Apocalipsis Un Libro Abierto

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EL APOCALIPSIS UN LIBRO ABIERTO

RDA - MUNDO & RELIGIÓN 2002

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EL APOCALIPSIS: UN LIBRO ABIERTO

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca.” [Apocalipsis 1:3]

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ÍNDICE CAPÍTULO 1: El Apocalipsis: un libro abierto _____________________________________ 5 CAPÍTULO 2: Mensaje a las siete iglesias CAPÍTULO 3: Las siete iglesias

______________________________________ 13 _______________________________________ 20

CAPÍTULO 4: Una puerta abierta en el cielo ____________________________________ 50 CAPÍTULO 5: El libro sellado CAPÍTULO 6: Los siete sellos CAPÍTULO 7: La obra del sellamiento

______________________________________ 66 ______________________________________

74

____________________________________

98

CAPÍTULO 8: Siete trompetas, siete copas y siete plagas _________________________ 125 CAPÍTULO 9: Armagedon: la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso ________ 162 CAPÍTULO 10: Un libro incomprendido

_____________________________________ 176

CAPÍTULO 11: La Biblia y la Revolución Francesa ________________________________ 195 CAPÍTULO 12: La mujer y el dragón

_____________________________________ 222

CAPÍTULO 13: La bestia de Apocalipsis 13

_____________________________________ 242

CAPÍTULO 14: El mensaje de los tres ángeles

__________________________________

287

CAPÍTULO 15: Misterio, Babilonia la Grande

__________________________________

316

CAPÍTULO 16: El ángel de Apocalipsis 18 CAPÍTULO 17: El milenio

_____________________________________ 340 ______________________________________ 357

CAPÍTULO 18: Nuevos cielos y nueva tierra ____________________________________ 374

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+INTRODUCCIÓN El presente trabajo titulado “Apocalipsis: un libro abierto” es el resultado de un cuidadoso estudio bíblico acompañado a su vez de una investigación histórica que no pocas veces resultó verdaderamente fascinante y cuyo resultado el lector podrá apreciar a lo largo de todo el desarrollo de esta obra y que comprende un análisis de los 22 capítulos del Apocalipsis, el último libro de la Biblia. La interpretación de los símbolos y pasajes que se propone procura ser consecuente con lo revelado por Dios mismo en otros pasajes de la Sagrada Escritura, permitiendo así que la Biblia sea su propio intérprete. Se ha considerado oportuno citar también lo expuesto por la pluma inspirada en los Testimonios, los escritos inspirados de Elena G.de White, a fin de arrojar luz sobre pasajes que parecieron poco claros, textos que se señalan con la identificación del libro correspondiente. Se ha considerado pertinente además, citar de vez en cuando, opiniones y escritos de teólogos adventistas que se han estimado de valor y que en gran medida ayudarán a una mejor comprensión del pasaje con el cual están relacionados. El lector podrá apreciar también, que se vierten numerosas explicaciones respecto al origen y significado griego de términos que se consideraron de importancia para una clara comprensión del pasaje en que están incluidos. El trabajo en general se fundamenta en principios de interpretación bien conocidos y universalmente aceptados, pudiendo el lector encontrar en esta obra una interesante ayuda que le permitirá conceder a los símbolos y pasajes del Apocalipsis una sólida aplicación y un significado consecuente. Es necesario señalar que las explicaciones dadas deben ser leídas y consideradas cuidadosamente comparándolas con los párrafos y citas bíblicas con las que están relacionadas, permitiendo que el Espíritu Santo pueda fijar en la mente las imágenes presentadas en cada profecía y dar luz sobre las aplicaciones entregadas, todo lo cual no pudiera ser posible si se hace tan sólo bajo el marco de una lectura apresurada. El autor desea además destacar el gran respeto y admiración que como resultado de este trabajo ha llegado a sentir hacia todos cuantos han hecho del libro del Apocalipsis su tema favorito de estudio y cuyas notas, reflexiones y conclusiones, enriquecen notablemente el presente trabajo. Hermanos en la fe adventista, tales como Uriah Smith, George Mcready Price, Mervin Maxwell, Alberto Treyer, entre otros, no sólo se han constituido en compañeros de una diligente investigación bíblica sino que además sus nombres han quedado grabados en la mente del autor como aquellos que han compartido en sus corazones la emoción de ser partícipes de una singular y fascinante búsqueda. Finalmente, deseo manifestar que el presente trabajo busca servir de ayuda y consulta para quienes gustan de estudiar el Apocalipsis, no en el marco de la obra de un escritor consumado sino tan sólo dentro del marco de un estudiante de la Biblia sincero y que desea compartir con todos cuantos se interesen, su particular interés por el último y más fascinante libro de las Sagradas Escrituras. RDA – MUNDO & RELIGIÓN. CHILE, Santiago, 2002.

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CAPÍTULO 1 “EL APOCALIPSIS: UN LIBRO ABIERTO”

1 INTRODUCCIÓN AL LIBRO DEL APOCALIPSIS. [Apocalipsis 1:1] El libro del Apocalipsis es ‘la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto’. El último libro de la Biblia es una revelación dada en beneficio de los cristianos de todos los tiempos y sin embargo, es una revelación especial dada en beneficio de los cristianos del último tiempo, los creyentes que han de vivir en el tiempo del fin. Aunque muchos consideran el Apocalipsis como un libro misterioso, oscuro y difícil de comprender, lo cierto es que el nombre mismo del libro contradice tal suposición ya que el nombre “Apocalipsis” procede del griego ἀποκάλυψις que significa “revelación.” Una prestigiada autora escribió lo siguiente: “Esta revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante toda la dispensación cristiana. No obstante, ciertos maestros religiosos han declarado que es un libro sellado y que sus secretos no se pueden explicar. Como resultado de ello, muchos han puesto a un lado las profecías, y no han querido dedicar tiempo al estudio de sus misterios. Pero Dios no desea que su pueblo considere así ese libro. Es ‘la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.” [Hap 481] 1. EL ESCRITOR DEL LIBRO. [Apocalipsis 1:1-2, 9] El libro del Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan entre los años 95 al 98 d.C. El anciano apóstol recibió la revelación estando en la rocosa isla de Patmos, ubicada en el mar Egeo, adonde había sido desterrado por orden del emperador romano Domiciano. Por causa de su fe Juan fue obligado a trabajar en las minas. En aquellos días Patmos servía como prisión de máxima seguridad y bajo esas circunstancias desalentadoras el apóstol recibió la última revelación dada al pueblo de Dios. Aunque algunos autores discuten que haya sido Juan el apóstol el autor del Apocalipsis, lo cierto es que una gran mayoría se inclina a pensar que sí fue el discípulo amado de Jesús quien escribió la profecía de Patmos. Respecto al tiempo en que se escribió el libro, Ireneo, aproximadamente en el año 170 de nuestra era, escribió lo siguiente: “Pues el Apocalipsis fue contemplado no hace mucho tiempo sino aún en nuestra propia época al fin del reinado de Domiciano.” [Contra los Herejes V, 30]

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Considerando que Domiciano reinó entre los años 81 al 96, y que Jerónimo a su vez, señala el año 14 del reinado de éste como el año en que Juan fue desterrado a la isla de Patmos, la fecha de escritura del Apocalipsis se ubica entonces entre los años 95 al 98 d.C. Sobre el particular se escribió lo siguiente: “Juan vivió hasta llegar a la ancianidad. Fue testigo de la destrucción de Jerusalén y de la ruina del majestuoso templo. Como el último sobreviviente de los discípulos que estuvieron Íntimamente relacionados con el Salvador, su mensaje tuvo gran influencia en la consolidación del hecho de que Jesús era el Mesías, el Redentor del mundo. Nadie podía dudar de su sinceridad, y mediante sus enseñanzas muchos fueron inducidos a salir de la incredulidad. Los dirigentes judíos estaban llenos de amargo odio contra Juan por su inmutable fidelidad a la causa de Cristo. Declararon que sus esfuerzos contra los cristianos no tendrían resultados mientras el testimonio de Juan repercutiera en los oídos del pueblo. Para conseguir que los milagros y enseñanzas de Jesús pudieran olvidarse, había que acallar la voz del valiente testigo. Con este fin, Juan fue llamado a Roma para ser juzgado por su fe. Allí, delante de las autoridades, las doctrinas del apóstol fueron expuestas en forma tergiversada. Testigos falsos lo acusaron de enseñar herejías sediciosas, con la esperanza de conseguir de ese modo la muerte del discípulo. Juan se defendió de manera clara y convincente, y con tal sencillez y candor, que sus palabras tuvieron un efecto poderoso. Sus oyentes quedaron atónitos ante su sabiduría y elocuencia. Pero cuanto más convincente era su testimonio, tanto mayor era el odio de sus opositores. El emperador Domiciano se llenó de ira. No podía refutar los razonamientos del fiel abogado de Cristo, ni competir con el poder que acompañaba su exposición de la verdad; pero se propuso acallar su voz. Juan fue arrojado a una caldera con aceite hirviendo; pero el Señor preservó la vida de su fiel siervo tal como protegió a los tres hebreos en el horno de fuego. Mientras se pronunciaban las palabras: “Así perezcan todos los que creen en ese engañador, Jesucristo de Nazaret”, Juan declaró: “Mi Maestro se sometió pacientemente a todo lo que le hicieron Satanás y sus ángeles para humillarlo y torturarlo. Dio su vida para salvar al mundo. Me siento honrado de que se me permita sufrir por su causa. Soy un hombre débil y pecador. Cristo en cambio fue santo, inocente e inmaculado. No cometió pecado, ni fue hallado engaño en su boca”. Estas palabras tuvieron su influencia, y Juan fue retirado de la caldera por los mismos hombres que lo habían echado en ella. Nuevamente la mano de la persecución cayó pesadamente sobre el apóstol. Por decreto del emperador fué, desterrado a la Isla de Patmos, condenado ‘por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo’ (Apoc. 1:9). Sus enemigos pensaron que allí no se haría sentir más su influencia, y que finalmente moriría por causa de las penurias y la angustia. Patmos, una isla árida y rocosa del mar Egeo, había sido escogida por las autoridades romanas para desterrar allí a los criminales; pero para el siervo de Dios esa lóbrega residencia llegó a ser la puerta del cielo. Allí, alejado de las bulliciosas actividades de la vida, y de sus intensas labores de años anteriores, disfrutó de la compañía de Dios, de Cristo y de los ángeles del cielo, y de ellos recibió instrucciones para 6

guiar a la iglesia a través de todo el tiempo. Le fueron bosquejados los acontecimientos que se verificaron durante el desarrollo de las últimas escenas de la historia del mundo; y allí escribió las visiones que recibió de Dios. Cuando su voz no pudiera testificar más en favor de aquel a quien amó y sirvió, los mensajes que se le dieron en aquella desolada costa iban a alumbrar como una lámpara encendida para anunciar el propósito cierto del Señor acerca de cada nación de la tierra.” [Hap 469471] 2. EL TESTIMONIO DE JESUCRISTO. [Apocalipsis 1:2, 9] La expresión griega μαρτυρίαν Ἰησοῦ Χριστοῦes entendida por algunos como el testimonio que los cristianos dan acerca de Jesús reconociéndolo como el Cristo. Sin embargo, la interpretación más correcta de esta expresión es aquella que señala que el ‘testimonio de Jesucristo’ refiere a los dones que son concedidos a la iglesia y que testifican de la relación y unidad de Cristo con ella. La expresión es usada por el apóstol Pablo en su carta a los corintios en que señala que los cristianos poseen el ‘testimonio de Cristo’ manifestado de manera práctica en los dones que Jesús concede a la iglesia [1 Corintios 1:6-7]. En efecto, los dones espirituales que se detallan en 1 Corintios 12:1-12 y que se manifestaban en el seno de la iglesia, constituían el claro y convincente testimonio de que Jesús estaba en medio de ella. Los dones espirituales constituían entonces el ‘testimonio de Jesús’ en favor de la iglesia. Una comparación con Apocalipsis 12:17 y 19:10 favorece claramente la interpretación propuesta. En el último de los pasajes citados se define con toda claridad la expresión diciendo: ‘el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía’. El don de profecía es uno de los dones espirituales otorgados por Dios a la iglesia. [1 Corintios 1:8-10] El libro del Apocalipsis nos revela que Satanás ha luchado persistentemente contra la iglesia que tiene el ‘testimonio de Jesucristo’. Juan declara en la introducción del Apocalipsis que su vocación y ministerio es por ‘la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo’ y como consecuencia de esto y al igual que todos los discípulos el apóstol declara haber sufrido persecución por parte del mundo. [Apocalipsis 1:2, 9] La revelación nos presenta a los mártires de Jesús como siendo perseguidos y muertos por ‘la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían’. [Apocalipsis 6:9] Así también se señala que el dragón (símbolo de Satanás) hará guerra contra la iglesia remanente en el tiempo del fin porque en ella se encuentran los que ‘guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo.’ [Apocalipsis 12:17] El apóstol Juan expresa en la introducción del Apocalipsis que él se encuentra en la isla llamada Patmos ‘por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo’ lo cual deja ver que él era perseguido y hostigado no sólo porque promovía una doctrina considerada peligrosa para la gente de su época, sino porque además su predicación iba acompañada de los dones espirituales que daban testimonio de que Jesucristo estaba con él. En definitiva, Satanás perseguía al amado discípulo porque a través de él, el mundo no sólo recibía fiel el mensaje de Jesús, sino porque los dones espirituales revelados en la vida de Juan, eran una notable evidencia o testimonio de que Jesucristo seguía muy de cerca el ministerio del santo apóstol.

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Que la expresión el “testimonio de Jesucristo” no refiere a la obra de testificación evangélica sino a los dones espirituales que Cristo ha concedido a la iglesia se deduce de Apocalipsis 1:2 en que el propio Juan declara que ha dado testimonio del “testimonio de Jesucristo”. + Igualmente, el siguiente párrafo que recoge las palabras de Raymond F. Cottrell, aclara más al respecto: “En Apocalipsis 19:10 se define el testimonio de Jesús como el espíritu de profecía. Dijo el ángel; "Yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús." En Apocalipsis 22:9, repite más o menos lo mismo como sigue: "Soy consiervo tuyo," y "de tus hermanos los profetas." Comparando un pasaje con otro notamos la fuerza de la expresión: "El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. " Pero el testimonio de Jesús incluye todos los dones de aquel Espíritu. Dice Pablo:"Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonió acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo." (1 Cor. 1:4-7.) El testimonio de Cristo fue confirmado en la iglesia de Corinto; y ¿cuál fue el resultado? En cuanto a los dones nadie le llevaba la delantera, ¿No estamos, pues, justificados al concluir que cuando el remanente o residuo esté del todo confirmado en el testimonio de Jesús, nadie le llevará la delantera en cuanto a los dones, mientras aguarda la venida de nuestro Señor Jesucristo?” [PE 144] 3. EL ANGEL MENSAJERO DEL APOCALIPSIS. [Apocalipsis 1:1] El contexto bíblico y el Espíritu de Profecía dejan ver que el ángel celestial por medio del cual Jesús envió la revelación a Juan es Gabriel, el único ángel mencionado por nombre en toda la Biblia. “Las palabras del ángel: "Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios," demuestran que ocupa un puesto de alto honor en los atrios celestiales. Cuando fue a Daniel con un mensaje, dijo: "Ninguno hay que se esfuerce conmigo en estas cosas, sino Miguel [Cristo] vuestro príncipe. El Salvador habla de Gabriel en el Apocalipsis diciendo que "la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo. Y a Juan, el ángel declaró: "Yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas." ¡Admirable pensamiento, que el ángel que sigue en honor al Hijo de Dios es el escogido para revelar los propósitos de Dios a los hombres pecaminosos!” [DTG 73] “Fue Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios, quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fue a Gabriel, "su ángel," a quien envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas en ella escritas.” [DTG 201] 4. EL DÍA EN QUE JUAN RECIBIÓ LA REVELACIÓN. [Apocalipsis 1:10] El día en que Juan recibió la revelación del Apocalipsis fue un sábado. La expresión griega τῇ κυριακῇ ἡμέρᾳ corresponde al día santificado y bendecido por Dios en la Creación, promulgado solemnemente en el Sinaí, llamado día del Señor por los profetas y guardado y honrado por Jesús durante su ministerio terrenal. [Génesis 2:2-3; Exodo 20:8-11; Isaías 58:13, Lucas 4:16]

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Aunque algunos estudiosos han sugerido que el día en que Juan recibió la revelación es el domingo, lo cierto es que no existe evidencia bíblica que nos permita avalar tal conclusión. Aún cuando ya a principios del Siglo II comenzó a llamarse al domingo como “día del Señor”, adjudicándosele el nombre griego κυριακῇque significa “del Señor”, sin el sustantivo día, lo cierto es que no existe evidencia bíblica alguna que indique que los discípulos de Jesús hayan transferido la santidad y solemnidad del sábado atribuyéndola al domingo. Sin considerar por supuesto, que la iglesia no tiene atribución alguna que la faculte para modificar la ley de Dios en ninguno de sus puntos. Por otra parte, una rápida consideración de la historia permite ver que la observancia dominical, una observancia propia del romanismo, se asienta en la iglesia sólo a partir del Siglo III. Al unificarse el cristianismo con el paganismo, se dio lugar a un precepto que no tiene en modo alguno su origen en Dios y que muy por el contrario se contrapone abierta y manifiestamente a su ley contraviniendo el sábado bíblico del cuarto mandamiento. El Espíritu de Profecía señala lo siguiente: “El día del Señor mencionado por Juan era el sábado, el día en el cual Jehová descansó de su gran obra de creación, el que él bendijo y santificó porque había descansado en él. El sábado fue tan sagradamente observado por Juan en la isla de Patmos como cuando estaba entre el pueblo, predicando en ese día. Junto a las rocas desiertas que lo rodeaban, Juan se acordaba de la roca de Horeb, y como, cuando Dios pronunció su ley a oídos del pueblo que allí estaba, dijo: ‘Acuerdate del día de reposo para santificarlo.” [EdC 72] “Era sábado cuando la gloria del Señor se manifestó al desterrado apóstol. Juan guardaba el sábado tan reverentemente en Patmos como cuando predicaba a la gente de las aldeas y ciudades de Judea.” [HAp 472] “Juan recordó que uno de estos diez preceptos lo invitaba a ‘acordarse del Sábado para santificarlo.’ Y el día del Señor, el día en el cual Jehová había descansado después de la gran obra de la creación, y el cual El bendijo y santificó, era guardado sagradamente por él en la Isla de Patmos tanto como lo había hecho cuando estaba entre las iglesias, adorando con ellos ese día santo.” [The Signs of the Times, 5 de febrero de 1885] - LA EXPRESIÓN ‘YO FUÍ EN EL ESPÍRITU’ [Apocalipsis 1:10] La traducción más correcta de la expresión griega ἐγενόμην ἐν πνεύματιes “llegué a ser o estar en espíritu”. La misma expresión se encuentra en Apocalipsis 4:2 y parece indicar un estado especial en que se llegó a encontrar el apóstol al momento de recibir las revelaciones dadas por Dios. [Compare con 2 Corintios 12:1-4] En la antiguedad, cuando los profetas recibían revelaciones de Dios, caían en un estado de trance en que se dejaban ver síntomas como pérdida del habla, pérdida de fuerza física, etc. [Daniel 8:18; 10:7-9; 10:15-19; Apocalipsis 1:17] &

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2 MARCO TEMÁTICO DEL APOCALIPSIS. ¿De qué trata el Apocalipsis? ¿Cuáles son los temas que se abordan en los símbolos y visiones? Es claro que el libro del Apocalipsis posee un marco temático y que se deslinda a modo de sinopsis en el primer capítulo. ++ Efectivamente, en el capítulo 1 se esbozan tres temas que a lo largo de todo el libro se tratarán extensamente, estos son: LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO [Apocalipsis 1:7] “Una de las verdades más solemnes y más gloriosas que revela la Biblia, es la de la segunda venida de Cristo para completar la gran obra de la redención.” [CS 344] EL SÁBADO [Apocalipsis 1:10] “El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido.” [CS 663] EL MINISTERIO DE CRISTO EN EL SANTUARIO CELESTIAL [Apocalipsis 1:12-18] “El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo a favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado.” [CS 543] A continuación se destacan siete comentarios del Espíritu de Profecía que nos ayudarán a definir el marco temático del libro del Apocalipsis: “A San Juan le fueron descubiertos cuadros de la experiencia de la iglesia que resultan de interés profundo y conmovedor. Vió las circunstancias, los peligros, las luchas y la liberación final del pueblo de Dios.” [CS 390] “Le fueron revelados asuntos de suma importancia, especialmente para la última iglesia, con el objeto de que los que volviesen del error a la verdad pudiesen ser instruidos con respecto a los peligros y luchas que les esperaban. Nadie necesita estar a obscuras en lo que concierne a lo que ha de acontecer en la tierra.” [CS 390] “Consigna los mensajes finales que han de hacer madurar la mies de la tierra, ya sea en gavillas para el granero celestial, o en manojos para los fuegos de la destrucción.” [CS 390] “Algunas de las escenas descriptas en esa profecía /el Apocalipsis/ pertenecen al pasado, otras se están cumpliendo ahora; otras, además, tienen que ver con el desenlace del gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras revelan los triunfos y alegrías de los redimidos en la tierra nueva.” [Hap 482] “En la revelación que se le dio, se desarrolló una escena tras otra de emocionante interés relativa a la experiencia del pueblo de Dios, y la historia de la iglesia fue predicha hasta el mismo fin del tiempo. Mediante figuras y símbolos, se le presentaron a Juan asuntos de gran importancia, que debía registrar 10

para que los hijos de Dios que vivían en su tiempo, y para que los que habían de vivir en los siglos venideros, pudieran comprender inteligentemente los peligros y conflictos que les esperaban.” [Hap 481] “En santa visión el profeta vislumbró el postrer triunfo de la iglesia remanente de Dios” [Hap 487] “En el Apocalipsis están descriptas las cosas profundas de Dios.” [Hap 481] +

3 INTERPRETACIÓN CORRECTA DEL APOCALIPSIS. Son muchas las interpretaciones fantásticas y tergiversadas que se han propuesto en torno al libro del Apocalipsis y no son pocos los que dejan volar su imaginación para proponer las interpretaciones más increíbles de símbolos y pasajes que de ser bien estudiados entregarían revelaciones totalmente diferentes a las que presentan descuidados intérpretes. El apóstol Pedro recomendó observar estricto cuidado en la interpretación de las profecías a fin de no atribuir a los símbolos y mensajes un significado antojadizo y de invención particular. Debemos cuidar de conceder a cada pasaje su correcto y más sano significado. [2 Pedro 1:19-21] Siguiendo el consejo del apóstol debemos atender a principios básicos de interpretación. La experiencia deja ver que hay principios de interpretación que deben ser observados con cuidado y que nos ayudarán a lograr una correcta comprensión no sólo del Apocalipsis sino de toda la Biblia, esto principios interpretativos son: EL PRINCIPIO ANALÓGICO.- Este principio señala que la Biblia debe ser su propio intérprete. De todos los escritores del Nuevo Testamento, el apóstol Juan es el que más cita pasajes, figuras y símbolos del Antiguo Testamento, de modo que al interpretar las figuras y símbolos del Apocalipsis, es necesario hacerlo concediéndoles el mismo sentido que éstos poseen en las Escrituras de los antiguos los profetas. Estableciendo claramente esta relación que existe entre el Apocalipsis y el Antiguo Testamento, se hace comprensible el sentido que Juan le imprimió a los símbolos comparándolos con la aplicación que éstos reciben en otros pasajes de la Biblia. A modo de ejemplo: los siete candeleros y las siete estrellas de Apocalipsis 1:12 y 16, deben interpretarse a la luz de Apocalipsis 1:20. Las bestias de Apocalipsis 13:1 y 11 a la luz de Daniel 7:17 y 23. EL PRINCIPIO TEMÁTICO.- Este principio señala que cada palabra y pasaje de las Sagradas Escrituras debe ser interpretado dentro del contexto temático de la propia Biblia y más particularmente dentro del contexto temático del libro y capítulo en que se encuentra. Todo versículo bíblico debe ser interpretado a la luz de su propio contexto. EL PRINCIPIO CRISTOCÉNTRICO.- Este principio enseña que debemos interpretar la Biblia teniendo como base que todas las Escrituras se centran en Cristo y que nos hablan de él. [Juan 5:39; Lucas 24:27 y 44] 11

EL PRINCIPIO NOMIANÍSTICO.- Este principio interpreta textos y pasajes teniendo como premisa básica que toda la Biblia apoya y sostiene la ley de Dios, los Diez Mandamientos. [Isaías 8:20; Mateo 5:19] EL PRINCIPIO HISTÓRICO.- Este principio señala que todo pasaje bíblico debe ser estudiado a la luz del contexto histórico en que fue escrito a fin de poder determinar con certeza la intención que el escritor le confirió a cada idea, palabra o pasaje. + Como ejemplo, podemos citar la interpretación de la palabra “aguja” en Mateo 19:24 y que muchos interpretan como un elemental artículo de coser de nuestro tiempo y que sin embargo, a la luz de la historia deja ver que señalaba una pequeña puerta de emergencia que se utilizaba en las ciudades para ingreso nocturno de los viajeros. Igual sucede con la palabra “langosta” de Mateo 3:4 y que generalmente se atribuye a una popular clase de insectos saltadores, no obstante que refiere a una clase de plantas que crecían en el desierto de Judea. EL PRINCIPIO FILOLÓGICO.- Este principio establece que debemos interpretar cada palabra de la Biblia atendiendo el significado original que posee en la lengua en que fue escrita. En este sentido, es claro que el Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y el Nuevo en Griego, desprendiéndose que debemos interpretar los textos y pasajes a la luz de su significado original en estas lenguas. EL PRINCIPIO DE ARMONÍA CON EL ESPÍRITU DE PROFECÍA.- Este principio establece que toda interpretación que se formula sobre una palabra o pasaje de la Biblia, debe ser armonizado con lo interpretado por los profetas. En este sentido y para los adventistas del séptimo día, toda interpretación que se formule sobre algún pasaje de la Biblia, debe observar perfecta armonía con lo enseñado en los escritos del Espíritu de Profecía, los escritos inspirados de la Hna. Elena G. de White. [1 Corintios 14:32] DANIEL Y EL APOCALIPSIS En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan. El libro del Apocalipsis presenta más citas del Antiguo Testamento que cualquier otro en las Escrituras. El Apocalipsis es el complemento profético del libro de Daniel. Es sabido que gran parte de las profecías del Apocalipsis tienen su origen embrionario en el libro de Daniel. Siendo así, el estudio del Apocalipsis nos llevará a estudiar el libro de Daniel ya que ambos libros se complementan. En la medida que logremos comprender las profecías de Daniel estaremos mejor preparados para comprender las revelaciones del Apocalipsis.

4 BENDICIÓN DIVINA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS. [Apocalipsis 1:3] De todos los libros de la Biblia, el Apocalipsis es el único libro que cuenta con la especial bendición de Dios para quienes escuchan sus enseñanzas, leen sus profecías y atesoran en sus corazones las cosas en él escritas.

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Esta bendición que Dios ha pronunciado para quienes se interesen en el libro del Apocalipsis debe motivarnos a estudiarlo con mucho cuidado y diligencia. “El profeta dice: ‘Bienaventurado el que lee’ – hay quienes no quieren leer; la bendición no es para ellos. ‘Y los que oyen’ – hay algunos, también, que se niegan a oir cualquier cosa relativa a las profecías; la bendición no es tampoco para esa clase de personas. ‘Y guardan las cosas en ella escritas’ – muchos se niegan a tomar en cuenta las amonestaciones e instrucciones contenidas en el Apocalipsis. Ninguno de ellos tiene derecho a la bendición prometida. Todos los que ridiculizan los argumentos de la profecía y se mofan de los símbolos dados solemnemente en ella, todos los que se niegan a reformar sus vidas y a prepararse para la venida del Hijo del hombre, no serán bendecidos.” [CS 389-390]

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SALVAGUARDIA DIVINA DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS. 22:18-19]

[Apocalipsis

Además de contar con una bendición especial para quienes se interesan en sus profecías, el libro del Apocalipsis es también el único libro de toda la Biblia que cuenta con una especial salvaguardia que nos previene contra la tendencia a tergiversar, disminuir o en algo estorbar la plena y clara comprensión del contenido profético del libro.

CAPÍTULO 2 “MENSAJE A LAS SIETE IGLESIAS”

1 UN MENSAJE PARA LA IGLESIA. [Apocalipsis 1:1 y 4] El libro del Apocalipsis contiene básicamente un mensaje para la iglesia. El mensaje mismo estaba para ser leído a las iglesias principales de Asia y aunque dirigido especialmente a ellas no dejaba de ser cierto que en sí contenía un mensaje para ser tenido en cuenta por todas las iglesias cristianas de aquel tiempo y en general por las iglesias de todas las épocas. En este sentido cobra especial relevancia el siguiente comentario: “A San Juan le fueron descubiertos cuadros de la experiencia de la iglesia que eran de profundo y pasmoso interés. El vio las circunstancias, los peligros, las luchas y la liberación final del pueblo de Dios. El consigna los mensajes finales que han de hacer madurar la cosecha de la tierra, ya sea en manojos para el granero celestial, o en manojos para los fuegos de la destrucción. Fuerónle revelados asuntos de suma importancia, especialmente para la última iglesia, con el objeto de que los que se volviesen del error a la verdad pudieran ser instruidos respecto a los peligros y luchas que les esperaban. Nadie necesita estar a obscuras respecto de lo que ha de acontecer en la tierra.” [CS 390]

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2 LAS SIETE IGLESIAS. [Apocalipsis 1: 4] Las siete iglesias a las que escribe Juan existían en la realidad y eran para aquel tiempo las principales iglesias de Asia, territorio que hoy es conocido como Turquía. La isla de Patmos donde Juan se hallaba desterrado por orden del emperador Domiciano, se encontraba cerca de la costa de Turquía. Los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis contienen las cartas para cada una de esas iglesias. Las cartas siguen el orden en que Juan, como pastor de esas iglesias, solía visitarlas desde su casa en Efeso. La posición geográfica de éstas tiene la forma de una herradura desde Efeso a Esmirna, Pérgamo, Tiátira, Sardis, Filadelfia y finalmente Laodicea. Las siete iglesias son un símbolo de la iglesia en su plenitud. “El Apocalipsis fue escrito para las siete iglesias en Asia, que representaban al pueblo de Dios en todo el mundo.” [The Signs of the Times, 28 de enero de 1903] Sin embargo, las siete iglesias son además un símbolo de la historia de la iglesia cristiana a través de todas las edades, desde su fundación en el año 31 de nuestra era y hasta el tiempo del fin, nuestro tiempo. Los estudiosos de diferentes épocas han considerado que las siete iglesias representan en realidad “siete períodos de tiempo” en la historia de la iglesia de Cristo. ¿Por qué la inspiración seleccionó estas siete iglesias? Es probable que la situación y necesidad espiritual de cada una de ellas hayan sido consideradas como fiel reflejo de lo que sería la situación y necesidad espirituales de los cristianos a través de las siete épocas que se sucederían hasta el tiempo del fin. La aplicación de las siete iglesias a siete períodos históricos guarda perfecta armonía con el siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “Los nombres de éstas simbolizan diferentes períodos de la historia de la iglesia en la era cristiana. El número siete indica plenitud, y significa que el mensaje se extiende hasta el fin del tiempo, mientras que los símbolos revelan la condición de la iglesia en diferentes períodos de la historia del mundo.” [Hap 483] “Los mensajes que tienen el número siete alcanzan hasta el fin del tiempo, es decir la segunda venida de Cristo.” [Hap 467]

3 APLICACIÓN DEL MENSAJE A LAS SIETE IGLESIAS. Las cartas a las siete iglesias y los mensajes contenidos en ellas se pueden aplicar de tres maneras, a saber: APLICACIÓN LOCAL.- Cada mensaje es aplicado a una iglesia específica, geográficamente hablando, atribuyendo las bendiciones, observaciones y amonestaciones, a la condición espiritual imperante en

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cada iglesia para el tiempo en que el mensaje fue escrito. En otras palabras, una aplicación literal a cada iglesia. APLICACIÓN HISTÓRICA.- Cada mensaje es aplicado a un período determinado de la historia de la iglesia, reconociéndose siete períodos que van del año 31 d.C. hasta nuestros días. APLICACIÓN ESPIRITUAL.- Cada mensaje es considerado como un consejo espiritual para la iglesia de todos los tiempos. Al estudiar los mensajes consignados a las siete iglesias se debe tener siempre presente estas tres aplicaciones. Actualmente vivimos en el período de Laodicea, de manera que el mensaje correspondiente a esa iglesia es un mensaje históricamente aplicable a nosotros. La condición espiritual de Laodicea y la necesidad de Cristo que ella evidencia, no es si no fiel reflejo de nuestra propia condición y necesidad espiritual. Si bien el Espíritu de Profecía aplica también los mensajes de la iglesia de Filadelfia a nosotros, los cristianos del último tiempo, tal es una aplicación espiritual y no histórica, de lo cual no pudiéramos concluir en modo alguno que somos la iglesia de Filadelfia. Tal conclusión evidenciaría dificultad para distinguir entre las tres aplicaciones de los mensajes. Cabe señalar que Elena G. de White aplicó indistintamente los mensajes dados a las siete iglesias a la iglesia de nuestros días. A modo de ejemplo, en la Review and Herald del 25 de febrero de 1902, ella aplica el mensaje a la iglesia de Efeso [Apocalipsis 2:4-5] a la iglesia de nuestros días de la siguiente manera: “Recibí instrucción para decir que estas palabras se aplican a las iglesias adventistas del séptimo día en su condición actual. El amor de Dios se ha perdido, y esto significa que también se perdió el amor de los unos por los otros. El yo, el yo, el yo, es halagado y se pugna por la supremacía. ¿Por cuánto tiempo durará esto?” De ello, no podemos concluir que la iglesia actual sea la iglesia de Efeso, sino que los consejos dados a ella, bajo ciertas circunstancias, son también aplicables a nosotros

4 EL PERSONAJE CENTRAL DEL APOCALIPSIS.

[Apocalipsis 1:12-18]

El libro del Apocalipsis como todos los libros de la Biblia es cristocéntrico, es decir, presenta a Jesús como personaje central. [Lucas 24:27 y 44] En el capítulo 1 se presenta a Cristo como nuestro Sumo Sacerdote, principio y fin, alfa y omega de nuestra salvación. Los capítulos 2 y 3 presentan a Jesús como aquel que anda en medio de los siete candeleros de oro, apropiado símbolo de las siete iglesias. Los capítulos 4 y 5 nos presentan a Jesús como el cordero inmolado, único encontrado digno de abrir el libro sellado con siete sellos. El capítulo 8 presenta a Jesús en las escenas finales de su obra mediadora a favor de los hombres. El capítulo 10 lo muestra decretando el fin del tiempo profético. El capítulo 14 lo deja ver en el monte de Sión con los 144.000 que triunfaron sobre la señal de la Bestia y le muestra posteriormente viniendo en las nubes del cielo con grande poder y gloria. El capítulo 19 deja ver a Cristo como el victorioso caudillo del cielo y triunfante guerrero en Armagedón, imágenes todas que nos llevan a expresar junto con el arrobado apóstol: “Amén, sea así. Ven Señor Jesús.” 15

1. LA PRESENTACIÓN DE JESÚS A JUAN. [Apocalipsis 1:12-18] Es claro que el Jesús que vio el apóstol Juan en visión no correspondía a la imagen que él tenía de Cristo como un polvoriento predicador de los confines de Galilea. Juan quizás tenía muy grabada en su mente las postreras imágenes de Cristo, sangrante y clavado en la cruz. Sin embargo, la persona que ahora está delante de él no es aquel Jesús, sino el poderoso Rey de reyes y Señor de Señores que con su sólo poder sostiene no sólo los cielos, sino aún el universo entero. Considere el siguiente párrafo inspirado: “Fue ricamente favorecido el discípulo amado. Había visto a su Maestro en el Getsemaní con su rostro surcado por el sudor de sangre de su agonía; ‘de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres’ (Isa. 52:14). Lo había visto en manos de los soldados romanos, revestido con el viejo manto de púrpura y coronado de espinas. Lo había visto colgado de la cruz del Calvario, objeto de cruel burla y maltrato. Ahora se le permite contemplar una vez más a su Señor. Pero, ¡qué cambiado está! Ya no es el varón de dolores, despreciado y humillado por los hombres. Lleva vestiduras de brillantez celestial. ‘Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno’ (Apoc. 1:14,15). Su voz era como el estruendo de muchas aguas. Su rostro resplandecía como el sol. En su mano tenía siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos, símbolo del poder de su palabra. Patmos fulguró con la gloria del Señor resucitado. ‘Cuando le ví – escribió Juan - caí como muerto a sus pies. Y el puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas’ (Apoc. 1:17).” [Hap 480] 2. LOS SÍMBOLOS DESCRIPTIVOS DE CRISTO. La indumentaria de Cristo es propia de los sacerdotes, con faldones que llegaban a los pies. Jesús se presenta a Juan como aquel que ministra en el Santuario Celestial. El apóstol Juan describe a Jesús de una manera muy impresionante. Primero destaca su cabello, el que describe blanco como la nieve. Evidentemente, no sería sabio concluir que Juan haya visto a Jesús como un anciano decrépito y lleno de canas. En la Biblia el cabello blanco es símbolo, no sólo de pureza, sino también de experiencia y autoridad. [Levítico 19:32; Proverbios 16:31] Los ojos como llama de fuego revelan igualmente autoridad pero dejan ver también perspicacia y celo. El ojo de Dios todo lo escudriña y ante su vista comparecen todos los hombres. [Salmo 11:4] Por otra parte, los pies como de bronce refulgente, son una clara alusión a la estabilidad del gobierno de Cristo que perdurará por los siglos de los siglos. Los pies en el lenguaje bíblico son símbolo de permanencia o durabilidad, según se desprende del símbolo de los pies de barro cocido y de hierro de la mítica imagen de Daniel capítulo 2. [Daniel 2:31-33, 41-44] Es claro que el reino a que alude el versículo 44 de Daniel 2 es el reino de Cristo, que evidentemente no posee pies de barro como los reinos del mundo, sino pies de bronce bruñido. 16

La voz como ruido de muchas aguas es símbolo de autoridad. La voz de Cristo es irrefutable e inapelable, como el ruido de muchas aguas. La espada aguda de dos filos que sale de la boca de Cristo es símbolo de la palabra de Dios y más específicamente de la ley de Dios, los Diez Mandamientos. [Hebreos 4:12; Efesios 6:17] “… y de su boca salía una espada aguda de dos filos, símbolo del poder su palabra.” [Hap 480] Que la espada aguda es símbolo de la ley de Dios se hace claramente comprensible de la comparación de los siguientes textos bíblicos: Apocalipsis 19:15, 21; Isaías 11:4 y Mateo 5:19. En los textos bíblicos anteriores se deja ver que la espada aguda de dos filos que sale de la boca de Cristo en Apocalipsis 19:15 es lo mismo que la “vara” de Isaías 11:4. Ahora bien, la vara es un instrumento de medición y ese instrumento según palabras del propio Jesús son los Diez Mandamientos, la ley de Dios, ante la cual los hombres son descritos como grandes o pequeños. Las siete estrellas que Jesús tiene en su mano derecha representan a los ángeles (líderes) de las siete iglesias. [Apocalipsis 1:20] El rostro resplandeciente como el sol es un inequívoco símbolo de gloria y divinidad. 3. LAS LLAVES DEL INFIERNO Y DE LA MUERTE. [Apocalipsis 1:18] Jesús tiene el poder y autoridad para liberar del infierno (sepulcro) y de la muerte a quien él quiera, en este sentido es descrito en el Apocalipsis como aquel que tiene las llaves del infierno y de la muerte. [Juan 5:21; 11:25] Durante su ministerio terrenal Jesús demostró que tenía las llaves del infierno y de la muerte al resucitar a la hija de Jairo, al hijo de la viuda de Naín y a su amado discípulo Lázaro. Además, cuando él mismo resucitó de los muertos después de haber sido crucificado, resucitaron juntamente con él muchos hombres santos que habían muerto en el pasado. Posteriormente, cuando Jesús ascendió a los cielos, estos santos hombres resucitados ascendieron al cielo con él. [Mateo 27:52-53; Efesios 4:8] 4. JESÚS CAMINANDO EN MEDIO DE LOS SIETE CANDELEROS DE ORO. “Se presenta a Cristo caminando en medio de los candeleros de oro. Así se simboliza su relación con las iglesias. Está en constante comunicación con su pueblo. Conoce su verdadera condición. Observa su orden, su piedad, su devoción. Aunque es el sumo sacerdote y mediador en el santuario celestial, se lo representa como caminando en medio de sus iglesias en la tierra. Con desvelo incansable y constante vigilancia, observa para ver si la luz de alguno de sus centinelas está ardiendo débilmente o si se va a apagar. Si el candelabro quedara sólo al cuidado de manos humanas, la llama vacilante languidecería y se extinguiría; pero él es el verdadero guardían de los atrios del templo. Su cuidado constante y su gracia sostenedora son fuente de vida y luz.” [Hap 483] “Estas cosas dice El que sostiene las siete estrellas en su mano derecha, que camina en medio de los siete candeleros, ‘Yo conozco tus obras’. Esta figura ilustra la eterna vigilancia de nuestro Salvador. 17

Cristo está en medio de los siete candeleros, caminando de iglesia en iglesia, de congregación en congregación, de corazón en corazón.” [The Signs of the Times, 12 de febrero de 1902] “’El cual anda en medio de los siete candeleros de oro’ (Apocalipsis 2:1). Este pasaje demuestra la relación que sostiene Cristo con las iglesias. Anda en medio de las iglesias por toda la longitud y la anchura de la tierra. Las observa con intenso interés para ver si están en una condición espiritual que les permita hacer progresar su reino. Cristo está presente en toda asamblea de la iglesia.” [3 JT 51-52] “Cristo camina en medio de su iglesia a lo largo y ancho de la tierra. Mira con intenso interés para ver si su pueblo está en la condición espiritual que pueda hacer avanzar su reino. El está presente en cada reunión de la iglesia. El sabe quiénes son los que tiene corazones receptivos para llenarlos de aceite santo, a fin de que lo impartan a otros. Los que fielmente llevan adelante la obra de Cristo, representando en palabra y acción el carácter de Dios, cumplen el propósito que Dios tiene para ellos, y Cristo se regocija en ellos.” [7 CBASD 956] 5. LOS SIETE CANDELEROS DE ORO. Las siete iglesias a que alude Juan en Apocalipsis 1:4 son representadas también por el símbolo de los siete candeleros de oro según Apocalipsis 1:16 y 20. ¿Por qué se representa a las iglesias bajo el símbolo de los candeleros de oro? Veamos. La iglesia de Cristo es el medio utilizado por Dios para dar luz al mundo. El símbolo de los candeleros de oro debe ser interpretado a la luz de Mateo 5:14-16. Los siete candeleros de oro son además una clara alusión al candelero de oro con sus siete lámparas que había en el santuario terrenal que Dios ordenó construir a Moisés. Este candelero de siete brazos era un símbolo de la luz divina que siempre acompañaría a Israel. Primeramente, el candelabro de siete brazos es símbolo de Cristo quien es señalado bíblicamente como “la luz del mundo” y en segundo lugar es símbolo de la iglesia, que después de Cristo recibe el mandato de iluminar al mundo y constituirse en luz del mundo. “El número siete indica plenitud, y significa que el mensaje se extiende hasta el fin del tiempo, mientras que los símbolos revelan la condición de la iglesia en diferentes períodos de la historia del mundo.” [Hap 483] 6. LAS SIETE ESTRELLAS EN LA DIESTRA DE JESÚS. Jesús mismo entrega la correcta interpretación del símbolo de las siete estrellas en su diestra. “Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias.” [Apocalipsis 1:20] En la Biblia y especialmente en el Apocalipsis, el símbolo “estrella” es empleado para referir a un ángel. Así se deja ver en los siguientes pasajes: Job 38:7; Apocalipsis 12:3-4 Y 7-9. Compare con Apocalipsis 8:10 y 9:1. En primer término, aunque no es completamente claro, puede decirse que los ángeles de las siete iglesias son los mismos siete ángeles que se mencionan a lo largo de todo el libro del Apocalipsis. En 18

efecto, el Apocalipsis declara que delante del trono de Dios comparecen siete ángeles celestiales, ángeles que son presentados como estando delante de Dios y que aparecen enviando saludos a las siete iglesias en Apocalipsis 1:4. Los mismos, son señalados como las “siete lámparas de fuego que estaban ardiendo delante del trono” en Apocalipsis 4:5 y también son llamados los “siete cuernos” y los “siete ojos” del Cordero en Apocalipsis 5:6. Al parecer estos mismos ángeles están encargados de tocar las siete trompetas de Apocalipsis 8:2 y a su vez son los mismos que “tenían las siete plagas postreras” o las “siete copas de la ira de Dios” de Apocalipsis 15:1 y 16:1. No obstante lo anterior, el símbolo de las “siete estrellas” que alude a los “ángeles de las siete iglesias” más bien parece referir a los dirigentes o líderes de las siete iglesias, líderes que no son necesariamente ángeles celestiales sino sencillos mensajeros terrenales de Dios. Lo anterior, se desprende de los mensajes que son dados a estos ángeles y de la forma en que Jesús se dirige a ellos, animando a unos y fortaleciéndolos por su esfuerzo en la obra del Evangelio y reprendiendo a otros por su apostasía o tibieza espiritual. Es obvio, al considerar lo expuesto, que no se trata de ángeles celestiales ya que éstos no tienen falta y son irreprensibles delante de Dios. Más bien las cualidades de estos “ángeles” indica que se trata de mensajeros humanos, fervientes y animosos y en ocasiones débiles, decaídos y alejados de Dios. Por otra parte, es claro que si fueran ángeles celestiales, Jesús no necesitaría de Juan, como intermediario, para enviarles mensajes o comunicarse con ellos. Es necesario establecer que la palabra “ángel”, que procede del griego ἄγγελος, significa literalmente “mensajero” y no debe necesariamente aplicarse a seres celestiales sino que en ocasiones en el Nuevo Testamento por ejemplo, es aplicada a mensajeros humanos, como en Mateo 11:10; Lucas 7:24; 9:52 y Santiago 2:25. Analice lo anterior a la luz de los siguientes párrafos inspirados: “Los ministros de Dios están simbolizados por las siete estrellas, las cuales se hallan bajo el cuidado y protección especiales de Aquel que es el primero y el postrero.” [OE 13-14] “’El que tiene las siete estrellas en su diestra… dice esto’ (Apoc. 2:1) Estas palabras están destinadas a los maestros de la iglesia, a aquellos a quienes Dios ha confiado pesadas responsabilidades.” [Hap 483484] ¿Por qué se dice que Jesús “tiene” las estrellas en su mano diestra? Esta es una expresión de favor y control. Jesús no sólo está a la cabeza de la iglesia en su plenitud histórica sino que además durante todas las épocas la protege y sustenta. Compare esa conclusión con el siguiente párrafo inspirado: “Se presenta a Cristo mientras sostiene las siete estrellas en su mano derecha. Eso nos asegura que ninguna iglesia que sea fiel a su cometido necesita temer su extinción; porque ninguna estrella que tenga la protección del Omnipotente puede ser arrebatada de la mano de Cristo.” [Hap 483] “El Cristo de Patmos tenía en su mano siete estrellas. Esto nos asegura que ninguna iglesia fiel a su cometido necesita temer de fracasar; porque ninguna estrella que tiene la protección del Omnipotente 19

puede ser arrancada de la mano de Cristo. Si una estrella se separa por sí misma de Dios y cae de su posición, otra tomará su lugar. Nunca habrá menos de siete, siento este número el símbolo divino de la perfección.” [Manuscript Releases, tomo 3, pág. 359]

CAPÍTULO 3 “LAS SIETE IGLESIAS” DEFINICIÓN HISTÓRICA DE LAS SIETE IGLESIAS. [Apocalipsis 1: 4] Se estableció anteriormente que las siete iglesias simbolizan o representan siete períodos en la historia de la iglesia de Cristo, períodos que se extienden desde que ésta fuera fundada por Jesús en el año 31 d.C. y que se remontan hasta nuestros días. Considerando los mensajes consignados a las siete iglesias a la luz de la historia, se puede distinguir los siguientes siete períodos: 

EFESO: PERÍODO DE LA PUREZA DOCTRINAL - comprende desde el año 31 hasta el año 100 de nuestra era.



SMIRNA: PERÍODO DE LAS PERSECUCIONES CONTRA LOS CRISTIANOS - comprende desde el año 100 hasta el año 313 de nuestra era.



PÉRGAMO: PERÍODO DE LA CORRUPCIÓN DOCTRINAL - comprende desde el año 313 hasta el año 538 de nuestra era.



TIATIRA: PERÍODO DE LA SUPREMACÍA PAPAL - comprende desde el año 538 hasta el año 1517 de nuestra era.



SARDIS: PERÍODO DE LA REFORMA PROTESTANTE - comprende desde el año 1517 hasta el año 1798 de nuestra era.



FILADELFIA: PERÍODO DEL REAVIVAMIENTO ESPIRITUAL - comprende desde el año 1798 hasta el año 1844 de nuestra era.



LAODICEA: PERÍODO DE LA TIBIEZA ESPIRITUAL - comprende desde el año 1844 hasta nuestros días.

Los períodos propuestos y su cronología son aproximados de donde se desprende que las fechas no son exactas y pudieran ser eventualmente diferentes. Sin embargo, la división de cada período y las fechas que se señala contemplan hechos y eventos por demás importantes en la vida histórica y espiritual de la iglesia que justifican las cronologías propuestas. 20

Por otra parte, al no ser las fechas definitivas ni menos excluyentes, es dable que eventos asimilados a un período puedan tener un cumplimiento compartido en más de un período, como es el caso de las persecuciones contra los cristianos que comenzando en el año 68 con la persecución instigada por Nerón, su más pleno cumplimiento se ubica en el período de la iglesia de Smirna aunque comenzó históricamente en el período de Efeso. Aunque diversos autores proponen otras fechas para el comienzo y término de cada período, conclusiones que se respetan y consideran, las fechas aquí señaladas están suficientemente avaladas por la propia historia y han sido compartidas por eminentes estudiosos de la Biblia y del Apocalipsis.

1 EFESO – PERÍODO DE LA PUREZA DOCTRINAL - [Apocalipsis 2: 1-7] El período simbolizado por la iglesia de Efeso corresponde desde el año 31 y hasta el año 100 de nuestra era. Esto es, desde que Jesús fundó la iglesia con sus doce apóstoles y hasta la muerte de Juan, el último de ellos, ocurrida alrededor del año 100 de nuestra era. Con relación a este período un autor escribe lo siguiente: “Estos tres breves cuartos de siglo son importantes principalmente porque representan la aplicación, prueba y cristalización prácticas de los principios de fe y vida que Jesús había presentado.” [Kent, “The History Bible, página 1] Este primer período en la historia de la iglesia es reconocido frecuentemente por distintos autores como el período de la pureza doctrinal ya que habiendo recibido los cristianos los principios del Evangelio directamente de Jesús, el Evangelio que ellos practicaban y predicaban estaba absolutamente exento de errores y falsas doctrinas. Por esta razón la iglesia de los apóstoles, la iglesia primitiva, es considerada con mucha razón como la iglesia modelo y a la cual necesariamente debemos remitirnos en asuntos de fe y práctica del cristianismo original y bíblico. Aunque de igual manera el error trató de infiltrarse en la fe de los discípulos, la activa obra de los apóstoles impidió que falsas doctrinas o corrientes de pensamientos tomaran lugar en la fe de la iglesia. No obstante, promediando el final del siglo primero, los apóstoles en su mayoría habían muerto, excepto el apóstol Juan que aunque anciano, continuaba fervientemente dando testimonio de su fe en Jesús. Con la muerte de Juan, el último de los apóstoles, terminó para la iglesia su período más glorioso y se preparó el terreno para una nueva experiencia en la vida de los primeros cristianos. 1. PRESENTACIÓN DE JESÚS A LA IGLESIA DE EFESO. [Apocalipsis 2:1] La expresión “el que tiene las siete estrellas en su diestra” denota el pleno control que Jesús mantiene de la iglesia. Jesús se presenta a Efeso no sólo como Aquel que tiene bajo su dirección a los

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líderes de la iglesia, representados por las siete estrellas, sino también como aquel que protege y sustenta a todos los cristianos. Durante el período de Efeso, es claro que el liderazgo de la iglesia, simbolizado por las siete estrellas, se mantuvo en completa sujeción a los principios y enseñanzas de Jesús. El cristianismo practicado y enseñado por la iglesia de Efeso, es decir los cristianos del Siglo I, en todo era consecuente con el mensaje de Jesús. Los creyentes fueron llamados “cristianos” por primera vez en Antioquía, cerca del año 50 d.C. [Hechos 11:26]. + Es necesario señalar que durante el período de Efeso, existía solo una organización que profesaba la fé de Jesús, a diferencia de nuestros días en que se observa la existencia de infinidad de “iglesias”, grupos y sectas que pretenden o profesan ser cristianos. 2. RASGOS IMPORTANTES DEL PERÍODO DE EFESO. [Apocalipsis 2:2-3] La iglesia del período de Efeso se caracterizó por dos rasgos importantes: su amor ferviente por la verdad y su lucha incansable contra los que enseñaban y practicaban el error. Ninguna falta podía encontrarse en los primeros cristianos en su observancia de los principios inspirados por Cristo. El amor por la verdad que se observaba entre los cristianos del período de Efeso, se dejaba ver principalmente por la unidad que existía entre los miembros de la iglesia, el desprendimiento de los discípulos en favor de los hermanos más pobres y en el fervor y ahínco con que predicaban el Evangelio por todos los lugares a fin de alcanzar a todas las personas con su mensaje. [Hechos 2:1, 41-47; 4:3234; 6:7] Analicemos el siguiente párrafo inspirado: “Al principio, la iglesia de Efeso se distinguía por su sencillez y fervor. Los creyentes trataban seriamente de obedecer cada palabra de Dios, y sus vidas revelaban un ardiente y sincero amor por Cristo. Se regocijaban en hacer la voluntad de Dios, porque el Salvador moraba constantemente en sus corazones. Llenos de amor a su Redentor, su más elevado propósito era ganar almas para él. No pensaban en atesorar para sí mismos el precioso tesoro de la gracia de Cristo. Se daban cuenta de la importancia de su vocación y, llevando este mensaje: ‘En la tierra paz, buena voluntad para con los hombres’, ardían en deseos de llevar las buenas nuevas de la salvación a los rincones más remotos de la tierra. Y el mundo se dio cuenta de que ellos habían estado con Jesús. Los pecadores arrepentidos, perdonados, purificados y santificados llegaron a asociarse con Dios por medio de su Hijo. Los miembros de la iglesia estaban unidos en sentimiento y acción. El amor a Cristo era la cadena de oro que los unía. Su conocimiento del Señor era cada vez más perfecto, y en sus vidas se revelaba el gozo y la paz de Cristo. Visitaban a los huérfanos y las viudas en sus aflicciones, y se guardaban sin mancha de este mundo, pues comprendían que de no hacerlo, estarían contradiciendo su profesión de fe y negando a su Redentor. La obra se hacía en cada ciudad. Se convertían almas que a su vez sentían que era su deber hablar a otros acerca del inestimable tesoro que habían recibido. No podían descansar hasta que la luz que había iluminado sus mentes brillara sobre otros. Multitudes de incrédulos se enteraban de las razones 22

fundamentales de la esperanza cristiana. Se hacían súplicas personales, fervientes e inspiradas, a los equivocados, a los proscritos y a los que, aunque profesaban conocer la verdad, eran más amadores de los placeres que de Dios.” [Hap 477-478] 3. LOS FALSOS HERMANOS. Aunque el período de Efeso fue sin duda el mejor período de la iglesia, no menos cierto es que aún durante esta época o primera edad de la iglesia ésta no contó exclusivamente con cristianos fieles, puros y sinceros. Hubo también falsos hermanos entre los primeros cristianos. “Los apóstoles se opusieron a los miembros de la iglesia que, mientras profesaban tener piedad, daban secretamente cabida a la iniquidad. Ananías y Safira fueron engañadores que pretendían hacer un sacrificio completo delante de Dios, cuando en realidad guardaban para sí con avaricia parte de la ofrenda. El Espíritu de verdad reveló a los apóstoles el carácter verdadero de aquellos engañadores, y el juicio de Dios libró a la iglesia de aquella inmunda mancha que empañaba su pureza. Esta señal evidente del discernimiento del Espíritu de Cristo en los asuntos de la iglesia, llenó de terror a los hipócritas y a los obradores de maldad. No podían éstos seguir unidos a los que eran, en hábitos y en disposición, fieles representantes de Cristo; y cuando las pruebas y la persecución vinieron sobre éstos, sólo los que estaban resueltos a abandonarlo todo por amor de la verdad, quisieron ser discípulos de Cristo.” [CS 48] ¿De dónde surgieron los falsos hermanos del período de Efeso? Lea Hechos 20:28-30 y 1 Juan 2:18-19. ¿Cuáles fueron algunas de las doctrinas falsas que intentaron introducirse en la fe de la iglesia? Veamos. Hechos 15:1; 1 Corintios 15:12; 2 Timoteo 2:17-18; 2 Tesalonicenses 2:1-3; 2 Juan 7. ¿De qué manera los apóstoles instruyeron a la iglesia con relación a los falsos hermanos y a las doctrinas que procuraban propagar en el seno de ella? Romanos 16:17-18; Gálatas 1:6-9; Efesios 4:1415; Filipenses 3:18-19; 1 Timoteo 6:3-5; 2 Timoteo 2:15-16; 3:8-9. ¿Cuál fue el resultado de la introducción de falsas doctrinas en la iglesia? [Apocalipsis 2:4] “Cuando se insistió en esas doctrinas falsas, aparecieron las diferencias y los ojos de muchos se apartaron de Jesús, el autor y consumador de la fe. La discusión de detalles sin importancia referentes a la doctrina y la consideración de agradables fábulas de invención humana, ocuparon el tiempo que debiera haberse dedicado a predicar el Evangelio. Las multitudes que podrían haberse convencido y convertido mediante la fiel presentación de la verdad, quedaron sin amonestación. La piedad disminuyó rápidamente y Satanás parecía estar a punto de dominar a los que decían seguir a Cristo.” [Hap 479] “Pero después de un tiempo el celo de los creyentes comenzó a disminuir, y su amor a Dios y a los demás decreció. La frialdad se introdujo en la iglesia. Algunos se olvidaron de la forma maravillosa en que habían recibido la verdad.” [Hap 478] 4. LOS NICOLAÍTAS. [Apocalipsis 2:6]

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Según escritos de Ireneo, un cristiano que escribió aproximadamente 100 años después de Juan, los nicolaítas eran seguidores de Nicolás de Antioquía, un gentil convertido al judaísmo y que posteriormente se hizo cristiano, pero que sin embargo abrigaba ideas contrarias a la sana doctrina. Podemos concluir algunos otros detalles sobre los nicolaítas a partir del siguiente párrafo inspirado: “En la actualidad se ha difundido la enseñanza según la cual el Evangelio de Cristo dejó sin efecto la ley de Dios; se sostiene que sólo por ‘creer’ somos liberados de la necesidad de ser hacedores de la Palabra. Pero esta es la doctrina de los nicolaítas, que Cristo condenó claramente.” [7 CBASD 957] 5. EXHORTACIÓN Y PROMESA. [Apocalipsis 2:5 y 7]

2 SMIRNA – PERÍODO DE LAS PERSECUCIONES CONTRA LOS CRISTIANOS [Apocalipsis 2: 8-11] El período simbolizado por la iglesia de Smirna simboliza la experiencia de los cristianos desde el año 100 y hasta el 313 de nuestra era, es decir, el período comprendido desde la muerte de Juan, el último de los apóstoles, pasando por las persecuciones emprendidas por el Imperio Romano contra los cristianos y hasta el Edicto de Milán emitido por Constantino en el año 313 que decretó el fin de las persecuciones contra la iglesia. Un autor refirió sobre este período lo siguiente: “Durante el período apostólico, pareció verdaderamente que la Providencia se interponía para evitar a la iglesia una persecución general, a fin de que se pudiesen echar sólidamente sus cimientos en todas partes del mundo, antes de que se desatase la violencia del pagano imperio romano contra ella… Pero con el nuevo período de la historia de la iglesia comenzó una nueva era de tribulación.” [Rev. Enrique Gotterill, “Seven Ages of The Church,” págs. 36, 37. 1849] Que el período de Smirna es reconocido como el segundo período histórico de la iglesia se hace claro a la luz del siguiente comentario de un escritor católico: “Esmirna representa la segunda era, o sea la época del martirio de la iglesia, que se extendió desde la persecución de Nerón hasta el edicto de Milán, el año 313.” [Source Book, pág. 523-524] Se desprende de este comentario, que si bien el período de Smirna comprende la experiencia de los cristianos desde el año 100 y hasta el 313 aproximadamente, no menos cierto es que la persecución instigada por Nerón en el año 68, el período de Efeso, ha sido siempre comprendida como un evento propio del período de Smirna pues hace conjunto con las otras nueve persecuciones llevadas a cabo por el Imperio Romano contra los cristianos principalmente durante el Siglo II y III. 1. PRESENTACIÓN DE JESÚS A LA IGLESIA DE SMIRNA. [Apocalipsis 2:8-11]

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La iglesia de Smirna es la única de las siete iglesias que no recibe ninguna reprensión de parte de Cristo. No hay reproche para ella. Jesús sólo tiene para los cristianos de este período palabras de consuelo y ánimo. Jesús se presenta a Smirna como “el que fue muerto y vivió”. De esta manera presenta a ellos la esperanza de la resurrección. Jesús sabía muy bien que los cristianos de este período habrían de enfrentar duras pruebas, persecución y finalmente la muerte. En el horizonte de Smirna se perfilaban diez espantosos períodos de persecución, períodos en que la fe de los discípulos sería severamente probada. Muchos cristianos tendrían que sellar su testimonio con su propia sangre y bajo esas circunstancias, la fe de la resurrección sería lo único con que contaría al momento de dar cuenta de su fe en Jesús. Las palabras de despedida de Jesús infunden nuevamente ánimo y esperanza ante la expectativa de la muerte en defensa de los principios. El les dice: “Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.” 2. ORIGEN DE LA PERSECUCIÓN CONTRA LOS CRISTIANOS. “El paganismo previó que si el evangelio triunfaba, sus templos y sus altares serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir al cristianismo. Encendióse el fuego de la persecución. “ [CS 43] Jesús había advertido a la iglesia de la persecución que tendría que enfrentar y dirigió palabras de ánimo a sus discípulos. [Mateo 10:17-39; 24:8-10, 21-22] “Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón, cerca del tiempo del martirio de S. Pablo, continuaron con mayor o menor furia por varios siglos. Los cristianos eran inculpados calumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados como la causa de las mayores calamidades: hambres, pestes y terremotos. Como eran el objeto de odios y sospechas, los delatores estaban listos, por vil interés, a vender a los inocentes. Eran condenados como rebeldes contra el imperio, enemigos de la religión y pestes de la sociedad. Muchos eran arrojados a las fieras o quemados vivos en los anfiteatros. Algunos eran crucificados; a otros los cubrían con pieles de animales salvajes y los echaban a la arena para ser despedazados por los perros. Estos suplicios constituían a menudo la principal diversión en las fiestas populares. Grandes muchedumbres solían reunirse para gozar de semejantes espectáculos y saludaban la agonía de los moribundos con risotadas y aplausos.” [CS 44] 3. EL MARTIRIO DE LOS APÓSTOLES. Producto de las persecuciones, murió la mayoría de los apóstoles y con ellos juntamente millares de personas que habían aceptado en sus corazones la fe de Jesús sellaron con su sangre su experiencia como cristianos. Jacobo (hermano de Juan), murió ejecutado por orden de Herodes durante el imperio de Claudio en el año 44 d.C. [Hechos 12:1-2] 25

Pedro, murió crucificado bajo el imperio de Nerón alrededor del año 67, durante la primera persecución general contra los cristianos. Por petición del apóstol, quien se consideró indigno de morir de igual manera que su Maestro, se le crucificó cabeza abajo. Pablo, murió decapitado por orden de Nerón en el año 67. Mateo, fue martirizado hacia el año 70 aproximadamente. Andrés (hermano de Pedro), fue crucificado en una cruz en forma de aspa o X por orden del procónsul Egeas en Acaya. Según transmite la tradición, el apóstol durante tres días estuvo sufriendo el martirio. Al cuarto día, mil voces pidieron al procónsul su libertad. Egeas dio orden de bajar al apóstol de la cruz pero él oró a Dios que no le quitara el privilegio de morir por su Maestro. Se vio resplandecer el rostro del apóstol y expiró, bajo el imperio de Domiciano en el año 95 aproximadamente. Juan, fue sentenciado por Domiciano a ser arrojado a una caldera con aceite hirviendo, sin embargo el santo apóstol libró con vida y sin sufrir daño alguno salió de la caldera hirviente. Admirado el emperador al ver que el apóstol salía de la caldera sin recibir daño alguno, no se atrevió a hacerlo morir y lo desterró a la isla de Patmos. Después de ser liberado de Patmos Juan se estableció para vivir en Efeso, donde murió producto de su avanzada edad aproximadamente en el año 98-100. 4. LA SINAGOGA DE SATANÁS. [Apocalipsis 2:9] La expresión sinagoga de Satanás refiere básicamente a una clase de personas que aunque profesan ser cristianas, en su experiencia no dan evidencias de una fe verdadera y por el contrario en práctica como en doctrina demuestra más bien estar bajo la influencia de Satanás el Diablo, el enemigo de las almas. “Satanás tiene una gran confederación, su iglesia. Cristo la llama la sinagoga de Satanás, porque sus miembros son los hijos del pecado. Los miembros de la iglesia de Satanás han estado constantemente trabajando con gran poder en los hijos de desobediencia y por medio de ellos para exaltar la traición y la apostasía como verdad y lealtad.” [TM 12] Que la sinagoga de Satanás es una acendrada enemiga de la iglesia de Cristo se deja ver en el siguiente comentario: “Toda la sinagoga de Satanás vigila para descubrir los defectos en las vidas de los representantes de Dios, y se logra el máximo de ventaja de todo defecto.” [Review and Herald, 22 de diciembre de 1904] Es claro además que la sinagoga de Satanás ha existido en todas las épocas y que ha de perdurar hasta el mismo fin del tiempo, hasta nuestros días. Sin embargo, es claro también que Dios le pagará conforme a sus obras, según se desprende del siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “Los 144,000 estaban todos sellados y perfectamente unidos. En su frente llevaban escritas estas palabras: "Dios, nueva Jerusalén," y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús. Los impíos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, y querían apoderarse de nosotros para encarcelarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo. 26

Entonces conoció la sinagoga de Satanás que Dios nos había amado, a nosotros que podíamos lavarnos los pies unos a otros y saludarnos fraternalmente con ósculo santo, y ellos adoraron a nuestras plantas.” [PE 15] 6. LOS DIEZ DÍAS DE TRIBULACIÓN SEÑALADOS POR JESÚS. [Apocalipsis 2:10] Los “diez días” de tribulación que Jesús anuncia a la iglesia de Smirna simbolizan los diez períodos de persecución que habrían de enfrentar los cristianos de este período bajo el Imperio Romano en el siguiente orden cronológico: +  PRIMERA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Nerón (año 67-68)  SEGUNDA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Domiciano (año 95-96)  TERCERA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Trajano (año 98-117)  CUARTA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Adriano (año 117-138)  QUINTA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Marco Aurelio (año 161-180)  SEXTA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Septimio Severo (año 193-211)  SÉPTIMA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Máximino I (año 235-238)  OCTAVA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Decio (año 249.251)  NOVENA PERSECUCIÓN, bajo el imperio de Valeriano (año 235-260)  DÉCIMA PERSECUCION, bajo el imperio de Diocleciano y Maximino II (año 303-313) La interpretación de los “diez días” de tribulación como aplicándose a los diez períodos de persecución del paganismo contra el cristianismo es aceptada por una mayoría de los intérpretes del Apocalipsis, aún fuera del marco interpretativo adventista. Aquí por ejemplo, se destaca un comentario sobre el particular, de un autor protestante: “Hubo, de hecho, diez períodos de persecución en el tiempo del Imperio Romano hasta la "conversión" de Constantino en 316 d.C. (Hill).” [Apocalipsis, Comentario de Referencia, capítulo 13, página 11] 7. DESPEDIDA Y PROMESA. [Apocalipsis 2:11] La carta de Jesús a la iglesia de Smirna busca dar fuerza y valor a los discípulos para que enfrenten la tribulación. Jesús dice a cada uno de los que habrían de enfrentar la persecución y la muerte: “No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer.” Jesús está con la iglesia, infundiéndole valor, no como quien está ajeno al momento difícil que ha enfrentar, sino como quien ha recorrido la misma senda de oposición y odio manifestado contra todos los que practican y enseñan la verdad. La carta a la iglesia de Smirna establece firmemente la promesa de la resurrección y vida eterna para todos los que creen en Jesús. En la fe y consuelo de esas promesas ofrendaron su vida por el Evangelio la mayoría de los hermanos cristianos de este período.

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3 PÉRGAMO – PERÍODO DE LA CORRUPCIÓN DOCTRINAL - [Apocalipsis 2: 12-17] La iglesia de Pérgamo representa el período comprendido entre los años 313, fecha en que se decretó el fin de las persecuciones contra los cristianos y el año 538, fecha en que el poder católico romano, con el Papa como máximo representante, concluyó definitivamente por establecerse en todo el mundo antiguo. Un autor católico se refiere a Pérgamo: “La tercera etapa de la iglesia, llamada Pérgamo, se extendió desde el edicto de Milán (313 de J.C.) hasta la caída del Imperio Romano a principios del siglo VI.” [J.U.L. Ratton, “The Apocalypse of St. John”, pág. 140] Ya a partir del período de Pérgamo, se deja ver la aparición en escena de cristianos que apartados de las enseñanzas de Cristo se sentían más cercanos a la religión regentada por el Imperio Romano y que con el tiempo se conoció como “catolicismo romano”. Durante el período de Pérgamo, los cristianos o los destinatarios de la carta a la iglesia, eran aquellos cristianos que se sentían inclinados a abandonar su fidelidad a Jesús para rendirse ante el cristianismo de Roma. 1. PRESENTACIÓN DE JESÚS A LA IGLESIA DE PÉRGAMO. [Apocalipsis 2:12] A Pérgamo, el Señor Jesús se presenta como “el que tiene la espada aguda de dos filos”. El período de Pérgamo es un período señalado principalmente por la apostasía y un alejamiento considerable de las verdades bíblicas para dar paso a doctrinas paganas y ajenas al cristianismo. La “espada aguda de dos filos” que sale de la boca de Jesús es un símbolo de la ley de Dios, los Diez Mandamientos, que durante este tercer período histórico de la iglesia habrían de ser pisoteados y modificados por decretos de concilios tan absurdos y discordantes como aquellos que se dejaron ver más propiamente en el Siglo IV. Jesús se presenta a la iglesia de Pérgamo como aquel que habla y enseña de acuerdo a la ley de Dios. Esta presentación de Jesús está en abierto contraste con lo que sería la enseñanza de la iglesia durante este período, en que se modificaría completamente los divinos preceptos para dar entrada a cultos idólatras y a la pagana observancia del domingo como día de culto y reposo. Recuerde que la Biblia y el propio Jesús enseñan que no se debe aceptar como inspirada ninguna enseñanza que contravenga de manera decidida por precepto o ejemplo la debida observancia de la ley moral de Jehová. [Isaías 8:20; Mateo 5:19] 2. LA ESTRATEGIA DE SATANÁS. “Vanos eran los esfuerzos de Satanás para destruir la iglesia de Cristo por medio de la violencia. La gran lucha en que los discípulos de Jesús entregaban la vida, no cesaba cuando estos fieles portaestandartes caían en su puesto. Triunfaban por su derrota. Los siervos de Dios eran sacrificados, pero su obra seguía 28

siempre adelante. El Evangelio cundía más y más, y el número de sus adherentes iba en aumento. Alcanzó hasta las regiones inaccesibles para las águilas de Roma.” [CS 45] “En vista de esto Satanás se propuso oponerse con más éxito al gobierno de Dios implantando su bandera en la iglesia cristiana. Si podía engañar a los discípulos de Cristo e inducirlos a ofender a Dios, decaerían su resistencia, su fuerza y su estabilidad y ellos mismos vendrían a ser presa fácil. El gran adversario se esforzó entonces por obtener con artificios lo que no consiguiera por la violencia. Cesó la persecución y la reemplazaron las peligrosas seducciones de la prosperidad temporal y del honor mundano. Los idólatras fueron inducidos a aceptar parte de la fe cristiana, al par que rechazaban otras verdades esenciales. Profesaban aceptar a Jesús como Hijo de Dios y creer en su muerte y en su resurrección, pero no eran convencidos de pecado ni sentían necesidad de arrepentirse o de cambiar su corazón. Habiendo hecho algunas concesiones, propusieron que los cristianos hicieran las suyas para que todos pudiesen unirse en el terreno común de la fe en Cristo.” [CS 46] + Como una forma de dar fuerza y vigor a la obra de corrupción que Satanás estaba implantando en el seno de la iglesia, se animo la conversión nominal al cristianismo de personajes relevantes de la época, entre estas, una de las más célebres fue la conversión del propio emperador romano, Constantino, quien se bautizó como cristiano en el año 323. ¿Cuál fue el resultado de esta conversión? “La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. 54 El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo.” [CS 53-54] “La iglesia se vio entonces en gravísimo peligro, y en comparación con él, la cárcel, las torturas, el fuego y la espada, eran bendiciones. Algunos cristianos permanecieron firmes, declarando que no podían transigir. Otros se declararon dispuestos a ceder o a modificar en algunos puntos su confesión 47 de fe y a unirse con los que habían aceptado parte del cristianismo, insistiendo en que ello podría llevarlos a una conversión completa. Fue un tiempo de profunda angustia para los verdaderos discípulos de Cristo. Bajo el manto de un cristianismo falso, Satanás se introducía en la iglesia para corromper la fe de los creyentes y apartarlos de la Palabra de verdad. La mayoría de los cristianos consintieron al fin en arriar su bandera, y se realizó la unión del cristianismo con el paganismo. Aunque los adoradores de los ídolos profesaban haberse convertido y unido con la iglesia, seguían aferrándose a su idolatría, y sólo habían cambiado los objetos de su culto por imágenes de Jesús y hasta de María y de los santos. La levadura de la idolatría, introducida de ese modo en la iglesia, prosiguió su funesta obra. Doctrinas falsas, ritos supersticiosos y ceremonias idolátricas se incorporaron en la fe y en el culto cristiano. Al unirse los discípulos de Cristo con los idólatras, la religión cristiana se corrompió y la iglesia perdió su pureza y su fuerza.” [CS 46-47]

3. LA REACCIÓN DE LOS VERDADEROS CRISTIANOS. [2 Corintios 6:14-18] 29

“Hubo sin embargo creyentes que no se dejaron extraviar por esos engaños y adorando sólo a Dios, se mantuvieron fieles al Autor de la verdad.” [CS 47] “Pero no hay unión entre el Príncipe de luz y el príncipe de las tinieblas, ni puede haberla entre los adherentes del uno y los del otro. Cuando los cristianos consintieron en unirse con los paganos que sólo se habían convertido a medias, entraron por una senda que les apartó más y más de la verdad. Satanás se alegró mucho de haber logrado engañar a tan crecido número de discípulos de Cristo; luego ejerció aun más su poder sobre ellos y los indujo a perseguir a los que permanecían fieles a Dios. Los que habían sido una vez defensores de la fe cristiana eran los que mejor sabían cómo combatirla, y estos cristianos apóstatas, junto con sus compañeros semipaganos, dirigieron sus ataques contra los puntos más esenciales de las doctrinas de Cristo. Fue necesario sostener una lucha desesperada por parte de los que deseaban ser fieles y firmes, contra los engaños y las abominaciones que, envueltos en las vestiduras sacerdotales, se introducían en la iglesia. La Biblia no fue aceptada como regla de fe. A la doctrina de la libertad religiosa se la llamó herejía, y sus sostenedores fueron aborrecidos y proscritos. Tras largo y tenaz conflicto, los pocos que permanecían fieles resolvieron romper toda unión con la iglesia apóstata si ésta rehusaba aún desechar la falsedad y la idolatría. Y es que vieron que dicho rompimiento era de todo punto necesario si querían obedecer la Palabra de Dios. No se atrevían a tolerar errores fatales para sus propias almas y dar así un ejemplo que ponía en peligro la fe de sus hijos y la de los hijos de sus hijos. Para asegurar la paz y la unidad estaban dispuestos a cualquier concesión que no contrariase su fidelidad a Dios, pero les parecía que sacrificar un principio por amor a la paz era pagar un precio demasiado alto. Si no se podía asegurar la unidad sin comprometer la verdad y la justicia, más valía que siguiesen las diferencias y aun la guerra.” [CS 48-49] 4. CONSECUENCIAS DE LA APOSTASÍA. [2 Tesalonicenses 2:3-4] El apóstol Pablo refiriéndose a la apostasía que había de sobrevenir en la iglesia, anunció como consecuencia directa de ella, la aparición de lo que él llamó “el hombre de pecado, el hijo de perdición.” Analice lo anterior a la luz del siguiente comentario: “El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: "Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios." (2 Tesalonicenses 2: 3, 4, V.M.) Y además el apóstol advierte a sus hermanos que "el misterio de iniquidad está ya obrando." (Vers. 7.) Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado. Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, "el misterio de iniquidad" hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo 30

penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y substituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo. Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del "hombre de pecado" predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.” [CS 53-54] + De una lectura cuidadosa de lo anunciado por el apóstol Pablo, podemos apreciar que si bien la apostasía profetizada ya estaba comenzando a obrar en su propio tiempo, algo impedía que ésta diera su fruto, fruto que él llamó inspiradamente como el “misterio de iniquidad.” La historia deja ver que Satanás no pudo corromper la fe de los santos durante el período de Efeso (31100) por lo que instigó al paganismo (Imperio Romano) para que persiguiera duramente a los cristianos durante el período de Smirna (100-313). La obra del Espíritu Santo que acompañó y sostuvo a la iglesia durante ambos períodos, constituía el impedimento que mencionaba Pablo para que se manifestase completamente la apostasía. Concluyentemente, el período de apostasía anunciado por el apóstol debía manifestarse con posterioridad a los períodos de Efeso y Smirna, es decir después del año 313.Con posterioridad a este año, debía hacer su aparición en la escena profética el “hombre de pecado” que se levantaría en la iglesia “oponiéndose y levantándose contra todo lo que se llama Dios, o que se adora; tanto que se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios.” Precisamente, durante el período comprendido entre el año 313 y 538 de nuestra era, hizo su aparición en la escena histórica universal el papado, un poder político religioso resultante de la unión del cristianismo con el paganismo, tal como el apóstol Pablo había anunciado. Se entiende por el contexto de lo anunciado por Pablo, que el “hombre de pecado” no es un individuo en particular sino más bien una clase de persona que se opone a Dios y a la verdad. Note que el “misterio de iniquidad” ya estaba obrando en los días del apóstol y había de subsistir hasta el día en que Cristo venga a quien “el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.” [2 Tesalonicenses 2:8] El papado designa a un poder eminentemente religioso pero con una fuerte implicancia política que, habiéndose originado tempranamente como resultado de la apostasía de los principios bíblicos se ha mantenido vigente por siglos en la historia humana sobreviviendo hasta el día de hoy. 31

“El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: "Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios." (2 Tesalonicenses 2: 3, 4, V.M.) Y además el apóstol advierte a sus hermanos que "el misterio de iniquidad está ya obrando." (Vers. 7.) Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado.” [CS 53] “Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del "hombre de pecado" predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.” [CS 54] En el Siglo IV, el organismo central de la iglesia se trasladó de Jerusalén, donde la habían mantenido los apóstoles, a Roma. [Lea Hechos 15:1-2; Gálatas 1:18] En Roma se asentaba el poder central del Imperio Romano, el brazo perseguidor de Satanás. El trono de César era el trono de Satanás, pues este enemigo de las almas le había concedido al Imperio Romano su poder y autoridad. Con el tiempo y más precisamente durante el tiempo de Pérgamo, el lugar del trono del César y el lugar del trono del papado llegó a ser uno y el mismo. En Roma estaba el trono de Satanás (incorrectamente traducido “silla” en la versión antigua de la Biblia Reina-Valera) y ahí fue donde se asentó la obra central de la iglesia durante el período de Pérgamo. El obispo de Roma, se enalteció sobre todos los demás obispos, incluso sobre el propio obispo de Jerusalén, y se auto denominó “PAPA”, nombre latino que se traduce “Padre”. Concluyentemente, Jesús se dirige a los líderes de Pérgamo diciendo: “Yo sé tus obras, y donde moras, donde esta la silla de Satanás.” [Apocalipsis 2:13] 5. ANTIPAS, EL TESTIGO FIEL. [Apocalipsis 2:13] No es seguro que el nombre “Antipas” haya correspondido a una persona en particular. Goza de bastante aceptación sin embargo, la idea de que el nombre en realidad refiera a una clase de personas que se opusieron a la exaltación del obispo de Roma y a su pretensión blasfema de hacerse llamar “Papa”. Analice esto a la luz de Mateo 23:8-9. De conformidad a esta interpretación, el nombre “Antipas” correspondería a la contracción de “Antipater” que significa “contra el padre”. La revelación llama a Antipas como “el testigo fiel, el cual ha sido muerto entre vosotros, donde Satanás mora”. Consecuentemente, todos los que se opusieron a la exaltación papal fueron brutalmente perseguidos y finalmente muertos a fines del Siglo IV y principios del Siglo V. 6. LOS QUE TIENEN LA DOCTRINA DE BALAAM. [Apocalipsis 2:14] Los que tiene la doctrina de Balaam representan a una clase de personas que antepone sus intereses temporales a sus intereses espirituales. El término refiere a personas que profesando ser cristianos fieles, en la práctica evidencian un espíritu de codicia y desmedido afan por las cosas de este mundo. [Lea Judas 3-4, 11; 2 Pedro 2:15]

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La doctrina de Balaam dice relación con el pensamiento y filosofía de este tristemente célebre profeta de Israel. Recuerde que por vil interés, el profeta Balaam prostituyó el don que Dios le había concedido y negoció con Balac quien lo tentó a traicionar al pueblo escogido. De igual manera, durante el período de Pérgamo, hubo personas que concluyeron que el poder del cristianismo radicaba en su estricto apego a las enseñanzas de Jesús, pero que no obstante, en la medida que se lograra corromper su culto y adoración, el cristianismo no sería nunca más el mismo. Para alcanzar este objetivo, Satanás utilizó a personas que reflejaban en sí el mismo espíritu de Balaam y que por obtener una ganancia temporal, estaban dispuestos a sacrificar su fe y sus principios. En el siguiente párrafo inspirado podemos apreciar las características de quienes tiene la doctrina de Balaam: “Balaam ‘amó el precio de la maldad.’ (2 Ped. 2:15) El pecado de la avaricia que, según la declaración divina, es idolatría, le hacía buscar ventajas temporales, y por ese solo defecto, Satanás llegó a dominarlo por completo. Esto ocasionó su ruina. El tentador ofrece siempre ganancia y honores mundanos para apartar a los hombres del servicio de Dios. Les dice que sus escrúpulos excesivos les impiden alcanzar prosperidad. Así muchos se dejan desviar de la senda de una estricta integridad.” [PP 469] “La suerte de Balaam se asemejó a la de Judas, y los caracteres de ambos son muy parecidos. Trataron de reunir el servicio de Dios y el de Mammón, y fracasaron completamente. Balaam reconocía al verdadero Dios y profesaba servirle; Judas creía en Cristo como el Mesías y se unió a sus discípulos. Pero Balaam esperaba usar el servicio de Jehová como escalera para alcanzar riquezas y honores mundanos; al fracasar en esto, tropezó, cayó y se perdió. Judas esperaba que su unión con Cristo le asegurase riquezas y elevación en aquel reino terrestre que, según creía, el Mesías estaba por establecer. El fracaso de sus esperanzas le empujó a la apostasía y a la perdición. Tanto Balaam como Judas recibieron mucha iluminación espiritual y ambos gozaron de grandes prerrogativas; pero un solo pecado que ellos abrigaban en su corazón, envenenó todo su carácter y causó su destrucción.” [PP 481] 7. LAS COSAS SACRIFICADAS A LOS ÍDOLOS. El pecado de la era de Pérgamo y más tarde también de Tiatira fue la fornicación y el comer de cosas sacrificadas a los ídolos. Esto último, que ya había sido un problema para la iglesia en días de los apóstoles, radicaba en el hecho de que algunos cristianos aficionados al consumo de carne, compraban su provisión de las carnicerías comunales, las que a su vez se surtían de los sacrificios de animales realizados los domingos a los dioses paganos. Esta situación no era bien vista por algunos cristianos que deseando abstenerse de lo sacrificado a los ídolos se nutrían básicamente de vegetales recriminando a sus hermanos que obraban diferente y que comían carne. La disputa finalmente fue llevada a Jerusalén y ahí los apóstoles, en Concilio, determinaron recomendar a los cristianos que se abstuvieran de comer de cosas (carne) sacrificadas a los ídolos, recomendando 33

mayormente una dieta vegetariana. Todo esto está documentado en los siguientes textos bíblicos: Romanos 14; 1 Corintios 8; 10:18-31; Hechos 15:20 y 29. El decreto que se promulgó en el Concilio de Jerusalén fue observado por todos los cristianos de las épocas posteriores, según se deja ver en lo propuesto en la Didajé, escrito que representa las creencias de los cristianos de la segunda mitad del Siglo I, que en su Capítulo VI, párrafo 3 dice: “Pero en lo que concierne a la comida, en cuanto sea capaz; absténgase por todos los medios de la carne sacrificada a ídolos; porque esa veneración es dirigida a dioses muertos.” Que los cristianos habían dejado de frecuentar las carnicerías gentiles en que se vendía carne sacrificada a ídolos se transparenta en el siguiente comentario que Plinio el joven hace a Trajano en una de sus cartas: “Me consta con certeza que los templos, desiertos prácticamente, comienzan a ser frecuentados de nuevo, y que las ceremonias rituales (sacra sollemnia) hace tiempo interrumpidas, se retoman, y que se vende por doquier la carne de las víctimas que hasta la fecha hallaba escasos compradores.” La situación en cuanto a la alimentación se mantuvo sin alteración hasta el Siglo IV aproximadamente, la época de Pérgamo, en que nuevamente se dejan ver problemas en la iglesia tocante al consumo de carne. 8. EXHORTACIÓN Y PROMESA. [Apocalipsis 2:16-17] Jesús exhorta a la iglesia del período de Pérgamo a que busque el arrepentimiento. Los hombres no traspasan la línea que los separa definitivamente de Dios sin que antes les sea hecha una invitación a arrepentirse. A la iglesia de Pérgamo, como a todas las demás, se le hace una tierna invitación: “Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.” EL MANÁ ESCONDIDO.- “Los judíos tienen la tradición de que cuando el templo de Salomón fue destruido en el siglo sexto antes de Cristo, Jeremías tomó la vasija de maná que por mucho tiempo había estado guardada en el Arca del Pacto (Exodo 16:33-34; Hebreos 9:4), y la escondió bajo tierra en el monte Nebo (vea 2 Macabeos 2:4-7). Creen que a la venida del Mesías, reaparecerá Jeremías y restaurará el Arca y su contenido al nuevo templo que se ha de construir en Jerusalén.” [Ricardo Cabero, Sermones para pastores y predicadores laicos, página 72] LA PIEDRECITA BLANCA.- Muchos intérpretes de la Biblia y especialmente del Apocalipsis piensan que la piedrecita blanca con el nombre nuevo refiere a que en el Reino de Dios las personas han de recibir un nuevo nombre que glorifique a Dios. Es sabido que muchas personas tienen nombres poco edificantes o que deshonran a Dios y en consecuencia estos nombres deberían ser cambiados por otro que en verdad edifique o tribute gloria a Dios. Este “nombre nuevo”, que los redimidos han de recibir en el Reino de Dios, es el que se da a conocer en la piedrecita blanca, que será entregada no sólo los cristianos del período de Pérgamo sino a todos los que son salvos. 34

“El [Dios] promete darle a su pueblo el privilegio de comer del árbol de la vida, y del maná escondido. El ofrece la corona de la vida, la piedrecita blanca con el nuevo nombre escrito en ella.” [Elena G. De White, Review and Herald, 17 de diciembre de 1889]

4 TIATIRA – PERÍODO DE LA SUPREMACÍA PAPAL - [Apocalipsis 2: 18-29] La iglesia de Tiatira representa el período comprendido entre los años 538, fecha en que el poder papal concluyó por afirmarse y el año 1517, fecha en que oficialmente comenzó en Europa la reforma protestante. Un escritor católico inglés lo siguiente: “Este estado de corrupción de la iglesia de Cristo por las doctrinas papales de la iglesia de Roma, y la tiranía del papa sobre las conciencias de los hombres, señalan clarísimamente esta edad de la iglesia, que comenzó cuando el papa fue declarado supremo sobre todos los otros obispos, y duró hasta que su poderío y reino fueron refrenados por la Reforma…” [Rev. A. Maddock, “Letter upon the Downfall of the Antichrist,” 1779] 1. EL PERÍODO DE LA SUPREMACÍA PAPAL. El profeta Daniel, muchos siglos antes de Cristo, había anunciado el surgimiento de un poder (el cuerno pequeño) que se levantaría en oposición a Dios y a su pueblo. En el capítulo 7 del libro de Daniel, el siervo de Dios profetizó que cuatro imperios se levantarían sucesivamente en la Tierra, después de lo cual, se levantaría otro reino, que pequeño en sus comienzos había de convertirse en uno de los imperios más grandes y extensos que la historia conoce. El profeta describe esos cuatro imperios emergentes bajo el símbolo de bestias. Cada reino es representado por una bestia distinta. Así por ejemplo, bajo el símbolo de un león con dos alas, la revelación representó al imperio de Neo-Babilonia (606-538 a.C.). La segunda bestia y siguiente, un oso inclinado de un costado y que tenía tres costillas entre sus dientes, representaba al Imperio combinado de Media y Persia (538-331 a.C.). La tercera bestia, un tigre con cuatro alas y que además tenía cuatro cabezas, representaba a Grecia (331-168 a.C.). Finalmente, la cuarta bestia, una bestia espantosa y totalmente diferente a las demás, representaba al Imperio Romano (168 a.C. – 476 d.C.). [Daniel 7:1-7] Daniel explica que de entre los diez cuernos que poseía la cuarta bestia (el Imperio Romano), se levantaría un imperio pequeño (el cuerno pequeño). Note que en el lenguaje simbólico de la Biblia, un cuerno es un reino emergente de otro reino o un reino menor. En este caso, las bestias simbolizan reinos y los cuernos en ellas, simbolizan reinos menores que han de surgir de ellas. [Vea Daniel 7:24 y Apocalipsis 17:12] La sucesión profética de reinos revelada por Daniel se resume históricamente como sigue: NeoBabilonia, Medopersia, Grecia y Roma. En un tiempo posterior al auge y caída de estos reinos había de 35

levantarse un reino menor. Este reino, según se desprende de la propia revelación dada a Daniel, tendría una clara orientación religiosa. Cabe preguntar entonces a la luz de la historia, ¿Cuál ha sido el único imperio emergente después de la caída histórica del Imperio Romano? La historia deja ver claramente que tras la caída del Imperio Romano producto de las invasiones bárbaras en el Siglo V, el otrora grande y poderoso imperio de Roma, se fragmentó estrepitosamente en diez reinos menores (hérulos, vándalos, ostrogodos, visigodos, anglosajones, francos, suevos, lombardos, alamanes y burgundios). Posteriormente, la historia registra el surgimiento de un nuevo poder, el poder de la iglesia o catolicismo, que aunque débil en sus comienzos, paulatinamente fue adquiriendo poder hasta establecerse por completo en el Siglo VI. Este nuevo poder, era en sí la transformación de un poder político, como era el Imperio Romano, en un poder religioso denominado papado, que de la mano del catolicismo prontamente dominó al mundo. No sin oposición se elevó este poder a la vista de Dios. De los diez imperios menores en que se había fragmentado el Imperio Romano después de las invasiones bárbaras, tres de ellos se opusieron tenazmente a aceptar la supremacía de la Roma Papal. Esto tres reinos fueron los hérulos, vándalos y ostrogodos. Note que esta resistencia por parte de estos tres reinos había sido profetizada por Daniel [Daniel 7:7-8, 20, 23-24]. Estos tres pueblos sucumbieron ante el poder del papado. El último en caer fue el pueblo de los ostrogodos en el año 538, fecha en que el papado terminó por constituirse en el legítimo sucesor histórico del Imperio Romano. 2. CÓMO LLEGÓ EL OBISPO DE ROMA A CONSTITUIRSE EN EL LIDER SUPREMO DE LA IGLESIA UNIVERSAL. Durante los Siglos IV y V se dejó ver un poderoso esfuerzo de Satanás por aparta de la verdad a la iglesia de Cristo. El fin de las sangrientas persecuciones decretado por el emperador Constantino en el año 313 y su conversión nominal al cristianismo, indujo a muchos romanos nobles y del pueblo a abrazar la fe de moda, una fe que antes despreciaran. Sin embargo, a pesar de que muchos abrazaron la fe de Cristo, lo cierto es que en la práctica no abandonaron las creencias religiosas paganas que albergaban en sus corazones y que habían heredado en su mayoría de los mismos pueblos que habían conquistado. Así, se introdujeron graves errores en la fe de los cristianos, los que si bien fueron resistidos por unos pocos, finalmente terminaron siendo aceptados por muchos. Constantino, después de convertido al cristianismo, más por razones políticas e intereses personales que por humildad y verdadera fe en Cristo, declaró que no deseaba ejercer su reinado en Roma, por cuanto el cristianismo había hecho de Roma el centro de la religión y principado de su sacerdocio. Constantino afirmaba que no era correcto que el César, un rey terrenal, gobernase en la misma ciudad en que gobernaba el Papa, representante indiscutible de un reino espiritual. Por ello, edificó la ciudad de Constantinopla en el lugar que ocupaba Bizancio y trasladó allá la capital de su imperio, en el año 327 d.C. La decisión de trasladar la capital del imperio y ceder Roma al papado fue producto del Concilio de Nicea convocado por el mismo Constantino en el año 325 y en que se estableció la primacía del obispo de Roma sobre todos los demás obispos de la iglesia ya que hasta entonces la iglesia reconocía la primacía de tres obispados incluido el de Roma, a saber, el obispado de Antioquía y el de Alejandría. 36

El título “PAPA” se acordó definitivamente en el Concilio de 1098, presidido por Urbano II, y se deriva de la sigla P.A.P.A que significa “Pedro Apóstol Pontífice Augusto”. 3. PRESENTACIÓN DE JESÚS A LA IGLESIA DE TIATIRA. [Apocalipsis 2:18] Jesús se presenta a la iglesia de Tiatira como “el Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego”, esto es, que ve todas las cosas y que manifiesta su ira frente a los hechos que ve desarrollarse ante su vista. Durante el largo período de la supremacía papal el mundo presenció las más grandes atrocidades y los errores más descabellados fueron introducidos en la fe de los cristianos. Los ojos como llama de fuego son una clara reprensión para los cristianos apóstatas de Tiatira. Durante el triste cuarto período de la iglesia, el papado se arrogó la pretensión de ser rey del cielo, de la tierra y de las profundidades, pretensión reflejada en la triple corona pontificia. No obstante, a los líderes eclesiásticos de este período y que aceptaron la pretensión papal, Jesús se les presenta como aquel que tiene los pies como bronce bruñido, fiel símbolo de que su reino, el Reino de Cristo, no será jamás removido. Durante el período de Tiatira, los destinatarios de la carta de Jesús, eran aquellos cristianos que abandonando la luz de su conciencia, se habían entregado a una forma de religión o cristianismo que en nada concordaba con los sanos principios que Cristo había predicado. Se habían dejado contaminar por las prácticas idolátricas de un cristianismo paganizado y que a todas luces no era el cristianismo bíblico y original de Cristo y los apóstoles. Los cristianos de Tiatira eran aquellos que abandonando su fe original habían pasado a engrosar las filas de una nueva “iglesia”, la Iglesia Católica Apostólica Romana. 4. BENDICIONES Y AMONESTACIONES. [Apocalipsis 2:19-29] Jesús reconoce que la iglesia de Tiatira se destaca por sus obras, caridad, servicio, fe y paciencia, sin embargo, una de las cosas negativas de este período lo constituye el entronizamiento de la falsa religión, de lo cual “Jezabel” la tristemente célebre hija de Ethbaal, antiguo rey sidonio, es un símbolo. [1 Reyes 16:30-31; 18:4; 19:2] Esta Jezabel, hija de un rey pagano, se casó con Achab entonces rey de Israel, en los días del profeta Elías. Jezabel se manifestó como una mujer cruel y declarada enemiga de Dios. Bajo la influencia nefasta de esta pérfida mujer, Achab estableció en Israel el culto a Baal y se dedicó a perseguir incansablemente a quienes se declaraban fieles a Jehová. Bajo el reinado de Achab y siempre bajo la influencia de Jezabel, se llegó al peor período de apostasía en la historia de Israel. Por ello, Jezabel es un apropiado símbolo para representar la entronización de la religión falsa en la iglesia de Cristo. El período de Tiatira es el más largo en la historia de la iglesia y abarca casi mil años. Durante este período el paganismo infiltró al cristianismo y terminó por incorporarse definitivamente a la fe de los santos. Jesús declara a Tiatira refiriéndose a Jezabel: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta de la fornicación; y no se ha arrepentido”. Durante casi mil años, los cristianos del período de Tiatira despreciaron las palabras del Testigo Fiel y Verdadero y finalmente tuvieron que cosechar lo que habían sembrado. La historia se encargó de validar la sentencia de Jesús sobre estos malos cristianos. [Apocalipsis 2:22-23] 37

No obstante lo anterior, aún en el peor período de la historia eclesiástica, hubo cristianos fieles que mantuvieron con fidelidad los principios del Evangelio a la vista de un mundo totalmente alejado de la verdad. De esto da testimonio el siguiente comentario: “Aunque sumida la tierra en tinieblas durante el largo período de la supremacía papal, la luz de la verdad no pudo apagarse por completo. En todas las edades hubo testigos de Dios, hombres que conservaron su fe en Cristo como único mediador entre Dios y los hombres, que reconocían la Biblia como única regla de su vida y santificaban el verdadero día de reposo. Nunca sabrá la posteridad cuánto debe el mundo a esos hombres. Se les marcaba como a herejes, los móviles que los inspiraban eran impugnados, su carácter difamado y sus escritos prohibidos, adulterados o mutilados. Sin embargo permanecieron firmes, y de siglo en siglo conservaron pura su fe, como herencia sagrada para las generaciones futuras.” [CS 66] Para los cristianos fieles del período de Tiatira fueron dirigidas las palabras del Salvador registradas en Apocalipsis 2:24-29.

5 SARDIS – PERÍODO DE LA REFORMA PROTESTANTE - [Apocalipsis 3: 1-6] La iglesia de Sardis representa el período de la reforma protestante cuyo comienzo se ubica históricamente en el año 1517, año en que Martín Lutero oficialmente dio a conocer su oposición a muchos de los principios sostenidos por la Iglesia Católica. Se dio así inicio a una época de muchos debates teológicos. La Iglesia Católica vio disminuir notablemente su popularidad y aceptación en el mundo antiguo, principalmente Europa. Se produjeron serias divisiones entre quienes profesaban la fe de Cristo y muchos dejándose llevar por la animosidad de la época se vieron arrastrados a multitudinarias manifestaciones en pro y en contra de la verdad. Martín Lutero fue verdaderamente un campeón del Evangelio y la gracia de Dios, que le acompañó siempre, permitió que muchas almas sinceras aceptaran sus enseñanzas en sus corazones y que valientemente se decidieran por la verdad. El período de Sardis fue una época heroica para la iglesia de Cristo. Grandes hombres, inspirados de sabiduría del cielo y con ardiente valor, se abrieron paso a través de las densas tinieblas del error y la superstición para proclamar las maravillosas verdades del Evangelio despertando en muchos el adormecido amor por Jesús. El período de Sardis concluye en el año 1755, fecha en que se produce el célebre terremoto de Lisboa y en que comienza también el tiempo del fin. Un autor refiere lo siguiente sobre el período de Sardis:

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“Esta quinta gran escena del drama cristiano ha sido exhibida fielmente en el escenario del tiempo. Pronto se la identificará con la época de la Reforma, y las consecuencias que derivaron de ella en esa y las siguientes edades.” [Mateo Habershon. “An Historical Exposition of the Prophecies of the Revelation of St. John,” pág. 79] 1. LA PRESENTACIÓN DE JESÚS A LA IGLESIA DE SARDIS. [Apocalipsis 3:1] Jesús se presenta a la iglesia de Sardis como aquel que tiene el completo control de la iglesia y de las cosas que atañen a ella. Jesús se presenta como “el que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas”. La presentación de Jesús a la iglesia de esta época es muy apropiada ya que los cristianos del período de Sardis se encontraban profundamente desanimados por los abusos papales y por las doctrinas erróneas que se habían introducido en la fe de los creyentes. Aunque el abuso y el error parecían predominar por doquier y que el mal se sobreponía al bien, Jesús se presenta a Sardis como aquel que tiene el liderazgo de la iglesia bajo su control. Los destinatarios de la carta a la iglesia de Sardis son aquellos cristianos que a fines de la Edad Media, veían que el verdadero Evangelio estaba pereciendo y sintieron un profundo anhelo de rescatar las verdades que estaban para morir. El espíritu de los reformadores de Sardis era un espíritu de celo por la verdad. A estos hermanos que lucharon para que la fe que una vez fue dada a los santos perdurara son deudores en gran medida los cristianos de generaciones posteriores. 2. LAS COSAS QUE ESTABAN PARA MORIR. [Apocalipsis 3:2-3] Durante el largo período de la supremacía papal, muchas de las grandes verdades de la Biblia llegaron a estar tan desvirtuadas que los principios básicos del Evangelio parecían estar a punto de ser olvidados por completo. Muchos dejaron de creer en las verdades de la Biblia y se volvieron en cambio a las mentiras impuestas por Roma y enseñadas fervientemente por los sacerdotes y clérigos en sus templos y parroquias. 3. PERSONAS QUE NO ENSUCIARON SUS VESTIDURAS DELANTE DE DIOS. [Apocalipsis 3:4] “A pesar de la persecución contra los santos, se levantaban por doquiera vivos testigos de la verdad de Dios. Los ángeles del Señor efectuaban la obra que se les había confiado. Por los más obscuros lugares buscaban y elegían, sacándolos de las tinieblas, a los varones de corazón sincero que estaban sumidos en el error, y que, sin embargo, como Saulo, eran llamados por Dios para ser escogidos mensajeros de su verdad, y para que levantaran la voz contra los pecados de los que decían ser su pueblo. Los ángeles de Dios movieron el corazón de Martín Lutero, Melancton y otros en diversos lugares, despertándoles la sed del viviente testimonio de la Palabra de Dios. El enemigo había irrumpido como una inundación y era preciso levantar bandera contra él. Lutero fue escogido para arrostrar la tormenta, hacer frente a las iras de una iglesia caída y fortalecer a los pocos que permanecían fieles a su santa profesión.” [PE 222] “Dios suscitó hombres que clamasen contra los pecados existentes en la iglesia papal y llevasen adelante la Reforma. Satanás procuró destruir a estos testigos vivos; pero el Señor puso un cerco 39

alrededor de ellos. Para gloria de su nombre, se permitió que algunos sellasen con su sangre el testimonio que habían dado; pero había otros hombres poderosos, como Lutero y Melancton, que podían glorificar mejor a Dios viviendo, y exponiendo los pecados de sacerdotes, papas y reyes. Estos temblaban a la voz de Lutero y de sus colaboradores. Mediante estos hombres escogidos, los rayos de luz comenzaron a dispersar las tinieblas, y muchísimos recibieron gozosamente la luz y anduvieron en ella. Y cuando un testigo era muerto, dos o más eran suscitados para reemplazarlo. Pero Satanás no estaba satisfecho. Sólo podía ejercer poder sobre el cuerpo. No podía obligar a los creyentes a renunciar a su fe y esperanza. Y aun en la muerte triunfaban con una brillante esperanza de la inmortalidad que obtendrían en la resurrección de los justos. Tenían algo más que energía mortal. No se atrevían a dormir un momento, sino que conservaban la armadura cristiana ceñida en derredor suyo, preparados para un conflicto, no simplemente con los enemigos espirituales, sino con Satanás en forma de hombres cuyo grito constante era: "¡Renunciad a vuestra fe, o morid!" Estos pocos cristianos eran fuertes en Dios, y más preciosos a sus ojos que medio mundo que llevase el nombre de Cristo, y fuesen cobardes en su causa. Mientras la iglesia era perseguida, sus miembros eran unidos y se amaban; eran fuertes en Dios. A los pecadores no se les permitía unirse con la iglesia. Únicamente aquellos que estaban dispuestos a abandonarlo todo por Cristo podían ser sus discípulos. Estos se deleitaban en ser pobres, humildes y semejantes a Cristo.” [PE 225-226] 4. LA PROMESA DIVINA. [Apocalipsis 3:4-6] Jesús se despide de Sardis con una triple promesa: “El que venciere, será vestido de vestiduras blancas”.- La vestidura blanca, en el lenguaje bíblico, es un símbolo de la justicia de Cristo que justifica y santifica al pecador. Jesús promete a las pocas personas en Sardis que se muestran fieles a la verdad, que recibirán el perdón de sus pecados y que llegando a reflejar el carácter de Cristo en sus vidas recibirán finalmente la vida eterna. “Y no borraré su nombre del libro de la vida”.- Esta es una promesa de vida eterna. Aunque muchas personas en Sardis, por su desobediencia a Roma, fueron borradas de los libros de la iglesia, Jesús les promete que en el cielo sus nombres, registrados en el libro de la vida, no serán borrados de los registros celestiales. “Y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.- Durante el Juicio Investigador, los nombres de todos aquellos que alguna vez entraron en el servicio de Dios, serán revisados para decidir si son dignos de la vida eterna. Todos los que no hayan sido fieles a los principios del Evangelio, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, serán borrados del libro de la vida y sus nombres no serán reconocidos por Cristo. La promesa sólo se cumplirá para aquellos que en sus vidas manifestaron fidelidad al Hijo de Dios.

6 FILADELFIA – PERÍODO DEL REAVIVAMIENTO ESPIRITUAL - [Apocalipsis 3: 7-13] La iglesia de Filadelfia (nombre griego que significa “amor fraternal”) representa un período de reavivamiento espiritual producido entre finales del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX. 40

El período de Filadelfia o sexta edad de la iglesia comienza con el terremoto de Lisboa registrado en 1755 y se extiende hasta el año 1844, fecha en que culmina el reavivamiento espiritual provocado por el mensaje del advento. El reavivamiento espiritual registrado en el período de Filadelfia se produjo como resultado de una serie de señales terrestres y cósmicas que al entender de los estudiosos de la Biblia habían sido claramente profetizadas en las Sagradas Escrituras. [Vea Apocalipsis 6:12-13] La primera de estas señales y que dio inicio al período de Filadelfia es el gran terremoto de Lisboa, acontecido en el año 1755. Este fenómeno telúrico alcanzó proporciones nunca antes vistas y por ello fue bautizado como el “Gran Terremoto”. “Aunque generalmente se lo llama el terremoto de Lisboa, se extendió por la mayor parte de Europa, África y América. Se sintió en Groenlandia en las Antillas, en la isla de Madera, en Noruega, en Suecia, en Gran Bretaña e Irlanda. Abarcó por lo menos diez millones de kilómetros cuadrados. La conmoción fue casi tan violenta en África como en Europa. Gran parte de Argel fue destruída; y a corta distancia de Marruecos, un pueblo de ocho a diez mil habitantes desapareció en el abismo. Una ola formidable barrió las costas de España y África, sumergiendo ciudades y causando inmensa desolación.” [Sir Carlos Lyell, Principies of Geology, pág. 495] La segunda señal profetizada, a saber el oscurecimiento del sol, se cumplió fielmente el 19 de mayo de 1780, fecha en que se produjo un asombroso oscurecimiento del sol, para posteriormente observarse por la noche, el aspecto inquietante de la luna en un tono rojo sangre. "Único o casi único en su especie, por lo misterioso del hasta ahora inexplicado fenómeno que en él se verificó, . . . fue el día obscuro del 19 de mayo de 1780, inexplicable obscurecimiento de todo el cielo visible y atmósfera de Nueva Inglaterra." [R. M. Devens, Our First Century, pág. 89] "La extensión de esta obscuridad fue también muy notable. Se la observó al este hasta Falmouth, y al oeste, hasta la parte más lejana del estado de Connecticut y en la ciudad de Albany; hacia el sur fue observada a lo largo de toda la costa, y por el norte lo fue hasta donde se extendían las colonias americanas." [Guillermo Gordon, History of the Rise, Progress, and Establishment of the Independence of the U.S.A., tomo 3, pág. 57] “Aunque la luna llegó aquella noche a su plenitud, "no logró en lo más mínimo disipar las sombras sepulcrales." Después de media noche desapareció la obscuridad, y cuando la luna volvió a verse, parecía de sangre.” [CS 353] La tercera de estas señales que se produjeron durante el período de Filadelfia fue la memorable caída de estrellas del 13 de noviembre de 1833. “Fue éste el más dilatado y admirable espectáculo de estrellas fugaces que se haya registrado, pues ‘¡sobre todos los Estados Unidos el firmamento entero estuvo entonces, durante horas seguidas, en conmoción ígnea!” [CS 381]

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Las señales descritas llevaron a muchas personas a volcar su mirada a las profecías de la Biblia y comprobar que éstas habían sido anunciadas claramente con asombrosa antelación iluminándose sus corazones con la llama de la fe. El estudio de la Biblia produjo un reavivamiento espiritual sólo comparable al registrado en los días de Pentecostés como resultado del ministerio de Cristo. Por doquier se multiplicaban los interesados en estudiar la Biblia y conocer por sí mismos las enseñanzas de las Escrituras. Las gentes se reunían en grupos para estudiar las Escrituras y buscar con diligencia la sana comprensión de sus profecías, figuras y símbolos. Dios bendijo grandemente a las personas sinceras del período de Filadelfia y les concedió gran luz sobre la Biblia. + 1. LA PRESENTACIÓN DE JESÚS A FILADELFIA. [Apocalipsis 3:7] Jesús se presenta a la iglesia de Filadelfia como “el Santo, el Verdadero” como aquel “que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.” La presentación de Jesús a Filadelfia señala que él es quien abre la puerta de la gracia y por quien llegamos a tener acceso delante de Dios. Sólo por medio de Cristo somos aceptos delante del Padre y es su mediación lo que nos permite libre y confiadamente acceder al Trono de la Gracia en los cielos. Jesús se presenta a la iglesia de Filadelfia como aquel que tiene la llave de la puerta de la maravillosa gracia de Dios, la “llave de David”, la llave que Dios prometió al ungido de Israel. [Isaías 22:22] Así como en la antigüedad los reyes recibían la simbólica llave de la casa de David, Jerusalén, que les confería el poder de aceptar o rechazar a cualquier de ser admitido en la ciudad real, Jesús recibe de Dios la llave de David, que le permite tener dominio no sobre una ciudad terrena, sino sobre la Jerusalén celestial, pudiendo abrir o cerrar sus puertas a quienes el considere justo. La Reforma del Siglo XVI dio origen al surgimiento de numerosas “iglesias” que en adelante procuraron llevar adelante el mensaje de Cristo y practicar los principios del Evangelio. Estos cristianos, llamados “protestantes” llegaron a ser los destinatarios de la carta a Filadelfia. Lejos iban quedando los años oscuros del dominio católico, poco a poco el mundo comenzó a recuperar la verdad tal cual estaba enseñada en la Biblia y los cristianos comenzaron a vivir una nueva experiencia en Cristo. 2. LA PUERTA ABIERTA DE APOCALIPSIS 3:8. Analicemos la expresión de Apocalipsis 3:8 a la luz de los siguientes párrafos inspirados: “El Testigo fiel nos aseguró que ha colocado delante de nosotros una puerta abierta, que ningún hombre puede cerrar. A los que buscan ser fieles a Dios se les pueden negar muchos de los privilegios del mundo; los enemigos de la verdad pueden entorpecer su camino e intentar menguar su obra, pero no hay poder que pueda cerrar la puerta de la comunicación entre Dios y sus almas.” [7 CBASD 961] “La tesorería que guarda las joyas de la verdad está abierta para todos. ‘He aquí he dado una puerta abierta delante de ti – declara el Señor -, la cual ninguno puede cerrar’. Ninguna espada guarda el paso 42

de esa puerta. Las voces que provienen de los que están adentro y de los que están a la puerta dicen; Ven.” [PVGM 102-103] “Nuestro Redentor ha abierto el camino, de manera que el más pecaminoso, el más menesteroso, el más oprimido y despreciado, puede hallar acceso al Padre. Todos pueden tener un hogar en las mansiones que Jesús ha ido a preparar. /Cita Apocalipsis 3:7-8/” [DTG 88] El Espíritu de Profecía refiriéndose a la “puerta abierta” de Apocalipsis 3:8 hace también una referencia al Santuario Celestial: + “Vi que Jesús había cerrado la puerta del lugar santo, y nadie podía abrirla; y que había abierto la puerta que da acceso al lugar santísimo, y nadie puede cerrarla. (Apoc 3: 7, 8) 1; y que desde que Jesús abrió la puerta que da al lugar santísimo, que contiene el arca, los mandamientos han estado brillando hacia los hijos de Dios, y éstos son probados acerca de la cuestión del sábado. Vi que la prueba actual acerca del sábado no podía producirse antes que terminase la mediación de Cristo en el lugar santo y él hubiese pasado al interior del segundo velo. Por lo tanto, los cristianos que durmieron antes que se abriese la puerta de acceso al santísimo cuando terminó el clamor de medianoche, el séptimo mes, en 1844, sin haber guardado el verdadero día de reposo, descansan ahora en esperanza; porque no tuvieron la luz ni la prueba acerca del sábado que tenemos ahora desde que la puerta se abrió.” [PE 42-43] Al fin del período de Filadelfia, en el año 1844, Jesús pasó del Lugar Santo al Lugar Santísimo, abriéndose para los cristianos la puerta de acceso al Trono de Dios. Se dio inicio así a la parte final del ministerio de Cristo en el Santuario Celestial y comenzó en el mismo año el día de la expiación en los cielos. A fin de comprender las expresiones “puerta abierta” “puerta cerrada”, es necesario que comprendamos en qué momentos se abrían y cerraban las “puertas” en el santuario terrenal. Se sabe que el santuario terrenal tenía dos compartimentos, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo, los que estaban divididos entre sí por un velo. A su vez la entrada de acceso al Lugar Santo, el primer compartimento del santuario, estaba compuesta por un velo que daba entrada a él. Posteriormente, cuando Salomón sustituyó el tabernáculo del testimonio por el templo, siguió los mismos lineamientos. Los velos que daban acceso al tabernáculo y a su vez dividían su interior, fueron sustituidos por puertas, de ahí que la Hna. White hable de “la puerta del lugar santo” y “la puerta que da acceso al lugar santísimo”. Note sin embargo, que el apóstol Pablo en su epístola a los Hebreos se refiere a “velos”. [Hebreos 9:3; 10:20] La diferencia radica en que ambos hicieron alusión al santuario terrenal desde perspectivas distintas. La primera, aludiendo al santuario construido por Salomón, y el segundo, refiriendo al santuario tal como fue construido por Moisés. En el santuario terrenal había tres ocasiones en que las “puertas” o “velos” se abrían o cerraban. Estas ocasiones eran las siguientes: 43

1. Durante la inauguración. Se abrían los dos velos o puertas, quedando comunicados el Lugar Santo con el Santísimo. 2. Durante el servicio diario o continuo. Se abría la puerta o velo de acceso al Lugar Santo quedando cerrado el velo o puerta del Lugar Santísimo. 3. Durante el servicio final o día de la expiación. Se abría el velo o puerta del Lugar Santísimo y se cerraba el velo o puerta de acceso al Lugar Santo. Analicemos todo lo anterior a la luz de lo expresado por la pluma inspirada al respecto: “En el servicio del santuario terrenal que, como ya lo vimos, es una figura del servicio que se efectúa en el santuario celestial, cuando el sumo sacerdote entraba el día de la expiación en el lugar santísimo terminaba el servicio del primer departamento. Dios mandó: "No ha de haber hombre alguno en el Tabernáculo de Reunión cuando él entrare para hacer expiación dentro del Santuario, hasta que salga." (Levítico 16: 17, V.M.) Así que cuando Cristo entró en el lugar santísimo para consumar la obra final de la expiación, cesó su ministerio en el primer departamento. Pero cuando terminó el servicio que se realizaba en el primer departamento, se inició el ministerio en el segundo departamento. Cuando en el servicio típico el sumo sacerdote salía del lugar santo el día de la expiación, se presentaba ante Dios, para ofrecer la sangre de la víctima ofrecida por el pecado de todos los israelitas que se arrepentían verdaderamente. Así también Cristo sólo había terminado una parte de su obra como intercesor nuestro para empezar otra, y sigue aún ofreciendo su sangre ante el Padre en favor de los pecadores. Este asunto no lo entendieron los adventistas de 1844. Después que transcurriera la fecha en que se esperaba al Salvador, siguieron creyendo que su venida estaba cercana; sostenían que habían llegado a una crisis importante y que había cesado la obra de Cristo como intercesor del hombre ante Dios. Les parecía que la Biblia enseñaba que el tiempo de gracia concedido al hombre terminaría poco antes de la venida misma del Señor en las nubes del cielo. Eso parecía desprenderse de los pasajes bíblicos que indican un tiempo en que los hombres buscarán, golpearán y llamarán a la puerta de la misericordia, sin que ésta se abra. Y se preguntaban si la fecha en que habían estado esperando la venida de Cristo no señalaba más bien el comienzo de ese período que debía preceder inmediatamente a su venida. Habiendo proclamado la proximidad del juicio, consideraban que habían terminado su labor para el mundo, y no sentían más la obligación de trabajar por la salvación de los pecadores, en tanto que las mofas atrevidas y blasfemas de los impíos les parecían una evidencia adicional de que el Espíritu de Dios se había retirado de los que rechazaran su misericordia. Todo esto les confirmaba en la creencia de que el tiempo de gracia había terminado, o, como decían ellos entonces, que "la puerta de la misericordia estaba cerrada." Pero una luz más viva surgió del estudio de la cuestión del santuario. Vieron entonces que tenían razón al creer que el fin de los 2.300 días, en 1844, había marcado una crisis importante. Pero si bien era cierto que se había cerrado la puerta de esperanza y de gracia por la cual los hombres habían encontrado durante mil ochocientos años acceso a Dios, otra puerta se les abría, y el perdón de los pecados era ofrecido a los hombres por la intercesión de Cristo en el lugar santísimo. Una parte de su obra había terminado tan sólo para dar lugar a otra. Había aún una "puerta abierta" para entrar en el santuario celestial donde Cristo oficiaba en favor del pecador. 44

Entonces comprendieron la aplicación de las palabras que Cristo dirigió en el Apocalipsis a la iglesia correspondiente al tiempo en que ellos mismos vivían: "Estas cosas dice el que es santo, el que es veraz, el que tiene la llave de David, el que abre, y ninguno cierra, y cierra, y ninguno abre: Yo conozco tus obras: he aquí he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie podrá cerrar." (Apocalipsis 3: 7, 8, V.M.)” [CS 482-485] 1. INICIO DEL REAVIVAMIENTO. [Mateo 24:30-31] Los cristianos del período de Filadelfia y que fueron testigos de las señales predichas por la profecía tocantes al terremoto, el oscurecimiento de sol y la caída de estrellas notaron que estos acontecimientos eran una clara señal del pronto advenimiento de Cristo. La última de estas señales, a saber la caída de estrellas, les confirmó que la segunda venida de Cristo era inminente. Dos años antes de este último acontecimiento, un hombre llamado Guillermo Miller, había comenzado a dar una serie de charlas y conferencias que advertían al mundo sobre la cercana venida de Cristo. El profundo conocimiento de la Biblia demostrado por Miller y su notable capacidad oratoria, hicieron que miles de personas escucharan a este heraldo del advento y creyeran en sus palabras. “En casi todas las ciudades se convertían los oyentes por docenas y hasta por centenares. En muchas poblaciones se le abrían de par en par las iglesias protestantes de casi todas las denominaciones, y las invitaciones para trabajar en ellas les llegaban generalmente de los mismos ministros de diversas congregaciones. Tenía por regla invariable no trabajar donde no hubiese sido invitado. Sin embargo pronto vio que no le era posible atender siquiera la mitad de los llamamientos que se le dirigían. Muchos que no aceptaban su modo de ver en cuanto a la fecha exacta del segundo advenimiento, estaban convencidos de la seguridad y proximidad de la venida de Cristo y de que necesitaban prepararse para ella. En algunas de las grandes ciudades, sus labores hicieron extraordinaria impresión. Hubo taberneros que abandonaron su tráfico y convirtieron sus establecimientos en salas de culto; los garitos eran abandonados; incrédulos, deístas, universalistas y hasta libertinos de los más perdidos -algunos de los cuales no habían entrado en ningún lugar de culto desde hacía años- se convertían. Las diversas denominaciones establecían reuniones de oración en diferentes barrios y a casi cualquier hora del día los hombres de negocios se reunían para orar y cantar alabanzas. No se notaba excitación extravagante, sino que un sentimiento de solemnidad dominaba a casi todos. La obra de Miller, como la de los primeros reformadores, tendía más a convencer el entendimiento y a despertar la conciencia que a excitar las emociones. En 1833 Miller recibió de la iglesia bautista, de la cual era miembro, una licencia que le autorizaba para predicar. Además, buen número de los ministros de su denominación aprobaban su obra, y le dieron su sanción formal mientras proseguía sus trabajos.” [CS 379-380] “Los que aceptaron la doctrina del advenimiento vieron la necesidad de arrepentirse y humillarse ante Dios. Muchos habían estado vacilando mucho tiempo entre Cristo y el mundo; entonces comprendieron que era tiempo de decidirse. "Las cosas eternas asumieron para ellos extraordinaria realidad. Acercóseles el cielo y se sintieron culpables ante Dios." - Bliss, pág. 146. Nueva vida espiritual se despertó en los creyentes. El mensaje les hizo sentir que el tiempo era corto, que debían hacer pronto cuanto habían de hacer por sus semejantes. La tierra retrocedía, la eternidad parecía abrirse ante ellos, y el alma, con todo lo que pertenece a su dicha o infortunio inmortal, eclipsaba por así 45

decirlo todo objeto temporal. El Espíritu de Dios descansaba sobre ellos, y daba fuerza a los llamamientos ardientes que dirigían tanto a sus hermanos como a los pecadores a fin de que se preparasen para el día de Dios. El testimonio mudo de su conducta diaria equivalía a una censura constante para los miembros formalistas y no santificados de las iglesias. Estos no querían que se les molestara en su búsqueda de placeres, ni en su culto a Mamón ni en su ambición de honores mundanos. De ahí la enemistad y oposición despertadas contra la fe adventista y los que la proclamaban.” [CS 380] 2. UNA DIVISIÓN ENTRE LOS CRISTIANOS. [Apocalipsis 3:9] “Sin embargo no prosiguió su obra sin encontrar violenta oposición. Como les sucediera a los primeros reformadores, las verdades que proclamaba no fueron recibidas favorablemente por los maestros religiosos del pueblo. Como éstos no podían sostener sus posiciones apoyándose en las Santas Escrituras, se vieron obligados a recurrir a los dichos y doctrinas de los hombres, a las tradiciones de los padres. Pero la Palabra de Dios era el único testimonio que aceptaban los predicadores de la verdad del segundo advenimiento. "La Biblia, y la Biblia sola," era su consigna. La falta de argumentos bíblicos de parte de sus adversarios era suplida por el ridículo y la burla. Tiempo, medios y talentos fueron empleados en difamar a aquellos cuyo único crimen consistía en esperar con gozo el regreso de su Señor, y en esforzarse por vivir santamente, y en exhortar a los demás a que se preparasen para su aparición.” [CS 383-384] 3. PROMESA A LA IGLESIA DE FILADELFIA. [Apocalipsis 3:10-13] Dios bendijo a los cristianos fieles del período de Filadelfia y los libró de pasar por los tiempos críticos y angustiosos que precederán su advenimiento. Si bien la segunda venida de Cristo no se concretó en el tiempo de ellos, lo que causó un gran chasco en muchos, en definitiva fueron ellos preservados misericordiosamente de los eventos finales de la historia de este mundo, los que reservó la Providencia para los cristianos del siguiente período, Laodicea. Finalmente, el Señor Jesús promete que los nombres de los hermanos fieles de Filadelfia quedarán grabados para siempre en los cielos y que formarán parte de aquellos que llegarán a estar en la ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén.

7 LAODICEA – PERÍODO DE LA TIBIEZA ESPIRITUAL - [Apocalipsis 3: 14-22] La iglesia de Laodicea representa el período comprendido desde el año 1844 y hasta nuestros días, extendiéndose hasta la segunda venida de Cristo. Como se dijo anteriormente, la iglesia de Laodicea, al igual que las anteriores seis, existía realmente y se ubicaba geográficamente en Asia. Laodicea era una ciudad muy próspera del tiempo antiguo y concentraba mucho del comercio y mundo financiero de aquella época. La ciudad era célebre por las delicadas telas que en ella se producían y por las ropas que con ellas se confeccionaban. Laodicea era 46

famosa también por el colirio que en ella se producía y que era muy apreciado y benéfico para los ojos. La gente de Laodicea era gente de buen nivel económico, muy culta y confiada de sí misma. Los cristianos laodicenses eran justos en su propia opinión y pensaban que Dios los veía con buenos ojos, aunque ellos mismos no podían dejar de reconocer que descuidaban en mucho su preparación espiritual y que eran negligentes respecto de los principios cristianos. De este mismo tenor serían, según la profecía, los cristianos que habían de vivir en el mundo después de 1844. La fecha de 1844 es señalada como la culminación del mensaje proclamado por Guillermo Miller y el comienzo de una nueva experiencia en la historia del cristianismo. + Los cristianos procedentes de distintas denominaciones religiosas surgidas como resultado de la Reforma Protestante (anglicanos, bautistas, metodistas, presbiterianos, etc.), un tanto decepcionados por la condición espiritual en que se encontraban sus respectivas “iglesias”, aceptaron de buena gana el mensaje alentador que venía proclamando Guillermo Miller tocante al segundo advenimiento de Cristo. Estos cristianos, abandonando sus respectivas iglesias, se unieron fervientemente en un movimiento, llamado en principio “millerismo” o “adventismo”. Después de aproximadamente 13 años de ferviente anunciación de la segunda venida de Cristo, las esperanzas estos cristianos se vieron chasqueadas estrepitosamente al no cumplirse en definitiva lo que ellos esperaban. Los creyentes de aquel tiempo tuvieron que enfrentar el ridículo, la mofa y la humillación por parte de aquellos, que viendo el fracaso de los pronósticos, se ensañaron en destacar el amargo traspie de los adventistas. Sin embargo, después del chasco de 1844, Dios continúo ayudando y sosteniendo a los adventistas, los que en el momento de mayor necesidad vieron resplandecer misericordiosamente la luz del cielo. Grandes verdades de la Biblia fueron abiertas a la comprensión de ellos y pudieron así comprender y explicar el inesperado chasco del advento. Estos hermanos, que habían pertenecido al movimiento adventista y que posteriormente siguieron escudriñando las Escrituras para ver en qué punto habían equivocado la interpretación de las profecías, al cabo de casi veinte años, se organizaron como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, organización que cumplió las profecías concernientes a la iglesia que habría de entregar el último mensaje de misericordia a un mundo que perece. La iglesia de Laodicea representa el último período o edad de la iglesia de Cristo. Si bien las palabras del Testigo Fiel y Verdadero son de dura reprensión para los cristianos de este período, no menos cierto es que se ofrece a ellos la más preciosa promesa: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” 1. PRESENTACIÓN DE JESÚS A LAODICEA. [Apocalipsis 3:14] Jesús se presenta a Laodicea como “el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la Creación de Dios.” [Apoc. 3:14] Estas palabras resultan muy apropiadas para los cristianos de una época en que la inconsecuencia y la falta de sinceridad reinan soberanas entre los que profesan el nombre de Jesús. Laodicea se destaca por su falsedad mientras Jesús se le presenta como ‘el Amén, el testigo fiel y 47

verdadero’ no solo como una represión, sino como una invitación a buscar la clave de la verdadera religión, la clave de un verdadero cristianismo. La expresión “Amén” es usada ampliamente y desde antiguo por el pueblo de Dios y siempre en el sentido de acuerdo, conformidad o compromiso. [Deuteronomio 27:15-26; 1 Crónicas 16:36; 1 Corintios 14:16] “El Amén. Este término hebreo sugiere veracidad y fidelidad. (Veáse Isa. 65:16, donde el ‘Dios de verdad’ en hebreo es el Dios del Amén.” “Esto contrasta con la inconsistencia del hombre y la infidelidad de la iglesia de Laodicea.” [Haroldo G. Coffin, “Dios, el Creador”, pág. 62] 2. CONDICIÓN DEL PUEBLO DE DIOS EN EL ÚLTIMO TIEMPO. [Apocalipsis 3:15-16] El mensaje de Cristo a Laodicea es una reprensión y se aplica al actual pueblo de Dios. Es claro que los cristianos del último tiempo si bien cuentan con grandes privilegios respecto a sus hermanos de antaño, en la práctica no manifiestan la fe, entrega y abnegación de aquellos. En hecho, muchos de los profesos cristianos de Laodicea, se aferran a sus pecados predilectos, a la par que hacen gran ostentación de religiosidad. En su corazón piensan que es innecesario el reproche del Espíritu Santo y que en realidad no refiere a ellos. Los cristianos de Laodicea carecen de humildad y en su experiencia no viven obedeciendo a los mandamientos de Dios. “El mensaje a Laodicea se aplica a los hijos de Dios que profesan creer en la verdad presente. La mayoría de ellos son tibios y sólo profesan la verdad.” [1 JT 477] “El término ‘tibio’ se aplica a esta clase de personas. Profesan amar la verdad, pero son deficientes en la devoción y el fervor cristiano. No se atreven a abandonar del todo la verdad y correr el riesgo de los incrédulos; pero no están dispuestos a morir al yo y seguir de cerca los principios de su fe.” [1 JT 477] “La única esperanza de los laodicenses consiste en tener una visión más clara de su situación delante de Dios, un conocimiento de la naturaleza de su enfermedad. No son ni fríos ni calientes; ocupan una posición neutral, y al mismo tiempo se lisonjean de que no les falta nada. El Testigo Fiel aborrece esa tibieza. Abomina la indiferencia de esa clase de personas. Dice: ‘¡Ojalá fuese frío, o caliente!’ (Apoc. 3:15). Como el agua tibia, le causan naúseas.” [1 JT 477-478]

3. UNA AMONESTACIÓN. [Apocalipsis 3:17-19] Producto de las grandes verdades que les fueron reveladas después de 1844, los cristianos laodicenses se tornaron especialmente engreídos y autosuficientes. De ellos se declaró: “Porque tu dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa.” La autosuficiencia de Laodicea producto de las grandes verdades a ella confiadas, le impidió ver con claridad la necesidad espiritual en que se encontraba. A Laodicea se dice: “Y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo.” 48

A pesar de la indiferencia de que se reprocha a Laodicea, esta iglesia no quedó desamparada. El cielo había de enviar un muy especial mensaje a estos hermanos. Ese mensaje de ayuda se dejó escuchar en 1888, fecha en que se celebró la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día en la ciudad de Minneapolis (E.E.U.U.). La reunión de Minneapolis marcó un hito importante en la historia de la iglesia. En Minneapolis, la iglesia fue llamada a abandonar su justicia propia y a aceptar la justicia de Cristo. La autosuficiencia y orgullo de Laodicea fueron denunciados y se hizo un ferviente llamado a a fin de que ésta se apropiara los méritos de Cristo para alcanzar la salvación. Se dejó ver la delicada condición de la iglesia y se realizó un llamado al arrepentimiento y la verdadera conversión. En la conferencia de Minneapolis se denunció la tibieza de Laodicea y se invitó a los cristianos a buscar el oro de la fe, la justicia de Cristo representada por las vestiduras blancas y el colirio del discernimiento espiritual. El año 1888 señala una fecha importante en la historia denominacional de los adventistas del séptimo día. El amor de Dios se evidenció en el significativo mensaje de reprensión y amonestación que invitó a la iglesia a buscar sinceramente un cambio. 4.- INVITACIÓN Y PROMESA. [Apocalipsis 3:20-22] La iglesia de Laodicea es presentada como estando en una delicada condición delante de Dios. Jesús a fin de animar a Laodicea a buscar un cambio le realiza la más solemne y maravillosa invitación y promesa que haya hecho alguna vez a los hombres: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”

CAPÍTULO 4 “UNA PUERTA ABIERTA EN EL CIELO” [Apocalipsis 4:1]

Después de consignar las cartas a las siete iglesias, Juan es invitado a contemplar escenas cuyo desarrollo se produce en el cielo. La expresión “he aquí una puerta abierta en el cielo”, indica que es permitido a Juan ver escenas que no sería posible contemplar a ojos humanos si Dios no lo permitiera. El anciano apóstol es transportado al santuario celestial donde ve desarrollarse ante sus ojos eventos de gran interés que fueron registrados por él para beneficio de los cristianos de generaciones futuras. Las situaciones descritas y los eventos detallados en el capítulo 4 del Apocalipsis, y también las del capítulo 5, debieran ubicarse en el Siglo I de nuestra era, época en que Jesús, después de su muerte y resurrección, es recibido en el cielo dando inicio a su ministerio como sacerdote a favor de los hombres. Se da inicio así, al servicio del santuario celestial donde Jesús, como sacerdote, ministra a favor de los hombres delante de Dios. 49

¿Por qué deberíamos ubicar las escenas de Apocalipsis 4 y 5 en el Siglo I de la era cristiana y no en alguna otra época? Primero. Porque las escenas de estos capítulos y que dicen relación con el santuario celestial, dejan ver que sus dos compartimentos, el lugar santo y el lugar santísimo, están unidos, sin que haya división entre uno y otro. Esta situación de unidad sólo se producía en dos oportunidades en el santuario terrenal, a saber en el día de la inauguración y en el día de la purificación o expiación. La inauguración del santuario celestial debe ser fechada en 31 de nuestra era. En esta fecha Jesús dio su vida y su sangre a favor de todos nosotros, convirtiéndose en el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y poniendo fin al sistema de ofrendas y sacrificios que establecía la ley mosaica. De esta manera Jesús ponía fin también al sacerdocio terrenal estableciendo indiscutiblemente un nuevo sacerdocio en el santuario celestial. Segundo. Porque las escenas de los capítulos 4 y 5 son descritas como ocurriendo en el momento mismo en que Jesús se presenta delante de Dios y toma de su mano derecha el libro sellado con siete sellos. [Apocalipsis 5:7-10] Es claro que los primeros cinco sellos de este libro misterioso consignan la historia del pueblo de Dios entre los años 31 y hasta el año 1755 de nuestra era, para dar paso después al sexto sello y séptimo sello, que revelan acontecimientos que preceden a la segunda venida de Cristo. Siendo así, es lógico concluir que las escenas descritas en Apocalipsis 4 y 5 correspondan a un momento previo al cumplimiento profético de los eventos descritos en los siete sellos, de donde se desprende que las escenas mismas de los capítulos 4 y 5 deben ser anteriores al cumplimiento mismo de los sellos y esto nos lleva indefectiblemente al Siglo I de nuestra era. + Tercero. Porque en las escenas que el apóstol Juan describe, no menciona que los redimidos estén delante de Dios, lo cual permite deducir que las escenas no corresponden a algún momento futuro en que haya culminado el Juicio Investigador y los salvos se encuentren en la presencia del Eterno. Note que en otras visiones del trono y que corresponden al futuro, el apóstol menciona a los redimidos como estando delante de Dios. [Apocalipsis 7:4, 9-17; 14:1-5; 15:1-4] Cuarto. Porque el Espíritu de Profecía ubica las escenas de Apocalipsis 4 y 5 justamente en el primer siglo de la era cristiana, adjudicándolas al momento en que Jesús es recibido por Dios en el cielo después de su resurrección. [Lea El Deseado de Todas las Gentes páginas 769 a 765]

1 EL SANTUARIO CELESTIAL. El Apocalipsis claramente deja ver la existencia de un santuario en el cielo y lo describe como correspondiendo plenamente a lo prefigurado por Dios en el santuario terrenal que se ordenó construir a Moisés. No son pocos en nuestros días los profesos cristianos que niegan de plano que exista un santuario en el cielo y en general se observa mucha ignorancia respecto a los servicios que se celebran en él. 50

La enseñanza que señala la existencia de un santuario en el cielo no es nueva ni es propia de los adventistas del séptimo día sino que está enraizada desde antiguo en la fe de los que han constituido el pueblo de Dios. [Salmo 11:4; Isaías 6:1-3; Habacuc 2:20] En hecho el apóstol Juan en el Apocalipsis es quien deja ver más claramente que existe un santuario en el cielo: “Cuando en una visión le fue dado al apóstol Juan que viese el templo de Dios en el cielo, contempló allí "siete lámparas de fuego ardiendo delante del trono." (Apocalipsis 4: 5, V.M.) Vio un ángel que tenía "en su mano un incensario de oro; y le fue dado mucho incienso, para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos, encima del altar de oro que estaba delante del trono." (Apocalipsis 8: 3, V.M.) Se le permitió al profeta contemplar el primer departamento del santuario en el cielo; y vio allí las "siete lámparas de fuego" y el "altar de oro" representados por el candelabro de oro y el altar de incienso en el santuario terrenal. De nuevo, "fue abierto el templo de Dios" (Apocalipsis 11: 19, V.M.), y miró hacia adentro del velo interior, el lugar santísimo. Allí vio "el arca de su pacto," representada por el cofre sagrado construido por Moisés para guardar la ley de Dios. Así fue como los que estaban estudiando ese asunto encontraron pruebas irrefutables de la existencia de un santuario en el cielo. Moisés hizo el santuario terrenal según un modelo que le fue enseñado. San Pablo declara que ese modelo era el verdadero santuario que está en el cielo. Y San Juan afirma que lo vio en el cielo.” [CS 467] ¿Por qué debieran los adventistas del séptimo día estudiar diligentemente todo lo relacionado con el santuario celestial? “El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos.” [CS 543] Para comprender las revelaciones de Juan respecto al santuario celestial que él vio en el cielo, es imprescindible que conozcamos algunos aspectos básicos referentes al santuario terrenal que Dios mandó construir a Moisés: 1. Dios ordenó a Moisés construir un santuario que estaba destinado a ser centro del culto y adoración de Israel. [Exodo 25:8] 2. El santuario construido por Moisés fue hecho siguiendo estrictamente las indicaciones que Dios le dio y conforme a un modelo que le fue mostrado en el monte Sinaí. [Exodo 25:9 y 40] El diseño del santuario, así como los servicios que se efectuaban en él, tenían por objeto ilustrar al pueblo respecto al plan de salvación a favor de los hombres y que en mayor medida se iba a desarrollar en el santuario celestial. En otras palabras, el santuario construido por Moisés vendría a ser un “bosquejo y sombra de las cosas celestiales” según establece Hebreos 8:5.

