Bruno Latour Cara A Cara Con El Planeta

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Bruno Latour Nacido en 1947 en Beaune. Borgoña. se formó como filósofo y como antropólogo. Entre 1982 y 2006 fue profesor en el Centro de Sociología de la Innovación. y entre 2006 y 2017 en Sciences Po en Pan’s. donde fue subdirector del área de investigacsó'n y creó el innovador médialab. que explora. entre otros proyectos. las controversias ambientales. Fue invn'ado de incontabres universidades y centros de todo el mundo y realizó trabap's de campo en Áfnca' y en los Estados Unidos. Estudioso de las conexiones entre sociología. histon'a y economía de las técnicas. dedicó numerosos trabajos a la innovación técmca' y sus dinámicas. la gesttó'n de la investigacron". la cultura científica y la filosofia del amboen'te. Ha publicado. entre otras obras. Nunca fuimos modernos; La vida en el Iaboraton'o. La construcción delos hechos caen'tr'ficos; La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudros‘ de la cren‘caa‘; Re-ensamblar Io soaal'. Una introducaón' a la teon’a del actor-red: y Cogitamus. Seis canas sobra las humanidades cren'tfficas.

ooleocvón' antropológicas Dmgida por Alejandro Gnmso'n

CARA A CARA CON EL PLANEI'A una nueva mirada sobre el cambio climático alejada de las posiciones apocalíptícas

bruno Iatour asuman‘deanel'don

m’mvm

m ¿ros-¿2 vïaltcna‘ siglo veintiuno A ¡grow-mom.“ / .-. . A...\. u quien .‘tmux. 013|0M
Índice

“0de

l AWMA-¿Ú’J 'Ïs’f‘j‘.“ “(FILMS mmm mm unnnxom. mr: .1 ¡monos .H‘k‘u'? vi” 03.1"J'twutroanmv mw. :rcrzru. «mi 03* A

Introducción Pn'mcra conferencia

352 p..' ¡{,ng (m: (Antnnxikxgxmu // din'gida por Alqa'ndmün’mwn)

Traducrión dc An'cl Dilon // ISBN g,"8-t_)87-fu't¡,"37-" L Antropología. 2A Medio ambiente. 3. (hmbio climático global. I. Dilnn. Ariel. trad. CDI) 306 (41' mw a

du mmm du “wm-nl dad!" a" la Vlrlovla' (kanpo dl l 1mm [mmm dA'rgmlnv/A ¡though dl hn'ntt Lut‘ libro cuenta (on el rnpaldo del Prognnu VK tmu' Ocampo dc Amd: a la PuNr’xió'n dd Institut Francn'i d'Argcntinr/lun‘lm'uh dc Frantu' En: [ibm (ut-uu (on el apoyo del (kntr \.'ati(mal du ljwc (Miniucm') dc (.u'ltun) (¿un'unkx-¡ó'n dc Franck). (omo ayuda a la tradurnó'n dc (Kn‘cm' y humanidm'

c ¡("5. Éditiom la Décomrnc. Pan's O ¡("7. Siglo Vcinu'uno Editores Argentina SA. Din-im dr (ubic'ru': Pctrr chlúin Imagen dc cubierta: Mapa incluido cn una versión latina dc Tolomco ((m'nopaphrat.” Ulm. ¡486)

ISBN 978-987432(¡737-0

Impreso en Arrúigtl Mgmt». ¡»han ljbrm // lafályvlic ¡695. Bucnm Aira. cn cl mes dt mayo dc 2017 Hecho cl dqu'to que marta la Icy l ¡.723 Imprcso cn Argentina // Made in Argentina

Sobre la inestabil'idad de la (noción de) naturalen Una mutación de la relación con el mundo - Cuatro maneras dt- volvem‘ loco con la ecología ' Iza inestabili.

2|

dad de la relación naturalel'¿t/(ultum - La invocación de la naturale/‘a humana - El recurso al “mundo natural" De un gran .wn'icio rendido por la PSClldOCOIHI'OVCI‘SÍLI sobre el clima - “¡Vaya y dígalcs a sus patrones que los cientificos esuin en pie de guerra." - Donde sc procura parar de la ‘natur’alel'a' al mundo - (kimo afrontar. Segunda conferencia Cómo no (des)nnun'ar la naturaleza Dt- las “Verdades que molmtan" - Descn'bir para alertar Dónde nos concentramos en el poder de actuar - De la dificultad de distinguir entre humanos y no humanos . “Y sin embargo se mueve" - Otro nuevo rcfn'to del clero

UI \X

latour. Bruno (hr: a (2ra (un cl planeta: Una mina mirada «ibrc cl camihio climáuc'o alcju‘h dc ha posiciones .I'tlualiptitmn I‘ cd. - Buenos Aim: Siglo Veintiuno Fxlitorrs, 2m7.

cho natural - bbbre una fastidiosa tendencia a confundir causa con creación r ¿Hacia una naturalel'a que ya no Sería una religión? Tercera conferencia Gaia, figura (al fin profana) de la nntunlen Galileo. [nu-lock: dos desculm'mientos simótn'cos . (.‘aia. un nombre mítico muy peligroso para una teoría ('ientífim - Un paralelo con los micmbios de lks'tcttr También Lovelock hace pulular los microactorcs ¿(.(‘i'mo evitar la idea dc sistema? - Los organismos crean

93

8

(ZARA A (SARA (ION El. I'IANLI‘A

hunter: g

su .‘¡mbientrx no se adaptan a eÍl - So‘bre una ligera com. plicacio'n del danvinistno - El espacio. liJi'o de la liiston'a_

Cuarta conferencna' El Antmpoceno y la destrucción (de la u'n'agen) del globo El AIHTOPOCCIIO.‘ una inmnacio'n - Menu el Mallm - Un te'nnino discutible para una epoca incierta - La ocasión ideal para demgregar las figuras del Hombre y de la Na. turalela - Sloterdük o el on'gen teológico de la imagen de la life-ra . La confusión de la (.‘iencia y del (¡lobo Tyrrell contra Lovelock - Los bucles de retroacción - l’or fin. otro pn'ncipio de composicion - Mrlanmlía o el fin

"lhrsczunos el sentido nonnativo de la Tierra" - De la (lili-rencia entre guerra y ope ración ¡mlicial - ¿(kimo ma— niolmtr (7am a (am con (Laia? - Humanos contra Terresr lg]

Octava conferencia ¿Cómo gobernar tern'ton'os (naturales) en lucha? En el 'l'eatro de las negociaciones. Les Amandiers. mayo de 20H - Aprender a reunirse sin a'rbitro superior - ¡Extensión de la (.‘onferencia de los Partidos de los No Humanos - \.lultiplicación de las' partes implicadas - Dibujar las zonas críticas - Recuperar el sentido del lictado - leudalo Si - Hacer. por fin. frente a Gaia -

del Globo.

Bibliografía l lx“,

de los dioses - Un proyecto diplomático ¡wligroso - la imposible convocatoria a un “pueblo de la Nïituralel'a' ¿(kimo darle una oportunidad a la negm‘iación? - sumel conflicto de la (.‘iencia y la Religión - Una incertidumbre mbre el sentido de la palabra “fin” ' (knnparar los colectivos en lucha - l’rescindir de toda religión natural. Sexta conferencia ¿Cómo (no) acabar con el fin de los tiempos.> |6l0. la fecha fatídica - Stephen Toulmin y la contrarru volucio'n cientifica - En busca del on'gen religitm) de la 'dminln'bicio'n' - El extraño proyecto de traer el Paraim a la Tierra - l'ln'c Vocgelin y los avautres del gnosticismo sobre un on'gen .‘tpocalíptico del climatocsqunicismo De lo religioM‘) a lo terrestre ptm'mdo por lo secular - ¿Un “pueblo de Gaia"? - Lo que hay que responder si a uno lo

2’00

acusan de sostener un “discurso arxxalíptico“. Se'puma' conferencna' Los Estados (de Naturaleza) entre la guerra y la paz lil gran mm de (as‘par David Friedn'ch i El fin del listado de \."atumlel'a - Del buen uso de (.a‘rl .Sc‘lnnitt -

285

“¡'l'ierm. tierm'.".

Qutn'ta conferencia ¿Cómo convocar a los diferentes pueblos (de la naturaleza)? Dos lx'viata'n. dos cosmologias - (kitno evitar la guerra

tres - Aprender a detectar los tern‘ton'os en lucha.

247

323

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Pam Ulysse}. Maya Pam‘loda'la tro‘upeJ enrasoenaycm la dd Gata“ Global" Cm' '

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ya.

.



En la lengua míu'ca. la tierra es llamada la mad" dt! danho. [...] hso‘ es lo que entiende el poeta cuando habla de la (iena profundamenlejusla y la llama juslu'sima lrlhur CARL SCHMITI‘, 1-1 nomas de la lima

El dcsu'no ya no es la políu'cn a secas: es la política climálica. mmm SLOTERDIJK. las‘jmu II. Globos. Manos/mlogr’a’

Antes espero ver a una cabra ocupar con éxito un puesto de jardinero que ver a los humanos convertirse en los adminis» u-adores responsables de la Tierra. JAMES l.0VEl.0CK. (,a'uz.‘ Una numa vm"a‘n de la vida sobrzla Twrr'a

La naturaleza no es sino el nombre para el exceso. WILLIAM JAMES, A Plumlu‘lw' Umuase‘

Introducción

23’“ Todo comenzó hará unos diel'. años con un lll()\’illli(‘lll() de danI'a que me impresionó y del que no conseguí libranne. Um. bailan'na. que huía. escapando de algo que debía de parecerle horroroso. no cesaba. mientln‘s corría. de. echar hacia atras' mimdas "ada vez mzsi.’ inquietns. como si su ¡liga .‘lCllllllllïlSL' a sus e.sp.'1l(I¿S' unos olnta'eulos que estorbaran cada vez mas' sus mow'nn'entos. hasta verse formda a darse Vilella por completo. y allí. suspendida, inuxtdida. de brazos caidos. viese venir hacia ella algo mas' terron’fieo aún que aquello de lo cual había huido en un pn'ncipio... al punto de for/arla a esbomr un gesto de. repliegue. Al huir de nn horror. se había encontrado con otro, creado en parte por su propia fuga. Me convenci de que esa dan/"a expresaba el espiritu del tiempo: que resumia en una sola situación. para mi por demís ¡x‘l‘turbndom. aquello de lo que los modernos habian huido en un pn'ncipio. el arcaico horror del pasado. 1' aquello a lo que hoy debían hacer frente. la irrupción de una figura enigmátiea. fuente de un horror que se encontraba delante y no detms' de ellos. En un primer momento registre la irrupción de ese monstruo. mitad ciclón. mitad leviauin. con un nombre extraño: “(bsnuxtoloso . Antes de fusionarlo. muy pronto. en esa otra figura tan controvertida sobre la que. habia meditado al leer ajames Invelock. la de (,‘aia. Aqui. yo tm no podía escapar: tenia que comprender lo que ve ¡ía a mi en forma bastante .‘mgus‘tiante: como una fuerza a la \'(.‘I.' mítica. científica y probablemente también religiosa.

i

I

Stépbanir (.‘anachaud. ll‘ dc (ebrcm de 20l3.

IG CARA A CARA (ION El. PLANETA INTRODUCCIÓN

(bmo no se' nada de, dan/a me tomó ta'n'os años encontrar .en Sri-'ptmm.c (lanachaud a la interprete ideal de ese breve mtm'ttriento.’ Mientras un. to. no sabiendo que hacer con esta olnesionante figura del (.‘osnmc0 loso. com-encí a algunos quen'dos amigos de. hacer con ella una pic,a de teatro. qtte desde entonces se convirtió en (¡aio (¡loba! Circus" Fm. entonces. por una de usas' coincidenci'u. que no delx-ría sorprender a aquellos a quienes ¡x'rsigue una olmrsio’n, cuando el comite’ de las mn. ferencias- (.‘iflt‘ird me mlicito’ que diera. en 20l3 en Edimburgo, un ciclo de seis conferencias bajo el titulo. tambie'n bastante. enigmático, de -R° ligión naluml'. ¿(kinto II'SÍSIÍPS a una propuesta a la que Williantjamü Alfred North Wl‘titehead,_|ohn Dewey. Henn' Bergson. Hannah Arc-nm y muchos otros habian respondido?‘ ¿No em la ocasión ideal para dos; rrollar mediante la argumentación aquello que la (lan7a y el teatro me habían for/ado on’ginalmente a explorar? AJ metros aquel medio no me era tan ajeno. Sobre todo porque acababa de tenninar la esen'tuta dt una investigación sobre los modos de existencia. que se. hallaba bajo la influencia cada vez mas" imasora de Gaia (latour. 20 l 2h). Son esas conferencias'. reelaboradas, ampliadas y completamente reescritas'. las que

encontraran aquí. Si las publico conservando el genero. el estilo y el tono de la conferencia. es porque esta antropología de los modenios que prosigo desde hace cuarenta años se encuentra cada vez mas" en consonancia con lo que podetnos llamar ‘Ny'uevo Régimen (.‘Iirna'tico'.‘ Resumo mediante esa expresión la situación presente. cuando el cuadro fisico que los modernos habían Considemdo como seguro. el suelo sobre el cual se había desan'o llado siempre su historia. se ha vuelto inestable. (bmo si la escenografía

l ¡interpretado el l'Z de febrero de L’OI'J. filmado ptngOH-‘lllh‘ul Michel. dprm“ ble en <\r'nu-o.cnrn/600frHñG>. 2 Tralnjocolrtlt'W) efectuado a partir de la Mutua de 20H) con (Ihloe’ lam"! y Ft'cdc’tique Ait-Touati. responsables de la pllhlu en escena, (.‘lzu're Astruc. jade (‘nllineL Matthieu Protin y Luigi (k'rri. actores. Pierre l).-tubign). autor del texto (-a'ta' (Joba'l (Entra y que finalmente fue representado en Toulouse. en el marco de la \.'o\'cla. en octubre de 20l 3. y en la (A‘urie'dit dc Reims. en diciembre del mismo año. antes de iniciar una gira por FW“ cia y cl extranjero. 3 El texto de las sen' conferencias esta disponible en el sitio de (.‘ifïord de la l universidad de bd'imburgo. ‘. Sobre la histon'a de m's ('uttft'fl‘"(m y del dominio de la 'religión natural'. instante enigmático a los Ojos dc ll” franceses. “San Witham (200‘5). 4 la expresión ¡e deriu' de un ténnino introduc ido por Aykut y Dalia" (2015l pm designar la manera. muy partitular y. .u-gu'n ellos, poco clicttl. de inlrn' tar 'gobcmar el (lima'.

l7

hubiex" salido a escena para comparu‘r la intn'ga con los actores. A partir de ese momento. todo cambia en las' maneras de contar histon'as. has'ta el punto de hacer entrar en la política todo lo que antaño pertenecía a la naturaleza -figum que. por consiguiente. se transforma en un enigma cada día mas' indescifmble—. Desde hace años, mis colegas y yo intenta'bamos absorber esta entrada de la naturale'la y de las cienciaS' en política; habíamos desarrollado no pocos métodos para seguir. y al tnismo tiempo cartografiar. las controversias ecológicas". Pero ninguno de esos trabajos especializados había |0grado nttnca estremecer las certezas de todos aquellos que conu'nuaban imaginando un mundo social sin objeto frente a un mundo natural sin humano —y sin sabio para conocerlo-. Mientras que nosotros nos esforI'a'bamos en desanudar algunos de los nudos de la epistemología y de la sociología. todo el edificio que había repartido stts funciones caía por tierra, o mis bien. literalnmnte. recaía sobre la Tierra. Aún estábamos discutiendo los lazos ¡wsibles entre humanos y no humanos. el rol de los científicos en la producción de. la objeu'vidad. la importancia eventual de las" generaciones lt‘tturas, cuando los científicos mismos multiplicaban las itn‘enciones para hablar de la misma cosa. pero completamente en ou-a escala: el “Antropoeeno”. la “gran aceleración". las “lonas cn’ticas” [lippíng [minis] . todos esos ténninos sorprendentes que parecían necesan'os y que vamos a reencontmr a medida que avancemos para comprender esta Tierra que parece reaccionar a nuestras acciones. Mi disciplina de on'gen —la sociología o. mejor. la antropología de las ciencias-H hoy en día ha cobrado nue\as"* {UCFIAS' por la evidencia ampliamente compartida de que la antigua (kmstitución que repartía los poderes entre ciencia y política se ha vuelto obsoleta. (bmo si hubics'emos puado.justamente. de uu Anu'guo Regimen a uno Nuevo. marcado por la irrupción multifonne de la cuestión dt las climas y. cosa aún mas' extraña. de su vínculo con el gnbten'm. En el sentido mas‘ amplio de estas expresiones que los histon'adores de la geografia no utilizan mas" que en la “teoría de. los climas" de \r.iontesq.uie.u. caída desde hace mucho tiempo en desuso. Bruscamente. todo el mundo adivina que esta" emergiendo otro lú/n’n'lu (¡(1115 (¿ya (¡(111 '.\"aluml(m y que hay que comenïar a redactarlo si se quiere sobreviw'r a las' potencias" desencadenadas' por este Nuevo Régimen. lus'ta obra se propone contn'buir precisamente a ese trabajo colectivo de exploración. ("aia esta' presente aqui como la (mansión de un retomo a la Tierra que permita una versión diferenciada de ltsL cualidades respectivas que pueden exigit‘se de las ciencias. (le las políticas' y de las' religiones por fin

¡8 CARA A (.‘ARA (ION El, PIANIÏI‘A

reducidas a definiciones tnas‘ mtxlestas y mas' terrestres de lo que eran sus antiguas vocaciones. las conferencias van en pareja: las dos pn'mcm tratan sobre la noción de “potencia de actuar" —par.t traducir el inglés agmqh operador indistx'nsable para pennitir los intercmnbios entre (lo minios y disciplinas hasta aquí diferenciadas: las dos siguientes introducen a los personajes pn‘ncipales. (¡nin en pn'mer lugar. el Antropocmoa contintmcio'n: las conferettchs. cinco y seis definen cuáles son los pueblo; que esta'n en lucha por la ocupación de la Tierra y la etapa en la que se encuentran; las dos últimas exploran la cuestión geopolítica de los tem"ton'os en lucha. El público potencial de un libro es mas‘ dificil aún de delinear que el auditon'o de una conferencia pero. ya que hemos entrado de lleno en un pcn'odo de la historia a la vez geológico y humano. me gustaría din'gírmc a lectores con competencias mixtas. Imposible. comprender lo que nos sucede sin pasar por las ciencias son ellas las que pn'mero nos alertaron: imposible. para comprenderlas. quedarse con la itnagen que la antigua ciencia epistetnolo'gica proporcionaba de ellas: de ahora en mas'. las ciencias se hallan tan mezcladas' con toda la cultura que es por Im humanidades por donde contiene transitar para comprenderlas. De allí un estilo híhn'do para un asunto híbn‘do din‘gido a un público. también. necesan'atnente hibn'do. Híbn'da ademas'. ya se sospechara'. es la composición de un libro de estas’ caracteristicas: como todos los investigadores. me veo obligado a escn'bir en inglés para ser leído. Una VCI.‘ redactadas para ser leídas en Edimburgo en febrero de 20l2. las seis conferencias (.‘ifford fueron traducidas al frances por Franck Lemonde, así como otra pronunciada en 20l3." l’ero luego sometí su texto a eso que más detestan todos los traductores cuando tienen la mala suerte de traducir a la lengua materna de los autores: lo reestructure completamente. lo amplió con dos nuevos capítulos. y lo reescn'bi tanto que se trata de otro texto.- tendré que hacerlo retraducir para publicarlo en inglés... Mil disculpas a ml. traductor. Si los escn'tores puedenjactarse de que los lectores son los mismos (lesde que el libro comienza" hasta que termina y de que harán su aprendimje de capítulo en capitulo, no ocurre lo mismo con los conferenciantcs

IN'I‘R()I)U(.‘(.‘IÓN

'9

que cada una de lAS' ocho conferencias puede ser leída por sí misma y en el orden que se quiera (en cuanto a las cuestiones mas' especializadas. todas han sido remitidas en las' notas).

Debo ¡agradecimientos a demasiadas' pcmonas‘ para nombrarlas a todas. En las referencias bibliogníficas intento reconocer mi deuda. Sin embargo. sería injusto no citar en pn'mer lugar a los miembros del comite de las conferencias (Eifford que me permitieron abordar este tema de la “religión natural". sin olvidar al auditon‘o de la sala Santa («c‘cilia. dulante esas seis maravillosas jornadas de febrero de 2013. bajo el gran sol de Edimburgo. Debo a Isabelle Stengers haber despertado por pn'mera vez en mí el intere’s en la intnisio‘n de Gaia. y fue, como de costumbre. yendo a pedir la ayuda (le Simon .Sc‘llaffer, como intente desembarazanne del personaje ilnposilflv de Gm. compartiendo mis angustias con Clive Hamilton, Dipesh (.‘hakmbarhl'. Deborah Danowsky. Eduardo Viveiros de (.as‘lro. Donna l'latauay. Bronislaw Sterszyns'lu' y muchos otros colegas. l’ero me gustaria agradecer muy especialmente aJc‘róme (,‘aillardet y ajan l,'alaeiewicz. que me confinnaron que en efecto existía. desde el Antropoceno. un sustrato común a las ciencias naturales y a las humanidades. digamos incluso una wna m’lica que todos compartimos. A los estudiantes que, en mayo de 2015. concibieron y realizaron el “'l‘eatro de las negociaciones" [ I'he‘ïiln' de: nrgm'htinns]. en Les Amandiers (le Nanterre, evidentemente les debo mttcho más de lo que ellos imaginan. al igual que a los diseñadores de la exposición Anlhrvfxx‘rn.‘r)\10numml. en el museo Les Abattoirs de 'l‘oulouse. en octubre de Z‘Ol‘l. así como a los alumnos del curso “Filosofia política de la naturaleza". l’or último. querría agradecer a Philippe l’ignarre. cuyo trabajo editon'al me acompaña desde hace largo tiempo. (Ireo qtte nunca ha publicado un libro que haga referencia de mane ra tan directa al nombre de su colección: contran'auncnte a la idea tan difundida de que Gaia es global. ella indiscutiblemente es la pn'ncipal quebranladora de los límites del ¡xrnsamiento “normal”. . .'

que deben din'girse cada vez a un público en parte diferente. ¡<3 por 05°

5 Mtnm' de l.» ser] conferencias (Ziiford, se trata dc 'Agency .‘u the time of the Anthropoccnc' (20Ha). cn parte rctotnada en la segunda.

° El titulo de la colección en que apareció la srm'ón francesa dc este libro alude a un giro usual que retoma el título dc nn panfleto de Pal- (.o‘un'er. I’d’ilion’m pour la m’llagvm' que lon' mpr'hedldanm. Así. los autom. incluidos en ella son ".Iguafiesuu' para el ¡x-Inamiento esquemaítico. adoccnadoi IN. de E.)

Prime ‘a conft'n'encia Sobre la inestabilidad de la (noción de) naturaleza

Una mutación (le la rel ación con el mundo 0 Cuatro manem. de volverse loco con la ecologia 0 La inestabilidad (le la rel.'¡cio'n naturale'Ia/cultum 0 La invocación de la naturale/‘a humana 0 El recurso al ‘mundo natural" i De un gran

sen'icio rendido por la psc udtxonlroversia sobre cl clima 0 "¡Vaya y (lígales a sus patrones que los científicos están en pie (le guerra." ' Donde se procura pasar de la “naturaleu' al mundo 0 (,(‘ímo afrontar

No se tennina. recomienm rada mañana. Un día es el as-censo (le lam aguas; otro. la esten'li/‘an'o’n de los suelos; por la noche es la desapau'icio'n acele “ada (le los bancos de hielo; en e l resumen informadvo de las 20. entre dos crímenes de guerra . nos enteramos de que miles de especies mn a (lt-.mparecer incluso antes de haber sido debidamente ela ‘adas: cada \’(?I.', las mediciones del (IOr en la atmósfera son peores. mas aún que las del (¡CM‘WIIPICOZ cada año que pasa. nos dicen que es el mais cálido desde la inaugun¡cio'n (le las

estaciones meteorolo'gicas‘. el nivel de los mares no hace sino ascender: la franja costera esta cada vez ma"

.‘unenavada por las tonnentas (le pn'mavem: e n cuanto al océano. cada nunpaña (le medición lo encuentr a mas' ácido. Rito es lo que los dian‘os llaman vivir en tiempos (le "cn'sis ecologi'ï‘a' Desgm(¡aulalmrntu hablar (le "crisis" sen'a otra manem de tranquiIil'am.‘ (iieie’ndow que “¡1 pasara" . que la cn'sis “muy pronto quedará atlas". ¡Si tan Milo fum- una Crisis! ¡Si hubiese sido sólo una cn'sis'. De .‘u'uerdo con los especialistas. habria que hablar mais bien de 'mutacio'n": estabamos .‘¡t‘ostumbr ados a un mundo;

píLfiünlOS. mutzunos a otro. En (‘lliilllo al .'¡(ljeti\'o "(teología)". (¡unbie'n wle ¡nos usarlo para lr.lllqlllll'l.'ll‘nos. para tomar (listanrht (le l su ¡x'rturbaciolws con las que se nos ame. nal'a: "Ah. si hablan ustedes de cuestiones ecológicas". ntonres es que no nos atañe." . (kuno aún se hacia (lumnte el siglo pasado. cuando se

22 (IARA A (JARA CON I'll. PLANETA SOBRE LA INI'B‘I‘ABIIJDAI) DI". LA (NOCIÓN DY.) NATURALEZA

hablaba de “ambiente natural" para designm‘ a los seres de la naturalcul considerados desde lejos. deum" de un gran ventanal. l’ero hoy en día_ es a todos nosotros. desde el interior. en la intimidad de nuestras pequeñas y preciosas existenckw. a quienes nos afectarían. dicen los expertos, “las infonnaciones que nos alertarían directarm'nte sobre lo que deberíamos comer y beber, sobre nuestra manera de ocupar los suelos. de desplatamos. de vestirnos. Nonnalmente. de mala noticia en mala noticia, du beríamos tener la impresión de habernos deslii'ado de una simple cn'sis ecológica a aquello que mas bien habría que designar como una profunda mutación dt nurslm "lación mn (1 mundo. Y sin embargo. seguramente no es así. La prueba es que recibimos todas estas noticias con una calma asombrosa, e incluso con un tipo de estoicismo admirable... Si en verdad se tratara (le una mutación radical. ya habríamos estado todos modificando de arriba abajo |a5' ba. ses de nuestra existencia. Habríamos comenmdo por cambiar nuestra alimentación. nuestro habitat. nuestros medios de transporte. nuestras tecnicas de cultivo. en una palabra. nuestro modo de producción. (lada vez que las sirenas de alarma dejaran de sonar. nos habríamos precipitado fuera de rmestros refugios para inventar nuevas ttÏ-cnicas a la altura de la amenaza. Los habitantes de los países ricos habrían sido tan inventivos como en los tiempos de las guerras precedentes y. como en el siglo XX. habrían resuelto la cuestión. en cuatro o cinco años. mediante una transformación nldS'in de sus modos de vida. Gracias a sus acciones eficaces. la cantidad de (10;, captada en el observatorio de Mauna Loa en Hawai ya comenzaría a estabilizarse." en los suelos bien humidificados pulularían las lombrices de tierra y el oceano rico en plancton estaría otra vez cargado de peces: hasta los hielos del Ártico habrían desacelerado tal vez su derretimiento (a menos que, entrados en una pendiente irreversible. se hubiesen dCSlÍIA’dO por milenios cn un nuevo estado: Archer. 2010). En cualquiera de los cm. deberíamos hab” actuado. desde hace ya una treintena de años. la cn'sis ya habría pasado‘ Miran'amos hacia atras" la época de la "gran guerra ecolog'ica'. con el orgullo de aquellos que casi sucumbieron pero supieron revertir la situación en su provecho con

23

ción. Tal vez haS'ta llevaríamos a nuestros nietos a visitar museos dedicados a este combate. esperando que queden tan estupefactos ante nuestros progresos como quedan hoy al ver cómo la guerra de l940 dio lugar al Proyecto Manhattan. la puesta a punto dela penicilina o los progresos fulininames de los radares o del transporte aéreo. l’ero resulta que aquello que habn’a podido no ser mas" que una crisis pasajera se ha transionnado en una profunda alteración de nuestra relación con el mundo. l’arece que nos hubiésemos convertido en aquellos que habrían podido actuar hace treinta o cuarenta años y que no hicieron nada. o hicieron demas'iado poco.2 Extraña situación la de haber franqueado una sen'e de umbrales. la de haber atravesado una guerra total, ¡y sin darnos cuenta prácticamente de nada! A] punto de doblegamos bajo el peso de un acontecimiento gigantesco que ahora se encuentra a nuestras espaldas. sin haberlo adveru‘do. sin que hayamos ofrecido batalla. Imaginen lo siguiente: oculta por la profusión de las' guen‘as mundiales. de las guerras coloniales. de las amenazas nucleares. habn'a habido. en el siglo XX «:se “siglo clas'ico de la guerra'—, otra guena. también ella mundial. también ella total. también ella colonial. que habn’amos vivido sin vivirla. Mientras nos preparamos muy indolentemente para interesamos en la suerte de las “generaciones futuras" (como se decía antaño). ¡todo habría sido ya consumado por las generaciones pasa'das! Habn’a sucedido algo que no estaría ante nosotros como una amenaza por venir. sino que aquellos que han nacido ya lo u'enen a sus espaldas. ¿(me no sentirnos un poco avergonïados de haber vuelto irreversible una situación al seguir ¡nan/"ando como sona'mbulos sin escuchar la alerta? Ysin embargo. las" alt-nas" no faltaron. las sirenas' sonaron sin parar. La conciencia de los desastres ecológicos ha existido. ha estado vim. ha sido argumentada, documentada. probada. desde los comienzos mismos de lo que l|2unamos la “e m industn'al" o la “civilización mecánica". No pode mos decir que no sabítunos,‘ 31310 que existen muchas maneras de saber y de ignorar al mismo u'empo. Por lo general. cuando se trata de cuidar de nosotros mismos. de nuestra sutx-n'ivencia. del bienestar de nuestros seres queridos. tendemos mas' bien a equivocamos inclina'ndonos por la seguridad: al menor resfrío (le nuestros hijos, consultarnos con el pedia-

una reacción rapida y movilil'ando la totalidad de sus fuer/as (le im'en-

l A este laboraton'o le debemos la mas” larga medición (ic la (¿unidad de (,‘( )r :tnimfc'n'co. Sobre la historia de esta: mediciones, Keeling (19“)8). Retomarc' u'nas' veces este ejemplo.

." Tal es el objeto de un atermdor ejercicio dc cicncta' ficción al que se entro garon una histnn".ulor.| de ku ciencias. Naomi Orukc. y su colega Erik M. (A‘mway (20H). 3 B el tema que tmta cl valioso libro dejan-Baptist'c Frase: (20‘l2). y retoma-

do en Bonneuil y firm)! (20m)-

24 CARA A CARA (ION I'll, PLANETA

ua; a la menor amenara a nuestras plantaciones. preparamos una fuml‘. gación; a la mas' tímida duda sobre nuestra propiedad. nos aseguramos_ nos equipamos con cámaras de n'gilancia; para precavernos contra una invasión. armamos enseguida nuestras fronteras. Aplicamos profusamen. te el demasiado ce'lebre pn'ncipio de precaución. desde el momento en que se. trata de, proteger nuestro entomo y nuestros bienes. aunque no estemos demasiado seguros del diagnósu'co y los expertos no se expresen claramente sobre el alcance de los daños.‘ Ahora bien. en lo que concierne a esta cn'sis mundiaL nadie invoca el mencionado pn'ncipio para lan. zarse con coraje a la acción. Esta vez. la muy vieja humanidad. precaw'da. quisquillosa, que por lo general no avanza sino a tientas. lanteando cada obstáculo con su bastón blanco como un ciego. respondiendo con cuidado a cualquier apan'encia de peligro. echándose atras' tan promo como siente una resistencia. mamando muy rápido cuando el horizonte se despeja antes de volver a \acilar ante un nuevo obstáculo. esa humanidad se. ha mantenido I'mpertérn'ta. Ninguna de sus viejas virtudes campesinas, burguesas. artesanas'. obreras. políticas. parCCe haber estado vigente al respecto. las alamias han sonado: y nosotros las hemos desconectado una por una. Hemos abierto los ojos. hemos visto. hemos sabido: ¡volvimos a cenar los ojos bien apretados.” Si al leer Sanámbulm de (.‘hn'stopher Clark (20l3) nos asombramos de ver a Europa. en agosto de 1914. precipitatrse a la (iran Guena con total conocimiento de causa. ¿como no asombramos al saber retrospectiiamente con qué conocimiento preciso de las causas y de los efectos se precipitaba Europa (y todos aquellos que llegarían después) en esa otra (iran Guerra de. la cual nos enteramos. estupefaclos. que habn’a tenido lugar, y la cual probablemente perdimos?

SOBRE LA INEWIWBIIJDAI) DE LA (NOCIÓN DE) NA’I‘lu'RALI-ZZA

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“Una alteración sufrida en la relación con el mundo" es cl te'nnino cientifico para designar la locura. No cornprenderemos nada de las mutaciones ecológicas si no tomamos noción de hasta qué punto trastornan el mundo entero. ¡Aunque tengan sanas maneras de. volvemos locos! Una parte, del público. de los intelectuales. de los periodistas. ayudados a veces por algunos expertos. ha decidido hundirse poco a poco en un mundo paralelo donde ya no hay ni naturalem agitada ni verdadera amena/'41. Si esas personas mantienen la calma es porque están seguros de que los datos de los científicos han sido manipulados por fue-nas oscura5_ y en todo caso son tan exagerados que hay que resisu'r valientementc las opiniones de aquellos que se llaman “catastrofistas' y aprender. como dicen. “a consc-nar la cordura" viviendo como antes. sin preocuparse demasiado. lista locum de la negación se presenta a veces bajo una forma fanática: es el canso de aquellos a quienes se llama ‘climatoesce’pu'cos' e incluso a veces “climaton.egacionistas". adeptos. en grados diversos. de la teoría del complot y que. como muchos funcionan'os norteamen'canos. ven en la cuestión ecológica ¡una manera indirecta de imponer el socialismo en los listados Unidos!" Sin embargo. en el mundo entero esta" muchísimo más difundida bajo la forma de una suave locura que podríamos calificar de qur'rlism. en referencia a esa tradición religiosa cuyos fieles dejan en manos de Dios el cuidado de su salmción. Los climatoquietistas viven. como los otros. en un mundo paralelo, pero como han desconectado todzes las alarmas ningún anuncio estn'dente los fuerza a abandonar la blanda almohada de la duda: “Ya veremos. El clima siempre ha van‘ao do. La humanidad siempre se las ha arreglado. Tenemos muchas otras preocupaciones. Lo importante es esperar. y sobre todo no alterarse". Extraño diagnóstico: -stos están locos a fuer/a de mantenerse calmos! Los hay incluso algunos que no vacilan. en plena asamblea políu'ca. en invocar la promesa del (k'ncsis cuando Dios se compromete ante Noé a no desencadenar otro diluvio: “No volvere' más a maldecir la tien-a por causa del hombre. porque el intento del corazón del hombre es malo desde. su juventud; ni volvere rnas' a destruir todo ser viviente. como he

4 El pn'ncipio de precaución con Írecuenciu n. malinterpreI.-ulo: no se trzun de abstenerse de actuar cuando uno está inseguro. sino. al contrario. de actuar ¡mimo cuando no posee total certera. l-.'\ un pn'ncipio de acción y dc indagación, de puesta en tcnu'o'ny no. corno pretenden sus enemigm. (IC mcurantnmo 5 Por mjcan-Baptittc Frnsor (Z'ÜIL’) ulilim cl tc'mu'no "dninhil)irin'n'. que intentaré retomar cn la sexta conferencia. buscando sm orígenm religiosos. 'ln palabra 'desinhilñción' condensa Im dos tiempos del p.‘u.'tje al acto: el df h rcflrxin'dad y cl del hacer czuo omiso: cl dc la asunción del peligro y el ll? w normalimró‘n. la modernidad fue un proceso de dninhibición tellexir.t' (20m: 16).

hecho" ((2. 8. 2| )." ¡La segun'dad es tan so'lida que. en efecto. Sería un

error preocuparse!

ti Ahora ha)" abundante bibliografía sobre los origenes del climatonc.epticis— rno. a partir del chu'ico Orestes y (A‘mway' (20‘12). Fate fenómeno ocupa nn lugar importante en esta obra y lo retomaré en cada una de hu conferencia“. 7 john Shinikns. 25 de maru) dc "00.3. durante una reunión de la Subcomisión (le Energía y Ambiente del (brigrrso de los Estados Unidos.

26 CARA A CARA (ION El. PLANETA SOBRE LA INL'S‘TAHILIDAI) DE l.A (NOCIÓN DE) NATURALEZA

Otros. felinmmtc menos numerosos. han oído sonar las sirenas de alanna y enuan en panico al punto de lanzarse a otro frenesí. “Puesto que las amenaz’as son tan graves y las uansfonnaciones que hemos can, sado al planeta tan radicales, entonces". proponen. “ataquemos de mi: todo el sistema terrestre. concebido como una vasta máquina que se des. arregló porque nosotros no la hemos controlado la suftrimxlmnenlr bienfl Y ya los vemos presas' de un nuevo ataque de dominación total sobre una naturaleza siempre considerada como rebelde y sahaie. En ese gran de. lin'o que ellos llaman modestamente “geoingeniería“. es la 'I'ierra entera lo que quieren abarcar." Para sanarse de laS' pesadillas" del pasado, pro tenden acrecentar ttxlavía mas“ la dosis de me'aglomanía necesan'a para la supen'ivencia en esta clínica pala pacientes de nen'ios frágiles en la que se habn’a convertido el mundo. ¿la modernil'ación nos ha llevado a un callejón sin salida? ¡SI-amos mas' resueltamente modernos todavia! Si hay que sacudir a los pn'mcros para evitar que se duerman, a estos habn’a que encajarles una camisa. de fuerza para impedir que hagan demas'iadas idioteces. ¿(Emo hacer la lista de todos los matices de depresión que golpean a aquellos. los mas". que observan con atención las' rápidas" uansfonnaciones de la Tierra y han decidido que no pueden ni ignorarlas ni. por desgracia, remediarlas' con medida radical alguna? ¿'l‘n'stel'a, bajón, melancolía. neurastenia? Si. el corazón les da un vuelco, se les cierra la garganta: apenas si tienen ttxiavía el valor de leer un diario; no sarlen de su sopor si no es por la rabia de ver a los otros aún mas' locos que ellos. Pero

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unas ganas locas de arrojarse por la ventana. o de lan/'ar por ella a sus adversarios. ¿Quedan algunos capaces de escapar a estos síntomas? Si. pero sin embargo gno vava/n a creer que son santos en espin'tu.’ Quiza son ciertos artistas. eremitas.jardineros. exploradores. activistas o naturalistas. que buscan. en un aislamiento cas'i total. otros medios de resistir la angustia: esperados, como dice graciosamente Romain Gary (1972: 215).lo (A menos que sean como yo, y sólo consigan desprenderse de su angustia ¡porque han encontrado astutos medios para inocularla en los demas"!) Sin ninguna duda. la ecología te enloquece: hay que partir de ahí. No con la idea de saname: sólo para aprender a sobrevivir sin dejarse llevar por la negación. por la hsí'bm'. por la depresión. por la esperan7a de una solución razonable. o por la fuga al desierto. Uno no se cum de la pertenencia al mttndo. Pero, a fuena de sanación. puede curarse de creer que no pertenece a el. que esa no es la cuestión esencial, que lo que le ocurre al mundo no nos concierne. El u'empo ya no está en el punto en que esperábamos “lafar”. En verdad estamos. como suele decirse. “dentro de un túnel”. sólo que “no veremos la salida”. En maten‘as como esta. la esperan/"a es mala consejera. porque no estamos en una crts‘is. Esto no va a “pasar”. Habrá que hacerse a la idea. [23 dzfmim‘m. Lo que haría falta. por consiguiente. es descubn'r una lmyedona' desanación. aunque sin por eso esperar curarse demasiado pronto. En este sentido. no sería imposible progresar. pero sería un progreso al revés.

Los mas' locos son aquellos que parecen creer que de todos modos pueden hacer algo. que no es demasiado tarde. que las reglas' de la acción colectiva, en este cas'o también. seguramente van a funcionar:

que consistiría en retomar sobre la idea de progreso, en mmg'rnar. en descubrir otra forma de sentir el paso del tiempo. En lugar de hablar de esperan/a. habría que explorar una manera bastante sutil de (¡amparan lo que no significa "desesperarse'. sino evitar confiar tan sólo en la esperanI'a como engranaje sobre el tiempo que pasa.“ ¿La esperanla' de dejar de contar con la estxrranïa? Hmmm. no parece muy alentadori

que se debe poder actuar de manera racional. con total conocimiento de causa. incluso ante amenaïas tan graves. respetando el marco de las

A falta de esperar sanarnos de una vez por todas. podn'amosjugar al Inenos con la contraposición de los males. Despues' de todo. es una for-

una vez superados estos accesos de furor. tenninan postrados bajo enormes dosis (le anu'depresivos.

insu'tuciones existentes.“ Pero es muy probable que esos sean bipolares. llenos de energia en la fase maniaca antes de la recaída. que les dará

8 Sc encontrará cn el excelente Hamilton (20l3a) una presentación dc IIS soluciones propuestas que es decididamente cspcluz.n.'nnte. 9 B lo que Aykut y Dalia" (¿0'l5) llaman 'negnción de realidad' de lau (HK-“"3 ucionn internacionales ctrando analimn cl protedinlicnto (le negociación que aplica a un problema mucho Inas' cspinoso aquello que ha funcionadfl para limitar (¡crm (onuuninac iones.

lO El modelo. pam mi. es (pc‘orge Monbiot. periodts'm de The Guardian. y su blog tan dcpn'mente como robomtin) <monbiol.com>. pero también lo cs (¡illcs (Ile'mellt. esc. "jardinero planctan'o'. l I Esta relación con l.’ espe-mom es. el objeto dc Hamilton (ZO‘lSh). la reencontmremos cn la quinta y la sexta conferencias. al abordar la cuestión del 'tiempo del lin'. El vinculo entre temtxxmlidad ¡u'mdójica y ecología es explotado por Dupuy (20(‘l3 \- también la cntresisu' de 2012). pero se remonta ajonas (1)“.¡0 “9791) E prescsntc. nidcntemente. enla teología que sim: de hmc a la encíclica del papa Fr iciKo. Laudala Si." 20'l5.

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CARA A CARA (ION El. PLANETA

ma de sanación: “vivir bien con los males propios". o mas" sencillamente "vivir bien". Si la ecología enloquece. es porque en efeCIo es una alta ración de la alltma'án de las' relaciones con el mundo. En este sentido, es al mismo tiempo una nueva locura. ¡y una nueva manera de luchar contra las locuras precedentes! No hay otro modo de sanarse sin esperar curar: hay que ir hasta el fondo de la situación de desamparo en la que todos nos encontramos. cualquiera sea el matiz que adquieran nuestra“

angusu'as.“

De por si. la expresión “relación con el mundo” pnleba hasta que punto estamos. por así decir. alimados. A mentido se presenta la crisis ecológica como el descubn'miento. siempre a punto de recomenl'ar. de que “el hombre palmera! la naluralrza". Expresión aparentemente sencilla. pero de hecho muy oscura (y no sólo porque "el hombre" es también evidentemente “la mtu'er'). ¿be‘ quiere hacer alusión a humanos que comprenden'an por fin que forman parte de un “mundo natural” al que deberían aprender a adecuarse? Parece que el problema surge mas" bien de la palabra “¡mrtenencia'. En la tradición occidental. en eie'cto. la mayoria de las definiciones del humano subrayan hasta que" punto e'l sr, distingue de la naturalel'a. hs‘ lo que por lo general se quiere expresar mediante la noción de "cultura". de 'sociedad" o de "civiliïacio'n”. Por consiguiente. cada vez que queramos “aproximar el humano a la naturale'la”. nos hallaremos impedidos por la objeción de que el humano es ante todo. o es también. un ser cultural que debe escapar o. en todo caso, distinguirse de la natural-ua." Por lo tanto. no podremos nunca decir de él, con suma bnitalidad. 'que pertenece". l’or otra parte. si fuese realmente “natural' y so'lo natuial.jtn.gan'amos que ya no es en absoluto un humano sino un simple "olerto maten'al' o un “puro animal" (para emplear expresiones

todavia mas" imprecisas).

ll‘ De momento. nadie ha llegado tan lejos cn esta explomcio’n de la relación con el tiempo como Danomki y Vimiros de (a‘stm (20H). l3 No mc interesa aqui la relación establecida por Ia filtmilíu moderna ent": nue'to y olyc‘to. considerando que la oposición entre naturaleza. en el sentido de sahajismo-uv'ld Iij'eb, y artificio ha sido Ian estudiaula por los historiadores del ambiente que ya no es precm') mln-r sobre ella. \’ Hue el clisit’o (Imnon (tdt. I‘M). y cl panorama más reciente cn Locher _v Queue! (2009). U" ejemplo dc particular impacto respecto (le la ¡milicialiuu‘it3n de un ecosbll‘ ma consta cn Qucnet (20'l5).

SOBRE LA l.‘\ll>',S'I‘AHII.II)Al) DE LA (NOCIÓN DE) NATURALEZA 29

Se' comprende pues por que' toda definición de la cn'sis ecológica como “retorno del humano a la naturaleza" detona inmediatamente una especie de pánico. puesto que nunca sabemos si nos pide que volvamos a la animalidad bruta o que retomemos el movimiento profundo de la existencia humana. “¡Pero yo no soy un ser natural! Soy ante todo un ser cultural." “(Ion la salvedad de que, en realidad y ante todo, es usted un ser natural. ¿cómo le ocurre olvidarlo?" (bmo para volverse loco. efectivamente. Sin hablar del “retorno a la naturalel'a" comprendido como un “retorno a la e m de las (Ïavernas' con su patético sistema de iluminación que sirve de argumento a todo modemista un poco an'sco cuando se encuentra con un ecologista un poco consecuente: “Si lo escucharamos, ¡todavía nos alumbrari'amos con velas."'. La dificultad reside en la expresión misma: “relación con el mundo". que supone dos clases de dominios, el de la naturaleza y el de la cultura, dominios a la vez disu'ntos e imposibles de separar completamente. No intenten definir sólo la naturaleïa. pues tendrán que definir también el ténnino “cultura” (lo humano es aquello que escapa a la naturaleza: un poco. mucho. apaS'ionadamente): no intenten definir tan sólo “cultura”. pues de inmediato necesitarán definir también el te'nnino “naturaleza” (lo humano es aquello que no puede escapar "totalmente" a los condicionamientos de la naturaleLa'). Lo que significa que no nos hallamos ante dominios, sino ante un solo y mismo rante-[Ilo dividido en dos partes que Se encuentran ligadas. si puede decirse asi. por un fuerte elas"u'co. En la tradición occidental no se puede hablarjamas' de una sin hablar de la otra: no hay otra naturaleza que esta definición de la cultura y no hay otra cultura que ma definición de la naturaleza. Nacieronjuntas. tan insepa. rables como unos hennanos siameses que se hacen can'cias o se pelean a puñetazos sin dejar de compartir el mismo tronco.“ Como este argumento es esencial para lo que sigue, pero siempre difícil de comprender. necesito volver a e'l una y otra vez. Ustedes seguramente se acuerdan de esa época no lan lejana, antes de la revolución feminista. en que se utilizaba “hombre' cuando se quería hablar de todo el mundo de una mame ra indiferenciada y .‘lceptablemente perezosa. En cambio. cuando uno decia "mujer’l forzosamente se trataba de un término específico que no podía designar otra cosa que lo que

H En este wntido. nunca hemos sido mode-mou num) creye'mmos haberlo sido en lu medida en que creemos posible hacer exu’tir dos dominios distintos. y cesamm de haberlo sido desdee el momento en que nos damos cuenta de que no hay más que uno... (Lalour. l‘ÑHl).

30 CARA A CARA CON El. PLANETA SOBRE LA INES'I‘ABILIDAD DE LA (NOCIÓN DE) NA'I'URAI.I".'I.A

entonces se llamaba el “sexo débil" o el “segundo sexo". En el lengua, je de los antropólogos, eso significa que el termino “hombre” es una categoría no codificada: aquello que no plantea ningún problema matrae la atención. Es cuando decimos “mujer” que la atención localiza en un rasgo específico:justamente su sexo: y es este rasgo el que hace de ello la categoría codfiicada que se desprende de la categoría no co. dificada que le sirve como fondo del cuadro. De ahí los esfuerzos por reemplazar “lo humano" por “humano/a”.' y procurar que ese término común a las dos mitades dc la misma humanidad signifique a la vez la mujer y el hombre (cada uno con Sll sexo. en todo caso el genero que los distingue, si puede decirse así, parejamcnte a los dos) (Desprei y

3|

Tomemos en préstamo otra comparación. esta vez de la historia del arte. y que se halla todavía mas" directamente ligada a nuestra percepción de la naturaleya. Sabemos cuán cun'osa es esa costumbre de la pintura occidental. a partir del siglo XV, de organiïar la mirada del espectador a fin de servir de contrapeso a un espectáculo de objetos o de paisajes.“ El espectador debe no sólo mantenerse a una cierta distancia de aquello que mira. sino que aquello que ve debe ser arreglado. preparado. montado, alineado para tomarse perfectamente visible. Entre los dos se al'Ia el cuadro. que ocupa eljusto medio entre el olj)'eto y el stji'eto. Los histon'adores han reflexionado mucho sobre la extran'eu' de este rrgiÏ'mrn (stop'iro y de la posición dada al sujeto que mira.” Pero no se presta suficiente atención a la extrañeïa simetn'ca que otorga al objeto el muy curioso

Stengers. 200] ). Y bien, avamaríamos en estas cuestiones si pudiéramos practicar cl mismo desplazamiento con la expresión naturaleza/cultura. para que 'naturalc7a' deje de resonar como una categoría no codificada. (Los dos

se encuentra enteramente lo‘nnateado para converu'rse en el sujeto de

pares. por lo demas'. están histo'n'camente ligados. pero al reves. pues to que es "mujer' lo que solemos encontrar del lado de la naturaleza y

¿y tipo de objetos. mientras que esos objetos —por ejemplo. unas ostras, limones, capones. copas, racimos de uvas doradas sobre el dmpeado de

“hombre” del lado de la cultura.)"'- Por lo tanto. quiero hacer que exista un lugar —de momento, conceptual. pero que más tarde procuraremos

un mantel blanco- no tienen ninguna otra función que la de ser presentados ante es! tipo particular de mirada.

instaurar-—"’ que pennita definir a las dos, cultura y naturaleza, en tanto categorías parejamente codificadas'. Si tienen ustedes presentes las ge

Vemos claramente. en este caso, hasta que' punto sen'a absurdo tomar al sujeto que ve por una rare/"a histón'ca pero considerar aquello que mira —¡una naturalei'a muerta'.— como algo natural o. como se dice.

mas de ingeniosidad desplegadas pam evitar el uso sexista del lenguaje. comprenderán que seria muy cómodo tener un equivalente para este vínculo entre naturaleïa y cultura. Pero. por desgracia. como en la tradicio’n no existe un termino que desempeñe el mismo papel que “lo humano', voy a proponer. para obtener los mismos efectos de rectificación de la atención. uu'liïar la convención tipográfica Naturalezaa/(Iultum. Así evitaremos hacer de la naturale7a una evidencia universal sobre la cual se destacan'a la categoría codificada de la cultura. del mismo modo que el uso de “él/ella" permite evitar tomar al sexo maS'culino por ll" universal.”

' En fmnces'. la forma susumtiia humain carece de género. IN. de 'l‘.) l5 lmtrsión bien estudiada deule cl clzl'u'co Merchant “980). y launbie'n por Donna Haraway (¿00‘7. por fin traducida al francés). y que reencontmmIM cn las dificultades de las científicas‘ pan. hacerse oír (véase el ejemplo rlás'K" estudiado cn Fox-Keller. 1999). l6 Tal es cl objeto de las' cuatro últimas conferencias. l7 El dccm"vo Descola (2005) ha vuelto infim'tzunentc mas" fácil comprender “a posición.

rol de no estar ahi sino para ser visto por un sujeto. Alguien que mira. por ejemplo una naturalel'a muerta -la expresión misma es significau'va-.

evidente. No se los puede separar ni criticar por separado. Lo que fue inventado por el cuadro occidental a un parcuyos dos miembros son igualmente raros, por no decir exóticos. y del que no encontramos la huella en ninguna otra civilizacio’n: el objeto pam este sujeto; el sujeto para este objeto. l'ns‘ta es pues la prueba de que existe un operador, una operación. que divide objeto y st_i¡eto. exactamente al igual que existe un concepto cotnu'n que distribuye los roles respectivos de Naturaleza/ Cultura ocupando la misma posición que “humano” frente a las categon'as codificadas hornbre/mujer.

I8 De mancm por demís intcres‘ullc. el objeto de los recientes seminan'os y del tmlxijo en curso de Philippe Dean]: consistcjmtzimentc cn ligar la cuestión (le la invención (le la nutumlem .‘l la (le l.'l hu'tnria (le la pintura. dc lo que podemos tener un anticipo leyendo el catálogo de su exposición en el Museo del muelle anl)‘. Infnbn'qul da ¡maga (20l0). l‘J Desde los estudios clíxicos dc Erwin Panofsk)‘. este u'po muy particular de atención fue objeto de un importante análisis hsLtón'co. Vea'nsc. por ejemplo. (Iran; 0999). y Inas' recientemente. Dmton y (khso'n (20‘l2: la expresión 're'ginicn emo'pico' pertenece a Christian Meu).

32 CARA A (JARA (ION H HAN} lA

sonm: LA INL'S"I‘ABII,II)AI) DE LA (NOCIÓN DE) NA’I'URALEI'A 33 l‘sLte esquema ayuda a comprender. espero. por que' carecería de todo sentido querer “re-conciliar" o “superar' el sujeto y el objeto sin tomar en cuenta al operador —figumdo aquí por el arquitecto manipuladorque ha distribuida los roles entre estos personajes extraños. de los que unos mn a cumplir el papel de la naturaleu' (para un sujeto) y los otros el (le la conciencia (de este ol_)jeto). El ejemplo es tanto mas" esclarecedor porque generalmente es de la pintura -¡v en especial de la pintura de p.'n's.'¡je— de donde tomamos el fondo de nuesuas concepciones de la naturaleza. El manipulador existe realmente: es un pintor. Cuando

Figura l.l. 0 Samuel (hrtia l’érel.

Para volver menos alxstracta la presencia de este operador. le pedi a un artism que. la dilnúanaF' Él decidió colocar a un arquitecto —¡a la sazón Le (brbimierl- para que ocupara la ¡»sición evidenteniente virtual. de alguien que se deslil‘aria dentro del plano del cuadro v1 pondría en esce na. respetando la simetría. las' dos posiciones, tan poco naturales la una

decimos que los occidenuiles son “naturalistas' queremos decir que son amantes de los pzu'_sa"jes pintados y que Descartes imagina el mundo como proyectado sobre el lienzo. de una naturaleza muerta de la que Dios seria el agenciador.” Destacando este trabajo de reparto. comprendemos que la expresión “pertenecer a la naturalel'a' no tiene ningún sentido puesto que la natumlel’a no es mas” que un elemento de un complejo de al menos tm lm'ninor. aquel que le hace contrapeso. la cultura. y aquel que reparte los rasgos entre los dos. En este sentido. la naturaleza no existe (como dominio). sino tan sólo como la mitad dz un [mr dfetnido por un rontrpln

como la otm. del objeto y del sujeto. El rol del espectador que se.” supone

u'nim. l’or lo tanto. hay que tomar la oposición Naturaleza/(.‘ultura como

contempla un cuadro a la manera occidental es tan improbable que el ar-

el foro de nuestra atención y ya no en absoluto como el recurso que nos permitiría salir de nuestras dificultades!" Para no olvidar este punto. ad-

tista lo lia representado con la fonna de un trt'pod e ¡al que. esuu'ra unido un enomie ojo único!“ l’ero aquello en lo que tampoco se repara bien es en que el olj)'eto que sin‘e de contrapeso a dicho ojo es igualmente improbable. Para preparar una naluraleta' muerta antes hay que matarla. en cierto modo. o al menos intermmpirla en su movimiento; de ahí las líneas que esboran la carrera de un objeto del cual su agenciador no capta sino un instante. mediante aquello que muyjustamente Se llama una "detención de imagen" o. mejor aún, una detención para la imagen.” Podríamos decir, sin exagerar. que no hay ina's objetos en el mundo que persona qtie sonríen estu'pidamente mientras dicen "whisky" ante la ¿3"

mara fotografica.

20 Samuel (.a‘rcía tum la gentileza de liaccr los dilnji'os. Para conocer la galeria completa. w'ne (modesol'cxiuentcorg) (aqui la elección dc Le (kirbiuicr f3 totalmente fortuila y sin ninguna relación con |th polétnit ¿L‘ de ¿(‘HÏ'Ú_ ¿'l la exuan'cu' del aparato cogniu'm impuesto .‘l tales sujetos es bien conot‘KL‘ a partir dc Panoísky (¡975). 22 Agrl‘k’l‘” Mm‘ín (iuinard por esta reterenria a lloclistrasser (2007)-

quiramos la costumbre de encerrar precauton‘amente “naturaleza” entre comillas' protectoras para recordarnos que se trata de una codificación Común a las dos categorías. (Para hablar de los seres. de las enu'dades. de las multiplicidades. de los agentes que antes se intentaba meter dentro de la mencionada “naturaleza”. necesitaremos. por consiguiente. otro termino, que introducirá más adelante. en pp. 5l-53). Si la ecología enloquece. ahora se comprende. es porque obliga a soportar de lleno el latigazo de inestabilidad de este concepto atrapado por la imposible oposición de los dos dominios que existin'an de veras en el mundo real. sobre todo. no se les ocurra intentar volver 'a la iia-

2‘3 Iiibre esta cuestión del 'estilo cmpirico' y la ¡mención del lema de la copia y del modelo tan contraria a la práctica de las ciencias. véase lJtour (¿'OOHb). 24 Trumformar lo que es un rccurw explicativo en objeto .l‘ explicar (en inglcs' se dice 'irom mount to Iopw") equivale a pn‘mne. voluntan'amcnte de un clemenln del metalenglraje para hacer de e'l un lcncno dc estudio. En lugar

de que este a numlrzu espaldas, porfin lo tenemos delante.

34 CARA A CARA CON El. PLANETA

turaleza'. [asi como pretender atravesar el plano del cuadro para ir a c mer las ostras que bn'llan en la naturalem muerta. Hagan lo que haga: ustedes caerán en la trampa pues mrnca sabrán si designan los (lonn'm-m' o el concepto. Ysera' peor aun si pretenden "reconcillaf la naturaleza‘ la cultura. o “superar” la oposición por medio de relaciom-s “pacificaentre las dos." A pesar del títttlo de un libro de celebridad bien ganad.l no se puede ir ’mas' alla' de natumlera v cultura".7" Pero tal vel no sea del todo imposible ahondar mas' acá. Si nos vemm‘ en efecto. ante un mismo y único concepto hecho de dos partes, “o mismo es la pnreba de que ambas son sostenidas por un núcleo común que distn'buye laS' diferencias entre las dos. Si tan sólo pudiésemos ap", vecharnos de ese núcleo. (le ese diferencial. de ese dispositivo. (le es. agenciador. podriamos también imaginamos co'mo sortearlo. A pam, de una lengua que utilim la oposición. nos volveremos capaces de tradu. cir lo que queremos decir a otra lengua que no la utilil'aría. (.‘omo pan empezar a curar nuestra locura (olm'amente. mediante la inoculación dc otra; no me hago ninguna ilusión).

Ahora bien. comenïamos a discemir ese núcleo común desde el mo mento en que nos interesamos en expresiones como “actuar confonnc a la propia naturaleïa' o bien en la expresión clas"ica de vivir “según su mdadtm naturaleza“. No es dificil detectar aquí la (¡inmio'n normalrtu de semejante expresión, puesto que ella pretende on'entar toda la exiy tencia de acuerdo con un modelo de vida que obliga a elegir entre la falsas y las verdaderas maneras de estar en el mundo. En este caso, h fuer/a nonnatiia que uno mas” bien esperaría ver venir del lado “cultura' o 'sociedad' se encuentra claramente imputada, por el contran'o. dd lado 'natumlera' del doble concepto. lus‘ta cun'osa imputación es mas‘ evidente cuando se esgn'me el tema de la “naturalel'a humana" que m

Ü Es la dificultad con la que tropieza" nurnertmn filósofos conterutxna’nrm cuando abordan la cuestión de la naturalem: quieren supemr la din'u'n'tl sin dejar de mantenerla como el único recurso explicativo disponihltï L“ es el problema. desde larrc‘re “997). pasando por Bourg (20W). luula ('T’Í'bonnícr (20'l5). que preserva inanmvible la 'gran tlin‘sio’n' tu)" fi" sin embargo declara. 26 Desde luego. ¡Judo a Descola (M5).

SOBRE LA INL'É’I‘ABII.II)AD Dl'.‘ LA (NOCIÓN DE) NATURALEZA

bría que “aprender a respetar" o contra la cual. por el contran'o. habría que 'aprender a luchar“. (Iuando se invoca el “derecho natural". se expresa incluso mas' directamente que la “naturaleza” puede ser concebida como un conjunto de reglas cuas'ijuridicas'. En ese caso. cosa bastante extraña. el adjeu'vo “natural” se convierte en un sinónimo de “moral”. de “legal” y de “respetable". l’ero. desde luego. sin que podamosjamas' estabilizar su sentido ni respetar su mandato. Desde el momento en que una auton'dad cualquiera se pone en campaña a fin de impedir que se cometan actos llamados “contra natura". las protestas no dejan de surgir inmediatamente: ¿en nombre de que osa usted decidir cua'les normas' de comportamiento serian “naturales” y cua'les “contra natura“? Lo‘mo desde hace largo tiempo la moral. en nuestras sociedades. es objeto de encamiza(Lu disputan. cualquier esfuerzo por estabilizar unjuicio ético mediante la invocación de la naturaleza aparecerá como el disfraz apenas velado de una ideologia. La indignación que suscitan tales invocaciones cs prueba suficiente de que la "naturaleza'. aqui con sus comillas. no podría nunca invocar la naluralrm. sin comillas. para poner fin a una

controversia moral. Dicho de otra manera. en lo que respecta a estos as'untos. como el de los productos “orgánicos” o el de los yogures “100% naturales". cada uno de nosotros resulta fácilmente consmtctivista «para no decir “relativista"—. Tan pronto como nos declaran que un pmducto es "natural". com» prendemos muy bien. en el peor de los casos. que intentan engañamos. y en el mejor. que se ha descubierto otra manera de ser "aru'ficial'. bo que era posible para Aristóteles va no lo es hoy en dia: la naturaleza no puede unificar la (.‘iudad. Hemos llegado al punto en que la carga moral (le la noción de “naturaleza” se invierte tan claramente que el pn'mer reflejo de toda tradición crítica consiste en combatir la naturalización. Basta con decir que una posición ha sido "naturalizada' para enseguida den'var la conclusión de que conviene combatirla. histon'zarla o. cuando menos. contextualimrla. En efecto. desde el momento en qtre se “naturali'Ia” o se “esencialira” un estado de hecho. se convierte casi con toda certeza" en el enunciado de un estado de derecho. A tal punto que. en la práctica. todo ocurre como si el senu'do común hubiese fusionado los enunciados dejarlo y de jun». Todo el rnundo comprende que. si la ecología consistiera en regresar a esa especie de llamado a la naturalel'a (v a 5th leyes. no logmn'amos entendemos de inmediato. En |th st‘xiedades pluralistas de hoy. “natural” no es un adjetivo tiras" fácil de estabilizar que “moral”. “legal' o “respetable”.

36 CARA A CARA (ION El. PLANETA

sonar-2 LA INES‘I‘ABILIDAI) m; LA (NOCIÓN DE) NATURALEZA 37 He allí un conjunto de casos en los que el tema Nattu'aleIa/(Jultura sale a la luz como una distribución de roles, de funciones y de argumentos qm. no podemos reducir a uno de sus dos componentes, a pesar de la pretcm sión de aquellos que lo emplean. Cuanto mas” se habla de “permanecer dentro de los límites de lo natural". menos se obtendrá el asentimiemo

general.”

Algo muy diferente ocurre con la otra familia de nociones que a5'ociamos con “naturaleza” en la expresión “mundo natural". En este caso, parc. ce que en verdad pudieran distinguirse las dos partes del mismo tema y obtener una consonancia. O al menos lo creíamos antes de las cn'sis ecológicas, mas' precisamente, antes de que el Nuevo Régimen (Ilima'tico

“mundo natural" no (mga o, incluso, no daba permitir que se extraiga ninguna lección moral. ¡Que exigencia moral tan poderosa es aquella según la cual habría que abstenerse por completo de toda moral si se quisiera mensurar plenamente la realidad de lo que es!“ Ls como negarles al señor Spock y a los habitantes de Vulcano todo senu'miento del bien y del mal... En cuanto al “sin mas"", ¡da la impresión de que esta reserva no va a durar demasiado! Por el contran'o, que' extensa sucesión de argumentos podra“ desarrollarse esgrimiendo la indiscutible necesidad de aquello que es frente a ldS’ incertidumbres confusas de aquello que debe ser. Entretanto. la simple descn'pción esta” acompañada por un conjunto extremadamente forzoso de mandatos. “Hay' que aprender a respetar los hechos en bruto. “No hay" que sacar conclusiones precipitadas sobre estos ni sobre la manera en que se ordenan, tampoco sobre las leccio-

volviese la invocación de la “naturale7a” tan polémica como la del dere

nes que es conveniente obtener; pn'ncipalmente. ellos “deben” ser conocidos en pn'mer lugar “en plena objeu'vidad”; y, cuando se imponen,

cho natural.

esto “debe ser” de manera indiscutible y no controvertida. Así, notamos

Sin embargo, a pn'mera vista. la situación debería ser muy diferente )a que. según todos parecen acordar, el “mundo natural” no puede dictar

buena parte de los deberes impuestos por lo que. según se supone. está “meramente ahí. sin mas‘". En efecto. de ese tenor es la paradoja de la

a los humanos lo que deben hacer. Entre el ser y el deber ser, ¿habra un

invocación de la “naturalez'a”: una formidable carga prescn'ptiva vehicu-

abismo franqueable? Tal es efectivamente la posición por defecto de la

lizada por aquello que no debe poseer dimensión prescn'ptiva alguna.29 Por lo general se resume esta dimensión nonnativa en segundo grado

epistemología ordinan'a que se adopta desde el momento en que se pretende “volver a la naturaleza tal como es“. Basta de ideologías: los estados de hecho hablan “por sí mismos", y se deben tomar mil recaudos para no

con la expresión: “(Hay que respetar] las leyes de la naturaleza [que] se imponen a todos [hagamos lo que hagamos y pensemos lo que pen-

den'var de ellos carga moral alguna. Ninguna prescn'pcio'n debe surgir de

semosl". Si la expresión fuese realmente suficiente, no tendn'amos ne-

su descn'pción. Ninguna pasión debe añadirse a la exposición desapasio

cesidad de reponer partes de la oración entre corchetes: no haríamos mas“ que constatar aquello que se impone. Y sin embargo. el mandato normau'vo se insinúa bastante bien porque. en la pra'cu'ca. siempre y a

nada de las simples conexiones de causa y efecto. Esgn'mir la celebe'm'ma “neutralidad axiologt"ca" es aquí de n'gor. A la inversa: del caso precedente. lo “natural” no define. pues, lo que (J justo [te (¡ui es! jusle]. sino tan sólo aquello que “está mtramenle ahi; sin mas” [ (e (¡ui ¿ajuste (li, sans plus]. Evidentemente, basta un minuto de reflexión para darse cuenta dc que la distancia entre estos dos sentidos de la palabra “justa” es muy sutil. y de que la posición por defecto es muy inestable. (,a‘da vez que en una disputa cualquiera, alguien se ponga a invocar el “mundo natural". la dimensión nonnativa estará presente pero bajo una fo'rma mas" alambr'

cada instante hay que recorda‘rselo a aquellos que podn'an no obedecer a esas leyes. lns‘ta situación de interlocución, muy a menudo de disputa. a veces de polemica. la enconuamos cada vez que se uu’liza la existencia no moral del “mundo natural" para cn‘ticar una elección cultural o un comportamiento humano. Enseguida. la pura y bruta existencia de los hechos indiscutibles penetra en la discusión para ponerle ftn.jugando a pleno el rol normau‘vo que se suponía qtte esos hechos no poseían (rol

cada, puesto que el mandato pn’ncipal impondia' precisamente que CS"

27 MI: han citado el ejemplo (le militantes que luchan para que Iosjtleces. C" Líbano. no uu'liccn mzu' la expresión "actos ronlm nalum" para condenar ¡3 homosexualidad. ¡pero que por otra parte procuran introducir la idea dt: | cn'mcncs contra la naluralrm para proteger los ríos de la polución industrial

28 'l'mar la histon'a de csuu actitudes morales ha sido prectsa‘mente el objetivo del trabajo sistemático de Daslon (20H). mas" la introducción de Stéphane Vandamme. ¿9‘ A Nieusche. especialmente en La gaya arn'na.’ debemos cl ana/list": de los

resortes morales de la actitud docta de objcu'vidad.

38 (¡ARA A CARA (ION El. PLANETA

de a'rbiuo ¡"discutido que no les viene de otra parte que de su existencia “puramente natural"). Dado que esta simple existencia contrasta tanto con los deseos, la; "e.

cesidades. los sueños. los ideales. lo fantaseado de los humanos, cada vez que uno acude a los hechos e insiste en ellos. saca a luz un mk), eminente del cual uno confiesa que le importa mas que cualquier om); “Respeta: aqutllo qu! simplemente (s, ¡lo quirmn o nor. La alusión a la v0. luntad arbitran'a (le los humanos a la que “es preciso" saber oponerse hace recobrar fuerzas a la carga nomiativa que en un principio se había descartado. Y precisamente porque uno ha dejado de lado laS' cuestiones morales que siempre dividen, lograra por fin ponerse de acuerdo: “Y eso es así. ¡lo quieran ustedes o nel". No hago otra cosa aquí que comentar ñloso'ficamente el gesto vin'l de aquel que golpea la mesa con el puño para poner fin a una discusión.’o La intocación de la naturaleza jamas' se contenta con definir una ley moral; también sirve siempre para llamar al orden. a aquellos que se apartan de ella. Por lo tanto. en la noción de “naturaleza” siempre hay una dimensión polémica. El requts'ito de atenerse a los hechos es nonnativa a la segunda potencia. No contenta con introducir el valor moral supremo. pretende. ademas'. plasmar el ideal políu'co por excelencia: el (¡ainda de las espml"us pese a las desaamdos, sobre las (marrones morales." lts‘ difícil, pode mos comprenderlo. no ver aparecer n uevamente el contraste en tre las dos partes del concepto N.'aturaleza/Cullura. Por ende, las dos caras del concepto cuyos contornos intentamos delinear esta'n muy presentes al mistno u'empo, exactamente como en las intenninables querellas, renovadas una youa V61, sobre la fuerza del “derecho natural”. A pesa‘r de las apan'enctas', la imocación del “derecho natural" ofrece una carga prescriptiva aún mas' fuerte que en el ejemplo previo. En todos los casos, se busca detectar los actos 'conua natura“ pero. tan pronto como se pretenda haberlos enconuado. la acusación de 'naturalizar' un simple estado de hecho como estado de derecho obligará a la cn'u'ca a pasar a la acción. De fado, en la prac'u'm -bien lo presenu'mos-. es siempre, una vez mas', dejare.

30 El ankulo (fito Ashmore. bd'hards y Potter (1994) sigue sin tener ¡xuanfl‘m‘ 3| la hm’nna' ¡octal dc laseiencras'. desde sus inicios (por ejemplo. Barry . BunaySu-ven Shapin, cds” |979). ha explorado todas last. maneras pm" bles de comprender el efecto politico de la epistemología a lo largo dc |‘-L‘ tontrmrmas'.

sonar: LA INI'B'I‘ABIIJIVAD DF. ¡A (NOCIÓN m1) NATURALEZA 39 (bsa extraña. los primeros en notarlo en público no son los ecologistas', sino stls adversarios mas" encamiïados. En efecto, sin el inmenso trabajo de I'apa de los climatoescépticos contra las ciencias' del sistema Tierra, jamas" habríamos podido comprender has'ta que' punto la invocación del “mundo natural” habia dejado de ser inestable. Gracias a esta falsa querella. un argumento que hasta entonces em apenas el descubn'miento de un reducido número de historiadores de las ciencias se vuelve visible ahora a plena luz.“2 Desde la década de l990, lo sabemos. poderosos grupos de presión se han movilizado para sembrar dudas sobre los "hechos" (una mezcla cada vez más compleja y al mismo tiempo cada vez mas' robusta de modelos y de mediciones) que comenzaban a tener consenso dentro de las comunidades de investigadores sobre el origen humano de las mutaciones climáticas.” A pesar de la distinción entre hechos y valores. tan cara a los filósofos y a los éticos. los patrones de las' grandes empresas amenazadas entrevieron de inmediato lo que estaba en juego. Notaron que. si se comprobaban los hechos —el origen fundamental de las mutaciones climáticas serían las emisiones de (202-, los politicos. movilizados por la inquietud del público. iban a exigir qtte se tomaran medidas de inmediato. Debemos a la astucia de Franz Luntz. psicosociólogo y reto'rico sin par, célebre inventor de la expresión “cambio climático” en lugar de “calentamiento global".” la mejor formulación de esta profunda filosofia: la desm'peio'n de los hechos está tan peligrosamente cerca de la presm'pción de una política que. para detener el cuestionamiento del modo de vida industrial. es preciso sembrar la duda sobre los hechos.

La mayoría de los científicos cree que el calentamiento global es causado mayormente por los contaminantes de on'gen humano que reclaman una reglamentación estricta. El estratega republicano. el señor Luntz. parece estar de acuerdo con esto

32 Podemos decir que todas las' cuestiones del dominio de los m'tt studies" (Pestre. 2006) se han hecho públicas. en esta (xasio'n. y que las cuestiones planilezulau. por ejemplo. en Shapin (IJ‘JS) son compartidzu ahora por los investigadores atzuados por los 'esce'pticos". Ve'anse en especial Hulme (2009) v, el reciente Hamilton. Bonneuil y (¡e‘menne (cds.. 20l5). 33 Existe ahora una bibliogn¡ña abundante a partir de Orestes (2004). y Oreskes y (bnway (2009). Véase también Hoggan (2009). 3-! Luntz (2005) aparece ampliamente en el reportaje sobre los ‘comunicadores". en I'h'r I’muadns. ’00“.

40

CARA A CARA CON EL PLANFT.A

sonar; LA INESTABILIDAD m: LA (NOCIÓN DE) NA'I'URALl-ZA 41 cuando confiesa: “El debate cientifico nos esta" cerrando todas las puertas de salida". Sin embargo. su opinión es que hay que hacer como si las pmebas no fuesen concluyentes; “Si el público es llevado a creer que laS' cuestiones cientificas ya están cerradas". escn‘be, “sus puntos de vista sobre el calentamiento global también se modificara'n. Por consiguiente. ustedes deben seguir haciendo de la ausma‘a de rmidumbre n'mztfízra el a7. gumenlo central (“Environmental Word Games", New York TiM_

15 de mai-1.o de 2003, el destacado me pertenece). La carga prescn'ptixa de las certeras científicas es tan fuerte que, ame todo, conviene atacarlas directamente."5 De ahí el desarrollo de es“ pseudocontroversia que ha logrado convencer tan maravillosamente a gran parte del público de que la ciencia del clima sigue siendo comple tamente incierta. los climatólogos son un lobby más; el (,‘rupo lntergubcr. namental de Expcnos en (a‘mbio Climático (GIEC). un intento de unos científicos locos por dominar el planeta: la quimica de la alta atmósfera. un complot “contra el Amen'can Way ofl.jie"; la ecología, un ataque a los imprescn'ptiblcs derechos de la humanidad a modeniivarse.“ Todo eso. sin lograr desestabilizar el consenso de los especialistas. cada año validado con mayor solidez.” Si se aceptase hacer del COÏ, y por lo tanto del carbón tanto como del petróleo, la musa de la mutación climática. los industriales y los financw' tas han comprendido cabalmente que ya no se podría mantenerjamas' la descn'pción de los hechos separada de la atribución moral -—y mu)’ promo, de la implementación de una políu'ca—. 1.a imputación de una responsabilidad exige una impuesta —sobre todo, evidentemente, cuando

35 Desde la irrupción del señor Luntz. me ha impactado la utili7.1cio'n de ¡R posición epist'emologi'ca para destniir la auton'dad de las ciencia“. metliantt

su causa es “humana"-.“ Si ellos no dan batalla vigorosamente, el estado de hecho se convertirá en el equivalente de un estado de derecho. Describir es siempre no sólo informar. es alarmar. es conmover. es poner en movimiento, llamar a la acción, tal vez incluso dar el toque de rebato. Ya se sabia, desde luego. sólo faltaba mostrarlo a la luz del día. Ante la enormidad de la primera amenaza climática (la que surgia de los trabajos de los investigadores), los grupos de presión se movilizaron para responder a la amena/'a, según ellos mas" enorme todavía. que se derivaba directamente de la pn'mera: el público los iba a acusar de ser los responsables y, por consiguiente, les iba a imponer una profunda transfomiación de su ambiente reglamentario. No hace falta decir que. ante semejante urgencia, la epistemología ordinaria no tuvo mucho peso. Uno no va a intimidar a los poderosos golpeando la mesa con el puño; no tiene sentido decirles: “¡hs'tos son los hechos, quen'dos gerentes generales, lo quieran ustedes o no!". La “neutralidad axiológica' volara' en pedazos. Los lobbistas moviliz'aron a toda la tropa disponible de comunicadores, de expertos comprados e incluso de académicos insospechables, de modo que por la fuer-¿a de hechos completamente diferentes queramos algo completamente diferente. (lomo escn'bió uno de ellos. el carbón es "inocente" y debe ser lavado enérgicamente de toda acusación y de toda responsabilidad ((x'enais, 2013).” No se admite ninguna duda: ¡otros no hechos impulsará!) a otras no políu'cas! En lo que puede sopesars‘e toda la perversidad de la invocación del “estado del mundo natural” es en que el contraataque sólo ha podido funcionar porque la posición por detecto, la de la epistemología ordinaria. siguió pareciendole seusata a todo el mundo: al público, a los politicos y sobre todo, y esto es lo mas" asombroso. a los especialistas en el clima. aquellos que se veían tan violenta e injustamente atacados porque, según sus adversarios, habrian transgredido los límites entre la ciencia y la moral. En efecto, si los lobbistas hubiesen dicho “No miremos en esos hechos; no nos conviertan conllevan sacn'ficios que no quamos hacer" (o,

una suene dc cnfemledad autoinmune (le la institución cientifica. V63“ latour (2004b). 36 la rnerbemcio'n de esta estrategia en Francia pudo vemv en la perdurablr eficaaa' con que Claude Alle‘gre. mezclando medios de t'omunic.‘u‘io'n. ¡70' liu'ca yne'ncia. ha logrado hacer creer. hasta el día de hoy. que existían (¡0‘escuelas sobre esta cuestión clave. Véase' I'accai. (:L"Illl.'llll(,' y Decroly' (200% 37 Sin importar cuántos articulos au ¿ams dl la mrltr" publiquen los ¡In't‘SliF-l' dotes (jeandel y Moxscn‘. ¿O‘I l, Masson-l)elmotte, ¿‘(ll l). so‘lo M' hacen o" como los que defienden una posición. lo cual evidente-Inente es nue“) ¡"ara ellos, Ni siquiera los informes del (,‘lEC han logrado cermr la discusión fl ojos del público.

38 Volver-emos a encontrar esta imposibilidad de distinguir hechos y valores en la conferencia siguiente. .‘Lsi como en la cuarta. cuando introduzco la noción de Antropoceno. 39 lm‘emunente. l’. K Hull y Erle (Z. Ellis propusieron que los geo'logosjuren. al concluir sus estudios, una nuem especie dejummento hipocnitico, dada la importancia social de sus futuras responsabilidades (Multcucci y otros. 2012). lo que conlimlu el pasaje de la gcoquímica a la geofisiología y de la transformación de las ciencias de ln Tien‘a en ciencias dc los cuidados intensivos...

42 CARA A CARA CON El. PLANFT.A

soma-2 LA lNLS'TABlIJD/u’) m: LA (NOCIÓN DE) NATURALEZA 43 como dJi'o el presidente Bush: “Nuestro modo de vida no es negoa'tlblr”) ¿o todo el mundo habria visto despuntar en ellos unas lindas orejas (le b¡¡_ rro. Desde luego. sobre el “mundo natural" nadie puede pemiitirse dadr que “no quiere” saber nada con él. Los hechos. como se dice. se supo"e que son “obstinados'. esa es su propia manera de prescribir. No se puede negociar con ellos. ni ajustarlos a nuestra conveniencia. De modo que los climatoesce'ptit'os tuvieron la astucia de volver [a epts'temología ordinan‘a contra sus adwrrxafin'os; se limitaron a los meros hechos. afirmando tranquilamente: “Los hechos no están ahí, quie'ranlo ustedes o no“. Y se pusieron a dar ruidosos puñetazos a la mesa. Es una

por su parte, no se atreve a descargar la fuerza prescn'ptiva de los hechos que ha descubierto y debe atenerse, como si tuviese las manos atadas a la espalda, a hablar “únicamente de ciencia”.“ Por una soberbia inversión de la situación. hoy son los especialistas en las ciencias de la Tierra quieu nes aparecen como unos exaltados. militantes por una causa, iluminados. catas'trofistas. y son los climatoescepticos los que asumen el papel de científicos ponderados que, ellos por lo menos. ¡no confunden el modo en que va el mundo con el modo en que debe ir! Incluso han logrado apropiarse. invirtiendo su sentido, del hermoso término "escépu'co".“

trampa bien amiada: mientras los poderosos juegan a dos puntas, per. cibiendo con clan'dad la carga prescn’ptiva de los hechos y, al mismo u'empo. limitando el debate a sólo la discusión de los descubrimientos de quienes niegan que aquellos existan. los otros se dan cuenta de que los hechos conllevan una acción. pero se prohíben seguirlos al otro lado de la barrera que. sin embargo. ¡sus adversan'os atraviesan alegremente en los dos senu'dos! (n‘nsecuencia: los pseudoesce'pticos han hecho una verdadera camicen‘a con sus desdichados oponentes.‘l En efecto. no se supone que la voz meca'nica del señor Spock vaya a temblar ante las mediciones. las alarmas. las alertas y las imputaciones de responsabilidad. Pero la voz de los climato'logos no cesaba de temblar ante descubrimientos tanto rnas' embarazosos cuanto ellos no sabían qué hacer con su carga moral y políu'ca. sin embargo tan patente-mente evidente.“ ¿Que hacer. en efecto. ante unas “verdades que molestan". si uno no tiene derecho sino a enunciar verdades con una voz mecánica, sin añadir nada mas"? ((m‘re. 2007). Uno se queda paralizado. Por eso. desde hace unos veinte años, asistimos al asombroso espectaï culo de una batalla campal entre un partido que ha comprendido perfectamente el carácter normativo de la invocación del mundo natural -,\' que por esa razón niega la existencia de ese mundo-. y otro partido que.

En la obra (le teatro (¡'m'a' Global Circus que sirve de hilo conductor a estas conferencias. el autor. Pierre Daubigny (2013), ha puesto en boca de Virginie —la climatóloga que ante una asamblea de bloggers, y a pesar de las interrupciones pemianentes de un climatoesce'ptico rentado de nombre Ted. resume los hechos corroborados- una frase que permitin'a salir de la trampa en que los científicos se han dejado caer. Ella propone utilizar un medio que equivaldría a modificar la relación entre las ciencias y la política y sobre todo entre los científicos y el mundo con el que procuran entrar en sintonía. SIL-ria necesa.rio que ellos aceptaran sus mspomabilidades. en el sentido que Donna Haraway (20H) da a esta palabra: tomarse capaces de responder (aquello que el inglés hace resonar mejor: we have msponsmbililíes) . En el (.‘scenario, acorralada por Ted. que no deja de reclamar un debate “democrático”, fair (md balllnttd en el sentido de Fox News. donde los escépticos tendrían el mismo peso que la “secta calentista".‘5 Virginie. como una evolucionista que se viese obligada a responder a las objeciones de un creacionis'ta. vacila en aceptar el desafío. Ella sabe que

43 Feliz-mente. los científicos M: dan cucnm cada vez mas" de que no hay que aceptar tliwutir sobre ciencia con los clt'matocxc'pticm Véase' por ejemplo

40 En l99‘2. en la (Iumhre dela 'lr'erra en Río: 'El Am’mn Hay’ (¡IL/¡Inn CS negociablc'. En la sexta conferencia. rastrearcmos el origen teolog'iro dc semejante afirmación. 4| Vean'se más detalles sobre esta defensa. inmediatamente dern'lnda. cn latour (20l22). 42 Catmxsa'mcntc. esen una novela gráfica donde la angustia de los investigar dores es mas’ perceptible. Uno se convence de ello al leer el :ulrnimble ¡""0 brundSquanoni. ¿0‘l¿‘). la mejor intrtxluccio'n al Nuevo Regimen Climáu'co captado por el lado de su niñita. en el sentido del aprendo-IQ!" dc una nueva sensibilidad.

cl post en el blog del climato’logo Mark \.l.'ulin. que explica 'Por qué acepto hablar de política con los negaciom'sLn del clima, pero no de cicncia'
44 CARA A CARA CON El. PLANETA SOBRE LA INESTABILIDAI) DE IA (NOCIÓN DE) NA'I‘URAIJZZA

la trampa consiste en proceder como si no hubiese suficiente debate como si no se hubiese discutido bastante. Pero la discusión si ha (¿m-d; lugar. los informes sucesivos del (illí(.‘ han resumido Inas' de veinte ¿"-03 de documentación. con una certeza estimada en el orden de alrededm del 98%, al menos para el on'gen antro’pico del calentamiento global.“ El fenómeno mas'ivo contra el cual Ted intenta sublemr al auditon'o (.3 asunto cerrado desde mucho u‘empo antes de entrar en ese anfitcmm Ahora. Virginie quen‘ía pasar a las cuestiones. muy numerosas, qm. uguen en discusión y que son. a sus ojos, las- mas" interesantes. Pero Ted no va a ganar porque conozca la cuestión mejor que ella o porque \a\a a introducir hechos nuevos; se le. paga para que aplique la filosofia del] señor Luntz: para que gane, basta que el público presente en la sala us gistre que existe un debate. entre expertos. Aceptar responder es crea, la escena de un plató de televisión con la señom Pro enfrentada al señor (,o‘ntra. para gran alegria del público que saldrá tranquiliïado por un “¿quién sabe?" desmoviliïador.‘7 El órgano mismo (le la razón, el deba“. abierto. se convierte en el órgano de la mam'pulacio'n. Y sin embargo, si Virginie se niega a plegarse a este. ejercicio impuesto, dani la impresión —el|a bien lo sabe- de ser dogma'tica: pecado mortal en la e'poca de los ilimitados comentan'os en la web... ¿Pero cómo hacer? En el marco actual, no hay alternativa. Una científica debe parecer fn'a, distante. indiferente y desinteresada. Durante algunos segundos. en suspenso, ella explora otras soluciones, cada una mas' calamitosa que la anten'or. [25' entonces cuando. en un momento dc inspiración y de pavor. le grita a Ted. a quien los espectadores im'tados hacen ademán de expulsar de la sala: “¡Vaya y digales a sus patrones que los científicos estan en pie de la guerra!"t

46 Va dc suyo que son innumerables las' controversias sobre hu consecuencia“ a extraer de dicha causalidad. sobre los mecanismos exactos, «obre la fiabilidad de los modelos. sobre la calidad de los datos y. desde luego. mi)" ¡3‘ medidat a tomar. El consenso se refiere únicamente ¡tl fenómeno nus-im?" la urgencia, 47 La eficacia del procedimiento está ¿sw-guiada. como podemos leer en una columna del Sherpa universalJucques Atlali. el lb‘ de mano de 20h" f" [Jupm'sz 'l’n'mcro. no existe ningún consenm tmbrc los mecatnislnm e" duc'usión: para algunos. el resimnsable es sobre todo el bh]. y nadie pllcd.‘ hacer nada al respecto. Para otros. son las .c'ctividades lltuntuuu. y en pan" cular la emisión de gases de efecto invernadero; y mucho podemos hat!" al respecto. Para otros, linal'mente. la tcmpemtum mundial ya no autntflvu‘ a desde hace mas“ de diez años. lo peor ya pasó y es inútil prc'octlpañC.'- ¿iba admirable ese 'pn'mero".?

Sin embargo. en la siguiente escena confesam'. toda avergonLa'da. que en el fondo no sabe lo que significa esa guerra. Para los científicos. en efecto, el camino de la guerra no existe. Los otros son los que están en guerra, y desde hace mucho tiempo: esos que enviaron a Ted a perturbar su conferencia. Ni los investigadores honestos como Virginie antes de ese gn'to ni el valiente ptiblico de su exposición saben que están en situación de guerra. .St'r creen todavía al abn‘go tras la línea Maginot del debate racionalmente llevado adelante entre personas razonables en un espacio cerrarlo y protegido para cuestiones de menor importancia o de lejana aplicación. Desde. el momento en que se les habla de “respetar los hechos". se sienten obligados a responder con cortesia. visto que ese es. uunbie'n. precisamente el pn'ncipio de. su método. Si Virginie no hubiese reaccionado con tanta ira, la trampa del negacionismo se habría cerrado sobre ella.“ Salvo que este negacionismo no se aplica a hechos pasados, asegurados desde hace largo tiempo. y que ¡va no son cn'u'cados sino por gente cuya ideología es demasiado claramente visible: no pueden vivir en un mundo en el que los humanos serian capaces de semejantes cn'menes. Es'ta vez. lo que está enjuego son hechos presentes. hechos que vienen a nosotros. actos que están siendo cometidos. Y aquí, la ideología no es tan fácil de detectar, ¡pues son numerosos los que quem‘an no vivir en un mundo donde los humanos serían capaces de semejantes crímenes! La esperanza de. que ningún humano será capaz de cometerlos nos toca en lo más profundo de nosotros mismos. En todo momento corremos el n'esgo de conspirar con nuestros enemigos. lss'tar en situación de guerra es precisamente esto: tener que decidir sin regla preestablecida de qué lado habrá que ponerse.“ Tanto mas' cuanto los negacionistas. esta vez. ya no son unos marginales quejuegan a “romper los tabúes" de las élites: las e'lites mismas están en gueria contra otras élites.” Los fenómenos en disputa afectan el futu-

48 la tnunpn funciona tanto si se responde empín'camente como. al contrario. si se rrluisa a hacerlo. al igual que pam el ncgacionismo de los cn‘mencs Pasada! (Vidal Nuquet. |99| ). 49 En lu septima conferencia rctomaré este pn'ncipio esencial. 50 Lu que se Inon'lim, en este caso. es In Academia de (.‘iencias' (al menos en Francia). no trienios que los grandes medios de comunicación como cl lVall Street/annual. o Lu firmas de premios Nobel. No se los puede apartar mn f.'icilniente de un "union-no. del nn‘uno modo que los mticinios de aquellos que hueen c.'unp.'u'i.'i contra la inclinación. o .I' favor de la exu'tencia dc la Tiernt Hueca.

46 CARA A CARA CON El. PLANETA

sonar: LA INL'S'I‘AnrrJn/m m; ra (NOCIÓN m2) NA'I'URALHI’A 47

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ro próximo. obligan a repensar todo el pasado. pero pn'ncipalrnemc al; can de frente las decisiones de todos los grupos de presión y se refieren a cuestiones que interesan a miles (le millones de humanos obligado; a cambiar su modo de vida hasta en los menores detalles de su existenqa» ¿(ki'mo esperar que los científicos sean escuchados. sin luchar? Y. para complicar todavía mas” la situación. las disciplinas científicas reunidas para elaborar estos hechos qtre se han vuelto indiscutibles no provienen de ciencias prestigiosa como la física de partículas o las marc. ma'ticas. sino de una multitud de ciencias de campo cuyas certidumbmS no han sido conquistadas mediante ninguna demostración clamorma‘ sino por el entrecnmirniento de, centenares de miles de hechos (lirninu. tos. retrabajados por los modelos. entretejidos de pruebas que cobran fuerza gracias a la multiplicidad de datos; evidentemente. cada uno dc ellos es siempre muy frágil.“ Entre un tejido de pruebas y un tejido de mentiras. se comprende que aquellos que no saben nada de las ciencias se vean dispuestos a confundir ambas cosas -sobre todo si tienen tanto interés en que las pn'meras sean falsas-. Pobre Virginie. ¡Qué desampa. ro. y qué gn'to dio! ¿(bmo no habría de tener vergu'ema de sentir en su mano temblorosa el peso del hacha de guerra que acaba de desenterrar? Ted es expulsado, pero para Virginie comienza una nueva pesadilla. Para que se comprenda su exclamacio'n. sería necesario que la co munidad de los climatólogos a la que ella pertenece se atreva a confo sar sin tapujos que ellos tienen una política. Y que a cambio puedan preguntar: “¿A quiénes representa usted y por quiénes pelea?". la pre gunta u'cne realmente sentido. Cuando los climatoesce'pticos denigran la ciencia de los climato'logos. a quienes acusan de comportarse como un conforman ellos también un gnipo. para el cual han definido tests de ingreso. diseñado fronteras. reparu'cndo (le manera diferentt los componentes del mundo. y han determinado que' cabe esperar dc ¡3 política y cómo debe funcionar la ciencia (lo que mas“ tarde llamaremúrs str 'cosmograrna').""' ¿Por que' no harían lo mismo los climatologos? \.'0 hay ninguna razón para que. continúen pretendiendo situarSC fuera dt‘l

juego, como si hablaran desde Sirio. comportándose como si no pertenecieran a ningún pueblo. Uno se sentiría tentado a aconsejarles: "Pero en fin, en lugar de creer que deben ustedes hacer corresponder su ciencia con las exigencias irrealiïables de la epistemología que les pide que desencarnen hacia un lugar en ninguna parte. digan dónde se situ’an".-"‘Querriamos que Virginie pudiera por fin decir: “¿Por que” no están ustedes orgullosos de haber inventado esta extraordinan'a aparatologr'a que les permite hacer hablar a las cosas mudas ramo si tuviesen la capacidad de hablar?“ Si sus adversan'os les dicen que ustedes caen en la política al tomarse por los representantes (le voces numerosas y abatidodesde luego". Si la polr'u'ca nadas. ¡en nombre del (Iielo. respondan: consiste en representar las voces de los oprimidos y de los desconocidos. entonces todos estariamos en una situación rmrcho mejor si. en lugar de pretender que son los otros los que están haciendo política y que ustedes ‘sólo hacen ciencia'. reconociera" que ustedes también, a decir verdad. intentan reunir otro cuerpo político y vivir en un cosmos coherente pero compuesto de otra manera. Si es acabadamente cierto que no hablan ustedes en nombre de una institución limitada por las fronteras de los Estados-nacio'n y que el ft‘rndamento de su autoridad se apoya en un sistema de elección y de pruebas' muy extraño. eso es precisamente lo que hace tan precioso su pode-r [mlrl'ico (le representación de tantos agentes nuevos. l’oder cuya importancia sera capital para los conflictos por venir sobre la forma del mundo y la nueva geopolítica. No vendan esa potencia (le representacio'n a cambio de un plato de lentejas". semejante Culllesión no arrojara' una sombra de duda sobre la calidad. la objetividad y la solidez de las disciplinas cientificas'. puesto que hoy está claro que las redes de instrumentos. esa Vasta Máquina que los climato’logos han constniido, terminan por construir un conocimiento lo bastante robusto como para resistir a las objeciones. En todo caso. sobre esta Tierra. no existe otro sentido para el calificativo objetivo. No hay ninguna otra fuente que pueda superar el u'po de certidumbres que ustedes han sido capaces (le .‘rcumular. ¿Qué podría significar conocer el origen antr'o'pico del cambio climático mejor que los climato’logos? hs‘ta tesis era mas“ fácil de proponer, lo admito, en una e'poca anten'or, cuando

5| (kimo bien han demostrado Wenn (2003) \,' Edwards (2010), las ciencia! ¿(l clima son muy diferentes (le aquellas' de lau cuales se espemba. en el “ISI” , XX. quc esublccicran el fundamento (le ¡"(las las nin“. (km la irnportsmru dada a los modelos cientificos. la van'edad (le estas disciplinas ".I menudo . cercana” la histon'a natural reside en el on'gen mas" ."itlrnisible del CWCP‘" “un” dc Mmmm científicos: no era esta la clase (le revolución Científicl ql"

esperaban. 52 Término tornado de 'l'resch (2005).

53 Tal es Lt imrxrrtanda de la noción de 'conocimicuto siluado'. des'trrollado por ll‘ mm“; (2007). 54 lil .'ur.'i sb (le esta situación dc representación cientifica y politica es objeto de "HL libros al respecto. I’olinquls' dt la nalun y La'pon de Pandarr (latour. ¡999. 200141). que sirven dc lelo’n (lc fondo a este argumento.

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el aparato. los grupos. el costo. las' instituciones y las controvers as sol)" los hechos no eran tan visiblesf" Sin embargo. ese ya no es el caso. ,1“como ningún punto GPS puede ser detemtinado sin la inmensa apanm> logia de satélites que permite ubicarlo. cualquier hecho medianamemt sólido debe ser acompañado de su sen‘e completa de instrumentos, su asamblea de expertos en discusión lv su público. No podemos proceder como si supie'ramos mas‘ (v mejor. sin simultáneamente hacemos cargo de nuestra parte en la maquinaria de producción del conocimiento. Pm Iitigar contra los resultados de la ciencia no hay (.‘orte Suprema. ciem mente no la (.o‘rte suprema de la Naturalera. lts‘ la institución cienlífla lo que hay que aprender a proteger.

Así. a n'esgo de alarmar a mis amigos climato’logos. comienzo a pensar que. filoso'l'tcamente, los millones g'ts.tados por los lobbies climatOescép u’cos para crear la falsa contrm’er‘sia sobre el clima no habran sido en xano. porque ahora podemos ver con toda claridad en que medida la invocación del “mundo natural" no es mas" válida que la del 'derccho natural" si se busca conciliar los contran'os. Para cualquier observado: de las psettdocontroversias sobre el clima. la apelación a las "leyes de la naturaleza“. aunque esto pertenezca a una tradición histo'n'ca distinta no pemn'te llegar a ttn acuerdo indiscutible en cada uno de los casos la "naturalera'. lo que ella quiere. aquello a lo que ella obliga. lo qu: permite. es ala vez lo que debe concluir y lo que desencadena, inclusolo que exacerba los debates. Sin importar cua'nto hayamos opuesto el sen el deber ser, a la hora de hablar de “naturale7a" debemos seguir talién donos de los dos y así aprender a salir del atolladero. Si la ecología enloquece. es porque obliga a 'Iambullirse de cabezact esta confusión creada por la invocación de ttn “mundo natural" del th

55 Si bien algunos :nnigos científicos creen que lle dejado de war ’rclati'iitu' t que cn relación con el clima ln- pasado a 't‘rcer' en los 'ltccbm.'. al (¡mmm «lado quejanias/ lu- pensatlo que los ‘lteclios' Íttescn objetos de cuenta" que. a partir de la tnda' en d laboratorio (Latour y Woolgar. USS‘). llc drum: h t'nslitwm' que pcmtite mgumr su salidet. en lugar y a tlilcrcncia dc LI cpu'temología. que pretendía defenderltn-t. actualmente siento que calm prosisto dc mas’ recumn para ayudar a los inustigatlores a prou-¡tem de l" ataques dc los ncgacioms'tzn Quien ha cambizulo no soy m. sino aquelk" que. viéndose frecuentemente atacatlm. han comprendido cua'n mal lo! protegía la cpu'temologia.

se dice que está enteramente dotado de una dimensión normativa y. a la vez. que no lo esta" en modo alguno. 'De ninguna manera". puesto que no hace mas' que descn'bir un orden: "enteramente'. puesto que no hay orden más soberano que obedecerle. hs' comprensible que los humanos a quienes vamos a pedirles que definan sus relaciones con el mundo se vean en un apn‘eto si oyen semejante solicitud bajo la forma siguiente: "Se lc agradecerá que precise usted su pertenencia a la naturaleza". Si responden a ella. ya está: se han embarcado en las confusiones señaladas mais arriba, intentando obtener ttn acuerdo de pa'l. indiscuu'ble con no» ciones que son unas mas' polémicas qtte las otras. A ¡x'sar de la numerosa bibliografía sobre el indispensable enfrentamiento antitético entre el ser y el deber ser. hay que reconocer que. necesan'amente. definir lo que es tiene un peso mayor sobre lo que debe ser. Cuando se trata de la 'naturaleza'. lo que es de hecho forzosamente es también de derecho. Al fingir oponer las dos cosas". uno se encuenua con dos [amm dr (über ser. dos momia en lugar dz una. Aquello que simpletnente está ahí [rr qui (sl juslt lá]. en el fondo es sietnpre también lo que es justo [rn qui (Jl justa]. O. para decirlo de otra manera. ordenar (se sobreentiende el mundo). es también ordenar (en el senu'do de dar órdenes). ¿(b'mo podría ser de otra manera cuando se trata. ademas'. de emluar la responsabilidad de los httmanos mezclada a la de las cosas? la "n.’ttutale7a" no trae la paz. Si nos resulta difícil pensarlo. Ted y aquellos que lo financian. en todo caso. lo han comprendido y. lo que es nuevo. han for/ado a Virginie a comprenderlo también... Sc‘nncjante inestabilidad pertttrba todas las disciplinas pero ninguna tan directamente como la ecología a la que he venido aludiendo como si existiera de ella alguna definición aceptada. (,o‘mo puede VCISC. no es el caso. En el pasado se ha intentado distinguir una ecología a'mltfi'ra de una ecología polítim, como si la pn'mera no se ocupara de otra cosa que del “mundo natural" y la segunda. de hs. consecuenciaS' morales. ideoltr’ gicaS'. politicaS' que habría que extraer o no extraer de aquella (Deli-age. lJ‘.‘)l. Drouin. |99|. (Iluwolin. ¡39“3. Acot. ed" l998)."‘ Al hacerlo. no se ha logrado otra cosa que aumentar la confusión. pttes ahora nos halla» ¡nos ante combinaciones de ser y de deber ser en todos los niveles. El Nuevo Regimen Climatico gira alrededor de una forma renovada de derecho natural, de ttn vínculo a renmar, en todo caso, entre la naturaleza

Mi Mas" recientemente McNeil (20‘l0). que cn parte la trar: btst'on'a de la ecología como ciencia.

50 CARA A CARA (ION El. PLANETA SOBRE LA INESTABILIDAI) DF. IA (NOCIÓN DE) NATURALEZA

y el derecho. que permite dar un nuevo espín'tu a la expresión ‘lcyes dt la naturaleza“. cuyo modo de acción se simplifica de maneta aprestth (n‘mo vemos. las malas noticias. con Im que nos bombardean cadadu' sobre el estado del planeta nos incitan a tomar conciencia de una "uan inestabilidad de la nalumlaa l’ero como no logramos emluar estas al”, mas. ni tomarlas verdaderamente en cuenta. ellas nos vuelven locosde diversas maneras. l's; entonces cuando nos darnos cuenta de que exig. oua inestabilidad. esta vez en la noción mirma dr “Imlumlrmï' La inmq. ción del “mundo natural" que debía estabilil'ar. pacificar. tranquilizar. poner los espiritus de acuerdo. parece haber perdido esa capacidad a partir de la falsa querella climática -capacidad que en realidad nunca había poseído. pero qu - a pesa'r de todo no deiaba de ser un ideal. en h medida en que se trataba de cuestiones sin importancia planetan'a-. [se estado de desamparo. al que sería en mm) querer escapar. proviene de que nos encontramos en medio de esas' dos inestabilidades. lntentcmos ahora descender un poco mas“. por dtbajo de la noción. tan equivoca. de ‘naturalem'. y por lo tanto (mm. o mas" am'. de ese par de conceptos que he escn'to bajo la forma Naturale'Ia/(.‘ultuta. Dado que la locura se diagnostica como una alteración de la relación con el mundo. ¿es posible despejar este ténnino. “mundo”. de su ¡no ciación -ciertantente casi automática- con aquel otro: “mundo natural"? Tendn’amos que poder contraponer. esta vez ya no naturalerai cultura (dado que es la causa de sus incesantes vibraciones que tanto nos enloquece"). sino Naturale7a/Cultura. por un lado. y. por el otro. un te‘mtino que las incluin'a a ambas como un caso particular. Propongo llamar mundo o 'hacer mundo’” a secas a este concepto mas' abierto. definióndolo, de manera evidentemente muy especulativa. como aquello que abre a la multiplicidad de los txu‘lmlrs. por una parte y, por otra. a h multiplicidad de las maneras que tienen de existir.“

57 Donna "¡muuy propone la bella palabra inglesa modding. Itunenlablcmcntt dificil de traduri 'mundiar' suena un poco estral'alario al oído pero sem' exacto (Ham

a '20l5: capítulo que. a pesar (le la similitud del título. difmr

dc Hat-away. 20H), 58 El pluralismo del universo. cn cl sentido de William James (1996 (WOW). ofrece una buena definición. 'la naturalem no es sino el nombre para cl exceso". diccjanlcs. l-s' también la dirección a la que apunta Whitchcad: 'Nos wmm instintiwmcnte llnadm a creer que. si dedicamm [a la naturak‘ n] la adecuada atención. encontraremos cn ella mas de lo que observamos a pn‘mcm vista. Pero no accptarcmm encontrar menta" (p. 53). Véase el comcnun'o de tau frase en chuuc' (20‘I5).

5|

Atención. no nos precipitcmos a afirmar que ya conocemos la lista de los existentes y la manera en que se ligan entre ellos... diciendo. por ejemplo. que no existen sino dos formas' y sólo dos: relaciones causales y relaciones simbólicas; o pretendiendo qtte todos los existentes forman un Todo que podríamos englobar mediante el pensamiento. Eso equivaldría a volver a meterlos a todos dentro del marco de la Naturalcaa/ Cultura que estamos buscando.justamente. eludir. No. es necesan'o que aceptemos permanecer abiertos a la alten‘dad vertiginosa de los exu'tentes. cuya lista no está clausurada. y a las múltiples maneras que tienen de existir o de ligarse los unos a los otros. sin agrupados apresuradamcnte dentro del conjunto que sea -)' sin duda tampoco dentro de la 'naturaIem"—. Ls‘ esa apertura a la alten'dad a lo que William james proponía llamar plun'verso.” .St‘ilo si nos colocamos dentro de ese mundo podremos reconocer como un arreglo particular la seleccion de los existentes y de sus manems de coneclam‘ a la que llaunamos Natumlel‘a/(.‘ultur'a. qtte ha servido por largo tiempo para formatear nuestra comprensión colectiva (al menos en la tradición occidental).“’ La ecología. ya se habra comprendido. no es la irntpcio'n de la naturaleza en el espacio público. sino el fin de la 'nnlumlaa "como concepto que permite resumir nuestras relaciones con el mundo y paCttharlas."' Lo que con toda razón nos enferma es sentir que se acerca el fin de ese Antiguo Régimen. El concepto de "naturaleza" aparece ahora como una versión truncada. simplificada. exageradamente morali/‘ante. polemica en exceso. prematuramente politica de la alteridad del mundo a la que debemos abn'mos para. como colectividad. no volvemos locos... digamos. alimados. Para decirlo con una fómiula veloz: a los Occidentales y a aquellos que los han irnitado. la “naturaleza' les ha vuelto el mundo inhabilable. Por ese motivo. en lo que sigue. intentaremos descender desde la ‘naturale/‘a" hacia la multiplicidad del mundo pero evitando. desde luego. encontrarnos únicamente en la diversidad de las culturas. Ls‘ta opera-

59 Esta cuestión del pluralismo es precua'mcnte lo que rrsad'e en el núcleo mismo dc I.‘Itour (20'12b). (30‘ Vitel“) a recordar que el par Natumlcm/(Zultura tm n un ¡min-ml. cosa que ya la ' Ilrnpologlzi. huy en di ha explotado muy hit-n (Dc-«Vol.1. 200'5). til hc‘ tr: .l de la aparente ¡xuaduja de que la (untiu‘n llanuda del ambiente no haya aparecido u'no lmta que el ambiente exterior hubo dmmrecido; y c1 lo que mc introdujo en la immtigacio’n sobre esta cuestiones dc la ecología. cn ¡»guión (le un estudio sobre la i'mtaumcio’n de una nun: ley sobre el agua (L'tluur. “¡95).

52 CARA A CARA (ION El. PLANETA

ción equivale a reabn'r dos preguntas cano‘nicas: ¿que existentes han M4eltgídosy qué formas de existencia se han [vr/mm)? (.a‘da vez que uno responde a estas dos preguntas de una manu-¿La poco organirada. podemos decir que se trata de una memj'uim. a“? efecto, el tipo de preguntas que los filósofos acostumbran fomiular. Pm. en la tradición occidental mas reciente. nos din'gimos mas‘ bien ¡la antropólogos cuando queremos comparar metafïsictu diferentes que ht dado. unas y otras. respuestas distintas a la pregunta sobre cl nu'mm y la calidad de las relaciones entre los existentes.“ Podn'amos utilin; también el te'mn'no (osmnlogím. en plural. incluso si no importa ma} qu el limite exacto de las disciplina ¡mrtinentes Digamos. sin mas'. que,e trata de un problema de com/msin‘ón.“ Lo que cuenta es que el te'rmim "mundo" siga siendo lo bastante abierto como pam que ni la cuesm" del conjunto de los existentes ni la de las fo‘nnas de existencia sean pq. maturamente clausurada. Que se pueda. por lo tanto. proponer otro. argumentos. Si la nocio'n de 'naturalem' en sus dos versiones -(lerecho nalunli leyes de la naturaleza- perturba tanto a aquellos que procuran sabeis fomtan parte de ella o no. es porque ella es heredera de un gran nu'trxtr. de decisiones previas. Ahora bien. si se aceptara comen/'ar por la mm fisica de la "naturaleza". no podrían disceniirse tales decisiones. Dei..." el interés en ir mas' atms'. de ir a buscar en otras vers iones. siguiendoc' rastro de otras coslnologías. de otras metafisicas. la razón de laS' opciones particulares qtle han conducido a la mutación actual. lista eleccióndt método, bien lo no es nada fa'cil: siempre es una tentación regresan la idea de. un 'mundo natural“ para enseguida plantearse. por contraste, cuestiones morales. políticas. o gerenciales sobre la manera de tratarlom soñar con un aimrdaie mas" suln'etivo. mas" “humano”. menos "reductot' de esa misma "natumleïa': o confundir la pluralidad de las cultuns. (oc el pluralismo del mundo. Aqui. propongo Sl‘lllpk'lllt‘llü' mmmmrla no ción de N."aturalel'a/(Iultum. si. en sentido estricto. relativiL'irla. colocas" dola entre otras versiones con las cuales comparte. o no. ciertos rasgm Dicho de otra manera, hacer de ella una cuestión de composiciónd‘. todos los sentidos de la palabra.

