El Gobierno Ideal Nodrm

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EL GOBIERNO IDEAL DESDE SUS ORÍGENES PATRÍSTICOS HASTA LA ESCOLÁSTICA BARROCA

ALFONSO DE MADRIGAL «EL TOSTADO»

EL GOBIERNO IDEAL Introducción, traducción y texto latino con aparato crítico y citas

Nuria Belloso Martín

EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A. PAMPLONA

COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS • UNIVERSIDAD DE NAVARRA CONSEJO EDITORIAL JUAN CRUZ CRUZ DIRECTOR

Mª JESÚS SOTO SUBDIRECTORA

JOSÉ Á. GARCÍA CUADRADO SECRETARIO

COORDINACIÓN LITERARIA Y DOCUMENTAL:

Idoya Zorroza, Técnico de Investigación

www.unav.es/pensamientoclasico/

Nº 53 Alfonso de Madrigal, «El Tostado», El gobierno ideal Introducción, traducción y texto latino con aparato crítico y citas Nuria Belloso Martín Esta edición ha sido subvencionada por el Banco Santander - Central Hispano (BSCH)

Primera edición: Diciembre 2003 © © © © ©

2003. De la introducción, traducción y texto latino con aparato crítico y citas Nuria Belloso Martín Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA) Plaza de los Sauces, 1 y 2. 31010 Barañáin (Navarra) - España Teléfono: +34 948 25 68 50 – Fax: +34 948 25 68 54 e-mail: [email protected]

ISBN: 84-313-2141-5 Depósito legal: NA 3.246-2003

Imprime: GRÁFICAS ALZATE, S.L. Pol. Ipertegui II. Orcoyen (Navarra) Printed in Spain - Impreso en España

ÍNDICE

Al lector, por Jaime Brufau Prats ..........................................................

9

INTRODUCCIÓN Nuria Belloso 1. Alfonso Fernández de Madrigal........................................................ 2. La repetición De optima politia........................................................ 3. El texto y su trascripción..................................................................

13 21 33

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 1. Obras de Alfonso de Madrigal.......................................................... a) Obras escriturísticas...................................................................... b) Obras teológicas.......................................................................... c) Obras morales.............................................................................. d) Obras socio-políticas.................................................................... e) Obras de mitología....................................................................... 2. Otras fuentes .................................................................................... a) Inéditas........................................................................................ b) Impresas...................................................................................... 3. Bibliografía ......................................................................................

47 47 49 50 51 52 52 52 53 54

8

Índice

EL GOBIERNO IDEAL Alfonso de Madrigal, “el Tostado” Prólogo de Alfonso Polo ...................................................................... 68 Invocación introductoria ...................................................................... 71 Del trato debido entre los ciudadanos................................................... 75 Constitución de las primeras ciudades................................................... 76 La comunidad de esposas en Platón...................................................... 91 De la adecuada convivencia ciudadana ................................................. 121

DE OPTIMA POLITIA Texto latino Alphonsi Poli Proemium ...................................................................... Ad modum introductionis invocatio ..................................................... De communicationis inter cives necessitate ........................................... De veteribus civitatibus condendis ........................................................ De Platonis uxorum communitate......................................................... Quomodo societas civium apte intelligatur............................................

125 127 129 130 141 163

Aparato crítico...................................................................................... 165 Índice de la obra .................................................................................. 177

AL LECTOR Jaime Brufau Prats

La figura de Alfonso de Madrigal constituye un hito importante en el crecimiento del antiguo Estudio General salmantino. Sin exageración, el Tostado, como familiarmente se le conoce, fue la admiración de sus coetáneos y su fama se extendió a las siguientes generaciones de estudiosos que frecuentaban las aulas por las que él transitó, primero como alumno y, luego, como maestro. Ya los Reyes Católicos mostraron su interés por que su magna obra encontrara cobijo en el texto impreso y así pudiera tener una divulgación que permitiera a muchos el acceso a la enseñanza tostadista. Hasta el reinado del emperador Carlos no pudo tener cumplimiento aquel deseo. Fue otro Alfonso, el canónigo de Cuenca, Alfonso Polo, quien lo llevó a efecto. Fueron prensas extrañas a las castellanas las que dieron feliz término a la empresa. En Venecia, el impresor Pedro de Liechtenstein ofrecía al público estudioso diez y seis volúmenes en doble folio, pulcramente editados en caracteres góticos, siguiendo el sistema de abreviaturas copiosas que si bien no empecen la belleza del texto sí dificultan la lectura a quienes se acercan a él. Fue laboriosa la gestación de la obra completa. Iniciada en 1507, tuvo su término en 1531. Primera edición que fue seguida por otras, que acaso no superen la media docena, y que alcanzan hasta principios del siglo XVIII. En 1728, se editaba de nuevo en 27 volúmenes. La edición príncipe constituyó la fuente directa o indirecta de las que la siguieron. En ella aparece la repetición De optima politia, que Nuria Belloso presenta, ahora, en un texto pulcramente depurado, con el correspondiente registro de correcciones y el aparato crítico elaborado con espíritu exigente para ilustrar, y enmendar cuando es el caso, las que Alfonso de Madrigal hiciera sin la preocupación por la exactitud que hoy se exige en una obra del corte de la relección citada. El texto que se presenta puede considerarse como el texto más genuino al no tener acceso a los manuscritos originales. Alfonso Polo mimó su edición y la dotó de aditamentos que hoy no resultan útiles y que no raras veces debieron ser corregidos. Con buen sentido, Nuria Belloso los ha omitido para que el texto tostadista quedara más limpio y más asequible. Es sabido que, en la regulación académica de la actividad docente en la Universidad salmantina, los maestros venían obligados a dar, en sesión solemne, una lección sobre un tema de la materia que explicaban en el año

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Jaime Bufrau Prats

académico. Esta lección se denominaba repetitio. También se llamó relectio, nombre que se hizo más corriente en el siglo siguiente y que figura en las piezas académicas de merecida fama que el maestro Francisco de Vitoria pronunciara desde su cátedra de Prima de Teología. No sabemos cuando Alfonso de Madrigal dio la repetición que nos ocupa. Ni conocemos la materia que le tocó explicar en el año académico en el que se diera aquella. S í nos consta que quedó como una de las obras más señaladas del Tostado. Quedó incompleta, porque su autor no tuvo tiempo de desarrollar toda la materia prevista para la disertación. Aún así, resulta sumamente interesante no sólo desde el punto de vista jurídico-político y ético, sino también para conocer mejor el contexto mental que vivía el antiguo Estudio General en la primera mitad del siglo XV castellano. El naciente humanismo irrumpía en las aulas salmantinas. Y Alfonso de Madrigal fue uno de sus principales difusores. Ello queda patente en la primera parte de la relección, no sólo por la temática expuesta, sino también por el latín usado, tan diferente del que tenía asiento en las exposiciones escolásticas de la época. Sorprende la enorme erudición del maestro Alfonso de Madrigal, tanto más cuanto que es la temática bíblica la que ocupa sus preferencias y domina hegemónicamente en la masa ingente de lo escrito por quien fue paradigma de autor prolífico. Todavía resuena acá, y no sólo en tierras salmantinas, el escribes más que el Tostado. Las referencias a la mitología clásica, al ámbito histórico sobre todo de la antigüedad, a las concepciones geofísicas y astronómicas vigentes en la época, los conocimientos bíblicos vertidos a lo largo de la relección, las referencias a Platón y a Aristóteles, a Boecio y a la Patrística constituyen, con otras muchas, una prueba irrefutable del saber enciclopédico que rezuma la repetitio. Dominio del latín acercándose a los modelos clásicos, enamoramiento de las formas de exposición que halla en los autores de la Antigüedad greco-latina, es lo que se percibe ya al empezar a leer el texto de la repetición. Entre las abundantes referencias que salpican constantemente su discurso, no hay una sola que haga alusión al Aquinatense. Sus primeras reservas ante el pensamiento tomista fueron atemperándose con el tiempo. La relección debió tener lugar, según el estudio de Nuria Belloso, sobre el año 1436. Su magisterio salmantino termina en 1454, por su promoción a la sede episcopal abulense. En la última etapa de su actividad intelectual se va acercando a posiciones tomistas. Serán sus grandes continuadores, Pedro Martínez de Osma y Fernando de Roa, quienes proclamarán una decidida adhesión a Santo Tomás. Faltaba una edición actual del De optima politia, edición que debía tener todas las exigencias que requiere el rigor científico con que, hoy, han de

Al lector

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llevarse a cabo tales empresas. Y, junto a ella, una traducción cuidada, ajustada al texto latino original y literariamente fluida. Por primera vez tenemos, en lengua castellana, la versión completa y atildada de la repetición y, de nuevo, podemos acceder al texto latino actual, purgada de defectos e incorrecciones que, por ser fiel al original de la edición príncipe, Nuria Belloso ha querido consignar al pie del mismo junto con el aparato de citas. Trabajo paciente del que soy testigo de excepción. Y, al mismo tiempo, trabajo llevado con espíritu de rigor científico que es exigencia ineludible para quien emprende tareas como la que ha llevado al libro que tenemos en las manos. Barcelona, 2002 Jaime Brufau Prats

INTRODUCCIÓN

1. Alfonso Fernández de Madrigal Resulta conveniente hacer algunas referencias al autor y al contexto filosófico-político de la época para poder entender adecuadamente las ideas del opúsculo De optima politia que aquí presentamos. Sin embargo, no vamos a ofrecer un detallado relato del perfil humano y de la obra de Alfonso de Madrigal porque ya ha sido expuesto en algunas de nuestras obras anteriores1. Vamos a limitarnos a ofrecer las pinceladas imprescindibles de sus datos biográficos con el fin de contextualizar adecuadamente su obra. Alfonso de Madrigal es una figura de lustre en la Escuela humanista castellana del siglo XV. Su vida discurre bajo el reinado de Juan II (14061454), al que sobrevivirá un año. La fecha de nacimiento de Madrigal puede ser fijada aproximadamente en 1410. Su sobrenombre de “Madrigal” obedece a una costumbre de la época basada en tomar como apellido el lugar de origen, en este caso, Madrigal de las Altas Torres, villa perteneciente al Obispado de Ávila, que también sería el lugar de nacimiento de la futura reina Isabel, la Católica. Asimismo, el sobrenombre de “el Tostado” obedecía seguramente a su tez morena aunque no faltan quienes opinan que se trata de un apellido familiar. También se le denomina el “Abulense” por haber sido en los últimos años Obispo de Ávila. Los datos sobre su vida que han podido conservarse son bastante escasos. Del estudio de sus obras, impresas y manuscritas, pueden obtenerse algunas noticias que permiten ampliar un poco su itinerario. Esperabé de Arteaga señala que “la celebridad de este 1 Un estudio más extenso sobre la vida y el pensamiento de Alfonso de Madrigal puede encontrarse en N. Belloso Martín, Política y humanismo en el siglo XV. El maestro Alfonso de Madrigal, el Tostado, Universidad de Valladolid, Servicio de Publicaciones, Valladolid, 1989. En esta obra ya se contienen abundantes referencias al De optima politia, cuestiones que en parte nos hemos visto obligados a reseñar aquí de nuevo. Con todo, hemos considerado que era conveniente un estudio más detallado de esta relección, tal y como el que ahora presentamos. También pueden encontrarse algunos rasgos de su itinerario intelectual en nuestra obra Brevyloquyo de amor e amiçiçia. Alonso de Madrigal “El Tostado”. Introducción y selección de textos. Cuadernos de Pensamiento Español, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona, 2000, pp. 11-28.

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Nuria Belloso

ilustre maestro en Teología contrasta con la carencia de noticias que tenemos sobre él”2. Los franciscanos, sorprendidos de la capacidad que mostraba Madrigal desde niño para el estudio, le llevaron al convento que la orden tiene en Arévalo, donde aprendió sus primeras letras, y después gramática y latín. Posteriormente, en Salamanca fue primero alumno y después rector del Colegio de San Bartolomé, una vez que ya había recibido las órdenes sagradas. Su vida aparece pues, especialmente ligada al contexto salmantino. Inicia su andadura universitaria al comenzar su primer curso como Bachiller en Artes (1431-1432), llegando a ser Maestro en Artes (1431-1432). A la vez que comienza su labor docente como profesor ocupando la cátedra de Filosofía Moral, inicia sus estudios teológicos llegando a ser Maestro en Teología. Posteriormente empieza a estudiar Leyes, alcanzando el grado de Bachiller3, estudio que no continuó por haber sido nombrado Maestrescuela y después obispo de Ávila. En 1433 es admitido en el Colegio Mayor de San Bartolomé de Salamanca, y en 1437 fue elegido rector de dicho Colegio4. No sabemos con exactitud la fecha en que Madrigal recibió las órdenes sagradas. Fue en 1436 cuando escribió sus Commentaria in Genesim. Sus relecciones De statu animarum y De optima politia debieron ser redactadas en este mismo año con ocasión de la regencia de la cátedra de Filosofía Moral, puesto que los temas tratados corresponden a materias propias de la misma. Ambas repeticiones parecen ser resultado de ejercicios académicos orales que debían realizarse de acuerdo con lo establecido en las Constituciones de Martín V. El objetivo de Alfonso de Madrigal era el de llevar a cabo un comentario exegético de todos los libros de la Sagrada Escritura, siguiendo el orden de los mismos en la Vulgata. Tras la breve introducción al Pentateuco, hoy todavía inédita, que titula Postilla brevis y tras sus Commentaria in Genesim ya citados, debió componer, entre 1436 y 1438, los comentarios al resto de los libros del Pentateuco: In Exodum, In Leviticum, In Numeros, In Deuteronomium y además, los Comentarios In Iosue, In Iudices et Ruth. El Tostado fue un autor muy fecundo.

2

E. Artegaga (ed.), Historia pragmática e interna de la Universidad de Salamanca, vol. II, 1917, p. 267.

3

Cfr. J. Blázquez Hernández, “El Tostado. Alumno graduado y profesor de la Universidad de Salamanca”, en XV Semana española de Teología, Madrid, 1955 (1), p. 435. 4 F. Ruíz de Vergara y Álava, y Roxas y Contreras, Marqués de Alventós, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, Mayor de la célebre Universidad de Salamanca, Madrid, Andrés Ortega, 1766, Primera Parte, p. 109 ss.

Introducción

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En la casi totalidad de sus obras puede encontrarse un largo cúmulo de citas y opiniones de autores clásicos (Séneca, Virgilio, Ovidio, Cicerón, Homero, Lactancio, Terencio, San Agustín, San Isidoro, y muy reiteradamente, Platón y Aristóteles) y un amplio conocimiento del asunto tratado. Da la impresión de que quería dejar constancia tanto de su conocimiento del mundo clásico pagano como del que poseía de los temas bíblicos. No sabemos si utilizó los servicios de un amanuense y hay quienes afirman que todo lo escribía de su propia mano –es de todos conocido el famoso dicho “escribes más que el Tostado”–. Tuvo además una preocupación constante por la vida universitaria, llevándole a participar activamente en la misma. Fue nombrado Maestrescuela en 1446, fecha en que la ocupó hasta que fue llamado a la sede episcopal abulense en 1454. Aunque el Tostado propugnaba como mejor forma práctica de gobierno la democracia, su ideal político no le impedía mantener una cordialísima relación con los monarcas. Está lejos de llegar al atrevimiento de calificarles como tiranos, tal como hiciera años más tarde Fernando de Roa respecto a los monarcas de su tiempo, los Reyes Católicos. El monarca Juan II de Castilla tuvo siempre cerca a Alfonso de Madrigal y como prueba de la amistad que unía a ambos se pueden destacar las dedicatorias que en algunas de sus obras hace el Tostado a los monarcas5. Para no pocos historiadores se presenta a la monarquía medieval y más concretamente a la castellana del siglo XV como la forma política normal derivándose esta caracterización de una situación de facto, así como también de un sentimiento compartido por la práctica totalidad de los súbditos para conservar la paz6. No coincidía del todo el Tostado en esta visión. Teórica5

Eran fuertes los lazos de amistad que unían a nuestro autor con los monarcas, como se aprecia en las frecuentes dedicatorias que hace a estos de sus obras. Así, una de ellas, el Brevyloquyo de amor e amiçiçia lo dedica al rey don Juan: “Muy esclarescido sennor Rey e Principe muy poderoso. El vuestro muy humilde e devoto vasallo, maestro Alfonso de Madrigal” (f.1, c.a). Este Brevyloquyo fue redactado originalmente en latín, De amor et amicitia, y dedicado a Juan II. A petición de éste, el propio Madrigal hizo su versión en romance. Del texto castellano se conserva un ejemplar en la Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 2.178), y otro texto, que situamos como de fecha posterior a éste, por el tipo de letra, en la Biblioteca de El Escorial (sig. h-II-15).

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Así por ejemplo, J. Beneyto Pérez señala que: “Siendo la paz tan necesaria a todas las gentes, las naciones y el mundo, se discutió en la antigüedad qué forma de gobierno convendría al mundo para que se viviese siempre en paz, y se estimó por los grandes filósofos que la mejor organización política que podría tener el mundo para conservarse siempre en paz sería que todos estuviesen bajo un señorío y bajo un monarca que fuese señor general, gobernador y regidor y emperador de todo el mundo”. Ideas políticas de la Edad Media, Madrid, 2 1950, p . 143.

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mente encontraba graves inconvenientes en la institución monárquica, esencialmente porque el carácter hereditario que conlleva, podía dar lugar al gobierno de reyes ineptos o ineficaces7. El reinado de Juan II resultaría en s í mismo un singular precedente de lo que años más tarde se conozcan como monarquías territoriales. El afianzamiento del poder regio, en detrimento de otros tantos grupos e instituciones del reino como la nobleza o las ciudades, inicia en este período histórico un irresistible ascenso. El campo de acción de los órganos que intentaban mediatizar el poder fuerte del monarca era mínimo: las Cortes y las Hermandades no consiguieron una actuación eficaz al ser frecuentemente objeto de intervención regia8. A este realce de la figura real habían contribuido no sólo los instrumentos jurídicos de que pudo disponer el monarca para aumentar sus prerrogativas de príncipe sino también los principios formulados por los tratadistas de la teoría política. Es así como en el siglo XV había ganado mucho terreno en el pensamiento político la idea de que el poder, aunque originario de Dios, residía en la comunidad, la cual lo delegaba en el príncipe. Siguiendo esta línea se desarrollaba la doctrina contractual o pactista, cuya idea central es que el gobierno de la monarquía se ejercía mediante un pacto, expreso o tácito, con el conjunto de los súbditos9. Es por ello que no se llega a discutir la conveniencia de que el Estado se encuentre dirigido por un rey. La monarquía no era solamente una forma práctica de gobierno sino una teoría que algunos juristas –Rodríguez Sánchez de Arévalo– consideran como el más perfecto fundamento de un régimen político10. 7

“Iste tamen principatus monarchicus qui optimus est, non convenit politiae, quia difficile est omnia committere uni viro, ut ait Aristoteles in fine III Politicorum, maxime quando isti viri non asumuntur per electionem, sed ex succesionibus accipitur. Et sic interdum pessimum virum regnare contingit, et destruere politias”. De optima politia, p. 146, párr. 122. 8

Cfr. E. Mitre, La España medieval. Sociedades. Estados. Cultura, Madrid, 1979, pp. 265353.

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J. Valdeón hace referencia a que entre los partidarios de esta doctrina cabe destacar a Alfonso de Madrigal, aunque subraya que esta teoría apenas prosperó en la corona de Castilla. Cfr. Los conflictos sociales en el reino de Castilla en los siglos XIV y XV, Madrid, 4 1983, p . 145. 10 Se cita también a Alfonso de Madrigal como uno de estos defensores de la monarquía apoyándose en esta definición tostadista: “Non est discordia in uno principante sicut in multis”. Como veremos en De optima politia, a pesar de que recoge esta afirmación, concluye que la mejor forma de gobierno es la democracia porque el régimen de gobierno óptimo en teoría –que para él es la monarquía– en la práctica pierde gran parte de sus ventajas y deja de ser tal.

Con todo, la concepción dominante en el reino castellano-leonés a fines de la Edad Media acerca del carácter de la monarquía, otorgaba a ésta prerrogativas de tal amplitud que algunos autores no han dudado en tipificarlas de absolutas. Es frecuente que algunos textos aludan,

Introducción

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El Tostado, en su cátedra de la Universidad salmantina, discurre sobre formas de gobierno que faciliten la paz y la estabilidad requerida para la vida social. Así lo va a exponer en su repetición De optima politia. La Corona de Castilla, al igual que el conjunto de la cristiandad occidental, vivió tiempos difíciles a fines de la Edad media desde el punto de vista religioso. En lo que se refiere a la unidad de la Iglesia, cabe destacar que el Cisma de Occidente junto con la Guerra de los Cien Años serán dos de los acontecimientos que dejarán honda repercusión en la vida castellana a caballo entre los siglos XIV y XV11. Una de las consecuencias de la secesión será el surgimiento de numerosas teorías sobre el orden y la jerarquía en la Iglesia. De un lado se reafirmará la tesis monárquica, preconizada principalmente por los pontífices; de otro, se abrirá paso la defensa de una postura oligárquica, para la cual el poder debía ser compartido por el Papa y los Príncipes de la iglesia; y un tercer sector lo constituirán los decididos partidarios de una supremacía general del Concilio sobre el Papa. Alfonso de Madrigal no guarda aquí el silencio que acostumbra respecto a otros temas controvertidos de su época12. Manifestará su parecer en la

desde fines del siglo XIV, al “poderío real absoluto” para referirse al conjunto de atribuciones de los monarcas. No son pocos los tratadistas que han desarrollado una concepción plenamente autoritaria del poder monárquico. Se llegaba hasta rechazar la posibilidad de resistencia a un monarca, incluso en el supuesto de que éste actuase de forma tiránica. 11 Cfr. R. García Villoslada, Historia de la Iglesia Católica, t. III, Edad Nueva. La Iglesia en la época del Renacimiento y de la Reforma Católica, Madrid, 2 1967, p. 181. Vid. también W. Ullmann, A History of Political Thought: The Mide Midle Ages, trad. al castellano de R. Vilaró Piñol: Historia del pensamiento político en la Edad Media, Ariel, Barcelona, 21992. 12

La incertidumbre en poder conseguir un canonicato en Salamanca o la capellanía abulense debió ser uno de los principales motivos que le indujeron a realizar un viaje a Italia. Este viaje ha dado lugar a numerosas disquisiciones acerca de si la motivación fundamental del mismo radicaba en razones doctrinales y no precisamente en el pragmatismo de asegurar la obtención de esos beneficios eclesiásticos solicitados. No creemos que el viaje a Roma fuera para rendir cuentas de su postura doctrinal ante el Cisma. Por otro lado, parece que el monarca Juan II tenía intereses en la Colegiata de San Salvador de Orihuela y ese viaje también intentaba encontrar una respuesta favorable a la causa del rey. Una vez en Roma, Madrigal tuvo ocasión de presentar parte de su doctrina teológica, formulando 21 conclusiones ante algunos prelados y hombres de letras. Considerando que su exposición había sido mal interpretada, solicitó ser recibido por Eugenio III para explicarle adecuadamente las equívocas interpretaciones. El Papa encomendó a un grupo de tres cardenales que examinaran las proposiciones objeto de controversia, entre los que se encontraba Juan de Torquemada, quien además recibió el encargo de escribir las razones del porqué condenaban las proposiciones controvertidas. Las discusiones

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Nuria Belloso

discusión sobre la conveniencia o no de una reforma en la Iglesia, mostrándose defensor de la superioridad del concilio sobre el Papa. Así se descubre en su obra Defensorium trium conclusionum. Para la defensa de su tesis, entre otras muchas motivaciones alegará que la Iglesia Universal es santa: “ex quo apparet quod necesse est credere ecclesiam universalem esse sanctam”13, y que ésta no podrá jamás errar: “ex hoc autem sequitur, quod ecclesia universalis non potest errare”14. Otorgará total confianza sólo a las decisiones que adopte la iglesia universal, porque el Pontífice puede equivocarse: “sed etiam de Papa, qui frequenter errat ex ignorantia et fert iniquam sententiam”15. Las doctrinas de Madrigal respecto a la polémica entre conciliaristas y papistas no fueron correctamente interpretadas por lo que, aprovechando un viaje que hubo de realizar a Roma por encargo del monarca, aprovechó para exponer su doctrina teológica, expuesta en veintiuna conclusiones, ante prelados y hombres de letras. Molesto porque seguían existiendo dudas sobre sus teorías, solicitó ser recibido por el Pontífice Eugenio IV, a fin de aclarar sus tesis. El Papa encomendó a una comisión integrada por tres cardenales, entre los que se encontraba Juan de Torquemada, que examinaran las proposiciones de el Tostado. La comisión, reunida en Siena, consideró como no ajustadas a doctrina cinco proposiciones –a las que seguramente hoy en día consideraríamos ajustadas a la doctrina oficial de la Iglesia–. Este enfrentamiento ponía de manifiesto dos formas enfrentadas de interpretar la doctrina de la Iglesia: una más oficialista –la de Torquemada– y otra más conciliadora y de talante democrático –la de Madrigal–. A la vuelta de su viaje a Roma y a Siena, y cansado de las intrigas que se estaban tejiendo, el 6 de enero de 1444 el Tostado es recibido en el Monasterio de Scala Dei en Tarragona, abandonándolo el 15 de abril del mismo año, pues Juan II le ruega siga a su lado, nombrándole su consejero y su canciller. En febrero de 1454 se le designa para ocupar la silla episcopal abulense, cargo que ejercerá poco más de un año pues muere el 3 de septiembre de 1455 en una casa que el obispado tenía en Bonilla de la Sierra, en

sobre principalmente tres de esas proposiciones motivará la obra tostadista Defensorium trium conclusionum. 13

Defensorium trium conclusionum. Venetiis, 1596, secunda pars, cap. 21, f.24v, c.2, I.

14

Defensorium, cap. 22, f.25r, c.1.

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“Et non solum est verum de iudicibus particularibus, sed etiam de Papa, qui frequenter errat ex ignorantia et fert iniquam sententiam […]. Ex quo apparet quod iura supponunt Papam posse effici haereticum et confirmatur experimento […], non ergo accipitur ecclesia pro Papa vel aliquo praelate alio”. Defensorium, cap. 30, f.27r, c.2, G.

Introducción

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la provincia de Ávila. Su cuerpo fue trasladado a la Catedral de Ávila, donde se conservan sus restos en un sepulcro de alabastro. La obra de el Tostado presenta rasgos propios de un humanista que se ha mostrado reacio a dejarse influenciar por la vertiente naturalista y paganizante o por un entusiasmo exagerado por los modelos que el legado de la Antigüedad le ofrecía. Alfonso de Madrigal supo aceptar el nuevo reto. Pero no cayó en la postura extrema de hacer tabla rasa de lo anterior. Su fidelidad a la doctrina tradicional iba revestida de nuevas formas literarias y, a la par, de una nueva visión del quehacer del teólogo y del filósofo. Gusta de observar la realidad y, al mismo tiempo, de revivir el legado antiguo en clave de su tiempo y de su entorno socio-cultural. Con todo, no llegó a una plena síntesis armónica. Es sintomático que en De optima politia encontremos una primera parte llena de figuras y de formas literarias propias del gusto humanista de su tiempo, para pasar luego, sin solución de continuidad, a una exposición en latín escolástico que aunque correcto, dista mucho de la parte anterior. Exposición que sigue el curso más o menos estereotipado sobre la base de la presentación platónica de la temática tratada. En su concepción jurídico-política de la vida social, reflejada en parte en su De optima politia, su admiración por la antigüedad greco-latina no logra superar el ambiente en que fueron elaboradas las tesis platónicas y aristotélicas. Con todo, a pesar de su desconexión doctrinal respecto de la problemática jurídico-política de su tiempo, planteó una postura que iba a dar sus frutos más tarde, en sus discípulos. No se hallan en él referencias expresas a la Castilla del siglo XV y también llama la atención que ni cite o parezca ignorar a autores y obras de su tiempo (Juan de Torquemada, Rodrigo Sánchez de Arévalo o Juan Alfonso López de Segovia). Compartida la línea de su pensamiento por Pedro Martínez de Osma y Fernando de Roa16, serán estos los que en mayor medida incidirán en la vida social castellana. Políticamente, Osma siguió las tesis democráticas de su maestro Alfonso de Madrigal17, compartidas también por Fernando de Roa. En Pedro de Osma se aprecia un mayor influjo de Santo

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“Con anterioridad habían llegado a Salamanca las versiones renacentistas del Aretino, hechas a partir de los textos griegos de Aristóteles, sobre las que trabajaron los maestros salmantinos anteriores a la nueva andadura vitoriana, como Pedro Martínez de Osma y Fernando de Roa (aquél, sobre la Ética aristotélica, éste sobre los Políticos). Ambos, en especial el segundo, se ocuparon de la temática jurídico-política”. J. Brufau Prats, “Perspectivas humanísticas en la concepción jurídica vitoriana”, Ciencia Tomista, Salamanca, 1984 (363), p. 4.

17 Cfr. F. Elías de Tejada, Tratado de Filosofía del Derecho, t. II, Universidad de Sevilla, 1977, p. 464.

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Tomás que en Alfonso de Madrigal, influjo que se hace más patente en Fernando de Roa. Tal influjo del tomismo deja abierta la admiración por Aristóteles y por las doctrinas democráticas tostadistas. El encuentro con Santo Tomás se hace progresivamente más acentuado en los representantes más sobresalientes de la escuela humanista salmantina del siglo XV18. “Desde el Tostado a Fernando de Roa, señala Elías de Tejada, asistimos a la puesta en marcha de un programa de recepción directa de Aristóteles en lo ético y en lo político, arrancando de una superación de la teología escolástica del siglo XIII”19. La influencia de la nueva andadura intelectual se extendió hasta la llegada de las doctrinas internacionalistas de Vitoria, que acude a la autoridad del Abulense20 para apoyar determinadas tesis al tratar de la guerra justa. Rastreando las lectiones salmantinas vitorianas es fácil encontrar doctrinas de la escuela humanista y de sus principales representantes21. Desde el Tostado hasta Francisco de Vitoria y sus sucesores hay una corriente de nuevas ideas sobre el derecho y la política, que se apoya en gran medida en textos aristotélicos, comentando obras del Estagirita, dentro de una sustancial preocupación teológica y de un declarado antiverbosismo22. El Tostado supo hacer compatible la corriente humanista greco-latina con la tradición medieval teológico-escolástica. Constituye así un claro 18

Cfr. F. Elías de Tejada, “Derivaciones éticas y políticas del aristotelismo salmantino del siglo XV”, Miscelánea Medievalia, Walter de Gruyter, Berlín, 1963 (2), p. 712. Elías de Tejada contempla la recepción de la doctrina aristotélica en el pensamiento castellano del siglo XV desde dos vías diversas: la vía autoritaria de los que defendían la primacía de la autoridad papal y paralelamente eran partidarios de la prepotencia real, vía a la que pertenecen Sánchez de Arévalo y Juan de Torquemada, y la vía democrática, conciliarista en l o eclesiástico otorgando la primacía al Concilio sobre el Papa a la par que, respecto del poder temporal, incluía posturas en cierto modo cercanas a lo que hoy constituye el liberalismo democrático contemporáneo. Representantes de esta última serían Alfonso de Madrigal, Pedro Martínez de Osma y Fernando de Roa. Cfr. Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado. T. I, Madrid, 1946, p.138.

19

F. Elías de Tejada, “Derivaciones éticas y políticas del aristotelismo salmantino del siglo XV”, p. 712.

20 R. Riaza, “El primer impugnador de Vitoria: Gregorio López”. Conferencia pronunciada en la cátedra Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca los días 27 y 28 de enero de 1932; en Anuario de la Asociación Francisco de Vitoria, Madrid, 1932 (3), pp. 117-122. 21

Cfr. J. Carreras y Artau, “Antecedentes de la doctrina jurídico internacional de Vitoria y Suárez en la Filosofía española del siglo XV”, Revista de Filosofía, Madrid, 1948 (7), pp. 738-745.

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Cfr. M. Andrés Martín, “Antiverboismo en Pedro Martínez de Osma”, Celtiberia, 1980 (59), pp. 131 ss.

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precursor de la Escuela humanista salmantina que en el Siglo de Oro español alcanzará su momento más sobresaliente.

2. La repetición De optima politia Con el ánimo de facilitar la lectura y la comprensión del contenido de la repetitio en la edición crítica que presentamos, hemos procedido a su división en una serie de partes en el texto latino que tienen su debida correspondencia en la traducción al castellano. Tales partes son: Summarium, Sumario, Alphonsi Poli proemium, Prólogo de Alfonso Polo y, entrando en la repetición propiamente: Ad modum introductionis invocatio, “Invocación introductoria”, De communicationis inter cives utilitate, “Del trato debido entre los ciudadanos”, De veteribus civitatibus condendis, “Constitución de las primeras ciudades”, De Platonis uxorum communitate, “La comunidad de esposas en Platón” y, por último, Quomodo societas civium apte intelligitur, “De la adecuada convivencia ciudadana”. En su proemio, Alfonso Polo hace referencia a las dificultades con que tuvo que enfrentarse para llevar a cabo la labor que le había sido encomendada de conseguir una correcta edición de las obras de Alfonso de Madrigal. Los cajistas habían cambiado letras e incluso sílabas, empleaban unas palabras por otras, habían suprimido o eliminado términos, a lo que se unía el hecho de que las distintas copias presentaban no pocos defectos. Deja constancia de que realizó el esfuerzo necesario para lograr un buen resultado, con miras al provecho común, pro utilitate multorum. Tuvo que luchar para que no desapareciesen tratados de corta extensión, buscándolos incluso en lugares recónditos. Con todo, a pesar de sus esfuerzos no le fue posible encontrar algunas de las obras que habían salido de la pluma del Tostado. Entre ellas, se encuentran las siguientes: De quinque legibus, De origine et distinctione iurisdictionum, De conciliis generalibus, De amore et amicitia23, De monarchia, De valore indulgentiarum, De prescriptionibus, De postestate Papae, De reformatione eclesiae, De errore calendarii. En cuanto al texto de la repetición, De optima politia, nos dice Alfonso Polo que llegó a sus manos en mal estado, sin que le fuera posible hallarla completa y sin mutilaciones. La parte introductoria de la repetición gira, como se ha dicho, en torno a un tropo de corte humanista, que en sus líneas fundamentales guarda cierta 23

De amore et amicitia es el título latino que corresponde a la obra escrita en lengua romance. Nos referiremos al Brevyloquyo de amor e amiçicia, ya citado.

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semejanza con el que aparece en el libro primero del tratado De consolatione philosophiae, de Boecio. De esta suerte, las páginas de la repetición se abren siguiendo modelos de grandes obras del mundo greco-latino, de acuerdo con los aires prerenacentistas que en él se descubren. Invoca a las musas y les pide la inspiración necesaria para que su obra consiga los frutos deseados. En un paseo imaginario al pie del monte Parnaso, hacia la fuente Castalia, para beber de sus aguas y conseguir la sabiduría que buscaba, oyó los dulces cantos de las musas a la vez que contemplaba los ríos que manaban de la fuente. El aviso de una voz de que estaba vetado a los hombres y el ser testigo de las danzas sagradas y cantos de las musas, hizo encender más el deseo. Alfonso de Madrigal añade la consideración de que el hombre tiene tendencia a desear lo prohibido y a intentar conseguir lo que no debe alcanzar; tendencia y deseo que son fiel reflejo de la débil condición del ser humano. Compungido pide perdón a las musas, excusándose de no haberlas honrado como se merecían a causa de su ignorancia juvenil. En su alegato para hacer más liviana su falta, aduce ejemplos de errores cometidos por dioses, para mostrar que el suyo no es comparable al de Pyneo, Prometeo, Vulcano, Tántalo y tantos otros. Urania le otorga su perdón, a la vez que, considerando que ya estaba suficientemente instruido, promete otorgarle el grado de maestro. La exposición del contenido de la relección se inicia con el examen y consiguiente refutación de la teoría platónica de la comunidad de mujeres para pasar a tratar del origen histórico de la convivencia humana organizada con referencia al inicio y desarrollo de la vida urbana. Y se detiene finalmente en la teoría de las formas de gobierno. Termina con seis conclusiones que sintetizan su postura ante las cuestiones tratadas. Después del largo proemio acomodado al estilo y al gusto renacentista de la época, Alfonso de Madrigal procede a exponer el cuerpo doctrinal de la relección. Inicia su exposición atendiendo al término politia, descubriendo en él, como elemento relevante, la comunicación entre los ciudadanos, politia consistit in quadam communicatione. Más adelante atribuirá esta función de llevar a cabo la participación concertada de todos los ciudadanos hacia el bien común de la comunidad política a la civitas: sus palabras son harto expresivas: civitas consistit in quadam communicatione24. En el contexto tostadista tal communicatio no tiene el sentido de mera transmisión recíproca, sino que adquiere sustancialmente una connotación de participación en un todo moral tanto a nivel de estructura como en el aspecto de acción. Este tema de la comunicación se reitera en los escritos sociopolíticos de Alfonso de Madrigal, como acaece en su extensa obra, todavía inédita, Brevyloquyo de amor e amiçiçia. En el cuerpo de la relección, constituye un concepto básico que es previo e imprescindible para la constitución de la

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comunidad política. Las ciudades necesitan y deben comunicarse entre sí. Si tal comunicación falta por completo, entonces no tienen nada en común y resulta imposible la convivencia y, por ende, la conservación de la civitas. De ahí la exigencia tostadista de que los ciudadanos habiten en un mismo lugar. Pero esto no basta. Toda comunidad política, independientemente de su forma política (sea aristocrática, monárquica, oligárquica, timocrática o democrática) necesita leyes que rijan la vida comunitaria. Si entre los ciudadanos no existe ningún tipo de comunicación, la existencia de estas leyes no estaría justificada y, por tanto, no tendría razón de ser el crearlas, pues estarían carentes de su función propia que consiste, según Alfonso de Madrigal, en dirimir las disputas que deriven de la convivencia social. Afirmada sin reticencias la necesidad de tal comunicación, ésta tiene su origen en un convenio entre los ciudadanos a modo de pacto o convención establecida entre varios de ellos que, por común deliberación, ha llegado a tomar cuerpo y vigor: “est autem contractus, ut politice loquar quaelibet conventio inter aliquos constituta et communi deliberatione firmata”25. Dentro de sus planteamientos, que arrancan de la perspectiva tradicional del problema de la escolástica, insertada tal perspectiva en la cosmovisión renacentista (o pre-renacentista si se considera el grado de desarrollo de la misma en Alfonso de Madrigal), el Tostado se plantea dos cuestiones, la segunda como consecuencia de la primera y que enuncia así: quiénes crearon primero las civitates y cómo éstas fueron creadas. Alfonso de Madrigal no duda ni un momento en afirmar tajantemente que ninguna civitas es eterna, sino que todas ellas son temporales. Acude a la raíz de las mismas: el hombre que las constituye, hombre que depende en su ser y en su obrar de Dios creador y a quien debe amar más que a sí mismo. Aunque las diversas civitates sean creación del hombre, tienen la misma razón de ser que las demás cosas hechas artificialmente que es diferente de la de los seres creados naturalmente. Con referencia a las ciudades antiguas, advierte que varias de ellas fueron materialmente destruidas por grandes diluvios, lo cual no era obstáculo para que los que vivían en otra parte del orbe habitaran de nuevo el mismo territorio y construyeran una nueva ciudad y con ello dieran origen a una nueva comunidad política. Como es propio de su erudita manera de exponer, se refiere a algunas catástrofes provocadas por inundaciones incontrolables, citando la ocurrida en Acaya, en tiempos del rey Ogygio, y la de Tesalia, cuando reinaba Deucalión. Era obligada la referencia al diluvio universal ocurrido en tiempos de Noé. Esta alusión al diluvio universal le da pie para detenerse en una serie de disquisiciones tales como la del tiempo que fue necesario para construir el arca y la 25

Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 32, párr. 34.

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enumeración de los animales que en ella hallaron cobijo y las dificultades que ello llevaba consigo, dificultades que se veían aumentadas al tratarse de animales especialmente dañosos. No recoge Alfonso de Madrigal las actitudes que con respecto al curso de la historia humana se habían tomado sobre todo a partir de las posturas milenaristas que tenían, de alguna manera, sobre sus espaldas una tradición multisecular. Se extiende en relatos de varios autores de la antigüedad grecolatina; pero es el relato bíblico en su sentido literal el que constituye el centro de su discurso. Es interesante la referencia a San Agustín, pero no aparece el trasfondo de otras concepciones de diversos ámbitos, como la de Joaquín de Fiore, pongamos por caso. Sí deja entrever un concepto cíclico de la historia que no rimaba bien con otros planteamientos del ámbito humanista de la época que exaltaba el esfuerzo y la capacidad creadora del hombre26. El talante de Alfonso de Madrigal queda preso en una interpretación excesivamente literal de la Sagrada Escritura. Según su costumbre, el Tostado no se limita a la alegación de textos bíblicos, sino que es también prolijo en las referencias a autores clásicos grecolatinos. Se refiere a Ovidio que distingue cuatro grandes etapas en la historia de las civitates: la de oro, la de plata, la de bronce y la de hierro, de las que Alfonso de Madrigal sólo hace referencia a las dos primeras. En la de oro no se conoce la existencia de casas por ser innecesarias ya que no había las inclemencias del tiempo de las que los edificios protegen; tampoco había necesidad de ciudades, porque su utilidad se refiere a la defensa de los ataques enemigos, inexistentes entonces. La segunda edad es la de plata, en la que los hombres se vieron obligados, por las inclemencias del tiempo, a construir casas donde protegerse. Acude también al testimonio de Lactancio para apoyar su tesis de que los hombres, viviendo en solitario no podían defenderse del acoso de las bestias; la necesidad hizo que descubrieran la exigencia de reunirse para aumentar su fuerza. El establecimiento de las relaciones entre ellos les llevó a asentarse en un mismo lugar, construyendo ciudades, creando lazos de parentesco, otorgando leyes y disfrutando así de las ventajas que otorga la comunicación humana. Cicerón es otro de los autores citados. Señala que, según él, en un principio lejano los hombres vivían sin comunicación, en una vida solitaria. Tal situación estuvo vigente hasta que un hombre, a quien la naturaleza había otorgado un ingenio agudo, invitó con su elocuencia a la comunicación social. Alfonso de Madrigal propone su personal visión de la cuestión, visión 26 Cfr. O. di Camilo, El humanismo castellano del siglo XV, traducción castellana de M. Lloris, Valencia, 1976, p. 116.

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que se asienta fundamentalmente en el texto bíblico, visto según una interpretación literal, como antes hemos indicado. El episodio de la torre de Babel le da pie para hablar de la construcción de Babilonia y de la precedente fundación de Hebrón. Poca relevancia tienen tales disquisiciones, a las que tan aficionado se muestra el Tostado, en orden a su pensamiento jurídico-político. Alfonso de Madrigal al entrar en lo que constituye propiamente el cuerpo de la tesis se plantea un desarrollo temático amplio, que se concreta en una serie de cuestiones que pasamos a enumerar tal cual se formulan en la repetición. Son las siguientes: Qué es un ciudadano. Qué es una civitas, entendida como comunidad política. Si son análogas las formas de gobierno monárquica, timocrática, democrática u oligárquica. Si en todo sistema de gobierno puede darse todo tipo de ciudadano. Qué es lo que se exige para que existan los mejores ciudadanos y cuál sea el mejor sistema de gobierno. Este programa quedará incompleto en la repetición, “desunt permulta”27, dice el editor Alfonso Polo. Alfonso de Madrigal sólo desarrollará el último tema indicando que se centra en la forma de gobierno ideal y que se corresponde exactamente con el título que figura al principio de la disertación académica que tenemos entre manos. Entra el Abulense en la temática propuesta analizando la comunidad platónica de mujeres que atribuye también a Sócrates. Y siguiendo ya el método escolástico, se pregunta si tal comunidad corresponde o no a los dictados de la justicia. Expone la argumentación de Platón en forma silogística, enunciando la premisa mayor así: es bueno el sistema de gobierno que promueve una mayor unidad en la civitas. Y la premisa menor: la comunidad de mujeres e hijos parece contribuir a que la civitas sea una. La mayor le parece evidente porque la civitas consiste en cierta comunicación que perdura más tiempo si el amor es mayor. No así la premisa menor porque con la comunidad de mujeres peligraría la paz, dando lugar a enemistades. Pasa después a considerar las condiciones que tiene que tener una civitas para que sea adecuada: una buena situación geográfica, el clima benigno, las mejores condiciones biológicas posibles para que la población nazca y se desarrolle sana, corporal e intelectualmente, la composición adecuada de la familia para evitar discordias en la ciudad, etc.28. En seis conclusiones propone su pensamiento. La primera de ellas es la de que el legislador no ha de buscar dar las mejores leyes ni establecer el sistema de gobierno mejor. Partiendo de su concepto de politia como el orden propio de los ciudadanos para constituir la civitas, observa que la lex 27

Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 165, párr. 239.

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Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 154 ss.

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se impone a los que son ciudadanos de una comunidad política ya constituida29. Ésta requiere para su existencia una mutua coordinación entre sus miembros, “aliqua coordinatio ad invicem”30. Dada la función ordenadora de la vida social, propia de la ley, ésta tiene que adaptarse a la comunidad política concreta a la que está destinada aunque su régimen político no sea en absoluto el mejor31. Tampoco el legislador debe establecer necesariamente la mejor forma de gobierno. Al razonarlo, Alfonso de Madrigal se detiene en la distinción entre formas de gobierno buenas: la monárquica real, la aristocrática y la timocrática; y formas de gobierno viciadas: la monárquica tiránica, la oligárquica y la democrática. En esta enumeración de las distintas formas políticas no alude al régimen mixto. Considera que la mejor forma de gobierno que guarda gran semejanza con el orden natural es la monarquía real. Justifica su afirmación alegando que, gobernando uno solo, no son posibles las discordias que se producen cuando son varios los que gobiernan. No le pasa inadvertido el hecho de que en la forma monárquica real se da un gran inconveniente puesto que es difícil encomendar a un hombre solo las múltiples tareas de gobierno. El régimen aristocrático se establece, según Alfonso de Madrigal, atendiendo a las cualidades de los ciudadanos. Advierte que, en él, se pueden originar discordias por la envidia de aquellos que son poderosos pero carentes de virtud. La forma de gobierno timocrática aparece como intermedia entre las dos anteriores; en ella, el poder está en manos de las clases medias, enfrentándose con problemas análogos a los del aristocrático. Dentro de las formas defectuosas, señala Alfonso de Madrigal la monarquía tiránica, en la que gobierna un solo sujeto en beneficio propio sin atender a los requerimientos del bien común. En el gobierno oligárquico dominan unos pocos pero no se imponen por razón de su virtud y de sus cualidades, sino por su poder y su riqueza. Siguiendo a Aristóteles, acepta la forma democrática de gobierno como la más conveniente para la civitas. Con ella se evitan las sediciones, dado que el poder está en manos de todo el pueblo. De todo lo cual deduce que al dar 29 “Pro quo sciendum quod differunt politia et lex. Nam politia est quidam ordo secundum quem debent convenire cives ad constituendam civitatem; lex dicitur esse quaedam regula quae imponitur ipsis iam existentibus civibus”; Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 145, párr. 111. 30

“Nam si inter multos homines non sit aliqua coordinatio ad invicem, nullo modo facient unam civitatem aut quid unum, cum ipsi sint naturaliter multi”; Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 145, párr. 112. 31

Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 145, párr. 112.

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forma política a una civitas no hay que escoger necesariamente el régimen político que en sí mismo sea mejor sino el más adecuado. La segunda conclusión sale del contexto de la primera para entrar en una serie de disquisiciones de tipo demográfico e incluso ginecológico y pediátrico. Hace referencia a que quien ha de ordenar la vida política atienda a los requerimientos de una sana eugenesia que permita que la población tenga un alto nivel de vida en lo que se refiere a la salud corporal. Conforme a las preocupaciones de su época hace largas disquisiciones acerca de la época del año óptima para engendrar, así como la edad más adecuada para ser padres. La tercera conclusión sigue la misma línea que la segunda. Gira en torno al tema de conseguir una descendencia perfecta. A este propósito, establece que los progenitores no deben realizar trabajos ni excesivamente duros y agotadores, ni tampoco flojos, puesto que el régimen laboral condiciona las características del semen y la posterior formación del feto. En la cuarta conclusión, se refiere al lugar y situación geográfica de los progenitores en el momento de engendrar. A este propósito, Alfonso de Madrigal no duda en afirmar que ninguna tierra es más apta para engendrar hombres perfectos en lo referente al entendimiento y en lo referente al cuerpo, que la tierra del cuarto clima, tierra en la que nosotros vivimos. Esta afirmación va precedida de una prolija exposición de los distintos tipos de vientos y su diversa incidencia en la generación y de la influencia que el sol y otros elementos de acuerdo con los conocimientos de la astrología de su época. La quinta conclusión vuelve al tema de la poligamia. Señalando que la poliginia, aunque no la poligamia, pudiere ser conveniente de acuerdo con su tesis de la superioridad del varón. Alfonso de Madrigal se extiende en una prolija exposición apoyada en la invocación de autoridades entre las que sobresale la de San Agustín. La sexta conclusión afirma que la naturaleza tampoco acepta esta comunidad de mujeres. Si es pésima la pluralidad o comunidad de hombres, no por ello es aceptable la de mujeres. Se refiere a una serie de argumentos tales como la de la imposibilidad de determinar la paternidad y que con ello se produciría, a su vez, la imposibilidad de atribución de nobleza de los ciudadanos, la proclividad al incesto, la pérdida del respeto de los hijos para con sus padres, etc. Concluye su disertación refutando dos tesis que antes ha expuesto. La primera propugnaba la máxima unidad en la comunidad política; la segunda consideraba que la comunidad de mujeres favorecía tal unidad. Frente a ellas afirma que, si bien la unidad es un bien para la comunidad política, sin embargo, no por esto conviene reducir las cosas siempre a la mayor unidad ya

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que, con ello, el hombre quedaría reducido a un ser solitario e independiente haciendo inviable la misma civitas. Esta no constituye un todo por s í misma, un ens per se, sino que es una entidad formada por agregación, ens per aggregationem. Pretender que la comunidad política tenga la unidad del primer tipo es someterla a una situación que excede a su naturaleza. Con relación a la comunidad de mujeres, ésta no produce el más alto grado de amor posible, sino que por el contrario, destruye el amor en la civitas, dando lugar a un juego incontrolado de pasiones y al consiguiente estado de inseguridad y de lucha entre los ciudadanos. Así termina la repetitio habiendo dejado de tratar los temas más sustantivos, después de haber consumido amplios espacios en cuestiones retóricas y accesorias. Con cierta razón Alfonso Polo anota casi como lamento: desunt permulta. A lo largo del De optima politia se podrá advertir que, a pesar de que la finalidad del Tostado es la de presentar el sistema de gobierno ideal, no por ello se deja llevar por planteamientos abstractos y teóricos. Busca el mejor sistema de gobierno pero teniendo presente la realidad: los hombres a los que se dirige y los factores geográficos y climáticos. Como claramente expresa en la primera y segunda de sus conclusiones: ni el mejor régimen, ni la mejor ley32. Es pues partidario del relativismo, es decir, del realismo y atención a la condición humana. Y no se trata sólo de indicar cuál es el mejor sistema de gobierno si después puede perecer. Se trata de instaurarlo y de conservarlo. Para ello se hace imprescindible asegurar la paz. De ahí que Alfonso de Madrigal se nos muestre como un profundo conocedor de la condición humana y de la repercusión que ésta puede tener en la instauración y conservación del mejor sistema de gobierno. La debilidad de la natu32

Entre las características que observa Agustín de Asís con respecto a la ley positiva en Alfonso de Madrigal, destaca la de su fuerza imperante, en cuanto que manda una acción o una omisión; también que el legislador no debe dar leyes simplemente buenas, sino leyes buenas para el pueblo de que se trate, “como sucede con las medicinas”. De ahí que, como nota fundamental de la ley positiva, subraye su conformidad con el carácter del pueblo, el hecho de que se acomode a la manera de ser de los súbditos (A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, Sevilla, 1955, pp. 81-82). Asimismo, subraya la conexión de la ley con la razón y no con la voluntad (p. 138). Con respecto a la obra tostadista en conjunto, y refiriéndose al tema de la ley, observa Asís que hay una laguna considerable que es la de “no haber tratado de la ley Eterna, por lo que, al referir este principio intuitivo-racional a otro superior, lo hace de manera gratuita, directamente a Dios, mientras que Santo Tomás, lo refería a la Ley Eterna, que, en un orden lógico de valores, era la inmediatamente superior”. Considera que esta omisión pudo ser debida a una influencia directa de Platón y Aristóteles quienes hablando o refiriéndose a la ley Natural omiten la Eterna (A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, pp. 72-73).

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raleza humana, de las pasiones, sentimientos, defectos, virtudes e incluso de la complexión corporal son factores determinantes en la solución de los problemas políticos que plantea33. Este realismo le hace descartar la viabilidad de la vigencia del Evangelio como norma positiva, única y común para la República temporal. Nos recuerda que fue Caín el primer hombre destinado, junto con el diablo y sus ángeles, al fuego del infierno quien primero fundó una ciudad34. Su pesimismo antropológico se conjuga con el relativismo histórico. Así por ejemplo, entiende que las tendencias pasionales viciosas del hombre deben tenerse en cuenta para resolver los problemas de estos. De ahí que al ocuparse el Abulense de la edad conveniente para el matrimonio, aunque él, por razones eugénicas, crea que debe demorarse hasta los treinta y seis o treinta y siete años en el varón y los dieciocho o veinte en la mujer, reconozca que el derecho civil ha tenido que rebajar notablemente dicha edad porque “ningún hombre sentiría tan gran amor por el Estado que, a fin de promover la mayor perfección de éste, se privase de los deleites venéreos durante toda su juventud”. Apoyándose en los más elementales sentimientos humanos, rechaza los argumentos contrarios que se basaban en la pura razón. No acepta que la comunidad de mujeres, según los platónicos, sea causa de mayor amor y 33

Como apunta Asís, el Tostado considera la naturaleza desfalleciente del hombre, ya que n o se parte ni de la voluntad innata y total para el anarquismo, ni de la maldad también innata y total del hombre para una tiranía del tipo del siglo XVII (A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 68). Se trata de una postura cercana a la agustiniana: el pesimismo antropológico, aunque el Abulense es más moderado en esta concepción. Ello le hará defender no la mejor ley ni el mejor sistema de gobierno sino el más adecuado para el hombre de que se trate. 34 Alfonso de Madrigal, a lo largo del De optima politia, realiza una amplia disertación acerca de la ciudad y de su origen. Una vez más aparece la referencia a la filosofía social aristotélica (la de que el hombre es social por naturaleza y la de los diversos estadios por los que atraviesa este desarrollo en sociedad –familia, aldea, ciudad–). La ciudad es una entidad sociológica superior a la familia, también ligada por el vínculo de la unidad. Como observa Asís, para el Tostado la unidad se logra por la unidad de lugar y por la identidad de leyes. La unidad de leyes influye considerablemente en la psicología del hombre de la ciudad, dado que siendo el hombre un ser sobre el que influyen notoriamente las circunstancias, hasta el punto de que éstas llegan a crear grandes hábitos, es comprensible que las circunstancias de espacio y clima que determinan el concepto de ciudad influyan en la psicología del cives. También la comunidad de leyes es importante ya que, como señala el Abulense en el Génesis, si lográsemos encerrar por un muro a dos ciudades pero que se rigieran con leyes distintas, no lograríamos hacer una ciudad sino dos ciudades. La comunidad de leyes que defiende El Tostado hay que entenderla, a juicio de Asís, a la luz del concepto de ciudad aristotélico; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, pp. 131-133.

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mayor unidad en la república35. No debe olvidarse que todas las mujeres, posibles esposas, no serían igualmente bellas, y la que lo fuera más, sería más deseada por todos. El tumulto sería inevitable y se destruiría la paz en la ciudad. Para rechazar el comunismo sexual argumenta otra razón: la de que los padres no pueden privarse de la satisfacción de conocer a sus hijos. El comunismo de esposas provocaría que nadie tendría certeza acerca de la paternidad. Caería así el máximo deshonor sobre la ciudad y se perdería la nobleza de estirpe y la virtud que se fomenta en los hijos, precisamente por querer imitar a los padres. De ahí que se volvieran estériles las relaciones familiares. Las razones que alega el Tostado pueden parecernos, aún con mayor fuerza en la actualidad, pueriles. Sin embargo, ponen de evidencia la repercusión que tiene, a juicio del Abulense, la tranquilidad o el desorden en el seno de la sociedad doméstica en la sociedad política36. 35

Asís también se ocupa del problema de la pluralidad de mujeres y de la pluralidad de varones tal y como queda reflejado a lo largo de la amplia obra tostadista, incluso en sus comentarios escriturísticos. Las conclusiones a las que llega son muy semejantes a las que se obtienen de la lectura del De optima politia: “Esta posición ambigua, de si es o no lícita la pluralidad de mujeres, para el Derecho natural, determina, considerando los fines del matrimonio, la prohibición de la poligamia, tanto, por el derecho divino, como por el positivo, y, sobre todo, por el Evangelio. La prohibición se debe a cuatro razones fundamentales: en primer lugar a la dignidad del sexo, en segundo, para obtener la suficiente paz en la comunidad económica, otra por la imposibilidad por parte del hombre, de querer y estimar a todas las mujeres de la misma manera, imposibilidad que acarrearía la intranquilidad dentro de las relaciones de estas mujeres; y por último, otra razón decisiva es la institución del Sacramento del Matrimonio por Cristo en la Iglesia, que no puede repetirse viviendo los dos primeros cónyuges. […] establezcamos que la pluralidad de varones para una misma mujer, se encuentra en las mismas circunstancias que el problema ya analizado”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, pp. 126-129.

36 La estructura de la familia en el pensamiento tostadista es interpretada por Asís en los siguientes términos: “En primer lugar, es una entidad social en cuanto que representa un grupo social. Es una entidad económica, porque la materialidad de la familia viene representada por un patrimonio. Es una entidad jurídica, porque las relaciones entre los componentes de la familia vienen referidas a un ‘ius’ que racionalmente puede establecerse. Es una entidad política, porque existe, además de una jerarquía, un Poder de tipo político. Es, pues, la familia una entidad social, económica, jurídica y política, establecida por vínculos sanguíneos o adoptivos, que tiene su representación en un patrimonio y su Poder representado en un ‘pater’”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 99.

