Bellini- Unidad 6

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Cariaga, Melina Marisol

UNIDAD 6: BELINI, Claudio y Juan Carlos Korol, Historia Económica de la Argentina en el siglo XX, op. cit., cap. V. El fracaso del autoritarismo desarrollista y de los populismos (1966-1976) El periodo de madurez del modelo mercado internista Hacia 1960, la Argentina comenzó a superar trabas. Por un lado el agro pampeano dejó atrás su periodo de estancamiento y pasó a uno de crecimiento, a partir de transformaciones productivas y tecnológicas. El aumento de la producción coincidió con la mejora de los precios mundiales, lo cual permitió el aumento de las exportaciones argentinas. Por otra parte, el sector manufacturero inició una nueva etapa, marcada por una mayor integración vertical. Al mismo tiempo que la industria comenzó a exportar productos, desarrollando así su capacidad competitiva y aliviando el problema de la escasez de divisas. Tras la crisis de 1962-1963, se inicia una etapa de crecimiento sostenido hasta 1974. Un cambio notable fue el incremento de la inversión, en maquinarias y equipos. La atenuación de los ciclos “stop and go” y la mejora económica no lograron resolver todos los problemas de ese entonces; el sector industrial continuó dependiendo del mercado interno, donde colocaba la mayor parte de su producción. A su vez la supervivencia de ese sector dependía de la protección oficial y su crecimiento requería políticas macroeconómicas no siempre posibles. El conflicto de la distribución de ingresos no pudo ser resuelto y luego de la aplicación del plan Krieger Vasena, la lucha se tornó más violenta. La inflación alcanzó niveles antes no alcanzados. El estallido de la primera crisis del petróleo en 1973, y sus efectos sobre la economía mundial y local, puso al descubierto las falencias de nuestro sistema económico. Hacia 1975, el RODRIGAZO, cerró el ciclo decenal de crecimiento, sumergiendo al país en la depresión e hiperinflación. Las políticas económicas El Onganiato y “el tiempo económico” En 1966, las Fuerzas Armadas derrocaron al presidente Arturo Illia. La junta militar dicto un “Estatuto de la Revolución Argentina”, cuyas disposiciones primaban sobre la Constitución y designa a Juan Carlos Onganía como presidente de la nación. Se daba con este, un nuevo tipo de dictadura militar. Se trataba de un régimen “sin plazos, ni términos” cuyo objetivo era la transformación económica y el orden político. El golpe militar se llevo a cabo en un contexto de profunda crisis y se entendía que la democracia de partidos no garantizaba la estabilidad y progreso económico. El sistema instaurado en 1955, cuya legitimidad se cuestionaba por la proscripción del peronismo, debía ser reemplazado por un nuevo orden autocrático, elevado más allá de las presiones sectoriales y alentara políticas económicas modernizadoras. Era preciso disciplinar a los sectores populares, en especial los sindicatos. A este nuevo modelo se adhieren, el empresariado, militares y grupos políticos conservadores y liberales. Se proponía una “Revolución” como solución. (Contexto de la Rev. Cubana, pero en Argentina el contexto interno claramente es diferente). Con todo esto, el Onganiato era, una reacción frente a los problemas del capitalismo periférico, la industrialización incompleta y los desafíos de la modernización social. O´Donell lo denomina estado burocrático autoritario. Para llegar a los objetivos planteados, Onganía propone llevar a cabo los diversos cambios en etapas sucesivas: TEORIA DE LOS TRES TIEMPOS. 1. Lo económico: estabilizar la economía y crecimiento. 2. Lo social: redistribuir y conformar nuevas organizaciones aparadas por el estado. 3. Lo político.