62 A condicion dc que dichos antropólogm no sólo definan una cullnrJ, ¡IDO' que se am'esgucrl también 1' indagar sobre los conflictos de ontokxgia. (00‘ hkic'ron Vivcirm de (¿i'tm (2009‘) o Kolin (¿0‘l3). 63 Sobre la noción de cnmtxnitión. m’m Latuur (20'100.

sonar: LA INLS"'IAI|II.II)AI) m; I.A (NOCIÓN mz) maruti/«uuu 53 El interés de esta definición ampliada del te'rmino “mundo” es que inmediatamente vernos que el concepto de 'natumleI-a' no puede pasar en ningún caso por uno de sus sinónimos. Hablar de 'naturalcza'. de “hombre en la naturaleza". de “seguir' o de 'regresar' o de 'ol)edecer' o de “aprender a conocer la Iiatumleza'. es ya habn decidida una mputsla a las" dos preguntas" c".tno'nicas sobre el conjunto de los existentes y sobre la elección de las formas de existencia que los ligan.“ Para no mezclar los dos terminos. ni torn.«1rlos por sinónimos. pongamos una mayúscula en Naturalel'ái para recordar que se trata de una suerte dc nombre propio. de una figura rosmalogr"ca entre muchas otras. y sobre la cual aprenderemos pronto a preferir 0le figura. designada por otro nombre propio. y que tomará a su cargo. de una manera muy diferente. otros existentes y otras formas de ligarlos imponiendo otras obligaciov nes, otras morales y otras leyes.

¿Hemos progresado ttn poco? lle propuesto algo así como una pn'mcnt ruta de cuidados que pondría muy cantelosamente enjuego. una contra las otras. las ¡mineras de estar en el mundo. 1.o que equivale a plantear preguntas muy viejas y muy brutales: ¿quie-'11. donde. cuándo. cómo y por que". ¿Quim'ts somos. nosotros que todavía nos llamamos ‘humanos'? ¿En que época nos encontrarnos? No la época del calendan'o. sino mas‘ bien: ¿cuál es el n'tmo. la escansión. el mow'lniento del u'ernpo? ¿Dándl residimos? ¿Que clasw de tt.-rn'ton'o. de suelo. de sitio. de lugar. somos susceptibles de habitar y con quie'n estamos dispuestos a cohabitar? ¿(5m y por qué hemos llegado a esta sittmción. al punto de que la cuestión ecologt"ca nos ha):t enltmuecido? ¿Qué caminos hemos seguido y por que motivo hemos tornado tales decisiones? (."tda una de estas pregunta u'ene varias respuestas. y eso es precisamente lo que (anto nos deson‘enul. Pero lo que en verdad nos vuelve locos es cuando las respuestas se vuelven totalmente inconinensutables. como sucede hoy con la doble inestabilidad de la naturaleza y de la noción de "natumleut'. ¿Que pasaría. por ejemplo. si die'ramos respuestas muy diferentes a ¡45' preguntas que sirven pam definir nuestra relación con el mundo? ¿Quié nes seriaunos? Digamos que 'l’errícolns en lugar de humanos. ¿Dónde

M‘ Por eso Dmola (200'5) deat'lió llanm ‘mlumluus" a aquellos que utilinn el esquema Naturaleza/Cultura para organizar el reparto de lu! existentes.

54 CARA A CARA CON lil. PIA\.'I>."I'A

nos encontraríamos? bo‘bre la Ticrrt. y no en la i\'.'ttur.tlel'a. li incluso. mas' precisamente. sobre un Sutln compartido con otros seres a menudo extraños y de exigencias multifonnes. ¿Cuándo? Luego de transfonm. ciones profundas'. e incluso de catas-"trofes. ojusto antes (le la inminenm' de cataclismos. algo que daría la impresión de vivir en una atmósfera dc fin de los tiempos (el final de los tiempos de antes, en todo caso). ¿(Rima habn'amos llegado a esto? .St'vría fruto de una sen'e (le errores (lc aprecian ción durante episodios previos, también concernientes a la Naturaleza. le habn’amos atn'buido capacidades. dimensiones. una moralidad. um política incluso que ella no estaba hecha para sostener. La compas; ción elegida se habria dcmtmbado. Nos encontraríamos. literalmente. descompulslas ¿(.ó‘mo no dewstabilimmu al darse cttenta de que la revolución a la que. aspiraban los espín‘tus progresistas" acaso ya se produjo) Y que no pro

SODRI". IA IN 'STABIIJDAI) DE IA

NOCIÓN DE) N.‘ATURA|J.I".A

por humanos. han cedido su lugar al calentamiento inercial del mar. los cambios de albedo (le los polos. la acidez creciente de los océanos. Iv que no se trata de refonnas graduales. sino de cambios catastróficos. en cuanto se han franqueado. ya no las (kilumnas de Hércules. como en el pasado. sino los puntos críticos.“ lis bastante como para deson'entanios. En la raíz del escepticismo con respecto al clima esta esa sorprendente inversión de la proporción misma del progreso. de la definición de lo que esta' por venir y de lo que significa pertenecer a un tern'ton'o, En la pm'ctica. somos todos contrarrevolucionarios. intentando minimilar lAS’ consecuencias de una revolución que se ha hecho sin nosotros. contra nosotros y, al mismo tiempo. por nosotros. Uno podria rc'gocüar'sx de vivir en una época as'í si tan sólo pudiera

vino de un supuesto cambio en la “propiedad de los medios de prodm.

contemplar esta tragedia desde una on'lla alejada y mnmk dl hu'lon'a. Pero en adelante ya no hay espectador. porque ya no hay on'lla que no haya sido movilil'ada en el drama de la geoliiston'a. (kimo ya no hay tun'sta.

ción", ¡sino de una pasmosa' aceleración en el movimiento del ciclo del

el sentimiento (le lo sublime lla (lesaparecidojunto con la segun'dad de

carlxmo!“ Ni el Engels de la Dialtc'lira d! la notumlzut habria sospecliadu

aquel que lo contempla (Latour y Hache. 2009). B un nauftagn'o. por parece mas' cierto. pero ya no hay espectador (Blumenberg. 1937).

jamas' estar hasta tal punto en lo cierto cuando aflnnaba que todos los agentes del planeta tenninarían por verse movilil'ados de verdad en el

bien a la vida (I! l’r.‘ ¡en el bote salvavidas. hay un tigre. de Bengala! El

embn'agante frenesí de la acción histón'ca. Ni el Hegel de la I'm'amo

desdicltado muchacho náufrago ya no tiene on'lla sólida desde la cual

logia del tsfn'n'lu podía anticipar que el advenimiento del Antropoccno

pueda disfrutar del esmtcta'culo de la lucha por la supen'ivenciajunto a una bestia s."tlv'.tie indomable. ¡a la que. e'l sin'e al mismo tiempo de doma-

invertiría tan radicalmente la dirección de su proyecto que los humanos se ven'an dialécticamente sumergidos. no en las' aventuras del bs‘pín'tu Absoluto. sino en las de la geohiston'a. Imagine-n lo que habría dicho

dor v de pl.’ttillo."" lus‘o que viene hacia nosotros es lo que y!) llamo Gaia. y qtte hay que mirar de frente para no volverse. loco de verdad.

al ver qtte el soplo del l-s'pín‘tu ahora es superado. aujgrhobm [abolido]. ¡intoxicado por el (20:! En una época en qtte los comentan'slas condenan la “falta de espin'tu revolucionado“ y el 'demimbe de las ideas' emancipadoras". ¿cómo no asc'unbram- de que sean los historiadores de la natttmleïa quienes me lan -bajo el nombre de esa Gran Aceleración cuyo comienzo ¡narra el Antropoceno- que la revolución ya ha tenido lugar, que los acontvxi mientos que debemos afrontar no están situados en el porvenir. sino cn un pasado reciente? (Stelïen y otros. 20l5). A los 'activistaS’ revolucionr n'os los toma dcsprevenidos la constatación de que. hagamos lo que hagamos hoy en día. la amenaza permanecerá con nosotros durante siglos.

VA,

milenios. porque tantas acciones revolucionan'as irreversibles. cometidas 66 bbbrc los lipping points que sc han “¡clio un importantes en la histon'a dc la Tierra. w'au- Pearce (¿1)0'7). 65 Chakrabany (1009‘ y también. mas’ recientemente. 20'14). fue uno de Im pn'mcrou en axxiar la lns'tun'a de la tradición marxista a la del carbono.

G7 Yann Martel (2009'; con la complicación adicional dc que. a fin de cuentas. no había tigre...).

Segunda conferencia Cómo no (des)an1m‘ar la naturaleza

De las “Verdades que molestan“ 0 Descn'bir para alertar 0 Dónde nos concentramos en el poder de actuar 0 De la dificultad de distinguir entre humanos y no humanos 0 "Ysin embargo se mueve" 0 Otro nuevo refn'to del derecho natural I .S(‘)bre una fzutidiosa' tendencia a confundir causa con creación 0 ¿Hacia una natural-ua que ya no sería una religión?

¿(.‘o'nio delxvrían reaccionar los pobres lectores como nosotros al tropeu'r con un título por el estilo dt.- “la tasa mas' alla de (IO... en cl aire desde hace mas' (le 2 millones y medio de años". cuyo subtítulo es aún mas' perturbador: "lil umbral de 400 partes por millón (ppm) de gas carbónico. principal agente del calentamiento. a punto de ser excedido“? Y el periodista se explica: las‘ta' a punto de dame un paso simbólico importante. Por [minera ua desde que el hombre apareció sobre la 'l'ierm. E incluso desde hace más de 2 millones y medio de años... El umbral de 400 ppm de dióxido de carbono ((.‘(),,_) atniosfe'n'co sería alcan. 'Iado durante mayo, según la medición histo'n'ca de la estación Mauna Loa (Hawai). donde el estadounidense David Keeling llevó a cabo, a partir de 1958, |a5' primeras mediciones de la era moderna (Suïphane Foucart, [1 ¡Monda 7 de mayo de 2013; el destacado me pertenece).

Se‘ trata de una situación. fruto de una observación eertera. obtenida con gran esfuerzo gracias a la obstinaeión de Keeling. (.(‘nno e'l mismo relata en un libro. deió su testimonio sobre la dificultad de equipar la Tierra de sensores suficiente,mente sensibles; si logro mantener su (llSpOSÍllVO de medición durante un largo período fue contra el escepu'cismo y la indiferencia de las agencia de financiamiento y de muchos de sus colegas

58 CARA A (.‘ARA (ION El. PLANETA

be taux de C0,dans l'alr' au plus haut depuis' plusde 2,5 mllh'bns d'annees’ Mzumuuuw -_-—— .“— .“I-n’...

- y... “¡I-¡“mW» M.-— W...- -“l-M u-._-¡-_ —...-a——— —.—--—c—s —a—¡—_¡ .————n..— -_—-..

Figura 2.l. El ni\rl dc (.‘Oren la atmosf'em llega a su punto ¡nik alto (mmmdo en mb de dos millones y medio de an'osi O It .Homlt. mayo de “0.”.

(Keeling. l998. sorprendente ejemplo de autosociología de las" ciencias). Pero al mismo tiempo. cuando se habla de “umbrales que 1m a ser superados”, de "paso simbólico" y de "pn'ncipal agente de calentamiento‘. el lector no puede evitar senu'tse invitado a leer esta noticia como um alerta En efecto. así nos pide que la leamos uno de los investigadores citados por el pen'odista: Superar el umbral de 400 ppm de (IO? conlleva una [wm carga st'mbol'u'ajuzga el climato’logo Michael Mann. director del Earth System Science Center de la Universidad de Pensilmnia. l‘s‘to viene a recordarnos hasta que' punto el peligrosa rxprn‘mntlu que lluamos a cabo sobre nuestro planeta esta' [una dz, rontml (el destacado me pertenece). Es una de esas expresiones híbn'das que hemos inventariado en la con' ferencia anten'or. Decir que se ha superado un umbral v que llevamos adelante un expen'mento descontrolado es atravesar la distancia que st supone infranqueable entre la estn'cta descn'pcio'n y la tajante prescn'}? ción de hacer algo a modo de imperativo (sin que se nos diga exactamente que'). Michael Mann. el autor de la famosa cuna" en forma de palo de hockflsen'a el úlu'mo en negar que, aquí. se trata tanto de política como de me

cómo .\'() (I)Es)ANIMAR LA \.‘A‘rURAu",I.A 5g

ml.‘ En la historia de las ciencias. ningún diagrama ha sido mas' atacado que este (del que podemos olm-nar una versión simplificada en la figura 2. l ). Los climatoescépticos. aS'tutos adeptos -como Va hemos visto- a una estn'cta disu'ncio'n entre el ser v el deber ser. lo atacaron tan vilmente que Mann tuvo que ponerl -. al libro que cuenta sus aventuras ¡el siguiente subtítulo: “la (unn en forma de palo de hockey y la gnc-na de los climas. Despachos dad: rlfmtle'”. Desde 2013 no se ha solucionado nada. ni en el "expen'mento fuera de control que llevamos a cabo“ ni en los ataques renovados cada día sobre el “frente” para que esta verdad que molesta desaparezca de la superficie de la Tierra. Si es cierto que “la pn'mera víctima de la guerra es la verdad". entonces la segunda ha de ser la neutmlidad axiológica. totalmente incapaz de resistir la insoportable tensión entre descripción y prescripción creada por el Nuevo Régimen Clima'u'co.’ Lo que Mann descnbn'ó. y que nosotros xamos a profundizar a lo largo de esta conferencia. es que en efecto se trata de una situación de guerra —y no solamente de una “guerra de los climas" (Welzer. 2009)-.’ ¿De qué otra mane m explicar que el GIEC. en sí mismo un cuerpo diploma'ticocientífico. haya recibido en 2007 el Premio Nobel de la Paz. y no el de fïsica o química? Tanto mas' fuerte es la tensión que Mann. al final del artículo de lz Monde. añade con falsa inocencia: “(bn los niveles actuales de (IO... hay una posibilidad real de que ya hayamos superada el umbral de influencia peligrosa sobre nuestro clima“. No solamente nos encontramos en un momento sin precedentes en la historia (“Para encontrar niveles sente james de gas carlxinico hay que remontarse a la era del l’lioceno. hace entre 2.6 y 5.3 millones de años. De las cn'aturas que por entonces recorrían la superficie de la Tierm. las más cercanas al género humano eran los australopitecos“); no solamente hemos franqueado un umbral -témlino a la vezjurídico. científico. moral y político-2 no solamente la humanidad es responsable. de esta transfomiación realmente revolucionaria (lo que se sobreentiende con la asociación muy conocida entre emisión de (20.: y modo (le vida industn'al); sino que. ademas'. proba—

l Mann (.N'llii). El vínculo entre dmn‘pción v alerta esta" perfectamente explicilado cn .“ann (¿‘Ol-¡L I/you ur Mining 11-47 Ming [Si ves algo. di algo]: imposible ser mns' explícito. 2‘ Hay una distancia inmensa con la época de Max Weber comentada en el maran'lloso hinscnti (20'l3)‘ 3 El vinculo cntrc la “guerra v el clima es mucho más antiguo que la geoingo nien’a actual. como demuestra Fleming (20‘l0).

60 CARA A CARA CON El. PLANETA como no (t)t»;s)ANIMAR LA NA11JRAt.t-.1".A 6| blemente ya hemos dejado atras' el momento en que todavía podían,“ hacer algo al respecto...‘ La revolución fue desencadenada por "Metro, pero sin nosotros, en un pasado terriblemente próximo, ¡del que ¡0m mos conocimiento demasiado tarde! Y para tornar todavía ma's dramáu'm este cuadro, el diagrama que acompaña las últimas series de medicion“ subraya, con un rasgo de lo que podemos calificar como humor ncgmml momento en que esta histon'a comenzó: “Pn'mer fósil de Homo saptm'," en espera del último... Entre los australopitecos y el Homo aeronomirm de la “era moderna”, el lector se beneficia de un resumen rápido emmJ el relámpago: una breve histon'a compartida entre lo que le sucedió a l‘Tiena y lo que les sucedió a los humanos que. antaño. la habitaban sin influir mttcho sobre ella...

esto no termina aquí: despues de haber metamorfoseado al enano —o al ácaro de la harina— que creíamos Ser en un gigante Atlas. muy tranquilamente nos anuncian al mismo tiempo que vamos hacia nuestra perdición si no hacemos nada, aunque probablemente, ademas', ¡ya sea demasiado tarde para hacer algo! ¿(kimo podrían no enloquecernos semejantes cortocircuitos. antes inimaginables, entre el n'tmo de la histon'a y el de la geohts'tona.‘ tan “llena de ruido y de fun'a" como la precedente?7 Ya habíamos oído hablar de la aceleración de la histon‘a, pero que esta histon'a pueda acelerar también la histon'a geológica, eso es lo que nos sumerge en la estupefacción. No es hablar mal de la humanidad recordar hasta qué punto estamos

complejidad de los dispositivos clima'u'cos en condiciones de establecer

todos mal equipados -afectiva, intelectual, moral, política, culturalmente- para asimilar semejantes noticias. Se‘n’a mucho mas' sensato, e incluso mas' racional, ignorarlas completamente (¡tal vez esa fuera la mejor manera de ponerse realmente a delirarl).

mediciones fiables sobre semejantes distancias- de tiempo, sin hablar del

Que existe una enorme diferencia entre responder a una amenaza

asombroso hojaldre de disciplinas —pa|eontologia. arqueología, gcoqur’

bajo los auspicios de la política o bajo los del conocimiento es algo que se ve claramente cuando comparamos la velocidad ultrana'pida y angusu'ada de la carrera annamentista desencadenada por la Guerra Fría y el paso de senador de las negociaciones sobre el clima. Miles de millones de dólares se invirtieron en annamento atómico para responder a una amenaz'a acerca de la cual la inlo‘nnación obtenida por los espías era. en el mejor de los casos. muy deficiente, mientras que la amenaza provocada por el origen antrópico del “trastomo climático" es tal vez el objeto de conocimiento mejor documentado y mas' objetivamente desarrollado sobre el que podamos apoyarnos antes de pasar a la acción. Y sin embargo, en el pn'mer caso, todas las emociones tradicionales de la política belicosa se abocaron, en nombre de la precaución. a la instauración de un arsenal desmesurado hasta lo barroco, mientras que en el otro se gasta mucha energía en retardar, en nombre de la misma precaución, el conocimiento necesan'o para desencadenar gastos mesuradar con avana'h.

De manera que no exageraba al decir que la cuestión climática cnlo quece. En esos despachos desde el frente, todo da vértigo: la inmensa

mica- capaces de converger en modelos que pennitan predecir en qué momento preciso franqueamos los umbrales.5 Pero lo más vertiginoso cs situar en el mismo diagrama la larga histon‘a del planeta y la breve histo n'a de los humanos, no para subrayar la insignftt'canria de la humanidad frente a la enormidad de la histon'a terrestre —como se hacía en épocas pasadas—, sino. al contran'o, para cargar bruscamente. sobre las espaldas de esa humanidad el fardo de una potencia geológica sin precedentesfi'

4 Si el Antropoceno puede ensalu'r a los humanos porque habrían conquiv tado porfin un poder planetan'o. ¡es mucho menos agradable enterarse dc que ese poder influyente quil'a' ya se ha perdido! Véase. lo que dice Wallatr Broccker. ‘l-Zl antiguo estudio de los climas nos grita de mane m atronadon que el su'temat del clima terrestre no tiene nada que ver con un sistema que se autm-stabilila. sino que se traut más bien de una bestia ultmsensible que reacciona excesimmente al menor ataque" (Nalurr 376: ¿‘l2-2l 3. 20 de julio' de 2002, cit. por (Iliw: Hamilton. ABC Religion (md IJ-lhim, 3 de marzo de 2015). [25‘ la extrañeza de este fenómeno lo quejustifica el título HW. (Morton. 20l3). 5 La mejor introducción destinada al gran público para dam' cuenta del tmb? jo cotidiano de los investigadores sigue siendo la serie de videos disponibks cn . 6 El reflejo tanto de los histon'adores como del sentido común consiste cn decir que lo que nos parece sin precedentes ya ha sucedido muchas veces Ü I'nteres' de las investigaciones de aquellos que trabajan sobre el Antropoct‘no es prccm'mcnte discutir el .‘¡rgumento de que no hay nada nuevo bajo el wi Un ejemplo entre mil: 'l.a invención. a conn'enms del siglo XX. del prorcdr miento Habberfiosch que pemtite la conversión del nitrógeno almosíc'riw

en fertilimntes ha alterado el ciclo global del nitrog'eno de una manera tan fundamental que la comparación geológica mas' aproximada nos lleva a acontecimientos que se desarrollaron hace dos millones y medio de años. [...] La acción humana ha aumentado la acidel de los océanos hasta un nivel que probablemente no se ha sobrepasado nunca desde hace 300 millones de años" (lewis y Maslin, 2‘0l5). Hamilton y (In'nesald (2015) uatan esta cuestión de la ausencia de precedentes, que retomare' cn p. 159 dc este libro. 7 “(yc‘ohiston'a' es el mejor resumen de (Ihakrabarty (2009).

62 CARA A CARA CON El. PLANETA

Simplemente comparen la recepción del “largo telegrama" secreto dt George Kennan sobre la estrategia soviética (en 1946) con la del info,_ me público de sir Nicolas Stern (en 2006) sobre ldS' pequeñas sumas qut deben'an erogar los países industrializados para evitar la mayoría de 10,, efectos dañinos del cambio climático.“ En el pn'mer caso. la presencu' clara de la enemistad. de la guerra y de la política daba a la palabra 'pu. caución" el sentido de acción rápida; en el segundo. la incertidumbre cn cuanto al enemigo. la guerra y la política da a la precaución la connr, tación uanquilizadora de “espasmos a ver. siempre habla tiempo de sali;

cómo N0 (DES)ANIMAR u. NATURALEZA 63

política: esa Naturaleza que ha heredado. como veremos más adelante. todas las funciones del Dios-que«todo-Io-ve-y-todo-lo-abarca de los u'empos antiguos, ¡y que es igualmente incapaz de lograr que su Providencia tenga algún efecto sobre la Tierra! La ecologia no es la Naturaleza tomada en cuenta por la política. sino el fin de la Naturaleza como fuente de la mitad de la políu'ca (Latour. 1999). [35‘ por eso que debemos elegir entre una Naturalera que esconde su Política y una Política que vuelve la Naturaleza explícita.

del embrollo". Ataque de pánico en el primer caso: movilización genera]; en el segundo, desmovilimción. ¡Y sin embargo se trata del gran Pan en persona! Frente a semejante diferencia de velocidades de reacción. los actjm' tas ecológicos se ven tentados a acelerar las cosas apelando, creen ellos. al poder de persuasión de las ciencias'. “Puesto que ahora sabemos con ceneza cl punto en el que estamos, deben ustedes actuar. Si no actúan se comportan como cn'minales." Así, otorgan a las leyes indefectiblrs de una Naturaleza indiferente la función altamente política de mmili zar a las masas de indiferentes a la amenaza -añadiéndole un poco de indignación moral—. És una versión de lo que se llama “esencialisrm esuate'gico'." Se” reposa asi sobre una noción —la certeza indiscutiblepara obtener un efecto de movilización que no podría obtenerse de otra manera. El peligro de una tácu'ca como esta es que soslaya la dura labor de la política. otorgando a la ciencia una certeza indiscutible. que N2] lejos de tener —a menos que movilice a alguien—. (bmo ya he demostrado en I’oltl'ims dela naturaleza (latour. 1999). de masiado a menudo los ecologistas han repintado de verde esa Naturaleza gris que había sido concebida en el siglo XVII para volver a la política si no impotente, al menos sumisa a la (.‘iencia; esa Naturaleza" a la quest

No es seguro. sin embargo. que lo más perturbador sea el carácter híbn'do de estos enunciados, incluso cuando parecen inquietar mucho a quienes creen necesan‘o mantener una estn'cta separación entre ciencia y política. Tras un momento de estupor. uno comprende muy pronto cómo conviene interpretarlos. Si datos como los de la curva como un palo de hockey ya no son oly'etivos en el sentido ordinan‘o (desprendidos de toda prescn'pción). son perfectamente objetivos en el sentido de que aquellos que los tra'Iaron han respondido a todas las que se podían hacer contra esos datos (es el único medio conocido por el que una proposición puede transformarse en un hecho).'° La única on'ginalidad de esos datos“ es que nos conciemen tan directamente que su simple expresión suena también como una alamia a oídos de aquellos que deben preocuparse al respecto. un poco como los instrumentos para vigilar el corazón y la respiración de un paciente que se recupera de una operación. En la práctica, la diferencia entre los enunciados constativos y los performativos. para hablar como los lingu'istas. aunque haya preocupado enormemente a los filósofos, siempre ha sido muy mínima.“ Si usted se

ha atribuido el rol de “tercero desinteresado". capaz, en última instancia de arbitrar las' demas' disputas; esa Naturaleza en cuyo seno tantos cicrr tíftcos creen forzoso refugiarse para protegerse de la faena sucia de L1

8 Sobre la rapidez de la respuesta a la amenaza soviética. véase" (¡addis (L’ÜÏÓ‘ Una comparación con el certamen que din'me quie'n es más lento en su respuesta a la amenaza" climática figura en Stem (2007). 9 la controvertida idea de (layatn' (Zhakravorty Spisa’k no consiste en cree! scn'amente en la esencia de las identidades sociales. sino en uu'limrla cmm‘lï ello puede resultar conveniente en ciertas luchas. ya que es el amn. de los adversan'os.

lO Las' virtudes (le objetividad tienen una larga histon‘a (Daston y (hlison. 20]?) que pcmiite no confundir el resultado final -atribuido .I'l objeto conocido- con la muy compleja institución por la que fueron recorrida sucesivamente las objeciones. la olu'etividad nu es ni un estado del mundo ni un estado mental. es el resultado de una vida pública bien llevada. Un resumen fácilmente accesible de este argumento se encuentm en Latour (20l0a). En lugar de datos [en fmnccs' donmrs' literalmente. 'dados']. habría que hablar siempre (le 'obleuidos'. En ingles' (o en latín). el término dela seria mucho maLs' comprensible si se hablara de mbdala. 12 La inmensa literatura en lingt'u'slica. sociolingu'ística y teoría de los actos de habla no ha cesado de minimilar la distinción entre descripción y prescn'p-

64 CARA A CARA (ION El. PIANL‘TA

(.‘ÓMO H0 (DLS')ANIMAR IA NATURALEZA 65 cncucnu-a en un autobús y ve que un p'a_s¿"]'t'.ro está a punto (le sum"e en un asiento donde usted ha colocado a su bebé. el enunciado quem dejará usted de emitir: “Hay un bebe sobre el asiento". será en efecto Um constatación (tan segura como la del gato sobre el proverbial felpudolil pero no sería ¡mod un ser vivo si no lo enunciara también para ha”, nata'onara aquel a quien se dirige (que. es uno de los sentidos del ¡"y mino perfonnativo). No venga a pretender que. solamente está dicienág que el bebé 'esta’ ahí. sin mas". Usted no se resigna a enunciar un hubo, objetivo -todos los pasa'jet‘os pueden ven‘ficar que el behe' se encuenta en efecto. mbre el asiento-z usted objeto n'vamente un coinportamicnt;J que aplastaria a dicho bebé bajo el trasero de dicho pasajero. 'Hat-u; bebé sobre el as'iento' es. por lo tanto, un enunciado a la vel." constatm' y perfomtatim. no importa cua'n calmo. glacial. disgustado. automátx'o. apasionado o chillo'n sea el tono con el que usted lo pronuncie. El nan del buen señor Spock. ese la‘ntoso vocero de la Razón, consiste en quc_¡ pesar de su v0.7 mecánica, le dice al capitán Kirk lo que hay que hampm

sus adn-manos y porque. m (anyrurnct'a. pemiiten que aquellos que los oyen se preparen para interesarse en lo que les sucede.” bo que explica en parte. sin duda. la antigua idea de que la descn'pción no conllem ninguna prescn'pcio'n es que estas' alertas. obviamente. no precisan lo que hay que hacer dela/ladammlz. be' contentan con adw'ar la (¿minar (le la acción colectiva. Que es exactamente lo que se espera de una alarma. En lugar de una djirrmtia (le pn'ncipio entre el mundo de los hechos y el mundo de los talores. diferencia que-jamas" habn’a que franquear para pennanecer en el terreno de la racionalidad. vemos que hay que ltttbituarse mas' bien tt un nteadrnamimlo contínuo de acciones que comienzan por los hechos qtte se prolongan en alertas y que apuntan hacia decisiones -en los dos senu'dos-. Doble encadenam'iento que la idea de una neutralidad axiolo'gn'ca. (lesprendiendo apresuradamente cl pn'mer segmento de los que le siguen. precisamente no permite prolongar.“

dar cttenta delo que (s.

Habíamos olvidado que uno no se lanza nunca a una descn'pcio'n si no es pam actuar. y que antes de investigar lo que hay que hacer. hay que verse impulsado a la acción por un genero particular de enunciados que nos

En el pasado era posible ignorar esta evidencia imaginando que la científicos debian pennanecer tan rxlm‘mrs a los fenómenos que desir}

tocan el corazón para ponemos en movimiento. sí. para conmovcmos o mnocionarnos. Cosa sorprendente. ahora esos enunciados provienen

bían como aquellos a quienes se din’gian. Pero de ahora en adelante; usted les habla a seres humanos de cualquier lugar de la Tierra. yaseadz

también (le los geoquimicos. de los naturalistas. de los modelizadorcs y de los geo'logos. y no solamente de los poetas. de los amantes. de los

geología, del clima, de especies n'vas. de química de la alta atmósferafici

politicos o de los profem.

carbono o de los can'bu's. estamos todos en el mismo barco —o mas' bm' en el mismo autobús—. Es por eso que todo lo que dicen los cientíñtce a propósito de esta delgada película de vida resuena de maneta absolo tamente diferente a lo que decia el viejo discurso indiscutible emitido" desde Sin'o para hablar de cosas que no concernían directamente nit aquellos que hablaban ni a aquellos que escuchaban. bo‘lamente akt

¿Cómo explicar que las ciencias sean a la vez aquello que mulu‘plica la palencia de. ttrluar. lo que en ingle's se llama agency." y aquello que pretende no hablar sino de agentes transformados enseguida en

climatoescépticos sc les ocurre, a estas alturas. hacer creer que la ebro“ vidad no debe conllevar ninguna fortna de acción porque sería prensa" para tener unos aires bien científicos. permanecer indiferente a lo qual dice. l’ero. al querer separar la ciencia de sus intereses. es mas' bien au. intereses a los que pretenden poner al abn'go contra cualquier objecict" ¡Y eso, ahora. se ha vuelto visible! Ls‘ en la 'I‘iena, al contran'o. donde“. producen enunciados verdaderantente objetivos e interesantes. comolfl‘ de Keeling en Mauna Loa, porque han respondido a las objeciontS‘k

ción val bastante cuestionada en el libro senu'nal de]. l- Atutin. (la-0'“ (mas mn palabras (¡970).

ls Debemos :t ¡“belle Stengers. dmle LïmU'nItan dl: sam’rts ¡adorna (¡993) hasta La wap d le nnun‘no (2005). cl retorno a esa. noción. tan mal" comprenditla, tlel tlminteresï que catutterim a gm" parte de la filosofia dc las (iencm' En Au temps da ((1!th (0000...). este) la ha llna’do a situanec frente a (bh. H las recomendaciones hechas .t' los redactores de los informa. del (¡IEC subraya"justamente que hay que distinguir debidamente lo que es 'pdaq' nt ¡Ivan! bul not pohq prrsmpliw'. Slalnuml on IPCCpnnnpla and pnxtdun'. IPCC. ‘2 de febrero (le L’OlO (P/ntck. o(JH). 15 En adelante. un; .‘t utiliiar el término de on'gen spinnliano 'potencta' de actnar' para traducir el te'nnino agmq. a fin (le evitar la horrible 'agencnl‘r’ tlad' o '.'¡gentin'tl.‘ul'. y sobre todo pam despejar cpm) de la intencionalidad y (le la subjetin'dad humanas. puesto que lo que m a I'ntcrcsnmos en todo lo que sigue es la redittn'bucion de es“ capacidades de acción.

66 CARA A CARA con El. PLANLTA ; pam encarar esta cuestión "seres maten'ales" supuestamente inert ' me gustaría comparar tipos de relatos diferentes a fin de hacer sen“, cómo dotamos a personajes de una capacidad de acción. cualquicn sea. y por otro lado. la ¡[g-"ración atribuida a esos personajes (sin duda‘ algunos de ellos pertenecen al repertorio de los humanos y otros, ¡1 reperton'o de los "seres de la naturaleza"). Vamos a ver que lo que c; mcteriza las maneras llamadas cientificas de expresarse no es que ¡m objetos de estudio sean inanimados. sino únicamente la rsrasa familiar; dad que tenemos con esos 'actores' que reclaman ser presentados ¡41' largammlr que los personajes llamados antropomorfos que creemo, conocer mejor.“ Vov a comparar tres breves extractos de. textos: una novela. una cm'm.‘ ca pen‘odistica \,' nn articulo de neurociencia. Al escucharlos uno deu-a del otro. intentarennxs ser sensibles no a los géneros evidentemente du" tintos a los. que pertenecen. sino a la multiplicithtd de modos de accion" que son capaces de cruzar. Les pido. en otras palabras. que dejen de lado la intemretación habitual por la cual tendemos a oponer los actores humanos a los actores no humanos. los sujetos y los objetos digamos, prestando atención en cambio a lo que compone el reperton'o que tio" nen en común. (bmprcnderemos entonces que decir de un actor que es inerte —en el senu'do de no tener ninguna potencia de actuar- 0 quccs animado -en el sentido de “dotado de un alma"— es una operación mu dan'a y denmda. be‘ reconoce una gran novela en el hecho de que los personajes no obedecen a repertorios de acción pren'sibles. y que. por ende escapan; los clichés mediante los cuales siinplilicamos nuestras historias' como si jog-¿ramos aljuego de mesa (J'ut (por ejemplo: el -\rlayordomo. el Detcctr' ve. la Muchacha Perdida. el Malo). (.‘iertamente es el caso de ese famoso pasaje de (¡unnijpazde Tolstoi. que cuenta la (no) decisión del mansal' Klllúl0\' en vísperas dela célebre batalla de 'l‘arutino el l8 de octubredc 1812. pues consideró innecesan'o desencadenarla para derrotar mejora N.’apoleón:

El relato de los cosacos, confirmado por otros informantes. mostró que los acontecitnientos estaban ya maduros. Los resortes sc sollaban. los engranajes rechinaban y sono' el carn'llo'n. A

¡6 Retorno aquí un tatuaje dc latonr (20Ha). traducido por Franck lxmondf' (onltden'blcmcnlc modificado.

(:óMo no (nv_s)ANIMA¡t LA NA’IIJRAI.I¿I'.A 67

paar de su presunto poder. de su inteligencia. de su experiencia. de su conocimiento de los hombres, Kutu’zov tomó en consideración el infomle enviado por Bennigsen. que mantenía correspondencia directa con el Emperador. el deseo expresado por todos los generales. las. voluntades que se le suponían a Su \.l_ajestad. la noticia traída por los cosacos. y no tuvo la [urna para comprimir ese movimiento: ordenó pues lo que consideraba inútil e incluso perjudicial. y dia su (umlirmnt'lo al hecho ronsumada ('l‘olstoit (¡uma ypaz. libro [3. cap. lll: el destacado me pertenece).

(.o‘mo los lectores de la nOVela seguramente recuerdan. a continuación Kutu’zov hara' todo por difen'r el combate. que sin embargo al final terminam' ganando porque habrá logrado permanecer casi inmóvil. ¡frente a las marchas y contramarchas del (han Ejército de Napoleón! Si hay un sistema de comando donde se cree que al jefe supremo le es posible hacerse obedecer. es precisamente el caso de un ¡ejército en guerra. Ahora bien. en este relato de batalla. pasa exactamente lo contrario: cl sujeto humano que debería estar en pleno dominio de. sus voluntades. el mariscal Kutúzov. es precisamente aquel que se ha" armar por fuerzas ¡ob'rlivas a las que no puede “comprimir”. Algunas son “naturales” —-los "acontecimientos están maduros". el mecanismo ‘de engranajes y resortes" se pone en Inow'miento-z otras. claramente humanas y sociales -el relato de los informantes cosacos. la traición de su ayudante de campo lk'nnigwn. el “deseo de sus genemles'—; otros. por último, son. digamos, cognitivos: “la expen‘encia. el conocimiento de los hombres". las voluntades “imputadas al Emperador". lus‘ todo eso lo que obliga a Kutu'zov a ‘ordenar' lo que cree “inútil e incluso ¡mg'tttlt'cial'. no pudiendo hacer otra cosa que “dar su asentimiento al hecho consumado“. Debcn'a tener propósitos. pero es tan impotente en su potencia que no consigue siquie ra deh'm'rlos. l’or mucho que digamos que se trata de una historia que sólo habla (le actores humanos, vemos que un novelista, desde el momento en que esta atento a los pliegues y repliegues del alma humana, multiplica formas de acción que tornan dificil decir en que reside exactamente el cam'cter antropomorfo de sus personajes. Kutu'zov se hace dar su forma (es el sentido de la ¡a I. griega marfil») por fuerzas que u'enen caracteristicas muy diferentes. Esto quieren decir los estmcialistas en análisis literario cuando distinguen la figuracio'n de la potencia de actuar: Kutu'zov tiene, en efecto, la figura de un humano. pero aquello que lo

como N0 (Dl,5")ANIMAR u NATURALEZA 69

que Tolslm‘ “m lun, ,. de las fue-rms

l-

hace ' con todo detalle.

15. se les paga para sondear Im “¡by los novelist 'a que en el hecho de q“ objetara' acaso de. sorprendente nada hay ¡v que quen'ían qm. ¡08 A guns de l alma humana los lilr bolos. que hu“ l a vida de a los ningun del se deleite n complicando opongan radicalmente sc.age“ tos del 'mu ndo humano" qt ie en el eiernplo (le Kutúltov. non ha). cs u cierto lo verdmieraniente ere-1).]e A . do maten'al' . v natural conto u n a fuer/a ¡“(me qu! N‘ c omar.I maduros , dd que pueda a contecnnientos 'lm de principba u (¡eramos -de t.'smr_ de que suena . no de la comedia humana. gnn placer. dentro de ti'gtulo muy niodemm'. .

pesar de hs. m eta'Toras se suelta“ y del 'carrillo'n

un ba! srl/rr un extracto de finTl‘O'lmficmllllz):.‘Liiálu()(fl). Mcl’hee (¡80) es una son}. dt El libro (lc-John Th! (.o'nlml of Nalun'. en que algunos humanos herokm sobre la manera notables histon'm el agua. los desir/"amiemo, 1 s age ntes naturales: hacen frente a invencible otra l)ala|la_ ¡a que Ei ltlnt) (le los capitulos clienta de u'erra y los volcanes. no de un ejército libran (0mm la tendencia. ya los ingenieros hidráulicos insidiosamgnk dejarse captar n'o. el \.iississippi. a enemigo. sino de un l mucho mas" pequem‘_ mucho n lcllOS conocido, por el cumo de otro n'o. sitúa por dtba;o del suyo, y que lleva el bo pero sobre todo cuyo curso se nito nombre de Alchafalaya. al! de Nueva Orleans es gram Si el \.iisstss'ippi sigue com'endo al

constnn’da río am'ba. en a una obra de arte bastante pequeña y frágil. de ser capturadi un recodo del n'o, que protege a la corn'ente gigante pero situado iancs' más angosto por el lecho del Atrhafalaya. mucho metros mas' abajo. Si este dique llegara a romperse (la antenaïa retomi n'rtualmcnte cada ano y hace temblar a toda la región). la totalidad dd Mississippi. despues de haber armsado el valle del Atcliaf'al'.i)a y arrasa? do consigo la ciudad de Morgan Bay. desembocarí'a. a través de un algo" de vanos cientos de kilómetros. al ante de Nue a Orl ea’ns. promando

¡7 Para diferencia entre ¡(tantes y utores es un principio esencial dc h m Inspirada en (¡rrimn (Fontanillc, ¡998) del .I’pc'luliceldc la nou-la. 'l‘rilsttii‘ utilin una dc maninbn de Im xmïdt‘llt.“ que actua con tal necesidad que la Po” map“ dc h "mel; dmlnlljn -aunquc desplegada profusamente ¡rn fl á: h “mmm punk muuplparcce por completo Prueba de queel druuddm.

(¡CSL-05 y de supuestas voluntades. sino de dos n'os y de un ¡wrsona'je fl,¡ccu'vo y val no individual como Kutu'mv, a los que Mcphcc hare ac. solo hombre“: el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de tuar “como un (equivalente norteamen'cano del tn'centenario (¡o‘rps Unidos los l‘s‘tados (¡es Ponts et (,‘htnissées francés). B esta insu'tución. en efecto. la que ha l'a batalla por "controlar la natural-ua' bajo la vigilancia de em prendido

una comisión encargada de las' obras de arte: la River Commiss'ion. De ¡nodo que nos encontrarnos entonces ante un aclor natural. Pero (“alquie ra que haya senu'do la presencia de un arroyo. de un afluente. de un rio y sobre todo de un río como el Miss‘issippi. reaccionara' como Mark Twain:

Alguien que conoce el Mississippi reconocerá enseguida -no en voz alta, sino para si mismo- que diez mil River (hmmts sions. aunque sean apoyadas por toda la dinamita del mundo. no podrían dama! ese curso sin 10-. no podrían refrenarlo ni encerrarlo. no podn'an decirle: “Ven por aquí“ o "Ve por alla" para lograr que obedezca: l...l violmlar [bully] el \.lisstss'ippi para obligaría a una conducta sensata y razonable es pedirle a la (.(‘unisio'n que nin/ml: el curso de los cometas con la esperanza de verlos portarse bien (Twain. 200]. trad. retocada; el destaca do me ¡wrtenec-L). Una hier/a de la naturalem. evidentemente. es todo lo contran'o de un actor inerte; todos los novelistas. todos los poetas lo saben tan bien como líos ingenieros hidráulicos y los geomorfo'logos. Si hay una cosa que el Mismippi ¡x)see. es una agan-y. y tan potente que se impone a la de todas' las burocracia. Pero lo mínimo que podemos decir es que el Cuerpo no Siguió la intuición de Mark Twain. A] conlran‘o. ha decidido hacer olñx'decer al “curso sin ley“ del rio. 'refrenarlo y encenarlo'. "violentarlo al punto de impedirle. desde hace dos siglos. modificar bmscamente IstsL-In’eandros corno lo había hecho desde hace milenios. ordenando.

laquí y no por. a'll'a".". (bmo. la tragedia de Katn'na n'no a S a cuenca Inendtonal del Mississippi. enteramente modifi-

AI, Kar o reducir a \Y)llllll.’l(i Lu ¡mubllidadfl pmpmtcton I

“m “y” qm h “

mas'ivas y destruyendo gm" parte de esa inmensa cuenca inundaciones w“¡L-nte del Mississippi hacia la cual se vuelca un cuarto de la economia cundounidense. Ya no se trata de generales, de guena, de traición dc

haya (arnlnadu la ."ttrihttciiin de l.» CIM P“¿t 4 ' lo tanto‘ r, WMprc , un pnK010 wmndanu . proee,0 p “mano to dtl mpcc - . composición dc fin-rar

|9 El huracán K'iln'na del 29 de agosto de 2005‘ arrasó Nucm 0,ng

¡u 7o CARA A CA

con EL PMNÍ”

frente de batalla de 5m detras' del i‘m‘m'l

protdge las que nos vemos confromad03 cada. lo que intenta c actuar con una responsabilidad diques. las posibilidades q ue cl Cuerpo carga con mezcladas a la potencm del Mm.“ tan tanto aquí están so se equipara . ' Atpcdmfalam‘ e Ohm-had} ' cdmc'o ' ' menla socmundo e técnica y Juridica que continúa 4 Ohm . I . . pqncna alnivel e l . I . É se i concnt asunto el todo como de Iman era que mas inci tt podria am um. Slppl mente. ¡m ¡c crecida un poquito dc ‘ Una Situación . de e capactdades? l s intercambios tp o undase es _e¡ (410%“ encia se que de ' anc se.rs rfos' anttopomorfos <(‘,on_C‘_l . i entre contrato asi dc ne ocraCIon. c que llamar hy'dmmo otrogs que habn’a capacitado pam "War E C no estaba pomim ni moralmente l Anlllíafarpolaia agua. según los principio; d¿ Debía provenía de ' ‘ quería ‘ “mm I nas' se le daba al' :‘xtchala‘lata cttanto ra A h tc al la nalulrm. h . . pcndte nte mas' empinada. (.uanlo ims-

.

tomar e'l. porque era la su lecho. la (llierencna de “¡vel se le daba. mas' sc. profundizaba Mississippi continuaba aumentando. entre el Atchafalava v el

la captura El (.‘uerpo debía msamplitfcando las tondia'anes de algo que fuese susceptiroiulmir pandrra ello. El Cuerpo debía del Mississippi. y al mismo ble de dara] Atchafalaya una porción

destacado u'empo de impedido que lo tomas: lodo (2001: EMO, el me pertenece).

Notcmos que la expresión “por los pn’ncipios de la naturaleïa' no k5 quita su potencia de actuar a los conflictos entre los dos ríos puestos escena por McPhee, no mas' de lo que el “hecho consumado" m'cnflo nado por Tolstoi es capaz de eliminar toda voluntad en la decision dc Kutuz'ov (en tanto que general en jefe, no puede dejar de “darle “,35” timicnto'). Muy por el contran'o, hay allí una voluntad: la dc ¡05'10"n lucha. Pero el autor representa de una manera completamente diferenl‘ lo que significa querer: la conexión entre un río mas“ pequeño p€r°_m” profundo y otro mucho mas" grande pero mas' alto es lo que l’rOPOKlM_'1 los PYDPÓS‘IÏOS de los dos protagonistas. lo que otorga a sus acciones un; tar. Poco impona que uno sea evocado como poseedor de una volun y el otro tan sólo como una fuerza, pues es la tensión 10 IN“ ha“ “la” n0 l‘awrcpresentación (Gre-¡mas y Fontanille, 1991). _ . . v‘ ¿"1° dUdar de que el Atchafalaya “quiera capturar" 3| M'ss‘.s5lpr'Pt Es una maneta de hablar. sí, perojusu'fica que se uu'licen palabr3le Cas. palabras de batalla —“dar"_ “proveer”, “responder”, "¡m darle sentido, dirección. movim iento a un río que es de ¡0 m”

(.ómo no (I)F.S)ANIMAR LA NA'I‘URAl.l>'.'/.A 7|

so. () mas" bien. que SC ha vuelto peligroso por la voluntad del Cuerpo de . al . Mississippi _ Ingenieros. de violentar mediante un corse' de diques. Si

es violoncm contra vtolencra, ¿como solprcnderse de que los rasgos de

comportamiento oscilen de un reperton'o al otro? ¡Si se quisiera evitar el anti-oponmrfismo, habría sido necesan'o que el Cuerpo evitara antropin-r la cuenca vertiente! Lo que los tnoralistas tienden a ignorar. los ingenieros lo saben: del lado del StJt'eto. no hay control ni dominio; del lado del objeto, no hay desanimación posible.“ (knno dice uno de los ingcnicros: “La pregunta no es si el Atchafalaw acabará por capturar todo cl río, sino cuándo". Y afirma tranquilamente: “Hasta ahora sólo hemos sido capaces de ganar tiempo” (2001: 55). “Ganar tiempo". ¡lie aquí una expresión qtte Kutu’zov habría comprendido muy bien!

Todo esto es muy divertido, me dirán, pero los peñodistas son pen'odistas. simples cuenteros. al igual que los novelistas; los conocemos bien, siempre se sienten obligados a agn'gar un poco de acción a aquello que. en esencia. debería estar (ÍtJ/Iïüt/ÍJIO (le toda forma de voluntad, de propoï sito, de blanco o de obsesión. Incluso cuando se interesan en la ciencia y en la naturalel'a. no pueden evitar añadirle drama a aquello que no con‘ tiene ningún drama. El antropomorfismo es el único medio qtte tienen de contar histon'as' y vender stts ¡x-n'od'icos. Si tuviesen que escn'bir “objetimmente" sobre “fuer/m naturales puramente objetivas". sus histon'as sc.'rían claramente menos dmmáticas. La concatenación de las' causa5' y de los efectos —¿y no es eso. en definitixa. de lo que está hecho el mundo maten’al?— no debe conllevar el menor efecto dramático. precisamente —y alli radica su l)el|e'¡a— porque las consecuencias ya están en la causa: no hay suspenso que esperar. no hay súbita transfonnación. no hay metamorflmis, no hay ambigt'iedad. El tiempo corre dll pasado hacia el presente. En estos relatos (quejustamente noson relatos). en efecto. no pasa nada. en todo caso ninguna (tt/mmm. ¿No es precisamente ese el encanto del mcionalistno? No hacer más liistonas. y no contarlas mas". ‘ Tal es al menos la maneta convencional en la que se pretende que los Infonnes científicos deberían estar esC‘n'tos. Aunque se repita esta con-

2‘0 Tail es el principio de simetría intrtxlucido en sociología por (.a‘llon “986). que subyace .1 la teon‘a del .‘ictor-redt En lugar de una distinción cnlrc objeto l" S‘JI'CIO. se obtienen matices a lo largo dc un gradiente que meula las Íigun ciones humanas y no humanas

72

CARA A CARA (ION El. PIANETA «(mo N0 (ln‘S)ANIMAR LA \.'ATURAI.F.'I.A 73

vencio'n en los salones de clase. bmw ""3 ¡Callmv ¡“CIUSO Superficial.“ pn'mer papnque a uno se le cruce. para ponerla en cuestion. Tomcmm por ejemplo el comienzo de este articulo publrcado por mis ex colega

del Sa‘lk lnstitute de Sa‘n Diego.“ La capacidad del cuerpo [,‘atención: aquí ya no se trata de aquel de los ingenieros!) para adaptarse a estímulos estresantes y cl rol de una mala adaptación al estrés en el desencadenamiento de las enfemredades humanas han sido largamente estudiados. El factor de liberación de corticotropina (CRF). un pe'ptido dc 4| radicales. y sus tres péptidos de. estructura similar. urocoru'na (Ucn) l. 2 y 3. cumplen rolas r'mpommlrs y diurnas para coordinar las respuestas del sistema endocn'no, autónomo. metabólico y comportamental al estre's. la familia de péptidos del (IRF y sus receptores se encuentran involucrados en la modulación de otras funciones como el apetito. la adicción. la audición y el desarrollo neuronal. y adu'an de manera penj'm'ra sobre los sistemas endocn'no. cardiovascular, reproducu'vo. gastrointestinal e inmunitan'o. El (IRF lv sus ligandos adrian inicialmente unim'dosea receptores acoplados a una proteina-G (GPCR). (Grace y otros.

2007. el destacado me pertenece). Una VC! que uno ha dejado de lado las abreviaturas (CRF, Ucn. GPCR), cómodas para los especialistas pero tediosas para los recie'n llegadosy que ha reemplazado las formas pas'ivas (obligación estilr’su’ca del gc'no ro) por la acción de los científicos que “han estudiado largamente', nos encontramos —de nuevo. ahora y siempre- ante un actor cuya potentu' de actuar es el objeto mismo del articulo: el factor de liberación de h corticotropina. ¿Cómo pretender que este CRF es inerte cuando 'juega un rol imponante' y está 'involucrado en la modulación" de un número impresionante de funciones? Tener una función es Sll propia rnaneradt tener propos'itos. en todo caso de ser definido como un vector. y porlú tanto como un agente. Desde luego. esta introducción no se deja leer con el mismo plate! que Guamypaz, pero no cabe ninguna duda de que al seguir al CRI"!t ingresa en las vueltas y revueltas de la acción, que se descubren toda“) mas' complejas que los repliegues de la decisión de Kutu’zov o que k16

rneandros del Mimissippi. Por otra parte, imaginen co'mo habn'a pintado un Tolstoi de hoy. lo bastante asttrto pam agregar el (IRF a sus personajes. a Ktrtúzov en la víspera de una batalla esencial." ¿Hay algo mas' estresante que una situación de batalla? El CRF se habn'a expandido por su intestino, habría modificado su audición. nrodulado su respuesta a los microbios. ¿y como dudar de que Bennigscmn, estresado por su traición. y muy pronto todo el estado mayor, sin hablar de los pobres soldados enviados al matadero, se verán. sin excepción. metamorfose.ados por flujos de (IRF? Cuando se trata de comprender lo que significa actuar y ser actuado, novelistas. periodistas y cientificos libran un mismo y único combate y se saquean mutuamente a rnas' no poder. hs‘ cierto que hay una diferencia entre este último ejemplo y los dos pn'meros. pero. corno descubrí hace muchos años en ese mismo laboraton'o del Salk lnstitute, dicha diferencia no proviene del hecho de que los dos prr'rrreros relatos hablen de agentes 'humanos' dotados de propósitos y el último de olj)“etos de la "naturaleza' sin propos'itos y sin voluntad (Latour y Fabbn’, 1977. y sobre todo Bastide. 2001). La única verdade m diferencia —al menos en lo que al relato concieme- den'va de que los lectores de la obra maestra de Tolstoi o del relato de Mcl’hee pueden dotar fácilmente a los personajes de una cierta consistencia a partir de su expen'encia pasada, mientras que no pueden hacerlo para el cas'o del (IRF... a metros, desde luego. que sean especialistas en neurotransmisores. bo que hace que los infomres científicos sean tan propicios para estudiar la multiplicidad de las posibilidades de actuar es que puede definirse el carácter de los agentes que ’nrovili'lan. de otras maneras que por las (refranes a partir de las cuales deben ser lentamente capturados. (krntran'amente a los generales como Kutu’zov o a los n'os como el Mts sissippi. sus competencias. es decir aquello que son, no se definen sino después de sus performances, es decir. después de que se haya logrado regts'uar co'rno se componan.“ Para un rnan'scal o para un n'o. se puede hacer como si Se partiem de su esencia para deducir de ella sus propiedades. No para el (IRF. Si uno no sabe nada de e'l. forzosamente tendra qtre comenïar -ya sea su descubridor o un lector de ese articulo- por explorar lo que el CRF

2". Es. sin drsc'tuión. lo que habria hecho cl umelu'ta Richard Powers. y lo que intentó. por ejemplo. cn Ponen (2010). o rnas' directamente aun. en Cain (Powers. 20l2). _\' que explica la apan'errcia completamente nueva de sus

petumajcs (Latour, 2008). ¿“3 \’t'-.'tnsc L‘u entratlas‘ corresrxmdientcs en la biblia de la semio'u‘ea. Greimn y 2| EJ contexto está descrito en latour y Woolgar (¡988).

(buttes‘ (cds. 1979).

¡"r-Á CON EL PLAN 74 CARA A CARA

(:(mo N0 (DES)ANIMAR LA mwmmu 75

‘l“°.¡usu'ñca un saber anten'or- Pues“) qm“ “quen” rasgo debe ser produd hace. Y como no existe cada novedad. su precisamente la.'s que hay que un. su publicación es cia_Í una cierta prueba. de expen‘en que desencademl do por una cierta Aquello l ¿Qué cs el (IRF? por linea. línea la lista. que (lese‘nicheiia |a blecer nic()(rr)pilla? Aquello es la co ¿Qué la corticotropina. ente. e“ ' aSI' sucswam .

' ' ' Y la lllp()fiSlS. corticoestimulina cn l nos a ‘ l l'CSllllará (¡l-fi . ’ en este objeto desumocido. Si no somos -u.¡)ccialist;u . c . u, . enter u.tlal( ll( ll(LHlOSk0(lm

sabegr quieii es realmente fulanloos Cil‘ el proccmmlcmo'insert”ie‘tlpmanm clonsurltaalcnoons:ccimicnw o producu, es CSC que “¡gm-cn dílaspero cuanddo frase. CnomenLa'tnhos por un nombre que mqueictcciollamadoc eiimgac’dio de una dice nada ; luego desp echamos en .¡M-‘nmh de buenas a pn‘meras ‘no nos despues (le haben nos (alnlllanzzdo una lista de situaciones; y mas" tarde, las cosas. y tomamos la costumbre dc con ellas. invertimos el orden de el o para resumir lo que hace. Dc h partir del nombre para deducir (le lista (le aceiones mucho antesdg misma manera. el (IRF fue pn'mero una de este momento. sus compe ser. como se dice. ‘mmdmw'do". A partir Si leyó“. tencias comienzan a pineda)" ya no a seguira sus peI’lonnzmces. familm' mos tanto ciencia como novelas. el (IRF sería un personaje tan en día la endorfim, Rostova (como hoy como Pierre Bezu'jov o Natasha en parte salida del mismo laboratorio del Salk Institute). En el pequeño cuadro de la figura 2.2 que he uazado. es el último rasgo sobre todo el importante: es mediante la estabilización como la sustancia obu'ene su consistencia.

Atlanta

Adam

Perfonnances

Competencias

Nombres de acción

Nombres de cosa

Atn'butos

Sustancia

Antes

Despues

Inc-stable

Its‘table

Hgm 2.2 Si he quen'do comparar brevemente estos tres tJ-,'einplos, es para ql" se perciba el abts'mo que

sePam. por un lado, el pn'ncipio de sentido

24 l-n Í eso (01151le ‘ , cl .Interes del clas'ico (¡arfinkel otros (¡981). s.

común por cl cual podemos disu'nguir fácilmente los ob. etos del munv do natural y los SUJCIOS del Inundo luiniano_ y. Por el 0m) la exucma (le hacerlo. Los actores, de formas v de capaddadcs dificultad práctica

múltiples. no cesan de Intercambiar sus propiedades. Vemos dammcmc que las, figuraetones llamadas antropomorfas son tau ¡"estables

‘ _ como las figuraciones llanmdas hydrmtorfas. btanorfas o phyxm'orfas‘ va qUe ¡o que cuenta no es el cliché del que se parte sino las' mztammfam' que Kutu’zov. d Amhafalaya o el (IRF sufren en el curso del relato." Kutu’zov no sevparece más al Slticlo humano dc lil tradición ("amo de sí mismo como (lel universo”). que el Mississippi o el (IRF a los 'objetos" de la naturaleïa mmerial, como aeostumbramos dibujarlos cuando deseamos hacer de ellos el simple decorado de los sujetos humanos. No hay que confundir los clichés de que se alen los stJt'etos (y los objetos) con aquello de lo que el mundo está hecho, Si es el mundo lo que nos interesa —y ya no la "natumle/‘a"-—. entonces hay que aprender a habitar aquello que podríamos llamar. tomando prestada una metaf'ora a la geología. una zona mdnmórftm, para captar en una sola palabra todos los "morfismos' que deberemos registrar para seguir estas transacciones.“ A fin de cuentas, la disu'nción de los humanos y de los no humanos no tiene más sentido que la de Naturalel'a/(Iultura. ben'a igual de artificioso poner a Kutúzov y al (Zuerpo (le Ingenieros en una caja. al Misissippi y al CRF en otra. haciendo como si los pn'meros estuviesen caracten'zados por una suerte de alma o (le conciencia o de cspín'tu, y como si los segun> dos al menos careciesen (le propósito y de intención (si no fuesen lisa y llanamente inertes). Ocurre lo mismo con la disu'nción entre los humanos y los no humanos que con la diferencia entre cultura y naturaleza: para asegurarse de no utilil'arlos como recursos. sino como objetos de estudio. hay que remontarse al concepto común que distn'buye las figuras en partes separadas/"7 Creer que estos te'nninos descn'ben lo que sea del mundo real equivale a tomar una abstracción por una desen‘pción.

25 Utili/o terminos. demzuimlo grosero; (Nom por naturaleza. bw pam biologia. etc.) simplemente pum señalar con el dedo la imponnncta' del te’mtino mph:¡l que están fijados. 26 lil melamorfiuno. dice el diccionan'o. es un proceso intemo del globo terreslrc. que provoca el cambio .I'I estado sólido de la textura y de la composición minemlogi’ka (le una mea en)!» minerales sc hallaban hau ese momento estables 27 Es ese niu'mo desplazamiento de un término utiliudo como herramienta de .‘¡nalisis' transformado en objeto dc estudio [1mm moum lo (okt-l que P’Ü‘v‘mé en la conferencia anten‘or.

76 CARA A CARA (ION EL PLANFJ'A

Cuando se pretende que hay, por una parte. un mundo natural y, po, otra. un mundo humano. simplemente se ha propuesto decir a com; nuación que una porción arbitran'a de los actores estani despojado ¿(“de acción y que otra porción. igualmente arbitran'a. de los mismos actora estará dotada d: un alma (o de una (.‘onciencian. I’ero estas dos opcmqü' nes secundanlLs' (leian perfectmnente intacto el u'nico fenómeno intcm sa‘nte: el intercambio de las fonnzsL de acción por las transacciones cm" ¡msibilidades de actuar de origenes y de fonnas múltiples en el senodc la zona metamo'flica. Fsto puede parecer pamd‘ójico pero. para ganar en realismo. hay que. dejar de lado el pseudorrealismo que pretende tran! el retrato de humanos que se pavonean ante un decorado de cosas.

Desplavar la atención hacia esa zona común a los escritores y a los (im tificos tal vez nos permita entender de otra mane ra esta idea de que h Tierra “retroacttia' sobre aquello que “nosotros” le hacemos. Michel Serres habia abordado estas' delicadas cuestiones a comienzos (le la década de ¡990. en el momento mismo en que la negligencia humana habn' franqueado involuntan‘amente el ¡x-ligroso umbral de (10,1.” En un l} bro audaz". y singular. lil conlmla natural, bem-s proponía. entre mucha otras ideas' innmadoms. una refonnulacio'n ficcional de la famosa Im de Galileo: "Eppur si mueve." (be'rres. 1990. ampliado en 2000). Sem: toma como punto de partida un episodio de la historia de las cienciascn fonna de histon'eta: despues de que la Sa‘mta Inqtn'sicio'n le prohibiese enseñar públicamente cualquier cosa concerniente al movimiento (Ich Tierra. se supone que Galileo murmuró: “ Y sin nui/urge se mua-ur". A cstt episodio. be'rres lo llama el fm‘mrrv promo: un cientifico “profe'tico‘ cnfrentado a todas las auton'dades de la epoca reafinna silenciosamentcd hecho objeu'vo que mas' tarde destruira' precisamente a esas anton'dadcs Pero en nuestros días asistimos. según Se‘rres. a un sogundajuin'o a Ca like.” Frente a todos los poderes reunidos. otro cientifico igualmentt

28' (.o'mo diu- Foumn. ya mencionado: '.St"gu'n cl climatólogo estadounidcmt james Hansen. cx director (lt-l (kxldanl Institute for Space Studies (CIS). la cumcntnu‘io'n (lr (20, que no delx- cxcedem“ se sitúa cn alrededor dc los 3m ppm. Un límite que se alranïo' poco antes de l990' (It AIM. 76€ mayo de 20”). 29' la situation rs tanto mah inlercclnte dado que los climatocscc'plicm ¡pd-¡1 ¡"CCM'HICIIR' a la liguiu dc (Z; ileo. solo contra todos y cl único cn (CIKI' nuu'n. tada rc] que pretenden atacar el 'conscnso' de los climatólogm

CÓMO NO (DES)ANI\.1AR LA NATURAILI’A 77 “profe-tico" —-pongamos por caso ajames Lovelock. o Michael Mann. o David Keeling-—.” después de haber sido condenado a guardar silencio por todos aquellos que niegan el comportamiento de la Tierra. se pone a murmurar para si mismo: "lïppur si mueve". pero esta vez dándole un giro nuevo y un tanto inquietante: no " Ysin embargo la thrr‘a Sl mueve". sino ¡" Y sin (mbnrgo la ¡"ima st conmueve". La ciencia ha conquistado todos los derechos, desde hace ya tres siglos, llamando a la Tierra. que respondió moviéndose. Entonces el profeta se convirtió en rey. I’or nuestra parte. apelamos a una instancia ausente cuando exclamamos. como Galileo. pero ante el tribunal de sus sucesores. ex profetas convertidos en reyes: ¡la ¡"ima st rmlmuam.’ ¡nueve la Tierra inmemon'al. fija. (.‘ondiciones o fundamentos vitales. la u'em funda. de nuestras (SI-rres. 1990: 136). mental tiembla No debemos sorprendernos de que una nueva forma de potencia de actuar (“ella se conmueve") sea tan sorprendente como la antigua ("ella se mueve") para los poderes establecidos. Si a la Inquisición la sacudió el anuncio de que la Tierra no era mas' que una bola de billar girando sin destino Iiio en el mato universo (recuerden la escena en que Bertolt Brecht muestra a los frailuchos que n'diculi'lan el heliocentns‘mo de Galileo girando sin propósito en una habitación del Vaticano), la nueva Inquisición (ahom economica. mas" que religiosa) se ve sacudida al enterarse de que la 'l‘ierm se ha convertido -¡se ha reconveru'dol- en un envolton'o activo. local. limitado. sensible. frágil. tembloroso y fácilmente im'table. Necesitariamos un nuevo Bertolt Brecht para retratar el modo en que. en los talk shows de los climatoescépticos. una pandilla de personas (los hermanos Koch. por (Jr‘emplo. o también muchos físicos. muchos intelecttuiles. una buena cantidad de políticos de derecha y de izquierda y. ¡ay!. algunos pastores. predicadores. gunies y consejeros de príncipes) n'diculiza el descubrimiento de esta nuem (y a la vez muy antigua) Tierra .‘llllllh’l(l.’l y fnigil. l’am describir esa prime ra nueva Tierra como un cuerpo en caida libre entre todos los otros cuerpos en caida libre del universo. Galileo debió abandonar todas las nociones de clima. de animación y de metamorfosis

30 Scnes no menciona a Inmlock. pero esc pcisonap'. a quien conoceremos cn la siguiente conferencia. está hecho para este papel.

78 CARA A CARA (ION El. PIANFÏA

"¿mada (con excepción de las mareas)- Nos liberaba así de esa visión marcada una cloaca, pm como precicntifica de la Tierra conside rada nuestros de la que ancestros, el signo de la muerte ¡v de la comipcton los soles, (le las estrella, con los ojos f'ji'os en las esferas incorru pu'hles de y de Dios. no tenían ninguna chance de escapar, San por medio de ¡a

plcgan'a. la contemplación y el conocimiento. Ahora bien, para doscu bn'r la nueva Tierra. los cll'matólogos Convocan nuevamente al Clima y reducen la Tiena a una fina película, cuya fragilidad recuerda el antiguo sentimiento de vivir en lo que se‘ llamaba la zona sublunar." La Tierra de Galileo podia girar pero no tenía “punto de no retomo", ni “frontera; planetan'as'. ni “zonas cn'ticas'X” Tenía un movimiento, pero no un am. panamien'ta. Dicho de otra maneta. no era aún la Tierra del Antropoccno. Hoy en día. debido a una especie de contrarrevolución copemicam es el Nuevo Régimen Climático el que nos obliga a volver los ojos ham’ la Tierra considerada oua vez como una cloaca. bajo el signo de la deli. cuescencia. de la guerra, de la polución y de la corrupción. Pero esta “tz es en vano intentar escaparse mediante alguna plegaria. He aquí un gin) drama'u'co: ¡del cosmos al universo. y del universo al cosmos!”Bat/t lothe fulurv'.Mas' bien: I'mw‘ard lo Ihr/¡(151! ¿No es exactamente este movimiento pendular que la bailan'na presentada en la introducción habia mostrado con su paso? ¿No es esta figura la que yo había entrevisto bajo ese nom bre bi7arr0, (n‘smocoloso? Al establecer este paralelo entre dos procesos. dos Tierras, dos regímo nes clima'u'cos, cl propósito de .Se‘rres no es conmovemos pidiéndonos que lloremos sobre la Tierra Madre o que nos extasiemos con el hecho de que ella tenga un alma. Precisamente no se trata de añadir un espi n'tu a aquello que, por desgracia. estaria desprovisto de él, para sentir

3| En el anu'guo Sis'tt’ma llamado 'precopernicano" existia una (lil'erencn' dc sustancia entre la zona bajo la Luna (sublunar) y la zona por encima dcdh (supralunar): cuanto más se subía con respecto a la Tierra corrupu'ble. ¡las planetas y luego a las' estrellas fijaS'. mas' se asc-endia en 'X‘chCClÓll. Sobrcb historia de este cosmos y de su destrucción, el libro clas'ico de Koyre' (l96-ql sigue sicndu la ¡mjor introducción. a menos que uno prefiera la Misión mi" nou-lada pero siempre muy eficaz de Arthur Koestler, Los mmímbulos (20ml 32 lis esta agitación de la 'll'erra la que otorga toda su extrañeïa .1 libros CW los (lt' l’earcc (2007) o (¡‘ardiner (2013). Shbre la controvertida cucstiónt‘k lsu fronteras planetan'as, véase Rockstro'm, Steffen y otros (2009). Sobre ll red (le ¡unas rn’tiras. antlcy. (K‘iltllialwr y Rzlgnarsdottir (2007). y cl inkc me de Batman. (.‘lmmwr y (Laillardet (2013). así como lalour (20l4dl. 33 l-Ls este giro iinprmism lo que. en oposición al de Koyré. intenta captard tituln (le llurht' (ell.. 20H).

CÓMO no (DP5)ANIMAR IA NATURALEZA 7g sc mejor en un mundo un poco menos desencantado o. inversamente, para sentirse mas' angustiado en un mundo menos infinito. Por el contran'o, Serres dirige nuestra atención hacia la asombrosa conmvenaa" entre dos posibilidades de actuar que en tiempos pasados eran disu'ntas -tan opuestas como las antiguas figuras de objeto y sujeto- y ahora están tan mezcladas. Pues, desde esta mañana, de nuevo la Tierra tiembla: no porque se agite y se mueva sobre su órbita inquieta y sabia. no porque cambie, desde sus placas profundas hasta su envoltura aérea, sino porque se transforma por causa nuestra. La naturaleza era una referencia, para el derecho antiguo y para la ciencia moderna, porque no había ningún sujeto en su lugar. lo Ojb'etivo en el sentido del derecho así como en el sentido de la ciencia emanaba de un espacio sin hombre, que no dependía de nosotros y del que nosotros dependíamos de hecho y de derecho: y bien, ahora depende tanto de nosotros que se sacude por causa de ello y nosotros nos preocupamos, también, por esta desviación de los equilibrios previstos. ¡Nosotros inquietamos a la Tierra y la hacemos temblar! He aquí que, una va mas', ella tiene un sujeto'

(1990: 135-136). Si bien su libro no invoca el nombre “Gaia” y fue escn'to antes de que el término “Antropoceno” conociera semejante fortuna. lo que Serres registra es esa misma subversión de las posiciones respecu'vas de sujeto y de objeto.” A partir de la “revolución cientifica". la objeu'vidad de un mundo sin humanos había ofrecido un terreno sólido para una suerte de derecho natural indiscutido... si no para la religión y la moral, al menos para la ciencia y para la ley.” En la época de la conuarrevolución copernicana, cuando nos volvemos hacia la antigua tierra firme de la ley natural, ¿qué encontramos? ¡Las huellas de nuestra acción, visibles por todas partes! Y no de la antigua manera en que el Sujeto Occidental Masculino dominaba el mundo salvaje e impetuoso de la naturaleza mediante Su sueño de control, valeroso. violento, a veces desmesurado (a la manera del Cuerpo de Ingenieros). No, esta vez, como en los mitos precientiñ-

34 l’am designar a Guia. Se‘rTes utiliza un término lus'tante poco elegante: ‘Biogea'. 35 Volveré sobre esta cuestión en la sexta conferencia.

80 CARA A CARA CON El. PLANIHA

cos y no modernos (Kohn, 2013). hallïlmos 3 “n “gothic que obu'enc su nombre, ‘stJt'eto'. del hecho de que puede verse sujeto. ser sometido M," assujd'ü a los capn'chos. al mal humor. a las emociones, a las' reaccioncs e incluso al reianchismo de otro agente. que extrae. el también, su cum dad de “stu'eto' dd hecho dt (¿lar igualmente sujrto a su acción. Se'r un sujeto no es actuar de fonna autónoma con respecto a un nm co objetivo. sino romparlirla potencia de actuar con otros sujetos que han perdido igualmente su autonomía. l‘s' prt.‘cisa"mentt.' porque nos mmm confronlados a estos StJr'etos —o mas" bien cuasi sujetos- que debemos abandonar nuestros sueños de dominio y (lejar de tetnerle a la pesadnh de vemos pn'sioneros de la "nattnalem'." En cuanto uno se acerca ¡ seres no humanos. no encuentra en ellos la inercia que nos permilin'l por conuaste. tomamos por agentes. sino. al contrario. posibilidades dt actuar que ya no (amm dz vínculo con lo que somos y con lo que hacemos, lnversamente. por su parte. (¡pero ya no hay “lados"'.). la Tierra dejódg ser "objetiva". en el senu'do dc qtte no puede ser colocada a distanm' considerada desde Sin'o y como chiada de todos sus humanos. La accim.’ humana es visible en todas partes, en la construcción de conocimim to tanto como en la generación de fenómenos que estas ciencias son llamadas a demostrar. En adelante. es imposiblcjugar a oponer dialct'u'camente sujetos y objetos. El resorte que hacía funcionar a Kant, a lle gel. a Marx se ha soltado por completo: ya no hay suficiente objeto pm oponerse a los humanos, ya no hay suficiente sujeto para oponerse a los objetos. Es como si. detras' de la la'ntasmagoría de la dialéctica. la zona metamórfica voh'iese a ser visible. (knno si, por debajo de la “naturalm'.

como no (I)P.S)ANI.\U\R M NATURALEZA 81 gan una prolife ración de escenan’os de acción entre los cuales algunos. incvilablcnlcnte. impulsan a actuar a aquellos que se ven arrastrados por tales relatos. De este doble lenguaje proviene la idea de una distancia infinita entre descripción y prescripción: si seguimos una cadena causal en la que no se supone que pase nada -ninguna sorpresa. en todo caso—, entonces parecera‘ que el abismo es inmenso con respecto a los términos que utilizaremos para describir la accio'n moral. política. artística de los humanos. Pero sucede algo muy diferente desde el momento en que la descripción científica despliega esa profusión de acciones, muchas de Im cuales se parecen a aquellas de las que los humanos acostumbran estar dotados: en este causo. la distancia entre fonnas de acción que cncadenan continuamente a actores con múltiples reperton’os se vuelve minúscula. la pregunta. por consiguiente. pasa a ser esta: ¿por qué aquellos que descn'l)en las acciones de la Tierra unas veces afinnan que lo que ocurre no es otra cosa que el desarrollo de “estrictas cadenas de causalidad", y otras veces que se trata de mucho mas'? Lo que equivale a preguntarse por que'. si la Tierra está animada de mil fonnas de agentes. se la ha quen'do pensar como esencialmente inerte e inanimnda. ’ara comprender lo que puede significar la idea de una Tierra que retroactuarrl'i con nuestras acciones. es evidente que no hay que simplificar de antemano el reparto de posibilidades de actuar entre actores llamados humanos y no humanos. Lo que .Sc'u‘res “990) explora es esa debilidad congénita del derecho natural que consiste en decir simuluineamente que en efecto hay derecho en la naturaleza -esa dimensión prescn'ptiva que hemos reconocido mas' arn'ba- y que. no obstante. el derecho. el verdadck

cl mundo reapareciera.

ro derecho, se encontraría solamente del ouo lado‘ en la cultura. De allí la idea aparentemente absurda de un contrato con la naturaleza. mientras que todo el mundo reconoce que la naturale'la ordena, ya que por intermedio de lo que es nos “dicta” lo que hay que hacer. El límite de todo

L0 que penurba en esos enunciados híbn'dos propuestos por tantos in restigadores sobre las acciones. movimientos y comportamientos de h Tierra no es su manera de establecer una continuidad entre el ser yd

derecho natural no es querer buscar un orden que permita legislar. sino hacer como si hubiese (Im series paralelas. y solamente dos. una de la “naturalel‘a", otra del derecho. e indagar cuál sería la copia de la otra.

deber ser. sino mas' bien la manera siemprt ambigua en que. tratan la

Dramatizando la idea de un contrato con la nattnaleïa -tomada del contrato social, igualmente mítico, de. Rousseau-—, be‘rres explora una solución muy diferente: si no podemos ni evitar extraer un orden de

hechos establecidos. Algunas" veces se trata de cadenas" causales que pu} recen no atn‘buir nin’tgma ¡Orina de acción a la sucesión de aquello qIK se dice: otras veces. por el contran'o, esos mismos invesu'gadores despïïb

"¡Ji In‘ (onteptm '« uasi objelo' y 'cuas'i sujeto' fueron introducidos Por Sd", “980).

la naturaleza ni descubrir ese orden es porque, incluso en nuestra tm(lición occidental, jamás ha habido dos series paralelas, sino siempre esa prolilt'vmción (le. intercambios entre figuras, que yo he. llamado zona melamo'rfica.

82 CARA A cum con u Puna/t

¿En qué lenguaje hablan la cosas del mundo para que po damos entendemos con ellas. por contrato? Pero despucs' dt todo. también el viejo contrato social pemtanecr'a no dicho ‘ no escrito: nadie ha Ieídojamas' el on‘ginal. ni siquiera una mi pia. Fs cierto. ignoramos la lengua del mundo. o no conocen,m de ella mas' que las versiones animista. religiosa o matemáuq‘ 1...] En realidad. la Tierra nos habla en tenninos de fuer-13“ de lazos lv de interacciones. y eso basta para hacer un conumo (¡990: 69). ¿Qué diferencia hay entre una fuena (física) y un lazo (jun'dicoyfay olvidemos que I'J' conlmlo naluml es ante todo un libro de filosorud; derecho y que procura tomarse. en serio lo que significa “ley-(3' m;expresio'n “leyes, de la naturaleza". A pesar del titulo del libro. el com to natural no es un deal entre dos partes. la humanidad y la natunlm dos figuras de toda maneras imposibles de. unificar." sino una scm'd, transacciones donde podemos ver como. desde siempre y en las (¡mm mismas. los diferentes tipos de entidades mon‘li/‘ados por la geohmm‘ intercambian los diferentes rasgos [train] que definen su potenm'dg actuar. Fsc es el término técnico. tomado del derecho. de la geopolina’ de la ciencia. de la arquitectura y de la geometria. que sum utiliza pl.designar estas transacciones entre dichos sujetos y dichos objetos. Pin hacerse comprender. propone el mas' improbable de los cjemplmdo} la gravitacio'n universal: la palabra trail, por último. significa a la vez el vínculo mateml' y la rasgo elemental de escn'tura: punto, trazo largo. alfabeto bi nan'o. l-sc'n'to. el contrato obliga y une a aquellos que escn'bcn sus nombres. o una cniz. debajo de sus cla'ttsulas'. [...] Ahora bien. el pn'rner gran sts'tema cientifico. el de Newton. sc liga mediante la almta'mi." he aqui otra vez la mu'ma palabra, el mu'no rasgo. la mu'ma nm'on'. Las gratuit: cuerpos planetanos' sr tampmida y món umdas' por una (q, nm'antmlt. pero que se pam: a un m

37 lu deuubn'remos a partir de las siguientes conferencias: ni la naturalm“ la humanidad pueden ser entendidas' unno suficientemente unificadb l' ahora como suficientemente tlislinlas') para poder csmblecer un conlm‘" ue parte‘, lis una manera de sopesar ( ua’nto ha ("arnhiado la siluxmum la epoca en que .Se'rrn escribio su libro y esta en que nos vemos Mi" ¡horda! el Antropoceno.

cóuo No (DB)ANIMAR u NATURMLLA 83 Irala, hasta II punto dt conjundnsr‘ wn d' en r1 smhdo' primo de un juego dr tandas. El m‘ls.‘ pequeño movimiento de un planeta o de otro reacciona sin esperar sobre todos los otros cuyas reaccio nes actúan sobre los pn'meros sin ningún obstáculo. Mediante este conjunto (le coerciones o ataduras. la Tierra (emprende. en cierto modo. el punto de “s'ta de los otros cuerpos. puesto que. por obra de esa fuerza. ella resuena en los acontecimientos de todo el sistema (¡990: l68-169; el destacado me pertenece).

Serres no propone animara la Tierra pretendiendo que ella se benefician'a de una suerte de comprensión. de simpau’a o de soberanía. Es todo lo contrario: propone tornar a la misma fuerza de atracción como un vínculo que nos pennitin‘a comprender que' quiere decir la juerga del derecho y la palencia de la comprensión. (,o‘mprender es aprehender algo; ¿cómo aprehender mejor algo que dándose sometido “sin obsta'culo' a la "resonancia" de todos los otros cuerpos? No es antropomorfismo -la metáfora iría entonces del humano hacia la fisica- sino mas' bien un fi.un'iorfisrno —Ia metáfora \d" de la fuerza al derecho—. Serres quiere decir que efectimmente. y a fin de cuentas. hablamos bien 'la lengua del mundo". a condición de. aprender a traducir "las versiones aninus'ta. religiosa o matemática" unas a otras. deudion. el gran proyecto de Serres. se convierte en el medio para comprender que' es lo que nos un: y de que' dependemos (berres. l974). Si nos volvemos capa'Ces de traducir. entonces las leyes de la naturaleza comienzan a tener un espin‘tu. No vean en este vínculo de la grax-¡tación y el derecho alguna suerte de licencia poética. Simon Schaffer (20H) ha mosuado. en un magnífico articulo. cómo Newton pudo tomar de su propia cultura un conjunto de rasgos para el nuevo agente que mas' tarde se impuso como la “au-acción universal". Newton estaba obsesionado por todas las formas de acción a distancia, tanto por la de Dios actuando sobre la maten‘a. como por la del crédito en la economía. o como la del gobierno sobre los sujetos.“Teo'logo algo rayano en la herejía. experto tanto en alquimia como en

38 ‘hx‘actamente al mis'mo tiempo. lmc Nemon. trabajando sin descanso sobre los agentes espirituales que operan en las reacciones químicas. sobre la interpretacion de los menujes .‘tnge’liun en las prufecu'\ de la Lu' titula \ p.'tnicul.'tnnente del .-\¡x>calip\it. componía una genealogía emdiu de la idolatn'a y de las he_rcjí1s. discutía los efectos matenal‘n \ espirituales del mou". miento de los cometas V\' de los torbellinos solares. v se entregaba ¿l borrador de una hn'tona' pmuso‘n'a dela Iglesia" (St'hsfler. "(Jl l. \' tambn-"n ¿01)8‘).

84 CARA A CARA CON m. PLANETA cómo NO (ms)ANIMAR LA NATURALEZA 85

óptica. de nada le habn'a servido “disu'nguir esm‘ctamente" el mundo de los espín'tus y el mundo de la materia. Si lo hubiese hecho,jam35' h} bn’a sido fisico. Sin embargo. para comprender cómo llega un cuerpoa actuar sobre otro, no se volvió hacia el antropomorfismo. sino hacia los ángeles. ¡Su física cs ante todo angrlanórfica‘. En efecto. para evitar los torbellinos de Descartes -—otra mezcla hasta” te sorprendente de propiedades y de rasg0s-‘ Newton tuvo que descubm un agente capaz de transportar instantáneamente la acción a distanm de un cuerpo a otro. En esa época. no había a su disposición ningún personaje suscepu‘ble de transportar “sin obstáculo” un movimiento im tanta‘neo... excepto los ángeles. Van'os centenares de páginas de angelo logia mas' tarde. Newton pudo conar progresivamente sus alas' y transfer. mar este nuevo agente en "fuerza”. ¿Una fuerza “puramente objetin'} Desde luego. puesto que había respondido a las objeciones, pero todam‘ estaba cargada. en su ascendencia. por milenios de meditaciones 30bit un “sistema ange‘lico de mensajería instantánea". Bien sabemos que la pureïa esten‘lizaria las ciencias: detras de la fuena, las alas de los ángeles siguen batiendo invisiblelnente. El problema es que el aspecto de un sujeto humano como Kutu’zovoel Cuerpo de Ingenieros no es mejor conocido previamente que el aspas; de un río. de un ángel. de un factor de lilxrracio'n de hormona o de um fuerza como la gmvitación universal. Ls‘ por eso que no u'ene ningua' sentido acusar a los novelistas. los científicos o los ingenieros de comete el pecado de ‘antropomorfismo' cuando “atribuyen una potencia dc attuar' a “aquello que no debería poseerla”. Es exactamente lo contran‘om. deben uatar toda suerte de “morfismos” contradictorios es porque immtan explorar la io'nna de esos (¡Nantes al principio desconocidos y pomi poco domesticados por otras tantas figuras necesarias para aproximan: a ellos. Antes de que esos actantes estén provistos de un estilo o dc un género. es decir. antes de que se conviertan en actores muy reconocidos deben, por as'í decir, ser mezclados, molidos y elaborados en el mtsmo'

la “lengua del mundo" articula. pues. múltiples pmibilidades de actuar. (¡aduciendo incesantemente un repertorio a otro (un morfismo a otro) para delinear a los nuevos actores que uno descubre a cada paso. Pero cuando digo “lengua del mundo", ¡hay que especificar si hablamos del lenguaje o del mundo! En efecto. los argiunentos de esta conferencia sonara'n improbable-5 e incluso chocantes a los oídos de los investigadores. tanto como a los del público, mientras yo no precise este ligero detalle... Los científicos probablemente pensaran que estos intercambios de pn'on'dades entre n'os. ft'ieII'AS'. neurotransmisores, man'scales e ingenieros, no son me» tamorfosis sino simples metáforas. “Es la debilidad y el límite del lenguaje, dirán, for/anios a hablar del (IRF como de un actor. del Atchafalaya como de un ser a quien debe ‘dársele' agua, o de la fuerLa giavitacional ct) mo de un espín'tu ange’lico. Si pudiéramos expresamos de manera variada mmmlt an'ufn'ca. guardaríamos todas esas metaf"o¡as y hablan'amos de una manera estn'ctainente. . ." Sigue un momento de silencio un tanto incómodo. En efecto. en este trance las cosas' se complican, ya que. para “hablar científicamente", según ellos, ¡desde luego habria que evitar por completo hablar! Y hay que imaginar una escena bastante cómica. en la que un invesu'gador mudo sen'alan‘a un fenómeno que se expresan'a en silencio por si mismo, imponiéndose sin ningún signo ni intennediación a un ser humano totalmente pasivo. . . Situación, que' duda cabe. poco realista. lus'ta falta de realismo, sin embargo. no impide que esta escena sirva de on'gen a la distinción misma, que el público cree sensata. entre el “mundo maten'al", por una parte, y el mundo del "lenguaje humano“. por otra. El mundo maten'al es aquel al que hemos dejado mudo para evitar responder a las' preguntas “¿quien habla? ¿quién actúa? ¿quién hace hablar? ¿quién hace actuarP". Para comprender esta extraña situación debo introducir, además de esta zona de transacciones que he designado con el termino metamórfica, otm operación muy diferente por la cual. m (l lenguaje y por el lenguaje, vamos a vaciar a una cierla cantidad de persona-

. í . 1 I Ñ y 2 ' r . _ 40 (.oncepto l'nonto a de Donn Il ll -u om n ¡y (007) I pn l nl desln b, ‘ll’ las numermm '

recipiente.” Incluso las entidades mas" respetables —los personajes cn ¡15 novelas. los conceptos científicos, los artefactos tecnicos. los fenómcnm nalurales- han nacido del mismo caldero de brujaS' porque, literalmente-

es allí. en esa zona metamórfica,‘o donde residen todos los ln‘tkuas. todos los hacedores del cambio de formas.

39 lisa nie/(la y esa lenta dec'l.nt.'|ción es el objeto de Ait-Touau' (20] l). 50M la gradual invención de la dilerencia. ahora naturalizada. entre relalod‘ ficcion y relato de ciencia.

bifurcaciones por las cuales las jxnibilidmles de zu‘lunr inten‘mnln'nn sus propiedades de la manera miu’ imprew'sta.

pc¡ación es la que va a ¿»sión de que existe un abkmor Y los sujetos humano s lle

l'nanimados tos ma tenales Tim El argumento P uede Parecer ¡"mom-d0 nos de c cspl ' mcnOs d

Oslo

pero hay ql'c cxphcdaondc cl lcngllalC "o scna mas lina parte de la a cOn-"'u'uir escenas Crvada la 0m Parte para ¡,3 p.rcsmml.a muda de ¡is escena. quedandborcrlcascua¡ c] lenguaje no tendria mlluencta! cosas incnes. ¡5° c n unos pocos minutos de reflexión para dame m mundo 535m no obSan} c0 inerte es ella misma un ¡“a”! la Idhcal'dc l‘ma cuenta de que cierta manera de poner en sordina las (stilo. un gM'fm Paruc“ ("le hacer prolile'rar desde el m0 cs inevitable posibilidades de actuar (¡le adescribir cualquier situación. Hablar c0" mento en ‘l‘"° _“"O sc ser hablar. Solamente el tono es diferente. una V01 mecanica: palabras. Asimismo, la idea de un "mudo, no el 'cncadcnamlc nas, dice“Clasuna m¡mera de encadenar las' animaciones

dcsan.lmado no clslfllda chro las posibilidades de actuar siguen ah." h¡_ como Sl InO upchmaragamos: La idea de una \."atut.‘ile7a/(Iultura. así como h dcgamunaos d°|_squ.lm.o—“ humano/no hunfiano, no u'ene nada igïan conce-p ción filosófica ni de antología prounda. es un feet-,10 e'sllllsllco secundam posten'or. dem-ado. mediante el cual se pretende snnplfzrcarel reparto dc

los actores designando. a continuación, a unos como animados y .a 01m, como inanimados. Esta segunda operación no hace mas' que desanimara algunos protagonistas llamados “maten’ales”. pntïtndolos de su acuvrdad, y solmanimara algunos otros llamados “humanos , confiandoles unas ad-

mirables capacidades de acción: libertad, conciencta, reflexmdad. senti do moral y demas"!l ¿(me diablos podemos producir la impresión de que no pasa nada en un relato donde los acontecimientos, aventuras, intercambios de pro piedades, transacciones entre posibilidades de actuar se multiplican a cada instante? Sin duda no es en la literatura científica donde sc puc de enconuar esta clase de aparente inercia."z No, simplemente hay qu€ anadzr"al desarrollo de los acontecimientos algo que invierta su curso l'v

4| (bmo bien demuestra Debalse' ( 20l5). lo que Whitehead llamó 'bil’urflflo“ de la nalumlna' es ante todo una operación práctica. 42 Hoy en día exu'te . una \as'ta bibliografia sobre el :irea “ciencia )’ literatura .K L'n ejemplo dtla animación de los relatos científicos. tanto tnas' ¡mínima porque esta tsrn'to po r uno de los rcsrmnsables del término “Anuopo‘ es l'alasiem‘cz (20W).

con ¿"a anule la aCCIon. ¿Cómo es posible? Transform ando mich“) dc causas y consecuencias el encadede suerte tal que na toda la acción este' .o al monos aparcl.’ca— en la causa, y que ya no haya n inguna en las concuch¡-as_ ¡«,‘w'dentemente es imposible. las consccu encias se son siempre sol.Prcndentes y. en la práctica. en la historia del descubn'miento, así omo en los relatos sobre descubrimiec

las competencias sopeños hayan sido cuidadosamcnlc registrados. Un relato estnctamente causahkta cuyo único personaje. el tinico actor, estuviese en la causa —y ademas' en la causa pn'mera- es evidentemente imposible. Nadie. por ende. podn'a enunciarlo. YSI-n embargo es posible. mediante el uso de un tratamiento filosófico idóneo, hacer como si se pudiese invertir la inversión, y deducir todas las Consecuencias de la causa.“ Procediendo así, logramos dmdramaltza'r el curso dmnuitico del tiempo. al punto de hacer como si el mundo fluyem desde cl pasado hacia cl presente. La hipótesis es inverosímil, lo se' bl-cn' pero es la que permitirá dar el sentimiento de un mundo mate n'al sometido al estricto encadenamiento de causalidades que se n'a opuesto a otro mundo —huinano. simbólico. subje tivo. cultural. poco importa el nombre- que se definiría e ntonces como el impen'o de la libemd. Cun'osamente. la distinción misma entre los relatos (se sobreentiende drama'ticos) y el mundo material (se sobre-entiende bruto, obstinado, inerte, objetivo y mudo) no recorta una distinción real, sino que proviene de una manera muy particular. históricamente limitada (Sc‘haffer. 2014, Stenghers, 1993), de desanimar mediante el lenguaje la distn'bucio'n de aquello que en adelante jugará el papel

de agente (se sobreentiende: humano) y de aquello quejugam' el papel de inerte (se sobreenu‘ende: el decorado material del mundo humano).

43 Aun si a pn‘mem Vis'ta parece contrailttuitivo. la causa sólo aparece pn'mem cn el ordc n (le exposición;

en el orden (le l dmubn'miento. es siempre forzosamente segunda. puesto que siempre es .1 partir de consecuencias como se remonta hacia ellat. Dicho de mm tnanem. en el relato cuna] hay siempre un efecto de monlay'. Esta inwtsio'n es ¡lun tna's flagrante en el (uso (le la ¡mL'lgOgíil4-1 Charles l’éguy. en la .No'lt (onjainlr sur Momwu'r [huerta se diu'ene con la audacia (lc Descartes al haber dtduado la existencia de los ciclos «lc sm principios: “Y no Milatnente encontró los cielos. Encontro’ mimi. una lu'n'a Yo no se si a ustedes les pasa" lo mismo que u mí. Yo considero prodigiow que él ha)“ mmnlruda una lm‘a. l’ues en fin, [...] bien sabemos que no habria cncommdo los delos. y los astros y una tierra. si no hubiese oído hablar de ellos" (l'e'guy. 1992: 1279).

aquello que he desumado ner Que a saber. la zona "¡ClamórflCa un le'no'meno del ¡en c es difícil tener esto en meme . uso si sicmP r ,. . .cl amos cichIa del sentido o sumo. lo que "am guajc 50"” el al lenguajc' 3' lt’x‘O» a la ficción análisis dc' 5‘ al discurso’ 05 qgentes por el hech ¡edad de todo“ ‘ cs -. esto ll"a Pmp ión Ode ner u na potencia de actual. a des va‘l' a C wco ptor e (.‘ ¡do Para dc l-c igual q"° Pam l " W u. RF y ¡”"3 ra el MissISS'PP" al ( Y 5° ¡“nllnd‘ ¡m .'fpfis “Comprender! s cu agentes, . -¡a e ven" actuar sugmtca . su hcr la firmado," . (“futura han.“ ,1 ¡”mmm actnan “nos a los otros. miemms (o su subsistcncm. ha de ¡a (.m'stencia... o bien existencia. ‘ desaparecen ' la brec términos de Cllbrlr . - y S-lgnllcaqón mn el riesgo i ¡emstenCld' (ros son ’ Pura y Sl'mplcmc mc. En 0 . f. ., Hgm,“ Ls. amm una _ d ' Signucaaon. . ¡a qu, (¡Mm los Ls po, .

C . ' sinónimos-u L'",mn-ficac1'o'n Pllede ser scgu'dav p's‘gu'da’ capu'mdi. ' ha 5'81" eso que dlC decir

que (me . — “(oda I i I c- len guaic _ . Lo cual no_ quieren uaducida, lonnuladq Il l cuesu'o'n de discurso . smo mas bien que . 'mp e cn (l ¡nullllld‘d d dc 0 sea una SI a la presencu a de a g entes en bm . dl'scurso sc debe ' l a toda pOSIb n xl.

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conSIdera l segundo lmm deAull‘l su (|m|mfi| I _ _ ue a l oso ña oficial de la' cuencna mación c el. como el unico que seria importante y mcto'ml, vc rdad-_ la animación es el fenomeno' . . dim micmo dc y es I a l ha csencnl, no es lo que superficnal, uxnlir, polem|c0¡ lo mmm ' 'o'n es un fenómeno ' (Abram . 2013) — Uno de los grandes enigmas . deb y la dwammafl l e'uco . gente t . lo . bastante ua ingcnm ue md} mmm“) a'po 0g no es q ue “todavía haya his'ton'a occtdental ' ' ” , smo ' la creenua. mas ” bien ingen h e le q dem}. ra creer en el anunismo

,

‘pa tiene ' m ucha gente en un “mundo material pretendidamn . t I . can V13 mado. “’ Yesto en el mom ento mismo en que mas, invomcradmu‘ d los d, Cientificos multipli las posnbihdades de actuar en que esn l ' ' ta" ca a ( ia n . nosotros con ellos.

45 'l'cma desarrollado más extensamente en Latour (2012m' en el mw 46 Dc aln‘ el intercs' por la cuestión del animts'mo, como lo v.c'm05 recicla de de Descola o de Vin-¡ros dc (as‘tro. como si la desanimacton apanuopow. ahora en más como el fenómeno bizarro que hay ql"! L'xpl'car a (alnt‘nu'. y ya no la ¡cion‘s c posmon por «lt-leen) que vulvc a la" d cmás P0‘ Iii/arias.“

lc hacemos no son todos unos 3 aquello que "05"“05 . loca en la idea de brian caído dCSÓC mi Punto de Vista. como Los más inmrcsmucs SiSÍCma Tierra, simpleme nte se comentan "e trabajan mb“, el de actuar con no Que ella pose e. No dicen forzosamen"q""””' las Pos‘l‘bílidades tc que Cslá "viva". tan sólo Que n0 .“lá muam. En todo caso, que no es forma de inercia P roducida ¡"cnc co" es“ c"lrïiñísima por la idea de un material". Mundo evidentemente muy alejado de la malm'alidad. “"“mdo Entre ¡a

materialidad v, la materia. parece que tuviéramos que elegir. Resumamos apresuradamente un argumento que habrá que retomar mas" adelante: obtenemos la inercia del mundo material no bien distribuimos las" posibilidades de actuar entre las causas y las consecuencias. dc mane m de dar todo a las causas y nada a las consecuencias (aunque no dejemos de hacer que e l electo nos

atraviese sin añadirle Mmmm,” Accedemos a cosa la materialidad cuando nos negamos a esta opemción segunda que elimina

las" posibilidades de actuar. y les dejamos a las consecuencias' toda la agent); de que son capaces. Es por obra del relato causalista como se obtiene este efecto de desanimación, pero siempre apostm'ori, una vez agenciada. maquinada, montada la larga sen'e de las consecuencias. y una vez invmido el orden en que es recorn'da esta sen'e. (.o‘sa extraña, que retomaré mas" adelante. esta forma de relato causalista se parece mucho a los relatos creacion islas por los cuales se atn‘buye a una causa primera, a una creación llamada a m'hilo, toda la sen'e de lo que sigue.“ Aun si estamo s habituados, a partir de la revolucio‘ n científica, a oponer ciencia y re ligión, la idea de maten'a -ya que es ante todo una idea- partici pa de los dos dominio s. lus‘ por eso que. al procurar hacernos de la idea desde “naturaleu'” . habrá que deshacerse también de la teología que va adhen‘da a ella - ¡sin olvidarse de la política entreverada allí!-. Al inventar, en el curso de las largas batallas del siglo XVII, la idea de un “mundo maten'al" e n el que la potencia de actuar de todas las '17 Difere ncia que intenté volvcr técnica por la oposición entre intnwdiano'; (que no hacen mas" que transportar la fuena) y mrdiadom (que hacen bifurcar aquello que los c mba). Lo que es olm mane nl (le traducir cl argumento de Serres sobre l a traducción. 48 hs' el objeto de l ¡ls conferencias quinta y sexta. que nos sumergiñ.n cn gía natural". te la 'tcoloma de las conferencias que dieron on'gen a esta obra.

CON EL NAN“A mundo

e borrada,” se Creó pam

habla,

fu . ti tu)‘cn el e lamentablemente dem a. ' entidades que consn do f3"tas máuco'q" . dcnommamos -» crenu. "ado d usron mu fica del de la Tierra un con 1° que ¡ón religiosa de la naturaleza e corresponb de lag a menudo tam ión cien” "en puesto que se supone que es y que mundo“ _ , i u P agente or. Toda |a accion la Sl. del cosas. Ya. literalmente. o si rchCes tua s impo de usa'POCO entonces que lo llamernos Creadmm es la “simple ca rta crosa_ La o consecuencia podría tecedcnte. ' ¡gmL (moda). Pad omo í o Causalldad se dice _ C familiar-mente, sólo (a, l hem-ar m. enpodelaenroso , ahso o estar allt en rminos unos tras otros, peroes do 'd en Podemos “ es la Su rar“ n fiK _ meme alli para rá desaparccr o.í . i logrado ¡a guada' dhadb her ¡ u mmm, del mundo e la «visión cientifica La gran p aradOJa

-

lan“) FM"ra la Cichla .com.o . la hu-wn‘a‘dad del md!rndo Sd luego la "mmu'vidad para la poh.“ m Interior que nos pep e e y ¡a nehgmn. Ycondella. ' o como «3.3 -. ser .. Donna Haraway pr (.ht rt decrr. . 0 con el u mite ser e n cl mun ‘ 5 Yo no digo que ¡a “"“Cia "abría “desencanu mundo fi (Hal-am» 20] ). pc rder todo lazo con el “mundo vivido" c _ _ ndonos ha camada H ¡Sino . do“ el mundo halc . . una cancron dilerente y Siempre 'cmpre ¡n que la crencra Sl . da- ¡- iamc nte en cl mundo Acaso no sen’a inútil ofrecer, por fin, ww POP. I'd d una versión que ya no c ¡a sa n dlrc ‘ c la, lan torpemcme de ¡a matcna | a .

. .

' f zca de las ciencias una visión tan patéticamente Po'íu‘comhgmsa. o rc' s salir .ard de todaconccpdón “religión demundana’ la naturaleza d una sem inexacta. Entoncesmpodnamo t a la maten de Por fin tendn‘amos lar! SI" pmfanvaa' loomsacbjíoarm‘locsrr.dcsesudee. luego, nosotros, que estudiamos des tiempo esa cun'osa obsesión de los Müofdemrolsosapor cdmcscsadchTaCOdCO nimar el mundo en el que, sin embargo, hacen .pro mera aliudgorm imprevistos y sorprendentes. Ya sabíamos que el estrllo Ctraocnúca Es pm tenía ninguna relación con las cienctas tales como se as p_ s u.c .mm crsam'ente lo que me permitió afirmar, hace verntrcmco an‘o , q “hdd ca hemos sido modemos" (Latour, l991). Pero todo cambia a pa ¡mm momento en que leemos anuncios como aquel por el cualhdl comría a}

a esta conferencia: el umbral de 400 ppm de COL, atmosfenco sc sáb canzado en "mayo". Alli, parece evidente para todo el mundo, y ya "0

. . 49 last:. vmculo entre revolucrón . _r . - I ' ' crcnurca. organu'acron des mateml" poliuca._n ¡ación de la maten'a y teología es el as'unto del ya clas'ico SII.IP' small" y “993). al que nos releriremos en la sexta conferencla-

am los historiadores de las ctenctas, que nos hemos ¡amb n P 1] ido en una e c a tm posr'ble desammar. hu’mnn Q“ e ‘-_n ac e an tsera" ' sin embargo. no comemos con la cercanía mamas más conscientes, todo lo contrario. d to

libros aterradores . que let. mientras sos pre md: Akmam'a, 1944-1945, el historiador 1 . . Cf’ómo Alemania tuvo mas hagas de

E

'

90 CARA A CAM

n el último año

lquier esperanza dc victoria, que durante lOs cuatro años precedentes. Muestra que en la situación más catastro'fica, cuando e l Reich ya está la guerra está claramente condenado, cuando perdida y cuando todo el mundo, desde los go ncralcs hasta las amas de casa, lo sabe perfectamente,

no obstante, a falta de una altemativa, el combate continúa y el sistema

permanece casi intacto hasta el derrumbe final. B precisamente porQlle el carácter evidente de la amenaza no nos hará cambiar. que hay que aprestarse a rehacer la políu'ca. Si no hay nada agradable, armonioso o tranquilimdor

en abordar los problemas ecológicos: si Lovelock (2007: 150) pudo descn‘ ' do de guerra" y “tomándose str re

compara con el ejército bn'tánr'co, cercado e completamente desorientado, obligado a a armas, que se han vuelto inútiles, e concebida como la gran irrupción de pacificar todos nue generalizado.

Por espantosa que fuese la histon'a, la geohiston'a será probable mente peor, dado que aquello qu e has'ta ahora había pennanecido e n segundo plano -el paisaje que había servido de marco a todos los con manos- acaba de flictos huunirse a la lucha. Lo que hasta el presente era una taf'ora —que hasta me las piedras gn'tan de dolor frente a las mise humanos les han rias que los infligido- se afirma que el ene

ble de que todo i sostiene

, debemos arrancar de raiz la s con grandes optimista... Por esc la sornbría conferencias bajo adverte . “Dejad toda esperanl'a". O bien, estilo mas" en un mode rno, esta frase de Dougald Hine y Viveiros citada por Danowski de Castro (2014): “ H’hal do you [.¿Qué van a hacer da, afler you stop prtlertding’.“, cuando dej en de hacerse los listos?].

92 CARA

A CARA (:ON

El. I’l A N ¡ITA

“¡c ¡a aceleración de la historia, pero lva a ¿cómo ' st a "> (tienen Nos cstrcmccmmos y turca-2015“. Pm la gm n aceleración ante omportarsc npleta del tropo lavont‘oade la lllOSOlÏa 0m ' e " c OI de una lnvrSion obra c . dades humanas. parecen lL‘Slglldl‘St, «Et-¡gar .cl papel del .C dental, hs. soclc ms ue es la naturalem la que dthlllcrc (¡e m objcto estúpido. ¡mllnll-ICIqu activo; ¿Han notado que ahora se ain‘bm nem inesperada leldlcoss‘limninos la historia humana —li])ping por-m: (le a la hístpína ¡{al}! revolufl'o'nv que para hablar de la historia dc ¡es hu acc'cmc'on. €7.55. los te'nninos‘“inercia". “históresis", “patrón (le (¡emm man.os.sc cmp L‘a'liubiesen tomado el aspecto (le una naturaleza pm“:l dencna _ como 5' e}, ¡icar por que' no hacen nada ante la amenaza; Ta] c inmumd'ble Npucvo Régimen (.‘lima’u‘co: el “calen tamiento" es ¡al qcu‘SCCIlascannullg’lola distancia entre el segundo planoy cl primer ‘plano se ha fundido: cs la histon’a humana la que pat-‘ece lna y la historia nmumua que esta' adquin'endo una velocidad lrenetlca. la ¡dona inelmnorfica Se ha vuelto nuestro lugar común: todo ocurre como Sl lllll)l(‘.SCanS cesado por completo de ser modernos. y esta vez colu tnamentc.

Tercera conferencia Gaia, figura (al fín profana) de la naturaleza

(.‘alileo. Lovelock: (los descubrimicntos sime'tricos 0 Gaia. un nombre mítico muy peligroso para una teoría científica 0 Un paralelo con los microbios de Pasteur 0 También Love-lock hace pulular los microactores ' ¿(Emo evitar la idea de “¿lema? o Los organismos crean su ambiente. no se adaptan a e'l 0 Stobre una ligera complicación del danvinismo U El espacio. hijo de la historia.

[35‘ probable que. tanto para la histon'a de las ciencias como para la de la imaginación popular, dentro de algunos pocos años esta segunda escena se torne tan célebre como la de Galileo. aquella en la que, durante las noches frescas (le noviembre y diciembre de 1609. alzó su telescopio, lia5'ta entonces dirigido a la laguna (le Venecia. hacia la Luna. En ese momento, según dicen. le vino la idea de que todos los planetas Se asemejaban. Tres siglos después. otro descubn'nn'ento invierte los ténninos: ¡la 'I‘ierm es un planeta que no se amnq'a a ningún otro! Hay que reconocer que en verdad la simetría es demasiado bella: mientras el pn'mer sabio descubre cómo pasar de la estrecha visión que tiene desde su ventana sobre el Gran Canal hasta el universo infinito, el segundo descubre como pasar del um'veiso infinito a los límites estrechos del Pld'llctíl azul. Lo que el primero logra hacer con un telescopio de dos CCINaVOS. un verdaderojuguete pam niños. el segundo lo logra almndo hacia el cielo un equipo todavía más ligero, una simple e.\'períenC¡’l. de Pensamiento. NecesitaI'íalnos a un Plutarco pam añadir un nuevo capítulo a estas Vidas paralelas, a un Arthur Koestler (2010) para escribir U" apendice a sus .S'nna'mbulos. Durante el otoño (le l 965, dentro del Jet l’ropulsion Lab (le Pasadena, c

n las oficinas del departamento encargado de la vida extra.(err°3“‘0, James Lovelock. fisiólogo e ingeniero un tanto excénmco 408 ¡"gh-SCS siempre dicen de el que es un inconformista. un

r.

