380801302 El Arte De Planificar En Futbol Final

  • Uploaded by: Jorge Leiva
  • 0
  • 0
  • February 2021
  • PDF

This document was uploaded by user and they confirmed that they have the permission to share it. If you are author or own the copyright of this book, please report to us by using this DMCA report form. Report DMCA


Overview

Download & View 380801302 El Arte De Planificar En Futbol Final as PDF for free.

More details

  • Words: 65,193
  • Pages: 125
Loading documents preview...
ÍNDICE AGRADECIMIENTOS ,

5

PROLOGO

13

PREFACIO

19

FRASES CÉLEBRES

23

ANTES DE EMPEZAR

33

l. INTRODUCCIÓN

37

2. EVALUACIÓN FÍSICO-FISIOLÓGICA DE LOS JUEGOS REDUCIDOS: ¿QUÉ DEMANDAN? 45 2.1. INTRODUCCIÓN

45

2.2. EVALUAR LA DEMANDA INTERNA

49

2.2.1. LA FRECUENCIA CARDIACA (FC)

50

2.2.1.1. Variables e indicadores a partir de la FC

50

2.2.1.2. Limitaciones de la FC

53

2.2.2. LA CONCENTRACIÓN DE LACTATO (LA) 2.2.2.1. Limitaciones del LA

54 54

2.2.3. LA PERCEPCIÓN SUBJETIVADEL ESFUERZO (PSE) 55 2.2.3.1. Limitaciones de la PSE 2.3. EVALUACIÓN DE LA DEMANDA EXTERNA

58 59

2.3.1. VARIABLES E INDICADORES A PARTIR DE LA VELOCIDAD 60 2.3.1.1. Distancias www.futbold~lit

ro com

60



El arte de -~·~~-·_.;..--•~»a>s-·.-y-..,o,.-. •-"',.,._,,O

'

" ""

"

-·«"'

·,·

·=•<••,.v~·-~·,~-...-c«•

-c-....._,..,w.~,,

........ u~,.._,

.:t;)en ~·s-=istci¡ano

· v"·'-"'""'••-•X

s"

>c.~rc,

·~,·---

·~~-'·

l üct\tid Cas . . ::rn\chand

,,_._ ... ~.,.,__......,..."""~'"""'•••-.,.,-.,~_.,-

,,~·~>•-•-'·•

2.3.1.2. Intensidades

60

2.3.1.3.

64

3. INTERVENCIÓN A PARTIR REDUCIDOS: LAS PIEZAS

65

3.1. LOS JUEGOS REDUCIDOS (JR)

101

A PARTIR DE LA 66

3.2. LA ESPECIFICIDAD DE LOS JR

102

3.3. CÓMO INTERVENIR CON JR

106

Frecuencias

2.3.1.4. Indicadores globales con velocidad 2.3.3. VARIABLES E INDICADORES ACELERACIÓN, GIROS Y SALTOS

2.3.3.1. Indicadores globales con aceleración

67

2.3.4. LIMITACIONES DE LAS DEMANDAS FÍSICAS

70

2.3.5. MÁS VARIABLES QUE LAS FÍSICAS

71

2.4. APLICACIÓN DE LOS INDICADORES DE CARGA INTERNA Y EXTERNA 72 2.4.1. JUSTIFICACIÓN

72

2.4.2. RELACIONES ENTRE INDICADORES Y VARIABLES 76 2.4.3. SELECCIÓN DE INDICADORES DE CARGA INTERNA Y EXTERNA 81 2.4.4 CÓMO UTILIZAR LOS INDICADORES DE CARGA EXTERNA E INTERNA 85 2.4.5. INTEGRANDO CARGA INTERNA Y EXTERNA

DE

JUEGOS 101

3.3.1. MODIFICACIONES EN EL ESPACIO

107

3.3.2. MODIFICACIONES EN LA INTERACCIÓN

109

3.3.3. MODIFICACIONES DE OTRAS VARIABLES

111

3.4. PROBABLES EFECTOS AL INTERVENIR CON JR .. 112

4. PERIODIZACIÓN DE LOS JUEGOS REDUCIDOS: EL PUZLE 123 4.1. INTRODUCCIÓN

123

4.2. FUNDAMENTOS DEL MODELO

127

4.3. EL MODELO TRIDIMENSIONAL EN LA PERIODIZACIÓN 136

96

4.3.1. ¿CUÁNTA DOSIS DE JR?

141

4.3.2. LOS JR EN LA SESIÓN

144

4.3.3. LOS JR EN PRETEMPORADA

146

4.3.4. LOS JR EN EL MICROCICLO COMPETITIVO

153

4.3.5. LOS JR EN LA SUCESIÓN DE MICROCICLOS COMPETITIVOS 156 4.3.5.1. Progresión en los JR

157

4.3.5.2. El nivel actual del equipo

158

4.3.5.3.

Secuenciación de los JR: bloques de seis semanas. 166

4.3.5.4. Tabla resumen: propuesta de niveles www.fut

ldeli

.com

f

de ltbro e

172

4.3.6. OTRAS OPCIONES PARA MODULAR LOS JR . . .

174

4.3. 7. CUANTIFICACIÓN SUBJETIVA DE LA CARGA DE LOS JR. 175

5. EJEMPLO PRÁCTICO DE INTERVENCIÓN CON JUEGOS REDUCIDOS 179 5.1. ANTECEDENTES

179

5.2. MÉTODO

181

5.2.1. PARTICIPANTES

181

5.2.2. VALORACIONES PREVIAS

181

5.2.2.1. Test condicionales pre-intervención

181

5.2.2.2.

183

5.2.3.

Formatos de juego pre-intervención

PLAN DE INTERVENCIÓN

5.2.3.1.

185

Directrices del club en la planificación semanal .. 187

5.2.3.2. El D-3 en el plan de intervención

188

5.2.3.3. El D-2 en el plan de intervención

189

5.2.3.4.

192

El D-1 en el plan de intervención

5.3. RESULTADOS

193

5.3.1. INTERVENCIÓN REAL

193

5.3.1.1. Distribución de las tareas

193

5.3.1.2. Distribución de las cargas de entrenamiento .....

198

5.3.2. VALORACIÓN POSTERIOR

207

5.3.2.1. Test condicionales post-intervención

207

5.3.2.2. Formatos de juego post-intervención

209

5.4. DISCUSIÓN

211 , f,:

d I

¡

1

e

6. REFLEXIONES FINALES ,

215

EPILOGO

221

REFERENCIAS

223

PRÓLOGO Mi desconocimiento acerca de la complejidad del entrenamiento futbolístico me previene siempre que accedo a un libro o publicación que versa sobre esta temática. Temo no comprenderlo. Y, sin embargo, a menudo intento vencer dicho temor y procuro leer para comprender. Procuro aprender, que es la postura que he adoptado frente a este "El arte de planificar en fútbol" y la que intento tener siempre ante cualquier disciplina deportiva. ¿Arte o ciencia?, se preguntan los autores en su Prefacio y yo no sé qué responder. Probablemente diría que el entrenamiento del fútbol tiene una mayoritaria porción de ciencia, pero también una no despreciable faceta artística. Pero sí sé que entrenar y dirigir a un equipo de fútbol es difícil, complejo y estresante, una vez experimentada la convivencia con uno de esos equipos -en este caso, de élite europea- durante tres años. De esta experiencia personal concluyo, entre otras cosas, que el entrenamiento del fútbol ha avanzado mucho respecto de hace una década y no digamos en los últimos treinta años, pero tengo la percepción -la intuición más bien, aunque no puedo demostrarlo- que el fútbol todavía no ha alcanzado el grado de sofisticación en la preparación técnico-tácticofísica que poseen otras disciplinas. Es decir, tiene bastante recorrido por avanzar en el camino del perfeccionamiento, lo que es una oportunidad genuina para todos cuantos se proponen difundir e intercambiar conocimiento, como son Julen y David, autores de este libro que aporta un nuevo paso en dicha ruta y en nuestro aprendizaje.

?ltMtt'l)e,z,a/utaa 'Peuodiata

f

i, o L d e I ! i) í"' o

Bien entrados ya en el siglo de la tecnología, la innovación y el Modelo de Juego, mientras algunos siguen pensando que en el futbol esta todo ya inventado y que la táctica no se puede planificar, otros como Julen y David, siguen dedicando su tiempo y esfuerzo diariamente a hacer mejorar nuestro futbol. Sea arte o sea ciencia, el entrenamiento, a mi humilde entender, es sin duda la mejor herramienta para hacer mejorar el juego colectivo e individual, y el método, el camino que cada uno de nosotros entendemos más eficaz para conseguirlo. Por suerte son muchos los caminos, pero por desgracia no tantas las personas que como David y Julen lo comparten con nosotros. Ellos, han creado una metodología de trabajo mediante tareas de Juego Reducido orientadas al Modelo de Juego, que no solo les sirve para implementar el método, sino que además les posibilita evaluarlo, readecuarlo, replantearlo, etc. en definitiva, controlar mediante ello todo el proceso de optimización del rendimiento. Yo que me he dedicado más a la evolución del proceso formativo, no orientado al modelo de juego, sino al concepto táctico del juego, baso más mi camino en los contenidos de trabajo, su secuenciación en el proceso formativo y en la búsqueda de tareas que se adapten en cada momento al nivel formativo de los niños y niñas, y no a la de un modelo de juego. Sin embargo, en ese camino, al igual que Julen y David utilizo los Juegos Reducidos como herramienta destacada de trabajo. Compartiendo por lo tanto desde distintos caminos la pasión por el Juego Reducido, quisiera transmitiros compañeros lectores, mi más sincera admiración por el trabajo que han compartido Julen y David con nosotros. La aportación que nos hacen en la dinámica de cuantificación de carga externa e interna del juego, la visión que nos dan de la estructura y adaptación al Modelo de Juego del Juego Reducido y sobre todo la validez que todo esto otorga a la observación del juego, que tan importante es para poder incidir en la acción de mejora de nuestros jugadores mediante la tarea de entrenamiento, hacen además de por otros aspectos de este libro, una lectura muy agradable y enriquecedora. www futboldeli

ro.com

Destacaría sin duda en todo ello, la practicidad y sencillez con la que han conseguido unir dos mundos tan cercanos pero que habitualmente alejamos tanto, como son el de la rama investigadora o científica, con la rama práctica o de campo, algo que sin duda deja evidencia de la gran capacidad que tienen en ambas áreas. A ti compañero lector, desearte que disfrutes como he hecho yo de esta lectura y a vosotros Julen y David, felicitaros por este maravilloso trabajo y agradeceros el haberlo compartido con todos nosotros.

tJa,i~att¡ 7«ttaanda 1)i,z,ecta,z, 1)efta'ttwa ~ imet S ft,a,z,ta

Es para mi un placer poder dedicarle una palabras de reflexión a este libro sobre entrenamiento. Si definimos disciplina como la capacidad que implica la puesta en práctica de una actuación ordenada y perseverante, en orden a obtener un bien o fin determinado, este libro es un ejemplo. Solo personas metódicas, capaces, ordenadas y, sobretodo, constantes, lo han hecho posible. Enhorabuena a los autores por el espléndido trabajo, por hacernos dudar de nuestros cimientos, que a veces permanecen anclados por comodidad, inseguridad o desconocimiento. Gracias por haber aportado al mundo del entrenamiento en fútbol nuevas ideas, propuestas novedosas que seguro servirán para avanzar en la temática. Que no se confunda el lector pensando que este libro es hermético, estanco. Todo lo contrario. Este libro esconde bajo su aparente encorsetamiento una flexibilidad brutal. La adaptabilidad en el entrenamiento puede leerse de manera explícita a lo largo del texto y de diferentes maneras entre líneas. Rigurosidad para estudiar el fútbol en su complejidad, flexibilidad para adaptarse al momento de su intervención. Para mí como COACH, que me sirvo en la mayoría de las ocasiones de la intuición, de la emoción, de lo que percibo en el momento de abordar un reto personal, esta segunda me resulta clave para buscar los resquicios que optimicen personas, y también equipos, [cómo no! Acabo sugiriendo que os dejéis llevar, en algunas cosas estaréis de acuerdo, en otras todo lo contrario. Algunos conceptos necesarios, otros repetidos. Algunas ideas novedosas o adaptadas. Pero ... , ¿sabéis cual es una de las cosas más importantes en mi vida? Sentir. "La gente olvidará lo que dijiste, lo que hiciste, pero nunca olvidará lo que les hiciste sentir" (Maya Angelou). Por todo esto, gracias, muchas gracias por vuestro esfuerzo. Espero que con este libro descubras esto y mucho más.

S e,z,9ia &¡fteteta Lice'1dada en ~iaa

de ea Aawidad

7úica e¡ Vefto-'ttir14

&'1t'tenada,z, nwet 3 de

.f

d l bro.corn

f

ldclit1r

/út~

f-. ·- · \ ¡.

í i

·.á§;



REFACIO ¿Qué es entrenar, arte o ciencia? El proceso de entrenar fútbol, de concebirlo como una actividad artística (que depende de las cualidades del artista y solo depende de su criterio), a considerarlo como actividad científica (lo que significa entenderla sujeta a las evidencias acumuladas) hay un salto de paradigma. A día de hoy, la cuestión sigue en debate, perenne por la complejidad del juego, al amparo por tanto de resquicios todavía no resueltos, por la interpretabilidad del rendimiento y su relación intermitente con el resultado. La pregunta no es retórica. Ante tal cuestión el lector debe posicionarse. Aunque pueda parecer un asunto banal, es vital conocer desde qué paradigma se aborda la lectura de este libro. Como hemos dicho, según la posición que se adopte, nuestras actuaciones como entrenadores tendrán una base estable y previsible por una parte (ciencia) o, por el contrario, si, como en el arte, todo depende de la voluntad y la pericia de cada uno, queda poco espacio para un saber sistemático sobre el proceso de entrenar (planificar, intervenir y evaluar). Pero, justamente, lo que configura una profesión es que exista un saber sistemático sobre un determinado campo de actuación especializada. Si eres de los que entiendes que entrenar es solo arte y sigue prevaleciendo en ti la idea de que "a entrenar solo se aprende entrenando", este no es el libro que necesitas, de hecho no necesitas formación, solo tener experiencias, como los chamanes. Afirmar la necesidad de un abordaje científico del quehacer de los entrenadores no significa negar su componente artístico. También sucede en el resto de las profesiones. Precisamente es la mentalidad artística la que propicia iniciativas de innovación, de cambio, que rompiendo hábitos abren nuevo caminos más atractivos y eficaces de actuación. Si bien entrenar tiene bastante de arte, su estudio y mejora tiene que hacerse al amparo de criterios científicos de sistematización. Sobre entrenamiento hay ya mucha evidencia escrita (en mucha mayor proporción que la leída), pero se necesita avanzar más, ¡cómo no!, sobre todo en aspectos más específicos del ciclo 'proceso de entrenamiento' planificar, intervenir y evaluar- en el ámbito de los deportes colectivos. fut!,G

d l

,,,

Pero este avance no será real si sigue prevaleciendo la idea que entrenar es solo arte y, por tanto, nadie tiene nada que decir al respecto, debido a que cada artista desarrolla su actividad como mejor le parece. A veces parece que lo difícil no es tanto concebir nuevas ideas sino saber librarse de las antiguas, y este es el primer paso. Este libro ha sido la excusa perfecta para poner 'negro sobre blanco' algunas de las inquietudes que, en las diferentes etapas como jugadorpreparador físico, entrenador, profesor e investigador, han rondado en la cabeza las innumerables horas delante del ordenador, esperas en los hoteles o en los largos viajes en autobús para disputar los partidos de competición. Dichas inquietudes las hemos debatido en multitud de foros de distinto cariz, desde el más científico hasta las tertulias de bar. Inquietudes que hemos ido convirtiendo en problemas de investigación para intentar describir, explicar e incluso predecir el juego.

Esperamos que este libro se sume a otros tantos que intentan acercar mundos habitualmente alejados entre sí, el del científico y el del Conocedores de que las dinámicas que llevan, lenta la del y fugaz la del ámbito del fútbol profesional, hacen difícil relación íntima, deseamos que nuestra pequeña aportación permita ambos universos. Para hacer realidad nuestra propuesta hemos llevar a pie de campo, llegar hasta el último nivel de concreción, entramado de conceptos que hemos procurado describir con sencillez torno a la planificación, intervención y evaluación. En la medida de posible hemos añadido ejemplos reales con datos de equipos en activo para explicar la aplicabilidad de lo expuesto. Esperamos que sirva de provecho.

Como resultado de multitud de investigaciones se van dando forma a posibles soluciones, inacabadas por supuesto. Propuestas coherentes que, sin duda, necesitan de tiempo y esfuerzos para ser contrastadas y afinadas. En el fútbol, las respuestas no son únicas ni estáticas. Respuestas que van evolucionando, motivadas en gran parte por los datos que aportan las nuevas tecnologías, convertidas en información gracias a los mayores recursos económicos y humanos disponibles. Información que transformada en conocimiento, hay que ir siendo capaz de ir aplicando a los terrenos de entrenamiento y competición. Pero las nuevas tecnologías no solo han permitido una evolución en las respuestas que se van dando para resolver los mismos problemas. Además, la tecnología ha favorecido una Revolución en el proceso de entrenamiento, ya que ha permitido cambiar la formulación de las preguntas e incluso ha hecho emerger nuevos interrogantes, dándonos luz sobre la multitud de matices que debemos atender si queremos entrenar desde una base científica. Ahora tenemos los medios para abordar nuevos planteamientos, desde otros paradigmas. Esto es innovador, cambiar las preguntas que se hacen en torno a la preparación de los futbolistas, para hacerles ser precisamente eso: jugadores de fútbol.

f

d l

. C()!H

f

célebres

Julen Castelíano

y David Casamichana

p.;...-------,·--·-·-·--··-···,·c,·-··-··---·---·-------·-·-----------·



FRASES CÉLEBRES CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN

• El cuerpo técnico debe intentar maximizar el rendimiento colectivo, a través de la optimización de los diferentes elementos y sus interacciones. • Una de las características que debe considerarse en la planificación en fútbol es la adaptabilidad al día a día. • Calidad antes que cantidad en la intervención, entendiendo por calidad la especificidad de acciones con respecto a la competición. • Si después de medir la intervención no valoramos, ¿cómo sabremos los porqués del rendimiento del equipo?

. futboldelibro.com



El

arte de

en fútbol

Julen Castellano

CAPÍTULO 2: EVALUACIÓN FÍSICO­ FISIOLÓGICADELOS JUEGOSREDUCIDOS: ¿QUÉ DEMANDAN? • El propósito de la cuantificación de la carga de entrenamiento es tomar decisiones adaptadas a buscar la maximización del rendimiento del equipo a travésdelaoptimizacióndesus componentes e interacciones. • El procedimiento de cuantificación adoptado tiene que ser adaptado al contexto, sostenible y con aplicación práctica. • La escala de Percepción Subjetiva del Esfuerzo es una herramienta sencilla, sin coste, fiable y útil para conocer la intensidad y carga de partidos, entrenamientos y/ o tareas. • Relativizar la demanda externa a referencias individuales es una alternativa interesante para abordar la cuantificación de la carga. • Conocer más sobre los movimientos inerciales (aceleración! desaceleración, giros, impactos etc.) abre nuevas perspectivas de valoración de la carga en deportes intermitentes • Los comportamientos colectivos en la interacción prevalecen a las demandas físicas en la implicación sobre el rendimiento en deportes colectivos. •



dupliquemos información, escojamos únicamente aquellos n~'"'''"'""''°' necesarios para obtener información válida y aplicable. La comparación de las demandas del entrenamiento respecto a demanda de cada jugador en competición se presentan como una interesante y fácilmente interpretable. Un aspecto a atender es la distribución de la carga en la propia además del propio valor de carga semanal y su relación con la de las semanas anteriores. • Integrar indicadores de carga externa e interna nos permite abordar la evaluación de diferentes escenarios: estados de forma, fatiga, comparación entre perfiles de jugadores o demarcaciones.

3: INTERVENCIÓNA PARTIR DE JUEGOS REDUCIDOS: LAS PIEZAS • Los juegos 'largos' son tareas que respetan la especificidad de la modalidad, y por tanto imprescindibles en el proceso de entrenamiento. • La especificidad del entrenamiento debe ser vista desde un paradigma holístico, es decir, incluyendo todas las dimensiones físicas, fisiológicas, motrices, cognitivas y psico-sociales.

Necesitamos medir para evaluar y después intervenir .

www.futbodelibro.com

David Casarnichana

www futboldelibro.com

El arte de __

en fútbol

......,_..._.._.,.._-.,._..,.,.,,.,.,.,--.·".,,.."-·-·-~•M··•

,,.~~·

,v-----~~~cc,~~~~--~~•-"'"",,_ __

• Además del principio de especificidad, debemos intentar atender al principio de sobrecarga y, por tanto cuando sea aconsejable, intensificar alguna de las facetas de la dimensión condicional del futbolista.

....,..~...-..-,<•.,..._.~,.,.,..-..........,,.,._.__

""~~-~·>>.-~-~--~·

Juien Castellano y David Casemichana . .,,. ....... ..,..,. ~--~,

--..-v-.,--.~~-~-·--·-----~--,.,_,


• Debemos intentar que la resolución de las tareas planteadas en el proceso de entrenamiento no provoque que surjan conductas alejadas de lo que se desea que ocurra en competición. • Cada equipo debe diseñar sus propios JR con los que optimizar los comportamientos colectivos que mejor le permitan desarrollar su modelo de juego. • A medida que nos alejamos del juego en nuestras propuestas de entrenamiento, reducimos la posible transferencia de aprendizajes y adaptaciones a conseguir. • Podemos utilizar las teóricas limitaciones de los JR en beneficio propio dentro del proceso de entrenamiento para provocar los efectos deseados en nuestros jugadores

Los juegos reducidos permiten incidir sobre las diferentes estructuras del futbolista de forma concurrente, no sólo desarrollándolas de manera aislada, sino también incidiendo en sus interacciones.

• La individualización del entrenamiento debe ser realizada bajo la premisa de la especificidad y, por tanto, en situaciones de cooperaciónoposición.

• No creemos que entrenar en condiciones muy dificultadas fatiga, con lastres, o deshidratados) mejore la calidad del juego.

• La observación es clave en el desarrollo de la tarea para detectar si los comportamientos que emergen son los deseados. • El futbolista durante la competición rara vez manifiesta su máxima velocidad o fuerza, en cualquiera de sus manifestaciones.



(con

• Periodos de entrenamiento con cargas muy superiores a la media anual comprometen el rendimiento y la salud del deportista. • El modelo de periodización que se propone incluye alternancia horizontal (en la misma semana) y vertical (en la sucesión de semanas). • La asignación de un único nivel de carga a una tarea 'esconde' información pertinente a contemplar por el cuerpo técnico. Queremos saber su impacto en fuerza, resistencia y velocidad. • La baja demanda en los jugadores de algunos formatos de JR posibilita su utilización como calentamiento o activación .

www.futboldelibro.com

futboldelibro.com



i:l

arte de

Iulen

..-,.,o,.·,~---.--.~

• La prescripción del tiempo de trabajo y recuperación influye en las respuestas del jugador, por lo que debe considerarse para alinearlo con el propósito de la tarea.

- .... -

............

...,~-·...-~

:~:2~1~~:L-~no y David Cas:. .3Y;'.c:.a:;¡.,

>-~-·--·=~--., , ,.,.,.,. ~- =-~-~--""'"""'--""'"""....,._~

..

. . - ..

-.--=~- ....... -~-~~

.APÍTULO 5: EJEMPLO PRÁCTICO DE TERVENCIÓN CON JUEGOS REDUCIDOS • El camino se hace al andar. No hay más que poner en práctica la propuesta de periodización para ver hasta dónde nos lleva y valorar si el camino mereció la pena.

• La duración de la tarea puede establecerse sin límite (decide el entrenador), con puntuación límite, con duración límite o según el 'rendimiento del equipo'. • Un equipo puede dedicar más de 40 horas al calentamiento a lo largo de una temporada. ¿Podríamos aprovechar ese tiempo? • Tareas de fútbol de principio a fin, y en pretemporada también, eso sí, respetando la progresión y afinando las demandas. • La variabilidad es inevitable, ¡saquémosle provecho en la medida que se pueda! • Necesidad de valorar las demandas impuestas a cada jugador durante el entrenamiento tomando como referencia "su"perfil de partido. • La flexibilidad en la configuración de los JR es clave para perfilar la alternancia horizontal dentro de la semana. • Los JR deben ser también diseñados para provocar una alternancia vertical, en la sucesión de semanas.

• En realidad lo que se pretende comparar es en qué medida se reproducen en el entrenamiento las exigencias de carga e intensidad de las variables o indicadores estudiados. • Creemos que no es suficiente una alternancia horizontal de las cargas, estas, además, deben progresar en el tiempo o a lo largo de la temporada (o temporadas). • La alternancia de formatos enriquecerá el bagaje de demandas en todas las dimensiones necesarias, priorizando, cómo no, las que inciden en el modelo de juego que los jugadores deben desplegar para funcionar como equipo.

• Una de las decisiones que debe tomar el cuerpo técnico tiene que ver con la prescripción de las tareas, ¿cuánta 'dosis' de cada tarea?, y ¿podemos progresar?



www.fuboldelibro.com

.futboldelibro.com



El arte de planificar en fútbol

CAPÍTULO 6: REFLEXIONESFINALES

• Por tanto, no consideramos acertados los procesos de entrenamiento elaborados sin tener en cuenta el estado (y particularidades) de los protagonistas. Es necesario recabar información para determinar de forma precisa cual es el punto de partida • El orden importa. Primero hay que determinar el objetivo de juego y posteriormente se diseña la tarea atendiendo en la medida de lo posible a los requerimientos condicionales • El cuerpo técnico debe diseñar las situaciones de entrenamiento ad hoc: para el aquí y el ahora, adaptado a su equipo y el momento, debido a que en los libros y/ o artículos científicos vienen descontextualizados



www.futboldelibro.com

p Julen Castellano y David Casarnichana

ANTES DE EMPEZAR En primer lugar, por agilizar la lectura del libro vamos a utilizar el término juego reducido, en adelante JR, para hacer referencia a todas aquellas tareas de entrenamiento que respetan la estructura de duelo colectivo (Parlebas, 2001), es decir, situaciones de colaboración-oposición y de inter-motricidad simultánea. Además los JR son desarrollados en un espacio común y con participación simultánea sobre el balón (Parlebas, 2001). En la literatura pueden encontrarse muchas denominaciones al respecto asignadas a este tipo de contenidos, tales como: tareas jugadas, juegos, juegos con tema, tareas globales, juegos cortos, medios y largos. Incluso, en el entorno anglosajón los podemos encontrar denominados como: small-sided game, medium-sided game, intermediate-sided game, large-sidedgame, conditionedgame, constrainedgame or task constraints, entre otros. En el texto utilizaremos los JR para referirnos a todo el conjunto de denominaciones y formatos enumerados previamente. Por otro lado, hemos creído oportuno seguir un camino inverso al lógico cuando se llevan a cabo las diferentes fases del proceso de entrenamiento y que habitualmente siguen este orden: planificación, intervención y evaluación. Sin embargo, en lugar de echar a andar desde la planificación (capítulo 4), pasando por la intervención (capítulo 3), hasta llegar a la evaluación (capítulo 2) y volver a empezar, para una mejor comprensión vamos a seguir el camino inverso. En cualquier caso dejamos al lector autonomía para iniciar, continuar y seguir el libro en el orden que considere y que dependerá probablemente de la formación previa que sobre esta temática tenga. La secuenciación propuesta parte, primeramente, por describir las variables o indicadores que podrían utilizarse para cuantificar la demanda energética y neuromuscular de tareas y entrenamientos. En segundo lugar abordaremos cómo se puede intervenir a partir del uso de JR, es decir, conocer las piezas o tareas con las que confeccionar sesiones de entrenamiento basadas en el juego. Finalmente, acabaremos exponiendo un modelo de planificación, es decir, detallando cómo hacer encajar las piezas y completar el puzle en la sesión, el microciclo y en la sucesión de estos últimos. Tal y como quedará reflejado en el libro la www.futboldelibro.com



------

El artr· d!:~ planificar en fútbol

temporalidad de estos tres procesos que se presentan de manera lineal responden en realidad a dinámica sincrónica -aflorando la necesidad real de afrontarlo al mismo tiempo-, inter-conexa, circular y repetitiva. Finalmente decir que el texto esta 'regado' con multitud de citas haciendo referencia a la misma cantidad de estudios que han sido consultados por los autores de este libro y que nos han permitido completar estos capítulos. Animamos a los lectores que si encuentran alguna idea, sugerencia, falta de explicación o cualquier otra deficiencia en los capítulos que siguen a partir de aquí no duden en hacerse con la referencia original para contrastarla e interpretar los resultados de dichos trabajos, elaborando una composición de lugar propia. Al final del libro se recogen todas las referencias citadas en el texto.

www.futboldelibro.com

..