Cariaga, Melina Marisol

El autor Bellini, plantea que esta teoría fue ingenua, y eso se vio claramente hacia el final de la década con la explosión de nuevos conflictos sociales y la puesta en evidencia de los intereses sectoriales de una compleja sociedad. Tal como había ocurrido en los demás golpes, del ´30, ´43 y ´55, los militares y civiles no constituían un grupo homogéneo. Onganía y su círculo provenía de los grupos católicos, autoritarios y de raíz conservadora; la otra corriente era de militares y civiles liberales. En un principio Onganía quiso retener para su círculo los estratégicos Ministerios de Economía y Trabajo, y del Interior. En el ministerio de Economía, asignó a Jorge Salimei, con el cual no se gestaron cambios importantes. Por su parte la política salarial y laboral del gobierno desilusionó a empresarios y capital extranjero. Por entonces, el campo gremial estaba fracturado entre vandorismo, las 62 organizaciones “de pie junto a Perón” lideradas por Alonso, los grupos independientes y la corriente comunista. Salimei obtuvo el apoyo de sindicalistas proclives a negociar (participacionistas), parte del vandorismo y grupos sindicales leales a Perón. En este periodo se llevó a cabo la sanción de una Ley de Abastecimiento, la cual reforzaba al Estado a reprimir a empresarios “inescrupulosos” que elevaran los precios más allá de los autorizados oficialmente. Esta ley fortaleció mas la critica empresarial hacia el ejercicio económico. Presionado por el empresariado, en 1966, Onganía reorganizo su gabinete y designo como Ministro de Economía y Trabajo a Adalbert Krieger Vasena. El plan Krieger Vasena Se trataba de un plan económico que combina instrumentos clásicos de estabilización con medidas destinadas a promover el desarrollo económico. El objetivo era detener el espiral de precios y salarios. Este plan se apartaba de la interpretación ortodoxa que establecía que el origen de las falencias, se hallaba en las políticas monetarias y el exceso de demandas. Entre las medidas aplicadas, se dispuso la devaluación de la moneda en un 40%. Esta acción sería compensada por la ampliación de las retenciones a las importaciones de productos primarios y un programa de reducciones arancelarias, destinado a corregir la protección excesiva sobre el sector industrial. A su vez, se estableció un impuesto excepcional a la tenencia de divisas, paraqué el estado se apropiase de las ganancias producto de la devaluación. A fin de impedir los reclamos sindicales por aumento de salarios, se dispuso un reajuste de los convenios, elevar ingresos hasta alcanzar el nivel de los salarios de 1966 y congelarlos hasta 1968. Se trataría de limitar la devaluación sobre el costo de vida con convenios con más de 500 empresas líderes, estas a cambio obtendrían crédito oficial e incentivos fiscales para la inversión. Se estableció un programa para la racionalización administrativa de incremento de tarifas de las empresas públicas y de los impuestos. Este plan obtuvo apoyo de círculos financieros internacionales. El FMI aprobó un acuerdo stand by lo cual permitió efectivizar préstamos concedidos por el Tesoro de los EEUU y bancos norteamericanos y europeos., por 405 millones de dólares. A estos préstamos se les sumarian otros destinados a obras de infraestructura, como la construcción de la central hidroeléctrica de El Chocón-Cerros Colorados, ampliación de la Energía de SEGBA, diseño de la central nuclear de Atucha, etc. A diferencia de la tendencia ortodoxa, este plan no se orientaba a destinar ingresos a favor del agro, sino que intentaba contener la inflación mediante acuerdos con las grandes firmas, y se aplicaba desde un comienzo, una política monetaria y crediticia expansiva a favor de la inversión privada. En un corto plazo los resultados fueron notables: - Descenso de la inflación de un 32% en 1966 a un 7,6% en 1969. - El congelamiento de precios y salarios y la aplicación de retenciones permitieron que los salarios reales no se vieran afectados. - El aumento de impuestos y tarifas permitió la reducción del déficit fiscal. - El gobierno y empresas redujeron la demanda de crédito, lo cual favoreció a la inversión privada. - El Estado se empeña en la puesta en marcha de proyectos de infraestructura.

