El Rol De La Mujer En El Nibelungenlied

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[Espacio del profesor]

Título del trabajo:

1. 2. 3. 4. Trabajo escrito: 1. Carácter original e innovador 2. Correspondencia título/contenido 3. Veracidad y proporcionalidad 4. Congruencia y coherencia interna 5. Síntesis, precisión, estilo y corrección expresivas 6. Adecuación formal, citas, notas y bibliografía 7. Uso de las tecnologías de la información

El papel de la mujer en el Nibelungenlied

Exposición oral: 1. Síntesis y coherencia de los contenidos 2. Capacidad comunicativa y claridad 3. Precisión y corrección expresivas 4. Interés e involucración del público 5. Capacidad de argumentación

Curso académico y convocatoria: 2012/2013 – 1ª Convocatoria Fecha de entrega: 14 de enero de 2013 Datos de contacto (teléfono, e-correo): [email protected] - 617818104

Nota global: Observaciones:

Nombres de los autores:

Nombre de la asignatura: Historia de la literatura en lengua alemana

Títu trab

No aut

Créditos: •

: información íntegra sobre el papel de la mujer noble en la era germánica. Desarrollo y redacción del apartado de conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos. Revisión y corrección de diversos apartados.



: información íntegra y redacción sobre el papel de la mujer en Beowulf. Desarrollo y redacción del apartado de conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos.



: información íntegra y redacción sobre el resumen del Cantar de los Nibelungos. Información adicional y redacción sobre el papel de la mujer en el Cantar de los Nibelungos¸ el Cantar del Mio Cid, el Cantar de Roldán y Beowulf. Desarrollo y redacción final del apartado de conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos. Redacción de los apartados Prólogo e Introducción. Revisión y corrección de diversos apartados.



: información sobre el Cantar de Roldán.



: información y redacción inicial sobre el Cantar del Mio Cid. Desarrollo de los apartados Introducción y de conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos.



Esfuerzo conjunto en el desarrollo de los apartados Introducción y el esquema de conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos.

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Índice: 1. Prólogo 2. Introducción 3. Resumen del Cantar de los Nibelungos 4. El papel de la mujer noble en la era germánica 5. El papel de la mujer en el Cantar del Mio Cid 6. El papel de la mujer en el Cantar de Roldán 7. El papel de la mujer en Beowulf 8. Conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos 9. Bibliografía

Prólogo Motivados por el estudio de la Germania clásica y nómada, decidimos investigar sobre sus costumbres socioculturales. Esto nos hace percibir la ausencia de roles relevantes para las mujeres y, partiendo de esa base, en la sociedad en general en aquella época. Aunque esto no nos es enteramente desconocido, hemos podido hallar, si cabe, un punto de partida para averiguar posibles motivos e influencias que llevaron a las mujeres a un estado de ostracismo casi pleno, algo que levanta interés y plantea cuestiones sin resolver. Así, con el tema El papel de la mujer en el Nibelungenlied, tenemos la posibilidad de desentramar un rol de mayor importancia para las mujeres, algo que nos llama profundamente la atención y que esperamos nos proporcione respuestas a estos interrogantes. Al investigar sobre el tema, no hallamos información demasiado abundante ni precisa, con lo cual nos debemos valer de varias fuentes literarias y, por ende, de varios cantares de gesta, en cuya poesía encontramos, sin embargo, escasa o nula relevancia para las mujeres. Si bien cada poema épico dista de los otros en cuestión de nación de procedencia y época, hemos podido sustraer pautas o similitudes entre los personajes femeninos involucrados en las aventuras de sus héroes, a pesar de la breve información. Es por ello que, aquellos vacíos sobre la vida de las mujeres, lo contrastaremos con la propia historia y con cuales fuentes, sean políticas, sociales, culturales o religiosas, nos sea posible y de las que dispongamos. Finalmente, confiamos en hallar una visión, cuan precisa sea plausible, sobre qué papel, más allá de La Germania de Tácito, estaba predispuesto o qué papeles se labraron las mujeres en la sociedad.

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Introducción En la Volkerwanderungszert, una época de migraciones germánica propiciada por la presión de los hunos y la caída del Imperio Romano, se cree originario el propio cantar de los Nibelungos cuando su transmisión era meramente oral. Es una época caótica e inestable, tanto social como culturalmente, en que los pueblos germánicos se ven forzados a abandonar sus hogares, llevándolos a invadir y ocupar las Galias y, posteriormente, Hispania y la propia Roma. Las mujeres desempeñaban funciones místicas y de curanderas, mientras que los hombres se encargaban de la defensa y guía de sus tribus. Sin embargo, no hay mucha más información referente a las mujeres y el papel que cumplían en la sociedad germánica, con la salvedad de la nobleza gracias a la obra La Germania de Cornelio Tácito o De bello Gallico, unos de los pocos legados que nos quedan con información sobre los roles femeninos. Por ello, nos servimos de los cantares de gesta que perviven a lo largo de los siglos, en los cuales la mujer se nos muestra como poco más que un accesorio, sin más relevancia que el ser cortesana de reyes y príncipes, maestras de ceremonia o meras herramientas con el propósito de impulsar el status social del individuo en cuestión. No obstante, en el Cantar de los Nibelungos, que data del siglo XIII, podríamos hallar una rara excepción. Aquí, Crimilda cobra un protagonismo inusual, en contraste con el código de caballería que trata de imponerse sobre ésta, siendo asesinada al final de la obra a manos de Hildebrand, por un acto de lesa honra contra Hagen de Troneja, a pesar de ser éste el asesino del honorable Sigfrido de Xántem, el marido de Crimilda.