“Por otro lado, la pluralidad de mujeres no es medida de buena política, en contra de lo que afirmaba Platón y a quien el mismo Tostado cita en el Génesis y problema que examina detenidamente en el De optima politia, ya que, como la ciudad y el reino dependen del estado de familia y una familia integrada por pluralidad de mujeres no alcanza la paz, tampoco la ciudad,

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El mismo criterio que utiliza para valorar la vida familiar y sexual, el de la paz, es el determinante para valorar las formas de gobierno37. La monarquía real atendiendo al número de los que mandan; la aristocracia según la virtud; la timocracia según la riqueza o poderío. La monarquía tiránica es rechazada porque el príncipe no sigue las leyes justas y no procura la utilidad pública; la oligarquía es el gobierno de los poderosos y ricos. Y, por último, la democracia. La monarquía real sería, de suyo, el mejor sistema de gobierno. Asegura más la unidad y conserva la semejanza con la naturaleza. Pero no puede olvidarse que es difícil encomendar todos los asuntos a un solo hombre, como señalaba Aristóteles; más aún –añade el Abulense– cuando este hombre no ha sido designado por elección, sino que manda por sucesión. ¿Cuál es entonces, el mejor sistema de gobierno? Contesta el Tostado: el mejor, el más conveniente para el pueblo de que se trate. De ahí que, más que referirse al mejor sistema de gobierno, busca el más conveniente. Y éste para Alfonso de Madrigal es la democracia. Este sistema se da cuando gobierna todo el pueblo, aunque sean pobres o ignorantes, y cualesquiera que sean, y esto de diversos modos: bien teniendo todos al mismo tiempo la autoridad suprema, bien gobernando por suertes o por tiempos. La paz es otra vez el criterio determinante: la democracia no es sediciosa, ya que la autoridad reside en todo el pueblo y todos los ciudadanos gobiernan por igual. Sólo aquel régimen que de alguna manera haga pensar a los ciudadanos que el poder es de todos y lo es por igual, asegurará la convivencia tranquila. Es aquí por donde el Tostado une la idea primigenia que recogió del texto aristotélico: la ciudad o comunidad política es una convivencia o comunicación en algo que es común a todos sus miembros. Lo que ha de ser común es lo que da el ser específico a la ciudad, ente distinto de los individuos y de las familias: el poder, la autoridad política. De ahí que la común participación en el poder, que es lo que parece todos buscan, es lo que garantiza la tranquilidad y la subsistencia del sistema de gobierno. El contenido material de esa paz no lo indica el Abulense. Parece, como señalaba J. Candela Martínez38, que al Tostado le interesa la paz como equi-

ni el reino adquiriría con ello la tranquilidad”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 128. 37

La teoría tostadista de los regímenes políticos está tomada de Aristóteles. Igual que en la política aristotélica se ven los tres principados perfectos y sus degeneraciones, o las tres formas puras de gobierno, y las otras tres impuras, a saber: monarquía y tiranía, aristocracia y oligarquía, timocracia y demagogia. 38 Cfr. J. Candela Martínez, El ‘De optima politia’ de Alfonso de Madrigal, el Tostado, Universidad de Murcia, Murcia, 1954, pp. 26-27.

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valente a orden y seguridad, concepto que no tardaría en ser objetivo supremo de la teoría política moderna39. Sin embargo, la doctrina sobre las formas de gobierno no se comprendería si no tuviésemos en cuenta la teoría conciliarista del Tostado. El concepto de comunidad juega un importante papel en el pensamiento tostadista. Ciertamente, sólo lo apunta. No se encuentra en Alfonso de Madrigal una teoría de la comunidad tan desarrollada como la de Vitoria o Suárez pero ahí queda esa creencia en el príncipe o gobernante como representante de un común social. Este aspecto se ve más claramente en la apología conciliarista del Abulense, a la que ya nos hemos referido anteriormente40. No puede olvidarse tampoco que, dada esa defensa de la superioridad del Concilio sobre las demás magistraturas en la iglesia, al igual que si el Concilio puede deponer al Papa que caiga en herejía, el Reino puede deponer al príncipe cuando su tiranía sea intolerable. Cabe preguntarse si es que Alfonso de Madrigal no observaba inconvenientes en el régimen democrático: o bien no los consideró relevantes, sea

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Así por ejemplo, la doctrina pactista hobbesiana propone una forma de Estado cuya única obligación sea la de asegurar la paz y la seguridad a los súbditos. Cumpliendo esta función, n o se permite que sus súbditos puedan sustituirle por otro. La doctrina del Abulense tiene en común con ésta únicamente su preocupación por la paz y la seguridad, encontrándose muy alejada del positivismo jurídico que, siglos después, defendería Hobbes.

Asís destaca que: “El Tostado se cuida de que no se intente castigar al príncipe cuando sus excesos de poder no causan un daño esencial a la nación, porque ello implicaría una merma de prestigio y autoridad necesaria para el desempeño del cargo, pero admite y aún parece alentar a su eliminación o, por lo menos a rebelarse contra él, cuando sus actos, directamente, causan daño grave en la integridad espiritual o material de los súbditos y naciones”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 60. Esta postura del Abulense presenta, a nuestro parecer, ciertas connotaciones semejantes con la defendida por Santo Tomás con respecto a la resistencia ante la ley injusta y en la rebelión contra la tiranía. 40

“En uno de los sentidos en que puede tomarse la palabra Iglesia, como ‘tota multitudo omnium hominum in Christo credentium’, se advierte el sentido ético de la comunidad cristiana. Tiene la Iglesia de esta forma un sentido verdaderamente de ser, pero de ser que se manifiesta además en una representación, el Concilio. De aquí que, al ser la Iglesia comunidad en sentido de realidad en Cristo, radicase en ella la infalibilidad que el Tostado refiere al concilio mismo, en materia de fe. Pues es el Concilio de por sí quien representa real y genuinamente a ese ser Iglesia. Precisamente por eso que defienda la superioridad del Concilio sobre las demás magistraturas. […] Pero no se olvide que si el Concilio puede deponer al Papa que caiga en herejía, el Reino puede deponer al príncipe cuando su tiranía sea intolerable. Aquí vuelve a tener importancia el concepto de tirano”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, pp. 62-63.

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cuales fueran, o bien es que opta por omitirlos. Su opinión a este respecto parece contradecir a otros principios del propio Aristóteles, tales como que la pluralidad de príncipes es cosa mala; o los de Lucano, como que la autoridad recusa ser compartida. El Tostado no se detiene en estas objeciones e incluso, como señala J. Candela Martínez, si lo hubiera hecho, probablemente nos repetiría que en su democracia no hay pluralidad sino generalidad o “universalidad” de príncipes: “totus populus imperat”. La defensa de la democracia por parte del Abulense constituye un importante hecho en la historia política española: el Tostado mantiene su orientación democrática en contra de los imperialismos políticos dominantes en las casas de Borbón y de los Austrias e incluso, los recopiladores de la obra de Alfonso de Madrigal, aún bajo el poder de Felipe II, se atreven a afirmar que el pueblo tiene más autoridad sobre el rey, que el rey sobre el pueblo, prevalencia que ni Carlos I, ni después Felipe II llegaron a comprender al obrar al margen de las decisiones de las Cortes de Castilla, fiel órgano de la representación popular en el siglo XVI41.

3. El texto y su transcripción 1. En la transición de la Escolástica al Renacimiento se apreciaban nuevas inquietudes, nuevos deseos y aspiraciones, a la vez que se producían cambios profundos en la sociedad y en la cultura, que alcanzaban también a los géneros literarios. En el ámbito académico salmantino junto a los procedimientos docentes tradicionales adquiere poco a poco relevancia la repetitio o relectio42. En ésta, la forma revestía la de una exposición magistral que atendía a mostrar con mejor vigor el contenido tratado. La repetición tenía un atractivo especial en los profesores de la Facultad de Artes que gustaban del estilo grandilocuente y erudito, y que podían desarrollar más a sus an41

“Esta afirmación y esta orientación del Tostado, y de sus recopiladores, se debe, sin duda, a que la verdadera orientación tradicional de la historia del pensamiento político español medieval, es radicalmente libre y demócrata”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 148.

42 Cfr. J. Carreras y Artau, “Las ‘repeticiones’ salmantinas de Alfonso de Madrigal”, Revista de Filosofía del Instituto Luis Vives, Madrid, 1943 (5), p. 215. J. Carreras no llega a identificar la repetición y la relección, aunque les otorga gran parecido. Cabría establecer una equiparación entre las dos: en el siglo XV, el término que se usaba era repetición y en el XVI relección. La posible diferencia radicaba en la mayor influencia sobre la relección del Renacimiento, que reflejaba en ella sus caracteres, como la tendencia a la brillantez; pero la estructura de una y otra es la misma.

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chas en el desarrollo de la disertación en forma de relección43. El Tostado se vio obligado estatutariamente a este género docente típicamente salmantino y que debía versar sobre la materia que al maestro correspondía explicar en el año académico en curso. Hay ciertos opúsculos de Alfonso de Madrigal de los que se dudó si eran o no repeticiones, porque en unas ediciones figuraba el término repetitio y, en otras, se omitía. Entre ellos se encuentra De optima politia que es claramente una repetitio como consta en el ejemplar que hemos estudiado. Se encuentra en la Biblioteca Universitaria de Salamanca, cuya signatura es 55809844. Corresponde a la edición de las obras de Venecia de 1507-1531 de la que trataremos más adelante. En el mismo tomo, encuadernados junto al De optima politia, se encuentran otros escritos por el orden siguiente: Defensorium trium conclusionum, Alphonsi Tostati Episcopi Abulensis in librum paradoxarum, Repetitio de beata Trinitate, Tractatus super locum Isaiae: Ecce Virgo concipiet, Repetitio de statum animarum post hanc vitam,

43

Cfr. J. Carreras y Artau, “Las ‘repeticiones’ salmantinas de Alfonso de Madrigal”, p. 215.

44

Existen otros ejemplares de esta misma primera edición, como el que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid (sig. R/31.301 5º). En Valladolid hemos tenido oportunidad de manejar un ejemplar distinto a la edición de Venecia de Petrus Liechtenstein de 1529. En la biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano se encuentra la Opera de Alphonsus Tostatus de Venecia, de 1596. De optima politia se encuentra en el tomo que corresponde a la signatura 3.012. Consta de 8 folios. Carece de preámbulo. Comienza en la parte en que el autor nos anuncia que va a comentar un pasaje de la obra de Aristóteles. Carece pues de la invocación introductoria, que sí aparece en la edición de 1529. Las conclusiones en que manifiesta su pensamiento el autor van separadas respectivamente por un título.

Esta misma edición de 1596 se puede encontrar en la Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos-Filipinos de Valladolid. En dicha Biblioteca, hemos tenido ocasión de tener en nuestras manos otro ejemplar del De optima politia, de una edición distinta a las anteriores: impreso por Nicolaum Pezzana en Venecia, en 1728 (sig. SD.275-90). Corresponde al Tomo XXV de su Opera Omnia. Al igual que en las anteriores ediciones, en un mismo volumen se encontraban encuadernados junto a nuestra relección otros opúsculos. Sin embargo, el orden de colocación de las obras era distinto al habitual. No tenían una numeración de folios separada sino que se foliaban desde el I, en el primer escrito, hasta el último con el 235. De optima politia corresponde desde el fol. 61 hasta el 74. Guarda una gran semejanza con el de la edición de Venetiis de 1596, a excepción de que la letra de impresión es más pequeña, por lo que su extensión es de 7 folios y carece de notaciones marginales. Por último, no podemos dejar de hacer mención de una edición actual de amplios fragmentos traducidos de la repetición que se suceden con resúmenes de las partes omitidas, edición precedida de un estudio preliminar: J. Candela Martínez, El “De optima politia” de Alfonso de Madrigal, el Tostado, cit.

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Tractatus contra sacerdotes concubinarios; y, por último, De optima politia45. Sobre el De optima politia no cabe vacilación, aunque en la citada relación se le llame opusculum, pues en el mismo texto así se nos dice: “ Q u o modo autem ista duo stent, scilicet quod lex evangelica sit optima simpliciter et tamen sit mala cuilibet politiae, in alia repetitione declaratum fuit”46. Nos habla de otra repetición sobre el mismo tema. No sabemos que habrá sido de ella. Ni la hemos encontrado, ni figura en los catálogos de las obras impresas del Tostado, ni tan siquiera aluden a ella Nicolas Antonio47, ni Ruiz de Vergara y Roxas y Contreras en su lista de obras tostadistas inéditas48. Alfonso Fernández de Madrigal no pudo ver impresa ninguna de sus numerosas obras. La invención de la imprenta, que tuvo lugar 20 años después de su muerte, permitió la divulgación de sus escritos. El Floretum sancti Matthaei, de Pedro Ximenez de Prexamo, que vio la luz en Sevilla, en 1491,

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En esta edición, que es la edición príncipe, se encuentran intituladas expresamente de repeticiones, dos disertaciones académicas que, en la edición de 1595, se califican de opúsculos. En dicha edición de 1596, encuadernados junto a los Commentaria in septimam partem Matthaei (cap. XXV y XXVI), se encuentran las Paradoxae quinque y el Defensorium trium conclusionum y bajo el rótulo de Opuscula Eruditissima se detallan, por el siguiente orden, las repeticiones De Sanctissima Trinitate, De statu animarum post hanc vitam, y De optima politia, calificando a ésta última de opusculum, el comentario In locum Isaiae –cap. VII– Ecce Virgo concipiet y el opúsculo Contra clericos concubinarios. En la Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, hemos podido consultar la ya citada Opera Omnia de Alphonsi Tostati, de Venecia de 1596 (sig. 3000-3013). El Tomo concreto al que corresponden los opuscula eredutissima tiene la sig. 3012. A pesar de que en la edición de 1596, no se señala en los títulos el concreto género de cada uno de los escritos, en el De statu animarum post hanc vitam se indica al principio del texto que se trata de una repetición, extendiéndose en señalar la procedencia de éste término, que viene del lenguaje escolar: “Id autem quod orationis nostrae, quam vulgatiori quodam nomine repetitionem vocant, materiam aut fundamentum esse volo”; Alfonso de Madrigal, De statu animarum post hanc vitam, Venetiis, 1596, f.2r, c.1-a. 46

Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 54.

47

Cfr. Nicolás Antonio, Biblioteca Hispana Vetus sive Hispani scriptores qui ab octaviani augusti aevo ad annum Christi MD. floruerunt, Matrititi apud viduam et heredes D. Ioachimi Ibarrae reggi quondam typographi, t. II, 1787, pp. 255-260. 48

Cfr. F. Roxas y Contreras, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, p. 112. Como hemos indicado, se ha llegado a dudar del verdadero carácter académico del De optima politia. Se le ha denominado a veces como opúsculo y no repetición. Tal es el caso citado de la edición de Venecia, de 1596, en la que en la portada figura como opusculum. Quizá haya podido influir en ello el no haberse encontrado la otra repetición que versaba sobre un tema semejante. En todo caso, su estructura, su estilo y desarrollo la configuran como repetición.

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por obra de Pablo de Colonia y Juan de Nuremberg49, constituía un resumen del comentario tostadista sobre el evangelio de San Mateo. La primera obra impresa de Alfonso de Madrigal es el Confesional, edición hecha en Salamanca, a cargo de Porres en Salamanca, Petrus en Toledo y Castro en Medina50 y que fue reeditado varias veces. El ejemplar del De optima politia sobre el que hemos trabajado fue editado en Venecia, en 1529, por Pedro Liechtenstein: Anno 1529. Venetiis in {A}Edibus Petri Liechtenstein. Pertenece a la primera edición de la Opera Omnia tostadista. Junto a ésta y posteriores ediciones cuyo contenido varía de unas a otras, se editaron también por separado varias obras, especialmente las escritas en lengua romance, como es, por ejemplo, el Eusebio de las Crónicas, que vió la luz en Salamanca, 1506-1507. La iniciativa de llevar a cabo la edición de la obra manuscrita de Alfonso de Madrigal partió de la reina Isabel. Fue don Fernando quien impulsó su realización encargando al doctor Palacios Rubios, Juan López de Vivero, llevarla a feliz término. En 1506 se entregan los manuscritos al librero Andrea de Homdeley para que los imprima en Venecia. No parece cierto, como se ha afirmado, que estuvieran perdidos hasta 151351, puesto que hay obras editadas antes de este año. Así, en 1507 ven la luz impresos los Commentaria in Genesim, en Venecia por obra del impresor Gregorium de Gregoriis52, y en 1508 las Paradoxae quinque, también en Venecia por el mismo editor. Conocemos, además, la concesión de un privilegio otorgando la exclusiva al editor veneciano, Juan Jacobo, para imprimir las obras del Tostado, fechado en Roma a 26 de enero de 150953.

49 En la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan tres ejemplares de esta obra (sig. 1/408, 1/525-6 y 1/2421 incompleto). 50

Cfr. A. Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano. Bibliografía general española e hispanoamericana desde la invención de la imprenta hasta nuestros tiempos con el valor comercial de los impresos escritos, 2ª ed., corregida y aumentada, t. 8, Barcelona, 1955, p. 59.

51

Cfr. L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 235.

52

Opera Praeclarissima beati Alohonsi Thostati episcopi Abulensis, Venetiis, 1507-1531 (B. Nac. de Madrid, sig.: R.30.536-51). 53 V. Beltran de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), t. III, Salamanca, 1967, pp. 223-224: “Breve de privilegio exclusivo por diez años a Juan Jacobo, editor veneciano, para imprimir las obras del Tostado. Roma 26 de enero 1509 […] Dat. Romae apud S. Petrum et sub annulo Piscatoris die 26 januarii 1509”. Arm. 39, vol. 27, fol. 130.

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Entre 1527 y 1531 se imprimieron los comentarios escriturísticos Super Exodum, Super Regum, Super Matthaeum y algunos escritos breves, entre los que se encuentra el De optima politia. La edición príncipe abarca las obras que fueron impresas en 1507, 1508 y entre 1527 y 1531. La labor editora conoció, pues, dos etapas, transcurriendo diecinueve años entre una y otra. La razón de tal interrupción radicaba en el cuantioso coste que la impresión de un número tan elevado de obras suponia54. A pesar de los esfuerzos del doctor Palacios Rubios, una serie de acontecimientos como la muerte del rey Fernando, la regencia de Cisneros, la llegada del nuevo rey don Carlos y los consecuentes problemas políticos, fueron sumando obstáculos para llevar a cabo la impresión de la obra completa de Alfonso de Madrigal. El interés por conseguirlo siguió vivo. Así, en la epístola del Eusebio de las crónicas o tiempos, dedicada al cardenal Cisneros, se dice que, visitando éste el Colegio de San Bartolomé, al saber que los manuscritos de Alfonso de Madrigal estaban allí, dispuso que se imprimieran, “por cuyo mandato los originales en latín se llevaron a Venecia a imprimir e los eusebios en romance quedaron en esta noble ciudad de Salamanca para ser emprimidos”55. Asimismo, en los libros de la Cámara de Castilla del Archivo de Simancas, se encuentra una carta del Emperador Carlos fechada en Valladolid, a 6 de marzo de 1523, en la que manifiesta su deseo de que se impriman las obras del Tostado por el provecho que considera que de ellas se puede obtener, y de saber cuántos estarían dispuestos a comprarlas, al precio de un ducado por cada uno de los 16 volúmenes56. Este largo proceso hace que el doctor Palacios Rubios a pesar de su decidido interés por llevar a cabo el proyecto editorial no se encuentre con fuerzas para ejecutar de forma eficiente este trabajo, y decide encomendarlo a Alonso Polo, canónigo de la catedral de Cuenca. Poco tiempo antes, el Emperador había otorgado a éste el cargo de predicador y capellán por su buen 54

F. Marcos Rodríguez, “Los Manuscritos de Alfonso de Madrigal conservados en la Biblioteca Universitaria de Salamanca”, Salmanticensis, 1957 (4), pp. 24-25.

55

“A tiempo que vino (Cisneros) a esta ciudad de Salamanca e visitó el Colegio de San Bartolomé […] e supo que las obras del Tostado don Alonso de Madrigal, obispo que fue de Avila […] e collegial en el sobredicho collegio estavan sepultadas e sin fruto por falta de personas aficionadas a las letras […] luego mandó que aquellas salieran a la luz e se emprimiessen a cargo de vuestra reverendissima señoria, por cuyo mandato los originales en latín se llevaron a Venecia a emprimir e los eusebios en romance quedaron en esta noble cibdad de Salamanca para ser emprimidos”; “Epístola sobre las obras del Tostado dirigida al reverendísimo y muy magnífico señor don Fray Francisco Jiménez, arzobispo de Toledo, primado de las Españas”, en Eusebio de las Crónicas o tiempos, Salamanca, 1506-7, f. 1r. 56 A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas, Libro 61, f.245v-246r (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, p. 327).

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saber y doctrina, como se puede leer en una carta fechada en Burgos a 8 de julio de 152457. La aceptación de Alfonso Polo no tuvo acogida favorable entre sus compañeros de Cabildo que adoptaron una actitud recelosa ante el encargo. El Emperador Carlos se vio obligado a enviarles una carta reprendiéndoles y ordenando que los derechos de Alfonso Polo fuesen conservados58. Sabemos que el Emperador dio a Polo varias cartas de recomendación con el fin de facilitarle el trabajo, como la dirigida al Duque de Sesa, fechada en Valladolid a 13 de agosto de 152459. También, en el Bulario de la Universidad de Salamanca encontramos una carta de recomendación de Clemente VII en favor de Alfonso Polo, fechada en Roma el 10 de mayo de 1525. En ella se le encarga imprimir las obras del Tostado, encargo acompañado de la condición de que, en cuarenta años, sólo él pueda imprimirlas60. La labor tesonera de Alfonso Polo hizo realidad la definitiva impresión de las obras del Tostado. González Dávila nos relata que en el viaje a Italia una gran tempestad hizo zozobrar la nave que transportaba las obras del Tostado, salvándose a nado los pasajeros. Se daban ya por perdidos los manuscritos, cuando a la mañana siguiente, desde la costa, vieron como la marea arrastraba el cofre que los contenía. Suceso que se juzgó como un milagro y se dio noticia de él a la curia61. 57 A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas. Libro 69, f.178r-178v (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, p. 238). 58

L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, p. 238. Hemos buscado en el Archivo de Simancas siguiendo la cita ofrecida por Luisa Cuesta. La búsqueda ha sido infructuosa porque A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas, Libro 68, f. 48v, n o corresponde al contenido que expone en su trabajo citado anteriormente. 59 A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas. Libro 68, f. 41 (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, pp. 329-330). 60

V. Beltran de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), p. 231: “Breve de recomendación de Alfonso Polo, encargado por el emperador de dirigir la edición que se hacía en Venecia de las obras del Tostado, y prohibición de que ningún otro las imprima durante cuarenta años. (Roma) 10 de mayo 1525 […]. Datum die decima maji 1525, anno secundo. L. card. Sanctorum Quatuor. Duci Suesse, ex parte sanctitatis vestrae, mandatur quatenus infra quadraginta annos non imprimantur libri quos imperator imprimi facit. Evangelista”. Arm. 40, vol. 9, fol. 159, num. 195. 61

Cfr. G. González Dávila, Teatro eclesiástico de las Iglesias metropolitanas y catedrales de los Reynos de las dos Castillas. Vidas de sus Arzobispos, y Obispos, y cosas memorables de sus sedes, t. II, Pedro de Horna y Villanueva, Madrid, 1647, pp. 273-274. Alfonso Polo era el encargado de la edición veneciana de las obras de 1527-1531 del Tostado y no hay que confundirles, identificando al autor con el editor, como Agustín de Asís, que en el título de su obra, ya citada, así lo hace: Ideas socio-políticas de Alonso Polo (El Tostado).

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Se ha pretendido retrotraer la gestión editorial de Alfonso Polo a 1557. Así lo sostiene F. L. Suárez62, pero sin fundamento sólido. Según consta en los prólogos que figuran al frente de varias de las obras publicadas entre 1527 y 1531, Alfonso Polo fue el que llevó a cabo su edición63. Por otra parte, Ruiz de Vergara y Roxas y Contreras nos dicen que se embarcó Alfonso Polo en Barcelona rumbo a Italia, el 11 de noviembre de 152564, muriendo en 1541, según atestigua Florencio Marcos65. No cabe pues la posibilidad de que Alfonso Polo se encargase de la edición de 1557. 2. El texto que reproducimos de la repetición, De optima politia, es el de la edición príncipe, como ya hemos advertido, impresa en Venecia en 1529. En el mismo volumen en que se incluye, se hallan otras obras impresas también en Venecia pero de fechas diversas, como acaece con las Paradoxae quinque, que es de 150866. En la amplia dedicatoria que a modo de proemio dirige a Fernando Valdés, antes del texto de la repetición De optima politia, Alfonso Polo hace referencia a la condición de obispo de Orense y de miembro del Consejo de la Inquisición67. Sabemos que fue nombrado para este último puesto en 1524 y que en 1547 es promovido al cargo de Inquisidor General68. Obispo de Elna en 1524, pasa en 1529 a la Sede episcopal de Orense para ocupar seguidamente, en 1533, la de Oviedo. Es, pues, entre los años 1529 y 1533 cuando Alfonso Polo escribe su dedicatoria, lo cual concuerda plenamente con el año que figura en el Colofón, 152969. 62

Cfr. P. L. Suárez, “En el V Centenario de Alfonso de Madrigal”, Salmanticensis, 1955 (2), p. 147.

63

Participamos de la opinión de Florencio Marcos (F. Marcos Rodríguez, “Los Manuscritos de Alfonso de Madrigal conservados en la Biblioteca Universitaria de Salamanca”, pp. 2425). 64

Cfr. F. Roxas y Contreras, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, p. 120.

65

Cfr. F. Marcos Rodríguez, “Los Manuscritos de Alfonso de Madrigal conservados en la Biblioteca Universitaria de Salamanca”, p. 25.

66

Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55809).

67

F. Marcos Rodríguez, “El archivo universitario de Salamanca como fuente para documentar la vida académica de Don Fernando Valdés y su fundación salmantina”, en Simposio ‘Valdés-Salas’ conmemorativo del IV centenario de la muerte de su fundador D. Fernando Valdés (1483-1568). Su personalidad. Su obra. Su tiempo, Universidad de Oviedo, Oviedo, 1968. 68

Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 127, párr. 4: “Amplissimo antistiti Oriensi Ferdinando a Valdes […] heretice pravitatis auditori”.

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No hay criterio unánime respecto del número de las ediciones que siguieron a la edición príncipe. Nicolás Antonio cita ocho ediciones (Venecia, 1507; Venecia, 1508; Venecia,

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El ejemplar de la relección De optima politia con el que hemos trabajado está impreso en tinta negra, figurando en rojo, algunas palabras, en la portada y el título de la obra con una pequeña presentación del autor que encabeza el folio primero. Las obras contenidas en este volumen van precedidas de una dedicatoria de Alfonso Polo, excepto en la primera que es el Defensorium trium conclusionum. La repetición De optima politia consta de 10 folios numerados del 2 al 10. La numeración es arábiga, impresa en tinta negra, con caracteres góticos y numerosas abreviaturas. Cada folio se distribuye en dos columnas de 76 líneas que ocupan cada una de ellas una superficie de 7’5 x 27’5 cms. El folio 1 recto, el único que carece de numeración, corresponde a la portada de la obra. En él se lee: “Am{o}enissimi ingenii omiumque disciplinarum laude et humanarum rerum usu ac consilio instructissimi, divi Alphonsi episcopi Abulensis fructuosissima repetitio De optima politia. In qua Platonis et Socratis aliorumque priscorum philosophantium respublica tamquam erronea ac bonis moribus repugnans excluditur. Et per naturales rationes qui legislatores, quae leges et instituta ad veram et perfectissimam politiam requirantur, et qualiter parari possint ostenditur. Et ubi, quando et quomodo hominum perfectissime politizantium perfectissima generatio haberi possit locupletissime demonstratur. Cum Gratia et Privilegio”. El folio 1 vuelto contiene la presentación de Alfonso Polo. En el folio 2 recto, debajo del párrafo ya aludido de presentación, aparece un grabado que representa a Alfonso de Madrigal, inclinado sobre una mesa llena de libros, escribiendo. Tiene puesta la beca de colegial. A la derecha aparece su escudo característico con las 3 bandas y las 6 estrellas. A su izquierda, un ángel sobre una nube extiende hacia él su mano, como si quisiera significar la aprobación de sus escritos. Al pie del dibujo se lee: “Hic stupor est mundi, qui scibile discutit omne”. Debajo de este dibujo, que se sitúa en cabeza de la primera columna, se inicia la repetición hasta el folio 8 vuelto, en que comienza el Index Operis

1547; Venecia, 1595; Venecia, 1596, en 27 volúmenes; Colonia, 1613, en 13 volúmenes; Venecia, 1615 y Amberes, 1551 (Cfr. Nicolás Antonio, Biblioteca Hispana Vetus, p. 259). Palau y Dulcet omite algunas de las ediciones citadas por Nicolás Antonio como la de Venecia, de 1595 y la de Venecia, de 1547 y cita, por el contrario, dos ediciones que éste no señala: la de Venecia, de 1569, en 13 volúmenes y otra de Venecia, de 1728, en 27 volúmenes. Cfr. A. Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, pp. 58-59. José Simón Díaz cita seis ediciones, entre las que figura una que no mencionan los dos autores anteriores: la de Venecia de Petrus Liechtenstein de 1528. Cfr. J. Simón Díaz, Bibliografía de la Literatura Hispánica, t . III, vol. II, C.S.I.C., Madrid, 1965, pp. 359-360.

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que finaliza en el folio 10 recto; en éste último se indica el año de impresión: Finis. Anno 1529. Venetiis in {A}Edibus Petri Liechtenstein. En el folio 8 vuelto, después de advertir que la relección queda inacabada, desunt permulta, se lee a modo de colofón: “Divi Alphonsi Tostati repetitio perutilis. De optima politia hic feliciter petit finem”. A diferencia del resto de las obras contenidas en este volumen, en las que el Index Operis figura al inicio de la obra, en la repetición De optima politia está al final de la misma70. A ambos lados de las dos columnas, en que está distribuido el texto en cada folio, hay notaciones marginales, numeradas (del 1 al 227) procedentes de Alfonso Polo, en las que las abreviaturas son más numerosas que en el texto. Se trata de breves resúmenes del contenido de la repetitio. A veces sólo figura el número, sin texto alguno. Muchas de ellas se repiten casi literalmente en el Index Operis, que sigue el orden alfabético con indicación del número de las anotaciones. La puntuación, que parece debida también a Alfonso Polo, es bastante arbitraria usando preferentemente el calderón, el punto y los dos puntos. Para mejor lectura y comprensión del contenido, hemos puntuado el texto según las reglas actuales en uso. El editor de la edición veneciana de 1596, Rainerius Bovosius, en su ad lectorem Praefatio critica las notaciones marginales de Alfonso Polo en la edición de 1507-1531 por ser varias de ellas inútiles, superfluas y vanas, además de los errores ortográficos que descubre en las mismas71. Tipográficamente estructura el texto por unidades temáticas articuladas en forma de conclusiones, usando distinto tipo de letra. La estructura de la repetición De optima politia es la típica de este tipo de disertaciones académicas en el siglo XV. Se inicia con un tropo, muy del gusto renacentista en el que Alfonso de Madrigal muestra su reconocida

70 71

Alfonso de Madrigal, De optima politia, fols. 8v-10r.

“In editione autem Operum, quae iam extabant, quid praestiterimus haud facile referre possumus. Primum quidem sensus ac sententias multis in locis confusas ac depravatas maxima qua potuimus diligentia ac studio reformavimus. Dein de multorum auctorum testimonio, auctoribus ipsis, ex quibus desumpta erant, adhibitis, restituimus. Praeterea annotationes marginales, quonam nonnullae superflue erant, quaedam inutiles et vanae, permultae falsae, et quod magis refert, quamplurimae erroneae ac temerariae, ob idque ab auctoris mente, quae semper pura, sancta et catholica fuit prorsus alienae, magna ex parte recidimus. Insuper cum i n priori editione nulla orthographiae, nulla interpugnendi ratio habita fuerit, nullum adhibitum diptongum, nihil sine stomaco legebatur. Nunc vero multa diligentia ac labore usi sumus ut omnia mendis omnibus sublatis, recte, emendateque imprimerentur quo totum opus suae privati, ac decori restitutum prodiderit in lucem”. Ad lectorem Praefatio de Rainero Bovosio a la edición de Venecia de 1596.

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erudición y su estilo grandilocuente y un tanto ampuloso. Expone a continuación el fragmento escogido de la Política aristotélica y pasa a examinar el pensamiento de Platón en su República, sobre la comunidad de mujeres, al que presta una especial atención. Formula luego sus propias conclusiones –seis– y responde a los argumentos que pueden esgrimirse en contra de las mismas. En el desarrollo de su discurso, Alfonso de Madrigal hace frecuentes referencias incidentales a otros temas. Insiste tesoneramente en mostrar su desacuerdo con la comunidad de mujeres platónica aduciendo que viciaría todo sistema político por bueno que fuera. Cumple las tres metas por él propuestas: comentar el pasaje escogido de la Política de Aristóteles; formular sus propias conclusiones y rechazar los argumentos contrarios a su tesis72. Y, además, promete tratar otros temas, de los cuales, unos los trata incidentalmente, mientras que otros ni siquiera los llega a examinar73. Tales temas a los que alude y que no llega a desarrollar, bien pudo explicarlos en clase, en el curso de las lecciones ordinarias limitándose a aludir a los mismos en el texto de la repetición, para encuadrar mejor la cuestión central de la repetición: Quod sit optimum genus civitatis. De los seis enunciados propuestos éste es el único que desarrolla. 3. Ya hemos apuntado que hemos tenido a la vista varias ediciones de las obras de Alfonso de Madrigal. La que hemos seguido es la que lleva por título Opera Praeclarissima Alphonsus Thostatus episcopus multis retro annis a donnibus sacrorum litterarum pariter et iuris pontificii professoribus desideratissime expectata […] in lucem edita. Vio la luz en Venecia, en la imprenta de Pedro Liechtenstein. Varios lustros transcurrieron hasta poder llevarla a cabo: empezada en 1505 no finalizó la impresión hasta 1531. Consta de 16 volúmenes. El texto del De optima politia corresponde al volumen editado en 1529. Así figura en su colofón: Anno 1529. Venetiis in Aedibus Petri Liechtenstein. Hemos utilizado el ejemplar de la Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 72

Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 131, párr. 27: “Secundam operis partitionen, priori pertransita, inchoemus et paragraphus super quem repetitionis huius tota fundatur intentio ab Aristotele lib. II. Politicorum, id est, circa principium collocatur. Circa quam considerarationem tria facere destinavi: primo, paragraphum commentarii; secundo, conclusiones circa materiam eius declarare; tertio, argumentorum violentiam propulsare”. 73 Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 143, párr. 100: “Assumpti paragraphi necessitas exigit diseri quid sit civis, et quid civitas. Et utrum civitas monarchica et aristocratica et oligarchica et timocratica et democratica in spem idem sit. Utrum quemlibet civem fieri contingat secundum quamlibet politiam et quid ad hoc quod quispiam civis sit requiratur, et quod sit optimum genus civitatis”.

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55809), cotejándolo con el ejemplar que se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid (sig. 3053-51)74. 4. En la transcripción del texto latino de la repetición De optima politia, hemos seguido las siguientes pautas: 1º Se desarrollan las abreviaturas. 2º La puntuacion del texto se hace según el uso actual. Se suprimen los calderones que, en la mayor parte de las ocasiones, son sustituídos por punto y aparte. 3º El diptongo ae, que en el texto aparece siempre sincopado en e, se desarrolla, dejando constancia de ello en el aparato crítico. Así iustitie se transcribe iustitiae. 4º La j se transcribe siempre por i. 5º La v y la u que, en el texto original aparecen respectivamente a principio o en medio de la palabra, se transcriben por v y u, según el uso habitual de los textos escolásticos latinos actuales. 6º Las palabras que aparecen con ortografía defectuosa o que presentan incorrecciones morfológicas o defectos de composición que han de atribuirse al cajista, se transcriben en forma correcta. En el aparato crítico se inscribe como lemma la palabra correcta y a continuación, separada por el signo ‘:’, la palabra tal como aparece en el texto original. Análogo procedimiento se sigue cuando, en el texto, aparecen unidas palabras que deberían ir separadas o se separan indebidamente partes de una misma palabra como si fueran vocablos independientes. 7º Se suprimen las anotaciones marginales que figuran en el texto impreso. No salieron de la pluma de Alfonso de Madrigal y han de atribuirse a Alfonso Polo que preparó la edición.

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Hemos tenido también en cuenta la ya citada edición veneciana de 1596: Alphonsi Tostati Hispani, episcopi abulensis, Opera Omnia, quotquot in Scripturae Sacrae Expositionem et alia, adhuc extare sunt ad Philippum II catholicum et invectissimum Hispaniarum et Indiarum regem; editada per Baptistam et Bernardum Sesam. En su mayor parte fue impresa por Nicolini, ex tipographia Dominici Nicolini; el resto lo fue ex tipographia Rampazetana. Consta de 14 volúmenes. El último se distribuye en dos partes: es el Indicis (sic) rerum omnium praecipuarum quae in Commentariis ac operibus omnibus Alphonsi Tostati episcopi abulensis, continentur auctore Francisco Fontano sacrae theologiae Magistro. Per Reverend. Rainerium Bovosium Canon. Regul. Congreg. S. Salvatoris restituti et aucti. Pars prima, y el Indicis (sic) in omnia opera Alphonsi Tostati episcopi abulensis. Pars secunda, Venetiis, ex typographia Dominici Nicolini 1596, realizado también por el ya citado Francisco Fontano.

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8º En cuanto al uso de las mayúsculas y minúsculas se siguen las reglas actualmente en uso. Con mayúscula se transcriben siempre los nombres propios y también aquellos que tienen significación análoga (v.g., Lex Vetus, Novum testamentum). En el aparato crítico se señalan los casos en los que, en el texto que se transcribe, aparecen con minúscula. También tiene mayúscula la primera palabra de un párrafo después de un punto; así como los títulos, cargos, etc. Los adjetivos se escriben en minúscula (v.g., Episcopus abulensis en lugar de episcopus Abulensis). 9º Los números se transcriben tal como aparecen en el texto, según la numeración arábiga; excepto cuando se trata de la división de una obra en libros, usándose entonces la numeración romana. El guarismo 1 en el texto aparece siempre en la forma I y se transcribe por 1 o I según la clase de numeración a la que pertenezca. 10º Los títulos de las obras van en cursiva y según se citan en el texto, aunque corrigiendo los errores ortográficos. En el aparato de citas, según los casos, se hace la referencia completa según la edición crítica u otra que tenga garantías científicas o que, por su antigüedad se acerca a la época de Alfonso de Madrigal. Los autores latinos a los que no se señala edición crítica, son citados por el texto fijado en la edición la Société d’Edition: Les belles lettres. 11º Hemos unificado immo e imo, escribiendo immo siempre; aunque señalando, en el aparato crítico, los casos en que aparece imo. 12º Cuando un término tiene doble grafía, como tanquam, quanquam, quandam, etc. (que en los textos latinos aparecen también como tamquam, quamquam, quadam), se transcribe la que figura en el texto impreso. 13º Las referencias bíblicas que hace Alfonso de Madrigal se recogen en el aparato de citas, según el texto de la Vulgata clementina. Seguimos el modo habitual de citar, indicando el capítulo según la división que en el siglo XIII hizo Esteban Langton y que sigue Alfonso de Madrigal, y el versículo según la división que, en el siglo XIII, hizo Roberto Etienne y que, por tanto, no pudo conocer Alfonso de Madrigal. No se consignan las diferencias textuales de los fragmentos bíblicos que se recogen en la repetición y el texto correspondiente de la Vulgata clementina por ser facilmente contrastables aquéllas respecto de éste. 14º En cuanto a los datos complementarios, utilizamos las abreviaturas usuales: conclus. (por conclusio), q. (por quaestio), lib. (por liber), cap. (por capitulum), etc. 15º Hemos dividido el texto en secciones, dotando a cada una de ellas de un título referente al contenido de la misma. También hemos procedido a la numeración en párrafos del texto, comunes a la versión castellana y latina.

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16º Cuando se ha añadido alguna palabra, o parte de la misma, se indica colocando entre corchetes lo añadido: [ ] Cuando, por el contrario, se ha suprimido, se señala entre paréntesis angulares: ( ).

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

1. Obras de Alfonso de Madrigal a) Obras escriturísticas 1. Postilla brevis al Pentateuco; Manuscrito, Biblioteca Universitaria de Salamanca (Mss. 13 y 2.504). 2. Commentaria in Genesim. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507; Biblioteca Nacional (sig. 30.536). –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.000). Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-267). 3. Commentaria in primam partem Exodi et Commentaria in secundam partem Exodi. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.542). –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.001). 4. Commentaria in Leviticum. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.539). –Venetiis, apud Io. Baptistam et Bernardum Sessam; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.002). Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-268). 5. Commentaria in primam partem Numerorum et Commentaria in secundam partem numerorum. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.003). 6. Commentaria in Deuteronomium. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531. Biblioteca Nacional (sig. 30.545).

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–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596. Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano. Valladolid (sig. 3.004). 7. Commentaria in primam partem Iosue et Commentaria in secundam partem Iosue. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.544). –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.004). 8. Commentaria in Iudices et Ruth. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.005); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-269). 9. Commentaria in primam partem 1 Regum et Commentaria in librum 11 Regum. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.006); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladollid (sig. SD-270). 10. Commentaria in librum III Regum et Commentaria in librum IV Regum. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.007); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-271). 11. Commentaria in primam partem Paralipomenom et Commentaria in secundam partem Paralipomenon. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.543). –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano (sig. 3.008). 12. Commentaria in primam partem Matthaei et Commentaria in secundam partem Matthaei. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.546). –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.009); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD 272-273).

Fuentes y bibliografía

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13. Commentaria in tertiam partem Matthaei y Commentaria in quartam partem Matthaei. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.010). 14. Commentaria in quintam partem Matthaei y Commentaria in sextam partem Matthaei. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.01 l). 15. Commentaria in septimam partem Matthaei. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012).

b) Obras teológicas 1. Repetitio de statu animarum post hanc vitam. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809). De statu aninarum post hanc vitam. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bemardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-274). 2. In librum paradoxarum. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1508; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809). Paradoxae quinque. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-274). 3. Repetitio de beata trinitate. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1529; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809).

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De Sanctissima Trinitate. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-274). 4. Defensorium trium conclusionum. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809). Defensorium trium conclusionum. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-274). 5. Variae quaestiones, quarum quaedam ineditae. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 16-B-18). Es un manuscrito previo a la impresión del Defensorium trium conclusionum y de la Repetitio de beata Trinitate. 6. Tractatus super locura Isaiae. Ecce Virgo concipiet. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809). In locum Isaiae. Cap. VII. Ecce Virgo concipiet. –Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos (sig. SD-274).

c) Obras morales 1. Tractatus contra sacerdotes concubinarios. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.310); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809). Contra clericos concubinarios. –Venetiis, apud. Io. Baptistam et Bernadum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.102); Biblioteca

Fuentes y bibliografía

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del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD274). 2. Brevis formula confessionum ad rudium instructionem. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 4.183=P-75). Forma de confession o Confesional –Manuscrito. Biblioteca Nacional (Ms. 4.202=P-74). 3. Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado. –Burgos, 1545; Biblioteca Nacional (sig. R/6.482); Cuestiones IV y XI. Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado. –Anvers, 1551. Biblioteca Nacional (sig. R/ 14.299). Cuando nos referimos a las Cuestiones IV y XI citamos por la edición de Obras escogidas de filósofos, prólogo de Alfonso Castro, vol. 65, Madrid, 1913, pp. 144152.

d) Obras socio-políticas 1. De optima politia. –Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1529; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55.809). De Optima Politia. –Venetiis, apud. Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-274). De optima politia. –Venetiis, apud Nicolaum Pezzana, 1758; Biblioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD 275-290). 2. Brevyloquyo de amor e amiçiçia. –Manuscrito h-II-15 de la Biblioteca de El Escorial (texto en castellano). –Manuscrito 2.178 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca (texto en castellano); Manuscrito de la Biblioteca Catedralicia de Burgo de Osma (texto latino). 3. Tratado del amor. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 12.672-Ff- 118). Es lo mismo que el Tratado de como al ome es necesario amar.

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4. Tratado de como al ome es necesario amar. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 13.042-Dd-61). Esta obra ha sido publicada en Opúsculos literarios de los siglos XIV a XVI, Sociedad de Bibliófilos Españoles, Madrid, 1892, pp. 219-244.

e) Obras de mitología 1. Tratado sobre el Eusebio de las Crónicas o tiempos. –Salamanca, 1506-1507; Biblioteca Nacional (sig. R/14.417-22). 2. Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado. –Burgos, 1545; Biblioteca Nacional (sig. R/6.482). Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado. –Anvers, 1551; Biblioteca Nacional (sig. R/ 14.299). (A excepción de las Cuestiones IV y XI que son de temática moral). No recogemos los muchos manuscritos de Alfonso de Madrigal que se conservan en la Biblioteca Universitaria de Salamanca que no dicen relación con el tema que estudiamos.

2. Otras fuentes a) Inéditas 1. Catálogo y sumario breve de las personas que han sido colegiales en el insigne colegio de San Bartolomé de Salamanca. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 7.122). 2. Índice de manuscritos de los quatro Colegios Mayores de Salamanca. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 20.619). 3. Indice de los libros Ms. que estaban en los Colegios Mayores de Salamanca. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 4.404). 4. Índice de los Manuscritos de los Colegios Mayores de Salamanca. –Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 18.037). 5. Brufau Prats, J., D. Diego de Muros y el Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo de Salamanca; Archivo Sala Balust, Salamanca.

Fuentes y bibliografía

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6. Torquemada, J. de, Sin título. Biblioteca Nacional (Ms. 13.250). Versa sobre la refutación de varias proposiciones de Alfonso de Madrigal.

b) Impresas Fontano, F., Indicis (sic) Rerum omnium praecipuarum quae in commentariis ac operibus omnibus Alphonsi Tostati episcopi abulensis, en el vol. XIV de la edición de la Opera Omnia de Alfonso de Madrigal de Venecia de 1596. A.G.S. Cámara de Castilla-Cédulas: –Libro 61, f. 245v-246r (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 327). –Libro 68, f. 40r-41r (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), pp. 329-330). –Libro 68, f. 48v (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 328). –Libro 69, L 178r.-178v (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 328). A.G.S. Estado. Cédulas. –Legajo 1, f. 227 (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), pp. 325-326). –Legajo 27 (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 327). Beltrán de Heredia, V., Bulario de la Universidad de Salamanca (12191549), Universidad de Salamanca, Salamanca, 1966. –Cartulario de la Universidad de Salamanca, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1970-1973.

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3. Bibliografía Abellán, J. L., Historia crítica del pensamiento español, t. 1: Metodología e Introducción histórica, Madrid, 1979. Ajo González de Rapariegos y Sainz de Zúñiga, C. Mª, Historia de las Universidades Hispánicas. Origen y desarrollo desde su aparición a nuestros días, Madrid-Salamanca, 1957-1977. Aldea Vaquero, Q., “Alfonso de Madrigal”, Diccionario de la Historia Eclesiástica de España, t. II, Madrid, 1972, pp. 1390-1391. –“Pedro Martínez de Osma”, Diccionario de Historia Eclesiástica de España, t. II, Madrid, 1973, p. 1435. Almirall, J., Las banderas españolas de 1704 a 1977, Barcelona, 1978. Almonacid, J. de, El abulense ilustrado. Minas de oro de España descubiertas en los escritos del Ilmo. y Rvdmo. Sr. D. Alonso Tostado, Obispo que fue de Ávila, Madrid, Iulian de Paredes, 1673. Alonso Genno, L., El maestro Fray Francisco de Vitoria, Publicaciones de la Asociación Francisco de Vitoria, Madrid, 1930. Alonso Perujo, N., “Alfonso el Tostado”, Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, t. I, Madrid, 1883, pp. 342-343. Alvarez Villar, J., La Universidad de Salamanca. Arte y Tradiciones, Universidad de Salamanca, Salamanca, 31985. Amador de los Ríos, J., Historia crítica de la literatura española, Edición facsímil, t. VI, Madrid, 1969. Andrés Martín, M., La Teología española en el siglo XVI, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1976-77. –“Pensamiento teológico y vivencia religiosa en la reforma española (1400-1600)”, Historia de la Iglesia en España, dirigida por Ricardo García Villoslada, t. III/2: La Iglesia en la España de los siglos XV y XVI, dirigido por José Luis González Novalín, Bibioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1980, pp. 269 ss. –“La enseñanza de la Teología en la Universidad hasta el Concilio de Trento”, Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España, t. II, Salamanca, 1971, pp. 125-146. –“Humanismo español y ciencias eclesiásticas (1450-1565)”, Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesiásticas en España, t. VI, Salamanca, 1977, pp. 111-142. Anuario de Historia del Derecho español, t. 50, dirigido por Alfonso GarcíaGallo y de Diego, Madrid, 1980, pp. 361-373.

Fuentes y bibliografía

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ALFONSO DE MADRIGAL “EL TOSTADO”

EL GOBIERNO IDEAL TEXTO CASTELLANO

EL GOBIERNO IDEAL1

1.- Provechosísima relección De optima politia del sapientísimo divino Alfonso, Obispo abulense, de muy agradable ingenio, celebrado en todos los saberes por el conocimiento y la práctica de todo lo humano. 2.- En ella se rechaza, como errónea y opuesta a las buenas costumbres, la república de Platón y de Sócrates y de otros filósofos antiguos. Y se muestra por naturales razones cuáles son y cómo pueden obtenerse los legisladores y las leyes e instituciones que se requieren para la verdadera y perfectísima comunidad política. Asimismo se demuestra muy profusamente dónde, cuándo y de qué manera puede lograrse una generación perfectísima de hombres perfectísimos dedicados a la política. 3.- Con gracia y privilegio.

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Traducción del texto de la primera edición: Venetiis, in Aedibus Petri Liechtenstein, 1529; Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig.: 55809).

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Alfonso de Madrigal “el Tostado”

PRÓLOGO DE ALFONSO POLO

4.- Alfonso de Polo saluda al muy insigne obispo de Orense, Fernando de Valdés, excelentísimo doctor en derecho cesáreo y pontificio auditor del tribunal del Santo Oficio. 5.- Muy extendida está la opinión de Platón, reverendísimo Padre, según la cual las repúblicas serían felices si los sabios las gobernasen, y sucediese que los rectores de las mismas se esforzasen en adquirir la sabiduría. Ciertamente, esta sabiduría se traduce en el conocimiento del derecho, por el cual los reyes reinan y los legisladores determinan lo justo. Quienes sobresalen en ella dan celebridad a su patria y a sus antepasados, rigen las ciudades y los pueblos con equidad y justicia y, al administrar la república, saben gobernarla honradamente y sin cometer injusticia sobre nadie. 6.- Uno de estos eres tú, justísimo Padre, quien, augurándolo la naturaleza, desde la adolescencia debías llevar las riendas de muchos pueblos y supiste que debías tomarla como esposa, convirtiéndote en amante de su belleza. Así, habiendo salido del ínclito Colegio Salmanticense como de un océano de leyes y cánones, desbordante de fertilidad perenne, entre todos los sabios tanto sobresales como suelen sobresalir los cipreses entre los flexibles viburnos. Tú te encuentras en la perfecta cima de todas las disciplinas mientras que nosotros nos afanamos estando apenas en el primer peldaño. Tú recorriste el estrecho sendero de la virtud, nosotros intentamos movernos a paso de tortuga y de hormiga. 7.- Finalmente, la condición de tus virtudes y la integridad de costumbres es tal que has sido constituido pastor de la grey del Señor, que, sin embargo, por tu virtud, ya habías merecido antes de que lo recibieras. Por esto ha acaecido oportunamente que para mí sea obvio que seas tú a quien, por nuestra vieja amistad, dedicara yo esta elucubración acerca de la República. Pues he llegado hasta aquí cansado ya, debido a la enorme mole de trabajos y casi extenuado a causa de la tan laboriosa y tan molesta corrección de los libros para llevarla hasta el final y poder servir de provecho a la utilidad común. En medio de grandes peligros y entre diversas calamidades de los tiempos, encontrándome entre la espada y la pared, no tuve compasión de mi vida. Aún cuando en cada asunto existan tantos pareceres como personas, sé que no ha de faltar el parecer favorable de quienes están gustosamente de acuerdo con mis trabajos y que tampoco ha de faltar la opinión de quienes estén dispuestos a reprobarlos; los cuales, según su costumbre, aunque nunca aprendieron a atribuirlo a la república de las letras, con todo una sola cosa aprendieron muy bien en la que han llegado a ser artífices y maestros insig-

El gobierno ideal

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nes, cual es menospreciar los estudios y conocimientos de los demás, vilipendiar las letras, criticar sin razón los poemas y denigrar tantas vigilias trabajadas. 8.- Con todo, para provecho de muchos ha de iniciarse algo y llevarlo a cabo para que los sabios y los ignorantes puedan juzgarme. Por lo cual, si en alguna cosa me excedo y no satisfago la opinión que muchos tienen de mí, el amigo lector deberá considerar no lo que he hecho sino lo que otros no pudieron ofrecer; también deberá tener en cuenta la dificultad de la empresa y el inmenso peso que conlleva, que es no ligero a los hombros de Atlante. Pues, además de la incuria de los impresores que no sólo invierten letras y sílabas, sino también cambian las dicciones y ponen una palabra por otra y suelen omitir muchas cosas, había tantos ejemplares tan defectuosísimos que si yo no me hubiera entregado a enormes y pesadísimos trabajos, más provechosos a la república que a mí, para enmendar el mismo texto, la desconfianza me hubiera empujado a desistir totalmente de la obra iniciada y casi irrealizable. 9.- En esta materia, quienes esto lean os serán a la vez deudores a ti y al ilustrísimo licenciado de Santiago, senador intachable. Creo que os habéis de alegrar no poco por vuestra persuasión a través de las muchas palabras de ánimo que me disteis para que emprendiera esta tan difícil tarea. Pues confieso que a decir verdad, de la misma forma que Platón escribió que Dios había exultado de gozo una vez creado el mundo, así yo me veo inundado de no poca alegría al contemplar que nuestros trabajos no han sido inútiles, ni me he de arrepentir de ellos al ver que los comentarios del Abulense, llevados a cabo a lo largo de prolongadas vigilias, circulan por todas partes en las bocas y en las manos de los hombres; cuando ya la fama de su nombre se extendió por casi todo el orbe hasta el punto de que los disertantes escolásticos y los expositores de la divina palabra corren por doquier tras la fragancia de sus obras. Pero que sean otros los que enjuicien nuestras elucubraciones. 10.- Por lo que a mí respecta, sé que, según mis fuerzas, he trabajado sus comentarios sobre la antigua y la nueva Ley, los he sacado a la luz desde los lugares más recónditos para conocimiento de todos y, habiendo comparado varios ejemplares, he reconstruido el texto primigenio. Habiendo llegado con la ayuda de Dios hasta el fin, me he esforzado también en salvar de la destrucción muchos opúsculos ajustados, lúcidos y raros del mismo autor, que hasta ahora se daban como destruidos. 11.- En esto he seguido la costumbre de los que el vulgo llama vocingleros del vino, quienes ciertamente, según el testimonio de la experiencia, suelen ofrecer y dar a beber un poco de vino en una copa que sólo ha de tocarse con el borde de los labios, para que, a quienes agrade lo gustado, se

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animen a beber más e inviten a los demás. Así, esperamos verdaderamente que ha de acaecer que los que en estos escritos beban como si de un río se tratare, la suavidad de la doctrina del Abulense y, se enciendan con ardor creciente, desconozco hasta qué punto, con todo el corazón gravándolo en el espíritu, se han de degustar ampliamente estos comentarios de la nueva y antigua ley, como se satisface la sed de una exuberante fuente. 12.- Sin embargo, faltan, en esta parte, no pocos opúsculos, a saber, Acerca de las cinco leyes, Acerca del origen y de la distinción de las jurisdicciones, Acerca de los concilios generales, Acerca del amor y de la amistad, Acerca de la monarquía, Acerca del valor de las indulgencias, Acerca de las prescripciones, Acerca del poder del Papa, Acerca de la reforma de la Iglesia, Acerca del error del calendario, y muchos otros a los que con frecuencia el autor remite al lector, y que después de larga y cuidadosa búsqueda no pudieron encontrarse. 13.- Esta elucubración sobre la república, llegó a mis manos menos íntegra de lo que debiera, porque no pudimos encontrarla en parte alguna más que mutilada y a medias. Puesto que, si se poseyera perfecta tal como salió de las manos del autor, no habría nada que alguien deseare saber más acerca del gobierno de la república. 14.- Así pues, doctísimo Prelado, recibe benignamente esta exigua obra y estas nuevas producciones que te envío desde Venecia. Si sosegado quisieras examinarlas y manejarlas más diligentemente, quizá junto al atractivo de la novedad, por la múltiple variedad e importancia de las cosas, no las tendrás en menor estima que las perlas de la India o las grandes perlas de Cleopatra. 15.- Adiós y cultiva nuestra amistad.

REPETICIÓN EL SISTEMA DE GOBIERNO IDEAL

16.- Comienza felizmente la brillantísima Repetición, cuyo título es El gobierno ideal del clarísimo y divino filósofo Alfonso Tostado, Obispo de Ávila, en otro tiempo Chanciller Mayor y Capellán del Serenísimo Juan II, rey de Castilla y de las Españas, y Presidente del Consejo Real.

