Culturas Hibridas

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Nestor Garcia Canclini

Culturas

hibridas Estrategias para entrar y salir de la modernidad DEBOLS!LLO

Nestor Garcia Canclini es profesor de la Universidad Aut6noma Metropolitana de Mexico e investigador emerita del Sistema Nacional de Investigadores. 'Ha sido profesor visitante en las universidades de

Nestor Garcia Canclini

Austin, Duke, Nueva York, Stanford, Barcelona, Buenos Aires y Sao Paulo. Recibi6 la beca Guggenheim y varios prernios internacionales por sus libros, entre

ellos el Book Award de la Latin American Studies

Culturas hibridas

Association por Culturas bibridas. Entre otros libros

Estrategias para entrar

suy
y salir de la modernidad

este siglo, La globalizacion imaginada, y Diferentes, desiguales y desconectados.Mapas de la interculturalidad traducidos al ingles, frances, portugues e italiano. Y Consumidores y ciudadanos (Debolsillo, 2009). En la actualidad sus investigaciones se centran en las relaciones entre estetica, antropologia y comunicaci6n.

DEBOLS!LLO

Para Teresa y Julian

Culturas hibridas Estrategjas para entrar y salir de fa modermdad Primera edici6n en formato Debolsillo: septiembre, 2009 D. R. © 1989, Nestor Garcia Canclini D. R. © 2009, derechos de edicion para Mexico y Colombia: Random House Mondadori, S. A. de C. V. Av. Homero num, 544, co!. Chapultepec Morales, Delegaci6n Miguel Hidalgo, 11570, Mexico, D. F. www.rhmx.com.mx Comentarios sobre la edici6n y eJ.contenido de este libro a: [email protected] Queda rigutosamente prohibida, sin autorizacion escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducci6n total 0 parcial de esta obra por cualquier medio 0 I?rocedimiento, comprendidos la reprografia, el tratamiento informatico, asi como la distribuci6n de ejemplares de la misma mediante alquiler o prestarno publicos. ISBN 978-607-429-615-0 Impreso en Mexico

I Printed

in Mexico

Nestor Garcia Canclini es profesor de la Universidad Aut6noma Metropolitana de Mexico e investigador emerita del Sistema Nacional de Investigadores. 'Ha sido profesor visitante en las universidades de

Nestor Garcia Canclini

Austin, Duke, Nueva York, Stanford, Barcelona, Buenos Aires y Sao Paulo. Recibi6 la beca Guggenheim y varios prernios internacionales por sus libros, entre

ellos el Book Award de la Latin American Studies

Culturas hibridas

Association por Culturas bibridas. Entre otros libros

Estrategias para entrar

suy
y salir de la modernidad

este siglo, La globalizacion imaginada, y Diferentes, desiguales y desconectados.Mapas de la interculturalidad traducidos al ingles, frances, portugues e italiano. Y Consumidores y ciudadanos (Debolsillo, 2009). En la actualidad sus investigaciones se centran en las relaciones entre estetica, antropologia y comunicaci6n.

DEBOLS!LLO

CULTURAS HiBRIDAS

io ir6nico idad de los receprores rodos?

- EI porvenir del pasado .. isras y modernizadores _

106 129 141 149 ante el patrimonio ···

i6n del poder es los museos nacionales despues el nacionalismo? en los rites: identidad y discriminaci6n eorfa social del patrimonio IItsla en escena de 10popular rvencion melanc61ica de las tradiciones ulares pr6speras - • hegem6nica y reconversion popular esanfas • I1S. sociologfa P_!.lar

a la edici6n 2001

LAS CULTURAS HIBRIDAS EN TIEMPOS DE GLOBALIZACI6N

149 151 158 177 180 191

193 200 221 224 228

poplilaridad: de la representacirfn 237 240 245

teatra]

ones: la construcci6n del espectador ': Ia simulaci6n del actor IDvestigaci6n transdisciplinaria , cienrffica 0 reatral de 10 popular?

252 259

hfbridas, poderes oblicuos liblico a la releparricipacion orica y conflictos urbanos .............................................................................. zar

263 264 270 281 288

: de 10 moderno a 10 posmoderno : grafitis e historieras os

314 322

c.It,lrIZS

_

Introducci6n

,

............ ·· · · ir ................................................. ts democratizaci6n

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305

·····

329

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332

334 :

r,----..................................................................................

338 344 34-9 363

i,C6mo saber cuando cambia una disciplinao un campo del conocirn iento? Una manera de responder es: cuando algunos concepros irrumpen con fuerza, desplazan a otros 0 exigen reformularlos. Esro es 10 que ha sucedido con el "diccionario" de 105 esrudios culturales. Aqui me propongo discutir en que sentido puede afirmarse que hibridaci6n es uno de esos terminos deronanres. ' Voy a ocuparme de c6mo 105 estudios sobre hibridaci6n modificaron el modo de hablar sobre identidad, culrura, diferencia, desigualdad, mult iculcural idad, y sobre parejas organizadoras de 105 confliccos en las ciencias sociales: trad ici6n-modernidad, norte-sur, local-global. i,Por que la cuesti6n de 10 hfbrido adquiere ulr irnamenre tanto peso si es una caracterfst ica antigua del desarrollo hist6rico? Podria decirse que existen antecedentes desde que comenzaron 105 intercarnbios entre sociedades; de hecho, Plinio el Viejo mencion6 la palabra al referirse a 105 migrantes que llegaron a Roma en su epoca. Hisrotiadores y antropologos mostraron el pape! clave del mestizaje en el Medirerraneo en tiem~os de la Grecia clasica I

II

INTRODUCCl6N

CULTURAS HIBRIDAS

(Laplanrine-Nouss), en tanto otros estudiosos recurren especfficamente al rerrnino hibridacion para identificar 10 que sucedio desde que Europa se expandio hacia America (Bernard; Gruzinski). Mijail Bajtin 10 uso para caracterizar la coexisrencia, desde el principio de la modernidad, de lenguajes cultos y populares. Sin embargo, es en la decada final del siglo xx cuando mas se extiende el analisis de la hibridacion a diversos procesos culturales. Pero tam bien se discute el valor de ese concepto. Se 10 usa para describir procesos interernicos y de descolonizacion (Bhabha; Young); g lobal izadores (Hannerz); viajes y cruces de fronteras (Clifford); fusiones arr ist icas , literarias y comunicacionales (De la Campa; Hall; Martin Barbero; Papastergiadis~·:Werbner). No faltan esrudios sobre como se hibridan gasrronornfas de dist inros origenes en la comida de un pais (Archetri), ni de la asociacion de instituciones publ icas y corporaciones privadas, de la museografia occidental y las tradiciones perifericas en las exposiciones universales (Harvey). Esra nueva inrroduccion tiene el proposiro de valorar estes usos diseminados y las principales posiciones presenradas. En la medida en que, segun escrib io Jean Franco, "Culturas hfbridas esun libro en busqueda de un merodo" para "no encorsetarnos en falsas oposiciones, tales como alto y popular, urbano 0 rural, moderno 0 tradicional" (Franco, 1992), esa expansion de los estudios exige entrar en las nuevas avenidas del debate. Asimismo, tratare algunas de las objeciones dirigidas por razones episrernologicas y polfricas al concepto de hibridacion. En cuanto al esraturo cienrffico de esra nocion, la desl indare de su uso en biologia con el fin de considerar especfficamente las contri buciones y' las dificul tades que presenta en las ciencias sociales. Respecto de su aporracion al pensamiento poIirico, arnpliare el analisis ya realizado en ellibro argumenrando por que la hibridacion no es sinorrimo de fusion sin contradicciones, sino que puede ayudar a dar cuerita de formas particulares de conflicro generadas en la inrerculturalidad recienre en medio de la decadencia de proyectos nacionales de modernizacion en America Latina. Tenemos que responder a la pregunta de si el acceso a mayor variedad de bienes, facili rado por Ios movirnienros globalizadores, democratiza la capacidad de combinados y de desarrollar una multiculturalidad creariva.

LAS IDENTIDADES

REPENSADAS

A LA EDICl6N 2001

III

DESDE LA HIBRIDACl6N

Hay que comenzar discutiendo si hfbrido es una buena 0 una mala palabra. No basta que sea muy usada para que la consideremos respetable. Por el contrario, su profuso empleo favorece que se Ie asignen significados discordantes. Al trasladarla de la biologia a los analisis socioculturales gano campos de ap li cacion, pero perd io univocidad. De ahi que algunos prefieran seguir hablando de sincretismo en cuestiones religiosas, de mestizaje en hisroria y antropologia, de fusion en musica. (Cual es la ventaja, para la invest igacion cientifica, de recurrir a un rermino cargado de equivocidad? . Encaremos, enronces, la discusion epistemologica. Quiero reconocer que ese aspecto fue insuficientemente tratado en mi libro Culturas hibridas. Los debates que hubo sobre esas paginas, y sobre los rrabajos de otros autores , cirados en este nuevo texto , me permiten ahora elaborar mejor la ubicacion y el estatuto del concepro de hibridacion en las ciencias sociales. Parto de una primera definicion: entiendo por hibridacion procesossocioculturales en los que estructuras 0 pt'acticas discret«s, que existian en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prdcticas . Cabe aclarar que las estructuras llamadas discretas fueron resulrado de hibridaciones, por 10 cual no pueden ser consideradas fuentes puras. Un ejemplo: hoy se debate si el spanglish, nacido en las comunidades latinas de Estados Unidos y extendido por Internet a todo el rnundo , debe ser aceptado, ensefiado en catedras univers itarias -como ocurre en el Amherst College de Massachusettsy objero de diccionarios especializados (Sravans). Como si el espafiol y el irig les Fueran idiomas no endeudados con el latin, el arabe y las lenguas precolombinas. Si no reconocieramos la larga historia impura del castellano y extirparamos los rermi nos de raiz arabe, nos quedadamos sin alcachofas, alcaldes, almohadas ni algarabia. Una manera de describir este rransi to de 10 discrero a 10 htbrido, y a nuevas formas discretas , es la formula "ciclos de hibr idacion" propuesra por Brian Stress, segun la cual en la historia pasamos de formas mas heterogeneas a orras mas homog eneas , y luego a otras re lat ivamente mas hererogeneas, sin que ninguna sea "pura" 0 plenamente hornogenea. La multiplicacion espectacular de hibridaciones durante el siglo xx no facilita precisar de que se trara. i,Se pueden colocar bajo un solo rerm ino hechos tan variados como los casa-

CULTURAS HfBRIDAS

-Xouss), en tanto orros -estudiosos recurren espetermino hibridacion para identificar 10 que see que Europa se expandio hacia America (Bernard; - ~fijail Bajtin 10 uso para caracterizar la coexiseel principio de la modernidad, de lenguajes culres. 0, es en la decada final del siglo xx cuando mas e e! anal isis de la h ibr idac ion a diversos procesos Pero ram bien se discure el valor de Ese concepto. ara describir procesos inrerernicos y de descoloni· ha; Young); g lobal izadores (Hannerz); viajes y [eras (Clifford); fusiones artfsticas, literarias y es (De la Campa; Hall; Marrfn Barbero; Papaserbner). No faltan estudios sobre como se hibridan --5 de distintos orfgenes en la comida de un pafs i de la asociacion de insriruciones publicas y cor; privadas, de la museograffa occidental y las tradi--ericas en las exposiciones universales (Harvey). rroduccion riene el proposiro de valorar esros os y las principales posiciones presenradas. En en que, segun esc r ibiri Jean Franco, "Culturas n libro en busqueda de un metodo" para "no en falsas oposiciones, tales como alto y popurural, moderno 0 tradicional" (Franco, 1992), de los esrudios exige entrar en las nuevas avere. rarare algunas de las objeciones dirigidas por olog icas y polfticas al concepto de hibridacion. esraruro cientffico de esra nocion, la deslindare iologfa con el fin de considerar especfficamente 'c!Ones y las dificultades que presents en las cien.5_ Respecro de su aporracion al pensamiento po're el anal isis ya realizado en ellibro argurnenrando · ridacion no es sinorri rno de fusion sin contrao que puede ayudar a dar cuenca de formas paronflicro generadas en la intercul turalidad reciente a decadencia de proyecros nacionales de moderAmerica Latina. Tenemos que responder a la preel acceso a mayor variedad de bienes, facilitado rmienros globalizadores, dernocrariza la capaci· arIos y de desarrollar una mulriculturalidad

INTRODUCCION A LA EDICION 2001 LAS IDENTIDADES

REPENSADAS

III

DESDE LA HIBRIDACION

Hay que comenzar discutiendo si hfbrido es una buena 0 una mala palabra. No basta que sea muy usada para que la cons ideremos resperable. Por el contrario, su profuso empleo favorece que se le asignen significados discordantes. Al rrasladarla de la biologfa a los analisis socioculturales gano campos de aplicacion, peto perdio univocidad. De ahf que algunos prefieran seguir hablando de sincretismo en cuest iones religiosas, de mesrizaje en historia y antropologfa, de fusion en rmisica. (Cual es la venraja, para la invesrigacion cientffica, de recurrir a un rerrnino cargado de equivocidad? Encaremos, entonces, la discus ion episremologica, Quiero reconocer que ese aspecto fue insuficienremente rratado en mi libro Culturas hfbridas. Los debates que hubo sobre esas pag inas, y sobre los trabajos de orros autores, citados en esre nuevo rexto, me perrniren ahora elaborar mejor la ubicacion y el estatuto del concepto de hibridacion en las ciencias sociales. Parto de una primera definicion: entiendo POl' hibridacirfn procesos socioculturales en los que estructuras 0 prdct icas discretas, que exist Ian en forma separada, se combinan para' general' nuevas estruct uras, objetos y prdcticas . Cabe aclarar que las estructuras

llamadas discreras fueron resulrado de hibridaciones, por 10 cual no pueden ser consideradas Fuentes puras. Un ejemplo: hoy se debate si el spanglisb, nacido en las comunidades Iarinas de Estados U nidos y extendido por Internet a rodo el mundo, debe ser aceptado, ensefiado en caredras universi tarias -como ocurre en el Amherst College de Massachusettsy objeto de diccionarios especializados (Sravans). Como si el espafiol y el ing les fueran idiomas no endeudados con el latin, el arabe y las lenguas precolornbinas. Si no reconocieramos la larga historia impura del castel lano y ext irpararnos los terrninos de rafz arabe , nos quedarfamos sin alcachofas, alcaldes, almohadas ni algarabfa. Una manera de describir este transi to de 10 discrete a 10 hfbrido, y a nuevas formas discretas, es la formula "ciclos de hibridacion" propuesta por Brian Srross, segun la cual en la historia pasamos de formas mas hererogeneas a orras mas homogeneas, y luego a orras relativamente mas hererogeneas, sin que ninguna sea "pura" 0 plenarnenre hornogenea. La mult ipl icacion especracu lar de hibridaciones durante el siglo xx no facilita precisar de que se trata. l,Se pueden colocar bajo un solo rerrn ino hechos tan variados como los casa..•