El Cantar de los Nibelungos da su comienzo con la verdadera protagonista del relato: Crimilda1 de Borgoña nacida entre sus numerosos y protectores hermanos, huérfana de su padre Dankrat e hija de Uta. El primer canto versa sobre el sueño de Crimilda, en cuyo letargo se muestra un halcón que ella hubo domesticado y cuya muerte encuentra en las garras de dos águilas. Esto le produce un gran pesar en su sueño, no pudiendo dejar de llorar y lamentarse por ello. Su madre Uta, bien ceñida a su rol materno, le hace entender que el halcón no es sino su futuro esposo, a quien ha de cuidar de los peligros que lo acecharán y a quien darán muerte, tan pronto como les sea posible. Crimilda se muestra sorprendida, pues no alberga deseo alguno de desposarse, sabiendo que el amor bien atrae la desgracia a su lecho y bien deseando evitarlos a ambos, a lo que Uta recomienda no hacer juramento ni desempeño del casamiento que resultaran prematuros, ya que la felicidad, dice, bien le llegaría de manos de un esposo. No es hasta el quinto canto que Crimilda ve al mismo Sigfrido 2 de Xantem en persona, quien acude a Borgoña para ponerse al servicio del rey Gunter, hermano de ésta en cuyo nombre lucha contra los sajones para poder ganar para sí el favor de Crimilda. A cambio de su mano, sin embargo, debe prestar ayuda al rey una vez más y acompañarle a Islandia para lograr los favores y poseer a la valkiria Brunequilda3. La rivalidad entre Crimilda y la reina valkiria Brunequilda, fomentada por unas desafortunadas palabras de Sigfrido, y la muerte de éste serían los detonantes y posteriores desencadenantes de cuantos infortunios y pesares se hallan en el Cantar. En los cantos que siguen, el sexto y séptimo para ser exactos, se narran las hazañas de Gunter y Sigfrido para conseguir el amor de Brunequilda, a quien Gunter identifica rápidamente al ser la doncella más hermosa de cuantas había y que en un principio considera a Sigfrido como el pretendiente de entre aquella compañía de aventureros 4. Sigfrido la saca de su error anunciando a Gunter como rey de Borgoña, el cual se muestra dispuesto a perder la cabeza si fallara en cualquiera de las pruebas de fuerza propuestas por la reina islandesa. Con ayuda de Sigfrido y su capa de invisibilidad, es engañada Brunequilda, creyendo que es Gunter quien muestra tal habilidad para con la lanza, el lanzamiento y la lucha. Accede al matrimonio con Gunter, aun mostrando reticencias para abandonar su país. En el canto décimo, habiendo Sigfrido conquistado el tesoro de los Nibelungos, dato relevante para futuros eventos, se celebra la boda entre Gunter y Brunequilda entre un vasto número de invitados y una opulencia desmesurada. Es en estas bodas cuando Sigfrido reclama 1

Kriemhild en alemán, una unión de las dos palabras del Althochdeutsch grim y hiltja, significando respectivamente máscara y lucha, guerrero. 2 Siegfried o Sîfrit, en alemán paz en la victoria. 3 Brynhildr, una vez más mediante la unión de dos palabras del Althochdeutsch, brynja y hiltja, significando respectivamente armadura y lucha, guerrero. 4 Posible mención a la Saga Volsunga, donde Brynhildr (Brunequilda) y Sigurðr (Sigfrido) se enamoran tras despojarla éste de su casco y cota de malla. En futuros eventos, Sigurðr la descubre también en su torre.

