desde el núcleo planetario. Los extraterrestres, como digo, no hacen una medición aislada de una montaña sin tener en cuenta cuán alejada está del núcleo. Bajo este parámetro Huascarán fue por mucho tiempo la montaña más alta del planeta, hasta que fue perdiendo parte de su inmensa masa de hielo en sus cumbres, abandonando así el honor de ser el pico más elevado del mundo desde el centro planetario; hoy, por una diferencia de cuarenta metros, lo es el volcán Chimborazo1, en Ecuador ⎯donde, dicho sea de paso, los apunianos poseen otra instalación⎯. Además, el Huascarán, como ya dije en mi anterior libro, es el lugar de la superficie terrestre con menor atracción gravitacional, tal y como demostró el preciso estudio científico de la Universidad Curtin, en Australia2. Para dar una idea, el peso corporal de un ser humano en Huascarán sería un 1% menor que en el Ártico. Sin duda los extraterrestres identificaron en esa zona un valioso vórtice natural para establecer su nave-laboratorio. Ahora tenía claro que los estudios que emprendió ese equipo de científicos apunianos estaban orientados a la comprensión del agua terrestre, especialmente la que surgía en los nevados de la Cordillera Blanca y en sus cavidades subterráneas, que son ricas en minerales. Sus otras bases en el mundo seguían el mismo lineamiento.
1 http://www.elcomercio.com/tendencias/volcan-chimborazo-
record-monteeverest-misiongeodesica.html 2 http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/grl.50838/full
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No obstante, dentro de su equipo había “programas de aproximación antropológica”, que pusieron en práctica para contactar con humanos. Lejos de lo que muchos suponen, que los extraterrestres deben comunicarse exclusivamente con personajes de poder en el mundo, sean estos científicos, militares o hasta presidentes, los apunianos eligieron como plataforma principal de contacto a una muestra “común”. Lo que vulgarmente llamaríamos “gente normal”. Por ello, como ya vimos, luego de la Segunda Guerra Mundial, activaron una nueva etapa de acercamientos que involucró a esas muestras, como el citado caso de los pastores de Áncash. Ese fue el punto de partida, ya entrados los años cincuenta, antes de la aparicion “formal” de grupos de contacto. Para situarnos en contexto, haré un breve repaso. Oficialmente, los encuentros cercanos con los apunianos tienen cinco claros registros históricos en estos tiempos, anteriores a mi primera comunicación con ellos, que se inicia en 1993. El primer registro data, como ya dije, de los años cincuenta. Allí los protagonistas fueron los pastores andinos. El segundo registro empieza en 1960, con el ya citado contacto de Vlado Kapetanovic en la Central Hidroeléctrica de Huallanca. El tercer registro nos conecta con la familia Acervo. En su casa de veraneo en Papa León XIII, en el hoy famoso distrito de Chilca, los Acervo empezarán a ser testigos de ovnis que venían del mar. Corría el año 1970 cuando doña María Soler Arrieta de Acervo inició sus mensajes psicográficos con los apunianos. Curiosamente, fue en ese mismo año, a raíz del terremoto y el alud que sepultó a Yungay, que Kapetanovic sale a los medios peruanos para hablar de los apunianos. Más tarde, el hijo de María, Juan Acervo, en aquel entonces un muchacho de veintiún
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años, se acercará por un anuncio en un diario al IPRI, poniendo al tanto a su Presidente, José Carlos Paz García, de las experiencias que su familia estaba viviendo en Chilca. De acuerdo a Juan, fue así como el IPRI empezó a frecuentar esa zona. Por si todo esta fuera poco, Acervó también afirmó que Paz García llegó a recibir la visita de una persona que se presentó como un “emisario de Alfa Centauro”. ¿El mensaje? Que estén atentos a los próximos contactos. El cuarto registro nos lleva a 1974, cuando el periodista e investigador español J.J. Benítez acude a un avistamiento ovni en el Perú, “programado” en el desierto de Chilca por el guía apuniano “Kulba”3. Este contacto “previa cita” se concertó a través de una comunicación psicográfica, recibida por Carlos Paz Wells, fundador con su hermano Sixto del Grupo Rama, ambos hijos de José Carlos Paz García. El quinto registro nos lleva a 1975, en España, donde un grupo de amigos, inspirado en la experiencia de Benítez en Perú, empezará a recibir mensajes de otros seres apunianos. Era el inicio del conocido “Grupo Aztlan”4, hoy disuelto. Como digo, “oficialmente”, estos son los antecedentes clásicos de contactos con las misiones de Alfa Centauro. Más allá de cualquier controversia con las informaciones surgidas en estos contactos, o las actividades de los grupos que se formaron, es evidente el claro “hilo conductor” entre todas estas experiencias. Y no por casualidad...
3 “Ovnis
SOS a la humanidad”, J.J. Benítez, Plaza & Janés, Barcelona, 1975. 4 “Entrevista a un extraterrestre: Geenom”, José Antonio Campoy, J&C Proyectos Editoriales, Madrid, 1997.