IV

CULTURAS HfBRIDAS

m ientos mestizos, la combinaci6n de ancesrros africanos, figuras indfgenas y sanros cat61icos en el umbanda brasilefio, los collages publicitarios de rnonumenros hist6ricos con bebidas y autos deportivos? Algo frecuente como la fusi6n de melodfas errricas con rnusica clasica y conrernporanea 0 con el jazz y la salsa puede ocurrir en fen6menos tan diversos como la chicha, mezcla de ritmos andinos y caribefios; la reinterpretaci6n jazzfstica de Mozart, realizada por eI grupo afrocubano Irakere; las reelaboraciones de melodfas inglesas e hi ndues efectuadas por los Beatles, Peter Gabriel y orros rmisicos. Los arr isras que exacerban esros cruces y los convierren en ejes conceptuales de sus trabajos no 10 hacen en condiciones ni con objetivos semejantes. Antoni Muntadas, por ejemplo, ritul6 Hfbrido:S. al conjunro de proyectos exhibidos en 1988 en eI Centro de 'Arte Reina Sofia, de Madrid. En esa.ocasion insinuo, mediante fotos, los desplazamientos ocurridos entre eI antiguo uso de ese edificio como hospital y el desrino artfsrico que luego se Ie dio. Orra vez, cre6 un sitio web, bybridspaces, en eI que exploraba contaminaciones en imageries arquirect6nicas y rnediaricas. Gran parte de su producci6n resulta del cruce multimedia y multicultural: la prensa y la publicidad callejera inserradas en la television, 0 los ult irnos diez minutos de la programaci6n, de Argentina, Brasil y Esrados Unidos vistos sirnultaneamenr-, seguidos de un plano-secuencia que contrasra la diversidad de la calle en esos pafses con la homogeneidad televisiva. l,Cual es la utilidad de unificar bajo un solo rerm ino experiencias y dispositivos tan hererogeneos ? l,Conviene designarlas con la palabra hibrido, cuyo origen biolcg ico ha lIevado a que algunos auto res adviertan sobre el riesgo de traspasar ala sociedad y la cultura la esterilidad que suele asociarse a ese terrn ino? Quienes hacen esta crftica recuerdan el ejemplo infecundo de la mula (Cornejo Polar, 1997). Aun cuando se encuentra tal objeci6n en texros 'recientes, se trata de la prolong acion de una creencia del siglo XIX, cuando la hibridacion era considerada con desconfianza al suponer que perjudicarfa eI desarrollo social. Desde que en 1870 Mendel mostr6 el enriqut;cimiento producido por cruces g enet icos en boranica abundan las hi bridaciones ferri les para aprovechar caracrerfsticas de celulas de plantas diferentes y mejorar su crecimiento, resistencia, calidad, asf como el vidor econ6mico y nurririvo de al imenros derivados de ellas (Olby; Callender). La hibridaci6n de cafe, flores, cereales y otros producros acre-

INTRODUCCI6N A LA EDICI6N 2001

V

cienta la varied ad generica de las especies y mejora su sobrevivencia ante cambios de habitat 0 climaticos. De todas maneras, uno no tiene por que quedar caurivo en la dinam ica biol6gica de la cual toma un concepto. Las ciencias sociales han importado muchas nociones de otras disciplinas, que no han sido invalidadas por sus condiciones de uso en la ciencia de origen. Conceptos biol6gicos como eI de reproducci6n fueron reelaborados para hablar de reproducci6n social, econ6mica y cultural: el debate efectuado desde Marx hasta nuesrros dfas se establece en relacion con la consistencia te6rica y eI poder explicativo de ese terrnino, no por una dependcncia fatal del senti do que Ie asign6 otra ciencia. Del mismo modo, las polernicas sobre el empleo metaf6rico de conceptos econ6micos para examinar procesos sirnbolicos, como 10 hace Pierre Bourdieu al referirse al capital cultural y los met'cados,lingiifsticos, no tiene que centrarse en la migraci6n de esos rerrninos de una disciplina a otra, sino en las operaciones epistemol6gicas que sinien su fecundidad explicativa y sus Ifmires en el interior de los discursos culturales: l,permiten 0 no enrender mejor algo que permanecfa inexplicado? La consrruccion lingiifstica (Bajtin; Bhabha) y la social (Friedman; Hall; Papasrergiadis) del concepto de hibridaci6n han servido para salir de los discursos biologicistas y esencialistas de la identidad, la autenticidad y la pureza cultural. Contribuyen, por ot ro lado, a identificar y explicar multiples al ianzas fecundas: por ejemplo, eI imaginario precolombino con el novohispano de 10s colonizadores y luego con eI de las industrias culturales (Bernand; Gruzinski), la estet ica popular con la de los turisras (De Grandis), las culturas ernicas nacionales con las de las metropolis (Bhabha) y con las instituciones globales (Harvey). Los pocos fragmentos escri tos de una historia de las hibridaciones han puesto en evidencia la productividad y el poder innovador de muchas me'z clas inrercul rurales. l,C6mo fusiona la hibridacion estrucruras 0 pract icas sociales discretas para generar nuevas estructuras y nuevas pracricas? A veces esro ocurre de modo no planeado 0 es resultado imprevisto de procesos migratorios, turfst icos y de intercambio econ6mico 0 cornunicacional. Peroa menudo la hibridaci6n surge de la creatividad individual y colectiva. No s610 en las arres, sino en la vida cotidiana y en el desarrollo tecnol6gico. Se busca reconuertir un patrimonio (una fabrica, una capacitaci6n profesional, un conjunto de saberes y tee-

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CULTURAS HfBRIDAS

m ientos mestizos, la combinaci6n de ancesrros africanos, figuras indfgenas y sanros cat61icos en el umbanda brasilefio, los collages publicitarios de rnonumenros hist6ricos con bebidas y autos deportivos? Algo frecuente como la fusi6n de melodfas errricas con rnusica clasica y conrernporanea 0 con el jazz y la salsa puede ocurrir en fen6menos tan diversos como la chicha, mezcla de ritmos andinos y caribefios; la reinterpretaci6n jazzfstica de Mozart, realizada por eI grupo afrocubano Irakere; las reelaboraciones de melodfas inglesas e hi ndues efectuadas por los Beatles, Peter Gabriel y orros rmisicos. Los arr isras que exacerban esros cruces y los convierren en ejes conceptuales de sus trabajos no 10 hacen en condiciones ni con objetivos semejantes. Antoni Muntadas, por ejemplo, ritul6 Hfbrido:S. al conjunro de proyectos exhibidos en 1988 en eI Centro de 'Arte Reina Sofia, de Madrid. En esa.ocasion insinuo, mediante fotos, los desplazamientos ocurridos entre eI antiguo uso de ese edificio como hospital y el desrino artfsrico que luego se Ie dio. Orra vez, cre6 un sitio web, bybridspaces, en eI que exploraba contaminaciones en imageries arquirect6nicas y rnediaricas. Gran parte de su producci6n resulta del cruce multimedia y multicultural: la prensa y la publicidad callejera inserradas en la television, 0 los ult irnos diez minutos de la programaci6n, de Argentina, Brasil y Esrados Unidos vistos sirnultaneamenr-, seguidos de un plano-secuencia que contrasra la diversidad de la calle en esos pafses con la homogeneidad televisiva. l,Cual es la utilidad de unificar bajo un solo rerm ino experiencias y dispositivos tan hererogeneos ? l,Conviene designarlas con la palabra hibrido, cuyo origen biolcg ico ha lIevado a que algunos auto res adviertan sobre el riesgo de traspasar ala sociedad y la cultura la esterilidad que suele asociarse a ese terrn ino? Quienes hacen esta crftica recuerdan el ejemplo infecundo de la mula (Cornejo Polar, 1997). Aun cuando se encuentra tal objeci6n en texros 'recientes, se trata de la prolong acion de una creencia del siglo XIX, cuando la hibridacion era considerada con desconfianza al suponer que perjudicarfa eI desarrollo social. Desde que en 1870 Mendel mostr6 el enriqut;cimiento producido por cruces g enet icos en boranica abundan las hi bridaciones ferri les para aprovechar caracrerfsticas de celulas de plantas diferentes y mejorar su crecimiento, resistencia, calidad, asf como el vidor econ6mico y nurririvo de al imenros derivados de ellas (Olby; Callender). La hibridaci6n de cafe, flores, cereales y otros producros acre-

INTRODUCCI6N A LA EDICI6N 2001

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cienta la varied ad generica de las especies y mejora su sobrevivencia ante cambios de habitat 0 climaticos. De todas maneras, uno no tiene por que quedar caurivo en la dinam ica biol6gica de la cual toma un concepto. Las ciencias sociales han importado muchas nociones de otras disciplinas, que no han sido invalidadas por sus condiciones de uso en la ciencia de origen. Conceptos biol6gicos como eI de reproducci6n fueron reelaborados para hablar de reproducci6n social, econ6mica y cultural: el debate efectuado desde Marx hasta nuesrros dfas se establece en relacion con la consistencia te6rica y eI poder explicativo de ese terrnino, no por una dependcncia fatal del senti do que Ie asign6 otra ciencia. Del mismo modo, las polernicas sobre el empleo metaf6rico de conceptos econ6micos para examinar procesos sirnbolicos, como 10 hace Pierre Bourdieu al referirse al capital cultural y los met'cados,lingiifsticos, no tiene que centrarse en la migraci6n de esos rerrninos de una disciplina a otra, sino en las operaciones epistemol6gicas que sinien su fecundidad explicativa y sus Ifmires en el interior de los discursos culturales: l,permiten 0 no enrender mejor algo que permanecfa inexplicado? La consrruccion lingiifstica (Bajtin; Bhabha) y la social (Friedman; Hall; Papasrergiadis) del concepto de hibridaci6n han servido para salir de los discursos biologicistas y esencialistas de la identidad, la autenticidad y la pureza cultural. Contribuyen, por ot ro lado, a identificar y explicar multiples al ianzas fecundas: por ejemplo, eI imaginario precolombino con el novohispano de 10s colonizadores y luego con eI de las industrias culturales (Bernand; Gruzinski), la estet ica popular con la de los turisras (De Grandis), las culturas ernicas nacionales con las de las metropolis (Bhabha) y con las instituciones globales (Harvey). Los pocos fragmentos escri tos de una historia de las hibridaciones han puesto en evidencia la productividad y el poder innovador de muchas me'z clas inrercul rurales. l,C6mo fusiona la hibridacion estrucruras 0 pract icas sociales discretas para generar nuevas estructuras y nuevas pracricas? A veces esro ocurre de modo no planeado 0 es resultado imprevisto de procesos migratorios, turfst icos y de intercambio econ6mico 0 cornunicacional. Peroa menudo la hibridaci6n surge de la creatividad individual y colectiva. No s610 en las arres, sino en la vida cotidiana y en el desarrollo tecnol6gico. Se busca reconuertir un patrimonio (una fabrica, una capacitaci6n profesional, un conjunto de saberes y tee-

VI

INTRODUCCI6N

CULTURAS HiBRIDAS

nicas) para reinsertarlo en nuevas condiciones de producci6n y mercado. . Aclaremos el significado cultural de reconversi6n: se uri liza este terrnino para explicar las estrategias mediante las cuales un pintor se conv ierre en disefiador, 0 las burguesfas nacionales adquieren los idiomas y orras competencias necesarias para reinvertir sus capitales econ6micos y simb61icos en circuitos transnacionales (Bourdieu). Tarnbien se encuentran estrategias de reconversion econ6mica y simb61ica en sectores populares: los migrantes campesinosque adaptan sus saberes para trabajar y consumir en la ciudad 0 que vinculan sus arresanfas con usos modernos para inreresar a compradores urbanos; los obreros que reform ulan su culrura laboral ante las nuevas recnologfas productivas; los movimientos indigenas que rei nsertan sus demand as en la polfrica transnacional o en un discurso ecol6gico y aprenden a comunicarlas por radio, television e Internet. Por tales razones, sostengo que el objero de estudio no es la hibridez, sino los procesos de hibridaci6n. El analisis empfrico de esros procesos, articulados con esrrareg ias de reconversion, demuestra que la hibridaci6n interesa tanto a los sectores hegem6nicos como a los populares que quieren apropiarse los beneficios de la modernidad. Estos procesos incesantes, variados, de hibridaci6n llevan a relativizar la nocion de idenridad. Cuestionan, incluso, las tendencias anrropolog ica y de un sector de los estudios culturales al considerar las identidades como objeto de investigaci6n. El enfasis en la hibridacion no solo clausura la pretension de establecer identidades "puras" 0 "autent icas", Adernas, pone en evidencia el riesgo de delimitar identidades locales autoconrenidas 0 que intenten afirmarse como radicalmente opuestas a la sociedad nacional 0 la globalizaci6n. Cuando se define a una identidad mediante un proceso de abstraccion de rasgos (lengua, tradiciones, conductas esrereoripadas) a menudo se tiende a desprender esas pracricas de la historia de mezclas en que se formaron. Como consecuencia, se absolutiza un modo de enrender la identidad y se rechazan maneras hererodoxas de hablar la lengua, hacer rmisica 0 inrerpretar las tradiciones. Se acaba, en suma, obturando la posibilidad de modificar la cultura y la polfr ica. Los estudios sobre narrativas identirarias con enfoques reoricos que r o m an en cuenta los procesos de h ibridaci on (Hannerz; Hall) rnuestran que no es posible hablar de las identidades como si solo se tratara de un conjunto de rasgos fijos,