··--·····

Introducción

~~~~~~~~~

Julen Castellano y David casc1michana

1. INTRODUCCIÓN El objetivo principal del cuerpo técnico en un club de fútbol en el ámbito del rendimiento, independientemente de su nivel competitivo, es maximizar el rendimiento colectivo presente y/o futuro. Maximizar el rendimiento colectivo de un equipo de fútbol, supone OPTIMIZAR todos los elementos que componen el sistema y los subsistemas que incluyen, sin obviar sus interacciones. Veinticinco cuerpos diferentes (con pasados particulares e inmodificables, con presentes propios e irrepetibles y con futuros desconocidos y, en cierto modo, impredecibles) abocados a compartir un mismo proyecto: competir al mejor nivel posible. Y para esto hay que entrenar. El entrenamiento debe entenderse como un proceso planificado, donde un deportista es intervenido y posteriormente se valora el resultado obtenido como la diferencia del estado previo y el actual. El proceso de entrenamiento deportivo debe atender a aspectos como; la frescura (o wellness), el estado de forma (o training status), la carga de entrenamiento (o training load) y el rendimiento (o performance). En el proceso de entrenar la frescura del deportista es sometida a cargas de trabajo que le provocan 'cierta' fatiga con el objetivo de generar adaptaciones en el organismo, mejorando (con el tiempo) su estado de forma y en consecuencia, su rendimiento. La carga de entrenamiento alude al estrés o estímulo al que se somete al deportista y ha sido calculada históricamente como el producto del volumen por la intensidad del ejercicio (Flanagan y Merrick, 2002). Para cuantificar el entrenamiento en fútbol la unidad de volumen más habitualmente utilizada es el tiempo (minuto). Sin embargo, determinar la intensidad, especialmente cuando se utilizan en el entrenamiento situaciones abiertas, como pueden ser los juegos reducidos (JR), resulta más complicado (Flanagan y Merrick, 2002). Expondremos algunas alternativas en el texto.

www futboldelibro

com



f Introducción

Julen Castellano y David Casam,chana

Solo después, tras un periodo de recuperacion adecuado (Bompa y Haff, 2009), donde se incluyen las diferentes fases: la aguda (1-2 h posterior al ejercicio), la de restauración (24-48 h después) y la de super. compensación de los sistemas fisiológicos (a las 36-72 h), el deportista. podrá adaptarse, en principio, a mayores niveles de rendimiento que los iniciales (Coutts, 2001). El deportista deberá ser estimulado nuevamente con cierta asiduidad (repitiendo los estímulos cada 3- 7 días, cuarta fase) para que se optimice el rendimiento de manera estable, atendiendo a que este stress provocado sea específico al deporte en cuestión (GarcíaManso et al., 1996). El proceso de entrenamiento está regulado por un conjunto de leyes biológicas y pedagógicas interrelacionadas entre sí, conocidas como los principios del entrenamiento deportivo (García-Manso et al., 1996),

que se aplican a todos los ámbitos y tareas que se desarrollan en el entrenamiento definiendo el contenido, los métodos y la organización, y que orientan y optimizan la capacidad de acción de los deportistas y entrenadores (Cometti, 1999; Godik y Popov, 1993; Weineck, 1994a y b). En la línea del modelo circular de cinco elementos (acción, análisis, retroalimentación, plan e implementación) que proponen Morgans et al. (2014), de manera simplificada, podemos establecer los tres pilares básicos que sustentan el proceso de entrenamiento: planificar, intervenir y evaluar (Figura 1.1). Ellos conforman los elementos del modelo que permite representar la dinámica de relaciones que se dan en el proceso de entrenamiento, en una secuenciación sin fin.



Figura 1.1. Modelo del proceso de entrenamiento.

¿Qué entendemos por planificar, intervenir y evaluar como fases del proceso de entrenamiento? Planificar es marcar un objetivo alcanzable, organizar los recursos necesarios para lograrlo, previendo lo que pueda ocurrir. Para tal fin se necesita establecer un plan de acción con el que prever de manera sistemática y racional los acontecimientos futuros, teniendo en cuenta el contexto del lugar y el momento, las demandas de la competición y, por supuesto, el perfil de los jugadores con los que se cuenta. La gestión de los diferentes elementos y sus interacciones está implícita en el proceso de entrenamiento en fútbol. Ingredientes que hay que manejar en la elaboración de una planificación única, para el aquí y ahora. Planteamientos holísticos, no restrictivos, es decir, del ámbito de la no linealidad (Busso, 2003) deben ser un referente también en la planificación. Pero no hay que confundir adaptabilidad con improvisación en lo que a planificar se refiere. Es decir, rigurosos en el trabajo pero flexibles al mismo tiempo (sensibles a la aparición de

,1Hw.futlxldel1t.1n

com

ww4 futboldelibro.com



situaciones/comportamientos emergentes) para desarrollar el proceso de entrenamiento (García-Manso, 1999) que permita alcanzar la meta deseada: mejorar el rendimiento.

los jugadores, que ponen luz a un planteamiento bloqueado del Esto, sobretodo, hay que potenciarlo y aprovecharlo. Los jugadores dueños del juego, el entrenador no puede jugar por ellos.

Intervenir es actuar sobre los jugadores y equipo. Puede ser entendido desde dos perspectivas bien distintas, denominadas estilo y estrategia de intervención (Martínez de Santos, 2003). El primer tipo de intervención, la del estilo, es importante pero no será abordada en este libro, ya que su objeto de estudio versa sobre la forma en que el entrenador se relaciona con sus jugadores ahondando en las relaciones afectivas, emocionales, verbales, informacionales, etc. La segunda, la estratégica, tiene que ver con las tareas o contenidos que el cuerpo técnico plantea a sus jugadores y el tiempo que le dedica a la práctica efectiva. Esta, la segunda, es la que abordaremos en este libro, focalizando la atención en los efectos condicionales esperados por el formato de JR que pueda prescribirse en el entrenamiento.

el tercer vértice del triángulo esta evaluar, el constante feedback. del entrenamiento requiere, sobre todo, conocer lo que ha realizado (Borresen y Lambert, 2009), proporcionando necesaria y contextualizada (Coutts et al., 2009), en qué medida se van cumpliendo los objetivos marcados para y su relación con la condición física.

La premisa que guía el proceso de intervención en el fútbol deben ser primar la calidad sobre la cantidad. En el fútbol, como en la vida, más no siempre es mejor y a veces puede resultar más efectivo no seguir un camino lineal en el proceso de entrenamiento. Calidad en el sentido de situar en la medida de lo posible al jugador en un contexto similar a donde luego debe intervenir, donde información y acción simultaneen el lugar y el momento en el que el sujeto debe dar respuesta a los problemas motrices del juego. Pero intervenir no es solo marcar una tarea y dejar hacer a los protagonistas. El cuerpo técnico tiene un rol clave en el quehacer diario, para tomar decisiones que propongan y/o reorienten efectos no deseados que emergen inesperadamente. Tareas que no dan de sí lo deseado por el entrenador (no atienden al modelo de juego que se plantea para el equipo), jugadores que no disponen de la competencia requerida para desarrollar con solvencia las demandas planteadas u otros muchos condicionantes externos (ajenos a la tarea, al entrenador o al jugador) como la climatología, resultados previos, dificultad de próximos enfrentamientos, que interfieren en la respuesta esperada en la práctica prescrita, obligan al cuerpo técnico a un estado de guardia permanente. Pero también puede ocurrir todo lo contrario. Comportamientos emergentes propuesto por los protagonistas de la

f

d l

Si además se puede contrastar el estímulo recibido por los jugadores los resultados obtenidos en pruebas físicas de velocidad, resistencia estamos en condiciones de hacer una valoración más sobre cómo ha evolucionado el rendimiento físico de los jugadores largo de la temporada. En este sentido tratamos de establecer una relación entre el estímulo (lo que hemos realizado) y el efecto adaptaciones, positivas o negativas, conseguidas). Se trata de ir conocimiento para ir siendo cada vez más efectivos en la Actualmente existe información limitada sobre la carga de en el fútbol de rendimiento (Algroy et al., 2011; Scott et 2013b), no siendo los datos habitualmente públicos (Drust, y Green, 2013), como es de suponer. Gracias sin embargo a la aparición de tecnología para monitorizar la carga de entrenamiento y/o competición (Borresen y Lambert, 2009), cada vez resulta más sencillo medir la actividad observable de los jugadores (carga externa). Desde hace algunos años se van aplicando los dispositivos GPS en el ámbito deportivo, aportando numerosa información al respecto (Cummins et al., 2013). Con estos dispositivos por ejemplo, se puede registrar la carga de las sesiones (Mara et al., 2015) y acumulando información respecto a variables como la distancia total, la que se recorre a más de 12 km ·h·1, a más de 19 km ·h-1 y aceleración/ desaceleración, complementándolo con valores dados en la respuesta dada en cuestionarios de bienestar o wellness.

f

d l

En esta línea, tesis doctorales recientes (Akenhead, 2014 Malone, 2014), y otras que veremos en los próximos años, son · prácticos de lo que se entrena en la actualidad, reflejando alternativas particulares. Sin embargo, estudios de lo que hacen otros equipos no deben ser en ningún caso la guía a replicar. Cada equipo debe buscar su forma de hacer. El equipo es único y necesita su propia planificación e intervención. Conocer lo ajeno podría ayudar a situar nuestra intervención, a tener una referencia de lo que puede ser poco o mucho, pero en ningún caso repetir, aunque pudiera aproximarse, porque al fin y al cabo estamos entrenando y jugando al mismo FÚTBOL. Este tipo de estudios descriptivos dan la oportunidad de tener una referencia con la que comparar nuestra intervención y alertarnos sobre algunos aspectos que podrían ser de gran utilidad en el proceso de entrenamiento, como por ejemplo: a) si en la planificación semanal los contenidos que componen las sesiones en función del día de la semana son diferentes entre sí, porque pudiera no ocurrir cuando se relativizan los valores a minuto de práctica (Malone, 2014) o b) si estamos estimulando de manera específica a los jugadores que ocupan diferentes demarcaciones, porque pudiera no ocurrir (Akenhead, 2014). Estas inquietudes darán lugar a otras cuestiones que pululan en torno al proceso de entrenamiento, como por ejemplo, cuánto JR prescribir, cómo secuenciar los JR, cómo comparar la carga de entrenamiento respecto a la referencia de la competición, y un largo etc. Algunas de ellas abordadas en el presente libro.

sumamente eficiente como para poder establecer correlaciones, altas en algunos casos, con cambios o no cambios en la condición (Los Arcos, Martínez de Santos, Yanci, Mendiguchia, y Méndez2015), como para detectar estados de fatiga o posible sobrey el consiguiente riesgo de lesión (Gabbett et al., 2011). este motivo, coincidimos con Los Arcos (2014) cuando menciona conocer una variable tan sencilla de medir como son los minutos de efectiva parece "innegociable" como establecer relaciones entre de entrenamiento y la condición física de los jugadores. Nuevamente animamos al lector a que utilice este texto como libro consulta, no teniendo por qué seguir el ordenamiento que hemos El libro da pie para que uno pueda empezar a leer por donde le interese ya que en la propia dinámica del texto las tres fases del (planificación, intervención y evaluación) están ínter-conexas. big picture del proceso de entrenamiento en cíclico (Figura 1.1), lo que uno podría empezar por donde quisiera o ir saltando de un a otro cuando quiera revisar algún concepto en particular. Las tres del proceso, adornadas con ejemplos prácticos, serán desarrolladas los siguientes capítulos del libro. Esperemos que satisfaga vuestras

Con relación a la medición de la repercusión que dicha actividad tiene en el organismo del deportista (carga interna) destacan los dispositivos que registran el ritmo cardiaco o pulsómetros, los analizadores de ácido láctico en sangre o en menor medida los analizadores de gases portátiles (Borresen y Lambert, 2009). Por su sencillez y bajo coste la utilización de la escala de Percepción Subjetiva del Esfuerzo (PSE) ha proliferado en el ámbito deportivo en los últimos años, en la cuantificación de tareas (Casamichana y Castellano, 2015) o sesiones completas de entrenamiento (Casamichana et al., 2012b). Mostraremos algunos ejemplos en el segundo de los capítulos. Cuando los recursos humanos y tecnológicos no lo permiten, el simple registro de la duración de la práctica efectiva (tiempo en el que el jugador ha estado realizando algún tipo de actividad) parece f

d l

f

d l

> Evaluación fisico-faio!ogica de los Juegos (educidos

Julen Castellano y David Casamichana

2. EVALUACIÓN FÍSICO­FISIOLÓGICA DE LOS JUEGOS REDUCIDOS: ¿QUÉ DEMANDAN? 2.1. INTRODUCCIÓN En esta sección hablaremos de lo que es la carga externa e interna, sobre la necesidad de cuantificar dicha carga y de los diferentes métodos para hacerlo. Se debe, además, integrar el estado del jugador o training status, ya que no queda justificada una cuantificación de la carga si no es para tomar decisiones y así reorientar las dinámicas de entrenamiento. De aquí surge la necesidad de que este proceso sea sostenible y no se quede únicamente en la fase descriptiva de lo que los jugadores van realizando. Con la información que se recoge ¿podemos tomar decisiones sobre lo que se tendrá que hacer la próxima sesión o semana? Cuando prescribimos JR al jugador la demanda solicitada es interpretada por el organismo como un estrés fisiológico (Borresen y Lambert, 2008), un conjunto de estímulos que forman la carga de entrenamiento (González-Badillo y Ribas-Serna, 2002). Así, para que un organismo incremente su rendimiento necesita una exposición sistemática a nuevos estímulos (cargas de entrenamiento) que provoquen adaptaciones específicas de los diferentes sistemas fisiológicos (Borresen y Lambert, 2008; González-Badillo y Ribas-Serna, 2002). Surge aquí la necesidad de empezar por diferenciar la carga externa de la interna (Impellizzeri et al., 2005). La carga externa corresponde al estímulo realizado por el futbolista, lo observable del comportamiento, la demanda física, mientras que la interna representa la respuesta fisiológica (alteración homeostática) que dicho estímulo genera en el individuo y que tendrá probablemente efectos anatómicos, fisiológicos, biomecánicos, funcionales y psicosociales en los deportistas (Figura 2.1). La carga externa es el factor principal que determina la carga interna (Impellizzeri et al., 2005), aunque otros factores como la condición genética o nivel del deportista ww1e1. futboldel

i br o . corn



> E1 a te

t.

-por defecto)

ol 'I ncar e , r- tbol

pueden influir (Bouchard y Rankinen, 2001). Esto es precisamente lo que más quebraderos de cabeza provoca a los 'preparadores' ya que las correlaciones propuestas por el modelo respecto a la relación estímulorespuesta adquieren tantos matices comojugadores se tiene (y momentos se planteen). De ahí las acertadas críticas a los modelos 'únicos' de rendimiento (Impellizzeri et al., 2005), que aunque pueden respetar un andamiaje similar se vuelven particulares cuando se entrena a personas y equipos. PROCESO DE ENTRENAMIENTO

-

Características individuales

....

100

"-

o~v1d Casam cr=na

y, aunque las implicaciones puedan ser triviales para un solo impacto (tarea, sesión de entrenamiento o incluso microciclo), reproducidas sistemáticamente podrían provocar sobre-entrenamiento O falta de estímulo, alejándonos del estado óptimo de rendimiento e incrementando las probabilidades de lesión en ambos casos. Esto es un hándicap respecto a las adaptaciones esperadas por el entrenamiento (Coutts et al., 2007) cuando se trata de diseñar una intervención en un deporte colectivo. Bajo esta perspectiva resulta evidente pensar que el proceso de entrenamiento se complica, ya que no deberíamos entrenar a todos los jugadores de un equipo de la misma manera. Esto resulta cada vez menos viable a medida que nos alejamos del ámbito del alto rendimiento. Tal y como representa la Figura 2.2, la variabilidad del entreno es una realidad del día a día, que no debe asustarnos.

J

CARGA EXTERNA

y

O

1

(

l

Julen Caste1lanv

tvaluación físi::_

9,5

12

90

7,9

6

80

Calidad y cantidad

)

1

Organización

70 60

25,6

50

40

l CARGA INTERNA

30 20

+--

10

o

..__ Resultado del entrenamiento Figura 2.1. El proceso de entrenamiento

Valoración fisiológica • %T<60Fcmax

i+-

(tomado de lmpellizzeri et al., 2005).

La misma carga externa sometida a dos cuerpos diferentes puede provocar carga internas diferentes y, por tanto, adaptaciones individuales (Castagna et al., 2011; Impellizzeri et al., 2004; Manzi et al., 2013). Parece lógico pensarlo en dos sujetos diferentes (en talla, peso, edad ... ), pero incluso jugadores con similares capacidades condicionales (Abt y Lovell, 2009) asimilan de diferente manera una misma carga externa, pudiendo no ser la óptima requerida para cada uno (por exceso



www.futboldelibro.com

• %T60-70Fcmax

%T70-80Fcmax

• %T80-90Fcmax

• %T>90Fcmax

Figura 2.2. Porcentaje del tiempo en diferentes rangos de intensidad (%FC max) de 17 jugadores en una misma sesión de entrenamiento de un equipo profesional de la Liga Adelante (datos sin publicar).

Pero esto va más allá de la inherente variabilidad inter-individual. Un mismo jugador no es el mismo jugador en dos momentos diferentes. La variabilidad intra-individual (menos acusada que la 'inter'), o dicho de otra manera, la inevitable evolución de las personas sitúa al cuerpo técnico en la necesidad de reinterpretar o adaptar el proceso de entrenamiento 'a medida', para cada jugador y en cada periodo considerado.

wv11,1 f'ut bo l de l tbr o com c



fvaluadón fisico-fis1 !Jgl 2 -'= los i' ,ego-3 ,·e·· ucid'"'s

El arte de plaruficar en futbol

Otra idea que propone el modelo es que la calidad y cantidad de la carga externa tiene particulares efectos si los mismos contenidos se ordenan de diferente manera. No es lo mismo comenzar la parte principal del entrenamiento con un juego grande (10:10 por ejemplo) durante 3. repeticiones de 13 min para acabar con 12 repeticiones de 1 min jugando un 2:2, o hacerlo al revés. Aunque la prescripción del entrenamiento sea la misma, tanto la carga externa como la interna desplegada por los jugadores diferirá. Una razón más por la que se argumenta que el proceso de entrenamiento está entre la Ciencia y el Arte. Cuantificar sí, las siguientes cuestiones que se plantean son qué y cómo. Debido al calado de entrenamientos más tradicionales (atléticos, analíticos o basados en carreras de distancias y tiempo conocidas) se comenzaron a utilizar diversos métodos para cuantificar la carga interna como por ejemplo: cuestionarios, diarios, observación directa o mediciones fisiológicas como la frecuencia cardiaca (FC), la concentración de lactato (LA) o el consumo de oxígeno (V02), entre otros (Borresen y Lambert, 2008). Sin embargo, el protagonismo en los últimos años de los métodos basados en JR (Ford et al., 2010) ha provocado la necesidad de objetivar el desconocimiento acerca de la carga externa de los jugadores durante dichas tareas (Flanagan y Merrik, 2002), surgiendo la necesidad de monitorizarla y cuantificarla (Bekraoui et al., 2010). La incorporación de la tecnología ha dado lugar a la implementación de diferentes técnicas y herramientas para la monitorización de la competición (Buchheit et al., 2014; Castellano y Casamichana, 2014a; Carling et al., 2008) y por extensión transferidas a la monitorización de tareas de entrenamiento (Casamichana et al., 2012b). Técnicas como la fotogrametría tridimensional (Mallo y Navarro, 2008), análisis de video (Gabbett y Mulvey, 2008), seguimiento individual con cámara (Jones y Drust, 2007) y, por supuesto, más recientemente a través de dispositivos de seguimiento global o GPS (Castellano y Casamichana, 2014b) y local o LPM (Buchheit et al., 2014) han abierto la posibilidad de conocer con mayor fiabilidad, precisión y validez aquellas variables externas que demandan a los jugadores cuando resuelven los JR donde se sitúan. Veamos todas estas opciones.



www.futboldelibro.com

_

_

__L_ilen Castellano

y David Casamichana

Desafortunadamente, no existe un parámetro universal que pueda ser utilizado para medir el amplio rango de respuestas internas provocadas por los estímulos de entrenamiento (Petibois et al., 2003). Por esta razón debemos buscar de entre las opciones que tengamos a mano las de mayor validez para conocer las demandas de la actividad deportiva en cuestión. Seleccionar la red de variables (Halson, 2014), complementarias ellas, para cuantificar las cargas externa e interna obtenidas de manera objetiva y subjetiva, es la mejor alternativa sin duda, pero la más costosa también. Hay que ser prácticos y que este arduo proceso de registro sea sostenible, es decir, hay que atender a los recursos, temporales, materiales, humanos y tecnológicos disponibles. Es preferible registrar menos variables y/o indicadores y estudiarlos en mayor profundidad. Tener un despliegue elevado (por ejemplo, 30 variables por 25 jugadores por 300 sesiones son 225.000 datos), que solo permita describir lo realizado no resulta efectivo. Si no se aplica la información recogida en estrategias de intervención aplicables a la próxima sesión, microcicloo periodo considerado para corregir deficiencias o reorientar contenidos, resultará un esfuerzo baldío. Se trata de ir un pocomás allá de la simple descripción, es decir, registrar para evaluar y posteriormente intervenir.

2.2. EVALUAR LA DEMANDA INTERNA Existe una gran variedad de métodos para evaluar la carga interna (Bangsbo, 1994) soportada por los jugadores en los entrenamientos (Dellal et al., 2012a); desde indicadores basados en lactato, los que utilizan la medición del V02 (consumos de oxígeno) a partir de analizadores de gases portátiles, la monitorización de la frecuencia cardiaca, hasta cuestionarios sobre la percepción subjetiva del esfuerzo (PSE). Técnicas que han sido recogidas y comparadas en la literatura (Borrensen y Lambert, 2008), y por extensión también utilizadas en deportes colectivos. La inclusión de nuevas técnicas de medición relacionadas con las hormonas o variables hematológicas, temperatura corporal o residuos producidos por el organismo estarían dentro de este apartado. Hagamos un rápido repaso . www futboldelibro.com



El arte de planificar

en fútbol

..valuación físico-fisiológica de los juegos reducidos

2.2.1. LA FRECUENCIA CARDIACA (FC) Algunos autores han determinado que la monitorización de la FC es. un indicador adecuado de la intensidad del ejercicio debido a la estrecha relación que mantiene con el V02 (Impellizzeri et al., 2004). Igualmente, este parámetro ha sido comúnmente utilizado como medida de intensidad en deportes de equipo (Coutts et al., 2009; Espósito et al., 2004; Gamble, 2004), debido en parte a los precisos sistemas telemétricos de recogida de datos que permiten obtener la FC de todos los componentes del equipo simultáneamente (incluso en tiempo real), para posteriormente o durante la monitorización del evento deportivo transferir los datos al ordenador y llevar a cabo su tratamiento a través de un software específico (Ali y Farrally, 1991). Para ampliar conocimiento sobre el interés, límites y aplicaciones de la monitorización de la FC se recomienda la lectura de Dellal et al. (2012a). 2.2.1.1. VARIABLES E INDICADORES A PARTIR DE LA FC

La FC pico . es una variable que representa cuál ha sido el valor más alto que el jugador ha alcanzado a lo largo de una actividad. El valor absoluto solo es aprovechable para comparar al mismo jugador en una sucesión de tareas pero pierde su representatividad cuando lo que queremos es comparar entre jugadores. El valor relativo, es decir, el porcentaje respecto al máximo del jugador (%FCma), convertiría dicha información en operativa para comparar varios jugadores y/o tareas, aunque deja partes 'oscuras'. Existen dos formas de calcular los valores relativos de la FCmax , o bien a partir del valor absoluto de FC, con una simple regla de tres, o bien considerando la FC de reserva (Karvonen, Kentala y Mustala, 1957, tomado de Dellal et al., 2012a) con la siguiente fórmula, donde además de los valores más altos del jugador se tiene en cuenta los de reposo y, por consiguiente, el rango de pulsaciones disponibles para cada jugador:



En la misma línea la FCmedia viene a ser una variable que representa cuál ha sido el valor medio que el jugador ha mantenido a lo largo de na actividad. Nuevamente, cuando se pretende poder aprovechar u ., d los valores para comparar entre jugadores y/o tareas, la opcion e relativizarlo al máximo individual parece lo recomendado (%FCmediJ En este caso también será necesario conocer si la decisión tomada incluye en la fórmula la FC de reposo o no, aunque en principio parece que lo recomendado es incluirla (Dellal et al., 2012a). Como complemento a %FCpico . y %FCmea·ia y con el objetivo de graduar diferentes niveles de exigencia del entrenamiento, algunos autores han sugerido el establecimiento de rangos o zonas de intensidad cardiaca, proponiendo para ello diferentes criterios. En algunos casos se escogen zonas de transición 'claves' como pueden ser los umbrales aeróbico y anaeróbico (Eniseler, 2005), los cuales son vinculados con indicadores fisiológicos compatibles con la práctica sobre el terreno de juego, como la FC o la concentración de lactato (FernándezCastanys et al., 2002). Con respecto a esta cuestión, Eniseler (2005) relacionó la concentración de lactato (LA) con la carga de trabajo, al tiempo que con la FC para evaluar los requerimientos energéticos durante partidos y entrenamientos, como indicadores de la carga fisiológica de jugadores de fútbol durante diferentes tipos de entrenamiento: partido amistoso (PA), juego modificado, entrenamiento táctico y entrenamiento técnico. Para ello, determinó los umbrales de LA (a 2 y 4 mM) durante un test de campo incremental. Después, la FC fue estimada en los valores de 2 y 4 mM. Los resultados muestran que el porcentaje de tiempo en el que los jugadores obtenían FC por encima de 4 mM en PA y juegos modificados fue de 49,6 ±27,1 % y 23,9 ±24,5 %, respectivamente. Sin embargo, el entrenamiento técnico y táctico requirió la mayor parte del tiempo por debajo del umbral de 4 mM. Según el autor, utilizando los umbrales de LA, los técnicos deportivos pueden estructurar las zonas de FC, lo que a su vez puede ayudar a determinar la intensidad del ejercicio de forma individualizada para los jugadores, así como estimar la intensidad durante el entrenamiento.

%FCreserva = (FCmedia. -FCreposo)/(FC maxima , . -FCreposo)*100 www futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

www.futboldelibro.com



> ----En otros casos se toman criterios arbitrarios, es decir, se establecen los rangos a partir de %FCmax (incluyendo la FC de reserva en los cálculos) para todos los jugadores por igual. Dos de las opciones de establecimiento de rangos son: <75%FCmax' 75-84%FC 84-90%FCmax , and >90%FCmax (Castellanoet max? al., 2013a). <50%FCmax' 50-60%FCmax' 60-70%FCmax , 70-80%FCmax , 80-90%FCmax Y >90%FCmax (Casamichana et al., 2013b). Estos rangos, aunque arbitrarios, atienden más o menos a los diferentes umbrales (aeróbicoy anaeróbico)con los que describir cuál de los procesos de producciónde energía se está solicitandoen mayor o menor medida. Otra alternativa muy práctica, que no pretende otra cosa que simplificar la cuant{ficación de la carga interna es la implementación de fórmulas matemáticas utilizando diferentes variables que son ponderadas, siendo el resultado indicadores globales obtenidos a partir de la FC como Banister's, Lucias's, Eduiards's y Stagno's TRIMP que ya han sido utilizados en diversos estudios para cuantificar tareas de entrenamiento en fútbol (Alexiou y Coutts, 2008; Campos-Vazquez et al., 2014; Coutts, et al., 2009; Impellizzeri et al., 2004). El procedimiento para calcular el valor de estos indicadores (Banister, 1991; Edwards, 1993; Lucia et al., 2003; Stagno et al., 2007) sigue un patrón similar, que consiste en multiplicar el tiempo efectivo de permanencia en algún rango de FC por un valor ponderado establecido: B anis· t er 's TRIMP=- Tefectivo(min) *FCmedia *O ' 64*e1-92*FCmedia

la FCme d.ia se utiliza la FCreserva ).

'

(para calcular

Lucias's TRIMP= (minen FC/1)+ (minen FC/2)+ (minen FC/3), (FCl

se refiere a la frecuencia por debajo del umbral aeróbico, FC2 entre el umbral aeróbioy anaeróbicoy FC3 por encima del umbral anaeróbico). Edwards= (minen 90-100%FC * 5) + (minen 80-90%FCmax * 4) + (minen max

70-80%FCmax * 3) +(minen 60-70%FCmax *2) +(minen 50-60%FCmax *1).



www.futboldelibro.com

-

Evaluación fís1co-;"¡s1olog1cade los Juegos eduocos

Juien Casteliano y Dav,d Casarrichana

(min en 93-100%FC max *5,16) + (min en 86-92%FCmax *3,61) + (min en 79-85%FCmax *2,54) + (min en 72-78%FC max *1,71)+(minen 65-71%FCm ax *1,25). Stagno's

TRIMP=

Para conocer más sobre las variantes que se proponen para la estimación de los impulsos de entrenamiento de manera individualizada se puede consultar Manzi et al. (2013). Para más información se puede consultar http://www.trainingimpulse.com/. Finalmente comentar que la FC también ha comenzado a utilizarse como medidor objetivo del estado de fatiga del deportista (Buchheit, 2014), también en equipos profesionales (Thorpe et al., 2015), donde la medición de la variabilidad de la FC monitorizada en situación de reposo podría dar información sobre la actividad parasimpática cardiaca. Sin embargo, las mediciones de la frecuencia cardíaca no pueden informar sobre todos los aspectos del estado de salud, fatiga o rendimiento, por lo que parece oportuno combinarlo con los anteriormente citados cuestionarios e incluso pruebas de rendimiento, eficaces y no invasivas, como el salto con contra-movimiento (Gathercole et al., 2015; Thorpe et al., 2015) para medir fatiga neuromuscular.

2.2.1.2. LIMITACIONES DE LA FC El fútbol, como deporte de equipo, presenta la particularidad de que los jugadores para resolver la situación motriz combinan, sin orden preestablecido, carreras a diferentes intensidades, duraciones, distancias, intercaladas con acciones de carácter no lineal tales como saltar, cargar, driblar o lanzarse al suelo (Espósito et al., 2004). Esta estructura, acíclica, no lineal, intermitente del juego, unido a situaciones de estrés térmico o emocional que pueden ocurrir durante la competición, podrían alterar la relación lineal entre FC-V02 (Dellal et al., 2012a). Además la FC podría no ser fiel reflejo de las demandas de las actividades realizadas a altas velocidades (Anderson et al., 2010) o en acciones de aceleración-desaceleración de muy escasa duración (2-3 segundos). Es por ello que la FC tomada de manera aislada como único indicador de carga podría estar ocultando otras demandas que son de interés en este www futboldel

i or

o . com



> El arte de planificar

Evaluación físico-fis1ológicade los juegos reducidos

en fútbol

tipo de actividades. Más adelante, en la Tabla 2.1, se podrá apreciar las bajas correlaciones que se dan entre la variable de frecuencia cardiaca (%HRmean ) y las asociadas a la intensidad (frecuencias y distancias recorridas a >18.0 km .h').

2.2.2. LA CONCENTRACIÓN DE LACTATO (LA) El LA sanguíneo puede ser también utilizado como indicador de la intensidad del ejercicio (Bosco, 1991). Medido a través de analizadores portátiles ha hecho posible la evaluación de este parámetro en campo (Swart y Jennings, 2004). En fútbol, la concentración de LA en sangre como producto final de la glucólisis anaeróbica (Hill-Haas et al., 2011), ha sido utilizada como indicador de la intensidad del ejercicio durante partidos de competición o amistosos (Bangsbo et al., 1991; Brewer y Davis, 1994; Capranica et al., 2001; Ekblom, 1986), sugiriéndose que es un valor que representa globalmente la acumulación de LA en sangre venosa producido durante ejercicios específicos de fútbol (Krustrup et al., 2006), aunque con limitaciones.

2.2.2.1. LIMITACIONES DEL LA Primeramente cabe señalar, que este método invasivo genera molestias en los jugadores, puede distorsionar el entrenamiento, lo que dificulta su sostenibilidad en la práctica diaria. Además, acerca del conocimiento de los valores de LA, no podemos afirmar que proporcione una información exacta e inmediata sobre el impacto de la carga de trabajo (Fernández-Castanys et al., 2002), debido a las cinéticas de aclarado (McLellan, 1985) que dificultan su aplicabilidad (FernándezCastanys et al., 2002). Es por tanto, limitada su utilización como indicador de la carga interna de entrenamiento durante los JR (lmpellizzeri et al., 2005) ya que podría no ser representativo de las intensidades del ejercicio realizado (Hill-Haas et al., 2011), o durante partidos de fútbol (Krustrup et al., 2006), ya que los valores obtenidos están estrechamente ligados a la actividad realizada en los 5 min previos a la extracción



www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

(St0len et al., 2005). Se ha constatado que, cuando se ha analizado la reproducibilidad de diferentes formatos de JR (2:2 y 4:4) y diferente régimen de entrenamiento (continuo e intermitente), la repetibilidad de este parámetro intra e ínter sesión es pobre, probablemente debido a que sus valores son altamente dependientes de la intensidad del ejercicio previo a la extracción de la muestra (Hill-Haas et al., 2008). Además, cabe destacarse que esta variable está bastante influenciada por la cantidad de carbohidratos disponibles en los depósitos del sujeto, y que alteraciones en sus reservas, ya sea por su degradación previa o por alteraciones en la dieta, podría provocar valores engañosos.

2.2.3. LA PERCEPCIÓN SUBJETIVA DEL ESFUERZO (PSE) A diferencia del resto de los indicadores de carga interna, la percepción subjetiva del esfuerzo (PSE) o respuesta a la percepción del esfuerzo (RPE), es (como indica su denominación) un indicador subjetivo que permite monitorizar la carga declarada por los jugadores sobre lo percibido en las tareas de entrenamiento, sesiones completas o partidos de competición, que está suscitando un alto interés (Casamichana y Castellano, 2013). A partir de una escala, se le pregunta al jugador, en el intervalo de los 30 min inmediatos al final del entreno (Los Arcos, 2014; Singh et al., 2007; Uchida et al., 2014) por cómo de intensa ha sido la actividad, aportando una valoración numérica asociada a un descriptor habitualmente. La multitud de escalas de PSE (Scott et al., 2013a), que se han ido sucediendo a lo largo de más de medio siglo desde que se propusieran, se basan en la idea de que los deportistas pueden expresar el esfuerzo percibido con un número (Los Arcos, 2014). Esto proporciona una alternativa válida a los costosos y tradicionales métodos utilizados para la monitorización del ejercicio, siempre y cuando se administre de manera adecuada (Borg, 1998). Con el método PSE o RPE, la carga del entrenamiento puede ser calculada fácilmente, multiplicando el volumen de la sesión (en minutos) por la declaración del esfuerzo percibido utilizando alguna de www.futboldelibro.com



fec:; __ ·:;do::: · ··.·

las variantes de la escalas de Borg, por ejemplo la CR-10 (Foster et al., 2001). De esta manera el indicador que se consigue es el sesión-RPE, que es medido en unidades arbitrarias o UA. Otras alternativas proponen el uso del indicador RPE como valor absoluto (Los Arcos, 2014), es decir, sin multiplicarlo por la duración de la sesión, argumentando que en el valor dado por el deportista está incluido también la duración de la sesión. En este contexto, en el ámbito de la aplicación, se han utilizado las escalas de PSE para determinar la intensidad del ejercicio durante diferentes JR en los que se han manipulado variables como el régimen de entrenamiento (Hill-Haas et al., 2009c), número de jugadores y cambio , de reglas (Hill-Haas et al. 2010), espacio de interacción individual ~, (Casamichana y Castellano, 2010), nivel competitivo de los jugadores (Dellal et al., 2011b), el número de toques permitidos al balón (Dellal et al., 201 lc y 201 Ld), entre otras, concluyendo los investigadores que es una 'I herramienta válida para la cuantificación de la carga del entrenamiento. Recientemente se está explorando la posibilidad de preguntar al jugador por diferentes 'matices' de la carga soportada, para conocer si la actividad incide más en el factor cardiovascular o en el neuromuscular (Los Arcos et al., 2014), lo que ayudaría al cuerpo técnico a disponer de una información más ajustada o precisa respecto a los efectos provocados por las tareas a nivel interno. Sin embargo debemos ser cautelosos en varios aspectos. Primeramente, porque esta técnica puede no ser tan sensible como para detectar pequeños cambios en la intensidad del ejercicio (Scott et al., 2013b) y por otro, parece que cuando la actividad realizada presenta un alto porcentaje de tiempo en zonas bajas de FC, la carga obtenida a través del método sesión-PSE parece sobrestimar la carga de entrenamiento, mientras que cuando el entrenamiento presenta gran componente de alta intensidad sucede lo contrario, se subestima (Borre sen y Lambert, 2008).

§

deli0ro.com



••-""·'-"ªú"•"

v i)¿~vid Cas:;;;i"cdc

J:ulen c::.: :Stf;:ilano ¿·~,~.,.,~w,,.c ,~~,.-.-~• ·--·••»e•'-"-'~~

-·~=

·x

-.~·~..

"'-'-'-'-'"'

.,,._ .•

,,_.,,._,,._....._._e

%•,e<_.,

k-±: :,-:

..

ríguez-Marroyo, et al., 2014). Hay que ser conscientes de que en undo del fútbol, en ocasiones, se entrena sin estar en plenitud de diciones físicas (reservándose en procesos de recuperación, pequeñas estias, jugadores parcialmente liberados ... ), y/o emocionales (no se nta con el jugador, problemas familiares, económicos, de relación con compañeros, u ocasionados por la información ofrecida por la prensa, r ejemplo). Además, a pesar de estar en el ámbito profesional, a veces, xisten intereses individuales y colectivos, que no siempre coinciden. Dentro de este apartado de valoraciones subjetivas, otra opción que eractúa con el rendimiento, con el objeto de valorar la fatiga/frescura 1 jugador, es la de preguntar al deportista por su estado antes de menzar el entrenamiento. La pretensión de estos cuestionarios pasados los jugadores es la de disponer de información respecto a la calidad del §tieño, estrés, dolor muscular y fatiga, entre otros. El índice de Hooper (Qhamari et al., 2012), escalas de la calidad en la recuperación (Kentta y(Hassmén, 1998) o el cuestionario POMS (Morgan, 1980) pueden ser :ilgunos ejemplos. Muy brevemente: a) el índice Hooper mide el estado físico/mental del jugador antes de cada sesión de entrenamiento, permitiendo no sólo una mejor detección de las señales individuales de pre-fatiga cuando se interpreta junto con las cargas de entrenamiento de los jugadores, sino que además permite la adaptación de las cargas de entrenamiento programadas en función de la situación de los jugadores (con mejores o peores valores). b) La escala de recuperación denominada TQR (Total Quality Recovery), permite registrar el estado del deportista de forma inmediata y complementaria con la intensidad del trabajo realizado utilizando una escala similar a PSE (Kentta y Hassmén, 1998); y, e) La medición del estado de ánimo a través de la puntuación global del cuestionario POMS así como de la puntuación directa de cada sub-escala ("vigor", "fatiga", "agresividad", "tensión", "depresión" y "confusión") se ha utilizado en la evaluación del estado de ánimo (Andrade et al., 2008).

Quizás pudiera ser interesante añadir una nueva variable a lo que la tarea, la sesión o el partido han demandado al jugador, conocer su implicación. Para ello podría valer con responder a la pregunta de ¿cómo clasificaría la entrega realizada en la sesión? Referido a su entrega, podría contextualizar lo declarado por el jugador (Rebelo et al., 2012). Otra alternativa es la de comparar lo declarado por los jugadores con la impresión del cuerpo técnico sobre la sesión, que no siempre coincide f

•-~,~~;.-·.· ·,ycc,~'"'''""·,·

f

noldelibro.com

El ar-te de pianíficar <-::n fútbol

ión

..,,.,._.......,-..n.~--.-ú.,_.,~-•-~,,

dEdosjuegosn:~ducidos

----~,,...,_..._,,,.,..

•. ,.._,,.,,,,u

>""""--~-""........._.,_,,.,.,_.,,

3. EVALUACIÓN TERNA

2.2.3.1. LIMITACIONES DE LA PSE De entre los inconvenientes que plantea el uso de cuestionarios de PSE, el primero a considerar tiene que ver con su administración, ya que debe atender adecuadamente a los interrogantes de dónde, cuándo y cómo (Borg, 1998). Se debe ser extremadamente cauteloso en su utilizacióna debido a que variables como edad, género, habilidades cognitivas, _,,factores psicológicos, tipo de ejercicio o condiciones ambientales afectar a su fiabilidad y validez (Borg, 1982). Parece que los resultados de monitorizar con PSE podrían ser cuestionados cuando cuantificamoss, actividades intermitentes de alta intensidad (Desgorces et al., 2007). Además, debemos hacer un seguimiento minucioso de los jugadores que entrenamos ya que podrían existir jugadores 'sobrestimadores' y jugadores 'subestimadores' de la carga de entrenamiento realizada (Comyns y Flanagan, 2013). Por este motivo, debemos evitar realizar comparaciones ínter-jugadores, ya que si un jugador particular reporta valores más elevados que otro jugador, esto no significa que haya acumulado mayor carga, sino que quizás se deba a que se trata de un 'alto calificador'. Sin embargo, el bajo coste y su sencillez hacen recomendable •· su uso si no se dispone de ninguna otra herramienta para monitorizar la carga de entrenamiento. Finalmente decir que es recomendable hacer seguimiento de la fiabilidad de los datos obtenidos de nuestro equipo, por lo que se recomienda hacer con cierta asiduidad comprobaciones en este sentido. Además, podría ser interesante triangular los valores de PSE con otras variables (de la carga externa e interna) para atender a varios objetivos, por ejemplo: a) comprobar si los jugadores 'atinan' en su percepción cuando se comparan con otras variables registradas (PSE versus % del tiempo por encima del 90% de la FC o metros recorridos por minuto ... ), atendiendo al tipo de perfil físico del equipo o de ciertas demarcaciones; b) valorar en qué medida afecta la acumulación de sesiones en el mismo día o en la semana por un valor mayor o menor en la correlación entre variables; o, c) prever la posible existencia de falta de estímulo o sobreentrenamiento en ciertos jugadores que responden de manera diferente ante aparentemente mismos estímulos externos. www.futboldelibro.com

. .,._.,,_,,V,'<

-

Julen Castellano

·.--c~•"••~.W"."·,v,"''-.,~._........, ...._.,c<.·<~-

DE

LA

,.,_

... ,

v David

Casamichana

~'"""e·,,.,.,._,.,....,,.....,,...,._.,,,.._.,,

~~e,,~

DEMANDA

El análisis del movimiento (carga externa), incluye la cuantificación los desplazamientos efectuados por los deportistas proporcionando formación referente a las acciones, velocidades, duraciones y distancias rante el entrenamiento o la competición (Casamichana, 2011; Dobson Keogh, 2007). La evaluación de los patrones de movimiento posibilita conocer las demandas físicas a las que son sometidos los jugadores (~arbero-Álvarez et al., 2005; Hughes y Franks, 1997), lo cual proporciona 8nocimiento a los técnicos deportivos para poder intervenir de forma specífica en el entrenamiento y evaluar el rendimiento en competición (Barros et al., 2007). Existe una variedad de sistemas para el registro del movimiento de lbs deportistas (Castellano y Casamichana, 2014a), pero nos centraremos Ünicamente en los dispositivos GPS, por ser los más extendidos en el entrenamiento (Casamichana, 2011). Son ligeros, pequeños, no excesivamente caros, y permiten el registro incluso en tiempo real (Aughey y Fallan, 2010), aunque con margen de mejora. La información que proporcionan (Castellano y Casamichana, 2014b) tiene que ver con el movimiento de los jugadores (frecuencias, duraciones y distancias de desplazamiento, impactos, velocidades, giros y aceleraciones positivas y negativas), disponiéndose de la información con una gran inmediatez (Hill-Haas et al., 2009b).

www futboldelibro.com

2.3.1. VARIABLES VELOCIDAD

E INDICADORES

A PARTIR DE

2.3.1.1. DISTANCIAS Tal y como hemos comentado previamente, nos centraremos en el uso de dispositivos GPS y en las variables que registran, cada vez con un mayor uso en el proceso de entrenamiento. Sin embargo, somos conscientes que existen otros interesantes sistemas para monitorizar variables que caractericen la demanda externa impuesta a los deportistas como vídeos, sistemas fotogramétricos, o sistemas de posicionamiento local o LPM, entre otros (para más información al respecto se pueden consultar Castellano y Casamichana 2014a y b). De entre las variables aportadas por los dispositivos GPS las distancias recorridas, total o en diferentes rangos de velocidad, se utilizan habitualmente en la literatura para describir la competición (Casamichana, 2011; Casamichana y Castellano, 2011; Casamichana et al., 2013c) o el entrenamiento (Castellano et al., 2013b). Debe aclararse que no todas las variables físicas que se obtienen de los dispositivos de posicionamiento global son igualmente robustas (Jennings et al., 2010) disminuyendo su fiabilidad a medida que las velocidades o aceleraciones son mayores (Akenhead et al., 2014; Castellano et al., 2011). La distancia total (DT), la recorrida por encima de 15 Km -h-1 o la alta velocidad de carrera expresada de manera relativa como porcentaje de la DT parecen ser robustas (Jennings et al., 2010) pero esto dependerá de las características del modelo y versión del dispositivo que se utilice (Castellano y Casamichana, 2014b).

precisión que se tiene cuando las velocidades superan los 21 Km ·h·1 á.stellano et al., 2011), y que deben considerarse cuando se pretenda Ei.lizar la cuantificación de este tipo de intensidades. Los rangos más n11bitualmente utilizados para clasificar los ritmos de trabajo son (Barros ·. al., 2007; Di Salvo y col., 2007; Di Salvo et al., 2009; Rampinini et al., 07): parado-andando (0-6.9 km +r-), carrera suave (7.0-12.9 km -h-1), rrera moderada (13.0-17.9 km -h-1), carrera rápida (18.0-20.9 km -h-1) sprint (>21 km -h-1), aunque existen alternativas similares y, otras, más radicales. Estas últimas tienen que ver con valores relativos a los máximos individuales (Castellano, Puente, Casamichana y Etxeazarra, 015; Castellano, Puente, Etxeazarra, Usabiaga, Casamichana, 2016). -En estos trabajos los valores personales aplicados en la etapa formativa fútbol permiten conocer realmente lo que se exige a cada jugador o que se ha esforzado (Figura 2.3). En estas figuras se muestra cómo la interpretación sobre las demandas varía en función de considerar absolutos o relativos: si bien en los jugadores mayores (U13) demandas desplegadas son mayores, cuando dichas exigencias se valoran en términos relativos, las demandas son inferiores respecto a jugadores más jóvenes (U12). Hay que ser conscientes que el rendimiento en fútbol tiene que ver con cuestiones absolutas más que relativas, ya que es necesario llegar al balón antes que el rival, independientemente de cuanto porcentaje del máximo individual este utilizando el jugador. Sin embargo, en el fútbol, a veces uno llega antes porque sale antes. [Insistimosl, en el fútbol 'más no es siempre mejor'.

1

2.3.1.2. INTENSIDADES La velocidad máxima o pico, la velocidad media o el tiempo de permanencia en cierto rango de velocidad podrían incorporarse en este apartado. Especial atención se le dedica a los rangos altos de velocidad, por ser determinantes en los deportes colectivos. Debemos ser cautelosos con la utilización de los dispositivos GPS sabiendo el error www.futboldelibro.com

www.futboldelibro

com

p El arte de planificar en fútbol

Evaluación fsíco-ñ.aológicade los Juegos reducidos o

"'

o o

'"' o o o

U'1

o

o o

o o

U'I

o o

o

~

o o

o

~o

-

8 o

~o

t·.J

8o

Creemos necesario subrayar la importancia de relativizar las demandas, sobre todo, cuando de cuantificación de la carga de entrenamiento hablamos. Es decir, debemos atender a la particularidad del individuo (Jastrzbski y Radzimiski, 2015). Para que eso se pueda realizar, necesitamos definir de forma individual los rangos de intensidad en función de uno o varios criterios. En este sentido, existen acercamientos en la literatura que abogan por la utilización de variables físicas, como la velocidad máxima, el uso de variables fisiológicas, como los umbrales ventilatorios (Lovell y Abt, 2013) o velocidad aeróbica máxima, o la resultante de la combinación de ambos criterios para establecer diferentes categorías de intensidad en los desplazamientos de los jugadores (Buchheit y Laursen, 2013). Jastrzbski y Radzimiski (2015) proponen la velocidad a umbral anaeróbico y al 80 % de la velocidad máxima alcanzada en test para determinar los rangos de intensidad de los desplazamientos individuales para cada deportista. Así en esta propuesta, se atiende tanto a una variable mecánica o física como la velocidad máxima alcanzada en test por el deportista, como una variable fisiológica (umbral anaeróbico). En su propuesta, se establecen 5 zonas de intensidad, siendo las dos primeras (parado-andando y andandocarrera, 7,2 Km -h-1) generales e independientes de las características del deportista, y que en la Figura 2.4 se han agrupado en color verde. Como puede a preciarse las fuentes energéticas solicitadas a los jugadores cuando se consideran los valores absolutos podrían confundir la carga soportada por el jugador. Por el contrario, cuando se consideran los valores relativos a los máximos y umbrales de los jugadores, las demandas solicitas darán respuesta sobre los procesos energéticos demandados. A pesar de que no es la única aproximación realizada en este sentido, se trata de la primera aplicación a la monitorización de tareas de entrenamiento en fútbol bajo esta perspectiva.

...,, o o

m

11'1 "C

r.,

s.., ()

ft)

i

t\)

<"

o o

o

"C

o ..,

e· u:t r.,

Q.

o .., c.>

o o

¿

6 od!nbaJod saJope6nfap oJawr:iN

1

1

...,, o o

m

11'1 "C

r.,

<>

c5·

..,ft) t\)

o o

Julen Castellano y David Casamichana

i.< o

"C

o ..,

e· u:t

r.,

Q.

o .., c.>

o o

¿

6 od,nba Jod saJope6nfep oJawr:iN



www.fu.boldelibro

coru

www futboldelibro.com



p E a te de

la

)1 Cd

Evaluacion .

e- utb.)I

¿Cómo establecemos los rangos?

-

.e

E

relativos

absolutos 32 km/h

32 km/h

~

27 km/h

27 km/h 25,6

>25,0

21,6.

>21,0

aste'lan

y .iavid

'-ªS

na

para caracterizar perfiles de jugadores o demarcaciones (Buchheit et al., 2010), demandas de las tareas (Casamichana et al., 2013b), entre otros. Habitualmente se entiende que para que una serie de AAIR pueda considerarse como tal, el jugador debe realizar un mínimo de 3 acciones de una velocidad superior a una velocidad establecida (p.e. >13 km .h') con menos de 21 segundos de recuperación entre ellas (Spencer et al., 2004), pero existen alternativas en el establecimiento de estos requisitos (Buchheit et al., 2010). En otros casos se puede pensar en relativizar a un porcentaje del máximo individual del jugador en lugar de atender a criterios o rangos absolutos, es decir, secuencias de acciones repetidas por encima del 75-80 % del máximo, por ejemplo.

20,0 17,0

_____ _.,..... >14,0

A

B

B

A

=':

Figura 2.4. Rangos de velocidad de dos ¡ugadores (A y B) considerándos~ relat'.vo~ a su velocidad máxima y el 80 % de esta, y su velocidad a umbral [parte izquierdo] Y criterios absolutos establecidos de manera arbitraria (25, 21 y 14 Km·h-1) [parte derecha].

2.3.1.3. FRECUENCIAS Contabilizar la frecuencia con que se repiten ciertos tipos de esfuerzo es una práctica habitual (Buchheit et al., 2010), especialmente los referidos a acciones de alta intensidad o esprines y, de manera específica, las repetidas (AAIR o el término anglosajón :8-HIEo Repeated High-Intensity Effort Activity). La información obtenida respecto a la frecuencia, duración del esfuerzo, o tasa de ocurrencia, puede ser empleada



H

, futbold2lib1-o.co111

2.3.1.4. INDICADORES GLOBALES CON VELOCIDAD Dentro de los indicadores globales de intensidad, habituales para describir las demandas físicas de la competición o de las tareas de entrenamiento (específicamente los JR), es la distancia recorrida en metros por minuto (m*min·1) una de las más empleadas en la literatura (Boullosa, et al., 2013). Atiende al ritmo (velocidad media de desplazamiento), y reúne la robustez necesaria para poder ser utilizada en la descripción de las demandas físicas (Jennings et al., 2010). Este indicador es muy práctico para comparar actividades que tengan duraciones diferentes. El work:rest ratio es un indicador que relaciona en qué medida el trabajo y el descanso han sido repartidos a lo largo de la tarea, entrenamiento o competición (Casamichana y Castellano, 2010). Este indicador es el cociente de la distancia recorrida por el jugador en las categorías de velocidad >4 km ·h·1 (periodo de actividad o trabajo) entre la distancia cubierta en el rango de velocidad inferior (0-3.9 km .h') como periodo de recuperación o descanso, variable que aporta información relativa a la naturaleza de la actividad (Barbero-Álvarez et al., 2007). En algunos casos también se pueden establecer otras velocidades de corte para calcular el ratio, como por ejemplo 6,9 km ·h·1 (Casamichana y Castellano, 2010). ww~ f



E! arte ue

El Exertion index (EI) es un indicador global (Wisbey et al., 2010) que se obtiene considerando la velocidad M de los desplazamientos realizados a partir de la fórmula que se detalla a continuación [ donde EP= (V4 x 0.000009)- (V3 x 0.001) + (V2 x 0.0356) - (V x 0.0596)- 0.0172, EPº= (V104 x 0.00003) - (V103 x 0.0004) + (Vl02 x 0.04 77) - (VlO x 0.04 76) + 0.1056, EI6º= (V604 x 0.00003) - (V603 x 0.0004) + (V602 x 0.0477).. ., (V60 x 0.04 76) + 0.1056, V= velocidad en km ·h-1 capturado a 10 Hz (1 segundo), VlO= velocidad media en 10 segundos, V60= velocidad media ~ en 60 segundos]:

Exertion Index = (Sum of EP + Sum of EPº + Sum of EI60)/300

Este indicador ya ha sido empleado en deportes colectivos como el fútbol australiano (Wisbey et al., 2010) y en el entrenamiento en fútbol (Casamichana y Castellano, 2010), para cuantificar la fatiga o las demandas en función de la dimensión de la tarea, respectivamente.

2.3.3. VARIABLES E INDICADORES A PARTIR DE LA ACELERACIÓN, GIROS Y SALTOS El acelerómetro triaxial de 100 Hz incorporado en los dispositivos GPS recogen las aceleraciones producidas en los tres planos de movimiento. s Estos sistemas han sido validados para medir las demandas de actividad física en deportes colectivos (Boyd et al., 2011). Complementando la tecnología de sensores inerciales (además del acelerómetro), el giroscopio y magnetómetro, miden (además de la fuerza), la dirección y la inclinación relativa al atleta, lo que abre todo un repertorio de posibilidades sobre la aplicación del análisis del time-motion en el deporte (http:/ lwww. , catapultsports.com/spainlsistema!ima!), ofreciendo una ventaja con ' respecto a otros métodos de cuantificación en deportes intermitentes, 1 puesto que tienen en cuenta acciones como saltos, entradas y otras .: actividades diferentes a la carrera lineal.

Esta nueva dimensión adquiere relevancia en la descripción de las mandas de los futbolistas, ya que podrían estar siendo subestimadas Ciones realizadas a máxima aceleración pero a baja velocidad, por lo e algunos autores ya han comenzado a fijarse en ellas (Castellano et al., 13a; Varley et al., 2011). La acelerometría ha sido aplicada al fútbol, esentándose como una variable sensible a los cambios en competición kenhead, 2014), entre demarcaciones (Casamichana, et al. 2012b) o rante diferentes tareas de entrenamiento (Hodgson et al., 2014). Habitualmente (Aughey, 2010; Cunniffe et al., 2009), para la carga externa de entrenamiento a partir de estas variables registran el número, distancia y tiempo de permanencia en las cn,.1.v.1..1.,~"' realizadas en diferentes rangos de intensidad: entre l,Om-s", entre 1,5-2,0 m-s", 2,0-2,5 m-s" y >2,5 m-s"; lo mismo en la negativa para las desaceleraciones. Es importante considerar deben descartarse los rangos de aceleración/desaceleración entre + 1 1 m-s" y, también, los valores que se registren por encima de +4 y por · de -4 ms", debido a que pueden estar seriamente comprometidos su precisión y :fiabilidad (Akenhead et al., 2014). Pero al igual que ocurría con la velocidad, la propuesta de relativizar valores a cada jugador, sus máximos, podría afinar la cuantificación lo que cada jugador está realmente haciendo en el proceso de (Jastrzbski y Radzimiski, 2015). Más estudios al respecto

2.3.3.1. INDICADORES GLOBALES CON ACELERACIÓN El indicador que actualmente se está incorporando en la descripción de las demandas físicas es el Player Load (PL o body load para los GPSsport). Se trata de un indicador fiable y sensible a las diferentes demandas de los deportistas (Boyd et al., 2011). El indicador PL se calcula a partir de la siguiente fórmula, donde aca es la aceleración en el eje anteroposterior u horizontal, act es la aceleración en el eje transversal o lateral, acu es la aceleración en el eje vertical, i es el tiempo actual y t es el tiempo: PL=~(((acat=i+ l-acat=1)2+(actt=i+ 1-actt=1)2+(acvt=i+ 1-acvt=1)2)/100)

de lí bro . com

f

boldelibro.com

El indicador de PL ha sido utilizado para comparar JR con partidos amistosos (Casamichana et al. 2012d) o diferentes formatos de JR (Castellano et al., 2013b). En comparación con partidos, el valor de PL fue mayor durante los JR, al igual que sucedió con otras variables de carga física como distancia recorrida por minuto, ratio trabajo:descanso (Casamichana et al., 2012c) y aceleraciones (Hissey, 2014), donde 3:3 > 6:6 > 8:8 > partidos, excepto para la Vmáx alcanzada, que fue mayor durante los partidos (Casamichana et al. 2012d), así como la distancia media de los esprines (Hissey, 2014). En cuanto a los JR, se ha utilizado este parámetro para comparar regímenes de trabajo continuos e intermitentes (Casamichana et al., 2013b), la modificación de la orientación de espacio y número de jugadores (Castellano et al., 2013b) o de las dimensiones en situaciones de 4:4 (Hodgson et al., 2014). No se encontraron diferencias significativas según el régimen de entrenamiento o el número de jugadores, disminuyendo el PL cuando se orientó el espacio y aumentando las aceleraciones cuando se empleó una dimensión media, 75<150>250 m2/jug. Sin embargo, algún estudio reciente (Gabbett y Wheeler, 2014) apunta la necesidad de eliminar el componente vertical en el cálculo de la carga soportada por los jugadores cuando se quiere considerar la dimensión aceleración para calcular el PL. La alta correlación del PL con la distancia total recorrida está detrás de esta nueva propuesta. El nuevo indicador de únicamente dos dimensiones o PL2D (que incluye únicamente las aceleraciones en dos ejes, adelante/detrás e izquierda/ derecha) podría discriminar mejor una actividad intermitente y de esta forma evitar solapamiento de información respecto a la carga soportada por el jugador. Así por ejemplo (datos de elaboración propia) si comparamos la distancia total recorrida por los jugadores con el PL y el PL2D en una actividad para trabajar la técnica (donde predomina un componente aeróbico de repetición de gesto técnicos sin cambios bruscos de velocidades), las correlaciones son elevadas (O, 7 4 y O, 78 con PLy PL2D, respectivamente), mientras que si lo comparamos con un juego reducido de 4:4 en un campo de 30*30 m (donde a los jugadores se les demanda una actividad intermitente con continuas aceleraciones, desaceleración y cambios de dirección) las correlaciones parecen entrever que ambos indicadores no miden lo mismo (siendo los valores de 0,74 y 0,56 para PL y PL2D, respectivamente). f