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la palabra de Gunter, quien accede y le concede la mano de su hermana Crimilda; este hecho es el que despierta una chispa de la que será una terrible y futura crispación en Brunequilda, pues no olvidemos que Sigfrido se presentó como vasallo de Gunter. Por ello, este gesto de casar una reina a un vasallo es lo que la mueve a la envidia de compartir su noche de bodas con quien, en apariencia, es alguien de inferior linaje. Así, pues, una vez llegado el momento de consumar el matrimonio, Brunequilda se mostró inalcanzable, lo cual desconcertó a Gunter y le hizo tratar de forzarla sin resultado, más allá que acabar atado de pies y manos y colgado de un clavo en una pared. Es a la noche siguiente cuando Sigfrido se muestra una vez más deseoso de ayudarle, apagando las luces en sus aposentos y luchando por Gunter, con ayuda de su capa de invisibilidad. Con gran trabajo, logra someter a la valkiria, no sin antes, en un posible gesto de orgullo, privándola de un cinturón de seda y un anillo de oro5, los cuales le dará en obsequio a Crimilda en esa misma noche. Varios años después, Brunequilda se siente ofendida y engañada pues, creyendo a Sigfrido vasallo de Gunter, le es más que extraño no haber contado con sus servicios en todo el tiempo acontecido. Es entonces cuando convence a Gunter, mediante una falsa pretensión de verlos movida por la añoranza, lo cual éste cree sin sospecha y envía mensajeros a la corte de Sigmundo para recibirlos. A su llegada, no ocurren incidentes y todo transcurre con normalidad y cortesía, hasta llegado el momento de adentrarse en la catedral de Worms. Allí, discuten sobre el orden en que deben disponerse a entrar, pues cree Brunequilda que el rango de su cuñada es inferior, lo cual ésta desconoce. Crimilda, desconociendo todo el ardid tramado a espaldas de ambas, le muestra el anillo y el cinturón, regalos de Sigfrido, y la llama concubina, ante lo cual Brunequilda se muestra humillada y rompe a llorar, ante los ojos de los invitados. La rivalidad entre las reinas pone en peligro el matrimonio de Gunter y su amistad con Sigfrido, lo cual ambos desean evitar a toda costa. Sigfrido amedrenta a Crimilda por sus supuestas mentiras, aun no siendo tales, para evitar que hable más al respecto; no obstante, Hagen de Troneja decide matar a Sigfrido por herir el honor. Para ello, engaña a Crimilda, haciéndole creer que se preocupa por la seguridad de su marido, ante lo cual la mujer le revela el único punto débil de Sigfrido, bordándoselo con una cruceta en sus ropajes, para los ojos de Hagen. En una falsa campaña bélica, urdida para alejar a Sigfrido de la seguridad de la corte, Hagen lo asesinó a traición. Para mayor deshonra, y despojar a Crimilda de la posibilidad de levantar un ejército por su cuenta, Hagen trató de apoderarse del tesoro de los Nibelungos, pero al no poder sustraer sus riquezas, ordena tirarlo al río Rhin 6. Crimilda cambia entonces para el resto de la obra, tras el asesinato sin honor de su marido y el robo de sus pertenencias, y pasa de ser una doncella dócil y de buenas intenciones, que ya 5

Símbolos que corresponden a una desfloración, en este caso, a manos de Sigfrido. El anillo de oro bien podría ser otro guiño a la Saga Völsunga, en este caso al anillo Andvaranaut, que podía crear oro pero fue maldecido por Andvari, el rey de los enanos, para que trajera la destrucción a quienquiera que lo posea. 6 Das Rheingold, la primera de las cuatro operas de Wagner, tratará sobre este asunto, precisamente: la muerte de Sigfrido y el tesoro de los Nibelungos, entregado aquí a las aguas y, tal vez, a las damas del agua que lo ansiaban.

mostraba sus colores guerreros en Worms, a una mujer despiadada y vengativa con todos aquellos que participaron en la traición a su marido, para nunca recuperarse de su pérdida, y nunca perdonar la afrenta recibida. Así, jurando venganza sobre los culpables, espera pacientemente su oportunidad; es en los años siguientes que el rey Etzel de los Hunos 7 oye de la belleza y solemnidad de Crimilda y le pide su mano, la cual Crimilda acepta para así ganar el poder de los Hunos y llevar a término su venganza. Transcurren más años, en los cuales tiene otro hijo con Etzel y ve oportuno poner en marcha sus beligerantes planes, pues no ha logrado aliviar el doloroso recuerdo de Sigfrido y su terrible muerte. Así, seduce a Etzel para invitar a sus hermanos, a Hagen y sus compañeros a la corte para dar un gran festejo en su honor, enviando así mensajeros para el llamamiento. A su llegada a Worms, Hagen deduce rápidamente el ardid de Crimilda, quien se niega a perdonar a Hagen y a sus cómplices, y desiste de ir; sin embargo, acaba accediendo, tras una gran presión por parte de Gunter y los propios mensajeros. Durante el camino recibiría la trágica profecía de la muerte próxima de boca de Nixes8 o damas del agua, al cruzar el Danubio. A su llegada a la corte de Etzel, son recibidos por Crimilda con falsas adulaciones y sonrisas, aunque un aliado de Etzel, Dietrich de Berna, les aconseja que mantengan sus armas con ellos a todas horas, algo no muy frecuente en ese castillo, advirtiendo de los nefastos deseos y pretensiones de Crimilda hacia ellos. La esposa de Etzel se presenta ante Hagen, reprochándole la muerte a sus manos de Sigfrido9 y demandando la devolución del tesoro de los Nibelungos, ante lo cual Hagen se muestra osado y admite ser el asesino y haber hundido el tesoro, mas culpa a Crimilda y su comportamiento de ser responsables de todo ello. Comienza una refriega entre Borgoñones y Hunos, cada cual motivado por sus líderes, que pronto escala a una matanza sin igual. Hagen decapita al hijo de Etzel y Crimilda ante sus ojos. Crimilda ofrece el indulto a sus hermanos a cambio de la cabeza de Hagen, pero se niegan, ante lo cual, Crimilda ordena incendiar el palacio con los Borgoñones en su interior. Sólo sobreviven Hagen y Gunter, quienes son apresados. Crimilda reclama la cabeza de Gunter, la cual muestra a Hagen en su celda; no obstante, sigue sin revelar el paradero del tesoro de los Nibelungos. Furiosa, Crimilda decapita a Hagen. El mentor de Dietrich de Berna, Hildrebrand, se enfurece ante la muerte deshonrosa de los borgoñones y asesina a Crimilda con su espada 10. Habiéndose creado un cierto contexto y orientados sobre los acontecimientos que se desenvuelven en El Cantar de los Nibelungos, procederemos a situar, a quien pueda interesar, sobre el papel de la mujer en diversos cantares de gesta de otras naciones, con sus respectivas 7

