El Mito Del Poder Masculino.pdf

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Warren Farrell

El mito del poder masculino y la liberación de género Fragmentos de conversaciones de Warren Farrell con el periodista Tom Howard, grabadas en 1993 cuando se publicó su libro "El mito del poder masculino". Fuente: New Male Studies: An International Journal, vol. 1, 2012: http://newmalestudies.com/OJS/index.php/nms/article/viewFile/35/36. Selección, estructura, título principal y de los apartados y nota al final por el traductor, Roi Ferreiro. Versión del 23 de enero de 2017.

El concepto de poder Tom Howard: Warren, antes de nada, me ha fascinado este concepto del poder en tu libro. ¿Qué es lo que entiendes por poder? Warren Farrell: En «El mito del poder masculino» lo que intento hacer es redefinir lo que entendemos como poder. Estoy diciendo que poder es la capacidad de controlar nuestra propia vida. Si tenemos la capacidad de controlar nuestra propia vida, tenemos poder. No tenemos poder si estamos trabajando para otra persona y si nos sentimos obligados a aceptar un empleo que no nos gusta en una mina de carbón o convertirnos en un director en lugar de en un profesor porque se gana más. Si amamos la enseñanza pero nos convertimos en un director, ganamos más dinero y nos gusta menos, y entonces morimos antes como resultado del stress y será alguna otra persona la que se gastará nuestro dinero cuando estemos muertos. Yo no llamo a eso poder.

Es necesario que los hombres se expresen Tom: Señalas en tu libro que los hombres, de media, mueren antes que las mujeres. ¿Esperas que uno de los resultados de este libro sea suministrar a los hombres y mujeres información que ayude a los hombres a vivir más tiempo? Warren: Claramente, y eso significa conseguir que los hombres entiendan lo que son sus sentimientos, que sean capaces de expresar esos sentimientos, conseguir que la sociedad entienda lo que estamos haciendo que es llevar a los hombres a convertirse en el 85% de los sintecho, la mayoría de los alcohólicos, la mayoría de los apostadores, el 94% de los encarcelados y la mayoría de las víctimas de homicidio y suicidio. Es gracioso, Tom, que tengamos de verdad muy pocos problemas para entender que la gente negra tiene más probabilidades de ser víctima de esos problemas debido a su impotencia como grupo. Pero cuando los hombres como grupo son víctimas de cada uno de estos problemas no podemos concebir que ello pueda ser debido a que tienen una forma diferente de impotencia. ***

Tom: De acuerdo, ¿entonces hemos sido confundidos por las feministas? Warren: Si, pero no es culpa de las feministas. Tom: ¿Cómo es eso? Warren: Los hombres no han alzado la voz y las mujeres no pueden oir lo que los hombres no dicen. Pienso que ese ha sido el fallo de los hombres. Los hombres tienen que asumir la responsabilidad de decir lo que quieren, para convertir una guerra en la que sólo un bando se 1

muestra, en un diálogo en que ambos sexos hablen en alto. Tom: ¿Cómo hacemos eso? Warren: No suponiendo que una cinta de audio o un libro sobre las relaciones, tal como esto, es para mujeres. Los hombres deben asumir la responsabilidad de acabar con la era en que los problemas de relación son considerados como problemas de las mujeres sólo. Las mujeres han contribuido una tonelada, y los hombres deben contribuir también, antes de que estemos preparados para una auténtica síntesis de género. ***

Masculinismo y feminismo Tom: Warren, ¿eres un liberacionista de los hombres, un feminista, ambos, ninguno? Warren: Supongo, como cualquier otra persona, que preferiría ser escuchado en lugar de etiquetado. Pero estoy dispuesto a llamarme liberacionista masculino o masculinista, mientras tanto definas liberacionista masculino como partidario de la igualdad de oportunidades y la igualdad de responsabilidades para ambos sexos, y también un feminista cuando un feminista cree en la igualdad de oportunidades y la igualdad de responsabilidades para ambos sexos. Me opongo a los movimientos en los que un sexo cualquiera dice 'nuestro sexo es el sexo oprimido y por lo tanto merecemos derechos'. Eso, para mí, no es liberación de género sino dación de derechos de género.* Por eso, finalmente, no estoy en realidad a favor de un movimiento de mujeres o de un movimiento de hombres, sino de un movimiento de transición de género. Sin embargo, me opongo a saltarnos el movimiento de los hombres hasta que los hombres hayamos articulado igualmente nuestra perspectiva. Pienso que entonces y sólo entonces puede aquél existir. ***