d l

De manera novedosa, en el intento de minimizar el volumen datos y obtener un parámetro global de la carga soportada por el gador, teniendo en cuenta la naturaleza intermitente multidireccional e la actividad del futbolista, se ha incorporado la estimación del costo nergético (CE o energy cost) y potencia metabólica (PM ó metabolic power), asados en la velocidad y aceleración, respectivamente (di Prampero et l., 2005; Osgnach et al., 2010). Esta aproximación tiene en cuenta las emandas de energía asociadas a las aceleraciones/desaceleraciones que se producen durante el juego, que parece están siendo en el fútbol (Gaudino et al., 2013). Para entender esta idea símil que se plantea es el del costo energético superior que supone -~~~""' en un plano inclinado a una velocidad constante en comparación lo que supondría correr pero en terreno llano. Osgnach et al. (2010) y Gaudino et al. (2013) han propuesto que la realizada a alta intensidad por los jugadores de fútbol durante y entrenamientos es 2 y 3 veces mayor, respectivamente, si utiliza el modelo que incluye el costo energético con respecto a la anroximacion tradicional basada en la velocidad. Esto implica que la · total recorrida podría ser 1,2-1,3 veces superior a la estimada el método que considera solo la velocidad. Esta subestimación de la a alta intensidad se debe a que los jugadores se desplazan a velocidades pero con altas aceleraciones y de manera intermitente durante el juego. Además, esta subestimación aumenta cuando los JR son practicados por menos jugadores y en unas dimensiones relativas y absolutas menores, ya que en dichos formatos, los jugadores no pueden alcanzar altas velocidades de desplazamiento (subestimando el indicador basado en esta medida) mientras aceleran/deceleran frecuentemente (Castellano y Casamichana, 2013a).

f

de" l

2.3.4. LIMITACIONES

DE LAS DEMANDAS FÍSICAS

Las mayores limitaciones de las variables físicas tienen que ver en primer lugar con la fiabilidad y precisión de los dispositivos a partir de los cuales se obtiene la información (Castellano y Casamichana, 2014b; Castellano et al., 2010 y 2011). La necesidad de implementar al jugador el dispositivo, la imposibilidad o limitación de realizar registros en instalaciones cubiertas (estadios semi-cubiertos), en zonas urbanas o rodeadas con altos edificios (los cuales pueden interferir en la señal de los satélites), o el coste económico, podrían ser algunos de estos inconvenientes. Por otro lado, a día de hoy existe la necesidad de profundizar en el estudio de cuáles de entre la gran variedad de variables físicas que pueden ser registradas son las pertinentes en la actividad o tareas que desarrollamos; cuál de las frecuencias, duraciones, distancias o rangos de velocidad o aceleración son las que tenemos que atender para que den realmente la información contextualizada al perfil de la sesión que se pretende desarrollar. Para ello necesitamos describir, explicar y predecir de qué manera los indicadores propuestos son sensibles a variaciones en la tipología de tareas o entrenamientos y cómo estos provocan mejoras en el rendimiento, avisan sobre estados de fatiga o anticipan riesgo de lesión, por ejemplo.

f

d l

3.5. MÁS VARIABLES QUE LAS FÍSICAS Pero no son las demandas físicas las únicas beneficiadas de esta enología. El X e Y en un tiempo (t) de todos los jugadores (que llevan spositivo GPS) permite a los investigadores incorporar la dimensión ctica del juego. En este deporte de interacción (Gréhaigne et al., 2011), s relaciones que se establecen entre los jugadores de un equipo con lación a los rivales toman protagonismo. Así, ahora resulta posible ,uvvv~ cómo se desarrolla el juego desde la perspectiva táctico-estratégica, decir, considerando las relaciones interpersonales de los jugadores que un equipo entendido este como "superorganismo" (Duarte et Son cada vez más los investigadores que comienzan a centrarse en descripción de los comportamientos colectivos durante la competición Álvarez y Blanco-Villaseñor, 2013; Castellano, Álvarez, Coutinho, y Sampaio, 2013) o, en el entrenamiento, a partir de modificación de ciertos condicionantes de la tarea como las dimensiones terreno de juego (Frencken et al., 2013; Silva et al., 2014b y e; Vilar al., 2014), la relación numérica entre equipos (Silva et al., 2014d; et al., 2014b), tipo y número de porterías (Travassos et al., o el ritmo de juego (Sampaio et al., 2014). La modificación de estos permite conocer cómo se ven modificadas variables intra (amplitud, profundidad, espacio de juego efectivo, compacidad, centro de gravedad) o in ter equipos (proximidad de los centros de gravedad de los equipos o centroides, superficie de juego, grado de proximidad los equipos), por citar algunos ejemplos. En este sentido, la opción de disponer del perfil físico del jugador o jugadores al tiempo que su comportamiento táctico en el entrenamiento o competición enriquece, sobre manera, la evaluación de jugadores y equipos a todos los niveles: micro, meso y macro (Grehaigne et al., 2011). La consideración de esta dimensión colectiva del comportamiento tiene que empezar a ser habitual en las deliberaciones del cuerpo técnico a la hora de diseñar las tareas de las que se desean conseguir ciertos efectos en las dinámicas colectivas.

f

d. l

C:;;::_:rellac,,._.} ';,' Dav\d Cas2tt,1' .:;_:;, ,;;, · ··.·,·

2.4. APLICACIÓNDE LOS INDICADORES DE CARGA INTERNA Y EXTERNA 2.4.1. JUSTIFICACIÓN El uso de indicadores de carga externa e interna, objetivos y subjetivos.. .. de volumen e intensidad (carga) surge para atender varias necesidades en el proceso de entrenamiento. Desde la planificación y programación de contenidos y, por tanto, de cargas, pasando por conocer lo realizado, su cuantificación, así como valorar como afectan al rendimiento. Los indicadores pueden ser los 'detectores' de posibles estados de falta estímulación, fatiga aguda, sobreentrenamiento e incluso riesgo de lesión (Owen et al., 2015). Para evaluar las relaciones de causa-efecto entre el entrenamiento desarrollado por los deportistas y las adaptaciones físico-fisiológicas obtenidas y su relación con el rendimiento, inevitablemente surge la necesidad de cuantificar la carga de entrenamiento (Mujika, 2013). Conocer la carga de entrenamiento podría anticipar lesiones (Gabbett et al., 2011) o conocer qué pudo, si las hubo, provocar variaciones en la condición física (Los Arcos, 2014) de los jugadores, si bien parece incierto que este modelo que pretende explicar la relación entre carga y lesiones se ajuste a la linealidad (Gabbett, 2010). Se hace necesario, en relación a nuestras posibilidades, cuantificar • lo que se hace si queremos conocer por qué se consiguieron las mejoras o no, con la intención de ser cada vez más efectivos en la planificación y prescripción de entrenamientos. Matizamos que se trata de registrar lo 'realmente' realizado y no lo que se prescribió antes de iniciar el entreno. Sabemos que la prescripción de la carga óptima de entrenamiento en deportes de equipo es una tarea compleja (Coutts, 2001), dado que las capacidades afectivas, técnico-tácticas y condicionales, por poner algunas de las variables 'contaminantes', difieren entre los miembros de

d I or o . com

·· ~~- ·c,'•'.'.V,~ • .._.,,......,••. , •• ,..__. -,· · · .,_._,,...,...._v.v.-...· ·.-,,•.,.,,.,.·u-w
equipo y, por tanto, los efectos de las mismas en los jugadores deberán individualizados (Alexiou y Coutts 2008), pero de esto hablaremos lis adelante.

r

En esta tesitura puede ser rentable conocer las asociaciones entre riables para evitar información redundante y, así, economizar fuerzas. Es por esto que debemos decantarnos por aquellas variables, o nvertidas en indicadores globales más manejables, que den información, ~arcando el amplio espectro de dimensiones y, de forma detallada, las feridas a las dimensiones neuromuscular, metabólica y aeróbica. Relacionar los indicadores externos con los internos permitiría onocer desde fuera lo que se provoca dentro del organismo o, dicho de tra manera, la repercusión interna de lo realizado externamente. Sin mbargo, debemos ser cautelosos a la hora de establecer una red de i--:11:l_c1LJl1c:o entre los diferentes indicadores de carga ya que pudiera ser mismos o similares valores en ciertos indicadores pudieran esconder demandas en variables de diferente naturaleza. modo de ejemplo, en la siguiente Figura 2.5 se recogen tres donde la FCmedia fue similar (1 78, 179 y 180 ppm) pero demandas físicas de distancia total y distancia total recorrida en por encima de 1 m ·seg·2 difirieron entre sí. El tipo de parece ejercer una influencia importante en el hecho de que los puedan coincidir más o menos (Alexiou et al., 2008; Los et al., 2013). La literatura sugiere que cuanto más continua y prolongada sea la actividad la correlación será mayor entre aquellas que atienden a la misma dimensión; mientras que cuando los contenidos mcluyen actividades intermitentes, con intensidades elevadas, las correspondencias podrían verse comprometidas (Alexiou et al., 2008) entre variables que representan el peso particular de las diferentes fuentes de energía que intervienen en la producción de actividad.

f

boldelibro.com

f Evaluación f1si o-t,_,101e,~icade los juegos reduc,dos

El arte de planificar en futbol

Ju len Castellano y David lasam1ct.a

a

RECUPERACIÓN­FATIGA 7

4

• FCmedia DT>1m/s2

PreQ Tarea 1

Tarea 2

Tarea 3

Figura 2.5. Valores medios obtenidos en tres tareas diferentes para un mismo jugador respecto a /as variables: distancia total (DT), FC media y DT recorrida con una aceleración superior a 1 m*seg·2•

En la Figura 2.6 que se presenta a continuación queda reflejada la necesidad de complementar la cuantificación de la carga externa e interna. En un entrenamiento realizado a tres días de la competición (D-3) que desde el punto de vista externo demanda una carga media, si lo comparamos con el día D-5 [ver en la tabla bajo la figura los valores de variables de duración total (TT) y efectiva (TE), minutos por encima del 90% de la FC (min>90%), % del tiempo por encima del 90% de la FC (%>90%), indicador sesión-Edwards (EDW), distancia total recorrida (DT), velocidad media (m*min-1) y player load (PL)], en realidad, los jugadores están declarando un esfuerzo percibido mayor al primer día de esa semana (D-5, en este caso). La carga externa diseñada en una sesión de entrenamiento a tres días de la competición y posterior a otras dos (D-5 y D-4) de un microciclo largo competitivo debe ser atendida valorando la acumulación semanal.



www.futboldelibro.com

RPE

•o-s •o-4 Día al partido

TT

TE

D-5

59

52,0

min>90%

D-4

74

65,1

D-3

65

53,8

D-2

32

29,7

D-1

50

48,3

5,3

0-3 •0-2

• 0-1 m=min?

PL

4.807

77,5

529,8

6.619

101,5

701,3

4.115

76,5

432,5

2.830

95,2

307,8

81,9

411,9

%>90%

EDW

DT

1,2

2%

207,7

11,1

15%

219,2

1,5

2%

158,5

0,1

0%

82,9

10%

158,9

3.955

Figura 2.6. Valores medios del cuestionario de calidad de recuperación (pre-O) y respuesta al esfuerzo percibido (RPE) en unidades arbitrarias (UA) de las 5 sesiones de un microciclo de entrenamiento de un equipo profesional. D-5 a D-1 significa, distancia en días (de 5 a 1) al siguiente partido de competición.

Con todo esto, los entrenadores deberían atender de manera cuidadosa la forma en que valoran la carga impuesta a sus jugadores con vistas a optimizar el proceso de entrenamiento, evitando el exceso o defecto de estímulos, lo que daría lugar a un sobre-entrenamiento o falta de forma física, así como gestionar las probabilidades de que los jugadores caigan en sobrecargas o, incluso, corran un alto riesgo de lesión .

www futboldel1bro.com



RELACIONES 'LES

ENTRE

INDICADORES

mentado previamente durante la práctica de JR, la monitorización de FC en formas jugadas podría subestimar la intensidad del ejercicio ebido a su alto componente anaeróbico (Little y Williams, 2007).

El grado de correlación entre indicadores dependerá en primer lugar de su naturaleza. Los indicadores de carga interna tienen entre sí un alto nivel de correlación (Alexiou et al., 2008; Scott et al., 2013b), sobre todo, cuando se comparan indicadores que tienen la FC como variable base (Banister's, Lucias's, Edwards's y Stagno's TRIMP). Cuando se compara el indicador subjetivo interno global, PSE (o RPE), e~ sus dos versiones, respiratorio y muscular (LosArcos, 2014), las correlac10ne~ son próximas a la unidad. Esto plantea la duda de si son realmente sensibles como para que puedan ser distinguidas por los jugadores. Sin emb~r-~o, cuando se monitoriza la respuesta de los jugadores a la competición parecen detectarse diferencias (Los Arcos, Yanci et al., 2014), por lo que parece necesario implementar más estudios donde se registre la PSE contextualizándola con el tipo contenido de entrenamiento realizado (Los Arcos et al., 2013). Por otro lado, los indicadores de carga externa no presentan entre ellos correlaciones tan altas, ni tan abundantes, i sabiendo que la variedad de indicadores es muy alta, debido, sobre todo, 1 a que los sistemas que intervienen en la producción de desplazamiento se ~ distribuyen en diferentes proporciones en función del tipo de actividad.

f

Dos de los problemas habituales que recoge la literatura cuando se comparan indicadores internos con los externos son, por un lado, que se utiliza el estadístico de correlaciones que no es el más indicado para este objetivo (Hopkins, 2000) y, por otro, que no se puede comparar con un Gold standard, lo cual deja espacios sin cubrir. Esto es lo que hay hasta la fecha, y nos aproxima, con cierto grado de precisión, a parte de la realidad de las demandas que soportan los jugadores en el entrenamiento. Probablemente porque fue una de las primeras que surgió, la mayoría de los estudios plantean sus objetivos de validez correlacionando las variables o indicadores propuestos con los derivados de la FC. Sin embargo, considerando las limitaciones previamente expuestas sobre la validez de la FC para medir intensidades en actividades intermitentes de alta intensidad (Dellal et al., 2012a), establecer relaciones entre indicadores utilizándo la FC complica esta labor. Como ya hemos de l i rox.om

La búsqueda de correlaciones entre la FC e indicadores de carga xterna se ha realizado en escasos trabajos, y estudiando sesiones de ntrenamiento completas (Akenhead, 2014; Casamichana et al., 2012b; cott et al., 2013b). Se encontraron muy largas asociaciones entre PSE la sesión y distancia total recorrida por los jugadores (r = 0,80) y Load o PL (r = 0,84). Casamichana et al. (2012c) encontraron significativas entre el valor de PL, el método Edwards p<0,01) y el método sesión-PSE (r=O,7 4, p<0,01), sugiriendo estos que el índice de PL obtenido a partir de acelerometría podría considerado un buen indicador para cuantificar la carga de sesiones de entrenamiento en fútbol. Akenhead (2014) encontró una r;ia."-'U'H del 0,83 entre el PL y la distancia total de carrera. En un estudio propio sin publicar sobre 700 registros de sesiones completas de fútbol también se han estimado unas correlaciones muy altas entre la velocidad media de la sesión y el PL por min (Figura 2. 7). Del interés por afinar como el tipo de entrenamiento realizado puede influir en los resultados obtenidos por los diferentes métodos de cuantificar la carga, comienzan a surgir trabajos para ver cómo responden los indicadores de carga e intensidad en los formatos de JR (Casamichana y Castellano, 2015; Coutts et al., 2009). En estos estudios se han encontrado correlaciones significativas en medidas de carga externa, como la distancia total recorrida o el PL, disminuyendo la fuerza de las relaciones cuando se compara con variables asociadas a acciones realizadas a alta velocidad (Casamichana et al., 2013a; Scott et al., 2013a). Esto ocurre probablemente porque durante tareas que provoquen en los jugadores intensidades superiores a la VAM (velocidad aeróbica máxima), otros procesos energéticos toman protagonismo. Casamichana y Castellano (2015) también han encontrado relaciones significativas entre los indicadores de intensidad de carga interna (%FCmed) y la PSE, de larga magnitud (r=0,51, p<0,001), aunque no fueron las correlaciones más altas (Tabla 2.1).

f

dclib

G

de los juegos reduddos

Ei arte de planificar en fútbol

Variable %HRmean TD PL DSS DHS FSS FHS %HR mean TD PL DSS DHS FSS FHS %HR mean TD PL DSS DHS FSS FHS

140,0

o

o 120,0

e

·¡;

o

100,0

GI

-

m r:s L. GI

GI

:E

80,0

t30,0

40,0

5,0

7,5

10,0

12,5

15,0

Player Load I min Figura 2.7. Correlación entre m-min:' y PL·min·1 en sesiones completas de entrenamiento.

RPE ,449** ,237* ,184 ,098 ,125 ,065 ,076 ,601 ** ,371 ** ,444** -,094 -,073 -,045 -,008 ,381 ** ,194 ,053 ,236 ,129 ,169 ,225

%HR

Julen Castellano

TD

PL

v Da--id

DSS

Casamichana

DHS

FSS

,267* ,138 ,130 ,208 ,101 ,083

,836** ,081 ,041 ,320** ,235* ,741 ** ,053 ,049 ,903** ,729** ,099 ,073 ,799** ,766** ,908**

,597** ,652** -,028 ,134 ,042 ,129

,819** -,163 ,021 -,162 -,076

-,115 -,016 -,104 -,072

,699** ,906** ,684** ,832** ,741** ,909**

,373** ,361 ** -,132 -,032 -,143 -,167

,783** ,109 ,295* ,087 ,051

,056 ,107 ,020 -,036

,565** ,814** ,457** ,898** ,571** ,868**

Tabla 2.1. Relación entre los diferentes indicadores en tres formatos de JR.

En este trabajo (Casamichana y Castellano, 2015), se estimaron correlaciones moderadas entre la %FC me d.ia y el Player Load (r=0,33, p<0,001) y pequeñas con la distancia total recorrida (r=0,26, p<0,001), sin observarse correlaciones significativas con la distancia recorrida a alta velocidad, con la distancia recorrida a sprint, con la frecuencia de acciones de alta velocidad y con la frecuencia de acciones de sprint. Otro aspecto que se puede destacar es que en función del tipo de tarea las correlaciones entre variables variaron en 'intensidad'. En cualquier ¡r caso se necesitan más estudios sobre esta temática para poder apuntalar f cualquier tendencia. ,l

Nota: RPE es respuesta a percepción del esfuerzo, %HR mean es porcenioi« respecto de la máxima; TD es distancia total; PL es Player Load; DHS es distancia recorrida a > 1 8 km·h·1 ¡ DSS es distancia recorrida a >21 km·h·1 ¡ FHS es frecuencia de esfuerzos a> 1 B.O km-b:'¡ y, FSS es frecuencia de esfuerzos a >21 .O km·h· 1. Todas las variables fueron relativizadas a minuto de práctica. * es significativo para p<0,05 y** es significativo para p
1

www.futooldelibro

rnm

www.futboldelibro.com

De los resultados de este trabajo se puede derivar una importante consideración práctica a la hora de monitorizar los JR dentro del proceso de entrenamiento, y es que la %FC me dia parece ser un indicador de intensidad con naturaleza independiente al resto, debido a que su relación con los diferentes indicadores globales de la intensidad de la tarea asociados a variables de carga externa es, por ejemplo, moderada y pequeña con Player Load y distancia recorrida, respectivamente. Además, no presenta una relación significativa con distancias recorridas o frecuencia de acciones realizadas a alta velocidad o sprint, y por tanto, la monitorización de la FC media. no aporta información acerca de la actividad desarrollada a altas velocidades de desplazamiento por parte de los jugadores durante este tipo de prácticas de entrenamiento. A partir de estos resultados, parece interesante complementar la monitorización de la FC con algún otro indicador de intensidad asociado a variables de carga externa relativo a acciones realizadas a alta velocidad de desplazamiento, aceleraciones o cambios de dirección. En esta tesitura podría ser interesante recalcar la necesidad de seleccionar indicadores y variables que den información sobre las tres dimensiones o sistemas energéticos: procesos aeróbicos, metabólicos (o carreras a alta intensidad) y neuromusculares (aceleración/ desaceleración, cambios de dirección, giros, saltos y velocidad pico). En base a lo tratado hasta ahora, parece recomendable la evaluación de la intervención (entrenamiento) y competición a partir de una variedad de indicadores internos y externos relevantes en el rendimiento deportivo (Weaving et al., 2014). La información obtenida de indicadores de carga, asociados a variables que incluyan aspectos sobre la actividad desarrollada a alta intensidad, parece interesante, más si cabe, cuando se intentan valorar tareas de entrenamiento específicas como son los JR (Casamichana, Castellano y Castagna, 2012) y no únicamente sesiones en su globalidad (Casamichana y Castellano, 2011). Combinar indicadores de intensidad asociados a variables de carga externa e interna podría ser una solución útil para no perder información de lo que se está haciendo, pero eso sí, [que sea sostenible!

ww1.futboldelibro.com

Tener alertas programadas en varias dimensiones permitirá conocer n mayor precisión la demanda a la que son sometidos los jugadores, ya e en el ámbito del entrenamiento en fútbol, la naturaleza de las tareas puestas a los jugadores abarca un amplio espectro de cualidades y, la ayoría de las veces, se presentan combinadas.

SELECCIÓN DE INDICADORES Y EXTERNA

DE CARGA

La propuesta de variables e indicadores que podrían considerarse cuantificar la carga o la intensidad de tareas y sesiones, en la línea de lo propuesto por Halson (2014), debemos atender a abarcar -en lo una alta variedad de dimensiones. El manejo de estas variables indicadores nos permitirá comprender mejor lo que posteriormente abordaremos respecto al modelo tridimensional (fuerza, resistencia velocidad) de las demandas, y que se recogen en la Tabla 2.2. El volumen será calculado por el tiempo de entrenamiento; aunque a este nivel deberá escogerse si se trata de tiempo efectivo (es decir, de práctica real) o tiempo total de entreno. En la Tabla 2.2 se recogen cuáles serían los indicadores a utilizar (u otros similares dentro de la misma dimensión) para cuantificar la carga e intensidad de la tarea o la sesión entrenamiento.

www futboldeliDro

com

DT -min' EDW·min-1 Resistencia

min >90%HR -min' T [14-21 Km fr1] .min' D [14-21 Km fr1] -min"

MP·min-1

Global

MP>20W .min' RPE abs .min'

DT

Si bien la carga representa lo acumulado en un periodo de tiempo terminado de una tarea o sesión, la intensidad de la sesión o de la tarea dría determinarse convirtiendo dichos valores de carga en valores _ lativos a minuto de práctica (min') o en porcentaje (%) o ratio respecto }acumulado en el total de la sesión o de la tarea. Sin embargo, debemos nsiderar que los valores relativos calculados respecto al total de la rea o sesión estarán influenciados por el tiempo dedicado en la sesión la tarea. Es este caso, parece más lógico utilizar los indicadores de ·ntensidad cuando son las tareas las que se están analizando, evitando en el cálculo de la intensidad las pausas o explicaciones entre

EDW min>90%HR T 14-21 Km fr1 D 14-21 Km fr1

MP>20W Sesión-RPE

En la siguiente Tabla 2.3 se recoge una ejemplificación en la ,_,.., ... ,... de la carga e intensidad de una tarea de entrenamiento más porteros que se disputó en unas dimensiones de 50 m de largo 55 m de ancho durante 6 min. Son datos promedio de los jugadores un equipo profesional de una tarea de entrenamiento de la sesión del microciclo 43º de la temporada 2014-15. Es importante subrayar una cuestión al respecto de las variables que recogen en la Tabla 2.3. Se debe estar atento a la interpretación de los globales como el PL, EI, EDW o RPE, donde la intensidad volumen están incluidos, pero sin saber el peso de cada una de ellas. sesión ( o tarea) con un determinado valor en cualquiera de estos da información sobre la carga total, no sabiéndose si el resultante de la multiplicación del volumen por intensidad se debe más a una o a la otra. En estos casos resultaría interesante relativizar los valores a minutos de entrenamiento, con lo que dispondríamos la intensidad de la sesión.

RPEabs

Tabla 2.2. Variables e indicadores para cuantificar las diferentes dimensiones de la carga de ,! enfrenamiento. Nota: DTE es distancia total estimada, DT es distancia total, Tes tiempo, % Tes porcentaje del tiempo respecto del total, O es distancia, %0 es porcentaje de la distancia respecto del total, ; mines minuto, min- 7 es por minuto, >90%HR por encima del 90% de la frecuencia cardiaca J máxima, PL20 es el player load solo de dos dimensiones, EDW es el índice de Edwards, MP es ; metabolic power, El es exertion index, y RPE es respuesta a la percepción del esfuerzo.

www.futboldelibro.com

www f tbo delioro.cow

, ...

.,_,,,,_.

......

•.•,,~.,

.... ,.~

......

, .... ,

,<·

..

·c., ..

- ~-""

"•C ·, .""·<·C-'•'·"-

.. ._, ... ,.,..,

·• • ,... , '

.......,

···~"<-

A.4 CÓMO UTILIZAR LOS INDICADORES DE CARGA XTERNA E INTERNA

EDW .min' Cii

-~

min >90%HR -min'

Q) ..¡...>

-~

= 2,8 UA -min'

º seg -min'

=2

T [14-21 Km .h'] -min'

= 4,6 seg -min'

D [14-21 Km -h-1] .min'

= 21,2 m -min'

Q)

~

= 85%

MP -min' RPE abs -min'

= 16,3 W/Kg -min' = 1 UA -min'

DT EDW min >90%HR T 14-21 Km -h-1 D 14-21 Km -h-1

MP Sesión-RPE RPE

b a s

La utilización de los indicadores resulta crucial en la actualidad, ara no caminar a ciegas. Trabajos recientes apuntan a la necesidad de alorar no solo la dosis (Gabbet y Ullah, 2012) con la que se estimula a bs jugadores, sino también la carga que se va acumulando en el cuerpo de los jugadores durante varias semanas (Colby, Dawson, Heasman, -; Rogalski y Gabbett, 2014), el cambio en la dosis de trabajo (Ehrmann, buncan, Sindhusake, Franzsen y Greene, 2016) o más recientemente (Hulin et al., 2016) la relación entre carga aguda y crónica (ratio carga aguda:crónica), por su posible influencia en el estado condicional del deportista, rendimiento deportivo y probabilidad de lesión. Una aspecto que se debe tener claro es que si aumentamos en exceso el número de variables a las que hacer el seguimiento diario, es posible que nuestro diagnóstico se vuelva tan complejo que no permita tomar decisiones, ¡hay que ser prácticos! Por este motivo, es necesario reducir a un número /manejable (media docena probablemente) de variables con la de poder clasificar las tareas o entrenamientos asignando un valor a cada una de las demandas en cada una de las dimensiones estudiadas, aunque para esto hay que saber con anterioridad que es poco o mucho, o contrastarlo con literatura que haya descrito lo que se entrena en el ámbito profesional (Akenhead, 2014; Malone, 2014).

= 724 m = 16,8 UA = 2,2 min = 26,6 seg = 127,1 m

= 98,3 W/Kg = 36 UA = 6 UA

t

l

Tabla 2.3. Valores de las variables e indicadores que describen la carga e intensidad de una j¡ tarea de 6 minutos de un ;uego reducido de 5:5 más porteros.

.f

d Li b ro com i

El modelo de U invertida propuesto por Busso (2003) representa la relación que se establece entre ambos elementos, carga de entrenamiento y nivel de rendimiento alcanzado. Se busca el punto más alto (o cercano) de la U invertida, es decir, el punto óptimo de carga aguda, suficiente y necesario. Suficiente para evitar una falta de estímulo y necesario, al mismo tiempo, alejándonos del sobreuso con el que correríamos el riesgo de sobrecarga (descenso del rendimiento) o en el peor de los escenarios, la aparición de una lesión (Owen et al., 2015). Gabbett (2016) nos acerca esta misma idea (Figura 2.8).

f

tde li b

.rom

F

El arte .... e ~lar. 'Íca '-' . futl ol

Relación entre carga y condición física

ro

u '~ u.

e

'ºu -el

e

o

u

Carga de entrenamiento

Figura 2.8. Relación entre carga de entrenamiento crónica y nivel de condición física (adaptado de Gabbet, 2016).

Lo que se ha denominado carga aguda, es la carga semanal o del microciclo impuesta a los deportistas. A partir de los trabajos publicados podríamos decir que presenta unos valores medios de 300 minutos, recorriendo los jugadores cerca de 20 km, con 400 metros recorridos a alta velocidad y 21 minutos por encima del 90% de la FCmax, (Akenhead, 2014). El efecto de esta carga semanal se vincula al concepto de fatiga ocasionada en el deportista. Solo un buen trabajo y un efectivo descanso permiten mejorar el rendimiento, no siendo lineal esta relación. En esta línea comienzan a aparecer trabajos donde se proponen ciertas 'dosis' de carga que pudieran 'proteger' al deportista de padecer alguna lesión (Colby et al. 2014; Gabbett y Ullah, 2012). La campana de Gaus vuelve a ser el modelo que mejor representa la relación entre carga y lesión: ni insuficiente ni excesiva.

-

Evaluación f si ;¡..ís1uióg1ca de los juegos reducidos

-----



Julen Castellano y Davíd Casarr ichana ------------

que se relaciona al de nivel de condición física o fitness, de forma que por lo menos hasta alcanzar unos determinados límites existe una relación directa entre carga habitual o crónica y estado condicional del deportista. Para. conocer la dosis 'aconsejable' a suministrar a cada equipo y deportista, la comparativa con las exigencias de la competición (respecto a cada una de las dimensiones) puede resultar una alternativa pertinente. Cada equipo juega a su manera, y particular es, también el rendimiento físico en competición. Valorar las demandas de la~ sesiones de entrenamiento en función de lo que son capaces de desplegar en la competición sitúa al cuerpo técnico ante un fotografía fácilmente interpretable: cuanto corren en competición vs cuanto les estamos haciendo correr en los entrenamientos. La siguiente Figura 2.9 representa el porcentaje respecto a los valores (percentil 70 respecto a la competición) en cada una de las variables tomadas en consideración. Ponem~s un ejemplo (recuadro en azul) para una mejor comprensión de la Figura 2.9: el aproximadamente 50 % de la distancia recorrida en el día -4 de la semana significa que los jugadores corrieron el 50 % del percentil 70 de lo que recorren en un partido de competición. En este caso se ha optado por escoger un valor entre la media (percentil 50) Y el máximo (percentil 100) de la distancia recorrida por los jugadores ~n competición, es decir, algo más exigente que lo habitual y alejado hger~mente de, algún escenario complicado (valor máximo) que haya ocurrido en algun partido puntual.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha en este ámbito parecen indicarnos que los futbolistas son seres de costumbres. La carga crónica es la carga que viene soportando el deportista en las semanas previas (habitualmente un mes). Así, entenderíamos bajo este concepto la carga que el jugador está acostumbrado a soportar. Además es un concepto www.futboldelibro.com

-- ---·

ww~.futboldelibro.com



El arte de planificar en ru'·bo1 -----~--~ ------~---~·---~--~---

-

~----~·---------~-~~~~--------• Distancia rl.l Distancia .A.V O Dis1 acel .AJ O Dist decel ,A.1 Dist velocidad s¡ir¡

80

GO

"O

~

;:::::~ ·sic.,,og;..:c e e

ff

. egos

educi os

40

a.

20

lulen Castellanc v David Casernicha. "'

o po_r o~ro lado con pico en el día menos tres. A modo de ejemplo, en la s1gmente Tabla 2.4 (datos sin publicar) se recoge la distribución del % de carga semanal de un equipo profesional de la Liga Adelante utilizando el indicador Edwards en función de semanas con 3 4 o 5 dias . ' de entrenamiento previos a la competición y después de haber realizado un día de descanso (Off) posterior al día de sesión recuperatoriacompensatoria post-partido.

Número de días/ semana de entrenamiento 3 sesiones 4 sesiones 5 sesiones Media

o

t

-Evaluac10 ·

D-5

23% 23%

D-4

D-3

D-2

D-1

31% 29% 29%

44% 35% 21% 33%

32% 12% 9% 17%

24% 23% 18% 21%

Tabla 2.4. Distribución del % de carga semanal a partir del indicador Edwards en función de semanas con 3, 4 o 5 días de entrenamiento en el periodo competitivo.

o Entrenamiento Figura 2.9. Porcentajes respecto a los valores de partido (percentil 70) en cada una de las variables estudiadas. Datos sin publicar de un equipo semi-profesional de la temporada 2015- 16. 1 es día post competición, -4 es día -4 de la siguiente competición, -3 (tres días previos) y -1 es el día previo. Distancia es distancia total recorrida, AV es alta velocidad, acel es aceleración, decel es deceleración y Al es alta intensidad..

Además de la carga semanal, la distribución de la misma dentro de las diferentes sesiones presenta una importancia relevante. El volumen (minutos de entrenamiento habitualmente) va en descenso a medida que se aproxima el próximo encuentro, acumulándose, en algunos casos, más del 50 % de la carga semanal en las dos primeras sesiones de la semana (Akenhead, 2014). Anderson et al. (2015) y Malone et al. (2015) describiendo el perfil de equipos ingleses, muestran diferentes opciones de perfilado semanal, linealmente decreciente, de más a menos, •

vv\"1\1'/.futboldelibro.corn

Como puede apreciarse en la Tabla 2.4 en función del tipo de semana en el primer día del microciclo se puede acumular diferente carga de ent:enamiento, dejándose para los días previos a la competición las ses10n~s cor:i una m~nor carga. Cabe destacar que las sesiones previas al partido tienen mas carga a medida que las semanas son más cortas en términos relativos seguro (cada sesión tiene más peso en la semana)'. Y en absolutos puede que también, ya que se ha entrenado menos esa semana Y se requiere 'apuntalar' alguna cosa más. Por el contrario acumular mucha carga al inicio de una semana larga de entrenamientos (con hasta 5 días para entrenar) replantea el perfil de semana en cuanto a las cargas se refiere, pudiéndose configurar un perfil con uno o varios picos. Este perfil, habitualmente, en una semana corta (tres días para entrenar) es descendente. Estos perfiles que se presentan no deben considerarse como el perfil óptimo del equipo, será precisamente labor del cuerpo técnico con el registro diario y análisis semanal de la

w,1,1 f ut bo Lde l i br o . com

e

Ei a te de pla ,i

..3:_;· e

·~·tt ol

----------------

--

-

-

Evaluacio

carga de trabajo y su efecto (lesiones, rendimientos, sensaciones, fatiga) quien dará la posibilidad de ir conociendo en qué medida el equipo va soportando las cargas y con qué grado de frescura llega a la competición. Como podemos comprobar en la Figura 2.10, llevado el control de la carga de trabajo (con un indicador, el de Edward, ya descrito en la primera parte el libro) así como un cuestionario Wellness (también comentado), podemos afinar en la interpretación sobre cuál es la carga de trabajo, y, también, la distribución semanal qué permite al equipo llegar con un mayor nivel de frescura a la competición. En este cas~ el microciclo 15º tuvo una carga ligeramente superior y con todo, el equipo consiguió estar más fresco el día previo a la competición. Los valores el día de la competición fueron de 7 UA en el partido del microciclo 12º y de 7,4 UA en el 15º. Con este seguimiento de las dinámicas de trabajo y descanso se estará más cerca de ir afinando las necesidades particulares del equipo, estados de forma o momento de la ~emparada'. que ha~~n emerger necesidades particulares a cada equipo. Esta información permitirá tomar decisiones cada vez más acertadas respecto al reparto de las cargas en la semana actual y en las sucesivas. Carga vs Frescura 6,5 6,0

< 2. e :, u

"'f

u.

5,5 5,0

-

-- - - - -~- - - .... .... <, "\..

~-----------~ ...... ...

4,5 4,0

-

..... .., , ._.

;

...... ,,~

.,,

7

250 230

.,,

170 150 130 110

7

,,·~

90

1

2

3

4

5

- - - Frescura micro. 12

5,0

4,9

4,9

4,5

5,5

-

micro. 15

5,6

5,8

5,8

5,3

6,2

-Edward micro. 12

198

209

120

76

155

Edward micro. 15

219

229,3

112,7

70,2

154,6

-

Frescura

70 50

Figura 2.1 O. Evolución semanal en los valores de frescura (a partir del cuestionario Wellness) y carga (utilizando unidades de Edwards a partir de la monitorización de la FC) del equipo en dos microciclos de 5 días donde la distribución o perfil fue diferente.



<:i

2

210 190 e

www.futboldelibro.com

·e• •e i• •• •2.' "O

• u

~

Propuestas como el índice de monotonía o el índice de fatiga pueden ser unos indicadores sencillos para valorar la alternancia horizontal de las demandas impuestas a los jugadores en el proceso de entrenamiento (Comyns y Flanagan, 2013). El índice de monotonía es una medida que tiene en consideración tanto la carga de entrenamiento media como la variabilidad del entrenamiento durante un determinado periodo de tiempo (McGuigan, Egan, y Foster, 2004), calculado dividiendo la media de la carga semanal (si es esa la estructura temporal considerada) y la desviación estándar (SD) de la carga de esa semana (CARGAmedia I SD). Así, si la estructura temporal presenta valores bajos en la SD significará que las sesiones fueron similares en la carga y, por tanto, se obtendrá un índice de monotonía elevado, mientras que si se alternan diferentes niveles de carga, la SD será mayor y el índice de monotonía será más reducido. Por otro lado, el índice de fatiga, valor que resulta del producto de la carga total de entrenamiento por el índice de monotonía, informa de estructuras temporales con altos niveles de carga y monotonía (muchas sesiones, pocos descansos y valores de carga por sesión similares, por ejemplo) pudiendo provocar mayores niveles de fatiga en el deportista (Killen, Gabbett y Jenkins, 2010). Estos indicadores ya han comenzado a utilizarse para estudiar su relación con los resultados en competición (Aughey et al., 2016), aunque aplicados al fútbol australiano, donde quizás el componente físico tenga más 'peso' que en el fútbol europeo. Estamos convencidos que el proceso de entrenamiento tiene una gran influencia en el rendimiento del equipo los fines de semana, pero al mismo tiempo, los partidos solo se pueden ganar o perder en los 90 min que duran los mismos. Literatura reciente (Gabbett, 2016) subraya la necesidad no solo de cuantificar la carga en términos absolutos (o puntuales), sino además valorando el porcentaje de cambio realizado. Cuando se dispone de suficiente información sobre lo que el equipo va haciendo a lo largo de las semanas (o lo que ha hecho en años anteriores), sobre lo que está habituado a hacer, se puede plantear una línea de base (o baseline) a partir de la cual valorar el % de cambio que el equipo va experimentando a lo largo de las semanas o periodo establecido.

www futboldelibro.com



Para la idea del cambio las opciones son varias. Todo se resume en intentar conocer cuánto cambio se está produciendo en la carga realizada por el jugador, por lo que se puede utilizar tanto la media de las cargas de entrenamiento realizadas en las últimas semanas (3 ó 4 habitualmente) como la carga basal (la realizada durante la temporada, o anteriores) para compararlas con la actual, la realizada en el microciclo o en un periodo establecido (Coutts y Reaburn, 2008). Un ejemplo práctico podría ser: la carga media impuesta (km 'J recorridos) al equipo (o a un determinado jugador) en la semana 1\ 2ª' l 3ª y 4ª ha sido de 20, 18, 19 y 17 km, por lo que el valor medio de esas cuatro semanas previas es de 18,5 km. Se entiende por ratio de carga aguda:crónica el cociente entre la carga actual y la media de las últimas semanas. Si en la semana 5ª la carga impuesta excede ese valor (> 18.5 km) obtendremos un cociente superior a la unidad, mientras que si el valor es más bajo de 18,5 km este será inferior a la unidad. Este ratio parece que es una variable a considerar por parte del cuerpo técnico por ser predictor de futuras lesiones (Hulin et al., 2015), con ratios de lesión especialmente altos cuando la carga aguda excede con creces la carga crónica (ratios superiores a 1,5).

-32%

. .

3

17%

110%

5

-15%

122%

7

26%

127%

9

-57%

65%

2.5. Valores de RPE poro un microciclo determinado que se ho comparado con /a medio los cuatro microciclos anteriores. % individuo/ se corresponde con /a comparación reo/izado con lo líneo base del jugador y % equipo se corresponde con /a comparativo reo/izado respecto a /a medio reo/izado por el equipo.

Pero no se trata solo de valorar si existe un incremento en la carga Tal Y como se recoge en la Tabla 2.5, cada jugador declara una carga demandada a los jugadores, autores como Ehrmann y colaboradores de entrenamiento particular que difiere en cierto porcentaje(% Cambio) (2016) apuntan al hecho de que descensos de aproximadamente un 15 respecto a la media de los últimos cuatro microciclos. La fórmula sería: %en las aceleraciones podrían estar relacionadas con el aumento enel1~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ riesgo de lesión. Es decir, descensos no esperados en ciertas variables (microciclo actual-(media 4 últimos microciclos))!(media 4 últimos microciclos) podrían ser la alerta de posible fatiga o malestar/molestias en los ·' jugadores y por tanto, antesala de escenarios de lesión. Además, con esta información se puede ir valorando cómo progresar la carga entre semanas o si se ha realizado adecuadamente el tapering prescrito (o descenso de la carga de entrenamiento) en determinados momentos de la temporada. Esta comparación puede hacerse utilizando cualquiera de las variables que hayamos decidido utilizar para valorar : la carga de entrenamiento, desde el RPE (ejemplo que figura en la Tabla ' 2.5) hasta las que tienen que ver con variables relacionadas con la frecuencia cardiaca, la distancia recorrida (incluso en distintos rangos de velocidad) o las aceleraciones y desaceleraciones. f

. De esta forma podemos valorar el % de cambio soportado por el Jugador. Como puede comprobarse algunos jugadores tienen valores negativos (han tenido una carga de entrenamiento menor en este microciclo) y otros positivos (los que han percibido que han entrenado más respecto a semanas anteriores). Valores por encima del 20-30% o por debajo de -20-30% (Gabbett, 2016) pueden servir de alerta para valorar presencia de sobrecargas o falta de estímulo, respectivamente. La segunda columna (% individual) es un valor más estable, informa sobre la comparativa del jugador respecto a su línea de base o media que acumula durante la temporada. Valores por encima del 100% indican que el jugador va aumentando la carga de entrenamiento lo contrario si , . ' estan por debajo del 100%. Finalmente el% equipo se corresponde con

Ei arte de plan1 ca en h tbol

---·-

--

--·

la comparativa entre la actividad realizada por el jugador respecto a la media realizada por el equipo. Aquí podemos detectar las diferencias de los jugadores entre sí. Los valores recogidos en la Tabla 2.5 para el RPE pueden aplicarse para cualquiera de las variables que se consideren oportunas de hacer seguimiento como por ejemplo tiempo >90%HR, D>21 Km -h-1, etc. (ver epígrafe 2.4.3). En esta línea, Hulin, et al., (2015) proponen como predictor de lesión el ratio carga aguda:crónica. En este caso, aplicado enjugadores de rugby tomaron la distancia total recorrida o DT para hacer el cociente entre la carga aguda (DT en semana 'actual') y la carga crónica (DT media en las 4 últimas semanas). Se encontraron ratios altos de carga aguda:crónica asociados a riesgos de lesión más elevados. Las cargas crónicas altas combinadas con ratios moderados parecen tener cierto efecto protector contra el riesgo de lesión, lo cual podría confirmar la idea de que 'estar en forma' reduce el riesgo de lesión, mientras que la falta de forma o sobreentrenamiento (a ambos lados de la campana de Gaus) aumentan estas probabilidades. La Figura 2.11 que se presenta a continuación recoge esta posibilidad de relacionar el ratio de carga utilizando el sistema de rolling.

Ratio carga aguda: crónica .,, 800

"'

­~ 600

--=~-=---------::.,,.-, , ,::C'------___;:"""""=

_

:¡; ~ 400 GJ "C

~ 200 '2 ::::)

o 1

4

2 -

5

media 4 semanas

6

7

8

9

10

-semana actual

Figura 2.11. Sistema rolling para hacer el seguimiento de la relación entre la carga actual (semanal) y la crónica (media de las últimas 4 semanas).

Sin embargo queda todavía un largo camino por recorrer para ir afinando en este tipo de métricas y, por tanto, la probabilidad de acertar en la predicción de estados de riesgo lesional. Estos aspectos que siguen inconclusos y convendría ir resolviendo tienen que ver con, por ejemplo: a) saber cuál de las variables o indicadores son los que hay que incluir en las



-

Evaluació

---

w"'1w f1 rt,oldel

í

br o com

r, .s.o,c0,c;:; de los ju~f:,05 reduc..dos

Julen Castellano y David Casamíchana

fórmulas, indicadores de intensidad o de carga, y dentro de ellos cuáles; b) decidir,si en lugar de escoger 4 semanas para calcular la fatiga crónica, esta podría ser la calculada en 2, 3 o 5 semanas, o si estas deberían variar a lo largo de la temporada ( 4 semanas al inicio de temporada, 3 en el medio y 2 al final de la misma); e) si la fatiga aguda en lugar de ser valorada considerando la carga de la semana pueda ser utilizada otra unidad, por ejemplo, desde un día hasta 7 días, u otras opciones; d) cómo individualizar los ratios de carga aguda:crónica, y su variabilidad a lo largo de una temporada, para cada jugador; e) ver la forma de incluir en este tipo de valoraciones elementos del entrenamiento realizado fuera de la mirada de los sistemas de trackeo, p.e. trabajos de gimnasio, estiramientos, prevención Y, por supuesto, el entrenamiento invisible como la nutrición, procesos de recuperación, estilos de vida etc. o sobre todo; f) disponer de métrica que en lugar de conocer el riesgo de lesión a partir del estudio retrospectivo de la carga aguda realizada durante el presente microciclo, pueda ser gestionado para disponer de la información con antelación o durante las sesiones para evitar los escenarios no deseados de riesgo lesional. Todo un camino por recorrer, [realmente interesante! Finalmente, con relación al afinamiento (tapering), cabe decir que un factor clave a considerar es reducir el volumen de entrenamiento aunque no en la misma proporción el número de sesiones (Mujika y Padilla, 2000b). Respecto al volumen de entrenamiento este puede ser reducido de un 60 a un 90 %, siempre y cuando se mantenga la intensidad del entreno . La reducción del número de sesiones tendría que ser más moderada, no más del 20 al 30 %, aunque podría llegar hasta un 50 % en los individuos bien entrenados. Debemos ser cautelosos con los valores propuestos para los deportes individuales. Ya han comenzado a publicarse estudios con una implementación directa del tapering en el fútbol profesional (Fessi, Zarrouk, Di Salvo, Filetti, Barker y Moalla, 2016). Aunque todavía requiere de un mayor número de aportaciones científicas al respecto, en el estudio citado, un descenso del 25 % de la carga de entrenamiento semanal, sin detrimento de la intensidad de entrenamiento medida con RPE, trajo consigo un aumento del 15 % en la distancia recorrida a alta intensidad en el partido de liga de ese mismo microciclo. Una vía muy interesante por explorar.

w1,,11 .f u tbo l de Ltbr ox om



2.4.5. INTEGRANDO

CARGA INTERNA Y EXTERNA

Cuando las variables internas y externas se integran, es decir, cuando se incluyen en la misma fórmula (p.e. ratios, indicadores o variables de carga externa divididas por indicadores o variables de carga interna, o viceversa) generan indicadores integrados (Akubat et al., 2014). La propuesta de integrar indicadores de ambas dimensiones (interna Y externa) podría aportar información sobre varios escenarios, entre otros: 1) conocer el estado de forma de los jugadores o equipo; 2) poder ~alorar sobre la fatiga aguda, o; 3) comparar la eficiencia entre demarcac10nes, a partir de las cuales proponer intervenciones ajustadas a las necesidades físicas y fisiológicas de cada una de ellas.

,

Respecto a valorar el estado de forma del equipo (jugadores) tendría que ver con que podríamos saber si el equipo está mejorando su pue_sta a punto sin recurrir a test complementarios. Tareas de entreno que sirven para valorar el rendimiento físico del equipo, ¡realmente interesante!, pero ... ¿cómo lo hacemos? La hipótesis de mayor eficiencia a medida que se aumentan los niveles de resistencia del sujeto ha sido ampliamente estudiada en condiciones de laboratorio y en pruebas estandarizadas de campo como el Test Yo-Yo de Recuperación Intermitente nivel 1, donde los sujetos más adaptados recorren una determinada distancia con un impacto fisiológico menor (Bangsbo, Iaia y Kustrup, 2008; Boullosa et al., 2013). Esta idea aplicada en el entrenamiento del fútbol, a partir de JR fundamentalmente, abre las puertas a una nueva posibilidad de hacer un seguimiento de los jugadores a partir de valores particulares de eficiencia energética que permitirá prever descensos o provocar incrementos en el estado de forma física de jugadores y equipos. Pongamos un ejemplo para ilustar esta idea. Tenemos esta comparativa de una misma tarea, un partido de 11:11 en un campo de 90*70 m realizada en dos sesiones de entrenamiento diferentes (datos I sin publicar), separados nueve semanas entre si. En ambas sesiones se · repitió la misnia tarea con las mismas repeticiones y duraciones, _3*13 min con dos minutos de descanso entre repeticiones. Ambas ssiones ' se desarrollaron en condiciones lo más similares posibles respecto www.furboldelibro

r0m

.

variables: estado del terreno de juego, hora del día, isponibilidad de balones, minimización en la medida de lo posible de ::las pérdias de tiempo por balones que salen fuera o faltas cometidas (reanudando el juego lo antes posible después de cada interrupción), te. El resultado de comparar ambas sesiones y su interpretación fue la siguiente: en la parte izquierda de la Figura 2.12 se puede apreciar como el equipo tuvo un ritmo de juego (m 'min") algo superior en una sesión (la nº 170) que la realizada nueve semanas antes (sesión nº 117), aunque de manera significativa. Sin embargo (parte derecha de la Figura 12), a los jugadores les supuso una demanda cardiovascular menor (indicador Edward*min-1), aspecto que podría ser interpretado como un aumento de eficiencia del organismo ('correr más y gastar menos'). Aun ,, uv siendo estadísticamente significativa la actividad desarrollada (ritmo m ·min-1) fue mayor en la sesión 170ª respecto a la 117\ la segunda sesión (nº 170) supuso un menor esfuerzo para los jugadores, es decir, parece que existió una adaptación al entrenamiento de resistencia, aumentando la eficiencia del deportista en el juego. Para la valoración de la posible existencia de fatiga aguda también podríamos utilizar el indicador de eficiencia. Similar a lo expuesto en el ejemplo anterior sobre el estado deforma ( efecto crónico del entrenamiento), podrá ocurrir que los jugadores empeoren sus ratios carga externa/carga interna, debido, sobre todo, a la deplección de depósitos que abastecen a los procesos energéticos, incremento de demanda cardiovascular y probablemente disminución de la actividad física observable (menor ritmo de juego) o menos observable, como el número e intensidad de aceleraciones y desaceleraciones, por el empeoramiento producido en el sistema neuromuscular. Sin embargo, no debemos centrar el foco de atención únicamente en este tipo de variables combinadas (cargas externas versus internas), porque estados de fatiga o sobrecarga podrían quedar ocultos. Se sabe que un cuerpo con sobrecarga tiene limitada su aportación del sistema cardiovascular (Aubry et al., 2015).

www futboldelibro.com

El 1 te de ptaruficar e,

t,

-

00

Evaluac

cid

posibilidad de un mejor o peor aprovechamiento de los sistemas activados en la producción de movimiento. Es decir, distancias recorridas con un menor o mayor coste energético.

140.0

130,0

Mayor investigación al respecto es necesaria para afinar este tipo de propuestas que quieren aplicarse a contenidos habituales en el ámbito del entrenamiento en fútbol como son los JR.

e

°E''°·º • '"e f ~ 110.0

e

·¡¡ ~

o

3

w

100,0

~o.o 1i0

117

entreno

entreno

Figura 2.12. Valores medios de distancia recorrida e indicador Edwards por minuto, ambos en tres repeticiones de 1 3 min de un 11: 11 en un campo de 90*70m realizadas en dos sesiones diferentes (117° y 170ª).

Por último, con relación a la comparativa entre demarcaciones, la información extraída de la interpretación de la eficiencia deja una línea interesante de aplicación. Así por ejemplo, Suárez-Arronez et al. (2014) utilizaron este tipo de indicadores, denominado effindex, cuando analizaron los primeros tiempos de partidos en jugadores profesionales. Relacionaron una variable de velocidad de desplazamiento (o ritmo), como son los metros recorridos por minuto, con el estres cardiovascular (valor de la frecuencia cardiaca media de la parte del partido disputado, diseñando la siguiente fórmula: m ·min-1/%FC med.ia • Los autores encontraron diferencias entre demarcaciones en el indicador de eficiencia. La interpretación de los resultados en este tipo de investigaciones podría explicarse de dos maneras diferentes: primeramente, porque los jugadores (demarcaciones) tienen una demanda diferente respecto a los tipos de esfuerzo, lo cual haría al jugador echar 'pie' de diferentes sistemas energéticos; por otro lado, podría estar indicando también la



www.futboldelibro.com

w~

futb1ldelib10.com



-3. lnteí'

e

INTERVENCIÓN A PARTIR DE JUEGOS REDUCIDOS: LAS PIEZAS 3.1. LOS JUEGOS REDUCIDOS (JR)

Los JR son duelos colectivos (Parlebas, 2001) fácilmente moldeables para programar tareas con las que desarrollar el modelo de juego, facilitando el aprendizaje o estabilidad de comportamientos individuales y colectivos de las diferentes fases y momentos en que puede dividirse la acción de juego en fútbol. Los duelos colectivos son situaciones de colaboración-oposición (de inter-motricidad, por tanto), desarrollados en un espacio común y con participación simultánea (Parlebas, 2001). Habitualmente los JR se presentan de manera facilitada, es decir, con dimensiones reducidas y pocos jugadores (Hill-Haas et al., 2011) a lo que se puede incorporar la modificación de alguna norma (nº de contactos permitidos, tipo de marcaje, número y dimensión de las porterías, etc.). Tal y como comentamos antes de iniciar el libro, el término JR englobará todo este tipo de tareas donde dos equipos se enfrentan, independientemente del número de jugadores, dimensiones del terreno de juego y de otras reglas implicadas, siempre y cuando guarden los rasgos básicos del fútbol. En la actualidad los cuerpos técnicos utilizan este tipo de contenidos jugados en la práctica diaria (Ford, Yates, y Williams, 2010), con el fin de desarrollar las habilidades específicas técnico-tácticas (Jones y Drust, 2007), la condición física (Hill-Haas et al., 2009b) y/o con objetivos tácticos, estratégicos o psicológicos de forma concurrente (Flanagan y Merrick, 2002; Gabbett y Mulvey, 2008).

ww~ futboldelibro.com

3.2. LA ESPECIFICIDAD DE LOS JR Intervendremos

con eficiencia si comprobamos que los efectos deseados, esperados y obtenidos (Parlebas, 2001) por el entrenador, de la tarea y en los jugadores coinciden, haciendo que el equipo maximice el rendimiento. Es decir, sean específicos y satisfagan las necesidades del equipo. Precisamente, la especificidad es uno los principios de la Teoría del Entrenamiento que establece entre sus axiomas la necesidad de desarrollarse bajo condiciones lo más similares posibles a la actividad deportiva en la que se participe, lo cual provocará efectos biológicos y adaptaciones orgánicas específicas (García-Manso et al., 1996). Es decir, a nivel individual (perspectiva micro) y atendiendo principalmente a elementos fisiológicos y biornecánicos, este principio implica ejercitar .J de manera muy específica la expresión de los factores propios de una sJ determinada disciplina tales como el tipo de contracción muscular, 11 ángulos, dinámicas de ejecución, metabolismos, etc. (Balsom et al., 1999; ,t Bangsbo, 2003; Siffy Verhoshansky, 20_00), siendo cada v~z más valorado .·• . para modelar las respuestas adaptativas al entrenamiento (Kraemer} et al., 2002) y facilitar la transferencia efectiva al entorno competitivo t (Williams et al., 2003). · •.j.·

Por este motivo se debe estar en alerta cuando el concepto de pecificidad es incorporado en el proceso de entrenamiento. Para uestra un botón: una actividad realizada por un único jugador ctividad psicomotriz, sin compañeros ni adversarios), en un contexto uy alejado al de competición (en el gimnasio, por ejemplo), movilizando esos a determinadas velocidades, por muy similar que sea el ovimiento y el tipo de contracción al gesto deportivo competitivo, pero que poco tiene que ver con las condiciones estructurales y funcionales Hel fútbol, no podrá considerarse como una situación de entrenamiento ~specífico, ya que diferentes dimensiones no presentan similitud con la ~ctividad competitiva del deportista. Una tarea técnica realizada por varios jugadores o un grupo de ellos, se aproximará a una especificidad :parcial, debido a que recoge solo parcialmente la complejidad del juego. En cualquier caso, no debe considerarse la especificidad como un criterio dicotómico donde las tareas puedan únicamente calificarse como específicas o no específicas. El enfoque es gradual, es decir, un continuo que permite ubicar a los jugadores en contextos de mayor o menor especificidad parcial o global. Hoy en día parece existir un consenso respecto a las grandes ventajas que aportan los JR al entrenamiento en el fútbol (Halouani et al., 2014; Hill-Haas et al., 2011). A pesar de esto, no debemos descuidarnos y pensar que el uso exclusivo de JR en la práctica diaria vaya a ser suficiente, y la literatura parece sugerirnos que es posible que se dejen sin atender algunas de las facetas de la multidimensional demanda energética que el fútbol impone al 'jugador'. Concretamente las relacionadas con acciones de alta intensidad de carrera (Casamichana y Castellano, 2010; Gabbett y Mulvey, 2008), o todo lo contrario, que se sobreestimulen otras, como las aceleraciones (Castellano y Casamichana, 2013a). Lo veremos en el apartado 3.4.

Pero la especificidad del entrenamiento no debe quedar reducida a la metabólica o biomecánica, debe ser considerada desde una perspectiva holística y atender también a la especificidad cognitiva, afectiva o iil relacional y, sin olvidar, que debe contextualizarse considerando la! experiencia y el nivel de entrenamiento del deportista (Gamble, 2006). )1 Como señalaAranda (2011, adaptado) la especificidad del entrenamiento .:J debe abarcar los siguientes niveles: 1) especificidad anatómica: cuando Considerando estos posibles 'defectos secundarios', no debemos caer se ejercitan los paquetes musculares que ejecutan la acción en la I competición; 2) especificidad metabólica: cuando se utilizan los mismos J en la tentación de ir al polo opuesto, entrenar siempre bajo las mismas sustratos energéticos y se estimulan las mismas vías metabólicas que l condiciones de la competición, ya que esto podría ser insuficiente para incidir en mejorar algunas facetas del juego o del jugador. son requeridas durante la competición; 3) especificidad neuromuscular: cuando se reproducen similares patrones de movimiento; 4) especificidad táctica: cuando el jugador despliega su competencia sociomotriz en el contexto donde información y acción conviven en un entorno competitivo.

J

futboldelibro.com

futboldel

bro

com

Por lo tanto, en ocasiones podría ser interesante intensificar las demandas o exigencias durante el entrenamiento para incrementar el rendimiento en competición (Reilly et al., 2009). Por este motivo es necesario disponer de la máxima información sobre las demandas a las que se somete a los jugadores durante el entrenamiento y/o la competición y los efectos agudos y crónicos que generamos en ellos. El componente técnico-táctico es el más beneficiado en las demandas provocadas a los jugadores. En mayor o menor medida, dependiendo del formato de JR empleado (Silva et al., 2014a) los jugadores se ven