INVOCACIÓN INTRODUCTORIA 17.- Poco ha, cosa muy frecuente en los adolescentes, estando ardientemente sediento de los arcanos de la sabiduría, al dirigirme al Parnaso de doble cima y sentarme durante algún tiempo al pie del monte, veía los coros de las musas que recorrían las cimas del Parnaso, estando yo conmovido en lo más profundo del alma por los dulces cantos; vi también que los ríos pegasos, brotando de la fuente Castalia, rodeaban al monte Helicón entero; y como sea que, ignorante de mí, pensara que los coros que había visto eran de ninfas, o creyera que eran hamadríades u oréades, y en mi osadía juvenil me dispusiera a mezclarme a sus danzas, de repente, con bronco grito estrepitoso, se oyó una voz horriblemente aterradora: los hombres y los animales no toquen el monte; porque el que tocare el monte será apedreado o atravesado por flechas. El coro de las musas no quiere que haya varones que las vean. Este juego es sagrado. Manténgase lejos todo espectador. 18.- Pero yo, cuya interna fuerza de ánimo sacudida por el miedo se había derrumbado por el fragor de la horrísona voz, me detuve un instante. Y en ese momento, reconociendo en primer lugar que eran los coros sagrados de las musas los que había visto, me ruboricé vehementemente de mi irreverencia. Y puesto que con la repulsa nace el amor y todos nos esforzamos en conseguir lo prohibido, deseando siempre lo que se nos niega, de nuevo, con mayor deseo, me encendía a contemplar lo que la dignidad de las Musas me había prohibido. Porque veía correr por los amenos parajes del Parnaso, aquellos ríos sobremanera tranquilos y transparentes, sólo por esto inaccesibles a mí, infeliz, según estaba decidido por aquél entonces. Contemplaba y al mismo tiempo ardía, y con el solo deseo me consumía; suspirando con lastimeras voces decía: ¿quién puede darme poder beber con mi sedienta

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boca al menos una gota de aquella deliciosísima fuente? ¿quién me dará alas como las palomas para que vuele a la fuente Castalia y descanse? ¡Oh altaneros crueles! ¿Quién de vosotros, al menos por su mayor clemencia, podría proporcionarme a mí, que he de morir, un sorbo insignificante de la dulcísima fuente para que fuera posible encerrar juntos la vida y el sorbo? Oh deseadísima fuente que con justicia debe ser conquistada al precio de la propia vida. ¡Quién pudiera concederme que al menos pueda dirigirme a ti! 19.- Al lanzar vanamente una y otra vez con anhelantes suspiros éstas y otras semejantes lamentaciones que el mismo dolor había producido en mi deseoso ánimo, me volvía de nuevo, con el pecho jadeante y la mente ardiente, a contemplar las deseadas danzas de las musas. Veía lo que era dulce de ver, si se me hubiera permitido acercarme. Veía a Urania, la principal de las musas, mirando a ambos polos del Olimpo, señalar con su certísimo compás el ocaso y el nacimiento de los astros. A ella, como señora se unía el grupo de las ocho hermanas, cada una de las cuales según su propio oficio, hacía resonar sus dulces acordes en aquella danza feliz. Yo en cambio, puesto que el amor me hacía fuerte, porque el amor es más fuerte que la muerte y el fuego más que las lámparas, deseando con todo corazón, vencer con ahínco, la ley de las Musas, que prohibía subir al Parnaso, porque el amor desconoce la ley y es para sí mismo la más fuerte ley, con todo, suplicante hablé a los coros de las Musas con estas palabras: 20.- ¡Oh, Musas piadosas!, vosotras solas por la belleza del lugar estáis por encima de todo lo que por los mortales se pueda pensar; vosotras, que sois felices por la prerrogativa de la sabiduría, suavizad vuestra durísima ley para que me sea permitido a mí, suplicante, degustar el líquido ameno de vuestra fuente y participar en vuestras felices danzas. Que yo no haya venerado vuestras deidades como era conveniente, se ha de atribuir a mi ignorancia juvenil, no a propósito deliberado; ¡Por Hércules! obré con ignorancia. Por todo ello debo merecer perdón. Yo no soy como Pyneo que, al venerar con rostro engañoso vuestras deidades después de haber recibido hospitalidad y paz, se dispuso a emplear la violencia y, como un salvaje, cerró las puertas. No soy como Prometeo, hijo de Jápeto, que, después de haber robado el fuego, para que atado a la roca del Caúcaso, merezca ser desgarrado por feroces águilas o buitres. Ni he mirado los miembros de Diana desnuda para merecer ser despedazado por los perros Eteonios. Ni, como Ixión, he solicitado el pudor de la casta Juno para que debiera caer rodando, con una rueda, al abismo. Ni, como Vulcano, hijo de Tritón, he intentado mancillar la virginidad de Minerva, para cojear con las piernas destrozadas. Ni soy Tántalo, que administraba engañosamente nefandos alimentos a los dioses. Merezco, pues, alimentar de vuestra dulcísima fuente mi eterno ayuno. Por eso, compadeceos de mí. Una vez más, clementísimas Musas, compadeceos de mí

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y haced que mi ánimo anhelante participe de vuestras danzas y beba con vosotras de la fuente Castalia. 21.- Dichas de algún modo esas cosas, tal como sugería el ímpetu de mi deseo, el coro de las Musas quedó moderadamente en silencio. Después, la mayor de todas las hermanas, comúnmente llamada Urania, con el consentimiento de las hermanas, habló de esta forma: somos vencidas por los ruegos de los que suplican, ni está bien que nuestro poder rechace a los que nos suplican; sea perdonada tu ignorancia hasta este momento; con todo, en adelante cultiva con mayor confianza el poder de las Musas. Entonces, al descender con pasos alegres los amenos parajes del Parnaso de doble cima, confortado, por mandato de las Musas, con beber de la tanto tiempo deseada fuente Castalia, feliz entré a formar parte, según me parecía de los coros de las Musas. 22.- Como quiera que en aquel sagrado y ordenado círculo estuviere a juicio de las mismas Musas, suficientemente instruido, dice la maestra de todas: En esto, dice, has avanzado para que se te considere digno en tu magisterio y puedas, de la abundancia del corazón, derramar sobre los demás, las aguas de Pegaso que antes ardentísimamente habías deseado. Por tanto, para que te sientas más ligado a nuestra gracia, por el poder y la autoridad de las Musas, se te concede el grado del magisterio y se te impone el deber de enseñar para que, por los polos del mundo, divulgues nuestros elogios. 23.- Apoyado en la autoridad de los decretos divinos, comencé a hablar como conviene, no trémulo como antes solía, sino con gran confianza. Y, puesto que, según la autoridad del gran filósofo, todo lo que se mueve es movido por otro, y que todo lo que se hace, se hace por otro, como sea que deseo regirme por el deber impuesto por las Musas, es preciso que yo sea regido por otro. Y porque toda natural subordinación está concatenada a uno, he pensado que a nadie ha de caber la duda de que por este uno ha de llevarse a cabo la dirección si ella tiene lugar. 24.- Con todo, acerca de aquel uno que en esta dirección debe invocarse, se ha dado la opinión discorde de algunos. Sin duda, sea lo que fuere aquello que dirige todas las cosas, aquello que anuda la armonía del universo, está claro que es potentísimo y dignísimo de sumo honor. Para que la frecuente repetición del nombre no llevare al desprecio, dije que ocultar el nombre era lo más santo. Así, por cierto, los antiguos arcades, que juzgan que las asambleas han de realizarse a plena luz, según el testimonio de Ovidio en los libros de los Fastos, al descubrir la divinidad suprema en los lugares más ocultos de la tierra donde existe el mayor silencio, para que no comenzase a despreciarse si llegaba a conocimiento del vulgo, decretaron de común acuerdo que no la nombrase; si bien, algunos posteriormente, dándola a

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conocer, la denominaron Demagorgón, dios al que declaran ser el origen y el principal de todos. 25.- Éste es, en efecto, el nombre que las Furias infernales quisieron que se silenciase, pues, al hacer su invocación, tiembla la tierra y las mismas diosas, con sólo nombrarlo, quedan aterrorizadas. Por ello, según Lucano, en el libro VI de La guerra civil entre Julio César y Pompeyo, Ericto, la famosísima maga de la región de Tesalia, al ver las Euménides de larga cabellera, las tres Furias infernales, inexorables a sus ruegos, se vio obligada a invocar a aquel gran dios quien castigó a la temblorosa Erynna y consiguió finalmente lo solicitado. Y con esto no sólo se hizo un juicio humano sobre el dios, sino que también decretó que las mismas otras cosas que se consideraban dignísimas, quedaran sin nombrarse. Así por ejemplo, Roma que, por cierto juicio de los ítalos, debía estar al frente de todas las ciudades, recibió el nombre que tiene, prohibiéndose, por mandato de los dioses, que llegase a conocimiento de la muchedumbre; pero un tal Valerio Sorano porque en contra de la prohibición divina lo divulgó, fue condenado a muerte. Sobre este punto, Solino en el capítulo I del Polyhistor, que trata de la ciudad de Roma, dice lo siguiente: Se cuenta también que el propio nombre de Roma más que nunca fue prohibido publicarlo a la multitud, para que no se enunciara sancionaron los arcanos de las ceremonias con el mismo fin, para que, de esta manera, la confianza del silencio querido aboliese su noticia. Después Valerio Sorano, que contra aquella prohibición se había atrevido a hablar, a causa de la palabra profanada se le dio muerte. Afirmen lo que bien les parezca y según la diversidad de opiniones, existan diversos y discordantes pareceres. Porque yo estoy firmemente de acuerdo con mi Platón, quien dijo que también en las cosas más pequeñas ha de invocarse el auxilio divino. Brotan de mí estas rudas pero afectuosas palabras: 26.- Puesto que tú, justo moderador del Olimpo, lo puedes todo. Tú, que estableces la armonía de los seres vinculándolos. Tú haces que Arturo no bañe sus llamas en el Océano. Y que, aunque lento, el enemigo mueva sus carros. Tú provocas las lluvias Hyadas y a Orión armado. Con tus palabras haces que todo se ajuste a tu eterna ley. Tú, que oscureces lo tenebroso en el punto más elevado de los seres, despierta la mente oscurecida por la errante niebla de la noche. Si tú no otorgas esto, no se despojará de negras preocupaciones.

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DEL TRATO DEBIDO ENTRE LOS CIUDADANOS 27.- Habiendo recorrido la primera parte, iniciemos la segunda. Y al principio se pone el texto de esta repetición sobre el que se fundamenta todo el ejercicio; pertenece al libro II de la Política de Aristóteles. Acerca de esta reflexión me he propuesto hacer tres cosas; primero, comentar el texto; segundo, exponer las conclusiones sobre su contenido; y, tercero, rechazar la fuerza de los argumentos. 28.- Acerca de lo primero, el texto del que tratamos, empieza así: Es preciso que todos los ciudadanos tengan parte en todo, o en nada o en algunas cosas sí y en algunas cosas no. Por consiguiente, es cosa manifiesta que es imposible participar en nada. 29.- El gobierno es una forma de participación. Y primeramente es necesario participar de un lugar; por cierto, el lugar de una ciudad es uno solo. Después de que el Filósofo, en el libro I de su Política, tratara de algunos principios de ciertas formas de gobierno, a saber, exponiendo cuántos eran los modos de participación, tanto en el ámbito político como en el ámbito no político y también algunas propiedades de las participaciones que eran más económicas que políticas, en el libro II trata de la misma participación puramente política, puesto y en razón de que la intención del político es hallar la mejor participación política. 30.- Digo que lo mejor o lo es absolutamente o por relación a otro. Y tal consideración se alcanza más copiosamente cuando se examinan las opiniones de muchos. De ahí que en este libro II, incluya muchas formas de gobierno que responden al pensamiento de otros; entre otras, trata en primer lugar la de Sócrates y Platón, bien porque son los más renombrados respecto de los demás filósofos, bien porque llegó a la conclusión de que había que tratar de los maestros del mismo Aristóteles. 31.- Como introducción a la misma hizo una previa afirmación universal, que se contiene en el texto citado al decir que el primer principio para los que investigan en la temática política acerca de la mejor forma de gobierno es que es preciso que los ciudadanos participen. En consecuencia, o los ciudadanos participan en todo de tal manera que nada es de un solo ciudadano sin que lo sea de otro como en lo referente a las posesiones, el alimento, la casa y los hijos, o no participan en nada, o participan en algo y en algo no. Que en nada participen es imposible, porque al menos los ciudadanos participan del lugar, porque los que no habitan el mismo lugar no son ciudadanos, puesto que los que habitan diferentes regiones de la tierra, aunque hayan hecho entre ellos pactos de paz y convivencia, no son ciudadanos ni conciudadanos.

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32.- Además, lo dicho repugna en gran manera al significado del nombre de ciudadano, puesto que ciudadano se refiere a gobierno, y gobierno constituye cierta participación. En consecuencia es preciso que los ciudadanos participen de algo. 33.- De la misma manera, si los ciudadanos no participan de nada, no hay razón por la que no podamos reconocer que todos los hombres son conciudadanos. Pero nadie a no ser que esté loco está de acuerdo con esto. Por consiguiente, los ciudadanos participan de algo. 34.- Igualmente, toda ciudad cualquiera que sea su forma de gobierno, es decir, tanto si es aristocrática, monárquica, oligárquica, timocrática o democrática, necesita de leyes, como es harto sabido por todos. Pero si los ciudadanos no participaran de nada, no serían necesarias las leyes. Luego, es necesario que los ciudadanos participen. El antecedente está claro, a saber, que si los ciudadanos no participaran, no tendrían necesidad de leyes. Porque las leyes dirimen las peleas que nacen de la diversa participación. El contrato, por hablar en términos políticos, es toda convención establecida entre varios que se ha hecho firme por común deliberación.

CONSTITUCIÓN DE LAS PRIMERAS CIUDADES 35.- Para una explanación más amplia de esto añadamos algunas breves dudas. La primera de ellas sea ésta: quiénes fueron los que primero fundaron las ciudades o cómo éstas se fundaron primero. Pero debido a esta misma investigación nos hundimos en una fosa profundísima, cual es la de si el mundo fuere eterno. Porque cuando preguntamos a alguien que se atribuye el nombre de filósofo, quién fundó primero una ciudad, responderá que no ha existido un primer fundador de la ciudad, sino que las ciudades existen desde siempre. Dirá que, así como no se da en ellos el primer hombre, ni el primer tiempo, ni, algo primero en el comienzo de las cosas naturales, de análoga manera tampoco las ciudades existen desde poco tiempo, sino que son eternas. Sin embargo, esto no podrá mantenerse en pie incluso por los mismos que imaginan la eternidad del mundo. Porque no se halla la misma razón de ser en las ciudades y en las cosas hechas artificialmente que en los seres engendrados naturalmente. Pues ellos mismos dicen que no ha existido el primer hombre, porque no saben dar razón del modo cómo el primer hombre fue engendrado, puesto que, en realidad, tal y como ellos piensan, es propio de una potencia infinita producir el primer hombre, y el primer tiempo y el primer movimiento. Porque todas estas cosas presuponen la creación y prueban que la potestad es infinita. Pues si existió el primer

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movimiento, consiguientemente éste no existía antes de la materia, puesto que la materia no existe sin movimiento; y si antes no existía y después existió, como sea que ella no puede proceder de otro, al ser la misma el fundamento del que proceden todas las cosas, es necesario que haya sido producido de la nada, producción que todos llaman creación. 36.- No es ambiguo exigir que esta potencia sea infinita, pero todos los filósofos niegan que sea infinita, como se deduce suficientemente del libro VIII de la Física, donde Aristóteles quiere que Dios sea infinito en cuanto a la duración; de acuerdo con ello no quiere que sean algo infinito todas las otras cosas naturales que poseen la potencia o la fuerza de obrar. Y esto queda más de manifiesto en el libro II de Sobre el cielo y el mundo, donde dice que la tierra no se mueve porque no existe potencia ninguna con fuerza para empujarla fuera del medio del mundo. Pero si admitimos que la materia tuvo un primer movimiento, nos veremos obligados a aceptar la creación que ellos mismos rehuyen y que afirman rebasa la potencia finita. Por consiguiente, no aceptan el movimiento primero sino que declaran que el movimiento es eterno. 37.- De la misma manera, tampoco admiten que haya existido un primer hombre, porque si existió un primer hombre no fue engendrado por dicho hombre. Por consiguiente, o fue hecho de la nada lo cual es crear y presupone una potencia infinita y esto ellos lo rehuyen; o fue producido a partir de algún elemento carente de materia, lo cual, como ellos confiesan, es igualmente propio de una potencia infinita, es decir, producir una cosa sin germen alguno de la misma y con toda verdad es así. 38.- Ni tampoco los que son filósofos aceptan aquellas ficciones poéticas que con Ovidio dicen que Prometeo formó del lodo a los hombres y que los hizo a imagen de los dioses de cierta parte de la tierra celeste, es decir, del lodo que en otro tiempo se había adherido al cielo y conservaba la fuerza celeste para producir el alma. Acerca de lo cual así habla Ovidio en el libro I de las Metamorfosis: 39.- Faltaba aún un animal más noble que ellos y más capaz de profunda mente y que fuese capaz de dominar a los demás. Ha nacido el hombre; ya fuera que aquel artífice de las cosas, origen de un mundo mejor, lo hiciera a partir de germen divino, ya que la tierra reciente recién separada del éter cimero retenía de su pariente gérmenes del cielo; que, el vástago de Jápeto, mezclada con aguas fluviales modeló a imagen de los dioses que lo gobiernan todo;

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y mientras los demás animales inclinados miran la tierra, dio al hombre una boca sublime y dispuso que mirase al cielo y que sus semblantes se levantaran hacia las estrellas. Así a la tierra, que había sido tosca e informe, la vistió de desconocidas figuras humanas. 40.- En consecuencia, estos no aceptan un primer movimiento ni un primer tiempo, ni un primer hombre y ésta es su actitud respecto de todo lo que se refiere a la cuestión. Sin embargo, al tratarse de las ciudades y de las otras cosas hechas por el hombre, no sucede lo mismo. En efecto, las cosas hechas por el hombre se hacen con técnica por el mismo artífice. Y, por consiguiente, dando por supuesto que el mundo fuera eterno, al poderse construir ahora de nuevo ciudades que antes nunca existieron, consideraban así que podían hacerse otras cosas por el hombre con referencia a las cuales aceptaban que antes nunca habían existido tales cosas; pero no aceptan que ahora el hombre pueda ser hecho, si no es engendrado por otro hombre. Y si ahora no existiese ningún hombre, afirman que es imposible que hombre alguno pudiera existir en algún momento. Por lo tanto, aunque esos no puedan sostener que las ciudades son eternas, con todo, al afirmar que los hombres son eternos, dirán que las ciudades existen desde muchos siglos atrás hasta el punto que no es tan grande la memoria de los hombres, ni existen libros para que se sepa quién primero fundó una ciudad. 43.- Y como sea que se arguye contra estos que el mundo no es eterno, ni las ciudades existen desde tiempos muy antiguos, puesto que de casi todas las ciudades se conocía el fundador bien por ser voz común, bien por medio de escritores dignos de fe en grado sumo, sobre todo en tiempos de Aristóteles cuando no existían tantas ciudades como ahora y era conocido el fundador de todas ellas y, lo que era más, se sabía quién había poblado la tierra y como antes aquella tierra no había sido habitada. De todo lo cual clarísimamente se infería que los hombres empezaron a existir. 42.- Aristóteles y otros responden que el mundo y los hombres y el movimiento existieron desde siempre. Sin embargo hubo muchos diluvios que destruían gran parte de la tierra y no perduraban en ella las gentes, ni las ciudades. Pero los que se hallaban en otra parte del orbe, venían y habitaban de nuevo aquella tierra y establecían allí ciudades y fortines; y así parecía que entonces la tierra comenzaba a habitarse de nuevo, a pesar de que hubiese sido habitada infinitas veces. 43.- Esto también manifiestan por los cambios de las tierras y de los mares, pues dicen que esta tierra que nosotros habitamos, antes estuvo cubierta por las aguas marinas y la que, ahora, se encuentra bajo la olas, en tiempos pasados tuvo grandes ciudades y fortines. Lo afirman quienes infieren esto, puesto que en elevadísimos montes, al cavar, se han encontrado anclas debajo

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de la tierra y conchas antiquísimas permanecen incrustadas en las piedras de las rocas. Acerca de todo lo cual Ovidio al describir, en el libro XIV de las Metamorfosis, los cambios de los seres naturales tal como se dan, sin velo poético alguno, así se expresa: 44.- Ciertamente, no voy a creer que algo permanece mucho tiempo bajo la misma imagen; de esta suerte, oh siglos, habéis pasado del oro al hierro; de esta suerte, con tanta frecuencia se ha cambiado la suerte de los países. Yo vi que era mar lo que en otro tiempo fuera tierra firme; Yo vi tierras surgidas del agua y, lejos del piélago, conchas marinas esconderse y una vieja ancla se encontró en la cima de los montes. 45.- Por la historia de los pueblos se sabe de sobras que existieron anteriores diluvios. Puesto que hubo un diluvio en Acaya en tiempos del rey Ogygio, quien fue contemporáneo del patriarca Jacob; este diluvio tuvo lugar en Grecia mil setecientos ochenta y dos años antes del nacimiento de Cristo, como se recoge al final del libro XIII de las Etimologías de S. Isidoro, y en el libro primero de Sobre la tristeza del mundo de Paulo Orosio. En efecto, a partir de esto dan comienzo las historias más antiguas de los pueblos. Por donde Marco Varrón, hombre agudísimo en comparación con los demás hombres, según el testimonio de S. Agustín, en el libro VI, capítulo VI, de la Ciudad de Dios, como pensase empezar la historia desde los tiempos más remotos, comenzó a partir del diluvio de Ogygio, como si ningún acontecimiento más antiguo que ellos hubiera tenido lugar. 46.- La historia de los pueblos conoció otro diluvio que se llama diluvio de Deucalión. Este ocurrió en la región de Tesalia, cuando reinaba Deucalión en aquel territorio; por esta razón tomó el nombre de aquél. El cual, porque dio alimentos a los hombres que acudían a él y los salvó en las dos cimas del monte Parnaso, se dijo, por ficción poética, que había restablecido el género humano con piedras. Ocurrió este diluvio cinco años antes de que los hebreos fueran liberados del cautiverio en Egipto, a saber, en el año mil quinientos cincuenta antes del nacimiento de Cristo; de este diluvio nos hablan S. Isidoro en el libro XIII de las Etimologías y Paulo Orosio en el libro I de Sobre la tristeza del mundo. Muchos gentiles cuentan que este diluvio tuvo lugar cuando tuvieron comienzo las cosas. Así Ovidio, que, en el proemio de las Metamorfosis, promete que iba a narrar las mutaciones de los tipos de las cosas desde el origen de los seres, cuando dice: 47.- Ayudad mis esfuerzos y haced que el poema discurra sin interrupción, desde el principio del origen del mundo hasta mi tiempo.

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48.- Como es manifiesto en el mismo libro I de las Metamorfosis, comienza la historia a partir del diluvio de Deucalión. Estos diluvios particulares ocurrieron los dos en Grecia. Uno ciertamente parte de la misma que se llama Acaya, el otro en aquella parte que se denomina Tesalia. Porque el diluvio universal, que ocurrió en tiempos de Noé, no lo recoge ninguna historia profana, ni queda escrito alguno de aquel tiempo; ya que los pueblos todavía eran rudos y privados de las buenas artes no realizaron hazañas dignas de ser escritas y las que en su tiempo ocurrieron dignas cuando menos de ser naturalmente recordadas también descuidaron ponerlas por escrito y guardar su recuerdo o, lo que es más cierto, las ignoraron. 49.- Por esa razón, de los hechos acaecidos en aquellos tiempos la única que nos da garantía plena es la historia sagrada del Génesis y del Éxodo. Los filósofos gentiles y otros coetáneos suyos nunca supieron que ese diluvio hubiese tenido lugar, y si lo hubieran sabido, nunca lo hubiesen creído, como si alguien les dijera que el hombre fue transformado en bestia, cosa que, sin lugar a dudas pensaran que era dicho poéticamente. Porque consideran que es imposible que se dé el diluvio universal. Y esto es totalmente verdadero si tenemos en cuenta las solas fuerzas de la naturaleza. Pero Dios ahí realizó de manera sobrenatural lo que la naturaleza no pudo hacer. Así, Aristóteles, en el libro II de Los Meteoros, cuando trata de los diluvios, afirma que un cataclismo, es decir, un diluvio universal, es imposible. 50.- Y así y en efecto, el diluvio de Noé no fue natural. Algunos de los nuestros afirman que aquél acaeció naturalmente, pensando que ellos hablaban con muy buenos conocimientos astrológicos. Yo demostraría con razones clarísimas que ellos se equivocan, si no fuera que el mismo presupuesto de la materia a exponer, me apartara de ello. Este diluvio universal no sólo lo niegan los filósofos, porque no existe causa que obre según la naturaleza que sea capaz de provocar tanta agua inoportuna, sino también porque esto repugna a la conservación del universo, pues si tal diluvio hubiera tenido lugar, era inevitable que todas las especies de las cosas, excepto las acuáticas, hubiesen perecido. Ellos mismos declaran que es imposible que de alguna manera lleguen a faltar las partes más importantes del universo cuales son las especies. 51.- También porque en este supuesto, no hubiera existido generación desde toda la eternidad, puesto que muchas veces hubiera sido interrumpida por los diluvios universales que destruirían a todos los seres vivientes. Además porque, dado esto por bueno, era preciso aceptar la creación, la cual ellos vivamente rechazan. Y la consecuencia está clara. Porque como sea que necesariamente se aniquilarán todas las cosas a causa del diluvio universal, y con todo todas las cosas deberían ser creadas de nuevo después, era necesario, pues, que o todas las cosas se hicieran de la nada, lo cual nadie duda que

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es la creación, o se formasen de la materia no por generación de la especie y de la derivación seminal, lo cual se confirma por el testimonio de los mismos filósofos que es conforme con la infinita potencia y lo mismo que la creación. Confesaban, en consecuencia, que ninguna de las dos cosas pudiera darse. 52.- Pero dirás: La eternidad del mundo y la conservación del universo bien podría compaginarse con el diluvio universal, porque así como en el diluvio universal en tiempos de Noé, ocurrió que todas las especies se conservaron a través del mismo diluvio, así también pudiera haber ocurrido en otros diluvios; lo cual hubieran concedido los mismos filósofos. 53.- Se responde que tampoco esto hubieran concedido los filósofos. Pues ¿quién podría hacer un arca de tal índole que en ella se guardasen todas las cosas, la cual según el testimonio de todos, fue hecha en cien años? Lo cual está plenamente en consonancia con el texto del Génesis en el que se dice que desde el momento en que Dios comunicó a Noé que quería destruir mediante el agua a la criatura mundana hasta el mismo diluvio transcurrieron ciento veinte años. Es decir, nunca jamás permanecerá mi espíritu en el hombre porque es carne, y, la vida del hombre será de ciento veinte años, como se nos dice en el cap. 5 del Génesis. Pero dando por bueno que tal arca pudo construirse por hombres en cualquier época, con todo, ¿quién, en consecuencia, habría predicho cien años antes que iban a fabricar tal arca? 54.- Finalmente, concediendo que los diluvios hubieran podido conocerse por la astrología mucho tiempo antes, ¿quién se movería por un amor tan grande hacia ese mundo llamado a perecer, de forma que quisiera reunir, para que no perecieran en el inminente diluvio, bestias ferocísimas, leones, osos, áspides, dragones, manticoras y basiliscos, cuyos nombres ya son feroces sin tener en cuenta la ferocidad de las mismas cosas? Y en el supuesto de que alguien movido por un gran amor al mundo llamado a perecer tomase sobre sí esta tarea no abominable, con todo, ¿cómo conocería las especies de todos los animales, cuyo número y nombres desconoce? ¿cómo las podría tratar de descubrir recorriendo todo el mundo, a través de los vastos desiertos de este mundo, por caminos inaccesibles a los hombres, por montes sombríos y por horribles cuevas de fieras? ¿Quién, después de haberlos encontrado, los trasladaría? Pues algunas especies de serpientes, que sin duda son basiliscos, tienen tal abundancia de mortífero veneno que llegan a matar con su sola mirada. 55.- ¿Quién, pues, acogería las serpientes llamadas dardos, que con cierto impulso arrastradas por los aires, perforan a manera de saetas o lanzas cualquier animal que le salga al paso? De donde recibieron el nombre metafórico de lanzando o de nuestros dardos, aunque también recibieron el de dipsades, puesto que matan de sed al que cogen. ¿Quién va a querer ver, al

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menos, a la serpiente, que se llama hypnale, que mata con el sueño a quien toca, de lo cual es testigo Cleopatra reina de Egipto y esposa de Marco Antonio? ¿Quién cogería a la emorrhoin que con su mordedura hace brotar toda la sangre de un animal? ¿Quién desearía coger un praecis, un sepus, un amoditas, u otras innumerables serpientes cuyos tipos de muerte son tantos cuantos son los nombres que reciben? Testigo de todas ellas es África, que es tan fecunda de este mal que en esto se lleva la palma respecto de las demás regiones. Acerca de lo cual habla Lucano, en el libro IX de La guerra civil de Julio César y Pompeyo al tratar de la marcha de Catón hacia Libia. De esto también nos habla Solino, en Polyhistor, en el capítulo que trata de África. Porque estas calamidades hacen inhabitable la mayor parte de Libia. Porque ¿quién elegiría una tranquila mansión entre tantos géneros de muerte? Sólo los pueblos que se llaman epsilos que no están sometidos a estas dos plagas, pues no solamente no les dañan los venenos, sino que las serpientes los temen y con su saliva curan los venenos de cualquier hombre. Lucano, en el libro IX, dice lo siguiente acerca de estas cosas: 56.- La lengua del epsilo de la Marmarida es igual que las potentes hierbas. 57.- Ciertamente, ¿qué es lo que se puede decir de los dragones y los áspides y los tigres que no sólo tienen venenos que en ellos son inmensos, sino que también la mole de sus cuerpos y la poderosa fuerza supera a todos los mortales? ¿Quién contando con sus fuerzas se va atrever a coger a un rinoceronte cuya fuerza y embestida es tan grande que a ningún hombre se digna servir? Acerca de esto en el capítulo 39 de Job se dice lo siguiente: ¿Acaso el rinoceronte querrá servirte en algo o permanecerá junto a tu pesebre? ¿Acaso con tus correas podrás uncir al rinoceronte para que are, o acaso, tras de ti, romperá los terrones de la hondonada? ¿Acaso pondrás tu confianza en su gran fortaleza hasta el punto que le dejarás por completo tus labores? ¿Acaso le confiarás que te haga la sementera y llene tu era? 58.- Finalmente, ¿quién como otro Dédalo, o mejor Ícaro, después de haberse colocado unas engañosas alas, volará a través de los espacios del inmenso aire, a fin de esconder con él, en el arca, para la conservación del mundo, toda suerte de pequeñas avecillas? 59.- Si, por un imposible, fueran llevadas a cabo todas estas cosas y se reunieran en el arca todos los seres vivientes de la tierra, ¿quién establecería la ley de la paz sobre ellos? ¿Quién concertaría tantas amistades? ¿Qué benévolo perito en tales alianzas habría que, conforme al vaticinio de Isaías, en el capítulo 11, hiciera habitar juntos al lobo con el cordero, y que se acostase la pantera con el cabritillo, y que morasen juntos el ternero, el león y la oveja y que el niño pequeñito les amenazase, y que el ternero y el oso paciesen juntos, y descansasen juntos sus cachorros y que el león, olvidado de su

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ferocidad, comiese paja como el buey y que el niño se nutriese de los pechos nutricios sobre los nidos de áspides, y que, el que fuera amamantado metiera su mano en las cavernas de los basiliscos? 60.- Tampoco es adecuado explicar uno por uno otros innumerables hechos que de tal suerte son imposibles en el orden natural que de ningún modo los filósofos los reconocen ni como sucedidos, ni como si fueran posibles. 61.- Si en tiempo de Noé sucedieron estas cosas nadie duda, a no ser que no esté en sus cabales, de que ocurrieron de forma sobrenatural por obra de los ángeles. Con todo, incluso aceptadas esas cosas no importa como, ¿quién taparía el arca con alquitrán desde fuera para que no entrase la lluvia? En efecto, la Sagrada Escritura atestigua que sólo pudo hacerse por Dios, cuando dice en el capítulo 7 del Génesis que, una vez que Noé entró en el arca, el Señor la cerró desde fuera. Y, por esta razón, de ningún modo los filósofos pudieron pensar o creer esto si alguien se lo contara. En consecuencia, los filósofos no reconocían ningún diluvio universal. 62.- Ciertamente no sólo reconocen los [diluvios] particulares, sino que también los consideran necesarios para la defensa de su postura acerca de la eternidad del mundo, ya que para ellos nada se ha encontrado más conveniente o más verosímil. 63.- En consecuencia, responden así cuando alguien arguye acerca de si el mundo es eterno al no haberse encontrado ciencias en un anterior tiempo. Como dice Aristóteles en el libro I de la Ética, el tiempo es un buen aliado suyo. Con el correr del tiempo, fueron apareciendo las aportaciones de las artes. Y puesto que el tiempo infinito marcha hacia adelante, hubo una experiencia infinita que era suficiente para encontrar toda suerte de artes. Sostienen, en efecto, que infinitas veces las ciencias se perdieron y se hallaron y que, por consiguiente, ahora no han aparecido recientemente, porque existieron en otros siglos que nos han precedido. 64.- Con todo, decían que, cuando por los diluvios perecía la mayor parte del orbe, se salvaban de aquellos diluvios determinados hombres que antes eran ignorantes en los que no quedaba ninguna ciencia. Pero como sea que [ésta] se extinguió juntamente con otras posesiones que habían perecido en el diluvio, se hizo necesario, en efecto, que para que las artes existiesen de nuevo, se inquiriese nuevamente desde los mismos fundamentos. Ésta es, en efecto, la respuesta de Aristóteles en el libro II de la Política, cuando trata de las leyes muy contrarias a la razón, que existieron en tiempos antiguos entre los griegos. Una de ellas que él mismo trae a colación era la de que los varones pudieran vender a sus esposas o cambiarlas entre sí. Afirma, en efecto, que ésta y otras [leyes] injustísimas que él mismo aduce en el citado libro II de la Política, fueron instruídas por determinados hombres muy rudos que

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habían podido escapar de los diluvios. Así pues, en estos [autores] ninguna certeza hay respecto de nuestra cuestión, a saber, quién por vez primera y cómo fundó las ciudades. 65.- Ovidio, en el libro I de las Metamorfosis, cuando toca de algún modo esta cuestión, atestigua que las ciudades no existieron en la primera edad de los tiempos, sino que las casas y las ciudades tuvieron comienzo en la segunda. Ovidio no distingue las edades por la duración de los años, como nosotros distinguimos, ni distingue tantas como nosotros. Pues señala sólo cuatro. Ciertamente las divide atendiendo a las cualidades, denominando a la primera edad de oro; a la segunda, de plata; a la tercera, de bronce y, a la cuarta, la llamó de hierro. 66.- Dice que la primera tuvo lugar bajo el dominio de Saturno; porque denomina aquellas edades según los tiempos de sus dioses. Y aunque aquella primera edad, que fue insigne por la rudeza de sus hombres, estuvo bajo el dominio de todos los dioses que precedieron a Saturno, a saber, bajo el imperio de Demagorgón y de los demás hijos de Tártaro. Con todo, puesto que, en la antigua gentilidad, estos, como el mismo Tártaro, son oscuros, de ellos no hace mención, a pesar de que Tulio trató de ellos en los tres libros Sobre la naturaleza de los dioses. 67.- La antigua gentilidad describe sus tiempos según los dioses celestes que, según la nobleza del lugar, son ellos mismos nobles y famosos. El primero de ellos fue Celio o Éter como otros le denominan, o Urano como agrada a otros llamarle. Aunque en ellos los nombres sean diversos, sin embargo de ningún modo ha de creerse que discrepan substancialmente, porque todos hacen referencia al cielo. Pues Urano en lengua griega significa el cielo. Este dios Urano o Éter, como nos lo presenta Firmiano Lactancio en el libro I de Sobre la naturaleza de los dioses, aparece como padre de Saturno, y Saturno de Júpiter. En consecuencia, la primera edad de los tiempos, como imagina la fatua gentilidad que aceptó aquellos dioses antiquísimos y enigmáticos, recibió su nombre del último de estos, a saber, de Saturno. No hay duda de que Saturno y Júpiter existieron en tiempos del patriarca Jacob cuando bajó con su descendencia a Egipto. Lo cual consta con fluidísimos argumentos por la conformidad de las historias antiguas con las unas y otras para la fijación de los tiempos de la Sagrada Escritura. 68.- En esta edad, dice Ovidio, no existieron ciudades ni casas, porque en realidad no eran necesarias. Las casas, en efecto, fueron inventadas para evitar la inclemencia del tiempo. En aquella primera edad no hubo tal inclemencia del tiempo, porque como dice el mismo Ovidio en el libro I de las Metamorfosis: 69.- La primavera era eterna y los plácidos céfiros acariciaban, con sus tibias brisas, las flores nacidas sin semilla.

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70.- Tampoco había necesidad de ciudades, puesto que las ciudades son ciertas defensas contra los ataques hostiles. Pero en esa edad no existía ninguna oposición hostil como dice Boecio, en el metro 5 de Sobre la Consolación, donde describe las alabanzas de la edad primera. Acerca de esto mismo, Ovidio, en el lugar antes citado, dice así: 71.- Aún las profundas fosas no rodeaban las ciudades, no existían las trompetas, ni los cuernos de encorvado bronce, ni los cascos, ni las espadas eran utilizadas por los soldados, la gente pasaba su vida con tranquilidad en medio de una agradable paz. 72.- La segunda edad, tal como se computa por estos gentiles, sucedió teniendo Júpiter el poder en el reino cretense. Ovidio afirma que en esta [edad] se hicieron las casas, pero de las ciudades no nos habla; con todo, es suficientemente evidente que él da por supuesto la existencia de ciudades, dado que el mismo Júpiter, bajo el que se cuenta la segunda edad, reinó en las ciudades de los cretenses. Sin embargo, dice que al principio de esta segunda edad, los hombres, debido a la inclemencia del tiempo, se vieron obligados a inventar de alguna manera las casas. Pues, así como en la edad primera la primavera era eterna, ahora se dieron el invierno y los fríos, las nieves y la lluvia mezclada con el granizo. Acerca de esto mismo Ovidio, en el lugar antes citado, se expresa así: 73.- Una vez que Saturno fue enviado al tenebroso Tártaro, el mundo se hallaba bajo Júpiter y llegó a la edad de plata, inferior a la del oro, más preciosa que la del bronce amarillento. Júpiter redujo el tiempo de la antigua primavera y mediante el invierno y el verano y el desigual otoño y la breve primavera reguló el año en cuatro espacios. Entonces, por primera vez, el aire quemante con sus secos ardores se hizo candente y apareció el hielo endurecido por los vientos. Entonces, por primera vez, [los hombres] habitaron casas, casas que habían sido cuevas y [aparecieron] densos ramajes y retoños unidos por la corteza. 74.- He ahí de qué manera Ovidio no acepta que la ciudad haya existido antes de la época de Júpiter. Pero se sabe que se equivocó de medio a medio. Pues consta que Júpiter y Saturno existieron en tiempo del patriarca Jacob cuando descendió a Egipto, como un poco más arriba ha quedado dicho. Pero ¿quién hay que no sepa que en aquel tiempo hubo muchas ciudades egipcias? ¿Quién hay [que no sepa que existieron] las ciudades de la tierra de Canaán? ¿Quién hay [que no conozca la existencia de] las ciudades de los palestinos y de la Mesopotamia oriental? ¿quién [ignora la] Pentápolis, es decir, las cinco ciudades de los sodomitas junto a la corriente del Jordán donde ahora está el llamado mar Muerto o mar de las salinas? No se sabe que haya acaecido mucho tiempo atrás; el mismo aspecto del lugar muestra

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que cuatro de ellas se incendiaron; la quinta, que es Segor, preservada entonces por los ruegos de Lot, permanece hasta hoy incólume y se llama Palma, ciudad fortificada. Aunque algunos de los nuestros estiman que todas las cinco ciudades fueron destruidas, es notorio que, atendiendo a la Sagrada Escritura, se equivocan. ¿Quién duda que hubiese existido entonces, mucho tiempo antes que Saturno, la famosa y antigua Babilonia a no ser el que desconozca o no acepte la Sagrada Escritura del Génesis? Firmiano Lactancio, en sus libros que tratan Sobre la naturaleza de los dioses, al estudiar las causas de la construcción de las ciudades, dice lo siguiente: que hubo, en otro tiempo, hombres que llevaban vida solitaria, no ciertamente a causa de la excelencia de la virtud, sino porque era necesario que así fuese a causa de la notable rudeza de aquel tiempo; pues, como es sabido, según Aristóteles, quien vive aisladamente o es un dios o es una bestia. Estos [los hombres], como sea que, al ser acosados por las bestias, sufrían muchas molestias y se apercibieran de que viviendo en solitario, no podían oponerse a ellas, al comprender por el mismo acoso de que eran objeto, se vieron obligados a reunirse muchos para que así el conjunto unido fuese más potente que las fuerzas de cada uno, empezaron a trabar vínculos políticos, construyendo ciudades, pueblos y aldeas. Así [se hizo] poco a poco de acuerdo con la común experiencia porque, como dice Salomón, el hierro se afila con el hierro y el amigo se estimula con la presencia del amigo. Una vez educada aquella ciertamente indocta rusticidad, hallaron las leyes y otras ventajas de la convivencia humana. Con todo, [Lactancio] nos da la causa de la fundación de las ciudades, pero no nos señala el tiempo [en que tuvo lugar]. 75.- Tulio, en el proemio del libro I de la Retórica antigua, donde trata de las virtudes y de las alabanzas a la amplia elocuencia, dice que son tantas las fuerzas de la elocuencia que gracias a ella se conjuntaron las diversas épocas; es decir, que cuando en los tiempos antiguos los hombres llevaban una vida solitaria sin ninguna comunicación y sin ningún pacto, alguien al que la madre naturaleza había otorgado un profundo ingenio, invitó, con los recursos de la elocuencia, a aquel rudo tiempo y a las gentes extremadamente bárbaras a la vida política. 76.- Aunque todos esos digan cosas verosímiles, sin embargo no dan a conocer la verdad. Yo, en cambio, siguiendo las huellas de la Sagrada Escritura, explicaré brevísimamente la verdad de esta cuestión. 77.- Porque como sea que Dios formara del lodo a nuestro primer padre, tal como nos cuenta la sagrada historia del Génesis, y le colocase en medio de las delicias del Paraíso, desmerecedor éste, al instante, de la felicidad del Paraíso a causa de su infidelidad, él, con su mujer, fue expulsado de aquellos felices lugares a amplios territorios. Como nos cuenta Josefo, en el libro I, de Las Antigüedades, y los demás doctores y cronistas están de acuerdo, fue en

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la tierra que después se llamó Canaán o Palestina y, con nombre más corriente Judea, en la parte de la tierra donde después se construyó la ciudad de Hebrón que dista ocho leguas de la ciudad de Jerusalén, tal como aparece en el libro Sobre la descripción de Tierra Santa, donde, muy miserablemente vivió hasta su muerte, con sus descendientes, consciente de su delito, y pagando las penas del mismo. De este hecho es testigo un gran valle que está junto a Hebrón en el que, desde tiempos antiquísimos hasta el día de hoy por sus habitantes se le llama valle de las lágrimas; porque allí, aquél primer padre Adán lloró desconsoladamente y durante cien años a su hijo Abel difunto, o mejor dicho, asesinado. Y, para que nadie diga calumniosamente que estos escritos son apócrifos y que no quiere dar su beneplácito a opiniones apócrifas, sepa que existe otro testimonio más firme aducido de la verdad de la misma Sagrada Escritura, la cual clarísimamente declara que el primer hombre, Adán, fue sepultado en la ciudad de Hebrón, como aparece al final del capítulo 14 de Josué, cuando dice que el nombre de Hebrón antes se llamaba Cariat Arbe; allí, en Enacim, fue colocado el gran Adán. 78.- Esta es también la causa por la que Hebrón fue llamada Cariat Arbe, es decir, ciudad de los cuatro hombres, como de algún modo y en parte muestra el texto de Josué, porque allí están sepultados los cuatro patriarcas, a saber, el primero Adán, Abraham, Isaac y Jacob. Pues si allí está sepultado Adán, resulta suficientemente claro que allí viviera porque las gentes de aquella primera época no recorrían diversos lugares, ni surcaban los mares con naves fabricadas, como dice Séneca en la tragedia 7 que tiene por título Medea, en el verso 4, que empieza: 80.- Demasiado audaz quien primero recorrió los mares. 81.- Y Boecio, en el metro 5 del libro II, Sobre la consolación, dice así: Ni por las mercancías recogidas, el huésped había visto nuevos litorales. 82.- Acerca de lo cual, Ovidio, en el libro I de las Metamorfosis, dice así: 83.- Todavía el pino, no cortado, no había descendido de sus montes hasta las líquidas aguas para recorrer tierras extranjeras y los mortales no conocían otros litorales que los suyos. 84.- Adán, desterrado de aquella feliz ciudad de Dios a esta desgraciada y lastimera tierra, recordando siempre aquella dichosísima ciudad que había perdido, no se preocupó de construir una ciudad caduca. 85.- Teniendo Adán ciento treinta años de edad, como dice Metodio mártir que escribió la historia dividiéndola en períodos de mil años y concuerda con la versión de los Setenta intérpretes, Caín, movido por la envidia, mató a su hermano Abel; lo cual afirma que sucedió el texto hebreo y la versión de Jerónimo, que pone el acontecimiento muy pocos años antes del

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año ciento treinta de la vida de Adán. Porque Adán, a los ciento treinta años engendró a su hijo Set, como nos dice el capítulo IV del Génesis y la Escritura declara que esto acaeció después de la muerte de Abel. En efecto, también el mismo Adán habiendo engendrado a su hijo Set y habiéndole puesto el nombre, dando la razón del nombre puesto dijo: me puso Dios otro descendiente a cambio de Abel a quien mató Caín. Por ese tiempo Caín, en castigo de su crimen, anduvo errante e inseguro; y temeroso, no atreviéndose a comparecer ante los ojos de su padre, tomando ocultamente a su esposa Calmana, que era a la vez hermana, según exigía la necesidad de aquél tiempo, salió de la presencia del señor, como dice la Escritura, en el Génesis: Marchó al oriente; y, en el mismo lugar, sigue entonces el texto: Conoció Caín a su esposa, la cual concibió y parió a Henoch, y edificó una ciudad y la llamó con el nombre de su hijo Henoch. He ahí, pues, con toda verdad la primera ciudad del hombre que fue levantada por el segundo hombre, lo cual es ciertamente correcto. 86.- Y no acaeció sin misterio, como dice Agustín en el libro XV de La ciudad de Dios: Hay, pues, dos ciudades, una de ellas es la ciudad de Dios, la otra es llamada la ciudad del demonio. Las dos comenzaron a existir simultáneamente y simultáneamente siguen su curso, simultáneamente una y otra han de durar para siempre. La ciudad del diablo tiene su bien, en este siglo caduco, después sólo quedan para ella, suplicios. Por esto fue conveniente, que el mismo que siendo el primero entre los hombres que sobresalía como cabeza de la ciudad del diablo, fundase en la tierra la primera ciudad, que ciertamente sin duda alguna lo diría de Caín. Porque es él el primero entre los hombres que fue enviado al fuego del infierno con el diablo y sus ángeles. Por consiguiente, fue él justamente, el primero que fundó una ciudad, por más que acerca de esta ciudad [cabe preguntarse] cómo pudo construirse al decir la Escritura que hasta aquél tiempo sólo estaban Caín con su hijo Henoch sin que existiera nadie más. Y en el supuesto de que hubiese sido posible ¿para qué se hubiese construido? Como sea que la ciudad debe ser residencia de muchos ciudadanos surge otra asaz grande dificultad, acerca de la cual baste lo que dije en otro lugar. Agustín trata ampliamente de ella en el libro XV de La Ciudad de Dios. 87.- En aquella primera edad, que según el cómputo del texto hebraico que mantiene nuestra Biblia tuvo mil seiscientos cincuenta y cuatro años, aunque según los Setenta intérpretes tuvo muchos más, a saber, dos mil doscientos cincuenta y dos, ni se lee ni se cree que hubiera ninguna otra ciudad, porque la de la ciudad de Dios, que, desde Adán, por la línea de Set, se iba formando, no quiso, como peregrina en esta tierra, construir una ciudad de barro.

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88.- En la segunda edad, que siguió después del diluvio, como sea que los hombres empezaran a multiplicarse, como unos cien años después del diluvio, viendo que aquellos parajes, en los cuales habían permanecido hasta entonces después del diluvio, eran poco apropiados para habitar, a saber, la tierra misma situada entre los montes de Armenia o Ararat como denomina la Escritura, pues es tierra montañosa en lugar sumamente áspero, llegaron dice la Escritura, desde la parte oriental, por las laderas del monte Cáucaso, que se halla en el lado septentrional del orbe. Toda esta tierra se llama, hoy, Partia, Aretusia, Asiria y Media, toda ella elevada por escarpados montes. 89.- Después de haber recorrido mucho terreno, encontraron un campo, es decir, una tierra llana en el país de Senaar y lo habitaron, de lo cual habla el Génesis, en el capítulo 11. Entonces dijo uno al otro: Venid, hagamos ladrillos y cozámosles con fuego; y emplearon ladrillos en lugar de piedras y betún en vez de cemento. Y dijeron: Venid, hagamos una ciudad y una torre, cuya cima toque el cielo y hagamos famoso nuestro nombre antes de que nos separemos en diversas tierras. 90.- Pues esta torre no fue hecha para subir al cielo como creen algunos ignorantes. En efecto, el principal fundador de esta ciudad y de esta torre fue Nemroth, quien después reinó allí. Y éste, como nos dice Josefo en el libro de Las Antigüedades [judías], y Eusebio Cesariense y Lucas Tudense en sus Crónicas, fue el inventor de la astrología y de la geometría, y grande en las ciencias naturales. Por esta razón sabía, por sus conocimientos de astrología, que el primer cielo dista mucho de la tierra de tal suerte que era imposible a todos los mortales construir una torre que llegase hasta allí. Pues, además, la misma tierra entera acumulada en un elevadísimo montón y dispuesta a modo de torre, alcanzaría desde el centro de la tierra hasta el cielo de la luna. Además porque sabía que naturalmente el aire del intersticio medio era de tal manera frigidísimo que nada podía vivir en él. ¿Cómo, pues, edificarían cuando llegaran allá? 91.- Sabían también que la esfera circular de fuego se extendía circularmente antes de llegar al cielo. ¿Cómo, pues, podrían pasar a través de ella o, también, construir? De ningún modo tal locura podía alcanzar la cabeza del mismo Nemroth, jefe de los edificadores. 92.- Tampoco, en esta cuestión, nadie puede hacer caso de aquella fábula que dice que los gigantes lucharon con los dioses celestes para expulsarlos del cielo. De lo cual trata Ovidio, en el libro I de las Metamorfosis, fábula harto conocida por todos, tanto historiadores como poetas. Porque la trama de la misma fábula se opone a su intención. Porque no dice que estos [los gigantes] construyeran una ciudad o una torre, sino que superpusieron unos montes y otros, de forma que sobre el monte Pelio fue puesto el monte Ossa y sobre éste, el monte Olimpo y después trabajaron para superponer el Emo

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y los demás montes de Tesalia, si no hubiera sido que aquél omnipotente príncipe de los dioses, enviando el rayo, les hubiese abatido. Acerca de lo cual, Ovidio, en el lugar citado más arriba, dice así: 93.- Cuentan que los gigantes ambicionaron poseer el reino celeste y que levantaron hacia los elevados astros montañas superpuestas. El padre todopoderoso, lanzado su rayo, resquebrajó el Olimpo y derribó del Ossa, que le sostenía, al Pelión. 94.- Así, estos dos hechos son disonantes. Porque la torre y la ciudad de Babilonia en Caldea, que es una parte de Asia Mayor, fue construida; mientras que la fabulosa guerra de los gigantes –en aquellos tiempos tuvo lugar una verdadera guerra– acaeció en la frontera de Tesalia, que ahora se llama Tesalónica o Salónica y es parte de Grecia. 95.- Según lo que se expresa en el texto del capítulo 11 del Génesis, la verdaderísima causa de esta gran torre consistió según lo que se expresa en el texto del capítulo 11 del Génesis, en el hecho de que los hombres ya multiplicados pensaban en diseminarse por distintas partes del mundo; para que permaneciera algo grande y admirable que hiciese todo el género humano, comenzaron a construir aquella gran torre y una ciudad en gran manera fortificada. Y esta intención parecía suficientemente honesta, al menos superficialmente, para que, suponiendo que después se harían muchas obras por los hombres, por lo menos ninguna fuese tan excelente como aquella que había construido a una todo el género humano. 96.- Lo cual claramente el texto abona nuestra [opinión] al decir: venid, hagámonos una ciudad y una torre, cuya cima alcance el cielo y hagamos célebre nuestro nombre –esto es, hagámosla famosa antes de que nos diseminemos por las tierras. Con todo, el texto hebraico se presenta de otro modo, a saber, hagamos célebre nuestro nombre, no sea que nos separemos según las tierras. Lo cual ciertamente constituye una afirmación largamente distante, a saber, que hombres de aquel tiempo querían vivir juntos, pues eran parientes y se amaban a causa de la semejanza de especie. Y para esto eligieron la tierra de Sennaar que es muy llana y campestre para que todos cupieran allí. Y porque aconteciera, más aún porque era necesario, que los hombres, por ciertas causas, abandonaran aquel lugar para ir a algunas otras partes de la tierra y porque la tierra se hallaba sin caminos por no estar habitada, en otros lugares no supieran volver al lugar que era morada de los hombres; de ahí que quisieran hacer una torre que tocase el cielo, es decir, que fuese altísima al menos para tocar las nubes; y que por su altura y anchura pudiese ser vista desde cualquier lugar, es decir, desde todos los puntos de la tierra. Y así, los hombres, al verla, por mucho que se encontraren distantes de la morada común, pudieran volver y no se perdieran por lo alejado de los lugares.

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97.- Y éste es el tenor del texto, al decir: hagamos célebre nuestro nombre, esto es, hagamos algo famoso, a saber, que esta torre sea tan alta que, dondequiera que los hombres estén, descubran este lugar de la morada común de los hombres. Y éste es el nombre del lugar que es célebre o famoso para que no nos dispersemos por las tierras, esto es, que se hizo tan grande esta altura de la torre para que los hombres no se dispersasen. Porque, en el caso de que se alejasen de aquél lugar de morada común, si nada hubiese mediante lo cual pudieran volver, no sabrían volver, y si se dispersasen por las tierras, al existir una torre tan altísima, la verían desde todas las partes y así no se dispersarían por las tierras. 98.- En mi opinión, este texto hebraico es más conveniente que nuestro texto. Pues, atendiendo a nuestro texto, no se ve la razón por la que razonablemente Dios debió moverse contra los que edificaban tal torre. Pero, atendiendo a este texto hebraico, que ahora he seguido, convenientemente Dios se movió a castigar a estos destruyendo su edificación. Pues, si como ellos querían, construyeran la torre altísima y la ciudad donde habitasen todas las gentes, Dios no quiso esto. Porque de esto se hubiesen seguido muchos inconvenientes. Incluso fue salubérrimo para el género humano que allí fuera destruida la unidad de la lengua, que había existido desde el principio del género humano. Acerca de todas estas cuestiones baste lo que con suficiente amplitud dije en otro lugar. 99.- Esta es, pues, aquella gran Babilonia, la segunda de todo el orbe en prioridad de construcción y la primera en la segunda edad. La cual fue por eso la más excelente respecto de las restantes ciudades de todo el orbe, porque se reunió todo el género humano para construirla. Ciertamente, después de ésta se fundaron numerosísimas ciudades en el orbe, acerca de las cuales no es nuestro propósito disertar. Sobre las ciudades se han dicho tantas cosas que su verdadero origen está patente.

LA COMUNIDAD DE ESPOSAS EN PLATÓN 100.- La necesidad del texto escogido exige disertar sobre qué sea el ciudadano y qué sea la ciudad. Y acerca de si puede esperarse lo mismo de la ciudad monárquica, que de la aristocrática, o de la timocrática, o de la democrática, o de la oligárquica. Si puede darse cualquier tipo de ciudadano en cualquier sistema de gobierno, y qué se requiere para que se dé un ciudadano y cuál tipo de ciudad. 101.- Muchas cosas hay también en esta cuestión que, según Virgilio, en el libro I de la Eneida, Eneas dice: quizá ayudará recordar el pasado. Porque

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en el libro II de su Política, donde coloca este texto, lo utiliza como introductorio a la forma de gobierno de Sócrates y Platón en la que se establecía la comunidad de esposas y de posesiones. También nosotros, de acuerdo con la declaración de este texto acerca de la comunidad de mujeres, primero trataremos una cuestión, a saber, si la pluralidad de esposas en la forma de gobierno de Sócrates y Platón establece algo justo o está fuera de los términos de la razón. Presentación de la cuestión: si la forma de gobierno de Sócrates y Platón que establece la comunidad de esposas, entrañe algo justo o no. 102.- Y primeramente se arguye que entraña algo justo. Y así aquella forma de gobierno u orden político que lleva a la ciudad en la máxima unidad, es recto. Es así que la comunidad de esposas y de hijos hace que la ciudad sea en gran manera una. Luego es recta. 103.- La mayor es patente, puesto que las ciudades y cualquier otra cosa, cuánto más se unen son más ser y más estables. Pues el reino en sí mismo dividido será destruido y la casa caerá sobre la casa, según las palabras del Salvador, como aparece en el capítulo 12 de Mateo; y, en el mismo lugar, toda ciudad o cosa dividida contra sí misma, no se mantendrá en pie; y Boecio, en el libro III, prosa 10, de Sobre la consolación, prueba que el ser y uno es lo mismo. Y en la medida en que algo se aproxima más a la naturaleza de la unidad tanto más se acerca a la naturaleza de la entidad. 104.- La menor, es decir, que la comunidad de esposas constituya gran unidad, es también evidente. Si se da la comunidad de esposas, todas las esposas de todos serán las esposas de un solo varón y todos los hombres varones serán los maridos de cada una de las esposas. Y así toda la ciudad, por grande que sea, será como una cosa, es decir, como un solo varón y una sola esposa. 105.- Además, es en gran medida justo aquel orden político que establece gran amor en las ciudades. Es así que la comunidad de esposas y de hijos establece un gran amor en las ciudades. Por consiguiente, tal forma de gobierno es en gran medida justa. 106.- La mayor es clara ya que la ciudad consiste en cierta comunicación que dura mucho ya que el amor es mayor. Así, en efecto, dice Aristóteles en el libro VIII de su Ética, que los fundadores de las formas de gobierno se preocupan más por la amistad que por la justicia; porque, existiendo la justicia, se necesita además, la amistad, pero, existiendo la amistad no hay necesidad de la justicia. 107.- La menor, es decir, que la comunidad de varones y de hijos establecía gran amor en la ciudad, es clara; porque, así como entre padre e hijo y madre e hija, esposa y varón existe un cierto grado de amor que sobrepasa a

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todos los otros grados de amor, así también habrá en la ciudad entera un tal excelente grado de amor, pues todos amarán como hijos a los que son menores que ellos, como sea que cualquiera pueda tener a cualquiera como a hijo, al que sobrepase tanto en edad en la medida en que, según la naturaleza pudiere ser su hijo. Además, porque todas las mujeres amarán a todos los varones como maridos y todos los varones amarán a todas las mujeres de la ciudad como esposas suyas. 108.- Por el contrario, parece que este orden político no sea conveniente. Porque aquella forma de gobierno que establece en la ciudad las mayores enemistades es muy perniciosa. Es así que por tal intercambio de esposas surgen en la ciudad las máximas discordias. Luego, la forma de gobierno en la que se establece que las esposas sean comunes, es pésima. 109.- La mayor es clara, porque la comunidad civil desea la paz y en la paz se conserva; pero, a causa de las sediciones, súbitamente perece. 110.- La menor: por el intercambio de esposas surge en la ciudad la sedición; es clara, porque alguna mujer sería más hermosa que las demás, a la cual muchos la solicitarían a la vez y así nacerían inexorablemente sediciones mutuas. 111.- Para una más lúcida declaración de la cuestión se añaden algunas conclusiones de las cuales sea la primera: El legislador que quiera establecer una forma de gobierno, no debe instituir ni las mejores leyes, ni la mejor forma de gobierno. Para ello ha de saberse que difieren la forma de gobierno y la ley. Pues la forma de gobierno es un cierto orden según el cual los ciudadanos deben juntarse para constituir la ciudad; se dice que es ley cierta regla que se impone a los mismos ciudadanos que ya son tales. Visto que si algunos deben reunirse para constituir una ciudad es preciso que, antes de que se reúnan, guarden entre sí un cierto orden, es decir, o que pongan sobre ellos a uno que presida siempre, o que todos presidan durante períodos iguales o que presidan los virtuosos o los que son más poderosos que los demás. Y lo mismo cabe decir de otras formas. 112.- Pero esta tal ordenación les es necesaria antes de que se reúnan para constituir algo; y de ningún modo es posible hacer una ciudad a no ser que desde el principio intervenga tal ordenación. Porque así como en las cosas naturales la forma necesariamente precede al compuesto, sin la cual es imposible que exista algo compuesto, de la misma manera en lo político es preciso que preceda cierta forma que constituya una ciudad. Pues si entre muchos hombres no existiese cierta coordinación recíproca, de ningún modo harían una ciudad o algo uno, al ser ellos naturalmente muchos. Esta coordinación se llama “politia” o “politeia” [forma de gobierno].