Atila el Huno, quien en la historia real se desposó con una reina de los burgundios. En la cuarta y última opera del ciclo Der Ring des Nibelungen de Wagner, son estos mismos seres quienes ansían el Rheingold perdido 9 Desde el asesinato de Sigfrido, Crimilda recordaría su propia mano partícipe en su muerte, ya que, inocente de ella, le reveló a Hagen su único punto débil, creyéndole amigo de fiar aún entonces. 10 En un manuscrito del siglo XV, se dice que da un corte limpio a Crimilda, quien no siente dolor y declara inútil la espada de Hildebrand. Sin embargo, al tirar Hildebrand un anillo al suelo y ordenarle que lo coja, trata de agacharse a cogerlo, cayendo en pedazos. 8

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reglas y convenciones socio-culturales perceptibles, si bien no en una primera lectura, sí de forma, si cabe, más sutil y ofuscada. Y es que este papel de la mujer se nos muestra como una figura de autoridad en sus obras, con mayor fuerza en unas y en un rol más secundario en otras, pero igualmente presentes. La mujer cobra un protagonismo que no se repetirá hasta décadas, si no siglos, más tardías, tal vez hasta que Boccaccio nos traiga escrito de su puño y letra el Decamerón, donde la mujer pasa a ser la protagonista, que ha de tener la última palabra por recomendación de los diversos narradores en la obra, dando rienda suelta a una imaginativa venganza en pos de los malos actos de sus cónyuges, a menudo representados como hombre débiles, desinteresados por sus esposas e incluso infieles, siendo objeto de la burla y puesta en evidencia por sus señoras, en todo momento justificado por los diversos “reyes y reinas”. Sin embargo, y como trataremos en el siguiente apartado, el papel de la mujer tal vez no cumpla con un sentido inherentemente “modélico”, por concederle algún nombre, como pueda parecer o como pudiéramos sugerir; pues, a pesar de la relevancia que cobran los personajes femeninos en sus respectivos cantares, en el Cantar de los Nibelungos hay un elemento trágico y, según quién lo leyera y cómo pudiera interpretarse, ambiguo e, incluso, misógino por el destino que habrá de cumplir Crimilda en la obra. Pero eso, es ya otra historia para otro momento. No obstante, y en primer lugar, hablaremos de la mujer en la vida real y en siglos antaño, su relevancia en la historia y en el día a día, desde el campesinado hasta la nobleza, y cómo esa relevancia, o irrelevancia según se precie, pueda darse lugar y trascender a los textos escritos o cantos orales, esperando acompañar dicho contexto socio-cultural a aquellos escritos. Según Fernanda Hevia Kaluf, La Germania de Cornelio Tácito, que data del año 98 d.C, es una fuente primaria de información de origen romano que sintetiza un estudio etnográfico y sociológico muy detallado de la temprana sociedad germánica. En su tesis defiende que la sociedad germana era fundamentalmente guerrera, lo cual es apreciable en los textos existentes de esa época; esto produce en las relaciones de género una situación de especial reparto de los roles. Es decir, dado que el hombre emplea todo su tiempo en aspectos bélicos, la mujer, especialmente las pertenecientes a la nobleza, deben desempeñar funciones diversas que, en tiempos de paz (después del siglo X), le serán arrebatadas lentamente. Estas funciones, que siempre se entremezclan, se pueden dividir en: - Rol económico: en el que la función principal es la supervisión de las propiedades, incluyendo el mantenimiento y el correcto funcionamiento de la residencia (o residencias en el caso de que poseyeran más de una), llevar la contabilidad y pedir préstamos para armar al marido, así como representarlo en ausencia del mismo. - Rol religioso: en este ámbito encontramos en las princesas y las reinas, que nunca viajaban solas, a quienes expandían la fe que practicaban y tenían mayor influencia, pues sus consejos eran escuchados incluso por los paganos y muchas ejercían la profesión sacerdotal. La mera naturaleza del papel de esposa en una familia aristocrática daba la oportunidad a las