Í l

r

obligados decisiones motrices en el cont:xto de i~termotr~cidad simultáneaa tomar (Parlebas, 2001) donde luego deben mtervemr, es decir, los .· •. · . jugadores pueden ser estimulados en situaciones próximas a las cuales¡¡!) se enfrentarán durante la competición (Owen et al., 2004), reproduciendo]{

;:e~:ª;e~¿'.,%~~~~tt~;;;;s ~:i;:;~!:t: ::i:~~~::c; ;~: ~!!~::~::~~

.1•.• •.•.;.·.· ..· •·..·...

1 tomar decisiones en condiciones de presión y fatiga (Gabbett y Mulvey, · · 2008) para resolver la situación motriz en la incertidumbre social propia del juego.

1.1····

I Í.

Sin embargo, no toda forma jugada tiene la misma demanda en los jugadores y, por tanto, no debe considerarse igual. Cuando observamos los comportamientos motrices afines a una demarcación, podemos it comprobar que algunos formatos de JR pueden estar provocando en los li jugadores comportamientos alejados de lo que luego se les pide en la f competición, aunque esto dependerá del modelo de juego del equipo y las l intenciones estratégicas del entrenador. f Tomemos un ejemplo sencillo. Tarea de juego reducido de 7 contra 7 1 en un espacio de 60 x 40 m (largo x ancho), con porterías reglamentarias.~ y porteros. La regla introducida por el cuerpo técnico para favorecer la li conservación y mantenimiento de la posesión de balón es que se deben .1 realizar un mínimo de siete pases antes de poder hacer gol en la portería contraria. Sin embargo, una de las limitaciones de esta tarea respecto a J las demandas del partido atiende a los momentos de transición, de ataque ! a defensa y especialmente de defensa a ataque, ya que los jugadores, : aun robando eh una situación espacio-temporal adecuada para finalizar no van a poder realizarlo (por la regla impuesta de los 7 pases) por lo que las conductas emergidas en la tarea podrían no coincidir con las I

I

I



l

de li brov com

consideradas como 'apropiadas' en el partido del domingo, donde parece coherente una transición rápida después de robo si la situación espaciotemporal es ventajosa. También la fase defensiva se ve condicionada por a regla de los 7 pases impuesta, ya que la norma parece no invitar o por lo menos no favorece la necesidad inmediata de defender la portería Cuando se pierde el balón. En realidad parece que da más o menos igual Perder el balón lejos que cerca de mi portería, tener más o menos gente Por detrás de la línea de balón, ya que se dispone de tiempo antes de que el equipo ahora en posesión del balón pueda pensar en finalizar la jugada. Hablaremos un poco más adelante sobre esto otra vez. Por último, conocer y aplicar las variables que definen comportamientos colectivos (Duarte et al., 2012), aun estando en una primera fase descriptiva de investigación, puede depararnos información relevante para entrenar a fútbol. Las variables colectivas hacen visibles comportamientos grupales que permitirán comprender el complejo entramado de las interacciones. Intervenir sobre ellos permitirá mejorar el rendimiento colectivo. Pongamos un ejemplo de un estudio realizado recientemente (Castellano, Silva, Usabiaga, y Barreira, 2016). La superficie que abarcan los equipos en interacción (para conocer la forma que tienen de desplegarse) o la distancia entre el centro medio de ambos equipos (que podría dar información sobre el grado de penetración entre ellos) fueron algunas de las variables colectivas que se evaluaron para ver cómo se veían afectadas cuando se modificaron ciertas reglas en un mismo formato de JR (Tabla 3.1). JR JRpp JR7 JR7C

Descripción 4 porterías pequeñas 2 porterías de F7 2 comodines por fuera

SJE 196,1 ±68,1 188,0 ±50,8 191,6 ±52,6

DC 5,9 ±3,2 4,5 ±2,1 5,5 ±2,8

Tabla 3.1. Superficie de juego efectivo (SJE) en m2 y distancia entre centroides (OC) en m en tres formatos de JR: con porterías pequeñas (JRpp), con porterías de fútbol de 7 (JR7) y con comodines (JR7C). Todos los JR fueron situaciones de 5:5, en un espacio de 40*25 m, durante 6 min.

f

tboldelibro.com

. ·-n ~·.,·,u~,~"'''"w

Estamos seguros que el lector se habrá dado cuenta enseguida la necesidad de que cada equipo, dependiendo de su modelo de juego (Hewitt, Greenham, y Norton, 2016), particularice el tipo de tareas a prescribir a sus jugadores, para incidir especialmente en la cualidad que deben tener aquellas variables colectivas que más le aproximen al.· rendimiento en competición. Por todo lo comentado hasta ahora surge la necesidad de dedicar mucho esfuerzo al diseño de las tareas de entrenamiento que el equipo desarrollará en la sesión y que deberá atender los conceptos que se quieran transmitir respecto a la filosofía de juego, a los principios y sub-principios del modelo de juego y a los comportamientos tácticoestratégicos que individualmente, inter-individualmente, por líneas (intra e inter) deban conocerse y aplicarse en sincronización. Después de un diseño minucioso, será necesaria una prolongada y sistemática puesta en práctica sobre el terreno de juego para lograr los comportamientos colectivos deseados. A este apartado atienden (o deberían atender) los entrenadores cuando diseñan los entrenamientos colectivos. A pesar del interés creciente que presentan estas variables ecofísicas grupales o colectivas, no serán tratadas en este libro sobre el entrenamiento en fútbol a partir de JR.

3.3. CÓMO INTERVENIR CON JR

En este sentido, los rasgos de la lógica interna del fútbol deben guiar el tipo de tareas que se proponga a los jugadores, estableciéndose una progresión en sencillez y no en simplicidad. Para la confección de www.futboldelibro.com

,.-,w,· .. oc,_.,

..

-,,_.,

~u~«••••s•,,,,.._'°_._,,,,

V

-.,~, - ,,-.~" ..."~'''<

>~"••~u·s

,ü.~·:-c

,_.,.,·,·,·-.-..-,,~s>~.--"'-'"

0

areas, se puede optar por hacer cambios drásticos en la lógica interna del fútbol, quitando adversarios o incluso compañeros, hasta convertirla n una actividad colaborativa o incluso psicomotriz, donde un deportista actúe en solitario. La elección queda nuevamente en manos del cuerpo técnico; pero siendo conscientes de que a medida que el cambio es más adical, más alejados situaríamos de la actividad a los jugadores donde deben intervenir y, por tanto, más lejos de las demandas que en competición se les van a exigir. Estaremos quitando información del que luego necesitarán para tomar decisiones en el juego.

1 1 ¡

1 ¡

El fútbol 'limita' la puesta en juego de la motricidad de los jugadores, ya que los protagonistas deben ajustarse a las reglas que ordenan el juego. Juego y jugador configuran la lógica interna del fútbol, diferenciadora respecto a otros deportes a nivel temporal, espacial, motor (con relación al uso del balón) y con relación a los participantes. Lejos de la certeza, su entorno socio-motriz sitúa irrevocablemente a los jugadores en un contexto de incertidumbre social, en el que deben resolver la tarea de superar al oponente.

V~w

Nuestra propuesta en el cambio no llega al extremo de salirnos dominio de la acción motriz (Parlebas, 2001) donde está situado el que no es otro que en el ámbito de la intermotricidad simultánea mencionado con anterioridad. Es decir, se deben respetar los rasgos de base que permitan crear formas jugadas de fútbol aplicables a la ., . . ,,. . . . zació . . . del rendimiento del equipo a partir de la modificación o incorporación de ciertas reglas tal y como se ha sugerido previamente (Castellano, 2005). Los cuatro elementos de la lógica interna que se emplean para la modificación de la Lógica Interna (Parlebas, 2001) espacio, tiempo, relación con el móvil y relación con los demás o interacción. Las opciones para cambiar son múltiples (Castellano, 2005) aunque en este apartado solo vamos a tratar, y de manera breve, el espacio y la interacción. Para ampliar información sobre los efectos agudos y crónicos que supone la modificación de variables se puede consultar el libro Los juegos reducidos en el entrenamiento del fútbol (Casamichana, San Román, Calleja y Castellano, 2015).

3.3.1. MODIFICACIONES EN EL ESPACIO En el entrenamiento el espacio de juego es uno de los elementos estructurales más proclive a 'sufrir' alteraciones (Aguiar et al., 2012), aunque no siempre se hagan de manera consciente o intencionada. Modificaciones que tienen que ver con las dimensiones, la forma o figura geométrica, la presencia de subdivisiones o sub-espacios dentro del terreno o cambios en el número, tipo, forma, dimensiones y ubicación de los objetivos de marca (Castellano, 2005). www futboldel1jro

com

Los investigadores se han centrado fundamentalmente en el estudio de los efectos que provocan en los jugadores las modificaciones de las dimensiones del espacio (Owen et al., 2004), y más recientemente su orientación (Castellano et al., 2013b), mostrándose como aspectos claves a la hora de diseñar este tipo de tareas. La manipulación de esta variable puede afectar a la demanda física, fisiológica, perceptiva y motriz de los deportistas (Casamichana y Castellano, 2010) y, por tanto debe ser estratégicamente manipulada por el entrenador en busc¡ de la coincidencia en los efectos deseados, esperados y obtenidos, ya mencionados anteriormente. De manera resumida, los estudios sobre esta variable parecen coincidir en los siguientes efectos agudos: l.

2.

El peso de la influencia de reducir el número de jugadores se incrementa cuando se combina con la modificación de variables como la orientación del espacio. De esta forma, en JR con pocos jugadores, apenas existen diferencias en función de la orientación del espacio que se proponga a los jugadores (Casamichana et al., 2012a; Castellano et al., 2013b), aunque el impacto sobre el sistema neuromuscular será mayor cuando se oriente. 7. Existe una mayor variabilidad en la respuesta de los jugadores cuando el juego está orientado con porteros (Casamichana et al., 2012a; Dellal et al., 2012c), motivado probablemente por la aparición de roles o funciones específicas dentro de la tarea por parte de los jugadores.

A mayores dimensiones del terreno de juego, mayor intensidad física y fisiológica, aunque quizás una posible explicación pudiera tener que ver con el tiempo de juego efectivo, maximizado debido a un menor número de interrupciones reglamentarias en los espacios más grandes (Casamichana y Castellano, 2010; Montoya-Porres et al., 2010).

MODIFICACIONES EN LA INTERACCIÓN

Sin embargo, las variaciones en las demandas fisiológicas podrían no ser tan importantes como para provocar diferentes adaptaciones (Casamichana et al., 2011).

3. Respecto a la respuesta conductual de los jugadores, los espacios reducidos parecen provocar una mayor frecuencia de acciones de controlregate y control-tiro, pero también de interceptaciones y despejes (Casamichana y Castellano, 2010; Clemente et al., 2014b; Hodgson et al., 2014; Kelly y Drust, 2009). 4.



Orientar o no el espacio también depara cambios en las demandas físicas y fisiológicas (Castellano et al., 2013b; Koklü et al., 2014; Mallo I y Navarro, 2008; Sassi et al., 2004), si bien algún trabajo (Dellal et al., j 2008) no coincide con la m~yoría. Motivació~ (co~rer ~ás) u organización.:¡' (correr menos) están detras de esta pequena discordia. Probablemente : los efectos interactivos del número de jugadores (8:8 en el trabajo l de Dellal et al, 2008) pueda estar afectando en las demandas de los jugadores. ¡

I

5.

Los juegos de mantenimiento parecen provocar una mayor distancia j recorrida total, aunque con menor distancia recorrida a alta velocidad, l sprint y baja presencia de aceleraciones (Castellano et al., 2013b) quizás debido a que no se debe "superar" rivales para obtener éxito en este tipo de prácticas, en el intento de llegar a una determinada zona.

www futboldelibro.com

Otra de las variables comúnmente alteradas para regular la de la tarea es el número de jugadores por equipo (Hill-Haas al., 2011). Sin embargo, la influencia de esta variable, manteniendo otras (como las dimensiones relativas a cada jugador, n,,,.u,e,n ..... ,.., ....... presencia de porteros, con o sin limitación de toques, con o sin asignación de marcaje, entre otros), ha sido investigada en escasos trabajos (Castellano, Casamichana, y Dellal, 2013b; Hill-Haas et al., 2009b y 2010; Dellal et al., 2011c). Se observa, en general, que los JR que albergan menor número de jugadores demandan una mayor FC, concentración de LA y PSE (Aguiar et al., 2013; Brandes et al., 2011), posiblemente debido al mayor nº de intervenciones con balón por cada jugador y situaciones contra adversario con balón (duelos), aspecto que provocará un aumento de las demandas internas. .1..1.0,,u.u.u.

Por otro lado, mayores demandas de carrera a alta velocidad y sprint podrían expresarse durante situaciones con mayor número de jugadores, justificado por las dimensiones absolutas del terreno, que son mayores durante este tipo de tareas si se han mantenido constantes los m2 por jugador (Hill-Haas et al., 2009b). Además, la modificación de esta variable influye en mayor medida en la respuesta fisiológica del jugador Y menos en la física (Castellano et al., 2013b). Por último, otro aspecto que podríamos destacar es que la variabilidad de las demandas físicas y

ww~ futboldelibro.com

fisiológicas se reduce cuanto menor es el número de jugadores por equipo, siendo, por tanto, más estable la carga intra e inter-sesional impuesta a los deportistas. Esto puede deberse a que cuantos más jugadores participan mayor es la distribución de las funciones dentro del equipo (más roles), llegándose a un reparto del espacio absoluto (mayor cuanto más jugadores) y haciendo aparecer líneas y/o sistemas de juego (Dellal et al., 2011c). En este apartado, de manera específica también nos detendremos en matizar cómo afecta la inclusión de disimetrías entre los equipos (Clemente et al., 2014b; Hill-Haas et al., 2010; Mallo y Navarro, 2008; Sampaio et al., 2014; Torres-Ronda et al., 2015), aspecto habitual en el entrenamiento. Estas disimetrías, fija (porque un equipo juega siempre en inferioridad o superioridad) o transitoria (por la presencia de comodín/ es que juega/n con los dos equipos en función de quien tenga la posesión del balón), deparan cambios considerables en las demandas físicas Y fisiológicas que podrían resumirse l.

en:

Mayor intensidad fisiológica en equipos en inferioridad numérica (disimetría fija) justificado por la motivación y/o esfuerzo necesario a realizar en el enfrentamiento contra un número más elevado de jugadores, debiendo organizarse mejor para atender a ayudas constantes entre compañeros.

2. Cuando la disimetría es reducida (un solo jugador de diferencia) la demanda física y fisiológica se incrementa. Además, el equipo en inferioridad tendrá mayor demanda física y fisiológica, aunque dependiendo del nivel de los jugadores, es probable que una mayor dificultad para resolver la tarea (equipo en inferioridad con gran disimetría) podría reducir la exigencia física en jugadores menos expertos. 3. La presencia de comodines interiores reduce la FC del grupo, manteniendo las demandas físicas en valores similares, quizás debido a un menor intercambio de posesiones o a una reducción en el número de intervenciones al balón por jugador.

www.futboldelibro

com

4. La presencia de comodines exteriores reduce el número de participaciones

de cada jugador, al incrementarse el número de jugadores que participan en la tarea y, además, disminuye el porcentaje de error en los pases y, por tanto, se incrementa la duración de las posesiones de los equipos (se dan menos transiciones ataque-defensa o viceversa). Sin embargo se mantienen las demandas físicas y fisiológicas. 5. No está clara la demanda al jugador comodín interior. Mayor distancia recorrida y misma FC. Debe considerarse que el comodín no participa en la disputa del balón.

MODIFICACIONESDE OTRAS VARIABLES Debido a que en el diseño de tareas siempre se parte de un número determinado de jugadores y un espacio específico, son estas las variables prioritarias en las que vamos a centrar la atención en este libro. Sin embargo, existen otras variables que el cuerpo técnico puede manipular para favorecer que aparezcan las demandas deseadas. Similar a los efectos generados cuando se modifican dimensiones del espacio y/o nº de jugadores por equipo, otras reglas impuestas por el cuerpo técnico, inevitablemente van a provocar cambios sobre las demandas físicas ' fisiológicas y perceptivas de esfuerzo. Lo cierto es que las opciones para proponer modificaciones son infinitas (tantas como entrenadores y modelos de juego existan) y, por tanto, inabarcables desde el ámbito científico. Los estudios realizados hasta ahora ofrecen algunos resultados interesantes, aunque solo podemos hablar de tendencias o probabilidades de qué ocurrirá, sabiendo que se dejan muchos interrogantes aún por responder. Variables como la modificación del régimen de entrenamiento (Casamichana et al., 2013b; Hill-Haas et al., 2009a), diferente nivel competitivo de jugadores (Dellal et al., 2011), diferente número de contactos permitidos al móvil por posesión individual (Almeida et al., 2012; Dellal et al., 2011d), el nº de repeticiones del JR realizadas (Dellal et al., 2011a y 2012b), la forma de confeccionar los equipos (Koklü et al., 2011), tipo de marcaje (Casamichana, San Román-Quintana, Castellano, y Calleja, 2015; Ngo www futboldelibro.com

et al., 2012) u otros tipos de orientación del espacio empleados para puntuar (Halouani, Chtourou, Dellal, Chaouachi, y Chamari, 2014), son.; algunas de las alternativas elegidas p~r los investigado~e~.

1

l

segunda interpretación de estas posibles 'deficiencias' quizás puedan ;\ser explotadas para precisamente provocar estos efectos en jugadores determinados o momentos específicos de la temporada.

Un aspecto inconcluso en los estudios sobre esta temática, demandas Ambos posicionamientos, ajustar los moduladores para evitar que impuestas a los jugadores a partir de JR, es que se desconocen los efectos)~ afloren o potenciarlo para que se acrecienten, necesitan en cualquier interactivos qu~ la ~?dificación simultánea de diferentes varia?les p~edeJ¡ caso un seguimiento y control de lo demandado en el jugador y los efectos generar en los individuos (Castellano et al., 2013a). En la misma Iíneaj )producidos en él. En la figura que se muestra a continuación se recogen en que es probable que la presencia de un menor número de jugadores los cinco efectos endémicos de los JR, que van desde cualidades con sub- o puede hacer que la decisión de configurar la tarea con orientación o sin sobre- estimulación, pasando por un posible efecto techo, la variabilidad orientación del espacio no tenga tanta repercusión en las demandas en la respuesta dada por los jugadores (intra e inter jugadores e inter físicas y fisiológicas (Castellano et al., 2013b), otras variables combinadas sesiones), para acabar con efectos no deseados sobre el comportamiento también podrían depararnos efectos diferentes a los esperados a cuando técnico-táctico-estratégico de jugadores y equipos, es decir, conductas son estudiadas de manera aislada. que podrían alejarse de lo 'aconsejable' en dinámicas de los partidos que valen tres puntos.

i

r--~="'-"""-'"'c

I

3.4. PROBABLES EFECTOSAL INTERVENIR.1 CONJR

¡

d l oro. com

'

i

·--

.....

Sobre-estim~lar ..

.

..

----·- -·-·--· -------"----- J _,,

>

M~·---·--··

"-<W<--··--,

Efecto techo

[jugadores de calidad, muy en forma] =

I I

f

«

aceleraciones y desaceleraciones]

No queremos detenernos en enumerar las variables extrañas] (distorsionadoras) que pueden afectar en la consecución de las demandas j deseadas cuando se aplican ciertos condicionantes en las tareas de !¡ entrenamiento. Los resultados esperados en las tareas diseñadas solo!'¡ coincidirán con los que se han estimado en la literatura científica siempre· . y cuando se repliquen los mismos condicionantes que se han respetado ) en los estudios publicados ( disponibilidad de balones, inclemencias ¡ meteorológicas similares, superficie del terreno de juego, aliento del entrenador, equilibrios entre equipos que disputan los JR, entre otros). j De ahí la necesidad de cuantificar la carga realizada para confirmar que lo obtenido se corresponde con el efecto deseado a pesar de las posibles J variables perturbadoras. 1 'No es oro todo lo que reluce'. Cuando intervenimos con JR hay Í que estar en alerta sobre algunos efectos que pueden estar sucediendo j y que podrían quedar enmascarados. Aunque la primera impresión l podría llevarnos a pensar que se tratan de efectos no deseados, una}

"'"'

[Velocidades máximas o tiempo a Alta Intensidad]

Ll

l

¡

Sub-estimular

,.

Comporta menta les [alejados o contrarios a lo que pide el Figura 3.1. Probables efectos al intervenir con JR.

La aceleración. Esta es una de las variables condicionales que sale beneficiada por la práctica de JR. Castellano y Casamichana (2013a) en un trabajo donde compararon tareas de entrenamiento (con estructura de duelos colectivos) con partidos de competición mostraron una amplia desproporción en las demandas a este nivel. Posteriores f

de lí

re e

trabajos (Castellano, Casamichana y Dellal, 2013b; Gaudino, Alberti y Iaia 2014) han ratificado el hecho que a medida que las dimensiones y el número de jugadores de la tarea se reducen, alejándose por tanto del Fútbol 11, la demanda de la dimensión aceleración y desaceleración se ve incrementada especialmente (Figura 3.2). Estos mismos trabajos apoyan también otra probabilidad: si los espacios en donde ubicamos a los jugadores para practicar la tarea no están orientados (partidos de mantener la posesión) las demandas a este nivel se ven reducidas. En este sentido, parece que no necesitar superar líneas o adversarios para llegar a la portería contraria (juegos de posesión) podría estar detrás de este efecto. Sesión 4000,00

~ ~



60

11

JR Partidos

O O

>2.Sm(s2 2-0-2.5 m/s1 1.5-2.0 m/s2 1.0-1.Sm/s2

fo

~~.sultados no indican que todos los equipos dejen sin activar esta cualidad lpondicional de manera insalvable. La idea que se recoge aquí es que hay ~y.e estar sensibles a esta posibilidad, para que la propuesta del cuerpo Jécnico, independientemente de que esté a favor o en contra de que se J~cluya como uno de los contenidos del entrenamiento, sea una decisión ponsciente y, en su caso, programada, para que surja en aquel momento ~fl microciclo donde es recomendable que aparezca y desfavorecer su presencia en donde lo aconsejable es su ausencia. Esto se podría tener en puenta también en casos particulares, jugadores que están ligeramente 'tocados' y no se quiere que puedan encontrarse con escenarios donde $e impliquen esfuerzos en rangos altos de velocidad. Igualmente, en ricrociclos posteriores a otras semanas donde las cargas de trabajo recomiendan abrir una 'ventana de seguridad' para reconducir la carga de trabajo propuesta al equipo y reducir los niveles en la probabilidad de lesión.

s:.

]_ 3000,00

Efecto techo es un aspecto que se ha sugerido en algunos casos en la literatura académica. Hoff et al., (2002) apuntaba al hecho que jugadores ~ .; 30 c___ .-_onlos valores más altos en el V02 max alcanzaban los valores más bajos en ~ 2000,00 1 o... la misma variable durante la práctica de JR, lo cual podría comprometer o e .¡::o el desarrollo de la resistencia aeróbica. Pero ocurre lo mismo con los .:; .<> e E :, t; 1000,00 z jugadores más rápidos de los que los son menos (Méndez-Villanueva, 10 º Buchheit, Simpson, Peltola, y Bourdon, 2011), el porcentaje respecto del máximo solicitado será diferente para ambos tipos de jugadores. 0,00 SmallSlde,:I comes Friendly O.o..6.91m,.ti 7.0-·12:9\.m~, 1\~.9 1\~f-9 >211-:mkt Hill-Haas et al., (2011) sugiere lo mismo cuando compara los valores Session Rangos de velocidad de distancia que alcanzaron los jugadores en un test de resistencia y b) a) el porcentaje respecto a la frecuencia cardiaca individual que supuso Figura 3.2. Distancia recorrida por hora en diferentes zonas de velocidad (a) y número la intervención a partir de JR. La relación es débil, positiva (r=0,26) aceleraciones en diferentes rangos de intensidad (b) en JR (sma/1 sided games) Y y significativa (p<0,05). Sin embargo la variabilidad que muestra la amistosos (friendly matches). figura con un rango de más de 15 % del valor medio entre dos jugadores con los mismos resultados a nivel condicional, sugiere la necesidad de Por el contrario, la velocidad pico o acumular tiempo o distancia de seguir aportando conocimiento de las relaciones entre estados de forma Y demanda de los JR. El mismo efecto techo sugiere los resultados de la desplazamiento en rangos altos de intensidad (>21 Km .h'), puede quede descuidada cuando aplicamos JR en el proceso de intervención. intervención propuesta por Impellizzeri et al (2006), donde apenas se encontraron mejoras en las variables condicionales analizadas entre la Casamichana, Castellano y Castagna (2012c) en su trabajo cuarta y la 12ª semana de intervención. Sin embargo el equipo mejoró la existencia de estas diferencias en las demandas solicitadas a desde la semana 1 ª a la 4ª. Más recientemente, el trabajo de Faude jugadores en partidos amistosos con respecto a lo propuesto por Steffen, Kellmann, y Meyer (2014) expresamente subrayan la necesidad cuerpo técnico al mismo equipo durante la semana. Sin embargo, eo ~o

s:

. . .

.

:. 40

e o

Q.

-.

Matcl-.es

www.fu

boldelibro

~ww f tboldelibro.com

de considerar la existencia del efecto techo con más probabilidades qu las ofrecidas por el azar; solo los jugadores que iniciaron la intervenció con un menor nivel de condición física respondieron positivamente al tratamiento.

presenta sea utilizado como una propuesta orientadora de tendencias sobrelas demandas físicas y fisiológicas de los jugadores en las diferentes tareas que se propongan.

;1'·

fa

Somos conscientes que esto es un problema para el preparador

Sin embargo,hemos detectado una 'puerta abierta' en el estu,41 fíkico (especialmente el educado bajo paradigmas lineales de modelos

de los efectos crónicos que merece la pena explorar: ninguna de lasf intervenciones que se han descrito anteriormente incluyeron en su proceso? de intervención un incremento en la dosis demandada a los jugadores ~:1j partir de los JR. Se podría pensar que no se ha encontrado la prescripcióry de entrenamiento con JR que provoque efectos positivos también en losJ jugadores con los niveles más altos de condición física. Aunque en lugar de·f

de rendimiento de los deportes de prestación), porque preferiría probablemente que la respuesta de los jugadores fuera más estable, gue el mismo 4:4 tuviese los mismos efectos en los jugadores, incluso en lá sucesión de días. Pero la realidad del entrenamiento es otra. Si eres pesimista es una desventaja, sin embargo, puedes enfocarlo como una oportunidad. Porque variabilidad se puede transformar en especificidad. intentar buscar una respuesta a la pregunta de cómo mejoro la condición. •.·:.·t1.· Un entrenamiento para cada jugador, [nol, un estímulo diferente a cada física de los mejores condicionalmente, quizás deberíamos cambiar la¡ jugador, [sí], además necesitan jugar juntos, una tarea que afine las pregunta, ¿y si no necesitamos desarrollar más esta cualidad? Pudiera] demandas individuales en un contexto grupal similar al de competición. ser que los mínimos que se necesitan para jugar al fútbol estuvieranl En cualquier caso se podrían dar algunas recomendaciones cubiertos. El trabajo de Stevens y colegas (Stevens, De Ruiter, Beekt! y Savelsbergh, 2015), que compararon los efectos agudos de un mismd para reducir la variabilidad ínter-jugadores. Bastaría con reducir la formato de JR de 6:6 aplicado en diferentes poblaciones, podría ser un! especificidad de la tarea. Para este cometido a día de hoy existen tres punto de partida por el que seguir investigando en este sentido. Conoce1·I alternativas que juntas o separadas potenciarán esta dinámica de si el límite en las demandas lo impone el juego o depende del nivel del¡ difuminar la especificidad de demarcaciones y roles. jugador (asumiendo la variabilidad endémica en la forma de juego) seríaj La primera opción es disminuir el número de jugadores por equipo interesante. Esto podría resolvernos la incertidumbre de conocer cuál.! (Dellal et al., 2012). Esto provocará una mayor participación de cada es el formato de juego que mejor se adapta al nivel competitivo de los; jugador sobre el balón, es decir, el juego se convertirá en su totalidad en jugadores. Juego y jugador, dos caras de la misma moneda. /I una continua dinámica de centro de juego. Todos los jugadores están con La respuesta dada por los jugadores en los formatos de JR es¡ opciones de poder intervenir prácticamente en cada instante. variable (Dellal, Hill-Haas, Lago-Peñas, y Chamari, 2011), en la misma' La segunda opción es reducir las dimensiones del terreno de juego. línea que lo es la competición (Castellano y Blanco-Villaseñor, 2015),¡ Esto hará surgir los mismos efectos anteriormente comentados cuando aspecto que por otra parte era de esperar. Este tipo de tareas, llevan! nos referíamos a reducir el número de jugadores por equipo. implícitas una variabilidad mayor que las propuestas cerradas donde ell jugador no puede tomar decisiones sobre su motricidad, como sucede en: En tercer lugar, la orientación del espacio podría jugar un papel carreras atléticas a ritmo marcado por emisión sonora, por ejemplo, Y. homogeneizador el despliegue físico y comportamental entre los que se constata cuando se compara la respuesta de diferentes jugadores] jugadores. No orientar el espacio divide el juego en aquellos que pretenden que participan en la misma tarea. Además, también presenta cierta mantener la posesión del balón de los que no. De esta forma creemos que variabilidad cuando comparamos las demandas o el rendimiento de, los jugadores no se reparten funciones más ofensivas o defensivas en un mismo jugador en dos repeticiones o sesiones diferentes (Los Arcos, el momento de posesión y en el momento de no posesión. Parece lógico Martínez-Santos, et al., 2014). Por este motivo, subrayamos que lo que pensar, si no establecemos ningún otro requisito particular al respecto, ·.¡. .';

www.fu~hrld li~ 0

~ com www futboldelibro.com

que ningún jugador, cuando su equipo tiene la posesión del balón, estar pendiente de marcar a un rival alejado del balón y, al mismo tiempo ningún jugador en el momento de necesidad de recuperar la posesión de balón, estaría pensando en situarse abierto y alejado con la intención d estar preparándose para la recuperación del balón por parte de algú compañero de su equipo. Probablemente, las tareas sin objetivos d marca estén más cerca del concepto de 'centro de juego', es decir, gra parte de los jugadores de ambos equipos con opciones de participar co probabilidades similares. Por último, los efectos comportamentales no deseados tiene que ve con aquellos comportamientos individuales o grupales que potencia determinados formatos de JR y que podría no ajustarse a lo 'habitual' en el juego. Un ejemplo permitirá ilustrar este aspecto. Cuando en u JR se limita el número de contactos por posesión individual (dos toques máximos por posesión individual, por ejemplo). Bajo esta premisa, lo jugadores se pueden encontrar en la paradoja de que a pesar de tener e espacio libre hasta la portería deben de buscar un compañero o finaliza con tiro a portería en una situación menos ventajosa que la que podrían conseguir de no existir dicha limitación. A veces esta limitación provoc que jugadores en una situación ventajosa para crear peligro en la porterí rival, a través de la superación directa de un rival que no tiene ayuda defensivas, no puedan afrontar dicha conducta (quizás clave el doming para ganar el partido). En la línea de lo expuesto, se puede extrapolar a otro tipo de¡ comportamientos micro, meso o macro (individuales, grupales y de¡ equipo), como evitar conducciones, jugar por dentro cuando en la'. dinámica de competición se pide jugar por fuera, línea defensiva que] se ve obligada a iniciar la posesión del balón a pase de portero sin salir! incluso del área grande, jugadores que necesitan posicionarse muy! alejados de las zonas habituales en el sistema de juego o la necesidad¡ de realizar un tipo de juego combinativo inusual en el modelo de juego¡ construido en el seno del equipo. De aquí subrayamos la necesidad de¡ estar pendientes de los comportamientos que los jugadores deciden! emplear para resolver la tarea que se les ha propuesto, para matizar,' reorientar o, más drásticamente, cambiar la actividad.

www.futbodelibro.com

3.5. INTERVENIR CON JR, ¿PARA QUÉ? En la Figura 3.3 se representa de manera gráfica los cuatro bjetivos condicionales que deben orientar el entrenamiento condicional ?el futbolista (Verheijen, 2014). Representando la línea temporal de un partido de competición, desde el minuto 1 hasta el 90, en la parte superior de la figura se describe como seria el perfil del rendimiento ísico del jugador antes, en el inicio de su preparación o cuando está uera de su estado de forma óptimo. Se puede apreciar cómo se van y espaciando las acciones realizadas a máxima intensidad u..,c ..u.u por la primera flecha con el 100 %), que van convirtiéndose menos intensas (un porcentaje menor) y, además, cada vez con un espaciado entre las acciones. Por otro lado, en la parte inferior la figura viene representado el perfil del jugador después, es decir, la condicional que se pretende conseguir en el jugador que está en forma. Como puede apreciarse [1] comienza por mejorar la calidad de sus ª'-''-,.LV.L.Lv.:> de máxima intensidad (representado con el valor de 101%), [2] aparecen muchas más flechas realizadas al 100 % de intensidad, [3] sin distanciamiento entre dichas acciones, y [ 4] manteniendo la cadencia a lo largo de todo el partido. Esto significa que existe una alta capacidad de recuperar entre acciones de alta intensidad. Los objetivos condicionales a desarrollar en el jugador de fútbol atienden a desarrollar: 1) más calidad, 2) mantener la calidad, 3) repetir calidad y 4) mantener repetir calidad de las acciones.

.futbo

delibro.com

1­I a te

-

el

_

a1n,tes 100%

95%

.~

100%

85%

100%

80%

100% 100% 100% 100%

100% 100% 100%

100%

100% 100% 100%

'

'

• • • * • • • • • • • •• • • ~

~

1'

90%

1

~



"

'

'

'

~

~

~

' ~ r

90'

Figura 3.3. Cuatro obieiivos físicos a desarrollar: 7) más calidad, 2) mantener la calidad, 3) repetir calidad y 4) mantener repetir calidad (Verheiien, 20 7 4). La línea azul continua representa la duración del partido, desde el minuto uno (7 ') hasta el pitido final (90'). La altura de las flechas negras representa la intensidad (explosividad) de la acción.

Para desarrollar los dos primeros objetivos (1 º y 2º de la Figura 3.3), mejorar y mantener la calidad, los JR tienen que estar muy bien diseñados para que realmente emerjan acciones de este tipo en la calidad/ cantidad necesarias. En estos casos puede ser aconsejable echar mano de pocos jugadores y seguramente con pocas opciones de decisión por parte del jugador (1:1 o a lo sumo 2:2). Esto permitiría respetar los ratios de trabajo:descanso pero perdiendo validez o proximidad al contexto real de juego. El cuerpo técnico debe valorarlo, y adoptar la decisión en función de los intereses contextuales del momento. La implicación de los jugadores, como en el resto del entrenamiento, hará más fácil o tremendamente complicado el logro de los objetivos: máxima intensidad-calidad de la acción(-decisión). Probablemente tareas analíticas de velocidad máxima (combinadas con fuerza explosiva) permitan hacer llegar al jugador a su pico de velócidad, ya que las formas jugadas invitan a resolver la tarea no siempre exigiendo al máximo las cualidades condicionales, sino solicitándolas de manera óptima o adaptada al contexto. Esto hace



www.futboldelibro

- -a.

ir e

egos ReauL dos· las piezas - SJ--------....;

_

Ju1en Castel! no y David Casamichana

aflorar la variabilidad de este tipo de formatos reducidos de 1: 1 y 2:2 (A~e, Harley Y_ Bradley, 2014). Sin embargo, tampoco la competición exige al futbolista el 100 % de velocidad (Al Haddad et al., 2015) y, por supuesto, de fuerza, por lo que el técnico debe elegir, en función de sus pretensiones, optar por desarrollar la capacidad del futbolista de realizar_ acc~on~sde alta intensidad futbolística (con la fuerza y velocidad necesaria u optima, Y no máxima) o por otro lado, alejar al deportista de su contexto específico para obtener solicitaciones del 100% de la capacidad a ~esarrollar. Ad~m~s cabe destacar que el deportista para conseguir el primero de los objetivos de~e ~nfrentarse en situación de frescura (para que ~x~rese maximo u óptimo potencial), mientras que para obtener 0su el objetivo 2 debemos trabajar estas acciones de alta intensidad con un cierto grado de fatiga previa. Por este motivo, al elegir uno u otro tipo de tareas~ debe ser consciente de la necesidad de incorporarlo al contexto del equipo, momento de la temporada, día de la semana situación en la sesió1: o e~tado del terreno de juego, por poner solo algun~s variables que deberían mcorporarse a la decisión del tipo de tarea a proponer.

Objetivos físicos a atender

90%

101% 100% 100%

Interven

com

En e_l ~ntrenamiento de los dos siguientes objetivos (3º y 4º de la Figura 3.3), facilitar la recuperación a corto y medio plazo, los JR por encima de tres contra tres (desde 3:3 hasta 10:10) pueden ser el instrumento óptimo para s~tisfacerlos. Pero como ya se ha comentado en el segundo apart~do del hbro, los efectos de los JR desde los reducidos (3:3) hasta los 1?-ªs largos (10:10) pueden matizarse, debido a que las dimensiones a~ociadas a la resistencia, fuerza o velocidad son demandadas en diferente proporción. Todo esto lleva a pensar sobre la necesidad de programar todos los formatos de JR (los 16 que mencionaremos en la Tabla 4.1), que como veremos serán agrupados por afinidad condicional (8:8-10:10, 5:5-7:7, 3:3-4:4 y 1:1-2:2).

www futboldelibro.com

periodización de los Juegos Reducidos. el puzle

Julen Castellano

y David Casamichana

4. PERIODIZACIÓN DE LOS JUEGOS REDUCIDOS: EL PUZLE 4.1. INTRODUCCIÓN En el ámbito del entrenamiento en fútbol es sabido que los JR son diseñados con diferentes objetivos técnicos, tácticos, estratégicos y físico/ fisiológicos (Clemente et al., 2014b), con la ventaja de que en este tipo de tareas todas estas dimensiones van entrelazadas, provocando en mayor o en menor medida efectos en todas ellas de manera original, simultánea, compensatoria e integrada. Entrenar a partir de este tipo de tareas, los JR, permiten poner a jugadores y equipos en un contexto muy similar a donde deberán rendir el domingo en la competición. Básicamente, para competir en los deportes colectivos, entre ellos el fútbol, hay que ser competente en el ámbito socio-motriz (decodificar + actuar con y sin balón en la interacción del juego), en un contexto estresante y prolongado en el tiempo (90 minutos), es decir, haciendo que el aspecto condicional pueda ir adquiriendo 'peso' a medida que avanza la competición. Vamos a centrarnos en proponer algunas pautas para diseñar y ordenar los JR en la sesión, en la semana y a lo largo de las semanas (meso y macro-ciclos). Por este motivo vamos a considerar los JR como las piezas de un puzle que cada cuerpo técnico debe configurar en su diseño de planificación a corto, medio o largo plazo. A partir del conocimiento de los efectos agudos que presentan los JR, mucho más extendido que los estudios que abordan los efectos crónicos o adaptativos (Dellal, Varliette, Owen, Chirico y Pialoux, 2011; Hill-Haas et al., 2009a; Hoff et al., 2002; Impellizzeri et al., 2006; Kelly, Gregson, Reilly y Drust, 2012; Jastrzebski et al., 2014; Los Arcos, Vázquez, Martín, Lerga, Sánchez et al. 2015; Owen et al., 2012; Faude et al., 2014; Radziminsk et al., 2013; Reilly y White, 2004), el preparador físico junto con el cuerpo técnico puede empezar a responder a la necesidad de ordenar los contenidos de entrenamiento, ubicar las tareas o JR de www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos:el puzle

en fútbol

una manera óptima para planificar la semana competitiva, microciclo en términos de periodización más tradicional o morfociclo en términos de la Periodización Táctica (Tamarit, 2009). Los trabajos mencionados anteriormente que se han preocupado en conocer los efectos crónicos de los JR, han seguido el siguiente patrón de intervención: Periodos de 4 a 8 semanas, donde la duración más habitual ha sido de 6 semanas. Intervención con 2 sesiones semanales, o estrategia 2:1 (una semana con dos impactos o sesiones de intervención y la siguiente solo con uno, y así sucesivamente). Nº de jugadores por equipo, donde el formato más frecuentemente utilizado ha sido de 4:4, con propuestas que abarcan un mayor espectro, desde 3:3 hasta 7:7. Dimensiones: no figura o habitualmente entre los 100 y 150 m2 por jugador, variable que no se ha utilizado frecuentemente para modular la carga. Duración de las repeticiones, en torno a los 4 minutos, con modificaciones en función del número de jugadores participantes principalmente. Número de repeticiones, con un rango de 3 a 6, donde lo más habitual ha sido realizar 4 repeticiones. Habitualmente no se han incrementado las demandas de los JR durante el periodo que se ha propuesto en la intervención. Únicamente un caso (Owen et al., 2012), se ha realizado aumentando el nº de repeticiones exclusivamente. En ningún caso se ha añadido otro tipo de modificación en las variables que pudieran incrementar las demandas condicionales de los jugadores, comovariar el número de jugadores, proponer diferentes orientaciones del espacio, aumentar las dimensiones del espacio, u otras reglas.

Desde hace algún tiempo, en el ámbito del fútbol profesional se evidencia una clara tendencia a planificar los entrenamientos considerando como unidad básica de organización la semana de competición, siendo una de las preocupaciones, para entrenadores y preparadores tomar decisiones de cómo secuenciar adecuadamente www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

contenidos de entrenamiento, respetando en la medida de lo posible el binomio estar 'en forma' (o adquirirla) y estar 'fresco', términos que a veces se mezclan pero que en realidad atienden a dos aspectos claramente diferenciados del estado del jugador. Actualmente (Hulin, Gabbett, Caputi, Lawson y Sampson, 2016) se está proponiendo la necesidad de considerar tanto la carga aguda (o carga actual) como la crónica (la carga media acumulada durante semanas previas) soportada (a la que supuestamente están habituados) por los jugadores como consecuencia de los entrenamientos y la competición, cargas íntimamente relacionados con estar fresco y estar en forma, respectivamente. Nadie duda de la necesidad de llegar 'fresco' al partido y de competir en un estado óptimo que permita tener garantías de éxito o, de por lo menos, estar en condiciones de competir por ello. Están en juego tres puntos, y valen lo mismo desde el 1 de septiembre hasta el 30 de mayo; aunque es cierto también que a medida que avanza la competición el 'peso' de los puntos parece incrementarse. Hace tiempo que los entrenadores dejaron de pensar en la necesidad de cargar de entrenamiento a los jugadores durante varias semanas con la intención de adquirir un pico de forma en la lejanía del tiempo o para un momento concreto del año, independiente al resto del año (a no ser que se trate de una competición de corta duración en un momento puntual, casos excepcionales). Cada vez se va asumiendo con mayor rotundidad que las planificaciones o periodizaciones derivadas de los deportes 'individuales' presentan una dudosa aplicabilidad al ámbito de los deportes de equipo con un largo periodo de competición, y donde el rendimiento deportivo no depende fundamentalmente de lo "físico". Estructuras temporales donde el deportista debe entrenarse con cargas de volumen e intensidad muy superiores a la media anual (incluso tres veces más) ponen en riesgo la frescura del jugador e incluso lo acercan a la lesión deportiva. Además, estas altas cargas caracterizadas en muchos casos con contenidos de baja especificidad, provocarán en los deportistas estados de baja forma. Incluso podríamos pensar que desentrenamos al jugador. La propuesta parece justificarse previendo lo que se conseguirá unos meses más tarde: el punto óptimo de forma, o que permitirá 'llenar' las reservas para toda la temporada. En este sentido, Gabbett (2004) comparó tres pretemporadas con diferentes niveles de www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos:el puzle

en fútbol

carga (estímulo) y los efectos conseguidos a través de dicho periodo en sus jugadores (efecto). La pretemporada que mayor nivel de carga presentó se caracterizó por las mejoras más reducidas en todas las capacidades físicas estudiadas (aceleración, velocidad, salto y resistencia aeróbica) y el ratio de lesiones más elevado (lesiones por mil horas de práctica). Esto supone una mezcla explosiva, más probabilidad de lesión y más tiempo entrenando, no obteniéndose, además, mejoras en la condición física. No creemos que situar al deportista en estados de alta fatiga (aun estando lejos de las competiciones más importantes, y como preparación de ellas) sea una decisión adecuada. Esta afirmación incluye a la pretemporada, ya que en estas condiciones (alta o extrema fatiga) el jugador adoptará respuestas competitivas diferentes a las buscadas, que influirán en el comportamiento grupal de sus cercanos y en el comportamiento global del equipo. La falta de sincronización a causa de la fatiga puede ser tomado como ejemplo (Folgado, Duarte, Fernandes y Sampaio, 2014) de los efectos no visibles de trabajar en fatiga. Además, se corre el riesgo de aumentar el riesgo de lesión, ya que incrementos de cargas por encima de 20 % situaría en una posición delicada el componente musculo-esquelético de los jugadores (Gabbett y Ullah, 2012). En cualquier caso "jugar cansados" no ayuda en la preparación de "jugar bien", quizás todo lo contrario. Sin embargo, esto no significa que el equipo no tenga que saber jugar fatigado. Por otro lado, nadie se pone en forma de la 'noche a la mañana'. Es necesario intervenir durante un periodo más o menos prolongado en la búsqueda del estado óptimo de forma. La particularidad del periodo competitivo en fútbol, 10 meses (50-70 partidos en algunos casos), 'obliga' a optimizar y no a maximizar el estado de forma. El preparador físico sabe que no debe buscar picos de estado de forma del equipo sino más bien hacer que el equipo adquiera una buena 'plata-forma', cuanto más alta mejor, gestionando picos de estados de forma óptimos en los que los jugadores van entrando por motivos, muchas veces, ajenos al propio entrenamiento, como por ejemplo: racha de goles o paradas en penaltis, victorias consecutivas del equipo, premios individuales conseguidos, críticas positivas recibidas, situaciones afectivas potenciadoras, motivación, estimulación por logros a conseguir y, un largo etcétera, casi tantos como jugadores hay. •

www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

Tampoco es objetivo de este documento detallar los principios del entrenamiento (algunos ya han ido apareciendo a lo largo del texto), pero los mencionaremos para tenerlos presentes porque afectan de manera directa a los aspectos de la periodización que vamos a desarrollar. Los principios de unidad funcional, especificidad, continuidad, progresión paulatina del esfuerzo, sobrecarga, recuperación, individualización, transferencia o eficacia, entre otros, marcarán los matices a los que el preparador físico o técnico deportivo deberá atender, porque mientras que él se dedica, particularmente, a gestionar 25 cuerpos diferentes de una plantilla (los prepara para competir), el entrenador tiene/debería tener focalizada su perspectiva en la unidad funcional como equipo. Ambos aspectos, desde lo más micro (el jugador) hasta lo más macro (el equipo) son las dos caras de la misma moneda que hay que atender.

4.2. FUNDAMENTOS DEL MODELO Hecho este preámbulo, vamos a poner sobre la mesa una propuesta para responder a la pregunta sobre cómo encajar las piezas del puzle, los JR en este caso, en la periodización del fútbol. Nuestra aportación es limitada en alcance y atiende a la literatura científica a la que se ha tenido acceso hasta la fecha, además de la práctica vivenciada por los autores, en el estudio de los efectos agudos y crónicos provocados por los

JR. Considerando las últimas tendencias de la periodización (Arjol, 2012), no se puede obviar el enfoque estructurado de Seirul-lo debido a su calado en el ámbito deportivo especialmente de los deportes colectivos, ya que atiende de manera prioritaria a la pieza clave del entrenamiento, el jugador, y que debe guiar la particularidad de cada club, jugadores, equipo y temporada, haciéndola única, específica, personalizada y temporizada (Seirul-lo, 2009). Sin olvidar ésta vamos a centrarnos, desde una posición más amplia, incluyendo al equipo como objeto de la periodización. Por este motivo, vamos a hacer referencia a la Periodización Táctica o PT (Clemente et al., 2014a; Tamarit, 2009) y al Modelo de Periodización propuesto por Verheijen (2014).

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

en fútbol

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

Han sido escogidas ambas debido a que la forma de abordar el entrenamiento quizás se ajuste mejor a lo que se recoge en la Teoría del Entrenamiento de los deportes de equipo, alejándose del paradigma simple o reduccionista de la clásica Teoría del Entrenamiento (García. Manso, Navarro y Ruiz-Caballero, 1996). Sin embargo, somos conocedores de otras alternativas, que quizás pueden ser adecuadas en determinados contextos, aunque dudamos de su viabilidad. Así por ejemplo, a pesar de que alguna vez se haya investigado sobre el entrenamiento por bloques o ATR (Acumulación, Transformación y Realización), esta propuesta genera ciertos interrogantes cuando se analizan las diferencias 'reales' entre semanas de los diferentes bloques y el peso que específicos contenidos condicionales de entrenamiento a lo largo de la semana presentan (Mallo, 2012). Más cuando la implementación de este tipo de periodización podría afectar al resultado de la competición (Mallo, 2011). Pero sabiendo que la estructura semanal está condicionada por el sistema de competición (con 1 ó 2 partidos semanales), asaltan los interrogantes, sobre todo, cuando las fechas exactas de las competiciones no se disponen desde el principio del campeonato. La pregunta que nos hacemos a este respecto es ¿cuál es el 'peso' de dedicarle aproximadamente 30 min de entrenamiento semanal a una cualidad o sub-cualidad específica, de un total de 300-350 min totales de entrenamiento semanal? En efecto, con el 10 % del total del entrenamiento, ¿se puede decir que cambia la orientación (A, To R) semanal? El interrogante queda planteado para la reflexión del lector.

Ju len Castellano y David Casamichana

lo posible, nuestro planteamiento. La Figura 4.1 recoge las diferentes alternativas en la distribución semanal de las cargas, habitual en la fotografía semanal de cualquier equipo (V erheij en, 2014). Tal y comofigura en la imagen existen varias alternativas en función de la distancia entre partidos de competición. De dos a siete días para recuperar y entrenar entre partidos oficiales, aunque con la intervención de las televisiones las opciones de semanas tipo posibles se han visto incrementadas.

Volviendo a los modelos de periodización (Tamarit, 2009; Verheijen, 2014) con los que comenzamos este apartado, cabe decir que no se trata de hacer una descripción detallada de ambas propuestas, para eso está la literatura al respeto que puede consultarse. Si bien la Periodización Táctica atiende a la unidad semanal, otorgándole gran importancia a la alternancia horizontal y a la regularidad o estabilidad vertical, la propuesta de Verheijen (2014) aporta una alternativa para que esto pueda progresar en el tiempo, siguiendo un incremento progresivo del esfuerzo que propone uno de los principios del entrenamiento. Sin embargo, para ubicar al lector que no haya tenido la oportunidad de consultar dichas propuestas, apuntamos algunos aspectos que consideramos claves para a partir de aquí abordar, en la medida de



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

.,,

ca·e .., Q

-§i

en fútbol

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

u

u

o 8......

o

8......

1:::$ ()"q

1:::$ ()"q

o

o

o

"'

~

~

(D

3

..,

¡:;·

....o¡:;·

~ 1-t

u o o "'

f

(1)

:::

Q

¡¡¡· :::

(D

:,,:

e+

~

1:::$

1:::$


<: o

(D

(D

w ......

w ......

~ (D

(D

o

Q

1:::$

1:::$

I'.):) 1:::$

Q

<: .

<:

o

~

"..,....

Q Q

o::::

......

w ......

o

e-3 (D

o

. . ..

(D

:::

(D

(D



1:::$

1:::$

I'.):) 1:::$

o

w ......

1:::$

<:

o

~ (1) o 3

<:

o

'N¡:;·. o·:::

(1)

~

(D

~

(D (1)

"'~ Q

0-

1:::$

w ......

<:

o

to ......

u: . . .. <:

--

o

o

o

(';)

u:

(D

~ (D

~

(1)

w

u

e+

1:::$

I'.):) 1:::$

u

~

io

(';)

tr:

~ (D

(D

in

(D

Q (1)

u

(D

Ju len Castellano y David Casa micha na

La gestión de los días de recuperación y descanso queda con margen de maniobra. Así por ejemplo, la PT propone descansar el día después de la competición (Figura 4.2) por la fatiga "mental" o "emocional" provocada por la competición. El morfociclo o perfil semanal propuesto por la PT, establece también los días centrales de la semana para ubicar las sesiones de 'adquisición'. En este sentido cabe destacar que aunque existen todavía reducidos trabajos donde se haya descrito de manera exhaustiva la forma de distribuir los esfuerzos de la semana en el fútbol, la incorporación de las nuevas tecnologías en el día a día de los equipos facilitará dicha labor. Aunque no todos coinciden en la distribución semanal de las mismas: de más a menos (Impellizzeri et al., 2004); con dos picos, lunes y jueves (Wrigley et al., 2012); con un pico destacado en la sesión central de la semana (Jeong et al., 2011); o con valores elevados en los días centrales de la semana sin mostrar grandes diferencias entre sesiones (Malone et al., 2015), todos coinciden en el perfil, sesiones de carga o adquisición en los días centrales de la semana.

(';)



Recuperación

Adquisición

Pre-

-3º día

-1 º día

u

(D

w

(';)

I'.):) 1:::$ ir:

o

~ 1-t

u o

Q

-¡;·

u (D

in

o

I'.):) 1:::$

in

o

+ 1 día

-5º día

-4° día

-2° día

Figura 4.2. Ejemplo tipo de morfociclo patrón en la periodización táctica.



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com

El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: ei puzle

en fútbol

A un nivel más de concreción, la PT plantea la orientación que cada una de las sesiones centrales debería atender, con la intención de preparar el siguiente partido, empezando por la fuerza, para pasar por la resistencia y acabar en la velocidad (tensión, duración y velocidad, son los términos que dicho modelo utiliza). Esto es ya un paso importante, ya que desde el punto de vista condicional, la visión tradicional del entrenamiento se ha fundamentado habitualmente desde una perspectiva unidimensional, es decir, las tareas se ubican en uno u otro extracto en función de un criterio, habitualmente, en función del sistema energético predominante en la misma, es decir, dentro de la dimensión resistencia. Parece, por tanto, ampliarse la perspectiva. En periodos anteriores (y probablemente perdura en la actualidad) la preparación física estaba orientada a diseñar tareas para "trabajar" la eficiencia aeróbica, la capacidad aeróbica, la potencia aeróbica o el metabolismo anaeróbico (sistema anaeróbico láctico), es decir, orientado a una única dimensión. El cambio, producto del aumento del conocimiento provocado por la inclusión de tecnología en el deporte, ha permitido sin duda completar este único axioma. A partir de ahora vamos a explicar cómo se pueden diseñar tareas para mejorar/optimizar la potencia aeróbica, incidir con mayor nivel de exigencia en el sistema neuromuscular (aceleraciones/desaceleraciones y cambios de dirección) o potenciar la presencia de velocidades máximas o submáximas (aumentando la permanencia o distancia recorrida a esas intensidades). Bajo esta perspectiva estamos triplicando los componentes atendidos por la visión tradicional del entrenamiento, ya que fuerza y velocidad entran ahora a formar parte del sistema tridimensional de planificación que más tarde abordaremos. Partiendo de esta idea de base, la necesidad ahora se centra en conocer cómo debe ser la estructura (condicionantes) de los JR (su formato), para que coincidan los efectos deseados (considerando la Teoría del Entrenamiento) con los esperados de los JR, cuando se apliquen en la sesión, en los diferentes días a lo largo de la semana o en su distribución en una estructura temporal a medio plazo. Cada vez van surgiendo nuevas propuestas en este sentido, debido fundamentalmente a que el conocimiento sobre las demandas físicas y fisiológicas de los diferentes formatos de JR es cada vez más extenso en la literatura (Halouani et al., 2014), por lo que los preparadores van teniendo la oportunidad de precisar con mayor detalle y afinar el 'arte' de planificar e intervenir .



www.futboldelibro.com

Ju len Castellano y David Casamichana

Así por ejemplo Clemente et al. (2014b), focalizando la atención en los días centrales de la semana, proponen que cuando la sesión está dedicada a la fuerza (alta tensión y baja duración en términos de la PT), todo apunta a la necesidad de diseñar JR con dimensiones relativas (m2 por jugador participante) pequeñas para que exista un aumento de la frecuencia de contacto sobre el balón y, por tanto, en la densidad de participación con balón (y también sobre el adversario directo con balón), proliferando los cambios de dirección, contacto con los oponentes, aceleraciones y desaceleraciones. En la sesión siguiente, sin embargo, a tres días de la competición, con el objetivo de incrementar la carga en la resistencia (baja tensión y alta duración), las dimensiones deben ampliarse haciendo que las duraciones de trabajo sean más largas también. Finalmente, dos días previos a la competición, donde la velocidad es el objetivo de la sesión (alta velocidad, baja duración y sin tensión máxima), dimensiones moderadas, pocos jugadores y bajo número de series y repeticiones parecen lo aconsejado. Es esta la razón por la que debemos diseñar el perfil semanal de las demandas físicas tomando como referencia variables que representen las dimensiones en las que se debe focalizar la atención. Nos referimos a las dimensiones de fuerza, velocidad y resistencia. Las variables que se recogen en la Figura 4.3 podrían servir de ejemplo: la distancia total recorrida, el porcentaje del tiempo de entrenamiento en diferentes rangos de intensidad cardiaca, las aceleraciones (o convertido en indicador global como el PL) o distancia recorrida por encima de los 21 Km .h'. Lo que se pretende poner sobre la mesa es la necesidad de registrar el conjunto de tareas y sesiones semanales, si fuera posible tratando los datos a partir de criterios relativos o individuales, para valorar en qué medida las demandas condicionales van surgiendo en los días que se desean que emerjan y en cuales deben evitarse. El siguiente paso es acumularlas en bloques de semanas y valorar su estabilidad o progresión, ya que los cambios (si son bruscos), como ya hemos comentado anteriormente, parecen estar relacionados con la probabilidad de incrementar el riesgo de lesión (Colby et al., 2014).

www.futboldelibro.com

El arte de planificar en fútbol

Periodización de los Juegos Reducidos:el puzle

FC (HR)