94 CARA A ("ARA

(.‘AIA. FIGURA (Al. FIN PROFANA) DF, LA NATURALEZA

(.‘o‘h L" l. t’l-ANFT'A (¡sin

rclac ión (un . c on Dian Hitchcock amet ¡dad de (l en Nllaru.‘ x’lClí! ¡lll \'ld¡l detectar . “o . lovelock vrtaufl'itk’l red “Gres bre SC . I'I posibil Siena-n a a.) t s‘o un pOQtIllU lncolnodos ‘ el cmcS‘ at d os

" Los . -'s—'."".(scc y Hitchcock. l961). a sus ('()lt.g«“' “M "d ’ " Oncehu ¡osos de a CO" fcsarles "0)‘(1gpj y’ más (al A obligados h las nusrones a l ve rsc . . le os? C0S S . f ' e de Marte los artefactos ("mp Juan enviar a la «"P‘T‘C' . i co“ aillda de Viking. 0"" pro“ a st‘lmïldmc responder ' . Pregunta c (05 (Oh? (CS- Que para dc g¡ganls ¡la F

p-

.9. 5

ría quedarse alli nusmo d ondei 'a ’ l -.n l l’asa n de na! . " se ' -¡' acne mejor Saludo“ )' . ta rojgJ dicen los autores. CO" "l‘m ,h . ‘ l “nc Que Sc comen!“ Sl la .itmoslt ¡a esta (,n cth. para verificar ' un "¿mo un modesto ms" wndrá" su ¡.cspucst. a 1- (,on * ‘ (.sta simpl c medula. . —' ().V ¿sfcra de bno qll|mlCO 0 n . c'll\(.ll. nc.“Marte es peilu (¿ment ¡o ha , mr en grandes gastos sabnan que la atmo ag , .' par . n y volar li.ta ' .¡lla compro. C ‘ de ent "¿estdad ‘ V v‘ nlc.no bar ¡o que es L.HdC le impacw . - . los gestos . ¡a snnetrla entu. F . i de Co. a tl , s Inevuablc (lulc k “e 3'73" g . . instrumento modestos hacta A el Ciclo , Love (K‘ (l lllco y los dc “uhñmimnm C . , . mdicalmente opustos. (.uando. a pan" efectuar dc . _ _. _ c N. . . ' para ' de IAS' 'Image nes temblorosas. ¡nsadaxs Y d‘ {0"“(5 qu 'u u “SCGPM m“)

Galileo decidio. gracias a su Conoeimiento profl&mdo de] ‘ al 8"“ df: I ‘una‘ .mi“ 3 ver las sombras proyectadas alli por el )l sobre

dib‘uo"dc íram(rle-pIiLas viva’lles lunares, se apresuró a (‘St.'\l)lt.'(:cr'. cuntre la Tu; mvnmnïu' "l't ' un nuevo tipo de continuidad -p;u:¡ no decu' una num eran planetas. ambos-eran cuerlpvols 'he'clliosddmch misma materia uniforme. tenían la misma dignidad y ¿gira mn da'ree! or de otro ('enlro. De ahí en mas', el espacuo indllerentmdo ¡{o ¡la l)x en derse en todas' direcciones. La Tierra ya no esta'ba relegada en los ajos fondos de un mundo sublunar. rodeada por (‘ll'ClllOS (le cada ieduhsnu elevada dignidad. desde los planetas supralunares hasta la esfera. l CTRN estrellas fijas. ale-¡atlas tan sólo unos g nidos de Dios tnlsmo. Ahora a Sin rra tenía la misma importancia que todos los otros cuerpos ctrlestcsr.en Ningunajerarquía entre ellos; en cuanto a Dios, se lo podia encontra todm partes por las msm inmensidades del mundo.

.

l H" Munro (le (item in , . cdcdkó (le londres, ¡il cual lego todos SHS IM!" h.5‘ I. k una cxrxnirión .

titulada l/nllxlting loaded, .8arn"!¡sl, Inwnlur. Mm“ ¿. . . . 1 la! epivxlm , ha sido (mundo y embellet ¡(lo a menudo A ' "Mim (( :rlblnn y (un un.» 3 At en: «lr la mlidml 2 'el ¡nrtitulur de ¡(n dibujos, vénnse l”.umfsky' (00”) Il‘rllfllll' unáliu} lle Hunt Hit-(lt- kmnp en lln'u'kle y lluhll (20l n'

una W Sl¡Pm-ado el primer impacto. los astrónomo s. los escn'torcs. “mmm. ¡OS Sacerdotes y los’pastores, los al igual que los libertinos. entonces P¡.0pu|.._-ar a pudietraves de estas nuevas Tierras ron d C wmmnl-Cs una vasta poblaficticios que se pusieron a vivir toda clase dc aven clonbscïwlr “¡h-¡hu tu ras (:osttunbt‘CS de toda suerte de criaturas exuañas. Yaovos ¡olmos astrono'tnit‘os Los de Kepler, (.‘ymno. Descartes. InlNlcc‘Wíon‘ a Fonte nelle propósito de un mundo que se exte ndía constante ¡“CHIC P0)rq¡¡e em homogéneo .17" _10('¡0_ ¡“San tomaron creíbles.‘ 5_° Y. como había ¡"vcnmrlo el espacio lnÍ-lllllo se semejante a sí mismo en todo lugar. se podía (¡m- nlguna (‘OIlSlSlCIlCl'd a la idea de “un punto de vista de ningu. “a para.“ que permitía a unos espiritus desencarnados e intercambiables escñbir las leves aplicables al cosmos entero. Dejando de lado las cualidades secundarias —el color. el olor. la textura. pero también la generación. cl cnvejccimiento y la muerte- y ale-"rra‘ndose únicamente a las cualidades pn'meras -l.'¡ extensión y el movimi-uito—, todos los planetas, todos los soles, todas las galaxias podían ser t ‘atados como bolas de billar.'-' Después dc todo. cuerpos en caída libre son cuerpos e n caída libre;

¡cuando usted

ha visto uno. los ha visto todos! La exte nsión infinita del mundo así como del conm‘itniento del mundo se volv ¡a posible,

puesto que cada

lugar em litemllnente el mismo que cualquie- r otro, por diferencia de unas pocas coordenzulzts. (lomo indica la e xpresión latina res extensa, la idea de lo que es una rosa podía rxlmuIme, en efecto. a todas partes." Retomando cl célebre título de Alexandre Koyré ( 1962) . Galileo y sus sucesores permitían a sus lectores pasar “del mundo cermdo al universo infinito". El cspín'tu de las leyes de la natur ale/za flotalm en el cielo. Y a partir de estas localimcione s ficticias Lovelock imagina n un astro-' nomo marciano que no te ndría ninguna necesidad de viajar en un plato volador para decidir. por l a simple lectunt de sus instrumentos igualmente ficticios. que la Tie rra es un planeta viviente puesto que su atmósfera 4 sum los ¡mixonnie s conceptuales descritos por Deleuïe y anttuui (199]) y que volvió m ¡is (oncretos .-\it-'l'o|r.|ti (‘ZOI l)‘ 5 list a distincit'm

e ntre cualidzules primmias y enulidmles Mecundtuim. que (n. ¡leo operó por ¡zi/ones pm't'ticas. ya no (cuna de cargarse. en el curso (¡cl tlempo, con un peu) filosófico. ul punto de tomar la apan'cncia (lc una “biturrueio'n de ln nutumlem" entre dos mundm inconIncnsillïlbl“S (“'hiteht‘.‘ttl. ¡998). ñ la rn txlrmu A nu es un .‘ilnbito del mundo. por oposición a la no (0,9111th “no lu minul (le un concepto único que urgnnim. a partir de Descartes. la "1|anu'mat‘ión del mundo cn 'nutumlem'. Luc tema pertenece unuo .1 ln llntoria

de la pintum (‘mno .1 la historiu (le las ciencias y .1 la filuwfi-‘I- ¡2‘ ¡0 ‘l‘lc Imdemos llamar 'itl eztlismo de la maten'a'.

96 CARA A CARA con tu. ¡"ANNA no regresa al equilibn'o químico." Tal es el mzonamiento de love-lock. si. desde Pasadena. puedo decidir sin discusión que Marte es un 3M", muerto dado que su atmo'slera se halla en equilibrio químico, del mism0 modo. si vo fuera un hombrecito verde. podría concluir con toda concuque la Tierra es un astro vivo puesto que su atmósfera se halla en desequlibrio químico. Ysi es asi. concluve el astrónomo terrestre en un destello de intuición. algo debe mantener vigente esta situacion. alguna potencia de actuar que todavía no se ha hecho visible. que. esta' ausente en Maru. así como en Venus y la Luna, una {nena dispuesta de tal manem que pueda mantener —o cubn'r- durante decenas de miles de años un estado de cosas lo bastante perdurable para contrat'restar las perturbaciones in. unducidas por los acontecimientos exten'ores: el resplandor más intenso del Sol. los bombardeos de asteroides. las erupciones volcánicas. l’cm no hay que precipitarse a dara esta potencia un nombre conocido. po; ejemplo el de "vida'. Antes hay que comprender la singularidad de esadescubn'micnto. Mientras Galileo. alzando los ojos del horizonte hacia el cielo, rcfor. zaba la similitud entre la Tierra v todos los otros cuerpos en caida li< bre. Lovelock. bajando los ojos desde Marte en dirección a nosotros, marcaba en realidad la similitud entre todos los planetas y esta Ticm tan particular que es la nuestra. Al adoptar el “punto de vista de Sin’o'. muestra por que no hay tal cosa como un “punto de vista de ningun: parte“. Desdte su pequeña oficina de Pasadena. como alguien que hiciera deslizar lentamente el techo de tin auto descapotable para cerrarlo bien.

(.‘AIA, FIGURA (Ar. FIN I'ROFANA) DP. LA NATURALEZA 97

3p.‘ll‘C(‘('. de pronto como una larga serie (.lc-racanltrimimlos históricos, amrosos, específicos y contingentes. como st uese el resultado provrsono y frágil de una geohistoria." lis como si. tres siglos y medio mas' tarde. Love¡ock hubiese tenido en cuenta algunos de los rasgos (le esta misma Tierra que (,‘alileo debía pasar por alto a fin de poder considerarla simplemente como un cuerpo en caída libre entre los restantes (Stengers, “393: 98):"' su color. su olor. su superficie, su tacto, su génesis, su envtjecimiento, (al vez su muerte, esa delgada pelicula en el interior de la cual vivimos; en una palabra, su comportamiento. ademas de su movimiento. (,o‘mo si las cualidades secundarias hubiesen vuelto al primer plano. be'rres tenía razón: a la 'l'ierm que se mueve de (.‘alileo. para estar completa. habia que añadir Ia 'l'it-rra que sr. cmtmtlnm de Love-lock.“ Si el primer descubrimiento flie un shock. el segundo no lo es menos. Recuerden el cliché de las tres “heridas narcisistas” celebradas por Freud (1933 [1917]). no sin un cierto masoquismo: primero (.o‘pe'rnico. despues Darwin. y por último el propio Freud. 'l'res veces seguidas. la arrogancia humana habría sido prolt'tndamente herida por descubrimientos científicos". primero. por la revolución copernicana que habría expulsado al hombre del centro del mundo: luego. mas' profundamente magnllada au'n. por la evolucion darwinista que hizo del humano una especie de mono desnudo: y en tercer lugar, por el inconsciente freudiano que habria expulsado a la conciencia humana de su posicion central. l’ero para tomar dichos descubrimientos científicos por una serie de hen'das

Lowlock devuelve a sti lector a lo que debería considerarse. una vez mas como un mundo sublunar. No es que la 'I'ierra carezca de perfecciona.

narcisistas. Freud debía haber olvidado el entusiasmo con el que había sido recibida la asi llamada "revolución copernicana" (Shapin. 1998). lejos de sentirse heridos, parece al contrario que aquellos que la vivieron

sino todo lo contran'o; no es que esconda en sus traslkmdos la oscura m0

se sintieron Iibe mdos de sus ataduras. después de haber soportado verso

rada del Infiemo.‘ sino que posee -¿so'lo ella?— el privilegio dc hallarse en desequilibn'o. lo que también quiere decir que posee cierta manera

sin otra salida que las regiones supralunares, el único lugar de las verda-

de ser romlletb‘lz (o. para utilil'ar los términos de la conferencia previa,dc estar. de un modo u otro. animada). En cualquiera de los casos. parece capaz de man tener activamente um

relegados durante tanto tiempo en lo mas" proit‘mdo de una mazrnorra. des incorruptibles. lil universo infinito. la evolución milcnan'a. el incons— ciente tortuoso. todo eso libera: ¡por fin salimos de nuestro agtJt'ero! ¡l’or lin nos emancipamos! Recordemos que Brecht, en su obra sobre Galileo.

diferencia entre el inten'or y el exten'or de ella misma. 'I'iene algo como una piel. como un envolton'o. (¡o'sa todavía mas" extraña, el planeta azul

7 (¡mudo por el propio Lovelock (2000). H la particularidad del .‘tntiguo cosmos —retornaré sobre este punto en la siguiente (onlercrlcia- era que tenía el inlit'rno en su centro. como lo “'m'ï‘ cn la dunna (owdta' (.‘alileo (2008). por otra parte. se ocupó de la medidt de dit lio infierno en un texto uirprendente.

9 La fragilidad del sistent.‘t es otra manera de subrayar su llislul’k idad. Fn la “¡Miu-sis Medea. Peter l)‘ “’ard (2009) rnueura que nada protege a (iaia Contra la (lestntcción. Ese es asimismo el terna (lt-l artículo (le Lovelock y “'hitíield (1982). lO lis en el dis¡x;sitivo del plano inclinado donde se invierte la relación entre el pasado y el futuro: de ahora en adelante el tiempo galileano descentlem' de la cau‘sa ¡Yamila hacia sus conwcuencias. ll Véase la conferencia previa. p. 77 de este libro.

había celebra de su asistente antigua usanm:

a Indrabicrto. cuando hacia guar (¡clan 3 ha“ l' t“.05. dc cobre de un asrrolab

¡oala

v0 también lo sentí cuando w. _ ‘ —-Si. n lo sienten. ¡Muros_ esp tamble humanidad la creyó d! Durante dos "‘¡l anos. rpos ce lestes gritaban alrededor de cua.

. c ' dOSC el sudor): 1C ‘ Gahlco (scan 'ez Otros

sa limos al mar abierto. l’llCS el “.‘Ïll‘PO ¡ltltigtto tiemPO- l" ‘l Pues “3do SC "Nieve. -< un v nuevo ron“) ¡a humanidad sabia que’ clase de ha pasado. ycste ¿1pero ahora.

amigo mío' (".1 A .us/tt-pcuerpo celeste en Cl que "mida L0 Que morada es la Sll",7¡l'íbk‘r0's film-guns ya no le hasta. l’ues allí donde

. c l los s a , .s A h ¡bm ¡"smlado esta CScnlO l la Creent la. lll ultimo se Insta. ' ano ' s se -' ‘ hace mtl l. l). la duda (Brecht. 1990:

la ahora

mio r En efecto. pero no en la dirección prem'Todo se mueve. ami go “Allí donde hace ¡real-emm a Brecht: i - . .1 v I _S c_ Podríamos decn‘. parodiando "Cid. lalli mLmo s instala ahon la ctet (a había instalado se años . asa ñ cincuenta I A y y] u ' _ ¡a dudar 1.] u'cmpt) antiguo ha pdo ) pronto, tal u... la humam d d bm: qué clase dl. morada es la suya. este cuerpo celeste en cl que a sa _ _ “ c . a . . _ otra h nda nrcrststa _ mu pero a condicion dc astmilar esta

reside", A . . a nnagmdo. Lo que ya no chísimo mas" dolorosa que las que Freud habia tiene sentido alguno es transportarse en sueños. sin obstáculos y sin ¿9' dero. por la gran extensión del espacio. [ts'ta vez, nosotros los humanos no estamos shockezidos porque nos hemos enterado de que la Tierra no ocupa el centro lr se arremolina en circulos sin fin alrededor del Sol; sus tamos tan prolhndatm'nte shock-tados es. al contrario, porque volvemos a encontrarnos en el centro de su pequeño universo, y porque estamos pns'ioneros dentro de su minúscula atmósfera local. _ De repente. debemos dar vuelta nuestros viajes imaginan'os; cl um verso en expansión de Galileo se encuentra como suspendido, cl mmr'

miento hacia delante se ha interrumpido. De ahora en mas" cl titulo Id! KOYTÚ debe leerse en sentido contrario: “log-reunir!" del universo infinllo a] cosmos limitado Y feriado". Todos los personales ficticios que han en {lado ch.°5> ¡"ámcnlos de vuelta.‘ Anúncienle al capitán Kirk que la na“ . ¿”MW debe volver al I'edil. “Allá, no encontraran ustedes nada P3 rc.

rn'bk-

r

Frontera contra CS e.” ,csa (111.6.C,C10l] que a p Par losil)árl»an mmsorvd’ Na lllo ws segun‘a extendurndose! Por 0"“ P3

(mm, FIGURA (AI. FIN PROFANA) mi. LA NATURA] su gg (0' ¡a doctora Ryan Stoune, .cnihel film, Gmwdmíse encargó de msmm'rnos al ('IH-‘Ollufrs‘n ( ¿SPIÏC'S mil ecctos especiales. en ticna la situación finnc: ¡ ¡muy spam! Í¡()(“ll() el espacro.]. w sc‘ ' Si: (¡cm-d¡(lumente.. se. Instala la duda ._ .gtnmos pudiendo gastar cnomws p¡.(.>s¡,pu(-.stos en aquello que antano se llamaba “conquista de] aficion’ ¡,Cro en el nlq’or dle los casos no lograriamos mas' que transpormr a "¿wc-5 (le las inconcebibles dlstancias. desde un planeta Vi".o hau-a medía docena de aSlr-onau.IaS encapsulados. _ ¡í . . algunos Pl anetas' muertos, El lugar (le la accion (75 ¡“ll'l «‘ba‘lo Y ahora. ¡No suenen mas. mortales! No csawanin al espacto. No tienen ustedes otra morada que esta de aquí. c" cl estrecho planeta. Pueden comparar los cuerpos celestes unos con Ou-os, pero sin ir allí personalm'ente. La Tierra es para ustedes lo que en griego se llama un Ita/mx —que solo aparece una vez- y es ¿»se e] nombre que vuestra especie, los terrtcolas, merecen también... o. si prefieren un término de. similar etimología en greco-latino. idiota. “.So‘mos “nos idiotas; todo lo que nos ocurre. no ocurre más que una vez. ni mais que a nosotros. aqui." Si Galileo Galilei se las habia arreglado para tener uu nombre que lo acercaba al mítico nombre. de aquel hombre de Galilea hay que reconocer que también Lovelock se ldS' arregló para conseguirse un apellido dc lo mas" enigmático: ¿“Amor aherrojado", “(.e‘rrojo de amor". "Amacandados"? En todo CdS'O, por culpa suya, llenos aquí encu rrados para siempre bajo siete llaves...

El nombre. “Gaia” no es menos sorprendente que el de Love-lock. Todos

hemos leído lil señor (le las moscas. la historia de esos escolares bn'ta'nicos que naufmgan en una isla desierta de la que no pueden escapar mas' de lo que nosotros podemos escapar de nuestro planeta azul. y donde poco a poco descienden por la resbalosa pendiente que conduce a la barbarie (Holding, 2008). Pero resulta que “’illiam (xo‘lding, su autor, era vecino de Lovelock en un pueblito de W’iltshire que lleva el delicioso nombre de Bowerchalke, y Love-lock debe el nombre de su teoria a Golding.” No Cs ensuciar la reputación del escritor suponer que, cuando luego de al-

]? D05 “un: para el gran público que comparten la mis'ma mitología con las l"(fucupactones de los planetólogos: Alfonso Cuarón. (¡mwdad (20!3);Jamm

(."imeron. Avatar 13 ltplstxlÍO relatado (2009). a menudo porjames Love-lock (2000) en su :uttohiogt’l.¡"I-1 y en IllllllCI‘OSílS Cllll'cVI-SHÏS.

CON III, I'lANl'rÁ ¡00 CARA A (¡ARA

GAIA. FIGURA (Al. ym el nombre

(.am . haria largo

pub le sugirió H ('I gu nzu (ent I.15 eu “mi” 5‘. ¡o hubiese hecbo. habria sabido que lícm och " e 1. ' ‘ relela no . . » de l.i que . qu c Jam.“ -. .a

una maldicion logmría I’cm sobre la teoría de su «¡nigo Y. . l s; el todo. d _ ' P‘nuse. . . ., -|-¡crm , no es una (lion propiamente Es que (una, (mi. IIa 'Ir'af‘rnni‘a (le l'k'SíOd0"_ "nn fucrm que antecede a los (líos-esl'lt'n c“ l)e'tíenne (2009: ¡65). Í‘K-‘rm L5 “'l'“ b'r"_“ 'lmlmlda (le lo, cn‘lx‘ Marcel _ “anfim‘ Pch'groml i IH-mpu'fll, la antigua (vana emerge cmm comienzos" r e “por y de terror, (-n compañía de (¿un grandes elusiones de 'sangre. y (le Eros. En verdad. en los primerísimos tiempos. nació (,‘uos. el Abismo. :tri'o. v luego (izu'a. Ia 'I'ierm (le anchas hide-ras, universal mom. d“ pm “bum”. amb". de los mmorlales amos (le las cunas del nesmlo Olimpo [,..I y Eros que es el mas bello (le los (¡1'05ch

[...] En cuanto a la Tierra. en primer lugar buzo nacer, ¡gn-M a (-lla misma (em preciso que pudiera ocultar-la. envolverla comlilla (lio a Iu‘1.'.l'[‘c¿plt-Iauu-utt'), .‘t Urano, el (,"irln nin/{mln I

la [ht/III”. Rea. Tennis llull“()'\lllllll)r(' y .Hmlnriu-Muemosync‘ Febe In Ivununmu, ¡oda (le oro ('orouada. y 'l'elis, que inspira el amor: Ytlespuex (le ellos. ('I nu-nor. (Ironos. (le las ¡(l cas relorci. (las. el ¡mis terrible (le los hijos. que iurubo’ im hacia su vigoroso progenitor (l lesíotlo, l‘J81: 65-67).

¿Quién es ('ulont'es (¿:u'a. la Gaia (le la mitología? Imposible responden esta pregunta sin haci-r para ella Io que hemos aprendido enla conferencia ¡mu-rior: labrar primero la larga lista (le sus atributos. (le modo que enconu‘emm su esencia. (kimo ocurre con todos los seres. pero mas' par. ticularmeimr aun ('on estos peisonajes tempeimuentales que los relatos ml'lit'os no ('esau (le labn't'ar, su (‘()Illpcl('.ll(‘.l'.l (lo que ella es) se (leduut (le sus períorma"(es (lo que ella baee).” Y estas últimas son múltiples. commdirtorias. confusas ¡I mais no poder. Gaia tiene mil nombres. ID cierto es que no resulta una figura (le la .‘n‘monía. En ella, nada (le maltr-

a que revisar de cabo . a] o bien. .¡hay _ . . n d’en Si le lucnemn falta rituales, sm duda no cm" las s. inventaron más“ ¡arde New Age que

(nylon 2010. (:‘alinier y Molinié, 2005). Baste un testimonio pamjuzgar: es (,a‘l'a_ antes que nadie

‘CSImMnga que le l’L'nnI’U'rl'a deshacerse de la la horrible supone su mando Urano: El mundo se habría quedado en este eslado si Gaia indignada por una existencia encogida. no hubiese imaginado una pér fida astucia. que m a cambiar la cara de las cosas. Ella crm el blanco metal acero. hace con e'l una hoz; exhorta a 5m h ños a castigar a su padre. Todos vacilan v, tiemblan. salvo el mas' joven. (Ironos. e] Tim" de comzo'n audaz y de retorcida astucia (l'lesíodo, l98]: 20). En el relato (le Hesiodo, ellajuega un papel de una pole ncia a la vez :1th mdom y sensata. Su astucia se manifiesta en pn'mer lugar en el hecho de que ella ¡.‘una's comete hechos abominables por sí misma. sino siempre Por ¡nu-nm-dio de aquellos en quienes ha inspirado la venganza. ¡No cesa dc provocar a su inmensa progenitum de monstruos y de dioses para que se .‘tsesineu los unos a los otros! Sin embargo. despues" de haber sumergido a los miembros de su familia en conflictos espantosos. a esos mismos ('outm los cuales ba eomplotndo —Umno. (.‘ronos. Zem-. ella les prodigy luego los consejos de su mántica —se dice (le ella que es pmlamanm’, la “prime m prole‘ta" (Dótienne. 2009: 161)— (le modo que terminan por tn'unfar.

Ires veces. da 'l‘ierm consejos decisivos: [ ...] hace compren. der. indica con pal abas mais que por signos,

también sabe 'decir todo expres."unente" cuando es necesan'o. pero siempre prevé. prewene. concibe los designios que on'entan el curso de las c0 sas" (le mane a (lecisim (2009: 165). Pole ncia

I-l LH por obla di- esta maneta (le rt'unnu'uir pie/n por pie/a el (.uupo ¿CII-¡"r licu, Im rituales. Im lntiulouios .‘uqueológit‘ox (le los l)t'l\()ll'.l¡('\ (linum‘ d‘ h” "'"(tlmnv ""l 0‘ "P-‘N‘ (le su \ll\.|'.|ll( ¡a ideal. ( omo Im glzuules (1114.” mi .h “(nda humo” ¡"1" Pulido ‘.u¡'.uu'.'lr a la zmuolmlogía Ilt' la (in-(u antigua (le ¡mmm del :u.‘ulcmic¡un". mind“, qm. “de "¿un ¡a ¿mliguflun "r l'" ""Ï'Ü‘bw'u. mle mai uulanïn [Mill la (iaia 4 ieuu’lim.

clo’nica.

a su “¡o ("mos ' de pie l negra. morena y sombría. después .de inucitar c .u ‘ d Cortar con una hoz d e acero de agudos dientes los ¡.dc su marido Umno. Gaia no lo considem suficiente. (,o‘u la I i el. c“ dd de Rea, convenc e a Zeus de luchar contm su propio padre :5“jue":lCn'LOTIILO. l’ero luego se las ingenia pam movilizar a su lx‘njamín. 'l'istruo (le Cien cabezas" (le serpiente—, a destnur el impeno (le

¡02 (.A‘RA A CARA CON El. PLANETA

su hijo ZetsL. Sale vencedor el olímpico. pero desde entonces los pobres humanos son víctimas de los n‘entos. de las tempestades y de los ciclom,s de Tifón. Desde el punto de vista de los dioses olimpicos. esas" divinid} des llegadas tardiamente. Gaia es una figura de violencia, de génesis yde astucia. una figura siempre antecedente y conllïldifloria- Si (-‘SL’Í ligada a] orden lv a la ltev. a Temis. esa Iigazón se realil’a en la violencia y los (cm. blores, pero sobre todo en la duplicidad. (Zomo bien dice Detienne, cua cambia constantemente. Fue Gaia quien concibió el subterfugio de la piedra envuelta en pañales en lugar del recién nacido, escondido en el io‘ndo de una cavema en Creta. esperando que se convirtiera en Zeus. A lo largo de toda esta “arqueología” del mundo divino, (,‘aia da muestras de una capacidad de conocer lo que va a sobrevenir: ella aprecia el presente cn función del futuro que lo habita, prefigumndo de esta manera ,el buen constjo v1 la sabia prudencia que van a caracteri/"ar la acción de Temis, en varios momentos de la carrera de Zeus y. en especial, cuando Tierra, esta vez demandante. venga a quejarse de la prolilk.-r.-u:ión de la especie humana y de str creciente irnpiedad sobre su “amplio pecho" (Détienne. 2009: 166).

Aquella que se. queja de la impiedad y del peso excesivo de. los humanos. sin duda alguna. no es piadosa. Por lo demás, a los arqueólogos no les resulta nada facil encontrar sus altares, enterrados como esta'n en caitrnas profundas, bajo las ruinas de los templos erigidos mucho mas" tardc para din'girse a dioses mas“ convenientes y mejor celebrados (2009: l66). L0 que es verdad del personaje mitolo'g'co lo es también de la tcon'a que lleva su nombre. Si, sin ninguna duda. hay una maldición unida a la teoría de (laia. Por otra parte, cuántaS' veces se me advirtió que no rectr rriera a este ténnino y que no confesam a viva voz que me interesaba cn los libros de lxivelock... hasta el punto de escribir una obra teatral sobn‘ ellos y. para coronar el conjunto. ¡centrar en este personaje la presente sen'e de conferencia.’s! “¡Por favor. no puede usted tornar en serio". mt decían. “esas divagaciones pseudocientificas de. un viejo inventor ¡nde pendiente que afinna tranquilznnente en la lelt.‘visión que siete octmw partes (le la humanidad serán muy promo elimimtdas porque, como un nuevo Malthus, el pretende haber calculado la ‘capacidad de c.'¡r¡,,."|' (M planeta 'l'iemi —lulos trescientos millones-; y que de todos modos eso If (la igual. ya que el va a morir, lejos de la 'l'ierm, en un cohete. duran"

GAIA, FIGURA (Al. rm PROPANA) mr. LA NATURALEZA

¡03

un viaje por el espacio. gracias a un boleto gratuito que le fue regalado. 'que‘no es otro que Richard Bmlnson!“ para rematarla. por un de crencra e inturcrones vagamente esprntualum no mezcla lisa ¡Vamos! Puede ser el centro de una nueva Vis'ión de la ciencia. de la política y de ¡a religión. Qué idea estúpida. compararlo con nuestro gran. inmenso Galileo." Uno de los motivos por los cuales me resistí a estas advertencias es que no estoy muy seguro de lo que habn’an dicho mrs' detractores. si hubio sen vivido en 1610, al leer el Sideneus Nuna'us publicado por ese cunoco' ingeniero barbudo que firmaba “Galileo”.'° Despues' de todo. un matemático que divaga sobre Dios, la Tierra, la Luna. la lglata.‘ la Biblrz' y el destino humano, que compar-a la Tierra y los planetas con bolas de billar. dedicando su obra a un Me'dicis con una perfecta adulonería, tal vez no habría tenido una recepción tanto mas' favorable en aquella epoca'" Richard Branson no es el duque de Médicis. por cierto. pero entre las dos cosmologías hay una simetría inversa tan impresionante que me interaa explonn'lzl. En los dos casos, lo que está en cuestión es el movimiento v‘el Conil”)l'(.'lll|i('lll() de la Tierra. así como el destino de aquellos que la habitan y que afirman conocerla: eso basta para tomarlos en sen'o a ambos. Si hay una maldición que pesa sobre la teon'a de Gaia es la que el mo dernismo introdujo en la cuestión al imponemos desde siempre tratar nuestra relación con el mundo según el esquema Naturalem/Cultun que hemos intentado invertir en las dos conferencias precedentes. Bte esquema es en g mn parte heredero. e‘l mismo. del descubrimiento que. pam simplificar. podemos llamar “galileico'.” Una vez inunducida en lïsica por motivos inicialmente sólo prácticos. la distinción entre las cualidades primarias y las cualidades secundan'as se puso luego a prolifemr en todos los dominios. Si a Galileo le era necesan'o retirarles a los cuerpos todos los eomportam¡entos para dejarles sólo los movimientos. no había motivo alguno para hacer de ello una filosofia general. y menos aún la política de una Tierra sin comportamiento alguno. bo que para Galileo

"ue una prï-V'qulción en ingles' dc Lovelock en ‘Doonudav pending‘. (."I ¡diam Television. I'ht’ Ilnur. (youtube.corn/hatchñNRQ-NanFD. IG Retomare’ esta fecha. llilO. en la sexta conferencia. Act-rra de la recepción dc este texto, Bizlgioli (HHH). |7 l-ZI enredo de ¡xilíricm religión. diplomacia y competrc'kín undémrea' esta estudiado en Biagioli (2006“). que presta espec-ral atención' a su rrhcm"n con la mucirnte economia. IR Es el sentido que le ha dado “used (2004).

. ¡04 LARA A CA RA

FIFA con m. PM”

. s. . uanor u sf nn . en un fundamcm expt (llCIllC .(. cómodo un de Dcscnncs y (le sus sucesores.“ 0 "lc. era apenas Loc ke. . .. . . c 05 d” tafisico c L'ñlll/"iClOll " "mn sm 1,“ I‘ ¡ntlelnda A . S. prohcnt a o, p rcCisamemc (le ‘¡n embfg C rmitido desnnimar una sección del - '‘ ue h-‘l l’ . . “d . . la extmn'a ope racioll (l hncrw t, dc sobrcilIlllní" "Ihr. oli SCCCK)". declara; 'l ' ObJCUh (lo. declarada Ion (..u ana distnlmt —lo que c l

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(oda Inl'P “c can. , t ds, - como .. despucs' mbrcl Squclnq Natumlt-Iza/(ultum —¡ can la 1 nena en e C no cuadra t ‘ ' Galileo no cuadmba en el cosmos inc-(lieval__ i I vimiento dc c h v N n,“ A , c mr cie . pngcauciones. lan un sentido, ¡es Locke nm con!” “lllmoc ‘e ' ' emos a conclutr el pi ()( eo d CSIC mnnos picnpu ha) qu No bovclock' la

¡nodo en qllC ÍÏ'HHOS SC l’rCCil’ium.‘ “.“n‘lue siempre descre'd'l I 0 delc mismo raw]. de (,‘alileo... [asta vez, (l(',l)('rlll()S logamos a desuenIPO-M"fio.o (¡d una o” I-ul'cio retrospectivo (le la historia. "ión sm mr facilmente a la maldicion pretendiendo que el "Om breydc’eunp()dzirltaecoriuI no tiene ninguna ¡nuiortaneia y que. (‘lelspués de todo. los cientificos sen'os evilil" ¡”du ¡0 l”“’:“'hlc“d "ombre, ("'“av Y Prefieren cl eufemismo “ciencias del sistema lieria . líero “seria hacer 'lrampai pasar dc un personaje ambiguo a otr'onattn m'aS' (lilic‘il (lt‘rdefuur. 'SM' ma“. ¿que cun'oso animal es ese: ¿bn I uan? ¿.L-n (.icloper ¿Que clase de rctorcida diw'nidad? Evilando el verdadero mito, caeriamos en el falso? Mito y ciencia. bien sabemos. hablan lenguas" que solo son (listinme; apan'encia. pero en cuanto nos aproximamos a esta zona meta-morfia que hemos aprendido a detectar, ambaS' se ponen a intercambiar sus rasgos. para expresar. prolongar. aquello que quieren decrr. “.No haytr. mito puro como la idea de una ciencia (lepumda de cualquier milo'. diría berres (1974: 259). No. hay que hacer con la teoria cientifica de (,‘aia lo que los magníficas

2|: ¡Hnd'lflfln'a lïellnmcnle retoniada en l)elr.¡ise (2015). upcnxlblcs comentamos en Stengers (2002). 2| Reunmiïé eses cuestion del 'sistemn -
é

uabajos de los helenistas nos enseñaron a hacer con personajes miloló gicos como la antigua (ka. Lo‘mo siempre. hay que reemplazar lo que son los dioses. los conceptos, los objetos y las cosas") por lo que baten Para lanzar la Tierra en movimiento a través del universo infinito. leo “992) debe mezclarlo todo. desde luego: aquello que atañe a DNS a los Pn'mípcs. a la amon'dad, a la ' m3 forma de los cuerpos. e incluso. C0

l j; l l

(.‘AIA. FIGURA (Al. FIN ¡mor/uu) mz LA NATURALEZA ¡05 05 1' bono csu‘lo italiano. Lo mismo ocurre con bc m v ‘ . , .. r _ Lovelock cuando r m repatriar esa misma [term . a un cosmos mito. 530€ u Pa I'd traducir a Pr lengua "ms: o menos comprensible esta potencia de llllíl c la Tierra ¡enga actuar que hace un comportamiento -que sc muestra ante q" . res como dotada de un envolton‘o los ojos sensible y perccedCro-. cle'r'rodcbc’ (alubién el inél, mezclarlo todo. reciclar las mclaf"oras sccvaniluoswn de mm pam que ,nan'L-raly para terminar por hacerles decir Tan-(0 [0“?ka como otra cosa. (xallleo vacilan. ¿Set conuadicen? Sí. desde luego: asar de la naturaleza al mundo Siempre es sumergirse en “ppunar los hábitos la metafísica. de su disciplina —pa.ra Galileo la mecánica. para vclock la mmm-CaLocn otm cosa mas' activa, mas" abierta, y también mas' corrosiva. pero cl problema de Invclock es nuevo:

manu’enen vim la fina película de las zonas cn'u'cas unos simples pasajeros ¡nenes y pasivos de un sistema fisico-químico? Su problema consiste cn comprender en que Sentido la Tierra es acu'va. pero sin alnbu'nie' un “¡m y comprender también cuál es la consecuencia inmediata de eso: ¿en qué sentido puede decirse que ella mmaclua' a las acciones coledrvas' de los humanos? Antes de condenarlo. hay que sopesar cua'n inédito es este problema, puesto quc. para hablar de la 'natumlem". Lovelock no dts'ponc sino de la nu-talïsica heredada de Galileo. Esta “naturaleza” de la que ahora salx-mos que no r5 mas que la mitad de una definición simétn‘ca de la cultura. de la subjetividad y de la humanidad.

y que desde hace \an'os siglos conlle ."l un pertrecho de moral, de política y de teología del que jamas' ha podido librarse. [,ovelock no es ni filósofo ni letrado. Ls‘ un inventor autmlidacta. Debe improvisado todo por sí mismo. Pero lo que a fin de cuentas logra construir. de un modo u otro. es una versión la Tierra que es enteramente de dz, aquíabajo. Digamos Tierra hay que volver que pam estudiar la a la 'l'ierra. (bum ¡m notaremos. pese a los numerosos tanteos de la prosa de VClock, (iaiajueg Loa un rol mucho menos co. mucho me religioso. mucho menos políul nos moral que la concepción de la “naturaleza” emerge e ‘ n la época de tal como Galileo. (amos La pamdgi'a de esta figum que

intenmmmm“forwomhïlr CS ‘qlte el nombre de una diosa pn'nn'tim. proteiformle. mmm nl”gimc nnpudrca ha SldO dado a aq-uello que tal ve‘z sea {a mhda‘d Significa u [‘1"‘l)l<).(ll¡c1(.la por la c1encra occrdental. Si el adJetn‘o secular mal“ y pmqk: no implica ninguna causa extenor m fundamento eslprntanto plenamente “de este mundo", entonces la mttncmn

(mm, Hook/i (Al. FIN PROFANA) ma IA NATURALEZA ¡07 u

lam" Care“. dt pagano"_ es u

a los mismncrm"

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qu“ dcno quc Pod“r d“ 'rmino ad“

en cl sentido ingles de ,I’(n1I¡[)._t'z m,

“e en electo la situación es num CS e Porq e . . . rencia mc gustaria msrsttr sobred 03% _ .. ‘ . .mc s01])“:ntltrntes. pnmcro, que M. En lo que (rata - ,1 ¿animados ni sobra]. ‘ mt [7|ch rístic‘ts. de "mados. i es" m que “o prflcnden los detrzuttores de lnx'c-lock’qut' compuesta de Cr c. cn ue f. a y después. qtes ( ¡“e no están ¡znvnulummcnte marcados e num ag l G d .1 h esté constituida ali v ‘ fuera de la ley, es la .‘lntisistemap sola totalidad actuantc.

¿Que potenci .lI

l l “r da ¡Dvdock a los organismos vivientes cap“es ' r C HC [4' u . . q ¡“(al (¡e ¡a l hcrm? la mejor manera de con" ¿»n h historl 7

.

_ e Lg ' . VC¿“Hgm un tal mlvez. e ‘ \.‘ trazar un paralelo. (-‘Sld' Y“ “0 ("‘"C LoWlOdi c c lo, Prndr . “¡ktm r . bit-n entre Love-lock y Louis l a.t(.ur. 1,0 (¡no Galileo. SIIIO nus'

a l l > no es el papel quo ambos asignaron a los micma. “¡du-flor Cl'pm c ( nsecuenckts que los dos e.\'traieron de ello pamb 83"¡‘s'ÏmS' ,sllno,:.(¡)ascckoi10 es el autor de un libro que conocemos con su Una medicina para e'l [Ilarzelanil’astcm [al francés] htmcduncido

después de haber dado forma a sus microbios. enseguida intento comm ccr a los cirujanos (le que con sus escalpelos infectados matalkmn asusp} cientes sin siquiera darse cuenta. Del mismo modo, Loveloc, apenascy bozado el rostro (le Gaia, intenta persuadir a los humanos de queurna“: el extraño destino de haberse convertido por ignorancna en la en] de Gaia?” (bmo si el desafio, esta vez. no it‘tese proteger a los. humana contra los microbios. ¡sino comprender la peligrosa retroaccwn dc las

22 l.’l"l(‘lll’.ll)l'LHIL‘HK'. como veretntxs en la sexta conferencia. lo 34:6le 6 como una cent-Ia sin alcohol. es lo religion) sin la religión. ll’crO www mas’ lejos. ‘Mundano' sería un buen te'miino. pero si Cl ingleslia ('ON‘“ mandara, los franceses lo .‘wx‘iamos mas bien con la "nmmlantdad i 23 (bmo me lo ha hecho (kl-h' notar Olivier Morton (comunicacio’n delunio de 2015). eso es lo Que une a lnreltx‘k con la tmtlIClon de W (¡935). 'l'ainbie'n para el inventor de lu noción (le ecosistema. cl 3‘73“ su'temzitico (le las conexiones no implica ningún llolismo. 24 El libro dejames lnvelock. Gaia. A Nau Look al Ljit o" MV“ 25

'¡La plaga dela gemel". título del u’ln'ino capítulo.

bios y de los humanos! Si los microbios dc Pasteur transformaron micro damcnw todas las definiciones dc ft m

f del rente entre

pro en la

V enemigos. Tal como en la época de Pasteur, lo 2002).”) ' que está enjucamlg°_s :(as ciencias nuevas es la gue-na y ¡a paz (Lalour. So lc" ¡"nos cómo puede funcionar el paralelo. calas ante todo Si uno se acuerda\de largos combates que la naciente microbiología

debió librar con(m “nl-"emos químicos, aparece de manera flagrante el paralelo con la; batallas dc ¡Jovclock cenar-rakim geologos para pasar .de la geoquímica a ¡o que ¿1| llama “grtjiist'olngm' 3' hn los dos casos. tentautas dc introducir un “una hasta el momento desconoctdlo, son acusadas de sobraam'mar e] mundo 3| caer de cabeza en la mctafïstca. hn el caso de Pasteur así como cn c] de Lovelock, la intuición de que en las reacciones químicas hay mms actores en acción, aparte de los sospechosos habituales conocidos en la época, es recibida con la mayor suspicacia ((Je‘ison y Secord, 1988). Por cierto. ese fue el caso con el químico alemán Justus von Liebig “8031873), la bestia negra de ’asteur en la década de 1850. Despues' de un siglo de combates contra agentes misten'osos y fuerzas vitales. los quimicos habian establecido finalmente su paradigma al aprender a dar cuenta de todos los fenómenos que podían analimr en sus laboraton'os mediante “reacciones estrictamente químicas" (Bensaudoh’ncent y Stengers. l992; sobre el caso específico, latour. 1994). Por eso. no tuvieron paciencia alguna. por lo menos al comienzo. con ese traidor de Pasteur, aunque el también fuese químico, cuando pretendía poder demostrar. por ejemplo. que el azúcar no podía ser transformado en alcohol sin la adición de un agente desconocido. la levadura. cuya presencia era indispensable. según él, para desencadenar fermentaciones. A los ojos de los químicos.

era un retomo al vitalismo del pasado... incluso a un sospechoso espin'tualisnlo. (bmo hemos visto en la conferencia precedente, los agentes científicos. captados en la etapa naciente, son pn‘mero una lista de acciones. tanto antes de que se les de un nombre que rcsuma esaS' acciones... a menudo en esa lengua, el griego antiguo, que ya ningún científico ha. bla. Lo que un agente es capaz de hacer se deduce de lo que ha hCChOZ 26 la magnífica biografia escn'ul por René Dubos (¡995 [1950]) multiplica los lil/.03 (un l n cn'sis ecolug'ica. (Dubos también es cl autor de uno de los pn meros libros para cl gran público sobre la Tierra como mundo común y unificado: Ward

27 Tal es el subtítuloy Dubos. ¡972) dc la tmd. fr.:

Cmphy’swlagte." mmm”! mi 1" d'la un“

(LAIA. FIGURA (AI. PIN PROFANA) Dr. LA NATURAtm ¡09

. l . . u Lu big. LI

.¡3 "¡mms (le levadura- n , r. lc'n l ‘ ' .. . J a ¡k.¡.¡¡)(,-ntmit)n. l.n el “¡Mmmmo q H(¡(7 l I a. (lt -I'iw|(lo ,_ 1 -"n;|(lt) 2| un tle.lmo mas ¡{Im-¡080 a

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' n uclo e. em mui-a que o [K‘D'Onilflr nnst el Pasteur. (le c<,'-l(.'ln't'.'(e xto esjustznnenle

l y"



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láctica ordina. c ¡ón una lerlnentación dc . os con .'uen mos reconocer por enclmzt (lel su". Si examinan] e po (en - qu '.¡ "¡'u'ngtrnatla unas manchas de una n'a lmv casos . muii?“ I. . . ireo y (le l. ¡"H-s ¡kn-man una .ona ( n .i superficl'c Inento calCi l. Jusmnrin gn. 4

del sedimento.

' .0 mamen ht” c SO. S t ll (A ‘ g'Mt) .Io dl.m>nm..'rla

.' [i min"! no esta Iucio’n. cif-r ' (W101.



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del cáseum. del gluten en (liso. . a 7¡(Illa ¡"(liCÍl que se”

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ligero. comparado al (le la Inaten'a

a pa re "(C CS SICIIIPI (' . . - h irimili\.'unente ll(‘(‘('v5"‘r¡" Pam q“c SC realice el fc' "¡.(mg‘ nd“. lfin con mucha frecuencia está lan mezclada con "0mm": .l‘().l4l¡'5(-llilll v (le susumcia c.’¡l(".írt-,a. que no habm'l porqui ML“.7":"mi;Ita-¡‘jlrnnn ). u." "¡n/mmm m ella la ¡(lle (¡esmnfleña .(1me [wind/ML voy ¡l ¡mhmr en Pn'mpr lugar el medio (para alslarla, pum!“ un “¡ado dt. purcm (Pasteur, 1922: 55-56). pam pl'L‘ Si. al recorrer algunas páginas de la menlon'a sobre la fermentación} lector pasa (le la liase “lnvesu'gdciones nnnumosas no ban podido han“ mammm descubrir pl desarrollo de sms organizados“ a “Y Sln embargo es clh la que desempeña el papel pn’ncipal" (1922: 56), es porque Pasteurl'u den‘iado ese “papel pn'ncipal" de un (.‘ol‘ijunto de prueba de laboratorio

.no podia ser reducido ni a la “química esLn'cta" ni a ninguno de los mls'tenosos “miasmas” que habían de i

donde el personaje emergente se reveló en primer lugar por una sent de acciones muy modestas: al comienzo. no es nada mas" que “unas man chas de una sustancia gris’fl “nada indica que sea una maten'a especial"Un actor surge poco a poco de sus acciones; una .s'ustancia nueva, de“ atn'butos. Nos encontramos, aquí, ante la misma situación que en la to":

Habia añadido a la lista de las

ferencia anten'or'. la lemdum se convierte en el agente cuyas pTOPiedad" podemos deducir en lo sucesivo/1"

que normalmente

ll

' I

. . 28 H.e ¡mentado ua/‘nr . ' wn" sobre el texto inglés (le este mismo articulo unblmnm no semfiouco lo mas" completo posible: el lexto está tlisponiblc e" ( |atour.r/node/257>.

Si gmdualm‘c-nw ¡0.5 químicos lcadmbpiaron de .opinión,. ¡no fue sólo a calm, dc la habllfdadlcxpenmenea de asteur, Sino tambien porque había ¡agrado reall7ar a mismsca losene ebexpenenCIas, pero esIIa vez contra los w.m¡¡sm'.¿_ cuya causa . I actua a de a'bmar. Por medio de una serie dc magmficías e-xpe-ne-ndCIas, Pasteur .habia .dem-ostrado luego que aquellos que segru’ran'crhcy'ctna 0-, como .Felix-_Archime.de ¡Pouchee en la gcncmcl-ón espontanea. a nn con'taminado su cultivo Introduciendo subrcpu-Ciamcntc lo que muy pron'to Iba a ser llamado 'microbios' (lamur’ ¡989). Allí donde Pouchet vel-a una potencia de actuar autónoma y espana/"ca, pastel", por “el contrario. lograba mostrar que no había mas' que un “medio de cultivo en el que se podía, a voluntad. “sembrar” mi¿roorganismos pero que también se podía, a voluntad. mantener estéril (amo u'empo como se lo deseara. La exts'tencia de la generación espon(¿nea se había desmnecido entre sus manos para reducirse a un simple error de manipulación. vemos por que' es tan importante no estabilizar de una vez y pam siempre la animación de la que dotamos a las posibilidades de actuar: mien¡m5 que cl químico Lic-big, a los ojos de Pasteur, había desanimado en forma prenmtum sus preparados. Pouchct, el naturalista. se había precr' pitado a otorgar a sus actores capacidades genes'icas igualmente excesn'as. [firma de reducción en u n msm/alla de mdurn'on' m. el otrv. En las hábiles manos de Pasteur. el agente anti-Liebig era también anti-Pouchet. Mediante este ataque en dos frentes, l’a5'teur, en menos de una década. logró abn'lse camino entre la (.a"rl'l)dis del reduccionismo y la Escila del vitalts'mo. E9tablecia de ese modo la existencia totalmente on'ginal de un agente que

i

la lista de los objetos que pueblan el mundo. lo

)‘. Dor los antropólocrsolslamado limitarse a alguno? por '05» m‘óSOfos’ 6.o" m.ón' una m.dafmra . una cosmologza. [al reduCCIomsmo no conSlste en . personaJes bien conocidos para poder contar la histo. como creia Descartes en Sistema su hermosa novela sobre el (le l a "au'ral'v‘h'l (Van Damme. 2002). sino en valerse de una sen'e rger a los personajes insólitos que componen mpre desborda la naturalera. o, mas' exacta-

l lO

GAIA, FIGURA (Al. rm PROFANA) m;

CARA A CARA CON El. PLANETA

mente, mundo y naturaleza son reflTerra:¡Ls‘mlthsvnrIpmales: la natura“:

lo que es estable; el mundo’ lo que “tng. i p..0_r {8.0 que la palabra (.Kblllíllllcos chocante para en actividad “metafísica” no debería ser tan e po la tarta: lar el que mundo ya creen sino sólo para aquellos que cs'ra‘ por wrxei srempi’ a guame reserva. es la cer, de terminada. la metafïsica cuáles Son ¡os la física. Y desde lucSOo la“ Pmmo como se ¡“ya (¡cc-“¡MO llamados a cumplir, como la no humanos y personajes humanos luna“. .. la política asoma su nariz. . . .

ra, los “roles pnncrpales

el “rol principal", allí donde sus detractores no zados" a quienes atribuye pasalerem de una naturaleza que ha“. ven mas” que seres pasivos, simples presencna indispensable .dc “manchls todo el trabajo. hs‘ta vez. no es la una ferinenta'ción viviente: que desencadena de una sustancia gris" la que requieren la introducción sino una sen'e de inestabilidades químicas (.‘uando I..(‘)velock Intenta des. de otro agente para equilibrar el balance. proporcion de 02 y de CO! por la extraña enmarañar el rol cumplido efecto sorpresa. El dramasc l’aS'teur. el en la atmósfera. emplea. como despliega siempre mas o menos de la misma manera: la Iierm debmasa como Marte. un astro muerto. Pero no lo es. ¿Que (nena. por lo tanto. . .. y, es capaz de retardar su daa/mnaan?

Hoy, muchos biólogos parecen creer que eso [el equilibrio de la naturaleza] basta para explicar la conceutración de los ’dos grandes gases metabólicos —-gas carbo'nico y oxigeno- en el aire. 'tha conce/¡rián a enúnm. [11 imagen. del mundo asi creada es la dc

un barco en el que las" bombas solamente están conectadaS' para cn hacer circular el agua que se estanca en el londo de la cala, el barCO lugar de para expulsarla. Si se abriese una via de agua. no tardaría en hundirse [...]. ¿Cuál es entonces la naturalela

. c ¡fe 29 El matiz entre ambos ténninos fue introducido al final dc L" l_’"_'"dc"_ncaolnur¿. rencia, p. 5| de este libro. para abrir las preguntas (ll'c l“ "omo" lela' no puede sino cerrar. ,m rc L." cl imi' ‘50. la conexión con el tema del [cam/wn, lo que reun‘da la (¡miro cflcomrl ginan'o aixx’alíptico. es umto menos i"congruente: volvcl'cm"S 1‘ en la séptima conferencia.

“fuga” que determina así el nivel del 833 carbónico alEn una palabra, la erosion' de las rocas los años noventa, ¡05.gcoquim’lcos [...]. sostenían que la presencia de la vida no ha tcnldO mn‘gun efecto sobre este sistema de rcaccl.0ncs_ Es salammle la ¡quzimmg decían. la que determina concentración de] gas la carbonico en la atmósfera. Pero yo no es,0). (1,, (117.1!de [...]. ellediame su crecimiento, los vegetales ¡nyccmn cn cl suelo gas carbonico que toman del aire, como pmeban las Ohm-naciones que recogen un ennquecinu'ento del gas carbom'co dc diez a cuarenta veces en los bolsones de aire de] suelo dc esta mosféñco?

03

a presentar c. mas" generosamemc u eur_ av1/ida ' ‘ el Hacer el paralelo con Past modo cn que Lovciock se apanara para introduir otros agentes orgam-_

LA NATURALEZA “l

l I í Í Í I

(Love-lock. 200]: 108).

La prosa dc Lovcl‘ock siempre ha tenido cierto dejo de novela policial, salvo porque el enigma que el detective debe resolver no es desencadfi nado por el dvgenbrimiento de un cadaver, sino por el misten'o que pre. wmk. que un personaje no haya sido asesinado... ¡al menos, no todavía! Saint-tamos la situación a una pnieba para ver si ldS‘ leyes normales de ¡a getxpn'mica logran explicar este mantenimiento en la exns‘tencia. Cada vez que la prueba l'mcase, nos veremos (oir-¡ados a añadir un pequeño no si ¡(ui para dar cuenta (le este desequilibrio en los balances químicos. Luego habra que nombrar a este protector invisible que asegura la conu'nuidad de lo que, desde hace decenas de miles de años, habría debido desa'pm'ecer. como en Marte o en Venus. Asi como Pasteur desafiaba a los defensores de la generación esponta-' nea. Lovelock desalïa a los geoquímicos: “lntenten explicar la situación a partir de las leyes normales de la química, ustedes. adeptos del ‘equilibn'o de la naturaleza'l". 'l‘omen el agua, por ejemplo. Habn’a debido esfumarse hace mucho tiempo, como lo ha hecho en los otros planetas. ¿Por que sigue estando ahí, y en tal abundancia? Si la Tierra tiene importantes mas'as oceánicas es porque ha evolucionado no solamente bajo [a acción de las fuerzas gra/¡Sims Y geoqliímicu, sino también en el marco de un sistema del que los organismos son parte integante (200]: 127).

.A conlinua'iio'n. reprodtuzcamos esta pesquisa policial' sobre todos los (lc Ingredientes Sl"ÏCSlVOS que se supone pueblan la Tierra. ¿El dióxido claire? carlmno debería estar presente en mucha mayor cantidad en ¿Donde C30? En el suelo. ¿Por medio de que agente? Por la acctou de esos nulos mic¡”("L’m‘l'SlIlos y de la vegetación. Ahora examinemos sn

W I [2 CARA A CARA CON I'll. PLANETA

GAIA. FIGURA (Al. FIN PROFANA) m: [A NA'rURAuu"

croorg-¿¡¡¡'5mos csla'n a la altum del nuevo rol que se les ha asigmflmu nitrógeno atmosfén'co no se encuentra donde debería. en los “calma Habría aumentado tanto la salinidad que ningún organismo habm'PÜ' dido proteger su membrana celular contm el envenenamiento poul, Ante semejante desequilibn'o. hay que preguntarse que hier-¿35 lo m“ tienen en la atmósfera. Si no hubiese vida sobre la Tierra. la acción prolongada de] rayo terminaría por eliminar la mayor parte del nitrógeno al. mosfe'n'co que subsistin‘a en la ¡Orina de iones nitratos disuelto; en el océano. [...] Sobre una Tierm sin vida, parece probablc que esas fuer/as puramente minerales concentrarían la mayor parte del nitrógeno en los océanos y dejarían en la atmos'fcm apenas un escaso volumen (2001: l l8-l 19). Lo que es ranmawdor en la prosa de Lovelock (y mas aún en la dc sub dero Lynn Margulis -l938—2()l 1-).5' es que ‘ada elemento que nosoum los lectores ignorantes. habríamos consideiado como parte del yguu. planode los ciclos majestuosos de la iiattuale/.'a —contra los cuales la histo' n'a humana siempre se había destacado- se vuelve activo y móvil gmmv,’ a la introducción de nuevos personajes invisibles capaces de submit: el orden y la jerarquía de los agentes. S"dl)l".llll()‘.s que gran parte dela montañas' estaba compuesta por los restos de los seres vivos, pero talm ocurra lo mismo con la capa de las nubes. amplificada por obra de losm croorganismos man'nos ((Jharlson y otros. 1987). li incluso el Ientomon' miento tectónico de las placas no habría podido activarse sin el enonne peso de las' roca5' sedimenladas. hs’ta puesta en escena tien e algo de dibujo animado, como si cadzm que Love-lock tocara una parte de la escenografia con su van'ta mág‘n'

l 13

para uansportar una estrecha concatenación de causas y de consecuencias se convierte en un mediador, haciendo de las suyas en el relato.’2 Pam Lovelock, todo aquello que se sitúa entre lo alto de la atmos'feta y ¡o bajo de las rocas sedimentan'as —lo que los bioquímicos llaman justamente la zona crítica (Brandey y otros, 2007)— se halla presa dela mts'ma efervescencia. El comportamiento de la Tierra es inexplicable sin la adición del uabaJ'o realil'ado por los organismos vivos. al igual que la fermentación, para l’as'teur. no puede desencadenarse sin levadura. Así como la acción de los microorganismos, en el siglo XIX, había logrado la cerveza. el vino. el vinagre, la leche y las epidemias, en nuestros días su incesante labor logra poner en movimiento el aire, el agua, el suelo y, cada vez mas', todo el clima. Tanto Movimiento da vértigo. Y este vértigo es mucho mas” profundo que el desencadena-do por Galileo al lanzar la Tierra alrededor del Sol. Se ¡necesitaba mucha imaginación, en el siglo XVI], para espantarse del “silencio eterno de esos espacios infinitos", ya que. en la pra'cu'ca, en la Tierra, nadie podía detectar ni la mas” mínima diferencia entre la versión helioce'ntrica y la versión geoce'ntn'ca de la expen'encia cotidta'na (es el gran inconveniente del pn'ncipio de relau'vidad...). Pero ahora. con Love-lock, ¡es muy ta'cil sentir hasta que punto esta nueva forma de ganentrismo «lebería decir de (Laia-cenm'smo- tiene consecuencias! Esta vez. no estamos en absoluto en el mismo mundo, y cada uno de nosotros puede darse cuenta de ello. La Tierra, como las cubas de roble de una bodega borgon'esa durante la vendimia, huele a pleno a la acción de los tnicroorganismos. Nosotros, los desequilibrados, nos encontramos sumergidos en tnedio de todos estos desequilibrios, ¡y es ‘el estruendo continuo de esos frágiles espacios" lo que deben'a espantamos de una buena vez!

de pronto, como en una versión Disney de La [It’llll durmiente, todas '13! sirvientes de su palacio, hasta el momento pasivos e inertes, salierandt su sueño bosteïando, y se pusieran en movimiento (le maneta cndiabb da: tanto los enanos como el reloj, los pomos de las puertas como ¡"7‘ árboles del jardín. Los mas“ humildes accesorios juegan en adelante m papel, como si ya no hubiese distinción entre los personajes pn'ncipaló‘ los secundan'os. Todo aquello que era un simple inlmnedian'a que sd“)

3| Margulis y.Sa"g.'1n “989. IJHJ7). Un capítulo (le \.l.'|rgulis sobre ’Gau"6Ú traducido al francés en el excelente Hache (ed.. 20l2).

Ustedes me dirán: muy bien, la imagen de la Tierra en adelante es completamente activa; se ha transformado en un verdadero dibtu'o animado. ¿Pero no ha sido sobrmnimada? Es‘e es el segundo rasgo dela escenografía de Gaia que me gustaría abordar. ¿Cómo logró salir adelante Lovelock

S2 Presentados en la conferencia anterior (p. 89). estos dos términos permiten prestar atención :t ln agency ntn'huida a los caracteres de un relato.

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GAIA. FIGIÍ

y vila los dos esC'ollos: reducn‘onismo rc C"! camino (mando SII perfilar su rtircr()()rg.¿nl.5m ¡“711.0} "«¡Slcllr al lograr 0 para (0 "IO l 'rl'llC l.'l ll 3.5 “"0 genoma-ó“ e os de fensnres de la I SPOnuinea contra que actuan tanto 0 Lll'blg'. ‘().\ (om ¡0s q “HHH C (“1’10 contra W abre paso VISÜ. LOVC'OCL’ A primera

hasl'dnlc

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. . . mas- corn'cnu- de la (eurín (¡C (lala cs que ella '.¡c_(uan-a Como defiwn¡clon_ ¡o “mi, (minado; .. . . n . Iter. (,aia se na (. l plamta consuiemdo ‘ _ un nvum A mt nudo (s asi ( omo nos presentan su como u'n organismo vin’enle. descubn'miento: planetaria que rmn/¡rrrrdr todo lo qm. (Laia es el m'lnna de vida Gaia influenciado por c.l|a_ H Smlcnm influye en la biota y es la (‘i’ll'h'tCKL'l’d (lic procurar la compa'rte con los otros organismos hsrroqulmtco (¡emm de homlarm' la ngulan'o'n del ambiente limita favorables a la n'da (leve-lock 200]: 56). 'Srs'tema'. “homeostasis'. “regulación”. “límites lin'omlfles“, 15"".an ¡o dos muy peligrosos. ¿Habría entonces un orden superior? Al lemon por generow que sea. le resultará dilït'il abrirse camino enurc las» ""ch versiones propuestas por Lorclock. ¿(bmo debemos comprender cl ¡,1 guicnte enunciado. donde alimla en un mismo respiro que la Tierra es).

que no es un todo unificado? Cuando hablo de Gaia (amo de un srl/¡Wargamme no pienso ni por un instante en una diosa o en algún ser ¡[atada de. pmsamtm'ta Expreso mi inlur'n'án de que la Tierra se comporta como un sistema aulmrrg-ulada y de que la ciencia adaptada a su estudio es la fisiología (2001: 57: el destacado me pertenece). Pero si no es una 'diosa', ¿por que' llamarla Gaia? ¿Y qué diferencia hay. para un 'superorganismo". entre un “ser sinu'ente” y un “sistema autom gulado'? hs‘ hacerle acarrear un fardo muy pesado al pequeño 38”“ m lau'vo ‘como'. encargado por si solo de impedir que tomemos rmlmlü (kh por un Todo. Y sin embargo, si sostenga que Lovelock da mala! alrededor de algo tan on'ginal como el microbio anti«l.iebig/¡imi'pouch.d de Pasteur. es porque m a vencer. el lambitÏ-n —pam evitar confiar a un WI supcn'm‘ Cl de la lotalidad- a todas las potenei.'ts de actuar que dueno: Pam comprender Por qué tiene tanta dificultad en ex‘prC‘WS.“ M que {acordar que wciología y biología no han cesado nunca (¡C "1“: tambrar sus metaf’oras, y que Por ¡0 un“) es muy (¡mal inventar un

u (M' "N "0"“) DE u\ «¡menu-1A I ¡5

nueva solución a los problemas de la organiïación,” Todas las . ' L. (a vL. ' a por el espectro las "murales o socrals s sn asediad del 'organu'mo. que, u" m m .¡5' o menos subreptrcramente. siempre

. . . M'Xanlsmo‘_ es.decir un regulador de tmnsrto a quien santo misterio- de lograr la coordinación entre ¡as ¡ver Lovdock es cl problema que bien supo "0"") no txu'u lala/Mad. ¡amparo los Objetos que él csmdla’ a“ ¡lam r Desde el momento en que uno imagina p con“ vc ¡ncvimblcmcmc ción“ dentro de un todo. uno se nar lambinÏl un ingmirm que procede a su (¡Ema-ción. En

dimingltir entre Partes V, un todo.» Tal los Siswnm técnicos se puedetécnico: es del aClO a Partir de un Plan uno definía-Ó“ "mms" la Puede anque serán ocupados u‘cipar los rola por los elementos en función de una meta. Desde ya. puede extenderse a una molécula. haciendo como si las funciones “obedeciem . Este tecnomorfismo ha servido de mucho a la biología. pero no le ha í sen'icto (l ue al estudio rendido m'is de las socredades ' animales.m ' ¿Pero cómo hacer si uno quiere hablar de la Tierra en su lolalidad’ la memf‘om del organismo -esa extraña amalgama de teon'a soci al. de concepción dcl Eslmlo (vh de rn'.tqtlr'ru'srm)— . no tiene ningún

sentido en esta escala. a menos que Imaginemos a un Ingeniero general. torpe disfraz. de la Providencia. capaz de disponer a todos esos actores para el bien de todos. Pero es evidente que no puede aplicarse una metaf"ora técnica perdurablemente a la Tierra: ella no ha sido fabn‘cada; nadie la mantiene;

33J“'"0 ("tn A|I""l(‘m\05 ¡llllul'cs (especialmente (lamlxrni, 2005). hc exploran, 2‘” ""‘m'c'm’ (Unlinuo en Latour y Wcibel (edsn 2005). Este inlcrumbio 9¡“nurymedumenlos no ha cesado de mrprenderme desde lalour y 34 Lite ¡echa/o dt- un ¡x-nxuniento dc la org.uri¡‘.'rcio'n en (los nin-les es el pun"l’ ¡“Ildílltlt‘nl'itl de la teoría del .‘u‘tobred. siempre lan difitil de comprender l(’p'"IrL_“"':‘(":‘l¡Calli‘cmi pero también pam ¡su cieneim l)i0|0g'i(’1s..qllc . Lamur (2006) “In-¡llX't'lll'czl los mismos esquemas que emplea la Sociologia 35 B el pum” ru . yrc mas tecmco Latour y otros (¿‘O'IS). (20m l ¡952] )“((:ll"€lll.'ll y sternrhrre mal comprendido desarrollado por Ruycr c" su rmulmd. am por demas" Interesante. eonudcmdo en su pArmx-cto v no un" mcmüfl 0- ¡"n-sist'er'na tecnico tampoco puede ser ex’phmdo nie-d‘unap'lm cx “ic. ll’lccnursla. laser cuestión del limite de las meuI'ums let-mmm 36 sm)": im." .Irltecnrt'a consta en latour. ( |992). raul.“ Jvmprni Miu-¡ad de .utrlu'a'tr Lu' nocronn de partes} de todo para las c" 5‘)“; uupm y lSotnlgo (2000:.retomado. cri'rennmos mk J'L‘Knli)ll1 (20m _g ) 5“'"Rm‘w {0013): a proposito dc las sociedades de monos. Stmm L sobre las' hormigas. (-o‘rdon (¡999).

i

con El. Pl .ANFT.A l ¡6 CARA A CARA

“nave CSPaC‘IaI“ ’compama‘ón que l’ovclock Com a , . a un q ue fuese unq‘ ,7 no mndna 'C La Tierra tine piloto. La una histon‘ bate (C—. C b lcmn InCanSa

n v3| nt) haber i r¿CLS ' ‘ aHÏCHÍC OHCClNda ' l ha SIdO C embargo no

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Toda la on'ginah'dad —v, cs Verdad' "’ "““"‘°’"C°' "’d‘" "1 "¡fimlmd- de ¡a empresa de Lovelock es que se 7ambullo de cabeza en una cundo.“ entre posthilidades de actuar gn imposib le: obtener efectos de conexion ’’ _

la totalidad que es insostenible. por ello contar con una concepcion metafora del organismo a la Tierra ¡0M presinu'ó que la extensión de la pimba al mismo tiempo que daba existencna duradera a esa zona cn'tiq dentro de la cual se combinan todos los seres vivos. Si se contradice com, tantemente. es porque lucha como un verdadero diablo para evitaresm dos escollos, intentando trazar las conexiones sin pasar por el casillero Totalidad. EL; por esta clase de combates que reconocemos la grandcm de investigadores como Pasteur o como Lovelock. Tanto es así que acaso sea el primero en plantearse semejante cuestión. En efecto. aquellos a los que combate no tienen ninguna dificultad, por su parte. en tomar a la 'l‘ierra por un sistenm (le antemano ya unificado: va, sea que la consideren en su versión desanimada —todas las partes “obedecen pasimmente a la5' leyes de la naturaleza"—.‘0 ya sea cn su versión sobrcanimada: las partes trabajan por la mayor gloria de la Vida. esa cun'osa amalgama de alma, de espín'tu, dc gobierno y de dios. El problema que enfren'ta Lovelock se les escapa por completo: ¿cómo stguir las ¿(mariana sin ser, sin embargo, holts'lico’. ILS‘ en este sistema que puede

ue su versión del sistema-úerm es anda-ste")? o Gaia no es una sola" 4' Gaia» por amo Pasteur, debe inventar una nueva regulación decirse q

n

(no. hav, reloj":r0 _dinino)’ resulta insoswm‘blc funciones h L. ' nuna. Concept"'On i o es com parabl _ e“ ai una ma Gaia. Ycomo (¡ara n _ qmnay Empoto de holu'ma Tf’rfngm'mm“ a algún tlpO c Puede somete'rsela“ . ’Omoa (“cen N S ‘05 30mm.;: .No hav planeta B . N0 P0dm05 contar con ningun A‘A a la (¡ue un m'Pulación podna apelar» en 'aso de camsme' y a l que podríamos pedir auxilio por radio gritando I'louslon, we have a problem!“

(:AIA, FIGURA (Al. FIN PROFANA) DE M NATURA” .I'.A 117

í

Hay tan sólo una

d ucblan c] mundo. pero con la dificultad suplementa P l r integrar, sin unificarlos previamente. a todos los seres vivos hasta ogTa . , . . _ los límites de este lragtl chollOI‘IO que el llama Gaia.

Todos retroactúan

.como" u" Sl'PcrOr‘ganismo' pero si" que se Pucda confiar su unidad a ninguna figura de, (7.K)berna'dor. Y sm embargo así. a pesar del atractivo de ¡as metáforas tecnica. como la del termostato o la cibeméu’ ca -retomart; c510 en la conierenaa sngmente—, Lovelock no cesa de d ar astutos rodeos_ ¿(,o"mo lo hará? ¡Abandonando la idea de partes! Visto que esa es su intuición central, debemos comprenderla.‘2

s¡‘_ cn calidad de geofisio’logo, Lovelock lucha contra los gcoquímicos lucha también otro tanto contra los danvinianos. para quienes los orga: "¡5mm se contenta" con “adaptarse a" su ambiente, sin tener en cuenta que ellos ajustan de manera pareja su ambiente a ellos. Para Lovelock, cualquier organismo tomado como punto de partida de una reacción bioquímica no se desarrolla “en” un ambiente, sino que, digamos, lo curua en torno a si para mejor desarrollarse. Así, cada organismo manipula

intencionalmente lo que lo rodea “para su propio interés“: todo el problema consiste. desde luego, en definir ese interés." Por eso, en sentido estricto, no puede haber partes. Ningún agente sobre la 'l‘icrm está simplemen te sobreimpuesto a otro como un Iadn‘llo yuxtupucsto a otro ladrillo. En un planeta muerto. las piezas estan'an po sadst ¡untar extra partes: no en la Tierra. (,a‘da potencia de actuar modtfi'ca a sus vecmos. aunque lt'lere ligeramente, para tornar su propia supcm'

venri;t hgt ' - Ianu -. nu.. muios . -Improbable. . -f Es alli— donde resudc la dlerenCIa 37 Por ejemplo. lnvelock (2007: I79). La Incluf'oru tecnica (le la 'Ilm‘c 69““ es tanto más torpe cuanto se hn podido advertir. (lumnte lau c:|t.'L&'tr0l'd._hnu qué punto la unidad del sistema tecnico no se correa-¡mndía con la prim" (por ejemplo. Vaughan. 1996). ' 38 Cuestión que conviene resaltar. en un momento en que los sueños dl‘ 8Com gcniería pretenden (lt-volverla u la buena senda (l'lalnilton. 20133)” 39 Almión al lilm de Ron Howard, Apollo 13(l995)T ¿de 40 Aquellos que acusan a Lovelock (le pensar la 'l'ierm como un todo Hill“ ¡g "mile" du" ‘l'll' utilimn. ellos |.'unl)ién. un unilicmlor e.\'ttïlurd¡""‘náuj‘eicna. l’O‘C'H'L- Dllcsl" que han confiado a las leyes de lu nntumlem —cn ln pm“ a ccuacionev- ln unen de hurnxr almlrrn en todo y en tod-"5 ¡"'"ws'

22' El'h'm In only om (ra‘ïa bul Gaia u‘ not o"; (Convmy. 2015: 12). r ' “e problema depende. a su vez, de otm hipótesis fundamental. ¡lasaña ""“v 505m la ¡x-netmbilidnd de las entidades. hipo'tcsis’ propuesta por While "L‘i'd- Pero en la que también reside todo el intercs' dc la noción dc mo'nada renovada por Tarde (¡999), 43 _lntcrés‘ está tomado aquí cn su sentido ctimolog’ico dc aquello que sc situa' “dos. entid.'|des. Sin olvidar que la intencionalidad la mlunmd. .cl . l necesidad. la función. la fuera no son smo diferentes figumcmnq que se escnlonnn a lo largo de ttn gradiente. exprtstndo una mis'ma potencta de “Cluar, tal como ya hc demostrado cn la segunda conferencia.

l ¡8 CARA A (.‘ARA (ION El. PLANETA

entre geoquímica y geofisiología. las‘o no quiere decir que Gaia posea una suerte de “gran alma sensible". sino que el concepto de Gaia captan la distn'buida intencionalidad de todos los agentes. cada uno de los cua. les modifica su entomo a su conveniencia. Hasta aqui. nada que en verdad salga de lo ordinario. Únicamente si se lle a esta idea al extremo, como hace ese obstinado de Lovelock. ella se torna en verdad fecunda. Todos los histon’adores admiten que los humanos han ajustado su ambiente para adecuarlo a sus necesidades: la naturaleza en la que viven es artificial de palmo a palmo. Lovclock -un inventor. no hay que olvidarlo- no hace otm cosa que extender esta capacidad de transfonnacio'n a cada agente, por pequeño que sea. No son wlamente los cas-tores. los paJi'aros. las honnigas o las termitas los que cuna-n el ambiente a su alrededor para tomarlo más favorable. sino también] los árboles. los hongos. las algas. las bacterias y los virus. ¿He allí un n'esgo de antropomorfismo? Desde luego. alli esta' precisamente L1 astucia del razonamiento: la capacidad de los humanos para reacomodar todo a su alrededor es una propiedad gener-al de los seres vivos. Sobre esta 'l‘ierra. nadie es pasivo: las consecuencias seleccionan. por así dco'r. las causas que actuarán sobre ellas. Alcanïado este punto. hay que redoblar la atención concedida a la distribución de las posibilidades de actuar. ¿Qué pasa. en efecto. si uno extiende la intencionalidad a todos los agentes?“ Parado'iicamentc. tal extensión borra muy pronto todo rastro de antropomorfismo. puesto que introduce en cada escala la posibilidad de retroacciones no inlm cionales. En efecto. aquello que en pn'ncipio es verdad para un actor ls igualmrnlr verdad arma (¡(10405 sus vm'nas. Si A modifica a B. (Z. D y X para que se adecuen a su supervivencia. es igualnurnte cierto que B. C. D yx modifican a su VCI.‘ a A. La animación se propaga de inmediato a todoslos

GAIA. rroum (Al. FIN PROFANA) DE LA NATURAU‘J‘A ng

Cuanto mas" se generalice a todos los actores la noción de intencionalidad. menos se detectan!" intencionalidad en la totalidad. incluso si uno puede observar cada vez ¡nas retrmtcciones positivas o negau'vas. ¡tan poco intencionales las' unas como las otras!“ Parece que los moralis'tas nunca hubiesen sopesado muy sen'amente las consecuencias de la regla de oro: si “cada uno les hace a los otros lo que querria que los otros le hagan". el resultado no es cooperación ni egoísmo. ¡sino la hrs'ton'a caóu'ca que conocemos muy bien. pues vivimos metidos en ella!“ Uno puede seguir las ondulaciones de una piedra arrojada a un estanque pero no las olas producidas por cientos de connoranes que se ¿ambullen al mismo tiempo para atrapar a un pez. (bn Gaia. Lovelock no nos pide que creamos en una sola Providencia. sino en tantas Providencias como organismos existen en la 'l'ierra, Al generalizar la Providencia a cada agente, se asegura de que los intereses y los beneficios de cada actor sean contrarramdos o complicados por muchisimos Otros programas. la idea misma de Providencia se embrolla. se pixela. y tennina por desvanecerse. El simple resultado de semejante distribución de causas finales no es la emergencia de una (:a‘usa Final suprema. sino un lindo rtvolljai'. [Lse' revoltijo es (Laia. Una vez mas". el paralelo con Pasteur es flagrante, puesto que su descubn'miento no fue 'tanto la existencia de los microbios como la compleja interacción de estos con el terreno que ellos influenciaban y que influía en contrapartida en su desarrollo." 50‘10 porque logró mostrar que podía hacer variar la virulencia de las enfennedades haciendo pasar a los microbios a traves de (lilerentes especies -conejos. gallinas. perros y caballos—, finalmente Pasteur pudo convencer a los médicos de reconocerlcs a los microbios un rol en el desarrollo de las enfemtedades (|2tour. 2001b [1984] ). Una vez mas’. el reduccioms‘mo no se define por la

puntos. Supo'nganse que. como buenos darwinianos. tomaran el intcm' o el beneficio como la causa final de cada organismo en lucha por 5“ supen'ivencia : ¿que puede querer decir “causa final" si ya no es ‘final'. sino ¡Mmm/¡ida en cada punto por la interposición de las intensiondt de los intereses, igualmente vigorosos, de los otros organismos?

44 El tennino 'semiótica' es ulililatlo. por ejemplo. por el nalumlistajakob wm Uexkñll “965) para descn'bir los sistemas n'vientes. Para e'l. asi como para lanelock. no se trata de agregar sentido a lo que seria 'estn'ctamcnlt‘ matcn'al’. sino (le no mirar ¡(mida al entrecrtriamiento del intcrcs' dc k“ organismos n'vientes los unos pam los otros. a fin.jtutamentc. dc tomarloa comprensibles. B el método de Desprct (2009. 20l2).

45 Hnluh’a)’ (20l6) resumió bicn la solución de Margulis: "La riqucn inagotable de los nuevos conocimientos en biología" no puede ser absorbida" 'por h idca de individuos limitados a los cuales sc añadiría un contexto. dkho de olm modo. la idea (le unurkmnismo-ma'vunxtmbientc'. M13 bkn hayquc pensar. dice, “en acoplamientos Cornplcjoa y no lineales entre pnxm que componen y que prolongan subsistemas imbn'mdos pero que no K Mim“ nan los unos. a los otros cuando forman totalidzdes partial'mcntc rom-ren. tes'. 46 B la hermosa expresión dejolm Dewey (20‘l0t 08‘): ‘No hay ningún mut'crio en lo que conciente a la auxiacio'n'. 47 Ex1ctamcntc esta cuestión permite a Dubos (|995 “9501) ligarh Micro». logia de Pasteur a la ecologia.

IZ'O CARA A CARA CON El. PLANETA

naturaleza desanimada del agente introducido en la historia sino pOr d nu'mrm de los otros agentes que concurren en la acción. En sentido estn'cto. para Lovelock y rnas' clarmnente aún para Lynn Margulis. Ava no existe un arribiente al que podríamos adaptarnos. Pues“, que todos los agentes vin'entes siguen sus intenciones a rajatabla, mod} ficando a sus vecinos tanto como sea posible. es imposible discernir cm] es el ambiente al que el organismo se adapta y cuál es el punto donde (o mienl'a su acción. (k)mo subraya en una de sus reseñas Timothy Lemon, colaborador de lovelock: la teoría de Gaia apunta a ser compatible con la biología evoIucionista y considera a la evolución de los organismos y su ambiente maten'al tan imbn'rada que lo‘rma un proceso u'nr‘ro e indu'risible. Los organismos poseen propiedades que alteran el ambiente porque el beneficio que esas propiedades aportan (a la viabilidad del organismo) supera el costo de energía en cl individuo (Lemon. ¡998).

Pero atención, “único e indivisible" se aplica al proceso de imbn'cación, ¡no a los resultados! Ese es el on'gen del particular encanto que se des prende de la prosa de lxwelock y de Margulis. El interior y el extcn'ot de todas las fronteras están subvertidos. No porque todo este conectado dentro de una “gran cadena del ser"; no porque exista en alguna parte un plan global que ordenan’a la concatenacio'n de los agentes; sino porque la interacción entre un vecino que manipula activamente asus vecinos y todos los otros que lo manipulan a e'l define lo que lrabn'a que llamar ondas de acción que no respetan ninguna frontera y, cosa rodam' mas' importante, quejamas' respetan una escala fija.“ lus‘tas ondas quest encabalgan son los verdaderos actores que deberían ser seguidos duelo a rabo. cualquiera sea el lugar adonde conducen. sin pegarse ala frontcn intema de un agente aislado considerado como individuo "dcntro'df un ambiente “al cual“ se adaptaría.“ El término es desacertado. no pfl'

GAIA. FIGURA (AI. FIN PROFANA) DE LA NATURALEZA

¡2|

¡enece a Lovelock, y sin embargo estas' ondas de acción no dejan de ser las verdade ras pinceladas con las que él espera pintar el rostro de Gaia.

Hasta aquí, el argumento de LOVClOCk es totalmente compau'ble con los relatos danvinianos. porque cada agente trabaia para sr' mismo sin que se le pida que abandone su propio intere's “en beneficio de un todo superior". lo cual sin lugar a dudas sería el caso si hubiese un Gran Regulador de Tránsito que distribuye-ra las funciones entre todas las partes. Sin clogio del egoísmo sagrado. no hay darwinismo concebible.” Pero cuando Lovclock añada algo al argumento habitual, será cuando pregunte lo que significa realmente. para un agente ‘calcular su interés". Los evoluciorristas criticaron mucho a Lovelock oponiéndolc el argumento. a primera vista irnbatilfle, de que no se puede discemir cómo logran'a sobrevivir el organismo Tierra en el seno de una población de planetas en lucha por la super-vivencia —formato estándar de los relatos (le la Ic-volución—."l l’or ello, rechazaron con indignación la idea de un 'planeta viviente". l’ero es qu ' atribuían a lxwelock la idea de un plane ta umfr'mdn. ese supcr()r1..mnisrno_ contra el cual.justamente, él luchaba sin descanso. Ahora bien, para Lovelock, no hay ninguna necesidad del fonnato estandar para detectar la acción ordinan‘a de la evolución. la dificultad que se le opone es. por ende. completamente imaginan'a. Depende por entero de la escena primitiva del evolucionismo que reposa. por una parte, sobre la id ra de que se le pueden poner (¡miles al organismo cuyas chances de supe¡vivencia se pretende calcular. y. por otra parte. sobre la función de árbitro u'llimn ofrecida al ambiente encargado (le la selección. Pero para Lovelock no hay un límite al organismo que pueda tornar su supervivencia “calculable”. y tampoco hay árbitro. ya que e'I intenta dejar atras los dos conceptos. el del organismo aislado que calcula su interés. y el de totalidad inerte a la cual se adaptaría. Lejos dc ceder a la crítica de los neodarwinistas, Lovelock dem'ba su paradigma: Si hay un resto de Providencia. es probable encontrarlo mas' bien entre los (larwr'rrr'stzrs.""

48 No hay pam esto un te'rmino recibirlo, pero el fenómeno se halla muybnm'. reconocido por la expresión ’rrro'nada' en Tarde. de 'sobrevurlo absolul‘? (en Ruycr. 20‘l3 [1952]). (le 'creodo' para Waddington (ZO‘lZ‘). )' “Mi. de numerosas investigariones a fin de salir del p.'rr.rdigrn.'r habitual. (omun a la sociología y a la biologia, que capta a las entidades únicamente como partes (le un todo: parta rxlm parra (por ejemplo, (krrdon. 20'“)49 l-A‘ cl argumento de la ‘simbioge'nesis". en Margmlis. y que también mmm" mos en Gilbert y ¡{pel (2009).

50 Volvercmos a encontrar esta cuestión del calculo del intercs' egoísta en la octava conferencia. pero esr'r ver para delimitar la soberanía dc los Budm 5| Que la evolution es siempre ante todo una fomla (le relato. ya lo hemos .‘tprendirlo de esc maran‘llou) narrador que es Stephen-jaycould (l99l). 52‘ la evolución. por asi decir. (le Edward O. Wilson. que pasa de la idea del

(.‘AIA. FIGURA (Al. FIN I‘ROFANA) DE I.A NATURAIJÚA

l22 (LARA A (.‘ARA (ION El. PLANETA

Si bien se prestó de buena gana al ejercicio obligado de mostrar. gram al modelo l)aiss_'."‘ que los organismos en lucha podían obtener efectosd, liorneostasis sin plan preestablecido —lo que resultaba bastante uidcnttx, lovelock ataco’jtuto la manera en que los biólogos entienden la ¡(13m ción a un ambienta l-sl‘te es evitlenternente el límite de la lmn'a troW'a empleada corno modelo de la biologia. teoría 'rgacias a la cual podnam'os disu'nguir lo exlm'ar de lo inlm'nr de un agente. Se‘gu'n dicha teon'a. um siempre debe elegir entre el indin'duo egoísta y el sistema integrado «mo ma que los biólogos tomaron de laS‘ ciencias sociales—.."‘ l’er‘o lo que es un invermimil en la idea del “gen egoista“ no es que los genes sean cgoím -cada agente persigue su propio interes' hasta su tn‘ste fin-. sino que se pueda calcular su "w'abilidad' mlmmlw'mdo a todos los otros actores en lo que constituin’a. para un actor dado. su 'arnbiente". Dicho (le cua rm. nera. el problema del gen egoísta es la definición del ego.“ last') no quret'c decir que haya que mon'li'lar un surwrorgmnistno al que los actores dchln imperatimmente sacrificar su bienestar. sino tan sólo que la vida cs m8 cao'u'ca que lo que los economista y los dam'inianos habían imaginado. puesto que cada pmpos'ito egoísta es sumergido por los propos'itos egms'

l23

fue camcten'zada [3 razón por la que ln intuición profana de Darwin disfrazada es que a menudo por una versión (le la Providencia apenas ¡es "aidanvinistas fingit-ron olvidar que. si semejante cálculo funciona m la economía humana. es en razon de la presión continua de formulas ¿ua'lrulo cuya finalidad es hacer funcionar —el término técnico es 'pcrformance'— la d' tinción entre aquello qtre un agente dado debe litemL mente lmn'm ranita I' aquello que debe decidir no tomar en cuenta.” Sin estos procedimientos contables. sería imposible calcular el beneficio y mucho menos deducirlo de su supuesto "ambiente". Desde el momento en que Se extiende el danvinrsrno a todos los seres vivos, y por lo tanto a aquello que cada uno les hace a todos los otros de los que depende. el al'culo de la optinu'zacio'n se torna sencillamente imposible.” Ni la intcmalimcio’n ni la e'.\tern.'lli7acio'n tienen sentirlo allí. Lo que se obu'cnc cn su lugar son oportunidades de azar. bucles de retroacción. ruido y. sí. hrst'on'a. ¡Si no hay gen egoísta es porque. literalmente. el ego no tiene límite!

tas de todos los otros. Los relatos por selección natural ofrecen un cuadro demasiado idílico de la liistona natural. (knnparada con el embrollo dz Gaia. la despiadada lucha por la vida aparece corno lo que es: una forma dornesticada y racionalimda de la religión natural."

En otras palabras, los evolucionistas se precipitaron a tratar a Gaia como un todo sin siquiera intentar comprender aquello que bovelock estaba explorando. Revelaban así su inextirpable apego a la oposición clas'ica entre el individuo y la totalidad. el actor y el sistema. obsesión políu'ca. sociologr"ca y religiosa, pero sin ninguna relación con lo que se puede

supemrgunu'mo a la yxiobioltm'a. y de esta ¡l supemrganismo (Hol'ldobit'r y Wilson, 2008) n un buen testimonio del f . .uo' total de lo que lt llum kmm’rrlw‘n. que apareció en pn‘nlcr lugar como un plillt’ipio biológkozma de que se compremlicm que no se tr. nba de extender la cconominoón'zlo viviente. la biologia no ha logrado escapar nunca a la l’rmidcncn'; (omoh «otlotnía, siempre ha net esilado del milagro (le la t'mirtlinzttión. Modelo al ((rrnir‘nlu bntante simple, luego ca r “:1 mín complicado. pm mostrar que la hnmemrmis entre orwlniimm distintos y en competenm' en pnu'ble. La utilidad dc esta denunlmcio’n fue más rnetafo'n'ar que pero lA)\!.‘l0('k le .‘uigno' mucha irnrmrtancia (.Sc‘lrncidcr y otros. 2008’.) DE? truth 'D.rin,worl(l' de “'ikipcdia aportan Lu referencm‘w a numerosos film). 54 A mrtir dc Muntlcvillr “992 [l7l4]). los pres'tarnos no han temd‘o trepa. para intenur ‘nuturuliur' una versión muy particular de la economia.’ WN l’olanyi (lJH‘B “9451). 55 Alusio’n al titulo del famoso Ihwkins (200‘3. aparecido cn ¡976). 56 No es cl reduccionismo lo que resulta chocante en los relatos neodumfl" m. sino la falta (le reducciotlu'rno y la constante apelación :¡l cquilibno'dt la nutrir-¿leía y al bien de los organismos. Detrás de la selección natural." reconoce h mano bcnmolcnte del (.‘rcatlor. tanto en Darwin comoen su sucesores (Ospomt. IJ‘JS).

esperar de los seres vivos en el mundo. Ya lo sospecha'bamos un poco: la economia de la naturalel'a no es la de los humanos. Retomaré la cuestión de este apego en la conferencia siguiente. pero. para cerrar esta. me gustan'a señalar la otra consecuencia de la tentativa de Lovelock: si e'l prescinde de la idea de. parte para explicar el organismo. pmdndt tambien" de la ¡"dm de totalidad pam dar cuenta de las diferencias de escala. Tan pronto como ¡ibandonarnos las fronteras entre lo exten'or y lo ¡ntcn'or (le un agente. siguiendo estas ondas de acción. comenzamos a m difilar la (Sta!!! de los fenómenos conside nidos. No es que cambiemos de

57 F4 el principio de ' ¡his de la nonomiuza'ón de los colectiim Ilcu'do ado lante por (."rllon (ed.. IED‘JB). \.iache'n.1ie (2008‘). y‘dc numerosos colegas ((-A"llon. etlr. 20] 3); en cuanto .‘Il vinculo con la teologla'. “Hue PN": (mul 53 L1 falta de pl.‘|u\ibilitl.‘rd del cálculo por .uignacio'n de lo interior y lo extcn’or nu’ en el on'gen del renat irniento (le la noción (le (cum [bienes comi» nes] por obra (le (ktrorn (20l0).

I'M‘A' ¡ITA ¡24 uuu A (ZARA (ION l>'.l.

GMA, “(:th (Al. mx.- I‘ROFANA) m»; LA NA'I’URAl.El'.A

un salto brutal del individuo al .31“.

10s mediante ‘ nivel y que pasc'al . . de vista P‘"I ser’ 'g‘ml"“"“c I "tope-ram“ bn“Ï. dos puntos los abandonamas papa dc Margulis. l or lo demas. el “'nculo — c ' es la importancia del a . alertar a los ( turcos. debido puesto que Ma cnt.estos dos autores habna . ‘ t ulos . los nunust I KK" t organismos _. con ¡amaSe a - - ¡sio'n de altera l COH‘P'“ c la , 'Ivu . ra. r W ‘ Klum Esto demuestra “wc-lock con q“ ec; l dla d como hace i Ñ . ommnismo. de escala. í de e partes y dic ¡a - e ‘ ’ ' ro Mamen! c1on P

i

los do. ¡"(Culamn pre“

Por . . . . elsr solos. que ambos amcanjunlos. ind' i a 1 i. ‘ completo de la nocmn de nlv Un (¿i-unplo de. onda de accion .ha tomar o un cmetcr emblc en ¡a saga dc “we-lock: la apancton progresiva donxigcno al “MG-

eón arcaico. ¿El oxígeno que resptmntoses superior a nuestra en, indiw'dual? ¿Estamos “dentro” de la atmosfera! hn realidad no. M, que ese peligroso veneno es él nusmo la consecuencia imprmdt; acción de los micrtxnganismos que dieron a otros actores .dc ¡“(mb descendcmos nosotros- la oportunidad de desarrollam. tho de 0m manera. la atmósfera somos nosotros. El oxígeno es un re latitamcmc n. cien llegado. un caso masivo de polucton que ha srdo caplatlo por nun-4 formas de vida como una oportunidad de oro. después de haber 1am“; lado a decenas de miles de fonnas de vida anten‘ores:

El oxígeno es tóxico, muta'geno. probablemente canccn’gcno, y por lo tanto limita la longevidad de los organismos. Pero su presencia les abre asi numemsas fmperlivas. Al final del Arcaic‘o. la apan'ción de un poco de oxigeno libre habría haha milagrm para esos ecosistemas pn'miu'vos [...]. El oxígeno habn'a amix}? cado la química medioambiental. Habría habido un incremct‘r to de la cantidad de nitratos producidos por la oxidación del nitrógeno atmosfen'co y una aceleración de la erosión. soi)" todo en las superficies emergentes. lo cual habria hecha ¿13W bla (Inma): nutritivas antes escasos y por lo tanto prmilido ¡IM prolrj'rma'o’n de los organismos (Love-lock. 2001: l H)-

59 A] mostrar Inma que punto e l organismo celular mismo, "LM, átomo ind'nu'iblc. es mu’ bie ' n resultado de una vasta composxflón'vsíg

msmm reclutados en el curso de una lus'ton'a muy ¡3'81 (“msnm 4 ¡997). Sin Margulis.

'

cs probable que la hipótesis Gaia "o h“ m. w la Inc/Mora cibernética. l ,‘6’. 5

¡25

rq vivimos en una atmósfera dominada pOr el Oxígeno n Si a'lidd‘i3 ¡in bucle de retrmtceión dispuesto de ' 0 es e" m7()Tm(ga¡nr "¡smos que "unsforn'dqï’" “510 Veneno mortal cn un formidable lo; o“ de su inetalmlismo sr multiplican)". El exit arclc Seno no está aquí hnente como un componente del ambieme' smo como silnl’lCI la terueprolongada de un acon(ecimiento pum)“ gado hasta ¡unida el día de ho). por la proh'femcio’n de los organismos. Dtl mismo modo. es tan sólo des. k h ¡nu-ncióu de la iotosrntt'sls qttt' el Sk)! ha sido llevado ajugar u“ rol ( ' en el (lt-53'10"" d" L" "kit" A'Ïfl’f“ 5°" COHSPCllencias de acontecimientos mslón‘cos que no durara" ¡nas tiempo que las‘ cn‘atums que los sostienen. Y, como muestra el texto cuado. cada acontecimiento abre. para otras cn'atums. “mima-s pempectm‘ls". 1.1| punto crucial es que la escala no interviene pasando de un nivel |0(al a un punto de vista superior. Si el oxígeno no se hubiese expandido. habría seguido siendo un peligroso contaminante en la wríndad de las arqucobacu-Vn'm. La escala es aquello que el éxito de las formas vivientes engendro’. Si hay un clima para la vida no es porque exista una m extensa en el inlm‘nrde la cual todas las criatura s residirian pasivamente. El clima es el resultado histón‘co de conexiones recíprocas. que interfieren las unas con las otras, entre todas las criaturas en curso de desarrollo. Se expande. disminuye o muere con ellas.‘” La "n aturaleza' en la concepción

clas'ica tenía niveles. estratos que se podían superar. de nivel en nivel. de acuerdo con un zoom continuo y bien ordenador“ Gaia subi-¡ene los niveles. En ella no hay nada inerte, nada ben evolente. nada exten‘or. Si el clima y la vida han evolucionadojuntos. el espacio no es un marco. ni siquiera un con texto: r1 (¿patio (s un hy‘b del linnpo. Exactamente a la inver-

60 En su hermow capitulo sobre Tarde. Pierre Montcbello (2003: 152) muatn que el miuno argumento “¡le para la extensión y pam cl ‘éxiln' de la món:da‘A "rr-"(lvl ("onceliia el éxito de una ¡mención como una contaminación (¡Ip-VS (le ganar poro a palo im confines (ic un territorio inmcmu. B lo que p’ .‘o' con la materia. puesto que unos a'tomm. triunfante-s supieron apartdn' su influencia atractiva sobre todas l.“ nebulosa‘. forma‘mn m audio'fiw'oquc .‘4' (“Mit-nde al espacio infinito. rompieron cl equilibrio pn'mitino de lam, ""lmr‘il‘ffln por doquier la ley de la auzu ('iórL El estrato fisko o result-MO (le una domin.‘tcio’n política. (le la mprmatw' dl un ¿(nombre el conjunto de ¡1‘ "Hinadm. [.,.] la imagen de lo politico “¡planta aquía ln teológim' (el (¡Murano me pertenece). El ¡4| (listxm'u'o'n de Lu entidades según sus dimensiones en el intcn'ot dc una '_»"¡ alma no se rorrexponde con ninguna expcn'tncia "ral. aunque R" "nn-"d" P‘lr confundirse con la imagen cientifica del mundo gram": film!

como I'h'z I’oum o] l'rn' de Philip Monbon (¡982).

CON El. ¡"ANITA [26 CARA A CARA

(.‘AIA. “(:1va (Al. H.\' l'¡(DIAN/t) n}; LA NATURALEZA

habia comenïado a desplctrm‘: (‘xtcnder e 1 d c l0 lIL' (‘alileo . u _ .a cada actor en el Intenor dt cl. parla extra ( (ads;l o pa raq colocar ‘

l

l k un ml “pau-n m no tiene ninguna especu(le, mgm-fic pvc 0C . ' '

Pin

' el ue habitamos. el de la zona crítica. es CSLh como . nosotros: Cspano c‘n q v sc ctun - x ' - de tan -lejos _ que conspiramos. h nos hacen respirar. tanto como aquellos que

En este sentido es que Gaia no es un organismo. y HO podem“s carle ningún modelo técnico o religioso. Acaso tiene u’n orden_ ¡PB nojemrquí : no esta" ordenada por niveles: tampoco esta (¡mmc Todas los cft tos de escala son el resultado de la expansión (¡e “n

te particularmente oportunista que aprovecha enseguida camion 18m '5 dt desarrollarse“: eso es lo que toma completamente profan a a la caude depende Lorelock. Si es una ópera. de una improvisación constan". q" no tiene ni partitura ni desenlace. y quejamm' se intt. tprela dos vc“, en

cl mismo escenario. Si no hay ningún marco. ningún propósito. ningum

dirección. debemos considerar a Gaia como el nombre de un prou.” por el cual detenninadas ocasiones \?n'ablcs y contingentes obtuvm'ou la oportunidad de tornar mas" probables los acontecimientos ullawm‘ En este. sentido. (.‘aia no es mas" una cn'atura del azar que de la necesidadln

que quiere decir que se parece mucho a aquello que hemos tcrmimdn por considerar rama la hu‘lon'a mm'a.

¿Hemos dibtJi'ado finalmente el rostro de Gaia? No. desde. luego. AJ menos espero haber dicho bastante para convencerlos de que bum: el lugar del "Hombre en la Naturaleza" —para recurrir a una exprb sión anu'cuada- de ningún modo es la misma tarea que participar” la geohiston'a del planeta. Llevando al pñincr plano todo aquello qu: antes estaba limitado al segundo plano. no esperamos vivir porfin 'm armonía con la naturaleza“. No hay armonia posible en esta cascadafiñ; u'ngente de acontecimi entos imprevistos y tampoco hay "nntumlcm 4menos no en este que es nuestro reino sublunar-. Por lo tanto. aprcnótf cómo situar la acción humana en esta geohistoria no equivale tam'pw‘ a "natumlirar' a los humanos. Ninguna unidad, ninguna unía-rm!“ ninguna ¡FTCfuld’bilidam ninguna indefectibilidad puede. ser ¡mw .r . . Pam s""Plllcar esta geolnstona en la que los humanos sc cncul'Iun: sumergidos. El drama es que la que la figura huma

.

.

.

\ ' mtrusnon de (yata ' sobrevtene en cl ‘ "10de . a c na aparece nldS’ a pin que nunca como "|de P

l27

cn cuenta. l’l’CCÍS’M'K'lllv cuando habria que tener tantas toma”a dcde. la humanidad como pertene nciAS' al mundo ¡ml-(¡une s“w existen. es "¡l-sm” cn que se ha logrado unive «N'lu‘ar por cl mnnll' fin sobre “¡(11- de la 'l‘icl’ra el mismo bum anoide economila'd la su!“ toda dor (.Un C] nombre de glnlmhmrmn or 1V dc es": es": > -- o m u ndialiwción. mlcul a r ' -—(le su nombre ()(-‘\.1 l . minado ¡no atmo Horna monomirtupor doquu.,-___ se ha ¡justo en el momento en que. tenemos una lot mas de homod¡versidad! dl l "(-(csidzul de otras (me. Q

ue mala suerte, . ». , , . c tte. lla," ‘l‘u . “¡lu-nt." el mundo con un llum rcalm! ano reducido a quel“. imo número de ctunpetencias intele ctuales. dotado In W 4 5 _ , de un l lhm capa! de hacer SllllplCS calculos de capitalización (tr? y de consumo. al que se .‘¡tribuye ima pequeña cantidad (le deseos logrado convencer y al que se ha por hn (le tomarse. realmente por un indi\1‘duo. CII ¡d sum-(¡0 atómico de la palabra lin el mome Il“) mismo CH que SC IIC— (csitaría volver a hacer política. ya no tene mos a nuestra disposición "MS, qm. ¡(,5 pate'ticos recursos del “mamagement‘ y la 'gobemama'.

unca antes una definicion tan provinci ana (le la humanidad se había ¡mnsformado en un est'a'ndar universal de comportamiento."‘* En cl momento mismo en que habria que. aflojar la opresión de la primera -\, aturaleïa. la segunda aturaleza de la Economia impone sujaula de hierro mtb estrictanmnte que nunca. B probable que sea de este (lt,-s.'ijllste entre las’ antiguas definiciones dc la humanidad y aquello a lo que los humanos deben hacer frente de donde proviene esta perturbadom impresión de que la historia, o mas" bien la histon'cidad. ha cambiado de bando. Mientras el modernismo manto“) su influencia. los “humanos' estaban felices de vin'r entre, de un lado. el “reino de la necesidad" (el encadenamiento delas camasy de las consecuencías) y. del otro. el “reino (le la libertad“ (las creaciones del derecho. de la moderm'tlatl. de la libertad y del arte). lntercambiaban la necesidad apremiante (le la Naturaleza por la proliferación de las cultum. 'Mono-natumlisnio". de un lado. "mullrc'ulturalismo". del otro (13‘ (our. 200421). Ahora bien. el acontecimiento geohistón‘co que procuro definir denilm’ de pies a cabe-Ia esta división. El poder de invención ydc sorpresa dio un v uelt‘o (le los humanos a los no humanos. como subraya

62 A “l I’lllllo que la idea (le zomnom hoy en día parece una att-ana nm‘ïdid (Dardot y [sn-al. ¿‘Ol-I). Sobre la histon’a (le esta efectivamente trim ¡l Pad". da (le tcfcicnt iau. véase el notable lochcr (20'13).

I28

CARA A CARA CON I'.'I. PLANI'TI‘A

la humorada de Freden‘ckjameson según la cual “¡en nuestros dmrece mas" fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalls'mol-:ul“ ¿Recuerdan la canu'dad de energía que las" ci .ncist sociales dl'hphron para combatir los peligros del reduccionismo biológico y la mmm; zación? Hoy parece difícil decidir si se gana más libertad de mou‘mkn‘,‘ volviéndose hacia la naturaleza o hacia la cultura. Lo que es sogUmG que los glaciares parecen reducirse más rápido, el hielo funding“ rápidamente. las especies desaparecer a mayor velocidad que cl "un" tuoso tren de la política. de la conciencia y de la sensibilidad. Qué ¿mi le sen'a a Shelley cantar hoy: l'h‘t everlasting universe afthings News thmught Ihr mind, and mlls its rapid wavcs, Now dark - now gh'ttm'ng — naw nfluting gloom Now [ending splendour, whmjram semt spring: I'hz' sama aj human thought its tribute brings Of watm — with a sound but hafl its own, Such as a [cable brook will ofl msnm: ln (lu wild umods, among the mountain; lane, l‘th wataj'alls amund it leap forever. l‘Vhar wood: and wind: contend, (md a vast "ver" Over ¡Ls rocks ceaselessly bursts and mves.

(.‘AIA. FIGURA (AI. FIN I'ROFANA) DE LA NATURALEZA

129

Y luchan los bosques y los vientos. y un vasto río .So'bre sus rocas ¡mamut-"¡mu- mmpe- y davaría.) (Shelley. “Mont Blanc. Líneas escritas en los Valles dc (.‘liain()tini'“. el destacado me pe.rtenece)."‘ ;"I€l eterno universo de las cosas"? ¡MasH' mle no contar mas' con eso! Heinos cesado de creer que las cascadas “saltam’n por siempre" y que "un msto río / sobre sus rocas inces¡mu-mente" ha de romper y desvan'ar. Si siempre existe un quiasmo pam alimentar la mer/ela de "melancolía" y dc "esplendor" que. acompaña el sentimiento de lo sublime. no es porque veamos a unos pobres y fugaces humanos que se agitan sobre el mena-ño de una naturaleza perpetua. sino porque estamos obligados a ver .1 unos humanos obstinadauntvnte sordos e impasible-mente sentados, imno'n'les. ¡mientras que. el antiguo decorado de sus antiguas intrigas pero desaparece. a una velocidad atermdom! Sublime o trágico. no lo una cosa es segura: ya no es un espectáculo que podamos apreciar a dismncia: somos parte. de. e'l. Puede parecer extraño. pero en lo sucesivo la cuestion consiste en saber si los lmnuinos son ‘apaces de encontrar un sentido de la liiston‘a que les ha sido sustraído por lo que hasta el presente ellos habían tomado por un marco desprovisto de toda capacidad de reacción. la bifurcación de la Naturaleza que tanto había criticado “'hitehead se encuentra ¡Ir

Fluye a través de la mente y agita sus rápida olas,

venida del modo mas' inespe ado. ahora las “cualidades pn'man'as" están caracten'zadas- por la sensibilidad. la actividad. la reacción. la incertidumo bre: las “cualidades secundarias", por la indiferencia. la insensibilidad.

Ya oscuras, ya mdiantes, ora espejos (le melancolía,

cl letargo. A tal punto que podríamos enunciar lo opuesto de su célebre

Om prestando su esplendor, donde en secretos mananuaks'

cita: “Asi. el curso [de la liiston'a humana]

La fuente del pensamiento humano recoge su tn'buto De unas aguas... cuyo ruido sólo les pertenece a medias.

los avatares de la materia en su aventura a llaves del espacio " (¡S Podn'an ustedes quejarse. de que esta versión geohisto'n'ca manifiesta una dosis excesiva d 7 antropomafruma. ¡liso espero! Ciertamente no en cl antiguo sentido de que “proyecta \«"¡|0I‘CS humanos sobre un mundo inerte de objetos muertos”. sino. al contran'o, en el sentido de que “da

[El ¿temo unwers'o de las cosas

Así como un débil arroyo con frecuencia ha de adquin'rlo En los sala-jes bosques. entre las" montañas solitan'as. Donde las cascadas a su alrededor saltarán porsiempm

63 la cita exac’ta es como sigue: .Somzmv‘ mm said that il u' num'lo x'wuw'“ a] the uwld [han to Imaginl the md ojrapilalu'm. H’t ran nan mw' M ¡”45‘ III! ata-mp! to ¡Will capitalu'm by ¡muy of ¡magimng [ht md ojllv av!“ IMM" dijo una vel, que es mas” fácil imaginar el fin del nmndo quc inginfl d "‘ñ‘ del capitalm'no. Ahora podemos revua'r esm aseveración y ser teamM. dd intento dc imaginar el capi'lahs‘mo por medio de imaginar cl fin dd ' 02171680", 2003).

concibe meramente como

G4 Durante esa famosa exuulí que también rmulto’ en la escritura dc h‘anhrm{rin por \. rv Shelley. I-. .tgrzulable constatar que. si esta (clehc'n'ima pareja eu rihio' tanto durante dicha e\t.'ulí.'l. es tantbie'n porque la cnipción del imlca'n 'l'amlmm en Indonesia [la Il.’l)‘()l enipcio'n “Ilcánirajamas' Ichs'tmda] había ¡inunformadu las \a'c.'|ciones dc. lRIÜ en un K'nmo atroz... 65 La frase original es m thai Ihr roms: o] nalunv ¡s (anrm'ui tu bring MUI} (¡bifurtunn of mani-r in its adtvnlun Ihmugh ¡pan (“'hilcllead. l998). Rccordémoslo: hay que elegir entre lll.’|l(.'ti.'| y mat-ui.1lid.'ul.

¡go (uuu A CAR A

(ION El, PLANETA

c '(‘c cn in g 168.!»mm ¡o nom,“ le” ' “un forma a los humanos . o. como s di una image" "“ü “mhsm' uno su.” mmm quqiam' del | uu I¡anos» con ammpomorfismn ‘ —-.1 cn . (¡nt- ¡Os hunmm,S cn ¡a cpm Os ¡u peligros del ‘ Kahn . un PP‘ a -l muv (“51mm del dcconldn ¡“HC cl cual se pamn cn csccnd ' . x, . ‘ . . 4 . "1* anllgm’S i “(maja (k l“ Ohm mm" 3¡"1do l ,3] l . Los - roles\ dv todos ¡m evitar L'IS trampas del nnlropomor modos. cómo rc(l'is tn‘buidos L. ‘ l)(' todos c _ - e ¡tc vwnnos vtt Cl 1 cn l l del n adlal < A"Homem: cs que fismo. ¡si lt) Cierto

(.‘narta conferencia El Antropoceno y la destrucción (de la imagen) del globo

El Antropoccno: una ¡“HOWK‘ÏÓH 0 Mente (t Malú-o 0 Un tér"¡ino discutible pam una época incierta 0 La ocasión ideal pam ¿“agregar las íigums del Hombre y de la Naturaleza 0 Slotcrdijk o al origen tcológico de la imagen dc la Esfera ' La confusión dc la (.‘icncin y del Globo 0 'l‘yrrcll contm lovclock o Los huclcs de rctrmtcción ° Por fin. utrt) principio dc composición 0 ¡Melancolía o cl fin del Globo.