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113.- La ley es cierto derecho establecido que se impone a la ciudad ya fundada, existiendo ya una forma de gobierno. Esta conclusión tiene dos partes. La primera es que el legislador que establece una ciudad no debe buscar la mejor forma de gobierno. Lo cual se prueba ya que ciertas formas de gobierno son buenas y otras malas y viciadas, como dice el Filósofo, en el libro III de la Política. Tres son las buenas formas, a saber, la monárquica real, la aristocrática y la timocrática. Otras tres formas de gobierno están viciadas: la monárquica tiránica, la oligárquica y la democrática. 114.- Se llama monárquica real cuando uno domina la forma de gobierno, y él es el rey. Tal principado por la unidad del príncipe en griego se denomina monarquía. 115.- La forma de gobierno aristocrática es aquella en la que el principado es aristocrático, es decir, virtuoso, o sea, según el grado de su virtud, de tal suerte que, existiendo algún pueblo así ordenado, en él los príncipes eligen la virtud. 116.- Así, quien es más virtuoso en lo tocante al régimen político ha de mandar más, gobernar más, y el que es menos virtuoso se le ponga al frente de un principado menor. Y son muchos estos príncipes. En efecto, así tenemos el principado entre el varón y la esposa; pues el varón porque según la naturaleza es virtuoso, esto es, más prudente para gobernar, a él se le encomienda el gobierno supremo de toda la casa; en cambio, la esposa, porque por naturaleza no es tan prudente, recibe el gobierno de las cosas menores. 117.- El tercer principado se llama timocrático o forma de gobierno timocrático. Y es, según dice el Filósofo, intermedia entre la forma de gobierno oligárquico y la democrática al ser un principado que se da en los hombres de clase media, es decir, que ni son pobres, ni muy poderosos y ricos, acerca de lo cual trata Aristóteles en el capítulo 9 del libro IV de la Política. 118.- Otras tres están viciadas como es patente puesto que son contrarias a las tres formas de gobierno correctas. 119.- La primera es la monárquica tiránica, en la cual uno manda sin ajustarse a las leyes justas, sino que es ley lo que le viene en gana, o porque no busca la utilidad política, o porque gobierna en contra de la voluntad de los súbditos. De ella se habla en los libros III y IV de la Política. 120.- La segunda es la oligárquica en la cual mandan sólo unos pocos porque son poderosos o son ricos. De ello se trata en el capítulo IV de la Política. 121.- La tercera es la democrática. Y esto acaece cuando gobierna todo el pueblo; se trate o no de pobres o de sencillos, en definitiva de cualquiera. Lo cual acaece o porque el poder supremo se halla a la vez en todos, o son

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todos los del pueblo los que gobiernan ya sea por medio de los fuertes, ya sea por períodos determinados. Son muchas las especies de la misma. De lo cual trata Aristóteles en el capítulo 3 del libro II, y en el capítulo 5, libro IV de la Política. 122.- Entre todas estas formas de gobierno la mejor es por su naturaleza la monarquía real, pues, gobernando uno solo, no existen discordias –como si gobernasen varios–. También ha de pensarse que aquel mandato político es el mejor si se asemejase más al orden natural. Es así que el mandato monárquico se asemeja el que más al orden natural. Luego es el mejor, según el orden de la naturaleza, la primacía existe, porque nunca se equivoca, ni se ha equivocado. Y como Aristóteles nos dice en el libro XII de Metafísica, los seres no quieren alterarse ni desordenarse, esto es, las cosas naturales no quieren de mala manera ser dominantes, por esto el más perfecto orden y organización se da entre los seres naturales. Y así afirman los filósofos que no puede gobernarse este mundo mejor de como es gobernado. El filósofo, en la última proposición, la XII de su Metafísica, manifiesta que hay multitud de príncipes, luego un solo príncipe es bueno. Sin embargo este principado monárquico –que es el mejor–, no conviene a la forma de gobierno, pues es difícil encomendar todo a un solo hombre –así nos lo dice Aristóteles, al final del libro III de su Política–, principalmente cuando estos hombres no son ascendidos al poder mediante elecciones, sino que son aceptados por sucesión, y a veces sucede que reina un hombre pésimo y que a la vez destruye las formas de gobierno: El capricho humano es una mala ley, como dice el Filósofo, en el libro IX de su Ética. Además, a Aristóteles no le agradan los regímenes reales, pues son peligrosos, prefiere cualquier otro tipo de gobierno, como está claro en el último capítulo del libro III de su Política. 123.- Después de este régimen político, el mejor es el aristocrático que se establece según las cualidades de los ciudadanos. Pero es muy faccioso. Pues aunque la elección se haga según la virtud, aquellos que son elegidos, son aprobados por el pueblo para príncipes, como los mejores. Y aquél que es elegido para el mando supremo, es considerado como el mejor tanto por los otros “príncipes” como por los que no lo son; pero entonces los poderosos que no son virtuosos y no son elegidos para el mando supremo, al ver que otros menores en poder los aventajan en dignidad y que son considerados como mejores, estimulados por la envidia, provocan sediciones y se sirven de la política para hacer disensiones. Este tipo de gobierno o régimen político no es seguro. El tercer gobierno considerado por Aristóteles como bueno es el timocrático, del que el Filósofo llega a las mismas conclusiones a las que llegó en el anterior.

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124.- Quedan tres formas de gobierno defectuosas a saber, la tiránica, la oligárquica y la democrática. De estas tres dice Aristóteles que la tercera, es decir, la democrática, es conveniente a las ciudades, pues ésta no es sediciosa, dado que el poder se halla y permanece en el pueblo entero, y todos mandan por igual. Aristóteles, en el libro III de su Política, concluye que esta forma de gobierno es la mejor para las ciudades, aunque por naturaleza esa misma forma de gobierno sea defectuosa, ya que llegan en ella a conseguir ser “príncipes” aquellos que son indocumentados y aptos por naturaleza a servir. Por consiguiente, cuando alguien quiere fundar una ciudad, no debe escoger para ella el mejor régimen político. 125.- La segunda parte era que el legislador no debe imponer la mejor ley. Esto está claro, pues según sea la forma de gobierno, así deben ser las leyes. Pues no se deben implantar las mismas leyes en una monarquía que en una aristocracia y que en las restantes formas de gobierno. Las mejores leyes convienen al mejor régimen político y las peores leyes al peor régimen político que es el tiránico. Las mejores leyes, que son las reales o las aristocráticas, destruirán el régimen político, y el legislador no estaría de acuerdo. Es así que aquél que fundó la ciudad no debe elegir el régimen de gobierno. Luego tampoco debe elegir las mejores leyes. Pero, como debe elegir un régimen político conveniente para un pueblo concreto, aunque no es bueno de por sí, así debe elegir leyes convenientes para dicho pueblo. 126.- Esto es evidente en el orden natural. Pues si un médico da alimento o bebida a un enfermo, nunca debe darle un alimento que es sano de por s í, sino un alimento y una bebida que sea sana para aquel enfermo en concreto. El alimento por naturaleza es simplemente sano cuando es conveniente simplemente a los cuerpos sanos, de la misma manera que aquel alimento es agradable cuando es agradable al gusto que está en buenas disposiciones. Pero los cuerpos de los enfermos no son simplemente sanos. En consecuencia, es imposible que los alimentos simplemente sanos convengan a estos, sino los alimentos que son sanos para ellos y eso secundum quid. De la misma forma si alguien quiere criar a los tiernos niños: para criarlos hermosos y corpulentos, no debe darles un alimento que “simplemente” sea nutritivo, sino que sea nutritivo para ellos. Pues un alimento nutritivo “simplemente” no es nutritivo para los niños tiernos, sino que puede ser indigesto para ellos. 127.- Como consecuencia de todo esto, debemos decir que el legislador al promulgar las leyes tiene que considerar, no el dar la mejor ley simplemente, sino la mejor conforme a la forma de gobierno concreta. Pues, quizá, el pueblo a quien se le impone una ley es imperfecto y entonces no pueda aguantar una ley perfectísima. Es más, si examinamos las legislaciones humanas, todas cuantas se han dado desde el comienzo de las ciudades, no se

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encontrará ninguna buena “en su totalidad” (simplemente), es decir, una ley que contenga todo lo que contiene una buena ley y que en nada se desvíe hacia algo malo de por sí y no contenga defecto alguno. Y esto no es debido a la ignorancia del legislador, sino que lo ha hecho con conocimiento de causa. Y no por esto se las puede llamar leyes malas, sino leyes sobremanera convenientes; pues son convenientes a un determinado fin y estado político. Al mismo tiempo, si alguien quisiera quitar todos los defectos de las leyes, al hacerlas óptimas simplemente las haría las más pésimas y de ninguna forma convenientes al régimen político al que se imponía. La única ley “simplemente” buena es la evangélica que prohíbe todo lo malo e incita a practicar todas las virtudes. Si, en consecuencia, alguien quisiera imponer la mejor ley a algún sistema político, le impondría la ley evangélica y prohibiría todo lo malo, como las meretrices y otros males similares. Pero esto sería destruir las formas de gobierno. En consecuencia, aunque la ley evangélica es óptima y “simplemente” buena, si se trata de imponerla a alguna forma de gobierno, es pésima. Necio sería aquel legislador que ordenase que la ley evangélica fuese observada en su totalidad bajo castigo en su régimen político. De qué modo estas dos afirmaciones tienen su razón de ser aunque parecen auténticas, a saber, que la ley evangélica es simplemente óptima y, sin embargo, es mala para un régimen político concreto, se ha hablado en otra repetición. 128.- En consecuencia: puesto que la mejor forma de gobierno es aquella que en gran manera aparta del mal e incita y mueve sobremanera a la virtud, y puesto que no existe ley alguna o constitución que haga mejor esto que las reglas de los monjes y de los frailes en las que cada uno hace voto de obediencia, castidad y pobreza, quien quisiera informar a algún régimen político con las mejores leyes, les debería imponer las leyes de los monjes. Pero ¿qué cosa más estúpida puede pensarse que una política semejante? Dios, al imponer leyes imperfectas a los hebreos, no les dio la mejor ley, sino una que contenía algunas deficiencias con relación a la ley perfecta. Y sin embargo ésta era la conveniente para aquel pueblo. Y por qué razón esto no se hizo extensivo con la ley evangélica, se ha dicho en otro lugar. Por consiguiente, no debe proponer el legislador la mejor ley en una forma de gobierno porque evitaría todos los males; y según se ha demostrado, esto no es conveniente que sea así. 129.- Y conforme a esto se entiende el siguiente punto, cuando habla de la concupiscencia fuera de la constitución: buena es aquella ley que, al prohibir la concupiscencia, prohíbe todos los males, a saber, todos los males que son males para el sistema político para el que se ha dado la ley; pero no todos los males “simplemente”; por el contrario, aquella ley que prohíbe todos los males “simplemente” es la peor.

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130.- De esto se deduce un corolario: aunque Dios haya propuesto con toda rectitud los preceptos judiciales de la ley antigua, sin embargo ningún régimen político debió acatarlos, a pesar de poder hacerlo. Y esto es evidente; la antigua ley tenía tres clases de preceptos: morales, ceremoniales y judiciales. No es mi propósito hablar de cada uno de ellos, ni es el lugar apropiado para hacerlo. Pero ni los preceptos ceremoniales, ni los judiciales, aunque obligaban antes, perduraron en la Nueva Ley. Sólo se conservaron los preceptos morales. A pesar de todo, había una diferencia entre los ceremoniales y los judiciales; pues los ceremoniales no pudieron perdurar, puesto que por la naturaleza de su significación repugnaban al establecerse el Nuevo Testamento. Pero los judiciales, en los que tal significación no existía, aunque no tuvieron obligación alguna en el Nuevo Testamento, sin embargo se observaron en él, pues no repugnaban. Por lo que su conservación no procedería de la fuerza de aquella primera legislación, por la que nos creeríamos obligados al cumplimiento de esto, al dar Dios tales leyes a Moisés, sino que nos veríamos en tal caso obligados a su observación mediante una nueva institución. Si algún príncipe en su tierra o en la Iglesia estableciese bajo su jurisdicción que alguna de aquellas leyes se observase, aquella ley obtendría la fuerza de la obligación, no por la antigua legislación de Dios, sino por la nueva puesta en vigor de aquel príncipe o de la Iglesia. Pues la mayor parte de las leyes judiciales se contienen en los capítulos 21, 22 y 23 del Éxodo; la Iglesia puso en vigor muchos de ellos, como es evidente en la Extravagante, de homicidio, capítulo “si alguno con asiduidad...”, y en la Extravagante, de adulterios y estupro, capítulo “si alguien sedujera a una doncella...” y en la Extravagante, de las injusticias y sobre el daño recibido, capítulo “si al disputar...”, y en los capítulos: “si apareciera...”, “si el buey con cuernos”, “si alguien hubiera dañado...” y en otros lugares. 131.- Incluso en algunas partes de la tierra muchas leyes derivadas de aquéllas se observan especialmente. Y no es precisamente porque la Iglesia o los señores temporales reciban esas leyes porque en otro tiempo hayan sido dadas por Dios, sino porque unos pueblos quieren recibir las leyes que observan otros pueblos. Buen ejemplo de esto lo tenemos en los romanos que recibieron las leyes de los griegos. Pues los romanos enviaron a diez hombres a Atenas; y estos después de haber traducido las leyes dadas por Salón del griego al latín, las expusieron en las diez tablas. Y al no parecerles perfecta esta legislación a los romanos, añadieron dos tablas más de leyes, haciendo un total de doce tablas. Y estas leyes reciben ordinariamente el nombre de Leyes de las XII Tablas. De éstas nos habla ampliamente el Digesto en Sobre el origen del derecho en la ley necesaria, Paulo Orosio en Sobre la tristeza del mundo, S. Isidoro en el libro V de las Etimologías y en el Decreto, en dist.8, can. Moisés. Consta sin embargo que los romanos no recibie-

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ron aquellas leyes de Solón como si impugnaron que ellos se vieran obligados a éstas, sino porque eran las leyes de un hombre prudente, por ello agradó a los romanos estar de acuerdo con ellas. Y aunque los diez hombres las habían transcrito en Atenas, sin embargo aún no eran leyes, y no implicaban obligación alguna sobre los romanos, hasta que llevadas a Roma, con la aprobación del pueblo, tuvieron fuerza de ley. Así la Iglesia no recibió las leyes judiciales que Dios había entregado a Moisés como si se creyera obligada a cumplirlas, sino porque le agradó imponer aquéllas con las que estaba de acuerdo, pues habían sido dadas con justicia. 132.- Y en este momento alguien podría argüir: Aunque la intención del legislador es establecer leyes justas que conserven el régimen político establecido, también es evidente que entre los hombres no existe la certeza de juicio de forma que siempre puedan dar leyes justas, y aún más, algunas veces dan leyes injustas a causa de su ignorancia. Por esto, cuando se descubren leyes de algún hombre prudentísimo, se está de acuerdo con ellas y no se duda de su justicia como podría dudarse de otras leyes, de forma que los romanos aceptaron la legislación del ateniense Solón, apoyándose más en la prudencia de aquel hombre insigne que en la suya. En consecuencia, Dios es la simple y escueta prudencia, es imposible que se equivoque y es necesario que las leyes dadas por él sean justamente establecidas, así pues todas las formas de gobierno debían aceptar aquellas leyes de cuya justicia no se duda. 133.- A esto se responde que cualquier legislador, como antes dijimos, debe dar leyes no simplemente las mejores, sino las mejores para aquel régimen político que quiere dirigir. Dios, que es “simplemente” bueno y prudente, dio a los judíos preceptos judiciales que no eran simplemente buenos, porque el pueblo judío no era simplemente bueno por disposición propia, ni estaba preparado para esto con una disposición cercana. Por esto, la Ley Antigua, de la que una cierta parte la constituirían los preceptos judiciales, no era perfecta, ni los preceptos judiciales eran simplemente buenos. Además, si fueran “simplemente” buenos, no les convendrían a estos; pero eran tales cuales convenía a aquel pueblo. Y, puesto que no todos los pueblos tienen las mismas predisposiciones como se hallaban entonces los judíos, no son buenas aquellas leyes para todos los pueblos. Por todo esto, aunque aquellos preceptos fueron sin duda muy convenientes para los judíos, sin embargo no nos convienen a nosotros, porque no tenemos las mismas disposiciones que ellos. 134.- Y cuando alguien dice que Dios es perfectísimo legislador y que no puede equivocarse en la ley que promulga y que en consecuencia todos los pueblos deben recibir para su provecho estas leyes, la consecuencia no tiene validez, pues, aunque es imposible que aquella ley que Dios da sea mala para

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el pueblo que las recibe, sin embargo es bastante posible, y así ocurre de hecho –que aquella ley– sea mala para otros pueblos. Pues en los mismos preceptos judiciales de los hebreos se ponen muchas normas que, si fueran observadas por nosotros, irían contra las establecidas por nuestro régimen político. No conviene, en consecuencia, que la Iglesia o alguno de los príncipes modernos imponga y confirme todas aquellas leyes en su territorio. 135.- La segunda conclusión sea la siguiente: que el que quiere encaminar todo a una perfecta forma de gobierno, le conviene considerar el momento de engendrar. Es de sentido común que si alguno va a establecer una forma de gobierno perfecta, conviene que considere el momento en el que la procreación debe hacerse. El momento de engendrar puede interpretarse en doble sentido: o atendiendo a las circunstancias del momento, en las que el acceso carnal debe realizarse para la procreación, a saber si en primavera, o en invierno, en otoño o en verano; o atendiendo a la edad de los procreadores, es decir, si el que procrea debe esforzarse en hacerlo en una edad o en otra. Ambos factores influyen mucho en el temperamento corporal e intelectual de los mismos progenitores. 136.- En otra cláusula hablaremos sobre las circunstancias temporales apropiadas para el acceso carnal. Sin embargo, aquí hemos de hablar acerca de la edad que deben tener los progenitores, puesto que es muy importante tener en cuenta su edad. En primer lugar ha de evitarse sobremanera que los hombres se esfuercen en procrear en una edad tierna puesto que, cuando alguien practica en unión carnal durante su juventud, toda su fortaleza se agota y se vuelven débiles, y ya no sirven para acciones bélicas o para algunos otros trabajos propios de la fortaleza y energía corporal, así como para los duros esfuerzos. A la vez se convierten en impotentes para procrear, puesto que toda su fuerza se agotó desde la edad más joven. Pero, cuando alguno durante la edad adulta comienza a dedicarse a la procreación, su fuerza está íntegra y es robusta, y permanece en él la suficiente energía para todas las empresas que exigen fortaleza, y su semen es más sosegado y es válido para mezclarse al semen de la mujer. Estos, pues, son más apropiados para el poder generativo, y pueden engendrar más hijos. 137.- Sobre este asunto, Aristóteles en el capítulo 15 del VII de la Política, dice que el tiempo de engendrar en los varones es hasta los 70 años y en las mujeres hasta los 50. Esto era en su época en la que el tiempo de la inseminación duraba más años, pues los hombres eran más robustos. Pues en la primera edad los hombres engendran a los 100 y a los 150 años y hasta los 500, como consta en capítulo 1 del libro V del Génesis; pero el tiempo de la procreación se abrevió según iban avanzando las diversas generaciones. En tiempos de Aristóteles, los hombres fecundaban hasta una edad más avanzada que la nuestra, pero no mucho más, a pesar de que desde la época

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de Aristóteles hasta ahora han transcurrido 1.780 años, pues Aristóteles vivió en la misma época que Alejandro el Magno de Macedonia. 138.- Dice Aristóteles, en la cita recogida últimamente, que los hombres no deben esperar a procrear al último momento que pueden hacerlo. Entonces por naturaleza, a los padres les faltarán las fuerzas antes de que los hijos sean adultos; y a causa de la edad esos padres no tendrán suficiente capacidad para criar a sus hijos, ni los hijos se bastarán para poder cuidarse a sí mismos por su escasa edad. 139.- El mejor momento de la procreación es precisamente cuando se engendran los hijos de forma que lleguen a la edad viril antes de que a los padres les empiecen a flaquear las fuerzas. Para que así los padres procuren todo lo necesario a sus hijos pequeños, y los hijos, al llegar a la edad viril, empiecen a cuidar de sus padres, al comenzar a tener deficiencias; y que no exista intervalo en el que los padres no puedan proporcionar lo necesario a los hijos o viceversa. 140.- El Filósofo incluso llega a decir, en el capítulo 15, libro VII de la Política, que la procreación es mala cuando se engendra a los 17 ó 18 años o en una edad similar por muchas razones. 141.- Primero, porque los niños nacidos, cuando llegan a una cierta edad en la que deben conocer a sus padres, al verlos tan jóvenes como si fuesen compañeros, no los respetan tanto como se debiera respetar a los padres. Entonces surge un gran inconveniente: la indisciplina de los hijos. 142.- Segundo, porque cuando los hombres se casan en una edad muy joven, debido a la inexperiencia de su edad, que no puede adquirirse en poco tiempo –así consta en el libro I y V de la Ética– son ineptos para el régimen económico, a saber, para organizar la hacienda familiar. Y así entre tanto se echan a perder las grandes facultades que tienen los jóvenes en sus manos. 143.- La tercera causa –por la que no conviene que se engendre a edad tierna– es porque al casarse varones de corta edad con las mujeres, engendran hijos de escasa fortaleza física, y esto no conviene a un régimen político perfecto. Es generalmente aceptado el hecho de que, en todos los seres vivientes, el feto de los nuevos seres es imperfecto y testimonio de ello es que existen muchos pueblos en los que se permite casarse a jóvenes de corta edad con muchachitas y en ellos por lo general son pequeños. La razón de esto está en que el tamaño del feto engendrado depende de la potencia del semen engendrador. Puesto que la potencia del semen en los jóvenes es deficiente, pues no ha llegado a la perfección, se sigue que esa deficiencia e imperfección se halla también en la prole, a no ser que ocurra otra cosa “ p e r accidens”.

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144.- En cuarto lugar, porque el establecer coitos en la corta edad daña tanto al progenitor como al engendrado, pues el que tiene coitos en ese momento carece de la potencia y de la cantidad debida de los miembros y también se ve privado de la proporción debida. Incluso se consigue que no se esté en buena disposición para dar vida al feto, pues los que frecuentan el acto del coito hacen provocar una vida de no larga duración, pues mediante el coito a destiempo se excita un calor no natural, secando los cuerpos tiernos y, puesto que la vida consiste en un “húmedo radical” y mediante el calor natural, al tomar fuerza el calor no natural sobre “el húmedo radical” el hombre se dispone de antemano a la muerte. 145.- Hay otra causa, incluso muy buena, que todos, por sencillos que sean la conocen en toda su dimensión. Es en gran manera perjudicial y peligrosa que las mujeres establezcan coitos antes de la edad debida, pues acontece que las jóvenes pueden correr peligro e incluso mortales con los partos a causa de la estrechez y no completo desarrollo de los vasos femeninos y por lo tierno en la naturaleza juvenil no capaz de tolerar tanto dolor. 146.- También en segundo lugar, puesto que nacen fetos pequeños de las mujeres que establecen coitos en edad temprana, aun concediendo que los hombres tengan la edad deseada. Y esto puede suceder por dos motivos, a saber, o por la imperfección de la semilla u orgasmo femenino, o por la estrechez de los vasos de la matriz que cohíbe y reduce el feto a un tamaño muy pequeño. 147.- En tercer lugar, porque, mediante los coitos inoportunos las mujeres, quedan indispuestas a engendrar, es decir, que después no pueden concebir. De donde con frecuencia observamos que algunas jovencitas que en una edad muy temprana entablaron “relaciones” con los hombres, después no pudieron concebir. 148.- En cuarto lugar, porque es perjudicial; en efecto, los jovencitos acostumbrados desde la más corta edad a los coitos se hacen más ardientes y disolutos y después, aunque se multipliquen los coitos, no se sacian. 149.- En consecuencia, la edad más apropiada para engendrar, como nos dice Aristóteles, en el capítulo 15, del libro VII de la Política, antes citado, es en los hombres alrededor de los 36 ó 37 años, ya sea poco antes o poco después; pero en las mujeres alrededor de los 18 ó 20 años. El engendrar a esas edades conviene a la prole engendrada y al padre que engendra con relación al buen porte y formación del cuerpo y al interés económico, pues los hijos engendrados a los 36 años o poco antes, serán perfectos hombres y potentes para engendrar antes de que sus padres lleguen a la vejez en la que carecen de fuerzas, y así proveerán a sus padres tal y como estos nutrieron y criaron a sus hijos cuando eran tiernos.

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150.- En el mismo sentido, Aristóteles dice que, aunque los hombres puedan engendrar hasta los 70 años, sin embargo no deben engendrar hasta esa edad, pues los fetos de los jóvenes y de los viejos son imperfectos por su cuerpo y deficientes de inteligencia. La razón de esto es porque la perfección de nuestro entendimiento, en cuanto al conocimiento se refiere –puesto que están unidos–, depende o se mide conforme a la perfección de la fantasía y de los órganos cognoscitivos, no porque el entendimiento esté unido al cuerpo o precise de una cierta cualidad del órgano, como el conjunto de cualidades orgánicas del hombre, a saber, como la vista, el oído y demás sentidos. Pero puesto que para que exista la actuación propia de cada sentido se presupone que preceda o exista in actu la acción de los sentidos, y así decimos que el ciego no puede hacer juicios sobre los colores, pues carece de la cualidad orgánica correspondiente que se exige para realizar el acto antes de la operación del entendimiento, así como dice Aristóteles, en el libro primero de los Segundos Analíticos, se necesita carecer de aquel conocimiento si carecemos de la facultad sensitiva que tiene dicha cualidad como objeto. Incluso, puesto que para el acto de intelección se necesita una conversión actual del entendimiento sobre la imagen, como dice el Filósofo, en el libro tercero de Sobre el alma, conviene que el que va a hacer el acto de intelección vea a través de las imágenes. Pero si la imaginación no está en disposición, el entendimiento no podrá tener su acto, o lo puede tener pero muy imperfecto. Y ésta es la única razón por la que el hombre ebrio no puede comprender o comprende poco e imperfectamente. 151.- Esto ocurre igual cuando el hombre está dormido. Pues si el entendimiento no tuviese una actual “conversión” hacia la imagen para entenderla, no se entendería que el hombre no entendiese igual cuando está sobrio que cuando está ebrio, puesto que el entendimiento en sí está igualmente dispuesto; es claro que el entendimiento no se ve afectado por algún defecto corporal, pues es simplemente incorpóreo. Quien tiene mejores órganos mejor comprende. Pero la disposición de los órganos se hace según “ l a cualidad del semen por el que se forma el cuerpo y según la influencia celeste que dispone el semen”. Pero en los jóvenes y en los ancianos no es aún muy perfecta que digamos o ya se apartó de la perfección. En consecuencia tales fetos son imperfectos si se consideran desde el punto de vista del entendimiento. 152.- En consecuencia, el Filósofo concluye que, según el parecer de los filósofos y poetas, el tiempo determinado para dedicarse a la procreación en el hombre para poder formar descendencia perfecta debe estar entre los 36 años, o poco antes, y los 50 ó 54. Todo esto se exige sin duda alguna para la buena calidad de la prole, tanto en lo que se refiere a la manera de ser del cuerpo como en la perfección del entendimiento.

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153.- Aunque de esto no se ha ocupado mucho el derecho humano, principalmente el eclesiástico, sin embargo concede que la alianza conyugal se pueda hacer al principio de la pubertad, que suele ser a los 14 años en el hombre y 12 en la mujer, o lo que es lo mismo, cuando por la formación del cuerpo se demuestra que puede engendrar, como dice Isidoro, en el capítulo 2, del libro XI de las Etimologías, y la Extravagante, Sobre el compromiso matrimonial de los jóvenes, en el capítulo “los jóvenes”. 154.- Vamos a dar la explicación de todo esto, y en primer lugar acerca de los derechos humanos civiles. Estos derechos civiles tienden a la paz social como el primero y el sumo bien, como está claro desde el principio del libro VII de la Política. Si a los hombres se les prohibiese casarse antes de los 36 años al ansiar muy ardientemente los jóvenes el acto venéreo, la ciudad entera se llenaría de pasiones. Y por esto las innumerables sediciones surgidas provocarían la disolución de la forma de gobierno. En consecuencia se está más de acuerdo en tener descendencias imperfectas que en soportar que se destruyan todas las formas de gobierno. 155.- La explicación que nos da el derecho divino o eclesiástico –no hago distinción ahora entre estos dos derechos–, es la siguiente: Pues el derecho divino intenta apartar a los hombres del pecado, para que se perfeccionen para la vida eterna, más que en proporcionar a los hombres una perfección temporal consintiendo el pecado. Pero los hombres al llegar a la pubertad, comienzan a desear ardientemente el coito. Por lo que si en los hombres imperfectos no se pone providencia a la pasión con el saludable remedio de entablar pactos matrimoniales honestamente, necesariamente se seguirían toda clase de pasiones. El derecho divino solamente persigue conducir a los hombres a cualquier tipo de perfección tanto del cuerpo como del alma. Por esto, el Apóstol, para evitar la fornicación, aconseja poner el matrimonio como remedio y así nos lo dice en el capítulo 7 de la I carta a los Corintios: cada uno tenga su mujer a causa de la fornicación, es decir, para evitar la fornicación; y también: “Mejor es casarse que quemarse por la pasión”. Puesto que la política eclesiástica está subordinada a la política celestial, la Iglesia se preocupa de que los hombres se perfeccionen conforme a esa forma de gobierno, apartándolos del pecado, más que llevar a cabo su perfección al hacer el cuerpo y el entendimiento, lo más aptos posible. 156.- Pero existe aún otra razón muy poderosa, aunque no sea honesta. Pues, según la opinión muy extendida de los que hablan de las cosas carnales, nadie, aunque no esperase el fruto de la felicidad eterna por causa de su continencia, ardería en tanto amor de perfeccionar la forma de gobierno hasta el punto de privarse del placer venéreo durante todo el tiempo de su juventud, en la cual los movimientos carnales son extremadamente podero-

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sos hasta los 36 años. En consecuencia, semejante ley, aunque en sí fuera buena, sin embargo ningún régimen político la observa o guarda. 157.- La tercera conclusión sea que el político que se preocupa de hacer la descendencia perfecta debe interesarse por las ocupaciones de los progenitores. Esto es razonable, pues quien quiera tener la preocupación de engendrar una descendencia perfecta: o él, queriendo inducir a tal perfección, es un político, y va a procurar que esto se extienda a todo su gobierno, o es otro hombre cualquiera y debe considerar los trabajos u ocupaciones de los progenitores. Aristóteles, en el capítulo 15 del libro VII de la Ética, dice que los hombres, que tienen voluntad de engendrar, deben esforzarse en tener trabajos llevaderos, de forma que los trabajos no sean excesivamente fuertes y agotadores. Y por el contrario, quienes no están en la voluntad de engendrar deben estar apartados de las ocupaciones públicas. Cualquiera de estas dos disposiciones aportan no poco para la buena constitución del cuerpo y para la perfección del entendimiento. 158.- De esto, pues, se sigue que aquellos hombres que se dedican a las comidas y bebidas voluptuosas, que no se han de ocupar en trabajo alguno o preocupación, engendran hijos hinchados, débiles de cuerpo e ineptos de inteligencia, lentos sobremanera para toda alteración, es decir, muy aptos para la debilidad. 159.- La razón de esto es que la deformidad del semen y la superflua abundancia del mismo semen es provocadora de la hinchazón y hace que las carnes sean blandas y flojas con una flojedad y blandura propia de la mujer. Y no conviene que los que vayan a engendrar se entreguen a trabajos muy fuertes, hasta el punto de que quebranten los cuerpos humanos con todo tipo de ejercicios fuertes, o en el cotidiano ejercicio de las armas e incluso en la guerra o en los cotidianos y grandes trabajos de los labradores, los cuales en su totalidad golpean sus cuerpos. 160.- La causa de esto es porque los trabajos fuertes y el excesivo movimiento provocan un calor exagerado y no natural, que no solo produce superfluas aguas del semen, sino que también hace que la virtuosidad del semen en la que se encuentra todo el vigor, se extinga y queme el mismo líquido natural del semen. 161.- De lo cual se sigue que, algunas veces, se ve que los hijos de unos hombres muy esforzados, que fueron engendrados en el tiempo en que sus padres se dedicaban día y noche a las preocupaciones de su trabajo, son pequeños de cuerpo, débiles de fuerzas y no muy dotados intelectualmente; incluso, en muchos casos, son sospechosos de necedad. La causa es que la excesiva preocupación por el trabajo quema y seca al hombre entero. Pero el semen cuando está seco, carece de la debida humedad conforme a la cual se realiza el aumento en los cuerpos. El aumento, pues, se hace en lo húmedo y

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en lo tierno. Por ello, lo que se seca o está próximo a la sequedad, después no puede aumentar. Una vez que el semen se seca o se destruye se secan también los órganos. Y puesto que la facultad de la fantasía exige una debida proporción de humedad, ocurre que los que incurren en alguna sequedad de la fantasía, caen en una especie de locura o de necedad y embobamiento. 162.- Esto se observa en los lunáticos y en los locos, que tienen toda humedad, de forma que la manifiestan de hecho durante su flujo y reflujo en las dos cuadraturas más que en las otras dos. Cuando la luna se halla en cuarto creciente entonces produce más abundante humedad y entonces los lunáticos y los locos, al tener intervalos lúcidos, están más en sus cabales; pero en el cuarto menguante, puesto que la luna no produce suficiente humedad, la facultad de la imaginación se seca, y tanto los lunáticos como los locos comienzan a enloquecer fuertemente. Algo semejante observamos en los coléricos curtidos que por necesidad se encuentran secos; por ello están predispuestos a la locura, si no se les cuida debidamente. 163.- Incluso, de esto, se puede deducir que los hombres muy entregados a hacer el amor y que lo están haciendo continuamente, no son dueños de su deseo y no están en condiciones de engendrar; y, si engendran, la descendencia nace deficiente, según se ha dicho anteriormente. 164.- La razón de todo esto es que, como la excesiva preocupación en los trabajos destruye la materia seminal y hace los fetos imperfectos en cuanto al cuerpo y al entendimiento, así la desmesurada práctica del amor mina los cuerpos de los amantes, y, lo que es peor, no existe pasión alguna ni trabajo que consuma y destruya al hombre de igual modo; así lo demostraremos más adelante. En consecuencia, esta pasión vehementísima e irracional, o mejor dicho esta locura, seca y destruye rápida y poderosamente al amante. 165.- Así observamos que los amantes de ordinario son pálidos. Y éste es el verdadero color de aquellos que aman ardientemente. Y así Ovidio, maestro de esta disciplina dice, en el libro primero Sobre el arte de amar: 166.- Que todo amante esté pálido: éste es el color apropiado para el amante. 167.- La preocupación excesivamente ardiente y la continua preocupación destruyen muy poderosamente el cuerpo. En los cuerpos humanos existe un color rojo de la sangre subcutánea, esto es, puesto bajo la piel, por el cual aparece un cierto rubor de la piel misma. Cuando un amor ardiente destruye la sangre subcutánea, el color rojo se convierte en negro; de esto se sigue necesariamente un color pálido y lívido que tiende al color negro en la superficie de la piel. Pero si en el aspecto del hombre no existe el color rojo, al menos hay una humedad diluida dentro de la piel, diseminando el color

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rojo de la piel y convirtiéndolo en blanco; todo esto desaparece con el ardor muy ardiente de los amantes. 168.- Por todo lo dicho, el rostro se torna arrugado y tiende a un color negro. Por ello también observamos que los hijos de los labradores, quienes se dedican a duros trabajos, nacen pequeños de cuerpo y tienen mermadas fuerzas puesto que el excesivo trabajo y actividad destruyen la materia seminal. 169.- De la misma manera observamos que los hijos de los pastores tienen cuerpos esbeltos, bellos y robustos, pues los pastores no se ocupan en trabajos muy duros cuando ejercitan sus cuerpos; ni tampoco están totalmente ociosos, pues se mueven con movimientos apropiados, y están expuestos al frío y al calor y ejercitan trabajos y ejercicios que son apropiados al desarrollo apto del semen. Estas observaciones conviene también hacerlas a todas las mujeres, es decir, no deben entregarse a trabajos duros después de la concepción, pues pueden abortar con facilidad. Y si el semen no se ha formado, o aunque esté formado, un color natural suscitado produce en los fetos los mismos inconvenientes que hemos indicado acerca de los hombres, a saber, la disecación del semen y la indisposición para el aumento del cuerpo, para su fortaleza y para la “humedad” del entendimiento, íntimamente ligado a la facultad de la fantasía. 170.- Cuarta conclusión: si la perfección de la prole se exige de los progenitores, es necesario tener en cuenta en gran manera el lugar y situación. Es razonable porque si alguien desea tener descendencia perfecta, debe considerar el lugar en el que se engendra o hacia qué parte del mundo está situado dicho lugar. Acerca del lugar apropiado para la procreación, Aristóteles, en el capítulo 15 del libro VII de su Política, dice que conviene escoger un lugar más tendente a zonas frías que a zonas calientes, o al menos que se halle en una zona intermedia. Pues observamos que los hombres nacidos en zonas frías comúnmente y proporcionalmente son más robustos y tienen sus cuerpos más desarrollados que los hombres que han nacido en zonas cálidas, como dice el Filósofo, en el capítulo 5 del libro VII de la Política. 171.- La razón de todo esto es porque el frío del lugar que rodea, al espesarla, no deja perderse la virtuosidad del semen en la cual se encuentra la fuerza de la prole que va a existir, tanto en lo relativo a la fortaleza como a la corpulencia. La temperatura cálida del lugar dispersa el semen y, haciéndolo más débil, lo desvirtúa, y hace que la virtuosidad del semen se pierda. 172.- Debe incluso averiguarse qué orientación es la mejor para lograr la perfección de la prole, es decir, hacia qué parte del mundo. Dicho de otra manera: el lugar de la inseminación ¿enfrente de qué viento ha de orientarse?, ¿al austro?, ¿al aquilón?, ¿al viento del este?, o ¿al viento del oeste? La

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inseminación no es conveniente que se realice en lugares situados donde azota el austro, para que dicha inseminación no pueda ser azotada por el aire total y directamente; pero la inseminación es muy conveniente que se haga en zonas expuestas al aquilón porque por la parte por donde sopla el aquilón algunos lugares tienen cierta elevación y así el viento no toca o toca poco la inseminación. La inseminación es mediana tanto en los lugares orientados hacia el viento del este, es decir, el viento que sopla del oriente, como en los lugares orientados hacia el viento del este, es decir, el viento procedente de occidente. 173.- Cuando existe la inseminación, debe tenerse en cuenta qué clase de viento sopla. Si sopla el viento aquilón, la inseminación es muy conveniente, incluso cuando sopla el viento de nordeste o noroeste. Pero si sopla el austro, o el viento de sureste o noroeste, la inseminación es mediocre; mejor será cuando soplan los vientos colaterales que están orientados al norte que los vientos colaterales que están orientados al sur. El motivo de todo esto es porque el viento aquilón, al ser frío, hace que la virtuosidad del semen no se desvirtúe, además ese viento no seca ni consume las humedades viscosas con su agudeza y con su falta de humedad; las humedades viscosas son en gran manera convenientes al feto. Por el contrario, los vientos australes son cálidos y húmedos y en consecuencia hinchan los cuerpos y les hacen húmedos, lo que en gran manera no conviene a la buena formación del feto. Los vientos del este y del oeste son los que soplan del noroeste y nordeste, sureste y suroeste son de una temperatura ni fría ni cálida y tienen la humedad conveniente. 174.- De lo que se deduce que la descendencia que se engendra en el frío invierno, cuando sopla el aquilón y cuando la tierra está helada, es mejor a todas las demás por las razones expuestas anteriormente, es decir, por el frío que retiene la virtuosidad del semen. La descendencia engendrada en el calidísimo verano es muy mala y deficiente en cuanto a su entendimiento, corpulencia y fuerza, debido al calor que hace que se desvirtúe la fuerza o alma del semen. Y para esto existe el remedio de que el ambiente del lugar se llegue a templar, es decir, que los hombres que habitan tierras muy frías se dediquen a procrear al comienzo de la primavera. Y si la tierra está excesivamente fría, empiecen en el mismo verano; pues hay tierras que se encuentran en el séptimo clima y más arriba en las partes que tienden al polo norte. Pues si los habitantes de una tierra fría en un invierno muy frío se dedicasen al coito, engendrarían una prole perfecta en lo que se refiere a su corpulencia y su fuerza, pero demasiado deficientes en cuanto a su inteligencia pues no se desperdiciaría fuerza o virtuosidad alguna del semen y unos hombres tales serían demasiado apasionados, y arriesgados e impetuosos para todo; de esto nos habla Aristóteles, en el capítulo 5, del libro VII de su

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Política. Si aquellos hacen el coito en primavera o verano, el mismo frío del lugar contribuiría a mantener la fuerza o virtuosidad del semen. Pero lo cálido del tiempo contribuiría al orden del semen y así la descendencia surgirá bien proporcionada por término medio tanto en lo que se refiere al cuerpo como al entendimiento. 175.- De lo que se deduce que ninguna tierra es más apta para engendrar hombres perfectos conforme al entendimiento y conforme al cuerpo que la tierra del cuarto clima en la que nosotros vivimos. Pues aunque las tierras que se hallan en el séptimo clima y más allá del séptimo, en el octavo y hasta el décimo, como son Inglaterra, Alemania, Dacia, Noruega y otras tierras cercanas al polo, valen más para hacer los cuerpos de los hombres más fogosos, impetuosos y robustos –como se dice ordinariamente– que los habitantes del cuarto clima; sin embargo, en el cuarto clima se engendran hombres de una corpulencia apropiada, de fuerzas suficientes y agudísima inteligencia. Si se indaga en la Historia, se verá que los hombres de este quinto clima realizaron más gestos heroicos y tuvieron más sabiduría que en todos los demás climas considerados todos juntos. En efecto, en este clima está Roma, en él está la parte de Grecia en la cual en otro tiempo florecieron los estudios y finalmente en este clima se encuentran todas las demás acciones dignas de honrar en mayor número. Quienes quieren engendrar en tierra muy cálida procuren hacerlo en tiempo de invierno; no cuando el austro sopla acompañado de gran cantidad de agua, porque entonces la descendencia se infla; sino cuando el aquilón provoca fuertes heladas y fríos duros. 176.- De lo expuesto se sigue este corolario: bajo ambos polos, el ártico y el antártico es imposible que se pueda dar la procreación o generatio o la corrupción de forma natural. Esto es evidente, pues bajo ambos polos existe un frío tan intenso que se rompe y encoge el semen, lo hiela, y lo hace perecer, de forma que ningún semen viril puede unirse al menstruo femenino. Y si de algún modo se unen, el calor del semen desaparece, puesto que el frío del lugar rechaza a aquél, pues no existe en esas zonas fuerza alguna ordenada de menstruo femenino ni se puede formar el feto que es necesario para la procreación. 177.- Y se argumenta que el frío no evita la procreación pues el agua es fría y sin embargo los peces se reproducen en ella. Se contesta que no repugna a la procreación cualquier tipo de frío, sino el frío desmesurado. Incluso el frío, si es moderado, colabora en la procreación, pues mitiga el calor y hace que el semen se concentre y se fortifique y no permite que su fuerza o virtuosidad se disipe; por esto las distribuciones del semen se hacen más abundantemente y su fuerza hace al feto más fuerte y corpulento. El frío

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desmedido, tal como existe en ambos polos, hace que la fuerza y eficacia del semen se extinga y desaparezca. 178.- Acerca de esto se puede también hacer distinción: pues como no es lo mismo lo sano para el hombre y para los peces, como dice Aristóteles, en el capítulo Sobre la sabiduría, en el libro VI de su Ética, así lo frío y lo cálido no es lo mismo para el hombre que para los peces. Está claro que el agua no está fría para los peces y de hecho allí se reproducen; para los hombres, sin embargo, está fría y en ella la reproducción no es posible. La razón es porque los peces viven en el agua y fuera de ella no pueden vivir; los hombres, por el contrario, viven en el aire y no podrían vivir dentro de las aguas si el agua llegara a entrar en su interior. 179.- De otro modo puede decirse esto, a saber, porque, aunque el agua en la que viven los peces son “simplemente” frías para nosotros, sin embargo no son hasta tal punto frías que eviten la reproducción. Pues las aguas se calientan con los rayos incidentes y reflejos del sol al penetrar hasta la profundidad del agua y gran parte de la tierra; por ello se encuentra en ella el calor suficiente para la ordenación del semen de los peces y de esa forma no se puede comparar el frío de los ríos al frío que hay en los polos. Pues, como dice el Filósofo, en el libro II de la Física, el sol y el hombre producen el hombre. En consecuencia, si el sol no existiera, habría posibilidad de engendrar al hombre, pues la fuerza de las causas de los seres superiores se transmite por la concatenación y dependencia de la naturaleza. Así, si no existiese el sol la procreación no se realizaría. Y si no influyese el sol debidamente, la procreación no se llevaría a cabo. Las partes sometidas a ambos polos no están sometidos a la fuerza e influencia del sol. Luego no habrá allí procreación. 180.- Y es evidente, pues las zonas situadas en los polos están en gran manera distantes en todo el mundo de la línea equinocial y de la latitud del zodíaco. El sol, sin embargo, y todas las demás estrellas actúan sobre estas zonas inferiores por los rayos que son incidentes y reflejos. Ninguno de estos rayos puede influir sobre los polos sino de forma muy débil. En resumen, no puede haber procreación. Que el rayo incidente no influye sobre los polos es algo evidente, ya que dicho rayo cae directamente desde el cuerpo luminoso sobre el cuerpo recipiente. Para que este rayo tenga eficacia se requiere una elevación del cuerpo luminoso sobre el cuerpo sobre el que el rayo incide; y no debe ser una elevación cualquiera, sino que tiene que ser una elevación suficientemente perpendicular. Pues si el cuerpo que emite los rayos está módicamente elevado sobre el cuerpo que recibe los rayos, habrá rayo incidente pero no con la suficiente fuerza como para producir calor.

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Lo mismo ocurre con el sol en relación a las zonas situadas en el polo ártico. Pues si el sol se mantuviese en la zona central del zodíaco que se encuentra entre libra y aries, se ocultaría en aquellas zonas y habría una noche de medio año, como el sol se nos oculta a nosotros durante la noche. Cuando el sol llega a Aries, es decir, a la otra parte central del zodíaco, comienza a aparecer sobre aquella parte de la tierra. Pero, a pesar de todo, al elevarse poco el sol, los rayos inciden muy poco. Los rayos incidentes producen poco calor, no así los reflejos. En los polos, sin embargo, la reflexión de los rayos es muy poca, puesto que en la mayor elevación del sol sobre aquellas zonas, la altura en línea recta es de 23 grados y algunos minutos, conforme a la medida de la desviación de la cabeza de cáncer a partir del ecuador del día. Una elevación tan pequeña no es suficiente para producir los rayos reflejos, principalmente porque los lugares intermedios por los que el rayo reflejo debe pasar en el polo, abundan en nubes, aunque sobre el centro del polo mismo las nubes no pueden encontrarse. Por lo tanto la acción del sol en aquellas zonas es nula. 181.- Lo mismo hemos de decir del otro polo, del antártico, que es el del sur. Que exista el frío en los polos no solo se demuestra racionalmente, sino que se prueba experimentalmente. Pues en las zonas orientadas al norte, es decir, mas allá de Inglaterra, Noruega, Escocia y las islas Orcadas son tan grandes los fríos que los ríos están helados perpetuamente y las “cuadrigas” se mueven sobre los mismo hielos. En consecuencia, si en estas tierras existe tanto frío, donde la elevación del polo apenas es de 60º, ¿qué ocurrirá, cuando se llega a la isla de Tule, que es el último lugar de la parte septentrional del mundo?, como dice Boecio en el verso 6 del libro 3 Sobre la consolación. En esta isla, el día en el que el sol se aproxima a la cabeza de cáncer, es decir a mediados del mes de junio, es un día de 24 horas íntegras, así pues no hay noche ese día; a partir de entonces allí disminuyen los días como aquí. De todo esto nos habla Solino en Polyhistor, en el capítulo sobre Britania. Si en esa tierra, donde la elevación del polo es de 60º, hay tanta diferencia con relación a nuestra región salmantina donde la elevación del polo es de 41º y 19 minutos, ¿qué diferencia de frío, al aumentar éste continuamente, no habrá hasta llegar a la zona de la tierra donde la elevación es de 90 grados? Y éstas son las zonas de la tierra o las aguas que están situadas en el polo ártico. 182.- En aquella parte del orbe no existen ni ríos ni fuentes, pues para que existan ríos se necesitan fuentes. Pero las fuentes en esas tierras no pueden existir, porque para la existencia de fuentes se requiere cierta calidez encerrada en las entrañas de la tierra que provoque vapores convertibles en agua, y un cierto frío del lugar que condense los vapores elevados transfor-

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mándolos en agua. Pero en aquella tierra no puede existir calidez alguna. En consecuencia no puede haber fuentes. 183.- De la misma forma que no pueden producirse ni árboles ni hierbas, puesto que ambas necesitan de un calor moderado y de una materia tierna. Y ninguna de la dos circunstancias es posible que exista bajo los polos por el frío intensivo que excluye todo grado de temperatura y por la excesiva sequedad que endurece todo; ni los mismos guijarros pueden reproducirse. La tierra entera allí es durísima y el mar es como un campo helado. Ni los peces pueden engendrarse allí ni pueden ciertamente existir. Pues no existe allí agua alguna y el mar está continuamente helado parecido a un erial. Todo esto es digno de creerse, pues la misma razón nos convence de manera absoluta de acuerdo con la acción de las causas naturales. 184.- El hombre tampoco podría reproducirse allí, no podría vivir de modo alguno, ni siquiera durante un brevísimo espacio de tiempo. Pues si algún ángel o demonio trasladara a algún hombre a aquellos lugares, rápidamente moriría. No existe un frío mayor en todo el universo, ni es posible que exista naturalmente. Bueno, se podría decir que Dios en el Infierno produjo un frío mucho más intenso para castigo de los condenados; pues en el capítulo 24 del Libro de Job, se nos dice: pasarán de los hielos de las nieves al calor de los fuegos. 185.- La quinta conclusión sea la siguiente: aunque la pluralidad de mujeres podría ser conveniente para un solo hombre, sin embargo la variedad de hombres para una sola mujer se opone a toda razón. Es decir, que si bien el hombre puede tener muchas mujeres, y esto no repugna a la razón, sin embargo una mujer no puede tener muchos maridos, pues repugna en gran manera a la razón. 186.- Pero alguien puede decir: puesto que a un marido le está permitido tener varias mujeres, debería también estar permitido que una mujer tenga varios maridos. Esta afirmación no carece de razones. En efecto, el enlace matrimonial tiene por fin la procreación; pero, a veces, la mujer recibe en matrimonio a un hombre que es impotente o que tiene algún “miembro” dañado; estos dos defectos impedirán la finalidad del matrimonio, ya sea que la impotencia o la deficiencia tengan su origen antes del coito o después. Lo mismo podríamos decir de otros muchos casos. En consecuencia, en estas circunstancias habría derecho a que la mujer pudiera recibir a múltiples hombres. 187.- A esto puedo responder con Agustín en su libro Sobre el bien conyugal, que no es lo mismo hablar del hombre que de la mujer por múltiples causas.

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188.- La primera es la dignidad del sexo, pues el hombre es lo esencial en la mujer pero la mujer no es lo esencial en el hombre, tal y como es evidente en el capítulo 1 de la Carta a los Corintios. Por esto conviene permitir muchas cosas a los hombres que no conviene permitírselas a las mujeres. 189.- La segunda causa es porque, si la mujer tiene muchos hombres, repugna a la intención de la naturaleza. En efecto, la naturaleza está encaminada al coito, o, dicho de otra manera, la voluntad de Dios lo estableció y la razón humana decidió que por el coito se produzca la procreación y la naturaleza específica se conserve con la sucesión. Pero, si la misma mujer tuviera muchos hombres, esa intención de la naturaleza se impediría, pues nunca podría engendrar. La mujer que “conoce” a muchos hombres y en un breve espacio de tiempo nunca puede concebir; como ocurre con las meretrices que, al “conocer” a muchos hombres, no conciben de ninguno. 190.- Si la mujer conoce a dos hombres en diverso tiempo, puede concebir de los dos. De forma que dé a luz el feto que concibió del primero antes de que conciba del segundo. Sin embargo se ha comprobado que la misma mujer ha concebido de dos hombres, de manera que, después de haber concebido del primero, conciba del segundo. Aunque, después de haberse realizado la concepción, el orificio de la matriz naturalmente se cierra de forma que ya no puede entrar el semen y no puede realizarse la concepción. Sin embargo acontece, a veces, que incluso se produzca una concepción seguida de otra, esto puede ocurrir o porque la boca de la matriz ha permanecido abierta, o porque se abrió posteriormente a causa del ardor de la pasión, tal y como nos dice Solino, en Polyhistor, en el capítulo sobre las cosas maravillosas que existieron en el hombre. Así nos cuenta que Alcmena parió a Hércules y a Iflico, su hermano, y que los dio a luz de dos concepciones diferentes; esto lo atestigua el hecho de que nacieron en un intervalo de tiempo diferente y el espacio diferencial fue de un mes y por supuesto del mismo útero. La ley humana no podía adaptarse a estos hechos. 191.- Pues si la misma mujer tuviera varios hombres, estos, si la mujer les agradase, querrían acercarse a ella en los mismos momentos; y entonces surgiría el inconveniente señalado, es decir, que esa mujer no podría concebir. 192.- Este inconveniente no existe en el hombre al tener muchas mujeres. Pues varias mujeres podrían concebir de él; y esto podría ocurrir en momentos próximos o seguidos pues una mujer no serviría de obstáculo a la otra. Lo mismo ocurrió a Loth que dejó encintas a sus dos hijas en dos noches sucesivas; en una noche dejó encinta a la mayor y en la noche siguiente a la menor; así nos lo dice el capítulo 19 del Génesis; y lo que

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entrañaba aún más dificultad. Loth seguía siendo virgen después de ambas concepciones. 193.- La razón de la diversidad entre el hombre y la mujer es que el hombre es emisor y la mujer receptora. 194.- La tercera razón expuesta por San Agustín es que la pluralidad de hombres para la misma mujer repugna al sacramento del matrimonio. Pues el matrimonio es un gran sacramento entre Cristo y la Iglesia, como dice el Apóstol, en el capítulo 6 de la Epístola a los Efesios. En este sacramento el hombre, es decir Cristo, es el único. 195.- Sin embargo, la mujer, es decir la Iglesia, aunque sea una sola en sí, en cierto modo es múltiple; y esto no sólo es así atendiendo a los diversos tiempos, como la Iglesia y la Sinagoga, sino también ocurre en una misma época, tal como distingue Agustín, a saber, la Iglesia es cuádruple: Iglesia de los contemplativos representada por Raquel; Iglesia de los activos representada por Lía; Iglesia de los contemplativos mercenarios, representada por Balam, esclava de Raquel; e Iglesia de los mercenarios activos representada por Zelfa, esclava de Lía. En lo que concierne a esta razón nos convence de algún modo o hasta cierto punto; pero no tiene validez alguna en cuanto al estado político entre gentiles sarracenos o judíos, ya que ellos no se preocupan en absoluto del significado del sacramento. 196.- La cuarta razón, según el mismo Agustín, es que si una mujer tuviera varios maridos, repugnaría a una paz ordenada. La mujer y el marido no sólo se reciben mutuamente para una comunicación natural, que es lo principal, según nos dice Aristóteles, en el capítulo 1 del libro I de su Política; sino también se reciben mutuamente a causa de su comunicación bien ordenada que sirve para la conservación del individuo, como declara el Filósofo en el capítulo 1 y 2 del libro primero de su Política. La paz bien ordenada consiste en la buena administración del rector metódico para con sus súbditos. El rector es el hombre, los súbditos son la mujer, los hijos y los siervos. Si la mujer tuviese varios maridos, serían varios los rectores “con el mismo rango” en la misma casa. Y esto no es admisible ni racionalmente ni por naturaleza, pues toda potestad rechaza alianzas. Así, en efecto, nos lo dice Lucano en el libro sobre La guerra de César y Pompeyo: 197.- Será imposible la lealtad entre los copartícipes del mundo y no habrá suprema potestad que consienta un asociado, y ello no hay que ir a confirmarlo en naciones extranjeras, ni es preciso buscar muy lejos los ejemplos de esta ley del destino, fueran nuestras murallas las primeras que se tiñeron con la sangre de un hermano. 198.- De la misma manera, si estos hombres gobiernan la casa y tienen formas distintas de pensar, será necesario que tengan diversidad de opiniones

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y que incluso ordenen cosas contrarias. De lo que se seguirían las disputas y la destrucción del orden y consecuentemente la destrucción de toda forma de gobierno; y en cualquier tipo de ordenación natural sucedería lo mismo si a cada mujer se le permitiera tener muchos maridos. 199.- Y de igual forma esto sembraría el desconcierto entre los súbditos puesto que al ordenar los diversos hombres que se hicieran cosas diferentes, la mujer, los hijos o los criados no sabrían a quién obedecer. Y entonces se seguiría lo que el Salvador dice en el capítulo 6 del Evangelio de S. Mateo: nadie puede servir a dos señores, o tiene odio a uno y ama a otro, o a uno le apoya y al otro le desprecia. También, dadas las circunstancias de la poliandria no se procuraría el bien del orden natural, puesto que un hombre mandaría una cosa y otro otra. No conviene que esto sea así, sino que es preciso seguir el orden natural, puesto que el régimen natural es el mejor. Pero la naturaleza tiene solamente un príncipe. Luego en la cuestión del orden natural debe haber un solo príncipe. Así nos lo dice Aristóteles, en el libro XII de la Metafísica: hay pluralidad de príncipes. Lo bueno es un solo príncipe. 200.- Todos estos inconvenientes no existen en el caso de que un hombre tenga muchas mujeres, pues la mujer no domina, sino que es súbdita. Así está expresado en el capítulo 2 de la 1ª epístola a los Corintios y en el capítulo 2 de la 1ª epístola a Timoteo: “No tolero que la mujer enseñe, ni que mande y domine sobre el hombre”. Concedido, pues, que un hombre goce de muchas mujeres, no se dan varios rectores de la economía, sino uno solo. Lo que sí se dan son muchos súbditos, pero el desorden no tiene por qué llegar a estos. Por naturaleza, aunque se dan muchos súbditos, no se dan muchos súbditos, según esto, no tiene en sí el principio de su movimiento, sino que se mueve por el que le precede o por su rector. Si ponemos muchos rectores, se dan muchos principios de obrar; y así se consigue la perturbación del orden natural. 201.- Aparte de estas razones del bienaventurado Agustín, pueden darse otras. Y sea la primera la siguiente: que la pluralidad de mujeres es buena para el hombre, se deduce de que si no puede tener hijos de una, puede tenerlos de muchas. Así es como lo hizo Abraham, pues Dios le había prometido la multiplicación de su descendencia, y como veía que no podía engendrar de Sara, después de haberse esforzado durante mucho tiempo en engendrar, con el consejo y las súplicas de Sara tomó otra mujer, Agar, y de ésta tuvo descendencia, así nos lo dice el Génesis, en el capítulo 16. 202.- Segunda razón: si una mujer tuviera muchos maridos, aun concediendo que dicha mujer engendrase, al acercarse a ella estos hombres que la deseaban, con dificultad se daría que llegasen a conocer la prole. Y esto es un gran inconveniente, pues los padres desean en gran manera conocer a sus hijos y dados aquellos presupuestos, solamente las mujeres conocerían a sus

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hijos, pero los hombres no. Y esto es quitar un gran placer al hombre. Pero esto no ocurre en el caso en que un solo hombre tenga muchas mujeres, pues en este caso cada madre reconocerá a su propio hijo y el padre reconocería a sus propios hijos tenidos con aquellas mujeres. 203.- Tercera razón: la pluralidad de maridos para una sola mujer repugna al ordenamiento de la naturaleza y a la rectitud del fin marcado por la razón. En efecto, la naturaleza y la recta razón ordenan el matrimonio para la descendencia. Ahora bien, una mujer puede engendrar suficientemente de un solo hombre. En consecuencia, si pusiera otro en su vida, éste no sería para procrear sino para afear y poner obstáculos a la procreación. Es suficientemente conocido que si una mujer quisiera a muchos hombres, no para engendrar, los querría para satisfacer su pasión; pero este fin es desordenado y de mala manera prostituido. 204.- Se considera como bien hecho si un hombre tiene varias mujeres. Por supuesto no para satisfacer su pasión, sino para engendrar. En efecto, para satisfacer su pasión le basta con una, pero para procrear no es suficiente una sola; pues una vez que una concibe, hasta los nueve o diez meses no puede concebir. Puede, pues, un hombre solo en el mismo año engendrar muchos hijos de diversas mujeres, como nos cuenta Francisco Petrarca, en el libro Sobre la próspera fortuna: un cierto rey engendró 600 hijos. Claro para esto necesitaba engendrar cada año de 20 a 30 hijos. 205.- Cuarta razón: la pluralidad de maridos repugna a la paz social y al orden natural. Si una mujer tuviese muchos maridos, con toda naturalidad acontecería que todos a la vez, pedirían de ella “el débito”. Pero, dado que no podría complacer a todos a la vez surgirían las discordias entre los maridos y la lesión de derechos. Así ocurre, en efecto, entre dos toros o dos bestias salvajes que, al contender por la misma hembra, a veces sobreviene la muerte o graves lesiones entre ellos. Ese amor se clava más violentamente en los hombres, pues tienen inteligencia, mientras más perfecto es el conocimiento, más profundamente se ama: pero el conocimiento de las bestias no es del mismo nivel. Que todo tipo de amor es excesivamente fuerte en los hombres tanto en los varones como en las mujeres, es evidente; pues ningún trabajo parece grande al amante: no teme el fuego, desprecia la nieve, se enfrenta a la espada, y piensa que todos los peligros le son agradables, con tal de que consiga lo amado; así lo afirma Séneca, en la tragedia 4, cuyo título es Hipólito, en el acto 2, en el canto 2, cuando Fedra inflamada de amor, hablando a Hipólito, se introduce diciendo: 206.- Llámame tu hermana, oh Hipólito, o tu esclava; más bien tu esclava. Sí, soportaré todas las cargas de la esclavitud, No dudaré, si tú me lo ordenaras, en marchar a través de la espesa nieve de los montes, en pisar las cimas heladas del Pindo; y, si tú me lo ordenaras, desafiar los fuegos y las

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cohortes de los enemigos; yo no dudaría en ofrecer mi pecho a sus amenazadoras espadas. Recibe el cetro que me ha sido encomendado y acéptame como esclava. Permíteme que sea recibida suplicante, domíname como esclava, compadécete de una viuda. 207.- Orfeo, incluso, que había dominado todo con sus cantos, no pudo salir airoso de una fuerte pasión. Así, mientras intentaba aplacar más poderosamente todos los monstruos del infierno y de la tierra, tanto más fuertemente se recrudecía su pasión; así nos lo dice Séneca en su tragedia I, Hércules enfurecido, en el canto 4, que empieza: 208.- Con su canto y con su solo deseo pudo doblegar los implacables dueños de las sombras. 209.- También Boecio, en el libro III, Sobre la consolación, nos dice: Feliz quien pudo llegar a ver la límpida fuente. La fuerza de su amor y el poder de su herida es tan grande, que el antiguo paganismo no logró detener las saetas y las ardientes antorchas del amor, como dice San Isidoro, libro VIII de las Etimologías, al hablar de los dioses paganos. 210.- También Séneca en la tragedia 4 que se titula Hipólito, en el canto 3, en el capítulo 5: 211.- Oh diosa, que el terrible mar ha engendrado, tú a quien Cupido de doble naturaleza llama madre. Nunca la paz existe para este niño que, a través de todo el mundo, lanza sus flechas con agilidad. Con qué seguridad lanza los dardos de su arco. La plaga que él extiende no es muy amplia sobre la faz de la tierra; pero él aviva los ardores violentos de los jóvenes, reanima el calor apagado de los viejos agotados. 212.- Sólo el amor es el que pueda ablandar a los hombres fuertes; sólo el amor puede quebrar todo. Y no sin razón, porque el amor es fuerte como la muerte y la envidia es dura como el infierno; la antorcha del amor es antorcha de fuego; el abundante agua no pudo apagar la llama del amor, ni los ríos la exterminarán, como dice el Libro de los Cantares, capítulo 8. 213.- En Hércules tenemos también un ejemplo evidente. El que había dominado con sus fuerzas indomables todos los monstruos del infierno, sucumbió al solo amor de Yola, hija del rey de Etolia y se vio obligado a desempeñar oficios serviles, de forma que ante las órdenes de Yola se puso un vestido femenino. De esto nos habla Ovidio en las Epístolas, en la carta de Deyanira a Hércules, la cual empieza: 214.- Yo te felicito por ayudar a Ecalia con nuestros títulos de gloria, yo lamento que el vencedor haya sucumbido a la “vencida”.