DT 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000

100 90 80

• >90%HR

70

•>B0-9~

60 50

>70-So,¡

40

•>GQ.7°'11i

30

•>S0-6~

zo

o

10

D-5

D-4

D-3

D-2

D-5

D-4

Player Load

D-3

D-Z

Mientras que la PT atiende a un morfociclo patrón que se repite toda la temporada (principio de estabilidad vertical; misma carga impuesta a los deportistas a lo largo de las semanas), en la línea del modelo de Verheijen (2014) se aporta la posibilidad de progresar en los contenidos a partir de cinco moduladores: intensidad de la tarea (implementada a partir de número de jugadores que participan así como de las dimensiones del campo), recuperación entre repeticiones, tiempo de trabajo en cada repetición, número de repeticiones y número de series (Figura 4.4). Esta podría ser la forma de representar los moduladores con más peso en la confección de los JR.

D-1

D>21Km/h

700 160

140

500

1

120 -.- -----

400

100 80

300

60

200

T -+--

-----<

-----l

40

100

Número

20

o

o D-5

El punto de engranaje entre ambos modelos de periodización (Frade y Verheijen) atiende a la dimensión temporal, es decir, la estrategia a adoptar en la planificación de la sucesión de semanas. Esto significa proponer una intervención en progresión, similar a lo propuesto por Owen et al. (2012) en la que fueron incrementando de 5 a 11 el número de repeticiones, con una duración de 3' cada una de ellas, de un JR con formato 3:3 con porteros, en el transcurso de las siete semanas de intervención.

<50%HR

D-1

a

600

Ju len Castellano y David Casamichana

--1--~~~~~.----"~'--;r------r~---,

D-5

D-4

D-3

D-2

e Figura 4.3. Perfil semanal en las demandas de distancia total recorrida (a) y porcenioie del tiempo en los rangos de intensidad <50, 50-60, 60-70, 70-80, 80-90 y >90% de la frecuencia cardiaca máxima individual (b), player load (c) y distancia recorrida a más de 21 Km-h'. Estos valores han sido obtenidos de un equipo profesional de 2ª División A (liga Adelante) durante 45 semanas, dónde únicamente se han contemplado las semanas con 7 días entre partidos.

D-1

Serie

I

Intensidad

Recuperación

Repetición

Repetición

1

f

Serie

I

Número de jugadores

J

de la tarea

Dimensiones

del espacio

por jugador

J

2 (4 x 4'/2')/4' ­ 4 vs. 4 ­ 100 m2/jug.

l

Duración de la repetición

Figura 4.4. Prescripción típica de JR a partir de variables moduladoras.



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

Creemos que la combinación de ambos modelos puede permitir una complementariedad ideal para la periodización en un deporte con las características del fútbol, donde, sin perder de vista cada partido del fin de semana por la importancia que tiene, se puede atender de forma paulatina el incremento de la carga que soportan los jugadores, mejorando su estado de forma, o en su defecto intentando que no decaiga.

Ju len Castellano y David Casamichana

(es decir, JR), según la literatura consultada, ejercen una mayor influencia en la demanda física, fisiológica y/o técnica-táctico-estratégica de jugadores y equipos son: l.

El número de jugadores por equipo.

2. La dimensión del espacio relativa a cada participante.

4.3. EL MODELO TRIDIMENSIONAL EN LA

PERIODIZACIÓN El calado de los JR (cortos, medios y amplios) en el proceso de entrenamiento queda constatado en que actualmente están aumentando los trabajos que comienzan a hacer revisiones de lo que se publica sobre ellos (Aguiar et al., 2012; Canelas, 2013; Clemente et al., 2012; Halouani, et al., 2014; Hill-Haas et al., 2011; Little, 2009). Con el compendio de información aportada sobre las demandas impuestas a los jugadores durante la práctica de este tipo de tareas jugadas, empezamos a estar en disposición de realizar una aproximación fundamentada sobre su aplicación en la práctica diaria en cualquiera de los niveles que se consideren: la sesión, la estructura temporal básica en el periodo competitivo como es la semana competitiva, o a más largo plazo cuando se secuencian semanas en periodos que forman una unidad en sí mismos (habitualmente en bloques de entre 4 y 8 semanas). Como ahora se está más cerca de conocer qué, cuánto, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué aplicar los JR, estamos en condiciones de poder asignar previamente a cada tarea un valor "teórico" correspondiente con el impacto que va a generar a nivel de las diferentes cualidades condicionales como: fuerza o 'tensión', resistencia o 'duración' y velocidad.

La decisión que tome el entrenador en cuanto al número de jugadores que distribuye en los equipos y las dimensiones relativas en las que los sitúa no es banal. Los efectos esperados a nivel de la demanda energética y también a nivel técnico-táctico y estratégico pueden llegar a ser muy diferentes e incluso no convergentes. Con esta sencilla elección, jugadores en relación al espacio, se puede diseñar tareas esperando un cierto grado de incidencia en la capacidad de resistencia (considerando la frecuencia cardiaca de la tarea), fuerza (valorando la frecuencia de acciones de aceleración/desaceleración y cambios de dirección) y velocidad (teniendo en cuenta la actividad realizada a sprint de los futbolistas). A cada una de las variables se asignan cuatro niveles: tareas con dos o menos jugadores (<2), entre 3 y 4 (3-4), entre 5 y 7 (5-7) y entre 8 y 10 (>8) participantes por equipo (excluyendo en todos los casos a los porteros). Los cuatro niveles referentes a las dimensiones relativas del espacio por participante harán referencia a: tareas en un espacio inferior a 50 m2, entre 50 y 100 m2, entre 100 y 200 m2 y superior a 200 m2 por jugador (Tabla 4.1). La combinación de los cuatro niveles de cada uno de los criterios supone un total de 16 tipos de JR.

Para tal cometido, el de proponer tareas que incidan especialmente en una de estas tres dimensiones, vamos a emplear únicamente dos variables moduladoras como son el espacio y la interacción. Las dos variables que modificadas en cualquier tarea de cooperación-oposición



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

en fútbol

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

Espacio relativo por jugador Nº de jugadores G) por equipo <2 <50 50-100 3-4 5-7 100-200 8-10 >200 Combinación <2j en <50 m <2j en <100 m <2j en <200 m <2j en >200 m 3-4j en <50 m 3-4j en <100 m 3-4j en <200 m 3-4j en >200 m 5-7j en <50 m 5-7j en <100 m 5-7j en <200 m 5- 7j en >200 m 8-lOj en <50 m 8-lOj en <100 m 8-lOj en <200 m 8-lOj en >200 m Tabla 4. 1. Niveles para las dos variables que se utilizarán para la confección de los formatos de JR.

Es importante recalcar que hay que interpretar y, por supuesto, aplicar este modelo con flexibilidad, debido a que en realidad todos los formatos de JR, por el carácter holístico de la actividad, solicitan todas las cualidades condicionales, aunque (muy probablemente) dependiendo del formato elegido prevalecerán unas sobre las otras. Somos conscientes de las limitaciones que existen en torno a la delimitación y, por tanto, diferenciación entre los 16 formatos de JR, debido a la variabilidad en las demandas físicas (Stevens et al., 2015); especialmente, como ya comentamos en el bloque de intervención, cuando las dimensiones son mayores y el número de jugadores crece (Dellal et al., 2011a; Hill-Haas et al., 2008). La presencia de roles dentro del equipo puede ser uno de los motivos por los que esta variabilidad aumenta (Casamichana et al., 2011). En la Tabla 4.2 se indican las tendencias respecto a las demandas que probablemente serán exigidas a los jugadores en las tres dimensiones mencionadas a partir de las dos variables escogidas (número de jugadores y dimensiones del terreno): a) dimensión fuerza (tensión) incidiendo en aspectos neuromusculares, b) dimensión velocidad estimulando altas velocidades de .desplazamiento, y e) dimensión resistencia solicitando elevada frecuencia cardiaca. La cuarta opción d) tiene que ver con bajas demandas en las tres dimensiones previamente descritas.



www.futboldelibro.com

m2\jug

1<2

Julen Castellano y David Casamichana

3<4

5<7

8<10

<50 <100 <200 >200 Tabla 4.2. Formatos de iuego que favorecen el trobaio de fuerza (negro), velocidad (azul), frecuencia cardiaca (roio) y recuperatorio (verde).

Los formatos de JR que inciden en aspectos neuromusculares , aceleraciones, desaceleraciones y cambios de dirección, se caracterizan por ser de reducidas dimensiones relativas a cada participante así como con un reducido número de jugadores (Castellano et al., 2013a). El valor de mayor exigencia en esta cualidad se va a situar en las tareas del vértice superior izquierdo de la tabla, es decir, practicadas entre 2 jugadores o menos por equipo, en un espacio inferior a 50 m2 por jugador. Por el contrario, la tarea donde menor va a resultar la demanda a este nivel serán los JR practicados por entre 8 o más jugadores por equipo, en un espacio de más de 200 m2 por jugador (vértice derecho e inferior). Cuando lo que se pretende es que los formatos de JR incidan en la velocidad, máxima y distancia recorrida en rangos altos de velocidad, se necesita espacio, metros y tiempo para ponerse rápido (debido a que los jugadores necesitan acelerar durante un determinado tiempo/espacio para alcanzar altas velocidades de desplazamiento), por lo que requiere que el espacio absoluto sea amplio como se ha manifestado anteriormente (Casamichana y Castellano, 2010). El mayor espacio absoluto se produce cuando se enfrentan equipos con un número elevado de jugadores (8-10 jugadores de campo por equipo) o con amplias dimensiones relativas a cada participante (de más de 200 m2 por jugador), es decir, JR ubicados en el vértice derecho e inferior de la Tabla 4.2. Por el contrario, la demanda de esta cualidad se va a reducir cuando se enfrenten equipos de pocos jugadores (<2 jugadores por equipo) en unas dimensiones relativas a cada participante reducidas (<50 m2 por jugador), practicándose dicha situación de juego en unas dimensiones absolutas reducidas del terreno de juego. La relación entre las demandas de fuerza y velocidad parecen ser inversas, aumentando la demanda de una cuando se reduce la otra . www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

Si queremos que los formatos de JR incidan en la resistencia, tiempo de permanencia en rangos altos de frecuencia cardiaca, tenemos dos opciones: la modificación en el número de jugadores, o la modificación en las dimensiones relativas a cada participante. Ambas han mostrado tener cierta relevancia en el nivel cardiaco alcanzado por los futbolistas durante la práctica de este tipo de tareas. Sin embargo, parece que la variable que más influencia tiene sobre la demanda es el número de jugadores participantes en la tarea y, por lo tanto, la que se debe manipular prioritariamente si queremos provocar modificaciones a este nivel. En concreto, se alcanzarán altos valores a nivel cardiaco cuando establezcamos tareas con pocos jugadores (<2 jugadores participantes por equipo) y en unas dimensiones amplias del espacio (>200 m2 por jugador), vértice izquierdo inferior de la Tabla 4.2, reduciéndose dichas demandas principalmente a medida que aumenta el número de jugadores (reduciéndose su participación sobre el balón y sobre el adversario directo con balón), pero también cuando se reducen las dimensiones relativas a cada participante (posible disminución del tiempo de juego efectivo, producto del aumento de las interrupciones reglamentarias). Ya sólo quedaría una última tendencia, la que se sitúa en el vértice derecho superior de la Tabla 4.2. Aquella que aglutina un número elevado de jugadores y unas dimensiones reducidas por jugador. En este nivel las demandas en las tres áreas (fuerza, resistencia y velocidad) serán bajas, lo cual puede ser de utilidad para cuando no queramos desarrollar ninguna especialmente, por ejemplo el día de activación o recuperación, donde otros componentes tácticos o estratégicos serán especialmente demandados debido al escaso tiempo-espacio que los jugadores tienen para dar respuesta a la tarea que se les presenta, por ejemplo, evitando provocar estados de fatiga. Otra aplicación interesante a considerar por el cuerpo técnico reside en su utilización como fase preparatoria de la parte principal de la sesión, es decir, como calentamiento. De esta forma podremos respetar el principio de progresión del esfuerzo, también a considerar/respetar dentro de la sesión.

e

www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

4.3.1. ¿CUÁNTA DOSIS DE JR? El tiempo juega también unpapelimportante. La variable moduladora tiempo, en cualquiera de sus versiones (número de series o repeticiones, duración de la repetición, duración de la pausa) puede condicionar sobremanera la orientación condicional deseada (Casamichana et al., 2013a). La idea general que podría resumir cómo influye la duración en la demanda condicional sería esta: más cortos implica mayor componente físico (mayor incidencia en fuerza o en velocidad, dependiendo del formato de JR), más largos provoca mayor componente fisiológico (mayor estrés glucolítico y cardiovascular). El mismo concepto podría aplicarse cuando se decide acortar o alargar el tiempo de recuperación, a medida que se incrementa la duración de la recuperación se provoca que la demanda física, tanto distancia recorrida como la velocidad, no se vea tan perjudicada (Kóklü, Alemdaroglu, Dellal y Wong, 2015). Por el contrario, cuando se acorta la recuperación, probablemente porque no se deja el tiempo suficiente para la restauración de los depósitos de fosfocreatina, los requerimientos del sistema cardiovascular se verán incrementados, aumentándose el tiempo en que los jugadores permanecen en la zona alta respecto al máximo de su frecuencia cardiaca. Según lo expuesto, parece que a medida que se incrementa la duración de la recuperación disminuye el estrés cardiovascular (demanda de resistencia), pero el jugador es capaz de mantener las demandas de la actividad a medida que avanzan las repeticiones, sin que exista un deterioro tan pronunciado en la frecuencia de aceleraciones y acciones de sprint. Pero esto en realidad puede ser el objetivo perseguido, por lo que podría ser necesario incluir esta consideración cuando prescribimos este tipo de tareas, favoreciendo el hecho de que queramos que los jugadores permanezcan el mayor porcentaje del tiempo de la tarea en la franja roja, es decir, cercanos al V02max. Hay que pensar que el organismo (aunque depende de tu estado de forma así como del historial deportivo) necesita aproximadamente 1'30" en poner en funcionamiento completo

www.futboldelibro.com

El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

Ju len Castellano y David Casamichana

la maquinaria que permita alcanzar el V02max (Buchheit et al., 2013). Esta inercia de activación de los procesos hay que considerarla también en la prescripción del entrenamiento.

en una de 7:7 sería de 7 min, y así sucesivamente), esta duración puede ser precisada o matizada en función del nivel o estado de forma de los jugadores y/o equipo. Lo vemos enseguida.

Pasemos a detallar el número y duración de los JR a implementar, donde las opciones son variadas, que van desde decisiones aleatorias finitas, hasta las limitadas por el tiempo o la ocurrencia de ciertos comportamientos deseados.

A nivel general, como receta, se podría establecer un nivel básico (repeticiones y duraciones, fundamentalmente) de los diferentes formatos de JR, que podrían ser los que figuran en la Tabla 4.3. Este nivel básico es solo orientativo considerando el tipo de formato, pero, no siempre tiene que ser el inicio en la implementación de los JR.

Adoptar la estrategia de establecer un tiempo límite dependiendo de que ocurra algún acontecimiento (p.e.: hasta que un equipo llegue a un marcador prefijado, o cambio de equipo cuando se marque un gol en una rueda de partidillos entre 3 o 4 equipos) dificulta la previsión en la cuantificación de la carga, y en algunos casos aumentará la de por sí variabilidad intra-sesión en las demandas inter-individuales, ya que la duración de su participación dependería del grado de pericia de los jugadores o el equilibrio en la configuración de los equipos, por poner dos ejemplos. La segunda opción, para delimitar la dosis de tarea, puede ser la finalización de la misma una vez se completen un cierto número de repeticiones. Es interesante, si lo que queremos es acercar la carga de trabajo a lo que 'probablemente' ocurra en la competición y en una tasa de ocurrencia que refleje los peores escenarios en los que tuviera que intervenir nuestro equipo (secuencias de posesiones rápidas, repliegues profundos y contraataques rápidos ... ). En este caso, sin embargo, resultaría difícil planificar la duración del entrenamiento, que quedaría a expensas de que emergieran los escenarios deseados entre los posibles, según lo preestablecido. La tercera opción, y quizás la más frecuentemente utilizada, sería fijar un tiempo de finalización (duración en minutos), un tiempo límite. El cronómetro en mano da la seguridad de conocer el tiempo que le dedicaremos a una determinada tarea y que seguro podrá ajustarse a lo programado, si así lo deseamos. Sin embargo, a pesar de que existen recomendaciones generales en la programación de la duración de las tareas (Mallo, 2013), "minuto por jugador" que compone uno de los equipos (p.e., en un JR de 4:4 la duración de la repetición sería 4 min, www.futboldelibro.com

o

Tipo

JR

8:8-10:10 Continuo

Fraccionado

5:5­7:7 3:3­4:4

1:1-2:2 1:1-2:2 1:1-2:2

.

n senes nº rep. Dur. /rep. Recup./rep. Recup./ ser. (n) (n) (min) (min) (min) 1 1 1 2 2

o

8'-10' 5'-7'

2 2 2

6

3'-4' 30"-1'

o o o

6 12

1" -5" 1" -5"

3 10"

4 2'

2 3 4

60"

Tabla 4.3. Nivel básico para cada uno de los formatos de JR en cuanto a nº de series (ser), repeticiones (rep), duración del traba¡o y descanso.

Una forma de ponerle límite a los JR es valorarlo a partir del nivel en donde el equipo está (su estado actual) y puede desenvolverse sin ver comprometido su rendimiento. Esta es la 4ª opción, la que proponemos (ver apartado 4.3.4.1). Cada equipo (individuo) necesita su dosis particular de estímulo. Un stress que necesita ser actualizado cada 4-8 semanas. Lo veremos más adelante. Finalmente no podemos acabar esta sección sin apuntar la opción 'ideal': "cuando los jugadores hayan completado la carga prescrita para ese día". Para nada es sencilla esta opción y necesita muchos recursos y Conocimiento. Esta última propuesta necesita varios requisitos: 1) conocer cuál debe ser la carga e intensidad prescrita para una tarea o sesión particular en cada una de las dimensiones condicionales, 2) www.futboldelibro.com

El arte de planificar

en fútbol

Periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

disponer de tecnología (p.e. dispositivos GPS) que permita _obtener información en tiempo real sobre la carga que va acumulando el Jugador. A partir de aquí, podrían configurarse alertas, individualizadas a _cada jugador, para decidir sobre el momento adecuado para ~ue se deje de entrenar o implementar otro tipo de actividades que permitan completar dimensiones no estimuladas suficientemente. Aunque se está avanzando en esta línea todavía quedan muchos resquicios sin cubrir.

4.3.2. LOS JR EN LA SESIÓN La ordenación de los JR en la misma sesión atenderá, por supuesto, a los objetivos que plantee el cuerpo técnico; trabajar con fr~s~ura, entrenar en fatiga, · aprender nuevos conceptos, recordar vrejos ... Siguiendo el axioma de que en el fútbol debe priorizarse entrenar para "correr mejor" y no para "correr más", el conocimiento que tenemos sobre las demandas solicitadas a los jugadores en los diferentes formatos de juego puede servir de guía para optimizar el entreno y maximizar la mejora. Además, otra de las variables que podría influir en los efectos esperados es el orden en el que prescribimos las tareas. En esta línea, el estudio de Enright, Morton, Iga y Drust (2015) sugiere que entrenar contenidos de fútbol previo a los de fuerza ejerció un efecto más positivo en las variables físicas relacionadas con la competición (SJ, CMJ, 10 m y 30 m) que aquellos jugadores que realizaron el protocolo inve_rso, fuerza y posteriormente entrenamiento de fútbol, después de realizar una intervención durante cinco semanas. Empezaremos por lo primero, el inicio de la sesión. Aproximadamente se dedica el 15 % del entrenamiento anual al calentamiento, si somos capaces de sustituir algunos contenidos de esta fase inevitable del entrenamiento con formatos encuadrados en el vértice derecho de la Tabla 4.2 (muchos jugadores y poco espacio), donde no se solicita de manera desmesurada ninguna de las cualidades condicionales, habremos ganado un tiempo al mismo. Tanto en las sesiones introductorias ~e la semana como en las que se destinan a contenidos más orientados hacia la recuperación, el calentamiento debe tener una orientación más extensiva (más prolongados y mayor componente aeróbico). Por el contrario, en www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

las sesiones de adquisición o de competición lo adecuado sería que los calentamientos tuvieran un carácter intensivo (cortos y de mayor intensidad), aunque por supuesto de forma progresiva. Nuevamente, el orden de los contenidos parece no tener un efecto aleatorio. El resto de los formatos de JR deben proponerse en función de las necesidades, atendiendo a que, probablemente, en algunos casos interesará no mezclar en la misma sesión tipos de contenidos y en otras ocasiones sí. En la propuesta de Verheijen (2014), en sesiones centrales de la semana y atendiendo a la cualidad a trabajar se plantea la necesidad de dedicarle toda la sesión a un único tipo de JR. Centrarse en un único tipo de JR se debería respetar porque es necesario exigir al máximo al jugador para desarrollar una cualidad concreta de la dimensión física. Sólo en ese tipo de sesiones se recomienda no mezclar en exceso y realizar la actividad en la forma específica, dando prioridad al tipo de JR establecido para ser desarrollado especialmente. El resto de contenidos no debe mermar al jugador su capacidad de poder desarrollar la condición diana u objetivo en plenitud, de ahí la necesidad de acortar los tiempos de trabajo, las repeticiones o aumentar el tiempo de recuperación. Finalmente, en · caso de que quisieramos trabajar dos o tres orientaciones, es decir, cuando queremos satisfacer un objetivo mixto en la sesión, la forma ideal de combinarlos sería comenzar con tareas de fuerza, para pasar a velocidad y acabar con las de resistencia. En la Tabla 4.4 se recoge el orden propuesto en la sesión respetando las necesidades espaciales y personales que el técnico debe considerar en su diseño de entrenamiento. En caso de que se configurara un calentamiento más dirigido o con actividades analíticas de fuerza o prevención se podría no incluir tareas del grupo 1 º para pasar directamente a los formatos encuadrados en el cuadrante 2º, acabando con tareas de los cuadrantes 3° y 4°.

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

m2\jug

<50 <100 <200 >200

1<2

1

3<4

5<7

1









8<10

Tabla 4.4. Evolución de los formatos de JR en la sesión.

La ventaja de manejar estos moduladores es que una misma tarea podrá ser transformada para hacer emerger la demanda en alguna de las dimensiones que se han establecido como prioritaria en la sesión. Esto significa que podría realizar variantes de la misma tarea a lo largo del entreno para ir solicitando de manera más específica demandas a nivel más neuromuscular o fisiológico según el caso. ¡Qué interesante!, trabajar el mismo principio del modelo de juego transformando el efecto condicional de la tarea.

4.3.3. LOS JR EN PRETEMPORADA La pretemporada es el momento ideal para que el cuerpo técnico inculque en el equipo su filosofía, estilo y/o modelo de juego. Entrenamientos tácticos para implementar el sistema de base Y sus variantes deben incorporarse desde el principio y ocupar el tiempo necesario en la preparación del equipo, pudiendo llegar a ser prolongado, en algunos casos, por la incorporación de un elevado número de jugadores nuevos. El periodo preparatorio se parece bien poco al ~esto del periodo competitivo, aunque si bien es verdad, en la actual~dad, con los compromisos comerciales, desplazamientos y otras cuestiones extradeportivas, las pretemporadas están dejando de ser lo que eran. A esto se añade la necesidad de jugar fases previas en las competiciones europeas o torneos de verano de prestigio que también pueden poner en el punto de mira a entrenadores y preparadores, y todo esto antes de iniciar la campaña competitiva. www.futboldelibro.com

Ju len Castellano y David Casamichana

Las decisiones a tomar respecto al nivel de exigencia con el que debe iniciarse la pretemporada dependerá directamente de si los jugadores son nuevos o no en el club, al igual que el entrenador o el cuerpo técnico y, por tanto, el estilo de juego que quiera inculcarse, historial de los jugadores (edad, lesiones, nivel de actividad en la temporada anterior, familiaridad con el tipo de entrenamiento a desarrollar ... ), perfil de los jugadores (valoraciones en pruebas, demarcación habitual, idiosincrasia ... ) y, también, el tiempo de inactividad o desentrenamiento que han tenido los jugadores desde la temporada anterior. Cuidado porque en algunos casos hay que valorar también el grado de participación en la temporada precedente que han tenido los jugadores en competición y cómo ha sido repartida ésta a lo largo del año. Este último aspecto es importante, desentrenamiento o periodo en que se ha dejado de entrenar (detraining es término anglosajón, Mujika y Padilla, 2000a y b). Este tiempo de inactividad es un aspecto importante que hay que evaluar antes de comenzar a pensar en la planificación. Un descanso total durante 15 días a lo sumo (Melchiorri et al., 2014) hasta un máximo de 4 semanas, catalogado como periodo corto de desentrenamiento, parece ser el límite donde la mayoría de aspectos anatómicos, fisiológicos u hormonales, puede verse reducida solo en un pequeño porcentaje (Mujika y Padilla, 2000a; Ostojic, 2003). En una revisión sistemática reciente (McMaster, Gill, Cronin, y McGuigan, 2013) estimaron que un desentrenamiento o falta de estímulo suficiente de fuerza en cuatro semanas podría suponer un descenso en torno al 15 %, y de no más del 5 % en la potencia medida a partir de test de salto vertical. Esto significa que el impacto negativo, una vez terminado el periodo competitivo, sobre el rendimiento es limitado a pesar de estar parado o casi parado durante cuatro semanas. Sin embargo a partir de las cuatro semanas (long term detraining), el rendimiento físico puede verse comprometido. El consumo máximo de oxígeno (V02max) con una reducción del 6-20 %, una peor eficiencia metabólica y hormonal, y pérdida en la producción de fuerza (Mujika y Padilla, 2000b) se verían afectados por el desuso prolongado. Todo esto viene a colación para argumentar la reflexión de si es necesaria una sobrecarga excesiva de volumen de entrenamiento en el periodo preparatorio. Parece que el descenso en el rendimiento no es tan www.futboldelibro.com

~

El arte de planificar

periodizac1on de los Juegos Reducidos: el puzle

en futbol

drástico como para proponer una 'reconstrucción' total de los cuerpos, como si tuviéramos que empezar de cero cada nueva temporada. Lo cierto es que todavía se estilan semanas de pretemporada que acumulan 900 minutos de entrenamiento, [tres veces más que una semana del periodo competitivo!, marcando el cuerpo técnico el objetivo de llegar a las 45-50 sesiones de entrenamiento y partidos amistosos antes del primer partido de competición. Todo ello en 5 ó 6 semanas, ¿vale la pena? Algunos autores proponen un progreso más gradual. Verheijen (2014) expone la disyuntiva entre el gradual build-up versus quick buildup, decantándose por la primera opción: adquisición de la forma física de manera gradual. Pero no debemos confundir gradual con no específica. Tan específica como sea posible pero incrementada paulatinamente. Atrás deben quedar largas carreras continuas, trabajos inespecíficos orientados a la resistencia que, en muchos casos, desentrenan más que mejoran. En este se~tido debemos tener claro cuál es el objetivo del entrenamiento (jugar al fútbol, mucho y bien) y nunca mejorar el físico, que únicamente es un medio para el objetivo. Y además de ser un medio, es un medio únicamente eficaz cuando es específico. Ejemplos de esta necesaria especificidad los tenemos, pongan si no a un atleta con elevado nivel de resistencia a jugar al fútbol, obsérvenle jugar, y pregúntenle a los dos días siguientes cómo se encuentra, probablemente dolorido en ciertas partes del miembro inferior. Otro ejemplo podría ser el del futbolista que viene de una lesión de larga duración, con un montón de trabajo físico detrás, un nivel de fitness altísimo, pero una performance futbolística muy baja, porque se encuentra desadaptado. Con todo, parece oportuno pensar que los juegos cortos y largos podrían tomar protagonismo también en pretemporada, siempre y cuando consideremos algunas directrices que pueden orientar en la elección de este tipo de contenidos. Habrá que empezar por incluir tareas jugadas que provoquen poca estimulación de cambios de dirección, reducido número de aceleraciones y desaceleraciones de alta intensidad, minimizando contactos entre rivales y restringiendo la actividad realizada a alta velocidad de desplazamiento (>21 Km .h'). Se propone comenzar por JR amplios (>8 jugadores) para pasar a los medios (>5 jugadores) acabando en los cortos (<4 jugadores), todo esto secuenciado en las primeras 6 semanas de la pretemporada. Pero

e

www.futboldelibro.com

Ju len Castellano y David Casamichana

modificar únicamente la variable número de jugadores por equipo no permite explorar y explotar otras opciones para afinar las demandas solicitadas a los jugadores. También se sugieren otras alternativas (Burgess, 2015), más arriesgadas entendemos, de utilizar unos formatos que podrían resultar demasiado exigentes como para empezar. Este autor, modificando la variable dimensión del terreno de juego, propone también comenzar con espacios amplios o con menos jugadores para provocar mayores distancias de carreras, reducir contactos y cambios de dirección. De manera específica propone tareas como, por ejemplo, jugar un 6:6 en campo entero o reducir a la mitad ambas variables de interacción y espacio (pe. 3:3 en medio campo). Esta idea no encaja demasiado con nuestra propuesta, si entendemos que dimensiones relativas de >500 m2/jug conllevará -más que probablemente- grandes distancias acumuladas a altas velocidades e incluso velocidades pico, que entendemos son a evitar en pretemporada. Habría que atinar con normativas complementarias a aplicar en los JR para reducir las demandas no deseadas y, en cualquier caso, jugar con la duración de las tareas y descansos, así como con el número de repeticiones. Una vez pasado por los formatos de JR pequeños, pasaremos a una segunda fase para volver a aumentar el espacio y/o el número de jugadores. Esto acercaría a los jugadores a las demandas de la competición. Escojamos una variable, el ratio W:R por ejemplo. El W:R es el work:rest ratio (ratio trabajo:descanso). Mientras en los formatos con pocos jugadores el W:R ratio puede situarse en torno al 1: 1 (tanto trabajo como descanso), cuando se amplía el espacio y el número de jugadores, el ratio disminuiría, es decir, podría asemejarse a las demandas de la competición que se sitúa en torno a 1:3 (tres veces más descanso que trabajo), lo cual permite el empleo o desempeño de acciones máximas o submáximas. Esto es hacerlo específico. Sin embargo, debemos ser precavidos para evitar velocidades máximas o elevadas distancias a altas intensidades de carrera nada más comenzar el periodo preparatorio. El cuerpo todavía no está preparado para exigirle lo máximo, y se corre el riesgo de sobrecargar al jugador. Por esta razón se recomendaría reducir las dimensiones, o incluir reglas específicas donde queden limitadas las demandas de este tipo de variables. Reducir el número de jugadores por equipo no parece lo más www.futboldelibro.com

---¡

1

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

El arte de planificar en fútbol

recomendable en la primera mitad de la pretemporada sabiendo que las aceleraciones/desaceleraciones, contactos, cargas, cambios de dirección, es decir, actividades que solicitan intensidades a articulaciones, ligamentos y tendones, tienen que ir incorporándose paulatinamente al proceso de entrenamiento. Este tipo de tareas, medias y después cortas, deberían ir incluyéndose al final de la pretemporada o en la semana donde se funde con el primer microciclo competitivo, estando especialmente sensible a la necesidad de que el equipo se encuentre 'fresco' de cara a comenzar con 'buen pie' la competición. Además de utilizar muchos jugadores en dimensiones reducidas o medias, se puede optar también por incorporar otros moduladores. Ya apuntamos en el segundo de los bloques, el de intervención, que cuando no se orienta el espacio parece que las demandas de aceleraciones/ desaceleraciones y cambios de dirección disminuyen, mientras que la distancia recorrida por minuto aumenta (Castellano et al., 2013b). Es decir, la tarea tiende a hacerse más continua y, por tanto, con menos intermitencias. Este tipo de formatos no orientados, parecen no demandar la necesidad de superar a adversarios en el eje longitudinal en el intento de alcanzar la portería adversaria, lo cual favorece mantener un ritmo de trabajo alto, activando la dimensión cardiovascular o aeróbica. El aumento en el tiempo de juego efectivo (por el menor número de pausas o puesta en juego del balón rápida) puede ser otra causa que puede explicar el incremento en la demanda cardiovascular de los jugadores en este tipo de formato sin orientación u orientación no polarizada (Castellano, 2005). Este concepto de reducir las pausas o el tiempo perdido en la puesta en juego del balón podría ser trasladado a otros formatos de JR, en la búsqueda precisamente de esta continuidad que active los procesos en la variable condicional resistencia. Se trata de organizar la actividad de tal forma que la reanudación del balón parado o la reducción de las interrupciones del juego permitan incrementar el tiempo de juego efectivo; disponibilidad de balones, puestas de juego rápidas acordadas previamente, prohibición de hacer faltas, etc., podrían ser algunas de las normas de organización a introducir en la tarea. Otro aspecto que hay que atender es que si bien existe una menor variabilidad en las demandas físicas de los jugadores cuando el juego no está orientado respecto a cuando lo está (Casamichana et al.,



www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

2012a; Dellal et al., 2012c). Además, cuando el número de jugadores es elevado esta variabilidad también aumenta, por esta razón habría que incluir otras normas en la tarea que permitan mejorar, si así se desea, la homogeneidad en las demandas físicas de los jugadores, como por ejemplo, obligar a cambiar de cuadrante al jugador cada vez que juega el balón, etc. Sin embargo, creemos que no debemos tener miedo a la variabilidad de respuestas como se ha comentado anteriormente, porque si la tarea está correctamente diseñada, esta variabilidad puede significar especificidad en las demandas impuestas a los jugadores. Por ejemplo, en tareas con espacio orientado y con un número elevado de participantes, los jugadores que ocupan las bandas presentan mayores exigencias que los defensas centrales en algunos de los indicadores de intensidad y carga. Sin embargo, si entrenamos bajo la perspectiva de que estamos preparando a los jugadores-grupo-equipo para la competición, este aumento en la distancia recorrida (por ejemplo) pudiera resultar adecuado ya que el objetivo de la preparación en este tipo de jugadores (de banda en el ejemplo expuesto) presenta una mayor exigencia a este nivel y, por tanto, más próximo a lo específico de la competición. Mostramos a modo ilustrativo el siguiente ejemplo con datos reales de un equipo semi-profesional durante la temporada 2015-16. En la Figura 4.5 podemos observar cómo considerar valores absolutos al tiempo que los relativos a lo demandado en competición (en porcentaje) podría ser interesante, tal y como hemos comentado en el segundo de los capítulos (apartado 2.4.4), ya que probablemente la información será más válida si comparamos lo que hace cada jugador en el entrenamiento respecto a lo que hace en competición, en lugar de comparar jugadores entre sí, sobre todo si juegan en diferentes demarcaciones. En el ejemplo mostrado en la Figura 4.5 se puede observar cómo el defensa central recorre una distancia menor (en metros) que sus compañeros (centrocam pista y delantero) en los diferentes entrenamientos y en el acumulado de la semana. Sin embargo, cuando los valores son relativizados a su referencia individual de demanda competitiva, su exigencia durante los entrenamientos es incluso superior respecto a la de sus compañeros. www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodizacion de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

4.3.4. LOS JR EN EL MICROCICLOCOMPETITIVO

Distancia recorrida (m) 16000

Si respetamos la estructura del morfociclo patrón de la periodización táctica (microciclo estructurado del enfoque estructurado o microciclo competitivo de los modelos tradicionales) atendiendo a un partido por semana, se debería dedicar el primer día de "adquisición" de la semana a subdinámica de tensión, el siguiente a la subdinámica de la duración y el tercero a la de velocidad. El tipo de semana, por su tipología con relación a la distancia entre partidos competitivos (post y pre), debe ser atendido.

14000 12000 10000 8000 6000 4000

11

2000

o

-1

-3

-4 • Distancia (m) DC

• Distancia (m) CM

Sumatorio

Distancia (m) Del

Distancia recorrida (% respecto al partido) 140% 120% 100% 80% 60% 40%

20%

0% -4

• ürstancia recorrida DC

• Distancra

Sumatorio

-1

-3 recorrida CM

Distancia

recorrida Del

Figura 4.5. Valores obsoiutos de carga (m), en la parte superior, así como relativos (porcentcue respecto a la competición), en la parte inferior, para la variable distancia recorrida en tres ¡ugadores que ocupan diferente demarcación, DC es defensa central; CM es centrocampista y Del es delantero.



Ju len Castellano y David Casamichana

www.futboldelibro.com

En este sentido, podemos encontrarnos con semanas largas con 5 días posibles de entrenamiento (7 días entre partidos, p.e. de sábado a domingo), medias con 4 (6 días entre partidos, p.e. de domingo a domingo) o cortas con sólo 3 días para entrenar antes del próximo partido (5 días entre partidos, p.e. de domingo a sábado), dejando dos días post partido para el día recuperación y/o compensatorio, y el día de descanso (Figura 4.1). Incluso podría darse el caso de disponer de 9 días entre partidos que se juegan el viernes de una jornada y el lunes de la siguiente. La forma de repartir los contenidos debería atender a eliminar (evitar o reducir) las sesiones con los contenidos más alejados, primero de tensión y tensión+duración para los microciclos más cortos (semanas de 3 sesiones). Otra opción podría ser la de combinar en las sesiones más lejanas un doble objetivo (tensión+duración ó duración+velocidad), dependiendo de si es D-4 o D-3 respecto a la competición. Con respecto a la sesión con incidencia en la subdinámica de tensión, donde a través de las tareas de juego podríamos pretender desarrollar 'ciertos' subprincipios del juego de relaciones sectoriales e intersectoriales, se realizarán con un número reducido de jugadores (<4) y unas dimensiones también reducidas del espacio (<100 m2), consiguiendo la mayor demanda a nivel neuromuscular. Cabe señalar que parece tener un mayor peso el hecho de que el espacio relativo por jugador sea pequeño con respecto al número de jugadores participantes, aunque iría en detrimento de la participación sobre el balón, lo cual debería considerarse también. Esto significa que se podrían completar tareas con un mayor nº de jugadores para desarrollar el concepto del modelo de juego que interese trabajar. www futboldelibro.com



El arte de planificar

en fútbol

periodizaciónde los Juegos Reducidos:el puzle

Con respecto a la sesión con incidencia en la subdinámica de duración un número intermedio de jugadores y unas dimensiones relativas a cada participante intermedias serían la prescripción adecuada. En este caso la variable número de jugadores guardaría un peso mayor, incrementándose la exigencia condicional de resistencia a medida que reducimos el tamaño del equipo. )

Con respecto a la sesión con incidencia en la sub dinámica de velocidad, las formas jugadas serán desarrolladas en espacios con dimensiones medias o grandes, lo que permitirá que las demandas de 'sprint' sean elevadas. Los jugadores deben disponer del suficiente espacio como para poder alcanzar altos porcentajes de su velocidad máxima y, en base de repetirlas, acumularlas en el tiempo. A modo de ejemplo (Tabla 4.5), pueden servir los resultados obtenidos en un estudio realizado (datos sin publicar) donde se registraron los valores de velocidad máxima alcanzada por jugadores cadetes de un club profesional en función del formato de JR donde jugaron. Como puede apreciarse en la tabla, en cualquiera de los formatos de JR respecto al número de jugadores por equipo, a medida que el espacio relativo aumentó, los jugadores pudieron dar más de sí, alcanzando velocidades de carrera en rangos superiores. Además esta tendencia se repitió a medida que el número de jugadores por equipo se incrementó, debido a que el espacio absoluto también aumentó. Otros trabajos (Casamichana y Castellano, 2010; Castellano et al., 2013b; Castellano et al., 2016) también apuntan en esta misma línea de resultados.

Julen Castellano y David Casamichana

Formato de JR Espacio relativo (nº jugadores) (m'') 100 200 5:5 300 100 7:7 200 300 100 200 9:9 300 100 11:11 200 300

Vel max (Km -h-1) 18,6 19,8 23,0 19,6 21,8 22,2 20,8 21,5 21,8 20,1 21,3 22,1

%vel max en test (%) 80% 86% 99% 81% 92% 91% 87% 90% 91% 85% 89% 91%

Tabla 4.5. Formato de JR, espacio relativo, velocidad máxima alcanzada en la tarea y % respecto a la Vmax conseguida en un test de velocidad.

Sin embargo en esta propuesta de secuenciación de sesiones debemos considerar la posible fatiga creada en el sistema neuromuscular del jugador. Por un lado, es la tercera en aparecer (después de las sesiones dedicadas a la sub-dinámica de tensión y duración), por lo que los deportistas pueden tener en el organismo cierta fatiga acumulada que puede en primer lugar comprometer el rendimiento de esa sesión (quizás los deportistas tengan dificultades para alcanzar altas velocidad de desplazamiento) y, en segundo lugar, la seguridad del deportista, ya que la fatiga previa se muestra como un factor determinante en la aparición de lesiones, especialmente musculares (McCall et al., 2015). Además, al ser la tercera en aparecer, será la más cercana al partido siguiente, por lo que deberemos tenerlo en cuenta de cara a favorecer que nuestros deportistas lleguen al día de competición en un óptimo estado de frescura. El tiempo dedicado a las tareas o su duración es un aspecto clave en la sesión de entrenamiento semanal. En este sentido, plantear tareas con secuencias fijas de 1 2 posesiones (Castellano, 2005) podría ser una buena alternativa. Esto supone organizarlo con repeticiones y ó

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

Ju len Castellano y David Casamichana

con pausas elevadas. Esta sesión podría encajar también con la sesión previa a la competición, adecuándola para un trabajo sin fatiga y con calidad, e incluso activador si se trata del día previo a la competición.

en los jugadores, incrementando paulatinamente las exigencias para responder a nuevos formatos de JR o prescripción del mismo tipo de JR cada vez más exigente.

Creemos necesario insistir en que en las tres propuestas hechas para incidir de manera destacada en alguna de las sub-dinámicas del entrenamiento, la duración de la tarea juega un papel clave. La duración de las tareas puede transformar o cambiar las dinámicas de trabajo que se pretenden a priori. Con ella, la disponibilidad de balones (por lo que puede afectar en el tiempo de juego efectivo), nivel de los jugadores (para mantener una dinámica continua de juego sin cambios precipitados de la posesión de balón) o estado del terreno de juego, deben ser variables a considerar en la implementación de los JR a lo largo de la semana de entrenamiento, como ya hemos mencionado al inicio del apartado 3.4, respecto a las variables extrañas que pueden generar ruido en los efectos esperados en la implementación de los JR.

Además, probablemente el aumento en la exigencia (mayor demanda externa) de la tarea no represente para el jugador un aumento en la misma proporción en la demanda interna soportada. Sobre eficiencia ya hemos hablado al final del primero de los bloques, la evaluación. Esto será debido principalmente al proceso de mejora física/futbolística que debería ocurrir a lo largo de la temporada, y que se manifiesta más claramente tras el periodo preparatorio. El jugador se irá adaptando a las cargas planteadas en el entrenamiento, aumentando la exigencia/ dificultad/especificidad de las propuestas de entrenamiento de cara a obtener el mismo impacto en el jugador y no comprometer su estado de forma. Por lo tanto, la idea no es 'crear cada vez más fatiga en el jugador', sino tratar de optimizar a un jugador cada vez más adaptado a las exigencias planteadas durante el proceso de entrenamiento. A esto debemos estar especialmente atentos, ya que puede servir de alerta respecto al estado de forma del equipo. Tal y como se explicó con la Figura 2.12, la combinación de indicadores de carga interna y externa puede ayudar a hacer el seguimiento y valorar estas dinámicas en el estado de forma de los jugadores.

4.3.5. LOS JR EN LA SUCESIÓN DE MICROCICLO S COMPETITIVOS En un plano superior a la semana competitiva, donde se suceden varios microciclos de entrenamiento, el empleo de formatos de JR en una secuencia particular parece quedar también justificado. El orden importa nuevamente, por lo que no se debe dejar que los efectos a medio plazo los gestione el azar. En este punto se plantean dos alternativas y es donde la propuesta de Verheijen (2014) adquiere un mayor protagonismo. Este autor sugiere la necesidad de ir incrementando el nivel de exigencia demandado a los jugadores, bajo la premisa de 'un poquito más cada bloque'. La idea que se pretende transmitir es 'sin perder la frescura ganar en estado de forma' o, en su defecto, no reducirlo. Tal y como se ha comentado previamente (apartado 3.4. Posibles efectos al intervenir con JR), es probable que los JR puedan suponer un techo en la mejora de las demandas físicas, sobre todo para los jugadores con mejores condiciones (Faude et al., 2014), con lo que podría justificarse la necesidad de seguir provocando adaptaciones •

www.futboldelibro.com

4.3.5.1. PROGRESIÓN EN LOS JR Para evitar, en la medida de lo posible, un estancamiento o falta de estimulación condicional, sobre todo, en aquellos jugadores que tengan un mayor nivel físico (Faude et al., 2014), puede ser interesante proponer una progresión en la prescripción de la cantidad y calidad de JR que debe implementarse a los jugadores. La idea es la de ir incrementando el nivel de exigencia a los futbolistas.

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

en fútbol

Julen Castellano y David Casamichana

periodización de los Juegos Reducidos:el puzle

4.3.5.2. EL NIVEL ACTUAL DEL EQUIPO Tal y como se plantea en el entrenamiento de otras cualidades, como la potencia por ejemplo (González-Badillo et al., 2015), donde el jugador realiza repeticiones hasta que deja de alcanzar los valores establecidos para su óptimo desarrollo (cuando dicho entrenamiento es monitorizado con un encoder), con la prescripción de los JR podemos emplear la misma estrategia. Esta es la 4ª opción, que dejamos sin resolver en el apartado 4.3.4.1. El nivel actual se establece a partir del estudio del comportamiento del equipo durante un formato de JR, y viene representado como la máxima duración que el equipo es capaz de mantener (sin que exista un decremento) el ritmo de juego (metros recorrido por min por ejemplo u otro indicador que podamos considerar: intensidad en el juego, que el partido no se 'rompa') por la mayoría de los jugadores. Hay que establecer el nivel actual o de partida (si es el primero) y esto, para cada tipo de JR que posteriormente se desarrollará al 100% en la sesión central de la semana que corresponda según lo planificado, lo veremos más adelante. Para detectar cuando se produce este descenso en el rendimiento, Verheijen (2014) propone utilizar la observación del juego e intentar identificar el momento en el que la tarea (formato de JR) 'se rompe' empezando a dividirse el equipo en las transiciones ante pérdidas de balón, por ejemplo. Un mayor número de errores podría ser otro indicador aprovechable, aunque completar esta valoración con mediciones más objetivas sería muy interesante. Con la información proporcionada por los dispositivos GPS, datos fiables y mejor si son en tiempo real, podríamos identificar el momento (aproximado) donde se detecte una reducción significativa y prolongada de la intensidad esperada para el formato de JR en cuestión. En el contexto del entrenamiento, donde habitualmente se utilizan diferentes repeticiones de práctica, un ejemplo de cómo podemos proceder a valorar el nivel del equipo a partir de conocer el punto donde se detecta una reducción en el rendimiento físico lo tenemos en la Figura 4.6. Como puede apreciarse cuando se compara por ejemplo la variable velocidad media de carrera (m -min') de los jugadores en una tarea de 4 vs 4 en una superficie de 33*40 metros (largo ·ancho), llega un momento en que el equipo desciende el ritmo de trabajo. Se reduce la velocidad media del www.futboldelibro.com

equipo, para el ejemplo de la figura en la cuarta repetición. La valoración de estos resultados permite reflexiones pertinentes: si bien es evidente que la media del equipo (línea horizontal negra en la parte central de la caja de barras) está por debajo de la media de las cuatro repeticiones (línea horizontal fina que cruza todo el área de la figura, 120 m -min'), la desviación de esta última repetición (representado por la altura de la caja de barras) delata una alta variabilidad entre jugadores, es decir, podemos pensar que existen jugadores que sí pudieron rendir físicamente en condiciones similares a las iniciales y otros que no. Disponer de datos acumulados durante la temporada (actual o previas) para los mismos jugadores sobre los mismos formatos de tareas permitirá afinar en la interpretación de estos resultados. 160,0-

-.-

140,0-

e

·s E

120,0

-

--

-...-

-.....

- ,-

-

--

100,0-

-'

4'

1

Periodo

Figura 4.6. Media de metros por minuto recorridos por jugador en una situación de 4 vs 4 en las cuatro repeticiones (periodo del 1 al 4) que representan los periodos de 4 minutos que se disputaron en las dimensiones de 40 m de pncho por 33 m de largo. En el recuadro rojo la 4º de las repeticiones donde la velocidad media del equipo fue algo inferior a las anteriores y con una desviación mayor producto de una mayor variabilidad entre jugadores .

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodizacior 02 los Jue50:, Reducidos: el puzle

en futbol

Para conseguir el objetivo de valorar con fiabilidad la posible fatiga de los jugadores es imprescindible respetar la homogeneidad entre repeticiones, es decir, que las partes en que se divida la tarea sean similares, por supuesto en formato y duración, pero también evitando la inclusión de normas diferentes entre repeticiones, reduciendo las pérdidas de tiempo (balón fuera, interrupciones, disponibilidad de balones) o detenciones en el juego por una excesiva intervención del entrenador dando instrucciones o corrigiendo comportamientos con el balón parado. Hay que reducir al máximo el sesgo que podría causar una distribución diferente de actividad y no actividad en la tarea. Si no somos precavidos con esto puede ser que quede enmascarado un rendimiento físico falso (positivo o negativo); es decir, que se interprete que el equipo ha mantenido el ritmo de trabajo cuando en realidad se ha jugado más tiempo en las últimas repeticiones de la serie o que, todo lo contrario, se ha perdido más tiempo de lo esperado (correcciones del entrenador, falta de disponibilidad de balones, excesivo balón parado ... ) haciendo parecer que los jugadores no han sido capaces de mantener el ritmo en el juego.

~ V)

o

"'eo (!)

Q

e(!)

--~~

:-0s:::



~~ (!) t: o o "o-Q ~~ o -E o ~

e

V)

..s::: ·(!) V)

E

o . o.

.g o... o Q

V)

-2 e (!)

E e 2 (!)

eo

B. .3-v

~to

En tareas "largas" en duración (como son los partidos amistosos), podremos realizar el estudio fragmentando la duración total en periodos más cortos en el tiempo para conocer la evolución. Así por ejemplo, durante la pretemporada o periodo preparatorio los técnicos suelen utilizar una estrategia gradual en cuanto al número de minutos que cada jugador permanece en el campo durante los partidos de pretemporada, acercándonos a los 90 minutos de práctica a medida que se acerca el periodo competitivo. Sin embargo, ni todos los equipos ni todos los jugadores presentan un mismo estado, y por tanto, la estrategia estandarizada por extendida de comenzar jugando 45 minutos puede que no resulte siempre la estrategia más eficiente. Siguiendo el planteamiento indicado, podremos detectar los momentos donde los jugadores presentan un declive (sin retorno se entiende), para a partir de dicha detección tomar decisiones ajustadas.

]...

o

Q

e

~ ::)

0-

e V)

::) o e "o (!) ...

O)

o .:?_ "

g, -2 V)

·:oQu - ~::) .s

V)

~ § t: ..s::: o V

eo

:i

(!) v,

2

e

(!)

.s ~

E -~ e

ci ,:::, Q

En la Figura 4. 7 puede observarse diferencias individuales en cuanto al momento del partido donde comienza a reducirse de forma remarcable su actividad motriz. A modo de ejemplo, podríamos observar como la media del equipo disminuye especialmente a partir del minuto 60, con valores del 87 % en el periodo del 60-75 y del 79 % en el periodo del 75-90 respecto al periodo de máxima actividad. www.futboldelibro.com

.ulen Castellano y David C.asamichana

o l..

aj

¿

:Q

e V

< -5 r-..:

.

'
o

"o (!) V)

5 ~

(u1w/wl epue1s10

www.futboldelibro.com

O) .s i..i: E

El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

En el modelo de periodización de Verheijen (2014) se propone una aproximación a la valoración del nivel actual del equipo en cada uno de los grupos de JR que él propone. Su aportación puede ser utilizada como referencia para los que se inicien con este tipo de valoraciones. Así por ejemplo, un equipo profesional de fútbol podría ser expuesto a cuatro repeticiones de 10' en una tarea larga (8:8-10:10) y ver en qué momento de la cuarta repetición decae su ritmo (por ejemplo en el minuto 6). El equipo ha sabido mantener el ritmo alto de juego 36 minutos (probablemente un equipo amateur tendrá un descenso de rendimiento en la tercera de las repeticiones). Esa será la duración total que deberemos programar para la siguiente sesión donde se tenga que trabajar este tipo de formato largo (8:8 a 10:10), repartidas en repeticiones de igual duración siempre que esté por encima de 10 minutos (que es la duración mínima que se ha establecido para cada repetición de este formato de juego largo). Según el ejemplo que hemos sugerido, el nivel actual del equipo sería 3 repeticiones de 12 minutos. El objetivo inmediato sería subir la duración de las repeticiones hasta los 15 minutos (3*13', 3*14' y 3*15'). Más tarde incrementaríamos las repeticiones reduciendo brevemente la duración de las mismas (siempre por encima de 10 minutos) para incrementar ligeramente el volumen total de la tarea. Es decir, pasar de un 3*15' (45' de tarea) a una prescripción de 4 * 12' (48' de tarea). Hemos pasado de alargar la tarea ligeramente ( 45' a 48') pero en intervalos algo más cortos. Para el caso de los juegos medios (desde 3:3 hasta 7:7) el concepto es el mismo, ponerles a jugar con la duración mínima recomendada (desde 3' a 7', según el número de jugadores) durante 5 repeticiones y valorar en cuál de ellas el equipo 'cae'. Será el momento para establecer el volumen total que el equipo es capaz de mantener en ese formato y establecer el punto de partida donde se encuentra. Solo con el devenir de las semanas se irá implementando un mayor volumen de carga, repartido en las duraciones mínimas consideradas para cada formato de JR. En este tipo de tareas la duración no debe ser demasiado larga, por lo que podemos optar por ir incorporando nuevas repeticiones. Cuando se añade una nueva repetición, se reduce la duración, para aumentar el volumen ligeramente (ejemplo: pasar de 4 repeticiones de 8 min de duración que suponen 32 min totales, a 5 repeticiones por 7 min para hacer un total de 35 min). www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

La experiencia del entrenador en estas valoraciones, el conocimiento previo de los jugadores y/o equipo (su línea base o baseline) o conocimiento sobre el perfil físico de los jugadores, entre otros factores, pueden ayudar a hacer una adecuada interpretación en la búsqueda del nivel actual del equipo, es decir, del tiempo que el equipo puede mantener el ritmo en cada uno de los formatos de JR establecidos. Una vez detectado el nivel actual del equipo (el estado de forma en un momento determinado) se irán implementando sucesivamente y paulatinamente mayores exigencias condicionales. Subrayamos que la valoración del grado de forma en que está el equipo, el nivel actual o de partida, debería ser estimado en todos los formatos de JR (o en su defecto agrupados en formatos que guardan cierta homogeneidad: 8:8-10:10, 5:5-7:7 y 3:3-4:4), para tener un conocimiento más detallado del perfil físico que presenta el equipo y, en consecuencia, tomar decisiones de futuro adecuadas. Es decir, es necesario saber sobre el perfil actual más aeróbico (hasta el umbral), más extensivo (por encima del umbral) e intensivo (cercano al V02ma), haciendo referencia a los JR de 8:8-10:10, 5:5-7:7 y 3:3-4:4, respectivamente. En los formatos de JR con menor número de jugadores (1:1 ó 2:2), orientados a realizarse de manera muy intensa (máxima), con un claro objetivo glucolítico, la duración de las repeticiones juega un menor papel modulador, sabiendo que estas tendrán una duración en torno a los 10-20 segundos en el formato fraccionado y a los 60-90 segundos aproximadamente en el formato continuo. Estos últimos formatos continuos comprometerían en exceso los procesos metabólicos si se alargan en el tiempo por encima de los 90 seg. En este caso el número de repeticiones y series, y la recuperación entre repeticiones y series marcarán el punto de partida desde donde progresar. Este tipo de tareas son las adecuadas para incidir en aumentar la calidad de las acciones realizadas por los jugadores, y si aumentamos el nº de repeticiones reduciendo la recuperación entre ellas, también podrán incidir en mantener la calidad de las acciones (ver Figura 3.3). El nivel de partida del equipo (o nivel actual, si ya se ha empezado a progresar entre los formatos de JR cada vez con un mayor nivel de exigencia) podría contrastarse o triangularse también con la información aportada por los propios jugadores. Esta alternativa implica el uso de www.futboldelibro.com



El arte de planificar en fútbol

periodizac1on de los Juegos Reducidos: el puzle