Tom: Así que aprecias las partes positivas del feminismo, pero ¿qué hay de las negativas? Warren: Nos hizo poner la atención en el hecho de que las madres trabajadoras trabajaban más horas dentro del hogar, pero nadie nos dijo que los padres trabajadores trabajaban más horas fuera del hogar. En esencia, el feminismo nos enseñó que Dios podía ser "ella", pero no que el Diablo podía también ser "ella". Nos mostró el lado sombrío de los hombres y el lado luminoso de las mujeres, pero descuidó el lado sombrío de las mujeres y el lado luminoso de los hombres. Y descuidó reconocer que cada parte, cada sexo, tiene dentro de sí su lado sombrío y su lado luminoso. ***

El mundo es dominado por los hombres y las mujeres, pero de diferentes maneras... Tom: Entonces, ¿el mito de que los hombres tienen el poder es el reverso del feminismo? Warren: No, el feminismo dice que el mundo es patriarcal y dominado por los hombres. El reverso sería que el mundo fuese matriarcal y dominado por las mujeres. Voy a explicar por qué está a la vez dominado por hombres y mujeres de diferentes maneras. Voy a oponerme con la misma fuerza a la visión de que el mundo está dominado por las mujeres y a la visión de que está dominado por los hombres porque, como intentaré explicar, creo que ambas son desacertadas. 2

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No sé si recuerdas a Steve Petrix, un periodista que vivió aquí en San Diego. Cada día volvía a casa a almorzar con su esposa. Un día llegó a su puerta y oyó a su esposa gritando. Estaba siendo atacada por un asaltante. Steve luchó contra el asaltante mientras su esposa corrió a llamar a la policía y el intruso mató a Steve. Steve estaba jugando un papel invisible, el papel del guardaespaldas sin remuneración. Pensamos en los hombres como violentos hacia las mujeres. El papel invisible en el que nunca pensamos es el papel del hombre como de quien se espera que proteja a las mujeres con las que esté, en cualquier ocasión que la mujer pueda estar amenazada.

...Y los hombres son el sexo desechable Tom: En «El mito del poder masculino» tienes un subtítulo, "Por qué los hombres son el sexo deshechable". ¿Es esta una de las maneras en que los hombres son el sexo desechable? Warren: Sí. Estas involucran la espectativa de que los hombres sean guardaespaldas sin remuneración, o que sean el sexo que se registre para el reclutamiento militar [como es obligatorio en los EE.UU. ], o que sean bomberos voluntarios, o que sean casi el 100% de los miembros de las profesiones más peligrosas, los empleos arriesgados. Estas son sólo unas pocas de las maneras en que se espera que los hombres sean el sexo deshechable, y no las reconocemos y por consiguiente son invisibles. ***

La actitud conservadora y la actitud progresista Tom: Si toda esta protección de las mujeres está edificada en nuestras psiques, ¿aun así deberíamos molestarnos en intentar cambiar eso? Warren: Los conservadores dicen que esta es la manera en que era en el pasado y esta es la manera en que será en el futuro. Yo digo que no. La cuestión importante no es si es natural, sino si es funcional. Si un bebé ha nacido naturalmente con una discapacidad no decimos: "oye bebé, tu discapacidad es natural. Vamos a ayudarte a incrementarla." Esto es lo que hacemos, en esencia, con la agresividad de los hombres y la pasividad de las mujeres. Esta división era funcional en el pasado, pero ahora por primera vez en la historia humana ambos sexos tienen la oportunidad de ser seres humanos plenos. De hecho, si queremos sobrevivir necesitamos dejar de formar a los hombres para ser asesinos y necesitamos formar a las mujeres para ser lo suficientemente independientes para no depender del asesino-protector, que con tecnología nuclear será realmente el asesino-destructor.