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Con todo esto, la economía real mostró un comportamiento positivo, sin embargo se escondieron varios desequilibrios, que combinados con el contexto político y social, impedirían su perduración pasado el 1969: 1- El mantenimiento de un tipo de cambio fijo 2- Inflación acumulada que devaluaron la moneda 3- Caída del precio internacional de la carne, que reduce el precio interno y genera crisis ganadera. Esto estanca al sector primario y lanza a los productores agrícolas y ganaderos a la oposición. En forma paralela, la reactivación económica y el aliento a la inversión de capitales extranjeros condujeron a un despegue de las importaciones. Para empeorar la situación la deuda externa ascendió y las reservas del Banco Central descendieron. Los limites y riesgos de esta estrategia económica oficial se vieron acentuados por la naturaleza del gobierno militar. La implantación del régimen autoritario, la prohibición a la actividad política y la falta de participación sectorial debilitaban el Plan Krieger Vasena. Mientras que parte del sindicalismo apoyo la caída de Illia, con la idea de adquirir importancia y beneficios, en este lapso, solo vio reducido su papel. Muy pronto surgió una línea opositora dirigida por Raimundo Ongaro; esta línea cuestionaba a los sindicalistas participacionistas y a la oposición del vandorismo. Si bien las entidades empresarias respaldaban a este gobierno, expresaron su desagrado frente a las nuevas medidas tomadas y ausencias de espacio de negociación. Una de ellas fue la propia Sociedad Rural. Claramente Onganía buscaba favorecer a la industria y no al agro. La sanción de una nueva ley de arrendamientos, que permitía a los propietarios a expulsar a los arrendatarios, genero la dura censura de la Federación Agraria. El Cordobazo Se llevo a cabo el29 de mayo de 1969, y fue una verdadera rebelión de estudiantes y obreros. Esto desato una ola de movilizaciones que se desarrollaron hasta 1975. Es escenario, fue la ciudad de Córdoba, mejor ejemplo de transformaciones sociales que acompañaban a los programas de industrialización. Una nueva industria, había permitido que dentro de la clase obrera, surja un sector calificado, y con altas remuneraciones. Estos originaron nuevos sindicatos, fuera de la influencia de los sindicatos nacionales controlados por dirigentes peronistas, los cuales muy pronto serian conocidos como “la burocracia sindical”. Estas condiciones permitieron que surja un nuevo sindicalismo. El Cordobazo genero una crisis política y quebró la confianza en las medidas económicas. Se genero especulación en torno al mercado cambiario, la fuga de capitales, caída de la inversión y la presión contra el peso se acentuó. En este contexto Krieger Vasena renunció, siendo reemplazado por Dagnino Pastore, presidente de CONADE. Las manifestaciones se acentuaron en todo el país: Córdoba, Tucumán, Cipoletti y Rosario. A su vez la desconfianza, imperaba en la relación entre presidente y el jefe del Ejército, el Gral. Lanusse. En 1970, el secuestro y asesinato de Aramburu en manos de Montoneros, convenció a los comandantes de derrocar al presidente. Del liberalismo al nacionalismo económico 1970-1973 En 1970, la junta militar reasumió el ejercicio de poder. En adelante las FFAA cogobernarían con el presidente, poniendo fin al periodo excepcional abierto por el Onganiato. La junta designo a M. Levingston como presidente, aunque solo gobernó 9 meses. Durante su mandato, la política económica estuvo en manos de Carlos Moyano Llerena y luego por Aldo Ferrer; este último modifico el enfoque económico y asumió posturas nacionalistas favorables a pequeñas y medianas empresas nacionales. Ferrer devaluó la moneda, expandió el gasto público, implanto la ley del “compre argentino” para contratos del Estado. Aplico control de precios y vueltas a paritarias para aumento de salarios.