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Los “pueblos muestra” Mientras observaba a los “apunianos” en sus distintas misiones en la Tierra tomaba conciencia de que los grupos de contacto habíamos “segmentado” y “etiquetado” sus acciones, confundiéndolas, cuando, en realidad, todo formaba parte de un plan global. Era natural que ello sucediese: aún no se disponía de las otras piezas del puzzle. Yo mismo he pasado por aquello de ver el árbol y no el bosque. Y, a pesar de que hoy en día disponemos de mayor información sobre estos seres, una cosa es ver el bosque y otra muy distinta entrar en él, y no perderse en el laberinto. Es tanta la información, que muchas veces he pensado que cada vez sabemos menos, que estamos más lejos… Sin embargo, más allá de los datos propiamente dichos, en ese bosque anida una sensación de libertad que es difícil de explicar. Si intentamos contar a priori los árboles que componen ese bosque, nos enredaremos en un lío mental. Aquello de que “cada vez sabemos menos”. En algún momento, sin duda, tendremos que contar esos árboles, y saber si son pinos o robles, pero no antes de ver y disfrutar del bosque. De sentirse parte de él. De respirar su “fitoclima” y relajarse con su verde sanador. En otras palabras, no invertir los procesos. Es lo que respiré viendo las imágenes que proyectaba el cubo de Ivika en Atacama. Entendía algunas cosas, otras me las explicaba la guía apuniana, y hubo otros momentos en esta experiencia en que solo sentí, pero fue suficiente… Conservo en mi memoria una imagen imborrable de este contacto, en la que observé a tres hombres apunianos, altos como son, de pie al lado de unos pastores, que se abrigaban al calor de una fogata del frío invierno andino. Era de noche. Sabía que esto sucedía en algún lugar de las montañas de Áncash. La
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escena era tan natural, tan hermosa, que me preguntaba qué había pasado en los últimos tiempos para que esos contactos no se dieran de la misma forma, con esa simpleza. ¿Fue por los ya mencionados protocolos? ¿Los apunianos se habían acercado demasiado? ¿Por ello decidieron tomar mayor distancia, para no generar dependencias? Vi que esos seres, enfundados en sus típicos enterizos plateados de aspecto metálico, le hablaban en quechua a los pastores. Esto ya lo sabíamos. Pero verlo fue maravilloso. Aquí debo mencionar que Antarel, en el ya mencionado contacto físico del 2001 en Chilca, me había señalado que el quechua y el aymara provienen de un antiguo dialecto que ellos hablaban y que enseñaron a los hombres de los Andes… ¿El Irdin? Los apunianos contactaron a siete “pueblos muestra” de esa región andina del Perú. Pero no bajaban en medio de sus comunidades, sino en sitios alejados, en donde se encontraban con pastores y campesinos. Buena parte de estos contactos sucedían en altas mesetas, algunas de ellas cercanas al pueblo de Quitaracsa, y también en lugares más bajos como la pampa de Andaymayo o el valle de Collota. Esta relación entre los apunianos y los pastores empezó formalmente en 1955, y fue menguando a partir de 1962. Hoy en día ya no existe ese contacto con las comunidades andinas. Al menos, como ocurría antes. Los “pueblos muestra” fueron, pues, el escenario de un intercambio grupal que desarrollaron los apunianos en distintos tipos de sociedades humanas, con la intención de medir el impacto de una aproximación extraterrestre en nuestra psiquis, y ver hasta dónde podían confiar en nosotros. También, procuraban rastrear en nuestra especie el legado del cosmos que nos une a ellos.
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Ahora bien, en el mundo hay otros casos que tienen, a mi parecer, la “huella dactilar” de estos programas colectivos de los apunianos. Citaré dos ejemplos modernos. Uno de ellos nos lleva a Italia, precisamente a la localidad de Pescara. En 1956 ⎯solo un año más tarde del inicio del programa apuniano en el Perú⎯, unas ciento cincuenta personas, entre las que había científicos y diplomáticos, habrían sostenido encuentros con seres extraterrestres de aspecto humano. Algunos de esos “visitantes” llegaban a los tres metros de estatura y lucían como los apunianos. Este programa de contacto se conoció como “Amicizia” (Amistad)5. Curiosamente el mismo significado de “Friendship”, que nos lleva a otro caso de contacto ocurrido en Chile en la década de los años ochenta, en donde varios testigos afirmaron haber sido curados por seres de aspecto nórdico que se escondían en una base secreta del sur, en el océano, cerca de Chiloe6. He conocido personalmente a varios protagonistas de este caso chileno. Pienso que es auténtico, más allá del mito que surgió después. Además, recuerdo que el célebre conductor de televisión chileno, Don Francisco, me comentó en el intermedio de una entrevista que me hacía en su programa de Miami, que él mismo había sido testigo de uno de los avistamientos de los “Friendship” sobre la ciudad de Santiago. El incidente fue el 17 de agosto de 1985, a pleno día, y Don Francisco lo transmitió en vivo a escala nacional. El ovni está filmado7.
5 “50
years of Amicizia”, Stefano Breccia, Warren P. Anton Edition, Germany, 2013. 6 “Frienship: ¿evidencias de contacto extraterrestre?”, Octavio Ortíz, Corona Borealis, Barcelona, 2009. 7 https://www.youtube.com/watch?v=eRm56B7Gz2A
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El caso italiano y el chileno, más allá de algunas imágenes fraudolentas que se difundieron, fueron genuinas experiencias de contacto en su génesis. Me recordaban las aproximaciones de los apunianos y sus programas de contacto. Desde luego, no es un accidente. Perú no fue el único lugar.