Supongo que durante los seis primeros meses de 2012 no fuimos demasiados quienes cspcmmos con gran impaciencia las conclusiones dt-l XXXIV (bngrcso Internacional dc (Ecología que sc rcaliïaría dumlllc el verano cn Brisbane (Australia) .' Debo confesar que. hasta esa fcch1..nt) t-m mi costumbre seguir cl trabajo de esc cmincntc cuerpo académico -incluso aunque su divisa un tanto nicl'lschcana. Mail! tl Mallm ('(n‘n cl pensamiento y cl martillo"). ¡habria podido aplicarse muy bien a mi propia profesiÓnÉ-. Si lo hicc aquel año. fue porque. como todo el mundo. yo esperaba que la (knnisión Internacional sobre la Estratigm‘ íïa. o. pam ser más precisos, cl grupo dc trabajo dc la Subcomisión sobre h l’klmligmfia del (.‘uatcrmlrio. presidido por cl doctorjan l'alds'l'CM'C-l dc la Univcm‘dad dc Ixin-stcr.

dccidium por fin dcfinitimmcntc cuál es

la ¿Wa cn la que nos t-nconuninos. Definir una época de

la historia. y hacerlo oficialmente. ¡nu cs poca

‘09"- ¿Iban a dccl amr que la Tic-rm había entrado cn um. nueva época. 0 no (Bonn-util y FR‘SSOI.'. 20 l 3)?"Y cn caso afirmativo. ¿en qué fecha preciKi? Habia mucl

m cnjucgo: por pn'mcm vel: cn h. gcohiston'a. sc iba a dc-

"cm‘ón prat. (Ir: (1ta confcrcncul" aparccio‘ cn Hachl: (“1" 20,“). Z‘l Un" Tom” hcP‘Ka' cn cl scmitlt) corn'cmc. Los gct'iltmos dnunfiuïn el "(Impodc p‘" ‘cfl'ncnlus. cn urtlcn decreciente: cone-1.. cms. Pcn"d°’- CW”) “h

¡32

CARA A CARA

con El.

PLANETA

me que ¡a {nena más Importante qm. molde“ e _y C . . solemnem “nidad ¡omada (n bloqm ) omo un unico conju’u ¡“tm claiar ("mw_ P0". "Huevo", cs la dc lae mm uesto ' el de AntroPOCC'“) . . ‘ ant . . . nombr_ P f0 .Elp ¡Inga-sl cl una subtommon? (,omprcÏId Pt: por dcculido intolerable...‘ "¡ii qmmano y r‘ i .' pc" 50 me resultaba . . P0r ‘lm el sus 1 o mlemne. me decepctone un poco ahead Como mc esperaba a g i reunión de anbane. infonne de la

por el momento al AmroN 5| grupo de investigación considera ceno como una WM” W!“ g"‘(.)l0glca' es dcc'r‘ “mada al mu." que el Plelst'oceno‘y el Holoceno’ ¡o qUe mo nivel jerárquico implica que esta" situada en el l’enodo (.naternano, pero que d Holormo ha (minado. . .‘ -Poflbks- no es muy cnfa'tico: en cambio. declarar que ya no vivimos“ el Holoccno. eso sí que es mas' radical. puesto que es precisamcmtm estos once mil años de relativa estabilidad entre dos glaciaciones qu la humanidad. o mas' exactamente las civilil'aciones, pudieron dem“, llarsc.’ Mientras nos halla'bamos cn el l‘loloceno. la Tierra permancm’ estable y en segundo plano. indiferente a nuestras histon'as. Era. si pum, decirse así. businzss as usual. En cambio, si “el Holoceno ha tennimdoï es prueba de que hemos entrado en un nuevo período de inestabilidú' la Tierra se vuelve sensible a nuestra acción y nosotros, los humanos, ¡nos convertimos un poco en geología!

3 la importancu' mpital' del Antropoceno es que otorga una verdad prat'tr' ca. e: decir estratigraf'lca. a la noción de época estudimla por Blumcnbtq (1999). como hu'ton'ador —y no como geoliiston'ador—. La Edad Matar”! sabu' India. así como la Antigüedad no se sabía antigua. Pero cuandol-IIW Modcma se definió, cxplícilanlclllc en su (’dM"). como Edad Modan. non!" que ttmiinan'a por ser definida con total precisión por un subcomitt'dtü ¡mugr‘fia- ¡FOHQUlt no previo que el concepto de arqueología xm'w ¡l Pit dc la letra! Este es otro ejemplo de esa ley de la historia que ¡“("7" lo figurativo se tome literal, 4 Informe redactado en cl cum.) del rongrest.) de l.‘t Unión lntemzcim’h‘l ,93" l"‘“ÚIF'Ü'ÓII sobre el (.‘uatcrnun'o (conocido por su sigh en ini!" 5 l'A'NQdaUuMctizl'l'“tema. Suiu. del 21 al ¿"7 [de julio de 201 I. ‘ h Ranmdón ¡"d ¡l'IXasl-deule la apancmn del llamo [(Ibfl-. bri‘ñawnd‘.m (m. pmrunu

-. 0 I'll.uy breves -desde la posg/uenaï. "la; h (“M meno, wn (uuu: lcdul'lx’ll'u‘“ Y morales. (.u'.u|lt) mas allllsllaás dim”! cnmcmm" pm con! _ las formas actuales capitalismo) “menumm dai, La. We '_“'XUIcntc-_ las rcs¡x;ns:tbilldades. N06 COI mm J a dtlhomw :1, a d! (710mm (Allí donde hay hom

.rl. AN'l‘R"

Pmmm, y LA DEN;"l‘RUtKIIÓN (m: LA IMAGE N)

mzt. (zumo 1.33

JC. “w (¡Casio-n requiere. podemos comprenderlo. que uno lo San“: “TPS. si |-.¡ estratigmfia revolucionó la histon'a de la 'I'ie rra «,3 ( 05 gmd‘“ al Cuidado pic“ con el Cual los geólogos tratan las cue cs c“ parte stio"damn. No se trata pues de dejar que cualquiera decida. y nomC . nes dt del primer estrato de roca con el que tropieza. e] _nombre ‘ . altuntun. continua. ’ ¡forme n

El

termino tecnico. el “An. (¡msm "¡0'!"- lmm SCT ¡“'CPM'doncomo ('lcnllÍlCd'InClllc JllSllfiCado (es dear seta) debe ¡ropoc-Lno“ '(¡ictualmente producida por esti-¿(os que la "srn'al geologica debe ser .S"llll(,‘lfl(‘.lll(.‘lïlCIHC ímd'a. clara y du'linla). y en forimlcio’n Cientifica como termino técnico, En ¡o comunidad b) útil a la te'rmmo extraoficial Antropoceno se ha b) cl que re5pecta a revelado ya" muy útil para la comunidad dz z'nwsligan'án 301m ,1 mmbia tlimu'lim y continuara” de tal modo siendo utili'lado, pero queda por (lclerrninarsc si la lecniriwción en la las‘cala de los tiempos geolo'gicos puede tomarlo mas" útil o extender su utilidad a las otras comunidades científicas. como la comunidad de los geólogos (lnlorme INQL'A, 201 1)_ Hacer prosperar la proposición de un nombre para una época gc'ologi"ca en medio de la burocracia de la sociedad Internacional de (k-ología es tan tortuoso como hacer pas'ar una ley por las comisiones de un Parlamento o promover la beatiticacio’n de un santo ante la diplomacia vaticana. E incluso si los esuatígmlos (:oncordaran en otorgar a la humanidad un papel decisivo. aún sería preciso que se pongan de acuerdo sobre la fecha y sobre el hito que pennitim’n a todos los especialistas. en todo el mundo. reconocerlo en las" rocas": El comienzo del Antropoceno se estima generalmente alrededor del año 1800. cuando comen/'aba la Revolución lndustn'al cn Europa (sugerencia original de (.‘ruuxen);° se han propuesto Otros candidatos potenciales para las fronteras del u'emp0, Ya

Ü El articulo de (Irutzen y Stoenner (2000) desencadenó un gran movimien'l.0 de litemtum y la nearic'm de mrias revistas especialiradas‘. AHMWVW‘ H" A """UÍW'm' Rruitw. [Jemm‘lm ¿(ha o] (Iv Anthropotnu. etc. En Francia. h" Sid" la excelente coleccion de .Sc'mil dirigida por (.‘hn‘stophc Bonncull y Jc'.""“""l"¡<\lc Fressoz la que volvió accesible cl concepto de Antropoccnu.) sus (n'licas,

l 34 CARA A CARA (.‘ON l: l,

PLANETA

¡»:l. ANT“

e incluso antes (¡e l Ho] fc has ante. riores (durante _ . wen“ sea cn C comienzo al mplo, ‘ . m de la el m < nuclear).,. Un) _ o mas‘ tarde (por qc .. “Cm-co podria dehni.e v1]. sed en rcfcre L “Antropoceno . d c i. P lllllo Fslmlu ¡(o parllflllflr CI] un CSlI'd((), (.S ( (,II' ll“ un mi l _l . , c Mundial (¡,SM 1g c . n inglel). onoctdo [por su Slgld en ¡a u mo l Pg‘la _ - . , común ¡,“¡o . 'el nomhrt de clmo dt oro [goldm SM. en v — l: m (cmpoml oficial (una Epoca (.‘lohal Extra o por una fronte gráfica las‘tándar).

técnicas sigue impidtc’mdonos saber (o Una marea de cuestiones

n (en

((37,3 Sl. el HOl oceno ha terminado y su este Nuevo Régimen (ju mitx'h» C pt -ccedentes Posee. un corr e detectado en las conferncnas la“) e“ listo

los -geól()g()s tiecncn ¡a Cosmmbntk cas. F5 que, yo había olvidado que en millones y dee-".1; de milloncwt de hablar tomarse su tiempo y Int-(ho siglo decidir acerca llevo mas de años. ¡Por ejemplo. les dc bin a la preston gym-nda málos prof“). Cuatentan’a! Por eso, indiferentes noticia era, oficial .0 no'db‘ como yo. que querían saber con certeza 5| su (.(‘ulclusunl que hablan debido djfm. en tranquilamente escn'bieron (¡.V), anos al menos cuatro final su votación 5| gnlpo dc ¡'nvestigación se ha cmrdidateado a financiamiento; para que las discusiones y el trabajo en red puedan proseguir, y espera alcanzar un consenso. en lo que concxerne a la formalización. durante el (kmgreso lnternactonal de (:e‘ología dc 2016.

Nótese el despreocupado verbo “esperar” un consenso. asl como hurtante costumbre de los invesu'gadores de pedir Siempre mas subnmm nes.“ (¡o‘mprenderán ustedes mi decepción: ¡como 5| ttmcsemm (oder

7 Un artículo reciente confirm'. la dnlacio’n del If» tlejulio dc n las primeras explosiones nucl ares, sin tomar postuón whrcle ha M cucsu'o'n. sino subrayando simplemente lo cómodo que res" _ ¿(Wwtodo el mundo la transición geolog’ica gracias a la 'fimia .WK)NIOP1IGW w” por la mdiactin’dad artificial recién intnxlucidu (Í’áll'A‘lCVñC'lcn Mim-m

8 Vehse cl apasionante proyecto lle ado adelante por la HK“

And

Anthropocene l’rtjicct' (). que incluye videos dcm'kvvl’mn war. autores que trabajaron desde el pn'ncipio con este colllccl’des amm. ' ln numerosa enll’efl'suu anhre cl portal de las 'humaI-mh “a, Im“. (pestaña 'gmnds t'ntreliens' [grandes entrcm'stml. cn [090“ sos] ). en (humanitesenvironneim,-nt:¡lesfr>.

c (¡lll

l po dl!

“ndo pum decidir la fecha que pone sobre los hombros de l .¡ . rcsponsïthilidad por haberse conve rtido en una fue na

Hl

humanos l)S <

, I. t¿“(figura

ornamo y LA nrsl‘ktx:(3IÓN (DE LA IMAGE N) nm. mono l 35

“¡wmnun ( ga dec slon. las investigaciones del gnipo de "a. ¡ )or /,'alaSIew¡'c/.' ofrecen a quien guste leerlas' un apasio. mjo esa redistribución de lds' posibilid out-ml)“ d" actuar que e . mi“ de nan": I _ .0 "(lo de. conferencia en conferencia. He aquí esa zona meos Slg‘" _ _ c511","rfi a qm. c" verdad he procurado senalar mas ar riba: todas 'a vs _ las' actimm” r c gc f . . »(« encuentran Inetamotfose humang ' ada des _" ""“35 geologlcas; n'dn quen” que ¡lama'balnos el socalo rocoso comienza a hu manirarsc todo a humanos con su look sal ¡o caso ‘ A ' a lle ar la huella de los _ _ vajemcnte -¡‘Cll "dirían Í (x lun. Ya no se (tata de paisaje. de ocupación de suelos .m pacto local. ni de En adelante. la comparación se establecerá con la escala ¡m dc ¡05 (¡.lnónmnos terrestres: A file-4171.1 de crecer en energía, la civilizadón humana "gira”. por así decrr, a dlectstete telavauos. las veinticuatro ho. m5 del día. lo que equivale a la energia de. los volcanes o los tsunamis'. C¡“mmm-nte mais violen tos pero durante. períodos de tiempo mas' breves, de transforAlgunos cálculos terminan incluso por comparar ¡a potencia mación humana con la de las pla 'as tt.-cto'nicas." Micn‘r” animado

Todo sucede como si los cstratígrafos. trasladzindosc con la imaginación a tiempos futuros. hiciese-n un ejercicio mc ntal que. al observar ¡45' capas de rocas qtle comienzan a acumularse, les permitiera de(lucir retrospectivamente que aconteció en la época llamada 'de los humanos".“’ En efecto, en las rocas se ve. todo: la modificación de la sedimentación de los ríos por obra de las re presas; los cambios de aci> del de los océanos; la introducción de productos químicos antes desco-

nocidos: las variopin tas ruinas de '.'tstas infraestructuras que no se pareccn a nada de lo que las precede; los c ambios en el ritmo y la naturaleza (le la erosión: las variaciones en el ciclo del hidrógeno; el incremento continuo del (.‘()_, atmosfe rico. sin olvidar la brusca desaparición de las

9 Morton (2007) estima en 17 'I\\'l a energ'm imt'int'i’nca de la n'n'linción h'"“'-"|’d. Si todo el plant-tn n'viese '.t la :uneric ¡i eso exigin’a un gasto ‘l<'_1NJ'l\\'. En compnrzu‘ío'n. la energia liberada por las placzu («tónica es (.1“"r""“ (Cíllnr y nnovitniento) en 40 TW. v la cnc-mín pn'man'a —dc on'gcn _"""I"L"¡(‘(I sobre lu tierra y en lux (xt-"4mm. en 130 ’hV. Todo cllu sigue siendo “.¡‘lgni-lh'nllllt‘, evitlei¡tt-mente. (Olnpantdo con los ¡30.000 TW dc energía lo L'lll‘lif'XHllhlt‘ sobre I.'I 'Il‘i'u-‘Iu por la ment acción del Sol. ' . . I "1.) (“Jan l"""“'(7w" I- (2008). I'h‘r lion}: Afln Us. cuyo subtitulo (Sl lo CS '¿khle' huella dtju ¡n los humanos en lau (0111?. describe -"ll('l. cata ('.\("en'.l imaginaria,

¡36 CARA A CARA (ION El. PLANETA

especies vivientes en el curso de lo que los biólogos se rc 'rndo Se la “sexta extinción" (l',alasiewicl'. y otros, 2015) legibilidad en los sedimentos que en las explosiones atóml‘cas

les, a partir del l6 dejulio de [949. se muestran como sen-as tan’ Y a ese famoso “clavo de oro”, fácil de detectar cn el mundo “¡(111% col que, por la claridad de la señal radiaenva. podría logmr un entre todos los geologos. XIX v xx PaS'emos a lo mas' fascinante: a lo largo de los Sl-glos bn’amos hallado cada ítem de esta lista en los relatos que se “¡Anal ban de las fabulosas hazañas del Hombre que transforma la 'nenag 0m t dominarla mejor. (bn la salvedad de que hoy en día el ¡ono m se trata en absoluto u de “dominar” ¡a “al‘umcnÜ triunfal. y de que ya no sino de buscar en las ruinas sedimentarias la huella de un de los humanos de antaño. (kimo en una nueva dialéctica del amo“; esclavo. los rasgos del uno y del otro han tenninado pOr con fundim Anlropomorfismo de las zonas (‘l‘ÍliCdS', pelrmnorfismo dc los humanos, En cualquiera de los casos. fusión de las fue-rms g eolnsto'ricas en lo que ó.» veras se asemeja al caldero de una bruja. La cosa sería divertida si no fuese tan dramática, pero lo qm. nmhace vacilar a los miembros de la subcomisión es la mezcla de mah, de tiempo a las que deben enfrentarse. ¿Recuerdan que en el colcgw‘ nos pedían que nos quedáramos boquiabiertos ante el ritmo llnto de los tiempos geológicos? Mientras que nosotros ni siquiera podían,“ representamos nuestros veinte años. nuestros profesores se mccían kr, cabellos buscando buenos procedimientos pedagógicos que pudiere abolir la distancia indefinida que nos separaba de la era de los dino

saun'os o de la época de Lucy.” Y de repente. (latido un giro de ciento ochenta grados, vemos a los geólogos perpleios ante el n'tmo ráptóo' de la histon'a geohumana; un ritmo que los obliga a partir su “clavo dc oro” en un segmento de doscientos o incluso de sesenta años (segúnr se elJi'a una frontera temporal corta o muy corta para delimitar clwrgimiento del Antropoceno). ¡La fórmula “tiempo geológico" es utili’n' da ahora para un acontecimiento que pasó ma's rápido que la Uttlü' Soviética! Como si la distinción entre la historia y la geología httblcqdesaparecido repentinamente. los ciclos del carbono y del hidrogm“

l l Reprrx‘lut'iendo así la larga histon'a de la extensión del tiempocondcwup“ los geo'logos. los arqueólogos. los exágetas' y los eruditos cn C‘ (“M siglo: XVIII y XlX. como relata Rudwick (20H)-

El.

A \."I'R()P()(ZENO

Y IA l)l>;s"rRU (.CIÓN (m: LA IMAGEN) m:|.ctono

i 37 ic .S' en la escala e n tanta importancia c° n a como las últimas 2 glaadquicr ' o el pro v¡ (-cto Manhatta n.l s a'aCl'Onc _ mos que los es .1)ecialistas r de la e sttigrafia m ' se c nosi PaCl-Cnunncntt‘. a DCJC que decidan. Dada la perl .ucgo. ¡no im podemos guardarles rencor por . ll-smr Cs“. aceleración del tiempo, recobrando el ¡.¿panly ciramb-¡anda propias de la burocracia acadé P0“

lo que hace del Antropoceno nn 'liito excelente. un "clav 0 de oro" cla. ‘maS' alla de fila. frontera de m‘mcntc detectable tanto la c‘smu'gmfia_ es que Cl nombre dc pcl'lOdO geohistortco puede convertirse en el con. ccpm filosófica ircltgtoso, antropologico y. como muy promo veremos. Políu'co mas" pertinente para “comen/ar a apartarse de una Vez por ¡mas “Moderno y de “modernidad”. delas nociones (le que este oxímoron (le la geología maravilloso Mc resulta y la huma_ de las" arduas reflexiones de geólogos sel-¡'05 que, nidad Sea producto has“. no hace mucho tiempo. eran totalmente indiferentes a los giros inesperados (le las investigaciones en ciencias humanas. Ningún filoso'fo posmoderno, ningún antropólogo, ningún teólogo liberal. ningún pensador político habría osado ponderar la influe ncia de los humanos (an la mu‘ma escala que los ríos. los volcanes, la erosión y la bioquímica. ¿Qué 'constmctivismo social". resuelto a mostrar que los hechos científicos, las relaciones de poder, las desigualdades entre los sexos no

son 'sino' episodios históricos fabricados por los humanos, se habría atrevido a decir lo mismo de la composición química de la ulmo'sjna? ¿Qué cn'u'co litemn'o habría oído los principios de la (lc-construcción de los textos en los estratos de sedimentos que revelan en todos los deltas del planeta las huellas trrefutables de la erosión de origen humano?" En el momento mismo en que se ponía de moda hablar del “posthu. mano" adoptando el tono hastiado de aquellos que saben que el tiempo del humano ha sido “superado”, el “'.\'iitlimp()s” está de regreso -)' dc drcgrcs‘) Pam VCngarse- gracias al trabajo empírico ingrato de aquellos e cuya incultura les gusta burlarse a los intelectuales, trata'ndolos de 2‘ ¡ute cntce (le lustoncidndes hasta aquí totalmente incompatibles cs lo que en pntner lugar llnnio' la ".ttencio'n de (Iliakmbnrty (2009). lll ¡(knnpamble 2014).

a l -'\ erosión por las fueran. (le la naturaleza! (Ford y otros.

138 CARA A CA RA

CON El. PLANETA

Lo que los diversos campos de lds' huma simples “nat urah'slas".

la defensa de la “(h“"3 pesa.- dc su sofisticación. obsestonadoistpor usurpacumn y me Mor" “ilegíu'ma de la Ciencia humana” contra la no podian detectar cs a ¡Os h ¡5.101% una “naturalización” excesiva. haberla sacado a l corresponde Cl de ¡a "¿mmm a quienes les a luz_|1 A] a la noción misma nueva de dar una dimension’ totalmente dimenm-q el ténnino más proponen radical quienes para humana", son ellos antiguas formas dc nalummlhponq fin a] anuopocentn'smo así como a las papel del agente humano. la el .Ü' recomponiendo completamente 1’ contara; hizo su portada, tecla cuando en 2m en la dio 7/11,“ EconamtS'I el G logan Welcome to the Amhmpomte!"> los geocientíficos conceptual. merecen un r A la vista de este avance se ha ganado sobradamente su (in-1: profesión Esta homenaje. petuoso al r'nt(,-li'ge.nte manejo de ese mam. Menu. el mallm, ya que ha sido gracias de que nuestros mas' preciosa, conciencia a tomar llo que hemos llegado con destrel'a. ¡sonaban mas‘ bien ahm. valores, cuando los golpeábamos co! Ya no me sorprendo de que Deleuze y Guattari. finos conocedom

F. l

AN'I'ROP‘“

,‘F.N() Y LA ¡“usaron-(note (m: LA IMAGEN) ner. crono ¡39

en lugar de enterrarla enseguida ¡ a de los cientificos c0 n una a riesgo (le perder así la natumli'yacio'n, ci0' crm‘ca de la ocasi o’ n d e . . e . , . 1 'nm . Regimen . (.lunatico. . . ' cflcSÍ render c l Nuevo 1 VC"

la prestigiosa revrsta Natura cuatro años d espues ' uerte. tambien Comp PI’Ohyrtsü{mmm-5,, hace. su portada sobre el AntroPOCCnOIIK

Uno de ¡os

.05 que propom. (.n su (¡msm-ofrece una eXCelente ocasión para av ‘dlblIJ si somos o no capaces (le echar vino nuevo en odres nuev l: .flg‘wmrcl-ón artículos utiliza el conocido pn'ncipio defos; de uno (le los Arcimboldo" (AA.W., 1987) y en ella las ciencms'gw amado “efecto “US! dt?

raCÍÓ" H temas para nrdihyq'ar un rostro, todavía reconocible dc ¡a Tierra 0frecen

del “filósofo del martillo". hayan tenido la preciencia de esbozar um “geología de la moral”.'° No hace falta decir que este estremecimiento en las definiciones mg

mas de las categon’as mejor establecidas fue inmediatamente inrom prendido. Y por la misma razón que fueron ahogados con sarcasmos los esfuerzos de Lovelock por arrancar a su Gaia de la antigua idea de se pmi “naturalem”. El formato Naturalera/(Jultura es tan potente que -in' pitaron a interpretar el Antropoceno como la simple superposición cluso la reconciliación diale’cu'ca- de la "naturaleu” y la “humanidad'. complot de cada una tomada como un bloque; o incluso como un vasto los cienu’ficos para “naturaliur” a la humanidad metamorfosea'ndolam una estatua de piedra; o, a la inversa, como una indebida politnamn esta ln" on-

de la Ciencia.l7 Me parece mas" interesante procurar acoger

«Jn-ido de H El antiguo y venerable término "hisloria natural" que habia Plinio hasta etiqueta a numerosos "naturalista" durante siglos. dL‘Sd" ’l h l"k se sul) rancmma pasando Por Buffon. adquiere ahora otro sentido no hi0“ '0“ bra 'hls'ton‘a" aproximándola a la historia humana. Realmcntt se han convertido en los historiadores de la naturalel'n. ¡5 Portada del dam'ndel 26 de mayo de 20] l. h 80) _ .La geomgía de ¡6 (hpítulo muy conocido de Deleuze y (n‘uatlarí (¡9 del mvoral (¿Por quién se toma la tierra?)". l7 Si la etiqueta termina siendo mella/"ada. será Probahlcmcn‘c a causa un u'n'stas Por exceso de interés de los intelectuales. filómfos. artistas Y 3C

Figura 4.]. Num". l l de marzo de 2015. ©Jessica Former.

. pOde test de personalidad: ¿vc usted . _ en .llmos “¡011103 de. esta imagen como . . ' una antroplza l al contrario, I (le un rostro o pemhfuon ' a i. humano ' (¡ó e la d. N. . a n de un híbrido.. Vlsla, se trata mas bien A primera d_ . ( e l ‘amm'em’ Sin en . ¡sm

ibargo, Sl uno mira desde más cerca. nada encaja ya cn la x

sí a (atun logran preservar para “"Ïm’ (WC ¡08 geólogus, por hirm'tesis. no habido artistas m ha no ït) sepa. del,(_"","°l'95 que intnxhu'eron en e'l. ¡Que que se movilil'amn por el l’roterozoicn.’ l8 a““"5l'<|5del de 20|5pm‘ílda dani" de la edición fechada el l l (le marzo te'

140

CARA A CARA CON El. PLANETA El. AN'I‘ROPOCENO Y LA l)l'.'S'I‘RU(.‘CIÓN (DE LA IMAGEN) DEI. GLOBO

bución mucho mas‘ confusa de los rasgos: ¿se trata de las venda5d momia. de escarificaciones. de pinturas de guerra, de tatuajes, de :oum pedológicos o bien de una mezcla del apócn'fo “mapa de Temumun inventan'o geológico para dar forma a un gigante colosal queseydt para a torcemos el brazo para invitamos a un nuevo Festín de piedm-p: revista Nature demuestra hasta qué punto no entiende nada, ya que ¡hub su dossier. “The Human Age". cuando antes bien se trata, obviamente“t anunciar con fanfam'as su desaparición! Por mi parte, advierto enga). la atracción que ejerce sobre los pen'odistas y los ilustradores esa ¡0m metamórfica que hemos aprendido a reconocer y que nos lleva, poc“ poco, por debajo y mas" allá de las figuraciones superficiales, a org-ame tn’bución de las fonnas acordadaS' a los humanos, a los colecu'vos, almm humanos y a las divinidades.

Incluso si ningún voto de las instituciones competentes de la Asociacx'ït Intemacional de (kología terTnina por decidir que el Antropoccnocsc efecto la época oficial en la que nos encontramos, realmente vale la peru aprovechar la ocasión para seguir el trabajo de progresiva daagrtgaac’n de todos los ingredientes que participaban, en el Antiguo Régimen (Zmáu'co, en la figuración conjunta de los humanos y de las cosas. Hay algo que. es seguro, y es que el antiguo papel de la “naturalm' se halla completamente redefinido. El Antropoceno din'ge nuesua aim ción hacia mucho mas“ que una “reconciliación” de la naturalemy'h sociedad, en un sistema mas' grande que sería unificado por una uotrz Para obrar semejante reconciliación dialéctica, habría que haber accpü do la línea divisoria entre lo social y lo natural: el Mister Hyde y el Docta jekyll de la histon'a moderna (dejo para ustedes la tarea de decidirmfl esjekyll ycual' es Hyde...). Pero el Antropoceno no “supera” esa dim'lon'" la rodea enteramente. Las fuerias geohistón'cas ya no son las mu’mas qu las fuer/as geológicas a partir del momento en que se han fusionadoc múltiples puntos con la acción humana. Allí donde se trataba de un lb nómeno “natural”, encontramos el “Ánthropos” —al menos en la reg“ sublunar. que es precrsa'mente la nuestra—, y allí donde uno se adhKfl' a los pasos de lo humano, descubrimos modos de relación con las (.053j que antes habían estado situados en el campo de la naturaleza. Por 9‘" plo, al seguir el ciclo del hidrógeno, ¿dónde vamos a colocar la biogn'ñ‘ de Franz Haber y la quimica de las bacterias de las plantas (Bcngnudt Vincent y Stengers, 1992)? Al tra/'ar el ciclo del carbono, ¿quién “m

l4l

capaz de decir cuando entra en escenajoseph Black y cuándo se bajan de este carrusel los químicos (Archer, 2010)? Incluso al seguir el curso delos rios. uno encontrará en todas partes la influencia de los humanos (Williams y otros, 2015). Y en Hawa’i trope'lamos con rocas hechas en Pana de lava y cn parte de ese recién llegado que es el plas'tico, ¿cómo iamos a desernpatar entre el hombre y la naturaleïa?” Para cada uno de los antiguos olj)'etos del mundo natural. ciclos como estos obligan más bien a sentir el ele‘cto del dedo que recorre una cinta de Moebius. Poco a poco nos vemos forzados a redistribuir enteramente lo que antaño se llamaba natural y lo que se llamaba social o simbólico. ¿Recuerdan esa brecha que concehíamos como infranqueable entre la geografia “física” y Ia antropología “cultural”? La división entre las ciencias sociales y naturales se ha dih‘uninado por completo. Ni la naturaleza ni la sociedad pueden entrar intactas en el Antropoceno, esperando ser tranquilamente “reconciliadas". Sucede con la Tierra entera lo que pasó en los siglos precedentes con el paisaje: su artificialita'ción progresiva melve la nocio'n de “naturalem” tan obsoleta como la de wildemess [vida salvaje] (Cronon, ed., 1996, Szersnzjnski, 2012) Pero la desagregación es más radical todavía por parte de los anu'guos humanos. He ahí la ironía de otorgar el rostro tradicional del Anythropos auna figuración tan nueva.” En efecto, sería absurdo considerar que existe un ser colectivo, la sociedad humana, que sería el nuevo agente de la geohiston'a, como en otra época lo fue el proletariado. Frente ala antigua naturalel'a -ella misma recompuesta—, literalmente no hay nadte' de quien podamos decir que sea responsable. ¿Por que? Porque no hay ningún medio para unfzz'mr al Ánthropos en tanto que actor dotado de alguna consistencia moral o política, al punto de encargarlc que sea el personaje capaz de desempeñar un papel en esta nueva escena global:2| Ningún personaje antropornoríb puede participar en el Antropoceno. y allí reside todo el interés de la noción.

19 Información disponible en . 20 Podemos verlo en el e\,’trdordinario 'I‘sing (2015). ¡sobre un champin'ón! 21 Es el armamento (le (ïlmkmbarty (2012: 15): “No existe ‘humanidad' que pueda actuar como un actor consciente de si mismo. Ya que la crm's del cambio climático abarca todas las ‘difcrcncias antropologi"c15.'. eso sólo puede significar una cosa: incluso si el calentamiento global efccu'mmcnle es :intropógeno por su origen, no hay ‘humanidad' que pueda actuar bajo la (Especie de un solo agente político".

¡42 CARA A CARA C ON

El. PLANETA

El,

n del (Iem ¡.d í I ‘on'gen antroplco f amicm0 h ablar del _ _ c ‘ ic En eecto.

' ‘ sentido 5| ningun . co global n o tiene

o c m

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ch.

mos por “ antróp'CO. l

.. es pedo humana". ;Quien puede pretender hablar de ¡o h ‘ ‘ . a cncral sin suscitar imnedlatamente mil protestas}

. g m "Ode" para decir que no se (.()"»ld(‘n de na as se g e levara'n r acciones a escala geologica; ¡y tendran ml - de' estas rcs_ponsaS bles indígenas ‘ en c] — (le la selva c corazon c 7' ' amanmca . no u'cncI _ W . "a'on . . . el -On-gcn amrópico del cambio climatico —a ver con ‘ "Weno; ' que

m les. haVan I repartido motosi cr ml Ni quemm politicos en campana electo l

B‘ombay, (“YQ únimnm poco los pobres de las villas de (viiiei‘.g(.‘lIC|'a de ¡I‘M-W ""Pm “me ‘que la ¡que deja es tener una huella de carbon: cl |10|“; de sus fogones ¡mprow‘sados_ 'I ampoco iobrero obligado a reto"?! largos u-ayectos en auto porque no ha pdod l( ole-neonthr una mima“ precio accesible cerca de la fabrica do>n e tra )_a¡a. ¿quien se ammcm‘ c avergonmrlo por su huella de carbono.

Por eso. y a pesar de su nombre. el Antropoueno no es una CXICM” inmoderada del antroporrnlns'mo. como Sl pudiesemos enorgullecem de haber sido cambiados definitivamente Ipor una suene de Su'pcnmL que vuela con su traje azul y rojo. Ls‘ mas' .blen el humano como ¡Sem unificado, como simple entidad política Virtual. comoconcepto unn'“. sal, el que debe descomponerSe en .vanos fmwlos distintos, dond-mag intereses contradicton'os. de territorios en lucha, y convocados bqolm auspicios de entidades en guerra —para‘ no decxr de 'dmnidad'cs enga» rra-. ¿El Aint/¡ropas del Antropoceno? Es Ba'bel (¿api-'11: de la caida de’h torre gigante. ¡Por fin lo humano ya no es unificablc. ¡Por fi'n )a nocsu fuera del suelo! ¡Por fin no está iu‘era de la historia terrestre.

1. “(NUCLNO y ¡A Dl-is‘l‘RUCCIÓN (DE LA ¡MAC EN) mz]. o LOBO

AN

¡43

c podría llamarse la “maldición de Atlas“- Recordemos fin a lo qu r l es “no dc ¡05 lnanes. uno de los nc monstruos

que fueron cn “e At “los 1 Pan" de ¡a sangre de aquel a quien (,aia había planeado ¡ero decir la (ram mitologica que hemos encontrado en ¡a LL«¿sinar (‘l“ hizo un retrato. la diosa qilc Hemodo de la()llnlplC()s)‘25 aquella to" . a premia, los (liOSes - todos "a anllg“ qm lll a “ügcmr . d e e se peso excestvo, . nuestros hom | nos ¡e nemos que Para I ‘ .mos un poco de rsferologm'. esa disciplina fascinante inventada de peflni'uio a fin por Peter Sloterdljk (2010) en su descomunal estudio Prllllrccspvolúme“cs sobre las envolturas indispensables para la perpetua. cn" de la vida Sloterdijk generalizo la noción de Umwell introducida ciorivon chkü" (¡955) a todas las burbluas.‘ todos los recintos, todas las cnpomhums que los agentes han tenido que inventar para hacer la difertncia emm su interior y su exterior. Para aceptar'semcjante expansión, havquc considerar tod-as las cuestiones tanto filosoritcas como científicas “aliadas como partes Integrantes de una defimcxon mucho mas" amplia de la inmunalagn't considerada por Sloterdük. ni como ciencia humana ni como ciencia natural, ¡sino mas' bien como la primera disciplina anlmpotln'iral Sloterdijk es un pensador que se toma las metáforas e n sen'o y vivencia plenamente su peso de realidad... ¡durante centenares de páginas si es ncccsan'o. como buen alemán que es! Su problema inmunológico es detectar cómo una entidad, cualquiera que sea. se protege

de la destrucción constniyendo una suerte de medio inten'or bien controlado que le permite crear alrededor de si una membrana de protección. Él plantea esta

pregunta en todas las escalas. con una obstinación encanu'La'da. Incluso (nando pesca a su maestro Heidegger e n falta por no haber respondido a la siguiente pregunta:

“(.‘uando usted dice que el Dustin es ‘arrojado

Lo que nos impide sacar partido de esta desagregación dc Immanfiwdgmj W; (¡adicionales es una imagen del pensamiento que habia pc ¡día mi“ intacta a lo largo de toda la historia de la filosofia, la que podía pennitirle a cualquiera “pensar globalrntmtt. 'dycnml’ que-6 sus espaldas el peso del Globo: esa extraña obsesmn ’OCCl. deban? el verdadero “lastre del hombre blanco”. En otros termmOS.

only“ “me‘°

’ c e l cha len l tamiento Sl ¿”¿ Al Pd'rcccr. se soslayu' el papel del hollmin ¡5 llcfson. "Shot a major conm‘butíon to climate c ¡u g e'. Naturr. dc 20l3.



cn' el mundo, ‘en’ que’ es arrojado en realidad? ¿Cuál es la composición del v aire que respira

en el? ¿Cómo se controla allí la temperatura? ¿Qué "_p°_d° materiales compone los muros que protegen el Dam‘n de la sofo(ac'ml? En una palabra, ¿cuál es el clima de su condición atmosfe'n‘caP'. -3011.e.x‘aclan1exit‘e las premlntas esenciales en cuya respuesta de suficiente :rcqá'o." ¡05 filósofos y los científicos de todas las tendencias y dc (0da papcrac'chlaonl:r'dS" khan Puesto de acuerdo. f C la . eno-a de ¡a le l ’ ‘ Jl, la Slngulandad completa (le la ¡losofï-a, d a CI ‘ o 03m Y de la politica occidentales es la de haber insuflado todas 23 Véansc

P- ¡00 y ss. de este libro.

144 CARA A CARA CON El. PLANETA

las virtudes en la figura de un Globo —eon (l mavu'scula-

sin con (“i v . . . . _ . la mas' minima atencton a la maneta en que podia ser consuuído .c i

senado. mantenido y habitado. Se‘ supone. que. El (,‘Iobo incluye-¡od .cr, o}, que es verdadero y bello, incluso si es una imposibilidad arquith . , 0rd)» que se demimbara desde el momento en que. uno conschre sen'anxh cómo y por donde se mantiene m [11'er sobre todo m’mn se la (mmm SloterdJi'k plantea una pregunta arquitecto’nica muy simple, muïhv milde, una pregunta tan material como la de los geo’logos con su Ilo: “¿Dónde reside usted cuando dice que tiene una 'visión globd'üï universo? ¿Cómo se protege listed de la am'quilacio'n? ¿Qué vc? ¿Qui ¡1-3 respira? ¿(.o"mo se calienta, se viste. se alimenta? Y si no puede sau‘gh“: estas necesidades fundamentales de la vida. ¿cómo es posible que pm": da seguir hablando de todo lo que es verdadero y bello. como si uu“ ocupara alguna escala moral mas" elevada?”. Sin especificar su sim-“4. de climau'zación, los valores que usted intenta defender probablcmm. ya están muertos, como unas plantas que han estado guardadas cn e. interior de un inverna'culo sobreexpuesto al sol. En las manos dc Slott: dJi'k. mas' todavía que en las de Lovelock. las nociones de homcosmzs': de control climático adquieren una dimensión todavía Illas' metalísx'z ¡Eso es lo que se llama tomarse la atmósfera en sen'o! Es eso. tambiénm.‘ Nuevo Régimen Clima'u'co.

FI. AN'I‘ROI'OCENO Y LA |)I'.’.S”I'RU(I(3IÓN (DE LA IMAGEN) DEI. GLOBO

l45

md” ¡as cnvoltums protectoras necesarias para la función inmunológica dc la vida (y la vida. para él. es tanto la biologia como la sociología y la . I . Cualquier pensamiento, cualquier concepto, cualqtuer proyecto que ¡gnc ra que las' frágiles envolturas son necesarias porque posibilitan la exist encia equivale a una (entredicho in lenm'ms'. () mas bien, una contrapolítica)-

dicción en la arquitectura y el dibujo: ya no tiene las condiciones atmosfén‘c-¿s, climática. que toniarían viable esa existencia mis'ma. Intentar vivir cn semejante utopia sería como intentar salvar todos nuestros preciosos

datos en la Nube —perdón. en the (.‘lmtd- sin haber invertido pmna'mmlz cn una buena provisión de computadoras y torres de refrigeración.” Si quieren ustedes seguir utilizando las' palabras “racionales' y "racionahs-’ us", muy bien. pero entonces to'mense también el trabajo de concebir los espacios entt.-mint.-nte equipados donde se supone que puedan habitarlos. respirar, sobrevivir. eqttiparse y reproducirse. El maten'alls'mo sin control climático es otra forma de idealismo. Así. página tras página. Sloterdijk rematerializa de una manera nueva lo que es estar m. el espacio, sobre esta Tierra. ofreciéndonos la pn'mera filosofia que responde directamente a las exigencias del Antropoceno dc traemos otra vez a la Tierra. lx) qtte me interesa particulannente es que. en mitad de su segundo

Desde el momento en que sc plantean preguntas tan elementales:

volumen. el autor consagra un centenar de páginas a una meditación

vuelve muy improbable que se pueda ver nada desde Sin'o. N."adich

que se titula Deus sive Sphaem [Dios. es decir. la las‘fera]. El punto es dehï cado. pero. como veremos a continuación. pennite despejar la pn'ncipal

vivido jamás en el universo infinito. E incluso. nadie ha vividojamas'vt la Naturaleïa". Aquellos que se espantan de vagar por el universo infinito siguen mirando un pequeño globo de una superficie de dosoua metros cuadrados desde su cálido gabinete terrestre bajo la confombic luz de una lámpara.“ En lugar de decir: “El silencio eterno de cstoso pacios infinitos me espanta". Pascal habría debido decir: “El munmu‘l: de los instrumentos confinados en estos espacios limitados me apatígu“ tanto como me instruye". Cuando los epistemo’logos pretenden quc PL" demos vivir “en la Naturale7a', lo que realmente hacen es lo quo pm Sloterdijk equivale a imaginar un acto cn'minal de destrucción: rompf-

dificultad común a las ciencias y a las humanidades cuando abordan la cuestión del superorganismo. La pequeña fisura, que es, a mis ojos, lo primero a señalar. den'ia del bifocalismo no resuelto de esa imaginería cn'stiana de la época precopemicana. aquella que ya encontramos con Galileo.m Lo que parece un simple defecto técnico en el dibujo desestabiliïa en realidad toda la arquitectura de la cosmología occidental. A pesar de la imposibilidad práctica que los teólogos tienen de dibtJi'arlosjuntos. se esforLaron por hacer coincidir dos tipos de globos: uno teoce'ntricot el otro geoce'n» tn'co. Cuando situamos a Dios en el centro. es inevitable que la Tierra sea expulsada a la periferia y qtte gire alrededor de Él. A pn'mcra Vis'ta

24 Véase el apasiolmnte catálogo de la exposición H'hnll Im'ríh Catalog. (“rin por Dicdcn'rhsen y Franke (eds., 20l3). .St'fl)": la iinpm’bilitlad del (KW) como figura de la Tierra. véansc las" investigaciones (le Olwig (201” 50m la hu‘tun'a de la fomia reciente del (.‘Iobo. vé-m- Gremnn'ihl (20l-l).<"‘_“ subtítulo -cn traducción seria “La invención del ambiente global'-0"“ perfecta sintonía con cl argumento de Sloterdük.

25 Hay un ap:uit)nanu: sitio que prtxum czlrtogmfiar la infraestmclura malcnal' (le eso que "¡Minimos lo virtual
I A I46 (LARA A (LARA CON lil. I'l.ANF.

¡t .A

eso no parece muv embarazoso ¡”19’10 ‘l"" S" d“ a ""08er ' plane“ j- - r )c — (l . pIoMt » rol modesto v. l-“smnu.n“._ . ma pmmra. Ito se «¡mph-Ca

rm cn (.l “miro. con el situado o, n el medio 4 infierno I rs Dim quien es expulsado a ¡a ' han" el mundo sublunar: entonces Pen se aceptado: l)tos. par Este posiciomuniento es tna's (ltltc‘tl de a la mol“ ¿(.omo es posible , pregulnaSh ser pertiertco! puede ' gía racional. ¡no terdJi'k construir toda una cosmologta con dos centros commdicmñ uno qm. gira alrededor de Dios. nuenttas que el otro gira alrcdcdm coloca la Tie

la Tierra?

dc

a los artistas. ni a los místicos. El bifocalistno de la “imagen del mundo" debía ser tnantcnid0 en latencia. sin que se entablam dialogo explicito alguno sobre la5' contradicciones entre el sitio geocóntrico y el sitio teocén. m'co de la proyección en el seno de la burbuja iluson'a dc la phílosophia pmmls (Sloterdük. 20H): 417-418). Tal vez esta filosofía sea eterna, pero completamente vacía en su bur. buja de inexistencia. La maldición del Globo es tan potente quelo, teólogos dibujaron un dios cósmico en la forma de dos esferas bambo leantes sin preocuparse por su inverosimilitud arquitecto”nica. De Dm te a Nicolas' de (Iusa. pasando por Robert Fludd a Athanasius Kitchen hasta los ilustradores modernos como Gustave Dore’, el desfase sigue siendo a la vez patente y negado a cada instante. Aunque visualmente imposible. la dulce emanacio'n de la gracia de Dios hacia la Ticm hu mana nunca ha sido cuestionada, incluso si nadie podía literalmente dibujar sus rayos místicos mediante líneas continuas a través dc la (th que dividía los dos sistemas. Es por eso que no hay historia... y leho menos geohistoria: desde el momento mismo en que la filosofía (m que piensa de manera global, se vuelve incapaz de concebir tantod tiempo como el espacio.

N_|_m",0(;¡,;No v LA DlñS'l'RlKZCIÓN (DP. LA IMAGEN) ml C.

“03° '47

p nto es que fascina en este descubn'mie la mts'ma incohea la arquite( tum mediante xactamente se aplifd' c la cual' fue cons-

, rnrt'aïll‘li‘md' . . detecto en el imaginario cn'stiano fu e deleCtado con la historla de las Ciencias en los cscril Os Clcnlíficos_ Eso l. ¡al clarl dad Pfir ada dc sorprendente: es el mismo problema formulado ¡cnc n dos vcwnc'a‘ . cms I en a ela historia de la religión, la segunda en la hls'ton'a (a 43 pri "¡cm dela 5m (runs/mit) i'm/mi de la que c xisthen gm tantos ejemplos ‘ c msidchn.‘ ¡más adelante—. Es tan imposibl e sxluar la Tierra como vqtllclmir Cl centro alrededor del t'ual se supone que gira la otra entidad accom'rdcmos cuán inestable ha sido siempre esa “revolución copcmica: Ki que Kant pretende habler introducido en la filosofia: ¿cómo pudo ("omcnccmm (¡C que hau-r girar el ()l_)¡eto alrededor del Sujeto humano Podía pasar por un abandono .del antropocentn'smo.> la metaf‘ora está que ha sometido toda definición de lo “humano en la tan mal al'llstada "ammmm' a unas oscilaciones que dan vértigo Y a algunos. náuseas. lp qllL' S.'Ioterd¡_'¡k

para retornar al primer senudo dc. la palabra "revolucio'n'. es como si no

¡“|me centro estable alrededor del cual la Tierra pueda girar. (¿l-ando se trata de ciencia tal como se la lleva a cabo. de ciencia en acción. rc-¡mntinamente los investigadores tienen que ponerse a hablar dc su vida en el lalxnatorio. Los tnismos científicos que levitaban desde Sin'o son traídos de regreso a unos cuerpos terrestres de carne y hub so cn lugares estrechamente situados. (.‘uando los fisicos celebran a los grandes héroes de la ciencia. no vacilan en fijar una placa mural con. por

ejemplo. un texto como este, hallado en (,a‘mbn'dge, y que me resulta francamente curioso: En este lugar, en 1897, en el antiguo laboratorio Cavendish, J. J- Thompson descubrió el electrón que luego scn'a reconoctdo como la primera partícula fundamental de la fisica y .COmo la base de los enlaces químicos, de la electrónica y de la infonnática.”

Es dificil e ncontrar un conocimiento "c ¡“Kar t Olalmente determinado

mas' siluada que CSIC: a Pan" de de la Free Sc‘hool Lane (t:onvcruda

Podn'an ustedes alegar que no tenemos motivo alguno para?) num]d De importancia a este defecto arquitectónico de la teología cnsu.a_n3- t Pues' de todo, la coherencia no es el fuerte de ¡05 "Spíritus feng] una tal‘la mas' en sus operaciones tiene pocas- chances de ser ad“ mdl'

27 .Hm i" ¡897 ul Ihr old (n'urndu‘h IJMII‘MV,Í' W Jubsfqum'b mwm'd i MA < and IA! d a, ¡[y [mi [u ndanvnlal pnnu'll 9/?”st (¡Mahal banding (la lmm'a and rompulini. It.-\,cnda de h Pl“ I-ree Sc'hool (Mad; en h Lane.

V" ¡48 CARA A CARA CON El. PLANETA El.

en el templo de la historia de las ciencias),“"4 entre las rnanos (le un científico, ¡se supone que los electrones se dispersaron con ¿mo gm" poblar todos los enlaces químicos y todas las computadoras! l’cm um nuto rnzL's tarde, esos mismos fisicos no tendrán escrúpulo en explicadc uno cómo el espíritu de Stephen Hawking anda rondando el cosmosen diálogo íntimo con el Creador, ignorando ingenuamente que cl espíritu de Hawking no se beneficia únicamente de un cerebro Sino tambiénd‘

un “cuerpo colectivo", compuesto de una vasta red de cornpuladom sillas, instrumentos, enfermeras, ayudantes v ¡ sinteti7adores vocales qu, son necesarios para el (lesarrollo progresivo de las ecuaciones (Mialq 2014). Ls‘ta concepción bifocal de la ciencia no permite reconciliarh “visión desde ninguna parte" con esos lugares muy particulares que son

ANTROPOCENO Y u. l)I-‘,S'I‘RUCCI()N (DE LA IMAGEN) DEI. 01.030 ¡49

Mirada en la epistemología política para dar una figura —pero unañwgum imposible- al sueño de un conocimiento to‘tal y completo.” fatalidad. Cada vez que uno prensa que el coOhm cn esto una extraña sin gravedad —y allí es donde los cpistemólo espacio noriaricnto es un inevitablemente adopta la forma deI una esfera sus sue n'an con residir—, a . mngparcnte que podria ser rnspeccronada por un cuerpo srn cuerpo a Pam‘r de un lugar sin lugar. l’ero una vez que se restaura cl campo gra“ucional, el conocimiento pierde inmediatamente esta forma esfén'ca ¡mmm heredada (le la filosofia platónica y de la teología cristiana.” Los ¿(es fluyen nuevamente en su forma oring'nal de fragmentos, a la espera ¿(que se aru'cule un relato. Debido a este bifocalismo, son en igual medida inverosímiles los dos

infomra'ticas, lds’ salas de reuniones, las expediciones y la5' (,'.stacr'orresd¿

sus mualos de Atlds': cl Atlas que supuestamente sostiene el mundo sobre hombros (sin ser capaz de mirarlo, como observa SIoterdJi'k), pero tam-

campo, allí donde los científicos deben instalarse cuando realmente uan

b¡c"n aquel irrventado por Mercator, el emblema perfecto de la revolu-

nen que obtener. datos o realmente tienen que arm‘bir sus artículos. Las dos imágenes del mundo en la teología cn'stiana son tan irrecon.

(ión científica: un Atlas" que. se supone, sostiene el cosmos entero entre “manos como si fuese una pelota de fútbol (fimgra 4.2). Fusionando

ciliables como la imagen que representaría, por ejemplo, a la físicadd

himagen del sabio con la meta'fina mucho mas' antigua de la mano de

electrón presente en todas parla! en el nutndo, al mismo tiempo ques:

Dios", \.lercator le dio una forma humana, la de un verdadero Súperman

resguarda de manera segura en el laboratorio Cavendish del]. Thomp-

capaz de guardarlo todo en la palma de su mano. Pero si en verdad el

son. La misma negación de semejante imposibilidad se nota entre los

globo es sostenido en la mano de algún humano de talla mediana, en-

científicos y filósofos. exactamente en el mismo punto que en los teólo

tonces, inevitablemente, es un mapa, un modelo. un globo en el sentido

gos y los místicos. l’arafraseando a Sloterdijk, podría decir:

modesto y muy local de pequeño instrumento de papel mache’ que a mu-

los salones de CldS‘C, Ias' oficinas, las mesas de laboratorio, las ccntmlu

chos dc ustedes, estoy seguro, les gusta hacer girar con un movimiento

la “burbuja ilusoria" de la philosophia fmrmmis mantiene latente las contradicciones entre Naturalez‘a —centrada en el cosmos- y esa otra Naturale'la conocida por las ciencias centradas en cl laboratorio. [as‘ta contradiccio’n torna todo diálogo explícito entre las* dos visiones exactamente tan imposible como la recon— ciliacio’n de las- “imágenes del mundo" geo- y teocentn‘ca dela cosmología medieval.

dt sus (lt-dos." Construir un globo es siempre reactivar un tema teológico. Incluso cuando se trata (le esos altos establecimientos pedagógicos, un panorama. un gl'tKlO, un parque de atracciones, inventados por compiladores Plndar una forma popular al conocimiento enciclopedico que han acumulado. lo puede ver con claridad cuando Patn‘ck (,e‘ddes. el director de la Outlook 'l'ower de Edimburgo,“2 debió hacer el panegín‘co de su

Al seguir el examen que realiza Sloterdijk de la arquitectura dela Razon. notamos que el (.‘lobo no es aquello de lo que el mundo está lrechov

2‘! Sobre la ( onsritucio’n de esta "epistemología política'. véase latour (ZOO‘la). 3“ l m ln tores (le Tintín habran reconocido en esur rnetaf'ora la mentura del n .Ipira'n lladdock en All-"ing? rn la luna, cuando Hernández y chu'nder ll.“ en (lexupal'etï'l' por error la gravedad artificial del cohete y el whisky se numeric en lrur bujáts que flotan dentro dela cabina... il la literatura sobre el uso del globo es inmensa, pero vúanse (los obras recien. zum-rue lr.|(llt('i(l.‘\5 [al francés]: Fan'nelli (2009), y el truly util panorama (le lh-nuon (2013).

i

sino ma’s bien una obsesión plato'nica lmnsj‘m'tla a la teología cristiana ."

28 En elecrn. allí Simon .St‘hafler y sus t olegtts tienen su oficina. pues los hislo Ii.‘|(lt)l('\ de las t ¡encías terminaron por (K upar. después (le Cierto ticmplll” oficinzn de ltn l ientilinn que desde entonces emigraron más lejos. por ¿“m (le sus instrumentos ( ada wz mas. aparalows,

‘3 l \'--I torre. suerte (le Palacio del Descubrimiento y de (kodo, es uno (le los

l50 CARA A CARA CON El. PLANETA l”.

l ANTROPOCE

No y LA DES’I‘RUCCIÓN (DP. LA m“;

EN) mu. e. LOBO

¡5'

. (trim. m'smíms [...]. El mundo en su unidad t' ¡05 mu base v su símbolo de la fraternidad c su . A . de los hombr [al]! l '

"cb an’ . lo Pr lsionado cn un mno de [mz y de buena volun han l _ “¡d 2.

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ertenece ." p )

(Reclus y

alabms cuentan aquí en esta relación entre el macrocosmos Toda“s las p los no solamente el extraño desplazami ento de “modelo ¡el nï‘I‘.r_ocos"lit-.mlplo del planeta madre'Z sino lambie' n de ‘profcsor' científicacrdamc dmkhm dc la geografia a a la profecía por van mediación de yqué extraño es para nosotros. un siglo mas' tarde. oir celebra;hml_P°“crnl-d.¿d humana" A l LAS y la “unidad'del mundo" gracias a la construc('(“MOCKAI'IHCJL un faesmiil en miniatura. MÍ.DIT.\YI()NI.\. dc un modelo reducido, un Atlas de hi5 .c'hio'n l.\nnit.\ vu'NDi 1.1 “oflcsa Una Cossa es segura: hoy como ayer. I’AnlltMYi “(.va Sl‘lrgc la misma pregunta: Kang“ podcmos escapar a la carga e‘xceslva del Globo? i pam poner fin a la fatalldad del (.l‘obo .—lo que he llamado la maldiï “0..” (¡o ¿mah-fi hay que atenerse a la historia de las' ciencias o ala esfcro. logia dc shm-rdl‘ilt; obsenando que “global” es un adjetivo que puede, porcicrto. dewribir la forma de una maquinan‘a local susceptible de ser l-Wc(».'n.,;.(l-.¡ por un gnipo de humanos que la observan. pero jamas" el Figura 4.2. Frontispirio del pn'mer Atlas llamado '\.Ier(altir'. 0 Photo ¡ando mima rn rl ¡[ur SP SII/¡071? que está incluido lodo. Por mí. grande que sea su talla. el mnpzi (le las" ¿trilaxias dispersadas- a partir del Big Bang no es mas' grande que la [mnlalla sobre la que se pixela amigo. el celebem'mo l-IÏise'e Reclus. el y colorea el flujo de datos geóg mfo anarquista. que le habii del telescopio Hubble. Contradiciendo pedido que lo ayudara a dibujar el plano la fórmula “pensar globalmente, de un globo gigante que pro ¡(mar localmente", nadie jamás ha podido ycctaba construir para la Exposición Universal pensar globalmente la Natude 1900 en l’an’saum rak-n -y mucho menos (,‘aia—. Lo escala de 1:100 000'. El edificio habría global, cuando no es el análisis atento sido casi tan alto como la Tom dt un modela redurido. nunca Eiffel y habria costado cinco veces es más que un tejido de globobadlu. más (:aro, para proyecmr Su 50ml)“ inmensa desde la orilla derecha del bbna.

Mas' que un simple moddo (¡ent/"¡i'm en un instituto. este glob0 terrestre es la imagen misma, el (mn/110 (le! planeta mad”. Y“ creador no es simplemente un prohïsor moderno instalado en su cátedra, sino un gran sacerdote druida que olicia cn su circulo de Piedras imponentes como un mago oriental que inicn. c"

Vaso trate (le la idea de Antropoceno, de la teoría de (¡‘aia. de la noción dtactor hístó rico

“Wetio'n

como la Humanidad, o de la .N'mnmlem tomada como el lx'llgro cs siempre el mismo: la figura del (¡lobo alllon'm a ramente a un nivel superior rwfnmllimdv ¡115 figum‘ d‘ (on [m la de la totalidad, Este peligroso deslivamiento no es algo

s

l . I A ¡"A-"Irc; mas VISIl'ddUS de (¡emm Ednnliurgo y se encuentra a ""05 lm\os'r¡drfl““ de melrns de la sala donde s1- dnlmn las conferencia“ (hfl'ord. ‘ (.hnbard (200!) por ll.‘ll)enn(' lIcClIo conocer .1 ese increíble pc505.11}

)'_lank0vic (20l2: 39) :uinde'. “La cuestión no «divertirse sino manil. A al, pi ¡»paulo . . Lom“"'"" v (le la Humanidad y favorecer la propia ' ’ con 2|

l52

CARA A CARA CON lil. PLANl-I'I'A

lll. A

“¡Dynamo v LA ln».'s"rRtu.‘(:|óN (ni-z LA IMAGEN) DEI. GLOBO ¡53

R“. .1 que el argumento es técnico. vale la pena seguir el modo en exclusivo de los filósofos. u de los ¡x>líticos, de. los militares” o (¡e ¡m e un ¡“mi político ancestral -amalgama de la fabula de las abejas y teólogos.*“' Obsesiona también a los científicos que quieren conipmndtf qu de ¡J1 pmvidencia divin:«1—37 viene a parasitar completamente la prosa de el Antropoceno. No puedo re s stirme al deseo de presentarles. a mano tendría razones muy respetables para ra de prueba. un caso ejemplar que nos permitira medir. una vez un]mimestig'údnl’ que por lo demas' (le (.‘aia... ¡si tan sólo fuese realmente la que propo la pendiente que deben remontar autores como Lovelock o Zalmiehiq ncrsc a la teoria es que comienza por estar de acuerdo con la “¡won‘t-INR!“ la pamdojn cuando procuran captar en que sentido la Tierni retroactúa en las accio nes humanas. Hay libros que son admiiables por la obstinación con la que malcn. tienden su oly'eto: su incomprensio’n se advierte ya en el título: Arma d! (pa‘ia. Una investigation rn'lira (¡e la: relaciona; tnlrr Vida )‘ I'ïma. Lo (¡ug vuelve tan notable el caso de Toby Tyrrell (2013) —profesor (lc (icnm’ del sistema Tierra en la l.,'nt'\'erst'(l'.td de Southampton- es que pretendg refutar en regla y de maneta "estricmmente cientifica" la teoria dc ban" Pero Tyrrell no puede presentar la hipótesis de Lovelock sin enscgmd“ hacer de ese ser una cosa superior que circundana’ la 'l‘ierm. (.o‘sa cun'oszv y sin que e'l lo sospeche ni por un segundo. ¡todos los fitntasm'ru tcokyp." cos que Patrick Geddes atribuía a Elise'e Reclus aparecen de inmedu’to bajo su pluma! (.a'da capítulo resume muy pedagógicamente los resultados (le las dis“ ciplinas atravesadas por la teoría de (Laia. y su conclusión final es que no puede discernirse la existencia de una totalidad que garantizada h estabilidad del sistema. La tesis del autor es que Lovelock forzosamcn‘ te se equivoca. puesto que no hay nada que pennita asegurar que ban" prvltgt la Vida sobre la Tierra. mientras que ella (¡dm-u" runmgmrya (56 si realmente tuviese las’ virtudes de esa Providencia que Lovelock, según él. parece promover. Volvemos a encontrar el problema que ya hemos

señalado en la conferen previ : de comienzo a lin. 'l‘yrrell imputa: Lovelock la idea de que Gaia es un sistema superior a las lol-mus (lo vida que ella manipula. Ni por un segundo advierte que la innomción de Lovelock consistejustamente en no dejarse atrapar en la trampa dc est (topo habitual del Todo y las‘ partes.

W pn‘ncipal: lDVcl()Ck pretende que la vida modfn'ca el ambiente. La vida no cs simplemente una pasajera pasiva en el interior de un ambiente dctcnninndo por procesos fisicos y geológicos sobre los cuales ella no tendría ningún control. Las biotas no se han limitado simplenurnte a vivir y utilizar el atnbiente terrestre. sino que adcmas'. tal es la proposición. han modelado m ambiente ton el (mdd linnfm. [ . . . ] No hay ninguna duda de que [pvc-lock ¡teni! mw'n \_' muy pocos investimulores estarían en desacuerdo con él (Tyra-Il. 20l3: l ¡3: el destacado me pertenece). Anttstlt' afirmar. hacia el final del libro: Por estas razones podemos concluir que la duración inintc» munpida de las condiciones favorables para la vida no pnieba la (xislnlriu (le un lmnoslalo todopodemso y por ende no pmeba la cns'tent'iu de (Laia (2013: ¡98).

Conocemos la obse.sio'n de los teólogos por probar la existencia dc un Dm'lodopodrmm, ¿,‘pero por que diablos atn'buir a Lovelock la idea de qutc'l busca la prueba “(le la existencia de un l'a‘m‘oslala I'od‘opodzrmo"!.> ün ninguna duda. 'I'yrrell se ha dejado llevar por el Globo. Ciertamente.

37 El hlnu de lkunurd Maudeville (1992 Il7|4]). Inj'nbula dl las cuyo subtítulo es Inut nte elocuente —"o lo: uin'm privadas han: la protpl'ndad' m'-. es uno de los nutchtu antecedentes (le estos modelos dc animales que 34 Pitrtit’ulannente flagrante en el (:Lso (le Ruse (2013), que nn parece dudan". un inxtante de que lpvelnck compone Gaia y no deduce su forma .1 partirá! un (¡lobo que la precedería. 35 (.‘revsmu'hl (¿‘(ll-i) hate la ¡uqlleologtïi (le esta obse 36 Bourcux (20H) toma (omo punto de partida el pn'ncipio dc que existe un'c totalidad que tiene un origen común (divino) y de que su cotitptm'lm" initial no plantea ningún problema parlicular.

permiten expli la emergencia de lo optimo —eu realidad. el Metodo-a p.nlit de la lilue colisión (le los int 'ses individuales 33 Tunel] (2013: L’IG) considera con l. "l que. si ( .t l'neset pensada como una l’um'th-nria amable y lx-nevolente. los humanos no se abstemlnan (le ñnlcnv I.ul.t. wgurtn ( num esta" (le que ell' les pcrdonuni sus desliccs. Al (onlmn'o. "(Lulu que el u'uema clim o (le .I tierra ha tmnspimdo llmrupimfl -p0r opmít ión a “(-volucion.’l(lo"—-. no hay ninguna razón pam esperar quc sta ¡r Hu ulannenle sólido o esté al abn’go de toda mcn'a'.

154

ANTROPOG

CARA A CARA CON LL' PLANETA

¡No Y ¡A DLS'TRUCCIÓN (DY. LA IMAGEN) Dm.

EL

“mn” '55

l s y por otra. de su ambiente superficial -105 . -c como hemos visto. también Love-lock habla de sistema de Co v Occ} los \1V!" e65me y ¡as rocas de la corteza terrestre—, de las connotaciones ¿»mando ¡ELs lo hace para desconfiar inmediatamente la al!" estrechamente acoplados e indu'oaab'la. Se trata de que conllexan‘a la metáfora tecnica. Subrayemos aquí ¡0do el “Wim-¡011% dos Part.es _0 ,Uncrgcnte"; un sistema que emergió en el curso existe para un actor científico en pennanecer Insensiblc u n "domlnclión "afirma de los organismos y dc su _ de la prosa. Sin embargo es alli donde se ambiente a dc la CVG“ miles de millones de años de vida sobre las posibilidades de actuar. Lo que en efecto dice Lovebck: la Tierra. ¡a autorregulación del clima y de la composl; En 5 enteramenle .automálica. La aulonegulaa‘on' Describo Gaia como un sistema de control para la Ti . h . W -' uímica e Cha: un cm" .qda comparable qu al conocido ic ¿l su'lema maluaona. Lo que no implica m previs'io‘n_ sistema de autorregulación afl'duU-Pacl'ón, _rm(>Slato ni Ideologm (que . sugieran un proyecto o “na de los aparatos de calefacción y de las' cocinas. Yo soy “wenu”. . n n Para inventar un dispositivo de regulación. encuc ¡a n la naturaleza) (2001. ll). l

ntro (ómada

avizorarlo pn‘mtm en la forma de. imagen mallaL [ .. -] Hecho cu_ n‘oso, es extraordinariamente difícil explicar con

Palabras una invención que funcione. En muchos sentidos. al igual que una invención, Gaia es dificil de. describir (Lovelock, 200l: l l; el dos, tacado me penenece).

Para Lovclock. Gaia no posee omnipotencia alguna; es una “imagen mental", una “comodidad”. una “comparación” para intentar pcns;u_¡ la manera de un inventor —mas" dotado según e'l que un científico-3' algo que él reconoce de entrada como “dificil de explicar”. Tyrrcll pcrmanece insensible a todas estas vacilaciones del lenguaje. Pero csjustamente a traves de todas esas vacilaeiones como se establece la dífercnm‘ entre una visión ingenuamente teológica —esa que, pese a todo, Tyntll pretende “científica”— y la versión profana. terrestre. innovadora dc un Lovelock que busca. mediante los rodeos de su torpe prosa. captar algo que quiere abrirse camino, como la vida terrestre misma: lo que PI’Odu“ orden río abajo. sin depender no obstante de un orden previo n'o am'ln En la leona de Gaia. tenemos a un inventar hablando de una "¡le difícil de descn'bir. la idea mas' precisa que puedo dar es que Gaia es un 5mm”. ("amm/0. sistema compuesto, por una parte. de todos los obJC‘

39 En Lu' entrevisuu, Lovelnck suele insistir en que él es ante todo un Illï‘u'iraudta de inslnnnentos muy sensibles (en especial el Ermua.) detector d‘c.(¡.“flp( electrones ECI). por rltrlmn (tr/¡lun! (kudai) )' qu"- gn'dm‘ a mw.“ K’) ricm-4'u estas se volvió sensible a lu animación de la Ticrm- Pues") que l')0d¡'cai'()n€s la presencia de productos químicos (cuando comen/tó 5115 "Wang. sobre [xrluciórn ¡I grandes distancias

4

.

intencion C

r , -a r mas‘ clara la ausencia de Providencia. Sin embargo, Tyrrell Diicll sordos a semejantes sutileI-as". Mientras todo el esfuerzo de MÉCIOCOIkOC‘onsile e" evitar todo lo posible la distinción en dos niveles mapa” las. conexiones. el otro para la totalidad reguladora—, su advermo-mx ¡an/n de cabeza a la peor ¡metáfora cibernética que exista.

la h.‘p(,'¡csis Gaia es nada menos que osada y provocadora. Propone la existencia de una reg-ulacion' planetaria por y para las biotas. donde la "bíota" es la colección de toda la vida. Sugiere que la vida ha ronsfn'mdo para regular el ambiente global con la intención (le mantener sus condiciones mas' favorables (Tyrrell, 20l3: 3). Mienuas el pn'mero vacila, el otro tiene la certeza absoluta. creyendo Poder dar, mediante esta auSencia de vacilacio'n, ¡una lección de metodo (le'nu'fico al otro! Si existiese una regulación planetan'a, la hipótesis Gaia “"3. muy poco “osada y provocadora”. en todo caso no amen’tan'a una Publicación: Dios el Creador, aquel que tiene desde siempre la forma Adt una Esfera. has been there before! Lovelock procura no separar ¡05 dos mmm qm‘ T“Tell impone como una evidencia inicial:

Low-lock sugiere

que ¡a Vida ha latido la mano sobre el limón del co la hmm‘l ambienta" Y qUe su intervención para regular el plane coll‘il.s.ldo (al que h“ I’ïommzido Ia estabilidad y ha penm'u'do las ( iuones tin-arables para ¡a vida (2013: 4). El ¿"Or h‘TnínK

l“

_ l l|

a . . . tcton es flagrante, c c no pues es Justament porqu. ‘ _ . . "m" y PUI‘ ende ningún timonel, patron, CíiP'mn' '“gemcro

156 CARA A CARA CON El. PLANETA

ni Dios que Gaia es una invención que todas las sutilez'as de la cienciadel 'I‘Yrrell ben intentar explicar. Pero lo mm" extraño es que no tiene 0% ción contra Gaia salvo por el hecho de que quiere confiar el timón amm timonel, a otro capitán, a otro Dios providencial: ¡la Evolución! Mim".fi que Lovelock procura acoplar el ambiente y la evolución borrandoh

¡.i. Ah’l‘noroesm)

¡“(ha C

v LA DL'STRUCCIÓN (DE u IMAGEN) nm. (¡1.050 ¡57

0mm algo que se resiste al pensamiento. Si capta la capacidad de la geohistoria es porque mcila y se rectifica. Tyrrell devora tan

“¡n-¿[ha

metáforas que no puede cn'ticar una sino confiando en la ¿('ilmcnl e la5' desconf‘ía de. las metáforas que e'l mismo maom, micnt ras que Lovelock n¡Pala con precaución, como el único medio para evitarlas poco a poco;

dls'tincio‘n entre ambos porque. los organismos definen también en pam

su ambiente. Tyrrell cree posible oponnGaia y la Evolución. De hecho. el perfecto fll entre los organismos y su hábitat (-3 mas' un testimonio del poder transformador lodopodemso de la evolución para moldear a los organismos que del poda de los

Pn'mcro hemos explicado la hipótesis (:‘aia en términos tomo “la vida o la biosfera que regula o mantiene el clima y la composición de la atmósfera en los límites óptimos para ellas mismas”. Esta definición e ra impredsa, es verdad. Pero ni Lynn Margulis

Bonito caso de inversión de las figuras dc la 'I‘otalidad: se supone quch

ni vo mismo hemos sugeridojama's que la autorregulación planelaln'a neu!!! alguna intención Í. . . ]. En las controversias sobre Gaia. a menudo es la meu/ima, no la ciencia, la que es atacada. La "mctaf'ora' es considerada como peyomu'va: algo inexacto, y que parte de. bases no científiea5'. En realidad, la ciencia autén-

Todopoderosa Evolución es plenamente natural; Gaia, ¡x-Iigrosamcm,

tica esta atibormda de metáforas (Love-lock. 200]: l l).

organismos para transfonnar su ambiente, de manera tal que sea mas' confonable para ellos (2013: 48).

prow'dencial... Tyrrell no se da cuenta ni por un segundo de quem; dos figuras pueden sustituirse perfectamente la una con la otra. .‘vlienlro que cree escn'bir cientificanlente., cuando lo leemos nos parece estar m plena Teogonía: ¡los “poderes” de la Evolución en lucha por la supremacía contra los "poderes" de Gaia! () más bien en plena 'l'eodicea. puesto que se uata de saber quién protege mejor contra el Mal en la Ticm ¿es el Termostato Todopoderoso o la evolución darwiniana quien mqa‘ favorece a aquellos que le son fieles? 'I'yrrell llega incluso a conminan Lovelock a ceder, como Leibniz. pzu‘a probar que su Dios es inoccnlcdt los desórdenes que Él ha introducido aquí abajo.” La ol_)jeción es dn'vru'da, si consideramos que se trata de un autor que utilil'a sin la mtm.’ vacilación el modelo neodarwiniano, ¡tomado este a su vez de la Mano Invisible del Mercado! ¿Acaso le busco la quinta pata al gato al acusar al pobre 'I‘lvrrell dem un teólogo disfrazado? Sí, desde luego, pues todo dependejustamtnk del hilo que la prosa nanativa permita ya sea seguir o cortar. (Zienamm te, Lovelock no es ni filósofo, ni poeta, ni novelista, ni historitulor. pd!1

Sml'injusto al lanzar dardos a un naturalista cuando los defensores de las oe'ncias axiales. lo se' muy bien. no lo hacen mejor y saltan. sin vacilar ni porun segundo. al nivel global de la sociedad, apenas necesitan explicar (ualquier conexión. (.‘uando hablan del “conjunto de la sociedad", del 'tontcxlo social", de la “mundialil'ación", esbozan una forma con sus mir nos¡quc nunca ha sido mas" grande que una calabaz'a de tamaño normal! Perose trata del mismo problema cuando hablamos de la Naturaleza. de h'licn'a, de lo Global, del Capitalismo o de Dios. (.a‘da vez, suponemos hcxis'tencia de. un superorganismo (Iatour, 2006).“ la trayectoria de estasconexiones es reempla7ada de inmediato con una relación entre hspartes y el Todo de la cual se dice, sin pensarlo, que necesan‘amcntc es tupm‘ora la suma de la5' partes. Cuando forzosamente es injm'ara ellas (latour y otros, 2013). Mas" grande no significa mas' mglobanle, sino mas' [Mmmm ranrrlmlu..|amás se es mas“ provinciano que cuando se pretende ltncr una “visión global". .. La escala no se obtiene por sucesivos encajes 'dttsfcras de diferentes tamaños —como en el caso de las muñecas rusas— s"¡0 por la capacidad de establecer relaciones mas' o menos numerosas y

40 De allí este pm'je ,uirprendenle: "/\ mi modo (le ver, esa paradoja del hambre de hidrog'eno (le un mtuido bañado eu liidrtm'leno es uno del“ dr’gumentos mzL's poderosos ('Ulllnl la idea (le Guia, según la Cual la biosftfl se unantieue conformble por el beneficio de la vida que I.I habiln' (“JR”2013: iii). l’arecería que estmnos leyendo a Voltaire. ¡que se burla dc LnP‘w. bas (le la existencia de Dios que se basan sobre la armonía (le la natural“u

4| Es fascinante ver que el problema es exactamente el mis'mo en todas las escalas. ya se mite de las homiigas de (m‘nlon (20l0) o de (pa‘ia. ¡15' el problema que Tarde “999) había situado en el núcleo mismo de las ciencias sociales y qulre fue .‘¡bsorbitlo por la idea de niveles distintos que mn del individuo a lo co Him,

158

A Dl-LS‘IrRUCCIÓN (DE LA IMAGEN) DE

CARA A CARA CON El. PLANETA

sobre todo recíprocas. La dura lección del actor-red Según la c c0nuI razón alguna para confundir una localidad bien ¿onedada a del Globo vale para todas las asociaciones entre los “3,08.

En cualquiera de los casos. en 2015 podremos sustnurrnos a la fascimción que la imagen de la Esfera ha ejercido desde los tiempos de Platón: la forma esfén‘ca redondea el conocimiento en un volumen conu'nuo, completo. transparente. omnipresente, que enmascara la tarea extraordinan'amente dificil de ensamblar los puntos de datos prm'eni-uitcsdc todos los instrumentos y de todas las disciplinas. Una esfera no u'cne histon'a. ni comienzo. ni fin. ni agujeros, ni (liscontinuidad de ninguna especie. No es una me ra idea, sino el ideal mismo de las ideas. Aquellos que “jacta” de pensar globalmentejamas" se sustmem’n a la maldicion' de AtlaS': Orbzs' termrum Sphaem six/e Deus, sit/e .Na'lum. O Dtgamoslo de otra manera: aquel que mira la Tierra como un Globo os es tomado Siempre . t f ' por un DIOS. Sl la Esera es aquello que allhclam

' mcg“). las" el único medio de volverse profano tanto en 7"" ( ¡[ill mologl'a. Pero no nos precipita-¡mm para identificar este aquello que en la conierenaa precedente he llamado esas nmimicnto. con bucles de retroaccron en el sentido de la cibemc'u'ca: “dos dz am'o'n, lcg“.¿Wu-íamos al modelo con gobemalle, gobernante y

u' nnediato > ¡de dial! (l’irken'ng. 2‘01 l)¿obirnm mun

por cse extmño bucle de reflexividad que recientemenhismrindores del ambiente destacaron con mucho énfuis: hablar (elo6 lo m c" 2015 ¿.5 repetir casi palabra por palabra lo que se decía en (‘omcucemos

lgkl.0'“c0n]gt_)¿3() o, incluso en 1855 o en 1760"“ para protestar conua los es. _ sobre _ la natumlem. Vemmos pasando este "¡gos (le l a ímluslriaIi./'.'u‘io'n "HSHIO del Antropoceno. el comienzo verston e¡m1 c" loa/y desde 1780 (¡h-507,, 20l2). Sin emlmrgt), eso no quiere decir que los histon'adores (¿dan a su peradillo de andar desulbn'endo siempre. para cada novo dad. una ple'tom de precursores más o menos desconocidos. Es como sicada autor ecologista se viera llevado realmente a descubn'r que hay 'algo nuevo bajo el sol”, pero ciñendo a las ideas previas aquello que qum'an decir; asi. pese a todo. cuando se consideran las cosas a largo plazo. uno tiene la impresión de. que no hay nada nuevo bajo el sol (Ha. milton y (.‘n'nevald, 2015. McNeill, 2010). Nada sorprendente. dado que seguimos confiando al vocabulario del sempiterno Globo tanto nuestras mgusu'as como nuestras esperan/as. Apelando al planeta azul. ¡no podcmos mas' que dar vueltas". Silos historiadores tienen razón al cn'ticar a aquellos quo. pretende". “dura con el mismo entusiasmo, que acabamos de entrar en un pene 6° mdltïalmente diferente,‘5 se equivocan al no ver que esta “Pou-“¿ón

_r _ r 44 E > l""3""‘Ullo de Bonneuil y Fressoz (20]3) es (lllCll (le refuta. nuestros .' ' ' han ce'sado (le deplomr en los mismos la mi!)ma (¿mimos li H i.dl' ‘ 1'"0"“ 'llum“ . (J _ y _ “‘"Üh y (le :Idverur l.“ mismas ¡llllcn'lil'ij yn se tmtc dc Tnulmm (¡990 v '

.

temología de la Naturalem del siglo XIX, y vuelta a volcar e“ el "130]ch del complejo militar-industn'al del siglo XX.“ aunque “no Sea profmrde ciencias del sistema Tierra en la Universidad de Southampton A pm del unánime entusias'mo que ha suscitado. (-I celebe'rn'mo "plan-¿mal r envenenó de manera sostenida el pensamiento. Ius‘ una imagen mi: pinta en la que sc mezclan la cosmología antigua de los dioses gn'cgm la anu'gua forma medieval atribuida al Dios cristiano, la compleja Rd, de adquisición de datos de la NASA. antes de ser proyectada (lenlmdd panorama difractado de los medios de com um'cacio'n.“ Lo que es seguro es que los habitantes de Gaia no son los que consideran al plancmam] como un Globo.

4

. c un a (lo estamos cansados e ' , d la h'smnaas‘immcntt "wm. “S, conexiones de la Tierra evitando dibu. ¿como _ nl ‘ ar una . , 7'85 Pa ¡ovimlento que vuelve sobre Sl mismo, cn {Orma clc n un “cdialflo "una para tml'ar un camino entre las posibilidades de as; r por las nociones de partes y de Todo que sólo la preso". " P‘ ".cro ¡odopoderoso —l’rovidencia, Evolución o Termos.

“pk/lr p

La razón por la cual la relocalil’ación de lo global se ha me“ portante es porque la 'l‘iena misma ya no puede ser captada lan/¡HIO}:¡menu por nadie. Ls‘ la lección misma del Antropoceno. Dcst el ¡"(me "(0 en que unificamos en una esfera termquea la geolu'storitL la re(l llcinloS L “mladada al a lo, límites del anu'guo formato de la teología nit-,(liamL

.30“ c"“(ww 42 N" ha"; que Oluidi" nunca ‘llle las preocupaciones :unbientnlt’s lugar fumar“ Y (I‘m l“ Hum“ (013] [mr las modificaciones del clima P3). 43 ¡En dmnas’ de't'ndíu st la {guerra ronlm las mul.'tciones del clima (ed‘l)0':l)'uml n cmueatm (.rm'smuhl 1 ki" (20H). La imagen canómca . es (le h 4 ,, .CUIHPOSICIUH hecha plXt'l por pixel y no tiene. técnicamente. nadat glolnl‘,

" “"50 l59

\.V""" ‘r' “mk-N < ¡972). el (llul) de Roma (Vicille-Blanchard. 20! 1). Hum “"0” l 1855 l) o las (ninpañas contra ln VJClllh'lCÍÓI] en 1760. I m sido '45 Me dvd ¡cm .

"r" ‘ “IP-'lble. con ln ligera salvedad (le que. como nunra "m ‘ mms un" ¡t' lmos. y KIL‘IIIPTL‘ i lo hemos sospechado. nunca hay. cn realitlaOdd.cmrUpm . -Incluso porque '05 m e ‘ 4 'd L“ ' que pudre - » ramos .‘lerramos. ¡\ ' i " "‘“

160 CARA A CARA CON FJ. PMNL’TA

¡J A\,"|‘R()P()CF.N() v LA t)t-_'s1'RU(;(:I()N (m: LA lMAGLh") DELGIDBO ¡6|

forma parte del fenómeno del que es preciso dar cuenta: por den] cs redonda. O mas' bien. esa redondez de la Tiana Tien't realmente la geohistoríajamas' se deja pensar bajo la forma de una Esfera cuna": h (¡ida desde. la mas' alta Antigüedad —pero cada vez superficialmcnu; a)" ma cnglobante hubiésemos descubierto de. una ya por (0da.; Es porq) _ mayor verosimilitud a medida que aumcnm _ conocidr adquiere cada vel. que sc trata.justamente. de una histon'a, y no de una “llallllïllcm'.h número de círculos mediante los cuales podemos lentamente Circunshis'ton‘a. por su parte, sorprende y obliga a revisar todo cada vez. [al-m zum. Así. el bucle que es necesan'o para dibujar cualquier esfera es presión de repetición de lo mismo den'va de la forma del Globo. mn d Dewey (1992 [1938]): uno debe senu'r Pngmáu'co en el sentido dejohn que cada uno intenta figurar aquello nuevo que le sucede. En cambh an tes de ser ‘apaz de rcpresentarse lo que su accion de “consecuencias el descubn'miento. una y otra vez estremece-dor. de una conexión nue.u “no ¡calinente ha hecho y tomado conciencia del tenor del mundo que y drama'u'ca entre posibilidades de actuar hasta aquí desconocidas'y‘.“ 5, k ha resistido. escalas cada vez mts" alejadas. según un ritmo cada vez mas' frenético,ch por eso es tan importante pasar del Globo a los bucles que se dibujan sí que es realmente nuevo. Dado que disuelve el pensamiento mm mn'sablemenle de una manera cada vez mas" amplia y mas" densa. Sin el del Globo observado desde lejos. el Antropoceno pone la histom‘m el centro de la atención.“ En este sentido. a pesar de la cn'tica dc ¡m his'ton'adores. ciertamente hay desde 1761), desde 1945. desde 1970, ¡18° nuevo bajo el sol." Si bien los bucles de reflexividad se parecen cn h forma. su contenido. su n'tmo. su extensión son diferentes cada vez, ¡Tal es la inm'tena'a de Gaia! La noción de globo y de pensamiento global contiene el inmenso pcb.‘ g'ro de unificar demasiado apresuradamente aquello que pn'mero debe ser compulsa). hs'te problema es ante todo maten'al: hay que dibtu'ar un círculo antes de ser capaz de generar una esfera. 'l‘ambie’n es empín’to: sólo porque el barco de Magallanes regresó. sus contemponineos pudio' ron fijar en sus mentes la imagen de una tierra eslt'r'rica que ya conocían Pero no es menos moral: sólo cuando sentimos que nuestra acción recae sobre noso.tros comprendemos hasta qué punto somos nsponsablapor ella. (n'mo ha observado Sloterdük (2006: 47 y ss), sólo cuando los humanos ven la contaminación recaer sobre ellos comienzan a scnu'r que

por mames que encontraremos en la sexta conferencia. no pueden m'irm apoyados en una ruptura radical. 46 Algo que marca muy bien este retorno de la historia es la multiplimim’ de lan allertlatt'nu propuestas para el Antropoceno: el 'Anglocenn' (la contribution acumulada de Inglaterra y listados Unidos a hu emisionod‘ (K), sigue siendo sutx-n'or a la de los países emergentes); el '(apiultxmo' (<jaumwnumrcxom».' sin olvidar el delicioso "(Zhlhuluceno' propufflo por Haraway (20M). 47 Por el momento, la .‘¡llt'rnzuint más seria es la del “Planilsttiocetm' NÚM") pm Tsing (20%) para describir un régimen de toma de ¡it-rm. preindmtml que marca muy hit-n el comienzo de este gran 'interGImhio colombino' (Mann, ¿‘0l3). clavo de nro ideal para el comienzo de la (iran Diwtgmb analilada por Grow: (¿‘0l3)‘

obanaton'o de (Zharles Keeling (1998; ya lo hemos cnconuado antes) en Mauna Loa lv los instrumentos que detectan el ciclo del CO2. sabria“menos. quiero decir que muiru'imos con menos fuerza que la Tierra Puede ser redondeada por nuestra propia acción. Y antes de eso. tuvimos questllllr el agujero en la capa de ozono gracias a la campaña a favor delos instrumentos Dohson ((irewmühl. 2014: cap. VI), así como hubo que aprender a sentir la posibilidad del invierno nuclear gracias a los mmm modelos de circulación atmosfén'ca promovidos. en la época del boletaustn nuclear virtual. por (,a‘rl Sagan y sus colegas.“ Eso es lo que esta en juego en el Antropoceno. No es que de repen. ¡cel pequeno espín'tu humano deba ser teletransportado a una esfera global que, de todas maneras. sería demasiado vasta para su pequeña escala. Mas" bien se trata de que debemos deslil'arnos, envolvemos en un gran número de bucles. de suerte tal que. progresiva. gradualmente, el tonocimiento del lugar en el que residimos y de los requisitos de nucsua condición aunoslürira pueda ganar una pertinencia mayor y ser percibtï docomo mas' urgente. lista lenta operación que consiste en ser envuelto «¡circuitos de captadores en forma de bucles es lo que significa 'ser de mTicna'. l’ero cada uno debe aprenderlo por sí mismo. desde cero. Yeso no u'ene nada que ver con ser un humanoen-la-Naturaleza o un hunnno-sobre-un-(x'lobo. Ius‘ mas" bien una fusión lema y progresiva de n‘nudcs cogniliwls. emocionales y estéticas. gracias' a las cuales los bucle; much'cn cada vez mas” visibles. Después de cada paso de un bucle, nos mln-mos más sensibles y mas' reactivos a las frágiles cnvolturas que habitamos (Abmm, 2013).

48 Veanse Edu-aah (2012) y Do'm'es (20] l) sobre el vínculo entre lagucrm nudcar y cl Nuevo Régimen Climático.

¡62

CARA A CARA CON El. PLANETA

"4 ANTROPOCENO

v LA DHS'rRUcCJÓN (mv, LA IMAGEN) Dutuoao ¡63

¿Cuantos bucles suplementarios debemos tra7ar alrededor de, de instaurar redes de equipamiento con las ïk. con' la dificultad _ scure rra antes de que el “conocimiento“ sea lo bastante receptivo mm 505-' 0L consecuencias de las acciones para todas o ws ¡bles la5' _ . f -

que este Anlhmpos inorme se convuerta en un verdadero agcmcdt, histon'a y en un actor político al menos un poco creíble? No “mi nada pretender que ya snlnn'mos y que otros antes de nosotros lo ¿1km ¿Cuántos bucles han debido seguir alminos de ustedes para dejan”: mar? Es posible que hayan “sabido siempre" que los cigarrillos ¡"mom ca’ncer. pero hay una gran distancia entre ese “.sal)er" y r‘L'.1lnlt'rllt-dq¡', de fumar. “saber lv no actuar. no es saber." Antes de ponderar lo qu!“ saber que no hay que fumar. ¿no hay que presentir el dolor eu la pm' came. como inten'tan preligumrlo esas imágenes (llOCZlIHL‘S imprmm los paquetes de cigarn‘llos? Otro tanto ocurre en este caso: hay iman, ciones complejas y burocracias bien equipadas para que logremos sgm,‘ de antemano las consecuencias (le nuestras acciones sobre nosotros“ mos. Por otra parte. ¿cuantos bucles nos hace lalta recorrer para saab redondez de la Tierra de una vez por todas? ¿( .‘ua'ntas institucionessupk. mentan'as. cuántas burocracias reclama uno. uno personalmente. pm volverse capaz- de responder a un leno'meno. en prime m instancia tank. jano. como la composición química de la atmosfera? sobre todo si om. trabajan, por su lado. para tomamos insensibli-s produciendo ignonnm' voluntan'amente (Proctor. 20l4). (No es casual que los mismos laóóui que financian a los cliniatoesct"ptit'os hayan trabajado tanto tiempo pan romper la conexion entre los cigarrillos y nuestros pulmones: me rtrm'to a los testimonios de (m‘re. 2008 y. mas“ preciso au'n, l-loggan. 2009.) Pero hay otra razon. final y mas convincente, por la cual deben'm ser extremadamente suspicaces para con cualquier visión global: ban“ m es en absoluto una hs‘fera. Gaia no ocupa mais que una pequeña mm brana. de apenas' algunos kilómetros (le grosor. el envoltorio delicadodt las zonas cn'ticas. Así. no es global porque funcione como un sistcrmi partir de una cabina de control ocupada por algún Distribuidor .Su'pre mo que domine todo desde lo alto. (Laia no es una máquina cilx'rnt'uc') controlada por bucles de retrmit'citin, sino una sen'e de ¡acontecimientos histo'n'cos. cada uno de los cuales se expande un poco más lejos... om

c “¡las

tomariamos

actuar. Posibilidades de termino que se la “sensibilidad” es un Antropoceno: en el vivir w;so ¡5 ' a ¡odos los actantes capaces de expandir sus captadores un poco a los otros que las' consecuencias de sus accio¡ms' all á v de hacer senu'r y los perseguir-an. (Juando el diccionan'o define ellos nd recaelm'n sobre que detecta o reacciona rapidamente a ligeros -,¿ng'l)lc' como “aquello se aplica a Gaia tanto como ambios. signos o influencias". este adjetivo ¡l An'lhropos. .. pero solamente si este está suficientemente equipado de "amores como para senu'r las retroaccnones. Isabelle Stengers (2009) “de decir de (laia que es una potencia que se ha vuelto tasqurllaxa. La Naturalel'n. la Nmuralel'a de antaño. bien puede haber sido indiferente, dominadora. una madrastra cruel. pero, sin ninguna duda. ¡Ella no era cosquillosa! Su falta completa de sensibilidad era, al contran'o. la fuente de cientos de miles de poemas y lo que le permitía desencadenar por contraste la mauricio" de lo sublime: nosotros. los humanos. éramos seng'bk-s. responsables y altamente. morales: Ella no. can“ en cambio. parece ser excesivamente sensible a nuestra acción. yflla ¡mrece reaccionar de manera extremadamente rápida a lo que sie'nte vdeu-cta. Ninguna inmunología —en el senu'do en que la enu'cndc Sloterdijk- es posble sin aprender a volvemos sensibles a esos buclcs múlu'ples, controvertidos. entremezclados. Aquellos que no son capaces de 'detectar y de responder nipid.‘¡mente a ligeros cambios" son conde rudosYaquellos que por alguna razón interrumpen. borran. descuidan. dnm'inuven. debilitar), nieragn, oscurecen. desfavorecen o (lesconectan dos burles no son solamente insensibles o no recepu‘vos. (o‘mo veremos en las conil-rencias siguientes. probablemente son. sino unos enminalL‘S. en todo caso nuestros enemigos. lus' por eso que tiene sentido llamar 'negacionistas" a aquellos que. al negar nuestra sensibilidad tanto como hdc Gaia. afirman con segundad que la Tierra en ningún caso podn'a mccionar a nuestras acciones.

(/o'mprender el entrevero de las cone.\'iont.-s contradictorias y conllktni’ó no es un trabajo que pueda ser r rali/"ado saltando a un nivel 'global' mi alto para verlas actuar como un todo único; sólo podemos hacer qucsui caminos potenciales se entrecrucen con tantos instrumentos como sd posible para tener una oportunidad de detectar de que maneras dm conectadas enue ellas estas posibilidades de actuar. Una vel." mas'. lO gl“ bal, lo natural y lo universal operan como otros tantos venenos peligm

Stgtu'rlos bucles para evitar la totalidad. evidentemente es también acer‘mc a la política. (.‘on el concepto de Antropoceno, los dos grandes Pn'ndpios unificadortns —la Nattimlel'a y lo Humano- se vuelven cada vez mas'inverosímiles. Y no cs la intnisión de Gaia lo que m a venir a unificar ¡qucllo que se desagrega ante nuestros ojos. Es‘ inu'til esperar a que la

Ram ¡64 CARA A CARA (,O'N HI. PLANFT.A

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sea til" ¡tn-"dv ," 5“ "Xbansio'n urgencia de la ¡"nena/"a tan "global_ . . H r ' . ¡- a( - (tu- mtstentxsarnente como am P

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¡“ser . . (h. ¡odos los pueblos despm‘mtnados un solo

pado en reconstruir la torre de Babel de la

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(limit-,7

. . . . " ¿‘- (I'ília no es simpática figura de la lllllfiC'dClOIl: las la naturaleza“ ¡n que cm m .‘ "m “(WM sisternauea. (lesanirnadzl. estratificada. indiscutible. global e indl a nuestro desu'no. l’ero no Gaia. que no es mas que (.l "0'an ¡me propu% para todas' las' consecuencias entre-mezclada."s e. imprevisimcs (le la sihilidacles de actuar. cada una de las cuales pt.‘rsig1¡¿.

su propio ¡[una

manipulando su propio ambiente. Los organismos rmtltict'lulures productores de oxígeno y emisores de dióxido de carbono se multiplicam’n a no según su y adquin'ra'n exactamente la dimensión que son capaces de mas' ni menos. No cuenten con un sistema englobante y prcordcmd: de retroaccio'n para que los llame al orden. las" imposible apelar al 'c m; libn'o de la natttraleïa'. o a la “sabiduría de (.‘aia”_ o incluso a su qu relativamente estable en tanto que fuerza capaz de volver a poner orden cada vez que la política hubiera dividido demasiado a los pueblos dG parramados. En la época del Antropoceno, todos los sueños. alentado, por los ecologistas profundos. de ver a los humanos cumdos de sus qm. rellas poliu'cas mediante la mera conversión de su cuidado por la Nam. raleza se han esfumado. Hemos entrado verdaderamente en un pcn'odn poslnalumL Evidentemente. detras' de los sueños de unificación global había. nl gue habiendo Ciencia. ¿No podríamos encontrar en ella un pn'ncipro' uníficador en última instancia que pusiera a todo el mundo de acuerdo y pudiera din'gir a una muchedumbre de httrnanos hacia indiscutiblts programas de acción? Volva'monos todos sabios científicos -a falta dt ello. difundamos la ciencia en todas partes por medio de la educacióny podremos actuar de consuno. “¡Hechos de todos los países. unios." Desgraciadamente (iba a decir afortunadamente). esta solución se ha vuelto imposible no solamente por la pseudocontrtwersia Ilemda adcban' le P”r ¡OS climatoescépticos —cotno ya mostre' en la primera conferenm (Zafcai y otros. 2012)—. sino también por la singulm‘idad rnistna (10104” CSÍAS’ disciplinas que dependen de una distribución de instrumentos!k modelos. de convenciones internacionales, de burocracia. dC "Sundan.'za'ción y de instituciones cuya “vasta maquinaria". según el "ru-"0 dd hbmf‘“ pal” Edwards,jama's ha sido presentada bajo una luz positnaa: .conc'enc'.“ F’Ública (l‘hwards, 2010). Los clitnato'logos y las 0.0"?an ststema 'l'l'L-¡Ta han sido arrastrados a una situación [wsldn'slnnalogï'm que

“No Y ¡A ¡)r_'s'rRU(;(:r()N (an. ur IMAGEN) nu ' Crono ¡65 . .

_ mm ellos como para el gran público.PH“ ambm se “(3"an’l"_l'_0"¡¡(l()5 “fue m de la naturaleu". ¡«""i como ‘cn la Naturalel'a' ni en la Soc‘iedad. eso quiere de. Y “llldíK _ H “lidad que buscamos debe ser tejida, de todos mode,s ¡nu-rc"“¡w-(¡ad tras reflexiw'dad, instrumento tras instru: mmm. es“, composición cuando menos pensamc que m Conferencia, definir los colectivos —te'rmino_ re. “c no cs sinóm'mo de sociedadpor la distn'bución de las memos. "¡s dc “(mar y por la eleccto‘n de las' conexiones que ligan i ficción (Descota, 2005). ¡bilidad l las lo que llame’ una mera/¡ma o 1 v que nos puede permitir escapar de una vez por toda; una (asmollNrglllt.u,“dela/(‘vulurm al din'gimos hacia algo como el mundo. ¿formato 1:35 hc ahí ¡oda la diferencia. no son culturas -como con BM c0l(.'(ll:gíu'(rd(ll'(-¡'()Ilal—; no estan unificados por el hecho de ser. u llll.f()l)“)‘0d0 miios de la Natumlel'a" —como ocurn'a con las cienctas' ¿“putstltíl ._ w'cas‘pasadas-.. ni, por supuesto. porque sen'an un poco mturalcs'srï‘c‘i’m” o" ¡(,5 sueños imposibles de reconciliación o de dia(Cíqju).uu ¡_q(_)g)_ [1A .verdadera l‘x'llel'a del te'miino [Antropoceno ww.“ e“ "cun-¡ms lo mas cerca posrble de la hantmpologw y en volver “nos ¡'"¿q’osílllll la compartieron de coltrltvos liberados por fin de la obligmón (¡V-5.1|.¡u-sc, todos. en relacton los unos con los otros. según el admim csquum. dc 1,, natumlem y de las culturas: unidad de un lado, ¡num-¡,h-u'dnd del otro. ¡Por fin la multiplicidad está en todas partes! la

política puede recomenl'ar. Ame 0| AIIITOPOCCHO. una vez descartada la tentación de ver en él sm'plcmenu- un nuevo avatar del esquema del “Hombre frente a la .h'turaleui”. probablemente ya no haya mejor solución que proscguir hdcsagregat‘ión de las" figtuaciones habituales hasta que lleguemos a unanuma distribución de los agentes de la geoht'ston'a. Nuevos pueblos Pm los cuales el termino hutnano no tenga necesan'amente senu'do y “¡la escala. forma. territorio y cosmología estén por rediseñarse. Vivir m la '5P0Ca del Antropoceno es lo'narse a redefinir la tarea política por m,"°_"c'."‘¡ ¿qllé pueblo lo'rman ustedes, con que cosmología y en que' lnn‘fmlono? Una t'os'a es Segura: esos actores que debutan en escenaJiamas' que llll'! rol en una intriga tan densa y tan enigmática. Hay h‘u postsn'uuclíllt ea: ¡hemos entrado lll‘cvCISlbl’ClltCIllL'wffll una a ‘Pmfi Si PL" "' ' PO-S‘lhumana y posteptstctnologrca'. ¿n demasiad os ' ) ('S porque todo ha cambiado ¿pm a nuestro alrededor. Ya no :u' “mnu, e - hmnanos modernos a la antigua: ¡ra no vmmos en a (lt-l l l()l()('('ll()! . i i

166 CARA A CARA con El. PLANETA La rcdistn’bución de las posibilidades (le actuar _ . ¡lo que a).e llamábamos “cuestiones ambientales“.'-— no está

. _ aql" Para rc unir pa mente a quienes toman parte; esa redistnbución divide

¡IL A

NTRO

¡“(.FNO y LA DESTRUCCIÓN (DE LA IMAGEN) DEL emm l 67 7 , . .

que no u'cnen mas' que una 5013.1. ue lconocen . ¡,L' c el rolslro de l ms d ¡0 q su DIOS de Fui-1€ Su forma ast a sc "en o que podnamos (onoccn confrontados llamar un género . uC política. Una

ui dc WP"

( É sto v

""¿‘S eficaz h \q c nuevo de teología que todas Im pasiones políticas del pasada y siempre lo ha c )C c n marcha. quería!“ hablar, [illa diría como jesús: Sl“ “No penséis .c a P0n rSC Gaia pudiese ¡“Ch le para traer paz a la tiena: No lie venido para traer la pa I.' (Mateo: lO. 34). O mas" w'olentamente aún, como e

vez desunido e] (moho. ¡a

cn'fo según Tomas": “He arrojado ¡llego sobre e mantengo hasta que arda".‘9

(bncluire esta conferencia con una interpretación de la colisión del planetas al final de la (¿lt-bre película A/Ieltmcolía (20H) de un“: 'I'rier. La intn'ga por una parte es la de un planeta errante‘ llamado Mo lancholia. que amena/'41 con chocar contra la Tierra. amenal'a que mua.

en cada uno de los protagonistas aislados del resto de l mundo en su casa

scñon'al. cómo wn a reaccionar a la catástrofe. Sin romper el suspenso para aquellos de ustedes que no la hayan visto, digamos que no (mmm bien... El frágil refugio construido con ramas por la heroína pam pm tegcr a su hermana y a su sobn'no no parece bastan 0 bien es posible que la lección de esta metaf"ora sea muy diferente; no sería la Tierra lo destruido en un último y sublime relámpago .‘tpocalíptico por un planeta errante: sería nuestro Globo. lo global mismo. nuestm idea ideal del Glo bo, que debeser destmido para que una obta (le arte. una (¿línia cmctja.” A condición de que se acepte oír en la palabra “estéu'ca" sn antiguo sentido de capacidad de “percibir” y ser “conce-ruido". dicho dc otro modo. una capacidad de tomarse sensible que precedea toda distinción entre los instrumentos de la ciencia, de la política, del arte y de la religión. En una de sus numerosas innovaciones lingt'n'sticas, Sloterdük pl’OPuso que deberíamos pa5'ar del monolels'mo, con su vieja obsesión por la Afonna del Globo, al manogels’ma.“ Los monogeístasw son aquellos que "0 "cm"

49 Enulgelio apoc’rifo Ilatnado “(le 'l'oth's". sentencia lO. ‘ i 50 "Ls‘ por eso que (Laia se parece mucho mis al planeta -\.lel'.mclmli.'l (¡illlc‘m la Tierra alcanz.'ula por el: \.lel.'|nclloli.'t es una imagen de la "accent finde" gigante.“ a y enigmzitica de Gaia. entidad que se abate (le manenl "Aicïirncimi sobre nuesno mundo súbitmnente (lenanizulo lulmano' (D-‘Nw‘wk" de (."lero. ¿‘Ul-I: mx-zïrz). t dcl 5| ¡A no confundir con el monogenismo. teoría sobre el on'gt'“ “'"w {GK-¿50. hombre! "Las pruebas (le Dios cargan lomosamente con h- “m‘ de s“

\

micmm que las pmcbas del globo terrestre sc benefician dc un flujo into same de end-chelas" (Sloterdük. 2006: [5).

Quinta conferencia ,Cómo convocar a los diferentes

p‘ueblos (de la naturaleza)?

Dos l.evt".ttzin, dos cosmologííu‘ 0 (.‘o'mo evitar [a guerra de los (¡l-osm- . [vn proyecto diplonm’tico peligïoso 0 La imposible convocatoria a un “pueblo (le la Natural-ua" o ¿Cómo darle una oportunidad .‘t la negociaeio’n.> ‘ bbbre el conflicto dc ¡a (ïicm'l'd' ‘,’ l" ¡(“ligión ' Una incertidumbre sobre el sentido de ¡a palabra “fin” 0 (lompztmr los colectivos en lucha . prescindir de toda religión natural.

(.‘uatndo vi expuesto el número de la revista Nalum creí que esa íghm que me s'enía obsmionando desde hacía cuatro o cinco años. ese (oloso (¡no poder perturbador no había logrado sacudinne de encima, mc miraba con sus ojos ciegos y mnmba hacia mí para que me fundicm en su CllCl‘pO variopinto, más colon'do que un traje de Arlequín.l Lsta‘zona metmno’tfica. en la que se intercambian toda las propiedades que procuramos esbozar en estas conferencia, es ese cuerpo hecho de mmm intestinos galerías de minas, de brazos vegetales faunas. de fábncas puños y músculos, de plexos grandes descubn'mientos cardbelas dt Colón, (le ciudades hombros misiles, de océanos nubes estcmón. de dm'culm ext )Io.s‘iones

atómicas, el todo tan extrañamente enmarcado, "Ho ahov Por cl título de la revista, Nalum y abajo. por cl del dossier. “La m de ¡0 humano", (los términos opuestos desde hace tres siglos. ¡ames

df [aq uC esc Antropoceno, que el número procum Justamente deinlr) ' r . í rv‘ngd 1- . a . disolverlos a los (los!

l '\Illulr_ | libro).

l (le "mm de 2015 (la figura 4.1 ya fue analimdu en P- 25 “° c‘“

¡70

(LARA A CARA (IUN El, I'IA\.'I-.'I'r\

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DII'TÉRI'ZN'I‘ILS pUEBl ,os a AR A ¡OS

(m: LA NATURAILMP

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“¿Sin-C (le ciudades. (le campos. de fortalezas y de cam. xplicn a ¡o largo de todo el lll)r0: es lo que se necesita ¿(zi-L de dcgollarse mutuamente. Sólo la invención dc a gen!C fuerte pum que obtenga (le todos sus súbcmoS u“ lo bastante discutible pudo poner fin a las" guerras de ' lado ¡”aq religión. Pam t ¡w- rivil fl“. necesario que el “dios mortal" del Es‘tado tomalcccr Id ¡“"pios ¡“mamar invocado por todos los fundanienmhs'm0S del _ rd c . drnbar el orden establecido ¡t su manerm pa c i¡(h ‘ uno .a

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Figura 5.la. O Alberto Sc‘vcso pum Nalurr.

Al mirarla cubiena. no podía evitar sentirme impactado por su parecido con ese otro monstruo. ese “dios mortal", esa otm imagen vatiopintmde desu‘no mucho mejor conocido, que encontramos dibujada en el l'ronus-'

.s lam“. uuw'

. :lenluluhll

picio del Imliam'n (le Hobbes, obra que decidio” en gmn parte la histona' religiosa. politica tv científica (le los Modernos y (le la (tual me mldréalo

largo de ldS' próximas conle‘rencitms. . .2 Se'-gurm¡¡ente recordarán ustedes esta imagen donde, espada dcl po

der civil en una mano, cnu. del poder espiritual en la otra, CSC Sigan” macroce’la‘lo, digno predecesor (le. las marionetas de le‘n'a del Royal de Luxe, aglomerado de hombrecítos minúsculos que se reflejaban C“ Um testa coronada gracias’ a un sutil procedimiento Ópu'co,‘ domina con su

2 Ll‘ libm centml dc Shapin y .Sc'halTer “993) tornó visibles los lazos 61"" ("dos esos ámbitos que la llistoi‘iogmlïn em propensu ¡t distinguir3 Scfllztfler (2005) mostró el on'gen de ese .tgnmdzuniento (lc lil (“bcn mo diante un simple procedimiento óptico tomado del abute Nicéron (1663);fl laImlicm no tiene. por ende. nntln que ver con un sulwmrm‘lúïmo" um mm, el todo es nus” pequeño que las partes, (le no ser P0r la ópum'

Figura 5.lb. Hobbes. lzvinlrin. frontispicio (le la afilia pn'm‘tpx

4 Eve Írontispicio ha litsu'n'ntlo pure-¡afluente a liiston'ndorcs del arte ("mo llicdekump (2003) o (.‘¡unboni (200.5). y .1 un :ultor como Sc’lnmtt (20013)‘l‘lc “tlvcremtu .'l encontmr en lu séptima conferencia. En ln cuIbicrü (le SU lihm. Shupin y ¡al bomba .Sc‘lmfl‘er reempl;rl‘.u‘on ln cruz del poder cspinlU-‘l Por de “¡rc (¡c “gym, primer instrumento cicnlífico convenido cn xunbolo (lt-.l n nuem epistemologíu política. :i' "l " y . . ,

¿5.-c [td x r (lenIl‘ ‘ non m "I “‘ l“ Kun-1.10611 de ese‘ gmn LEVlA IAN. o mus bin. mmm] l ' ' - . J, _ x ‘ dl c xD‘Hl'ül)" l I I: H r‘ “LM- (lL‘ ese (llos mortal. :tl que debemos. por (leljlo u ' .u. y nuestm . .. (“L l)-. protecctón (.[110mm Hobbes. |97|.- cap .