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En 1971, Lanusse sustituyó a Levingston e inicio un lento camino hacia la normalización institucional del país. La prioridad era la política, se buscaba un traspaso de poder a un candidato aceptable para las FFAA, incluso la candidatura de Lanusse podía estar apoyada por un acuerdo que involucrara al peronismo. Hacia 1972, Perón reveló las negociaciones, retornó al país y dio a conocer su apoyo a Cámpora para las elecciones de 1973. El tercer gobierno peronista 1773-1776 En marzo de 1973, triunfó el Frente Justicialista de Liberación, alianza entre el peronismo, desarrollismo y otras fuerzas públicas menores. Con Cámpora como presidente, el peronismo volvía al poder tras 17 años de proscripciones. El conflicto político que había enfrentado a militares con Perón, se traslado al interior del peronismo. Con la imposición de Cámpora, Perón había optado por apoyar a nuevos sectores; sin embargo, la composición del gabinete puso de manifiesto la intención de integrar a los más conservadores. Luego del enfrentamiento armado entre facciones de derecha y de izquierda peronistas en Ezeiza, Perón presionó para que Cámpora y el vice Solano Lima renuncien. El gobierno provisorio quedó en manos de Raúl Lastiri. Así en la nueva elección presidencial, obtuvo el triunfo la fórmula Juan Domingo Perón e Isabel Perón. Entre 1973 y 1974, la política económica estuvo dirigida por José Gelbard, líder de la CGE. El programa económico estaba compuesto por el Plan Trienal, reformas de largo plazo y un plan de estabilización. Entre los proyectos estaban: - Nacionalización de comercio exterior de carnes y cereales - Apertura de comercio a países socialistas - Nacionalización de depósitos bancarios - Reglamentación sobre entidades financieras - Reformas impositivas, que incluye impuestos a tierras improductivas. - Creación de un ente planificador de empresas publicas “Corporación Nacional de Empresas del Estado” - Legislación sobre inversiones extranjeras - Reformas sobre sistema de salud y seguridad social Este programa trataba de aumentar el intervencionismo estatal, distribución más equitativa del ingreso y favorecer al capital nacional. El plan de estabilización tenía como piedra angular el Pacto Social, acuerdo tripartito entre el gobierno, la CGE y la CGT, mediante el cual estos aceptaban una tregua en el conflicto de distribución del ingreso. El pacto era similar al Plan de Emergencia de 1952, pero también presentaba diferencias. Se establecieron precios máximos pero también precios oficiales sobre determinados productos. El Pacto Social tuvo mejor aceptación que el Plan Trienal, favorecido también por el contexto internacional y local; teniendo mayor impacto a mediados de 1973, la actividad económica comenzaba a recuperarse, aun seguía estancada la inversión privada. Hacia 1974, las esperanzas que daba este impulso económico se vieron en cenizas; el aumento de los precios de petróleo y de otros productos e insumos de importación transmitió tenciones internacionales a la economía local. La política peronista al tiempo que buscaba frenar la inflación veía ampliarse el gasto público y la oferta de crédito. Muy pronto las tensiones enfrentaron a los empresarios con los trabajadores. Los trabajadores reclamaban aumentos salariales mientras que los empresarios respondían con precios máximos con desabastecimiento y el surgimiento de un mercado negro. Crisis política y económica. De Gómez Morales a Rodrigo. En 1974 falleció Perón, en medio de un empeoramiento del contexto económico internacional y de la economía argentina. En forma paralela se profundizaron los conflictos sociales y políticos. Esto en parte se debió a la decisión de la presidenta de apoyarse en el ala derecha del peronismo, encabezada por López Rega.