mujeres para estableces alianzas con obispos y abades. Aquellas mujeres que no se casaban, las viudas y las que querían permanecer en la virginidad, escapaban a los monasterios para ser mujeres de Dios. Las abadesas desempeñaron un papel esencial en la transmisión de la cultura, a través de la fundación de conventos femeninos y centros de producción y cultura. - Rol político-reproductivo: este ámbito se entremezcla mucho con el anterior, ya que las mujeres religiosas y poderosas tenían influencia política. Durante los primeros reinos bárbaros se usó la religión y la lengua como medio de unión y fortalecimiento de las monarquías. Los germanos, al igual que otros muchos pueblos de Europa, practicaban las políticas de alianzas mediante matrimonios. Éstos repartieron a sus hijas entre sus aliados para reafirmar las buenas relaciones, entre antiguos enemigos para sellar la paz y entre sus iguales, otros reyes. Dicha práctica obedecía al hecho de que no se podían casar entre parientes cercanos, por lo que tenían que buscar esposas lejos de su patria, intercambiando así conocimientos y costumbres distintos. La poligamia fue muy común, la iglesia no se inmiscuía mucho en las prácticas sexuales y matrimoniales, hasta el siglo IX, cuando la Iglesia cristiana empieza a elaborar sus estrategias matrimoniales futuras y a predicarlas. - Rol medicinal: en este ámbito el papel de las mujeres es fundamental, son quienes heredaron los conocimientos medicinales de antaño y los aumentaron con la sabiduría romana. Estos conocimientos se basaban en el sentido común de la experiencia y el conocimiento de las propiedades curativas de las hierbas. Era la señora del castillo la que se encargaba de curar a los heridos de guerra, ampliándose sus responsabilidades más tarde, teniendo que supervisar también el tratamiento de las heridas y las dolencias de los que dependían de ella. Por lo tanto, los libros de consulta serían muy valiosos para ella, y además le permitirían transmitir la información adecuada a los que cuidaban enfermos de las clases más humildes. En la obra literaria que nos ocupa aparecen ejemplos que ilustran esta división de roles, aunque, como se presentan normalmente en una sociedad real, están entremezclados. Tras la batalla de Sigfrido contra los Nibelungos, Crimilda es la encargada de curar y cuidar a los enfermos. Asimismo, cuando se casa con el rey Etzel no solo se establece una alianza entre él y Gunter, sino que al ser tanto ella como su corte cristianas realizan una labor de expansión y predicación paciente de su fe. Ilustraremos ahora el papel de la mujer en los otros cantares de gesta, sean protagonistas o ejerciendo un papel secundario pero que, no obstante, nos merece una especial atención por lo particular que resulta el hecho de que una o varias mujeres, en distintos poemas épicos, cumplan una misión relevante, en uno u otro grado, a lo largo y ancho del continente europeo. El papel de la mujer en otros cantares de gesta En el Cantar de Mio Cid, encontramos un total de tres figuras femeninas, cada cual desempeña una función valiosa que enriquece la obra. Narrándose los acontecimientos