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3. Concluyentemente, el santuario mosaico era una copia del verdadero y más perfecto santuario, el celestial. El verdadero santuario es el que vio el apóstol Juan y que está en el cielo, el cual fue construido por Dios y no por el hombre. [Hebreos 9:9 y 24; 8:2] 4. El santuario construido por Moisés tenía dos compartimentos, el lugar santo y el lugar santísimo. En el lugar santo entraban los sacerdotes todos los días para efectuar el servicio diario o continuo. En el lugar santísimo entraba sólo el sumo sacerdote, una vez al año, en el día de la expiación y para la purificación final que ponía término al año religioso. En el lugar santo del santuario terreno había una mesa, un candelabro y un altar para el incienso. En el lugar santísimo en cambio había un solo objeto, el arca del pacto, conteniendo la ley de Dios, los Diez Mandamientos. [Hebreos 9:1-7] 5. El santuario terrenal había de estar vigente y en uso sólo hasta que fuera inaugurado y establecido el santuario celestial, del cual el primero era sólo un anticipo. Una vez que entrara en vigencia el santuario celestial, los ritos y ceremonias realizados en el santuario terrenal habían de culminar por cuanto éstos eran sólo figura de lo verdadero y eficaz que había de realizarse en el cielo ya no con sangre de animales y por mediación de sacerdotes humanos sino con la preciosa sangre de Cristo y por medio de su propia y perfecta mediación por todos nosotros. Con la muerte y resurrección de Cristo los símbolos del santuario terrenal cobraron gloriosa realidad. La figura y sombra de las cosas celestiales dejaron su lugar a lo verdadero. Jesús, se constituyó en el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y después de su resurrección, fue recibido en el cielo e investido como sacerdote a favor de todos nosotros. Todas las observancias relacionadas con el santuario terrenal dejaron de estar en vigor, los sacrificios, las libaciones, los días de fiestas (sábados) y el mismo calendario religioso dejó de estar en vigencia. [Colosenses 2:14-16] Los días de sábados que menciona el texto de Pablo, no refieren a los sábados semanales consignados en la ley moral, sino a los sábados ceremoniales consignados en el calendario religioso y que además del sábado semanal, debían ser observados por el pueblo de Israel. [Lea Levítico 23] Consecuentemente, el libro del Apocalipsis nos deja ver diversas escenas que tienen su ocurrencia en el santuario celestial. En ellas se puede apreciar que los símbolos referidos en el santuario terreno hallan su realidad y cumplimiento en el ministerio desarrollado por Cristo en el santuario del cielo. Así, por ejemplo, Juan ve que en correspondencia al candelabro de siete brazos que había en el lugar santo del santuario mosaico, hay en el cielo “siete lámparas de fuego” que están delante de Dios. [Apocalipsis 4:5] De la misma forma, el altar del incienso que estaba ubicado en el mismo compartimento del santuario terrenal, es mencionado por Juan como estando en el cielo. [Apocalipsis 8:3] Hay un detalle que es muy interesante. En el libro del Apocalipsis no se menciona la mesa de los panes de la proposición que había en el santuario terreno ni se dice que esté ubicada en lugar alguno del santuario celestial. Según se considerará más adelante, la mesa en cuestión está representada en el santuario del cielo por el trono en que se sienta el Padre y el Hijo y que está ubicado en el lugar santo de dicho santuario.

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El arca del pacto que contenía los Diez Mandamientos en el santuario terrenal es vista también por Juan en el cielo y en ella, al igual que en la tierra, Juan ve contenido el “testimonio” que le daba el nombre a aquella, a saber, las tablas de piedra con la ley de Dios impresa por su propio dedo. El arca y la ley que Juan vio en el cielo es el gran original de lo cual lo terreno era simple copia y trasunto. [Exodo 25:10-10-11, 16; 31:18; Apocalipsis 11:19] Que los Diez Mandamientos, el “testimonio” que daba el nombre al arca y al tabernáculo construido por Moisés y que en consecuencia eran llamados “al arca del testimonio” y el “tabernáculo del testimonio”, se encuentran originalmente consignados en el santuario celestial, queda claramente establecido. Juan dice haber visto “el tabernáculo del testimonio” en el cielo, lo cual indica que los Diez Mandamientos están invariable y eternamente consignados en él, pues es esta ley, llamada por la inspiración “el testimonio” lo que da su nombre al santuario, designándolo como “tabernáculo del testimonio.” [Apocalipsis 15:5] Todo lo expuesto, es concluyente. Si existe un santuario en el cielo y esta verdad maravillosa es la que se empeña en demostrar el apóstol Pablo en su carta a los Hebreos. [Hebreos 8:1-2; 9:24]

2 UN TRONO EN EL CIELO. [Apocalipsis 4:2-3] Las visiones de Juan nos llevan al interior del santuario celestial donde él contempla “un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba uno sentado.” El trono que Juan vio es el trono de Dios, del que se declara en todas las Escrituras que está establecido eternamente en el cielo y desde donde como Soberano del entero universo, el Eterno gobierna sobre todos los hombres. [Salmo 11:4] + El trono de Dios se ubica en el lugar santísimo del Santuario Celestial, igual como en el santuario terrenal se ubicaba el arca del pacto, conteniendo los Diez Mandamientos, ley fundamental de Su gobierno en el cielo y en la tierra. La circunstancia de que Juan describa a Dios como “una piedra de jaspe y de sardio” es muy significativa, por cuanto estas dos piedras, de color blanco y rojo respectivamente, constituyen un inconfundible símbolo de la justicia y misericordia, principios que sustentan eternamente el gobierno y el trono de Dios. Note que los colores rojo y blanco, siempre han sido ostentados por los reyes y soberanos de la tierra y aún hoy son reconocidos como los colores de la realeza. [Salmo 89:14] De la afirmación del apóstol, quien dice que vio a Aquel que estaba sentado en el trono, no se puede ni se debe concluir que Juan vio a Dios. El mismo apóstol es claro en reconocer que “a Dios nadie le vio jamás”, el apóstol sólo vio una “semejanza” del Eterno. [Juan 1:18] Es importante tener en cuenta que todo cuanto describe el apóstol en el Capítulo 4 del Apocalipsis es descrito en términos de una “semejanza” y en consecuencia lo descrito por él no debe ni puede ser tomado de modo literal. La palabra o idea de “semejanza” se repite invariablemente a lo largo de todo el capítulo e impide que las figuras y descripciones contenidas en él sean tenidas como literales. 53

El trono que Juan vio en el cielo es indudablemente el trono de Dios por cuanto Juan declara que “un arco celeste había alrededor del trono, semejante en el aspecto a la esmeralda”. La existencia de este arco celeste sobre el trono, indica que este es el gran trono de la gracia al cual ascienden diariamente nuestras oraciones. [Hebreos 4:14-16] Más allá de lo revelado por el apóstol Juan, es necesario saber que en el santuario celestial hay a lo menos dos tronos. Uno de estos tronos es el trono de Dios, ubicado en el lugar santísimo del santuario y, el otro, un trono donde se sienta el Hijo junto al Padre, ubicado en el lugar santo del mismo santuario, seguramente al lado norte, donde se ubicaba la mesa con los panes de la proposición en el santuario terrenal. Observe que Jesús señala claramente la existencia de dos tronos en el cielo. [Apocalipsis 3:21] Considere lo anterior a la luz del Espíritu de Profecía: “Vi un trono, y sobre él se sentaban el Padre y el Hijo.” [PE 54] “Vi al Padre levantarse del trono, y en un carro de llamas entró en el lugar santísimo, al interior del velo, y se sentó. Entonces Jesús se levantó del trono, y la mayoría de los que estaban prosternados se levantó con él. Después de eso, un carro de nubes, cuyas ruedas eran como llamas de fuego, llegó rodeado de ángeles, adonde estaba Jesús. El entró en el carro y fue llevado al lugar santísimo, donde el Padre estaba sentado. Allí contemplé a Jesús, el gran Sumo Sacerdote, de pie delante del Padre.” [PE 55] Se desprende claramente de estos pasajes del Espíritu de Profecía que existen dos tronos en el santuario celestial. Uno, el trono de Dios, ubicado en el lugar santísimo y el otro, el trono en que se sienta el Padre y el Hijo y que se ubica en el lugar santo. Es claro que muchos, dentro del adventismo, se oponen a esta sugerencia argumentando que no puede haber dos tronos en el santuario celestial, por cuanto en el terreno solo se prefiguraba la existencia de uno y que por tanto, el santuario original en el cielo debe ajustarse en todo a su fiel bosquejo en la tierra. Lo anterior se observa en el siguiente comentario de un afamado teólogo adventista sobre la posición de los intérpretes sobre el trono de Dios: “En otras palabras, muchos comentaristas han supuesto erróneamente que en el santuario celestial Dios tiene un solo lugar para su trono, y que éste equivale al recinto interior del santuario terrenal del Antiguo Testamento, conocido también como lugar santísimo.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 171] El mismo autor refiere lo siguiente:

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“La suposición de que el trono celestial de Dios está ubicado únicamente en el lugar santísimo del santuario celestial pasa por alto el hecho de que en el Antiguo Testamento la presencia de Dios no siempre estaba confinada al lugar santísimo sino que a veces estaba también en el lugar santo. (Veáse, por ejemplo, Exodo 33:9 y Ezequiel 9:3.) También pasa por alto el simbolismo de la mesa de los panes de la presencia (de los panes de la proposición, Reina-Valera).” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 171] Sobre este punto de discusión, debemos considerar algunos aspectos. Primero, afirmar que en el santuario terrenal solo se prefiguraba un trono es tan solo un prejuicio y un impedimento para poder comprender una verdad más amplia. Segundo, el santuario terrenal era simbólico, una mera representación inferior de algo superior, de donde no podemos suponer que en el santuario celestial existan literalmente los mismos elementos que había en el terrenal. No podemos suponer por ejemplo, que en el santuario celestial exista una mesa de madera enchapada en oro y que contenga dos hileras de pan que deban ser cambiadas constantemente para que no sufran descomposición. Es indudable que el pan de la proposición contenido sobre la mesa de oro del santuario terrenal era un símbolo de Cristo, el “verdadero pan del cielo”. [Juan 6:32-51] En consecuencia, el pan literal era símbolo de una persona, a saber Cristo, quien es señalado bíblicamente como “el pan de vida”. Siendo así, no es razonable entender que Jesús se encuentre en el cielo depositado sobre una mesa en el santuario celestial como sucedía con el pan literal sino que es consecuente suponer que la mesa sea símbolo de un trono, distinto al trono de Dios, y que al igual que éste, se ubica en el cielo. Que la mesa del pan de la proposición simboliza un trono, es compartido por no pocos estudiosos del tema, como vemos en los siguientes comentarios: + “Dentro del santuario la primera habitación recibía el nombre de lugar santo. La mesa de los panes de la presencia estaba ubicada allí. Representaba el trono celestial de Dios, y el pan que se ponía sobre ella representaba a nuestro viviente Salvador.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 163] En la Revista Adventista de mayo de 1995, página 11, en un artículo que analiza los objetos del santuario terrenal, se comenta lo siguiente sobre los tronos que estos simbolizan: “El primero que consideramos fue el de Cristo, representado por la mesa de los panes de la proposición.” Aún podemos referir otro detalle. La mesa del pan de la proposición se ubicaba al lado norte del santuario terrenal, señalando que en esa posición cardinal, el norte, se ubica la presencia de Cristo en el cielo. Los escritos de los profetas dejan ver que en el lado norte del santuario celestial hay un trono donde sentarse ya que cuando Satanás se reveló en el cielo, quiso usurpar el lugar que ocupa Cristo en el cielo. De acuerdo a lo registrado por el profeta Isaías, Satanás habría declarado: “Subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi solio (trono), y en el monte del testimonio me sentaré, a 55

los lados del aquilón (norte). Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.” [Isaías 14:12-14] ¿Por qué esperaba el ángel rebelde “sentarse a los lados del norte”? ¿Pensaba él sentarse en una mesa? No, de ninguna manera. Satanás sabía muy bien que en el lado norte del santuario del testimonio en el cielo, se ubica el trono de Cristo, en que él se sienta junto al Padre. En este trono, Jesús se sienta junto al Padre como nuestro sacerdote y mediador, intercediendo por nosotros con su propia sangre inmaculada. [Lea el Conflicto de los Siglos, páginas 548-549] Con relación a la mesa del pan de la proposición como simbolizando un trono leemos lo siguiente: “La conclusión lógica y sencilla que podemos extraer de todo esto es que en ocasión de su ascensión en el año 31 DC Jesús se fue inmediatamente al lado de su Padre, que estaba sentado en el santuario celestial en el lugar equivalente al de la mesa de los panes de la presencia (la mesa de los panes de la proposición), es decir, en el ‘lugar santo’ de ese vasto y glorioso santuario.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 171] Repasemos todo lo anterior a la luz del siguiente párrafo de la pluma inspirada: “"Y se sentará y reinará sobre su trono, siendo Sacerdote sobre su trono." No todavía "sobre el trono de su gloria;" el reino de gloria no le ha sido dado aún. Solo cuando su obra mediadora haya terminado, "le dará el Señor Dios el trono de David su padre," un reino del que "no habrá fin." (S. Lucas 1: 32, 33.) Como sacerdote, Cristo está sentado ahora con el Padre en su trono. (Apocalipsis 3: 21.)” [CS 468] + Analicemos lo expuesto por la inspiración. El párrafo dice que “Cristo está sentado ahora con el Padre en su trono”. La pregunta es: ¿Dónde está sentado Cristo en este momento? ¿Está sentado en el trono de Dios ubicado en el lugar santísimo del santuario celestial? Según se desprende de todo lo referido sobre este asunto, se puede concluir que Cristo está sentado con el Padre en un trono, distinto al trono de Dios y ubicado no en el lugar santísimo sino en el lugar santo. Este trono, es llamado también con propiedad el trono del Padre y en él, está sentado Jesús, junto al Padre, como hombre intercediendo por nosotros. [Salmo 110:1 y 4; Mateo 26:64; Hechos 7:55-56; Efesios 1:20-21; 1 Timoteo 2:5; Hebreos 1:1-3; 8:1-2] Este trono, ubicado en el lugar santo, es el trono que le ofreció el Padre a Jesús después de su resurrección y en el que fue entronizado cuando fue recibido con gloria en el cielo. [Hebreos 1:8] En este trono, Jesús está sentado como Sacerdote, no como Rey, pues el trono de Soberano, el “trono de su gloria”, le será dado “sólo cuando su obra mediadora haya terminado” y él regrese a la Tierra en su segunda venida. [Mateo 25:31] 1. DIOS EN SU TRONO. [Apocalipsis 4:2] La descripción que Juan entrega de aquel que estaba sentado en el trono lleva a que algunos piensen que el apóstol verdaderamente vio a Dios, sin embargo, el apóstol no dice tal cosa. El mismo apóstol en otros escritos de que es autor, manifiesta que “a Dios nadie le vio jamás.” [Juan 1:18; 1 Juan 4:12]

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A fin de comprender en su contexto las declaraciones de Juan es necesario tener presente que Juan estaba en visión cuando contempló el trono de Dios. El mismo declaró: “yo fui en espíritu”. Por otra parte, lo que el apóstol describe es una “semejanza” de Dios y no su aspecto real. Juan en ningún momento vio la figura de Dios o su aspecto, por cuanto como dice el apóstol Pablo, Dios “habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver.” [1 Timoteo 6:16] El anciano apóstol describe a Dios como “semejante a una piedra de jaspe y de sardio”, deseando quizás describir a Dios con el blanco del jaspe y el rojo del sardio, colores que desde antiguo han simbolizado los atributos reales de misericordia y justicia respectivamente. Estos, la justicia y la misericordia, son los atributos que sustentan el trono de Dios. [Salmo 89:14] No queda duda de que la persona que vió Juan como estando sentada en el trono es el Padre por cuanto después es visto el Hijo acercándose a él para tomar el libro sellado de su mano derecha. [Apocalipsis 5:1 y 7] Queda claro además que el trono que Juan vio en el cielo es el Gran Trono de Dios, ubicado en el lugar santísimo del santuario celestial. Consideremos el siguiente comentario: + “De manera que cuando Juan recibió la invitación de Jesús de subir para contemplar lo que iba a ver después de la primera visión, fue llevado a ver la exaltación divina en el lugar más elevado del templo que era el lugar santísimo.” [A. Treyer, “Los sellos y las trompetas”, pág. 51] Compare la visión que Juan tuvo del trono de Dios con la visión que la Hna. White tuvo de la misma escena y que relata en Primeros Escritos: “En la página 54, declaré que una nube de gloriosa luz ocultaba al Padre y que no podía verse su persona. También declaré que vi al Padre levantarse del trono. El Padre estaba envuelto en un cuerpo de luz y gloria, de manera que su persona no podía verse; sin embargo yo sabía que era el Padre y que de su persona emanaba esta luz y gloria. Cuando vi este cuerpo de luz y gloria levantarse del trono, supe que era porque el Padre se movía, y por lo tanto dije: Vi al Padre levantarse. La gloria, o excelencia de su forma, no la vi; nadie podría contemplarla y vivir; pero podía verse el cuerpo de luz y gloria que rodeaba su persona.” [PE 92] Por el contexto del libro del Apocalipsis, se ve que el trono del Padre, mencionado en el capítulo 4, es el centro del culto y adoración universal y que Dios sentado en este trono es a quien se tributa la gloria y la alabanza celestial. [Apocalipsis 4:9-10; 5:11-12; 6:16: 7:10, 15; 19:4; 20:11; 21:5 y 22:1] 2. EL ARCO CELESTE. [Apocalipsis 4:3] Juan declaró: “Un arco celeste había alrededor del trono, semejante en el aspecto a la esmeralda.” Este mismo arco, que Juan contempló circundando el trono de Dios, fue visto por el profeta Ezequiel en una visión quien escribió sobre el trono de Dios diciendo: “Que tenía resplandor alrededor, cual parece 57

el arco del cielo que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová.” [Ezequiel 1:27-28] ¿Qué representa este arco celeste que rodea el trono de Dios? Consideremos la respuesta a la luz de lo manifestado en el siguiente escrito: “El arco iris de la promesa que circuye el trono de lo alto es un testimonio eterno de que ‘de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Atestigua al universo que nunca abandonará Dios a su pueblo en la lucha con el mal. Es una garantía para nosotros de que contaremos con fuerza y protección mientras dure el trono.” [DTG 455-456] “Así como el arco en las nubes resulta de la unión de la luz del sol con las gotas de lluvia, el arco iris que rodea el trono representa el poder combinado de la misericordia y la justicia. No sólo la justicia debe ser mantenida; si así fuera, se eclipsaría la gloria del arco de la promesa sobre el trono; el hombre sólo vería la pena requerida por la ley. Si no hubiera justicia, si no hubiera castigo, no había estabilidad en el gobierno de Dios.” [6 CBASD 1071] 3 LOS VEINTICUATRO ANCIANOS. [Apocalipsis 4:4] Mucho se ha argumentado sobre la identificación de los veinticuatro ancianos de Apocalipsis 4 y que Juan vió sentados alrededor del trono de Dios. Se han propuesto variadas y diversas interpretaciones en cuanto a la naturaleza e identidad de estos veinticuatro ancianos, sin embargo, de estas interpretaciones, cuatro son las más representadas y según se desprende de lo revelado en los Testimonios, una de ellas es la correcta: 1. Se dice que los veinticuatro ancianos son ángeles, que teniendo elevada posición delante de Dios, reciben el privilegio de acompañar a Cristo en el ministerio que se desarrolla en el templo Celestial. 2. Otra interpretación, sostiene que los veinticuatro ancianos son personas de todas las épocas que resucitaron juntamente con Cristo y que posteriormente ascendieron con él al cielo para sentarse sobre veinticuatro tronos y participar en el santuario celestial como representantes de la humanidad redimida. 3. Otros, interpretan que los veinticuatro ancianos corresponden al ministerio combinado de los doce patriarcas más los doce apóstoles, quienes están en el cielo como representantes de las dos dispensaciones de redimidos, antes y después de Cristo. 4. Aún otra interpretación, sostiene que los veinticuatro ancianos no son ángeles ni seres humanos, sino representantes de los mundos no caídos y que por la Providencia de Dios son hechos partícipes del concilio celestial en representación de todos los habitantes del universo. La primera interpretación, que sostiene que los veinticuatro ancianos son ángeles que ministran en el cielo a favor de los hombres, no resulta consistente ni consecuente, toda vez que, el apóstol Juan distingue en el Apocalipsis 5:11 y 7:11 entre ángeles, querubines y ancianos, describiéndolos como 58

tres clases diferentes de adoradores delante de Dios. Por otra parte, no existe ningún texto bíblico que apoye esta interpretación. La segunda explicación, que sostiene que los veinticuatro ancianos corresponden a personas resucitadas junto con Jesús, aunque es compartida por un número no pequeño de adventistas, lo cierto es que es compartida por aquellos más por ser herencia de nuestros hermanos pioneros que por estar fundada en buenos argumentos. Si bien la Biblia enseña que junto con Cristo resucitó un indeterminado número de personas y que éstos posteriormente ascendieron con él al cielo, se hace claro que a partir de ahí no podemos deducir concretamente que éstos sean los veinticuatro ancianos que Juan vio en el cielo, sentados en sendos tronos. Es más, cuando la Biblia refiere la resurrección de estos santos, nunca menciona que hayan sido veinticuatro en número, tampoco menciona tal cosa el Espíritu de Profecía al señalar este evento. Muy por el contrario, cuando la pluma inspirada relata la gloriosa resurrección de los santos en ocasión de la resurrección de Jesús, menciona que eran muchos, representantes de todas las generaciones, incluso de la generación antediluviana. A menudo la Hna. White refiere que estos santos resucitados eran una “multitud”, de donde se desprende que no eran veinticuatro en la práctica por cuanto tal número está lejos de ser una multitud. [Lea 1 MS 357-361] La tercera interpretación, que enseña que los veinticuatro ancianos en realidad corresponden a los doce patriarcas más los doce apóstoles, es contradictoria. En efecto, si los veinticuatro ancianos consideraran a los doce apóstoles, tendríamos que asumir que entre ellos se encontraban Pedro, Mateo, Andrés, Santiago, etc., personas que eran bien conocidas para Juan, sin embargo, la Biblia no deja ver que Juan conociera en verdad a alguno de aquellos ancianos. Es más, en el trato que él refiere con los ancianos, se dice que llamaba a cada uno como “señor”. Por otra parte el apóstol declara haber contemplado veinticuatro ancianos sentados y si estos consideraban a los apóstoles hubiese descrito sólo a veintitrés, ya que él no se pudo contemplar a sí mismo sentado. Qué hay de la cuarta posición. Si bien no hay nada concluyente, podemos remitirnos a las visiones que la Hna. White contempló del trono de Dios y de quienes se congregaban delante de él. Es claro que la Hna. White debe haber visto a los veinticuatro ancianos sentados delante de Dios ya que las escenas que se revelaron a sus ojos en mucho demuestran ser similares a las que contempló el apóstol Juan. Llama la atención sin embargo, que la Hna. White nunca menciona a los veinticuatro ancianos como estando delante de Dios, sin embargo, ella si menciona un detalle importante que Juan no refiere, a saber que delante de Dios se congregan los representantes de los mundos no caídos, representantes del entero universo que como testigos, presencian el especial esfuerzo de Dios para salvar a un mundo perdido. Consideremos detenidamente los siguientes párrafos inspirados: “Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la promesa. Allí están los querubines y los serafines. Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados. El concilio celestial delante del cual Lucifer había acusado a Dios y a su Hijo, los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás pensaba establecer su 59

dominio, todos están allí para dar la bienvenida al Redentor. Sienten impaciencia por celebrar su triunfo y glorificar a su Rey.” [DTG 773] “Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra, son ‘aceptos en el Amado.’ Delante de los ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados.” [DTG 774] Se desprende de la visión contemplada por la Hna. White, que los veinticuatro ancianos pudieran eventualmente ser los representantes de los mundos no caídos, toda vez que ella los menciona en estrecha relación con los querubines de gloria que están en medio del trono de Dios, lo mismo que Juan refiere de los ancianos. Por una parte Juan distingue como estando delante del trono de Dios a los querubines, los veinticuatro ancianos y los ángeles, mientras que Elena G. de White menciona en cambio a los querubines, los representantes de los mundos que nunca cayeron y los ángeles. La comparación y conclusión, resulta inevitable y obvia. En adición a lo ya planteado, se aporta el siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “El universo entero contempló el gran sacrificio hecho por el Padre y el Hijo en beneficio del hombre… y de entre los revestidos con túnicas blancas en torno del trono, asciende el canto de alabanza: ‘¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!’ (Apocalipsis 5:12, VM.)” [CS 729-730] Este pasaje asocia la expresión “el universo entero”, que evidentemente refiere a los mundos creados aparte del nuestro, con los “revestidos con túnicas blancas en torno del trono” que refiere indudablemente a los veinticuatro ancianos. Explicando el mismo pasaje, la inspiración refiere lo siguiente: “El Hijo de Dios circundó de amor este mundo que Satanás reclamaba como suyo y gobernaba con tiranía cruel, y lo ligó de nuevo al trono de Jehová mediante una proeza inmensa. Los querubines, serafines y las huestes innumerables de todos los mundos no caídos entonaron himnos de loor a Dios y al Cordero cuando su victoria quedó asegurada. Se alegraron de que el camino a la salvación se hubiera abierto al género humano pecaminoso y porque la tierra iba a ser redimida de la maldición del pecado.” [DMJ 89-90] Es claro que el gobierno de Dios no sólo incluye a los ángeles y a los hombres sino también a infinidad de otros mundos que, a diferencia del nuestro, no han caído en la desobediencia. Así lo establece claramente la inspiración en el siguiente postulado: “El gobierno de Dios no incluía sólo a los habitantes del cielo sino también a los de todos los mundos que él había creado; y Satanás pensó que si podía arrastrar a los ángeles del cielo en su rebeldía, podría también arrastrar a los habitantes de los demás mundos.” [CS 552]

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¿Por qué habrían de comparecer delante de Dios los representantes de los mundos no caídos en el santuario celestial? Veamos. “Cristo vino en forma humana para mostrar a los habitantes de los mundos no caídos y del mundo caído que se ha hecho amplia provisión a fin de capacitar a los seres humanos para que vivan en lealtad a su Creador.” [1 MS 266] “La dureza de la prueba por la cual tuvo que pasar Cristo guardaba proporción con el objeto que había que ganar o perder mediante su éxito o su fracaso. No estaba en juego sólo el interés de un mundo. Este planeta era el campo de batalla, pero todos los mundos que Dios ha creado se verían afectados por el resultado del conflicto... Satanás trató de causar la impresión de que estaba trabajando por la libertad del universo.” [Dios nos cuida, pág. 253] “¡Con qué intenso interés fue observada esta contienda por los ángeles celestiales y los mundos no caídos, mientras estaba siendo vindicado el honor de la ley! La controversia quedó definida para siempre, no sólo para este mundo, sino para el universo del cielo. La confederación de las tinieblas también estaba alerta esperando una apariencia de oportunidad para triunfar sobre el Sustituto de la raza humana, divino y humano, a fin de que el apóstata pudiera exclamar: "Victoria" y el mundo y sus habitantes fueran su reino para siempre. Pero Satanás llegó sólo al talón; no pudo tocar la cabeza. A la muerte de Cristo, Satanás comprendió que había sido derrotado. Vio que su verdadero carácter había sido revelado claramente a todo el cielo, y que los seres celestiales y los mundos que había creado Dios estarían plenamente de parte de Dios. Vio que quedarían definitivamente cortadas sus perspectivas de futura influencia sobre ellos. La humanidad de Cristo demostraría por los siglos eternos la cuestión que definía la controversia.” [1 MS 299] “Todo el universo contempla con interés indecible las escenas finales de la gran controversia entre el bien y el mal.” [PR 108] “Nuestro pequeño mundo es un libro de texto para el universo.” [DTG 11] Frente a todo este cúmulo de evidencia a favor de esta interpretación, y no habiendo una argumentación más consecuente, no son pocos los estudiosos del Apocalipsis que se inclinan a pensar que en verdad los veinticuatro ancianos que están sentados delante de Dios sean los representantes de los mundos no caídos que comparecen ante la Majestad del Cielo. El número 24, dentro de la numerología bíblica, indica plenitud o totalidad, de donde no debemos concluir que sean 24 los mundos creados por Dios y que no han caído, sino que más bien el número indica que el universo entero, la plenitud de los mundos creados, está representada por aquellos veinticuatro ancianos ante el Dios del cielo. Sin embargo, esta posición, enfrenta una objeción por parte de quienes no la comparten. En el Apocalipsis 5:9-11, aparecen junto a los ángeles prorrumpiendo en alabanza y diciendo: “nos has redimido”, “nos has hecho sacerdotes”, etc. De lo anterior, deducen algunos que los ancianos hacen parte de la humanidad redimida. 61

En respuesta a esta objeción citaremos lo manifestado por un eminente teólogo adventista: “La versión Reina-Valera nos cuenta que los 24 ancianos dicen: ‘Porque tu…con tu sangre nos has redimido…de todo linaje…y nación; y nos has hecho…sacerdotes’ (Apocalipsis 5:9, 10). Esta traducción ha llevado a algunos a la atractiva suposición de que esos ancianos son seres humanos seleccionados de entre las personas que Dios levantó de los muertos cuando Jesús resucitó. Muchos fieles fueron resucitados ese domingo, y aparentemente Jesús los llevó con El al cielo. (Veáse S. Mateo 27:51-53; Efesios 4:8.) Los eruditos, estudiosos de las Escritura, están de acuerdo, sin embargo, en que los 24 ancianos realmente dicen que Cristo redimió “hombres” (no a ‘nosotros’), y que Cristo ha hecho ‘de ellos’ (no de “nosotros”) sacerdotes para Dios. Los manuscritos griegos del Apocalipsis apoyan abrumadoramente la opinión de los eruditos, y así aparecen estos pasajes en las traducciones modernas. Pero aunque los 24 ancianos no sean necesariamente humanos, no por eso son menos amigos nuestros. Nos ayudan mientras oramos. San Juan los vio ofreciendo incienso simbólicamente mientras oramos. Deberíamos estar agradecidos a cada uno de ellos.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 153] Efectivamente, el texto griego no apoya el argumento de que los veinticuatro ancianos sean seres humanos redimidos, ya que el versículo 9, del capítulo 5 del Apocalipsis, en el original griego dice: ὅτι ἐσφάγης καὶ ἠγόρασας τῷ θεῷque traducido significa: “porque tu fuiste inmolado y redimiste para Dios”. No se encuentra en el texto la expresión “nos has redimido”. Luego, en el versículo 10 dice así: καὶ ἐποίησας αὐτοὺς τῷ θεῷ ἡμῶνque se traduce: “y los hiciste a ellos para el Dios nuestro.” También: καὶ βασιλεύσουσιν ἐπὶ τῆς γῆςque se traduce: “y ellos reinarán sobre la tierra.” Otro comentador, señala concluyentemente: “Los eruditos de la Biblia concluyeron que los versículos 9 y 10 /del capítulo 5 del Apocalipsis/ debieran leerse en tercera persona.” [Joseph Battistone, “Verdad presente-Gloria futura, pág. 39] En otro orden de cosas, cabe preguntar: ¿Son literales los ancianos o son sólo un símbolo? El contexto del libro del Apocalipsis nos deja ver que los ancianos son literales, es decir, no estamos ante un símbolo de algo, sino ante la presencia de 24 personas que representando al entero universo, no pierden su individualidad. Que son personas reales queda manifiesto por cuanto el apóstol Juan manifiesta haber hablado con algunos de ellos. [Apocalipsis 5:5; 7:13-14] El número 24 entonces, siendo un número que indica plenitud o la totalidad del universo, no deja de ser un número literal de personas que están ubicadas en torno del trono de Dios. Los ancianos son presentados como sentados sobre 24 tronos. La versión Reina-Valera de la Biblia, versión 1909, traduce la palabra griega θρόνος(throno) como “sillas”, entendiéndose que los “tronos” en que se sientan los 24 ancianos son de menor jerarquía que el trono de Dios. Sin embargo, la traducción correcta del término griego es “tronos”, subentendiéndose que estos tronos no poseen el mismo grado de exaltación que el trono de Dios. Por otra parte, el término “ancianos” procedente del 62

griego πρεσβύτερος(presbítero), no necesariamente refiere a personas de avanzada edad, es decir, ancianos literales, sino más bien señala una posición de autoridad y respeto en que se encuentran los que se sientan en los 24 tronos. La misma expresión se encuentra en Daniel 7:9, donde se alude a un “Anciano de grande edad” como señalando a Dios. Evidentemente, no podemos concluir de esta expresión, que Dios sea en verdad una persona anciana, según nuestro concepto de anciano y que soporta sobre sí el peso de toda una eternidad. Más bien la expresión “anciano” indica una persona que debe ser respetada y reverenciada por su sabiduría y experiencia. Así era utilizada la expresión en e tiempo antiguo. [Levítico 19:32; Proverbios 16:31]

4 RELÁMPAGOS, TRUENOS Y VOCES. [Apocalipsis 4:5] Siempre que en el libro del Apocalipsis se mencionan “relámpagos, truenos y voces” esta expresión se encuentra relacionada con la descripción de eventos que revisten especial importancia, como por ejemplo: -

La inauguración del santuario celestial. [Apocalipsis 4:5]

+ -

El inicio del Juicio Investigador. [Apocalipsis 11:19]

-

El anuncio del advenimiento de Cristo. [Apocalipsis 16:17-18]

El fin del tiempo de gracia y la caída de las siete plagas postreras. [Apocalipsis 8:5]

5 LOS CUATRO SERES VIVIENTES. [Apocalipsis 4:6-8] 1. EL MAR DE CRISTAL. El apóstol Juan describe que delante del trono “había como un mar de vidrio semejante al cristal”. En otro pasaje del Apocalipsis agrega que este mar parece como mezclado con fuego. [Apocalipsis 15:2] Juan deja ver que el mar de cristal es un lugar de “privilegio” por cuanto se ubica inmediatamente “delante de Dios” o en la presencia misma del Eterno. Sobre este mar de fuego el apóstol declara haber visto a quienes alcanzaron la victoria sobre la Bestia y sobre su imagen, su señal y el número de su nombre. A fin de comprender más plenamente algunos aspectos sobre este impresionante mar como de cristal, consideremos los siguientes pasajes del Espíritu de Profecía: “Delante del trono, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos "de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre." Con el Cordero en 63

el monte de Sión, "teniendo las arpas de Dios," están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de un gran trueno, "una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas." Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por "primicias para Dios y para el Cordero." (Apocalipsis 15: 2, 3; 14: 1-5.) "Estos son los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero." "En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apocalipsis 7: 14, 15.) Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apocalipsis 7: 14-17.)” [CS 706-707] “En el mar de vidrio, los 144,000 formaban un cuadrado perfecto.” [PE 16] + 2. LOS CUATRO SERES VIVIENTES. La palabra griega ζῷον (se lee zoo) es traducida en la versión Reina-Valera de 1909 como “animales” y en otras versiones como “seres vivientes”. De acuerdo al Diccionario Griego de J.M. Pabón, en su página 279, ambas traducciones son correctas, pues el término significaría indistintamente “animal” como “ser viviente”. Notemos que del término “zoo” procede nuestra palabra “zoología” que se traduce como el estudio de los animales. El término, es usado por el apóstol Juan en relación con el aspecto que él distinguió en los cuatro seres que contempló en la visión circundando el trono de Dios. El término “ser viviente” es utilizado por muchos traductores en forma preferente, pues ven un sentido despectivo en el uso de la acepción “animal”, que implica bestialidad, falta de raciocinio, etc. Sin embargo, no es así como usa el término el apóstol Juan, toda vez que como se dijo, él lo utiliza con relación al aspecto de los seres que contempló en visión, el cual a lo menos en tres de ellos era el de una criatura animal (toro, león, águila). Lo primero que describió el apóstol con relación a estos cuatro seres, es que estaban “llenos de ojos delante y detrás”. Esta descripción, es evidentemente simbólica, por cuanto no podemos suponer que en la presencia de Dios se puedan encontrar criaturas tan monstruosas. El término “ojo” es utilizado aquí de manera simbólica, como es usado en otros pasajes de la Biblia, para referir al discernimiento espiritual. [Mateo 5:29; 6:22-23] En la Biblia se habla del “ojo espiritual”, que nos permite discernir las cosas de Dios. [Efesios 1:18; Apocalipsis 3:18] 64

El apóstol Juan describe a cada ser viviente en particular atribuyéndoles características individuales. El primero, es descrito como semejante a un “león”, el segundo “semejante a un becerro”, el tercero, declaró el apóstol “tenía la cara como de hombre” y el cuarto, “semejante a un águila volando”. Las características de los seres vivientes están en directa relación con los atributos principales de las criaturas a las cuales se les declaró semejantes. Por ejemplo, el león se distingue por su poder y realeza, que le llevan a ser llamado “el rey de los animales”. El becerro (o buey), se distingue por su fuerza y sin embargo envidiable docilidad. El águila es recocida por su agudeza visual y profunda percepción. El hombre en cambio, se distingue de todos ellos por su inteligencia. Al describir Juan a los seres vivientes de esta manera, quiso indudablemente destacar de ellos las virtudes que más le impresionaron. Según se desprende de otros pasajes de la Biblia, los seres vivientes que vio Juan en visión, corresponden a “querubines”, el orden más elevado de los ángeles del cielo. La función de estos “querubines” es la de cubrir el trono de Dios en un reconocido acto de reverencia. Ellos, con sus alas velan el trono de la Majestad del Cielo, tal como los querubines de gloria velaban el propiciatorio en el arca sagrada del tabernáculo terrenal. [Compare con Ezequiel 28:14] Los querubines alaban constantemente a Dios y participan en todo momento de la alabanza que el cielo tributa al Creador. [Apocalipsis 4:8-11; 5:8-14; 19:4] + La revelación describe además a los cuatro ángeles que cubren el trono de Dios como tomando parte activa en el plan de Dios revelando los misterios de los siete sellos [Apocalipsis 6:1, 3, 5, 7]; deteniendo los cuatro vientos de la Tierra para que se lleve a cabo la obra del sellamiento del pueblo de Dios [Apocalipsis 7:1]; entregando las siete postreras plagas a los siete ángeles vengadores de Dios en el tiempo del fin. [Apocalipsis 15:7] PANORAMA GENERAL El apóstol Juan contempló una escena de significativo interés para la iglesia de todos los tiempos, a saber, la inauguración del santuario celestial. Juan describe el momento solemne en que Jesús, revestido con su ropaje sacerdotal, da comienzo a su ministerio a favor de la humanidad. Junto con ello, es descrito el momento en que Jesús se presenta delante del Padre “un Cordero como inmolado”, a favor de todos nosotros. Las escenas descritas son de incomparable belleza y su esplendor supera en mucho cuanto puedan concebir los mortales. Juan describe la maravillosa gloria de Dios sentado en su trono y recibiendo la alabanza de las innumerables huestes celestes y el respeto piadoso de los representantes de los mundos no caídos, en quienes el universo entero se une a las miríadas de ángeles para alabar al Dios de la gloria. El libro del Apocalipsis ha querido rescatar para todos nosotros la magnificencia de tan maravillosos momentos a fin de que espaciándonos en la contemplación de estas escenas, nuestros corazones se arroben de admiración y nuestros labios se unan al cielo en la alabanza y devoción a nuestro único y Gran Dios. 65

CAPÍTULO 5 “EL LIBRO SELLADO” Luego de describir las escenas contempladas en el santuario celestial, el apóstol Juan fija su atención en un hecho que a medida que transcurre el capítulo 5 va adquiriendo cada vez mayor importancia. El apóstol destaca que Dios, quien está sentado en el trono, tiene en su mano derecha un libro sellado con siete sellos y que es entregado solemnemente al Señor Jesús quien comienza progresivamente a desatar cada uno de estos sellos. En este libro, según se desprende del contexto del capítulo 5, están registrados asuntos de gran importancia, lo cual se percibe por la cantidad de sellos que resguardan su contenido y que impiden que éste sea conocido por alguien distinto a su destinatario. El contenido mismo del libro sellado no es revelado en el Apocalipsis. Se tiene al respecto sólo algunas referencias contenidas en el Espíritu de Profecía. Sin embargo a partir del capítulo 6, se destaca ampliamente lo revelado cada vez que uno de los sellos es abierto, presentándose al entendimiento del lector importantes conjuntos de verdades. La revelación de los siete sellos es en muchos aspectos paralela a lo revelado en las cartas a las siete iglesias y los períodos comprendidos en cada sello, al igual que en el caso de las iglesias, comprenden desde el año 31 de nuestra era y hasta la segunda venida de Cristo. Con relación al paralelismo que se observa entre los mensajes a las siete iglesias y lo revelado en los siete sellos, es necesario destacar que, mientras que los mensajes a las iglesias señalan eventos que afectarían a los cristianos desde el punto de vista interno, a saber problemas suscitados dentro de la propia iglesia como las apostasías, disensiones, cismas, etc., lo revelado en la apertura de los siete sellos deja ver los problemas que habría de enfrentar la iglesia desde el exterior, como las persecuciones, las guerras, etc. Recuerde lo siguiente: “Los mensajes que tienen el número siete alcanzan hasta el fin del tiempo, es decir la segunda venida de Cristo.” [Hap 467] Cada uno de los sellos contiene una simbología que representa un período en la historia de la iglesia, distinguiéndose los siguientes períodos: 

PRIMER SELLO: PERÍODO DE LA PUREZA DOCTRINAL - comprende desde el año 31 hasta el año 100 de nuestra era

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SEGUNDO SELLO: PERÍODO DE LAS PERSECUCIONES CONTRA LOS CRISTIANOS - comprende desde el año 100 hasta el año 313 de nuestra era. +  TERCER SELLO: PERÍODO DE LA CORRUPCIÓN DOCTRINAL - comprende desde el año 313 hasta el año 538 de nuestra era. 

CUARTO SELLO: PERÍODO DE LA SUPREMACÍA PAPAL - comprende desde el año 538 hasta el año 1517 de nuestra era.



QUINTO SELLO: PERÍODO DE LA REFORMA PROTESTANTE - comprende desde el año 1517 hasta el año 1798 de nuestra era.



SEXTO SELLO: PERÍODO DEL REAVIVAMIENTO ESPIRITUAL - comprende desde el año 1798 hasta el año 1844 de nuestra era.



SÉPTIMO SELLO: PERÍODO DE LA TIBIEZA ESPIRITUAL - comprende desde el año 1844 hasta nuestros días.

1 EL LIBRO SELLADO. [Apocalipsis 5:1] Aparte de la referencia que se hace del libro sellado en este capítulo, no se encuentra en otra parte del Apocalipsis información adicional que nos permita conocer algún otro aspecto sobre el mismo o sobre su enigmático contenido. Es más, en los capítulos siguientes, la referencia al libro en cuestión va desapareciendo para dar paso a la apertura de cada uno de los sellos que lo resguardan, los cuales a medida que van siendo abiertos por Jesús, van provocando expectación por la naturaleza de los hechos revelados en ellos. 1. INTERPRETACIÓN DEL LIBRO SELLADO. Sobre la correcta identificación del libro sellado se han formulado varias interpretaciones, entre las cuales destacan las siguientes: 1. Que es la Biblia, que está en la mano diestra de Dios, al igual que el libro de la ley, el Pentateuco (la Biblia mosaica), se encontraba depositado a un costado del arca del pacto en el lugar santísimo del santuario terrenal. 2. Que es el libro de Daniel que fue sellado para ser abierto en el tiempo del fin. 3. Que es un libro donde están registrados los hechos malvados de aquellos que rechazaron, condenaron y crucificaron a Cristo, el cual ha de ser abierto cuando él venga. De estas tres interpretaciones, la tercera es la que resulta más consecuente con el contexto del propio libro del Apocalipsis y con lo revelado por el Espíritu de Profecía sobre el tema en particular.

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Es necesario destacar que el contenido del libro sellado será conocido sólo cuando sean abiertos en su totalidad los siete sellos que lo mantienen cerrado. Sólo cuando sea abierto el séptimo sello podrá ser conocido el contenido del libro, ya que sólo entonces dejará de estar sellado. Ahora bien, la mayoría de los intérpretes adventistas y no pocos protestantes, concuerdan en aceptar que el primer sello fue abierto en el año 31 de nuestra, comenzando desde esa fecha a desarrollarse uno tras otro hasta el sexto sello, que se abrió en 1755, fecha del célebre terremoto de Lisboa. Según la misma interpretación, el séptimo sello aún no ha sido abierto, toda vez que nos encontramos actualmente en el desarrollo profético del período del sexto sello. De acuerdo a esta cronología, se entiende que el libro que estaba en la mano derecha de Dios y que él entregó a Jesús, aún se encuentra sellado toda vez que estando actualmente en el período del sexto sello, el séptimo sello aún no ha sido abierto y mientras este sello no se abra, el libro del capítulo 5 del Apocalipsis continuará estando sellado. De lo expuesto anteriormente, se desprende que la primera interpretación, que sostiene que el libro sellado es la Biblia, enfrenta serias dificultades ya que implicaría aceptar que el contenido inspirado de los textos mosaicos, proféticos, evangelísticos, epistolares, etc., estaría completamente sellado al entendimiento humano, esperando para ser conocido en algún tiempo futuro cuando sea abierto el séptimo sello. Esta conclusión es absolutamente incoherente e inaceptable, pues el conocimiento de la Biblia ha estado disponible y accesible a los hombres desde el mismo momento en que comenzó a ser escrita. Por otra parte, el apóstol Juan declaró que cuando él tuvo la visión, el libro ya estaba sellado en la mano de aquel que estaba sentado en el trono. Lo anterior, no resulta consecuente si consideramos que el libro sellado es la Biblia ya que el libro del Apocalipsis, que es parte de la Biblia, aún no había sido escrito y mientras no se escribiera esta importante porción del texto sagrado, el libro mismo no pudiera haber sido sellado. El mismo razonamiento es aplicable a la segunda interpretación, que sostiene que el libro sellado corresponde al libro de Daniel, que fue sellado hasta el tiempo del fin. Aceptar tal postulado implicaría concluir que el conocimiento de lo revelado por el profeta no sería accesible a los hombres sino hasta cuando sea abierto el séptimo sello y eso aún no ha ocurrido. Es claro que mucho de lo registrado por el profeta Daniel en su libro pudo ser conocido y comprendido en su propio tiempo. Esto ya indica que el libro en su totalidad no estaba sellado. En hecho, el mensaje que Cristo vino predicando al mundo durante su ministerio entre los hombres se basaba en una comprensión de los “tiempos” indicados proféticamente por Daniel y que señalaban la época exacta en que haría su aparición pública el Mesías. [Marcos 1:14-15; Daniel 9:24-27] El mismo Señor Jesús recomendó a las personas de su generación que estudiaran y entendieran el libro de Daniel a fin de conocer lo que deparaba el futuro para ellos como pueblo. [Mateo 24: 15] Todo lo anterior, permite concluir fehacientemente que el libro sellado no es el libro de Daniel y que la porción de este libro que fue sellada, según Daniel 12:4, sólo aplica al final del tiempo profético, como se explicará más tarde. 68

Antes de considerar la consistencia de la tercera interpretación, se hace necesario destacar el siguiente párrafo: “Y cuando Pilato preguntó: ‘¿Qué pues haré de Jesús?’ gritaron ferozmente: ‘Crucifícale’. ‘¿A vuestro rey he de crucificar?’ preguntó Pilato, y de los sacerdotes y magistrados se elevó la respuesta: ‘No tenemos rey sino a César’. Cuando Pilato se lavó las manos diciendo: ‘Inocente soy yo de la sangre de este justo’, los sacerdotes se unieron con la turba ignorante en su exclamación apasionada: ‘Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.’ Así hicieron su elección los dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vió en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su poder vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá.” [PVGM 276-277] De este párrafo inspirado, se desprenden las siguientes conclusiones: 

El libro contiene un registro de los hechos malvados de quienes condenaron y crucificaron a Cristo.



Para el tiempo del enjuiciamiento y condenación de Cristo (31 de nuestra era), el libro aún no había sido sellado ya que los hechos relativos a la crucifixión de Jesús estaban siendo fielmente registrados en él.



El libro será abierto en un tiempo futuro y tendrá un carácter vindicativo, pues su contenido será visto especialmente por aquellos que participaron en la condenación de Cristo.

¿Cuándo será abierto el libro del capítulo 5 del Apocalipsis? Una vez que sean abiertos todos los sellos y esto es en el futuro ya que falta por abrir el séptimo sello. Durante el tiempo de la resurrección especial, a fin de que estén presentes los que participaron en la condenación y crucifixión de Jesús. Esta resurrección especial se verifica poco tiempo antes de la segunda venida de Cristo, de acuerdo a la promesa que el propio Jesús hizo a estas personas y de lo profetizado por el propio apóstol Juan. [Mateo 26:63-64; Apocalipsis 1:7] La revelación deja ver que el séptimo sello que resguarda el contenido del libro, será abierto poco tiempo antes de que termine el tiempo de gracia y Jesús, quien oficia ante el Trono de Gracia, deje caer su dorado incensario en señal del fin de su ministerio intercesor a favor de los hombres. También en este tiempo, bajo la apertura del séptimo sello, serán derramadas las siete plagas postreras, de lo cual las trompetas son símbolo. [Apocalipsis 8:1-6] La misma revelación y el Espíritu de Profecía dejan ver que durante la séptima plaga se producirá un gran terremoto, “un terremoto tan grande, cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra” [Apocalipsis 16:17-18] Como consecuencia de este terremoto profetizado, se abrirán los sepulcros para dar lugar a una resurrección especial en que volverán a la vida los que participaron de la condenación de Jesús. Consideremos los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía: “Los sepulcros se abren y "muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua." (Daniel 12: 2.) Todos los que murieron 69

en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. "Los que le traspasa ron" (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” [CS 695] “Allí están los que se mofaron de Cristo en su humillación. Con fuerza penetrante acuden a su mente las palabras del Varón de dolores, cuando, conjurado por el sumo sacerdote, declaró solemnemente: "Desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo." (S. Mateo 26: 64.) Ahora le ven en su gloria, y deben verlo aún sentado a la diestra del poder divino. Los que pusieron en ridículo su aserto de ser el Hijo de Dios enmudecen ahora. Allí está el altivo Herodes que se burló de su título real y mandó a los soldados escarnecedores que le coronaran. Allí están los hombres mismos que con manos impías pusieron sobre su cuerpo el manto de grana, sobre sus sagradas sienes la corona de espinas y en su dócil mano un cetro burlesco, y se inclinaron ante él con burlas de blasfemia. Los hombres que golpearon y escupieron al Príncipe de la vida, tratan de evitar ahora su mirada penetrante y de huir de la gloria abrumadora de su presencia. Los que atravesaron con clavos sus manos y sus pies, los soldados que le abrieron el costado, consideran esas señales con terror y remordimiento. Los sacerdotes y los escribas recuerdan los acontecimientos del Calvario con claridad aterradora. Llenos de horror recuerdan cómo, moviendo sus cabezas con arrebato satánico, exclamaron: "A otros salvó, a sí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere." (S. Mateo 27: 42, 43.) Recuerdan a lo vivo la parábola de los labradores que se negaron a entregar a su señor los frutos de la viña, que maltrataron a sus siervos y mataron a su hijo. También recuerdan la sentencia que ellos mismos pronunciaron: "A los malos destruirá miserablemente" el señor de la viña. Los sacerdotes y escribas ven en el pecado y en el castigo de aquellos malos labradores su propia conducta y su propia y merecida suerte. Y entonces se levanta un grito de agonía mortal. Más fuerte que los gritos de "¡Sea crucificado! ¡Sea crucificado!" que resonaron por las calles de Jerusalén, estalla el clamor terrible y desesperado: "¡Es el Hijo de Dios! ¡Es el verdadero Mesías!" Tratan de huir de la presencia del Rey de reyes. En vano tratan de esconderse en las hondas cuevas de la tierra desgarrada por la conmoción de los elementos.“ [CS 700-701] “Mirando al herido Cordero de Dios, los judíos habían clamado: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos." Este espantoso clamor ascendió al trono de Dios. Esa sentencia, que pronunciaron sobre sí mismos, fue escrita en el cielo.” “Cuando Cristo vuelva a la tierra…Entonces todo ojo le verá y también los que le traspasaron. En lugar de una corona de espinas, llevará una corona de gloria, una corona dentro de otra corona. En lugar de aquel viejo manto de grana, llevará un vestido del blanco más puro, "tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos." Y en su vestidura y en su muslo estará escrito un nombre: "Rey de reyes y Señor de señores." Los que le escarnecieron e hirieron estarán allí. Los sacerdotes y príncipes contemplarán de nuevo la escena del pretorio. Cada circunstancia se les presentará como escrita en 70

letras de fuego. Entonces los que pidieron: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos," recibirán la respuesta a su oración.” [DTG 688-689] Según se desprende de todos estos pasajes inspirados, la resurrección de los que crucificaron a Cristo tiene un claro carácter vindicativo. Los hechos malvados de aquellos impíos fueron “escritos” y cuando Cristo venga en las nubes del cielo, la decisión que antaño ellos tomaron, “se les presentará como escrita en letras de fuego”. ¿Cuándo sucederá esto? Cuando como dice el Espíritu de Profecía: “el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir”, “sea abierto por el León de la tribu de Judá.” Se concluye entonces, que la tercera interpretación es la que resulta más consecuente, a la luz de lo revelado en los Testimonios, siendo el libro sellado en consecuencia, un registro de los hechos malvados de aquellas personas que rechazaron, condenaron y crucificaron a Cristo, libro que será abierto el día en que Cristo venga por segunda vez a la Tierra. 2. NATURALEZA DEL LIBRO SELLADO. Según se desprende de lo expuesto en el Espíritu de Profecía y de la costumbre antigua, avalada por los descubrimientos arqueológicos, el libro sellado es un libro de juicio, toda vez que en la antigüedad, los documentos legales y libros que contenían juicios y sentencias eran comúnmente sellados en presencia de testigos, los que además imprimían sus nombres en los sellos. Los juicios o sentencias contenidos en dichos libros o rollos, quedaban así a resguardo y no podían ser conocidos hasta que al documento le fueran retirados los sellos. Con relación al libro mismo y los sellos, no está de más aclarar que generalmente la traducción del versículo 1 del capítulo 5 del Apocalipsis no es vertida correctamente, de donde se tiende a pensar que el libro está “escrito de dentro y de fuera, sellado con siete sellos.” Otras versiones de la Biblia sin embargo traducen que el libro estaba: “escrito de dentro, y de fuera sellado con siete sellos.” La ubicación de la coma en el texto en estudio arroja una innegable diferencia en cuanto al sentido de lo expresado por Juan. La expresión griega que aparece en el texto original con relación al libro sellado de Apocalipsis capítulo 5 dice lo siguiente: γεγραμμένον ἔσωθεν καὶ ὄπισθεν, κατεσφραγισμένον σφραγῖσιν ἑπτάque traducido es: “escrito dentro y fuera sellado con siete sellos.” De acuerdo a lo expresado en el texto griego, y a lo señalado por los arqueólogos en cuanto a la costumbre de la época, el libro a la verdad estaba escrito por dentro y sellado por fuera con siete sellos. Siendo el libro sellado un documento que contiene los hechos malvados de quienes crucificaron a Cristo, viene a ser un libro de juicio, toda vez que como expresa la Hna. White, lo registrado en dicho escrito posee un manifiesto carácter vindicativo. En hecho, el libro registra los actos de los enemigos más acérrimos de Cristo y su contenido será conocido de los hombres en presencia de quienes tomaron parte activa en dichos acontecimientos, deduciéndose que quienes comparecerán en la lectura del libro lo hacen bajo una perspectiva de juicio. La naturaleza del libro sellado señala además la naturaleza de los sellos que lo resguardan, toda vez que cada uno de estos sellos deja ver claramente la guerra que los enemigos de la verdad han emprendido contra la iglesia y así de manera directa contra Cristo.

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Recuerde que mientras que los mensajes a las siete iglesias dejan ver la acción de los enemigos internos de la iglesia, hermanos apóstatas o cismáticos, los sellos por su parte dejan ver la acción de enemigos externos, los imperios que persiguieron a la iglesia a partir del Siglo I y de ahí sucesivamente a través de los siglos hasta nuestros días. Es claro que cuantos han perseguido y hostigado a la iglesia a través de todas las épocas, al hacerlo han perseguido a Cristo, y cuantos han rechazado de plano la verdad al hacerlo han crucificado a Cristo en sus vidas. [Hechos 8:1; 9:1-5; Apocalipsis 11:8] Es por ello, que entre los que han de resucitar para comparecer ante el registro del libro sellado, se encuentran también, aparte de los que le crucificaron, los enemigos más acérrimos de la verdad en tiempos posteriores. Esto según el siguiente párrafo inspirado: “Los sepulcros se abren y "muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua." (Daniel 12: 2.) Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. "Los que le traspasa ron" (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” [CS 695] Teniendo clara la naturaleza del libro sellado, se hace comprensible una declaración del Espíritu de Profecía que pocas veces es bien entendida: “El quinto capítulo de Apocalipsis necesita ser cuidadosamente estudiado. Es de gran importancia para aquellos que tendrán una parte activa en la obra de Dios para estos últimos días…” [9 T 267] Cada vez que los cristianos fervientes, que tienen “una parte activa en la obra de Dios” se sientan desalentados por la oposición de enemigos externos, pueden hallar consuelo y fortaleza en la experiencia de Cristo frente a la oposición y resistencia directa, experiencia que está registrada fielmente en el libro sellado y que además señala el juicio que se decretará en el futuro contra todos los que han aborrecido la verdad. Conociendo la naturaleza del libro sellado se puede continuar consecuentemente interpretando los capítulos siguientes, la apertura de los siete sellos y los eventos finales de los últimos días. El Espíritu de Profecía destaca lo siguiente: “Juan escribe, ‘contemplé, y escuché la voz de muchos ángeles alrededor del trono.’ Se unieron ángeles en la obra de Aquel que había roto los sellos y tomado el libro. Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes de esta tierra hasta que los siervos de Dios son sellados en sus frentes. Las naciones del mundo están ansiosas de conflicto; pero son tenidas en jaque por los ángeles. Cuando se quite este poder restringente, habrá un tiempo de tribulación y angustia.” [7 CBASD 967]

2 ¿QUIÉN ES DIGNO DE ABRIR EL LIBRO Y DE DESATAR SUS SELLOS? [Apocalipsis 5:2-7] 72

La pregunta hecha por un fuerte ángel, parece confirmar la interpretación propuesta, en cuanto a que el libro sellado contiene hechos relativos a la condenación y crucifixión de Cristo. En referencia al libro, se dice que ninguno era digno de “abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo”, pues el libro contiene un registro de hechos que afectaron a Jesús y a ningún otro “ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra.” Sólo Jesús, el “Cordero como inmolado”, quien con su sangre dio origen a la escritura del libro, es digno de presentarse delante del Padre, de tomar el libro, de desatar sus sellos y de revelar su contenido.

3 LA ALABANZA FINAL. [Apocalipsis 5:8-14] Una vez que el Cordero “tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono”, los ángeles y los ancianos prorrumpieron en una sin igual alabanza. La alabanza es llamada con propiedad “un nuevo cántico” y sus estrofas exaltan el gran sacrificio de Cristo a favor de los hombres diciendo: “porque tú fuiste inmolado”. La alabanza tributada al Cordero le confiere toda “la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.” No obstante, la adoración final es para aquel que está sentado en el trono y que “vive para siempre jamás.” Es necesario destacar en este punto, que de entre los que cantan este nuevo cántico, no es seguro que se encuentre alguna persona de las redimidas, como aseguran quienes sostienen que los veinticuatro ancianos son los resucitados junto con Cristo. Ellos basan su posición en el uso de las expresiones “nos has redimido” y “nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” Concluyen que el uso del pronombre “nos” indica que los que hablan son seres humanos redimidos y que dentro del plan de Dios llegarán a ser reyes y sacerdotes. Sin embargo, una correcta traducción del texto griego no favorece esta interpretación, ya que dicho pronombre (primera persona plural) no aparece en el original de los versículos considerados. Con lo anterior, concuerdan la casi totalidad de los estudiosos de la Biblia. En el versículo 9 el original griego versa: ὅτι ἐσφάγης καὶ ἠγόρασας τῷ θεῷque traducido es: “porque tu fuiste inmolado y redimiste para Dios.” No se encuentra la expresión “nos has redimido.” Luego en el versículo 10 versa así: καὶ ἐποίησας αὐτοὺς τῷ θεῷ ἡμῶν que se traduce correctamente: “y los hiciste para el Dios nuestro.” También encontramos el siguiente texto: καὶ βασιλεύσουσιν ἐπὶ τῆς γῆςque se traduce: “y ellos reinarán sobre la tierra.” Concluyentemente, los versículos 9 y 10 del capítulo 5 deben traducirse en tercera persona, lo cual anula este texto como elemento argumentativo respecto de los veinticuatro ancianos.

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CAPÍTULO 6 “LOS SIETE SELLOS” Una vez que el apóstol Juan describe los impresionantes momentos en que el Cordero toma el libro de la mano de aquel que estaba sentado en el trono, la atención se centra en la apertura misma de los sellos, cada uno de los cuales reseña importantes eventos relacionados con la historia de la iglesia y su responsabilidad de llevar el Evangelio a las gentes. Como se estableció anteriormente, cada sello representa un período histórico, siendo esta revelación en muchos puntos paralela a lo revelado en el mensaje a las siete iglesias. Como en las cartas a las siete iglesias, la apertura de los siete sellos distingue siete períodos históricos que en cuanto a fechas en mucho coinciden con los períodos señalados correspondientemente para las iglesias. En relación con lo planteado se destaca el siguiente comentario de un autor adventista: “Los siete sellos del capítulo 6, se basan en la visión de las siete iglesias. Presentan una visión abarcante de la iglesia a través de los siglos, desde la primera hasta la segunda venida de Cristo. La única mayor diferencia en los períodos de las dos presentaciones, está en el sexto sello, que abarca los períodos de la sexta y séptima iglesias. Sin embargo, las siete iglesias no incluyen el cuadro del regreso de Cristo. Los siete sellos van más allá, y describen el regreso de Cristo y su inevitable gozosa celebración.” [Ricardo Cabero A., “Sermones para Pastores y Predicadores Laicos”, pág. 87] Efectivamente, los cinco primeros sellos comprenden un período de aproximadamente 1800 años de historia. Durante este período, la iglesia de Cristo establecida firmemente en los primeros tres siglos de nuestra era, debió enfrentar encarnizadas persecuciones, primero a manos del Imperio Romano y posteriormente a manos del cristianismo apóstata y del poder opresor de la tiranía papal, que bajo un disfraz de rectitud, evidenció los rasgos propios de un decidido enemigo de la verdad y de la justicia. También este período comprende la Reforma Protestante, período de grandes controversias, persecuciones y crímenes que se cometieron teniendo como excusa la verdad. Posteriormente, el sexto sello nos introduce en el tiempo del fin. El gran terremoto de Lisboa ocurrido en el año 1755, marcó el comienzo de una serie de señales, también profetizadas por Cristo, y que se constituirían en un aviso del inminente advenimiento del Hijo de Dios para segar la mies de la tierra. El capítulo 7 del Apocalipsis es un paréntesis entre el sexto y el séptimo sello. En este capítulo, se describe una especial obra de sellamiento en favor de los siervos de Dios, obra que tiene el propósito de preparar y distinguir un pueblo que pueda subsistir en el gran día de Dios. [Apocalipsis 6:17] Una vez terminada la obra del sellamiento, se abre el séptimo sello, dando lugar al sonar de las siete trompetas. Como se verá en una explicación posterior, las siete trompetas corresponden a las siete plagas postreras que han de ser derramadas sobre los habitantes culpables de la Tierra. + LOS SÍMBOLOS DE LOS CABALLOS Y SUS COLORES 74

En el contexto del capítulo 6 y del Apocalipsis en general el “caballo” es símbolo del Evangelio, la Palabra de Dios. Efectivamente, el “caballo” representa la verdad del Evangelio que con el transcurso de los siglos y producto de diversas circunstancias que lo afectan, se va corrompiendo para dar paso al surgimiento de doctrinas falsas y contrarias a la sana doctrina. Durante el período señalado por el primer sello (31 – 100), el Evangelio se mantuvo libre de toda contaminación, siendo simbolizado por el “caballo blanco”, el color de la pureza. Posteriormente, durante el segundo sello (100 - 313), el Evangelio se tiñó de rojo con la sangre de los mártires de la fe. Miles de cristianos sellaron su fe en Jesús con su propia sangre. El color negro del caballo correspondiente al tercer sello (313 – 538), corresponde al período en que surgió la apostasía y el Evangelio se contaminó con diversas doctrinas y enseñanzas provenientes del paganismo romano y que nada tenían que ver con el cristianismo bíblico y original. Durante el período del cuarto sello (538 – 1517), el caballo adoptó un color amarillo o pálido, que es el color de la muerte. Este período que corresponde a la Edad Media, deja ver la época en que el Evangelio se tradujo en muerte para muchos cristianos que, no aceptando las imposturas papales impuestas por Roma, fueron dura y cruelmente perseguidos por causa de su fe. Notemos que el caballo correspondiente a cada uno de los primeros cuatro sellos, va cambiando de color a medida que el Evangelio va siendo afectado por las circunstancias propias de cada período histórico. Mientras el Evangelio se mantuvo libre de toda mala influencia, el color del caballo fue blanco. Luego, cuando sobrevinieron las sangrientas persecuciones, el caballo del segundo sello adoptó el color rojo, característico de la sangre. Posteriormente, bajo la influencia del error y la apostasía, el color del tercer caballo llegó a ser negro, color de la obscuridad y las tinieblas. Finalmente, el cuarto caballo adoptó el color amarillo o pálido, color propio de la muerte, situación correspondiente al período papal que abarca casi toda la Edad Media. Cada caballo y el color que adopta, representan un período distinto de la historia de la iglesia, no obstante cada caballo representa al Evangelio bajo distintas circunstancias. Si bien los caballos son distintos, la naturaleza de ellos es la misma. Esto queda manifiesto en el uso griego de la expresión “otro” (ἄλλος) que reseña “otro de la misma naturaleza”. La interpretación del símbolo “caballo” como aplicándose al Evangelio, no es antojadiza, sino que se basa en el uso amplio del mismo en el Apocalipsis. Por lo demás, el uso del símbolo bajo esta perspectiva interpretativa, está avalado por su uso en Salmo 45:3-4. Notemos el uso del símbolo “caballo” en Apocalipsis 19:11-18. En este texto se describe al Señor Jesús revestido de su ropaje real y montado sobre un caballo blanco. La descripción de este pasaje, en mucho aspectos es similar a la de Salmo 45:3-4, es decir, la imagen de un caudillo montado sobre un corcel y que sale para combatir. ¿Por qué el caballo es blanco y no de otro color? Sencillamente porque el caballo representa los principios sobre los cuales se fundamenta el que lo monta, en este caso Cristo, los principios de justicia y misericordia, que a su vez son su insignia de lucha. [Salmo 89:14]

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Se observa que los ángeles del cielo, que siguen a Jesús, también son representados como montados sobre caballos blancos, ya que los principios que los animan a ellos en la lucha son los mismos que animan a Jesús. Consideremos, especialmente los versículos 17 y 18 de este párrafo. En éstos, se deja ver que un ángel que estaba en el sol clamó a las aves del cielo que se apiñaban sobre la batalla, diciendo: “Venid, y congregaos a la cena del gran Dios, para que comáis carnes de reyes, y de capitanes, y carnes de fuertes, y carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos, y carnes de todos, libres y siervos, de pequeños y de grandes.” Estos versículos, señalan la completa destrucción de los impíos para cuando Cristo venga a la Tierra. Las “aves” que se menciona en el versículo 17, son sólo un símbolo que acrecienta el concepto de la completa destrucción de los malvados. El versículo 18, menciona que en la “cena del gran Dios” serán devorados por las “aves” todos los enemigos de Dios, mencionando que la cena contempla también que sean devoradas “carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos,” representando con ello que las doctrinas y mandamientos de hombres, las enseñanzas humanas, que siempre motivaron y sostuvieron a los adversarios del cielo, serán completamente destruidas, desechas, juntamente con quienes se fundamentaron en ellas. Los “caballos” que menciona el versículo 18, en el contexto simbólico, representan las diferentes doctrinas o “evangelios” que promueve el falso cristianismo y en general toda religión falsa, y por cuyo medio, el mundo entero ha caído en el engaño. Estas doctrinas falsas o “evangelios espurios”, de los cuales el apóstol Pablo dijo que eran “anatema”, serán completamente destruidos el día en que Jesús venga por segunda vez a la Tierra [Gálatas 1:6-9]

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS Así como la profecía describe cuatro caballos que sucesivamente van cambiando de color, igualmente se hace referencia a cuatro jinetes. El primero, según concuerdan casi todos los intérpretes, señala al Señor Jesucristo, quien fundó el cristianismo y estableció firmemente el mensaje del Evangelio. El color blanco del primer caballo, rápidamente cambia al rojo en el segundo caballo, el que es montado por un jinete al que “fue dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se maten unos a otros: y fuele dada una grande espada.” Este jinete evidentemente no es Jesús, a quien las Santas Escrituras llaman “el Príncipe de paz.” El jinete que aquí se presenta y que monta el caballo rojo, es el Imperio Romano, que a instigación de Satanás el Diablo, fue lanzado en una cruel persecución contra los cristianos. El color rojo, como de fuego, conque se describe al segundo caballo, es símbolo tanto de la sangre como de la persecución en que se derramó dicha sangre. El Evangelio, de lo cual el caballo es símbolo, se tiñó de rojo con la sangre de los santos. El tercer jinete, que comenzó a cabalgar en el Siglo IV d.C., viene a ser el mismo Imperio Romano, que disfrazado de cristianismo, se dio a conocer al mundo como la Iglesia Católica Apostólica Romana. El poder perseguidor romano, se transformó así de un poder secular o político, a un poder eclesiástico o religioso. Este jinete, el papado, que no es sino la unión del cristianismo con el Estado, cambió el color del caballo, tornándolo del rojo, color de la sangre y persecución, al negro, color de las tinieblas 76

morales, espirituales y doctrinales que se mezclaron con el Evangelio y que envolvieron a los cristianos de esa época, al unirse el cristianismo con el paganismo. Esta ilícita unión del cristianismo con el Estado produjo su fruto, el papado. El papado, investido de poderes religiosos y temporales, se convirtió así en el cuarto jinete del Apocalipsis, llevando sobre sí “por nombre Muerte, y el infierno le seguía.” El color del caballo montado por el cuarto jinete es el amarillo o pálido, el color de la muerte. El papado, según se desprende de la propia historia, organizó terribles guerras y encarnizadas persecuciones, sucesos que la historia no puede desconocer. Los historiadores, desde una perspectiva objetiva, dejan ver que por donde pasaba el poder papal con sus ejércitos y maquinaria de guerra, dejaba tras sí un saldo de muerte. En hecho, un conocido historiador acostumbraba decir que: “por donde pasaba el Papa, se multiplicaban los muertos y crecían los cementerios.” Es claro que los cuatro jinetes que describe el Apocalipsis no cabalgan simultáneamente, sino que van apareciendo de manera sucesiva uno tras otro en la historia, pudiéndose distinguir claramente cuatro períodos históricos en el tiempo y que nos llevan hasta finales de la Edad Media. Es claro también, según se desprende del propio Apocalipsis, que el jinete del caballo blanco es el único que volverá a cabalgar en el futuro y que en definitiva se alzará como el gran vencedor.

1 EL PRIMER SELLO

– PERÍODO DE LA PUREZA DOCTRINAL –

[Apocalipsis 6:1-2] El primer sello y los símbolos descritos en él, son representativos del período comprendido entre el año 31 y hasta el año 100 de nuestra era. Las fechas corresponden al año en que Jesús fundó la iglesia y hasta el año, aproximado, en que murió Juan, el último de los apóstoles. El período del primer sello es paralelo al de la primera iglesia, Efeso. El período del caballo blanco o de Efeso, es considerado como el período de la pureza doctrinal, una época en que el Evangelio se mantuvo completamente libre de las impurezas filosóficas y doctrinales de épocas posteriores. El color blanco del caballo del primer sello es símbolo de aquel período puro y esplendente. El período del caballo blanco es considerado por muchos como el “período modelo” para los cristianos en cuanto a experiencia y doctrina. La fe de la iglesia estaba fundada firmemente en las enseñanzas de los apóstoles y profetas, siendo el principal fundamento, la vida y enseñanza de Nuestro Señor Jesucristo. [Efesios 2:20] Aunque el cristianismo era firmemente resistido en el ambiente propiamente judío de la época de los apóstoles, no menos cierto es que la influencia de éste se extendía asombrosamente por todas partes. De alguna manera esto estaba representado en la impetuosa salida del jinete del caballo blanco “venciendo y para vencer.” El nombre de Jesús llegó a ser conocido sólo en el Siglo I mucho más allá

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de las fronteras del propio Israel. El Evangelio se difundió rápidamente y miles eran los que aceptaban la fe, aún a riesgo de sus propias vidas. No obstante, aunque el Evangelio triunfó durante el período del primer sello, no fue sin dificultades que mantuvo su pureza original. Hubo en la iglesia primitiva personas que intentaron denodadamente echar por tierra la verdad y establecer nuevos fundamentos. Todos los avances de la apostasía fueron decididamente resistidos y finalmente vencidos. La autoridad apostólica, personalmente y a través mensajes epistolares, dio claras instrucciones en cuanto a cómo resistir la intrusión e influencia del error. [Romanos 16:17-18; Gálatas 1:6-9; 1 Timoteo 6:3-5; 2 Timoteo 2:14-19; 2 Juan 9-10]

EL JINETE DEL CABALLO BLANCO El jinete del caballo blanco es Jesús. Se dice de él “que tenía un arco, y le fue dada una corona,” el primero símbolo de guerra y el segundo de victoria. ¿Por qué Jesús es representado como teniendo en su mano un símbolo de guerra en circunstancia que la Biblia lo llama “Príncipe de Paz”? Debemos saber que si bien el Evangelio es un mensaje de paz, en la práctica los principios que promueve, despiertan una tenaz oposición en el corazón de aquellos no anhelan vivir de conformidad a sus elevados principios. Dondequiera que el Evangelio sea predicado y vivido con fidelidad, el resultado seguro será la contienda y oposición. [Mateo 10:34-36] Analicemos lo propuesto a la luz del siguiente comentario: “El Evangelio es un mensaje de paz. El cristianismo es un sistema que, de ser recibido y practicado, derramaría paz, armonía y dicha por toda la tierra. La religión de Cristo unirá en estrecha fraternidad a todos los que acepten sus enseñanzas. La misión de Jesús consistió en reconciliar a los hombres con Dios, y así a unos con otros; pero el mundo en su mayoría se halla bajo el dominio de Satanás, el enemigo más encarnizado de Cristo. El Evangelio presenta a los hombres principios de vida que contrastan por completo con sus hábitos y deseos, y por esto se rebelan contra él. Aborrecen la pureza que pone de manifiesto y condena sus pecados, y persiguen y dan muerte a quienes los instan a reconocer sus sagrados y justos requerimientos. Por esto, es decir, por los odios y disensiones que despiertan las verdades que trae consigo, el Evangelio se llama una espada.” [CS 50-51] Del jinete que cabalga durante el primer sello se dice: “Y salió victorioso, para que también venciese.” Como se dijo la corona (στέφανος) es símbolo de victoria y representa las grandes victoria de Jesús y el cristianismo durante el Siglo I, victorias que de alguna manera fueron reflejadas en el libro de los Hechos de los Apóstoles. [Hechos 2:41-47; 4:4, 32-35; 5:14; 12:24: 17:4] +

2 EL SEGUNDO SELLO

– PERÍODO DE LAS PERSECUCIONES CONTRA LOS CRISTIANOS – [Apocalipsis 6:3-4]

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El segundo sello corresponde al período comprendido entre los años 100 al 313 de nuestra era, período en el que la iglesia se vió enfrentada a muchas tribulaciones, entre ellas, las despiadadas persecuciones llevadas a cabo por el Imperio Romano contra los cristianos. El comiendo del período se ha fijado más o menos para el tiempo en que murió el último apóstol de Cristo y el fin del mismo en el año 313, fecha en que el emperador Constantino emitió el célebre Edicto de Milán, que concedía tolerancia al cristianismo y decretaba el término de las cruentas persecuciones contra quienes abrazaban la fe de Jesús. El segundo sello, caracterizado por el caballo rojo, describe un período por demás crítico para la iglesia, señalado por la persecución y el derramamiento de sangre. Considere los siguientes comentarios: “Muchos sellaron su testimonio con su sangre. Nobles y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos eran muertos sin misericordia” [CS 43] “Doquiera fuesen los discípulos de Cristo en busca de refugio, se les perseguía como a animales de rapiña. Se vieron pues obligados a buscar escondite en lugares desolados y solitarios. Anduvieron "destituídos, afligidos, maltratados (de los cuales el mundo no era digno), andando descaminados por los desiertos y por las montañas, y en las cuevas y en las cavernas de la tierra." (Hebreos 11: 37, 38, V.M.) Las catacumbas ofrecieron refugio a millares de cristianos. Debajo de los cerros, en las afueras de la ciudad de Roma, se habían cavado a través de tierra y piedra largas galerías subterráneas, cuya obscura e intrincada red se extendía leguas más allá de los muros de la ciudad. En estos retiros los discípulos de Cristo sepultaban a sus muertos y hallaban hogar cuando se sospechaba de ellos y se los proscribía. Cuando el Dispensador de la vida despierte a los que pelearon la buena batalla, muchos mártires de la fe de Cristo se levantarán de entre aquellas cavernas tenebrosas. En las persecuciones más encarnizadas, estos testigos de Jesús conservaron su fe sin mancha. A pesar de verse privados de toda comodidad y aun de la luz del sol mientras moraban en el obscuro pero benigno seno de la tierra, no profirieron quejas. Con palabras de fe, paciencia y esperanza, se animaban unos a otros para soportar la privación y la desgracia. La pérdida de todas las bendiciones temporales no pudo obligarlos a renunciar a su fe en Cristo. Las pruebas y la persecución no eran sino peldaños que los acercaban más al descanso y a la recompensa.” [CS 44-45]

EL JINETE DEL CABALLO ROJO El jinete del caballo rojo es el Imperio Romano, responsable directo de las persecuciones emprendidas contra los cristianos y de quien se dice: “fue dado poder de quitar la paz de la tierra, y que se maten unos a otros.” + “La historia de la iglesia primitiva atestigua que se cumplieron las palabras del Salvador. Los poderes de la tierra y del infierno se coligaron para atacar a Cristo en la persona de sus discípulos. El paganismo previó que de triunfar el Evangelio, sus templos y sus altares serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir el cristianismo. Encendióse el fuego de la persecución.” [CS 43] 79

Durante el difícil período del caballo rojo, se exacerbó tanto el odio por el Evangelio, que los fieles eran entregados a la muerte aún por sus propios familiares, los que desconociendo los naturales lazos de amor y filiación natural, se dejaron llevar por el más enconado odio al cristianismo, al punto de hacer morir por esta causa a quienes se entendía eran sus seres queridos. Literalmente, como anunció la profecía, llegaron a matarse “unos a otros.” Durante este período se cumplieron fielmente las palabras del Señor Jesús que había anunciado esta difícil época. [Mateo 10:17-18, 21-22, 34-36] La “grande espada” que recibió el jinete del caballo rojo es símbolo de la guerra desatada por el Imperio Romano contra el cristianismo. Si bien en el libro del Apocalipsis el símbolo “espada” se ha interpretado como refiriendo a la Palabra de Dios y más específicamente a la ley moral de Dios, los Diez Mandamientos según Hebreos 4:12 y Efesios 6:17, no menos cierto es que el símbolo se interpreta como “guerra” y “derramamientos de sangre” en otros pasajes de las Santas Escrituras como Isaías 2:4; 3:35 o Mateo 26:52 por ejemplo. El significado del símbolo “espada” debe definirse de acuerdo al contexto en que está ubicado. En el caso del jinete del caballo rojo, el símbolo de la “grande espada” está en directa relación con la obra que él salió a realizar, a saber: “quitar la paz de la tierra, y que se maten unos a otros.”

3 EL TERCER SELLO

– PERÍODO DE LA CORRUPCIÓN DOCTRINAL –

[Apocalipsis 6:5-6] El tercer sello corresponde al período comprendido entre el año 313 y el 538 de nuestra era. El período comienza para el tiempo en que finalizaron las persecuciones contra los cristianos, como resultado del edicto de tolerancia emitido por Constantino, y finaliza más o menos a comienzos del Siglo VI, cuando el papado concluye por establecerse como un poder indiscutible en la Tierra. El período simbolizado por el tercer sello, vió surgir en el escenario de la historia universal a la Iglesia Católica Apostólica Romana, consumación de una estrategia magistral del Imperio Romano para manejar al cristianismo y así anularlo como un problema político para Roma. En hecho, la organización de la Iglesia Católica se funda innegablemente en el modelo de organización del Imperio Romano, llegando a fusionarse producto de esta natural semejanza, la Iglesia y el Estado, dando origen a lo que hoy se conoce como la entidad religiosa más grande y poderosa en la historia del mundo. Consideremos la siguiente apreciación de la historia: + “Sin embargo, el cristianismo comenzó a extenderse, y durante el reinado de Constantino (312-337), en un extraordinario vuelco de la política imperial, se transformó en la religión oficial del mundo romano. Los templos de los antiguos dioses fueron cerrados o convertidos en iglesias cristianas, se construyeron basílicas en las ciudades del imperio y la nueva religión pronto llegó hasta los bárbaros, más allá de las fronteras imperiales. La iglesia cristiana copió incluso las estructuras del Imperio Romano en su 80

organización. Las diócesis reflejaban las divisiones administrativas de Diocleciano; los obispos que tenían su sede en las principales ciudades se reunían en sínodo en las capitales provinciales y a los prelados de los grandes centros metropolitanos se les otorgaba una dignidad especial.” [Atlas de la Historia Universal, Editorial Sopena, pág. 68] “Al consolidarse el cristianismo, fue necesario crear estructuras más complejas para poder mantener tanto la disciplina como resguardar la pureza doctrinal. Los presbíteros fueron reemplazados por una jerarquía de obispos y comenzó a emerger una estructura diocesana. La iglesia cristiana moldeó su propia organización sobre la base de la del Imperio Romano.” [Atlas de la Historia Universal, Editorial Sopena, pág. 71] La estrategia del Imperio Romano cobró mayor vigor al convertirse al cristianismo el emperador Constantino en el año 323, evento que se constituyó en la base para que el Estado interviniera directamente en los asuntos eclesiásticos. De ahí en adelante, el cristianismo llegó a ser lo que el Estado quiso que fuese, una religión acomodada y de acuerdo a lo intereses no sólo del Imperio, sino también de los innumerables incrédulos, que desde entonces se hicieron llamar “cristianos:” Los historiadores resumen de la siguiente manera la conversión nominal de Constantino al cristianismo: “Cuando el emperador Constantino decidió aceptar el Cristianismo, a principios del siglo IV, sus motivos fueron más bien políticos, pero significaron una decisión trascendental.” [Atlas de la Historia Universal, Editorial Sopena, pág. 71] Durante el período del tercer sello el Evangelio se corrompió. Los elevados principios enseñados y predicados por Cristo fueron groseramente desvirtuados y en su lugar se establecieron las más aberrantes doctrinas y enseñanzas, que enseñadas y propagadas por Roma, pronto hallaron cabida en el corazón de la mayoría. De este manera el otrora caballo blanco del primer sello, y el rojo del segundo, dieron paso al fatídico caballo negro del tercero, fiel representación de lo que llegó a ser la doctrina evangélica enseñada durante esta época por clérigos y prelados. Durante el período del tercer sello se introdujeron graves errores en el cristianismo. Muchos de estos errores procedían directamente del culto que los romanos tributaban a sus ídolos y que se incorporaron así a la nueva fe. En el año 321, por ejemplo, bajo el imperio de Constantino, se expidió un decreto que hacía del primer día de la semana, domingo (día festivo observado por los paganos como “el venerable día del sol”), un día especial de fiesta. El domingo establecido por Roma, menoscababa significativamente el sábado guardado hasta entonces por los cristianos y que hallaba el origen de su observancia en lo estipulado directamente por Dios en su ley, los Diez Mandamientos. “En los primeros siglos el verdadero día de reposo, el sábado, había sido guardado por todos los cristianos, los cuales siendo celosos de la honra de Dios y creyendo que su ley es inmutable, respetaban escrupulosamente la santidad de sus preceptos. Pero Satanás procedió con gran sutileza por medio de sus agentes para llegar al fin que se propusiera. Para llamar la atención de las gentes hacia el domingo, fue declarado día de fiesta en honor de la resurrección de Cristo. Se celebraban servicios religiosos en ese día; no obstante se lo consideraba como día de recreo, y seguía guardándose piadosamente el sábado. 81

Con el fin de preparar el terreno para la realización de sus fines, Satanás indujo a los judíos, antes del advenimiento de Cristo, a que recargasen el sábado con las más rigurosas exacciones, de modo que su observancia fuese una pesada carga. Aprovechándose luego de la falsa luz bajo la cual lo había hecho considerar, hízolo despreciar como institución judaica. Mientras que los cristianos seguían observando generalmente el domingo como día de fiesta alegre, el diablo los indujo a hacer del sábado un día de ayuno, de tristeza y de abatimiento para hacer patente su odio al judaísmo. A principios del siglo IV el emperador Constantino expidió un decreto que hacía del domingo un día de fiesta pública en todo el Imperio Romano. (Véase el Apéndice.) El día del sol fue reverenciado por sus súbditos paganos y honrado por los cristianos; pues era política del emperador conciliar los intereses del paganismo y del cristianismo que se hallaban en pugna. Los obispos de la iglesia, inspirados por su ambición y su sed de dominio, le hicieron obrar así, pues comprendieron que si el mismo día era observado por cristianos y paganos, éstos llegarían a aceptar nominalmente el cristianismo y ello redundaría en beneficio del poder y de la gloria de la iglesia. Pero a pesar de que muchos cristianos piadosos fueron poco a poco inducidos a reconocer cierto carácter sagrado al domingo, no dejaron de considerar el verdadero sábado como el día santo del Señor ni de observarlo en cumplimiento del cuarto mandamiento.” [CS 56-57] Durante el periodo del tercer sello se originaron también prácticas como el culto a las imágenes, la adoración de reliquias y veneración a los muertos. Se enseñó también la doctrina diabólica del infierno de tormento y del purgatorio, enseñanzas ambas que no se encuentran de modo alguno representadas en la Biblia.

EL JINETE DEL CABALLO NEGRO El jinete que monta el caballo negro del tercer sello es la Iglesia Católica Apostólica Romana, entidad que desde entonces comenzó a dominar indefectiblemente el escenario mundial. Se dice del jinete que monta el caballo negro que “tenía un peso (balanza) en su mano.” La balanza es símbolo de la autoridad que ejerció indudablemente la iglesia romana con relación a la administración y custodia de la Biblia a los fieles. Durante este período, el mundo se vió sometido a un férreo control respecto a la lectura y enseñanza de la Biblia. La Iglesia Católica llegó incluso a prohibir la lectura bíblica de manera privada o particular intentando tutelar así la fe del pueblo. La profecía revela que el trigo (símbolo de la verdad) y la cebada (símbolo del error), habían de ser administrados al pueblo por medida por parte de las autoridades eclesiásticas romanas. La cantidad de trigo y de cebada especificada en la profecía corresponde a una dieta de hambre. El trigo (la verdad) sería mucho más difícil de obtener que la cebada (el error). En los días de Cristo, un denario equivalía al trabajo de un día para un obrero. [Mateo 20:2] El precio señalado en la profecía por los productos de trigo y cebada resultan exorbitantes. Según los datos que se conservan del tiempo de Cicerón en Sicilia, los precios señalados en la profecía son mil por ciento más altos, lo que deja ver un cuadro de hambre. Evidentemente, como en la profecía se está hablando de aspectos espirituales, se entiende que el hambre descrita es de la Palabra de Dios y no necesariamente un hambre de alimento tradicional. [Vea Mateo 4:4; Amós 8:11-12] 82

Con esta conclusión está de acuerdo el siguiente comentario: “Al recordar que esta presentación concierne mayormente a la batalla espiritual de la iglesia, se ve que se refiere a la carestía de la Palabra de Dios. Encontrar la Palabra en su debido lugar, en la iglesia era muy raro. Había entonces hambre de la Palabra de Dios. En lugar del trigo de la Palabra de Dios se dio a los hombres la cebada de las doctrinas paganas.” [Ricardo Cabero A., “Sermones para pastores y predicadores laicos”, pág. 89] “Bien sabía Satanás que las Sagradas Escrituras capacitarían a los hombres para discernir los engaños de él y para oponerse a su poder. Por medio de la Palabra fue como el mismo Salvador del mundo resistió los ataques del tentador. A cada asalto suyo, Cristo presentaba el escudo de la verdad eterna diciendo: "Escrito está." A cada sugestión del adversario oponía él la sabiduría y el poder de la Palabra. Para mantener su poder sobre los hombres y establecer la autoridad del usurpador papal, Satanás necesita que ellos ignoren las Santas Escrituras. La Biblia ensalza a Dios y coloca a los hombres, seres finitos, en su verdadero sitio; por consiguiente hay que esconder y suprimir sus verdades sagradas. Esta fue la lógica que adoptó la iglesia romana. Por centenares de años fue prohibida la circulación de la Biblia. No se permitía a la gente que la leyese ni que la tuviese en sus casas, y sacerdotes y prelados sin principios interpretaban las enseñanzas de ella para sostener sus pretensiones. Así fue como el papa vino a ser reconocido casi universalmente como vicegerente de Dios en la tierra, dotado de autoridad sobre la iglesia y el estado.” [CS 55] Si bien el jinete del caballo negro sumergió al mundo en la oscuridad espiritual, su obra no fue completa. Unos pocos fieles impulsados por ferviente amor al Evangelio, se ocultaron a la vista de roma papal y encontraron refugio en apartados escondrijos en las montañas y bosques. Estos fieles cristianos, simbolizados por “el vino y el aceite” no pudieron ser subyugados por el error y la apostasía y mantuvieron su fe libre de toda influencia doctrinal procedente de Roma.

4 EL CUARTO SELLO – PERÍODO DE LA SUPREMACÍA PAPAL – [Apocalipsis 6:7-8] El período representado por el cuarto sello corresponde al período comprendido entre el año 538 al 1517 de nuestra era. A la luz de la historia se ha determinado que el cuarto sello representa en propiedad al período de la Edad Media o período del oscurantismo, y se inicia con la asunción del papado al poder a principios del Siglo VI y se remonta hasta principios del Siglo XVI, cuando se inicia la Reforma Protestante. + En efecto, a principios del Siglo VI se consolidó la autoridad del obispo de Roma sobre todo el mundo antiguo (Europa), tras someterse al poder papal, no sin conflicto, los pueblos germánicos de los hérulos (493), los vándalos (534) y los ostrogodos (538). 83

Durante casi mil años el Papa sometió al mundo antiguo a una de las tiranías más férreas que la historia conoce, marcando el año 1517, fecha en que Martín Lutero hizo públicas sus 95 tesis o proposiciones en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg, el inicio de una protesta popular contra el abuso de papas, obispos y sacerdotes, que desde entonces perdieron, a ojos del pueblo, la autoridad que hasta entonces detentaban.

EL JINETE DEL CABALLO PÁLIDO El cuarto jinete del Apocalipsis es el papado, esa jerarquía eclesiástica que, siendo el resultado natural de la unión de Iglesia y Estado, se arrogó los títulos de la Divinidad y usurpó su autoridad para dominar al mundo medioeval. ¿Cómo se encumbró el papado al escenario de la historia universal? Veamos algunos aspectos que nos ayudarán a comprender mejor el proceso de afianzamiento del Papa en la Europa del medioevo. Habiendo finalizado las persecuciones contra los cristianos a comienzos del Siglo IV, la política del Imperio Romano dio un vuelco inusitado al manifestar una actitud proclive al cristianismo y reconocerlo como la religión oficial de Roma. Los siglos que siguieron vieron emerger a la Iglesia Católica, una iglesia bajo la hábil tutela del imperio y que se hizo rápidamente poderosa e influyente. Habiendo echado sus bases el catolicismo sobre la organización del propio Imperio Romano, tenía en vista el propósito de establecer un líder supremo, como en Roma otrora fueran los Césares. Este ideal jerárquico no obstante se contraponía abiertamente con los principios enseñados por Jesús quien siempre insistió que los cristianos no debían buscar la preeminencia en la iglesia, pues como decía él: “todos vosotros sois hermanos.” [Mateo 23:8-9] En hecho, la historia reconoce que en la iglesia cristiana primitiva no existía un primado universal o un obispo que gozara de especial jerarquía o autoridad sobre sus homólogos o sobre sus hermanos. La pretensión de que el obispo de Roma gozaba de autoridad sobre toda la iglesia no tiene fundamento bíblico. La Biblia deja ver claramente que Pedro, de quien se dice que fue el primer Papa, no gozaba de autoridad especial sobre sus hermanos en Cristo. Pedro era reconocido como apóstol y como un líder entre los hermanos, pero de ningún modo se le consideraba el líder universal de la Iglesia. El propio Pedro, humildemente, no se arroga ninguna jerarquía especial en la iglesia. [Gálatas 2:9; 1 Pedro 5:1] Considere lo que manifiestan los historiadores con relación a la primacía del obispo de Roma sobre la iglesia: & “Roma, la sede episcopal de san Pedro, tenía precedencia en ‘dignidad’ pero no en ‘autoridad’, y sus obispos compartían el rango y el poder con los de Antioquía y Alejandría, a los que luego se les sumaron los de Constantinopla (381) y Jerusalén (451).” [Atlas de la Historia Universal, Editorial Sopena, pág. 68]

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“Roma, que había sido la sede de San Pedro, recibió una primacía de honor, aunque sus obispos debían compartir rango y poder con los de Antioquía y Alejandría y, después, con los de Constantinopla y Jerusalén.” [Atlas de la Historia Universal, Editorial Sopena, pág. 71] “A principios del siglo VII, el Cristianismo estaba a la defensiva en todas partes y en el siglo VIII la situación empeoró. En lugar de tener una iglesia unida, las disputas entre Roma y Constantinopla por obtener la primacía comprometieron la autoridad de la Iglesia y en muchas regiones (Galia y España) las iglesias eran casi independientes.” [Atlas de la Historia Universal, Editorial Sopena, pág. 71] En los siglos que vieron emerger al catolicismo romano, las autoridades eclesiásticas gozaban de una autoridad proporcional a la jerarquía de la ciudad en que residían. En hecho, Roma era la ciudad más poderosa y rica del mundo. Era sede del imperio y capital del mundo antiguo. El pensamiento popular, según lo plantea un historiador era: “Si Roma es la reina de las ciudades, ¿por qué no habría de ser su pastor el rey de los obispos?” Bajo el contexto histórico señalado el emperador Constantino es bautizado en el palacio de Letrán (323) por Silvestre, entonces obispo de Roma. Después de su bautismo, Constantino decide ceder dicho palacio a la iglesia y más propiamente al obispo de Roma, ordenando que en adelante éste, reciba los honores e insignias propias del emperador. En el año 327, Constantino decide fundar la ciudad de Constantinopla, en el lugar que entonces ocupaba Bizancio, trasladando así la capital del imperio. Constantino cedió la ciudad de Roma al obispo de esa ciudad que en adelante se habría de constituir en el primado de la iglesia y de toda la cristiandad. “A fines del siglo VIII los partidarios del papa empezaron a sostener que en los primeros tiempos de la iglesia tenían los obispos de Roma el mismo poder espiritual que a la fecha se arrogaban. Para dar a su aserto visos de autoridad, había que valerse de algunos medios, que pronto fueron sugeridos por el padre de la mentira. Los monjes fraguaron viejos manuscritos. Se descubrieron decretos conciliares de los que nunca se había oído hablar hasta entonces y que establecían la supremacía universal del papa desde los primeros tiempos. Y la iglesia que había rechazado la verdad, aceptó con avidez estas imposturas.” [CS 60]

TENÍA POR NOMBRE MUERTE, Y EL INFIERNO LE SEGUÍA Habiéndose convertido en el poder mundial imperante, el papado se distinguió por su crueldad y vocación perseguidora contra todos cuantos se opusiesen a su autoridad. Durante el largo período de su supremacía, y la historia así lo confirma, el papado se hizo responsable de la muerte de millares de personas y su nombre llegó a ser verdaderamente sinónimo de “Muerte”. Por donde el papado se abría camino, el “infierno” o “sepulcro” le seguía indefectiblemente, dejando una huella mortal. En el Siglo XI el papado organizó una serie de campañas militares que se conocieron como “las cruzadas”. Estas campañas llevadas a cabo contra los enemigos de la Roma católica, afectaron entre otros a los albigenses y los hugonotes. Los albigenses se propagaron hacia el Siglo XII en el sur de Francia y en los alrededores de la ciudad de Albi. El Papa Inocencio III ordenó una cruzada contra los 85

albigenses en el año 1209. Del mismo modo sucedió con los husitas, seguidores de Juan Hus, quien fue excomulgado por Alejandro V y sentenciado a morir en la hoguera por orden del Concilio de Constanza en 1415. Los valdenses también sufrieron persecución a manos del poder papal. Estos cristianos, seguidores de Pedro de Valdo, se propagaron hacia el Siglo XII buscando devolver a la iglesia su humildad y sencillez apostólica. “En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. "Babilonia la grande" fue "embriagada de la sangre de los santos." Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata.” [CS 64] “La historia del pueblo de Dios durante los siglos de obscuridad que siguieron a la supremacía de Roma, está escrita en el cielo, aunque ocupa escaso lugar en las crónicas de la humanidad. Pocas son las huellas que de su existencia pueden encontrarse fuera de las que se encuentran en las acusaciones de sus perseguidores. La política de Roma consistió en hacer desaparecer toda huella de oposición a sus doctrinas y decretos. Trató de destruir todo lo que era herético, bien se tratase de personas o de escritos. Las simples expresiones de duda u objeciones acerca de la autoridad de los dogmas papales bastaban para quitarle la vida al rico o al pobre, al poderoso o al humilde. Igualmente se esforzó Roma en destruir todo lo que denunciase su crueldad contra los disidentes. Los concilios papales decretaron que los libros o escritos que hablasen sobre el particular fuesen quemados. Antes de la invención de la imprenta eran pocos los libros, y su forma no se prestaba para conservarlos, de modo que los romanistas encontraron pocos obstáculos para llevar a cabo sus propósitos.” [CS 66-67] “Mas entre los que resistieron las intrusiones del poder papal, los valdenses fueron los que más sobresalieron.” [CS 69] “La misma existencia de estos creyentes que guardaban la fe de la primitiva iglesia era un testimonio constante contra la apostasía de Roma, y por lo tanto despertaba el odio y la persecución más implacables. Era además una ofensa que Roma no podía tolerar el que se negasen a entregar las Sagradas Escrituras. Determinó raerlos de la superficie de la tierra. Entonces empezaron las más terribles cruzadas contra el pueblo de Dios en sus hogares de las montañas. Lanzáronse inquisidores sobre sus huellas, y la escena del inocente Abel cayendo ante el asesino Caín repitióse con frecuencia. Una y otra vez fueron asolados sus feraces campos, destruídas sus habitaciones y sus capillas, de modo que de lo que había sido campos florecientes y hogares de cristianos sencillos y hacendosos no quedaba más que un desierto. Como la fiera que se enfurece más y más al probar la sangre, así se enardecía la saña de los siervos del papa con los sufrimientos de sus víctimas. A muchos de estos testigos de la fe pura se les perseguía por las montañas y se les cazaba por los valles donde estaban escondidos, entre bosques espesos y cumbres roqueñas.” [CS 82]

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“Las persecuciones que por muchos siglos cayeron sobre esta gente temerosa de Dios fueron soportadas por ella con una paciencia y constancia que honraban a su Redentor. No obstante las cruzadas lanzadas contra ellos y la inhumana matanza a que fueron entregados, siguieron enviando a sus misioneros a diseminar la preciosa verdad. Se los buscaba para darles muerte; y con todo, su sangre regó la semilla sembrada, que no dejó de dar fruto. De esta manera fueron los valdenses testigos de Dios siglos antes del nacimiento de Lutero. Esparcidos por muchas tierras, arrojaron la semilla de la Reforma que brotó en tiempo de Wiclef, se desarrolló y echó raíces en días de Lutero, para seguir creciendo hasta el fin de los tiempos mediante el esfuerzo de todos cuantos estén listos para sufrirlo todo "a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús."” [CS 84]

Y LE FUE DADA POTESTAD SOBRE LA CUARTA PARTE DE LA TIERRA Durante el período de la supremacía papal (538-1517), el mundo, desde el punto de vista geográfico, estaba dividido en 4 partes, a saber los 4 continentes que para entonces en la práctica se conocían, siendo estos Europa, Asia, Africa y Oceanía. Recuerde que para aquella época, América era un continente absolutamente desconocido y que sólo fue descubierto e fines del Siglo XV (1492), siendo reconocido como tal sólo muchos años después. Consecuentemente, para el período descrito en el cuarto sello, el mundo estaba divido en cuatro partes y el Papa sólo autoridad en una de ellas, a saber, Europa. Los tentáculos de Roma no ejercían influencia significativa en Asia, Africa u Oceanía, de modo que conforme a la profecía, el cuarto jinete del Apocalipsis llegó a tener potestad sólo “sobre una cuarta parte de la tierra”, Europa.

ESPADA, HAMBRE, MORTANDAD Y LAS BESTIAS DE LA TIERRA Durante la Edad Media, Europa sufrió una serie de calamidades. Las continuas guerras y conflictos costaron la vida de miles de personas. La guerra, trajo como consecuencia inevitable el hambre, que a su vez se vió agravada por los desórdenes climáticos que provocaban sequías espantosas trayendo consigo la escasez de alimentos. El período medioeval conoció también el terrible azote de la peste que acabó con la vida de millones de europeos. Tan solo la peste bubónica llegó a ser causante del exterminio de casi un tercio de la población de Europa. Por otra parte, las guerras fraticidas entre naciones, que como “bestias” se atacaban unas a otras, venían a agravar aún más la delicada condición de cuantos vivieron en esa época. Un célebre autor e historiador adventista comenta lo siguiente: “En la Edad Media, Inglaterra y Francia, naciones supuestamente cristianas, libraron la guerra de los Cien Años (1337-1453). La Europa Central, supuestamente cristiana, se dividió en mil pequeños estados envidiosos. La peste bubónica, la peste negra, dio su golpe en 1340 y se repitió intermitentemente por siglos, dando muerte a millones que la guerra no había alcanzado a destruir.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 183-194]

5 EL QUINTO SELLO

– PERÍODO DE LA REFORMA PROTESTANTE – 87

[Apocalipsis 6:9-11] El quinto sello corresponde al período comprendido entre el año 1517, fecha en que se inició oficialmente la Reforma Protestante, y el año 1755, fecha en que ocurrió el gran terremoto de Lisboa, la primera de una serie de señales que marcaron el comienzo del tiempo del fin. El quinto sello señala un período de grandes controversias y disensiones en que descolló con gran fuerza la figura notable de Martín Lutero. Este humilde sacerdote católico y profesor de teología, desilusionado por el mal testimonio que observó en la jerarquía clerical, sumado a los graves errores doctrinales que se habían infiltrado en el cristianismo, decidió emprender una protesta formal contra la Iglesia Católica Romana. En Wittenberg, en el año 1517, Lutero hizo públicas sus 95 tesis que requerían una respuesta concisa de Roma. De esta manera e insospechadamente, se habría de originar uno de los movimientos religiosos más importantes dentro del cristianismo.

LAS CAUSAS QUE ANIMARON A LUTERO “Lutero seguía siendo hijo sumiso de la iglesia papal y no pensaba cambiar. La providencia de Dios le llevó a hacer una visita a Roma. Emprendió el viaje a pie, hospedándose en los conventos que hallaba en su camino. En uno de ellos, en Italia, quedó maravillado de la magnificencia, la riqueza y el lujo que se presentaron a su vista. Dotados de bienes propios de príncipes, vivían los monjes en espléndidas mansiones, se ataviaban con los trajes más ricos y preciosos y se regalaban en suntuosa mesa. Consideró Lutero todo aquello que tanto contrastaba con la vida de abnegación y de privaciones que el llevaba, y se quedó perplejo. Finalmente vislumbró en lontananza la ciudad de las siete colinas. Con profunda emoción, cayó de rodillas y, levantando las manos hacia el cielo, exclamó: "¡Salve Roma santa!" -Id., cap. 6. Entró en la ciudad, visitó las iglesias, prestó oídos a las maravillosas narraciones de los sacerdotes y de los monjes y cumplió con todas las ceremonias de ordenanza. Por todas partes veía escenas que le llenaban de extrañeza y horror. Notó que había iniquidad entre todas las clases del clero. Oyó a los sacerdotes contar chistes indecentes y se escandalizó de la espantosa profanación de que hacían gala los prelados aun en el acto de decir misa. Al mezclarse con los monjes y con el pueblo descubrió en ellos una vida de disipación y lascivia. Doquiera volviera la cara, tropezaba con libertinaje y corrupción en vez de santidad. "Sin verlo -escribió él, -no se podría creer que en Roma se cometan pecados y acciones infames; y por lo mismo acostumbran decir: 'Si hay un infierno, no puede estar en otra parte que debajo de Roma; y de este abismo salen todos los pecados.' "” [CS 133-134] “La iglesia romana hacía comercio con la gracia de Dios. Las mesas de los cambistas (S. Mateo 21:12) habían sido colocadas junto a los altares y llenaba el aire la gritería de los que compraban y vendían. Con el pretexto de reunir fondos para la erección de la iglesia de San Pedro en Roma, se ofrecían en venta pública, con autorización del papa, indulgencias por el pecado. Con el precio de los crímenes se iba a construir un templo para el culto divino, y la piedra angular se echaba sobre cimientos de iniquidad. Empero los mismos medios que adoptara Roma para engrandecerse fueron los que hicieron caer el golpe mortal que destruyó su poder y su soberbia. Aquellos medios fueron lo que exasperó al más abnegado y afortunado de los enemigos del papado, y le hizo iniciar la lucha que estremeció el trono de los papas e hizo tambalear la triple corona en la cabeza del pontífice.” [CS 136] 88

LA APERTURA DEL QUINTO SELLO El apóstol Juan declara que al ser abierto el quinto sello, él vió “debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la Palabra de Dios y el testimonio que ellos tenían.” ¿A qué altar se refiere el apóstol en este pasaje? Es evidente que el apóstol está refiriendo al altar del sacrificio, por cuanto menciona las almas de los que han muerto por causa de su fe. El altar del sacrificio estaba ubicado en el atrio o patio exterior del santuario terrenal y la expresión “ví debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la Palabra de Dios y el testimonio que ellos tenían,” es una clara alusión a la sangre de los sacrificios que era derramada como testimonio a los pies del altar del holocausto en el culto mosaico. [Exodo 29:12; Levítico 4:7; 5:9; 8:15; 9:9] Así como la sangre de los animales sacrificados en el altar era derramada como testimonio a los pies de él, así la sangre de los mártires de la fe fue vista por Juan “debajo del altar” donde ellos fueron sacrificados. ¿Dónde se ubica el altar mencionado por Juan? En primer lugar, debemos saber que el libro del Apocalipsis no refiere de manera alguna que exista un “altar del sacrificio” en el santuario celestial. De haber un altar del sacrificio en el santuario celestial, Jesús tendría que haber muerto en el cielo y no en la tierra. Puesto que Jesús ofrendó su vida en la Tierra, muriendo en el monte Gólgota, es lógico deducir que ese fue el altar de su sacrificio, constituyéndose entonces en el altar del sacrificio relacionado con el santuario celestial. Recuerde que cuando Jesús ascendió a los cielos, después de su resurrección, él ya había realizado su sacrificio expiatorio a favor de los hombres, de donde se desprende que Dios aceptó la Tierra como el “altar del sacrificio” en conexión con el santuario celestial. En consecuencia, el “altar” que menciona el apóstol Juan no debe ser ubicado en el cielo sino en la Tierra, pues justamente fue aquí, al igual que Jesús, donde los mártires de la fe entregaron sus vidas en aras de la verdad. Consideremos lo que al respecto, exponen dos respetables estudiosos de la Biblia: “Este no puede ser ningún altar del cielo, sino que es, evidentemente, el lugar donde las víctimas habían sido muertas, el altar de su sacrificio.” “Se encuentra una confirmación de esta opinión en el hecho de que Juan está contemplando escenas que ocurren en la tierra. Las almas son representadas debajo del altar, así como víctimas muertas sobre él, cuya sangre corriera al pie de él, y ellas cayeran luego a su lado.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, págs. 91-92]

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“Le fue presentada /a Juan/ una visión simbólica, en la cual vió un altar; y debajo de él las almas de los que habían sido muertos por la Palabra de Dios – que habían sufrido el martirio por su amor al cristianismo, - representadas como nuevamente muertas como víctimas de la idolatría y la superstición. El altar está en la tierra, no en el cielo.” [Adán Clarke, “Commentary of the New Testament”, tomo 1, pág. 194]

LAS ALMAS DEBAJO DEL ALTAR El uso de la expresión “almas” lleva a muchos a pensar que el apóstol está refiriendo a los espíritus descarnados de los que murieron por la fe, atribuyendo a la expresión “alma”, la calidad de una entidad incorpórea, espiritual, que trasciende a la muerte de una persona. Notemos sin embargo, que Juan usa el término “almas” en relación con el altar del sacrificio de ellos, aludiendo al altar de sacrificios del santuario terrestre, donde la sangre de las víctimas era derramada en tierra a los pies de dicho altar. El término “almas” según se desprende de la comparación señalada, refiere en consecuencia, a la “sangre” de los que habían muerto “por la Palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían,” señalándose que la sangre de ellos fue vista derramada debajo del altar, de la misma manera que la sangre de los sacrificios rituales era derramada al pie del altar de sacrificios en el santuario mosaico. Lo planteado anteriormente no es extraño, toda vez que el término “alma” es usado repetidas veces en la Biblia como aludiendo a la sangre. [Deuteronomio 12:23] Por otra parte, si bien la expresión “alma” aparece cientos de veces en las Sagradas Escrituras, lo cierto es que en ninguna de ellas es utilizada como refiriendo a una entidad inmortal que sobrevive al cuerpo después de la muerte. Tal concepto de “alma” no era propio de los judíos o cristianos del tiempo de Jesús, de modo que no puede ser ese el significado que se le atribuye a la palabra griega ψυχὰςtraducida como “almas” en nuestra versión española de la Biblia. El concepto de “alma” que maneja el mundo moderno, es propio de las culturas babilónica, egipcia y griega, que luego siendo heredado por los romanos, se incorporó como tal al cristianismo cuando éste se fundió con el paganismo en el Siglo IV. El hecho de que el Apocalipsis señala que las almas “clamaban en alta voz”, no debe ser tomado en el sentido de que éstas son los espíritus conscientes de los mártires de la fe que hablaban directamente con Dios pidiendo justicia. En realidad el apóstol Juan sólo está usando el recurso lingüístico de la “personificación”, esto es, atribuir personalidad a cosas que de suyo no la tienen, sino que son inanimadas. El recurso de la “personificación” se utiliza por ejemplo en los siguientes pasajes de la Biblia: Génesis 4:9-10

: “la voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.”

Habacuc 2:11

: “Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.”

Lucas 19:40 & Santiago 5:4

: “Os digo que si éstos callaren, las piedras clamarán.” : “El jornal de los obreros…, de vosotros clama.”

En todos los pasajes referidos, el escritor bíblico utiliza el recurso de la “personificación”, lo cual evidentemente no puede llevarnos a confusión de atribuir conciencia a la sangre, las piedras, la tabla o 90

el salario de los obreros. El lenguaje y su forma de uso resulta claro y no permite en modo alguno tal interpretación.

EL CLAMOR DE LAS ALMAS Mediando los Siglos XV y XVI, los crímenes del papado se acrecentaban en gran manera y el malestar de la gente frente a tales abusos se traducía en un descontento general, no sólo de los más pobres y humildes, sino también de la clase rica y poderosa e incluso de los reyes, quienes a pesar de su autoridad, estaban sometidos al poder de Roma, que para aquel entonces descollaba poniendo y quitando reyes a su arbitrio. El despotismo pontificio no conocía límites y amenazaba convertir al mundo en un inmenso campo de concentración. “Siglo tras siglo la sangre de los santos había sido derramada. Mientras los valdenses sucumbían en las montañas del Piamonte "a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús," sus hermanos, los albigenses de Francia, testificaban de la misma manera por la verdad. En los días de la Reforma los discípulos de ésta habían sucumbido en medio de horribles tormentos. Reyes y nobles, mujeres de elevada alcurnia, delicadas doncellas, la flor y nata de la nación, se habían recreado viendo las agonías de los mártires de Jesús. Los valientes hugonotes, en su lucha por los derechos más sagrados al corazón humano, habían derramado su sangre en muchos y rudos combates. Los protestantes eran considerados como fuera de la ley; sus cabezas eran puestas a precio y se les cazaba como a fieras.” [CS 314] “Pero lo más inicuo que se registra en el lóbrego catálogo de los crímenes, el más horrible de los actos diabólicos de aquella sucesión de siglos espantosos, fue la "matanza de San Bartolomé." Todavía se estremece horrorizado el mundo al recordar las escenas de aquella carnicería, la más vil y alevosa que se registra. El rey de Francia instado por los sacerdotes y prelados de Roma sancionó tan espantoso crimen. El tañido de una campana, resonando a medianoche, dio la señal del degüello. Millares de protestantes que dormían tranquilamente en sus casas, confiando en la palabra que les había dado el rey, asegurándoles protección, fueron arrastrados a la calle sin previo aviso y asesinados a sangre fría.” [CS 315] La sangrienta “matanza de San Bartolomé” en 1572, fue una carnicería de protestantes a manos de los católicos. Este crimen indescriptible comenzó en París el 24 de agosto, día de San Bartolomé. La lucha se extendió a las demás provincias, y en seis semanas llegaron a ser asesinados más de 10.000 hugonotes. El cabecilla de éstos, el almirante Coligny, fue decapitado y su cabeza enviada al Papa Gregorio XIII, quien la recibió con gozo mandando acuñar una medalla conmemorativa de este triunfo católico. Este suceso sin embargo, quedó registrado como uno de los hechos más infames de la historia. El Espíritu de Profecía describe de manera muy gráfica la situación que provocaron los excesos papales: & “Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata.” [CS 64] Otro autor adventista refiere lo siguiente: 91

“El clamor de los mártires no expresa un deseo de venganza personal, sino que reclama la vindicación divina.” [Joseph Battistone, “Verdad Presente, Gloria Futura”, pág. 53] La voz de la Reforma no hizo sino interpretar el clamor de justicia, que silencioso desde sus tumbas, proferían los millones de mártires por causa de la fe.

REPOSEN UN POCO DE TIEMPO El apóstol Juan declara que se dijo a los mártires “que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.” Sabemos que el “clamor” de las almas es ubicado históricamente cuando se abre el quinto sello, esto es, en el año 1517. La voz de estas almas expresó el clamor que durante toda la Edad Media venía urgiendo por ser satisfecho, Dios escuchó dicho clamor de igual manera que escuchó el clamor de la sangre de Abel que clamaba a él desde la tierra y mediante sus siervos, promovió un poderoso movimiento de reforma que había de remecer los cimientos mismos del poder católico romano y denunciar claramente el pecado y la corrupción de papas y prelados. [Génesis 4:10] Sin embargo, aunque en 1517 Dios simbólicamente comenzó a escuchar el clamor de las almas, lo cierto es que dicho clamor debería esperar aún un poco de tiempo para ser satisfecho. Aún restaba un breve lapso de tiempo, en el cual Roma continuaría ejerciendo su despótico poder y sumando mártires a la causa de la fe. El Santo Oficio de la Inquisición, había de cobrar aún más muertes hasta la primera mitad del Siglo XVIII, tiempo aproximado en que se detuvo el humear de la hoguera y dejó de funcionar la incesante guillotina. En efecto, habiéndose establecido la Inquisición en el Siglo XIII, ésta se encontraba en pleno apogeo en tiempos de Lutero. Si bien la Reforma proclamó una fuerte reprensión contra este crimen infame, no terminó la Inquisición sino hasta el Siglo XVIII. Siendo así, la expresión “un poco de tiempo”, se asimila al período comprendido entre el siglo XVI y el Siglo XVIII, período en el cual continúo de manera invariable la persecución inquisidora y ésta siguió sumando nombre de mártires a la ya larga lista de los que ofrendaron su vida por la fe que una vez fue dada a los santos. “La obra cruel del catolicismo romano no cesó completamente, ni aún cuando la Reforma se hubo extendido y establecido firmemente. No pocos estallidos terribles de odio y persecución había de sentir todavía la iglesia verdadera. Muchísimos tenían que ser castigados todavía como herejes, y verse unidos al gran ejército de mártires. La plena justificación de su causa iba a demorarse todavía un poco de tiempo. Durante este tiempo Roma añadió centenares de miles a la vasta muchedumbre cuya sangre había vertido ya. Pero el espíritu de persecución fue finalmente refrenado, la causa de los mártires fue vindicada, y llegó a su fin el ‘poco de tiempo’ del quinto sello.” [Urías Smith, “El libro del Apocalipsis”, págs. 95-96]

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6 EL SEXTO SELLO

– PERÍODO DEL TIEMPO DEL FIN -

[Apocalipsis

6:12-13] El sexto sello comienza en el año 1755 con el gran terremoto de Lisboa y a partir de éste, los eventos descritos pasan de lo histórico a lo escatológico, centrándose en las señales que en adelante han de marcar el tiempo del fin. A fin de comprender el cambio que se produce en el lenguaje del sexto sello conviene tener presente el comentario siguiente: “Entre el quinto sello y el sexto parece cambiar repentina y completamente el lenguaje y pasar del altamente figurativo al estrictamente literal. Cualquiera que sea la causa, el cambio es innegable.” [Urías Smith, “El libro del Apocalipsis”, págs. 96] Los acontecimientos descritos en el sexto sello son también descritos en otros pasajes de la Biblia haciendo parte de los eventos relacionados con la segunda venida de Cristo. [Mateo 24:3 y 29:31] Es claro que los acontecimientos señalados en el sexto sello no son simbólicos, ya que las descripciones que de ellos se hacen en otros pasajes de la Biblia, no son vertidas dentro de un contexto simbólico sino literal.

EL GRAN TERREMOTO El primero de los eventos descritos en el sexto sello se verificó en el año 1755. El gran terremoto de Lisboa, dado la proporción del territorio afectado y las características que tuvo, ha sido señalado por no pocos estudiosos de las profecías, como el terremoto descrito en el sexto sello. Si bien no ha sido éste el terremoto de mayor intensidad que registra la historia, ni tampoco el que ha cobrado mayor cantidad de víctimas, no menos cierto es que este evento telúrico ha sido nominado por los historiadores como “el gran terremoto” considerando la extensión de la onda sísmica que comprendió a lo menos diez millones de kilómetros cuadrados, afectando la mayor parte de Europa, Africa y América. El sismo se dejó sentir también en Groenlandia, en las Antillas, en la isla de Madera, en Noruega, en Suecia, en Inglaterra e Irlanda. El terremoto de Lisboa se produjo precisamente en el tiempo especificado en la profecía. Efectivamente, el gran terremoto debía coincidir con el fin del período inquisidor. La Inquisición llegó a su término en la práctica comenzando la segunda mitad del Siglo XVIII. Aunque el decreto mismo que sostenía la Inquisición estuvo vigente por mucho más tiempo, lo cierto es que las ejecuciones en la hoguera y en la guillotina se habían detenido ya para 1750. Precisamente para aquel tiempo se produjo el gran terremoto, no registrándose antes o después de aquel tiempo terremoto alguno que coincida con las características descritas en el Apocalipsis. &

EL OSCURECIMIENTO DEL SOL Y DE LA LUNA 93

“Veinticinco años después apareció la segunda señal mencionada en la profecía: el obscurecimiento del sol y de la luna. Lo que hacía esto aun más sorprendente, era la circunstancia de que el tiempo de su cumplimiento había sido indicado de un modo preciso. En su conversación con los discípulos en el Monte de los Olivos, después de describir el largo período de prueba por el que debía pasar la iglesia, es decir, los mil doscientos sesenta años de la persecución papal, acerca de los cuales había prometido que la tribulación sería acortada, el Salvador mencionó en las siguientes palabras ciertos acontecimientos que debían preceder su venida y fijó además el tiempo en que se realizaría el primero de éstos: "En aquellos días, después de aquella aflicción, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor." (S. Marcos 13: 24.) Los 1260 días, o años, terminaron en 1798. La persecución había concluido casi por completo desde hacía casi un cuarto de siglo. Después de esta persecución, según las palabras de Cristo, el sol debía obscurecerse. Pues bien, el 19 de mayo de 1780 se cumplió esta profecía.” [CS 351] “El 19 de mayo de 1780 figura en la historia como el "día obscuro." Desde el tiempo de Moisés, no se ha registrado jamás período alguno de obscuridad tan densa y de igual extensión y duración. La descripción de este acontecimiento que 354 han hecho los historiadores no es más que un eco de las palabras del Señor, expresadas por el profeta Joel, dos mil quinientos años antes de su cumplimiento: "El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el día grande y espantoso de Jehová" (Joel 2: 31)” [CS 354]

LA CAÍDA DE LAS ESTRELLAS “Esta profecía se cumplió de modo sorprendente y pasmoso con la gran lluvia meteórica del 13 de noviembre de 1833. Fue éste el más dilatado y admirable espectáculo de estrellas fugaces que se haya registrado, pues "¡sobre todos los Estados Unidos el firmamento entero estuvo entonces, durante horas seguidas, en conmoción ígnea! No ha ocurrido jamás en este país, desde el tiempo de los primeros colonos, un fenómeno celestial que despertara tan grande admiración entre unos, ni tanto terror ni alarma entre otros." "Su sublimidad y terrible belleza quedan aún grabadas en el recuerdo de muchos.... Jamás cayó lluvia más tupida que ésa en que cayeron los meteoros hacia la tierra; al este, al oeste, al norte y al sur era lo mismo. En una palabra, todo el cielo parecía en conmoción. . . . El espectáculo, tal como está descrito en el diario del profesor Silliman, fue visto por toda la América del Norte.... Desde las dos de la madrugada hasta la plena claridad del día, en un firmamento perfectamente sereno y sin nubes, todo el cielo estuvo constantemente surcado por una lluvia incesante de cuerpos que brillaban de modo deslumbrador." -R. M. Devens, American Progress; or, The Great Events of the Greatest Century, cap. 28, párrs. 1 - 5.” [CS 381] “En el Journal of Commerce de Nueva York del 14 de noviembre se publicó un largo artículo referente a este maravilloso fenómeno y en él se leía la siguiente declaración: "Supongo que ningún filósofo ni erudito ha referido o registrado jamás un suceso como el de ayer por la mañana. Hace mil ochocientos años un profeta lo predijo con toda exactitud, si entendemos que las estrellas que cayeron eran estrellas errantes o fugaces, . . . que es el único sentido verdadero y literal."” [CS 382]

UN PARÉNTESIS EN EL PLAN DIVINO [Apocalipsis 6:14-17] 94

Los versículos 12 y 13 del capítulo 6 del Apocalipsis nos presentan resumidamente una visión de los eventos que habrían de ocurrir en el sexto sello y que señaladamente, marcarían el comienzo del tiempo del fin, a saber, el terremoto, el oscurecimiento del sol y el enrojecimiento de la luna, la caída de las estrellas, etc. Sin embargo, en los versículos 14 al 17 de este capítulo, se revelan eventos que indiscutiblemente no corresponden al sexto sello, sino al séptimo y que apuntan hacia la segunda venida de Cristo a la Tierra. Note que el Señor Jesús, al referirse a los eventos propios del sexto sello en Mateo 24:29-31, igualmente, después de mencionar los eventos celestiales que afectarían al sol, la luna y las estrellas, inmediatamente pasa a referir los momentos que dicen relación con su segunda venida. La expresión de Cristo, mencionada después de la caída de estrellas, “las virtudes de los cielos serán conmovidas”, es equivalente a la de Juan que dice: “Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidos de sus lugares.” Las dos expresiones comentadas son propias del séptimo sello, es decir el período que concluye con la segunda venida de Cristo. Sin embargo, cabe preguntar: ¿por qué podemos afirmar que estos acontecimientos corresponden al séptimo sello y no al sexto? Sencillamente porque los eventos descritos por Jesús y después por Juan hablan de una conmoción planetaria que sólo es propia de los eventos relacionados con la segunda venida de Cristo. El desplazamiento de montes y hundimientos de islas habitadas, a más de la conmoción atmosférica y celeste descrita por ambos, no corresponden a eventos pasados pero sí futuros. En hecho, tales eventos son relacionados en el Espíritu de Profecía con el segundo advenimiento de Cristo, como se ve en el siguiente comentario: “El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se mueven de sus lugares. "Vendrá nuestro Dios, y no callará: fuego consumirá delante de él, y en derredor suyo habrá tempestad grande. Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo." (Salmo 50: 3, 4.) Y los reyes de la tierra y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero: porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?" (Apocalipsis 6: 15-17.)” [CS 699-700] Ahora bien, cuando Juan describe la apertura del séptimo sello, contempla a Jesús de pie junto al altar de oro que está delante de Dios, teniendo un incensario de oro en sus manos y decretando dramáticamente el fin del tiempo de gracia para el mundo [Apocalipsis 8:1-6]. Lo anterior, se hace manifiesto al leer cuidadosamente el Espíritu de Profecía en relación con este pasaje de Apocalipsis: “Entre los querubines había un incensario de oro, y cuando las oraciones de los santos, ofrecidas con fe, subían a Jesús y él las presentaba a su Padre, una nube fragante subía del incienso a manera de humo de bellísimos colores.” [PE 252] “Vi entonces que Jesús, quién había estado oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: "Consumado es." Y toda la hueste angélica se 95

quitó sus coronas cuando Jesús hizo esta solemne declaración: "El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía."” [PE 279-280] “Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá "Hecho es," y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: "¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo!"” [CS 671] En estos pasajes seleccionados, el Espíritu de Profecía aplica la visión de Juan y que él detalla en Apocalipsis 8:3-5, al momento en que Jesús culmina su obra mediadora en el cielo y decreta el fin del tiempo de gracia. Inmediatamente, el apóstol describe el derramamiento sobre el mundo de las siete postreras, de lo cual las siete trompetas son símbolo. Se deduce entonces que los eventos señalados en Apocalipsis 6:14-17 y que dicen relación con el segundo advenimiento de Cristo, no pueden producirse antes de que Jesús termine su mediación en el cielo y antes de que sean derramadas las siete postreras plagas, de modo que los eventos mismos deben hacer parte del séptimo sello y no del sexto, cumpliéndose fielmente casi al término del séptimo sello, que efectivamente culmina con la segunda venida de Jesús a la Tierra. Frente a lo planteado surge aún otra pregunta: ¿por qué Juan registró los eventos de Apocalipsis 6:1417 en relación con el sexto sello y antes de referirse a la apertura del séptimo? Simplemente, porque a partir de lo revelado por él respecto al segundo advenimiento de Cristo y que se traduce en sucesos verdaderamente espantosos, surge naturalmente la pregunta planteada en Apocalipsis 6:17: “porque el gran día de su ira es venido, ¿y quién podrá estar firme?” Esta pregunta, que surge del natural espanto que provocarán las escenas descritas en torno al segundo advenimiento de Cristo, constituye la base para el desarrollo lógico del capítulo 7, que nos habla de una obra mundial de sellamiento, obra que habrá de preparar a un pueblo que esté apercibido para ese “gran día” de la ira de Dios y del Cordero. La pregunta: “¿y quién podrá estar firme?”, viene a ser ampliamente contestada en el capítulo 7 del Apocalipsis donde el apóstol ve a una compañía de 144.000 personas que salen airosas de los acontecimientos finales de nuestra historia. Entre los eventos descritos en Apocalipsis 6:12-13 y 6:14-17, existe entonces un paréntesis de tiempo, que es detallado en el capítulo 7 y que da a conocer el plan divino para la humanidad en el tiempo del fin.

7 EL SÉPTIMO SELLO

– PERÍODO DEL SEGUNDO ADVENIMIENTO DE CRISTO - [Apocalipsis 8:1-6] El séptimo sello corresponde a un tiempo en el futuro, cuando el fin del tiempo de gracia motive “silencio en el cielo casi por media hora” y luego de paso al sonar de las siete trompetas. Cristo concluirá su obra mediadora en el cielo y dejando su ropaje sacerdotal, se revestirá de sus más regias 96

galas para ser Rey de reyes y Señor de Señores.Una vez que Jesús abandone el santuario celestial, los siete ángeles tocarán las trompetas y las siete plagas postreras serán derramadas sobre la cabeza de los habitantes culpables de la Tierra. Las siete plagas postreras serán derramadas una tras otra y en forma acumulativa castigarán a los hombres impíos culminando con el segundo advenimiento de Cristo a la Tierra.

CONCLUSIÓN

Con la apertura del séptimo sello, el último de los sellos que resguarda el libro sellado de Apocalipsis 5, quedará abierto el manuscrito que Juan vió en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. Más o menos al comienzo de la séptima plaga, se produce “un terremoto tan grande, cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”, y Jesús llama a la vida a “los que le traspasaron”, todos cuantos participaron en su condenación, humillación y crucifixión, quienes ahora delante de Cristo han de contemplar sus hechos escritos como en letras de fuego y responder por ellos. [Apocalipsis 16:17-21; 1:7] Los siete sellos son en consecuencia una cronología que comprende desde el momento en que Jesús es crucificado y se establece la iglesia, el año 31 de nuestra era, hasta el momento en que Jesús ha de volver por segunda vez a la Tierra. Jesús mismo ya había referido con antelación los hechos descritos proféticamente en los sellos, describiendo en su sermón escatológico los eventos que dicen relación con el tiempo del fin. Ahí el describió las persecuciones que debería enfrentar la iglesia por causa de la verdad. La terrible Inquisición, las guerras, terremotos, hambres y enfermedades. Jesús describió también las señales en el sol, la luna y las estrellas y conjuntamente los eventos que marcarían su segunda venida. [Mateo 24] En la visión de los siete sellos, una vez más se cumple lo anunciado por Dios: “Yo anuncio nuevas cosas, antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.” “Anuncio lo porvenir desde el principio, y desde antiguo lo que aún no era hecho.” [Isaías 42:9; 46:10]

CAPÍTULO 7 “LA OBRA DEL SELLAMIENTO” El capítulo 7 del Apocalipsis es un paréntesis entre el sexto y el séptimo sello. Se describe en este capítulo una especial obra de sellamiento que ha de realizarse en favor de los siervos de Dios. Esta obra debe realizarse antes de que Cristo venga y está destinada a apartar un pueblo apercibido para el advenimiento de su Señor. Todos cuantos acepten el sello de Dios en sus frentes serán contados en el grupo de los 144.000 y preparados para la traslación final. El capítulo 7 del Apocalipsis ha sido objeto de las más diversas interpretaciones, no sólo por parte de los protestantes en general, sino también entre los adventistas del séptimo día. Se puede decir con toda propiedad, que en la mayoría de las interpretaciones que circulan sobre este capítulo, se observar una decepcionante confusión y desconocimiento de los principios bíblicos de interpretación. No obstante, este capítulo es de suma importancia para la salvación de quienes han de vivir en el último 97

tiempo, ya que la posición que se adopte frente a lo que constituye el sello de Dios, decidirá definitivamente nuestro destino delante de Dios. Con relación a las interpretaciones que se proponen se citan las siguientes: 

Que los vientos simbolizan una guerra atómica que siendo impedida por los cuatro ángeles, finalmente sumirá a la tierra y a sus habitantes en un holocausto nuclear de proporciones.



Que los 144,000 son simbólicos y que representan a la totalidad del pueblo de Dios en la Tierra.



Que los 144.000 son judíos literales y que tienen un papel especial que cumplir en la Tierra antes de que Cristo venga. Otros, sin embargo, opinan que este número designa a un grupo especial de cristianos que han de enfrentar y sobrevivir a las siete plagas postreras. Aún otros, sostienen que los 144.000 son cristianos que al final del tiempo alcanzarán un nivel de consagración superior al común de sus hermanos y que por esta causa constituirán un grupo de “escogidos” delante de Dios.