Los niños de “El Arca” Una nueva visión, en este caso la última que me mostraría el cubo de Ivika, me sacudiría de pies a cabeza. Ya no se trataba de imágenes del “pasado”. Veía ahora escenas del “futuro”… Algunas de ellas las conocía, pues los apunianos me las habían “mostrado” en el contacto de Yungay: una humanidad desvariada, con superpoblación y hambruna. Nuestras guerras y un desastre de origen cósmico nos había puesto en jaque. El clima planetario se hallaba inestable. Las cosechas, por consecuencia, afectadas, y plagas de todo tipo empezaban a surgir. Era un caos creciente. En medio de esta situacion insostenible, una iniciativa científica internacional acariciaba su fase decisiva en el mismísimo desierto de Atacama: “El Arca”. En la llanura de la montaña Chajnantor, donde actualmente se ubica el observatorio ALMA, “El Arca” establecería una plataforma de despegue para viajar hacia Alfa Centauro. Lo que el cubo me mostraba en la experiencia era una ciudad humana en torno a esta montaña que, en tiempos antiguos, era adorada por los pueblos originarios. Vi entonces que muchos niños nacieron allí. Algunos naturalmente, y otros habían sido “cultivados”… Eran miles de aspirantes que crecieron en esta región y en otros escenarios similares de alta montaña en el mundo. La razón: que nacieran y crecieran en altura, para así estar más adap-
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tados a los planetas montañosos que colonizarían en Alfa Centauro. En el caso concreto de Chajnantor, su llanura se alza, como ya vimos, a unos 5.000 metros sobre el nivel del mar. Incluso, por seguridad, los científicos que trabajan en las sesenta y seis antenas de alta precisión ⎯y que funcionan juntas en longitudes de onda milimétricas y submilimétricas⎯, deben hacerlo con un balón de oxígeno. Es un lugar duro, pero ideal para ALMA por sus bajas temperaturas y cielos transparentes. La sequedad y altitud de este paraje garantizan una mejor captación de las ondas de radio que llegan del espacio. Pero ALMA no es “El Arca”. Sobre sus cimientos, en un “futuro”, esa llanura será utilizada como el punto de lanzamiento. No en vano eso es lo que significa la palabra Chajnantor: lugar de despegue. Recuerdos del futuro… Tal y como se me había adelantado en la experiencia de Yungay, de todos los aspirantes al gran viaje se seleccionaron unos cuatrocientos niños. El último paisaje que vieron esos niños de la Tierra, antes de partir, fue Chajnantor y el desierto de Atacama… Contemplando todo esto sentí, poderosamente, que debía visitar Chajnantor. Esta sensación me venía acompañando desde antes de llegar a Chile. Y algunos queridos amigos, como Emmanuel Bordoni de Buenos Aires, me habían motivado a intentarlo, aunque no tuvimos éxito. Una cosa era visitar el centro de operaciones de ALMA (OSF) a 2.900 metros de altura, y otra distinta tener un permiso para recorrer la elevada llanura en donde reposan las enormes antenas. Si los nativos de Atacama llamaron a esa llanura “el lugar del despegue”, es por alguna razón. ¿Recordaron del algún modo el “futuro”? ¿Alguien les reveló lo que iba a pasar siglos más adelante en ese lugar? ¿O fue la propia llanura de Chajnantor,
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cual vórtice en el espacio-tiempo, que les permitió “ver” el gran viaje de la humanidad hacia las estrellas? Como fuese, en esta última visión del cubo sentí que lo lograríamos, que iríamos al lugar donde el hombre despegó hacia Alfa Centauro…
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XIII
LA CONCIENCIA DE LA UNIDAD
“No se trata de soñar sino de corporificar los pensamientos. Los sueños vuelan lejos, hacia etéreos océanos sin orillas, mientras que los pensamientos corporificados crean sustancia e impregnan el espacio con las próximas creaciones”.
Nicholas Roerich Creador de la Bandera de la Paz
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Chajnantor y los niños de “El Arca” fue lo último que contemplé en la visión que proyectó el cubo. Fue entonces que este inmenso “holograma” se desvaneció. El Valle de la Luna seguía allí, y yo de pie en medio de su hermoso contraste de figuras con el cielo estrellado, en este caso “terrestre”. No sé en qué momento dejé de tener el cubo. Estuve tan inserto en esas visiones, mis pensamientos y las intervenciones de Ivika, que no noté cuando la guía apuniana lo retiró de mis manos. Y ella estaba allí, frente a mí, en el desierto de Atacama. ¿Es que todo esto no era un “holograma”? Detrás de Ivika, estimo a unos quince metros de distancia, se hallaba de pie Antarel, vestido con un enterizo gris oscuro. A ambos se les veía sólidos, no “traslúcidos” o brillantes como suele ocurrir en las proyecciones. Verles en el Valle de la Luna, en mi entorno de “realidad”, fue un cambio chocante.
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Allí tuve una breve “conversación” con Ivika, siempre a nivel telepático, en donde la líder apuniana me aseguraba que había más información de la que yo recordaba de esta experiencia. Que con el tiempo la procesaría, y que ello no debía angustiarme. También me recomendó que siguiéramos esta senda de transmitir el contacto desde la neutralidad, pues de esa forma el mensaje llegaría con mayor fuerza a todos. Sobre los “hologramas”, la guía apuniana me aseveró que ningún humano de la Tierra puede ser llevado, “físicamente”, a los mundos de origen de las distintas civilizaciones extraterrestres que nos observan. Aquí debo decir que los hologramas son tan vívidos que el testigo termina convencido de que estuvo en esos mundos. Pero fue más bien un “escenario virtual”. Solo las experiencias que implican el acceso a una de sus naves en la Tierra, o la visita a bases o colonias de estos seres en nuestro sistema, podrían llegar a ser “físicas”. Y lo pongo entre comillas porque esos contactos físicos no dejan de tener un componente dimensional. Por más “materiales” que sean ⎯en donde el testigo los vive desde su plano habitual de desenvolvimiento y percepción⎯, “ellos”, los extraterrestres, deben crear un enlace seguro que permita el encuentro con un humano. Los apunianos son “físicos”. De hecho, poseen tejidos, órganos y estructura ósea similar a nosotros. Pero no se mueven en la misma membrana de realidad. Siempre lo supe y hoy estoy más seguro de que no estamos ante un alienígena que viaja en una nave de chapa que surcó todo el espacio para llegar a la Tierra. Tienen vehículos, porque son seres corpóreos, pero se desplazan a través de pliegues y puertas en el universo. Son, también, viajeros del tiempo. Diversos investigadores del fenómeno ovni han comprendido esto y hoy son reacios a utilizar el término “extraterrestre”. Prefieren decir “seres interdimensionales” o, simplemente, “en-
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tidades no-humanas”. Da igual. Estamos hablando de lo mismo. Cuando empleo la palabra “extraterrestre” me refiero a seres que no son parte de nuestra realidad terrestre. Ellos coexisten con nosotros... Ya he dicho que no es tarea nada sencilla enfrentar estas experiencias, procesarlas y difundirlas. La divulgación de estos encuentros es sin duda una encomienda en donde el fantasma del error planea insistentemente. Ivika, de hecho, me dijo que muchas de las informaciones que nos transmitieron en los primeros contactos las habíamos distorsionado o mal interpretado, producto del entorno en el cual nos movíamos: un “ambiente” ufológico que generó cierta influencia en la redacción de nuestros reportes e informes. Más allá de la autenticidad de las experiencias, los mensajes que los extraterrestres nos entregaron, al pasar por nuestro filtro mental en el contexto antes mencionado, nos llevó a hacer una mala lectura de todo lo vivido. Ivika solo estaba confirmando algo que nosotros ya habíamos reflexionado ⎯a raíz de un mensaje similar de Antarel, recibido en un contacto anterior⎯, pero escucharlo de ella con este énfasis me hizo sentir vergüenza. Pensé en mis primeros libros, en mis tempranos reportes, que escribí siendo tan joven y apresurado, y me preguntaba en dónde me había equivocado, si la manera como los había escrito o comunicado había contribuido a esa confusión, más allá de la veracidad de los contactos y sus esenciales informaciones. ⎯No, no te aflijas. Todo lo que hicieron estuvo bien, por cuanto era parte del aprendizaje ⎯intervino Ivika⎯. Lo importante es que no se queden en ello, y que en la medida que vayan creciendo en la comprensión de nuestro contacto con ustedes, puedan rectificar, madurar lo vivido, y transmitirlo de una mejor manera a los demás. Ese esfuerzo nos habilita a nosotros a entregarles nuevas informaciones como parte del programa.