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alrededor de la figura del Cid, es un papel complementario el que cumplen la mujer e hijas del protagonista. El Cid se sirve de las dotes de sus hijas para mejorar su posición económico-social, siendo esto algo que emplea el narrador para subrayar la relevancia del protagonista. Los aspectos familiares se nos muestran, así como el casamiento de las hijas y su maltrato ulterior, motivo de venganza para el Cid. Todo esto sirve al propósito de revelarnos un lado humano, verosímil y heroico del protagonista. A través de doña Jimena, su esposa, se narran ciertos acontecimientos, así como por los ojos de sus hijas, con motivo de añadir dulzura, emoción y delicadeza en determinados momentos del cantar. Además, el hecho de que sus hijas y esposa viajen con el Cid y pisen Valencia, ciudad en posesión de los musulmanes por aquél entonces, otorga un elemento infrecuente, como es el que las mujeres pudieran viajar y ver distintas partes del mundo, así como el hecho de que fueran las primeras cristianas en pisar aquellas tierras en un largo tiempo. Sobre doña Jimena, caben destacar los cuidados que emplea para con su familia; que el Cid le confiase sus bienes antes de partir en su gesta muestra una confianza, piedad y valoración hacia su mujer entrañables. Además, doña Jimena conmueve al oyente o lector con la plegaria a la Iglesia que tiene lugar en la obra, relacionando al Cid con un ser angelical y dichoso de Dios. Son las hijas, además, quienes el poeta hace mención y les otorga un papel en el cantar, como son enaltecer las cualidades humanas del Cid, siendo un padre celoso de la seguridad de su familia, cariñoso con ésta y defensor. Sin embargo, las dos hijas cumplen con el papel accesorio de ser útiles para la ganancia de poder mediante sus dotes y, aunque el Campeador siente afecto y ternura hacia ellas, no deja de utilizarlas como piezas en un tablero de ajedrez, como hacían los señores medievales con sus mujeres e hijas, sin mostrar una apreciación distinta de la esperada de estos señores. Así puede apreciarse en las bodas de doña Elvira y doña Sol, sobre las que el Cid se muestra desconfiado, no por lo que sus hijas puedan pensar o sentir hacia sus pretendientes, sino por afán de conseguir cuanta mayor distinción y mejor posición social sean posibles. Así, cuando sus hijas son atacadas por sus maridos humillados y abandonadas a su suerte en los bosques, la ofensa de Corpes es considerado más como una afrenta económica y social que otra cosa, a pesar del daño físico que han recibido. Las bodas que procedieron tras satisfacerse el Cid por la ofensa recibida tildan del mismo motivo, sin involucrarse en la felicidad u opinión de sus hijas. A pesar de algunos elementos exóticos para lo que era considerado normal en la época, las mujeres en el Cantar de Mio Cid se adecuan al estereotipo femenino de aquella época en tanto a su obediencia y pasividad, sin mostrar signos de voluntad propia o cambio de sentido para lo comúnmente aceptado en aquél periodo del medievo. En el Cantar de Roldán, son Bramimonda, esposa de Marsil, y Alda, la prometida de Roldán, quienes juegan un papel más notorio en el cantar de gesta. Estas mujeres, como puede

apreciarse, ascienden de status social al ser esposas de altas figuras en la corte. Bramimonda, mujer iracunda y enérgica, mas a su vez dolida por la humillación de su marido 11, es desconocida en cuanto a su apariencia, aunque destaca por sus cualidades guerreras, algo inesperado de lo que a ser mujer se refiere. Ésta da la espalda a los dioses, allá por donde fuera. Alda se corresponde más con el ideal cortés de la mujer obediente, temerosa de Dios y servicial, a pesar de su alto status en la sociedad al pertenecer al estamento real mediante sus votos maritales; es así, por tanto, que muere de amor al saber del destino de Roldán, hecho que la supera y se deja morir siguiendo aquél destino al que Dios la hubo predispuesto. Mediante este contraste, pues, apreciamos los dos lados de la mujer en el Cantar de Roldán: la mujer beligerante y agresiva, mas no falta de emociones y sentimientos como corresponde a su sexo, que persigue sus metas mediante cuales medios sean, a saber: maldecir a los dioses y menospreciar sus ejércitos y el de sus aliados y, por contraposición, a la mujer paciente y tranquila, que hasta su muerte se muestra incambiable en sus actos y creencias 12. La amenaza de Oliveros ante el comportamiento de Roldán supuso para éste un posible castigo mayor que cualquier otro, ya que Oliveros juró que no volvería a ver a su hermana. Aquí podemos entender que a Roldán le pesa esta amenaza en particular al suponer la ruptura del sacramento, bendecido por Dios, del matrimonio, más grave que cualquier pérdida material. Además, la mujer se nos muestra como trofeo a una batalla victoriosa, aunque Oliveros trata de zanjar el asunto asegurando a Roldán que, pese a su victoria, no obtendría la mano de Alda. Es así, pues, que la mujer, en esta obra, posee un papel limitado. En lo literario, se tratan de personajes planos, sin cabida a la evolución personal a lo largo de la obra. En lo sociocultural, corresponde, una vez más, al rol pasivo, en que la esposa ama u odia pero obedece. La mujer deberá llorar a su marido en la muerte y en sus dolores: la compañera que no se mueve de su lado. En el caso de Alda, el amor es fundamental para la vida, y es sin amor que la vida mengua y se apaga. En Bramimonda, por otra parte, se contrastan los aspectos indeseables en una mujer: la osadía, la rebeldía, el odio y la blasfemia de dar la espalda a Dios o, en su caso, dioses 13. Aunque se duda de la existencia de estas mujeres en la época, su aparición y comportamiento invita a pensar que la mujer queda restringida, en esta obra, al sometimiento como modelo de conducta, y la rebeldía como lo que ha de evitarse, pese a que ambas muestran sentimientos y pasiones. En Beowulf nos encontramos con un reflejo de la mezcla cultural y religiosa que en su época estaba teniendo lugar: los pueblos nórdicos entraban en contacto, a veces más fuerte y conflictivamente que pasivamente, con la Iglesia Católica, que en su momento se adentraba en la vida cotidiana de los habitantes del continente europeo. Las mujeres, por tanto, no quedaban 11

Uno podría acordarse de Brunequilda en tanto que su cólera, pese a ser por las afrentas realizadas por terceros, se canalizaba hacia su marido Gunter. 12 Aunque su perfil inicial podría hacernos recordar a Crimilda, esto decae en el momento en que Alda se muestra temerosa de Dios y obediente hasta en su propio fallecimiento. 13 Tal vez por estos motivos no se nos describe la prosopografía del personaje.