A LA EDICI6N 2001

VII

ni afirmarlas como la esencia de una etnia 0 una nacion. La hisroria de los movimientos idenri tarios revel a una serie de operaciones de selecci6n de .elernenros de dist intas epocas articulados por los grupos hegem6nicos en un relato que les da coherencia, dramaticidad y elocuencia. Por 10 anterior, algunos proponemos desplazar el objeto de estudio de La identidad a la heterogeneidad y la hibridacion interculturales (Goldberg). Ya no basta con decir que no hay identidades caracterizadas por esencias autocontenidas y ahist6ricas, ni entenderlas como las maneras en que las comunidades se imaginan y construyen relates sobre. su origen y desarrollo. En un mundo tan fluidamente interconectado, las sedimentaciones identitarias organizadas en conjunros hist6ricos mas o menos esrables (et nias , naciones, clases) se reestructuran en medio de conjuntos inrerernicos, transclasistas y rransnacionales. Las diversas formas en que los miembros de cada grupo se apropian de los repertorios hsrerogeneos de bienes y mensajes disponibles en los circuitos trasnacionales generan nuevos modos de segmentaci6n: dentro de una sociedad nacional, por ejernplo Mexico, hay millones de indigenas mestizados con los colonizadores blancos, pero algunos se "chicanizaron" al viajar a Est ados U nidos, otros remodelan sus habiros en relaci6n con las ofertas comunicacionales masi vas, otros adquirieron alto nivel educativo y enriquecieron su parr imoriio , tradicional con saberes y recursos esrericos de varios pafses , orros se incorporan a empresas coreanas 0 japonesas y fusionan su capital ernico con los conocimientos y las d iscipl inas de esos sistemas productivos. Estudiar procesos culturales, por esto, mas que llevarnos a afirmar identidades autosuficientes, sirve para conocer formas de si ruarse en medio de la heretogeneidad y enrender c6mo se producen las hibridaciones.

DE

LA DESCRIPCI6N

A LA EXPLICACI6N

Al reducir la jerarqufa de los conceptos de identidad y heterogeneidad en beneficio de la hibridacion, quitamos soporte alas pol iricas de homogeneizacion fundamentalista 0 simple reconocimiento (segregado) de "Ia pluralidad de culruras". Cabe preguntar, enronces , a donde conduce la hibridaci6n y si sirve para reformular la investigaci6n intercultural y el disefio de politicas culturales transnacionales y transetnicas, quiza globales.

VI

INTRODUCCI6N

CULTURAS HiBRIDAS

nicas) para reinsertarlo en nuevas condiciones de producci6n y mercado. . Aclaremos el significado cultural de reconversi6n: se uri liza este terrnino para explicar las estrategias mediante las cuales un pintor se conv ierre en disefiador, 0 las burguesfas nacionales adquieren los idiomas y orras competencias necesarias para reinvertir sus capitales econ6micos y simb61icos en circuitos transnacionales (Bourdieu). Tarnbien se encuentran estrategias de reconversion econ6mica y simb61ica en sectores populares: los migrantes campesinosque adaptan sus saberes para trabajar y consumir en la ciudad 0 que vinculan sus arresanfas con usos modernos para inreresar a compradores urbanos; los obreros que reform ulan su culrura laboral ante las nuevas recnologfas productivas; los movimientos indigenas que rei nsertan sus demand as en la polfrica transnacional o en un discurso ecol6gico y aprenden a comunicarlas por radio, television e Internet. Por tales razones, sostengo que el objero de estudio no es la hibridez, sino los procesos de hibridaci6n. El analisis empfrico de esros procesos, articulados con esrrareg ias de reconversion, demuestra que la hibridaci6n interesa tanto a los sectores hegem6nicos como a los populares que quieren apropiarse los beneficios de la modernidad. Estos procesos incesantes, variados, de hibridaci6n llevan a relativizar la nocion de idenridad. Cuestionan, incluso, las tendencias anrropolog ica y de un sector de los estudios culturales al considerar las identidades como objeto de investigaci6n. El enfasis en la hibridacion no solo clausura la pretension de establecer identidades "puras" 0 "autent icas", Adernas, pone en evidencia el riesgo de delimitar identidades locales autoconrenidas 0 que intenten afirmarse como radicalmente opuestas a la sociedad nacional 0 la globalizaci6n. Cuando se define a una identidad mediante un proceso de abstraccion de rasgos (lengua, tradiciones, conductas esrereoripadas) a menudo se tiende a desprender esas pracricas de la historia de mezclas en que se formaron. Como consecuencia, se absolutiza un modo de enrender la identidad y se rechazan maneras hererodoxas de hablar la lengua, hacer rmisica 0 inrerpretar las tradiciones. Se acaba, en suma, obturando la posibilidad de modificar la cultura y la polfr ica. Los estudios sobre narrativas identirarias con enfoques reoricos que r o m an en cuenta los procesos de h ibridaci on (Hannerz; Hall) rnuestran que no es posible hablar de las identidades como si solo se tratara de un conjunto de rasgos fijos,

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ni afirmarlas como la esencia de una etnia 0 una nacion. La hisroria de los movimientos idenri tarios revel a una serie de operaciones de selecci6n de .elernenros de dist intas epocas articulados por los grupos hegem6nicos en un relato que les da coherencia, dramaticidad y elocuencia. Por 10 anterior, algunos proponemos desplazar el objeto de estudio de La identidad a la heterogeneidad y la hibridacion interculturales (Goldberg). Ya no basta con decir que no hay identidades caracterizadas por esencias autocontenidas y ahist6ricas, ni entenderlas como las maneras en que las comunidades se imaginan y construyen relates sobre. su origen y desarrollo. En un mundo tan fluidamente interconectado, las sedimentaciones identitarias organizadas en conjunros hist6ricos mas o menos esrables (et nias , naciones, clases) se reestructuran en medio de conjuntos inrerernicos, transclasistas y rransnacionales. Las diversas formas en que los miembros de cada grupo se apropian de los repertorios hsrerogeneos de bienes y mensajes disponibles en los circuitos trasnacionales generan nuevos modos de segmentaci6n: dentro de una sociedad nacional, por ejernplo Mexico, hay millones de indigenas mestizados con los colonizadores blancos, pero algunos se "chicanizaron" al viajar a Est ados U nidos, otros remodelan sus habiros en relaci6n con las ofertas comunicacionales masi vas, otros adquirieron alto nivel educativo y enriquecieron su parr imoriio , tradicional con saberes y recursos esrericos de varios pafses , orros se incorporan a empresas coreanas 0 japonesas y fusionan su capital ernico con los conocimientos y las d iscipl inas de esos sistemas productivos. Estudiar procesos culturales, por esto, mas que llevarnos a afirmar identidades autosuficientes, sirve para conocer formas de si ruarse en medio de la heretogeneidad y enrender c6mo se producen las hibridaciones.

DE

LA DESCRIPCI6N

A LA EXPLICACI6N

Al reducir la jerarqufa de los conceptos de identidad y heterogeneidad en beneficio de la hibridacion, quitamos soporte alas pol iricas de homogeneizacion fundamentalista 0 simple reconocimiento (segregado) de "Ia pluralidad de culruras". Cabe preguntar, enronces , a donde conduce la hibridaci6n y si sirve para reformular la investigaci6n intercultural y el disefio de politicas culturales transnacionales y transetnicas, quiza globales.

VIII

CULTURAS HiBRIDAS

Una dificultad para cumplir esros proposiros es que 10s estudios sobre hibridacion suelen limitarse a describir mezclas interculturales. Apenas comenzamos a avanzar, como parte de la reconstruccion sociocultural del concepto, para darle poder explicativo: esrudiar los procesos de hibridacion situandolos en relaciones estrucrurales de causalidad. Y darle capacidad hermeneut ica: volverlo uti! para interpretar las relaciones de senrido que se reconstruyen en las mezclas. Si queremos ir mas alia de liberar al analisis cultural de sus tropismos fundamentalistas ident itar ios , deberemos situar a la hibridacion en otra red de conceptos. por ejemplo, contradiccion, mestizaje , sincretismo, transculruracion y creolizacion. Adernas, es necesario verlo en medio de las ambivalencias de la indusrsializacion y la rnas ificacion globalizada de los procesos sirnbolicos y de los conflictos de poder que suscitan. Otra de las objeciones planreadas al concepto de hibridacion es que puede sugerir faci! integracion y fusion de culturas, sin dar suficienre peso alas contradicciones y a 10 que no se deja hibridar. La afortunada observacion de Pnina Werbner de que el cosmopolitismo, al hibridarnos, nos forma como "gourmets rnulticulrurales", tiene esteriesgo. Antonio Cornejo Polar ha sefialado en varios autores que nos ocupamos de este tema la "impresionante Iisra de productos hibridos fecundos" y "el tono celebrarivo" con que hablamos de la hibridacion como arrnonizacion de mundos "desgajados y beliger antes" (Cornejo Polar, 1997). Tarnbien John 'Kraniauskas enconrro que, como el concepto de reconversion indica la utiIrzacion productiva de recursos anteriores en nuevos conrexros, la lista de ejemplos analizados en este libro configura una vision "oprimisra" de las hibridaciones. Es factible que la po lern ica COntra el purismo y el tradicionalismo folcloricos me haya lIevado a preferir los casos prosperos e irinovadores de hibridacion. Sin embargo, hoy se ha vue lto mas evidente el senrido contradictorio de las mezclas inrerculrurales, Justamente al pasar del caracter descriptivo de la nocion de hibridacion -como fusion de estructuras discretasa elaborarla como recurso de expl icacion, advertimos en que casos las mezclas pueden ser productivas y cuando generan conflictos debido a 10 que permanece incompatible o inconciliable en las pracricas reunidas. EI mismo Cornejo Polar ha contribuido a esre avance cuando dice que, asf como se "entra y sale de la modernidad", tam bien se podrfanenrender de modo h isror ico las variaciones y los confl icros de la

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rnerafora que nos ocupa si hablararnos de "entrar y salir de la hibridez" (Cornejo Polar, 1997). Agradezco a este autor la sugerencia de aplicar a la hibridacion este rnovirniento de transito y provisionalidad que en el libro Cultures bibridas coloque, desde el subrfrulo, como necesario para enrender las estrareg ias de entrada y salida de la modernidad. Si hablamos de la hibridacion como un proceso al que es posible acceder y que se puede abandonar, del cual podemos ser excluidos 0 al que pueden subordinarnos, enrenderemos las posiciones de los sujeros respecro de las relaciones interculturales. Asf se trabajarfan los procesos de hibridacion en relacion con la desigualdad entre las culturas, con las posi bi!idades de apropiarse de varias a la vez en clases y grupos diferentes y, por tanto, respecto de las asimetrfas del poder y el prestigio. Cornejo Polar solo ins inuo esta direccion de analisis en el ensayo posturno cirado, pero encuentro un complemento para expandir tal intuicion en un texro que el escribio poco antes: "Una heterogeneidad no dialect ica: sujero y discurso migrantes en el Peru rnoderno". En esre articulo, ante la tendencia a celebrar las migraciones, recordo que el migrante no siempre "esta especialmente dispuesto a sintetizar las distintas esrancias de su itinerario, aunque -como es claroIe sea imposible mantenerlas encapsuladas y sin cornunicacion entre sf". Con ejernplos de Jose Marfa Arguedas, Juan Biondi y Eduardo Zapata, dernosrro que la osci lacion entre la identidad de origen y la de destino a veces lIeva al migrante a hablar "con espontaneidad desde varios lug ares", sin mezclarlos, como provinciano y como li-. rnefio, como hablante de quechua y de espafiol , En ocasiones, decfa, se pasan metonfmica 0 metaforicarnenre elementos de un discurso a orro. En orros casos, el sujeto acepta descentrarse de su historia y desernpefia varios papeles "incompatibles y conrrad icror ios de un modo no dialect ico": "el alia y el aqui, que son rarnbien el ayer y el hoy, refuerzan su aptitud enunciativa y pueden tramar narrativas bifronres y --'-:'hasta si se quiere, exagerando las cosas- esqui aofreni cas" (Cornejo Polar, 1996: 841). ,En las condiciones de g lobalizacion acruales encuentro cada vez mas razones para emplear los conceptos de mestizaje e hibr idaci on. Pero al inrensificarse las interculturalidades migratoria, eco no m ica y med iat ica se ve, como explican Francois Laplantine y Alexis Nouss, que no hay solo "la fusion, la cohesion, la osmosis, sino la confronracion y el dialo-