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Luego, Ivika me entregó algunas pautas para futuras publicaciones. Me dijo, también, que ellos empezarán a mostrarse con mayor fuerza en otros nodos, como el caso del cerro Uritorco. Es una de las razones por las que me mudé con mi esposa a esa maravillosa región de las sierras de Punilla en la Argentina. En el Uritorco el programa apuniano se integrará a otras misiones de naturaleza cósmica ya en marcha. ⎯Tienen que hacer esfuerzos para que todos trabajen unidos ⎯sentenció Ivika. ⎯¿Cómo es eso posible? ⎯articulé no sin un temblor⎯. Todos nuestros intentos han fracasado. Hemos sido muy personalistas. Nos hemos equivocado mucho. ⎯Lo lograrán a través de la verdad ⎯respondió⎯; el conocimiento unirá a todos, porque toca lo más íntimo del ser, lo “activa”. Comprenderán entonces que recordar no solo implica el “pasado”, sino el “futuro”, donde nosotros somos ustedes. Entonces dejarán de ver las diferencias, y trabajarán en conjunto por la conciencia de la unidad. Y he aquí que Ivika y Antarel, luego de un breve instante de silencio, como una suerte de despedida, desaparecieron. Sencillamente dejaron de estar en el Valle de la Luna. Se “esfumaron” ante mis ojos. En ese segundo pensé si algún día les volvería a ver. Honestamente, no lo sé. Pero tenía muy presente que todo lo vivido hasta ese momento había sido poderoso y suficiente como para saber qué pasos debíamos dar en el “futuro”. En lo personal, para mí fue como cerrar una etapa definitiva. Mientras esté en este cuerpo físico, seguiré investigando y difundiendo todo aquello que denominamos “misterio”, porque en esa búsqueda está el recuerdo del ser cósmico que realmente somos.
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En el hermoso cielo estrellado de Atacama surgieron entonces dos brillantes objetos, volando en formación y en similar velocidad. Sentía que los apunianos se marchaban de la “zona de operaciones”. El contacto, pues, había terminado. Al volver al campamento, un tanto descolocado luego de las visiones en el “holograma”, el grupo de apoyo me recibió y les comenté allí mismo, en líneas generales, la experiencia. Ellos también presenciaron las dos naves, que de hecho fueron filmadas con un equipo de visión nocturna1.
Fotograma del vídeo: un rayo láser señala las dos esferas de luz, que volaron en perfecta alineación sobre el Valle de la Luna. Fueron captadas por Emmanuel Bordoni con un monocular Bushnell EZ.