172

CARA A CARA CON lil. PLANETA

El frontispicio resaltaba una nueva distn'bucio'n, propuesta por HON)“ de todas ldS’ posibilidades de actuar: una matena inerte. un mundo ¡(XF1' do de modo mecánico por las leyes de la naturaleza, una sociedad ¡gm-¿dl por la mera pasión del interes, un control estricto de la lll((,'l")T'U2Clón del lenguaje frustrado de la Biblia, una definición de la verdad ciemíficz que fuera tan indiscutible como los principios de Euclides l<.'xar.tam(.nlt lo que el dibtJt'o propuesto por la revista que tenía ante mí ponía en cu“ tión: un mundo animado, una Tierra que vibra bajo los pasos. ningu'n paisaje reconocible, ninguna auton'dad afirmada. espantosas int-¡(1347 híbn'dos a granel. miembros dispersos de ciencias, (le industria y (lo {o}. nicas. Y Inas‘ que nada, esa impresión desalentadom de que ese cucypo colectivo camina a cieg'tst, con los brazos colgando, la cabeca' inclinad¿ destacándose sobre un fondo negro, sin saber adónde m, ¡ni con quim' se encontrará! Frente al Leviatán, uno sabe quién es y ante que auton'dzd debe arrodillaise; ¿pero cómo comportarse ante este otro (kismomlosoáj Al poner estos dos ídolos lado a lado. no podia evitar pensar que tal m presenciábamos el retorno (le la 715,10”? de todos contra todos. Hobbes había creído resolver la cuestión del orden al extraer a la sociedad (¡m del estado de naturaleza mediante un contrato solemne que pcnnitíz fabn'car pieïa por pie/'a la máquina artificial del leviata'n. ¿la ¡xxsiblc que hoy esta solución se halle puesta en cuestión por otro monslmo. este h1l)n'do de geología y antropología que la revista designalia. íngo nuamente. como "la era del humano”, nueva mnalgama (le artificio y de naturalel'a? ¿A menos que se trate de la invención. mediante un nuevo pacto. un nuevo contrato, un nuevo artificio, de algo que podriamos llamar el Ls‘tado de Naturaleïa?" Mientras en el siglo XVII era preciso. según Hobbes, que la matcm' fuese declarada inanimada para que se restableciem el orden. a comim los del siglo XXl. hasta que la Tierra se ponga a retroactuar ante nuestras I'ntn'rags pam que el orden se sacuda por completo. En todo cam, como en el tiempo de la “glon'osa revolución”," no podemosjactarnos (le creer

6 Nombre que yo había dado. en primera instancia. al proyecto (mlml luego devenido {mi}: Global (.ïrrus (véasc'n en este libro. la intnxlucción). 7 [45' lll-'IW'I_Wlll.'B contarán hasta el litl para distinguir el estado de naturaleza -"lllt) liolilwsinno nert-mrio para contrastar con el l-Lstndo- y' el listado dt Naturaleïa que verdmlemmente es. (le hecho, la constitución bajo la «nm Modernos han vivido hasta la irrupción (le la llllltnción ecológica )' del ‘fin' de la noción de 'Imtuntle'ut" (lawur. I‘JJ‘J). 8 Ls' cl nombre que dieron los ingleses :t la ('onclusit'm (le las guerras cin'ksdf religión. en 1039. y al (’Sld’l)l('t‘llní(,‘lll() (le un nuevo orden constitucional.

¿“o (-()N\’()(IAR A LOS mmm-:N'rrs PUEBLOS (DE LA NATURALEZA)? .C '

¡73

la religión sea cosa del pauestión de la naturalem esté resuelta. lndlsCllUl)lC.' asi como no'podemos hacernos una certeïa nda Ia ciencia los resortes que agitan a los humanos, qtre'conocemos alumnos de creer m. los ¡"ws de la politica. Podemos dudar sr cl Antro.poccno marca unla (Pm geológica o no. pero no caben dudas dc que designa una transr‘ I l' 00"“ que obliga a replantear todo. Sm'a menos arduo. lo reconozco. ¡no abordar la cuestion religiosa! .ijo nos gustaría a todos que la religión hubiese quedado a nuestras que la c

¿ipaldafl Hobbes debió de pensar lo mismo... Pero es demasiado tard,_ No sólo a causa de eso que llamamos el “retorno de lo religioso" 0d ascenso de los fundamentalismos". sino porque el advenimiento ¿(Gaia obliga a dudar de todas las religiones englobantcs. incluidas ¡quellas a las que hay que. llamar religion“ de la naluralaa. La paradoja dbaslanle divertida: se acusa a Gaia de ser “una religión que se toma por una ciencia", cuando es la intrusión de Gaia. al contran‘o. la que obliga a redistribuir todos los rasgos de la época precedente, incluida hextmña idea que hacia de la Naturaleza conocida por la ciencia aquello que debía oponen? a la Religión (mantengo las mayúsculas no para que suene más solemne. sino para recordar que se trata de figura. no de dominios del mundo). Si intenta'ramos, hoy, en pleno Antropoceno, separar la (Jiencia y la Religión, sería una verdadera masacre. a tal punto hay Ciencia en la Religión y Religión en la Ciencia. Al intentar separadas tales como estárL antes de haberlas retomado, perden’amos toda posibilidad de traerlas a las dos a la Tierra. porfin separadamente.’ Esacs una de las fuerzas de Gaia: ese ácido tan potente que corroe la amalgama (le toda religión nalumL Dc todos modos, no tenemos opción, ya que la desagregación del antiguo fonnato Naturalera/(Jultura nos fuerza a volver a trazar el límite de todos los colectivos.“ En la época del Antropoceno, scn'a bastante vano

9 Vemos ahí toda la ambigüedad del termino “religión natural'. propuesto como el tema de las conferenciau (.‘iÍÏord. Podemos ver en ello la biL'squcda de líu 'pntebau de la existencia de Dios por parte dela (icncia'. o la busq'uo da de un lugar dejado a la espin'tualidad en un mundo enteramente matcna'l (a lo que en efecto se consagra un gran número dc conferencias Gifl'ord). Pero uunbie'n podemos intentar encontrar el on'gen dc un problema tan (lenfortunadmnente planteado, lO (himno. he de recordar. es el término que recmplara los antiguos conceptos .‘uimútn'cos dc sociedad o de cultura (“Eau- la pn'mera conferencia). 1.1 sociedad (o la cultura) es la mitad de un eonccpto único cuya otra mitad está (Otnlíluítln por la naturaleza. 'Colectivo' recoge cn un único concepto aque llo que justamente [alerta una multitud de dis'posiciona que no son definidas

174

CARA A CARA CON El. PLANETA

V'v/w?‘

querer prescindir de la antropología. La pregunta se las cosmologías: ¿que quiere dectr. para un pueblo_ las plantea at "'¿’din Rihanna” mmpontrla fonna de la Tierra a la que se haua "nl-do) s uinta conferencia. vo ' a entrega" “(3 (Toa que g y En csm q ¡"la Operario,“ de Cicnm fic‘Ïió" (WC-n ¡Tocordara’ un poqui"lo “mk: del reino “lio a la m. televisiva (¡ame of I'l‘imnrsl Desde luego, no Sc ¡mm L Wwe,“ ni de las Siete (,o‘ronas. ni de si la rubia Daenmys Targan’e“ o no el trono de hierro de sus ancestros..." Lo que querr'ía ¿ecl'l’cmj un mapa aproximado de los tem'ton'os ocupados por ¡memes en c “o, este dibujo, necesitamOS a “nos comm los mros' Para ("Sho/“r hasta el los colecu'vos momento "¡al (.VHSambla prende, para detectar, lo‘rmato Naturalel’a/(Iultnm. cómo podrían (.¡“rcwktfimmC. articulam d uno al otro, procediendo a operaciones que podríamos || amar

sunt/Hi ¡”to (A‘ )

A IDS ¡""1'1Rh'N'l‘l'3 PUEBLOS (ur. LA NATURA]

especificar». y dejando de lado .'cuál CS l" "WW" su muu[25‘ Cl Único medio que he encontrado común. (-nte

.. para “En {o'rl.(f’;‘;:: |I"animidad que acompaña siempre la apelación a I-(‘mrias la Namillpbr a el mimos a poder tmmr gsm nu CVd situación geo- (o Kudai": (inin-POÍÑÍCK) (luc "05 (’CUP'dFá durante las próximas conf - ¿tm-í U"con!mrmnos menos gmpquc en Gama of “mms (y nin e¡(trail-"l"! de S6x0), aunque sólo sera' la violencia que deben aprendcrgli. Ñflll‘lv‘frflue aquellos que pretenden reunir pueblos para defender; “¡wir-TM“ellos qm. prou-"(km dcsu-uir su suelo. No hay de ' con . l en mas“ de ahora nos encontramos en una guerra ru.- no caben dudas. ¿cumummsu ¿(los

(¡e gunz

o de paz. o dicho de otro modo. de diplomacia de n'mga I ‘ . . . _ \a"“’5 a ¡men tar volver comparables algunos ( olecttvos pidiendoles que expucíl ¡m ‘ cn‘ unos pam los otros. cuatro variables que definirán. durante

su cosmología:

un tiempo‘

o ¿por qué aulan'dad suprema se consideran convocadosP; 0 ¿qué límite dan a su f)u(l)lo?;

(ad a a ( ¡.l' (. le Pm mmmflu- (-sh’l tarea. la 4 n“ de una (lcfinifión provisoria “¡dm y.‘.¡-¡-es aquella que me parece

. c . . (.onvoatona, sena convcm'cmc d¡-S_ del termmo arch.gio.n._ Tomaré de mas aproptada para no cn‘ur desde

dvtnlUS a los let-tores contetnpotzinc-os: Los dot-tos dicen que la palabra religión podn'a tener dos on'genes u fuentes. Según la primera, estan’a emparentada con un verbo latino: n'lignn’. [...] .St‘rgún la segunda. mas' probable, aun-

0 ¿en que' territorio piensan que habitan?; 0 ¿en que época u'enen la segun'dad de hallarse?

que no segura. pero emparentada con la anterior, quem’a decir cll’SdIllbl'll'. recoger. rele "ar. recorrer o releer.

Preguntas a las que habrá que añadir una quinta:

Pero nunca dicen ('ua'l es la palabra sublime que la lengua opone a lo religioso. para negarlo: la negligencia. Aquel que no u'e-

’ ¿cuál es el principio de organil'ación que distribuye las posibili dades de actuar: lo que llamaré su cosmngmma?

tipos de agcnlcsdt "¡13, compone, reparte; en suma. _distribuye . dilt'.-rentes ' .f dierentes maneras. cada una segun su cosmologta.

. - c Reconozco que este cuesu'onatio es bastante rudnnentano on rCSP“ . , , , . c c u. to a todas las variables que la antt‘opologta deberia tomat n cu"

. ‘ re Pero "m0 de "er que convoquemos a todos los colectivos la" SOIOP

¡m . 5‘. c K ' ion m' por la ¡naturaleza Ill. por la ¿ocn-¿(1141, )I)re todas sts (|chth R Nani". latuur (2006), ll .Sc'n'e (elm'isha (le cultu de HBO, a partir (le una novel-W de R' ‘ '

“W

(-Sc‘rrt-s. “‘90: 8] ).

uEn “"3 05mm”. la palabra i a que designar aque “religión” no hace otra cosa ‘ a í o e _ "08 llllpol q“ t, aquello que protege-¡nos cmddosamcnte, aquello

del0 (luc P0! . c nde nos . . E gti-¿rdmnos de neghgn. n este scnudo. de buena na .. A . , . . e . ga lo combtt ndemos. no existe ningun colectivo nltgmso. Pero ha),. COIC _ ’ l r

¡img u e negligen una q muchos elementos a los que alos colectivos atnbu)“ l quem“ Importancia y a los que deben dedicar cuidados constantes. mroduc'." "lk'vantt-nte la cuestión religiosa no es. en primera instancta, .

Convengamos en que vamos a comparar diferentes pueblos. cada uno convocado por una entidad diferente que define. ordena. clasifica.0rgi-

ne religión no debe declararse ateo ni impío. sino ncgligente. La noción de negligencia nos hace comprender nuestro u‘cmpo

. . r ¿5: 0 IIICHOS ex ‘ r1.preocupan. ( - pm . (‘I'CCIlClilS en tal o cual fenomeno á mI k "(C s mu pt _ ¡"1.-mcccr mmm, que puede reatento al choque, al escndalo.

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c . Diclio de l . (le cuidado de otro coleuxo IM“ un (“k-TUVO la falla .

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l76 CARA A CARA CON El. PLANETA

LOS DIFERENTFS PUEBLOS (DE LA NATURALEZA)? .. o CONVOCA R A ¿(.ÓM

otro modo, ser religioso es ante todo permanecer atento a aquello (¡nc a otros, como es fácil comprender, les importa. En parte es. pues, aprcn. der a comportarse de mane m diplomática (Stengers, 2005).” Din'girse a un colectivo es. sobre todo, encontrar un modo de nom-

los ¡“nos lv que todo lo destruye, siempre verde. fecunda, [...] van'ados. [...] oh, Diosa que da a luz la multitud de los frutos b¡'cnaveiiturada, multiplica los frutosjubilosos y senos favorable con ¡as Es‘taciones dichosas (Himnos órficos, XVI. según la ver-

brar aquello que ese colectivo respeta más. aquello que reconoce (cmo su autoridad suprema. Si un colectivo cuida de sí mismo, y en ocasiones

sión francesa de Leconte de Lisle).

de los otros, es porque invoca una divinidad, o, para no impresionar; los lectores sensibles. una dm'dad por la que se siente convocado. Losa. bemos desde que la antropología existe: no hay colectivo sin un n'lua] por el cual descubn'mos que el único medio de reunirse realmente como grupo consiste en ser convocado por esa auton‘dad y, en respuesta. into carla. Eso es lo que nos enseñó Durkheim (1968 [ l912]; y mi análisis dc este texto cano'nico, en latour. 2014h), demostrando que, para determinados pueblos moderniz‘ados, la figum de la Sociedad con S mayúscula podía desempeñar ese papel de auton'dad suprema... y, durante el u'lul mo siglo, comprendimos que el Mercado. siempre con mayúscula, podía servir. asimismo, a lo ancho y a lo largo de inmensos territorios, como auton'dad de última instancia (Callon. ed.. 1998). En este sentido. nohay colectivo perdurablemente secuIan'zado. sino tan sólo colectivos que han modificado el nombre y las propiedades de esa autoridad suprema en

nombre de la cual se reúnen. Pero sabemos también que este movimiento de ida y vuelta. que une a un pueblo (congregado por sus divinidades) a divinidades congregadoras (invocadaS' por su pueblo). no puede resistir durante demasiado u‘empo la influencia corroshar de la crítica. La menor marca de distancia o de indiferencia hasta para reducir a las divinidades al estatuto (le temas decorau'vos. [as'o es lo que les sucedió a los dioses inmortales de la Antigüedad: desaparecieron con el pueblo al que pmknerian y que ellos mismos sostenu'm. Eran mortales. y sólo su fantasma se ha vuelto una fuente de entretenimiento o de nostalgia. Sería ridículo, por ejemplo, que hoy en día nos pusie'semos a invocar a la antigua (Laia repitiendo un himno como este: Oh, Diosa Gaia, madre (le los Bienaventurados y de los hombres mortales, que alimenta y que da tantas cosas, que produce

l2 Acerca de esta cuestión (le la diplomacia como ute’tmlo (le. investigacio’n. véase la hermosa conferencia (le Stengeis disponible en <modexofexistcnce. org). en la entrada ¡hp/mutu)‘ (version inglesa) o (Ii/¡Ianmlir (versión fmnccfll-

¡77

Scmcjzuttc invocación pasaría por fácil ironia o por. una tentau'va fu'u'l de algo mmm un culto desaparectdo desde hace largo tiempo. Para que stenta ll’ldl¡sí suene verdadero, se necesita un verdadero pueblo que se s¡,(¡ablc de esa divinidad mediante rituales profundamente arraigados.

Nada más alejado de mi in tención. como ya se habrá comprendido. que Pmliocarles risa con la evocaclon de (nata o hacerles creer que Gaia no es mas’que una figura del ptusado: una sombra. un fantasma. Es por eso que nom)” a intentar invocar a ese pL‘l’SOHaJC, puesto que no comparumos suficientemente una misma cultura, no pertenecemos al mismo pueblo, no rccurrimos a los Inisinos rituales como para estar en situación de saludar a la antigua (.‘ea con el nombre de jusliss'ima I'e‘llus" No hay culto

ujncultum viva: no hay cultum sin culto vivo. ¡Pero como hacer pam pedirle a un colectivo que precise el nombre. losialn'lnllos. las it'inciones, el origen y la figura de una auton'dad suprema de esas cal:tcterísticas cuando él anuncia con orgullo qu! no manu! iiu'm'dzul «fauna? En este pun to. es necesan'o que uno se tome su tiempo ypicnsc. como hoy .‘tcostumbramos a hacerlo," sobre el nombnv. que damosa las figuras. a las artimañlls de esaS' llamadas figuras. Las divinidades. tomo los conceptos. como los héroes de la histon’a. como los objetos del ‘mundo natural" (rios. afluentes, peñascos, homionas. levaduras). no tienen competeiwia (y por ende sustancia) si no es por los descmpeños (los atributos) que les otorgan forma in fine. Comportarsc diplomáticamcntc. cuando uno manipula materias tan explosivas como las deidades. csobligarse a comenzar siempre por los atributos, a fin de no disputar inmedia(¡intente por las sustancias. jan Assmann, el gran egiptólogo e historiador de la memon’a mítica. nosrecuerda que existia una venerable tradición en las diversas ciudaIdcsdcl \.lediteria'neo y el Medio Oriente. antes del advenimiento del JUdaísmo y del cristianismo, por la que se erigían tablas dr traducción para

13 'la muyjusta Tierra". cita (le Virgilio por (.a"rl .Sc‘hmiu (200M): 47). que mln-¡emm a comentar en la séptima conferencia. H l'n vista/xo al metodo propuesto en la segunda conferencia es úlil pam "0 ¡wnlem- en lo que sigue.

vane!”178 CARA A CARA CON El. PLANETA

los nombres de los dioses a los que se rendia culto.” En una epoca qut se volvía cosmopolita ((Zline. 2015) . esas traducciones ofrecían una som cio'n práctica al relativismo moderado con el que (tada adepto de un cu]. to local reconocía su parentesco con los cultos locales de los numeroso, extranjeros que vivían entonces entre. ellos. “Lo que tú, romano. llama, Júpiter. yo‘ griego. lo llamo Zeus". y así sucesivamente. Las tablas de traducción funcionaban, según Assmann. llevando la atención desde el nombre propio de las diw'nidades hacia la sen'e de camcteristicas' que ese nombre resumia en el espiritu de sus seguidores, Si, por ejemplo, el nombre “Zeus” sonaba a los oídos como un término incomprensible. se desan‘ollaba la lista de sus atributos. “Guia de los dem. nos“ (Moimgtlrs), “Protector de los suplicantes” (lkesios). o incluso “Dio; de los vientos favorables" (Iii/arrrmos) y. desde luego. "l’or‘tador del rayo‘ (Astrafm'os), hasta que el extrarJr'ero le encontrase un equimlente en su lengua. La precaución que tomaban esos pueblos para cohabitar sin dcgollarse mutuamente consistía en asegurarse de que. si las listas de cua. lidades eran bas'tante semejantes, entonces podían considerar los nom. bres propios como mais o menos sinónimos —en todo caso, negociables-.“Vuestr'o pueblo lo nombra así, mis congéneres lo nombran pero mediante tales invocaciones designamos a la misma deidad que realiza en el rntrndo el mismo tipo de acciones". Esta forma de intertraducción ofrecía a5'i una solución politica a la paz civil en sociedades con adhesiones nniltiple s" si tino se atjene al nombre. combate incesanterrrentc

y en miro. las tablas de traducción de los nombres de los dioses cn las ciudades antiguas eran a la vez el resultado y la ocasión de negociaciones diplomáticas en la5' grandes urbes cosrnopolitas. Pero, como Assrnanu (200] y sobre todo 2003)“ ha demostrado de manera a la vez provocadora y tan convincente, esta situación diplomaï

l5 'lm din'nídiules eran inlernarionales porque eran cóslnicas. Los difcrcnlts pueblos rm’erenciaban dilerentes dioses, pero nadie cuestionaba la realidad de los dioses de los otros, ni la legitimidad de las formas' de su culto' (Aumann. 200]: 20). lG Este lillimn libro reseña las disputas suscitadam por la pn'mem obm. '[la du'tirrciu'n verdadero/ialsol es ajena a las’ religiones y a las" culturas liitto'ri (as lnuliu'onales, en las que las oposiciones fundamentales se refieren a lo sagrado i" lo profano o a lo puro y lo illlplll’O. Alli, la preocupación principal no t'\. r omo en las religiones wrnnd.‘tn'as. el riesgo de adorar a los falsos dimes, uuu muy por el 4 ontmrio, la posibilidiul de descuidar [negl’ignl a UI“ divinidad importante. 4 onxirlem que todas las religiones tienen el mismo Hilo] r se pzuu' del print ¡pio de que existe entre los dioses una relación dc (Llllllt rhilrdad'.

ocur ¡cómo (:ONV

A LOS l)ll»'l-.'Rl>.'NTl».5" PUEBLOS (DP. LA NAWKALu".A)? ¡79

¡c Permitía la intertmducción se va a tomar imposible a partir de ¡ita (ll la "división mosaica”, precedrda por aquella otra, todavía ¡aque ¿l llama , aun-¡pue de Akenato'n. Se introduce entonces una relación complela cuestión de las divinidades y la cuestión de la m” unrcnl‘t nueva entre “dad. A partir de este punto de ruptura en la histon'a, se podrá detectar b¡mlpción de la religión por las reaccrones de horror ante el relauns-' tablas de. llS.0m.brCS de dioses. y por la ¡m moderado que auton’mba las multiplicación de los gestos iconoclastm." In Importar lo que hayan Pemu‘u'do cn el pasado. el “solo y único Dios" ya no puede ser sinónimo ¿e ¡lguna otra divinidad cualquiera. Traducir el nombre del uno en el nombre del Otro se volvió no sólo impracticable. sino también escanda-

bsoc incluso impío. La “verdadera” divinidad se vuelve inuaducible por cualquier otro nombre; ningún otro culto que no sea el suyo podn'a ser (olemdo. so pena de idolatría. Es como si el verdadero dios hubiese Iromdo. fulminante: ¡“jamás bajo ninguna circunstancia. volveras' mi culto ammxtrrablt con ningún otro". El antiguo sentido de la palabra religión n no es comprensible: muy por el contrario, neglt'gir aquello que les imponaa los otros ¡he alli el nuevo mandato! Ls‘ por eso que Assmann pro pone para esta asociación nueva entre la religión y la verdad el te'nnino aparentemente contraintuitjvo de contrarreligión, término que nos guiará tanto cn esta conferencia como en la que le sigue," ¿En que nos concierne. esto hoy?. dirán ustedes. ¿No hemos salido hace mucho de esa “división ¡nosaica". habituados como estamos a comparar las rrügianm. en plural. sin hacernos cargo para nada del hecho dcque cada una se pretende mas' verídica que las otras? ¿Que podría impedir la comparación? ¿No nos hemos vuelto de lo mas' plurahs'tas? ¿No estamos en un mundo por fin definitivamente seculan'z‘ado? Sí, pero hemos comenzado a comprender, en la conferencia anten'or. que para strim-ligioso no bastaba con meerse irreligioso. (hmo vimos en el caso de un profesor de ciencias del sistema Tierra como Toby Tyrrell, no es tan fm'l lencl' una visión profana del mundo.l9 Uno se puede creer cientifico ylíbcmdo (le toda creencia particular, atribuyendo a la Evolución o a la

IT ‘la introduu io’n de la verdad monoter’sta no se acompaña dela aparición del 'udio', sino de una nucxa fonna de odio. el odio iconoclmta o teoclzuta de los nronoleislnos hacia los antiguos dioses considerados como fclirhes. u el odio :rrnimonoteísla de los otros, excluidos por la distinción mosaíca y (lr c gemidos paganos" (Assmann, 2003: lll).

15 l.r r orinar religión o religión secundan'a se distingue. pues. dc las religiones girrruariax (.Xss'mann. 2009). l“ \ (me la conferencia previa, p. [51 y ss. de este libro.

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qu" ""3 ""“IW'” ¡“disccl-¡lihlcs

l""’l’¡"d"““’S de Gtia dc l pwlodi ¡A! . l (lobo Total. El nombre que ttno da .‘l la :uttol‘id ad su," nidadcs de J . l ¡Ls cualidades que. le atribm.c importancta que tiene menos es la“ nro) (l . A apan'encttms, el pltuïtltsmo e l .ts 5 Do Shapcsard , , . . x' . , qm. "'15" qm:. n“ S‘ . l" emboscadd deidad """lpare una P re hnv ¡tuliwnlïïds“lï‘Ímlbhl‘O-c.SC piense lo que Se DE“

guita otra... y poco muy Incre u os qtu .5 (sumen, por mas mx. los Modemos. por "¡dos de qtte se imagmcn- “0 cha" (.¡C ’SCV ¡OS herede ms dirmm toda divinidad que conttnttatt ligando m de esa 'dirisíón mosaica". puesto WP“: litio. nm rn una rrlt'g‘vin'n rtmlquirr.n y. [mr nlro. (anna-r la ahora el extmño nombre "(mmm tïeligio-n.‘ nalumm Comprendemos se aplica tanto a las religiones lla." asignado por Assmann: “d”- Pm S ' alzan rnnlm los ido'latt simplificar. monoteístnos cuando TB, como ¡ h nueva contrarreligión que va a .‘li.l'.’\l\.‘(.‘ mnlm todas las I'Ciigiulu‘s‘ ¡"duda los monotet’smos. Declararse" sin divinidad alguna no es suficiente pm hacer olvidar la voz de esa instancia suprema que. también ella. Mmm; [an violentamente como la precedente: ‘_‘I;unás. bajo ninguna cimm, tancia. volvems' el (ortodrnintlo de las leyes de la natttmleya minimum“,

con ningún otro culto". ¡lt".\tr.ut‘o derecho el de neglig'iraquelloqttcalo; otros les ¡nipona! Lo queramos o no, somos los descendientes de um división que nos obliga a asociar la ¡ttttotidad suprema a la que confir mos nuestros destinos ('on la cuestión de la verdad. lnclust‘i 'dqttt‘llosque

mmitan ante las religiones tnonotet'SIAS' han tomado de ellas esa mmm tan particular de vomitar ante la idolatría. La iconoclasia es nuestro bm‘ común (latottr ¡v Weibel. eds.. 2002). Del verdadero Dios que fulmimi todos los ídolos hemos pasado a la verdadera Naturaleza que fulmim a todos los falsos dioses. La division permanece; como permanecen 12.:? bien el relámpago. el trtteno lv el sullt'troso olor del rayo. Pueden ustedes ver donde csm‘ la dificultad: yt. es bastante. (iIÍICIICÜTV' votar a lth religiones pata tot nttrlas comparables unas con olmv Í nde so si se han habituado a reelinarse, mas' o menos de buena ganara“e esta forma altom popularizada (le plutítlismo; PUTO ¿Cómo “pc?! qx‘ la negociación no vam a abortar enseguida si uno de los colectnm“ niega con indignación a decir que territorio ocupa. que autoridad tna lo congrega. en que ("poca se sitúa y que principio de ‘o'npos'nm reconoce? “las con este problema a num “x? en int-nte. que me fill-“uña Simar I ¡m- mbll‘ d‘ tton tltplottt'a'tt'c'a: ¿(“S posible reinventar esta tradición dC traducción de (lll “5 cntl

los nombres de dioses pata erigir la lista (¡C

R ¡\ LOS DIFEREN

'l-LS‘ ¡»UH HLOS (DE LA NATURAI 1.7.4)?

¡8'

m (""05_ (k. otros pueblos, y pam detectar em“. tlt‘ "'I'. "g los p..".(."u-s(()s que permanecerán invisibles ‘ ‘(lit't’l|\‘,¡) ¡tltt-slrt) humo de vism demmmdo local i mmm ¿“HK.uut “¿mm i hacer la guerm —-l¡t guerra (le n'o? 5'. (h. S (¡C que no nos (lt-,gollaremos por unos nom], a“gm-¿mo i qm. dilet'enciun a los verdaderos amigos de los ver “¿gn si son los ¡(.¡-¡-i|()l‘l()s los que estan en lucha. ¡nigmi-qr" sus ¡»Yann-ras. Un esbozo attnque sea sumano es prcfen’blc fl t. t ‘ a mapa. todo de l

h .t'tuenrt:

l misma (k. una tic-gtn'iucióll entre pueblos. que esa forma dc "ml-vi.‘“m .0 tna's bien (le. t‘elactontsmo- propia (le las tablas de tradum-ó“ (ip nombres de dioses ha vue'lto conmensurables, no puede “un”. desde el vamos. bien lo se. mas que ttn grito de indignaciórL

l) ¡(lea

-._(;.,*m., se atreve usted a comparar a aquellos qtte creen en unas divi“¡'dmh.Ñ ¡mis o menos hi/arras o extravagantes y a aquellos que hablan dela. '\.".ttut.tle/.'t'. cuando esas dos invocaeiones son totalmente inconmenstnahles} llasta el termino ‘invocación' es chocaute. lm-oque. si lc a (laia. :\I;i._]esu's o Buda. pero no puede tolerarse que hable da la g tn lm mismos t<'-rn¡inos de ‘invocar' a la Naturaleza. Entre los cinco pn'tuexm nombres y el tiltitno. ¡'tie.ne. que seguir existiendo una brecha que ninguna uegociaeio’n debe. ser capaz de coltnar!" lus‘ en la intensi-

dad de la iutliguaeio’n donde reconocemos el trazado de esa división radical entt'e los (¿usos dioses y el verdadero, incluso si la división pasa ¡han enu e loque se dice (le los dioses, por ttn lado. y lo qtte se dice de la 'reuli
el revólver". PC!” ¡esperen! l unos aquí para pensar. no para luchar... en todo (¡150. (od ‘.t\t'.t no. Queremos (lespl.'tl.'at‘ la atención de los nombres a lOs ¡ln'lnttm . Antes

de Izunaruos a una carnicería de unos contra los OII’OG‘ “nm la reunen a uste“JU m l’lllm‘l‘o desir“ “mmm” ltsta de las etmtctertsttcas que los

‘1, a otros. tal vez, bttio otra deuomtnacton. Pero la dit ¡in ustedes. no es un 'eutl)letna' ui una ‘d'cttotttt'tt.1ct'o'n".‘ (SL! tuatet h izt dV ¡El (lllt' . 1 l LO 5': estamos hechos y i en la que todos vitimos.’ mttj. b' ro Im- i“. ¡wm-d” que Espere", que scan pack-Illes: estoque naturaIe/a.

‘"'\'l’|'t'S.‘tttrl() es lo que exigen que los otros "0 ¿“(mmm

ARA ,82 (uuu A C

CON Í’Z l. PLAN'ÍL'A

Muy bien. Acepten ahora ¿.Sqlchar . gm a ustedzs. . . (¡llos A cuando st dm gccpla S1 las clllp‘1"¡)k'fii. "Cghgcm n gli mms comm C indigïn‘cm" tosV de IIHPOSIbl proponer una sus l HO CTCO r x. ._ un momento. c _ v _ . e tregua por n ¡ds Conferencl' nm)“ qu. como hemos Visto e dado las _ c. . las hostilidades. _ .. c S (1edcmcs ¡a .Nalumlcm , pes a u reputaion d lllCllL'SlÍonabl e, Pm _ ce existe, en todo caso el ¡llenos 'dplo pam el el conccplo mas, oscnro que P°nw conflicto. punlo final a un res (¡Blanch parte. tornar un poco (¡e No seria malo. por otra

fascinante. “’\."atum|e7a"_ de] ql": H) uy pl’0n (o d‘ esc te'nnino de nns.iado cuando se, lc “nude” mmú . ada rapidez. incluso

vidamos con dcm'tsti un domlnlo Sino un concepto. Vovl a recum'lra um v. comillas ' que no es

reminciar una vez que han pmdun'do csiratagema a la que prmneto [mtb/o que se enctwntra asociado al definir am su efecto. e intentar la que intentaremos precisar los msgosl ,umo auton'dad suprema de nombrar a esta autoridad.> Para evitar la palalmi “Dios”. que en qien)" ¡cmo María demasiado irrespeluosa. <1<'iil'.ls¡".i(ln pmvocadora, propongo:

tcó‘J" (Z

( )'\\'()(IAR

g

A LOS Dll-TZRI'ZN'I'LS" PUEBLOS (DE

M ""“Muv'w. ¡83

, - 5'g . Quede'm mms P"r “la ral-.on con la palabra ("

'cmnwíollt"pmldn

. _ ".una'Ï‘"l din-S. (911.10 en la .A'mgucdad' 3" "OS Vemos obligadOs a En nuestros a un tilcrucfo la" arriesgado es porql": Vivimos en ciudades 1mm ¡S y porque. discrepzunos sobre: el modo de ocupar |a hem Si nuestras particulan'dades. con nuestras ¡dc'm o; quedarnos con («lili-(¡till

ndriatnos necesidad de inventar ningún ¡“Slmmen (0 r

.

para

oleeu'vos eonmensuables. No tendriamos ninguna ncces' — lmr el (l ue ha' ' ' > q ue c n ¡e n d er cl establecimicmo “’Mr los relzumsino c did dcaC56 estainos ¡»No hoy en dia completamente mundialimdm mhdolflü,’ por evrtar una guerra total y ¡a “¡8mma ¿dagacmulm entre el esfuerzof aen‘ados a la espcmnïa de lograr forjan a completa. dc una armonía mumdi. De cualquier mndux forma, los que mui" c (odo. algún (.rlll'zl'l' espadasgizunzils‘ han aceptado sentarse a ¡a mesa de desde hace mucho están en pie de guerra, armadas de pics “abc” y. pm- nlu-stm parte. comenzamos lentamente a equipamos’ en la

'AquelItHlququt-il'udns--\."osotros-Nacímos" l (k-(lmil-.I\¡mu—.so'mmïm Na’]; es decir. abren'ado. Arlmmna [Ü'ntnflllnu’]. Si a sus oídos suena un tanto extmn'm es jusmmente esa clau de extmñcm que me hace rm pues volverá la intertraducción con otros titulos e invocaciones sensiblo

Dawn-mm de algún día poder responderles).

mente mas" fácil. l’nr unos instantes necesito adoptar e.l estilo de un (m. ge R. R. \.lartin. (kmio en (¡mm a] I'l'n'onas. pam los extranjeros pucdcsa cómodo mludal‘se diciendo. por ejemplo: "¡bbis el pueblo de .-\ct0nr>m'

Si hay que emnenmr por tramr el retrato del pueblo dc Actonona en suauwnuli. y. en cierto modo. por rebeldía. es porque ellos tienen la niegan a ser mas' e.\'u.in'.i manera de ser (v de no ser de este mundo.

nowtms perteneeenms al pueblo de Zeus; aquella gente de allá quem; todia la fronte m del Norte. son el pueblo de ()din.’”. ¿(kilnu designzu'enms a ese huele que liga al "pueblo dela '\."aturalm' cun esa entidad suprema? Si reeurro a la palabra “religión”. inrlusou'm

un pueblo v a estar liluit.‘t(l()s a un tern'torio. Están al mismo tiempo en

atengo a la definición ofrecida más arriba —|() opuesto de negligtlllt‘w (“"0 ll"? ¡a ¡"Ugodd't‘iún lerinine enseguida sin haber iluminado nuit ni los antigum ( ultos ni el de los “natumli'stas". Los expertos gún! nin (on

todm patlt'x y en ninguna. .‘¡usentes y presentes, ¡masivos y de una no gligt‘m'ia .‘l.\‘(nlll)l'()\.‘2l. Si ("s‘hozamos la tabla de los atn'butos. enseguida ‘°"‘l"<'"denmx por que’ no dibujan un colectivo. Sus adeptos se refieren ¡Actononu por seis (".Ililiattivos.". es ¡"xlm‘an unj'iitado, intmimndo y sus de“ttm son ¡"(livulihlrsi su pueblo es universal. y la época en la que se sitúa

una tdt: de la Natural-cm no es ¡"dlgnacmm “¡Fmï'mr Pan“ (¡UI plll'blo. . ' gmn. i ' y 'h . y' no estaran ("I“'\'0C'dd()5. Pero Sl no se qullVOCd’ll es por h- “"0'

¿Soil/du {inn/m. Salvo porque también afirman que Actnnona es inlm'ar. '“I‘H'I‘L‘. ammmln y runrrmmtidlr, que su pueblo se reduce a algunm 90m“ q’uc “W” C" una e'pnra de la que todos los demas" están separados por (¡fín rrulinrl. Entre las (los.c.ol’umnas. ¡ningún la‘zo clisccnlisilbalcn!

a I“ í"'(llllï'l'da ¡los “mms en la lis“ d"'"""l"-SC "Het('gnnbiables para concentrar la atención tan sólo e las caracteristicas, que en los .‘ttributos. las‘ el único modo dC pc nnilir

hquiu“ “nl?” .‘(l'llt' (’Sll: pueblo dmdido en contra de Sl mdSmO “¡cmo (om? mn. 1."rinestahle. 'no es (lc-sorprenderse 'que‘ ese llllSlIlO p c .ll la n x upeion de (izua como la lnpotesus del Antropoc IIO

xocabulano "d mm" d" ‘llie todas las pillalir'as que deben consuuur cl n ser lo bmw“ debe de. la tabla de ti'aducció11"“

IO'\ 'e'ztc I .1 r¡guru . 52. p. I‘J‘). de este libro.

2] lin bil . Iiu'umdu luillmuementc por Trcsch (2012).

\_\,O(.AR A LOS DIFI'IRL'N'I'I'LS' I'UEBI ' ,'(). '

CON El. PLANETA

Quim

la e\.'PrCSÏÓ" ":‘xu’riorn- Al’m'l-‘mcmente, lo (fl‘qumcen'cemos por de: “Que no depende (¡e no algo por el estilo . L. col , c c i la losmtcrprtan de los caprichos y dc las fantastas d la gnte que |¿¡ "w Oca. ¡AC [ono y" . Nada de que sorprenderse. Se. trata (le C' d ll n ¡“rod aln' bum na no es negorable. ¡memo a un ¿gar conm de capaars entidades las común a todas c de su amm-¡dad suprema. Es porque están mas' allá de. sus puebloS 0! . qut poseen ¡a fue-na de convocarlos y congregarlos. Su trascende nera ¡("mi otra manera bo que es de decir que una parte de su definición. auton‘ en electa suprema. una auton'dad, es dad suprema Pero si escarbamos un poco. encontramos una propiedad apammlx mente contradicton'a: Actonoua esta a la vez afuera y más allá. pero tam bic'n m rl inlm'ar de finas redes de prácticas que. parecen indispensable, y se llaman “disciplinas científicas". (lada vez que indicamos una cam. tcn'stica del "mundo natural" que corre.sponde. a determinadas prop“ dades de Actonona. nos vemos conminados a seguir l'dlïll)iéll el camino complicado por el cual se produce. conocimiento objetivo. Nuestra visión se focaliïa simultaneamente en el infinito y en el primer plano. sin desde luego lograrlo. como ya hemos visto en la confirrencia precedente. la tensión entre la exten'oridad y la inlerioridad de. esta entidades extrema: en tanto que conjunto de rmulladns, Actonona está en el extm'or. Incluso podríamos decir que ocurre con sus decretos como con los íconos llamados mlm'mpnirlot. es decir “no hechos por mano de hombre'.” Ln' tanto que [770mm dr prmlurrión. los decretos de ese mismo Actonona s: encuentran en el interior de conductos donde numerosas manos humanas aymladAS' por numerosos instrumentos se aplican a hacer de e'l um realidad rxlrn'ur. . las' (onto si el público no pudiera (:nlkx'ar [denominada] “0" Cl scmldo - c Per' ‘ . . . . c . opuco de l a palabra- esos dos niveles al nusmo tiempo. l pnmro manece siempre. boiioso ( nando rcsvní' el segundo está Claro. Ya lic ¡nos

d” “"“mmm ejemplos de este bilin'alismo, pero no puedo evitar palm-l en la lalsa controversia alrededor de lo que se ha llamado Cl (J'ima‘líw' justo antes (le la gran reunión Copla" sobre el clima en (jopenlid’g‘w' la un 2009.“ ¡Los (‘lirnattn'sreplicos ladCS (¡en creyeron debilitar estAS’ VU“

'

.

¿2‘ Re h (o H n Ku - la - mmm en olmt en ‘ ' del¡IS ciencirls' Cd' la pmdueeion A [Htxltu ( nin del ¿u t Il'l'lll ¡su está en el m ¡“en de la ainblgllc 1‘ ' v 23 (0 l _ muuumunu. . _ 1 “mm” (¡e ¡“(mr (2009.0. . las (-l muy", -l (Olllllj'nt'J‘Iü '.ulili( i.tlmeule Lilirinuln sobre la existcnc‘a

¡85

ando" que habían sido dadas a conocer por hombres y mu. si una revelación semejante debiera provocar caca» ndalol . _ f “SC imposible aceptar quc el calentamiento global sea Simple» 05' ll n por fuera". en la naturaleza, sin manipulación d datos, y mc "¿a uÍ (e ru'dumhre proviene no obslanle del inten'or dee]as redes nuld" _ . C . uf 5c “Tico; que mwrcambtan deenas de mllCS de emails y comparten 1 4 A de (lCl “¡Ones (le datos a propósrto de modelos informáticos, de Visio. mmprel “w v de muestras de zanahon'as sedimentan'as obtenidas con ‘41“; c e, s nd vía (05m por decenas d onioas campanas de exploración. (,o‘mo n in‘POSiblc .rc'sohícr cs‘c PrOblcma dc visión bifocal y 5¿siguiera siendo mmm (¡o que modo determinadoshechos son a la vez cuidadosamcmc ¡Mmm y se “¡(ylven¡[actuales gracias a [oscuidados tomados por dicha ¡lbn-(¿Kl'o'u No deberia 'híll‘)‘cl‘ mas contradi'cmon en eso que cn las te'c"¡(15113!"le cautoinaticas , delas que los ingenieros saben muy bien de que una mulutud de asistentes qucsólo son .‘Illl()-Illilll(”dS a c‘ondrcton ¡mwnpm‘wn para harrrlm lunctonar automaticamente —cn promedio, nula es más Iirlrrmnálirfl que un rol)ot—. \.llt'nl'.'.l\. lamas otras culturas se han dedicado a ahondar esta conua dicción. este pueblo de la \.'atumle/.'a no le ha consagrado ni un pensamiento, Da la wnsución de que esa gente debería hacer girar su cosmo logl'.t.‘rl:e(le(lor de ¡Im [m‘m al mismo tiempo: uno donde todo cs exten'or, donde nada es hecho por el hombre; el otro donde todo es inten'or y hecho por el limnln'e. (lomo una revolución copernicana inestable con dos wlt'x al mismo tiempo. alrededor de los cuales la Tierra zigzagueala dcnmnem errátiut sin e.ncontrarjamas‘ su centro de reposo.“ Con toda m'dcnm. he aquí un indicio, para los otros pueblos que intentan traducir ("su entidad a su propio lenguaje, de que este colectivo tiene un tomo.”tamiento <.'.\'tr.‘t\‘2tgd'nlc e incluso peligroso. Podrían preguntarksï '¿l’vm ustedes en que 'I'ierra viven?". Qu" W' l’m‘blo pueda no pertenecer a ninguna Tin-m en absolulo se Em“ l"“>l>:|l)le ('unndo se toma en consideración el segundo atn'buto. está unificado y todos los (-¡g'cmes obedecen a Sl.“ A sin embargo, es igualmente difícrl conctliar esa unnena‘l a (Onl;r'.. . .Í. ds, c c' ‘. sPc'ï'l' dm ""hd l’l'UdIgiosa de las disciplinas Cientiicas, dc l

t . ‘ ,' . - ghrión' H "‘ "Wind humana v (".Ileul’i.miento global depeudm solo de la rm (I- . ., . f u dlSl’m"bl ‘ccn
lo obligaría a anclarse. a lsituarse. a explicitar por fin lo es a Señamr por fin cuales son sus amigos y enemigos que (luc

.os (m: LA NATURALEZA)?

.

RA ¡84 CARA A CA

' CARA con El. PLANETA ¡86 CARA A

t - No ¿(1

lidadcs. 1de. las redes tema’ticaw v (le. los dades, dc las subcspecia ("Sas. '0ch "unificadas- l. .. u _ a cn los cuales sc aplican cn la pmcuca podría omitirse cn la descn'pc' la prácu'ca »nl‘!‘a¡ ‘ l()n_ lcs'. Naturalmente. a las Ideas la de P353" práctica. nos hcmos compromcufi" a n02“ a las Dosibilid .¿(los ' . (lc auna . bres a las C3 mcmn’su‘ms' dc los conceptos i. IaJungla dc las (llst‘lpliu

manera. "¡3 Clenu‘ (n‘nsidcmd a dc esta . . . con su casuisltca comme istituCIonJuridica. asemeja "‘35" a ln_i' . ¡ade cod) udcncias entreveradas. que a la unilic l diversos y dcJump" . . .. gos “"6" ¡mph cada por la tradicional expreston leyes de, la naturalem". Si, locahnm dc umhcacmn. cuando un leiiómcno es: existe determinado proceso .‘ll)\.‘()|‘l)l(l(). comprendido por mm 50mm; (ligcrido. p|¡'c¡do,justi'ftcado. mas’ englobantc. y eso es bueno. l’ero ese proceso (lc totaliL'tción rd: inclusión cs él mismo siempre local, costoso. y debe ser "0me “¡'b) mediante los esfuerzos inmensos de múltiples organi'I.:triones. (lc múlu‘ plcs tcon‘as. de múltiples paradigmas ((22u‘twriglu, l999). Este puxa, se parece mas‘ bien a la manera cn que los pI‘CCCdt.‘lllCSjlll'ÍdlCOS (ohm-

(.‘()\.' “num

A LOS DIFEREN rm ¡»vemos (m;

¡.4 NA’I'URALEM)?

i8-l

los que lll\."l(l(' científicos.. 50‘" _ artículos í ¿bulario ¡c’cnieo . 1cjantc “K .¡o'n podría “WPTC'KÏC' ""5 5' "‘(-'Cl“<¡""d'“()5 la visión deslui ill nbmn-

tl‘l ¡ollfC' ¡mms . (h por m nel termino reduccioniSino. Nonnalmc nte. si cn verdad _ . ‘ . 1 . prometida por tc ¡"‘l)“ ese te rnnno, 'tÍtu‘cmn dcbcn'ainos prepa. n ¡ver md“ 0mm i l'l ya "¡mas articulos

que serían cada vez más conos

mm"S Pl" r (“du w, ¡“(mos científicos. cada uno de los cuales explicada ¿([1105 l)”

cada vez ada w, "K: ¡m- un uu'ulero I i ‘ mayor (le fc nomcnos, hasta que al“ ¡“mm ¡ma ininuscula et'uaeiou dela que. se deducin'a todo cl resto ‘ dv‘ infornh'lfloll _ . t - - .8. L. _ ' c(¿Mi "NI pl ()(llgl().dll]lll(, potente que podría cscn'birsc un boku) (le o'ttmihus. ¡un verdadero Big Banga paru'r (lcl cual _ i. '10, 50le Ü Podría (.¡“JuqnlIaIse lo (l( mas Mm“ hi“L lu praietica, una ver. más, hace exactamente lo commn'o. La ¡iwumu-a científica mullt/¡Itra 1I¡cesantcmcnte el nombre técnico de mix. uno (le esos agentes por Io que 11mm, como exige cl "¡(5me sum-0.a

progresivamente importancia, por la multiplicación de. los casos, de b, juicios. de las apelaciones y de los eont ‘lelllCÍOS. hasta que llegan asa

uno no se encuentra frente al oxímoron “agcnms tico más elemental: al ('outmrio. frente a una prodigiosa multiplíma'ón de ¡nm¡¡'¡na(lo\". sino. 11;¡)ntt-iit'i“.ts‘ (le au'io'n. l'll resultado neto (le las disciplitms científicas es un ¡“1'me ¡"(ynnrnlu de lo que se mueve. lo que se agita. lo que bullc, lo

invocados por las diversas cortes dc justicia bajo la ionna dc pn'mipu' asegurados, relativamente universales mal menos micntm son citado;

que se temlienta y lo que se cumplí "a; en suma. (le. aquello que prensa"mcnte (Innnu a los agentes que Constituyen el mundo y la profundización

archivada. e inteqwetadosf" Si. en el curSo de la negot‘izu‘io‘n. aquellos que frecuentar) a este putiú) extraño han podido verse sorprendidos por los dos primeros atn'butos de Actonona —la exten'on'dad v la universalidad—. ¿qué van a pensa! dd tercero: que .'\('l()lll)ll.'l so'lo tiem- que lidiar con agentes inunimmio'si To dos los otros pueblos verán en ello algo todavía mas' enigmático. (bm)

continua (le esta 2mm ¡m-Hmm'r/irn de la que hemos hablado cn las €01th

notamos desde la pn'mem conkrt'eneia. la eontntdiccio’n reside en Iaspr labms mismas: un agente, un actor. un ¡“1211116, por definicion es aguila" a

(¡ur adúa, aquello que está dotado de posibilidades (le actuar.

tcn'tiax pm vdentes. Incluso si uno quiere explicar. dar cuenta. simpli— ficnt. no requiere siempre una (uíiriu'n y no una szulmreíán (le agentes.” ‘¿l’oi que estas tres ("2"¡l('l('l'Í.\‘ll(‘¡iS contradictorias no están mejor ¡ny lllulll.’!\. mais dira/mente l't't‘OllOCldc‘lS o incluso mejor n"tuali71.das?'. podn'uu preguntar las otras partes en las convetsaciones que procuran ¡mV-¡F-Hlm'il’ "pueblo (le .'\('tonona" a sus propias lenguas. “(bnfronmdOSflSt‘lltt'i.’ unes (‘ontr.‘l(lit‘t‘iunes. scgumtncntc. ha-

eso es lo que nosolms, bnmnm l)ll\.t'.'l(l(>". dirían tal vez. Debido a la cuarta propiedad alñbulda

¿(lomo puede volveme “inanimado” el mundo entero? Resulta quem

se tmta (le una lllÍSllll(‘d’('lÓl]. sino de una nnklira, una Inístic ¡t muy tnttfl‘ _‘ Same Y respetable en muchos sentidos. así como una forma imita?“ tual de ('Uttlnadicción. digmnos, piedad. U“ una lot ¡na sorprendente. dc rada \'.cz_l,"ds'" cada dim-l’liníl‘ Cada espet'ialidad. cada lalmratorio. (llClOll multi/¡lira los soi pwndvmcs algunas de los que (7| muntla ¿»suya

IC xl

Cho ‘38“"08 que pueden l.’-icilmente seguirse a través dc ld’ ¡"(mmm l '

2“ r.“ m Ll ‘ mm Mm “¡3" (le todo (liauityi c.'u|s.'ilis'tn: si la mimi“??? r"lmcnlc Pl PHP“ 1mm", dc llo qm. ¡.l diwuiso le :uribm-c, tu) tendríamos “unidad (lllt' “Lu”- -¡M ( “,N.‘ l¡"nn-¡h k. soria“, De ¡lll cl modo. suPCrfluvz en ('icrlt) ¿“mw “un. ¡U qm. (¡l-cc cl APJI'ade-(ttlk) texto y lo que hare la epistemología de mm “Hum”. ¡_.l l.p.‘qt-mología indiferencia: .I wxuh‘lidluli tau Milo w mantiene por la TM“, ¡(.¡MU esto narración: ( auul. por lo tzmto. es siempre una es en lo que Ill .‘l's se aproxima :Il mundtx Rm ueitln l.t im :I t IN" ( l L'I (lv “’lu'lt'lleatl: “Nos vemos iustinthztnlcnte 1k“u que. t .‘HCIHO‘ C" ‘l (¡edit :unox. [a la uaturalela] la adecuada atención, email" CIKOH' una unix (le no accptarcmw ln «¡lle (¡hu-¡vamos LI primera n‘stau Pero lnu menos" (“'liilehezul, “108 l l‘J20]: 53).

y ‘ ‘tfl 25 Ejemplos (lc uniÍit .u‘io’n ¡»limiten-va (lo hu leyes un ¡muak-s C" (“W

(¿00‘5).

PLANETA i88 CARA A CARA CON m.

a esta entidad: el carácter incuestionable de sus decretos. E n sí "lis "10, este atributo no tiene nada de notable. 'I‘odas las deidades capaces hacen gracias pueblo lo a postulados convocar a un que SC Sllúan de mas, discusión. Los “hechos brutos”, lo qllc allá de la duda y de la el "‘gk‘s'. que inventó la idea, llama mal!m .‘Í’jad' no son más ql": ¡05 resultados r nales de cnsamblajes muy C0l11[)l_C]()S que permiten a unos tesu‘gm fiabll. validar el testimonio de las pniebas de laboratorio, ensamb|aics que es esta'n en absoluto contenidos en la palabra “hecho” —a menos q‘ue ¡mono acuerde de su etimología—. Aislado. lihmdo a si mismo, (lc-Spojado de: red de pm’cu'cas, un “hecho bruto" es una orden débil y demasiado rán-L mente ignorada.” solo mantiene esa índole (le incuestionable si equipos de apoyo la acompañan a lo largo de su carrera. Pero lo que vuelve aún más extraña la atribución de un carácter de in. discuu'ble a Actonona es la inesperada expansión (le las discusiones mu. cho mas' alla' de los límites estrechos (le los especialistas y de los expertos

Las controversias se han desarrollado a tal punto que los científicos de

laboraton'o se han visto hdr/'ados a aumentar dras"ticamenle el número de los que contn'buyen a la la‘bricación (le los hechos. Han tenido que inmlucrar a muchos otros miembros del gran público que, e n otra época, tan

sólo habrían sido solicitados para aprender, estudiar, repetir, llllll‘laro

simplificar los hechos establecidos, nunca para discutirlos o participar en su producción, su evaluación o su revisión (Venturini. 2010). Los mallmoj fact. para utilimr mi jerga. se han convertido en matters of concern. Se comprende la reacción de los otros pueblos ante esta sen'e de órdenes contradictorias: “¿Quiénes son los realmente capaces de alternar así, sin siquiera darse cuenta, entre exigencias opuestaS' de manera tan mdical?". Y las cosas no mejoran con el quinto atributo que los adeptos de Actonona reconocen a su deidad. A pn'mera vista. todo el mundapucdc invocarla como su auton'dad suprema, ya que el pueblo que la inv’oca se define como “Aquello-de-Io-que-'I‘odos-Nosotro9-.Nacimos". “Nosotros y “todos”: ¡la ambición de conglomeme-ión no es modesta! l’ero, por 0m parte. advertimos muy promo que esa conglomeradon no involucra 3 todo el mundo, sino solamente a aquellos a quienes a veces se llama la “gente racional" o el “público educado", o incluso, de manera aúltmas restrictiva, aquellos que han estudiado estas cuestiones, los especialISm” los expertos. Esta restn'ccio'n, sin embargo, todavía no delimiut la forma

(.‘0

.874)? ¡89

¡esto que esos “trabajadores de ¡a ados, tener el material apropiado, el f

baix-T" C _ penenCCer a csmndan7‘acmn Y de \' i c V’lluaclónv t ¡y reduce su numero. en cada cuestión un tanto l _ s. lcqccmls.“ ¡El genero humano se ha reducido como gutY-Ls' ( (' ¡y l

alfi a a|gllllOS IMM f”‘”'_ fipad n(¡didwmrnte inasugnable, en grado tal que A í es im posible e de situar a . Es L' l (¡empo cuanto en el espero. ¿A que epoca pertenece? A nin¡anto l’ indiferente a la historia y que accede a v que es erdades um: gun a.l m 1‘ que (,m-su'n'an desde la eternidad. Pero al 1a mismo ti empo, desde . r . wm ,- y se . pueblo tiene una histona reconoce como el heredero de lucgn. CSC mdical, ocurrida recientemente, y que le permitió escapar una nlpll' "al oscuro y confuso, para (1. ntlar en una época a un pasado arcaico. mas' lumilm“ qm, “(uuu pam distinguir radicalmente el pasa'do del presente y radiante: algo como una reyolllüon Científica. Pero, del Por 0""0 bd“futuro “o ha}, "adn "¡emos fácil de snmphficar que la histon'a de cada cienm cad“ (.m“.(.p¡()_ cada instrumento, cada investigador. tan contingenllena (le l'etr()(‘('S()S, de Zigmí-ÏS’ de tc.nmllilorlne. pérdidas' de OMdO' de como el resto de la historia con la que “¡35 entulas mlcicubrimientos. a"

(icntilicus se. encuentran. de loddS’ maneras, completamente mezcladas

lbÏhnflt‘l', 20H. por ejemplo). lus‘te pueblo sin histon'a tiene evidentemcnu- una historia con la que no sabe que' hacer y que considera como algo tan vergonzoso como pertenecer a un suelo o no estar seguro de nada si no es por medio de datos obtenidos a altísimos costos.

Si el pucbl" de la Naturalem no puede ser convocado es precisamen(t poiqm' “o es “n Colectivo, ya que ningún proceso de composición Rm“ mica“ a SUS miembros dispersos. ¿Cómo sorprenderse de que semen“ ¡“Capa/1 (le ocupar la Tierra sabiendo dónde se encuentra y lo quurocnptllk-(lc hacer allí , justo cuando pretende captarla “en su glob'alt'dcaodnïï ado entre de que manclracmïoestas dos llSl'dS .dC rasgos, nunca (¡lima-t: su c (hr-extraterritoriahdad n'o;su uniwlz’l‘laf"(0 le impide definir suuc debe “www” su ‘« tdad le unposnbihta comprender las rclactoncs q vc .as ' i

28 En Li'tour (20l0a) intenté (omar accesible este argumento.

NvOcAR A Los DIFERENTES puEBLOS (DE LA NATURAl

"¡Sqllcda de olJïetividad lo paralwa ante las COI‘IU'0\Í'Sl

1’9 l-.‘.\- L. . (k "u" cxPresión de Bachelard (¡998: cap. lll)-

¡90 CARA A CARA CON El. PLANF'I.‘A

de las que ya no sabe salir; su pretensión de abarcar todo el mundo| . . , o deJa desconcertado ante el reducrdo numero de aquellos que mamen te pertenecen a él; en cuanto a su historia, nunca sabe si (¡che

salir de] tiempo presente mediante una nuem‘ revolución o salir de la idea misma

de revolución radical. Lo más extiaño, lo que mas" ha sorprendido 31m otros pueblos. es que rm, ser el único en habitar porfin este mundo mmm-¿L el Madero. mundo inam’mado de aquí abajo, ¡mientras que viene (lc mm lugar y reside siempre en el bonito espacio global de ninguna parte! E; la prueba de que hay en él algo furioso, peligroso, inestable y —¿por qué no decirlo?— profundamente desdichado. Si, el pueblo de la Naturaleza son unas almas errantes que no cesan de quejarse de la ¡nacionalidad del resto del mundo. No debe sorprendernos quejamas' acepte presentarse como un colcc. tivo, justamente, y sobre todo como un colectivo entre otros, precisandosu modo de recolección. su cosmogiama. Y sin embargo, hay que intentar traerlo a la mesa de negociaciones, imaginar una negociación de pal Y din'girse a él, pues, con alguna chance de ser oido por sus adeptos. Cuide‘monos de no herir la sensibilidad de personaS' que parecen muy sensibles a estas contradicciones, pero también de-sprovistas de todo recurso para superarlas. Por otra parte, es porque los investigadores no pueden superar estas contradicciones que parecen tan susceptibles, tan sensibles, en un estado constante de ansiedad, en que su sensibilidad cs muy fácilmente golpeada por cualquier sospecha de “relativismo”."" Pero entonces, si somos un poco diplomáticos, no podemos comentamos con decir: “¡Ah! Ustedes son esos que aceptan vivir bajo los auspicios de una entidad exterior. unificada, inanimada, indiscutible y por consiguiente indestructible”. No podemos, porque los atributos sobre los cuales insis ten estos adeptos revelan asimismo que la Naturaleza está en el interior. que es múltiple, que acepta encontrarse en lucha con seres animados y fuertemente controveru'dos, que tiene una historia confusa y su extensión es tan limitada como variable. Para apacimiarlos y darles un poco de seguridad, debemos ser capaces de din'girnos respetuosamente a este pueblo de la Naturaleza, cn toda su autoridad, como a una mh'dad In [unlmitejirerte como [mm resistir cualqlül’. profanaa'an'. (Comprendeia'n ustedes que aquí no me estoy entregando. aunque pueda parecerlo, al jueguito de la ironía. sino que me compr!)

30

3 I , F . . . sus sensibilidad fue puesta a prueba (ltlmnte lo que se llanto. con ¡10 PC" 1998). exageración. la "guerra (le las ciencias" (Stengers.

“No (xmvotz/tk A LOS Dll-'I-ZRl-ZNTl-‘S PUEBLOS (DE LA NATURALEZA)? ¡gi C ' '

me“, cn una tarea de composición sumamente delicada. Aun si esta gente no respeta a nadie, hay que esfonarse por hablarles con respeto; es el ¡ml-(0 medio para luchar contra toda forma de fundamentalismo: jamas’ lm-¡uir sus malaS' maneras.) lp cierto es que resulta imposible din'gírse a ellos con suficiente resPcw cuando uno invoca su divinidad en un tono que podn'amos llamar Mmológim, dado que, en este caso, sólo se tendn'an en cuenta los sels' am‘butos: extcn'oridad, unidad, agentes inanimados, incuesu'onabilidad, unimrsalidad e intemporalidad. No han‘amos mas” que halagar su ilusión de c.\'tmtern'torialidad. Pero este pueblo tampoco sen'a invocado con su(¡ciente respeto si subrayáramos solamente los seis' atributos conuadicton'os en un tono que podríamos llamar cn'tico, o mejor, antropologuo"." No habríamos resuelto el corte entre las dos columnas. Para lograr calmarlos. apaciguarlos. traerlos de nuevo a la Tierra, habn'a que conseguir hablarles en un tono que podríamos llamar profano, o mejor, termina que pemiiliria reunir las diecisnï's características al mismo tiempo. Si esto es un'posiblc. es por causa de la ruptura radical que se ha introducido entre hsdos columnas. Hasta que no havalmos comprendido su on'gen, nos será un'posihle pacificar la relación del pueblo de la Naturaleza con la Tiena, e, incidentnlmente, ofrecer a los científicos una versión que no los obhï guca creer en el retrato que los epistemólogos han hecho de ellos. No vengan a decirme que no existe ningún repenon'o conocido para pacificar a este pueblo imposible de convocar: ¡lo sé perfectamente! Sabio —columna uno- e investigador —columna dos- son dos especies dif'o nantes. Ls" por eso que aprovecho la ocaS'io'n del Antropoceno para ir a buscar el on'gen de esta imposibilidad, allí donde se encuenua, a saber. en la (ontmrreligio’n (¡uc- el pueblo de la Naturaleza ha heredado sin querer clasificar sus componentes. Sí, la Naturaleza está realmente contra la religión, pero (le dos maneras distintas, de las que una sola está presente en su conciencia. El caS'o es demasiado importante para tratarlo apresuradamcntc. Si en verdad buscamos un modus vívendi, entonces debemos l'mvcntar maneras nuevas de soportarnos los unos a los otros o de decidir quiénes son verdaderamente nuestros enemigos. ¿Quién ha dicho que la

Sl 'AIIHopologi'n de las ciencias" es una expresión mas' apropiada pam designar cl ámbito de los sciences studm'. en particular desde que el giro diplomáuï c0 permite numerosas conexiones con la antropología, como (.‘nu'kthatnk (20W). o 'l'sing (20]5). Aprender a vivir en las ruinas 'al borde dela extincin'n' es también la expen'encia a la que nos invita cl asombroso Van Dooren (20H).

¡92

(:oNvocAR A LOS ¡“ventanas PUEBLOS (DF. u NATURALEZA)? ¡93 cf¡»to ,

CARA A CARA (ION I'll. PLANETA

geopolítica sería un asunto sencillo, sobre todo cuando el prefi’o‘ . _ ya no logra ocultar la formidable inclusión de Gaia? Hablar (¡eli puïbhm de la Nattlralera. en uno de sus tres tonos -<,-pist(,'mológico. antropolop'. co o lmslrn-, es prepararse pam REDISTRIBUIR completamente “¡la tras capacidades de movilil'ación. así como la definición (le los frame“ de las fuenas presentes.

bo que hace al pueblo de la Naturalem tan incapaz de situarse. es que“. ha construido como reacción contra otro que. por su parte. sc reivindh ramo un pueblo parlirular. pero del que adwartiretnos 1| continuar dm gando nuestra tabla de traducción. que no necesanamentc sabe dónde reside. Llameïmoslo. para continuar en la misma vena que el (.a'nuy I'I'trrmrs. el pueblo que se declara Hijas (Ir! (y'nnt Darigníao incluso pala“, la Creación. liso nos pennitira’ comprender que el “conflicto de la (Iicnm' y la Religión" se parece más bien a la célebre guerra entre los lilipuucn' ses y sus vecinos (le Blefuscu [según si rompen los huevos ltenitlos port! extremo pequeño o por el grande] de Lm viajar (Ir (¡ul/jun. disimulando otro conflicto, mucho más importante. y. por su parte. directamcntcpo lítico, sobre la ocupación de la Tierra. (.‘uando se habla (le una 'n'sión religiosa del mundo" que estaría “en oposición radical" con una "visióncstrictamente científica" de dicho mundo. s r apela a otra autoridad suprema que no es diferente de la primera columna del cuadro que se incluir aquí: en electo. tiene las mismas (".¡mrterísticas. salvo porque se obsu'm en sobrtam'marlo que la otra se obstina en desdm'mar. Pueblo de la Naturaleza

I)ri(lml

(Ju mngm mu

N.'ttur.'tlw.a uno (epistemolo’gira)

\.'.'ttut.'tlt-I.'t dos (:tntropolngt"t‘a)

Leyes de la nzttunllttl'a

.\lulti\'etso

Exterior

Inten'nr

Unificado

Múltiple

Desanitnado

Animado

lndiscntible

( bntrort‘rtido

I’utl/In

'l‘odo el mundo

(.‘ientífiros

Sur!”

Destxrgado del suelo

Unido a las' redes

Iza/wn:

Ruptura radical

Figura 5.2.

'l‘eln¡mr\.lid.‘ttl múltiple

“v. no tenemos que dejamos engañar por el hecho de que una reivindil que llamar “Dios” a lo que la otra insiste en llamar 'Natumleïa'. puesto que son 5th atributos solo ellos los que deben perrmurnos volver compa. nue; estas dos autoridades supretnas. Ahora bien, el Dios ordenador de dnn‘sión religiosa del mundo se parece hasta el punto de confundirse (m la Naturaleza ordenadora de la visión científica del mundo. Tres ¿(sus msgos. por otra parte. son exactamente los mismos: la verdad es atcn'or. univerxasl y tan indiscutible como indestructible. Incluso la cuesr wn" dc la delimitación del pueblo no es muy diferente, ya que los Hubs «¡Gran Desig'nio son reclutados mediante un procedimiento explícito .um forma de conversión- que da a Sll pueblo el nombre mas" prectso' de W’. así como los diplomas. los exámenes y la reducción continua del num'cro de los elegidos ope mn una clasificación selectiva para el pueblo ¿tia A\.'atumle7a. En los (los casos. “todo el mundo". al menos en pn'nciPut-s llamado a lo‘rmar parte de este pueblo. pero. en la pra'cu'm. u'cne Pocos turifel'arios. finallnentt'.. La cuestion de la epoca tampoco permite diferenciados radicalmente. Pues estos (los pueblos comparten la idea de que una ruptura radical tu“) lugar en un past'ido Inas' o menos próximo. Ruptura que los ha ta« npultado a una lu'ston'a totalmente nueva. que los unos llaman la de bLuz, Iv los otros, en plural. la de las Luces. Lo importante es que los done sitúan en el (¡rm/m que sucede a una ruptura radical —-Revelación o Ruulución (retomare' este factor capital en la conferencia siguiente)—. Encuanto a la pertenencia al suelo, los marca a los dos parejamente. al primero porque de todos modos está despegado del suelo. al segundo parque pertenece a otro mundo. aquel —aparentemente— del sentido y delos propósitos. de un Gran Designio. de una Providencia hacia la cual aspiran a translt'rrirse. la única verdade m dile'rencia. la que justifica, a sus ojos. entrar en suena. y en guerra total, consiste en definir si los agentes que pueblan d mundo están totalmente desanimados -simples concatenaciones decathas y consecuencias- o si obedecen a un designio que pennite midirlcs. si no un alma. en todo caso un propósito. un programa. un Phn. Al parecer. la oposición es radical. a menos que recordemos el "Kumcntn que no he cesado de precisar en estas conferencias: desartimro solnmm'inar, no siempre es respetar la animación propia de los d“minima-mos del inundo por parte de la ciencia. La desam'nmción. ¡«unit-'mmln. no es un proceso primario. sino un tmtatm‘ento secund‘m" l’hïv'luit o. apologe’tico, que (la a las ciencias y al mundo que ellas 6‘50“wa un uunporuuniento característico de cosas inertes y obtusas

V"""'"‘ ¡94 CARA A CARA (ION El. ¡“ANNA

que se les parece tan poco como la sobreanitnación propuesta po“ adversarios. ul Si. por ejemplo. el pueblo de la Creación redacta una emotim ¿46 gía sobre la estructura del ojo “tan evidenteniente concebida por un Creador benevolente. puesto que ninguna acumulacio'n (le encuentro, azarosos habria podido productrla”. se prepa 'a para un combate mg, nífico contra el pueblo de la Naturaleza. también apurado por baltimen duelo. y que acaba de demostrzu' sin la menor sombra de duda quc la estructura del hojo no es “nada más que. el resultado imprevisto de pequeños cambios. acumulados a traves de las generaciones. de mi rcs puramente contingente-5"?“ El problema es que la apariencia dc un conflicto radical reposa sobre este pequeño “nada ma's que". cm mística del reduccionismo. de Ia que hemos aprendido a dudar quem reino sea de este mundo. El acuerdo de los protagonistas se detecta desde el momento en que uno procura determinar (¡ui ¡(unidad (Ir acción, de auinmción. (le aun"): dad ha desarrollado cada argumento. Enseguida nos damos Cuenta de que lo único que han logrado estos dos relatos es perder. lo que había dc on'ginal en la evolución del ojo. Aquí volvemos a encontnux exactamentc como en la tercera conferencia. la pérdida de posibilidades de aclmr, de narración. de historia. de geohistoria que translorma a (Laia cn un Sistema autorregulado. No nos sorprenderemos (le ente 'arnos de quch “admirable estructura del ojo". en el argumento de la (.‘reacio’n. no hace estrictamente nada más que sen'ir como ejemplo redundante para celebrar la benevolencia del Creador. Puede ser .‘igradable y (.‘.\‘2lll.‘llll(_' sabe! que “las flores de. los campos cantan la gloria de Dios”. ¡salvo que el (anto no tara-jamas" (le una criatura a Ollïl'. La insisten sobre ( st; s cn'atum que fueron "(le.stitiadas"" en lugar de ser producidas “por al'ar“ no tiene. por lo gene al. otro resultado que demostrar una vez mas la mistm. crea ción por la misma mano misteriosa del mismo (.‘reador. El (fremloractu'a: no el ojo, ni la flor de los campos. l’am recurrir a mi jerga, el (.‘rcador es un mediador. las" llores de los campos, un simple intermedian't). En

convocan A LOS mirt-znizN'rrs rumanos (ne. LA NATURALEI‘A)? ¡95 ,1.0,“) . “(unidad de animación no ha aumentado ni un ápice. Un Creador. si, Pen) ninguna crei-icio'n.“ Todo está en la causa. nada en el efecto. Dicho ¿(mm manera. lite ralmente. no pam nada. El paso del tiempo no le hace “¡da al mundo. No hay historia. ptm lo que resulta particuIarmente desconcertante para aquellos que. mom, estiman a los que. cantan la gloria de Dios tanto como a los que (debian la 0l_)ietivi(l.’l(l de las ciencias. es que el segundo relato. al borrar md” las sorpresas que uno encuentra a granel en cuanto se pone a se¡u‘irla historia de la estructura del ojo. se esfuerl'a por ser lan pobrtcomo d procedente. Pretendiendo no hacer otra cosa que alinear concatena(n‘ncs de. “agentes puramente objetivos que son estn'ctamente matena ¡52 pierde la capacidml creativa de los agentes desperdigados a lo largo desucamino.” (.‘uando alguien como Richard D'awkins (l999) traza el dm‘n'o de. su erojrrvn rirgn contra el designio del Relojero vidente de sus enemigos religiosos. eolma su (Iatlsa pn'mera de todaS' las capacidades maduras de. las que quiere privar al (.‘reador. En el “nada mas' que” del rrdutcionisino. el Rel(_)jero ciego introduce un gran número de etapas qxiau a aniquilar poco a potro la diferencia con el acto providencial de (‘mción al cual intentaba oponerse. l'u.'n elul)‘.ugo. ¡cuánta saliva se ha gastado para disu'nguir a "espin'tuabm" v 'materialislas"! Al cabo de algún tiempo. ya no se entiende dónde (sd la disputa: un diseño y un Ingeniero contra un designio y un Creador. qué lindo combate, en electo. ¡digno de destn'parse! Una dis'puta en que nostrapla mejor la causu'i que en el enfrentamiento entre católicos y protatantes. donde se (legollaron unos a otros. ni en nombre de qué docuina hinclcgido m;uarse entre ellos los chiitas y los sunitas. No bien uno evita la desanimación. el pequeño “no es nada" se llena ¿tuna muItiplit'idatl (le ¡icontecimientos, por cierto todos contingentes. pm) todos sorprendentes. que obligan a cada uno de los siguientes a ¡amados cn cuenta a su manera. Desde luego. no son las- lecciones que uno habría extraído de las flores del campo. pero tampoco son las que hibn'amos exuaído de la causa pn'mera. la famosa inteligencia del relo-

témlinos de roles aclancíales —horribles palabms para algo tan hemioso (Greimas y (kittrles. eds.. 1979: 4)—,‘-‘ el resultado neto es rm), puesto qlK

32 lu'te III/¡OI lue nuevamente lijado, en el siglo ptuatlo. por el celebre Munod i “970). 33 'At tam ialidml" es tmlawfiw más horrible, pero pcpdría traducir (¡grito 3|" qu‘ Se la asocie ininedi: amente a las figuras cambiantes (le lo humano.

M la n u-aeio’n —que es lo invento del creacionismo- supone que la relacion uuu c unsecuencia se modifique (le tal suerte que la consecuencia desborde un pot o la causa. Lo que equivale a decir que el tiempo corre desde cl futuro ll.“ ¡.i el piewnte. y no del pasado ha 'a el presente. O, para de(itlo aun de mm modo, que las ('UllS(.'(‘ll('Il(‘Íil.'¡. en cierta lonna. 'eligeu' sietliprc cuáles wnin ms r.ius.'ls. 33 \ uu-uus que uno lea a (,o‘uld (IJQ‘I) o el sorprendente I'almicwicz (20‘l0).

196 CARA A CARA CON El. PLANETA

jero ciego capaz de “llevar el timón" de toda esta Evolución. ¿Quién si“ mejor el proceso de la creación? ¿Aquel que extrae la misma continúo-n a propósito de cada curso de acción o aquel que multiplica las posibili dades de actuar de las que podrian componerse los mundos? E‘vidcme.

mente. el segundo. Salvo porque, desgraciadamente, al final de la denmstración, cuand0 es desafiado por su adversan'o “religioso”. el naturalista va a esforzarse en extraer. e'l también, la misma lección repetitiva de la estructura dc| ojo" según la cual la evolución “demuestra una vez más sin sombra dc duda' que no existe gran designio ni diseñador. Entonces —pero tarde ysin relación alguna con la práctica real de las ciencias- de.s(,-rnbocamos cn e] desolado balance de Vl’hitehead (1998) que ya he citado: “Así, el cum, de la naturaleza se concr'be meramente como los avatares de la matcm' en su aventura a través del espacio”. Triste triunfo de nuestro astuto na. turalista que lo hizo todo por ser tan estúpido como su adversan'o, pro curando que su mano izquierda retirara del mundo los agentes qtresu mano derecha había multiplicado tan inteligentemente en él. ¡la ns'io‘n científica del mundo ha logrado la hazaña de que no suceda en ella nada

“No CONVOCAR A Los numrer'rns PUEBLOS (DE LA NATURAIJ'Z'LA)? C ‘ '

No son lo bastante diferentes para que se las oponga; ni lo bastante se. ¿“nos pam que se las fusione. Inútil pedirle a la Ciencia que tenga hbondad de dejar un poco de lugar a otra “dimensión”. lo “rcligioso', mdm'da ya sea a través de su localización espin'tual en el alma, ya sea a 15' de su extensión cósmica en lo que se llama la “Creación”. Mas' vale u'l‘ ¡nu-mar hacer todo lo contran'o y disolver la amalgama entre las dos.

“nda por la ambigüedad del término contrarreligíón. El pueblo de la Mim-¿lea cree luchar contra el de la Religión, al que se parece, y no Puede reconciliarse con su versión antropológica que, sin embargo. es sun'rtud. Pero. como vamos a advertir ahora, el pueblo de la Creación gcree cn lucha con el de la Naturaleza al que se parece mientras que ha olvidado. también el, el sentido mismo de su vocación tan particular. Al luchar contra la Religión, la Ciencia ha perdido su vínculo con ella mis'ma; al luchar contra la (.‘iencia, la Religión ha exuaviado lo que consu'tuia todo str talor. Rehgr'bm naturales

mas” que en la del Dios Creador! Se‘ entiende que no es añadie‘ndole a un agente la palabra 'alma' como se le hará hacer algo mas“. ni llamándolo “inanimado” como se le hará hacer algo menos, prívándolo de su acción o de su animación. ¡Las posibilidades de actuar actúan! Se puede intentar “sobreanimarlas' o. al contrario. esforzarse por “desanimarlas”: ellas seguirán siendo obsti nadamente agentes. De todos modos. la diferencia entre los elementos Jobrranimados y demnimados no es una causa por la que haya que VÍVÍI’. orar, mon'r, luchar. construir templos, altares o globos. Si hay que lu char, luchernos al menos por ol_)jetivos que valgan la pena. Al considerar la figura 5.3, notamos que la expresión “religión natu-

¡97

Dad'ad

Naturaleïa n° l

Religión n° l

(Pueblo de la Naturaleza)

(Pueblo de la Creación)

Leyes de la naturaleut

Dios Ordenador

Exterior

Exten'or

Unificado

Unificado

Desan ¡mado

Sobreanimado

lndiscutible

lncuesu‘orlable

Todo el mundo

Todo el mundo

Despegado del suelo

De otro mundo

Ruptura radical

Ruptura radical

ral” no tiene el menor sentido. Nos hallamos ante dos/armas de (antram lr'gz'on', dos pueblos en el io‘ndo muy cercanos: los unos creen celebrar dignamente a su Dios, priva'ndose del acceso a las ciencias y a la diversidad del mundo, mientras que los otros multiplican en la práctica aquello que es mundo, pero se privan de esa multiplicidad creyendo honrar su deidad por el “nada más que" del reduccionisrru). ¿“Nada mas' que". Ral'

¿POr qué esta insistencia en la afirmación o en la negación de un Design”. (ll'c parece tan esencial para la5' relaciones entre la “visión cientifica“ i'll'm'ión religiosa del mundo"? Dos maneras, ahora lo comprendemos.

mente? ¿Por que abrazar esta forma de nihilismo?

d“¡0 verel mundo, ya sea que se lo prive de toda acción al desanimarla)? sea que se le agregue, sobreanima'ndolo, un alma con la que no Aufnc nada que hacer. Puesto que estoy convencido de que eso es lo que

Se comprende por qué no sirve de nada acusar a la (.‘ieneia de ser ll!“ sustituto de la religión, ni buscar en una religión natural lo que podm conVencer a los incre'dulos de la existencia de la Providencia. Las visiom's científica y religiosa del mundo no pueden oponerse ni reconcill.'¡r5€-

impide tener acceso al mundo, regresar sobre la Tierra, proponer de la “fncia una visión terrestre y de la naturaleza una visión al fin profana. es

¡98

CARA A CARA CON El, PLANETA

preciso que acepten ustedes dar un paso mas" allá y explorar el sentidodc esta contmrreligio‘n cuyo advenimiento trastorno el destino (le aquflk5 que iban a heredarla. Si la idea de Designio es tan importante es porque captura uno (¡Mm rasgos de la contrarreligio'n que sc refiere a la cuestión de los [nm la intuición de la contmrreligión. tal como podemos reconstituirla a mms de estas numerosas metamorfosis. es que. a pesar del desarrollo del tic-m po. el mundo tinte un fm. no en el sentido de que va a terminar aunque la idea de fm del mundo. como veremos en la conlerencia próxima" punk traducir en parte esta intuición-. sino en el sentido. mucho Inas' radical de que [ns propósitos que [Insig-uc ImInu't n silla (Ir/i nilizmmnzle nlmnuzda; Qu, el mundo tenga un fin no quiere decir que tenga uu propósito en clscn. tido de haber sido “cr "ado con un proposito". sino que es posible “¡mo como habiendo alcanzado el propósito (lo que puede traducirse con um multitud de fónnulast extrañas para muchos (le nuestros conlempon.’ neos. pero todas con un mismo sentido: estar “sahados', Ser “lujos de un Dios que vela por nosotros", ser “el pueblo elegido por Dios". 'haba sido creado", “hallarse en la Presencia”, etc._ fo'nnulas todas pron‘sonu" torpes e igualmente atacadas como insufit entes, ¡“(tnlll'oSdS' o impízs por ollas versiones de esas mismas contmrreligioiurs).“" El problema de sente-¡ante intuición es que es fundtunentalmcntc nuslablt, por la excelente razón de que los tiempos se han cumplido. ¡fm sig-um. (¡tirando! No existe ningún medio para salirse de. esta tensión." El fin ha sido alcanl'ado. y es ind‘lC.’lll/.’al)lc. Estamos salutdos. y no lo tsumos. (n‘mo para volverse completamente loco. las contmrreligioncs son potencias cuya radiactin'dad aún nadie ha sido capaz de controlar. Han pasado los milenios; su potencia no se ha (habilitado. l.o suilwmos bim. nosotros los Modernos. puesto que somos sus herederos nms' o menos directos. y asistimos estupeía'ctos al retorno de las guerras de religión que creíamos haber abandonado desde hace varios siglos. así comet guerras por la ocupación de la Tierra cuya amplitud planetan'a ruluct las guerras mundiales del siglo XX a la dimensión de conflictos locales

36 la inesulbilidud (le estas forman de expresión y l.'I imposibilidad tlt' ha>bh1 'bien' de ellas o de recopilail'.L‘\ en 'creencins". residen en el mida) "¡Nm (le su definición (lsituur. 2013h). 37 Volveremos '.l encontrar. en la tonlelen‘tiu siguiente. este argumcnlutkíD-w de Voegelin (2000h). que puede hallarse en numerosas expresiones, (om‘l‘ dcjmms'. ’l.es re'coltes (le la nmitalite' uoum'sv.‘nt l'innnortulitc". ¡“Ef-j" and Modan I'm'pn, cit. en .St'mtl.'in(20l’.r. 8l ).

CONVOCAR A LOS nin-:RI-zN'rt-"s PUEBLOS (DE u NATURALEZA)? ¡gg C>(,Ó\.l() ' ' En su nuiltiplicidad. lo que ellas llaman su Revelación. estas contrano tienen otro contenido que la pasmosa reali7acio'n de esta mtligíones mdad inresantemente profundiI'ada de que el fin ha sido alcan'lado. los Pmpósitos realil'ados. los tiempos juzgados —y juzgados dtftni'lt'vamw. Mmmm tiene razón al decir que. con semejante intuición. la cuestión de [3 wrdatl se introduce en las religiones tradicionales allí donde antes notcnía nada que hacer. Pero esa verdad no tenía la vocación de entrar en contlx‘tenria lr'ontal ni con la verdad del conocimiento ni con la de ¡”divinidades propias de las religiones llamadas “tradicionales”? Esta nuera forma (le verdad. este nuevo modo de existencia. exploraba una relación muy diferente con lo mundano, con lo ordinan'o. con el paso delu'cntpo. repartiendo de ot nt manera las relaciones entre los fines y los medios. Si los fines pueden ser alcan7ados. mt el tiempo, aunque los u'cmpos (onlinu'rn. y gracias al tiempo. entonces todo cambia radicalmente en dstntido (le la historia y en la manera de ocupar la Tierra. Sin quz no obstante mula rambie. he ahí todo el misten'o de esta forma de verdad. fuent ' a la vez de entusiasmo y al mismo tiempo de espanto y de fun'a. Debido a esta inestabilidad. el ingreso de la verdad en las contrantligimu's introduce a la vel.’ una formidable apertura —lo que Freud llam'progivreso en la vida del espíritu” (comentado por Karsenu', 2012b)-—. ptro también (l(‘S('ll("d(l(‘.l]'d una cascada de. batallas mas' o menos violenm. como si este valor no supiese como cohabitar con ningún otro. De esta cascada. no hemos salido. (.a"da contrarreligio'n no ha hecho otra rosa. por el momento, que agregar su virulencia a la que la precedía, a falla dc lograr esta cohaln'tacio'n de las verdades.” Sc necesitaria mas“ de. una conferencia para esbo7ar los rasgos de esta (ontmtTeligin'n. pero digamos que no se asemeja mas' a aquello que celebra el pueblo del Gran Designio de lo que la visión antropolo'gica se (onrspontle con su versión epistemolo’gica. Podemos llamarla "Dios'. pero es también el fin de todos los dioses y las divinidades. e incluso en Om'o sentido el fm de Dios, en el sentido bien conocido de la muerte de Dm'” En este sentido, la contrarreligión está realmente “contra' ella

38 Lu que explora nu-unmente Assmztnn (2009) y que. a mi modo (lr wr. explica la ¡(llllOClilSin ¡ui conm la extrema dificultad de estabilimr el sentido (lc los (ont eptns tanto de construcción como (le creación (lalour. W..'l)). 39 El imposible pluralismo (le los modos de sen'ficación es tratado por latour (20mm 40 Entre las expresiones tnas’ significativas del prcfg‘o "ronlm' en conlmneli-

200 CARA A CARA (ION HI. PLANETA

misma. comprometida en una lucha continua sobre la figura que d bt a o y c dar a su mstancra suprema. (.uando se ha comenzado con l a icomxlam

no se termrna Jamas". En todo caso. la figura tranquilil'adora del Dio, ordenador que protege al pueblo precedente no tiene Sentido prccua'. mente porque el orden no pree.\'iste a su historia. Ninguna l’row‘dcnmla precede. Asi como no tendría sentido un mundo hecho de materia (lesanimam‘ de leyes indiscutibles. universales y exteriores. l’ero tampoco tiene nada que hacer con una maten‘a sobre-animada que despla'laría la atenciofl' hacia otro mundo. haciendo descuidar la alteridad radical que, po, el contran‘o. se trata de captar." A diferencia de las" otras dos, esta (gn. trarreligión está profundamente encarnada. puesto que vuelve ajugu sin cesar la pertenencia a un mundo presente. definitimmentcjuzgado, realimdo, salvado, celebrado y situado. pero del que no se trata dc sm. u-aerse hacia otro mundo puesto que todo continúa como antes. Noluy nada despegadcxlel-suelo. no hay ultramundo y. por lo tanto. tampoco

“sun (:oNvocAR A LOS I)ll-'l>.'RI>.'N'I‘L’S' PUEBLOS (m; LA NATURALEZA)? 2m C s“md-05 dc la palabra “Íin"— que se ha introducido en la histon'a y que (mmm actuando tanto en todas las concepciones de la religión como en ¡0da concepción de la superación de la religión.” Si los Modemos _.quc nunca lo han sido.’— son tan inseguros de sí mismos es porque han Mlmlado esta furiosa contradiccio’n.

¡Jjucguito de establecer listas de pueblos para compararlos unos a otros. ¡fin dc que cesen de altarse los unos contra los otros, es evidentemente gm‘plis'm, incluso infantil. Pero es el único medio que he encontrado wncomhatir estos dos prejuicios imposibles de arrancar de raíz: el pnmero. sobre el vínculo de la naturalel'a con el singular y de las culturas (on cl plural; el segundo, sobre esa cun'osa concepción de una ruptura delos tiempos que nos acuna con la ilusión de que la cuestión de las

hay bajo mundo. Ls‘ sobre todo en la concepción del tiempo donde está la marca dc su on'g'inalidad: en efecto. hay un senu’miento de ruptura radical pero con el

rtligiones habría sido delinitimmente resuelta. Los dos prejuicios están cstrcchanu-nte ligados: es porque la naturalel'a, por una suerte de transuan-qm); heredó casi todos los rasgos de la (contra-)religión. que ha aparecido como un universal sobre cuyo fondo ya no podían destacarse

matiz capital de que hay que n’lllmllrlll constanteniente. No es posible salir de esta inestabilidad fundamental, de esta indecisión: “Los tiernpossc han

nno'culturns por cierto múltiples, pero sin vínculo íntimo con la natura. ¡tu unificada de las com. la verdadera" naturaleza contra las múltiples

cumplido“, si, pero continúan. Y esta prolongación da a la decisión cl mb mo carácter incompleto, inacabado. lr‘a'gil. mortal que antes del cumplr'

culturas. he ahi nuestra contrarreligión. Y en tanto se heredó no de las neps" religiones del pasado. sino de una peculiar forma —tan ardiente. tmquistmloru. indecisa, a veces fun'osamente iconoclasta- de conlmmlí¿ahh lucha de la nattrmle'ra contra la religión debió pasar por la anula.

miento. las‘ta contradicción no debe ser superada.“ En las conferenciassi guientes veremos por que' no srl/mar esta contradicción es esencial para evitar los venenos tanto de la ciencia como de la políu'ca y de la religión; o m3 bien, por que las n'rtudes distintivts.‘ de la ciencia. la política y la religión! vuelven venenos cuando uno comienza a confiindirlas. ¿Les resulta muy extraño, muy contradictorio y muy inestable? Si. no puedo hacer nada al respecto. es este fin de la historia —en todos los

gión. encontnunm tanto el terna del ¡isminzuo de un Dios crucificado com aquel. retomado sin mucha rnmlific.‘tción. (le la 'muerte (le Dt'm'. Bet!!!" sentido que la secularirtción continúa el Inon'nu'ento que explora el tcmbk I enigma de la contrarreh 'o'n. 4| Recucontntremos este terna en la conferencia siguiente. p. 225 dc cstc lll!“ lo que Vocgelin llanta "inun-mentiracio’u'. una tnanem muy particulardc Itmlogmr tanto la llllllilllcllt ia como la trascendencia. 42 B el sentido (le la teología tan particular. iItctuisal)!“nente explorada l’éguy a través del rodeo estilistico (Lutour, 2014. (-‘il, 20] l. .‘LSl como Riq'uxl201 l).

con" definitiva (le cualquier cuestión religiosa. El mapa es muy sumario, lo se. pero al menos pennite salir del tinanimts'mo asociado siempre a la idea de un llamado a la "naturaleza". mi (omo de esa extraña idea de que la cuestión religiosa habría quedado Minitivamente saldada con la irrupción en la historia de “la Nattualeïa (Onocida por la (.‘it-Iici'a". Si consideramos ahora el cuadro Inas' comple¡nde la figura 5.4, vemos que la exfnario'n "nalumlaa " no dfemz lo qut má Mudo" en la práctica, así como la ¿»x/¡ración “religión” no mlfn'm la clase dl WHO, dz ritos y (le apego: propios (le esas prácticas. Fste es el punto. aunque POr ahora puramente negativo, que quería alcamar. No existe religión

43 la actitud Írente .1 la icontx‘lstiu es mucho mejor guia para diagnosticar la inmcnsa ( tiestióu de la “wcttlztn'utción" que ln :Iclilutl frente :t los dioses. 'l)lme con que martillo pretendes romper cu'.il ídolo. y te diré .1 que dn'ini(L’ltl “Vives,-

V“ 202 un A CARA c ON

EL PLA N ETA

la Naturaleza pam esPcl-ar pam. _ invocar natural. y ya no podemos l tan claramente divergcm m”0! l ntereses con pueblos entre conflictos es. Rthgt'bne: naturales Ciencia

Det‘dad

Religión

Naturalel'a

Naturaleza

uno (episte-

dos (antropo-

molo'gica)

lógica)

Leyes de la naturaleza

Contrarreligión Uno

Multiverso

Dios Ordenador

lnten'or

Exterior

(“‘"lmndr gión Dos Dios de lo, lines/fints de Dim

Exten'or Lm‘mograma

Putbla Sutla Epoca

Unificado

Múltiple

Unificado

Inca] \.lu’ltiplc

Desanimado

Ani m ado

bo‘breanimado

Animado

lndiscutible

(.o'ntrovcrtido

lndiscutible

lnterprcudo

Todo el mundo

(,‘rentíficos

Todo el mundo

Despegmdo

Unido a las

De otro

del suelo

redes

mundo

Ruptura radical

'I‘empomli-

Ruptura

dad múltiple

radical

Iglesia Encantada

cheu'ción

Figura 5.4

Al abrazar la Naturales/a como verdad última. su pueblo no ha hecho om cosa. en realidad, que prolongar en un grado el movimiento mismo dc

dela las Contrarreligiones y de sus peculiarmente tóxicas concepcton cs

verdad. la solución propuesta por Hobbes en el siglo XVII para p0n€r . listado para salir (lt' hs‘ g\ icn'n

fin al estado de naturaleïa, volcándose al un sumde religión, se nos aparece ahora como una solución provrsona. llabm ple amu'lr‘da, pero en absoluto como un lmmdo de [mz que nos dt ligioncs permiu'do ir lias"ta el final de las exigencias" de esas contrarrc pero SÍ“ frut05. ldS’ que recogemos al mismo tiempo la violencia y los mr

figun“ puc blosit lograr distinguidos. ,‘(41mo hacer un tratarlo de paz st' los l ugm s U I s do. la. . ' - pueden ' lucrados' no invitars a la mesa (lc negocmclonesP 8 i p cn la conferencia estan de (kmmocoloso con laS' cuales comence

una con la otra. ediatamcntt Nunca he hablado de Gaia sin que se me objetar" mm do

r ¡cstiones . . - v 5., . _ . . que "IC d'rnesgaba a conlundlr cuestiones ¡CllglU-‘ïs ) C‘

yoo/ut A LOS Inn-:er'r‘r-Ls PUEBLOS (m; LA NA’I’URAIJZI'A)? 203

co N \

Científicas.._ .pcro cs todo lo contranl'o. Dado que tengo oíd mel o (“csúoncs religiosas. detecto enseguida a aqudlos que nada UCHC que hacer. en particular en la c" -cn . y- 'n allí donde uIencta ica“ bgllgiv LO que siempre me ha alertado es hasta qué ll¡el mural-cm. su deslinde con respecto a la cultum y ¡plante u Obscs pm. dcsanimar las posibilidades de actuar. proviencponio'n S a . pmu'cularmente pefiurbadora de religión. lts‘ la mutación

una form

‘ _ (a ¡a qm. obliga a secularll.'ar —tal vez incluso a profanar- todas dolo)?Im.)rC¡¡-g¡‘()lie.s. incluida la de la naturale7a. lisini‘colnmlquicm de los casos. “la ecologia obliga a aquellos que se han mgcgado por ¡a “Natural-ua ' a constdemr a la vez los dieciséis rasgos “cuadra B wmlmcnu. ¡r're'alisw confundir a los pueblos congregados con aquellos q'ue lo esta'n en la moda. m h modalidad epis-temologrca ¡md ammpoló¿gl-(.3. mcluso sr losudos pueded rnvocar la mmm" entidad “¡mada -Natumlela”. declararse l]<'¡[llld"lISLdS’ insistiendo sobre su se. de todos los otros pueblos congregados por ou-¿s en. prat ió n radical a las virtudes (le Sll sacrosanto "rcduccionismo'.“ Para Ddz'dcs. gradas de esta auton'dad suprema, no habn’a que gguir realmente los mandatos mncrse solo a la columna (le la izq uierda. sino añadirle la dela derecha. Habría que hurgur en el interior de las redes científicas. absorber la mulup'licidatl vertiginosa de sus agentes. anotar las largas concatenacioncs desus posibilidades d -, actuar. cada vez tan sorprendentes. y asimilar (mlru’wnijls cada día mais numerosas sobre múltiples mallas afrontan la tertlmlem sorpresa no es que la distribución de las posibilidades de Ktuar bajo los auspicios de la “Naturaleza” sea tan compleja. sino que aquella que sc sitúa bajo los auspicios de la “religión” capte lan poro las canacn’su'cas de aquello que tiene una importancia vital para el pue bloque Se Supone que esa entidad convoca. Si a ustedes les parece des‘oncc'l'tante que la invocación de la “Naturaleut' no incluya ninguno de lmambutOs reales a los que los practicantes eSIán tan apasion'ddflmcnw parece mucho mas' desconcertante que esos mismos _ . n l( e que son congregatlos por la enudad que ellos suelen invocación otra. cosa qdue la ¡(me la epimhmï'fld l'IÏCllCSUOnabllldd’d de la (.reacron_.es r1ectr. cxa ogta (le aquellos a qtnenes ellos constde.n como SHS M. lalDl'l‘:i5(k::l0 ('vll’ltiendan por

44 Tanto m (le a las ciencias n'ctirnat u" 'l x I A-m (Im. o" IU sucesivo. deberá defender“ . alimcny los su elo ' ' Hum" Hilda. l m m" ¡ll Igual que el algun. el .urc. el tm‘ (5' .lt nui-¡s V\' Drumln. 2013).

204

A LOS DIFEREN'I'I’LS’ PUEBLOS (DE LA NATURAIJ’JA)? 205 ¿cóMt ) CONVOCAN

CARA A CARA CON lil. PLANETA

enemigos (mas‘ o menos la cuestión, en el to‘ndo superficial, de ¡a pr cia o no de un Designio postizo). lus‘ el problema de las amalgama,“ vc7, mezcladas. es imposible reconocer los valores de on'gen. i m

¿cdos h

46 Uno y otro están igual de despegados del suelo. y sc situan' en radical, tomando imposible todo mow' quC sigue a la ruptura

rm¿“(o h acia atm’s.

Relrgt'bue: naturales Nattrmlela

Para extraer de manera perdurable los valores confundidos cn ¿su amalgama, habría que hacer una nueva operación de engendmmm‘ to de pueblos, una demogenesis ficción. un galimatiaS' todavia maxi" comprensible que el anten'or. Y sin embargo. no puedo resistinnca h tentación, para tenninar esta conferencia. de echar ¡nano a esta u'lu'rm quimera. Supongamos ahora -la suposición es extraxagante. lo sc'_ pero los tiempos que vivimos no lo son menos- que sometitÍ-semos este cuadro ¡a una pequeña operación de puesta en orden! En la figura 5.4. no hkg

uno (epistemológiea)

IW

7.

.W. .

(kmtmrrelio

Naturaleza

(,o‘n uarrcl ic'

gión Uno

(crítica)

gión Dos

Leyes de la

Dios

naturaleza

Ordenador

Exterior

Exten‘or

Dios de los Multiverso

fines/fines de Dios

lnten'or

Local

Unific.‘tdo

Unificado

Múltiple

Mu'lu'plc

Desmn'mado

Skibreanirnado

Animado

Animado

Indiscutible

lndiscutible

(o‘ntrove rtidu

lntcrprctado

Todo el

Todo el

mundo

mundo

Científicos

Iglesia

la izquierda. ¡al lado mismo de Ia versión epistemológica de la cicnm‘! ¿No les parece que esta intervención vuelve las cosas mucho mas" logica"

Despegado

De otro

Unido a las

del suelo

m undo

redes

(pero si. mas' lógicas)? Cuando las comparamos. resulta claro. tal como en la figura 5.3. que

Ruptura

Ruptura

Tem pomho'

radical

mdical

dad múltiple

otra cosa que inlmmnirdos colum nas. La que resumía la ciencia (al como se la practica (versión antropológica y no epistemológica). la coloquc'a la derecha.junto a aquella que resumía la versión original. activa, dch religión. Y me pemiiu‘ poner la ve mio’n epistemolo’gira de la religión:

las columnas de la izquierda pertenecen a la misma religión nalumL Comparten en efecto el mismo postulado fundamental: proceden como si la tarea de unificar el mundo hubiese sido terminada. como si no hubiera ninguna dificultad para hablar del universo como de un todo unificado.

amogm ma

Encantado

Repetición

Figura 5.5

laquimera que me interesa es imaginar tn'bus que no sean insensibles a los rasgos (le laS' dos mlumnm de la derecha. Ya no se tratan'a en absoluto de religiones naturales. puesto que el rasgo compartido sería el de ya no y la Providcnm' ltncr pn'ncipio ordenador. Habría, sí. una autoridad suprema. pero esta porque la (,a‘usa ciega reina sobre cosas desanimadas' como clde ïn nosen'a la unidad -capaz de diseñar un universo-. sino la conexión o sobre cosas sobreanimadas.” El pueblo de la .N'aturaleza. asi hcomposición. Mejor dicho, cada vez que una entidad cualquiera deba la Creación. abrazan el mundo in lalo, como si “el punto (le vista de ninextenderse. tendra que pagar el precio completo de su extensión. Lo guna parte" “¡CSC un lugar real que ofrecie m un asiento confortalilcyun buen ángulo de visión. Ambos son miembros de pleno derecho de lo qu! qucrsotm mane m de decir que tiene una histon‘a. Dicho de otro modo. Peter SloterdJi'k (2010) llama “edad de las las‘fems". es decir una «Spota lasmicmbros de estos pueblos ya no sentirian que viven bajo un Globo. entrtlcó la Tierra en la que no habia la menor dificultad para sostener “nio cn medio de relaciones que deben entablar una a una sin poder “GPU a la ln'storicidad. Para acentuar el contraste. propongo decir que Num'bus compm'tirían un mismo senu'miento de lmrsln‘altzlm'b'n. Si la Para estos dos pueblos, el universo —Natumleza o (Zreacio’n- ya ha ufdo íntegramente ensamblado por el mismo re gimen de causalidad. Mi)

45 Ew'rlenteniente esta complicidad es lo que bn'nda todo su dinanmmOl Hume (2005)

46 Wan-1.. ronlertntt‘in precedente. p. M2 y ss. de este libro.

206 CARA A CARA CON EL PLANETA palabra no existe. ¡es precisamente porque hay que hacer Xistir la que ella desngna! Dichas tribus tendt tan en comun e] he Clio (¡e )r hemos vuc somos convocados por se una a la otra contra la tentación de unificar de manu smos porque m . . . ra Prcci m' self"s paso a paso. Las dos. en efecto s modelos dc la Tierra muy di muchas entidades mundo que ellas explon ara vivi,- bajo fercmcs_ , e c"Cu [mi]? en verdad sobre un suelo cuya materialidad y fragmdad (¡es 'oximación, es evidente

día mas'. Ninguna de las dos se cree fue ra del tiempo que Pascul‘)’re a. La razón por la cual era tan importante desembammm‘: de la amalga ma de la “religión natural" es que no nos hallamos ante la situacl'ó" c mopolita que he tomado como punto de partida, con ta. l sólo das .dhm buciones de agentes". como aún era el caso cuando Davi d Hume amb“, sus Diálogvs,“ sino ante tantas (listribnciones como ho y CXÍslc . ‘ n enuit} des que convocan pueblos. (.uando los naturalistas se pr oclaman l hp“-

de Aquel/ode-lo-que-Todos-‘Nosotros-Nacimos o cuando los cn‘st' proclaman hijos de A¡1url-del—qtie-Todos-Nosotros-Nacim 08’ pued'hahnos se disputas vimlentas entre el “aquello” y el “aque” pero me gustan" aber nos mantuvie'ramos sensibles a la demanda de aquellos que dicen. .3 ‘lut . . 1 . '¡’c

que es ese ‘nosotros P ¿Que es ese ‘todos P ¡No ‘nos‘ cuenten “Mel” "o os.

No pertenecemos ni a uno ni a otro de esos pueblos. Sus entidades no nos convocan para nada Nos hallamos bajo instancias que distn'buvcm los agentes de manera totalmente dt'ic"rente. ¡No se apresuren a unifica, la situación! Por favor. no nos involucren en sus guerras planctan'as, no queremos tener papel alguno en sus intrigas”. No hemos temn’nado dc absorber la diversidad de las maneras de ocupar la 'I‘ierra. El Antropoceno es ante todo la ocaS'io'n de escuchar seriamente, por fin, lo que la

bil”

Gaia

que la gente congrega n'mcm '¿P' ’ _ da sc parc-cera nt a aquellos a los que invocaba la Naiu HO mlcn n." dl-ccn que venemn 'una deidad con todos

los alavíos d i ql“ a . un. Ninguno dc los ocho atnbutos que hemos reconocido a allucllos ha“;

¡:th c amm ser un atnbuto de Gata. Como hemos visto en la ( el Mcmlcipa Gal'a no está en cl exten’or sino también en el i c'rcc': (00m0I ‘ ll"¡versales sino locales; Ellos no están ni en sobrnean‘ten'on ¿nos "o SO" ni en “ánimo; y plor a‘ñadidura, sin duda alguna, no dejan de ser minimo musa dc conu-ovcrsla. (,ata son (al vez otras Tierras. otros Globos, in. ‘omdos por otro pueblo, tan ajeno a lo que llama‘bamos 'natumlcm' y. a lo que llamabamos religión. ¿Cómo Los invocamos “¡h-“¡5" como -natu

mpcttiommente? que descubrir ahora, volviendo sobre esc gran E“) "5 l” qm' "memos

¡sumo del “tiempo del final". en el on’gen de la idea mis'ma de conuamligión. En eie‘cto. aquellos que acusan a la ecología de ser. demagado amcnttdo. "catastroiista" y (le complacerse en discursos “apocajípu‘cos-' son aquellos que. no contentos con haber desencadenado las catas'tmfm. opacaron la noción misma de apocalipsis.

antropología nos enseña sobre las otras maneras de componer mundos —aunque sin privarnos de las ciencias que so'lo difieren radicalmente dc ella en la versión epistemológica—,“' lr mas" allá del número dos, establecer una comparación lo bmtantc amplia entre los mecanismos que permiten distribuir las posibilidadcs de actuar. evitar la conh'isión entre la “natttmlc-I'a" y la "religión". todo

eso podría constituir recursos vitales para descubrir la forma exncm dch Tícn‘a cuando llegue el tiempo de hallar una manera de participar t" ¡a

. , . i l tu (¡ch ya“ . , . . . , 47 Lu) equnaldn: a captar la lnslorictdml comun .¡l Innntlo.

religiones. un cl¡ipílnlo a "mi" 48 En una versión inicial en inglés. nie había ocupado en "‘38" (lc. este cclclirc) nar un rol para el pobre l’únlilo. ¡wisonaje mm lo diálogo. r obra (le \ 49 [13‘ uno de esos gritos. que oímos reverbemr en toda la r siczt dc lo q'" (kslro (especialInt-nte. 2009), y es realmente de Incl-1‘

50 Ut'llllo ' , . (l l’lllml para sulmqnr el carácter Innlttplc dc este actor. tomando esta Ít)’"nula‘ (le se hacen llamar algunos transexuales est.'t(lm""d°"m (hay que _ cn lugar dc . 'el/ella'.

Sexta conferencna .Cómo (no) acabar con e] fin d‘e los tiempos?

“no. ¡a ¡“ha fatídica 0 Stephen Toulmin y la con tmrrevolu. o [En busca del on'gen religioso de CÍCIIlÍfiea ción Dido-n" o El extmno proyecto de traer el Paraiso a la Tietm o Eric Vocgciin y los ¡IVIIUITCS de" ‘gllosticismo ° sobre un on' ge n ,‘¡pocalíptitïn del ('limutoescept¡Clsmo o De lo religioso a ¡o ¡man-c pasando por lo secular D ¿Un “pueblo de Gaia"? o ¡,0 que hay que responder st a uno lo acusan de sostener un

. . ,_ . ‘(list'urso upot'uhpuco

;(Zómo no ser presa de la perplejidad al leer. en el dani" de M.m,“u”:(,»\_-.¡¡u-tit<- titulado “The Human Age‘ con cl que comence hL-“m’t-zt-nt-iu ".mterior. que 1610 e m una de las fechas posibles para “mr dt, ¡cugrcnrt'zt al comien'l.o del Antropoccno?' ¿Por qué 1610? Pomue para entonces la reik)t'e.s‘tación del continente americano habn'suput'sto “¡filma-nar" una (.‘.'tntt'(la(l tal (le (IO? atmosfe'n'co que los dinntu'logos podrían v.‘t|erse (le ella como un mínimo a partir del cual medir su atunento regular. ¿Pero por qué esta reforestación masiva? Sencillmnente (dicen los autores del artículo) debido a que. desde el 'ducubrimit-nto" de América realizado por (Iolo'n. la espada. pero str bre todo el contagio. ¡exlertnimu‘on a unos cincuenta y cuatro millones deindígenus.‘ Los “grandes descubrimientos". la colonil'ación. la lucha por la ocupación (lei suelo, el bosque, el (20),... todo está allí. eso es

l ¡“mew dc] 1 | (lc ¡nur/.0 de 20H). Rovllcrdt) que Im cs.lr.tlígr.¡fus pnxumn (¡ahh-r mb“. hl munición en los .«rdimentm donde colocar el (lam (¡coto T“. (¡hu-"w". un Período geológico tk- otro. En ul mm (lol Auunlxxcnn mvmprc cn tihputn. lu pregunta es si se (nun (le un período muy Lugo-cn lil ¡“nda cl “mmm”, cumplen». muy breve «lealt- 1945- o intermedio (¡nm )‘ \.i.‘t\litl. 201).").

2 lO

¿cómo (No) ACABAR con m. rm m; Los TIEMPOS? su

CARA A CARA CON El. PLANETA

el Antropoceno: la antropologia mas la climatología en una violen“ en ‘ " toma de tierra ...* Pero 1610, ustedes seguramente lo recuerdan, es también la fecha en que se publico el sm.“ Ntmaus de Galileo, ese Mmtsqi'rr," ¡k (a, ¿"(ya . . . . . . x que hlZO salir -—dicen— la htstona universal de su “mundo cerrado" pa . . r . .. . n propulsarla al “universo tnmtto ." Acuerdense de Brecht (¡990)' "HW 10 de enero de 1610, la humanidad inscn'be en su diario: ciclo abolido'” Reconozcan que las dos fechas congenian bastante bien. ya que la pn'h . mera nos lleva a los limites de la I‘term de la cual la segunda nos hab“-

arrancado en un comienzo; cuando nos creíamos en una naturalmu fin indiferente a la acción de los humanos, nos hallamos sumergidm en un suelo quejamas' ha cesado de retroactuar a las consecuencias ¡input vistas de nuestras acciones de dominación. Pero lo que yo había olvidado por completo es que la fecha (le 1610. mas' precisamente el 14 de mayo, era también la fecha en que linn'qut- Iv fue asesinado por Ravaillac. condenado por regicidio algunos dias de, pués —ustedes deben haber tetnblado ante la estampa de. l‘Ïpinal (ch pam; cida descuartimdo por cuatro caballos. . .-. ¿Que relación hay. me (limn'_ entre esa fecha y las precedentes? Yo no veía ninguna. lo confieso, hy, ta que releí (¡o‘smopo'lu' (“la agenda oculta de la modernidad"; Toulmin, 1990). ese libro injustamente desconocido. escrito por Stephen Toulmin (1922-2009). histon'ador de las ciencias y especialista en casuística (Toulmin. 1992). Hay fechas de la histon'a cuya coincidencia nos impacta tm to que nos senu'mos inclinados a ver en ello un signo del (lesu'no. En esta conferencia. acaso mas' difïcil que las otras. intentaré contintnr explorando el on'gen religioso. o mas' exactamente (contra->religioso de esa notable indiferencia de nuestros contempora'neos a la mutación ecologi'ca. Lo que torna dificil esta exploración es que exige mezclarh histon'a de las ciencias. de la religión cn'stiana y de la politica. comen-

por el motivo habitualmente aducido para hacer pesar sobre Pero n unca d cn'sti ¡mismo

la responsabilidad del olvido del mundo maten'al.‘

(pomcncemos por el capítulo en que Toulmin reseña el asesinato del buen rey Enrique, hecho en el cual cree detectar el final de una época y ¿1 pn'nripio (le otm. tan certeramen te como el clavo de oro colocado por ¡05 gcólogos entre dos capas de sedimentos para distinguir el Holoceno

del Antropoceno. En teÏnninos prácticos. el asesinato de Enn'que IV envió. a los pueblos de Francia y de Europa, un mensaje muy simple: “be‘ intentó una política de tole ancia religiosa y fracasó“. Durante los cuarenta años que siguieron, según todas las potencias de Europa. la tendencia iria en sentido contran'o (Toulmin, 1990: 53).