un simple cuestionario específico de competición donde se le pregunta al jugador que declare sobre cómo ha sido su sensación respecto al rendimiento físico experimentado durante el partido (Campos-Vázquez y Toscano, 2014). En dicho cuestionario, donde se distingue la 1 ª de la 2ª parte, se requiere al jugador que matice si se encontró pletórico durante el partido, si no se encontró intenso en las acciones donde se le requirió explosividad (disputas, cargas, saltos, duelos ... ) o si por el contrario, aunque se encontró explosivo le costó recuperar entre acciones explosivas o de máxima intensidad. El peor de los escenarios situaría al jugador sin explosividad y sin capacidad de recuperación rápida entre esfuerzos a lo largo del partido; es decir, donde el rendimiento físico se deteriora con mayor o menor desnivel a medida que avanza el partido. De los posibles escenarios donde ubiquemos al jugador surgirán las estrategias de entrenamiento específicas, más orientadas a aspectos de fuerza o velocidad en algunos casos (mejorar la calidad de las acciones de alta intensidad y ser capaces de repetirlas hasta el final de los 90 min) o más en el entorno de la potencia aeróbica, recuperar rápido entre acciones y que esta capacidad de recuperación no se deteriore con el paso de los minutos de la competición; es decir, ser capaz de mantener un elevado ritmo de juego debido a que el jugador puede estar constantemente realizando acciones de alta intensidad con una elevada tasa de ocurrencia o cadencia. En la Figura 4.8 se recogen la declaración de los jugadores sobre el rendimiento físico experimentado en competición. Como puede observarse en el ejemplo (datos sin publicar), donde se recogen los valores medios dados a las preguntas del cuestionario, en jugadores de un equipo semi-profesional, podemos conocer cuál es el área de mejora del equipo, y, por supuesto, de cada uno de los jugadores. Al mismo tiempo, puede servir como una forma de medir si realmente el jugador y/o el equipo van adaptándose a las cargas de trabajo como consecuencia de una mejora en el rendimiento físico. Por tanto, esta herramienta puede ser de gran utilidad no solo para conocer la evolución de nuestra intervención realizada sino que además aporta la información necesaria para focalizar la atención en la intervención a realizar.

www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casarnichana

Comparación rendimiento en partido

su •

.i

4,50 4,00 3,50 3,00 2,50 2,00 1,50 1,00 0,50 0,00

r------------------------------

i---..,,-,......_.-----=----=--------------r'tcc------

Recuperación de la semana

Recuperación Recuperación entre esfuerzos 11 entre esfuerzos 2! parte parte

Acciones intensas

Acciones intensas

1' parte

2' parte

Final de partido

TOTAL

I Pretemporada

3,27

3,10

3,00

3,27

2,82

3,10

3,12

IJornada 1

3,55

3,64

3,25

3,50

2,92

3,42

3,37

IJornada 2

3,75

3,33

3,00

3,22

3,08

3,08

3,21

IJornada 3

3,92

3,23

3,30

3,08

3,00

3,40

1Jornada 4

4,00

3,67

3,18

3,44

3,27

3,56

3,56

IJornada 5

4,08

3,80

3,92

3,60

3,62

4,09

3,85

IJornada 6

4,0

3,9

3,6

3,6

3,2

3,9

3,7

IJornada 7

3,9

3,4

3,6

3,5

3,5

3,4

3,6

Figura 4.8. Declaración realizada por jugadores semi-profesionales sobre el rendimiento físico a partir del cuestionario propuesto por Campos-Vázquez y Toscano (20 7 4).

La triangulación entre el perfil físico (valorados a partir de test o conocida la respuesta motriz en partidos amistosos o de competición, en el caso de formatos de juego amplios), nivel actual del equipo en cada formato de juego y valoración subjetiva a partir de cuestionarios sobre la respuesta física en la competición, sitúan al cuerpo técnico en una posición óptima para afinar los requerimientos que desde el punto de vista condicional tiene el equipo permitiendo tomar decisiones grupales o individuales respecto a la necesidad o no de reorientar la intervención.

www.futboldelibro.com

El arte de planificar

4.3.5.3. SECUENCIACIÓN DE LOS JR: BLOQUES DE SEIS SEMANAS A partir de este nivel inicial (actual) en donde se ha decidido que está el equipo, se pueden empezar a tomar decisiones sobre cómo incrementar la exigencia de los formatos de JR que se utilizarán. Similar a lo propuesto por Verheijen (2014), se establecen niveles en progresión haciendo que los JR vayan suponiendo una mayor exigencia física al equipo. Teniendo en cuenta como un posible punto de partida las sugerencias de la Tabla 4.3, las variables moduladoras para implementar este plus de exigencia tienen que ver con frecuencias y duraciones de tareas y pausas, asemejándose al entramado del entrenamiento intermitente de alta intensidad o high intensity training (HIT) y los moduladores propuestos por Buchheit y Laursen (2013) en la prescripción de este tipo de tareas: intensidad, tipo y duración del trabajo, intensidad y duración de la recuperación, nº y duración de las series, tiempo e intensidad de recuperación entre series, que ya hemos descrito parcialmente en la Figura 4.4. Tal y como hemos comentado con anterioridad, los moduladores que utilizaremos para incrementar el grado de exigencia en los JR dependerá de su formato. En la Tabla 4.6 se recogen las variables y el orden en que pueden utilizarse para incrementar las demandas. Descender el tiempo de recuperación y aumentar el de trabajo son habitualmente las primeras en modularse, aunque cuando nos referimos a un entrenamiento fraccionado, donde las acciones son realmente muy cortas, la duración de las repeticiones deja de ser una variable que debamos modular. El número de repeticiones o de series toman en una segunda fase el protagonismo, incrementándose en la medida en que el jugador es capaz de ejecutarlo y asimilarlo .



Julen Castellano y David Casamichana

Periodización de los Juegos Reducidos:el puzle

en fútbol

www.futboldelibro.com

JR

nº se ries

8:8-10:10

-

;:j

5:5-7:7

-

~

3:3-4:4

-

Tipo

o

.....~ o u

o

"O

Cii

1:1-2:2 1:1-2:2

~

. .ou. u Cii

J:1

1:1-2:2

Duración/ reo. 2º 1º (máx 6) (máx 15') 2º 1º (máx 6) (máx 8') 3º 2º (máx 10) (máx 5') nº rep.

4º 3º 2º (máx 4) (máx 10) (máx 1'30") 2º 1º (máx 4) (máx 10)

1" -10"

2º (máx 25)

1"-10"

-

Recup./rep

Recup /ser

-

-

-

-

1º (hasta 1')

-

1º (hasta 1')

2'

10" mínima recup. 1º (de 1' a 30") Recu p. total

2' -

Tabla 4.6. Orden de prioridad del uso de moduladores para incrementar la carga de entrenamiento (rep. es repetición, recup. es recuperación y ser. es serie).

El planteamiento de los bloques de seis semanas parece tener sentido en el intento de no dejar sin estimular ninguno de los cuatro aspectos claves del rendimiento físico de los jugadores en competición (ver Figura 3.3). En la programación que diseñemos debemos asegurar que todos los grupos de formatos de JR estén presentes y sean implementados en plenitud en la medida en que el equipo sea capaz de asimilarlo. A modo de ejemplo, en la Tabla 4. 7, se recoge una distribución de seis semanas donde de manera organizada se han programado los diferentes formatos de JR.

www.futboldelibro.com



El arte de olanificar

Formato

Continuo

Fraccionado

en fútbol

period1zac1ón Ge ,os juegos Reducicos: el puzle

Bloque de 6 semanas 84 82 83 85 [0%) [0%) [50%) [100%]

JR 81 86] 8:8-10:10 [100%] [50%] 5:5-7:7 [50%) [50%) [100%] [100%] [0%) [0%) [0%) [0%) [50%) [50%) [100%] [100%] 3:3-4:4 1:1-2:2* A aplicar en momentos particulares 1:1-2:2

[50%-100%]

[50%-100%]

Mínima recuperación

Máxima recuperación

Tabla 4.7. Distribución de los formatos de JR a lo largo de 6 semanas (S 1 a 56). Nota: [100%] indica que debe desarrollarse al máximo este tipo de formato de JR, [50%] indica que deben desarrollarse al 50% y [0%] indica que podrían no utilizarse este tipo de JR en dicha semana. Mínima recuperación es= 10"-15" y es máxima recuperación es= 1-1,5 min. (*) Los formatos continuos 1: 1 y 2:2, situados en la fase de capacidad y potencia anaeróbica, con alta solicitud de la vía glucolítica (Ade et al., 2014), presentan particularidades, por lo que no han sido incluidos en la periodización del entreno. En su versión continua no deberían sobrepasar la duración de 60 a 90 segundos, exigiendo a los iugadores a mantener un elevadísimo ritmo de iroboío. Aunque no estaríamos a favor de programar este tipo de actividades en la dinámica habitual de los entrenamientos, en ciertos momentos o para iugadores específicos podría ser interesante incluirlos. El ob¡etivo condicional de este tipo de actividades podría incorporarse sólo en periodos o momentos particulares dentro de la temporada, aleiado de escenarios competitivos, asegurándose el disponer de un periodo importante de recuperación y oieiodc, por tanto, de la competición. En otros casos, podría ser interesante incluirlo en dinámicas de iugadores suplentes (o habitualmente suplentes) previendo que cuando se incorporan al iuego en periodos avanzados del partido, es probable que deban desplegar en un breve periodo de tiempo un trabaio alto de intensidad. Somos conscientes de que planificación en estos términos no es sencillo por lo que la inclusión de este tipo de trabaios debe ser articulado con sumo cuidado.

www.futboldelibro.com

Juler Castel ano y David Casamichana

Aclaremos los conceptos [100%), [50%) y [0%). En la planificación de seis bloques, en algunos de los días de adquisición de la semana, el código [100%) indica que debe desarrollarse al máximo este tipo de formato, [50%) indica que deben desarrollarse al 50 %, es decir, sin acumular fatiga en los jugadores, y [0%) indica que podría no utilizarse este tipo de JR en esa semana. Cuando se propone la planificación, decidimos en cada semana a qué formato le vamos a dar una mayor importancia. Este valor especial que se le da queda reflejado en que será el formato que intentaremos hacer progresar en la demanda exigida a los jugadores. Intencionadamente se pretende provocar fatiga. Un poquito más cada vez, aunque siendo conscientes que en el último tercio de liga, a misma carga el riesgo de lesión podría incrementarse (Gabbett, 2016). Tal y como refleja la Tabla 4.8 no todos los formatos de JR se deben desarrollar al máximo en todos los microciclos. Es decir, que solo en aquellas semanas en donde se haya planificado al [100%] en un formato de JR (amplio, medio o reducido), en los días centrales de la semana habrá que desarrollar al máximo el formato de juego que se corresponda con el nivel actual (o nivel inicial si es la primera vez) que se haya establecido para el equipo y, en la siguiente semana, subir un poco la exigencia, para el siguiente nivel a partir de los moduladores que se han presentado con anterioridad (ver Tabla 4. 7). Al cabo de 5 semanas (situados en el siguiente bloque de seis semanas) repetiremos el último de los niveles con el que acabamos en el bloque anterior el formato de juego e incrementaremos uno más en el siguiente microciclo. En principio, el equipo debería mejorar 3 niveles cada dos bloques de seis semanas. Veamos el ejemplo en la siguiente Tabla 4.8, donde únicamente se han incluido los JR que se deben trabajar al [100%]. En el ejemplo se mejoran dos niveles en dos bloques. Desde 1 *2*15'/2' hasta 1 *3*12*2'(1ª mejora) y hasta 1 *3*13'/2'(2ª mejora).

www.futboldelibro.com

El arte de planificar

.

Periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

Se~~na 1

11 111

8:8-10:ló' ·.,,- ··-5:5-7:7 1 *2*15'/2' 1 *3*12'/2'

-11

--~---·~~--~-----

IV ~----,-_._-· V VII VIII XI X XI XII

3:3-4:4

1

fatiga, debido a su corta duración, es reducir a la mitad el número de repeticiones o solo implementar la mitad de las series prescritas al nivel actual del equipo. La flexibilidad de este planteamiento de seis semanas recoge la posibilidad de prolongar la duración del bloque motivado por la necesidad de intercalar semanas 'neutras' (Verheijen, 2014) o sin desarrollo de contenidos específicos. Este tipo de microciclos son semanas muy cortas (3 sesiones antes de la competición), con dos competiciones o semanas donde se testea a los jugadores por ejemplo, resultando complicado ubicar cargas de entrenamiento para desarrollar alguna cualidad específica, con el objetivo de provocar fatiga a los jugadores.

1*3*6'/2' 1 *3*6Yz'/2'

1 *3*12'/2' 1 *3*13'/2'

1 *4*3Yz'/2' 1 *4*3Yz'/1 Yz'

Tabla 4.8. Número de series y repeticiones, y duración del troboío y descanso entre repeticiones de los diferentes formatos de JR programados al [100%] para dos bloques de seis semanas.

¿Cómo planificamos los JR el resto de la semana? Los contenidos a desarrollar el resto de los días y los formatos tendrán los códigos [50%] o [0%]. Cuando la clasifiquemos con el código [50%] un formato de JR en la planificación significará que este tipo de JR pueden aplicarse pero sin desarrollar especialmente la fatiga en los jugadores. ¿Y qué significa que no se estimula la fatiga? Sencillamente que no planeamos en esta tarea hacer llegar al jugador a su nivel máximo de exigencia, ni incrementarlo. Todo lo contrario, respetando la intensidad y rigurosidad de la tarea jugada, reducimos o acortamos alguna/s de la/s variable/s (duraciones de trabajo, número de repeticiones o series, u otros moduladores particulares como reglas o condicionantes de la tarea, ver Castellano, 2005). Es importante resaltar que el código [50%] en los formatos de 3:3 hasta 10:10 significaría ejercitarse con la mitad (más o menos) de duración de lo establecido para el nivel actual del formato de JR en el que se encuentra el equipo. Sin embargo, cuando el código [50%] se aplique en los JR de dos o menos jugadores por equipo, la manera de no provocar



Julen Castellano y David Casamichana

www.futboldelibro.com

Cuando se diseña un bloque de seis semanas, el orden de los formatos de juego no es aleatorio, prefiriéndose una distribución de mayor a menor número de jugadores (es decir, de formatos grandes a medios para acabar con los pequeños). Similar al planteamiento de la pretemporada, aunque probablemente con dimensiones más amplias. Sin embargo, durante la temporada competitiva esto podría variar en caso de que fuera necesario un taperingpuntual (debido a una competición especialmente importante, por la sobrecarga de entrenamientos en microciclos previos) o ante la necesidad de implementar algún tipo de contenido futbolístico (del modelo de juego) que aconseje un formato de JR diferente al planificado y, por tanto, sobre el que se quiera insistir. Recordamos que un afinamiento (tapering) implica reducir el volumen, no la frecuencia, y mantener la intensidad del entrenamiento (Mujika y Padilla, 2000b). No nos cansaremos de repetir que en el orden de prioridades las necesidades del juego son lo primero y, solo después, intentaremos respetar, complementar o incluir aspectos condicionales. En la medida de lo posible el cuerpo técnico debería reconducir la planificación de lo establecido con los JR. Llevar un orden sistemático (pero flexible) en la realización de los diferentes formatos de JR garantiza que el jugador sea estimulado en todas las dimensiones bajo un orden coherente, evitando así olvidarse de alguno de los formatos y estimulando la fatiga necesaria para no dejar de estimular en los jugadores todas las cualidades condicionales, cada vez un poquito más, para que los jugadores sigan adaptando sus cuerpos a nuevos estímulos . www.futboldelibro.com

uc dos eí puzle

El arte de ,:Jla, .,ficar en fútbol

Ju en Castellano y David Casamichana

4.3.5.4. TABLA RESUMEN: PROPUESTA DE NIVELES Complementando los valores aportados en la Tabla 4.3 como referencia a la 'dosis' inicial en la prescripción de JR según el formato, y al orden propuesto sobre el uso de los moduladores para incrementar las demandas señalado en la Tabla 4.6, en la Tabla 4.9 se recoge una propuesta con 20 niveles en cada uno de los cuatro formatos de JR que se han establecido para diseñar la planificación mediante tareas jugadas. Una vez que identifiquemos el nivel en el que se encuentra el equipo bastará con comenzar a programar las series, repeticiones, duraciones y descansos que se deberán implementar en el transcurrir de las semanas. El nivel del equipo puede ser, probablemente será, diferente entre los diferentes formatos de JR. Conocido el nivel de partida se puede comenzar a planificar lo que deberá suceder en las próximas semanas, repitiéndose por bloques de seis semanas.

I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX

1 *2*10'/2'

1 *3*5'/2'

1 *4*3'/2'

1 *2*11'/2' 1 *2*12'/2'

1 *3*5Yz'/2' 1 *3*6'/2' 1 *3*6Yz'/2'

1 *4*3'/1 Yz' 1 *4*3'/1'

2*6*Yz'/3' 2*6*Yz'/2Yz' 2*6*Yz'/2'

1 *4*3Yz'/2' 1 *4*3Yz'/1 Yz'

2*6*Yz'/1 Yz' 2*6*Yz'/1'

1 *4*3Yz'/1' 1 *4*4'/2'

2*6*1'/2' 2*6*1'/1 Yz'

1 *4*4'/1 Yz' 1 *4*4'/1'

2*6*1'/1' 2*7*1'/1'

1 *4*4Yz'/2' 1 *4*4Yz'/1 Yz'

2*8*1'/1' 3*6*1'/1'

1 *5*6'/2' 1 *5*6Yz'/2' 1 *5*7'/2'

1 *4*4Yz'/1' 1 *4*5'/2'

3*7*1'/1' 2*6*1 Yz'/2'

1 *4*5'/1 Yz' 1 *4*5'/1'

2*6*1 Yz'/1 Yz' 2*7*1 Yz'/2'

1 *6*5'/2'

1 *5*4Yz'/2'

2*7*1 Yz'/1 Yz'

1 *5*15'/2' 1 *6*13'/2'

1 *6*5Yz'/2' 1 *6*6'/2'

3*6*1 Yz'/2' 3*6*1 Yz'/1 Yz'

1 *6*14'/2' 1 *6*15'/2'

1 *6*6Yz'/2'

1 *5*4Yz'/1 Yz' 1 *5*4Yz'/1' 1 *5*5'/2'

1 *6*7'/2'

1 *5*5'/1 Yz'

1 *2*13'/2' 1 *2*14'/2' 1 *2*15'/2' 1 *3*12'/2' 1 *3*1:f/2' 1 *3*14'/2' 1 *3*15'/2' 1 *4*12'/2' 1 *4*13'/2' 1 *4*14'/2' 1 *4*15'/2' 1 *5*13'/2' 1 *5*14'/2'

1 *3*7'/2' 1 *4*5'/2' 1 *4*5Yz'/2' 1 *4*6'/2' 1 *4*6Yz'/2' 1 *4*7'/2' 1 *5*5'/2' 1 *5*5Yz'/2'

3*7*1 Yz'/2' 3*7*1 Yz'/1 Yz'

Tabla 4.9. Número de series y repeticiones, y duración del traba¡o y descanso entre repeticiones de los diferentes formatos de JR repartidos en 20 niveles de menor a mayor en exigencia de demanda física .



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



El arte de planificar

periodización de los Juegos Reducidos: el puzle

en fútbol

4.3.6. OTRAS OPCIONES PARA MODULAR LOS JR La duración de las tareas y su distribución no es el único modulador de la intensidad de la tarea. Dentro de cada grupo de formatos de JR (grandes, medianos y pequeños) el número de jugadores y dimensiones (como ya hemos visto) también forma parte de los ingredientes de la planificación 'intra-formato'. Esto significa que podríamos utilizar los formatos de JR que están situados en celdas contiguas a los vértices de la Tabla 4.2 que hemos diseñado para ubicar la prelación en las demandas de las cualidades condicionales (formatos de juego que favorecen el trabajo de fuerza en negro, velocidad en azul, frecuencia cardiaca en rojo y de recuperación o poca exigencia en verde). En este caso, por tanto, el número de jugadores y dimensiones del espacio también se incluirían en la modulación. Es decir, que podríamos establecer niveles (según formatos) a partir de los cuales ir implementando una exigencia incremental en la cualidad deseada y de manera más focalizada en la fuerza, resistencia o velocidad. En otras palabras, en lugar de utilizar los moduladores como la duración de la tarea y recuperación o el nº de series y repeticiones, podríamos utilizar las variables dimensiones y nº de jugadores por equipo (u otras de las que tengamos evidencias) de que suponen un incremento o disminución de la demanda energética como tipos de marcajes, limitar el nº de toques por jugador, orientación o no del espacio etc, para estimular en menor o mayor medida a los jugadores en una cualidad en concreto. En la siguiente Tabla 4.10 se recoge la propuesta de ordenamiento de mayor a menor exigencia condicional para cada uno de los cuadrantes. Es decir, si lo que se desea es seguir una progresión en la demanda, lo recomendable sería comenzar por los formatos de JR que se sitúan en el 4º nivel de demanda, para pasar al 3º, al 2º y acabar en el 1 º. Esto se repetiría en cada una de las dimensiones (cuadrantes en la tabla) en que hemos dividido el modelo tridimensional.



www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

m2\jug

1<2

3<4

5<7

8<10

<50









<100









<200









>200









Tabla 4. 1 O. Progresión de formato de juego en cada vértice (diferenciados por colores). Orden de menor ( 4º) a mayor (1 º) nivel de exigencia.

4.3.7. CUANTIFICACIÓN SUBJETIVA DE LA CARGA DE LOS JR Au~~ue sabem,os que est~ aspec_to que vamos a exponer ahora, por su temática, tendría una mejor cabida en el capítulo 2 del libro el de evaluación, creemos que ahora va a resultar más fácil su explicación para nosotros Y comprensión para el lector, una vez se han detallado algunos aspectos previos necesarios en el tercero de los capítulos, intervención y este mismo en el que nos encontramos. . Además del PSE o RPE ya comentado en el capítulo 2, cuando no se d1spon~ d~ recursos tecnológicos o de personal suficiente como para hacer el seguimiento y valoración de las tareas jugadas, podemos echar mano de algunas ideas desarrolladas en el presente capítulo. Aprovechando el perfil condicional que emerge de las tareas en función de sus componentes estructurales y, por tanto, de su ubicación en la Tabla 4.2 se podría establecer una valoración subjetiva de cada una de ellas considerando cada una de las dimensiones de fuerza, resistencia y velocidad, tal y como se recoge en la Tabla 4.11. El cómputo global respecto a la carga de cada una de los tipos de tarea quedaría de la siguiente: el cuadrante I sumaría un valor de 8, en el cuadrante II un valor de 10, en el cuadrante III un 7 Y, finalmente, en el cuadrante IV la carga acumularía el valor www.futboldelibro.com



f ~~~~~~~~~-

El 2rte de plan1flca en futbol

más bajo, 5 puntos. La suma total de cada uno de los cuadrantes tendrá un peso diferente en cada una de las dimensiones analizadas (Tabla 4.11).

m2\jug

<50 <100 <200 >200

1<2

1

3<4

5<7

1

8<10

Acc=4

Acc=2

Res=3

Res=l

Vel=l Acc=3

Vel=2 Acc=l

Res=4

Res=2

Vel=3

Vel=4

Tabla 4. 7 7. Carga de cada dimensión (Acc es aceleración, Res es resistencia y Ve/ es velocidad) en función de los diferentes formatos de JR.

Bastaría con multiplicar la valoración global de la tarea realizada por los minutos que se ha practicado para disponer de un valor de carga (intensidad por volumen). Esta información podría complementar lo que habitualmente se utiliza cuando se asigna un valor entre 1 y 5 (en una escala de Likert donde 1 es poco y 5 mucho, aunque pueden establecerse otras escalas, de 1 a 10 por ejemplo) a una tarea, sesión o semana de entrenamiento. Es importante remarcar que si se disponen de otros indicadores sobre las demandas de las tareas y sesiones de entrenamiento, obtenidos a partir de otras variables objetivas y subjetivas al estilo de la RPE (que describe la percepción del esfuerzo) o de la QTR (que describe la percepción que tienen los jugadores sobre la calidad de recuperación) por ejemplo, esto permitirá tomar decisiones cada vez más ajustadas en la periodización, si se sabe en qué medida correlaciona la valoración dada por los jugadores con las valoraciones subjetivas asignadas a las tareas y sesiones. La complejidad añadida a este seguimiento y control del entrenamiento radica en que el baremo establecido específicamente para nuestros jugadores sobre la capacidad de asimilar la carga es dinámico, es decir, podría, o debería, cambiar a medida que avanza la temporada o las temporadas, tal y como ya ha sido explicado anteriormente. ~

www.futboldelibro.com

Ejemplo práctico de intervención con Juegos reducidos

5. EJEMPLO INTERVENCION REDUCIDOS

Julen Castellano

y David Casarruchana

PRÁCTICO DE CON JUEGOS

5.1. ANTECEDENTES El objetivo del presente capítulo es mostrar un ejemplo práctico de un proceso de intervención 'real' donde se han aplicado los contenidos desarrollados en el presente libro, siguiendo las fases que configuran el modelo del proceso de entrenamiento descrito nada más empezar el libro (Figura 1.1). De manera práctica se muestra tanto cómo se utilizaron los diferentes indicadores para evaluar la carga de entrenamiento así como cuál fue la intervención propuesta respecto a la planificación de seis semanas de entrenamiento siguiendo el modelo de periodización propuesto en los capítulos anteriores. y contextualizado

A modo de ejemplo y sin que sirva más que como una referencia orientadora, se presenta la intervención llevada a cabo en dos equipos pertenecientes a las categorías inferiores de un club de fútbol profesional, donde se ha aplicado una intervención de un bloque de seis semanas siguiendo la línea base de la periodización táctica en cuanto a la distribución semanal e incorporando cierta progresión en el transcurrir de la intervención, tal y como se ha argumentado a lo largo del libro. Antes (Pre-Test) y después (Post-Test) de la intervención se valoró el aspecto condicional de los jugadores (Figura 5.1).

www.futboldelibro.com



El arte de planificar en fútbol

Ejemplo práctico de intervención con Juegosreducidos

Julen Castellano y David Casamichana

5.2. MÉTODO 5.2.1. PARTICIPANTES En el presente estudio tomaron parte 32 jugadores de las categorías inferiores de un club profesional de la liga española, divididos en dos grupos de edad: jugadores de categoría juvenil (U18, n= 15, edad: 18.5 ±0.5 años) y cadete (U16, n= 17, edad: 15.8±0.3 años). Todos los jugadores tenían al menos cinco años de experiencia en el fútbol (siete en el caso de los juveniles), y realizaban tres o cuatro sesiones de entrenamiento (entre 60 y 90 min) y un partido de competición (80 min para cadetes y 90 min para juveniles) a la semana.

Figura 5.1. Diseño de la intervención.

El Método recoge tanto las características de los participantes, valoraciones previas de la dimensión condicional (tanto en pruebas analíticas como valoración en diferentes JR), con la intención de tener la fotografía condicional de inicio de todo el proceso de intervención. Posteriormente, tras la intervención, se muestra la carga real de trabajo a la que fueron sometidos los jugadores en el tercero de los mesociclos del periodo competitivo. Una segunda fotografía del aspecto condicional de los jugadores, en pruebas analíticas y JR, una vez transcurridas las 6 semanas de intervención, fue realizada una vez acabada la intervención. Finalmente, se discute y reflexiona en torno a todo el proceso, destacándose aquellas cuestiones relevantes y que pudieran servir para afinar futuros procesos de intervención. Los resultados de este estudio podrían ayudar a los entrenadores a tomar decisiones sobre cómo organizar una intervención basada en el juego, sin descuidar el aspecto condicional de los jugadores, favoreciendo, por tanto, un contexto de calidad adecuado donde desplegar al máximo la dimensión tácticaestratégica del modelo de juego que se pretende inculcar en el equipo.



www.futboldelibro.com

Todos los jugadores, padres-madres y/o tutores así como los responsables del club fueron notificados del diseño de la investigación, los requisitos, sobre los beneficios y riesgos potenciales antes de iniciar el estudio. Todos firmaron el consentimiento informado. La Comisión de Ética de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) aprobó el estudio.

5.2.2. VALORACIONES PREVIAS Antes de comenzar con la intervención, los jugadores fueron testados a partir de pruebas específicas de fuerza, velocidad y resistencia. Además, se llevaron a cabo 3 tipos de formatos de juego, 2:2 (JR2), 4:4 (JR4) y 8:8 (JR8), con el objetivo de valorar el rendimiento físico también jugando al fútbol.

5.2.2.1. TEST CONDICIONALES PRE­INTERVENCIÓN La semana previa al inicio de la intervención los jugadores realizaron diferentes pruebas físicas para valorar el estado actual en las cualidades de fuerza, velocidad y resistencia . www.futboldelibro.com

El

arte de

recuddos

La valoración de la fuerza explosiva se realizó a partir de saltos con contra movimiento (CMJ) y con contra movimiento y manos libres (Abalakov). Todos los jugadores realizaron los saltos en la misma plataforma de contacto (Opto Jump, Microgate™, Bolzano, Italy), atendiendo al procedimiento propuesto por Yanci y Los Arcos (2014), realizando dos repeticiones de cada tipo de salto. El descanso entre cada uno de las repeticiones fue de 15 seg, y de 5 min entre pruebas. La valoración de la velocidad y aceleración se realizó a partir de la medición de un sprint de 40 m, distancia que parece ser suficiente para que los jugadores puedan conseguir su máximo valor (Buchheit, Simpson, Peltola y Méndez-Villanueva, 2012). Los jugadores comenzaron la carrera 0,5 m detrás de la primera célula fotoeléctrica (Polifemo Radio Light; Microgate™, Bolzano, Italy), al que se le añadieron los tiempos de paso en las distancias de 5, 10, 20 y 30 m (medidos también con células fotoeléctricas), además de la última medición a 40 m de distancia. Los cambios de dirección fueron valorados a partir del T-test adaptado (COD). El test consistió en la realización de un test en forma de cruz siguiendo similares directrices marcadas por los Yanci, García, Castillo, Rivero y Los Arcos (2014), siendo los desplazamientos realizados de forma libre, bordeando la pica central y pisando dentro de los aros colocados en los laterales. El jugador solo está obligado a mantener la mirada hacia la zona de llegada. El test tiene una distancia de 30 metros, en la cual se realizan dos cambios de dirección de 90º y otros dos de 180º, dos para cada pierna. Todos los participantes realizaron la prueba dos veces con aproximadamente tres min de descanso entre cada repetición. El tiempo fue registrado mediante dos células fotocélulas (Microgate® Polifemo Radio Light, Bolzano, Italia) situadas sobre la línea de salida y llegada respectivamente. Finalmente la resistencia fue valorada a partir del University of Montreal Track Test o UMTT (Leger y Boucher, 1980) realizado en un campo de fútbol de 100 * 50 m y realizado con marcas cada 50 m. El UMTT es un test de campo de carrera incremental y maximal. Para facilitar que los jugadores mantuvieran estable su velocidad de desplazamiento en cada uno de los periodos los tiempos de paso cada 50 metros fueron señalados a los participantes. La velocidad inicial de carrera del test fue de 8,5 Km -h-1, al que se fue incrementando la velocidad 1 Km -h-1 •

HvvW.futóoldelibro.com

Jtd2n Castellano

y David Casarnichana

:cada periodo de 2 min. Cuando el jugador no pudo mantener el ritmo, ~'llegando tarde a las marcas establecidas en dos ocasiones consecutivas, se consideró que había terminado la prueba. El test UMTT ya ha sido validado con anterioridad en jugadores junior de fútbol (Llodio, GarciaTabar, Sánchez-Medina, Ibáñez, y Gorostiaga, 2015). Todas las pruebas se realizaron en el mismo día y en el siguiente orden: CMJ, Abalakov, velocidad 40 m, COD y Resistencia. Cada jugador realizó dos intentos en cada prueba a excepción de en la resistencia, donde solo se realizó una repetición. El mejor valor en cada una de las pruebas fue el que se escogió para llevar a cabo los análisis. La fiabilidad absoluta del pre-test ha sido expresada en términos relativos utilizando el coeficiente de variación (CV), siendo para cada una de las pruebas el 2,4 %, 2,3 %, 0,5 % y 1,2 % para CMJ, Abalakov, Velocidad y COD respectivamente. En la siguiente tabla se recogen los valores de la media, desviación estándar, mínimo y máximo obtenidos por los jugadores (Tabla 5.1).

Pruebas CMJ (cm) ABALAKOV (cm) Velocidad 40m (seg) COD (seg) RESISTENCIA (min)

Media 34,6 40,6 5,54 8,05 20,1

DS 3,6 4,1 0,19 0,20 2,3

Mínimo 29,2 34,7 5,09 7,66 12,6

Máximo 44,0 52,8 6,04 8,56 23,4

Tabla 5. 1. Valores medios, desviación estándar, mínimos y máximos de las pruebas de fuerza (CMJ y Abalakov), Velocidad (40 m), cambio de dirección (COD) y resistencia.

5.2.2.2. FORMATOS DE JUEGO PRE-INTERVENCIÓN Tres tipos de JR también fueron analizados antes de comenzar la intervención. En la siguiente Tabla 5.2 se recogen las características que tuvieron los formatos, las dimensiones relativas por jugador (área), el

www.futboldelibro.com

l

El arte de planificar

Ejemplo práctico de intervención con Juegos reducidos

en fútbol

número de repeticiones (sólo se realizó una serie), la duración de la tarea y de la pausa entre repeticiones (pausa/rep), así como de la duración total de la actividad.

Ju len Castellano y David Casarnichana

SSG: SSG8 140,0

130,0

e

120,0

·¡¡

TEST

Are a (m2)

JR8 JR4 JR2

175 125 75

Repeticiones (n) 4 6 8

Duración (min) 8 4 2

pausa/rep (min) 2 2 2

TTotal (min) 38 34 30

100,0

90,0

80,0

orden

Tabla 5.2. Los tres tipos de formatos de JR así como sus características respecto al número de jugadores, dimensiones relativas, repeticiones, duración de la tarea y tiempo total estimado (TTotal) para hacer la prueba.

En la siguiente Figura 5.2 utilizando la variable velocidad media de desplazamiento expresada en metros recorridos por minuto (m min') se presentan los valores medios obtenidos de ambos equipos (juveniles y cadetes) en cada uno de los formatos de juego testeados. Como se puede apreciar, existe una tendencia de descenso en el rendimiento físico de los jugadores para la variable considerada. Las últimas repeticiones en prácticamente todos los formatos de JR analizados muestran un descenso en la variable metros recorridos por minuto (m -min').

SSG: SSG2 140,0

"'

o

125.0

.-¡.

100,0

e

e

75.0

~

11

120.0

1

r

1

11

l 100,0

::::: so.o

25,0

80,0

orden

Figura 5.2. Va/ores medios de la velocidad media de desplazamiento en m·min-1 de los jugadores cadetes y juveniles en los tres formatos de juego analizados: a) 2:2, b) 4:4 y c) 8:8. Las características de las duraciones, repeticiones y dimensiones están descritas en la Tabla 5.2.

5.2.3. PLAN DE INTERVENCIÓN El plan de intervención fue configurado para un único bloque de seis semanas. Se comenzó por el grupo de formatos de JR grandes, para pasar a los medianos y acabar con los reducidos. La Figura 5.3 muestra los formatos que sufrieron periodos de sobre-carga, (100%], de media (50%] o nula carga (0%]. Todas las sesiones de entrenamiento fueron registradas utilizando para ello diferentes medios. Se emplearon en todas las sesiones y partidos de competición dispositivos GPS que cada jugador llevó durante todo el proceso. Además, los jugadores también llevaron pulsómetros. Tanto antes de que diese comienzo el entrenamiento como una vez concluido, los jugadores respondieron un sencillo cuestionario de percepción de la recuperación (RQ) y el esfuerzo (RPE), respectivamente. Todas las tareas, así como las duraciones de las tareas fueron registradas a partir de una aplicación Sportanalyzer (www.Sportanalyzer.er).

orden

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com

Ejemplo practico de intervención con Juegos reducidos

El arte de planificar en fútbol

----

--

(JA) se combinaron actividades de recuperación (para los titulares en la competición anterior) y compensación (para los suplentes o no convocados), junto con otras actividades realizadas en común.

-

Semanai Sernanaz Sernanaj Semanaq Semanas Semana6 8:8

100%

100%

Nivel o Nivel

0+1

4:4

50%

50%

2:2

o%

o%

RQ

o%

o%

50%

50% 1

100%

1

100%

Nivelo Nivel

50%

0+1

50%

o% 100%

1

I•

o% 100%

Nivel o Nivel

Julen Castellano y David Casamichana

0+1

PE

En definitiva, las sesiones de entrenamiento (D) -3, -2 y -1, se corresponden con los días centrales de la semana, es decir, alejados de la competición previa (habitualmente +2 ó +3) y de la fase de tapering del siguiente partido (habitualmente -1 ó -2), si atendemos a los días de distancia respecto al partido anterior(+) o respecto al siguiente(-).

5.2.3.1. DIRECTRICES DEL CLUB EN LA PLANIFICACIÓN SEMANAL

Figura 5.3. Plan de intervención de seis semanas, programados los JR en los tres tipos de formatos: 8:8, 4:4 y 2:2.

De manera detallada, en los siguientes epígrafes se detalla en qué consistió cada una de las sesiones de la semana (D-3, D-2 y D-1) en donde se aplicó los formatos que deberían ser estimulados al máximo [100%] o a la misma intensidad pero sin estimular su fatiga ni progresión, por tanto [50%]. Antes de explicar cada uno de los códigos que hemos establecido para los días de entrenamiento (D-3, D-2 y D-1), es conveniente aclarar que esta nomenclatura no se ajusta directamente con la distancia entre el entrenamiento y la competición. Dicha codificación hace mención básicamente a los entrenamientos previos a la competición, pudiendo estar estos más alejados de los días naturales que les corresponden. El día menos tres (D-3) o de tensión, será el más alejado de la competición. El día menos dos (D-2) o duración, será el día medio de la semana. Y el día menos uno (D-1) o velocidad, será en todos los casos el último previo a la competición, aunque pudiera no ser el entrenamiento de víspera al partido. El D-4 que realizó en algunas ocasiones el equipo juvenil

www.futboldelibro.com

Los equipos que participaron en la intervención, al pertenecer ambos al mismo club, estaban familiarizados con lo que supone una semana tipo o morfociclo patrón. Desde hace algunas temporadas, el conjunto de los siete equipos que pertenecen a la base del club, tienen una misma manera de organizar los contenidos a lo largo de la semana. Los equipos no reciben información sobre los contenidos específicos que deben desarrollar, ya que dejan en manos de los entrenadores la valoración que hagan sobre los puntos débiles que mejorar o los puntos fuertes que potenciar en su equipo. Sin embargo, desde la entidad se les ofrece asesoramiento y documentación escrita sobre las características estructurales (dimensiones, jugadores, duraciones, repeticiones, descansos ... ) que las formas jugadas deben respetar en función del día de la semana. Esta distribución semanal supone que a nivel condicional la fuerza (potencia) tendrá preferencia en D-3, la resistencia en D-2 y la velocidad en D-1. Motivado especialmente por el número de jugadores que participarán en las tareas que se diseñan para cada día de la semana. A nivel de objetivos de las tareas el D-3 atenderá especialmente a aspectos o conceptos sectoriales e individuales, el D-2 a conceptos intersectorial o sectoriales y, por último, el D-1 dará un mayor peso a aspectos sectoriales y en menor medida a los intersectoriales. Para conseguir desarrollar www.futboldelibro.com



y El arte de planificar en fútbol

Ejemplo práctico de intervención con Juegos reducidos

estos objetivos, sin dejar de atender el aspecto condicional, las variables estructurales que deben considerarse en el diseño de las tareas jugadas serían las siguientes:

es decir, adelantado el contenido del D-2, probablemente también por una mayor afinidad de algunos formatos en la dimensión Tensión (p.e. JR pequeños) a ese día de la semana.

l.

2.

para D-3 (tensión): espacio relativo por jugador 100 m2, jugadores por equipo 1-3 y/o 4-6, espacio orientado y/o no orientado. para D-2 (duración): espacio relativo por jugador >200 m2, jugadores por equipo 7-11, orientación del espacio.

3. para D-1 (velocidad): espacio relativo por jugador 100-200 m2, jugadores por equipo 1-3 y/o 4-6 y/o 7-11, orientación del espacio.

D-3 Semana

1 2 3 4 5 6

Además, la forma de prescribir los contenidos los diferentes días semanales sugieren diferente planteamientos, fraccionado en los días D-3 y D-1 y continuo en el D-2. Los descansos serán mayores también en los días D-3 y D-1, para que emerjan las variables físicas en calidad, mientras que serán menores en el D-2, implicando de esta manera el componente cardiovascular. En la misma línea, más repeticiones y más series serán la mejor forma de organizar las tareas en D-3 y D-1, mientras que en D-2 habrá menos repeticiones ya que se propondrán tareas más prolongadas en duración.

5.2.3.2. EL D-3 EN EL PLAN DE INTERVENCIÓN

mm

50% Área

JR4 JR4 JR2 JR2 JRS JRS

100 100 50 50 150 150

www.futboldelibro.com

Series

1 1 2 2 1 1

Repeticiones

6 6 3 4 3 3

dur pausa/s

2 2,5 2 2 6 6,5

o o o o o o

pausa/rep TTotal

1 1 1 1 1 1

17 20 17 23 20 21,5

Tabla 5.3. Formatos y características de los formatos que se ¡ugarán en cada una de las del bloque.

semanas

5.2.3.3. EL D-2 EN EL PLAN DE INTERVENCIÓN En la siguiente Tabla 5.4 se recoge el tipo de formato de JR, las dimensiones relativas por jugador (área), el número de series y repeticiones, la duración de la tarea y de la pausa entre series (pausa/s) Y repeticiones (pausa/r), así como de la duración total de la actividad programada para el D-2 de la semana. Todos estos formatos se realizarán al [100%], siempre y cuando así quede especificado en la Figura 5.3.

En la siguiente Tabla 5.3 se recoge el tipo de formato de JR, las dimensiones relativas por jugador (área), el número de series y repeticiones, la duración de la tarea y de la pausa entre series (pausa/s) y repeticiones (pausa/r), así como de la duración total de la actividad programada para el D-3 de la semana. Todos estos formatos se realizarán al [50%], siempre y cuando así quede especificado en la Figura 5.3. En algún caso, dependiendo de la disponibilidad ofrecida por la separación entre competición en el microciclo en cuestión, se podría completar la realización de aquellos formatos de JR que deban realizarse al [100%], ~

Ju len Castellano y David Casamichana

www.futboldelibro.com

t Ejemplo practico de intervención con Juegos reducidos

El arte de planificar en futbol

D-2 Semana

1 2 3 4 5 6

100% Área Series Repeticiones

JRS 200 JRS 200 JR4 150 JR4 150 JR2 100 JR2 100

1 1 1 1 2 2

4 4 6 6 6 6

dur pausa/s pausa/rep

9 10 4,5 5 2 2

o o o o

1,5 1

2 2 2 2 1 1

mm TTotal

42 46 37 40 36,5 36

Julen Castellano y David Casamichana

-+

----

......-<

c<:i

..µ

o

E-, E-,

00

LO

LO

o se o LO -s::t<

LO

LO LO -s::t<

LO

o o -s::t< -s::t<

,....., so

00

00

-s::t<

(N

,.....,

+

......-< Q.)

...:>. .

---o:

.!]2 (N

(N

(N

(N

(N

(N

(N

(N

,.....,

,.....,

c<:i ;j c<:i H ;j

"'d

e,

Esta prescripción y formatos de JR marcan el nivel de partida de los equipos. Esta distribución ha sido tomada a partir de la valoración de los JR realizada en la semana previa al inicio de la intervención (ver Figura 5.2).

Q.)

H

>

'e:

'-

o o o o o o o o

,.....,

,.....,

o

Q. 00

,.....,

-s::t<

,....., ,.....,

-s::t<

o ,....., -s::t<

Q)

LO

LO

00

t-

LO

LO

LO

eo

LO

LO

LO 00

(N

,.....,

so so e.o se

o

5.2.3.3.1. FORMATOS ALTERNATIVOS PARA EL D-2 EN EL PLAN DE INTERVENCIÓN

--o

......-< Q.)

.

1

La dinámica de la competición y de los entrenamientos no siempre permite disponer del número ideal de jugadores para desarrollar las tareas programadas y, menos, cuando se trata del fútbol en el ámbito formativo. Con el objetivo de disponer de un 'plan B', en la Tabla 5.5 que a continuación se presenta vienen recogidas las alternativas para que en el caso de que el formato de JR que se ha programado para ese día de la semana no pueda desarrollarse, pueda verse sustituido por otro que está en el mismo grupo de tareas grandes, medias o pequeñas. El objetivo es no variar en exceso la demanda condicional establecida para ese día de la semana y en ese tipo de formatos de juego. La Tabla 5.5, recoge las características de las tareas que deben completarse en la semana cero (nivel O) y en la semana+ 1 (nivel+ 1), es decir, en la semana de partida y la siguiente cuando corresponda a cada formato de JR y no cuadre el número de jugadores necesarios con los disponibles. Se trata solo de propuestas alternativas para cuando el formato planificado no pueda desarrollarse por falta de jugadores. •

www.futboldelibro.com

.......:>

ir:

-s::t< LO

e.o -s::t<

(N

-s::t<

00 00 -s::t<

-s::t<

00 t00

00

00 (N

LO

se

00

LO -s::t< (N

(N

(N

(N

(N

(N

(N

(N

(N

,....., ,.....,

"'d

e, Q.)

H

.......Q.)

H

o o o o o o o o

LO

LO

,....., ,.....,

s '~ c<:i

Q.)

H

o ~

~

o

"] "

oe:

..Q Q)

o

O)

o- -!Eu "'o ..a

:.:: .E >

oe:

(N

,.....,

-s::t<

o ,....., -s::t<

O)

-s::t<

00 t-

LO

LO

se LO

LO -s::t<~

00

(N

,.....,

l..

l..

o

O::

,.....,

,.....,

,.....,

,.....,

,.....,

,.....,

,.....,

El.. l..o O) .....o .:?.,

..2"' o e:

(N

(N

"" o"'

._g

o o o o o o (N (N (N o ,.....,

LO

t,.....,

LO

o o

LO

t- LO ,....., ,....., LO ,....., ,....., (N

o o o ,....., LO ,.....,

00 t- e.o LO -s::t< 00 o ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ o !-;) !-;) !-;) !-;) !-;) !-;) !-;) !-;) !-;) ,....., !-;) O)

(N

'~

l..

Q)

:::,

Q. Q)

"'o

e:

.9l.. u

"' Q)

l..

Q.

o

E .~ E

..Q

~

"' Q)

ol..

:::,

u

o"'

"'E

'0

's

N

o e:

2u o ol.. e: o o:::,

Q)

""> ~

E

(.)

"">

..Q

o o

" "..a u

Q)

l..

Q.

..a E

~

www.futboldelibro.com

Q.

...., "' ..2"' E

Q)

,.....,

"' Q) Q)

o

co se so se

e: ·¡:; '0

.:?_

2

lfJ

c<:i

~ o o

vi "':::, :"Qo

Q.)

o ..µ

.E

..Q e: Q)

Q)

o.. H ;j

..a

Q)

u: ;j c<:i

"">

..Q

"' ..Q

l..

o.. c<:i

"t

EQ)

'0

;j c<:i

z ---u:

e:

Q)

o.. Q.) H c<:i

"oo e:

c<:i

E-, E-,

::go l..

......-< ..µ

~

ai

e,

semanas del bloque.

O)

·¡;;

o

e, a: ir:

Tabla 5.4. Formatos y características de los formatos que se ¡ugarán en cada una de las

:::,

;j c<:i

z ---

>

~ 2

e:

o..

Q.)

H c<:i

ai

.!]2

"'

Q)

l..

o

"'

.Eo

z





El arte de planificar en fútbol

Ejemplo práctico de mtervención con Juegosreducidos

Julen Castellano y David Casamichana

5.2.3.4. EL D-1 EN EL PLAN DE INTERVENCIÓN

5.3. RESULTADOS

En la siguiente Tabla 5.6 se recoge el tipo de formato de JR, las dimensiones relativas por jugador (área), el número de series y repeticiones, la duración de la tarea y de la pausa entre series (pausa/s) y repeticiones (pausa/r), así como de la duración total de la actividad programada para el D-1 de la semana. Todos estos formatos se realizarán como máximo al [50%], siempre y cuando así quede especificado en la Figura 5.3.

En los siguientes apartados se muestra brevemente un resumen de los resultados más significativos. Primeramente comenzaremos por la descripción de lo realizado 'realmente' en las diferentes sesiones de entrenamiento. Para ello se han agrupado las tareas practicadas por los equipos en función del sistema taxonómico establecido para tal fin, tal y como se detallará más adelante. Posteriormente se aporta información sobre la carga condicional soportada por los jugadores y equipos, para lo cual, las sesiones fueron agrupadas en función de los diferentes días de la semana D-3, D-2 y D-1. El objetivo será mostrar el perfil de las variables que representan los aspectos condicionales del proceso de intervención y que engloban la resistencia, la aceleración y la velocidad.

mm

D-1 1

JR4 FRAC.

1

6

dur pausa/s Pausa/rep TTotal 14' 2' 20" o

2

JR4 FRAC.

1

8

20"

3

JR2 FRAC.

1

6

10"

4

JR2 FRAC.

1

8

10"

5

JR8

250

1

3

6

6

JR8

250

1

3

6,5

Semana

50%

Área

Series Repeticiones

o o o o o

2'

17'

1'30"

10'

1'30"

12'

2'

22

2'

23,5

Tabla 5.6. Formatos y características de los formatos que se iugarán en cada una de las semanas del bloque. Nota: en roio quedan recogidos la prescripción de los formatos medios y pequeños, que deberían evitarse en caso de ser la sesión D- 1 la previa a la competición, o en su defecto proponerse de manera fraccionada y con recuperación total.

5.3.1. INTERVENCIÓN REAL 5.3.1.1. DISTRIBUCIÓN DE LAS TAREAS El tercero de los mesociclos competitivos que fue utilizado para llevar a cabo la intervención abarcó un periodo de seis semanas. Además del tiempo de competición (seis partidos oficiales disputados en dicho periodo), los equipos (cadete y juvenil) distribuyeron el tiempo de entrenamiento tal y como se recoge en la Tabla 5. 7. Para ambos equipos, cadetes y juveniles, el tiempo de competición supuso una quinta parte de toda su práctica durante ese mesociclo.

Com11etición Tiempo de entrenamiento Práctica motriz Pausa Teoría



Cadete 480 18% 2.203 82%

Juvenil 540 19% 81% 2.264

1.969 113 121

2.057 166 41

91% 7% 2%

89% 5% 5%

Tabla 5.7. Tiempo en minutos distribuidos en la competición y en las diferentes actividades de entrenamiento, pausa y contenido teórico del mesociclo competitivo estudiado .

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com

Ei

arte de planificar en fútbol

•• ,,,,...,,,_.

~,,,,•.,.·=a-C•'~

,_,,..,,.,_.,.~~

·-~----..

...-

•.,.,......,_,..,,....

"""•~~--•~'"'

,,___._,.,.,_,,,~-.,.,~-·-~"-'"''''~''

.............__

A partir de un sistema taxonómico diseñado ad hoc (Etxeazarra, 2014) se codificaron los contenidos de entrenamiento. La práctica motriz se repartió en dos tipos de contenidos, auxiliar y especial, utilizados para diferenciar su proximidad con los elementos de la lógica interna del fútbol implicados en la tarea. Los contenidos catalogados como auxiliares focalizan su atención en el aspecto condicional del jugador, y se realizan sin balón. Son tareas analíticas, subordinadas al trabajo coordinativo y condicional de recuperación, compensación y/o prevención. En este tipo de contenido también quedan incluidos el calentamiento y la vuelta a la calma. Por otro lado, están los contenidos especiales, que son situaciones de entrenamiento directamente relacionadas con los elementos técnicotácticos del juego, necesitan de balón, pudiendo tener diferentes grados de adecuación a los elementos estructurales del fútbol. Este tipo de tareas engloban una alta variabilidad de situaciones motrices que se distribuyen de la siguiente manera: a) tareas de ataque, defensa o ataque-defensa, b) animaciones, e) juegos reducidos, y d) partidos. Las características de dichos tipos de tareas especiales son estas:

(al) Ataque, (a2) Defensa y (a3) Ataque-defensa: no se incluyen todos los elementos estructurales de la lógica interna del fútbol. Dicho tipo de actividades se realizan en psicomotricidad, co- motricidad o en cooperación; no existiendo en ningún caso oposición, es decir, adversario(s). El balón está presente y se emplean habitualmente para desarrollar automatismos sobre el modelo de juego, tales como jugadas combinativas, llegadas, etc. Actividades técnicas analíticas también se incluirían en este apartado.

(c) Juegos reducidos: son duelos individuales o colectivos, a los que se modifican los elementos estructurales de la lógica interna (aunque sin eliminar ninguno de ellos) tales como: 1) el número de jugadores por equipo, donde se diferencian los grupos reducidos (1/3:1/3, significa de uno a tres jugadores por equipo), medios (4/6:4/6, significa de 4 a 6 jugadores por equipo) y grandes (7/10:7/10, significa de 7 a 10 jugadores por equipo); 2) el espacio individual interacción o espacio relativo por jugador (<100, 100-200 y 2':200 m2) y; 3) la orientación del espacio, distinguiéndose el espacio Polarizado (con porterías separadas para ambos equipos), Orientado (con porterías pero sin estar repartidas para un equipo o el otro) y No Orientado (donde el objetivo es mantener la posesión del balón). Los rondos también están incluidos en esta tipología de tareas, pero se registran de manera específicamente como un subgrupo. (d) Partido: son situaciones muy próximas al partido de competición, es decir, con una estructura de X:X (siendo X2:7), con porterías y porteros, con una disimetría máxima de ±1 jugador, con un espacio relativo 2':200 m2 y sin reglas añadidas.

La distribución de los contenidos especiales en el mesociclo de entrenamiento está recogida en la Tabla 5.8. Como puede apreciarse en ella, más tres cuartas partes del tiempo de preparación se dedicaron a tareas especiales (76 % para los cadetes y 80 % para los juveniles). Estas a su vez fueron distribuidas de tal manera que entorno al 80 % (79 % y 81 % para cadetes y juveniles respectivamente) se dedicaron a juegos reducidos.

(b) Animaciones: son situaciones con oposición (duelos colectivos), con espacio polarizado y con límite en la secuencia de posesiones (máx. 2). Habitualmente se parte de una situación inicial definida.

www.futboldelibro.com

www futboldelibro.com

El arte de planificar

Ejemplo practico de intervención

en fútbol

PREPARACIÓN AUXILIAR PREPARACIÓN ESPECIAL Balón parado No oposición Ataque/Defensa Oposición Animación Juegos Reducidos - Juego - Rondo Partido

Cadete 462 24% 76% 1.502 0% o 11% 159 1.343 89% 276 21% 79% 1.067 940 88% 12% 127 0% o

Castellano

y David Casamichana

CADETE

Juvenil 421 20% 1.636 80% 51 3% 19% 318 1.267 77% 114 9% 1.032 81% 92% 946 8% 86 121 7%

Tabla 5.8. Tiempo absoluto (en min) y relativo (%) de los diferentes tipos de práctica motriz, auxiliar y específica.

Julen

con Juegos reducidos

47%

41% 71%

15%

Reducidos

Medios

Grandes

<

100 m2

No orient Orientado Polarizado

c)

b)

a)

Finalmente, en la Figura 5.4 se recoge la distribución de los contenidos dentro del grupo 'juego' perteneciente a los JR (en azul en la Tabla 5.8), donde se han diferenciado tres variables: número jugadores (se diferencian tres tipos: 1/3:1/3, 4/6:4/6 y 7/10:7/10), espacio individual interacción (EII) (<100 m2, <200 m2, ~200 m2) y orientación (Polarizado, Orientado y No Orientado).

100-200 m2 > 200 m2

14%

JUVENIL 46% 60%

50%

33%

Reducidos

Medios

Grandes

d)

< 100 m2

100-200 m2

e)

> 200 m2

No orient Orientado Polarizado

f)

Figura 5.4. Distribución (% del tiempo de entreno) de los contenidos pertenecientes a la tipología Juegos reducidos a partir de las tres variables: jugadores por equipo (reducidos 1/3:1/3, medios 4/6:4/6 y grandes 7/10:7/10), espacio individual interacción (<100, 100-200 y ?_200 en m2) y orientación (Polarizado, Orientado y No Orientado). a), b) y c) se corresponden con el equipo cadete y d), e) y f) se corresponde con el equipo juvenil .

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



11 El

arte

de planificar

,-,. ;,:,. b: ,:

Ejernpic

--

5.3.1.2. DISTRIBUCIÓN DE LAS CARGAS DE ENTRENAMIENTO Durante todas las sesiones de entrenamiento y todos los partidos los jugadores llevaron consigo dispositivos GPS (MinimaxX 84.0, Catapult Innovations, Victoria, Australia) que registran con una frecuencia de muestreo de 10 Hz, así como pulsómetros Polar Tem (Polar Electro, Kempele, Finland), que registran con una frecuencia de muestreo de 0,2 Hz. Las seis semanas de entrenamiento supusieron un total de 20 entrenamientos para los cadetes y 24 para los juveniles. Además cada uno de los equipos disputó 6 partidos de competición. Esto ha supuesto un volumen de práctica total en torno a los 2000 min (ver Tabla 5. 7). Los jugadores que fueron valorados tuvieron una participación media en el tiempo de entrenamiento del 89% y 82% para los cadetes y juveniles respectivamente. A modo de ejemplo, las cargas de entrenamiento han sido valoradas en función de variables que aportan información sobre las diferentes dimensiones del entrenamiento, haciendo alusión tanto a la carga global como a la intensidad de la misma. Por otra parte, ambos tipos de indicadores absolutos y relativos han sido relativizados en porcentaje a los valores medios realizados por estos mismos jugadores en partidos de competición. Para una mejor comprension la interpretación de estos valores sería el siguiente: valores del 100 % indicarían que esa variable ha sido realizada en la misma proporción respecto a lo que ese mismo jugador realiza de media en un partido de competición. Como se puede comprobar y a continuación explicaremos, las sesiones de entrenamiento responden a un perfil particular, que posteriormente habría que interpretar si ajustado o no a lo diseñado por el cuerpo técnico. Con esta información se puede empezar a afinar la aplicación de cargas e intensidades con el objetivo de incidir en la puesta a punto y fatigando lo justo para no restar frescura y, en consecuencia, optimizar el rendimiento de jugadores y equipo.

www.futboldelibro.com

,. -~~--~

• • -.

·

de intervención con · -

---

,_....,

-~

,,..,,...,

,,,_-,.,~~

reducidos .. «-~n..,,~N

Julen Castellanc

•....,.....,,.,,,., ,,,._.,. .....,, ,.._.....,...._.._..._.,_._,,_,~"

=--•:-e

y David Casamichana

~-~•<..
.,._,

· · -



Las variables e indicadores seleccionados en esta ocasión fueron . relativos a la carga e intensidad de las sesiones (para más información sobre ellos puede consultarse el segundo capítulo del libro): Distancia total recorrida en m Distancia total recorrida por minuto de práctica en m -min'

Player Load en UA Player Load por minuto de práctica en UA .min' Distancia total recorrida en diferentes rangos de aceleración >+ 1, >+2, >+3, <-1, <-2 y <-3, todos en m .seg?

Exertion Index Exertion Index por minuto de práctica en UA -min' Distancia total recorrida en diferentes rangos de velocidad 0-4, 4- 7, 710, 10- 13, 13- 16, 16- 19, 19- 21 y >21, todos en Km -h-1

Tal y como se recoge en la Figura 5.5, los valores de Distancia total recorrida (m) y la recorrida por minuto (m -min') marcan un particular perfil a lo largo de un microciclo competitivo. Si bien, la variable de carga dibuja un recorrido donde el pico más alto se encuentra en D-3, la variable de intensidad (DTmin) encuentra sus valores más altos en D-2. En la búsqueda de ese afinamiento semanal para preparar al equipo para la competición parece lógico pensar en la necesidad de acumular la carga en la primera parte de la semana, alejada del partido, mientras que la intensidad (m -min') alcanza su pico más elevado un día después (D-2), en la búsqueda de demandas menores en cantidad y mayores en calidad/ intensidad. El día previo (D-1), tal y como sucederá con el resto de las variables que también se describen a continuación mostrará los valores más bajos del microciclo. La utilización de esta sesión para incluir tareas que tiene que ver con la estrategia estaría detrás de este bajo volumen de metros recorridos, no llegando ni a la mitad de lo demandado en la competición.

www.futboldelibro.com





El arte de planificar en fútbol

10000

80%

Dintanciatotal

g

70%

ft

:!! """

60%

e ,ooo

40%

i~

50%

fl

¡¡

30% 20% 10% 0%

e-a Ola de la Hmana

0-3

0-1

D-4

D-3

D-2

D-1

Ejemplo práctico de mtervencior- con Juegos reducidos

Julen Castellano y David Casamichana

Sin embargo, la utilización de esta variable podría esconder una información interesante para valorar la intermitencia de la carrera realizada por los jugadores en las sesiones de entrenamiento. Tal y como se puede apreciar en la comparativa de la demanda realizada en el proceso de entrenamiento respecto a la variable PL rnin' respecto a la demandada en un partido de competición, valores porcentuales superiores a los mostrados por la DT rnin' podría interpretarse como que a los jugadores se les ha demandado actividades que han necesitado un mayor competente de la dimensión aceleración/desaceleración, es decir, se ha trabajo con JR con unas características ... [si estas en lo cierto!, de pocos jugadores y en un espacio relativo inferior a los marcados por la competición. 1200.0

1500

80%

1000,0

40%

70%

125,0

e

100.0

~ 75.0

"'·º

~

35%

1

eoo.o

60%

600.0

40%

30%

50%

25% 20%

30%

15% 10%

'.!00,0

0%

o-a

D-1

D-4

D-3

D-2

0% D-4

D-3

D-1

10%

~

5%

25,0

0-3

20%

400.0

D-3

D-2

D-1

0-1

Ola de la semana

Ola de la semana

Figura 5.5. Valores de Distancia total recorrida (m) y la recorrida por minuto (m·min-1) [ columna izquierda], así como el porcentaje que supone respecto a la competición [ columna derecha] , en función de los días de la semana.

45% 40% e

e

10.0

35%

-e

30%

_,o

Las demandas relacionadas con la aceleración, a partir del cálculo de un indicador global como es el Player Load (PL) quedan recogidos en la Figura 5.6, proponiéndose nuevamente un indicador de carga (PL, en UA) y otro de intensidad (PLmin, en UA -min'). Tal y como se expuso en el primero de los capítulos, las variable PL y DT (distancia total recorrida) tienen una alta correlación. Este puede ser el motivo por el que el perfil dibujado por dicho indicador en su versión carga e intensidad aportan una información similar a las variables DT (m) y la DT recorrida por minuto (m -min').



www.futboldelibro.com

l

25%

7,5

¡¡:

20% 15%

5,0

10% 5%

as

0% D-4

D-3

D-2

D-1

D-3

Día de la semana

Figura 5.6. Valores de Player Load o PL (UA) y PL por minuto (UA·min-1) [columna izquierda], así como el porcentaje que supone respecto a la competición [ columna derecha], en función de los días de la semana .

www.futboldelibro.com 1