Incluso algunos experimentaron fuertes imágenes mentales que coincidían con lo que el cubo de Ivika me había mostra-
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los pocos días del contacto en el valle de la Luna, se presentó la experiencia en la Cámara de Comercio de Lima. El vídeo está disponible en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=bB0TvKEH73c
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do. Además, Paola Harris, entusiasmada, me afirmó que durante el apoyo distintos miembros de su grupo vieron la silueta de un ser altísimo, como si estuviese “vigilando”. Fue un instante. Luego ese ser, que pensaron podría ser Antarel, desapareció. Extrañamente Fernando López de México, sin saber lo que había visto Harris, empezó a señalar esa zona con su láser de uso astronómico. Pero Antarel, o quien haya sido, ya no estaba. Dejamos el Valle de la Luna con ánimo desbordante. Y, al llegar a mi hotel en San Pedro de Atacama, algo más me aguardaba... Recibiría una magnífica noticia: Ana María Barón, la arqueóloga chilena, me informaba que al día siguiente se nos esperaba en ALMA para visitar Chajnantor…
Recuerdos del futuro Fuimos un equipo pequeño. Seis personas, con Ana María Barón incluida. Nuestra primera parada fue el centro de operaciones de ALMA, que como ya mencioné se ubica a casi tres mil metros de altura. Allí tuvimos que pasar los exámenes médicos de rigor para que nos permitiesen subir a la elevada llanura de Chajnantor. No fui a ALMA como “Ricardo González, el testigo ovni”; acudí allí vibrando en otro objetivo, más asociado a la conciencia de la unidad y la paz mundial. De hecho, Barón me presentó como parte del Comité Internacional de la Bandera de la Paz, organismo del cual soy coordinador general para la Argentina y Perú. A Emmanuel Bordoni, parte también de este Comité, se le había ocurrido la idea de llevar la Bandera de la Paz a ALMA. Luego de la experiencia en el Valle de la Luna sentí que más allá del protocolo tenía sentido sembrar ese pensamiento de paz
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en el lugar en donde, en un “futuro”, la humanidad se marcharía del planeta... Barón había logrado este permiso especial gracias a su amistad con los científicos de ALMA. Ella había sido la arqueóloga consultada por el observatorio para construir caminos hacia la montaña que no pusieran en riesgo el patrimonio arqueológico y cultural de Atacama. Fuimos recibidos con mucha amabilidad. Los científicos de ALMA están realmente comprometidos con el estudio del universo y las respuestas que puedan surgir de su denodado trabajo de investigación. Es realmente admirable. Obviamente no tenía sentido comentarles ese “futuro” probable del viaje de “El Arca”. Para ellos, y no les culpo, todo esto les resultaría una chifladura. Un delirio. Aunque a veces el tiempo pone las cosas en su sitio. Le pasó al bueno de Lord Kelvin, Presidente de la Royal Society en 1895, cuando afirmo que “nada más pesado que el aire puede volar”2. Para mayor papelón, Simón Newcomb, el célebre astrónomo y matemático estadounidense, corroboró la afirmación de Kelvin. Pero esta pataleta no impidió que el 17 de diciembre de 1903 se produzca el primer vuelo de los hermanos Wrigth… La ciencia debe dudar, no negar. Caminar por la llanura de Chajnantor ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Es imposible describir aquí mis sensaciones. En ese mismo lugar entregamos la Bandera de la Paz y dejamos un mensaje. Este símbolo, que el arqueólogo, explorador, pintor y humanista ruso, Nicholas Roerich, empleó para diseñar la Bandera de la Paz, es un ancestral signo de poder, conocido por distintas
2https://www.xatakaciencia.com/fisica/nunca-volaremos-
nunca-saldremos-de-la-tierra
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culturas de todo el mundo. Al ser un mensaje universal, Roerich, guiado sin duda alguna por fuerzas superiores, lo llevó por todo el planeta con la esperanza de que la humanidad viera lo que la une, y no lo que aparentemente la separa. Su esfuerzo se vio recompensado con la firma del denominado “Pacto Roerich”, en las mismísimas oficinas del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt. Fue un 15 de abril de 1935. Los firmantes eran en su mayoría países de América Latina. Entre ellos Chile. Más tarde, se creará la Unesco, y este organismo se basará en el Pacto Roerich para preservar los patrimonios culturales y naturales de la humanidad. Detrás de todo esto hay un propósito superior3. Llevamos, pues, esa conciencia de unidad a Chajnantor. Y debo decirlo: no somos tan ilusos como para creer que este hecho puede cambiar “mágicamente” las cosas en el “futuro”; pero no estamos tan dormidos como para subestimar la semilla del “pensamiento corporificado”, que como bien decía Roerich, puede crear sustancias e impregnar el espacio. A eso fuimos a Chajnantor, a solo un día del contacto con Ivika en el Valle de la Luna… Esta parte de la misión fue cumplida.
3 Mayor
información en: “El mensaje de la Bandera de la Paz”, Ricardo González, Centro Roerich Publicaciones, Buenos Aires, 2016.
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EPÍLOGO
QUITARACSA
“Luego de la Segunda Guerra Mundial y las explosiones atómicas en Japón, empezamos a contactar a los habitantes de esta región andina. Ellos fueron una muestra importante para nosotros: mientras otros seres humanos se enfrentaban en una guerra, el hombre de aquí cultivaba el campo, amaba las montañas y bendecía al Sol…” Antarel
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Lunes 3 de octubre de 2016. El Sol llameante de los Andes iluminaba con brío el pequeño pueblo de Quitaracsa y secaba nuestros labios. Habíamos iniciado el viaje desde Yungay. Luego de un largo y sinuoso camino, que bordea temerariamente precipicios y atraviesa solitarias mesetas de montaña, que en varios tramos nos ofreció una vista imponente del nevado Champará, llegamos a esta localidad enclavada en el distrito de Yurucmarca. Quitaracsa se emplaza en un angosto valle, al lado del río que le da el nombre al pueblo. Era un regalo estar allí. El aire puro de montaña nos penetraba amablemente. No se sentían los 3.275 metros de altura. Ya nos habíamos aclimatado. Nuestro equipo lo integraban once personas, que habíamos llegado desde España, Estados Unidos, México y Argentina. Nos hallábamos muy comodos allí. La sencillez de la gente de estos pueblos de los Andes había calado hondo en nosotros. Su sonrisa, su naturalidad.