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En septiembre de 1974, la división del partido oficial se tradujo en el paso a la clandestinidad de Montoneros, al tiempo que aumentaban las persecuciones por la Alianza Anticomunista Argentina, grupo extremista de derecha que operaba con la anuencia oficial. La división también se dio en el interior del gobierno; la derecha quería acaparar el Ministerio de Economía, mientras la burocracia sindical quería desplazar a Gelbard para poner fin a un plan económico. Finalmente Gelbard fue reemplazado por Gómez Morales. Argentina pasó de un contexto súper favorable a uno muy crítico. Aquí, se anunció el cierre del Mercado Común Europeo para la compra de carnes. Sumado a esto desde 1974 se deterioraron los términos de intercambio, provocados por la caída de precios de exportación y ascenso de precios de insumos exportados. Aunque se gestaron ciertas cifras un poco más favorables, algunos síntomas mostraban problemas mayores: el congelamiento de precios en un contexto de aumento de costos estaba comprimiendo las ganancias de vastos sectores productivos. Al asumir Gómez Morales, intentó solucionar algunas cuestiones pero no resultó de ninguna manera un plan ortodoxo. Se negó a devaluar pero intento moderar el gasto público y la política crediticia. La distribución del ingreso se reanudo con fuerza, mientras que se intentó readaptar el aumento de los costos a los precios. Pronto su estrategia quedó sin apoyo político. Pronto estallo otro conflicto: el lopezreguismo se enfrentó con la burocracia sindical. En principio la derecha obtuvo una victoria, con la renuncia de Gómez Morales y otros ministros. Neoliberalismo y populismo: el Rodrigazo de 1975 La lucha por el poder se dirimía entre el ala derechista del partido que rodeaba a Isabel Perón, y el movimiento obrero. Frente al contexto de crisis, era necesario aplicar una política liberal ortodoxa, a fin de disciplinar actores económicos, equilibrar cuentas externas y fiscales, mejorar condiciones para la inversión y promover exportaciones agropecuarias. En 1975, Celestino Rodrigo, asumió el ministerio de Economía; junto con Ricardo Zinn, elaboraron un plan de ajuste y estabilización que incluyó la devaluación del peso en un 100%, y hasta aumento de la nafta en un 180%. El denominado “RODRIGAZO”, implicaba una fuerte redistribución del ingreso a favor del sector exportador y deprimía la actividad productiva ligada al mercado interno. Así, la Alianza populista se resquebrajó. El plan fue presentado cuando aun no cerraban negociaciones paritarias dispuestas por Gómez Morales. Frente a esto, Isabel, anuló dichas paritarias y anunció un aumento uniforme del 50% y dos incrementos adicionales del 15%, entre 1975 y 1976. Esta decisión provocó una crisis política que se expresó en un paro nacional de 48 hs para el 7 y 8 de julio; era la primera vez que la CGT convocaba a un paro contra un gobierno peronista. Frente a esto la presidenta cedió, a fin de no perder apoyo o caer, y anunció que los acuerdos serían homologados. López Rega y Rodrigo se vieron obligados a renuncias. EL ENFRENTAMIENTO HABIA CULMINADO CON LA DERROTA DEL ALA DERECHISTA. Una economía sin rumbo Tras el fracaso del plan de Rodrigo, Argentina entró en una profunda crisis. En un intento por subsanar la crisis, Isabel Perón designó a Antonio Cafiero como ministro de Economía; este tenía solido lazo con el gremialismo y podía tejer alianzas. Sin embargo, dos acontecimientos golpean: 1) Las organizaciones empresarias con excepción de la UIA, retiraron su apoyo de la CGE y constituyeron la Asamblea Permanente de Entidades Empresarias (APEGE), adquiriendo una dura posición opositora, que en 1976 culminaría con un lockout patronal. 2) En 1975, tras una crisis militar, se reemplaza al jefe del Ejercito Numa Laplane por Jorge Rafael Videla, antiperonista que muy pronto también se expresó antidemocrático.