El arte de planificar en fútbol

Afinando en la descripción y comparación de las sesiones en el contexto de la dimensión aceleración/ desaceleración, podemos comprobar el perfil de la semana así como su relación con la competición en la siguiente Figura 5.7. Como se ha descrito anteriormente solo se han considerado los rangos de aceleración por encima o por debajo de + 1 y -1 m ·seg·2 respectivamente. La justificación a la elección de estos rangos se debe en primer lugar a que variaciones de -1 a + 1 m ·seg·2 quedan incluidos en la variabilidad propia de la dimensión velocidad, si bien es verdad que este rango de aceleración por encima y por debajo de O abarca mucho tiempo y espacio en la demanda física de los jugadores. Al otro extremo, en los rangos altos de aceleración y desaceleración (especialmente >+4 y <-4 m .seg"), la fiabilidad de los GPS comienza a deteriorarse, por lo que resultará difícil diferenciar la 'señal' del 'ruido', por lo que no se ha considerado oportuno incluirlos.

Ejemplo práctico de intervención con Juegos reducidos

Ju len Castellano y David Casamichana

•Ace<-3 DAce<-2 OAce<-1

550,0

DT en desaceleración

500.0

E

:~

450,0

5

400,0

.

300,0

~

200,0

j

I Acc<-3



1 Accc-l

.;

~

350.0

77%

84% 79% 65% 69% 65%

59% 63% 60%

1250,0

43% 45% 42%

·¡¡ ~

ISO.O

a

100.0 50,0

D-4

0-3

0-2

D-4

Día de la semana

D-3

D-2

D-1

a)

DT en aceleración

•Acc>J 0Acc>2 0Acc>1

650 600

Tanto las figuras de la columna izquierda como de la derecha nos sitúan en un perfil de semana que puede ser interpretado de la siguiente manera. En primer lugar, el orden en la demanda de aceleración/ desaceleración exigida en las sesiones fue este: D-3 > D-2 > D-4 > D-1. En la misma línea, su relación con respecto a la competición guarda una tendencia similar, si bien es verdad, que no en todos los rangos de intensidad las demandas en aceleración se solicitan en la misma proporción a la competición ni en todos los días previos a la misma. Como era de esperar, las demandas de aceleraciones y desaceleraciones de alta intensidad son las menos solicitadas en los entrenamientos, teniendo un mayor protagonismo las aceleraciones y desaceleraciones de los primeros rangos, Acc>+1 m ·seg·2 y Acc<-1 m ·seg·2, respectivamente.

Acc<-2

:[ -~

500

~

450

~

400

~

350

-~

.

300

~

250

~

200

·¡¡ .;

e

•Acc>l

•Acc>2

Acc>3

550

74%

'º"

77% 69%

63%

63%

70% 64%

"" 48%

46%

44%

·¡¡

0 tsc 100

so D-4

D-3

D-2

Oía de la semana

D-4

D-3

0-2

0-1

b) Figura 5.7. Valores de la distancia recorrida en desaceleración (a) y aceleración (b) en metros [ columna izquierda], así como el porcentaje que supone respecto a la competición [ columna derecha], en función de los días de la semana.

Se ha propuesto describir la dimensión velocidad (Figura 5.8) utilizando además del indicador de intensidad (m -min'), ya comentado previamente y la distancia recorrida en diferentes rangos de intensidad que comentaremos posteriormente, utilizar un indicador global que podría resumir esta dimensión. Nos referimos al indicador de carga Exertion Index (El, en unidades arbitrarias o UA) y la versión en intensidad cuando lo relativizamos a minuto de práctica (Elmin, en UA 'min') . www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



1

El arte de planificar en fútbol

Ejemplo ¡Jractico de mtervendon con .uegos reducidos

Cuando se compara con la competición, en ninguno de los días, en ninguna de las dos versiones (carga e intensidad) las demandas solicitadas a los jugadores superó las tres cuartas de las solicitadas por un partido de competición. Similar a como ha ocurrido con las variables anteriormente descritas el día previo a la competición D-1 los valores en ambos indicadores (El y EI/min) no fueron superior al 45 % de lo que probablemente se esperen cuando disputen su encuentro de liga.

Finalmente, en la Figura 5.9, se recogen las distancias recorridas por los jugadores en los diferentes rangos de velocidad. Cabe destacar en esta ocasión fue el D-3 el día de la semana donde las demandas de distancia recorrida fueron más elevadas y además en todos los rangos de velocidad establecidos. A excepción de la distancia recorrida >19 Km -h-1 que estuvo en torno al 50 % de lo demandado en la competición, el resto de rangos situaron sus valores entre el 60 y 70 %. La comparativa respecto a la demanda solicitada a los jugadores en la competición tiene un perfil similar en los días D-4 y D-2, sin embargo en D-1 cabe destacar que el porcentaje de la variable DT>19 no se reduce en la misma proporción que el resto de los rangos comparándolo con las sesiones anteriores del microciclo, lo cual podría estar indicando mantenimiento en la calidad (entendida como tareas que implican velocidades de carrera elevadas). Destaca también el hecho que el porcentaje de la distancias recorrida a menos de 4 Km -h-1 adquiera un peso mayor respecto al resto de rangos, ratificando nuevamente la idea comentada sobre la inclusión de tareas que tienen que ver con el entrenamiento de jugadas a balón parado que requieren un menor componente de desplazamiento.

1

80%

Exertion lndex

100,0

11

70%

ªº·º

60% 50%

son

40% .tO,O

30% 20%

20,0

10% 0% Dia de la semana

D-4

D-3

D-2

D-1

Julen Castellano y David Casamichana

40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0% Oia de la semana 1

11 1

D-4

D-3

D-2

D-1

Figura 5.8. Valores de Exertion lndex o El (UA) y El por minuto (UA·min-1) [ columna izquierda], así como el oorcentoie que supone respecto a la competición [ columna derecha], en función de los días de la semana.

1 1

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com





El arte de planificar



en fútbol

Ejemplo práctico de intervención con Juegos reducidos

Ju len Castellano y David Casamichana

5.3.2. VALORACIÓN POSTERIOR 6000

Una vez finalizada la intervención de seis semanas se volvió a valorar a los jugadores tanto en las pruebas analíticas (o test condicionales) como en los diferentes formatos de JR (2:2, 4:4 y 8:8).

<101\mA,

0<71(111!1 0<41(111111 5000

. . ..

]: :g

4000

o <>

G>

...e.

·¡:; 3000

º

5.3.2.1. TEST CONDICIONALES POST­INTERVENCIÓN

U)

2000

1000

o

D-4

D-2

D-3

D-1

Día de la semana

90% 80% 70% 60% 50%

•DT<4 •oT<7 DT
40%

• DT<13

30%

• DT<16

20%

DT<19

10%

DT>19

Una vez terminada la intervención, y con el objetivo de comprobar si el nivel condicional de los jugadores tuvo efectos negativos, se volvió a evaluar a los jugadores siguiendo el mismo procedimiento llevado a cabo en las pruebas realizadas antes de iniciar la intervención (Figura 5.10). Los resultados mostraron diferencias significativas (p<0,05) en el segundo test respecto del primero para todas las pruebas realizadas: CMJ (cm) 34,6 ±3,6 vs 37,8 ±2,98; ABALACOV (cm): 40,6 ±4,1 vs 44,6 ±3,32; Velocidad en 40m (seg): 5,54 ±0,19 vs 5,45 ±0,17; COD (seg): 8,05 ±0,20 vs 7,97 ±0,22; Resistencia (min): 20,1 ±2,3 vs 20,7±2,3, para el pre y post test respectivamente. La fiabilidad absoluta del post-test ha sido expresada en términos relativos utilizando el coeficiente de variación (CV), siendo para cada una de las pruebas de 2,5 %, 2,4 %, 0,4 % y 0,9 % para CMJ, Abalakov, Velocidad y COD, respectivamente. En la Figura 5.10 se recoge de manera visual la evolución de dichas cualidades de manera individual, es decir, lo que ha supuesto de cambio para cada jugador.

0%

0-4

D-3

0-2

0-1

Figura 5.9. Valores de distancia recorrida en diferentes rangos de velocidad (m) [parte de arriba], así como el porcentaje que supone respecto a la competición [parte de abajo], en función de los días de la semana.

e

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



1

El arte de plar-l'icar en fútbol 45,0

Ejempio practico de intervención con Juegosreducidos

+-----------...---

43,o 41,0

39,0 37,o 35,0

53,0

-,------------::::;;aa1r--

51,0

,-----¡iF:~;;¡¡¡¡¡:::::::::===~1-

49,0 47,0

~--

T

'---~~~~¡¡ii~~~--

43,o 45,0 41,0

t==~~;;~==:::~2:::~=

Í=======~==~ii !!~~~:==

33,0

39,0 +------4".:;,

31,0

37,0

29,0

35,0

27,0

+----,?~~5~~::::::=---

33,0

b)

a) 6,0 5,9

5,8 5,7 5,6

5,5 5,4 5,3

- -----~

re

--............ -;,¡,-.

---

:

~

...

l!L_~

w,....._

-----

.__

5,2 5,1

T

~ 'V

T

5,0

d)

c) Figura

CODpost

CODpre

VELpost

VELpre

jugadores

ABApost

ABApre

CMJpost

CMJpre

24,5

+------------=----

los

23,5

+----=,-----c:;¡¡,,"""'-----_,---

(en color) y la media de todos ellos

22,5

5.1 O.

Valores

obtenidos

por

(en negro) en cada una de las cualidades estudiadas: a) CMJ (CMJpre y CMJpost), b) Abalacov (ABApre y ABApost), c) Velocidad en 40 metros (VELpre y VELpost), d) COD (CODpre y CODpost) y e) Resistencia (RESpre y RESpost), en el pre (columna izquierda) y post (columna derecha) test.

21,5 20,5 19,5

~==: t : ; ~~~~;ii~~==

Julen Castellano y David Casamichana

5.3.2.2. FORMATOS DE JUEGO POST-INTERVENCIÓN Tal y como se realizó antes de comenzar la intervención los mismos tres tipos de JR fueron analizados al finalizar la intervención. Las variables que fueron analizadas fueron la distancia total recorrida (DT), la DT recorrida >14 Km -h-1 (D14), la DT recorrida >21 Km -h-1 (DT21) y >24 Km -h-1 (DT24), RHIE14, la velocidad máxima (Vmax), el nº de aceleraciones de >1 m ·seg-2 (ACEl) y >3 m ·seg-2 (ACE3), el nº de desaceleraciones de <-1 m ·seg-2 (DECl) y <-3 m ·seg-2 (DEC3), metabolic power >20 W .kg' (MP20) y el PL, todos relativizados a minuto de práctica. En todas las variables no se encontraron diferencias significativas. De hecho las demandas físicas en ambos test, pre y post, fueron bastante similares (Figura 5.11). Sin embargo en algunas variables, precisamente las que son especialmente solicitadas por las características de los formatos de juego, se encontraron diferencias. Así, por ejemplo, en el JR2 existieron diferencias significativas entre el pre y post test para la variable ACE3. En JR4, por ejemplo, la DT por min fue la resultó con valores superiores en el posTest respecto al preTest. Finalmente, la distancia recorrida en velocidades altas (sumatorio de DT21 y DT24) fue lo que diferenció el posTest del PreTest en el formato mayor (JR8). Estas diferencias son mostradas en la Figura 5.11.

L---=~ª;§~~~:;~-+-------=~--~~=-----

18 5

-l------,~~2::=---------

17,5

-r------

16,5

+--------.-------RESpost

RESpre

e)

1

1



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



1

Ejemplo práctico de intervención con Juegos reducidos

El arte de planificar en fútbol

"'en

(1)

Julen Castellano y David Casamichana

5.4. DISCUSIÓN .60

"'

E·'º

La puesta en acción de la presente intervención ha permitido mostrar desde un punto de vista práctico cómo puede llevarse a cabo la aplicación de los diferentes aspectos tratados en los capítulos que le han precedido.

M

JR2

A

,,o

"'(1)

e o ·¡:; e...

Aceleraciones (nº)

.30

Q)

,20

0

,10

ai u o

z

,00

eE

Pre Test

Pos Test

135

E

-

0 :::,

125

JR4

e

E ,,s

...o

a. a

DT tos

(m-min')

~

·¡:;e e

e"'

La utilización de diferentes variables para cuantificar la carga de entrenamiento permite disponer de un amplio repertorio de posibles indicadores o 'alertas' que pueden ser interesantes para conocer más sobre la carga externa que debería soportar, soporta o ha soportado el jugador en un perfil semanal prescrito y de qué manera repercuten en su carga interna, todo con el objetivo de optimizar el rendimiento; que el jugador llegue fresco a la competición y aumentar sin sobrepasar el umbral del riesgo de lesión. Aunque no ha sido presentado en el estudio realizado, somos conscientes que resulta necesario combinar ambas dimensiones, la externa e interna, ya que diferentes estados de fatiga/ frescura del jugador provocarán que una misma carga externa repercuta de manera desigual en la interna y, por tanto, permitirá conocer más sobre la adaptación al entrenamiento que está sucediendo en el jugador.

95

e

·-

85

PosTest

Pre Test

-~·= .e

E-

JR8 DT21 (m-min')

1

¡

I

Ñ A

E

3

_§.

--

e o, o :::,

¡....

Así por ejemplo, respecto a la evaluación, en este capítulo se ha puesto en práctica una forma de poder emplear diferentes variables para cuantificar la carga de entrenamiento en las tres dimensiones. Para tal fin, se ha realizado una propuesta real de cómo implementar un tipo de periodización a partir de JR, utilizando para ellos una progresión creciente en exigencia. Con todo, se ha podido constatar que los equipos pueden mantener -si no mejorar- la condición física de los futbolistas en el transcurso de las semanas; si bien somos conscientes que lo que en estas edades deben mejorar es especialmente la condición futbolista, es decir, la competencia sociomotriz. Esta habilidad no es otra cosa que la de ser capaces de intervenir en el contexto de incertidumbre social que supone jugar a fútbol.

e

·~ E e O , .2 a.

s"'

Pre Test Pos Test Figura 5.11. Va/ores medios, desviación estándar e intervalo de confianza al 95% de las variables nº de aceleraciones de >3 m*seg-2 (ACE3) en el iuego reducido 2 contra 2 (JR2), distancia total recorrida por minuto (DT) en el iuego reducido 4 contra 4 (JR4) y DT recorrida >21 Km*h-1 (DT21) en e/ ;uego reducido 8 contra 8 (JR8), dados en el pre Test y pos Test.

www.futboldelibro.com

Respecto a la periodización del entrenamiento a partir de los JR cabe decir que las opciones son múltiples, siempre y cuando esté contextualizado a los jugadores, equipo, club y liga donde se intervenga.

www.futboldelibro.com



1.

Es cierto que para respetar la alternancia horizontal, la situación o ubicación de los JR, en función de ciertos rasgos estructurales de las tareas, es clave para provocar así el surgimiento de las demandas condicionales que mejor se adecúan a su ubicación en la semana, es decir, considerándose tanto el partido previo como el siguiente.

los resultados de los valores dados en los JR evaluados la posible interpretación apunta en la misma línea. Más capacidad de realizar aceleraciones en los formatos pequeños, un mayor ritmo de desplazamiento en los formatos medios y la presencia de mayor cantidad de altas velocidades en los formatos grandes, serían los testigos.

Sin embargo, no basta con alternar el contenido (pequeño, mediano, grande, orientado, no orientado, pocos y muchos jugadores, con comodines, en superioridad o inferioridad ... ), no es suficiente con intervenir en variabilidad, hace falta también insistir, llevar más allá ciertas demandas condicionales que los jugadores necesitarán para la competición, no siempre, pero sí en momentos concretos, acercándolos a los peores escenarios que podrían sucederse en el partido. Llevar a los jugadores a un nivel superior de fatiga en un tipo de JR determinado, valorando, por supuesto, la carga global de la sesión, para alinearla con el momento, el cúmulo de carga en las semanas anteriores respecto a la actual, es algo plausible y no tiene porqué condicionar la frescura de los jugadores para la competición. Somos conscientes que todo esto debe estar supervisado con indicadores variados, externos e internos, objetivos y subjetivos, sobre la carga, el estado de fatiga y de recuperación de los jugadores. La realidad del día a día marcará las necesidades y limitaciones de intervención.

Queda un largo camino por recorrer para saber si se ha conseguido también que los jugadores sean un poco mejores futbolísticamente, es decir, tengan una competencia sociomotriz un poquito más experta. En este sentido y pese a desconocer el cumplimiento de esta hipótesis desde el punto de vista académico, echamos mano de la lógica. Creemos que estaríamos en condiciones de afirmar que al invertir un alto % del tiempo de entrenamiento en tareas cercanas al propio juego, es decir, en el mismo dominio de acción motriz (Parlebas, 2001), por tanto, con un alto grado de especificidad, habrán existido mayores probabilidades de transferencia en el aprendizaje.

Finalmente, respecto a la condición física de los jugadores cabe decir que en esta pequeña intervención realizada no sólo han mantenido sus valores iniciales sino que en algunos casos éstos se han visto mejorados. Por lo tanto, en el transcurso del periodo de seis semanas que duró la intervención el jugador es un poquito mejor, condicionalmente hablando claro, que es lo que se ha valorado.

Aunque esta intervención propuesta no deja de ser un hecho puntual, ha sido relevante, permite ser optimista en esta línea de investigación que deberá ser replicada muchas más veces; en más equipos y/o categorías, en diferentes momentos de la temporada, o en intervenciones sucesivas, con el objetivo de seguir avanzando en ella. No sólo esto, también podría ser interesante afinar o proponer un mayor nivel de concreción de los contenidos a prescribir en la intervención, de tal manera que pudiese establecerse una relación más estrecha y 'controlada' entre lo que se demanda a los jugadores y los efectos generados en ellos.

Siendo un poquito más exhaustivos, o afinando la interpretación de los resultados podríamos pensar que los cuatro objetivos condicionales (planteadas en la Figura 3.3) podrían haberse satisfecho a raíz de los resultados obtenidos. El hecho de que en términos generales (la media de todos los participantes) hayan mejorado en las pruebas condicionales que demandan explosividad, aceleración y cambios de dirección, podría ser su justificación. Por otro lado, como la variable resistencia se ha visto ligeramente mejorada podría hacernos pensar en la probabilidad que al tener mejorado este sistema energético, la recuperación entre esfuerzos puede verse mejorada también y, además, a lo largo del tiempo. f

d 1

.f

d li

Reflexiones finales

Julen Castellano

y David Casamichana

6. REFLEXIONES FINALES ' ~~=

t

' --

' -

.

~

.

"

t. ,,;_~

._,, '

-.:r- ,~: .

.

'(1'

'

Acabamos el libro tal y como lo empezamos, la misma pregunta recurrente, ¿qué es entrenar, arte o ciencia? Queremos pensar que si el lector ha llegado hasta aquí, muy probablemente, habremos sido capaces de activar los mecanismos que le hagan reflexionar sobre su opinión respecto el arte de entrenar en fútbol con base científica. Es indudable que entrenar requiere de un gran componente artístico, pero no cabe duda tampoco que el fútbol, a pesar de su complejidad, está lleno de regularidades, en muchas casos previsibles en los diferentes niveles de análisis, desde el más micro, pasando por el meso, hasta el más macro. Evidencias que se van acumulando respecto al jugador, al equipo o a la interacción de juego (fútbol). A pesar de que se van aclarando algunos resquicios todavía no resueltos, de cada avance surgen nuevos caminos por explorar. Hay que hacer un esfuerzo por a) reducir la interpretabilidad del rendimiento, incorporando todas las versiones en la forma de practicar el fútbol y, b) analizar desde la complejidad el binomio rendimiento y resultado, en lugar de simplificarlo a una relación de causa-efecto. El grado de azar implícito en el resultado sumado a la oposición del rival (con las mismas intenciones de ganar), no debe desvalorar la rigurosidad y sistematización del proceso de entrenamiento. Planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, planificar, intervenir, evaluar, ... Sabiendo que el proceso de entrenamiento es precisamente eso, un proceso, dinámico, en constante adaptación, hay que estar preparado para hacer frente a las particularidades del momento. Tenemos que reajustar la prescripción de entrenamiento a las valoraciones que sobre los indicadores de carga (si pensamos en la dimensión energética) o de rendimiento (si apuntamos al juego) [que no es lo mismo que resultado], hagamos cada día, microciclo o periodo establecido. Echando una vista a lo acumulado (inmediato) del pasado, actuando en el presente y pensando en el futuro (a corto plazo en el fútbol, quizás a medio plazo también). Ahora que vamos siendo capaces de medir los JR, estamos en condiciones de poder intervenir con este tipo de tareas y conocer los efectos en los jugadores. En los próximo www.futboldelibro.com

o

11

El arte de planificar en futbol

Reflexíones finales

años surgirán nuevos estudios que permitirán afinar en el diseño de los mismos y en la prescripción de la sesiones de entrenamiento en fútbol a partir de los JR. Incluso iremos sabiendo más sobre los efectos en el modelo de juego.

entendemos, debería ser otra. El cambio es drástico, no se establece un objetivo condicional y después se diseña un JR para conseguirlo; debe pretenderse justo lo contrario. El cuerpo técnico establece el objetivo que quiere trabajar y la tarea jugada que se aplicará, para que el equipo pueda desarrollar la parte del modelo de juego que quiere implantar en su seno. Es decir, primero se diseña la tarea que 'provocará' una transferencia al juego deseado y sólo después se afina lo condicional.

Respecto a la planificación. Sabiendo que preparamos para jugar al FUTBOL, primero deben considerarse los protagonistas del juego, los jugadores, sólo a partir de su nivel podemos plantearnos construir el modelo de intervención, que se verá matizado en función de otros factores que afectan a este punto de partida (recursos humanos y materiales, disponibilidad de tiempo, calendario y un largo etcétera). Diseñar los procedimientos que necesitamos implementar para optimizar el rendimiento en el juego, considerando la interacción de factores, sería el siguiente paso en la búsqueda del éxito. El debate que se plantea actualmente es el de decidir cuál es el objetivo que debemos plantearnos para planificar el entrenamiento, ¿cuánto entrenamos?, ¿con qué nos comparamos, con la competición?, pero ... ¿cuál es la referencia en la competición, los valores medios de carga, los máximos o el peor de los escenarios, un percentil entre la media y el máximo?, ¿consideramos los valores relativos al individual del jugador?, pero ... ¿cuál es la referencia si desconocemos el estado de forma del jugador?; ¿con relación a las exigencias del modelo de juego del equipo?, pero ... ¿cuál es el modelo que hace que las demandas sean particulares?; ¿cada cuanto vamos actualizando la referencia, dos, tres, cuatro semanas?; ¿cómo incorporo la variable tipo de juego que se realiza en la Liga donde voy a competir?; ¿y el momento de la temporada en el que se esté? y ... Interrogantes a los que hay ir buscando respuesta. Respecto a la intervención. Cabe concluir que debemos partir de las necesidades del modelo de juego, implementando en la medida de lo posible, los formatos de JR que mejor se acoplen respecto a la propuesta de ordenamiento dentro de la sesión, el microciclo y su evolución en el tiempo. El cambio está en el enfoque. Aunque se ha avanzado un tramo, desde plantear objetivos condicionales a partir de métodos tradicionales, a seguir marcándose los mismos objetivos en el proceso de entrenamiento pero empleando para ello la amplia variedad de formatos jugados (JR), la realidad, www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

La idea por tanto, es adoptar los moduladores para que pueda acompañar al juego deseado los requerimientos condicionales esperados, también necesarios en la puesta a punto de los jugadores. La habilidad radica en ajustar los moduladores para hacer emerger las demandas particulares considerando los aspectos de la periodización descritos como el lugar u orden que ocupará en la sesión, el día de la semana o en la sucesión de microciclos. El modelo de 'jugar para correr' tiene que dejar paso a 'jugar al modelo' pero respetando el contexto condicional del fútbol. La ventaja de ser conocedor de los moduladores que pueden transformar los JR, es que una misma tarea, que busca desarrollar o afianzar un determinado principio o subprincipio del modelo de juego, puede ser ubicada en cualquier parte de la sesión o día de la semana, siempre y cuando las adaptaciones propuestas hagan emerger las demandas condicionales requeridas o con prioridad para ese momento de la sesión o día de la semana para el que se programe. En la Figura 5.12 viene representado cómo entendemos la transformación en el enfoque de concebir el modelo de entrenamiento. La literatura académica parece coincidir en que es necesario hacer trabajar a los jugadores en un 10 % del tiempo por encima del 90 % de la frecuencia cardiaca máxima (10%T>90%HR), [cada semanal, para mantener estimulado esta dimensión condicional. [A] Desde el modelo tradicional esto se convierte automáticamente en objetivo de entrenamiento y, por tanto, implementa aquella tarea que le garantice los resultados, probablemente mediante actividades de carrera. [B] Actualmente, esto ha evolucionado, pero solo parcialmente. Quiere esto decir, que el objetivo se mantiene como prioritario en la dimensión condicional, conseguir el 10%T>90%HR semanal, pero en este segundo www.futboldelibro.com



El arte de planificar

1 1

.

1

1.

!

1

1

!

en fútbol

Reflexiones finales

Julen Castellano y David Casamichana

modelo empleando para tal fin los JR, aunque con un matiz, no importa cuales mientras consiga estimular condicionalmente a los jugadores. Probablemente utilizando JR cortos con los que asegurar la activación de los procesos energéticos pertinentes. [C] Finalmente, el tercero de los modelos, que ha sido la propuesta que se ha dejado entrever en el presente libro, sugiere trabajar el modelo de juego intentando prever que los aspectos condicionales de los jugadores (fuerza, velocidad y resistencia) sean estimulados siguiendo los principios del entrenamiento, en la medida de lo posible (Figura 5.12). En la parte superior de la figura se recoge el objetivo que se establece como prioritario, las fotografías de la figura representan los procedimientos para conseguir los objetivos: carreras, JR y tareas diseñadas ad hoc para desarrollar el modelo.

Respecto a la evaluación. Se subraya en primer lugar que se trata de un requisito imprescindible. Necesitamos evaluar constantemente y, para ello, medir en la misma proporción. El compendio de indicadores que se implementen deberán ser registrados de manera sistematizada y fiables, a lo que añadiremos, por las particularidades del contexto que gestionamos (humanos, materiales, modelo de juego, tipología de entrenamientos ... ), su validez, contestando a la pregunta de si miden lo que queremos que midan y si aportan información sobre las demandas que se pretenden medir, específicas para nuestro equipo.

Figura 5.12. Representación de las perspectivas de entrenamiento, las dos primeras apuntan a lo condicional. La tercera, sin embargo, orientada a la mejora del modelo de juego al que se debe incorporar el componente condicional.

Llegado hasta aquí solo queda agradecerte el que nos hayas permitido acompañarte en este camino, con nuestros comentarios, sugerencias y reflexiones. Esperamos que este libro te haya ayudado a ver lo que el proceso de entrenamiento esconde detrás de sí, ese prolongado trabajo previo y posterior a lo visible del entrenamiento, las tareas practicadas por los jugadores. Esperamos que esto no sea más que un punto y seguido en tu formación como entrenador o preparador. Deseamos también que te hayamos hecho dudar lo justo como para que sigas nuevos caminos avanzando en la formación en torno a los procesos de:

La realidad del entrenamiento, la parte que más tiene que ver con el arte y menos con la Ciencia, es que cada entrenador debe diseñar las tareas que 'realmente' necesite su equipo hoy, y no las que propone un investigador en un entorno descontextualizado, pero que sin embargo nos dan pistas sobre lo que se puede utilizar como moduladores para esperar ciertos efectos. Sólo el entrenador y/o el cuerpo técnico saben a lo que quieren jugar, analizadas las fortalezas y debilidades de su equipo, además de las necesidades (próximo partido) y, por tanto, son los que deberán proponer las actividades que consideren relevantes para mejorar el rendimiento del equipo, atendiendo en la medida de lo posible a lo que se sabe de lo esperado cuando se implementan condicionantes en las tareas o JR. ~

www.futboldelibro.com

Siguiendo el axioma de que 'no se puede mejorar lo que no puede medirse', la realidad del fútbol actual obliga al cuerpo técnico a un importante desgaste para conocer lo que se está haciendo y lo que se está consiguiendo. Midiendo aspectos contextualizados al equipo, haciendo un traje a medida, que le sirvan para optimizar su rendimiento. No se trata de describir lo que se hace, debemos encontrar los motivos por los que estamos mejorando o empeorando, y para eso se necesita valorar lo que se mide. La sostenibilidad debe guiar este proceso, mínima información que aporte el máximo de aplicabilidad. Eficiencia y practicidad, que lo que se mida pueda servir para tomar decisiones en la próxima tarea, sesión, partido ...

www.futboldelibro.com



EPÍLOGO

Sobre la evaluación Medir lo que ocurre en el proceso de entrenamiento y la competición permitirá acercarnos a conocer los porqués del rendimiento del equipo y tomar decisiones que puedan ser implementadas con el objetivo de optimizar el funcionamiento del equipo.

Sobre la intervención La ventaja de conocer los moduladores que pueden transformar los JR, es que una misma tarea, que busca desarrollar o afianzar un determinado principio o subprincipio del modelo de juego, puede ser ubicada en cualquier parte de la sesión o día de la semana, y se puede progresar sobre ella, siempre y cuando las adaptaciones propuestas hagan emerger las demandas condicionales requeridas o con prioridad para ese momento de la sesión, día de la semana o progresión para el que se programe.

Sobre la planificación Cuando se planifique se debe partir de las necesidades del modelo de juego, implementando en la medida de lo posible los formatos de tareas jugadas (cortas, medias y largas) que mejor se acoplen respecto al ordenamiento dentro de la sesión, microciclo y su evolución en el tiempo. El cambio está en el enfoque no en el procedimiento: priorizar el objetivo de lo que se quiera hacer jugar al equipo, lo condicional solo acompaña.

www

f

tboldelibro.com

"'4 Referencias Bibliográficas

Julen Castellano y David Casamichana

REFERENCIAS •

Abt, G. & Lovell, R. (2009). The use of individualized speed and intensity thresholds for determining the distance run at highintensity in professional soccer. Journal of Sports Sciences, 27 (9); 893-898.



Ade, J. D., Harley, J. A., & Bradley, P. S. (2014). Physiological response, time-motion characteristics, and reproducibility of various speed-endurance drills in elite youth soccer players: small-sided games versus generic running. International Journal of Sports Physiology and Performance, 9(3), 4 71-9.



Aguiar, M., Botelho, G., Lago, C., Macas, V., y Sampaio, J. (2012). A Review on the Effects of Soccer Small-Sided Games. Journal of HumanKinetics, 33, 103-113.



Aguiar, M., Botelho, G., Goncalves, B., y Sampaio, J. (2013). Physiological responses and activity profiles of football smallsided games. Journal of Strength and Conditioning Research, 27, 1287-1294. Akenhead, R. (2014). An examination of the trturung loads within elite professional football. Doctoral Thesis. Newcastle: Northumbria University.

1

1 1 1



Akenhead, R., French, D., Thompson, K. G., & Rayes, P. R. (2014). The acceleration dependent validity and reliability of 1 O Hz GPS. Journal of Science and Medicine in Sport, 17(5), 562-566.



Akubat, I., Barrett, S., & Abt, G. (2014). Integrating the Internal and External Training Loads in Soccer. International Journal of Sports Physiology and Performance, 9, 457-462.



Al Haddad, H., Simpson, B. M., Buchheit, M., Di Salvo, V., & Mendez-Villanueva, A. (2015). Peak Match Speed and Maximal Sprinting Speed in Young Soccer Players: Effect of Age and Playing Position. International journal of sports physiology and performance, 10(7), 888 - 896.

www.futboldelibro.com



El arte de planificar en fútbol • ...._._..........v-,~~<~·cv
...,....,.., . ._....,_,.,,,,~~,_-,.,-,._..-~

...-....-,,- ...

«<<~~

,....,~ • .......,_.,..,.~~-

,-..-u~~ ·c.-"~,'N,._..., ....._....,_,.._.,.,.,.,N•--<~•

,.._,,

Julen Castellano

C"'"__......_.......,,._.,.~·-~•- ~-•-<......-., .........--.....,-...,,,

David Casamicnans

·

Alexiou, H. & Coutts, A. J. (2008). A comparison of methods used for quantifying internal training load in women soccer players. International J ournal of Sports Physiology and Performance, 3(3), 320-330.

·

Aubry, A., Hausswirth, C., Louis, J., Coutts, A. J., Buchheit, M., Le Meur, Y. (2015). The Development of Functional Overreaching Is Associated with a Faster Heart Rate Recovery in Endurance Athletes. PLoS ONE 10(10): e0139754



Algroy, E. A., Hetlelid, K. J., Seiler, S. & Stray Pedersen, J. I. (2011). Quantifying training intensity distribution in a group of Norwegian professional soccer players. International Journal of Sports Physiology and Performance, 6 (1), 70-81.

·

Aughey, R. (2010). Australian football player work rate: evidence of fatigue and pacing? International Journal of Sports Physiology and Performance, 5(3), 394-405.



Ali, A, & Farrally, M. (1991). Recording soccer players' heart rates during matches. Journal of Sports Sciences, 9(2), 183-189.



Aughey, R., & Fallon, C. (2010). Real-time versus post-game GPS data in team sports. Journal of Science and Medicine in Sport, 13(3), 348-349.



Almeida, C. H., Ferreira A. P., & Volossovitch, A. (2012). Manipulating Task Constraints in Small-Sided Soccer Games: Performance Analysis and Practical Implications. The Open Sports Sciences Journal, 5, 174-180



Aughey, R. J., Elias, G.P., Esmaeili, A., Lazarus, B., & Stewart, A. M. (2016). Does the recent internal load and strain on players affect match outcome in elite Australian football?. Journal of Science and Medicine in Sport, 9(2), 182-186.



Álvarez del Villar, C. (1985). Preparación física del fútbol basada en el atletismo. Madrid: Gymnos.

·

Balsom, P., Lindholm, T., Nilsson, J., & Ekblom, B. (1999). Precision Football. Kempele, Finland: Polar Electro Oy.



Anderson, H., Randers, M. B., Heiner-Moller, A., Krustrup, P., & Mohr, M. (2010). Elite female soccer players perform more high-intensity running when playing in international games compared with domestic league games. Journal of Strength and Conditioning Research, 24(4), 912-919.



Bangsbo, J. (1997). Entrenamiento fútbol. Barcelona: Paidotribo.



Bangsbo, J. (2003). Physiology of training. En T. Reilly, A. M. Williams (Eds.), Science and Soccer (pp. 47-58). London, UK: Routledge.



Bangsbo, J., Iaia F. M., & Krustrup, P. (2008). The Yo-Yo Intermittent Recovery Test: a useful tool for evaluation of physical performance in intermittent sports. Sports Medicine, 38, 37-51.



Bangsbo, J., Nerregaard, L., & Thorso, F. (1991). Activity profile of competition soccer. Canadian Journal Sports Science, 16(2), 110-116.



Banister, E. W. (1991). Modeling elite athletic performance. In H. Green, J. McDougal, and H. Wenger (Eds.), Physiological Testing of Elite Athletes, Champaign: Human Kinetics, 403-424 .



Andrade, E., Arce, C., Armental, J., Rodríguez, M. y de Francisco, C. (2008). Indicadores del estado de ánimo en deportistas adolescentes según el modelo multidimensional del POMS. Psicothema, 20( 4), 630-635.



Aranda, R. (2001). La Resistencia en el fútbol. El control de la carga en la resistencia específica. En A. Díaz-Suarez y E. Segarra-Vicens (coords.). Actas del 2º congreso internacional de educación física y diversidad (pp. 551-557). Murcia: Servicio de Publicaciones y Estadística Consejería de Educación y Cultura.

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro

com

de la condición física en el



en fútbol







·

Barbero-Álvarez, J. C., Soto, V.M., y Granda, J. (2005). Diseño, desarrollo y validación de un sistema fotogramétrico para la valoración cinemática de la competición en deportes de equipo. Motricidad - European Journal of Human Movement, 13,145160.



Bouchard, C., & Rankinen, T. (2001). Individual differences in response to regular physical activity. Medicine and Science in Sports and Exercise, 33(Supl.6), 446-451.



Boyd, L. J., Ball, K., & Aughey, R. J. (2011). The reliability of MinimaxX accelerometers for measuring physical activity in Australian football. International Journal of Sports Physiology and Performance, 6(3), 311-321.



Brandes, M., Heitmann, A., & Müller, L. (2011). Physical Responses of Different Small-Sided Game Formats in Elite Youth Soccer Players. Journal of Strength and Conditioning Research, 26(5), 1353-1360.



Brewer, J., & Davis, J. (1994). Handbook of Sports Medicine and Science. Football (soccer). Oxford: Blackwell.



Buchheit, M. (2014). Monitoring training status with HR measures: do all roads lead to Rome? Frontiers in Physiology, 27, doi: 10.3389/fphys.2014.00073



Buchheit, M., Allen, A., Poon, T. K., Modonutti, M., Gregson, W, & Di Salvo, V. (2014). Integrating different tracking systems in football: multiple camera semi-automatic system, local position measurement and GPS technologies. Journal of Sports Sciences, 32, 1844-1857.



Buchheit, M., & Laursen, P. B. (2013). High-Intensity Jnterval Training, Solutions to the Programming Puzzle. Part I: Cardiopulmonary Emphasis. Sports Medicine, 43, 313-338.

Barros, R. M. L, Misuta, M. S., Menezes, R. P., Figueroa, P. J., Moura, F. A., Cunha, S. A., Leite, N. J. (2007). Analysis of the distances covered by first division Brazilian soccer players obtained with an automatic tracking method. Journal of Sports in Science and Medicine, 6(2), 233-242. Bekraoui, N., Cazarla, G., & Léger, L. (2010). Les systémee d'enregistrement et d'analyse quantitatifs dans le football. Quantitative notational systems in football. Science and Sports, 25(4), 177-187. Boullosa, D. Dominguez, adaptations International 400-409.

A., Abreu, L., Nakamura, F. Y., Muñoz, V. E., E., & Leicht, A. S. (2013). Cardiac autonomic in elite Spanish soccer players during preseason. journal of sports physiology and performance, 8(4),



Bompa, T. O., & Haff, G. G. (2009). Periodization: Theory and methodology of training (5th Edition). Champaign IL: Human Kinetics.



Borg, G. (1998). Borgs s Perceived Exertion and pain scales. Champaign, IL: Human Kinetics.

·

Borg, G. A. (1982). Psychophysical bases of perceived exertion. Medicine and Science in Sports and Exercise, 14(5), 377-381.

·



Borresen, J., & Lambert, M. (2008). Quantifying training load: a comparison of subjective and objective methods. International Journal of Sports and Performance, 3(1), 16-30.

Buchheit, M., Mendez-villanueva, A., Simpson, B. M., & Bourdon, P. C. (2010). Repeated-sprint sequences during youth soccer matches. Int J Sports Med, 31(10), 709-16.



Buchheit, M., Simpson, B. M., Peltola, E. y Méndez-Villanueva, A. (2012). Assessing maximal sprinting speed in highly trained young soccer players. International Journal of Sports Physiology Performance, 7(1), 76-78.



Bosco, C. (1991). Aspectos fisiológicos de la preparación física del futbolista. Barcelona: Paidotribo.

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



·

Burgess, D. (2015). Optimising preseason training in team sports. In D. Joyce and D. Lewindon (Ed.), High-performance training for sports (chapter 21st). Human Kinetics: Leeds (UK).



Busso, T. (2003). Variable dose-response relationship between exercise training and performance. Med Sci Sports Exerc, 35 (7), 1188-1195. Campos-Vázquez, M. A., Méndez-Villanueva, A., GonzálezJurado, J. A., León-Prados, J. A., Santalla, A., & Suarez-Arrones, L. (2014). Relationships between RPE- and HR-derived measures of internal training load in professional soccer players: a comparison of on-field integrated training sessions. International Journal of Sports Physiology and Performance. Campos-Váquez, M. A. y Toscano, J. F. (2014). Monitorizacion de la carga de entrenamiento, la condición física, la fatiga y el rendimiento durante el microciclo competitivo en futbol. Revista de Preparación Física en el Fútbol, 12, 23-36. Canelas, E. (2013). Small-sided games no treino do futebol. Diesertactio de mestrado. Faculdade de Ciencias do Desporto e Educacáo Física da Universidade de Coimbra.



Casamichana, D., & Castellano, J. (2010). Time-motion, heart rate, perceptual and motor behaoiour demands in small-sides soccer games: Effects of pitch size. Journal of Sports Sciences, 28(14), 1615-1623. Casamichana, D., y Castellano, J. (2011). Demandas físicas en jugadores semi-profesionales de fútbol: ¿se entrena igual que se compite? Cultura, Ciencia y Deporte, 6(17), 121-127. Casamichana, D., y Castellano, J. (2013). Utilidad de la escala de percepción subjetiva del esfuerzo Para cuantificar la carga de entrenamiento en fútbol. Revista de Preparación Física en el Fútbol, 8, 53-70. Casamichana, D. & Castellano, J. (2015). Relationship between indicators of intensity in small-sided soccer games. Journal of Human Kinetics, 46(1), 119-28. Casamichana, D., Castellano, J., Blanco-Villaseñor, A. y Usabiaga, O. (2012a). Estudio de la percepción subjetiva del esfuerzo en tareas de entrenamiento en fútbol a través de la teoría de la TG. Revista de Psicología del Deporte, 21(1), 35-40.

Capranica, L., Tessitore, A., Guidetti, L. y Figura, F. (2001). Heart rate and match analysis in pre-pubescent soccer players. Journal of Sports Sciences, 19(6), 379-384.

Casamichana, D., Castellano, J., Calleja-González, J., San Román, J., & Castagna, C. (2012b). Relationship between indicators of training load in soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 27(2), 369-374.

Carling, C., Bloomfield, J., Nelson, L., & Reilly, T. (2008). The role of motion analysis in elite soccer: contemporary performance measurement techniques and work rate data. Sports Medicine, 38(10), 839-862.

Casamichana, D., Castellano, J., & Castagna, C. (2012c). Comparing the physical demands of friendly matches and small-sided games in semiprofessional soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 26(3), 837-843.

Casamichana, D. (2011). La tecnología GPS aplicada a la evaluación del entrenamiento y la competición en fútbol. Tesis Doctoral: Universidad del País Vasco.

Casamichana, D., Castellano, J., Dellal, A. (2013). Kinematic profile in friendly matches of semi-profesional soccer players. Journal of Sport and Health Research. 5(3), 283-294 .

www futboldelibro.com

www.futboldelibro.com

e

Referencias Bibliográficas

El arte de planificar en fútbol

Casamichana, D., Castellano, J., & Dellal, A. (2013). Influence of different training regimes on physical and physiological demands during small-sided soccer games: continuous vs. intermittent format. Journal of Strength and Conditioning Research, 27(3), 690-697. Casamichana, D., Castellano, J., González-Morán, A., GarcíaCueto, H., y García-López, J. (2011). Demanda fisiológica en juegos reducidos de fútbol con diferente orientación del espacio. Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 23(7), 141-154. Casamichana, D., San Román, J., Calleja, J., y Castellano, J. (2015). Los juegos reducidos en el entrenamiento del fútbol. Barcelona: Fútbol De Libro. Casamichana, D., San Román-Quintana, J., Castellano, J. & Calleja-González, J. (2015). Influence of the type of marking and the number of players on physiological and physical demands during sided games in soccer. Journal of Human Kinetics, 4 7, 129-137. Castagna, C., Impellizzeri, F. M., Chaouachi, A., Bordan, C., & Manzi, V. (2011). Effect of training intensity distribution on aerobic fitness variables in elite soccer players: a case study. Journal of Strength and Conditioning Research, 25(1), 66-71. Castellano, J. (2005). Confección de tareas de entrenamiento en fútbol. El Entrenador Español, 107. (http://www. comiteentrenadoresrfef.com, consulta: 1 de septiembre de 2006). Castellano, J., Álvarez, D., y Blanco-Villaseñor, A. (2013). Análisis del espacio de interacción en fútbol. Revista de Psicología del Deporte, 22(2):437-446.

11 1

Castellano, J., Álvarez, D., Figueira, B., Coutinho, D., and Sampaio, J. (2013). Identifying the effects from the quality of opposition in a Football team positioning strategy. International Journal of Performance Analysis in Sport, 13(3), 822-832. 1

1

1



www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

Castellano, J. y Blanco-Villaseñor, A. (2015). Análisis de la variabilidad de desplazamiento de futbolistas de élite durante una temporada competitiva a partir de un modelo mixto multivariable. Cuadernos de Psicología del Deporte, 15(1), 161-168. Castellano, J., & Casamichana, D., (2013a). Differences in the number of accelerations between small-Sided games and friendly matches in soccer. Journal of sports science and medicine, 12(1), 209-210. Castellano, J. y Casamichana, D. (2014a). Alternativas en la monitorización de las demandas físicas en fútbol: pasado, presente y futuro. Revista Española de Educación Física y Deportes, 404, 41-58. Castellano, J., y Casamichana, D. (2014b).Deporte con dispositivos de posicionamiento global (GPS): aplicaciones y limitaciones. Revista de Psicología del Deporte, 23(2), 355-364. Castellano, J., Casamichana, D., Calleja-González, J., San Román, J., & Ostojic, S. M. (2011). Reliability and accuracy of 1 O Hz GPS devices far short-distance exercise. Journal of Sports Science and Medicine, 1 O, 233-234. Castellano, J., Casamichana, D., y Dellal, A. (2013b). Influence of game format and number of players on heart rate responses and physical demands in small-sided soccer games. Journal of Strength and Conditioning Research, 27(5), 1295-303. Castellano, J., Fernández, J. C., Castillo, A., y Casamichana, D. (2010). Fiabilidad intra-participante de diferentes modelos de dispositivos GPS implementados en un partido de fútbol 7. Cultura, Ciencia y Deporte, 5(14), 83-95. Castellano, J., Puente, A., Casamichana, D., & Etxeazarra, I. (2015). Influence of the number of players and the relative pitch area per player on heart rate and physical demands in youth soccer. Journal of Strength and Conditioning Research, 29(6), 1683-1691. www.futboldelibro.com



El arte de

Jui;;::n Cas-r2Hano \' David Casam.chana

Castellano, J., Puente, A., Echeazarra, I., U sabiaga, O., & Casamichana, D. (2016). Number of Players and Relative Pitch Area per Player: Comparing Their lnfluence on Heart Rate and Physical Demands in Under-12 and Under-13 Football Players. PLoS ONE, 11(1), e0127505.

Coutts, A., Rampinini, E., Marcora, S., Castagna, C., e Impellizzeri, F. (2009). Heart rate and blood lactate correlates of perceived exertion during small-sided soccer games. Journal of Science and Medicine in Sport, 12(1), 79-84. Coutts, A. J. y Reaburn, P. (2008). Monitoring changes in rugby league players' perceived stress and recovery during intensified training. Perceptual and Motor Skills, 106, 904-916.

Castellano, J., Silva, P., Usabiaga, O., & Barreira, D. (2016, in press). The influence of scoring targets and outer-floaters on attacking and defending team dispersion, shape and creation of space during small-sided soccer games. Journal of human kinetics.

Coutts, A., Reaburn, P., Piva, T. J, & Murphy, A. (2007). Changes in selected biochemical, muscular strength, power, and endurance measures during deliberate overreaching and tapering in rugby league players. International Journal of Sports Medicine, 28(2), 116-124.

Chamari, K., Haddad, M., Wong del P., Dellal A., & Chaouachi, A. (2012). Injury rates in professional soccer players during Ramadan. Journal of sports sciences, 30(81), 88102, 93.

Cummins, C., Orr, R., & O'Connor, H. (2013). Global positioning systems (GPS) and microtechnology sensors in team sports: A systematic review. Sports Medicine, 43, 1025-1042.

Clemente, F. M., Martins, F. M. L. y Mendes, R. S. (2014a). Periodization based on small-sided soccer games: theoretical considerations. Strength and Conditioning Journal, 36(5), 34-43. Clemente, F. M., Wong del, P., Martins, F. M., & Mendes, R. S. (2014b). Acute effects of the number ofplayers and scoring method on physiological, physical, and technical performance in smallsided soccer games. Research in Sports Medicine, 22(4), 380-97. Colby, M. J., Dawson, B., Heasman, J., Rogalski, B., Gabbett, T. J. (2014). Accelerometer and GPS-derived running loads and injury risk in elite Australian footballer. Journal of Strength and Conditioning Research, 28(8): 2244-52. Cometti, G. (1999). Fútbol y musculación. Barcelona: Inde. Comyns, T., & Flanagan, E. P. (2013). Applications of the Session Rating of Perceived Exertion System in Professional Rugby Union. Strength & Conditioning Journal, 35(6), 78-85.

Cunniffe, B., Proctor, W., Baker, J. & Davis, B. (2009). An evaluation of the physiological demands of elite rugby union using global positioning system tracking software. Journal of Strength and Conditioning Research, 23(4), 1195-1203. ·

Dellal, A., Chamari, K., Owen, A. L., Wong, D. P., Lago-Peñas, C., & Hill-Haas, S. (2011a). Influence of technical instructions on the physiological and physical demands of small-sided soccer games. European Journal of Sport Science, 11(5), 341-346.



Dellal, A., Chamari, K., Pintus, A., Girard, O., Cotte, T., & Keller, D. (2008). Heart rate responses during small-sided games and short intermittent running training in elite soccer players: a comparative study. Journal of Strength and Conditioning Research, 22(5), 1449-1457.

Coutts, A. (2001). Monitoring Training in Team Sports. Sports Coach, 24(2), 19-23 .



www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com

Iulen -~- .....-~-~~--~~.......""""""~=~-



Dellal, A., Da Silva, C. D., Hill-Haas, S., Wong, D. P., Natali, A J., De Lima, J. R. P., Marins, J. C. B., Garcia, E. S., & Chamari, K. (2012a). Heart rate monitoring in soccer: interest and limits during competitive match play and training, practical application. Journal of Strength and Conditioning Research, 26(8), 28902906.

·

Dellal, A., Hill-Haas, S., Lago-Peñas, C., & Chamari, K. (20llb). Small-sided games in soccer: amateur vs. professional players' physiological responses, physical, and technical activities. Journal of Strength and Conditioning Research, 25(9), 2371-2381.

·

Dellal, A., Jannault, R., Lopez-Segovia, M., & Pialoux, V. (2011c). Influence of the players numbers in the heart rate responses of youth soccer players within 2 vs. 2, 3 vs. 3 and 4 vs. 4 small-sided games. Journal of Human Kinetics, 28(2), 107-114.



Dellal, A., Lago-Peñas, C., Wong, D. P., & Chamari, K. (201ld). Effect of the number of ball contact within bouts of 4 vs. 4 smallsided soccer games. International Journal of Sports Physiology and Performance, 6(3), 322-333.



Dellal, A., Drust, B., & Lago-Peñas, C. (2012c). Variation of Activity Demands in Small-Sided Soccer Games. International Journal of Sports Medicine, 33(5), 370-375.



Dellal, A., Owen, A., Wong, D. P., Krustrup, P., Van Exsel, M., & Mallo, J. (2012c). Technical and physical demands of small vs. large sided games in relation to playing position in elite soccer. Human Movement Science, 31(4), 957-69.





Dellal, A., Varliette, C., Owen, A., Chirico, E., y Pialoux, V. (2011). Small-sided games vs. interval training in amateur soccer players: effects on the aerobic capacity and the ability to perform intermittent exercises with changes of direction. Journal of Strength and Conditioning Research, 26(10), 2712-2720. Desgorces, F. D., Senegas, X., Garcia, J., Decker, L. & Noirez, P. (2007). Methods to quantify intermittent exercises. Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism, 32(4), 762-769. www.futboldelibro.com

Castellano

~------.

y

David Casarn;chana .

...



Di Prampero, P.E., Fusi, S., Sepulcri, L., Morin, J.B., Belli, A., Antonutto, G. (2005). Sprint running: a new energetic approach. The Journal of Experimental Biology, 208, 2809 - 2816.

·

Di Salvo, W., Gregson, W., Atkinson, G., Tordoff, P., & Drust, B. (2009). Analysis of high intensity activity in premier league soccer. International Journal of Sports Medicine, 30(3), 205-212.



Dobson, B., & Keogh, J. (2007). Methodological issues for the application of time-motiori analysis research. Strength and Conditioning Journal, 29(2), 48-55.



Drust, B., & Green, M. (2013). Science and football: evaluating the influence of science on performance, Journal of Sports Sciences, 31, 13, 1377-1382.



Duarte, R., Araujo, D., Correia, V., & Davids, K. (2012). Sports Teams as Superorganisms. Sports Medicine, 42(8), 633-642. Edwards, S. (1993). High performance training and racing. In S. Edwards (Ed.), The heart rate monitor book (pp. 113 - 123). Sacramento, CA: Feet Fleet Press. Ehrmann, F. E., Duncan, C. S., Sindhusake, D., Franzsen, W. N. & Greene, D. A. (2016). Gps and injury prevention in professional Soccer. Journal of strength and conditioning research, 30(2), 360367. Ekblom, B. (1986). Applied Physiology of soccer. Sports Medicine, 3(1), 50-60. Eniseler, N. (2005). Heart rate and blood lactate concentrations as predictors of physiological load on elite soccer players during various soccer training activities. Journal of Strength and Conditioning Research, 19(4), 799-804. Enright, K., Morton, J., Iga, J., y Drust, B. (2015). The effect of concurrent training organisation in youth elite soccer players. European Journal of Applied Physiology, 115, 2367-2381.

www.futboldelibro.com



E! arte de



E~p~si_to, F., Impellizzeri, F. M., Margonato, V., Vanni, R., Pizzini, G., & Veicsteinas, A. (2004). Validity of heart rateas an. indicator of aerobic demand during soccer activities in amateur soccer players. European Journal of Applied Physiology, 93(1-2), 167-172. Etxeazarra, I. (2014). La tarea, elemento fundamental para la evaluación del entrenamiento en fútbol formativo. Jornadas de actualización organizadas por el Comité Alavés de Entrenadores y la Federación Alavesa de fútbol. Vitoria, 27 y 28 de junio de 2014.



Ford, P. R., Yates, I., & Williams, A. M. (2010). An analysis of practice activities and instructional behaviours used by youth soccer coaches during practice: exploring the link between science and application. Journal of Sports Sciences, 28(5), 483-495.



Foster, C., Florhaug, J. A., Franklin, J., Gottschall, L., Hrovatin, L. A., Parker, S., Doleshal, P., & Dodge, C. (2001). A new approach to monitoring exercise training. Journal of Strength and Conditioning Research, 15(1), 109-115.



Frecken, W., Van Der Plaats, J., Visscher, C., & Lemmink, K. (2013). Size matters: Pitch dimensions constrain interactive team behaviour in soccer. Journal of Systems Science and Complexity, 26(1), 85-93.

Faude, O., Steffen, A., Kellmann, M., & Meyer, T. (2014). The Effect of Short-Term Interval Training During the Competitive Season on Physical Fitness and Signs of Fatigue: A Cross-Over Trial in High-Lecel Youth Football Players. International Journal of Sports Physiology and Performance, 9(6), 936-944. •

Fernández-Castanys, B. Chirosa, L. J., y Chirosa, I. (2002). Validez del uso de la RPE en el control de la intensidad de entrenamiento en balonmano. Archivos de Medicina del Deporte, XIX(91), 377-383.



Fessi, M.S., Zarrouk, N., Di Salvo, V., Filetti, C., Barker, A. R., & Moalla, W. (2016). Effects o] tapering on physical match activities in professional soccer players, Journal of Sports Sciences, DOI: 10.1080/02640414.2016.l l 71891.

Gabbett, T. J. (2004). Reductions in pre-season training loads reduce training injury rates in rugby league players. British Journal of Sports Medicine, 38(6),743-749. •

Gabbett, T. J. (2016). The training-injury prevention paradox: should athletes be training smarter and harder? British Journal of Sports Medicine, O, 1-9. doi:10.1136/bjsports-2015-095788.



Gabbett, T. J., & Jenkins, D. (2011). Relationship between training load and injury in professional rugby league players. Journal of Science and Medicine in Sport, 14(3), 204-209.



Gabbett, T. J., & Mulvey, M. (2008). Time-Motion analysis of small sided training games and competition in elite women soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 22(2), 543-552.



Gabbett, T. J., & Wheeler, A. J. (2014). Predictors of Repeated High-Intensity Effort Ability in Rugby League Players. International Journal of Sports Physiology and Performance. DOI: http://dx.doi.org/10.1123/ijspp.2014-0127



Gabbett, T. J., & Ullah, S. (2012). Relationship between running loads and soft-tissue injury in elite team sport athletes. Journal of strength and conditioning research, 26(4), 953-60.

f

boldelibro.com

Flanagan, T., & Merrick, E. (2002). Quantifying the workload of soccer players. En W. Spinks, T. Reilly, y A. Murphy (Eds.), Science and Football IV (pp. 341-349). London: Routledge. •

Folgado, H., Duarte, R., Fernandes, O., & Sampaio, J. (2014). Competing with lower level opponents decreases intra-team movement synchronization and time-motion demands during Pre-Season Soccer Matches. PLoS ONE, 9(5): e97145.

~vHV'i,

fut.bol de l

com

El arte de

P--"'°:· . i¡y·¡¡·1"·.:-- .. -,

en fútbol

~~t~~~~ .: , .~ ...-te~-~ ..~---.-.--

Gamble, P. (2006). Implícations and applícations of training specificity far coaches and athletes. Strength and Conditioning Journal, 28(3), 54-58. García-Manso, J. M. (1999a). Alto rendimiento: La adaptación y la excelencia deportiva. Madrid: Gymnos.



García-Manso, J. M., Navarro, F., y Ruiz-Caballero, J. A. (1996). Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Madrid: Gymnos.



Gathercole, R., Sporer, B., Stellingwerff, T., & Sleivert G. (2015). Alternative countermovement-jump analysis to quantify acute neuromuscular fatigue. International Journal Sports Physiology Performance, 10(1), 84-92.



·

Godik, M.A. y Popov A.V. (1993). La preparación futbolista. Barcelona: Paidotribo.

física del

González-Badillo, J. J., Pareja-Blanco, F., Rodríguez-Rosen, D., Abad-Herencia, J. L., Del Ojo-López, J. J., Sánchez-Medina, L. (2015). Effects of velocity -based resistance training on young soccer players of different ages. J ournal of Strength and Conditioning Research, 29(5), 1329-38. González-Badillo, J. J., y Ribas-Serna, J. (2002). Bases de la programación del entrenamiento de fuerza. Barcelona: Inde. www.futboldelibro.com

<="""'"..... ~...

-·~~·"""'""""""""u"'"""'-···~.--~-~·"""--.-c

Julen Cas.te:l!ano ..,...-----~-~-

Davjd Casamichana

·-- ¿~--···.,·· . .-.. .., ,

. ...

Halouani, J., Chtourou, H., Gabbett, G., Chaouachi, A., & Chamari, K. (2014). Small-sided games in team sports training: Brief review. Journal of Strength and Conditioning Research [Publish Ahead of Print] ·

Halson, S. L. (2014). Monitoring training load to understand fatigue in athletes. Sports Medicine, 44(Suppl 2), 139-147.



Hewitt, A., Greenham, G., y Norton, K. (2016). Game style in soccer: what is it and can we quantify it? International Journal of Performance Analysis in Sport, 16, 355-372.



Hill-Haas, S., Coutts, A., Dawson, B., & Rowsell, G. (2010). Timemotion characteristics and physiological responses of small-sided games in elite youth players: the influence of player number and rule changes. Journal of Strength and Conditioning Research, 24(8), 2149-2156.



Hill-Haas, S., Coutts, A., Rowsell, G., & Dawson, B. (2008). Variability of acute physiological responses and performance profiles of youth soccer players in small-sided games. Journal of Science and Medicine in Sport, 11(5), 487-490.



Hill-Haas, S., Coutts, A., Rowsell, G., & Dawson, B. (2009a). Generic versus small-sided game training in soccer. International Journal of Sports Medicine, 30(3), 636-642.

Gaudino, P., Alberti, G., & Iaia F. M., (2014). Estimated metabolic and mechanical demands during different small-sided games in elite soccer players. Human Movement Science, 36, 123-133. Gaudino, P., Iaia, F. M., Alberti, G., Strudwick, A.J., Atkinson, G., & Gregson, W. (2013). Monitoring training in elite soccer players: systematic bias between running speed and metabolic power data. International Journal of Sports Medicine, 134, 963 -968.