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Una dificultad para cumplir esros proposiros es que 10s estudios sobre hibridacion suelen limitarse a describir mezclas interculturales. Apenas comenzamos a avanzar, como parte de la reconstruccion sociocultural del concepto, para darle poder explicativo: esrudiar los procesos de hibridacion situandolos en relaciones estrucrurales de causalidad. Y darle capacidad hermeneut ica: volverlo uti! para interpretar las relaciones de senrido que se reconstruyen en las mezclas. Si queremos ir mas alia de liberar al analisis cultural de sus tropismos fundamentalistas ident itar ios , deberemos situar a la hibridacion en otra red de conceptos. por ejemplo, contradiccion, mestizaje , sincretismo, transculruracion y creolizacion. Adernas, es necesario verlo en medio de las ambivalencias de la indusrsializacion y la rnas ificacion globalizada de los procesos sirnbolicos y de los conflictos de poder que suscitan. Otra de las objeciones planreadas al concepto de hibridacion es que puede sugerir faci! integracion y fusion de culturas, sin dar suficienre peso alas contradicciones y a 10 que no se deja hibridar. La afortunada observacion de Pnina Werbner de que el cosmopolitismo, al hibridarnos, nos forma como "gourmets rnulticulrurales", tiene esteriesgo. Antonio Cornejo Polar ha sefialado en varios autores que nos ocupamos de este tema la "impresionante Iisra de productos hibridos fecundos" y "el tono celebrarivo" con que hablamos de la hibridacion como arrnonizacion de mundos "desgajados y beliger antes" (Cornejo Polar, 1997). Tarnbien John 'Kraniauskas enconrro que, como el concepto de reconversion indica la utiIrzacion productiva de recursos anteriores en nuevos conrexros, la lista de ejemplos analizados en este libro configura una vision "oprimisra" de las hibridaciones. Es factible que la po lern ica COntra el purismo y el tradicionalismo folcloricos me haya lIevado a preferir los casos prosperos e irinovadores de hibridacion. Sin embargo, hoy se ha vue lto mas evidente el senrido contradictorio de las mezclas inrerculrurales, Justamente al pasar del caracter descriptivo de la nocion de hibridacion -como fusion de estructuras discretasa elaborarla como recurso de expl icacion, advertimos en que casos las mezclas pueden ser productivas y cuando generan conflictos debido a 10 que permanece incompatible o inconciliable en las pracricas reunidas. EI mismo Cornejo Polar ha contribuido a esre avance cuando dice que, asf como se "entra y sale de la modernidad", tam bien se podrfanenrender de modo h isror ico las variaciones y los confl icros de la

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rnerafora que nos ocupa si hablararnos de "entrar y salir de la hibridez" (Cornejo Polar, 1997). Agradezco a este autor la sugerencia de aplicar a la hibridacion este rnovirniento de transito y provisionalidad que en el libro Cultures bibridas coloque, desde el subrfrulo, como necesario para enrender las estrareg ias de entrada y salida de la modernidad. Si hablamos de la hibridacion como un proceso al que es posible acceder y que se puede abandonar, del cual podemos ser excluidos 0 al que pueden subordinarnos, enrenderemos las posiciones de los sujeros respecro de las relaciones interculturales. Asf se trabajarfan los procesos de hibridacion en relacion con la desigualdad entre las culturas, con las posi bi!idades de apropiarse de varias a la vez en clases y grupos diferentes y, por tanto, respecto de las asimetrfas del poder y el prestigio. Cornejo Polar solo ins inuo esta direccion de analisis en el ensayo posturno cirado, pero encuentro un complemento para expandir tal intuicion en un texro que el escribio poco antes: "Una heterogeneidad no dialect ica: sujero y discurso migrantes en el Peru rnoderno". En esre articulo, ante la tendencia a celebrar las migraciones, recordo que el migrante no siempre "esta especialmente dispuesto a sintetizar las distintas esrancias de su itinerario, aunque -como es claroIe sea imposible mantenerlas encapsuladas y sin cornunicacion entre sf". Con ejernplos de Jose Marfa Arguedas, Juan Biondi y Eduardo Zapata, dernosrro que la osci lacion entre la identidad de origen y la de destino a veces lIeva al migrante a hablar "con espontaneidad desde varios lug ares", sin mezclarlos, como provinciano y como li-. rnefio, como hablante de quechua y de espafiol , En ocasiones, decfa, se pasan metonfmica 0 metaforicarnenre elementos de un discurso a orro. En orros casos, el sujeto acepta descentrarse de su historia y desernpefia varios papeles "incompatibles y conrrad icror ios de un modo no dialect ico": "el alia y el aqui, que son rarnbien el ayer y el hoy, refuerzan su aptitud enunciativa y pueden tramar narrativas bifronres y --'-:'hasta si se quiere, exagerando las cosas- esqui aofreni cas" (Cornejo Polar, 1996: 841). ,En las condiciones de g lobalizacion acruales encuentro cada vez mas razones para emplear los conceptos de mestizaje e hibr idaci on. Pero al inrensificarse las interculturalidades migratoria, eco no m ica y med iat ica se ve, como explican Francois Laplantine y Alexis Nouss, que no hay solo "la fusion, la cohesion, la osmosis, sino la confronracion y el dialo-

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CULTURAS HIBRIDAS

go". En este tiempo, cuando "las decepciones de las promesas del universalismo abstracto han conducido alas crispaciones part icularisras" (Laplanrine-Nouss: 14), el pensamiento y las pracricas mest izas son recursos para reconocer 10 disrinro y elaborar las tensiones de las diferencias. La hibridaci6n, como proceso de inrerseccion y transacciones, es 10 que hace posible que la multiculturalidad evire 10 que riene de segregaci6n y se convierta en interculturalidad, Las polfticas de hibridaci6n servirfan para trabajar dernocraricamenre con las divergencias, para que la historia no se reduzca a guerras entre culturas, como imagina Samuel Huntington. Podemos elegir vivir en estado de guerra 0 en estado de hibridaci6n. Es iiti l advertir sobre las versiones demasiado amables del mesrizaje. Por eso, conviene insistir en que el objero de estudio no es-Ia hibridez, sino los procesos de hibridaci6n. Asf es posible reconocer 10 que conrienen de desgarrarnienro y 10 que no llegaa fusionarse. Una teorfa no ingenua de la hibridaci6n es inseparable de una conciencia crftica de sus lfmires, de 10 que no se deja 0 no quiere 0 no puede ser hibridado.

LA HIBRIDACI6N

Y SU FAMILIA DE CONCEPTOS

A esra altura hay que decir que el concepto de hibridaci6n es uti! en algunas investigaciones para abarcar conjuntarnenre contactos interculturales que suelen llevar nombres diferenres: las fusiones raciales 0 ernicas denominadas mestizaje, el sincret ismo de creencias, y tam bien otras mezclas modernas entre 10 artesanal y 10 industrial, 10 culto y 10 popular, 10 escriro y 10 visual en los mensajes mediaricos. Veamos por que algunas de estas interre laciones no pueden ser designadas con los nombres clasicos, como mestizas 0 sincret icas. La mezcla de colonizadores espafioles y portugueses, luego de ingleses y franceses, con indfgenas americanos, a la cual se aii.adieron esclavos trasladados desde Africa, volvi6 al mestizaje un proceso fundacional en las sociedades del llamado Nuevo Mundo. En la actualidad menos de 10 por ciento de la poblaci6n de America Latina es indfgena. Son minorfas tam bien las comunidades de origen europeo que no se han inezclado con los nativos. Pero la importance hisroria de fusiones entre unos y orros requiere manejar la noci6n de rnestizaje, tanto en el senrido bio16gico -producci6n de fenotipos a partir de cruzamientos gener icos=-- com,o cultural: mezcIa

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de habiros, creencias y formas de pensamiento europeos con los originarios de las sociedades americanas. No obstante, ese concepto es insuficiente para nombrar y explicar las formas mas modernas de interculturalidad. Durante mucho tiempo se estudiaron mas 105 aspectos fision6micos y cromaricos del mestizaje. El color de la piel y 105 rasgos ffsicos conti mian pesando en la construcci6n ordinaria de la subordinaci6n para discriminar a indios, negros 0 mujeres. Sin embargo, en las ciencias sociales y en el pensarnienro polftico dernocrarico el rnesrizaje se ubica acrualrnente en la dirrrension cultural de las combinaciones identi tarias. En la antropologfa, en los estudios culrurales y en las polfricas, la cuesti6n se plantea como el disefio de form as de convivencia multicultural moderna, aunque esten condicionadas por el rnescizaje biol6gico. ' Algo semejante ocurre con el pasaje de las mezclas religiosas a fusiones mas complejas de creencias. Sin duda, corresponde hablar de sincretismo para referirse ala combinaci6n de pract icas religiosas tradicionales. La intensificaci6n de las migraciones, asf como la difusi6n transcontinental de creencias y riruales en el siglo pasado acentuaron esras hibridaciones y, a veces, aumentaron la tolerancia hacia elIas, al punto de que en pafses como Brasil, Cuba, Haitf y Estados Unidos se volvi6 frecuente la doble 0 triple pertenencia religiosa; por ejemplo, ser cat6lico y participar en un culto afroarnericano 0 en una ceremonia new age. Si consideramos el sincretismo, en sentido mas amplio, como la adhesi6n sirnultanea a varios sistemas de creencias, no s610 religiosas, el fen6meno se expande notoriamente, sobre todo entre las multitudes que recurren para aliviar cierras enfermedades a medicinas indfgenas u orientales, y para otras a la meclicina alopatica, 0 a rituales cat6licos 0 penrecosrales. El uso sincret ico de tales recursos para la salud suele ir junto con fusiones musicales y de formas multiculturales de brganizaci6n social, como ocurre en la sanrer ia cubana, el vudu haitiano y el candornble brasi lefio (Rowe-Schelling, 1991). La palabra creol izacidn tam bien ha servido para referirse a las mezcIas interculturales. En sentido est ricto, designa la lengua y la cu ltura creadas por variaciones a partir de la lengua basica y otros idiomas en el conrexro del rrafico de esclavos. Se aplica alas mezcIas que el frances ha tenido en America y el Caribe (Louisiane, Haitf, Guadalupe, Martinica) y en el oceano Indico (Reuni6n, la isla Mauricio), 0 el porru-

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go". En este tiempo, cuando "las decepciones de las promesas del universalismo abstracto han conducido alas crispaciones part icularisras" (Laplanrine-Nouss: 14), el pensamiento y las pracricas mest izas son recursos para reconocer 10 disrinro y elaborar las tensiones de las diferencias. La hibridaci6n, como proceso de inrerseccion y transacciones, es 10 que hace posible que la multiculturalidad evire 10 que riene de segregaci6n y se convierta en interculturalidad, Las polfticas de hibridaci6n servirfan para trabajar dernocraricamenre con las divergencias, para que la historia no se reduzca a guerras entre culturas, como imagina Samuel Huntington. Podemos elegir vivir en estado de guerra 0 en estado de hibridaci6n. Es iiti l advertir sobre las versiones demasiado amables del mesrizaje. Por eso, conviene insistir en que el objero de estudio no es-Ia hibridez, sino los procesos de hibridaci6n. Asf es posible reconocer 10 que conrienen de desgarrarnienro y 10 que no llegaa fusionarse. Una teorfa no ingenua de la hibridaci6n es inseparable de una conciencia crftica de sus lfmires, de 10 que no se deja 0 no quiere 0 no puede ser hibridado.

LA HIBRIDACI6N

Y SU FAMILIA DE CONCEPTOS

A esra altura hay que decir que el concepto de hibridaci6n es uti! en algunas investigaciones para abarcar conjuntarnenre contactos interculturales que suelen llevar nombres diferenres: las fusiones raciales 0 ernicas denominadas mestizaje, el sincret ismo de creencias, y tam bien otras mezclas modernas entre 10 artesanal y 10 industrial, 10 culto y 10 popular, 10 escriro y 10 visual en los mensajes mediaricos. Veamos por que algunas de estas interre laciones no pueden ser designadas con los nombres clasicos, como mestizas 0 sincret icas. La mezcla de colonizadores espafioles y portugueses, luego de ingleses y franceses, con indfgenas americanos, a la cual se aii.adieron esclavos trasladados desde Africa, volvi6 al mestizaje un proceso fundacional en las sociedades del llamado Nuevo Mundo. En la actualidad menos de 10 por ciento de la poblaci6n de America Latina es indfgena. Son minorfas tam bien las comunidades de origen europeo que no se han inezclado con los nativos. Pero la importance hisroria de fusiones entre unos y orros requiere manejar la noci6n de rnestizaje, tanto en el senrido bio16gico -producci6n de fenotipos a partir de cruzamientos gener icos=-- com,o cultural: mezcIa

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de habiros, creencias y formas de pensamiento europeos con los originarios de las sociedades americanas. No obstante, ese concepto es insuficiente para nombrar y explicar las formas mas modernas de interculturalidad. Durante mucho tiempo se estudiaron mas 105 aspectos fision6micos y cromaricos del mestizaje. El color de la piel y 105 rasgos ffsicos conti mian pesando en la construcci6n ordinaria de la subordinaci6n para discriminar a indios, negros 0 mujeres. Sin embargo, en las ciencias sociales y en el pensarnienro polftico dernocrarico el rnesrizaje se ubica acrualrnente en la dirrrension cultural de las combinaciones identi tarias. En la antropologfa, en los estudios culrurales y en las polfricas, la cuesti6n se plantea como el disefio de form as de convivencia multicultural moderna, aunque esten condicionadas por el rnescizaje biol6gico. ' Algo semejante ocurre con el pasaje de las mezclas religiosas a fusiones mas complejas de creencias. Sin duda, corresponde hablar de sincretismo para referirse ala combinaci6n de pract icas religiosas tradicionales. La intensificaci6n de las migraciones, asf como la difusi6n transcontinental de creencias y riruales en el siglo pasado acentuaron esras hibridaciones y, a veces, aumentaron la tolerancia hacia elIas, al punto de que en pafses como Brasil, Cuba, Haitf y Estados Unidos se volvi6 frecuente la doble 0 triple pertenencia religiosa; por ejemplo, ser cat6lico y participar en un culto afroarnericano 0 en una ceremonia new age. Si consideramos el sincretismo, en sentido mas amplio, como la adhesi6n sirnultanea a varios sistemas de creencias, no s610 religiosas, el fen6meno se expande notoriamente, sobre todo entre las multitudes que recurren para aliviar cierras enfermedades a medicinas indfgenas u orientales, y para otras a la meclicina alopatica, 0 a rituales cat6licos 0 penrecosrales. El uso sincret ico de tales recursos para la salud suele ir junto con fusiones musicales y de formas multiculturales de brganizaci6n social, como ocurre en la sanrer ia cubana, el vudu haitiano y el candornble brasi lefio (Rowe-Schelling, 1991). La palabra creol izacidn tam bien ha servido para referirse a las mezcIas interculturales. En sentido est ricto, designa la lengua y la cu ltura creadas por variaciones a partir de la lengua basica y otros idiomas en el conrexro del rrafico de esclavos. Se aplica alas mezcIas que el frances ha tenido en America y el Caribe (Louisiane, Haitf, Guadalupe, Martinica) y en el oceano Indico (Reuni6n, la isla Mauricio), 0 el porru-