Hay también quienes suponen que la obra del sellamiento es una obra futura y que aún no comienza dentro del desarrollo profético del plan divino. Como se puede apreciar existe un campo interpretativo bastante fértil y aún muchas de estas interpretaciones son sostenidas por personas que profesan hacer parte del pueblo de Dios en la Tierra. Sin embargo, si observamos, especialmente sobre la naturaleza e identidad de los 144.000, existe una preocupante confusión. La incoherencia de algunas de estas interpretaciones propuestas no se compadece lamentablemente con lo revelado por Dios en su Palabra, lo expuesto sobre el tema por el Espíritu de Profecía y lo enseñado fervientemente por los pioneros de la iglesia al respecto. ¿Por qué existe tanta confusión sobre el capítulo 7 del Apocalipsis? ¿No debiera este capítulo ser comprendido claramente por todos cuantos hacen parte de los adventistas del séptimo día? No es extraño sin embargo, que Satanás quien “engaña a todo el mundo” despliegue especial interés en confundir las mentes de los hombres especialmente en cuanto a la obra de sellamiento descrita en Apocalipsis 7. Si el enemigo de las almas impide que comprendamos correctamente el pasaje en cuestión, habrá conseguido que no seamos capaces de discernir la importancia de obtener en nuestras frentes el sello de Dios. Impedirá que comprendamos el tiempo del sellamiento y la naturaleza del sello de Dios, todo lo cual redundará en la perdición de nuestras almas. Aún considerando la nefasta obra del gran engañador, ¿es posible lograr un correcto entendimiento de Apocalipsis 7? Por supuesto que sí, pero primero debemos establecer un “marco interpretativo” y que en este caso es el siguiente: 

Lo que la Biblia enseña sobre el pasaje estudiado (interpretación de símbolos y figuras)



Lo que el Espíritu de Profecía revela sobre los pasajes comentados

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Lo enseñado sobre el tema por los pioneros de la iglesia y que era aceptado como enseñanza oficial entre los adventistas del séptimo día.

Bajo este marco de interpretación podremos identificar a los 144.000, determinar el tiempo del sellamiento y la naturaleza del sello de Dios.

1 UNA OBRA DE SELLAMIENTO. [Apocalipsis 7:1-3] El apóstol Juan después de describir los eventos profetizados como parte del sexto sello, a saber, el terremoto (1755), el oscurecimiento del sol y de la luna (1780) y la caída de las estrellas (1833), describe con sorprendente certeza una especial obra de sellamiento a ser hecha a favor del pueblo de Dios. La obra profetizada por Juan debía ser realizada después de que se verificasen los eventos antes citados. La obra del sellamiento debía verificarse proféticamente después de la sorprendente lluvia de estrellas del año 1833. La historia confirmaría más tarde, que precisamente después de esa fecha memorable, en 1844, el mundo fue testigo de una obra de evangelización sin igual, que comenzando originalmente a gestarse en los Estados Unidos de Norteamérica, se propagó más tarde por Europa y por todo el mundo, llevando como insignia o “sello distintivo” la observancia de un día especial de reposo, el sábado. Pocos atisbaron de inmediato que aquella obra, no era sino el fiel cumplimiento de lo profetizado por Juan hacía casi dos mil años, sin embargo, pocos pudieron desconocer que tal obra y el poder con que se diseminó el mensaje por doquier no podía menos que ser obra de Dios. “La expresión ‘después de estas cosas’, no significa después del cumplimiento de todos los sucesos anteriormente descritos, sino que después de ser llevado el profeta en visión al final del sexto sello, para que el orden consecutivo de los eventos predichos en Apocalipsis 6 no fuese interrumpido, su atención fue dirigida a los detalles mencionados en Apocalipsis 7 como cosas adicionales referentes a este sello.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 108]

LOS CUATRO ÁNGELES El apóstol Juan describe cuatro ángeles que han de realizar una especial obra a favor de los siervos de Dios, a saber, contener los cuatro vientos de la tierra mientras es realizado el sellamiento. De lo revelado por el Espíritu de Profecía, entendemos que estos ángeles son literales: “Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no estuviese hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces caerían las siete postreras plagas.” [PE 36] “Entonces el ángel que me acompañaba dirigió de nuevo mi atención a la ciudad, donde vi cuatro ángeles que volaban hacia la puerta.” [PE 37] “Vi cuatro ángeles que habían de hacer una labor en la tierra y andaban en vías de realizarla.” [PE 37]

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“Después vi un ángel comisionado por Jesús para ir rápidamente a los cuatro ángeles que tenían determinada labor que cumplir en la tierra…” [PE 38] “En consecuencia se le mandó a otro ángel que fuera velozmente a decir a los cuatro que retuvieran los vientos hasta que los siervos de Dios fuesen sellados en la frente con el sello de Dios.” [PE 38] De una comparación de Apocalipsis 7:1 con Apocalipsis 4:6; 9:13-15 y 15:7, se concluye que los cuatro ángeles que detienen los cuatro vientos de la tierra, son los mismos cuatro “animales” o “seres vivientes” que Juan vió como estando en medio del trono de Dios, los mismos que más adelante son descritos como entregando las copas de la ira de Dios conteniendo las siete plagas postreras.

LOS VIENTOS El símbolo “vientos” es usado en la Biblia para representar luchas, batallas, guerras. [Daniel 7:2; Jeremías 4:11-13; 49:36-37; Zacarías 7:14] El Espíritu de Profecía aplica la misma interpretación señalando: “Los vientos simbolizan luchas.” [CS 493] En general los intérpretes de la Biblia y especialmente de las profecías concuerdan en aceptar que los vientos simbolizan luchas y conflictos. Así se deja ver en el siguiente comentario: “En la Biblia los vientos simbolizan las conmociones políticas, las luchas y las guerras. (Daniel 7:2; Jeremías 25:32) Los cuatro vientos, retenidos por los cuatro ángeles que están sobre los cuatro ángulos de la tierra deben representar todos los elementos de lucha y conmoción que existen en el mundo. Cuando queden sueltos y soplen todos juntos, ello constituirá el gran torbellino que se menciona en la profecía de Jeremías ya citada.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 109] El número “cuatro” que se menciona con relación a los ángeles, los ángulos y los vientos de la tierra, simboliza “universalidad” o “totalidad”. Así, la expresión aplicada a los ángeles, indica que si bien hay literalmente cuatro ángeles empeñados en contener los vientos de luchas sobre la tierra, no menos cierto es que en tal obra está empeñada la totalidad de los ángeles del cielo. De igual manera, la expresión referida a los cuatro ángulos de la tierra y a los vientos indica plenitud o universalidad. La conmoción que se desatará una vez que los cuatro ángeles dejen de contener los elementos de lucha afectará indudablemente a todo el mundo y en todos los rincones. ¿Cuándo llegará a producirse esta conmoción universal? Definitivamente después de que termine el sellamiento, pues la orden dada a los cuatro ángeles es la de retener los “cuatro vientos” hasta que sean señalados los siervos de Dios en sus frentes. Considerando que el escenario de lucha descrito se producirá una vez que los cuatro ángeles suelten los vientos, es lógico concluir que dicha conmoción mundial no será un conflicto entre las potencias mundiales con el uso de armamento nuclear y por intereses territoriales, económicos o puramente terrenales. Lo anterior, deduciendo que una vez que termine el sellamiento y con ello el tiempo de gracia, serán derramadas las siete plagas postreras y bajo este contexto las naciones de la tierra difícilmente combatirán entre ellas, por cuanto el mundo entero estará profiriendo con preocupación: “porque el gran día de su ira es venido, ¿y quién podrá estar firme?” 100

Los vientos que son soltados una vez que termine el sellamiento corresponden a luchas y conflictos que se desatarán bajo el contexto de las siete postreras plagas que sumirán al mundo en una situación de caos y conmoción total. Entonces Dios vindicará la autoridad de su ley pisoteada y su ira, cual tempestad avasalladora, se derramará sobre las naciones de la tierra y las gentes de la tierra. [Jeremías 25:31-33] Que los “vientos” del capítulo 7 de Apocalipsis y que son soltados una vez concluido el sellamiento y el tiempo de gracia, corresponden a las siete plagas postreras, se recoge de los siguientes comentarios inspirados: “Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no estuviese hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces caerían las siete postreras plagas.” [PE 36] “Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los 686 que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca.” [CS 685-686] “En este mismo momento los ángeles están sosteniendo los vientos de contienda para que no soplen hasta que el mundo reciba la advertencia de su próxima condenación; pero se está preparando una tormenta; ya está lista para estallar sobre la tierra; y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena tal de lucha, que ninguna pluma podría describirla.” [Ed 179] ¿Qué sucederá entonces cuando sean soltados los vientos de Apocalipsis 7? Caerán las siete postreras plagas, se derramará sin mezcla la ira de Dios y los vientos de contienda producirán una tormenta que se traduce en una escena de lucha indescriptible. Todo lo anterior, permite concluir que la idea de una conflagración de carácter nuclear entre naciones, no deja de ser una interpretación sólo imaginativa. Al respecto, destacamos el siguiente comentario: & “Difícilmente se pondrá en duda que los ‘cuatro vientos’ de que habla esta profecía, son lo mismo que la ‘grande tempestad’ profetizada en Jeremías 25:32-33, y que la misma escena es presentada en ambos pasajes de las Escrituras.” [Urías Smith, “La obra del sellamiento”, artículo publicado en la Review and Herald del 10 de agosto de 1897]

LA TIERRA, EL MAR Y LOS ÁRBOLES Puesto que el capítulo 7 del Apocalipsis es un pasaje evidentemente simbólico, la expresión “la tierra, el mar y los árboles” debe ser interpretada en este contexto y no de manera literal. En este sentido, no se puede concluir que los vientos de la profecía representen una guerra nuclear que destruirá la tierra, el mar y los árboles literales. ¿Qué representan entonces los símbolos del capítulo 7? Veamos.

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“LA TIERRA”.- En la Biblia y más propiamente de la parábola del sembrador se desprende que “la tierra” simboliza a aquellos en quienes es sembrada la Palabra de Dios, personas que si bien reciben el conocimiento bíblico, no necesariamente dan los frutos correspondientes. ¿Dónde encontramos a esta clase de personas? Preferentemente en la Cristiandad, aquel conglomerado religioso, compuesto por católicos y protestantes, que si bien poseen conocimiento bíblico y profesan ser cristianos, en la práctica no siguen a Cristo y con sus hechos lo niegan. En el libro de Apocalipsis el símbolo “tierra” es profusamente utilizado y siempre en el mismo sentido, señalar a una clase de personas que si bien profesan ser religiosas, no necesariamente corresponden a la verdadera iglesia de Cristo. En Apocalipsis 13:1-4, por ejemplo, se presenta al papado bajo el símbolo de una bestia que surge de la tierra y que es adorada por ella. ¿A quiénes representa esta “tierra” simbólica? Evidentemente a personas que son religiosas, pues hacen del Papa su líder y mentor espiritual, no obstante, de acuerdo a la profecía apoyan a un poder absolutamente contrario a Dios como es la bestia. ¿Quiénes conforman a esas personas religiosas que hacen del Papa su líder espiritual? Indudablemente la Cristiandad católico y protestante, que al amparo del movimiento ecuménico, que unifica a todas las iglesias, buscan establecer un primado universal que rija los destinos de la iglesia universal. Veamos otro ejemplo: Apocalipsis 12:16. En este pasaje, se describe que la iglesia de Cristo, simbolizada por la mujer virtuosa del versículo 1, es ayudada durante la Edad Media por una clase de personas llamada “la tierra”, que en este contexto representa a la cristiandad protestante que en un marco de revolución espiritual contribuyó a que los verdaderos cristianos lograran sobrevivir a la persecución durante los difíciles tiempos del oscurantismo medioeval regido por un catolicismo intransigente. Note que en Apocalipsis 12:16, la “tierra” ayudó a la “mujer”, de donde se desprende que la “tierra” no es la iglesia, ya que esta última está representada en ese capítulo bajo el símbolo de una mujer. ¿Qué representa entonces la tierra en Apocalipsis 7? La Cristiandad, aquel conglomerado religioso que profesando seguir a Cristo, en la práctica no vive de acuerdo a lo predicado por Jesús en su vida y en su enseñanza. “EL MAR”.- En la Biblia se puede encontrar bastantes referencias al uso del símbolo “mar”. Veamos por ejemplo Isaías 57:20. En este pasaje se dice que el “mar” simboliza a los impíos. ¿a quiénes representan los impíos? Las Sagradas Escrituras refieren que los impíos son aquellas personas que viven sin temor de Dios. No profesan religión ni fe. Los impíos son indiferentes a las cosas de Dios y viven solo para agradarse a sí mismos y deleitarse en los placeres y el vicio. [Job 21:7, 14-15] Los impíos hoy en día representan a casi todo el mundo. Las naciones de la Tierra han escogido una vida sin Dios ni moral, y al hacerlo se han envuelto a sí mismas en tal grado de convulsión que parecen un mar en tempestad. [Isaías 17:12-13] El propio libro del Apocalipsis establece que las aguas representan “pueblo, y muchedumbres y naciones y lenguas.” [Apocalipsis 17:15] 102

¿A quiénes representa el mar en Apocalipsis 7? A aquel mundo de malvados que desprecian a Dios y que no desean andar en sus caminos. “LOS ÁRBOLES”.- Este símbolo es también ampliamente utilizado en la Biblia y en hecho es usado por Jesús para describir a personas que, habiendo recibido el Evangelio en sus corazones, son llamados a dar el fruto correspondiente. De lo enseñado por la simbología bíblica, se desprende que hay “árboles” buenos y malos, de donde si bien los “árboles” representan al pueblo de Dios”, en última instancia, no todos viven de acuerdo a la fe que profesan. [Mateo 7:16-20] El símbolo “árbol” siempre es dado en relación con el pueblo de Dios, el cual en otros pasajes de las Escrituras es comparado a un huerto donde crecen los “árboles de justicia, plantío de Jehová.” [Isaías 61:3] La Biblia también enseña que los malos árboles, finalmente serán desarraigados del “plantío” de Dios, su pueblo. [Lucas 3:8-9] Analice lo expuesto a la luz del siguiente comentario de un reputado intérprete adventista: “En el Antiguo Testamento el pasto verde representa a gente que prospera en un ambiente de justicia (veáse Isaías 44:3, 4), y los árboles también simbolizan al pueblo de Dios (veáse Salmos 1:3; 52:8; 92:13).” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 237] Considere aún estos otros comentarios: “¿Qué representa la hierba verde? Los nuevos creyentes como resultado de la obra del Espíritu Santo, ejemplificados en la lluvia tardía (Zacarías 10:1). ¿Qué son los árboles? Son los cristianos maduros (Isaías 61:3; Salmos 52:8; 1:1-3)” [Atala Villarreal, “Jesucristo el Rey ya vuelve”, pág. 23] Concluyendo, los cuatro ángeles de Apocalipsis 7 habrán de retener los vientos y la ira de Dios, las siete plagas postreras, a fin de que no afecten a la Cristiandad, a los impíos y a los verdaderos cristianos, hasta que se complete el número de los sellados y los siervos de Dios sean señalados en sus frentes. &

2 RELACIÓN DE APOCALIPSIS 7 CON APOCALIPSIS 14. La obra del sellamiento de Apocalipsis 7 que señala en la frente a los siervos de Dios resultando en la distinción de 144.000 sellados, es la misma descrita en Apocalipsis 14:6-12 que presenta al mundo un triple mensaje angélico antes de la segunda venida de Cristo. Note que los 144.000 son presentados en directa relación con la obra de proclamación mundial del Evangelio presentada en Apocalipsis 14. “El tercer ángel de Apoc. 14 que advierte contra la aceptación de la señal de la bestia, es el mismo ángel de Apoc. 7, que tiene el sello de Dios vivo. El tercer mensaje angélico es el mensaje del sellamiento.” [“La obra del sellamiento”, pág. 1. Edición publicada por los adventistas del séptimo día movimiento de reforma] La obra del sellamiento de Apocalipsis 7 debe realizarse durante el sexto sello y necesariamente antes de que sea abierto el séptimo sello (Apocalipsis 8:1), toda vez que como ya vimos, el séptimo sello 103

presenta el fin del tiempo de gracia y el derramamiento de las siete plagas postreras, de donde se deduce que el sellamiento de 144.000 no tendría sentido después de abierto este sello. Por otra parte, la proclamación mundial del Evangelio presentada en Apocalipsis 14 se realiza igualmente durante el período del sexto sello y antes de la segunda venida de Cristo, de donde se desprende que ambas obras, la de sellamiento y la de proclamación mundial del Evangelio, se realizan consecuentemente en el mismo período de tiempo, siendo una y la misma obra, siendo claro que mientras que el sellamiento apunta a 144.000 escogidos, el triple mensaje de Apocalipsis 14 prepara a un pueblo que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús. El Espíritu de Profecía, deja ver que ambos, los 144.000 y los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, constituyen el mismo grupo de personas: “Dijo el ángel: ‘el tercer ángel está atándolos o sellándolos en gavillas para el granero celestial.” [PE 89] “Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido el sello del Dios vivo.” [CS 671] En estos pasajes se deja ver claramente que la obra del tercer ángel de Apocalipsis 14 es una obra de sellamiento y, que los que guardan los mandamientos de Dios recibe el sello del Dios vivo. Consideremos lo planteado por otro autor adventista: “El ángel que tiene el sello del Dios vivo es, pues, el mismo que el tercero de Apocalipsis 14.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 116] “El tercer mensaje de Apoc. 14 es el mensaje del señalamiento de Apoc. 7. Aunque en diferentes capítulos, y presentados bajos diferentes circunstancias, no son dos mensajes, sino una misma cosa. En efecto, el tercer mensaje resultará en la preparación de 144.000 para la venida del Señor. En Apoc. 7, esto se llama sellar a los siervos de Dios en sus frentes.” [Urías Smith, artículo publicado en la Review and Herald del 10 de agosto de 1897]

3 EL SELLO DE DIOS. ¿Qué es lo que constituye el sello de Dios de Apocalipsis 7? Aunque abundan las especulaciones e interpretaciones fantásticas, la Biblia no deja lugar a dudas de lo que constituye el sello de Dios, no sólo en el capítulo 7 del Apocalipsis sino a lo largo de toda la historia del pueblo de Dios. Podemos comenzar diciendo que el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14 anima a los hombres diciendo: “Temed a Dios y dadle honra.” En el contexto bíblico, el “temor de Dios” se traduce en la observancia de sus mandamientos. [Deuteronomio 6:2; 10:12-13] De acuerdo a lo anterior, puede decirse correctamente que la exhortación de Apocalipsis 14:6 anima a observar la ley de Dios, los Diez Mandamientos.

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Considerando que el ángel de Apocalipsis 7 llama la atención al “sello de Dios” y que el triple mensaje de Apocalipsis 14 llama la atención a los “mandamientos de Dios”, se entiende que ambos conceptos deben estar relacionados, toda vez que hacen parte de la misma obra. En otras palabras, el sello de Dios debe estar estrechamente relacionado con la ley de Dios. Aplicando el principio interpretativo de analogía bíblica, podemos concluir que el sello de Dios para su pueblo lo ha constituido la observancia del sábado en todas las épocas. Esto se desprende claramente de Exodo 31:12-18. Efectivamente, la observancia especial de un día de reposo, el sábado, distinguió la religión judía de toda otra forma de devoción religiosa en la dispensación del Antiguo Testamento. Por medio de esta observancia sabática, el pueblo de Israel daba a conocer a los pueblos circundantes que el Dios creador de los cielos y la tierra es Jehová y que ellos constituían su pueblo. Así se establece claramente en Ezequiel 20:12, 20. El mandamiento del reposo sabático hace parte de la ley de Dios, los Diez Mandamientos, de manera que ambos conceptos están estrechamente relacionados. Se comprende entonces que un mensaje que hable del sello de Dios, el sábado, constituye invariablemente una referencia a la ley de Dios, ya que el sábado es parte integrante de esa ley. De igual manera, una exhortación a guardar la ley de Dios constituye una invitación a guardar el sábado, toda vez que la observancia de éste está representada en el cuarto de los Diez Mandamientos. Habiendo comprendido que el sello de Dios lo constituye la observancia del sábado, estaremos en guardia contra cualquier otra interpretación que proponga el “sello” como una señal visible a ser recibida en la frente por los siervos de Dios. El Espíritu de Profecía concuerda plenamente con la Biblia en cuanto a lo que constituye el sello de Dios a ser colocado en la frente de los siervos de Dios: & “Tan pronto como el pueblo de Dios sea sellado en su frente -no se trata de un sello o marca que se pueda ver, sino un afianzamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritualmente, de modo que los sellados son inconmovibles.” [4 CBASD 1183] “El sello del Dios viviente se coloca sobre aquellos que con plena conciencia guardan el día de reposo de Jehová.” [7 CBASD 991] “La verdadera observancia del día de reposo es la señal de lealtad a Dios.” [7CBASD 992] Los siervos de Dios son sellados en sus frentes, símbolo de inteligencia y aceptación intelectual. Por tanto, al decir que los siervos de Dios son sellados en sus frentes, se intenta representar que estos “siervos de Dios” asienten conscientemente a una disposición celestial, constituyéndose en consecuencia en un sello.

¿POR QUÉ UNA OBRA DE SELLAMIENTO EN EL ÚLTIMO TIEMPO? ¿Por qué debiera verificarse una obra de sellamiento en relación con el sábado semanal en el último tiempo? Sencillamente porque siendo el sábado el sello de Dios y la señal distintiva de los adoradores

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de Jehová, éste fue pisoteado y falsificado por los hombres y especialmente por el poder católico romano especialmente durante el período de la Edad Media. Efectivamente, la historia reconoce que el sábado fue guardado fielmente por la iglesia cristiana durante los primeros siglos de nuestra era y que sin embargo, producto de la apostasía y de las leyes de Constantino en el Siglo IV, el sábado bíblico fue suplantado por la observancia de un falso día de reposo, el domingo. La observancia del domingo se contrapuso a la observancia del sábado bíblico durante todo el período de supremacía del papado, todo el período de la Edad Media (538-1798), lo cual nos ubica casi al final del Siglo XVIII. Con posterioridad a esa fecha, era de todo punto necesario que la verdad relativa a la observancia del sábado como parte integrante de los Diez Mandamientos, fuera rescatada del oscurantismo medioeval y respuesta en el lugar que le corresponde. Tal obra estaba profetizada y se cumplió cabalmente en la obra que a partir de 1844, realizaron los adventistas del séptimo día. ¿Cómo logró sobrevivir el sábado bíblico al avasallador avance de la apostasía católica durante la época medieval? Veamos los siguientes párrafos de la pluma inspirada: “En los primeros siglos el verdadero día de reposo, el sábado, había sido guardado por todos los cristianos, los cuales siendo celosos de la honra de Dios y creyendo que su ley es inmutable, respetaban escrupulosamente la santidad de sus preceptos.” [CS 56] “En todas las edades hubo testigos de Dios, hombres que conservaron su fe en Cristo como único mediador entre Dios y los hombres, que reconocían la Biblia como única regla de su vida y santificaban el verdadero día de reposo.” [CS 66] & “Durante siglos de obscuridad y apostasía, hubo valdenses que negaron la supremacía de Roma, que rechazaron como idolátrico el culto a las imágenes y que guardaron el verdadero día de reposo.” [CS 70] “A pesar de que el 'hombre de pecado" logró pisotear el día santo de Dios hubo, aun en la época de su supremacía, almas fieles escondidas en lugares secretos, que supieron honrarlo. Desde la Reforma, hubo en cada generación algunas almas que mantuvieron viva su observancia. Aunque fue a menudo en medio de oprobios y persecuciones, nunca se dejó de rendir testimonio constante al carácter perpetuo de la ley de Dios y a la obligación sagrada del sábado de la creación.” [CS 506] La obra de restauración sabática que se observó en el Siglo XIX, pasó a constituir parte del plan divino de restauración de todas las cosas profetizado por el apóstol Pedro en Hechos 3:19-21. Este movimiento de restauración sabática había de redundar en el sellamiento de 144.000 personas a partir de 1844, fecha en que comenzó a ser proclamado el primer mensaje de Apocalipsis 14. No se registra con posterioridad a 1844, una obra distinta a la de los adventistas del séptimo día y que pueda con propiedad ser considerada como una obra de sellamiento. Puesto que de una correcta aplicación de los principios de interpretación bíblica, se desprende que el sello de Dios de Apocalipsis 7 es el “sábado”, y que los adventistas del séptimo día constituyen el único 106

grupo religioso en el mundo que ha llevado adelante la obra de restaurar la observancia de este día de reposo entre los cristianos, se concluye que Dios está utilizando a este grupo de cristianos para llevar adelante la obra de sellar a los siervos de Dios en sus frentes. De hecho, sólo de este grupo religioso se puede decir con propiedad que “guardan los mandamientos de Dios, y la fe Jesús.”

4 EL TIEMPO DEL SELLAMIENTO. El tiempo en que ha de ubicarse la obra de señalar a los siervos de Dios en sus frentes está claramente especificado en la profecía. El sellamiento debe llevarse a cabo con posterioridad a la caída de estrellas descrita en el sexto sello y que se produjo en 1833. La obra del sellamiento debe ubicarse entonces con posterioridad a 1833 y antes de la apertura del séptimo sello, evento que todavía es futuro. El siguiente comentario nos ayudará a aclarar este aspecto: “El tiempo en que se ha de realizar la obra aquí introducida queda establecido sin equivocación posible. El sexto capítulo se cierra con los acontecimientos del sexto sello, y el séptimo sello no se menciona hasta que llegamos al principio de Apocalipsis 8. Todo el capítulo 7 se dedica por lo tanto a un paréntesis. ¿Por qué se introduce esta obra en este punto? Evidentemente con el propósito de presentar detalles adicionales concernientes al sexto sello. La impresión ‘después de estas cosas,’ no significa después del cumplimiento de todos los sucesos anteriormente descritos, sino que después de ser llevado el profeta en visión al final del sexto sello, para que el orden consecutivo de los sucesos predichos en Apocalipsis 6 no fuese interrumpido, su atención fue dirigida a los detalles mencionados en Apocalipsis 7 como cosas adicionales referentes a este sello. Preguntamos: ¿Entre qué sucesos de dicho sello se realiza esta obra? Debe realizarse antes que los cielos se aparten como un libro, porque después de esto ya no hay tiempo para hacer una obra tal. Debe realizarse después que hayan aparecido, pero esa obra de sellamiento no se ha cumplido todavía. Ocurre, por lo tanto, entre los vers. 13 y 14 de Apocalipsis 6. Como se ha demostrado ya, éste es precisamente el punto en que nos encontramos. Por lo tanto, la primera parte de Apocalipsis 7 se refiere a una obra cuya ejecución podemos buscar en nuestra época.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 108] De acuerdo a todo lo anterior, se entiende que estamos actualmente viviendo en el tiempo del sellamiento, lo cual queda representado también en los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía: “En este tiempo de sellamiento Satanás está valiéndose de todo artificio para desviar de la verdad presente el pensamiento del pueblo de Dios y para hacerlo vacilar.” [PE 43] “Vi que Satanás obraba así para enajenar, engañar y desviar a los hijos de Dios precisamente ahora en el tiempo del sellamiento.” [PE 44] “Satanás probaba cada una de sus artes para sujetarlos donde estaban hasta que hubiese pasado el sellamiento…” [PE 44]

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“El tiempo del sellamiento es muy corto, y pronto terminará. Ahora, mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que debemos asegurar nuestra vocación y elección.” [PE 58] Si concluímos que la obra del sellamiento y la proclamación del triple mensaje de Apocalipsis 14 son una y la misma obra, entonces ambas deben haber comenzado al mismo tiempo. El triple mensaje comenzó a ser proclamado en 1844, por tanto, el sellamiento debe haber comenzado en ese mismo año. La pluma inspirada concuerda con esa posición: “Vi que la prueba actual acerca del sábado no podía producirse antes que terminase la mediación de Cristo en el lugar santo y él hubiese pasado al interior del segundo velo. Por lo tanto, los cristianos que durmieron antes que se abriese la puerta de acceso al santísimo cuando terminó el clamor de medianoche, el séptimo mes, en 1844, sin haber guardado el verdadero día de reposo, descansan ahora en esperanza; porque no tuvieron la luz ni la prueba acerca del sábado que tenemos ahora desde que la puerta se abrió. Vi que Satanás estaba tentando acerca de este punto a algunos de los hijos de Dios. Debido a que tantos buenos cristianos se durmieron en los triunfos de la fe sin haber guardado el verdadero día de reposo, dudaban de que éste fuese una prueba para nosotros ahora. Los enemigos de la verdad presente han estado tratando de abrir la puerta del lugar santo, que Jesús cerró, y de cerrar la puerta del lugar santísimo, que él abrió en 1844, donde está el arca que contiene las dos tablas de piedra en las cuales fueron escritos por el dedo de Jehová los diez mandamientos. En este tiempo de sellamiento Satanás está valiéndose de todo artificio para desviar de la verdad presente el pensamiento del pueblo de Dios y para hacerlo vacilar.” [PE 43-44] &

LOS QUE HACEN PARTE DE LOS SELLADOS Considerando que el sellamiento comenzó en 1844 y que desde el comienzo de esta obra han transcurrido más de 150 años, se entiende entonces que todos cuantos han vivido bajo la luz del triple mensaje, que han observado el sábado del cuarto mandamiento y han muerto en fidelidad a los principios proclamados en este mensaje, hacen parte de los 144.000, las obra de ellos les siguen y habrán de formar en consecuencia parte de los sellados. Que personas que han muerto serán contadas entre los 144.000 se hace claro y resulta consecuente concluyendo que el sellamiento comenzó en 1844. En hecho, la misma Hna. White recibió promesa de ser contada en este número, según lo revelado a ella por un ángel y registrado en Primeros Escritos página 40: “El ángel me dijo entonces: ‘Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144.00, el privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios.”

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La propia Hna. White enseñaba que gente de su época sería contada entre los 144.000. Escribiendo a un hermano en la fe, cuya esposa había fallecido recientemente, ella se expresó de esta manera: “Vi que ella estaba sellada, que se levantaría y se pondría en pie sobre la tierra, y estaría con los ciento cuarenta y cuatro mil.” [Carta 10, 1850, texto que aparece también en 2 MS 301 y EUD 226] “Viven en nuestra tierra quienes han pasado de los noventa años de edad. En su debilidad se ve el resultado natural de la vejez; pero creen en Dios, y Dios los ama. El sello de Dios está sobre ellos, y estarán en el número de quienes ha dicho el Señor: "Bienaventurados... los muertos que mueren en el Señor"” [7CBA 993 (1899), texto que también aparece en EUD 227] Urías Smith exponía así el asunto: “Los que mueren después de haber sido identificados con el mensaje del tercer ángel son evidentemente contados entre los 144.000; porque este mensaje, es el mismo del sellamiento de Apoc. 7, y por ese mensaje solamente fueron sellados 144.000. Mas hay muchos que tuvieron toda su experiencia religiosa bajo la luz de este mensaje, más cayeron en la muerte. Pero, murieron en el Señor, y por eso son contados como sellados; porque serán salvos. Mas el mensaje se circunscribe, únicamente, al sellamiento de 144.000; por lo tanto, éstos tiene que ser incluídos en ese número… Así que, no obstante haber descendido a la sepultura, puede, finalmente, decirse de ellos: ‘Estos fueron comprados de entre los hombres’ (Apoc. 14:4), esto es, de entre los vivos, aguardando su traslación a la inmortalidad, como los que no murieron, y como si nunca (ellos mismos) hubiesen muerto.” [Urías Smith, “El libro del Apocalipsis”, pág. 302. Edición en Portugués] “Ahora hay muchos que yacen en la sepultura, que serán salvos, y cuya experiencia religiosa toda, desde su estado de pecado hasta su entera aprobación por Dios, ha estado en comunión con ese mensaje. Serán salvos a causa de esta experiencia. ¿No son los tales señalados por este mensaje? ¡Seguramente que sí! Pero el mensaje sella solamente 144.000. Por lo tanto, esos deberán levantarse de sus sepulturas y ser contados entre los 144.000.” [Urías Smith, “La obra del sellamiento”, artículo publicado en la Review and Herald del 10 de agosto de 1897] De todo lo anterior, se entiende que era la enseñanza oficial de los adventistas del séptimo día lo siguiente: 1. Que el sellamiento comenzó en 1844 al igual que la proclamación del triple mensaje angélico, toda vez que ambas son una y la misma obra. 2. Que el mensaje comprende el sellamiento de 144.000 y que este número está formado por todos aquellos que desde 1844 y en adelante, aceptaron la observancia del sábado como parte de su fe y práctica. Muchos de estos sellados han muerto en la fe del tercer mensaje y en consecuencia, estando en el descanso, esperan ser resucitados antes de que Cristo venga para completar, junto a los vivos, el número de los 144.000. ¿En qué momento resucitarán aquellos que formando parte de los 144.000 hoy están durmiendo en la muerte? La Biblia y los Testimonios enseñan que antes de la segunda venida de Cristo y al comienzo del período en que habrá de ser derramada la séptima plaga, se producirá una “resurrección especial”. Esta resurrección fue profetizada en Daniel 12:1-2. Las Sagradas Escrituras enseñan que antes de que 109

Cristo venga, serán resucitados “muchos de los que duermen en el polvo de la tierra.” Dentro de este grupo de resucitados, se hallarán dos clases de personas, siendo resucitado “unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.” Que esta resurrección no corresponde a la primera y segunda gran resurrección de que habló Cristo en Juan 5:28-29, se hace manifiesto porque en la resurrección profetizada por Daniel resucitan “muchos” pero no “todos” los que están en los sepulcros. Por otra parte, en esta “resurrección especial” profetizada por Daniel los muchos resucitados comprenden a “buenos y malos”, mientras que en la resurrección anunciada por Cristo y más adelante confirmada por Juan el vidente de Patmos, los buenos y los malos resucitan separadamente y con un lapso de diferencia de mil años. [Hechos 24:15; Apocalipsis 20:4-6] Armonizando todo lo expuesto con el Espíritu de Profecía, se deduce que uno de estos grupos que conforman la resurrección especial, está formado por aquellos que murieron en la fe del tercer mensaje y que en consecuencia resucitarán para hacer parte de los 144.000, mientras que el otro grupo, estará conformado por todos cuantos participaron de manera directa en el arresto, condena y crucifixión de Jesús, a quienes el propio Jesús prometió que le verían viniendo en las nubes del cielo con poder y grande gloria. [Mateo 26:63-64; Apocalipsis 1:7] Consideremos lo siguiente revelado por la pluma inspirada: “En medio de los cielos conmovidos hay un claro de gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante al ruido de muchas aguas, diciendo: ‘Hecho es.’ (Apocalipsis 16:17)” “Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. Síguese un gran terremoto, ‘cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.’ (Vers. 18).” [CS 694] “Los sepulcros se abren y "muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua." (Daniel 12: 2.) Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. "Los que le traspasaron" (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” [CS 695] Urías Smith refiere lo siguiente: “Se alega todavía, que los 144.000 deben ser todos los que nunca murieron, porque son ‘comprados de entre los de la tierra’ y ‘comprados de entre los hombres.’ Pero esto no constituye objeción; pues esas expresiones se aplican tanto a los que murieron en el Señor bajo la proclamación de ese mensaje como a los que nunca murieron. Se preguntará cómo puede ser eso; y la respuesta es que ellos surgen en la resurrección especial, que abarca un número limitado tanto de justos como de impíos, conforme es mencionado en Dan. 12:2 y Apoc. 1:7. Aquellos que, en esa resurrección, se levantarán para la vida eterna (no obstante, todavía sin inmortalidad) son los que pertenecen a los 144.000, porque murieron en el mensaje; y los que resucitarán para vergüenza y confusión perpetua son los que tomaron parte en la crucifixión de Cristo, y tal vez otros de diferentes épocas, especialmente de la última, que han demostrado preeminente actividad en oposición a la obra de Dios. Que habrá tal resurrección, abarcando dichos caracteres, las referidas escrituras afirman de modo bastante evidente; y la única vez que las profecías marcan su acaecimiento, es el tiempo mencionado en Apocalipsis 16:17. Esto es el 110

comienzo de la séptima plaga, cuando la gran voz, procedente del templo del cielo, del trono, proclama las solemnes palabras: ‘Hecho es.’” [Urías Smith, “La obra del sellamiento”, artículo publicado en la Review and Herald del 10 de agosto de 1897] Que las anteriores, eran enseñanzas oficiales de los adventistas del séptimo día hasta principios de los años 1900, se deja ver en el siguiente párrafo destacado en la lección de escuela sabática del 1 de agosto de 1908: “De eso podemos reconocer que, cuando el Señor viniere todos los 144.000, pertenecientes a los vivos, se compondrán de aquellos que nunca vieron la muerte y de aquellos que murieron durante la proclamación del último mensaje; pero, éstos, resucitarán antes que el Señor aparezca.”

5 144.000 ¿NÚMERO LITERAL O SIMBÓLICO? [Apocalipsis 7:4] Aunque los adventistas del séptimo día durante sus primeros cincuenta años enseñaron que el número 144.000 constituía un número literal, compuesto exactamente por la cantidad de personas especificadas, lo cierto es que hoy en día tal posición ha sido definitivamente abandonada y tenazmente rebatida por los modernos teólogos adventistas. En hecho, actualmente los adventistas sostienen que el número 144.000 es simbólico y que comprende un número indeterminado de personas que serán salvas bajo el triple mensaje angélico. Ante esta nueva posición teológica, cabe preguntar: ¿cuál de las dos posiciones es correcta? ¿Es el número literal como enseñaban los pioneros adventistas o en realidad es simbólico como proponen los modernos intérpretes? Antes de considerar lo planteado, cabe destacar que siendo el mensaje del sellamiento un hito y punto particular de nuestra fe, cae dentro del siguiente enunciado de la inspiración: & “Los grandes hitos que hemos establecido son inamovibles. Estos pilares de verdad permanecen firmes como montañas eternas, inamovibles aún, a pesar de todos los esfuerzos humanos combinados con los de Satanás y toda su hueste.” [Review and Herald del 22 de noviembre de 1883] “Las verdades que se nos han dado después de pasado el tiempo de 1844 son tan certeras e incambiables como cuando el Señor las dio a nosotros en respuesta a nuestras sinceras oraciones. Sabemos que lo que hemos aceptado es la verdad.” [Manuscrito 32, 1896] “Ni un solo punto será removido de lo que Dios ha establecido. No estaremos resguardados, excepto sea en las verdades que el Señor ha dado en los últimos cincuenta años.” [Review and Herald del 25 de mayo de 1905] Sobre el mismo asunto escribe un prestigiado autor adventista: “Sabemos que los grandes hitos de nuestro mensaje, verdades divinas, fueron descubiertas por nuestros pioneros mediante intenso estudio de la Biblia y sincera oración. Más aún, las Sagradas 111

Escrituras eran estudiadas comparando libro con libro, y versículo con versículo, una y otra vez, estudio que muchas veces era acompañado de oraciones agonizantes.” [Walter Cameron R., “La Batalla del Gran Dios Todopoderoso.”, pág. 10] Habiendo establecido que los hitos de nuestra deben permanecer inamovibles y que la interpretación del mensaje del sellamiento y del número 144.000 debe ajustarse al marco interpretativo señalado con anterioridad, se puede definir con certeza la naturaleza y literalidad del número profético de sellados. ¿Qué enseñaban los adventistas del séptimo día en sus comienzos sobre el controvertido número 144.000? Veamos: “El número, 144.000, debe ser un número definido, compuesto exactamente de tantos individuos. No puede significar un número mayor o indefinido, pues, en el versículo 9, es presentada otra compañía que es indefinida en sus proporciones, por lo que es denominada ‘una gran compañía, la cual ninguno podía contar’. Si los 144.000 fuesen designados para representar tal número indefinido, Juan habría dicho, en el versículo 4: ‘Y fue señalada una grande multitud, la cual nadie podía contar, de todas las tribus de los hijos de Israel’. Pero, en vez de eso, él dice: ‘ciento cuarenta y cuatro mil’, doce mil de cada tribu, un número que puede ser contado fácilmente. La razón para esa distinción es visible si tomáremos la multitud innumerable del versículo 9 como siendo la hueste entera de los redimidos que tendrán parte en la primera resurrección, y los 144.000 como siendo cristianos que estarán vivos en esta tierra cuando Jesús apareciere. Y que los 144.000 son aquellos que estarán vivos, y encontrará Cristo en su segunda venida, aparece en la profecía donde son mencionados en seguida, o sea en Apoc. 14:1-5. Aquí son presentados como saliendo triunfadores del último conflicto religioso de este mundo (Apoc. 13:12-18), y como siendo ‘comprados de entre los de la tierra’ y ‘comprados de entre los hombres’. Apoc. 14:3, 4” [Urías Smith, Review And Herald del 10 de agosto de 1897] Que el número 144.000 aparece expresado en una profecía que está dada en símbolos, no es argumento para rebatir la literalidad del mismo. Tampoco lo es el considerar el reducido número de redimidos que propone la interpretación literal del número. Respecto al primer punto, es decir un número expresado en una profecía simbólica, se debe aclarar que de acuerdo al estudio de la numerología bíblica, los números no son afectados por el lenguaje simbólico de una profecía, manteniendo en consecuencia su literalidad. ¿Cómo es esto? Pues bien, cuando en la profecía de Daniel por ejemplo, hablamos de 10 cuernos sobre una bestia, igual que en Apocalipsis 13, el cuerno es símbolo de un reino menor emergente de uno mayor, no obstante el número 10 es literal. Efectivamente fueron 10 los reinos menores en que se dividió el Imperio Romano tras las invasiones bárbaras de finales del Siglo V. De la misma manera, cuando en Apocalipsis hablamos de 7 iglesias que simbolizan siete períodos de tiempo en la historia de la iglesia, los mensajes son considerados en lenguaje simbólico, no obstante, el número 7 es literal. Efectivamente, existían 7 iglesias representativas del cristianismo en los días de Juan y efectivamente la historia de la iglesia se puede dividir históricamente en siete períodos literales de tiempo. En toda profecía en que se dan a conocer números en un contexto simbólico, los símbolos y figuras están para ser interpretados, no obstante, los números no pierden su literalidad. Siendo así, el mensaje del sellamiento, que es presentado en términos evidentemente simbólicos, redunda en el señalamiento de 144.000 personas, número que si bien es presentado en un contexto simbólico, no por 112

ello deja de ser literal y de indicar un número definido de personas, que aunque pequeño, no deja de ser literal. Que el número 144.000 no puede ser literal porque implica una cantidad pequeña de personas que están para ser salvas en el último tiempo, es un argumento que no presenta consistencia desde el punto de vista bíblico. En cierta ocasión un hombre escribió que era imposible que Dios limitase la salvación a tan reducido número de personas y que por lo demás la historia no registraba ningún caso tal. Esta posición, sin embargo, va muy de la mano con aquella otra que propone que Dios en su misericordia perdonará a todo el mundo y que se abstendrá de castigar a los malvados. Esto representa un serio problema teológico que afecta nuestra comprensión del plan de Dios para la humanidad. ¿Perdonará siempre Dios al pecador? Claro que no. La Biblia enseña claramente que en el pasado Dios ejecutó castigo sobre los pecadores. Hay dos casos notables y que es bueno considerar para dilucidar el problema planteado: EN LOS DÍAS DE NOÉ [2 Pedro 2:5; 1 Pedro 3:20].- ¿Castigó Dios al culpable en los días de Noé? ¿Cuántas personas alcanzaron la salvación en la época antediluviana? En este sencillo análisis de lo sucedido en los días de Noé, el apóstol Pedro establece que Dios hizo justicia castigando al culpable. El número de salvos alcanzó a 8 personas. ¿Fue Dios quien limitó la salvación a tan reducido número de personas? Por supuesto que no. La mala conducta de la humanidad sumado a la falta de arrepentimiento fue lo que limitó la salvación de esa generación a sólo 8 personas. ¿Cuánta gente vivía en los días de Noé? La Biblia informa que “la tierra estaba llena.” [Génesis 6:11] ¿No comprendía acaso el número 8 al total de personas que estaban preparadas para aceptar el mensaje de Noé en la época antediluviana? La evidencia demuestra que esa era la terrible realidad. Sólo esas 8 personas asintieron al mensaje que anunciaba el fin del mundo y con fe tomaron sus lugares en el arca. No fue Dios quien limitó la salvación sino la incredulidad manifestada en el corazón de un mundo impío. EN LOS DÍAS DE SODOMA Y GOMORRA [2 Pedro 2:6-8].- ¿Se abstuvo Dios de castigar al malvado en los días de Sodoma y Gomorra? De ninguna manera. Una vez más la justicia divina vindicó la ley de Dios quebrantada. ¿Cuánta gente justa vivía verdaderamente en esas ciudades corrompidas? La Biblia enseña que había solo una, el justo Lot. ¿Quién limitó la salvación de los habitantes culpables de esas ciudades comarcanas? Ciertamente no fue Dios. El propio proceder de los habitantes de Sodoma y Gomorra llevó a Dios a pronunciar tan terrible juicio sobre ellos. [Lea Génesis 18:23-33] Del análisis de estos dos tristes episodios de la historia humana, podemos deducir que si bien Dios es misericordioso y clemente, como enseñan las Sagradas Escrituras, no menos cierto es que también es justo y no contará por inocente a quien demuestra un carácter malvado y ante sus ojos resulta ser culpable. [Exodo 34:5-7] Por otra parte, si bien la Biblia enseña que Dios desea que todos los 113

hombres sean salvos, no menos cierto es que muy pocos atienden al plan de salvación. [1 Timoteo 2:34; Mateo 7:13-14] En la actualidad, los adventistas del séptimo día están proclamando el Evangelio eterno al mundo según Apocalipsis 14 y este mensaje, está llegando en forma clara a “los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo.” Sin embargo, ¿cuántas personas desean vivir hoy a la luz del Evangelio eterno? ¿Se observa acaso un interés mundial por vivir de acuerdo a la voluntad de Dios? La verdad es que no. Muy por el contrario, la humanidad parece alejarse cada día más de Dios. El mundo de hoy sufre una grave crisis moral y religiosa. Aunque cueste aceptarlo, el mundo de hoy, no es muy diferente al extinto mundo antediluviano. ¿Por qué se salvaron sólo ocho personas en los días de Noé? Por la misma razón que en el tiempo del fin se salvarán sólo 144.000 personas. El capítulo 7 del Apocalipsis siendo consecuente con la situación que había de imperar en el mundo del tiempo del fin, anunció el número exacto de personas que habían de ser salvas y que estarían esperando a Cristo en su segunda venida. Serán estos 144.000 el completo número de salvos y la totalidad del pueblo de Dios. Puede que alguien pregunte, ¿no suman los adventistas del séptimo día actualmente más de 144.000 personas? Sí efectivamente. Los adventistas del séptimo día suman actualmente más de 10 millones de personas en el mundo. ¿Cómo puede ser esto? Como primer punto, debemos saber que no todos aquellos que se encuentran registrados en los libros de la iglesia pueden ser contados como salvos. El pertenecer al conglomerado de los adventistas del séptimo día no es una garantía de salvación para nadie. La salvación se obtiene sólo por medio de la fe en Jesús, evidenciada ésta por la obediencia a los Diez Mandamientos. La obediencia es la verdadera prueba del discípulado. Tanto en la parábola de la cizaña como en la de la red, Jesús enseñó que en la iglesia se mezclan los verdaderos y los falsos cristianos. [Mateo 13:24-30, 36-43, 47-50] & Consideremos lo planteado a la luz de la inspiración profética: “Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal, y que estaría tan ciertamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como el pecador común.” [SC 52 (1893)] “Aquellos que han tenido oportunidades de oír y recibir la verdad y que se han unido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, llamándose el pueblo de Dios que guarda los mandamientos, y que sin embargo no poseen más vitalidad ni consagración a Dios que las iglesias nominales, recibirán las plagas de Dios tan ciertamente como las iglesias que se oponen a la ley divina.” [EUD 176] Por triste que parezca, lo denunciado por el Espíritu de Profecía en 1893, no hace sino reflexionar sobre en la pésima condición espiritual de los adventistas del séptimo día en aquel tiempo, situación que no podríamos decir con justicia que hoy ha mejorado. De modo que, siendo el número 144.000 un número dramáticamente reducido, no deja de ser una cantidad realista considerando la situación real del mundo en que vivimos. 114

6 DOCE MIL DE CADA TRIBU DE LOS HIJOS DE ISRAEL. [Apocalipsis 7:5-8] Algunos estudiosos del Apocalipsis han sugerido que los doce mil señalados de cada tribu de los hijos de Israel, refieren a judíos literales de cada una de las tribus especificadas y que han de ser sellados en el último tiempo. En otras palabras, el sellamiento solo afectaría o beneficiaría a quienes resultasen ser descendientes directos de las doce tribus del antiguo Israel. Analicemos esta interpretación a la luz de los siguientes comentarios: “Los 144.000 deben ser encontrados, por lo tanto, en la última generación de los ‘siervos de nuestro Dios’ en la tierra; y el sellamiento de ellos debe ser el último movimiento religioso especial entre los hombres. Es el último movimiento cristiano de la era cristiana. Pero inmediatamente surgirá en algunos el pensamiento de que esto no puede ser así, pues los señalados son de ‘todas las tribus de los hijos de Israel’ y, en vista de que esas tribus no existen, la profecía debe aplicarse a algún tiempo del pasado, cuando la genealogía de las tribus era bien marcada, conservando su distinción. En cuanto al hecho de parecer esto una objeción a la citada opinión, es esto fácilmente movido por otro pensamiento de que, oportunamente, los hombres no tengan un relato distintivo de las tribus, Dios puede tener un registro, y esto es suficiente. Heb. 12:23. Y la objeción es todavía más excluída por cuanto el pueblo de ‘Israel’ no es limitado a los descendientes de Abrahán según la carne, y de que los verdaderos israelitas son - judíos interiormente (Rom. 2:29); no son ‘hijos de la carne’, mas ‘hijos de la promesa’ (Rom. 9:6-8); ramas silvestres injertadas en la buena oliva y participantes de su naturaleza (Rom. 11:17, 24); miembros, de entre los gentiles, de la ‘república de Israel’. Ef. 2:12, 19. Y todo eso pertenece a los cristianos, que son, como consecuencia de su parentesco con Cristo ‘simiente de Abrahán sois, y conforme a la promesa los herederos’. Gál. 3:29. De la misma manera, Santiago, dirigiéndose a los cristianos en el tiempo cuando ‘la venida del Señor se aproxima’ (tiempo al que se refiere Apocalipsis 7:1-8), los saluda como ‘las doce tribus que están dispersas’. Y la ciudad del Nuevo Testamento, la Nueva Jerusalén, cuyo artífice y constructor es Dios, y que lleva en las perlas de su fundamento el nombre de los doce apóstoles, muestra en sus puertas, por las cuales toda la hueste de los redimidos debe entrar y salir enteramente, los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. Por tanto, los 144.000 pueden ser integrados por la última generación, y todavía, así pueden proceder de las doce tribus de los hijos de Israel.” [Urías Smith, “La obra del sellamiento”, artículo publicado en la Review and Herald del 10 de agosto de 1897] “Cuando Cristo pasó, del lugar Santo para el lugar Santísimo, en 1844, el pueblo de Dios vió, mediante el ojo de la fe, el arca y su contenido, a saber, los Diez Mandamientos, en el templo de Dios, en el cielo. Apoc. 11:19. Llegaron a comprender el asunto del santuario, y así, por la fe, entraron en el templo de Dios, en el cielo, y son descritos como estando allí para adorar. Apoc. 11:1. Allí pudieron entrar, es por eso que son israelitas, de las doce tribus de Israel, tribus espirituales, que no denotan descendencia natural, más sí, en el carácter. Apoc. VII. Su carácter es medido por una caña, que representa la Ley de los Diez Mandamientos. Los que no alcanzaron a comprender la doctrina del santuario, y que por lo tanto, no entraron en el templo celestial por la fe, es por eso que ni pueden ser considerados como judíos, más sí, como gentiles, y como estando en el altar, ya no pueden ser medidos por la misma 115

norma, por la misma caña, pues no recibieron la luz respecto a la ley moral de Dios, la de los Diez Mandamientos. Muchos de esos se salvarán, sí, aún desde 1844 para acá, más no bajo el triple mensaje angélico; bajo éste sólo se salvan 144.000. Es de este pueblo, de estos israelitas espirituales, que el propio cielo da testimonio: ‘Aquí es la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” [Folleto “Un movimiento de reforma entre el pueblo adventista”, pág. 2. Sin autor]

7 LA GRANDE MULTITUD.

[Apocalipsis 7:9-12]

Una vez concluído el sellamiento, el apóstol Juan dirige su atención a otra escena diciendo: “Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos.” ¿Quiénes hacen parte de esta grande compañía de salvos? Muchos adventistas del séptimo día abrigan la secreta esperanza de que si no llegan a hacer parte de los 144.000, podrán eventualmente alcanzar la salvación dentro de la gran compañía o multitud que es presentada en Apocalipsis 7:9? Lo anterior sin embargo, no pasa de ser un fatal engaño, ya que ninguna persona que haya tenido conocimiento del triple mensaje angélico de Apocalipsis 14, podrá hacer parte de la gran multitud de Apocalipsis 7:9. Se debe tener presente que los que reciben en su corazón el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14, al aceptarlo, son contados como sellados y pasan en consecuencia a formar parte de los 144.000. Si no forman parte de este grupo definido de personas, es sencillamente porque conociendo el triple mensaje, lo rechazaron y no vivieron a la altura de la luz que recibieron, y en esa condición evidentemente no podrán ser salvos. & Recuerde que los que reciben el triple mensaje de Apocalipsis 14 en su corazón, llegan por la fe a guardar los mandamientos de Dios, inclusive el sábado, y al hacerlo son contados como sellados, haciendo parte de los 144.000. Lo anterior queda claramente establecido por la pluma inspirada que dice; “Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido el sello del Dios vivo.” [CS 671] Como primer punto, notemos que la gran multitud es vista por Juan en el cielo y no en la Tierra. Juan declara que la gran multitud es vista “delante de Dios y en la presencia del Cordero,” de modo que no debemos buscar a quienes la integran dentro de aquellos cristianos fieles que estarán vivos cuando Cristo venga, pues éstos serán sólo 144.000. Al referir a la gran multitud el apóstol expresa claramente que quienes la componían estaban “vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos,” lo cual indica que la escena descrita por Juan no refiere a un momento en la actualidad, sino más bien a un momento en el futuro, cuando todos los que murieron en la fe de Cristo a lo largo de toda la historia,

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sean recibidos por Jesús mismo en el cielo después de la primera gran resurrección, la resurrección de los justos. La grande multitud esta formada por personas “de todas las gentes y linajes y pueblos y lenguas,” lo cual no podría ser si considerara sólo personas de nuestro mundo actual. Por otra parte, se debe destacar que la gran multitud es mencionada por Juan sólo una vez que él vió concluída la obra del sellamiento y escuchó el número final de los sellados. La expresión “oí el número de los señalados,” deja ver que el sellamiento había concluído para cuando aparece en escena la gran multitud. De otro modo, el apóstol no pudiera haber escuchado el informe del ángel que reveló la cuenta fina de los sellados. Juan dice; “oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados,” lo cual indica que, una vez finalizado el sellamiento, la suma total de las personas señaladas con el sello de Dios alcanzó a 144.000. Luego, es decir, después de escuchar el número de los sellados, el apóstol declara que vió una gran compañía de personas compuesta de “todas las gentes y linajes y pueblos y lenguas de la tierra.” ¿Quiénes conforman entonces la grande multitud? No los sellados. Ni tampoco ningún otro grupo aparte de éstos que vaya a estar esperando a Cristo cuando él venga. Mas bien el Espíritu de Profecía los identifica como lo que han muerto en la fe de Jesús desde los días de Adán hasta nuestros días, y que serán resucitados cuando él venga. Veamos. “Entre las oscilaciones de la tierra, las llamaradas de los relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de los justos, y levantando luego las manos al cielo, exclama: "¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el polvo, y levantaos!" Por toda la superficie de la tierra, los muertos oirán esa voz; y los que la oigan vivirán. Y toda la tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal gritando "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Corintios 15: 55.) Y los justos vivos unen sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre aclamación de victoria.” [CS 702] ¿Quiénes componen entonces la grande multitud? El Testimonio lo dice: “los santos dormidos”, “los que dormís en el polvo,” “los muertos,” “los santos resucitados”. El Espíritu de Profecía, establece también que cuando Cristo venga “los santos resucitados” unirán sus voces con “los justos vivos” en “prolongada y alegre aclamación de victoria”? ¿Quiénes son los “justos vivos” en este contexto? Veamos. “Luego resonó la argentina trompeta de Jesús, a medida que él iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego. Miró las tumbas de sus santos dormidos. Después alzó los ojos y las manos hacia el cielo, y exclamó: "¡Despertad! ¡Despertad! ¡Despertad los que dormís en el polvo, y levantaos!" Hubo entonces un formidable terremoto. Se abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de inmortalidad. Los 144,000 exclamaron "¡Aleluya!" al reconocer a los amigos que la muerte había arrebatado de su lado, y en el mismo instante nosotros fuimos transformados y nos reunimos con ellos para encontrar al Señor en el aire.” [PE 16] A la luz de este último párrafo, es claro que cuando Cristo venga, sólo habrá un grupo de personas esperándole, y estos serán los 144.000. Ni la Biblia ni los Testimonios mencionan otro grupo de salvos en el último tiempo. La grande multitud compuesta por quienes han de resucitar para la venida de 117

Cristo, unirán su voces de alabanza a los “justos vivos”, los 144.000, y ambos grupos ascenderán al cielo en medio de una aclamación de victoria. ¿Qué sucederá entonces con relación a una persona, que siendo adventista del séptimo día, finalmente no sea contada entre los 144.000? La respuesta a esta pregunta es clara. Si una persona, siendo adventista del séptimo día, no hace parte de los 144.000, es porque no fue sellada, y si no fue sellada, no puede ser salva, pues no es posible, bajo el triple mensaje angélico, ser salvo sin ser sellado. El Espíritu de Profecía establece - que “todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido el ‘sello del Dios vivo.’” [CS 671], de modo, que si una persona no ha sido sellada, es sencillamente porque en su fe y práctica, no fue fiel a los mandamientos de Dios y en esa condición espiritual la Biblia no promete salvación a ninguna persona. [Mateo 19:16-17; 1 Corintios 6:9-10; Gálatas 5:19-21] ¿Qué sucederá entonces con aquellos que profesando la fe adventista no viven en la práctica de acuerdo a sus elevados principios? La respuesta del Espíritu de Profecía es muy clara: “Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor popularidad. Hombres de talento y de elocuencia, que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder de su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones.” [CS 666] “Los 144,000 triunfaron. Sus rostros quedaron iluminados por la gloria de Dios. Entonces se me mostró una hueste que aullaba de agonía. Sobre sus vestiduras estaba escrito en grandes caracteres: "Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto." Pregunté acerca de quiénes formaban esta hueste. El ángel me dijo: "Estos son los que una vez guardaron el sábado y lo abandonaron." Los oí clamar en alta voz: "Creímos en tu venida, y la proclamamos con energía." Y mientras hablaban, sus miradas caían sobre sus vestiduras, veían lo escrito y prorrumpían en llanto. Vi que habían bebido de las aguas profundas, y hollado el residuo con los pies pisoteado el sábado- y que por esto habían sido pesados en la balanza y hallados faltos.” [PE 37] “Aquellos que han tenido oportunidad de oír y recibir la verdad y que se han unido a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, llamándose el pueblo de Dios que guarda los mandamientos, y que sin embargo no poseen más vitalidad ni consagración a Dios que las iglesias nominales, recibirán las plagas de Dios tan ciertamente como las iglesias que se oponen a la ley divina.” [19 Manuscript Releases 176]

8 SÓLO DOS CATEGORÍAS DE PERSONAS. 118

La Biblia enseña que cuando Cristo venga habrá solo dos categorías de personas, la de aquellos que adoran a la Bestia y tienen su marca y la de aquellos que tienen el sello de Dios grabado en sus frentes. Aparte de estas categorías no habrá otro grupo de personas en el escenario del tiempo del fin y en el contexto de la segunda venida de Cristo. [Apocalipsis 13:16-17; 7:4 y 14:1] El Espíritu de Profecía manifiesta plena concordancia con lo anterior: “Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran la bestia y su imagen y reciben su marca. Si bien la iglesia y el estado se unirán para obligar a "todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos," a que tengan "la marca de la bestia" (Apocalipsis 13: 16, V.M.), el pueblo de Dios no la tendrá. El profeta de Patmos vio que "los que habían salido victoriosos de la prueba de la bestia, y de su imagen, y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio, teniendo arpas de Dios," y cantaban el cántico de Moisés y del Cordero. (Apocalipsis 15: 2, 3, V.M.)” [CS 503] Según se colige de este pasaje, cuando Cristo venga habrá sólo dos clases de personas: a) la de aquellos que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”, es decir, los 144.000 y, b) el resto del mundo, los desobedientes que tomaron en sus frentes y en sus manos la señal de la Bestia. Es claro que “los que habían salido victoriosos de la prueba de la bestia, y de su imagen, y del número de su nombre” son los 144.000. Lo anterior, porque así los presenta la propia revelación del Apocalipsis, ya que después de revelar que todo el mundo aceptó la señal de Bestia, el profeta inmediatamente pasa a contemplar a aquellos, los únicos que no la aceptaron, los 144.000. En esto concuerda plenamente el Espíritu de Profecía: “Delante del trono, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos "de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre." Con el Cordero en el monte de Sión, "teniendo las arpas de Dios," están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de un gran trueno, "una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas." Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por "primicias para Dios y para el Cordero." (Apocalipsis 15: 2, 3; 14: 1-5.) "Estos son los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero." "En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apocalipsis 7: 14, 15.) Han visto la 119

tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apocalipsis 7: 14-17.)” [CS 706-707]

9 LOS QUE NO CONOCIERON EL MENSAJE. Aún después de comenzado el tiempo del sellamiento en 1844, ha habido personas que no han tenido conocimiento del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14, y por tanto no han tenido oportunidad de hacer su experiencia a la luz de este importante mensaje evangélico. Esas personas sin conocimiento de la verdad presente, no pueden ser selladas por cuanto no han recibido luz concerniente al sellamiento y al sábado bíblico, no obstante no se encuentran condenadas a la vista de Dios y si son fieles a toda la verdad que conocen, podrán hallar salvación en la grande multitud. Efectivamente, la Biblia enseña que el plan de Dios considera sólo dos grupos de salvos, los 144.000 y la grande multitud. De esto se puede inferir, que todos aquellos que han muerto en la fe de Cristo, más no en la fe del tercer mensaje, harán parte de la gran multitud que Juan vió estando delante del trono de Dios. Este grupo de personas redimidas estará formado en consecuencia por todos aquellos que hicieron su experiencia religiosa antes de 1844, y aún después de esa fecha, por todos cuantos no tuvieron conocimiento del triple mensaje angélico de Apocalipsis 14. ¿Cómo puede ser esto? Sencillamente, porque Dios en su justicia establece que: “el pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.” [Santiago 4:17] De acuerdo a lo anterior, si una persona vivió después de 1844 y murió en la fe de Jesús, más sin guardar el verdadero día de reposo por no haber tenido luz al respecto, y sin embargo en su vida, observó fielmente todos los principios de que tuvo conocimiento, no le será imputado pecado con relación a aquello que no conocía. Dios juzgará a cada uno sólo conforme a la luz que tenía. La Biblia enseña que si una persona no tuvo conocimiento de un principio en particular, Dios no le condenará por haberlo transgredido en su ignorancia. Dios juzgará a los hombres sólo conforme al conocimiento que éstos tengan de su voluntad. [Juan 9:41; 15:22; Lucas 12:47-48] Considere los siguientes comentarios: “Entre los paganos hay quienes adoran a Dios ignorantemente, quienes no han recibido jamás la luz por un instrumento humano, y sin embargo no perecerán. Aunque ignorantes de la ley escrita de Dios, oyeron su voz hablarles en la naturaleza e hicieron las cosas que la ley requería. Sus obras son evidencia de que el Espíritu de Dios tocó su corazón, y son reconocidos como hijos de Dios.” [DTG 592] “Muchos que no han tenido los privilegios que nosotros hemos tenido, irán al cielo antes que aquellos que han tenido gran luz y no han caminado en ella. Muchos han vivido de acuerdo a la mejor luz que han tenido y serán juzgados consecuentemente.” [Carta 36, 1895] 120

“Nadie será condenado por no haber prestado atención a la luz y al conocimiento que nunca tuvo y que no pudo obtener.” [5 CBASD 1119] De acuerdo a lo anterior, muchas personas no adventistas y que no han recibido la luz tocante al mensaje para este tiempo, podrán ser salvas, a pesar de que hayan hecho su experiencia cristiana en otra denominación religiosa. Estas personas pueden ser salvas en la grande multitud habiendo dado testimonio ser hijos e hijas de Dios viviendo en toda la luz que poseyeron. ¿Significa esto que es preferible mantenerse en la ignorancia del triple mensaje y así tener opción de ser salvo en la gran multitud a tener luz y limitar la salvación a sólo 144.000 sellados? ¿Es el mensaje del sellamiento algo favorable o perjudicial para quienes lo reciben? No nos engañemos, el mensaje del sellamiento es sin lugar a duda una bendición ya que los que lo reciban tendrán mayor posibilidad de ser salvos al conocer lo que Dios requiere de cada uno de ellos. Reflexione en el siguiente ejemplo: “Hay dos plantitas. Una de ellas crece en un huerto, bajo el atento cuidado del hortelano, quien atiende todas sus necesidades de agua, aire y luz. La otra, una plantita que crece silvestre en un campo adyacente al huerto. ¿Cuál de las dos plantitas tiene mayor probabilidad de sobrevivir? Evidentemente la primera, por cuanto cuenta con la protección del huerto y los valiosos cuidados del hortelano. La segunda en cambio, debe resistir por sí misma y sin ayuda alguna los embates del clima, de los insectos y de todo cuanto peligro o plaga haya en el campo.” De igual manera, los adventistas del séptimo día, como la plantita del huerto, constituyen “los árboles de justicia, plantío de Jehová”, contando con el cuidado de Dios, quien los protege de los peligros que afectan al mundo moderno y que impiden la salvación. Los adventistas del séptimo día encuentran en la ley de Dios y en la vida de Cristo, los grandes principios de la santidad, sin la cual ninguno verá al Señor. [Isaías 61:3] Por otra parte, las personas que aún siendo sinceras, participan de otra denominación religiosa, como la plantita del campo, se ven afectadas por falsas doctrinas, teorías y filosofías humanas, que como las inclemencias del tiempo y las plagas, combaten constantemente la buena planta y todo lo que sea hierba verde. ¿Quiénes tienen en consecuencia más posibilidades de alcanzar la salvación en el último tiempo? Sin duda aquellos que reciben conocimiento de la verdad presente para esta época. Los que conocen el triple mensaje están evidentemente más y mejor preparados para enfrentar la prueba final que vendrá sobre el mundo habitado. La Cristiandad católica y protestante, si bien no cuenta con la luz que ha sido concedida a los adventistas del séptimo día, en su seno cuenta con personas sinceras que viven de manera práctica conforme a toda la luz que han recibido. Esas personas, habiendo fallecido en la fe de Jesús, más sin ser selladas, serán indudablemente salvas en la gran multitud. Note que para ser salvo en la grande multitud es menester haber muerto antes de que Cristo venga, por cuanto este grupo está compuesto por “los santos resucitados” y evidentemente para resucitar, es necesario primero haber muerto. Frente a esto cabe preguntar: ¿Qué sucederá con aquellas personas 121

de otras denominaciones, que hasta el momento no han conocido la verdad y que sin embargo no estarán vivas para cuando Cristo venga? La respuesta es simple. Estas personas conocerán la verdad y tendrán la posibilidad de integrarse a los 144.000. Es claro que ninguna persona se perderá sin que antes la verdad haya sido presentada a su conciencia y la haya rechazado. El Señor Jesús enseñó que el Evangelio del reino será predicado a todo el mundo, por testimonio, y que sólo entonces vendrá el fin. Conforme a esto, el capítulo 14 del Apocalipsis presenta en símbolos la proclamación mundial del Evangelio anunciada por Jesús a los discípulos. Este mensaje es el último que ha de ser presentado a los hombres antes de que sobrevenga el fin del mundo simbolizado por la siega de la Tierra. El cumplimiento pleno de Apocalipsis 14 se encuentra presentado en Apocalipsis 18 en donde se anuncia que la luz del Evangelio finalmente iluminará a todo e mundo. [Mateo 24:14; Apocalipsis 14:6-20; 18:1; Deuteronomio 32:2] De todo lo anterior, se desprende que para cuando Cristo venga no habrá nadie que ignore la verdad para este tiempo. Nadie podrá decir que no tuvo conocimiento de la verdad. Esto permite deducir que todas aquellas personas sinceras que integren para aquel tiempo otras denominaciones religiosas, deberán abandonar la comunión de sus respectivas iglesias y unirse finalmente al pueblo de los santos: “los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” Considere el siguiente comentario: “Pero nadie sufrirá la ira de Dios antes que la verdad haya sido presentada a su espíritu y a su conciencia, y que la haya rechazado. Hay muchas personas que no han tenido jamás oportunidad de oír las verdades especiales para nuestros tiempos. La obligación de observar el cuarto mandamiento no les ha sido jamás presentada bajo su verdadera luz. Aquel que lee en todos los corazones y prueba todos los móviles no dejará que nadie que desee conocer la verdad sea engañado en cuanto al resultado final de la controversia. El decreto no será impuesto estando el pueblo a ciegas. Cada cual tendrá la luz necesaria para tomar una resolución consciente.” [CS 662-663] ¿Cuál será el resultado de la proclamación mundial del Evangelio profetizada por Jesús? “Habrá muchos que saldrán de las filas del mundo, de las diferentes iglesias, aún de la Iglesia Católica, cuyo celo excederá en mucho al de los que han estado hasta ahora en las filas para proclamar la verdad.” [3 MS 441] “Multitudes recibirán la fe y se unirán a los ejércitos del Señor.” [Ev 508] “En la hora undécima habrá miles que encontrarán y reconocerán la verdad. Estas conversiones a la verdad se realizarán con una rapidez que sorprenderá a la iglesia, y únicamente el nombre de Dios será glorificado.” [2 MS 16]

10 LLAMADO Y VOCACIÓN. [Apocalipsis 7:13-17] 122

Como se ha expuesto, bajo el sellamiento sólo un número reducido de personas alcanzará la salvación en el último tiempo. Los 144.000, grupo que se ha de conformar a partir de 1844 en adelante, comprenderá el completo número de aquellos que integrarán el pueblo de Dios para cuando Cristo venga. Los adventistas del séptimo día somos llamados a dejar de lado las percepciones negativas que pudieran desprenderse del mensaje del sellamiento, como por ejemplo: 1.- Que el número es tan exiguo, que resulta muy difícil que alguien alcance salvación en tan reducido número de personas. 2.- Que resulta improbable que alguien logre el nivel de consagración que seguramente habrán de alcanzar los que hagan parte de los 144.000, de modo que el mensaje mismo parece excluyente. Frente a lo anterior, cabe hacer presente que el Señor Jesús siempre enfatizó que el Evangelio no sería aceptado por las multitudes sino sólo por unos pocos. [Mateo 7:13-14; 20:16; 22:14] Para una mejor comprensión de esto, analicemos lo planteado a la luz de Lucas 13.23-24. En este pasaje, un discípulo pregunta a Jesús con cierto desconsuelo diciendo: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” ¿Por qué el discípulo hizo esa pregunta? Ciertamente porque el mensaje que Jesús entregaba a los hombres se contraponía manifiestamente con el sistema de vida que ellos observaban y en consecuencia, muy pocos se sentirían llamados a aceptarlo. La pregunta planteada por el discípulo expresó su desconsuelo y forma negativa de plantear el problema. Su mente se estacionaba en que pocas personas aceptarían el mensaje de Jesús y en consecuencia pocas personas serían salvas, no obstante pasaba por alto o pretendía ignorar la amplia posibilidad de alcanzar la salvación que Dios ofrece a los hombres. & Jesús no entregó al discípulo una respuesta cuantitativa del asunto, ni se detuvo a reflexionar en la expresión negativa “pocos” que inquietaba a quienes les escuchaban, sino que fijó la mente de los discípulos en la meta a alcanzar y en la parte que tocaba a ellos por alcanzarla. Jesús dijo: “Porfiad a entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.” Todos cuantos anhelen entrar en el Reino de Dios y disfrutar de vida eterna junto a los santos, no deben espaciar su mente en aspectos negativos o excluyentes, sino fijar su mente en la meta propuesta y no escatimar esfuerzo para alcanzarla. La salvación, aún dentro de los 144.000, constituye un blanco al alcance de todos nosotros. No es más difícil ser salvo hoy que en tiempos pasados. La condición para obtener la vida eterna ha sido siempre la misma. No se requiere hoy de nosotros más de lo que Dios requirió de los hombres en tiempos de antaño. No obstante lo anterior, es claro que: “El sello de Dios no será nunca puesto en la frente de un hombre o una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de seres humanos ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será 123

puesto sobre la frente de hombres y mujeres de corazón falso o engañoso. Todos los que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de Dios y ser candidatos para el cielo.” [2 JT 71] Por otra parte, la misma inspiración aclara: “No es su plan [de Dios] que los suyos presenten algo que tengan que suponer, que no está enseñado en la Palabra. No es su voluntad que entren en controversias por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, tales como: ¿Quiénes han de componer los 144.000? Fuera de duda, esto lo sabrán dentro de poco los que sean elegidos de Dios.” [1 MS 205] La salvación, aún dentro de los 144.000, está al alcance de todos nosotros, siempre y cuando estemos dispuestos a abrir nuestro corazón a Jesús. Recuerde que de los 144.000 se dice que: “siguen a Jesús por dondequiera que fuere.” ¿De qué manera se deja ver que los 144.000 siguen a Jesús por dondequiera que él vaya? La revelación dice: “y en sus bocas no ha sido hallado engaño, porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios.” De los mismos se dice que: “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” [Apocalipsis 14:4-5, 12] Teniendo claro todo lo anterior, hagamos nuestro el llamado de la pluma inspirada: “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil.” [7 CBASD 970] &

CAPÍTULO 8 “SIETE TROMPETAS, SIETE COPAS Y SIETE PLAGAS” INTRODUCCIÓN Después de referir la obra del sellamiento de Apocalipsis 7, Juan retoma la apertura de los sellos, describiendo a partir del capítulo 8 la apertura del séptimo sello. Recordemos que según acepta la mayoría de los intérpretes del Apocalipsis, estamos actualmente viviendo en el período del sexto sello, de lo que se deduce que los eventos descritos como parte de la apertura del séptimo sello son futuros, correspondiendo a hechos que deben producirse después de finalizado el ministerio de Cristo en el santuario celestial y terminado el tiempo de gracia. Con relación a las siete trompetas del Apocalipsis que mayormente son descritas en los capítulos 8 y 9, se han propuesto variadas y diversas interpretaciones entre los adventistas del séptimo día y respecto a estos pasajes específicos de la profecía debemos ser sinceros en reconocer que no hay absoluta certeza y claridad en cuanto a lo que el apóstol Juan siendo inspirado del Espíritu Santo escribió para la iglesia.

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No obstante, de entre las interpretaciones que se han propuesto para las “siete trompetas” dos han encontrado mayor aceptación no sólo entre los intérpretes sino entre los miembros del pueblo adventista, estas dos posiciones son: 1.- LA POSICIÓN HISTÓRICA.- Que considera las trompetas como eventos históricos que dicen relación con la caída del Imperio Romano de Occidente como consecuencia de las invasiones de los pueblos bárbaros en el siglo V y posteriormente el surgimiento del imperio musulmán, eventos que en la séptima trompeta han de extenderse hasta el mismo fin del mundo. Esta interpretación ve en los símbolos de las trompetas las figuras históricas de Alarico, Genserico, Atila y Odoacro sucesivamente y posteriormente describe el desarrollo del Islam de la mano de Mahoma su principal profeta y líder. Es claro que de acuerdo a esta interpretación, los eventos descritos como siendo parte del cumplimiento de las trompetas son ubicados mayormente en el pasado. 2.- LA POSICIÓN ESCATOLÓGICA.- Que interpreta las siete trompetas como refiriendo a las siete plagas postreras que han de ser derramadas en el último tiempo sobre los habitantes culpables de la tierra después del fin del tiempo de gracia y que ubica los eventos descritos como estando aún en el futuro. & Como resultado de lo anterior, la escuela histórica y la escuela escatológica han venido en ser llamadas también como “escuela preterista” y “escuela futurista” según cómo ambas posiciones ubican en el tiempo los eventos descritos en las trompetas. Es claro que en la actualidad la posición histórica cuenta cada vez con menos adeptos toda vez que la interpretación de símbolos y pasajes de las Escrituras que dicha interpretación ofrece enfrenta serios problemas en cuanto a los métodos interpretativos utilizados, además de inconsecuencias en el orden histórico. Como resultado de las dificultades de interpretación que se señalan, la posición escatológica, que asimila las trompetas a las plagas, ha ido ganando cada vez mayor aceptación e incluso quienes han sido fervientes defensores de la posición histórica han aceptado que eventualmente pudiera haber un doble cumplimiento en el sentido que las trompetas puedan en verdad estar revelando eventos pasados y futuros a la vez, es decir que sin un necesario desmedro de los eventos históricos que hablan de las invasiones de godos, vándalos y hunos, a más del mundo musulmán, también se pudiera conceder que las trompetas revelen eventos relativos a las plagas. Actualmente, muchos que han defendido por tiempo la posición histórica están adoptando esta última forma de pensar, es decir aceptar un doble cumplimiento para las siete trompetas del Apocalipsis. Al hacer esto, no hacen más que aceptar que la posición escatológica está verdaderamente fundada en principios de interpretación que resultan ser de peso aún para sus más fervientes opositores. Lo anterior, deja ver además que mientras que la posición histórica va progresivamente perdiendo aceptación, la posición escatológica en cambio va ganado terreno aún entre sus más acérrimos detractores. 125

Hoy en día la correcta interpretación de las siete trompetas sigue siendo objeto de estudio y análisis por parte de los adventistas del séptimo día. Honestamente un estudioso del tema declaró lo siguiente: “Los adventistas del séptimo día siempre estamos estudiando la profecía de las trompetas. Admitimos que no tenemos toda la luz, y que debemos dirigirnos al Señor para que el Espíritu Santo nos ilumine en tanto buscamos comprender esta profecía.” (Joseph J. Battistone, Verdad Presente-Gloria Futura, pág. 74)

1 EL ESPÍRITU DE PROFECÍA Y LAS TROMPETAS El tema de las siete trompetas no es tratado directamente en ninguno de los escritos del Espíritu de Profecía lo cual hace aún más dificultosa su correcta interpretación. Si bien existen algunas referencias a la quinta y sexta trompetas en El Conflicto de los Siglos, éstas nunca han sido realmente aceptadas como propuesta de una acertada interpretación para los símbolos y pasajes de Apocalipsis 8 y 9. & Notemos lo expresado por un eminente estudioso del tema sobre los pasajes comentados: “En ningún lugar de sus escritos, Elena White comenta las siete trompetas. Su única referencia a Apo. 8 y 9 es un breve comentario en El Conflicto de los Siglos, en el capítulo titulado: ‘Una Reforma Significativa’. En esas páginas ella comenta el despertar que condujo a la desilusión de 1844. Hay en ese capítulo dos expresiones interesantes. En la página 382 dice: ‘En 1840 otro notable cumplimiento de la profecía despertó interés general’. En la página siguiente dice: ‘En la misma fecha en que había sido especificada. Turquía aceptó, por medio de sus embajadores, la protección de las potencias aliadas de Europa.’ Algunos sostienen que en estos pasajes Elena White apoyó la interpretación de Litch acerca de la quinta y sexta trompetas. Otros sostienen que ella meramente declaró que se cumplió lo que Litch interpretó acerca de las trompetas, y no lo que Juan intentaba que entendiéramos. En la Consulta Teológica de Glacier View en 1980, los pastores White y Olson, de la Corporación White, apoyaron este último punto de vista. El autor de estos Estudios de Apocalipsis sostiene esta misma posición.” [Ricardo Cabero A., Sermones para Pastores y Predicadores Laicos, pág. 109] Sin ir más lejos, un hombre muy conocido dentro del mundo adventista el Dr. Desmond Ford, un hombre muy talentoso, erudito bíblico y orador elocuente, quien después de ser un adventista ferviente tristemente apostató de la iglesia, al momento de su alejamiento presentó un documento conteniendo 101 preguntas a la iglesia, entre las cuales se encontraba la siguiente en relación a “Apocalipsis 9 y Josías Litch”: Ford declara: “La interpretación hecha por Josias Litch de Apocalipsis 9:15 para el día 11 de agosto de 1840, estaba completamente errada, como el propio Litch admitió en años posteriores.” “Elena White

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aceptó las conclusiones proféticas de Josías Litch concernientes al 11 de agosto de 1840” (Ford, pp. 659-660, 584) En atención a esta pregunta del Dr. Ford la Iglesia Adventista del Séptimo Día respondió de la siguiente manera: “No. Esta es la única referencia conocida a Apoc. 9 en todos los escritos de Elena White que aparece, no en conexión con un estudio exegético de la Biblia, sino como parte de una descripción del movimiento millerista. Con base en su interpretación de Apoc. 9:15 Josías Litch predijo en 1838 que el poder otomano sería quebrantado en 1840. El 1° de agosto de 1840 el predijo que esto ocurriría el 11 de agosto. Lo que ocurrió en esa fecha confirmó la fe de multitudes en la interpretación de las Escrituras por parte del movimiento millerista y dio un gran impulso al movimiento del advento. Si Elena White hubiese querido decir en El Conflicto de los Siglos, pág. 334, que la profecía de Juan el revelador tuvo su cumplimiento el 11 de agosto de 1840, estaría apoyando la interpretación de Litch sobre Apoc. 9:15. En cambio, si ella simplemente dijo que la predicción de Josías Litch se cumplió, ella no necesariamente está apoyando la comprensión del texto por parte de Litch.” (Respuesta de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a las 101 preguntas del Dr. Ford, pág. 64 y 65) & Es claro que la interpretación histórica de Josías Litch enfrentaba serios problemas. Uno de estos fue el problema de los cambios de calendarios ocurridos en 1582 y 1752. Efectivamente, los cálculos y fechas propuestos por Litch no habían considerado de modo alguno que entre los años 1449 y 1840, que se señalaron como cumplimiento de los 391 años y 15 días de Apocalipsis 9:15, se habían experimentado dos importantes cambios de calendario que afectaban directamente las fechas por él dadas y que al ser considerados, echaban por tierra las fechas y los períodos propuestos. Esto causó un serio cuestionamiento de la interpretación que Litch propusiera para la quinta y sexta trompetas del Apocalipsis. Junto con el cuestionamiento de la interpretación propuesta por Litch, los ojos se volcaron sobre Elena G. de White quien aparentemente lo había apoyado en dicha interpretación y aún muchos dudaron realmente de que la hermana fuera profeta de Dios al haber avalado un error manifiesto, no obstante, es claro, como respondió la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que ella nunca apoyó de manera directa la interpretación del hermano Litch, sino que solamente enfatizó que las fechas por él señaladas se habían cumplido sorprendentemente dando un gran apoyo y auge al movimiento del advento. De todo esto, se desprende que los pasajes aludidos del Conflicto de los Siglos, no pueden ser usados como apoyando una correcta interpretación de Apocalipsis 9, toda vez que la misma Hna. White no los consideró de esa manera y dado que el supuesto acierto de la fecha indicada para el 11 de agosto de 1840, no pasó de ser una curiosidad que asombró posteriormente al propio Litch después de considerar el problema de los cambios de calendario que estropearon su interpretación.

2 LAS TROMPETAS ¿EVENTOS PASADOS O FUTURO? Quizás sorprenda que una de las pocas referencias del Espíritu de Profecía con relación a las trompetas nos reporte bastante luz sobre el tema en estudio. Veamos. 127

“Solemnes eventos están delante de nosotros. Se escuchará el sonido de una trompeta tras otra, y copa tras copa será derramada sobre los habitantes culpables de la tierra. Escenas de tremendo interés están delante de nosotros.” [Elena G. de White, Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 982. Texto que también se encuentra en Mensajes Selectos, tomo 3,pág. 487 y Eventos de los Ultimos Días, pág. 242] En este pasaje se deja ver claramente lo siguiente: a) Que la Hna. White asocia las trompetas de Apocalipsis 8 y 9 con las copas de la ira de Dios que simbolizan las plagas de Apocalipsis 16. b) Que las trompetas se ubican en el futuro al igual que las copas pues son una y la misma cosa. Aún podemos considerar el siguiente párrafo inspirado: & “La batalla del Armagedón se librará, y aquel día no debe encontrar a ninguno de nosotros durmiendo. Debemos estar bien despiertos, teniendo, como las vírgenes prudentes, aceite en nuestras vasijas junto con nuestras lámparas. . . Debe reposar sobre nosotros el poder del Espíritu Santo, y el Capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla. Solemnes eventos están a punto de ocurrir ante nosotros. Las trompetas suenan una tras otra, se derrama una copa tras otra sobre los habitantes de la tierra.” [Elena G. de White, “Maranatha”, pág. 255] En este pasaje que guarda bastante similitud con el anterior, se deja ver claramente que las trompetas, siempre en conexión con las copas que contienen las siete plagas postreras, son eventos futuros y que están en directa relación con los momentos finales en la historia de este mundo y más precisamente con el Armagedón apocalíptico. Evidentemente, los párrafos del Espíritu de Profecía señalados anteriormente, no constituyen el único fundamento que nos permite establecer que las trompetas son eventos futuros, sino que es necesario considerar aún otros puntos importantes basados en la propia lectura del Apocalipsis. 1. LAS TROMPETAS SON EVENTOS QUE SE PRODUCEN COMO PARTE DEL SÉPTIMO SELLO. [Apocalipsis 8:1-2] Es innegable que las trompetas de los capítulos 8 y 9 del Apocalipsis son parte integrante del séptimo sello de manera que son eventos futuros. De acuerdo a la interpretación adventista de las profecías, nos encontramos actualmente en el período profético del sexto sello, período que comenzó en el año 1755 con el gran terremoto de Lisboa, pasando por el día obscuro del 19 de mayo de 1780 para luego dar paso a la fantástica caída de estrellas del 13 de noviembre de 1833. Todo lo anterior según Apocalipsis 6:12-13. El apóstol Juan declara: 128

‘Y cuando él abrió el séptimo sello, fue hecho silencio en el cielo casi por media hora. Y vi los siete ángeles que estaban delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.’ Aunque ha habido quienes desean desconocer que el sonar de las trompetas es parte integrante del séptimo sello, lo cierto es que no se puede separar las trompetas de este sello y al pretender hacerlo sólo se desconoce las Escrituras de un modo totalmente antojadizo y fuera de una sana interpretación. El apóstol Juan dice claramente: ‘Y vi cuando él abrió el séptimo sello… y vi los siete ángeles que estaban delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas.’ Luego, si aceptamos que las trompetas y el sonar de ellas, corresponden al séptimo sello, resulta incuestionable que dicho evento debe necesariamente ubicarse en el futuro y no en el pasado. 2. LAS TROMPETAS SON TOCADAS DESPUÉS DE TERMINADO EL SELLAMIENTO. Es claro que estamos viviendo en el período final del sexto sello y en que se está llevando a cabo una gran obra de sellamiento de los siervos de Dios descrita con claridad en Apocalipsis 7:1-4 y que debe indudablemente realizarse antes de la apertura del séptimo sello. El apóstol Juan, una vez terminado el sellamiento, dice: ‘oí el número de los señalados’. Resulta fácil comprender que el apóstol sólo podía escuchar el número de los sellados una vez que éste concluyera, después de lo cual pasa a describir la apertura del séptimo sello. Luego, como parte del séptimo sello el apóstol describe el sonar de las trompetas. Sin embargo, más allá de eso, de una lectura simple del capítulo 9 versículo 5 del Apocalipsis, en que se desarrolla el sonar de la quinta trompeta, resulta claro que el sonar de esta trompeta se verifica sólo una vez terminado el sellamiento, pues la orden dada a las simbólicas langostas del capítulo 9 reza así: “Y les fue mandado que no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes.” Admitiendo que el sellamiento comenzó en 1844 es de sola lógica que la quinta trompeta debe ser tocada con posterioridad a esa fecha y sólo una vez que éste termine, toda vez que la orden dada a las langostas había de afectar a quienes en definitiva rechazaron la señal de Dios y dicha clase de personas rebeldes solo podrá ser conocida definitivamente una vez concluido el señalamiento de los 144.000. Aunque se argumenta que la señal de Dios (el sábado) ha sido guardada en todas las épocas y que aún durante la Edad Media hubo fieles testigos que mantuvieron su observancia, es claro que el sábado como señal de Dios sólo constituye una prueba a partir de 1844. Es por eso, que personas como Adán, Noé, Abraham o los apóstoles, que indudablemente guardaron el sábado como día de reposo no pueden ser considerados como “sellados” más si como hombres fieles a Dios y que en definitiva componen la grande multitud de salvos de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas que el apóstol Juan vio como estando delante de Dios, pero que de ningún modo hacen parte del grupo de los 144.000. Es claro que el libro del Apocalipsis es un todo completo y armónico, de modo que la quinta trompeta del capítulo 9 y el lenguaje empleado en ella, debe principalmente ser interpretado a la luz del propio Apocalipsis y en el contexto del lenguaje escatológico usado en él. Siendo así, la referencia a la “señal 129

de Dios” utilizada en Apocalipsis 9:5 debe ser entendida e interpretada a la luz del propio sellamiento descrito con anterioridad en el capítulo 7 y que fija dicho período a partir de 1844 y no antes, de manera que la quinta trompeta es tocada con posterioridad a esa fecha y una vez terminado la obra de señalar a los siervos de Dios, pues sólo entonces se conocerá definitivamente a quienes “no tienen la señal de Dios en sus frentes”. Lo anterior se desprende claramente del siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “Vi que la prueba actual acerca del sábado no podía producirse antes que terminase la mediación de Cristo en el lugar santo y él hubiese pasado al interior del segundo velo. Por lo tanto, los cristianos que durmieron antes que se abriese la puerta de acceso al santísimo cuando terminó el clamor de medianoche, el séptimo mes, en 1844, sin haber guardado el verdadero día de reposo, descansan ahora en esperanza; porque no tuvieron la luz ni la prueba acerca del sábado que tenemos ahora desde que la puerta se abrió.” [PE 42-43] De todo lo anterior, se desprende que cuando se habla de “la señal de Dios” en “las frentes” indudablemente se está hablando del sellamiento siendo esta expresión propia del lenguaje de Apocalipsis 7:1-4, de manera que la aplicación de la quinta trompeta resulta muy clara. Luego si el sonar de la quinta trompeta es ubicado con posterioridad al sellamiento, es de toda lógica que no puede corresponder a las invasiones sarracenas acontecidas entre los años 1299 y hasta 1449. 3. LAS TROMPETAS SÓLO PUEDEN SER TOCADAS UNA VEZ QUE TERMINE EL TIEMPO DE GRACIA. [Apocalipsis 8:3-5] La clave para establecer la correcta ubicación en el tiempo del sonar de las trompetas está en la comprensión de los versículos 3 al 5 del capítulo 8. Ahí, se nos presenta a un ángel ofreciendo incienso delante del altar en el Santuario Celestial. Veamos lo que opina al respecto un afamado intérprete: “Se presenta a las trompetas antes de la visión del ángel que intercede por el pueblo de Dios (Apoc. 8:2). El sonido de las trompetas no comienza hasta que el ángel termina de ofrecer el incienso (Apoc. 8:6). La visión del ángel ofreciendo incienso y arrojando el incensario a la tierra es la introducción a la profecía de las trompetas. Es como si Juan dijera: “Los siete trompeteros están listos para hacer sonar sus trompetas. Pero antes debe cesar la ofrenda del incienso. Luego, las trompetas sonarán. Entonces Dios dejará que se desencadenen los eventos descriptos en cada trompeta.” [Joseph Battistone, Verdad Presente-Gloria Futura, pág. 71] Es claro que el sonar de las trompetas se dejará escuchar sólo una vez que el ángel del incienso finalice su ofrenda. Note que al abrirse el séptimo sello Juan ve a los siete ángeles a quienes se les entregan las trompetas [vers. 1-2]. Luego, el apóstol describe a aquel “ángel” quien realiza su ofrenda delante del altar [vers. 3-5] y sólo una vez que ha presentado esta visión Juan dice: ‘Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se aparejaron para tocar.’ [Vers. 6] No se pueden separar todos estos hechos y al no hacerlo, es claro que el sonar de las trompetas no sólo es parte del séptimo sello y por tanto futuro, sino que dichas trompetas no pueden ser tocadas de modo alguno antes de que el ángel del altar 130

finalice su ofrenda y termine su obra mediadora. Desconocer esto, es querer premeditadamente creer algo que la Biblia no autoriza a creer, a saber, que las trompetas no son parte del séptimo sello. ¿Qué reveló Juan en Apocalipsis 8:3-5? ¿Quién es el “ángel” de la visión y cuándo dejará de ofrecer el incienso delante de Dios? El “ángel” a que hace referencia el apóstol Juan en este pasaje es Jesús, quien ha estado intercediendo por nosotros delante de Dios y oficia como Sumo Sacerdote en el santuario celestial. & Bajo el título “Terminación del Tercer Mensaje”, el Espíritu de Profecía ubica el término de la ofrenda del incienso por parte del ángel de Apocalipsis 8 como correspondiendo al tiempo en que ha de terminar el sellamiento y con ello el fin del tiempo de gracia. Veamos. “Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano en la cintura regresó a la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: ‘Consumado es.’ Y toda la hueste angélica se quitó sus coronas cuando Jesús hizo esta solemne declaración: ‘El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.” [PE 279-280] De este párrafo, en que además se establece que el “ángel” oficiante es Jesús, se deja ver claramente que la ofrenda del incienso terminará cuando termine el sellamiento y sean “sellados y numerados los santos”. Cuando esto ocurra, Jesús dejará caer el incensario en tierra, evento descrito en Apocalipsis 8:3-5 y con ello se decretará el fin del tiempo de gracia quedando cada caso fallado para vida o para muerte por la eternidad. Leyendo Apocalipsis 8:3-5 a la luz del párrafo antes indicado, es fácil deducir que las trompetas no pueden ser tocadas sino hasta que termine el tiempo de gracia, lo cual evidentemente ubica el sonar de ellas en el futuro y de ninguna manera en el pasado. Sin ir más lejos, el propio Urias Smith, quien era un ferviente defensor de la posición histórica, reconoció que el pasaje de Apocalipsis 8:3-5 correspondía al fin del tiempo de gracia, según se desprende del siguiente comentario: “El acto del ángel al llenar de fuego su incensario y arrojarlo a la tierra evidencia que esta visión nos lleva al fin del tiempo, y por este acto indica que su obra ha terminado. Ya no se han de ofrecer más oraciones mezcladas con incienso. Este acto simbólico puede aplicarse tan sólo al momento en que termine para siempre en el santuario el ministerio de Cristo a favor de la humanidad. Después de aquel acto del ángel, hay voces, truenos, relámpagos, y terremotos; exactamente lo que según se nos dice en otra parte, ha de suceder cuando termine el tiempo de gracia de los hombres.” [Urías Smith, “El Libro del Apocalipsis”, pág. 126] Otra autora adventista concluye de igual manera con relación a Apocalipsis 8:5: “Este versículo nos está anunciando el fin de la intercesión de Cristo al lanzar Su incensario…” [Atala Villarreal, “Jesucristo el rey ya vuelve”, pág. 20] 131

En cuanto al toque de las trompetas otro autor afirma: “El sonido de las trompetas no comienza hasta que el ángel termina de ofrecer el incienso.” [Joseph Battistone, “Verdad Presente-Gloria Futura”, pág. 71] Una cosa es cierta, si las trompetas forman parte del séptimo sello, la aplicación de éstas no puede ser pasada sino futura y puesto que la casi totalidad de los intérpretes del Apocalipsis concuerdan en decir que estamos viviendo actualmente en el período correspondiente al sexto sello es lógico que la apertura del séptimo sello es futura y con ello el sonar de las trompetas. Por otra parte, los versículos 3 al 5, que describen el fin de la mediación de Cristo y con ello el fin del tiempo de gracia, son parte integrante del séptimo sello y están íntimamente ligados al sonar de las trompetas, pues el sonar de ellas se ubica en íntima relación con este evento y después de que el ángel deja caer su incensario decretando el fin del juicio investigador.

3 PARALELISMO ENTRE LAS TROMPETAS Y LAS PLAGAS Es innegable que existe un significativo paralelismo o semejanza entre las siete trompetas y las siete plagas postreras, esto se desprende de la siguiente comparación entre los capítulos 8, 9 y 16. TROMPETAS

SIETE PLAGAS POSTRERAS

1. Afecta a la tierra 2. Afecta al mar 3. Afecta a los ríos y a las fuentes de las aguas 4. Afecta al sol 5. Produce tinieblas 6. Afecta al río Eufrates 7. Voces que pronuncian el anuncio final

1. Afecta a la tierra 2. Afecta al mar 3. Afecta a los ríos y a las fuentes de las aguas 4. Afecta al sol 5. Produce tinieblas 6. Afecta al río Eufrates 7. Voces que pronuncian el anuncio final

Las trompetas son plagas descritas como cayendo en la tierra, el mar, los ríos y las fuentes de las aguas, etc. a la usanza de las plagas que antaño cayeron sobre Egipto. En esto, no deja de ser significativo que las plagas descritas en las trompetas (granizo, mar y ríos de sangre, langostas, etc.) son un complemento de las plagas descritas en las copas de la ira de Apocalipsis 16. El lector atento encontrará una gran variedad de similitudes entre ambas presentaciones, no obstante, surgen algunas diferencias cuyo significado debe interpretarse con cuidado. Luego, frente a aquello que eventualmente no puede ser explicado o comprendido en forma completa, el silencio siempre será la actitud más sabia. Es necesario establecer que si bien se discute actualmente sobre las diferencias que se presume insalvables y que parecieran destruir el paralelismo entre las trompetas y las plagas, no menos cierto es que esto no derriba de manera alguna la posición escatológica o futurista aplicable a los símbolos e imágenes presentadas en Apocalipsis 8 y 9. 132

¿Por qué un relato paralelo de las plagas? Por la misma razón que la inspiración presentó a Juan una representación paralela de los mensajes de las siete iglesias y también del sellamiento, a saber describir detalles del mismo evento pero descritos desde un punto de vista diferente. Es claro que tanto las trompetas como las plagas afectan a los mismos elementos, es decir, la tierra, el mar, los ríos, el sol, etc. Sin embargo, aunque no es posible explicar con precisión cada detalle reseñado en las trompetas y la consecuencia entre una presentación y otra en plenitud, no menos cierto es que lo que sí es comprensible y que en verdad salta a la vista, permite establecer fehacientemente que las trompetas son un paralelismo de las plagas y viceversa.

4 ¿SON LAS SIETE TROMPETAS EVENTOS HISTÓRICOS O LAS SIETE PLAGAS POSTRERAS? Como se explicó, el Espíritu de Profecía establece que las trompetas corresponden a eventos futuros, de modo que la posición histórica o preterista no resulta consecuente. De ahí entonces que la aplicación de las siete trompetas como eventos históricos relacionados con la caída del Imperio Romano y otros hechos posteriores no es en sí correcta. ¿Qué sucederá una vez que el ángel deje de ofrecer el incienso en el altar? ¿Qué simbolizan las siete trompetas? El Espíritu de Profecía entrega la respuesta en forma concreta: “Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca. (Apocalipsis 14:9,10) Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios.” [CS 685-686] “Era imposible que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús oficiase en el santuario; pero al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de Dios que cae furiosamente sobre la desamparada cabeza del culpable pecador que descuidó la salvación y aborreció las reprensiones.” [PE 280] “Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra.” [idem ant., págs. 280-281] Note que cada vez que el Espíritu de Profecía relata los eventos que han de producirse después de que termine la mediación de Cristo (el ángel de Apocalipsis 8:3-5) en el santuario, señala a las siete postreras plagas donde Juan señala las trompetas, de donde se hace clara la aplicación de las trompetas.

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El Apocalipsis señala que una vez que Cristo dejó caer el incensario, los ángeles tocaron sus trompetas. El Espíritu de Profecía dice que cuando Cristo hizo esto, fueron derramadas las siete plagas postreras. Puesto que la apertura del séptimo sello, como se ha demostrado, decreta el fin del tiempo de gracia y con ello la decisión final respecto al destino eterno de cada alma, es dable concebir que tal suceso pudiera sumir a los ángeles del cielo en una actitud de solemne silencio, el silencio de Apocalipsis 8:1. La casi media de hora de silencio, que generalmente ha sido vinculada al momento en que se produce la segunda venida de Cristo dejando vacío el cielo, lo cierto es que está relacionada no con ese suceso, sino como ya se dijo, con el fin del tiempo de gracia, pues se produce al ser abierto el séptimo sello, momento en que Juan además describe al ángel dejando caer su incensario. Pero, ¿no equivale la casi media hora a 7 días literales de tiempo? Sí, efectivamente. Pero estos “siete días” no están vinculados con la segunda venida de Cristo, sino con la culminación de la mediación de Cristo en el cielo. ¿Hablan la Biblia y los Testimonios de “siete días” vinculados al fin de la mediación de Cristo en el cielo y al fin del tiempo de gracia? Si. Lea Mateo 24:37-40 y Génesis 7:1-10 a la luz de los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía: “Se vió un relámpago deslumbrante, y una nube de gloria más vívida que el relámpago descendió del cielo para cernerse ante la entrada del arca. La maciza puerta, que no podían cerrar los que estaban dentro, fue puesta lentamente en su sitio por manos invisibles. Noé quedó encerrado adentro y los que habían desechado la misericordia de Dios quedaron afuera. El sello del cielo fue puesto sobre la puerta; Dios la había cerrado, y sólo Dios podía abrirla. Asimismo, cuando Cristo dejé de interceder por los hombres culpables, antes de su venida en las nubes del cielo, la puerta de la misericordia será cerrada. Entonces la gracia divina ya no refrenará más a los impíos, y Satanás tendrá dominio absoluto sobre los que hayan rechazado la misericordia divina. Pugnarán ellos por destruir al pueblo de Dios; pero así como Noé fue guardado en el arca, los justos serán escudados por el poder divino. Durante siete días después que Noé y su familia hubieron entrado en el arca, no aparecieron señales de la inminente tempestad. Durante este tiempo se probó su fe. Fue un momento de triunfo para el mundo exterior. La aparente tardanza confirmaba la creencia de que el mensaje de Noé era un error y que el diluvio no ocurriría. A pesar de las solemnes escenas que habían presenciado, al ver cómo las bestias y las aves entraban en el arca, y el ángel de Dios cerraba la puerta, continuaron las burlas y orgías, y hasta se mofaron los hombres de las manifiestas señales del poder de Dios. Se reunieron en multitudes alrededor del arca para ridiculizar a sus ocupantes con una audacia violenta que no se habían atrevido a manifestar antes. Pero el octavo día obscuros nubarrones cubrieron los cielos. Y comenzó el estallido de los truenos y el centellear de los relámpagos. Pronto grandes gotas de agua comenzaron a caer. Nunca había presenciado el mundo cosa semejante.” [PP 86-87] “Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará también decidida la suerte de todos para vida o para muerte. El tiempo de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en las nubes del cielo. Al mirar hacia ese tiempo, Cristo declara en el Apocalipsis: [se cita Apocalipsis 22:1112] Los justos y los impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado mortal, - los hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos ellos de que la decisión final e 134

irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. Antes del diluvio, después que Noé hubo entrado en el arca, Dios le encerró en ella, dejando fuera a los impíos; pero por espacio de siete días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba decidida, Continuó en su indiferente búsqueda de placeres y se mofó de las advertencias del juicio que le amenazaba. ‘Así – dice el Salvador – será también la venida del Hijo del hombre.’ (Mat. 24:39). Silenciosa e inadvertida como ladrón a medianoche, llegará la hora decisiva que fija el destino de cada uno, cuando será retirado definitivamente el ofrecimiento de la gracia que se dirigiera a los culpables.” [El Conflicto de los Siglos, pág. 545]

5 OBJECIONES A LA POSICIÓN ESCATOLÓGICA A juicio de quienes no comparten la posición futurista o escatológica que interpreta las trompetas como las plagas, existen algunas objeciones que impiden aceptarla, entre otras, estas objeciones son: 1. LA AMPLITUD DE LAS REGIONES AFECTADAS POR LAS TROMPETAS ES DIFERENTE A LA DE LAS PLAGAS. Es cierto que mientras que las trompetas hablan de “terceras partes” de la tierra, el mar, los ríos y el sol, la luna o las estrellas. También se habla de la “tercera parte de los hombres”, etc. y que las plagas de Apocalipsis 16 no mencionan tal restricción. ¿Es este un argumento suficiente para rebatir lo que en sí es evidente? Lo cierto es que no. Además, resulta claro que las plagas no son universales, sino que afectan a zonas específicas de la tierra. De no ser así es claro que tan sólo con la primera plaga morirían todos los habitantes del mundo. Por otra parte, el que Apocalipsis 16 no mencione restricción alguna no debe ser tomado en el sentido de que las plagas serán universales, pues ya el Espíritu de Profecía aclara este punto diciendo: “Estas plagas no serán universales, pues de lo contrario los habitantes de la tierra serían enteramente destruidos.” [El Conflicto de los Siglos, pág. 687] 2. LOS TIEMPOS MENCIONADOS EN LAS TROMPETAS CORRESPONDEN A LARGOS PERÍODOS DE TIEMPO, LO CUAL NO PUEDE SER APLICADO A LAS PLAGAS. Es cierto que en las trompetas se mencionan algunos pasajes que aluden a “tiempos”, a saber Apocalipsis 9:5,10 y15. Respecto al primer período de “cinco meses”, éste está dado con relación a la vida de las langostas como plaga y no es sino una alusión a la vida efectiva que tienen las langostas literales y al tiempo que éstas suelen asolar a las regiones del medio oriente septentrional, a saber, desde abril y hasta septiembre (cinco meses). De modo, que no necesariamente el apóstol Juan está hablando de un período profético de tiempo. Tal caso no es extraño, toda vez que en Apocalipsis 2:10 se menciona otro período de tiempo que no es literal ni se interpreta como “profético”, a saber “los diez días” de persecución, que corresponden no a 10 años literales, sino a los “10 períodos” de persecución que llevó adelante el Imperio Romano contra los cristianos durante los tres primeros siglos de nuestra historia.

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Con relación al segundo período que se cita en conexión con Apocalipsis 9:15 y que según se interpreta corresponde a la suma de “la hora, día, mes y año” de ese texto, que traducido a “tiempo profético” nos lleva a asumir “391 años y 15 días” literales. Es claro que el texto no permite realizar tal “cálculo profético” toda vez que el sentido griego de ese pasaje no es el de una suma de tiempos cronológicos, sino el de anunciar una fecha o un tiempo determinado en el futuro. El mismo sentido tiene por ejemplo la sentencia de Jesús en Mateo 24:36 al hablar del “día y la hora” con relación a su segunda venida. El error presumiblemente viene del uso que los pioneros hicieron de versiones bíblicas que sí daban la idea de una suma, pero que sin embargo no traducían correctamente el sentido griego del pasaje. Tal error de traducción, que no es el único que encontramos en las diversas traducciones bíblicas, es corregido en las versiones más modernas de la Biblia y en los cuales el pasaje de Apocalipsis 9:15 da la idea de referirse a un momento definido en lugar de un período extenso de tiempo. No obstante, como se dijo, el texto griego original no permite en ningún modo asumir una suma de tiempo con relación a ese pasaje sino un momento definido en la historia. Por otra parte, como ya se dijo, la interpretación que arroja 391 años y 15 días literales en relación a Apocalipsis 9:15, está plagada con los errores relativos a los cambios de calendarios de 1582 y 1752. 3. LA UBICACIÓN DE LA SÉPTIMA TROMPETA EN LOS CAPÍTULOS 10 Y 11 DEL APOCALIPSIS. Hay quienes se confunden al leer sobre la séptima trompeta con relación al despertar adventista de 1844 descrito en el capítulo 10 de Apocalipsis. También al leer de la séptima trompeta en el capítulo 11 en que se habla de la guerra declarada que se le hizo a la Biblia durante los días del terror en la Francia posterior a 1789. Concluyen estos lectores, que puesto que la séptima trompeta aparece ahí mencionada, debe ser entonces un evento que es anterior al fin del tiempo de gracia y más bien relacionado con los eventos de esas épocas y que ha de extenderse hasta el tiempo del fin. De hecho, en el capítulo 11, la séptima trompeta aparece mencionada versículos antes de que se describa la apertura del templo de Dios en el cielo, evento que los adventistas fechamos en 1844. Debe ser entonces, se concluye, el sonar de la séptima trompeta anterior o muy cercano a esa fecha. Pensar de tal manera, es ser muy simple en la lectura del Apocalipsis, pues cualquier lector atento y diligente podrá notar que el Apocalipsis no es un libro de hechos detallados cronológicamente sino que constituye una serie de visiones y escenas celestiales presentadas al apóstol Juan, no como una cronología histórica sino como revelaciones especiales relacionadas con el fin de los tiempos. Usando el razonamiento planteado, tendríamos que decir que la caída de Satanás del cielo y la persecución que él emprendió contra la iglesia de Cristo, descritos en Apocalipsis 12, deben ser posteriores a la apertura del templo de Dios en el cielo, es decir, posterior a 1844, pues en el Apocalipsis el capítulo 12 sigue al 11. Pensar así, evidentemente es no pensar bien. Es necesario además establecer que el Apocalipsis en su texto original no estaba dividido en capítulos y versículos como lo está ahora, sino que en realidad el texto era similar a una carta o un documento escrito para ser leído en la iglesia y en ningún modo un detalle de hechos cronológicos.

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De manera, que la ubicación de la séptima trompeta en capítulos que hablan de otros eventos, no perjudica en nada la aplicación escatológica que se hace de ella sino que sigue el plan natural de la revelación que muestra visiones y escenas como fugaces descripciones que nos señalan los eventos de los últimos días. 4. LA POSICIÓN ESCATOLÓGICA NO FUE ENSEÑADA POR LOS PIONEROS SINO QUE ELLOS ENSEÑARON LA POSICIÓN HISTÓRICA. Es necesario aclarar que si bien la posición histórica que hacía de las trompetas eventos relacionados con los godos, los vándalos y los hunos, etc., era compartida por muchos en tiempos de los pioneros, la posición escatológica siempre ha tenido un lugar de importancia dentro del mundo adventista. Por otra parte, no es cuerdo aferrarse ciegamente a todo lo que enseñaban los pioneros pues es sabido que muchos de ellos y en más de una ocasión enseñaron algo que no era precisamente correcto. En efecto muchos de ellos, tenían ideas muy particulares no sólo sobre el Apocalipsis y el Armagedón por ejemplo sino también respecto a la divinidad de Cristo y el plan de salvación entre otros. De hecho la teología de los pioneros era muy incipiente en los primeros días de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y es lógico que fuera de esta manera, ya que el adventismo era un movimiento en desarrollo en aquellos días. Así, al sostener que sólo debemos aceptar como correcto lo que enseñaron los pioneros adventistas, estamos entrando en un terreno teológicamente un tanto desventajoso y que con seguridad nos llevará a retractarnos en más de una oportunidad. Pensar que no debemos aceptar la posición escatológica que hace de las trompetas las plagas porque no la enseñaron los pioneros podría fácilmente ser comparado con este otro planteamiento: no debemos aceptar la posición histórica porque no la enseñó la Hna. White, lo cual evidentemente tiene más peso que el primer argumento. Sin embargo, nunca debemos aceptar o rechazar algo porque sea enseñado o rechazado por algún otro, sino que Dios desea que por nosotros mismos estudiemos las Sagradas Escrituras y quien así haga, tenga la certeza de que llegará al conocimiento de la verdad.

6 LA APERTURA DEL SÉPTIMO SELLO [Apocalipsis 8:1] Cuando Jesús abrió el último de los sellos que resguardaban el contenido del libro sellado que estaba en la mano de aquel que estaba sentado en el trono, el apóstol Juan declara que se produjo “silencio en el cielo casi por media hora.” ¿Qué produjo el silencio en el cielo? ¿Cómo se interpreta la “casi media hora” de que habla la profecía? Como primer punto y en lo que están de acuerdo casi todos los estudiosos del Apocalipsis, la “casi media hora de silencio” equivale en términos de tiempo a 7 días literales. Esto si consideramos que un “año” profético, según el calendario judío, equivale a 360 días literales divididos en 12 meses, de 137

donde: 360 dividido por 24 y por 2 nos da un resultado de 15, valor equivalente a “una hora” de tiempo profético, de donde a su vez, “media hora” equivaldría a 7,5 días. Como para el caso que consideramos se dice que el silencio en el cielo se prolongó por “casi media hora”, se deduce entonces que dicha “casi media hora” equivale a un tiempo literal de 7 días. [Números 14:34; Ezequiel 4:6; Génesis 7:11, 24; 8:3-4] Por otra parte y de acuerdo al contexto del libro del Apocalipsis, el silencio descrito por Juan, se produce en parte como resultado de la apertura del libro sellado del capítulo 5, aquel libro acerca del cual un poderoso ángel proclamó: “¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos?” [Apocalipsis 5:2] La apertura del séptimo sello, como se ha expuesto, decreta el fin del tiempo de gracia y con ello el destino final de cada alma, lo cual permite suponer que suma a los ángeles del cielo en una actitud de solemne silencio. El silencio de Apocalipsis 8:1 pudiera también ser motivado por el inminente castigo de Dios sobre los habitantes culpables de la Tierra. El tronar de las siete trompetas anuncia el derramamiento de las siete postreras plagas, las que sumirán al mundo en una situación de tal tribulación, que sólo podría ser comparable a la del tiempo del Diluvio. Así como cuando el Diluvio cayó sobre la Tierra, hubo siete días de espera, antes de que se derramase la primera gota de lluvia, de igual manera, el Apocalipsis señala que habrá un espacio de siete días antes que la primera plaga, anunciada por el primer sonar de trompeta, sea derramada sobre el mundo. [Génesis 7:5-10] Cuando Noé entró en el arca, un poderoso ángel cerró la pesada puerta que custodiaba su entrada. Al cerrarse la puerta del arca, terminó el tiempo de gracia para la generación antediluviana. El destino de cada alma quedó sellado para siempre. Por siete días, después de que se cerró la puerta del arca, hubo silencio, no sólo en la Tierra sino también en el cielo. Nada hacía presagiar al mundo que algo formidable estaba a punto de desencadenarse como tragedia abrumadora. Ninguno de los antediluvianos presintió que para aquel mundo había llegado su final y por espacio de siete días, continuaron en sus quehaceres y negocios, sin saber que el tiempo de gracia había pasado para ellos. Sólo las primeras gotas de lluvia y la visión de negros nubarrones en el cielo, les hicieron comprender que el fin había llegado para ellos. El Señor Jesús declaró que los días previos a su segunda venida serían en mucho semejantes a los días de Noé. [Mateo 24:37-39] La semejanza no sólo se remite a la actitud intemperante e inmoral de los antediluvianos, sino también respecto al proceder de Dios para con aquella generación. Del mismo modo que sucedió en el tiempo de Noé, una vez que el tiempo de gracia concluya para este mundo, durante siete días (la casi media hora mencionada en la profecía) habrá un silencio reverente ante la solemnidad del fin y del castigo que se cierne sobre la humanidad. . Considerando que la “casi media hora de silencio” de que habla Apocalipsis 8:1 equivale a 7 días literales y que está señalada en directa relación con el fin del tiempo de gracia presentado en Apocalipsis 8:3-5, es lógico concluir que este período de tiempo corresponda, como dice el Espíritu de 138

Profecía, a los siete días que transcurrirán entre este último evento y el derramamiento de la primera plaga, simbolizado por el primer toque de trompeta. & La idea de “silencio” frente a la inminencia del juicio de Dios se trasluce en los siguientes textos bíblicos:    

En Salmo 76 la tierra temió y estuvo en silencio cuando el Señor pronunció juicio desde el cielo

  

En Isaías 41:1 las islas deberán estar en silencio antes del juicio del Señor



En Zacarías 2:13 la humanidad debe estar en silencio ante el Señor porque se ha levantado de su santa morada y viene a juzgar.

En Isaías 18:4 antes de la cosecha de la tierra el Señor mira sobre la tierra desde el cielo en silencio

En Sofonías. 1:7 la tierra debe estar en silencio ante el Señor porque el día del Señor está cerca cuando Él castigará a los malos

No obstante lo anterior, muchos intérpretes adventistas han interpretado Apocalipsis 8:1 como cumpliéndose en el momento en que el pueblo de Dios ascenderá a la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén, después de la segunda venida de Cristo. ¿Por qué han ubicado este pasaje en ese momento? Sencillamente porque han asimilado la casi media hora profética, con los siete días mencionados en el siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “Todos entramos en la nube, y en siete días ascendimos al mar de vidrio. Jesús trajo las coronas, y con su diestra las colocó en nuestras frentes.” [1 JT 60-61] Sin embargo, la aplicación del pasaje aludido con relación a Apocalipsis 8:1 es incorrecta. La “casi media hora de silencio” de que habla Juan, está estrechamente relacionada con el fin del ministerio intercesor de Cristo en el cielo y no con la segunda venida de Jesús. Por otra parte, los siete días mencionados en el párrafo del Espíritu de Profecía, no están conectados de manera alguna con algún período de silencio. Con lo anterior, concuerda el siguiente autor: “Este silencio no representa al período de tiempo que lleva a Jesús salir del santuario celestial para venir a buscar a su pueblo en la tierra.” “E. De White no conecta la duración que ella menciona de una semana que habrá entre la venida de Jesús y la traslación de los redimidos a la ciudad celestial, con el silencio de media hora.” [Alberto Treyer, “Los Sellos y las trompetas”, pág. 68]

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7 LAS SIETE TROMPETAS [Apocalipsis 8:2] Al abrirse el séptimo sello el apóstol dice: “Y vi los siete ángeles que estaban delante de Dios; y les fueron dadas siete trompetas.” Los siete ángeles que reciben las trompetas son los mismos ángeles de las siete iglesias, los que ahora son comisionados para anunciar al mundo la ira de Dios. Frente a esto cabe preguntar, ¿qué simbolizan las trompetas? ¿Qué significado se atribuye a las trompetas en la Biblia? Es claro que en el tiempo antiguo las trompetas eran asociadas con el ministerio del santuario y más propiamente con el día de la expiación según Levítico 23:24. Sin embargo, el sonar de las trompetas de Apocalipsis 8 y 9, no está relacionado con día de la expiación toda vez que son tocadas una vez terminado el ministerio de Cristo en el santuario celestial. Por otra parte, las trompetas que se tocaban en el día de la expiación era dos y no siete. [Números 10:1-2, 5-6] Es necesario considerar entonces un segundo significado que se atribuye a este símbolo en la Biblia, a saber, la trompeta como símbolo de guerra. [1 Corintios 14:8] Consideremos esto a la luz del siguiente comentario: “En la Biblia, se puede ver que siete trompetas estuvieron íntimamente asociadas con una de las antiguas y épicas campañas militares…” “Cuando los israelitas cruzaron el Jordán después de andar 40 años por el desierto, la ciudad hostil y amurallada de Jericó impedía la ocupación de la tierra prometida. Animosamente, Josué esperó la dirección de Dios. Y el Señor le indicó que durante seis días consecutivos los israelitas rodearan la ciudad una vez. Y que en el séptimo día, la rodearan siete veces. Entonces, que siete sacerdotes tocaran sus trompetas y los muros de Jericó caerían. Una semana después, la ciudad estaba en ruinas, Con la ciudad de Jericó milagrosamente derribada, quedaría abierto el camino para que los israelitas ocuparan Canaán. Igualmente, cuando las siete trompetas proféticas hayan sonado, el Jericó de este mundo caerá, y quedará abierto el camino para que el verdadero Israel entre en paz en la Canaán celestial.” [Ricardo Cabero R., “Sermones para pastores y predicadores laicos,” pág. 105] Efectivamente, siete trompetas estuvieron relacionadas con la caída de los enemigos de Israel previo a la entrada de éste en la Canaán terrenal. [Josué 61:1-5, 12-16] Estas siete trompetas anunciaron la guerra de Dios contra Jericó, último bastión que impedía la entrada de los judíos en la tierra prometida. En hecho, las trompetas están más relacionadas en la Biblia con la idea de batalla que con algún servicio en el santuario, como se puede apreciar en los muchos pasajes que asocian este instrumento con algún evento épico. [Números 31:6; Sofonías 1:14-18]

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Las siete trompetas describen el período de las siete plagas postreras como una guerra que Dios sostiene contra las naciones, guerra que ha de concluir con la batalla final, el Armagedón. El sonar de cada trompeta anuncia una nueva embestida divina contra el mundo, culminando con la segunda venida de Cristo para libertar al pueblo de Dios. [Mateo 24:30-31; 1 Tesalonicenses 4:16-17] En general, el símbolo de una “trompeta” se encuentra ligado en la Biblia con el concepto de juicio por el pecado. [Isaías 58:1, Jeremías 4:4-6; 6:1, 16-19; Ezequiel 33:1-8, Oseas 7:16; 8:1; Amós 3:6]

8 EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA [Apocalipsis 8:3-5] Después de describir a los siete ángeles recibiendo las siete trompetas, el apóstol Juan vuelca su atención a otra escena que está estrechamente ligada con la apertura del séptimo sello, la conclusión del tiempo de gracia. Como se dijo anteriormente, el “ángel” que menciona el pasaje es Jesús, quien como nuestro Sumo Sacerdote, intercede por nosotros en el santuario celestial. Es claro que no es esta la única ocasión en que se llama “ángel” a Jesús en la Biblia. De hecho, fue Cristo quien habló con Moisés desde la zarza ardiente en el desierto y a quien se llama “el ángel de Jehová”. [Exodo 3:2-6; Hechos 7:30-33] Fue Jesús, “el ángel” que habló con Moisés en el monte Sinaí y le entregó las tablas de la ley. [Hechos 7:37-39] Igualmente, fue Cristo quien como el “ángel de Dios”, guió a Israel en su peregrinaje en el desierto. [Exodo 14:19; 1 Corintios 10:4 y 9] Cabe señalar que la palabra “ángel” significa “mensajero” y que la Biblia refiere a Cristo como el principal mensajero de Dios o “arcángel.” [1 Tesalonicenses 4:16] La inspiración ubica a Jesús como estando de pie delante del altar del incienso en el cielo: “El está ahora junto al altar del incienso presentando las oraciones de aquellos que desean su ayuda.” [DTG 522] “El sostiene delante del Padre el incensario de sus propios méritos, en los cuales no hay mancha de corrupción terrenal. Recoge en ese incensario las oraciones, la alabanza y las confesiones de su pueblo, y a ellas les añade su propia justicia inmaculada. Luego, perfumado con los méritos de la propiciación de Cristo, asciende el incienso delante de Dios plena y enteramente aceptable. Así se obtienen respuestas benignas.” [1 MS 404] La ofrenda del incienso era inicialmente prerrogativa del sumo sacerdote [Exodo 30:7-8] sin embargo, más adelante y con la división del servicio en 24 ordenes sacerdotales, la ofrenda pasó a responsabilidad de los sacerdotes comunes. [Lucas 1:5, 8-11] “Los sacerdotes ofrecían fragante incienso en el pequeño altar de oro que había en el santuario del Antiguo Testamento.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 163]

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En ángel que menciona Juan es presentado como estando de pie delante del altar que estaba delante de Dios “teniendo un incensario de oro.” El apóstol agrega: “Y le fue dado mucho incienso para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos.” El incensario que menciona el párrafo bíblico era utilizado por los sacerdotes en el santuario terrenal para ofrecer perfume mezclado con incienso delante de Dios y con relación a ello el Espíritu de Profecía aporta el siguiente comentario: “El incienso, que ascendía con las oraciones de Israel, representaba los méritos y la intercesión de Cristo, su perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acreditada a su pueblo, y es lo único que puede hacer el culto de los seres humanos aceptable a Dios.” [PP 366] Aún otro autor señala lo siguiente: “El incienso que se elevaba del pequeño altar de oro, representaba las continuas oraciones que Jesús leva en nuestro favor.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 163] Igualmente la Biblia enseña que el perfume representa las oraciones de los santos que ascienden como suave aroma a la presencia de Dios. [Salmo 141:2; Apocalipsis 5:8] En hecho, en el tiempo antiguo, el pueblo acostumbraba orar a la hora del incienso. [Lucas 1:10] El Espíritu de Profecía ubica el incensario en el lugar santísimo del santuario celestial: “Vi humear el incienso en el incensario cuando Jesús ofrecía a su Padre las confesiones y oraciones de los fieles. Al subir el incienso, una luz refulgente descansaba sobre Jesús y el propiciatorio; y los fervorosos y suplicantes miembros del residuo, que estaban atribulados por haber descubierto que eran transgresores de la ley, recibieron la bendición y sus semblantes brillaron de esperanza y júbilo.” [PE 255-256] Después de contemplar la ofrenda del incienso, el apóstol agrega: “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y echólo en la tierra; y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos.” El acto de arrojar el incensario en tierra señala el fin del tiempo de gracia y el paso a la fase del juicio castigador anunciado por los truenos, voces, relámpagos y terremotos, elementos que en la Biblia siempre van asociados a la idea de juicio, castigo o ira. [Apocalipsis 4:5; 11:19; 16:18] Sólo una vez que Jesús haya decretado el fin del tiempo de gracia por medio de arrojar el incensario en tierra, se cumplirá lo expresado por el apóstol Juan: “Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas, se aparejaron para tocar.” El sonar de las trompetas, después de los truenos, relámpagos y voces, indica que el castigo de Dios, expresado en las siete plagas postreras, se derramará sobre los transgresores de la ley de Dios. El Espíritu de Profecía es claro en señalar que:

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“Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca.” [CS 685-686]

9 CONSIDERACIONES ACERCA DE LAS PLAGAS Las siete plagas postreras son la consumación de la ira de Dios que ha de ser derramada sobre aquellos que voluntariamente rechazaron su misericordia y transgredieron su ley. [Apocalipsis 14:9-11] “El mundo pronto ha de ser abandonado por el ángel de la misericordia, y las últimas siete plagas han de ser derramadas… Los rayos de la ira de Dios pronto han de caer, y cuando él comience a castigar a los transgresores, no habrá tregua hasta el fin.” [TM 182] “Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios.” [CS 686] “El Señor Dios de Israel va a ejecutar juicio sobre los dioses de este mundo como lo hizo sobre los de Egipto. El destruirá toda la tierra con fuego e inundaciones, plagas y terremotos.” [10 Manuscript Releases, pág. 240-241] “Estas plagas no serán universales, pues de lo contrario los habitantes de la tierra serían enteramente destruídos. Sin embargo serán los azotes más terribles que hayan sufrido jamás los hombres. Todos los juicios que cayeron sobre los hombres antes del fin del tiempo de gracia fueron mitigados con misericordia. La sangre propiciatoria de Cristo impidió que el pecador recibiese el pleno castigo de su culpa; pero en el juicio final la ira de Dios se derramará sin mezcla de misericordia.” [CS 687] La Biblia y la pluma inspirada dejan ver que el pueblo de Dios no quedará completamente ajeno al derramamiento de las plagas. En hecho será afectado por algunas de ellas, aunque notablemente aminoradas por la misericordia de Dios. Según se desprende de Apocalipsis 7:13-17, los 144.000 serán afectados por las plagas segunda, tercera y cuarta. Cuando uno de los veinticuatro ancianos preguntó a Juan con relación al grupo que aparte de la grande multitud estaba en pie delante de Dios diciendo: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?”, el apóstol contestó: “Señor, tú lo sabes.” Ante lo cual el anciano contestó: “Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” Aunque ha habido intentos de aplicar estos pasajes de Apocalipsis 7 a la grande multitud presentada en los versículos 9 y 10 del mismo capítulo, lo cierto es que ese grupo de salvos no ha de pasar por la 143

gran tribulación como se pretende insinuar, toda vez que la pregunta planteada por el anciano al apóstol: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?”, no resulta consecuente aplicarla a la grande multitud, toda vez que el apóstol había sido perfectamente informado de la procedencia de ese grupo. El contexto del capítulo 7, deja ver que el anciano está llamando la atención del apóstol Juan a otro grupo de personas, aparte de la grande multitud, y de quienes le desea entregar información adicional. De los dos grupos presentados en el capítulo 7 del Apocalipsis, sólo los 144.000 han de pasar por el tiempo de las plagas. Durante aquel período los que conformen la grande multitud estarán en sus sepulcros esperando la primera gran resurrección, la resurrección de los justos. Lo anterior, guarda absoluta consecuencia con lo enseñado por la pluma inspirada: “Delante del trono, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos "de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre." Con el Cordero en el monte de Sión, "teniendo las arpas de Dios," están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de un gran trueno, "una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas." Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por "primicias para Dios y para el Cordero." (Apocalipsis 15: 2, 3; 14: 1-5.) "Estos son los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero." "En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apocalipsis 7: 14, 15.) Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apocalipsis 7: 14-17.)” [CS 706-707]

10 LA PRIMERA TROMPETA [Apocalipsis 8:7] Una vez que termine el tiempo de gracia, será tocada la primera trompeta, símbolo de la primera embestida de Dios contra el mundo y que describe de esta manera este primer período: “Y el primer ángel tocó la trompeta, y fue hecho granizo y fuego, mezclado con sangre, y fueron arrojados a la tierra; y la tercera parte de los árboles fue quemada, y quemóse toda la hierba verde.”

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El granizo, el fuego y la sangre en la Biblia generalmente van asociados al concepto de lucha o batalla. Por ejemplo en Ezequiel 38:18-23 Dios anuncia que Israel sufrirá el fragor de su ira por medio de la invasión de Gog su enemigo declarado, invasión que es descrita en términos muy similares a los usados por Juan con relación a la primera trompeta. La primera plaga, es el comienzo de la guerra de Dios contra las naciones. La primera plaga vendrá al mundo como “granizo y fuego, mezclado con sangre”. Así como en el tiempo antiguo, Dios utilizó a las naciones del mundo para castigar a su propio pueblo, así, en el futuro, usará las calamidades para castigar a quienes profesan ser su pueblo: “los hombres que tenían la señal de la bestia, y … los que adoraban su imagen.” En el contexto de Apocalipsis 8:7, la tierra simboliza a la Cristiandad, personas que profesando ser cristianas, en la práctica nunca vivieron a la altura de los principios que profesaban. Los árboles y la hierba verde, representan a personas que teniendo conocimiento de la Palabra de Dios y pudiendo eventualmente haber sido buenos cristianos, en última instancia se inclinaron por la maldad y menospreciaron la salvación. De esta clase de personas se habla en Hebreos 6.4-8. La mención de la “tercera parte” y que no sólo es propia de la primera trompeta, indica una “parte importante” de un todo. Así se usa la expresión en Apocalipsis 12:3-4, en que se indica que una parte importante de los ángeles del cielo siguió a Satanás en su rebelión en el cielo. Considere el siguiente comentario al respecto: “"Una tercera parte" indica destrucción parcial..” referencia”]

[R.A. Taylor, “Apocalipsis: Un comentario de

Durante el sonar de la primera trompeta, el mundo recibirá la primera plaga que es derramada sobre los habitantes de la tierra en los siguientes términos: “Y fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra; y vino una plaga mala y dañosa sobre los hombres que tenían la señal de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen.” [Apocalipsis 16:2] La primera plaga, que se traduce en llagas o pústulas, es semejante a la que antiguamente cayó sobre los habitantes de Egipto. [Exodo 9:8-11]

11 LA SEGUNDA TROMPETA [Apocalipsis 8:8-9] Cuando el ángel tocó la segunda trompeta, Juan refirió lo siguiente: “Y el segundo ángel tocó la trompeta, y como un grande monte ardiendo con fuego fue lanzado en la mar; y la tercera parte de la mar se tornó en sangre. Y murió la tercera parte de las criaturas que estaban en la mar, las cuales tenían vida; y la tercera parte de los navíos pereció.” Al ser tocada la segunda trompeta el apóstol Juan declara que “como un grande monte ardiendo” fue lanzado en el mar, expresión que señala la obra del segundo ángel sobre el mar.

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& Aunque en lenguaje simbólico un “monte” representa a una nación poderosa y en este sentido es utilizada esta figura en Jeremías 51:24-25 y en Apocalipsis 17:9-10 por ejemplo, lo cierto es que no es este el sentido que tiene en el texto considerado. Efectivamente, en Apocalipsis 8:8 la expresión monte no es utilizado como símbolo sino como parte de una comparación o semejanza, lo cual se desprende de la expresión “como”. La descripción de un ángel cayendo sobre la tierra es frecuentemente usada en la Biblia y especialmente en el Apocalipsis. Note por ejemplo Apocalipsis 8:10; 9:5 dentro de la misma descripción de las trompetas. Vea igualmente Lucas 10:18. Durante el sonar de la segunda trompeta el mundo sufrirá la segunda plaga: “Y el segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y se convirtió en sangre como de un muerto; y toda alma viviente fue muerta en el mar.” [Apocalipsis 16:3] No se es posible determinar de qué manera el mar se ha de convertir en sangre como la de un muerto, no obstante es claro que las plagas que pronto han de ser derramadas sobre la Tierra, en mucho son análogas a las que cayeron antaño sobre el reino culpable de Egipto. Siendo así, la segunda plaga que afecta al mar y en que éste es convertido en sangre, habrá de convertir en sangre el agua de los mares, de manera semejante a como ocurrió con los ríos en los días de Moisés. [Exodo 7:17-21]

12 LA TERCERA TROMPETA [Apocalipsis 8:10-11] El sonar de la tercera trompeta consigna lo siguiente: “Y el tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una grande estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó en la tercera parte de los ríos, y en las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella se dice Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas fue vuelta en ajenjo: y muchos murieron por las aguas, porque fueron hechas amargas.” La “estrella” que menciona la profecía es un ángel. El uso de una “estrella” para referir a un ángel es armónico en toda la Biblia. Este ángel, que cae sobre los ríos y las fuentes de las aguas, es el mismo que mencionado en Apocalipsis 16:5-7 es señalado como “el ángel de las aguas.” En este párrafo, igual que en la trompeta anterior, un ángel es descrito cayendo aceleradamente desde el cielo. En este caso el ángel es representado cayendo “como una antorcha” ardiendo. La expresión es semejante a la anterior que describe a un ángel cayendo “como un monte ardiendo”. Igualmente en esta descripción se utiliza la expresión “tercera parte”, lo cual indica que este azote afecta decididamente a una parte importante del mundo. El nombre del ángel resulta ser circunstancialmente “ajenjo” toda vez que su misión se traducirá en una gran amargura para quienes han de sufrir el castigo de Dios. El azote de Dios afectará la tercera parte de las aguas de ríos y corrientes fluviales, las cuales se transformarán para los habitantes culpables como “aguas de amargura”. 146

& La expresión “ajenjo” y “amargura” con relación a los castigos que Dios envía a los hombres es usada en otros pasajes de la Biblia y es en este sentido que debe aplicarse en Apocalipsis. [Vea Jeremías 9:15 y 23:15] Considere el comentario siguiente: “El ajenjo es una sustancia muy amarga (Jer. 9:15, Lam. 3:19) e indica aflicción y miseria.” [R.A. Taylor, “Apocalipsis: Un Comentario de referencia”] El sonar de la tercera trompeta corresponde al período de la tercera plaga que en otros términos señala lo siguiente: “Y el tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas: Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen. Y oí a otro del altar, que decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.” [Apocalipsis 16:47] Considere el siguiente comentario: “En el Apocalipsis se lee lo siguiente…También "los ríos; y..., las fuentes de las aguas, . . . se convirtieron en sangre." Por terribles que sean estos castigos, la justicia de Dios está plenamente vindicada. El ángel de Dios declara: "Justo eres tú, oh Señor,... porque has juzgado estas cosas: porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen." (Apocalipsis 16: 2-6.) Al condenar a muerte al pueblo de Dios, los que lo hicieron son tan culpables de su sangre como si la hubiesen derramado con sus propias manos. Del mismo modo Cristo declaró que los judíos de su tiempo eran culpables de toda la sangre de los santos varones que había sido derramada desde los días de Abel, pues estaban animados del mismo espíritu y estaban tratando de hacer lo mismo que los asesinos de los profetas.” [CS 686]

13 LA CUARTA TROMPETA [Apocalipsis 8:12] El sonar de la cuarta trompeta se describe de la siguiente manera: “Y el cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas; de tal manera que se oscureció la tercera parte de ellos, y no alumbraba la tercera parte del día, y lo mismo de la noche.” La cuarta trompeta señala a la cuarta plaga que describe el castigo de Dios en los siguientes términos: “Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol; y le fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene potestad sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” [Apocalipsis 16:8-9] “En la plaga que sigue, se le da poder al sol para "quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el grande calor." (Apocalipsis 14: 8, 9.) Los profetas describen como sigue el estado de la 147

tierra en tan terrible tiempo: "El campo fue destruído, enlutóse la tierra; . . . porque se perdió la mies del campo." "Secáronse todos los árboles del campo; por lo cual se secó el gozo de los hijos de los hombres." "El grano se pudrió debajo de sus terrones, los bastimentos fueron asolados." "¡Cuánto gimieron las bestias! ¡Cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! , . . Se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderías del desierto." (Joel 1: 10, 11, 12, 17, 18, 20.) "Y los cantores del templo aullarán en aquel día, dice el Señor Jehová; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar echados serán en silencio." (Amós 8: 3.)” [CS 686-687] Una vez que ha sido tocada la cuarta trompeta, el apóstol Juan expresa lo siguiente: “Y miré, y oí un ángel volar por medio del cielo, diciendo en alta voz: ¡Ay! ¡ay! ¡ay! de los que moran en la tierra, por razón de las otras voces de trompeta de los tres ángeles que han de tocar!” [Apocalipsis 8:13]

14 LA QUINTA TROMPETA [Apocalipsis 9:1-11] La quinta trompeta es la que cuenta con más detalles y con un mayor simbolismo, siendo en consecuencia el pasaje del Apocalipsis que resulta ser más misterioso. ¿Qué es al abismo que se menciona en este capítulo? ¿Qué representan las langostas que salen sobre la tierra? ¿Quién es el ángel del abismo que se menciona en el capítulo? Todas estas son preguntas que han arrojado las más variadas respuestas. La interpretación de los símbolos de la quinta trompeta debe ser obtenida con base al principio de analogía bíblica, que consigna a los símbolos y figuras el mismo sentido que poseen en otros pasajes de la Sagrada Escritura, especialmente en el Antiguo Testamento. Lo anterior, permitirá ilustrar el significado de las imágenes de manera consecuente con el uso que se les asigna en toda la Biblia y evitando incurrir en una interpretación antojadiza o de particular factura. El apóstol Juan expresa lo siguiente en relación con la quinta trompeta: “Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y oscurecióse el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y fuéles dada potestad, como tienen potestad los escorpiones de la tierra. Y les fue mandado que no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes. Y le fue dado que no los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión, cuando hiere al hombre. Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos. Y el parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra: y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras como caras de hombres. Y tenían cabellos como cabellos de mujeres: y sus dientes eran como dientes de leones. Y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla. Y tenían colas semejantes a las de los escorpiones, y tenían en sus colas aguijones; y su poder era de hacer daño a los hombres cinco meses. Y tienen sobre sí por rey al ángel del abismo, cuyo nombre en hebraico es Abaddon, y en griego, Apollyon.”