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Quitaracsa, como ya dije, es uno de los siete “pueblos muestra” que señalaron los apunianos en esta región de Áncash. Pero el mérito de haber situado este pueblo en el mapa de los acercamientos de los extraterrestres es de Vlado Kapetanovic. Como recordamos, los pastores de esta comunidad le iniciaron en el contacto en los años sesenta. ¿Había algún recuerdo de la visita de los apunianos? Conversando con sus pobladores, pensaba en cómo se habían desarrollado los acercamientos de los apunianos con sus padres y abuelos, hace más de seis décadas. Penosamente, muchos de los testigos clave de estos contactos ya fallecieron. No obstante, algunos ancianos, que no fueron parte de esos contactos, recordaban los encuentros con “los extraños”. Emilio Carranza Romero, en su masticado castellano, es uno de los que nos confirmó esto. Pero Leoncio Vergaré, de sesenta y seis años, fue quien nos puso al corriente de que, si bien es cierto esos encuentros directos no siguen ocurriendo con la gente del pueblo, sí se ha podido presenciar la aparición de “luces” sobre las montañas. Las describen como pelotas o “globos blancos brillantes” que, a pleno día, vuelan en formación, bajan detrás de las cumbres y luego de un rato se vuelven a elevar hasta perderse en el cielo. La esposa de Vergaré nos confirmó los avistamientos. Lo más inquietante es que durante esas observaciones la gente de Quitaracsa detectó a la distancia a una bella mujer, alta, de cabello corto claro y “desnuda”, que parecía estar tomando muestras de agua en una cascada cercana al pueblo. Nos llamó poderosamente la atención la forma como la describieron. Precisamente, el enterizo metálico que llevan los apunianos es tan ajustado al cuerpo, como una suerte de “segunda piel”, que una observación a distancia podría hacer pensar que se hallan desnudos. ¿A quién vieron en la cascada? Vlado, pues, había contado la verdad. Al margen de que haya elegido “novelar” sus libros con el pseudónimo de “Vitko
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Novi”, y añadir en ellos algunos elementos fantasiosos en torno a los apunianos, como exóticas reencarnaciones, o mezclar sus ideas políticas con los mensajes recibidos, el contacto de base era genuino: el incidente en la Central Hidroeléctrica de Huallanca, la advertencia del terremoto en Yungay, la revelación del Minius y la relación de los pastores con los apunianos, son hechos auténticos. Tengo una anécdota con todo esto. Estaba en una conferencia en Simpson Park, en la ciudad de Miami. En ella compartí el mensaje de los apunianos y describí la tragedia de Yungay. Entonces, al final de mi disertación, un hombre se me acerca y se presenta como el hijo de un Juez de Paz de Yungay. Según me dijo, logró sobrevivir al terremoto por hallarse en Lima. “Vlado advirtió a las autoridades, entre ellas a mi padre, que falleció en el terremoto”, me dijo a boca de jarro este hombre, delante de varios testigos. Por razones que no hace falta explicar, preservaré sus datos personales. “El apagón en la Central Hidroeléctrica de Huallanca ocurrió, yo estaba allí”, me dijo en un viaje anterior a Yungay Don Tobías Sarmiento, ex compañero de trabajo de Vlado. “Los nombres de los vigilantes, todo lo que describe Vlado en ese aspecto, es real ⎯añadió⎯, aunque los testigos del contacto con los extraterrestres fueron muy reservados, no se hablaba de ello. Luego, por mi cuenta, pude averiguar que los pastores de la puna estaban en contacto con esos seres…” Y he allí el dato más importante, en el cual he insistido a lo largo de este libro: los primeros contactados con los apunianos fueron esos olvidados pastores. Ellos formaron parte inicial de este “programa”. Por esta razón se me cortaba el aliento cuando caminaba por las montañas de este “pueblo marcado”. A pesar de la quietud y el silencio que impone el tiempo, dejando como un vago recuerdo aquellas viejas visitas de los apunia-
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nos, la huella de todo cuanto ocurrió, en esos lejanos años, aún se percibe… Fue Eloy Moreno Wisa quien puso la “cereza sobre la torta”. Este veterano guía de montaña de Quitaracsa no solo confirmó los avistamientos de extrañas luces en el pueblo, sino que, además, nos comentó que estos objetos se solían desplazar hacia una meseta denominada por ellos “Quellcayrumi”, palabra quechua que significa “piedra escrita”. Nos quedamos perplejos. ⎯¿Podemos ir a ese lugar? ⎯preguntamos sin pestañear, presos de un enorme interés⎯. ⎯Sí, son cuatro horas de camino ascendiendo por la montaña. Prestos, iniciamos la aventura. Así, subiendo por el sendero de los pastores, debilmente marcado, advertimos varias ruinas incas, básicamente andenes o terrazas de cultivo, que en su día fueron visitadas por el INC (Instituto Nacional de Cultura). Sin embargo, en lo alto de la montaña, hay otros yacimientos arqueológicos que no parecen ser incas. Según Eloy, hasta allí no habían llegado los especialistas. En medio de nuestra paciente exploración, a casi 3.600 metros de altitud, hallé una enorme piedra que, por su colocación, me recordaba un menhir. Examiné el posible monumento megalítico y entonces descubrí lo que parecía un corte en la roca, perfectamente simétrico. Luego hallamos, muy cerca, otra piedra, de similar tamaño, “alineada” a la primera que había encontrado; era como si ambas estuviesen marcando una entrada o portal (ver galería). Seguimos subiendo. A 3.800 metros, según mi GPS, hallamos una piedra con símbolos, que de ninguna manera corresponden a los incas. Esto me lo confirmó la propia arqueóloga Ana María Barón, que al ver las fotografías que le envíe, estimó que, probablemente, esos signos eran com-