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*Nota del traductor al castellano. Warren contrapone «liberación de género» (gender liberation) a «dación de derechos de género» (gender entitlement). Debido a que es imposible una traducción exacta o literal del término "entitlement", decidir la mejor solución me ha exigido meses de reflexión y la solución adoptada es la que es más exacta y la única que no añade ningún sesgo interpretativo. Habría sido otra opción introducir un anglicismo, "entitulación", pero con ello se oscurecería más que aclararía el sentido del término y, por consiguiente, de la afirmación del autor. El término "entitlement" tiene el sentido de "dar un derecho" (derecho, right); pero en este caso trata de un tipo de derecho que se vincula a alguna condición inherente a la persona: en razón de su actividad social (por ejemplo, el derecho a vacaciones por desempeñar un puesto de trabajo) o situación social (por ejemplo, la concesión gubernamental de ayudas sociales a personas que cumplan ciertos requisitos), lo que la hace merecedora de ese 'beneficio'. Por lo tanto, sería incorrecto traducir "entitlement" simplemente como "derecho", pues tiene un sentido especial. La mejor solución a la que llegué, antes de decidirme recientemente por la adoptada, fue traducirlo por "adjudicación de derechos de género". Pero "adjudicar" es un término con connotaciones específicamente jurídicas y se refiere a dar un derecho a alguien en base a un criterio preexistente de justicia (es decir, se presupone que aquello que se da es algo debido, por correspondencia con una propiedad o atributo preexistentes de la persona). Considero que la matriz del término inglés, "title" -como sustantivo, "título" o como verbo, "titular"-, no tiene esas connotaciones jurídicas. Hay otras posibilidades de traducción, pero introducirían un sesgo claramente ideológico -sesgo que, por otra parte, caracteriza a ciertas actitudes políticas dentro del masculinismo. Pues al igual que el feminismo, el masculinismo como tal se refiere solamente a un enfoque o línea de pensamiento en materia de género. Así, existen diferentes masculinismos, con diferentes aproximaciones teóricas y diferentes perspectivas políticas, a veces claramente influidas por posiciones de clase y de estrato social. Algunos masculinistas usan, como significante equivalente a "entitlement" (al margen de si hablamos de autores anglófonos o de si emplean específicamente ese término), el término "privilegio" (privilege), que entra en contradicción con lo que manifiesta, para el caso, Farrell. Otras posibilidades de traducción, menos sesgadas, que consideré, fueron "prerrogativa" (que se refiere a un derecho no vinculado a la actividad o situación social, sino a la ocupación de algún cargo institucional) o "autoatribución de derechos". En el primer caso, "prerrogativa", se introduciría un sentido político adicional. En el segundo caso, "autoatribución de derechos", se introduciría, dado el contexto de las opiniones de Farrell, una contraposición política respecto a la "reivindicación de derechos" favorable a la igualdad entre los sexos; esto tendría sentido pero, a la vez, "autoatribución" (atribución de las mujeres a sí mismas) tiene una connotación arbitraria, y vincula causalmente el derecho a la mera pertenencia a un grupo social; tal concepción y planteamiento político de las medidas favorables a las mujeres, asociado a un enfoque unilateral y potencialmente discriminatorio, no es el caso de toda corriente feminista y, como he explicado, implicaría introducir un sentido político adicional, y especial, a la frase de Farrell. Por tanto, traducciones como "privilegio", "prerrogativa" o "autoatribución de derechos", e 4

incluso "adjudicación", serían incorrectas. Pero a la vez, como significantes, estos términos o similares, o los correspondientes sesgos ideológicos, están presentes en ciertos feminismos, o ciertos planteamientos feministas son considerados por masculinistas, correcta o incorrectamente, como comportando tales sesgos desigualitarios de género, con las consiguientes consecuencias sociales, políticas y jurídicas. Esos distintos términos apuntan a la idea de que existe un feminismo -autoritario y estatista- que quiere colocar la condición social de género como fuente de derechos civiles y políticos, derechos que deberían darse así a las mujeres por el mero hecho de ser mujeres, independientemente de si ello perjudicase a la situación de los hombres como sus iguales. Este tipo de feminismo concentraría, pues, su estrategia en conseguir influencia y poder institucionales, especialmente en las instituciones del Estado, y promovería la misandria con fines instrumentales a ese objeto, esforzándose en una dirección diametralmente contraria a la "síntesis de género" propuesta por Farrell. Determinar si esto es real o no es objeto de discusión, aunque es evidente que las características mencionadas aparecen en activistas, militantes y grupos feministas, sean conscientes o no de ello, e impiden la aproximación entre masculinistas y feministas.

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