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El capítulo noveno del Apocalipsis presenta el quinto azote de Dios bajo el símbolo de “langostas” que hieren a los hombres. Estas langostas, que evidentemente son simbólicas, causan el oscurecimiento del sol y del aire, causando “dolores” como los dolores que provoca un escorpión cuando hiere al hombre. Notemos también que las langostas reciben prohibición de herir o hacer daño a “la hierba de la tierra, ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol,” símbolo del pueblo de Dios y de aquellos que obran justicia, concediéndoseles herir “solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes.” Por antonomasia, la “hierba de la tierra” y “los árboles” representan a quienes sí tiene la señal de Dios en sus frentes, o sea los 144.000. Se debe señalar que durante la primera trompeta, una parte importante del pueblo de Dios fueron afectados por la primera plaga, que cual “granizo”, consumió los la tercera parte de “los árboles y la hierba verde”. Este símbolo refiere en este período, a los que conociendo el triple mensaje angélico o el mensaje del sellamiento, no aceptaron la verdad en sus corazones y en consecuencia son objeto especial de la ira de Dios recibiendo el mismo castigo que los impíos. Durante la primera trompeta, la primera plaga afectó especialmente a estos cristianos infieles, los que ya no son más vistos en la sucesión de hechos descritos por las trompetas. La “hierba verde” y los “árboles” mencionados en la quinta trompeta, representan en consecuencia sólo a quienes permanecieron fieles a la verdad y que por tanto son preservados por la misericordia divina. La “estrella” que “cae del cielo en la tierra” es un ángel, el mismo que presentado en la quinta trompeta como teniendo “la llave del pozo del abismo” es descrito más adelante como encadenando a Satanás y encerrándolo en el abismo por mil años. [Apocalipsis 20:1-3] La Biblia y la inspiración son muy claras en señalar que ángeles celestiales son comisionados en ocasiones para administrar castigo a los hombres. [Mateo 13:39-40, 49-50]

1. EL ÁNGEL DEL ABISMO Es de opinión de la mayoría de los intérpretes del Apocalipsis que el “ángel del abismo” señala a Satanás el Diablo, quien es presentado como el “rey” de las langostas simbólicas y cuyo nombre en hebraico es “Abaddón” y en griego “Apollyon”. Estos nombres significan en ambas lenguas “destructor”. La interpretación del símbolo no representa dificultad en su interpretación toda vez que la Biblia presenta a Satanás como el gran destructor de la humanidad. [Juan 10:10] Aún, el hecho de que Satanás es presentado más adelante como siendo arrojado al abismo en ocasión de la segunda venida de Cristo, no permite una interpretación equívoca sobre este símbolo.

2. EL ABISMO ¿Qué representa el abismo que es presentado en Apocalipsis 9? ¿Qué significa la expresión abismo en toda la Biblia? La palabra “abismo”, del griego ἄβυσσοςsignifica literalmente “sin fondo” y es usada en la Biblia para designar un lugar sin luz y sin actividad. 149

En Génesis 1:2 la palabra “abismo” es usada para referir a la profundidad acuosa, sin vida, sin actividad y oscura. El mismo sentido tiene en Salmo 104:6. En Romanos 10:7 señala a la región de los muertos lugar que es reconocido como un lugar sin actividad ni obra alguna. [Ecclesiastés 9:5-6, 10] Sin embargo, ¿qué sentido tiene la expresión “abismo” en Lucas 8:31? Es de toda evidencia que el “abismo” al que no deseaban ser enviados los demonios de Lucas 8:31 es un lugar que en mucho implica las ideas de oscuridad e inactividad vertidas anteriormente. El contexto de Apocalipsis 9, permite ver que el “abismo” allí mencionado es un lugar de encierro o privación de libertad ya que el lugar mismo es representado como estando cerrado por “llaves” y manteniendo en encierro a las “langostas.” En el mismo sentido es utilizada la expresión en Apocalipsis 20:1-3 y 7. En estos pasajes se deja ver claramente que el “abismo” es una prisión, no en el sentido literal sino más bien en el sentido de privación de la libertad de acción a que es sometido Satanás durante el milenio. El “abismo” en Apocalipsis implica una restricción de la libertad de acción o un estado de acción restringida y no un lugar literal de reclusión o encierro. Consideremos el siguiente comentario inspirado: “El autor del Apocalipsis predice el destierro de Satanás y el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años. Después de descritas las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, la profecía prosigue: "Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años; y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo." (Apocalipsis 20: 1-3.) Según se desprende de otros pasajes bíblicos, es de toda evidencia que la expresión "abismo" se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de la tierra "en el principio," la narración bíblica dice que "estaba desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo." (Génesis 1: 2.) Las profecías enseñan que será reducida, en parte por lo menos, a ese estado.” “Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado: no queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite.” [CS 716-717] Como se observa en los textos anteriores, el “abismo” señala a un lugar de actividad restringida. En este lugar Satanás quedará “limitado” y según explica el mismo texto: “En este sentido es cómo está atado.” Siendo así, la expresión abismo indica entonces un estado de libertad restringida donde el enemigo de las almas sólo puede realizar una actividad limitada, no sólo él, sino también sus malos ángeles. 150

El mismo sentido tiene la expresión “abismo” en Apocalipsis 11:7 y 17:8. En los dos pasajes anteriores se habla de entes que estuvieron en “inactividad” y que por alguna circunstancia “subieron del abismo” entrando nuevamente en actividad, una actividad contraria al propósito de Dios. Observe que las “langostas” de igual manera “suben del abismo.” [Apocalipsis 9:23] En el primer caso, Apocalipsis 11:7, se refiere a la séptima cabeza de la Bestia de Apocalipsis 13, la Francia atea del tiempo de la Revolución Francesa, potencia que entró en actividad justo en el momento en que los dos testigos de luto estaban acabando su testimonio a favor de Dios al final de los 1260 años proféticos que comenzaron en 538. Justamente en el aquel tiempo, 1793-1799, la Bestia “subió del abismo” en la forma de su séptima cabeza y emprendió una guerra despiadada contra la Biblia simbolizada en dicho contexto por los dos testigos de luto. En el segundo caso, Apocalipsis 17:8, se menciona a la Bestia en otra fase de su vida profética. Esta fase describe a la sexta cabeza de la Bestia, el papado, poder que reinó en la tierra durante 1260 años, desde 538 y hasta 1798. El momento histórico en que es presentada esta fase de la Bestia y según se colige por el contexto del capítulo 17, se ubica cuando está terminando el período del reinado papal y la sexta cabeza entra en la inacción o acción limitada, de lo cual es símbolo el “abismo.” Al respecto, el apóstol Juan declara que la Bestia (el papado) “fue, y no es” y después agrega “aunque es.” ¿Qué significa todo esto? Históricamente hablando, el papado fue enviado a la inacción o al abismo por el gobierno de Francia, ocasión en que el Directorio decretó el destierro del Papa Pío VI y éste posteriormente murió en prisión. Como consecuencia de lo anterior, los papas que sucedieron a Pío VI entraron en un estado de claustro y se negaron a aparecer en público por algunos años. El claustro significó para el papado una limitación de su libertad de acción o capacidad de obrar. Este es el período en que la Biblia dice que la Bestia “fue, y no es”, aunque por cuanto en la práctica continuó existiendo se dice también de ella “aunque es,” ya que el papado si bien sufrió una herida mortal a su autoridad en 1798 a manos de Francia, su vida profética continuó latente y posteriormente su herida comenzó a sanar. Con respecto al papado estaba predicho: “ha de subir del abismo.” Con el tiempo el poder pontificio salió de su período de actividad restringida y comenzó a recuperar progresivamente su antiguo autoridad iniciándose la recuperación de su herida mortal. Cuando el papado volvió a la actividad tras la caída de Francia, proféticamente subió del abismo. Considerando todo lo expuesto, resulta concluyente que la expresión “abismo” de Apocalipsis 9 representa un estado de acción restringida y del que son liberadas las langostas simbólicas. Cobran significado entonces las expresiones: “la llave del pozo del abismo”, “y abrió el pozo del abismo”, “y… salieron langostas”, “y les fue dado”. Teniendo presente todo esto, se hace claro porqué los malos ángeles que hablaron con Jesús según Lucas 8:31 le rogaban que nos les mandase ir al abismo, ya que eso les significaba perder la libertad de acción de que hasta entonces gozaban. Es claro también que para el tiempo de Cristo el abismo era ya una realidad y representaba un estado de castigo para los malos ángeles. 151

Que existe actualmente un poder restrictivo de Dios que impide a los malos ángeles hacer el daño que desean, se deja ver en el siguiente comentario: “A nuestro alrededor hay peligros procedentes de las potencias externas y de las operaciones satánicas de adentro, pero ahora se está ejerciendo el poder restrictivo de Dios. [19 Manuscript Releases 382 (1897)] “Se me ha mostrado que el Espíritu del Señor se está retirando de la tierra. Pronto se les negará el poder protector de Dios a todos los que continúan despreciando sus mandamientos.” [Carta 258, 1907] La expresión “abismo” encuentra de esta manera una interpretación y explicación consecuente en toda la Biblia y de este modo, puede ser explicada y debidamente comprendida en pasajes que para algunos resultan oscuros o inexplicables.

3. LAS LANGOSTAS Es de toda evidencia que las langostas de la quinta trompeta son simbólicas por cuanto las características que de ellas se reseñan, no corresponden a ninguna clase de langosta literal, insecto u otro ser conocido. Por otra parte, las langostas literales que se trasladan en cuadrillas o “mangas” no tienen rey o reina sobre sí como tienen por ejemplo las abejas o las hormigas que son insectos de vida comunitaria. Las langostas literales se agrupan en cuadrillas o mangas solo por instinto natural y no porque sean lideradas por rey alguno. Sin embargo, las langostas presentadas en Apocalipsis 9 “tienen sobre sí por rey al ángel del abismo.” [Proverbios 30:27] Como vimos anteriormente, el “ángel del abismo” es Satanás el Diablo, desprendiéndose que las langostas de Apocalipsis 9 no pueden ser insectos ordinarios sino más bien ángeles caídos o demonios, los que si reconocen por rey al enemigo de las almas. Por otra parte y según se colige de Lucas 8:31, es claro que son los ángeles caídos los que actualmente se encuentran en el “abismo” o estado de acción restringida ya que si se les diera entera libertad de obrar, no tardarían en destruir a toda la humanidad y conducirla al entero exterminio mucho antes del tiempo establecido en el plan de Dios. En efecto, el Espíritu de Profecía aclara lo siguiente con relación a los ángeles caídos: “Si se les dejara, nos trastornarían la razón, nos desquiciarían y torturarían el cuerpo, destruirían nuestras propiedades y nuestras vidas.” [CS 571] Precisamente lo señalado por la pluma inspirada es lo que harán las langostas cuando sean liberadas del abismo. La profecía dice que las langostas harán daño, atormentarán y causarán dolores a los hombres que no tiene la señal de Dios en sus frentes. Piense en cómo actuó Satanás cuando Dios le concedió mayor libertad de acción respecto a Job, ¿no se esforzó acaso el maligno en provocar el mayor daño posible al fiel siervo de Dios? La inspiración señala que vendrá el tiempo cuando los demonios, las langostas que están en el abismo, recibirán libertad de acción para obrar de acuerdo a sus designios: 152

& “El mismo poder destructor ejercido por santos ángeles cuando Dios se lo ordena, lo ejercerán los ángeles malvados cuando él lo permita. Hay fuerzas actualmente listas que no esperan más que el permiso divino para sembrar la desolación por todas partes.” [CS 672] Que las langostas son símbolo de los demonios o ángeles caídos se hace manifiesto en la descripción que se hace de ellas y en que se les asocia con los “escorpiones”, símbolo usado en la Biblia para designar a los demonios. [Lucas 10:17-20] Así como en la primera trompeta, el castigo de Dios es descrito bajo el símbolo del “granizo, fuego y sangre”, en la quinta trompeta el castigo divino es descrito bajo el símbolo de las langostas, símbolo usado en la Biblia para describir el azote invasor de ejércitos enemigos que en sus actos de guerra arrasan pueblos, aldeas y comarcas. La expresión “langostas” va siempre ligada al concepto de “multitud” o “muchedumbre” siendo ese también un matiz conceptual que se desea destacar con el uso de este símbolo. [Jueces 6:1-5; 7:12] La liberación de las langostas de Apocalipsis 9 constituye una referencia a la obra decidida que los malos ángeles realizarán durante el período de la quinta trompeta. Los “cinco meses” que dura el azote de las langostas no corresponde a un período literal de tiempo sino que es más bien una referencia al tiempo en que efectivamente las langostas arrasan las comarcas en el oriente septentrional. ¿Cuál es el propósito de Dios al liberar del abismo a los ángeles malos? El mismo que tuvo al permitir que algunos pueblos paganos, se alzaran como langostas contra Israel en el pasado para castigarlos por su apostasía. La historia deja ver que Dios permite que los malos prevalezcan contra los que dicen ser su pueblo cuando éstos, por sus obras, han demostrado que ya no están en relación con él. Sobre las características de las langostas no hay mucha claridad. Aunque hay algunas características de las langostas que pueden ser mejor comprendidas que otras, es mejor no aventurarse en atribuirles un significado apresurado o particular. Lo que sí queda claro es que las langostas suben del abismo en actitud de batalla, ya que “el parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra,” “y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla.” La interpretación propuesta y que aplica el símbolo “langostas” a los demonios, es aceptada por un gran número de autores, adventistas o protestantes, según se aprecia en los siguientes comentarios: “¿Qué son las langostas que se esparcen sobre la tierra? Son los ángeles caídos al servicio de Satanás que ahora tienen permiso de usar su veneno que produce muerte eterna.” [Atala Villarreal, “Jesucristo el rey ya vuelve”, pág. 23] “Las langostas no son langostas comunes sino que son poderes demoníacos para traer miseria y oscuridad a las vidas de los hombres.” [R.A. Taylor, “Apocalipsis: Un comentario de referencia”]

& 153

4. LA QUINTA TROMPETA Y LA QUINTA PLAGA Durante el período de la quinta trompeta es derramada la quinta plaga, que es descrita por Juan en los siguientes términos: “Y el quinto ángel derramó su copa sobre la silla de la bestia; y su reino se hizo tenebroso, y se mordían sus lenguas de dolor; y blasfemaron del Dios del cielo por sus dolores, y por sus plagas, y no se arrepintieron de sus obras.” [Apocalipsis 16:10-11] En el contexto del Apocalipsis la “silla” o el “trono de la Bestia”, refiere al lugar de su dominio, en este caso Roma, desde donde el papado ejerce su autoridad. Recuerde que la Bestia recibió su trono como herencia del Imperio Romano, simbolizado en Apocalipsis 12 por el dragón bermejo que perseguía a la iglesia. [Apocalipsis 12:1, 3, 13; 13:2] Lo anterior guarda consecuencia con el siguiente comentario inspirado: “La ilación profética en la que se encuentran estos símbolos empieza en el capítulo 12 del Apocalipsis, con el dragón que trató de destruir a Cristo cuando nació. En dicho capítulo vemos que el dragón es Satanás (Apocalipsis 12:9); fue él quien indujo a Herodes a procurar la muerte del Salvador. Pero el agente principal de Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la era cristiana, fue el Imperio Romano, en el cual prevalecía la religión pagana. Así que si bien el dragón representa primero a Satanás, en sentido derivado es un símbolo de la Roma pagana. En el capítulo 13 (versículos 1-10, V.M.), se describe otra bestia, "parecida a un leopardo," a la cual el dragón dio "su poder y su trono, y grande autoridad." Este símbolo, como lo han creído la mayoría de los protestantes, representa al papado, el cual heredó el poder y la autoridad del antiguo Imperio Romano.” [CS 491-492] Ahora bien, la quinta plaga no sólo afectará a Roma como sede oficial del gobierno papal, sino también a todos cuantos le rinden reverencia y adoración, en este caso la cristiandad. [Apocalipsis 13:1-4] Las tinieblas que afectarán al “reino” de la Bestia son análogas a las que hubo antaño sobre el reino pecador de Egipto. [Exodo 10:21-23] Estas tinieblas se producirán en los momentos finales de la historia humana según se desprende del siguiente comentario: “Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, están a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas, más sombrías que la obscuridad de la noche caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo, y parece envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo de la alianza divina, y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad.” [CS 693-694]

15 LA SEXTA TROMPETA [Apocalipsis 9:13-21] 154

Cuando sonó la sexta trompeta se dejó oír una voz procedente del “altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata los cuatro ángeles que están en el gran río Eufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban aparejados para la hora, y día y mes y año, para matar la tercera parte de los hombres.” La sexta trompeta, al igual que la descripción de la sexta plaga, reseña cómo el cielo y el mundo se preparan para “la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”, la batalla de “Armagedón”. Los términos en que está dada esta profecía aluden a la caída de la antigua ciudad de Babilonia tras la invasión de las fuerzas militares de Ciro el persa. En aquella ocasión el ejército oriental medopersa tomó la ciudad, que parecía inexpugnable, por medio de secar el río que la atravesaba y que la abastecía de agua (año 538 a.C.). Los cuatro ángeles que están atados en el río Eufrates son los mismos cuatro ángeles que retienen los cuatro vientos de la Tierra. La expresión “atados” no indica necesariamente que los ángeles estén literalmente atados, sino más bien, es una expresión que señala que ellos no pueden actuar sino hasta cuando se les da autorización para hacerlo. Cuando los cuatro ángeles sean simbólicamente “desatados”, el mundo se verá sumido en una situación de caos final y la Grande Babilonia, aquella Babilonia mística, caerá para que sea libertado el pueblo de Dios que ella ha oprimido por tanto tiempo. Cuando los cuatro ángeles sean soltados, junto con ellos, serán soltados de manera total los cuatro vientos de la Tierra y la tempestad final, anunciada por los profetas, habrá llegado a su cumplimiento. [Jeremías 25:32.33]

LA SEXTA PLAGA [Apocalipsis 16:12-16] SATANÁS PERSONIFICARÁ A CRISTO Durante el período de la sexta trompeta, Satanás el Diablo personificará a Cristo y dirigiéndose al mundo, aunará a las naciones de la Tierra en contra de Dios. El profeta dice: “y vi salir de la boca del dragón”, lo cual deja ver que el enemigo de las almas tendrá oportunidad de comunicarse personalmente con el mundo. Tanto la Biblia como los Testimonios dejan ver claramente que Satanás se hará pasar por el Cristo y que bajo este disfraz se comunicará directamente con las gentes alentándolos a unirse contra Dios por medio de engaño. [Mateo 24:23-27; 2 Corintios 11:14]

1. La personificación de Cristo y la falsificación de su segunda venida: “El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador simulará que Cristo habrá venido. En varias partes de la tierra, Satanás se manifestará a los hombres como ser majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la descripción que del Hijo de Dios da San Juan en el Apocalipsis. (Apocalipsis 1:13-15.) La gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los 155

aires: "¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!" El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos como Cristo bendecía a sus discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de reposo del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, que les fueron enviados con la luz de la verdad. Es el engaño más poderoso y resulta casi irresistible. Como los samaritanos fueron engañados por Simón el Mago, así también las multitudes, desde los más pequeños hasta los mayores, creen en ese sortilegio y dicen: "Este es el poder de Dios llamado grande." (Hechos 8: 10, V. N-C.)” [CS 682- 683] “El enemigo se está preparando para engañar a todo el mundo mediante su poder obrador de milagros. Se presentará como ángel de luz e intentará presentarse como Jesucristo.” [2 MS 110] “Si los hombres son descarriados ahora con tanta facilidad, ¿cómo resistirán cuando Satanás personifique a Cristo y realice milagros? ¿Quiénes permanecerán inconmovibles por el engaño que presentará entonces, cuando profese ser Cristo y sea solamente Satanás que personifica a Cristo, y que aparentemente realiza las obras de Cristo?” [2 MS 455] “Satanás aparecerá en el campo de batalla y se hará pasar por el Cristo. Tergiversará, aplicará torcidamente y pervertirá todas las cosas que pueda.” [TM 411] “Un poder infernal está obrando para producir las últimas grandes escenas del drama: Satanás aparece como Cristo y obra con todo engaño e injusticia en aquellos que se unen en sociedades secretas.” [8 T 28] “Hay un límite más allá del cual Satanás no puede ir, y al llegar a él recurre al engaño y falsifica la obra que en realidad no tiene poder para efectuar. En los últimos días aparecerá en una forma tal que haga creer a los hombres que él es Cristo que viene al mundo por segunda vez. Ciertamente se transformará en un ángel de luz. Pero aunque ostentará la apariencia de Cristo en cada detalle, en lo que abarca la mera apariencia, no engañará a nadie sino a aquellos que, como Faraón, están tratando de resistir la verdad. ” [5 T 698] “Satanás ve que está por perder su caso. No puede arrastrar al mundo entero tras sí. Hace un último esfuerzo desesperado para vencer a los fieles mediante el engaño. Lo hace personificando a Cristo. Se viste con los mantos de la realeza que han sido descritos en forma precisa en la visión de Juan. Tiene poder para hacerlo. Aparecerá ante sus engañados seguidores -el mundo cristiano que no recibió el amor de la verdad sino que tuvo placer en la injusticia (la transgresión de la ley)-como Cristo viniendo por segunda vez. Se proclama a sí mismo como Cristo, y la gente cree que es Cristo, un ser hermoso, majestuoso, vestido con esplendor, con voz suave y palabras agradables, con una gloria que no ha sido sobrepasada por nada que sus ojos mortales hayan contemplado hasta el momento. Entonces sus seguidores 156

engañados prorrumpen en, un grito de victoria: "¡Cristo ha venido por segunda vez! ¡Cristo ha venido! Ha elevado sus manos como lo hacía al estar en la tierra, y nos ha bendecido"... Los santos miran con asombro. ¿También ellos serán engañados y adorarán a Satanás? Cerca de ellos hay ángeles de Dios. Se oye una voz clara, firme, musical: "Mirad hacia arriba". Había un solo objeto de interés para los que oraban: la salvación final y eterna de sus almas. Este objeto estaba ante ellos constantemente: esa vida inmortal que les fue prometida a los que perseverasen hasta el fin. Oh, cuán fervientes han sido sus deseos. El juicio y la eternidad estaban a la vista. Por la fe sus ojos estaban fijos en el trono deslumbrante, ante el cual han de comparecer los que están vestidos de túnicas blancas. Esto los contuvo de ceder al pecado... Un esfuerzo más, y se materializará el último engaño de Satanás. El oye el incesante ruego de que Cristo venga para que los libre. Su última estrategia es personificar a Cristo y hacerles pensar que sus oraciones han sido contestadas.” [Manuscrito 16, 1884]

2. No se permitirá a Satanás falsificar completamente la segunda venida de Cristo: “No se le permitirá a Satanás contrahacer la manera en que vendrá Jesús.” [CS 683] “Satanás... vendrá haciéndose pasar por Jesucristo, haciendo grandiosos milagros, y los hombres se postrarán y lo adorarán como a Jesucristo. Se nos ordenará adorar a ese ser a quien el mundo glorificará como a Cristo. ¿Qué haremos? Decidles que Cristo nos ha advertido precisamente contra un enemigo tal, que es el peor adversario del hombre, y que, sin embargo, pretende ser Dios; y que cuando Cristo haga su aparición será con poder y gran gloria, acompañado por diez mil veces diez mil ángeles y millares de millares, y que cuando venga conoceremos su voz.” [6 CBASD 1105-1106] “Satanás está tratando de ganar toda ventaja... Disfrazado como ángel de luz, caminará por la tierra como un hacedor de maravillas. Con un lenguaje hermoso presentará sentimientos elevados; hablará palabras nobles y realizará acciones buenas. Cristo será personificado. Pero en un punto habrá una diferencia marcada: Satanás desviará a la gente de la ley de Dios. A pesar de esto, falsificará tan bien Injusticia que, si fuera posible, engañaría a los mismos escogidos. Cabezas coronadas, presidentes, gobernantes en altas posiciones, se inclinarán ante sus falsas teorías.” [FE 471-472]

3. Se producirán milagros mentirosos: “Habrá enfermos que sanarán delante de nosotros. Se realizarán milagros ante nuestra vista. ¿Estamos preparados para la prueba que nos aguarda cuando se manifiesten más plenamente los milagros mentirosos de Satanás?” [1 JT 101] “Habrá personas que, sometidas a la influencia de los espíritus malignos, realizarán milagros. Enfermarán a las gentes arrojando sobre ellas sus ensalmos, y luego quitarán su hechizo e inducirán a algunos a decir que os enfermos fueron curados milagrosamente. Satanás ha hecho esto vez tras vez.” [2MS 61] & 157

“Pronto ocurrirán escenas maravillosas con las cuales Satanás estará estrechamente relacionado. La Palabra de Dios declara que Satanás obrará milagros. Hará enfermar a la gente y después quitará repentinamente de ella su poder satánico. Eso hará que se considere sanados a los enfermos. Estas obras de curación aparente pondrán a prueba a los adventistas.” [2MS 61] “Satanás puede, mediante una variedad de engaños, realizar maravillas que pasarán por milagros genuinos.” [2 MS 60]

4. Satanás hará descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres. [Apocalipsis 13:13] “Las maravillas mentirosas del diablo son las que cautivarán al mundo, porque hasta hará descender fuego del cielo ante la vista de los hombres. Realizará milagros, y este maravilloso poder obrador de milagros abarcará todo el mundo.” [2 MS 59] “Satanás vendrá para engañar, si es posible, a los mismos escogidos. Asegura ser Cristo, y viene pretendiendo que es el gran médico misionero. Hará descender fuego del cielo a la vista de los hombres para probar que es Dios.” [MM 87-88] “En la Palabra se declara que el enemigo obrará mediante sus agentes que se han apartado de la fe y que aparentemente realizarán milagros, aun hasta el punto de hacer descender fuego del cielo ante la vista de los hombres.” [2 MS 61-62] “‘Obra grandes prodigios, de tal modo que hace descender fuego del cielo a la tierra, a la vista de los hombres. Y engaña a los que habitan sobre la tierra, por medio de las señales que se le ha dado poder de hacer" (Apoc. 13: 13-14, VM). Lo que se predice aquí no es una simple impostura. Los hombres serán engañados por los milagros que los agentes de Satanás no sólo pretenderán hacer, sino que de hecho tendrán poder para realizar.” [CS 609-610]

5. El enemigo de las almas será deificado “Satanás no sólo aparecerá como un ser humano, sino que personificará a Jesucristo; y el mundo que ha rechazado la verdad lo recibirá como el Señor de señores y Rey de reyes.” [5 CBASD 1080-1081]

6. ¿Cuándo sucederá esto? “Cuando el protestantismo extienda la mano a través el abismo para asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo para darse la mano con el espiritismo, cuando, bajo la influencia de esta triple unión, nuestro país repudie todo principio de su Constitución como gobierno protestante y republicano, y haga provisión para la propagación de las mentiras y seducciones papales, entonces sabremos que ha llegado el tiempo en que se verá la asombrosa obra de Satanás, y que el fin está cerca.” [2JT 151]

UNA TRIPLE ALIANZA 158

La Biblia deja ver que poco antes de que Cristo aparezca en las nubes del cielo, se dejará ver una triple alianza contraria a Dios, a saber el poder combinado del dragón (Satanás el Diablo), la Bestia (el papado) y el falso profeta (Los Estados Unidos de Norteamérica). Estos tres poderes conducirán finalmente al mundo a la destrucción en la batalla de Armagedón: “Los protestantes de los Estados Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos del la conciencia.” [CS 645] “Cuando el protestantismo extienda la mano a través el abismo para asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo para darse la mano con el espiritismo, cuando, bajo la influencia de esta triple unión, nuestro país repudie todo principio de su Constitución como gobierno protestante y republicano, y haga provisión para la propagación de las mentiras y seducciones papales, entonces sabremos que ha llegado el tiempo en que se verá la asombrosa obra de Satanás, y que el fin está cerca.” [ 2JT 151] “Las iglesias protestantes se unirán con el poder papas para perseguir al pueblo de Dios que guarda los mandamientos...Esta potencia semejante a un cordero se unirá al dragón para guerrear contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” [14 Manuscript Releases 162] “Satanás ha estado preparándose desde hace tiempo para su último esfuerzo para engañar al mundo. El cimiento de su obra lo puso en la afirmación que hiciera a Eva en el Edén: "De seguro que no moriréis." "En el día que comiereis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal." (Génesis 3: 4, 5, V.M.) Poco a poco Satanás ha preparado el camino para su obra maestra de seducción: el desarrollo del espiritismo. Hasta ahora no ha logrado realizar completamente sus designios; pero lo conseguirá en el poco tiempo que nos separa del fin. El profeta dice: "Y vi ... tres espíritus inmundos, como ranas: . . . son espíritus de demonios, que obran prodigios; los cuales salen a los reyes de todo el mundo habitado, a juntarlos para la guerra del gran día del Dios Todopoderoso." (Apocalipsis 16: 13, 14, V.M.)” [CS 618] “Pronto aparecerán en el cielo signos pavorosos de carácter sobrenatural, en prueba del poder milagroso de los demonios. Los espíritus de los demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por todo el mundo para aprisionar a los hombres con engaños e inducirlos a que se unan a Satanás en su última lucha contra el gobierno de Dios. Mediante estos agentes, tanto los príncipes como los súbditos serán engañados. Surgirán entes que se darán por el mismo Cristo y reclamarán los títulos y el culto que pertenecen al Redentor del mundo. Harán curaciones milagrosas y asegurarán haber recibido del cielo revelaciones contrarias al testimonio de las Sagradas Escrituras.” [CS 681-682] “El Espíritu de Dios se está retirando gradualmente del mundo. Satanás también está preparando sus fuerzas del mal, saliendo "a los reyes de la tierra en todo el mundo" para reunirlos bajo su bandera y prepararlos para "la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso" [Apoc. 16: 14].” [7 CBASD 994] & “Después de la descripción de Juan en Apocalipsis 16 sobre ese poder hacedor de milagros que iba a reunir al mundo para el último gran conflicto, se dejan los símbolos y una vez más la voz de la trompeta 159

da un sonido certero: "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo y vean su vergüenza" [Apoc. 16: 15].” [14 Manuscript Releases 96-97] La sexta plaga, que es derramada durante el período de la sexta trompeta, no constituye una plaga literal, sino más bien señala a la influencia que Satanás y sus malos ángeles, que se ciernen sobre el mundo para conducirlo a la destrucción final. Si se observa detenidamente, durante la sexta trompeta o sexta plaga, no se menciona ninguna catástrofe o fenómeno atmosférico, climático o celestial, sino tan solo se describe la manera en que Satanás y sus huestes congregan al mundo para la batalla final. El sonar de la sexta trompeta constituye el segundo ¡ay!.

16 LA SÉPTIMA TROMPETA [Apocalipsis 9:15-18] La séptima trompeta constituye el tercer ¡ay! sobre el mundo. La segunda venida de Cristo coincide con el Armagedón, cuando las fuerzas inalterables del mal sean destruídas y se concrete la liberación del pueblo de Dios a manos del Rey del oriente Jesucristo y de su ejército de ángeles que le siguen en caballos blancos. El sonar de la séptima trompeta señalará la segunda venida de Cristo y con ello el fin del mundo. [1 Tesalonicenses 4:16] Durante el período de la última trompeta y tras un gran terremoto, se producirá la resurrección de los justos, quienes revestidos de inmortalidad serán reunidos con los santos vivos, los 144.000. [1 Corintios 15:51-55] Durante este período será derramada la séptima plaga en los términos descritos en Apocalipsis 16:1721: “Y el séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una grande voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho es. Entonces fueron hechos relámpagos y voces y truenos; y hubo un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la ciudad grande fue partida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira. Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento: y los hombres blasfemaron de Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue muy grande.” Con relación a este tiempo la inspiración declara lo siguiente: “Síguese un gran terremoto, "cual no fue jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra" (Apoc. 16: 18). El firmamento parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmósfera. Los montes son movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se aparecen por todos lados... Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos marítimos que se volvieron como Sodoma por su corrupción, son tragados por las enfurecidas olas... Granizo grande, cada uno "como del peso de un talento"(vers. 21), hace su obra de destrucción.” [CS 694-695] 160

El grande granizo que precede al advenimiento de Cristo destruirá lo que las anteriores plagas no hayan destruido. El granizo en sí es relacionado en la Biblia con el segundo advenimiento. El profeta dice: "Vosotros tendréis canción, como en noche en que se celebra pascua; y alegría de corazón, como el que va . . . al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. Y Jehová hará oír su voz potente, y hará ver el descender de su brazo, con furor de rostro, y llama de fuego consumidor; con dispersión, con avenida, y piedra de granizo." [Isaías 30: 29, 30] Note que los acontecimientos descritos en Apocalipsis 6:14-17 alcanzan su cumplimiento en el período correspondiente a la sexta plaga, paralelo a la séptima trompeta. La séptima trompeta constituye el tercer ¡ay! anunciado por los ángeles. Durante este período se consumará la ira de Dios y las naciones de la Tierra serán juzgadas conforme a sus obras. La revelación de Juan dice: “Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor, y de su Cristo: y reinará para siempre jamás. Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus sillas, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, Diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado. Y se han airado las naciones, y tu ira es venida, y el tiempo de los muertos, para que sean juzgados, y para que des el galardón a tus siervos los profetas, y a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeñitos y a los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.” [Apocalipsis 11:15-18] En este período, el último de la historia humana, el misterio de Dios será consumado. La forma misericordiosa y paciente como Dios trató con los hombres quedará a la vista no sólo de los hombres sino también del entero universo. “Pero en los días de la voz del séptimo ángel, cuando Él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, como Él lo anunció a sus siervos los profetas.” [Apocalipsis 10:7]

CAPÍTULO 9 “ARMAGEDÓN” LA BATALLA DE AQUEL GRAN DÍA DEL DIOS TODOPODEROSO Por mucho tiempo el término “Armagedón” ha llamado la atención de los estudiosos de la Biblia, aunque en sí la palabra aparece solo una vez en la Biblia. Armagedón en sí hace referencia a una batalla, la batalla final entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas. Siendo así, se hace comprensible por qué esta batalla llama tanto la atención de quienes estudian las profecías, considerando que la misma vendría a poner fin al conflicto que por siglos se ha venido librando entre Dios y Satanás, la justicia y la injusticia.

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Aunque algunos intérpretes insisten en que el término griego πόλεμοςque aparece en Apocalipsis 16:16 debería ser traducido como “guerra” y no como “batalla”, lo cierto es que con relación a Armagedón, los escritos de la mayoría de los estudiosos del Apocalipsis y también del Espíritu de Profecía, hacen referencia a “batalla” y no a “guerra”, de modo que en el presente análisis se utiliza la primera acepción. Por otra parte y toda vez que Armagedón refiere a una batalla, debemos cuidar de no atribuirle un sentido equivocado ya que muchos consideran que ha de ser un conflicto armado entre naciones rivales y que habrá de conducir al mundo a un holocausto final. En hecho, muchos líderes del mundo se han referido a la inminencia del Armagedón ante la carrera armamentista que han emprendido algunas naciones especialmente del oriente, insinuando con preocupación que un enfrentamiento militar entre naciones, pudiera eventualmente derivar en una catastrófica batalla final, es decir, el Armagedón apocalíptico. De igual manera, no son pocos los líderes religiosos y grupos de profesión cristiana, que al amparo del natural revuelo por las profecías, sostienen que un conflicto de proporciones habrá de producirse en el medio oriente cuando algunas naciones decidan aliarse y atacar a Israel desencadenando el mítico Armagedón. Hubo incluso algunos que alertaron al mundo respecto a la guerra recientemente librada en el Golfo Pérsico, aventurando que dicho conflicto era en verdad el inicio del Armagedón profetizado. Lo mismo fue dicho en otro tiempo por líderes religiosos con relación a la Primera y Segunda Guerra Mundial. También se ha dicho que la batalla de Armagedón se librará en el célebre “valle de Megido”, lugar ubicado en el sur oeste asiático. Se asegura equivocadamente que en este lugar tomarán posición las potencias militares del mundo para dar lugar a la batalla final. Frente a la amplitud de suposiciones vinculadas al Armagedón, cabe preguntarse con honestidad, ¿son correctas todas estas ideas? ¿Se librará el Armagedón en el valle de Megido?

1 ARMAGEDÓN, LA BATALLA FINAL [Apocalipsis 16:12-16]

Las Sagradas Escrituras revelan que durante el período correspondiente a la sexta plaga, se iniciará en el mundo un movimiento tendiente a resistir decididamente la autoridad de Dios. Los líderes políticos y religiosos del mundo entero se unirán para desafiar la ley del cielo y hostigar al pueblo de Dios, “los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” [Apocalipsis 12:17 y 14:12] “Un terrible conflicto está ante nosotros. Nos estamos acercando a la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. Lo que se ha mantenido en control, va a desatarse. El ángel de la misericordia, está plegando sus alas, preparándose para descender del trono y dejar el mundo bajo el control de Satanás. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra los que le sirven, y pronto, muy pronto, se peleará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo de batalla, la escena de la contienda final y de la victoria final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha encabezado a los hombres contra Dios, la rebelión será suprimida para siempre.” [Elena G. de White, Review and Herald del 13 de mayo de 1902]

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Distintos autores se han referido al Armagedón en los siguientes términos: “La gran batalla no es entre nación y nación, sino entre el cielo y la tierra.” [Comentario de Jaime White, publicado en la Review and Herald del 2 de enero de 1862] “Armagedón será simplemente la terminación de la gran controversia que se inició hace tanto tiempo con Lucifer en la sede del universo. Varias veces durante las épocas intermedias este combate ha llegado a una crisis, y cada vez Lucifer ha perdido y el Hijo de Dios ha sido victorioso. Armagedón es el nombre dado a la última crisis de la serie: en esta vez Lucifer, alias Satanás o el diablo, hallará su derrota final y completa.” /Armagedón/ “Se usa en el Apocalipsis como símbolo de la lucha final entre el bien y el mal, la última crisis moral y religiosa en la historia terrenal de la humanidad.” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, pág. 72 y 73] “Sabemos que el Armagedón es mencionado por su conexión con el pueblo de Dios. Y así como la iglesia de Dios no está localizada solamente en Palestina, pero sí en todo el mundo, es evidente que este grandioso conflicto, tan gráficamente mencionado por la Palabra inspirada, no se refiere a una batalla militar que será peleada en Palestina.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 34] “Por interpretar esta profecía en relación a guerras de naciones en Palestina, los hombres sirven a los propósitos de Satanás, pues minimizan la grandeza de este gran evento, que traerá la historia de este mundo de pecado a su fin.” [Louis F. Were, “The battle of that great day of God Almighty”, pág. 4] El Espíritu de Profecía se refiere al Armagedón en los siguientes términos: “El último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la última batalla de la controversia que viene desarrollándose desde hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición.” [CS 639] De los comentarios anteriores se desprende lo siguiente: 1. Que, Armagedón no es un conflicto entre naciones enemigas, sino entre el cielo y la tierra. La batalla final entre el bien y el mal. 2. Que, Armagedón es un conflicto entre la verdad y el error, un conflicto entre la ley de Dios y las leyes y tradiciones de los hombres. Lo expuesto, nos ayuda a establecer que la batalla de Armagedón no es en modo alguno un conflicto bélico entre naciones que luchan por la supremacía política, económica o territorial, sino más bien un conflicto entre Dios y los hombres, conflicto que halla su origen en la posición que el mundo adopta con relación a la ley de Dios.

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Los conceptos vertidos anteriormente con relación a Armagedón, se hallan confirmados en Apocalipsis 16:12-16, donde se deja ver que las fuerzas inalterablemente opuestas a Dios unifican sus esfuerzos para congregar al mundo en oposición a la autoridad del cielo. El profeta dice: “Y vi salir de la boca del dragón (Satanás), y de la boca de la bestia (el papado), y de la boca del falso profeta (los Estados Unidos de Norteamérica), tres espíritus inmundos a manera de ranas: Porque son espíritus de demonios, que hacen señales, para ir a los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.” “y los congregó en el lugar que en hebreo se lama Armagedón.” Este pasaje bíblico establece claramente que la última batalla unirá al mundo entero contra Dios en un lugar simbólico llamado Armagedón. Evidentemente, este enfrentamiento no pudiera concebirse en el marco de un enfrentamiento armado y a la usanza de las guerras entre los hombres sino que más bien es símbolo de una actitud de rebelión mundial contra el justo gobierno de Dios. No se podría hablar de un enfrentamiento verdadero entre las naciones del mundo y Dios nuestro Hacedor. No pudiera el mundo sobrevivir un segundo en verdadera guerra contra Dios. Siendo así, la “batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” debe ser concebida en un marco de resistencia mundial contra la autoridad de Dios y no en el sentido de un enfrentamiento real y armado. Ahora bien, aunque la batalla de Armagedón no es un enfrentamiento literal de Dios con las naciones, lo cierto es que como resultado de esta batalla, el mundo será completamente exterminado. Los antiguos profetas, en visión refirieron el resultado final de esta última batalla entre el bien y el mal. [Isaías 24:1-6; Jeremías 4:23-29]

2 ARMAGEDÓN Y EL VALLE DE MEGIDO [Zacarías 12:11] Hay quienes aseguran que la batalla de Armagedón se librará en el valle de Megido. Estos autores concluyen lo anterior con relación a la similitud fonética que se advierte en el término Armagedón del hebreo “Har-magedón” respecto de Megido, lugar del medio oriente donde antiguamente se libraron grandes batallas. La primer parte del término “Har”, significa literalmente “monte” en hebreo, lo cual lleva a muchos a relacionar el término “Har-Magedón” con los “montes de Megido”, cuya depresión forma el valle que lleva dicho nombre. Sin embargo cabe preguntar, ¿se librará la batalla final en el valle de Megido? ¿Existe verdaderamente una relación entre Armagedón y Megido? Como primer punto, debemos comprender que la batalla de Armagedón congrega a todo el mundo y no sólo a algunas naciones de la Tierra. Lo anterior, evidentemente nos lleva a concluir que no pudiera congregarse a todo el mundo en el valle de Megido, lo cual deja ver que el término señala a un lugar simbólico y no literal.

SIMILITUD FONÉTICA ENTRE ARMAGEDÓN Y MEGIDO 164

¿Qué hay respecto a la similitud fonética entre Armagedón y Megido? Analicemos esta pregunta a la luz del siguiente comentario: “Algunos malos entendidos necesitan ser puestos en claro. En primer lugar, respecto al nombre Armagedón mismo. Los mismos eruditos están casi universalmente de acuerdo ahora que este nombre es simbólico; porque es un nombre inventado y no tiene ubicación geográfica específica. Etimológicamente no tiene relación con Migiddo salvo en asonancia.” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, pág. 73]

UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE ARMAGEDÓN ¿Qué se puede decir respecto a la ubicación geográfica de Armagedón? Veamos la opinión de algunos estudiosos del tema: /Armagedón/ “es simbólico; porque es un nombre inventado y no tiene ubicación geográfica.” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, pág. 73] “Es obvio entonces que la reunión de la bestia y de los reyes de la tierra, con sus ejércitos, para hacer guerra entre Cristo y su ejército no puede referirse a una reunión literal de las naciones en el Valle Esdraelón, junto a los montes de Megiddo.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 34] En efecto, de manera consecuente, el Espíritu de Profecía deja ver que el conflicto no se librará en un lugar específico de la Tierra sino que tendrá una amplitud global: “La tierra será el campo de batalla, la escena del conflicto final y la victoria final.” [Comentario de Elena G. de White publicado en la Review and Herald del 13 de mayo de 1902] Se dijo anteriormente que “Har-Magedón” significa literalmente “Monte Magedón”. Tal forma de expresión no es nueva ni extraña en la Biblia. En diversas ocasiones Dios ha señalado un lugar, en este caso un monte, como símbolo de aceptación o rechazo por parte de la humanidad. Recuerde por ejemplo que cuando el pueblo de Israel pasó el Jordán, Moisés instruyó a las gentes que se ubicaran en el valle formado por la depresión entre los montes Gerizim y Ebal. Cada monte tenía un significado, simbolizando uno la bendición y el otro la maldición de Dios. Todo el pueblo se congregó en el valle y cada monte simbolizó la decisión de ellos ante el gobierno y autoridad de Dios. [Deuteronomio 27:1-26; Josué 8:30-35] Igualmente, Armagedón es un lugar simbólico que representa la posición del mundo frente a Dios. Así como en el tiempo antiguo Dios simbolizó la bendición y la maldición con relación a los montes Gerizim y Ebal llamando al pueblo a ubicarse en uno de ellos, hoy día llama a todos a tomar su propia posición con relación a los lugares simbólicos de Sión o Armagedón. Recuerde que los 144.000 se ubican simbólicamente en Sión, mientras que el resto del mundo se ubicará en el lugar llamado Armagedón. [Apocalipsis 14:1; 16:16]

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La revelación bíblica deja ver que tras la predicación mundial del Evangelio, las naciones de la Tierra serán llamadas a tomar una decisión respecto a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Mientras que unos pocos tomarán posición del lado de la verdad y de la justicia, ubicándose de manera simbólica en el monte de Sión, los otros, la mayoría, se congregarán en Armagedón. “Entonces, puede ser señalado que hay un claro contraste entre Armagedón como Valle de Asesinato y Monte de Sión (o monte de Salvación). Es decir, en un grupo estarán los impíos para ser destruidos por la gloria del poder de Cristo y en otro grupo la iglesia del Dios vivo, segura y firme en medio de la tormenta y la destrucción, quien será trasladada por el Señor en su Segunda Venida, al Reino de los cielos.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 30] Puesto que “Sión” y “Armagedón” son montes simbólicos que representan una determinada posición o actitud delante de Dios, es claro que el punto intermedio entre ambos montes forme una depresión o “valle” también simbólico, como sucede en la geografía natural. De modo que en este tiempo, en que aún no terminado el tiempo de gracia y en que resta que muchas personas tomen una resolución consciente, ya sea del lado de Dios o contra él, es también lógico que muchas personas se encuentren en el simbólico “valle de la decisión”, después de lo cual, es decir después de que toda persona tome su decisión, se desencadenará la batalla final. [Joel 3:14] DESCRIPCIÓN SIMBÓLICA DEL ARMAGEDÓN La profecía de Apocalipsis describe la batalla de Armagedón a la usanza de las batallas de la época, descripción simbólica de lo que será la última crisis de la controversia. El profeta de Patmos describe lo siguiente: “Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado sobre Él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea. Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno entendía sino Él mismo. Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio. Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes: y Él los regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Y vi un ángel que estaba en el sol, y clamó con gran voz, diciendo a todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid, y congregaos a la cena del gran Dios, Para que comáis carnes de reyes, y de capitanes, y carnes de fuertes, y carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos; y carnes de todos, libres y siervos, de pequeños y de grandes Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue presa, y con ella el falso profeta que había hecho las señales delante de ella, con las cuales había engañado a los que tomaron la señal de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre. Y los otros fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de las carnes de ellos.” [Apocalipsis 19:11-21] Es claro que la batalla que se describe en este pasaje no puede de ningún modo ser entendida literalmente. El carácter simbólico del pasaje en estudio no está en discusión. Jesús es presentado como montando “un caballo blanco”, símbolo del Evangelio. Se dice de Jesús que “de su boca sale una 166

espada aguda, para herir con ella las gentes.” Esta “espada” es símbolo de la ley de Dios, los Diez Mandamientos, lo cual queda claramente establecido ya que el mismo pasaje declara que Jesús “con justicia juzga y pelea” y luego define que el arma de pelea, la espada, sale de su boca “para herir con ella las gentes.” La expresión de la justicia divina sólo puede estar representada por la ley de Dios, de modo que los Diez Mandamientos, son en su conjunto, la espada que sale de la boca de Jesús. Note que el salmista relaciona de manera inconfundible la justicia de Dios con su ley al decir: “Tu justicia es justicia eterna, y tu ley la verdad.” [Salmo 119:142] Observe que los ángeles que acompañan a Jesús no llevan espadas. De todo esto se entiende que Jesús el Verbo, traducción poética del termino griego λόγοςes el único que está investido de autoridad para regir al mundo con la vara de la corrección o la espada aguda de dos filos, la ley de Dios. Igualmente en este pasaje Jesús es llamado “la Palabra de Dios”, traducción literal de la expresión griega ὁ λόγος τοῦ θεοῦ La inspiración aclara que. “A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruídos por el resplandor de su gloria.” [CS 715] La alusión a las aves del cielo, constituye sólo una representación gráfica del nivel de desolación que alcanzará la batalla de Armagedon, en que los derrotados serán dejados simbólicamente para alimento de los buitres, como antaño sucedía con los ejércitos derrotados de la antigüedad. La Biblia y la inspiración dejan ver que en las batallas que Dios libra contra los hombres, él no usa elementos sofisticados sino tan sólo los elementos sencillos de la naturaleza, los cuales pueden llegar a ser altamente mortíferos. Considere lo anterior a la luz del siguiente comentario inspirado: “Abrió Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor. (Jer. 50: 25). Por su propia voluntad, Dios convoca a las fuerzas de la naturaleza y les ordena que exterminen el poderío de sus enemigos; "el fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra" (Sal. 148: 8). Cuando los paganos amorreos se empecinaron en su oposición a los propósitos de él, Dios intervino y lanzó "del cielo grandes piedras" sobre los enemigos de Israel. Se nos dice que durante las escenas finales de la historia de este mundo, habrá una batalla más grande aún, cuando abrirá "Jehová su tesoro" y sacará "los instrumentos de su furor". Pregunta: "¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo, lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla?" (Job 38: 22, 23). El revelador describe la destrucción que se producirá cuando salga "una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho es". Dice él: "Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento" (Apoc. 16: 17, 21).” [Elena G. de White, “Maranatha”, pág. 295] No obstante lo anterior, la inspiración es enfática en declarar: “Las batallas que se riñen entre los dos ejércitos son tan reales como las que entablan los ejércitos de este mundo, y son destinos eternos los que dependen del resultado del conflicto espiritual.” [PR 130] 167

3 ARMAGEDÓN DOS PODERES EN CONFLICTO [Apocalipsis 19:11-21] El apóstol Juan describe las fuerzas en conflicto. Por una parte muestra los ejércitos del cielo, los ángeles, liderados por su caudillo Jesucristo y por otra parte, muestra a “la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército.” Junto a Jesús y aparte de los ángeles del cielo, se ubica el pueblo de los santos: los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” Estos son los 144.000, de quienes se da testimonio diciendo que “son llamados, y elegidos, y fieles.” [Apocalipsis 17:4] Del otro lado, Juan describe a Satanás liderando al mundo con la ayuda incondicional de la Bestia y del falso profeta, el poder religioso y político del mundo respectivamente, que gobiernan a las naciones siguiendo los dictados del enemigo declarado de Dios. [Apocalipsis 16:13] Aliados con estos poderes están “los reyes de la tierra y de todo el mundo” junto a “los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” de toda la tierra, quienes habiendo recibido la señal de la Bestia, se ubican del lado contrario a Dios para lidiar contra Cristo y quienes están con él. Todo esto es consecuente con el siguiente comentario inspirado: “El Espíritu de Dios se está retirando gradualmente del mundo. Satanás también está preparando sus fuerzas del mal, saliendo "a los reyes de la tierra en todo el mundo" para reunirlos bajo su bandera y prepararlos para "la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso" [Apoc. 16: 14]”. [7 CBASD 994] Todos los hombres, sin distinción alguna, se verán involucrados en el Armagedón, ya sea con Dios o contra él: “Dos grandes poderes antagónicos se revelan en la última gran batalla. En un lado está el Creador del cielo y de la tierra. Todos los que están a su lado llevan su sello; son obedientes a sus mandamientos. Al otro lado está el príncipe de las tinieblas con los que han preferido la apostasía y la rebelión.” [7 CBASD 993] “Todo el mundo estará de un lado o del otro del asunto en litigio. Tendrá lugar la batalla del Armagedón, y ese día no debe encontrar a ninguno de nosotros durmiendo. Debiéramos estar completamente despiertos, como vírgenes prudentes que tenemos aceite en nuestras vasijas y en nuestras lámparas. El poder del Espíritu Santo debe estar sobre nosotros, y el Capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla.” [3MS 487] “La enemistad de Satanás contra lo bueno se manifestará más y más a medida que ponga en actividad sus fuerzas para llevar a cabo su última obra de rebelión, y toda alma que no esté plenamente entregada a Dios y protegida por el poder divino formará alianza con Satanás contra el cielo, y se unirá en la batalla contra el Gobernante del universo.” [TM 465] 168

“Pronto todos los habitantes de la tierra se habrán decidido en favor o en contra del gobierno del cielo.” [3 JT 143] El resultado del conflicto entre estos dos bandos ya está referido en las Sagradas Escrituras: “Ellos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes.” “Y la bestia fue presa, y con ella el falso profeta.” “Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre. Y los otros, fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de las carnes de ellos.” “y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años.” [Apocalipsis 17:14; 19:20-21; 20:1-2] La Biblia deja muy claro que no habrá “bajas” en el ejército del cielo, ni en cuanto están con ellos, y que por otro lado, no habrá sobrevivientes de entre aquellos que se congregarán en Armagedón, salvo Satanás y sus ángeles, quienes serán desterrados al abismo con cadenas de oscuridad por un período de mil años. Así, la batalla de Armagedón pondrá fin a la controversia que de antiguo vienen sosteniendo Dios y Satanás.

4 ARMAGEDÓN Y LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO [Apocalipsis 16:15] "Después de la descripción de Juan en Apocalipsis 16 sobre ese poder hacedor de milagros que iba a reunir al mundo para el último gran conflicto, se dejan los símbolos y una vez más la voz de la trompeta da un sonido certero: "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo y vean su vergüenza" [Apoc. 16: 15].” [14 Manuscript Releases pág. 96-97]

5 ARMAGEDÓN Y LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS [Apocalipsis 16:11- 21] La batalla de Armagedón es descrita en la Biblia haciendo referencia a la caída de la antigua ciudad de Babilonia, suceso acaecido en el año 538 a.C, fecha en la que Ciro el rey de Persia, tomó la ciudad vadeando el río Eufrates que la cruzaba por medio y que la abastecía permanentemente de agua. La historia registra de esta manera el suceso: “Después de haber derrocado la monarquía lidia, Ciro se apoderó de la Siria, Fenicia, Palestina, y de una parte del Egipto, y marchó a poner sitio a babilonia. Los mismos trabajos ejecutados en el río Eufrates para el embellecimiento de la ciudad, y tal vez a costa de las lágrimas y sudores de millares de esclavos, sirvieron a Ciro para tomársela sin hacer caso de sus espesas murallas. La reina Nitocris, mujer de Nabucodonosor II, y durante la demencia de éste, había vaciado el río en un lago de un modo artificial para emprender en el cauce grandes construcciones. El mismo camino siguió Ciro para quita el 169

agua a la ciudad, penetrando con sus soldados por el lecho del río, luego que estuvo vadeable. Si los caldeos hubieran notado el movimiento, con muy poco trabajo habrían cogido como en una red a las tropas persas; pero los habitantes celebraban ese día una fiesta y no se ocupaban más que de bailar y divertirse.” [Rafael Eyzaguirre, “Compendio de Historia Antigua Griega y Romana”, pág. 76-77] “En la inesperada entrada del ejército conquistador persa al corazón de la capital babilónica, por el cauce del río cuyas aguas habían sido desviadas y por las puertas interiores que con negligente seguridad habían sido dejadas abiertas y sin protección, los judíos tuvieron abundantes evidencias del cumplimiento literal de la profecía de Isaías concerniente al derrocamiento repentino de sus opresores.” [PR 404] La Biblia entrega también el siguiente complemento: “La misma noche fue muerto Belsasar, rey de los caldeos. Y Dario de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.” [Daniel 5:30-31] La caída de Babilonia significó para el pueblo de Dios su liberación posterior. Recordemos que tras la caída de Jerusalén en el año 606 a.C, Nabucodonosor había llevado cautivos a los judíos a Babilonia. En aquel año comenzaron a contarse los setenta años de cautividad que Dios había anunciado a Israel por boca de Jeremías como resultado de la apostasía de ellos. [Jeremías 25:11-12; Daniel 9:2] Los setenta años de cautividad profetizados por Jeremías y que habían comenzado en 606 a.C, debían culminar en 536 a.C., lo cual aconteció tal y como la profecía lo había predicho. En ese año y conforme a lo anunciado, el rey Ciro decretó la liberación de Israel. [2 Crónicas 36:22-23] “Ciro vino del oriente acompañado por príncipes que cercaron la ciudad, por fin las aguas del río Eufrates fueron desviadas. El río se secó y esto dejó el camino abierto para que los reyes del oriente, Ciro y los otros que le acompañaban tomaran la ciudad y liberaran al pueblo de Dios.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 18] & La caída de Babilonia y cuyo hecho más sorprendente fue el secamiento del río Eufrates, significó la liberación del pueblo de Dios de manos de un poder opresor. “El secamiento del Eufrates fue el camino para la caída de Babilonia. Ciro no es el Mesías, pero es el tipo de Cristo, porque vino a destruir a Babilonia y liberar al pueblo de Dios.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 18] Del mismo modo que la caída de Babilonia significó para Israel su liberación, la batalla de Armagedón, dará lugar a la liberación de los santos oprimidos por el poder de Babilonia la Grande. En efecto, Babilonia la Grande, símbolo de la Cristiandad apóstata (católicos y protestantes) y que es representada como estando “sentada sobre muchas aguas” está actualmente oprimiendo al pueblo de Dios y dentro de muy poco iniciará una acción perseguidora en contra de los santos. [Apocalipsis 17:1] Las aguas sobre las que se asienta la Babilonia simbólica representan pueblos, naciones y gentes, en otras palabras, los millones de personas que sostienen con su simpatía y recursos a la Cristiandad, principalmente al catolicismo romano y el protestantismo evangélico. Siendo así, el “secamiento” del 170

río Eufrates descrito en Apocalipsis 16:12, corresponde al debilitamiento del apoyo que dichos pueblos, naciones y gentes brindan a la Babilonia mística y moderna. [Apocalipsis 17:15] En conexión con este pasaje del Apocalipsis, un autor comenta lo siguiente: “El secamiento del río Eufrates es mencionado en conexión con la batalla de Armagedón (Apocalipsis 16:12), porque Armagedón será la batalla del Dios Todopoderoso, en contra de aquellos que persiguen a su pueblo.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 18] Así como el secamiento literal del río Eufrates en el tiempo antiguo, preparó el camino para que los reyes del oriente, Ciro y sus aliados tomaran la fortificada ciudad de Babilonia, de igual manera, el secamiento del Eufrates simbólico preparara el camino para que el verdadero Rey del oriente, Jesús, acompañado de sus santos ángeles, tomen y derriben a la Babilonia mística y liberen de su opresión al pueblo de los santos. La aplicación de Cristo y sus ángeles como los “reyes del oriente”, puede ser claramente establecida si consideramos que Jesús y sus ángeles son siempre presentados en la Biblia como viniendo del oriente en el segundo advenimiento. [Mateo 24:27, 30-31] El Espíritu de Profecía se refiere en los siguientes términos al segundo advenimiento: “Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de obscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador.” [CS 698] & “Pronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, donde había aparecido un nubecilla negra del tamaño de la mitad de la mano de un hombre, que era, según todos comprendían, la señal del Hijo del hombre.” [PE 15] En otro contexto, la Biblia señala a Jesús como “la estrella de la mañana.” [Apocalipsis 2:28; 22:16] Del mismo modo en que sol, la estrella que sale del oriente, es el rey y señor del día, Cristo en el sentido espiritual, es el Rey del oriente, “la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.” [Juan 1:9] Igualmente, los ángeles, de quienes se menciona que acompañaran a Jesús en su segundo advenimiento, son simbolizados como procediendo del oriente o “del nacimiento del sol” en cumplimiento de los designios de Dios. [Apocalipsis 7:2] Para una mejor comprensión, considere el siguiente comentario: “¿Quiénes son estos reyes? En Apocalipsis 7:2, la expresión ‘sol naciente’ o sale el sol, significa del cielo, y así exactamente con Apocalipsis 16:12. ‘Los reyes del oriente’, o del sol naciente, expresiones sinónimas, son los reyes que vienen del cielo a rescatar a los fieles que Babilonia desea destruir y a la vez dar el castigo que ella bien merece.

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Además, cuando en Apocalipsis 16:12 se menciona a ‘los reyes del oriente’, se hace contraste con el versículo 14 que habla de los ‘reyes de la tierra’. Los reyes de la tierra son descritos como viniendo para hacer guerra contra Cristo. Entonces los reyes del oriente no son reyes de la tierra. Cristo es el que dirige “los ejércitos del cielo” que guerrearán y destruirán a los ‘reyes de la tierra’ que se oponen a él y a su pueblo: ‘Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo blanco, y contra su ejército.’ (Apocalipsis 19:19) Enfáticamente “los reyes del oriente no pueden ser confundidos con poderes humanos.” [Walter Camerón R., “La batalla del gran Dios Todopoderoso.”, pág. 25]

6 LA LIBERTAD GLORIOSA DE LOS HIJOS DE DIOS

Cuando Cristo venga, su venida se traducirá en libertad para su pueblo. La liberación que Jesús, el Rey del oriente, ha de lograr para su pueblo, será mucho más significante que la sola liberación literal de un poder terrenal. El pueblo de Dios no sólo será liberado de la opresión de Babilonia, la Cristiandad católica y protestante que ha de perseguir a la iglesia de Cristo, sino que además, los santos serán libertados definitivamente del poder del rey de la Babilonia mística, Satanás el Diablo. [Isaías 14:4, 12-14] Efectivamente, cuando Cristo venga, Babilonia la Grande será derribada y aprisionado su impío rey. La Cristiandad recibirá su justo castigo y Satanás el Diablo será confinado en el abismo en espera de su sentencia. Así como los hijos de Dios durante su cautiverio en Babilonia lloraban amargamente añorando su perdida libertad, hoy los verdaderos cristianos gimen bajo la aflicción y hostigamiento de que son objeto por parte de Babilonia la Grande, el falso cristianismo de nuestros días. La oración que estos cristianos elevan cada día al cielo implorando “venga tu reino”, ha de ser muy pronto finalmente contestada. [Salmo 137:1-4] Al igual que Ciro el persa, dos años después de conquistar Babilonia, decretó la libertad de Israel en 536 a.C, Jesús, el Rey del oriente, decretará la profetizada libertad de los hijos de Dios, libertad que de antiguo ha sido anunciada por los santos profetas y apóstoles. [Isaías 66:22-23; Romanos 8:18-23]

7 EL CONFLICTO INMINENTE [Apocalipsis 16:15] Como parte de los acontecimientos que anuncian el Armagedón bíblico, el apóstol Juan inspiradamente registró las siguientes palabras: “He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.” Armagedón, el conflicto inminente no ha de sobrevenir inesperadamente sobre la iglesia. Cada uno de nosotros es animado a velar y estar atento, a fin de que el día grande de Dios no nos encuentre desprevenidos.

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“Pronto se ha de pelear la batalla de Armagedón. Aquel sobre cuya vestidura está escrito el nombre de Rey de reyes y Señor de señores, ha de encabezar pronto los ejércitos del cielo.” [3 JT 13] “La batalla de Armagedón será peleada y ese día no debe encontrar a nadie de nosotros durmiendo. Debemos estar despiertos como sabias vírgenes teniendo aceite en nuestras lámparas… El capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla.” [Elena G. de White, Carta 109 de 1890] “Un terrible conflicto está ante nosotros. No estamos acercando a la batalla del gran Dios Todopoderoso. Lo que se ha mantenido en control, va a desatarse. El ángel de la misericordia está plegando sus alas, preparándose para descender del trono y dejar el mundo bajo el control de Satanás. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra los que le sirven, y pronto, muy pronto, se peleará la última gran batalla, la escena de la contienda final y de la victoria final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha encabezado a los hombres contra Dios, la rebelión será suprimida para siempre.” [Elena G. de White, Review and Herald del 13 de mayo de 1902] “Un terrible conflicto está delante de nosotros. Nos acercamos a la batalla del gran día del Dios todopoderoso. Lo que está bajo control ahora, entonces quedará suelto. El ángel de la misericordia está plegando sus alas, preparándose para retirarse del trono de oro, para dejar el mundo bajo el dominio de Satanás, el rey que éste se ha escogido, asesino y destructor desde el principio. Los principados y potestades de la tierra están en amarga revuelta contra el Dios del cielo. Están llenos de odio contra todos los que sirven a Dios, y pronto, muy pronto, se librará la última gran batalla entre el bien y el mal. La tierra será el campo del combate: el escenario del final conflicto y de la victoria final. Aquí, donde por tanto tiempo Satanás ha dirigido a los hombres contra Dios, la rebelión será extirpada para siempre.” [Elena G. de White, “Dios nos cuida”, pág. 276] “Necesitamos estudiar el derramamiento de la séptima copa. Los poderes del mal no abandonarán el conflicto sin lucha. Pero la Providencia tiene una parte que realizar en la batalla del Armagedón. Cuando la tierra sea iluminada con la gloria del ángel de Apocalipsis 18, los elementos religiosos, buenos y malos, despertarán de su somnolencia los ejércitos del Dios viviente tomarán el campo. Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes de esta tierra en tanto que los siervos de Dios son sellados en sus frentes. Las naciones del mundo están ansiosas de entrar en conflicto; pero están siendo refrenadas por los ángeles. Cuando se quite este poder restrictivo, vendrán tiempos de dificultad y angustia. Se inventarán mortíferos instrumentos de guerra. Barcos, con su carga viviente, serán sepultados en las grandes profundidades. Todos los que no tengan el espíritu de verdad se unirán bajo la dirección de las agencias satánicas. Pero serán retenidas bajo control hasta el momento cuando se produzca la gran batalla del Armagedón.” [Elena G. de White, “Maranatha”, pág. 255] “Toda forma de mal asumirá súbitamente una intensa actividad. Los malos ángeles unen sus fuerzas con los hombres malos, y como han estado en conflicto constante y han adquirido experiencia en relación con las mejores maneras de engañar y batallar, y se han ido fortaleciendo por siglos, no cederán en el gran encuentro final sin una lucha desesperada. Cada cual deberá estar de uno o de otro lado de la contienda. La batalla del Armagedón se librará, y aquel día no debe encontrar a ninguno de 173

nosotros durmiendo. Debemos estar bien despiertos, teniendo, como las vírgenes prudentes, aceite en nuestras vasijas junto con nuestras lámparas. . . Debe reposar sobre nosotros el poder del Espíritu Santo, y el Capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla. Solemnes eventos están a punto de ocurrir ante nosotros. Las trompetas suenan una tras otra, se derrama una copa tras otra sobre los habitantes de la tierra.” [Elena G. de White, “Maranatha”, pág. 255] “Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a la espada, dice Jehová. (Jer. 25: 31). El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años; el Hijo de Dios y sus mensajeros celestiales lucharon contra el poder del maligno, para iluminar y salvar a los hijos de los hombres. Ahora todos han tomado su resolución; los impíos se han unido enteramente a Satanás en su guerra contra Dios. Ha llegado el momento en que Dios ha de vindicar la autoridad de su ley pisoteada. Ahora el conflicto no se desarrolla tan sólo contra Satanás, sino también contra los hombres. "Jehová tiene juicio con las naciones"; "entregará los impíos a la espada". La marca de la redención ha sido puesta sobre los "que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen". Ahora sale el ángel de la muerte representado en la visión de Ezequiel por los hombres armados con instrumentos de destrucción, y a quienes se les manda: "¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! Mas no lleguéis a ninguno en quien esté la marca; ¡y comenzad desde el santuario!" Dice el profeta: "Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa"(Eze. 9: 1-6 VM). La obra de destrucción empieza entre los que profesaron ser guardianes espirituales del pueblo. Los falsos centinelas caen primero. De nadie se tendrá piedad y ninguno escapará. Hombres, mujeres, doncellas y niños perecerán juntos. "Jehová sale de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad; la tierra también descubrirá sus homicidios, y no encubrirá más a sus muertos" (Isa. 26: 21, VM). . . En la loca lucha de sus propias desenfrenadas pasiones y debido al terrible derramamiento de la ira de Dios sin mezcla de piedad, caen los impíos habitantes de la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en general, ricos y pobres, grandes y pequeños. "Y los muertos por Jehová en aquel día estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni enterrados" (Jer. 25: 33, VM)” [Elena G. de White, “Maranatha”, pág. 294]

CAPÍTULO 10 “UN LIBRO INCOMPRENDIDO” 174

El capítulo 10 del Apocalipsis y también parte del capítulo 11 constituyen un paréntesis entre la sexta y la séptima trompeta. Recordemos que el capítulo 9 se cierra con la descripción de los eventos relacionados con la sexta trompeta, sin embargo, no se introduce la séptima trompeta hasta el capítulo 11, a partir del versículo 15, de modo que los eventos descritos antes de esto, no necesariamente hacen parte de las trompetas, sino que son hechos que ocurren con antelación pero que deben ser conocidos por quienes siguen el curso profético de los acontecimientos de la historia humana. Recuerde también, que la sexta trompeta período correspondiente al derramamiento de la sexta plaga, describe los acontecimientos que habrán de conducir al mundo a la batalla de Armagedón durante el período de la séptima trompeta. Durante este último período, será derramada la séptima plaga y se producirá la segunda venida de Cristo, llegando para el mundo el tiempo de la siega simbólica de Apocalipsis 14:14-22 y con ello el fin del mundo. ¿Perecerán todos los habitantes de la Tierra? ¿Quiénes serán los que habrán de sobrevivir a la ira de Dios? ¿Existirá la iglesia de Cristo en el tiempo del fin? ¿Cuál será esa iglesia? ¿De dónde surgirá y cómo podrán identificarla los hombres? Estas son algunas de las interrogantes que hallan respuesta en la Biblia a partir del capítulo 10 del Apocalipsis, en que se dan detalles que permitirán identificar a la verdadera iglesia de Cristo en el tiempo del fin, permitiendo diferenciarla de cualquier otra comunidad o agrupación religiosa que profese el nombre de Cristo en la actualidad. En el capítulo 10 se revela además el tiempo y las circunstancias en que habría de surgir la verdadera iglesia cristiana tras el largo dominio ejercido por el papado durante la Edad Media. Complementándose con los capítulos 7 y 14 del Apocalipsis, el capítulo 10 deja ver con absoluta claridad que en el surgimiento de los adventistas del séptimo día en el escenario mundial, se cumplió fielmente la profecía que revelaba la manifestación de la iglesia de Cristo en el tiempo del fin.

1 EL ÁNGEL CERCADO DE UNA NUBE [Apocalipsis 10:1] Después de describir los eventos que dicen relación con la sexta trompeta, el apóstol Juan declara lo siguiente: “Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.” ¿Quién es este ángel descrito por Juan? Por las características que de él se reseñan, es de toda evidencia que el ángel es el Señor Jesús. Como se ha establecido en capítulos anteriores, no es extraño que a Jesús se le llame “ángel” en las Sagradas Escrituras. Recordemos que la palabra “ángel” significa literalmente mensajero y en hecho, Jesús es el principal mensajero de Dios. Consecuentemente, el apóstol Pablo lo llama “arcángel”, expresión griega que significa “primer mensajero” o “mensajero principal”. [1 Tesalonicenses 4:16] Del mismo modo, en el libro de Apocalipsis 8:3-5, se hace referencia a Jesús como al ángel que delante de Dios está de pie junto al altar del incienso intercediendo por nosotros en el santuario celestial. Siendo así, bien podemos aplicar el término “ángel” utilizado en Apocalipsis 10:1 al Señor Jesucristo, lo cual se ve reforzado al analizar las características con que se describe al ángel de este capítulo.

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- CERCADO DE UNA NUBE.- En la Biblia sólo Jesús es descrito como trasladándose en una nube, estando sentado sobre una nube o siendo cubierto por una nube. [Mateo 24:30-31; 26:64; Hechos 1:9; Apocalipsis 1:7; 14:14] Evidentemente esta nube es simbólica y no literal. El término “nube” es utilizado en la Biblia para describir una muchedumbre o multitud. Así es utilizado el símbolo en Hebreos 12:1. Notemos que el término “nube”, cuando se relaciona con Cristo es usado en conexión con los ángeles del cielo quien en hecho, son quienes conforman la “nube” que siempre es mencionada acompañando a Jesús. Millares y millares de ángeles celestiales forman la nube celestial que acompaña al Hijo de Dios. [Lea nuevamente Mateo 24:30-31] Analicemos lo anterior a la luz del siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de obscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador. Ya no es "varón de dolores," que haya de beber el amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a juzgar a vivos y muertos. "Fiel y veraz," "en justicia juzga y hace guerra." "Y los ejércitos que están en el cielo le seguían." (Apocalipsis 19: 11, 14, V.M.) Con cantos celestiales los santos ángeles, en inmensa e Innumerable muchedumbre, le acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas radiantes,- "millones de millones, y millares de millares." [CS 698-699] - Y EL ARCO CELESTE SOBRE SU CABEZA.- El arco iris del pacto, el arco que circunda el Trono de Dios, sólo puede ser visto sobre la cabeza de Cristo. El arco iris de la promesa es la garantía que se ha dado al hombre de que la misericordia de Dios nunca lo abandonará. El arco que circunda el trono divino es el testimonio eterno de que Dios cumple sus promesas y que asegura salvación al pecador. Jesús, siendo uno con Dios, partícipe de su misma naturaleza y sustancia, es circundado por el arco iris del pacto, lo cual deja ver claramente que el ángel de Apocalipsis 10 es el Hijo de Dios. -Y SU ROSTRO ERA COMO EL SOL, Y SUS PIES COMO COLUMNAS DE FUEGO.- Las características que describe Juan con relación al ángel de Apocalipsis 10 son las mismas que él utilizó para describir a Jesús en Apocalipsis 1:12-16. Estas expresiones dejan ver que la luz ilumina el rostro de Cristo y que esa luz es el fundamento inconmovible de su fortaleza. El Espíritu de Profecía también identifica al ángel poderoso de Apocalipsis 10 como el Señor Jesús: “El ángel poderoso que instruyó a Juan era nada menos que Jesucristo. Con su pie derecho en el mar y el izquierdo en la tierra seca, muestra el papel que está cumpliendo en las escenas culminantes del gran conflicto entre Cristo y Satanás. Esta posición denota su poder supremo y su autoridad sobre la tierra.” [Elena G. de White, 7 CBASD 971]

2 EL LIBRITO ABIERTO [Apocalipsis 10:2] 176

Sobre el “librito” abierto que Jesús tenía en su mano, hay varias interpretaciones. Hay quienes dicen que se trata del libro sellado con siete sellos del capítulo 5 y que Juan vió en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono. Otros afirman que el libro abierto es la propia Biblia, que se hará accesible a todo el mundo en el último tiempo. Los adventistas del séptimo día, creemos que el librito abierto que el poderoso ángel tenía en su mano es el libro de Daniel, cuyo contenido profético sería revelado especialmente en el tiempo del fin. En hecho, la interpretación del capítulo 10 del Apocalipsis se considera como una revelación anticipada de un importante suceso en la vida denominacional de los adventistas del séptimo día, un suceso que llegó a ser conocido históricamente como “el chasco adventista”. La primera interpretación, es decir, la que propone que el librito abierto corresponde al libro sellado de Apocalipsis 5, no resulta consecuente desde el punto de vista filológico, toda vez que el término griego que Juan usa para referir al “librito” del capítulo 10 es βιβλαρίδιον , mientras que el mismo Juan utiliza el término βιβλίον, para referirse al libro sellado del capítulo 5. La diferencia en el uso de los términos es concluyente y no permite asociar ambos libros. Por otra parte, como hemos visto anteriormente, el libro sellado del capítulo 5 contiene un registro de los hechos malvados de aquellos que participaron del enjuiciamiento, condena y crucifixión de Jesús, libro que será abierto en ocasión de la segunda venida de Cristo y mucho tiempo después de que haya concluído el tiempo de gracia. Consecuentemente, el librito de Apocalipsis 10 no puede ser el libro sellado con siete sellos, ya que con relación a este libro se da la orden de profetizar a muchos pueblos o a los pueblos de la Tierra, evento que no revestiría ninguna trascendencia una vez que termine el tiempo de gracia, ya que la proclamación de un mensaje especial después de concluido el tiempo de gracia, no cambiaría la decisión definitiva tomada en el cielo respecto a cada ser humano. La segunda interpretación, que propone que el librito abierto es la Biblia no resulta lógica. Aceptar dicha interpretación sería equivalente a concluir que no hubo conocimiento de la Biblia antes del tiempo del fin, es decir antes de que el librito se abriera. Por otra parte, la Biblia no es un “librito” sino un conjunto de libros, Este conjunto de libros nunca ha estado sellado u oculto a la comprensión de los hombres, sino que por el contrario, el conocimiento divino siempre ha estado disponible a los que escudriñan las Escrituras con el deseo de aprender. [Mateo 24:15] Algunos aspectos relacionados con el librito mencionado por Juan en el capítulo 10 del Apocalipsis, nos ayudarán a identificarlo claramente: & 1) Es un libro pequeño.- El lenguaje que emplea el apóstol Juan para referirse al documento que vió en la mano de Jesús permite concluir que se trata de un libro pequeño, no de un documento extenso. La expresión griega βιβλαρίδιονse traduce en los diccionarios como librito, rollo pequeño o breve documento. 2) El librito está abierto.- Lo cual deja ver que el librito en algún momento estuvo cerrado o sellado al entendimiento del hombre. 3) El estudio del librito impulsó un gran movimiento misionero a favor de muchos pueblos o naciones. 177

¿Qué libro estuvo cerrado al entendimiento humano para ser abierto su comprensión en el tiempo del fin? ¿El estudio de cuál libro provocó un gran impulso misionero en el mundo? Si permitimos que la Biblia se interprete a sí misma, siguiendo el principio de interpretación analógica, encontraremos que las Sagradas Escrituras mencionan tan sólo un libro que fue sellado por la Providencia divina en el tiempo antiguo para ser abierto al entendimiento humano en el tiempo del fin. Este libro es el libro de Daniel. [Daniel 12:4] Puesto que el libro del Apocalipsis habla de los eventos que debían acontecer en el tiempo del fin, es claro que entre sus revelaciones, debía contener alguna mención a la apertura del libro de Daniel. Siguiendo esa línea de pensamiento, es dable concluir que el librito abierto que el ángel poderoso tiene en su mano, sea el libro de Daniel, cuya apertura debía producirse en la época del fin. La historia confirma que cuando el libro de Daniel comenzó a ser estudiado por creyentes de distintas partes del mundo a finales del Siglo XVIII, se tradujo dicho estudio en una grata experiencia para los cristianos de aquel tiempo, ya que con relación a los períodos proféticos de que habla este libro, muchos llegaron a la feliz conclusión de que la segunda venida de Cristo era inminente y que el establecimiento glorioso del Reino de Dios era una expectativa segura y que debía producirse en aquel tiempo. El libro de Daniel fue diligentemente estudiado a principios del Siglo XIX. Se puso especial interés en los largos períodos proféticos de que habla Daniel especialmente en los capítulos 7, 8, 9 y 12. Se llegó a la conclusión de que esos períodos debían terminar para aquella época. Se estudió detenidamente los símbolos procurando ubicarlos correctamente en los tiempos cronológicos descritos. Uno de los períodos proféticos más particularmente estudiados fue el de Daniel 8:14, resultando el estudio de este pasaje en el desarrollo de uno de los avivamientos espirituales más sorprendentes que se haya visto en país cualquiera desde los tiempos de Pentecostés o la Reforma del Siglo XVI. Aplicando el principio bíblico de interpretar un día por un año de acuerdo a Números 14:34 y Ezequiel 4:6, se llegó a la conclusión de que los 2.300 días de tarde y mañana de que hablaba Daniel 8:14, correspondían a años literales, lo cual indudablemente dejaba ver que el fin de ese período, comenzando en 457 a.C según Daniel 9:24-27, debía ser ubicado en algún tiempo cercano a la primera mitad del Siglo XIX, más específicamente en 1844. & Tal conclusión causó gran conmoción en los creyentes y estudiosos en general. Se pensó que la Tierra era el santuario a ser purificado al final de los 2.300 días y se asoció este importante evento con la segunda venida de Cristo. La expectativa de la segunda venida de Cristo causó un gran impulso misionero especialmente en Norteamérica. Multitudes se convirtieron al cristianismo y muchos creyentes que hasta entonces sólo habían expresado una tímida fe, sintieron arder sus corazones y dieron lugar a un gran avivamiento espiritual. No obstante lo anterior, un error interpretativo amargaría la experiencia de esos creyentes sinceros. La segunda venida de Cristo no se produjo en 1844 como se esperaba y ese desengaño llegó a conocerse más tarde como “el gran chasco adventista”. Los anuncios hechos por los adventistas se desvanecieron dejando un gran desaliento entre quienes habían proclamado con fervor la bienaventurada esperanza 178

del advento. El desengaño mismo fue además agravado por las burlas de aquellos que no miraban con buenos ojos a este grupo de entusiastas estudiosos de la Biblia y que a más de eso, los tenían como alarmistas y agoreros de malos presagios. El mensaje del advenimiento de Cristo, que en boca de los creyentes fue dulce como la miel, sería amargado producto de un desdichado error de interpretativo en la lectura de la Biblia. Si bien muchos abandonaron la fe y se volvieron contra el mensaje que antes proclamaran, la fe y constancia de los creyentes sinceros les llevaron a inquirir la razón que había dado lugar al lamentable error de interpretación. Esta investigación, acompañada de ferviente oración, condujo a aquellos cristianos a una nueva y definitiva posición. Los “adventistas” concluyeron que los 2.300 días de que hablaba Daniel y que referían a años literales, se relacionaban no con la Tierra sino con el santuario celestial donde Jesús intercede por nosotros, algo que en principio no habían reparado y que sin duda los había llevado al desencanto de sus frustradas esperanzas. La luz concerniente al santuario celestial constituyó en adelante el fundamento y base de la fe de aquellos cristianos, los que más tarde se harían conocidos como adventistas del séptimo día. Estos cristianos, sintiéndose depositarios de un importante conjunto de verdades firmemente establecido en la Biblia, sintieron un vivo deseo de compartir su experiencia con todos cuantos quisieren conocerlas. Se inicio así un gran movimiento misionero que hoy constituye una obra que se extiende por el mundo entero. Todo lo anteriormente expuesto, permite establecer que el librito abierto que el ángel poderoso tenía en su mano corresponde al libro de Daniel que al ser estudiado y dado a conocer al pueblo, impulsó un gran movimiento misionero y el surgimiento histórico de los adventistas del séptimo día. Consideremos lo anterior a la luz del siguiente párrafo del Espíritu de Profecía: “El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino la porción de la profecía de Daniel que se refería a los últimos días… (Daniel 12:4). Cuando se abrió el libro se proclamó: ‘El tiempo no será más’ (Veáse Apoc. 10:6). Ahora ha sido abierto el libro de Daniel, y la revelación hecha por Cristo a Juan debe llevarse a todos los habitantes de la tierra.” [2 MS 120] Según se desprende de este pasaje, no todo el libro de Daniel fue sellado hasta el tiempo del fin sino sólo “la porción de la profecía de Daniel que se refería a los últimos días.” En hecho, el mensaje dado por Cristo diciendo: “El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio” hacía referencia a las profecías de Daniel contenidas en el capítulo 9 del libro de Daniel y que dicen relación con las setenta semanas proféticas dadas en conexión con el pueblo judío. El mismo Jesús aludió a las profecías de Daniel cuando anunció la destrucción de Jerusalén. [Marcos 1:15; Mateo 24:15] Todo esto deja ver que las profecías de Daniel no fueron selladas por completo hasta el tiempo del fin por cuanto muchas de esas profecías hallaron su cumplimiento en el pasado y aún en el propio tiempo de Cristo y en hecho fueron estudiadas y comprendidas en esas épocas. Las profecías que fueron selladas comprendían sólo aquellas que referían al tiempo del fin.

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De acuerdo a lo expresado en el Espíritu de Profecía el libro de Daniel fue desellado a contar de 1798, al final del período de supremacía papal: “Pero desde 1798 el libro de Daniel ha sido desellado, la ciencia de las profecías ha aumentado y muchos han proclamado el solemne mensaje del juicio cercano.” [CS 405] Analicemos el siguiente comentario: “Una razón básica por la cual las profecías de la última parte de Daniel fueron selladas al entendimiento de los hombres, es ahora clara. Contienen información acerca de los muchos siglos que pasarían antes del regreso del Señor. Para los que vivieron entonces, el conocimiento de esos vastos períodos, podría haber tenido un efecto perjudicial. Así el Señor cerró esas profecías, y las abrió sólo cuando esos períodos estaban casi finalizando.” [Ricardo Cabero A., “Sermones para pastores y predicadores laicos.”, pág. 121]

3 UN PIE SOBRE EL MAR Y EL OTRO SOBRE LA TIERRA El ángel que Juan vió con el librito abierto en su mano tenía “su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra.” ¿Qué simboliza esta posición adoptada por el ángel? Veamos. En el contexto del Apocalipsis, los símbolos “mar” y “tierra” a más de que representan dos clases bien diferenciadas de personas, representan además dos lugares geográficos. El mar simboliza “pueblos, muchedumbres y lenguas”, el lugar de donde surge la Bestia de Apocalipsis 13:1, el papado, que históricamente surgió en Europa. La tierra por otra parte, simboliza a gente creyente pero no necesariamente cristiana, la cristiandad protestante, de donde surgió la bestia de cuernos semejantes a los de un cordero de Apocalipsis 13:11 y que representa a los Estados Unidos, potencia que surgió históricamente en Norteamérica. Siendo así, el ángel es representado como teniendo un pie sobre Europa y el otro sobre América, lo cual deja ver que el mensaje proclamado con relación al librito abierto de Apocalipsis 10 sería dado a conocer ampliamente en ambos continentes como en verdad sucedió. El mensaje inspirado en el librito abierto debía traspasar las barreras oceánicas y convertirse en un mensaje de alcance mundial. & Efectivamente, el estudio del libro de Daniel, cuyo contenido anunciaba el fin del tiempo profético, originó un gran movimiento misionero. El mensaje mismo comenzó a proclamarse primeramente en Norteamérica para posteriormente asentarse con firmeza en Europa, asentándose firmemente en el corazón de los habitantes de ese antiguo continente. Lo expuesto es consecuente con lo enseñado por el Espíritu de Profecía: “El ángel de Apocalipsis 10 se lo presenta con un pie en el mar y el otro sobre la tierra para demostrar que el mensaje se llevará a países distantes; se cruzará el océano y las islas del mar escucharán la proclamación del último mensaje de amonestación dado a nuestro mundo.” [2 MS 123]

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“Con su pie derecho en el mar y el izquierdo en la tierra seca, muestra el papel que está cumpliendo en las escenas culminantes del gran conflicto entre Cristo y Satanás. Esta posición denota su poder supremo y su autoridad sobre la tierra.” [Elena G. de White, 7 CBASD 971]

4 EL CLAMOR DEL ÁNGEL Y LA VOZ DE LOS SIETE TRUENOS [Apocalipsis 10:3-4] El apóstol Juan dice que el ángel poderoso “clamó con grande voz, como cuando un león ruge: y cuando hubo clamado, siete truenos hablaron sus voces.” Lo expresado por Juan respecto al ángel que “clamó con grande voz, como cuando un león ruge,” resultaba familiar para los cristianos de su época, ya que en los escritos de los antiguos profetas solían ser utilizadas expresiones semejantes en conexión con Dios. [Amós 3:8; Oseas 11:10] El uso de esta expresión aplicada al ángel de Apocalipsis 10, ayuda a definir que el ángel mismo es Jesús, a quien en el mismo libro del Apocalipsis se lo llama como “el león de la tribu de Judá.” [Apocalipsis 5:5] Los “siete truenos” que Juan menciona corresponden a los ángeles de las siete iglesias, los mismos que son comisionados para tocar las siete trompetas y derramar las siete copas que contienen la ira de Dios. Juan expresa que cuando el ángel poderoso clamó con grande voz, los siete ángeles “hablaron sus voces” dando a conocer un mensaje que al tenor del contexto, revestía gran importancia y que fue proclamado con voz como de trueno. Intentar interpretar lo que los ángeles hablaron resulta imposible. Inmediatamente después de que los ángeles hablaron, se dio la orden a Juan: “Sella las cosas que los siete truenos han hablado, y no las escribas” de lo cual se entiende que el conocimiento de esos mensajes quedó vedado a los hombres formando parte de las cosas secretas que pertenecen sólo a Dios. [Deuteronomio 29:29] Sobre este aspecto de lo hablado por los siete truenos un conocido autor expresa lo siguiente: & “Sería vano especular sobre los siete truenos con la esperanza de obtener conocimiento definido de lo que expresaron. Se dijo evidentemente algo que no convenía que la iglesia supiese. Debemos aceptar las instrucciones que recibió Juan al respecto, y dejarlas donde las dejó, selladas, sin escribir, y por lo tanto, desconocidas para nosotros.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 168] Para una mejor comprensión, recogemos el siguiente comentario inspirado: “La luz especial otorgada a Juan y expresada en los siete truenos era una descripción de los eventos que habrían de ocurrir bajo los mensajes angélicos primero y segundo. Para el pueblo no era lo mejor conocer estas cosas, así la fe de ellos sería probada. Dios planificó proclamar verdades más maravillosas y avanzadas. Los mensajes primero y segundo debían ser anunciados, pero no habría de ser revelada más luz hasta que estos mensajes hubiesen hecho su labor específica. Esto estaba

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representado por la imagen del ángel parado con un pie en el mar, y que proclama con un solemne juramento que el tiempo ya no sería más.” [Elena G. de White, 7 CBASD 971]

5 EL JURAMENTO DEL ÁNGEL [Apocalipsis 10:5-7] Dado que el capítulo 10 del Apocalipsis está directamente relacionado con el libro de Daniel, es razonable concluir que el juramento formulado por el ángel que estaba con un pie sobre el mar y el otro sobre la tierra esté vinculado con ese libro inspirado y que la expresión “el tiempo no será más” haya sido pronunciado en conexión con los períodos proféticos mencionados en el libro de Daniel. El juramento en sí, nos hace recordar los pasajes de Daniel en que un varón vestido de lienzos formula un juramento con características similares a las de Apocalipsis. [Daniel 12:6-10] ¿Qué relación existe entre ambos juramentos? Primero, que el varón vestido de lienzos descrito por Daniel es Jesús, según se desprende de comparar Daniel 10:4-6 con Apocalipsis 1:12-16. Este mismo varón vestido de lienzos que pronuncia un juramento en cuanto a los tiempos proféticos dados a conocer a Daniel es quien pronuncia un juramento semejante en presencia de Juan y en que declara que “el tiempo no será más.” Lo expuesto, deja ver que ambos juramentos se relacionan con el “tiempo”, no el tiempo cronológico sino el tiempo profético. Segundo, que de una comparación de Daniel con el Apocalipsis se puede apreciar que, mientras que el primer juramento es pronunciado en ocasión del sellamiento del libro, el segundo juramento es pronunciado en ocasión de la apertura del mismo. ¿Por qué es pronunciado un juramento con relación al tiempo profético? Sencillamente porque después de recibir las revelaciones que hablaban de la persecución de que sería objeto el pueblo de Dios y el pisotear de la verdad durante el período de los 1.260 años y 2.300 años respectivamente, el profeta Daniel sintió un profundo pesar en su corazón, pesar que le llevó a preguntar con interés: “¿Cuándo será el fin de estas maravillas?” y “¿Cuándo será el cumplimiento de estas cosas?” [Daniel 12:6 y 8] Puesto que la apertura del libro de Daniel arrojaría luz sobre los períodos proféticos antes mencionados, llegando éstos a su conclusión en 1798 y 1844 respectivamente, es consecuente concluir que el juramento del ángel de Apocalipsis 10 refiere al término de estos períodos proféticos y no al tiempo cronológico. De ahí entonces que la declaración del ángel en el sentido de que el “el tiempo no será más,” no refiere a que llegó el fin del tiempo para este mundo, sino tan sólo que no habrá que esperar nuevos períodos proféticos antes de que se produzca la segunda venida de Cristo. Siendo así, el estudio y comprensión de los períodos proféticos de Daniel nos llevan invariablemente a concluir que la segunda venida de Cristo está cerca. Analicemos los siguientes comentarios de autores adventistas:

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“’El tiempo no será más.’ ¿Cuál es el significado de esta solemnísima declaración? No puede significar que con el mensaje de este ángel, acabaría el tiempo, como se lo computa en este mundo, en comparación con la eternidad.” “Debe significar, pues, el tiempo profético, porque no hay otro al cual pueda referirse.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 168-169] “En Daniel 12 el ‘hombre’ jura que el libro sería sellado hasta el tiempo del fin, es decir, hasta el momento cuando los 1.260 y los 2.300 días llegarán a su fin. En Apocalipsis 10 el ‘ángel’ sostiene el libro y jura que el tiempo, es decir, el tiempo profético, ha llegado a su fin. Llegamos a la conclusión, entonces, de que lo que dijo el ángel se traduce mejor si se lo hace directamente del griego original para decir: ‘No habrá más tiempo’, con el entendimiento de que el tiempo profético de los 1.260 y los 2.300 días estaban llegando a su fin.” [C. Mervin Maxwell, “El Apocalipsis: sus revelaciones,” pág. 304-305] “La aplicación de estos hechos a la declaración de Apo. 10 ahora llega a ser clara. Las profecías de Daniel detallan tanto el tiempo de la persecución de la iglesia como el tiempo del fin, que culmina en la segunda venida de Jesús. Las profecías de Juan abarcan el mismo tiempo. Anhelamos el tiempo en que podamos decir: ‘Desde ahora no habrá más dilación. Este es el fin. No hay más profecías acerca del tiempo. No más largos siglos antes del regreso de Jesús’ ¿Habrá un tiempo tal? ¡Ciertamente! Jesús anunció exactamente eso en las palabras de Apoc. 10:6: ‘El tiempo no será más’; esto es, ya no habrá tiempo simbólico o profético.” [Ricardo Cabero A., “Sermones para pastores y predicadores laicos.”, pág. 122] “Esta proclamación marca el fin del tiempo profético y nos introduce en los último días.” [Joseph J. Battistone, “Verdad Presente, Gloria Futura”, pág. 87] Por último, todo lo anterior, está avalado por el Espíritu de Profecía que señala lo siguiente: “Este tiempo, que el ángel anuncia con solemne juramento, no es el fin de la historia del mundo, ni del tiempo de prueba, sino del tiempo profético, que habría de preceder el advenimiento del Señor. Esto significa que el pueblo no tendría otro mensaje que involucra un período definido. Luego de este lapso, que se extiende de 1842 a 1844, ya no habría tiempo definido. El período más largo se había extendido hasta el otoño de 1844.” [Elena G. de White, 7 CBASD 971] &

EL TIEMPO NO SERÁ MAS

Las palabras pronunciadas por el ángel en su juramento son traducidas en nuestra versión Reina-Valera de la Biblia como “el tiempo no será más.” Sin embargo, en otras traducciones esas mismas palabras son vertidas como “no habrá más dilación,” o “ya no habrá más demora”. La última traducción aparece en las versiones más modernas de la Biblia, aunque en la casi totalidad de las versiones antiguas aparece en forma similar a nuestra versión. La versión Nacar-Colunga por ejemplo traduce: “”ya no habrá más tiempo”. De igual manera traduce la versión Torres-Amat. De acuerdo a lo anterior, se concluye que las versiones antiguas de la Biblia traducen del griego la palabra “tiempo” donde las versiones más modernas traducen “dilación” o “demora”. Frente a esto cabe preguntar, ¿cuál es la traducción correcta? 183

Como primer punto, debemos saber que nuestras versiones españolas de la Biblia que vierten “el tiempo no será más”, proceden del griego ὅτι χρόνος οὐκέτι ἔσταιque traducido palabra por palabra quiere decir literalmente: “porque el tiempo no será más” o más precisamente “porque un tiempo no será más.” La palabra en discusión es χρόνοςque significa tiempo y que es empleada en nuestro vocabulario en palabras como “cronología” y “cronómetro” que refieren al estudio y la medición del tiempo respectivamente. La palabra anteriores traducida como “tiempo” más de 30 veces en las escrituras el Nuevo Testamento, algunas de las cuales son: Mateo 2:7 y 16; Lucas 1:57; Gálatas 4:4. La única vez que dicha palabra griega es traducida por “dilación” o “demora” en las versiones modernas es en Apocalipsis 10:6, lo cual resulta altamente inconsecuente desde el punto de vista filológico, es decir, de aquel que se ocupa del correcto sentido de las palabras en la lengua original en que éstas fueron escritas. El afamado diccionario de griego antiguo publicado por Lidell y Scott, asigna la traducción “tiempo” a la palabra χρόνοςno asignándole de modo alguno el sentido de “dilación” o “demora”. Igual situación se observa con relación al diccionario de griego publicado por C.W.H. Lampe, el cual asigna la traducción “tiempo” y en ningún caso “dilación” o “demora”. Todo lo anterior, deja ver que las traducciones modernas que vierten la expresión χρόνοςde manera distinta a “tiempo” no están en lo correcto. ¿Por qué se produce esto? Probablemente porque la palabra χρόνοςdel texto de Apocalipsis 10:6 no va precedida del artículo definido, lo cual indica que no refiere al tiempo en general o cronológico y en consecuencia ha llevado a algunos a traducir el término de manera diferente, ya que al no llevar artículo, la palabra parece referir más bien a “un tiempo” o a un “período de tiempo” y no al tiempo común. En este sentido, se hace claro que la traducción “un tiempo” es la más acertada, toda vez que el texto habla de un tiempo específico o una clase de tiempo y no del tiempo cronológico. Lo anterior, ha motivado a que algunos traductores viertan χρόνοςcomo “demora” o “dilación” al asumir que refiere a un período de tiempo y no al tiempo mismo. Es claro sin embargo, que tal traducción no es correcta por cuanto, la expresión griega en estudio significa “tiempo” y no “demora” o “dilación”, todo lo cual, concuerda plenamente con la interpretación que sostiene que el texto mismo refiere al “tiempo profético” y no al “tiempo común.” En Mateo 24:48 se utiliza la expresión demora, refiriéndose a la segunda venida de Cristo y la palabra griega usada en este caso es ΧρονίζειIgual sucede en Mateo 25:5 donde se habla de la tardanza del esposo de la parábola de las vírgenes y en cuyo caso se utiliza la expresión griega χρονίζοντος En el caso de Apocalipsis 10:6 la palabra utilizada es χρόνοςy no χρονίζοςpor lo que no cabe la traducción “dilación” o “demora” sino correctamente la traducción debe ser “tiempo”. Por otra parte, el capítulo 10 del Apocalipsis refiere al fin del tiempo profético revelado en el libro de Daniel de modo que la traducción “dilación” o “demora” destruye la conexión que existe entre ambos escritos inspirados.

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6 EL MISTERIO DE DIOS Una vez que el poderoso ángel pronunció su juramento, el apóstol Juan agrega: “Pero en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, como él lo anunció a sus siervos los profetas.” Aplicando el principio de analogía bíblica, podemos definir el significado de la expresión el “misterio de Dios”. Efectivamente, en su epístola a los gálatas, el apóstol Pablo expresa que el Evangelio que él predica, no le ha sido dado a conocer por intervención humana sino por revelación divina [Gálatas 1:11-12]. Esta revelación del Evangelio recibida por el apóstol es llamada por él mismo como “el misterio” y “el misterio de Cristo” en su epístola a los efesios. [Efesios 3:3-5] Este misterio de Cristo al cual el apóstol hace referencia, es llamado también en la misma carta como “el misterio del Evangelio.” [Efesios 6:19] De todo lo expuesto, se deduce que “el misterio de Dios” es el Evangelio, el plan divino para la salvación del hombre y que deja ver la misteriosa encarnación de Dios para redimir a la humanidad. [Efesios 1:9-10; 3:9-11; Colosenses 4:3; 1 Timoteo 3:16] Los escritos del Espíritu de Profecía confirman la aplicación propuesta: “El maravilloso y misericordioso propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual "desean mirar los ángeles," y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario, se verá que la ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo; que el amor que "no busca lo suyo" tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz inaccesible al hombre.” [DTG 11] “La encarnación de Cristo es el misterio de todos los misterios. Cristo era uno con el Padre, y sin embargo estuvo dispuesto a descender de la exaltada posición de quien era igual a Dios. Para poder cumplir su plan de amor para la raza caída, él se convirtió en hueso de nuestro hueso y carne de nuestra carne. Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de la gran ley de la herencia. Y la historia de sus antepasados terrenales demuestra cuáles eran aquellos efectos. Mas él vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y darnos el ejemplo de una vida sin pecado.” [Elena G. de White, “Dios nos cuida”, pág. 72] “El misterio de la cruz explica todos los demás misterios. A la luz que irradia del Calvario, los atributos de Dios que nos llenaban de temor respetuoso nos resultan hermosos y atractivos. Se ve que la 185

misericordia, la compasión y el amor paternal se unen a la santidad, la justicia y el poder. Al mismo tiempo que contemplamos la majestad de su trono, tan grande y elevado, vemos su carácter en sus manifestaciones misericordiosas y comprendemos, como nunca antes, el significado del apelativo conmovedor: "Padre nuestro." [CS 710] La palabra misterio del griego μυστήριονrefiere al secreto sagrado de Dios y que es dado a conocer a sus siervos por revelación del cielo. En Apocalipsis 10:7, “el misterio de Dios” señala al Evangelio y la consumación del propósito salvador de Dios. Con el sonar de la séptima trompeta, quedará consumado el plan de la redención y quedará expedito el camino para el establecimiento definitivo del Reino de Dios.

7 UNA EXPERIENCIA DULCE Y AMARGA [Apocalipsis 10:8-10] Con relación al librito que el ángel tenía en su mano, el apóstol Juan recibió la siguiente orden: “Ve, y toma el librito abierto de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito, y él me dijo: Toma, y trágalo, y él te hará amargar tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.” Como representante de la iglesia, Juan es comisionado para tomar el librito de la mano del ángel. Esto no quiere decir que sería el propio apóstol quien literalmente tomaría el librito y sería llamado a profetizar a muchos pueblos, sino que la iglesia, indistintamente de la época, es quien ha recibido de Cristo la sagrada comisión de llevar el Evangelio a todo el mundo. El lenguaje usado por el apóstol con relación al documento es simbólico y resulta familiar para los cristianos de su época, ya que el acto simbólico de comer y digerir los mensajes de Dios, era frecuentemente utilizado en los días de los profetas para representar la aceptación o rechazo de la voluntad de Dios expresada en ellos. [Vea Salmo 119:103; Jeremías 15:16; Ezequiel 3:1-3] En conexión con el librito que Juan recibió de manos del ángel poderoso, se dijo que al comerlo, éste sería dulce en la boca y amargo en el vientre. El apóstol escribe: “Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo devoré, y era dulce en mi boca como la miel, y cuando lo hube devorado, fue amargo en mi vientre.” & Puesto que el acto de comer el librito está en directa relación con el tiempo en que el librito mismo había de ser abierto, es decir el tiempo del fin, se hace claro que quien en definitiva estaba llamado a comer el librito y asimilarlo no era en verdad Juan, sino los creyentes que habían de hacer esa experiencia en el tiempo del fin, cuando la porción del libro de Daniel que estaba sellada fuese abierta. Esa experiencia fue la de aquellos que a finales del Siglo XVIII y comenzando el Siglo XIX, se abocaron al estudio del libro de Daniel, especialmente las profecías relacionadas con períodos largos de tiempo y que producto de aquel estudio, llegaron a la feliz conclusión de que el Señor Jesús pronto habría de venir en las nubes del cielo con grande poder y gloria. El mensaje de aquellos cristianos fue dulce en su boca. Nada podía comparar el gozo de quienes se abocaron a proclamar al mundo el pronto advenimiento de Cristo. No obstante, la fecha que aquellos 186

creyentes habían propuesto para la consumación de sus esperanzas, 1844, no dio lugar a la consumación de sus anhelos, sino que en definitiva e inesperadamente se transformó en un amargo chasco. ¿Cómo llegaron aquellos creyentes a experimentar tan amarga experiencia? Elena G. de White, como testigo directo de los acontecimientos nos ilustra al respecto: “Un agricultor íntegro y de corazón recto [Guillermo Miller], que había llegado a dudar de la autoridad divina de las Santas Escrituras, pero que deseaba sinceramente conocer la verdad, fue el hombre especialmente escogido por Dios para dar principio a la proclamación de la segunda venida de Cristo.” [CS 363] “Con profundo interés estudió los libros de Daniel y el Apocalipsis, siguiendo los mismos principios de interpretación que en los demás libros de la Biblia, y con gran gozo comprobó que los símbolos proféticos podían ser comprendidos. Vio que, en la medida en que se habían cumplido, las profecías lo habían hecho literalmente; que todas las diferentes figuras, metáforas, parábolas, similitudes, etc., o estaban explicadas en su contexto inmediato, o los términos en que estaban expresadas eran definidos en otros pasajes; y que cuando eran así explicados debían ser entendidos literalmente.” [CS 367] “Miller encontró que la venida verdadera y personal de Cristo está claramente enseñada en las Santas Escrituras.” [CS 370] “La profecía que parecía revelar con la mayor claridad el tiempo del segundo advenimiento, era la de Daniel 8: 14: "Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el Santuario."” [CS 371] “Siguiendo la regla que se había impuesto, de dejar que las Sagradas Escrituras se interpretasen a sí mismas, Miller llegó a saber que un día en la profecía simbólica representa un año (Números 14: 34; Ezequiel 4: 6); vio que el período de los 2.300 días proféticos, o años literales, se extendía mucho más allá del fin de la era judaica, y que por consiguiente no podía referirse al santuario de aquella economía. Miller aceptaba la creencia general de que durante la era cristiana la tierra es el santuario, y dedujo por consiguiente que la purificación del santuario predicha en Daniel 8:14 representaba la purificación de la tierra con fuego en el segundo advenimiento de Cristo. Llegó pues a la conclusión de que si se podía encontrar el punto de partida de los 2.300 días, sería fácil fijar el tiempo del segundo advenimiento. Así quedaría revelado el tiempo de aquella gran consumación, "el tiempo en que concluiría el presente estado de cosas, con todo su orgullo y poder, su pompa y vanidad, su maldad y opresión, . . . el tiempo en que la tierra dejaría de ser maldita, en que la muerte sería destruída y se daría el galardón a los siervos de Dios, a los profetas y santos, y a todos los que temen su nombre, el tiempo en que serían destruídos los que destruyen la tierra."” [CS 371] Como resultado de un diligente estudio de la Biblia y la historia, se llegó a la conclusión de que los 2.300 años de la profecía habían comenzado muy atrás en el tiempo, en el año 457 a.C, fecha en que Artajerjes decretara la restauración de la ciudad y el templo de Jerusalén tras el cautiverio babilónico. Esa fecha de inicio remontaba hasta el año 1844 de nuestra propia era, fecha en que debían culminar los 2.300 años señalados en Daniel 8:14 y que anunciaban la purificación del santuario.

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Habiendo concluído precipitadamente que la Tierra era el santuario que la profecía especificaba, los hermanos adventistas concluyeron que en 1844 y más específicamente en el otoño de ese año, debía producirse con toda certidumbre el segundo advenimiento de Cristo para purificar la Tierra. Tal error de interpretación sería la causa que amargaría la expectativa de aquellos cristianos. “Al empezar a estudiar las Sagradas Escrituras como lo hizo, para probar que son una revelación de Dios, Miller no tenía la menor idea de que llegaría a la conclusión a que había llegado. Apenas podía él mismo creer en los resultados de su investigación. Pero las pruebas de la Santa Escritura eran demasiado evidentes y concluyentes para rechazarlas. Había dedicado dos años al estudio de la Biblia, cuando, en 1818, llegó a tener la solemne convicción de que unos veinticinco años después aparecería Cristo para redimir a su pueblo.” [CS 376-377] Guillermo Miller emprendió con entusiasmo la tarea de dar a conocer la luz que Dios le había concedido respecto a los períodos proféticos del libro de Daniel y la aplicación que éstos tenían en relación con el Apocalipsis. En poco tiempo el vigor con que emprendió la proclamación del mensaje le llevó a ser ampliamente conocido en el círculo de las iglesias de la época y muchos de entre estas iglesias, atraídos por la belleza y consistencia bíblica de su mensaje, se hicieron sus simpatizantes. Con el tiempo este movimiento llegó a conocerse como “millerismo” y a quienes lo integraban como “milleristas”. “En 1833 Miller recibió de la iglesia bautista, de la cual era miembro, una licencia que le autorizaba para predicar. Además, buen número de los ministros de su denominación aprobaban su obra, y le dieron su sanción formal mientras proseguía sus trabajos.” [CS 380] Los “milleristas” que a partir de Daniel 8:14 anunciaban el segundo advenimiento de Cristo, llegaron con el tiempo a ser conocidos como “adventistas” y en su seno se podía encontrar a personas de diversas denominaciones cristianas de la época. Se calcula que alrededor de 50.000 personas abandonaron sus respectivas congregaciones y comuniones religiosas, para unirse incondicionalmente a los “adventistas” en su proclamación de la segunda venida de Cristo. El mensaje de los adventistas era un mensaje de reforma y que invitaba a la gente a prepararse para la inminente venida del Señor. El mensaje en sí, no era prerrogativa sólo de Miller, sino que también otras voces lo proclamaron en distintos lugares del mundo: & “En 1821, tres años después de haber llegado Miller a su modo de interpretar las profecías que fijan el tiempo del juicio, el Dr. José Wolff, "el misionero universal," empezó a proclamar la próxima venida del Señor.” [CS 406] “Otro misionero encontró una creencia parecida en Tartaria. Un sacerdote tártaro preguntó al misionero cuándo vendría Cristo por segunda vez. Cuando el misionero le contestó que no sabía nada de eso, el sacerdote pareció admirarse mucho de tanta ignorancia por parte de uno que profesaba enseñar la Biblia, y manifestó su propia creencia fundada en la profecía de que Cristo vendría hacia 1844.

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Desde 1826 el mensaje del advenimiento empezó a ser predicado en Inglaterra. Pero en este país el movimiento no tomó forma tan definida como en los Estados Unidos de Norteamérica; no se enseñaba tan generalmente la fecha exacta del advenimiento, pero la gran verdad de la próxima venida de Cristo en poder y gloria fue extensamente proclamada.” [CS 411] “En la América del Sur, en medio de la barbarie y de las supercherías de los ministros de la religión, el jesuíta chileno Lacunza se abrió camino hasta las Sagradas Escrituras y allí encontró la verdad de la próxima vuelta de Cristo.” [CS 412] “En Alemania, esta doctrina había sido enseñada en el siglo XVIII por Bengel, ministro de la iglesia luterana y célebre teólogo y crítico.” [CS 412] “La luz brilló también en Francia y en Suiza. En Ginebra, donde Farel y Calvino propagaran las verdades de la Reforma, Gaussen predicó el mensaje del segundo advenimiento.” [CS 413] “El mensaje del advenimiento fue proclamado también en Escandinavia, y despertó interés por todo el país. Muchos fueron turbados en su falsa seguridad, confesaron y dejaron sus pecados y buscaron perdón en Cristo.” [CS 415] “A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misión de predicar la amonestación en los Estados Unidos de Norteamérica. Dicho país vino a ser el centro del gran movimiento adventista.” [CS 417] Hasta este punto, la experiencia de los adventistas fue maravillosa, llegando a corresponder al período que en la profecía estaba simbolizado como el acto de “comer el librito”, período que habría de resultar en una dulce experiencia para quienes tomaron parte en ella. Este período encuentra su época más plena entre los años 1818 y 1844 aproximadamente. Durante ese período, miles de personas se convirtieron al cristianismo, muchos de ellos incluso de entre los ateos y escépticos, quienes después de analizar los fundamentos bíblicos que se les presentaban recibían a Cristo en sus corazones aclamando y glorificando a Dios.

EL CHASCO ADVENTISTA DE 1844 A pesar de la gloria con que fue proclamado el mensaje del advenimiento de Cristo, una sombra negra se encumbraba sobre los creyentes en la segunda venida de Cristo. La profecía del Apocalipsis señalaba definidamente que los momentos dulces vividos por quienes hiciesen la experiencia de comer y tragar el librito abierto, habrían de tornarse en amargo desengaño. Tal y como lo había anunciado la profecía, a los buenos momentos que acompañaron la proclamación del advenimiento, siguieron los amargos momentos del desengaño. Las esperanzas de ver a Jesús viniendo en las nubes del cielo que abrigaban los adventistas, se hicieron trizas el 22 de octubre de 1844 cuando el advenimiento esperado no se produjo. El Espíritu de Profecía señala lo siguiente respecto a ese momento:

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“Vi que los que apreciaban la luz miraban hacia arriba con anhelo, esperando que Jesús viniese y los llevase consigo. Pronto una nube pasó sobre ellos, y sus rostros denotaron tristeza. Pregunté cuál era la causa de esa nube, y se me mostró que era el chasco sufrido por ellos. Había pasado el tiempo en que ellos esperaban al Salvador, y Jesús no había venido. A medida que el desaliento se asentaba sobre los que aguardaban, los ministros y dirigentes a quienes yo había notado antes, se regocijaban, y todos aquellos que habían rechazado la luz daban grandes señales de triunfo, mientras que Satanás y sus malos ángeles también se regocijaban.” [PE 241] “El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición.” [2 MS 123] “Dios quiso que su pueblo tropezase con un desengaño. Pasó la fecha señalada, y quienes habían esperado con gozosa expectación a su Salvador quedaron tristes y descorazonados…” [PE 235]

PROPÓSITO DIVINO EN EL CHASCO DE 1844 El chasco que habría de sufrir el pueblo adventista en 1844 estaba anunciado en las Santas Escrituras, de modo que dicho suceso no escapaba al marco de lo que debía ocurrir en la experiencia de los cristianos en el fin del tiempo. Dios tuvo un propósito al permitir el desengaño de los que esperaban el advenimiento de Cristo. Este propósito está revelado en los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía: “Dios se propuso probar a su pueblo. Su mano cubrió el error cometido en el cálculo de los períodos proféticos. Los adventistas no descubrieron el error, ni fue descubierto tampoco por los más sabios de sus adversarios.” “Pasó el tiempo de expectativa, y no apareció Cristo para 424 libertar a su pueblo. Los que habían esperado a su Salvador con fe sincera, experimentaron un amargo desengaño. Sin embargo los designios de Dios se estaban cumpliendo: Dios estaba probando los corazones de los que profesaban estar esperando su aparición. Había muchos entre ellos que no habían sido movidos por un motivo más elevado que el miedo. Su profesión de fe no había mejorado sus corazones ni sus vidas. Cuando el acontecimiento esperado no se realizó, esas personas declararon que no estaban desengañadas; no habían creído nunca que Cristo vendría. Fueron de los primeros en ridiculizar el dolor de los verdaderos creyentes.” [CS 423-424] “Pasó la fecha señalada, y quienes habían esperado con gozosa expectación a su Salvador quedaron tristes y descorazonados, mientras que quienes no habían amado la aparición de Jesús, pero por miedo habían aceptado el mensaje, se alegraron de que no viniese cuando se le esperaba. Su profesión de fe no había afectado su corazón ni purificado su conducta. El paso de la fecha estaba bien calculado para revelar el ánimo de los tales. Estos fueron los primeros en ponerse a ridiculizar a los entristecidos y descorazonados fieles que verdaderamente deseaban la aparición de su Salvador. Vi la sabiduría manifestada por Dios al probar a su pueblo y proporcionar el medio de descubrir quiénes se retirarían y volverían atrás en la hora de la prueba.” [PE 235] 190

“Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones se manifestaran.” “No había ni una sola nube que ha caído sobre la iglesia para lo cual Dios no haya provisión; no se ha levantado ni una sola fuerza opositora para contrarrestar la obra de Dios que él no ha previsto.” [2 MS 123-124]

EL CHASCO DE 1844 Y LA EXPERIENCIA DE LOS PRIMEROS DISCÍPULOS Muchos detractores del pueblo adventista han argumentado que no es posible aceptar el equívoco que provocó el chasco de 1844 y sostener que los adventistas son el pueblo que Dios ha estado guiando en el último tiempo. ¿Cómo pudiera equivocarse el pueblo de Dios en su interpretación de tan importante profecía? ¿Es lógico sostener que Dios guió a su pueblo al error? Lo anterior debe ser analizado a la luz del otro gran chasco en la historia del cristianismo. Este chasco es conocido como el chasco de la cruz. Consideremos el chasco adventista de 1844 con relación a la experiencia de los primeros discípulos de Cristo: “A menudo la mente del pueblo -y hasta de los siervos de Dios- es ofuscada por las opiniones humanas, las tradiciones y las falsas enseñanzas de los hombres, de suerte que no alcanzan a comprender más que parcialmente las grandes cosas que Dios reveló en su Palabra. Así les pasó a los discípulos de Cristo, cuando el mismo Señor estaba con ellos en persona. Su espíritu estaba dominado por la creencia popular de que el Mesías sería un príncipe terrenal, que exaltaría a Israel a la altura de un imperio universal, y no pudieron comprender el significado de sus palabras cuando les anunció sus padecimientos y su muerte. El mismo Cristo los envió con el mensaje: "Se ha cumplido el tiempo, y se ha acercado el reino de Dios: arrepentíos, y creed el evangelio." (S. Marcos 1: 15, V.M.) El mensaje se fundaba en la profecía del capítulo noveno de Daniel. El ángel había declarado que las sesenta y nueve semanas alcanzarían "hasta el Mesías Príncipe," y con grandes esperanzas y gozo anticipado los discípulos anhelaban que se estableciera en Jerusalén el reino del Mesías que debía extenderse por toda la tierra. Predicaron el mensaje que Cristo les había confiado aun cuando ellos mismos entendían mal su significado. Aunque su mensaje se basaba en Daniel 9:25, no notaron que, según el versículo siguiente del mismo capítulo, el Mesías iba a ser muerto. Desde su más tierna edad la esperanza de su corazón se había cifrado en la gloria de un futuro imperio terrenal, y eso les cegaba la inteligencia con respecto tanto a los datos de la profecía como a las palabras de Cristo. Cumplieron su deber presentando a la nación judaica el llamamiento misericordioso, y luego, en el momento mismo en que esperaban ver a su Señor ascender al trono de David, le vieron aprehendido como un malhechor, azotado, escarnecido y condenado, y elevado en la cruz del Calvario. ¡Qué desesperación y qué angustia no desgarraron los corazones de esos discípulos durante los días en que su Señor dormía en la tumba! 191

Cristo había venido al tiempo exacto y en la manera que anunciara la profecía. La declaración de las Escrituras se había cumplido en cada detalle de su ministerio. Había predicado el mensaje de salvación, y "su palabra era con autoridad." Los corazones de sus oyentes habían atestiguado que el mensaje venía del cielo. La Palabra y el Espíritu de Dios confirmaban el carácter divino de la misión de su Hijo. Los discípulos seguían aferrándose a su amado Maestro con afecto indisoluble. Y sin embargo sus espíritus estaban envueltos en la incertidumbre y la duda. En su angustia no recordaron las palabras de Cristo que aludían a sus padecimientos y a su muerte. Si Jesús de Nazaret hubiese sido el verdadero Mesías, ¿habríanse visto ellos sumidos así en el dolor y el desengaño? Tal era la pregunta que les atormentaba el alma mientras el Salvador descansaba en el sepulcro durante las horas desesperanzadas de aquel sábado que medió entre su muerte y su resurrección. Aunque el tétrico dolor dominaba a estos discípulos de Jesús, no por eso fueron abandonados. El profeta dice: "¡Aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz! . . . El me sacará a luz; veré su justicia." "Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día: lo mismo te son las tinieblas que la luz." Dios había dicho: "Para el recto se levanta luz en medio de tinieblas." "Y conduciré a los ciegos por un camino que no conocen; por senderos que no han conocido los guiaré; tornaré tinieblas en luz delante de ellos, y los caminos torcidos en vías rectas. Estas son mis promesas; las he cumplido, y no las he dejado sin efecto." (Miqueas 7: 8, 9; Salmos 139: 12; 112: 4, V.M.; Isaías 42: 16, V.M.) Lo que los discípulos habían anunciado en nombre de su Señor, era exacto en todo sentido, y los acontecimientos predichos estaban realizándose en ese mismo momento. "Se ha cumplido el tiempo, y se ha acercado el reino de Dios," había sido el mensaje de ellos. Transcurrido "el tiempo" -las sesenta y nueve semanas del capítulo noveno de Daniel, que debían extenderse hasta el Mesías, "el Ungido"Cristo había recibido la unción del Espíritu después de haber sido bautizado por Juan en el Jordán, y el "reino de Dios" que habían declarado estar próximo, fue establecido por la muerte de Cristo. “ [CS 393395] “Así, la muerte de Cristo -el acontecimiento mismo que los discípulos habían considerado como la ruina final de sus esperanzas- fue lo que las aseguró para siempre. Si bien es verdad que esa misma muerte fuera para ellos cruel desengaño, no dejaba de ser la prueba suprema de que su creencia había sido bien fundada. El acontecimiento que los había llenado de tristeza y desesperación, fue lo que abrió para todos los hijos de Adán la puerta de la esperanza, en la cual se concentraban la vida futura y la felicidad eterna de todos los fieles siervos de Dios en todas las edades. & Los designios de la misericordia infinita alcanzaban a cumplirse, hasta por medio del desengaño de los discípulos. Si bien sus corazones habían sido ganados por la gracia divina y el poder de las enseñanzas de Aquel que hablaba como "jamás habló hombre alguno," conservaban, mezclada con el oro puro de su amor a Jesús, la liga vil del orgullo humano y de las ambiciones egoístas. Hasta en el aposento de la cena pascual, en aquella hora solemne en que su Maestro estaba entrando ya en las sombras de Getsemaní, "hubo también entre ellos una contienda sobre quién de ellos debía estimarse como el mayor." (S. Lucas 22: 24, V.M.) No veían más que el trono, la corona y la gloria, cuando lo que tenían delante era el oprobio y la agonía del huerto, el pretorio y la cruz del Calvario. Era el orgullo de sus corazones, la sed de gloria mundana lo que les había inducido a adherirse tan tenazmente a las falsas doctrinas de su tiempo, y a no tener en cuenta las palabras del Salvador que exponían la verdadera naturaleza de su reino y predecían su agonía y muerte Y estos errores remataron en prueba -dura pero 192

necesaria- que Dios permitió para escarmentarlos. Aunque los discípulos comprendieron mal el sentido del mensaje y vieron frustrarse sus esperanzas, habían predicado la amonestación que Dios les encomendara, y el Señor iba a recompensar su fe y honrar su obediencia confiándoles la tarea de proclamar a todas las naciones el glorioso Evangelio del Señor resucitado. Y a fin de prepararlos para esta obra, había permitido que pasaran por el trance que tan amargo les pareciera.” [CS 396-397]

8 NECESARIO ES QUE OTRA VEZ PROFETICES [Apocalipsis 10:11] Después del chasco sufrido por los adventistas en octubre de 1844, aquellos que eran creyentes sinceros no abandonaron su fe y su convicción de que la segunda venida de Cristo estaba cerca. Tampoco abandonaron su firme convicción del origen divino del movimiento que los había llevado a anunciar tan solemne esperanza. El estudio profundo de la Biblia, acompañado de ferviente oración, significó para ellos recibir una mayor luz con relación al cumplimiento de la profecía señalada en Daniel 8:14. Los adventistas comprendieron que el “santuario” de que hablaba el profeta en Daniel 8:14 no era la Tierra, como hasta entonces se pensaba, sino que apuntaba al santuario celestial, del cual el santuario mosaico era tan sólo una copia. Se dieron cuenta estos creyentes, que en el Pentateuco se describía con todo detalle el santuario terrenal y que en éste se dejaba ver con impresionante claridad todo cuanto se relacionaba con el ministerio Cristo en el cielo. El santuario terrenal contaba con dos elementos fundamentales. Estos eran el arca del pacto o testimonio y el altar del sacrificio. Quienes llegaron a comprender estos primeros detalles con relación al santuario mosaico, comprendieron de la misma manera, que los elementos contenidos en este santuario simbólico, hallaban su contra parte en el santuario del cielo. También comprendieron que los rituales simbólicos que en el santuario terreno se realizaban, era una vívida descripción de la obra de Cristo como sumo sacerdote en el cielo. Los adventistas comprendieron además que la ley de Dios celosamente custodiada en el arca de oro que se ubicaba en el lugar santísimo del santuario terrenal, era una copia fiel del gran original que se hallaba en el cielo y que por tanto, los Diez Mandamientos estaban plenamente vigentes para todos los seres humanos al ser una fiel y eterna expresión de la justicia de Dios. & En el centro del Decálogo se encuentra consignado el mandamiento relacionado con el sábado, el día de reposo que Dios estableció para el hombre en el Edén. Este mandamiento, el cuarto, al igual que los nueve restantes, comprendieron los adventistas, se hallaban vigentes para el hombre y por tanto demandaban obediencia. Siendo así, los adventistas que hasta entonces observaban el domingo como día de reposo al igual que toda la Cristiandad, llegaron a la firme convicción de que el sábado era el día correcto de observancia y consecuentemente se hicieron observantes del día de reposo, llegando a ser conocidos desde entonces como adventistas del séptimo día.

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La experiencia del chasco de 1844, permitió así, que al ser estudiadas con mayor detención las profecías de Daniel, se alcanzara una mayor luz en la comprensión de esas profecías. De este modo, lo que debió ser una permanente decepción para los creyentes, se transformó en una bendición que los llevó más y más adelante en el conocimiento de la verdad. Del mismo modo que para los primeros discípulos el chasco de la cruz se transformó posteriormente en la base de su mensaje evangélico, así, los adventistas comprendieron que el chasco en sí estaba profetizado y que la luz que recibieron con relación a él, estaba llamada a constituir la base de un mensaje con el que nuevamente deberían profetizar a muchos pueblos. En el escenario de estos eventos surgieron los adventistas del séptimo día, quienes organizándose oficialmente en 1863, emprendieron la importante tarea de predicar el Evangelio eterno a los que moran en la Tierra en cumplimiento de lo profetizado en Apocalipsis 14:6-12 llegando a ser una misión mundial. En la actualidad, han pasado más de 150 años desde aquel 22 de octubre de 1844 en que se produjo el gran chasco y los resultados de aquella experiencia, se pueden apreciar en la vida y práctica de todos aquellos cristianos que con sinceridad viven la fe adventista hoy día, quienes a su vez van por todo el mundo dando a conocer un mensaje que a ellos mismos les fue comisionado del cielo y con el cual desean alcanzar a todo el mundo.

CAPÍTULO 11 “LA BIBLIA Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA” El capítulo 11 del Apocalipsis revela eventos que preceden al sonar de la séptima trompeta y junto con las revelaciones del capítulo 10 forman en consecuencia un paréntesis entre la sexta y la séptima trompeta, lo cual no necesariamente significa que los hechos revelados en estos capítulos hayan de suceder en el período comprendido entre dichas trompetas. El capítulo 11 es la continuación natural del capítulo 10 y de hecho la orden que Juan recibe de medir “el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él,” es dada en estrecha relación con la orden entregada al mismo apóstol en Apocalipsis 10:11. Efectivamente, la predicación mundial del Evangelio resultante del chasco de 1844, se fundamenta especialmente en un estudio más profundo y acabado del santuario terrenal o “templo de Dios” y de los servicios que se llevaban a cabo en él. Siendo así, la orden de profetizar otra vez, que recibió el apóstol Juan, y el acto simbólico de medición del templo de Dios están directamente conectados. El apóstol Juan nos hace retroceder un poco más en el tiempo, llevándonos a considerar escenas cuya ocurrencia se ubica cronológicamente antes de las que se revelaron en el capítulo 10, más 194

precisamente a fines del Siglo XVIII. Para aquel tiempo se desarrolló en Francia un movimiento que la historia conoce como “Revolución Francesa”, el que si bien es mayormente conocido por su trascendencia política, no menos cierto es que tuvo también una indiscutible trascendencia religiosa. El undécimo capítulo del Apocalipsis nos remonta a los últimos años del Siglo XVIII, época en la que en Francia se impuso el Directorio, régimen dictatorial que buscando asegurar su gobierno, se caracterizó por fuertes persecuciones y por numerosas muertes. Siendo así, las profecías nos van conduciendo del futuro al pasado, llevándonos al tiempo que precedió al gran avivamiento religioso de 1844, previo a la apertura del libro de Daniel. La Revolución Francesa reviste gran importancia en la historia de la humanidad ya que a partir de ella se fueron desarrollando importantes cambios en el pensamiento del hombre y que afectarían profundas implicaciones en el aspecto social, religioso y político. El proceso revolucionario en sí comenzó a fines del Siglo XVIII y más precisamente en 1789, culminando en 1799, fecha en que Napoleón Bonaparte terminó con el gobierno del Directorio tras un golpe de estado. Conocer acerca de la Revolución Francesa nos ayudará más tarde a comprender la secuencia de las siete cabezas de la Bestia de Apocalipsis 13 y nos permitirá comprender además de mejor manera los intentos de Satanás por imponerse contra la verdad.