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Cafiero se propuso atacar los tres problemas básicos: alta inflación, desequilibrio externo y recesión. Eligió una política gradualista. El problema más grave era el de la inflación y el Estado había perdido toda capacidad de mediación. En este contexto Cafiero, propuso la indexación trimestral de los salarios, aumento de precios de algunos bienes y servicios, e indexación de préstamos y deudas fiscales. En el ámbito externo, se intentó mantener el tipo de cambio mediante mini devaluaciones quincenales. Además negoció con el FMI para la obtención de préstamos. Un retiro temporario de la presidente acentuaría la crisis y su posible derrocamiento. En los meses siguientes la CGT y los sindicalistas peronistas apoyarían al gobierno pero sin planear una estrategia antigolpista. En 1976, Isabel Perón reorganizó el gabinete y reemplazó a Cafiero por Emilio Mondelli, quien anunció un plan de emergencia, que consistía en: -Una tregua social de 180 días -Unificación del mercado cambiario -Nueva devaluación monetaria -Aumentos del 80% en servicios públicos y combustibles -Incremento salarial del 12% -Acentuación del control de precios Tres semanas después, las Fuerzas Armadas tomaron el poder. Los sectores de la producción La expansión de la agricultura pampeana Desde 1960, el agro comenzó a recuperarse luego del estancamiento sostenido desde 1930. El incremento productivo se logró mediante nuevas técnicas de manejo agrícola, tractorizacion y empleo intensivo de maquinarias y cosechadoras. Hacia 1970, se introdujeron semillas mejoradas de maíz, sorgo, trigo y girasol, difusión de la soja y nuevas prácticas de uso del suelo. A esto se le suma el uso de herbicidas y pesticidas. Con todo esto la producción se duplicó, aunque si bien, la mejora fue general se destacó más en las oleaginosas que en los cereales. También aumento la producción ganadera aunque desde 1977, se da un proceso de retracción ganadera a favor de la agrícola. El avance productivo en la pampa, permitió cambios en la especialización de sus subregiones como así también a nivel social. Desde 1968, el fin de las prorrogas sucesivas a los arrendamientos acentuó la crisis de las explotaciones familiares, alentó el aumento del tamaño de las explotaciones pampeanas y fortaleció el nacimiento de nuevos actores sociales: los contratistas. Se trataba de una nueva forma de arrendamiento, en la que los contratistas de labores y de cosechas recorrían la región con maquinarias de su propiedad, cobrando tarifas fijas por sus tareas o recibiendo un porcentaje de lo cosechado. Los contratistas tanteros por su parte, cultivaban la tierra por un año y pagaban una renta en porcentaje de la cosecha. La expansión agraria se dio en un contexto macroeconómico muy inestable, marcado por imposición de retenciones, cambios en el cambio real y movilidad de precios a nivel mundial. Con Krieger Vasena se aplicaron retenciones al sector. A ellas se les sumo en 1968, la ley 18.033 `que estableció por tres años el impuesto a las Tierras Aptas para la Explotación Agropecuaria. Este impuesto nacional fue el único de aplicación efectiva sobre las tierras en la historia argentina. El fin de las prorrogas a los arrendamientos también permitió apaciguar los conflictos sectoriales. Si bien durante el tercer mandato peronista se incrementaron las retenciones, el despegue de los precios internacionales de la carne y los sectores, impidió que se vea afectado el sector. Otra política peronista, fue la sanción de la ley 20.538, que establecía el impuesto a la Renta Potencial de la Tierra, con el objetivo de gravar a propietarios de tierras improductivas. También se estableció otro a la Tierra Libre de Mejoras< estos fueron muy mal recibidos y anulados por la dictadura militar de 1976. En conjunto la expansión de la agricultura pampeana y la mejora de los precios internacionales, permitieron ampliar las exportaciones argentinas.