¡Acabemos con la tolerancia! (.‘omienm entonces un siglo tern'blc. cl XVII. cstu‘pidamente designado. según Toulmin, como el “siglo de la món", el de la revolución cientifica, cuando en realidad es el de la homblc Guerra de los Treinta Años que asoló Europa, así como hoy las guerm dc religion asolan Siria. Irak o Libia, y qtte terminó en el Tratado de Wcufalia con la disputada invención de los Es'tados soberanos. Si. según Toulmin. la muerte del buen rey Enrique puede servir como indicador. esporque separa dos periodos: el de una nueva forma de certeza absolutzyel del pluralismo y el escepticismo." Frente a los horrores de Ia guemqa no queremos oír hablar de apertura de espín’tu. de relau'vismo. de

expcn'mentario'n y de tolerancia:

zando por la gran cn'sis de las guerras de religión, y remontándost continuación —Io que va a parecerles aún mas"' extraño-, a la histon'a dd gnosticismo. Algo sucede en torno a este tema, aparentemente himno.

A partir de la década de 1620, las élites políticas y teológicas de Europa ya no podían ver en el pluralismo de un Montaigne una opción intelectual aceptable, como tampoco la tolerancia del

delfm delos hem'pos. al que sería en vano querer escapar. En (lt-.tenninadi relación con la noción de inmanencia, encontraremos la clave de la indr' ferencia a lo terrestre. Es'ta indiferencia es en efecto de on'gen religioso.

rey Enn'que, en adelante, les parecía realil'able en la práctica.

2 sobre lu que Charles Mann llama ’intereambio colombino' y la tmmÍOHmW ción que le siguió. vem- Mann (2013). que es la continuación dc su mlnfnd l49l. 3 Alusio'n al título de Koyre (¡962: cap. lll).

4 (Ao‘nsidero casi providencia] el imprevisto auxilio aportado a este capítulo por la apan'rión de Francisco (20I5), ¡en el momento mismo en que yo perdía la esperan/a de volver este texto comprensible para mis lectores! 5 En el sentido ptmilivo antiguo (por ejemplo. el ret‘onquistzulo por Bralntni. 2001) y de ningún ¡nodo en el sentido de aquellos que sc atan'.‘tron (lt- las plumas de pavo real usando la expresión 'clitnattch.e'pticos'.

¿CÓMO (NO) ACABAR con HI. FIN or. LOS TIEMPOS? 213

2 l 2 CARA A CARA CON El. PLANETA

La capacidad de los humanistas para vivir en medio de las iria". tidumbres. de las ambigüedades, de las dilerencias de opinión_ no había impedido en absoluto (según ellos) que los conflictos religiosos se agravaian; de hecho (concluían), esa capacidad misma había ocasionado que se agravam dicha situación. Si cm el escepticismo el que los había (lejado caer, entonces la ccrtcm era más importante. No se sabía muy bien de que, exactamente, había que tener la certel'a. pero lo que era seguro es que la inrmidumbrr se había vuelto totalmente inaceptable (1990: 55). ¿Estaban esperando a Montaigne. a Erasmo? En ciencia. se encontrarán con Descartes,"’ en religión, con Rek'n'ma y (.‘ontmrrelo'rma; en política, con la teon’a de Hobbes y esa to‘rma de Estados soberanos que desde entonces se llaman “westfalianos”.7 ¿Tenían la espemnza de haber tenni. nado con las guerras de relim'o'n mediante el acomodmniento. la tolcmn. cia, la negociación. la diplomacia y la exploración de formas inestables de composición? Se verán conminados a elegir su bando entre ian'os tipos de CCI‘lCZdS’ absolutas: poco importa de que tengan certeïa —ordcn político. interpretación de la Biblia, matema‘u’cas, derecho, relato expen'mental, u obediencia al Papa o al Rey Sol-. 1.o decisivo. de ahora cn mas', es tener la certeza. las‘ difícil no leer esta cita compara'ndola con el presente. ¿Para qué nueva Guerra de los Treinta Años tenemos que prepararnos si también cuatro siglos más tarde laS' “autoridades políticas y teolog¡"cas" consideran que el pluralismo es “por completo inaceptable" para luchar contra el agravamiento de las guerras de religión? Hoy como ayer, la reacción a las' diversas formas de fundamentalismo puede cegamos. Toulmin está tan persuadido de la importancia de esa fecha. lólO. que se sirve de ella para desplazar en un siglo lo que de ordinan'o llamamos revolución científica —en adelante definida insistentemente como un Contra-Renacimiento-f‘ En esa época, según él, se ensayaron todas

6 Toulmin (1990: 56) formula la intrigante sugestio’n de que el elogio del bum rey Enn'que redactado en el colegio de La Fleche habría podido ser obndc un joven alumno bn‘llante de nombre René Descartes... 7 Ya sé que el adjetivo 'westfaliano" simplifica una enorme cuestión dc histom' del Ls'tado. pero cs cómodo para subrayar ttxlas‘ las dificulutdes que tendrán que recoger aquellos que pretendan “gobernar el climu' (Aykut y Dalia". 20l5) conservando el modelo del Antiguo Régimen Climático. Retomantmtï's este problema en la última conferencia. 8 Tal es cl asunto del cap. ll.

m n0\'cd adcs

con un espíritu I Ien verdad cxpcn'mcntal, mezclando los

en CIchla como en religion o en politica. entre el Mubn'micntos tanto

¿Cgpc desmadre de un Erasmo. de un Rabelais o de un l’alissy.

[,3 visión oficial de la Modcmidad ha intentado, pues. por ana(ronismo. atribuir a los filo'sokds del siglo XVll el espín’tu de tolerancia. el interes por el bienestar de la humanidad. el respeto dela diversidad, que pertenecían en realidad a los humanistas del XVI: todas estas actitudes estaban ligadas a la filosofia escéptica que se suponía que filósofos racionalistas como Descartes. al menos en público, detestaban y rechazaban (lJ90(: 80). No hay que sorprendeme de que en aquella época, al igual que en la mmtra. todo gire, tanto en ciencia como en política, alrededor de la animación o la desanimación de la maten'a. la palabra clave aquíes aulamia‘de movimiento. Lo que se va a inventar es la inercia de la maten'a. csa matcn'a que va a servir para formar los mallas affad. Después de los desórdenes de la República, después de Cromwell, después de la decapitación (lcl rey (Iarlos. sólo reinará el orden si tanto el pueblo como las (mas son pn'mdas de cualquier capacidad autónoma de acción. Los [contestatarios radicales de la época] tomaron todas las proposiciones [de los naturalistas] para vaciar las masas fisicas [es decir. la Materia] de cualquier capacidad espontánea de acción y de movimiento, como una réplica de las proposiciones para vaciar a las masas humanas [las “clases infen'orcs"] dc cualquier capacidad autónoma para la acción y, por endc. para la independeneia social. Lo que nos parece una cuestión dc física basica. ellos lo metían exactamente en la misma bolsa que los esfuerzos por imponer el orden inequitativo de la sociedad. que habían rehuido en la década de 1640. A la inversa. después de 1660, los intelectuales ingleses cesaron totalmente de cuestionar la inercia de la materia [mr miedo a ser acusados de pam" con los radicales regicidas ( l990: 121; el destacado me pertenece). ¿[810 no suena la'miliar a nuestros oídos? ¡Que la Tierra pueda reacciomra nuestras acciones incomoda tanto a los int(.'lectu.'iles de hoy como llamenomíu de la materia incomodaba antaño a los defensores del orden CSIHblet'itlnl (km el Nuevo Régimen Climático se formula la misma

(No) ACABAR con El. FIN CTÓMO .

C c k PLANETA 214 CARA A ARA .ON EL

9 Véase" p. 76 de este libro. 10 'l‘al es cl objeto de la revisión que en toda su Horsl(al3"“ Ohm 'UÏ‘Prende mpwn _ kamp (1996, en especial), del tema de la "Prom del mundo la ¿Poca clas"‘t'ca tal en (o son como es descrita en Foucaull “9.66). l l insta aparente oposición a pxttflw al racionalismo, pero que en realidad 06':tn de los caminos de la ml'n'n. consu'tuyc el olJ)‘eto (lc “Hour (20]- )'

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l habríamos dejado la época de la certez'a absoluta para d'lismo modesto. atento a la Tierra y a la gen al Pl“r m (amo te, abierto a la religión como al artea la casuística, "c rcslpc:l csccpu'cistho, al a lo razonable mas" q ue a lo racional,

cuestión: cómo distribuir las posibilidades de actuar repam'endo las 235, las aptitudes. las capactdades. entre las cosas, los dioses , los Y las élites. Para imponer una cosmologta contra otra. 'I‘odo se mehr a elaborar: el orden de la naturaleza no menos que e] orden

Político y como siempre. lo que hay que Pensar-de la religión es quién l derecho de interpretar la palabra de DIOS... convertida desde en en la del Mercado. La defensa de la autonomía, tanto de las de la gente —negarse a que. otros. qute‘nttsqutera que sean. sus Ieyes-. sigue siendo la gran cuestion tanto científica como pelín-Q Toulmin llega tan lejos en su revrsnon dc la pen'odinción habitual que vacila en descn'bir el siglo XVll como el dc la ronlrm‘revolucio’n (¡mI-“v ¿a9 Los nacionalistas harán abortar aquello que los humanistas habían concebido (Daston y Vidal, 2004). la atención por lo particularsemeh1C una obsesión por lo universal; el arraigo en el u'empo es reemplamdo por una visión intempoml, el escepticismo por el dogmatismo, la cam u'ca sutil por la obsesión por los principios generales; el cuerpo cup“, tado en beneficio del espín'tu. la broma por la seriedad. el collage porto coherente lo discutible por lo indiscutible. ¡Bastantes burlas ha sopom. do ese Renacimiento, sin embargo! El corte epistemológico 7aIJi'ó -)a no, como sostenía Foucault, la “edad clas'ica" de la Razón constmida sobn: las ruinas de la “prosa del mundo"— el comienzo de una contrarrcmlu ción —digamos de una Contra-Reforma del pensamiento- que tomam’ incomprensibles, las unas para las otras, la ciencia, la religión, la poliu‘ca y las artes.lo Entre las manos de Toulmin, la misma expresión “corte cpm" temológico” cambia de sentido: ya no es aquello que pretende fundarh tazón mediante un movimiento radical que haría tabla rasa del pasada sino aquello que, por desesperación ante la violencia, ha cortado (“odos los hilos que permitin'an pensar. La Razón se convierte en la prohibiaon de seguir las razones.“ Toulmin peca de optimista. En su libro aparecido en 1990, cree P°du regochuam’ de que el paréntesis modemista por fin se tenninam, dOOI‘C-‘d‘ hada W al¡{Unos años. por causa de la irrupción de las euesu’oncs ec

DE LOS TIEMPOS?

ten'z'a también

la H del Ann-gm, Régimen Climatico. Tias e ste largo paréntesis. ¿“Human [o dc ¡a vcrdadera I'evolueión científica , siempre I rn4) podrl-a retardado r el ¡onnll‘ al In reverdecer. S“ t)bre todo, siempre de , llmin , acuerporque

las cuestiones ecológicas l y el aSCenso de , una .vil ¡mmm-al <0" do 1o vuelven obsoleta la frontera de los Ls‘tados, esos 50“."de a. ,cnmdos para poner fin a las guerras de religión. Los Estamonstniosin‘os sd haudvn por fin aprisionados en las innumerables redes dosnrslflacl'ran'lmnbs que actúan en nombre dc otras lcg‘llímidades que bodcmmlrlopocso a poco las fronteras.” l'llabríliamos pasado de los Lew'atanes en guerra los “nos contra los otros a os ltptttienses en guerra con los Mdos:

Sí ¡a ¡magcn política de la Modernidad era el l .eviata'n. la autoridad moral de las potencias y de laS' supe rpotencias “naciona' lcs' estata' representada en adelante por la imagen de un Gullivcr que despierta de una siesta sin sueños para descubn'rse pn'sionero de innumerables y diminutas ataduras (1990: 198).

Un cuarto de siglo de spue‘s. no podemos comparu'r en absoluto el optimn'mo (le Toulmin, q uien no previo' hasta qué punto podn'amos a la vez tgn'orar la rapidez." de las' mutaciones ecológicas y volver a sumergimos en un nuevo ciclo de guerras. Pero lo que vio, lo vio con clan'dad: si la contrarr-u'olucio'n cie ntílica tuvo el electo de intemtmpir por un tiempo el decuPSo de las gu crias de religión —y eso es l)ueno—, fue a expensas de una parálisis de l pensamiento, fijado por van'os siglos en un reparto onunado de funciones entre la políu’ca, la ciencia y la religión. bajo ctom del Estado. Y es por causa de esta parálisis que las

gicas nos vuelven locos. Ï oulmin presinu'o' antes y mejor que Ningún mm es msm tamos cer ca de] siglo XVI, esa época que el shock del des-

12 Su libro aparece CII C I mismo momento mi emos de que Lam!" (“9‘l )' “us “(89 propicios .Im ¿“’"w" ¡3 l) (l misd c Lt t para una nue“: pen'txlimciu'n de L't l‘uswm' ' ' apanrio'n . dcl ¡im-0' e] rumbo de emo. al la historia. no ha seguido este lineamenos nt , todavíam ¡o que será objeto de la octam confercnna

2 16 CARA A CARA con ra. PLANETA cubn'micnto de lu Ira-r'as nun/as volvió tan inestable y tan im-cnu‘va tan ua'gica para aquellos que fueron “descubiertos'... Lo que ¡al m1.": desestabilizar es el shock del descubn'miento de nuevas manrmr de un! sobre la Tierra. pero podn'a tomarnos igualmente inventivos: tanto nm cuando esta vez somos nosotros, nosotros mismos. quienes nos hallamg, al “descubierto'...

Y sin embargo. ante la mutación ecológica, en lugar de aClÍh’tmog m todos los sentidos. como nuestros ancestros ante el dest‘ubn'mienlodt tierras nuevas. nos quedamos de piedra. indiferentes. (lesilluionadm como si. en el fondo. ya no pudiera stlccdcn’tos nada. lis eso loque ¡hay que comprender. Desde luego, podemos apelar a la inercia de las costumbres. al miedo a la novedad. a los embn'agadores beneficios del consumo. a lajauladc hierro del capitalismo: podemos acusar a la influencia de los Inbbus' que trabajan activamente por desinformar: o tener en cuenta los lrabajosdz los psicosociólogos sobre el miedo que paraliïa en lugar de hacer reaccionar (Hulmc, 2009). Es posible que todo eso sea verdad. l’ero cn fin. si a uno le anuncian que su casa está en llamas. por mucha que stasu pere-ut, su psicología y sus antecedentes, se preeipitara' fuera de ella. y la última cosa que hará mientras baja las escaleras a toda velmidad es discutir. entre rellano y rellano. si los bomberos que despliegan en ese momento str gran escalera son bomberos de verdad y si en un 00. ocn un 95% tienen razón de venir a rcscatarlo... Si estuviéramos en una situación normal. ante la mínima alerta relacionada con el estado dc la Tren: y de sus bucles de retroacción, ya nos habn’amos movilizado, como lo hacemos por cualquier cuestión de identidad. seguridad o propiedad. La pregunta por lo tanto es esta: ¿por qué las cuestiones ecologl'hs no parecen involucrar dirrrrammtr nuestra identidad, nuestra seguridad y nuestras propiedades? ¿Por qué no estamos en una situación nonml. banal. mundana, ordinan'a? No vengan a decinne que lo que hace h diferencia" es la importancia de la amenaza o su distancia con respt‘f' to a nuestras preocupar iones cotidianas. Reaccionamos en bloquc ante

el menor atentado terrorista, pero que nosotros seamos el agcnlt' (ich sexta extinción de las' espec ies terrestres nos suscita apenas un bosta-0 delilunionado. No, es la ¡eat lividad y la sensibilidad lo (¡ue hay que colw‘ derar. (kilectivamente. rlrgnnm aquello a lo que somos sensibles )'-'|‘q“c'k' a lo que hay que reaccionar r.‘¡pidarru-Vrite. l’or lo demas. en otras Cl"Km

¿como (No) ACABAR con rar. FIN nr: ms 'rnzm'os? 2I7 055,110 capaces de compartir los sufrimientos de perfectos extraños. hem de nosotros. y"! sea por “solidan'dad proletan'a" . _ infinitamente alejados la “(.omnnion de los Santos o, sencrllamente. por huM“ nombre (le si hubiésemos dtridido fmmanlrfl inminimo. No. en este czrso. es como “¡Ma las reacciones de cierto tipo de seres —|os que estan ligados. en

nmp3labm, a la ext aña figura de la maten'a—. Dicho de otro modo. lo ut hay que comprender es por qué no somos verdaderos rnaterialistas. ‘l FJ on'gen de esta ínsensibilidad es antiguo. Jean-Baptiste Fressoz proPuso llamar “de.sinln’bicio’n” a la actitud por la cual. desde el siglo XVl'll. (¡da tel que sonaba una alerta sobre los peligros de tal o cual acción indusln'al (fiilm'ca de soda o alumbrado a gra). de tal o cual desarrollo m’nlífico (mcunacio’n o inoculación). de tal o cual toma de tierra cobm'al (desforestación y plantaeiones), se tornó la decisión. de manera mas'omcuos encubierta pero siempre explícita. de seguir adelante como fuere. Después de un terrible accidente ferroviario (el pn'mero en esta modalidad de transporte). l.‘trnartine. nuestro gran poeta romantico. ex(hmó: 'Hay que pagar con lágrimas el precio que la Providencia pone ¡sus dones y a sus favores [...]. La civilización también es un campo de batalla donde muchos sucurnben por la conquista y el progreso de todos. (,o‘mpadezcarnoslos, cornpadel.'cámoslos y avancemos" (Frcssoz. M2: 273). Ese “¡zu."tncernos!" es admirable... y qué wrleroso es aceptar terneran'amente las consecuencías de una acción arriesgada. ¡sobre todo (nando. de generación en generación. recaen sobre las cabe/"as de los hips' de los otros! No es. pues, que no hay." habido alerta; ni siquiera es que las campanas dtalcrta hubiesen sido iirr‘iosamente desconeetallas; no, las sirenas ululana toda maquina. pero de todos modos se decide vin'lmente no dejarse M"'mpor los pelim‘os. Si hay inhibición. en cambio, es sobre la velocidad de tracción ante las catástrofes engendmdas mais tarde. Las dos acu'tudes WI ala par. evidente,mente: desinln'bieio'n para la acción hacia adelante: inhibición para el registro (le las consecuencías retroactnas.“ Vin'lidatl de "Blade; impotencia del otro. El tiempo tiene tan poca influencia sobre Macu'lud que aun dos siglos más tarde la encontrarnos intacta en las 'Gpt'mmas" de la wang'r'nrm'ng: las" eonsecuencias desastrosas estan bien ¡dt'ntiñcauL'ix pero de todos modos se sigue adelante, aprestandosc a arre mtlcmcuxzindn a los opositores de excesiva pusilinn'midad. y en Imposible

l-l Anahi.” r \.|\ r tninzulicciones fue el gran proyecto de Uln'ch Beck. al Partir df Iu null: ¡lu ¡ru/ur (2003 “9861).

2 ¡8

CARA A CARA CON EL PLANFT.A

acelerando mas', a fin de volver la situación ele‘cu‘xmnente irrevcm'mc (k hecho —siempre en nombre de la “necesan'a modemización" (Hamn loq 20133)—."‘> ¿De donde viene esta extraña maneta de lanzarse una y olla tu en una aventura con los _ojos bien cerrados?

Yo querría explorar. en esta conferencia, el on'gen religiosa o mas. exactamente mnlmnrh'gimo. de esta elección. de esta decisión en fzwordc la desinhibición. Para eso. es necesario remontarse aún mas lejos en d tiempo. antes del momento en que el nudo de la ciencia, la relimo’nyh política se volviera inexm‘cable. Si ustedes recuerdan la conferencia“ tenor. la expresión “contrarrevolucio'n científica" empleada por Stephen Toulmin ha debido recordarles esta otra: "contmrreligión", propucsu porjan Assmann para acentuar el contraste entre las religiones llamadas tradicionales. relau'vamente indiferentes a la cuestión de lo verdadero y lo falso, y aquellas para las cuales la cuestión de la verdad se mehr esencial.lb El “verdadero” Dios no puede compararse con ningún otro, pero. en cambio, uno puede llamar “Dios” a muchas otras auton'dadcs supremas —por ejemplo. el Estado protector o la Naturalcta' conocida por la Ciencia-J7 Eso sucedió cuando fue necesario clausurar ldS' gucms de religión: hizo falta pasar de una instancia a otra la fuente de la corten absoluta. Para evitar que nos degollemos unos a los otros en nombre dc certens absolutas de lo mas” contradicton‘as, vamos a estabili7ar el colectivo alrededor de una demanda de certeza, pero, como dice Toulmin con tanta gracia. ¡sin estar seguros a propósito de qué debemos tener la certeza!" ¿Del ideal político? ¿Del progreso de laS' ciencias? ¿De la religión estable cida? ¿Del progreso económico? Por temor a la violencia, nos refugiamos

¡5 Encontramos la mls'ma idea de acelerar en lugar de invertir la (lire«ion'dd frente de modemiu'cio'n en el 'manifi -sto ecomodemista', disponibltm «hebreakthrougliungz [a versión partx’lica o critica, según (¿most hk¿_ es propuesta de “'illiams y Srnicek (20H: no confundir su ‘acelemcionan' con la ’gmn aceleración“ presente en Stef'fen y otros. 20lñl)). la pregunn“ si hay que seguir compitiendo para aven'guar cua'l seni el más ‘decididum te modcrno’. ¡6 Tema retomado de manera iiias"' radical y en una forma mis bre“: cn ¿“mmm (2009). l7 Recuerdo que el nombre dado a una instancia es menos importanle .que lb funciones de las' que dicha insmncia esta' dotada. Lst‘) es lo que pemillc li traducción entre formas apart-nteniente distintas" de instancim stlprtnm‘fd trazado de una growlítica. Véase' la conferencia previa. ¡8 'No se sabía muy bien de que. exactamente. había que tenerla (CNICH- Pd“ lo que era seguro es quc la ¡nrmidumbnvsc había vuelto totalmente mm?“ blr' ('l'oulmin. l990: 55).

¿cómo (No) ACABAR con El. rlN m; LOS TIEMPOS? 2t9 e” ¡a corten, pero prohibie‘ndonos repartir los niveles de confianza cn mnu‘ón de lo que cada dominio demanda realmente —y sobre todo. del ¿PO dc seguridad que puede proporcionar—. ¿Cómo podrían la religión,

h política. la ciencia, la naturaleza, las artes decir lo verdadero de la con el mismo glado de certeza? ’aia descubn'r el on'gen misma maneta. ¿(la dcsinllibición. hay que l'CIIlOHlillït.‘ todavia mas" lejos, mucho antes ¿(la wlución aportada por el Estado. solución que congelo’ las lineas dc conflicto. pero que no aportó ninguna paz verdadera y que. sobre todo. paralizó a los Modernos en el rem'stro de las reacciones de la matcn'ali¿3d a sus |I)ll()\d"Cl0n es. ¡Porqué estoy tan seguro de que debe buscarse en la religion el origen ¿(laa fonna cun'osa de indiferencia a las alertas sobre el estado actual de hnatumlcu‘? Debido al resurgimiento. o incluso a la omnipresencia del ténnino (¡patch/Isis. En cuanto uno habla de las mutaciones ecológicas (on alguna sen'edatl. sin siquiera alzar la voz, inmediatamente se nos ¡(usa de sostener un “discurso apocalíptitto" o, en una versión mas" atenuada. un “discurso catastro’fico". Más mie afrontar de lleno el asunto y responder: “¡Pero sí, desde luego, ¿de que quiere usted que hablemos?! LaModcrnidad vive, toda ella, en el Apocalipsis, o mas" precisamente. (omo vamos a reconocer, des/més del Apocalipsis. Es por eso que ella mis'ma está condenada a no comprender nada de lo que la histon'a le ¡porta (le nuevo. Por lo tanto. hay que aceptar mostrar definitivamente un dnc'urso apocalíptico en tiempo present/Í.

Ses tan dificil hablar de religión, no es sólo por causa de la creencia lmpliamcntc difundida de que la cuestión religiosa habría quedado definiu'vamentc atras. sino porque se nos ha vuelto casi imposible retornar ¡loque pudo significar antes del armisu'cio del siglo XVII, es decir, antes dtsu mutación hacia formas de certeza absoluta para las que la religión “Gesta mejor preparada, en el fondo, que la ciencia o la política. (bmo ma'acn algo. la religión no presenta el mas“ minimo interés. y hacemos bkncn ya no prestarle atención. LdS' formas que la han traducido en el (Uno del (Ít'mpn. si las separamos del movimiento que las hizo nacer, no Pueden (la! nm otra sensación que la de un cúmulo de reliquias, sin otro uk"que algún valor e'tico. estético o patrimonial. YSín (-mlxu-go. si la religión —en tanto contrarreligio'n- pennanecc fina. sigue siendo lt-cunda, es porque se ha descubierto que se puede “un ‘l‘ll' (lt'l)('lll()S vivir en el “u'empo del fm", en el scnu'do. a la vez

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¿como (no) ACABAR con rar. FIN or. LOS TIEMPOS? 22r

CARA A CARA (.‘ON El. PLANFT.A

preciso y en extremo inestable, de que los fines han sido deliniu‘ra menu alcanzados, en el seno del tiempo. y que sólo pueden realizam. gmfla'r a él. Como ya hemos señalado en la conferencia previa, la ve rdad

¡w ¿c "mind definía-ua, pero‘de aqui en más las dos nociones se encuenlnn mgmbladas" bajo la mas improbable de las formas: en la masivo,

. . . . d° "(no u’ particulamrente Importante, srno, al contrario, del despliegue, rich

minado número dr puebla: dice (mer. la absoluta certaa de haber altanzado ¿fin dz los (inn/ms. de haber llegado a otro mundo. y de estar separados ¿e ¡os tiempos antiguos por una ruptura absoluta. A esos pueblos ya no

“seguro”, “presente”; salvo porque, como se trata de un frrr de los pos en el límnpa, sentir esta verdad es volverse sensible al hecho (lc que ella es también incierta, poco segura, relativa, frágil, ausente ¡y sic-mprc por recomenzar! En la medida en que vivimos en esta tensión, comprendemos lo que

mn condescerrderrcia que han pasado al otro lado, que ya no son de este M que ia nada puede sucederles, ¡que se han modemizado resuelta, ddinilim. cornpletaunerrte y para siempre! Que su único movimiento es u'g'cmpre mais adelante, nunca hacia atras'. Su divisa es la del impen'o

semejante descubn‘miento expresa no proviene de un grado

qUe

reanudación, de la incorporación de ese término, “definitivo”. Si cs dm niu'vo, entonces, en efecto. podemos traducirlo por “absoluto', “cie '

puede significar la irnrpción de la contran‘eligio'n y esta nueva formadg histon‘cidad que se ha impuesto en el curso de la historia.” l's‘ parado]; co, en efecto, vivir el tiempo que pasa, a la vez corno aquello que sedrsl tingue radicalmente del tiempo de los fines y, no obstante, como aquello que realiza dichos fines. En cuanto perdernos esta peculiar forma de hrs." ton'cidad, aunque sea por un instante, perdernos el sentido de la verdad religiosa. Hasta que volvamos a comprender‘la, en el siguiente intento, La contrarreligión, como su nombre lo indica, no cesa de lurhar (mina ella mtsm'a. Vemos allí la dificultad de captarla, y el origen de su podera la vez lr'bemdor (los fines se han realiza-do) y tóxico (¡una y otra vez nos exponemos al n'esgo de equivocarnos respecto de los frnes!). Que este tiempo del fin se haya expresado en innumerables creencras'. constantemente remendadas, no es lo que nos interesa aqui; tarnpoto que a partir del siglo XVII estas creencias se hayan convertido en (ene zas que defender contra la competencia de las ciencias y de la política: todo eso sólo desviaría nuestra atención, Sin embargo. no conozco nada mas” desalentador que seguir la huella de la progresiva degradación de las innovaciones religiosas en simples creencias a defender —o peor, cn policía de las costumbres—.20 Para nuestro análisis. lo importante es qlK. en el momento en que este régimen de historicidad ha dejado dc str comprendido, todo parece indicar que se hubiese cortado en dos el enigma planteado por la contrarreligión. Hemos retenido el tiempo (id/¡nyb

19 Tema das/¡co a partir de Lówilh (2002). 20 lis lu que nos hace .‘rgirutr el oírlo cada vel," que. en el seno urisrno dt: h institución r-clesiástiur, resuena mm rnrr'srcxr que recuerda la mdimlrthd dd_ movimiento que le dio origen —corno es el (¡iso (le Fmrrcr'sxo (Z‘Olyñl. (“Pm ginalidad se mide por los eslt'rerms tlesrrrollndtn‘ para ahogar su rmpaClO‘

Puedc sucederles nada grave, evidentemente, puesto que se creen desde “¡un-Pre err el “fm de la histon'a".“' ¡Por lo tanto es inútil din'girles discurwapocalipticos anunciándoles el fin de str mundo! Ellos responderán

español: I’Ius ultra.“ En efecto. lo mas" t-.\'traordinan'o es esto: esos pueblos que se dicen irre¡“Mrs e r'rrcr't'-(lrrlos, laicos y seculares, extraen de la contrarreligión que haha precedido su sentido mas" profundo -es verdad que se puede vivir me] tiempo del frn- invirtiendo el significado de dicho descubn'miento «¡su exacto contrario: ¡ya no hay que dudar de que el fur de los tiempos ¡haya hecho realidad definitimnlente‘. ¿Qué es lo que se perdió por el amino? La dudar. la inet-r‘tidurnbre, el temor y el temblor ante la imposibiWmdiml de que los tiempos puedan terminar y de que su realización pueda prescindir del fluir del u‘empo. Todo reposa en una minusc‘ula mlinteqnetacio'rr del termino “definitivo”. Los Modernos son aquellos qxhan logrado ponerse al abrigo del u'ernpo que pasa, apropiándose delamas' peligrosa. de la más inestable de las formas de conuarreligión. .00th0 no iban a estar desiuhibidos? Creyendo combatir la religión, se tnnruelto irreligiosos en el sentido invocado en la precedente conferenm"han hecho de la negligencia su valor supremo (Serres, 1990).Ya nada puede ocum'rles. ¡Ya están, y para siempre, en otro mundo! Ya no existe otra dirección que hacia adelante, como si la vuelta atras' les hubiese sido zmpurada.

2] Sin intención alguna al respecto. Francis Fukuyama 0992) diagnosticó muy acertadamente la situación postapocalíptica de Ls‘tadus Unidos y la imposibilítl.‘td en la que se errcuentm desde hace treinta años de reanudar la hiuuricidad. Aquellos que han terminado con lrr historia, ¿cómo podn'nn interesarse en -o memmente comprender- lar nuem geopolítica de una Tierra rrru'lu'ple? Y? ¿(kinrn podrían unos Modernos cuyo orgullo y cuyo ideal consu'ten cn [mnqulur hn (alumnas de Hércules. hallar sabor. orgullo, ideal o una política cn Cl "¡muay límites"?

222 CARA A CARA CON El. PLANFT.A

W

Fue En'c Voegelin (1901-1985) quien —en un libro tan gcm'al (o poco conocido: La nun/,0 a'ma'a dz. la política (2000b)— llamó la alencn¡0'-m° sobre esta operación de inversión. El tiempo del fin. tanto en la ¡“midi judía como cn la cn'stiana, ya había sido objeto de numerosas han“? ciones en la forma de un fin dl. los (¡mn/ms. posible, previsible y, dm: luego. esperado. No em ya el fin de los tiempos en el tiempo que m era el final, la interrupción final del tiempo que pasa. l’ero esc dub-u miento conllevo’ una continua duda sobre la veracidad de (liclta "¡dub ción. Poco a poco. y especialmente gracias a las numerosas' glosas dd Apocalipsis deJuan. el apocalipsis, en el sentido de revelación (le (it-m, régimen de histon‘cidad. se convirtió en un discurso sobre la cspcm del fm del mundo.” Ahora bien. si ustedes han comprendido lo que precede. nada no, auton'za a prever. a predecir. el fin del mundo -sólo es posible proa; carlo o implorarlo—. "Fin" quiere decir en primer lugar culminaciómm segundo lugar. finitud.‘ por último, revelación, pero siempre en y con el u'cmpo y (sobre todo) por su intermedio. Eso incluso da un Valor com pletamente nuevo al tiempo que pasa: trae. y trae por si sala. la culmi nación final. ¡que nunca lo es! Lo que dura para siempre no dura uno por aquello que no dura. Para permanecer dentro del espín'tu dc cm situación estremecedora, la última cosa a la que habria que escaparcs al u'empo. Pero a muchos se les da por oponer el tiempo que passa] tiempo que debe terminar para acceder a lo que dura. lts' el caso dc los milenan'stas. 0. por un giro todavía mas” extraño, a otros se les da por afirmar que a partir de ahora el tiempo de la espera ha terminado. que la histon'a ha terminado, ¡que muy pronto tenninam’! Desde el momento en que se traduce el “tiempo del fin" por el “fin de los tiempos“. unos: encuentra al borde de una metamorfosis vertiginosa... y la tentación de pasardelatro lado, abandonando el tiempo de la iinitud y de la mortalidad, se vuelve irresistible. Voegelin atn'buye ajoaquín de Fiore (11304202) un papel central en esta gradual incomprensión del mensaje apocalíptico (deberíamos decir: en esta gradual y paulatina moderni'lación que simplemente bo rrara’ el on'gen judío y cn'stiano de este mensaje) (Lubac. 2014 [198”. Gonu'er. 201]).Joaquín, en efecto, añadió a la división tradicional dc los cns'u'anos (de por sí, muy discutible) entre la época del ’adre y la e'pofl

‘23 Véase la excelente Serie de televisión de Gérard Mordillat ,vjc'ro'me Pncut.

LA'poralypu (2008).

¿cómo (N0) ACABAR con El. FIN m: 1.08 'mzmms? 223

“JI-.0 .y por lo tanto el Anu'g'uo y el Nuevo Testamento- una nueva dd que e'l llamaba el reino del Espín'tu. ¡Es con este reino como las NEWS} puedo alreverme a hablar de este miodo. se van a echar a perder! ¿mm-0'". cl punto de divergencm, al comienzo. es minu'sciulo. tan minu“,u¡o_ por lo demas, que los papas no ven nada que tobJetarlc a la modos. levemente balrz’lalme) (lt-Joaquin: esperar el ortodoxia (deltodos n¿no del Ps'plrltu parece una interpretacmn perfecta de ese doigma de hemsnmción. que se. define muy bien por la eternidad m el tiempo. gd“, Porque joaquin hace de esta espera, por definición imposible de controlar. la realil'acio'n mi la historia delfm de la histon'a. ¿las‘ lo mismo? Namuchen bien. es más bien lo contmn’o: las relaciones entre el fin de ¡“tiempos y la finitud del tiempo se han invertido.“ 1.a histon'a, en su ¡“me mmimiento. se. pone a acarrear ¡la trascendencia que le pone fin! eso significa que podremos escapar a la inmanencia... Tanto como ¿»mpuiur ajoaquín no sólo a establecer correspondencias entre las ¡{un}! (¡el Antiguo y del Nuevo Testatmrnto, como siempre se había hecho [:“u'tllllt'll, 20011). sino además a io‘rmular verdaderas prtvm'bna his‘ “¡tu que e'l pretende verificar mediante un impresionante ejercicio demunei’olnt"ia. lil curso (le la histon'a cargada de eternidad se vuelve (“mk/¡[r pala .‘iquellus que saben prever con certeza su derrotero. En manos de los comentaristas dejoaq uín, el minúsculo mau'z va a amphi’rsc en una transitH'ulat‘ión radical del mensaje: la espera continua del momo del Hijo —del que no sabemos “el día ni la hora” (Mat. 25.13)-se loma la certeza de la realrlación. aqtu'almjo, del reino del Espín'tu. Pero mlízar aquí abajo la promesa del mas" alla’ significa. inevitablemente. paar dc una definición digamos espiritual hacia una forma de poliu'ca. Abandonamos entonces la solución sensata y precaria de san Agustin. que consistía en no esperar nada de la (.‘iudad 'I'errena, sino todo de la Gudad (k-leste. Los monjes de la5' generaciones siguientes. entusiastas ¡«(cres de joaquin, sueñan, por su parte. con realizar de una vez por todasla Ciudad (.‘eleste aquí mismo, transfknmando radicalmente la (Jiudachrrenu. ¿Y quién va a gobernar este reino, vuelto. de este modo, Políuc'o-rcligioso? ¡lus‘os mismos monjes de vida asce'tica, inspirados por thn'turas.‘ Tan insensible como radical, la transición comiema a per-

24 ‘l-Zn el t msn de la historia, pam nuestra sahncio'n. 'ya no tenemos nada que esperar ' (lo que no significa: nada que explotar. que cxcamr. que descubrir. que ponen en Illáll'Cth): nada y. sobre todo. no un ‘Espín’tu’ que han’a ‘wpo nu' al (Zlistu. destniyendo con su Iglesia el medio para conu'num n'viendo dr m Espuilu' (l.ul);ie. 2014 [1981]: 156 y 194).

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CARA A CARA (ION El. PLANETA

vcrtir tanto la religión como la política. A parúr dc ese mamen", ¡a pobre política, tan impotente, tan modesta, tan concreta, siempre engañosa. ¡va a cargar con el peso aplastante de volver realista el reino del Espín'tu! La religión tan frágil. tan insegura de sí misma, ¡tendrá qut hacerse cargo de regentear el curso del mundo! 1.0 quc ra a (1mm, todas las furias de la lriston’a occidental es que. evidente")Cnlc. ni lapt, lítica ni la religión pueden cargar con semejantes fardos. Jamas" de},t hacerse que la política degenere en mística por miedo de que la mísu‘q degenere en política. ¿Acaso esto les recuerda algo? Tendrían perfecta razón -nos dim Voegelin- al reconocer en esta figura de la contrarreligión aquello cn lo que -según los modernos- no cesara'n de converu'rse. Despojcn de hábito a los monjes; olviden esos términos que sc han vuelto arcaicog “HJïo”. “Espín‘tu'. “reino”; olviden la mención del Nuevo límngelio; u'o nen ante ustedes el atenador proyecto de confiar a militantes. inspirados por la certem' de las' verdades de arriba, la realización del l’arai'sosobrch Tierra. Si, exactamente: el ejercicio del terror. Ya no la Tierra que n'bra

¿como (no) ACABAR (ION rn. rm ¡»21.05 1‘ll>.'\.lPOS? 225 .u‘ “a necemrin para que ciencia. política y religión no se marlen. Los andamos. según Voegelin. llegaran a creer que por fin se puede pasar ¿d'mnblor ante lo inacabado del mundo —la teología políu'ca propuesta Por gm .-\;,mstín— a una nueva posibilidad que sería la culminación del mundo de aquí abajo mediante la intrusión del Espín‘tu... y de sus su(¿111m5, Vivir a la espera del Apocalipsis es una cosa; vivir después de su «¿tirar-ión es otra muy diferente. 'I‘al es el movimiento dado a la contramoligio'n antes (le la Reforma. Reforma y (Iontrarreto'mia cada vez mas'

mk‘ntas. ya que no harán otra cosa que encadeuar una sen'e de reacciomen el fondo inm'itahlcs. a la previa poll'til'ación del espin'tu religioso ¡grada adelamte por los interpretes de las predicciones dejoaquín. Una wziniciadzts las guerras de relig'o'n, ya no habrá otra solución que aquebun bien analizada por Toulmin: el Estado, enseguida apoyado por la Ciencia... y los dos muy pronto engullidos crudos por el Mercado.

bajo la presencia de un Paraíso que ella es la única en poder realizan: condición de no confundir la una con el otro, sino una Tierra comem‘ da en la realidad (siempre virtual) del Paraíso mismo. Las promesas del mas' allá se han transformado en ulopu'u. ¡Lo qtre no sería demasta'do grave si a muchos no se les hubiese metido en la cabe7a transcn'birlasa la realidad! Realización llevada adelante por militantes (no confundir con acu'w'stas)"-" definitivamente inrnunil'ados contra la duda. puesto que habrán pasado al otro lado de la ¡ncmidumbm en lo que concierne al tiempo y a su dirección. Los fines ya no son lo que esperamos. sino lo que poseemos —y lo que desde luego, inevítablemente, nos va a tmicinnar-. Según Voegelin. no se juega impunemente con el reino del hs‘pin'lu. joaquin de Fiore, como buen monje que era, creyó muy piudoso añadir

Tzlwr se esten preguntando cuál es la relación que puede tener con las mtstínntw' ecológicas este rodeo por la historia de la teología políu‘ca.“ Pero el vínculo es tan directo como repenu'no, y reposa enteramente sobre la palabra ¡nmunrnlizarión que Voegelin utiliza para resumir esta m‘vnin’n (le sentido de la palabra “definitivo”. Es ella la que les hará perder la Tierra a los occidentales, al cortarles el acceso a la inmanencia. Entierro. la historia relatada por Voegelin no va de la trascendencia a hlnmilllcnt in. sino de una epoca en la que el vinculo entre ambas permnm'a inestable hacia otra época que ya no ve en lo inmanente sino la

una época nueva a la historia universal para completar la del Hijo; solo' logró [ionerfm ala del HJi'o, introduciendo aS'í en el mismo cn'stianismola desaparición programada del cristianismo (Voegelin, 2000a, resume su argumento en unas cuantas páginas). La moderníl'acion consena todos los rasgos apocalíptjcos, pero en adelante se priva de la inceru'dumbrt

Sila historia (le los Modernos hubiese consisu'do en pasar del abandow‘dc las ilusiones del mas' allá a los sólidos recursos de aquí abajo, toda

25 Toda la Íilrnofia políu'ca dejohn Dewey (2010. en especial) cons_ls'(€ funk) grar distinguir ln expen'nientncio’n ligada .1 la practica de la investig'rlfilonrddd‘ la aplicación de unn verdad. lis-o es lo que permite diferenciar :¡l activista miliumtru So‘bre esta relación dc la política con la verdad. véansc ¡JPPm‘m‘ (2008) y. allí. mi prefacio.

dtfinitim inserción de lo trascendente —y su fracaso—. Daría la sensación dtquc no sólo la inrmrurneia. sino también la maten'alidad, fuesen a desaparecer como aplastadas bajo el peso de esa trascendencia postiza.

¿hit habría vuelto (¡lenta a lo terrestre. Pero, para aquellos que inmanmlizadeula', ya no hay Tierra que sea accaibIe. L0 que la modemil'ación u'enc

26 la designación “teología política" fue introducida por (a'rl Sclnnitt (1988) pam designar lil arqueología de los principales conceptos politicos que la ¿pour moderna cree haber secularil‘ndo. pero que (¡IC siempre cn esquema lcológirox aún activos Aquí lu adopto para subrayar uno de los rasgos constitutinn (le la r mururreligión que se refiere a la incertidumbre sobre lo que es setular ¡v lo que es religioso.

\M.e.w.. 226 CARA A CARA CON El. PLANETA

¿como (N0) ACABAR con i»; L FIN m; lDS Tiempos?

de paradójico es que cada vez mas‘ .ha perdido de vista c (¡alquier con con lo mundano. con la materialidad: ya no ve otm (053 e mundo sencillamente mundo, que el otro inmanenu‘mdq ligne los Modernos se sientan tan perdidos... ¡al punto de no sab: ¡(aqui rn han sido Modernos o no!27 Dicho de otro modo‘ Sl. ¡OS no es por exceso de maten'alismo, den el mundo sin sobredosis de trascendencia mal aplicada... Observemos cómo procede Voegelin. Pn'mero

o después de

afirma en su libro que la historia de los occidentales ncrjunlas estas tres formas n de religión. Cic erón l soslt.‘ no uma entiende I sobre ¡os dioses de los filósofos. Agustín no (09 algunliols dioses de los entiende cosa romanos. Hobbes no tien “una .derqd para e siquiera la mínic1 Dios de Agustín (2000a: 138,en especial. sobre ug xI)<.|2b2'2:_¿:23). Lo que interesa a Vocgelin es la his ton'a de ma pa'dida Hobbc'svfidml v los medios para recuperar una "diferenciación ¿Mmmm n'o ¿“cm-dar max'im ' ninguna de las formas de religión inventada: q‘" Pcnrso dc la historia (200021: 127).?" Se toma muy en sen'o. pues el tn ¿dlch'mÁdirÜ-ón_ el modo de existencia, propio de esta forma particular dci:(¡Joomm"diran-ó,1 asociada al cristianismo. Pero lo.que va a subrayar m‘medimmncmc es que C‘se. ¡modo dependede una Incertidumbre gnndc que usa conu-arrcllglon tan no podra resistirse a la tentación de desmcñc de ella: Yaegcli

una

procura cOmpm de dónde proviene la inestabilidad de la contrar I'L‘lllgíón "de: (¡c"¡lino de Assmann que, por supuesto, él no utili7a, pc r0 que clarifica muy bien d movimiento que describe). “¿Qué incertidumbre particular podía ser lan [mmm que Para supcm la hizo falta recum'r al dudoso medio de una inmanmlzza'a‘o'n . W“ (Vocgclin. 20003: 178; el destacado me pertenece.) W Para captar la solución que él va a dar, hay que desliac erse (le eses PR, juicio inextirpable según el cual la religión —cn'stiana e n particulap no scn'a mas' que un tejido de fábulas engullidas crudas. Este prejuiciou] vez sea val'ido, pero tan sólo después del armisticio que. confundiendo todas las diversas fuentes de verdad en una competencia perdida dc anto mano por alcan7ar la certeza indiscutible. empujó a la religión al (logm u'smo. Voegelin. y ese es su inmenso aporte, parte del principio (le quese debe poder remontar hasta la fuente de esta vibración propia (le la con uarrcligión y el tiempo del fin. Lo‘sa rarísima, él es por lo demas' cnpazde aceptar un pluralismo ontológico en maten'a de religión. Y nos imita.en efecto, a reconocer (ra tipos diferentes de autoridades supremas.

Desde un Punto de vista terminolo'gico, será necesan‘o distinguir tres u'pos de verdad. 1.a pn'mem es la verdad rel’rcsc".md_a por los primeros impen'os, y la llamaremos “verdad emm-010g? ca'. La segunda aparece en la época de la cultura polïuca de Atenas y, mas' particularmente, en la tragedia: la llamaremados “verdad antropológica". [...] Por último, llamaremos “Verdi soten'ológica" a la tercera clase de verdad que aparece con a cn'su'andad (2000a: 124).?”

27 Siempre me acusan de no dellmm se especificar los límites exactos Modernos. en que país n'ven y en que época. BW!“ "¡fc “¡mami-mc. "o (la por que no se pueden dar respuestas a esas P_’cg"nl'(L‘.-,J¡n when dónde están. F.se es el desafio cn el rc'ar‘ralgo_'.)or M mandó" hu, 28 Artnalmente se diría más bien religiones CÍVÍCRS' ’cl'g'oncs

n

[a respuesta no se hace esperar: la incertidumbrees la esencia mu.‘ ma dd rn'sliunimm. El sentimiento de segun'dad en un “mundo lleno (le divinidades” ha desaparecidojunto con las divinidades cuando el mundo esta" desdivinizado. la comunicamismas ción con el Dios ttas*cendente al mundo se reduce al vínculo

fm’gilde la fe (2000a: 178; el destacado me pertenece).

lasanliguns divinidades, laS' de las religiones capaces de compararse las ¡mas con las 01an mediante esas tablas de traducción que he tratado en htonferencizi anten'or —Vocgelin las llama “cosmológicas'-, fueron de< “Oradaó por el fuego abrasador de la contrarreligión. Las religiones de la filiación —tal es el sentido de la palabra “soten'olo'gico”— comienzan por dcslruir las diw'nidades —cso es lo que quiere decir aquí “dcsdiw'nizar'— ""6 de verse arrastradas mas” tarde por el movimiento de la religión Mmmm ella niisnia.’l En el período intemiedio. entre las religiones x

. . ' ma'llSl-ls. religiones de salmcio’n. Aqui, no .importan. sino ' de el Pluml‘m‘o los (¡pos v (le . instancias supremas que permiten on'cnmrsc. El argumcmo d‘

‘K’M‘hn es que Occidente nunca logró sostener ku un a ¡a “7‘ a cuestión de la “diferenciación máxima“ remite directamente al p,m\"'° dc Plumlismo de los modos de wn'du'a'on’ en Latour (20"2b)' _ ,. A - _ 30 4 '31 (“INK ¡(lo argumento (le la seculan'mción intcma a la ,Wd'cpn (“mua n" que Sc volvem’ luego contra si misma. Si bien no uu’lin cl lcm'm' 3| E°l""h‘"“mainem de definir el 'contm' .cn contm."°'¡_g'iún(x'mmo_ l“ l \ I e :\n.‘l(lll.’l es v no la naturasiempre la acutud harta Cl {con l m 'pedor de ídolm ' “Hable de los íconos que sc ofrecen al martillo dc 7° Pe

y la nueva (contm-)religión de la l. cosmológicas dcsaparccrd'ts. de un cnsttano que con gm" dificulnellglón A vocgclin traza el retrato hd ' su vocacion: fuerza por sostener

st. manlimtry mm el 11'?ng dr. deshacme En verdad el lazo a Dios. [___ tz. La vida del alma abierta desde el momento en que es “¡nc _ borde dr una (011211 que. de la [m’dida —|a ligere'la misma se Ma en la modalidad (le'll(la_ u n fardo dmnasiado pesada [mm una: rrwlmsr puede edificio barril;me ¡78479. que aspiran a MW, amos de una afim‘mcia- (2000“:

destacado me pertenece).

“WWW!” [miras del alma "‘f".""(""l las 1 . . q uc n ¡{am-ia Pi‘"l ¡y la probtbtlrdad de una decadencia de ¡a "tual rístianismo; (7' P""gl‘¿'5° (lc la CÍVÍII'I’acio'n (¿‘OOOa' 179- el nltlln" i c0" pertenece). o Inc (¡C Vocgcllll es radical: unos pueblos que han sido cn'stia ‘_ unn wm Segura, pero que ven acrecentarse sus n'qtrems sus ."l dc md r ' “ru-l. del Siglo XV descubren nuemsr‘ tierras por (’ioquiclcu. que 'J P 5_ y que siguen siendo atormentados por cl cn-su-an.ls_r' ¡orizontt' aplastante —con satisfacción v a la "MS: mlreposar es e fardo 3pm?" cl ramo) "¡amp sobre alguna otra cosa. ¿bbbre ql": un“. mucho más antigua. siempre nm" o menos presente

exige vivir en el temor y el temblor Si es verdad que ser cn‘stiano c de intnediato que seta muy hit-nc I“ “¿Ham-en. ces comprenderán ustedes de precipitarse ¡sobre cualquier ocaS'io'n de cesar de terrier y ¡embla'íl‘ton Si les cuesta comprender este pasaje. probablemente sen porque}; transformado la situación de temor y temblor ante la presencia (lt-l (¡can po del fin en la creencia segura de que existiría“ (las mundm bien “.pamm’ dos. el de aquí abajo y el del mas' allá. hacia el cual, gmcim a las Crílkm de la religión. los creyentes so'lo pueden ¿S'pirar a elemrsc. ¡»cm ma so

lución en que la trascendencia deviene el Cielo y la inmanencia la Ticrra es una solución de reposo, de repliegue de pereza y de ¡xirdida El vínculo entre la inmanencia (el tiempo que pasa) y la ¡nbïcndcnúa (h culminación de los fines), ese vínculo inventado por la contnurcligión. y perdido por su versión modernimda. requiere una relación zmr'talerr tre los dos, y no. en absoluto, la superposición. como un Sáindm'ch.dc una capa de maten'alidad sobre una capa de espiritualidad. lis el Clcmo creen vpo malentendido entre los “espin'tualistas” y los “materialista”: untarh saber que todos sin nerse pero hablan exactamente de lo mismo, haber perdido natural es manteca de lo sobrenatural sobre el pan de lo que la tcntlvnm' ya tanto el uno como el otro. l’ero hay quc reconocer es irrefrenable:

¿si A tmdicione al deslimnuï,"¡o que a .Voegelin le parece a la VCI.’ inevitable y caU: micnmu que la fe es Incertidumbre —vibración de la presencia

"(l-a Propia de la contrarreligión—. el gnosticismo, como la ¡de la nuw es e l conocimiento segun). la fe es lo que nos atrapa; el ¿gtologia indica. que nosotros atrapamo& mnocimit-nto. lo la tentación gno'stica \a a tomarse “O'nl’r‘v'ndc que ¡Ximmm' s" período definido por 'I‘oulmin como el de la certeza “5.31.1,1c ett el wfi-mnfiy, Y ('slt) se veni acentuado. a partir del siglo XVII. por la apav ¡mts u.'milítutl de esta forma de verdad cierta con el nuevo formato de pcu'tszíounin'íitlad “tn-(ida por las ciencias.“ A partir de ese momento. hm’ígio‘n M" pt'est'rlt.'tr‘.'i (le una sola mane m: como un esfueno —evídenmutu- \.'tnu— por parecerse a un conocimiento seguro e indiscutible.

la tent.’tti\.'t de inmzmnrlw’tr la significación de la existencia es. cscncr”.tlnu-nte. una tentatiut de aprehender de manera maJ'fmnt. dccuanto lo pennite la rog-nilio fidel", el conocimiento (le la fe.

33 A] Www"illamill'k (1990) desencadenó el interes' (le los filóml’m alemanes del!¡girostit‘ismo. EIl.p'.ll’ls(.l.(lll'.lrJ(‘)Il'.|_\"( 200] ). (url. relación con . . 34 ‘En (lt-.linitivs (l\4I(|('"4lu“c"m “num (.mmm' ¿("DL . Cue-made los progresos exlraortltllanos (le la nencta dog“. el Si “(Tx’\","”"d-I vuelve que“. de Ct.)nt)(‘ln.ll('nl.0's(' y ' “l "llevo ¡Instrumento ' ubtcmcmt gnmúm l A lli‘liljjuveruns temarios a decir-el vehiculo srmboltco (le la verdad Int'ltm» hasta llllt'flrín dias, uno de lo; "Him: . ' u‘"“'_""f’ ht" (¡L'Vcnulm l...) las ot Kilostrcos mru' lucrtes. de lav Miciedatl mmm“ ' _' (¡(ll'nlíll. lc l“ “flames c I OCHOA" particulares l . I I I t . ¡Ian t i grado. cada tura. una llulla mr) L en .4 li de h “lución I parto ogn. y la de la la lmrlogra lïsrca. la soctologra. Woexdin ¿‘Wd-dfmves r . 185). ,

c a tratdas. ’ r 0 50‘)rc ' personas haya, espontaneament (‘¿uantas mas' ' ' ' ' ¡a, . , a l orbita cnsuar las cuales se haga presion, para entrar en (5rr ' ama su! de aquellas que no tengan la mayor sem' la cantidad

60"“ SJ-“día y cristiana, la del g-nostins'mo.“ El te'nnino mismo w: una

.

228 CARA A CARA

¿CÓMO (no) ALABAR CON m. FIN DE Los 'ru; mms? 229

C ON El. PLANFÍI'A

’ dc lu"f tkfín", ' ¡roma

y la_ 32 Una cesación as‘í es la que desent' :ldena el furor tiempo. de su religiosas (¿000‘ “8431) contra las' actitudes

¿CÓMO (No) ACABAR (.O‘N El. HN nr. nos TIEMPOS? 231

230 (MRA A CARA (ION El. PLANETA

nucsuo conodmtn‘ilo lll, la lrasrnuirnn’a; (¡lima him, [tu afm'm‘, gnost'u‘ns ofmn al! asitlrm más finnr en la medida que comme" en una dilatación del alma hasta tal punto que Dios es im rada a la existencia del hombre (¿‘000a: 181; el dmtacado mc pertenece). la interpretación de los Mod-unos depende del sentido de esc tcn'n' 'inmanentimción", que pennite explicar tanto la “seculan'l’ación'

le hace Msenta años que lle u adelante la yihad tanlra si mu'mo. y que l . ha. .f . ,q c u." l.smr seguro de lo que ese Dios le ordena... Esa es la dlcrenCIa: un alma que tiembla bajo la mano de Dios no es en absoluto lo mismo qm. ¡a (cue/a de espíritu de aquel que cree ¡que su mano es la 11101211! ¡J ¿nriano ¡main vive en el antiguo islam, el que todavía no se confunde Pm completo con la política; el nuevo militante combina la religión y la Política en una sola y radical certeza. aunando los roles de predicador. dgjuel‘. de investigador. de prefecto de policía. y de ejecutor (Kepel y

la 'malerialil'acio'n". Voegelin no nos dice, como en el gran relato mb; tual. que habríamos pasado del ()scnnmti.s'mo a las Luces; de la (1pm dc bienes ilusorios del (Iielo a la ("aplm'io'n de las realidades tenesircsd, abajo; en una palabra. de una vida ispiiada por la religión a unawzh' secular. No. nos dice que hemos pasado de una situación en la quth

“¡k-lll} eds... 2008). la “dilatación del alma hasta tal punto que Dios es mmpwadu a la existencia del hombre" tuvo como resultado que algunos hombres se tomaran por Dios y perdieran de vista la dts'tancia que separa

inmanencia y la trascendencia. el pasaje del tiempo y el tiempo del finj (Ziutlad 'l‘errena y la (.‘¡udad (keleste estaban en una rela ción de turbina." mutua —tal es el sentido estricto de la palabra “aptxalipsif- a una 'situ; (ión muy diferente. en la que Creemos poder captar en el aquí alnp'h promesa detenninada de. la presencia realilada del más alla'. Se."gúnél.las

do inconveniente alguno en prolongar la línea de análisis que va desde

Modemos no están seculan'l'ados —y esto es olJ)'eto de una encaminada dm’puta-"' sino. a la inversa. inmanenti/‘ados. (busecuencia inuiublc: no limm' ninguna (las! dr mnmrlo posible ron la (mmm puesto que no pue

dc un arma en su arsenal.

den ver en ello otra cosa que. lo trascendente que intentan'a plcgme torpemente en lo inmanente. ¡Y ikuvao.s'.'nnente fracasaría! Ha nacídod

fundamenlalismo, que no cesara’ de haeer meta."stasis. Un ejemplo reciente. tal vez vuelva más comprensible lo que tom prestado de la historia demm‘iado poco conocida del gnosticismo. la imlpcio'n reei 'nte del lundamentalismo islámico. que impn'me unzin temidad maxima tanto a la ('onli:u'religio’n del islam como a la de la rm demi/ación. nos permite ('aptar el movimiento avi/morado por Vocgtlin En el film Tim/¡11km (de ¡\l)(l('lIleHIluIll' Sis‘sako, 20H). un viejo imm' intenta explicar el sentido (le la palabra yihad a los militantes que.“ lásllnikov en bandolem. vienen a "modernil'ar" a hierro y fuego la Ar.(‘estml « iudad de 'l‘ombuelú. “¡'(¿uiere impedirnos llemr ¡ulelantc la \1-' had. z nando usted es un imán", se indigna el militante. A lo que clouo responde ron humildad que. ¡".nna's podría permitirse tal arrogancia. \_1

35 Sobre la l onlun’enia (le liliunenlx'rx “999) ('ull Voegelin, “inc clentkfï S",‘llhi'ls (¿'Ílll'). 5m embargo. de esta em .‘u ni]. la displlla Inc ¡"anqu eleuu en el «lt'xlnl'i m «le la materia. vim nlado t'ou una fascinación pod“ uuu-rial,

z unos del otro. Si bien Voegelin no habla de la “revolución islámica". no habn'a teni. las primerm puriumos todavía en'stianil'ados a las diversas formas de mi"

liunlismo lllÓplt‘O viole,"tamente anticristianas. pero salmjemenle modcmllutltllib. De la mra de castigo al kalas'hnikov. y del kal¿s"hnikov al (inturo’n (le explosivos. la (-onsecuencia es segura. El nihilismo tiene mas"

ll.’l"-‘ una línea de tramslk)nnación progresiva que liga tlgnasli(¡wm "mln-md mn r1 meliris'mo ranmpam'nro. Y esta transformación es lan progresiva que sería difícil decidir si los fenómenos (onleinptn.‘ineus deberían ser calificados de cn'stianos por el llt't'hu de que. t‘unsliluyen a las claras una excreccncia de las' llt'l't']i.‘l\ < l ísti'an'as de. la lidad Media. o si son los fenómenos me dit-xales los que deberían ser calificados de anticn'slianos por el het'lto (le que se hallan manifiestamente en el origen del anti-

uixtiam's'mo moderno (Voegelin. 200021: l83). l'com'lm_'e: “Mais vale dejar de lado tales cuestiones. y reconocer que la cscnua (le la tnutlernitlad consiste en un acrecentamicnto del gnoslicismo'. lamet¡talileim-nte. no hemos tenninado de calibrar ese 'acrecentamiento". El lema del apocalipsis. que provenía del sentimiento de la Presem ¡a de la que era menester no separarse. sc‘ convirtió eu la Ausen(ia que los \.l()(l('l’n()s impusieron al resto del mundo (y ahora. por obra de un giio imprevisto, a ellos mismos).

l’or ("altipldils que puedan parecer determinadas conside mcio m'x supeilieiales. la expandida creencia de que la (¡VillL'lClÓll

232 (¡ARA A CARA (ION El. PLANETA

moderna es la (.‘iw'lilu'icio'n por excelencia sejustifica plenamcn. te desde un punto de vista empírico; el hecho de que se ¡o Cow

cediera la signifimdn'n dr la salvarión se halla en el on‘gcn del surgimiento de Occidente y constituye efectimmente un a,» mlifisís dr n'viliwn'n'n (200021: 188; el destacado me pertenech

No hay duda alguna al respecto: Occidente cayó sobre todas las chili); ciones como un Apocalipsis que puso fin a su existencia. Creye’ndomn portadores de salmción. ‘ nos convertimos r en el apocalipsis pam . los cum ¿(.omprenden por que hay que descontar de aquellos que acman ¡“dbcurso ecologista de ser. con frecuencia. demasiado .'ipoca|íptico? i\‘th dose a seguir viviendo en el tiempo del fin, ellos, al contran'o. han ¡m puesto a las demas' civiliu'ciones un fin violentoJoseph (bnrad yFtanm' Ford (,o‘ppola tienen razón: no debemos decir Apocalypse ycstnrla}, sino siempre Apocalypse now.

Si se preguntan por que las cuesu'oncs llamadas ecológicas no interesan a mucha gente. mas” allá de su escala. su urgencia y su insistencia. tal m no sea tan difícil dar con la respuesta. siempre y cuando uno tome en cuenta su on'gen (contra‘)relig1‘oso. Venir a decirles a los occidentales-o a los que acaban de ser occidentalil’ados recientemente con "hu" o menos n'olencia- que los tiempos terminaron, que sti mundo esta" acabado. que es preciso que cambien su modo de vivir. no puede acarrear otra cosa que un sentimiento de total in(:omprensio'n. puesto que. para ellos. el Apocalipsis ya tuvo lugar. Ya han pasado al otro lado. El mundo del mi allá se realizó —en todo caso para aquellos que se enn'quecieron—.l'a franquearon el umbral que pone fin a la historicidad.’6 Saben, escuchan pero. en el fondo, no nee". En eso. creo. liayque buscar el origen profundo del (“mamar-41mm‘mo. No es un escepticismo ref-cn'do a la solidez de los conocitnit'nlos sino un escepticismo sobrrh posición en la existencia. Si dudan o si niegan es porque toman a aque

36 l’m eso es en “¡no querer pasar de un :inu'h'sis del tema del fin de los |il'")p0\. « Hand” este (x upa toda la ill-SIUIÍ’A de inspiración occidentalJtfl unn hm ha que. el 22 de llull” «le 2015. en el coloquio del lanmmienlodd ‘xnnniiirxtu I't uinmlei llista". gritó Il'r timr lo gn lwyond "¡al (¡00W da} (';Y;i es hnm (le dejar amis ese humor de fin del tiiuntlo."). retctmant‘lonasfl'l tu (’IL’IdU 'gr‘nunt ennnl' de l.'un'.utine.

¿CÓMO (N0) ACABAR CON El. FIN 0151.05 TIEMPOS? 233 “06 que gn'tan a tiempo y a destiempo que-hay 'que cambiar lolalyimdital“mudo modo de Vida. por .un‘os loqultos Sin m.a5' credito que Plulippulus el mec¡-.¡_ cl que aterra a Tintin en La estrella mulmom. con su gong y su ¿una blanca. ¿El “cambio de vida total y radical”? Pero si ya lo realizamm justamente. ¡voii/¡endesa modmzos para ricm/m". Si la modemidad no fuera tan religiosa, el llamado a ajustarse a la Tierra sería escuchado sin inconvenientes. l’ero como ha heredado el Apocalipsis. apenas desfasada un ápice en el futuro, lo único que suscita es un alzamiento de hombros ouna respuesta indignada. “¿(Iómo se les ocurre venir a predicamos una a; mas el Apocalipsis? ¿Dónde está escn'to en los Libros que habrá otro Apocalipsis des/má: del primero? La modernidad es lo que nos han prometido. lo que hemos alcanïado, lo que hemos conquistado. a veces por lan'olencia. ¿y usted pretende arranca'rnosla? ¡Venir a decirnos que nos equimcanios sobre el sentido de la promesa! ¡Que la Tierra prometida dc la Modernidad debia seguir siemdo prometida! Es insensato." Y. en efecto, en ninguna parte está escrito que al Apocalipsis pueda sutederle otro. De allí esa actitud inexu'rpable. esa calma total. esa fn'aldad de mámiol de aquellos que sin embargo leen todos los días el anuncio de catas'trofes diversas. Parecen tener derecho a esa Tierra que en efecto les fue prometida 41:0)- feel enlitlerk, pero esa Tierra no tiene nada de terreslrc. ra que lo que se niega es precisamente que tenga una histon'a. una his'ton'cidtul. una retroacción, capacidades. en una palabra. posibilidades de actuar. Todo tiembla, pero ellos no. no el suelo sobre el cual posan sus pies. El cuadro en el que se desarrolla su historia es necesan‘amente estable. El fin del mundo no es mas" que una idea.57 ¿Cómo logran creer en esa estabilidad. cuando todo tiembla bajo sus pies? Porque esa estabilidad aparente es impuesta a la maten'alidad por una idea de la maten'a tomada del mundo de arriba. que ellos han confundido con este mundo dc abajo.“ Allí encontramos esa asombrosa amalgama entre la idea conuarrcligiom de la modernidad y la idea igualmente contrarreligiosa que ha heredado la (.‘iencia. La materia es la malm'alidad mas' (¡quiero decir mas!) lu in mu nmuimrión.

37 [.1 solución mas" hábil consiste en hacer dc él una constante del espíritu pero sin u-lm io'n con el estado del mundo. como podemos ver cn Funk-l (2012). ( uyu título es por demas" revelador: Dapuls’ dlljin dll manda situarse. ’después" es .‘Lseguram" contra el peligro dc estar ':tdentru'. 38 La mnteu'a es un idealismo :¡lmrluuunentc opuesto a la materialidad. Sobre lu genealogía de la extensión dela m alma. véase “'hitelicad (¡998). y cn espet ial el comentario dc Debaisc (2015: 38).

PLANETA 234 C.ARA A CARA CON El.

(NO) ACABAR con El. FIN m; ws TIEMPOS). C'cómo .

por las acti ' ‘ “dad, | a nllcstras aecrones de los nonna. |a sensibilidad ma e ,. d ¡de todos residin s l’ ponen la5' zonas criticas 0' ‘ ¡“dk-S ( ' A m” aro-cc" vibrar con su ¡msibilidad de actuar. Recordar an ustedes im e 0"“)

prendimos muclns. veces, (lesde el comlenzotle estas (:onfcrc ¡a (¡mm-"¡ación (lel mundo impuesta por la‘wsio'n ncias episte- molo'gim acu.v¡.dnd “¿,mífic‘vL-W Ahora captamos (k. ¡a su origen religios

samente apocalíptico. Ls‘ la consecuencia de esos rc] alos‘" y "l" '(i de causalidad que ponen toda la acción en la causa —y cada ve z mas cerca de la (‘ ‘ C ' l las" conscc‘llt‘nfli‘sPn'mcm- y toda la pasividad en c e . _ L; . enm' "‘ ,. “"“P'Jl dela Naturalem ‘y de la (.racion, dl RlQlc' un o (“ego y del el mundo, Dios intentar mciar tanto como por sea Posnflc' “dem” de ¡"(la “cu‘id‘ïd De ahí la aversión extrema a tomar C“ Cm" nta la actividad pam aquellos que de ld' Ticm contemplan la materialidad como algo inerte I y que creen que cl mundo en el que viven esta" hecho de l‘ ples mallas ojfarl causados por otros, igualmente Íncrtes. La consecuencia mas" grave, sin embargo, es que a la ¡materialidad sc superpone el (impune de la materia, que es uno de los antiguos rasgos del gnosticismo. Habm'n notado que los mismos individuos

que pemiancccn insensibles a la5' cn'sis ecológicas son muy quisquillosos sobre todas las cuesu'ones relacionadas tanto con la moral como como con la identidad. y están dispuestos a salir a las calles no bien sus intereses se vean amenamdos. Si han elegido ser negligentes, es tan so'lo i'ren te a unos seres que pertenecen al reino de la “naturaleïa'. ¿Por que' esa elección. tan con tran'a a la evidencia? F5 como si e l gnosticismo hubiese vuelto la "¡aim a la vez deseable lv despreciable:

deseable porque debe acarrear cl ¡dal a fin de cuentas re sulla no apto para acarrearlo! Lo único que el aquí aba jo no puede hacer, en efecto, es cumplirlas promesas del mas" alla". e "seguida y por completo. Si lo que no pasa “0 ¡daprm'ablz porque

pued" “"dll'm'rsc excepto por intermedio de lo que pasa. es únicamente Por Causa de las condiciones que plantea el pas'v del tiempo. Y P0“o tanto ton lentitud, con dificultad, con perdida, COn cuidado y preocupación. _ __ envejcüm'cmo’co , . c - cun Ahora bie n. en la (¡adieion rasgo inanique gnosuca "m _ . . o (tljm pt-mstenma atrawesa l C, ¡5' a “o” lian/‘a. el asco. todas l'dS "po" Inluso el odio l d['cll'do a la materia, I‘CSUIme aborme dl .

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235

- 1 )()r algún demiurgo perverso.‘o hs‘ta tradición va a concobK ‘v’cllu que la materia decepcione a los utopistas. ¡Una y (¿ainda cadaicmprc! Por querer rcalil'ar el Paraíso en la Tiena. se “Y 05 ¿Carl S L.nos que reali7ar el lnfiemo en la Tierra -no sieml" Wn, ni mas duda alguna para los otros...—. El fracaso de estos P“ Para sí. Pclr.00:(l)s_ dentíiicos. tecnicos, revoluct'onan'os, económicos. ¿dos 46'15}; poco ¡mporta el adjetivo- conducirá a los decepciobc]m1.")v¿|11-"l(."_'.s¡n() a despreciar todavía mas' esta maten'a incapaz de “¡dosdcl9106511“lerun-slo por el ldeal.‘l De ahí la extraña posición del m. "dl niv bid” a ¡a , . . th'l. vez como la unica realidad y como el blanco del chic-¡0 conce - fundo. c .¡o mas PIO , , ddPrC l wm““cncia c . .. c mas peligrosa de una contrarrhgion l;,sa c5 a qu. des' I “bcmc “¡cho comra las . . . e de divmtdades. y luego contra la -ida l r “la, dc volverse una vez mas" contra la naturaleza. Lo que llamamos

¿lawp.ll‘rlallal demiúrgico de los Modernos no tendria gravedad alguna si acdcmiurgo no fuese cl de la tradtcnón gnosuca. colmado dde desa malignidad que ha transformado este (baJo) mundo en el foln o ¡eduna ¡nazmorra (le la que hay que procurar escaparse por todos os mYc los. bos gno’sticos ya no podrán entrar en contacto con lo t'crrestl're, a sea que aspiren a escaparse hacia lo trascendente por medio de a utodpla. oque procuren realizar su utopía de una vez por todas; o bien que, espucs' (le haber fracasado en realizar sus sueños. se pongan a desprecraar elmundo y a vomitar sobre esa maten'a ¡napta para ser transfonnad por la Idea: ¡las soluciones que inventan son cada una maS' calanntosa que la anu-rior.‘ i a Como bien sospechanii“. a estos gno'sticos sen'a totalmente en vano ll" hablada de ecología, (le mundo teITestre. de inceru'dumbre o de temor) temblor antr- la redistribueio'n continua de las posibilidades de actuar. ¡N(Ï esper“) lllk‘lt'sarlos por la zona Inetamo’rfica que nos ocupa desde hac; son conlcu-nn‘as.‘ lillos terminaron en esta situación muy poco verosimPero. desgi.iyiadzumqm-, de ¡0 mas real‘ de estar seguros (le su sahact’on'. ¡cn tanto que habitan un mundo material que en el fondo despreCIan.

4h | .1 («turno/.1 a l Dios un ‘ dcmimg” en li'liunglrlmr a )er ale .¡(Io tanto del dispositivo gntnuco consiste ' ' ' “ui md” "mmhh MJ.” hlwu” ‘lup ln'lo l.‘tll.’l. para dar cuenta de la (.rcarlon‘; "i" ""Pt‘ v tan perverso pam expl ar por que. en es ¡nal (ll.'un.'u-k. md” Im amxnlcm “A ¡990 [|923L y Vocgclm (20003).l .¡l (¿u “o ¡mido «l interés de Yaek (1992): hal‘x'r ts {o ‘ 1"“. la ¡"mpgmdm dv lelÍli( .u (lo (-\"l (lt'wqx-nwión de los revolucronanocilllír‘tió“ (¡cp a k“ l . . . mnmn l“ "nm" l“ (¡F ¡cali/ar el ideal. No es mas que pu“.“¡lid-"¡PS (le la inlnancncia. '

en la cabe7a a las person ue no consigue entrar ¡IS boufly lp q "mas nou'cias de la mutación Í t ' ecológica es ¡a

236 CARA A CARA (ION El. PLANEI‘A

AI perder la vcr‘u'cal. también han perdido la horizontal. De ahí la y”. prendente reiw'ndicacio'n de esos pueblos, ya advenida en la confercnm. precedente. de ser los únicos que viven en el verdadero mundo ¡iluminado de aqui abajo. que sen'a a la VCI.’ el único deseable y el único lotalmcmc pn-

¿como (N0) ACABAR (ION El. FIN m: nos TIEMPOS? 237

d aformarse al ltkpírr‘tu, han perdido la Tierra. Creyendo defender

. . . . “m o . ' a todo el mundo a malwar en negligencia. h ¡ch'giorL han empuiado lo sobrenatural -“reacción tardía" a la invasión de

de e’l para recuperar las grande-¡as llllM‘)l‘líLS de la libertad y la sul_)¡eti\i(hd Queda muy claro: sobre las raíces de un árbol metamoríoseado en "mb

d ¿acbrc mandato emngélico: “¿Que provecho obtendns.’ al sahar tu ¿jma si pierdes el mundo entero" (Latour. 2‘0l0b. (¡‘agliardi, Rerjnen y

n'a. a Roquentin lo único que le queda es vomitar.

Ls‘pero que comprendan que. el origen religioso de. la crisis ecológica“ innegable. pero de ningún modo por el motivo esgrirnido en el articulo, demasiado celebre. de Lynn “’hite (1967), que acusaba al cristianismo de haber cosificado la materia y dado al hombre el dominio absoluto sobre lo viviente. Algo sucedió. que volvió a muchos espíritus piadosos indiferentes a la suerte de un tipo de, seres, aquellos a los que suele a” ciarse con la materialidad interpretada como materia. l’ero. si existe un on'gen hl'stón'co para la erisis ecológica. no es porque la religión cm'tu.’ na haya vuelto despreciable el mundo creado (Bastaire y Bastaire, 2010, Boureux. 2014. Northcott. 2013), sino antes bien porque la susodicha religión cn'stiana perdió. en alguna parte entre .el siglo Xlll yel XVIII, su vocación inicial. volviéndose gnóstiea. antes de pasarles la antorthz a las formas superficialmente irreligiosas de contrarreligión. Si White no se equivoca. sin embargo. es porque los cristianos. habiendo perdido la carrera por el tipo mas' indiscutible de certe'Ia. abandonaron poco a poco cualquier preot'upm‘ión por el cosmos, para consagrarse a la mera sahacio'n de los humanos, y eoneretarnent .- a la mera sahacio'n de su alma. antes de abandonar al alma misma en exclusivo prortdio de las costumbres. Lenta degradación que les hizo perder el mundo. no sólo en el sentido banal de que cada vez menos espiritus inventims st han interewdo por su mensaje. sino en el Sentido mucho mas' gram dc que la suene del cosmos se les ha vuelto cada vez mas" indiferente.“ Cr!“

42 l'Lur n el i-xuann malt'uterrtlidt) (le l'.L\ ((‘0!|lr‘.l—) religiones empeñada: en un! ltulra que creen ll('( esaria t onlra las religiones cosrnologr"eas. ¿No es 90W dente que. despues de una larga zmx iaeio'n de la ecologia con el 'pngmv' rnu' «we Í.H|l.'t.\ln.|—. el papa Ham lM u (¿‘(llu’: l) se refiera a la Tierra (omo, 'una hermana" \ una 'tnadre'?

l

mdo de senu'do. Aquí nos enconuamos con el on'gen del objeto ahy-(¡0' rechazado con horror por la mayoría de. los filósofos, urgídos a amm

modemados por en posición de cumplir con su h _ h-naturale ¡132. nunca mu" h estuvieron mada contra la malen'a malmalrdud injtularnmlr deba ¡{([rndirndn a la Mfdflfl‘lflll!‘ ¿spiritualizadn. A ellos hay que recordarles. inn'nie'ndolo.

Valentini. 2013)pcsc a todo. la suerte del cristianismo es de poca importancia en comparación (‘on la pérdida de sentido impuesta por la obligación de conmtim' en una materia. Allí reside en verdad la mayor injusticia. y. a fin dccuenuu. eso explica la insensibilidad de los Modemos para con lo que man. Ha)" algo atermdor en contemplar la acumulación de las capas mh'm-uuan'as que poco a poco recubn'rán las posibilidades de actuar, ¡J punlt) de volverlas inaccesibles a la conciencia. la materialidad acún, histórita múltiple, compleja. abierta. se convierte. en pn'mer lugar y por obra del proceso de inmanentivación, en ttn suceda'neo del Paraíso. Luego. tomada por la epistemología en lucha aparente contra la religión. soporta a continuación una capa de idealimcio’n. para convertirse en lo que no es “otra cosa que" la concatenación de las calm y de las (onwcuent-izrs que obedecen estn'cramente a las “leyes de la naturaleza'. Pnïath. de cualquier posibilidad de actuar autónoma. despues de haber tenido como campo dejuego para la ingenuidad humana. hela aquí. finalmente. acusada de ser inapta para acoger el ideal. Los Modemos sólo son irieli'uiuxox en esto: nrgligrn, en efecto. la maten'alidad. ¡Y todo esto durante los tres o cuatro siglos en los que las ciencias. las \!l’(l’.ttlt'l.t\. no lraeen mas que multiplicar a tontas y a locas las posibiliv dadex de :u'luar.’ l laee. cuarenta años que sondeo el abismo qtre separa la ClCllt'ld (le las ( ieru'ias. la rnateria de la materialidad. y nunca he dejado de asumlnaune. Nada tan poderoso como las pasiones religiosas para hacerles perder el mundo a aquellos que lo están descubn'endo. ¿Exisu tc.1lt;.'m.-i pt)\.‘ll)lll(lild de devolvúrselos a aquellos por los cuales y para los (ll'.ll('\ ha sido descubierto? Habría que regresar a l6l0. en plan de busca.- un eamino para no volver a confundir las virtudes contmtadzu .dc la t ¡em ia. la religión y la política. B0, si seguimos a Totllmin. debe Signfiimr que hay que aceptar sumergirse de nuevo en el Mntbtm'm del Rm-‘u‘innento —"gr".rndes deseubrimientos" y guerras de religión incluidOS‘. .\'o es“ muy tentador que digamos. No. claro que no. pero es la tini(30114): tunitlatl de recuperar loque se perdió en aquel momento por esa

V“ 238 CARA A CARA (ION El. PLANETA

demanda de certeïa indiferenciada. el único medio. después (le |61th impedir las guerras de religión. Para avanzar. habn'a que poder establecer un nuevo conlmslc entupor una parte. los te'nninos religioso o secular. y por otra. el te'mu'no k: mal. bo terrestre es la inmanrnria liberada de la inmancnlizan'án ¡o logramos. podn'amos terminar con lo relim'oso, pero no en el senlidod. seculan'zar Ia existencia. Al contran’o. se trataría mas' bien dc reactn'z; lo que el antiguo tema de la contmrl‘elimón puede tener (le actim mi fecundo: la incertidumbre sobre los fines. Lo terrenal no es lo profano, lo arcaico. lo pagano. lo maten-al ni lo secular. es sólo lo que sigue su" do delante de nosotros, como una Tierra en efecto nueva. l’ero no m el sentido de que seria un espacio geog ra'fico a descubrir y a medir. sim en el senu'do de una renovación de la misma vieja Tierra, un vez nm“ desconocida. por componer. Lo cual es precisamente uno de los mm.

¿como (N0) ACABAR (ION El. FIN m: LOS TIEMPOS? 239 simación de arraigo terrestre... que. como bien se habrá compren€.ndla m nada tiene que ver con el retorno (o el respeto de) la “naturakd'n'o: [Para volvemos sensibles, es decir para sentirnos responsables. y, “¡a hacer una revisión crítica de nuestra propia acción. resitua'ndonos. debemos. mediante un conjunto de operaciones totalmente artificiales, Posicionamos como si eslmn'rrÏmnos en el Fin de los Tiempos, y dar dc esa manera su significación a la advertencia de Pablo.Y los que lloran. como si no llommn: y los que se rcgocüan, como si no se regocüaran: y los que compran algo, como si no tuvieran nada; Iv los que apnwechan el mundo. como si no lo aprovecharan: porque la apariencia de este mundo es pasajera" (Con'nlios 7. 30-31).

datos posibles de Gaia. sería el único medio de obtener lo que Vocgclin llamaba una “maxima diferenciación". en una palabra. una cin'lizauo”n, Eso equimldría a (lesintoximtse de la noción de materia. recuperandoh maten'alidad. y por ende, a devolverles autonomía, tempomlidatl. histo n'a a todas las posibilidades de actuar y a su distribución. Pero. para recuperar la historia. hay que poder extirparse de esc fluaño tema de que la histon'a ya habría terminado. de que existiría una ruptura total y radical. como si hubiésemos quemado definilimmcnlc nuestras naves detras' de nosotros. lus‘ el conocido cliche' de la irresisuï ble “fuga hacia delante'.“ Lo que vuelve incomprensible. para aquellas que han sido modernil'ados, la mutación ecológica. es que no haymdu atras' posible. puesto que ellos se creen en una época poslatxxalíplia (poco importa que sea la Luz de la Revelación, la Luz de la (.‘iencu',o el Deslumbmmiento de la Revolución). En el sentido mas profundo dd termino. no habrá salida puesto que escucharán todo llamado a regresar ala Tierra como un retorno al arralsmo o a la barbarie.“ Puede parecer paradójico pero. para quebrar el Apocalipsis -_\'p01 ende para impedir que caiga sobre nosotros como nosotros. los oca? dentales. caímos, cual lluvia del Apocalipsis, sobre la5' otras culturah hay que regresar al discurso apocaliptico, volviendo a hacerse prescnlt

43 Darumski y Viveinn de ( ."n'lro (20M). "l.’.'irrel (le Inontle' [la inlcnutxx‘fl' lo (lelrnt ión) lll' mundo], ¡tuu ser ¡a la 'Ie.’ulu(l.’|cio’n (lel Inundo' ("fflflh mundi]. [H L'w lnlllu iuaudíble el terna del "demi-t¡miento sostenible“ ((m‘)rgl’“‘l' le'y‘etl. ¿‘Ul l).

Para terminar esta conferencia. me gustaría introducir otro pueblo mas' en cl mapa de estos (¡amas of Throne; filosóficos iniciados en la conferencia anterior. un pueblo que se diría no “de la Naturaleza" o “de la Creación”. sino mas bien “(le Gaia". Que a los otros les choque la introducción de una “diosa” en esto (que debería ser una “descn'pción estn‘c. tamente naturalista") es algo que va, no puede perturbarnos. Ninguna dificultad en atribuir un nombre propio ala entidad por la cual ese pueblo se regociia en ser convocado. Gaia. ahora lo comprendemos. es una figura murhu ¡lu-nox religiosa que la Naturaleïa. Por eso. no es necesan‘o ocultar dicha pen smu‘iicación: dote‘mosla de la mayúscula y el género que Aquella amerita. y reserve-mos para la “\.’attirale7a' el pronombre persa nal 'l-Illa". lis que (Laia pone/in a [a hipoemsia' de invocar una Naturaleza dela que solíamos ocultar el hecho de que Ella era el nombre de una diu'nídad: (le que Ella omitía mencionar con que’ derecho convocaba a los pueblos: y sobre todo. la manera particularmente desanimada que Ella tenía de distribuir sus series de causas“ y consecuencias. la “\;'.‘umale/a" poseía la extraña capacidad de ser a la vez "exten'or' c 'inteiinr". Ella tenía la capacidad fascinante de ser muda y al mts'mo tiempo (le hablar ¡illa misma por medio de los hechos -con la ventaja (le

4’» El (llama de los gno’sliCOS es que, al olvidar todos los n'nculos con LI lmdicio’n (ronlra-heligiuui contra la cual combaten. pierden uunbic’n los beneficios que se podrían extraer (le esa tradición. Han aburrbido el wncno. pcm abandonado ( ualquier ¡xm'bilidad dc inyectarsc el anu'tloto.

V”? ¿cómo (no) ACABAR con rar. FIN m: Los 'rnmros? 2.1|

240 CARA A CARA (ION El. I'IANFI.‘A

que. cuando hablaban los naturalistas. uno nunca sabía quien tomar,“a palabra-. (.o‘sa rnas' sorprendente. lílla estaba organizada en niveles ¡w ccsivrxs. a partir de los átomos. las moleculas y los orgmrismos “Irún”! y hasta los ecosistemas y los sistemas sociales. en una procesión me" ordenada que permitía, a aquellos que la invocaban. saber siemp,c dónde estaban y quién gmautizaba el mejor fundamento para lo quc iba a seguir. lista cualidad arquitectonica Le (o les) permitía exc|u¡, (o ’explicar'. como ellos dicen) un nivel particular en nombre del nnrl inmediatamente inferior. según un “reducc.ionismo" que l10'\'pa¡«c un poco inverosímil. Más sorprendente aun. Ella les permitía decrcm lo que las cosas del mundo ddn‘n ser. pretendiendo no mezclar nunca lo que deb! JU y lo que es. Modestia conmovedora pero muy hipoc’n‘u. como si fuese mas' arriesgado decir lo que. una cosa “debe ser“ que dtL finir su “estudi. En el gran reperton'o de la historia de |th religiones. es dilïcil encorr uar una divinidad cuya autoridad ha)“ sido menos discutida que las leia por las cuales la Naturaleza podía obligar a todas las cosas a obama, (Cartvm'ght. 1983). No hay que sorprenderse de que los políticos, los moralistas. los predicadores, Iosjuristas y los economisuts aspiren lodm'a a una fuente indiscutible d e autoridad semejant e a esa. ¡Ali! ¡Si tan solo’ pudiésemos aprovechar los modelos ofrecidos por las leyes naturales! Otra fuente de auton'dad que la sequía causada por el calentamiento climático parece haber agotado. .‘Ls'í. si ahom comparamos limpiamente los atributos de los que la Nam raleza yGaia esta’n domdas. pienso que es mucho mas" profano. mas' laico.

que volvía la situación tan inverosímil es ¡eblo de la Naturalel'a.“ Lo

en el espacio sin tener cuerpo. ni siquie-

“e ac pnel) lo parecía planear q confundido por completo con las _cosas objetivamente m boca: 3‘ veces oc¡dm a veces espectador totalmente desprendtdo. que contempla. (On

desde el punto de vista de Sin'o. l’ero los científicos no ba l a Naturaleza semejante mcío. igual qtte los astronautas no puePuede!1 sobrevivir en

¿cn sobrevivir sin traje en el vacío interestelar. las dos concepciones son mi mn irrcconciltables como la pretensión de los proveedores de acceso de albergar nuestros datos en la "Nube" fría y ete'rea ocultando cuidadogmcnte ltsL numerosas centrales eléctn'cas' qtre deben constnrirse en la Tierra pam refrigerar los nttmerosísi¡nos parques de servidores siempre ¡menal'ados de sobrecalentamiento. Sin dudas. esta divergencia. por lo mmm desde el siglo XVII, volvió a la Ciencia tan dificil de asimilar en hcullum gene ml y tornó a tantos cienu'ficos tan moralmente ingenuos como [X)líl¡("dtnente irnpolentes. Si para el ptteblo de la “Naturaleza' las dos concepciones eran irreconciliables. para el “pueblo de Gaia" na (J m absolulo (mi Una vel mas'. laS' ciencias del sistema Tierra podrían introducir un cambio decisivo. al ofrecernos un repertorio particularmente claro y preciso. (Inaudo. por ejemplo, ese mismo (.‘ltarles D. Keeling “998). con quien ya nos hemos encontrado. deba defender a largo plazo su scn'c de datos sobre el ritmo cotidiano. mensual. anual del (IO, en la atmósfera. no tendría ningún sentido para e'l poner en primer plano la

mas' terrestre (¡iba a decir "mas" natural"!) afinnar “pertenezco a que 'pertenezco a la Naturalel'a”. Al menos. sabemos que las persona

instrume.ntacio'n con la que ba trabajado durante cuarenta años sobre el volcan Mauna Loa en llawa’i. Si tuvo que luchar por tan largo tiempo contra las agencias guberrmmentales, contra la National Science Foundation misma contra los lobbies petroleros. fue para salvar sus instru-

que nos saludan con semejante invocación dependen de un puebloes pccífico us'iblemente congregado bajo los auspicios de una entidad per.

mentos v los datos qtte ellos proveían. Sin ellos. habría sido imposible. para el resto de su comunidad. detectar el ritmo veloz con el qtte el

sonificada. cuyas propiedades pueden sentir -como ocurría con los anti. guos nombres de Zeus o de lsis-‘. Si se encuentran con alguien que vien:

C0, se estaba .'ictnnul.'uido (en cuanto al logrado caso del “agujero de Olono'. Vease (.‘revsmu'lll. 2014). Habla: del clima ol_)¡e.ti\amente y desplegar la “vasta maquinan'a' de los climato’logos son una sola y la misma cosa o. para retomar los te'rminos de l’aul Edmrrds (20]0). es el mismo movimiento que crea una

de Gaia. pueden estar seguros de que no les WI a vender un mecanismo de discurso totalmente inverosímil. ni una arquitectura ya constntidm tan bien ordenada que les dim' lo que deben hacer bajo el velo de lo que (s. Liberado de la división hecho/valor y armnct'tdo de la arquitectura embnnecedora de los niveles qtte van de A de Átorno a Z de l'n'lgml pueden ustedes enunciar claramente sus pr opositos‘ describir su cosmos v discernir por fin a sus amigos de sus enemigos. ¿(Zutiles sort las olrzb virtudes que podemos atribuirle al pueblo de (.‘aia? Ese pueblo podría escapar de la visión Ínjr'n'val que (anto padecía el

'cultura epistemica" y la “estntctura de conocimiento" que la acompaña. Cuanto mais los clirnatoesce'pticos sostienen sin costo alguno la vieja id ea

-|fv nam- el ( uadro de la figura 5.4. p. 202, sobre la \m"ón bifocal. Vean" la (mm conferencia. p. l-¡G y si dc este libro.

V‘«"'“‘“” 242 CARA A CARA CON El. PLANETA

de una Ciencia difundida un poco en todas partes. mais se. ven obh‘gadfn los climato'logos, a su vez. a defender esta puesta en primer planoü las insu'tuciones científict'ts de las que dependen; mas se consideran” mismos como un pueblo dotado de intereses específicos enccl’ïatlocn un conflicto con otro pueblo por la producción de una sen'e de day” pertinentes. ¿Me engaño al pensar que. por primera \'(‘.’l. en la historia (le la ¡jam es la misma visibilidad de su red lo que podría tornar a los científico, mas' creíbles? Precisunente porque los violentan los Climatoescc'pu‘(m en nombre de la epistemología, por primera vez deben contar co" h, instituciones de la ciencia como str propia manera de acceder a la round objetiva. ¿Por fm aceptaremos reconocer, qui/xa, que cuando mas situado está su conocimiento. mas” solido es? En lugar de alternar lmltalmcnu

¿como (N0) ACABAR (.‘oN rzt. FIN m: LOS TIEMPOS? 243 alto ¡a en adelante, como "nuestros ancestros los galos'. la compartan de el crelo les calga sobre la cabeza', c Sók) teme" (lue dela“que universal muy diferente de la de los ex hucm-dmnbrc solidaridad de ¿a una idea manos que ocupaban la cx “naturalel'a ". A los antropólogos les tomó mucho tiempo darse cuenta de que la

mammleva" no era una categoría universal; que la mayon’a de la gente jamas ha vivido ’en amtonía con la naturalel'a' (Descola, l994); y. lo que es aún mas” enigmático. que tampoco los así llamados 'naturalistas' p‘mas' w'vieron en la naturale'la, ya que no lograron reconciliar la versión epistemológiut de sus ciencias con str práctica. Dicho de otro modo. los 'naturalislas"jamas' han logrado vivir en la maten'alidad idealiLa'da que

entre una imposible universalidad y los límites estrechos de su ‘punm de vista“. pueden tener una ocasión para cam/¡ona la universalidad...‘

justifica, para algunos de ellos. su “maten'alismo' y su 'reduccionismo'. En cuanto a los religiosos. todavía no se han dado cuenta de cuán vana es su batalla contra los pretendidos paganos. que los precedieron desde hace mucho tiempo en el mundo terrestre en el que iba a ser preciso. de

de pagar esa extensión a tarifa plena porque extienden de instntmcmo‘ en instrumento, de píxel en píxel. de punto de referencia en punto de referencia su conjunto de datos. Los geólogos, geoquímicos y otros g“;

todas maneras. seguir viviendo. No asuman la halagadom esperanïa de poder arrancar a los Modernos de los efectos (le la contrarreligio'n. Hace ya denmiado tiempo que los

grafos sen'an menos esqui/2ofre'nicos si aceptaran llamarse ¡Gaia-logos. Gaia-químicos y (laiagrafos! Si este problema de composición es tan (m

agita y. como el águila de Prometeo sobre su roca ardiente. ¡azota sus higados por siempre! ¿Tal vez piensan que seria prefen'ble prescindir

cial. es porque podemos encontrar en la ciencia de los climas no la 'guy; mar'w' evocada por Nietzsche. sino una ciencia de Gaia que seria por fin compatible con la antropología y la política por la que debemos luchar.

completamente de ellos? I’cro eso equivaldría a continuar. una vez mas”, cl movimiento mismo de la contrarreligión. y añadir un gesto iconoclasta mas' a aquellos que la precedieron. bo mejor que podemos hacer es conservar la aguda conciencia del vínculo entre la teología. la ciencia y la política —lo que he llamado reparto de las posibilidades de actuar- y

¿Por que' es tan importante definir pueblos alli donde se hablaba de una Naturaleïa conocida por la ciencia o de una Creación predicadapor religiones? Para poder hacer lugar a otros pueblos. otras ocupacioncsdo‘ suelo. otras maneras de. ser en el mundo. Nunca se insistira' lo bastante. en efecto. en que lo asombroso del Nuevo Regimen Clirna'u'co es que impone una solidan'dad terrible y totalmente imprevista entre vr'ctimzs)‘ responsables. De ahora en adelante, es en el corazón de la Beaucc’ tanto como en Nueva Guinea. en (."alilkn'nia corno en Bangladesh. en el centro de Pekín y en los vastos tern'torios de los inuits donde más violentamente se produce la toma de tierra y donde las" retroacciones de la susodicha Tierra son mas" vertiginosa-s (como se ve en la deslumbrante tesis de Mar. u'n. 20H). Lo que el Nuevo Regimen (llirna'tico tiene de refrescante. por decirlo así. es que ernpie'la a reunir a muchos pueblos que han sufn'do el mismo impacto. (knno había anuncmdo David Kopenatsa: “Los blal‘r cos no temen, como nosotros, ser :iplastados por la caida del cielo. Perú un día le temeran acaso tanto corno nosotros” (Kopenawa )':\lbcr1. (¡ü en Banouski y Viveiros de (.‘astro, 2014: 286). Que todos los colecú‘m

buscar una mane a de recuperar el hilo de la histon'a. la histon'a de las' cosas y la historia de la gente.

Si me han seguido ha5'ta aqui. la réplica que hay que preparar contra aquellos que acusan a los ecologistas de “sostener un discurso apocalipu'co” debe tener la fonna de una pregunta: “¿Y ustedes. se colocan antes. durante o despues del Apocalipsis?". Tal es el sht'bboltl que podria pcnnitir les clasificar las" lOrrnas de atención al mundo. Si se sitúan units Viven en la dulce inocencia o en la crasa ignorancia... a menos que. por una suerte increíble, hayan escapado una vez mas' a cualquier fonna de model Iii/ación y. por lo tanto, ignoren la impronta de la contmrreligio'n. Si se sitúan después. ninguna trompeta del Apocalipsis sera' ya capaz de desperlnrlos (le su sueño, y descende nin como sona'mbulos hacia las for-

CON El. CARA A CARA

' o ¡1¡e nos confortables de aniquilación. Yr ) no m-¡hs mas ‘m que se mc simon dumnlr el llt‘ann (1 el 1. ¡“CI l' uslfdcs ‘

al llclnpo qm‘ ¡”‘53“bcn qu C no esc-¿paran p“ ‘ . . r c Il)_i C53 es h cuestion. ‘ dl ido (“mg-¿da _ C c c- ar un la stlertc_ d e (lsmpn y“ n. a rol ( .-‘ -.“)s¡rof!"" tilmfl-“lxr‘ “poc "uma de un nuevo ._ wn“púcosjudcocn'stiatms í "num" 'S‘ ""Sdlsun clns'icos no es sol dc los 3|le ( “e amemc ellos. por su parte. esperaban). smo sobre ¡0do WC

msmiónq aPocalíptica no tiene otro oblcui‘“ nuestra l.‘ Skmms apocalípu‘cos que Cl (¡C . po"¡ue únicamente pam rquiuomn, ¡MMM! volver a gomr cada día la oportunidad 0* lÁniq. me 3 (le estar pero siempre “qui. n'du' p . , de pic (Anders. 2007: 293-0; el destacado mc pertenece). Estas line.“ provienen (le (,‘ünther Anders. escritor m “Y P‘Ko esti a quien demasiado a mentido —una ve‘z no hace costumbre"¡Ido tSe d sólo como el pn'mt-r man‘do de su Cclcbre esposa. Hannah ArentlL un libro de 1960. llamado con todajuslicia II'I tiempo En (1p cstrcmeccdor análisis del devenir de la teología [fm' l’ml’Onc un políti (‘a en la e'poQ dt] hongo atómico (desarrollado con mayor detalle en Anders. 2006). efecto. algo que suele olvidarse: la gente de En mi generación pasó dc ¡o que se conocía como amenam del “holocausto nuclear“ (la bien llaman con su sigla inglesa, MAD: Destrucción Multi a Asegt nada) a ¡a mundo“. ecológica. Así como los climatólo gos pasaron. por ¡as ml‘smas razon“

de los pn'meros modelos para explorar el efecto planetario del ¡mit-mo nuclear (felizmente virtual) a los efectos (por demas" reales) del talent} miento global (Weart. 2003).

Sin tornar amf’rrialmmle visible la amenaza. no hay ningún medio que nos haga pasar a la acción. lts' lo que (:‘u'nther Anders llama un uso "profiláctico' del Apocalipsis. que tiene el mismo conte nido quee! argumento de (.‘live Hamilton ( 2‘013l)): ante todo debemos abandonar la esperanza —que nos

proyecta desde el presente haria el pon’emr- pan poder inve rtir nuestro rumbo: al ser reorientados por alguna podem para tr‘arislbrrnar el presente. Todas

¡l ('SC ¿“(Hugh del [uuu-o demasiado lejano haria el presente. pero sigue r1 sin darse cuenta (le (¡th aquellos a los que se dm gen se creen. e n el fondo, Inruunrl.'a(l()s contm toda escatologla. que ya pasaron ' P tiesto no del otro l i ven que significa ultimos? .no. "‘dO- ¿LOS llllCS c' v c 4 ' ' A deu \rdad eso... (bmo sea. l a fusión de la .

la irmcionalid

(N0) ACABAR con |>'.l. FlN m: nos TIEMPOS? C CÓMO .

¡'LANFI'A

('St' .‘ttología y la ecologia c "0 5 ""3 ídatfi . . ad. una perdida l mw. . de s.'rngr(.- lna o no se que1 ad"?s¡0|

245

' ,50 superado; es necesan'a si queremos hacer ‘ C ‘ gn frente mil" r" . . . ¡mms dc jugnu- a las concrlractones, un f (¡J-"im a los deensores ¿nah'l. d‘ l ) qm. difieren siempre, una vez mas', el mome ' 'n ( nto de ' mm“ ¡“El ‘ “crm a tiempo. lil apomlipm

a un llamado a ¡”porfin me cn Plc < C gifs m ¡a uma. lasadvertencias I de Casandra no serán . a mi" . los l 5 que ella se dirija a la gente que tiene a nlCHO el ordo afinado ' a‘ , .C l C “5. [rompen/LW esctologtas. cl "0"" . ¡m x10 dc ver . el interés de hacer frente con ‘ L. a Gaia. que es una a mr Iï [ist 5' o religiosa como secular. Gaia

WL d‘uclmdas'

es un mandato rm ta" Poc . ¡ mundo. que obliga a volver sobre “A, ¡a Mtll{.lln.”()‘l“a_s el pamsiusmo dc por cl gnosticismo. O. para decirlo (le ctm mano hscomr‘niwh‘gl ¿maja de hrs'lon'r.r..a"ción. O mtb sencillo aún. como su n. (hi3 “i‘m? ,pacaia es la señal de regreso‘ a la Tierra. Si quisiéramos nombre. lo '"dlm' drhmos decir que es el único medio de hacer temmumir su deu“ ‘crtidumbre a los Modemos sobre lo que son. mi bm mmmm¡“n'v,:,l:-¡lI:r-cila c a e que viven y el suelo sobre el que se encuen< I . c . “(onll‘omvwgibcr¡“10 (¡le ellos que ‘por fin empiecen a tomar en sno el pmmtz. «7*

Séptima conferencia Los Estados (de Naturaleza) entre la guerra y la paz

[ü gran (alo de (a‘spar David Fn'edn'cll 0 El fin del listado Natural-em 0 Del buen uso de (.“¡rl SHunilr 0 “Buscamos el senu'do normativo de ln 'l‘ierra" 0 De la diferencia entre gue rm y ope rario'n policial ' ¿(.‘o'ino maniobrar cam a cam con Gaia? ' l-lunmnos conlm 'I‘errestres 0 Aprender a delecmr los (ern'torios en lucha.

Pese a tener ame mis nan'ces la reproducción del cuadro de Gaspar David Fn'edn‘ch. file necesanb que mi amigo Joseph Koemcr. hu‘lon‘ndor del arte. me mostrara con el dedo la io‘nna (le menndro del Elba pam (¡ne yo ndvirlie m por fin de un solo w'smzo. como en un (es! de bes‘mh. que aquello que había tomado por un pn'mer plano pantanoso de clmrcm de agua y lodo donde se reflejaba!) los rayos del sol em el globo mivno. ("omo escondido en la Tierra. No el globo de la canograiïa. el u'niro que Friedrich, a comienzos del siglo XIX, habn‘a podido hacer gi. rar sobre sus dedos, sino el globo meteorológico ml como. sorprendidos. lo conu-mpluron los primeros astronautas: um diferente de los mapas. con sux luces rmzuues. sus relieves de montañas. sus océanos in'sados y la pi‘c'wnri.‘i enigmálica de sus continentes; ninguno reconocible. por Cierto. (‘omo si ¡x-rurm-rieran 1. otro planeta. Ysi. hay que residir en otro plane“ pum ocupar .‘lSÍ el punto de vista de aquel que ve el globo irreconociblc lmndiz-‘ndose poco .1 poco —a menos que este emergiendo—. bajo la apzizicnr in de una 'l'ien'a eng'lsrmdn en el cerrado de un pais.'Ji'e ordinan'o (le los alrededores de Dresde. Paisaje que se supone que el mismo tspcuudnr contempla de frente. pero en el cual no puede residir mas” de lo que logia ingresar en el cielo domdo al cual ln (tuna silne'ln'ca de las ¡mln-x. da un ¡ispeclo de orbe inmenso. pero cum inmensidad resulta ampliliculu y .‘l la VLTI.‘ estrechzida. reducida, invertida por el embrollo de ¡Malu-¡les lv charcos en primer plano.

¿'48 CARA A C ARA

“,05 (m: NA'I‘lJRAl.P./’.A) emm: ut GUERRA Y LA mz Los FST 249

CON El, l’lANE'I'A

r reconocer en ella. Propone como prueba cl hecho mmdor. Johann l’hilipp Veith. creyó hacer lo correcto a] . un ,gmpom'blc punto de vista del espectador virtual de este cua. C pOdC

mr t'l

Figura 7.1. (Lupa! "mid Fn'edn'ch. Dm pour (-t‘hrgr [H Neue Mentct [l‘iu.uotet.¡ (le \.|.'te\.um Mode gen. Dresdc. El Futojútgen Kutpinski.

Un velero. viento en popa. “1 lentamente aguas abajo. o tal v ('l ¡gun am'ba. siguiendo en sentido conttario la línea dibujad cl dedo dc a Pm Josc‘plh el límite de la “gran reserva“ —ta| es el nombre del cuadro. sin que sepamos lo que de ese modo queda delimitado: ¿es el globo tm}, tre cuyo borde se sumergiría en el río? ¿tus el Elba que (lclílnitan'a la pastttns.. los campos y el bosque. por lo demás mcíos de hombres vde bestias? ¿O bien el límite es esa línea minúscula. mas' pa'lida. por ending de los a'rboles. en el horizonte. que. señalaria por segunda vez. allídondg el paisaje en conjunto huye del sol. el vuelco del conjunto de la pintun en la definitiva clausura de la noche?

l’ero lo mas' extraordinan'o es que pata la mirada parece imposible fijam' en la orilla. bajo los bosquecillos. en la calma. tranquilamente. ya que este lugar idilico. esta Arcadia. es visualmente tau inaccesible como la contemplado"n del primer plano y. según Koerner (2009) hace nom. corresponde a las lín -as de fuga, al infinito. (le los rayos visuales. Por om

parte, es inútil esperar algún retorno bucólico hacia ttn hábitat locll. puesto que la orilla del mtutudro se halla como pt't:n&'|(ln. laminada P‘X dos inmensos rodillos: el globo en primer plano que parece hundirsn‘ el otro. en último plano. del cielo del poniente —() tal vel.‘ levante- qu! Pa"ecc gil?" sobre el primero como el sistema de un trapiche. No. I'm" "ma que, alguien podría contemplar. Ninguna eslabu'd‘d ) . d" c ““ Pal-52111" c . , palm, a IIIIIOS, quu’a, que nos encontremos sobre la barcan' pen) entonces seguiriamos estando e u movimiento. de Me fdsc‘ina tanto e q.ta, . . ' ‘c ¡to on pintura porque hasta el ligero monnnr alguie n disttdo ' m' . (k. Ver 10 que ¡QSL-ph ac ' pd. m que (¡qc ¡(corner est

l ¡la más razonable y mas' coherente: disminuyendo ligcm. pam vol‘v‘C ¡“amm del plano, haciendo del globo terrestre una (¿:n'cllln del Elba‘ pn'mer litno, charcos arroyos. no ha conseguido otra gmplc No ¡nuten a ese grabador: que quien u. a¡minar todo el efecto.‘ 6053 ‘l‘ es“, cuadro no intente. simplificar-el lugar donde debe situarse ¿“me ‘wnphrln. Que se, sumeqa INI.” bien en sí mis'mo. para porfin (ot “naturalt-Ja” nadie tiene lugar... Dos siglos despues'. manana ma, Iin la muy dilc‘rentes de las de la época llamada roman'u'ca. pero POT 'alzones . lo hemos_ comprendido. (¿Si _ _ h ambien m )S()tl'()s Fncdnch quiso idea de lo que par Dawd Dado luego, no tengo

mar m" (.ge cuadro y con ese título —l)as gypsy (x‘htgr: [:0 elegí para parece, que resume mejor que cualquier otro uno comen/M. porque me conferenciast que preceden: no ’podemos comdelos atgtuneutos de las tal vez se trata aqui de su extru. Pmtder nada de la intntsio’n (le Gaia —-o de un globo. .Aquel que 90"¡1- si la ronluudimos con la contemplación Dios -y como Dlos mismo. se cree me ver el globo terrestre, desd e arriba a la vez menumsa e desde luego. no ve así la 'l'ierm, la visión global es escapar a los “¡Sim'píax. Desdichudo tamln'e'n aquel que confia en poder una arboleda. ms espacios del cielo y de. la 'l‘ierm creyendo refugiarse" en el mundo comprender ton los pies en el agua. a on'llas de un no. pam ’

como espectador: s‘eru’ .‘tplamtado!