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215.- Juan Boccaccio de Certaldo en su libro Sobre la ruina y caída de los príncipes nos habla de esto mismo. Y Séneca, en la tragedia 4, canto 3, nos dice: 216.- El hijo de Alamena abandonó su carcaj y, amenazándola, la despoja del inmenso león; él dejó poner en sus manos esmeraldas; dejó domar sus cabellos rebeldes; cubrió sus piernas con polainas, realzadas en oro, mientras que los zuecos dorados aprisionaban sus pies; y con la mano que llevaba su maza rompió rápidamente el hilo del ovillo. 217.- Casi lo mismo se puede leer sobre Aquiles, hombre valiente. Pues éste, al haberse enamorado locamente durante la guerra de Troya de Polixena, hija de Príamo, aunque todos sus compañeros se esforzaban en la acción bélica, él, personalmente recostado en su lecho, con lira Fracia, entonaba canciones de amor. Así nos lo dice Ovidio en el libro de las Epístolas, concretamente en la carta de Briseida a Aquiles, que comienza: 218.- La carta que tú lees procede de la raptada Briseida; apenas mi mano de bárbaro la ha podido escribir con caracteres griegos. 219.- ¿Para qué voy a poner más ejemplos? Expondría muchas cosas y con todo me quedaría corto. La cruel tiranía del fuerte amor es mayor que toda palabra. Y si un simple movimiento puede provocar amor tan fuerte, cuánto más fuerte será si alguien impide el amor o lo ocupa. En esas circunstancias la enorme fuerza del amor se acrecienta. Así nos lo dice Ovidio, en el libro Sobre el remedio del amor: 220.- Si Orestes sintió por Hermione un amor más vivo, es porque primero ella había pertenecido a otro hombre. 221.- Ovidio también y sobre este tema nos habla en el libro de las Epístolas, en la carta de Hermione a Orestes, que comienza: 222.- Pirro, el hijo de Aquiles, enardecido por el recuerdo de su padre... 223.- Se podrá objetar que el mismo inconveniente se seguiría dando muchas mujeres a un solo hombre. Pues, conforme a lo que el Apóstol dice en el capítulo 7 de la carta 1ª de los Corintios, puesto que tanto el hombre como la mujer deben ser considerados con igualdad de derechos, el hombre no tiene poder sobre su cuerpo, sino la mujer, y la mujer no tiene poder sobre su cuerpo, sino el hombre. Y puesto que el hombre no puede cumplir a la vez “su débito” con varias mujeres, se sigue la rivalidad y la destrucción del orden. 224.- Respondo que no es lo mismo tratándose del hombre que de la mujer; pues si dos hombres solicitasen el “débito” de la misma mujer al mismo tiempo, al no poder dar satisfacción a ambos a la vez, los hombres

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que son más brutos lucharían hasta la muerte y no habría rector del orden natural que pudiera frenarlos. Pero si varias mujeres solicitasen el “ d é b i t o ” al mismo tiempo de un solo hombre, no se seguiría este inconveniente; pues el hombre que es el rector de éstas, calmaría las disensiones; y atendería, primero, a la que quisiera; a otra le daría satisfacción después; o asignaría el tiempo concreto en el que cumpliría con su “débito” con cada una. Jacob tenía cuatro mujeres y cumplía con cada una de ellas; pero tenía un tiempo concreto para cada una; y de esta forma no surgían las disensiones. Jacob se había comprometido en gran manera a cumplir la voluntad de cada mujer según lo pactado. Así, cuando era el momento de estar con una sola no se marchaba con otra aunque fuera su voluntad ésa. Pero, si aquélla, junto a la que debía permanecer para cumplir con su “débito”, quería vender su derecho a otra mujer durante algún tiempo, podría vendérselo; así nos lo dice el capitulo 30 del Génesis; durante el tiempo que Jacob debía permanecer junto a Raquel, cumpliendo “su débito”, al pedir Raquel a Lía que le diese de las mandrágoras de su hijo Rubén que había traído del campo, Lía le dijo: ¿Te parece poco todavía haberme quitado al marido, que quieres quitarme la mandrágoras de mi hijo? Y le dijo Raquel: “Mira, que duerma esta noche contigo, a cambio de las mandrágoras de tu hijo”. Puesto que ambas se pusieron de acuerdo, Lía salió al encuentro de Jacob: “entra a mí pues te he comprado por unas mandrágoras de mi hijo”. 225.- Quinta razón: se seguiría una enorme abominación, al darse cuenta el hombre que otro se unía con la que él se había unido carnalmente. Puesto que esto es torpe y en gran manera vergonzoso, cualquiera sentiría aversión de que, la que ha sido mancillada por él, sea mancillada por otro y así movería a los hombres a no “conocer” mujeres. Y esto es evidente puesto que no solamente no siente aversión hacia la mujer que ha sido mancillada por otro, sino que a veces se siente aversión hacia la que él personalmente mancilló. Y de esto se sigue lo que aparece en los amantes carnales: que a la mujer a la que amaron con amor apasionado antes de disfrutar de ella, después que tuvieron comercio carnal la tienen en poca estima, no amándola ya y prefiriendo a otra. Y a lo mejor, no solamente no la aprecia, sino –y ocurre con frecuencia– que, a veces la persigue con acérrimo odio, precisamente a la misma que amó con apasionado amor. Esto es lo que parece que ocurre en los más apasionados amantes. Así aparece en Amnón, hijo de David, quien amó a Tamar, su hermana, tan ardientemente que pereció por su amor; pero al “haberla conocido” obligado, ocurrió que el odio, con el que la persiguió, fue mayor que el fortísimo amor con que la había amado antes de “conocerla”. Pero, si un solo hombre tuviera muchas mujeres no sucedería esto; pues ninguna mujer encontraría al hombre mancillado, tanto si conoció a otra mujer como si no conoció a ninguna. La razón de la diferencia es, porque el hombre es emisor y no receptor.

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226.- Sexta y última conclusión: la naturaleza no acepta la comunidad de mujeres que nos ofrece la forma de gobierno de Sócrates y Platón. Además no tiene fuerza racional alguna. Y esto es evidente: pues si se diese la comunidad de mujeres –de forma que ninguno tendría especialmente a alguna mujer sino que todos serían de todos– sería imposible distinguir la descendencia en los partos; en efecto: cualquier hombre se podría acercar a cualquier mujer y consecuentemente no se sabría de qué hombre había concebido la mujer y todos los hombres en general habrían intervenido en la concepción. 227.- Incluso si admitimos la comunidad de mujeres, se eliminaría la honradez de los hombres y la distinción de nobleza de los ciudadanos. La situación de una forma de gobierno consiste en la variedad de personas que diferencian por su nobleza y su situación. Los hijos nobles nacen de padres nobles. Si se desconoce el padre, nunca se puede saber el linaje y la nobleza de los hijos. 228.- Esto, además, cierra el camino a toda honradez de virtudes; pues los hombres que se consideran nobles, son forzados a obrar según la nobleza de su linaje de forma que deben realizar hechos grandes y acordes con su nobleza para que no se les considere de manera muy vulgar. Boecio, en el libro III, prosa 5, de su libro Sobre la consolación, nos dice que esa virtud sólo se encuentra en la buena nobleza y que la obligación impuesta a los nobles es de no mostrarse indignos de su categoría en los amores; pues si se pasa por alto esta cualidad de la nobleza, la virtud se marchita y la categoría muere. Por el mismo rasero se consideran también entre el resto de la gente los hombres sin honra y nacidos no nobles. 229.- Ésta es la razón por la que los espartanos, también llamados lacedemonios, son considerados por los demás habitantes del pueblo griego de forma muy despreciable: habían nacido de padres desconocidos. Un historiador nos cuenta la siguiente anécdota, al hablar de una diosa que se llama Venus armada: al salir los lacedemonios para enfrentarse a los enemigos lejos de su ciudad, terminada la guerra, al volver a su ciudad las mujeres lacedemonias, al ver de lejos a estos pensaron que eran los enemigos. En consecuencia, formado un ejército de mujeres se disponían a hacer la guerra, saliendo al encuentro de los enemigos; pero al verse de cerca, los hombres reconocieron a sus mujeres y pensaron que debían “atacarlas” para que cada uno saliese al encuentro de una mujer, según le deparase la suerte. Así el acontecimiento bélico se convertiría en gozo. Y por este hecho, los hijos de lacedemonios nacieron de padres mezclados e inciertos, de forma que no se sabía con seguridad el padre de cada hijo. A partir de este acontecimiento, los espartanos son considerados como gente en gran manera digna de desprecio.

El gobierno ideal

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230.- De otra forma nos lo cuenta Paulo Orosio, en el libro I, Sobre la tristeza del mundo, aunque para los efectos en cuanto al objetivo principal viene a decir lo mismo. Los Garamantes, pueblo de Etiopía, hacen lo mismo. No se unen con lazos matrimoniales sino que se unen a la mujer que les apetece. Por ello no son dignos de recuerdo entre todos los demás pueblos. Solino, en Polyhistor, nos habla de esto, en el capítulo sobre Etiopía. 231.- De la misma forma, establecida dicha teoría de la comunidad de mujeres, surgirían muchos inconvenientes en el acceso carnal. Pues acontecería que alguien tuviera relaciones carnales con su hija, al no reconocerla como tal. De igual manera alguien tendrá esas relaciones con su hermana o con su abuela, pues si se desconoce al padre, se desconocerá también a la abuela. Así sucederán muchos hechos de este tipo que son muy indecorosos, entre los que ya son consanguíneos. 232.- Campearía también la falta de respeto de los hijos a sus padres ¿cómo va a respetar un hijo a su padre, si no le conoce? Con frecuencia ocurriría que los hijos mataran, hirieran y maldijeran a sus padres; todo ello es muy inconveniente. 233.- Aristóteles acompaña otras muchas razones, en el capítulo 1 de su Política. No es intención nuestra exponer todas las que dicho autor trata a lo largo de todo ese primer capítulo, puesto que bastante se ha dicho hasta aquí.

DE LA ADECUADA CONVIVENCIA CIUDADANA 234.- Respuesta in contrarium a los argumentos. 235.- El primer argumento decía: cuanto algo se constituye más en unidad, es mejor. Es así que la ciudad ordenada en comunidad es en gran manera buena. Luego es la mejor. 236.- A este argumento hay que decir que, si bien es verdad que todas las cosas cuanta más entidad tienen, tanta más unidad, no por eso conviene reducir las cosas a la mayor unidad. Pues ¿qué es el hombre como algo solo e independiente? En efecto, si queremos reducir al hombre a la más simple unidad, quitando tanta composición de partes o pluralidad de personas, ya no será hombre; pues la unidad de éste requiere una diversidad tan enorme. Lo mismo puede decirse de la ciudad. La ciudad no es una unidad per se, sino por asociación. En consecuencia, si queremos reducirla a una exclusiva unidad de forma que sea un ente per se, no tenemos en cuenta las notas esenciales de la naturaleza de la ciudad.

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Alfonso de Madrigal “el Tostado”

237.- El argumento segundo decía: los legisladores intentan imponer, en su forma de gobierno, más el amor que la justicia. Es así que ningún amor puede imponerse en más alto grado que el que establece la comunidad de mujeres. Luego, aquélla es la mejor forma de gobierno. 238.- A este argumento hay que decir que si hacemos que los hijos y las mujeres sean comunes, de ningún modo existe el amor en la ciudad. Pues como nos dice Aristóteles, en el capítulo 1 del libro II de la Política, todos aman lo propio, pero nadie ama lo común. Por naturaleza, dos son las cosas que provocan el amor, a saber, lo propio y lo preferido. Pero cuando alguien llama a todos los que son más pequeños que él hijos, no los llama hijos como si fueran hijos propios, sino hijos tanto suyos como de todos los de la ciudad; a la vez no sabe si realmente tiene algún hijo. Por eso, no ama a ninguno como hijo. Además, los nombres de padre e hijo son nombres de amor y de dulzura. Poca dulzura, es decir, poca miel si se echa en mucha agua, pues se reduce a nada. Así ocurre si uno ama a todos como hijos. 239.- Faltan muchas cosas más. 240.- La muy útil repetición del divino Alfonso el Tostado, El gobierno ideal, finaliza felizmente.

ALFONSO DE MADRIGAL

DE OPTIMA POLITIA

TEXTO LATINO CON APARATO CRÍTICO Y CITAS

Venetiis in Aedibus Petri Liechtenstein, 1529. (Biblioteca Universitaria de Salamanca, sig. 55809).

1.- Amoenissimi ingenii omniumque disciplinarum laude et humanarum rerum usu ac consilio instructissimi divi Alphonsi Episcopi abulensis fructuosissima repetitio De optima politia. 2.- In qua Platonis et Socratis aliorumque priscorum philosophantium respublica tanquam erronea ac bonis moribus repugnans excluditur. Et per naturales rationes, qui legislatores quae leges et instituta ad veram et perfectissimam politiam requirantur et qualiter parari possint ostenditur. Et ubi, quando et quomodo hominum perfectissime politizantium perfectissima generatio haberi possit locupletissime demonstratur. 3. Cum Gratia et Privilegio.

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ALPHONSI POLI PROEMIUM 4.- Amplissimo antistiti Oriensi Ferdinando a Valdes, Caesarei pontificiique iuris doctori excelentissimo ac Senatus haereticae pravitatis auditori, a Polo salutem dat. 5,- Vulgatissima est Platonis sententia, reverendissime Pater, beatas fore respublicas, si eas sapientes regerent earumque rectores sapientiae studere contigisset. Ea nimirum sapientia iuris prudentia est per quam reges regnant et legum conditores iusta decernunt. In qua qui conspicui evadunt patriae parentibusque claritatem conferunt, urbes et populos aequitate iustitiaque moderantur, in administranda republica innocenter et sine cuiscumque iniuria versari norunt. 6.- Horum unus es tu, aequissime Pater, qui praesagiente natura te multarum gentium habenas moderaturum ab ineunte aetate, qui scivisti eam tibi sponsar assumere, amator factus formae illius. Sicque ex inclyto Salmanticensi collegio tamquam legum canonumque oceano perfluens, perenni quam ubertate redundans, tantum inter doctos homines quantum lenta solent inter viburnia cupressi. Tu perfecto in arce stas omnium disciplinarum cum nos in primo vis gradu

sudemus. Tu arctam virtutis viam conscendisti, nos testudineo ac formicino incessu conamur. 7.- Ea tandem est virtutum tuarum conditio ac morum integritas ut pastor dominici gregis factus sis, quod tu tamen quia tua est virtus ante merueras quam acciperes. Quo fit ut commodissime mihi obvius factus sis cui iure veteris amicitiae postrema haec lucubratio de republica dicaretur. Fessus enim iam tot laborum mole hucusque proveni et pene effectus exanimis tam laboriosa tamque molesta librorum emendatione quam ut ad calcem usque perducerem communique utilitati prodessem. Summis periculis, inter varias temporum clades, inter gladios siccasque versatus vitae meae non peperci. Quamquam cum sint tot de unaquaque re iudicia quot capita, scio non defuturum labores meos aliorum qui grati sunt sententia probari aliorumque qui cretici sunt reprobari, qui more suo, cum nihil unquam ad literarum rempublicam conferre didicerint, hoc tamen unum solum egregie didicerunt in quo artifices et magistri insignes evasere: depravare scilicet studia et recognitiones aliorum, litteras ventilare, calumniari in syllabas totidemque exactis vigiliis detrahere. 8.- Sed audendum fuit aliquid atque pro utilitate multorum subeundum, ut sapientes et insipientes de nobis iudicarent. Quod s i alicubi excedimus nec satisfecimus opinioni quam multi de nobis habent, considerare dedebit amicus lectos non quod ego fecerim, sed quo alii praestare non potuerunt ipsamque rei difficultatem et inmensum nobis iniuctum onus non Atlantis humeris leve. Nam ut praeter eam impressorum incuriam qui non modo litteras et syllabas invertere, sed dictionis immutare et verbum pro verbo ponere plurimaque omittere solent, ea ipsa tanta exemplaria adeo mendossisima erant ut nisi inmensissimos et gravissimos meos circa eiusdem lecturae emendationem labores plus reipublicae quam mihi profuturos coniecissem meme ab incepto ac ferme desperato opere diffidentia penitus desistere compulisset. 9.- In quo simul et tibi ac clarissimo licenciato de Sancto Jacobo senatori intege-

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rrimo debebunt qui haec evolvent. Ad hanc nisi tam difficilem provintiam pluribus verbis me adhortati credo vos non parum vestra adhortatione gavisuros. Nam ut de me ipso verum fatear, sicut scribit Plato, Deum facto mundo exultasse gaudio, ita ego afficior gaudio non mediocri dum labores nostros nec casos nec paenitendos fuisse conspicio, cum video commentarios Abulensis diutinis vigiliis absolutos per ora virorum et manus volitantes circumferri; cum iam eius nominis fama totum pene discurrit in orbem usque adeo ut in odorem operum eius passim currant scholastici disputatores ac divini declamatores eloquii. Sed aliorum fit iudicium super nostris lucubrationibus. 10.- Quod meum est, scio me pro viribus elaborasse eiusdem in veterem ac novam legem commentaria, ex abditissimis latebris ad omnium tandem notitiam edere collatisque exemplaribus ad integram lectionem revocare. Quod cum Deo propitio ad umbilicum usque perduxi, nisus sum etiam ipsius auctoris plurima opuscula concinna, luculenta et rara, quae pariter ut extincta hactenus delituerant, ab interitu quoque vindicare. 11.- In quo eorum sum morem secutus quos vini proclamatores vulgus appellitat, qui nimirum (experientia teste) pauxillum vini in seyphulo non nisi summis contingendum labiis proponere propinareque solent, ut quibus gustatum placuerit ab bibendum plenius nardescant caeterosque invitent. Sic profecto futurum speramus ut, qui in his

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codicillis quasi in rivulo hauserint doctrinae Abulensis suavitatem, magis ac magis ardore nescio quo medullitus infingendo accendantur ad ampliorem veteris ac novae legis commentariorum quasi in pleno fonte degustationem. 12.- Desunt autem huic parti opuscula non pauca videlicet De quinque legibus, De origine et distinctione iurisditionum, De conciliis generalibus, De amore et amicitia, De monarchia, De valore indulgentiarum, De prescriptionibus, De potestate Papae, De reformatione eclesiae, De errore calendarii et quamque plura alia ad quae saepe auctor lectorem remitteret, videlicet qui post longam et accuratam inquisitionem inveniri non potuerunt. 13.- Haec autem de republica elucubratio, etiam minus integra quam deberet, ad manus meas pervenit haud enim ipsam alicubi nisi decurtatam et semiplenam invenire potuimus. Nam si perfecta ut ab auctore edita est haberetur, nihil est quod pro moderanda republica desideraret amplius quisque. 14.- Hoc igitur tantillum operis, doctissime Praesul, hasque novas quas tibi affero ex Venetiis merces benigne suspicies; quas si diligentius excutere atque attractare feriatus volueris, fortasse, praeter novitatis gratiam, ex multiplici rerum varietate et pondere, non minori facies quam indicas margaritas vel maximos Cleopatrae uniones. 15.- Vale et amicitiam cole.

DE OPTIMA POLITIA TEXTUS REPETITIONIS

16.- Clarissimi philosophi divi Alphonsi Thostati Episcopi abulensis, olim serenissimi ioannis secundi Castellae et Hispaniarum regis Cancellarii maioris ac Capellani regiique senatus Praesidis, luculentissima Repetitio cuius titulus est De optima politia, incipit feliciter.

AD MODUM INTRODUCTIONIS INVOCATIO 17.- Nuper, cum valde adolescentibus sapientiae latices toto pectore sitiens bicipitem Parnasum adiissem radicibus montis aliquamdiu insidens, musarum choros Parnasia iuga lustrantes dulcibus promotus concentibus toto animi vigore cernebam, vidi et pegaseos amnes Castalio fonte manantes totum Elicona circuire cumque inscius ego quos videram nympharum choros esse putarem, aut naiades illas, aut amadriades oreadesve existimans, earum choreis iuvenili licentia me immiscere pararem, subito duro boatu horrissona vox audita est: viri et bestiae non tangant montem. Qui enim montem tetigerit aut lapidibus obruetur, aut confodietur iaculis. Musarum chorus viros spectatores habere non vult; ludus iste sacer est, procul omnis arbiter esto. 18.- At ego, cuius interna vis animi horrissonae vocis fragore concussa pavore conciderat, paululum substiti. Et nunc primum quos antea videram musarum sacros choros esse cognoscens, irreverentiae meae vehementer erubui. Et quia ex repulsa crescit amor omnesque nitimur in vetitum semperque negata cupimus, rursus maiori studio accendebar ut ea contemplarer quae mihi musarum

maiestas vetuerat. Videbam namque illos dulcissimos atque limpidissimos omnes per Parnasi quaeque amoena diffluere. Mihi autem infelici ut tunc temporis iudicabatur ex hoc solo inaccesos. Videbam quippe et ardebam, et solo desiderio tabescebam, suspirans autem quarimoniosis vocibus inquiebam quis mihi det illius fontis amoenissimi guttulam saltem sitibunco ore contingere, quis mihi dabit pennas ut columbae ut ad Castalium fontem evolem et requiescam. O immites superbi! quis e vobis saltem pro maiori clementia mihi iam morituro haustum levissimum dulcissimi fontis impenderet, ut simul vitam et haustum concludi liceret. O desideratissime fons vitae pretio non iniuria comparande; quis mihi det saltem ut ego convertar in te! 19.- Cumque haec et horum similia quae desideranti animo dolor ipse sugesserat semel et saepius quaestuosis suspiris frustra iactarem, rursus ad optatas musarum inspiciendas choreas anhelo pectore flagranti mente vertebarbar. Videbam quidem quod videre dulce erat, si tamen accedere licuisset. Videbam quippe Uraniam musarum principem, utrosque Olympi perspectantem polos, astrorum occasus et ortus certissimo radio designare; cui caetera turba octo sororum, unaquaeque iuxta genus operis sui tanquam dominae in illa felici chorea miris concentibus concrepabat. Ego autem quem fortem faciebat amor, quia fortis est ut mors dilectio et ut lampades ignis, musarum legem de non conscendendo Parnasum toto pectore eluctari desiderans, quia legem nescit amor ipseque sibi fortior lex est, musarum choros talibus vocibus suppliciter tamen allocutus sum:

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20.- O piae Meonides solae super omne quod a mortalibus excogitari potest locorum amoenitate, sapientiae praerrogativa felices, legem vestram durissimam temperate ut mihi supplici vestro amoenos fontis latices degustare, beatisque vestris liceat interesse choreis. Quod autem numina vestra non ut decuit veneratus sum, iuvenile ignorantiae non industriae adscribendum fuit, Hercle! ignorans feci; unde debeo veniam promereri. Non ego Phyneus qui vestra fallaci veneratus numina vultu, hospitio et pace receptis vim inferre parat et ferus ostia clausit. Non ego Iapetionides Prometheus deorum ignem furatus ut Caucasi saxo ligatus merear ferocibus aquilis vel vulturibus laniari. Non ego nudatae intuitus sum membra Dianae ut ab Atheoniis commerear canibus lacerari. Non ego Ixion Iunonis castae solicitans pudicitiam, ut rota praecipitii apud inferos rotari debuerim. Non ego Vulcanus Tritonides Minervae virginitatem pertentans: ut illisis cruribus debeam claudicare. Non ego Tantalus infandas escas diis fallaciter administrans. Fontis vestri dulcissimi aeterna ieiunia mereor sustinere. Ergo miseremini mei. Iterumque miserimini mei saltem vos, meonides clementissimae, desiderantemque animum chorearum vestrarum atque Castalii fontis compotem faciatis. 21.- Quibus aliqualiter dictis ut desiderii impetus suggerebat ad modicum Musarum chorus conticuit. Post quidem inter caeteras sorores maior erat Urania vulgariter nuncupata quasi ex consensu sororum sic allocuta est: vincimur, inquit, precibus supplicantis, nec decet numina nostra supplices quosque repellere, ignorantiae tuae usque hactenus indultum sit; deinceps vero meliori fide musarum numina cole. Tunc vero cum laetis gressibus bicipitis Parnasi amoena loca subirem, musarum iussu desiderati tam diu Castalii fontis haustibus refectus, meonidum choros felix ut mihi videbatur intravi.

Alfonso de Madrigal “el Tostado”

22.- Cumque in sacro illo ordinatoque circuitu ipsarum musarum iudicio sufficienter eruditus essem, inquit aliarum magistra: ad hoc, inquit, provectus es ut dignus magisterio habearis et pegaseos latices quos ardentissime ante sitieras ex abundatia cordis i n caeteros effundere possis. Ergo ut favori nostro magis habearis obnoxius, numine atque auctoritate musarum tibi magisterii gradus conceditur docendique officium iniungitur, ut per cardines mundi praeconia nostra divulgues. 23.- Fatorum numinum auctoritate subnixus, non tremulus ut ante solebam, sed cum magna confidentia eloqui ut decuit inchoavi. Et quia, ut magni philosophi tradit auctoritas, omne quod movetur ab altero movetur et omne quod fit ab aliquo fit, cum in iniuncto musarum officio desiderem dirigi, ab aliquo dirigi necesse est. Et quia omnis naturalis subordinatio ad unum concatenata est, ab illo uno directionem hanc fieri, si fiat, nemini ambigendum putaverim. 24.- Illud tamen unum utrum ad hanc directionem invocari debeat, quorumdam discors disceptavit sententia. Quicquid enim illud sit quod cuncta dirigit, quod rerum foedera nectit, constat illud esse potentissimum atque summo honore dignissimum. Quod ne crebra nominatione in contemptum veniret occultari nomem sanctius esse dixerim. Sic enim antiqui archades qui, testimonio Ovidii in libris Fastorum, ante solem et lunam senatos existimant, hi in ocultissimis terrae abditis summam deitatem invenientes ubi silentium maximum est, ne si in vulgus veniret comtemni inciperet, consensu communi innominatum esse decreverunt; licet quidam postea in propatulum educentes Demagorgonem appellaverunt quem deum omnium genitorem ac caput esse fatentur. Hoc enim est nomem quod infernales Furiae tacitum esse voluerunt, nam eo vocato nunquam non terra tremit ipsaeque deae sola

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eius nominatione terrentur. Ideo, apud Lucanum1, libro VI, De bello plusquam civili Iulii Caesaris et Pompei, famosissima maga thessalicae regionis Erictho cum crinitis Eumenides, tres Furias infernales, praecibus suis inexorabiles cerneret, deum illum magnum trepidam qui castigat Erinnyn se nominaturam comminata est tandemque petita suscepit. Nec hoc solum quidem in deo humanum fecit iudicium, sed ipsas quoque res alias quae dignissimae censebantur innominatas esse decrevit. Sic enim Roma quondam italorum iudicio cunctis urbibus praeponenda, nomen accepit quod in vulgus venire deorum iussis vetitum est, quidam autem Valerius Soranus; quia id contra inhibitum sacrorum illud communi voce vulgavit, morti adiudicatus est. De hoc Solinus2 in Polyhistor, cap. 1, de urbe Roma, sic ait: traditur etiam nomen proprium Romae magis quod nunquam in vulgus venit vetitum publicari, quam quidem quo minus enunciaretur caerimoniarum arcana sanxerunt, ut hoc pacto notitiam eius aboleret fides placitae taciturnitatis. Valerium denique Soranum quod contra interdictum id eloqui ausus esset, ob meritum profanae vocis neci datum. Quicquid autem voluerint asseverent et pro diversitate capitum, sit impar discorsque sententia. Quia ego Platoni meo vehementer assentior, qui in niminis quoque rebus dixit divinum auxilium invocandum. Haec licet rudia affectuosa tamen verba depromens: 26.- Ommnia cum possis iuste moderator Olympi. Qui rerum certo coniectis foedera cursu. Tu fatis Arcturum oceano non tingere flammas.

Atque licet tardus moveat sua plaustra hostis. Tu pluvias Hyadas armatumque Orionem. Logis ut aeternae teneant moderamine legis. Tu caligantem tenebrosa in vertice rerum. Erige noctivaga mentem caligine taetram. Hoc nisi tu dederis curas non exuet atras.

DE COMMUNICATIONIS NECESSITATE

INTER CIVES

27.- Secundam operis partitionem priori pertransita incoemus, et paragraphus super quem repetitionis huius tota fundatur intentio ab Aristotele3, lib. II, Politicorum id est, circa principium collocatur. Circa quam considerationem tria facere destinavi: primo, paragraphum commentari; secundo, conclusiones circa materiam eius declarare; tertio, argumentorum violentiam propulsare. 28.- Circa primum, paragraphum de quo intendimus sic incipit: Necesse est autem omnes omnibus communicare cives, aut nullo, aut his quidem, his autem non. Nullo quidem igitur communicare manifestum quidem quod impossibile. 29.- Politia est quaedam communicatio. Et necesse est primum loco communicare; locus quidam unus qui unius civitatis. Postquam Philosophus4, in I Politicorum, de principiis quibusdam politiarum tractavit, scilicet, ponens quot erant modi communicationum tam politicarum quam non politicarum et quasdam proprietates communicationum quae magis erant aeconomicae quam politicae, in II libro tractat de ipsa commu-

1

M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib VI, lins. 725-749. 2 C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabilium (sive Polyhistor) 1, 4-5 (Mommsen, p. 3, lins. 12-16)

3

Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker 1261a). 4 Aristóteles, Política, lib. I, cap. 1 (Bekker 1261a).

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nicatione pure politica et quia intentio politizantis est optimam invenire politicam. 30.- Optimam autem dico, vel simpliciter, vel huic. Et ista consideratio uberius habetur cum multorum sententiae inquiruntur. Ideo in hoc secundo multas collocat aliorum politias; inter has autem primo de politia Socratis et Platonis, tum quia inter caeteros philosophos opinatissimi, tum quia ipsius Aristotelis magistri tractandum duxit. 31.- Ad quam introducendam quamdam fecit praelocutionem universalem quae in hoc paragrapho continetur, dicens quod primum principium in politica consideratione inquerentibus de optima politia est: quod necesse est cives communicare. Tunc ergo, aut cives communicabunt in omnibus ita quod nihil sit unius civis quod non sit alterius ut possesio et cibus et domus et filii, aut in nullo communicabunt, aut in aliquo communicabunt et in aliquo non communicabunt. Quod autem i n nullo communicent impossibile est, quia ad minus cives communicabunt loco. Cives enim non sunt qui in eodem loco non commorantur; si qui enim diversas terrenas regiones incolunt, quantacumque inter se pacis compugnationisque foedera fecerint, cives aut concives non sunt. 32.- Item, repugnat valde hoc significationi huius nominis civis. Nam civis politiam dicit; politia autem communicatio quaedam est. Ergo necesse est cives aliquibus communicare. 33.- Item si cives in nullo communicant, nihil causae est quare non homines omnes concives fateamur. Sed nullus nisi insanus hoc concesserit. Ergo cives in aliquo communicant. 34.- Item, omnis civitas cuiscumque politiae sit, id est, sive aristocratica, sive monarchica, sirve oligarchica, sive timocratica aut democratica sit, legibus indiget ut cuicumque notissimum est. Sed si cives i n nullo communicarent, non essent necessarie leges. Ergo necesse est cives communicare.

Alfonso de Madrigal “el Tostado”

Antecedens patet; scilicet, quod si cives non communicarent non indigerent legibus. Nam leges iurgia dirimunt quae ex communicationibus oriuntur. Est autem contractus ut politice loquar qualibet conventio inter aliquos constituta et communi deliberatione firmata.

DE VETERIBUS CIVITATIBUS CONDENDIS 35.- Ad ampliorem huius declarationem quaedam brevia dubia subiungemus. Quorum primum sit: qui primo civitates constituerunt, aut quomodo primo constitutae sunt. Sed ex hac ista inquisitione in quamdam altissimam foveam relabimur, scilicet, utrum mundus fuerit aeternus. Nam cum nos ab aliquo qui philosophi sibi nomen adscribat inquiramus quis primo civitatem condiderit, respondebit nullum fuisse primum civitatis conditorem, sed ab aeterno esse civitates. Sicut non datur apud eos primus homo, nec primum tempus, nec aliquid inchoatione primum quantum ad res naturales, ita dicet nec civitates esse a parvo tempore sed ad aeternas. Hoc tamen etiam apud ipsos qui aeternitatem mundi fabulantur stare non poterit. Nam non reperitur eadem causa i n civitatibus et rebus artificiatis atque in rebus naturaliter procreatis. Nam iidem dicunt non esse primum hominem, quia nesciunt dare modum per quem ille primus homo genitus fuerit. Nam revera, ut ipsi arbitrantur, infinitae potentiae est hominem primum produxisse et primum tempus et primum motum. Omnia namque ista praesupponunt creationem, quae fundant potestatem esse infinitam. Quia si primus motus fuit, ergo ante materiam non erat, quia materia non est sine motu; si autem antea non erat et postea fuit, cum ipsa non possit esse ex altero, quia ipsa est fundamentum sive ex quo omnia sunt, necesse est ipsam de nihilo productam, quam productionem omnes creationem dicunt.

De optima politia

36.- Hanc autem infinitam potentiam exigere ambiguum non est, sed infinitam philosophi omnes negant, ut satis colligitur ex VIII libro, Physicorum5, ubi Aristoteles vult Deum esse infinitum secundum durationem: secundum quod omnes aliae res naturales in potentia autem sive virtute agendi infinitum esse non vult. Et magis hoc declaratur ex secundo libro De coelo et mundo6, ubi inquit quod ideo terra non movetur, quia non est aliqua potentia potens eam pellere extra medium mundi. Sed si nos demus materiam habuisse primum motum, necessitabimur dare creationem, quam ipsi refugiunt et dicunt excedere finitam potentiam. Ergo, nec dant motum primum, sed dicunt motum esse aeternum. 37.- Eodem modo, nec hominem primum fuisse concedent, quia si aliquis fuit primus homo, ille non fuit genitus ab illo homine. Ergo ille, aut homo fuit de nihilo factus quod creare est et infinitam potentiam praesupponit et hoc illi refugiunt, aut fuit de aliquo elemento sine aliqua parte materiae productus, et hoc eodem modo, ut ipsi confitentur, infinitae potentiae est, scilicet, rem gignere sine semine eius, et verissime sic est. 38.- Nec etiam illi qui philosophi sunt poeticis figmentis assentiunt, ut cum Ovidio dicant Prometheum homines de luto formasse eosque ad deorum imaginem fecisse de quadam parte coelestis terrae, id est, de luto quod olim caelo adhaeserat et retinebat caelestem virtutem ad efficiendum animam. De quo Ovidius Metamorfoseon7, libro I, sic inquit: 39.- Sanctius his animal mentisque capacius altae Deerat adhuc et quod dominari in cetera posset. 5

Aristóteles, Physica, lib. VIII, cap. 6 (Bekker 258b). 6 Aristóteles, De caelo, lib. II, cap. 2 (Bekker 285b). 7 P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 76-88.

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Natus homo est; siue hunc diuino semine fecit Ille opifex rerum, mundi melioris origo, Siue recens tellus seductaque nuper ab alto Aethere cognati retinebat semina caeli. Quam satis Iapeto mixtam pluuialibus undis Finxit in effigiem moderantum cuncta deorum. Pronaque cum spectent animalia cetera terram. Os homini sublime dedit caelumque videre Iussit et erectos ad sidera tollere vultus. Sic, modo quae fuerant rudis et sine imagine, tellus Induit ignotas hominum conuersa figuras. 40.- Non, ergo, concedent isti primum motum, nec primum tempus, nec primum hominem, et sic de ceteris in hunc modum. Sed de civitatibus aliisque artificiatis idem non est. Nam artificiata ab ipso artifice arte fiunt. Ideo, dato quod mundus aeternus foret, cum possent nunc de novo fieri civitates quae ante numquam fuerunt, sicut ipsi videbant alia artificiata fieri de quibus concedebant quod nunquam antea talia fuerunt; non tamen concedent quod posset nunc fieri homo, nisi gigneretur ab aliquo homine. Et si nullus homo nunc esset, dicunt impossibile esse i n aeternum esse aliquem hominem. Ideo isti, licet non possint dicere civitates esse aeternas, quia tamen homines dicunt aeternos, dicent civitates esse a multis retro saeculis ita quod nulla tanta hominum memoria aut libri exstant ut sciatur quis primo condiderit civitatem. 41.- Et cum arguitur contra istos quod non est mundus aeternus, nec civitates sunt a valde antiquiis temporibus, quia de omnibus pene civitatibus dabatur auctor aut per communem famam aut per scriptores approbatissimos, maxime tempore Aristotelis

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quando non tot sicut nunc exstabant civitates et omnium quasi auctor cognitus erat et, quod magis erat, sciebatur quisquam terram populasset, et quomodo ante illa terra habitata non fuisset. Ex quibus clarissime conjiciebatur homines incepisse. 42.- Respondent Aristoteles et alii quod mundus et homines et motus ab aeterno fuerunt. Tamen multa fuerunt diluvia quae destruebant magnam partem terrae et non manebant ibi gentes, nec civitates. Sed illi qui in alia orbis parte manebant veniebant et noviter illam terram habitabant et civitates atque oppida ibi constituebant; et sic videbatur terra tunc noviter habitari cepisse, cum tamen infinities habitata sit. 43.- Hoc etiam manifestant per terrarum et marium mutationes, nam terram istam quam nos habitamus olim marinis aquis coopertam ferunt et eam quae nunc sub undis est olim magnas habuisse urbes et oppida. Dicunt quod coniiciunt, quia in altissimis montibus anchorae sub terra fodiendo inventae sunt et conchilia antiquissima in rupium saxis permanent. De quo Ovidius, XIV Metamorfoseon8, cum transmutationes rerum naturalium sicut se habent sine aliquo poetico velamento describeret, sic ait: 44.- Nil equidem durare diu sub imagine eadem Crediderim; sic ad ferrum venistis ab auro, Saecula, sic totiens uersa est fortuna locorum. Vidi ego quod fuerat olim solidissima tellus, Esse fretum, vidi factas ex aequore terras Et procul a pelago conchae iacuere marinae Et uetus inuenta est in montibus ancora summis.

8 P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. XV, lins. 259-265.

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45.- Diluvia autem praecessisse satis cognoscitur ex historiis gentium. Nam diluvium quoddam in Achaia tempore Ogygi regis fuit qui contemporaneus fuit Iacob patriarchae, quod diluvium in Graecia gestum annis mille septingentis octoginta duobus ante Cristi nativitatem fuit, ut colligitur per Isidorum9 Ethimologiarum, lib. XIII in fine, et per Paulum Orosium10, primo, De Ormesta mundi. Ab hoc enim antiquissimae gentium inchoantur historiae. Unde Marcus Varro, testimonio beati Augustini11 in lib. VI, De civitate Dei, cap. 6, omnium hominum acutissimus, cum ab antiquissimis temporibus se historiam inchoare putaret, a diluvio Ogygi exorsus est quasi nulla antiquiora gesta illis fuerint. 46.- Aliud diluvium gentium cognovit historia, quod Deucalionis diluvium nuncupatur. Hoc in partiibus Thessaliae Deucalione regnante in terra illa contigit; ideo ab illo nomen assumpsit. Qui, quoniam homines ad se convenientes aluit et in montibus per gemina capita montis Parnasi salvavit, genus humanum de lapidibus restituisse fictione poetica dictus est. Fuit autem hoc diluvium quinque annis antequam hebraei de captivitate aegyptiaca liberarentur, scilicet, annis mille quingentis et quinquaginta ante Christi nativitatem, de quo Isidorus12 Ethimologiarum, lib. XIII, et Paulus Orosius13, lib. I, De ormesta mundi. Hoc diluvium plerique gentilium in principio rerum fuisse

9

Isidorus, Ethimologiarum, lib. XII, cap. 22 (P. L., 82, 494). 10 Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De moesta mundi sive Historiarum adversus paganus libri VII), lib. I, cap. 7 (P. L., 31, 709). 11 Aurelius Augustinus, De civitate Dei, lib. VI, cap. 6 (P. L., 41, 182). 12 Isidorus, Ethimologiarum, lib. XIII, cap. 22 (P. L., 82, 494-496). 13 Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De moesta mundi sive Historiarum adversus paganus libri VII), lib. I, cap. 9 (P. L., 31, 712-713).

De optima politia

annunciant. Nam Ovidius14, qui in proemio Metamorfoseon promittens se narraturum mutationes formarum a rerum origine, cum dicit: 47.- Adspirate meis primaque ab origine mundi. Ad mea perpetuum deducite tempora carmen. 48.- Cepit historiam a diluvio Deucalionis, ut patet in eodem I Metamorfoseon15. Haec autem diluvia particularia fuerunt i n Graecia ambo. Unum quidem in parte eius quae Achaia dicitur, aliuc in parte illa que Thessalia nuncupatur. Diluvium namque universale, quod temporibus Noe fuit, nulla gentium novit historia, nec a tempore illo scripta aliqua existant. Quia gentes adhuc rudes et bonarum artium exortes facta stilo digna non egerunt et ea quae eorum temporibus saltem naturaliter memoratu digna evenerunt stilo et memoriae mandare neglexerunt aut quod verius est nescierunt. 49.- De factis ergo illorum temporum solo sacra historia Genesis et Exodi16 nobis plenam fidem faciunt. Hoc autem diluvium gentiles philosophi et alii contemporanei accidisse nunquam audierun; et si audirent minime credidissent, sicut si quis eis diceret hominem fuisse mutatum in belluam, quod procul dubio poetice dictum aestimarent. Nam diluvium universale fieri impossibile arbitrantur. Et verissime sic est, si solas vires naturae consideremus. Sed Deus ibi supernaturaliter operatus est quod natura complere non valuit. Sic enim Aristoteles17 in II, Metheorum, dum de diluviis disputat, cathaclismum id est universale diluvium impossibile esse dicit. 14

P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins.

3-4. 15

P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 313-347. 16 Gen., 6 ss.; Ex., 7 ss. 17 Aristóteles, Metheorologica, lib. I, cap. 14 (Bekker 352a).

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50.- Et sic enim diluvium Noe naturale non fuit. Quod quidam de nostris putantes se nimis astrologice loqui naturaliter accidisse ferunt, quos clarissimis errare rationibus demonstrarem, nisi ipsum praesuppositum assumptae materiae me aliorsum distraheret. Quod quidem diluvium universale non solum philosophi negant quia non sit causa naturaliter agens potens tantam aquarum importunitatem inducere, sed etiam quia hoc repugnat conservationi universi nam si tale diluvium accidisset necesse erat omnes rerum species praeter aquaticas defecisse. Ipsi autem dicunt impossibile quovis modo universi partes principaliores, quae sunt species deficere. 51.- Etiam quia hoc posito non fuisset generat ab aeterno, cum multotiens fuisset intercisa per diluvia universalia quae omnia viventia devastarent. Item quia hoc concesso, necesse erat dare creationem quam ipsi nimis abhorrent. Et patet consequentia. Quia cum omnia per universale diluvium necessario delerentur, et tamen postea iterum omnia facta sunt, necesse ergo erat quod aut de nihilo cuncta fierent, quod creationem esse nullus dubitat, aut de materia non per generationem speciei et derivationis seminalis formarentur, quod conformiter infinitae potentiae esse atque aequale creationi ipsorum philosophorum testimonio confirmatur. Neutrum ergo fatebantur fieri potuisse. 52.- Sed dices: bene poterit stare aeternitas mundi et conservatio universi cum diluvio universali, quia sicut in diluvio universali tempore Noe factum est per ipsum diluvium cunctae species servarentur, ita in aliis diluviis quae concederent ipsi philosophi fieri potuisse. 53.- Respondetur quod etiam hoc non concederent philosophi. Nam quis talem arcam facere posset ut in ea cunctae res servarentur quae in centum annis facta dicitur ab omnibus? Quod satis consonat litterae Ge-

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nesis18, in qua dicitur quod a tempore quo denunciavit Deus Noe quod volebat destruere mundialem creaturam per aquam usquead ipsum diluvium transierunt centum et viginti anni. Scilicet, non permanebit spiritus meus in homine in aeternum quia caro est; et erit vita hominis centum viginti anni ut habetur Genesi19, 5 capitulo. Concesso autem talem arcam potuisse ab hominibus cuiuslibet temporis compingi, sed quis ergo eis centum annis ante praediceret ut tale marcam fabricarent? 54.- Demum dato quod diluvia astrologice a multis ante temporibus cognosci potuissent, quis tamen mundi pereuntis tanta charitate moveretur ut ipsas immanissimas beluas, leones, ursos, aspides, dracones, manticoras et basiliscos quorum sine ipsarum rerum ferocitate nomina ferocia sunt congregare vellet ne diluvio ingruente perirent? Et dato quod hoc negotium inexsecrabile quis motus nimio mundi pereuntis amore susciperet, quaestio tamen omnium animalium species nosceret, quorum nec numerum, nec nomina novit? quaestio ea per vastas mundi huius solitudines et inaccessas hominum vias et opacos montes et immania antra ferarum totum orben collustrans inquireret? quis demum inventas adduceret? Nam quaedam species serpentum tanta veneni rabie abundant ut sola visione interimant, quales basiliscos esse non dubium est. 55.- Quis enim iaculos serpentes sic dictos acciperet, quia quodam impetu per aerea vecti, quodcumque animal obvium habuerint sagittarum aut lancearum more perforant? Unde a iaciendo sive a iaculis nostris nomem metaphoricum assumpserunt quamvis enim dipsades acciperent quae ac accipientem siti perimunt. Quis serpentem qui hypnale dicitur saltem videre velit, qui eum quem tetigerit somno necat, cuius testis Cleopatra Aegypti

18 19

Gen., 5, 31; 6, 11. Gen., 6, 3.

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regina et Antonii uxor sufficiensest? Quis emorrhoin qui morsu suo universum animalis sanguinem elicit caperet? Quis praecem, quis sepem, quis amoditas, quis alios innumerabiles serpentes quorum tot mortes quot nomina accipiant? quorum Africa testis est quae huius mali adeo fecunaa est ut in hoc prae caeteris terris palmam ferat. De quo Lucanus20, i n libro nono, De bello plusquam civili Iulii Caesaris et Pompei, tractans de processu Catonis in Libiam. De hoc etiam Solinus21 i n Polyhistor, cap. de Africa. Hae enim pestes Lybiam pro maiori parte inhabitatam reddunt. Quis enim inter tot genera mortis tranquillam eligeret mansionem? Soli autem populi qui spylli nuncupantur inter has duas lues innoxii sunt, nam non solum eos venena non laedunt, sed ipsos serpentes formidant, et sputo suo venena quorumcunque hominum curant. De quibus Lucanus22, lib. IX, sic ait: 56.- Marmaridae psylli par lingua potentibus herbis. 57.- Iam vero, dracones et aspides tigresque dicere quid attinet, quorum non solum venena quae in eis immensa sunt, sed et corporum moles et prevalidum robur omnes mortales superaret. Rhinocerontem vero quis viribus capere audeat cuius tantum robur et animi impetus est ut nullis hominum servire dignetur? De quo Iob23, 39 capitulo, sic dicitur: nunquid volet rhinoceros servire tibi aut morabitur ad presepe tuum?, nunquid alligabis rhinocerontem ad arandum loro tuo, aut confringet glebas vallium post te? nunquid fiduciam pones in magna fortitudine eius ut derelinquas ei labores tuos? nunquid 20

M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib. IX, lins. 587-890. 21 C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabilium (sive Polyhistor), 24, 1-10 (Mommsen, p. 107, lin. 20-p. 109, lin. 17). 22 M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib. IX, lin. 893. 23 Iob., 39, 9-12.

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credes ei quod sementem reddat tibi et aream tuam congreget? 58.- Quis autem postremo ut alter Dedalus, aut potius Icarus fallacibus alis asumptis aeris inmensi spatia pervolaret, ut quasque parvas aviculas ad mundi conservationem i n arcam secum reconderet? 59.- His autem omnibus per impossibile saltem patratis coniunctisque in arca cunctis animantibus terrae, quis eis pacis legem indiceret? Quis amicitias tantas componeretur? Quis talium foederum benevolus tractator existeretur ut, iuxta vaticinium Isaiae24, cap., habitaret lupus cum agno, et pardus cum haedo accubaret, et vitulus et leo atque ovis simul morarentur, et puer parvulus minaret eos, vitulus et ursus pascerentur insimul, et requiescerent catuli eorum, et leo suae feritatis oblitus quasi bos paleas manducaret, et ablactaretur infans a nutriciis uberibus super foramina aspidum, et quod ablactatus esset manum suam mitteret in cavernas regulorum? 60.- Nec enim et alia innumera quae per singula non convenit explicari tam impossibilia naturaliter sunt ut nullo unquam modo philosophi talia faterentur, nec fuisse quidem, nec possibilia fore. 61.- Si autem tempore Noe ista facta sunt, supranaturaliter facta ministerio angelorum nemo ambigit nisi insanus. Quibus etiam quovismodo concessis, quis tamen arcam a foris bitumine clauderet ne eam pluviae subintrarent? Nam hoc a solo Deo fieri potuisse Sacra Scriptura testatur, cum dicit, Genesis25, 7, quoc ingresso Noe in arcam Dominus clausit a foris. Et nullo modo, ergo, hoc philosophi aut excogitare aut credere possent si quise narraret. Nullatenus, ergo, diluvia universalia philosophi fatebantur. 62.- Particularia quidem non solum fatentur, sed etiam ad defensionem positionis suae

24 25

Is., 11, 6-8. Gen., 7, 16.

de mundi aeternitate ea necessaria putant; nec enim ullum eis fortius aut verisimilius adinventum est. 63.- Sic namque respondent cum quis arguat, si mundus aeternus est, quoniam scientiae in infinito tempore retroacto inventae non sunt. Cum, ut Aristoteles26 ait, in I Ethicorum, tempus bonus cooperator est horum. Et per tempus artium additamenta facta sunt. Cum ergo infinitum processit tempus, infinita experientia fuit quae sufficiens erat ad inveniendam omnem artem. Dicunt, enim quod scientiae infinitis vicibus perditae sunt inventae, nec, enim, nunc noviter inventae sunt, quia fuerunt in aliis saeculis quae fuerunt ante nos. 64.- Dicebant tamen quod quando per diluvia maior pars orbis deperibat salvabantur ex diluviis illis quidam homines qui olim fuerant ignorantes in quibus nulla scientia mansit. Sed cum aliis possesionibus quae i n diluvio perierant extincta est, necesse ergo fuit quod ad hoc artes essent iterum noviter ab ipsis inquirerentur fundamentis. Haec enim est responsio Aristotelis27, in II Politicorum, cum tractat de legibus valde irrationalibus quae antiquis temporibus apud graecos fuerunt; inter quas una quam ipse ponit erat quod viri possent vendere uxores suas vel eas invicem commutare. Asserit enim hanc et alias iniustissimas, quas ipse ponit, i n praedicto II Politicorum28, conditas esse a quibusdam rudibus valde hominibus qui diluvia evadere potuerant. Apud hos igitur quaestionis nostrae certitudo nulla est, scilicet quis primo aut quomodo condiderit civitates.

26

Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. I, cap. 1 (Bekker 1094a). 27 Aristóteles, Política, lib. II, cap. 8 (Bekker 1268b). 28 Aristóteles, Política, lib. II, cap. 8 (Bekker 1268b).

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65.- Ovidius29 autem, in I Metamorphoses, ubi quaestionem istam aliqualiter tangit, testatur in prima aetate saeculi urbes non fuisse, sed quod in secunda domus et urbes inceperint. Nec distinguit Ovidius aetates per annorum durationes, ut nos distinguimus, nec totidem distinguit, ut nos. Quattuor namque solas ponit. Has quippe per qualitates divisit: primam auream nominans, argenteam secundam, aeneam tertiam, quartam vero ferream nuncupavit. 66.- Primam dicit fuisse sub Saturno; quia aetates illas per tempora deorum suorum denominat. Et licet illa prima aetas, quae ruditate hominum insignis fuit, sub diis omnibus qui Saturnum praecesserunt fuerit, scilicet, sub Demagorgone caeterisque Tartareis filiis. Quia hi tamen ut ipse Tartarus apud antiquam gentilitatem obscuri sunt, de eis mentio non fit, licet de eis Tullius30 i n libris tribus De natura deorum, disputaverit. 67.- Per deos ergo caelestes, qui nobilitate loci ipsi quoque nobiles sunt et famosi, antiqua gentilitas tempora sua describit. Quorum primus Caelius fuit, sive Aether ut alii nominant, aut Uranon ut quibusdam placet. In his autem licet nomina diversa sint, nullo tamen modo credendum est discrepare substantiam. Omnia namque caelum notant. Nam Uranos graeco idiomate palatum vel caelum signat. Hic autem Uranos sive Aether, ut Firmianus Lactantius31, De natura deorum, libro primo, prodit, Saturni genitor exstitit, Saturnus vero Iovis. Prima ergo aetas saeculi, ut fatua confingit gentilitas quae antiquissimos deos illos et obscuros habuit, ab ultimo eorum, scilicet Saturno, nomen

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accepit. Saturnum autem et Iovem tempore Iacob patriarchae quo in Aegyptum cum prole sua descendit fuisse dubium non est. Quod ex concordia antiquarum historiarum cum descriptionibus poeticis conferendo utraque ad assignationem temporum Sacrae Scripturae constat liquidissimis argumentis. 68.- In hac aetate, dicit Ovidius, non fuisse urbes nec domos, quia revera necesse non erant. Domus namque ad importunitatem temporum expellendam inventae sunt. In illa tamen prima aetate nulla talis importunitas fuit, quia, ut ait idem Ovidius32 Metamorphoses, libro primo: 69.- Ver erat aeternum placidique tepentibus auris. Mulcebant zephyri natos sine semine flores. 70.- Urbium etiam necessitas non erat, quia urbes quaedam contra hostiles impetus defensacula sunt. In hac autem nulla hostilis erat adversitas, ut ait Boetius33, De consolatione, metro, ubi primae aetatis laudes describit. De hoc idem Ovidius34 ubi supra sic ait: 71.- Nondum praecipites cingebant oppida fossae; Non tuba directi, non aeris cornua flexi Non galeae, non ensis erat; sine militis usu Mollia securae peragebant otia gentes. 72.- Secunda aetas, ut ab his gentilibus computatur, fuit Iove imperante in regno cretensi. In hac autem domos factas Ovi-

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P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 89-150. 30 M. Tvllivs Cicero, De natura deorum, lib. II, 24; lib. III, 17 ss.; 21 ss. Edidit H. Rackham, M. A., Harward University Press, 1979, 63, 44 ss., 21 ss. 31 L. Caelvs Firmianvs Lactantivs, Divinae institutiones, lib. I, 5, 7. Recensivit S. Brandt, Vindobonae, 1890, p. 14, lins. 10-16.

P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 107-108. 33 Anicivs Manlivs Torquatvs Severinvs Boethivs, Consolatio philosophiae, lib. II, carmen 5. Edidit L. Bieler, in Corpus Christianorum, Series Latina, XVCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. 28, lin. 1-p. 29, lin. 34. 34 P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 97-100.