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al margen de estos cambios. Esto queda contrastado en la obra, ni se relata acción alguna que resulta de especial interés ni importancia. Yrsa, por ejemplo, siendo la hermana del rey Hrothgar, apenas es mencionada salvo por dejar constancia del linaje de éste, y poco más se menciona de ella salvo por ser la consorte de Onela de Suecia. Queda en evidencia, pues, que las mujeres poco sirven para algo más que en lo carnal y la satisfacción de reyes, algo muy común en la Iglesia Católica y en el Cristianismo. Sobre Beowulf, tampoco se muestra mención alguna de sus parientes cercanos femeninos: su madre permanece en el anonimato, algo que no ocurre con su padre, Ecgetheow, ni con su abuelo materno, Hrethel. Lo cotidiano en Beowulf no parece merecer crédito alguno. Sobre la reina Wealhtheow, mujer de Hrothgar, sólo cabe destacar la organización de una fiesta, como queda de manifiesto en el siguiente fragmento del Cantar de Beowulf: “Wealhtheow, esposa de Hrothgar, respetuosa del ceremonial, avanzó para dar la bienvenida a los forasteros. Ataviada con oro, aquella imponente mujer ofreció la copa primero al monarca, valiente caudillo de su pueblo, iniciando el festín para contento de quienes colmaban la sala; y luego la admirable copa fue pasada por la reina de boca en boca, entre jóvenes y ancianos hasta llegar a Beowulf, a quien ella presentó saludos.”

Hallamos aquí la única alabanza a una mujer, a pesar de que la copa que comparte de boca en boca parece cobrar mayor relevancia simbólica que el de la propia mujer. No obstante, nos encontramos aquí con otro papel con el que la mujer cumple: maestra de ceremonias y otros festejos, que queda eclipsado por otro aspecto más importante: la imagen maliciosa que Beowulf nos muestra a través de la madre de Grendel. Ésta no es considerada humana como tal, sino una hembra, que bien puede sugerir simbolización del sexo femenino como un todo. Es considerada la mujer de mayor importancia en todo el poema épico, ya que dio a luz a Grendel, un vástago demoníaco por el cual su madre se verá enfrentada en combate directo, movida por la venganza 14, contra Beowulf, quien ha dado muerte a su hijo. Su madre, llamada desalmada y sanguinaria ogresa en el poema, cumple con su función de madre protectora de su hijo, a pesar de ser ambos considerados monstruosos. Bien podría haber sido la influencia católica que, poco a poco, hacía mella en la cultura nórdica hasta imponerse, el motivo por el cual la mujer, en Beowulf, sólo cobra un rol relevante en la obra: ser la madre de una hueste monstruosa o demoníaca, mientras que fuera de este contexto, apenas se la valora como cortesana, trofeo o copera.

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Al contrario que Crimilda, que utilizará la persuasión y su poder como esposa de Etzel para obtener la venganza salvo, si cabe, al final, cuando decapita ella misma a Hagen.