.

m

asi la mes la Sireu'u'itlud de este cuadro consiste en haber senalado lo desde . .de’ld bilidad de cualquier punto de vista. ya se trate d e ver el mundo un?"sl alto. desde :ihuio o desde el medio. El Gran Coto. la gran al lta‘dvi que Puede no es estm‘ :tprisionado sobre la Tierra. es creer ser cp en. 60m0 un Todo razonable y coherente. acumulando las escalas “ms'

c mi. recíproca—. y e --su ' globals las oltu’x. desde las nuis locales hasta las mas dond c1 0(r(’(‘l que. uno podría conformarse con Sll C 0to cerrado e r e . , , l te pretcndn ordna (l aquellos manera, 5“ ,ld‘rdm. Dicho de otra l" dc e | calificativo cen . . ' r l“ ‘lllt‘tt'ntes dnuensnones de la Tierra no mcrc ¿(mmm

W an ¿I’m "62‘ l l’llillpp Vcith (lïlrFr‘l837). copia dc MW Munro de DIWIC.

250 CARA A CARA CON El. PLANE'I‘A

En estas conferencias. nos estotvamos por responder a la intanión de Gaia. aprendiendo a deslntCernos. uno a uno, de los habitos de Pensa miento propios de lo qtte podríamos llamar el A nltgun Régimen (.‘limálu'o Nos esforlamos por retnaterialimr nuestra t.‘xistetu:i.'t, lo que ¿mm-fin en pn'mer lupr reterritorialiyarla o. mejor aún —aunque ln palabra no e.\'iste-. rrlrrrrsln'aliutrla. (kisa que (lesde luego resulta sorprendente mn la gente qtte se quejaba de ser detnasrado “terrenal” pero que. a fin de cuentas. ¡lo eta muy poco! Lo que equivale a repnh'lizar nuestra conccp cio'n de la ecología. lisa es la tarea a la que debemos dedicamos ahora He preparado esta repolitil'ación al insistir. en las dos últimas confcc rencias. sobre la obligtcio’n diplomtitica de presenmrnos los unos a |m otros bajo la forma de pueblos que. e.\'pliciten, tan claramente comom posible. cuáles son las instancias supretnas que. los convocan. sobre qué suelos se creen loutlirados. en que periodos de tietnpo se sitúan yscgu'n que cosmogramas —o que cosmologias- se hallan distribuidas las pos}: bilidades de actuar con las cuales han elem'do involucrarse." Tal es h importancia de esa zona metamórfica que intenté hacerles comprenda en las dos primeras conferencias. profundi'lando en esa tan importante noción que es la agqu’ (bmo de aqui en mas" descubn'remos, el Antiguo Regimen no pcnm' tia hacer política realmente. puesto que jamás encontraba verdaderos oponentes; uno se comentaba con luchar contra gente ¡nationale infid qtte se trataba de educar o de convertir. pero nunca de combatir. En todo caso. no de combatir en el sentido radical de que. ellos pudieran. asu vez. ponernos en peligro de perder nuestros xalores. l'sktos pemtanetnn' al abrigo. en la .\"aturale1',a, en el l’ronp'eso indudable, en el Sc'nlido de la Histon'a. en la (Iiencia indiscutible. A nosotros, en verdad, nada podn' sucedernos. l’odíamos sufrir reveses. pero no crisis verdaderas. .\"ada de cuestionatnientos. El juicio final ya había tenido lugar. En suma. estábamos sin historia tanto como sin política. De ahí nuestra estutwfaccio'n. nuestra falta de prepau‘acio’n, nmrstro escepticismo ante la irrupción de esa pareja extraña introducida en laS' conil-rencias tres y cuatro: pn'mem Gaia. luego sti ma's reciente ('omplicacio'n, el Antropoceno. Para comprender la repoliti/ación de la ecología que va a seguir. mi a pedirles que se sometan a un pequeño “examen de conciencia" ha-

2 Véase en la quinua conferencia. p. 174. la lista de los rasgos que me sinicn‘c para imaginar eva t om'ocaton".¡ de pueblos. 3 Remito aquí a la segunda ( nuit-rencia. en especial p. 85 y s. dc este libm

[OS ESTADOS (DE NATURALEZA) ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ 25]

Íl l l

una pregunta: “¿Ha tenido usted alguna vez cncmigosr". Si -rnarse en ustedes mismos y reflexionar sobre el senu'do de “Combates que llevan adelante. estoy casi seguro de que se van a dar n dc que nunca los han tenido. Advman‘os. sí. desde luego, pero ¡“(nl “(m-¿315, no. Sin duda combaten ustedes a los climatoescépticos, o bien ¡los (apl‘¡“1,3135 cuya influencia está destruyendo el planeta. tal vez a los bancos, o incluso a los políticos incapaces de ver mas" allá del plazo de su Propia elección; a menos que luchen-tal .vez con-tra “los ecologistas. esos defensores del {n'gidos "que quieren prohlbtr cualquier mnovacton , los

donedtnivuto. o incluso contra los científicos convertidos en “un lobby ¿e modeli/.'tdores sin conexión con la realidad". Sí. adversarios. todos (¿nt-mos a granel. Ysin etnbargm cualquiera sea el bando al que nos hayamos unido, nos “¿mas obligados a reconocer que no tenemos enemigos si la auton’dad suprema en nombre de la cual combatimos. la que nos ha enviado en misión y de la qtte nos hemos convertido en ministros. sabe ya, con toda (envia. cua'l es el sentido de la histon'a y sujuicio inequívoco. Tan sólo procedemos a una ope ación de limpie'la. No somos sino la vanguardia dc un movimiento ineluctable. El tiempo no u’ene influencia sobre la musa a la que servimos. puesto que es incapaz de modificar su conte nido. la historia puede avanl'ar más despacio de lo previsto; no puede cambiar tadicalulente de dirección. En sentido estricto, la causa ala que stm'tnos trasciende a la histon'a.‘ ¿Han tenido tiempo de pasar este pequeño test. y de ven'ficar cuáles de sus a(i\'cl\.'.’il'in\. tienen la capacidad de hacerlos temblar de incertidumbre a la hora de reconocer la solidez de sus xalores? Tranquilícense: ¡no lcspitlo que deVelen públicamente el resultado de semejante examen de (oncieim'a! Me limito a sensibilizarnos. a ustedes y a mí. para percibir (ómo baja la intensidad política que esperamos cada vez que la “naturaItza“ entra en escena. como si estuviéramos convencidos de echar agua a un fuego para apagarlo. .. cuando en realidad estamos echando petróleo. Si la convocatoria a la "naturalel'a" posee semejante poder de (¡espa lu'tza'n'u'n. es porque para quienes combaten por ella -—poco importa en que bando- es posible tan sólo en el tiempo plasmar un plan que no dependa de los avatares del tiempo que pasa. La “naturaleza” inmunim Contra los riesgos de la política. Para eso ha sido concebida. Por eso.

4 En la t onferencia antcn’or. p. 22‘2‘. mimos la proposición de Voegelin. que nos dio ocasión de observar esta trascendencia malograda.

25.2 C.

A” A (MR/t CON

y81.“,05 (m: NATURALEZA) ENTRE LA GUERRA v LA PAZ 2 53 ¡,05 »—

El. PLANETA

. . db." ha existido realme nte . c5mclO.J'¡-m una politic udo en Sc" mlemos llamar dc es“ Lo (¡lie l999) . manu (latollr- ' v1 cvidchl-¡‘l pr0VlCHC . dc pnnCl pios cml l f (lc Otra f la realidad Id la (.l.cnc¡'a_

L. m

e x

-

contra la resistencia obstinada

'

gen

de

c505. Principios porque no llegan a compre cen ' la aresistencm obc( dalecn db esos oponentes que nos obligue ¡Odin t

0.‘

Simplcnwnte

son arcaicos. atmados, incultos, ha”

d’

gummcmc de mala fe. Ninguno de ellos nos_\a a obligara Corn a rc cabo a mm ¡o qm. llamamos nuestra t.'c..ologia. ni a deci . dir que_ cs_ a dtfin de cuentas. ¡o que la compone. lncluso Sl n'os pretende mos “en gumï mmm dichos atlvemn'os. esa guerra no sera tal, pue-sm .que no (iq-"¿de ser “damn. ¿(kimo hablar de guerra Sl uno no se a Pt'l’dctla" Fn el fondo nos qucda la certel'a de que. si tan sólo ames“ hubiese explicarles claramente. ellos se habrían convencido de nuestro combate. (.‘uando apelamos así a la “naturalel.A, ..’ porque deu-amos volver a explicarles a unos pe' simos alu muros virtuales de un salón de clase, lo que a la larva;5 terminarán po, comprender... a la fuer-7a. Si no hay política. en el sentido de. que nunca nos to pamos COI) un ene migo. sino tan sólo con gente que está en el error y a la que debcrcmm castigar o rehabilitar. eso significa que no nos encontramos solamcmc en el recinto de una escuela. sino tatnbitÍ-n en r1 interior de las fmnlamd, un cuasi las‘tado. Por cierto. los ciudadanos (le dicho Estado están mo; queados unos con otros en los detalles, pe ro de acuerdo en lo esencial. Los hs‘ladosmación muy bien pue den estar en conflicto

los unos con las otros —¡y nunca se han privado de el|o>.'—. pero eso no impide que se

encuentren todos bajo la e'gida de una :mtoridad que tiene el poder de hacerlos entrar en tazón y a la que hay que. llamar soberana. La prucln esta' en que si la Ciencia liuhiese demostrado algo de la Nattlmlem. crr tonces. evidentemente. los lislados-nación. todosjuntos y al unísono. ¡no habrian podido sino ali'nearse bajo sus leyes! (Si ustedes dudan dc qut esto sea ¿s'i en lo que concierne a I a fisica, la medicina o la bioquímica piensen en el pode r soberano de la l‘Ít‘onomía: ¿que imperio ha g013d° alguna VC] de una autoridad tan absoluta?) Ahora que hemos perdido ese acuerdo. nos percatamos de lh’lbíamos residido. algo que habría ‘llK' en realidadxn que llamar listado (le .\-‘atttraleza, cuyas leyes unn'cl'ïlks podían se r lll\'()(‘d'dd's . . _ _ . poi _ ( , ualquter f a Indwtduo tactonal pa m p0|lc"" las disputas v . g 1 llevarv.a s a s us adversarios 'al. arrepentimiento. las person h ' .L

rat ionle.

las disputas. Bajo este exuaño i’lu‘mo recurso todas régicol"? mr ‘05 irbil cn la primera conferencia. la “naturaleza' se convirtió mah como ‘S'lmprcma dc cualquier decisión moral." El hecho de hallar(brw i-u dc este, Gran (,o‘to explica precisamente la languidez cn el i."(_cr:¡-((),'r¡¡ concerniente a la ecología: la desconcertante idea de dlS‘vlll“,(.¡nos dc toda hacia la “naturalel'a' y sus leyes. sí o sí vamos a estar nos “’Ümo que. si 5,‘ fue'Semos los ciudadanos de un mts'mo cuerpo, político. de acuerde-l; “www-¿r racionalts'la ¿s ciudadano del Blade de Nmuram F” a” mm: .cuestionar el Espíritu de sus Leyes? ¿Quién om¡‘h\l¡“r()pocetio. no nos dábamos tan clara cuenta dc la exisAnws (¡,6 ¡[e Domo w'rtual. pues limita'bamos la existencia de los Esta"nd,a (SL-nte a los ensamblajes humanos. Si tenían una ecología. era dos unlc‘m‘lllc ellos mismos, en el ambiente, y no mas' que para situarlos mpornlrguïfl;l parte sobre un mapa. Ls‘ta fic.ción .se'ha desvanecido con.la ¡“men-¡ón en la geohiston'a. con la proliferacr-on de las controversms ¿e la que la generalivación del climato'escepti’Cismo ‘no.es mas que un moro síntoma—. en una palabra. con la intrnston de (.xaia. Por pnmeta tu. se ha vuelto claramente evidente que la universalidad de las leyes. la robustez de los hechos, la solidez de los resultados. la calidad dc los modelos ya no tenian el poder de servir. siquiera en suenos. para garanu'zar el acuerdo de los espiritus y doblegar a los Estados-nación bajo un mismo yugo. l’recisamente al no ser la ‘naturalcm'. ni cualquiera de sus suceda'neos. (Laia obliga a replantear la cuestión de la política v a buscar otro principio de. sube rania. Si Gaia posee un efecto tan potente como influencia politica es porque vuelve a plantear la pregunta: ¿en noni'bre de que autoridad suprema hemos aceptado dar nuestra w'da... o. mas a menudo. tomar la de los otros?

Por eso en 12st. dos conferencias previa me lic pcrmmdo el cmmno ejercicio de reemplazar esta falsa universalidad del Estado de Natumlcu’ —cn cualquie a (le los casos. inoperante- por la COIIVOCR‘OW‘ d‘c Pueblos distintos. de colectivos. capaces de entrar en relaciones diplomaucas' L0

_ _ que perdemos . _ - 1 ' por un lado -la indiscutible apelacxon a la (""c'lc'a de la Nalumlera- . (al vez vayamos a ganarlo por el otro. a condicion de attpmlar Paúl" (le tm rérp‘mnt (le, [mz aparente a un 1rg1"7nnt de paz pastblt. hntre los es "cm-1d. es inútil ocultarlo, hay que aceptar hablar de guem-ul‘x‘am'ÏL Podremos repolitilar la ecología sin aceptar que. ame ¡”doo dem‘”

.

B. aceptan VIVII‘ “a forma exact bd’JO la cg'd“ a no es nunca . _ de un pre cisa. smo f r (ado ¡(ul'i al cSc' que cumple

esta thion

» . . . . - -6n . n‘ ‘ón_ Many: 5 lan cuanto a la imposiln'ltdad de distinguir dccnptl ) PR'" p“ Cn ('\|)ecial p. 63 y ss. de este libm.

254 CARA A CARA (ZON El. PLANETA

255 |()S I-ZS'I‘AIKLS‘ (DE NA’I'llRAl.F./.'A) P.N"I‘RI‘.' LA GUERRA Y LA PAZ

reconocer que e\.'iste un estado de guerra —una guerra de los mundo“, que el .-\ntivu\‘to Regt'ïnen Climático no era mas“ que un annislicio, a];

dos anlc

espera de un tratado de paz que nunca llego. pues habría oblimdloadu' tinguir. precimmente. las verdades contrastadas de la religión. la poh‘u‘Q

de estas conferencias: . . el Antropoceno." . ¿guiendo de sde el comienzo ' 5.- “o debemos abandonar el proyecto de Investigar la segundad y la

y la ciencia. No me es líicil ponerlo de relieve. pero en este scml'do d ‘rec.ntdecimiento de |st hostilidades“ podría presentársenos como um buena señal. l-‘inalmente. gracias a las disputas sobre el clima y sobre como gobemarlo. volvemos a plantearnos la cuestión política en tc'nm.‘ nos de vida o muerte: ¿que estoy dispuesto a defender? ¿A quién No). dispuesto a sacrificar? Mediante una inesperada torsión del célebre concepto de Hobbq‘ hemos entrado en ese estado de naturaleza que el situaba en un pasado mítico. anlts del contrato social. y cuyo modelo em aportado por las (03. tumbres (mal comprendidas) de los indígenas de Amen'ca:

Mientns. los hombres viven sin un poder comu'n que los obligue a todos al respeto. esta'n en aquella condición que se llama guerra; y una guerra como de todo hotubre contra todo hombre (Hobbes. 1971: 124). Hoy en día. lo extraño es que ese estado de naturaleïa no está situado, como para Hobbes. en el pasado: viene hacia nosotros. es nuestro prisma. Peor au'n: si no somos lo bastante inventivos. también podría comertirse en ttttestro futuro. Ahora que no existe el “poder común" del Estado de \."aturale7a y de sus leyes para mantener a todaS' las entidades en el ‘respeto', es una guerra de todos contra todos, en la que de ahora tn adelante los protagonistas pueden ser no sólo el lobo y el cordero. sino también el atún y el (10.3. el nivel del tnar, los nódulos de las plantasohs algas, ademas de las numerosas' facciones humanas en desacuerdo sobre mas' o menos todo. Puede resultar extraño para un hotnbre que no haya sopesado bien estas cosas que la naturalem disocie de tal manera a los hombres y los vuelta capaces de itnadirse y destruirse mutuamente, (1971: 125 [(‘d’p. 13]).

h ¡(lea de haber perdido la segun'dad del gran Leviata'n, y de frente a este otro (bsmocoloso cuyas aventuras venimos ¿“centran ¡os

Prote “ión.

la p'd’l. y la certidumbre. baio un nuevo Leviata'n por inventar,

por el bs'tado_ de Naturalen jamas' ha . aportada ‘ _ . ¿s porque la seguridad ¿do obtenida en r calidad. [al deseo de construtr la Republica. la verdadem mpublira. está siempre (mle nosotros. Gracias ala irrupción dc Gaia, (omantos conciencia de que ni siquiera habíamos comenzadoa esbozar un (ontrJlO realista. al menos un contrato que pudiera sostener esta Tierra ,ublunar que es la nuestra. Por eso nos sentimos tan contemporáneos de Hobbes. enfrentados a la misma vieja cuestión de poner fm a las guerras civiles y religiosas. El anhelaba reconstruir la sociedad civil después de que la garantía de. una Religión realmente calo'lica (en el senu'do etimo|o’gico de “universal") había desaparecido: en cambio. ahora nosotros debemos proceder del mismo modo que la auton’dad de una NaturaIcm verdaderanu-nte católica. conocida por las ciencias unificadas. que sc ha derrumbado también. En el nuevo Leviata'n. las violentas disputas sobre la exegesis de la literatura científica reemplazan a las disputas a cuchillada limpia sobre la exégesis dc la literatura bíblica. Recuerden la respuesta que la elitnato'loga Virginie da a Ted. el factótum de los climatoescepticos. en la obra Gaia" Global Cima: “¡Vaya y dígales a sus patrones que los científicos están en pie de guerra!" (Daubigny. 2013).

Para mamar en estas cuestiones tan delicadas como n'esgosas. voy a recum'r al autor menos apto para tranquiliïanios. el tóxico y sin embargo indis'twnsable ( .a‘u'l Schtnitt (1888-1985). Eljurista nazi viene a ser como un trueno (¡ue uno guarda en el laboraton‘o cuando necesita un principio activo lo basuuue potente. como para contrapesar otros venenos todavía mas' peligrosos: ¡todo es cuestión de dosificar'. En este caso. las drogas que necesitamos contrarrestar son tan fuertes que. los invito a mitn'dalilatse ntedimtte pequeñas dosis de bc'htnilt. tomada en el momento Oportuno... En todo caso, ¿cómo prescindir de alguien que en pleno Siglo XX escribió esta frase tan pertinente para la cn“sis que “'vimos?

(n‘ntmriamente a lo que dice Hobbes, en nuestros (liaS' detfniuïamentc no nos sorprende que en ningún caso la “naturalera" pueda ¡pacifica al 'animal politico'l La “naturaleza”, ahora lo sabemos, divide, y din'dt raditalmente, Asi. nada hay de sorprendente en que nos sintamos alem-

G Remito a la quinta conferencia dc este libro.

856 CARA A (ZARA (ION El. PLANLI'A

hn' la lengua Inílica. la lierm es llamada la mazin- drl dmtha. [m] Esoeslo que entiende el poelzl cuando habla (le la lierm profun. damcnlc jusla y la llanm jusliuimn lrllus (.S("hmiu. 200"): 47).? ¡"la Muyjnsla Tierra". Que quienes procumn estar cara a cam mn d planeta -cnrarar a (L ia- v comprender cuzil es el derecho que clla pu. dc cngcndrar. confiescn que hav que mirar la cuestión ma." (lc cerca. Pm

LOS HS'I'AIK)S (DH NATURALEZA) ENTRE LA GUERRA Y IA l'AI.’ 257

¡p que debe. inleresarnos. más bien. es ese libro que llem un título la lima ni fl línrrhu (Ir grilla dtljus publicuin eurrr (nano. [il ¡mmm ¡lr la guerra y publicado poco despues." ¿Cuál ¡ng-um . fl? (¡amado durante política y ese n‘eio pensador reaccioimn'o la ecología entre (su relacion I’reciwmenu‘ porque Sduniu ni por (me dim." "“lv‘lcük ¡N'I'W'th'llm pasará n ser la cueslión ecolog'i. e" “quen” ‘l‘lc ¡“(780 un “mind” Picm" ca. su manera (le hablar de la Tierra y de su derecho. de su mmm; como

lo dcmm’. dc .Sc'hmiu no me inleres.'i (anto que haya inventado el Klum. Sia'do célebre fmnnpm dl rxrrpnu'n (.Sc'hmill. 1972). (hn “¡lunmd de reaccionar ame la g mdual (lempan'cio'n de la poh];

dk;- él, puede parecerles lan iiiil a aquellos que procuran deshacerse del Fw que (l mnrtplo (lr "nalumlaa' ha hecho gravilar sobre lu cuestiones de la Tierra. del derecho. de la sube mnía. de la guerra y de la paz. que se

ca. eliminada por el mmmgrmrnl. la ol}.mni7.'uïiïin. la economia (lo qm: how llamariamos 'golx-nmn/a'), Sflnnill lll-Il) como si la excepción pol; (¡al Íucsc un momento raro. ¡esenudu aljele. por encima de las leyes. lg

mn mello nur-sims con el ¡ulveninlicnto de Gaia. Y. ya que ni despunla en c'l un ¡xrris.'ir|ii'(-iilo acerca del Globo. I'J' nomas (ll la lmr'u puede milinm: para pensar al warm de la noción política. científica y teolog'ica de

idea cra nidemeinenlejusla: nada tiene que ver la polílica con la simplc aphca'ción dc una regla fiiada d e :mlernzmo. Pero eÏl lnlnco’ esta idea al poner el .‘lrenio en un u'nii o .\("glll('lll() de la lrayeclon'a lan panicular del

h 'nalumle/¿a' (l‘lCl‘llZ. 20l’.)). Cuando .Sc'hrnilt olm'n'a la Tierra. ve en elh h. Inau il, de un derecho posible. Alguien que ignora en ¡al medida la munralela. ¡em es exzutuunenie lo que necesiiamm!

disc'um político: el momento en que el jele' "corta" por lo sano. Ahora bic'n. el modo de existencia política es excepcional rn todos sus “¡2mm puesto que (raza una (una que. desde luego. jamás va derecho (lamur.

Si .Sc‘hinill puede venir en nuestra ayuda -sicinpre y cuando respetemos la dosiw. es. pues, porque. como buenjun'sla. comprendió que cualquier (lislilu'io'n entre los hechos y los xalores es impmclicable si uno se

20023). 'l'anlo es asi que el pn'nripio de excepción ya no tiene nada dc excepcional dmle que .‘u epunnos seguir la manera lan particular en que

sitúa anles de. la [orina moderna que lla/.6 un deslinde entre el derecho nalural y el derecho positivo. la physu' y el namox.“ Y es ademas" porque

la polílira dislinmie. en rada inmnenlo. lo Verdadero de lo falso. Por desdicha. en lugar d - aceptar la originalidad de este modo de existencia políu'ra poni ndo de relieve el (‘UIIIFASIC con los modos dc la

tomprendio'. también él -aunque sin la luminosa generosidad de Voegu lin-. la importancia del ApoCalipsiS en toda filosofia de la historia, y por-

inÍonnacio’n (¡CHIÍÍÏGL dela Inoml o del derecho, .S("limill exageróla im.

¡mnancia de uno de esos momentos —;i‘so('|".ind0l0. “del

al papel del I‘u"hm—_ que disiniula su p.'im(lo'jic.'i l).'ui.'ilidad. l'ln otras palabras. .Sc'hmiu (onlunllin' el estado de e.\'< epciún con la p.‘u'u'cularidzul de esle modo dc existencia. Para evi'lar verse ronlalninmlos por esta versión resln'ngídl del pn'nu'pio de excepción. sus lectores. fingiendo horrori/‘am-. se pu« nicron a recrnplu“ar los sinuosos < iieunloquios. propios (le lo polilko. con la aplicación de reglas de buena golx-rnan'la." Al inlenlar salvar h peculian'dad de lo polílico en el llanu- de ser eliminado, .Sc'llmill dio' una wm’o’n tan exótica. lan lenlona. .‘que. a lin de cuentas. lo único qur logró fue ¡uelerar su rlesaparirión'.

7 la expresion lalina peru-neu- .l (u'x'lhe 1 Iax lt'm'xum de Virgilio. H Sulnr cut c nui de l .ilextnl'a enlrr' la tnuaninu ión y la polllim. Name l) luur (¿l'lll'bj y l.“ enli.ul.u r um -¡unulirnlr\ del lili".

que. a diferencian de los Mtxkrrnos. no cree habem' libmdo para siempre dc la religion. Delnis del revollijo de su milología. caplo' perfectamente

que no se puede pensar la política si uno procura emdir‘sc. del lwm'po dr! fin (Meier. 20D“.

.‘i Mim I.’| rwrilnm «le .Sc‘limiu (200'lh). \r’.ue la pri-«mación dc h wm'ón lrnnrcu realizada por l’elcr Haggtnlnathcr. lO 'l‘usc "unión «le parli
hacer ulnnuerión de la curuclum espacial de un orden (oncrtm' (Sdlml'll. Mi"): 73).

258 CARA A CARA eos ia. PLANITI'A bo más sorprendente cn alguien de su época es que no torna las cícn. cm’. yen especial la cartografia. por aquello que descn'biría objetimmm te el mundo desde el exten'or. sino por aquello que. dmtm del "¡una lo configura. lo recorre. lo calcula. lo dibiJI"a -en una palabra, lo rcpm senta- de una manera específica. Diga’moslo de otro modo: .Sc‘hmitt no se deja impresionar por la figura. que tanto se impone al espín'lu, de] Globo. (A‘Iando habla de lo global. siempre es porque ve en ello la mano de una hegemonía científica. económica o institucional en vías dc cx. pensión. o como dire e'l. la “toma de tierra" (Sc'limitt, 200M): 89). (bmo en la pintura de Fn'edn'ch. para e'l el globo esta inserto en el mundo. Pm todos estos mgos. Sc'hmitt se resiste al cientificismo de su tiempo. (kimo remos. esto bastaría para volverlo sumzunente u'til a nuestra bm.’ queda. pero lo que mas' me interesa es la consecuencia que e'l den'sadg eso para comprender el espacio. Acaso .Sc'limitt sea el único pensador político que no se dq‘o’ atrapar por el marco espacial. En su opinión. el espacio es el resultado provison'o de un fenómeno (le expansión. de es.

|.()S ¡511005 (DE NATURALEZA) l>.‘

rm: LA 01»:th v LA rAz 25g

por consiguiente; cuando Selunitt habla de la 'l‘ierm, no esta hablando del (.‘lobo sobre el cual se apoyarían luego los Blmloynación en n como piezas sobre un tablero. sino de. territoriali.I'aciones múl-

¡cr u'glplcs algutm de las Cuales conlle 'an. provnsorianiente. relanones par-

el tablero. Para él. por ende. m‘ulares de rsplrriumirnln que (lcforman _ . historia de |st tecnicas. resnle en el origen de las h hl',¡(,r¡';¡. incluso la Prácticas (le espaeiamiento. [ise es también el punto crucial que hemos monorido en Lovelock.” con la misma (lesconlituwa por lo global en medida tal que debe eomponerse organismo por organismo. (knnprendera'n ustedes por que me cautivó la lectura de. un libro así. l’or otra parte, ¿que hay (le sorprendente en acudir a un llh'lCSll'O reconocido dc 1; gcowilitiea y del derecho ¡nternacionaI pam reabrir las cuestiones planteadas por la (.‘aia-política y el Nuevo Régimen (.‘lilnático? Se.’lunitl nos ¡wrrnitira elegir entre el nomas de una 'l‘ierra concebida como un Globo y e.l nmmu de una 'l'ierra concebida como (,‘aia, es decir como el ¡nll'UlHlNL

pariamiento. de toma de tierm. que. depende de mms \'i.n".ibles política y técnicas. Para e'l. como para los Ina's rerientes histon'ador-u. de las cim azs'. la m Ixtrma no es "qurlln rn la rual se sitúa la política —el mapa mudo de cualquier geopolítica- sino aquello engendrado por la acción política misma y por su instnum-ntario'n tecnica. lin otros te'nninos. pam e'l tam bién. el espario es hijo de la historia. (km eso. .S("lunitt ignora adrede h distinción rano‘nim entre geografia "fisica" y geografia "luunan.'i'." Precua'mente porque es simulta’neamente un jun'sta y un teólogo político. procura ahondar (mm de la invent io'n del territorio concebido como un espacio transparente que un sobe nino contemplaría desde la ventana de su palacio (Olwig, 2008. Elden. 20“). Y digo bien. “antes' y no 'des‘ pues". En ('Ít'( to. a diferencia de tantos (‘ritieos del espacio, .Sc'lunitt no prtxura agregar el .wntiiniento del espacio “vivido” al espacio 'oljetim' -lo que equimldría a prolongar la l)il'ttre.'ieióri entre geografia humana y lisina sino engendiar tzmtos espacios. en plural. como situaciones polílit‘as y técnicas existen. Al ll‘l i'itorio eonr'eln'do como un aparte. un mntmrnll mila/'nnm'udu, el opone los territorios concebidos como Iugam. como (Imlrmdor (li/rrmnunln.

(,o‘lno les ha ocurrido a muchos lectores. fui .‘tpltu'nndo todo el tiempo posible la leelum de em obra. hasta que. al abrir ltl' nomas.... (li finalmente ron este pa'l ralm el último del prefacio: lil orden eurm‘entrieo del dereelio de gentes que ha premlecitlo hasta ahora llega lio; a su fin. (.‘on e'l se (les.\a"tmtïe cl antiguo nmnm de. la tierra. llabia nacido del (larulm'minrla [rrn"m. ines pe rado. de un Nuevo Mundo. de un aconteciniiento lu'sto'n'eo que nn [nu-(Ir "1)(lin.r. lt'n nuestra época sólo ¡mdríalnos imaginar un ¡It onteeimiento análogo. bajo formas fant:istic:m. suponieir (lo por ele, Inplo que. en su mta hacia la Luna. los hombres mronlmn'mt un mer/m (dale nuevo, lomlmmlr desmnorido Inma el presente. que pudieran explotar eon total libertad para almuar m n'uulitlrul sobre la tierra. 'l‘ales ficciones no resuelven la eueslio'n de un nuevo nolnos de la tierta. Y tampoco va a resolverse gmeias a nuevas invenciones científicas (.Se'lunilt. 200“): 46: el (leslaeado me pertenece).

¡2 hi el nmmn Aíui,2íll'r,tlln Iilnln1'\|'.tl)l(‘(4'll por igual el vínculo entre (ootrpr ¡hn del npu lo) polllir .4 er olo'git a. mili/ando lil nomas dl la ¡una Mm“ yktmun (I'ÜI’I). l.lll\‘4‘lll v N'uu'l ÍI'II\,. 20V”. que suretlieron a ltp." (“ltí‘ll l) lll-¡Kia!¡'Atl.illit'llte. parI't e que el (il'\llll(ll' lísir.‘i/uu‘lfllaul permmtfl "|le

13 Al final de la terrera "inferencia. p. ¡23 y n. de este Iibmt

260 (uuu A (:ARA con El. PLANETA ,"Fee'n'co'. efidentememe. no es el termino que empleariamos hoy para hablar de la camicen'a vivida por aquellos que fueron así descubiertos; Recordemos esa fecha. [610. utilil'ada como clavo de oro para el comien. 7.o del Antropoceno a causa de la eliminación de los indígenas de Amén", ca y de la reforestación que le siguió (Lewis y Maslin. 20l5). En vez de la suene de los indígenas. a .Sc'hmitt le interesa el vínculo entre la n'validad de los l‘s‘tados europeos y la toma de tierra vacía —es decir. previamente vaciada de esos itnpen'os y de esas naciones-. Ahora bien, esta cuestión, bajo una fonna apenas diferente. nos ocupa desde el comienzo: ¿pueden los humanos extenderse ma's ltjos todzwía. hacia nuevas tierras? la res. puesta de .Sc‘hmitt es negativa. Ya no encontraremos ningún “cuerpo celeste nuevo", excepto en la ciencia iiccio’n. ¡He ahí el Gran (¡0‘10! Ni la conquista del espacio ni las “invenciones c." 'ntíficas" nos ofrecerán ya la ocasión de atenuar la rivalidad entre los l‘ns‘tados-nación. Otra m estamos encerrados entre las cuatro paredes de un único espacio, el sublunar. Nuestros sueños de conquista se parecera’n de ahora en adelante al avión superso'nico (,o'ncordz. suspendido al final de la pista en el aeropuerto de Roissy. suene de monumento involuntan'o a los futu. n'smos pasados. El antiguo namas de la Tierra -—le devuelvo su mayusc'ula- dependía de descuhrimientos de mundos en exmión, mientras que el futuro nomas depende del descubrimiento de una Nueva Tierra (n intensidad.

¡os rsTAnos (m: NATURALEZA) ENTRE LA GUERRA v IA PAZ 261 9do. (Oman; l)n'll. Baby. (11111!” Hasta que se llega a la situación actual. . f I mnqueatttlt) la barrera de los 400'ppm de (.02.

5m embargo. .Sc'hmitt uene razon: esta nueva toma de tierra. tan een'a como iinpren’sta, tampoco “puede repetirse". Desde la publicación

de su libro. el coto se ha cerrado sin mas". apn'siona'ndonos dentro de los ¿“un imprevistos dc dicha extracción. Las potencias se han limitado dm mismas. enreda’ndose en las consecuencias' de su acción de conquisu. Ig] conclusión es inapelable: ya nada puede venir a atenuar las mah. ¿“k-5 entre los l‘s‘tados-nación pn'sioneros en esta Gran Iinrlosum" Otra wz vamos. pues, hacia la r“term de todos contra todos. sin ningún medio pan. retardar los conflictos atenuando la n‘validad entre las potencias por Ia (Kupacio'n de nuevas tierras. Pero lo que mas' me sorprendió es el final del párrafo: Schmitt tennina (on una im‘ocacio‘n totalmente diferente, tanto en su on'entación como en el tono: El ¡wnsamiento de los hombres debe volverse una vez mas" hacia los órdenes elementales de su existencia terrestre. Buscamos el sentido que habita la tierra [Sinnm'th (10157111137 l‘sa‘ es la apuesta de este lihro y el impemu'vo supremo que preside nuestro trabaio. la u‘ena ha sido promeu‘da a los pacíficos. La idea de un ¡tomos de la tierra se les revelara' solo a ellos (bc‘hmitt. lOO‘ll): 46).

Schmitt se equivoca. que' duda cabe, al decir que los humanos no han encontrado nuevas u'enas. Las' que han explotado con el mismo desenfreno, la misma violencia que el Nuevo Mundo. no se hallaban entre la Tierra y la Luna y no fue en cohete como fueron abordadas; se hallaban baja la superficie" dz la Tierrïa. y si los las‘tados pudieron hundir allí su mano para atenuar sus n'xalidades CX.’lC('l'l)d""(lolas al mismo tiempo. ha sido a traves' de pozos de mina. exploración. perióración. extracción yfmcking.

Mll‘lllllh dirigía nuestra atención hacia una guerra sin fin. resulta que ahora se pone a hablar de los "pacíficos" en busca de aquello que habría que traducir nm” bien como el “reino del senu'do de la tierra". Y, cosa ¿«unlnom para el jun'sta del Tercer Reich. lo hace citando ¡[-1 sermón dt la manlmiu.‘ l-Zs verdad que .Sc‘hmitt lo distorsiona un poco.“ ¡Pero se com-

Podn'amos incluso decir que el carbón. el petróleo y el gas son ni mas' ni menos que un 'cuerpo celeste nuevo". si recordamos que se trata del sol captado por los seres vivos cuyos restos sedimentaron luego dentro de las rocas.“ Allí tienen su mmm Nuevo Mundo. Y en efecto es como una

m nullius y sin el mas'“ minimo escrtipulo como ese nuevo continente ha

H Mitchell (NH) asocia la inlim'til.'tción de la economía a esa 'u'ena nucfl' del petm‘lcn que pare(e accesible en < antidml ilimimdm lo que corresponde por otra parte al r omienm de la ’gmn :u‘elemcio’n".

l5 ';l’erforen_ muchachos. perforcnlï grito que en Im Estadm Unidos acompaña los mítines republicanos y expresa el entusiasmo cum" cm’mico por un .‘tt'tL‘Vi ilulclinido .‘tl petróleo y la Iutlical (IIXhl-(lóll .‘t cualquier rmtricritin. lfi En Li itnprt'n'xlát forma del tema dc los 'límitcs planctan‘m' propuesto por Steffen y otros (¿‘Olïm). .So'lne esta n'u'lidad. W Heinl (201.5)4 l7 la u-nión inglesa dice: ‘H!’ vá la undtnland (lu normaliwonín ojllv «211K. ‘Mnnmch dn Enlz. es el innwn’o/rcino/reinado del sentido dr la licnzt'. IX Dir e cl Evangelio según san Mateo: 'Bienawntumdm Im pacifitadorcx porque ellos set-.in llamados hijos de Dios' (Mateo 5. El). tnicntrm quc aquellos que '¡mseent'n la tierra'. o mejor. ‘qnc recibirán la (¡crm como don ( ump.utido'. son Im ‘manws' (Mateo. 5.4). la traducción ecume'nicu [al lmnt és] en cierto modo elude la idea dc posesión y dice: 'Hnmux la ¿ou rar ¡lt uumnl lu (mr m panagt'.

262 un A un um .rr. PIANDHA prende que el helicoso (‘Ltrl .Sc'lnnill no pueda. .‘l pesar (le todo, || lmu el extremo de t'onfiur .‘l los 'm.’nlu‘>s" semejante 'I'evel.'tci(m 'l lu' a 'lm parífiu'dores'. pues. .‘t quienes ('onlía el dem'ul)nrniento (ch 'nucm Mile la u'erm'. "apuesta" e 'irnpemtivo supremo de su lmlymjo', El inusual ténnino ¡mmm —'eonligtn.‘tt'io'n itnnedi; tu bajo la cm] d orden social y político (le un pueblo se vuelve espuci¡tlmeme ¡mapa blc' (.Sc‘llmiu. 200“): 47)— no debe pe.rturl).'trno.s. Incluso si .Sc'hmiltrlc; plicga Lu gemas (le su enulit'io‘n pznzl delinean‘ su elitnologl'.'| (lA’delt_ LM'J‘). en el fondo no (lt-ju (le ¡tlernnse ¡t (-I pot olms ¡Ir/ones, bum un te’nnino que pueda otorgm‘ .s‘ulicienle dignidad .1 un concepto qm: pcmn'u' situarse .‘llllt‘s de lu invención de lu distinción entre natural-¿ny polítitu.“ Y. como siempre. cuando se ptoenm volver atrás, hay que con. flame a ln Inilologi.'t. ;)' si es posible en griego! lu'n la práctica. el término nm cumple l(’('ll¡(.tlll('lll(' lu misma llllll‘lÓll que eu- otro. mucho ma austero. que utilice en estas eonlerent'l” s: rrtli.\!n'[mriún (le las posibihdm'

ms mTMms (m.- NA'I'URAIM’A) urnu; LA cumuu v LA ru: 263 ¿Im-805., Por mi parte, puedo asegurar que. al menos en esta cuestión, ¡1|qu tmnnr partido por él. Ilic (Jl Rhodus. hit sulla!

Ames (le ¿lex‘zn‘nos a aquello que [wnnilirá a los tern'ton'os explicilar sus línea de frente, intentemos comprender por qué el acceso a las' nego m‘ciones (le pnl. exige el reconocimiemo previo (le un estado de guerra. Todo reposa sobre la distinción introducida por Sc'luniu en un libro tanw más conocido, lil (mart/¡lu ll! la palm”). entre las olx-tatiana. dl polin'a y el cuado (le gnenzt. (knno .s."ibemos. todo reposa sobre la relación amigo/ enemigo, El \‘(tl'(l.'|(let'() enemigo no debería ser confundido con el adirrsnrio nl que M' detesta por mames morales. religiosa“. comerciales o estéticas. El legítimo oponente se convertiría en simple canalla, o. para dedrlo en latín. hmlLr .se-rízt tornado por inimitus.’

des de atun"; Mediante este ( onteplo. lznnln'en yo he l)llM".‘t(l() siluarmc antes de la (listint io'n entre nzttmztlem y eultnm. enalidmles prilncmy segunda, rienriu y ¡mlítit‘aL Si num/n se presenta como un elementodc

El enemigo político no será necesan'amente mala en el orden de ln moralidad o jm en el orden estético. no necesan'mnente

una liislon'a Inílit'ai (lt-l derecho internm'ionul. all verdmlero papel (oncepltml ('3 el (le volver nuvunnenle t otnp'.tr.ll)l(".s los colectivos. Dichodc

(leurmpeñum’ el papel de nn (om/¡dido! en el nivel (le la economía, e int'ltw). en algún caso. dará la impresión (le ser tmmjaio

oun mmlera. nnmm es nnzt vt-nio'n nuis jurídica y mais enulitn del término romwgmmu. que he utilit‘ndo pam imaginar In :Lsznnlfltrzt tliplolnálim de Im pueblos. en lnt'lm por ln 'l'ierm. ¿Hay que lonmr en serio el sorprendente impe mtivo (le ‘rewlar' el

hacer nrgun'm ('on el. Simplemente resnlm que es el otro. el rxlmnym“ y. pum definir su naluntlem. es suficiente que. en su existencia misma y rn un mitida partitulammrlrfunít. sea ese Jfl'

rmmognnnu (o el nnmns) (le ln 'l'iel‘m ¡t los “put‘ilit'os' y sólo a cllofi ¿(kimo net-ne que nn pensador involneraulo en tantos horrores pueda hablamos ¡mí (le pal, (le rewlncio’n y (le compan'lir la 'l‘ierm? En este punto (UllYll'lll' que uno misrno tome su (let‘isio'n: bc'llmill percibió qur jamás ¡xxlrímnm hablar (le paz si no nos (let‘irlíznnos antes a ver en la situación presente un estmlo (le guerra -y por lo tztnto n aceptar (cnc!

otro. rxlmnjrm. (le ¡nodo que con él sean posiblls unos conflictm qu: nu [mdn'un in "Judíos por un ronjunla dr nomas gmrmlzs fijada) (lr (mlnmmn ni [mr la .ienlmria dl un (nm!) (an rrfmlun'án dr nn (¿mr (mira-nido y de sn imponía! (bc'hmiu. 1972: M-G‘b'; el (l'le'JC'AdU me peru-.net'e).

Mientras exisln un “tercero” “no concemido e imparcial” capaz (le aplicar una "norlnu liliul’d (le. :Inlenmno" pam juzgar quien se equivoca y quien u'ene r.u.‘o'n. no hay enemigo. no hay estado de guerra. Y por lo tanto, Según bt‘tlnnitl. tampoco hay política. Mientras exista un árbitro

I‘J l’.lJIlIl\l.l unulirnw Nu im l_|.nul.l (t lellllllt .u io’n prlvuhll. 'l‘l de "uned: ¿'Ill Él) "¡po H'I nte n'nl "lo: ' I'hu u ln tu) I'm! .V'hnull nm ¡"111"ngth uAal LI num“ ullmumly m/I "amm, utwuulnl n-Ilh I/Il tl/¡[rmfnmlron all-11d. NI nu y; MUIÍ. rm unmlml Iu-l ItÍdIlnnl/¡III In I/it Iullh [ml nllhfl lhl mill" "¡WM la lla mIIA ¡La! Imrl, ¡[r1 lun. Iht ¡{Y/"I’ll ¡”nm und muy”) ln If [Lo nu] equmk' .4 dun que 54' lnnllt m llll.ll).l «¡ne .nptvllo que .l lin tlt- (nrntm ¡launm' 'nnunm', .wxutlu 1 on l.‘t J'HIIIHJI io'n ¡le l.t Iivuu, en ¡{Inn Illrdld" no tra nm irlauin muginal ¡.uliml. xinn .¡nles ln'eu ¡.1 relsuión más ltrnpnmnmll uma que, M'Knn rw .unm, lI'III.'I l.¡ nmym l'lll'luld y maintml pura clio].

° l'Íl unlnr l).ll('('(' return." aquí |.¡ rxplicuión tlath pot Enmnl y Mcillct en lll tliu ¡olmuu rtilnológit'o del lllÍll. Mi. el 'cxuunjcm' (o la ‘\1'
l 05 ¡granos (m: NA’I'URAI.|>ZI.’A) ENTRE LA cursan Y LA mz 265

pnlancgulpleona. comienm cuando no hay arbitro soberano. cuamio no exo‘ . emitir un ten 'normas gencrales' que puedan “ser aplicadas pam juicio En ese momento se alcanm el “limite y los "conflictos con sc vuelven posibles.

el extranjcm‘

Los conceptos de amigo. enemigo y combate den‘mu su signifi. cación objeu'va de su relación pennanente con ¿sir hecho nal, la posibilidad dl fmnmarr la muemfitim (lr un hombro: La guerra nace de la hosu‘lidad. y esm es la negación existencial de otro ser. La guerra no es otra cosa que la artualizan'n'n u'llíma de la hostili. dad. l's‘to nnimplica que Sea cosa corriente. cosa normal. ni que veamos en ella. por lo demas'. una solución ideal o dese able; sin embargo. ella está necesan‘amente presente en la forma de una pmibi'h'dad dz la rra! en la medida en que la noción de enemigo conserva su sentido (¡972: 7l; el destacado me pertenece). Eu'dentementc. Schmitt no piensa sino en las guerras entre humanos

tales como pudieron haber sido detonadu, desencadenadas, exacctba-

das por la ausencia de un tercero superior o, al contran'o, detenidas. sofrenadas, pacificadas por la preSencia de un árbitro. (,o‘mo histon'ador del derecho ínterestatal. identifica a este arbitro en el anu'guo poder dt la Iglesia o en el derecho europeo moderno de los Estadosnaciónl 65“ ¡jm [rublirum rumpmnum, ol_)jeto de todos sus elogios. Se'gu'n el tercer árbitro este presente o ausente. la política aparece o desaparece. A PM c que (su

argumento es muy eonocrdo. hasta el presente no ha pcr nnudo desacelerar la disolución de la política en la gestión. la t'tim)‘ ¡3 golx-rnanza.

¿Que pasa cuando re conocemos también externo y desintere la ausencia de “n ¡“(No sado para arbitmr en conflictos entre humanos 3' “ms srm. a sabe r, los no humanos . . c . que, .. en un sentido paruculannntc fue r-

‘ r (.sm no cabe duda-. pueden volverse “extranje ros'? e .w Si uno co -50d’ hn sus C0“nietos ecológicos como si se desarrollaran _ ¡

bajo

í ‘ ¡"bm-o . la l t' m “ci .t d c. e s cHdent .' c quc tambre unparral. (no ' ' n ellos , ' se re. . , . ,gidn l C a Simples GPL-melones _ de poliCia. sm cuestionar .r en absoluto la ducld n ‘ t

So"lo nos las veremos ron gente racional . (.u, a“ .“m'go/enemigo? . que . disun l mr u ¡a ¡món a unas gentes .rrraCtonales o concurran (man unos C . f _ busca l .. . . Silm'mmlos. A alta de toda negacton exrstencral de otro ser. combates entre adversan'os. pero no guerras entre p0( ¡ [(‘Inos> constatar

.

.d r (odos, un juez. una l’row‘dencia: undistribuidor su reconoCI _° Po ¡mada los millares de combates lncvuablcs entre] Pro. mo. esdecirill‘ o son 03h“. "ada mas' que luchas intesu'na; qnc puedun “la poh'cía. Se: manos diwdrdosd: puesto que incluso aquellos ( dispuun lue sobre el hecho de que el listado tiene de I‘L‘Cllo a remains apeladnoNo están de ac‘fr hay guerra allí donde la gestión, _ ’ el derecho as" la .5“.ua.aaioncontabillidad son suficientes. Todas mms 0pL_n.Cl.0anllr\bI ¡Wapohcmllgl‘ufl‘mm a pn'on'. v pueden ser mlrulndas dc mncmanw (maison J “cum, no de erlas en funciones son de c'c i 05 c Jn'csgos que u- corren al pon

r 'ct'os, Allí reside el on'gen de la despolitimcio'n de las cuestiones “¡lím‘m-lclqs; los naturalistas" no tienen enemigo. puesto que. en sentido es. ¡"5:13,“¿amm de un raso rrrmdo —tanto en sentido legal como científico-. Con“, dice el adagio: “Nadie debe cuestionar la cosaJuzgada . I

Si cl concepto clave es la ¡"merma o la (Human d! un [muero no conrermlda ,¡mpmriaL comprende-mos que. en caso de querer rehpolttnar la «elogia, no hay que acilzu' en extender el argumento de Sclrnult a todoslos conflictos. incluidos aquellos que ponen en Juego a los agentes antano naturales. Aunque en la pn'rnem lectura. “(se ser otro. extranjero” designa en(¡dades antropomo’rficas. ochenta años rnas' tarde. el número de los que han descendido a la arena aumentó dramáticamente. Lo que .Sc'limitt apenas podía entrever. nosotros. contemporáneos del Antrotmceno. estamos for/ados a reconocerlo: cada vez que nos encontramos ante situaciones donde sejuega la “negación existencial de otro ser” —y. por ende. actualmente en todas partes—, la enemistad resulta ampliada en grado inmenso. Eso no significa que sí o sí xaryamos a combatir —-la guerra no es “cosa corriente. eosa normal". ni siquiera “una solución ideal o de— scnl)lv'—. sino que el Domo de la Naturalel'a. bajo el cual tenían lugar todos los antiguos conflictos. ha desaparecido. lista desapan'cio'n obliga a cada uno de nosotros a tomar en sen'o la “aclualimción última de la hostilidad", incluso cuando se trata de seres “extranjeros”. a quienes. en sentido estricto. les negamos la existencia, y que. por su pam -tal es la novt-d'.ul-—. pueden nega'rnosla. _ i Llegados a este punto. no habría que engan'arse sobre el papel de (¡ata e“ este retorno a la situación de guerra. Gaia no ocupa en absoluto la POSÍCÍÓu de .‘irbitro que tuvo la Naturalel'a durante el pen'odo .m.odemo. ES" (“S cl punto de inflexión entre la “naturale'la' unificada. Indlft‘l'cn' (c' ¡'“l’iuï'lt’ll. global. cuyas leyes son detemiinad'is. de antemano por cl Principio de eausalidad: y (Laia. que no es ya unificada. cuyos bucles de

“""h'lt'eit'in deben ser descubiertos uno por uno. y dc ¡a que Y“ n" Po‘lc‘ "ms decir (lue sea indfiermlt (r nuestras accionar. desde el momento en nos vemos obligados a dcfinir cl Antropoceno como la reaccron mt

266 “MACARA CCN FJ. PLANETA

d l 11cm. a nucsuas empresas'. Gaia ya no e C a . 5 "no

JL." de ser "desinteresada" en l 6mm" los 0 ( ue P‘" "’ que hac aca-0" de ahora eu mas ella sr nur-mm en l “‘slx'cu as nue-¿"Os ¡ 65' ¡m c C

v mié". si un ¡acero en todos nustros .otlfllclo S —cspcc¡a¡ cm e (ima CS- ' ' wro en ' . ningun m 0 tn e nto ( l esc ur del AntmpoccnO-- l "‘Pt'ñíl el capa!.

. a ¡m situaciones. ni es capaz de llamarlm al (mia, ¡“Cao ¡"1.‘1_¡,Wmm v 5¡‘L.¡¡¡prc, es infen’or a las partes.“

v una wz muende que el hs‘pírítu de las [10'09 C“ ambos rc gímem.s sea e“ el Antiguo Régimen (.‘litnzitico. todo con fltcto es“: gado por la simple aplicación de las ¡"Yes de l“ “"¡‘u'm leva"; Régimen (.‘litna'tico. ¡a no ha)" ¡"bum sulwm'm' “Y (¡ue h I); por pum” para descubn'r -—y no para aplicar— las re

“him-“dades dc actuar sobre las 01h15: En el primer re’ cuán desanimados. sólo los sutetos tienen _un alm animación cs mn‘pmu-dn cm“. todas las entidades. aunque y: animo (desanimado) ni Sltlclt) (sobrezuumado). En el pn‘m cr régimen. hay la" “¡lo (,¡wmdfincs (k. policia: en el segundo, nos encontmmm cn un estado de guerra hecho y derecho. En el pn'mer régilncn. la dm. dada de “menu-no; en el segundo, P31 hay que inventar] a mediante insutumción de una diplomacia específica. El pn'tne la ro es naturalista; cl segundo. diganms, composicionisla." Por eso hay que desconfiar del concepto de Globo. y también por eso es tan esencial no confundir a Gaia con la lis fent. el Sistema de la 'l'tcna tomado como un Todo." El (Hubo OÍH' ee una ligumcio’n e n cicno modo geoine'tn'ca del arbitro sobe ano que reina por enciin a dc lodos los conflictos... y que. por consiguiente. enseguid a los (le.s¡mlili7a. (m‘a. en cambio. puede ser definida c otno la tnultiplicacio'n de los sitios en los cuales hay entidades radicalmente (',\’ll.‘lll_i(?l as que practican la 'no gación existencial" de las unas por las otras. El conjunto complejo de las ciencias' dela natumler‘a que constituye la climatología ya no sera' nunca capa: de desempeñar el papel de arbitro liual e. indiscutible. No pot causa de la controve :u tilicmltnente ntztntenida sobre el origen anlt0-' pico del (atnbio clim .‘ilit'n. sino en talo’n del a cantidad de bucles que las cient ias deben instaunu‘. unos de spues de otros, para volvemos sensibles a la sensibilidad de (iaia. la “¡Latitude-Ia". al menos la 'l"ierta sublunar. 2| Junn' teni :ulicicntr el him ."tpit" que lmgatum eu la tensión entre cl 8km" mo) rl pensamiento dt-( iat'a. Véase |.t 4 ll.‘ltl.‘l ( unit-rencia ".1 lh'n rl ¡("nudo de mi pequeña lenta uu latotu (2mm). '23 Lu rtputal. tc tntlu '.t la p. lbl de este ltbio.

load“ cn una situación que obliga a cada c0 . .. Sid" n ¡o‘ que concierne a los extremos .. de la 'utK‘S c ¡“nm-cms que pretenden negar su cond‘ ‘ ' r . . u de la Tierra . La del sistema e “Curia v Lu U "historia tan llena de sonido y de "n a como la historia de (nun-1 g" los nados. ¡v ella también, “contada por un idiota"! u'otnlwïp; cuando en épocas anteriores im' ocábamos Por ¿.S‘H" nos la Naturaleza. situabatmxs, sin siquiera pensarlo. bajo la protección cl;¡r.¡¡iILF"“(w de Naturaleza. un hs‘tado con E mayúscula, l tn Leviata'n dc un -5 “o (¡6| que una mitad estaba hecha de política. y la otra de "ÏÁonïlmnus-x¡ Ls“- Estado monstruoso lograba su

bsistir. mal que bien.

(le su (‘ll'U‘PO C“ l a natumlem y la otra en (“mttntila(l (on l la politica. eta porq“. ¡“bl-a que .

poner fin. como vimos con Toulmin." l

.alas gu e nas ras d religión mediante un culto de la certeza indiscutible e ' . El armísu'cio , puvsm por Hobbes nunca alcanlo, por un tmtado en de bida forma. pm » m ¿“hub-n de ¡mz duradera entre las exige ncias contradictorias de ut . s ‘

I M ¿"(quites. modalidades de contrarreligio'n. De allí la construcción dc esa (.‘onstitucio’n renga que simulaba darla paz a las naciones mienmu einprendia una guerra contra la “naturaleza' tanto mas ilimitada por nunca haber parecido una guerra. (lomo sabemos. gran parte de h. obta de Schmitt tiene por tema esta cuestión de una guenaque sc ntelve ilimitada. a lalta de un claro reconocitniento de la cualidad del enemigo. Según .Sc'hmitt. esta negación de un estado de. guerra y la disimulau'io'n de la relación amigo/enemigo baio la apariencia de simples operaciotu-s de policía es lo que conlïl'e a la transformacion de Im guerras litniutdas en guerras dr rxlrnm'm'o.‘ (.ualquter lector de los conflictos ecológicos .'l('l\l.’|lCS no puede sino estar de acuerdo en este

punto: los conflictosjamas habrían llegado tan ICJOS en el exterminio nulical si hubiesen sido considerados como guerras en las que la olm fimlr. a su vela. podía poner en peligro la existencia de aquellm. que la atacan. La posibilidad de un exterminio. lo que hay que‘llatnar "gucamw. de aniquil:uniento. provenía de la ilusión de que solo estaban'tos h yelxdc do adelante, baio el nombre de ciw'lizacio'n. ¡una simple opc mctm pacilicMio’n.‘ (lomo escribe bc'hmitt,

A . 2 . libros 2-1 \’c'.\\e la ( ¡inferencia «menor. p. l l“) -“- d" mmidcmdo A Mmm. r . I L'") De .illi- ul (num ( ur al Tatado de han r" l . l mi‘ mm" aque“. qm. ¡J r nia uu xo'lo como la parte ¡Krdcdor‘m uno .u lc Num“ dc h Kun” vé < xiuu'u(2007) ‘l’l manera cn que Sclunttl retomó ' . s: ‘ a SC hmul ltci ¡uma introducción de (tllncJOulll .

{omlc

los “¿1,005 (m: NATURALEZA) mm“:

h

Los iseros (m: NATURALEZA) ¡mas LA GUERRA v LA PAI.’ 269

268 CARA A (:ARA (:ox.‘ lil. PLANLTA un mundo en el que la eventualidad de esta lucha habría sido enteramente descartada o prohibida. un planeta definitivamen. te pacificado. sen‘a un mundo sin discn'tninación del amigo y e] enemigo, y por consiguiente un mundo sin política (Schmiu, 1972: 73). Como resulta evidente. .Sc'hmitt no apuntaba a la ecología tal como se tu desamllado hasta el dia (le. hoy. sino que -sal)iendo muy bien lo que ha. ci1-. localizó en el ideal de aquellos que. anhelaban un “planeta deliniu'n. mente pacificado". ¿No es el ideal de los naturalistas. la utopía de los ecolo. gLs'tas profundos. stnx-tficiales o semiprofimdos; el hon'zonte (le aquellos que esperan conwrtirse en los mmmgm y los ingenieros o los reingenierm del planeta: de aquellos que anhelan salir bien parados con el “desarrollo sustentable'. el ¡(leal de los ecomodemislas. 1"" de aquellos que pretenden ser los buenos administmdores. los mavordomos sen'os, los jardineros sa. gaces o los atentos intendentes de la 'l‘i .rra? En una palabra. ¿no es cn efecto el sueno de aquellos que tanto querrían. cuando lidian con "simples cuestiones tnaten’ales'. prescindir por completo de la política? la opción que nos propone Sc‘hmitt es tremendamente clara: o aceptamos distinguir al enemigo del amigo y nos comprometemos en la poliu‘ca. definiendo estrictamente las fronteras de gucnas bien realu ¿guerras sobre aquello (le lo que esta" hecho el mundo"—; o bien con cui dado evitamos llevar adelante cualquier guerra y tener enemigos. pero entonces miunn'amos a la politica. lo que significa que nos abandonamos ala protección de un ¡Sta-do de \."‘.'itur'.ile/'a que engloba todo y que ya ha unificado el mundo en un solo conjunto. en un Globo que sen'a capaz

de resolver todos los conflictos desde su punto de vista desinteresado. neutro, elevado. Asombrosa amalgama de los poderes religioso. cienu'fr c0 y" políu'co: “Sub speak Mmilatts', sul: símil Uri. sit/r. Sphtme, siw Nalum'. De buen grado admito que la segunda solución sería prefen'blc. ya que al menos ¡wnnitiría retardar los conflictos: “Sk-amos todos hermanos sobre el mismo planeta azul. alinea'ndonos bajo la misma auton'dad politicocienu'fica para escapar a conflictos más nagves". (knno yo no soyparticulannente belieoso. eso me euadraría a la perfección. Pero sólo con la condición de que wmrjanle listado flurda rxislir. Si no lo hay. aquello que

."6 Véase el sitio del Brealthruugh lnstitute lundado despues' de la :pan'ción de Xordhaus y .S‘llellenlx'rger (2007). (km todo. hay que reconocer a leidos tlitcctotes una gran apertura de espíritu. puesto que yn formo parte dem comité. .‘tin («impartir (asi ninguna (lc sus posiciones!

habría podido pasar por un útil último recurso se vuelve sencillamente (mm‘nnl, puesto que. aceptaríamos poner nuestra s-cg11ndad.y|a de todas ¡as otras entidades con las' cuales compartimos la Tierra. bajo la [notación (g, un (trapo política r'nrapa: (lr drfnrdrmos. (Zuando se trata de garantiza'r la ropia seguridad. los pacifistas son gente peligrosa.

P

[J ¡x-ligrosa virtud de pensadores reaccionan'os como Schmitt consiste en formmos a tomar una decisión mas“ radical que la de tantos ecologistas, siempre animados por la esperanïa de salir del paso sin poliu'zar jam‘u" las cuestiones de "nruumlem". las‘ una decisión dificil. lo admito: o bien la 'm.tumlela" pone lin a lo poliu'co. o bien la politica obliga a abandonar ¡a 'natumlela" —y por lo tanto a aceptar, finalmente. encarar a (;‘aia—. Ro (uerden esa ltase del bangelio que ya lle citado. fm- que .Sc'hmitt ltabn'a comprendido (lenh-Lsktdo bien: “No ¡x‘nséís que he venido para traer la paz a h. tiet ra‘ No he venido para traer la paz, sino la espada" (Mateo: lO. 34). Habrá que. elegir (3|)er los pacificadores y los “pacíficos”. a los cuales —y a nadie mais- ha sido prometido el “nomas de la 'l‘ierra'.

Aceptar pasar por un estado de rugerra para luego. merced a transacciones diplomaticas, buscar soluciones de paz. requiere importantes transfonnaeiom-s en la tnanera en que los colectivos se presentan los unos a los otros. lis necesan‘o que acepten precisar la época en la que se sitúan. cl notnbt e que dan a su pueblo y, sobre todo. que logren trazar el espacio que es suyo para que los otros comprendan cua'l es el tem'ton'o que esta'n dispuestos a defender. Los límites espaciales -esta es la innmación de Sclnnitt que más nos importa- son trazados por la localización de los extranjeros reconocidos como otros “en un sentido particulannente fuerte' (hours). “tal que en última instancia sean posibles conflictos con e'l". Poner de relieve estos limites es el único medio de repolitiïar la ecologia y de poner fin, por consiguiente. a las simples operaciones de conquista. de ocupación de tierra o de pacificación. (.(‘nm-ncemos por la época. Para plantar cara a la amenaza'. debemos ante todo comprender por que sentimos que ella vintt hada nosotros. y por que es dificil mmmrla frontalmente.” (¡o‘mo ya he mencionado en la

27 Si ucn im l uiet’andomc el VJ film dc la bailan'na Su- Irhan)‘ . mencionado A (Lamicluuul. disponible en <\1mm.c0m/60064456>, y más espcsncamcntc su mon'micnto.

los ¡”Anos (m: NATURALEZA) ENTRE LA GUERRA Y LA mz 271 . úcié cl cxlmño proyecto de abocanne - ' , ¡t a (y‘ai . ¡l por . . memo cscnmci‘"l mental: la srlueta de una bailanna dc una rcPl' 1 sobre sus que . . mlnnes. Da la sensacron . ‘ l l (le estar frente micnzo. mp‘ a l c mvuelro indiferente a a ( estmcción ¡.050 qu SC ¡an horrO (le ¡a d i gel de Cualcua s un' poco como ‘ c] «¡u ' a Cl'e ga: .l Jl' retrt)(‘(-(l|t,'n(l() se .101. ,. (¿mm- wnlter Bcnlamin (2000: ’ lx). Este M . tesrs . 'e . ’0 VIO Quel.‘ ria-lanïa hacia como lo bautice. atras . una; "¡h . geo“ sto . . ,_ su url. . m. ¡ (¡a d como Sl_ Se _ ¿“(las c ( disminuyt mas' inquietas, luego ' me . ' por (lame ma tonalcs espinosos. hasta que tennma

capta el horror delas cosas que del)e alientan) se (lcucnc pm complet a. dL. esboar . I. ‘ inci -'edulo. antt ' con Alos ojos muv abiertos. un movimmm0 do, c retirada Aaterron‘7ado por lo que viene hacia e'l. Pese a lo que muchos suelen decir al ¡"(.Spcclo’ ¡Os Mode cn'aturas que miren haria delanlr, Sino casr e xclusivaniente

rnos no son

cosa cun'osa. hacia el aim l’or eso la imtpcio'n de

to. (.o‘mo no u'enen OjOS detras' de la nuca, IC que vic. ne hacia ellos. como si esttm'csen de rnasiado ocupados huye ndo (le

honores del tiempo anu'guo. l’arecería que su visión del fu turo

los

los ha

vuelto ciegos a la dirección que emprenden; o mas" bie entienden por ‘futuro" estuviera ente mnente constituido por el rechuo de su pasado. sin ningún contenido realista sobre las “co los hijos de las Luces tienen la costumbre de re chal'ar con terror el pa sado amenaïante del que tuvieron el coraje de escapar. o, a la inversa, de dotarlo de locuaces sobre el aspecto de l as rosas por venir. (o‘mo ya aprendimos con Voege lin, el futuro de los Mode rnos no está delante de ellos. confiado a una visión re alista. mcilante. de 'e pasa. stno que está hecho de esa trascendencia inaccesi

el futuro es el porvenir, pero ya desprovisto del medio del devemï. dado que jamas' lo Iniran de frente. y nunca lo toman en su propia foma. humilde y ordinan'a. De ahí esa falta flagrante de realismo. esa susceptr' bilidad a lo que e n ingles se llama “hy‘m', esa continua insistencia cn una nsrón futun'sla del futuro. Debido a ese leno'mt-no que Voegelin llama inmanentil'acio'n. Y“ los Modt-mos nunca son dem ricm/m. sino siempre del otro lado del Apr Kalipsis, suspendidos entre esperama y desespcmdónv tan insc "salas la una como la otra. Y ademas", como han olvidado P0r comme“) ¡35 f“entes de la uintnwreligión de la cual son herederos sin 28 Véase el argumento

de p. 225 y «3.. de este libro.

de curarse de esta ilusión regresando s On ¡“capaces _ a los ¡emos ¿abc-¡10° el los . . . habrian vuelto sensrbles a las exrgencras ra V . de la contrarre. “c ol una Palabra, tiempo el de los Modernos es almnamente . ‘ m temporal.” 1- A1 . f Hgm”? l ven el porvenir en orma de novelas de anu'cipación. solo u. Nada Tan cn ¿"0: jamas" han prestado suficiente atención ¡p¡ciulcl‘lla'l sc ademrabzm, a la dim; obsesionados por Ia idea de maparde sus (10""c" lia con ¡a vieja Tierra. Dispuestos a desligarse. parecen realmen. li.¡gadgl'cmn‘:‘l;S cuando SC plantea la cuestión de la religación a (clll I una ' nueva d “1-,| dc la delimitación de un nuevo ' (3| nomas. Se parecen 4 r a unos rtS' L

qutas que se dispthieran a salir al espacio sin traje espacial, Los Mo mmm q n cxtmordinariamente hábiles para liberarse de las cadenas de del-"01d"; arcaico. provinciano, encerrado, local. tem'torial. pero. cuan¿“Ongi-“trata de designar las nuevas localidades. los nuevos tern'tlon'os. las num; provincias. las nueias redes estrechas hacia l'as cuales emigran, se comentan con la utopia, con la distopra. con la pubhcrdad y los grandes ensanchaunipntos de pecho. como si en verdad tunesen pulmones ¡pios para respiran el aire sutil v, tóxico dela mundializacton (Sloterduk. 2003). Pero entonces. ¿hacia que horizonte volvemos cuando encaramosa Gaia? Debemos elegir entre dos concepciones opuestas delfprogreso. VIS-

to que (Laia es simulta’neamente lo que estaba aqui. que ue .olwdado y abamlonatlo por el camino —(}ea, la anu'g'ua diosa-. y lo que we‘ne a no solros. nuestro porvenir. aunque sin ser nuestro futuro. la ironia de la geohistoria es la (le estar acorralada por dos diosas. una del ‘pasado mas antiguo, la otm del porvenir más próximo. y que lle\an el mismo nombre. l’or eso. no bien comenzamos a preocupamos por el clima. Ia pertenencia al sut'lt). por el tem’ton'o, no sabemos si el mandato consiste en dirigirnos hacia atrás o hacia delante. si hay que mirar hacta lo alto. hacia abajo. (lt-mis o delante de nosotros... ¡No hay de qué sorprenderse si estamos divididos y la ecología nos vuelve locos! .r Si el futuro y el pon'enir nos arrastran en direcciones dierentglesL'bIo mismo ocurre con la palabra surla. Según hablemos del suelo com-o g L a Y terruño. o del suelo como Tierra. la on'entación de la flecha .dcl trem'po cambia innu-diatamente. Oscilamos de la actitud reaccronana a la acl‘utud progresista. lnsistir en la glelm y el temin'o es “ser reacctoBOdm'nano val; manem antigua: invocando “la tierra que no miente. . Blu! und SChmi" Cierto es que los reaccionan'os de todas las tendenctas. lnCltlldO .

‘ ‘ ' l dc Bcrgwn. cn ' 29 Tal es el sentido (le la iniciatiia de Péguy. insptm‘cdmopodlscmüpl“un. una modernos tape-cial en (J'io: devolwrlcs a los

W M (Z ON 272 0‘“ A (M

lili PLANTA

i rc en k, que hay de criminal en dejar s I en] Pl la ) . . . “¡sin Suelo. en ulwdar ‘ han insis’u‘dt los limites de C , i cmlm,lmlt’t'.t. rm.cn nba" donar , (0|“0Cillol‘líls . . (.ontm es“ o v n m cmanfíl’m ‘ . luc ionan'os siempre han llaunado a la enn c' - alb'r-,¡5.Iosl'fl‘0 . x3. Old "o ¡Inaw'naban que' pudo ball r stgntltcacton ' -.. en a em 1'80-

"¡‘h‘l.“"l.'"' “¡Cia buena 10'“ a] vicio suelo. en el sentido esta vel Tlle' quc. esto. las cosas S( Inmermn’ y lu “ch T1," pronto como nos dicen (le-Plan“)S antes cm aquello qm"mi pam gomr de l“ "“Xlcmil'acio'n TH:rm ql": “cnc a "03”".05la nuem se comierte en (“‘"ll-‘|n".unente ' . ..

a lo que dicen los nosta'hlfllÑ ¡el "mm" d' I“ I 'm” n” Se lmrccc CII nada a un Momo a l“ ""7"! . Bm puede sorprender. pero en la epoca del Antropoceno, 0| cm" Relato dc la Emancipación nos ha vuelto ineptos pam encommr la se".

da de la Tiena a la que pet tem-remos. ¡(.knno si las mismas nociones de .pcncncncia' y de "tcrriton'o' desprendiemn un perfume de reacciónt Podríamos pensar. sin embargo. que despues de varios siglos de qm: ca de la religión. no tendrimims ninguna dificultad pam reconocer quc somos ‘de esta Tien'a'. ¡Qué extraño es que después de oídos llamados en lamr del maten'alrsmo. nos ve amos completamente [amm ¡"emm

para abordar las mndia‘ana mnlm’alrs de nucslnl existencia 'dlanSfén'ml Despues de tantos sarnumos contm aquellos que predicaban a Im mm

que hay que mapar al 'trasmundo' para huir de las rudas' condicio nes de este mundo de aquí abajo. llenos aqui. no obsutnte. atónitos dc que pueda ltalx'r (¡Mills a nuestros obje tivos. incapaces de definir

una conducta mundana. terrestre. encarnada. Aunque la "muerte de Dios' habn’a debido conducimos a una condición humana. demasiado human na. nos vemos iacilantes. balbuceando en la oscuridad. en el “salle de lágn‘mas'. ¡preguntándonos con sorpresa como es posible que nos re suite tan dificil sentir

el suelo buio nuestros pies! Mientras que durante vanos siglos nos habíamos tegodeado en la ( ertem de ser sólidos realistas rodeados de mallas ojjml, nos asombmmos de ser (lr aqui Nos Vemos obllprddm. a reclamar a los maten'alisht's‘: “Por luvor. devue’lvannos u d. nuestra mat. a tnaltdd . ¡las como si’ deban) ‘ del mile de lagrimas. ' ' lelt' de lagrimas! llllblcs‘v' . 0"”

Lo que vie ne. (:‘aia. debe a/mrmv como una .‘nnenaïa. porque es el u'ni(o medio para volvemos mtsiblm a la mortalidad, a la finitucL (Ion existencial. a la 'ncgrr la simple

.d’ dificultt'td de ser de n tu-¡‘to para liarernm esta Ticrm- Es el único conscientes lrágimmente Regimen (.‘líma'u'co. . conscientes, del NW!"o bolo I a tragedia dr este .'n onlecimic puede permitirnos estar d' la “llum nto. (¿omo hemos v ¡sto en la conferencia precedcn'

¡ps ESTADOS (m: NA’I‘URAI.}.‘I'.A) ENTRE LA (.‘Umm y u mz 273 ¡c ( n: de. artificio del Apocalipsis no están aqui para preparamos . . rc. los l‘ fic“ ¡ción exta'tica hacia el (lie lo, smo . al contmno para milenios . .. ra un2| ¡dos por ‘ f la [terra que reaccxona a nuestros esuerzos de do_ C‘n'l’ms «r mal comprendido el mandato: [-lemos no había que trae

r el v lo sobre h '¡‘¡,_.rm_ nu'n.'ll"""‘ sino antes ‘ ocupamos. . gracias al . I (Iielo. l I de la T i erra. (,ic l , lic" "¡una para obligarnos a cambiar la onentacron de F nuestra ,s C i.‘ll,n ¿“Pués

de tantos años pasados desatcndiendo lo que pasaba a¡emmr6 vspnkm, Si el “ángel de la geohiston‘a" se pone a mimr hacia a ¡int-st“: co‘“ horror c incredulidad es porque se ha vuelto consciente hay una ¡"nun-um, ¡y de que ha llevado adelante una guerra que e ccwm: Si ¡a En nicga! términos brutales: no podemos seguir cre"unlc: e“ c¡ anu‘gut) futuro (si queremos tener tm porvenir). Eso es lo uniendo Par “afrontar a Gaia". quedar cara a caia con el planeta.

No entenderemos nada de las cuestiones ecológicas si no aceptamos que animos divididos en lo que a ella atañe. Para resistimos al deseo de ia ciar la ecología de su política. debemos suspender esas visiones unánimes. univemtles y globales. Sin reconocer pn'mero que los humanos estáin divididos en otros tantos bandos en guerra. ninguna paz sem' posible; ninguna República se m' construida jamas'. Les suplico que no saquen la conclusion de que desdeño el ideal de la universalidad: reconozco. comparto. amo ese. ideal: pero busco un medio "alista de alcanl'arlo. Y. para logr.'ir esto. debemos hacer como si tuviésemos la certeza de que no ha sida yu realizado. Nuestra situación es pues al mismo tiempo la misma y a optnrsta (le Hobbes: la misma porque hay que buscarla paz: la opuesta porque no podemos ir del estado de naturaleza al Ls'tado. sino del las'tado de .\".'\turale7a al reconocimiento de un estado de guerra. Mientras Hobbes tenía necesidml del estado de naturalem pam engendrar el concep 10 de contrato social, nosotros necesitamos admitir un nuem estado de X‘K'rm antes de buSC'dr las nuevas fomias de la soberanía. l’or eso em mn l""l’(>t‘tanu.-. en las conferencias precedentes. luchar contra la maldición del Globo c introducir pueblos múltiples y dispersos. distn'buyendo sus Pos¡bilidades de actuar en función de cosmogntmzu específicos y convocados por deidades diferentes. (.‘onveng'amos por un instante en plan“H'H' la cuestión en los siguientes ténninos: en lugar de afirmar que no “'“WHOS enemigo porque vivimos bajo la protección de una N.’:¡tttr.tle'¡a (l’lï‘lt‘ndidame.nte despolitiïada). (lrsig'nnnos a ntmlms tnnmgos y dtlnmle "los el (milano ¡[ur mlumns (lispurslm a (it/md”.

274 CARA A (.‘ARA CON EL PLANETA

Lo que equimle. me temo. a dudar de la solidez del contrato 50cm En efecto. lo que vuelve todavía más urgente la desigmtción del enemigo es que no tiene ningún sentido hablar de la “especie humana‘ como de ttn partido en conflicto con otro; por ejemplo. con la "natttralela'.‘° la línea del frente no din'de so'lo cada una de. nuestras almas. sino quc divide igualmente todos los colectivos en lo que atañe a todos los problc.

LOS ESTADOS (m; NATURALEZA) msm: LA GUERRA Y ut mz 275 son h común humanidadi“ Diganos'ante’s bien quien" es usted. sus amigos y sus enemigos. a qua-n esta usted dispuesto a usacnficar por w felicidad. qué extranieros pueden ponerlo en una situacion tal que su (lisu‘llCl-fl sea negada... y además. si es lan amable. dt'ganos de una vez (hrameme por qué deidad se siente usted convocado y protegido. Si este

lll.“ cmmopolíticos a los cuales nos vemos confrontados. El ¿nl/tropa; del Antmpoceno no es otra cosa que la peligros.’t ficción de un agente uni.

¡[guHu'nlU les resulta demasiado cntel. recuerden que las crisis ecoló pus tlo nos han prixado de un tercero desmteresado capaz de arbrtmr en todos nuestros conflictos. sino que por el contran'o nos han revelado

\rml.imdo capar d e actuar como una humanidad única." l’a m que uu humanidad sea fiable. tendria que haber uu listado mundial que ya un:

¡wm (rm-m nn había mundo jamas' y que la solución del siglo X\'l'l nunca había sido otra cosa que un amiisticio provison'o. be‘ es el estado de

dctns' de ella. El Humano (con l'l mayúscula) como agente (le la htst'om' ha sido desmovilil'ado y se ha desbandado (( Ihakrabarty, 2012).” (.o‘mo

excepción abierto por el Nuevo Régimen Climático. Él nos obliga nuo mnente a la política.

vimos en la cuarta conferencia, la ventaja del Antropoceno es que pomfin no w'lo al autropocentn'srno. sino a cualquier unific.‘tcio’n prematura

Tiemblo ante. la idea de sostener una tesis tan facil de malinterprctar. pero es necemtrio que extraiga las consecuenci'Ls. de estas siete conferen-

dela especie humana. permitiendo al mismo tietnpo imaginar una com. prensin’n mima de la noción de especie (pero no inmediatarnente. sobre todo no inmediatamente).

(ias: si queremos tener una ecología política. antes debemos admitir la división de una especie humana prematummente unificada. Debemos

Ya sea que tomemos la controversia mundial sobre los OGM. el cálculo de las existencias de peces, el desarrollo de los aerogeneradores. la modificación de las líneas de costa. la labricacio'n de vestimenta. de alimento. de medicamentos. de .‘llllOHlÓVÍlCS. la reconfiguración de las ciudades. la transformación de las tecnicas agrícolas. la protección de la vida silvestre. el cambio del ciclo del carbono. el papel del xapor de agua o la influencia de las manchas solares, la reptacio’n de los ¡(o bergs... en todos los casos nos encontramos ante problemáticas que congregan a aquellos que se oponen en lo que a (llClldS’ problemáticas concieme (Marres. 20] 2). Ahora que hay un estado de guerra compro liado. a cada una de las partes en guerra le es posible ser explícita sobre sus objm'vos dr gunm. Fuera de las razones tácticas. ya no es necesario ocultarse deuas' de un llamado cualquiera a la objetividad del conocimiento, a los valores indisuttihles del desarrollo humano, al Bien Público o al bienestar dc

VJ Au'.l1nrl4xk ¡2007) no tiene un buen título: no hay dos partidos. SI Tal u el V‘nlillu ¡le ¡4 rn'rica herlia a esta nm in’n por Hunucuil yjnmarxoun Mi”). au mino por lulwllt' Swingers en la miuna recopilación. ":2 Mr tranquilun' oír a Anna ’l'úng responder r mi un. serena a un olyc'tot que lr pu gun“)... llIA'lII'I'JFl""1""'«lllnï que il)". ’I ter-trip . .Ir al ¡irulcutudo‘ rnolurionario: "Tal 'H‘l ya hermn tenido tlclumiatltn de (108 actores hn'tón? (m..t."1l"trcrht. IK (le .‘tluil (le 'ZUI’.)).

harer lugar para colectivos en conflicto los unos con los otros. y no sólo para culturas conocidas por una ciencia como la antropología fisica o cultural. Ademas de la idea de una Naturaleza concebida como indifu rente a nuestra miseria -(,‘aia es excesimmenle cosquillosa—“ también debemos cuestionar la Illll‘ión dt humanas pimnluramnrlt unificado; hs' por eso que tal vez sea prefen'ble decir que el "pueblo de Gaia' se reu'ne. se congrega. se conduce de una manera que no es muy conciliable. por ejemplo. con aquellos que se llaman "pueblo de la :\"alumlela'. ‘pueblo de la (lreacio’tï. o con aquellos qtte se enorgullecen de ser simplemente 'llutnanos”. Recuerden el extraño (ktm of Thmnts que intenté hacerles jugar en la quinta conferencia. Estos diversos pueblos podrían reunirse” en el luturo, pero recien despues de haber sido capaces de comprender aquello en lo (¡ue difieren (“'h‘ite. 2009). Demasiadas preocupaciones ‘nos' dividen; y ese “nos”. para comenzar. posee fronteras. que sen'a bueno procurar redibuiar. En el Antropoceno. los Humanos están ahora en guerra no con la l\'.'tturale/'a. sino con... en realidad. ¿con quin't? Me he visto realmente en figurillas‘ para encontmrles un nombre. Se necesitaria un titulo que din'da a aquellos a quienes se ha llamado los Humanos. pennitiendo

'33 Que (ad uno logre combatir hay) sus propios colores. c1 la única esperan“ (lt'll‘tk . | dc ljpprturiti (2008‘). y la única que e'ljtuga Italian. 34 l'.'\ la propiedad que le atn'htnr lu'belle Stengerx

276 CARA A CARA CON El. I'lANFT.A

precisar sus auton'dades supremas. sus épocas. sus suelos, en una palabm su cosmograma. en lugar de fundirlos a todos en una masa informe.” la ciencia ficción suele uu'liïar el ténnino “Terrícolas”. pero tendn’a un dejo demasiado acusado a l'ïajr a las (slrrllas y. de todos modos, designa n'a al conjunto dela especie humana conside rada desde. otro planeta. en ocasión de un 'encuentro del tercer tipo" con unos hombrecitos verdes, ¿Hablar de 'Gaianrsx'? .Sen'a demasiado bizarro. ,_'l)esignarlos “De Tiena Adentro' [Cul'tmrux]? Se‘n'a peyorativo. Prefiero los Tam'lm (en inglé; lumhbou‘nd). Se' que es peligroso enunciar el problema tan brutalmente. pero estoy obligado a decir que en la época del Antropoceno los Humanos y Im Terrestres deberían aceptar entrar en guerra. Para decir las cosas en cl estilo de una ficción geohistón'ca. los Humanos que viven en la época del Holtxmoestan' en conflicto con los 'In'n'zrtrrs del Antropomro.

Los terrestres deben poder dibujar los tern'torios de los que dependen para poder exrs'tir. Fs el último punto que querría abordar para terminar. antes de explorar en la próxima conferencia la geopolítica del Nuevo Re-' gimen (.‘lima'u'co. Hobbes —e| Hobbes un tanto simplificado que adopto como un cómodo punto de referencia para avan'lar en estos asuntos- había logrado obtener algo de paz confiando la plena soberanía al Estado: a las Ciencias de la v\.<'atur-ale7.a, una forma ¡ndiswutible de certeza; a la excg'esrs' bíblica. una interpretación estrictamente moral y personal; y por último. asegurándose de que los oljïelos del mundo natural sean totalmente desanimados y de que los agentes humanos se atengan sólo al cal'culo de sus intereses. fuera de cualquier otro valor.56 El cosmograma de este gran leviata'n, si acaso ha permitido retardar el estado de guena ecologr'ca declarada, tuvo el inmenso defecto (le privar a la política de todo anclaje tem'ton'al. El lx-viata'n podía (lespla‘larse indiferentemente por todas partes. puesto que los límites que diseñaban su vallado no provenían sino del Fstado y de su designación del amigo y del enemigo.

LOS ESTADOS (m: NATURALFJ'A) ENTRE LA GUERRA Y LA mz 277 De ahí la división entre geografía fisica (la gn'lla del tablero de ajedrez) y i gmgmfia humana (las socredades que figuraban peones). i de los Estados! ¿las reglas del calculo econo por encima ¿Qué habia mico. el fantasma de la iglesia antes de la Reforma (Schmitt. 200la). m ¡eyes de la naturalem humana. la guerra de todos contra todos entre los l-slatlos soberanos? Nada que pueda garantizar una paz duradera. El dmma (le esta solución provison'a es que los límites estrechos de la soberanía permitían siempre —y este es el pttnto crucial- la t‘limilaa'on' dt las ¡amm dr lima. la paz civil entre bs'tados se obtuvo al precio de una guerra invisible, y total contra los tem'ton'os. De ahí esa extraña abstracción de una gnpolítica en el fondo sin 'l‘ierra, sin otro “geo‘ que la forma en dos dinmnsiones de mapas' tomados por el tem'ton'o. Lo que la ecología política ha permitido comprender es hasta que' punto esta Realpoliu'k era, en el fondo. irrealista. .St‘brnitt no previo”. cuando hizo de la Tierra el agente pn'ncipal que definía las formas concretas" de política. que el rol atn'buido a esa Tierra podia cambiar tan nipidamente. Supo ver que los las'tados-nación no eran simplemente locali'zables en un espacio indiferenciado y que ellos mismos se ernplal'aban definiendo tantos espaciamientos como decrs'iones concernientes al amigo y el enemigo existían. 1:30 era evidente en lo rr.L ferente a las fronteras geopolíticas: allí por donde pasa la frontera. pasa uunhie'n la diferencia entre los aliados y los extranjeros. (¡o‘mprendio' muy bien que cada nue "a tecnica había abierto otras ocasiones de emplazarse y espaciarse: las" c.'irabela5' de los pn'meros exploradores. asi como los aviones de guerra o los subman'nos. definen cada vez nuevas tomas de tiena.‘7 (No cuesta imaginar con qué atención habn‘a seguido Sc'bmitl la teoría política (le los drones. como hace con talento (.‘hamayou, 2013.) Y sin embargo, si consiguió espaciali'lar la politica. evidentemente no logró ln'storicil'ar la posibilidad de actuar de la 'lvaITa. Mientras todo el sentirlo de su libro consiste en situarla en el comienzo de la reflexión. esta Tierra. a fin de cuentas. pennanece estable en toda su extensión. la tierra se llama, en la lengua mítica, la mad” dd dartho. la lima está pues tn'plememe ligada al darcho. bo lle\a en ella.

35 Antes de indignarse por una ¡x‘rdida de humanismo. comic-ne recordar hau: qué punto las propiedades de lo humano que quem’arnos saha'r emn estrechas. ya que, por ternor a hundirse en el 'n:uur.ilismo'_ no integraban mundo, (ucrpo ui nutetialitL'id. "¡.1 sum la figura (le Hul)l)c\ («bo/ada por Voegelin. lean" el comentado dem'r‘ wtlc ¡“"an (H‘Jlla‘).

como retn'bución del trabajo; lo manifiesta en su superficie. corno límite establecido; lo porta sobre sí. como signo público del orden. lil derecho (3 lem'cola y se relaciona con la trlrr'a. laso‘ es lo

37 [imposible hablar de estos temas sin la mitologia. como hace Sc‘hmitt “985).

eos 278 CARA A CARA

los ¿surums (m: NATURALEZA) r. mm:

m, PLANLTA

uc cnu'ende cl poeta cuando habla de la tierm ¡"v/u ndammk ¡qm v ¡a ¡la¡i¡.1¡'iulun“ma ltllus (.Sc‘hmitt. 200“): 47)_ bien el camino (/0‘" fm“ mm" cm“ ‘scihmm rclnvc'lm "‘“Y derecho positivo y “ammlwI entre u'empo largo hace desde que la solución modernista había cortado para sic 'naturalen' habia sido confiada a objetos desanima(¡OS cngcndmr ningún derecho nt ninguna política. .\-licmm. l a Tierra confundida con la "naturalel'a'. >11 nadie podía decir que Cl‘a la

-n d“, justa'. Y sin embargo. uno percibe enseguida que , r l "lg" “0 unciona que una ¡msibilidad de penmmiento finalmente se ha cerrado. pc (bm dicc la traducción francesa, ln'ñm ["¡(.¡.¡.csu.cro tambié n u ° aldeanoï no es ncccsan'amcnte “terrenal . Un espiritu terrcn

mente tiene del mundo una versión que este a ln e s

_ .ï'lllicio; de un n'ejo que mira a traves de su ventana un antig uo pausajc ¡

europeo. En su vision del suelo no hay ni .‘tntropolog . . . reparto terrenal. terreo. tradlctonal de los roles entre

F ¡L 4 el hombre. y c tlc

suelo, se H- claramente en una de las numeroszm definiciones qu d e a del nomas:

.Nom’os n'ene de nrmn'n, una palabra que. significa tanto “comparu'r' como “hacer paslar'. El nomos es por ende la configuma'ón mwdta'la bajo la mal (l ordnt soria! y política (lr un puebla (la/in."

apadalmlr fxm'phbk la pn'tnem medición y división (le las pasturas. es decir la toma de tierras y el orden ronrreto ¡(ur ella comporta y mgrmlm al misma (inn/¡0. l. . . ] lil nonlos es la medida que divide y fija los terrenos y las tierras según un orden preciso. así (amo la (anfigumrin'n [llll' rnsulla (Ir r1!" [mm el orden fmh’lim, soda!

y rrltmato. Mrdidu. "nin: y run/igunu‘in'n lortnan aquí una unidad espacial concreta (200”): 74: el des! Zl("«l(l() "IC pertenece). Y añade: la torna de tierras. la íund ación de una villa o (le una colonia melven visible el Hornos con el que un (:lan o el se'quito (le un ¡ele ”

“n l’W'l’lfl V I'm/nm .wlrnlun'm. m

llu‘irw/¡i'an lu'sllin'clmmllt (,' n un lugar r y. hat . .c n ¡Ir tm . ¡in/(¡zu (Ir [Irrm el ram/m (Ir [11"le (1' un Imlrn.

LA GUERRA v LA PAZ 27g

l ¡mn-m cl (le .Sc‘hmitt, no el de las parcelas cultivadas: aunque . ¡o se exuaiga de la tierra en lugar de el ser un mero impuesto . hombre. sin h) "o (¡cin de ser el embargo, l el que mide "m la tierra y A! su" ' El “dm. Slgue stendo la humanidad.“ El hombre que ul n w midc’ . el que ¡WL (.l funda es - qu e “ hac C de un pedazo de tierra el ql (l campo l . . rm (lc un orden". Ni por un instante SC. . . mntt imagina ¿<- fuC ‘ . ‘ .n —-¿y cómo C“ la época en que CSCI'IlXZ'. Podría_ que la llena ¡mada 0C“Par Otra P ¡(iO-n que la dr aquello que es tomado!

m “¡mmHg-i (le Stirlinitt es que nace de la Tierra la "madre dd due. (ho. en una l‘cngua nutlca.“pero .sm lograr conccderle otra posibilidad pam volver es‘pacmln’icnte pereeptuible' que la (le senar el “orden social Y Palm-(.01 (.landole una configuracion ¡nmedrata Vhllo que Schmiu no Puede inmgtnar es que lamexpres'lon toma de tierra [Landhname] pase a ‘.¡4¡,l,¡,,'ficar la Inma [mr la I ima. lan ese momento. todo dan'a un vuelco. \_|it‘lllr’.lS que. los Humanos son definidos como aquellos que toman la Tmm. los 'l'en estres son tomados por ella. En los dos casos. la Tierra sigue siendo la \.ladre de sus derechos. pero no es la mu‘ma mad", no rs el mmn'o Marlin); por lo tanto. no 1071 los mu'mos humanos. val. no son extraídos de la misma glelm. hechos del mismo humus. sacados del mismo compost, en una palabra. no tienen la misma composición. Que la madre del dere(ho. en el iondo maternal y lx-nevolente, en todo caso simpa'u'ca. pueda devenir la madrastm. la hechicera. o incluso la man‘macho del derecho. eso sí que no estaba previsto en esa desconcertante idea de poner a la anligua (iea. en pleno siglo XX, al comienzo de la histon'a mítica del orden ( oncreto. ‘l'endienios que asignar especial conside tación a esta inversión radical en la dirección de la toma. (kmtmritunente a los Terrcsues. los Humanos no son dignos de confianl'a porque uno nunca sabe adónde se dingeIL ni cutil es el principio que delimita hs. fronteras de su pueblo. ¡Por lo (.‘illln. es imposible. traI'ar un mapa preciso de sus conflictos.geopolrtncos. () bien dicen que no pertenecen a ningún lugar en _L'5l)cc""‘l‘ dclm'ldos sólo por cl hcehu dc que. gracias a su cualidad espiritual y\,Il]0ntl.c;:’l.1 sido (apart-es de liberarse de laS' severas “necesidades de la 'A'a'llslummino’ o bien afirman que pertenecen totalmente a la Natural'elïad)ddu_cnc mn . a (le necesidad material. pero lO que cm'cndc" por ¡“mella l. “do que cl poca relación con los agentes quc l)"c“""“""‘:mc ha“. dTLÏlmmnco‘mo d rei. .Mlm dc ¡i1 ¡“.(.(._\.¡-d¡¡(r “¡[055] parecen." fuera-dela- te.

' ¡5). 1m l-thn .-nnln'gt'ied.'td es explotada Por Hu“, (20

280 (.A‘RA A CARA (ION lil. PLANETA

no de la lilwrtad. nmnm. En los dos casos. parecen incapaces de penenecer a (‘08!“0 alguno. (le tnu'ar roxmngmnm alguno. lín tazón (le esta Palta (le ltx‘alil'ación. parecen ¡xrrmamrcer indile'rentes a las consecuenciïts de sus acciones. aplawando para mais tarde. el pago de sus deudas, I'ndiíeren. les a los bucles de retroaccio’n que podrían volverlos sensibles a lo que hacen y responsables de lo que han hecho. Los Modernos sejactan de ser racionales v críticos cuando son decididamente. irrellexivos. Notamos la paradtjïa: lo que ellos llaman "estttr orientados hacia el porvenir" equim. le a decir: "¡Después de mí. el diltm'ol”. Los Terrestres. por contraste. pueden decirse sensibles y responsables, no porque posean cualidades superiores. sino porque pertenecen a un um'ton'o y porque la delimitación de este pueblo se vuelve explícita par el estado de excqxio’n en el que aceptan estar situados por aquellos a quienes osan llamar sus enemigos. Desde. luego. ese territorio no sc parece a los mapas geog nificos de nuestros salones de clase. No está hecho de l's‘tados-mtcio’n encerrados entre sus l‘t'onte as —los únicos actores que .Sc‘ltmitt tomaba en cuenta—. sino que está hecho de redes qtte se entremezclan. se oponen. se intrincan. se contradicen, y que ninguna annonía. ningún sistema. ninguna “tercera parte". ninguna Providencia suprema puede unificar de. antemano. Los conflictos ecológicos no se refieren al bemsmum nacionalista del pasado, sino que se refieren. pese

Los l.’S"l‘Al)()S (m; NATURALEZA) ENTRE un GUERRA v u PAZ 281 lidad}? por contraste, los científicos terrestres son cn'aturas encarnadas. Forman un pueblo. Tienen enemigos. Pertenecen al temtono dIbUJadO por sus instrumentos. Su saber se extiende tan lCJOS como su capacidad Pam financiar. para cvontrlolar. para mantener los detectores que vuelwn visibles las consecuenCMS' de sus accrones. No uenen escrúpulos de confesar el drama existencial en el qtte eStán compromeu'dos. Se atreven a decir cuánto miedo tienen y. desde su punto de vista. tal espanto mas' bkn aumenta y no disminuye la calidad de su ciencia. Aparecen claramen(c como una nueva forma de potencia no nacional que en tahdad' de tal loma Pam (xpltc'ilammle m los conflictos geopolítica; Si su tem'ton'o no conoce frontera nacional, no es porque tengan acceso a lo universal, sino porque no cesan de llevar a nuevos agentes a formar parte en la substs'tencia de los otros agentes. Su auton’dad es plenamente políu'ca, puesto que representan a agentes que no tienen otra voz y que intervienen en la vida dc muchos otros agentes. No vacilan en dibujar la forma del mundo, el namas. el cosmos en el que prefieren vivir. Ya no intentan ser el tercero que asiste desde am'ba a todas las dis cusiones. So‘n un partido. a veces ganan. a veces pierden. Son de este mundo. l’ara ellos. no es una vergu'enl'a tener aliados. No tienen miedo de comprometerse en lo que Schmitt. en su n'spido lenguaje, denomina Raumnnlungskn’ege, g-umas por el orden. espacial. Liberados de la tem'ble

a todo. al “espacio' v a la “vida'. El tern'torio de un agente es la sen'e (le otros agentes con los cuales debe (:ontetnpotil'ar y que le son necesan'os para sobrevivir a lo largo del tiempo. Desde lttego. SCIIRJ'."dnte división entre el interior y el exten'or es tan

obligación de ser los sacerdotes de una divinidad en la que no creen. casi podrían decir con orgullo de si mismos: “Somos de Gaia". No porque se

frágil como m‘n’able. ya que la serie de. agentes de la que cada uno de nosotros depende v a la que pertenecemos no puede ser resumida sin

lidad. Si Gaia pesa sobre ellos. es porque han comprendido que es con ella, mas bien que con la Natural-cm. con quien de ahora en adelante deberan compartir toda fonna de soberanía. So'n profanos. no porque

instalar instnnnentos capaces de tra/'ar los bucles que hacen retroactuar hasta la mas' mínima de nuestras acciones sobre stts causas. A] menor debiIitamiento de la sensibilidad de los instrumentos. a la menor reduccio'n del ancho de banda de los detectores. el agente se vuelve de pronto menos sensible. menos reactivo. menos responsable. se vuelve incapaz de definir aquello a lo que pertenece, literaltnente empieza a perder Ju malaria. (knno veremos en la conferencia siguiente, eso es lo que tonta a los mapas geopolíticos tan dilïciles de estabilizar. Si los Humanos v los 'l'errestres están en guerra, eso también podn'a sucederles a “sus” científicos en conflicto. El científico naturalista -dc esos que dicen con orgullo que son “de la \.'aturale/.‘a"-- es una figura des(lichada. obligada a la vez a desaparecer sin cuerpo detras" de su Saber. o a tener un alma, una voz y un lugar. pero a riesgo de perder su auto-

conlïen a la sabiduría final de una superentidad. sino porque. finalmente. han abandonado e] sueño de vivir a la sombra de cualquier superen-

presuman de haber profanado los valores de los otros al igual qtte las mcionalidades a la antigua, sino en el sentido mucho mas‘ banal de que aceptan ser ordinarios y de este mundo. Lo que probablemente para la mayoría de. la gente. científicos incluidos, aparece como una catas'trofe -que ahora los investigadores este’n compromeu’dos en la geopolíu'ca-. yo lo tomo como la única minúscula fuente de esperanza que viene a iluminarnos en la situación actual. Por fin sabemos con qué tenemos que vémosm y con quién tendremos que afrontarlo.

39 Vease la quinta conferencia. p. l82 y s. de csre libro.

282 CARA A CARA CON El. PLANETA

LOS lr.'S'l'/\l)()\.' (DE NATURALEZA) ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ

283

a(“mirado en la tumba; es el ojo de Gaia que nos contempla de frente. ahora es imposible permanecer indiferente. Desde a ple na luz. Desde ¡Si tan sólo estuviera equivocado! (kímo me gustaria poder concluir cm conferencia dicie'ndoles que ahora pueden despertarse de un mal sueño, que esa expresión de “la guerra v la paz" aplicada a la Naturalera no cm más que una simple manera de hablar. Qué agradable sería volver al A". tiguo Régimen Climático. Volver a darle la espalda a esta tragicomedia dejando de afrontar a Gaia. quedar cara a cara con el planeta. Nos recos. tan‘amos confortablemente, con la cabe/"a sobre la blanda almohada del climatoesccpu'cismo. .. No se' si ustedes recuerdan que. hasta hace todavía poco tiempo, cuando mira'bamos el cielo, en la mañana, podíamos contemplar en él el espectáculo de un paisaje indile‘rente a nuestras preocupaciones o. sencillamente. el tiempo van'able. que seguía su carrera. sin que eso nos conccmiera en lo mas' mínimo. la naturalel'a em exterior. ¡Que sosiego! Pero hoy en día. en lugar de encsmuirnos con las nubes. esas. nubes, en una medida cada día menos intima. transportan a la vez nuestra acción. Llueva o haga buen tiempo. de ahora en adelante, ¡ya no podemos decimos que no es por culpa nuestra! En lugar de disfrutar del espectaculo de los rastros dejados por los jets en el cielo azul. nos estremecemos al pensar que esos aviones modifican el cielo que atraviesan, que lo arrastran en su estela tal como arrastramos la atmósfe a tras nosotros cada vez que calefaccionamos nuestro departamento. cada vez que comemos came. cada vez que nos aprestamos a viajar al otro lado del mundo. No. sin duda, a menos que. contemplemos los cuerpos celestes en el mundo supralunar. ya no hay nada de exterior sobre lo que se pueda meditar apaciblemente. ¡Aquí abajo, en el mundo sublunar. el sentiun'ento de lo sublime también se nm escapa! Para tenerlo e m necesario que sintie'lamos nuestra pequen'ez ante las grande/as de la naturaleza. así como la grandet'a de nuestra alma ante la brutalidad de esa misma natumleza. ¿Pero cómo sentir aún lo sublime. en el Antropoceno, si de ahom en adelante so mm. una fuel/“a geológica tan poderosa como las cadenas de montañas. los volcanes, la erosión; si. en materia de brutalidad, somos nosotros. Im Mmlernos. quienes nos hemos .‘ltihorrado el alma hasta llegar nueve. mente a rivalil'ar con la nsuumle/‘a, nosotros, que de ahom en .‘ldelante compartimos el mismo llt'W‘llÍProf“? Nunca mas podremos .‘ipzu‘iguar sencillzunente nuestra hylm's ante el espectaculo de giamliosos paisajes. En el (¡ran (kilo entre cuyas ¡mredes estmnos ahom em'et'rados. hay un (Jin fijo en "muros, pero no es el de Dios que mim fijamente a (."u'n

.ahora. (M10 "US (lllH‘il’I‘lll’.

l',".\puls.."ido del meandro del Elba. el ojo del espectador virtual se veia for/ado a mcilar sobre el mejor ángulo que permitiera captar el cuadro

de (.¡‘Lspar David Friedn'ch. lo que obligaba al w'sitante a din'gir su atención al interior de sí. (.‘uando regresamos a ese cuadro, dos siglos después. nos damos cuenta de que hemos sido expulsados de la \."aturalel'a. cn efecto, pero ya no es porque ella sea exten'or, indiferente. inhumana. eternae sino porque nosotros nos hemos enredado tanto con ella que se volvió interior. humana. demasiado humana. provison'a tal vez. en todo (15.0 sensible a todo lo que hacemos. como tercero en todas nuestras acciones. Un tercero que exige su parte. ¿(,o‘n que' reglas de distn'bución darle lo que le es debido a ella. a quien el poeta saludó con la invocación de ¡'tulissinm (rllus?

Octava conferencia

¿Cómo gobernar tem’toríos (naturales) en lucha?

En el Teatro de laS' negociaciones. Les Amandicrs. mayo de 2015 ' Aprender a reunirse sin a'rbitro supen'or 0 Extensión de la (.‘onfereneia de los Partidos de los No Humanos O Multiplicación de las partes implicadas 0 Dibujar laS' zonas cn'ticas 0 Recuperar el sentido del Estado 0 Laudalo Si" Hacer. por fin, frente a Gaia 0 “¡'l'ierra, tierra!".

Tenía miedo de que no llegaran. (Zuando empezaron a subir a lam tablas. delegación tras delegación (“Bosque” después de "Francia". “India” antes de ‘l’ueblos Originarios”. la delegación “Atmósfera” antes que la de “.»\ustralia”_ "Océanos" después de “Maldins.'), y cada una se presentó orgullosamente. en pie de igualdad con las demas' en cuanto a soberanía. comence a creer. (.‘uando al cabo de tres días y una noche p'.ts."ida en blanco, las delegaciones regresaron a escena para presentar al público ('l resultado de sus trabajos. agotadas pero siempre dueñas. de su juego. comprendí que todos esos jóvenes. venidos de una treintena de paíu's. habían supe ado mis expectatims. En el teatro de Les Amendiels. aquel fin de semana de mayo de 2015. realmente creo que por momenlos vi :ip.-n'e<‘(,-r. surgiendo del humo con el cual el director escénico. Philippe (¿ut-sue, gusta de envolver sus espectáculos. algo como el “nuevo "(mms (lr la 'Iïm‘m". ese nomas prometido por Schmiu a los “artesanos de paz". Algo que. llexa'do por mi entusiasmo. yo calificaría (le ronsliluymlt. ’am iniciar esta última eonle'rencia. me gustaría presentarles algunos elementos de ese derecho constitucional de la Tierra explorado por usas (lt,-leg.'iciones de estudiantes.l

l 'I‘hr'tiln' da mxzx'mlianx simulacit’m llevada adelante en el marco (le Matt i! Work. presentada en el teatro dc ln Ameudict‘s del 26 al Sl de muy" (lr 201."). puesta en escena por Philippe Quesnc y Fru’lc'n'quc Ait-Tmuti. (on la p.‘trticip:|cio’n de SPI-AP. la escuela (le artes político .Sc‘icncn. Po —
‘V‘W A (¿ARA (ION lll. |’|_r\.\'l>’.lA . 2 86 (‘ARA

Fígnn 8.1. Fotn u l ;(kimo pueden ustedes conceder algún credito‘ me dirfin. a lo que unos jovencitos representan en el escenario de un teatro? Yo le concedo cl mismo crédito que nl uubnio igualmente (higil. igualmente provisorio.

igualmente torpe del [K‘IlSd'IIIÍCHKL El guion del montnje de Fréde’riquc Ait-Toauti para movili/ur sobre lau tablas In .s‘imulucio'n de una mesa dc negociación sobre el clima no es ni mas" ni menos esclarecedor que ¡45'

lecturas de filosofía política o que la escn'tum. (¡lll mcilzmte. de estas conle'rencim. (Iunndo se (mm de situarse ¡i la altura del .‘tcontecimiento (r‘m'a. hay que ape lar a todos los recursos disponibles. Si soy el último en sorprendermc dc que doscientos estudizmtes puedan re solver un problema geopolílit‘o inwluble. es porque el paso de una bztil urinn me advirtió pn'mero que debía ponenne a tr.¡l)'._|¡:ir. l’or otra parte. aprendí más de los actores de («'Iih (¡loba! (linux. que improvisuban escenzis en las luminmas celda de la (.‘1rtujn dc \'illencti\'e—li-s-Avignou. que de muchísinnm obm de litemtum sedicente "ecológica"? ¿Qué mm cosa lle hecho. en esm páginas. sino comentar. mediante otras irnprovisaciones, su "escn'tum de esceuan'o' que come ntubam las mins? Los pensoimjes conceptuales sc dupla/"¿n como quiere n. :urau'esmndo todos los muros.

dc (11cm i.“ Política“ de l’.m'\—. por inicizllnzt (le l.‘iureuce 'l‘uln'mm y mía; """”"‘“"" ‘h‘lmïllillli' tn ' 4 np."lx¡mkcitmnk,cum/ainmlutiou). 2 l ltl punt-(tu (una - v (.(dml v . (.¡um (ue (lcuxxollndo en 2M l. 20|2 y 2013 cn la ¡(.uuxp gracia

ul upon» ¡"Luignble de ancoh l)cl)'.uuu‘. ,\' C" Rc'im" ¿("3. “Ill un al t" de landmíc L'qcnrde.

¿cómo GOBERNAR 'rrznnnomos (NATURALLS) r; N

LUCHA? 28,-

c ¡odos modos. el concepto de un nuevo nomas de la Tierra no puc. De Sino como una ficción. ¿Recuerdan el trabajo de de \cD'c invención quc z w pasmldS' fue necesa‘no pam hacer eme r8” esc improbable ser cnt'i” se “ama putbln o. nus" tarde. la cualia'n som/3' ¿(Emo imaginar al ql: pueda descubrir de repente. m" Sólo . Por Pensar insistentemente. ser unas negociaciones de pal." entre terniton'os podrían cn lucha? (qo'uiim Si como (“cc ¡a nmxmm. la politica e's el arte de lo posnblc'. no deja dc W. ¡“.(«cszu'io que haya artes pam multiplicar esos posibles.‘ V Por ¡o demás. existe un vínculo fascinante entre el pn'ncipío dc la si. ¡milucio'u politica y el de la modelimctóln‘científica (Dahan y Armattc. 2005), Los conoc¡mientos sobre la nunacron ecologica reposan sobrelns ¿mnpañm de ¡mzdición a largo plazo. pero tambien sobre modelos. um. (o medio de abordar le‘no'menos cuya complejidad cobre-pasa toda caParidnd (le amilisis. Los bucles que comienzan a anadlrse. uno ¡ms-otro. a nuestra (,'\.'is.‘t(.'nC¡'l.. haciéndonos senu'r cada vez mas' las retroaccr'oncs recíprocas entre las posibilidades de actuar mundo terrestre. exugen que lmgmnos de ellos un modelo -una ficcron- mucho ames de poder u-riticarlm. de verdad. La ficción anticipa lo que espera-mos comprobar muy pronto. A cada generación de modelos. podemos anadlr nuevas san'.1l)les, (".uisaudo una creciente complicación en una imagen del mundo que poco ¡l poco se vuelve mas' realista... ¡y cada \'ez.m.a.s dlfiCll de callcular.‘ Asimismo. a cada simulación políu'ca pueden anadnse num-as de e gm iones, nuevos representantes. complicando ’m‘L‘l' Y .masi "i"? ""“gcdn la cosa pública que gradualmente se vuelve mas realista." l,‘ 5"?“ nciones son caida vez mas' dificiles dc controlar! (,ompllrar los riihodccgoos dci mundo e irn/¡Iimren estos a aquellos a quienes c'Onc'crncPepa: all.“ mmpmm: me parece que esa es una definicron comun d' '45 C'“ ' artes v u la )olítica. . L. Y exi.‘¡cuuinente eso sucedió en dicho Teatro de las ¡1'L8(’C'(ac'c°"i:odi's'1: mayo de 20k)", y que otorga una dimensión consulcuïcillnlle;c‘l’socrcdpucido en :¡pau'iencm pedagógico. En efecto, sostcngo qu] adoses mas" rmlu'ta -u¡.'¡rentn y uuu delegaciones. doscientos'ocll’o dC 0.83 famosa (bn/mm‘lllc el mundo real .'\ escala lzl. ’y' e" “Pc-Cl.“ mas .quL L-mdl‘cl'o'n -en París. (¡u (lr [tu I ’u 71m. o (ZOP en inglés' cu)“ “igfilmopnmclm Ïrnr a los delcg‘r cn diciembre de 2005- se inlcnlíiba Prcfignmr. o )¡35L|1s.‘lón de honor. dos decidir ——eu la sala “transformahlc' que pft‘fincro'

. <6 En m5 políticas 3 Fu es ln máxima del pfORV-‘mi‘ dc .cx‘Px-hncnmccnfluSckqnnccs Po. ' i (Sil’b‘fl’) creado en 2010. con Valém '

288

A (.‘ARA (ION I'll. PLANETA ('ARA .