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dius35 asseverat, de civitatibus autem subticet; sed satis evidens est eum civitates concedere in aetate illa cum Iuppiter ipse, sub quo secunda aetas computatur, in civitatibus cretensium regnaverit. In principio tamen huius secundae aetatis, dicit homines, ex temporis importunitate, ad domorum qualemcumque inventionem coactos. Nam cum aetate priori ver fuisset eternum, nunc hiemes et frigora, nives et pluvia grandinibus mixta fuere. De quo idem Ovidius, ubi supra, sic ait: 73.- Postquam, Saturno tenebrosa in Tartara misso, Sub Ioue mundus erat, subiitque argentea proles, Auro deterior, fuluo pretiosior aere. Iuppiter antiqui contraxit tempora ueris Perque hyemes aestusque et inaequalis autumnnos Et breue ver spatiis exegit quattuor annum. Tunc primum siccis aer feruoribus ustus. Canduit et uentis glacies adstricta pependit. Tum primum subiere domos; domus antra fuerunt Et densi fructices et iunctae cortice uirgae. 74.- Ecce qualiter Ovidius civitatem ante Iovis tempora fuisse non vult; sed constat eum valde falli. Iuppiter namque et Saturnus, tempore Iacob patriarchae cum descendit i n Aegyptum, fuisse constat, ut paulo ante dicebant. Sed quis eo tempore multas aegyptias urbes fuisse non sciat? Quis urbes terrae Chanaam? Quis urbes palestinorum atque orientalis Mesopotamiae? Quis Pentapolim, id est quinque civitates sodomorum apud fluenta Iordanis, ubi nunc mare Mortuum sive mare salinarum nuncupatum. Praecessisse ambigat ex multis retro temporibus; quarum quatuor ultione caelesti conflagrasse ipsa

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P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 113-122.

loci facies monstrat, quinta vero Segor praecibus Loth tunc servata usque hodie non consumpta manet et oppidum Palmae nominatur: quamvis quidam de nostris omnes quinque incendio deletas existiment, quos ex Sacra Scriptura decipi notum est. Quis etiam tunc illam antiquissimam Babylonem a multis temporibus ante Saturnum dubitet extitisse, nisi qui Sacram Scripturam Genesis aut nesciat, aut non recipiat? Firmianus Lactantius36, in libris qui De natura deorum, dum constructionis civitatum causas emulget sic ait: Fuisse olim homines vitam degentes solitariam, non quidem propter virtutis excellentiam, sed propter illius saeculi ruditatem insignem sic enim namque necesse erat; quia, apud Aristotelem notum est, qui singulariter vivit, aut deus, aut bestia est. Hi autem cum a bestiis urgentibus multas molestias paterentur viderentque sic singulariter vivendo eis obsistere non posse, ipsa vexatione intellectum apponente in unum multi coacti sunt; ut sic unita pluralilas singularibus viribus maior esset, politicas comunicationes facere inceperunt, urbes et oppida atque viculos extruentes. Sic autem paulisper ex communi experientia, quia, ut ait Salomon, ferrum ferro acuitur et amicus exacuit faciem amici sui. Erudita illa quondam indocta rusticitas, leges et alia humanae comunicationis commoda invenerunt. Iste autem conditionis civitatum causam reddit, tempora autem non designat. 75.- Tullius37 autem, lib. I, Rethoricae veteris, in proemio, ubi de virtutibus atque laudibus eloquentiae latae agit, tantas dicit eloquentiae vires, ut per eam saecula conciliata fuerint; scilicet, quod cum in antiquis saeculis homines sine ulla comunicatione, sine ullo foedere vitam solitariam agerent, 36

L. Caelvs Firmianvs Lactantivs, Divinae institutiones, lib. V, 5-6. Recensivit S. Brandt, Vindobonae, 1890, p. 413, lin. 1-p. 416, lin. 16. 37 M. Tvllivs Cicero, Ad C. Herennium de ratione dicendi, lib. I, I, 1. H. Caplan, Harward University Press, 1981, p. 2.

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aliquis cui natura parens ingenium altum et ingenio accommodata verba tribuerat, rude illud saeculum et nimis barbaras gentes eloquentiae viribus ad communicationem politicam invitavit. 76.- Ecce, enim, licet omnes isti verisimilia dicant, vera tamen non proferunt. Ego autem Sacrae Scripturae secutus vestigia, huius quaestionis veritatem brevissime explicabo. 77.- Cum enim primum parentem Deus formasset de limo, ut sacra Genesis38 historia profitetur, eumque in paradisi deliciis collocaset, ille protinus felicitatem paradisi sua infidelitate demeritus, per longa terrarum spatia ab illis beatis sedibus exulavit eumque cum uxore sua, ut Josephus39 Antiquitatum, lib. I, refert et caeteri doctores cronographique consentiunt, in terra quam postea Chanaan sive Palaestina, aut vulgariori nomine Iudea dicta est, in parte terrae ubi postea Hebron civitas constructa est quae per octo leucas distat ab urbe Hierusalem, ut patet i n libro De descriptione terrae sanctae40, Deus collocavit; ubi cum sua posteritate satis miserabiliter sceleris sui conscius eiusque penas luens usque ad mortem vixit. Huius rei testis est vallis quaedam magna apud Hebron qua, ab antiquissimis saeculis usque i n hodiernum diem, vallis lacrimarum ab incolis appellatur, eo quod ibi Adam primus ille parens defunctum vel potius occisum filium suum Abel centum annis inconsolabiliter planxerit. Et ne quisque calumnietur haec apocripha esse et nolle animum suum apocriphis accommodare sententiis, accipiat

aliud firmius testimonium de ipsius Sacrae Scripturae veritate prolatum, quae clarissime Adam primum hominem in civitate Hebron sepultum dicit, ut patet Josue41, 14 capitulo infine, cum dicitur nomem Hebron ante vocabatur Cariat Arbe: Adam maximus ibi inter Enacim situs est. 78.- Haec etiam est causa quare Hebron Cariat Arbe dicta sit, id est, civitas quattuor virorum ut littera Josue aliqualiter et ex parte innuit, quod ibi quattuor patriarchae sepulti sunt, scilicet, Adam primus et Abraam, Isaac e Iacob. Si ergo ibi Adam sepultus est, ibietiam vixisse satis liquiet, quia gentes illius primae aetatis varia loca non discurrebant, nec maria factis ratibus persaltabant, ut ait Seneca42, in tragedia septima cuius titulus est Medea, in carmine 4, quod incipit: 79.- Audax nimium qui freta primus. 80.- Et Boetius43, De consolatione, lib. II, metro, sic ait: 81.- Nec mercibus undique lectis noua litora uiderat hospes. 82.- De quo Ovidius44, Metamorphofeos, libro primo, sic ait: 83.- Nondum caesa suis, peregrinum ut uiseret orbem, Montibus in liquidas pinus descenderat undas. Nullaque mortales praeter sua litora norant. 84.- Iste autem Adam ab illa felici civitate Dei exul in hac aerumnosa lamentabilique tellure, illius quam perdiderat beatissimae civitatis memoriam semper agens, caducam urbem construere non curavit.

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Gen., 1, 26-30. Flavivs Josephvs, Antiquitatum Iudaicarum libri XX, Basileae, apud Frobenium, 1524, lib. I, cap. 3, pp. 4-5. 40 Egeria, Itinerarium. Appendix ad Itinerarium Egeriae: Petri Diaconi Liber De locis sanctis, N. 1. en: II Itinerarium Egeriae, cura et Studio Aet. Franceschini / R. Weber, in Corpus Christianorum, Series latina, vol. 175, p. 97, lins. 1-2.

Ios., 14, 16. M. Lvcivs Annaevs Seneca, Medea, lin. 301. 43 Anicivs Manlivs Torqvatvs Severinvs Boethivs, Consolatio philosophiae, lib. II, carmen V. Edidit L. Bieler, in Corpus Christianorum, Series latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. 29, lins. 14-15. 44 P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 94-96.

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85.- Cum autem esset Adam annorum 30, ut ait Methodius martyr qui saecula per millenarios scripsit et consonat translationi interpretum septuagintatum, Cain Abel fratrem suum invidia motus occidit; quod tamen littera hebraica et translatio Hieronymi, quae pauciores annos ponit ante annum 30 vitae Adae, factum esse asseverat. Nam anno 3 0 Adam filium suum Seth genuit, ut patet Genesis45, cap. 4, quod tamen post mortem Abel factum esse Scriptura denuntiat. Nam et ipse Adam, cum genuisset filium suum Seth et ei nomen imposuisset, reddens nominis impositi rationem dixit: posuit mihi Deus semen aliud pro Abel quem occidit Cain. Eo autem tempore Cain, in poena sceleris sui vagus atque instabilis et tremens factus oculis parentis sui comparere non audens, accepta clam uxore sua Calmana, quae pariter soror erat ut illius temporis necessitas exigebat, egressus a facie Domini, ut Scriptura, Genesi46, ait: Perrexit in terram orientalem, et tunc sequitur ibidem textus: Cognovit autem Cain uxorem suam, quae concepit, et peperit Henoch: et aedificavit civitatem, vocavitque nomen eius ex nomine filii sui Henoch. Ecce enim verissime prima orbis civitas quae a secundo homine facta est, et recte quidem. 86.- Nec sine mysterio factum est, ut inquit Augustinus47, XV De civitate Dei: Duae enim civitates sunt, quarum una civitas Dei, alia autem civitas daemonis dicta est. Quae duae simul inceperunt simulque percurrunt, utraque in perpetuum duratura. Civitas autem diaboli in hoc labenti saeculo bonum suum habet, post vero sola ei supplicia manent. Ideo conveniens fuit ut ipse, qui inter homines primus civitatis diaboli caput exstabat, primam in terris conderet civitatem, quod

quidem de Cain procul dubio dixerim. Ipse namque est qui inter homines primus gehennae incendiis cum diabolo et angelis eius deputatus est. Recte, ergo, iste primus condidit civitatem, quamquam de hac civitate quomodo construi potuerit, cum solus Cain cum filio suo Henoch exstarent cum nullos alios usque ad illud temporis exprimat Scriptura. Et dato quod posset, ad quid constructa fuisset? Cum civitas multorum civium sit incolatus, alia satis magna difficultas est, de qua alibi dixisse sufficiat. Hanc enim late disputat Augustinus48, decimo quinto, De civitate Dei. 87.- In illa autem prima aetate, quae secundum computationem litterae hebraicae quam Biblia nostra tenet habuit annos mille sexcentos quinquaginta quattuor. Secundum vero septuaginta interpretes longe plures, scilicet, duo millia et ducentos et quinquaginta duos mullam aliam fuisse civitatem, nec legitur, nec creditur; quia succesio civitatis Dei, quae per lineam Seth ab Adam texebatur, tanquam in terra hac peregrina luteam civitatem construere noluit. 88.- In secunda autem aetate, quae post diluvium secuta est, cum cepissent homines multiplicari, quasi centum annis post diluvium, videntes sedes illas in quibus eatenus post diluuvium manserant esse habitationi eorum incongruas, scilicet, ipsam terram sitam inter montes Armeniae sive Ararath, ut nominat Scriptura, quia asperrimo situ montuosa est, venerunt, ait Scriptura, a parte orientali, scilicet, per latus montis Caucasi, qui in latere septentrionali orbis est, quae tota terra nunc Parthia et Aretusia et Assiria atque Media dicitur, tota montibus asperis elevata. 89.- Cumque multum processissent invenerunt campum, id est, terram planam in terra Sennar et habitaverunt in eo, de quo Gene-

45

Gen., 4, 25; 5, 3. Gen., 4, 16-18. 47 Aurelius Augustinus, De civitate Dei, lib. XV, cap. 5 (P. L., 41, 441). 46

48

Aurelius Augustinus, De civitate Dei, lib. XV, caps. 5-8 (P. L., 41, 441 ss.).

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sis49, 11 capitulo. Et tunc dixit alter ad alterum: Venite, faciamus lateres, et coquamun eos igni; habueruntque lateres pro saxis, et bitumen pro caemento. Et dixerunt: Venite, faciamus nobis civitatem et turrem, cuius cacumen pertingat in caelum et celebremus nomen nostrum antequam dividamur i n diversas terras. 90.- Nec enim ista turris ad ascendendum in caelum facta est, ut quidem inscii arbitrantur. Nam huius civitatis et turris conditor praecipuus Nemroth fuit, qui postea ibi regnavit. Hic autem, ut Josephus50, in l libro, Antiquitatum [Iudaicorum], et Eusebius51 Caesariensis atque Lucas Tudensis52 i n Chronicis suis, astrologiae repertor et geometriae fuit, et in naturalibus magnus. Cum ergo astrologice cognosceret caelum primum valde distare a terra, ita ut impossibile esset cunctis mortalibus turrem illuc accedentem construere. Nam et tota ipsa terra in unum aggerem accutissimum conglobata atque in modum turris extenta a centro terrae usque ad caelum lunae minime pertingeret; item quia sciebat naturaliter aeris interstitium medium ita frigidissimum esse ut nihil in eo vivere possit, quo modo ergo aedificarent quando illuc pervenirentur? 91.- Item, quia sciebat naturaliter aeris interstitium medium ita frigidissimus esse ut nihil in eo vivere possit, quo modo ergo aedificarent quando illuc pervenirent? Item sciebant sphaeram ignis circulariter exten49

Gen., 11, 2-4. Flavivs Josephvs, Antiquitatum Iudaicarum libri XX. Basileae, apud Frobeniun, 1524, lib. I, cap. 9, pp. 10-11. 51 Evsebivs, Chronicorum libri duo, lib. I. Edidit A. Schoene, apud Weidmannus, 1875. Dublin-Zurich, Weidmann 1875, p. 23, lins. 17-31. 52 Lvcas Tvdensis, Chronicon Mundi, lib. I, cap. 3. Primera edición del texto romanceado (siglos XV-XVI), Crónica de España, por J. Puyol, Real Academia de la Historia, Madrid, 1926, p. 23, lin. 16-p. 24, lin. 10. 50

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sam esse antequam veniatur ad caelum. Quomodo, ergo, per eam transire possent aut quoque construere? Nullo unquam modo talis amentia caput ipsius Nemroth aedificatorum principis ascenderet. 92.- Nec quisque in hac parte se tueri potest ea fabula quae dicitur gigantes cum diis caelestibus decertasse ut eos a caelo excluderent. De quo Ovidius53, Metamorphoseon, lib. I, quae fabula apud omnes tam historicos quam poetas quam vulgatissima est. Nam ordo ipsius fabulae istorum intentioni repugnat. Non enim turrem aut civitatem isti construxisse feruntur, sed montes montibus superposuisse, ita ut super montem Pelion, mons Ossa positus esset, et, super hunc, mons Olympus; deinde Emum caeterosque Thessaliae montes superponere laborarent, nisi eos omnipotens princeps ille deorum, misso fulmine, deiecisset. De quo Ovidius, ubi supra, sic ait: 93.- Affectasse ferunt regnum caeleste gigantes. Altaque congestos struxisse ad sidera montes. Sed pater omnipotens misso perfregit Olympum Fulmine et excussit sublectum Pelion Ossae. 94.- Item dissonant ista duo facta. Nam turris et civitas Babylon in Chaldea, quae pars Asiae maioris est, constructa fuit; fabulosum autem bellum gigantum, quod bellum quoddam verum illis temporibus factum gerit, sub cortice in Thessalia, quae nunc Thessalonica sive Salonica dicitur et pars Graeciae est accidit. 95.- Causa, ergo, verissima huius turris magnae, secundum quod in littera Genesis54, 11 capite exprimitur, fuit quia homines iam multiplicati in diversas orbis partes discede-

53

P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 152-155. 54 Gen., 11, 3 ss.

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re moliebantur, ut aliquid magnum atque admirabile maneret quod totum genus fecisset humanum, turrem illam magnam et civitatem fortissimam facere inceperunt. Et ista quidem intentio satis honesta videbatur, saltem i n cortice ut, dato quod postea multa opera ab hominibus fierent, nullum tamen ita excellens esset sicut illud quod totum genus simul condidisset humanum. 96.- Quod clare littera nostra innuit dicens: venite, faciamus nobis civitatem et turrem, cuius culmen pertingat ad caelum et celebremus nomen nostrum -id est, faciamus illam famosam-, antequam dividamur i n terras. Aliter autem habet hic littera hebraica, scilicet, celebremus nomen nostrum, ne dividamur in terras. Quod quidem aliam longe distantem sententiam facit, scilicet, quod homines illius temporis volebant simul morari, quia cognati erant et ex similitudine speciei se diligebant. Et ad hoc elegerunt terram Sennaar quae valde plana et campestris est, ut omnes ibi caperentur. Et quia contingeret, immo necesse esset, ex aliquibus causis homines recedere ab illo loco habitationis ad aliquas alias partes terrae, et quia terra invia esset utpote in aliis locis non habitata nescirent regredi ad locum habitationis hominum, voluerunt ergo facere quandam turrem quae ad caelum pertingeret, id est, quae esset altissima saltem pertingens usque ad nubes; et haec altitudine sua et latitudine ubique, scilicet, in partibus terrae satis distantibus videri posset. Ideo homines videntes illam, quantumcumque a loco communis habitationis distantes, redire possent et non perderentur locorum recessibus. 97.- Et hoc sonat littera cum dicit: celebremus nomen nostrum, id est, faciamus aliquid famosum, scilicet, quod ista turris ita alta sit quod ubicumque sint homines sciant hunc locum communis habitationis hominum. Et hoc est nomen loci esse celebre sive famosum ne dispergamur in terras, id est,

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quod ista tanta turris altitudo facta fuit ut homines non dispergerentur. Quia si recederent a loco illo communis habitationis, s i nihil esset per quod reducerentur, nescirent redire, et si dispergerentur per terras, existente autem turre ita altissima, viderent eam ubique et sic non dispergerentur per terras. 98.- Est autem, ut arbitror, ista littera hebraica convenientior quam littera nostra. Quia, existente littera nostra, non videtur ratio quare Deus moveri debuerit rationabiliter contra aedificantes talem turrem. Existente autem littera ista hebraica quam nunc secutus sum, convenienter motus fuit Deus ad puniendum istos destruendo eorum aedificationem. Nam si turrem, ut ipsi volebant, construxissent altissimam et urbem omnes gentes ibi habitassent, Deus autem hoc noluit. Multa enim inconvenientia ex hoc secuta fuissent. Etiam quod ibi unitas humanae linguae quae ab humani generis exordio extiterat destructa fuit, saluberrimum humano generi fuit. De quibus omnibus alibi satis late dixisse sufficiat. 99.- Haec ergo est illa magna Babylo secunda totius orbis in prioritate aedificationis et in secunda aetate prima. Quae ideo caeteris totius orbis civitatibus excellentior fuit, quia totum genus humanum ad eam construendam convenit. Post hanc vero creberrimae in orbe civitates conditae sunt, de quibus propositi nostri diserere non est. De civitatibus autem tanta dicta sint ut earum vera patefiat origo.

DE PLATONIS UXORUM COMMUNITATE 100.- Assumpti paragraphi necessitas exigit diseri quid sit civis et quid civitas. Et utrum civitas monarchica et aristocratica et oligarchica et timocratica et democratica i n spem idem sit. Utrum quemlibet civem fieri contingat secundum quamlibet politiam et quid ad hoc quod quispiam civis sit requiratur et quod sit optimum genus civitatis.

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101.- Multa quoque in hunc modum quae, ut in primo libro Aeneidae, iuxta Virgilium55, Aeneas ait: Forsam olim meminisse iuuabit. Quoniam Aristoteles56, in II Politicorum, ubi paragraphum istum locat, facit eum introductorium ad politiam Socratis et Platonis in qua statuebatur uxorum possessionumque communitas. Nos quoque conformiter ad huius paragraphi declarationem de uxorum communitate primo quaestionem ventilabimus, scilicet, utrum uxorum pluralitas in politia Socratis et Platonis iustum quicquam statuit vel sit extra terminos rationis. Intentus quaestionis: utrum politia Socratis et Platonis quae constituit uxorum communitatem contineat aliquid iustum vel non. 102.- Et arguitur primo quod contineat aliquod iustum. Et sic illa politia, sive politicus ordo rectus est qui reducit civitatem ad maximam unitatem. Sed communitas uxorum et filiorum facit civitatem maxime esse unam. Ergo est recta. 103.- Maior patet, quia civitates et quaelibet aliae res dum magis uniuntur, magis sunt ens et magis stabiles. Nam regnum i n sepsum divisum desolabitur et domus supra domum cadet iuxta verbum Salvatoris, ut patet Matthaeus57, 12 cap., et, ibidem, omnis civitas vel domus contra se divisa non stabit; et Boethius58, De consolatione, lib. 3, prosa, probat ens et unum esse idem. Et dum aliquid magis accedit ad naturam entitatis. 104.- Minor, scilicet, quod communitas uxorum faciat magnam unitatem, quia si est 55

P. Vergilius Maro, Aeneidos, lib. I, lin. 203. Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker 1261a). 57 Mt., 12, 25. 58 Anicivs Manlivs Torqvatvs Severinvs Boethivs, Consolatio philosophiae, lib. III, prosa 10, 25. Edidit L. Bieler, in Corpus Christianorum, Series latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. 54, lins. 76-78. 56

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communitas uxorum, omnes uxores omnium erunt uxores unius viri et omnes viri erunt mariti unius cuislibet uxoris. Et sic tota civitas quantacumque sit, erit quasi una domus, scilicet, sicut unus vir et una uxor. 105.- Item ille ordo politicus est valde iustus qui constituit magnum amorem i n civitatibus. Sed communitas uxorum et filiorum magnum amorem constituit i n civitatibus. Ergo talis politia est valde iusta. 106.- Maior patet, quia civitas consistit in quadam communicatione quae maxime durat quoniam maior amor est. Sic, enim, ait Aristoteles59, VIII Ethicorum, quod conditores politiarum magis curant de amicitia quam de iustitia; quia, existente iustitia, adhuc opus est amicitiae, existente autem amicitia, non est opus iustitiae. 107.- Minor, scilicet, quod communitas virorum et filiorum constituat amorem magnum in civitate, patet; quia sicut inter patrem et filium, et matrem et filiam, uxorem et virum, est quidam gradus amoris excellens omnes alios gradus amoris, ita erit in tota civitate talis excellens gradus amoris; quia omnes diligent minores se ut filios, cum quilibet quemlibet ut filium habere possit quem tantum in aetatem excedat ut secundum naturam eius filius esse posset. Etiam quia omnes feminae diligent omnes viros ut maritos et omnes viri diligent omnes feminas de civitate tanquam uxores suas. 108.- In contrarium videtur quod iste politicus ordo non sit conveniens. Quia illa politia quae statuit in civitate maximas inimicitias est valde mala. Sed per talem communicationem uxorum fiunt in civitate maximae discordiae. Ergo politia in qua uxores statuuntur communes pessima est. 109.- Maior patet, quia civilis communitas pacem desiderat et pace conservatur; per seditiones vero subito perit.

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Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. VIII, cap. 1 (Bekker 1155a).

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110.- Minor: per communicationem uxorum fit in civitate seditio; patet, quia aliqua femina esset caeteris pulchrior quam multi simul peterent, et sic seditiones mutuae inexorabiles nascerentur. 111.- Ad declarationem lucidiorem quaestionis apponentur aliquae conclusiones, quarum prima sit: Legislator volens condere aliquam politiam non debet ponere optimas leges, nec optimam politiam. Proquo sciendum quod differunt politia et lex. Nam politia est quidam ordo secundum quem debent convenire cives ad constituendam civitatem; lex dicitur esse quaedam regula quae imponitur ipsis iam existentibus civibus. Utpote s i aliqui convenire debent ad constituendam aliquam civitatem, necesse est ut, primo quam conveniant, habeant inter se quemdam ordinem, scilicet, vel quod constituant super se unum qui semper praesit, aut quod omnes per tempora aequalia praesint, aut quod virtuosi praesint, vel illi qui reliquis potentiores sunt. Et sic de aliis modis. 112.- Ista autem talis ordinatio necessaria est eis antequam conveniant ad aliquid constituendum: nec est possibile ullo modo fieri civitatem nisi talis interveniat a principio. Nam sicut in naturalibus forma necessario praecedit compositum sine qua impossibile est aliquod compositum esse, ita i n politicis necesse est quamdam praecedere formam quae efficiat unam civitatem. Nam s i inter multos homines non sit aliqua coordinatio ad invicem, nullo modo facient unam civitatem aut quid unum, cum ipsi sint naturaliter multi. Haec autem coordinatio politia sive politeia nuncupatur. 113.- Lex autem est quoddam ius constitutum superveniens civitati iam conditae consistente politia. Habet ista conclusio duas partes. Prima est quod legislator constituens civitatem non debet inquirere optimam politiam. Quod probatur, quia politiarum quaedam bonae sunt, quaedam vero malae et

vitiatae, ut ait Philosophus60, in III Politicorum. Bonae sunt tres, scilicet, monarchica regalis et aristocratica et timocratica. Tres aliae vitiatae sunt: monarchica tyrannica et oligarchica et democratica. 114.- Monarchica regalis dicitur cum unus dominatur politiae et ille rex est. Qui principatus ab unitate principis monarchia graece dictus est. 115.- Aristocratica politia est illa in qua principatus est aristocraticus, id est virtuosus, scilicet, secundum gradum virtutis. Ita quod sit aliquis populus sic ordinatus ut in eo principes eligantur secundum virtutem. 116.- Ita quod qui magis virtuosus est quantum ad regimen politicum magis regat; qui autem minus virtuosus est, minor praeficiatur principatui. Et isti principes multi sint. Sic enim est principatus inter virum et uxorem. Vir, enim, quia virtuosus est secundum naturam, id est, prudentior ad regendum, totius domus summa ei regenda committitur; uxor autem, quia naturaliter non est ita prudens, suscipit res minores regendas. 117.- Tertius principatus timocraticus dicitur sive politia timocratica. Et est, ut ait Philosophus, media inter politiam oligarchicam et democraticam, cum sit principatus in hominibus mediis qui nec pauperes sunt, nec valde potentes et divites, de quo Aristoteles61, in IV Politicorum, cap. 9. 118.- Aliae tres sunt vitiatae ut patet, quia sunt contrariae tribus rectis politiis. 119.- Prima est monarchica tyrannica, i n qua unus principatur non sequens iustas leges, sed quicquid vult, lex est, vel quia non intendit utilitati politicae, aut quia dominatur contra voluntatem subditorum. De qua in III et IV Politicorum62. 60

Aristóteles, Política, lib. III, cap. 7 (Bekker 1279a). 61 Aristóteles, Política, lib. IV, cap. 9 (Bekker 1328b). 62 Aristóteles, Política, lib. III, cap. 8 (Bekker 1279b); lib. IV, cap. 10 (Bekker 1295a).

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120.- Secunda est oligarchica in qua dominantur aliqui solum, quia potentes sunt aut divites sunt, de qua in IV Politicorum63, cap. 5. 121.- Tertia est democratica. Et hoc quando populus totus imperat, sive pauperes, sive simplices, et quicumque. Et hoc sive summa principatus consistat apud omnes simul, sive per fortes aut tempora omnes de populo principentur, de qua in II Politicorum64, cap. 3, et in IV lib., cap. 5, cuius multae species sunt. 122.- Inter has autem politias optima est secundum se monarchica regalis, quia non est discordia in uno principante sicut in multis. Etiam, quia principatus ille politicus est melior qui magis assimilatur naturae principatui. Sed principatus monarchicus magis assimilatur principatui naturae. Ergo melior est. Nam principatus secundum ordinem naturae est eo quod ille numquam errat, nec usque nunc erravit. Et quia, ut ait Aristoteles65 in XII Metaphysicorum, entia nolunt male disponi, id est, res naturales nolunt male eis dominari, ideo necessario dandus est optimus principatus inter res naturales. Et sic dicunt philosophi quod non potest mundus melius regi quam regitur. Et concludit ibidem Philosophus66, in ultima propositione XII Metaphysicorum, mala enim est pluralitas principum, bonus ergo unus princeps. Iste tamen principatus monarchicus qui optimus est, non convenit politiae, quia difficile est omnia committere uni viro, ut ait Aristoteles67 in fine III Politicorum, 63

Aristóteles, Política, lib. IV, cap. 5 (Bekker 1292b). 64 Aristóteles, Política, lib. II, cap. 3 (Bekker 1261b); lib. IV, cap. 4 (Bekker 1290b-1292a). 65 Aristóteles, Metaphysica, lib. XII, cap. 10 (Bekker 1076a). 66 Aristóteles, Metaphysica, lib. XII, cap. 10 (Bekker 1076a). 67 Aristóteles, Política, lib. III, cap. 15 (Bekker 1286a-1287a).

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maxime quando isti viri non assumuntur per electionem, sed ex succesionibus accipitur. Et sic interdum pessimum virum regnare contingit, et destruere politias; voluntas enim humana malus canon est, ut ait Philosophus68 IX Ethicorum. Ideo Aristoteles nullo modo vellet politias regales esse, quia valde periculosae; sed quemdam alium modum habere principatus, ut patet in III Politicorum69, cap. ultimo. 123.- Post hunc principatum, optimus est aristocraticus qui est secundum virtutem. Sea nimis seditiosus est. Nam cum hic fiat electio secundum virtutem, illi qui eliguntur in principes approbantur a populo tanquam meliores; et ille, qui ad maximum pricipatum eligitur, ut melior omnibus aliis tam principibus quam non principibus habetur, et tunc potentes illi qui non ita virtuosi sunt et non eliguntur ad principatum, videntes alios valde minores in potentia praeferri sibi i n dignitate et tanquam meliores reputari, livore stimulati concitant seditiones et faciunt dissensiones a politia. Iste, ergo, principatus securus non est. Eodem modo quasi concludit Aristoteles de timocratico principatu qui est tertius in bonis. 124.- Manent ergo tres politiae vitiatae, scilicet tyrannica, oligarchica et democratica. De his autem tertiam, scilicet democraticam, dicit esse convenientem civitatibus, quia ista seditiosa non est cum apud totum populum maneat principatus et omnes aequaliter dominentur. Hanc, ergo, concludit Aristoteles70 in III Politicorum, esse meliorem civitatibus, licet ipsa secundum se vitiata sit, cum in ea efficiantur principis illi qui indocti sunt et naturaliter apti ad servien-

68

Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. IX, cap. 4 (Bekker 1166b). 69 Aristóteles, Política, lib. III, cap. 18 (Bekker 1288a). 70 Aristóteles, Política, lib. III, cap. 17 (Bekker 1288a).

De optima politia

dum. Volens, ergo, constituere civitatem, non debet optimam eligere politiam. 125.- Secunda pars erat quod non debet lesislator ponere optimam legem. Et patet, quia sicut se habet politia, ita se habent leges. Nam non conveniunt eaedem leges i n monarchia et aristocratia et sic de caeteris politiis. Sed optimae politiae conveniunt optimae leges et pessimae leges pessimae politiae quae est tyrannica. Leges optimae quae sunt regales vel aristocraticae destruerent politiam; nec esset conveniens legislator. Sed optimam politiam non debet eligere ille qui condit civitatem. Ergo, nec debet eligere ille optimas leges. Sed, sicut debet eligere politiam convenientem huic populo, etiam si illa non sit bona secundum se, ita debet eligere leges convenientes illi populo et politiae quae non sunt bonae secundum se, id est, totaliter. 126.- Patet autem hoc in naturalibus. Si enim, medicus daret cibum aut potum aegrotanti, nunquam deberet dare cibum qui secundum se est sanus, sed cibum et potum qui illi aegrotanti est sanus. Natura cibus est simpliciter sanus qui est conveniens corporibus simpliciter sanis, sicut ille cibus est delectabilis, qui est delectabilis gustui bene dispositio. Sed corpora aegrotantium non sunt simpliciter sana. Ergo impossibile est convenire eis simpliciter sanos cibos, sed eos qui sunt sanos sibi vel secundum quid. Item si quis pueros teneros educaret: ut eos pulchros et corpulentos efficeret, non deberet eis dare cibum qui est nutritivus simpliciter, sed qui est nutritivus illorum. Nam cibus nutritivus simpliciter non esset nutritivus puerorum tenerorum, cum esset eis adhuc indigestibilis. 127.- Debet, ergo, lesgislator considerare in dando leges quod non det optimam legem simpliciter, sed optimam illi politiae. Nam forte ille populus cui datur lex erit imperfectus et non poterit tolerare legem perfectissimam. Si enim exquirantur legisla-

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tiones humanae quotquot ab exordiis civitatum datae sunt, non reperietur aliqua bona simpliciter, id est, quae contineat omnia quae continet simpliciter bona et in nullo deviet ad aliquid quod in se malum est et contineat aliquem defectum. Nec est hoc ex ignorantia legislatoris, quia sic ex industria factum est. Nec etiam vocabuntur malae leges propter hoc, sed convenientissimae; quia conveniunt fini et statui politico. Immo, si quis vellet tollere omnes defectus legum faciendo eas optimas simpliciter, faceret eas pessimas et nullo modo convenientes politiae cui dabat eas. Sola lex evangelica est simpliciter bona, quae omnia mala prohibet et ad actum omnis virtutis incitat. Si, ergo, aliquis vellet ponere optimam legem alicui politiae, imponeret ei legem evangelicam et vetaret omnia mala, scilicet, meretrices et similia. Sed hoc erat destruere politiam. Licet ergo lex evangelica in se optima sit et sola simpliciter bona, si tamen imponatur alicui politiae, pessima est. Stultus enim legislator ille esset qui legem evangelicam totaliter sub punitione in politia sua custodiri mandaret. Quomodo autem ista duo stent, scilicet quod lex evangelica sit optima simpliciter et tamen sit mala cuilibet politiae, in alia repetitione declaratum fuit. 128.- Cum, ergo, optima politia sit quae maxime a malo vetat et maxime ad virtutem incitat et promovet, et nulla lex sive constitutio sit quae magis hoc faciat quam constitutiones monachorum et fratrum in quibus quisque profitetur obedientiam, continentiam et paupertatem, qui voluerit dare alicui politiae optimas leges, det eis leges monachorum. Quo quid stultius excogitari potest quam facere aliquam talem politiam? Et hoc observavit Deus in dando legem hebraeis. Nam quia dabat hominibus imperfectis, non dedit legem optimam, sed continentem aliquos defectus a perfecta. Et tamen haec erat illi populo conveniens. Quare autem in lege evangelica sic factum non fuerit alibi dictum

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est. Non debet, ergo, legislator optimam politiae dare legem quia illa omnia mala vitaret, quod non oportet esse, ut declaratum est. 129.- Et secundum hoc intelligitur illud cap. Nam et concupiscentiam extra de constitutione cum dicit: “bona est lex quae cum concupiscentiam prohibet, omnia mala prohibet”, scilicet, omnia mala quae sunt mala politiae cui data est lex illa, non tamen omnia mala simpliciter; immo illa lex est pessima quae vetat omnia mala simpliciter. 130.- Ex hoc infertur corollarium: quamvis veteris Legis praecepta iudicialia Deus recte posuerit, nulla tamen politia, licet potuerit, postea omnia illa recipere debuit. Quod patet, quia in Lege veteri erant praecepta triplicia, scilicet moralia, caerimonialia et iudicialia. De quibus omnibus per singula dissere nec locus, nec propositum nostrum est. Caerimonialia autem nec iudicialia non manserunt in Lege nova habentia pristinam obligationem; sed sola moralia. Erat tamen differentia inter iudicialia et caerimonialia: quia caerimonialia nullo modo manere potuerunt, quia repugnabant totaliter statui Novi Testamenti ex natura significationis suae. Iudicialia autem in quibus non attendebatur talis significatio: licet non haberent aliquam obligationem in Novo Testamento, tamen poterarant servari in eo, quia non repugnabant. Ita quod ista conservatio non esset ex viribus illius legislationis primae, qua nos crederemus obligatos ad observationem istorum, quia Deus dedit tales leges Moysi, sed ex aliqua nova institutione. Utpote si aliquis princeps in terra sua, vel Ecclesia, statueret in sua iurisditione aliquam de illis legibus observari, sortiretur illa lex vires obligationis, non ex antiqua Dei legislatione, sed ex nova principis illius vel Ecclesiae institutione. Nam leges iudiciales a Deo datae pro maiori parte Exodo71, 2, 22,

71

Ex., 21, 1-36; 22, 1-31; 23, 1-33.

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23 caps. continentur; de quibus multas canonizavit Ecclesia, ut patet Extravagante72, de homicidio, cap. si quis per industriam et Extravagante73, de adulteriis et stupro, cap. si seduxerit quis virginem et Extravagante74, de iniuriis et damno dato, cap. si rixati, et cap. si apparuerit, et cap. s i bos cornupeta, et cap. si laeserit quispiam et in aliis locis. 131.- In aliquibus etiam terris plures leges de illis specialiter observantur. Et nihil magis est Ecclesiam vel dominos temporales accepisse istas leges quae olim fuerant datae a Deo, quam quod una gens velit accipere leges quae apud alias gentes servantur. Sic, enim, romani leges a graecis acceperunt. Nam decem viros romani Athenas miserunt qui leges Solone legislatore datas de graeco sermone in latinum transferentes decem tabulis exposuerunt. Et quia ista legislatio romanis postea perfecta visa non est, duas tabulas legum addiderunt, duodecim tabulas facientes. Et iura ista, vulgariter, Leges XII Tabularum75 appellantur. De quibus latissime Digesto76 De origine iuris in lege necessarium. Et de his Paulus Orosius77 2, De ormes-

72

Decretales, lib. V, tit. 12, de homicidio voluntario et casuali, cap. 1, si quis per industriam (Friedberg, II, 793). 73 Decretales, lib. V, tit. 16 de adulteriis et stupro, cap. 1, si quis seduxerit virginem (Friedberg, II, 805-806). 74 Decretales, lib. V, tit. 36, de iniuriis et damno dato, cap. 1, si rixati fuerint (Friedberg, II, 878); cap. 2, si qui aperuieret (Friedberg, II, 878-879); cap. si laesesit quispiam (Friedberg, II, 879). 75 Lex XII Tabularum. Fontes iuris romani ante justiniani. Pars Prima. Leges. Iterum edidit S. Riccobono, Florentiae, apud S. A. G. Barbèra, 1968 pp. 26-75. 76 D. I, 2 De origine iuris 1(Gaivs) 2 (Pomponivs). 77 Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De moesta mundi sive Historiarum adversus paganus libri VII), lib. II, cap. 13 (P. L., 31, 775-776).

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ta mundi, et Isidorus78 Ethimologiarum, lib., in Decreto79, dist. 8, can. Moises. Constat autem quod Romani nondum acceperunt illas leges Solonis tanquam putarent se eis obligatos, sed quia viri prudentis leges erant placuit romanis illis assentire. Et licet decem viri Athenis eas conscripsissent, nondum tamen erant leges, nec obtinebant aliquam obligationem super romanos doneo, Romam allatae, populo decernente vim legum habuerunt. Sic Eccclesia non recepit leges iudiciales quas Deus tradiderat Moysi tanquam eis se obligatam crederet, sed quia placuit ei statuere illas assentiendo aliquibus earum, quia recte positae erant. 132.- Et tunc argueret aliquis: cum intentio legislatoris sit condere rectas leges conservatorias status politici et constat quod apud homines non est certitudo iudicii ita quod semper possint dare rectas leges, et ideo, aliquando dant leges iniquas ex ignorantia. Et propter hoc, quando reperiunt leges alicuius viri prudentissimi, assentiunt eis tanquam non ita dubitetur de iniustitia illarum legum sicut de legibus aliis, ut romani assumpsere Solonis atheniensis legislationem innitentes magis prudentiae illius viri quam prudentiae suae. Quia, ergo, Deus est pura prudentia et impossibile est eum errare et necesse est leges ao eo datas esse recte positas, deberent igitur omnes politiae leges illas de quarum iustitia non ambigitur acceptare. 133.- Ad hoc respondetur quod quilibet legislator, ut supra diximus, debet dare leges non quidem simpliciter optimas, sed optimas illi politiae quam dirigere vult. Deus autem qui erat simpliciter bonus et prudentissimus dedit iudaeis praecepta iudicialia quae non erant simpliciter bona, quia populus iudaicus

78

Isidorvs, Ethimologiarum, lib. V, cap. 1 (P. L., 82, 197). 79 Decretum Magistri Gratiani, I Pars, dist. 7, can. 1 Moises gentis (Friedberg, I, 12).

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non erat bonus simpliciter dispositione propia, nec dispositus ad hoc dispositione propinqua. Ideo Lex Vetus cuius quaedam pars erant praecepta iudicialia non erant perfecta, nec praecepta iudicialia erant simpliciter bona. Immo, si essent simpliciter bona, non convenirent eis, sed erant talia qualia convenirent illi populo. Et quia non sunt omnes populi ita dispositi sicut tunc erant iudaei, non sunt bonae illae leges pro omnibus populis. Ideo, licet illa praecepta sine dubio bona fuerint et convenientissima iudaeis, non tamen conveniunt nobis, quia non habemus eamdem dispositionem quam ipsi. 134.- Et quando dicitur quod Deus est perfectissimus legislator non potens errare i n legem quam dat, ergo omnes populi debent accipere pro se istas leges, non valet consequentia. Nam, licet impossibile sit quod ilia lex quam Deus dat sit illi populo mala, tamen satis est possibile, immo sic est de facto, quod illa lex sit mala aliis populis. Nam multa ponuntur in ipsis praeceptis iudicialibus hebraeorum quae, si a nobis observarentur, militarent contra statum nostrae politiae. Non decet, ergo, quod Ecclesia vel aliquis de principibus modernis in terra sua confirmaret omnes illas leges. 135.- Secunda conclusio sit: ad perfectam politiam volentem ordinare, generandi tempora oportet considerare. Est sensus quod ad hoc quod aliquis statuat perfectam politiam, oportet quod consideret de temporibus in quibus generatio fieri debet. Dicuntur tamen dupliciter tempora generandi. Quia, aut pro ipsis qualitatibus temporum in quibus carnalis accesus ad generationem fieri debet, utpote si in vere, aut in hieme, autumno, sive aestate; aut pro aetate ipsorum gignentium scilicet utrum tantae aetatis vel tantae erit qui generationi operam dare debet. Utrumque autem horum multum agit ad bonam habitudinem corporis et intellectus ipsorum genitorum.

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136.- De tempore autem prout est qualitas quaedam ipsius temporis postea dicetur i n alia conclusione. De tempore tamen, prout est aetas ipsorum gignentium, hic dicendum est quoniam multum esset generantes tantae aut tantae aetatis esse. Primo quidem valde vitandum est ne homines in parva aetate dent operam generationi. Sequuntur enim multa inconvenientia, quia quando quis enim a parva aetate coitibus vacat, totum eis robur enervatur, et postea debiles sunt, nec valent ad actus bellicos vel aliqua alia opera fortitudinis vel corporalis roboris ut ad duros labores. Etiam ad gignendum potens convenienter non est, cum tota eius virtus a teneritudine exhausta sit. Cum autem aliquis i n aetate robusta generationi vacare incipit, virtus eius integra est et robusta, et manet i n eo robur ad omnes operationes fortitudinis, et semen illud temperatius est et valet sufficienter contemperare semen muliebre. Isti, enim, abundantiores sunt in virtute generativa, pluresque filios gignere possunt. 137.- Aristoteles80 autem circa hoc, i n VII Politicorum, cap. 15, dicit quod viris tempus generandi est usque ad annos 70, i n feminis autem usque ad 50. Et hoc quidem erat tempore suo in quo usque ad plures annos durabat tempus generandi, quia aetas robustior erat. Sicut in prima aetate gignebant homines in anno 100 et 130 et usque ad 500 annos, ut patet Genesis81, 5, cap. 1; postea autem, per aetatum successiones, tempus gignendi abreviatum est. In tempore, ergo, Aristotelis usque ad longiorem aeatem homines gignebant, sed non multo amplius quam nunc, licet a tempore suo usque nunc trasierint anni 1780, cum fuerit tempore Alexandri Magni maceconis.

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140.- Dicit enim Aristoteles82, ubi supra, quod non debent expectare homines ut gignant in ultimo tempore quo gignere possunt. Natura tunc, antequam filii sint adulti, patres deficient viribus, et non sufficiunt ad educandum filios propter aetatem, nec filii sufficiunt ad seipsos, vel patres, educandos propter parvitatem. 141.- Optimum autem gignendi tempus tunc est cum sic filii gignuntur ut ante ad robustam aetatem veniant quam patres eorum viribus carere incipiant. Ut patres filiis parvulis procurent necessaria et filii, ad aetatem robustam venientes, patres iam deficere inchoantes educare incipiant, et nullum sit tempus in quo aut parentes filiis, aut filii parentibus non valeant necessaria ministrare. 142.- Dicit etiam Philosophus83 in eodem VII Politicorum, cap. 15, quod mala generare in 17 vel 18 anno aut simili tempore, propter multa. 143.- Primo, quia pueri nati quando ad aliqualem aetatem deveniunt ita ut cosnoscant patres, videntes sic iuvenes, quasi coetaneos, non verentur multum qualiter patribus verendum erat. Et hoc magnum inconveniens est, quia sic filii indisciplinati erunt. 142.- Secundo, quia quando viri in valde parva aetate uxores accipiunt, propter inexperientiam aetatis quae in parvo tempore fieri non potest, ut patet in I et V Ethicorum, inepti sunt ad regimen aeconomicum, scilicet, ad disponendam rem familiarem. Et sic interdum magnae facultates iuvenibus derelictae faciliter disperduntur. 143.- Tertia ratio est, quia, cum viri parvae aetatis mulieribus commiscentur, filios parvi corporis generant et viribus deficien-

82 80

Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker 1335a). 81 Gen., 5.

Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker 1335a). 83 Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker 1335a).

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tes, quod non expedit perfectae politiae. Generale est, enim, in omnibus animalibus quod foetus novorum animalium imperfecti sunt; et inducit signum quia multae civitates sunt in quibus permittuntur parvae aetatis iuvenes et iuvenculae coniugari, et ibi omnes homines ut communiter parvi sunt. Ratio huius est quod magnitudo foetus geniti est ex virtute seminis generantis. Cum ergo i n iuvenibus deficiat virtus in semine, quia nondum ad perfectionem devenit, sequitur necessario imperfectio in prole, nisi alterum eveniat per accidens. 144.- Quarto, quia in parva aetate coire genitori et genito simul nocent, quia sic coiens viribus caret et membrorum debita quantitate atque proportione privatur. lndisponitur etiam ad vitam, quis actum coitus frequentantes modico tempore vivunt, quia per coitum intempestivum calor innaturalis excitatur desiccans corpora tenera et cum vita consistat in humido radicali et calore naturali, invalescente calore innaturali super humidum radicale disponitur homo ad mortem. 145.- Alia etiam causa huius potissima est quae cuicumque quantumcumque simplici nota est. Mulieribus etiam ante debitam aetatem coire periculosum atque valde nocivum est, quia contingit mori et periclitari i n partubus propter angustiam et parvitatem muliebrium vasculorum et teneritudinem naturae iuvenilis non potentis tantum tolerare dolorem. 146.- Secundo etiam quia in mulieribus sic parvae aetatis coeuntibus sequuntur parvi foetus, dato quod viri perfectae aetatis sint. Et hoc ex duobus est, scilicet, vel propter imperfectionem seminis sive menstrui muliebris, vel propter angustiam vasculorum matricis foetum ad quantitatem parvulam cohibentis. 147.- Tertio, quia per intempestivos coitus ad gignendum indisponuntur, scilicet, ut postea concipere nequeant. Unde saepe

videmus quod aliquae iuvenculae quae in valde parva aetae a viris cognitae sunt, postea concipere non valent. 148.- Quarto, quia valde malum est, nam iuvenculae in parva aetate coitibus assuetae ardentiores efficiuntur et intemperatissimae, quae, postea, nec multiplicatis coitibus sacientur. 149.- Aetas, ergo, convenientissima ad gignendum, ut ait Aristoteles84 in prae allegato libro VII Politicorum et cap. 15, i n viris est ad annum 36 vel 37, sive paulo ante vel post, in feminis autem ad annum 18 vel 2O. Et convenit ista generatio proli genitae et patri generanti ad bonam corporis habitudinem et communicationem aeconomicam, quia filii geniti in anno 36 vel paulo ante, erunt perfecti viri et potentes generare antequam patres deveniant ad senectutem cum viribus carent, et sic patribus providebunt sicut eos parentes adhuc pueros teneros nutriverunt. 150.- Item, dicit quod, licet viri usque ad annum 70 gignere possint, tamen non debent gignere usque ad ipsum tempus, quia foetus iuvenum et senum imperfecti sunt corpore et deficientes valde in intellectu. Cuius ratio est, quia perfectio intellectus nostri quantum ad cognitionem quam habet, dum est coniunctus, dependet vel mensuratur secundum perfectionem phantasiae et organorum cognitivorum; non quod intellectus alligatus sit corpori vel determinet sibi certam qualilatem organi, sicut virtutes organicae, ut visus, auditus et caeterae. Sed quia ad actum suum praesupponit actus organorum praecessisse vel actualiter esse, et sic dicimus quod caecus non iudicat de coloribus, quia caret virtute organica quae requirebatur habuisse actum ante operatio-

84

Aristóteles, Política, lib. I, cap. 12 (Bekker 1259b); lib. IV, cap. 16 (Bekker 1335a).

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nem intellectus; sic enim, ait Aristoteles85 in primo Posteriorum, quod necesse est illa scientia carere de cuius obiecto potentia sensitiva caremus. Etiam quia ad intellectionem requiritur actualis conversio intellectus super phantasmata, ut ait Philosophus86 tertio De anima, oportet intelligentem circa phantasmata speculari. Si ergo phantasia non sit disposita, non poterit intellectus habere actum suum, vel habebit eum valde imperfectum. Et ista sola causa est quare homo cum est ebrius non intelligit, aut modicum et distorte intelligit. Etiam quando est dormiens. 151.- Si, enim, intellectus non haberet actualem conversionem ad phantasmata ad intelligendum, non minus homo intelligeret cum esset ebrius quam cum esset sobrius, quia intellectus in se aequaliter dispositus est, licet non afficiatur aliqua corporali passione, quia mere incorporeus est. Qui ergo meliora organa habet melius intelligit. Sed dispositio orgarnorum, fit secundum qualitatem seminis ex quo corpus formatur et secundum influentiam caelestem disponentem semen. Tamen in senibus et iuvenivus nimis adhuc perfectum non est, vel a perfectione iam decidit. Ergo tales foetus imperfecti sunt secundum intellectum. 152.- Concludit, ergo, Philosophus quod, secundum sententiam philosophorum et poetarum, tempus vacandum generatione in viro ad formandas perfectas proles debet esse ab anno 36, vel paulo ante usque ad annum 50 vel 54. Haec quidem ad bonitatem prolis, tam secundum, corporis habitudinem quam perfectionem intellectus indubitatissime constant. 153.- Licet de hoc iura humana, maxime ecclesiastica, non multum curaverint, conce-

dentia matrimonialia foedera iungi in primordio pubertatis, quae in 14 anno viris, feminis autem in 12, evenire solet, vel cum ex habitudine corporis demostrant quod generare possint, ut ait Isidorus87, Ethimologiarum, lib. XI, cap. 2, et Extravagante, de sponsatione impuberum, cap. puberes. 154.- Ratio horum est, et primo de iuribus humanis civilibus. Quia iura illa civilia tanquam primun et summun bonum intendunt pacem politicam, ut patet ex principio VII Politicorum88. Si tantum homines ante annos 36 coniungere matrimonialia foedera vetarentur, cum iuvenes ante illam aetatem violentissime ad actum venereum incitentur, tota civitas libidinibus repleretur. Ex quo innumerae seditiones ortae dicessum facerent politiae. Potius, ergo, consentit aliqualiter proles imperfectas quam patiatur totam destrui poliliam. 155.- De iure ecclesiastico sive divino, inter quae nunc non distinguo, licet distincta sint. Ratio ista est quia ius divinum magis intendit prohibere homines a peccato ut perficiantur in vita aeterna quam, consentiendo peccatum, deducere homines ad temporaneam perfectionem. Homines autem, cum ad pubertatem deveniunt, incipiunt ad coitum inflammari. Quod si salubri remedio matrimonialia foedera iniendo honeste passioni illi non provideatur in hominibus imperfectis, necessario omnia genera libidinum sequerentur in hominibus imperfectis, necessario omnia genera libidinum sequerentur. Magis intendit devitare ius divinum quam homines ad quamcumque corporis vel intellectus perducere perfectionem. ldeo Apostolus ad fornicationis vitandae remedium uxorem accipere consulit, cum dicit, I Corin-

85

87

Aristóteles, Analytica Posteriora, lib. I, cap. XVIII (Bekker 81b). 86 Aristóteles, De anima, lib. III, cap. 7 (Bekker 431a).

Isidorvs, Ethimologiarum, lib. XI, cap. 2 (P. L., 82, 415). 88 Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 2 (Bekker 1325a).

De optima politia

tios89, 7 cap.: “Ununsquisque uxorem suam habeat propter fornicationem”, scilicet, vitandam, “Melius est enim nubere quam uri”. Cum enim ecclesiastica politia ad politiam caelestem, subordinetur, magis curat perficere homines respectu illius a peccatis distrahendo quam hic temporaliter perficere in corpore et intellectu aptissimos faciendo. 156.- Alia autem adhuc potentissima ratio est, licet honesta non sit. Quia, ut secundum vulgatissimam carnalium opinionem loquitur, quis de continentia sua fructum aeternae beatitudines non sperans, nemo tanto perficiendae politiae amore flagaret toto tempore iuventutis, in qua motus potentissimi sunt, usque ad annum 36 ut iocunditate venerea se privaret. Talis, ergo, lex, licet in se bona foret, a nulla tamen unquam politia observata est. 157.- Sit tertia conclusio politicum curantem perfectas facere proles gingnentium oportet spectare occupationes. Est sensus: quia qui vellet habere curam de gignendo proles perfectas, sive ille perfectionem talem inducere volens politicus sit, et hoc curet inducere in tota politia; sive alius vir quicumque sit debet considerare labores sive ocupationes generantium. Dicit, enim, Aristoteles90 VII Ethicorum, cap. 15, quod viri volentes generationi operam dare debent mediocres habere labores, ita ut nec labores fortissimi et constringentes sint, nec rursus volentes gignere otiis occupentur. Nam quaelibet istarum dispositionum non modicum confert ad bonam corporis habitudinem et perfectionem intellectus. 158.- Ex hoc enim sequitur quod illi viri vacantes deliciosis cibis et potibus nullis laboribus aut solicitudinibus occupaturi, filios turgidos sive inflatos gignunt et

89

I Cor., 7, 2.9. Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker 1335b). 90

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infirmos corpore et secundum intellectum ineptos et ad motum tardos, ad omnem tamen corruptionem, id est, aegritudinem dispositissimos. 159.- Ratio huius est, quia indigestio seminis et superflua humiditas inflativa est et carnes mollissimas reddit quadam mollicie muliebri dispositissima. Nec oportet generationi operam daturos fortibus laboribus implicari frangentibus corpora humana, cuius sunt artilusio et alia genera fortium exercitiorum, vel quotidiana conversatio i n armis quemadmodum in bellis, et conformiter in agricolis qui quotidianis magnisque laboribus affligunt corpora sua. 160.- Cuius ratio est quia fortes labores et nimius motus causant ardorem excessivum innaturalem, qui non solum superfluas humiditates digerit, sed etiam spiritus seminis in quibus totus vigor est exhalare facit et ipsam naturalem humiditatem exurit. 161.- Ex quo sequitur quod aliquando videtur, scilicet, quod filii hominum nimis studiosorum, qui geniti sunt eo tempore quo patres studii solicitudinibus vigilantius intendebant, parvi corpore sunt et viribus debiles, nec abundantes in intellectu; immo, ut plurimum, de stultitia suspecti. Cuius ratio est: quia nimia cura studii totum hominem exurit et desiccat. Semen autem cum desiccatum est, caret debita humiditate secundum quam augmentum in corporibus est. Augmentatio, enim, in humido et tenero fit. Ideo, ea quae semel arescunt vel ariditati propinquant, postea augeri non valent. Desiccato vel exusto semine, membra organica desiccantur Cum autem phantasticum organum debitam humiditatis proportionem coexigat, fit ut hi, qui aliqualem phantasiae desiccationem incurrunt, in quamdam stultitiae sive dementiae et admirationis speciem referantur. 162.- Quod patet in lunaticis et furiosis illis qui habent lucida intervalla. Nam, cum luna totius humiditatis sit mater, ut manifestatur in fluxu et refluxu abundantius facto i n

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duabus quadraturis quam in reliquis duabus. Cum enim luna in augmento est, quia influit abundanter de humiditate, lunatici e furiosi habentes lucida intervalla bene iudicant; cum autem luna decrescit, quia non influit sufficientem humiditatem, desiccatur in eis organum phantasticum et incipiunt fortiter furere. Simile etiam videmus in cholericis adustis qui necessario sicci sunt; ideo, generaliter ad dementiam proni sunt, nisi magno regimine defensendur. 163.- Ex hoc etiam sequitur quod viri valde amatores qui magno tempore amant, nec desiderio suo potiti sunt, ad gignendum indispositi sunt; et si gignant, sequerentur proles deficientes secundum omnia supradicta. 164.- Cuius ratio est, quia sicut curavehementes studiorum materiam seminalem exurit et foetus secundum corpus et intellectum imperfectos reddit, ita nimius amor corpora amatorum exurit, et, fortius adhuc, nulla namque passio est et nec quisque labor qui ita virum totaliter absumat et destruat, ut magis infra dicitur. Iste, ergo, irrationabilis atque vehementissimus ardor, immo potius furor, amantem cito atque potentissime dessicat et exustum reddit. 165.- Ex quo sequitur id quod communiter videmus in amantibus, quod pallidi sunt. Et iste est verus color eorum si ardenter ament. Sic, enim, Ovidius91 huius disciplinae magister ait in primo libro De arte amandi: 166.- Palleat omnis amans: color est hic aptus amanti. 167.- Cuius ratio est, quia cura nimis ardens et continua sollicitudo corpus potentissime exurunt. Est autem in corporibus humanis quidam rubor subcutaneus sanguis, id est, sub cute positus, a quo quidam rubor i n superficie cutis ostenditur. Cum vero ardens

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P. Ovidivs Naso, Ars amatoria. Edidit brevique adnotatione critica instruxit E. J. Kenney, Oxonii e Typographo Clarendoniano, 1965, lin. 729.