1 LA MEDICIÓN DEL TEMPLO [Apocalipsis 11:1] El versículo 1 del capítulo 11 es una ilación dada con relación al versículo 11 del capítulo 10. La separación entre ambos capítulos destruye la continuidad natural de las palabras del apóstol Juan, quien inmediatamente después de recibir la orden de profetizar por segunda vez continúa diciendo: “Y me fue dada una caña semejante a una vara, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.” La orden que en sí recibe Juan no es dada como para que él mismo proceda a su cumplimiento, ya que como hemos visto en el capítulo 10, Juan es señalado como representante de la iglesia y no como agente directo para cumplir con los mandatos que se le dan. Algunos autores con relación a los capítulos 10 y 11, interpretan que Juan representa a una “clase de personas” que recibiría los mandatos de comer el lilbrito, profetizar y medir el templo en el tiempo del fin respectivamente. Siendo así, con relación a quien ejecuta las órdenes dadas al apóstol, los intérpretes prefieren hablar de la “clase de Juan” en vez de hablar del apóstol en particular. En hecho, las órdenes dadas en los capítulos 10 y 11 del Apocalipsis, de comer el librito, de profetizar y de medir el templo, son conectadas históricamente con el “movimiento adventista” que surgió en la primera mitad del Siglo XIX, siendo éstos en consecuencia, la “clase de Juan” de que hablan los intérpretes. La historia confirma que una vez pasado el chasco de 1844, los adventistas volvieron con más ímpetu a proclamar el mensaje que ellos sentían constituía la última amonestación de Dios para este mundo. Fueron ellos, quienes como resultado del estudio diligente del libro de Daniel, el librito abierto del 195

capítulo 10, llegaron a la conclusión de que el advenimiento de Cristo estaba cerca. Fueron ellos mismos, quienes tras el chasco de sus expectativas, sintieron el llamado a profetizar nuevamente, no en conexión directa con el advenimiento de Cristo, sino con relación al ministerio de Jesús en el santuario celestial. En adelante, se verá que son ellos también, los que han de tomar parte en la medición simbólica del templo, a partir de 1844 y hacia adelante en el tiempo. El mensaje de los adventistas tras el chasco de 1844, se basaba en una mejor comprensión del texto de Daniel 8:14 y en la comprensión correcta del término “santuario”, comprensión que llamaba la atención al “templo de Dios”. En cierta forma la obra de “medir el templo” está referida al conocimiento que el pueblo adventista llegó a tener respecto al santuario terrenal en cuanto a sus medidas, sus detalles, los elementos que lo componían y los rituales que en él se desarrollaban, aspectos que influyeron decididamente en la restauración de la adoración verdadera. El mensaje adventista posterior a 1844 encuentra su inspiración en el santuario celestial, donde está Cristo intercediendo continuamente por todos nosotros. La orden de medir el templo que recibió Juan en representación de los cristianos del tiempo del fin bien puede entonces ser entendida como teniendo relación con la restauración de la adoración verdadera al restaurar el “templo de Dios” en el corazón de los creyentes. Efectivamente, parte de la obra realizada por el poder papal durante los 1260 años de la Edad Media, consistió en desvirtuar la obra de Cristo en el santuario celestial. Conforme a ello estaba escrito del papado: “Y le fue dada boca que hablaba grandes cosas y blasfemias: y le fue dada potencia de obrar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su tabernáculo, y a los que moran en el cielo.” [Apocalipsis 13:5-6] Esta obra blasfema, que en parte comprendía blasfemias contra el tabernáculo de Dios, el templo de Dios, fue desbaratada en parte por el pueblo adventista, “la clase de Juan”, pues los adventistas basaron su mensaje en el estudio profundo del tabernáculo del testimonio o templo de Dios en el cielo. Siendo así, la medición del templo de Dios, que debía ser realizada por los cristianos del tiempo del fin, bien podría ser entendida como la obra de restauración de la adoración verdadera en conexión con el templo de Dios en el cielo donde Cristo, como nuestro sumo sacerdote, intercede continuamente por nosotros. La medición del templo que se ordena a Juan es un acto simbólico que en la Biblia se emplea para señalar la restauración de la adoración verdadera después de un período de apostasía o cautiverio. Así se emplea esta figura en otros pasajes importantes de la Sagrada Escritura, como en Ezequiel o Zacarías por ejemplo, de modo que es este el significado que consecuentemente debemos asignarle en la profecía del vidente de Patmos. Con lo anterior concuerda el siguiente comentario de un afamado comentador adventista: “Ezequiel 40-43. Ezequiel era un sacerdote y un profeta que se desempeñó durante una época oscura de la historia de Israel. La ciudad de Jerusalén fue destruida, y el templo estuvo en ruinas como consecuencia de una invasión militar. Grandes segmentos de la población fueron llevados cautivos a Babilonia. Anteriormente, en el libro, Ezequiel había expresado esperanza en la regeneración espiritual de un remanente, en la destrucción de los enemigos y en la restauración de los judíos exiliados a su tierra. Comenzando en el capítulo 40, bosqueja la organización de las comunidades restauradas. 196

Describe una visión del templo restaurado que habría de ser el centro de la adoración en Israel. La medición del templo es un símbolo de la restauración de la adoración en el templo israelita.” “Zacarías 2:1-7. La visión dada al profeta Zacarías surge durante los difíciles tiempos de la reconstrucción de Israel, luego del regreso del cautiverio. El mensaje del profeta es de esperanza, y manifiesta las perspectivas ilimitadas del desarrollo. La nueva ciudad, al no tener muros permitiría la afluencia de los gentiles. En esta visión se pone énfasis en la expansión.” [Joseph J. Battistone, “Verdad Presente, Gloria Futura”, pág. 92-93] Efectivamente, tanto a Ezequiel como a Zacarías, al igual que a Juan, se les ordenó realizar una medición del templo de Dios. En ambos casos, la medición era símbolo de un acontecimiento venidero, la restauración espiritual del pueblo de Dios en conexión con el santuario de adoración. En el caso de los dos primeros, la adoración del pueblo de Dios estaba relacionada con el santuario terrenal, más con relación a la medición que debía efectuar Juan o “la clase de Juan”, la adoración está conectada con el santuario celestial, de modo que es en conexión con este santuario que se lleva adelante una obra de restauración espiritual. Analice lo expuesto a la luz del siguiente comentario: “Las profecías de Ezequiel, Daniel y Zacarías proporcionan un antecedente iluminador para el estudio de la visión de Juan registrada en Apocalipsis 11. La visión de Ezequiel tomando las medidas del templo es una predicción de la restauración espiritual luego de un lapso de cautividad. Tanto Daniel como Juan ponen el acento en la misma verdad. El mensaje del santuario sería restaurado. Nuevamente se comprendería el ministerio mediador de Cristo. El pueblo de Dios será medido por su carácter y por la preparación realizada para encontrarse con el Señor en su venida.” [Joseph J. Battistone, “Verdad Presente, Gloria Futura”, pág. 93] ¿Era necesaria una restauración de la adoración verdadera en el Siglo XIX? Si, definitivamente era necesaria. Tras la extensa supremacía del poder papal, las grandes verdades de la Biblia estaban a punto de desvanecerse por completo. El catolicismo, con un sacerdocio terrenal y con un sumo sacerdote terrenal, había echado por tierra la maravillosa verdad del ministerio sacerdotal de Cristo en el cielo. La doctrina del santuario había sido ocultada completamente de la gente y por espacio de casi trece siglos, los creyentes perdieron de vista el santuario celestial al cual el apóstol Pablo, especialmente, había dedicado su epístola a los Hebreos. La fe del pueblo fue llamada a fijar sus ojos en el sacerdocio de hombres corruptos y en la mediación sacerdotal de un falso sumo pontífice, que incluso llegó a canjear el perdón de los pecados por simples beneficios terrenales, acto sacrílego que el mundo de la Edad Media conoció como “indulgencias”. La observancia del verdadero día de reposo había sido arbitrariamente cambiada por la observancia de un falso día de descanso, el domingo. Se habían introducido además otras prácticas dentro del cristianismo que nada tenían que ver con la fe y práctica de los cristianos de la iglesia primitiva. A más, el culto de los muertos y la adoración de toda clase de santos, inundó de idolatría la iglesia que estaba llamada a ser santa. Después que el poder papal sufrió el duro revés de 1798, llegó el tiempo para que las verdades de la Biblia entraran en un período de restauración. Esta restauración de las verdades bíblicas se habría de dar en estrecha relación con la apertura del libro de Daniel profetizada también para el tiempo del fin. 197

“Pero desde 1798 el libro de Daniel ha sido desellado, la ciencia de las profecías ha aumentado y muchos han proclamado el solemne mensaje del juicio cercano.” [CS 405] Como resultado de una serie de acontecimientos relacionados con la apertura del libro de Daniel, acontecimientos que habían sido profetizados también en el Apocalipsis, la restauración de la adoración verdadera ha estado siendo adelantada por un grupo de cristianos en el último tiempo. Este grupo de cristianos está claramente identificado en Apocalipsis 12:17 y 14:12. En ambos pasajes bíblicos, se deja ver características que sólo pueden ser aplicadas a una comunicad religiosa de nuestros días, los adventistas del séptimo día. Efectivamente, sólo los adventistas del séptimo día, de entre todas las denominaciones cristianas de nuestros días, son reconocidos mundialmente como quienes enfatizan de manera especial en su vida religiosa la observancia de los mandamientos de Dios, los Diez Mandamientos. Por el contrario, la casi totalidad de la cristiandad, desecha el cumplimiento cabal de dicha ley. Por otra parte, este grupo de cristianos es hallado restaurando la observancia del sábado entre los creyentes, observancia que se había perdido casi por completo después de la Edad Media. De igual manera, en consonancia con el plan de Dios establecido para el hombre en el Edén, los adventistas del séptimo día se han empeñado en restaurar la pureza e indisolubilidad del matrimonio y el régimen alimenticio que Dios prescribiera a la humanidad en el principio. Siendo así, los sucesos profetizados en Apocalipsis 10 en conexión con la simbólica obra de medir el templo señalada en Apocalipsis 11 permiten ver en los adventistas del séptimo día a quienes fielmente están llevando a cabo la anunciada obra de restauración que Dios había de encargar a los cristianos del tiempo del fin, los cristianos de la clase de Juan. Esta obra de restauración de las cosas de Dios anunciada en Apocalipsis 11:1 se encontraba también profetizada en Hechos 3:19-21 y aún mucho antes en Isaías 58:12-14. La “restauración de todas las cosas” anunciada en estos pasajes había de hallar su cumplimiento en el tiempo del fin, pues el apóstol Pedro explica que dicha “restauración” debe ser realizada antes de que Cristo venga. Es claro además que esta obra de restauración de que hablan las profecías, se hacía de todo punto de vista necesaria, considerando que tras el largo dominio del papado durante la Edad Media se habían perdido de vista en gran medida las maravillosas verdades de la Biblia. Siendo así, durante la segunda mitad del Siglo XIX, los adventistas del séptimo día se organizaron para llevar adelante la solemne obra de restauración profetizada en las Sagradas Escrituras y especialmente en el Apocalipsis bajo el símbolo de la medición diligente del templo de Dios.

2 LA VARA DE MEDIR El apóstol Juan expresa lo siguiente: “Y me fue dada una caña semejante a una vara.” El instrumento de medir que recibió el apóstol para medir el templo, el altar y a los que adoran en él, es mencionado repetidas veces en las Santas Escrituras y constituye esencialmente una referencia a la ley de Dios, los Diez Mandamientos. 198

La figura simbólica de “una caña semejante a una vara” es usada repetidas veces por el profeta Ezequiel con relación a la obra de medir el templo que se le había comisionado. [Ezequiel 40:3; 42:1619] El profeta Zacarías recibió también un instrumento de medir en conexión con la obra de medir a Jerusalén que le es encomendada por Dios. Evidentemente, no podemos suponer un instrumento literal de medición ya que la obra encomendada en ambos casos es simbólica y no literal. Por otra parte, en el caso de Juan, la obra de medir el templo también considera a quienes adoran en él, los que evidentemente no pueden ser medidos por un instrumento literal como pudiera ser “una caña semejante a una vara.” En hecho, respecto a quienes adoran en el templo, el pueblo de Dios, no se puede concluir que lo que interese sea establecer sus medidas anatómicas, como la estatura por ejemplo, sino más bien definir sus características morales y espirituales. [Lea 1 Samuel 16:17] La Biblia deja muy claro que la vara de medir es la ley de Dios en relación con la cual los hombres son descritos como grandes o pequeños en estatura moral y sus enseñanzas como verdaderas o falsas. [Mateo 5:19; Isaías 8:20] Asimismo, las Santas Escrituras enseñan con toda claridad que los hombres serán juzgados o “medidos” por los principios de la ley moral de Dios ante cuyos principios serán reconocidos como justos o injustos. [Romanos 2:12; Santiago 2:10-12] La obra de medir el templo de Dios en el último tiempo está conectada directamente con la vara de medir, los Diez Mandamientos, de modo que la medición en sí, constituye un llamado a todos los cristianos a considerar especialmente el tema del santuario a la luz de la ley moral de Dios. La mayoría de las denominaciones cristianas asigna poco o ningún lugar al asunto del santuario celestial dentro de sus consideraciones teológicas. Igualmente, cada vez que estas denominaciones aluden al santuario en sus enseñanzas, lo hacen fuera del contexto natural que indica que un de las razones fundamentales que justificaban su existencia era la de resguardar inviolable la eterna ley de Dios. De esta manera, el asunto del santuario dejó de revestir importancia para estos cristianos al no comprender cabalmente uno de los puntos básicos de su existencia. De igual modo, la “medición del altar” constituye una invitación a visualizar el sacrificio de Cristo a la luz de la ley de Dios, cuya transgresión fue la que originó la necesidad de tan grande expresión de amor. En hecho, cuando se habla del altar, no se pretende fijar la mente en el altar mismo, el cual sin una ofrenda no tendría ningún valor, sino más bien se busca resaltar el sacrificio ofrecido en él. La “medición del altar” es pues una invitación a considerar el sacrificio de Cristo a la luz de la ley de Dios, a fin de asignarle su verdadero y correcto significado en el plan de Dios.

3 EL TEMPLO, EL ALTAR Y LOS QUE ADORAN EN ÉL

Como ya se expuso, el templo que menciona el apóstol Juan es el santuario celestial. Aunque hay quienes piensan que el templo representa a la iglesia, lo cierto es que ésta más bien se encuentra representada por quienes adoran en el templo. Por otra parte, es claro que el templo referido por Juan es el santuario celestial toda vez que el santuario terrenal no existía ya en el tiempo en que el apóstol escribió el Apocalipsis. Por otra parte, la profecía de que habla Juan en el capítulo habría de cumplirse en el tiempo del fin y para aquella época

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el único santuario en vigencia sería el santuario que estaba en el cielo, el verdadero santuario en que Cristo está junto al Padre intercediendo por nosotros. El altar que menciona Juan en el capítulo 11 es el altar del sacrificio en relación con el santuario celestial. Ya hemos visto anteriormente, que este altar no se encuentra en el cielo sino en la Tierra ya que es aquí, en la Tierra, donde Jesús ofrendó su vida en sacrificio por la humanidad. La medición del altar es una invitación a considerar el sacrificio de Cristo a la luz de la ley de Dios, la vara de medir. ¿Por qué es necesario que consideremos el sacrificio de Cristo a la luz de la ley divina? Sencillamente porque la moderna religión enseña que el sacrificio de Cristo abrogó los Diez Mandamientos, con lo cual pretende sostener que la observancia de ella es inútil y que no juega un papel fundamental en la experiencia cristiana. Consideremos lo expuesto a la luz del siguiente comentario: “Muchos maestros en religión aseveran que Cristo abolió la ley por su muerte, y que desde entonces los hombres se ven libres de sus exigencias. Algunos la representan como yugo enojoso, y en contraposición con la esclavitud de la ley, presentan la libertad de que se debe gozar bajo el Evangelio. Pero no es así como las profetas y los apóstoles consideraron la santa ley de Dios. David dice: "Y andaré con libertad, porque he buscado tus preceptos." (Salmo 119: 45, V.M.) El apóstol Santiago, que escribió después de la muerte de Cristo, habla del Decálogo como de la "ley real," y de la "ley perfecta, la ley de libertad." (Santiago 2: 8; 1: 25, V.M.) Y el vidente de Patmos, medio siglo después de la crucifixión, pronuncia una bendición sobre los "que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad." (Apocalipsis 22: 14.) El aserto de que Cristo abolió con su muerte la ley de su Padre no tiene fundamento. Si hubiese sido posible cambiar la ley o abolirla, entonces Cristo no habría tenido por qué morir para salvar al hombre de la penalidad del pecado. La muerte de Cristo, lejos de abolir la ley, prueba que es inmutable.” [CS 519-520] Los que adoran en el templo representan a la iglesia de Cristo en el último tiempo. Es claro que estas personas que adoran en el templo poseen conocimiento y convicción de la ley de Dios pues esta ley estaba estrechamente relacionada con el templo. Los que adoran en el templo representan a aquella clase de personas que por la fe han seguido a Cristo en su ministerio intercesor en las dependencias del santuario celestial. Estas mismas personas son descritas como “israelitas espirituales” en Apocalipsis 7:4-8. Aquellos que, posteriormente al chasco de 1844, pudieron vislumbrar el hermoso conjunto de verdades bíblicas relacionadas con el santuario celestial, tomaron parte en la restauración de la adoración verdadera en relación con este santuario y al igual como hacían antaño las tribus de Israel en torno del santuario terrenal, estos verdaderos adoradores se agruparon por la fe en torno del santuario celestial para adorar a Jehová. Estos son los 144.000, quienes como antiguamente lo hacían las tribus de Israel, se agrupan en torno al santuario celestial.

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En consecuencia, desde 1844, los verdaderos adoradores de Dios, aquellos que adoran en torno al santuario, el templo de Dios en el cielo, están siendo medidos a la luz de los Diez Mandamientos, la vara de medir. En consonancia con esto el Espíritu de Profecía expresa lo siguiente: “El gran juicio se ha estado llevando a cabo, y desde hace algún tiempo. Ahora el Señor dice: Mide el templo y a los que adoran en él. Mientras recorréis las calles haciendo vuestros negocios, recordad que Dios os está midiendo; mientras desempeñáis vuestros deberes en el hogar, mientras conversáis, Dios os está midiendo. Recordad que vuestras palabras y acciones están siendo fotografiadas en los libros del cielo, así como el artista reproduce el rostro en la placa pulida.” [Elena G. de White, 7 CBASD 983] “El Señor ha provisto a su iglesia de talentos y bendiciones, para que se presente ante el mundo una imagen de la suficiencia de Dios y para que su iglesia sea completa en él, una constante ejemplificación de otro mundo, el mundo eterno, regido por leyes superiores a las terrenas. Su iglesia ha de ser un templo erigido a la semejanza divina, y el arquitecto angelical ha traído del cielo su áurea vara de medir, para que cada piedra pueda ser labrada y escuadrada según la medida divina y pulida para brillar como emblema del cielo, irradiando en todas direcciones los rayos brillantes y claros del Sol de justicia.” [TM 17] & “La ley de Dios es la regla por la cual los caracteres y las vidas de los hombres serán probados en el juicio.” [CS 536]

4 EL PATIO Y LOS GENTILES [Apocalipsis 11:2] La medición que se ordenó efectuar al apóstol no debía incluir “el patio que está fuera del templo” pues este lugar es concedido a los Gentiles o personas no judías. Ya vimos que con relación al santuario celestial se congregan aquellos que son judíos espirituales, es decir, los 144.000 sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. Los 144.000 constituyen el Israel de Dios en el tiempo del fin, descendientes de Abraham no en cuanto al linaje natural sino en el sentido espiritual. [Lea Gálatas 3:67, 9, 29] Siendo así, los judíos espirituales son aquellos verdaderos cristianos que en el último tiempo se congregan por la fe para adorar a Dios en torno al santuario celestial y los Gentiles en consecuencia, corresponden a aquellos que no adoran a Dios en conexión con dicho santuario, el templo de Dios en el cielo. El atrio o patio que no debe ser medido representa a la Tierra donde Cristo fue sacrificado, toda vez que el altar del sacrificio se encontraba ubicado en el atrio o lugar exterior del santuario. Fue precisamente fuera del santuario que Cristo ofrendó su vida por el pecado. Considere lo expresado por el siguiente comentarista: “El atrio designa esta tierra, pues en relación con el santuario el atrio era el lugar donde se inmolaban las víctimas cuya sangre había de ser llevada al interior. La víctima antitípica debía morir en el atrio antitípico, y murió en el Calvario, en Judea.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 176]

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Los versículos 1 y 2 de Apocalipsis 11 nos hablan de dos clases de personas. El versículo 1 habla de los verdaderos adoradores, los cristianos del tiempo del fin. Esta clase de personas está siendo medida actualmente por la divina norma de justicia, los Diez Mandamientos. Sin embargo, el versículo 2 nos presenta a los Gentiles, aquellos que no están conectados con el santuario celestial y que por tanto no pueden ser medidos por la misma norma ya que dichas personas viven sin tener una relación práctica con esta ley y en hecho aunque profesan ser cristianas, en la práctica invalidan y menosprecian los mandamientos de Dios. Este principio se deja ver claramente en Romanos 2:11-29. Los 144.000, es decir, aquellos que adoran en conexión con el santuario celestial, están siendo medidos a la luz de los Diez Mandamientos desde 1844. En esta fecha significativa comenzó la medición del templo, del altar y de los que adoran en él. Desde entonces, según expresa el Espíritu de Profecía, “todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido ‘el sello del Dios vivo.” [CS 671]

5 HOLLARÁN LA CIUDAD SANTA CUARENTA Y DOS MESES La misma voz que ordena al apóstol llevar a cabo la obra de medición y que además le indica no medir el patio que es dado a los Gentiles, le indica que estos Gentiles “hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.” Durante este hollar o pisotear la ciudad santa, tiempo que se extiende por 1260 años, la adoración verdadera fue echada por tierra y se derribó el templo de Dios. Este “pisotear de la ciudad santa” emprendido por quienes no adoran a Dios es lo que al cabo de este tiempo, hace necesaria una restauración de la adoración verdadera. Hay dos elementos de la profecía que es importante comprender correctamente. Por una parte se debe atribuir el sentido correcto al término “santa ciudad” y por otra se debe interpretar acertadamente el tiempo especificado en que dicha ciudad sería pisoteada por los Gentiles, es decir el período de los “cuarenta y dos meses.” La “santa ciudad” y los “cuarenta y dos meses” están estrechamente relacionados en la revelación profética. De hecho, los “cuarenta y dos meses” son también mencionados en Apocalipsis 11:3; 12:6, 14 y 13:5 respectivamente en que aparecen señalados como “mil doscientos sesenta días” o “un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo.” Observe que en todos estos pasajes el período de tiempo aparece conectado con la iglesia de Cristo y un poder perseguidor que busca aniquilarla. En Apocalipsis 11 el período profético está dado en relación con la iglesia, de lo cual la santa ciudad es símbolo y también en conexión con los Gentiles, que perseguirían a la iglesia durante ese período. En Apocalipsis 12, el período es mencionado en conexión con la “mujer”, que representa a la iglesia, y al “dragón bermejo”, que señala primeramente a Satanás el Diablo y en segundo lugar al Imperio Romano, instrumento que él utilizó para perseguir a los santos. En Apocalipsis 13 el período es mencionado en relación con la Bestia y más precisamente con la sexta cabeza de ella, el papado, poder que persiguió a la iglesia durante el tiempo indicado en la profecía. El período de “cuarenta y dos meses”, “mil doscientos sesenta días” o “tiempo, tiempos y la mitad” es también mencionado en Daniel 7:25, donde es presentado en conexión con el poder llamado “cuerno 202

pequeño”, símbolo que representa al papado y que persiguió a “los santos del Altísimo”, referencia a la iglesia de Cristo. El mismo período es mencionado en Daniel 12:7 en conexión con “el esparcimiento del escuadrón de los santos” que es una referencia igualmente a la iglesia de Cristo. Todo lo expuesto, deja ver claramente que la interpretación del período indicado en Apocalipsis y que es equivalente a “cuarenta y dos meses”, “mil doscientos sesenta días” o “un tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo”, está en directa relación con los mismos períodos de tiempo presentados en el libro de Daniel. Luego, si asumimos que en Daniel el período específico es mencionado en conexión con el papado, del cual el cuerno pequeño es símbolo, entonces la ubicación cronológica de este tiempo debe ser establecida en relación con el período histórico en que el papado estableció su poder en la Tierra, a saber desde 538 y hasta 1798 de nuestra era. Los cuarenta y dos meses corresponden a 1260 días contabilizando cada mes como siendo de 30 días. El período señalado “un tiempo (una año), tiempos (dos años) y la mitad de un tiempo (medio año)”, equivale a cuarenta y dos meses, es decir la suma de 12 meses, 24 meses y 6 meses, lo cual a su vez suma 1260 días. Todo lo anterior, considerando años de 360 días, es decir 12 meses de 30 días cada uno. Es necesario señalar que a diferencia de cómo se computan los meses en la actualidad, en el tiempo en que las profecías fueron dadas y de acuerdo al calendario que se utilizó desde los días del Edén, el año poseía 12 meses de 30 días cada uno. [Referencias bíblicas respecto a la forma de computar el tiempo en la antigüedad se pueden encontrar en Génesis 7:11 y 24; 8:4] A la luz de todo lo expuesto, se puede concluir que los meses bíblicos y según los computaban los hombres de la antigüedad, correspondían objetivamente a períodos de 30 días, de lo cual se deduce claramente que los cuarenta y dos meses corresponden a 1260 días. Luego, aplicando el principio bíblico de contabilizar “día por año”, según Ezequiel 4:6 y Números 14:34, nos da un resultante de 1260 años, es decir casi trece siglos en la historia del hombre. Respecto a este interesante período podemos analizar el siguiente comentario: “Los ‘cuarenta y dos meses’ y los ‘mil doscientos sesenta días’ designan el mismo plazo, o sea el tiempo durante el cual la iglesia de Cristo iba a sufrir bajo la opresión de Roma. Los 1.260 años del dominio temporal del papa comenzaron en el año 538 de J.C. y debían terminar en 1798.” [CS 309] En 538 comenzó el pisotear de la santa ciudad a manos de los Gentiles y durante aquel fatídico período que se remonta hasta 1798, los verdaderos cristianos debieron sufrir bajo el poder perseguidor del Anticristo, el poder pontificio de papas y prelados. Este es el período en que la mujer, símbolo equivalente al de la santa ciudad es llevada al desierto por 1260 días, período durante el cual es perseguida por el dragón. [Apocalipsis 12:6] No obstante lo anterior, la inspiración deja ver lo siguiente sobre este importante período de la iglesia: “La persecución contra la iglesia no continuó durante todos los 1260 años. Dios, usando de misericordia con su pueblo, acortó el tiempo de tan horribles pruebas. Al predecir la "gran tribulación" que había de venir sobre la iglesia, el Salvador había dicho: "Si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne 203

sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados." (S. Mateo 24: 22.) Debido a la influencia de los acontecimientos relacionados con la Reforma, las persecuciones cesaron antes del año 1798. “ [CS 309-310] El período durante el cual la santa ciudad o la iglesia había de ser pisoteada por los incrédulos había sido también anunciado por el Señor Jesús, quien además dio a conocer el tiempo en que dicho período llegaría a su final. Dirigiéndose a los discípulos Jesús dijo: “Y Jerusalem será hollada de las gentes, hasta que los tiempos de las gentes sean cumplidos. Entonces habrá señales en el sol, y en la luna…” [Lucas 21:24-25] Según se desprende de las palabras del Salvador, una señal en relación con el sol y la luna anunciaría el fin del tiempo de las gentes o tiempo de los Gentiles. Esta señal se cumplió sorprendentemente en lo que se vino en llamar el día oscuro del 19 de mayo de 1780. En aquella fecha sin igual, el sol se oscureció inexplicablemente en las primeras horas de la mañana y continúo invariablemente en oscuridad durante casi todo el día. Posteriormente, ese mismo día en la noche, la luna se revistió de un color rojo sangre que llenó de profundo terror a quienes presenciaron dicho fenómeno hasta ahora inexplicado. & La señal predicha por Cristo señaló el fin del pisotear de la santa ciudad a manos de los Gentiles. La persecución de la iglesia, la santa ciudad, había llegado a su final.

6 LOS DOS TESTIGOS [Apocalipsis 11:3-6] Con relación a los 1260 años, tiempo en que sería pisoteada la santa ciudad, Dios había revelado: “Y daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días, vestidos de sacos.” ¿A quiénes representan estos dos testigos? ¿Qué significa que estuviesen vestidos de sacos? En referencia a los “dos testigos”, la revelación aclara: “Estas son las dos olivas, y los dos candeleros que están delante del Dios de toda la tierra.” Esta es una clara alusión a Zacarías 4:11-14 en que se enseña que las dos olivas representan la Palabra de Dios que es impartida por influencia del Espíritu Santo. Comentando el capítulo 4 del libro de Zacarías, la Hna. White expresa lo siguiente: “El aceite es un símbolo del Espíritu Santo. Así se representa el Espíritu en la profecía de Zacarías.” “Procedente de las dos olivas, corría el áureo aceite por los tubos hacia el recipiente del candelero, y luego hacia las lámparas de oro que iluminaban el santuario.” [PVGM 388-389] Las dos olivas son llamadas en la profecía de Zacarías como “dos hijos de aceite”, es decir, dos frutos la acción directa del Espíritu Santo. Se dice además, que estos “dos hijos de aceite” “son los que están delante del Dios de toda la tierra.” [Zacarías 4:11] Notablemente, en el Nuevo Testamento se declara enfáticamente que la Biblia, la Palabra de Dios, constituye el resultado directo de la acción inspiradora del Espíritu Santo. [2 Timoteo 3:14; 2 Pedro 1:21] Respecto a esta misma Palabra inspirada se dice: “la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” y “la palabra del Señor permanece

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perpetuamente.” [1 Pedro 1:23-25] “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos. Por generación y generación es tu verdad.” [Salmo 119:89-90] A la luz de estos textos bíblicos es fácil concluir que las dos olivas de que habla el apóstol Juan en Apocalipsis 11 son las Santas Escrituras, Antiguo y Nuevo Testamento, los que siendo un fruto de la inspiración divina, han sido dados para nuestro bienestar espiritual y provecho. Que el símbolo empleado por Juan refiere a la Biblia queda aún más de manifiesto al considerar que las dos olivas son también llamadas como “dos testigos”. Es sabido que el propósito fundamental de las Santas Escrituras es dar testimonio de la verdad, es decir, servir de testigos de la verdad. En alusión a esta misión de testificación de la Santas Escrituras, especialmente del Antiguo Testamento, el Señor Jesús declaró: “ellas son las que dan testimonio de mí.” [Juan 5:39] Sin embargo, esta obra de dar testimonio también es atribuible al Nuevo Testamento, pues con relación a estas Escrituras el apóstol Juan escribió lo siguiente: “Estas empero son escritas, para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” [Juan 20:31] El mismo Señor Jesús dijo con relación a las Escrituras del Nuevo Testamento: “Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles.” [Mateo 24:14] Se puede establecer en consecuencia que la labor de las Santas Escrituras es la de dar testimonio o de servir de testigos delante del Dios de toda la tierra. Por otra parte, el apóstol Juan se refiere a las dos olivas o dos testigos como los “dos candeleros”, lo cual también permite vislumbrar la obra y carácter de éstos. Sobre la Palabra de Dios está escrito: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” y también: “El principio de tus palabras alumbra, hace entender a los simples.” [Salmo 119:105, 130] Asimismo, el apóstol Pedro refiriéndose a la Palabra de Dios se expresó diciendo: “Tenemos también la palabra profética más permanente, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.” [2 Pedro 1:19] Este mismo texto bíblico que sustenta la interpretación de que los dos candeleros son en realidad el Antiguo y Nuevo Testamento, nos sirve de base para aplicar la otra definición que da Juan de las dos olivas o dos testigos, a saber la alusión a los “dos profetas.” [Apocalipsis 11:10] Juan refiere a los “dos profetas” haciendo referencia a la obra de los dos más grandes profetas de la historia, a saber Moisés y Elías. [Apocalipsis 11:5-6] Rechazar a estos dos profetas, equivale a rechazar lo que Dios por misericordia ha tenido a bien concedernos y el castigo a tal menosprecio sólo puede ser descrito evocando situaciones similares que se produjeron ante el testimonio vivo de los grandes profetas mencionados. La labor profética del Antiguo y Nuevo Testamento, dejan ver claramente que son ellos los “dos profetas” de Dios. La interpretación propuesta es avalada por el Espíritu de Profecía: “Estos dos testigos representan las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo. Ambos son testimonios importantes del origen y del carácter perpetuo de la ley de Dios. Ambos testifican también acerca del plan de salvación. Los símbolos, los sacrificios y las profecías del Antiguo Testamento se refieren a un Salvador que había de venir. Y los Evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento hablan de un Salvador que vino tal como fuera predicho por los símbolos y la profecía.

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‘Los cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos.’ Durante la mayor parte de dicho período los testigos de Dios permanecieron en obscuridad. El poder papal procuró ocultarle al pueblo la Palabra de verdad y poner ante él testigos falsos que contradijeran su testimonio. (Véase el Apéndice.) Cuando la Biblia fue prohibida por las autoridades civiles y religiosas, cuando su testimonio fue pervertido y se hizo cuanto pudieron inventar los hombres y los demonios para desviar de ella la atención de la gente, y cuando los que osaban proclamar sus verdades sagradas fueron perseguidos, entregados, atormentados, confinados en las mazmorras, martirizados por su fe u obligados a refugiarse en las fortalezas de los montes y en las cuevas de la tierra, fue entonces cuando los fieles testigos profetizaron vestidos de sacos. No obstante, siguieron dando su testimonio durante todo el período de 1260 años. Aun en los tiempos más sombríos hubo hombres fieles que amaron la Palabra de Dios y se manifestaron celosos por defender su honor. A estos fieles siervos de Dios les fueron dados poder, sabiduría y autoridad para que divulgasen la verdad durante todo este período.” [CS 310] Los adventistas del séptimo día tradicionalmente hemos interpretado que los “dos testigos” constituyen una referencia simbólica al testimonio de las Santas Escrituras, conformadas por el Antiguo y Nuevo Testamento. El que Juan aluda a Moisés y Elías en su revelación, no indica necesariamente que el apóstol tuviera en mente a estos dos profetas como siendo ellos los dos testigos, toda vez que no debemos olvidar que los “dos testigos” han de rendir su testimonio por 1260 años y que además dicho período se ubica claramente en la historia entre los años 538 y hasta 1798 de nuestra era. Se hace claro entonces que dicha profecía no puede hallar su cumplimiento en una o dos personas literales sino más bien en un elemento, un libro, que trasciende el tiempo y que es capaz de testificar a los hombres delante de Dios durante un período de trece siglos.

7 LA BESTIA QUE SUBE DEL ABISMO [Apocalipsis 11:7] La profecía establece que los dos testigos, es decir, las Sagradas Escrituras, profetizarán vestidos de sacos durante 1260 años, después de lo cual una nueva amenaza, se levantaría contra ellos. Esta nueva amenaza que la profecía denomina “la bestia que sube del abismo” haría guerra contra ellos y “los vencerá, y los matará.” Los dos testigos debían terminar su testimonio para el tiempo de 1798, es decir, durante la última década del Siglo XVIII. Durante esta década debía levantarse un nuevo poder que atacaría resueltamente la autoridad y testimonio de la Biblia. El Espíritu de Profecía se refiere así al tiempo de la aparición de esta nueva amenaza contra la Biblia: “Y cuando hayan acabado [estén acabando] de dar su testimonio.' El período en que los dos testigos iban a testificar "vestidos de sacos" terminó en 1798. Cuando estuviesen por concluir su obra en la obscuridad, les haría la guerra el poder representado por "la bestia que sube del abismo." En muchas de las naciones de Europa los poderes que gobernaban la iglesia y el estado habían permanecido bajo el dominio de Satanás por medio del papado. Más aquí se deja ver una nueva manifestación del poder satánico.

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Con el pretexto de reverenciar las Escrituras, Roma las había mantenido aprisionadas en una lengua desconocida, y las había ocultado al pueblo. Durante la época de su dominio los testigos profetizaron "vestidos de sacos;" pero, otro poder -la bestia que sube del abismo- iba a levantarse a combatir abiertamente contra la Palabra de Dios.” [CS 311-312] Otro autor adventista expresa lo siguiente: “En el capítulo del Apocalipsis que se refiere a los dos testigos, que hemos estudiado brevemente, se menciona un ataque especial contra la Biblia, que fue cumplido en forma notable en la época de la Revolución Francesa. En Apocalipsis 11:7 leemos: ‘Y cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.’ Esto significa que cuando hayan terminado o estén terminando su testimonio ‘vestidos de cilicio’ que sería cerca del período de los 1.260 años, se pondría en acción una campaña violenta contra las Sagradas Escrituras. Todo estudiante de la historia sabe que justamente una guerra tal ocurrió en ocasión de la Revolución Francesa. Varias ceremonias públicas fueron convocadas para amontonar escarnio y desprecio sobre toda religión, específicamente sobre las Sagradas Escrituras. Sería difícil para el ingenio pensar en algún nuevo método de vergüenza y oprobio contra la Biblia que no se practicó durante este período de locura. Y necesitamos recordar que durante el siglo previo o un poco más Francia se había enorgullecido de ser el país más culto y educado del mundo.” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, pág. 67] Otro autor confirma la identificación de la bestia que sube del abismo: "Cuando ellos hubieren acabado su testimonio;" es decir el que dieron "vestidos de sacos." Terminó el plazo en que debían estar vestidos de sacos; o, como se expresa en otra parte, fueron acortados los días de la persecución (Mateo 24:22) antes que expirase el plazo mismo. "En la profecía, una 'bestia' representa un reino, o potencia. (Véase Daniel 7:17, 23.) Se suscita ahora la pregunta: ¿Cuándo dejaron los testigos de estar vestidos de saco? Y ¿les hizo la guerra en el tiempo mencionado un reino como el descrito? Si es correcto decir que en 538 empiezan los testigos a estar vestidos de sacos, y los 42 meses son 1.260 días proféticos, o años, este plazo nos lleva a 1798. ¿Les hizo la guerra, más o menos en ese tiempo, un reino como el descrito? Notemos que esta bestia o reino sale del abismo; es decir, no tiene fundamento. Es una potencia atea, 'espiritualmente es . . . Egipto.' (Véase Exodo 5:2: 'Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.') Esto es ateísmo. ¿Manifestó algún reino el mismo espíritu hacia 1798? Sí, Francia; como nación negó la existencia de Dios, e hizo la guerra contra la Monarquía del cielo." [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, págs. 179-180] Efectivamente, durante la última década del Siglo XVIII, Francia se levantó contra Dios y materializó su guerra atacando directamente a la Biblia. Francia es la única nación en la historia que por medio de sus decretos legislativos abolió la religión, negó la existencia de Dios y declaró proscrita la Biblia. No existe otra nación que haya incurrido en semejante acto de ateísmo declarado. Si bien durante el propio Siglo XX se levantaron naciones cuyos gobiernos no alentaban la práctica de la religión, no menos cierto es que en ninguno de ellos se dejó ver tal grado de insolencia contra el Dios del cielo, y mucho menos 207

legislación alguna que atacase directamente a Dios y a la religión. Las características desarrolladas por Francia durante el período de la Revolución, precisamente en la última década del Siglo XVIII, no permiten confusión alguna en la identidad de aquel poder que subió del abismo. ¿Por qué se dice que la bestia subió del abismo? Como hemos visto en capítulos anteriores, la expresión griega ἄβυσσοςvertida “abismo” en nuestras Biblias, refiere a una situación de actividad restringida, a una limitación de la libertad de acción. La expresión “subir del abismo” denota entrar en un período de mayor actividad o libertad de acción. Siendo así, al decir que “la bestia… sube del abismo” se quiere expresar que la Bestia entra en una nueva fase de su actividad, fase en la que emprende una decidida acción contra los dos testigos de Dios. La Bestia a que se hace referencia en Apocalipsis 11 es la misma Bestia mencionada más tarde en Apocalipsis 13, sólo que en una fase distinta. Mientras que en Apocalipsis 13 se habla de la sexta cabeza de la Bestia, el papado, en Apocalipsis 11 se hace referencia a la séptima cabeza de ella, Francia, nación que bajo la influencia de la Revolución, emprendió una decidida guerra contra Dios. Francia provocó la herida de muerte a la sexta cabeza de la Bestia, el papado, en 1798. & Recordemos que la Bestia mencionada por Juan en Apocalipsis 13, es el símbolo empleado en la profecía para describir la dominación mundial que ha ejercido Satanás el Diablo a través de la historia por medio de los distintos poderes que han reinado en la Tierra a lo largo de los siglos. El apóstol Juan presenta a una Bestia de siete cabezas y diez cuernos que corresponden a los siete imperios mundiales que se han levantado en la Tierra en el transcurso de la historia. Comenzando desde Babilonia, la antigua Babilonia de Nemrod, Neo-Babilonia, la Babilonia de Nabucodonosor, pasando por Medopersia, Grecia, Roma, el Papado y culminando con Francia durante el período de la Revolución y de Napoleón Bonaparte. Si bien esta última cabeza no llegó a alcanzar la grandeza de sus antecesoras, si llegó a ser un agente influyente en el mundo y lo sigue siendo hasta el día de hoy, en que sus planteamientos filosóficos continúan modelando y guiando al mundo intelectual y científico moderno. Es necesario saber que la importancia que estos siete imperios mundiales revisten desde el punto de vista profético, radica en la influencia que éstos han tenido en su propio tiempo y que han ejercido contra Dios y la religión verdadera. Francia, como la séptima cabeza de la Bestia simbólica, reviste importancia desde el punto de vista histórico con relación a los planteamientos filosóficos que planteó y que han modelado e ilustrado el pensamiento humano desde que fueran promulgados, llegando incluso a inspirar el moderno ateísmo y el escepticismo tan propio de nuestra época. La identificación de Francia como “la bestia que sube del abismo” está avalada además por los escritos de la pluma inspirada, quien alude claramente a esta nación como siendo la que en sí llevó adelante la guerra contra los dos testigos de Dios durante el período de la Revolución. Efectivamente, la Sra. White refiere enfáticamente a Francia como el poder que surge del abismo en el capítulo 16 del Conflicto de los Siglos, denominado “La Biblia y la Revolución Francesa.” Con relación a la profecía descrita en Apocalipsis 11 concerniente al poder ateo que haría guerra contra los dos testigos de Dios, la pluma inspirada se expresa de la siguiente manera: 208

“La guerra que se hizo en Francia contra la Biblia durante tantos siglos llegó a su mayor grado en los días de la Revolución.” [CS 308] “Durante la época de su dominio los testigos profetizaron "vestidos de sacos," pero, otro poder -la bestia que sube del abismo- iba a levantarse a combatir abiertamente contra la Palabra de Dios.” “En conformidad con lo que dice el profeta, se iba a ver en aquel tiempo, poco antes del año 1798, que un poder de origen y carácter satánicos se levantaría para hacer guerra a la Biblia. Y en la tierra en que de aquella manera iban a verse obligados a callar los dos testigos de Dios, se manifestarían el ateísmo del faraón y la disolución de Sodoma. Esta profecía se cumplió de un modo muy preciso y sorprendente en la historia de Francia.” [CS 312] "Francia ha sido la única nación del mundo acerca de la cual consta en forma auténtica que fue una nación erguida en rebelión contra el Autor del universo. Muchos blasfemos, muchos infieles hay y seguirá habiéndolos en Inglaterra, Alemania, España y en otras partes; pero Francia es la única nación en la historia del mundo, que por decreto de su asamblea legislativa, declaró que no hay Dios, cosa que regocijó a todos los habitantes de la capital, y entre una gran mayoría de otros pueblos, cantaron y bailaron hombres y mujeres al aceptar el manifiesto." [CS 313] “En la persecución con que Francia afligió a los que profesaban el Evangelio, crucificó también a Cristo en la persona de sus discípulos.” [CS 314] “‘La bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos y los matará.’ El poder ateo que gobernó a Francia durante la Revolución y el reinado del terror, hizo a Dios y a la Biblia una guerra como nunca la presenciara el mundo.” [CS 316] “La Francia incrédula había acallado las voces de reprensión de los testigos de Dios.” [CS 317] Todos los pasajes expuestos permiten determinar claramente que el Espíritu de Profecía identifica a Francia como el poder que sube del abismo para llevar adelante una guerra contra la Palabra de Dios simbolizada por los dos testigos de luto. Se puede concluir entonces que “la bestia que sube del abismo,” que es también la séptima cabeza de la Bestia de Apocalipsis 13, comienza a desarrollarse a partir del momento en que en Francia se gesta el inicio de la Revolución Francesa, esto es, a partir de 1789. Durante este período revolucionario que culminó en 1799, se llevó adelante una guerra manifiesta contra los dos testigos de Dios y que concluyó con la abolición de la Biblia en Francia, lo que en sí, equivale a la muerte simbólica de los dos testigos que estaba profetizada en Apocalipsis 11. Durante el período de la Revolución, que es señalado también en la historia como el período del terror, se impulsó un régimen de persecuciones patrocinado por los líderes de dicho movimiento y que so pretexto de defender dicho proceso revolucionario los llevó a cometer los más graves excesos y a hacerse responsables de muchas muertes. En 1795, se estableció el Directorio, bajo cuyo gobierno Francia le propinó al papado una herida de muerte en 1798. Con relación a este período de diez años, la inspiración comenta lo siguiente: 209

“Mientras que en París se llevaban cada día al suplicio carros repletos de sentenciados a muerte, los procónsules que eran enviados por el comité supremo a los departamentos desplegaban tan espantosa crueldad que ni aun en la misma capital se veía cosa semejante. La cuchilla de la máquina infernal no daba abasto a la tarea de matar gente. Largas filas de cautivos sucumbían bajo descargas graneadas de fusilería. Se abrían intencionalmente boquetes en las barcazas sobrecargadas de cautivos. Lyon se había convertido en desierto. En Arrás ni aun se concedía a los presos la cruel misericordia de una muerte rápida. Por toda la ribera del Loira, río abajo desde Saumur al mar, se veían grandes bandadas de cuervos y milanos que devoraban los cadáveres desnudos que yacían unidos en abrazos horrendos y repugnantes. No se hacía cuartel ni a sexo ni a edad. El número de muchachos y doncellas menores de diecisiete años que fueron asesinados por orden de aquel execrable gobierno se cuenta por centenares. Pequeñuelos arrebatados del regazo de sus madres eran ensartados de pica en pica entre las filas jacobinas." (Véase el Apéndice.) En apenas diez años perecieron multitudes de seres humanos.” [CS 328] & El proceso revolucionario terminó en 1799, fecha en que Napoleón Bonaparte dio un golpe de estado que acabó con el Directorio. Si bien Francia, la séptima cabeza de la Bestia de Apocalipsis 13, desarrollo su papel profético durante un tiempo muy breve, tal como estaba predicho en Apocalipsis 17:10, lo cierto es que la influencia que ejerció durante su época de actividad o época en que “subió del abismo” impregnó al mundo de un ateísmo manifiesto y echó las raíces de la incredulidad característica de nuestra época. Acerca de las enseñanzas que se propagaron durante la Revolución Francesa, la Hna. White expresa lo siguiente: “La propagación mundial de las mismas enseñanzas que produjeron la Revolución Francesa, tienden a envolver al mundo en una lucha similar a la que convulsionó a Francia.” [Ed 224]

8 LA GUERRA CONTRA LOS DOS TESTIGOS DE DIOS [Apocalipsis 11:7-10] Con relación a “la bestia que sube del abismo” estaba escrito que haría guerra contra los dos testigos de Dios “y los vencerá, y los matará.” ¿Cuándo había de llevarse a efecto dicha guerra? La Palabra de Dios establece que esta guerra debía llevarse a cabo “cuando ellos /los dos testigos/ hubieren acabado su testimonio.” Esto no quiere decir en el año mismo en que debían acabar su testimonio, es decir, en el año 1798 en que terminaría el período de los 1260, sino que más bien durante el tiempo en que ellos estuviesen acabando su testimonio “vestidos de sacos.” “En conformidad con lo que dice el profeta, se iba a ver en aquel tiempo, poco antes del año 1798, que un poder de origen y carácter satánicos se levantaría para hacer guerra a la Biblia. Y en la tierra en que de aquella manera iban a verse obligados a callar los dos testigos de Dios, se manifestarían el ateísmo del faraón y la disolución de Sodoma.

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Esta profecía se cumplió de un modo muy preciso y sorprendente en la historia de Francia. Durante la Revolución, en 1793, ‘el mundo oyó por primera vez a toda una asamblea de hombres nacidos y educados en la civilización, que se habían arrogado el derecho de gobernar a una de las más admirables naciones europeas, levantar unánime voz para negar la verdad más solemne para las almas y renunciar de común acuerdo a la fe y a la adoración que se deben tributar a la Deidad.’” [CS 312313] Es una opinión unánime que el tiempo en que la bestia que sube del abismo haría guerra contra los dos testigos no corresponde de manera precisa al año 1798, sino que como ya se dijo, el tiempo predicho refiere a un tiempo poco antes de 1798. La misma Hna. White transcribe el versículo que se comenta de la siguiente manera: “Y cuando hayan acabado [estén acabando] de dar su testimonio.” [CS 311] De igual manera se expresa con relación a este versículo otro autor adventista: & “En Apocalipsis 11:7 leemos: ‘Y cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.’ Esto significa que cuando hayan terminado o estén terminando su testimonio ‘vestidos de cilicio’ que sería cerca del período de 1.260 años, se pondría en acción una campaña violenta contra las Sagradas Escrituras. Todo estudiante de la historia sabe que una guerra tal ocurrió en ocasión de la Revolución Francesa.” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, pág. 67] Precisamente, para el tiempo cuando los dos testigos estaban acabando su testimonio vestidos de sacos, se originó en Francia una guerra contra la Biblia. “Hacia el fin de la opresión espiritual, un ataque contra la Biblia se originó en Francia bajo la influencia del régimen ateo. El esfuerzo que se hizo para destruir la Palabra de Dios resultó infructuoso. Este infame asalto comenzó en noviembre de 1793, cuando se libró un decreto en parís aboliendo la religión cristiana. Este período finalizó en junio de 1797, cuando el gobierno francés retiró las restricciones. El período de tres días y medio proféticos simbolizaba tres años y medio.” [Joseph J. Battistone, “Verdad Presente, Gloria Futura”, pág. 95-96] "La bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y prevalecerá contra ellos y los matará." El poder ateo que gobernó a Francia durante la Revolución y el reinado del terror, hizo a Dios y a la Biblia una guerra como nunca la presenciara el mundo. El culto de la Deidad fue abolido por la asamblea nacional. Se recogían Biblias para quemarlas en las calles haciendo cuanta burla de ellas se podía. La ley de Dios fue pisoteada; las instituciones de la Biblia abolidas; el día del descanso semanal fue abandonado y en su lugar se consagraba un día de cada diez a la orgía y a la blasfemia. El bautismo y la comunión quedaron prohibidos. Y en los sitios más a la vista en los cementerios se fijaron avisos en que se declaraba que la muerte era un sueño eterno. El temor de Dios, decían, dista tanto de ser el principio de la sabiduría que más bien puede considerársele como principio de la locura. Quedó prohibida toda clase de culto religioso a excepción del tributado a la libertad y a la patria. El "obispo constitucional de París fue empujado a desempeñar 211

el papel más importante en la farsa más desvergonzada que jamás fuera llevada a cabo ante una representación nacional.... Lo sacaron en pública procesión para que manifestase a la convención que la religión que él había enseñado por tantos años, era en todos respectos una tramoya del clero, sin fundamento alguno en la historia ni en la verdad sagrada. Negó solemnemente y en los términos más explícitos la existencia de la Deidad a cuyo culto se había consagrado él y ofreció que en lo sucesivo se dedicaría a rendir homenaje a la libertad, la igualdad, la virtud y la moral. Colocó luego sobre una mesa sus ornamentos episcopales y recibió un abrazo fraternal del presidente de la convención. Varios sacerdotes apóstatas imitaron el ejemplo del prelado." [CS 316-317] “En el año 1793,. . . por un acto solemne de la legislatura y del pueblo, el Evangelio fué abolido en Francia. Los ultrajes infligidos a los ejemplares de la Biblia no tuvieron ya importancia; su vida está en sus doctrinas, y la extinción de las doctrinas es la extinción de la Biblia. Por el decreto del gobierno francés que declaraba que la nación no reconocía a Dios, el Antiguo Testamento y el Nuevo fueron muertos en todos los confines de la Francia republicana. Pero no podían faltar las injurias a los libros sagrados en el saqueo general de todo lugar de culto. En Lyón fueron arrastrados atados de la cola de un asno en una procesión por las calles. . . . El primero de noviembre de 1793, Gobet, con los sacerdotes republicanos de París, había arrojado la sotana y abjurado la religión. El 11 se celebró un 'gran festival,' dedicado a la 'Razón y la Verdad' en la catedral de Nuestra Señora que había sido profanada y denominada 'Templo de la Razón.' Se erigió en el centro de la iglesia una pirámide coronada por un templo que llevaba la inscripción 'A la Filosofía.' La antorcha de 'la Verdad' estaba sobre el altar de 'la Razón' difundiendo luz, etc. La Convención Nacional y todas las autoridades asistieron a esta burlesca e insultante ceremonia." [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, págs. 180] “Pero ¿guerreó Francia contra la Biblia? Sí; y en 1793 la Asamblea Constituyente Francesa promulgó un decreto para prohibir la Biblia, y en cumplimiento de ese decreto se juntaron las Biblias y se quemaron con toda manifestación posible de desprecio, y se abolieron todas las instituciones de la Biblia. El día de reposo fue abolido, y se le reemplazó por cada décimo día para entregarse a la alegría y a la profanidad. Se suprimieron el bautismo y la comunión. Se negó la existencia de Dios; y la muerte fue declarada sueño eterno. Se ensalzó a la diosa de la Razón, en la persona de una mujer vil, y se la adoró públicamente. Esta es ciertamente una potencia que responde con exactitud a la profecía.” [Jorge Storrs, “Midnight Cry”, 4 de mayo de 1843, tomo 4 Nos. 5, 6, pág. 47] Estaba escrito que la “bestia que sube del abismo” haría guerra contra la Biblia durante el período de tres años y medio, período señalado en los “tres días y medio” de Apocalipsis 11:9 y11. Estos “tres días y medio” corresponden en verdad a tres años y medio y comenzaron en noviembre de 1793, fecha en que Francia emitió el decreto que suprimía la Biblia y se extendieron exactamente durante el tiempo predicho hasta junio de 1797, fecha en que se introdujo una resolución que abrogaba el decreto anterior y en que se concedía además tolerancia a las Sagradas Escrituras. La historia confirma que en Francia y durante aquel período, es decir, entre noviembre de 1793 y junio de 1797, los dos testigos de Dios, el Antiguo y Nuevo Testamento, estuvieron virtualmente “muertos” y fueron vencidos.

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Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, un autor confirma lo siguiente: "Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época." [J. G. Lorimer, “An Historical Sketch of the Protestant Church in France,” pág. 745]

1. LA GRANDE CIUDAD [Apocalipsis 11:8] La profecía anunciaba: “Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.” ¿A quién simboliza la “grande ciudad” mencionada en la profecía? Evidentemente la “grande ciudad” no es la nación francesa, pues respecto a la caída de esta nación se dice más adelante: “Y la décima parte de la ciudad cayó.” De manera que Francia no es la “grande ciudad” sino “la décima parte de la ciudad.” Aplicando el principio interpretativo de la analogía bíblica, encontramos que la Biblia y más particularmente el Apocalipsis emplea esta expresión para referirse al imperio mundial de la religión falsa, Babilonia la grande, la madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra. [Apocalipsis 17:5] A esta Babilonia mística se la menciona repetidas veces en el Apocalipsis como “la grande ciudad”, de modo que la aplicación del símbolo no puede ser errada y resulta claramente aplicable a la cristiandad católica, de la cual Francia era su máxima representante. [Vea Apocalipsis 17:18; 14:8; 18:10, 16, 18, 19 y 21] ¿Por qué se dice que Francia es la décima parte de la ciudad? Sencillamente porque habiéndose fundado el catolicismo sobre las bases del antiguo Imperio Romano de Occidente, Francia pasó a constituir uno de los diez reinos sobre los cuales el papado afianzó su poder. Estos diez reinos se encuentran representados por los diez cuernos de la bestia espantosa de Daniel 7:7 y 24 y por los diez dedos de la imagen que vió Nabucodonosor en Daniel 2:31-35, 40-43 y corresponden a los hérulos, vándalos, ostrogodos, visigodos, suevos, alamanes, lombardos, francos, burgundios y anglosajones, los cuales darían más tarde origen a las modernas naciones de Europa. Puesto que Francia es una de las naciones que surgieron de estos diez cuernos, específicamente del reino de los francos, es dable concluir que esta nación constituya la décima parte de lo que fue antiguamente el Imperio Romano de Occidente y que constituye en consecuencia, la décima parte de lo que llegó a ser más tarde la Cristiandad católica, o Babilonia mística, toda vez que ésta última echó sus fundamentos sobre las ruinas de dicho imperio. De hecho y según expone un conocido historiador: “Francia era la nación cristiana más antigua de Europa Occidental. Fue la más antigua de las naciones cristianas de Occidente.” [Mervin C. Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 303] Justamente y como afirma este autor, Francia fue la nación que más resistió el avance de la Reforma Protestante, demostrando con ello mayor fidelidad al

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catolicismo y al papado que las demás naciones de Europa. En esta nación fue donde se persiguió con mayor tenacidad a quienes sostenían la fe de los apóstoles. De acuerdo a ello y siendo que Francia constituye una parte importante de la Babilonia simbólica, señalada como la “grande ciudad”, es consecuente decir que los dos testigos de Dios fueron martirizados en la ciudad misma de Babilonia, de la cual Francia resultaba ser la nación más representativa, hecho que en sí es confirmado por el celo demostrado por esta nación en la defensa del catolicismo durante la época de la Reforma. La identificación de Francia como “una décima parte de la ciudad” es compartida además por otro autor: “¿Qué ciudad? Veáse Apocalipsis 17:18: ‘Y la mujer que has visto, es la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes (reinos) de la tierra.’ Esa ciudad es la potencia romana papal. Francia es uno de los ‘diez cuernos’ que dieron su potencia y autoridad’ a la bestia (papal) o es uno de los diez reinos que salieron del Imperio Occidental de Roma, según lo indicado por los diez dedos de los pies de la imagen de Nabuconosor, la bestia de diez cuernos de Daniel 7:24 y el dragón de diez cuernos que vió Juan [Apocalipsis 12:3] Francia era pues ‘una décima parte de la ciudad.’ Y fue uno de los más enérgicos ministros de la venganza papal; pero en esta revolución ‘cayó’, y con ella cayó el último ejecutor civil de la ira papal.” [Jorge Storrs, “Midnight Cry”, 4 de mayo de 1843, tomo 4 Nos. 5, 6, pág. 48] De este mismo comentario se desprende que Francia, como la décima parte de Babilonia y de hecho su nación más representativa, “cayó” virtualmente cuando abandonando los principios católicos que por siglos la animaran, se entregó al ateísmo y a la incredulidad manifestada en su ataque contra Dios y la Biblia. En su furor Francia atentó contra el mismo poder que la había sustentado por siglos, a saber el catolicismo romano de quien otrora fuera su fiel vasallo.

2. EL MARTIRIO DE LOS DOS TESTIGOS DE DIOS [Apocalipsis 11:8] La profecía decía con relación a los dos testigos: “Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.” En la historia de Francia se verificó exactamente lo profetizado por Juan. Durante el período comprendido entre 1793 y 1797, los ejemplares de la Biblia fueron quemados públicamente en las plazas en medio de la blasfemia y el insulto de chusmas enardecidas. El pueblo se tomó la libertad de infligir todo tipo de ultrajes al texto sagrado y de amontonar oprobio en su contra. Se ridiculizaron las más elevadas doctrinas y enseñanzas de las Sagradas Escrituras y Dios, su autor, fue rebajado y vituperado por una nación que hasta entonces había sido exaltada como la nación más culta del mundo antiguo. Producto del decreto en que la nación francesa desconoció a Dios, los dos testigos, el Antiguo y el Nuevo Testamento, fueron declarados “muertos” en toda la república europea y durante ese período de tres años y medio, los cuerpos de ellos, los sagrados volúmenes hebreos y griegos, fueron “echados

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en las plazas de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.” “La "gran ciudad" en cuyas calles son asesinados los testigos y donde yacen sus cuerpos muertos, "se llama simbólicamente Egipto." De todas las naciones mencionadas en la historia de la Biblia, fue Egipto la que con más osadía negó la existencia del Dios vivo y se opuso a sus mandamientos. Ningún monarca resistió con tanto descaro a la autoridad del cielo, como el rey de Egipto. Cuando se presentó Moisés ante él para comunicarle el mensaje del Señor, el faraón contestó con arrogancia: "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel." (Éxodo 5: 2.) Esto es ateísmo; y la nación representada por Egipto iba a oponerse de un modo parecido a la voluntad del Dios vivo, y a dar pruebas del mismo espíritu de incredulidad y desconfianza. La "gran ciudad" es también comparada "simbólicamente" con Sodoma. La corrupción de Sodoma al quebrantar la ley de Dios fue puesta de manifiesto especialmente en la vida disoluta. Y este pecado iba a ser también rasgo característico de la nación que cumpliría lo que estaba predicho en este pasaje. En conformidad con lo que dice el profeta, se iba a ver en aquel tiempo, poco antes del año 1798, que un poder de origen y carácter satánicos se levantaría para hacer guerra a la Biblia. Y en la tierra en que de aquella manera iban a verse obligados a callar los dos testigos de Dios se manifestarían el ateísmo del faraón y la disolución de Sodoma. Esta profecía se cumplió de un modo muy preciso y sorprendente en la historia de Francia. Durante la Revolución, en 1793, "el mundo oyó por primera vez a toda una asamblea de hombres nacidos y educados en la civilización, que se habían arrogado el derecho de gobernar a una de las más admirables naciones europeas, levantar unánime voz para negar la verdad más solemne para las almas y renunciar de común acuerdo a la fe y a la adoración que se deben tributar a la Deidad.” [CS 312] “Francia presentó también la característica que más distinguió a Sodoma. Durante la Revolución manifestóse una condición moral tan degradada y corrompida que puede compararse con la que acarreó la destrucción de las ciudades de la llanura. Y el historiador presenta juntos el ateísmo y la prostitución de Francia, tal como nos los da la profecía: "Íntimamente relacionada con estas leyes que afectan la religión, se encontraba aquella que reducía la unión matrimonial -el contrato más sagrado que puedan hacer seres humanos, y cuya permanencia y estabilidad contribuye eficacísimamente a la consolidación de la sociedad- a un mero convenio civil de carácter transitorio, que dos personas cualesquiera podían celebrar o deshacer a su antojo.... Si los demonios se hubieran propuesto inventar la manera más eficaz de destruir todo lo que existe de venerable, de bueno o de permanente en la vida doméstica, con la seguridad a la vez de que el daño que intentaban hacer se perpetuaría de generación en generación, no habrían podido echar mano de un plan más adecuado que el de la degradación del matrimonio.” [CS 313] “’En donde también el Señor de ellos fue crucificado.’ En Francia se cumplió también este rasgo de la profecía. En ningún otro país se había desarrollado tanto el espíritu de enemistad contra Cristo. En ninguno había hallado la verdad tan acerba y cruel oposición. En la persecución con que Francia afligió a los que profesaban el Evangelio, crucificó también a Cristo en la persona de sus discípulos.” [CS 314] “Jesucristo fue declarado impostor, y el grito de unión de los incrédulos franceses era: "Aplastad al infame," lo cual decían refiriéndose a Cristo. Las blasfemias contra el cielo y las iniquidades más 215

abominables se daban la mano, y eran exaltados a los mejores puestos los hombres más degradados y los más entregados al vicio y a la crueldad. En todo esto no se hacía más que tributar homenaje supremo a Satanás, mientras que se crucificaba a Cristo en sus rasgos característicos de verdad, pureza y amor abnegado.” [CS 316] El rechazo de la Biblia que manifestó Francia durante la época de la Revolución y la guerra que esta nación emprendió contra la Santas Escrituras fue tan profunda, que bien puede decirse que crucificó nuevamente a Cristo al rechazar la Biblia ya que de él dan testimonio las Santas Escrituras. Al escoger el mal en detrimento del bien, los franceses al igual que los judíos de antaño, escogieron a Barrabás y desecharon definitivamente a Jesús. [Mateo 27:21-22] Si bien en Francia no se crucificó literalmente a Cristo, al demostrar tan abierto rechazo y una actitud moral tan degradada después de haber tenido tanto conocimiento de la verdad, llegaron a ser tan culpables a la vista de Dios como si en verdad hubieran crucificado nuevamente a Jesús. [Hebreos 6:46] El original griego de Apocalipsis 11:8 se registra de la siguiente manera en el texto que se está considerando: ὅπου καὶ ὁ κύριος αὐτῶν ἐσταυρώθηque vertido es: “y donde el Señor de ellos fue crucificado.” De lo anterior, se desprende que la crucifixión de Cristo es presentada en directa relación el rechazamiento de los dos testigos de Dios. Algunos intérpretes sostienen sin embargo, que los dos testigos pudieran eventualmente ser el propio Jesús y la iglesia, no obstante se aprecia que esto no es correcto toda vez que Cristo no es uno de los dos testigos sino “el Señor de ellos”. En hecho, la traducción de este pasaje que expresa: “donde también nuestro Señor fue crucificado,” ciertamente no es la más correcta. Un autor expresa lo siguiente: “así fue crucificado espiritualmente nuestro Señor en sus miembros. Luego, el santo y seña de los incrédulos franceses fue ‘Aplastad al infame,’ con lo que querían designar a Cristo. De manera que con verdad se puede decir, ‘donde nuestro Señor fue crucificado.’ El espíritu mismo del abismo se manifestó en aquella nación.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, págs. 180181]

3. LOS TRES DÍAS Y MEDIO DE LA PROFECÍA [Apocalipsis 11:9-10] Estaba escrito que los dos testigos de Dios yacerían muertos en las plazas de la grande ciudad por el período de “tres días medio.” Este período corresponde a tres años y medio, aplicando el principio bíblico de “día por año” enseñado en Números 14:34 y Ezequiel 4:6. Francia abolió la Biblia y negó la existencia de Dios a través de un decreto promulgado en el mes de noviembre de 1793. Durante todo el tiempo en que este decreto estuvo vigente, se puede decir en verdad que los dos testigos de Dios, el Antiguo y Nuevo Testamento que conforman el canon bíblico, estuvieron virtualmente muertos. El decreto mencionado estuvo en vigor hasta el mes de junio de 1797 fecha en que fue derogado. Entre la promulgación de uno y otro, transcurrieron exactamente tres años y medio, tal como estaba anunciado en la profecía.

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Con relación a dicho período de tres años y medio estaba escrito: “Y los de los linajes, y de las lenguas, y de los Gentiles verán los cuerpos de ellos por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros. Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos a los otros; porque estos dos profetas han atormentado a los que moran sobre la tierra.” Sobre este período escriben los siguientes: “La Francia incrédula había acallado las voces de reprensión de los testigos de Dios. La Palabra de verdad yacía muerta en sus calles y los que odiaban las restricciones y los preceptos de la ley de Dios se llenaron de júbilo. Los hombres desafiaban públicamente al Rey de los cielos, y gritaban como los pecadores de la antigüedad: "¿Cómo sabe Dios? ¿y hay conocimiento en lo alto?" (Salmo 73: 11.)” [CS 317] “El lenguaje de este versículo /Apocalipsis 11:9/ denota los sentimientos de las otras naciones más bien que los de la que cometía el ultraje contra los testigos. Veían que la Francia incrédula había hecho la guerra a la Biblia, pero no quisieron dejarse inducir nacionalmente a participar de esta obra impía, ni quisieron dejar sepultar a los testigos asesinados, ni esconderlos entre sí, aunque estuvieron muertos tres días y medio, en Francia. No; esta misma tentativa de Francia sirvió para incitar a los cristianos por doquiera a esforzarse nuevamente en favor de la Biblia, según veremos en seguida.” “Esto denota la alegría que sintieron quienes odiaban la Biblia, o eran atormentados por ella. Grande fue el gozo de los incrédulos por doquiera durante un tiempo. Pero ‘la alegría de los impíos es breve,’ y así fue en Francia, porque su guerra contra la Biblia y el cristianismo los engolfó casi por completo. Habían emprendido la destrucción de los dos testigos de Cristo, pero llenaron a Francia de sangre y terror, de manera que se quedaron horrorizados por el resultado de sus acciones impías, y con gusto apartaron sus manos perversas de la Biblia.” [Jorge Storrs, “Midnight Cry”, 4 de mayo de 1843, tomo 4 Nos. 5, 6, pág. 47]

9 LOS DOS TESTIGOS RESTAURADOS [Apocalipsis 11:11-12] ¿Cuál fue el resultado de haber muerto a los dos testigos de Dios en Francia? La palabra de Dios vertida en Salmo 53:1-6 halló un notable cumplimiento en la vida de esta nación durante el tiempo de la Revolución. “Después que hubo renunciado al culto del Dios vivo, "el Alto y el Excelso que habita la eternidad," cayó Francia al poco tiempo en una idolatría degradante rindiendo culto a la diosa de la razón en la persona de una mujer libertina. ¡Y esto en la cámara representativa de la nación y por medio de las más altas autoridades civiles y legislativas!” [CS 318] “Al rechazar Francia el Evangelio que le brindaba bienestar, franqueó las puertas a la incredulidad y a la ruina. Una vez desechadas las restricciones de la ley de Dios, se echó de ver que las leyes humanas no tenían fuerza alguna para contener las pasiones, y la nación fue arrastrada a la rebeldía y a la anarquía. La guerra contra la Biblia inició una era conocida en la historia como "el reinado del terror." La paz y la dicha fueron desterradas de todos los hogares y de todos los corazones. Nadie tenía la vida segura. El 217

que triunfaba hoy era considerado al día siguiente como sospechoso y le condenaban a muerte. La violencia y la lujuria dominaban sin disputa. El rey, el clero y la nobleza, tuvieron que someterse a las atrocidades de un pueblo excitado y frenético. Su sed de venganza subió de punto cuando el rey fue ejecutado, y los mismos que decretaron su muerte le siguieron bien pronto al cadalso. Se resolvió matar a cuantos resultasen sospechosos de ser hostiles a la Revolución. Las cárceles se llenaron y hubo en cierta ocasión dentro de sus muros más de doscientos mil presos. En las ciudades del reino se registraron crímenes horrorosos. Se levantaba un partido revolucionario contra otro, y Francia quedó convertida en inmenso campo de batalla donde las luchas eran inspiradas y dirigidas por las violencias y las pasiones. "En París sucedíanse los tumultos uno a otro y los ciudadanos divididos en diversos partidos, no parecían llevar otra mira que el exterminio mutuo." Y para agravar más aun la miseria general, la nación entera se vio envuelta en prolongada y devastadora guerra con las mayores potencias de Europa. "El país estaba casi en bancarrota, el ejército reclamaba pagos atrasados, los parisienses se morían de hambre, las provincias habían sido puestas a saco por los bandidos y la civilización casi había desaparecido en la anarquía y la licencia." [CS 326-327] & Durante los diez años que duró el proceso revolucionario en Francia, desde el año 1789, con la apertura de los Estados Generales y la toma de las Bastillas como símbolo del antiguo régimen, hasta 1799, fecha en que fue derribado el Directorio por las fuerzas de Napoleón Bonaparte, esta nación tuvo que conocer por experiencia propia lo que significaría para el mundo desconocer la existencia y autoridad de Dios. La historia misma da testimonio de la ruina general que envolvió a la república francesa durante tan fatídico período. “Durante la Revolución maniféstose una condición moral tan degradada y corrompida que puede compararse con la que acarreó la destrucción de las ciudades de la llanura.” [CS 313] También durante este período “Francia quedó convertida en inmenso campo de batalla donde las luchas eran inspiradas y dirigidas por las violencias y las pasiones.” “El país estaba casi en bancarrota.” [CS 326-327] y el desorden y la anarquía reinaban por todas partes. En medio del caos y la violencia anteriormente descritos, Dios determinó la restauración de los dos testigos. Tal y como estaba anunciado por el profeta, “después de tres días y medio, el espíritu de vida, venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran temor sobre los que los vieron.” “No iban a permanecer mucho tiempo en silencio los fieles testigos de Dios que habían sucumbido bajo el poder blasfemo "que sube del abismo." "Después de los tres días y medio, el espíritu de vida, venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran temor sobre los que lo vieron." (Apocalipsis 11: 11, V.M.) En 1793 había promulgado la Asamblea francesa los decretos que abolían la religión cristiana y desechaban la Biblia. Tres años y medio después, este mismo cuerpo legislativo adoptó una resolución que rescindía esos decretos y concedía tolerancia a las Sagradas Escrituras. El mundo contemplaba estupefacto los terribles resultados que se había obtenido al despreciar los Oráculos Sagrados y los hombres reconocían que la fe en Dios y en su Palabra son la base de la virtud y de la moralidad. Dice el Señor: "¿A quién injuriaste y a quién blasfemaste? ¿contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel." "Por tanto, he aquí, les 218

enseñaré de esta vez, enseñarles he mi mano y mi fortaleza, y sabrán que mi nombre es Jehová." (Isaías 37: 23; Jeremías 16: 21.) Hablando de los dos testigos, el profeta dice además: "Y oyeron una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron." (Apocalipsis 11: 12.) Desde que Francia les declarara la guerra, estos dos testigos de Dios han recibido mayor honra que nunca antes. En el año 1804 se organizó la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Este hecho fue seguido de otros semejantes en otras partes de Europa donde se organizaron sociedades similares con numerosas ramas esparcidas por muchas partes del continente. En 1816 se fundó la Sociedad Bíblica Americana. Cuando se creó la Sociedad Británica, la Biblia circulaba en cincuenta idiomas. Desde entonces ha sido traducida en muchos centenares de idiomas y dialectos. (Véase el Apéndice.) Durante los cincuenta años que precedieron a 1792, se daba muy escasa importancia a la obra de las misiones en el extranjero. No se fundaron sociedades nuevas, y eran muy pocas las iglesias que se esforzaban por extender el Evangelio en los países paganos. Pero en las postrimerías del siglo XVIII se vio un cambio notable. Los hombres comenzaron a sentirse descontentos con los resultados del racionalismo y comprendieron la gran necesidad que tenían de la revelación divina y de la experiencia religiosa. Desde entonces la obra de las misiones en el extranjero se extendió rápidamente. (Véase el Apéndice.) Los adelantos de la imprenta dieron notable impulso a la circulación de la Biblia. El incremento de los medios de comunicación entre los diferentes países, la supresión de las barreras del prejuicio y del exclusivismo nacional, y la pérdida del dominio temporal del pontífice de Roma, han ido abriéndole paso a la Palabra de Dios. Hace ya muchos años que la Biblia se vende en las calles de Roma sin que haya quien lo impida, y en el día de hoy ha sido llevada a todas las partes del mundo habitado. El incrédulo Voltaire dijo con arrogancia en cierta ocasión: "Estoy cansado de oír de continuo que doce hombres establecieron la religión cristiana. Yo he de probar que un solo hombre basta para destruirla." Han transcurrido varias generaciones desde que Voltaire murió y millones de hombres han secundado su obra de propaganda contra la Biblia. Pero lejos de agotarse la circulación del precioso libro, allí donde había cien ejemplares en tiempo de Voltaire hay diez mil hoy día, por no decir cien mil. Como dijo uno de los primitivos reformadores hablando de la iglesia cristiana: "La Biblia es un yunque sobre el cual se han gastado muchos martillos." Ya había dicho el Señor: "Ninguna arma forjada contra ti tendrá éxito; y a toda lengua que en juicio se levantare contra ti, condenarás." (Isaías 54: 17, V.M.) "La Palabra de nuestro Dios permanece para siempre." "Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás, hechos en verdad y en rectitud." (Isaías 40: 8; Salmo 111: 7, 8, V.M.) Lo que fuere edificado sobre la autoridad de los hombres será derribado; mas lo que lo fuere sobre la roca inamovible de la Palabra de Dios, permanecerá para siempre.” [CS 330-332]

10 EL CASTIGO DE LA NACIÓN OFENSORA [Apocalipsis 11:13] La Biblia hablando de Dios nos dice: “Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará su enojo.” [Salmo 103:8-9]

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También hablando del castigo a los impíos declara: “Y él hará tornar sobre ellos su iniquidad, y los destruirá su maldad; Los talará Jehová nuestro Dios.” [Salmo 94:23] La nación francesa supo por experiencia lo que significa desafiar la autoridad del cielo. No podía esa nación desconocer la autoridad de Dios sin sufrir las consecuencias de tal extravío. Francia tuvo que sufrir por la guerra que se hizo a los dos testigos de Dios. Quienes propiciaron la Revolución y condujeron al pueblo a rechazar a Dios, sufrieron ellos mismos por su iniquidad. Los mismos que públicamente blasfemaron el nombre de Dios y que con osadía desafiaron al Eterno, cayeron bajo la inexorable hoja de la guillotina. La historia puede dar testimonio hablando de Danton, Desmoullins, Saint Just, Robespierre y cuantos les secundaron, que Dios hizo “tornar sobre ellos su iniquidad” y que en justicia los destruyó su propia maldad. “Los que habían preferido servir a la rebelión cosecharon los frutos de ella hasta que la tierra se llenó de crímenes tan horribles que la pluma se resiste a describirlos. De las provincias asoladas y de las ciudades arruinadas, levantábase un clamor terrible de desesperación, de angustia indescriptible. Francia se estremecía como sacudida por un terremoto. La religión, la ley, la sociedad, el orden; la familia, el estado y la iglesia, todo lo abatía la mano impía que se levantara contra la ley de Dios. Bien dijo el sabio: "Por su misma maldad caerá el hombre malo." "Pero aunque el pecador haga mal cien veces, y con todo se le prolonguen los días, sin embargo yo ciertamente sé que les irá bien a los que temen a Dios, por lo mismo que temen delante de él. Al hombre malo empero no le irá bien." "Por cuanto aborrecieron la ciencia, y no escogieron el temor de Jehová; . . . por tanto comerán del fruto de su mismo camino, y se hartarán de sus propios consejos." (Proverbios 11:5; Eclesiastés 8:12, 13; Proverbios 1:29, 31, V.M.)” [CS 330] “Su tentativa de deshonrar a Dios y desafiar al cielo llenó a Francia de tales escenas de sangre, carnicería y horror, que hizo temblar a los incrédulos mismos y los espantó; y ‘los demás’ que escaparon a los horrores de aquella hora ‘dieron gloria a Dios,’ y no voluntariamente, sino que el Dios del cielo hizo que esta ira del hombre le alabase al permitir que todo el mundo viese que los que guerrean contra el cielo cavan su propia tumba; y así los mismos medios que los hombres impíos empleaban para empañar la gloria de Dios redundaron a favor de ella.” [Jorge Storrs, “Midnight Cry”, 4 de mayo de 1843, tomo 4 Nos. 5, 6, pág. 48] Durante el período de la Revolución, Francia, “la décima parte de” Babilonia, la nación más representativa del catolicismo medioeval “cayó”. La historia atestigua dicha caída. La Revolución causó un verdadero terremoto que derribó la religión y la ley, causando con ello, el desmoronamiento de la sociedad, del orden, la familia, el estado y la iglesia. El efecto de dicho terremoto se tornó contra los mismos que lo habían causado. Quienes sobrevivieron a la Revolución, espantados de haber presenciado tal período de terror, se vieron obligados por las mismas circunstancias, a dar “gloria al Dios del cielo” y reconocer la insensatez de ellos delante de su divina presencia.

CONCLUSIÓN La revelación que Dios nos da en el capítulo 11 del Apocalipsis con relación al período en que los dos testigos dieron su testimonio vestidos de sacos y la posterior guerra que emprendió “la bestia que

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sube del abismo”, busca ubicarnos en tiempo profético que motivo el reavivamiento espiritual que condujo posteriormente a la experiencia de 1844 por parte del pueblo adventista. El período de los 1260 años nos deja ver la persecución de que fue objeto la Biblia durante toda la Edad Media. Este período que comenzó en 538 a.C., nos remonta finalmente hasta 1798, última década del Siglo XVIII. En dicho período habría de levantarse Francia, simbolizada por “la bestia que sube del abismo” para emprender una guerra declarada contra las Sagradas Escrituras. Todos estos pormenores históricos nos permiten comprender por qué después de esta fecha, es decir, después de que terminó el período de la Revolución, el mundo buscó verdaderamente un reavivamiento espiritual, reconociendo que tal reavivamiento era de todo punto de vista necesario para poder aspirar a un mundo mejor. El reavivamiento espiritual que se produjo después de la Revolución Francesa, sólo es comparable a juicio de los comentadores, al que se dejó ver en los días de Pentecostés o aún más tarde en la Reforma del Siglo XVI. Producto del reavivamiento posterior a la Revolución y como resultado del chasco de 1844, surgió en el tiempo preciso y de acuerdo a la profecía, un pueblo organizado mundialmente para proclamar a todas las naciones el “Evangelio eterno” a “los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y pueblo y lengua y pueblo”. Al estudiar todos estos períodos históricos, podemos comprender de mejor manera, las razones que propiciaron el surgimiento de los adventistas del séptimo día, como resultado de la experiencia vivida bajo el reavivamiento del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX. Este pueblo, en lo futuro, habría de emprender la restauración de la adoración verdadera en el mundo, tal y como estaba profetizado.

CAPÍTULO 12 “LA MUJER Y EL DRAGÓN” Cada capítulo del Apocalipsis tiene una razón de ser y sigue un orden lógico. En el capítulo 6 por ejemplo, se describe la visión de los siete sellos que se interrumpe en el sexto sello para introducir la obra del sellamiento en el capítulo 7. Luego en el capítulo 8, se continúa con la apertura del séptimo sello y la secuencia de las siete trompetas, la que a su vez es interrumpida en la sexta trompeta para dar lugar al capítulo 10 que revela los pormenores que precedieron el surgimiento del pueblo de Dios en el tiempo del fin. En el capítulo 11 se deja ver la decadencia religiosa que propició el ambiente para la Revolución Francesa, la que más tarde dio paso a un reavivamiento espiritual inusitado y ferviente que pasada la primera mitad del Siglo XIX daría lugar al establecimiento de los adventistas del séptimo día. En el capítulo 12 del Apocalipsis se dejan ver detalles del conflicto que desde hace tanto tiempo se ha venido librando entre Dios y Satanás y que impulsó a este último a emprender una infatigable persecución contra la iglesia de Cristo en la Tierra, la que sobreviviendo el embate durante siglos, se ubica en el fin del tiempo como el instrumento divino por medio del cual la Majestad del Cielo habría de entregar su última amonestación a un mundo que perece.

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Satanás el Diablo es presentado como el gran autor de la rebelión, cuya obra de engaño le llevó a traicionar al gobierno de los cielos y arrastrar con él a la tercera parte de los ángeles de Dios. El capítulo 12 describe la batalla que término con la expulsión del gran apóstata, el que fue desterrado a la Tierra junto a sus ángeles partidarios y que le secundaron en la rebelión. También describe el capítulo la persecución que emprendiera el enemigo de Dios contra la iglesia cristiana inmediatamente después de ser arrojado a la Tierra. Apocalipsis 12 presenta además, las características que identifican a la verdadera iglesia de Cristo en el tiempo del fin y que en parte había sido ya presentada en Apocalipsis 11:1 como el pueblo responsable de restaurar la verdadera adoración de Dios en la Tierra. Una de las características fundamentales que distinguen la adoración de la verdadera iglesia de Cristo es que guarda fidelidad a la ley fundamental de Dios, los Diez Mandamientos. Esta característica distingue a la verdadera iglesia cristiana de cualquier otra denominación o grupo religioso que profese el cristianismo en nuestros días.

1 UNA ACLARACIÓN IMPORTANTE [Apocalipsis 11:19] Para muchos intérpretes del Apocalipsis, el versículo 19 del capítulo 11 ha sido causa de bastante complicación en cuanto a la ubicación cronológica del dicho versículo en el contexto de los eventos que se suceden en el tiempo del fin. Efectivamente, los que asignan a las siete trompetas una explicación con base en el pasado, argumentan que las siete trompetas deben necesariamente sonar antes de 1844 toda vez que éstas se ubican textualmente antes de Apocalipsis 11:19 y según concuerdan la mayoría de los intérpretes adventistas, dicho versículo encuentra su cumplimiento cronológico en 1844. Luego, los que sostienen que las siete trompetas son futuras y las relacionan con las siete plagas postreras, no aciertan a explicar por qué el sonar de ellas se ubica antes del texto en comentario. Todo lo anterior no es concluyente como suelen expresar quienes sostienen la posición preterista de las trompetas. No se debe ignorar que la actual presentación de la Biblia en capítulos y versículos no corresponde a la presentación original del texto sagrado ya que originalmente éste no consideraba división alguna en capítulos y versículos como sucede actualmente toda vez que dicha división es muy posterior a la escritura misma de la Biblia y sólo buscaba dar al divino tesoro una presentación más asequible al estudio y lectura. De acuerdo a lo anterior, no se puede establecer como definitivo que el versículo 19 del capítulo 11 del Apocalipsis corresponda a una idea estrictamente relacionada con ese capítulo ya que no considerando dicha división el apóstol Juan entregó la revelación como un todo completo y armónico. No hay entonces nada concluyente que nos lleve a considerar obligadamente por ejemplo, que las trompetas deben sonar antes de 1844 por cuanto el sonar de ellas es descrito antes de la apertura del templo de Dios en el cielo. Si razonáramos de esa manera, tendríamos que asumir que las trompetas no sólo se ubican antes de que el templo de Dios es abierto en el cielo, sino que además antes de que la iglesia de Cristo surgiera en el escenario profético y fuera perseguida persistentemente por el Imperio Romano según describe Apocalipsis 12:1-6. Tal razonamiento sería totalmente equívoco ya que 222

el libro del Apocalipsis no presenta una revelación cronológica de los hechos que afectan a la iglesia cristiana, sino que presenta conjuntos de revelaciones armónicas y que están relacionadas entre sí sin que necesariamente observen un orden en el tiempo. La división natural del libro debe observar más bien el comienzo y fin de una visión, como principio armónico, en detrimento de una división que no guarda relación con ellas sino con una razón de tipo práctico y que sólo buscaba dar mayor facilidad a su estudio y lectura. Se puede decir entonces que más allá de cómo se haya definido la estructura del Apocalipsis en capítulos y versículos, los intérpretes poseen cierta libertad para determinar el principio y fin de un capítulo toda vez que no existe una regla definida que se deba observar al respecto. Siendo así, es posible ubicar el versículo 19 del capítulo 11 como constituyendo en realidad el principio del capítulo 12 y no el fin del capítulo anterior. ¿Cómo pudiera ser esto y qué razonamiento pudiera fundamentar tal posición? Pues bien, el capítulo 12 del Apocalipsis nos presenta en el versículo 1 a la iglesia de Cristo, teniendo dicha presentación como objetivo permitirnos identificar posteriormente al resto o descendencia de ella en el tiempo del fin, es a saber, el tiempo posterior a 1844. En efecto, el capítulo 12, después de describir a la iglesia cristiana a través de la historia, pasando por el difícil período de los 1260 días de persecución y hostigamiento a manos del papado, nos presenta al resto o residuo de esta iglesia que sobreviviendo al curso de los siglos se establece en el tiempo del fin como un pueblo santo y que comprende a los que “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” [Apocalipsis 12:17] ¿Cómo llegó a sobrevivir este remanente fiel presentado en Apocalipsis 12:17 y cómo surgió la iglesia de Cristo en el tiempo posterior a la Reforma Protestante del Siglo XVI? La historia es clara y definitiva, el remanente de la iglesia presentado al final del capítulo 12, surgió de la comprensión del último versículo del capítulo 11, a saber del texto que habla del templo de Dios que fue abierto en el cielo y en el que claramente se deja ver el arca del pacto conteniendo el sagrado depósito de los Diez Mandamientos. La pluma inspirada explica así el asunto: “Fue abierto el templo de Dios en el cielo, y fue vista en su templo el arca de su pacto." (Apocalipsis 11: 19, V.M.) El arca del pacto de Dios está en el lugar santísimo, en el segundo departamento del santuario. En el servicio del tabernáculo terrenal, que servía "de mera representación y sombra de las cosas celestiales," este departamento sólo se abría en el gran día de las expiaciones para la purificación del santuario. Por consiguiente, la proclamación de que el templo de Dios fue abierto en el cielo y fue vista el arca de su pacto, indica que el lugar santísimo del santuario celestial fue abierto en 1844, cuando Cristo entró en él para consumar la obra final de la expiación. Los que por fe siguieron a su gran Sumo Sacerdote cuando dio principio a su ministerio en el lugar santísimo, contemplaron el arca de su pacto. Habiendo estudiado el asunto del santuario, llegaron a entender el cambio que se había realizado en el ministerio del Salvador, y vieron que éste estaba entonces oficiando como intercesor ante el arca de Dios, y ofrecía su sangre en favor de los pecadores. El arca que estaba en el tabernáculo terrenal contenía las dos tablas de piedra, en que estaban inscritos los preceptos de la ley de Dios. El arca era un mero receptáculo de las tablas de la ley, y era esta ley divina la que le daba su valor y su carácter sagrado a aquélla. Cuando fue abierto el templo de Dios en 223

el cielo, se vio el arca de su pacto. En el lugar santísimo, en el santuario celestial, es donde se encuentra inviolablemente encerrada la ley divina -la ley promulgada por el mismo Dios entre los truenos del Sinaí y escrita con su propio dedo en las tablas de piedra. La ley de Dios que se encuentra en el santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta. Los que llegaron a comprender este punto importante fueron inducidos a reconocer el carácter sagrado e invariable de la ley divina. Comprendieron mejor que nunca la fuerza de las palabras del Salvador: "Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una jota ni una tilde pasará de la ley." (S. Mateo 5: 18, V.M.) Como la ley de Dios es una revelación de su voluntad, un trasunto de su carácter, debe permanecer para siempre "como testigo fiel en el cielo." Ni un mandamiento ha sido anulado; ni un punto ni un tilde han sido cambiados. Dice el salmista: "¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu palabra permanece en el cielo!" "Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás." (Salmos 119: 89; 111: 7, 8, V.M.)” [CS 486-487] Lo expuesto, deja ver que Apocalipsis 11:19 fue el fundamento sobre el cual echó en gran medida sus raíces el remanente o resto de la iglesia cristiana de Apocalipsis 12:17, esto es la iglesia de Cristo en el tiempo del fin. Este fundamento, que resulta ser el mismo sobre el cual se fundó la primitiva iglesia cristiana en el siglo primero, apunta al ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario celestial. Por otra parte, el discernimiento respecto al santuario celestial conduce invariablemente a reconocer el carácter sagrado de la ley de Dios toda vez que ésta se encuentra inviolablemente representada en el lugar santísimo de dicho santuario como fiel trasunto del gobierno de Dios en el cielo. & Puesto que el desarrollo del capítulo 12 alcanza su consumación en el versículo 17, es dable concluir que el Apocalipsis 11:19 sea el inicio lógico de dicha consumación. Efectivamente, el desarrollo profético del capítulo 12 nos muestra a la iglesia de Cristo huyendo incansablemente de la ira del dragón durante 1260 años que nos remontan a las fechas de 538 y hasta 1798 de nuestra era, después de lo cual debía manifestarse el remanente o resto de la descendencia cristiana, contingente que surgió en el tiempo previsto a la luz de Apocalipsis 11:19. El tiempo de 1844, fecha exacta en que el remanente profetizado había de manifestarse al mundo, estaba predicho cabalmente en la comprensión correcta de Daniel 8:14 y que nos remonta al fin de los 2300 días de tarde y mañana, ubicándonos en el otoño de 1844. A partir de estos textos bíblicos y teniendo la luz del santuario como centro teológico, la verdad comenzó a brillar sorprendentemente sobre el remanente de la iglesia de Cristo, los cuales se alistaron organizadamente como los que “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. Los adventistas del séptimo día surgieron así como los hijos naturales de la profecía, una profecía que había de conducirlos por el sendero de la historia de una manera que aún sorprende a los estudiosos del Apocalipsis.

2 UNA MUJER VESTIDA DEL SOL [Apocalipsis 12:1] Como ya se ha dejado ver anteriormente, la mujer simbólica de Apocalipsis 12:1 es una referencia a la iglesia de Cristo. La aplicación del símbolo es unánimemente aceptada por quienes estudian las Santas Escrituras. 224

El símbolo de una mujer como referencia al pueblo de Dios es ampliamente utilizado por los profetas en la antigüedad, de modo que su aplicación no presentaba dificultad para los cristianos del primer siglo de nuestra era. [Isaías 45:5-6; Jeremías 3:20; 6:2] De hecho, el apóstol Pablo escribiendo inspiradamente, se refirió en más de una ocasión a la iglesia de Cristo bajo el símbolo de una mujer. [2 Corintios 11:2; Efesios 5:22-32] En el libro del Apocalipsis se hace referencia a dos mujeres. La primera, referida en Apocalipsis 12:1, describe a una mujer virtuosa vestida del sol y que estando de pie sobre la luna con una corona de doce estrellas está a punto de dar a luz. La segunda mujer, presentada en Apocalipsis 17:1-6, refiere a una mujer corrupta y ebria de alcohol que es usada como símbolo de la cristiandad apóstata que profesando creer en Jesús, en la práctica se entrega a toda clase de mal e iniquidad delante de Dios. Sobre la identificación de estas dos mujeres la pluma inspirada escribe lo siguiente: “En el capítulo 17 del Apocalipsis, Babilonia está simbolizada por una mujer, - figura que se emplea en la Biblia para representar una iglesia, siendo una mujer virtuosa símbolo de una iglesia pura, y una mujer vil, de una iglesia apóstata. En la Biblia, el carácter sagrado y permanente de la relación que existe entre Cristo y su iglesia está representado por la unión del matrimonio. El Señor se ha unido con su pueblo en alianza solemne, prometiendo él ser su Dios, y el pueblo a su vez comprometiéndose a ser suyo y sólo suyo.” [CS 431] &

UNA MUJER VESTIDA DEL SOL

En la Biblia el “sol” es utilizado apropiadamente como un símbolo de Cristo el “Sol de justicia” de Malaquías 4:2. Consecuentemente, Jesús declara de sí mismo: “Yo soy la luz del mundo” y como tal es la única referencia que guía y orienta a la iglesia. [Juan 8:12] Así como el sol natural es nuestra única fuente de luz y energía, Cristo es nuestra única fuente de luz y energía espiritual. Sobre él da testimonio la Biblia diciendo: “Aquel era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.” [Juan 1:9] El propio Jesús se identifica a sí mismo en el Apocalipsis como “la estrella resplandeciente, y de la mañana” y el apóstol Juan en el mismo Apocalipsis cuando lo vió glorificado en el cielo declaro: “Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.” [Apocalipsis 2:28; 22:16; 1:16] ¿Qué significa que la mujer esté vestida del sol? La Biblia deja ver que la iglesia es llamada a ataviarse de "la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal.” [PVGM 294] Consecuentemente la iglesia es descrita en el Apocalipsis como vestida de Cristo el Sol de justicia. El espíritu de Profecía deja ver que la iglesia está llamada a mantener una estrecha relación con Jesús, quien ha de constituir su fuente de luz y poder: “Como la flor se torna hacia el sol, a fin de que los brillantes rayos la ayuden a perfeccionar su belleza y simetría, así debemos tornarnos hacia el Sol de Justicia, a fin de que la luz celestial brille sobre nosotros, para que nuestro carácter se transforme a la imagen de Cristo.” [CC 68] 225

Y TENÍA LA LUNA DEBAJO DE SUS PIES La “luna” es una referencia a la Biblia, la Palabra de Dios, sobre la cual está fundada la iglesia. Así como la luna da testimonio del sol reflejando su luz e iluminando a los hombres durante la oscuridad de la noche, la Biblia da testimonio de Cristo, reflejando la luz del Sol de justicia e iluminando a los hombres en medio de la oscuridad que envuelve a la humanidad. [Juan 5:39] En la visión descrita por Juan, la luna es el fundamento que sostiene a la iglesia y sobre la que asienta sus pies. Con relación a la iglesia cristiana el apóstol Pablo declara que ésta se establece “sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.” [Efesios 2:20] Al manifestar el apóstol Pablo que la iglesia está edificada sobre los apóstoles y profetas y principalmente sobre Cristo, refiere claramente que la iglesia cristiana está fundada o establecida sobre las enseñanzas de ellos y que nos han sido legadas a través de la palabra escrita y que hoy conocemos como la Biblia. En la Biblia encontramos fielmente expuestas las enseñanzas de aquellos santos hombres de Dios y principalmente las enseñanzas de Cristo, que nos han sido transmitidas en los Evangelios y en el testimonio de quienes fueron sus más cercanos discípulos. La Biblia constituye el fundamento sobre el cual asienta firmemente sus pies la iglesia. Con relación a esta interpretación un autor adventista escribe lo siguiente: & “Así como la luna refleja la gloria del sol, la Escritura, escrita por ‘los santos hombres de Dios’ que ‘hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo’ (2 Ped. 1:21), refleja la gloria de Cristo. (Veáse Juan 5:39; Lucas 24:27, 44) Decir que la iglesia está fundamentada en la Palabra de Dios (la Biblia) es otra forma de decir que está fundada sobre Jesucristo. La iglesia está sobre la Palabra de Dios, compuesta por el Antiguo y Nuevo Testamento. Nos es convincente sostener que, como la mujer está a punto de dar a luz a Cristo, la luna representa sólo el Antiguo Testamento. Como lo indica Apocalipsis 12, la mujer representa a la iglesia a través de la era cristiana. Esta iglesia presenta a Cristo ante el mundo de la misma manera que lo presentan las Escrituras en el Antiguo y el Nuevo Testamento.” [Carl Coffman, “Triunfo Presente, Gloria Futura”, pág. 7] “Toda la Biblia es una manifestación de Cristo.” [DTG 354]

Y SOBRE SU CABEZA UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS Las “doce estrellas” son una referencia a los doce apóstoles que se constituyeron en las columnas de la iglesia. De la misma manera en que el pueblo de Israel se constituyó sobre la base de los doce hijos de Jacob, así la iglesia se fundamenta sobre la base de los doce apóstoles de Cristo. En hecho, la analogía bíblica hace referencia a “doce estrellas” como alusión directa a los hijos de Jacob, de donde se deduce que el mismo símbolo puede ser perfectamente usado para describir a los doce apóstoles de Cristo. Así como los doce hijos de Jacob son presentados como “doce estrellas” en conexión con el sol y la luna (Jacob y su mujer), así también, las doce estrellas que adornan la corona de la mujer símbolo de la iglesia, representan a aquellos que fueron reconocidos como columnas de

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ella, los doce apóstoles en estrecha unión con Cristo y la Biblia, el sol y la luna simbólicos de Apocalipsis 12:1. [Génesis 37:5, 9-10] La corona que ciñe la cabeza de la mujer no es una corona que denote reinado o gobierno sino más bien es una corona que denota triunfo o victoria. Existe una definitiva diferencia entre el término griego στέφανοςque refiere a una corona de victoria, como la que obtiene un atleta al triunfar en una competencia y διάδημαque refiere a una corona de gobierno como la que recibe un rey juntamente con su trono. Para el caso de la mujer de Apocalipsis 12:1 el tipo de corona que ostenta sobre su cabeza es del tipo στέφανοςque denota victoria, triunfo. En contraposición las coronas que llevan sobre sí las siete cabezas del dragón bermejo del versículo 3 corresponden al tipo διάδημαque refiere a reinado o gobierno. Si bien ambas expresiones griegas se traducen igualmente “corona” en nuestras versiones españolas de la Biblia, lo cierto es que como ya se ha dicho, existe una clara diferencia en la etimología de ambas expresiones. La corona que ciñe la cabeza de la mujer simbólica representa el triunfo de aquellos que viven su fe en Cristo menospreciando los favores y tentaciones de este mundo. La corona representa el triunfo de la iglesia sobre Satanás el Diablo, y más allá de eso, sobre el pecado y la muerte. El capítulo 12 del Apocalipsis anticipa el triunfo de la iglesia de Cristo en el gran conflicto con el Dragón, símbolo inequívoco del Diablo y Satanás. Un autor refiere los siguientes comentarios: “La corona representa la victoria espiritual y la vida eterna que se concede a los creyentes aquí y ahora.” “En las Escrituras las estrellas simbolizan muy a menudo a la totalidad del pueblo de Dios que es fiel a su Señor. (Veáse Dan. 8:10; 12:3) Las doce estrellas de Apocalipsis 12:1 son un símbolo de la totalidad del pueblo de Dios fiel.” [Carl Coffman, “Triunfo Presente, Gloria Futura”, pág. 7-8] Aunque el catolicismo sostiene que el símbolo de Apocalipsis 12:1 es una referencia a la “Virgen María,” lo cierto es que tal interpretación no pasa de ser una especulación sin ningún tipo de fundamento bíblico. En hecho, el catolicismo pretende atribuirle a María “la Virgen” honra y gloria que en verdad nunca tuvo en la iglesia cristiana primitiva. Aunque el catolicismo insiste en lo contrario, lo cierto es que la Biblia no llama a María como la “Madre de Dios”, “Madre de la Iglesia” o “Reina de los apóstoles.” Los escritos evangélicos no dejan ver de modo alguno que María gozase de alguna autoridad o distinción especial en la iglesia cristiana primitiva y que la hiciese distinta a las demás mujeres de la iglesia. De hecho, cada vez que María es mencionada en los escritos de los primeros discípulos, se le nombra entre otras mujeres y no como una mujer especial o aparte que la distinga de ellas. [Mateo 27:56: 28:1; Marcos 15:47; 16:1; Hechos 1:14] Si bien el catolicismo argumenta que la mujer que presenta la visión de Apocalipsis 12:1 estaba en cinta y dio a luz un hijo, el cual evidentemente es Jesús, con lo cual afirman que la mujer del símbolo es 227

María, lo cierto es que no debemos olvidar justamente esto último, que la visión presenta un símbolo y que por tanto no habla de una mujer literal. Si así no fuese, deberiamos asumir que el dragón bermejo igualmente es literal y ya a esas alturas enfrentaríamos un serio problema interpretativo. No podemos distanciarnos del carácter simbólico de lo registrado por Juan en Apocalipsis 12. Que la mujer de Apocalipsis 12 no es una mujer literal y que no representa a María, se hace claro por cuanto el mismo apóstol Juan refiriendo a la mujer dice de ella: “huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días” [Apocalipsis 12:6] Este pasaje alude a los 1260 años en que la iglesia fue objeto de persecución a manos del papado, período que comenzando en 538 se extiende hasta 1798 de nuestra era y que habla de la experiencia no de María sino de la iglesia de Cristo.

1. EL HIJO DE LA MUJER Y SU NACIMIENTO [Apocalipsis 12:2, 4-5, 13] Con relación a la “mujer” de Apocalipsis 12:1, el apóstol Juan dice: “Y estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por parir.” & Aunque el catolicismo asegura que este pasaje refiere al alumbramiento de Cristo y a la preñez de María, lo cierto es que este evento está dado no con relación a María sino con la iglesia de Cristo ya que esta última es la mujer simbólica de Apocalipsis 12. La experiencia de los dolores de parto y del alumbramiento mismo se cumplió en la vida de la iglesia cristiana y en ocasión de la crucifixión de Cristo y su posterior resurrección de los muertos. [Compare con Juan 16:20-22] Si bien Satanás el Diablo persiguió a Cristo aún desde su mismo nacimiento en Belén, la referencia al Salmo 2 que se hace en Apocalipsis 12:5, deja ver que más bien se enfatiza la entronización de Cristo después de su resurrección por encima de su nacimiento milagroso en Belén. Esto guarda relación con un principio bíblico bien conocido y que es sustentado en Eclesiastés 7:1. Con ocasión de la resurrección de Cristo y posterior entronización de Cristo en el cielo se cumplieron las siguientes palabras proféticas: “Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy.” Con relación a estas palabras se pronuncia también la promesa: “Pídeme, y te daré por heredad las gentes, y por posesión tuya los términos de la tierra. Quebrantarlos has con vara de hierro: Como vaso de alfarero los desmenuzarás." [Salmo 2:7-9] La aplicación de estas palabras a la resurrección de Cristo es presentada por la propia inspiración en Hechos 13:33 y confirmada más tarde por el propio apóstol Pablo, quien refiriéndose a la ascensión de Cristo al cielo después de su resurrección aplica nuevamente las palabras del salmo segundo en Hebreos 1:5. Siendo así, el mencionado alumbramiento de la mujer simbólica de Apocalipsis 12 no se produce cuando María dio a luz literalmente a Jesús, sino cuando Cristo después de su resurrección, es “engendrado” y “dado a luz” para el Reino de Dios. Note que en el capítulo 12 del Apocalipsis se habla del engendramiento y alumbramiento de Cristo en directa asociación con las palabras del salmo segundo y este salmo refiere no al nacimiento literal de Cristo sino al momento en que después de su resurrección él es reconocido como Rey en el cielo, convirtiéndose en el profetizado Hijo de Dios.

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Es claro que el Hijo que está para ser dado a luz es Jesús, pues de él habla Salmo 2:7-9 cuyas palabras cita el apóstol Juan en Apocalipsis 12:5. El nacimiento a que se hace referencia en la visión no refiere entonces exclusivamente al nacimiento literal de Cristo sino a su engendramiento como Hijo y Rey después de la resurrección, momento en que es “arrebatado para Dios y a su trono,” es decir, es reconocido como Rey en el cielo. Note que, según dos eruditos bíblicos, este sentido tienen las palabras del Salmo 2, que además son citadas en Apocalipsis 12:5: “Salomón Freehof en su comentario sobre los Salmos, acerca del Salmo 2:7 dice lo siguiente: ‘Hoy te he engendrado, es decir, te he ungido como rey.’ No significaba que el rey había nacido ese día, sino que en ese día él había sido entronizado como rey, era el día de la coronación y al ser entronizado como rey llega a ser hijo de Dios, como si lo hubiese engendrado, porque Dios quería que los judíos miraran hacia el rey como su representante. El no podía gobernar como los déspotas orientales, era un representante de Dios, por eso el día que fue entronizado Dios le dijo: ‘Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado.’ & El segundo erudito judío es Abrahám Cohen, inglés y uno de los más capaces de nuestra generación. En su libro titulado “Los Salmos”, refiriéndose a Salmo 2:7 dice: ‘Hoy te he engendrado,’ debe ser entendido en un sentido figurado. En el día en que era entronizado el rey era engendrado como su siervo para guiar los destinos de su pueblo.” [Donald Cámeron R., “Tratando con los Testigos de Jehová”, pág. 27] De acuerdo a lo anterior los pasajes de Apocalipsis 12 con relación al engendramiento y alumbramiento de Cristo, teniendo como base el Salmo 2, hallan su más pleno cumplimiento en el año 31 de nuestra era, año en que Jesús después de su resurrección es entronizado como Rey en el cielo y no en el momento de su nacimiento literal en Belén. Observe que cada vez que en la Biblia se hace referencia a Salmo 2 en relación con Cristo, se le asocia no con su nacimiento literal sino con su entronización como Rey en el cielo. Este sentido tiene, por ejemplo en Hebreos 1:5 y 5:5. “Los cristianos judíos lo usaron en el N. Testamento con este mismo sentido. Los judíos entendían que el Salmo 2 se aplicaba al rey y ‘yo te he engendrado hoy’ se aplica a su entronización. Por eso cuando Pablo usa el pasaje y es el único que lo usa en el N. Tes. Lo hace con su vigorosa formación rabínica citando el pasaje, ‘hoy te he engendrado’. Lo usa con el sentido judío en la idea de que Cristo ha sido entronizado y por eso en un sentido figurado ha sido engendrado por Dios.” “Cuando Cristo resucitó y ascendió fue entronizado como rey. Es claro que no se refiere al nacimiento de Cristo… Se refiere al momento de su ascensión cuando fue coronado como Rey de reyes: cuando como lo dijo Pablo en Filipenses 2:9, él recibió un nombre que está sobre todo nombre (Heb. 1:5-8; Rom. 1:4; Hechos 4:25-28; Hechos 5:31-32; Hebreos 5:5). Así nuestro Señor Jesucristo fue entronizado (engendrado) como pontífice y rey luego de su resurrección.” [Donald Cámeron R., “Tratando con los Testigos de Jehová”, pág. 28]

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La entronización de Cristo como Rey se efectuó después de su resurrección en el año 31 de nuestra era y siendo así, la entronización del Hijo de Dios está directamente asociada en el capítulo 12 del Apocalipsis con la expulsión de Satanás del cielo, evento que se produjo el mismo año. Es bien sabido que en el tiempo antiguo, cuando un rey era entronizado, éste expulsaba de su dominio a sus más fervientes detractores, de modo que la expulsión de los detractores seguía a la entronización de todo nuevo rey. Este procedimiento obedece a un principio natural que indica que no pueden marchar juntos quienes en lo fundamental no están de acuerdo. [Amós 3:3; 2 Corintios 6:14-15] Del mismo modo, cuando Cristo fue entronizado como Rey en el cielo, quedó demostrada la absoluta falsedad de los asertos de Satanás y esté fue consecuentemente expulsado del cielo. &

3 EL DRAGÓN BERMEJO [Apocalipsis 12:3-4, 7-12]

La interpretación del símbolo que refiere al “dragón bermejo” o rojo es inequívoca ya que la misma inspiración se encarga de identificarlo como “la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo.” En el texto griego el símbolo es descrito como δράκων μέγας πυρρόςque traducido vendría a ser “un grande dragón rojo como el fuego”. De hecho, algunas traducciones procuran presentar el pasaje con el más fiel apego al griego y vierten el pasaje como “un dragón, de color de fuego”. Este es el caso de la popular versión católica de Nácar – Colunga. El color “rojo fuego” a que alude el texto griego simboliza el carácter perseguidor del dragón, en el mismo sentido que el color rojo del caballo de Apocalipsis 6:4 y que alude a las persecuciones con que el Imperio Romano persiguió a la iglesia de Cristo durante los primeros siglos de nuestra era. Consecuentemente, se dice del dragón: “Y cuando el dragón vió que él había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había parido al hijo varón.” [Apocalipsis 12:13] También con relación a este dragón bermejo se dice que tiene “siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas,” lo cual es igualmente una referencia a la Bestia de Apocalipsis 13:1 que describe la dominación mundial que ha ejercido Satanás a través de la historia y de la mano de los siete imperios mundiales o naciones que se han levantado para dominar el mundo en la Tierra desde los días de Nemrod. Es claro que la Bestia de Apocalipsis 13:1 es a su vez una referencia directa a los imperios considerados por Daniel en su visión del capítulo 7 y que son mencionados en Apocalipsis 13:2 como el león, el oso y el leopardo, clara alusión a las mismas bestias de Daniel y que representaban a NeoBabilonia, Medopersia y Grecia respectivamente. Que tanto el dragón de Apocalipsis 12 como la Bestia de Apocalipsis 13 representan a naciones que ejercen gobierno sobre la Tierra en algún punto de la historia, se deja ver en la siguiente confirmación de la pluma inspirada en que refiere a “las naciones representadas por el dragón y la bestia semejante al leopardo” [CS 495]

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Siendo así, el “grande dragón bermejo” si bien es un símbolo directo de Satanás, es en sentido derivado también un símbolo del Imperio Romano, una de las cabezas de la Bestia y el brazo armado por medio del cual el enemigo de Dios llevó adelante su ímpetu perseguidor contra la iglesia. Sería bueno destacar que si bien el símbolo de lucha del Imperio Romano fue por muchos siglos el águila, ya en el Siglo II y hasta el Siglo V de la era cristiana, el dragón fue después del águila, el símbolo más utilizado por las insignias romanas. Justamente, la mayoría de las persecuciones romanas contra la iglesia se registraron en los siglos segundo y tercero, época en la cual ya figuraba el dragón como emblema propio de la Roma Imperial. El símbolo utilizado por el apóstol Juan para describir a Satanás el Diablo y al Imperio Romano resulta absolutamente consecuente con el momento histórico en que se debían registrar las persecuciones contra la iglesia cristiana. El símbolo es dual toda vez que detrás del Imperio Romano estaba el autor intelectual y verdadero inspirador de la persecución, Satanás el Diablo. Sobre este doble significado del símbolo la inspiración expresa lo siguiente: “La ilación profética en la que se encuentran estos símbolos empieza en el capítulo 12 del Apocalipsis, con el dragón que trató de destruir a Cristo cuando nació. En dicho capítulo vemos que el dragón es Satanás (Apocalipsis 12:9); fue él quien indujo a Herodes a procurar la muerte del Salvador. Pero el agente principal de Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la era cristiana, fue el Imperio Romano, en el cual prevalecía la religión pagana. Así que si bien el dragón representa primero a Satanás, en sentido derivado es un símbolo de la Roma pagana.” [CS 491]

SATANÁS EXPULSADO DEL CIELO [Apocalipsis 12:7-9] El Señor Jesús enseñó claramente que la expulsión de Satanás del cielo constituía un evento que hallaría su cumplimiento en su propio tiempo y más específicamente después de su muerte y resurrección. Hablando a sus discípulos él dijo: “Yo veía a Satanás, como un rayo, que caía del cielo.” [Lucas 10:18] ¿Cuándo habría de ser arrojado Satanás del cielo? El mismo Señor Jesús deja ver la respuesta en las siguientes palabras: “La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, él solo queda, más si muriere, mucho fruto lleva… Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.” [Juan 12:23-24, 31] Justamente, después de referir a la entronización de Jesús en el cielo, evento que se produjo después de su resurrección de los muertos, el apóstol Juan refiere la expulsión de Satanás en los siguientes términos: “Y fue hecha una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón, y lidiaba el dragón y sus ángeles. Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo. Y fue lanzado fuera La expulsión de Satanás no pudo producirse antes de que Jesús ascendiera al cielo después de su resurrección, como aseguran algunos intérpretes insinuando que Satanás fue expulsado poco después del engaño que perpetró en el Edén y con el que perjudicó a la primera pareja humana. Es claro como 231

deja ver Job 1:6-7 y 2:1-2, que antes de que Cristo viniera a la Tierra, Satanás tenía aún acceso al cielo y en hecho en algunas ocasiones se presentaba insolentemente delante de Dios. Sería bueno aclarar que Satanás había sido arrojado antes del cielo en otras oportunidades, no obstante la expulsión definitiva sólo se produjo después de la resurrección y entronización de Cristo, siendo en consecuencia está última la que reseña el apóstol Juan en Apocalipsis 12. Lo anterior se deja ver claramente en el siguiente enunciado del Espíritu de Profecía: “Escenas pasadas y futuras se presentaron a la mente de Jesús. Vio a Lucifer cuando fue arrojado por primera vez de los lugares celestiales. Miró hacia adelante a las escenas de su propia agonía, cuando el carácter del engañador sería expuesto a todos los mundos. Oyó el clamor: "Consumado es," el cual anunciaba que la redención de la raza caída quedaba asegurada para siempre, que el cielo estaba eternamente seguro contra las acusaciones, los engaños y las pretensiones de Satanás.” [DTG 455] La misma inspiración deja ver que la expulsión definitiva del gran engañador se produjo después de la muerte y resurrección de Cristo: “Cristo inclinó la cabeza y murió, pero mantuvo firme su fe y su sumisión a Dios. "Y oí una grande voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. Su administración quedaba desenmascarada delante de los ángeles que no habían caído y delante del universo celestial. Se había revelado como homicida. Al derramar la sangre del Hijo de Dios, había perdido la simpatía de los seres celestiales. Desde entonces su obra sería restringida. Cualquiera que fuese la actitud que sumiese, no podría ya acechar a los ángeles mientras salían de los atrios celestiales, ni acusar ante ellos a los hermanos de Cristo de estar revestidos de ropas de negrura y contaminación de pecado. Estaba roto el último vínculo de simpatía entre Satanás y el mundo celestial.” [DTG 709]

EL CIELO SE ALEGRA CON LA EXPULSIÓN DE SATANÁS [Apocalipsis 12:10-12] “Cristo inclinó la cabeza y murió, pero mantuvo firme su fe y su sumisión a Dios. "Y oí una grande voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. Su administración quedaba desenmascarada delante de los ángeles que no habían caído y delante del universo celestial. Se había revelado como homicida. Al derramar la sangre del Hijo de Dios, había perdido la simpatía de los seres celestiales. Desde entonces su obra sería restringida. Cualquiera que fuese la actitud que asumiese, no podría ya acechar a los ángeles mientras salían de los atrios celestiales, ni acusar ante ellos a los hermanos de Cristo de

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estar revestidos de ropas de negrura y contaminación de pecado. Estaba roto el último vínculo de simpatía entre Satanás y el mundo celestial.” [DTG 709] Satanás es presentado en el capítulo 12 del Apocalipsis como el “acusador” de los hermanos de Cristo, a quienes los ángeles se deleitan también en llamar “nuestros hermanos.” Sobre esta particular característica de Satanás la inspiración declara lo siguiente: “Satanás es "el acusador de nuestros hermanos," y es su espíritu el que inspira a los hombres a acechar los errores y defectos del pueblo de Dios, y a darles publicidad, mientras que no se hace mención alguna de las buenas acciones de este mismo pueblo.” [CS 446] “Mientras Jesús intercede por los súbditos de su gracia, Satanás los acusa ante Dios como transgresores. El gran seductor procuró arrastrarlos al escepticismo, hacerles perder la confianza en Dios, separarse de su amor y transgredir su ley. Ahora él señala la historia de sus vidas, los defectos de carácter, la falta de semejanza con Cristo, lo que deshonró a su Redentor, todos los pecados que les indujo a cometer, y a causa de éstos los reclama como sus súbditos.” [CS 538] Cuando Satanás fue expulsado del cielo, una voz se dejó oir pronunciando las siguientes palabras: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el Diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” Sobre este pasaje es importante considerar el siguiente comentario: “El apóstol San Juan, estando en visión, oyó una gran voz que exclamaba en el cielo: "¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo." (Apocalipsis 12: 12.) Espantosas son las escenas que provocaron esta exclamación de la voz celestial. La ira de Satanás crece a medida que se va acercando el fin, y su obra de engaño y destrucción culminará durante el tiempo de angustia.” [CS 681] ¿Quiénes son los moradores de la tierra y del mar? Evidentemente no podemos asignar a este pasaje un sentido literal. Los habitantes del mar por ejemplo, no podemos suponer que sean los peces, crustáceos y otros que habitan las profundidades marinas. ¿Qué importancia puede revestir para las criaturas marinas que Satanás haya sido expulsado del cielo? Evidentemente ninguna. Como se dijo el lenguaje es simbólico y no literal, de donde se asume que los moradores de la Tierra corresponden a la cristiandad católica y protestante que serán las víctimas especiales del gran engañador y por otra parte los habitantes del mar son los impíos, el convulsionado mundo incrédulo y que se debate en la indiferencia y escepticismo respecto a las cosas de Dios. Estos dos grupos o clases serán el blanco preferido del enemigo de las almas. De hecho, es fácil apreciar que los términos “tierra”, “mar”, “agua”, “mujer” o “dragón” están presentados en un lenguaje eminentemente simbólico en Apocalipsis 12. Siendo así, la expresión “tierra y mar” representa a la totalidad del mundo, quienes deberían sentirse preocupados por la acción desquiciada de Satanás el Diablo después de su expulsión del cielo. En consecuencia la voz del ángel que advierte a los moradores de la tierra y del mar no es sino una advertencia que el cielo da al mundo respecto a la desquiciada obra del enemigo de Dios.

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4 SATANÁS PERSIGUE A LA IGLESIA [Apocalipsis 12:13] La revelación deja ver lo siguiente: “Y cuando vió el dragón que él había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había parido al hijo varón.” Este párrafo a más de anunciar la persecución que Satanás emprendería contra la iglesia cristiana, deja ver además que la expulsión del enemigo de Dios se produjo para el tiempo en que la iglesia, de lo cual la mujer es símbolo, ya estaba organizada en la Tierra. Cuando el engañador se vió expulsado del cielo, lo primero que hizo fue perseguir a la iglesia de Cristo. El registro que los primeros discípulos de Cristo nos dejaron permite ver claramente que los primeros indicios de persecución contra la iglesia se produjeron más o menos en el año 34 de nuestra era, fecha en que fue ejecutado Esteban el primer mártir cristiano. Junto con la muerte de este noble discípulo de Jesús, se registra lo siguiente: “Y en aquel día se hizo una grande persecución en la iglesia que estaba en Jerusalem; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y Samaria, salvo los apóstoles.” [Hechos 7:59-60; 8:1] La historia deja ver que en el año 34 de nuestra era se inició la persecución contra la iglesia de modo que esta fecha debe ser muy cercana al momento mismo en que Satanás fue expulsado del cielo. En adelante la iglesia comenzó a ser hostilizada persistentemente y los discípulos no podían proclamar su mensaje con entera libertad. La fe cristiana no tardó en ser proscrita y declarada fuera de la ley. La inspiración deja ver que el cristianismo se convirtió para el mundo en una fe en todas partes rechazada. El propio apóstol Pablo debió sufrir en sí mismo los rigores de la oposición al cristianismo. [Hechos 28:22; 2 Corintios 11:24-25] Con el transcurso de los años, el cristianismo no sólo fue perseguido tenazmente por el judaísmo celoso y corrupto, sino que también se unieron los Gentiles. El Imperio Romano vió que la nueva fe amenazaba también con socavar peligrosamente los cimientos de toda la maquinaria romana que hasta entonces aparecía como indestructible. La persecución de que sería objeto la iglesia cristiana por causa de su fe había sido ya anunciada por el propio Jesús en Marcos 13:9, 12-13.

LAS PERSECUCIONES GENERALES CONTRA LOS CRISTIANOS El espíritu perseguidor de los judíos que se manifestó en el año 34 contra la iglesia primitiva fue traspasado posteriormente a los Gentiles. El principal agente en la persecución que Satanás propició contra la iglesia se deja ver en el odio profundo que el Imperio Romano demostró hacia el cristianismo. En hecho y como ya vimos, si bien el símbolo del dragón color de fuego en principio señala a Satanás, en sentido derivado señala más bien al Imperio Romano el brazo ejecutor de aquel carácter perseguidor y hostil que caracterizaba al dragón bermejo de Apocalipsis 12.

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La primera persecución general emprendida por Roma contra la iglesia primitiva se inició en el año 67 de nuestra era y fue ordenada por Nerón. En esta persecución, so pretexto de castigar a quienes incendiaron Roma, perdieron la vida los apóstoles Pedro y Pablo. La historia entrega el siguiente relato sobre esta persecución: “Todo el mundo designaba a Nerón como autor del incendio, y para dirigir a otro punto las miradas del público, el cruel emperador acusó a los cristianos de este crimen. Ya San Pedro había fijado su sede en Roma, y el número de cristianos en esta ciudad era grande. Nerón dio, pues, edictos generales contra ellos, y los paganos pudieron saciar el odio que les profesaban. A los tormentos se añadió el insulto, y se hizo de su muerte una diversión pública. Se les colgaba de cruces y postes, envueltos en túnicas empapadas de pez y cera, y se les prendía fuego para que sirviesen de lumbreras durante la noche. Nerón, en traje de cochero, condujo carros por sus jardines a la luz de estas llamas homicidas. En esta persecución murieron los apóstoles S. Pedro y S. Pablo.” [Rafael Eyzaguirre, “Compendio de Historia Antigua Griega y Romana”, pág. 190] En el año 95 se inició la segunda persecución general contra los cristianos. El instigador de esta nueva agresión contra los discípulos de Cristo fue el emperador Domiciano quien en hecho contaba con fama de demente. Durante esta persecución murieron muchos cristianos y se hizo célebre el destierro del apóstol Juan a la isla prisión de Patmos donde más tarde recibió la revelación del Apocalipsis. Durante el Siglo II, el Siglo III e incluso hasta comienzos del Siglo IV, se sucedieron persistentemente 8 persecuciones más contra la iglesia de Cristo. Miles de hermanos dieron testimonio de su fe con su propia sangre. La iglesia fue tenazmente perseguida hasta el año 313 de nuestra era, fecha en que el emperador Constantino emitió el célebre edicto de tolerancia de Milán que concedía libertad de culto a todos los cristianos.

5 LA IGLESIA EN EL DESIERTO [Apocalipsis 12: 6, 14]

Después de que cesaron las persecuciones contra la iglesia, los cristianos gozaron de algunos siglos de paz. Estos siglos de benevolencia más que ser un beneficio para la iglesia fueron en verdad un perjuicio. Durante este período que comprende desde el Siglo IV y hasta principios del VI se plasmó el fruto de la apostasía dando origen al surgimiento del catolicismo, una fe a la medida de los paganos y supervisada por el Imperio Romano. El catolicismo constituyó la obra maestra del gran engañador de las almas. Tal y como estaba predicho en la profecía, el catolicismo dio origen al “hombre de pecado, el hijo de perdición” cuya obra sería oponerse “contra todo lo que se llama Dios, o que se adora.” La culminación de dicha obra llevaría a que el anticristo se asentara “en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios.” Durante los Siglos IV y V, el catolicismo cobró inusitado vigor llegando a constituirse en una fuerza muy poderosa en Europa. Por fin en el Siglo VI, el papado concluyó por establecerse definitivamente pasando a erigirse como el líder indiscutible del mundo antiguo.

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En el año 538 de nuestra era, el papado estableció firmemente su supremacía, comenzando los 1260 años de la profecía. Junto con el advenimiento del papado al poder, comenzó nuevamente la persecución contra la iglesia y fue necesario, que ésta fuera llevada por Dios rápidamente al desierto símbolo que representa el período de persecución que habría de culminar en 1798. Sobre este período la inspiración expresa lo siguiente: “En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado. El dragón dio a la bestia "su poder y su trono, y grande autoridad." (Apocalipsis 13: 2, V.M.; véase el Apéndice.) Entonces empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis. (Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7.) Los cristianos se vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del verdugo. Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: "Seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre." (S. Lucas 21: 16, 17.) La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: "Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días." (Apocalipsis 12: 6.)” [CS 58-59] Aún otro autor expresa lo siguiente: “La iglesia huyó al desierto cuando el papado quedó firmemente establecido en 538, y allí fue sustentada por la palabra de Dios y el ministerio de los ángeles durante la larga, sombría y sangrienta dominación de aquel poder durante 1.260 años.” “Las alas de águila que se le dieron significan apropiadamente la premura con que la iglesia se vió obligada a buscar refugio cuando el hombre de pecado quedó instalado en el poder.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis,” pág. 193 y 197] El símbolo “alas” es usado en otros pasajes de la Biblia y en todos ellos denota la idea de “rapidez” o “velocidad”. En este sentido es usado el símbolo en Daniel 7:4 y 6 por ejemplo, en que se describe la rapidez con que se extendieron los reinos de Babilonia y Grecia respectivamente. En hecho, el imperio Neo-Babilónico de Nabucodonosor tomó aproximadamente 24 años en llegar a constituirse en uno de los imperios más gloriosos que la historia conoce. De ahí las dos alas de águila atribuida al león símbolo de este imperio. Por su parte el imperio griego se extendió en un tiempo menor, pues sólo tomó 12 años a Alejandro Magno alcanzar su máximo esplendor. Note que el tigre, símbolo de Grecia, “tenía cuatro alas de ave en sus espaldas.” El símbolo es también empleado para describir la rapidez con que Dios sacó a Israel de su esclavitud en Egipto. [Exodo 19:4] Los versículos 6 y 14 del capítulo 12 del Apocalipsis describen en consecuencia la rapidez con que la iglesia fue llevada al “desierto” donde fue hostilizada por 1260 años a manos del papado. El símbolo del “desierto” describe la soledad, el apartamiento y la desolación a que fue sometida la iglesia durante el largo período de la supremacía papal. Muchos cristianos tuvieron que buscar refugio en 236

lugares apartados en los montes y multitudes establecieron sus hogares en ignorados escondrijos en las montañas, lejos de la furia perseguidora de papas y prelados, apartados del mundo por causa de su fe. Es claro que durante los 1260 años de la profecía simbolizados como el período del “desierto”, la iglesia verdadera estaba constituída por los pocos fieles que se refugiaron en los lugares apartados de las montañas y no por la soberbia y orgullosa iglesia de Roma. “’La iglesia del desierto,’ y no la soberbia jerarquía que ocupaba el trono de la gran capital, era la verdadera iglesia de Cristo, la depositaria de los tesoros de verdad que Dios confiara a su pueblo para que los diera al mundo.” [CS 70] Sobre esta iglesia fiel se da testimonio: “La "iglesia del desierto," es decir, los pocos descendientes de los antiguos cristianos que aún quedaban en Francia en el siglo XVIII, escondidos en las montañas del sur, seguían apegados a la fe de sus padres. Cuando se arriesgaban a congregarse en las faldas de los montes o en los páramos solitarios, eran cazados por los soldados y arrastrados a las galeras donde llevaban una vida de esclavos hasta su muerte. A los habitantes más morales, más refinados e inteligentes de Francia se les encadenaba y torturaba horriblemente entre ladrones y asesinos. (Wylie, lib. 22, cap. 6.) Otros, tratados con más misericordia, eran muertos a sangre fría y a balazos, mientras que indefensos oraban de rodillas. Centenares de ancianos, de mujeres indefensas y de niños inocentes, eran dejados muertos en el mismo lugar donde se habían reunido para celebrar su culto.” [CS 314-315] El Testimonio deja ver que la esperanza en la segunda venida de Cristo fue lo que animó el espíritu de los hermanos mártires de aquella época, así como lo ha sido de los cristianos de todas las épocas: "El pensar en la venida del Señor…Tal fue la esperanza de la iglesia apostólica, de la "iglesia del desierto," y de los reformadores.” [CS 349]

6 PERÍODO DE LA REFORMA PROTESTANTE [Apocalipsis 12:15-16] La iglesia de Cristo fue incansablemente perseguida durante casi toda la Edad Media y de no haber mediado la providencia divina ésta hubiera finalmente sucumbido. Durante siglos los cristianos que decidieron seguir fieles a sus principios debieron soportar la férrea presión que les impuso el papado en Europa Occidental. Los fieles tuvieron que pesar su decisión y muchas veces confirmarla con su propia sangre. Miles perecieron en la hoguera, bajo el hacha del verdugo o aún ignorados en malolientes celdas por causa de su fe. Durante aquella época, en que también se estableció la tristemente célebre Inquisición, bastaba el testimonio de una sola persona para condenar a alguien a la hoguera o a la guillotina. Los sacerdotes ebrios de poder y bajo pretexto de cautelar el sagrado depósito de la fe implementaron salas de tortura en los subterráneos de los monasterios y se hicieron a sí mismos culpables de los más repudiables crímenes contra el pueblo. Todos estos abusos y excesos, sumados al descaro de papas y sacerdotes que con sus vidas licenciosas y llenas de pecado espantaban al pueblo, fueron lo que dio origen a un sentimiento de repudio contra 237

Roma. El pueblo no veía con buenos ojos los crímenes que se cometían en nombre de la fe. El germen de la Reforma, ignorado e imperceptiblemente, comenzaba así a gestarse en el corazón de los hombres. En los primeros años del Siglo XVI se dio inicio a uno de los más importantes movimientos en la historia del cristianismo, la Reforma Protestante. El origen de este movimiento de reforma se debió no solamente a causas de orden religioso o teológico, sino también a profundas causas de tipo político, intelectual y socioeconómicas. Entre las causas de orden religioso se contaba el rechazo del pueblo hacia la Inquisición. La inmoralidad que constituía la venta de indulgencias y la vida disipada de que hacían gala los que se decían ser los conductores espirituales del pueblo. Entre las causas políticas se contaba el anhelo de los países europeos que no querían seguir siendo tutelados por Roma y el papa. Para los ingleses, alemanes, escandinavos y otros pueblos de origen germánico, adoptar la Reforma constituía una buena manera de librarse para siempre del yugo papal. Entre las causas intelectuales podemos citar la invención de la imprenta por Juan Gutenberg quien en asociación con J. Fust se abocó a la impresión de la primera Biblia Latina poniendo así al alcance del pueblo la fuente misma de las doctrinas cristianas. Con la edición de la Biblia en beneficio de las gentes, el catolicismo quedó desnudo a ojos del pueblo, el que advirtió inmediatamente que la vida de quienes profesaban ser seguidores de Cristo distaba mucho de concordar con la vida de Cristo. También se debe citar en este orden el nacimiento del Humanismo, forma de pensamiento renacentista que funda su doctrina en el hombre y en la situación y destino de éste en el universo. Entre las causas socioeconómicas, se puede señalar el hecho de que los capitalistas, la clase enriquecida por el comercio, el préstamo y los monopolios, deseaban con vehemencia deshacerse de las restricciones que la iglesia les imponía a sus negocios, a más de los altos impuestos a los que eran sometidos. Desligarse de Roma significaba además para esta clase enriquecida, poder adquirir a bajo precio los bienes que les eran expropiados al clero, con lo que podían aumentar sus caudales y riquezas. Por ello, de entre la clase rica de la época, no eran pocos los que apoyaban decididamente la Reforma. De todo lo expuesto, se puede apreciar con claridad que si bien la Reforma surgió como una auténtica búsqueda de la pureza pérdida del cristianismo bíblico, con el correr del tiempo fue manipulada hábilmente por otros intereses y perdió su identidad original. Durante la Edad Media, la atención de Roma se concentraba exclusivamente en perseguir cualquier forma de disidencia en materia religiosa o doctrinal. La Inquisición multiplicaba las muertes y se inscribía en la historia como uno de los crímenes sistemáticos más connotados contra la humanidad. Con relación a esta época el Señor Jesús había declarado: “Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva, mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” [Mateo 24:22] Sobre este último antecedente la inspiración comenta lo siguiente: 238

“La persecución contra la iglesia no continuó durante todos los 1260 años. Dios, usando de misericordia con su pueblo, acortó el tiempo de tan horribles pruebas. Al predecir la "gran tribulación" que había de venir sobre la iglesia, el Salvador había dicho: "Si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados." (S. Mateo 24: 22.) Debido a la influencia de los acontecimientos relacionados con la Reforma, las persecuciones cesaron antes del año 1798.” [CS 309-310] & Otro autor comenta lo siguiente: “La serpiente arrojó de su boca agua como un río para arrebatar la iglesia. Por sus falsas doctrinas el papado había corrompido y avasallado todas las naciones, de modo que pudo ejercer un control absoluto del poder civil durante largos siglos. Por su medio Satanás podía lanzar la poderosa inundación de la persecución contra la iglesia en todas direcciones, y no tardó en hacerlo.” “Millones de creyentes fieles fueron arrebatados por el río, pero la iglesia no fué completamente absorbida, pues los días fueron acortados por causa de los escogidos.” "La tierra ayudó a la mujer" abriendo su boca y sorbiendo el río. La Reforma protestante del siglo XVI inició su obra. Dios suscitó a Martín Lutero y sus colaboradores para que expusieran” “Pronto hubo bastante suelo protestante en Europa y el Nuevo Mundo para sorber el río de la furia papal y quitarle su poder de dañar a la iglesia. Así ayudó la tierra a la mujer y ha continuado ayudándole hasta ahora, puesto que las principales naciones de la cristiandad han venido fomentando el espíritu de la Reforma y la libertad religiosa.” [Urías Smith, “El libro de Apocalipsis,” pág. 197-198] Satanás pensó destruir a la iglesia usando para ello el poder católico que aunaba a “pueblos, gentes, muchedumbres y lenguas” y cumplió así lo que de él estaba escrito: “la serpiente echó de su boca tras la mujer agua como un río, a fin de hacer que fuese arrebatada del río,” En relación con lo anterior, el surgimiento de la Reforma cumplió el objetivo que Dios le había trazado: “Y la tierra ayudó a la mujer, y la tierra abrió su boca, y sorbió el río que había echado el dragón de su boca.” La atención del catolicismo se desvió de la verdadera iglesia cristiana y concentró sus esfuerzos en quienes se declaraban partidarios de la Reforma simbolizados por la “tierra”, es decir, personas que se declaraban creyentes pero que en la práctica no vivían de acuerdo a los nobles principios del Evangelio. Los protestantes, como se les vino en llamar a quienes defendían la Reforma, no necesariamente en conjunto representaban a los verdaderos cristianos de la época pues muchos de ellos adoptaron la Reforma simplemente como una forma de desligarse de la Roma papal y no porque en verdad anhelaran retornar al cristianismo puro y original. Muchos reyes y nobles aceptaron y apoyaron la Reforma por egoístas intereses políticos o económicos. Aunque no podemos suponer que los protestantes en su generalidad eran cristianos consagrados y dedicados a Cristo, tampoco podemos desconocer que de entre ellos no eran raras las muestras de un cristianismo verdadero.

7 EL REMANENTE DE LA IGLESIA [Apocalipsis 12:17] 239

Como se dijo anteriormente, el espíritu original que animó la Reforma del Siglo XVI se diluyó al mezclarse con otros intereses que no tenían relación alguna con la fe. Los protestantes se sumieron en muchas divisiones. Luteranos, calvinistas y anglicanos por ejemplo, se atacaban y descalificaban unos a otros. Sin darse cuenta y de modo imperceptible la confusión que parecía dominar a los protestantes habría de confirmar que estaban llamados a formar parte de Babilonia más que de la verdadera iglesia de Cristo. No obstante lo anterior, al interior de esos grupos y aún de entre los católicos, no eran pocos los que con una fe sincera deseaban amoldar sus vidas a los principios del Evangelio. Dios no iba a desamparar a esas gentes. Habiendo transcurrido casi tres siglos desde el inicio de la Reforma, se dejó ver un sorprendente reavivamiento espiritual en la primera mitad del Siglo XIX. Cuando todo hacía presagiar que la fe que había sido dada una vez a los santos estaba a punto de extinguirse por completo, Dios levantó a distintos hombres y en diferentes lugares, para que adelantaran una especial obra de proclamación del Evangelio. Esta obra de proclamación mundial del Evangelio a ser realizada antes del fin de todas las cosas había sido anunciada por Jesús a los discípulos. [Mateo 24:14] La proclamación del Evangelio se dejó oir principalmente en Norteamérica, también en Europa y en menor medida en el Sur de América. El mensaje pronto alcanzó el corazón de miles de personas que distinguieron en él una amonestación especialmente enviada de Dios. La profecía anunciada por Cristo en cuanto a la proclamación mundial del Evangelio se comenzaba a cumplir en la obra de los tres ángeles simbólicos de Apocalipsis 14:6-12, obra que se plasmaría en la organización de un grupo especial de personas señalados como “los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”, los que en adelante serían identificados como adventistas del séptimo día. Se dice que un número no inferior a 50.000 personas abandonaron sus distintas organizaciones religiosas para unirse a los adventistas. Los líderes de aquellas organizaciones se vieron impotentes para retener entre sus filas a quienes sentían el llamado de Dios y con no poca exasperación vieron surgir de entre ellos al verdadero pueblo de Dios. Las circunstancias parecían evidenciar que la mano de Dios acompañaba al pueblo adventista, no sólo en cuanto al número de personas que lo integraban, sino más particularmente respecto a la verdad bíblica que ellos presentaban a la gente. A través del mensaje de los adventistas, muchos sintieron reavivarse en sus corazones los principios del Evangelio y la esperanza más preciada del cristianismo, la segunda venida de Jesús. A diferencia de las reuniones y asambleas de otros grupos religiosos, las reuniones adventistas resultaban de gran interés para cuantos asistían a ellas. El fervor con que se anunciaba el Evangelio contagiaba a cuantos lo escuchaban y muchos aceptaban en sus corazones a Jesús. Las circunstancias que se dieron en relación con la fecha de 1844, permitió ver que Dios tenía aún un remanente o resto de la iglesia de Cristo en el mundo. Bajo esas circunstancias, se fue conformando un grupo singular. Para aquel tiempo, una sorprendente mujer, la Sra. Elena G. de White, comenzó a tener 240

una serie de visiones y mensajes que redundaron en mucho beneficio para el avance y establecimiento de la obra adventista. Los mensajes y visiones de la Sra. White quedaron consignados en un número no pequeño de libros, cartas y publicaciones que de ella se conservan. Los adventistas del séptimo día analizaron concienzudamente los mensajes y visiones de la Sra. White, aplicándoles las reglas bíblicas que se aplicaba antiguamente a los profetas para ver si andaban o no en la verdad, después de lo cual llegó a la plena convicción de que se manifestaba en ella el “Espíritu de Profecía” llamado también en el Apocalipsis como el “testimonio de Jesús.” [Apocalipsis 19:10; 12:17] Así, poco a poco se fue vislumbrando que Dios estaba sacando adelante al remanente de la iglesia de Cristo y que en lo futuro había de enfrentar los embates finales de la ira del dragón según estaba anunciado en el Apocalipsis 12:17. Las características particulares de los adventistas del séptimo día en cuanto a fe y práctica permite reconocerlos claramente como el pueblo de la profecía por cuanto dichas características, especialmente señaladas en el Apocalipsis, no son distinguidas en ninguna otra iglesia o grupo religioso del tiempo del fin. Se cumplía así también la promesa de Jesús, quien dirigiendo las últimas palabras a sus discípulos en el Monte de los Olivos, les dejó ver que el Evangelio sería predicado hasta el fin del mundo. [Mateo 28:19-20]

CAPÍTULO 13 “LA BESTIA DE APOCALIPSIS 13” En el capítulo 13 del Apocalipsis se deja ver la intención de Satanás de perseguir a la iglesia o al resto de ella hasta el fin del tiempo. Los poderes gobernantes en la Tierra, el medio por el cual el enemigo de las almas busca alcanzar la consumación de sus propósitos, es dado a conocer en la revelación bajo el símbolo de “bestias” que surgen del “mar” y de la “tierra” respectivamente. El uso de este símbolo para representar a un poder gobernante en la Tierra es frecuentemente utilizado en la Biblia y al ser comprendido resulta absolutamente consecuente con todo el contexto del Apocalipsis. Los poderes descritos en la profecía serán los que finalmente emprenderán una persecución contra la iglesia representada por el resto de la descendencia de ella según Apocalipsis 12:17. Claro es que ambos poderes representados por una “bestia como leopardo” y una “bestia semejante a un cordero,” son sustentados por Satanás el Diablo, el verdadero perseguidor de la iglesia. Con relación a la primera bestia se dice que: “el dragón le dio su poder, y su trono, y grande potestad’ y con respecto al segundo se dice que: “hablaba como un dragón,” lo cual permite concluir que ambos son inspirados por el mismo espíritu, es a saber el espíritu del enemigo de Dios. [Apocalipsis 13:2 y 11] ¿Cuáles son estos poderes gobernantes? ¿Qué fines busca concretar el gobierno de ellos? ¿De qué manera perseguirán al pueblo de Dios? Estas son preguntas que resultan de importancia para quienes habrán de vivir en los instantes finales de nuestra historia ya que el desenlace de la historia involucra a todos los habitantes del mundo.