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Las crisis de las economías regionales Luego de la caída de Perón en 1955, los sucesivos gobiernos comenzaron a desmantelar las políticas de intervencionismo y regulación de la producción que estaban en auge con el peronismo. Las regiones marginales comenzaron a ser objeto de diversos planes a fin de fomentar su desarrollo. Un ejemplo es la Patagonia, donde se explotaba petróleo, que sumado al desarrollo de obras públicas, convirtieron a la región en un nuevo foco de atracción a migraciones internas y de países limítrofes. Serán los movimientos poblacionales los mayores indicadores de las capacidades de transformación de las diferentes regiones y el desempeño de las economías regionales a su vez, dependerá de diversos factores. En este periodo la producción se orientaba en forma predominante hacia el mercado interno, la evolución de la demanda domestica, constituía un límite para las posibilidades económicas del interior. En este contexto ninguna economía sufrió más que la tucumana, basada en el cultivo de la caña de azúcar, con competencia de Salta y Jujuy. Hacia 1965 la producción batió records, pero de inmediato entró en crisis por sobreproducción y sus precios cayeron en un 30%. La depresión golpeó a sus ingenios, descapitalizados, con deudas bancarias y patrimonialmente comprometidas. Esa recesión provocó conflictos sociales y políticos. Onganía dispuso mediante la ley 16.926 en 1966, del cierre de8 ingenios y la prohibición de abrir nuevas fábricas. También intento reducir la producción y orientar a los pequeños productores hacia otros cultivos. Su resultado fue nefasto, se desplazó de la actividad a 6000 cañeros y cayó la producción en un 34%. A partir de 1975, la provincia se vio sometida a una dura represión militar en el marco del Operativo Independencia, y luego ya con la última dictadura, se acompañó a la represión con leyes que alentaban la inversión y radicación de industrias. Hacia 1980, la provincia seguía expulsando población y no satisfacía las demandas básicas de la que optaba por quedarse. El Chaco y su producción algodonera, fue afectada de manera similar. El nivel máximo de producción se alcanzó hacia 1958, pero hacia 1968, su precio se contrajo abruptamente y el área se redujo a más de la mitad. En Salta y Jujuy por su parte, en vez de verse afectados por crisis, durante este periodo se vieron favorecidos por un periodo de expansión, en este caso del tabaco. En Misiones, la yerba mate y el tung, y la vid en Mendoza y San Juan. El apogeo de la industrialización por sustitución de importaciones Luego de la recesión de 1962, la industria manufacturera desarrolló una etapa de crecimiento sostenido excepcional, que refleja las capacidades del sector, pero también sus límites. Las industrias líderes de esto fueron aquellas que producían bien de tipo durables, equipos y productos básicos: las industrias dinámicas. En cambio aquellas industrias que habían crecido entre 1930-1940 crecieron a escalas menores. Entre las industrias dinámicas, la industria automotor cumplió un papel central, su crecimiento de un 50% en solo cinco años, se vio favorecido por la legislación de promoción sectorial, conflictos entre terminales y empresas autopartistas. El desarrollo industrial y los avances en el proceso de integración vertical, se debieron en parte a la maduración de inversiones durante el periodo desarrollista y durante Krieger Vasena. Durante el Onganiato, se buscó hacer más eficiente al desarrollo industrial en 1967 se llevó a cabo una reforma aduanera que redujo el nivel de protección establecido desde1958 y mejoró su estructura. El Banco Industrial a su vez, reorientó su operatoria a financiar créditos a largo y mediano plazo para importación de productos, maquinarias y apoyar instalación. Las empresas extranjeras poseían ventajas frente a las firmas argentinas, tanto por su poder financiero, tecnología, o personal gerencial; por esto muchos empresarios argentinos decidieron desprenderse de sus activos por la competencia sufrida. La denominada “desnacionalización” de la industria se convirtió en tema de debate. La presión de algunos grupos de las FFAA y quejas de las empresas de capital nacional, derivaron en la sanción de leyes 19151/71 y 20557/73, que introdujeron diversos controles al capital extranjero y prohibieron su ingreso en algunos sectores de la economía.