~~~

Grehaigne, J. F., Godbout, P., & Zerai, Z. (2011). How the "rapport de forces" evolves in a soccer match: the dynamics of collective decisions in a complex system. Revista De Psicologia Del Deporte, 20(2), 7 4 7- 765.

Gamble, P. (2004). A skill-based conditioning games approach to metabolic conditioning far elite rugby football players. Journal of Strength and Conditioning Research, 18(3), 491-497. •

.. ,

Hill-Haas, S., Dawson, B., Coutts, A., & Rowsell, G. (2009b). Physiological responses and time-motioti characteristics of various small-sided soccer games in youth players. Journal of Sports Sciences, 27(1), 1-8. •

Hill-Haas, S., Dawson, B., Impellizzeri, F. M., & Coutts, A. (2011). Physiology of small sided games training in football. A systematic review. Sports Medicine 41(3), 199-200.

www.futboldelibro.com



Julen Castellano



Hill-Haas, S., Rowsell, G., Dawson, B., & Coutts, A. (2009c). Acute physiological responces and time-motion characteristics of two small-sided training regimens in youth soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 23(1), 111-115.



Hissey, S. (2014). Comparison of the physical, physiological and perceptual demands of small-sided games and match play in professional football players. Doctoral Thesis: Edith Cowan University.



Hodgson, C., Akenhead, R., & Thomas, K. (2014). Time-motion analysis of acceleration demands of 4v4 small-sided soccer games played on different pitch sizes. Human Movement Science, 33, 25-32.



Hoff, J., Wisleff, U., Engen, L. C., Kemi, O. J., & Helgerud, J. (2002). Soccer specific aerobic endurance training. British Journal of Sports Medicine, 36, 218-221.



Hopkins, W. G. (2000). Analysis of validity by linear regression (Excel spreadsheet). In: A new view of statistics. sportsci.org: Internet Society for Sport Science, sportsci.org/resource/stats/ xvalid.xls



Hughes, M. D., & Franks, I. M. (1997). Notational Analysis of Sport. London: E. & F.N. Spon. Hulin, B. T., Gabbett, T. J., Caputi, P., Lawson, D. W., & Sampson, J. A. (2016). Low chronic workload and the acute:chronic workload ratio are more predictive of injury than between-match recovery time: a two-season prospective cohort study in elite rugby league players. British Journal of Sports Medicine



Hulin, B. T., Gabbett, T. J., Lawson, D. W., Caputi, P., y Sampson, J. A. (2015). The acute:chronic workload ratio predicts injury: high chronic workload may decrease injury risk in elite rugby league players. British Journal of Sports Medicine, 50(4), 231-6.

www.futboldelibro.com

y David Casarnichana

·

Impellizzeri, F. M, Rampinini, E., Coutts, A., Sassi, A., & Marcara, S.M. (2004). Use of RPE-Based Training Load in Soccer. Medicine and Science in Sports and Exercise, 36(6), 1042-1047.

·

Impellizzeri, F. M., Rampinini, E., & Marcara, S. M. (2005). Physiological assessment of aerobic training in soccer, Journal of Sports Sciences, 23(6), 583-592.



Impellizzeri, F. M., Marcara, S. M., Castagna, C., Reilly, T., Sassi, A., Iaia, F. M., & Rampinini, E. (2006). Physiological and Performance Effects of Generic versus Specific Aerobic Training in Soccer Players. International Journal of Sports Medicine, 27, 483-492.



Jastrzebski, Z., Barnat, W., Dargiewicz, R., Jaskulska, E., Szwarc, A., & Radziminsk, L. (2014). Effect of In-Season Generic and Soccer-Specific High-Intensity Interual Training in Young Soccer Players. International Journal of Sports Science & Coaching, 5(9), 1169- 79.



Jastrzebski, Z. y Radziminski L. (2015). Individual vs General Time-Motion Analysis and Physiological Response in 4 vs 4 and 5 vs 5 Small-Sided Soccer Games. International -Iournal of Performance Analysis in Sport, 15, 397-410.



Jennings, D., Cormack, S., Coutts, A. J., Boyd, L. J., & Aughey, R. J. (2010). Variability of GPS units for measuring distance in team sport movements. International Journal of Sports Physiology and Performance, 5(4), 565-569.



Jeong, T. S., Reilly, T., Morton, J., Bae, S. W. & Drust, B. (2011). Quantification of the physiological loading of one week of "preseason" and one week of "in-season" training in professional soccer players. Journal of Sports Sciences, 29 (11); 1161-1166.



Jones, S., & Drust, B. (2007). Physiological and technical demands of 4 v 4 and 8 v 8 in elite youth soccer players. Kinesiology, 39(2), 150-156.

www.futboldelibro.com

e

Ei

arte de planificar en fútbol

. . . . . . . . . . ----~"='"'"'"'"'"'""'-'

. . --

~~~~~~---. -. ---. . . . . . . ---,,~.,.,.~~~==·-==~--~--.--=---



Kelly, D.M., & Drust, B. (2009). The effect of pitch dimensions on. heart rate responses and technical demands of small-sided soccer games in elite players. Journal of Science and Medicine in Sport, 12(4), 475-479.



Kelly, D. M., Gregson, W., Reilly, T. & Drust, B. (2012). The development of a soccer-specific training dril! for elite-level players. Journal of Strength and Conditioning Research, 27, 938943.

• •









. . ~---

Kenttá, G, & Hassmén, P. (1998). Overtraining and recovery. A conceptual model. Sports Medicine, 26(1), 1-16. Killen, N. M., Gabbett, T. J., & Jenkins, D. G. (2010). Training loads and incidence of injury during the preseason in professional rugby league players. Journal of Strength and Conditioning Research, 24(8), 2079-84. Koklü, Y., Ersoz, G., Alemdaroglu, U., Ase, A., & Ozkan, A. (2011). Physiological responses and time motion characteristics of 4-a-side small-sided game in young soccer players: the influence of different team formation methods. Journal of Strength and Conditioning Research, 26(11), 3118-23. Kóklü, Y., Sert, O., Alemdaroglu, U., & Arslan, Y. (2014). Comparison of the physiological responses and time motion characteristics of young soccer players in small sided games: the effect of goalkeeper. Journal of Strength and Conditioning Research, ahead of print, 29(4), 964-71. Koklü, Y., Alemdaroglu, U., Dellal, A., & Wong, D. P. (2015). Effect of different recovery durations between bouts in 3-a-side games on youth soccer players' physiological responses and technical activities. Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, 55(5), 430-8.

www.futboldelibro.com



Kraemer, W. J., Adams, K., Cafarelli, E., Dudley, G. A., Dooly, C., Feigenbaum, M. S., Triplett-McBride, T. (2002). American College of Sports Medicine position stand. Progression models in resistance training for healthy adults. Medicine and Science in Sports and Exercise, 34(2), 364-380.



Krustrup, P., Mohr, M., Steensberg, A., Bencke, J., Kjaer, M., & Bangsbo, J. (2006). Muscle and Blood Metabolites during a Soccer Game: Implications for Sprint Performance. Medicine and Science in Sports and Exercise, 38(6), 1165-1174.



Leger, L. & Boucher, R. (1980). An indirect continuous running multistage field test: the Université de Montreal track test. Canadian Journal of Applied Sport Sciences, 5, 77-84.



Little, T. (2009). Optimizing the use of soccer drills for physiological development. Strength and Conditioning Journal, 31, 67-74



Little, T., & Williams, G. (2007). Measures of exercise intensity during soccer training drills with professional soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 21(2), 367-371.



Llodio, I., Garcia-Tabar, I., Sánchez-Medina, L., Ibáñez, J., & Gorostiaga, E. M. 2015). Estimation of the Maximal Lactate Steady State in Junior Soccer Players. International Journal of Sports Medicine, 36, 1142-1148.



Lovell, R. & Abt, G. (2013). Individualization of time-motion analysis: a case-cohort example. International Journal of Sports Physiology & Performance, 8, 456-458.



Los Arcos, A. (2014). Control y evaluación de la carga de entrenamiento para la preparación física de jóvenes futbolistas profesionales. Vitoria: Universidad del País Vasco.



Los Arcos, A., Gil- Rey, E., Izcue, I. y Yanci, J. (2013). Cuantificación de la carga de entrenamiento en jóvenes futbolistas profesionales. AGON International Journal of Sport Sciences, 3(1), 13-21.

www.futboldelibro.com



Referencias Bibliográficas

El arte de planificar en fútbol

Los Arcos, A., Martínez de Santos, R., Yanci, J., Martín, J., & Castagna, C. (2014). Variability of objective and subjective intensities during ball drills in youth soccer players. Journal Strength Conditioning Research, 28(3), 752-757. Los Arcos, A., Martínez de Santos, R., Yanci, J., Mendiguchia, J., & Méndez-Villanueva, A. (2015). Negative Associations between Perceived Training Load, Volume and Changes in Physical Fitness in Professional Soccer Players. Journal of Sports Science and Medicine, 14, 394-401. Los Arcos, A., Vázquez, J. S., Martín, J., Lerga, J., Sánchez, F., et al. (2015) Effects of Small-Sided Games vs. Interval Training in Aerobic Fitness and Physical Enjoyment in Young Elite Soccer Players. PLoS ONE 10(9): e0137224. Los Arcos, A., Yanci, J., Mendiguchia, J., & Gorostiaga, E. M. (2014). Rating of muscular and respiratory perceived exertion in professional soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 28(11), 3280-3288. Lucia, A., Hoyos, J., Santalla, A., Earnest, C., & Chicharro, J. L. (2003). Tour de France versus Vuelta a Espana: which is harder? Medicine & Science in Sports & Exercise. 35, 872-878. Mallo, J. (2011). Effect of block periodization on performance in competition in a soccer team during four consecutive competitive seasons: A case study. International Journal of Performance Analysis in Sport, 11, 476-485. •

Mallo, J. (2012). Effect of block periodization on physical fitness during a competitive soccer season. International Journal of Performance Analysis in Sport, 12, 64-74.



Mallo, J. (2013). La preparación (física) para el Fútbol basada en el juego. Barcelona: Fútbol de Libro.

e



Malone, J. J. (2014). Examining the Physical and Physiological Demands of Elite Football. Liverpool: Liverpool John Moores University. Malone, J. J., Di Michele, R., Morgans, R., Burgess, D., Morton, J. P., & Drust, B. (2015). Seasonal training-load quantification in elite English premier league soccer players. International Journal of Sports Physiology and Performance, 10(4), 489-97.



Manzi, V., Bovenzi, A., Franco Impellizzeri, M., Carminati, I., & Castagna, C. (2013). Individual training-load and aerobic-fitness variables in premiership soccer players during the precompetitive season. Journal Strength and Conditioning Research, 27, 631636. Manzi, V., Bovenzi, A., Impellizzeri, F., Carminati, I., & Castagna, C. (2012). Individual training-load and aerobic-fitness variables in premiership soccer players during the pre-competitive season. Journal of Strength and Conditioning Research. Martínez de Santos, R., Castellano, J. & Los Arcos, A (2003). Coaching strategies for teaching soccer in a Spanish top level fútbol Academy. En Fuentes, J.P. y Bellido, M. (Coord.) ler Congreso Europeo de EF-FIEP 2003 (pp 417-426). Diputación de Cáceres. Cáceres. Mayhew, S., & Wenger, H. (1985). Time motion analysis of professional soccer. Journal of Human Movement Studies, 11, 49-52. McCall, A., Carling, C., Davison, M., Nedelec, M., Le Gall, F., Berthoin, S., & Dupont, G. (2015). Injury risk factors, screening tests and preventative strategies: a systematic review of the evidence that underpins the perceptions and practices of 44 football (soccer) teams from various premier leagues. British Journal of Sports Medicine, 49, 583-589.

Mallo, J., & Navarro, E. (2008). Physical load imposed on soccer players during small-sided training games. Journal of Sports and Physical Fitness, 48(2), 166-171. www.futboldelibro.com

Julen Castellano y David Casamichana

www.futboldelibro.com



ReferenciasBibliográficas

El arte de planificar en fútbol













McGuigan, M. R., Egan, A., & Foster, C. (2004). Salivary cortisol responses and perceived exertion during high intensity and low intensity bouts of resistance exercise. Journal of Sports Science and Medicine, 3(1), 8-15. McLellan, T. M. (1985). Ventilatory and plasma lactate response with different exercise protocols: a comparison of methods. International Journal of Sports Medicine, 6:30-5. McMaster, D. T., Gill, N., Cronin, J. & McGuigan, M. (2013). The development, retention and decay rates of strength and power in elite Rugby Union, Rugby League and American Football: a systematic review. Sports Medicine, 43, 367-384. Melchiorri, G., Ronconi, M., Triossi, T., Viera, V., De Sanctis, D., Tancredi, V.,· Salva ti, A., Padua, E., & Alvero, J. R. (2014). Detraining in young soccer players. The journal of sports medicine and physical fitness, 54, 27-33.



Mujika, I. (2006). Métodos de cuantificación de las cargas de entrenamiento y competición. Kronos: La Revista Científica de Actividad Física y Deporte, 10(5), 1-10.



Mujika, I. (2013). The alphabet of sport science research starts with Q. Journal of Sports Physiology and Performance, 8, 465466.



Mujika, I., & Padilla, S. (2000a). Detraining: Loss of traininginduced physiological and performance adaptations. Part l. Sports Medicine, 30, 79-87.



Mujika, I., & Padilla, S. (200b). Detraining: Loss of traininginduced physiological and performance adaptations. Part JI. Sports Medicine, 30, 145-154.



Ngo, J. K., Man-Chung , T., Smith, W., Carling, C., Gar-Sun, C., & Wong, D. P. (2012). The effects of man-marking on work intensity in small-sided soccer games. J Sports Sci Med, 11, 109114

Méndez-Villanueva, A., Buchheit, M., Simpson, B., Peltola, E. y Bourdon, P. C. (2011). Does on-field sprinting performance in young soccer players depend on how fast they can run or how fast they do run?. Journal of Strength and Conditioning Research, 25(9), 2634-2638.



Mombaerts, É. (1998). Fútbol: entrenamiento colectivo. Barcelona: Hispano Europea.



Montoya-Porres, D., Paz-Fernández, J.A., Fernández-Gonzalo, R., Mercé-Cervera, J., y Yagüe-Cabezón, J. M. (2010). Variabilidad de la carga fisiológica en los pequeños juegos de fútbol en función del espacio. Apuntes: Educación Física y deportes, 4(102), 70-77

y rendimiento

Julen Castellano y David Casamichana

Osgnach, C., Poser, S., Bernardini, R., Rinaldo, R., & di Prampero, P. E . (2010). Energy cost and metabolic power in elite soccer: a new match analysis approach. Medicine & Science in Sports & Exercise, 42, 1 70 - 1 78. •

Ostojic, S. M. (2003). Seasonal alterations in body composition and sprint performance of elite soccer players. Journal of Exercise Physiology, 6(3), 11-14.





Margan, W. (1980). The Trait Psychology Controversy. Research Quarterly for Exercise & Sport, 51, 50-76.

Owen, A. L., Forsyth, J. J., Wong, D. P., Dellal, A., Connelly, S., y Chamari, K. (2015). Heart rate' based training intensity and its impact on injury incidence amongst elite level professional soccer players. Journal of Strength and Conditioning Research, 29(6), 1705-12.



Morgans, R., Orme, P., Anderson, L., & Drust, B. (2014). Principles and practices of training for soccer. Journal of Sport and Health Science, 3(4), 251-257 .

Owen, A., Twist, C., & Ford, F. (2004). Small-sided games: the physiological and technical effect of altering pitch size and player numbers. Insight, 7(2), 50-53.

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com



El arte de planificar en fútbol

ReferenciasBibliográficas

Owen, A. L., Wong, D. P., Paul, D., & Dellal, A. (2012). Effects of a periodized small-sided game training intervention on physical performance in elite professional soccer. Journal of Strength and Conditioning Research, 26(10), 2748-2754. •

Parlebas, P. (2001). Juegos, deporte y sociedad. praxiología motriz. Barcelona: Paidotribo.



Petibois, C., Cazorla, G., Poortmans, J. R., & Déléris, G. (2003). Biochemical aspects of overtraining in endurance sports: the metabolism alteration process syndrome. Sports Medicine, 33(2), 83-94.



Radziminsk, L., Rompa, P., Barnat, W., Dargiewicz, R. & Jastrzebski, Z. (2013). A Comparison of the Physiological and Technical Effects of High-Intensity Running and Small-Sided Games in Young Soccer Players. International Journal of Sports Science & Coaching, 8(3), 455-465.



Rampinini, E., Coutts, A., Castagna, C., Sassi, R., & Impellizzeri, F. M. (2007). Variation in top level soccer match performance. International Journal of Sports Medicine, 28(12), 1018-1024.



Rodríguez-Marroyo, J. A., Medina, J., García-López, J., GarcíaTormo, J. V., & Foster, C. (2014). Correspondence between training load executed by volleyball players and the one observed by coaches. Journal of Strength and Conditioning Research, 28(6), 1588-1594.







Léxico de

Rebelo, A., Brito, J., Seabra, A., Oliveira, J., Drust, B. & Krustrup, P. (2012). A new tool to measure training load in soccer training and match play. International Journal of Sports Medicine, 33 (4), 297-304. Reilly, T., Morris, T., & Whyte, G. (2009). The specificity of training prescription and physiological assessment. A review. Journal of Sports Sciences, 27(6), 575-589 .

www.futboldelibro.com

·

Julen Castellano y David Casamichana

Reilly, T. & White, C., (2004). Small-Sided Games as an Alternative to Interval-Training for Soccer Players. Journal of Sports Sciences, 22, 559. Sampaio, J., Lago, C., Goncalves, B., Macas, V. M. y Leite, N. (2014). Effects of pacing, status and unbalance in time motion variables, heart rate and tactical behaviour when playing 5-a-side football small-sided games. Journal of Science and Medicine in Sport, 17(2), 229-233. Sassi, R., Reilly, T., & Impellizzeri, F. (2004). A comparison of small-sided games and interval training in elite professional soccer players. Journal of Sports Sciences, 22(6), 562. Scott, B. R., Lockie, R. G., Knight, T. J., Clark, A. C., & Jance de Jorge, X. A. (2013b). A comparison of methods to quatify the inseason training load of professional soccer players. International Journal of Sports Physiology and Performance, 8, 195-202. Scott, T.J., Black, C., Quinn, J., & Coutts, A. (2013a). Validity and reliability of the session RPE method for quantifying training in Australian Football: A comparison of the CRl O and CRl 00 scales. Journal of Strength and Conditioning Research, 27, 270276. Seirul fo, F. (2009). Master Profesional en Alto Rendimiento Deportivo Deportes de Equipo. Notas de clase del Módulo: ''Planificación del entrenamiento en los deportes de equipo". Barcelona: Byomedic y Fundación F. C. Barcelona. Siff, M. C., y Verkhoshansky, Y. (2000). Super Entrenamiento. Barcelona: Paidotribo. Silva, B., Garganta, J., Santos R.& Teoldo, I. (2014). Comparing Tactical Behaviour of Soccer Players in 3 vs. 3 and 6 vs. 6 SmallSided Games. Journal of Human Kinetic, 41, 191-202.

www.futboldelibro.com



Silva, P., Aguiar, P., Duarte, R., Davids, K., Araújo, D., & Garganta, J. (2014). Effects of pitch size and skill level on tactical behaviours of Association Football players during small-sided and conditioned games. International Journal of Sports Science & Coaching, 9(5), 993-1006. Silva, P., Duarte, R., Sampaio, J., Aguiar, P., Davids, K., Araújo, D., & Garganta, J. (2014). Field dimension and skill level constrain team tactical behaviours in small-sided and conditioned games in football. Journal of Sports Sciences, 32(20), 1888-1896.

Stelen, T., Chamari, K., Castagna, C., & Wisloff, V. (2005). Physiology of Soccer: An update. Sports Medicine, 35(6), 501-36. Suarez-Arronez, L., Torreno, N., Requena, B., Sáez de Villarreal, E., Casamichana, D., Barbero-Álvarez, J. C., & MunguiIzquierdo, D. (2014). Match-play activity profile in elite women's Rugby Union Players. The journal of sports medicine and physical fitness. •

Swart, J., & Jennings, C. L. (2004). Use of blood lactate concentration as a marker of training status: review article. South African Journal of Sports Medicine, 16(3), 1-5.



Tamarit, X. (2009). ¿Qué es Pontevedra: MCSports.

Singh, F., Foster, C., Tod, D., & McGuigan, M. R. (2007). Monitoring different types of resistance training using session rating of perceived exertion. International Journal of Sports Physiology and Performance, 2(1), 34-45.



Thorpe, R. T., Strudwick, A. J., Buchheit, M., Atkinson, G., Drust, B., & Gregson, W. (2015). Monitoring Fatigue During the InSeason Competitive Phase in Elite Soccer Players. International Journal of Sports Physiology and Performance, 10(8), 958-64.

Solé, J. (2006). Planificación Barcelona: Sicropat Sport.

deportivo.



Spencer, M., Lawrence, S., Rechichi, C., Bishop, D., Dawson, B., & Goodman, C. (2004). Time-motion analysis of elite field hockey, with special reference to repeated sprint activity. Journal of Sports Sciences, 22(9), 843-850.

Torres-Ronda, L., Goncalves, B., Marcelino, R., Torrents, Vicente, E. & Sampaio, J. (2015). Heart rate, time-motion. body impacts when changing the number of teammates opponents in soccer small-sided games. Journal of Strength Conditioning Research, 29(10), 2723-2730.



Travassos, B., Goncalves, B., Marcelino, R., Monteiro, R., & Sampaio, J. (2014). How perceiving additional targets modifies teams' tactical behavior during football small-sided games. Human Movement Science, 38(0), 241-250.



Travassos, B., Vilar, L., Araújo, D., & McGarry, T. (2014). Tactical performance changes with equal vs unequal numbers of players in small-sided football games. International Journal of Performance Analysis in Sport, 14(2), 594-605.

Silva, P., Travassos, B., Vilar, L., Aguiar, P., Davids, K., Araújo, D., & Garganta, J. (2014). Numerical relations and skill level constrain co-adaptive behaviors of agents in sports teams. PloS One, 9(9), e107112.

del entrenamiento

Stagno, K. M, Thatcher, R., & Van Someren, K. A. (2007). A modified TRIMP to quantify the in-seasori training load of team sport players. Journal of Sports Sciences, 25(6), 629-634. Stevens, T. G. A., De Ruiter, J. C., Beek, P. J. & Savelsbergh, G. J. P. (2015): Validity and reliability of 6-a-side smallsided game locomotor performance in assessing physical fitness in football players, Journal of Sports Sciences, DOI: 10.1080/02640414.2015. l 116709

f

bo de lí

o

de li

la

«Periodización

Táctica»?

C., and and and

El arte de planificar en fútbol

Julen Castellano y David Casamichana



Uchida, M. C., Teixeira,, L. F. M., Godoi, V. J., Marchetti, P. H., Conte, M., Coutts, A. J., & Bacurau, R. F. P. (2014). Does The Timing of Measurement Alter Session-RPE in Boxers? Journal of Sports Science and Medicine, 13.



Wisbey, B., Montgomery, P. G., Pyne, D. B., & Ben Rattray, B. (2010). Quantifying movement demands of AFL football using GPS tracking. Journal of Science and Medicine in Sport, 13(5), 531-536.

·

Varley, M.C., Aughey, R. J., & Pedrana, A. (2011). Accelerations in football: Toward a better understanding of high intensity actiuity. En Book of abstract 7th World Congress on Science & Football & 9th Congress of Japanese Society of Science & Football (pp. 115). Nagoya, Japan.



Wrigley, R., Drust, B., Stratton, G., Scott, M., & Gregson, W. (2012). Quantification of the typical weekly in-seasori training load in elite junior soccer players. Journal of Sports Sciences, 30, 1573-1580.



Yanci, J. y Los Arcos, A. (2014). Differences in muscle strength and leg asymmetries in elite runners and cyclists. International SportMed Journal, 15(3), 265-277.



Yanci, J. García, A. Castillo, D. Rivero, L. Los Arcos, A. (2014). Evaluación y relación entre distintos parámetros de condición física en futbolistas semi profesionales. Retos: Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación, 26, 114-117.

Verheijen, R. (2014). The original guide to football periodisation (Part 1). World football academy: Amsterdam (The Netherlands). •

Verkhoshanski, V. (1990). Entrenamiento deportivo. Barcelona: Martínez Roca. Vilar, L., Duarte, R., Silva, P., Chowl, J. H., & Davids, K. (2014). The influence of pitch dimensions on performance during smallsided and conditioned soccer games, Journal of Sports Sciences, 32(19), 1751-1759.



·

Weaving, D., Marshall, P., Earle, K., Nevill, A., & Abt, G. (2014). A Combination of lnternal and External Training Load Measures Explains the Greatest Proportion of Variance in Certain Training Modes in Professional Rugby League. International Journal of Sports Physiology and Performance, 9, 905-912.



Weineck, E. J. (1994a). Fútbol total. Volumen Paidotribo.



Weineck, E. J. (1994b). Fútbol total. Paidotribo.

·

Williams, A. M., Horn, R. R., & Hodges, N. J. (2003). Skill acquisition. En T. Reilly, A. M. Williams (Eds.), Science and Soccer (pp. 198-213). London. UK: Routledge .

l. Barcelona:

Volumen 11. Barcelona:

www.futboldelibro.com

www.futboldelibro.com

Related Documents


More Documents from "Evgeny Mikhaylov"