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patibles con el Paleolítico Superior; es decir, están situados en una época que oscila entre los 10.000 y 35.000 años antes de Cristo… Barón cree también que este tipo de piedras y símbolos marcan lugares ceremoniales… ⎯Hace unos ciento veinte años los más ancianos ya nos hablaban de estas piedras ⎯explicó Eloy⎯. ⎯Qué decían sobre esto los ancianos ⎯pregunté al guía de Quitaracsa. ⎯Desde niños ya éramos pastores, y los más ancianos nos decían que evitáramos caminar por Quellcayrumi, porque era un “lugar encantado”. Nos metieron miedo de ir allí. Esta declaración de Eloy me hizo pensar en los lugares de contacto con los apunianos. Tal vez, los ancianos trataban de proteger uno de los escenarios en donde se encontraban con ellos… ⎯En la meseta, en ese “lugar encantado”, había un pozo, un hueco sin fondo que tapamos con la gente del pueblo por temor a que alguien se accidentara ⎯añadió nuestro nuevo amigo. Raudos, fuimos a ver ese “hoyo” y, ciertamente, allí estaba, tapado… También fotografiamos una segunda piedra de símbolos a casi 4.000 metros de altura. Según Eloy, hay más… ⎯¿Quiénes hicieron estos símbolos, según la creencia de los ancianos? ⎯decidí preguntar. ⎯Decían que lo hicieron los antiguos… Y creían que esa “escritura” era un mapa que llevaba hacia algún lugar… Eloy terminaba de confirmar una sospecha nuestra, encendida por un mensaje que recibimos de Ivika, durante una investigación que realizábamos en la ruinas de Caral, en abril de 2016. Durante esa pesquiza en las pirámides más viejas de toda América ⎯se estima que tienen unos 5.000 años, los que las ha-
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cen, oficialmente, más antiguas que las propias pirámides de Egipto⎯, la líder apuniana nos afirmaba en su comunicación telepática que existían otros yacimientos arqueológicos “más antiguos”, ocultos en Áncash… ¿Piedras como las de Quellcayrumi son la llave para dar con esas ciudades perdidas? En este libro he adjuntado algunas de las fotos de nuestra investigación. El lector podrá sacar sus propias conclusiones. Sé que nuestro trabajo ha inspirado a otros caminantes para volver a Yungay y abrir el expediente olvidado de los primeros contactos con los apunianos. Incluso, a raíz de nuestras conferencias en Perú, se han programado viajes a la propia Quitaracsa. Soy conciente de que este libro avivará más el interés, y que muchos se lanzarán a buscar las piedras megalíticas y la “pista” para hallar la “ciudad de los antiguos”, en donde otrora sus iniciados tuvieron contacto con los apunianos. Ojalá que ninguna de estas iniciativas afecte la vida de esta noble gente. Mi deber es difundir lo que se nos ha revelado, no transformar lugares de poder en un circo. Dicho esto, es importante comprender que los habitantes de Quitaracsa y otros pueblos de Áncash son descendientes de esos “antiguos” que citó Eloy. Con estas afirmaciones nuestro guía me recordaba las dilatadas charlas que sostuve, muchos años atrás, con Manuel Olivares, otro gran hombre de montaña, oriundo del pueblo de San Pedro de Casta. Olivares, mano derecha del célebre explorador Daniel Ruzo, decía lo mismo sobre los olvidados habitantes de Marcahuasi. Estaba claro que con los pastores de los Andes peruanos empezó el contacto apuniano en tiempos de la posguerra; pero todo se había iniciado aún antes... Es una de las imágenes que vi en el contacto con Ivika en el Valle de la Luna…
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Siento que atendiendo a ese pasado olvidado obtendremos sabiduría para enfrentar el “futuro” y tomar mejores decisiones que afecten, positivamente, la crisis mundial que precipitaría el viaje de “El Arca”. Observando los picos nevados en la alta meseta de Quitaracsa volví a ese momento inolvidable con Ivika. Entonces le pedí permiso a Eloy para tomar una muestra de agua de uno de los riachuelos que descienden de los nevados y alimenta al río. Hicimos esto allí mismo, en Quellcayrumi, uno de los posibles escenarios de contacto con los apunianos y los pastores. El propio Eloy llenó la botella con el “Elemento Primero”. Iniciábamos una nueva etapa. ¿El mensaje? Podemos cambiar el futuro. Estamos a tiempo.
Ricardo González Al pie del cerro Uritorco, Capilla del Monte. Siendo las 12.30 horas. 9 de febrero de 2017
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APÉNDICE I
Cuando en la “ciencia ficción” hay “memoria”…
Me lo habían mencionado en el encuentro de Atacama: a un dibujante se le ocurrió crear un cómic que se adentraba en una “historia futura”, cuyo escenario, era nada más y nada menos, que la meseta de Chajnantor. Suspiré. Luego de Atacama volé a Perú. Más tarde regresé a Santiago de Chile y allí, gracias a la investigación de mi amiga Linda Subiabre, dimos con la historieta y su autor, el arquitecto Pablo Monreal. Pablo, auspiciado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, había lanzado su trabajo en la Biblioteca de Santiago el 18 de marzo de 2016. Él no estaba al tanto de nuestras experiencias de contacto con los apunianos y mucho menos había leído mis libros. Para qué dar más vueltas: su obra habla de cuatrocientos niños seleccionados en Chajnantor… Aunque Monreal no habla de un viaje hacia Alfa Centauro, centra la trama de su historieta en esos niños especiales que tienen como misión proteger a ALMA, que es llamada, sorprendentemente, “El Arca”… Me entrevisté con Pablo y el arquitecto me confesó que esta historieta había nacido luego de una visita que hizo a ALMA. Según él, luego de la incursión en el observatorio, experimentó
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una serie de sensaciones e imágenes que le empujaron a crear el guión de este relato animado. La experiencia con “Chajnantor” ⎯así se llama la obra de Monreal⎯ nos invitó a realizar un repaso de otras publicaciones similares en Chile, en donde el mensaje amable de seres extraterrestres se mezclaba con la presencia de niños. “Ami, el niño de las estrellas” (1986), del escritor Enrique Barrios es un buen ejemplo. Pero un caso más concreto relacionado a los viajes hacia Alfa Centauro es el libro “Misión Alfa Centauro” (1988), de los escritores Alberto Balcells, Jacqueline Balcells y Ana María Güiraldes. ¿Una memoria invisible de los niños de Chajnantor y el viaje de “El Arca”? Que el lector saque sus propias conclusiones.
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Dos imágenes tomadas de “Chajnantor”. Cortesía, Pablo Monreal.