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cura subcutaneum exusserit sanguinem, convertitur in negredinem, ex quo sequitur necessario in superficie cutis quidam color pallidus vel luridus ad nigredinem tendens. Si autem in vultu hominis rubor non sit, est saltem quaedam humiditatis teneritudo intra cutem locata eam distendens atque candidam efficiens et haec a vehementissimo ardore amantium absorbetur. 168.- Ex quo vultus necessario in rugas contrahitur et ad colorem atrum tendit. Et ex eisdem causis sequitur id quod communiter videmus, scilicet, quod filii agricolarum qui magnis laboribus occupantur, parvi corpore nascuntur et exiguas vires habent, quia nimius iabor et motus materiam seminales exurunt. 169.- Sequitur etiam et alterum quod videmus, scilicet, quod filii pastorum magna et pulchra et robusta corpora habent, quia pastores magnis laboribus non occupantur molentibus corpora, nec rursus totaliter otiantur, quia moventur congruenti motu, et frigoribus atque ardoribus caeli patent et habent quosdam alios labores et exercitia quae sunt sufficentia ad congruentem seminis digestionem. In feminis vero idem observari oportet, quia non debent duris laboribus studere postquam conceperunt, quia possent faciliter abortum pati. Et si forte semen formatum nondum sit vel etiam si formatum est, calor innaturalis insurgens causat i n foetibus eamdem inconvenientiam quam de viris diximus, scilicet, desiccationem seminis et indispositionem ad corporis augmentum et robur, et malam intellectus humiditatem consequentem organa phantasiae. 170.- Quarta conclusio sit: Si prolis perfectio a generantibus requiratur, necesse est ut de loco et positione nimium laboretur. Est sensus: quod si quisquam perfectas proles gignere cupit debet considerare locum in quo gignit et contra quam partem mundi locus ille situatus est. De locis autem ad generationem

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De optima politia

ait Aristoteles92 in VII Politicorum, cap. 15, locum eligi oportet magis declinantem ad frigiditatem quam ad calorem vel saltem medio modo se habentem. Nam videmus quod homines nati in terris frigidioribus ut communiter et secundum quod huiusmodi robustiores sunt et maiora corpora habent quam homines nati in terris calidis, ut ait Philosophus93 VII Politicorum, cap. 5. 171.- Cuius ratio est, quia frigiditas loci circumstans constringendo detinet seminis spiritus ne exhalent, in quibus tota vis prolis futurae est, sive quantum ad robur, sive quantum ad corpulentiam. Calicitas autem loci disgregat et subtiliando aperit, atque spiritus seminis exhalare facit. 172.- Debet etiam locorum positionem inquirere, scilicet, contra quam mundi partem, vel contra quem ventum pars illa loci generationis pateat, scilicet, an contra austrum vel contra boream aut subsolanum, vel savonium. Non est enim conveniens generatio in locis sitis contra austrum, id est, quod sint inclinata ad ventum australem ut ea totaliter et directae perflare possit; et quod ex parte boreae alii elevationem aliquam habeant, ita quod boreas ea non tangat vel modicum tangat, sed est convenientissima generatio in locis positis contra boream. Mediocris autem est in locis sitis contra subsolanum, qui est ventus orientalis flans de puncto orientis, et in locis qui sunt contra favonium qui est ventus directe occidentalis. 173.- Debet etiam attendi quis ventus tunc proflet cum generatio sit. Nam flante borea, generatio convenientissima est, vel duobus colletaralibus eius. Flante vero austro aut aliqua de duobus collateralibus, mediocris generatio est, melior tamen in collateralibus eorum vergentibus ad boream quam vergenti-

bus ad austrum. Ratio horum est, quia ventus borealis sua frigiditate spiritus seminis continet ne exhalent et sua subtilitate et siccitate humiditates viscosas desiccat et consumit, quod foetui valde convenit. Venti australes e converso sunt calidi et humidi, inflant igitur corpora et humefaciunt, quod valde repugnat bonae habitudini foetus. Ventus autem favonius et subsolanus cum collateralibus suis temperatae caliditatis et frigiditatis sunt et humiditatem convenientem habent. 174.- Ex hoc etiam sequitur quod proles illae quae in hieme frigidissima generantur flante borea et terra gelata, caeteris paribus meliores sunt ex causis supra positis, scilicet, ex frigiditate continente spiritus seminis. Proles autem in calidissima aetate genitae pessimae sunt, deficientes intellectu et corpulentia et viribus, propter caliditatem facientem spiritus seminis exhalare. Ad quod remedium est ut qualitates locorum et ipsorum qualitatibus temperentur, scilicet, quod homines habitantes in terris frigidis valde generationi operam dent incipiente vere. Et si terra excessive frigida est, incipiant i n ipsa aetate, quemadmodum sunt terrae existentes in septimo climate et ultra climata i n partibus tendentibus versus arcticum polum. Quia si habitantes in terra valde frigida i n hieme frigidissima coitibus vacarent, gignerentur quidem proles secundum corpulentiam et robur perfectae, in nimis deficientes, quia nulli omnino spiritus exhalarent, essentque omnes tales homines nimis passionati et ad omnia impetuosi, de quod Aristoteles94 VII Politicorum, cap. 5. Si autem illi vere aut aetate coeant, ipsa loci frigiditas adiuvabit ad continendum spiritus seminis. Temporis autem aliqualis caliditas faciet ad seminis digestionem, et ita generabitur proles secun-

92

Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker 1335a). 93 Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 5 (Bekker 1327a).

94

Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 5 (Bekker 1327a).

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dum corpus et intellectum medio modo temperata. 175.- Ex quo sequitur quod nulla terra est aptior ad gignendos homines perfectos secundum intellectum et secundum corpus sit quam terra quarti climatis in qua nos habitamus. Nam licet terrae quae sunt in septimo climate et ultra septimum, scilicet, in octavo et versus decimum, sicut sunt Anglia, Alemania, Dacia, Norvegia et aliae terrae accedentes ad polum, ad faciendum corpora hominum in calore et animositate et robore potiora valeant, ut communiter, magis quam ista, haec, tamen, utrumque gignit, scilicet, corpulentiam concedentem et vires sufficientes et promptissimum intellectum. Hominumque huius quinti climatis fortia gesta et sapientia per historias, si inquirantur, maiora reperientur quam in omnibus aliis climatibus simul sumptis. In hoc, enim, climate Roma, in hoc Graeciae pars in qua olim magna floruerunt studia, in hoc etiam caeterae probitates abundantius reperientur. Qui autem in terra valde calida gignere volunt, observent tempus hiemale; non quidem quando auster cum magna aquarum copia orbem perflat, quare tunc proles inflantur, sed cum aquilo fortis pruinas et vehementia frigora generavit. 176.- Ex superioribus sequitur corollarium: sub utroque polorum arctici sive antarctici generationem vel corruptionem naturaliter impossibile est dari. Patet, quia sub alterutro polorum tanta est loci frigiditas ut semen infringet et condenset, congelet atque mortificiet, ut nullo modo semen virile muliebri menstruo uniri possit. Et si aliquo modo coniungantur, ita calor seminis expirat excludente illum loci frigiditate, quod non est ibi aliqua vis digestiva menstrui muliebris et formativa foetus, quae sunt necessaria ad generationem. 177.- Et si arguas quod frigiditas illa non tollam generationem quia aqua frigida est, tamen pisces in aquis generant. Responsio

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detur quod non quaelibet frigiditas loci repugnant generationi, sed frigiditas immoderata: Immo ipsa frigiditas ad generationem adiuvat quando moderata est, quia per antiparistasim percutit calorem et facit illum recludi et fortificari et non sinit spiritus exhalare, ideo sic digestio uberius celebratur et spiritus manentes fortiorem atque corpulentiorem foetum reddent. Frigiditas autem immoderata qualis sun quolibet polorum est cogit virtutem siminis extingui atque deficere. 178.- Licet de hoc distingui possit. Quia sicut non est idem sanum homini et piscibus, ut ai Aristoteles95 in VI Ethicorum, capitulo, de sapientia, ita nec dicitur idem frigidum vel calidum respectu hominis et piscium. Ideo bene stat quod piscibus aqua frigida non sit et ibi generent; hominibus autem frigida est, et ibi generatio esse non posset. Est quia pisces in aqua vivunt et foris vivere non possent; homines autem in aëre vivunt et intra aquas vivere non possent si aquas eorum viscera subintrarent. 179.- Item alio modo dici potest, scilicet, quod licet aqua in quibus pisces morantur nobis frigidae sint simpliciter, tamen non ita frigidae sunt ut generationem excludant. Nam aquae calefiunt a sole per radios incidentes et per radios reflexos penetrantes profunditates aquarum et magnam partem terrae; ideo reperitur ibi calor sufficiens ad digestionem seminis piscium. Et sic comparari non potest frigiditas fluviorum frigiditati quae sub polo. Nam, ut ait Philosophus96 i n II Physicorum, sol et homo generant hominem. Si, ergo, sol non existeret, impossibile esset gigni hominem, quia derivatur virtus causarum superiorum per istam concatenationem naturae. Sic, ergo, eo non existente

95

Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. VI, cap. 7 (Bekker 1141a). 96 Aristóteles, Physica, lib. II, cap. 2 (Bekker 194b).

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De optima politia

non fieret generatio. Ita eo non influente conformiter non fiet generatio; scilicet, sub partibus subiectis utrique polorum sol influere nequit. Ergo non erunt ibi generationes. 180.- Et patet, quia partes suppositae polis sunt maxime distantes ibi toto orbe ab ipsa aequonoctiali linea et tota zodiaci latitudine. Sol tamen et caeterae stellae agunt in ista inferiora per radios qui sunt duplices, scilicet, incidens et reflexus. Scilicet, sub polis neuter horum radiorum esse potest, nisi debilissime. Ergo nec erunt generationes. De radio incidenti patet, quia radius incidens est quid directe cadit a corpore luminoso super aliquam rem. Et ad istum radium requiritur elevatio corporis luminosi super corpus i n quod radius incidit, et non quamtacumque elevatio, scilicet, elevatio satis magna versus perpendicularem. Nam si modicum elevetur corpus radians super corpus radiatum, erit quidem radius incidens, scilicet, ad causandum calorem aliquem, tantum erit ac si non foret. Huiusmodi autem evenit in sole quantum ad partes suppositas polo arctico. Quonlam si sol steterit ibi tota medietate zodiaci quae est a libra usque ad arietem, occultabitur illis partibus, sicut occultatur nobis sol toto tempore noctis et erit eis una nox dimidii anni. Cum autem pervenit sol ad arietem, scilicet ad aliam medietatem zodiaci aquilonarem, incipit apparere terrae illi; et tamen modicum elevatur, ita quod radii elus valde modicum incidunt. Et quia radii incidentes modici caloris causativi sunt, sed radii reflexi. Sub polo autem modica reflexio fieri potest, quia in maxima elevatione solis super partes illas erit directio vel elevatio 2 3 graduum et aliquorum minutorum, iuxta mensuram declinationis capitis cancri ab equatore diei. Tam parva autem elevatio ad causandum radios reflexos nihil est, maxime quia loca media, per quae transire debet radius ante ipsum polum, satis plena sunt nebulis, licet sub ipso polo nebulae esse non

possint. Ideo nulla actio solis erit in illa parte orbis. 181.- Conformiter autem dicendum est de altero polo, scilicet, de antarctico, qui est meridianus quantum ad partes subiectas ei. Frigiditas ista sub polis non solum ratione coniicitur, sed etiam experimento probatur. Nam in partibus illis versus septentrionem, scilicet, ultra Angliam et Norvegiam et terram Scotorum et Orchades insulas, sunt tanta frigora ut flumina perpetuo gelata sint et quadrigae super ipsa moveantur. Si ergo i n his terris tanta frigiditas est ubi elevatio poli vix 60 graduum est, quid erit cum perveniantur ad insulam Thule quae est ultimus locus i n parte septentrionali orbis, ut ait ait Boethius97 De consolatione, lib. 3, met. 6, cum dicit et serviat ultima Thyle? In hac insula dies in qua sol accedit ad caput cancri, scilicet in medio mensis iunii, est dies unus 2 4 horarum integrarum, ita quod nulla tunc nox est et postea decescunt dies ibi sicut hic. De quo Solinus98 in Polistor, cap. de britannia. Si ergo in terra illa, ubi 60 graduum vel quasi elevatio poli est, tanta diversitas est a nostra salamantina regione, in qua elevatio poli est graduum 41 et 10 minutorum, quanta diversitas in frigiditate erit continue augmentando eam donec veniatur ad terram in qua 9 0 graduum elevatio est? Et istae sunt partes terrae vel aquae subiectae polo arctico. 182.- In illa ergo parte orbis nec flumina nec fontes sunt, quia ad generationem fluviorum requiruntur fontes. Sed fontes ibi esse non possunt, quia ad generationem fontium requeritur quaedam caliditas inclusa in terrae visceribus elevans vapores convertibiles i n 97

Anicivs Manlivs Torqvatus Severinvs Boetehivs, Consolatio philosophie, lib. III, carmen V. Edidit L. Bieler, in Corpus christianorum, Series latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. 45, lins. 1-10. 98 C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabilium (sive Polyhistor), 22, 9 (Mommsen, p. 101, lin. 110-p. 102, lin. 3).

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aqua et frigiditas loci condensantis vapores elevatos ad conversionem in aquam. Sed i n terra illa non potest esse aliqua caliditas. Ergo nec erunt fontes. 183.- Eodem modo nec possunt arbores gigni nec herbae, quoniam omnia ista calorem moderatum requirunt et teneram materiam. Quorum neutrum possibile est sub polis existere propter frigiditatem intensivam excludentem omnem gradum caloris et nimiam siccitatem omnia indurantem; immo nec ibi lapides generabuntur. Sola ergo ibi terra durissima est et mare usque ad fundum gelatum. Et sic dicendum est quod lbi non possunt pisces generare; immo nec possunt esse. Quia non est ibi aliqua aqua, sed mare perpetuo gelatum usque ad fundum. Nec est hoc incredibile, cum ratio ipsa necessario hoc convincat secundum actionem causarum naturalium. 184.- Non ergo poterat ibi homo gignere; immo nec posset ibi aliquo modo, saltem per brevissimum tempus, vivere. Sed s i aliquis angelus aut demon hominem quempiam illuc deportaret confestim moreretur. Nulla enim frigiditas maior est in toto universo, nec naturaliter possibilis est. Nisi forte dicamus quod Deus maiorem causaverit in inferno ad reorum punitionem, quia dicitur Iob99, 24 cap.: transibunt ab aquis nivium ad aquis nivium ad calorem ignium. 185.- Sit quinta conclusio: Quamvis i n eodem viro conveniens esse possit uxorum pluralitas, in eadem tamen femina totiae rationi dissonat virorum diversitas. Id est, quod licet unus vir possit habere plures uxores, et non repugnat hoc rationi, tamen una mulier non potest viros multos habere, quia valde repugnat rationi. 186.- Nam aliquis quaeret cum liceat viro plures uxores habere, deberet uxori licere habere multos viros. Et patet aliqua ratione. Nam cum coniunctio matrimonialis sit ad

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generationem, et interdum femina accipit aliquem virum qui frigidus est vel maleficiatus; et hoc, sive ante coitum fuerit frigiditas et maleficium sive postea eveniat, impedietur finis matrimonialis. Et sic ex aliis multis accidentibus quae quilibet excogitare potest. Deberet, ergo, uxor tunc posse recipere multos viros. 187.- Ad hoc respondetur secundum Augustinum100 in libro De bono coniugali quod non est simile de viro et uxore propter multas causas. 188.- Et prima est dignitas sexus, quia vir est caput uxoris et non uxor caput viri, ut patet Corinthios101, cap. 1. Ideo multa oportet viris permittere quae non oportet permittere feminis. 189.- Secunda ratio est quia quod eadem mulier habeat multos viros repugnat intentioni naturae. Natura enim invenit coitum, vel Dei voluntas statuit atque humana ratio dictavit: ut per coitum fieret generatio et conservaretur natura specifica secundum successionem. Sed, si eadem mulier multos viros haberet, impediretur ista intentio, quia nunquam gignere posset. Mulier namque quae a pluribus cognoscitur in tempore vicino sibi concipere nunquam potest; sicut patet de meretricibus quae, cum a plurimis cognoscantur, a nemine tamen concipiunt. 190.- Si autem mulier a diversis viris diversis temporibus cognoscatur, concipere de utroque potest. Ita tamen quod prius pariat foetum quem ab uno concepit quam ab alio concipiat. Compertum tamen est eamdem mulierem a duobus viris concepisse, ita quod post conceptionem ab uno factam, concipiat ab altero. Natura licet communiter facta conceptione claudatum orificium matricis ita ut semen intrare non possit et sic nec conceptus celebrari, tamen interdum contingit ut

100

99

Iob., 24, 19.

Avrelius Augustinus, De bono coniugali, cap. 17 (P. L, 40, 387). 101 I Cor., 11, 3.

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etiam conceptus fiat facto alio conceptu; utpote quia aut mansit os matricis apertum, aut quia postea ex fervore libidinis apertus est, ut ait Solinus102 in Polistor, cap. de his quae mirabilia fuerunt in homine, scilicet, quod Alcmena peperit Herculem et Iphiclum fratrem suum, quos diversis conceptionibus edidit; quod pro tanto manifestatur, quia diversis temporum intervallis nati sunt, utpote si unus post alium uno mense ex eodem utero natus sit. Hoc tamen rarissime visum est. Ideo ad haec lex humara adaptari non poterat. 191.- Quia ergo si eadem uxor plures viros haberet, isti eisdem temporibus velut eis placeret ad hanc accedere vellent. Sequeretur inconveniens supra assignatum, scilicet quod ista uxor concipere non posset. 192.- Non est autem hoc inconveniens in viro cum plures uxores habeat. Quia poterunt plures uxores ab ipso concipere; et hoc in tempore satis vicino nec una impedietur per alteram. Sicut Loth duas filias suas i n duabus sibi succedentibus noctibus impregnavit, scilicet, una nocte maiorem et sequenti nocte minorem, ut patet Genesis103, 1 9 capitulo, et utraque virgo erat, quod adhuc maiorem difficultatem ingerebat. 193.- Ratio diversitatis inter virum et uxorem est quia vir est emittens et femina recipiens. 194.- Tertia ratio, secundum Augustinum, est quod pluralitas virorum ad ea dem uxorem repugnat sacramento matrimonii. Nam matrimonium est magnum sacramentum inter Christum et Ecclesiam, ut ait Apostolus ad Ephesios104, 6. In hoc autem sacramento vir, id est Christus, unicus est.

195.- Uxor tamen, id est Ecclesia, licet una sit in se tota, quodammodo tamen multiplex est; et non solum 15 in diversis temporibus, ut Ecclesia et Sinagoga, sed est i n eodem tempore ut distinguit Augustinus, scilicet, quadruplex ecclesia: ut Ecclesia contemplativorum, signata per Racchelem; Ecclesia activorum, signata per Liam; Ecclesia contemplativorum mercennariorum, signata per Balam ancillam Rachelis; Ecclesiam activorum mercennariorum, signata per Balam ancillam Rachelis; Haec autem ratio aliqualiter quantum ad nos convincit; quantum ad statum politicum inter gentiles vel saracenos aut iudaeos, inter quos non curatur de significatione sacramenti, nulla est. 196.- Quarta ratio, secundum ipsum, est quia quod una uxor habeat plures viros repugnat paci aeconomicae. Vir autem et uxor non solum accipiuntur quantum ad comunicationem naturalem, quae est propter similem tertium derelinquere, ut ait Philosophus105 i n I Politicorum, cap. 1, quod principale est; sed etiam propter comunicationem aeconomicam quae est ad conservationem individui, ut declarat Aristoteles106, 1 et 2 capitulo primi Politicorum. Pax autem aeconomica consistit in bona habitudine rectoris aeconomici ab subditos. Rector autem est vir, subditi sunt uxor et filii et servi. Si autem ponerentur plures viri eiusdem uxoris essent plures rectores aequales eiusdem domus. Quod nec ratio nec natura patitur, quia omnis potestas consortem recusat. Sic enim ait Lucanus107 I lib., De bello Iulii Caesaris et Pompei: 197.- Nulla fides regni sociis, omnisque potestas

105 102

C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabilium sive Polyhistor), 1, 60 (Mommsem, p. 14, lins. 7-8). 103 Gen., 19, 31-38. 104 Eph., 5, 32.

Aristóteles, Política, lib. I, cap. 1 (Bekker 1252a). 106 Aristóteles, Política, lib. I, cap. 1 (Bekker 1252a); lib. I, cap. 2 (Bekker 1253a). 107 M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib. I, lins. 92-95.

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Inpatiens consortis erit. Nec gentibus ullis Credite, nec longe fatorum exempla petantur: Fraterno primi mandurunt sanguine muri. Idem vult Statius108, in Thebaidae, scilicet, [Ambitus impatiens et] summo dulcius
P. Papinivs Stativs, Thebaida, in Opera, I. Bernardinvs, ad libros veteres recensuit, scoliis illustravit, Coloniae Allobrogum, apud Petrum et Iacobum Chobet, 1612, lib. I, pp. 147, lins. 129-130. 109 Mt., 6, 24-25. 110 Aristóteles, Metaphysica, lib. XII, cap. 10 (Bekker 1076a).

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non dominatur, sed subdita est. Sic patet I Corintios111, 11, et I ad Timotheum112, 2º capitulo: “mulierem autem docere non permitto, nec dominari in virum”. Datis, ergo, pluribus uxoribus eidem viro, non dantur plures rectores eiusdem aeconomiae, sed unus. Sed dantur multi subiecti ad quos non sequitur turbatio. Natura, datis multis subiectis, non dantur multa principia agendi, nec movendi, quia subditus secundum quod huiusmodi non habet in se principium sui motus, sed movetur a praelato vel rectore. Datis autem pluribus rectoribus, dantur plura principia agendi; et sic sequitur turbatio aeconomiae. 201.- Praeter has rationes beati Augustini, possunt aliae. Et sit prima quod eidem viro interdum bona est pluralitas uxorum, ut si forte ex una gignere non potest, quod gignat ex multis. Sicut Abraham fecit; quia Deus promiserat ei seminis multiplicationem, et quia videbat quod non potuisset gignere ex Sara cum multo tempore generationi operam dedisset, ex consilio et praecibus Sarae accepit aliam uxorem, scilicet, Agar, et ex illa genuit ut patet Genesi113, 1 6 capitulo. 202.- Secundo, quia si eidem feminae darentur plures viri, dato quod ista femina gigneret cum isti viri ad eam accederent quam vellent, raro daretur quod cognoscerentur proles. Hoc autem est magnum inconveniens; quia patres valde desiderant cognoscere filios suos, solum enim tunc matres filios cognoscerent, viri autem non, quod erat tollere quamdam magnam delectationem. Hoc autem non sequitur datis multis uxoribus eidem viro; quia tunc qualis mater cognosceret filium suum et vir cognosceret omnes natos ab illis uxoribus esse filios suos.

111 112 113

I Cor., 11, 3. I Tim., 2, 12. Gen., 16, 1-16.

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203.- Tertia ratio quia pluralitas virorum eidem mulieri repugnat intentioni naturae et rectitudini finis destinati a ratione. Natura enim et recta ratio volunt matrimonium ad proIem. Sed una uxor ex uno viro gignere sufficienter potest. Ergo si poneretur alius, ille non esset ad gignendum, sed ad deturpandum et obstandum generationi. Satis enim notum est quod si una uxor simul plures viros vellet quod non ad gignendum, sed ad explendam libidinem faceret; iste autem finis deordinatus est et male prostitutus. 204.- Eumdem autem virum plures habere uxores bene stat, non ad libidinem, sed ad prolem; quia ad libidinem una ei sufficit, ad prolem autem non sufficit, quia postquam una concepit, usque ad novem vel decem menses concipere interum non potest. Potest autem unus vir in eodem anno multos filios ex diversis uxoribus procreare, sicut refert Franciscus Petrarcha114 de quodam rege, i n libro De prospera fortuna, qui 600 filios genuit. Necesse autem erat de isto quod, i n quolibet anno, 2O vel 30 filios gigneret. 205.- Quarta ratio, quia pluralitas ista repugnat paci politicae et aeconomicae. Natura, si plures viri eidem uxori esent, contingeret omnes simul ab eadem uxore debitum petere. Sed quia non poterat simul cuilibet reddere, sequeretur magna discordia inter viros et vulneratio. Sic enim, in duobus tauris aut in aliis brutis contendentibus super eadem femella, sit interdum mors et dura vuineratio. Fortius autem amor iste viris infigitur, quia cognoscunt. Quod autem cognoscitur magis amatur: bestiae autem non cognoscunt sic. Omnis autem amor in hominibus tam viris quam feminis, fortis sit nimium patet; quia nullus, enim, labor magnus videtur amanti: ignes non timet, nives spernit, gladiis se opponit, omniaque

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F. Petrarca, De remediis utriusque fortunae, Basileae apud Sebastianum Heenricpetri, 1582, lib. I, p. 69, dialogus 79: de filiis adoptivis, et privignis.

pericula sibi grata reputat, dum tamen consequatur amatum, ut ait Seneca115 tragedia 4 , cuius nomen Hippolytus, in actu 2, in carmine 2, cum Phaedra, amore flagrans, Hippolytum alloquens introducitur dicens: 206.- Me uel sororem, Hippolyte, uel famulam uoca, famulamque potius: omne seruitium feram. Non me per altas ire si iubeas niues pigeat gelatis ingredi Pindi iugis, non, si per ignes ire et infesta agmina cuncter paratis ensibus pectus dare. Mandata recipe sceptra me famulam accipe: Sine receptam supplicem ac servam rege miserere. 207.- Viduae Orphaeus etiam qui caetera suis cantibus superaverat, amorem fortem superare non potuit. Sed, quo potentius omnia terrae infernique monstra placaret, fortius in eo recudescebat amor, ut ait Seneca116, in tragoedia I, cuius nomen est Hercules furens, in carmine 4, quod incipit: 208.- “Immites potuit flectere cantibus umbrarum dominos et prece supplici”. 209.- De hoc etiam Boethius117 De consolatione, lib. III, metro ultimo, scilicet, felix qui potuit fontem [boni] visere lucidum. Tanta enim amoris vivacitas et vulnerandi potestas est, ut non iniuria eum antiqua gentilas sagittas et ardentes faces habere dixerit, ut ait Isidorus118 Ethimologiarum, lib. 8 ubi agit de diis gentium. 115

M. Lvcivs Annaevs Seneca, Phaedra, lins. 611-617; lins. 622-623. 116 M. Lvcivs Annaevs Seneca, Hercules furens, lins. 569-570. 117 Anicivs Manlivs Torqvatus Severinvs Boethivs, Consolatio philosophiae, lib. III, carmen XII. Edidit L. Bieler, in Corpus christianorum, Series latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. 62, lins. 1-2. 118 Isidorvs, Ethimologiarum, lib. VIII, cap. 82 (P. L., 82, 322).

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210.- De hoc etiam Seneca119, tragoedia 4, quae dicitur Hippolytus, carmine 3, cap. 5: 211.- Diua non miti generata ponto, Quam uocat matrem geminus Cupido, Nulla pax isti puero: per orbem spargit effusas agilis sagittas, tela quem certo moderatur arcu! Non habet latam data plaga frontem, Nouit hos aestus. Iuuenum feroces concitat flammas senibusque fessis. 212.- Solus enim amor est qui viros fortes emollit, dura quaeque confringit. Et non inmerito, quia fortis est ut mors dilectio et dura ut infernus aemulatio; lampades eius lampades ignis; aquae multae non poterunt exitinguere eam, nec flumina obruent illam, Canticorum120, 8 capitulo. 213.- Satis enim hoc patet in Hercule, qui, cum omnia terrarum inferorum monstra indomitis illis viribus domuisset, solo amore Ioles filiae regis Etholiae, superatus, ad ancillaria ministeria deductus est, ita ut ad praceptum eius femineam vestem induerit. De hoc Ovidius121 in libro Epistolarum, i n epistola Deianirae ad Herculem quae incipit: 214.- Gratulor Oechaliam titulis accecere nostris, Victorem uicte subcubuisse quaeror. 215.- De hoc meminit Ioannes Boccatius122 de Certaldo in libro De casu etruina principum. Et Seneca123 in tragoedia 4 , carmine 3, ait: 216.- Natus Alcmena posuit pharetras et minax uasti spolium leonis 119

M. Lvcivs Annaevs Seneca, Phaedra, lins. 274-275; lins. 283-284; lin. 278; lin. 281; lins. 290-291. 120 Cant., 8, 6-7. 121 P. Ovidivs Naso, Heroides, IX Deianira Herculi, lins. 1-2. 122 G. Boccaccio (I. Boccativs), De casibus illustrium virum. Augustae Vindilicorum, 1544, lib. I, 12. 123 M. Lvcivs Annaevs Seneca, Phaedra, lins. 317-325.

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Passus aptari disitis zmaragdos et dari legem rudibus capillis; crura distincto religauit auro, luteo plantas cohibente socco et manu clauam modo qua gerebat, fila deduxit properante fuso. 217.- Idem quasi de viro forti Achille legitur. Qui, cum in troiano bello Polyxenam Priami filiam adamasset ita ut deperiret i n amore eius, caeteris ad bellum properantibus, ipse in lecto sedens threicia lyra cantus amatorios concinebat. De hoc Ovidius124 i n libro Epistolarum, in epistola Briseidis ad Achillem, quae incipit: 218.- Quam legis, a rapta Briseide littera uenit. Vix bene barbarica Graeca notata manu. 219.- Quid enim pluribus insistam? Multa dicemus et deficiemus verbis. Maior est enim omni verbo duri amoris saeva potestas. Et si quis simpliciter motus sic fortiter amare potest, quanto magis cum alius amatum impedierit aut occupaverit. Tunc enim magna vis increscit amoris. Sic enim ait Ovidius125 in lib. lI De remedio amoris, scilicet: 220.- Acrius Hermionem ideo dilexit Orestes Esse quod alterius ceperat illa viri. 221.- De hoc idem Ovidius126 lib. Epistolarum, in epistola Hermionae ad Orestem quae incipit: 222.- Pyrrhus Achillides, animosus imagine patris. 223.- Sed dices quod idem inconveniens sequeretur dando plures uxores eidem viro. Nam cum vir et uxor ad paria iudicentur, iuxta

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P. Ovidivs Naso, Heroides, III Briseis Achilli, lins. 1-2. 125 P. Ovidivs Naso, Remedia amoris. Edidit brevique adnotatione critica instruxit E. J. Kenney, Oxonii e Typographo Clarendoniano, 1965, lins. 771-772. 126 P. Ovidivs Naso, Heroides, VIII Hermione Oresti, lin. 1.

De optima politia

illud Apostoli I ad Corinthios127, 7, scilicet: vir non habet potestatem corporis sui sed mulier, et mulier non habet potestatem corporis sui sed vir. Cum, ergo, eisdem pluribus uxoribus pro eodem tempore vir debitum reddere non possit, sequitur contentio et disturbatio aeconomiae. 224.- Respondeo quod non est simile i n viro et uxore; quia si duo viri ab eadem uxore simul debitum peterent, cum ipsa non posset utrique reddere simul, viri qui ferociores sunt contenderent super hoc usque ad mortem, et nullus esset rector aeconomiae qui eos moderari posset. Si autem plures uxores ab eodem viro simul peterent, non sequitur hoc inconveniens; quia vir qui rector earum est sedaret litigia; et cui vellet, prius daret; cui autem, posterius; vel eis ad reddendum debitum suum certa tempora designaret. Sicut Iacob qui quattuor uxores habebat cuique debitum reddebat; sed uno tempore determinato manebat apud unam et alio tempore apud alias, et sic non esset contentio. Jacob tamen multum se alligaverat voluntati uxorum tradens totam voluntatem suam, scilicet, quod quando erat tempus accedendi ad unam, non accedebat ad aliam etiam s i vellet, et si illa apud quam manere debebat reddendo debitum aliquo tempore vellet ius suum vendere alteri uxori poterat vendere, sicu patet Genesi128, 30 capitulo; cum esset tempus in quo Iacob manere debebat apud Rachelem reddendo debitum et Rachel petisset a Lia ut daret ei de mandragoris filii sui Ruben quas de agro attulerat, dixit Lia: parum tibi videtur quod preripueris mihi virum meum, nisi et mandragoram filii mei tuleris. Dixitque Rachel: dormiat tecum hac nocte pro mandragoris filii tui. Tamen, quia utraque huic pacto consensit, egressa est Lia i n occursum Iacob revertentis de agro ad vesperum et ait: ad me, inquit, intrabis, quia

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I Cor., 7-4. Gen., 30, 15-16.

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mercede conduxi te pro mandragoris filii mei. 225.- Quinta ratio est, quia sequeretur magna abominatio, cum unus vir cognosceret quod unus coibat cum ea quam ipse carnaliter cognoscebat. Nam cum iste turpis sit et valde foedativus: valde abhorreret quilibet a se foedatam ab alio defoedari, et induceret viros ad non cognoscendum uxores. Et patet, quia non solum aliquis abhorret eam quae ab alio defoedata est, sed interdum eam quam ipse foedavit. Ex quo sequitur illud quod videtur in amatoribus carnis ut, cum aliquam feminam antequam potiantur optatis nimio amore dilexerint, postquam eam carnaliter cognoverint, modicum appretientur, iam non eam sed aliam diligentes. Et non solum non appretiantur, sed fit interdum ut eam quam ante summo amore dilexerant, durissimo odio persequantur. Hoc enim inter ardentissimos amatores visum est. Ut patet de Amnon, filio David, qui ita vehementissime dilexit sororem suam Thamar, ita ut deperiret in amorem eius; cum autem vi opprimens cognovisset eam, factum est ut maius esset odium quo eam, postquam cognovit, insecutus est quam fortissimus ille amor quo, antequam cognosceret, eam dilexerat. Si autem dentur plures uxores eidem viro non sequuntur haec; quia nihil magis aliqua uxor virum defoedatum reperiet, si aliam cognoverit quam si nullam cognovisset. Ratio diversitatis: quia vir est emittens et non recipiens. 226.- Sexta et ultima conclusio sit: communitatem uxorum politiae Socratis et Platonis non capit natura, nec ulla v i s rationis. Quod sic patet: quia communitas daretur uxorum –ita quod nullus acciperet aliquam specialiter uxorurum sed omnes omnium essent uxores– impossibile esset distinguere proles quantum ad partus; quia quilibet ad quamlibet uxorem accedere posset, et incertum esset ex quo viro illa mulier concepisset essentque omnes viri

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vulgo concepti. Quidem magnum vitupeium est. 227.- Etiam, quia sic tolleretur probitas virorum et distinctio nobilitatis civium. Status, enim, politiae consistit in varietate personarum nobilitate et statu differentium. Nobilitas autem prolis a nobilitate paterna. Ignorato autem patre numquam pateret i n posteris distinctio generis et nobilitatis. 228.- Hoc autem omni virtutum probitati viam praecludit; quia homines, qui se a nobilibus ortos putant, a generis nobilitate coguntur ut magna et convenientia nobilitati suae faciant ne vilissime reputentur. Sic enim ait Boethius129, De consolatione, lib. III, prosa 5, quod si quidem in nobilitate bona id arbitror mihi solum: ut imposita nobilibus necessitudo, videatur ne amatorum virtute degenerent; cum autem talis nobilitas ignoratur, torpet pigra virtus et senio contabescit. Etiam hoc modo homines infames apud caeteras gentes et degeneres iudicantur. 229.- Haec enim causa est quare spartani, qui et lacedemonii dicuntur, graecorum populi inter caeteras gentes vilissime habentur: ab incertis quippe patribus nati erant. Nam, ut quidam historicus refert –tractans de dea quae Venus armata dicitur–, cum semel lacedaemonii contra hostes suos civitatem suam longe conflicturi exivissent, cum autem fact bello armati lacedaemonii i n civitatem suam rediderent, mulieres lacedaemoniae eos longe rescipientes hostes esse putaverunt. Armato, ergo, feminarum exercitu viris obviam exeuntes bellum inferre parabant: cum autem comminus se viderent, viri, cognoscentes uxores suas esse censuerunt in eas esse impetum faciendum ut singuli feminis singulis obviantes, sicut sors cuique

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Anicivs Manlivus Torqvatus Severinvs Boethivs, Consolatio philosophiae, lib. III, prosa 4, 1. Edidit L. Bieler, in Corpus Christianorum, Series latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. 42, lins. 7-9.

Alfonso de Madrigal “el Tostado”

tulisset, eis in gaudium eventus bellici miscerentur. Quo facto proles incertae et permixtae lacedaemonum pervenerunt ut de nullo tunc genito certus constaret pater. Ex quo eventu ab aliis gentibus vilissimi reputati in opprobrium facti spartani dicti sunt. 230.- Aliter autem, licet in effectu idem quantum ad intendum principalem, refert Paulus Orosius130 libro I, De ormesta mundi. Idem garamantes, qui in Ethiopia populi sunt, faciunt. Matrimonialia namque foedera nulla iungunt, cuilibet feminae pro libito se miscentes. Ob quam causam nec inter caeteros populos commemoratione digni sunt. De quo Solinus131 in Polystor, cap. de Ethiopia. 231.- Item, quia sic posito sequerentur multa inconvenientia in accessu carnali. Quia contingeret quod aliquis cognosceret filiam suam carnaliter, quia nesciret quod esset filia sua. Etiam aliquis cognosceret sororem suam vel aviam suam ex patre; nam cum patrem ignoret, necesse erit aviam ignorare. Et multa huiusmodi quae inter eos qui iam sanguine coniucti sunt indecentissimum est fieri. 232.- Item, quia sequeretur irreverentia filiorum ad patres; nam non reveretur filius patri quem non cognoscet. Et saepe eveniret ut filil occiderent patres et vulnerarent et maledicerent; quae inconvenientissima sunt. 233.- Multas alias rationes Aristoteles132 prosequitur in primo cap. Politicorum. Nam in toto illo primo cap. ninil aliud agit, quas nunc intentionis nostrae dicere non est. Quoniam satis hucusque digressum est.

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Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De moesta mundi sive Historiarum adversus paganus libri VII), lib. I, cap. 21 (P. L., 31, 739-740). 131 C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabilium (sive Polyhistor), 30, 2-3 (Mommsen), p. 130, lins. 11-17). 132 Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker 1261a).

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De optima politia

QUOMODO SOCIETAS INTELLIGATUR

CIVIUM

APTE

234.- Ad argumenta in contrarium respondetur. 235.- Ad primum argumentum cum dicitur: quanto aliquid magis unum est, melius est. Sed civitas ordinata in communitate maxime bona est. Ergo est melior. 236.- Respondetur quod quaelibet res tantum habet de entitate quantum habet de unitate, nec tamen propter hoc oportet reducere res ad maximam unitatem. Nam homo unum quid est. Si tamen velimus eum reducere ad simpliciorem unitatem auferendo tantam partium compositionem aut personarum pluralitatem, iam non erit homo; quia unitas eius tantam requirit diversitatem. Ita de civitate. Civitas namque non est unum per se, sed per aggregationem. Si, ergo, velimus reducere eam ad tantam unitatem ut sit unum ens per se, excedemus naturam civitatis. Ut si quis velit reducere civitatem ad unam domum et deinde ad unum virum, manifestatum est quod ibi civitas non est. 237.- Ad secundum, quando arguebatur quod legislatores magis intendunt causare

amorem in politia, adhuc magis quam iustitiam. Sed nullus maior amor induci potest quam ut ponatur communitas uxorum. Ergo illa est bona politia. 238.- Respondetur quod, positis filiis communibus et uxoribus communibus, nullo amor est in civitate. Nam, ut ait Aristoteles133 in 1 capitulo, II Politicorum, propia quilibet amat, communia vero nullus. Natura duo sunt quae amare faciunt, scilicet, proprium et dilectum. Cum autem aliquis vocat omnes minores se filios, non vocat eos filios tanquam filios proprios, sed filios id est filios eius et omnium de civitate; immo nescit si aliquem filium habet. Ideo nullum ut filium diligit. Etiam quia pater filius nomina sunt amoris et dulcedinis. Modicum autem dulcedinis, scilicet, mellis si in multam aquam iaciatur, nihil fit. Sic si unus omnes ut filios amet. 239.- Desunt permulta. 240.- Divi Alphonsi Tostati repetitio perutilis, De optima politia, hic feliciter petit finem.

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Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker 1261a).

APARATO CRÍTICO DE OPTIMA POLITIA

1, 1ª Amoenissimi: Amenissimi | 3ª Divi: divi | Episcopi: episcopi| abulensis: Abulensis | 5ª De optima politia: de optima politia 4, 1ª Oriensi: oriensi | 2ª Valdes: valdes | Caesarei: Cesarei | 3ª haereticae: heretice 5, 1ª Platonis: platonis | 1ª-2ª reverendissime: Reverendissime | 2ª Pater: pater | 3ª earumque: earumue | 12ª aequitate: equitate 6, 1ª aequissime: Equissime | 3ª aetate: etate | 5ª formae: forma | 10ª cupressi: cupresi 7, 6ª amicitiae: amicitie | haec: hec | 14ª siccasque: sicasque | vitae: vite| meae: mee | 18ª aliorumque: aliorum que | 20ª litterarum: literarum | 24ª litteras: literas 8, 9ª Atlantis: athlantis | 16ª lecturae: lecture | 17ª reipublicae: reipublice | 19ª diffidentia: disfidentia 9, 1ª clarissimo: Clarissimo | 2ª Sancto: sancto | senatori: Senatori | 7ª Plato: plato | 10ª paenitendos: penitendos 10, 4ª notitiam: noticiam | 6ª Deo: deo | 8ª concinna: concina | 10-11ª vindicare: vendicare 11, 10-11ª doctrinae: doctrine | 13ª novae: nove 12, 2ª De: de | De: de | 3ª De: de | De: de | 4ª De: de | De: de | 5ª De: de | De: de | De: de | 6ª De: de | 8ª saepe: sepe

13, 1ª Haec: Hec 14, 2ª Praesul: praesul | 8ª Cleopatre: cleopatre 16 , 2ª Episcopi: episcopi | abulensis: Abulensis | 3ª Castellae: Castelle | Hispaniarum: hispaniarum | 5ª Praesidis: presidis | 6ª De optima politia: de optima politia 17, 1ª sapientiae: sapientie| 3ª Parnasum: parnasum | 5ª Parnasia: parnasia | 7ª Castalio: castalio | 8ª Elicona: elicona| 14ª bestiae: bestie 18, 1-2ª horrissonae: horrissone | 4ª irreverentiae: irreverentie | meae: mee | 9ª quae: que | 12ª Parnasi: parnasi | quaeque: queque | amoena: amena| 16-17ª quarimoniosis: querimoniosis | 18ª amoenissimi: amenissimi | 20ª Columbae: Columbe | Castalium: castalium | 22ª maiori: maiore| 26ª vitae: vite | praetio: precio | 27ª comparandae: comparande 19, 1ª Cumque: Cunque | haec: hec | quae: que| 3ª saepius: sepius | quaestuosis: questuosis| 9ª Olympi: olympi | 11ª caetera: cetera | 12ª unaquaeque: unaqueque | operis: operi | 15ª dominae: domine | 19ª Parnasum: parnasum 20, 1ª piae: pie | solae: sole | Meonides: meonides | 3ª amoenitate: amenitate | Sapientiae: Sapientie | 4ª amoenos: amenos | 9ª ignorantiae: ignorantie | 10ª industriae: industrie | adscribendum: ascribendum | 11ª Phyneus: Phynens | 14ª Iapetionides:

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iapetionides | Prometheus: prometheus | 15ª Caucasi: caucasi | 17ª nudatae: nudate | Dianae: diane | 19ª castae: caste | 20ª praecipitii: precipiti | 21ª Vulcanus: vulcanus | Tritonides: tritonides | 22ª Minervae: minerve | 24ª Tantalus: tantalus | 28ª clementissimae: clementissime | 29ª Castalii: castalii 21, 3ª chorus: choros | Caeteras: ceteras | 6ª supplicantis: suplicantia | 8ª ignorantiae: ignorantie | tuae: tue | 10ª laetis: letis | 11ª Parnasi: parnasi | amoena: amena | 13ª Castalii: castalii 22, 1ª Cumque: cunque | 7ª Caeteros: Ceteros | praeconia: proconia 24, 4ª foedera: federa | 10ª Ovidii: ovidii | 12ª terrae: terre | 17ª Demagorgonem: demagorgonem

Nuria Belloso

27, 1ª pertransita: per transita | 2ª incoemus: inchoemus | paragraphus: parafus | 4ª II Politicorum : 2 politicorum | 7ª paragraphum: parafum | commentari: commentarii 28, 16ª paragraphum: parafus | 29, 1ª quaedam: quedam | 4ª Postquam: posquam | Philosophus: philosophus | Politicorum: politicorum | 9ª quae: que | aeconomicae: iconomice 30, 3ª sententiae: sententie | 6ª Socratis: socratis | Platonis: platonis 31, 3ª paragrapho: parafo | 8ª foedera: federa 32, 3ª quaedam: quedam 33, 2ª causae: cause

25, 2ª Furiae: furie | 3ª ipsaeque: ipseque | 4ª deae: dee | 5ª libro VI De: libro 6 de | 6ª Caesaris: Cesaris | Pompei: pompei | 7ª thessalicae: thessalice | Ericto: ericto | 8ª crinitis: crinitas | Furias: furias | Eumenides: eumenides | 9ª praecibus: precibus | 11ª Erinnyn: erinnyn | comminata: cominata | 14ª dignisimae: dignisime | 16ª praeponenda: proponenda | 18ª Valerius Soranus: valerius soranus | 21ª cap. 1: cap. I | in Polyhistor: impolistor | 22ª Romae: rome | 24ª caerimoniarum: cerimoniarum | 25ª notitiam: noticiam | 26ª placite: placitae | 26-27 Valerium: valerium | 27ª Soranum: soranum | 29ª profanae: profane | 32 Platoni: platoni | 43ª Haec-Hec 26, 1ª Olympi: olympi | 2ª foedera: federa | facis: factis | 3ª Arcturum: arcturum | 5ª hostis: boopes | 6ª Hyadas: hyadas | Orionem: orionem | 7ª aeternae: eterna | 9ª taetram: tetram

31, 1ª politiae: politie | 6-7ª necessariae: necessarie | 10ª quae: que | 12ª quaelibet: quelibet 35, 2ª quaedam: quedam | 4-5ª constitutae: constitute | 9ª adscribat: ascribat |16ª aeternas: eternas | 17ª aeternitatem: eternitatem | 24ª infinitae: infinite | potentiae: potentie | 27ª praesupponunt: presupponunt | quae: que | 29ª materiam: materia 36, 4ª VIII Physicorum: 8 physicorum | 9ª De coelo: de celo | 17ª aeternum: eternum 37, 6ª praesupponit: presupponit | 9ª infinitae: infinite | potentiae: potentie 38, 2ª Ovidio: ovidio | 3ª Prometheum: prometheum | 6ª caelo: celo | 7ª caelestam: coelestam | adhaeserat: adheserat | 9ª Metamorfoseon: metamorfoseon

Aparato crítico

39, 1ª altae: alte | 3ª caeli: celi | 4ª Iapeto: iapeto | pluuialibus: fluiualibus | 7ª caelumque: celumque | videre: tueri | 8ª sidera: sydera | 9ª quae: que 40, 3ª caeteris: ceteris| 6ª aeternus: eternus | 13ª quae: que | 14ª aeternum: eternum | 16ª aeternas: eternas | 17ª aeternos: eternos | 18ª saeculis: seculis| 19ª exstant: extant 41, 2ª aeternus: eternus | 7ª exstabant: extabant | 12ª conjiciebatur: conijuebatur

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47, 1ª Adspirate: Aspirate | 4ª I Metamorfoseon: 1 metamorfoseon | Haec: Hec 48,2ª Graecia: grecia | 3ª quae: que | Achaia: achaia | 4ª Thessalia: thessalia | 5ª Noe: noe | 7ª existant: extant | 9ª quae: que | 11ª memoriae: memorie 49, 2ª Genesis: genesis | Exodi: exodi | 6ª si quis: siquis | 7ª belluam: belua | 8ª procul dubio: proculdubio | aestimarent: estimarent | 11ª naturae: nature | 14ª II Metheorum: 2 metheoro

42, 2ª aeterno: eterno | 4ª terrae: terre 43, 4ª quae: que | 7ª anchorae: anchore | 8ª inventae: invente | 10ª XIV Metamorfoseon: 14 metamorfoseon 44, 2ª uenistis: venistis | 3ª saecula: secula | quondam: olim | 4ª uidi: vidi | 5ª aequore: equore | 6ª conchae: conche | iacuere: latuere | marinae: marine | 7ª uetus: vetus | ancora: anchora 45, 3ª Achaia: achaia | Ogygi: ogygi | 4ª Iacob: iacob | 5ª patriarchae: patriarche | 7ª Christi: christi | 8ª Ethimologiarum, lib. XIII: ethimologiarum lib. 13 | Paulum Orosium: paulum orosium | 9ª De Ormesta: de ormesta | antiquissimae: antiquissime | 10ª historiae: historie | 12ª lib. VI, De Civitate: lib. 6, de civitate | 15ª Ogygi: ogygi 46, 2ª Deucalionis: deucalionis | 3ª Thessaliae: thessalie | Deucalione: deucalione | 4ª Parnasi: parnasi | 7ª hebraei: hebrei | 8ª aegyptiaca: egyptiaca | 10ª Christi: christi | 11ª Ethimologiarum, lib. XIII: ethimologiarum lib. 13 | 12ª I, De Ormesta: 1 de ormesta | 15ª Metamorfoseon: metamorfoseon

50, 1ª Noe: noe | 6ª assumptae: assumpte | materiae: materie | 15ª quae: que 51, 2ª aeterno: eterno | 3º quae: que | 14ª infinitae: infinite | potentiae: potentie | aequale: equale 52, 1ª aeternitas: eternitas | 4ª Noe: noe | 5ª cunctae: cuncte | 6ª quae: que 53, 3ª cunctae: cuncte | 4ª quae: que | 5ª litterae: littere | Genesis: genesis | 11ª aeternum: eternum | 16ª praediceret: prediceret 54, 9ª negotium: negocium | 9-10ª inexsecrabile: inexecrabile | 10ª quaestio: questio | 12ª quaestio: questio| 18ª quaedam: quedam | 19ª rabiae: rabie 55, 3ª quodcumque: quodcunque | 7ª quae: que | 11ª Cleopatra: cleopatra | Aegypti: egypti | Antonii: antonii | 16-17ª accipiant: accipiat | 17ª Africa: africa | quae: que | 18ª prae: pre| caeteris: ceteris | 20ª Iulii: iulii | Caesaris: cesaris | 21ª Pompei: pompei | Catonis: catonis | 22ª Solinus in Polyhistor: solinus impolistor | 23ª Africa: africa | Hae: he | Lybiam: lybiam | 29ª laedunt: ledunt | 32ª lib. IX: lib. 9

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56, 1ª Marmaridae: marmaride | Psylli: spylli 57, 3ª quae: que | 4ª Rhinocerontem: Rhinocerotem | 11ª rhinocerontem: rhinocerotem 58, 1ª Dedalus: dedalus | 2ª Icarus: icarus 59, 3ª terrae: terre | 5ª foederum: federum | 6ª Isaiae: Esaie | 7ª habitaret: hitaret | 8ª haedo: hedo | 12ª Suae: Sue | 13ª nutriciis: nutricis 60, 1ª quae: que 61, 1ª Noe: noe | 2ª ministerio: mysterio | 5ª bitumine: bitumie | pluviae: pluvie| 6ª Deo: deo | 7ª Sacra Scriptura: sacra scriptura | 8ª Noe: noe | 9ª Dominus: dominus | 11ª Si quis: siquis

Nuria Belloso

demagorgone | caeterisque: ceterisque | 7ª Tartareis: tartareis | Tartarus: tartarus | 10ª Tullius: tulius | De: de 67, 1ª caelestes: celestes | 4ª Caelius: celius | Aether: ether | 5ª Uranon: uranon | 8ª namque: nanque | 9ª caelum: celum | graeco: greco | 10ª caelum: celum | 11ª Aether: ether | Firmianus Lactantius: firmianus lactantius | De: de | 12ª Saturni: saturni | 13ª exstitit: extitit | Saturnus: saturnus | Iovis: iovis | 14ª aetas: etas | saeculi: seculi | 15ª quae: que | 1617ª Saturno: saturno | 18ª Iovem: iovem| Iacob: iacob | patriarchae: patriarche | 19ª Aegyptum: egyptum | 23ª Sacrae Scripturae: sacrae scripturae 68, 1ª aetate: etate | Ovidius: ovidius | 4ª inventae: invente | 5ª aetate: etate | 6ª Metamorphofeos: metamorphofeos 69, 1ª aeternum: eternum | auris: euris |

62, 2ª suae: sue | 3ª aeternitate: eternitate 63, 2ª aeternus: eternus | scientiae: scientie | 3ª inventae: invente | 4ª Ethicorum: ethicorum | 8ª quae: que | 10ª perditae: perdite | 11ª inventae: invente| 12ª inventae: invente | saeculis: seculis | 13ª quae: que 64, 5ª quae: que | 8ª Haec: Hec | 9ª Aristotelis: aristotelis | 9-10ª II Politicorum: 2 politicorum | 11ª quae: que | 12ª graecos: grecos | 16ª praedicto: predicto | II Politicorum: 2 politicorum | 19ª quaestionis: quostionis | nostrae: nostre 65, 1ª Metamorfoseon: metamorfoseon | 2ª quaestionem: quostionem | 3ª aetate: etate | saeculi: seculi | 5ª aetates: etates | 10ª aeneam: eneam 66, 2ª aetates: etates | 3ª aetas: etas | quae: que | 5ª Saturnum: saturnum | praecesserunt: processerunt | 6ª Demagorgone:

70, 2ª quaedam: quedam | 5ª De: de | 6ª primae: prime | aetatis: etatis 71, 1ª praecipites: precipites | 2ª fossae: fosse | 3ª aeris: eris | 4ª galeae: galee | 5ª securae: secura | otia: ocia 72, 1ª aetas: etas | 2ª Iove: iove | 6ª aetate: etate | Iuppiter: iuppiter | 7ª aetas: etas | 9ª secundae: secunde | aetatis: etatis | 10-11ª qualemcumque: qualemcunque | 12ª aetate: etate | 13ª hiemes: hyemes 73, 1ª Saturno: saturno | 2ª Ioue: iove | 3ª pretiosior: preciosior | aere: ere | 4ª ueris: veri | 5ª Perque: per que | hiemes: hyemes | aestusque: estusque | inaequalls: inequales | 6ª uer: ver | 7ª Tum: Tunc | ustus: vustus | 8ª uentis: ventis | adstricta: astricta | 9ª fuerunt: fuere | frutices: fructices | iunctae: uinctae | 10ª uirgae: virgae

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Aparato crítico

74, 1ª Iovis: iovis | 3ª Iuppiter: iuppiter | Saturnus: saturnus| 4ª patriarchae: patriarche | 5ª Aegyptum: egyptum | 5ª paulo ante: pauloante | 7ª aegyptias: egyptias | 8ª terrae: terre | Chanaam: chanaam | 9ª Mesopotamiae: mesopotamie | Pentapolim: pentapolim | 11ª Iordanis: iordanis | 13ª Praecessisse: precessisse | 14ª caelesti: celesti | 16ª Segor: segor | praecibus: precibus | Loth: loth | 17ªhodie: hodie | 20ª Sacra Scriptura: sacra scriptura | 22ª Babylonem: babylonem | 23ª Saturnum: saturnum | 24ª Sacram Scripturam: sacram scripturam | 26ª De: de | 30ª saeculi: seculi | 49ª humanae: humane 75, 1ª Rethoricae: rethorice | 2ª proemio: prohemio | 3ª eloquentiae: eloquentie | eloquentiae: eloquentie | 4ª saecula: secula | 6ª saeculis: seculis | 7ª foedere: federe | 11ª Saeculum: seculum | eloquentiae: eloquentie 76, 3ª Sacrae Scripturae: sacrae scripturae 77, 1ª Deus: deus | 2ª Genesis: genesis | 3ª deliciis: delitiis | 4ª protinus: procinus | 7ª Antiquitatum: antiquitatum | caeteri: ceteri | 9ª Chanaan: chanaam | Palaestina: palestinam | 10ª Iudea: iudea | 11ª Hebron: hebron | 12ª quae: que | Hierusalem: hierusalem | 13ª De descriptione Terrae Sanctae: de discretione terre sancte | 14ª Deus: deus | 19ª quaedam: quedam | Hebron: hebron | 20ª saeculis: seculis | 21ª lacrimarum: lachrymarum | Adam: adam | Abel: abel | 22ª haec: hec | 27ª Sacrae Scripturae: sacrae scripturae | 28ª quae: que | 29ª Adam: adam | Hebron: hebron | 31ª Hebron: hebron | 32ª Cariat Arbe: chariatharbe | 33ª Adam: adam | 34ª Enacim: enachim 78, 1ª Haec: Hec | Hebron: hebron | 1-2ª Cariat Arbe: chariatharbe | 2ª quattuor: quatuor | 4ª patriarchae: patriarche | 5ª Adam: adam | 6ª Iacob: iacob | Adam: adam | 8ª primae: prime | 11ª Medea: medea

80, 1ª De: de | 11ª II: 2 82, 1ª litora: littora | 3ª Metamorphofeos: metamorphofeos | 5ª peregrinum: pererginum | 7ª praeter: preter | litora: littora 84, 1ª Adam: adam | 2ª Dei: dei | aerumnosa: erumnosa | 3ª beatissimae: beatissime 85, 1ª Adam: adam | 2ª saecula: secula | 7ª quae: que | 8ª vitae: vite | Adae: ade | 9ª Adam: adam | Seth: seth | 11ª Abel: abel | Scriptura: scriptura | 12ª Adam: adam| 13ª Seth: seth | 15ª Abel: abel | 16ª Cain: cain | 17ª poena: pena | 19ª Calmana: calmana | 22ª Domini: domini | Scriptura: scriptura | Genesi: genesi | 25ª Henoch: enoch | aedificavit: edificavit | 27ª Henoch: enoch | 28ª quae: que 86, 2ª XV De: 15 de| Dei: dei | Duae: Due | 3ª Dei: dei | 4ª daemonis: demonis | Quae: Que | duae: due | 7ª saeculo: seculo | 11ª exstabat: extabat | 12ª procul dubio: proculdubio | 14ª gehennae: gehenne | 18ª Cain: cain | Henoch: enoch| exstarent: extarent | 20ª Scriptura: scriptura | 25ª De: de | Dei: dei 87, 1ª aetate: etate | quae: que | 2ª litterae: littere hebraicae: hebraice | 3ª Biblia: biblia | 4ª quattuor: quatuor | 6ª millia: milia | 7ª quinquaginta duos: quinquagintaduos | 9ª Seth: seth | 10ª Adam: adam 88, 1ª aetate: etate | quae: que | 7ª Armeniae: armenie | 8ª Ararath: ararath | Scriptura: scriptura | 10ª Scriptura: scriptura | 11ª Caucasi: caucasi | 12ª quae: que | Parthia: parthia | 13ª Aretusia: aretusia | Assiria: assiria | Media: media 89, 3ª Sennaar: sennaar | 7ª caemento: cemento| 9ª caelum: celum

170

90, 4ª praecipuus: precipuus | Nemroth: nemroth | 6ª Antiquitatum: antiquitatum | 7ª Caesariensis: cesariensis | Tudensis: tudensis | 8ª astrologiae: astrologie | geometriae: geometrie | 10ª caelum: celum | 15ª terrae: terre | 16ª caelum: celum | lunae: lune | 19ª aedificarent: edificarent 91, 5ª sphaeram: spheram | circulariter: oriculariter | 6ª caelum: celum | 9ª Nemroth: nemroth | aedificatorum: edificatorum 92, 2ª quae: que | 3ª caelestibus: celestibus | caelo: celo | 4ª Metamorphoseon: metamorphoseon | 5ª quae: que | 7ª ipsius: hipsius | 10ª Pelion: pelion | 11ª Ossa ossa | 12ª Emum: emum | caeterosque: ceterosque | 13ª Thessaliae: thessalie 93, 1ª Affectasse: Adfectasse | caeleste: celeste | Gigantes: gigantas| 2ª sidera: sydera | 4ª Sed : tum | 6ª Pelion: pelion | Ossae: osse 94, 2ª Babylon: babylon | chaldea: caldea | quae: que | 3ª Asiae: asie | 6ª Thessalia: thessalia | quae: que | 7ª Thessalonica: thessalonica | Salonica: salonica | 9ª Graeciae: grecie 96, 3ª caelum: celum | 2ª diligebant: diligegebant | 13ª Sennaar: sennar | quae: que | 18ª terrae: terre | 21ª quae: que | caelum: celum | 25ª terrae: terre | 26-27ª quantumcumque: quantuncumque