Conclusiones sobre la mujer en el Cantar de los Nibelungos Todo esto, todo cuanto hemos tratado en este trabajo, tiene como meta distinguir una serie de hechos que han condicionado a la mujer en cuanto a su raison d’être en la literatura y, como a nosotros atañe, en el Cantar de los Nibelungos. Y ello nos permite concluir lo siguiente: Las mujeres en los cantares de gesta cumplen como meros adornos en éstos, con muy contadas excepciones, las cuales ni siquiera se distinguen por una relevancia excesiva. En el Cantar de los Nibelungos ocurre algo parecido, mas con oposiciones diametrales; con esto nos venimos a referir a que, aun cuando las acompañantes y cortesanas de Crimilda y Brunequilda pertenecen a la nobleza, éstas no desempeñan más función que el de amantes predispuestas para los caballeros victoriosos en las justas y en la guerra, algo que se aleja por completo de sus valores ancestrales como curanderas, economistas y sacerdotisas 15; sin embargo, Crimilda obtiene el relevo, en cuanto a protagonismo se refiere, una vez Sigfrido es asesinado, llegando a ser motivo y desencadenante del clímax del poema, algo nunca visto hasta la fecha, y que no volvería a repetirse durante décadas, si no siglos. A la vez, esto nos muestran dos lados de una misma moneda: por una parte, la joven y bella Crimilda, delicada y piadosa, el prototipo de mujer que un caballero desearía para sí; por otra parte, la temible, pero no menos hermosa Brunequilda, cuya fiereza y fuerza hacen de ella una calamitosa pareja, cuyo amor será correspondido una vez se le demuestre la valía para ello. A pesar de estos estereotipos, el Cantar presenta una evolución de las mujeres Crimilda y Brunequilda que no se ha visto en otro cantar, lo cual añade más profundidad a su carácter: Brunequilda, temible valkiria, acaba sometida a la voluntad de Gunter, siendo una esposa modelo y cariñosa aun no sin conservar su rudeza nórdica para inspirar el respeto que merece; Crimilda, la que fuera tan crédula y paciente, tan virtuosa y afectuosa, se transforma en un heraldo de venganza y rencor, una verdadera Némesis a los traidores que se sirvieron de su credulidad e inocencia para asestar el golpe letal en la espalda de su amado. Y es en estos últimos hechos que basamos nuestra hipótesis de que el Cantar de los Nibelungos ha sufrido la influencia de la Iglesia Cristiana. A fin de cuentas, este poema épico es una recreación de la Saga Völsunga16del periodo nómada germano en un marco de amor cortés y de caballería, el cual trata de imponer sus valores a la historia narrada; además, se percibe la influencia cristiana en sus versos: esto explica, pues, la ausencia de deidades paganas a favor de la figura omnipotente y omnipresente de Dios, único término evocado en el Cantar de los Nibelungos. Hallamos también una respuesta al porqué de la irrelevancia súbita de las mujeres 15

El Cantar nos deja ver, no obstante, cómo algunos pueblos, como la nórdica Islandia, están libres del yugo masculino, llegando a ser Brunequilda, antes de su posesión, la máxima autoridad en el reino, valiéndose de duras pruebas y rituales en que las valkirias se alzaban sobre las fuerzas de los hombres, haciendo de ellas unas temibles, aun atractivas, adversarias. 16 Aun cuando la Saga Völsunga fue escrita en el siglo XIII, su legado oral pertenece, se cree, al periodo de migraciones germano.

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germanas, como ocurre en otros cantares de gesta, aun cuando su legado nos muestra por el contrario que éstas tenían mucho más que hacer por su sociedad y sus tribus. Es en Crimilda donde se aprecian los últimos resquicios de la tradición de sus ancestros, sanando y velando por el bienestar de sus allegados y súbditos, así como defendiendo su propiedad y sus bienes. Se le da una importancia muy simbólica al matrimonio como vínculo último de unión entre amantes, el cual, una vez roto, conduce a la viuda a un estado de duelo indefinido y, en el caso de Crimilda, a una serie de actos que, si bien son justificados a ojos de un lector moderno, desvirtúan a la mujer17 y la obligan a cometer actos deleznables, a engañar, urdir planes malévolos y llevarlos a término por cuales medios sean necesarios. Una vez más, nos encontramos con la influencia cristiana, pues la mujer, como se aprecia en la obra, está supuesta a obedecer al marido o a su pariente masculino más cercano, sin otorgarle importancia alguna a cualquier pesar o injuria sufridas; por ello, cuando Crimilda lleva a cabo su venganza, nos quiere hacer entender el narrador que hemos sido testigos del mayor de los ultrajes: Hagen de Troneja, asesino confeso e impávido, no hace sino ser objeto de todo tipo de reconocimientos y méritos, considerándosele una personalidad del más alto de los honores y de gran valía, en contraposición a Crimilda, asesina de Hagen y una mujer al fin y al cabo, que es la causa de los más terribles males acaecidos en la obra. Finalmente, pues, deducimos que el Cantar de los Nibelungos es un modelo pedagógico, como corresponde al código de caballería, que emplea la mitología nórdica de la Saga Völsunga para adentrarse en un terreno conocido para el pueblo germano con el fin de instruir sobre una serie de eventos históricos y mitológicos, abandonando los ritos paganos y procurando una bienvenida y aceptación del Cristianismo y su Iglesia. Como predicaba la Iglesia, las mujeres no tenían cabida en la sociedad ni en estamento alguno, más allá de servir de puente para unir familias y, con ello, amasar riquezas e incrementar el poder. Es por ello que una mujer no debe tener excesivo poder ni debe manejar las riendas de reino alguno, so pena del mal que pueda cometerse, mas no quedando impune, como sucedió con la viuda de Sigfrido de Xántem el Matadragones, Crimilda de Borgoña.

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Es preciso señalar que hubo debate sobre si las mujeres tenían alma o no. Quedó, por diferencia de uno o dos votos, decidido que sí, durante el Concilio de Nicea.

Bibliografía • • • • • • • • • •



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