¿(zómo com:

)ara ellos demasiado formal- que sesionarían del mrmh, e intención de hacerlo y durante tanto tiempo como ue ¡x‘rdonam'n ustedes no haber podido entar pensar e n l’anme y en aquel momento. tan crucral. en que el

la sala de

-\ntes de transformarse en algo complc-tamente distinto. los ht ados (,e‘nemles se reunieron. como salxvmos. para resol ver una simple cuestión de impuestos. Del mismo modo, salwmdo las difarc netas. la simulación tomo' como punto (le partida la cuestión climática. pero se asignó pósitos muy diferentes. Si el modelo es más pm. realista. en primer lugar ¿e debe a que. sus creadores habían decidido no concentrarse en la ¡mp0 sible meta de reducir las emisiones dt- (.‘()._, para intentar permanecer por debajo del fatídico límite de. los 2 "(1 de calentarm'ento. En cfcc(0_ el excelente libro de Stefan Aykut y Amy Dahan‘ los había cmn-cnm-do de que el Régimen Climático no puede. conducir sino a un callejón salida: ¿como pretender resolver sin la e<mseeueneia leiana —la acción del (IO, sobre la maquinaria del elima— sin atacar sus causas inmediatas: las múltiples decisiones sobre los modos de vida de l as naciones participantes? laso‘ equimldría a un intento por limitar e l uso de las annas despues' de haber alentado de fuego su libre distribución. Para . que la negociación fuese realista. había que (‘oncentr.trse. ((‘ontmrianurnte. a la verdadera (.‘()l’) en las' diversazs maneras de ocupar territon'os. no en I a mera asignación de cuotas de (203. Era cuestión de preeaverse contra posible de la (ZOI’ 21. un fracaso pre figurando las reformas (le procedimiento que llevar adelante.

bbbrt' todo. había que considerar como irre. ali/able la idea de confiar exclushamente a los Fst ados-nacion I a

tarea de resolver los problemas uto'picas. o en todo e asu tres. de ocupar muy poco terressus sue los. las fronteras de los list n'sto e n las dos ados. como ya hemos conlt'zre "cias pit-rias. resuelv en un problema que cuatro siglos, con data dc e l propósito de. por Cer’dOS por SUS mane ras. muy

una parte. imponer la paz entre religiones que se voln'eron locas y. por otra, asegurar la toma ilimitada tic-mts poscrídas dc h asta e ntonces por otros grupos. (.‘uatro siglos mas' tarde. 4 Se'. prrx ur.Iba M’lir de l í“

\'l'4l'\ llllll'll'.l\ (l('\('l

:uláu por Aykut y Dalmn (2015)-

“nm-ón impen‘al. la colonización. mu la la d n. l¡ada de realista hay en una asam (¡n-limïrond'o/s. ¡“(lugo si logmran entenderse, rin“) fi“: "0 (¡darían de eSCapa'rseles. en cua los ¿«sdl‘firos dc ¡'n manera más inextn’cable, e (un log-.2”)S problemas se han vuelto. como J’tttul1lu'w dirán ustedes. pero. desde luego, AI- oblcmas (lc “manera global“! Y sin e ms plrhabíd, que evitar ceder. Pese a la pal abra (li.¡“(:"a(:()l, no ‘partes'. los miembros son ¡m fmrm de un Todo supen'or que pennita unificarlos 1 “wndo

un papel a cada uno. así como una función y .‘¡ln’ l ‘ . unos límites. . , . . o pam; en el sentido diplomatrco. en una negociación que Sln i' no pue-

(k. (.¡“pc‘lar porque. precisamente no hay árbitro super-¡.01- ni la fuem ni cl derecho ni la naturalel'a. (.o‘ntra el diluvio de buenos sentimientos que demasiado a menudo acompaña a la cuestión e'col og|"ca. había que ¿(r-ptar no reunirse bajo un pnncrpro supenor comun . Reenconuamos

aquí la figura del (.‘lobo de la cual. conferencia tras conferencia. hemos

aprendido en que" medida em no sólo imposible sino moralmente. re¡¡':U'n,\.mu-rite. científica y políticamente deleterea. hse era el. punto ’de partida (le los estudiantes de mayo para poner en escena su srmulacron. ¡“al es el riesgo que. aceptaron tomar: ni Dios ni Naturaleza y. por lo tann. 'nin gún Patrón! t llagnmos la lista de los pn'ncipios supen'ores comunes que ellos ace:

taron nn invocar. En primer lugar. comprendieron que no ha) queco tar ron el espejisnu) de un gobiemo mundial que.pu.dtera. un nn'lagro (le, coordinación y de buen gobierno. atnburr a eancsat Si go parte (le (.‘( )._ o (le compensación financiera. so pena de .sancito ¿biermmos del derecho de soñar con el, es porque la ausencra dlcamcscmg mb“ Hu planetzu'io es demasiado evidente. Tenemos que vprúcg‘m'nno. 13 ONU. la ONU lo mismo que se preguntaba Stalin sobre eld a h (20.? no está“ ¿“laintzrs (livisiones?". Los escasos procedimientos acrccmplmnflo’áno aqui ni para preíigumr esc gobiemo mundial m par \iulpletnente para atenuar el estado de guerra. glob.“ (3 lml "Sl tan

gar . ¡aIHpOCO ll 2“ N"!-l ll l Klit‘m ( ya und" ‘u f, _ Milo todo el mundo -,s d" se volvu c hau'3 ella...t w .. ¿y el que la alx'lam’" rttt'tdus. Aún no hemos visto un ÏOIO a hs. h¡L ¡'l arriiclito auloma'u'mdt' '05 l -. WesL de la ' ‘ o e a l ..\"¡turalel'¿t penntttd ¡"e r han . . . | a ‘ l vl tt"|"” intereses ¡ur()S(t d" 'L‘ s . (‘omo . vi escn'to en las PlnmmLg di TA los ¡e n Ciencia (lt' . » _ Y .., s Átnantltu” , em a . z u] no lnnlt 3. - ¿"u-ra: r I lugar ' la ¡bl plan . ¡nd de poner .\ todo el "¡un do (¡l. la n'tllll'llcld’ tampoco tiene la capílc“ *

¿CÓMO GOBERNAR 'l’|-'.RRIT()RI()S (NAwmus) rm wcmv.‘ 291 2m) CARA A (.A‘RA (ION III. PLANETA

acuerdo. Incluso sin la psc.'udtwomr'oversia es(.‘enificada por los climato. escépticos. si hay una cosa de la cual siempre es sano escapar es de un gobierno (le sabios. la unam'midad no es su fuerte. fe.|i'/.|nente." Lo interesante de la experiencia es que los estudiantes también com. prendieron. aunque les resulte mais dificil admitirlo. que las Leyes del Mercado. conocidas por la Ciencia Económica. no pueden servir dc Domo Snstituto. de Globo. de Absoluto. de, l)ios-.\¡l".nno'n capaz de im. poner decretos indiscutibles a todo aquel que consume. produce, com. pra y vende. lncluso cuando. por una paradoja que nunca ha dejado de sorprcndemie. la sensatez tiende a atn‘buir mis (‘CHCI‘A’ indiscutible a las leyes (le la economia capitalista que a las de la nalumle'la -fusionada.s las dos. por otra parte. en el tema común de la naturalil.'acio'n-." parece dificil olvidar que de diez economistas apenas pueden obtenerse quince conksejos contradicton'os sobre la política por implementar. En cuanto ensamble (le tecnicas útiles. la economia no ofrece en mayor medida que las otras ciencias la Gran Unificación de las leyes del Planeta. En nuestro afán cle economiïar la ecologia. añadimos una multiplicidad vertiginosa a otra multiplicidad. Si existiera un gobierno mundial. una Natumle1.‘a unificada. una (.‘iencia universal o una economía que funcionara de acuerdo con leyes in— quebrantables. los delegados se habrían reunido. como vimos en la conferencia precedente. bajo la egida de lo que habría que llamar un (cuasi)

cmregándolse apasionadalmentcua una compcu'ción de (grjlcgia Risk. o mmm“ c7" Dragons. No habna hecho falta ¡nvencron politica alguna. No ‘ hlbn'a habido cosa alguna .conslltu’yente. Lo que torna realista la Simulacion de mayo en Les Amandrers es que L“ ¿(.¡cgac¡ones se reunieron sin que hubiera escaparon'a. sin que cxrs'u'est mm parte. sin .‘¡pelacio’rn sin exten'or soberano. sin referencta' a un Domo, una (.a‘rpa. un Dosel capaz de arbitrarlos. Por otro lado. cuando 6| printer día lrLs delegaciones se presentaron unas a lu ouas. raras eran Lu alusiones a la Naturalel'a, a la Humanidad. al l’lanela, al Globo. Nin. ¿una habló de otra cosa que de ella misma. (a‘da cual se sabía sola. (,a‘da um mhía que las otras estaban solas. Nada las unificaba de antemano. Su superior común e m tan sólo el marco propuesto por el secretana'do que las habia reunido y que ellas habían aceptado de manera pronso'n'a. Nada nnL’s que un middlt ground, un claro entre dos suspensiones de armas (White. 2009). La minúscula ficción de hallarse sobre el escenan'o. en un teatro. por cuatro días. rodeados por un mínimo mobilian'o conu-hirlo de apuro." definía sin mas' los límites totalmente artificiales... y reconocidos como tales. ¡Era realista precisamente porque nada dz natunrlse munile'staba en el ejercicio! Nada estaba escn'to de antemano; por N». el eiercicio [India fracasan Por lo demas'. todo el u'empo estum al filo (le resultar fallido.

Estado de .N'aturaleïa. Poco importa que ese listado sc presente como secular o profano: habría sido apolitico en el sentido de que se habria mantenido la ficción de un árbitro soberano al cual los delegados habrian podido apelar para poner fin a los desacuerdos. Los delegados habn’an ocupado una función. cumplido un papel. seguido un guion. No habn‘an hecho sino imitar simples operaciones de policía. Sus dele gaciones habrian sido partes. en el sentido tantojtu'ídico como organizacional del te'rrnino. visto que les habría hastndo con obedecer reglas. Los jóvenes delegados se habrían divertido mucho. tal vez, pero del mismo modo en que tan bien saben hacerlo durante una partida deljuego de

l’el'o :run era necesario que los creadores fuesen capaces de otorgar ve nm’militud a este interior sin exten'or. Si subrayo algunas de las innonu iones tlet‘isiv.‘rS que fueron introducidas es porque estoy convencido (le que sen'irrin en el futuro, cuando haya que convocar a verdaderas nt-qru'iaciones (le paz." I'rirne a innovación. la mas' radical pero la que pareció ser obvia: ya no se puede dejar que los Estadosmación sean los únicos en ocupar la est ena. Para evitar esa utopía hay que colocarjunto a ellos delega('¡nnes nn rslamlzs. Ya no porque representen intereses supm'mrs a los (le la Humanidad, sino porque son otras potencias. poseidas por otros

5 Eso es lo que perturba a lm r lin:'.uoeM e'plicos cuando en u-rr'lad tleben'n mlnqnilimrlm: el (.uo es mn rulo que hay que tornar lo como una una] dc una u'tuariu'n elet timmenle e.\( epcional. Edwards (20H!) hace la sugerrnch. («Lulu rnris ¡x-rtmbmlom. (le que L'u r erre/¿n nunca sem'n tun grandes como ahora. Miu“ que, al modificar tanto el sistema. .‘t'.|nrlrie'n rnenm prn'iu'ble'.

lo vuelve cada ":1

Ü la segunda ll'.lllll‘.ll(‘l‘.l (LI Et onornia) siempre es luis dificil de poner cn duda que la prrtncra (l’olanyn'. l‘JH'A f l‘J-S'Ïrl).

7 La tuun.linmucio’n rnntcn'al del lugar. cuya irnporuncu" cn toda empresa (liplornititïl bien conocernos. fue confiada al grupo de duc'n'adorcs ¿lcrmnn Rzruln I abrir. H Desde latour (|99| ). mc ohsu'no en buscar la forma cncu y la factibilidad ¡mir tica (le lo que cn ese entonces yo llamaba el 'Parhmcnlo de Lu (¡mi

¿cómo (.‘OBERNAR 11mnrmmos (NA'mnAus) EN Luemt?

aqi “¡A A (:AItA t ZON lil . l’l .A N IZTA

(g sobre los primeros una prom)“ onu’nua 'ntereses" que tjercen y . g A otros territorios. otros lupa,“ L: l . [l omrt n . por consiguiente. punto

“e

decisi-

cuyo noinlne tet‘ttelda a auttguos VO l"«.(¡ue lasA delegaciones elemento; —"Suelo . “Oceano”. "Atmósfera". n llü m'tdos s de la 'natumle‘la" "F

en vías de (lempan‘cio’nï no estan allí pam natumlizzu' la (¡l-“mio,” recordáindoles .‘l los humanos las'necesttizltlos dc su «ambicmü finde rqmlitizar la negociación. impidiendo qtle se ¡ku-n“,

rápido coaliciones sobre las espaldas de los otros. l’or eso en. imlxmante qtte estas delegactones no Conve ncionalm ¿e presentasen con la misma pompa. y según el mismo prmocol

0. que ¡:1st los Estados. antiguos o nuevos: cada delegación esta formad a de la misma manera. se expresa en la misma lengua (en este caso, en inglés) y md”, estu'n l’t'pl't'M"lllildil‘N por los inIsmosjuvenes de u .‘tje y corbata... Ninguna

e.\'tr\.\agancia habría sido admitida. [At delegación “Océano” no pretendc hablar mediante tempestades y tsunamis . así como “Atmósfera”

no se toma por Bo'reas. ni "Suelo" por un terro’n que hien'e de gusanos.“ No están representados aquí sino potentes intereses. capaces de se ñalar a las mms partes inten'im'entes como sus enemigos. l’or ejemplo. las' acciones de un país que acidifican los océanos en grado tal que los transforman en desiertos son la prueba de que pesa sobre este ruasi dominio. lo que conllma inmediauunente la réplica de la delegación "Océano". “Lo que ustedes. delegación ‘Estados Unidos' o 'Allslrdll'n'. le hacen sufn'r a nuestro dominio. nosotros lo conside mmos como inaceptable para nuestra soberanía. Oponiendonos a ustedes. definimos e l límite de nuestro terri-

ton'o y mitfimmos la [anna del dt ustedes."

lis una ficcion. desde luego. pero la ficción reside únicamente en el punto de otorgar. por intermedio de una prosopopeya. una misma so betania a todos los intereses. (Zomprende ra'n ustedes la sorpresa de un soberano que vigila imperturbable su dominio y que de repente oye la rrp'lira n'rulenta de los te mion'os que se ponen a gritar: “¡listo )a no es tuyo". l .a toma de tierra

se imierte de inmediato, y, con ella. la definición misma de lo que quiere decir. pam un poder ctmlquicm, poseer una

_

9 . . . 4 J Interes _ debe wr ( umpreudido en el \cnu(ln dc |.-¡ xvglllldfl y tercera conferencias. (omo una propimlad general de l.“ ¡xm'hilidadex de arllr-Il 0"" “¡pt-¡ponen y se "c intrqx‘nelmn. I . ' . l I (.ulh lltl(x.l(ltlll1)l)ll)"'.|l(¡HQIIHL‘HUJ . esta“ .t integrada por (int o delegadm. 0 cnudadn- un tepiewnt.‘tnte ,‘IlllK'X“¿llltt‘llull o rumi gulx'rnzunenul. un ado! económico. un rrpxew tusuur de l.¡ ux iedad rin'l. un referente del conan" ¡mento t it-utÍÍito. un q uinto lilnetnente esclmidm

293

“cn...l “¿una aqui. estos intereses. estas imlm'cacioncs. t caían una sola wqwhl (.n ¿al debate. que es la de datos que tmzaban el cuadro pr x ' donde luego.

dude “pcmhan las delegar-iones estamles. Los datos mmm" al“: ,V (¡csd'lulna(los. h." tod-Orca“). desdmmatiudos. Fonnaban im" "‘"dOS la rall Cll’as. no una voz, no un drama. no agcmt's. cm.“ “n cuadro. no ¡"Inga Cn cum. Dig“) de otro modo. lOdílVÍR estábamos “" ml e" una cl suelo no reacuonaba a las acciones “"“WCHOZ Cl humana Todo c" Ids' posibilidades de actuar a una figuradón cuando “"0 "“n'buye “mmm {nm/¡(llihlr con las de otras POSibilidades de actuar. Entonces. la míu'tnbu'. n'a'n puede (Olite-“741.. el le Si aceptan ustedes (1,:me rritorio. no como un segmento de "npas en dos dimensiones. sino como aquello de lo que uno depende para subsistir, aquello que ttno es capaz de explicitar o de ws'ualiu'r. aquello que uno está dispuesto a defender. entonces toda dmmatización. incluso ficticia. de los actores que lo componen modificará la composición del guion (Lussault. 2013. Latour. 20093). Poco importa la figuracio’n de la que se parta: lo que cuenta es la reactividad de las partes inten'inientes. Si les sorprende que se haga hablar a "Bosque'. entonces deben ustedes sorprenderse también de que un presidente hable como representante de “Francia”. Persona moral por persona moral. cada uno tiene mucho que decir y no se expresa sino por una vertiginosa serie de intermediaciones. Si hien hicieron falta muchas decadas para aceptar que la definición de la democracia como mln-n. tad del pueblo soberano corresponde. aunque mgamente. a una realtdad. hubo (¡ue comenzar por una ficción. “¿Qué? ¿El pueblo soberano! ¿l’ero donde. tiene usted la cabeza?" “¿Qué? ¿Una delegación del Bosque? ¡Ni se le ocurra!“ A los estudiantes sí se les octlrn'o'. y no parece que eso les haya plant eado el menor problema. . Me dio mucha alegria que la negociación no haya .t’ropce-¡(ÍO t‘" Cm'" gún momento con dicha objeción. (.o'n mucha educacmn )'Sl.llr.('l (I‘IIIIINH’ signo de vergt‘tetm o fastidio. la infatigable presiden!‘CJ'Ü'I“:L4r 12""g' st“ dirigía a “Suelos” oa "Amazonia" um bien como a '(¿tnada o a .uro- - ¡xxrqu L. st. suptmía cada delegapa - . La liecio’n parecía verostmil l’t‘l ue Ilmflmcilm un ción c m “¡paz dc hablar, lo que evidentemente rel'su ta mi c 1m con”. de teatro habituado a oír resonar entre su tmmoln .| \‘0!, ( L . K)“l llL (l C l ¡LS l l.“ l JS. lCr( ) (dlll i )l( ll l - dc los ¡"UHSÍÑIOS 0 trate i I ¡“4| ('Xlnllljl'l'ln. “l M‘ llnl llllS (“dm ¡US dispositivos discursn'os tienen y: (.l premium hllllllllllh la “0 dll) “su” 0 J '05 de l'('l)l‘t-’\.Clll.’lr . T ) c (qtu- no n d

a los humanos miémadus mm” pam lr Cuales ¡“3 se hace hablar). En cuanto a los . . L. l (ns .1 'a e n'\s.|dos agi ‘L' Plantea: son actuados por dt s

W

¿cómo coatzimut TERRITORIOS (NA’IÏJRAIIS) EN LUCHA? 295 2'94 CARA A CARA (ION HI. PLANETA

creeme los únicos en hablar. Tal vez esa sea la única venth'a de vivir en la época (ch Antropoceno. De todas maneras. hablar con alguna autoridad siempre es interpretar lo qtte dirían los mudos si tan sólo pudiesen hablar... ¡y SCI‘ interrumpido por otro que afirma que dicen otm cosa.‘ La duda sobre la representación sólo .‘tparece en el momento de los conflictos, cuando la disputa se tensa y nos oponemos a lo que dice. un representante electivo. un cientifico. un experto. un ciudadano. sobre tal o cual estado del mundo. al punto de plantear la pregunta: “¿(b'mo lo sabes? ¿(Zua'l es la prueba de ello?". El tiempo en que. los humanos se hablaban entre ellos ante una platea de cosas inertes ha temiinado. Si hablan un lenguaje articulado. es porque el mttndo tambien lo es.“ Lo que se pone en duda en la negociación es la calidad de la representación. val. no el ¡m'nri/¡in mismo de la representatividad (Latour y Weibel. eds.. 2005). El Nuevo Regimen (.‘lima’tico llega para recordar a los Modernos aquello que habían olvidado. Por otra parte. no hay que sorprenderse de que este principio de representación haya sido desarrollado por los científicos a propósito de cosas del mundo. antes de devenir un principio de representación política de esas misnm cosas convertida5' en otros tantos asuntos de controversia y de preocupación. Sin las ciencias, las mnt.'tciones ecológicas habrian pennanecido invisibles. En cierto modo. son los im'estigadores quienes han sido los (mit/Blas de esta nuera cuestión social. Son ellos quienes primero las politil'aron -en el buen sentido de la palabra- al convertirse en sus representantes e introdueirlas en las \'i<;j.‘ts cuestiones de la democracia y del gobierno representativo. Son ellos quienes pusieron la acidificación del oceano. así como la denudaeión de los suelos. en la agenda politica de las asambleas de representantes. Basta con prolongar aqttello que ellos contenl'aron. Esta ol_)jecio'n de pn'ncipio que

tanto obnubila a los pen'odislas

(“¿(A‘)'mo pueden ustedes pretender ‘t’epresentar' a los océanos o a la atmtisferaï”) no molestaba tanto a los delegados, en cuanto todos integraron a los científicos en sn delegación. pero sin otorgarles una función

sobre la calidad de la representa,cn'cia para responder a las preguntas de tal o cual Ls'tado del mundo." En todo caso. (ión de tal o cual interés. ¡a (.‘iencia ya no estaba allí para dictar el marco general dentro del cual ncresariamente debería desarrollarse la negociación. No estaba en duda su objetividad. sino tan sólo su unificación. Tampoco en eso hay que esperar exterioridad alguna. Esta pn'mera asamblea posnatural también fue una asamblea postepistemolo’gica. Si bien esta distribución de las ciencias parece debilitar la auton'dad que de todas maneras ellas nunca han tenido. procura en cambio un lugar decisivo para los invesu’gadores que. así. tienden a enconuarse en (oda; partes. Por fin se vuelven capaces de defender la on'ginalidad. la po[(‘llCÍd’. los intereses de los seres de quienes son portavoces y que pueden encarnar —representar. interpretar- con sus conuadicciones y con sus mntrm-ersias en todas. las negociaciones. para intentar cambiar las cosas. El t oimcimiemo situado, eso es mucho mas” realista que el conocimiento desde Ninguna Parte o que pretende permanecer por encima de las partes. Todos mtificamos estos puntos de vista al ver ajan La'lasiewicz —;e| señor Antropoceno en persona!- compartiendo una noche febril en medio de los (l(,'lt,'ïa¡,(los. sin que en momento alguno esta innovación le resultase chocante. Its que e’l sabe mejor qtte nadie lo dificil que es crear un consenso entre científicos, ¡y en cuántas negociaciones delicadas se ven envueltos los geólogos del gntpo de trabajo de la subcomisión de nomenclatura“ del (.‘uateman‘o que e'l preside!" Asi, era muy importante que nadie pretendiera representar a la Naturaleya concebida en su globalidad. y, por ejemplo. que ninguna delegacion se adoptan! por la “voz de Gaia'. Dc ser asi. toda la política se habría visto vaciada. En este punto resulta capital políticamente. ya no cientifit'amente. no tomar a Gaia por un Sistema unificado. Si toda la astucia de Love-lock, creo haberlo mostrado muy bien. consiste cn (les-agregar el sistema en otros tantos actores capaces de nuanmr sobre la acción de. los demas‘. hay que obtener la traducción política de esta des-.-tgregacio'n de las posibilidades de actuar para que los avances dc

superior a la de portavoces agregados u los otros. Las ciencias no estaban ni fue m deljttego. ni al costado, ni por encima de losjugadores. lts‘ta es otra innovación muy astuta. (lada delegacion movilizaba a su manera las porciones de, investigación. de instrnntentación, de equipamiento. dc

ll Este elemento esencial de latour (20]2b) fue .‘rbordado al final de la segunda conferencia, p, 8)." y ss. de este libro.

lZ‘ A pesar de la presencia de numerosos cstudiantn con doble fonnacio'n. científica v 'litemn'a'. faltaba acceso a las (¡C'IK‘IIKL la innmmó"n. sin cmlnrgo. conu'stia en distn'buir los inwstigadores en toda las delegarinm-t) no en mantenerlos aparte y por encima cn la forma actual del (.‘lEC [Cloupe d‘EXperts lntergouvememcntal sur l'l'.‘\olution du (Jimatl. l3 l le presentado ajan I'alacicwia al comienzo de la (¡nm conferencia. p. ISI.

¿cómo (.‘omszan TERRITORIOS (NATURALES) EN LUCHA? 297 ¿'96 CARA A (.‘ARA (.‘(lN III. PLANETA

los territorios. los unos sobre los otros. se tomen por fin clarzunente visibles.” De ahí la importancia (le ¡multiplicar (en el marco desde luego litnitatlo del modelo reducido) los antes llamados seres de la naturaleut. A partir de este momento. en el sitio de la antigua relación entre el orden (le una sociedad y el orden natural que le sewía (le, marco, de una geografia humana posada sobre una geografia física. (.‘()tnctll’.d’lnos a definir fronteras am¡go/enemigo. y por lo tanto. a dibujar los frentes de territorios en lucha.

Poco a poco. pasamos de los conflictos tradicionales entre Estadosnacio’n a conflictos mln- territon'os. El pluralismo de las delegaciones, todas iguales en legitimidad. pertnile percibir que las relaciones entre lm diferentes tnanean de entrelazar los intereses van a volvem- por fin verdutle tamente conflictivas. puesto que. ya no hay escapatoria. Los es tudiantes no proeuntlian est.'il)lecer una nueva veisio'n del Who/t Iza‘rth (,a'lalog (Dieden'cltsen y Franke. eds.. 2013).“ Antes bien. les inusresaba algo como una rrdi'.tln'lmn'n'n (Ir [tu limar. ¡el equivalente ficticio de una inmensa reforma agraria! A partir de ese momento. las partes se metieron realmente en el juego. Aunque en el lenguaje de, la “golxrrnanm' el tennino “parte inteninientt" parece más bien insípido. basta, para recupe .‘ll‘ su virulencia. con subrayar la [mr-lr. la porción que se trata (le lllmllï. y ('on recordar que. se trata de al l".ln(".ll'Stïl’d a aquellos que la lirnm. Si se multiplican los que lnnmn parte. los “¡unir-Inmantrs". ¡se vuelve. cada ve/x mais dificil seguir siendo parte-Infiniti. liso es lo que les sucedió a las (lelegat‘iones (le los listatlos—na(‘it)'n: encontraron con quien hablar... l-le alli el paralelo con la situacion revolucionaria cuya retuentomción no lie logmdo eludir. cuando los órdenes ll‘¡l(li(‘l()l).’ll(.'S se iieg.'il'()tt a reunim' [un .V’IMIYIIIIÜ. Sin embargo. de poco interes habría sido la escena (le conflicto asi construida si los creadores hubiesen limitado las tlelt'.g'.tciones no estatales a los antes lltunados ol_)jetos “ni.'iteriales". lnt-vit.'tl)l(-int.'nte lialm'a

H la “¡pt-¡punt io'u. l.l penett:tl)ilil|.llllt' iewt'ia tlt' la historia (ll' este t .it'.i|ogo que desempeñó nn papel lan IIIIINIIlJIlll' en l.l tlt‘t .Itln (le HHH).

a los Humanos y la Naturalel'a, cayendo otra vez en uclto a oponerse el, ¿cio dualismo Naturalt.-/'a/(.‘ttltttra que habria paralizado la dtsc'usión i mpleto. Habría sido imposible luchar contra e'l -bien conocemos Por (t) rm.- sin la introducción de delegaciones no estatales que no sc

su ¡“e . . . .. í. herederas de antiguos ObJClOS matenales por in do ( ¡(.fmcn como las' l¿dos (le la palabra. De allí la importancia de que las delegaciones 'Ciudadcs"_ “Pueblos ()n'ginan'os" u “Organizaciones No Gubemamentales t()\._'(,')' vengan a poner su grano de arena." En ese momento comenzamos a comprender que lo que aportan las delegaciones no estatales no ¿.5 la *preot‘upacio’n por la naturaleza". sino una acción corrosim contra Lt delinu'tacio'u de los territon’os de la que los países siguen creyc'ndose los (lt'posilarios exclusivos. Si “Suelos”. "Atmos'fera' u 'Oce'anos" todan’a pueden aparecer como el marco (ex natural) de un gobiemo de los hombres. la pretensión de “Ciudades”. "ONG". “Pueblos On'ginan'os' a guiwrtiar. ellos también. viene a corroer directamente la log¡"ca mis'ma del ('it'ITlClO del poder. así como su proyección admints'tmu'ta sobre un mapa en dos dimensiones. Y sin embargo, nos damos cuenta de que esto sigue siendo insuficiente para volver realista la simulación. Existen. en efecto. algunas potencias que actúan siempre de manera oscura o distorsionada. y que parecen burlarse de la actividad politica de los desdichados Blades convertidos entre sus manos en simples marionetas. Son esas potencias las que reunimos en uu todo cuando hablamos de "globalización" o de ‘mundialilación". Son esas de las que decimos que actúan solapadamente y que tat humos de (DÍIIIÍI’J... incluso de mafias. "Y bien". se d_¡1"eron los organi/.-tdores_ "si esas potencias actúan. si se oponen. si son parte4amanlls. o int-jor. imrte«Indigenas, entonces no deben quedarse afuera. sino que ellas tzunbie'n estén adentro -—y su soberanía. en pie de t'gttaldad-. para que por tin sepamos cómo definen su tem'ton'o. cuáles son sus amigos y sus enemigos. y por que' causa están dispuestas a combatir. si es necesan'o hasta la muerte: lo qtte por lo general quiere decir la de los otros partexmu-nt-dores". De allí el ingreso en la lista (le las delegaciones 'l’otencidá’ etouo’micas". “Organismos inteniacionales". asi como esa delegación. de las nuis t:'.\trañas, que resultó ser una de las mas' eficaces: los “Activos

m Algunzn delegaciones ntalxtn a medio camino entre tuu definición geo guilit a ela" .I y una tlcfinicio’n plun'nacional. (omo el Ártico. el Sahara U la .-\ur.woni'.t. Esto más o menos se corresponde con la realidad min la tnllt‘SH‘J (.‘etnenne (2009).

¿“6’40 “(’“RMR "'ERR'TORIOS (NATURALB)

o” EL “¿Mi?”

298 CARA A “A” C

¡"mi'mr a ¡”s otros Países red“. petróleo". nabandonados del CI. y '0 l C a . cicndo a hada 10 que eSIAS' inmmtciones tiene Il de . A’hom (Bonn!¡Rangel-(¡Micra con todo‘s estos intereses. todas estas panes tnuyentcl-l lugar pero afuera, en la ionna de ¡nnumerables campaña.s ' t v . . . . . de, Ico’lnu'lllcill:¡Kllflsl‘mílll:)»S‘llsulíl"f’l.)I“L'I(I.l:l,'lancia ducc'incflnticlncia. de rwbyimg. sala de c l‘.’ ,s le o, os paises iguales. Dentro de .ese ambito, seg el impacm reducir dc la_s COI.“(.“L'ÏCÏHS (llanas ‘ 0 ql": las emi. intentan siones de (.‘()_., le hacen a la maqurnana clnnattca— procurando hallar un consenso; afuera, todas las otras partes, convertidas en otros tantos gm» pos de presión, combaten -en el mayor de los desor denes- por (lt-.scubñr las causas cercanas. En Les Amandrers. los organizadores decidio ron co. locar a todas las partes adentro, para que ya no haya un exte rior, y para

que se viera a los "partetomantef ejerciendo su presron todos ju nlos. Que cada uno pelee por sus propios colores (Lippmann, 2008).

la regla de composición es de una gran simplicidad: cada vez que se diga que un problema planteado a los gobiernos es "mm/mal, se bus. cará insertarlo en la simulación, dándole fuerza. figura y voz. Dicho de otra manera. si listed desea arrancarle una parte a otra. entonces pani. cipc en la redistn'bución, pero (¡ur eramos su mano. Según este principio_ en adelante se debe decidir sobre las delegaciones. no de acuerdo a la verosimilitud de su figuracio‘n mas' o menos convencional o verosímil -“Suelo' o “Ciudad”, "Atmósfera" o “(n‘ngo", “ONG” o “Árticoï. sino de acuerdo a su capacidad de o/mnma- a las mms r.1-/)[iril(nulnsobre qué territorio semrutnlmn. Si una parte es capa/z de tomar el territorio de otra porque esa otra ya lo ocupa. lo invade o lo limita, entonces se le acordará igual soberanía. No tendrá que actuar solapadamente, deberá presentarse y decir cuales son sus intereses. cuáles son sus objetivos de guerra, quiénes son sus amigos v sus enemigos. en una palabra, dónde se encwmtra, que' es lo que. pennite espaciarla de las otras. Haciendo asi. hará visible a las otras el territon'o que ella ocupa o que la preocupa. las‘te problema de repartición de. las luce s v4 de las condiciones de iltr minacio’n es el que. a mi modo de \'er._justifica

el vínculo con un CPÍSO' dio constituyente. Ls' lo que permitió a los estudiantes descubrir que ya estaban en estado de guerra y que la negociacio’n no tenía nada ver que

l7 Inspirado enjohn I’alrnesino y Ann-51')" Rónnskog. fundadores de I'em'Ïonnl Again.

m LUCHA!‘

el. .c ' ex ‘ Blade dc Naturala. 2 bajo el arrb'¡Uaje Mintras que Hobbes le",

I ¡Ca después de décadas de guerras civil I,olillgociaciones sobre el clima es que hay ¡:0';islas que ya e‘stán en ‘guerra. ¡cuando t xy eso qué cambla?, medirán ustedes. Co quier ¡"mmm dc geopolrtlca: cada vez que gimicnw de otra potencra, las otras tuvie cl cálculo de sus interCSes ¡(como antaño Espa" irrupción de los Palses BaJos_ o en la act la dc (ml-na), Es lo que en los tratados se o Cl discordantc concierto de las nacio (0.an SC agita este. equilibrio cuando las m." ;| exigir lo que se les debe

1' ¡"‘lmlcar! ¿N0 CS como Para recalentar el Estado, -cse monstru haciendolo bailar? [,o que la simulación nos permitió testear es que hay dos direcciones posibles para gobemar en período de mutacio' n ecológica: hacia arn'ba o hacia abajo. Hacia am'ba, apelando a un pn'ncipio supen'or común. cl Lstado de Naturaleza. Por desdicha, este no sólo no existe. sino que ¡((it‘lllás despolitiza cualquier negociación q ue, así, se convierte en mera ."iplicacio'n de reg las de distribución. Hacia abajo. aceptando que no se tiene árbitro soberano pero U'atando con igual nivel de soberanía a todas las partes inten'inientes. La pn‘mera dirección es utópica. en el senu'do ctimolo’gico de que está “en ninguna parte"; la segunda consiste en darse un suelo. ¡l’ero esa situación ya existe! Es cierto, pero al menos permite repolitiz'ar la negociación por lo que es lo mas' esencial: la pertenencia a un territorio. Si la democracia debe recomenzar. es por abajo: cae como anillo al dedo: ¡no hay nada mas' abajo que el suelo! ¿Quen'an un bollom uf)? ¡Pues ahí lo tienen! Qui/cris ustedes recuerden la frase del general De Gaulle (1959: 54): "En el club de lOs Grandes. encontrábamos. sentados en los mejores ¡tE!".«'Il'es. tantos tremendos egoísmos como miembros inscn‘tos 'L'\.'lSll.d'll l realismo en geopolítica podn'a pedirles: creer que uno requiere-jamas" ¡US “miembros inscritos" que abandonen su “sacrOsa‘ntO l’g‘O'Ï'lm mc" S“Promo de todos. (.‘on todo, el realismo en Galt'l-Po'illllfi: plclcmesc lN'diI‘ ¡t las partes intervinientes que definan otra manera :mqm "(I ('k'Uísmo debe defender hasta la muerte, ¡modificando .prL'mC‘I-Ñllnlv (".1"qu ¡"I n'lun'u se lmla (le defender. Después de todo, lllCillw‘ el gsm i . . e e ‘nmo'vil detnls' sabra - eligiend - . o pc pcnnancerl bien que defender a su patna

,‘(IÓMO (zonas/m TERRITORIOS (NATURALLS‘) me LUCHA? 301 300 CARA A (.‘ARA CON lil. PLANETA

de la línea Maginot. annas en reposo. o bien movilil'ando divisiones dc carros blindados, (le ningún modo era seguir fiel al mismo “tremendo egoísmo" (ni a la misma patn'a). Tal es la innovación mas" importante (le la simulación de mayo: a falta de poder abandonar la defensa estn'cta de los propios intereses, ¿es fac. tible (slimr la (bm de aquello en lo que uno se encuentra directamente interesado? Si los l-s‘tados-nación se ven impactados por otras delegaciones que pretenden ejercer su auton'dad sobre el mismo suelo, o sobre porciones del mismo suelo. ¿cómo mn a r ¿accionar? ¿(kimo van a modificar la definición de aquello que a fin de cuentas les importa mas' que cualquier otra cosa? Uno entra en la mtgociación con una idea de sus

“endO-__ ya no de los organismos. sino de las Grandes Potencias. Esta t la ¡"misión de Gaia obliga a reconsiderar la disuncto'n misma entre “mi ¡“do y su ambiente. Que ocurra lo mts'mo con los genes que con los .un

ya no puede sorprendemos puesto que. en los dos casos, segui¡omando prestada la noción de límite o de cálculo a las teorías de

Jlnhmpnmción. a la ciencia económica. 1a los formatos de contabilidad. "¿mr límites para los intereses es la accroln mas direc’tamente política que pueda haber)" Alcanzado este punto. Siempre se decrde la cuestión dc ¡a rcparu‘cio’n de ldS’ posibilidades de actuar (que en el fondo es el único asunto de estas conferencias).

es asi. en verdad. como se aprende el “brillante arte de la (liplotnacia"'?"‘

A dilereneia de la vulgata. la famosa tragedia de los comunes no pro¡ig-ne de la impotencia de los individuos para olvidar sus intereses egow' (¿5 porque serían incapaces de consagrarse por largo u'empo al ’bicn de

Para que la simulación de Les Amandiers penm'u'era instituir o instaurar a Gaia. habria sido necesan'o que los delegados logrls.en realiïar dos

mano. pon) importa- a menos que sea de una única manera: posan'dolo en un territorio que sólo le pertenece a e'l y sobre el cual e'l reinan'a sobo ¡anzuuenltrz y luego, remitiendo “al exten'or' lo que no dll» sertenido en

intereses, y sale de ella con otra. A Realtmlitik. Realpolitik y media... ¿No

objetivos que los creadores se habían propuesto. pero que no consiguio ron alcan'lar. Habían previsto pedir a las delegaciones qtte visualizamn por medios ido'neos las. nue zu formas de sobe anía superpuestas que se

M105" (Ostrom. 2010). La tragedia proviene de la creencia reciente de que no se puede calcular el interés del individuo —esta'tico. animal o hu-

menta. Tal es la novedad ¡mi como la artificialidad de este u'po de cal'culo. que muy bien subraya el término técnico ‘extemalimción': sinónimo exacto de nrgligrnn'a talatlada, y por consiguiente. de irreligio'n (Callon.

hallaban explorando. Finalmente. en el curso de la última ceremonia.

IMM) .'-‘ l’am recuperar el mundo común -y acaso también el senu'do (de

llabn'an quen'do que los antiguos ¡”sktados-nat‘io'n n-(lejim'rsm su soberanía a vista de |th otras delegaciones. Si litio aspira a que el nuevo namas de la 'l'iena no sea una ¡nera visión fuga/2. tiene que aplicarse a esas‘ dos tareas

lo} totnún-. la solución no es apelar a la Totalidad. que de toda maneras

para completar el ejercicio.

se pretende defender. en nombre del tremendo egoísmo. Se' trata. en el tondo, de inlmiaümr las innumerables superposiciones de aquellos de l_llli('nl'\.' descubritnos. poco a poco. cuánto dependemos para subsistir.

Probablemente habran notado que, en la tercera conferencia. ya babíamos reparado en la dificultad de poner límites exactos al “tremendo egoismo'. Por mi parte. habia intentado mosuarles Cómo se había burlado lnvelock de la extraña idea del gen egoísta. no porque dudase de que los vivos se interesmt con avidez en su propia suerte —¿que otra cosa

no existe. sino aprender a representar de manera diferente el territon‘o .Il cual pertenecemos. Lo que a continuación permiu'ra' modificar lo qtte

l-Zn ter minos de geopoliu'ca. la cuesu'ón equivale. pues. a n'sualiïar sobre el mismo suelo van‘as autoridades superpuestas. bos holandeses. por rl‘t-uiplo. se mostraron capaces de elegir al mismo u'empo. desde el siglo

podrian hacerP-. sino porque dudaba de que pudiesen delitnitarse con cette/a sus intereses.“ Lo que la teoria de (Laia pone en entredicho es la distinción entre uu organismo y su :unbiente. Aquí nos eneonuamos con el mismo problema (le ('¡ilt'ulo del egoísmo —sietnpre igual de “tre

20 Asi como la localineión en cl espacio v el tiempo es la mis formal de Lu o¡x-t-.tciones que sin embargo pretenden definir la Imtem‘ (como muestra “'lu'teltead) . de igual modo el formateo de los intereses indhidinle; difltnlm de su "t ontexto‘ es la operación “¡si politica que pueda eKntir pren'untente alli donde ella pretende definir la evidenria' en cieru forma autor'tona de los

IH ’llu- luillunt ’.lll ul diplouimv'. ( ¡tudo en plena (lisis por la picsideut.'i_]enuile! (lliing .l un delegado inquieto, I‘J Ve'ansc p. 1‘12 v \.\. (le exu- lilnu.

iuteiews humanas. El problema es el mismo tanto en finca como en ( icnt i.“ \(Kl‘.ll(1\. v ambos procedimientos nacen al nmn'io tiempo. en el siglo .\'\'ll. ".l Sobre la negligencia como autónimo de la religión. wav: la (ita de Sem p. 175 (le este libm.

¿(".(mo oomamAR 'rrznnt'ronios (NATURALES) EN LUCHA? 303 302 CARA A (JARA (X)N El. PLANETA

Xlll. a los diputados ¡Itunados a representar a súbditos humanos. pero también a los representantes que sesionam'n en la Aulon'dad nacional del agita [Ilijknmlmlaal]. y por entle las decisiones serán seguidas. con atención. por los criadores de terneros. de acas. de aves, así como por los flon'cultores de tulipanes (Bijker. 2005). dirá que no hay nada de sorprendente en que un país construido artificialmente por medio (le diques y polderes de' a las ¡XHCIK‘L’LS del mar y de los ríos una representación digna de su ,q)l)eranía. Después de todo. si los Maestros del Agua se equivocan en sus Cálculos. toda Holanda desaparece ni. engullida por el mar del Norte asi como ocurrió con la Atlántida. Allí donde es cuestión

mm L.“conuarse sin recursos ante ese fenómeno de calamidad llamado, r'wv ¡qui\’()C.’ld.'tmente, “natural”: penuna del agua y penuna de capacil Mi para hacerse cargo de la situación (Davis. 2006). Es sorprendente (omprohar que los californianos siguen ignorando l_os procedimientos ¿e los antiguos comunes que. durante milenios. pergenaron. astutos diswsl‘u‘vos para distribuir el agua a toda5' las partes mtemmentes. para his“: frente. a las sequías. () mas" bien es trágico. en efecto. comprobar que uno puede perder voluntariamente una competencta ta'n esencral l su propia supen'ivencia (lo que prueba (le sobra que el egorsmo. por mur "sagrado" que sea . ¡sin embargo no es lu'cido!).

añade. se opone. se superpone al del rey y el Parlamen-

En el caso del Valle (.‘entral. la dificultad de representación es doble: ¡um un geo’logo, no hay nada mas' dificil de cartografiar que un acuífero (anos límites jamas coinciden claramente con los de un catastro. l’ero

to... lisa es la prueba. en todo caso. de que nada impide imaginar sobre un Inismo suelo sobe :tnías que superponen unas a otras con tanta segun'dad como en la lidad Media los poderes del papa y el etttperïtdor."l

mclttso si se pudiera hacer. ¿cómo representar el agua sin lafim‘a'n de un .vcpiesentante. de. un funcionario. de un oficial. de ttn intennedian'o que hable en su nombre. Iv sobre todo. que pueda hablar jrrnlz a fitnltcon los

Evidentemente no hay nada de natural en semejante arreglo. ’am convencerse de ello hasta pensar en los arboricultores de almendras del

nidos granjeros californianos? La ficción no consiste en darle una voz al agua. sino en creer que se podría prescindir de representada mtdianlt

Valle (k-nltal. en (a‘lilornia. lillos tambien dependen tanto de las poten— cias' del agua que sin ella su Verde alle no sería otra cosa que un desierto

una tvuz. luununa capaz de hacerse comprender por otros humanos. El uror no es pretender representar a los no humanos; de todas maneras

de arena quemada por el sol.” l’ero. como nadie representa al acuífero

lo lmt'etnos sin parar cuando hablamos de los ríos, de los n'ajes. del fu-

en el cual boinl -an alegremente y a mayor profundidad en periodos de sequía. cada granjero roba agua a sus vecinos. tanto que el suelo que pisan baja literalmente por subsidencia: de este modo ofrecen la mejor ca-

luto. del pasado, de los Estados. de la Ley o de Dios. El error sen'a creer

de n'da o muerte, es normal que el Agua eieua efectivamente una dominación reconocida. y que por ende sea representada por intennedio de un poder que

n'catura que ptteda existir de la tragedia de los comunes (Richtel. 20l5; sobre el contexto geoliisto’rico de la crisis actual. \.lcl’lie.e. l994). Aquellos que vieron (.‘ht'nnlmun (film de Roman Polanski. 1974) saben que rastrear los intereses entre,mezclados no carece de. riesgos. .. A (lile‘r rncia de los holandeses. los granjeros del Valle ( Ienti al fueron eeonomi'Iados“‘

-llll)tlt‘rllil’.‘ultn. nattirali/ados. materiali7.ados. poco itnporta el .'t(_l¡'etivo-

1'? l’unto ewmial (le .St'limitt (".00lli): num .l ex t llt‘\|lÚ|l «le ámbitos mpattultn «¡mua!tamente a loque mt ('(lt' a partir de llolilies-, sino de un pn‘ncipiu ¡le Slllwllknltlúll de los mismos mutuos pm ¡minas distintas de poder. Ese innmo punt ¡[iio pimide la 'xt-nw'm t nrnlilut iollal' propuesta en Ialour t ¡wn '¿‘l Drum” .uulit iaInu-nu- IllIHllll ido, dado que w ll.‘||;|l).‘l (le una “uta lona lnunetla u\trtti.iti¡ .¡mentr (lt'\|l uitla (ll‘!|llll"\ «le la t oloni/m ión. la et onoun/at iu'n es el H'\|Ill.‘llln (le un trabajo «le louualeu y de petíonna-

l ron, lu que ¡wmutr deshacerse ¡le la ¡(lea de que el Ílumu namamitus sería un 'nalmpï

¡Kn'iblt‘ tomar en cuenta tales intereses sin ttn humano que encarne. que (mani/¡qua que uulon'rt. que reprtsmle sus intereses. Bla personificación lan necesaria al Leviatán para salir del estado de naturalem es todavía ¡mix ir¡(lispensahle para unos territorios en lucha que buscan poner lili al ’.'\l.l(l() de \."aturalel'af" (Ïtunpt'entlerlin ahora por que he insisu'do tanto en que hace falta tra/.u una continuidad entre posibilidades de actuar. No existe un actuï lett) ohl'etivo de la naturalel'a. luego un acuífero jurídico del complejo derecho (le. los suelos, y luego también. por encima de este. un acuífero :n Illllt o del agua californiana. No hay niveles: el mundo no es un lllllllt)— ias. lil agua del acuífero del Valle (l'ntml gana o pierde sus propiedades. un .lll ilnttos. según la manera en que uno lo asocia a otras ¡xisihilitlatles «le at tuar. De ningún modo el agua externali‘lada por cada perforación

2:3 Este juego de ¡x-t‘ouificacióu m el ulji'eto (le llohlm (|97|: lti‘S [up 4\'\'l]li 'l)e ello se deduce que. si cl autor cierta un 't(||\\!‘lll0. cn \1"ttutl(lcla .utltuitlad l(‘( ll)l(l‘.\. compromete así al autor tanto como u' estr lo hulvlcxc (cuado e'l iniuno'.

El. PLANETA 304 CARA A CARA (ION

. .

de escapar al mismo tiempo a la tnmanencia a traves de una apelación desplazada a la trascendencia, y

la trascei’idwencia a trave’s de un cortocirdemasiado rápido con la Inmanencta. ' las esta mezcla muy cuito extraña_ muy moderna y también muy perversa la que. les da a los humanos la impresión de recibir un bien que les es debido en cantidad irftmim por un tiempo infinito —como si cayese del (.‘ieIO- y que. al mismo tiempo, va a daafmrtrlr —como si, literalmente. se lo hubiese tragado la tierma Esta mezcla es la que hace pasar, a aquellos que se creían con (lcrccho a poseerlo para siempre. de un entusiasmo infinito por e. l futuro a una profunda desesperación sobre las faltas del pasado. 'l'odo lo contmn'o, por consiguiente. del agua him gnbmmda (le los holandeses. y por lo tanto delimitada o. como se dice. apropiada. El “buen gobierno” del agua. de los suelos. del aire. de las ciudades o de las economías exige un goln'mwa rcpmmmliw. y por lo tanto unos portavoces, unos e.mbl(.-mas. unas figuras. a los que se les pueda hablar de frente. (Ion el “mal gobim‘no", eso es imposible. Sabemos. a partir del fresco de l.orenzetti en Siena. que sólo en'giendo figuras como esas se puede “conjurar el miedo” (Boucheron, 20l3). ¿Por que' en el siglo XXI hemos olvid ado por completo aquello que en el siglo XIV sabíamos pintar? lil problema de las “cuestione s ecoltigieas'". para emplear una designación en desuso, es que pare(‘en hablar (le objetos que han tenido su (laumlnad e n la utopía tanto como en la ucronía. Ni el agua. ni el suelo. ni el aire. ni los seres vivos esta'n en e l tiempo o en el espacio de. qttlenes hacen de ellos el marco de su accio’n. (Zonoeemos el debate. tan antiguo como la idea misma de ge opolítiea. sobre la e.'.\islenei'.i o no de “frontera natural": el Rin, los lïrales o e l Rubieo'n. Despues (le todo lo (¡HC l" hicimos soportar a l a (noción (le) “natttr'ale'h’t". CS (‘\’¡(l<'““’ ‘lm' ("sc “P” (le. límite ya no nos permitiría estabilizar l as rel.‘tciont.-s entre posnblhda-

¿“i Vóanw Vtwgelin t 2000),). y mi resumen e II pp. .."’..‘.’»-.."¿‘G de este llhro.

ecisión. lo sabemos. no hay cuerpo políu'co. no hay libertad ni autonomí interés H/c allí el de los ténninos “límites planetan'os"

S 20l5a) así como “zonas críticas" (BrantJey y otros, 2007), esas nociones. l-¡¡‘.¿-,¡1tzid.«t's. como el Antropoceno, por científicos que toman conciencia de que la noción de límite comprende el derecho. la política. la cienc¡¡¡__. y amo también la religión y las artes. Todo aquello que penm'te voh-crse sensible a la retroacción de los seres. Lo que ellos reinventan mediante estos términos híbn'dos es una actividad geotmzanlz‘ que no hace otra cosa que recordamos, después de todo, el sentido antiguo de ¡a geognfia, de la geología, de la geomorfabgza.’ es decir la escn'tum, la inscripción, la gralïa. la trayecton'a y el inventario de un tem'ton‘o. Nadie puede pertenecer a un suelo sin esta actividad de rastreo del espacio. de trayectoria de las parcelas y de trazado de líneas, todas' esas palabras griegas —nmno.r, gra/¡[105, mom/ros, logos- que se unen a la misma Ge. Grao Cam Por desgracia, si hay una crisis de la representación. no es tan sólo porque vaeilamos en hacer hablar a las cosas que nos conciemen. Es también porque estamos limitados al imaginado de esos mapaS' en dos diim-nsiones, de fronteras delimitadas. que son muy útiles. como sabemos. para “hacer la guerra".27 pero de. lo mas' insuficientes cuando uno quiere situarse en ellos dentro de la geopolítica de los territon‘os en lucha. l’am darnos una Visión realista. finalmente. de nuestns. pertenencias. nos falta una geog aí‘ía (le los territon'os discontinuos superpues“bu Algo como un mapa geológico con su visión en tres dimensiones. ‘m "‘Úl“.l)lt.'s capas encastmdas las unas en las otras. sus d¡slocacilongc: “¡N Ittpturas, sus reptaciones. toda esa complejid-"¡d qu" ¡0.5560 o; han sabido dominar para la larga historia de los SllCÍÜS )' (k “5 mc ‘ ‘ ,‘ . Y“ ¡N'I‘n (ll- la - quet . _ si . CNandodesprousta. . . ganolmtattgut c. la inloitttnada 1., l \. Inbursa

.

_I.¡)¡.cmcnte' por cada propietzu'io independiente es ¡a misma dcc'dlda l ¡h Smwn'ismln con paciencia por el ¡{ü/tmmmmml de los agria queaqtt‘: r‘alm de (.smr biCn rcpresentada, ella tampom Bfnajnposi'tdadm tiene ¡as y por lo tantolos uliismos pro/n'al’añFos, y es imposiblc para las partes i’m-olucmdas (¡pm/¡mm! ( su Sllls‘lvd'nch‘lé. .S agua en cierto modo rechamda. desanimada --y_muy pronto ( (.'5\..'lll(..t(it’l como | a de un h cspcjismo-. Ésta agua es. en sentido estricto, utopica. de lo qhuc hemos la extraño/a advertimos estudiado En ello c n la sex. ta conferencia bajo el término inmanenltzarmn, esa eur iosa manera

n \le)(‘ln()s como -.. qtu-. son, e figurar las superposruoms l” l sin de h sube n' . s. C . "l unico ‘3 IOI - la cut ' medio para reconstdemr de.d cuo . . g. ¡'giiquosiguen Hta. Las redes. -' '.'|’ r -‘ desgraeiadamente —SC 1"“ l"“' Pm ‘m i"

llaman:

x. (20H 27 .>\lusio'tl al título del celebre:acostc de 20M). mmal. 3| (lt-Junio n t 23 Ian /."I aeiewit‘l. (communttu

Cuando! las proyeqla sobre siendo de muy dificil lectura." de los lunttes de la anuglm Ca dentro mudo. uno se encuentra i l ‘ I sin haber amnzado demasiado: La geohiston'a tendría Iu-CeSidad de una .vrsuahzacmn capa de ñva. lizar con laS' antiguas formas de representacum de la geogmfia y de la histon‘a. finalmente fusionadas. las‘ como Sl cada límite. cada fronlem’ cada supeqmsición. en una palabra. cada bucle. debicm ser a la Ve 'l. Con. tado colectivamente. colectimmente (rayado. colectiva,“eme repetido y

n'tualirado. (.a‘da uno de estos bucles registra las acciones inc Spcradas de algún agente exten'or que viene a complicar l a acción humana. Debido a esta reactividad. lo (¡ue significa un “territorio” sc ha visto sacudido de

pies a cabeza: ya no es el viejo paisaje pastoral de los campos bien delimitados desde los cuales la cosecha llega lentamente a la madurez; ‘lu‘ in Arradia ego". Lejos (le ser la “‘apropiación del suelo". la Landnahme celebrada por (,a‘rl bc‘hmitt es mas’ bien la violenta rra/Iropiaa'án de todos los

títulos humanos por la ¡"ima mts'ma. (n‘mo si “tern'torio” y «¡e rror' tuviesen una raíz común. Los Terrestres deben trazar y retn nar sin descanso los b ucles por t0d05 los medios a su disposición. como si las antigu as distinciones entre la instnnnentación científica, la emerge ncia de un público. las arte s políu'cas, asi como la definición del espacio cívico estuviesen en vías de desaparecer. Lsas‘ distinciones son mucho me nos nnportantes que este fuerte mandato: procedan de mane 7| que un bucle sea trazablc y públicamente visible, sin lo cual estare ¡nos ciegos y despojados. carentes de suelo sobre el cual establecentos.”u Nos volveremos extranjeros en nuestro propio

29 A ¡xr-sar de

Im numerosos («luz-nm del labor. ¡torio de medios por hacer que L'l lógica de las redes resulte mas” fiicil de seguir. Véase el sorprendente cmpene del Bureau d'l-Ïtudes. ¿‘Ulñ . por representar el control de ciertas redes sobre el tapiml.

30 (¡una es.“ ( uuu de tsunami que lll'.ll‘t".ll).’ll| los antiguos limites. de los cata(li‘nlos pasados y que fueron ¡gn nnnlos u olvidados (F.'tckler. 20l l). Reiko Hmeguwa tuu) I.‘I gentile l'.t de tnulucit pam: nn' el texto de uno de ellos, (Rigido en ¡933: ‘Ilousn. on Iht ,71th ground. Imp/tinas und jlfj ojrhildrrn ("Ill ¿(Sanda’m / ""W") 0/ ¡h! "(IM (/Ig7ml hunumit/Ahul nu! [mi/ll [musa Mau lhu‘ ¿(ont/ m lsulmnu mw uuu] liar m IS‘M tu neu (u in 1933 / I'l'ir du'tn'tl mas MMM da"? 1rd,. llln'itY/n nmnls on_l\ (“Yi/(IY Ihr/int! und/um Ihr olhn / lle uvamlri "0 malla hau' ml”) ya” ¡(9 . ¡(Lun en la tierm alta. alegría y dicha de hJi'os y descendientes / Mcnmn'a de la tragedia de ¡"nunk-x. l.\|ln'.unis / No deben sobre esta roca. construirse" C3536 ,/ El tunnnni llegó ll'.L\l‘.| aquí en lb‘QG. .‘II igual que en |933- / H dntritn l mnpletn resultó d ntxuidu. se ¡egixlrztrun sóln (los sobrevivientes 1'" el piitnern. v r u alru en el otro. El alena nu debe ceder. sin importar cuan“!6 ¿”im p. Win] ((mnunit

.u in’n pemmal. l" de julio de 20].)7).

¡CÓMO (¡OBERNAR TERRITORIOS (NATURALES)

EN LUCHA)

307 es 00. l estos bucles. como si los hilos de la tragcdia ,c no estuvieran {lo por los dioses olímpicos de antaño. .9“. sino por osds'oacmar. todas ¡(“d las posibilihs‘o es lo que cuenta el AnuOPOCen dad" (¿pick contrariamente a Edipo, l (ciones_ ante la revelación de las faltas pasadas. nosotros debemos ’05. u-r a la tentacmn de cegamos de nuevo. aceptando ¡(515 mnarlas de freno a

'

'

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fin de poder volvemos, con los ojos bien abiertos. hacia aquello que t c, 3 nosotros.

“'ch 3

Los creadores de la simulación habian imaginado una última escena. antes de la firma final. donde habn’an reunido a los dos delegados que “¡presentaban a los gobiernos de los Estadosnación. las únicas partes “conocidas por la (JOl’ oficial. Tal asamblea nio habna tenido com‘o propósito decidir por fin lo que las .otras’Idelegactones habian eltandsolo propuesto. sino detectar las formas Jundtcas. cin‘observancm d elre (lu) internacional, que debería darse a las de’ctsionestomadas por as unas delegaciones. Semejante innovación habna invertido el senudo‘de h. soberanía." Los Estados. en lugar de ocupar todo el lugar. se h'abndan encontrado en posición de servidores, de faculltadores. de organiza lores. de tecnicos en logística. dcjun'stas. La única competencia que bsel habría reconocido es aquella para la cual son realmente mdtslpccsnlsao dc ver toncebir. firmar y mantener acuerdos l.ll_(CrI13Cl0nalCS.lT0dr-P0 lnía quedado en otras manos. Nos ha'briamos llevado n.aossocn ¡“Cha’ que “"‘L’ir "l "(Illivitlt'nte de una sociedad cmíl de los tcmtodc mando Sino d! lmhría hecho del aparato de Estado un organo YA "0 w esperaba esa ¡YO r103¡8ld.m°0“mn impommc ""‘I'ilin. El listado habría sido desinumt'ad'o... a una monarquía W ("na final! lístirando el paralelo histonco. liadlinha0 Hunt) el paso de una monarquía de derecho IV! "Htxlilll(‘i()n'dl.

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9 No nCC(sanamente.

c

Y sin embargo, ¿se habna rc duc'do cudida l Esmdo peroo n el fondo. desde ¡it-xd » sufrido una fuerte , ¡05 espectado( h“ gu' ¡“bl la Amandter's. Les L. sesión de ción de Slmula apertura de la

‘ x'nhaguc_ 'WJ. v i ada (lc (nt (IC. c“ “m h dc haberlume'itlu (¡al Jrflh‘um“ '51 Así. se habria Invcrut ‘la menu despues, el trabJJu todo . l" dc h (‘01 I 0P c cg A :It o."lrcdcdor » ‘ C dc E donde los>|cfs u‘llron “mk”! dc una my l , .n . . .' ' . K 50W VCJSCC llL'KUt nulo". Si . u ICS. cc plb v

A CARA CON EL PLANETA . 3OG CARA

l a P5l i ¿ lineas que CS 'H )l'ln('() algunas

video ‘. ¡dt-o en (“MW-sl’mchdC/

¿como (.‘OBERNAR TERRITORIOS (NATURALES) [LN Lucm? 309 3M CARA A CARA (ION El. PLANETA

res. al ver “(.‘iudades' o “.S‘uelos' lngOCl-‘ll‘ de igual a igual con “Rusia' o 'Br.ut'l". habían tenido una muestra de Io mucho que los listadosunacio'n habían enwjecido en ese tmnse. De, hecho. mas bien se los habría libera. do de la tarea imtxusible de mantener un territorio al abrigo de todas las superposiciones. tarea que asumieron muy mal y que ya no tiene sentido en la época de la mutación ecolóm'ca. A fin de cuentas. habrían salido mas' bien rejuvenecidos. ¿Quién puede negar el beneficio civilizador que permitió pasar del poder de los reyes al de los listados conslitttcionales? ¡Qué amnce. si finalmente se pudie. m pasar de los Estados que reinan sin contra-poder sobre un suelo delimitado por fronte as. a un orden constitucional dotado al fin del sistema complejo de contra-poderes ejercidos por las otras. delegaciones... esos famosos (INT/¿Á (md balances tan celebrados por los Humanos. pero que los Terrestres todavía esta'n buscando! Si es cierto que la concepción moderna de la sobe tania proviene de la necesidad de encontrar una solución a la imposible cuestión del doble poder de la religión y de la política. uno comprende todo el beneficio que el Ls‘tado cosecliaría si pudiesc.‘ deslmcerse de una sobe ."Inía que comenzó tan mal. .Sr'flucio'n imaginada para arreglar el problema religiow y pam apmle.rarsc.- de las tien'as extranjeras previamente "aciadas de los colectivos multifomres que habían aprendido a habilarlos, el Estado se ahoga de allí en adelante bajo el fardo de tener que hacerse cargo de la Tierra entera. A un grado tal que mientras tanto. a partir de las guerras de religión. la cuestión de la soberanía se complicó además con la autoridad de la (.‘iencia. con (I mayúscula. que con la mayor frecuencia debe ('nl('ll(l(‘N.‘. desde hat e mrias decadas. la de la Economía. Bajo la auton'dad de esta potencia aparentermznte mundial pero eurioszunente dcslt'rn‘lon'aliltada. [Mili/í Íll ("paridad (lr mrg'umr la (Il/'mrsu ¡lr sru súbditos. Lo que se llama globalización es que ya nmlir .WIÍM‘ do'rulr habitar.” El fracaso de la lucha del listado contra las nuttulialil.‘aciones sucesivas no lo preparó en absoluto para tomar en cuenta esta Illllll(ll«'llll.’«’lClÓIl [tor la I'ïrrm. En la ("poca del Antropoeeno. el listado soberano esta" herido dc olmflesreneia. hasta el momento en que la mundialización planclan'a

3? De ahí l.| asombro“ uuu ( ión. que se ve en todas partes. de regresar .‘I la ulemidad. hasta el momento en que la qulat ión ('( olo'git a impone la superpmu ¡(n'n y l.| mlriru .u ión de nulas las ¡leillllltlet's de .‘H'Hlill'. lista crisis lla dilo explanada a fundo pm Avkut y l).lll.‘lll (20H). lil punto (le irllermgfldóll qlm'rc delir: Ilo. no w puede unln'l nar el ( lima... no Milo porque no hay ¡(nlwrnallm sum porque nu ba)- l’xradu “olx-nmnte. Eur es pasar (lcl Anligtlu Regimen al Nuevo Regimen (.liln‘.ili( 0.

5‘. convierte literalmente, y ya no ñgurativamente. en el planeta. ¿Cómo conservar el “monopolio de la violencia física legítima" cuando se trata de la violencia geobisto'n'ca del clima?

Muy pronto. las pretensiones del Es‘tado-nación de representar la so¡,cranía total sobre un tern'torio que. de todas maneras. se le escapa. pa,cccra'n tan extrañas como las de los reyes de ejercer el poder absoluto.

shui-á indispensable que aprenda a compartir el poder. Y por ende. tam bie'n inevitablemente. hay que prepararse para un refuerzo o. digamos. una r‘e.’\rticulación de lo que llamamos la soberanía. No hay ninguna razón para que el mismo ténnino siga designando esa amalgama de las .‘¡uton'dades religiosas. cienu’ficm y políu'cm. que llenan'a por completo un espacio continuo delimitado por una frontera. Es cargar al Ls'tado de una carga que se ha vuelto demasiado pesada para e'l. La escena que vo imaginaba al final de la simulación era aquella en la que el Estado se descargaba de ese tardo para redistribuir de otra manera la soberanía. be' habría reforzado. a condición de que todo lo que lo rodea. aquello que él externalil‘aba. se encuentre en el inten'or: tal la apuesta de la srl anulación.” No sólo los antiguos estados de la naturaleza. sino también lo (¡ue equivocadamente se llama las fuer-¿as supranacionales. que al final (le cuentas ocupan todas un tem'ton'o que hay que aprender igualmente a lrau'r. por muy discontinuo que sea. Si uno pretende gobcmar lo que pasa (jrfshore. hay que redefinir la costa, los bordes. los límites que van a v'urrlem'r, por fin. todas las potencias. en el sentido estricto de acotar su exp;msio’n. imaginan la escena? “Hoy. Sl de mayo de 2015: los Estados .tbolidoS." ¡Por lin entm'bamos en el siglo XXI! Y ¡n'en‘samente en este punto habría intervenido la figura. ahora me nos eniginatiea. de (Laia. A diferencia de la Naturaleza. Gaia no imunpe para reinar en el lugar de todos los lus'tados forzados a someterse a sus leves. sino rmnn aquello (¡tu exige que la sobrmm'a sm compartida. Ls‘ como si hubiese habido una confusión entre la Naturaleïa y ese otlt'os local. histo’ um. sublunar de (.‘aia. En una época anten‘or. cuando menciolnibamos la presencia de un “fenómeno natural". desde el momento en que se h .mqueaba el umbral invisible de la sociedad. de la cultura r de la sub¡etividad, es como si todo el resto. desde las entmn'tu de nuestro cuerpo hasta el Big Bang. desde el suelo baio nuestros pies hasta las extensioum infinitas de las galaxias. estuviera hecho dela misma mnlm'a. ¡x-rteneriem

33 (.‘uriosamente. tanto Klein (2mm como Ash“ y Dalma (’(Lllbl. tcnninan mu un conrmwedor llammmiento al retomo del listado.

¿cómo (¡OBERNAR 'l‘HRRl'l‘ORIOS (NA’I’URALLs) ¿N LUCHA; 3“

. A CARA (ION El. PLANETA 3| 0 CARA . , y y cg ‘ s ‘q \I ' Obt'd i.‘C l.C r’(l a lil "ILIHJS k). llllüngflfl (i 0| ll -[HID . k lll “¡LINO

‘ l

I‘O (,‘¡liíl . . _ . .c- locali/'ndOS. historic”s y, íprofn‘ s )n los .tmtart. .t a ralem. Cn. N" no es la .atu

o más bien. la \.‘"t'lllll.“|.i(.,‘l'4'l aparece retroslmcüv} nos dc la \. a ¡ l "ale/33;“ bx . ¡sión epistemolo'gica. ¡with/tada. (contras)re|igiosa y ¡D . ahi eS‘a sorprendente inversión memo “.mm la Í _‘< que desemboCa ¡08"“dam d-c (lalaoiin‘ leto de los Modemos. Si la .N'atumleza había pu c‘“ el duq5()5lcg:lc'i es¡p)e. nui/"a de unificar v (le pacificar la políticn‘ °_ al imfondo sólido a los amtares de la historia human ¡L tal no es el caso con Gaia. ¡{[1st no prometen la p.17. ni asegur-an ningún decorado estable. A diferencia de la antigua N."atum|eïa. ellas no desempeñan e l papel del objeto inerte del cual uno podría apropiarse tu el del arbitro superior

al cual a fm de. cttentm. uno podría remitirse. las" la antigua N atnralel'a

la que podía a la vez sen'ir de marco gent-ml a nuestras acciones sin (lejar de ser indjimmtt a nuestro desuno. Esa Madre .\'.'uumle7a que ¡se wía de nodn'za a unos humanos capaces de descuidau'la como a un Sllnplc objeto inerte y mudo. al mismo tiempo que celelnalian en ella la ulu'. M mua. (n‘mo dice el proverbio: "¡No se puede ir mas alla' de la Mad" Nalumlaal'. Elsa figura pretendidamente maternal estaba a la vCI.’ por debajo -como objeto manipulable y despreciabley por e ncima: como arbitro final v comoju-u. último. Todo lo que los humanos podían hacer era desempeñar el papel del niño sensato. del guardian razonable, del rebelde seguro de ser castigado, o del jardinero respetuoso. Podemos comprender bas'tante bien que. la progenie de esta madlastm cruel y san» gn'enta se haya precipitado directamente sobre el dim'n del psicoanalista... y que las feministas no hayan cesado de combatir su mito (Thompson. 2005. (Zhiro. 2014. v en especial el sorprendente Feden'ci, 20M). Naturaleza. ahora lo comprendemos la mais clammente au'n, no tiene otro poder que el de enloquecer

a sus hijos. (Ion ella, la ecología, ya sea cien. tífica o política. no tenia la menor chance... Toda concepcion de la nuexa geopolítica debe. tomar e n cuenta que los Terrestres e sta'n unidos a (La ia de una manera muy los

humanos es taban distinta a como unidos a la Natui ale/'a. (,‘aia ya no son indfim'nltsa nuesuas acciones. ( n‘ntran'amente a los Humanos en la Terrestres se saben Naturalel'a. ¡08 e n lucha con ( Laia. No puede n ni objetos inertes tratarlas como a v mudos ni como a “(’CCS Slll)ll‘ mos este sentido ya y árbitros finales. n (l entran con En (' llas en una rel ación inf."inti| de Madre a 34 litiliro el pluml par a “¡luznzu el (.lt .irter múltiple de este actor.

llJ'.'°.s'

T crreslres v Tierra se han hecho adultos. las dos “agilidad. la misma crueldad. la mism

¡a m-lsnmmh poderes a los que no se puede dominar ) ("“*”."°'. 'l‘al como Gaia, no son ni exten'ores ni ind' dmnlujna'sertmmecer indiferentes a la política. Pueden ¡“me go: Nosotros también podemos. muellilcunuas. la Naturalel'a podía reinar sobre los humanos como un podel. ¡.cll‘gioso al que había que rendir un culto parado'ji

co. cmco y secu-

¡an (,‘nia sólo ordenan compartir el “poder corn‘apodam pm janos y no “,5, [45' inútil una nuem lmnslalro tmpm't que ¡na de

Dios a la Naturalem,

v luego de. la Naturalel'a a Gaia. Aqui no obra “ley de los tres estados' qlguna.“ Gaia se comentan con recordar las [radiciones mas' modesta (le un cuerpo político que reconoce por fin en la Tiena aquello por lo cual ese cuerpo ensamblado acopla solemnemente ser. dtftnürv'ammü acotado.

Incluso si hasta el presente no hay ningún culto cívico para tal nando (lo las “fronteras planetan'asw” que un cuerpo políu'co se impondn'a a sí mismo. lo que hemos hecho en la simulación cs entrever dicho n'tual. Se decidieron colectivamente unos límites que nada imponían -en el senlidt) de la antigua Naturalez’a- ante la nueva Gaia. Esto no quiere decir que los humanos deban sentirse culpables -la culpabilidad los paralimn’a inn'tilmentcx, sino que debe n aprender a volverse capaces de mpander.” 'l‘oma’ndose capaces de esta respuesta. dota'ndose de una tal sensibilidad. es como los l luIn anos en la Naturaleza se convierten en Terrestres con y contra Gaia. Allí están los check: and balancts. esa extrana metaf'ora tecnica utilizada por el derecho consu’tucional y que reencontra-mos aqlu como principio de composición de las posibilidades de actuar." lts'to es lo que nos permitirá comprender por fin la metaf'ora: tan turbadora, de los bucles y el uso tan inestable dc la noción de abn'nmta(Zomo sabemos, en la etimología misma de cibeme'tica. ¡existe todo ll" X'JÍIit'mo que pretende llevar el timón! la cuestión es aven'guar sr la me “¡lina cae del lado de la técnica -se multiplican los sc-n'ocomandds y los K ('Iltros de mnlrol- o del lado de la política: ¡SC multiplica" ¡“5' 'Ocas'oncs (¡y oír ¡”Wanna aqucuos que exigen a los comandos retroactuar. Polr lado. tax-tendemos cada vez Inas' lejos la ambición modema por CXCC 'U

‘ '35 Alusio'n .‘I la .scmpitema tn'ada. cn particular en Auguste (Dlnlc‘l‘l‘: P mtem de iitmar la histon'a y su evolución por etapa. 43 dc a“ "bm. 3G Vease el uso dc mímml‘i'mpor .Hammïrr'minado a la tcon’: política S7 La metaf'om técnica del regulador S'le’" " (\l1ílyl'. l980).

,-(;()Mo GOBERNAR 'I'HRRI’I'ORIOS (NA'I'URAIJ’S) ¡(N LUCHA? 313 3 l 2 (.‘ARA A CARA (ION HI. PLANE‘I‘A

cia. ha3'ta el sueño pesadillesco (le la geoingeniería (l‘lamilton. ¿‘0l3a); por el otro, aprm'eehzunos la sittracio'n para moderni'./arnos, regresando a la Tierra. Todo depende de lo que se entienda por rrs/mmlvra comandos. Todo cuanto reacciona a nuestras acciones comienl’a a tomar una consisten. cia. una solidez. una coherencia que pueden ser tratadas ya sea como predictorast. de un sistema ciberne’tico en el sentido tecnico del término, o bien como .‘tgentes que tienen. todos. vocación de hacer oír su voz. ¿Qué hacen ustedes cuando oyen. por ejemplo, a los especialistas del clima que no cesan de añadir a sus modelos la "respuesta" de la capa de hielo al calentzuniento de las .‘tguas. la "respuesta" de los microorganismos a la acidez de los océanos. la “respuesta” del Gqu Stream a la circulación termolmlina, la "respuesta" de los suelos a la pérdida de biodiversidad? ¿Hacen de ello un sistema cada vez ma's naturalizado. o hacen ustedes un cuerpo político a componer, posibilidad de actuar tras posibilidad de actuar? Si hacen (le ello un sistema global, desaniman y despolitizan. Si de eso hacen una divinidad total. sobre-animan y despoliti'ran con la misma seguridad. ¿Podríamos llegar a ser capaces de atenernos a la auinntcio'n propia de la 'l'ierra. lo que permitiría redefinir tanto la política como la naturaleza? ¿Se trata de una extensión de la política? Si. en efecto. ¡Qué extraño es haber podido pensar que sólo los humanos eran “animales políticos"? ¿Y los .‘tnimales. entonces? ¿Y todos los agentes animados? Gaia no poseen. no deben poseer la cualidad legal de la rar pull/ira. del listado. del gran l,e\'i.'tta'n .‘trtiiicial inventado por Hobbes. lis del Estado asi como del listado de \.'atura*le/'a que en cierto modo vienen a liberarnost Si durante mucho tielnpo hemos pretendido que había que salir de la Natturalem para emanciparnos como llumanos. es ante Gaia que los

divu'ion' (1,1 Ind" no ‘' Y de su prccminencia. la expresión Sl I I’Tc“'dc"c""‘ cosa. sig' n'h'ca otra r . . . (.‘aia no tiene otra orma legal que ser aquella a la cual nos dirigirnos. 5.‘ ¡[las no tienen soberanía. es posible que posean. al menos, lo que los rmnanos llamaban una mujmlad." Podemos dirigirnos a ellas no como nos din’gíamos a la Naturalmr impersonal y sin embargo pcmmalir'ada, sino franca y directamente. nmnlmindnlm como nuevas entidades politicas. Vin'r cn la epoca del Antropoceno es admitir una extraña y dificil lr'milaaon"

¡ir ¡nulo-m en beneficio de Gaia, consideradas como la agregación profana (¡c todos los agentes reconocidos gracias al tra/'ado de los circuitos de n-trom'cio'n. Una vez mas, tanto el pensamiento como la práctica u'enen ¡wcesidad de la ficción: “Gaia, yo te nombro. como aquello a lo que me (liriio. y aquello a lo cual estoy dispuesto a hacer frente“. Si siempre es decoroso macerar retrospecu'vamente la pregunta: ',-(k)'mo me habría comportado si me hubiese encontrado entre los cn'nina-¡les del siglo pausadoP”, es todavía mais útil. me parece, el no contarse enll't‘ los criminales del presente siglo cuando vamos a tener que cnÍrentar los “combates por la plam’f'rcacio'n. la apropiación y la distn'bucio'n de los espacios y de los climas”. (,a'rl .Sc'hmitt atn’buye al jus publitum rum/mmum el haber limitado durante dos siglos Im guerras inuaeuroptas. e\,'port.'indolas a otras partes antes de que estallamn fuera de todos los límites. en el siglo XX. para volverse mundiales. ¿Se‘ra'n capaces los 'l'errestres de. inventar ttn sucesor para ese jus publicar". en vista de Iimt-' tar las guerras venideras por la desapropiación del mundo? ¿Seremos capaces de colocar ese nuevo derecho bajo la misma antigua invocación. Ia de la “'l'ierra, madre del derecho". que Virgilio saludaba con el nombre de juslr'ssinm (ellas? Se‘mejante despla7amiento desembocaría en un modo (le acción (likzrente para las antiguas “leyes de la naturale7a". algo

'l‘errestres buscan la emaucipacio'n. (Iuando comenxamos a congregarnos en tanto que 'l‘erresu'es. nos darnos cuenta de que somos convocados por ttn poder que es plenamente político. puesto que invierte todos los títulos. todas las r'eivindicaciones legales de ocupar un suelo y de pretendem' propietario. (kml'rontados a semejante inversión de los títulos de propiedad. los 'l‘errestres comprenden que, a diferencia d .- aquello con loque los Humanos no han cesado de soñar, ellos_j.'tlnt¡s desempeñarán la funcion de Atlas. no la del jardinero de la 'l'íerra. que jamas' serán capaces (le cumplir la l'uncio'n de Maestro lugeniero de la Nave Espacial 'l'ierra. ni siquiera la de modesto y liel Guardian del Planeta Azul. Es tan simple como eso: nu ¡están wlm rn [us mmuntlos. Alguien mas' los ha precmlido, aunque se hat/an dado cuenta muy tarde de su presencia, de

'38 Debo esta irulicacion a Pierre-“rs (kmde’: 'An'n no era la plenitud en acto de. una suma de ctnnpctcncias. tal como debia concebida el derecho mom-irquico al Iinal de la Edad \.ledia y al comienzo dela época inodcma. Era una plenitud afinnada únicamente como inlr‘atugrcdihle, a travcs' de la inlerdicción. Lugar vacío de la Majestad. que pnncct.1l).'t alrededor del poder su circulo santuan'ratlo. l...) La histon'a del listado rumano. si por e\l.'t palabra enteudernm. otra cosa que una mp .‘tproximacio’n descriptiur. es decir si entendemos en Im mismos ténuium cu que fue lonnulatla cn Roma la problern.‘ilica -y mas' aún la pnictica- de la construcción jurídica del Uno. pasa por el desvío de la historia del cn'rneu de majestad. El crimen no es un incidente en el camino. una .‘momalía accidental. l’or el contran'o. cs cl .‘u'ontecimiento que supone la institucit’m política edificada sobre Ll‘ dcl'cma de un punto de referencia u'ltimo' (Thomas, |99|).

¿cómo comzRN/m TERRITORIOS (NATURALLS') LN Lucm? 315 3l4 CARA A (.‘ARA (ZON El. PLANLTA

como un jm publicum (ellun’us. tmlavía por inventar. en ViSlíl dC limitar lo que Silunitt. en su lenguaje tern'blemente preciso, llamaba las Raumordmmgskn'tgr. las “guerras por el orden espacial". e.\'presio'n que, una vez purgada de sus .‘Lvmiaciones con los conflictos del siglo XX, ofrece una definición radical de la vida terrestre. pero una vida terrestre finalmente capa-I. de asumir la presencia de (,‘aia para que (¡las nos pennitan poner limites a las guerras por venir. En el fondo. el entrentamiento se resume en esto: extender la hegemonía de los l-s'tados-¡mcio’n sobre la 'l‘ierm dando a los modernos un nuevo hon"7.onte de dominio -una suerte de ecomodernil.‘ación ma's imperiosa y tanto mas violenta au'n que todas las tomas de tierra precedentes- o aceptar prostemaise ante la majestad de Gaia. haciendo de la distn'bucio'n de |th ¡msibilidades de actuar la cuestion política por excelencia: ¿una reedicio'n de la gran cuestión de la democracia? liso equivaldría probablemente a prescindir de li“. expresiones moderno. naturaleza e incluso ecología. lo que yo he resumido en la fórmula: paS'ar del Antiguo al Nuevo Regimen (.‘lima'tico.

imaginar incluso Io peor: ¡guerra de religión Iibmdas en nombre dela gJ-¡miguarda de la Naturaleïa! Recordemos el argumento de Schmitt, son hs. guerras libradas" en nombre de la razón. de la moral. del cálculo. las guerras 'Ïjustas". laS' que llemn a la exterminacio'n sin límite. Unas guerms globales li'bmdas en nombre de la supervivencia del Globo sen'an mucho peores que las guerras llamadas “mundiales”. la extensión, la duración y la intensidad de esas' guerras ni siquiera pueden ser limitadas a menos que aceptemos que la composición del mundo común todavía no y ha lmninado, que no existe tal Globo. ¿(bmo decidir los límites? Areptando la finitud: la de la política, la de las ciencias. pero también la de las religiones. Bien se que la solución usual consiste en decir: dejemos las religiones ¿mas y pasemos a otra cosa. ¿Pero cómo hacer si. en ese movimiento. nos lle anios con nosotros lo peor de ellas. dejando a un costado el antídoto que ellas supieron elaborar? (Ion esta extraña idea de lo secular. no podemos ni volver a las religiones ni quitamos de ellas. La única solución es retomar desde cero lo que significa la expresión "contra'-religio'n. Si no hay nada que hacer con la religión residual convertida en sahación del alma y policía de las costumbres. hay que conseguir domesu'car esa

El resultado de este combate depende necesari.‘unente (le la maneta en que nos volmmos capaces de asumir la herencia de la religión. Si -como. junto con muchos otros. yo creo- es cierto que. eso que llamamos ‘secu— lan'ración' no hi/.o ona cosa que retomar el rasgo principal de las contrarrcligiones —\1'vir en el fin de los tiempos—_ pero 2tpl.‘t/.‘.'tn(lO ese fin de los u'empos en la utopía de la modernil'ación. se comprende que entonces el acceso a lo terrestre se vuelve imposible. Incluso si lognimmos devolver a las' ciencias un lugar y dinatnivar nuevamente la política, no dejaria de ser cierto que aquellos que han recibido la herencia del modernismo —es decir. hoy en día. el planeta entero en lo que tiene de globalil'ado o de mundiali/‘adcr se sitúan en un tiempo imposible. aquel que los ha arrancado para siempre del pasado y los ha lanzado a un futuro sin pon'enir. Exactamente la situación temporal de la que el Antropoceno marca la oimlescencia. Si nos perdemos esa bifurcación. la batalla entre lo religioso y lo secu‘ lar xa a continuar. En lugar de descubrir la materialidad, lo terrestre. lo ordinario. lo mundano. nos minos a encontrar metidos en guerras infinitas por los llltltlatncntos “tópicos de la existencia —-.'idema's, bajo el nuevo nombre de lundatnentalismo. con el retorno de las guerras“ de religión contra las cuales sc" suponía que el listado iba a protegernos-. Podemos

llll ¡osa invención de un tiempo que no pasa. ya que. de todas maneras, la hemos heredado, Alrededor de L'Slds’ cuestiones bastante oscuras del fin. delos lines, de la linitud. del infinito. del sentido. del absurdo. yasí suce ximmente. está si .mprc la cuestión religiosa. Para encontrarle sentido a la cuestión de la emancipación. es del infinita delo qu! hay qut maná/mm. lil único medio, me parece. es tomarse en sen'o la dimensión apocaliptica de la que somos descendientes -—el apocalipsis que les hemos hecho mportar a otros colectivos y que hoy retorna sobre nosotros—. pero cuyo wnlidt) hemos perdido la capacidad de comprender. la pregunta es. entonces: ¿podemos reaprender a vivir en el tiempo del fin. aunque sin (.ier en la utopía. aquella que nos ha proyectado al mas alla'. así como aquella que nos ha hecho perdernos el aquí abajo? Dicho de otra ltl.’lllt‘ia. ¿podemos encadenar tres humillaciones SllCCSÍh’lS. la (le las ciencias. la de la política y la (le la religión. en lugar de esa zunalgalna mortíle ra que ha tllt‘l.’('l.'l(l() sus virtudes sin conseguir otm cosa que envenenanmsÏ' Si la palabra humillación les choca. recuerden que (lelltro (le ella hay hu. ¡nus y compost... 1.a frase del miércoles de (c'ni‘la: “¡Recuerda que eres polvo y al polvo retornams".". no es una maldición. sino una lwndicio’n: “¡Hello que ale por encima de todo sólo dura por aquello que no dura. Vivir en el (¡em/¡o dt! fin es ante todo aceptar la finitud del tiempo que. pasa y acabar con la negligencia. Antes de verse henchido de gran-

pTCSblpueslo. la ruptura radical de ¡a diosas- escenas cos'mic-u de gran en primer lugar en una tonalidad cscatología debe ser reconoci’da mass bl final del tiempo ¡no es e] ( economa. ligera. mas' humilde y más Elobo respuesta hnal al Final que encierra a todos los otros globos. se mido bien una nueva (hiere-neta. es más una nue va línea_ de la existencia: trazada m (l imm'or de todas las otras lineas. que las atrav iesa e ll (0das partes. y que da otro sentido a todos los .‘icontecume ntos, es decir una finalidad. una presencia final y radical‘ una consumacto’n. No otro mundo. sino este mismo mundo captado de una manera radicalmente nueva. En forma ua'gica, esta torsión en el iltg'o del tiempo, este aeontecnï miento cn el acontecimiento. este es’rhalon situado dentro de l movimiento de la histon'a. scc' ha metamorfoseado en eseapada lut- ra del tiempo. en salto a la etemidad. en aquello que no conoce tiempo . La linetu‘nación ha sido u-aslocada en fuga lejos (le toda came, hacia el reino desencarna. do del dominio espin'tual de lo lejano. (bmo si la calamidad de lo namral no fuese suficiente. generaciones de sacerdotes. de pastores, de predicadores y de teólogos se pusieron a maltratar las Sagradas" Escrituras para añadir. por encima de la Naturalem', un dominio (le lo solmr. nalumL ¡(bmo si la (no) existencia de la i\'.'lllll.'lll'l'2l pudiese sewir de fundamento sólido a la (no) existencia de lo .S(‘)brenatural! ( .‘radualmente la religión toda en todo caso en el cn'sti anismo y sus múltiples «'l\."ll.’ll‘(.‘S.

se lia fisio desplaz'ada hacia el proyecto de salvar las .‘tlmas (le sencarnadas de los humanos de su pecaminoso apego a la 'l‘ierm. ¡La mimda vuelta ha. cia lo alto. los (Ji'os extasiados por la espera del aeonteeimiento final! En gran pane es la creencia en que hace falta librar un (le spiadado combate contra el maten'alismo lo que ha extraviado al cristiauiismo, lt')r/..'mdo al fiel a desden'ar el camino de las cie ncias. en el momento mismo en que

ellas mostraban el camino de la Tierra mas' claraimrnte que la columna de humo que guiaba a los He breos por el desierto. No era una idea va na. La creación como alternativa (le la Naturalel.':l permitía asegurarse de que e l Poder (le conversion (le la [2‘ncarntlción no se limitaba a los replie gues íntimos del alma. y de que podía finalmeme extenderse. poco a poco —debería decir projimo a pro_'iimo-, hasta el cosmos e mero. l’ero con l a condición de que la (,‘reacio'n n" 5' mnvlrrm e n otro nombre de la .\' aturaleta. que tinicaum'nle se distingulI‘ld’ de esta por la presencia de agentes sobreanimados, y (¡lle SC l‘cb'irí“ por un (iran Designio providencial. El Espíritu Santo puede "l'l'n‘wnrh‘ N superficie de la 'l'ierra" ' Pc“, ¡{l (.5 ¡mpoteme

cuando se. lo confio"m ‘4' la .‘d’lllfd’lU/"d sin rostro. l’ I'et‘isanlenll' porque. Gaia oli'et'e lillcs “gm”

¿CÓMO GOBERNAR 'l'l".RRl'l‘()Rl()S (NA’I’URAI .Ps)

EN LUCHA? 317

rofanas_ mundanas, terrestres. cs posible que la dinámica nCión recobrc el [mpulSO de la Encaren un espacio liberado de los límites de la \,na“lr‘¡|c[,'a. Si “realmente sabemos que toda la creación gime y esta" (.wlorcs de par“) hasta con ahora" (Romanos: 8-22), eso significa que no está

a cabada vi que así debe ser compuesta paso a paso, de alma en alma, de “¡e (nn agente. achué extraño es que ‘a los teólogos que combaten cl materialismo ¡es haya llevado tanto tiempo comprender que son ellos quienes han (“mu-unit), a través de los Siglos, un verdadero culto de la Naturalcïa. ¿.5 decir. la búsqueda de una entidad exterior, inmutable, universal e indiscutible. por conttaste con el relato cambiante. local. intn'ncado y discutible que nosotros los Terrícolas habitamos. Para salvar el (moro de ¡a Fc, lo habían cedido a la Eternidad. Quisieron emigrar hacia ese mundo sobrenatural. pero no adveru‘eron que lo “dejado (le lado" no cm el pecado sino todo aquello por lo cual. según su propio relato. su propio Dios había hecho morir a su propio l'lJlO', a saber. la 1 tem. de Su (.‘reacio’n. l-lan debido de olvidar que otra acepción postble (le la palabra Teología" —para retomar la bella etimología ficticia (leju'rgen Moltmann (2004 )- podría ser oüms Iogou, es decir la (.as"a del Logos. ese Logos que. como esta dicho en san juan, tiene “muchas moradas" (luan: l4—'l2).‘l'.9pero que hayan comprendido que, para ocupar la Tierra: trunks bien. pam rslar "ru/¡mios y preocupados por la Tierra. (lelwmos habitai tot |5 es.“ moradas al mismo tiempo. El cosmos no necesua que desplegue’mos en e'l la (-‘loria de Dios; necesita, al contmrio. que la religion. lunltandhoscl. aprenda a conspimr con las ciencias y la política. para devolver un senti (lo a la noción (le límite. _ ‘ En este punto me encontraba sin espe anita: lo Coirlhe'so)..: encontre con una feliz sorpresa al ¡leer la tv-n'clïïhf'f‘ (‘||:)Scp:“ll;\“crm m“ tapan. (le retomar el (kintico de las (,‘rmtums (lll.l‘lg.l(.|¡\du “2) du" mmm u el nombre (le “mzulre” y (le “lieflimna'. Me hahh‘J‘m r - nlos. Y sin ' buenos sentumt Francisco; deimLsiada sensible rí't demasiados . 51va por la lienuana nuesla i ml embargo, cuando leí: “Alabiulo‘ seas. ¡)'|'|('I‘Il'll. (liveisos l‘ru. mad“. m ¡im-ru, que nos sostiene y .l\(A)S.L'(: “IC (“icy produce (luv cm“. l“ “CIM-¡lili tos con las flores coloreadas y las lun-Ibas . l c' ¡ly-"4m (q ¡mpu l‘mucisw« ' i ‘ g n ( “urna ,, , _ e _, e ¡ c (nu'a y cl ¡irhol familiar qu mmm “M 'm'lm‘h)“ ( L n C . os vínculos que la .uult A l_ s“ 00m). A ¡“l “'13 “¡mía (lllc mmb‘cc' un i -\rl sieIIIDH' (FNMHU’ h. - l l -l l", el pagiuiismo paret'ia liabe r .cortado | . | - ello una nue a \'('l‘.lt)ll (l ¡H . q _ l -' H. “L )ll¡l( () I ¡ a políli. tal puu to que (Al tuut . l "do “APm ( l. lm l a ecología to" l unie ‘ isla ' ' (,amun - .glllll(1 si el desc” d" ' I’arlulo I .‘ '\ llll' l)“ t s cil. neius. lam ("ICN a. . . i Li l“(lc-.putmr Pero sm ""‘ 11””,le '

Puan] 3M)“ CARA A un CON u‘.

vocgch-n "o ¡ha por fin a real’iyame-z” aquellas que han pasado por todm Im avatares de |st ('ontrarreltiglorites SllCL".SI\.’¡LS. ¡“2.1.50 Iban a torna“ ca‘ Pm.“ dc abrir su alma. como cl dice. a try-natal“:tancta suprema, sin ¡(mer no obstante. que abandonar las otras. ¿terra po‘st‘lfle, me decía ¡In-entra; la conversion. que la leía el llamado del papa Francisco intrusión de a todos los dlnosesr Que la celebre Gaia pueda acerczu'nos frase de] -¡só]o un Dios puede aún Sáll\-’lrlt()b".“. se convrerte en: PON-'12 “Sólo l a ammblca dc todos los diam puede aún salmros .

Si pam tcrininar yo quisie m compilar en un vivo esbozo todo lo que he dicho de Gaia. diría que la partida no esta terminada. l’ucdc sobrevenir lo peor. en particular que se tome a Gaia por la reencarn ación del anti. gun Ls‘mdo de Naturalem. lmaginen esa t‘.‘tt.'L'sll'()f(‘..' unas elites políticn_s_ científicas y religiosas que harian de (,‘ztia la potencia a la cual habría que obedeCer en nombre de las verdades indiscutihles del Ls¡tado_ de la (.‘iencia y de la Religión combinados. “;( v‘aia exige! ¡(Laia quiere! ¡(Laia reclama!" Todas las potencian del (iluho i‘ttsionadtb‘ en l a más tóxica de las amalgamas. ¡El hnpen'o del Globo contr aataca! Todos los totalitan'smos actuando de concierto. un gobie mo por (Laia sería el horror absoluto. Si me han seguido hasta aquí, habnin comprendido que (¡‘ai a no es el Globo. ni una figura global. sino la imlmsilrilidml de ate nerse a una figura del Globo. (iaia es histórica de un a punta a la otra. (Laia no es una Madre abtutecedura. ni una madnutr

a. indiferente o leiana.

(NATURAIJLS) un Lucm?

319 mm_ph.c‘-da¿ acoge su instrumentación. conspira M su t‘ d?" Gaia con su modestia exige de las clencias que digan dónde se sitúan y sobre «cupcmcrión dc ficrm habitan. Gaia no es mas" científ que ¡“Olivas”!z paganh de la (.‘reación. Ella desconfia de quen" x‘_‘.(,r«tti\a" de la antimta pertenencia al mund im; o- tanto como dc «13:1: l‘Sfortnar por la religión cn'stiana en el designio prow'dcncial ha“ r m Dios trascendente. Ella desconfia de toda trascendencia. dl‘ 1 Ella no _‘ 1“ (.l (¡csignitx pero quiere qtte haya tantm designios como actores f('("‘();)rc la 'l'ierm. Ella oljeta toda fuga hacia cl más allá. hm3‘nsh-güra (/a‘ia es ¡a contra la utopía y la ucronía. Gaia cs la gran chamd'om de g "ticos. (:‘aia tercia en todo lo qtle hacen los hombres. las dtwntdadu, gun: ganistnos v los dioses, ella es otro nombre para el Tercero, Gaia ¡l,(:¡sc(()lt-acoger el] presente. pero (¡esconfia del Apocalipsis y de l'odo lo m“. pretende saltar al fin de los ttem'pos: Ella rebaja l’aslcxa‘gcracuoncs tie la religión tanto como las de las ctencras y de la poltuca. 'hlla qurcrc que (.1 presente sea celebrado ante todo por lo que el ucmpo que hace durar. por lo que pa5'a. Gaia es la finttud. la muthtsta y muyumun: dana iinitud. Y entonces, alla" ustedes. adeptos de la (.conua)reltgron. sr quieren .‘n‘iadirle el tiempo de la espera por fin rvcaltïada.c¡'rcrohavque ucsm rin r1 tiempo. (Laia se planta ante nosotros co.mo la 'I nenal lqubonnommïoqdc .thmtdonar. que no se puede abandonar. LCJOS de ser e g o xn

aire que permite a la rana creerse mas grande que el bud'mg. l(‘35;atoabwscsal¡ograncsn potencia de la (lc/lación. Ella es la espina que desrnfla toe dcasl mm lado del del Globo. Exige de los Modemos que c'ese'n de lc'rcncrssus ":me sagrados. .\pm-.-¡lip.s‘is. lis una gran figura de la exegcsis: re cca n e] dedo' cua señausu-des los ('ienlífiC()S. los religiosos, los politicos. .0 la |a 'l‘ierm, sencillamentc.

\

I'l 4 ( nudo habrtn ustedes conlcm p ‘

o o a (l n l l ml lo . c510y Scg g‘l l' . C S S

-

’ . int \' ¡[Mm . m" .¿o 2 2 2 -I dc un, mm,’ Mm“. ¡.1 ¡,huulmnu r ¡nn m t ulenlal. ' .Imposible dc Lt (md! i i .I

CS ‘

un; ¡pa - 'tscula, pot- I os cuales 's (» n k ) l 1na de 'l ‘ tnayt e __ _ ' . undu‘ lcmsaltn ( n t l (I'IHI'O. ¡"HCS (it qll munies se representaban el In cc lllllll' > , . (lt-scuhli"lil'lllfl (¡C ll" . . . c cscon ‘ "t‘m‘ “Proud” a dtbtljar 'iuedaran anttt‘uados Por i d(: Li qhnl‘q hahíil 0"" , do inh‘nit'nnt-nte ntas' vasto (H (lu r ‘ ' nrth't 4 ‘ ‘ > llllt'lll.L\ le' .1 . e ' ., Lis «ost-.15 (Brotton. 2013)" A mttan o l l ansado. cía n . c e se Mr" . . s. . ’ Puntn L’I Simi'nnn pus"! s15 hasta qm “la. tnnitt ent l. . . _ (,¡nentot'l‘q' u- lels “('86 ll“ l.“(h-ms. ¿qt (l rn .m N.“ t) lu de nuestros pt.edt . t a l ws,.0' 'es (' uLil 1| | )l.'l l(' ‘un . v . ll\. \. v l 0(i|( . .. p t (ll . . A . l u L ("ll lll ‘ )lÓl d escanso L. H' ’\|( l.l d qm.. ( ,nstobal (A 1.:“wa ,, i ¡unos sin l l nosotros (lthut o , ‘ ' 'I. 'Ït‘ su viaje haria la (:hln‘ ‘

;No es en absoluto maternal! Si todavia lo dudan . relnítanse a la (Laia de l a mitología gn'ega. la rna's ambigua. la más compleja, la menos e stable de las potencias paswdas. 1.a(iai2t actual, a l a que debemos hacer Ire nte. no es. nms' qtte la antigua (-‘ea. una divinidad salwtdora. Ella obliga a todas las divinidades a replanteam- la cuestión de su ntanem de estar presente. (Laia no es menos heredera de l ¡IS fut-rr. LS políticas que de las formas de la religión ('m'mica. l-Ls'ta' henchida de detnashttla ciencia, (lenutsiada instrumentacton. modelos. senwres. para" parecerse en modo alguno a los antiguos accesos al rnundot En e ste sentido. esta tan lejos de la Pachamama como de la Antigua (ie; t. Y sin embargo. ella met-.unorikisea ( :unhiarlux p ata las ciencias y Va a xienipre’d as .‘mtrnpnlogiza. [tus devuelve a la Tierra. alien-

;(zómo (.‘OBHRNAR 11mm Tornos

-

318 ('ARA A CARA (:os.‘ m. PLANETA

¿como oomznmm TERRI"

lil. PLANETA 320 CARA A CARA (ION

nuestros mapas. en forma de 'l‘ mayúscula. con el Hombre e n su cc nlro y ¡a .\Á"n(ur¡.lcl'jl‘ circular. globaL que lo rodea. Ilo amena: ¡l 0 lO protege Y nosotros. t.'unl)ién. minos a tener que l't'.(lll)lt_.]i'll‘los por entero

para al)

sorbcr otmst ticrms. recién descubiertas que obligan a salir completamen.

tc dc la Natumlem v de la Humanidad. l‘tïdÏSlrl¡“yendo

las c'.'“"lc'."‘5'

la religión la política. en una palabra. redilmizmdo la totalidad de nuestra cosnunogín. Qué sorpresa para la gente del siglo XVI descubrir hasta

qué punto la natumlel'a se develaba mas V'ts.ta que su pequeño mundo meditemineo. Que sorpresa para la gente del siglo XXl. descubrir ¡msm qué punto la (noción de) naturaleïa es estrecha comparada con el comportamiento de la 'l‘ierra. que de. promo s .‘ abre bajo sus pics_

lnu'u'l dejarse acunar por las ilusiones: estamos tan mal pre parados para las conmociones venideras que sufrirá la imagen de.l mundo como lo estaba Europa en 1492. Tanto mas" cuanto. esta ve z. no

hay que prepa

rarse para la expansión del espacio. el descubrimie nto de tierras nuevas

previamente vaciadas de sus habitantes, esa gigantesca toma de tien-a

que pennitió lo que por largo tiempo se llamó la “<,'.\'pansio'n occidental". Sigue tratándose del espacio. de la tierra, de descubrimientos, pero es el descubrimiento de una Tierra Nueva considerada en su intensidad y ya no en su extensión. No asistimos estupefa‘ctos al descubn’miento de un Nuevo Mundo a nuestra (llSpOSlClÓn, ¡sino a la obligación de reaprendcr

completamente la manera en que deberemos habitar el .»‘t.ntiguo!“l La novedad es tanto mas" grande y nuestra sorpre Sd’ l'dlllO más completa, en la medida en que. esta ve z ya no somos

nosotros los que echamos a los antiguos habitantes de su tierra. es la tie ria nuestra, también la nuestra,

la que, es objeto de la toma. O mas' bie n, parece que fuesen todos los pueblos antes humanos los que se.

descubren simultaneamente objeto dc una toma de tierra invertida. por la 'l‘ie rra misma. Por otra parte, todas esas inversiones son todavía tan osc uras que (le.St‘t)n()(‘e¡n()s tanto como (kilo'n. al regresar (le l a l-lispzmiola —;que eÏl li abia tomado por ldS’ costas de la (.‘liina'.—. lo que nos ha caído encima. En el momento de terminar estas conferenci as.

ni siquiera estoy seguro de la cualidad de las noticias que he transmitido al contarles lo que el :‘xntropoceno iba a modificar en nuestras maneras de vivir... 'l "al vez se trate

de simples rumores... lx) que e s seguro es que. mientr as los humanos de la especie moderna podrian haberse de finido como aquellos que se emancipal)an sieml)rc de. las ataduras de

l I’d-'S‘üdo. siempre intentando franquear las infranquca-

l

“a _ y. (k I.t t ,L, . II (le .‘luniu ( otne mada en la p. 259 de este libro.

¡,¡cs columnas de He'rcules, a la inversa. los Terr (ucsu‘ón de sus limites. Mientras los Humanos "a los 't'errestres no tiene n otra máxima

que e “pm/¡“sc cn ninguna otra versmn mas antigua

suelo, la tierra, el terreno. No porque tema“ gmdos (¡retrogradar es lo que dq'aron de hacer que eran modernos!),“ sino porque no ha y ninguna manera de e ncoger sus modos de vida, sus tecnicas, sus valore s, su multitud, sus hasta los ¡"mms ciudades. estrechos de lo que significaba “pertenecer a un país" “¡miQ'iieamente.

en vista de determinar sus límites.

los

Tem'colas deben ¿u rancarsc a los límites de aquello que consideraban como el espacio: la (.Slrecha campiña que tanto aspiraban a abandonar del espacio indefinido que tanto aspiraban a alcanzar. La gcohiston‘a requiere un cambio en la definición misma de lo que significa poseer, mantener u ocupar un espacio: de lo que significa se r apropiado por una tierra. El problema que la política de los hs‘tadosnación no podia aiizorar. el poder transformador de miles y miles de personas podria llegar a descubrirlo. ¿Dónde podriamos descubn'r los “cuatro planetas“ necesan'os para nuestro progreso y nuestro desarrollo si no en las sinuosidades y las anli'aetuosidades de Gaia misma.” a saber. dmlra de las fronteras planetarias. envueltos mi sus mundos múltiples. y parqutaprcnderemos a mantener nuestra actividad dentro de los limites voluntan'a y políticamente decididos? Alli resiste la trascendencia de la religión, en lo mas' profundo de las almas humanaS'; allí residen las ciencias y la tecnología. cn lo mas pmit'mdo de los numerosos relatos entremezclados de todas‘los agentes en (ollas las desviaciones y rcpliegues de su historia natural; alli 'se encuen: tran los recursos de la políu'ca. en lo mas' profundo (le la de la rebelión de aquellos que gn'tan al ver su suel-O (¡C‘Sïllla'rcccr “¡J “un‘ . , . c ' - e stambien.cncu.rtomot 0. . “e "gn la historia bles. 1.o que la maxnna Plus num dsrgiia ('amino para el progreso y la invencton. un camino ‘l

áscon lmnquiü la renzitural (lol planeta con la historia ' sagrada' de l a E nc a mación. y ' nunca m \ uelta de .‘tquellos que mn a apI‘C nder a no quedarse 4 leyes de la naturaleïa. a las los so pretexto de que habria (ll'c obedecer el gesto (le de indicm (lrule cl mmienm. MH’ 4l las‘. en la bailarina que nos sinio’ . y '2 69 (le este libro. "¡por! darse. mella; véansc pp. " l’lanll grow.xos- del Living n Llteymcnle obal c , mmI ‘l C‘.l 42 .8c‘-g¡in los cálculos -cv¡('le CH llCt‘l..ll' l'LS - . Si 3€ calcula )l¡"le l c It I oruIIIIIOS'fllan‘l;“00‘. 'Jmcl'lhl’llhst necesitaría" lO! se (lc . l mod ()(l(‘.. \1.(li| . it os asegurara todos

PLANETA 322 CARA A CARA CON El.

“¡A(hV-l.'|nte.'". no hacia h; siempre el vitjn y orgulloso nmndalo: una debe .St'l renovada. Usmdes cuya faz nucm tierra. sino hacia una tierra seno su nombre de ¡ma saben que (In‘sm‘bal (blo’n Se tomaba muy en de. "pormdor de (.‘risto'. y que estaba convencido de ayudar a su DI-Os a

Bibliografía

surcar (-I Atlántico dc la misma ¡minera que el barquero (.‘risto'hal había pcnnitido. dice la leyenda. al nl'n'ojcsús atravesar el río. Ya nadie pub de ercer que tengamos los hombros sufirientemente fuertes paral pong" .sL'-nie¡ante peso. Antes bien. (lt-.lxrrialnos procurar pesar menos sobre ¡a espalda de aquello que nos porta a traves del Víldt) del tiempo: (.‘aia_ Por muy .‘¡leimlos que estemos del (v'spíritu (le conquista del capim'n (0‘ lo'n. tal vez sigamos siendo. sin embargo. como los nulrineros scdic ntos a bordo (le su caralx'.la. día tras día a la espera de que el grito del vigía

termine por hacer resonar. una mañana. desde lo alto de. su puesto de observación: “¡'l‘ierra. tierra!".

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Las fronteras de Io humano Cuando la Vida humana pxerde valor y la Vida ammal se dignmca Maria Carman

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¿[Una nueva mirada sobre el Í,” climático alejada de l llas' postclones apocalípficas >',. L.

Extractivismo versus derechos humanos CIOHICGS de los nuevos campos mvnados en el Sur Global César Rodríguez Garavito La acción en plural Una Introducción a la SOC|O=IOQIG pragmática

siglo veintiuno editores

Laurent The'venot Los límites de la cultura Crítica de las teorias de la Identidad Alejandro Grimson Antropología y estudios culturales Dssputas y confluencuas desde la peritena Eduardo Restrepo Estudios culturales en tiempo futuro Cómo es el trabajo intelecïual Que requiere el mundo de hoy Lawrence Grossberg Teoría desde el sur O cOmo los países centrales evolumonan hacia Áfnca' Jean Comarofl John L. Comarofl

El antropólogo y el mundo global Marc Augé

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