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INTRODUCCl6N

CULTURAS HfBRIDAS

gues en A.frica (Guinea, Cabo Verde), en el Caribe (Curazao) y Asia (India, Sri Lanka). Dado que presenta tensiones paradigrnaricas entre oralidad y escritura, entre sectores culros y populares, en un continuum de diversidad, Ulf Hannerz sugiere extender su uso en el ambito transnacional para denominar "procesos de confluencia cultural" caracterizados "por la desigualdad de poder, prestigio y recursos rnareriales" (Hannerz, 1997). Su enfas is en que los flujos crecienres entre centro y periferia deben ser examinados, junto con las asimetrfas entre los mercados, Ios Estados y los niveles educativos, ayuda a evitar el riesgo de ver el mestizaje como simple homogeneizaci6n y reconci!iaci6n intercultural. Estes rerm inos -mestizaje, sincretismo, creolizaci6nsiguen rnanejandose en buena parte de la bibliograffa antropo16gica y etnohist6rica para especificar formas particulares de hibridaci6n mas 0 menos clasicas, Pero i,c6mo designar las fusiones entre culturas barriales y rnediat icas, entre esti los de consurno de generaciones diferenres, entre rnusicas locales y transnacionales, que ocurren en las fronteras y en las grandes ciudades (no s610 allf)? La palabra hibridaci6n aparece mas ducril 'para nombrar no s610 ,Ias combinaciones de elementos et nicos 0 religiosos, sino tam bien la de producros de las tecnologfas avanzadas y procesos socialesrnodernos 0 posmodernos. Destaco las fronteras entre pafses y las grandes ciudades como contextos que condicionan los formatos, los estilos y las contradicciones especfficos de la hibridaci6n. Las fronteras rfgidas establecidas por los Estados modernos se volvieron porosas. Pocas culturas pueden ser ahora descriras como unidades esrables , con Ifmi res precisos basados en la ocupaci6n de un rerri torio acotado. Pero esra multi plicaci6n de oportunidades para hibridarse no implica indererminaci6n, ni liberrad irrestricra. La hibridaci6n ocurre en condiciones historicas y sociales especfficas, en medio de sistemas de producci6n y consumo que a veces operan como coacciones, segun se aprecia en la vida de muchos migrantes. Otra de las enridades sociales que auspician, pero ram bien condicionan la hibridaci6n son las ciudades. Las megal6polis mulrilingiies y multiculturales, por ejemplo Londres, Berlfn, Nueva York, Los A.ngeles, Buenos Aires, Sao Paulo; Mexico y Hong Kong, son estudiadas como centros donde la hibridaci6n fomenra mayores conflicros y mayor crearividad cultural (Appadurai; Hannerz),

(LAS NOCIONES

MODERNAS

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XIII

SIRVEN PARA

HAB'LAR DE GLOBALIZACI6N?

Los term inos empleados como antecedentes 0 eq.uivalentes de hibridaci6n, 0 sea mestizaje, sincretismo y creolizaci6n, se usan en ge.neral para referirse a procesos rradicionales, 0 a la sobrevivencia de costumbres y formas de pensamiento premodernos en los comienzos de la modernidad. Una de las tareas de esre libro es construir la noci6n de hibridaci6n para designar las mezclas interculturales propiamente modernas, entre orras las generadas por las integraciones de los Esrados nacionales, los populismos polfticos y las indusrrias culturales. Fue necesario, por eso, discucir los v incu los y desacuerdos entre modernidad, modernizaci6n y modernismo, asf como las dudas de que America Latina sea 0 no un' corir inenre moderno. En los afios ochenta y principios de los novenra la modernidad era juzgada desde el pensamiento posmoderno. Escriro en medio de la hegemonfa que enronces tenfa esa tendencia, el Ii bro apreci6 su antievolucionismo, su valoraci6n de la heterogeneidad multicultural y transhist6rica, y aprovecho la .crft ica a los rnerarrelatos para deslegitimar las prerensiones fundamentalistas de los tradicionalismos. Pero al mismo tiempo me resist I a considerar la posmodernidad como una etapa que reemplazarfa a la epoca moderna. Preferf concebirla como un modo de problematizar las articulaciones que la modernidad estableci6 con las tradiciones que inrento excluir 0 superar. La descoleccuin de los patrimonios etnicos y nacionales, asf como la desterritorialrzacion y la reconversion de saberes y costumbres fueron examinados como recursos para hibridarse. Los afios noventa redujeron el arract ivo del pensamiento posmoderno y colocaron, en el centro de las ciencias sociales, la globalizaci6n. Asf como hoy percibimos con mas claridad que 10 posmoderno no clausur6 la modernidad, tam poco la p rob le mat ica global perm ire desenrenderse de ella. Algunos de los te6ricos mas destacables de la globalizaci6n, como Anthony Giddens y Ulrich Beck, la esrud ian como culminaci6n de las tendencias y los conflictos modernos. En palabras de Beck, la globalizaci6n nos coloca ante el desaffo de configurar una "segunda modernidad", mas reflexiva, que no imponga su racionalidad secularizante, sino que acepte pluralmente tradiciones diversas.

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INTRODUCCl6N

CULTURAS HfBRIDAS

gues en A.frica (Guinea, Cabo Verde), en el Caribe (Curazao) y Asia (India, Sri Lanka). Dado que presenta tensiones paradigrnaricas entre oralidad y escritura, entre sectores culros y populares, en un continuum de diversidad, Ulf Hannerz sugiere extender su uso en el ambito transnacional para denominar "procesos de confluencia cultural" caracterizados "por la desigualdad de poder, prestigio y recursos rnareriales" (Hannerz, 1997). Su enfas is en que los flujos crecienres entre centro y periferia deben ser examinados, junto con las asimetrfas entre los mercados, Ios Estados y los niveles educativos, ayuda a evitar el riesgo de ver el mestizaje como simple homogeneizaci6n y reconci!iaci6n intercultural. Estes rerm inos -mestizaje, sincretismo, creolizaci6nsiguen rnanejandose en buena parte de la bibliograffa antropo16gica y etnohist6rica para especificar formas particulares de hibridaci6n mas 0 menos clasicas, Pero i,c6mo designar las fusiones entre culturas barriales y rnediat icas, entre esti los de consurno de generaciones diferenres, entre rnusicas locales y transnacionales, que ocurren en las fronteras y en las grandes ciudades (no s610 allf)? La palabra hibridaci6n aparece mas ducril 'para nombrar no s610 ,Ias combinaciones de elementos et nicos 0 religiosos, sino tam bien la de producros de las tecnologfas avanzadas y procesos socialesrnodernos 0 posmodernos. Destaco las fronteras entre pafses y las grandes ciudades como contextos que condicionan los formatos, los estilos y las contradicciones especfficos de la hibridaci6n. Las fronteras rfgidas establecidas por los Estados modernos se volvieron porosas. Pocas culturas pueden ser ahora descriras como unidades esrables , con Ifmi res precisos basados en la ocupaci6n de un rerri torio acotado. Pero esra multi plicaci6n de oportunidades para hibridarse no implica indererminaci6n, ni liberrad irrestricra. La hibridaci6n ocurre en condiciones historicas y sociales especfficas, en medio de sistemas de producci6n y consumo que a veces operan como coacciones, segun se aprecia en la vida de muchos migrantes. Otra de las enridades sociales que auspician, pero ram bien condicionan la hibridaci6n son las ciudades. Las megal6polis mulrilingiies y multiculturales, por ejemplo Londres, Berlfn, Nueva York, Los A.ngeles, Buenos Aires, Sao Paulo; Mexico y Hong Kong, son estudiadas como centros donde la hibridaci6n fomenra mayores conflicros y mayor crearividad cultural (Appadurai; Hannerz),

(LAS NOCIONES

MODERNAS

A LA EDICl6N 2001

XIII

SIRVEN PARA

HAB'LAR DE GLOBALIZACI6N?

Los term inos empleados como antecedentes 0 eq.uivalentes de hibridaci6n, 0 sea mestizaje, sincretismo y creolizaci6n, se usan en ge.neral para referirse a procesos rradicionales, 0 a la sobrevivencia de costumbres y formas de pensamiento premodernos en los comienzos de la modernidad. Una de las tareas de esre libro es construir la noci6n de hibridaci6n para designar las mezclas interculturales propiamente modernas, entre orras las generadas por las integraciones de los Esrados nacionales, los populismos polfticos y las indusrrias culturales. Fue necesario, por eso, discucir los v incu los y desacuerdos entre modernidad, modernizaci6n y modernismo, asf como las dudas de que America Latina sea 0 no un' corir inenre moderno. En los afios ochenta y principios de los novenra la modernidad era juzgada desde el pensamiento posmoderno. Escriro en medio de la hegemonfa que enronces tenfa esa tendencia, el Ii bro apreci6 su antievolucionismo, su valoraci6n de la heterogeneidad multicultural y transhist6rica, y aprovecho la .crft ica a los rnerarrelatos para deslegitimar las prerensiones fundamentalistas de los tradicionalismos. Pero al mismo tiempo me resist I a considerar la posmodernidad como una etapa que reemplazarfa a la epoca moderna. Preferf concebirla como un modo de problematizar las articulaciones que la modernidad estableci6 con las tradiciones que inrento excluir 0 superar. La descoleccuin de los patrimonios etnicos y nacionales, asf como la desterritorialrzacion y la reconversion de saberes y costumbres fueron examinados como recursos para hibridarse. Los afios noventa redujeron el arract ivo del pensamiento posmoderno y colocaron, en el centro de las ciencias sociales, la globalizaci6n. Asf como hoy percibimos con mas claridad que 10 posmoderno no clausur6 la modernidad, tam poco la p rob le mat ica global perm ire desenrenderse de ella. Algunos de los te6ricos mas destacables de la globalizaci6n, como Anthony Giddens y Ulrich Beck, la esrud ian como culminaci6n de las tendencias y los conflictos modernos. En palabras de Beck, la globalizaci6n nos coloca ante el desaffo de configurar una "segunda modernidad", mas reflexiva, que no imponga su racionalidad secularizante, sino que acepte pluralmente tradiciones diversas.

XIV

CULTURAS HiBRIDAS

Los procesos globalizadores acenruan la interculturalidad moderna cuando crean mercados mundiales de bienes mate.riales y dinero, mensajes y migrantes. Los flujos y las interacciones que ocurren en estos procesos han disminuido fronteras y aduanas, asf como la autonomfa de las tradiciones locales; propician mas formas de hibridaci6n productiva, comunicacional, y en los esri los de consumo que en el pasado. Alas modalidades clasicas de fusi6n, derivadas de migraciones, intercambios comerciales y de las polfticas de integraci6n educativa impulsadas por Estados nacionales, se agregan las mezclas generadas por las industrias culturales. Si bien esre libro no habla estrictamente de globalizaci6n, examina procesos de internacionalizaci6n y transnacionalizaci6n, pues se ocupa de Ias.indusrrias culturales y las migraciones de America . Latina a Esrados Unidos. Aun las artesanfas y rmisicas tradicionales son analizadas en relaci6n con los circuitos masivos transnacionales, donde los productos populares suelen ser "expropiados" por empresas turfst icas y comunicacionales. Al estudiar movimientos .recientes de globalizaci6n advertimos que estes no s610 integ ran y generan mestizajes; tambien segregan, producen nuevas desigualdades y estimulan reacciones diferencialistas (Appadurai, 1996; Beck, 1997; Hannerz; 1996). A veces se aprovecha la globalizaci6n empresarial y del consumo paraafirmar y expandir part icularidades etrricas 0 regiones culturales, como ocurre con la rmisica latina en la actualidad (Ochoa; Yudice). Algunos actores sociales encuentran, en estos procesos, recursos para resistir 0 modificar la globalizaci6n y replantear las condiciones de intercambio entre culturas. Pero el ejemplo de las hibridaciones musicales, entre orros, pone de rnanifiesro las diferencias· y desigualdades que existen cuando se reaiizan en los pafses centrales 0 en las periferias: basta evocar la distancia entre las fusiones homogeneizadoras de 10 latino, de los disrinros rnodos de hacer rmisica latina, en las discograficas de Miami, y la mayor diversidad reconocida por las productoras locales de Argentina, Brasil, Colombia 0 Mexico. Entonces, cabe agregar, ala tipologia de hibridaciones rradicionales (rnesrizaje, sincretismo, creolizaci6n) las operaciones de construcci6n hibrida entre actores modernos, en condiciones avanzadas de globalizaci6n. Encontramos dos ejemplos en la formaci6n multicultural de 10 latina: a) la neohispanoamericanizaci6n de America Latina, y b) la fusi6n interamericana. Por neobispanoamericanizacis« me refiero a la