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Quienes deseen mantener su fidelidad a Dios se verán en gran aflicción y aprieto durante el tiempo descrito en la profecía pues el primero de estos poderes gobernantes, la bestia como leopardo, reclama la adoración de todo el mundo, en abierto desafío a la ley divina que señala que nuestra adoración sólo debe tributarse a Dios. La negativa de parte de la iglesia de rendirse ante esta insólita demanda será lo que desencadene finalmente la persecución contra ella. [Exodo 20:3] Por otra parte, el segundo poder, representado por una “bestia semejante a un cordero,” apoya al primero “mandando a los moradores de la tierra que hagan la imagen” de la primera bestia y “hará que cualesquiera que no adoraren la imagen de la bestia sean muertos.” [Apocalipsis 13:14-15] La intención de este segundo poder es exaltar al primero, por cuanto “hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia.” [Apocalipsis 13:12] El hacer una imagen de la bestia y requerir adoración a ella, constituye una evidente incitación a transgredir la ley de Dios que prohibe definitivamente rendir adoración a imágenes o figuras. La iglesia de Cristo se verá enfrentada indudablemente a una situación difícil y que afectará su fidelidad a los preceptos divinos. Es en este contexto que la revelación resalta esta característica de la verdadera iglesia en el tiempo del fin: “guardan los mandamientos de Dios.” [Apocalipsis 12:17 y 14: 12] La revelación deja ver también que la bestia “semejante a un cordero” exaltará la señal o marca de la primera bestia, aquella parecida a un leopardo, mandando a todos los moradores de la Tierra, sin distinción de posición social, religiosa o política, que acepten la señal de la bestia y se unan en la adoración mundial de ella. [Apocalipsis 13:16-17]

1 BESTIAS COMO SÍMBOLOS PROFÉTICOS

Desde sus más tempranas épocas el hombre ha demostrado un espíritu agresivo hacia sus semejantes lo cual lo ha llevado a vivir en constante guerra entre naciones. La guerra es un acto irracional y por tanto los reinos o imperios que se han levantado en el mundo como resultado de dichas guerras han sido representados apropiadamente por la inspiración como “bestias” que se combaten unas a otras. El uso de una “bestia” como símbolo apropiado para describir a un imperio emergente en el mundo es frecuentemente utilizado en el libro del profeta Daniel por ejemplo. En ese libro profético vemos que en el capítulo 7 se describe a un león, un oso, un tigre y una bestia espantosa para representar a los imperios neobabilónico, medopersa, griego y romano respectivamente. En el mismo capítulo el profeta aclara que estas “bestias” simbolizan o representan reinos emergentes en la Tierra [Daniel 7:1-7, 17 y 23] En el mismo libro, en el capítulo 8, se refiere nuevamente el símbolo de bestias para representar a los imperios medopersa y griego. En este caso, los símbolos utilizados son un carnero y un macho cabrío respectivamente. [Daniel 8:1-8, 20-21] ¿Por qué se hace uso de este tipo de símbolos en la profecía? Sencillamente porque dado su irracionalidad, es natural en los animales atacarse unos a otros, especialmente si pertenecen a especies distintas. Muchas veces la agresividad observada en los animales, se debe a la defensa de la territorialidad, de la vida, la protección de las fuentes de alimento o sencillamente por el temor de

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unos a otros, lo cual los lleva a agredirse constantemente desencadenando el imperio del más fuerte y el sometimiento de los más débiles. Resulta muy apropiado entonces simbolizar a los imperios dominantes en la Tierra como bestias que se combaten unas a otras y que dan lugar a la supervivencia del más fuerte. La historia humana confirma que en el ámbito de la consecución del poder o de la conservación de la territorialidad ha imperado por siempre la ley del más fuerte, aún en nuestros tiempos modernos. En esta lucha las naciones han vivido en constante e irracional agresión ya sea en defensa de su territorio o meramente por intereses políticos o económicos. La historia registra el continuo luchar de las naciones, llevándonos de un imperio a otro. Así por ejemplo, el oso (símbolo de Medopersia) atacó y destruyó al león (símbolo de Neobabilonia). Por su parte, el tigre o leopardo (símbolo de Grecia) atacó y destruyó al oso, etc. Consecuentemente, en el libro del Apocalipsis y específicamente en el capítulo 13, se hace referencia a dos imperios que emergen en la Tierra. Estos dos imperios son simbolizados por dos bestias, una parecida a un leopardo y la otra semejante a un cordero pero que hablaba como un dragón. Del mismo modo, el Reino de Dios en la Tierra es representado por un animal, pero a diferencia de los reinos del mundo, el Reino de Dios es descrito bajo el símbolo de un animal pacífico y humilde como es el cordero. El Reino del cielo no es representado por una bestia salvaje o agresiva pues este reino no se impone por la fuerza sino por el amor. Sobre el uso de estos símbolos un comentador refiere lo siguiente: “Dios utiliza un diferente tipo de animal como un símbolo de Su obra. En todo el tiempo del Antiguo Testamento se usó casi invariablemente un cordero o una oveja joven para representar la obra de Dios o los planes de Dios para la raza humana. Y en el Nuevo Testamento Jesús y Su obra fueron simbolizados por un cordero, siendo su característica peculiar la perfecta inocencia, la completa falta de defensa propia, y falta de venganza por heridas recibidas o amenazadas. ¿Qué otro ser viviente es un ejemplo tan perfecto de estos rasgos divinos? ¡Y cuan completo el contraste antitético a los símbolos escogidos para representar a Satanás y su obra! Juan el Bautista proclamó a Jesús como ‘el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.’ En el Apocalipsis el Cristo ascendido y glorificado se menciona como Cordero más de dos docenas de veces. De allí que no puede haber duda respecto a que la inspiración divina haya escogido este animal como un símbolo. Por consiguiente, todas las demás bestias usadas en la profecía pueden ser entendidas en contraste antitético con el símbolo divinamente escogido de un cordero que representa a Cristo y Su obra a favor de la raza humana.” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” pág. 14]

1 LA BESTIA DE SIETE CABEZAS [Apocalipsis 13:1] El capítulo 13 comienza diciendo: “Y yo me paré sobre la arena del mar.” Esto da entender que Juan era el que estaba parado junto al mar, sin embargo, el texto griego 243

καὶ ἐστάθη ἐπὶ τὴν ἄμμον τῆς θαλάσσηςfavorece la traducción: “Y él estaba parado sobre la arena del mar,” dando a entender que es del dragón de Apocalipsis 12 de quien habla el versículo 1 del capítulo 13. De hecho, algunas traducciones bíblicas registran este texto como el versículo 18 del capítulo 12 y no como parte del versículo 1 del capítulo 13. No obstante, desde el punto de vista del contexto, parece más lógico aplicar las palabras a la posición de Juan al momento de observar a la bestia que emerge del mar. La bestia que Juan ve surgir del mar, por sus características, resulta semejante al dragón de Apocalipsis 12:3 y a la bestia bermeja de Apocalipsis 17:3. Por cuanto el dragón, la bestia semejante a un leopardo y la bestia bermeja tienen similarmente siete cabezas y diez cuernos, resulta lógico concluir que están estrechamente relacionadas ya que poseen características idénticas. Las variaciones que se observan entre uno y otro símbolo, obedecen a cierto rasgo que se desea destacar del imperio o poder que representa en algún punto determinado de la cronología histórica. El símbolo en sí, es decir, la bestia de siete cabezas y diez cuernos, es una representación del gobierno mundial que ha ejercido Satanás sobre los habitantes de la Tierra a lo largo de toda la historia. Este gobierno se ha manifestado a través de siete imperios mundiales que se han levantado entre los hombres comenzando en los días de Nemrod, el primer “rey” que la historia conoce. & El número siete indica totalidad o plenitud y por cuanto se representa al dragón o la bestia como teniendo “siete cabezas,” es razonable concluir que el símbolo apunta a la totalidad de formas que ha asumido a través de la historia el gobierno de Satanás en la Tierra, lo cual se ha traducido en el surgimiento de siete imperios históricos por medio de los cuales el enemigo de Dios ha ejercido dominio en el mundo a lo largo de todos los siglos. Las siete cabezas, que analizaremos más adelante, representan a los siguientes imperios por medio de los cuales Satanás ha ejercido dominio en el mundo: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Babilonia (desde los días de Nemrod hasta aproximadamente 1955 a.C.) Neo Babilonia (606 – 538 a.C.) Medopersia (538 – 331 a.C.) Grecia (331 – 168 a.C.) Roma (168 a.C. - 476 d.C.) Papado (538 – 1798 d.C.) Francia (1789 – 1799 d.C.)

El capítulo 17:9-10 explica que las siete cabezas de la bestia simbolizan siete imperios o reinos, de lo cual el “monte” es un símbolo, y que se han levantado en la Tierra de manera sucesiva, uno tras otro. Las siete cabezas son entonces siete “reinos” o imperios que se han levantado en la Tierra a lo largo de toda la historia y comenzando desde los días de Nemrod, el primer rey o “poderoso” de la Tierra. Cada cabeza o imperio tiene su período particular de dominio en la historia alcanzando hasta nuestros días. Las cabezas no dominan en forma simultánea sino de manera sucesiva, no después de otro.

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Una de estas cabezas, la quinta y que representa al Imperio Romano, es la que tiene diez cuernos sobre sí. Es sabido que tras su caída, este imperio se disgregó en diez reinos menores. Esta quinta cabeza de la bestia es equivalente a la cuarta bestia que observó el profeta Daniel en su visión particular, la bestia espantosa de Daniel 7:7. La historia deja ver que los siete imperios de que se habla, se han combatido unos a otros y se han destruído unos a otros. La tercera cabeza por ejemplo destruyó a la segunda. La cuarta cabeza de la bestia destruyó a la tercera y la séptima asestó una herida de muerte a la sexta. Los cuernos representan reinos menores. [Daniel 7:24; Apocalipsis 17:12] Sabemos que estos diez cuernos se ubican en la quinta cabeza de la bestia ya que la visión de Juan está en directa relación con la visión del profeta Daniel sobre el surgimiento sucesivo de los imperios mundiales. No se puede divorciar las visiones del profeta Daniel de las que tuvo el apóstol Juan, pues las del vidente de Patmos son una revelación de las profecías de Daniel. En efecto, Daniel ubica los diez cuernos como correspondiendo a los diez reinos menores que surgieron del Imperio Romano tras las invasiones bárbaras. Estos diez cuernos corresponden a los reinos de los hérulos, vándalos, ostrogodos, suevos, alamanes, anglosajones, francos, visigodos, lombardos y burgundios. & De todo lo expuesto, se puede concluir fehacientemente que la bestia de siete cabezas que vió Juan emergiendo del mar y que es un equivalente del dragón y la bestia bermeja del Apocalipsis 12 y 17, representa el dominio mundial que ha ejercido Satanás a través de la historia por medio de los siete imperios mundiales que se han levantado en la Tierra desde los días de Nemrod. Cada cabeza es símbolo de un imperio y los diez cuernos representan los diez reinos menores en los que se dividió una de estas cabezas, la quinta, símbolo del Imperio Romano. Sobre la subida y caída de los imperios en la historia es destacable el siguiente comentario: “Cada una de las grandes naciones de la tierra vino a la existencia por expreso permiso del Creador, con el propósito de que cumpliera un plan benéfico con respecto a la humanidad. Y cada nación tuvo su crecimiento, su oportunidad de responder al plan divino, y su hora de apogeo y mayor brillantez. Pero cada una a su turno, cuando en vez de llegar a ser una potencia protectora y bienhechora en el mundo, se convirtió en un estado injusto, perseguidor y cruel, recibió de parte del que maneja los hilos de la historia con infinito poder divino, la sentencia de muerte, para ceder su lugar a otra cultura para la cual llegaba la hora de la oportunidad.” [Fernando Chaij, “El Desenlace del Drama Mundial”, pág. 58]

2 LAS SIETE CABEZAS DE LA BESTIA Sabemos que las siete cabezas representan siete imperios mundiales que se han levantado en la Tierra a lo largo de la historia, sin embargo cabe preguntar: ¿qué reinos o imperios están verdaderamente representados en cada una de las cabezas de la bestia? La pregunta es valida considerando que diversos intérpretes han propuesto distintas secuencias de imperios para explicar el símbolo, de las cuales las siguientes cuatro son las más representadas: 245

1. Egipto – Asiria – Babilonia – Medopersia – Grecia – Roma Imperial – Anticristo (Interpretación Católica) 2. Egipto – Asiria – Babilonia – Medopersia – Grecia – Roma Imperial – Roma Papal (varios intérpretes) 3. Babilonia – Medopersia – Grecia – Roma Imperial – Roma Papal – Apostasía Antigénesis – EE.UU. (George McCready Price) 4.- Babilonia – Medopersia – Grecia – Roma Imperial – Roma Papal – Roma Papal herida – Roma Papal recuperada (C. Mervin Maxwell) De un breve análisis de esas cuatro secuencias propuestas, se puede señalar lo siguiente: 1. Los que proponen a Egipto y Asiria como encabezando la lista de siete imperios históricos, pasan por alto, como acepta la generalidad de quienes buscan identificar las siete cabezas de la bestia, que el imperio mundial de Satanás en la Tierra no comienza con Egipto o Asiria, sino mucho más atrás, con el primer imperio que el mundo conoció y que comenzó poco después del Diluvio, el imperio babilónico de Nemrod. Sobre la identidad de las cabezas según Apocalipsis 17:9-10, es bueno conocer el siguiente comentario: “Durante muchos siglos la Iglesia Católica ha tenido su propia interpretación de este capítulo, como podrá verse en sus notas en la versión Douay de la Biblia. Sus teólogos, seguidos de cerca por los críticos modernísticos, siempre han asumido que el punto de vista respecto al tiempo desde el cual se dio la explicación del ángel a Juan fue la época de los emperadores romanos. Por lo tanto siempre han pensado necesario introducir a Egipto y Asiria para encabezar la lista de Babilonia, Medopersia y Grecia, a fin de tener cinco ‘reyes’ o imperios que en esa época habían ‘caído’, según se declara en el versículo 10. Roma pagana, o imperial, reinaba entonces, y sería el N° 6 de la serie. Por supuesto, el próximo, N° 7, que en esa época aún no había llegado, sería el horrible anticristo. Esto también fue la enseñanza de los padres de la iglesia primitivos. Hace varios años, antes de entenderse bien el lenguaje paradójico, hasta algunos escritores adventistas fueron engañados por esta parte del vino de Babilonia. Adoptan esta interpretación católica de ésta, la más vital de todas las profecías, probablemente porque creían tener un caso claro al hacer del N° 7 de esta serie un símbolo del gran anticristo. Pasaron por alto el hecho de que no se refiere nunca a Egipto y Asiria en ninguna de las series profética de Daniel. También olvidaron el conocido hecho histórico de que la Babilonia de Nabucodonosor y Daniel es a menudo llamado el imperio Neo Babilónico, o segundo imperio babilónico, a causa de que la primera etapa de Babilonia se remontaba más atrás que Egipto y Asiria, hasta la época de Nimrod, poco después del diluvio. Como veremos en capítulos posteriores, el factor religioso es mucho más importante para el conflicto de las edades que lo político, y siempre es de mayor preocupación en la profecía bíblica. Este fue el caso en tiempos antiguos. Ni Egipto ni Asiria, aunque crueles y opresivos, ejercieron una influencia hechicera, seductora y engañosa parecida a la que durante todos los siglos desde Nimrod hasta 246

Belsasar y mucho después, ejercieron los cultos y sacerdocios centrados en la “santa” Babilonia sobre las naciones circundantes. A. H. Spyce nos dice que desde los días del Imperio de Hamurabi en adelante la ciudad de Babilonia ‘siguió siendo la capital del Imperio Babilónico y la santa ciudad de Asia Occidental.’ Encyclopedia Británica, 11º. Ed., Vol. III, p. 98. En verdad, anto Egipto como Asiria fueron relativamente insignificantes en su influencia religiosa y cultural sobre el resto del mundo.” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” pág. 18-19] 2. La secuencia que es propuesta por varios intérpretes y que ubica a Roma Papal como la séptima y última cabeza de la bestia, desestima el hecho de que la séptima cabeza ha de durar breve tiempo en la historia, según establece Apocalipsis 17:9-10. Esto no se cumple en el caso de Roma Papal que gobernó despóticamente al mundo por casi 13 siglos, desde 538 y hasta 1798, casi todo el período de la Edad Media. 3. En el caso de la interpretación que propone a EE.UU. como la séptima cabeza de la bestia, ésta enfrenta una seria contradicción con la interpretación adventista que apoyándose en el Espíritu de Profecía, identifica a la nación norteamericana no como la séptima cabeza de la bestia o como alguna parte de ella, sino más bien como la otra bestia de Apocalipsis 13, aquella ‘bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, más hablaba como un dragón.’ & El contexto de Apocalipsis 13 señala que la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero ‘hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fue curada.” Esto deja ver claramente que EE.UU. no es parte de la bestia semejante a un leopardo, sino una bestia diferente, otro poder gobernante en la Tierra. Por otra parte, esta misma secuencia propone que la sexta cabeza corresponde a la ‘apostasía antigénesis’ que se desarrolló durante el tiempo de la Revolución Francesa, sin embargo tal identificación no se enmarca dentro de la lógica interpretativa que establece que las cabezas son “imperios” o naciones y en ningún caso “ideologías” o “propuestas filosóficas” como propone esta interpretación. Notemos que el autor de esta interpretación identifica a seis cabezas como imperios históricamente reconocidos, como es el caso de Babilonia, Medopersia, Grecia, Roma Imperial, Roma Papal o EE.UU. Sólo en el caso de la sexta cabeza propone que ésta corresponde a una “ideología”. Tal razonamiento evidentemente no resulta lógico. 4. La secuencia que asigna a Roma Papal un total de 3 cabezas, resulta también ilógica, puesto que el papado constituye un solo imperio que ha experimentado diferentes fases en la historia pero que no obstante ha seguido constituyendo un solo imperio. No se puede hablar de un primer imperio, un segundo o un tercer imperio papal, de modo que tampoco se puede hablar de tres cabezas con relación al papado. Sabemos que las cabezas denotan imperios y si hablamos de siete cabezas estamos indudablemente refiriéndonos a siete imperios por lo que no podríamos asignar tres cabezas exclusivamente a Roma Papal. Las objeciones a las secuencias presentadas no pretende descalificar o considerar indigno de estudio lo obrado por los autores que las sostienen sino tan sólo plantear algunas inquietudes lógicas que impiden, a juicio de este autor, aceptarlas completamente.

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Es necesario establecer que todos cuantos se han dedicado fervientemente al estudio del Apocalipsis con el propósito serio de comprender las profecías en él contenidas, merecen el más absoluto respeto y consideración de quien escribe. De hecho, el trabajo concienzudo de estos hermanos dedicados, constituye la base fundamental sobre la que el autor de este estudio ha establecido su propia posición aprovechando el principio básico que señala: “en la multitud de consejeros hay salud.” [Proverbios 11:14] Para una mejor comprensión de lo que se ha venido explicando, conviene considerar el siguiente comentario: “Ha sido objeto del estudio y esfuerzo de Satanás unir la iglesia y el estado desde el principio. Separados, son útiles y valiosos para la vida del mundo. Unidos, vienen a ser un veneno mortífero, tanto para el cuerpo político como para el cuerpo eclesiástico. De una unión tal, brotan las grandes bestias apocalípticas, que desgarran cruelmente y aplastan despiadadamente la vida de todos los que se les oponen. (Véase Daniel 7 y Apocalipsis 12,13 y 17.) La "bestia" de Apocalipsis 13:1-10 es un símbolo de este poder a través de los siglos, que ha existido bajo diversas formas, simbolizadas por las siete cabezas.” [DTG 776-777] &

LA PRIMERA CABEZA DE LA BESTIA BABILONIA (Desde Nemrod hasta 1595 a.C aproximadamente)

La primera cabeza de la bestia corresponde al primer imperio que se levantó en la Tierra. La Biblia establece que éste fue el imperio de Nemrod, el primer rey de la historia. [Génesis 10:8-10] ¿Por qué ubicar el imperio de Nemrod como el primero de la serie de siete? A continuación se citan algunos pasajes del libro “El tiempo del Fin” del autor George McCready Price, que apoya el inicio de la serie de siete con el imperio de Nemrod, a saber Babilonia: “En otras palabras, las siete cabezas significarían todos los gobiernos civiles, tiránicos, opresores, durante toda la historia humana desde los días de Nimrod hasta el mismo fin de los tiempos.” [pág. 18] “… la primera etapa de Babilonia se remontaba más atrás que Egipto y Asiria, hasta la época de Nimrod, poco después del diluvio.” [pág. 19] “Esto lo podemos hacer si consideramos la serie como iniciándose con la Babilonia de Nimrod, y como representando sucesivamente los intentos más exitosos de Satanás de asumir el control de la humanidad y obligarla a hacer su voluntad en oposición a la obra de Dios y el pueblo de Dios.” [pág. 19] “… las siete cabezas… abarcan el período entero de la historia humana, desde el comienzo de la usurpación de Satanás del dominio terrenal en el tiempo de Nimrod hasta su ignominioso fin.” [pág. 23] 248

Lo planteado por el Hno. McCready, en el sentido de que la dominación mundial de Satanás en la Tierra no comenzó con Egipto o Asiria, sino aún más temprano en la historia de la humanidad, en los días de Nemrod después del Diluvio, es aceptado generalmente por la casi totalidad de intérpretes del Apocalipsis, incluso por quienes no son adventistas. El registro bíblico señala que Nemrod, uno de los descendientes de Cam el hijo de Noé fue quien fundó tempranamente la ciudad de Babilonia poco después del Diluvio. De este Nemrod se dice que “comenzó a ser poderoso en la tierra” y más tarde se dice que “fue la cabecera de su reino Babel… en la tierra de Shinar.” En Babel o Babilonia fue donde más tarde se edificó la célebre torre de Babel que provocó la ira de Dios. [Génesis 11:1-9] Babilonia se convirtió en la ciudad más importante del mundo después del Diluvio y desde allí comenzó extenderse el primer imperio que conoce la historia. La religión de Babilonia se constituyó rápidamente en la religión del mundo y los dioses que en aquella ciudad se adoraban se constituyeron en un abierto desafío al Dios alto. & Que Babilonia constituye el primer imperio universal se hace manifiesto en el siguiente comentario de dos afamados historiadores: “Los Acadios. Provenían de Siria. Invadieron Mesopotamia a partir del 2500 a.C. Fundaron Babilonia; la ciudad se convertiría en el centro de su Imperio, que fue el primer ‘Imperio Universal.’” [A. Krebs K. Y V. Mattel L., “Historia y Geografía,” pág. 20] La ciudad de Babilonia limitaba al norte con la Mesopotamia, al sur con el Golfo Pérsico, al este con la Susiana (Persia) y al oeste con la Arabia desértica. La ciudad comenzó gradualmente a ser engrandecida delante de los habitantes de la tierra. Se cuenta por ejemplo, que: “Semíramis (una antigua reina babilónica) rodeó a Babilonia de una muralla tan ancha que podían correr por ella seis carros de frente. Esta reina construyó en las orillas del Eufrates diques magníficos, y sobre los terrados de las casas, jardines, donde las aguas elevadas desde el río por medio de bombas mantenían perpetuamente el verdor de las flores y de los árboles, que purificaban y embalsamaban el aire. Levantó en honor de Belo un templo grandioso, colocando en él la estatua del dios, toda de oro, y de 40 pies de altura. Edificó para su uso dos palacios a orillas del Eufrates; y para reunirlos entre sí, torció el curso del río e hizo construir en el cauce una bóveda de ladrillos.” [Rafael Eyzaguirre, “Compendio de Historia Antigua Griega y Romana,” págs 13-14] Con el tiempo Babilonia llegó a constituirse en la joya del mundo antiguo y en la capital del imperio simbolizado por la primera cabeza de la bestia. Este primer imperio se extendió desde 1894 a 1595 antes de Cristo, aproximadamente. Después de Nemrod y Semíramis, se hizo célebre Hamurabi, quien asumió el reino en 1792 a.C. Hamurabi fue un gobernante magnífico y bajo su reinado la ciudad alcanzó el liderazgo absoluto en Mesopotamia progresando vertiginosamente en las artes y el comercio. La adoración de Marduk, el dios oficial de Babilonia, adquirió especial relevancia durante el reinado de Hamurabi.

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Con la muerte de este monarca, el Imperio Babilónico comenzó a decaer hasta que en 1595 a.C., debilitado por las invasiones de pueblos nómadas, el otrora gran imperio sucumbió y llegó a su final.

LA SEGUNDA CABEZA DE LA BESTIA NEO BABILONIA (606 – 538 a.C) Para el Siglo VII antes de Cristo, el mundo se encontraba dividido entre dos reinos: el caldeo, cuya capital fue Babilonia, y el asirio, cuya capital fue Nínive. Nabopolasar, rey de Babilonia, se apoderó de Nínive y la destruyó por completo en el año 625 a.C, quedando así expedito el camino para que se estableciera el segundo imperio babilónico. Cuando Nínive fue destruída, las naciones circundantes temieron la misma suerte y hubo mucha agitación en todo oriente. Nabopolasar asoció al imperio a su hijo Nabucodonosor II, quien tomó Jerusalén en el año 606 a.C., fecha en que también comenzó su reinado y que se extendió hasta 562 a.C. Quedaba así establecido definitivamente el segundo imperio histórico, el imperio de la Neo Babilonia. Anteriormente, se argumentó que las cabezas de la bestia simbolizan imperios y que precisamente no se podía aplicar tres cabezas a la Roma Papal toda vez que históricamente no podemos hablar de tres imperios con relación al papado sino de un solo gran imperio y en consecuencia sólo de una cabeza. Ahora bien, el mismo principio se aplica a Babilonia, que históricamente registra dos grandes imperios, el primer y segundo imperio babilónicos, de lo cual se desprende que consecuentemente debe aplicárseles dos cabezas, en este caso la primera y la segunda cabeza de la bestia de Apocalipsis 13. Frente a esto cabe preguntar: ¿es factible hablar de una segunda cabeza como aplicándose a Babilonia? La historia deja ver que sí. Notemos el siguiente comentario de George McCready Price en su libro “El tiempo del fin”, quien manifestó lo siguiente: “… la Babilonia de Nabucodonosor y Daniel es a menudo llamado el imperio Neo-Babilónico, o segundo imperio babilónico, a causa de que la primera etapa de Babilonia se remontaba más atrás que Egipto o Asiria, hasta la época de Nimrod, poco después del diluvio.” [pág. 19] El mismo autor refiere a estas dos etapas mencionadas por él como “el primer y segundo imperio babilónico” [pág. 19] lo cual deja ver que es posible aplicar dos cabezas a Babilonia, ya que en este caso estamos hablando decididamente de dos imperios distintos, claramente diferenciados. De hecho, el segundo es llamado con relación al primero como la “Neo Babilonia,” existiendo entre ellos una brecha de varios siglos, tiempo en el cual surgieron incluso otros reinos como el egipcio y el asirio. ¿Por qué estos reinos, el egipcio y el asirio, no están incluídos en serie de siete cabezas de la bestia de Apocalipsis 13?

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En parte por lo que dijo el mismo George McCready Price en su libro “El tiempo del fin”: “… el factor religioso es mucho más importante para el conflicto de las edades que lo político, y siempre es de mayor preocupación en la profecía bíblica. Este fue el caso en tiempos antiguos. Ni Egipto ni Asiria, aunque crueles y opresivos, ejercieron una influencia hechicera, seductora y engañosa parecida a la que durante todos los siglos desde Nimrod hasta Belsasar y mucho después, ejercieron los cultos y sacerdocios centrados en la ‘santa’ Babilonia sobre las naciones circundantes. A. H. Spyce nos dice que desde los días del Imperio de Hamurabi en adelante la ciudad de Babilonia ‘siguió siendo la capital del Imperio Babilónico y la santa ciudad de Asia Occidental.’ - Encyclopaedia Británica, 11º. Ed., Vol. III, p. 98. En verdad, tanto Egipto como Asiria fueron relativamente insignificantes en su influencia religiosa y cultural sobre el resto del mundo.” [pág. 19] En concordancia con lo planteado por este reconocido autor adventista, se puede decir que si bien Egipto y Asiria poseyeron una religión muy rica en divinidades y de un esplendor históricamente reconocido, no deja de ser también reconocido que la religión de esas civilizaciones echó sus bases sobre la religión de Babilonia, la Babilonia de Nemrod, Semíramis y Hamurabi. De hecho, hay quienes sostienen que la construcción de pirámides y torres elevadas que se observa en las culturas egipcia y asiria, no constituye sino la emulación de los famosos zigurats que los babilonios construían a sus dioses, especialmente a Marduk. Igualmente, el culto al sol, la divinidad babilónica, se encuentra también en la religión de egipcios y asirios. La adoración del becerro o buey Apis de los egipcios era la contraparte del dios Baal de Babilonia. La diosa Isis de los egipcios era semejante al culto a Semíramis que tributaban los babilonios, etc. De todo esto, se puede concluir que si bien los egipcios y asirios llegaron a predominar en algún punto de la historia, durante sus reinados, siguió predominando eminentemente la religión de Babilonia. El Imperio Neo Babilónico que alcanzara su mayor esplendor en los días de Nabucodonosor, llegó a su fin en el año 538 a.C., fecha en que Ciro el Persa invadió por sorpresa la ciudad vadeando el río Eufrates y tomando cautivo al rey Belsasar, a quien ejecutó. Tras la toma de Babilonia y la muerte de Belsasar, Ciro cedió la ciudad a Cyajares II, al que las Santas Escrituras llaman Dario el medo, quien tomó posesión del trono de los caldeos aunque no por mucho tiempo ya que la muerte le impidió continuar gobernando. Tras la caída de la ciudad de Babilonia, el Imperio Neo Babilónico cedió el escenario del dominio mundial a la tercera cabeza o tercer imperio en la Tierra. Era el turno de los medos y persas.

LA TERCERA CABEZA DE LA BESTIA MEDOPERSIA (538 – 331 a.C) La historia señala que durante los últimos años del Imperio Neo Babilónico, los pueblos del Asia Occidental disfrutaron de un período de paz. Durante este período los pueblos se dedicaron al cultivo de las artes y las letras. Para aquel entonces figuraban en el concierto del mundo antiguo cuatro grandes potencias, a saber: Babilonia, Media, Lidia y Egipto. 251

Sin embargo, el período de paz señalado se vió interrumpido abruptamente por la aparición en escena de un líder notable, Ciro el Grande. Este monarca de nacionalidad persa y fundador del imperio de los aqueménidas fue el que inicio la conquista de estas potencias hasta terminar con la instauración del imperio persa. Ciro marchó primero a los dominios de Astiajes, su abuelo y rey de Media mientras que éste último se encontraba luchando contra los babilonios. Los ejércitos persas fueron repelidos y obligados a retroceder por el mismo Astiajes, pero este monarca finalmente perdió la guerra después de tres años. Ciro entró triunfante a Ecbatana, capital de Media, y fue proclamado rey de Media y de Persia. Comenzaba así la supremacía del próximo imperio histórico, el Imperio Medopersa. Ciro atacó en primer lugar a Creso, rey de Lidia, dueño de casi toda el Asia Menor y el más famoso de los antiguos reyes. Los montañeses persas hicieron la campaña durante el invierno y sorprendieron a Creso, encerrándolo en la ciudad de Sardes. La ciudad fue sitiada y Asia Menor cayó en poder de Ciro, el cual se dirigió entonces hacia el este y sometió a las ciudades de Bactriana y Sogdiana y tomó Aracosia, extendiendo su dominio en toda la extensión que va desde el mar Aral hasta el Golfo Pérsico. Después atacó a Caldea y tomó la ciudad de Babilonia en el año 538 a.C., quedando entonces establecido el Imperio Medopersa. Ciro murió en el año 530 a.C., tras lo cual asumió el poder un sucesor de este, Dario. El Imperio Medopersa dominaba entonces sobre Babilonia, Lidia y Egipto. El imperio llegó a su fin en el año 331 a.C., fecha en que Dario Codómano, el último rey de los persas, enfrentó a Alejandro magno en la batalla de Arbelas donde fue derrotado y posteriormente asesinado por el traidor Besso.

LA CUARTA CABEZA DE LA BESTIA GRECIA (331 –168 a.C) El dominio del cuarto imperio histórico y en consecuencia de la cuarta cabeza de la bestia comenzó en el año 331 a.C. con Alejandro Magno, quien tras la muerte de Filipo su padre, obligó a los griegos a reconocerlo como jefe de la liga de las ciudades helénicas. En la primavera del año 334 a.C, Alejandro desembarcó en Asia Menor con un ejército numeroso. Su objetivo era terminar para siempre con el poderío persa y transformarse así en el nuevo amo del mundo antiguo. Los persas no pudieron resistir el avance del poderío macedónico y fueron derrotados en Gránicos y en Isos. El rey persa Dario III, después de ser derrotado y tras haber huído, le envió un emisario ofreciéndole toda el Asia Menor y una apreciable cantidad de dinero a cambio de la paz. Alejandro ambicionaba conquistar todo el imperio persa y finalmente lo logró. Conquistó Siria y Egipto que estaban en poder de los persas. Conquistó también Mesopotamia, centro del imperio persa y por último invadió la India, donde se apoderó del valle del río Indo y aunque deseaba seguir avanzado, 252

profundas diferencias de estrategia con sus soldados lo llevaron a regresar a la patria. Tras un difícil viaje, llegaron a Babilonia donde Alejandro se dedicó a reorganizar su gobierno. Corría el año 323, cuando estando en Babilonia, el 13 de junio, Alejandro murió víctima de una corta enfermedad que muchos llamaron “veneno”. A la sazón Alejandro contaba con 32 años. ¿Qué sucedió tras la inesperada muerte de Alejandro? Alejandro al morir no dejó a nadie que lo sucediera en el trono. Su familia estaba compuesta por su madre Olimpia, su mujer Roxana, un hijo que nació poco después de su muerte, una media hermana llamada Tesalónica y un medio hermano de quien se dice que era deficiente mental y que más tarde fue conocido como Filipo III. Se dice que poco antes de morir, se le preguntó a Alejandro quién lo sucedería en el trono, a lo que él respondió: “El más fuerte.” No obstante, ninguno de sus familiares reunía esa condición. Si bien los sucesores de Alejandro no se contaban entre sus familiares, si fueron encontrados entre sus generales, los cuales se repartían en una u otra parte de sus vastos dominios. Los generales de Alejandro eran 34 y en principio todos pensaron que había llegado para ellos el momento de asumir el trono. Cada uno quería continuar con el poder de Alejandro y ser su reconocido sucesor. Durante diez años se combatieron unos a otros, hasta que finalmente se formaron cuatro nuevos reinos: Macedonia, Siria, Pérgamo y Egipto. Cuatro de los más poderosos generales de Alejandro se apropiaron finalmente el imperio, dividiéndoselo de la siguiente manera: 1. Casandro, se apoderó de Macedonia y Grecia en el oeste. 2. Lisímaco, se apoderó de Tracia y las partes de Asia que están sobre el Helesponto y el Bósforo por el norte. 3. Ptolomeo I Soteros, se apoderó de Egipto, Libia, Arabia y Palestina en el sur. 4. Seleuco I Nicator, se apoderó de Siria y todo el resto de los dominios en el oriente. De todos estos reinos, Egipto fue el que más sobresalió. Ptolomeo y sus descendientes, gobernaron por más de tres siglos, enfatizando especialmente la cultura. De estos descendientes de Ptolomeo, el último gran monarca que gobernó en Egipto no fue precisamente un hombre sino una mujer, Cleopatra. Con el tiempo, todos los reinos helenísticos fueron conquistados por Roma la quinta cabeza de la bestia o el quinto imperio que habría de conocer la historia.

LA QUINTA CABEZA DE LA BESTIA ROMA IMPERIAL (168 a.C. - 476 d.C.) 253

Desde sus legendarias siete colinas, Roma dominó al mundo durante siglos extendiendo su imperio desde las costas de la actual Gran Bretaña por el oeste hasta el Asia por el este. Desde que Roma fuera fundada aproximadamente en el año 753 a.C., había iniciado un camino de conquistas y que con el correr de los siglos habría de transformarla en un notable imperio. Durante su período imperial, Roma conoció la edad de los césares, gobernantes que en su mayoría se hicieron célebres por sus excesos y malos hábitos. Famosos son los casos de Nerón y Calígula, de quienes la historia conserva pésimo recuerdo. La etapa imperial de Roma se cuenta desde el año 168 a.C., hasta el año 476 d.C., fecha en que fue depuesto el último emperador romano, Rómulo Augústulo. Tras su caída, el Imperio Romano se dividió en diez fracciones o reinos menores, de ahí que esta cabeza de la bestia cuente sobre sí diez cuernos. Que la quinta cabeza es la que lleva sobre sí los diez cuernos se hace claro a partir de la comprensión de Daniel 7:7 en que el profeta identifica a Roma Imperial con una bestia espantosa de que señala: “tenía diez cuernos.” El mismo profeta, reitera más adelante que los diez cuernos surgen de la bestia espantosa. [Daniel 7:19-20, 23-24] De acuerdo a lo anterior, los diez cuernos que posee la bestia de Apocalipsis 13 no se distribuyen de manera uniforme entre sus siete cabezas sino que se ubican sólo en una de ellas, la quinta, que es símbolo de la Roma Imperial que se dividió en diez reinos menores tras su caída. Con la división del Imperio Romano, llegó a su fin el período de la quinta cabeza de la bestia y el mundo comenzó a prepararse para la entrada en escena del próximo poder gobernante, el papado.

LA SEXTA CABEZA DE LA BESTIA ROMA PAPAL (538 – 1798 d.C.) Tras la caída del Imperio Romano, la historia dejó ver el inusitado surgimiento de un nuevo imperio, el que al igual que sus antecesores, tuvo un débil comienzo pero que con el transcurso del tiempo se fue haciendo cada vez más fuerte y poderoso, había nacido el papado. La Roma Papal no es sino la transformación notable de la Roma Imperial en una forma de gobierno religioso sustentado por el poder político. Con la desaparición del poder imperial romano, toda esa maquinaria de guerra y conquista que había sustentado a Roma, pasó a ser aprovechada por la Roma cristiana o Papal. Nacía así un imperio que conjugaba en uno el poder político y religioso de una manera sorprendente. Ya en el siglo IV y bajo el imperio de Constantino, se había echado las raíces de lo que sería más tarde la maquinaria religiosa más poderosa que el mundo haya conocido. Esta organización religiosa constituía en sí una copia fiel de la organización política de la Roma de los césares. Una afamada enciclopedia formula el siguiente comentario: 254

“Sin embargo, el cristianismo comenzó a extenderse, y durante el reinado de Constantino (312 – 337), en un extraordinario vuelco de la política imperial, se transformó en la religión oficial del mundo romano. Los templos de los antiguos dioses fueron cerrados o convertidos en iglesias cristianas, se construyeron basílicas en las ciudades del imperio y la nueva religión pronto llegó a los bárbaros, más allá de las fronteras imperiales. La iglesia cristiana copió incluso las estructuras del Imperio Romano en su organización. Las diócesis reflejaban las divisiones administrativas de Diocleciano; los obispos que tenían su sede en las principales ciudades se reunían en sínodo en las capitales provinciales y a los prelados de los grandes centros metropolitanos se les otorgaba una dignidad especial.” “Al consolidarse el cristianismo, fue necesario crear estructuras más complejas para poder mantener tanto la disciplina como resguardar la pureza doctrinal. Los presbíteros fueron reemplazados por una jerarquía de obispos y comenzó a emerger una estructura diocesana. La iglesia cristiana moldeó su propia organización sobre la base del Imperio Romano.” [Atlas de la Historia Universal, pág. 68 y 71] & La pretensión de dominio que evidenciaban los papas no era vista con agrado por muchos, lo cual en adelante llevó a librar sangrientas batallas entre papistas y opositores. Entre los que se oponían al papa se contaban los hérulos, los vándalos y los ostrogodos, pueblos que sucumbieron al poder papal en los años 493, 534 y 538 respectivamente. Por razones eminentemente políticas, el emperador romano oriental Justiniano, quien había iniciado la guerra contra los vándalos y los godos, a fin de poner a los católicos de su parte, emitió en el año 533 el famoso decreto que reconocía al obispo de Roma como cabeza de todas las iglesias y ordenaba que todos se sometieran al romano pontífice. Los vándalos y los ostrogodos, que eran pueblos anticatólicos, resistieron decididamente el decreto de Justiniano y no lo aceptaron. Tras una guerra fueron finalmente derrotados. Si bien los últimos en ser derrotados fueron los ostrogodos en 553, lo cierto es que éstos últimos dejaron de oponerse al decreto de Justiniano en el año 538, fecha en que el ejército del general Belisario, los expulsó de Roma. Por ello, se considera la fecha de 538 d.C. como el año en que verdaderamente comenzó la supremacía papal y por tanto el período de reinado de la sexta cabeza de la bestia de Apocalipsis 13. El período durante el cual dominó el papado es conocido mayormente como Edad Media, período que es reseñado por los historiadores como la medianoche del mundo. Durante este período se cometieron muchos abusos por parte del poder clerical. El gobierno de los pontífices no tuvo nada que envidiar al de los corruptos gobernantes mundanos que les antecedieron. Los papas se hicieron tristemente célebres por un comportamiento inmoral y desequilibrado. Fue precisamente este comportamiento malsano y totalmente ajeno al cristianismo lo que propició más tarde la Reforma Protestante del Siglo XVI. Los papas combatieron a otros pueblos de la misma manera que lo hicieran antaño los conquistadores seculares y como ejemplo de ellos se pueden citar las “cruzadas”, que fueron ocho expediciones militares organizadas contra los musulmanes durante los Siglos XI al XIII bajo pretexto de recuperar los lugares santos.

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Durante el período de supremacía papal el mundo conoció la terrible Inquisición, nombre con que se conoció al tribunal establecido por el papa combatir supuestamente a los herejes. Esta institución violaba absolutamente la libertad de conciencia y era en consecuencia, totalmente contraria al espíritu mismo del cristianismo, no obstante haber sido instituída por quien decía ser el representante mismo de Cristo en la Tierra. La Inquisición floreció más particularmente en Italia y España. El largo dominio papal llegó a su fin en el año 1798, fecha en que el general Berthier, por orden del Directorio, forma de gobierno que rigió Francia durante el período de la Revolución, ordenó arrestar al papa Pío VI y desterrarlo a la provincia de Delfinado, donde más tarde murió. Si bien la jerarquía pontificia no desapareció, sí recibió un duro golpe, una herida mortal que tardaría muchos años en recuperarse. Tras la muerte de Pío VI, los papas que le sucedieron se enclaustraron y se negaron a aparecer en público. La Roma Papal había perdido su poder y la separación de la Iglesia y Estado, resultado directo de la Revolución, sería para ella una herida que tardaría mucho tiempo en sanar. Con la autoridad papal notablemente disminuída, el período de supremacía de la sexta cabeza de la bestia de Apocalipsis 13 llegaba a su fin, sin embargo, Satanás tenía aún una nueva estrategia para dominar al mundo y Francia sería el instrumento escogido para llevar adelante sus malvados designios.

LA SÉPTIMA CABEZA DE LA BESTIA FRANCIA (1789 – 1799 d.C.)

Casi diez años antes de que terminara el período de supremacía papal, el mundo vió surgir un nuevo poder en la Tierra, un poder al que Apocalipsis 11:7 llamó “la bestia que sube del abismo” y al que el Espíritu de Profecía señaló como “una nueva manifestación del poder satánico”, un apelativo preocupante para una nación a la que la historia reconoció como Francia. [CS 311] Al referir a Francia como una “una nueva manifestación del poder satánico”, la pluma inspirada señalaba a Francia durante el período de la Revolución, es decir entre los años 1789 y 1799. En 1789, se estableció en Francia la apertura de los Estados Generales, se constituyó la Asamblea Nacional y se dio lugar a la famosa toma de Las Bastillas, edificio símbolo del antiguo régimen monárquico. El período se extendió hasta 1799, fecha en que Napoleón Bonaparte, después de 10 años de anarquía y barbarie, depuso el gobierno del Directorio y restableció el orden en esa convulsionada nación. Si bien la vida activa de la séptima cabeza de la bestia fue muy breve, sólo 10 años, la influencia que ejerció dicha nación en el resto del mundo fue verdaderamente asombrosa. Hasta hoy, la forma de pensamiento desarrollada en Francia durante el período de la Revolución, sigue influyendo al mundo y se deja ver en la creciente ola de apostasía, escepticismo y mundanalidad que agobia a la sociedad. La filosofía atea y herética que domina hoy al mundo no es sino la semilla que germinó y se desarrolló en Francia durante el período de la Revolución. La influencia de Francia echó las bases del ateísmo moderno y que hoy tanto ánimo provoca especialmente en la juventud. Los postulados científicos y

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humanísticos como creciente marea, vinieron a tomar el lugar de las enseñanzas y principios ilustrados en la Biblia y la razón pretendió tomar el lugar de la fe. La Revolución Francesa trajo consigo el derrocamiento del poder católico y colapso momentáneo del poder papal. A la Iglesia Católica se le confiscaron sus bienes, los monasterios fueron cerrados y la religión se declaró abolida. Si bien Francia no llegó a ser un imperio militar o político como fueran antaño los imperios griego y romano por ejemplo, si puede decirse que llegó a tener tanto o más influencia en el ámbito religioso que éstos. Ya hemos comentado que la influencia religiosa que los siete imperios mundiales que reconoce la historia mantuvieron sobre el mundo, es más importante para Dios, que las conquistas políticas de éstos y en este caso, la influencia de Francia sobre el pensamiento de la humanidad no fue menor que la de sus predecesores. Sin embargo, frente a todo lo expuesto, cabe aún preguntar: ¿qué razones válidas puede haber para considerar a Francia como la séptima y última cabeza de la bestia de Apocalipsis 13? 1. Que, Francia es la única nación, aparte de Estados Unidos, que ha dominado al mundo en el tiempo del fin, es decir, con una fecha posterior a 1755, fecha del terremoto de Lisboa, primera señal del comienzo del fin. La importancia de Francia como una potencia mundial durante el tiempo del fin no puede en absoluto ser ignorada, ya que durante fines del Siglo XVIII y la primera parte del Siglo XIX, esta nación se convirtió en la más poderosa del mundo y en el amo indiscutible de Europa durante casi 15 años. Francia es la última nación que la historia reconoce como un “imperio” y Napoleón Bonaparte, su joven líder, es el último auténtico “emperador” que la historia registra. De Napoleón se dice que fue uno de los más grandes genios militares y que sus campañas de conquista sólo pueden ser comparables con las de Nabucodonosor, Ciro el persa o el propio Alejandro Magno. Considerando lo anterior, no es descabellado suponer que Francia constituya una de las cabezas de la bestia, toda vez que este símbolo representa a los imperios que se han opuesto especialmente a Dios y en este aspecto Francia se destaca de manera especial en la historia. 2. La influencia religiosa de Francia y la oposición que ella manifestó hacia Dios durante el breve período de su apogeo, deja ver que el mismo espíritu que animó a la bestia de Apocalipsis 13 durante el imperio de las anteriores seis cabezas, es el que animó a esta nación durante su período de actividad. Todas las cabezas anteriores, Babilonia, Neo Babilonia, Medopersia, Grecia, Roma Imperial y de manera especial Roma Papal, habían dedicado fervientes esfuerzos contra la verdad, ya sea por medio de un ataque directo contra la Dios y la Biblia o por emprender cruentas persecuciones contra la iglesia escogida. Francia, al igual que las potencias anteriores, reveló las mismas características de la bestia emprendiendo una guerra declarada contra la Biblia y contra quienes se manifestasen fieles a sus principios.

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La Hna. Elena G. de White, como ya dijimos anteriormente, refiere a Francia como “una nueva manifestación del poder satánico”, lo cual hace evidente que el enemigo de las almas había hecho ya otros intentos por someter al mundo bajo su influencia. ¿Cuáles habían sido esos otros intentos? Sin duda los imperios de las anteriores potencias representadas por la bestia. 3. El Espíritu de Profecía al señalar las potencias que intervendrían en los momentos finales de la historia y especialmente después del Imperio Romano, cita al papado, Francia y Estados Unidos de Norteamérica. De estas tres potencias, los Estados Unidos quedan excluídos como parte de la bestia de Apocalipsis 13 toda vez que la misma revelación señala a esta nación como una bestia distinta, la “bestia semejante a un cordero pero que hablaba como un dragón.” Estados Unidos es presentado en la profecía no como la bestia de Apocalipsis 13:1 o parte de ella, sino como la bestia simbólica de Apocalipsis 13:11. La presencia de Francia en el tiempo del fin está implícita en Apocalipsis 13 ya que es esta nación la que propina la herida de muerte a la cabeza papal. Francia es señalada por la revelación y la historia como la potencia que propinó la herida mortal al papado en el año 1798. De un sencillo análisis de la historia de la bestia apocalíptica, vemos que las cabezas se han estado combatiendo entre sí por siglos y que cada vez que una cabeza llega al fin de su período de reinado, lo hace a instancias del ataque de otra de las propias cabezas de la misma bestia. Así por ejemplo, la segunda cabeza de la bestia, Neo Babilonia, recibió una herida mortal de la tercera cabeza, Medopersia. Igualmente, la tercera cabeza recibió una herida mortal por parte de la cuarta, Grecia. El mismo caso aconteció con Grecia, que recibió una embestida fatal de la quinta cabeza, Roma, etc. Todo lo señalado, deja ver claramente que la herida mortal que Francia aplicó al papado, la sexta cabeza, es el resultado inequívoco de que esta misma nación es parte integrante de la bestia y en consecuencia una de sus cabezas, la séptima.

3 EL PAPADO EN LA PROFECÍA [Apocalipsis 13:2-10] Si bien la bestia de Apocalipsis 13 es una representación profética de los siete imperios que la historia ha conocido y por medio de los cuales Satanás ha procurado granjearse el sometimiento del mundo, lo cierto es que la visión de Juan no busca describir la historia completa de la bestia sino llamarnos la atención sobre una de las cabezas de ella, la sexta, aquella que recibió una herida de muerte y sin embargo vivió. Lo anterior se aprecia en el siguiente comentario que aparece en el Deseado de Todas las Gentes: “Bajo la cabeza dominante del período presentado en Apocalipsis 13:1-10, la bestia representa el papado. Ejerció el poder perseguidor durante 1.260 años, al fin de los cuales nos es representada como yendo en cautiverio. Lo que hizo de ella un poder perseguidor fue la unión de la iglesia con el estado. La Edad Media atestigua sus funestos efectos tanto sobre la iglesia como sobre el estado.” [DTG 777] El desarrollo de Apocalipsis 13 nos deja ver el largo período del dominio papal, el cual se extendió históricamente por 1260 años o 42 meses proféticos. Considerando que Juan nos ubica con relación al mencionado período de tiempo, es claro que el profeta desea revelarnos hechos y eventos de importancia y que dicen relación con la vida activa del papado. 258

¿Por qué al papado se le llama “la bestia” en circunstancias de que sólo es una de las cabezas de ella? Sencillamente porque durante todo el período de su supremacía, constituyendo el papado la cabeza activa de la bestia podía decirse que era la bestia misma toda vez que no existía otra cabeza de ella con vida o en actividad. Con propiedad se puede decir entonces que durante todo el período de la Edad Media, el papado pasó a ser la bestia de Apocalipsis 13. El Espíritu de Profecía señala claramente que el papado es la bestia de Apocalipsis 13: “En el capítulo 13 (versículos 1-10, V.M.), se describe otra bestia, "parecida a un leopardo," a la cual el dragón dio "su poder y su trono, y grande autoridad." Este símbolo, como lo han creído la mayoría de los protestantes, representa al papado, el cual heredó el poder y la autoridad del antiguo Imperio Romano.” [CS 492] “Fue la apostasía lo que indujo a la iglesia primitiva a buscar la ayuda del gobierno civil, y esto preparó el camino para el desarrollo del papado, simbolizado por la bestia.” [CS 496] “’La bestia’ mencionada en este mensaje, cuya adoración es impuesta por la bestia de dos cuernos, es la primera bestia, o sea la bestia semejante a un leopardo, de Apocalipsis 13, el papado.” [CS 498] ¿Es el papado realmente la bestia de Apocalipsis 13? ¿Qué base bíblica e histórica existe para señalar al poder papal bajo este símbolo profético? Como primer punto, debemos decir que las características que se reseñan de la bestia en Apocalipsis 13 nos llevan inevitablemente a considerar el libro de Daniel y es ahí, donde seguramente podemos encontrar la base bíblica e histórica que nos permite identificar al poder llamado simbólicamente la bestia. ¿Por qué se puede sostener esto? Simplemente porque la descripción que detalla Juan de la bestia diciendo que: “era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como de león,” evoca al leopardo, el oso y el león que el profeta Daniel vió en su propia visión. [Daniel 7:1-8] Estos animales, representaban en la visión de Daniel a los reinos de Grecia, Medopersia y Neo Babilonia respectivamente. Considerando esto, bien se puede decir que la llave interpretativa para descifrar la identidad de la bestia de Apocalipsis 13 se encuentra con toda seguridad en el capítulo 7 del libro de Daniel. Efectivamente, el profeta Daniel describe el surgimiento de algunos imperios históricos desde la Babilonia de Nabucodonosor, pasando por Medopersia, Grecia y finalmente la Roma Imperial de los césares, representando a este último imperio como una bestia espantosa que tenía sobre sí diez cuernos. Históricamente hablando y tras la caída del Imperio Romano surgió de entre los diez cuernos que el profeta Daniel contempló en visión, una nueva potencia denominada por la inspiración como “cuerno pequeño”, la que en su lucha por la supremacía acometería contra tres de los diez cuernos de la visión y los derribaría hasta establecer su propio imperio. 259

Se dice de este poder denominado el “cuerno pequeño” que tendría las siguientes características: 

“En este cuerno había ojos como ojos de hombre, y una boca que hablaba grandezas.” “El cuerno hablaba grandes palabras.” [Daniel 7:11]



“Este cuero hacía guerra contra los santos y los vencía.” [Daniel 7:21]



“A tres reyes derribará.” [Daniel 7:24]



“Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en mudar los tiempos y la ley.” [Daniel 7:25]



“Y entregados serán en su mano hasta tiempo, y tiempos, y el medio de un tiempo.” [Daniel 7:25]

Si comparamos las características que Daniel detalla concernientes a la potencia denominada “cuerno pequeño” con las que a su vez Juan describe de la potencia representada por la bestia de Apocalipsis 13, notaremos la siguiente similitud entre una y otra, toda vez que de la bestia apocalíptica Juan señala que: 

“tenía una boca que hablaba grandes cosas y blasfemias.” [Apocalipsis 13:5]



“Le fue dado hacer guerra contra los santos y vencerlos.” [Apocalipsis 13:7]



“Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su tabernáculo, y a los que moran en el cielo.” [Apocalipsis 13:6]



“Y le fue dada potencia de obrar cuarenta y dos meses.” [Apocalipsis 13:5]

De la comparación anterior, se puede concluir fehacientemente que el “cuerno pequeño” de Daniel 7 y la “bestia de Apocalipsis 13” representan al mismo poder, pues poseen idénticas características. Luego, ¿qué poder está representado por el “cuerno pequeño” de Daniel capítulo 7? Es fácil determinar lo anterior ya que sólo hay que desarrollar la secuencia histórica que se propone a partir de la profecía de Daniel y que comienza con la puesta en escena de la Neo Babilonia de Nabucodonosor (606 – 538 a.C.), seguida por Medopersia (538 – 331 a.C), Grecia (331 – 168 a.C.) y finalmente Roma Imperial (168 a.C. – 476 d.C.), de la cual se dice que se dividió en diez reinos menores, lo cual nos lleva históricamente al Siglo VI. Luego, ¿qué potencia surgió históricamente después de la caída y posterior división del Imperio Romano y que además derribó a tres de los reinos menores que surgieron de éste? La historia deja ver sólo una alternativa: el papado. Cualquier libro o enciclopedia de historia que se consulte dejará ver que tras la caída del Imperio Romano de Occidente, y después de una serie de guerras intestinas, un poder político - religioso, se adueñó sorprendentemente del escenario mundial en la Europa de la Edad Media, este poder fruto de un catolicismo fuertemente establecido fue el papado, mezcla de rey temporal y líder religioso, el cual

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se adueñó del poder y sometió misteriosamente a todas las naciones del tiempo antiguo entre el Siglo VI y el Siglo XVIII. Siguiendo entonces con cuidado la historia podremos identificar al “cuerno pequeño” y con ello identificar a la bestia de Apocalipsis 13 ya que ambos símbolos, según se desprende de la comparación ya hecha, representan al mismo poder. De hecho, si analizamos las características que se describen de la potencia papal en los libros de Daniel y el Apocalipsis, podremos apreciar lo siguiente:

1 ‘UNA BOCA QUE HABLABA GRANDEZAS,’ ‘LE FUE DADA BOCA QUE HABLABA GRANDES PALABRAS.’

El papado se atribuyó a sí mismo títulos y nombres que antaño sólo podían ser aplicables a Dios y en este sentido habló grandezas delante del mundo. Los pontífices se hicieron llamar “Padre,” “Santo Padre,” “Santidad” y “Santísimo,” con lo cual usurparon para sí títulos que sólo podían ser atribuídos a la Divinidad y jamás a un hombre o a un poder humano. [Mateo 23:9; Apocalipsis 15:4] De igual manera, el líder católico se proclamó “cabeza de la Iglesia” y “Sumo Pontífice”, título y autoridad que sólo pueden ser atribuídos a Cristo. [Efesios 5:23; Colosenses 1:18; Hebreos 4:14-15; 8:1] En hecho, la triple corona que ostenta el poder pontificio, a juicio de los católicos significa que el papa es rey de los cielos, la tierra y las profundidades, lo cual no deja de ser por cierto una pretensión bastante arrogante por decir lo menos.

2. ‘LE FUE DADA BOCA QUE HABLABA… BLASFEMIAS’ La palabra “blasfemia” procede del griego βλασφημίαque significa insulto y que se traduce generalmente en palabras ofensivas o actos que resultan especialmente ofensivos a Dios. En la Biblia se mencionan dos pasajes en que son representados actos o palabras que constituyen “blasfemia,” de modo que las blasfemias de que se hace culpable la bestia de Apocalipsis 13, el papado, deben estar en estrecha relación con los pasajes bíblicos aludidos. En primer lugar tenemos Marcos 2:7. En este pasaje se deja ver que en el ambiente religioso se entiende que para un hombre arrogarse la autoridad de perdonar pecados constituye una blasfemia manifiesta contra Dios ya que solo Dios puede arrogarse tal autoridad. El pretender perdonar pecados a los hombres constituye un insulto contra Dios y una evidente usurpación de su legítima autoridad. Si bien Jesús confió a la iglesia la responsabilidad de anunciar a los hombres el perdón de los pecados mediante la fe en Cristo, esto no significa que la iglesia en sí tenga la facultad de perdonar pecados. El perdón que ofrece la iglesia a los hombres se funda en la confianza de que Dios está dispuesto a perdonar al pecador, pero no en la pretensión de que sea la propia iglesia quien administre dicho perdón. La iglesia es entonces sólo el portavoz del perdón divino pero entendiendo que el perdón mismo sólo es administrado y concedido por Dios. [Hechos 2:37-38] 261

En este sentido el papado se ha constituido en un poder blasfemo por cuanto el catolicismo reconoce al clero y especialmente al papa, la autoridad para perdonar pecados. En el Siglo XVI, se llegó incluso al descaro de ofrecer el perdón de los pecados a cambio de dinero o favores económicos. Las indulgencias que concedió el papa León X por ejemplo, no eran sino el ofrecimiento del perdón a cambió de una contribución económica a la Iglesia Católica. Fue este mal acto de parte del pontífice católico una de las causas, entre otras, que motivaron más tarde la Reforma Protestante. Por otra parte, de Juan 10:33, se desprende otro acto que a ojos de los hombres, constituye una blasfemia contra Dios, a saber, la pretensión de hacerse igual a Dios o arrogarse divinidad. Notemos que en su humanidad, el propio Jesús, siendo en esencia igual a Dios, “no tuvo por usurpación ser igual a Dios.” [Filipenses 2:5-8] Sin embargo, el papado desde sus inicios pretendió igualarse con Dios. Ya vimos que se atribuyó a sí mismo títulos y autoridad que sólo podían ser atribuídos a la Divinidad del cielo y de ninguna manera a un simple hombre. No obstante, la profecía, hablando del “hombre de pecado” dejaba ver que pretendería igualarse con Dios: “tanto que se asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer Dios.” [2 Tesalonicenses 2:3-4] Se puede apreciar por ejemplo, que en algunos escritos antiguos se nombra al pontífice romano como “Señor Dios el Papa.” “En cuanto al título ‘Señor Dios el Papa,’ veáse una glosa de las Extravagantes del papa Juan XXII, título 14, cap. 4, ‘Declaramus.’ En una edición de las Extravagantes, impresa en Amberes en 1584, se encuentran en la columna 153 las palabras ‘Dominum Deum nostrum Papam’ (‘Nuestro Señor Dios el Papa’). En una edición de París, del año 1612, se hallan en la columna 140. En varias ediciones publicadas desde 1612, hase omitido la palabra ‘deum’ (‘Dios’).” [CS 738]

3. “Y PENSARÁ EN MUDAR LOS TIEMPOS Y LA LEY” El papado se atribuyó la autoridad de cambiar la ley de Dios y modificó los Diez Mandamientos. En el año 321 y bajo el imperio de Constantino, el papa Silvestre I autorizó la promulgación del día domingo como día de descanso en detrimento del sábado instituído por Dios. En efecto, en referencia al sábado bíblico, una nota en el índice alfabético de materias de la traducción católica de la Biblia Nacar – Colunga, señala lo siguiente: “Considerándolo como precepto puramente ceremonial, la iglesia prescindió luego de él como de tantos otros y lo sustituyó por el día del Señor, el domingo, en honor de su resurrección.” [Biblia Nacar – Colunga, pág. 878] De un sencillo análisis de los Diez Mandamientos en comparación con los mandamientos que enseña el catecismo católico, se puede claramente observar que el segundo mandamiento ha sido prácticamente borrado de la ley, el cuarto ha sido sustituído, el décimo ha sido dividido en dos, y los restantes han sufrido variación en cuanto a orden y ubicación. Puesto que el papado ha sido el único poder terrenal que se ha arrogado la autoridad para modificar la ley de Dios, es claro que la profecía se puede aplicar perfectamente a este poder.

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4. “HACÍA GUERRA CONTRA LOS SANTOS Y LOS VENCÍA” “LE FUE DADO HACER GUERRA CONRA LOS SANTOS Y VENCERLOS” Desde el momento mismo en que el papa se arrogó la pretensión de ser cabeza de la iglesia, despertó la oposición de los cristianos fieles que reconocían sólo a Jesús como la verdadera cabeza del cuerpo de creyentes que es la iglesia. [Colosenses 1:18; Efesios 1:22-23; 5:23] La persecución y el hostigamiento del papa contra aquellos que se resistían a su pretensión de ser cabeza de la iglesia no se hizo esperar y muy temprano se dejó sentir entre los verdaderos cristianos en el Siglo VI. Durante un largo período el catolicismo persiguió sistemáticamente a quienes se negaban a aceptar la autoridad del romano pontífice como siendo investida por el cielo y bajo este marco, los pocos cristianos fieles se vieron obligados por las mismas circunstancias a buscar refugio en las montañas y en lugares apartados del mundo, donde no pudiera alcanzarlos el largo brazo del poder papal. La historia confirma por ejemplo, la dura persecución de que fueron objeto los valdenses en el Siglo XII. Estos cristianos, seguidores de Pedro de Valdo, se oponían al lujo y a la ostentación en que vivían descaradamente papas y prelados mientras que afuera de los monasterios y conventos, así como de los suntuosos palacios, ajenos a la fiesta y al convite, morían desesperados los más pobres, diezmados por el hambre, la miseria y la enfermedad. Por la misma época fueron perseguidos los albigenses en Francia, contra quienes el papa Inocencio III ordenó una cruzada en el año 1209. La persecución contra los cristianos disidentes del catolicismo, alcanzó su máxima expresión en aquella nación europea, donde los hugonotes, como se llamó a los protestantes, fueron cruelmente perseguidos y muertos por las expediciones militares ordenadas por el papa de la época.

5. “Y ENTREGADOS SERÁN EN SU MANO HASTA TIEMPO, Y TIEMPOS, Y EL MEDIO DE UN TIEMPO” “Y LE FUE DADA POTENCIA DE OBRAR CUARENTA Y DOS MESES” Ya hemos visto anteriormente que el período profético mencionado como “tiempo, tiempos y el medio de un tiempo,” así como los “cuarenta y dos meses” o los 1260 días, representan el mismo período de tiempo, es decir el período de supremacía papal y que comprende desde 538 y hasta 1798 de nuestra era. Efectivamente, el período de supremacía del papado comenzó en el año 538 cuando entró en vigencia el Decreto de Justiniano y que concedía autoridad al poder católico romano. Desde aquel año y hasta que el poder católico fue derribado en Francia en 1798, transcurrieron exactamente “cuarenta y dos meses” o 1260 días que en verdad correspondían a años, lo mismo que “tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo.” De todo lo expuesto anteriormente, se puede concluir que efectivamente el papado corresponde no sólo al poder denominado “cuerno pequeño” en Daniel el capítulo 7, sino que corresponde además con el otro símbolo descriptivo de este poder, la fatídica bestia de Apocalipsis 13. 263

No resulta extraño entonces que el propio Martín Lutero identificara al poder romano representado por el papa como el mismo poder del Anticristo, un poder absolutamente opuesto a Dios, a Cristo, a la iglesia y a la verdad.

4 LA HERIDA DE MUERTE PROPINADA A LA BESTIA Y SU RECUPERACIÓN PROFÉTICA [Apocalipsis 13:3-4 y 8] Después de presentar a la bestia de Apocalipsis 13 en los versículos 1 y 2, a partir del versículo siguiente, la atención de Juan se concentra en una de las cabezas de ella, la sexta. Esta cabeza de que habla el capítulo 13, es en definitiva aquella que recibió dominio en la historia por un período de 1260 años o “cuarenta y dos meses” proféticos. Ya se ha determinado que este período corresponde históricamente al período de supremacía papal. Precisamente de este poder, el papado, se dice que recibió una herida de muerte en el año 1798, no habiendo otra potencia que existiendo históricamente en aquella época recibiese un ataque mortal a su supremacía en ese año. Todo lo anterior, lleva a que la identificación de la cabeza que recibe la herida mortal resulte prácticamente inconfundible. La pluma inspirada refiere lo siguiente sobre la herida propinada a la bestia: “Y dice el profeta: "Vi una de sus cabezas como si hubiese sido herida de muerte." Y además: "Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá; si alguno mata con espada, es preciso que él sea muerto a espada." Los cuarenta y dos meses son lo mismo que "un tiempo, y dos tiempos, y la mitad de un tiempo," tres años y medio, o 1.260 días de Daniel 7, el tiempo durante el cual el poder papal debía oprimir al pueblo de Dios. Este período, como fue indicado en capítulos anteriores, empezó con la supremacía del papado, en el año 538 de J. C., y terminó en 1798. Entonces, el papa fue hecho prisionero por el ejército francés, el poder papal recibió su golpe mortal y quedó cumplida la predicción: "Si alguno lleva en cautiverio, al cautiverio irá."” [CS 492] Sobre este suceso, el arresto del papa, que cumplió la profecía de Apocalipsis 13, otro autor adventista señala lo siguiente: “No hay duda de que este suceso señaló el comienzo de la herida mortal. Pero en realidad lo que sucedía entonces era vastamente más que la derrota y captura de Pío VI. Como se ha dicho, en más de una ocasión previa el papa que entonces reinaba fue derrotado o enviado al destierro. Pero alrededor del siglo dieciocho y principios del diecinueve, la causa católica fue sometida en todas partes a humillación y represión. Un historiador dice que todo gobierno católico romano en el mundo experimentó una revolución. Nunca desde entonces se ha permitido el viejo poder de tratar con ‘herejes’ en nada que se parezca a una escala general.” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” pág. 14]

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La herida mortal que se propinó a la bestia y específicamente a la sexta cabeza de ella dice relación con su poder de legislar de manera contraria a la ley de Dios y a su capacidad de perseguir a quienes se le oponen. Cuando en 1798 el gobierno francés determinó el encarcelamiento y posterior destierro del papa, la autoridad del pontífice católico sufrió un duro golpe que le significó la pérdida casi completa del dominio que hasta entonces ejerciera sobre el mundo antiguo, especialmente sobre Europa. La pérdida del poder y autoridad que antes tuviera y que impedía al papado continuar dominando la conciencia del pueblo y de igual manera, le impedía continuar persiguiendo a los “herejes”, es lo que en la profecía se llama “la herida de muerte.” Con lo anterior, concuerda el siguiente comentario: “Pero alrededor del siglo dieciocho y principios del diecinueve, la causa católica fue sometida en todas partes a humillación y represión. Un historiador dice que todo gobierno católico romano en el mundo experimentó una revolución. Nunca desde entonces se ha permitido el viejo poder de tratar con ‘herejes’ en nada que se parezca a una escala general.” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” pág. 14] “Obviamente la herida significa que se le quitó el poder bestial de dominar al mundo y de tratar con los ‘herejes’. Esta herida mortal no se sanará hasta que se le restaure el antiguo poder de persecución.” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” pág. 34] La Revolución Francesa, que trajo entre otras cosas como resultado la caída del papado, derivó finalmente en la completa separación de Iglesia y Estado, la fuente misma del poder de la bestia. Efectivamente, una de las características de la bestia a lo largo de toda su historia ha consistido en la unión del poder político y religioso, unión que se ha verificado en todos los imperios que existieron antes del papado. Que siempre ha sido el propósito de Satanás dominar al mundo por medio del poder político y religioso mancomunado, se deja ver en el intento de establecer tal forma de gobierno en los días de Elías. Efectivamente, en los días del ferviente profeta, el enemigo de las almas propició el matrimonio entre Jezabel, sacerdotisa de Baal e hija de un rey sidonio y Achab, el rey de Israel. El fruto de esta fatídica unión entre el poder político y religioso se dejó ver en la corrupción de la adoración verdadera y en la persecución de las personas fieles a Dios. [1 Reyes 16:30-32; 18:9-10] Siempre ha sido el propósito de Satanás lograr que el poder religioso influya sobre el estado a fin de que éste último promulgue leyes contrarias a la ley de Dios y someta de esta manera la conciencia religiosa del pueblo. Tal ha sido el caso por ejemplo en la historia del imperio babilónico y medopersa, en que el poder político, a saber el rey, promulgó leyes contrarias a la ley de Dios e intentó de esta manera someter la conciencia religiosa de quienes deseaban ser fieles a Dios. En ambos casos, la promulgación de las leyes propuestas por el Estado, tenían por objeto violentar la conciencia del pueblo y llevarlo a transgredir los mandamientos de Dios. [Daniel 3:1-7; 6:6-9]

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La herida mortal que se propinó a la bestia y que redundó en la separación de Iglesia y Estado afectó entonces su capacidad para dominar al pueblo con la promulgación de leyes contrarias a los principios divinos y también su capacidad de perseguir a los disidentes.

& EL DEGOLLAMIENTO DE LA BESTIA

El texto griego original resulta bastante expresivo y parece indicar que la bestia recibió una herida de muerte muy seria, similar a lo que podría ser un “degollamiento sacrificial.” De hecho, la expresión griega utilizada para describir la herida de muerte que recibió la bestia, es similar a la utilizada para describir la herida que recibió Cristo como cordero sacrificial de Dios en rescate por los pecados del mundo. Apocalipsis 13:3 dice con relación a la bestia: καὶ μίαν ἐκ τῶν κεφαλῶν αὐτοῦ ὡς ἐσφαγμένην εἰς θάνατον que literalmente se traduce “y una de las cabezas de él como degollada para muerte.” La expresión griega ἐσφαγμένην(siendo degollada) es similar a la que se utiliza en Apocalipsis 5:6 en donde con relación a la herida de sacrificio de Cristo expresa: ἀρνίον ἑστηκὸς ὡςἐσφαγμένονque se traduce literalmente como: “un cordero de pie como degollado.” La herida de muerte que recibió la bestia fue bastante considerable y afectó decididamente su capacidad de acción. La herida, comparable a un degollamiento, sumió a la potencia papal en la inacción por largo tiempo. Estamos viviendo ahora en el tiempo en que la bestia se está recuperando de su herida mortal y este período de inactividad es lo que ha permitido que los verdaderos cristianos practiquen su religión sin presiones ni hostigamientos de ninguna especie por parte del poder católico. Una vez que la herida mortal se recupere completamente, se levantará una vez más el brazo armado de la intolerancia y la persecución, como está escrito. Precisamente, el capítulo 13 de Apocalipsis anuncia que habrá una recuperación sorprendente de la herida mortal recibida por la bestia y cuando esto ocurra, se iniciará nuevamente la persecución contra los verdaderos cristianos por causa de su fe. La profecía dice con relación a la bestia: “Y la llaga de su muerte fue curada.” ¿Qué significa entonces el sanamiento de la herida mortal de la bestia? Como se dijo, la bestia recibió su herida mortal cuando perdió el poder temporal producto de la separación entre Iglesia y Estado como resultado de los sucesos ocurridos durante el período de la Revolución Francesa, de modo que la recuperación de dicha herida debe corresponder a la recuperación de su poder para imponer leyes y perseguir a los disidentes. La historia permite ver que desde 1798 en adelante, la herida mortal recibida por el papado ha entrado en un período de recuperación. Si bien el gobierno francés tomó prisionero al papa Pío VI mandándolo al destierro, no pasaron muchos años antes de que Francia, al mando de Napoleón Bonaparte, firmara un concordato con otro papa. Durante el Siglo XIX la herida de muerte del papado entró en franca recuperación y los líderes católicos recobraron en gran medida la popularidad y el respeto del pueblo que antes tuvieran. En 1929, se dejó ver otra señal de recuperación del poder papal. En aquella fecha, Benito Mussolini firmó el célebre Tratado de Letrán, mediante el cual se creaba el Estado Vaticano, un territorio de 44 hectáreas que pasaría en adelante a constituir el lugar de gobierno temporal del papa. Desde entonces el papado ha sido reconocido por las naciones restantes como un legítimo líder temporal. 266

Si bien paulatinamente el papado ha ido recobrando el poder temporal que perdiera producto de la herida mortal, lo cierto es que dicha recuperación no ha alcanzado su punto culminante. La recuperación profetizada sólo se apreciará cuando el papado logre nuevamente controlar el poder civil y mediante éste logre imponer sus doctrinas y perseguir a los disidentes. La profecía deja ver que el papado habrá de convertirse en el futuro amo de la Tierra iniciándose así el octavo imperio reinante, el cual como establece la propia profecía, no es un nuevo imperio sino uno de los siete anteriores y que aún existe.

5 LA BESTIA

DE DOS CUERNOS SEMEJANTES A LOS DE UN CORDERO [Apocalipsis 13:11] & El apóstol Juan presenta a la bestia de Apocalipsis 13:1 en un momento crucial de su vida histórica, a saber en el momento en que es herida de muerte. Esto significa que el capítulo 13 del Apocalipsis nos lleva aproximadamente al año 1798, fecha en que el poder papal perdió el poder temporal y entró en una etapa de inactividad. Después de esto, el apóstol continúa diciendo: “Después ví otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, más hablaba como un dragón.” Con relación a lo anterior, cabe preguntar: ¿qué potencia o nación surgió en el mundo alrededor del año 1798? La respuesta es muy sencilla, los Estados Unidos de Norteamérica. Efectivamente, tras el aumento de los tributos a que sometió Inglaterra a los colonos norteamericanos que estaban bajo su reinado se produjo la sublevación y éstos se negaron a las imposiciones inglesas produciéndose finalmente un conflicto. Los enfrentamientos entre los colonos y el ejército inglés se tornaron cada vez más violentos produciéndose la masacre de Boston en 1770. La mayoría de los impuestos establecidos fueron derogados, permaneciendo vigente solamente el impuesto del té, provisto en la Ley del Té de 1773. Los colonos ante la decisión de Inglaterra reaccionaron con el montín de Boston en 1773, ocasión en que unos 50 de ellos, disfrazándose de indios tomaron por asalto los barcos ingleses que estaban anclados en el puerto y arrojaron la carga de té al mar. Inglaterra reaccionó enérgicamente y puso la ciudad de Boston bajo control directo de un representante británico. Esta medida fue lo que finalmente dio origen a la guerra de la independencia de los Estados Unidos. La citda guerra de independencia se prolongó por espacio de ocho años, entre 1775 y 1783. En el año 1774, los colonos se reunieron en la ciudad de Filadelfia, en el Congreso Continental, y formaron un ejército bajo las órdenes de George Washington, quien sería más tarde el primer presidente norteaméricano. El 4 de julio de 1776, el Congreso proclamó la declaración de independencia, ratificando la ruptura definitiva con Gran Bretaña.

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Finalmente, en el año de 1783, se firmó la Paz de Versalles, que supuso el reconocimiento de la independencia y el surgimiento de una nueva nación en el escenario mundial, los Estados Unidos de Norteamérica. Desde 1783 y en adelante, los Estados Unidos se convirtieron en la nación emergente más poderosa, llegando a constituirse después de 1798, en la nación más próspera y poderosa del mundo. Siendo así, no se hace difícil identificar a la nación que después de 1798, se perfiló como la nueva potencia mundial y líder indiscutido del mundo moderno. En hecho, los Estados Unidos constituyen la única nación verdaderamente poderosa que ha surgido en la historia después de 1798, de modo que la aplicación del símbolo de Apocalipsis 13:11 no merece discusión. Sabiendo que la primera bestia surgió del mar, símbolo de pueblos, muchedumbres y lenguas, más precisamente símbolo de la Europa del tiempo antiguo, cabe preguntar: ¿de dónde surge la segunda bestia de Apocalipsis 13? La profecía deja ver que a diferencia de la primera bestia, que subió del mar, la segunda bestia sorprendentemente surge de la tierra.

EL SURGIMIENTO GEOGRÁFICO DE LA BESTIA DE DOS CUERNOS La primera bestia que contempló Juan en visión surgió del mar, el convulsionado mundo político del tiempo antiguo y que como se ha establecido refiere a la antigua Europa. Sin embargo, la bestia de dos cuernos, a diferencia de la primera, surge de la tierra, que como también se ha establecido anteriormente, refiere a la América protestante. Sabemos que tanto Sudamérica como Centroamérica, fueron colonizados por naciones católicas, a diferencia de Norteamérica que fue colonizada por una nación eminentemente protestante como es Inglaterra. En consecuencia, los símbolos de mar y tierra, nos permite ubicar geográficamente el lugar de donde habían de surgir tanto la bestia de Apocalipsis 13:1 como la de Apocalipsis 13:11. Es claro que con posterioridad a 1798, la única nación poderosa que surgió fuera de los márgenes territoriales de Europa fue sin duda Estados Unidos. Es igualmente claro que si la nación poderosa que está representada por la bestia de dos cuernos hubiera surgido igual que la primera de la tierra, hubiera entrado en inevitable conflicto con la séptima cabeza de ella, a saber Francia, la nación que reinaba en Europa a fines del Siglo XVIII. Sin embargo, la nación descrita como subiendo de la tierra no funda su imperio con base en la fuerza o la agresión contra otras naciones sino que surge pacíficamente, como un cordero. Sobre este punto, consideremos el siguiente comentario del Espíritu de Profecía: “Pero la bestia con cuernos semejantes a los de un cordero "subía de la tierra." En lugar de derribar a otras potencias para establecerse, la nación así representada debe subir en territorio hasta entonces desocupado, y crecer gradual y pacíficamente. No podía, pues, subir entre las naciones populosas y belicosas del viejo mundo, ese mar turbulento de "pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas." Hay que buscarla en el continente occidental. ¿Cuál era en 1798 la nación del nuevo mundo cuyo poder estuviera entonces desarrollándose, de modo que se anunciara como nación fuerte y grande, capaz de llamar la atención del mundo? La 268

aplicación del símbolo no admite duda alguna. Una nación, y sólo una, responde a los datos y rasgos característicos de esta profecía; no hay duda de que se trata aquí de los Estados Unidos de Norteamérica.” [CS 493] Analicemos aún otro comentario de un autor distinto, que refiere sobre el surgimiento geográfico de la bestia de dos cuernos: “Puesto que es "otra" bestia, que "subía de la tierra," debe hallarse en algún territorio que no haya sido abarcado por otros símbolos. Babilonia y Medo-Persia abarcaban toda la parte civilizada de Asia. Grecia abarcaba la Europa oriental, inclusive Rusia. Roma, con los diez reinos en que se dividió, según lo representado por los diez dedos de los pies en la imagen de Daniel 2, los diez cuernos de la cuarta bestia de Daniel 7, los diez cuernos del dragón de Apocalipsis 12 y los diez cuernos de la bestia semejante a un leopardo de Apocalipsis 13, abarcaba toda la Europa occidental. En otras palabras, todo el hemisferio oriental conocido por la historia y la civilización queda abarcado por símbolos proféticos acerca de cuya aplicación no cabe casi la menor duda. & Pero hay en el hemisferio occidental una nación poderosa, que es, como ya lo hemos visto, digna de que se la mencione en la profecía, pero que no ha sido todavía introducida en ella. Queda también un símbolo que no ha sido aplicado. Lo han sido todos menos uno, y todas las regiones disponibles del hemisferio oriental quedan abarcadas por las aplicaciones. De todos los símbolos mencionados, queda uno solo: la bestia de dos cuernos de Apocalipsis 13. De todos los países de la tierra acerca de los cuales hay motivo de que se los mencione en la profecía, queda uno solo: los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Representa a los Estados Unidos la bestia de dos cuernos? En caso afirmativo, todos los símbolos hallan aplicación, y queda abarcado todo el territorio. En caso negativo, los Estados Unidos no están representados en la profecía, y el símbolo de la bestia de dos cuernos no halla nación a la cual se pueda aplicar. Pero la primera de estas suposiciones no es probable, y la segunda no es posible. Otra consideración que ayudará a localizar esta potencia proviene del hecho de que Juan la vió nacer de la tierra. Si el mar, del cual se levantó la bestia semejante a un leopardo (Apocalipsis 13:1), denota pueblos, naciones y muchedumbres (Apocalipsis 17:15), la tierra sugerirá por contraste un territorio nuevo y no ocupado antes. Si excluimos los continentes del hemisferio oriental y buscamos territorio desconocido antes para la civilización, dirigimos necesariamente nuestra atención al hemisferio occidental.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis,” págs. 211-212] El siguiente comentario puede ayudar a definir más claramente este punto en análisis: “Precisamente cuando este poder perseguidor va en cautiverio [el papado] (vers. 10), el profeta ve otro poder que se levanta en forma de "otra bestia" que sube "de la tierra," y que tiene "dos cuernos semejantes a los de un cordero, mas hablaba como un dragón." Había, entre otras especificaciones dignas de nota, que significaban claramente a qué potencia se aplica este símbolo, las cuatro siguientes: 1. El tiempo de su nacimiento. 2. El territorio en que actúa. 3. El carácter que profesa tener, según lo indican sus cuernos. 4. Su verdadero carácter y obra, según lo revela su voz. 1.- Esta potencia, nace más o menos, cuando la bestia anterior, gobernada por la cabeza papal, es llevada en cautiverio o cesa de ser potencia perseguidora. Esto sucedió en 1798, cuando el papa Pío VI fue llevado en cautiverio, y desde esa fecha el papado no ha sido reconocido por el poder civil como 269

defensor de la fe de las naciones y juez de herejes. En esa oportunidad al fin del siglo XVIII había tan sólo una nueva potencia notable que hacía su aparición en el horizonte del mundo, a saber, los Estados Unidos de Norteamérica. 2.- Las bestias que representaban las naciones del Viejo Mundo aparecen como saliendo del mar (Daniel 7:2, 3, 17; Apocalipsis 13:1); el mar, o las aguas, simboliza los grandes movimientos nacionales de flujo y reflujo, con todos los cambios y fluctuaciones que ocasionan (Apocalipsis 17:15; Isaías 8:7). Pero la bestia de dos cuernos llega al poder, no entre las naciones conocidas del mundo, sino en una parte desconocida hasta entonces. Esta especificación se cumple en los Estados Unidos y su gobierno porque surgieron, por así decirlo, "entre las soledades de la tierra." [DTG 778]

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA BESTIA DE DOS CUERNOS Sabiendo que el símbolo bestia refiere a una nación o reino que emerge de la tierra, cabe destacar las características que posee esta segunda bestia de Apocalipsis 13 y que nos llevan también a concluir que se trata de los Estados Unidos de Norteamérica. Se dice que esta bestia poseía “dos cuernos semejantes a los de un cordero.” Con relación a esta característica de la segunda bestia, algunos autores expresan lo siguiente: “‘Y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero.’ Los cuernos semejantes a los de un cordero representan juventud, inocencia y mansedumbre, rasgos del carácter de los Estados Unidos cuando el profeta vio que esa nación "subía" en 1798. Entre los primeros expatriados cristianos que huyeron a América en busca de asilo contra la opresión real y la intolerancia sacerdotal, hubo muchos que resolvieron establecer un gobierno sobre el amplio fundamento de la libertad civil y religiosa. Sus convicciones hallaron cabida en la declaración de la independencia que hace resaltar la gran verdad de que "todos los hombres son creados iguales," y poseen derechos inalienables a la "vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad." Y la Constitución garantiza al pueblo el derecho de gobernarse a sí mismo, y establece que los representantes elegidos por el voto popular promulguen las leyes y las hagan cumplir. Además, fue otorgada la libertad religiosa, y a cada cual se le permitió adorar a Dios según los dictados de su conciencia. El republicanismo y el protestantismo vinieron a ser los principios fundamentales de la nación. Estos principios son el secreto de su poder y de su prosperidad. Los oprimidos y pisoteados de toda la cristiandad se han dirigido a este país con afán y esperanza. Millones han fondeado en sus playas, y los Estados Unidos han llegado a ocupar un puesto entre las naciones más poderosas de la tierra.” [CS 494] “Hay en la profecía buenas evidencias de que el gobierno simbolizado por la bestia de dos cuernos se introduce durante la primera parte de su carrera; es decir, mientras es una potencia todavía joven. Las palabras de Juan son: "Ví otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero." ¿Por qué no dice Juan simplemente: "Tenía dos cuernos"? ¿Por qué añade "semejantes a los de un cordero"? Debe ser con el fin de hacer notar el carácter de esta bestia y demostrar que no sólo se conduce en forma inocente e inofensiva, sino que era una potencia joven; porque los cuernos de un cordero son cuernos que apenas empezaron a crecer. Tengamos presente que por el argumento precedente relativo a la cronología, nuestra mirada se fijó en el año 1798, cuando la potencia simbolizada era joven. ¿Qué potencia notable iba cobrando entonces 270

importancia, pero era todavía joven? No era Inglaterra, ni Francia ni Rusia, ni ninguna otra potencia europea. Si buscamos una potencia joven que se levanta en esa época, debemos dirigir los ojos hacia el Nuevo Mundo. Pero tan pronto como los volvemos en esa dirección, se fijan inevitablemente en los Estados Unidos como la potencia en cuestión. Ninguna otra potencia situada al oeste del Atlántico cuadra con la descripción.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis,” págs. 210] Según se desprende de los comentarios citados los “dos cuernos semejantes a los de un cordero” son símbolo de “juventud, inocencia y mansedumbre.” En otras palabras, la nación o potencia así representada debía manifestar los atributos mencionados, es decir, debía ser una nación joven para el año 1798 y no debía ser una nación desgastada por una larga historia de guerras y conflictos internos como sucedía con las naciones de Europa por ejemplo. Por otra parte, la nación así representada debía manifestar un espíritu manso y pacífico, es decir, no ser una nación belicosa. Debía ser una nación en franco crecimiento de lo cual los incipientes cuernos como de un joven cordero son señal, a más de que representan también los principios de libertad civil y religiosa, republicanismo y protestantismo, que son los ideales que hacen grande a los Estados Unidos. De lo expuesto, se entiende que los dos cuernos semejantes a los de un cordero no simbolizan dos subreinos o potencias menores como sucede por ejemplo en Daniel 7 y 8 o en el mismo libro de Apocalipsis. En Apocalipsis 13:11 el término “cuernos” es utilizado como parte de una “semejanza” o descripción comparativa, de modo que en el pasaje estudiado es la semejanza de un cordero lo que se quiere destacar, no utilizándose el término “cuernos” bajo el significado simbólico convencional con que se usa en Daniel 7 y 8 o en el mismo libro de Apocalipsis. Cada vez que en el texto griego se emplea la palabra ὅμοιοςque significa igual o semejante, y así sucede en Apocalipsis 13:11, estamos ante la presencia de un recurso comparativo y en consecuencia los términos utilizados en él, pierden su significado simbólico convencional. Siendo así, el significado manifiesto del término “cuernos” utilizado en Apocalipsis 13:11, no puede considerarse con relación a un subreino o una potencia menor, como sucede en otros pasajes de las Escrituras, sino más bien el término es utilizado para señalar una característica especial de la nación así representada. Es sabido que en el libro del Apocalipsis es frecuentemente utilizado el recurso de la “semejanza”, especialmente con animales, y cada vez que éste es empleado, tiene como objeto destacar las características propias del animal usado como semejanza, a saber, su fuerza, su ferocidad, su mansedumbre, etc. En el caso estudiado, los dos cuernos semejantes a los de un cordero, simbolizan las características propias de un cordero, a saber: juventud, inocencia y mansedumbre. Para mayor información, consideremos el siguiente comentario: “Ya hace más de setenta años desde que estudié por primera vez los símbolos de Daniel y Apocalipsis. Pero aún recuerdo mi perplejidad al leer en El Conflicto de los Siglos, página 494, la interpretación de los ‘dos cuernos semejantes a los de un cordero’ (Apocalipsis 13:11) como refiriéndose a los principios de libertad civil y religiosa. ‘El republicanismo y el protestantismo’ también son como una expresión equivalente. Aquí se introduce en el cuadro profético ideas abstractas en lugar de los significados concretos de los cuernos mencionados en las otras profecías. 271

Era entonces un muchachón adolescente, pero recuerdo que en el libro de Daniel los cuernos representaban naciones. ¿Acaso no simbolizaba el carnero con dos cuernos la monarquía doble de Medo-Persia? (Daniel 8:20). ¿Y no significaba el gran cuerno del macho cabrío el primer rey de Grecia? (Vers. 21). También los diez cuernos de la cuarta bestia de Daniel 7 siempre han sido interpretados como representando los muchos reinos de Europa occidental en el cual se dividió el imperio romano, reapareciendo estos mismos diez cuernos en cada uno de los tres símbolos en el Apocalipsis que trata con estos temas, capítulos 12, 13 y 17. El significado en todos estos casos parecía muy claro. ¿Cómo entonces podían los dos cuernos como de cordero representar la libertad civil y religiosa? & No hay nada extraño o inconsecuente en el uso bíblico de cuernos para representar reinos en los tiempos de Alejandro y el uso del mismo simbolismo en nuestros días para representar las principales ideologías en el fundamento de los Estados Unidos. El Conflicto de los Siglos explica: ‘Estos principios son el secreto de su poder y prosperidad.’ Pág. 494 La definición de cuerno según el diccionario y el uso que se le da en la Biblia, es que simboliza fuerza, orgullo o gloria. En esta edad moderna de principios abstractos universales tanto buenos como malos, es altamente apropiado que la libertad de pensamiento y de conciencia, la libertad de ordenar nuestras vidas así como queremos, fuese escogida por la inspiración divina para caracterizar aquel poder gigantesco que surgía de la tierra del occidente justamente en la época en que la bestia cual leopardo iba en cautiverio, y recibía la herida mortal, a fines del siglo dieciocho.” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” págs. 24-25] A pesar de lo expuesto, algunos intérpretes insisten en aplicar un significado simbólico convencional a la expresión “cuernos” de Apocalipsis 13:11, sin embargo tal empeño se contrapone con lo siguiente: 1. En el lenguaje profético no siempre debe aplicarse a un término su significado simbólico convencional, ya que la aplicación depende de aspectos bien definidos como por ejemplo el contexto y el recurso literario en que se encuentra inserto. 2. La expresión “cuernos” de Apocalipsis 13:11 aparece inserta como parte de una semejanza y dentro de un contexto comparativo, de modo que en este caso se pierde el significado simbólico convencional. 3. Por otra parte, quienes insisten en que los dos cuernos representan a dos potencias, pasan por alto el hecho de que algunos manuscritos antiguos del texto griego original, no señalan el número de cuernos, en este caso dos, lo cual podría sugerir que verdaderamente no era la intención del apóstol Juan destacar el número de cuernos sino la semejanza de ellos. De hecho, el apóstol señala que la bestia tenía “cuernos semejantes a los de un cordero,” lo cual indudablemente permite ver que lo que él deseaba destacar era la semejanza de los cuernos y no su número. Lo anterior, se puede observar en la mayoría de las versiones griegas del Nuevo Testamento y del Apocalipsis en particular, en que el versículo 11 del capítulo 13 se vierte de la siguiente manera: Καὶ εἶδον ἄλλο θηρίον ἀναβαῖνον ἐκ τῆς γῆς, καὶ εἶχεν κέρατα [δύο] ὅμοια ἀρνίῳqu e traducido literalmente vendría a ser: “y ví otra bestia subir de la tierra y teniendo cuernos semejantes a un cordero.” Todo lo expuesto, permite aceptar con honestidad que la interpretación de los “cuernos semejantes a los de un cordero” que poseía la segunda bestia de Apocalipsis 13, indican “juventud, inocencia y mansedumbre” y simbolizan en última instancia los dos principios que sustentan el poder de los 272

Estados Unidos de Norteamérica, a saber, los principios combinados de libertad civil y religiosa, propios y característicos de esta nación. Una vez más podemos decir que la Biblia y los Testimonios concuerdan plenamente, siendo fruto de la misma inspiración. La aplicación que da Conflicto de los Siglos sobre los dos cuernos de la segunda bestia de Apocalipsis 13 resulta entonces en todo punto consecuente y aceptable con la realidad bíblica del texto en consideración. &

LA BESTIA DE DOS CUERNOS LLAMADA FALSO PROFETA [Apocalipsis 16:13; 19:20; 20:10]

La bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero es llamada también como “falso profeta” en la profecía del Apocalipsis. ¿Cómo podemos saber que es la segunda bestia de Apocalipsis a quien se llama falso profeta? Apocalipsis 19:20 da la respuesta. En ese pasaje se habla del resultado de Armagedón en que la bestia y el falso profeta son lanzados al lago de fuego y azufre, la muerte segunda, símbolo de la destrucción eterna. En el pasaje señalado, se dice que el “falso profeta” había hecho señales delante de la primera bestia y con estas señales había logrado engañar a quienes tomaron la señal de ella y adoraron su imagen. El pasaje en cuestión hace referencia a Apocalipsis 13:11-17 que describe la obra engañosa de la segunda bestia, la cual ejecuta milagros o señales delante de la primera bestia a la manera del profeta Elías, al punto de hacer descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Considerando que la bestia con cuernos como de cordero representa a Estados Unidos, cabe preguntar: ¿Por qué se dice que los Estados Unidos son un falso profeta? Veamos el siguiente comentario de un autor adventista: “Pero, ¿por qué se tilda a esta aparentemente mansa e inofensiva criatura de ‘falso profeta’? Y ¿por qué se nos da en versículo tras versículo una descripción detallada de los hábiles engaños que usa para confundir a la última y mejor educada generación de la humanidad? El símbolo en su significado más amplio representa toda nuestra civilización occidental con los Estados Unidos como la muestra. En pocas palabras, la razón es que mientras que Dios detiene la tiranía y la persecución en este período del tiempo del fin, concediendo libertad para que Su iglesia predique el evangelio del reino venidero, Satanás emplea a este falso profeta para que use estas dos libertades para enseñar en vez de progreso mundial y desarrollo continuo, prometiendo que pronto superaremos la guerra u otros dolores y males de la vida por mera sabiduría humana y planeamiento humanos. Este es un falso evangelio, que promete lo que sólo Dios puede hacer y es contrario a lo que El ha predicho en la Biblia. En efecto, es como la obra de los falsos discípulos de la antigüedad que quisieron toma a Jesús por la fuerza y hacerle rey (Juan 6:15), el tipo de rey deseado por ellos. Todos los planes utópicos o mesiánicos para el futuro del mundo a través de organizaciones humanas están predestinados al completo fracaso y son en realidad un desafío a los planes de Dios. ‘Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada.’” [George McCready Price, “El tiempo del fin,” págs. 24-25] 273

LA OBRA DE LA BESTIA DE DOS CUERNOS [Apocalipsis 13:12-17] El texto de Apocalipsis 13:11 es bastante significativo ya que mientras da a conocer la apariencia de la segunda bestia, cuya semejanza es como de un cordero, por otra parte denuncia su verdadera naturaleza diciendo que “hablaba como un dragón.” & “Los cuernos como de cordero y la voz de dragón del símbolo indican una extraña contradicción entre lo que profesa ser y lo que practica la nación así representada. El "hablar" de la nación son los actos de sus autoridades legislativas y judiciales. Por esos actos la nación desmentirá los principios liberales y pacíficos que expresó como fundamento de su política. La predicción de que hablará "como dragón" y ejercerá "toda la autoridad de la primera bestia," anuncia claramente el desarrollo del espíritu de intolerancia y persecución de que tantas pruebas dieran las naciones representadas por el dragón y la bestia semejante al leopardo. Y la declaración de que la bestia con dos cuernos "hace que la tierra y los que en ella habitan, adoren a la bestia primera," indica que la autoridad de esta nación será empleada para imponer alguna observancia en homenaje al papado. Semejante actitud sería abiertamente contraria a los principios de este gobierno, al genio de sus instituciones libres, a los claros y solemnes reconocimientos contenidos en la declaración de la independencia, y contrarios finalmente a la constitución. Los fundadores de la nación procuraron con acierto que la iglesia no pudiera hacer uso del poder civil, con los consabidos e inevitables resultados: la intolerancia y la persecución. La constitución garantiza que "el congreso no legislará con respecto al establecimiento de una religión ni prohibirá el libre ejercicio de ella," y que "ninguna manifestación religiosa será jamás requerida como condición de aptitud para ninguna función o cargo público en los Estados Unidos." Sólo en flagrante violación de estas garantías de la libertad de la nación, es cómo se puede imponer por la autoridad civil la observancia de cualquier deber religioso. Pero la inconsecuencia de tal procedimiento no es mayor que lo representado por el símbolo. Es la bestia con cuernos semejantes a los de un cordero -que profesa ser pura, mansa, inofensiva- y que habla como un dragón.” [CS 495-496] “Hablará como un dragón.--Ahora que hemos identificado a los Estados Unidos de Norteamérica como lo potencia simbolizada por la bestia de dos cuernos, podemos rastrear sin temor ni prejuicio el curso que esa nación sigue de acuerdo a lo trazado claramente en la profecía misma. Al hacerlo, observemos una vez más que el dragón, o primer símbolo presentado en la cadena profética que consideramos, perseguía implacablemente a la iglesia de Dios. La bestia semejante a un leopardo que lo seguía era igualmente una potencia perseguidora, pues quitó la vida a millones de creyentes durante un período de 1.260 años. Cuando llegamos a la tercera bestia, que tenía (Jos cuernos semejantes a los de un cordero, se declara que "hablaba como un dragón." Esto no puede sino significar que en algún momento su naturaleza cambia de la de un cordero a la de un dragón, de modo que habla como un dragón y obra como había obrado el dragón antes de ella. Permítasenos decir en relación con esto que nos resulta doloroso ver que una nación nacida tan pacíficamente y consagrada a principios de gobierno tan nobles llegará a asumir la naturaleza de las bestias que la precedieron y, al hacerlo, se rebajará hasta perseguir al pueblo de Dios. Pero no nos 274

queda otro remedio que dejarnos guiar en nuestro estudio por el bosquejo divinamente inspirado que nos ha dado la profecía. Puesto que los Estados Unidos son la potencia representada por el símbolo que habla como un dragón, se deduce que habrán de promulgar leyes injustas y opresivas contra la fe religiosa y práctica de sus ciudadanos al punto de merecer el nombre de potencia perseguidora.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis,” págs. 217-218] Aún otro comentario nos ilustra más al respecto: & “"Hablaba como un dragón." El "dragón" es satánico, y símbolo de una potencia perseguidora. (Apocalipsis 12:9, 13.) "De la abundancia del corazón habla la boca." La manera de hablar revela la verdadera naturaleza y el desarrollo ulterior de la nación que nos ocupa. Un gobierno habla por sus leyes y decretos. El símbolo indica, por lo tanto, que los Estados Unidos llegarán todavía a ser una potencia perseguidora. ¿Hay indicaciones de que tal será el caso? Hace noventa años, no se podía decir que las hubiese. Ahora son legión.” [DTG 778] El profeta dice con relación a la bestia semejante a un cordero: “y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella.” Si bien la nación de los Estados Unidos se ha declarado una abierta defensora de la libertad civil y religiosa, la profecía señala que llegará a ejercer todo el poder de la primera bestia, o sea de aquella que recibió una herida de muerte y vivió. ¿Qué poder ejerció la primera bestia durante su período de supremacía? La historia permite deja ver una respuesta muy clara, ejercía un poder perseguidor que reprimía la libertad de conciencia y se erguía dictatorialmente en materia de fe y religión. Al señalar que la bestia de dos cuernos “ejerce todo el poder de la primera bestia,” se indica que Estados Unidos desarrollará en algún punto de su historia futura, una actitud perseguidora y dictatorial en materia de fe y conciencia. De hecho, la profecía deja ver que esta segunda bestia “hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fue curada.” Lo anterior, permite ver que este “falso profeta” se declara abiertamente partidario de adorar a la bestia en contraposición con la adoración de Dios. Esta actitud indudablemente es la de un falso profeta, el que a fin de dar credibilidad a su postura de pretensión de profeta, “hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.” Se alude al poder de este “profeta” diciendo que tiene un poder semejante al que antiguamente tuviera el profeta Elías y que en algún momento hizo descender fuego del cielo a la tierra. La profecía deja ver que por medio de estas señales es como el “falso profeta” engañará finalmente al mundo entero sometiéndolo bajo su liderazgo. Así como en tiempos del profeta Elías, por medio de una señal semejante, se logró que el pueblo comprendiera quien era el verdadero Dios y éste, después de vista la señal proclamó el nombre del Dios verdadero, así, el “falso profeta”, hará descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres con lo cual logrará engañar a todo el mundo. [Apocalipsis 19:20] La profecía dice: “Y engaña a los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en 275

presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió.” Todo lo expuesto permite ver que si bien Estados Unidos aparentemente es una nación benévola, en última instancia, es una nación controlada por Satanás el Diablo y que ciertamente está bajo su influencia, ya que mientras deja ver la semejanza de un cordero, finalmente habla como un dragón, su verdadero mentor e inspirador. La alianza profética que anuncia el Apocalipsis entre el papado y los Estados Unidos de Norteamérica, aunque antiguamente parecía descabellada, en el último tiempo va cobrando cada vez mayor fuerza, al punto que los discursos que se vienen escuchando tanto de parte del Vaticano como de la Casa Blanca, dejan ver con toda claridad que existe una real cooperación entre ambos poderes. En hecho, el así llamado “Nuevo Orden Mundial” hacia el que camina nuestro mundo, contempla un definido liderazgo en lo político y en lo religioso, liderazgo que apropiadamente parece estar destinado para estos dos poderes existentes. Bajo el liderazgo del papado y de los Estados Unidos, la humanidad se alistará contra Dios en la batalla de Armagedón, no sin que antes y bajo la celosa acción del “falso profeta”, todo el mundo tome sobre sí la señal o marca de la bestia, que se ha de imponer “a todos, a los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos.” La adoración que el mundo tributará a la bestia o a su imagen y la imposición de la marca fatídica que las gentes aceptarán sobre sí, no es sino una adoración que el mundo inconsciente tributa a Satanás, el dragón, pues respecto a la bestia misma la revelación dice que: “el dragón le dio su poder, y su trono, y grande potestad.”

6 LA IMAGEN DE LA BESTIA [Apocalipsis 13:14-15] La revelación señala que el “falso profeta” mandará al mundo que haga una imagen de la bestia, ante lo cual cabe preguntar ¿qué es la imagen de la bestia? Lo expuesto por el Espíritu de Profecía nos ayudará a comprender de mejor manera este asunto: “¿Pero qué es la "imagen de la bestia"? ¿Y cómo se la formará? La imagen es hecha por la bestia de dos cuernos y es una imagen de la primera bestia. Así que para saber a qué se asemeja la imagen y cómo será formada, debemos estudiar los rasgos característicos de la misma bestia: el papado. Cuando la iglesia primitiva se corrompió al apartarse de la sencillez del Evangelio y al aceptar costumbres y ritos paganos, perdió el Espíritu y el poder de Dios; y para dominar las conciencias buscó el apoyo del poder civil. El resultado fue el papado, es decir, una iglesia que dominaba el poder del estado y se servía de él para promover sus propios fines y especialmente para extirpar la "herejía." Para que los Estados Unidos formen una imagen de la bestia, el poder religioso debe dominar de tal manera al gobierno civil que la autoridad del estado sea empleada también por la iglesia para cumplir sus fines.” [CS 496]

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“Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola.” [CS 498] “La "imagen de la bestia" representa la forma de protestantismo apóstata que se desarrollará cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del poder civil para la imposición de sus dogmas.” [CS 498] Cabe también considerar el siguiente comentario de un autor adventista: & “Para comprender lo que constituiría una imagen de la bestia papal, debemos obtener primero alguna idea definida de lo que constituye el papado mismo. El pleno desarrollo de la bestia, o el establecimiento de la supremacía papal, data de la famosa carta de Justiniano, que entró en vigor en 538 y constituyó al papa cabeza de la iglesia y corrector de herejes. El papado era una iglesia investida de poder civil, un cuerpo eclesiástico que tenía autoridad para castigar a todos los disidentes con la confiscación de sus bienes, el encarcelamiento, la tortura y la muerte. ¿Qué sería una imagen de la bestia? Otro establecimiento eclesiástico investido de poder civil; en otras palabras, una unión de la Iglesia y el Estado. ¿Cómo podría formarse una imagen tal en los Estados Unidos? Invístase a las iglesias protestantes de poder para definir y castigar la herejía, imponer sus dogmas so pena de castigos impuestos por la ley civil, y podremos preguntar si no tendríamos una reproducción exacta de lo que fué el papado durante su supremacía.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis,” págs. 224] Aún este otro comentario ayudará a comprender de mejor manera lo que en verdad constituye la imagen de la bestia: “Por la profecía puede verse que la bestia de dos cuernos levanta una imagen a la bestia e impone la marca de la bestia a aquellos que están dentro de su jurisdicción. Lo que constituía la bestia era una unión de la iglesia y el estado, en la que el estado imponía a todos los dogmas de la iglesia. Una imagen de la bestia sería el establecimiento de un sistema semejante en el gobierno de los Estados Unidos.” [DTG 779]

8 LA MARCA DE LA BESTIA [Apocalipsis 13:16-17] En el libro del Apocalipsis se dejan ver dos obras de señalamiento distintas y opuestas entre sí. Una de ellas, revelada en el capítulo 7, indica que una especial obra de sellamiento está siendo llevada a cabo con relación al pueblo de Dios. Simbólicamente hablando, un ángel es comisionado para sellar en la frente a los siervos de Dios. La profecía revela que al culminar dicha obra arrojó el feliz resultado de 144.000 almas selladas. [Apocalipsis 7:1-4] Es claro que la señal distintiva de Dios y que ha de identificar a la iglesia de Cristo en el tiempo del fin es el sábado, la observancia del día de reposo instituído por Dios en el Edén y consignado al hombre en el cuarto de los Diez Mandamientos. [Génesis 2:3-4; Exodo 20:8-11; 31:12-18; Marcos 2:27] Que el pueblo de Dios observará los Diez Mandamientos en el tiempo del fin se hace claro de la comprensión de Apocalipsis 12:17 y 14:12 especialmente. 277

Por otra parte, el mismo libro del Apocalipsis deja ver que una obra opuesta a la anterior será realizada por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero. Este poder, llamado con propiedad el “falso profeta” ha de imponer la marca de la bestia a todo el mundo, de donde se desprende claramente que Estados Unidos ha de imponer en el futuro una observancia religiosa que honre especialmente al papado, la primera bestia de Apocalipsis 13. Frente a esto cabe preguntar ¿en qué consistirá la marca de la bestia? De lo expuesto anteriormente se hace fácil comprender que si la señal de Dios es un día de observancia, un día de reposo ha ser observado por el hombre, la señal o marca de la bestia, el poder opositor a Dios, sea un día de observancia diferente, un falso día de reposo. ¿Existe actualmente tal día falso de reposo que sea propio y característico del papado? Sí. La observancia del domingo que no sólo respetan los católicos sino también muchas iglesias protestantes, viene a constituirse en el falso día de reposo que observa la cristiandad, aquel conglomerado de personas que profesando seguir a Cristo en la práctica lo niega. Con relación a la marca de la bestia cabe consignar los siguientes comentarios inspirados: “Juan fue llamado a contemplar a un pueblo distinto de los que adoran a la bestia o a su imagen al guardar el primer día de la semana. La observancia de este día es la marca de la bestia.” [TM 133] “La marca de la bestia es el día de descanso papal.” [Ev 174] “Cuando llegue la prueba se manifestará claramente qué es la marca de la bestia: es la observancia del domingo.” [7 CBASD 991] “La señal o sello de Dios se revela en la observancia del séptimo día, monumento recordativo de la creación por el Señor... La marca de la bestia es lo opuesto a esto: la observancia del primer día de la semana.” [3 JT 232] De todo lo anterior, se desprende que la “marca de la bestia” no consiste en una señal visible que haya de ser impuesta en la frente o en la mano de quienes la reciban, sino en una observancia religiosa que ofende especialmente a Dios y que expresa reconocimiento a la bestia. Es claro que la “frente” y la “mano” de que habla la profecía, son símbolos que representan un asentimiento intelectual y laboral respectivamente. Mientras que muchos han de recibir la marca de la bestia como parte de su fe y práctica religiosa, es decir por aceptación intelectual, otros, la recibirán como algo inherente a su trabajo, de lo cual la mano es símbolo. ¿Existe acaso un movimiento mundial tendiente a hacer del domingo un día de reposo obligatorio para todas las personas? La respuesta es sí. Desde hace ya muchos años que se viene observando en el mundo una tendencia a favor del domingo. En Europa, especialmente, el asunto de la observancia del domingo como día de descanso y distensión se viene discutiendo fervientemente en el seno de la Comunidad Económica Europea, llegando esta última a proponer una directriz válida para los doce países miembros y que establece el domingo como día de descanso y no laborable. Este mismo asunto está siendo considerado con no poca inquietud por varios países en América Latina. La Iglesia Católica y especialmente el papa Juan Pablo II han estado particularmente dedicados a sensibilizar la conciencia 278

del mundo a fin de respetar el día domingo no sólo como un día de descanso o no laborable sino mucho más como el propio “Día del Señor.” Esta intención se hace clara en la lectura de la encíclica papal “Dies Domini”, publicada en el año 1998 y que invita al mundo a aceptar de corazón el domingo. La revelación señala que quienes no acepten la marca de la bestia, 144.000 en número, se harán objeto de penas y castigos que irán en aumento a medida que el asunto vaya cobrando relevancia en el mundo. La profecía deja ver que se intentará imponer la señal de la bestia bajo amenaza de prohibir comprar o vender a quienes se nieguen a aceptarla. Este será el tiempo en que el dragón perseguirá al resto de la descendencia de la mujer simbólica de Apocalipsis 12, representación que alude a los cristianos del tiempo del fin. [Apocalipsis 12:17] El Espíritu de Profecía se refiere en los siguientes términos a este tiempo de aflicción: “La profecía del capítulo 13 del Apocalipsis declara que el poder representado por la bestia de cuernos semejantes a los de un cordero haría "que la tierra y los que en ella habitan" adorasen al papado - que está simbolizado en ese capítulo por una bestia "parecida a un leopardo." La bestia de dos cuernos dirá también "a los que habitan sobre la tierra, que hagan una imagen de la bestia;" y además mandará que "todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos," tengan la marca de la bestia. (Apocalipsis 13: 11-16, V.M.) Se ha demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica son el poder representado por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero, y que esta profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la observancia del domingo, que Roma declara ser el signo característico de su supremacía” [CS 635-636] “Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, "pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos" (Apocalipsis 13: 16), se conformen a las costumbres de la iglesia y observen el falso día de reposo. Todos los que se nieguen a someterse serán castigados por la autoridad civil, y finalmente se decretará que son dignos de muerte. Por otra parte, la ley de Dios que impone el día de reposo del Creador exige obediencia y amenaza con la ira de Dios a los que violen sus preceptos. Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee la ley de Dios para obedecer una ordenanza humana, recibe la marca de la bestia; acepta el signo de sumisión al poder al cual prefiere obedecer en lugar de obedecer a Dios. La amonestación del cielo dice así: "¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que está preparado sin mezcla alguna en el cáliz de su ira!" (Apocalipsis 14: 9, 10, V.M.) Pero nadie sufrirá la ira de Dios antes que la verdad haya sido presentada a su espíritu y a su conciencia, y que la haya rechazado. Hay muchas personas que no han tenido jamás oportunidad de oír las verdades especiales para nuestros tiempos. La obligación de observar el cuarto mandamiento no les ha sido jamás presentada bajo su verdadera luz. Aquel que lee en todos los corazones y prueba todos los móviles no dejará que nadie que desee conocer la verdad sea engañado en cuanto al resultado final de la controversia. El decreto no será impuesto estando el pueblo a ciegas. Cada cual tendrá la luz necesaria para tomar una resolución consciente. El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de 279

demarcación entre los que sirven a Dios y los que no le sirven. Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo), en obedecimiento a la ley del estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sábado), en obediencia a la ley de Dios, será señal evidente de la lealtad al Creador. Mientras que una clase de personas, al acepta el signo de la sumisión a los poderes del mundo, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios.” [CS 662-663] & ¿En qué momento se recibirá la marca de la bestia? La inspiración contesta: “Nadie hasta ahora ha recibido la marca de la bestia.” [Ev 174] “Nadie es condenado hasta que haya tenido la luz y haya visto la obligación del cuarto mandamiento. Pero cuando se ponga en vigencia el decreto que ordena falsificar el sábado, y el fuerte clamor del tercer ángel amoneste a los hombres contra la adoración de la bestia y su imagen, se trazará claramente la línea entre lo falso y lo verdadero. Entonces los que continúen aún en transgresión recibirán la marca de la bestia.” [Ev 174] “La observancia del domingo no es aún la marca de la bestia, y no lo será sino hasta que se promulgue el decreto que obligue a los hombres a santificar este falso día de reposo. Llegará el tiempo cuando este día será la prueba; pero aún no ha venido.” [7 CBASD 988] “El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad, pues es el punto especialmente controvertido. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre los que sirven a Dios y los que no le sirven. Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo), en acatamiento a la ley del Estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sábado), en obediencia a la ley de Dios, será señal evidente de la lealtad al Creador. Mientras que una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes del mundo, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios.” [CS 663] “Cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y el mundo sea ilustrado respecto a la obligación del verdadero día de descanso, entonces el que transgrediere el mandamiento de Dios para obedecer un precepto que no tiene mayor autoridad que la de Roma, honrará con ello al papado por encima de Dios. Rendirá homenaje a Roma y al poder que impone la institución establecida por Roma. Adorará la bestia y su imagen. Cuando los hombres rechacen entonces la institución que Dios declaró ser el signo de su autoridad, y honren en su lugar lo que Roma escogió como signo de su supremacía, ellos aceptarán de hecho el signo de la sumisión a Roma, 'la marca de la bestia". Y sólo cuando la cuestión haya sido expuesta así a las claras ante los hombres, y ellos hayan sido llamados a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres, será cuando los que perseveren en la transgresión recibirán "la marca de la bestia".” [CS 502-503] &

280

9 666: EL NÚMERO DE LA BESTIA [Apocalipsis 13:18] Apocalipsis 13:18 encierra uno de los misterios más intrincados de toda la historia humana, el fatídico número de la bestia. Desde que el apóstol Juan señalara a la bestia de Apocalipsis 13:1 con el misterioso número “666”, este número se ha convertido en el mayor enigma de los siglos. Muchas interpretaciones se han propuesto y muchas soluciones se han tejido en torno al número, sin embargo, las pretendidas interpretaciones sólo han contribuído a ahondar aún más el misterio y oscurecer cada vez más su verdadero significado. Se ha especulado mucho en torno al significado del número de la bestia, pero en su mayoría las interpretaciones propuestas carecen en absoluto de fundamento bíblico o histórico. Frente a esta situación, no son pocos los que sostienen que en verdad el número es imposible de descifrar. Lo anterior no obstante, contradice lo expresado por el propio apóstol Juan quien escribió: “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia; porque es número de hombre: y el número de ella, seiscientos sesenta y seis.” Estas palabras inspiradas permiten ver que el correcto significado del número 666 es factible de ser conocido y que en hecho será conocido por aquellos que tienen entendimiento y por quienes buscan la sabiduría.

LA NUMEROLOGÍA BÍBLICA A fin de conocer el correcto significado del número que asignó Juan a la bestia de Apocalipsis 13:1 es necesario tener presentes algunos principios que eran aplicables en los tiempos en que el libro fue escrito por el santo apóstol. Como primer punto, debemos saber que para las culturas de la antigüedad los números poseían un significado convencional y otro simbólico que le era atribuido totalmente aparte de su significado manifiesto. Así, encontramos por ejemplo, que en la Biblia tienen significado simbólico los números 3, 4, 6, 7, 10, 12, 40, 70 y los múltiplos de ellos. El tres por ejemplo, expresaba énfasis. Así es utilizado en Ezequiel 21:27 y en Hechos 10:16. El número 4 por su parte era utilizado para simbolizar la totalidad o plenitud de algo, como por ejemplo en Mateo 24:31 y Apocalipsis 7:1, en que los “cuatro vientos” simbolizan al mundo entero. Los demás números son también ampliamente utilizados en la Biblia con significados específicos y distintos al convencional que posee cada uno de ellos. Así, se utiliza el número 40 en Génesis para determinar el número de días que habría de llover sobre la tierra. 40 días debía el pueblo de Dios peregrinar por el desierto en busca de la tierra prometida y finalmente lo hizo durante 40 años. 12 hijos tuvo Jacob y que se constituyeron en la base del pueblo de Israel. Posteriormente 12 fueron los discípulos de Cristo. El número 70 también se encuentra frecuentemente ligado a la historia del pueblo terrenal de Dios y el uso más significativo de este número con relación a Israel, lo constituye el número de semanas que Dios determinó sobre su pueblo según Daniel 9:24-27. Más tarde, 70 fueron los misioneros que Jesús envió a predicar el mensaje de salvación a los judíos. El 10 por su parte, también encuentra un significado manifiesto en el plan de Dios. 10 son los mandamientos de su ley. 10 eran las vírgenes de la parábola que Cristo enseñó a sus discípulos. 10 eran las dracmas de otra de sus parábolas, etc.

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Todo lo anterior, permite ver con claridad que los números mencionados y que eran ampliamente utilizados en la Biblia, poseían un significado simbólico totalmente aparte de su significado numérico convencional, lo cual permite concluir que Juan utilizó el 666 en este contexto y es ahí entonces donde debemos buscar su significado real. &

LOS NÚMEROS 6 Y 7 EN LA BIBLIA

Hay dos números que son muy utilizados en el texto bíblico y que poseen un significado bien definido. Estos números son el 6 y él 7. El primero simboliza al hombre, el segundo a Dios. ¿Cómo llegamos a esta conclusión sorprendente? Pues bien, se llega a la conclusión de que el 7 simboliza la obra de Dios por cuanto 7 fueron los días de la creación. El día séptimo fue apartado y santificado especialmente por Dios como señal de su propia adoración. El número 7 es mencionado 323 veces en la Biblia y siempre en conexión con Dios. El número 7 es usado ampliamente en el ritual judaico. El número 7 es utilizado en la Biblia como símbolo de lo perfecto. Así es utilizado el número en Génesis 4:24 y Mateo 18:22. El número 7 es utilizado de manera amplia en el propio Apocalipsis y es aquí donde encuentra su más pleno significado y que contrasta con el 6, ya que mientras el 7 es relacionado con las cosas de Dios, el 6 aparece vinculado a un poder terrenal, un poder humano, totalmente opuesto a Dios y señalado como “número de hombre.” El número 6 es mencionado 92 veces en la Biblia y siempre usado en relación con el hombre. El hombre fue creado el día sexto. El trabajo humano es de seis días. En la antigüedad los esclavos trabajaban durante 6 años y el séptimo debían ser liberados. Durante 6 años la tierra debía ser labrada por el hombre y el séptimo debía cesar la labranza. [Deuteronomio 15:12; Exodo 23:10] Se puede decir concluyentemente que mientras que el número 7 representa lo perfecto, el número 6 en contraposición simboliza lo imperfecto. Siendo así, queda claro que el número 666, es decir, la triple mención del 6, representa el énfasis de lo humano o imperfecto. Sin embargo, lo que el apóstol Juan quiso destacar al revelarnos el número de la bestia puede que no tan sólo haya sido con el propósito de darnos a entender que la bestia es un poder enfáticamente humano y contrario a Dios sino que debe además haber querido señalar definidamente algo más, ya que nos anima diciendo: “El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia.” El número 666, además de enfatizar el carácter puramente humano de la bestia, debe ser una cantidad que se puede descifrar, ya que se nos insta a contar dicho número. ¿Cómo puede esto hacerse? ¿Cómo puede ser contado el número de la bestia? Pues bien, en el tiempo antiguo y especialmente en las culturas hebreas, griegas y latinas, se acostumbraba asignar un atributo numérico a las letras del alfabeto. Siendo así, en un momento dado las letras podían eventualmente llegar a tener un valor numérico o representar números.

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Esta práctica de asignar un atributo numérico a las letras del alfabeto, recibía en la antigüedad el nombre de “gematría” y era muy popular entre los pueblos antiguos ya que de esta manera se suplía eficazmente la carencia de numerales arábigos adecuados. Con el sistema “gemátrico” se podía asignar un número a los nombres y a las palabras, lo cual simplemente era el resultante de sumar o contar todas las letras de dicho nombre o palabra y que poseían un atributo numérico. Era costumbre igualmente, aplicar a las personas el número que resultase de sumar o contar las letras de su nombre. Esta costumbre se hizo evidente al ser encontrados en las ruinas de la antigua ciudad de Pompeya, algunos letreros que contenían mensajes basados en la gematría. Uno de ellos decía por ejemplo: “Amo a la muchacha cuyo nombre es 545.” Por la forma en que está vertido el versículo 18 del capítulo 13 de Apocalipsis, es razonable pensar que el apóstol Juan estuviese usando el sistema gemátrico para señalar la identidad de la bestia. La exhortación a “contar” el número misterioso es bastante significativa en este sentido. Por otra parte, el número utilizado por Juan para describir a la bestia está señalado en algunos manuscritos antiguos por las letras griegas a las cuales se asigna el número 666. Esto, permitiría concluir que el apóstol Juan efectivamente estaba usando el sistema gemátrico para describir el nombre la identidad del poder representado por la bestia. En consecuencia, para identificar a la bestia, debiera definirse que las letras de su nombre o identidad al ser “contadas” sumen la cifra 666. Establecido entonces el sistema en que se ha de contar debidamente el número de la bestia, queda por establecer en el lenguaje en que se ha “contar” dicho número. Algunos proponen que el nombre debe ser contado en hebreo por cuanto Juan era hebreo. Otros en cambio, proponen que el número debiera contarse en griego ya que éste era el lenguaje utilizado universalmente en la época de Juan y considerando que el libro del Apocalipsis fue escrito precisamente en griego. Sin embargo, en detrimento de las dos propuestas anteriores, es bueno recordar que la bestia representa al papado, poder eclesiástico cuyo lenguaje oficial era el latín, lenguaje heredado naturalmente del Imperio Romano y que constituyó el lenguaje oficial de la Iglesia Católica durante la época de supremacía papal. En hecho, el latín sigue siendo el lenguaje oficial del catolicismo aún en nuestros días. Considerando todo lo anterior, es de opinión de muchos que el acto de “contar” el número de la bestia debiera hacerse en latín. Lo más probable es que esta última posición sea en definitiva la correcta, toda vez que el número de la bestia o la identidad de ella, debía ser conocido especialmente mientras ella estuviese reinando en la tierra y no antes. Siendo así, no resulta lógico pensar que el número de la bestia deba ser contado en hebreo o griego, toda vez que dicha lenguas no eran populares en los días en que este poder reinó en la tierra y que corresponden mayormente a la Edad Media. En este sentido es bueno recordar que uno de los actos más soberbios y rayanos en la blasfemia de que se ha hecho culpable el poder papal es aquel en que se coronó a vista del mundo como príncipe de la Iglesia y ciñó sobre su cabeza la triple corona o mitra pontificia que lo señalaba como: “Rey del cielo, de la tierra y de las profundidades.” De más está decir que esta pretensión constituye en sí una ofensa a Dios y un abierto desafió a su grandeza y autoridad. Esta triple corona o mitra papal, usada frecuentemente por los papas en la antigüedad, llevaba originalmente grabado en precioso metal una inscripción claramente legible y que literalmente decía: VICARIVS FILII DEI, que traducido viene a ser: “Representante del Hijo de Dios.” Este es el título más importante que se ha adjudicado el papa en su afán de granjearse el respeto y reverencia del mundo, 283

prueba de ellos es que el título mencionado quedó para siempre grabado en aquella corona pontificia. Este título resulta ser entonces el más característico y el más significativo de la jerarquía eclesiástica romana. El título VICARIVS FILLI DEI que lleva el papa sobre su corona real suma exactamente 666 al aplicarle el sistema de la gematría. La cifra resulta de sumar o contar todas las letras numerales de dicho nombre, lo cual no deja de ser sorprendente y que sumado a toda la demás evidencia que señala al papado, lleva a identificar concluyentemente a este poder como la bestia de Apocalipsis 13. Consideremos el siguiente comentario al respecto: “Este título, Vicarius Filii Dei, o alguna forma equivalente, ha aparecido tan frecuentemente en la literatura católica romana y sus rituales a través de los siglos, que casi no parece necesario añadir otra prueba de su validez e importancia.” “Ese título particular de Vicarius Filii Dei aparece ya en 752-774 en un documento conocido históricamente como la "Donación de Constantino." Aunque más tarde se probó que ese documento había sido escrito por otra persona y firmado con el nombre de Constantino para darle el peso de su autoridad, de acuerdo con una costumbre común durante la Edad Media, esta así llamada Donación de Constantino fué empleada como válida por a lo menos nueve papas a través de siete siglos para establecer la supremacía espiritual o temporal de los obispos de Roma. El título mismo fué obviamente una invención para designar el cargo de Pedro como primer papa en armonía con la bien conocida pretensión de la iglesia católica romana de que las palabras de Jesús registradas en Mateo 16:18, 19 conferían a Pedro el primer obispado de la iglesia, opinión que los protestantes no han aceptado nunca, y que este obispado se transmitió a sus sucesores en la sede papal, como se declara en la Donación Je Constantino y lo sostiene la iglesia hasta hoy. El documento que emplea el título fué confirmado por un concilio de la iglesia, dice Binio, alto dignatario católico romano de Colonia citado por Labbé y Cossart. Fué incorporado en la ley canónica romana católica por Graciano, y cuando esta última obra fué revisada y publicada, con el visto bueno del papa Gregorio XIII, el título se conservó. Cuando Lucio Ferraris escribió su elaborada obra teológica hacia 1755, dió bajo el artículo "Papa" el título Vicarius Filii Dei, y citó como autoridad al respecto la ley canónica revisada. Nuevamente, cuando la obra de Ferraris fué revisada, ampliada y publicada en Roma en 1890, continuaron en ella el documento y el título. Acerca de la obra teológica de Ferraris que se acaba de citar, la Catholic Encyclopedia dice que "será siempre una preciosa mina de información." Citamos a continuación el latín de la Donación de Constantino, confirmada por un concilio de la iglesia, incorporada en la ley canónica romana y citada por Ferraris: "Ut sicut Beatus Petrus in terris Vicarius Filii Dei fuit constitutus, ita et Pontifices eius succesores in terris principatus potestatem amplius, quam terrenae imperialis nostrae serenitatis mansuetudo habere videtur." 284

Cristóbal Coleman traduce este párrafo de la ley canónica de Graciano como sigue: "Como se ve que el bienaventurado Pedro fué constituído Vicario del Hijo de Dios en la tierra, así también los pontífices que son los representantes de aquel mismo príncipe de los apóstoles, deben obtener de nosotros y de nuestro imperio el poder de una supremacía mayor que la clemencia de nuestra serenidad imperial terrenal." Una traducción más libre hecha por Edwin Lee Johnson, profesor de latín y griego en la universidad de Vanderbilt, dice: "Precisamente como el Bienaventurado Pedro fué nombrado en la tierra vicario del Hijo de Dios, así también parece que los pontífices sus sucesores, tienen en la tierra el poder del gobierno principal más bien que Su Excelencia, su Imperial Serena Alteza en la tierra." [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis,” págs. 251-254] Identificado entonces el nombre de la bestia, resta confirmar si efectivamente dicho nombre equivale al número señalado por Juan, operación sencilla que se detalla a continuación: V

I

C

5 + 1+100

A

R

I

V

+ 1+ 5

S

F

I

L

I

I

+ 1+ 50 +1 + 1

E

I

+ 500

D

+

1 = 666

Establecida entonces la identidad de la bestia y confirmado el número de su nombre, queda claro que el apóstol Juan, bajo inspiración profética, señaló a la jerarquía papal como el poder representado por la bestia de Apocalipsis 13:1 y si se analiza concienzudamente todos los aspectos que llevan a tan seria conclusión, no se considerará tan descabellado que Martín Lutero y los reformadores en general, señalaran al papado como el propio anticristo. Es nuestra responsabilidad entonces, estudiar y considerar con atención los antecedentes aquí expuestos, no con el fin de desprestigiar a la máxima autoridad católica romana, sino tan sólo con el sincero deseo de prestar un invaluable servicio a la historia y a la verdad. En este sentido, la historia resulta ser nuestro mejor testigo. &

CAPÍTULO 14 “EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES” Hablando a sus discípulos Jesús les dijo que inmediatamente antes de que sobreviniese el fin, una especial obra de proclamación del Evangelio debía ser realizada en favor del mundo. [Mateo 24:14] El cumplimiento de lo profetizado por Jesús con relación a la proclamación mundial del Evangelio se encuentra revelado en el capítulo 14 de Apocalipsis. Ahí se deja ver que una especial obra de predicación del mensaje evangélico ha de ser realizada antes de la segunda venida de Cristo. [Apocalipsis 14:6-20] En este pasaje se muestra a Jesús viniendo en las nubes del cielo con una hoz 285

aguda para segar la mies de la tierra y vendimiar los racimos de la tierra, lo cual es evidentemente una representación del fin del mundo. [Mateo 13:39] Se concluye entonces que tanto lo anunciado por Jesús en Mateo 24:14 como lo revelado en el capítulo 14 del Apocalipsis corresponde a la misma obra a ser realizada antes del fin, es decir, un esfuerzo especial de parte de Dios a favor de la humanidad antes de que sobrevenga la conclusión de todas las cosas. Apocalipsis 14 viene a ser entonces la respuesta a algunas interrogantes que se encuentran implícitas en el capítulo 13, estas son: 1.- ¿Será marcado todo el mundo con la señal de bestia y no habrá quien se libre de ella? Y 2.- ¿Qué hará Dios frente a esta obra maléfica de Satanás para perder al mundo? Estas interrogantes, que se desprenden del capítulo 13, son dilucidadas en Apocalipsis 14. En este capítulo se deja ver con claridad que no todo el mundo recibirá sobre sí la señal de la bestia. Un grupo compuesto por 144.000 tendrán sobre sí, no la señal de la bestia sino el sello de Dios. ¿De dónde surgirán estas 144.000 personas fieles a Dios? Apocalipsis 14 da la respuesta. Surgirán como resultado de la proclamación mundial del “Evangelio eterno” que está predicha en dicho capítulo. La proclamación evangélica aquí anunciada da como resultado un grupo de personas llamados en propiedad “los santos” y a quienes se señala proféticamente como aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús. La declaración que identifica a este grupo como quienes “guardan los mandamientos de Dio” implícitamente establece que ellos guardan también el sábado, toda vez que la observancia del día de reposo es parte integrante de la ley de Dios. Lo anterior, deja ver entonces que este grupo de observadores de la ley de Dios es el mismo de los sellados de Apocalipsis 7:4, toda vez que el sello de Dios lo constituye la observancia del día de reposo señalado por Dios en el Edén. [Exodo 31:12-18; Ezequiel 20:12 y 20] Se aprecia claramente que los 144.000 están estrechamente relacionados con el mensaje proclamado por los tres ángeles de Apocalipsis 14 y que es llamado en la profecía como el “Evangelio eterno.” La obra presentada en este capítulo resulta ser la misma obra descrita en Apocalipsis 7 como el sellamiento de los siervos de Dios en sus frentes y que culmina con el señalamiento de 144.000 personas. Aquellos que Juan vió con el Cordero en el monte de Sión, son los mismos que el propio Juan escuchó habían sido sellados en la frente según Apocalipsis 7. Observe que ambos relatos proféticos, aquel que refiere al sellamiento y el que refiere a la proclamación mundial del Evangelio están presentados con relación a los 144.000 y culminan con la segunda venida de Cristo. Mientras que al concluir el sellamiento, el apóstol Juan da pasó a la visión de la grande multitud de todas las naciones, gentes y pueblos que estaban delante de Dios y en la presencia del Cordero, evento que se produce en ocasión del segundo advenimiento según El Conflicto de los Siglos página 702, la proclamación del Evangelio eterno por otra parte, concluye con la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo para segar la mies de la tierra y vendimiar los racimos de la tierra. [Apocalipsis 7:9; 14:14-20] En conclusión, tanto el sellamiento de Apocalipsis 7 como la proclamación mundial del Evangelio según Apocalipsis 14, constituyen el último movimiento religioso propiciado por Dios a favor del mundo antes de que sobrevenga el fin. Es de suma importancia entonces, que prestemos debida consideración a lo que este último mensaje de amonestación representa y requiere de cada uno de nosotros. 286

Sólo si aceptamos el primer mensaje estaremos dispuestos a salir de Babilonia, símbolo de la religión falsa y a su vez sólo saliendo de Babilonia, podremos tener la entereza suficiente para rechazar la imposición de la señal de la bestia y su adoración. De la comprensión y aceptación del triple mensaje angélico de Apocalipsis 14, depende nuestra salvación y la de aquellos que amamos. La pluma inspirada refiere lo siguiente respecto a la importancia de estos tres mensajes: “Me fueron mostrados tres escalones: los mensajes del primer ángel, del segundo y del tercero. Dijo mi ángel acompañantes. “¡Ay de aquel que mueva un bloque o clavija de estos mensajes! La verdadera comprensión de esos mensajes es de importancia vital. El destino de las almas depende de la manera en que son recibidos.” Nuevamente se me hizo recorrer esos mensajes, y vi a cuán alto precio había obtenido su experiencia el pueblo de Dios.” [PE 258]

EL EVANGELIO ETERNO [Apocalipsis 14:6] En Apocalipsis 14 el mensaje que es proclamado al mundo antes de la segunda venida de Cristo es llamado el “Evangelio eterno”. Es probable que esta referencia al mensaje, tenga por objeto destacar definidamente que este mensaje constituye la verdad que ha sido creída y practicada por los siervos de Dios durante todas las épocas y a lo largo de todo el tiempo, desde el mismo principio del mundo. La denominación de “Evangelio eterno” con se refiere la inspiración al mensaje, cumple además el propósito de establecer una clara diferencia entre la religión de la Biblia y los mensajes de factura humana que prometen salvación al hombre incluso en transgresión manifiesta de la ley de Dios. Efectivamente, en la actualidad se difunde una gran variedad de enseñanzas discordantes entre sí que pretenden constituir el “evangelio” que Dios desea que conozcamos y aceptemos en nuestro corazón. No obstante lo anterior, esas enseñanzas contravienen enseñanzas claras de la Biblia. Se niega por ejemplo la divinidad de Cristo, se tergiversa la naturaleza de su milagrosa encarnación, se pervierte los principios de santidad y justicia y se rechaza la ley de Dios como la elevada norma de santidad a seguir la entera humanidad. Todo lo anterior, no es sino una perversión del Evangelio de Cristo. La difusión de estas enseñanzas que contradicen claramente la Biblia, constituye lo que viene a ser decididamente la propagación de un “nuevo evangelio” y se enmarca dentro de lo que el apóstol Pablo advirtió como la acción de agentes contrarios a Dios. [Gálatas 1:6-9] Después de transcurridos casi dos mil años desde que Jesús trajera su mensaje al mundo y encargara la difusión del Evangelio a la iglesia, no resulta extraño que dicho mensaje haya sufrido más de una alteración en su forma y contenido. Esto se hace evidente en la gran cantidad de “evangelios” diferentes que son promovidos hoy en día por las distintas “iglesias” que profesan ser cristianas y que en su fervor por granjearse el favor del mundo, no sólo han rebajado las normas morales que Dios reseña en la Biblia sino que además en su fervor por adelantar tal obra, se descalifican intolerantemente unas a otras.