Nuria Belloso

100, 1ª paragraphi: parafi 101, 1ª quae: que | 2ª Aeneidae: Eneidos | Vergilium: Virgilium | 3ª forsam [et haec] olim: forsam olim | 4ª II Politicorum: 2 politicorum | 5ª paragraphum: parafum | 6ª Platonis: platonis | Platonis: platonis | 9ª paragraphi: parafi | 10º quaestionem: questionem | 12ª Socratis: socratis | Platonis: platonis | 15ª Socratis: socratis | Platonis: platonis | quae: que 103, 1ª quaelibet: quelibet | 2ª aliae: alie | 5ª Salvatoris: salvatoris |6ª Matthaeus: Mattheus | 8ª De: de 104, 6ª quantacumque: quantacunque 106, 2ª quae: que | 4ª VIII Ethicorum: 8 ethicorum | 6ª iustitia: iusticia | iustitia: iusticia | 7ª amicitiae: amicitia | 8ª iustitiae: iustitia 107, 1ª aetatem: etatem | 12ª feminae: femine 108, 3ª quae: que | 6ª maximae: maxime 110, 3ª caeteris: ceteri | pulchrior: pulcrior | 4ª mutuae: mutue 111, 1ª quaestionis: questionis | 9ª quaedam: quedam | 10ª quae: que | 14ª quemdam: quendam | 16ª praesit: presit | 17ª aequalia: equalia | praesint: presint

97, 4ª sciant: sciunt 98, 4ª Deus: deus | 9ª aedificationem: edificationem | 12ª inconvenientia: invenientia 99, 1ª Haec: Hec | Babylo: babylo | 2ª aedificationis: edificationis | 3ª aetate: etate | Quae: Que | caeteris: ceteris| 6ª creberrime: creberrimae | conditae: condite

112, 6ª praecedit: precedit | 8ª praecedere: precedere | 9ª quae: que| 13ª haec: hec 113, 2ª conditae: condite | 7ª quaedam: quedam | bonae: bone | quaedam: quedam | malae: male | 8ª vitiate: vitiatae | Philosophus: philosophus | III Politicorum: 3 politicorum | 9ª Bonae: Bone | 11ª aliae: alie | vitiatae: vitiate

Aparato crítico

114,2ª politiae: politie | 4ª graece: grece

171

tium | 10ª simpliciter sana: simplicitersana | 13ª si quis: siquis

115, 2ª aristocraticus: aristotiticus 116, 3ª praeficiatur: preficiatur 117, 3ª Philosophus: phiolosophus | 5ª mediis: me diis | 7ª IV Politicorum: 4 politicorum 118, 1ª Aliae: Alie | vitiatae: vitiate | 2ª contrariae: contrarie 119, 4ª politicae: politice | dominatur: dominantur | 6ª III Politicorum: 3 politicorum 120, 3ª IV Politicorum: 4 politicorum 121, 6ª II Politicorum: 2 politicorum | 7ª IV lib.: 4 lib. | multae: multe 122, 5ª assimilatur: assimiletur | naturae: nature | 11ª Metaphysicorum: metaphysicorum | 17ª Philosophus: philosophus | 18ª Metaphysicorum: metaphysicorum | 21ª politiae: politie | 23ª III Politicorum: 3 politicorum | 28ª Philosophus: philosophus | 29ª IX Ethicorum: 9 ethicorum | 32ª principatum: principatus 124, 1ª politiae: politie | vitiatae: vitiate | 7ª aequaliter: equaliter | 8ª III Politicorum: 3 politicorum 125, 4ª eaedem: eedem | 5ª caeteris: ceteris | 6ª optimae: optime | politiae: politie | 7ª optimae: optime | pessimae: pessime | pessimae: pessime | 8ª politiae: politie | quae: que | optimae: optime | 9ª quae: que | 17ª politiae: politia | quae: que | bonae: bone 126, 2ª aegrotanti: egrotanti | 5ª aegrotanti: egrotanti | 9ª aegrotantium: egrotan-

127, 3ª politiae: politie | 7ª humanae: humane | 8ª datae: date | 9ª quae: que | 10ª quae: que | continet: contitinet | 14ª malae: male | 15ª convenientissimae: convenientissime | 17ª si quis: siquis | 9ª politiae: politie | 10ª quae: que | ad actum: adactum | 20ª politiae: politie | 24ª politiae: politie | 29ª politiae: politie 128, 1ª quae: que | 8ª politiae: politie | 11ª hebraeis: hebreis | 14ª haec: hec | 17ª politiae: politie 129, 3ª quae: que | 5ª quae: que| 6ª politiae: politie | 8ª quae: que 130, 1ª corollarium: correlarium | 2ª Legis: legis | praecepta: precepta | Deus: deus | 5ª Lege: lege | praecepta: precepta | 6ª caerimonialia: cerimonialia | 10ª Lege : lege | 12ª caerimonialia: cerimonialis | 13ª caerimonialia: cerimonialia | 15ª Novi Testamenti: novi testamenti | 16ª suae: sue | 18ª Novo Testamento: novo testamento | 21ª primae: prime | 23ª Deus: deus | 24ª Moysi: moysi | 29ª Dei: dei | 30ª Ecclesiae: ecclesie | 31ª Deo: deo | datae: date | 23ª Ecclesia: ecclesia | Extravagante: extravagante | 24ª s i quis: siquis | 29ª laeserit: leserit 131, 3ª Ecclesiam: eclesiam | 4ª quae: que | datae: date | 5ª Deo: deo | 6ª quae: que | 7ª graecis: grecis | 8ª Athenas: athenas | 9ª graeco: greco | 14ª Leges: leges | XII Tabularum: 12 tabularum | 6ª De: de | 7ª Orosius: orosius | De: de | 18ª Ethimologiarum: ethimologiarum | 19ª Decreto: decreto | Moises: Moyses | 24ª Athenis: athenis | 26ª Romam: romam | allatae: allate | 28ª Ecclesia: ecclesia | 29º Deus: deus | Moysi: moysi | 32ª positae: posite

172

132, 11ª Solonis: solonis | 12ª prudentiae: prudentie | 13ª prudentiae: prudentie | Suae: sue | 14ª Deus: deus | 17ª politiae: politie 133, 4ª politiae: politie | Deus: deus | 6ª iudaeis: iudeis | praecepta: precepta | quae: que | 10ª Lex Vetus: lex vetus | quaedam: quedam | 11ª praecepta: precepta | 12ª praecepta: precepta | 17ª iudaei: iudei | bonae: bone | illae: ille | 18ª praecepta: precepta | 20ª iudaeis: iudeis 134, 1ª Deus: deus | 6ª Deus: deus | 9ª praeceptis: preceptis | 10ª hebraeoum: hebreorum | quae: que | 12ª nostrae: nostre| politiae: politie | 13ª Ecclesia: ecclesia 135, 10ª hieme: hyeme | 11ª aestate: estate | aetate: etate | 12ª gignentium: gigentium | tantae: tante | aetatis: etatis | 13ª tantae: tante 136, 2ª quaedam: quedam | 4ª aetas: etas | 5ª tantae: tante | 6ª tantae: tante | aetatis: etatis | 7ª aetate: etate | 10ª aetate: etate | 17ª aetate: etate 137, 1ª VII Politicorum: 7 politicorum | 7ª aetate: etate | 10ª aetatum: etatum | 11ª abreviatum: abbreviatum | 12ª aetatem: etatem | 16ª Magni: magni 139, 3ª aetatem: etatem | 6ª aetatem: etatem 140, 1ª Philosophus: philosofus | 1-2ª VII Politicorum: 7 politicorum 141, 2ª aetatem: etatem 142, 2ª aetate: etate | 3ª aetatis: etatis | quae: que | 4ª V Ethicorum: 5 ethicorum | 5ª aeconomicum: iconomicum | 7ª magnae: magne | 8ª derelictae: derelicte

Nuria Belloso

143, 1ª parvae: parve | 4ª perfectae: perfecte | ª politiae: politie | 6ª foetus: fetus | 7ª multae: multe | 8ª parvae: parve | aetatis: etatis | iuvinnculae: iuvencule | 10ª foetus: fetus 144, 1ª aetate: etate | 2ª genito: genite 145, 2ª quae: que | cuicumque: cuicunque | quantuncumque: quantumcunque | 4ª aetatem: etatem | 8ª naturae: nature 146, 2ª parvae: parve | aetatis: etatis | 3ª perfectae: perfecte | foetum: fetum 147, 3ª saepe: sepe | 4ª aliquae: alique | iuvenculae: iuvencule | quae: que | 5ª aetate: etate | cognitae: cognite 148, 2ª iuvenculae: iuvencule | 2ª assuetae: assuete | 3ª intemperatissimae: intemperatissime | 4ª quae: que 149, 2ª prae: pre | 3ª VII Politicorum: 7 politicorum | 6ª genitae: genite | 8ª aeconomicam: iconomicam 150, 3ª foetus: fetus| 9ª phantasiae: phantasie | 12ª organicae: organice | 13ª caeterae: cetere | 14ª praesupponit: presupponit | 15ª praecessisse: precessisse | 16ª caecus: cecus | 17ª quae: que | 19ª-20ª Posteriorum: posteriorum | 24ª Philosophus: philosophus | De: de 151, 5ª aequaliter: equaliter | 11ª caelestem: celestem | 14ª foetus: fetus | Philosophus: philosophus 153, 3ª foedera: federa | 4ª quae: que | 7-8ª Ethimologiarum, lib. XI: ethimologiarum lib. 11 | 8ª Extravagante: extravagante 154, 5ª VII Politicorum: 7 politicorum | 6ª foedera: federa | 7ª aetatem: etatem | 10ª

173

Aparato crítico

innumerae: innumere | ortae: orte | 10-11ª politiae: politie 155, 2ª quae: que | 5ª aeterna: eterna | 10ª foedera: federa | 16ª quamcumque: quamcunque | 18-19ª vitandae: vitande | 24ª caelestem: celestem 156, 4ª aeternae: eterne | 6ª perficiendae: perficiende | 11ª politiae: politie 157, 8ª quicumque: quicunque | 10ª VII Ethicorum: 7 ethicorum |14ª otiis: ociis | 15ª quaelibet: quelibet 158, 7ª aegritudinem: egritudinem | 20ª immo: imo | 13ª quae: que | 19ª phantasiae: phantasie | 20ª stultitiae: stultitie | 20-21ª dementiae: dementie 162, 14ª dementiam: dementia 164, 3ª foetus: fetus | 9ª immo: imo 165, 4ª disciplinae: discipline | 5ª De: de 167, 2ª sollicitudo: solicitudo | 7ª exusserit: exuserit | 12ª quaedam: quedam | 13ª haec: hec 169, 6ª otiantur: ociantur | 7ª caeli: celi | 9ª quae: que| 16ª foetibus: fetibus | eamdem: eandem | 20-212ª phantasiae: phantasie 170, 8ª-9ª VII Politicorum: 7 politicorum | 16ª VII Politicorum: 7 politicorum 171, 1ª-2ª circumstans: circunstans | 4ª futurae: future | directae: directa 173, 2ª boreae: boree | 12ª foetui: fetui | 13ª e converso: econverso | 15ª bonae: bone | 16ª foetus: fetus | 17-18ª temperatae: temperate

174, 1ª illae: ille | 2ª quae: que | hieme: hyeme | 3ª caeteris: ceteris | 4ª-5ª ex frigiditate: exfrigiditate | 6ª aestate: estate | genitae: genite | 7ª pessimae: pessime | 15ª aestate: estate | 16ª terrae: terre | 19ª hieme: hyeme | 21ª perfectae: perfecte | 25-26ª VII Politicorum: 7 politicorum | aestate: estate 175, 5ª terrae: terre | 7ª Anglia: anglia | 8ª Alemania: alemania | Dacia: dacia | Norvegia: novergia | aliae: alie | terrae: terre | 12ª haec: hec | 19ª Roma: roma | Graeciae: grecie | 21ª caeterae: cetere | 23ª hiemale: hyemale 176, 1ª-2ª corollarium: correlarium | 11ª aliqua: alique | 12ª foetus: fetus | quae: que 177, 4ª quaelibet: quelibet | 12ª foetum: fetum 178, 3ª VI Ethicorum: 6 ethicorum 179, 3ª frigidae: frigide | 4ª frigidae: frigide | 5ª aquae: aque | 8ª terrae: terre | 12ª II Physicorum: 2 physicorum 180, 1ª suppositae: Sub posite | 3ª aequenoctiali: equinoctiali | 4ª caeterae: cetere | stellae: stelle | 6ª incidens: incicidens | 14ª quamtacumque: quam tacumque | 21ª suppositas: supposite | 25ª quae: que | 28ª terrae: terre | 39ª quae: que | 41ª nebulae: nebule 181, 7ª Norvegiam: novergiam | 8ª Scotorum: scotorum | Orchades: orchades | 10ª quadrigae: quadrige | 13ª Thule: thile | quae: que | 15ª De: de | 16ª Thyle: thile | 21ª Solinus in Polyhistor: solinus impolistor | 29ª istae: iste | terrae: terre | aquae: aque | 30ª Subiectae: subiecte 185, 5ª quaedam: quedam | 6ª terrae: terre 183, 2ª herbae: herbe

174

184, 8ª Deus: deus 185, 3ª totiae: toti

Nuria Belloso

199, 5ª Salvator: salvator | 10ª aeconomica: iconomica | aeconomiae: iconomie | aeconomia: iconomia | 17ª XII Metaphysicorum: 12 metaphysicorum

186, 1ª quaret: queret | 10ª quae: que 188, 4ª quae: que 189, 3ª Dei: dei | 10ª quae: que 190, 4ª foetum: fetum | 15ª Solinus i n Polyhistor: solinus impolistor | 16ª quae: que | 17ª Alcmena: alcmene | Herculem: herculem | 18ª Iphiclum: ificlum | 235ª haec: hec 192, 5ª Loth: loth 194, 5ª Christum: christum | Ecclesiam: ecclesiam 195, 1ª Ecclesia: ecclesia | 4ª Ecclesia: ecclesia | Sinagoga: Synagoga | 6ª Ecclesia: ecclesia | 7ª Racchelem: racchelem | Ecclesia: ecclesia | 8ª Liam: liam | 10ª Balam: balam | 12ª Rachelis: rachelis | Haec: haec | 15ª iudaeos: iudeos

200, 8ª aeconomiae: iconomie | 14ª praelato: prelato | 16ª aeconomiae: iconomie | 201, 1ª Praeter: Preter | 2ª aliae: alie | 4ª gignat: gignant | 5ª Abraham: abraam | Deus: deus | 8ª Sara: sara | 9ª praecibus: precibus | Sarae: sare 202, 1ª feminae: femine| 7ª solum: sole 203, 2ª naturae: nature 204, 9ª Petrarcha: petrarcha | 10ª De: de 205, 2ª politicae: politice | aeconomicae: iconomice | 12ª bestiae: bestie | 20ª Hippolytus: hippolytus | 21ª Phaedra: Phedra | 22ª Hippolytum: hyppolytum 206, 1ª Hippolyte: hippolyte | 10ª rege: tege

196, 3ª aeconomicae: iconomice | 7 5 quae: que | 7ª Politicorum: politicorum | 8ª aeconomicam: iconomicam | 9ª quae: que | 10ª-11ª II Politicorum: 2 politicorum | 11ª aeconomica: inconomica | 12ª aeconomici: inconomici | 16ª aequales: equales| 18ª De: de | Caesaris: cesaris | Pompei: pompei

207, 1ª uiduae: vidue | Orpheus: orpheus | 4ª terrae: terre | 5ª-6ª tragoedia: tragedia | 6ª Hercules: hercules

197, 3ª Inpatiens: Impatiens | nec: ne | 7ª manduerunt: manduere | 9ª Statius: statius | Thebaidae: thebaide | 10ª dulcius: dulcis | : unum | 11ª sociisque comes: comes sociis

210, 1ª Seneca: seneca | tragoedia: tragedia | 2ª Hippolytus: hippolytus | carmine: Carmine | cap. 5: cap. scilicet

198, 5ª-6ª aeconomica: iconomica | 6ª politicae: politice | 7ª aeconomica: iconomica

208, 2ª prece supplici: voto simplici | 3ª Boethius: boetius| De: de | 4ª lib. III: lib. 3 | 7ª Ethimologiarum: ethimologiarum

211, 2ª Cupido: cupido| 5ª moderatur: iaculatur 10ª aestus: estus 212, 2ª quaeque: queque | 5ª multae: multe

175

Aparato crítico

213, 3ª Ioles: ioles | 4ª filiae: filie | Etholiae: etholie | 8ª Deianirae: deianire | Herculem: herculem | quae: que 214, 1ª Oechaliam: etholiam | accedere: succedere | 3ª subcubuisse: succubuisse 215, 1ª Ioannes: ioannes | Boccatius: boccatius | 2ª Certaldo: certaldo| De: de 216, 1ª Alcmena: alcmena | 3ª tragoedia: tragedia 217, 1ª Polyxenam: polyxenam | Priami: priami | 3ª caeteris: Ceteris | 5ª Ovidius: ovidius | 6ª Briseidis: briseidis | Achillem: achillem | 7ª quae: que 218, 1ª Briseide: briseide | 2ª graeca: greca 219, 3ª saeva: seva | 8ª Ovidius: ovidius | II: 2 220, 1ª Hermionem: hermionem | Orestes: orestes 221, 1ª Ovidius: ovidius| Epistolarum: epistolarum | Hermionae: hermione | Orestem: orestem | quae: que 222, 1ª Achilleides: achilleides

quae: que | defoedata: defedata | 10ª foedavit: fedavit | 20ª Amnon: amnon | David: david | 21ª Thamar: thamar | 28ª haec: hec | 29ª defoedatum: defedatum 226, 2ª politiae: politie | Socratis: socratis | Platonis: platonis 227, 3ª politiae: politie 228, 2ª praecludit: precludit | 4ª suae: sue | 6ª Boethius: Boetius | De: de| lib. III: lib. 3| 13ª caeteras: ceteras 229, 1ª Haec: Hec | 2ª lacedaemonii: lacedemonii | graecorum: grecorum | 3ª caeteras: ceteras | 6ª quae: que | 7ª lacedaemonii: lacedemonii | 9ª lacedaemonii: lacedemonii | 10ª11ª lacedaemoniae: lacedemonie | 14ª comminus: cominus | 20ª incertae: incerte | permixtae: permixte | lacedaemonum: lacedemonum 230, 3ª Orosius: orosius| De: de | 4ª Ethiopia: ethiopia | 5ª foedera: federa | 6ª feminae: femine | 9ª Solinus in Polyhistor: solinus impolistor | Ethiopia: ethiopia 231, 8ª quae: que | 232, 3ª Saepe: sepe | 5ª quae: que 233, 2ª Politicorum: politicorum | 4ª nostrae: nostre

224, 1ª aeconomiae: iconomie | 6ª aeconomiae: iconomie | l3ª Iacob: iacob | 26ª Rachelem: rachelem | 27ª Rachel: rachel | 28ª Lia: lia | 29ª Ruben: ruben | Lia: lia | 33ª Rachel: rachel | 35ª Lia:lia| 36ª Iacob: iacob

236, 1ª quaelibet: quelibet | 14ª si quis: siquis

225, 5ª foedativus: fedativus | 6ª foedatam: fedatam | defoedari: defedari | 9ª

240, 2ª De optima politia: de optima politia

238, 4ª II Politicorum: 2 politicorum | 6ª quae: que

ÍNDICE DE LA OBRA* Alfonso Polo

Aquiles depuso las armas por el amor a Polyxene: y tocaba la lira con amor ...........217 Adán fue arrojado del paraíso terrenal: fue trasladado a Judea ..................................... 77 Adán junto al valle del Hebrón, que es llamado de las lágrimas, lloró cien años la muerte de Abel ...................................................... 77 Adán es sepultado en Hebrón como dice el libro 14 de Josué. Antes se había dicho Cariat Arbe, la ciudad de los cuatro varones.............................................................. 77 África es la región del mundo en que más abundan las serpientes .............................. 55 Los amantes que han sido disolutos durante mucho tiempo no engendran hijos: o generan una prole defectuosa en cuerpo y alma .........................................................163 Los amantes libertinos después de haber conseguido la voluntad e sus víctimas odian a quienes antes amaron ardientemente. Y lo que a esto se refiere con bellas palabras ..........................................................225 Si existe la amistad no es necesaria la justicia y no al contrario ......................................106 Ammón amaba ardientemente a la hermana de Thamar: después del estupro la odiaba con vehemencia..............................................225 El amor hace al hombre ser fuerte................205 El amor ignora la ley y no se somete a la ley ............................................................205

El amor lascivo, más que todas las pasiones, avisa y destruye los cuerpos de los amantes ............................................................ 164 El amor está presente más fuertemente en los hombres que en los animales: porque se da mayor conocimiento en los hombres y cada uno cuanto más conoce más ama ...... 205 El amor es más fuerte si encuentra correspondencia en la persona amada.................... 205 Cuánto fue el amor de Orpheo ..................... 207 Cuál fue el amor de Fedra e Hipólito........... 206 Véase el amor de Hércules hacia Heolem. Hércules. El amor de Ulises a Polixena....... 213 El amor disperso entre muchos: es como una pequeña cantidad de miel disuelta en mucho agua .................................................. 238 La serpiente del amor extrae toda la sangre de aquel que muerde...................................... 55 Los ángeles condujeron a los animales hacia el arca de Noé y ellos, pacíficamente, entraron en ella.................................................. 54 Las aguas en las que habitan los peces no son frías: pues impedirían la generación ...... 179 El arca de Noé fue construida a los cien años por una razón sobrenatural: no es la razón del mandato de que se construyera: esa es la razón también de la entrada de todos los animales en ella. Muy bien dicho ............ 53 Política aristocrática es aquella en que son muchos los que mandan: y este dominio es

* Agradecemos la inestimable colaboración del Dr. Juan Castillo Vegas en la labor de transcripción, traducción y ordenación del Índice de la obra. La metodología que hemos seguido es la siguiente: Se ha procedido a la traducción del Index Operis que Alfonso Polo había añadido a la obra De optima politia de Alfonso de Madrigal, el Tostado. Alfonso Polo ha seguido un criterio de orden alfabético en el índice, orden que no puede ser respetado literalmente cuando se hace la traducción. El número que acompaña a cada índice se corresponde con la numeración por párrafos, tanto en el texto latino como en la traducción, con que hemos ido enumerando los diversos párrafos del texto De optima politia, para una mejor búsqueda por parte del lector.

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ejercido según el grado de virtud mayor o menor.......................................................115 Pero la política aristocrática es menos sediciosa que las demás a causa de la buena gobernación, sin embargo es sediciosa..............................................................123 Un departamento monárquico con gobierno aristocrático es óptimo cuando en él mandan los buenos.........................................122 Atbeón, porque vio desnuda a Diana fue convertido en ciervo por ella: fue despedazado por sus propios perros, de esto trata Ovidio en Metamorfosis ....................................... 20 El aumento en lo húmedo y lo tierno............144 El viento austral dispone a la generación: si el lugar de la generación está orientado directamente al austro: porque es fluido y abierto......................................................172 Los vientos australes son perniciosos para la generación: con su calor y humedad se hinchan los cuerpos de los fetos.............173 La ciudad de Babilonia fue sede construida por todo el género humano y primera sede de las edades del mundo, y ésta fue la primera ........................................................... 74 El Basilisco mata sólo con verle: que no con el aliento o la voz o el contacto como algunos opinan ................................................. 54 El viento boreal dispone a la generación si el lugar de la generación está resguardado de este viento porque es muy riguroso........173 El viento boreal y similares favorece la generación: porque contiene los espíritus seminales a causa de su frialdad y por su sequedad no permite las humedades viscosas en el feto ........................................173 El calor o bien deja a los amantes sin sangre subcutánea o bien sin sudor subcutáneo. De aquí el color y carne con mal color.............................................................166 Caín mató a su hermano Abel antes de que Adán tuviera 130 años. Entonces, pues, engendró a Seth......................................... 85 Caín fue el primer condenado al infierno....... 86

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Los preceptos ceremoniales no podían permanecer en el Nuevo Testamento porque repugnaban totalmente con la situación del Nuevo Testamento por la naturaleza de su significado............................................... 130 El alimento es simplemente sano: lo que corresponde al cuerpo es simplemente sano............................................................. 126 Cicerón en el Arte Retórica y en el libro primero Del orador que la elocuencia había sido la causa de la fundación de las ciudades ............................................................. 75 No son ciudadanos los que al menos no se comunican en algo.................................... 28 Los ciudadanos necesariamente han de tener alguna comunicación entre sí: con la política, que es una cierta comunicación, los ciudadanos se mantienen unidos.............. 28 La comunicación ciudadana puede ser bien sobre los días, bien sobre algo, bien sobre nada. Lo primero lo expuso Platón y Aristóteles. Nadie ..................................... 29 La primera ciudad fue edificada por Caín, sede hoy del mundo, y tiene el nombre de Enoch, el nombre de su hijo..................... 85 La ciudad, cuanto más unida está, tanto es más estable ..................................................... 103 La ciudad no es uno por sí misma sino por agregación............................................... 236 La coordinación de la ciudad (en que consiste la política) constituye la unidad de la ciudad........................................................... 103 Las ciudades no son eternas porque el mundo sea eterno. Porque la obra existe por el artífice, así como el artífice puede ser joven así también su obra ................................... 35 Ovidio no acepta que las ciudades fueran constituidas antes de la época de Júpiter. Y entonces parece que se equivocó en esta materia....................................................... 73 Los fundadores de ciudades más deben procurar la amistad que la justicia de las ciudades ........................................................... 106 El coito habitual desde edad temprana debilita las fuerzas ............................................... 144

Índice de la obra

El coito intempestivo da a la mujer una prole pequeña: bien sea a causa de la imperfección del semen de las mujeres o bien por la estrechez de las vías de la matriz ...........145 El coito intempestivo de la mujer causa en ella un estímulo máximo en materia venérea ............................................................148 El coito intempestivo de la mujer la convierte en estéril ..................................................147 Los que frecuentan el coito en edad temprana mueren de forma horrible .......................144 Los adultos coléricos en luna menguante son inclinados al delirio.................................162 El contrato conyugal es una convención constituida entre ciertas personas y firmada de común deliberación.................... 34 Crear algo de un elemento único sin semilla requiere un poder infinito ......................... 37 Lo que es simplemente deleitable para los sentidos es deleitable para el sentido bien dispuesto..................................................150 La democracia se da cuando está claro que gobierna todo el pueblo. 2 De los políticos............................................................124 La democracia de tribus viciosas es más conveniente: porque no pueden darse sediciones ya que en ella es todo el pueblo el que gobierna...................................................124 Demagorgon es el padre de todos los dioses .............................................................. 24 Dios es el mejor y el más perfecto: a los judíos sin embargo no les dio leyes perfectas porque no habrían podido tolerarlas ............128 El diluvio en Acaya fue en tiempo de Ogiges, rey de los tebanos, contemporáneo del patriarca Jacob, años antes de la venida de Cristo de mil setecientos ochenta y dos ... 45 El diluvio de Deucalión fue en Tesalia, cinco años antes de la liberación de Israel de Egipto y mil quinientos cincuenta antes de Cristo ......................................................... 46 El diluvio universal del tiempo de Noé no ha sido transmitido por ningún testimonio de los gentiles a causa de la rudeza de aquellos siglos................................................... 48

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El diluvio universal es imposible por las solas fuerzas de la naturaleza, como dice el filósofo en 2 Metheo. ..................................... 49 El diluvio universal es negado por los filósofos: porque no existe un agente natural de tanta potencia y repugna a la conservación del universo e impide la generación e induce a la creación ..................................... 50 Los diluvios particulares tienen infinita necesidad de admitirlos los que afirman la eternidad del mundo ....................................... 42 La serpiente bebedora al que muerde lo mata de sed......................................................... 55 La Iglesia canonizó muchos preceptos judiciales de la vieja ley................................ 130 La Iglesia tiene cuatro dimensiones según San Agustín 1. La de los contemplativos manifestada en Raquel; la de los activos, manifestada en Lía; la de los contemplativos asalariados manifestada en Bala, criada de Raquel; la de los asalariados y los activos manifestada en Zelfa, criada de Lía....... 195 Por qué la Iglesia y las leyes eclesiásticas y civiles no prohiben el matrimonio antes de los treinta y seis años en los varones y antes de los veinte años en las mujeres como hace Aristóteles en la Política: o el derecho natural del cual habla él mismo con bellas apalabras ................................................. 152 A la política eclesiástica corresponden las cosas celestiales entre las que está abstenerse de los pecados ............................... 155 Erito es una famosísima maga de Tesalia de la que escribe Lucano en el libro 6 de L a guerra civil................................................ 25 Es un error decir que las mismas causas producen las cosas naturales que las artificiales .............................................................. 35 Es un error decir que todas las cinco ciudades de los sodomitas fueron abrazadas por la venganza divina, porque Segar fue perdonada por las súplicas de Loth ................... 74 El error de Ovidio se manifiesta cuando las ciudades estaban en Egipto ante Júpiter, y Pentápolis también ................................... 74

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Los errores de los legisladores ignorantes que disponían que era lícito vender e intercambiar a las mujeres ...................................... 64 La primera edad que fue llamada áurea fue bajo Saturno, como agrada a los poetas... 66 La edad principal que es denominada de plata y fue imperando Júpiter junto a Creta: enseñó a habitar las caras y a ejercer profesiones excepcionales................................. 72 La primera edad del mundo es según los hebreos de 1654, según los intérpretes de 2252. Sin embargo ya había una ciudad ............................................................. 87 En la edad fundamental del mundo cien años después del diluvio comenzaron a hacer ladrillos cocidos en la tierra de Senaar .... 89 Existen cuatro edades: de oro, de plata, de bronce, y de hierro, como las distribuye el paganismo en nombre de los dioses celestiales........................................................... 65 Los que defienden la eternidad del mundo no pueden defender un primer fundador de las ciudades: como ellos mismos opinan falsamente...................................................... 63 La fantasía es causa de desorden, porque el ebrio y el que duerme razonan confusamente, cuando el entendimiento de suyo siempre está igualmente dispuesto para entender ...................................................150 El favonio (viento del oeste) y el subsolano (viento del este) por el equilibrio del calor y la humedad favorecen la generación...173 Las mujeres que ya han concebido no deben desarrollar trabajos pesados: porque se siguen los mismos inconvenientes que en los varones ....................................................169 Los fetos prematuros son imperfectos en todos aspectos ...................................................143 El feto adquiere sus dimensiones en virtud del semen del progenitor, y en el que es muy joven la virtud del semen es imperfecta ..............................................................143 Los hijos de padres demasiado jóvenes son imperfectos tanto si son demasiado jóve-

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nes como si son demasiado viejos son imperfectos tanto en el cuerpo como en la inteligencia.............................................. 136 Los hijos de los pastores a causa de un ejercicio moderado nacen con muy buenas disposiciones................................................ 164 Los hijos no tienen respeto hacia los padres y los matan; si se casaran también serían malos padres; también tendrían malos hijos ............................................................ 141 No puede conocerse la nobleza de los hijos si se ignora quién es el padre ..................... 227 Los ríos van más allá de las islas novergias y archadas (norte de Escocia) contienen hielo perpetuo ......................................... 181 Las fuentes y los ríos a causa del calor producen un vapor que se eleva en el aire y con el frío lo condensan ................................ 182 La forma naturalmente precede al compuesto.............................................................. 112 Los Garamantes, pueblo de Etiopía, tienen esposas comunes..................................... 230 Ejercitarse moderadamente los progenitores los hace bien dispuestos para la generación de la prole ....................................... 159 La generación de los hijos y la unión del hombre y la mujer en qué tiempos deben realizarse y en qué edad es lícito es sumamente necesario considerarlo y establecerlo para una buena situación política................... 143 La generación y el movimiento son por otro no por uno mismo..................................... 23 La generación de los hijos demasiado inoportuna produce daño tanto en los padres como en los hijos .................................... 147 La generación de los hijos requiere la consideración del lugar: o frío o cálido o templado............................................................. 170 La generación invernal en lugares demasiado fríos produce hijos fuertes sin duda en cuanto al cuerpo, pero en todo lo demás bastante violentos ................................... 174 La generación en lugares demasiado fríos ciertamente debe buscarse porque un

Índice de la obra

tiempo caluroso divide el semen, mientras que la frialdad del lugar conserva el espíritu............................................................171 La generación en tierras demasiado cálidas hágase cuando en el invierno sopla el viento norte .............................................174 La generación no se da naturalmente bajo ambos polos a causa de la excesiva frialdad ...........................................................180 La generación no es impedida por cualquier frialdad sino por la que es excesiva .......177 La generación en contra de lo que se argumenta es favorecida por el ambiente frío ...........................................................170 La generación no se realiza cuando el sol no influye sino cuando no ha salido el sol ..179 Conviene muchísimo considerar a qué viento está orientado el lugar de la generación para la generación de una prole perfecta, sobre esto pueden aducirse señalados ejemplos ..................................................172 Fábula de los gigantes que los poetas imaginan. La historia de Nemroth no es adecuada, cuando los gigantes estaban en los montes de Thesalia, Nemroth había edificado una torre en Senaar........................... 90 La escritura hebraica generalmente es mejor que la latina, pues según la interpretación latina en cierto modo Dios no destruyó justamente la torre, ni confundió las lenguas provechosamente.............................. 98 Hércules, dominador de todos los monstruos es dominado por el amor de Iole, hija del rey de Etholia ..........................................213 La serpiente del sueño a quien muerde le mata mediante el sueño...................................... 55 Los hombres por el peligro de agresión de los animales fueron forzados a construir ciudades y pueblos para que se ayudaran unos a otros más convenientemente.................. 55 Los hombres, en las zonas frías nacen más robustos y más desarrollados, porque un ambiente frío impide que exhalen el espíritu del semen..........................................174

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Cierto lunar subcutáneo distiende la piel de la cara y la vuelve blanca ........................... 167 Serpientes de jabalina del tamaño de las lanzas atraviesan todo lo que encuentran a su paso: de aquí toman el nombre............ 55 La paz bien ordenada consiste en el buen comportamiento de un gobernante bien dispuesto hacia los súbditos ................... 196 La ignorancia en el delito de omisión merece indulgencia.............................................. 132 Nuestro intelecto para el conocimiento, en el estado actual de la vida, presupone necesariamente un conjunto de cualidades orgánicas ........................................................ 150 La intelección en nosotros requiere la identificación del entendimiento con sus representaciones.............................................. 150 Las normas judiciales del Antiguo Testamento en las que no se contempla una significación que repugne con el Nuevo Testamento pueden permanecer en éste ......... 130 La pena de Ixión consiste en que estuvo girando en los infiernos en una rueda rapidísima: porque deseó el concúbito con Juno............................................................... 20 Donde se alaba a los umbrios, a los ingleses, a los sármatas y a los escitas..................... 175 Alabanza de los españoles, de los italianos y de los griegos porque son los más nobles entre todas las naciones.......................... 175 Alabanza de la quinta región ........................ 175 Se dice que es ley cierta regla que se impone en una ciudad ya establecida en una política consistente........................................ 111 Sólo la ley evangélica es perfectísima prohibiendo las obras de los malos................. 127 Las leyes han de acomodarse a la política y la política ha de acomodarse al pueblo...... 133 Las leyes se han de dar a los imperfectos de la misma manera que los alimentos a los niños ........................................................... 128 No se han de dar leyes perfectísimas a un pueblo imperfecto................................... 128

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Las leyes humanas no son simplemente buenas y que no contengan algo que no sea malo en sí mismo .............................................128 Las leyes, si alguien quiere hacerlas óptimas eliminando todos los defectos, las hará pésimas........................................................129 Las leyes judiciales de Moisés pueden conservarse también por el nuevo legislador constituido. De lo que trata Scoto ..........130 Los romanos recibieron las leyes de Solón de los griegos ...............................................131 Por tanto las leyes judiciales de Moisés no han de ser observadas por todos: porque no todos están igualmente dispuestos como estaban los hebreos.....................................130 No necesitan leyes los que se comunican entre sí, porque las leyes dirimen las controversias que se originan entre los que viven en comunicación ............................................ 34 Los romanos añadieron dos tablas a las leyes de Solón y las denominaron la Ley de las Doce Tablas.............................................131 El legislador, en la fundación de una ciudad, no debe establecer ni leyes óptimas ni una política óptima ........................................125 Si algún legislador promulgare para algún tipo de política las leyes de los monjes sería un imbécil.....................................................128 La destrucción de una sola lengua en la torre babilónica y la invención de muchas lenguas por los hombres fue muy beneficioso para el género humano.............................. 98 Loth dejó embarazadas a sus dos hijas vírgenes en dos noches para tener sucesores suyos............................................................192 Los lunáticos tienen intervalos lúcidos cuando la luna está en cuarto creciente, porque influye en su cerebro una humedad proporcionada ....................................................162 Los lunáticos, cuando la luna está en cuarto menguante, a causa de la desecación del órgano de las representaciones mentales comienzan a delirar con vehemencia .....162

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La producción de la materia prima es creación: porque ella no puede ser extraída de otra cosa ............................................... 35 Los matrimonios demasiado prematuros debilitan las facultades a causa del mal régimen conyugal.......................................... 142 Los matrimonios tanto de los muy jóvenes como de los muy viejos son perniciosos porque perjudican a los hijos en todos los aspectos................................................... 150 El derecho civil permite los matrimonios incoada la pubertad para conservar la paz social ....................................................... 154 El Derecho divino permite los matrimonios en el comienzo de la pubertad: porque pretende más la perfección del alma que del cuerpo, y da mejor normas de virtud que la salud ........................................................ 155 Monarquía tiránica se da cuando es perjudicial un gobernante que no sigue la justicia o la utilidad pública o la riqueza para los súbditos......................................................... 119 La monarquía real es el mejor de todos los gobiernos porque evita las discordias y porque es la que más se asemeja al principado natural ............................................ 122 La monarquía es óptima en sí misma, sin embargo es difícil que se conserve en su integridad sobre todo cuando no es por elección sino por sucesión...................... 122 Los que defienden un movimiento primero necesariamente tienen que admitir la existencia de un Dios infinitamente poderoso ............................................................... 35 La mujer puede quedar embarazada de dos varones por dos motivos: o porque permanece abierta la entrada de la matriz o porque se despierta demasiado el estímulo de la libido ................................................... 190 Es posible a la mujeres quedar embarazadas de dos varones como es evidente en Alcmena que parió a Hércules y a Isiclo en un breve tiempo en el intermedio, pero esto es algo rarísimo ................................................... 190

Índice de la obra

Las mujeres que cohabitan en edad prematura fácilmente mueren en el parto bien por la estrechez de las vías femeninas o bien porque al tener las contracciones natales no pueden soportar tanto dolor....................145 Los que defienden la eternidad del mundo solucionan la objeción de las nuevas moradas de las tierras que sucumbieron a causa de los diluvios particulares............. 62 Nemroth como es filósofo ignora que nadie puede vivir en medio de los aires por el frío y en la esfera de fuego nadie puede vivir por el calor........................................... 90 La nobleza es un estímulo para la virtud: que si ignora el camino de la virtud es un estorbo.........................................................228 Una objeción contra los que defienden la eternidad del mundo puede ser: porque se sabe que primero alguna tierra tuvo que ser habitada ..................................................... 63 La oligarquía política se da cuando dominan los fuertes en capacidad o en riquezas ...120 La opinión de los arcadios que se consideran a sí mismos engendrados antes de la salida del sol es falsa: lo que es agradable para el Dios desconocido no debe ser despreciado ............................................................... 24 La opinión de los filósofos es que la tierra infinita es la cubierta de las aguas marinas y las deja al descubierto según los diversos lugares, como queda claro en el libro último de la Meteorología de Aristóteles.... 43 Según la opinión de Ovidio en la edad primera no existían las ciudades ni las casas, en la segunda edad se construyeron .................. 74 Es una falsa opinión que las leyes dadas por Dios a Moisés tengan que ser observadas por todos: porque Dios conoce perfectamente lo que los hombres pueden y deben cumplir, el hombre ciertamente no ........130 El órgano de la imaginación requiere la debida proporción de humedad ..........................161 La disposición de los órganos del cuerpo se realiza según la cualidad del semen y se-

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gún lo que determina la influencia del cielo......................................................... 151 Ovidio observa la mutación de las cosas de la naturaleza. Libro 14 de la Metamorfosis, donde presenta a Pitágoras hablando....... 47 Pyneo, huésped de las Musas, traicionó a estas por lo que fue cegado y entregado a las arpías ............................................................ 20 El Filósofo en 8 de la Física y Del cielo, 2, niega que el Dios del cielo sea infinito en poder pero le concede ser infinito en duración............................................................ 36 Platón considera que hasta en las más mínimas cosas se ha de implorar el auxilio divino............................................................... 25 La política es de cinco clases: monárquica, aristocrática, timocrática, democrática y oligárquica ................................................ 34 La política de Platón establece que todos los varones sean maridos de una sola mujer y que todas las mujeres sean esposas de un solo marido ............................................. 104 Una política es tanto más justa cuanto mayor amor establece en las ciudades .............. 105 La política de Platón parece a primera vista que lo que pretende es establecer el mayor amor en las ciudades............................... 105 La política de Platón realmente en la comunidad de las cosas, sobre todo en la comunidad de mujeres, establece entre los ciudadanos la discordia ................................... 108 La política es el orden mediante el cual los ciudadanos acuerdan entre sí constituir una ciudad...................................................... 124 La mejor política es aquellas que de modo más contundente prohibe los delitos e incita en el mayor grado a las virtudes ................. 128 Una política perfecta requiere de la consideración de los tiempos de la generación ..... 135 Las políticas buenas son tres: la monarquía real, la aristocrática y la timocrática, las demás son malas ..................................... 113 El polo ártico tiene noche continua durante medio año, desde la posición del sol en libra hasta su posición en aries................. 180

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El polo no puede cubrirse con nubes porque allí no se llevan vapores .........................182 En la superficie de los polos no hay árboles ni hierbas ni piedras ni pueden generarse; y si el hombre por un imposible los plantara morirían inmediatamente........................183 Bajo el mar de los polos no se crían peces, al contrario, aquella tierra es durísima y en los mares hay hielo perpetuo hasta las profundidades ...............................................180 La máxima elevación del polo es de 90 grados, donde no pueden existir fuentes ni ríos ...........................................................181 La potestad rechaza y no soporta consortes.............................................................196 La pluralidad de jefes es mala según el filósofo, libro 12 de la Metafísica, por tanto es bueno que haya un solo jefe ...................199 Sobre la pluralidad de los principados. 12 de Metafísica. Es mala.................................199 El que quiera tener unos hijos perfectos debe considerar los trabajos y las ocupaciones de los padres............................................157 Los hijos concebidos en invierno tienen óptimas disposiciones, los engendrados en verano, pésimas...........................................175 Por robar fuego del cielo Prometeo es amarrado en el Cáucaso y presenta el hígado a los buitres para que lo despedacen........... 20 Los niños pequeños todavía no comen alimentos sólidos porque serían mortales, sino que han de ser alimentados con leche............................................................126 El rayo de luz puede ser de dos modos, directo o reflejo ...................................................180 El rayo directo es aquel que incide rectamente desde un cuerpo luminoso sobre alguna cosa: y para esto se requiere una elevación bastante grande del cuerpo iluminante sobre el iluminado ......................................180 Una cosa tanto tiene de entidad cuanto tiene de unidad, sin embargo no se ha de reducir todo a una omnímoda unidad .................236 El color rojo se origina de sangre subcutánea clara .........................................................167

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Saturno y Júpiter estuvieron presentes en aquel tiempo en que el patriarca Jacob descendió a Egipto con sus hijos............................... 67 Según el filósofo innumerables ciencias se perdieron en diluvios particulares y después fueron redescubiertas ....................... 63 En los demasiado jóvenes el semen es todavía imperfecto; en los demasiado viejos ya ha perdido la perfección.............................. 150 Es necesario tener en cuenta la conveniencia al promulgar leyes para los delincuentes: dichas leyes no han de ser simplemente buenas sino adecuadas para la maldad que practican.................................................. 127 El sol en la cabeza de cáncer se eleva bajo el polo ártico 23 grados y algunos minutos; de modo semejante cuando está en la cabeza de capricornio se eleva bajo el antártico........................................................... 180 La conservación de las especies en el diluvio universal es imposible por medios naturales: así la reunión y pacificación de los animales terrestres y volátiles es imposible por naturaleza ........................................... 61 Al pueblo etíope de los espilos ninguna serpiente les daña .......................................... 55 El súbdito en cuanto súbdito no tiene en sí mismo el principio de su movimiento: sino que es movido por el superior jerárquico ............................................................. 200 Subsolano y Favonio son vientos mediocres para la generación, porque son templados ........................................................... 173 Tántalo, hijo de los dioses que banqueteaban, los traicionó, por lo que fue castigado a los infiernos para que pasara sed rodeado de aguas y pasara hambre rodeado de alimentos. Véase Virgilio 6.......................... 20 El tiempo de la generación recibe una doble influencia: por la cualidad de las cuatro estaciones del año y por la edad del padre y de la madre........................................... 135 Según el filósofo, libro 7 de La Política, c. 15, el tiempo de tener hijos es en los varones

Índice de la obra

hasta los 70 años y en las mujeres hasta los 50 años.....................................................137 El tiempo de engendrar es cuando los hijos llegan a una edad robusta antes que a sus padres les falten las fuerzas ....................139 El tiempo más adecuado en los varones para tener hijos son los 36 años; en las mujeres los 18 .......................................................149 Si toda la tierra tuviera la altura de una torres desde el centro no alcanzaría la esfera de la luna ........................................................ 90 La tierra del quinto clima es muy adecuada para la generación por su temperatura ...175 La tierra del quinto clima es alabada por su poderío, por sus armas, por su ingenio, por su sabiduría .............................................175 La tierra bajo el polo es durísima, ninguna vida se produce de ninguna manera y si hay mar está congelado hasta las profundidades........................................................183 En Thyle, última tierra septentrional, según Boecio el día tiene 24 horas y no hay noche cuando el sol está en la cabeza de cáncer ............................................................181 La timocracia se da cuando ni los poderosos ni los pobres gobiernan sino la clase media, de lo que trata Aristóteles 4 de La Política .............................................................117 El régimen timocrático, como en él gobiernan muchos, puede ser sedicioso ..................123 La torre de Babel no fue construida para que apareciera algún edificio de colosales dimensiones construido por todo el género humano antes de su dispersión ................. 95 La torre de Babel, según la escritura hebrea fue construida para que los hombres que lo desearan permanecieran juntos encontrándose sin caminos avanzaran viendo la altura y la magnitud de la torre y supieran volver......................................................... 96 Valerio Sorano fue condenado a muerte, porque se atrevió a publicar el nombre de Dios contra las sanciones de las ceremonias............................................................. 25

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El varón es cabeza de la mujer y no al contrario, como dice Pablo en la primera carta a los Corintios c. 11................................... 200 Un varón es suficiente para una mujer para la generación de los hijos, que es el fin del matrimonio: la pluralidad ciertamente es un obstáculo para la generación............. 202 El varón la mayor parte de las veces odia a la que él mismo conoce pero todavía no a la que conoce por otros............................... 225 La culpa del varón no es igual que la de la mujer: porque el varón no concibe sino que emite................................................. 225 Para el varón no es contraria la pluralidad de mujeres en orden a la generación de los hijos porque es emitente en la generación. Para la mujer sí es contraria porque es recipiente.................................................... 193 Generalmente es útil al varón la pluralidad de mujeres pues si no puede tener hijos con una podrá tenerlos con otra .................... 192 Los varones libertinos y los debilitados por el ocio tienen una prole mal dispuesta tanto en lo relativo al cuerpo como al intelecto.............................................................. 163 Los varones excesivamente trabajadores generan una prole mal dispuesta.................... 168 Los varones estudiosos generan una prole pequeña de cuerpo y débil de intelecto.............................................................. 161 La pluralidad de varones respecto de una mujer es contraria a la razón, pero la pluralidad de mujeres no repugna a la razón respecto de un varón............................... 203 La pluralidad de varones respecto de una esposa sería la destrucción doméstica y social de la vida.......................................... 205 La pluralidad de maridos respecto de una esposa causa la incertidumbre de los hijos, lo que perjudica tanto al varón como a la prole ........................................................ 202 La pluralidad de maridos no puede ser excepto para satisfacer la libido; de esposas sí, ciertamente, para multiplicar la generación

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de los hijos cuando la libido puede satisfacerse con una sola mujer.........................204 La pluralidad de maridos impide la paz social y doméstica, porque el marido ha de ser la cabeza de la mujer...................................200 La pluralidad de maridos es abominable, ya porque ninguno amaría a las esposas, ninguno las defendería, ya también porque las mujeres serían despreciadas por todos...205 La honradez de los maridos y la distinción de la nobleza desaparecerían de la comunidad de mujeres ...............................................227 La unidad de naturaleza se tiene porque cada cosa cuanto más accede a ella tanto más perfecta es................................................235 Urania es la princesa de las musas cuyo oficio es cantar en los cielos ............................... 19 Vulcano intentó ultrajar a Minerva, de cuyo semen proyectado en tierra nació Ericteo, mitad hombre y mitad hidra, de lo que trata Ovidio en Metamorfosis................... 20

La mujer que tiene muchos maridos y es conocida frecuentemente por muchos, es privada por naturaleza del beneficio de concebir hijos como queda claro en las meretrices ........................................................ 189 Tener la mujer pluralidad de maridos es contrario a la paz doméstica......................... 205 La comunidad de esposas es contraria a la sociedad política y a la razón natural..... 225 La comunidad de esposas lleva a la comunidad de los hijos .............................................. 226 La comunidad de esposas es la causa de la promiscua mezcolanza de padres con hijos y de hermanos con hermanas ................. 231 La comunidad de las esposas y los hijos elimina todo amor en las ciudades............. 232 — )( — Alabanza a Dios óptimo y máximo Fin. Año 1529. En Ediciones Venecianas de Pedro Liechtenstein

COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA

1. JUAN CRUZ CRUZ, Intelecto y razón. Las coordenadas del pensamiento clásico (1999) 2. JOSÉ ÁNGEL GARCÍA CUADRADO, La luz del intelecto agente. Estudio desde la metafísica de Báñez (1999) 3. TOMÁS DE AQUINO, Cuestión disputada del alma. Traducción y notas de Ezequiel Téllez. Estudio preliminar de Juan Cruz Cruz (1999, 22001) 4. PALOMA PÉREZ-ILZARBE, El significado de las proposiciones. Jerónimo Pardo (†1502) y las teorías medievales de la proposición (1999) 5. TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro de Aristóteles sobre la interpretación. Traducción e introducción de Mirko Skarica. Estudio preliminar, revisión y notas de Juan Cruz Cruz (1999) 6. VALLE LABRADA, Filosofía jurídica y política de Jerónimo Castillo de Bobadilla (1999) 7. MARÍA JESÚS SOTO BRUNA Y CONCEPCIÓN ALONSO DEL REAL, De processione mundi. Estudio y edición crítica del tratado de Domingo Gundisalvo (1999) 8. OLGA L. LARRE, La filosofía natural de Ockham como fenomenología del individuo (2000) 9. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Ética a Nicómaco de Aristóteles. Estudio preliminar y notas de Celina A. Lértora Mendoza (2000, 22001) 10. TOMÁS DE AQUINO, Exposición sobre el “Libro de las causas”. Introducción, traducción y notas de Juan Cruz Cruz (2000) 11. JUAN DE SANTO TOMÁS, El signo. Cuestiones I/5, XXI, XXII y XXIII del ‘Ars Logica’. Introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2000) 12. TOMÁS DE AQUINO, Cuestión disputada sobre las virtudes en general. Estudio preliminar, traducción y notas de Laura Corso de Estrada (2000) 13. JUAN CARAMUEL, Gramática audaz. Traducción de Pedro Arias. Estudio preliminar de Lorenzo Velázquez (2001) 14. JESÚS GARCÍA LÓPEZ, Metafísica tomista: Ontología, Gnoseología y Teología natural (2001, 22001) 15. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a los libros de Aristóteles Sobre el sentido y lo sensible y Sobre la memoria y la reminiscencia. Introducción, traducción y notas de Juan Cruz Cruz (2001) 16. DIEGO DE AVENDAÑO, Derecho, Consejo y Virreyes de Indias (Thesaurus Indicus, vol. I, tit. I-III). Introducción y traducción de Ángel Muñoz García (2001)

17. PEDRO DE LEDESMA, Sobre la perfección del acto de ser creado (1596). Introducción y traducción de Santiago Orrego (2001) 18. LOUIS LACHANCE, Humanismo político. Individuo y estado en Tomás de Aquino (2001) 19. NICOLÁS DE CUSA, Diálogos del idiota, El possest, La cumbre de la teoría. Introducción, traducción y notas de Ángel Luis González (2001) 20. FRANCISCO UGARTE, Metafísica de la esencia. Un estudio desde Tomás de Aquino (2001) 21. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Física de Aristóteles. Traducción y estudio preliminar de Celina A. Lértora Mendoza (2001) 22. TOMÁS DE AQUINO Y PEDRO DE ALVERNIA, Comentario a la Política de Aristóteles. Traducción de Ana Mallea (2001) 23. IGNACIO VERDÚ BERGANZA, Thomas Bradwardine. El problema de la libertad (2001) 24. JUAN POINSOT (JUAN DE SANTO TOMÁS), Verdad trascendental y verdad formal. Introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2002) 25. TOMÁS DE AQUINO, El ente y la esencia. Traducción, estudio preliminar y notas de Eudaldo Forment (2002) 26. M.ª CARMEN DOLBY, El hombre es imagen de Dios. Visión antropológica de San Agustín (2002) 27. SAN ANSELMO, Proslogion. Introducción, traducción y notas de Miguel Pérez de Laborda (2002) 28. JOSÉ MIGUEL GAMBRA, La analogía en general. Síntesis tomista de Santiago M. Ramírez (2002) 29. GUILLERMO DE OCKHAM, Pequeña suma de filosofía natural. Introducción y traducción anotada de Olga Larre (2002) 30. SANTIAGO GELONCH, Separatio y objeto de la metafísica. Una interpretación textual del Super Boetium de Trinitate, q5 a3, de Santo Tomás de Aquino (2002) 31. PSEUDO JUSTINO, Refutación de ciertas doctrinas aristotélicas. Traducción, introducción y comentario de Marcelo D. Boeri (2002) 32. JEAN-PIERRE TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra (2002) 33. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a los Analíticos Posteriores de Aristóteles. Traducción, estudio preliminar y notas de Ana Mallea y Marta Daneri-Rebok (2002) 34. TOMÁS DE AQUINO Y PEDRO DE ALVERNIA, Comentario al libro de Aristóteles sobre El cielo y el mundo. Introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2002)

35. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, I/1: El misterio de la Trinidad (I, d1-21). Edición de Juan Cruz Cruz (2002) 36. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, I/2: Trinidad de Personas. Atributos divinos (I, d22-48). (En preparación) 37. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, II/1: La creación. Ángeles, demonios, seres corpóreos, hombre (II, d1-20). (En preparación) 38. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, II/2: El pecado original. La justificación. El pecado actual (II, d21-44). (En preparación) 39. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, III/1: La encarnación del Verbo y la Redención (III, d1-22). (En preparación) 40. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, III/2: Las virtudes en Cristo y en los fieles. Los mandamientos (III, d23-40). (En preparación) 41. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/1: Los sacramentos. Bautismo, Confirmación y Eucaristía. (IV, d1-13). (En preparación) 42. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/2: Penitencia, Extremaunción (IV, d14-23). (En preparación) 43. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/3: Orden, Matrimonio (IV, d24-42). (En preparación) 44. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/4: Postrimerías (IV, d43-50). (En preparación) 45. WALTER REDMOND, La lógica del Siglo de Oro. Una introducción histórica a la lógica (2002) 46. FRANCISCO GARCÍA, Tratado utilísimo y muy general de todos los contratos (1583). Introducción de Horacio Rodríguez-Penelas / Transcripción de Idoya Zorroza y Horacio Rodríguez-Penelas (2003) 47. DIEGO MAS, Disputación Metafísica sobre el ente y sus propiedades transcendentales (1587). Edición de Juan Cruz Cruz y Santiago Orrego (2003) 48. JESÚS GARCÍA LÓPEZ, Virtud y personalidad según Tomás de Aquino (2003) 49. BARTOLOMÉ CARRANZA, Tratado sobre la virtud de la justicia (1540), (Traducción castellana y texto latino). Transcripción, traducción y verificación de fuentes de Teodoro López, Ignacio Jericó Bermejo y Rodrigo Muñoz de Juana (2003) 50. JUAN SÁNCHEZ SEDEÑO, Las segundas intenciones y el universal (1600), introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2003) 51. JOSEP-IGNASI SARANYANA, La Filosofía Medieval. Desde sus orígenes patrísticos hasta la escolástica barroca (2003)

52. JAN A. AERTSEN, La filosofía medieval y los trascendentales. Un estudio sobre Tomás de Aquino (2003) 53. ALFONSO DE MADRIGAL, «EL TOSTADO», El gobierno ideal, Introducción, traducción y texto latino con aparato crítico y citas de Nuria Belloso Martín (2003) EN PREPARACIÓN JAN A. AERTSEN, La filosofía medieval y los trascendentales. TOMÁS DE AQUINO, Cuestión disputada sobre las criaturas espirituales, traducción de Ana Mallea. ÉTIENNE GILSON, Eloísa y Abelardo, traducción de Serafín González. DIEGO DE AVENDAÑO, Oidores y Oficiales de Hacienda (Thesaurus Indicus, 1668, vol. I, tit. IV y V), introducción y traducción de Ángel Muñoz. FRANCISCO ZUMEL, Voluntad, gracia y libre albedrío (Variarum disputationum, 1607), traducción de Manfred Svensson. PAULO SERGIO FAITANIN, Ontología de la individuación en Tomás de Aquino. TOMÁS DE AQUINO, Comentario literal al libro de Job, introducción y traducción de Josep-Ignasi Saranyana. ORÍGENES, Sobre los principios (c. 245), introducción y traducción de Jesús Garitaonandía. IGNACIO JERICÓ BERMEJO, Bartolomé Carranza (1503-1576): vida y teología. TOMÁS DE AQUINO, Cuestiones Quodlibetales, introducción y traducción de Héctor Velázquez. HÉCTOR JOSÉ DELBOSCO, El humanismo platónico del Cardenal Bessarión (c. 1400-1472). LUIS DE MOLINA, Concordia del libre arbitrio con los dones de la gracia (1588), traducción de Ignacio Jericó Bermejo. TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro Del alma de Aristóteles, introducción y traducción de María Celestina Donadío. ALCUINO DE YORK, Obras morales (c. 739-804), introducción y traducción de Rubén A. Peretó. TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro de Aristóteles Sobre la generación y corrupción. Los principios de la naturaleza, traducción de José Ignacio Aguinalde y Bienvenido Turiel. JUAN CARAMUEL, Metalógica (Leptotatos, I, 1681), traducción de Pedro Arias, estudio preliminar de Lorenzo Velázquez. ÉTIENNE GILSON, Dante y la filosofía, traducción de M.ª Lilián Rivas. TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro de Boecio Sobre la trinidad, traducción de Bienvenido Turiel. JUAN ESCOTO ERÍGENA, Sobre la naturaleza (Periphyseon) (c. 860), traducción de Pedro Arias y Lorenzo Velázquez, estudio y notas de Lorenzo Velázquez. SAN AGUSTÍN DE HIPONA, Escritos sobre el matrimonio, traducción de Luis Eguiguren. SAN ALBERTO MAGNO, Sobre el alma, traducción de Jörg Alejandro Tellkamp. TOMÁS DE AQUINO, Sobre el gobierno de príncipes, edición preparada por José Luis Widow. SAN BUENAVENTURA, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, edición preparada por Juan Cruz Cruz.

ALONSO DE VERACRUZ, Sobre el dominio de los infieles y la guerra justa (1553-54), introducción y traducción de Claudia López Lomelí. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Metafísica de Aristóteles, traducción de Bienvenido Turiel y Juan Cruz Cruz. MIGUEL DE ULZURRUN, Sobre el gobierno del mundo (1525), introducción y traducción de Ana Azanza. ANTONIO PONCE DE SANTACRUZ, Sobre la melancolía (1622), traducción de Raúl Lavalle.

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