INTRODUCCI6N

A LA EDlCI6N 2001

XV

apropiaci6n de editoriales, aerolineas, bancos y telecomunicaciones por parte de empresas espafiolas en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Mexico, Peru y Venezuela. En Brasil, los espafioles ocuparon en 1999 el segundo lugar con 28 por cienro de las inversiones exrranjeras; en Argentina pasaron al primer puesto, desplazando a Estados Unidos el mismo afio. Por un lado, puede pensarse que conviene diversificar los inrercarnbios con Espana y el resto de Europa para corregir la tendencia anterior a subordinarse s610 a capitales estadounidenses. Pero tam bien en estes casos las condiciones asirnetricas limitan la participaci6n de art isras y medios de comunicaci6n latinoamericanos. Bajo el nombre de fusion interamericana abarco el conjunro de procesos de "norteamericanizaci6n" de los paises Iarmoamericanos y "Iat inizacion" de Esrados Unidos. Me inclino a llamar fusiones a estas hibridaciones, ya que esa palabra, usada preferenremenre en rmisica, emblematiza el papel prorninenre de los acuerdos entre industrias fonograficas rransnacionales, el lugar de Miami como "capital de la cul tura latinoamericana" (Yudice, 1999) y la interaccion de las Americas en el consumo intercultural. (Analice mas extensarnenre estas relaciones interamericanas y con Europa en mi libro La globalizncion imaginada.) Hablar de fusiones no debe hacernos descuidar 10 que resisre 0 se escinde. La teor ia de Ia!hi bridaci6n t iene que tomar en cuenta los movirnientos que la rechazan. No provienen s610 de los fundamentalismos que se oponen al sincrerisrno rel igioso y el mestizaje intercultural. Exisren resistencias a aceptar esras y otras formas de hibridaci6n, porque generan inseguridad en las culturas y conspiran contra su auroesr irna ernocenrr ica. Tarnbien es desafianre para el pensamiento rnoderno de tipo analftico, acostumbrado a separar binariamente 10 ci.vilizado de 10 salvaje, 10 nacional de 10 exrranjero, 10 anglo de 10 lari no. Asimismo, nos obligan a ser cuidadosos con las generalizaciones 105 procesos que llamaremos de hib,.idacion restringida La fluidez de las comunicaciones nos facilitan apropiarnos elementos de muchas culturas, pero esro no implica que las aceptemos indiscriminadamente; como decfa Gustavo Lins Ribeiro, refiriendose a la fascinaci6n blanca por 10 afroarnericano, algunos piensan: "incorporo su miisica, pero que no se case con mi hi ja". De codas maneras, la intensificaci6n de la interculturalidad favorece intercambios, mezclas mayores

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CULTURAS HiBRIDAS

Los procesos globalizadores acenruan la interculturalidad moderna cuando crean mercados mundiales de bienes mate.riales y dinero, mensajes y migrantes. Los flujos y las interacciones que ocurren en estos procesos han disminuido fronteras y aduanas, asf como la autonomfa de las tradiciones locales; propician mas formas de hibridaci6n productiva, comunicacional, y en los esri los de consumo que en el pasado. Alas modalidades clasicas de fusi6n, derivadas de migraciones, intercambios comerciales y de las polfticas de integraci6n educativa impulsadas por Estados nacionales, se agregan las mezclas generadas por las industrias culturales. Si bien esre libro no habla estrictamente de globalizaci6n, examina procesos de internacionalizaci6n y transnacionalizaci6n, pues se ocupa de Ias.indusrrias culturales y las migraciones de America . Latina a Esrados Unidos. Aun las artesanfas y rmisicas tradicionales son analizadas en relaci6n con los circuitos masivos transnacionales, donde los productos populares suelen ser "expropiados" por empresas turfst icas y comunicacionales. Al estudiar movimientos .recientes de globalizaci6n advertimos que estes no s610 integ ran y generan mestizajes; tambien segregan, producen nuevas desigualdades y estimulan reacciones diferencialistas (Appadurai, 1996; Beck, 1997; Hannerz; 1996). A veces se aprovecha la globalizaci6n empresarial y del consumo paraafirmar y expandir part icularidades etrricas 0 regiones culturales, como ocurre con la rmisica latina en la actualidad (Ochoa; Yudice). Algunos actores sociales encuentran, en estos procesos, recursos para resistir 0 modificar la globalizaci6n y replantear las condiciones de intercambio entre culturas. Pero el ejemplo de las hibridaciones musicales, entre orros, pone de rnanifiesro las diferencias· y desigualdades que existen cuando se reaiizan en los pafses centrales 0 en las periferias: basta evocar la distancia entre las fusiones homogeneizadoras de 10 latino, de los disrinros rnodos de hacer rmisica latina, en las discograficas de Miami, y la mayor diversidad reconocida por las productoras locales de Argentina, Brasil, Colombia 0 Mexico. Entonces, cabe agregar, ala tipologia de hibridaciones rradicionales (rnesrizaje, sincretismo, creolizaci6n) las operaciones de construcci6n hibrida entre actores modernos, en condiciones avanzadas de globalizaci6n. Encontramos dos ejemplos en la formaci6n multicultural de 10 latina: a) la neohispanoamericanizaci6n de America Latina, y b) la fusi6n interamericana. Por neobispanoamericanizacis« me refiero a la

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apropiaci6n de editoriales, aerolineas, bancos y telecomunicaciones por parte de empresas espafiolas en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Mexico, Peru y Venezuela. En Brasil, los espafioles ocuparon en 1999 el segundo lugar con 28 por cienro de las inversiones exrranjeras; en Argentina pasaron al primer puesto, desplazando a Estados Unidos el mismo afio. Por un lado, puede pensarse que conviene diversificar los inrercarnbios con Espana y el resto de Europa para corregir la tendencia anterior a subordinarse s610 a capitales estadounidenses. Pero tam bien en estes casos las condiciones asirnetricas limitan la participaci6n de art isras y medios de comunicaci6n latinoamericanos. Bajo el nombre de fusion interamericana abarco el conjunro de procesos de "norteamericanizaci6n" de los paises Iarmoamericanos y "Iat inizacion" de Esrados Unidos. Me inclino a llamar fusiones a estas hibridaciones, ya que esa palabra, usada preferenremenre en rmisica, emblematiza el papel prorninenre de los acuerdos entre industrias fonograficas rransnacionales, el lugar de Miami como "capital de la cul tura latinoamericana" (Yudice, 1999) y la interaccion de las Americas en el consumo intercultural. (Analice mas extensarnenre estas relaciones interamericanas y con Europa en mi libro La globalizncion imaginada.) Hablar de fusiones no debe hacernos descuidar 10 que resisre 0 se escinde. La teor ia de Ia!hi bridaci6n t iene que tomar en cuenta los movirnientos que la rechazan. No provienen s610 de los fundamentalismos que se oponen al sincrerisrno rel igioso y el mestizaje intercultural. Exisren resistencias a aceptar esras y otras formas de hibridaci6n, porque generan inseguridad en las culturas y conspiran contra su auroesr irna ernocenrr ica. Tarnbien es desafianre para el pensamiento rnoderno de tipo analftico, acostumbrado a separar binariamente 10 ci.vilizado de 10 salvaje, 10 nacional de 10 exrranjero, 10 anglo de 10 lari no. Asimismo, nos obligan a ser cuidadosos con las generalizaciones 105 procesos que llamaremos de hib,.idacion restringida La fluidez de las comunicaciones nos facilitan apropiarnos elementos de muchas culturas, pero esro no implica que las aceptemos indiscriminadamente; como decfa Gustavo Lins Ribeiro, refiriendose a la fascinaci6n blanca por 10 afroarnericano, algunos piensan: "incorporo su miisica, pero que no se case con mi hi ja". De codas maneras, la intensificaci6n de la interculturalidad favorece intercambios, mezclas mayores

XVI

CULTURAS

HfBRIDAS

y mas diversificadas que en otros tiempos; p<;>rejemplo, gente que es brasilefia por nacionalidad, portuguesa por la lengua, rusa 0 japonesa por el origen, y cat61ica 0 afroamericana por la religi6n. Esra variabilidad de regimenes de perrenencias desaffa una vez mas al pensamiento binario, a cualquier inrenro de ordenar el mundo en identidades puras y oposiciones simples. Es necesario registrar aquello que, en los entrecruzamientos, permanece diferente. Como explica N. J. c. Vasanrkurnas del sincretismo, "es un proceso de mezcla de 10 compatible y fijaci6n de 10 incompatible" (citado por Canevaci: 1996: 22).

QUE

CAMBIU

EN LA ULTIMA

DECADA

America Latina se esta quedando sin proyectos nacionales. La perdida de control sobre las economias de cada pais se rnanifiesta en la desaparici6n de la moneda propia (Ecuador, El Salvador), en sus devaluaciones frecuentes (Brasil, Mexico, Peru, Venezuela) 0 en la fijaci6n maniaca al d6lar (Argentina). Las monedas llevan emblemas nacionales, pero ya representan poco la capacidad de las naciones de gestionar de manera soberana su presenre. No son referencias de realidad, aunque en los int enros de revalorizar su moneda y devolverla del delirio hiperinflacionario a una relaci6n verosfrni l con el pais, Brasil la hay a redesignado precisarnenre como feat. Esta apuesta por confiar a un significante fuerte la vigorizaci6n del significado es tan inconsistence desde las teorfas lingufsricas y de la representaci6n como desde el punto de vista econ6mico es hacer depender de la estabilidad de la moneda el reordenamiento y el control end6geno de la economia. . "Por que recurrir a doctrinas ·tan atrev idamenre ingenuas para conseguir efecros esrrucrurales? pregunta Renate Janine Ribeiro. Como dernuesrra esre fil6sofo brasilefio respecro de su pais, el cambio de nombre de la moneda tuvo efeccos ternporales: hizo posible que un presidenre de la Republica se eligiera dos veces, ciment6 la alianza entre izquierda y derecha, ayud6 a privatizar organismos estatales y calm6 por unos afios la tensi6n social. Seis afios despues, el valor caido del real y la mayor dependencia exrerna de Ias variables econ6micas nacionales muestran que iniciar una nueva hi srori a, reconstituyendo el significado desde el significante, la econornfa desde las finanzas, fue s610 un modo temporal de ocul-

I

INTRODUCCI6N

A LA EDICI6N

2001

XVII

tar los conflicros de la historia, una historia de oporrunidades perdidas, elecciones desdichadas; en surna , des control de los procesos econ6micos y sociales que la moneda propia aspira a representar (Ribeiro, 2000). De los afios cuarenta a los serenra del siglo xx la creacion de editoriales en Argentina, Brasil, Mexico, Colombia, Chile, Peru, Uruguay y Venezuela produjo una "susrirucion de imporraciones" en el campo de la cultura letrada, tan significativo para la configuraci6n de naciones dernocrat icas rnodernas; a partir de mediados de los serenta, la mayorfa de los edit ores quebr6, 0 vendi6 sus caralogos a editoriales espafiolas, que luego fueron cornprados por empresas francesas, italianas y alemanas. La historia social de las culturas latinoamericanas que r ra. zamos en esre libro revela que un recurso clave para la rnodernizaci6n fue multiplicar al esrudiantado universitario (de 250 mil en 1950 a 5 389,000 al finalizar la decada de los serenra). Desde los ochenta, las universidades, envejecidas y econ6micamente asfixiadas, se han vuelto para los j6venes, en opini6n de Juan Villoro, "gigantescas salas de espera donde se les entrer ierie para que no se conviertan en factor de conflicto social". Aunque muchos j6venes se frustraban hace treinta, cuarenta 0 cincuenta afios al salir de las universidades, y a veces los mejores invest igadores migraban a Europa y Estados U nidos, la educaci6n superior' buscaba producir intelectuales para el desarrollo nacional; hoy sigue frustrando a la mayorfa; peor aun, s610 le ofrece optar entre irse a trabajar a puestos secundarios en los servicios del primer mundo 0 volverse recnico en las transnacionales que conrrolan la producci6n y el comercio del propio pais. Nada en la sociedad induce la rentaci6n del voluntarismo polftico; muy pocos cargos publ icos requieren alto nivel profesional, y la formaci6n en la crft ica inte lecrual mas bien descalifica para ejercerlos a quienes s610 se pide que sean experros. A los j6venes de hace treinra afios les preocupaba c6mo acortar la disrancia entre 10 culto y 10 popular; ahora, a los universi tarios y profesionales j6venes en America Latina les aflige c6mo florar en 10 que queda del mundo cui to y de la clase media; si son colombianos 0 ecuatorianos, las preguntas son c6mo y a d6nde irse. Todas las tendencias de abdicaci6n de 10 publico en 10 privado, de 10 nacional en 10 transnacional, que registrabamos hace diez afios se han acentuado. Dos procesos nuevos, inci-

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y mas diversificadas que en otros tiempos; p<;>rejemplo, gente que es brasilefia por nacionalidad, portuguesa por la lengua, rusa 0 japonesa por el origen, y cat61ica 0 afroamericana por la religi6n. Esra variabilidad de regimenes de perrenencias desaffa una vez mas al pensamiento binario, a cualquier inrenro de ordenar el mundo en identidades puras y oposiciones simples. Es necesario registrar aquello que, en los entrecruzamientos, permanece diferente. Como explica N. J. c. Vasanrkurnas del sincretismo, "es un proceso de mezcla de 10 compatible y fijaci6n de 10 incompatible" (citado por Canevaci: 1996: 22).