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A pesar de lo anterior, el poder de Dios ha conservado milagrosamente la pureza del Evangelio tal y como lo enseñó Jesús. El mensaje presentado en Apocalipsis 14 no es un “nuevo evangelio”, sino el “Evangelio eterno”, el mismo mensaje de salvación y esperanza que escuchó Adán en el Edén y que animó y sostuvo a los patriarcas y profetas, el mismo mensaje que habiendo recibido de Cristo, predicaron con denuedo los santos apóstoles y discípulos de Cristo mayormente en el Siglo I. Ese mensaje, preservado por el cielo, es el mensaje que ha de ser proclamado por un pueblo especialmente escogido para ello y que ha de convertirse en consecuencia, en el pueblo anunciado por la profecía y simbolizado por los tres ángeles de Apocalipsis 14. Quienes acepten el mensaje proclamado por estos ángeles simbólicos, manifestarán en su vida y práctica, las mismas características espirituales que antes se dejaran ver en la vida de los hombres de Dios del pasado, llegarán igual que ellos a ser señalados por el cielo como “los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” [Apocalipsis 14:12] En el contexto anterior, los adventistas del séptimo día, resultan ser los únicos cristianos que en propiedad pueden ser identificados como aquellos que proclaman el Evangelio eterno al mundo. Son ellos, los únicos que reclaman ser los portavoces del triple mensaje angélico de Apocalipsis 14. De entre todas las denominaciones cristianas existentes hoy en día, los adventistas resultan ser los únicos que abogan por la observancia de los Diez Mandamientos en contraposición con las demás congregaciones cristianas que insisten en considerarlos abrogados. Los adventistas son los únicos que enseñan el juicio de Dios como un suceso en ejecución en nuestros días y en este sentido los únicos que en propiedad están anunciando al mundo que “la hora de su juicio ha llegado.” Por otra parte, mientras el así llamado mundo cristiano lucha por la unificación bajo el movimiento ecuménico, los adventistas se oponen a dicho movimiento argumentando que tal unión no es sino la consolidación de Babilonia, la expresión profética de un falso evangelio en detrimento del Evangelio eterno. Aún más, los adventistas, de entre todos los protestantes, son los que con más fervor anuncian al mundo contra la bestia, su señal y el número de su nombre. Todo lo anterior en su conjunto, no es sino el fiel cumplimiento del triple mensaje angélico de Apocalipsis 14. No puede decir igual cosa ninguna otra iglesia o conglomerado cristiano en el mundo. En hecho, el propio nombre de estos creyentes del tiempo del fin conocidos como adventistas, es un llamado de atención al mundo frente al inminente advenimiento de Cristo.

1 LOS 144.000 EN EL MONTE DE SIÓN [Apocalipsis 14:1-5] Una vez que finaliza el capítulo 13 con una descripción alarmante de la obra del falso profeta a favor de la bestia semejante a un leopardo, el apóstol Juan describe una visión esperanzadora del futuro y nos muestra a “los que habían alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre.” Juan ve a los 144.000 que junto al Cordero cantan su victoria sobre el monte de Sión. El monte de Sión es una de las colinas de Jerusalén y es a menudo empleado en la Biblia como sinónimo de Jerusalén, la que a su vez es utilizada como símbolo del pueblo de Dios. Siendo así, las 288

expresiones “monte de Sión” y “Jerusalén” o “santa ciudad”, son empleados como expresiones equivalentes en la Biblia y de manera general como una referencia al pueblo de Dios. Así se deja ver en Zacarías 8:3; Isaías 2:2-3 y Hebreos 12:22-23. En los pasajes antes mencionados, las expresiones “monte de Sión” y “Jerusalén” son utilizadas indistintamente como sinónimos. En el primero, se alude a la restauración de Israel después del cautiverio babilónico. En el segundo, se promete que la ciudad de Dios llegará a constituirse en la luz de las naciones. En el tercero, el apóstol Pablo anima a los cristianos a perseverar en su fe, teniendo en mente que ante ellos está la expectativa de morar algún día en el “monte de Dios”, “Jerusalén la celestial” y disfrutar de la compañía de los ángeles y de los hijos de Dios. Consecuentemente, el apóstol Juan al utilizar la expresión “monte de Sión” en Apocalipsis 14:1, está empleando el término a la usanza judía, como un sinónimo de Jerusalén. Sin embargo, la ciudad a la que Juan está haciendo referencia, no es la Jerusalén terrenal sino la celestial, la ciudad del Dios vivo. Lo anterior se hace claro al comparar Apocalipsis 14:1-3 con Apocalipsis 15:2-3. En ambos pasajes se ve a los 144.000 teniendo las arpas de Dios y entonando el “cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero.” Este “cántico nuevo” lo cantan los 144.000 estando de pie delante del trono de Dios, ubicados sobre el “mar de vidrio mezclado con fuego.” Evidentemente, es de todos sabido que el mar de vidrio en que se ubican los sellados, está ubicado en el santuario celestial y que a su vez se encuentra en la Santa Jerusalén del cielo. De modo que al decir Juan que vió a los 144.000 en el monte de Sión, está expresando que los vió en la Nueva Jerusalén, lo cual resulta consecuente con lo que él mismo describe más adelante en cuanto a que los 144.000 se encontraban en el mar de cristal delante del trono de Dios. Todo lo anterior es confirmado por el siguiente comentario inspirado: “Delante del trono, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos “de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre.” Con el Cordero en el monte de Sión, “teniendo las arpas de Dios,” están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de un gran trueno, “una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas.” Cantan “un cántico nuevo” delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia –una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás.” [CS 706-707] En este pasaje, se deja ver que el “mar de cristal” que está delante del trono de Dios y el “monte de Sión”, corresponden al mismo lugar, el templo de Dios en el cielo y que está ubicado en la Nueva Jerusalén. La pluma inspirada usa aquí la expresión “monte de Sión” de manera simbólica al igual que el apóstol Juan y los profetas de la antigüedad. No obstante lo anterior, la Hna. White utiliza la expresión “monte de Sión” de manera literal, para referir un lugar específico en relación con Jerusalén, tal como en la actualidad el monte de Sión es una colina en estrecha relación con la Jerusalén terrenal. Es sabido, que la ciudad de Dios, la Nueva 289

Jerusalén, ocupará un lugar literal en esta tierra. De hecho, el apóstol Juan describe en Apocalipsis 21:2. Por su parte, el profeta Zacarías específica en qué lugar ha de descender la santa ciudad después del milenio. [Zacarías 14:4] Todo lo anterior es consecuente con la siguiente visión: “Con Jesús al frente, descendimos todos de la ciudad a la tierra, y nos posamos sobre una gran montaña que, incapaz de sostener a Jesús, se partió en dos, de modo que quedó hecha una vasta llanura. Miramos entonces y vimos la gran ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada uno de sus cuatro lados y un ángel en cada puerta. Todos exclamamos: “¡La ciudad! ¡la gran ciudad! ¡ya baja, ya baja de Dios, del cielo” Descendió, pues, la ciudad, y se asentó en el lugar donde estábamos. Comenzamos entonces a mirar las espléndidas afueras de la ciudad. Allí vi bellísimas casas que parecían de plata, sostenidas por cuatro columnas engastadas de preciosas perlas muy admirables a la vista. Estaban destinadas a ser residencias de los santos. En cada una había un anaquel de oro. Vi a muchos santos que entraban en las casas y, quitándose las resplandecientes coronas, las colocaban sobre el anaquel. Después salían al campo contiguo a las casas para hacer algo con la tierra, aunque no en modo alguno como para cultivarla como hacemos ahora. Una gloriosa luz circundaba sus cabezas, y estaban continuamente alabando a Dios. Vi otro campo lleno de toda clase de flores, y al cortarlas, exclamé: “No se marchitarán.” Después vi un campo de alta hierba, cuyo hermosísimo aspecto causaba admiración. Era de color verde vivo, y tenía reflejos de plata y oro al ondular gallardamente para gloria del Rey Jesús. Luego entramos en un campo lleno de toda clase de animales: el león, el cordero, el leopardo y el lobo, todos vivían allí juntos en perfecta unión. Pasamos por en medio de ellos, y nos siguieron mansamente. De allí fuimos a un bosque, no sombrío como los de la tierra actual, sino esplendente y glorioso en todo. Las ramas de los árboles se mecían de uno a otro lado, y exclamamos todos: “Moraremos seguros en el desierto y dormiremos en los bosques.” Atravesamos los bosques en camino hacia el monte de Sión. & En el trayecto encontramos a un grupo que también contemplaba la hermosura del paraje. Advertí que el borde de sus vestiduras era rojo; llevaban mantos de un blanco purísimo y muy brillantes coronas. Cuando los saludamos pregunté a Jesús quiénes eran, y me respondió que eran mártires que habían sido muertos por su nombre. Los acompañaba una innúmera hueste de pequeñuelos que también tenían un ribete rojo en sus vestiduras. El monte de Sión estaba delante de nosotros, y sobre el monte había un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecían rosas y lirios. Los pequeñuelos trepaban por los montes o, si lo preferían, usaban sus alitas para volar hasta la cumbre de ellos y recoger inmarcesibles flores. Toda clase de árboles hermoseaban los alrededores del templo: el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros higos, todos embellecían aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: “Unicamente los 144,000 entran en este lugar.” Y exclamamos: “¡Aleluya!” Este templo estaba sostenido por siete columnas de oro transparente, con engastes de hermosísimas perlas. No me es posible describir las maravillas que vi. ¡Oh, si yo supiera el idioma de Canaán ¡Entonces podría contar algo de la gloria del mundo mejor! Vi tablas de piedra en que estaban esculpidos en letras de oro los nombres de los 144,000. Después de admirar la gloria del templo, 290

salimos y Jesús nos dejó para ir a la ciudad. Pronto oímos su amable voz que decía: “Venid, pueblo mío; habéis salido de una gran tribulación y hecho mi voluntad. Sufristeis por mi. Venid a la cena, que yo me ceñiré para serviros.” Nosotros exclamamos: “¡Aleluya! ¡Gloria!” y entramos en la ciudad.” [PE 17-19] De todo lo anterior, se desprende que si bien la expresión “monte de Sión” corresponde simbólicamente a la Nueva Jerusalén, también refiere a un lugar literal donde se ha de ubicar un templo directamente relacionado con los 144.000 santos de Dios. El apóstol Juan continúa diciendo: “Y cantaban como un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro animales, y de los ancianos: y ninguno podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil, los cuales fueron comprados de entre los de la tierra.” “Y ví así como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no temerá, oh Señor, y engrandecerá tu nombre? Porque tú sólo eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti, porque tus juicios son manifestados.” [Apocalipsis 14:3; 15:2-4] Frente a todo esto cabe preguntar, ¿cuál será la experiencia que corresponderá vivir a los 144.000? El siguiente comentario entrega la respuesta: “Cantan “un cántico nuevo” delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia –una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son “éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere.” Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por “primicias para Dios y para el Cordero.” (Apocalipsis 15: 2, 3; 14: 1-5.) “Estos son los que han venido de grande tribulación;” han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues “han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.” “En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula” delante de Dios. “Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos.” (Apocalipsis 7: 14, 15.) Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero “no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Apocalipsis 7: 14-17.)” [CS 707] Los 144.000 constituirán el único grupo de representantes del pueblo de Dios que habrá de resistir la supremacía de la bestia y del falso profeta durante el período en que se ha de imponer la señal de la apostasía. Aparte de estos santos, no habrá otro grupo de personas que resista la imposición de la fatídica señal de la bestia sobre sí, por eso, la inspiración lo muestra cantando el canto de su experiencia. 291

LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS 144.000 Los 144.000 son descritos como estando sellados, lo cual indica que guardan los mandamientos de Dios tal y como especifica Apocalipsis 14:12. Sin embargo, también se los describe de la siguiente manera: “Estos son los que con mujeres no fueron contaminados porque son vírgenes.” Las “mujeres” de que habla el pasaje no son literales sino simbólicas y representan a las distintas “iglesias” que existen actualmente en el mundo y que constituyen Babilonia. Ya hemos visto anteriormente que en la Biblia y más particularmente en el Apocalipsis, se emplea el símbolo de una mujer para referirse de manera general a una iglesia. De esta manera, la mujer virtuosa de Apocalipsis 12 es un símbolo de la iglesia de Cristo, mientras que la mujer corrupta de Apocalipsis 17 corresponde a una representación de la falsa iglesia cristiana, la cristiandad católica o protestante. Siendo así, la expresión que señala que los 144.000 no se contaminan con “mujeres” está queriendo decir que este grupo de cristianos no se relaciona espiritualmente con las “iglesias” que enseñan y practican doctrinas que contravienen la Biblia. Se entiende que las “mujeres” de que habla el pasaje bíblico corresponden a iglesias corruptas por cuanto se señala que la relación con ellas es causa de “contaminación” espiritual. De la misma manera, la expresión “vírgenes” conque se alude a los 144.000, indica que la fe que ellos enseñan y practican, es una fe pura y sin mancha, el Evangelio eterno. Notemos que la expresión “virgen” es empleada en la Biblia para referir a una fe incontaminada y libre de error. [2 Corintios 11:2] En Mateo 25:1-13, las “vírgenes” que esperan la llegada del esposo, simbolizan la actitud de las diversas “iglesias” ante la venida de Cristo. En referencia a esta parábola se dice: “Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura.” [PVGM 336] & Consideremos el siguiente comentario sobre Apocalipsis 14:5: “Como todo el pasaje es metafórico, la virginidad, sea de un hombre como de una mujer, no es el tema que se está considerando. Si lo fuera, este pasaje estaría en contradicción con otros pasajes de las Escrituras que alaban el matrimonio y la relación matrimonial (1 Cor. 7:1-5). A los santos se los califica como vírgenes porque se alejaron de Babilonia o porque ya no tienen ninguna relación con ella… Estos fieles se negaron a mantener todo vínculo con Babilonia y con sus hijas cuando ellas llegaron a ser agentes de Satanás en su esfuerzo final por erradicar a los santos.” [7 CBASD 826] Los 144.000 “siguen al Cordero por donde quiera que fuere.” Esto significa que son verdaderos cristianos. Esta característica, relacionada con los sellados, resulta ser muy significativa en el último tiempo, toda vez que son muchos los que aseveran seguir a Cristo y sin embargo practican una forma de religión muy distinta a lo que era el cristianismo primitivo, la vivencia práctica del mensaje de Cristo. Una prestigiosa enciclopedia define el cristianismo diciendo que se basa en la vida y en las enseñanzas de Jesús. Sin embargo, la realidad es que los profesos cristianos están muy lejos de vivir de acuerdo a lo que fue la vida y las enseñanzas de Cristo. En efecto, aunque hoy en día muchas “iglesias” profesan un cristianismo genuino, en la práctica lo invalidan al promover enseñanzas que favorecen la guerra, el 292

divorcio, el aborto o la homosexualidad y que no concuerdan en absoluto con el ejemplo que Jesús no dejó en su vida y práctica. A diferencia de estos profesos cristianos, los 144.000 siguen a Jesús por dondequiera que fuere. Los sellados son los últimos seguidores de Jesús. De ellos se dice: “en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios.” Este grupo de cristianos está llamado a alcanzar una experiencia superior en su vida y fe. La luz que Dios les ha confiado los llama a vivir a la altura de los privilegios que el cielo les ha concedido. Se cumple en ellos el principio que dice: “a cualquiera que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él.” [Lucas 12:48] De los 144.000 se dice también que “son primicias para Dios y para el Cordero.” Así como Cristo llegó a ser “primicia de los que durmieron” siendo “el primero de la resurrección de los muertos” y con ello “el primogénito de los muertos”, los 144.000 constituyen el primer grupo de resucitados para el reino de Dios. [1 Corintios 15:20; Hechos 26:23; Colosenses 1:18] Así como en el tiempo antiguo se presentaba a Dios los primeros frutos de la tierra o las primicias de la cosecha en señal de humildad y reconocimiento, Cristo ha de presentar a Dios las primicias de su obra salvadora. Los 144.000 constituyen los primeros frutos del plan de redención y en este sentido es que son llamados por la inspiración como primicias para Dios y el Cordero. Aún otra característica es mencionada en conexión con los 144.000: la paciencia. [Apocalipsis 14:12] Esta característica de los sellados será severamente probada en un mundo incrédulo y que a todas luces desconoce la inminencia del segundo advenimiento de Cristo. [2 Pedro 3:1-4] &

2 EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES (SU IMPORTANCIA, SU TIEMPO Y SU LUGAR) Los tres ángeles de Apocalipsis 14 son simbólicos y representan al pueblo de Dios que tiene a su cargo la responsabilidad de predicar el Evangelio a los que moran en la tierra, a toda nación y tribu y lengua y pueblo. Lo anterior se deduce del hecho de que la predicación del Evangelio fue confiada a los hombres y no a los ángeles, obra que está para ser realizada por los cristianos de todas las épocas y hasta el mismo fin del mundo. La circunstancia de que la inspiración haya representado la obra evangélica de la iglesia bajo el símbolo de un mensaje dado al mundo por tres ángeles, refiere la importancia y solemnidad con que Dios considera el mensaje a ser dado al mundo. La salvación de los hombres depende de la forma en que es recibido en el corazón dicho mensaje. El mensaje de los tres ángeles constituye en sí la última amonestación de Dios al mundo impío y la invitación que hacen los cristianos a los que moran en la tierra es la última llamada de misericordia que Dios extiende a los pecadores antes de que sobrevenga el fin de todas las cosas.

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El tiempo en que la voz de los tres ángeles debía comenzar a escucharse en el mundo, está señalado en el propio mensaje. El primer ángel con voz poderosa proclama: “la hora del juicio ha llegado” o “es venida”. Esto significa que para el tiempo en que se había de proclamar el primer anuncio, el juicio de Dios debía ya haber comenzado. Sólo así sería consecuente anunciar el mensaje “la hora del juicio ha llegado.” ¿A qué juicio refiere el ángel? ¿Cuál es el juicio cuya hora ha llegado? Evidentemente, el juicio a que hace referencia este mensaje es el juicio de Dios. De lo anterior, se desprende que el mensaje que anuncia el comienzo del juicio divino sólo podía ser proclamado en el tiempo del fin ya que sólo entonces podía ser verdad el anuncio: “la hora del juicio ha llegado.” Tanto Jesús como los apóstoles enseñaron que el juicio de Dios habría de tener lugar en el tiempo postrero o “tiempo del fin”. [Juan 12:47-48] Es claro además, que el juicio de Dios debe realizarse antes de que Cristo venga por cuanto cuando el Señor regrese a la tierra la inspiración dice que traerá su galardón consigo para dar a cada cual según sus obras. [Apocalipsis 22:12] Efectivamente, antes de que Cristo venga, el destino de cada persona ya habrá sido decidido en el cielo para vida o para muerte o dicho en otras palabras, el caso de cada cual ya habrá sido juzgado. Lo anterior, implica que el juicio, que determinará el destino final de cada persona debe realizarse en algún momento antes del fin del mundo y antes de la segunda venida de Cristo, lo cual hace evidente que el mensaje de la iglesia para la última generación de este mundo no puede hablar de un juicio futuro sino de la hora de un juicio que ha llegado. Todo lo expuesto hace suponer razonablemente que Dios en su infinita misericordia desee dar una última advertencia al mundo respecto a la hora de su juicio a fin de que los hombres comprendan el momento solemne en que están viviendo. Precisamente, la amonestación del primer ángel de Apocalipsis 14 halla su cumplimiento en la obra que desde 1844 han estado realizando pacientemente los adventistas del séptimo día, resultando ser ellos los únicos que están advirtiendo al mundo con el mensaje: “la hora de su juicio ha llegado.” Cabe señalar que los apóstoles nunca anunciaron que el juicio de Dios hubiese comenzado para la época en que ellos vivieron. Tampoco se dejó escuchar un mensaje tal en los siglos de la Edad Media. Los reformadores del Siglo XVI por su parte, reconocieron que para su época, el juicio de Dios era aún futuro. El mismo Martín Lutero fijó el juicio divino muy lejos en el futuro de su propia época. Sólo en 1844, mediando la primera mitad del Siglo XIX, se dejó oír por primera vez el mensaje solemne: “la hora de su juicio es venida.” Este fue el mensaje que proclamaron los adventistas del séptimo día. La aparición del pueblo adventista en el escenario mundial para proclamar un mensaje relativo al comienzo del juicio divino en el cielo vino a ser el cumplimiento profético de lo anunciado por Jesús en Mateo 24:14 y revelado por Juan el apóstol en Apocalipsis 14:6-12 con relación a la predicación mundial del Evangelio antes de que sobrevenga el fin e inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo. Por otra parte y puesto que el mensaje de los tres ángeles promueve el cristianismo con especial énfasis en la ley de Dios y la fe de Jesús, resulta ser una obra particularmente opuesta a la que 294

desarrolla al mismo tiempo el poder simbolizado por la bestia semejante a un leopardo y que como hemos visto es un símbolo del papado. Considerando entonces que la obra de los tres ángeles de Apocalipsis 14 es una obra opuesta a la obra de la bestia de Apocalipsis 13, es claro que la obra de estos ángeles simbólicos debe ser hecha durante el período de recuperación de la herida mortal recibida por esta bestia, es decir con posterioridad a 1798. Es claro que dicha obra de evangelización no podía realizarse durante la época de dominio papal, a saber durante los 1260 años de su supremacía, por cuanto la obra misma habría encontrado tenaz resistencia en Europa y el resto del mundo sometido bajo el poder católico romano. Esto además, ayuda a comprender que la obra de anunciar el comienzo del juicio divino no podía hacerse durante esa época, ya que de haberlo hecho así, los predicadores de tal mensaje habrían terminado de seguro en el cadalso como sucedió en hecho con muchos reformadores. La obra de proclamar el Evangelio eterno al mundo sólo puede ser hecha entonces mientras el papado se recupera de la herida mortal que recibió en 1798. Una vez que este poder se recupere completamente de esa herida, tal y como está profetizado, la obra mundial de predicación evangélica será restringida inmediatamente y quienes la sustenten se verán bajo fuerte hostigamiento y persecución. ¿Por qué el mensaje comenzó a ser proclamado en los Estados Unidos de Norteamérica y no en Europa? Sencillamente, porque a pesar de su herida mortal, al menos en el Siglo XIX, la influencia y el poder del papado en Europa habría impedido que un mensaje como éste pudiera ser proclamado al mundo. No era este el caso de Norteamérica, donde el poder papal no podía extender sus tentáculos y donde el catolicismo no tenía mayor poder ya que el protestantismo era casi universal. Precisamente en Norteamérica, surgió y se desarrolló más plenamente el adventismo y desde allí comenzó a ser proclamado al mundo el mensaje advirtiendo el comienzo del juicio divino. En lo futuro, la importancia de este mensaje, resultaría vital para cada uno de nosotros, ya que de la manera en que lo recibamos depende nuestra expectativa de vida eterna. El mensaje de los tres ángeles constituye una amonestación a las últimas generaciones de la humanidad. La pluma inspirada se refiere de la siguiente manera a este solemne mensaje: “Una gran obra de reforma debía realizarse para preparar a un pueblo que pudiese subsistir en el día de Dios. El Señor vio que muchos de los que profesaban pertenecer a su pueblo no edificaban para la eternidad, y en su misericordia iba a enviar una amonestación para despertarlos de su estupor e inducirlos a prepararse para la venida de su Señor. Esta amonestación nos es presentada en el capítulo catorce del Apocalipsis. En él encontramos un triple mensaje proclamado por seres celestiales y seguido inmediatamente por la venida del Hijo del hombre para segar “la mies de la tierra.” La primera de estas amonestaciones anuncia la llegada del juicio. El profeta vio un ángel “volando en medio del cielo, teniendo un evangelio eterno que anunciar a los que habitan sobre la tierra, y a cada nación, y tribu, y lengua, y pueblo; y dice a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!” (Apocalipsis 14: 6, 7, V.M.)

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Este mensaje es declarado parte del “evangelio eterno.” La predicación del Evangelio no ha sido encargada a los ángeles, sino a los hombres. En la dirección de esta obra se han empleado ángeles santos y ellos tienen a su cargo los grandes movimientos para la salvación de los hombres; pero la proclamación misma del Evangelio es llevada a cabo por los siervos de Cristo en la tierra. Hombres fieles, obedientes a los impulsos del Espíritu de Dios y a las enseñanzas de su Palabra, iban a pregonar al mundo esta amonestación.” [CS 357]

3 EL MENSAJE DEL PRIMER ÁNGEL [Apocalipsis 14:6-7] A fines del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX en distintas partes del mundo, diferentes hombres llegaron a la esperanzadora conclusión de que la segunda venida de Cristo debía producirse durante la primera mitad del Siglo XIX. Llegaron a dicha conclusión como resultado de sus investigaciones bíblicas y también de mucha oración. Ya con anterioridad los reformadores del Siglo XVI habían anunciado que la segunda venida de Cristo debía producirse alrededor de 300 años en el futuro de aquella época, es decir, para el tiempo del Siglo XIX. Llegado el tiempo previsto, hombres de distintas latitudes del mundo y con un interés común, llegaron a la feliz conclusión de que el segundo advenimiento de Cristo estaba muy cerca, aún en su propia época de tiempo. & Sobre el surgimiento de la esperanza adventista en el mundo podemos leer los siguientes comentarios: “Así como en el caso de la gran Reforma del siglo XVI, e] movimiento adventista surgió simultáneamente en diferentes países de la cristiandad. Tanto en Europa como en América, hubo hombres de fe y de oración que fueron inducidos a estudiar las profecías, y que al escudriñar la Palabra inspirada, hallaron pruebas convincentes de que el fin de todas las cosas era inminente. En diferentes países había grupos aislados de cristianos, que por el solo estudio de las Escrituras, llegaron a creer que el advenimiento del Señor estaba cerca.” [CS 405-406] “En 1821… el Dr. José Wolff, “el misionero universal,” empezó a proclamar la próxima venida del Señor.” [CS 406] “Desde 1826 el mensaje del advenimiento empezó a ser predicado en Inglaterra. Pero en este país el movimiento no tomó forma tan definida como en los Estados Unidos de Norteamérica; no se enseñaba tan generalmente la fecha exacta del advenimiento, pero la gran verdad de la próxima venida de Cristo en poder y gloria fue extensamente proclamada. Y eso no sólo entre los disidentes y no conformistas. El escritor inglés Mourant Brock dice que cerca de setecientos ministros de la iglesia anglicana predicaban este “evangelio del reino.” El mensaje que fijaba el año 1844 como fecha de la venida del Señor fue también proclamado en Gran Bretaña. Circularon profusamente las publicaciones adventistas procedentes de los Estados Unidos. Se reimprimieron libros y periódicos en Inglaterra. Y en 1842, Roberto Winter, súbdito inglés que había aceptado la fe adventista en Norteamérica, regresó a su país 296

para anunciar la venida del Señor. Muchos se unieron a él en la obra, y el mensaje del juicio fue proclamado en varias partes de Inglaterra. En la América del Sur, en medio de la barbarie y de las supercherías de los ministros de la religión, el jesuíta chileno Lacunza se abrió camino hasta las Sagradas Escrituras y allí encontró la verdad de la próxima vuelta de Cristo. Impelido a dar el aviso, pero deseando no obstante librarse de la censura de Roma, publicó sus opiniones bajo el seudónimo de “Rabbi Ben – Ezra,” dándose por judío convertido. Lacunza vivió en el siglo XVIII, pero fue tan sólo hacia 1825 cuando su libro fue traducido al inglés en Londres. Su publicación contribuyó a aumentar el interés que se estaba despertando ya en Inglaterra por la cuestión del segundo advenimiento. En Alemania, esta doctrina había sido enseñada en el siglo XVIII por Bengel, ministro de la iglesia luterana y célebre teólogo y crítico.” [CS 411-412] “La luz brilló también en Francia y en Suiza. En Ginebra, donde Farel y Calvino propagaran las verdades de la Reforma, Gaussen predicó el mensaje del segundo advenimiento.” [CS 413] “A Guillermo Miller y a sus colaboradores les fue encomendada la misión de predicar la amonestación en los Estados Unidos de Norteamérica. Dicho país vino a ser el centro del gran movimiento adventista. Allí fue donde la profecía del mensaje del primer ángel tuvo su cumplimiento más directo. Los escritos de Miller y de sus compañeros se propagaron hasta en países lejanos. Adonde quiera que hubiesen penetrado misioneros allá también fueron llevadas las alegres nuevas de la pronta venida de Cristo. Por todas partes fue predicado el mensaje del Evangelio eterno: “¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!”” [CS 417] Este último, un hombre de rectos principios y firme carácter, se dedicó con gran entusiasmo a enseñar las verdades que había descubierto en la Palabra de Dios. Miller sostenía que la segunda venida de Cristo debía producirse antes de que terminara la primera mitad del Siglo XIX. En 1831, Miller recibió de la Iglesia Bautista una licencia que le permitía predicar y se dedicó fervientemente a dar conferencias en que explicaba sus puntos de vista y la feliz conclusión a la que había llegado. Las multitudes se agolpaban para al entusiasta predicador y aún los estudiosos de la época no podían dejar de reconocer lo acertado del mensaje y del método interpretativo de Miller y no negaban que compartían sus conclusiones. Si bien el mensaje proclamado por Miller y sus compañeros finalmente derivó en el gran chasco de 1844, no menos cierto es que de aquel chasco, profetizado en Apocalipsis 10, resultó con fuerza un más poderoso mensaje, el mensaje del primer ángel que invitaba al mundo a temer a Dios y darle honra por cuanto la hora de su juicio había llegado. Si bien el tiempo señalado había pasado y el Señor no había aparecido en las nubes del cielo como se le esperara, los creyentes tenían la certeza de que la Palabra de Dios no podía fallar. La interpretación de la profecía que ellos habían propuesto debía estar errada. Pero ¿dónde estaba el error de interpretación? Muchos cortaron sin más ni más el nudo de la dificultad negando que los 2.300 días de Daniel 8:14 terminasen en 1844. Este aserto no podía sin embargo apoyarse con prueba alguna, a no ser la de que Cristo no había venido en la fecha indicada. Se argumentaba que si los días proféticos 297

hubiesen concluido en 1844, Cristo habría vuelto ciertamente entonces para limpiar el santuario mediante la purificación de la tierra por fuego y puesto que el Señor no había venido, significaba indudablemente que el período profético mismo no había terminado. Aceptar esas conclusiones, equivalía a renunciar a los cómputos anteriores de los períodos proféticos y que ubicaban fehacientemente el inicio y el término de los 2300 días en 457 a.C y 1844 d.C. respectivamente, cálculo que en todo era claro y armonioso, menos la circunstancia de que en 1844 no se veía acontecimiento alguno que correspondiese a la purificación del santuario. Negar que los días señalados por la profecía concluían en la fecha indicada, equivalía a confundir todo el asunto y abandonar creencias fundadas en el cumplimiento indudable de las profecías. Dios había dirigido al movimiento adventista y no permitiría que la obra terminase en medio de dudas e incertidumbre, Después que pasó la fecha de octubre de 1844, en que se esperaba la venida del Señor, los hermanos vieron en sus investigaciones que en la Biblia no hay prueba alguna que apoye la creencia tan generalizada en aquel tiempo de que la tierra es el santuario. Por el contrario, vieron que en las Sagradas Escrituras hay una descripción detallada del asunto del santuario y sus servicios. En este sentido, la Biblia era muy clara y no podía haber lugar a error. El chasco de 1844 fue provocado por la aceptación general de una idea que no hallaba cabida en la Biblia y que sin embargo era generalmente aceptada como la deducción de que la tierra era el santuario que debía ser purificado al fin de los 2.300 días de Daniel 8:14. Este error de interpretación resultó tan significativamente importante, como lo fue para los primeros discípulos el creer que el Mesías establecería un reino temporal en el mundo con ocasión de su primer advenimiento y que dio origen al chasco de la cruz. En la Biblia la única referencia a un santuario, la constituye aquella en que se alude a la construcción emprendida por Moisés en el desierto. Este asunto, de vital importancia para los cristianos, encuentra profusa explicación a partir de los libros escritos por el propio Moisés, la epístola del apóstol Pablo a los Hebreos y el propio Apocalipsis. Quienes buscaban con anhelo la verdad, encontraron que la Biblia mencionaba la existencia de un santuario en el cielo, del cual el santuario construido por Moisés era simple copia y trasunto. Ante los hermanos se levantaba una maravillosa verdad que había estado oculta por siglos al entendimiento de los hombres. La existencia de un santuario en el cielo se presentaba como una de las verdades más grandes de la Biblia y que era sacada a luz después de muchos años de tinieblas, igual como antaño Martín Lutero rescatara para el mundo la gloriosa verdad de la justificación por la fe. La luz respecto al santuario celestial fue lo que finalmente aclaró el chasco de 1844. El santuario fue la llave que abrió las Escrituras para todos cuantos buscaban fervientemente la verdad. Todos los que en oración buscaron a Dios pidiendo que les aclarase su posición respecto al chasco experimentado aquel memorable 22 de octubre de 1844 fueron más que satisfechos y comprendieron que Dios siempre obra para con los hombres de manera más bondadosa de lo que ellos esperan. Dios no solo aclaró en las mentes de esos hombres el chasco de 1844 sino que además les dio a conocer un conjunto de verdades que resultaba inapreciable y que desde entonces constituyó la base misma del mensaje que fueron llamados a proclamar, ya no en cuanto a una fecha que señalase el segundo advenimiento de Cristo, sino respecto a que la hora del juicio de Dios había llegado.

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Desde entonces el mensaje del primer ángel fue proclamado con mayor entusiasmo. La luz respecto al santuario celestial impelió a los hermanos a comprender claramente que la ley de Dios, los Diez Mandamientos, están absolutamente vigentes para todos los seres humanos y que el cuarto de estos mandamientos que recomienda la observancia del sábado, estaba de igual manera vigente para la humanidad. Con argumentos poderosos, se dejó escuchar la voz potente del primer ángel que invitaba al mundo diciendo: “Temed a Dios y dadle honra,” exhortación que invitaba a los hombres a guardar los mandamientos de Dios. De igual manera, la amonestación: “La hora de su juicio ha llegado” encontraba ahora una explicación consistente desde todo punto de vista y aunque Cristo no había venido de acuerdo a las expectativas, quedaba ahora la certidumbre de que el Señor Jesús había iniciado una nueva fase en su ministerio sacerdotal en el cielo. La luz tocante a este asunto fue para los hermanos de 1844 motivo de gozo y gran alegría semejante a aquel que los animaba cuando esperaban el advenimiento del Señor. El juicio de Dios encontraba ahora una explicación consistente y las Santas Escrituras se abrían al entendimiento de los creyentes como cuando Jesús abría las Escrituras a los discípulos de Emmaús después del chasco de la cruz. Así como la cruz de Cristo fue lo que iluminó más tarde la esperanza de aquellos hermanos desalentados, el chasco de 1844, se constituyó también para los hermanos de aquel entonces, en el paso impensado a un campo de estudio mucho más amplio y que habría de constituir en el futuro la base doctrinal de los adventistas del séptimo día. Se cumplía para estos hermanos de 1844 lo que está escrito: “Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón.” [Salmo 96:11] El Espíritu de Profecía explicó de la siguiente manera lo experimentado por los hermanos de 1844: “El asunto del santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño de 1844. Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto armonioso y demostraban que la mano de Dios había dirigido el gran movimiento adventista, y al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo le indicaba cuál era su deber de allí en adelante. Como los discípulos de Jesús, después de la noche terrible de su angustia y desengaño, “se gozaron viendo al Señor,” así también se regocijaron ahora los que habían esperado con fe su segunda venida. Habían esperado que vendría en gloria para recompensar a sus siervos. Como sus esperanzas fuesen chasqueadas, perdieron de vista a Jesús, y como María al lado del sepulcro, exclamaron: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.” Entonces, en el lugar santísimo, contemplaron otra vez a su compasivo Sumo Sacerdote que debía aparecer pronto como su rey y libertador. La luz del santuario iluminaba lo pasado, lo presente y lo porvenir. Supieron que Dios les había guiado por su providencia infalible. Aunque, como los primeros discípulos, ellos mismos no habían comprendido el mensaje que daban, éste había sido correcto en todo sentido. Al proclamarlo habían cumplido los designios de Dios, y su labor no había sido vana en el Señor. Reengendrados “en esperanza viva,” se regocijaron “con gozo inefable y glorificado.” Tanto la profecía de Daniel 8:14: “Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el Santuario,” como el mensaje del primer ángel: “¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio!” señalaban al ministerio de Cristo en el lugar santísimo, al juicio investigador, y no a la venida de Cristo para la redención de su pueblo y la destrucción de los impíos. El error no estaba en el cómputo de los períodos proféticos, sino en el acontecimiento que debía verificarse al fin de los 2.300 días. Debido a este error los creyentes habían sufrido un desengaño; sin embargo se había realizado todo lo predicho por la profecía, y todo lo que alguna garantía bíblica permitía esperar. En el momento mismo en que estaban lamentando la defraudación de sus 299

esperanzas, se había realizado el acontecimiento que estaba predicho por el mensaje, y que debía cumplirse antes de que el Señor pudiese aparecer para recompensar a sus siervos. Cristo había venido, no a la tierra, como ellos lo esperaban, sino, como estaba simbolizado en el símbolo, al lugar santísimo del templo de Dios en el cielo. El profeta Daniel le representa como viniendo en ese tiempo al Anciano de días: “Estaba mirando en visiones de la noche, y he aquí que sobre las nubes del ciclo venía Uno parecido a un hijo de hombre; y vino” –no a la tierra, sino- “al Anciano de días, y le trajeron delante de él.” (Daniel 7: 13, V.M.) Esta venida está predicha también por el profeta Malaquías: “Repentinamente vendrá a su Templo el Señor a quien buscáis: es decir, el Ángel del Pacto, en quien os deleitéis; he aquí que vendrá, dice Jehová de los Ejércitos.” (Malaquías 3: 1, V.M.) La venida del Señor a su templo fue repentina, de modo inesperado, para su pueblo. Este no le esperaba allí. Esperaba que vendría a la tierra, “en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio.” (2 Tesalonicenses 1: 8.)” [CS 476-477] “Cuando pasó la fecha fijada para 1844, hubo un tiempo de gran prueba para los que conservaban aún la fe adventista. Su único alivio en lo concerniente a determinar su verdadera situación, fue la luz que dirigió su espíritu hacia el santuario celestial. Algunos dejaron de creer en la manera en que habían calculado antes los períodos proféticos, y atribuyeron a factores humanos o satánicos la poderosa influencia del Espíritu Santo que había acompañado al movimiento adventista. Otros creyeron firmemente que el Señor los había conducido en su vida pasada; y mientras esperaban, velaban y oraban para conocer la voluntad de Dios, llegaron a comprender que su gran Sumo Sacerdote había empezado a desempeñar otro ministerio y, siguiéndole con fe, fueron inducidos a ver además la obra final de la iglesia. Obtuvieron un conocimiento más claro de los mensajes de los primeros ángeles, y quedaron preparados para recibir y dar al mundo la solemne amonestación del tercer ángel de Apocalipsis 14.” [CS 485]

4 EL MENSAJE DEL SEGUNDO ÁNGEL [Apocalipsis 14:8] El mundo no estaba preparado para el segundo advenimiento de Cristo así como no lo estuvo para el primero. En su misericordia el amor de Dios dispuso que un especial mensaje de amonestación fuera dado al mundo a fin de que éste se preparase para el regreso de Cristo. El ojo profético de Jesús ya había anunciado que la condición del mundo antes de su venida sería la de una humanidad disoluta e intemperante, semejante en muchos aspectos la condición que condujo a este mundo al diluvio en el tiempo antiguo. El mensaje del primer ángel, que en su primera etapa fue proclamado entre los años 1840 y 1844, “tenía por objeto separar de las influencias corruptoras del mundo al pueblo de Dios y despertarlo para que viera su verdadero estado de mundanalidad y apostasía.” [CS 429] Sin embargo, el mensaje presentado por el primer ángel no fue aceptado por los ministros de las diferentes iglesias, quienes debieran haber sido los primeros en reconocer la amonestación del cielo. Las ambiciones mundanas que llenaban el corazón de esos ministros les impidieron aceptar la verdad 300

tal y como fue presentada a sus conciencias y solo despertaron en ellos un espíritu de prejuicio e incredulidad. Aquellos que seguían a estos falsos pastores manifestaron similar rechazo hacia los medios que Dios había provisto para la salvación de ellos. Los mensajeros del cielo fueron rechazados y las tinieblas envolvieron a los que hasta entonces profesaban ser los seguidores de Cristo y guardianes espirituales del pueblo. En el capítulo 14 del Apocalipsis, el primer ángel es seguido inmediatamente de otro que dice: “Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.” La “grande ciudad” cuyo nombre es “Babilonia” resulta ser la misma de que se habla en otros pasajes del Apocalipsis y que no es sino una referencia a la cristiandad católica y protestante o el imperio mundial de la religión falsa. [Apocalipsis 17:1-6, 15, 18] Babilonia es representada en el Apocalipsis como una mujer corrupta, símbolo que se emplea en las Biblia para referir a una iglesia falsa. La iglesia que es así representada “tiene reino sobre los reyes de la tierra” característica que sólo puede ser atribuida en primer término a la Iglesia Católica y en segundo término al contingente evangélico que de igual manera tiene trato ilícito con los gobiernos del mundo y su política. Sobre este punto, la inspiración aporta el siguiente comentario: “La palabra “Babilonia” deriva de “Babel” y significa confusión. Se emplea en las Santas Escrituras para designar las varias formas de religiones falsas y apóstatas. En el capítulo 17 del Apocalipsis, Babilonia está simbolizada por una mujer, - figura que se emplea en la Biblia para representar una iglesia, siendo una mujer virtuosa símbolo de una iglesia pura, y una mujer vil, de una iglesia apóstata.” [CS 431] “Se dice que Babilonia es “madre de las rameras.” Sus hijas deben simbolizar las iglesias que se atienen a sus doctrinas y tradiciones, y siguen su ejemplo sacrificando la verdad y la aprobación de Dios, para formar alianza ilícita con el mundo. El mensaje de Apocalipsis 14, que anuncia la caída de Babilonia, debe aplicarse a comunidades religiosas que un tiempo fueron puras y luego se han corrompido. En vista de que este mensaje sigue al aviso del juicio, debe ser proclamado en los últimos días, y no puede por consiguiente referirse sólo a la iglesia romana, pues dicha iglesia está en condición caída desde hace muchos siglos. Además, en el capítulo 18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babilonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se encuentra actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante. Al nacer, esas iglesias se decidieron noblemente por Dios y la verdad, y la bendición divina las acompañó. Aun el mundo incrédulo se vio obligado a reconocer los felices resultados de la aceptación de los principios del Evangelio. Se les aplican las palabras del profeta a Israel: “Salió tu renombre entre las naciones, en atención a tu hermosura, la cual era perfecta, a causa de mis adornos, que yo había puesto sobre ti, dice Jehová el Señor.” Pero esas iglesias cayeron víctimas del mismo deseo que causó la maldición y la ruina de Israel: el deseo de imitar las prácticas de los impíos y de buscar su amistad. “Pusiste tu confianza en tu hermosura, y te prostituíste a causa de tu renombre.” (Ezequiel 16: 14, 15, V.M.) Muchas de las iglesias protestantes están siguiendo el ejemplo de Roma, y se unen inicuamente con “los reyes de la tierra.” Así obran las iglesias del estado en sus relaciones con los gobiernos seculares, y otras denominaciones en su afán de captarse el favor del mundo. Y la expresión “Babilonia” – 301

confusión- puede aplicarse acertadamente a esas congregaciones que, aunque declaran todas que sus doctrinas derivan de la Biblia, están sin embargo divididas en un sinnúmero de sectas, con credos y teorías muy opuestos.” [CS 433-434] Se deduce de lo expuesto, que la expresión “Babilonia” no solo refiere a la iglesia romana sino también y con la misma propiedad a todas aquellas “iglesias” que han surgido de ella como resultado de la Reforma del Siglo XVI y que con el transcurso del tiempo se corrompieron en su fe y doctrina llegando a encontrarse en la misma condición espiritual que su progenitora. Hoy en día si bien existen muchas sectas y grupos que profesan el cristianismo, lo cierto es que en doctrina y práctica no difieren esencialmente en nada del catolicismo romano y esto se ha hecho evidente en el profundo sentimiento ecuménico que anima a todas ellas y que busca en el papado a su líder natural. “La confusión existente entre los credos y sectas contrarias se representa adecuadamente por el término "Babilonia," que la profecía aplica a las iglesias mundanas de los últimos días.” [PP 116] Sobre los puntos doctrinales que constituyen el “vino de Babilonia” y que unifica a todas las iglesias que la componen, notemos los siguientes comentarios: “¿En qué consiste ese vino? En sus doctrinas falsas. Ha dado al mundo un día de reposo falso en lugar del verdadero del cuarto mandamiento, y ha repetido la falsedad que Satanás comunicó a Eva en el Edén: la inmortalidad del alma.” [2 MS 135] “El vino de Babilonia consiste en la exaltación del falso día de reposo sobre el sábado que el Señor Jehová ha bendecido y santificado para uso del hombre, y también es la creencia en la inmortalidad del alma.” [2 MS 77-778] “Merced a los dos errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás prenderá a los hombres en sus redes. Mientras aquel forma la base del espiritismo, éste crea un lazo de simpatía con Roma.” [CS 645] La aceptación de estas dos enseñanzas opuestas a la Biblia y que se han venido divulgando entre los hombres desde los días de Nemrod, constituye esencialmente el “vino de Babilonia”, aquel conjunto de doctrinas que hoy la cristiandad católica y protestante presenta al mundo como el “evangelio del Reino.” Cuando en 1844 se presentó a las iglesias caídas que constituían Babilonia el mensaje del primer ángel invitándolas a honrar a Dios por medio de observar sus mandamientos, éstas rechazaron la solemne invitación y la amonestación por esta conducta totalmente impropia no se dejó esperar, el segundo ángel siguió al primero diciendo: “Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad.” Cuando las iglesias de la época, rechazaron el mensaje del segundo ángel de Apocalipsis 14, comenzó la caída de Babilonia, caída que se consumará definitivamente cuando las iglesias que la conforman, alcancen el estado espiritual predicho en Apocalipsis 18 y los pecados de ella vengan en memoria delante del cielo.

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Como se dijo anteriormente, la expresión “Babilonia” no refiere tan solo a la iglesia romana sino también con propiedad a las iglesias protestantes que surgieron del seno de ella en el tiempo posterior a la Reforma del Siglo XVI, sin embargo, el símbolo en sí es mucho más abarcante y señala en su conjunto a todo el sistema de adoración falsa que ha tenido algún grado de representatividad en el mundo desde las primeras épocas de la historia humana. En efecto, según se desprende de lo señalado por el apóstol Juan en Apocalipsis 17:9-10, “Babilonia” o la mujer ramera de la profecía, se asienta o está asentada sobre “siete montes” que como ya hemos visto son un símbolo de los siete imperios sucesivos que se han levantado en la tierra comenzando con el imperio de Nemrod, fundador de la ciudad de Babilonia en los albores de la historia, ciudad que desde entonces se constituyó en el símbolo y centro mundial de la religión falsa en el tiempo antiguo. La religión de Babilonia desde sus inicios albergó dos creencias características y que han perdurado y trascendido a través de las épocas. Estas dos creencias son: la inmortalidad del alma y la santificación del domingo como día dedicado al reposo y la adoración. Estas dos creencias pueden ser rastreadas sin mucha dificultad en las culturas posteriores a la época de esplendor de la Babilonia de Nemrod, a saber la cultura egipcia, asiria, medopersa, griega y romana, de los cuales fue traspasada al catolicismo y posteriormente heredada por los protestantes. En toda las culturas y sistemas religiosos descritos, se pueden encontrar reminiscencias del culto pagano a los muertos, consecuencia inequívoca de aceptar la inmortalidad del alma, práctica que constituye la base del espiritismo que se dejaba ver no solo en la antigüedad sino aún más alarmantemente en nuestros tiempos modernos. Por otra parte, la santificación del domingo que se evidenciaba en las culturas paganas de antaño y que generalmente se dedicaba al dios Sol, se puede rastrear en todos los cultos antiguos y se conserva aún en el equívoco sentido que le asignan los profesos cristianos católicos y protestantes al día primero de la semana. Siendo así, con toda propiedad se puede afirmar que la cristiandad moderna conserva en esencia los dos rasgos característicos del paganismo antiguo, a saber, la creencia en la inmortalidad del alma y la santificación del domingo, pudiendo con toda propiedad ser simbolizada como la moderna Babilonia, aquella grande ciudad, que como antaño da de beber a todas las naciones del vino de su fornicación. La influencia que ha ejercido el poder religioso de Babilonia sobre las naciones del mundo queda más que representado en el símbolo de Apocalipsis 17 que deja ver a esta mujer corrupta montando y ejerciendo control sobre los siete imperios mundiales representados por la bestia. Siendo así, cada imperio en su época, ha venido a ser un súbdito y fiel vasallo de Babilonia obedeciendo a su mandato. La religión de cada imperio en su tiempo ha venido a ser en consecuencia la religión de Babilonia y es por ello que consecuentemente, los cristianos del Siglo I, con propiedad se referían a Roma, la capital del imperio de la quinta cabeza de la bestia como la misma “Babilonia.” [1 Pedro 5:13] Con lo anterior concuerda el siguiente comentario de un autor católico: “La iglesia que está en Babilonia es la iglesia romana. Roma, capital del mundo antiguo, era considerada en los ambientes judíocristianos como la enemiga del cristianismo por su paganismo y por su inmoralidad.” [Felipe Fuenterrabía, Capuchino, profesor de Sagrada Escritura del Colegio de Teología de Pamplona. Nuevo Testamento, pág. 533] 303

Puesto que la expresión “Babilonia” se aplica específicamente a la religión practicada por el imperio dominante en cada época, como sucedía con los romanos, debe consecuentemente aplicarse hoy en día a la religión que practica la bestia o la sexta cabeza de ella, aquella que encontrándose herida de muerte sin embargo vive, esto es el papado. Aún más, los principios religiosos del papado, la bestia semejante a un leopardo de Apocalipsis 13:1, son en esencia los mismos que fueron traspasados a los protestantes que colonizaron Norteamérica y que más tarde dieron origen a la segunda bestia de Apocalipsis 13, aquella que tenía cuernos semejantes a los de un cordero, de modo que la expresión “Babilonia” también puede emplearse apropiadamente con referencia a ellos.

LA CAÍDA DE BABILONIA Cuando las iglesias de la época de 1844, mayormente protestantes, rechazaron la luz que el cielo les enviara por medio del mensaje del primer ángel y que les invitaba a prepararse para la segunda venida de Cristo, evidenciaron que el corazón de ellas no estaba con Jesús. La actitud demostrada por esas iglesias respecto a las verdades que se les presentaban trajo el inevitable anuncio: “Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.” Sobre este punto en particular ilustra el siguiente comentario: “El mensaje de Apocalipsis 14, que anuncia la caída de Babilonia, debe aplicarse a comunidades religiosas que un tiempo fueron puras y luego se han corrompido. En vista de que este mensaje sigue al aviso del juicio, debe ser proclamado en los últimos días, y no puede por consiguiente referirse sólo a la iglesia romana, pues dicha iglesia está en condición caída desde hace muchos siglos. Además, en el capítulo 18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babilonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se encuentra actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante. “ [CS 433] “El mensaje del segundo ángel de Apocalipsis 14 fue proclamado por primera vez en el verano de 1844, y se aplicaba entonces más particularmente a las iglesias de los Estados Unidos de Norteamérica, donde la amonestación del juicio había sido también más ampliamente proclamada y más generalmente rechazada, y donde el decaimiento de las iglesias había sido más rápido. Pero el mensaje del segundo ángel no alcanzó su cumplimiento total en 1844. Las iglesias decayeron entonces moralmente por haber rechazado la luz del mensaje del advenimiento; pero este decaimiento no fue completo. A medida que continuaron rechazando las verdades especiales para nuestro tiempo, fueron decayendo más y más. Sin embargo aún no se puede decir: “¡Caída, caída es la gran Babilonia, la cual ha hecho que todas las naciones beban del vino de la ira de su fornicación!” Aún no ha dado de beber a todas las naciones. El espíritu de conformidad con el mundo y de indiferencia hacia las verdades que deben servir de prueba en nuestro tiempo, existe y ha estado ganando terreno en las iglesias protestantes de todos los países de la cristiandad; y estas iglesias están incluidas en la solemne y terrible amonestación del segundo ángel. Pero la apostasía aún no ha culminado. 304

La Biblia declara que antes de la venida del Señor, Satanás obrará con todo poder, y con señales, y con maravillas mentirosas, y con todo el artificio de la injusticia,” y que todos aquellos que “no admitieron el amor de la verdad para” ser “salvos,” serán dejados para que reciban “la eficaz operación de error, a fin de que crean a la mentira.” (2 Tesalonicenses 2: 9-11, V.M.) La caída de Babilonia no será completa sino cuando la iglesia se encuentre en este estado, y la unión de la iglesia con el mundo se haya consumado en toda la cristiandad. El cambio es progresivo, y el cumplimiento perfecto de Apocalipsis 14:8 está aún reservado para lo por venir.” [CS 440-441] Otro autor adventista nos entrega aspectos importantes que debemos considerar a fin de comprender más claramente el sentido del segundo mensaje de Apocalipsis 14: & “Después de ver qué constituye Babilonia, no será difícil decidir qué significa la declaración de que ella cayó. Como Babilonia no es una ciudad literal, tampoco puede ser literal su caída. Ya hemos visto cuán absurdo sería esto. Además, la misma profecía establece la más clara distinción entre la caída y la destrucción de Babilonia. Babilonia “cae” antes de ser “derribada” con violencia, como una piedra de molino arrojada al mar, y de ser completamente “quemada con fuego.” Por lo tanto, la caída es espiritual, pues después de ella la voz se dirige a los hijos de Dios que están todavía relacionados con ella, y les dice: “Salid de ella, pueblo mío.” Luego da inmediatamente la razón: “Porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas.” Babilonia sigue por lo tanto existiendo en el pecado, y sus plagas la han de alcanzar en un momento futuro después de su caída.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 278] “Significado de la caída de Babilonia.—Y llegando ahora más particularmente a la aplicación de la profecía referente a la caída de Babilonia, veamos la situación del mundo religioso en relación con la posibilidad de un cambio tal cuando llegó el momento de que se proclamase este segundo mensaje juntamente con el primero, hacia 1844. El paganismo no era sino apostasía y corrupción en el principio, y lo es todavía. Ninguna caída espiritual es posible en él. El catolicismo romano había estado en una condición caída durante muchos siglos. Pero las iglesias protestantes habían iniciado la gran reforma de la corrupción papal y habían hecho una noble obra. Se hallaban, en una palabra, en una posición que les permitía sufrir una caída espiritual. Es por lo tanto inevitable la conclusión de que el mensaje que anuncia la caída se refería casi por completo a las iglesias protestantes. Puede preguntar alguien por qué no se hizo antes este anuncio, si una parte tan importante de Babilonia había caído desde hacía tanto tiempo. Esta es la respuesta; No se podía decir que Babilonia en conjunto había caído mientras una división de ella permaneciese en pie. No podía anunciarse antes que la condición del mundo protestante empeorase, y éste hubiese sacrificado la verdad, o sea la única senda del progreso. Cuando esto sucedió, y el protestantismo experimentó una caída espiritual, pudo hacerse el anuncio concerniente a Babilonia en conjunto, como no podía hacerse antes: “Ha caído Babilonia.”” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 281]

CONSECUENCIA DE LA CAÍDA DE LAS IGLESIAS Los adventistas entendieron que el anuncio de la caída de Babilonia era un anuncio de la caída moral de las iglesias como consecuencia de su rechazamiento del primer mensaje que las invitaba a prepararse para la segunda venida de Cristo. La proclamación del segundo mensaje angélico se dio en el verano de 1844 y como resultado de esto, cerca de cincuenta mil personas abandonaron el seno de sus iglesias 305

para unirse a quienes lo proclamaban. Estas personas tomaron en sus bocas el mensaje: “Ha caído Babilonia” y cuando vieron que las iglesias no solo rechazaban el claro testimonio de la Biblia sino que se oponían tenazmente a las verdades que en ella se presentaban, no pudieron considerarlas más como parte de la iglesia de Cristo y cuando se dejó escuchar el mensaje “ha caído Babilonia”, se sintieron llamadas a separarse de ellas y abandonar sus filas. Desde aquel tiempo hasta ahora, un cambio lamentable se ha dejado ver en aquellas comunidades religiosas. Las iglesias que hasta entonces eran objeto de la misericordia divina se pusieron lejos y en gran medida el Espíritu de Dios se retiró de ellas. & “Las iglesias que no quisieron recibir el mensaje del primer ángel rechazaron la luz del cielo. El mensaje enviado misericordiosamente a fin de despertarlas para que vieran su verdadera condición de mundanalidad y apostasía y trataran de prepararse para salir al encuentro del Señor. El mensaje del primer ángel se dio para separar a la iglesia de Cristo de la influencia corruptora del mundo. Pero la multitud, incluso de profesos cristianos, las ligaduras que los ataban a la tierra eran más fuertes que los atractivos celestiales. Decidieron escuchar la voz de la sabiduría mundanal y rechazaron el mensaje de la verdad, que escudriña el corazón. El Señor concede luz para que sea apreciada y obedecida, no para que sea despreciada y rechazada. La luz que él envía se transforma en tinieblas para quienes la rechazan. Cuando el Espíritu de Dios no imprime más la verdad en los corazones humanos, escucharlas es superfluo y los es también toda predicación. Cuando las iglesias desdeñaron el consejo de Dios al rechazar el mensaje adventista, el Señor a su vez las rechazó. El primer ángel fue seguido por un segundo que proclamaba: ‘Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.’ (Apocalipsis 14:8).” [HR 382-383]

5 EL MENSAJE DEL TERCER ÁNGEL [Apocalipsis 14:9-11] Al producirse la separación de los verdaderos creyentes de aquellos que por sus actos demostraron ser falsos, los fieles quedaron en situación de recibir más luz del cielo. Los últimos representantes de la iglesia de Cristo, el remanente de la descendencia de la mujer simbólica de Apocalipsis 12 comenzaba a hacer su experiencia en el tiempo del fin. A estos fieles, que habían apreciado la luz de la verdad cuando ésta les fue presentada, había de ser confiada la más solemne obra que el cielo haya encomendado a seres mortales, la proclamación de la última voz de advertencia a un mundo que perece. En 1844 y habiéndose separado de las influencias corruptoras del mundo, el último contingente del pueblo de Dios se preparó para cumplir su sagrada obra, la proclamación mundial del Evangelio eterno a los que moran en la tierra y a toda nación y tribu y pueblo y lengua. De aquellos que se separaron de las iglesias en 1844, surgieron más adelante los adventistas del séptimo día, los últimos representantes de la iglesia de Cristo en el tiempo del fin. 306

“Los que habían aceptado la luz referente a la mediación de Cristo y a la perpetuidad de la ley de Dios, encontraron que éstas eran las verdades presentadas en el capítulo 14 del Apocalipsis. Los mensajes de este capítulo constituyen una triple amonestación (véase el Apéndice), que debe servir para preparar a los habitantes de la tierra para la segunda venida del Señor. La declaración: “Ha llegado la hora de su juicio,” indica la obra final de la actuación de Cristo para la salvación de los hombres. Proclama una verdad que debe seguir siendo proclamada hasta el fin de la intercesión del Salvador y su regreso a la tierra para llevar a su pueblo consigo. La obra del juicio que empezó en 1844 debe proseguirse hasta que sean 489 falladas las causas de todos los hombres, tanto de los vivos como de los muertos; de aquí que deba extenderse hasta el fin del tiempo de gracia concedido a la humanidad. Y para que los hombres estén debidamente preparados para subsistir en el juicio, el mensaje les manda: “¡Temed a Dios y dadle gloria,” “y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!” El resultado de la aceptación de estos mensajes está indicado en las palabras: “En esto está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” Para subsistir ante el juicio tiene el hombre que guardar la ley de Dios. Esta ley será la piedra de toque en el juicio.” [CS 488-489] El primer mensaje llama a los hombres a aceptar la ley de Dios en sus corazones como la norma de santificación y justicia por la cual son medidos ante el cielo y, la fe de Jesús como garantía por el pecado y la transgresión. El segundo mensaje identifica a la cristiandad apóstata que es señalada como Babilonia e invita a las gentes a separarse de ella y no tener ninguna relación con aquellos que se oponen a la luz del cielo. Finalmente, el tercer mensaje, advierte contra el poder denominado la bestia, contra su imagen y su señal, como los eficaces artífices de la apostasía que domina al mundo en el tiempo del fin. Con relación a esto, citaremos las siguientes palabras del Espíritu de Profecía: “Los que habían aceptado la luz relativa a la mediación de Cristo y la perpetuidad de la ley de Dios, descubrieron que ésas eran las verdades presentadas en el tercer mensaje. El ángel declara: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14: 12). Esta declaración está precedida por una solemne y temible advertencia: “Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira” (Apoc. 14: 9, 10). Se necesitaba una interpretación de los símbolos empleados aquí para poder comprender el mensaje. ¿Qué representan la bestia, la imagen y la marca? Nuevamente los que estaban buscando la verdad volvieron al estudio de las profecías. Mediante esa primera bestia se representa a la Iglesia Romana, una organización eclesiástica investida de poder civil, con autoridad para castigar a los disidentes. La imagen de la bestia representa otra organización religiosa investida de poderes similares. La formación de esa imagen es obra de la bestia cuyo pacífico surgimiento y disposición aparentemente bondadosa hacen de ella un notable símbolo de los Estados Unidos. Aquí se puede encontrar una imagen del papado. Cuando las iglesias de nuestro país, al unirse en puntos de fe que les son comunes, influyan sobre el estado para que imponga sus decretos y apoye sus instituciones, entonces los Estados Unidos, país protestante, habrán formado una imagen de la jerarquía romana. Entonces la verdadera iglesia será objeto de persecución, cómo lo fue el antiguo pueblo de Dios.

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La bestia con los cuernos de cordero ordena que “a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (Apoc. 13: 16, 17). Esta es la marca acerca de la cual el tercer ángel pronuncia su advertencia. Es la marca de la primera bestia, o sea el papado, y por lo tanto hay que buscarla entre las características distintivas de ese poder. El profeta Daniel declaró que la Iglesia Romana, simbolizada por el cuerno pequeño, pensaría en cambiar los tiempos y la ley (Dan. 7: 25), mientras Pablo la presenta por medio del hombre de pecado (2 Tes. 2: 3, 4), que habría de exaltarse por encima del Señor. Sólo al cambiar la ley de Dios podía el papado exaltarse por encima del Altísimo; todo el que a sabiendas se sometiera a la ley cambiada, estaría rindiendo supremo honor al poder que llevó a cabo el cambio.” [HR 400-401]

EL TRIPLE MENSAJE Y LA VERDAD PARA ESTE TIEMPO [Apocalipsis 14:12] Las verdades presentadas en el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14 no constituyen mensajes separados sino un solo mensaje, un solo conjunto de verdad. Resulta común entonces que en los escritos del Espíritu de Profecía, se aluda a estos tres mensajes en su conjunto como “el tercer mensaje” o el “mensaje del tercer ángel” ya que en sí cada mensaje es una verdad indisolublemente unida a las otras. Con relación al contenido teológico de estos mensajes o del “mensaje del tercer ángel”, hay quienes sostienen que el mensaje en sí no posee un carácter “Cristocéntrico” ya que se fundamenta especialmente en la ley de Dios y parece desestimar a Cristo. No obstante, quienes así opinan, no logran discernir que la invitación del primer ángel a considerar la ley de Dios es en sí una invitación a aceptar a Cristo ya que como dice el apóstol Pablo: “el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” [Romanos 10:4] Sólo contemplándonos en el espejo moral de la ley podemos darnos cabal cuenta de la inmensidad del pecado y de sus consecuencias, lo cual indudablemente inducirá a un corazón sincero a buscar a Cristo nuestro Salvador. Sin la ayuda imprescindible de la ley, no pudiéramos tomar conciencia del pecado y al no hacerlo, nos incapacitamos para buscar a Cristo como nuestro garante y Salvador. Apropiadamente la propia inspiración rebate el mal argumento demostrando que el resultado del triple mensaje es justamente llevar a los hombres a aceptar a Cristo en sus corazones y a demostrar dicha aceptación por medio de la obediencia sincera a todos los mandamientos de Dios. [Apocalipsis 14:12] Respecto a sí el mensaje del tercer ángel es o no un mensaje que enseña la justificación por la fe en Cristo, la pluma inspirada aporta el siguiente comentario: “Muchos me han preguntado si el mensaje de la justificación por la fe es el tercer mensaje angélico, y yo he respondido: Es el mensaje del tercer ángel en realidad.” [Elena G. De White, Review and Herald del 1° de abril de 1890] Comentando las palabras de la Hna. White un destacado autor adventista expresa:

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“Esta declaración no es solamente una respuesta breve, clara y directa a una pregunta. Tiene un significado profundo y vital. Suena como una seria advertencia y dirige un llamado comprensivo y serio a cada creyente del tercer mensaje angélico. Consideremos esta declaración estudiándola detenidamente. Se afirma que la justificación por la fe es el ‘tercer mensaje angélico en realidad.’ Las palabras ‘en realidad’ significan que es un hecho, que es verdad. Quiere decir que el mensaje de la justificación por la fe y el tercer mensaje angélico es lo mismo en la intención, en el alcance y en el efecto. & La justificación por la fe es el camino de Dios para salvar a los pecadores. Es su camino para convencerlos de su culpabilidad, de su condenación y de su estado en extremo corrompido y perdido. Al mismo tiempo es el camino de Dios para borrar sus culpas, librarlos de la condenación de su ley divina y concederles una nueva actitud delante de él y su santa ley. La justificación por la fe es el camino de Dios para transformar a hombres y mujeres pecaminosos y quebrantados, en cristianos justos y victoriosos. Ahora pues, al ser cierto que la justificación por la fe es el tercer mensaje angélico en realidad, un hecho y verdad, entonces la verdadera apropiación y comprensión del tercer mensaje está destinada a efectuar en aquellos que lo aceptan la obra completa de la justificación por la fe.” “Como ya fue dicho, encontramos en la experiencia de aquellos que salen victoriosos en el tercer mensaje angélico toda la realidad de la justificación por la fe. Por ese motivo es realmente cierto que la justificación por la fe es ‘el triple mensaje angélico en realidad.” “¿Cuál es pues la importante lección que podemos aprender de lo que hemos examinado? ¿Cuál es la advertencia que pronuncia? Es manifiesto que es la siguiente: Que todos los que han aceptado el triple mensaje angélico también deberían hacer la experiencia de la justificación por la fe. Deberían conocer la obra del renacimiento por experiencia personal. Deberían tener la seguridad exacta de que han renacido de arriba y que han pasado de muerte a vida. Deberían saber que su culpa fue borrada, que han sido librados de la condenación de la ley y que así estarían listos para aparecer ante el tribunal de Cristo. Mediante una experiencia victoriosa deberían saber que lo han acogido y que son mantenidos en esto por la ‘fe de Jesús’ y que por esta fe están capacitados a guardar los mandamientos de Dios.” [Arthur G. Daniells “Cristo nuestra justicia”, págs. 52-55]

CONSIDERACIONES GENERALES DEL TRIPLE MENSAJE “La más terrible amenaza que haya sido jamás dirigida a los mortales se encuentra contenida en el mensaje del tercer ángel. Debe ser un pecado horrendo el que atrae la ira de Dios sin mezcla de misericordia. Los hombres no deben ser dejados en la ignorancia tocante a esta importante cuestión.” [CS 503] “El mensaje presentado para este tiempo es el último mensaje de misericordia para un mundo caído. Aquellos que tienen el privilegio de oir este mensaje, y que persisten en rehusar atender a la

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advertencia, echan a perder su última esperanza de salvación. No habrá una segunda oportunidad.” [6 T 19] “Los que se empeñan en la solemne obra de proclamar el tercer mensaje angélico deben hacerlo de una manera decidida y, en el espíritu y poder de Dios, predicar sin temor la verdad, permitiéndola hacer su obra cortante. Debe elevar el estandarte de la verdad e insistir con el pueblo para que se ponga a la misma altura.” [1 T 248] & “El mensaje del tercer ángel debe darse en forma directa. Debe mantenerse libre hasta de la menor parte las invenciones vulgares y miserables representadas por las teorías de los hombres, preparadas por el padre de toda mentira.” [2 MS 43] “Corremos el peligro de proclamar el tercer mensaje de manera tan indecisa que no impresione al pueblo. Tantos intereses ajenos son introducidos que el mensaje que debería ser proclamado con poder se torna suave y sin voz.” [6 T 60] “El mensaje del tercer ángel debe ser dado con poder. El poder de la proclamación del primero y del segundo mensajes debe intensificarse en el tercero.” [6 T 60]

BIENAVENTURADOS LOS QUE DE AQUÍ ADELANTE MUEREN El versículo 13 del capítulo 14 declara solemnemente con relación a los 144.000: “Bienaventurados los que de aquí en adelante mueren en el Señor.” Las palabras “de aquí en adelante” significan desde el momento en que el mensaje de los tres ángeles comenzó a ser proclamado, esto es, desde 1844 en adelante, fecha desde la cual han estado siendo señalados aquellos que han de componer el grupo de las primicias de los salvos. Desde entonces son contados los 144.000, los que además de ser contados como primicias, tendrán la maravillosa oportunidad de ver al Señor Jesús viniendo con gran poder y gloria en las nubes del cielo. Respecto a esta “bienaventuranza” un autor comenta lo siguiente: “Una bendición prometida.—Una voz del cielo le ordenó a Juan que escribiese: “Bienaventurados los muertos que de aquí adelante mueren en el Señor,” y la respuesta del Espíritu es: “Sí, . . . que descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen.” “De aquí adelante” debe significar desde algún momento particular. ¿Qué momento? Evidentemente, el comienzo del mensaje en relación con el cual se dice esto. Pero ¿por qué son bienaventurados los que mueren desde este momento? Por alguna razón especial debe haberse pronunciado esta bienaventuranza sobre ellos. ¿No será porque escapan al tiempo de terrible peligro que los santos han de encontrar al acercarse al fin de su peregrinación? Aunque son así bienaventurados en común con todos los justos muertos tienen sobre ellos la ventaja de pertenecer indudablemente a aquella compañía que resucitará para vida eterna en la resurrección especial de Daniel 12:2.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 305] La propia hermana White expresó lo siguiente sobre esta “bienaventuranza”:

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“Quizá viva hasta la venida del Señor, pero si no fuera así, confío en que se diga de mí: “Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Apoc. 14: 13)” [1 MS 63]

6 LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO [Apocalipsis 14:14-20] Después de describir la obra realizada a favor del mundo por los tres ángeles de Apocalipsis 14, símbolo del pueblo de Dios, el apóstol Juan reseña una hermosa visión de la segunda venida de Cristo a la tierra en poder y gran gloria para recompensar a cada uno según fuere su obra. La visión distingue claramente a dos clases de personas que estarán viviendo en el mundo para cuando Cristo venga. Por una parte, están aquellos que representados por “la mies de la tierra,” símbolo utilizado para describir a los siervos de Dios que estarán esperando a Cristo en su venida, los 144.000, aquellos que recibieron el Evangelio eterno en sus corazones y el amor de la verdad para ser salvos. Por otro lado, están aquellos que son simbolizados por “los racimos de la tierra,” símbolo de los que no conocieron a Dios y que están para ser arrojados al grande lagar de la ira de Dios. Los que son representados por la “mies de la tierra” son aquellos que fueron contados de entre las naciones, pueblo, gentes y lenguas que recibieron la amonestación del tercer mensaje y que la inspiración describe como aquellos que “guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” En contraposición, aquellos que son representados por “los racimos de la tierra,” son aquellos adoraron a la bestia y que recibieron la marca de ella en la frente o en la mano según Apocalipsis 13. En esta última categoría está comprendido casi todo el mundo “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” que habiendo sido amonestados por la voz potente del tercer ángel, ahora deben responder por su incredulidad e indiferencia. La pluma inspirada describe de la siguiente manera el resultado final de la obra de Dios según Apocalipsis 14:6-12 y de la obra maléfica descrita en Apocalipsis 13:16-17: “Al final de la lucha, toda la cristiandad quedará dividida en dos grandes categorías: la de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y la de los que adoran la bestia y su imagen y reciben su marca.” [CS 503] “En contraposición con los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús, el tercer ángel señala otra clase de seres humanos contra cuyos errores va dirigido solemne y terrible aviso: ‘¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios!” [CS 491] Las dos “cosechas” de que habla la profecía, representan entonces a las dos clases de personas que estarán en la tierra para ver al Señor Jesús viniendo sobre las nubes del cielo. El trigo representa a la iglesia de Cristo y las uvas a los incrédulos, igual que la parábola del trigo y la cizaña de Mateo 13:39311

41. Cuando el Señor Jesús venga los hombres, sin distinción, formarán parte del trigo o de los racimos de uva descritos en la profecía. Nuestra relación con las verdades importantes presentadas en los tres mensajes angélicos, decidirán finalmente en cuál de las dos cosechas nos encontraremos en el día final. En Oriente había antiguamente dos cosechas principales cada año. Una, el trigo, proveía el principal alimento del pueblo, el pan. La otra, proveía la principal bebida diaria. Las uvas se echaban en el lagar para extraer el jugo. El lagar, consistía generalmente en un recipiente grande de piedras bien unidas, que tenía un pequeño canal que servía de conducto a un receptáculo para el jugo. Las uvas eran pisoteadas hasta exprimir todo el jugo. Estas imágenes, tanto aquellas de la siega como la de la vendimia, hablaban poderosamente a los primeros cristianos, pues eran escenas que ellos veían comúnmente en su vida diaria. Una característica de la cosecha de la uva descrita por Juan llama la atención. El apóstol describe la práctica de pisar la uva con los pies para extraer todo el jugo y en relación con esto, menciona que el jugo fluyó por “mil y seiscientos estadios,” cifra que representa “plenitud” o “cabalidad” y que habla del juicio de Dios con los hombres hasta purgar la plenitud de sus culpas registradas en el cielo, ya sea en pensamientos, palabras u obras. El uso de las dos cosechas principales del año para representar el juicio de Dios y las dos clases de personas que comparecerán ante él, resultaba conocido para los cristianos del Siglo I ya que otros profetas lo habían empleado antes que Juan, como por ejemplo el profeta Joel: “Las gentes se despierten, y suban al valle de Josaphat: porque allí me sentaré para juzgar todas las gentes de alrededor. Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended; porque el lagar está lleno, rebosan las lagaretas: porque mucha es la maldad de ellos. Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión.” [Joel 3:12-14] Con referencia al pasaje bíblico anterior, un autor adventista escribe lo siguiente: “Las naciones reunidas en el valle de Josafat para ser juzgadas por el Señor, es otra descripción del Armagedón, o lugar de destrucción de los rebeldes, ‘pues su maldad es mucha’. Es oportuno señalar que también el Apocalipsis usa esta figura para señalar la destrucción de los que se oponen a Dios, el Señor es señalado viniendo con la hoz en su mano, dispuesto a segar la mies y pisar el lagar de la ira de Dios: ‘Miré, y he aquí una nube blanca y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro y en su mano una hoz aguda.’ ‘Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.’ ‘Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra: porque están maduras las uvas.’ 312

‘Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad…’ (Apoc. 14:14, 16, 18-20). Aquellos que son destruídos fuera de la ciudad, Sión, en el valle de Josafat, reciben su justo castigo, pues se opusieron al Cordero y sus huestes, colocándose fuera del alcance de la salvación. Concluyendo el pensamiento de Joel citado por San Juan en el Apocalipsis, digamos: 1. Que así como los enemigos de Dios no son racimos de uvas literales, tampoco es literal su reunión en el valle de Josafat. 2. Resulta interesante conocer el origen de las figuras de Joel y San Juan, en el hecho que allí en el valle de Josafat aún hasta el día de hoy se conservan varios lagares muy antiguos usados por los viñadores para sacar el jugo de la vid. Más aún, aquellos que pisaban los racimos de uvas sobre el lagar, sus vestidos quedaban salpicados de jugo de uva, y por ende manchados. Usando esta realidad como figura, el Apocalipsis presenta a Cristo viniendo como ‘Rey de reyes’ y líder del Armagedón en su segunda venida con su vestidura salpicada de sangre (Apoc. 19:13), verdad que señala que El viene para pisar el ‘lagar de la ira de Dios’ (v. 15), es decir, para destruir a los que se pusieron fuera del alcance de la salvación, los que rechazaron salir de Babilonia, y los que se negaron a entrar en Sión, y sin embargo se propusieron pelear contra ella, su Iglesia.” [Walter Cameron R., “La Batalla del Gran Dios Todopoderoso”, págs. 38-39] Es claro que “el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso” que se presenta en Apocalipsis 14 y también en Apocalipsis 19, es un símbolo de la destrucción y justo castigo de los pecadores con ocasión de la segunda venida de Cristo. El “lagar” constituye también una referencia a las siete plagas postreras ya que “en ellas es consumada la ira de Dios.” [Apocalipsis 15:1] La expresión “consumada”, del griego ἐτελέσθηquiere también decir satisfecha. Lo anterior, da a entender que con las siete plagas y que en su conjunto son también llamadas “el lagar del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso,” queda satisfecha la ira de Dios con relación a la última generación que ha de vivir antes de que Cristo venga y que por su indiferencia e incredulidad, sólo se hicieron comparables con la generación antediluviana. Cada vez que en la Biblia se hace referencia al lagar, es con referencia a una expresión de ira y castigo de los transgresores. Así se emplea la figura en los siguientes pasajes: 2 Reyes 6:27; Isaías 63:2-3; Lamentaciones 1:15.

CONCLUSIÓN En la visión de Juan, en que se ve al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo, el apóstol termina de presentar el mensaje de los tres ángeles y deja ver finalmente el resultado de la aceptación o rechazo de dichos mensajes que en definitiva se concentran en uno solo y que es denominado por la inspiración como el “Evangelio eterno”. El rechazo de este mensaje por parte de la última generación de la humanidad, será lo que determine su condenación final y el derramamiento de las siete plagas postreras. En el capítulo 14 del Apocalipsis se aprecia el cumplimiento de las palabras pronunciadas por

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Jesús en el monte diciendo: “Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles, y entonces vendrá el fin.” [Mateo 24:14] El capítulo 14 es la respuesta natural a la inquietud que se plantea en el capítulo 13 en cuanto a sí todo el mundo recibirá la señal de la bestia en su frente o en su mano, dejando ver que un grupo de personas en contraposición al mundo, tomará sobre sí el sello de Dios y escogerán ser fieles a sus mandamientos en un mundo influenciado por la apostasía generalizada. La visión de Juan nos permite mirar con optimismo y esperanza el futuro, sabiendo que Dios está haciendo lo necesario para salvar a la humanidad. El triple mensaje está siendo actualmente proclamado al mundo entero y llegará la hora en las verdades en él presentadas iluminarán toda la tierra. El último mensaje de misericordia será dado a todo el mundo por testimonio, como dijera Jesús en el monte, y entonces vendrá el fin. Ninguna persona será condenada sin que antes la verdad haya sido presentada a su conciencia y ésta haya sido voluntariamente rechazada. La visión del apóstol culmina con una sorprendente descripción de la segunda venida de Jesús para recoger a su pueblo y juntamente, una visión del justo castigo de quienes rechazaron la invitación del cielo. A fin de concluir la consideración de este importante capítulo de la revelación, cabe recordar las palabras de la Hna. White, quien dijo: “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil.” [7 CBASD 970] De igual manera, a la luz de esas palabras inspiradas, podemos lograr una más clara comprensión del siguiente diálogo entre Jesús y sus discípulos: “Y díjole uno: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Porfiad a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.” [Lucas 13:23-24]

CAPÍTULO 15 “MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE” Los capítulos 15 y 16 del Apocalipsis nos dejan ver los episodios finales de la historia de este mundo. Las siete postreras plagas, en que es consumada la ira de Dios, habrán de ser derramadas finalmente sobre el mundo impenitente y sobre la cabeza de las personas culpables de haber ofendido a Dios. Sin embargo, antes de que las plagas sean derramadas sobre la humanidad transgresora, Juan recibe una visión especial. En ella, se le muestra bajo un símbolo, a la falsa religión, la principal responsable de que el mundo extraviara su camino delante de Dios. Este poder, que llevó al mundo a formarse un 314

equivocado concepto de Dios, es presentado bajo la figura de una mujer vil, vestida de ramera e indecorosamente y sosteniendo en su mano una copa embriagante. La mujer es llamada por nombre: “Babilonia, la Grande.” El nombre asignado por inspiración a esta mujer simbólica es una clara alusión a la antigua ciudad de Babilonia, la Babilonia de Nemrod, Semíramis, Hamurabi o más tarde Nabucodonosor. Esta antigua ciudad es reconocida históricamente como la cuna del paganismo, el origen de todas las creencias falsas que se han traspasado de generación en generación a través de los siglos. La influencia determinante de la falsa religión se ha visto plasmada en la cultura de todas las civilizaciones que la historia conoce y ha sobrevivido misteriosamente hasta nuestros días. El apóstol Juan escribe: “Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copias, y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas: Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.” [Apocalipsis 17:1-2] En cuanto al tiempo en que nos ubica la profecía, un autor adventista escribe lo siguiente: “Juan da la clave para saber el tiempo, que claramente es el tiempo de las siete plagas. Uno de los siete ángeles que vierten la ira de Dios sobre la tierra declara que la gran ramera será incluída entre los que reciban la ira de Dios. Debido a que ahora estamos en el tiempo de gracia, no del juicio, podemos estar seguros que los eventos mencionados en la última parte del capítulo 17 ocurrirán después que termine la gracia, después de sellar a los fieles de Dios y después de marcar a los que eligen seguir oponiéndose a Dios.” “Apocalipsis 17 explica un poco más los eventos de la sexta y séptima plagas.” “Los últimos siete versículos de Apocalipsis 17 conducen al tiempo de las plagas, al tiempo del juicio de Dios.” “Los versículos 17 al 18 se cumplen junto con la sexta y la séptima trompetas, en un vivo drama apocalíptico.” “Los siete últimos versículos de Apocalipsis 17 describen eventos que sucederán durante las dos últimas copas, que por supuesto, están el futuro.” [Ricardo Cabero A., “Sermones para pastores y predicadores laicos”, págs. 169-170, 172-173] Aún este otro comentario resulta interesante: “La identificación de este ángel como uno de los siete mensajeros portadores de las siete plagas de los capítulos 15 y 16, implica que la información que se habrá de impartir a Juan está relacionada con las siete postreras plagas. Esta relación se confirma por el hecho de que el tópico anunciado en este capítulo – ‘la sentencia contra la gran ramera’ – ocurre bajo la séptima plaga.” [7 CBADS 849] La circunstancia de que uno de los siete ángeles que tienen las siete copas invite a Juan a contemplar la condenación de la ramera mística, indica que la visión debe alcanzar su cumplimiento en el tiempo del 315

fin. Por otra parte, la condenación de Babilonia la Grande obedece a que ha sido hallada culpable, no sólo de haber dado de beber su vino a todas las naciones, sino aún más, de que en ella se ha encontrado la sangre de los mártires de la fe de todas las épocas. Como hemos visto anteriormente, el acto de dar a beber su vino a las naciones, hallará su perfecto cumplimiento cuando la iglesia apóstata influya de manera determinante sobre el poder civil, a fin de imponer la observancia universal del domingo, el falso día de reposo, y todas las naciones acepten dicha imposición. Para el tiempo en que está presentada la visión de Apocalipsis 17 la imposición de la marca de la bestia es ya una realidad, por cuanto se dice que: “los que moran en la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.” Consecuentemente, el hecho que refiere el capítulo 17 esencialmente, a saber la condenación de Babilonia la Grande, es posterior a la imposición del decreto dominical y posterior también al fin del tiempo de gracia. Recordemos que las siete postreras plagas sólo serán derramadas una vez que termine el tiempo de gracia y que el Señor Jesucristo culmine su obra mediadora en el santuario celestial. De un análisis más profundo de los símbolos y los tiempos presentados en Apocalipsis 17, se concluye que Babilonia la Grande ha sostenido la religión falsa a lo largo de toda la historia según se desprende de la figura que la muestra cabalgando sobre la bestia de siete cabezas, símbolo de todos los imperios que han existido en la tierra desde los primeros tiempos. No obstante lo anterior, el apóstol es llevado a contemplar a la mujer corrupta en un tiempo determinado de la historia, a saber la época del desierto, época que se ubica entre los años 538 y hasta el 1798 después de Cristo. El desierto es una representación del período de los 1260 años según se desprende de Apocalipsis 12:6. Durante esta época, Babilonia la Grande cabalgó sobre el papado, de modo que el tiempo a que Juan alude principalmente es el tiempo de esplendor de la Babilonia católica. Babilonia la Grande es la obra maestra del gran engañador de las almas, quien a lo largo de toda la historia ha procurado que el poder religioso influya sobre el poder civil o político y conducirlo a su antojo. La unión de la iglesia y el estado, que se consumó durante la Edad Media, llegó a ser el tiempo de mayor esplendor de la ramera religiosa que vestida de un falso cristianismo, dio de beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. El mantener esta fatídica alianza entre religión y política, ha sido desde siempre el empeño de la serpiente antigua quien por medio de esta alianza, busca conducir al mundo en un sentido totalmente opuesto y contrario a Dios. La revelación muestra que la bestia que trae a la mujer corrupta evidencia un definido color escarlata o rojo, color que refiere un carácter criminal y perseguidor. El rojo es el mismo color que identifica al dragón de Apocalipsis 12, símbolo de Satanás. Lo figura presentada a Juan, deja ver que la mujer corrupta y que guía a la bestia, es la responsable en definitiva de todas las persecuciones que la propia bestia ha emprendido contra los santos a lo largo de la historia y especialmente durante la Edad Media o época del desierto, toda vez que es ella quien la dirige y conduce a su antojo. Esto también permite ver que la religión siempre ha estado en control del poder civil y ha conducido a este último no sólo a resistir a Dios, sino también a perseguir incansablemente a su pueblo. Sobre la mujer Babilonia, la Escritura dice: “Y la mujer que has visto, es la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra.” [Apocalipsis 17:18] ¿Cómo fue que recibió un reino Babilonia la Grande? ¿Quién le entregó los reinos del mundo a esta mujer simbólica? La respuesta se encuentra en Mateo 4:8-9 en donde se muestra al Diablo ofreciendo inútilmente los reinos del mundo a Cristo y 316

diciendo: “Todo esto te daré, si postrado me adorares.” Bajo esta misma condición Babilonia ha llegado a tener dominio sobre los reinos del mundo. La adoración y culto que tributa a diario Babilonia no es sino un culto y adoración convenientemente pactados a Satanás el Diablo el cual viene a ser para ella su dios. Como ya se ha dicho, para el tiempo que Juan refiere en Apocalipsis 17, a saber la época del desierto, Babilonia no es sino un símbolo del cristianismo católico apóstata y más adelante del protestantismo, que heredó su religión del anterior. La cristiandad católica y protestante es presentada por Juan como dirigiéndose a su condenación definitiva por haber rechazado determinadamente a Dios. El juicio de Dios contra la cristiandad apóstata es lo que el apóstol presenta en santa visión. Los pecados del falso cristianismo han llegado hasta el cielo y Dios promete tener presente sus maldades. En su justicia, Dios tomará venganza de toda la sangre que ha sido derramada por los enemigos de la verdad. El clamor de los mártires y de todos aquellos que sucumbieron bajo la mano del verdugo, será finalmente contestado y Babilonia la Grande, la responsable de tanto sufrimiento y dolor vendrá en memoria delante del Dios eterno, quien le dará conforme a sus obras. Un breve, aunque interesante comentario viene de la mano de un autor adventista: “De este modo, el juicio de Dios contra la apostasía es el tema principal de este capítulo.” [Carl Coffman, “Tiempo Presente, Gloria Futura”, pág. 71]

1 EL MISTERIO DE LA MUJER [Apocalipsis 17:3-7] Ya en el capítulo 16, el apóstol Juan había recibido un anticipo del juicio final contra Babilonia. En el versículo 12 de dicho capítulo y como parte del cumplimiento de la sexta plaga, se dejan ver los primeros indicios del juicio final contra el falso cristianismo, la cristiandad apóstata. Se describe en símbolos a los muchos pueblos y naciones, que producto de los eventos finales que afectarán a este mundo, no darán más su apoyo a la mística Babilonia, con lo cual queda “preparado el camino de los reyes del oriente,” símbolo del Señor Jesús y los santos ángeles. El capítulo 16 culmina expresando que: “la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor su ira.” Todo esto, no es sino la antesala de la siguiente visión, la condenación de Babilonia la Grande. El profeta de Patmos había sido impresionado por el juicio sobre la ciudad abominable, sin embargo, debía recibir aún una visión complementaria que le ayudase a comprender la gravedad de las faltas de Babilonia y el carácter de la obra que ésta había venido realizando desde el principio de los tiempos y más específicamente durante el período de la Edad Media, el período del dominio papal. En la visión dada a Juan se deja ver además el trato ilícito que la mujer vil mantiene con los reyes del mundo y las abominaciones doctrinales que entregó al pueblo como parte de las verdades santificadoras que habrían de dar vida al alma. La visión deja ver igualmente la forma impía en que Babilonia la Grande se las arregló para influir sobre los imperios históricos a fin de perseguir a los 317

santos. A lo vivo el vidente de Patmos contempló la sangre de los mártires de Cristo, no sólo durante el período del oscurantismo, sino mucho más allá, durante las épocas anteriores, cuando los testigos de Dios eran muertos de las formas más crueles y espantosas. Babilonia la Grande no sólo es hallada culpable de la muerte de los apóstoles y cristianos fieles de la iglesia primitiva y de los siglos que le sucedieron, sino que también fue hallada en ella la sangre de los profetas y de todos aquellos que por su fe fueron muertos en la tierra. [Apocalipsis 18:24]

¿QUIÉN ES LA BABILONIA MÍSTICA DE APOCALIPSIS 17? Ya hemos visto que Babilonia la Grande simboliza al imperio mundial de la religión falsa y que ha buscado dominar al mundo desde los primeros tiempos. Precisamente, la Babilonia de Apocalipsis 17 es descrita como montando y guiando a la bestia escarlata de siete cabezas y que a su vez es símbolo de los siete imperios históricos que se han levantado en la tierra a lo largo de los siglos. Sin embargo, en forma específica y según está presentada en Apocalipsis 17, Babilonia representa al catolicismo que dominó Europa durante los años 538 y hasta el 1798 de nuestra era, período que en la profecía es señalado como la época del “desierto” y que comprende los 1260 días proféticos que se traducen en años y que es el mismo período de dominio papal, o sea de la bestia de Apocalipsis 13:1. Durante este tiempo o período del “desierto” ha instigación de Babilonia, la bestia perseguiría a la mujer (símbolo de la iglesia), cumpliendo así los malvados designios de Satanás. [Apocalipsis 12:6, 14] Se hace claro entonces que Juan es llevado al tiempo profético de los 1260 días en que la iglesia de Cristo sería perseguida y se consolidaría el reinado de la bestia de Apocalipsis 13. Durante ese período Babilonia la Grande es descrita como estando embriagada con la sangre de los santos. La visión de Apocalipsis 17 nos invita a distinguir entre el poder político, la bestia, y el poder religioso, la mujer ramera. Es claro que en el símbolo que vió Juan, el poder político y el religioso, están claramente diferenciados, de donde la bestia y la mujer corrupta no son el mismo símbolo sino que de hecho una guía a la otra. Notemos que durante el período del “desierto” o los 1260 días proféticos, la bestia es acusada de “hacer guerra contra los santos”, por ello, esta misma bestia es descrita en Apocalipsis 17 como una “bestia bermeja” o “escarlata”, color que referencia un carácter perseguidor. Sin embargo, ¿quién indujo a la bestia a “hacer guerra contra los santos? La respuesta está en Apocalipsis 17, ahí se presenta a una mujer vil guiando a la bestia y estando “embriagada de la sangre de los santos, de la sangre de los mártires de Jesús.” Con relación a la diferenciación que existe entre la mujer vil de Apocalipsis 17 y la bestia que monta, consideremos los siguientes comentarios: “La principal diferencia entre la bestia del capítulo 13 y la del 17 es que en la primera, identificada con el poder papal, no se hace diferenciación entre el aspecto político y religioso del poder papal mientras que en la segunda estos dos aspectos están diferenciados – la bestia representa poderes políticos, la mujer simboliza un poder religioso.” [7 CBASD 851]

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“La ‘bestia’ claramente no significa la Iglesia Católica en sí misma, porque ella está viva y próspera, aunque haya desaparecido su poder de perseguir a los ‘herejes’, y éste es el sentido en el cual aún no ha sanado la herida mortal de la bestia (no de la mujer).” “No es la mujer sino la bestia que está fuera de acción durante este período del tiempo del fin. En el capítulo 17 se diferencian claramente las dos. En el capítulo 13, donde la Iglesia y el estado están fusionados y no separados, es la bestia cual leopardo la que recibe la herida mortal; y esta bestia cual leopardo generalmente se define como simbolizando la Iglesia Romana. Pero no es una exégesis segura considerar solamente el capítulo 13, y no compararlo con su paralelo, o duplicado, en el capítulo diecisiete. Apocalipsis 17 no dice nada acerca de que la mujer es puesta fuera de acción, pero sí dice que en el tiempo del cual habla ‘la bestia que has visto, era y no es’. (Vers. 8)” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, págs. 47-48] “Pero aunque la bestia y la ramera aparecen como entidades separadas, son virtualmente idénticas en carácter. Desde el punto de vista moral hay poco que elegir entre las dos. Ambas son color ‘escarlata’. Ambas requieren lealtad absoluta, y en cuanto se presenta la oportunidad ambas persiguen implacablemente.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 477] Según se desprende de todo lo expuesto, se hace claro que si bien la bestia de Apocalipsis 13 representa la unión del poder político y religioso, en Apocalipsis 17 se hace clara diferencia entre uno y el otro, representando la bestia el poder político, y la mujer vil al poder religioso, no obstante, ambos estrechamente unidos en el catolicismo medioeval, conforman un solo y único poder. ¿Por qué Babilonia la Grande es señalada como una ramera en la profecía? Sencillamente, porque mientras la Biblia presenta a la verdadera iglesia como la esposa mística de Cristo, una mujer pura e inmaculada en estrecha relación con su Señor, según Efesios 5:22-33 y Apocalipsis 12:1, Babilonia es presentada como una mujer impúdica, un poder religioso que a pesar de su desvergonzada actitud, profesa ser la “esposa misteriosa” de Cristo. Efectivamente, mientras Babilonia profesa estar estrechamente comprometida con Jesús y en hecho alega ser la iglesia de Cristo, la verdad es que continuamente es hallada fornicando con los reyes de la tierra y participando de obras disolutas con los habitantes del mundo. Relacionada con Babilonia frecuentemente es mencionada la palabra “fornicación” del griego πορνεία y que denota una relación ilícita con los elementos del mundo mientras profesa estar comprometida formalmente con Cristo. & Por el contrario, la inspiración refiere a Babilonia como la “ramera”, del griego πόρνη y la acusa de fornicación. Recordemos que fornicación refiere al pecado de relación ilícita por parte de quien virginalmente está llamada a mantener la castidad. Es claro entonces que la mujer vil de Apocalipsis 17 y que profesa virginalmente entregarse a Cristo no es moralmente apta para estar en relación con Cristo puesto que la revelación la señala como una mujer de vida disoluta y de comportamiento impúdico. ¿Cómo llegó la iglesia de Roma a transformarse en una ramera a la vista de Dios? Consideremos el siguiente comentario inspirado: “Se acusa a Babilonia de haber tenido relaciones ilícitas con ‘los reyes de la tierra.’ Por su alejamiento del Señor y su alianza con los paganos la iglesia judía se transformó en ramera; Roma se corrompió de 319

igual manera al buscar el apoyo de los poderes mundanos, y por consiguiente recibe la condenación.” [CS 433]

LA MADRE DE LAS RAMERAS Babilonia la Grande es llamada también como “la madre de las rameras” del griego ἡ μήτηρ τῶν πορνῶνlo cual indica que Babilonia, la Iglesia Católica, no está sola en su pretensión de ser una iglesia pura y casta en relación con su Señor. Hay además otras iglesias que son halladas por Dios en la misma situación moral y espiritual de Babilonia y que la inspiración deja ver como sus “hijas”. Las “hijas de la ramera” deben consecuentemente ser una alusión a las “iglesias” que salieron del catolicismo y que sin embargo, en su fe y práctica, se atienen a los mismos principios que animan a su progenitora. En este sentido, hallamos a las iglesias que surgieron del catolicismo como resultado de la Reforma del Siglo XVI y que si bien profesaron separarse de su “madre”, en la práctica han aplicado los mismos principios del catolicismo del que una vez salieran. La semejanza que anima a una y a otras, se deja ver principalmente en el espíritu de unidad que las anima y que las ha llevado en el movimiento ecuménico a plasmar definidamente que son una y la misma cosa. Esto último, permite ver a las claras que la expresión “Babilonia”, también se puede extender con propiedad a las iglesias populares que hoy se encuentran unidas con Roma y que en el movimiento de unidad las llama a volver perseverantemente de regreso a casa, al seno de su madre espiritual, Babilonia la Grande. Sobre este punto, consideremos el siguiente comentario: “Se dice que Babilonia es “madre de las rameras.” Sus hijas deben simbolizar las iglesias que se atienen a sus doctrinas y tradiciones, y siguen su ejemplo sacrificando la verdad y la aprobación de Dios, para formar alianza ilícita con el mundo. El mensaje de Apocalipsis 14, que anuncia la caída de Babilonia, debe aplicarse a comunidades religiosas que un tiempo fueron puras y luego se han corrompido. En vista de que este mensaje sigue al aviso del juicio, debe ser proclamado en los últimos días, y no puede por consiguiente referirse sólo a la iglesia romana, pues dicha iglesia está en condición caída desde hace muchos siglos. Además, en el capítulo 18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babilonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se encuentra actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante.” [CS 433] “Muchas de las iglesias protestantes están siguiendo el ejemplo de Roma, y se unen inicuamente con “los reyes de la tierra.” Así obran las iglesias del estado en sus relaciones con los gobiernos seculares, y otras denominaciones en su afán de captarse el favor del mundo. Y la expresión “Babilonia” – confusión- puede aplicarse acertadamente a esas congregaciones que, aunque declaran todas que sus doctrinas derivan de la Biblia, están sin embargo divididas en un sinnúmero de sectas, con credos y teorías muy opuestos. Además de la unión pecaminosa con el mundo, las iglesias que se separaron de Roma presentan otras características de ésta. Una obra católica romana arguye que “si la iglesia romana fue alguna vez culpable de idolatría con respecto a los santos, su hija, la iglesia anglicana, es igualmente culpable, pues tiene diez iglesias 320

dedicadas a María por una dedicada a Cristo.” – Dr. Challoner, The Catholic Christian Instructed, prólogo, págs. 21, 22.” [CS 434] De conformidad con lo planteado en la profecía, la iglesia romana es la única que con toda propiedad se hace llamar a sí misma como “la iglesia madre”. Puesto que la Iglesia Católica alega ser “madre” cabe preguntar cuáles son sus “hijas”. La respuesta resulta evidente en la existencia de un sin número de “iglesias” que profesan los mismos principios que la sustentan a ella. Apocalipsis 17 identifica a la iglesia romana como la madre y origen de todas las demás iglesias que surgieron de ella como resultado de la Reforma del Siglo XVI. En este sentido, la aplicación del símbolo que refiere a Babilonia la Grande resulta tan sorprendentemente claro, que no es posible en efecto aplicarlo a otra colectividad religiosa en la historia. La mujer Babilonia de Apocalipsis 17 sólo puede representar a la iglesia romana. Lo anterior, resulta consecuente con lo expresado por un autor que dice: “Los historiadores a menudo consideran que la historia de la Edad Media es virtualmente la historia de la iglesia.” [C. Mervin Maxwell, “Apocalipsis: sus revelaciones”, pág. 475]

LAS CARACTERÍSTICAS DE BABILONIA LA GRANDE Por otra parte, las características que de Babilonia la Grande se describen en Apocalipsis 17:4-6, abundan en más detalles que nos permiten alcanzar aún una más asertiva interpretación: “La mujer Babilonia de Apocalipsis 17 está descrita como “vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro y piedras preciosas y perlas, teniendo en su mano un cáliz de oro, lleno de abominaciones, es decir, las inmundicias de sus fornicaciones; y en su frente tenía un nombre escrito: Misterio: Babilonia la grande, madre de las rameras.” El profeta dice: “Ví a aquella mujer embriagada de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús.” Se declara además que Babilonia “es aquella gran ciudad, la cual tiene el imperio sobre los reyes de la tierra.” (Apocalipsis 17: 4 – 6, 18, V.M.) La potencia que por tantos siglos dominó con despotismo sobre los monarcas de la cristiandad, es Roma. La púrpura y la escarlata, el oro y las piedras preciosas y las perlas describen como a lo vivo la magnificencia y la pompa más que reales de que hacía gala la arrogante sede romana. Y de ninguna otra potencia se podría decir con más propiedad que estaba “embriagada de la sangre de los santos” que de aquella iglesia que ha perseguido tan cruelmente a los discípulos de Cristo. Se acusa además a Babilonia de haber tenido relaciones ilícitas con “los reyes de la tierra.” Por su alejamiento del Señor y su alianza con los paganos la iglesia judía se transformó en ramera; Roma se corrompió de igual manera al buscar el apoyo de los poderes mundanos, y por consiguiente recibe la misma condenación.” [CS 433-433] Otros autores expresan lo siguiente sobre los mismos aspectos: “Las vestiduras y los atavíos de esta mujer, según se presentan en el vers. 4, armonizan en forma sorprendente con la interpretación dada a este símbolo. Los principales colores que se notan en los mantos de los papas y los cardenales son precisamente el purpúreo y el escarlata. Según los testigos oculares, entre las miríadas de piedras preciosas que adornan sus ceremonias, casi no se conoce la plata, y el oro mismo es menos notable que las gemas costosas. De la copa de oro que tiene en la 321

mano—que, por ser un símbolo de pureza en la doctrina y la profesión de fe, debiera haber contenido solamente algo puro y de acuerdo con la verdad—sólo salieron abominaciones y el vino de su fornicación, símbolo adecuado de sus doctrinas abominables y prácticas aun más abominables. Se dice que en ocasión de un jubileo papal se empleó el símbolo de una mujer con una copa en la mano: “En 1825, en ocasión del jubileo, el papa León XII hizo acuñar una medalla que llevaba de un lado su propia imagen, y del otro, la de la iglesia de Roma simbolizada como una ‘mujer’ que sostenía en su mano izquierda una cruz y en la derecha una copa, y tenía en derredor suyo la leyenda, Sedet super universum, ‘El mundo entero es su sede.’ “ Esta mujer es explícitamente llamada Babilonia. ¿Es Roma, por lo tanto, Babilonia, con exclusión de todos los otros cuerpos religiosos? No; no puede serlo, por el hecho de que es llamada la madre de las rameras, según se ha notado ya, lo cual demuestra que hay otras organizaciones religiosas independientes que constituyen las hijas apóstatas, que pertenecen a la misma gran familia.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis, págs. 330-331] Respecto a la copa embriagadora que la mujer sostiene en su mano se puede considerar los siguientes comentarios: “Esta copa embriagadora que ofrece al mundo representa las falsas doctrinas que ha aceptado como resultado de su unión ilícita con los magnates de la tierra. La amistad con el mundo corrompe su fe, y a su vez Babilonia ejerce influencia corruptora sobre el mundo enseñando doctrinas que están en pugna con las declaraciones más claras de la Sagrada Escritura.” [CS 439] “Si el mundo no estuviese fatalmente embriagado con el vino de Babilonia, multitudes se convencerían y se convertirían por medio del conocimiento de las verdades claras y penetrantes de la Palabra de Dios. Pero la fe religiosa aparece tan confusa y discordante que el pueblo no sabe qué creer ni qué aceptar como verdad. La iglesia es responsable del pecado de impenitencia del mundo.” [CS 440] “La copa repesenta el poder seductor de las falsas enseñanzas que la mujer presenta al mundo.” [Carl Coffman, “Tiempo Presente, Gloria Futura”, pág. 72] & “Babilonia ha estado fomentando doctrinas venenosas, el vino del error. Este vino del error se compone de falsas doctrinas.” [TM 61] ¿Cuáles son algunas de las doctrinas que componen el fatídico “vino de Babilonia”? “La teoría de las penas eternas es una de las falsas doctrinas que constituyen el vino de las abominaciones de Babilonia, del cual ella da de beber a todas las naciones.” [CS 591] “Así se introdujeron graves errores en la fe cristiana. Uno de los principales fue la creencia en la inmortalidad natural del hombre y en su estado consciente después de la muerte. Esta doctrina fue la base sobre la cual Roma estableció la invocación de los santos y la adoración de la virgen María. De la 322

misma doctrina se derivó también la herejía del tormento eterno para los que mueren impenitentes, que muy pronto figuró en el credo papal. De este modo se preparó el camino para la introducción de otra invención del paganismo, a la que Roma llamó purgatorio, y de la que se valió para aterrorizar a las muchedumbres crédulas y supersticiosas. Con esta herejía Roma afirma la existencia de un lugar de tormento, en el que las almas de los que no han merecido eterna condenación han de ser castigadas por sus pecados, y de donde, una vez limpiadas de impureza, son admitidas en el cielo.” [CS 62-63] “La institución bíblica de la Cena del Señor fue substituída por el sacrificio idolátrico de la misa. Los sacerdotes papales aseveraban que con sus palabras podían convertir el pan y el vino en “el cuerpo y sangre verdaderos de Cristo.” (Cardenal Wiseman, The Real Presence, Confer. 8, sec. 3, párr. 26.) Con blasfema presunción se arrogaban el poder de crear a Dios, Creador de todo. Se les obligaba a los cristianos, so pena de muerte, a confesar su fe en esta horrible herejía que afrentaba al cielo. Muchísimos que se negaron a ello fueron entregados a las llamas.” [CS 64] “¿En qué consiste ese vino? En sus doctrinas falsas. Ha dado al mundo un día de reposo falso en lugar del verdadero del cuarto mandamiento, y ha repetido la falsedad que Satanás comunicó a Eva en el Edén: la inmortalidad del alma.” [2 MS 135] “El vino de Babilonia consiste en la exaltación del falso día de reposo sobre el sábado que el Señor Jehová ha bendecido y santificado para uso del hombre, y también es la creencia en la inmortalidad del alma.” [2 MS 77-78]

2 EL MISTERIO DE LA BESTIA [Apocalipsis 17:7-11] En el análisis del capítulo 13 del Apocalipsis, se estableció que la bestia es un símbolo del sistema de gobierno mundial que Satanás ha intentado imponer en la tierra desde los primeros tiempos de nuestra historia. Este imperio mundial se fundamenta en la unión magistral del poder político y religioso con el fin de dominar la conciencia de la humanidad. Las siete cabezas de la bestia representan siete imperios históricos sucesivos por medio de los cuales el enemigo de las almas ha pretendido someter al mundo bajo su voluntad y llevarlo a desafiar la ley del cielo. Como se dijo anteriormente con relación a la bestia de Apocalipsis 13 y que resulta ser la misma de Apocalipsis 17, los siete imperios que están representados por las siete cabezas, revisten importancia en el aspecto religioso más que en el aspecto político, pues este es el punto sobre el cual Satanás el Diablo ha basado su estrategia en el gran conflicto de los siglos. De ahí que, según se explicó antes, se descartara de la sucesión de imperios a naciones como Egipto o Asiria, las que si bien en algún momento de la historia constituyeron imperios dominantes y de gran relevancia, no influyeron de manera decisiva en el aspecto religioso, algo en lo que están de acuerdo varios interpretes del Apocalipsis. Más bien estas naciones habiendo heredado sus formas religiosas de las antiguas culturas babilónicas, fueron en definitiva más influyentes desde el punto de vista político.

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Siendo así, la sucesión de imperios comienza con Babilonia, el primer imperio o cabeza de la bestia, seguido por Neo Babilonia, Medopersia, Grecia, Roma, el Papado y Francia respectivamente, completando así la secuencia de siete cabezas. Ya estudiamos que Francia, con toda la influencia atea que ejerció durante el período de la Revolución Francesa y el poder político que ejerció bajo el liderazgo de Napoleón Bonaparte, se constituye en la séptima y última cabeza de la bestia. Francia es sindicada como la nación responsable de propinar la herida de muerte a la sexta cabeza de la bestia, el papado, herida que según establece la profecía ha de ser sanada y constituir al papado en la cabeza de la bestia dominante en el tiempo del fin e inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo. La historia de la bestia permite ver que las cabezas de ella no reinan o dominan de manera conjunta o simultánea sino que cada una de ellas domina un segmento de la historia en forma individual e independiente de las demás. La historia misma confirma que las cabezas se han combatido unas a otras y que el reinado de una sigue invariablemente a la caída de la anterior, caída generalmente propiciada por la cabeza sucesora. Así por ejemplo, se puede apreciar que Medopersia, la tercera cabeza, derribó a Neo Babilonia, la segunda cabeza. Por su parte, el Grecia derribó a Medopersia, luego el Imperio Romano derribó a Grecia, etc. Siguiendo este mismo curso de acción, Francia, la séptima cabeza, asestó una herida mortal a la sexta cabeza, el papado, la que si bien no destruyó completamente a dicho imperio, si lo hundió en la inacción por un tiempo. Es absolutamente lógico concluir que Francia es parte integrante de la bestia como una de las cabezas de ella, toda vez que en el capítulo 13 de Apocalipsis, en que se habla de la herida mortal recibida por una de las cabezas, no se dice nada respecto a que la herida misma haya sido asestada por un poder o potencia externa a la bestia misma. De hecho, en el mismo capítulo 13 se describe una potencia ajena a la bestia, aquella potencia que es descrita como teniendo cuernos semejantes a los de un cordero y que señala a los Estados Unidos de Norteamérica. No obstante, no es esta última nación la potencia que agrede a la bestia. No se describe en el capítulo 13 otra potencia, bajo el símbolo de una bestia, que pudiera eventualmente haber propinado la herida de muerte a una de las cabezas de la bestia de Apocalipsis 13:1, de modo que es consecuente concluir que Francia sea parte de la bestia misma, haciendo parte de una de sus cabezas, la séptima. Con lo anterior, se logra consecuencia en la vida histórica del símbolo empleado por la inspiración para representar a los imperios mundiales que han dominado en la tierra. Nunca en la historia de la bestia ésta fue agredida por un poder externo a ella. Nunca una cabeza de la bestia fue derribada o agredida por un poder externo a ella. Siempre que una de las cabezas de la bestia fue atacada y derribada, sucedió esto a manos de otra de las cabezas de ella. Considerando que Francia es reconocida históricamente como la nación que propinó la herida de muerte al papado derribándolo de la posición de dominio que tenía hasta el año 1798, es consecuente concluir que Francia es parte de la bestia misma, siendo una de las cabezas de ella. Por otra parte, Francia es llamada en el capítulo 11 del Apocalipsis como “la bestia que sube del abismo” lo que indica que esta nación llegó a ser en un momento la propia bestia. Pero, ¿pudiera Francia constituir una bestia distinta a la de Apocalipsis 13:1? De ninguna manera, pues de lo contrario tendría que haber sido mencionada en el capítulo 13 como sucede por ejemplo con Estados Unidos señalado por la bestia de cuernos semejantes a los de un cordero de Apocalipsis 13:11. 324

Note que Apocalipsis 13 señala que una de las cabezas de la bestia recibió una herida pero no menciona a otra bestia como propinando dicha herida, aunque en hecho el capítulo menciona otra bestia en el versículo 11, pero esta otra bestia surge en un lugar distinto al lugar de dominio de la primera. ¿Por qué no se menciona una tercera bestia en Apocalipsis 13 como responsable de la herida mortal? Simplemente porque no existe una tercera bestia. La herida mortal al papado fue propinada por una de las propias cabezas de la bestia, Francia. Note el siguiente comentario con relación al año 1798 y a la segunda bestia de Apocalipsis 13:11: “¿Cuál era en 1798 la nación del nuevo mundo cuyo poder estuviera entonces desarrollándose, de modo que se anunciara como nación fuerte y grande, capaz de llamar la atención del mundo? La aplicación del símbolo no admite duda alguna. Una nación, y sólo una, responde a los datos y rasgos característicos de esta profecía; no hay duda de que se trata aquí de los Estados Unidos de Norteamérica.” [CS 493] Tanto la Biblia como el Espíritu de Profecía claramente destacan que para el año 1798 sólo había una nación o potencia externa a la bestia y que podía consecuentemente ser representada por una bestia distinta y aparte de ella, a saber los Estados Unidos de Norteamérica. Considerando esto, cabe preguntar: Si sólo se menciona una bestia aparte de la bestia como leopardo del capítulo 13, ¿por qué Francia es llamada como “la bestia” en el capítulo 11? La respuesta es sencilla: porque Francia es parte de la primera bestia de Apocalipsis 13. En el Apocalipsis se describe básicamente a dos bestias simbólicas, las dos bestias de Apocalipsis 13. Una de ellas, la primera, es llamada “la bestia” a lo largo de todo el libro profético, mientras que la segunda, aquella que tenía cuernos como los de un cordero, es llamada “el falso profeta”, para distinguirla de la primera bestia del capítulo 13. Siendo así, cada vez que en el libro del Apocalipsis se menciona una bestia, aparte de Apocalipsis 13:11, se está aludiendo a la bestia de siete cabezas de Apocalipsis 13. Esto, de igual manera nos lleva a concluir que Francia, al ser llamada “la bestia que sube del abismo” en Apocalipsis 11, es considerada como una de las cabezas de la bestia de Apocalipsis 13:1. Que las cabezas de la bestia no reinan en forma simultánea o conjunta, se hace claro en Apocalipsis 17:9-10. En este pasaje se explica que “las siete cabezas son siete montes.” Es sabido que el símbolo “monte” es empleado en las Sagradas Escrituras para señalar un reino o imperio. Así es utilizado el símbolo en Daniel 2:34-35, 43-45 y en Jeremías 51:24-25. En el primero de los pasajes mencionados, el símbolo es empleado para señalar el reino de Jesucristo que ha de establecerse una vez que sean derribados los reinos del mundo. Por otra parte, en el segundo pasaje, Jeremías alude a Neo Babilonia como un “monte destructor”. La aplicación del símbolo resulta avalada además por la explicación que el mismo Juan registra al respecto y en que explica que los “siete montes” son “siete reyes”. En la misma explicación registrada por Juan se aclara que estos siete “reyes” o reinos, dominan no en forma conjunta sino sucesiva. Se dice: “Los cinco son caídos.” ¿Cuáles son estos “cinco” reinos que han caído según la profecía? Evidentemente, debemos ubicarnos históricamente en el momento en que Juan se maravilló viendo a la bestia que traía a la mujer corrupta sobre su lomo y en que la explicación del “misterio de la bestia” fue requerida. Lo anterior, nos lleva al final del período de dominio papal, a 325

saber al año 1798. ¿Cuáles eran los “cinco” reinos que habían “caído” para aquel año? La historia da la respuesta: Babilonia, Neo Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma. ¿Cuál es entonces el reino del cual se dice: “uno es”? El mismo del cual se dice que “es” en el versículo 8. Este reino es aquel del que se dice que “fue, y no es,” “aunque es,” esto es el papado, que es la sexta cabeza en orden. El papado era la cabeza que estaba vigente para el año de 1798 y de quien se dice “uno es” o “es”. Este mismo poder al ser herido por Francia, llegó a ser aquel de quien se dijo “fue, y no es” “aunque es”, en referencia a que dicho poder aunque herido y maltrecho, continuó existiendo en la práctica. Luego, ¿cuál es la cabeza o reino de la cual se dice: “el otro aún no es venido; y cuando viniere, es necesario que dure breve tiempo”? La respuesta es Francia, aquella nación que como se dijo sucedió por un corto tiempo al papado y tuvo una breve fase en su vida profética. Durante esta fase, que va desde 1789 al 1799, Francia atacó e hirió al papado. Durante este mismo período se desarrolló en dicha nación la así llamada “Revolución Francesa” y que corresponde al período señalado específicamente en la profecía de Apocalipsis 11. Posteriormente, Francia desarrolló una fase política en que al mando de Napoleón Bonaparte, la llevó a convertirse en la nación europea más poderosa de la primera mitad del Siglo XIX, fase que si bien es importante desde el punto de vista histórico, no así desde el punto de vista de la profecía. La vida profética de Francia como una de las siete cabezas de la bestia o uno de los “siete montes” es claramente “breve” con relación a la vida histórica y profética de sus antecesoras, no obstante, en cuanto a la influencia atea que esta nación desarrolló en el mundo, ésta no fue menor que la de los imperios que le antecedieron. El ateísmo generalizado en que se sumió Francia en los días del fatídico Directorio condujo a esta nación al colapso moral y prontamente los líderes que otrora fueran ensalzados por el pueblo, como Robespierre, Danton, Desmoulins y Saint Just, fueron ejecutados por los mismos que antes les aclamaran. Es claro que la única nación aparte de Estados Unidos que ha descollado en el tiempo del fin es Francia. Es claro además que la vida profética de esta nación como una potencia de importancia fue en verdad breve y puede comprenderse mayormente entre los años 1789 y 1799, a saber 10 años. Es innegable además, que este período en comparación con los largos períodos de dominio de las cabezas anteriores resulta ser comparativamente breve, de donde la aplicación de Francia como la séptima cabeza de la bestia resulta así de verdadero peso interpretativo. &

LA PARADOJA DE APOCALIPSIS 17 [Apocalipsis 17:8] El versículo 8 del capítulo 17 nos presenta una paradoja, es decir, una figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. Esto resulta cierto sobre lo que el ángel expone sobre la bestia que causó la admiración del apóstol Juan. El ángel le dice a Juan respecto a la bestia sobre la cual monta la mujer simbólica Babilonia: “Yo te dire… el misterio de la bestia que la trae, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos. La bestia que has visto fue, y no es; y ha de subir del abismo, y ha de ir a perdición: y los moradores de la tierra, cuyos 326

nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se maravillarán viendo la bestia que era y no es, aunque es.” El pasaje en cuestión deja ver que la identidad de la bestia resulta ser un misterio para los habitantes del mundo. Si así no fuera no pudiera engañar a los habitantes de la tierra, de modo que la profecía establece que la identidad misma de la bestia permanece en el misterio para una gran mayoría, más no para quienes inquieren diligentemente en la profecía. El misterio de la bestia no deja de ser significativo toda vez que ésta representa un poder, el papado, a quien la mayoría del mundo cristiano considera como uno de los baluartes del Evangelio y la verdad. Resultaría muy difícil para una persona promedio aceptar de buenas a primeras que el papado es el poder representado por la bestia de Apocalipsis 13 y 17, sin embargo, la aplicación del símbolo apunta a todas luces a ese poder. La correcta interpretación del versículo 8 comienza por establecer a qué poder representa la bestia durante el período en que está representada en el capítulo 17, esto es el período del desierto. Ya hemos visto reiteradamente que dicho período corresponde al período de dominio papal o Edad Media. En el símbolo de la mujer corrupta que monta a la bestia y que representa la unión magistral del poder religioso y político, resulta muy difícil distinguir donde comienza uno y termina el otro. El poder temporal y espiritual se fundieron misteriosamente en uno solo y el resultado de esto fue lo que el símbolo de Apocalipsis 17 representa, el poder del estado guiado por el poder religioso. Aplicando el símbolo de la bestia al papado, tenemos que el período de los 1260 años o período del desierto es el tiempo en que la bestia “fue”. Luego, al fin de dicho período y más específicamente en 1798 la bestia fue herida de muerte y todo el período que le ha llevado recuperarse maravillosamente de esa herida corresponde al tiempo en que dicha bestia “no es.” Este período en que la bestia “no es” está representado también en el versículo por el “abismo”, expresión simbólica que según hemos visto en estudios anteriores, representa inactividad o puesta fuera de acción. Pues bien, cuando el Papa Pío VI fue depuesto en el año 1798, todo el sistema papal sufrió un colapso de proporciones. La acción de Francia al apresar al papa y desterrarlo a la provincia de Delfinado fue más que un mero acto de prepotencia en desafió al poder clerical. Esta acción inició una reacción en cadena y que influyó ampliamente en la separación definitiva de iglesia y estado en muchos países del mundo. Durante todo este tiempo el papado se ha visto sumido por las circunstancias en una manifiesta inacción o el “abismo”. Sin embargo y aquí se presenta la paradoja, se dice de la bestia que “no es” “aunque es.” ¿Qué significa esto? Sencillamente que si bien el papado fue herido de muerte, su existencia en sí no fue comprometida al punto de llevarlo a la inexistencia. La bestia no dejó de ser completamente sino que una parte de ella siguió viviendo para recuperarse completamente en el futuro. La bestia perdió su poder durante algún tiempo, pero indudablemente siguió existiendo pues estaba escrito de ella que “ha de subir del abismo,” es decir, que iba a salir de su estado de inactividad en que había sido sumida por un corto período. El acto de “subir del abismo” equivale a “recuperarse de la herida de muerte,” esto es, recuperar toda su potencia para así poder ejercer autoridad nuevamente. La recuperación de la 327

bestia o el subir del abismo representa la recuperación del poder temporal de la bestia, poder que comenzó a perder en 1798 cuando recibió la herida mortal. Notemos que tanto el acto de subir del abismo como la recuperación de la herida de muerte provocan admiración, lo cual indica que ambas expresiones refieren un mismo hecho, esto es, la recuperación del poder temporal del papado. Los que se maravillan y adoran a la bestia de Apocalipsis 13 por su recuperación portentosa son los mismos que adoran a la bestia de Apocalipsis 17 por su ascensión del abismo. [Apocalipsis 13:8; 17:8] Recordemos que si bien se habla del papado como siendo la bestia de Apocalipsis 17 y también la del capítulo 13, lo cierto es que en la práctica el papado sólo es una de las siete cabezas de ella, la sexta. No obstante, durante todo el período de su reinado, el papado constituyó la bestia en sí ya que todas las demás cabezas estaban inactivas o muertas. Hay un período en que dos de estas cabezas se encuentran en escena, Francia y el papado. La nación francesa, cuya vida profética es breve, aplica una herida mortal al papado, el cual se sume en la inacción y entra en el período en que “no es.” Sin embargo, a pesar del daño sufrido con la pérdida de su poder temporal, la bestia o la sexta cabeza de ella sigue existiendo, por tanto se puede decir de ella “aunque es.” A medida que la sexta cabeza comienza a recuperarse de su herida mortal, la séptima cabeza comienza a perder su influencia y a entrar en su propia inexistencia. El papado lentamente comenzó a subir del abismo. Si bien durante algún y después de la muerte de Pío VI los pontífices se enclaustraron negándose a aparecer en público, a mediados del Siglo XIX primero tímidamente y después con menos desenfado, los papas volvieron a aparecer en público y se pusieron en campaña para recuperar el poder perdido. Dilucidado así el asunto, se expone claramente cual es el significado de la paradoja propuesta por el escritor bíblico. El sentido del versículo 8 cobra así mayor fuerza y significado en su aplicación y lo que en principio resultaba un misterio insondable pasa a constituirse en una poderosa herramienta que arroja luz y claridad sobre todo el capítulo y sobre la interpretación simbólica de la bestia misma. Para mayor ilustración sobre el lenguaje paradójico consideremos el siguiente comentario: “La paradoja escribió el Juez Oliver Wendell Holmes en una de sus cartas recientemente publicadas, ‘le quita la escoria a la mente.’ Es obvio que tenemos en estos dos versículos una paradoja intencional, una aparente contradicción propia, con el propósito de despertar la mente dormida de modo que pueda percibir una verdad importante que de otro modo podría pasarse por alto. Decir que la bestia ‘no es’, y luego casi en la misma respiración decir que una de las cabezas está en existencia, es claramente paradójico. Pero Jesús, el gran Maestro de la paradoja mientras se hallaba aquí en la tierra, bien podría darnos aquí una verdad importante en la forma de una aparente contradicción propia.“ [George McCready Price, “El tiempo del fin”, págs. 48]

3 EL OCTAVO IMPERIO MUNDIAL [Apocalipsis 17:11] La profecía establece que un octavo imperio se establecerá en la tierra y que será éste imperio el que estará dominando en el mundo para cuando Cristo venga. 328

Aunque la séptima cabeza de la bestia habría de tener una vida muy corta dentro del desarrollo profético e histórico de la humanidad, esto no significa que con la desaparición de esta séptima cabeza fuese a desaparecer la bestia misma, ya que como hemos visto, una de sus cabezas aunque herida, continúa sobreviviendo. La sexta cabeza de la bestia, la única cabeza sobreviviente de la bestia, habrá de convertirse finalmente en el “octavo” poder reinante en la tierra. No es éste un nuevo poder emergente en la tierra o una octava cabeza sino que como explica la misma profecía: “es de los siete.” Es uno de los mismos siete imperios que anteriormente se habían descrito como siendo las siete cabezas de la bestia. La pregunta es, ¿cuál de los imperios de la bestia o de cuál de las siete cabezas de ella se dice que será el octavo poder reinante en el mundo? La misma explicación bíblica lo dice. El octavo poder reinante es aquel “que era y no es.” Ya vimos que ese poder representa al papado. Notemos que el versículo 11 recuerda que aquel poder va a perdición, igual como se dijera en el versículo 8 del papado. Una vez que el papado se recupere completamente de la herida mortal sufrida en 1798, esto es, que recupere definitivamente su poder temporal, se habrá convertido nuevamente en la cabeza reinante de la bestia, no como una octava cabeza sino claramente como una de las siete. La profecía deja ver que el segundo período de supremacía papal que se ancla en el futuro, será el octavo imperio en el mundo. El papado y que de paso es la única cabeza que retiene su poder, será el que después de su recuperación, habrá de transformarse en el próximo poder dominante en la tierra, es decir, el octavo imperio mundial. No es este un nuevo poder o un nuevo imperio, sino uno de los ya existentes, uno de los siete. Sobre el establecimiento del papado como el último imperio dominante en la tierra, se puede considerar lo que el Espíritu de Profecía dice al respecto: “La profecía del capítulo 13 del Apocalipsis declara que el poder representado por la bestia de cuernos semejantes a los de un cordero haría “que la tierra y los que en ella habitan” adorasen al papado – que está simbolizado en ese capítulo por una bestia “parecida a un leopardo.” La bestia de dos cuernos dirá también “a los que habitan sobre la tierra, que hagan una imagen de la bestia;” y además mandará que “todos, pequeños y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos,” tengan la marca de la bestia. (Apocalipsis 13: 11-16, V.M.) Se ha demostrado que los Estados Unidos de Norteamérica son el poder representado por la bestia de dos cuernos semejantes a los de un cordero, y que esta profecía se cumplirá cuando los Estados Unidos hagan obligatoria la observancia del domingo, que Roma declara ser el signo característico de su supremacía Pero los Estados Unidos no serán los únicos que rindan homenaje al papado. La influencia de Roma en los países que en otro tiempo reconocían su dominio, dista mucho de haber sido destruída. Y la profecía predice la restauración de su poder. “Y vi una de sus cabezas como si hubiese sido herida de muerte; y su herida mortal fue sanada; y toda la tierra maravillóse, yendo en pos de la bestia.” (Vers. 3.) La herida mortal que le fue ocasionada se refiere a la caída del papado en 1798. Después de eso, dice el profeta, “su herida mortal fue sanada; y toda la tierra maravillóse, yendo en pos de la bestia.” San Pablo dice claramente que el hombre de pecado subsistirá hasta el segundo advenimiento. (2 Tesalonicenses 2:8.) Proseguirá su obra de engaño hasta el mismo fin del tiempo, y el revelador declara refiriéndose también al papado: “Todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida.” (Apocalipsis 13: 8.) Tanto 329

en el Viejo como en el Nuevo Mundo se le tributará homenaje al papado por medio del honor que se conferirá a la institución del domingo, la cual descansa únicamente sobre la autoridad de la iglesia romana.” [CS 635-636] ¿Será el papado el próximo poder dominante en la tierra? Los sucesos tanto en el aspecto político como en el religioso permiten vislumbrar que el poder papal será verdaderamente el próximo poder dominante en la tierra. La profecía establece que el mundo rendirá adoración y reconocimiento a la bestia, aquella bestia que era y no es de Apocalipsis 17:8 y que es presentada con aclamación en Apocalipsis 13:3-4. Esto sucederá cuando papado se recupere completamente de su herida mortal y se convierta entonces en el octavo poder reinante en la tierra. ¿Cómo es que el papado llegará a convertirse en el octavo imperio en la tierra? La profecía lo dice: 

Recibirá apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica. [Apocalipsis 13:11-16]



Recibirá apoyo de las naciones europeas que están simbolizadas por los diez reyes de Apocalipsis 17:12-13. Está escrito que estos reyes “darán su potencia y autoridad a la bestia” y “reinarán como reyes con la bestia”. Está escrito que la obra de estos reyes es la de “dar su reino a la bestia.” [Apocalipsis 17:17]



Recibirá apoyo de todos los habitantes de la tierra, los que le adorarán y le darán honra, aceptando como signo de ello la señal de la bestia en la frente o en la mano. [Apocalipsis 13:3-4]

Sobre el octavo imperio reinante en la tierra se escribe lo siguiente: “De entre los siete… La bestia – ‘el octavo’ era, aparentemente, la misma bestia que tenía las siete cabezas… La ausencia en el griego de un artículo definido antes de la voz ‘octavo’, sugiere que la bestia misma era la verdadera autoridad que respaldaba las siete cabezas, por lo que la octava de la serie es más que meramente otra cabeza, es su configuración y culminación, es la bestia.” [7 CBASD 856] “Que recuperará el papado su poder y prestigio primitivo se deduce claramente de expresiones como las siguientes: ‘Y la llaga de su muerte fue curada,’ y ‘se maravilló toda la tierra en pos de la bestia,’ lo que ciertamente habrá de suceder después de la ‘herida de muerte’ ocurrida en 1798. De manera que la ‘octava cabeza’ debe ser el papado restaurado.” [W.H. Wakeham, “Lecciones sobre los libros de Daniel y Apocalipsis,” pág. 143] “Hemos demostrado que esta bestia simboliza el poder civil, que de acuerdo con la narración que nos ocupa, pasa por siete fases representadas también en la bestia semejante a un leopardo, mencionada en Apocalipsis 13, hasta que aparece una octava que continúa hasta el fin. Puesto que ya hemos demostrado que la Roma papal se desarrolló de la Roma pagana y le sucedió, debemos concluir que la octava cabeza, que era de las siete y finalmente ejerció su poder, representa al papado y su mezcla de doctrinas así llamadas cristianas con supersticiones y ritos del paganismo.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis, pág. 333]

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4 LOS DIEZ CUERNOS DE LA BESTIA [Apocalipsis 17:12-14, 16-17] Tocante a los diez cuernos de Apocalipsis 17 existen dos posiciones interpretativas: 1) aquella que interpreta los diez cuernos como un símbolo de todas las naciones de la tierra y 2) aquella que interpreta los diez cuernos como las naciones europeas que surgieron de los diez reinos menores en que se dividió el Imperio Romano de Occidente tras las invasiones de los bárbaros en el Siglo V. De estas dos interpretaciones propuestas, la primera no guarda analogía ni consecuencia con la que se ha dado a los diez cuernos a lo largo de todo el libro de Apocalipsis y del mismo libro de Daniel, base explicativa del primero, en que se interpreta a los diez cuernos como los diez reinos en que se dividió el Imperio Romano, reinos que dieron origen a las modernas naciones de Europa tales como Inglaterra, Italia, Francia, Alemania, etc. Urias Smith en su interpretación del libro de Apocalipsis apoya la segunda interpretación, en el sentido de que los diez cuernos de Apocalipsis 17:12 y 16 son los mismos diez cuernos de Apocalipsis 13:1 y de Daniel 7:7 y 24 y por tanto representan lo mismo, a saber, los diez reinos que surgieron del Imperio Romano. Resulta claro entonces que los diez cuernos de la bestia, por no decir de la quinta cabeza de ella, no constituyen un nuevo símbolo ni puede aplicárseles una nueva y distinta interpretación que la ya propuesta. El texto de la profecía dice: “los diez cuernos que has visto,” ¿Dónde vio el apóstol los diez cuernos? El mismo ángel responde: “los diez cuernos que viste en la bestia.” [Apocalipsis 17:3, 12, 16] Estos diez cuernos se ubican en la quinta cabeza, aquella que representa al Imperio Romano y que es equivalente a la cuarta bestia que vio Daniel en su visión del capítulo 7. Según se explica tanto en Daniel como en el mismo libro de Apocalipsis, los diez cuernos representan diez reinos que resultan ser históricamente, los diez reinos menores en que se dividió el antiguo imperio como resultado de las invasiones de que fue objeto a manos de los bárbaros en el Siglo V. [Daniel 7:24 y Apocalipsis 17:12] & De estos diez cuernos que son en verdad diez reyes o reinos se dice que tienen “un mismo propósito.” ¿Cuál es el propósito a que se alude en la profecía? El texto lo dice: “darán su potencia y autoridad a la bestia” “porque Dios ha puesto en sus corazones ejecutar lo que le plugo, y el ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que sean cumplidas las palabras de Dios.” [Apocalipsis 17:12 y 16] ¿Cuál es el verdadero propósito de los diez reyes de Apocalipsis 17? La respuesta es: dar todo su apoyo a la bestia. [Apocalipsis 17:14] Algunos intérpretes sostienen que el “propósito” de los diez reyes se cumplió durante la Edad Media, sin embargo, el desarrollo del capítulo 17 de Apocalipsis va del pasado al presente y remontándose hacia el futuro. A medida que se va desarrollando la visión de Juan, se va igualmente avanzando en el tiempo, de modo que si bien la visión nos ubica inicialmente en el período del “desierto”, o sea 538 a 1798 de nuestra era, no menos cierto es que del versículo 8 en adelante, la profecía nos ubica al fin de 331

dicho período y comienza a remontarse en el futuro de aquella época, pasando por la época de la herida de muerte de la bestia o período en que ésta “no es” y llevándonos hasta el tiempo en que la bestia subirá del abismo o saldrá de la inactividad para convertirse en el octavo reino, por medio de su sexta cabeza. Todo lo expuesto, no permite conceder una interpretación con asiento en el pasado a los versículos 12 al 14 del capítulo 17. No resulta consecuente provocar un retroceso interpretativo donde no existe lógica para hacer tal cosa. Por lo demás, el versículo 14 que nos habla del resultado del propósito de los diez reyes, nos remonta al Armagedón, evento en el cual estos reyes se enfrentarán al Cordero y a su ejército, el cual “los vencerá, porque es el Señor de los señores y el Rey de los reyes; y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles.” Notemos además que el contexto del capítulo 17 nos indica que las revelaciones dadas a Juan deben considerarse en el marco de las siete plagas postreras, toda vez que fue uno de los ángeles que tenían las siete copas de la ira de Dios el que entregó la revelación concerniente a la condenación de la ramera. Todo esto nos lleva a concluir que la aplicación de los versículos 12 en adelante del capítulo 17 del Apocalipsis, debe ser considerada como inherente al tiempo del fin, el último tiempo. Lo anterior, concuerda plenamente con lo expuesto en el Espíritu de Profecía al respecto: “El llamado mundo cristiano será el teatro de acciones grandes y decisivas. Hombres en posiciones de autoridad pondrán en vigencia leyes para controlar la conciencia, según el ejemplo del papado. Babilonia hará que todas las naciones beban del vino del furor de su fornicación. Toda nación se verá envuelta. Acerca de ese tiempo Juan el revelador declara: ‘Los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto’ (Apoc. 18:3-7). ‘Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles’ (Apoc. 17: 13-14). ‘Estos tienen un mismo propósito’. Habrá un vínculo de unión universal, una gran armonía, una confederación de fuerzas de Satanás. “Y entregarán su poder y su autoridad a la bestia”. Así se manifiesta el mismo poder opresivo y autoritario contra la libertad religiosa, contra la libertad de adorar a Dios de acuerdo con los dictados de la conciencia, como lo manifestó el papado cuando en lo pasado persiguió a los que se atrevieron a no conformarse con los ritos religiosos y las ceremonias de los romanistas.” [3 MS 447-448] En el mismo sentido versa la siguiente declaración:

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“Que los acontecimientos de esta profecía se refieren mayormente a los últimos días se desprende del hecho de que el ángel dijo a Juan que le mostraría la ‘condenación’ de la mujer.” [W.H. Wakeham, “Lecciones sobre los libros de Daniel y Apocalipsis,” pág. 143]

5 LA CAÍDA DE BABILONIA [Apocalipsis 17:16-17; 18:1-24] El capítulo 17 es la introducción al tema que en verdad se desarrolla en el capítulo 18, a saber, la condenación de Babilonia. Primero el capítulo 17 nos entrega detalles a fin de que identifiquemos plenamente a la mujer corrupta que monta la bestia escarlata y luego, en el capítulo 18 nos presenta la condenación de ese sistema religioso y que es hallado culpable de conducir al mundo a la perdición y de perseguir cruel e incansablemente a los santos. Al respecto, un autor escribe: “La suerte espectacular y trágica de la mujer embriagada se relata en la endecha fúnebre del capítulo 18, mientras que el fin de la bestia sobre la cual montaba se da en Apocalipsis 19:20. De este modo estos tres capítulos, diecisiete al diecinueve, son una unidad, que tratan de las diversas maneras en las cuales todos los poderes en oposición a Dios y su verdad en los últimos días finalmente hallan su fin trágico e ignominioso, su destrucción final. Y el capítulo 17 es la introducción a todo esto, Babilonia la Grande es un símbolo divinamente escogido que en su sentido más amplio representa el estilo de religión apóstata diabólica durante toda la historia humana, desde su primer comienzo de Babilonia en Babel hasta el segundo triunfo de Roma, cuando el falso profeta induce a todo el mundo a adorar a la bestia y a su imagen. Similarmente la bestia sobre la cual cabalga la mujer simboliza el estilo diabólico de gobierno civil durante el mismo tiempo, los siete intentos sucesivos, más o menos exitosos, de controlar los sucesos nacionales del mundo.” [George McCready Price, “El tiempo del fin”, págs. 50] Que los eventos descritos en Apocalipsis 18 tocante a la caída de Babilonia se ubican en el futuro, se desprende del siguiente comentario: & “La ubicación temporal de Apocalipsis 18 es muy importante. En el versículo 1, Juan dice: ‘Después de esto’. Es después de la descripción del Señor. Apocalipsis 18:1-4 se concentra en el período anterior al fin del tiempo de prueba, porque se invita a las personas a responder al llamado de Dios. El versículo 1 se refiere a ‘otro ángel’. Este ángel une su voz con la de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12. La relación entre este pasaje y Apocalipsis 14:8 es evidente.” [Carl Coffman, “Tiempo Presente, Gloria Futura”, pág. 74] Es necesario aclarar que la caída de Babilonia no es lo mismo que su destrucción. El símbolo está tomado de la caída y destrucción literal de la antigua ciudad de Babilonia, hermosura del reino de los caldeos. Si bien la ciudad “cayó” al ser tomada por las tropas de medos y persas en el año 538 a.C., lo cierto es que la ciudad no fue destruída entonces sino en un tiempo posterior. La destrucción de Babilonia no se produjo junto con su caída sino que constituye un hecho posterior. 333

El símbolo de Apocalipsis 18 se ajusta plenamente a la historia y consecuentemente la caída de Babilonia proclamada en Apocalipsis 18:1-5 precede a su destrucción. Sobre este punto Urias Smith escribe lo siguiente: “Una caída espiritual.-La caída de Babilonia mencionada aquí no puede ser la destrucción literal, pues el hecho de que se han de realizar acontecimientos en Babilonia después de su caída, nos impide aceptar esta idea. Por ejemplo, hay hijos de Dios allí después de su caída, y son llamados a salir para que no reciban de sus plagas, las cuales incluyen su destrucción literal. La caída es por lo tanto espiritual, pues el resultado de ella es que Babilonia se vuelve habitación de demonios, guarida de todo espíritu inmundo, y jaula de toda ave inmunda y aborrecible. Estas son terribles descripciones de la apostasía, y demuestran que, como consecuencia de su caída, Babilonia acumula pecados hasta los cielos, y se hace objeto de los impostergables juicios de Dios.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis, págs. 336] Considerando que el mensaje que anuncia la caída de Babilonia es proclamado por el ángel que desciende del cielo con grande poder y gloria, se entiende que dicha caída debe acabar de concretarse bajo la proclamación del triple mensaje angélico, toda vez que el mensaje del ángel de Apocalipsis 18 no es sino una reiteración del mensaje dado por los tres ángeles de Apocalipsis 14, cuyo anuncio comenzó a ser proclamado más plenamente en 1844. La completa caída de Babilonia se producirá cuando la falsa religión de católicos y protestantes influya de manera determinante en el mundo para la promulgación del decreto dominical que haga del primer día de la semana un día mundial de adoración. Esto, unido a todas los males de que la cristiandad se ha hecho culpable, determinará que sus pecados lleguen hasta el cielo y que Dios se acuerde de sus maldades. ¿Cuándo será aquel tiempo? Considere los siguientes comentarios: “’Ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación’ (Apoc. 14:6-8) ¿Cómo se hace esto? Forzando a los hombres a aceptar un día de reposo espurio.” [8 T 94] & “Sin embargo aún no se puede decir: “¡Caída, caída es la gran Babilonia, la cual ha hecho que todas las naciones beban del vino de la ira de su fornicación!” Aún no ha dado de beber a todas las naciones. El espíritu de conformidad con el mundo y de indiferencia hacia las verdades que deben servir de prueba en nuestro tiempo, existe y ha estado ganando terreno en las iglesias protestantes de todos los países de la cristiandad; y estas iglesias están incluidas en la solemne y terrible amonestación del segundo ángel. Pero la apostasía aún no ha culminado. La Biblia declara que antes de la venida del Señor, Satanás obrará con todo poder, y con señales, y con maravillas mentirosas, y con todo el artificio de la injusticia,” y que todos aquellos que “no admitieron el amor de la verdad para” ser “salvos,” serán dejados para que reciban “la eficaz operación de error, a fin de que crean a la mentira.” (2 Tesalonicenses 2: 9-11, V.M.) La caída de Babilonia no será completa sino cuando la iglesia se encuentre en este estado, y la unión de la iglesia con el mundo se haya 334

consumado en toda la cristiandad. El cambio es progresivo, y el cumplimiento perfecto de Apocalipsis 14:8 está aún reservado para lo por venir.” [CS 440-441]

EL MUNDO REPUDIA A BABILONIA [Apocalipsis 17:16-17] La profecía deja ver que en el último tiempo a pesar de que el mundo entero aclamará a Babilonia, finalmente los mismos que la elevaran a su condición de reina, la desecharán y repudiarán completamente. Babilonia la Grande ha llegado a ser una representación de la religión universal ya que goza del favor mundial. En cuanto a Babilonia se dice: “está sentada sobre muchas aguas,” símbolo que representa “pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.” La misma profecía establece que Babilonia “reina sobre los reyes de la tierra,” y confirmando esto ella misma dice de sí: “Yo estoy sentada reina.” [Apocalipsis 17:2, 15 y 18:7] Acerca de la clase de personas que integran Babilonia la Grande, el cristianismo falso y apóstata de nuestros días, Jesús declaró que en el día final él les dirá: “Apartaos de mí, obradores de maldad.” [Mateo 7:22-23] El engaño de que Babilonia la Grande ha hecho objeto al mundo no será duradero ya que la profecía establece que finalmente el mundo repudiará a la cristiandad apóstata y se convertirá así en el instrumento escogido por Dios para ejecutar castigo sobre ella. El Espíritu de Profecía señala lo siguiente al respecto: “Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades…. En el cáliz que ella os dio a beber, dadle a beber doblado. Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto. Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la juzgará. Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra, los cuales han fornicado con ella . . . diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad; porque en una hora vino su juicio!” (Apocalipsis 18: 5-10.) & “Los mercaderes de la tierra” que “se han enriquecido de la potencia de sus deleites,” “se pondrán lejos de ella por temor de su tormento, llorando y lamentando, y diciendo: ¡Ay, ay, aquella gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, y de escarlata, y de grana, y estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas! Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas.”(Apocalipsis 18: 3, 15-17.) Tales son los juicios que caen sobre Babilonia en el día de la ira de Dios. La gran ciudad ha llenado la medida de su iniquidad; ha llegado su hora; está madura para la destrucción. Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de su pueblo, será terrible el despertar para los que lo hayan perdido todo en la gran lucha de la vida. Mientras duraba el tiempo de gracia, los cegaban los engaños de Satanás y disculpaban su vida de pecado. Los ricos se enorgullecían de su superioridad con respecto a los menos 335

favorecidos; pero habían logrado sus riquezas violando la ley de Dios. Habían dejado de dar de comer a los hambrientos, de vestir a los desnudos, de obrar con justicia, y de amar la misericordia. Habían tratado de enaltecerse y de obtener el homenaje de sus semejantes. Ahora están despojados de cuanto los hacía grandes, y quedan desprovistos de todo y sin defensa. Ven con terror la destrucción de los ídolos que prefirieron a su Creador. Vendieron sus almas por las riquezas y los placeres terrenales, y no procuraron hacerse ricos en Dios. El resultado es que sus vidas terminan en fracaso; sus placeres se cambian ahora en amargura y sus tesoros en corrupción. La ganancia de una vida entera les es arrebatada en un momento. Los ricos lamentan la destrucción de sus soberbias casas, la dispersión de su oro y de su plata. Pero sus lamentos son sofocados por el temor de que ellos mismos van a perecer con sus ídolos.Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus semejantes, sino porque Dios haya vencido. Lamentan el resultado obtenido; pero no se arrepienten de su maldad. Si pudiesen hacerlo, no dejarían de probar cualquier medio para vencer. El mundo ve a aquellos mismos de quienes se burló y a quienes deseó exterminar, pasar sanos y salvos por entre pestilencias, tempestades y terremotos. El que es un fuego consumidor para los transgresores de su ley, es un seguro pabellón para su pueblo. El ministro que sacrificó la verdad para ganar el favor de los hombres, discierne ahora el carácter e influencia de sus enseñanzas. Es aparente que un ojo omnisciente le seguía cuando estaba en el púlpito, cuando andaba por las calles, cuando se mezclaba con los hombres en las diferentes escenas de la vida. Cada emoción del alma, cada línea escrita, cada palabra pronunciada, cada acción encaminada a hacer descansar a los hombres en una falsa seguridad, fue una siembra; y ahora, en las almas miserables y perdidas que le rodean, él contempla la cosecha. El Señor dice: “Curan la llaga de mi pueblo livianamente, diciendo: ¡Paz! ¡paz! Cuando no hay paz.” “Habéis entristecido el corazón del justo con vuestras mentiras, a quien yo no he entristecido, y habéis robustecido las manos del inicuo, para que no se vuelva de su mal camino, a fin de que tenga vida.” (Jeremías 8: 11; Ezequiel 13: 22, V.M.) “¡Ay de los pastores que pierden y que dispersan las ovejas de mi dehesa! . . . He aquí que yo os castigaré por la maldad de vuestros hechos.” “¡Aullad, oh pastores, y clamad; y revolcaos en ceniza, oh mayorales del rebaño! Porque cumplidos son los días determinados para vuestro degüello; y os dispersaré, . . . y los pastores no tendrán adonde huir, ni los mayorales del rebaño adonde escapar.” (Jeremías 23: 1, 2; 25: 34, 35, V.M.) Los ministros y el pueblo ven que no sostuvieron la debida relación con Dios. Ven que se rebelaron contra el Autor de toda ley justa y recta. El rechazamiento de los preceptos divinos dio origen a miles de fuentes de mal, discordia, odio e iniquidad, hasta que la tierra se convirtió en un vasto campo de luchas, en un abismo de corrupción. Tal es el cuadro que se presenta ahora ante la vista de los que rechazaron la verdad y prefirieron el error. Ningún lenguaje puede expresar la vehemencia con que los desobedientes y desleales desean lo que perdieron para siempre: la vida eterna. Los hombres a quienes el mundo idolatró por sus talentos y elocuencia, ven ahora las cosas en su luz verdadera. Se dan cuenta de lo que perdieron por la transgresión, y caen a los pies de aquellos a quienes despreciaron y ridiculizaron a causa de su fidelidad, y confiesan que Dios los amaba. 336

Los hombres ven que fueron engañados. Se acusan unos a otros de haberse arrastrado mutuamente a la destrucción; pero todos concuerdan para abrumar a los ministros con la más amarga condenación. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras; indujeron a sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir a los que querían santificarla. Ahora, en su desesperación, estos maestros confiesan ante el mundo su obra de engaño. Las multitudes se llenan de furor. “¡Estamos perdidos! –exclaman- y vosotros sois causa de nuestra perdición;” y se vuelven contra los falsos pastores. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos pronunciarán contra ellos las más terribles maldiciones. Las manos mismas que los coronaron con laureles se levantarán para aniquilarlos. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios se emplean ahora para matar a sus enemigos. Por todas partes hay luchas y derramamiento de sangre.” [CS 711-714] “Los miembros de iglesia que han visto la luz y han sido convencidos de su culpabilidad, pero que han confiado la salvación de sus almas a los ministros, aprenderán en el día de Dios que ninguna otra palma puede pagar el rescate por sus transgresiones. Surgirá un terrible clamor: ‘Estoy perdido, eternamente perdido’. Habrá quienes sentirán que serían capaces de despedazar a los ministros que han enseñado falsedades y han condenado la verdad.” [4 CBASD 1178] “La gente se volvía contra sus ministros con acerbo odio y los reconvenía diciendo: “Vosotros no nos advertisteis. Nos dijisteis que el mundo entero se iba a convertir, y clamasteis: ‘¡Paz, paz!’ para disipar nuestros temores. Nada nos enseñasteis acerca de esta hora, y a los que nos precavían contra ella los tildabais de fanáticos y malignos que querían arruinarnos.” Pero vi que los ministros no se libraron de la ira de Dios. Sus sufrimientos eran diez veces mayores que los de sus feligreses.” [PE 282] “Los falsos pastores vuelven ineficaz la Palabra de Dios… Su obra pronto recaerá sobre ellos mismos. Entonces serán presenciadas las escenas descritas en Apocalipsis 18, cuando los juicios de Dios caerán sobre la Babilonia mística.” [Manuscrito 60, 1900]

CONCLUSIÓN Babilonia la Grande, la cristiandad apóstata que ha influenciado al mundo para perdición, vendrá en memoria delante de Dios. Todos cuantos decidieron aceptar un falso concepto de la verdad, no por ignorancia, sino por orgullo y porfía, serán finalmente castigados de eterna perdición. La Babilonia mística será hallada culpable de la sangre derramada de los justos de todas las épocas, hombres y mujeres que dieron su vida por la fe. Los pecados de aquellos que profesando seguir a Cristo con sus hechos lo negaron, finalmente llegarán hasta el cielo y Dios se acordará de sus maldades. El falso cristianismo de nuestros días quedará no sólo descubierto ante la vista de un Dios santo, sino aún más, quedará descubierto a la vista de un mundo engañado que se volverá contra aquellos mismos a quienes otrora ensalzara como heraldos de la verdad. Los capítulos 17 y 18 del Apocalipsis descorren el velo del futuro y nos presentan la caída y destrucción de Babilonia la Grande. La condenación de la iglesia corrupta es presentada en símbolos e imágenes. La condenación de Babilonia llegará en un momento y le fue mostrada a Juan como respuesta a la inquietud que implica la perdición de un mundo entero. 337

La oración elevada simbólicamente por las almas de los justos en Apocalipsis 6:9-10 y la demanda de justicia que clama de las tumbas de los justos encontrará una respuesta y Babilonia purgará por todas sus maldades. El imperio de la cristiandad apóstata será rechazado y destruído por los mismos que una vez lo enaltecieran. El mundo entero se unirá para repudiar a quien tanto mal hiciera y fuera responsable de tanto engaño. La voz reprensora vendrá de aquellos mismos que antes idolatraran y aceptaran tan gustosamente los sofismas de un falso cristianismo. El mundo está señalado por la profecía como el instrumento escogido por Dios para castigar a la falsa iglesia de Cristo, poniendo así fin a siglos de iniquidad encubiertos bajo el manto de una religión espuria. &

CAPÍTULO 16 EL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18 El Señor Jesús anunció que antes de que sobrevenga el fin de este mundo una especial obra de proclamación del Evangelio deberá ser hecha en favor de los habitantes de la tierra. [Mateo 24:14] Esta obra de evangelización mundial es simbolizada en la profecía por tres mensajes: el primero, el segundo y el tercer mensaje angélico de Apocalipsis 14. La proclamación de estos mensajes es de vital importancia ya que el destino eterno de cada alma depende de la manera en que son recibidos en el corazón. Sobre la naturaleza de estos mensajes y la importancia que revisten para el mundo, la pluma inspirada escribió lo siguiente: “Estas verdades, tal cual están presentadas en Apocalipsis 14, en relación con el “evangelio eterno,” serán lo que distinga a la iglesia de Cristo cuando él aparezca. Pues, como resultado del triple mensaje, se dice: “Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.” Y éste es el último mensaje que se ha de dar antes que venga el Señor. Inmediatamente después de su proclamación, el profeta vio al Hijo del hombre venir en gloria para segar la mies de la tierra.” [CS 506] “Los tres ángeles de Apocalipsis 14, representados como volando por en medio del cielo, simbolizan la obra de aquellos que proclaman los mensajes de los ángeles primero, segundo y tercero.” [2 JT 372] “Se representa a los ángeles volando por en medio del cielo, proclamando un mensaje de advertencia al mundo, y ejerciendo una acción directa sobre la gente que vive en los últimos días de la historia terrena. Nadie oye la voz de esos ángeles? Porque son un símbolo que representa al pueblo de Dios que trabaja en armonía con el universo del cielo. Hombres y mujeres esclarecidos por el Espíritu de Dios y santificados por la verdad proclaman sucesivamente los tres mensajes.” [2 MS 446]

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En el libro de Apocalipsis se revela claramente el ministerio que los ángeles realizan en favor de los hombres, sin embargo, sólo cuatro de ellos son representados en las Santas Escrituras como realizando una obra de proclamación del Evangelio a favor del mundo. Los tres ángeles de Apocalipsis 14 son presentados como entregando un importantes mensaje a los moradores de la tierra, a toda nación y tribu y lengua y pueblo, mientras que el ángel de Apocalipsis 18 es presentado como iluminando la tierra con su mensaje. Si el Espíritu de Profecía señala que los tres ángeles representan al pueblo de Dios en el último tiempo y si el mensaje que estos ángeles proclaman constituye el último y solemne mensaje de misericordia para este mundo, cabe consecuentemente preguntar ¿por qué Dios envía al ángel de Apocalipsis 18? ¿Cuál es el motivo de su venida? ¿Cuál es el mensaje del ángel poderoso que desciende del cielo? ¿A quién o a quiénes representan el ángel de Apocalipsis 18? ¿Cuál es el tiempo de su venida? Todas estas son interrogantes que nos ayudarán con certeza a comprender de mejor manera el plan de Dios para el último tiempo.

1 EL MOTIVO DE LA VENIDA DEL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18 [Jeremías 7:23-24] Para poder determinar el motivo que justifica el descenso del ángel de Apocalipsis 18, es necesario tener claro que el pueblo de Dios representado por los tres ángeles de Apocalipsis 14 es también representado en el propio Apocalipsis bajo el símbolo de la iglesia de Laodicea, una iglesia que se debate en la indiferencia espiritual y en una fatal autosuficiencia. [Apocalipsis 3:14-22] Cristo, el Testigo Fiel y Verdadero, pronuncia las siguientes palabras con relación a Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Mas porque eres Tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo estoy enriquecido, y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo.” En concordancia con las palabras de Cristo dirigidas a Laodicea, es lógico concluir que el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 confiado a la iglesia no pueda ser proclamado debidamente por quienes son descritos como estando en tan delicada condición espiritual. La comprensión de este punto con relación a la condición de Laodicea frente a la responsabilidad de dar el último mensaje al mundo podría inicialmente ayudarnos a comprender las razones que impulsaron a Dios a enviar al ángel de Apocalipsis 18 y el motivo de su venida. Sin embargo, ¿tiene relación la venida del ángel de Apocalipsis 18 con la situación espiritual de la iglesia de Laodicea? Veamos la respuesta a esta interrogante en el siguiente comentario inspirado: “Satanás ha ideado un estado de cosas por el cual la proclamación del mensaje del tercer ángel será detenida. Debemos precavernos de sus planes y métodos. No debe suavizarse el tono de la verdad, no debe disimularse el mensaje para este tiempo. El mensaje del tercer ángel debe ser fortalecido y confirmado. El capítulo 18 de Apocalipsis revela la importancia de presentar la verdad no en términos mesurados, sino con valentía y poder. Ha habido demasiados rodeos en la proclamación del mensaje 339

del tercer ángel. El mensaje no ha sido dado tan claramente y distintamente como debiera haber sido proclamado.” [Ev 171] De acuerdo a este pasaje, “Satanás ha ideado un estado de cosas por el cual la proclamación del mensaje del tercer ángel será detenida.” ¿Cuál es este “estado de cosas”? Evidentemente, la condición espiritual que afecta a Laodicea. ¿Cuál es el resultado de la condición de Laodicea? El pasaje señala: “Ha habido demasiados rodeos en la proclamación del mensaje del tercer ángel,” “el mensaje no ha sido dado tan claramente y distintamente como debiera haber sido proclamado.” En vista de este “estado de cosas” que afecta al mensaje del tercer ángel, ¿cuál es la necesidad inmediata? El texto dice: “El mensaje del tercer ángel debe ser fortalecido y confirmado.” ¿Cómo? La respuesta está dada: “El capítulo 18 de Apocalipsis revela la importancia de presentar la verdad no en términos mesurados, sino con valentía y poder.” ¿Qué obra está presentada en Apocalipsis 18 en relación con el tercer mensaje? Sin duda alguna la obra realizada por el ángel de Apocalipsis 18. Por todo lo expuesto, es fácil concluir que el motivo de la venida del ángel de Apocalipsis 18 está íntimamente relacionado con la condición espiritual que afecta a Laodicea y que dificulta la proclamación del triple mensaje angélico del cual ella es responsable. Es claro que la venida del ángel poderoso busca dar fuerza y vigor al mensaje del tercer ángel a fin de que éste no pierda su influencia sobre el mundo y viene a ser así una respuesta a la gran necesidad de que el mensaje del tercer ángel, que se haya debilitado en manos del pueblo escogido para ello, sea fortalecido y confirmado. Veamos otro pasaje que habla sobre este importante asunto: “El mensaje del tercer ángel deberá ser dado con poder. El poder de la proclamación del primero y segundo mensajes debería ser intensificado en el tercero. En el Apocalipsis Juan dice del mensajero celeste que se une al tercer ángel: ‘Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder, y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente.’ Estamos en peligro de dar el mensaje del tercer ángel de una manera tan indefinida que no impresione al pueblo. Son introducidos tantos otros intereses que el mismo mensaje, que debería proclamarse con poder, se torna débil y sin voz… El Señor ordena: ‘Clama a voz en cuello, no te detengas, anuncia a mi pueblo su rebelión y a la casa de Jacob sus pecados.’ Isaías 58:1. La trompeta debe dar un sonido cierto.” [6 T 60-61] Este pasaje aclara aún más que existe estrecha relación entre la obra del ángel poderoso que desciende del cielo y la situación que afecta al tercer mensaje, el cual se halla “débil y sin voz” en manos del profeso pueblo de Dios. Este pasaje aclara además que el ángel de Apocalipsis 18 no trae un nuevo mensaje, sino “que se une al tercer ángel” en la proclamación del tercer mensaje, la última amonestación a este mundo. Podemos aún confirmar la obra del cuarto ángel en el siguiente pasaje: “Después vi otro ángel poderoso, al que se ordenó que bajase a la tierra y uniese su voz a la del tercer ángel para dar fuerza y vigor a su mensaje.” [PE 277] El ángel de Apocalipsis 18 une su voz a la del tercer ángel “para dar fuerza y vigor a su mensaje.” El mensaje del tercer ángel es el que necesita ser fortalecido y confirmado. Visto de otra manera, Dios envía una importante ayuda al pueblo adventista que se halla lamentablemente detenido en su obra de 340

proclamar el mensaje debido a su estado de tibieza espiritual. Sabiendo esto, estaremos resguardados contra dos engaños que generalmente son aceptados entre los adventistas del séptimo día, a saber: 1. La idea de que el mensaje del tercer ángel continuará creciendo en intensidad hasta alcanzar su plenitud sin la ayuda del ángel de Apocalipsis 18. 2. La idea de que el ángel de Apocalipsis 18 sólo vendrá en el futuro y cuando el mensaje del tercer ángel halla alcanzado las proporciones de un fuerte clamor. Ya se ha explicado que sin la ayuda del ángel de Apocalipsis 18 el mensaje del tercer ángel se encuentra debilitado en manos del pueblo adventista y por tanto no es correcto pensar que el triple mensaje angélico alcanzará la magnitud de un fuerte clamor sin la ayuda esencial del cuarto ángel. De hecho, la misión del ángel celestial es la de dar fuerza y vigor al mensaje del tercer ángel, lo cual no sería necesario si fuese correcta la primera idea expuesta. Por otra parte, tampoco resulta consecuente concluir que la venida del ángel que desciende del cielo deba ubicarse en el futuro, tiempo durante el cual el mensaje del tercer ángel habrá ya alcanzado las proporciones de un fuerte pregón por cuanto ya se estableció que eso no puede llegar a ser sin la ayuda del ángel poderoso que baja del cielo. El Espíritu de Profecía dice lo siguiente sobre el tiempo en que el ángel poderoso habrá de descender del cielo: “La obra de este ángel [de Apocalipsis 18] comienza a tiempo para unirse a la última magna obra del mensaje del tercer ángel, cuando éste se intensifica hasta ser un fuerte pregón.” [PE 277] La interpretación que de antiguo se ha dado a este pasaje se encuentra claramente representada en el siguiente comentario de un conocido autor adventista: “La consecuencia de la venida de este ángel potente es que el mensaje se acrecienta hasta llegar a un fuerte clamor.” [A. G. Daniells, “Cristo, Nuestra Justicia”, pág. 48] Resulta claro entonces de todo lo expuesto, que la magnitud de fuerte clamor o pregón que está llamado a alcanzar el tercer mensaje angélico, no puede de manera alguna alcanzarse sin la ayuda del ángel de Apocalipsis 18. Es más, la magnitud de “fuerte pregón” que debe alcanzar el tercer mensaje angélico resulta ser consecuencia directa de la venida del ángel del ángel poderoso que desciende del cielo.

2 EL TIEMPO DEL DESCENSO DEL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18 En cuanto al tiempo en que el ángel del cielo ha de descender para proclamar su mensaje hay dos posiciones definidas y opuestas entre sí. Una de ellas, como ya se dijo, ubica el descenso del ángel en el futuro. La segunda posición, ubica el descenso del ángel en el pasado, más precisamente en el año 1888, proponiendo que desde entonces ha estado realizando una obra interna a favor del pueblo de Dios encargado de proclamar el triple mensaje angélico al mundo.

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¿Qué se puede decir de estas dos posiciones divergentes? Los que abogan por la primera de ellas, rechazan terminantemente que el ángel poderoso haya descendido en el pasado. Algunos voluntariamente optan por declararse ignorantes de que el Espíritu de Profecía haya señalado claramente que el mensajero celeste descendió durante la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día celebrada en Minneapolis, Estados Unidos, en el año 1888. Esta clase, obstinadamente, enfatiza la obra que el ángel ha de realizar en el futuro y se cierra a la posibilidad de que el ángel haya descendido en el pasado. ¿Por qué sucede esto? Muy sencillo, porque aceptar que el ángel ha estado entre nosotros desde fines del Siglo XIX implica reconocer que la iglesia no ha estado escuchando debidamente su mensaje ya que según veremos más adelante, el mensaje del ángel de Apocalipsis 18 es una invitación a la iglesia de Laodicea a bucar un cambio en su profesa y deficiente vida religiosa. & Cabe señalar que quienes sostienen la segunda posición y que ubica el descenso del ángel en el pasado, no niegan que una obra futura está para ser hecha por el ángel de Apocalipsis 18 sino que sostienen que dicha obra futura es en realidad un complemento y cumplimiento más pleno de la obra de este mensajero que está llamado a iluminar toda la tierra con su gloria. A diferencia de estos últimos, quienes sostienen la primera posición, ya sea de manera manifiesta o indirecta, se esfuerzan en negar u ocultar que el ángel verdaderamente haya descendido en 1888 y que en esa ocasión trajo un importante mensaje a la iglesia. Al respecto, se puede considerar el siguiente comentario de la pluma inspirada en el año 1892: “El tiempo de prueba está precisamente delante de nosotros, pues el fuerte pregón del tercer ángel ya ha comenzado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor que perdona los pecados. Este es el comienzo de la luz del ángel cuya gloria llenará toda la tierra.” [1 MS 425] De acuerdo a lo expuesto en el pasaje anterior, el fuerte pregón del tercer ángel ya había comenzado para el año 1892, ¿cómo pudiera ser esto si aún no hubiese descendido el mensajero del cielo anunciado en Apocalipsis 18? Recordemos que la magnitud de fuerte pregón del tercer mensaje no puede ser alcanzada sin la asistencia del ángel de Apocalipsis 18. Sin la ayuda del ángel que desciende del cielo, el tercer mensaje seguiría estando “débil y sin voz” en manos del pueblo adventista para el año 1892. Es claro que si para 1892 el fuerte pregón ya había comenzado, en palabras de Elena G. de White, esto se debía sin duda a que el ángel poderoso que desciende del cielo ya estaba entre nosotros. Por otra parte, la profeta de Dios señala que “la revelación de la justicia de Cristo” que no es sino el mensaje que fue proclamado en la Conferencia General de Minneapolis en 1888, “es el comienzo de la luz del ángel cuya gloria llenará toda la tierra con su gloria,” o sea el comienzo de la obra del ángel de Apocalipsis 18. Ante la oposición que debió enfrentar el mensaje presentado en Minneapolis, la sierva de Dios escribió: “Fue resistida la luz que ha de alumbrar toda la tierra con su gloria, y en gran medida ha sido mantenida lejos del mundo por el proceder de nuestros propios hermanos.” [1 MS 276]

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Claramente se alude aquí al mensaje de Minneapolis como haciendo parte de la luz que debía ser traída por el ángel de Apocalipsis 18, pues es prerrogativa de este ángel iluminar toda la tierra con su gloria. En otra ocasión, la Hna. White fue consultada respecto al contenido del mensaje de Minneapolis y su relación con el tercer mensaje, ante lo cual ella respondió enfáticamente: “Varios me han escrito preguntándome si el mensaje de la justificación por le fe es el mensaje del tercer ángel, y he contestado: ‘Es el mensaje del tercer ángel en verdad.’ El profeta declara: ‘Después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia, y la tierra fue iluminada con su gloria’. Claridad, gloria y poder deberán ser adicionados al mensaje del tercer ángel, y doquier sea predicado en la manifestación del Espíritu, traerá convicción. Cuando esa luz venga al pueblo de Dios, ¿de qué modo podrá alguien de entre nuestros hermanos saberlo? Es cierto que hasta ahora no hemos visto la luz que corresponda a esta descripción. Pero Dios tiene luz para su pueblo y todos aquellos que quieran aceptarla, verán que es pecado permanecer en la condición de tibieza y oirán el consejo del Testigo fiel y verdadero, que dice: ‘Se pues celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamó: si alguno oyere mi voz y abriera la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo… la vestidura blanca es la justicia de Cristo… A nuestros hermanos que se hallan en una condición de confianza propia y de auto satisfacción, que hablan y actúan como si no hubiese necesidad de más luz, les necesitamos decir: El mensaje laodicense se aplica a vosotros.” [Review and Herald, 1° de abril de 1890] De este comentario inspirado, se desprenden varios puntos importantes que es bueno destacar y que confirman lo ya expuesto: 1 Refiriéndose al mensaje de la justificación por la fe, al que señala en verdad como el mensaje del tercer ángel, la Hna. White cita la obra del ángel de Apocalipsis 18, manifestando claramente que la proclamación de dicho mensaje es ahora prerrogativa del ángel poderoso. 2 El contexto del pasaje confirma que la obra del ángel de Apocalipsis 18 es aquella que se inició en Minneapolis con la presentación del mensaje de la justificación por la fe. 3 El mensaje de la justicia de Cristo y que es traído por el ángel de Apocalipsis 18 es también el mensaje de Apocalipsis 3 a Laodicea, un mensaje de reprensión y que llama a una reforma entre el profeso pueblo de Dios. Considerando todo lo expuesto, es consecuente concluir que el ángel de Apocalipsis 18 descendió en 1888, durante la Conferencia General celebrada en Miineapolis y que desde entonces ha estado realizando una obra no sólo a favor del pueblo de Dios sino también en beneficio del mundo entero. Confirmando todo lo dicho, en el año 1896, la profetisa de Dios escribió: “Y todos los que trabajan junto con Dios contenderán fervorosamente por la fe que una vez fue dada a los santos. No se apartarán del mensaje para este tiempo, que ya está iluminando la tierra con su gloria.” [2 MS 130] 343

3 LA OBRA DEL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18 La obra del ángel poderoso que desciende del cielo comprende dos fases. Una interna, en beneficio del pueblo de Dios que se encuentra en el estado espiritual de Laodicea. Esta obra, habiendo comenzado en el pasado se realiza hasta el presente. La otra y no menos importante, es la que el ángel esta llamado a realizar a favor del mundo entero y que considera consumar la gran obra de evangelización mundial que Jesús encomendó a la iglesia desde sus primeros tiempos. Esta obra que si bien se ha venido haciendo desde mucho tiempo, alcanzará su plenitud en un futuro cercano, cuando el mensaje del Evangelio alcance hasta lo último de la tierra y todo el mundo reciba la amonestación final de Dios. & En 1888 el ángel de Apocalipsis 18 descendió para entregar un mensaje a Laodicea. La inpiración dice: “la revelación de la justicia de Cristo… es el comienzo de la luz del ángel cuya gloria llenará toda la tierra.” En Minneapolis la obra del ángel de Apocalipsis 18 no hizo más que comenzar. El mensaje de la justicia de Cristo tenía por objeto despertar al pueblo escogido del estado de somnolencia espiritual en que se encontraba postrado y animarlo a realizar la obra para la cual Dios lo había señalado, es decir, proclamar el Evangelio eterno al mundo entero. Sabiendo el enemigo de las almas que los adventistas del séptimo día habían sido comisionados por Dios para llevar adelante el último y más importante movimiento religioso a favor del mundo, se propuso provocar un estado de cosas que impidiera a la iglesia el cumplimiento de la misión que se le había encomendado. Este estado de cosas sumiría al pueblo de Dios en la condición espiritual profetizada en Apocalipsis 3:14-22. Producto de ello, el mensaje fue detenido. La amonestación que debía haber sido proclamada en alta voz, llegó a estar débil y sin voz en manos del pueblo. El mensaje mismo perdió su efecto sobre quienes debían proclamarlo y la fe que una vez fue dada a los santos llegó a ser para ellos un mensaje desabrido y sin vida, un mensaje que no podía alcanzar el corazón. La situación espiritual de Laodicea es descrita dramáticamente en Apocalipsis 3:15-18 y también de manera clara en el siguiente párrafo inspirado: “Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal, y que estaría tan ciertamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como el pecador común. Profesan servir a Dios, pero están sirviendo fervientemente a Mammón. Esta obra que se hace a medias es una negación constante de Cristo, más bien que una confesión de Jesús. Muchos han traído a la iglesia su propio espíritu insubordinado, carente de refinamiento. Su gusto espiritual está pervertido por sus propias corrupciones inmorales y degradantes, y simbolizan al mundo en espíritu, en corazón y en propósito, confirmándose a sí mismos en prácticas lujuriosas, completamente llenos de engaño en su profesa vida cristiana. ¡Viven como pecadores, y pretenden ser cristianos! “ [Boletín de la Asociación General, 1893, págs. 132-133. Comentario que también se encuentra en Servicio Cristiano, pág. 52-53]

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En 1888 el ángel de Apocalipsis 18 descendió del cielo para realizar su obra a favor del propio pueblo de Dios que se encontraba en la situación de Laodicea. Esta obra tenía por objeto animar a la iglesia a buscar un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Si bien el mensaje en sí fue rechazado por una mayoría, en la práctica no fue rechazado completamente. El Espíritu de Profecía declara al respecto: “Dios llamó a hombres que han de hablar, levantando su voz sin detenerse. Dios despertó sus mensajeros para hacer su obra para este tiempo… El mensaje del tercer ángel no será comprendido y la luz que ha de iluminar la tierra con su gloria será llamada falsa luz por aquellos que rehusan caminar en su creciente gloria. La obra que podría haber sido realizada quedará sin ser hecha por los rechazadores de la verdad, a causa de su incredulidad. A vosotros que os oponéis a la luz de la verdad suplicamos que no obstaculicéis el camino del pueblo de Dios. Dejad a la luz enviada del cielo brillar sobre ellos en rayos claros y persistentes. Siendo que la luz os ha sido presentada, Dios os considera responsables por el uso que hacéis de ella. Los que no quisieron oír serán tenidos como responsables, pues la verdad fue puesta al alcance de ellos, pero ellos despreciaron sus oportunidades y sus privilegios. Mensajes portadores de las credenciales divinas fueron presentados al pueblo de Dios; la gloria, la majestad, la justicia de Cristo, llena de bondad y verdad, fueron presentadas; la plenitud de la Divinidad de Jesucristo, con gracia y belleza, fue presentada en nuestro medio para cautivar a todos aquellos cuyos corazones no estaban cerrados con preconcepto. Y hemos visto almas tornarse del pecado a la justicia.” [Elena G. De White, “Review and Herald, 27 de mayo de 1890] “En cada reunión, a partir del congreso de la Asociación General, algunas almas han aceptado ávidamente el precioso mensaje de la justificación en Cristo. Agradecemos a Dios porque hay almas que comprenden que necesitan algo que no poseen: el oro de la fe y el amor, el manto blanco de la justicia de Cristo, el colirio del discernimiento espiritual. Si poseéis esos preciosos dones, el templo del alma humana no será como un altar profanado. Hermanos y hermanas, os exhorto en el nombre de Jesucristo de Nazaret a que trabajéis donde trabaja Dios. Ahora es el día de la bondadosa oportunidad y privilegio.” [1 MS 420] Por lo expuesto en estos pasajes inspirados se hace manifiesto que el mensaje que Dios deseaba entregar a la iglesia de Laodicea, según está expuesto en el capítulo 3 de Apocalipsis, corresponde en verdad al mensaje que los adventistas del séptimo día recibieron por la misericordia de Dios en 1888 en medio de la Conferencia General celebrada ese año en Minneapolis, Estados Unidos. Queda claro igualmente, que el mensaje presentado en esa oportunidad, corresponde al comienzo de la luz del ángel de Apocalipsis 18 que había de iluminar toda la tierra con su gloria. Es claro además que la obra interna del ángel de Apocalipsis 18 y que éste había de realizar a favor del pueblo de Dios a partir de 1888, no corresponde de manera total a la obra que de él se describe en los escritos del Espíritu de Profecía, toda vez que aquellas descripciones corresponden a la consumación de la obra del ángel, no sólo a favor de la propia iglesia sino también del mundo entero. La obra del ángel poderoso habrá de culminar con una especial manifestación del poder del Espíritu Santo, tal como en el principio del ministerio evangélico se manifestó en los días de Pentecostés. Sobre la fase final de la obra del ángel que desciende del cielo, se escribe lo siguiente: 345

“El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje, alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de 1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder divino; el mensaje del primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras de la tierra, y en algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo esto será superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación de la última amonestación del tercer ángel. Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la “lluvia temprana” fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la “lluvia tardía” será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha. “Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.” “Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia arregladamente, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.” “Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne.” “Y será que todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Oseas 6: 3; Joel 2: 23; Hechos 2: 17, 21.)” [CS 669] “Es con ferviente anhelo que anticipo el tiempo cuando se repetirán los sucesos del día de Pentecostés aún con mayor poder que en esa ocasión. Juan dice: ‘Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria’ (Apoc. 18:1). Entonces, como en el momento del Pentecostés, la gente oirá la verdad que será presentada a cada hombre en su propio idioma.” [6 CBASD 1055] Es precisamente la segunda fase de la obra del ángel, o sea su fase externa, la que completa su obra y cumple plenamente lo que de él está escrito en Apocalipsis 18:1 cuando la luz del mensajero del cielo ilumine toda la tierra con su gloria. En aquel tiempo, el mensaje del Evangelio será llevado por miles de voces hasta los rincones más apartados del mundo y por todas partes se manifestará la luz de la verdad que trae salvación. El cumplimiento perfecto de Apocalipsis 18:1 va a parejas con Mateo 24:14 y Apocalipsis 14:6-12, ya que estos tres pasajes refieren al mismo evento, es decir, la culminación de la obra de proclamación mundial del Evangelio antes de que Cristo venga. Lo obra del ángel poderoso comprende entonces, según se ha demostrado, dos fases o etapas. La primera invita al pueblo de Dios a buscar una reforma y la segunda, comprende una obra a favor del mundo entero.

4 LA OBRA DEL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18 A FAVOR DE LA IGLESIA DE LAODICEA [Apocalipsis 3:14-22] El mensaje que los adventistas del séptimo día recibieron en 1888 fue llamado desde entonces “el mensaje de la justificación por la fe” o “el mensaje de la justicia de Cristo.” Desde aquella misma fecha 346

la pluma inspirada comenzó a referirse a este mensaje como aquel que estaba predicho sería dado a la iglesia de Laodicea según Apocalipsis 3. Sobre el valor e importancia del mensaje recibido por la iglesia en Minneapolis, se escribió lo siguiente: “En el año 1888 fue dado a la iglesia un muy definido mensaje de despertamiento. Fue llamado en aquel tiempo ‘el mensaje de la justicia por la fe.’ Tanto el mensaje mismo como la forma en que fue dado, causaron una profunda y verdadera impresión en las mentes de los pastores y del pueblo, que ni el transcurso del tiempo ha podido borrar. Hasta el día de hoy muchos de aquellos que han escuchado el mensaje cuando fue dado, están seriamente interesados en él, y preocupados. Durante los largos años transcurridos han conservado la firme convicción y abrigado la alegre esperanza de que se le concedería gran importancia entre nosotros algún día, y que haría en la iglesia la obra de purificación y regeneración para la cual creían que el Señor lo había enviado.” “En su gran misericordia el Señor envío un preciosísimo mensaje a su pueblo… Este mensaje tenía que presentar en forma más destacada ante el mundo al sublime Salvador, el sacrificio por los pecados del mundo entero. Presentaba la justificación por la fe en el Garante; invitaba a la gente a recibir la justicia de Cristo, que se manifiesta en la obediencia a todos los mandamientos de Dios. Muchos habían perdido de vista a Jesús. Necesitaban dirigir sus ojos a su divina persona humana. Todo el poder colocado en sus manos, y él puede dispensar ricos dones a los hombres, impartiendo el inapreciable don de su propia justicia al desvalido agente humano. Este es el mensaje que Dios ordenó que fuera dado al mundo. Es el mensaje del tercer ángel, que ha de ser proclamado en alta voz, y acompañado por el abundante derramamiento de su Espíritu.” [A. G. Daniells, “Cristo, Nuestra Justicia”, pág. 20-21] El mensaje que el ángel poderoso presentó a la iglesia a contar de 1888, fecha de su descenso, es decididamente un mensaje de reforma. Esa reforma necesaria, es la que a contar de entonces es presentada perseverantemente en los escritos de la sierva de Dios, quien frecuentemente comienza a escribir en el siguiente tenor: “Los cristianos deben prepararse para lo que pronto ha de estallar sobre el mundo como sorpresa abrumadora, y deben hacerlo, estudiando diligentemente la Palabra de Dios y esforzándose por conformar su vida con sus preceptos… Dios pide un reavivamiento y una reforma.” [PR 461] “Ha llegado la hora de hacer una reforma completa. Cuando ella principie, el espíritu de oración animará a cada creyente, y el espíritu de discordia y de revolución será desterrado de la iglesia.” [3 JT 254] “Debe realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu Santo. Reavivamiento y Reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de los poderes de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. La reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y las teorías, en los hábitos y las prácticas. La reforma no traerá los buenos frutos de la justicia a menos que esté vinculada con el reavivamiento del espíritu. El reavivamiento y la reforma han de realizar la obra señalada, y al hacer esta obra ambas deben combinarse.” [Review and Herald, 25 de Febrero de 1902]

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“¿No nos llaman las Escrituras a realizar una obra más pura y santa que la que hemos visto hasta ahora?… Dios llama a los que están dispuestos a ser dirigidos por su Espíritu Santo a encabezar una obra de completa reforma.” [Boletín de la Asociación General, 19 de mayo de 1913, pág. 34] “Hay gran necesidad de una reforma entre el pueblo de Dios. La condición actual de la iglesia nos induce a preguntar: ¿Es ésta una representación correcta de Aquel que dio su vida por nosotros.” [1 JT 402] El mensaje que el ángel de Apocalipsis 18 trajo a la iglesia en 1888 no era sino el mensaje de Jesús a la iglesia de Laodicea. La condición espiritual de los adventistas del séptimo día impelía a reconocer: “Hay gran necesidad de una reforma entre el pueblo de Dios.” Esa gran necesidad de reforma entre los adventistas del séptimo día encontró una respuesta en la venida del ángel poderoso que descendió del cielo con poder y gran gloria. El mensaje a Laodicea se dejó escuchar en todas partes. Las iglesias de todos los lugares recibieron la amonestación que Cristo deseaba fuera dada a los que profesaban ser su pueblo. Aún hoy, el mensaje de la justificación por la fe, que insta a recibir verdaderamente a Cristo en el corazón, sigue siendo estudiado y analizado por quienes ven en él una importancia imperecedera y que trasciende la eternidad. Conocer las causas que motivaron el descenso del ángel de Apocalipsis 18 y el tiempo en que éste efectivamente descendió del cielo, nos ayudará positivamente a comprender más adelante a quién representa el mensajero del cielo que desciende con gran poder.

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¿A QUIÉN REPRESENTA EL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18?

Es cierto que los ángeles desarrollan un importante ministerio a favor de los hombres. La obra que ellos realizan está claramente revelada en las Santas Escrituras y de manera especial se encuentra descrita en el libro del Apocalipsis donde se hace manifiesto que éstos participan activamente en diversas actividades relacionadas con la salvación de la humanidad, no obstante, la obra que los ángeles realizan no incluye la proclamación directa del Evangelio, ya que esta obra no ha sido encomendada a ellos sino a los hombres, la iglesia, según queda claramente establecido en Mateo 28:19-20 y Marcos 16:15. Sobre esto nos ilustran un poco más los siguientes pasajes del Espíritu de Profecía: “Dios no escoge para que sean sus representantes entre los hombres, a ángeles que nunca cayeron, sino a seres humanos, a hombres de pasiones semejantes a las de aquellos a quienes tratan de salvar.” [Hap 109] “Dios podría haber proclamado su verdad mediante ángeles inmaculados, pero tal no es su plan. El escoge a los seres humanos, a los hombres rodeados de flaquezas, como instrumentos para realizar sus designios. El inestimable tesoro se coloca en vasos de barro. Mediante los hombres han de comunicarse al mundo sus bendiciones y ha de brillar su gloria en las tinieblas del pecado. Por su ministerio amante deben ellos encontrar al pecador y al necesitado para guiarlos a la cruz. Y en toda su obra tributarán gloria, honor y alabanza a Aquel que está por encima de todo y sobre todos.” [Hap 266]

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A la luz de lo anterior, cabe preguntar: ¿por qué en el libro del Apocalipsis se presenta a los ángeles proclamando el Evangelio al mundo considerando que ésta no es la labor que Dios les ha encomendado sino que es prerrogativa de la iglesia? Sencillamente porque los ángeles de Apocalipsis 14 y el ángel de Apocalipsis 18 no son literales sino simbólicos, representaciones inspiradas de la iglesia y su obra, según se desprende de los siguientes comentarios: & “Los tres ángeles de Apocalipsis 14, representados como volando por en medio del cielo, simbolizan la obra de aquellos que proclaman los mensajes de los ángeles primero, segundo y tercero.” [2 JT 372] “Se representa a los ángeles volando por en medio del cielo, proclamando un mensaje de advertencia al mundo, y ejerciendo una acción directa sobre la gente que vive en los últimos días de la historia terrena. Nadie oye la voz de esos ángeles? Porque son un símbolo que representa al pueblo de Dios que trabaja en armonía con el universo del cielo. Hombres y mujeres esclarecidos por el Espíritu de Dios y santificados por la verdad proclaman sucesivamente los tres mensajes.” [2 MS 446] Luego, si los tres ángeles de Apocalipsis 14 “son un símbolo que representa al pueblo de Dios que trabaja en armonía con el universo del cielo,” es lógico preguntar: ¿A quién representa el ángel de Apocalipsis 18? En el siguiente párrafo del Espíritu de Profecía podemos encontrar la respuesta: “El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje, alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de 1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder divino; el mensaje del primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras de la tierra, y en algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo esto será superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación de la última amonestación del tercer ángel.” Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la “lluvia temprana” fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la “lluvia tardía” será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha.” [CS 669] “La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. Esos son los “tiempos de refrigerio” en que pensaba el apóstol Pedro cuando dijo: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo.” (Hechos 3: 19, 20.) Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a 349

los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres. (Apocalipsis 13:13.) Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad. El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y brotará y dará frutos. Las publicaciones distribuídas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fue impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de obedecerla. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los sinceros hijos de Dios romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos de familia y las relaciones de la iglesia serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquier otra cosa. A pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor.” [CS 670] De este pasaje se desprenden las siguientes conclusiones que nos ayudarán a identificar al ángel que desciende del cielo: 1 El ángel no es literal sino una representación que “predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario.” 2 El ángel es símbolo de un “poderoso movimiento” que “ha de desarrollarse bajo la proclamación del mensaje del tercer ángel,” esto es, con posterioridad a 1844. ¿Cuál es el único movimiento religioso importante que se encuentra profetizado por la pluma inspirada como produciéndose con posterioridad a 1844? Veamos: “¿No nos llaman las Escrituras a realizar una obra más pura y santa que la que hemos visto hasta ahora? . . . Dios llama a los que están dispuestos a ser dirigidos por su Espíritu Santo a encabezar una obra de completa reforma. Veo una crisis delante de nosotros, y el Señor llama a sus obreros a entrar en la liza. Cada alma debe ahora asumir una posición de más profunda y verdadera consagración a Dios que en los años pasados. . . . He sido profundamente impresionada por escenas que recientemente han pasado delante de mí durante la noche. Parecía haber un gran movimiento –una obra de reavivamiento- que se desarrollaba en muchos lugares. Nuestros hermanos acudían respondiendo al llamado de Dios.” [Boletín de la Asociación General, 19 de mayo de 1913, pág. 34] “En visiones de la noche pasó delante de mí un gran movimiento de reforma en el seno del pueblo de Dios. Los enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros. Se advertía un espíritu de oración como lo hubo antes del gran día de Pentecostés. Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina. Los verdaderos y sinceros hijos de Dios recibían grandes bendiciones. “ [Joyas de los Testimonios, tomo 3, Pág. 345] Se hace claro a partir de los textos anteriores, que el poderoso movimiento representando por el ángel de Apocalipsis 18 y que se desarrolla durante la proclamación del tercer mensaje angélico, 350

corresponde a un “gran movimiento de reforma” que estaba llamado a producirse entre los adventistas del séptimo día. Lo propuesto, se hace fácilmente deducible de la siguiente comparación entre el movimiento simbolizado por el ángel que desciende del cielo y el movimiento de reforma que la Hna. White contempló en visión como produciéndose en el seno del pueblo de Dios: 1.- MOVIMIENTO SIMBOLIZADO POR EL ANGEL DE APOCALIPSIS 18 [El Conflicto de los Siglos, págs. 669-670] 

“Alumbrará toda la tierra con su gloria”



“una obra de extensión universal y de poder extraordinario.”



“poderoso movimiento”



“Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés.”



“Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial.” “Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra.”



“Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes.”

2.- EL MOVIMIENTO DE REFORMA PROFETIZADO [Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 345] 

“El mundo parecía iluminado por la influencia divina.”



“En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad.”



“Un gran movimiento de reforma”



Se advertía un espíritu de oración como lo hubo antes del gran día de Pentecostés.”



“Veíanse a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios.” “Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un Espíritu de sincera conversión.”



“Los enfermos eran sanados y se efectuaban otros milagros.”

¿Es el ángel de Apocalipsis 18 un símbolo que representa al movimiento de reforma profetizado? Las similitudes presentadas parecen concluyentes. Así como los tres ángeles de Apocalipsis 14 simbolizan al pueblo adventista que surgió como resultado de los hechos vinculados con los sucesos de 1844, así, el ángel de Apocalipsis 18 simboliza un poderoso movimiento de reforma al que sería llamado el propio pueblo adventista del séptimo día producto de su indiferencia y alejamiento del mensaje que Dios le 351

había confiado, a saber, el mensaje del tercer ángel. ¿Cuándo comenzó a gestarse aquel movimiento de reforma profetizado o cuándo se hizo presente el ángel de Apocalipsis 18? Ya lo hemos visto. El principio embrionario del movimiento de reforma se rastrea en el mensaje que recibieron los adventistas del séptimo día en la Conferencia General de Minneapolis en 1888 y que llamaba a la iglesia de Laodicea a buscar fervientemente un cambio en su profesa vida religiosa. Así como la gran Reforma del Siglo XVI tuvo su principio embrionario en los días de Wiclef desde donde se desarrolló hasta plasmarse en los días de Lutero, de igual modo, el movimiento de reforma profetizado entre los adventistas, tuvo su inicio en el año 1888 y desde aquel tiempo ha ido desarrollándose hasta nuestros días. La semilla sembrada en Minneapolis estaba llamada a dar fruto y lo dio posteriormente, al plasmarse en un gran movimiento de reforma que se produjo entre los adventistas del séptimo día a principios del Siglo XX y como resultado de los hechos vinculados a la Primera Guerra Mundial.

6 EL MENSAJE DEL ÁNGEL DE APOCALIPSIS 18 AL MUNDO El cumplimiento perfecto de Apocalipsis 18 va a parejas con el de Matero 24:14 y con la obra que ha de desarrollar el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14:6-12 a favor del mundo. La proclamación mundial del Evangelio tal como fue anunciada por Jesús en el Monte de los Olivos y profetizada por Juan en el Apocalipsis 14, irá en franco desarrollo hasta alcanzar su pleno cumplimiento en la obra del ángel de Apocalipsis 18, representación simbólica de un poderoso movimiento de reforma que surgiendo de entre los adventistas del séptimo día y ante la apostasía de éstos respecto a lo principios, habría de tomar el estandarte de la verdad en sus manos y hacerse responsable del mensaje de amonestación para este tiempo. La luz del poderoso ángel que desciende del cielo y que alumbra toda la tierra con su gloria es el Evangelio eterno, aquel Evangelio que predicó Cristo y que halla su baluarte en la ley de Dios y en la fe de Jesús, los dos principios imperecederos que obrando en el corazón han de traer salvación a los hombres. [Salmo 119:105 y Juan 8:12] Estos principios debían primeramente ser aceptados en el corazón por el propio pueblo de Dios, de ahí que Dios hiciera un especial esfuerzo por Laodicea a partir de 1888. En aquella fecha, comenzó la fase inicial de la obra del ángel poderoso que descendió del cielo. Luego, el mensaje estaba llamado a alcanzar hasta lo último de la tierra. Así lo específica el siguiente comentario: “”Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo grande potencia; y la tierra fue alumbrada de su gloria. Y clamó con fortaleza en alta voz diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia, y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles.” “Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus pecados, y que no recibáis de sus plagas.” (Apocalipsis 18: 1, 2, 4.) Estos versículos señalan un tiempo en el porvenir cuando el anuncio de la caída de Babilonia, tal cual fue hecho por el segundo ángel de Apocalipsis 14:8, se repetirá con la mención adicional de las 352

corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen a Babilonia, desde que ese mensaje fue proclamado por primera vez, durante el verano de 1844.” [CS 661] “Se dice de Babilonia, con referencia al tiempo en que está presentada en esta profecía: “Sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades.” (Apocalipsis 18: 5.) Ha llenado la medida de sus culpas y la ruina está por caer sobre ella. Pero Dios tiene aún un pueblo en Babilonia; y antes de que los juicios del cielo la visiten, estos fieles deben ser llamados para que salgan de la ciudad y que no tengan parte en sus pecados ni en sus plagas. De ahí que este movimiento esté simbolizado por el ángel que baja del cielo, alumbrando la tierra y denunciando con voz potente los pecados de Babilonia. Al mismo tiempo que este mensaje, se oye el llamamiento: “Salid de ella, pueblo mío.” Estas declaraciones, unidas al mensaje del tercer ángel, constituyen la amonestación final que debe ser dada a los habitantes de la tierra.” [CS 662] “Además, en el capítulo 18 del Apocalipsis se exhorta al pueblo de Dios a que salga de Babilonia. Según este pasaje de la Escritura, muchos del pueblo de Dios deben estar aún en Babilonia. ¿Y en qué comunidades religiosas se encuentra actualmente la mayoría de los discípulos de Cristo? Sin duda alguna, en las varias iglesias que profesan la fe protestante.” [CS 433] Es claro que el mensaje del tercer ángel con todo lo que implica es ahora responsabilidad del ángel de Apocalipsis 18 tal y como exponen los párrafos anteriores. Puesto que el mensaje inicialmente estaba bajo la responsabilidad de quienes se encontraban simbolizados por los tres ángeles de Apocalipsis 14, los que fueron descritos por la profecía como estando en un estado de tibieza espiritual que dio como resultado el debilitamiento del mensaje, es claro que el ángel de Apocalipsis 18 representa un contingente aparte y distinto de éstos, por lo que la responsabilidad de proclamar el tercer mensaje es ahora prerrogativa del poderoso ángel que desciende del cielo y ya no más de los tres ángeles de Apocalipsis 14. Considere el siguiente comentario inspirado: “Como está predicho en el capítulo 18 de Apocalipsis, el mensaje del tercer ángel ha de ser proclamado con gran poder por aquellos que den la advertencia final contra la bestia y su imagen.” [8 T 118] ¿Quiénes son “aquellos que den la advertencia final contra la bestia y su imagen”? Aquellos que integran el gran movimiento de reforma, aquel poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación del tercer mensaje angélico. ¿Cuál es este movimiento? El movimiento representado por el ángel de Apocalipsis 18. Sobre la obra de este contingente fiel, se escribe lo siguiente: “Es con ferviente anhelo que anticipo el tiempo cuando se repetirán los sucesos del día de Pentecostés aún con mayor poder que en esa ocasión. Juan dice: ‘Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria.’ [Apoc. 18:1]. Entonces, como en el momento del Pentecostés, la gente oirá la verdad que será presentada a cada hombre en su propio idioma.” [6 CBASD 1055] 353

7 UNA IMPORTANTE DECISIÓN “Estamos viviendo en los últimos días, y la generación que deberá atestiguar la destrucción final no fue dejada sin advertencia con respecto a los juicios de Dios que pronto vendrán. Dice el apóstol: ‘Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder y la tierra fue alumbrada con su gloria…’ Toda la tierra deberá ser iluminada con la gloria de este mensaje, y por su recepción, corazones y mentes serán preparados para la venida del Rey de reyes. Pero este mensaje será rechazado por el profeso mundo cristiano de manera tan general como fue rechazado el mensaje del Mesías por la nación judaica. Solamente unos pocos recibirán el testimonio de la verdad, pues Satanás usará contra la aceptación de la verdad divina toda influencia que pueda emplear,,, La pregunta de mayor importancia para este tiempo es: ¿Quién está del lado del Señor? ¿Quién quiere unirse al ángel en la proclamación del mensaje de verdad al mundo? ¿Quién quiere recibir la luz que deberá llenar toda la tierra con su gloria? Aquellos que aprecian la luz que poseen recibirán más luz. Más y más luz brillará en torno de las almas que ceden a la ablandadora y subyugante gracia de Cristo; y los que aman la luz serán salvados de los engaños de Satanás.” [Elena G. De White, Review and Herald, 5 de noviembre de 1899]

CONCLUSIÓN El mensaje y la obra de los adventistas del séptimo día estaba representada proféticamente por los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12 y constituía el cumplimiento de la profecía de Cristo anunciada en Mateo 24:14. La historia de los adventistas señala que un importante mensaje fue dado a la iglesia durante la Conferencia General celebrada en Minneapolis, Estados Unidos, en el año 1888. Aquel mensaje marcó una nueva etapa para el pueblo de Dios y desde entonces fue conocido como “el mensaje de la justificación por la fe” o “el mensaje de la justicia de Cristo.” La luz con que Dios bendijo a su pueblo en 1888 no era sino una revelación más plena del mensaje del tercer ángel, aquel mismo mensaje que la iglesia había venido proclamando desde 1844, primero como un movimiento y posteriormente como una iglesia organizada. Este mensaje bien comprendido, elevaba la ley de Dios, la santa norma de justicia, al lugar que verdaderamente le corresponde en el plan de Dios y exaltaba a Cristo como la única garantía para obtener el perdón de los pecados. El mensaje en sí, era un mensaje de reforma y desde el principio la pluma inspirada estampó su selló de aprobación sobre él. El mensaje presentado en 1888 llamaba a los líderes y al pueblo en general a aceptar la luz que les estaba siendo misericordiosamente dada. La Hna. White señaló al mensaje de la justificación por la fe como la amonestación que Jesús, el Testigo fiel y verdadero, deseaba que fuera dado a la iglesia de Laodicea y reconoció que el mensaje de 188 no era sino el llamado de atención que estaba profetizado sería dado a la iglesia según Apocalipsis 3. Dicha amonestación, que no era sino el mensaje presentado en Minneapolis, provocó una división en la iglesia, división que más tarde daría como resultado el surgimiento de un gran movimiento de reforma entre los adventistas del séptimo día. 354

Con relación al mensaje de 1888, la pluma inspirada estableció que éste era el comienzo de la luz del ángel de Apocalipsis 18 y que estaba llamada a iluminar toda la tierra con su gloria. La obra de este ángel poderoso habría de cumplirse en dos fases bien distintas entre sí, una a favor de la propia iglesia llamada a la reforma y la otra, a favor del mundo entero, constituyendo así el cumplimiento cabal de la obra de evangelización anunciada en las Escrituras. El movimiento de reforma representado por el ángel de Apocalipsis 18 convocaría entonces en sus filas a todos cuantos aceptaran el llamado a un cambio y en consecuencia: “Como está predicho en el capítulo 18 de Apocalipsis, el mensaje del tercer ángel ha de ser proclamado con gran poder por aquellos que den la advertencia final contra la bestia y su imagen.” ¿Cuál ha de ser nuestra posición frente al mensaje del ángel de Apocalipsis 18? ¿Nos uniremos al mensajero que descendió del cielo en la proclamación de la amonestación para este tiempo? ¿Estrecharemos filas con el movimiento de reforma representado por el ángel celestial? Sólo el tiempo dará respuesta a todas estas interrogantes.

CAPÍTULO 17 EL MILENIO El capítulo 19 del Apocalipsis describe la segunda venida de Cristo viniendo en gloria y majestad para pelear la batalla del Armagedón. La bestia, el falso profeta y las naciones del mundo se han de alistar entre quienes han de luchar contra el Hijo de Dios, que vestido de ropas de batalla se levanta como “Rey de reyes y Señor de señores”. El resultado de esta batalla final entre el bien y el mal, señala que los impíos serán derrotados, la bestia y el falso profeta serán reducidos a nada y la justicia de Dios será vindicada en el gran conflicto de los siglos. Durante seis mil años el enemigo de las almas ha instigado a los hombres contra Dios. Ahora, es el tiempo en que los culpables deben ser juzgados y recibir el justo castigo por la transgresión. Las escenas del capítulo 19, que nos muestran en visión la batalla del Armagedón, son una introducción al tema tratado en el capítulo 20, a saber el aprisionamiento de Satanás y la condenación de los impíos. Estos sucesos ocurrirán durante el período denominado “milenio” y que comprende un período de mil años que han de iniciarse con la segunda venida de Cristo. El milenio corresponde al séptimo período de mil años en el contexto de la historia humana y que comenzó con la creación del hombre muy temprano en el Edén. Apropiadamente, este período es esperado por los cristianos como un período de alegría, liberación y descanso. Así como el séptimo día de la semana es un día de reposo y descanso para el hombre, así, el séptimo período de mil años en la historia del hombre, es señalado como un período sabático para los redimidos por la sangre del Cordero. Sin embargo, así como el séptimo día de la semana no está destinado a ser un período de ociosa inactividad, el séptimo período de mil años tampoco está exento 355

de propósito sino que durante dicho lapso, los santos participarán de los juicios de Dios y conocerán sus justos decretos con relación a la condenación de los impíos. De igual manera, el capítulo 20 permite ver el cumplimiento de las últimas escenas del solemne día de la expiación, en que un macho cabrío era cargado con los pecados del pueblo y enviado al desierto para morir en el abandono. Todo lo anterior, hace que el estudio del capítulo 20 del Apocalipsis revista gran interés para los estudiantes de la Biblia quienes pueden ver en él la respuesta a muchos clamores de justicia, clamores que se han elevado de los labios de los justos desde el principio de los tiempos.

1 EL SÉPTIMO PERÍODO DE MIL AÑOS EN LA HISTORIA HUMANA El séptimo período de mil años en la historia del hombre se inicia con la segunda venida de Cristo a la tierra. Durante este período, los santos compuestos por los 144.000 y la grande multitud de todas las gentes vivirán en la Jerusalén celestial donde participarán de los juicios que Dios con relación a la condenación de los impíos. El período en sí culmina con la tercera venida de Cristo a nuestro mundo. Al respecto, se destaca el siguiente e interesante comentario de un autor adventista: “El milenio es un interludio, una marcada división entre la segunda y la tercera venida de Jesús, entre la resurrección y la ascensión de los redimidos, y la condenación de los pecadores. Asuntos importantes sucederán durante ese tiempo. En griego la palabra χίλιοι(un mil) se la menciona con mayor frecuencia en Apocalipsis 20, donde aparece 6 veces (en los versículos 2, 3, 4, 5, 6, 7) en relación con la palabra ἔτη (años). En el Nuevo Testamento figura únicamente cuatro veces, 3 de las 4 están en el mismo Apocalipsis (11:3, 12:6, 14:20). El otro texto es 2 Pedro 3:8, donde también se la utiliza con relación a la palabra ἔτη. (2 Pedro 3:8 está inspirada en Salmo 90:4, Salmo 89:4 en el griego de la Septuaginta, donde la fórmula ἔτη“mil años”, figura en la Biblia por primera vez.) En cada ocasión aparece una clara sucesión de hechos. La palabra χίλια(un mil) no describe una unidad estática que no hace diferenciación. Para ese propósito, el griego tiene otra palabra: χίλια(un mil). χίλιαes una expresión que concibe a la unidad como algo medible en lugar de visualizarla a través de sus componente diferenciados. La elección de χίλια(o χίλιοι ) destaca la intención de Dios de dirigir en forma definida ciertos sucesos específicos durante el período de los mil años, cada uno a su debido tiempo, comenzando con el encadenamiento de Satanás, al principio del milenio, hasta llegar al punto en que será soltado de sus ataduras con la correspondiente destrucción de los pecadores, al final de los mil años. El ángel que prende a Satanás al comienzo lo arroja al abismo, lugar donde permanece hasta que se completa la sucesión de hechos que deben ocurrir durante los mil años.” [James H. Melancon, “El Milenio”, artículo publicado en la Revista Adventista de mayo de 1995]

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2 SATANÁS ARROJADO AL ABISMO [Apocalipsis 20:1-3] El capítulo veinte comienza con estas palabras: “Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano.” ¿Quién es este ángel enviado del cielo? El mismo texto lo dice; es el ángel que ha sido encargado de custodiar el abismo. Este ángel resulta ser el mismo de quien en la visión de la quinta trompeta se dice que: “cayó del cielo en la tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo.” Aplicando el método analógico de interpretación bíblica no cabe otra interpretación toda vez que el único pasaje en que se alude a un ángel como responsable de la custodia del abismo resulta ser Apocalipsis 9:1, en que se describe el momento en que el ángel es responsabilizado de la simbólica “llave” del lugar oscuro. Más tarde, Apocalipsis 20 declara que el ángel que es encargado de apresar a Satanás el Diablo es el mismo que “tenía la llave del abismo”, ¿quién es este ángel? El mismo de Apocalipsis 9:1. Se hace evidente que los términos en que está expresada la captura del enemigo de Dios no pueden ser interpretados literalmente sino de manera simbólica. No podemos suponer que “la llave del abismo” y la “grande cadena” que el ángel trae consigo sean elementos literales y necesarios para prender al gran dragón. Ya vimos en un capítulo anterior que el abismo en que es recluído Satanás el Diablo corresponde más bien a un estado de inactividad al que es sometido el adversario de Dios y que señala a todas luces el estado de devastación y asolamiento al que será reducido nuestro mundo como consecuencia directa de la segunda venida de Cristo. Al respecto leemos los siguientes comentarios: “A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruídos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. "He aquí que Jehová vaciará la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes." "La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra." "Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra." (Isaías 24: 1, 3, 5, 6, V.M.) Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruídas por el terremoto, los árboles desarraigados, las rocas escabrosas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de ésta, al paso que grandes cuevas señalan el sitio donde las montañas fueron rasgadas desde sus cimientos.” [CS 715.-716] “El autor del Apocalipsis predice el destierro de Satanás y el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años. Después de descritas las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, la profecía prosigue: "Y vi un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo, y una grande cadena en su mano. Y prendió al dragón, aquella serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años; y arrojólo al abismo, y le encerró, y selló sobre él, porque no engañe más a las naciones, hasta que mil años sean cumplidos: y después de esto es necesario que sea desatado un poco de tiempo." (Apocalipsis 20: 1-3.) 357

Según se desprende de otros pasajes bíblicos, es de toda evidencia que la expresión "abismo" se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de la tierra "en el principio," la narración bíblica dice que "estaba desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo." (Génesis 1: 2.) Las profecías enseñan que será reducida, en parte por lo menos, a ese estado. Contemplando a través de los siglos el gran día de Dios, el profeta Jeremías dice: "Miro hacia la tierra, y he aquí que está desolada y vacía; también hacia los cielos miro, mas no hay luz en ellos. Miro las montañas, y he aquí que están temblando, y todas las colinas se conmueven. Miro, y he aquí que no parece hombre alguno, y todas las aves del cielo se han fugado. Miro, y he aquí el campo fructífero convertido en un desierto, y todas sus ciudades derribadas." (Jeremías 4: 23-26, V.M.) Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado: no queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite. & El profeta Isaías, mirando hacia lo por venir, ve en lontananza el tiempo en que Satanás será derrocado, y exclama: "¡Cómo caíste de los cielos, oh Lucero, hijo de la aurora! ¡has sido derribado por tierra, tú que abatiste las naciones! . . . Tú eres aquel que dijiste en tu corazón: ¡Al cielo subiré; sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono!" "¡Seré semejante al Altísimo! ¡Pero ciertamente al infierno serás abatido, a los lados del hoyo! Los que te vieren clavarán en ti la vista, y de ti se cerciorarán, diciendo: ¿Es éste el varón que hizo temblar la tierra, que sacudió los reinos; que convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa?" (Isaías 14: 1217, V.M.) Durante seis mil años, la obra de rebelión de Satanás "hizo temblar la tierra." El "convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades; y a sus prisioneros nunca los soltaba, para que volviesen a casa." Durante seis mil años, su prisión [la tumba] ha recibido al pueblo de Dios, y lo habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto sus cadenas y libertado a los que tenía presos. Hasta los malos se encuentran ahora fuera del poder de Satanás; y queda solo con sus perversos ángeles para darse cuenta de los efectos de la maldición originada por el pecado.” [CS 717-718] “Durante mil años, Satanás andará errante de un lado para otro en la tierra desolada, considerando los resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Todo este tiempo, padece intensamente. Desde su caída, su vida de actividad continua sofocó en él la reflexión; pero ahora, despojado de su poder, no puede menos que contemplar el papel que desempeñó desde que se rebeló por primera vez contra el gobierno del cielo, mientras que, tembloroso y aterrorizado, espera el terrible porvenir en que habrá de expiar todo el mal que ha hecho y ser castigado por los pecados que ha hecho cometer.” [CS 718]

ASPECTOS IMPORTANTES DEL APRISIONAMIENTO DE SATANÁS [Levítico 16:2-5, 7-10, 15-22] “Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del día de las expiaciones. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el lugar santísimo, y cuando los pecados de Israel 358

habían sido quitados del santuario por virtud de la sangre del sacrificio por el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él "todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío." (Levítico 16: 21, V.M.) Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el santuario celestial, entonces, en presencia de Dios y de los santos ángeles y de la hueste de los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se le declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer. Y así como el macho cabrío emisario era despachado a un lugar desierto, así también Satanás será desterrado en la tierra desolada, sin habitantes y convertida en un desierto horroroso.” [CS 716] “Habiendo sido cargados sobre Satanás los pecados de los justos, tiene éste que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios.” [CS 719] & “Así como en la expiación final los pecados de los arrepentidos han de borrarse de los registros celestiales, para no ser ya recordados, en el símbolo terrenal eran enviados al desierto y separados para siempre de la congregación. Puesto que Satanás es el originador del pecado, el instigador directo de todos los pecados que causaron la muerte del Hijo de Dios, la justicia exige que Satanás sufra el castigo final. La obra de Cristo en favor de la redención del hombre y la purificación del pecado del universo, será concluida quitando el pecado del santuario celestial y colocándolo sobre Satanás, quien sufrirá el castigo final. Así en el servicio simbólico, el ciclo anual del ministerio se completaba con la purificación del santuario y la confesión de los pecados sobre la cabeza del macho cabrío símbolo de Azazel. De este modo, en el servicio del tabernáculo, y en el del templo que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaban diariamente al pueblo las grandes verdades relativas a la muerte y al ministerio de Cristo, y una vez al año sus pensamientos eran llevados hacia los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, y hacia la purificación final del universo, que lo limpiará del pecado y de los pecadores.” [PP 372] “Satanás es el macho cabrío emisario.--Cristo es el gran Sumo Sacerdote de la era evangélica. Antiguamente en el día de las expiaciones el sacerdote tomaba dos machos cabríos y, sobre ellos se echaban suertes. Uno era para Jehová y el otro estaba destinado a ser el macho cabrío emisario. El macho cabrío sobre el cual caía la suerte de Jehová, era entonces muerto y su sangre llevada al interior del santuario para hacer expiación en favor de los hijos de Israel. Después de esto los pecados del pueblo eran confesados sobre la cabeza del otro macho cabrío, el emisario, pues era enviado por la mano de un hombre idóneo al desierto, a un lugar sin habitantes. Como Cristo es el sacerdote de la era evangélica, unos pocos argumentos demostrarán que Satanás es el macho cabrío emisario antitípico.” “La palabra hebrea empleada para designar el macho cabrío emisario, se encuentra en Levítico 16:8, y es "Azazel." Acerca de este pasaje, Guillermo Jenks observa: "Macho cabrío emisario. Véanse las diferentes opiniones en la obra de Bochart. Spencer, siguiendo las más antiguas opiniones hebreas y cristianas, piensa que Azazel es el nombre del diablo; y así lo piensa Rosenm., a quien se puede consultar. El siríaco tiene Azzail, el 'ángel (el fuerte) que se rebeló.' " Esto designa evidentemente al diablo. De modo que tenemos la definición del término bíblico en dos idiomas 359

antiguos para apoyar la opinión más antigua de los cristianos, de que el macho cabrío emisario es una figura de Satanás. Carlos Beecher dice: "Lo que contribuye a confirmar esto es que en su paráfrasis las traducciones más antiguas tratan la palabra Azazel como nombre propio. La paráfrasis caldea y las colecciones de Onkelos y Jonathan la habrían traducido ciertamente si no fuese nombre propio, pero no la traducen. La Septuaginta, o sea la más antigua versión griega, rinde ese término por apopompaíos, palabra aplicada por los griegos a una divinidad maligna a veces apaciguada por sacrificios. Otra confirmación se halla en el libro de Enoc, donde el nombre Azazel, evidentemente una corrupción de Azazel, es dado a uno de los ángeles caídos, lo cual demuestra claramente cómo comprendían generalmente los judíos esa palabra en aquel tiempo. Otra prueba se halla en el arábigo, donde Azazel se emplea como nombre del mal espíritu." Esta es la interpretación judía: "Lejos de significar que se reconocía a Azazel como una divinidad, el envío del macho cabrío era, según lo declara Nahmanides, una expresión simbólica de la idea de que los pecados del pueblo y sus malas consecuencias debían devolverse al espíritu de desolación y ruina, fuente de toda impureza." Estas opiniones armonizan en forma sorprendente con los acontecimientos que debían producirse en relación con la purificación del santuario celestial, según nos son revelados en la Escritura de verdad. En la figura, vemos que el pecado del transgresor era transferido a la víctima. Vemos que el pecado era llevado al interior del santuario por el ministerio del sacerdote y la sangre de la ofrenda. Y el décimo día del mes séptimo vemos al sacerdote con la sangre de la víctima ofrecida por el pecado del pueblo, quitar todos sus pecados del santuario, y ponerlos sobre la cabeza del macho cabrío emisario. Y vemos que ese macho cabrío los lleva luego a una tierra deshabitada. (Levítico 1:1-4; 4:3-6; 16:5-10, 15, 16, 20-22.) En respuesta a estos actos realizados en la figura, contemplamos, en el antitipo, la gran ofrenda que fué hecha en el Calvario en favor del mundo. Los pecados de todos los que por la fe en Cristo se apropien los méritos de la sangre que derramó, son llevados por el ministerio de Cristo al santuario del nuevo pacto. Después que Cristo, ministro del verdadero tabernáculo (Hebreos 8:2), termine su ministerio, eliminará del santuario los pecados de su pueblo, y los pondrá sobre la cabeza de su autor, el macho cabrío antitípico, o sea el diablo. El diablo es entonces enviado lejos, para que los lleve a una tierra deshabitada.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, págs. 358-360]

EL ABISMO: UN LUGAR DE RECLUSIÓN E INACTIVIDAD La palabra “abismo” proviene del griego ἄβυσσοςque literalmente significa “sin fondo.” En la Biblia el término es empleado de diversas formas pero siempre con el sentido de un lugar oscuro, tenebroso, y donde no hay actividad. El primer versículo donde aparece el término es Génesis 1:2, donde se alude a la tierra en su estado original de oscuridad, desolación y vacío antes de que se procediera a la creación. También se emplea la expresión “abismo” para referir a las grandes profundidades marinas donde la vida es escasa y hay poca actividad. Del mismo modo la expresión es usada para señalar al sepulcro o 360

lugar de los muertos donde no hay actividad ni obra alguna. [Romanos 10:7; Eclesiastés 9:5, 10] También ciertos demonios que hablaron en una ocasión con Jesús se refirieron a un “abismo” como aludiendo a un lugar de castigo. [Lucas 8:31] En el Apocalipsis, que es donde más se emplea el término, se lo usa generalmente para designar inactividad, período de inactividad o un lugar de reclusión. En Apocalipsis 9 por ejemplo, el abismo representa el lugar de encierro donde estaban las langostas simbólicas que salen para asolar la tierra y a los hombres que no tenían el sello de Dios en sus frentes. En Apocalipsis 11 se habla de “la bestia que sube del abismo” en clara referencia al poder denominado la bestia de siete cabezas y diez cuernos que había estado inactiva por algún tiempo y que subió nuevamente, saliendo de su inactividad, para plasmarse en la Francia del tiempo de la Revolución. En Apocalipsis 17 nuevamente la expresión abismo se emplea para referir a un período de inactividad del que “ha de subir” la bestia que era y no es, alusión clara al poder papal, que habiendo sido un activo perseguidor de los santos durante la Edad Media, fue puesto fuera de acción por Francia, y entrando en un período de inactividad, o sea el abismo, para posteriormente subir de él, recuperando el poderío que antes tuviera. Finalmente, la expresión “abismo” se emplea en Apocalipsis 20 para señalar claramente a un lugar de encarcelamiento o prisión al que será arrojado Satanás. Notemos que la cárcel o prisión es un lugar donde se acostumbra arrojar a los criminales para sacarlos de la vida activa de nuestra sociedad, de modo que la prisión es un lugar de inactividad. En Apocalipsis 20 entonces, la palabra abismo se aplica en toda su magnitud, tanto como lugar de encierro o encarcelamiento, como también como una idea de inactividad. De hecho, la actividad inicua que ha desarrollado Satanás el Diablo durante casi seis mil años en la tierra ha de ser reprimida y neutralizada en el abismo. La profecía dice con relación a la reclusión del adversario en el abismo y expresa que es para que: “no engañe más a las naciones.” Siendo así, el abismo es para Satanás no sólo un lugar de encierro y confinamiento en oscuridad, sino también un lugar de inactividad donde permanecerá confinado durante mil años. Allí no sólo estará confinado el gran rebelde sino sus ángeles partidarios también.

3 EL MILENIO Y LAS DOS GRANDES RESURRECCIONES [Apocalipsis 20:4-6] Es sabido por todos los cristianos que con ocasión de la segunda venida de Cristo se cumplirá la anhelada promesa de la resurrección de los justos. Cuando Jesús visitó a Marta, la hermana de Lázaro, quien había muerto, se produjo el siguiente diálogo: “Dícele Jesús: Resucitará tu hermano. Marta le dice: Yo sé que resucitará en la resurrección en el día postrero.” [Juan 11:23-24] La esperanza que animaba el corazón de Marta respecto a la muerte de su hermano Lázaro, ha sido la esperanza de los cristianos y hombres de fe de todas las épocas. Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” [Juan 11:25] El también dijo a todos cuantos habían de creer en él: “Yo le resucitaré en el día postrero.” [Juan 6:40] En la esperanza de la resurrección han vivido y muerto los cristianos de todos los tiempos. La resurrección de los muertos es uno de los misterios más comentados por el apóstol Pablo en sus epístolas, tema al cual dedica todo un capítulo en la primera carta enviada a los cristianos de Corinto. 361

[Capítulo 15] De igual manera, trata el tema en la primera epístola a los hermanos de Tesalónica. [1 Tesalonicenses 4:14-17] La Biblia enseña claramente que habrá dos resurrecciones, la de los justos y la de los impíos. [Hechos 24:15] Ambas categorías de personas serán resucitadas por la poderosa voz de Jesús. Mientras que los justos resucitarán para vida eterna, según las promesas, los impíos resucitarán para su condenación. [Juan 5:28-29] Esta enseñanza, que establece dos resurrecciones bien diferenciadas, halla también fundamento en el capítulo 20 del Apocalipsis, donde en referencia a todos aquellos que son descritos como sentados en tronos para juzgar, se dice que hacen parte de los bienaventurados y santos que han de resucitar en la primera resurrección. [Apocalipsis 20:5] De hecho, la enseñanza de Jesús y los apóstoles establece que “los muertos en Cristo resucitarán primero.” Surge entonces la pregunta: ¿Y qué pasará con los impíos? Sabemos que los justos resucitarán cuando Cristo venga, esto es al comienzo del milenio. ¿Y los impíos? La revelación declara: “Mas los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años.” [Apocalipsis 20:5] Durante el milenio, los impíos yacen en el sepulcro. Por este mismo motivo, Satanás queda atado “porque no engañe más a las naciones.” Las naciones que estaban bajo el poder del maligno y todos cuantos se pusieron de su lado en el gran conflicto de los siglos están ahora fuera de su alcance ya que en la muerte no pueden más apoyarle. Durante mil años los impíos serán juzgados y al fin de dicho período serán llamados nuevamente a la vida para recibir el justo castigo por sus hechos. La Biblia y consecuentemente el Apocalipsis enseña de manera clara que los justos y los impíos no resucitan de manera simultánea sino en dos grandes grupos totalmente distintos y separados por mil años en el tiempo.

4 EL JUICIO DE LOS IMPÍOS Y EL REINADO DE LOS SANTOS [Apocalipsis 20:4] “Para el pueblo de Dios, el cautiverio en que se verá Satanás será motivo de contento y alegría. El profeta dice: "Y acontecerá en el día que te haga descansar Jehová de tus penas y de tu aflicción, y de la dura servidumbre con que te han hecho servir, que entonarás este cántico triunfal respecto del rey de Babilonia [que aquí representa a Satanás], y dirás: ¡Cómo ha cesado de sus vejaciones el opresor! . . . Jehová ha hecho pedazos la vara de los inicuos, el cetro de los que tenían el dominio; el cual hería los pueblos en saña, con golpe incesante, y hollaba las naciones en ira, con persecución desenfrenada." (Vers. 3-6.) Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento. "No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones." (1 Corintios 4: 5, V.M.) Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, "se dio el juicio a los santos del Altísimo." (Daniel 7: 22.) En 362

ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el Apocalipsis: "Vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio." "Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años." (Apocalipsis 20: 4, 6.) Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo "los santos han de juzgar al mundo." (1 Corintios 6: 2.) Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y fallando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte. & También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. San Pablo dice: "¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?" (Vers. 3.) Y San Judas declara que "a los ángeles que no guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día." (S. Judas 6, V.M.)” [CS 718-719] Un autor adventista formula la siguiente pregunta: “¿Por qué mil años para realizar un juicio? El juicio de los malos quedará determinado por las anotaciones que haya en ‘los libros’. En dichos registros obtendremos las respuestas hasta para el último interrogante que pudiere haber: ‘Señor, entre los redimidos esperaba encontrar a mi hermano,,, mi hermana… mi padre,,, mi madre… mi hijo y no está aquí, ¿por qué?’ Por este motivo, el juicio contra los pecadores será revisado por quienes se sentarán sobre los tronos durante mil años. Mientras el juicio vaya avanzando caso por caso, los que rechazaron la gracia de Dios serán eliminados de los registros del libro de la vida, según lo que Dios ya le había anticipado a Moisés: ‘Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro’ (Exo. 32:33). Cuando acabe el proceso de revisión individual, la multitud exclamará a gran voz: ‘¡Justos y verdaderos son todos sus juicios!’ El veredicto de Dios con relación a los pecadores será vindicado por los redimidos. Entonces quedará expedito el camino para la realización del drama final del milenio.” [James H. Melancon, “El Milenio”, artículo publicado en la Revista Adventista de mayo de 1995]

LA VISIÓN DE LOS REDIMIDOS El profeta de Patmos en visión contempló al entero grupo de los redimidos por la sangre de Cristo estando ahora en la Nueva Jerusalén y dispuestos para un juicio. Juan dice: “Y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” Algunos han querido ver en este pasaje una evidencia de que los últimos discípulos de Cristo, a saber aquellos que han de resistir contra la imposición de la marca de la bestia y su pretensión de adoración mundial, sufrirán el martirio por causa de la fe. Esto obedece a una mala traducción del versículo 4 de Apocalipsis 20 que hablando de los que habían sido degollados por el testimonio de Cristo y por la Palabra de Dios, continúa diciendo: “y que no habían adorado la bestia, ni a su imagen y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos,” con lo cual se parece incorporar a éstos en el grupo de los que habían sido martirizados por su fe. Sin embargo, la palabra “que”, después de mencionar a los mártires de la fe, en realidad corresponde al pronombre relativo compuesto 363

οἵτινεςque se traduce “quienquiera” o “quienes”, con lo cual el texto en cuestión sufre una significativa variación diciendo en realidad: “y quienes no habían adorado la bestia, ni a su imagen y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos.” Esto último, deja ver claramente que el grupo que comprende a quienes salieron victoriosos sobre la bestia, su señal y su imagen, no necesariamente pueden ser incluídos entre aquellos que fueron martirizados por su fe ya que el texto deja ver que son un grupo separado y diferente. & Sobre lo expuesto, cabe considerar los siguientes comentarios inspirados: “Dios no consentiría que los malvados exterminasen a quienes esperaban la traslación y no se sometían al decreto de la bestia ni recibían su marca. Vi que si a los malvados se les permitiese exterminar a los santos, Satanás se alegraría, con sus malignas huestes y todos cuantos odiaban a Dios. Y ¡oh, qué triunfo fuera para su majestad satánica ejercer en la lucha final potestad sobre los que durante largo tiempo habían esperado contemplar a quien tanto amaban! Los que se burlaron de la idea de la ascensión de los santos presenciarán la solicitud de Dios por su pueblo y contemplarán su gloriosa liberación. Cuando los santos salieron de las villas y ciudades, los persiguieron los malvados con intento de matarlos. Pero las espadas levantadas contra el pueblo de Dios se quebraron y cayeron tan inofensivas como briznas de paja. Los ángeles de Dios escudaron a los santos, cuyos clamores, elevados día y noche en súplica de liberación, habían llegado ante el Señor.” [PE 284] “El pueblo de Dios no quedará libre de padecimientos; pero aunque perseguido y acongojado, y aunque sufra privaciones y falta de alimento, no será abandonado para perecer.” [CS 687] “El ojo de Dios, al mirar al través de las edades, se fijó en la crisis a la cual tendrá que hacer frente su pueblo, cuando los poderes de la tierra se unan contra él. Como los desterrados cautivos, temerán morir de hambre o por la violencia. Pero el Dios santo que dividió las aguas del Mar Rojo delante de los israelitas manifestará su gran poder libertándolos de su cautiverio. "Ellos me serán un tesoro especial, dice Jehová de los ejércitos, en aquel día que yo preparo; y me compadeceré de ellos, como un hombre se compadece de su mismo hijo que le sirve." (Malaquías 3: 17, V.M.) Si la sangre de los fieles siervos de Cristo fuese entonces derramada, no sería ya, como la sangre de los mártires, semilla destinada a dar una cosecha para Dios. Su fidelidad no sería ya un testimonio para convencer a otros de la verdad, pues los corazones endurecidos han rechazado los llamamientos de la misericordia hasta que éstos ya no se dejan oír. Si los justos cayesen entonces presa de sus enemigos, sería un triunfo para el príncipe de las tinieblas. El salmista dice: "Me esconderá en su pabellón en el día de calamidad; me encubrirá en lo recóndito de su Tabernáculo." (Salmo 27: 5, V.M.) Cristo ha dicho: "¡Ven, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tus puertas sobre ti; escóndete por un corto momento, hasta que pase la indignación! Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad." (Isaías 26: 20, 21, V.M.) Gloriosa será la liberación de los que lo han esperado pacientemente y cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.” [CS 692]

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LA LIBERACIÓN DE SATANÁS Y LA RESURRECCIÓN DE LOS IMPÍOS [Apocalipsis 20:7-8] 364

Una vez que haya terminado el milenio y con ello el juicio de los impíos, Satanás será liberado de su prisión y se realizará el drama final, la resurrección de los malvados. Con relación a Satanás el apóstol Juan dice que después del milenio “es necesario que sea desatado un poco de tiempo.” Ya vimos que simbólicamente el enemigo de Dios está atado al no tener a nadie sobre quien ejercer su poder engañador. Mientras los malvados estaban en sus tumbas, el maligno no podía seducirlos ni engañarlos. Siendo así, la expresión “es necesario que sea desatado un poco de tiempo,” indica que los impíos serán puestos una vez más bajo su poder seductor. En este sentido “Satanás será suelto de su prisión.” “Y saldrá para engañar las naciones que están sobre los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.” La profecía señala que al fin de los mil años se producirá la segunda gran resurrección. Aquella de que se dijo: “Mas los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años.” Las naciones vuelven a estar bajo la influencia del gran apóstata y ahora los resucitados son “como la arena del mar,” y “están sobre los cuatro ángulos de la tierra” llenando la anchura de ella. Sobre esta resurrección se comenta lo siguiente: “Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del "juicio decretado." Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descrito la resurrección de los justos, dice: "Los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años." (Apocalipsis 20: 5.) E Isaías declara, con respecto a los impíos: "Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio." (Isaías 24: 22, V.M.) “ [CS 719] “Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resuciten para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que resucitaron en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte. Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para contemplar la gloria del Hijo de Dios. A una voz las huestes de los impíos exclaman: "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" No es el amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacia Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de Dios e incitándose a la rebelión contra él. Cristo baja sobre el Monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de su regreso. El profeta dice: "Vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos." "Y afirmaránse sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está frente de Jerusalem a la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio. . . haciendo un muy grande valle." "Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre." (Zacarías 14: 5, 365

4, 9.) La nueva Jerusalén, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad. & Entonces Satanás se prepara para la última tremenda lucha por la supremacía. Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes multitudes que tiene al lado suyo, sus esperanzas reviven y resuelve no rendirse en el gran conflicto. Alistará bajo su bandera a todos los ejércitos de los perdidos y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes. Los impíos son sus cautivos. Al rechazar a Cristo aceptaron la autoridad del jefe de los rebeldes. Están listos para aceptar sus sugestiones y ejecutar sus órdenes. No obstante, fiel a su antigua astucia, no se da por Satanás. Pretende ser el príncipe que tiene derecho a la posesión de la tierra y cuya herencia le ha sido arrebatada injustamente. Se presenta ante sus súbditos engañados como redentor, asegurándoles que su poder los ha sacado de sus tumbas y que está a punto de librarlos de la más cruel tiranía. Habiendo desaparecido Cristo, Satanás obra milagros para sostener sus pretensiones. Fortalece a los débiles y a todos les infunde su propio espíritu y energía. Propone dirigirlos contra el real de los santos y tomar posesión de la ciudad de Dios. En un arrebato belicoso señala los innumerables millones que han sido resucitados de entre los muertos, y declara que como jefe de ellos es muy capaz de destruir la ciudad y recuperar su trono y su reino. Entre aquella inmensa muchedumbre se cuentan numerosos representantes de la raza longeva que existía antes del diluvio; hombres de estatura elevada y de capacidad intelectual gigantesca, que habiendo cedido al dominio de los ángeles caídos, consagraron toda su habilidad y todos sus conocimientos a la exaltación de sí mismos; hombres cuyas obras artísticas maravillosas hicieron que el mundo idolatrase su genio, pero cuya crueldad y malos ardides mancillaron la tierra y borraron la imagen de Dios, de suerte que el Creador los hubo de raer de la superficie de la tierra. Allí hay reyes y generales que conquistaron naciones, hombres valientes que nunca perdieron una batalla, guerreros soberbios y ambiciosos cuya venida hacía temblar reinos. La muerte no los cambió. Al salir de la tumba, reasumen el curso de sus pensamientos en el punto mismo en que lo dejaran. Se levantan animados por el mismo deseo de conquista que los dominaba cuando cayeron. Satanás consulta con sus ángeles, y luego con esos reyes, conquistadores y hombres poderosos. Consideran la fuerza y el número de los suyos, y declaran que el ejército que está dentro de la ciudad es pequeño, comparado con el de ellos, y que se lo puede vencer. Preparan sus planes para apoderarse de las riquezas y gloria de la nueva Jerusalén. En el acto todos se disponen para la batalla. Hábiles artífices fabrican armas de guerra. Renombrados caudillos organizan en compañías y divisiones las muchedumbres de guerreros.” [CS 720-722] Dramáticas son las escenas de la segunda resurrección. El apóstol Juan al describir por inspiración las multitudes de malvados que vuelven a la vida, refiere que ellos son semejantes a “Gog y Magog,” figura literaria tomada de Ezequiel 38, en que se describe con detalles la invasión de Gog príncipe de la tierra de Magog y de los pueblos escitas junto con innumerables aliados, los que en el Siglo VII a.C. invadieron el Oriente y fueron a morir en las fronteras de Egipto. Gog junto con estos otros pueblos guerreros devastaron el Asia Menor en tiempos del profeta Ezequiel, llegando hasta los límites mismos de Israel. La antigua tradición rabínica, a la que seguramente alude el apóstol Juan, señalaba estos dos nombres: Gog y Magog, como una referencia a los enemigos de Israel, los cuales serán destruídos por Dios. 366

& Sobre este punto, un autor adventista señala: “El Apocalipsis de San Juan usa a Gog rey de Magog como figura para referirse a los pueblos del mundo, infieles que se oponen al verdadero pueblo de Dios, y como ellos [los infieles] serán completamente eliminados del universo, en la última fase de la lucha milenaria entre el bien y el mal.” [Walter Cameron R., “La Batalla del Gran Dios Todopoderoso,” pág. 34]

6 EL ATAQUE CONTRA LA SANTA CIUDAD [Apocalipsis 20:9] La revelación señala que al fin de los mil años y una vez concluído el juicio de los malvados, Jesús y los santos saldrán de la santa ciudad y descenderán a la tierra. Jesús descenderá con gran poder y majestad incomparable posándose en el legendario Monte de los Olivos, lugar desde donde se despidió de sus discípulos antes de ascender al cielo después de su crucifixión y resurrección. Al descender del cielo el Hijo de Dios, el monte no resistirá la inmensidad de su gloria y se partirá por medio dando origen a un muy grande valle. Entonces Jesús con su voz poderosa, que trasciende la muerte, llamará a la vida a los malvados muertos. Estos al resucitar en grande y numerosa multitud llenarán toda la tierra, la cual se remecerá bajo las pisadas de sus pies. Al ver la gloria y hermosura de la ciudad y la felicidad que anima a los santos dentro de ella, los malvados echan de ver las ricas bendiciones que han desperdiciado y sus corazones se llenan de profunda amargura y desaliento. Satanás aprovecha la ocasión para seducir y descarriar nuevamente a las naciones de los resucitados y los anima a tomar por asalto la ciudad, apoderarse de sus tesoros y aniquilar para siempre a los santos. Arengados por el gran traidor, los impíos se aprestan a luchar y realizan preparativos para tomar la ciudad. “Al fin se da la orden de marcha, y las huestes innumerables se ponen en movimiento -un ejército cual no fue jamás reunido por conquistadores terrenales ni podría ser igualado por las fuerzas combinadas de todas las edades desde que empezaron las guerras en la tierra. Satanás, el más poderoso guerrero, marcha al frente, y sus ángeles unen sus fuerzas para esta batalla final. Hay reyes y guerreros en su comitiva, y las multitudes siguen en grandes compañías, cada cual bajo su correspondiente jefe. Con precisión militar las columnas cerradas avanzan sobre la superficie desgarrada y escabrosa de la tierra hacia la ciudad de Dios. Por orden de Jesús, se cierran las puertas de la nueva Jerusalén, y los ejércitos de Satanás circundan la ciudad y se preparan para el asalto.” [CS 722]

7 LA CORONACIÓN DE CRISTO Mientras Satanás y sus huestes se disponen para librar batalla contra Cristo, la santa ciudad y los santos, se produce un importante evento en el plan de Dios: la coronación final de Cristo. Cuando se anunció el nacimiento de Jesús el ángel dijo: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin.” [Lucas 1:32-33] De igual modo, refiriendo al reinado de Cristo en la tierra, la 367

profecía anuncia: “Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de sus riñones.” [Isaías 11:5] Al fin del milenio, Jesús será coronado como el Rey de reyes y Señor de señores y sus enemigos verán cómo el Hijo recibe de su Padre todo honor y toda gloria. Sobre este aspecto relevante del plan de Dios la pluma inspirada escribe lo siguiente: “Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el Hijo de Dios, y en torno suyo están los súbditos de su reino. Ningún lenguaje, ninguna pluma pueden expresar ni describir el poder y la majestad de Cristo. La gloria del Padre Eterno envuelve a su Hijo. El esplendor de su presencia llena la ciudad de Dios, rebosando más allá de las puertas e inundando toda la tierra con su brillo. Inmediatos al trono se encuentran los que fueron alguna vez celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del fuego, siguieron luego a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la "grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas... de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos." (Apocalipsis 7: 9, V.M.) Su lucha terminó; ganaron la victoria. Disputaron el premio de la carrera y lo alcanzaron. La palma que llevan en la mano es símbolo de su triunfo, la vestidura blanca, emblema de la justicia perfecta de Cristo que es ahora de ellos. Los redimidos entonan un canto de alabanza que se extiende y repercute por las bóvedas del cielo: "¡Atribúyase la salvación a nuestro Dios, que está sentado sobre el trono, y al Cordero!" (Vers. 10.) Ángeles y serafines unen sus voces en adoración. Al ver los redimidos el poder y la malignidad de Satanás, han comprendido, como nunca antes, que ningún poder fuera del de Cristo habría podido hacerlos vencedores. Entre toda esa muchedumbre ni uno se atribuye a si mismo la salvación, como si hubiese prevalecido con su propio poder y su bondad. Nada se dice de lo que han hecho o sufrido, sino que el tema de cada canto, la nota dominante de cada antífona es: Salvación a nuestro Dios y al Cordero. En presencia de los habitantes de la tierra y del cielo reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios.” [CS 722-724]

8 EL JUICIO FINAL [Apocalipsis 20:11-15] “Y entonces, revestido de suprema majestad y poder, el Rey de reyes falla el juicio de aquellos que se rebelaron contra su gobierno, y ejecuta justicia contra los que transgredieron su ley y oprimieron a su pueblo.” & 368

“Apenas se abren los registros, y la mirada de Jesús se dirige hacia los impíos, éstos se vuelven conscientes de todos los pecados que cometieron. Reconocen exactamente el lugar donde sus pies se apartaron del sendero de la pureza y de la santidad, y cuán lejos el orgullo y la rebelión los han llevado en el camino de la transgresión de la ley de Dios. Las tentaciones seductoras que ellos fomentaron cediendo al pecado, las bendiciones que pervirtieron, su desprecio de los mensajeros de Dios, los avisos rechazados, la oposición de corazones obstinados y sin arrepentimiento -todo eso sale a relucir como si estuviese escrito con letras de fuego.” [CS 724] “Entre la multitud de los rescatados están los apóstoles de Cristo, el heroico Pablo, el ardiente Pedro, el amado y amoroso Juan y sus hermanos de corazón leal, y con ellos la inmensa hueste de los mártires; mientras que fuera de los muros, con todo lo que es vil y abominable, se encuentran aquellos que los persiguieron, encarcelaron y mataron. Allí está Nerón, monstruo de crueldad y de vicios, y puede ver la alegría y el triunfo de aquellos a quienes torturó, y cuya dolorosa angustia le proporcionara deleite satánico. Su madre está allí para ser testigo de los resultados de su propia obra; para ver cómo los malos rasgos de carácter transmitidos a su hijo y las pasiones fomentadas y desarrolladas por la influencia y el ejemplo de ella, produjeron crímenes que horrorizaron al mundo. Allí hay sacerdotes y prelados papistas, que dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Allí están los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tienen que rendir a Dios una cuenta de la que bien quisieran librarse. Demasiado tarde ven que el Omnisciente es celoso de su ley y que no tendrá por inocente al culpable de violarla. Comprenden entonces que Cristo identifica sus intereses con los de su pueblo perseguido, y sienten la fuerza de sus propias palabras: "En cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí lo hicisteis." (S. Mateo 25: 40 V.M.) Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.” [CS 725-726] “Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron.” [CS 726] “Dios hace descender fuego del cielo. La tierra está quebrantada. Salen a relucir las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras se escapan por todas partes de grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas. (Malaquías 4:2; 2 Pedro 3:10.) La superficie de la tierra parece una masa fundida un inmenso lago de fuego hirviente. Es la hora del juicio y perdición de los hombres impíos,- "es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión." (Isaías 34: 8.) Los impíos reciben su recompensa en la tierra. (Proverbios 11: 31.) "Serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos." (Malaquías 4: 1.) Algunos son destruídos como en un momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados "conforme a sus hechos." Habiendo sido cargados sobre Satanás los pecados de los justos, tiene éste que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Su castigo 369

debe ser mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después de haber perecido todos los que cayeron por sus seducciones, el diablo tiene que seguir viviendo y sufriendo. En las llamas purificadoras, quedan por fin destruídos los impíos, raíz y rama, -Satanás la raíz, sus secuaces las ramas. La penalidad completa de la ley ha sido aplicada; las exigencias de la justicia han sido satisfechas; y el cielo y la tierra al contemplarlo, proclaman la justicia de Jehová.” [CS 731] “Satanás se precipitó en medio de sus secuaces e intentó incitar a la multitud a la acción. Pero llovió sobre ellos fuego de Dios desde el cielo, y consumió conjuntamente al magnate, al noble, al poderoso, al pobre y al miserable. Vi que unos quedaban pronto aniquilados mientras que otros sufrían por más tiempo. A cada cual se le castigaba según las obras que había hecho con su cuerpo. Algunos tardaban muchos días en consumirse, y aunque una parte de su cuerpo estaba ya consumida, el resto conservaba plena sensibilidad para el sufrimiento. Dijo el ángel: "El gusano de la vida no morirá ni su fuego se apagará mientras haya una partícula que consumir." Satanás y sus ángeles sufrieron largo tiempo. Sobre Satanás pesaba no sólo el castigo de sus propios pecados sino también el de todos los de la hueste redimida, que habían sido puestos sobre él. Además, debía sufrir por la ruina de las almas a quienes engañara. Después vi que Satanás y toda la hueste de los impíos estaban consumidos y satisfecha la justicia de Dios. La cohorte angélica y los santos redimidos exclamaron en alta voz: "¡Amén!" Dijo el ángel: "Satanás es la raíz, y sus hijos son las ramas. Ya están consumidos raíz y ramas. Han muerto de una muerte eterna. Nunca resucitarán y Dios tendrá un universo limpio." Entonces miré y vi que el mismo fuego que había consumido a los malos quemaba los escombros y purificaba la tierra. Volví a mirar, y vi la tierra purificada. No quedaba la más leve señal de maldición. La quebrada y desigual superficie de la tierra era ya una dilatada planicie.” [PE 294-295]

9 LA MUERTE SEGUNDA [Apocalipsis 20:14 Y 21:8] El fuego que Dios hará descender del cielo para castigar a los impíos convertirá a la tierra en un enorme lago de fuego y azufre. Esto es lo que la Biblia y especialmente el libro del Apocalipsis llama “la muerte segunda.” De esta muerte no hay resurrección. El fuego de Dios no sólo consumirá el cuerpo sino que también la vida misma del hombre quedará comprometida eternamente. A este castigo refería Jesús cuando hablaba del “infierno del fuego”. [Mateo 5:22] La muerte segunda no sólo afectará a los hombres impíos sino que también afectará al Diablo y sus ángeles. [Mateo 25:41] El Apocalipsis declara que “el diablo… fue lanzado en el lago de fuego y azufre.” Mientras que los redimidos permanecerán seguros al interior de la santa ciudad, el fuego que Dios hará descender del cielo consumirá a los malvados, raíz y rama, y destruirá todas las obras de quienes se opusieron a Dios. El apóstol Pedro enseñó que los cielos y la tierra que son ahora, son guardados por la Providencia para el castigo de aquel día. [2 Pedro 3:7, 10, 12]

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& La muerte segunda es el sepulcro al que serán arrojados los malvados, tumba de la que nunca más saldrán. En este sentido, el lago de fuego y azufre en que será convertida la tierra para castigo de los impíos, es llamado un “infierno.” Recuerde que “infierno” y “sepulcro” son términos sinónimos y que indican el lugar a donde van a parar los muertos. El enorme lago de fuego en que será convertida la tierra será así el sepulcro definitivo y eterno de los malos y réprobos. La muerte segunda constituye la destrucción definitiva de todo lo que comprende el orden humano bajo la maldición del pecado. Incluso “el infierno (o sepulcro) y la muerte” misma serán arrojados en el lago de fuego. A fin de ilustrarnos acerca de las consecuencias y efectos abarcantes del castigo de Dios, Jesús utilizó para describir la muerte segunda un símbolo muy apropiado para su tiempo, la Gehena. [Marcos 9:4348] El nombre Gehena designaba en los días de Jesús al Valle de Hinón, lugar que era utilizado comúnmente como basurero o muladar de la ciudad. Ahí se botaba toda clase de desecho, incluso los cuerpos muertos de los criminales. En la época de Cristo el Valle de Hinón o Gehena era el vertedero de la ciudad. En aquel lugar y a fin de combatir la impureza y las infecciones, se arrojaba continuamente azufre al fuego que era mantenido de manera constante. De esta manera, se consumían día a día y de manera infatigable los cuerpos de animales muertos, los desechos de la ciudad y toda clase de inmundicias. En la Gehena no se arrojaba ninguna cosa que tuviera vida. Las gentes que escucharon a Jesús emplear el símbolo de la Gehena para describir la muerte segunda, el castigo de Dios, entendían perfectamente lo que él quiso imprimir en sus mentes. Está claro que Jesús les dijo que la paga del pecado es muerte y que el pecado será finalmente castigado con el fuego eterno, cuyas consecuencias serán para el alma humana como el de la Gehena para las inmundicias orgánicas. En este sentido, la Gehena resultaba ser un símbolo muy apropiado para representar la muerte eterna. ¿Qué sucederá con los santos mientras la tierra esté convertida en un enorme lago de fuego y azufre? “Mientras la tierra estaba envuelta en el fuego de la destrucción, los justos vivían seguros en la ciudad santa. La segunda muerte no tiene poder sobre los que tuvieron parte en la primera resurrección. Mientras Dios es para los impíos un fuego devorador, es para su pueblo un sol y un escudo. (Apocalipsis 20: 6; Salmo 84: 11.)” [CS 732]

CONCLUSIÓN “La culminación del milenio conduce a una realidad que no culminará nunca: ‘Los cielos nuevos y la nueva tierra’. Todo esto es presagio del establecimiento de la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén, constituyendo la tierra el lugar donde Dios morará con su pueblo. Será la señal del amanecer del día eterno, el fin del pecado y de la muerte. Finalmente Dios hará realidad la declaración que registra Isaías 43:19, mediante la cual el Hacedor desafía la imaginación al declarar: ‘Miren que realiza algo nuevo’ (Versión NBE). En Apocalipsis 21:5, Dios ofrece su galardón a la fe perseverante al decir 371

(parafraseando): ‘¡Miren, fíjense, estoy haciendo todo de nuevo! El preludio del milenio concluyó y con ellos los albores del día sin noche comenzó. Mis palabras son verdaderas. ¡Pueden confiar en ellas!’ De este modo, poco a poco cada uno podrá percibir las dimensiones de la realidad que implica la expresión ‘nuevo’, hasta que termine el milenio. Y no es para menos, porque ‘lo que ojo nunca vio ni oreja oyó ni hombre alguno ha imaginado, [es] lo que Dios ha preparado para los que aman’ (1 Cor. 2:9, versión NBE; Isa. 64:4). El resultado del milenio, además del papel que desempeña en la misión de vindicar la justicia de Dios, también pondrá en evidencia el profundo significado de los padecimientos de Jesús, sufrimientos que nunca conseguiremos desentrañar.” [James H. Melancon, “El Milenio”, artículo publicado en la Revista Adventista de mayo de 1995]

CAPÍTULO 18 NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA Los capítulos 21 y 22 del Apocalipsis describen los eventos que han de ocurrir después de terminado el milenio y una vez que la muerte segunda haya hecho desaparecer el último vestigio del pecado y de los pecadores. Dios cumplirá las promesas que de tiempo han albergado en sus corazones los que aceptaron a Cristo y vivieron en la fe del Hijo de Dios. La creación malograda por la maldición del pecado ha de ser restaurada y la tierra que para ser habitada fue dispuesta, llegará a estar habitada por quienes amaron a Dios por sobre todas las cosas y fueron fieles en hacer su voluntad. Por medio del profeta Dios había declarado: “Porque he aquí que yo crío nuevos cielos y nueva tierra: y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” [Isaías 65:17] Acerca de ese mundo mejor, el apóstol Pablo escribió: “Cosas que ojo no vió, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman.” [1 Corintios 2:9] En la obra de preparar aquel mundo mejor está involucrado el mismo Hijo de Dios, el que dijo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” [Juan 14:1-3] En la fe de Cristo y en la esperanza de un nuevo hogar, los cristianos se han mantenido leales a Dios y a su Hijo a través de todas las edades, esperando el cumplimiento de las bienaventuradas promesas que hablan de la restauración del Reino de Dios. Bien decía el apóstol Pedro, quien después de referirse a la destrucción del actual sistema de cosas, señaló enfáticamente. “Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus promesas, en los cuales mora la justicia.” [2 Pedro 3:13] 372

1 NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA [Apocalipsis 21:1] El vidente de Patmos declara: “Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva: porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.” Cuando el apóstol habla de “el primer cielo, y la primera tierra”, ciertamente refiere al cielo y la tierra que son ahora. Los mismos “cielos que son ahora, y la tierra” a que refería el apóstol Pedro como estando reservados para la destrucción en el día del juicio. [2 Pedro 3:7, 10-13] Los cielos y la tierra tal como los conocemos actualmente, serán destruídos cuando nuestro mundo llegue a ser un inmenso lago de fuego y azufre en la muerte segunda. & “El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.” [CS 732] Los nuevos cielos y la nueva tierra superarán todo cuanto hemos conocido. Es cierto que nuestro mundo está llenó de la bendición de Dios y hay muchas cosas hermosas en él, sin embargo, por doquier se deja ver la maldición del pecado y la huella que han dejado en él los hombres impíos. El apóstol Juan dice: “el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es.” No quedará vestigio alguno que recuerde a los santos el dolor y la miseria a que fueron sometidos en un mundo herido por el pecado. Dios hará nuevas todas las cosas. “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas.” El mismo dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.” [Apocalipsis 21:5] Todo el sistema actual de cosas pasará y será sumido en el olvido. Se cumplirá la palabra que dice: “Y el mundo se pasa, y su concupiscencia, mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.” [1 Juan 2:17]

EL MAR YA NO ES De esta afirmación, algunos han inferido que en el nuevo mundo y bajo los nuevos cielos no existirán océanos o mares. En realidad el apóstol no señala tal cosa. El mar, que según se afirma no será más, es aquel que está en conexión con el primer cielo y la primera tierra. Puesto que el primer cielo y la primera tierra han de desaparecer, es lógico concluir que junto con ellos, el mar tal como lo conocemos hoy, también desaparecerá. Lo anterior sin embargo, no significa que en el nuevo mundo no existirá el mar o que no habrá océanos. De igual manera, así como habrá nuevos cielos y nueva tierra, es factible deducir que también habrá un nuevo mar, quizás no como hoy lo conocemos o distribuído de la manera en que hoy es. El texto griego refiere literalmente: καὶ ἡ θάλασσαοὐκ ἔστιν ἔτLo anterior, se lee: “Y el mar no es más”. Así como los cielos y la tierra actuales serán removidos, el mar con su actual distribución también lo será.

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No era el plan de Dios que el mar o las aguas oceánicas cubrieran tres cuartas partes del planeta como se observa actualmente. De hecho, se sabe con certeza que gran parte de la tierra que hoy está cubierta de agua, en el tiempo antiguo era tierra habitada o terreno seco. Mucho del terreno que hoy se encuentra anegado por las aguas del mar, en la antigüedad y más precisamente antes del diluvio, era terreno habitable, de modo que el apóstol Juan no enseña que en el nuevo mundo no habrá mar, sino tan sólo que el mar no será como el que hoy conocemos y que se traduce en grandes masas oceánicas. En el Reino de Dios el mundo será mucho más armónico y simétrico de lo que hoy es. Al respecto es considerable el siguiente comentario: “La nueva creación.--El que está sentado en el trono es el mismo ser que se menciona en los vers. 11 y 12 del capítulo anterior. Dice: "Yo hago nuevas todas las cosas." No dice que hace nuevas cosas. La tierra no queda destruída ni aniquilada, para que sea necesario crear una nueva, sino que todas las cosas son hechas nuevas. Regocijémonos de que estas palabras son verdad. Cuando esto se cumpla, todo estará listo para que se pronuncie aquella frase sublime: "Hecho es." Se habrá desvanecido para siempre la obscura sombra del pecado. Los impíos, raíz y rama (Malaquías 4:1), quedarán destruídos de la tierra de los vivos, y la antífona universal de alabanza y agradecimiento (Apocalipsis 5:13) subirá de un mundo redimido y de un universo limpio hacia un Dios observador del pacto.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 375]

2 JERUSALÉN, LA CIUDAD CELESTIAL [Apocalipsis 21:2] A pesar de que hay quienes niegan que pueda existir una ciudad celestial, lo cierto es que existe abundante evidencia bíblica que indica que los cristianos de tiempos primitivos y los hombres de fe de todas las épocas tenían esperanza de estar algún día en ella. De Abraham se dice por ejemplo que “por fe…esperaba ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios.” [Hebreos 11:10] El apóstol Pablo refirió que los cristianos por su fe se han relacionado con “la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial” y estableció también que los cristianos “no tenemos aquí [en esta tierra] ciudad permanente, mas esperamos la por venir.” [Hebreos 12:22 y 13:14] Ciertamente, Pablo esperaba que Jerusalén, la celestial, viniera algún día a estar aquí en la tierra. El apóstol también dijo que “la Jerusalem de arriba… es la madre de todos nosotros.” [Gálatas 4:26] El profeta de Patmos contempló en visión el cumplimiento de aquella bendita promesa. El dice: “Yo Juan vi la santa ciudad, Jerusalem nueva, que descendía del cielo, de Dios.” [Apocalipsis 21:2] ¿En qué momento descenderá la Jerusalén celestial? Ya vimos que al final del milenio Cristo descenderá del cielo y se posará sobre el Monte de los Olivos, el cual se partirá por medio no pudiendo resistir la gloria de Cristo. El Hijo de Dios vendrá a preparar un lugar para recibir a la ciudad santa. Una vez que el lugar esté preparado y purificado, la ciudad de Dios descenderá del cielo “dispuesta como una esposa ataviada para su marido.” Notemos la siguiente relación de hechos descrita en El Conflicto de los Siglos: 374



“Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Le acompaña la hueste de los redimido, y le sigue una comitiva de ángeles.” [pág. 720]



“Cristo baja sobre el monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y dón los ángeles repitieron la promesa de su regreso.” [pág. 720]



“La nueva Jerusalémn, descendiendo del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad.” [pág. 721]



“Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el Hijo de Dios, y en torno suyo están los súbditos de su reino. Ningún lenguaje, ninguna pluma pueden expresar ni describir el poder y la majestad de Cristo. La gloria del Padre Eterno envuelve a su Hijo. El esplendor de su presencia llena la ciudad de Dios, rebosando más allá de las puertas e inundando toda la tierra con su brillo.” [págs. 722-723]



“En presencia de los habitantes de la tierra y del cielo reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios.” [pág. 724]

Es con relación a las circunstancias descritas que desciende la ciudad de Dios a la tierra. La nueva Jerusalén es la esposa del Cordero. El apóstol Juan dice: “Y vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la esposa, mujer del Cordero. Y llévome en Espíritu a un grande y alto monte, y me mostró la grande ciudad santa de Jerusalem, que descendía del cielo de Dios.” [Apocalipsis 21:9-10] Aunque en otros pasajes de la Biblia, especialmente en el Nuevo Testamento, se alude a la iglesia como la esposa de Cristo, lo cierto es que en el libro del Apocalipsis y en un contexto diferente, la esposa de Cristo es la “grande ciudad santa de Jerusalem.” Notemos que en el contexto de Apocalipsis 19:5-9, la iglesia de Cristo está constituída no por la esposa sino por los “llamados a la cena del Cordero”. Consideremos el siguiente comentario inspirado: “La boda representa el acto de ser investido Cristo de la dignidad de Rey. La ciudad santa, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama "la novia, la esposa del Cordero." El ángel dijo a San Juan: "Ven acá; te mostraré la novia, la esposa del cordero." "Me llevó en el Espíritu," agrega el profeta, "y me mostró la santa ciudad de Jerusalem, descendiendo del cielo, desde Dios." (Apocalipsis 21: 9, 10, V.M.)” [CS 479] Con relación al descenso de la ciudad se dice: “he aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos.” [Apocalipsis 21:3] En la ciudad santa se encuentra el Tabernáculo del Testimonio. En ese tabernáculo y más específicamente en el lugar santísimo, se encuentra inviolablemente contenida en el arca del pacto la 375

ley de Dios que Juan contempló en su visión de Apocalipsis 11:19. En el tabernáculo, se ubica el Trono de Jehová, que se asienta en justicia y misericordia. Al descender la santa ciudad, Dios descenderá con ella y morará con nosotros. En este sentido Dios estará con nosotros. La maldición que introdujo el pecado en el mundo y por medio de la cual Satanás el Diablo pretendió arruinarnos, finalmente se transformará en bendición, por cuanto este pequeño mundo llegará a ser por la eternidad la morada de Dios y centro del universo, viniendo a morar Dios con nosotros. La raza humana, que otrora fuera contemplada caída por los mundos no caídos, gozará del más grande privilegio que raza alguna haya disfrutado y esto es, que Dios en la persona de Cristo morará entre nosotros. Dios por siempre conservará su humanidad y el Rey de reyes y Señor de señores será un hombre por la eternidad y sin embargo será Dios con nosotros. &

DESCRIPCIÓN DE LA CIUDAD

La descripción que Juan da de la ciudad santa de Jerusalén, no deja lugar a dudas de que se trata de una ciudad real a la que serán trasladados los redimidos. Muchos han objetado la existencia de la Nueva Jerusalén argumentando que se trata nada más que de un símbolo, en ningún caso de una ciudad real. Los que así razonan, no aciertan a explicar por qué el apóstol Juan describe la ciudad con tanto lujo de detalles, revelando aspectos de su estructura y construcción, aspectos que no tendrían ningún sentido si en verdad se tratase sólo de un símbolo. Como hemos visto anteriormente, los cristianos y hombres de fe de la antigüedad no sólo creían en la existencia literal de la Nueva Jerusalén sino que además esperaban algún día morar en ella. Se dice que Dios es el hacedor de la ciudad lo cual igualmente no tendría sentido si se tratase sólo de un símbolo. Quienes así piensan, dudan también de la existencia de un santuario en el cielo y sostiene que todo cuanto dice el Apocalipsis debe entenderse como simbólico o metafórico. Tal razonamiento no es lógico ni consecuente con lo revelado en el último libro de la Biblia, ya que en él se describe a Jesús y a los ángeles ministrando en el santuario celestial y el apóstol Juan asegura haber visto los departamentos de dicho lugar de adoración, mencionando elementos que lo componen y su ubicación, lo que a todas luces deja ver que se trata de un lugar literal y tangible. El apóstol Juan dice: “la ciudad está situada y puesta en cuadro”. La ciudad se ubica en un cuadrado perfecto. La medida de la ciudad, según declara el apóstol es de 12.000 estadios. El “estadio” es una medida de origen griego y cuyo valor no es el mismo en todas las ocasiones, dependiendo del lugar. El “estadio común o vulgar” equivale a 198 metros. El “estadio ptolemaico” por su parte y que parece ser el que uso Juan como referencia, equivale a 185 metros. También está el “estadio olímpico” que equivale a 192 metros. El estadio era una medida muy usada en los días de Cristo [veáse Lucas 24:13; Juan 6:19; 1 Corintios 9:24; Apocalipsis 14:20]. Los 12.000 estadios mencionados por Juan a razón de 185 metros aproximados, dan como resultado 2.220 kilómetros, lo cual deja ver que la Nueva Jerusalén constituye una ciudad muy grande. No es claro sin embargo, que la ciudad tenga las mismas medidas de ancho, largo y alto como insinúan algunos intérpretes. Según esta posición la ciudad formaría un cubo perfecto, no obstante el texto griego original no sugiere tal cosa ya que presumiblemente los 2.220 kilómetros que se atribuyen a la ciudad, sean no la medida de sus lados sino más bien la medida de su perímetro. 376

Sobre este punto consideremos el siguiente comentario: “Puede entenderse que esta medida es la de toda la circunferencia de la ciudad y no solamente de un lado. De acuerdo con Kitto, éste parecía ser antiguamente el método de medir las ciudades. Se tomaba toda la circunferencia, y se la llamaba la medida de la ciudad. De acuerdo con esta regla, la Nueva Jerusalén tendría 555 kilómetros en cada costado.” [Urias Smith, “El libro de Apocalipsis”, pág. 375] ¿Verdaderamente la ciudad santa posee la forma de un cubo? El texto bíblico dice que “la largura, y la altura y la anchura de ella son iguales.” [Apocalipsis 21:16] Esta traducción nos lleva a preguntar si realmente la ciudad que vió Juan era tan alta como su largo y ancho. La palabra griega que se traduce como “iguales” o “igual” es ἴσοςque se traduce normalmente como “igual”, sin embargo, la expresión puede traducirse también dando la idea de proporcionalidad. De este modo y según parece lo más lógico, Juan detalla que la altura de la ciudad era proporcional a la longitud y ancho de ella. De acuerdo a las definiciones de Lidell y Scott, la idea de proporcionalidad puede perfectamente ser aplicada a la expresión empleada por Juan para describir las dimensiones de la ciudad. Concordantemente, Greenfield, otro afamado erudito en griego, define una de las palabras compuestas de ἴσος, en este caso ἴσοconcediéndole la idea de “igual proporción”. De hecho, algunas versiones bíblicas conceden a la expresión ἴσοla acepción de “equidad” o “proporcionalidad”. Todo lo anterior, se ve reforzado por la medida que el apóstol entrega del muro de la ciudad: ciento cuarenta y cuatro codos, lo cual nos da aproximadamente 72 metros. Recordemos que un codo equivale aproximadamente a 45 o 50 centímetros. La medida del muro resultaría insignificante si fuera dada con relación a una ciudad cuya altura fuera de 2.220 kilómetros o aún de 555 kilómetros. La altura de la ciudad debe guardar correspondiente proporcionalidad con la altura de su muro protector. Los materiales de que está hecha la ciudad hablan a lo vivo de su esplendidez y magnificencia. Huelga decir que la ciudad misma es de oro puro semejante en el aspecto al vidrio limpio. La magnífica construcción que Dios ha dedicado para morada de los redimidos cumple de sobras lo que dijo el apóstol Pablo al expresar lo inimaginable de las cosas que ha dispuesto Dios para aquellos que le aman.

3 EL PARAÍSO RESTAURADO [Apocalipsis 22:1-6] “El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen considerar la tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar mansiones para ellos en la casa de su Padre. Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a la patria celestial. Y sin embargo son "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman." (1 Corintios 2: 9, V.M.) El lenguaje humano no alcanza a describir la recompensa de los justos. Sólo la conocerán quienes la contemplen. Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios. En la Biblia se llama la herencia de los bienaventurados una patria. (Hebreos 11:14-16.) Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras 377

como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.” [CS 733-734] El río limpio de agua de vida que sale del Trono de Dios y del Cordero, es el mismo que Moisés por inspiración describió como saliendo del Edén para regar la tierra y que luego se repartía en cuatro ramales según Génesis 2:10-14. La figura está citada de igual manera en Ezequiel 47:1 en que el profeta describe el río de aguas saludables que salía del santuario de Dios. La palabra traducida como “plaza” en las versiones españolas de la Biblia, corresponde en realidad al término πλατείας que en griego significa “calle”. Aunque la palabra usada en griego es singular y va precedida por el artículo definido singular, no se debe suponer que en la santa ciudad exista sólo una calle. De hecho, la palabra πλατείαςda la idea de una “calle ancha” o “calle principal”. La forma y distribución de la ciudad con sus doce puertas de acceso, tres al oriente, tres al poniente, tres al sur y tres al norte, requieren que exista en ella a lo menos una calle principal que conduzca armónicamente a cada una de las puertas. Siendo así, es lógico que la “calle” mencionada por Juan corresponda a la calle principal de la ciudad, aquella que conduce directamente al Trono de Dios, de donde fluye cristalino el río de la vida.

EL ÁRBOL DE LA VIDA El río pasa por medio de la calle o avenida principal y su caudal se origina desde el mismo Trono de Dios, el que seguramente se ubica al inicio de ella o en la cabecera de ella. En medio de la ancha calle y a uno y otro lado del río crece maravillosamente el árbol de la vida. Si bien el árbol crece a uno y otro lado del río repartiéndose en dos grandes troncales, finalmente éstos se juntan para dar vida a un solo árbol. Es incorrecto hablar de dos árboles de la vida o de “árboles de la vida” como traducen algunas versiones de la Biblia. En realidad no son dos árboles sino un solo árbol. De hecho en el Edén no había varios “árboles de la vida” sino sólo uno. La descripción inspirada del Eden dice: “Y había Jehová Dios hecho nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer, también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.” [Génesis 2:9] También se habla en singular en Génesis 3:22-24. Note que en este último texto se habla del “camino del árbol de la vida”, que no es sino la calle principal o calle ancha que contempló Juan en su visión. El Edén en sí es el paraíso que perdió el hombre en el principio y que Dios por misericordia le ha prometido restaurar. Por otra parte, la correcta traducción del griego no permite hablar de “árboles” o en plural, ya que en todo el texto de Apocalipsis se habla del ξύλον τῆς ζωῆς (árbol de la vida) que claramente refiere un sustantivo en su forma singular. [Apocalipsis 22:1 y 14] El árbol de la vida da cada mes su fruto, doce frutos al año. Cada mes los habitantes del mundo deberán concurrir a la santa ciudad con el objeto de comer del fruto de este árbol. La revelación deja ver que los redimidos visitarán constantemente la ciudad. El profeta Isaías, por ejemplo, revela que: “de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí, dijo Jehová.” [Isaías

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66:22-23] Es claro que el profeta refiere en el texto anterior a la vida que los redimidos desarrollarán bajo el contexto de un nuevo cielo y de una nueva tierra. Del árbol se extraerán las hojas para la sanidad de las naciones. De esto, algunos han inferido que habrá enfermedad en el nuevo mundo, aunque tal aserto contradice las más claras promesas de Dios y que indican que en el Reino no habrá enfermos. [Apocalipsis 21:4; Isaías 33:24] & Sobre el punto en cuestión, es claro que el árbol de la vida cumple con un propósito divino, a saber, prestar “servicio a las naciones”, como también se ha dado en verter el versículo en consideración. Las hojas del árbol de la vida resultan ser saludables para las naciones. El texto griego refiere textualmente las siguientes palabras: καὶ τὰ φύλλα τοῦ ξύλου εἰς θεραπείαν τῶν ἐθνῶνLa palabra “terapia” que se traduce como “servicio” o “sanidad”, da más bien la idea de “tratamiento para devolver la salud” o restaurar la salud. De ahí que se piense equivocadamente que en el Reino de Dios entrarán personas aquejadas de diversas enfermedades, males o deformidades. Es claro sin embargo, que cuando los redimidos resuciten para vida eterna, no habrá en ellos huella alguna de enfermedad o de muerte sino que la naturaleza humana será glorificada. Un comentario del Espíritu de Profecía nos ayuda a comprender el por qué las naciones deberán emplear las hojas del árbol de la vida con fines terapéuticos o sanatorios. “Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueran depositados. Adán, que se encuentra entre la multitud resucitada, es de soberbia altura y formas majestuosas, de porte poco inferior al del Hijo de Dios. Presenta un contraste notable con los hombres de las generaciones posteriores; en este respecto se nota la gran degeneración de la raza humana. Pero todos se levantan con la lozanía y el vigor de eterna juventud. Al principio, el hombre fue creado a la semejanza de Dios, no sólo en carácter, sino también en lo que se refiere a la forma y a la fisonomía. El pecado borró e hizo desaparecer casi por completo la imagen divina; pero Cristo vino a restaurar lo que se había malogrado. El transformará nuestros cuerpos viles y los hará semejantes a la imagen de su cuerpo glorioso. La forma mortal y corruptible, desprovista de gracia, manchada en otro tiempo por el pecado, se vuelve perfecta, hermosa e inmortal. Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba. Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva. Las últimas señales de la maldición del pecado serán quitadas, y los fieles discípulos de Cristo aparecerán en "la hermosura de Jehová nuestro Dios," reflejando en espíritu, cuerpo y alma la imagen perfecta de su Señor. ¡Oh maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida!” [CS 702-703] Se desprende claramente del pasaje anterior, que todos cuantos resuciten para vida eterna, se levantarán con “la lozanía y vigor de eterna juventud,” y que la forma de todos los resucitados ser “perfecta, hermosa e inmortal.” “Todas las deformidades e imperfecciones quedan en la tumba.” No obstante, el pasaje también deja ver que en la resurrección “todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando en ellas fueron depositados”, lo cual deja ver que no todas las huellas del pecado serán borradas en la resurrección. Es más, “Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el desde tanto tiempo perdido Edén, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva.” En este sentido las hojas del árbol de la vida serán para sanidad de las naciones o prestarán a ellas un servicio terapéutico. 379

LA VISIÓN FINAL “Allí está la nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, "corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios." "Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como el cristal." "Las naciones andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traen a ella su gloria." El Señor dijo: "Me regocijaré en Jerusalem, y gozaréme en mi pueblo." "¡He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y el mismo Dios con ellos estará, como Dios suyo!" (Isaías 62: 3; Apocalipsis 21: 11, 24; Isaías 65: 19; Apocalipsis 21: 3, V.M.) En la ciudad de Dios "no habrá ya más noche." Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará. "No necesitan luz de lámpara, ni luz del sol; porque el Señor Dios los alumbrará." (Apocalipsis 22: 5, V.M.) La luz del sol será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece. Los redimidos andan en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol. "No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella." (Apocalipsis 21: 22, V.M.) El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. "Ahora vemos obscuramente, como por medio de un espejo." (1 Corintios 13: 12, V.M.) Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces le veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte. Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro. Allí los redimidos conocerán como son conocidos. Los sentimientos de amor y simpatía que el mismo Dios implantó en el alma, se desahogarán del modo más completo y más dulce. El trato puro con seres santos, la vida social y armoniosa con los ángeles bienaventurados y con los fieles de todas las edades que lavaron sus vestiduras y las emblanquecieron en la sangre del Cordero, los lazos sagrados que unen a "toda la familia en los cielos, y en la tierra" (Efesios 3: 15, V.M.) -todo eso constituye la dicha de los redimidos. Allí intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo. Todos los tesoros del universo se ofrecerán al estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos- mundos a los cuales el espectáculo de las miserias humanas causaba estremecimientos de dolor, y que entonaban cantos de alegría al tener noticia de un alma redimida. Con indescriptible dicha los hijos de la tierra participan del gozo y de la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros de conocimientos e 380

inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios. Con visión clara consideran la magnificencia de la creación -soles y estrellas y sistemas planetarios que en el orden a ellos asignado circuyen el trono de la Divinidad. El nombre del Creador se encuentra escrito en todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, y en todas ellas se ostenta la riqueza de su poder. & Y a medida que los años de la eternidad transcurran, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los hechos asombrosos del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con gratitud siempre más ferviente, y con arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza. "Y a toda cosa creada que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, las oí decir: ¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!" (Apocalipsis 5: 13, V.M.) El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor.” [CS 735-737]

RDA - MUNDO & RELIGIÓN CHILE, Santiago, 2002.

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