Cariaga, Melina Marisol

Luego de la renuncia de Krieger Vasena, y la reanudación del proceso inflacionario, se intento continuar con el privilegio a los objetivos de una mayor integración de la estructura industrial y la exportación de artículos manufacturados. Pero la continuidad de la inflación y la puja distributiva inhibieron el impacto de esas políticas. Un caso típico fue la creación en 1971 del Banco Nacional de Desarrollo y asistencia estatal a empresas en dificultades. En 1969, se sancionó la ley de Rehabilitación de empresas, a fin de evitar quiebras. El escenario industrial no estaba exento de desordenes, pero hacia 1970, había alcanzado un alto nivel de madurez de capacidades gerenciales y tecnológicas. La modernización de la sociedad y sus límites Entre 1960 y 1970, se gestaron cambio sociales, la población se vio en ascenso, como así también la urbanización; Capital Federal, Gran Buenos Aires, Rosario, continuaron siendo epicentros de atracción de población del Noroeste y de países limítrofes. La expansión urbana se vio favorecida por el dinamismo del sector terciario, sobre todo el comercio y los servicios personales. La ampliación y diversificación del sector de servicios, permitió un aumento de la clase media asalariada, profesional y técnico. Si bien el número de obreros industriales se estancó aumentaron los asalariados en servicios, transportes y construcción. La expansión económica, la modernización de la industria y los aumentos de la productividad estuvieron acompañados de una declinación de la participación de los trabajadores en la distribución del ingreso. Esta había alcanzado niveles altos durante el peronismo, pero descendió en el gobierno de Frondizi por la aplicación de medidas económicas ortodoxas. Hacia 1970, la sociedad argentina mostraba signos de maduración y modernización junto con altos niveles de urbanización, con predominio del sector terciario, patrones de consumo más sofisticados, como ser automóviles o vacaciones. Por otra parte también se percibían factores menos positivos, poco aumento de salarios reales, reducción de participación de trabajadores en la distribución de ingresos, empleos precarios, surgimiento de nuevas “villas miserias” que ponían de manifiesto falencias sanitarias, educacionales y habitacionales. CONCLUSIÓN En los años setenta, lideraba el sector industrial y se gestó un ciclo de crecimiento que aun con interrupciones continuaría por una década. Este crecimiento se dio por un conjunto de factores tanto internacionales como locales: mejora de precios de productos mundiales de exportación, aumento de producción exportable y maduración de transformaciones productivas y tecnológicas en el sector industrial. En cambio las políticas económicas se caracterizaron por la sucesión de enfoques opuestos. En 1966, el gobierno de la “Revolución Argentina” busco alcanzar estabilidad económica, reducir y mejorarla intervención estatal sobre mercados, etc. En el marco del régimen autoritario, la política económica de Krieger Vasena y Pastore, centró su atención en el congelamiento de precios y salarios, inversiones extranjeras y publicas; el resultado fue un destacado desarrollo de la producción, transnacionalización y dependencia tecnológica de la industria argentina. Durante el Onganiato, no se propusieron formulas que permitieran superar la crisis y estancamiento de algunas economías regionales. Con el Cordobazo y la movilización popular se puso en tela de juicio la estrategia del desarrollismo autoritario. Desde 1970, se busca una mayor intervención estatal, distribución más equitativa de ingresos y aliento a empresas argentinas. Los conflictos de posguerra, como ser la carrera de precios y salarios, aumento de déficit fiscal, desequilibrio de la balanza de pagos, se reanudaron con más fuerza. Si bien los gobiernos quisieron hacerles frente, solo con el peronismo se implementaron medidas frente a estos. El Plan Trienal por su parte y el Pacto Social de Gelbard brindaron respuestas a corto y mediano plazo; las condiciones mundiales y falencias internas solo los derivaron al fracaso.

Cariaga, Melina Marisol

Tras la muerte de Perón, la fragilidad de la restauración institucional y el reinicio de conflictos empujaron a la adopción de medidas económicas de corto plazo. En un giro hacia el enfoque liberal, el Rodrigazo llevó a la economía a la hiperinflación y recesión. Mientras la inestabilidad se hacía latente hacia 1970, se gestaba un proceso complejo e importante de industrialización, aunque posteriormente este quedaría truncado por medidas económicas diversas.

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