QUE

CAMBIU

EN LA ULTIMA

DECADA

America Latina se esta quedando sin proyectos nacionales. La perdida de control sobre las economias de cada pais se rnanifiesta en la desaparici6n de la moneda propia (Ecuador, El Salvador), en sus devaluaciones frecuentes (Brasil, Mexico, Peru, Venezuela) 0 en la fijaci6n maniaca al d6lar (Argentina). Las monedas llevan emblemas nacionales, pero ya representan poco la capacidad de las naciones de gestionar de manera soberana su presenre. No son referencias de realidad, aunque en los int enros de revalorizar su moneda y devolverla del delirio hiperinflacionario a una relaci6n verosfrni l con el pais, Brasil la hay a redesignado precisarnenre como feat. Esta apuesta por confiar a un significante fuerte la vigorizaci6n del significado es tan inconsistence desde las teorfas lingufsricas y de la representaci6n como desde el punto de vista econ6mico es hacer depender de la estabilidad de la moneda el reordenamiento y el control end6geno de la economia. . "Por que recurrir a doctrinas ·tan atrev idamenre ingenuas para conseguir efecros esrrucrurales? pregunta Renate Janine Ribeiro. Como dernuesrra esre fil6sofo brasilefio respecro de su pais, el cambio de nombre de la moneda tuvo efeccos ternporales: hizo posible que un presidenre de la Republica se eligiera dos veces, ciment6 la alianza entre izquierda y derecha, ayud6 a privatizar organismos estatales y calm6 por unos afios la tensi6n social. Seis afios despues, el valor caido del real y la mayor dependencia exrerna de Ias variables econ6micas nacionales muestran que iniciar una nueva hi srori a, reconstituyendo el significado desde el significante, la econornfa desde las finanzas, fue s610 un modo temporal de ocul-

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A LA EDICI6N

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tar los conflicros de la historia, una historia de oporrunidades perdidas, elecciones desdichadas; en surna , des control de los procesos econ6micos y sociales que la moneda propia aspira a representar (Ribeiro, 2000). De los afios cuarenta a los serenra del siglo xx la creacion de editoriales en Argentina, Brasil, Mexico, Colombia, Chile, Peru, Uruguay y Venezuela produjo una "susrirucion de imporraciones" en el campo de la cultura letrada, tan significativo para la configuraci6n de naciones dernocrat icas rnodernas; a partir de mediados de los serenta, la mayorfa de los edit ores quebr6, 0 vendi6 sus caralogos a editoriales espafiolas, que luego fueron cornprados por empresas francesas, italianas y alemanas. La historia social de las culturas latinoamericanas que r ra. zamos en esre libro revela que un recurso clave para la rnodernizaci6n fue multiplicar al esrudiantado universitario (de 250 mil en 1950 a 5 389,000 al finalizar la decada de los serenra). Desde los ochenta, las universidades, envejecidas y econ6micamente asfixiadas, se han vuelto para los j6venes, en opini6n de Juan Villoro, "gigantescas salas de espera donde se les entrer ierie para que no se conviertan en factor de conflicto social". Aunque muchos j6venes se frustraban hace treinta, cuarenta 0 cincuenta afios al salir de las universidades, y a veces los mejores invest igadores migraban a Europa y Estados U nidos, la educaci6n superior' buscaba producir intelectuales para el desarrollo nacional; hoy sigue frustrando a la mayorfa; peor aun, s610 le ofrece optar entre irse a trabajar a puestos secundarios en los servicios del primer mundo 0 volverse recnico en las transnacionales que conrrolan la producci6n y el comercio del propio pais. Nada en la sociedad induce la rentaci6n del voluntarismo polftico; muy pocos cargos publ icos requieren alto nivel profesional, y la formaci6n en la crft ica inte lecrual mas bien descalifica para ejercerlos a quienes s610 se pide que sean experros. A los j6venes de hace treinra afios les preocupaba c6mo acortar la disrancia entre 10 culto y 10 popular; ahora, a los universi tarios y profesionales j6venes en America Latina les aflige c6mo florar en 10 que queda del mundo cui to y de la clase media; si son colombianos 0 ecuatorianos, las preguntas son c6mo y a d6nde irse. Todas las tendencias de abdicaci6n de 10 publico en 10 privado, de 10 nacional en 10 transnacional, que registrabamos hace diez afios se han acentuado. Dos procesos nuevos, inci-

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CULTURAS HfBRIDAS

pienres enronces, colaboran en esta reorientaci6n. Uno es la , digi talizaci6n y mediatizaci6n de los procesos culturales en la producci6n, la circulaci6n y el consumo, que transfiere la iniciativa y el control econ6mico y cultural a empresas transnacionales. Otro abarca el crecimiento de los mercados informales, la precarizaci6n del trabajo y, en su modalidad mas espectacular, el narcorreordenamiento de gran parte de la economia y la politica, con la consiguiente destrucci6n violenta de los lazos sociales. En la cultura, pers ist en pocas fundaciones y acciones mecenales en la culrura por parte de empresarios de algunos paises latinoamericanos, pero en todas partes se cerraron instituciones auspiciadas por acrores privados y publicos. Ellugar de estos actores nacionales suele ser ocupado por inversion isras exrranjeros en telecomunicaciones, distribuidoras y exhibidoras de cine y video, vendedores de producros y servicios inforrnaricos. La innovaci6n esret ica interesa cada vez rnenos en los museos, en las edicoriales y en el cine; se ha desplazado alas tecnologias eleccr6nicas, al encrecenimiento musical y la moda. Donde habia pi nrores 0 miisicos, hay disefiadores y discjoceeys. La hibridaci6n en cierco modo se ha vuelco mas facil y se ha mulciplicado cuando no depende de los tiempos largos, de la paciencia artesanal 0 erudica, sino de la habilidad para gel1erar hiperrexros y rapidas ediciones audiovisuales 0 eleccr6nicas. Conocer las innovaciones de disti ntos pafses y la posibilidad de mezclarlas requerfa, hace diez afios, viajes frecuentes, suscribirse a revistas excranjeras y pagar abulcadas cuencas celef6nicas; ahora se trata de renovar peri6dicamente el equipo de c6mpuro y cener un buen servicio de Internee. Pese a que vivamos en un presente excicado consigo mismo, las hisrorias del arce, de la liceratura y de la cultura siguen apareciendo aquf y alla como recursos narracivos, mecaforas y cicas prestigiosas. Fragmentos de clasicos barrocos, rornanticos y del jazz son convocados en el rock y la rmisica tecno. La iconograffa del Renacimienco y de la experimenracion vanguardisca outre la publicidad de las promesas tecno16gicas. Los coroneles que no tenian quien les escribiera llegan con sus novelas al cine, la memoria de los oprimidos y d.esaparecidos manriene su rest imoriio en desgarrados cantos rockeros y videoclips. Los dramas hist6ricos se hibridan mas en movimientos culrurales que sociales 0 politicos con los discursos de hoy.

INTRODUCCI6N

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XIX

Entre tanto, los perfiles nacionales mantienen vigencia en algunas areas del consumo, sobre rodo en los camp,os donde cada sociedad dispone de ofertas propias. No es el caso del cine, porque las peliculas escadounidenses ocupan entre 80 y 90 por cienro del ciempo en pantalla en casi todo el mundo; al dominio de la producci6n y la discribuci6n, ahora se agrega la apropiaci6n cransnacional de los circuiros de exhibici6n, con 10 cual se consagra para un largo fucuro la capacidad de marginar 10 que queda de las cinematografias europeas, asiaticas y latinoamericanas. Es diferente 10 queocurre con la rrnisica: las majors (Sony, Warner, Emi y Universal) manejan 90 por cienro del mercado discografico mundial, pero las encuestas de consumo dicen que en cod os los paises latinoamericanos mas de la mi cad de 10 que se escucha esra en espafiol. Por eso, las megadisqueras y MTV conceden acenci6n a. nuestra rnusica. , Las culcuras populares no se excinguieron, pero hay que buscarlas en ocros lugares 0 no lugares. La puesta en escena de 10 popular sigue haciendose en museos y exposiciones folcl6ricas, en escenarios politicos y comunicaciondes, con estracegias semejantes a las que anal ice en los capfrulos V y VI, aunque la i:ecomposici6n, revaloraci6n y desvalorizaci6n de culcuras locales en la globalizaci6n acentuan, y a veces cambian, algunos procesos de hibridaci6n. Es mas claro que cuando escribi esre libro que la interacci6n de los sectores populares con los hegem6nicos, de lolocal con 10 cransnacional, no se deja leer s610 en clave de ancagonismo. Las majors de la induscria musical, por ejemplo, son empresas que se deslizan con soltura encre 10 global y 10 nacional. Expercas en gfocafizar, crean condiciones para que circulemos entre diversas escalas de Ia-produccion y el consumo. En suma, en los procesos globalizadores se amplfan las faculcades combinacorias de los consumidores, pero casi nunca sucede asf con la hibridaci6n end6gena, 0 sea en los circuicos de producci6n locales, cada vez mas condicionados por una hibridaci6n heter6noma, coerciciva, que concencra las iniciativas combinarorias en pocas sedes cransnacionales de generaci6n de mensajes y bienes, de edici6n y adminiscraci6n del senti do social.

XVIII

CULTURAS HfBRIDAS

pienres enronces, colaboran en esta reorientaci6n. Uno es la , digi talizaci6n y mediatizaci6n de los procesos culturales en la producci6n, la circulaci6n y el consumo, que transfiere la iniciativa y el control econ6mico y cultural a empresas transnacionales. Otro abarca el crecimiento de los mercados informales, la precarizaci6n del trabajo y, en su modalidad mas espectacular, el narcorreordenamiento de gran parte de la economia y la politica, con la consiguiente destrucci6n violenta de los lazos sociales. En la cultura, pers ist en pocas fundaciones y acciones mecenales en la culrura por parte de empresarios de algunos paises latinoamericanos, pero en todas partes se cerraron instituciones auspiciadas por acrores privados y publicos. Ellugar de estos actores nacionales suele ser ocupado por inversion isras exrranjeros en telecomunicaciones, distribuidoras y exhibidoras de cine y video, vendedores de producros y servicios inforrnaricos. La innovaci6n esret ica interesa cada vez rnenos en los museos, en las edicoriales y en el cine; se ha desplazado alas tecnologias eleccr6nicas, al encrecenimiento musical y la moda. Donde habia pi nrores 0 miisicos, hay disefiadores y discjoceeys. La hibridaci6n en cierco modo se ha vuelco mas facil y se ha mulciplicado cuando no depende de los tiempos largos, de la paciencia artesanal 0 erudica, sino de la habilidad para gel1erar hiperrexros y rapidas ediciones audiovisuales 0 eleccr6nicas. Conocer las innovaciones de disti ntos pafses y la posibilidad de mezclarlas requerfa, hace diez afios, viajes frecuentes, suscribirse a revistas excranjeras y pagar abulcadas cuencas celef6nicas; ahora se trata de renovar peri6dicamente el equipo de c6mpuro y cener un buen servicio de Internee. Pese a que vivamos en un presente excicado consigo mismo, las hisrorias del arce, de la liceratura y de la cultura siguen apareciendo aquf y alla como recursos narracivos, mecaforas y cicas prestigiosas. Fragmentos de clasicos barrocos, rornanticos y del jazz son convocados en el rock y la rmisica tecno. La iconograffa del Renacimienco y de la experimenracion vanguardisca outre la publicidad de las promesas tecno16gicas. Los coroneles que no tenian quien les escribiera llegan con sus novelas al cine, la memoria de los oprimidos y d.esaparecidos manriene su rest imoriio en desgarrados cantos rockeros y videoclips. Los dramas hist6ricos se hibridan mas en movimientos culrurales que sociales 0 politicos con los discursos de hoy.

INTRODUCCI6N

A LA EDICI6N 2001

XIX

Entre tanto, los perfiles nacionales mantienen vigencia en algunas areas del consumo, sobre rodo en los camp,os donde cada sociedad dispone de ofertas propias. No es el caso del cine, porque las peliculas escadounidenses ocupan entre 80 y 90 por cienro del ciempo en pantalla en casi todo el mundo; al dominio de la producci6n y la discribuci6n, ahora se agrega la apropiaci6n cransnacional de los circuiros de exhibici6n, con 10 cual se consagra para un largo fucuro la capacidad de marginar 10 que queda de las cinematografias europeas, asiaticas y latinoamericanas. Es diferente 10 queocurre con la rrnisica: las majors (Sony, Warner, Emi y Universal) manejan 90 por cienro del mercado discografico mundial, pero las encuestas de consumo dicen que en cod os los paises latinoamericanos mas de la mi cad de 10 que se escucha esra en espafiol. Por eso, las megadisqueras y MTV conceden acenci6n a. nuestra rnusica. , Las culcuras populares no se excinguieron, pero hay que buscarlas en ocros lugares 0 no lugares. La puesta en escena de 10 popular sigue haciendose en museos y exposiciones folcl6ricas, en escenarios politicos y comunicaciondes, con estracegias semejantes a las que anal ice en los capfrulos V y VI, aunque la i:ecomposici6n, revaloraci6n y desvalorizaci6n de culcuras locales en la globalizaci6n acentuan, y a veces cambian, algunos procesos de hibridaci6n. Es mas claro que cuando escribi esre libro que la interacci6n de los sectores populares con los hegem6nicos, de lolocal con 10 cransnacional, no se deja leer s610 en clave de ancagonismo. Las majors de la induscria musical, por ejemplo, son empresas que se deslizan con soltura encre 10 global y 10 nacional. Expercas en gfocafizar, crean condiciones para que circulemos entre diversas escalas de Ia-produccion y el consumo. En suma, en los procesos globalizadores se amplfan las faculcades combinacorias de los consumidores, pero casi nunca sucede asf con la hibridaci6n end6gena, 0 sea en los circuicos de producci6n locales, cada vez mas condicionados por una hibridaci6n heter6noma, coerciciva, que concencra las iniciativas combinarorias en pocas sedes cransnacionales de generaci6n de mensajes y bienes, de edici6n y adminiscraci6n del senti do social.

xx POLiTICAS

CULTURAS HiBRIDAS DE HIBRIDACI6N

(Es posi ble democratizar no s610 el acceso a los bienes, sino rarnbien la capacidad de hibridarlos, de combinar los repertorios rnulriculturales que expande esta epoca global! La respuesta depende, ante todo, de acciones polfricas y econ6micas. Entre ellas, quiero destacar la urgencia de que los acuerdos de libre comercio sean acornpafiados por reglas que ordenen y forralezcan el espacio publico transnacional. Uno de los requisitos para ello es que adernas globalicemos los derechos ciudadanos, que las hibridaciones multinacionales derivadas de migraciones masivas sean reconocidas en una concepci6n mas abierta de la ciudadanfa, capaz de abarcar multiples pertenencias. Quiero decir que reivindicar la heterogeneidad y la posibilidad de multiples hibridaciones es un primer movimiento politico para que el mundo no quede preso bajo la 16gica homogeneizadora con que el capi tal financiero tiende a emparejar los mercados, a fin de facilitar las ganancias. Exigir que las finanzas sean vistas como parte de la economfa, 0 sea de la producci6n de bienes y mensajes, y que la economia sea redefinida como escenario de disputas politicas y diferencias culrurales es el paso siguiente para que la globalizaci6n, entendida como proceso de apertura de los mercados y los reperrorios simb61icos nacionales, como intensificaci6n de intercambios e hibridaciones, no se empobrezca como globalisrno, dictadura homogeneizadora del mercado mundial. A 10 que estan haciendo en esra direcci6n los movim ienros de proresra contra el Banco Mundial , el FMI Y la OECD (ecologistas, por derechos humanos, erc.), es necesario agregar un trabajo espedficamente intercultural, de reconocimiento de la diversidad y afirmaci6n de solidaridades. Mencione antes las fronreras y las grandes ciudades como escenarios estrareg icos. Para esras tareas conviene considerar rarnbien los exilios y las migraciones, condiciones propicias para las mezdas y la fecundaci6n entre culturas. Edward W. Said explica: "Considerar 'el mundo enrer o como una tierra extranjera' posibilita una originalidad en la visi6n. La mayoria de la gente es consciente sobre todo de una culrura, un ambiente, un hogar; los exiliados son conscientes de por 10 menos dos, y esta pluralidad de visi6n da lugar a una consciencia (sic) que -para utilizar una expresi6n de la rmisicaes contrapuntistica ... Para un exiliado, los habiros de vida, expresi6n 0 actividad en el nuevo ambiente ocurren