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APÉNDICE II Cronología aproximada del contacto apuniano
“Ciudad de los Antiguos”, Áncash, Perú. Tiempo aún pendiente de determinar. Probablemente fue un centro ceremonial anterior al Imperio Inca. No ha sido todavía descubierta. Allí está la clave de los primeros contactos con los apunianos. 1945-1955: Luego de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de apunianos inicia un programa de acercamiento con siete pueblos andinos de Áncash. Luego de las primeras aproximaciones, el plan empieza a caminar en todo rigor en 1955. Los pastores de esos pueblos se transformarán entonces en los primeros “contactados” de la misión apuniana en tiempos de la posguerra. 1960: La visita de una nave apuniana a la Central Hidroeléctrica de Huallanca, el 10 de marzo de aquel año, implicará al técnico de origen yugoslavo Vlado Kapetanovic en el contacto. Más tarde, los pastores de Quitaracsa y otros pueblos andinos iniciarán a Kapetanovic en los encuentros extraterrestres que ellos ya sostenían. Fruto de estas entrevistas con los apunianos surgirá la información del Minius y la advertencia del terremoto y alud en Yungay. 1970: El 31 de mayo se produce un violento terremoto que origina un desprendimiento de hielo y roca del nevado Huasca-
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rán, generando así un alud que sepulta a Yungay. Se estima que esta tragedia se cobró la vida de una 80.000 personas. A raíz de este incidente ⎯la peor catástrofe natural de la historia del Perú⎯, advertido por los apunianos y desoído por las autoridades, Kapetanovic decide hablar públicamente con los medios de comunicación, dando a conocer el contacto con los apunianos. 1970-1973: En este período la familia Acervo, en su casa de veraneo del distrito de Chilca, paraje costeño situado a unos 60 kilómetros al sur de la ciudad de Lima, empezará a recibir mensajes psicográficos de los apunianos. María Soler Arrieta era la receptora de esos mensajes. Ella impulsará a su joven hijo Juan a acercarse al IPRI, para informar de las experiencias que la familia estaba afrontando en Chilca. 1974: El periodista español, Juan José Benítez, asistirá a un avistamiento programado de un ovni en el desierto de Chilca, en la misma zona que frecuentaba anteriormente la familia Acervo. El contacto ocurrió el 7 de septiembre, y fue concertado por el guía apuniano “Kulba”. La comunicación fue recibida por Carlos Paz Wells, “Charlie”, hijo mayor de José Carlos Paz García, el fundador y presidente del IPRI. Charlie y su hermano Sixto son los iniciadores del Grupo Rama en Perú, una de las experiencias colectivas de contacto más difundidas de toda Iberoamérica. 1975: Motivados por el libro que Benítez publicó en España en diciembre de ese año, en donde el periodista navarro relata su vivencia en Chilca (“Ovnis: SOS a la humanidad”, de Plaza & Janés) un grupo de amigos en Madrid, entre los que destacaban María Pinar Merino y Luis Arribas, intentará la comunicación extrasensorial con los apunianos, lográndola, e iniciando así las
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experiencias del recordado “Grupo Aztlán”, uno de los testimonios de contacto más comentados de España. 1983: El camionero ancashino, Donato Cervantes, luego de sufrir un accidente con el cristal de su vehículo, cortándose profundamente el brazo, fue curado por unos seres de aspecto nórdico que muy probablemente eran parte de un grupo de apunianos que operaba por la zona. El hospital de Huaraz había sugerido amputar el brazo, pero luego de la intervención de los extraterrestres no fue necesario. De acuerdo a Donato, su brazo sanó gracias a una extraña radiación que una nave proyectó sobre su cuerpo el 16 de junio de ese año en la zona de Chancos. Hay que decir que el camionero nunca utilizó el término “apuniano”, solo se refería a esos seres como unos “forasteros” que venían de una “galaxia celeste”, que medían alrededor de dos metros veinte de estatura y se comunicaban telepáticamente. 1993: Ricardo González recibe en Lima el primer mensaje telepático de “Antarel”, un ser extraterrestre de Alfa Centauro que ya estaba en comunicación con varios grupos de contacto en Perú. El guía apuniano, luego del mensaje, ofreció una “confirmación física” a través de un avistamiento. Esta experiencia, ocurrida en el mes de octubre, empujó a Ricardo a integrarse más tarde a los grupos de contacto que se reunían en la capital. 1997: El 30 de agosto, Ricardo González tiene el primer contacto físico con Antarel en el desierto de Chilca. Cuatro años más tarde, en 2001, y en el mismo escenario, abordará por primera vez una nave. En ese contacto los extraterrestres le mostrarán el “cubo” y hablarán de sus exploraciones en el cosmos.
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Los encuentros con Antarel se repetirán en los años siguientes, en distintas experiencias, incluyendo exitosos avistamientos programados con periodistas e investigadores del fenómeno ovni, como fue el caso de Michael Salla y Paola Harris quien, además, verá físicamente al propio Antarel en Monte Shasta, al lado de otros testigos. 2015: Surge Ivika como actual “comandante de operaciones” de los apunianos. El 12 de abril, se produce una entrevista con ella en un contacto programado en Yungay. Allí se anuncia la reactivación del programa original de los apunianos, se retoma el conocimiento del Minius, surge la técnica del Hipercubo y se accede a la revelación del viaje de “El Arca”. En el mes de junio de ese año, en el bosque pirenaico de Monte Perdido, ocurre la primera recepción colectiva de los “cristales de Minius”. 2016: Encuentro internacional en el desierto de Atacama y un nuevo contacto con Ivika, desarrollado en el Valle de la Luna el martes 27 de septiembre. En esa nueva experiencia los apunianos amplían información sobre su lugar de origen, las “galaxias espejo”, la importancia del agua y la búsqueda del “Ancestro Común”. En octubre se hace una expedición a Quitaracsa, uno de los “pueblos muestra”. NOTA: Esta cronología es solo un breve resumen, el primero, teniendo como eje los encuentros cercanos en Perú. La cronología, pues, aún está en desarrollo. Hay otros testigos de contacto con los apunianos en el mundo que han protagonizado valiosas experiencias. Se ha incluido este adelanto solo para situar al lector en el contexto de los acontecimientos, sin emitir juicios de valor sobre las experiencias o su contenido. Es solo referencial.
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