INTRODUCCI6N

A LA EDICI6N 2001

XXI

inevitablernenre en conrraste con un recuerdo de cosas en otro ambiente. De este modo, tanto el nuevo ambience como el ancerior son vfvidos, reales, y se dan juntos en un contrapunto". Al cornentar esre parrafo de Said, James Clifford sostiene que los discursos diasp6ricos y de hibridaci6n nos permiten pensar la vida conremporanea como "una modernidad de conrrapunro" (Clifford: 313). Pero en orro lugar del mismo libro -ltinerarios transcult uraies+- se pregunta si la noci6n de viaje es mas adecuada que otras usadas en el pensamiento posmoderno: desplazarniento, nomadismo, peregrinaje. Adernas de sefialar las limitaciones de esros ulrirnos vocablos, propo(le viaje como "rerrn ino de traducci6n" entre los dernas, 0 sea "una palabra de aplicaci6n aparenrernenre general, utilizada para la comparaci6n de un modo esrrareg ico y contingence". Todos los rerminos de traducci6n, aclara, "nos llevan durante un trecho y luego se desmoronan. Traduttore, tradittore. En eI tipo de traducci6n que mas me interesa uno aprehde mucho sobre los pueblos, las culturas, las hisrorias disrintas a la propia, 10 suficienre para empezar a percibir 10 que uno se esra perdiendo" (Clifford: 56). Considero atractivo tratar la hibridaci6n como un rermino de traducci6n entre mesrizaje, sincrerismo, fusi6n y los orros vocablos ernpleados para designar mezclas particulares. Tal vez la cuesti6n decisiva no sea convenir cual de esos conceptos abarca mas y es mas fecundo, sino c6mo seguir consrruyendo principios te6ricos y procedimientos metodo16gicos que nos ayuden a volver e st e mundo mas traducible, 0 sea convivible en medio de sus diferencias, y a aceptar 10 que cada uno gana y esra perdiendo al hibridarse. Encuentro en un poema de Ferreira Gullar, musicalizado por Raymundo Fagner en un disco donde canta algunas canciones en porrugues y orras en espafiol, y en el que alterna su 'voz y su lengua de origen con las de Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat, una manera excelente de expresar estes dilemas. El nornbre del disco es,. como el poema de Gullar, Trsdazirse: Uma parte de mim e todo mundo Out ra parte e ninguen, fundo sem fundo U ma parte de mim e rnult idao Outra parte esrranheza e sol idao

xx POLiTICAS

CULTURAS HiBRIDAS DE HIBRIDACI6N

(Es posi ble democratizar no s610 el acceso a los bienes, sino rarnbien la capacidad de hibridarlos, de combinar los repertorios rnulriculturales que expande esta epoca global! La respuesta depende, ante todo, de acciones polfricas y econ6micas. Entre ellas, quiero destacar la urgencia de que los acuerdos de libre comercio sean acornpafiados por reglas que ordenen y forralezcan el espacio publico transnacional. Uno de los requisitos para ello es que adernas globalicemos los derechos ciudadanos, que las hibridaciones multinacionales derivadas de migraciones masivas sean reconocidas en una concepci6n mas abierta de la ciudadanfa, capaz de abarcar multiples pertenencias. Quiero decir que reivindicar la heterogeneidad y la posibilidad de multiples hibridaciones es un primer movimiento politico para que el mundo no quede preso bajo la 16gica homogeneizadora con que el capi tal financiero tiende a emparejar los mercados, a fin de facilitar las ganancias. Exigir que las finanzas sean vistas como parte de la economfa, 0 sea de la producci6n de bienes y mensajes, y que la economia sea redefinida como escenario de disputas politicas y diferencias culrurales es el paso siguiente para que la globalizaci6n, entendida como proceso de apertura de los mercados y los reperrorios simb61icos nacionales, como intensificaci6n de intercambios e hibridaciones, no se empobrezca como globalisrno, dictadura homogeneizadora del mercado mundial. A 10 que estan haciendo en esra direcci6n los movim ienros de proresra contra el Banco Mundial , el FMI Y la OECD (ecologistas, por derechos humanos, erc.), es necesario agregar un trabajo espedficamente intercultural, de reconocimiento de la diversidad y afirmaci6n de solidaridades. Mencione antes las fronreras y las grandes ciudades como escenarios estrareg icos. Para esras tareas conviene considerar rarnbien los exilios y las migraciones, condiciones propicias para las mezdas y la fecundaci6n entre culturas. Edward W. Said explica: "Considerar 'el mundo enrer o como una tierra extranjera' posibilita una originalidad en la visi6n. La mayoria de la gente es consciente sobre todo de una culrura, un ambiente, un hogar; los exiliados son conscientes de por 10 menos dos, y esta pluralidad de visi6n da lugar a una consciencia (sic) que -para utilizar una expresi6n de la rmisicaes contrapuntistica ... Para un exiliado, los habiros de vida, expresi6n 0 actividad en el nuevo ambiente ocurren

INTRODUCCI6N

A LA EDICI6N 2001

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inevitablernenre en conrraste con un recuerdo de cosas en otro ambiente. De este modo, tanto el nuevo ambience como el ancerior son vfvidos, reales, y se dan juntos en un contrapunto". Al cornentar esre parrafo de Said, James Clifford sostiene que los discursos diasp6ricos y de hibridaci6n nos permiten pensar la vida conremporanea como "una modernidad de conrrapunro" (Clifford: 313). Pero en orro lugar del mismo libro -ltinerarios transcult uraies+- se pregunta si la noci6n de viaje es mas adecuada que otras usadas en el pensamiento posmoderno: desplazarniento, nomadismo, peregrinaje. Adernas de sefialar las limitaciones de esros ulrirnos vocablos, propo(le viaje como "rerrn ino de traducci6n" entre los dernas, 0 sea "una palabra de aplicaci6n aparenrernenre general, utilizada para la comparaci6n de un modo esrrareg ico y contingence". Todos los rerminos de traducci6n, aclara, "nos llevan durante un trecho y luego se desmoronan. Traduttore, tradittore. En eI tipo de traducci6n que mas me interesa uno aprehde mucho sobre los pueblos, las culturas, las hisrorias disrintas a la propia, 10 suficienre para empezar a percibir 10 que uno se esra perdiendo" (Clifford: 56). Considero atractivo tratar la hibridaci6n como un rermino de traducci6n entre mesrizaje, sincrerismo, fusi6n y los orros vocablos ernpleados para designar mezclas particulares. Tal vez la cuesti6n decisiva no sea convenir cual de esos conceptos abarca mas y es mas fecundo, sino c6mo seguir consrruyendo principios te6ricos y procedimientos metodo16gicos que nos ayuden a volver e st e mundo mas traducible, 0 sea convivible en medio de sus diferencias, y a aceptar 10 que cada uno gana y esra perdiendo al hibridarse. Encuentro en un poema de Ferreira Gullar, musicalizado por Raymundo Fagner en un disco donde canta algunas canciones en porrugues y orras en espafiol, y en el que alterna su 'voz y su lengua de origen con las de Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat, una manera excelente de expresar estes dilemas. El nornbre del disco es,. como el poema de Gullar, Trsdazirse: Uma parte de mim e todo mundo Out ra parte e ninguen, fundo sem fundo U ma parte de mim e rnult idao Outra parte esrranheza e sol idao

XXII

CULTURAS HIBRIDAS

Uma parte de mim pesa, pondera Ourra parte delira Uma parte de mim almoca e janta Outra parte se espanta U ma parte de mim e permanente Out ra parce se sabe de repente Uma parte de mim e s6 vertigem Outra parte linguagem Traduzir uma parte na outra parte Que e uma questao de vida e rnorre Sera arce? Vinculamos asf la pregunta por 10 que hoy pueden ser el arte y la cultura alas tareas de traducci6n de 10 que dentro de nosotros y entre nosotros permanece desgajado, beligerante 0 incomprensible, 0 quiza llegue a hibridarse. Esre camino tal vez libere alas pract icas musicales, Iirerarias y rnediaticas de la misi6n "fold6rica" de representar una sola identidad. La esrerica se desentiende de los intenros de los siglos XIX y XX de convercirla en pedagogfa patri6tica. Debo decir, a la luz de 10 que desarrol le antes, que otra amenaza reemplaza en esros dfas a aquel destine folclorizante o nacionalista. Es la que trae la seducci6n del mercado globalista: reducir el arre a discurso de reconciliaci6n planetaria. Las versiones estandarizadas de las pelfculas y las rmis icas del mundo, del "est ilo inrernacional" en las arres visuales y la li teratura, suspenden a veces la tensi6n entre 10 que se comunica y 10 desgarrado, entre 10 que se globaliza y 10 que insiste en la diferencia, 0 es expulsado a los margenes de la mundializaci6n. Una visi6n simplificada de la hibridaci6n, como la propiciada por la domesticaci6n mercantil del arre , esra facilitando vender mas discos, pelfculas y programas televisivos en otras regiones. Pero la ecualizaci6n de las diferencias, la simulaci6n de que se desvanecen las asimetrfas entre centros y periferias, hacen diffcil que el arte y la cultura sean lugares donde rarnbien se nornbreIo que no se puede o no se deja hibridar. La primera condici6n para distinguir las oporcunidades y los lfmites de lahibridaci6n es no volver al arte y la cultura

INTRODUCCI6N

A LA EDICI6N 2001

XXIII

recursos para el realismo mag ico de la comprensi6n universal. Se rrata, mas bien, de colocarlos en el campo inestable, conflictivo, de la traducci6n y la "rraicion". Las biisquedas artfsticas son claves en esta tarea si log ran a la vez ser lenguaje y ser vertigo.

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CULTURAS HIBRIDAS

Uma parte de mim pesa, pondera Ourra parte delira Uma parte de mim almoca e janta Outra parte se espanta U ma parte de mim e permanente Out ra parce se sabe de repente Uma parte de mim e s6 vertigem Outra parte linguagem Traduzir uma parte na outra parte Que e uma questao de vida e rnorre Sera arce? Vinculamos asf la pregunta por 10 que hoy pueden ser el arte y la cultura alas tareas de traducci6n de 10 que dentro de nosotros y entre nosotros permanece desgajado, beligerante 0 incomprensible, 0 quiza llegue a hibridarse. Esre camino tal vez libere alas pract icas musicales, Iirerarias y rnediaticas de la misi6n "fold6rica" de representar una sola identidad. La esrerica se desentiende de los intenros de los siglos XIX y XX de convercirla en pedagogfa patri6tica. Debo decir, a la luz de 10 que desarrol le antes, que otra amenaza reemplaza en esros dfas a aquel destine folclorizante o nacionalista. Es la que trae la seducci6n del mercado globalista: reducir el arre a discurso de reconciliaci6n planetaria. Las versiones estandarizadas de las pelfculas y las rmis icas del mundo, del "est ilo inrernacional" en las arres visuales y la li teratura, suspenden a veces la tensi6n entre 10 que se comunica y 10 desgarrado, entre 10 que se globaliza y 10 que insiste en la diferencia, 0 es expulsado a los margenes de la mundializaci6n. Una visi6n simplificada de la hibridaci6n, como la propiciada por la domesticaci6n mercantil del arre , esra facilitando vender mas discos, pelfculas y programas televisivos en otras regiones. Pero la ecualizaci6n de las diferencias, la simulaci6n de que se desvanecen las asimetrfas entre centros y periferias, hacen diffcil que el arte y la cultura sean lugares donde rarnbien se nornbreIo que no se puede o no se deja hibridar. La primera condici6n para distinguir las oporcunidades y los lfmites de lahibridaci6n es no volver al arte y la cultura

INTRODUCCI6N

A LA EDICI6N 2001

XXIII

recursos para el realismo mag ico de la comprensi6n universal. Se rrata, mas bien, de colocarlos en el campo inestable, conflictivo, de la traducci6n y la "rraicion". Las biisquedas artfsticas son claves en esta tarea si log ran a la vez ser lenguaje y ser vertigo.

ACTUALIDAD

Nestor Garcia Canclini recibi6, por esta obra, traducida

al inqles,

italiano, trances y portuques,

Book

el Premio Iberoamericano

Award de la Latin American Studies Association libro sobre America Latina publicado

como mejor

en el periodo 1990-1992.

Esta nueva edici6n afiade un texto en el que el autor analiza los debates sabre hibridaci6n

de la ultima decada,

«Cuituras hibridas es un libro en busca de un metodo, Es excelente en su monitoreo

cui dado so de los efectos

las nuevas formas por los medios grupos

de auto ria y recepclon

electronicos,"y

culturales

de la privatizaci6n,

que han sido introducidas

el uso que han hecho de ellos diferentes

soclales,» JEAN

«Lo que Garcia Canclini estudios

culturales

estrategias plantear

propone

las luchas

logica de mercado

en este libro como agenda de 105

pone en juego no solo nuevos objetos

de investiqacion

sino nuevos

que se producen y produccion

FRANCO

modos

entre la cultura

simb6lica,

y nuevas

de concebir

y

y el poder, entre

entre modernizaci6n

y democratlzacion,» JESUS

ISBN 978-607-429-615-0

MARTiN

DISENO, RANDOM HOUSE MONDADORI GENOVEVA SAAVEDRA I HeCTOR MONTES DE OCA

www.rhmx.com.mx

BARBERO

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