(elisabeth Clare-prophet) - Astrologia De La Madre Divina.pdf

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Índice PREFACIO

DEL EDITOR

INTRODUCCIÓN CAPÍTULO

1 - La ley de los ciclos

CAPÍTULO

2 - La psicología del ser

CAPÍTULO

3 - Tu reloj cósmico personal

CAPÍTULO

4 - La jerarquía

CAPÍTULO

5 - Dibuja tus ciclos y los de tu familia

CAPÍTULO

6 - El impulso de Alfa y el retorno de Omega

CAPÍTULO

7 - Las décadas de la vida

CAPÍTULO

8 - Residuo kármico

CAPÍTULO

9 - Responsabilidad cósmica

CAPÍTULO

10 - La psicología de la integridad

CAPÍTULO

11 - Dividir el camino

CAPÍTULO

12 - Ser oportuno es fundamental

CONCLUSIÓN - Predecir tu futuro MANTRAS

Y MEDITACIONES

NOTAS OTROS

TÍTULOS

A los niños de la Madre

Predice tu futuro

¿Alguna vez has tenido un día en el que todo parecía salirte mal? Para empezar, te golpeaste la cabeza con la mesita de noche al intentar apagar el despertador. Luego, se te quemó una tostada y toda la casa se llenó de humo. Más tarde, cortaron el paso en la carretera por un accidente y llegaste tarde al trabajo. Tu jefe se enojó contigo por algo que ni siquiera hiciste. Y, para colmo, a la hora del almuerzo la camarera derramó la salsa de los espaguetis por encima de tu camisa. A cualquiera le ha ocurrido. Con toda probabilidad, se trataba de una prueba. ¿Una prueba? A todos se nos somete a pruebas. En cada coordenada de tiempo y espacio nos topamos con arcos de luz y de oscuridad que configuran intersecciones, así como con los efectos causados por las acciones que pusimos en movimiento mucho tiempo atrás —o el día antes. La interacción de dichas fuerzas trae como resultado las pruebas y los desafíos de la vida. Y todo ello se delinea conforme a las leyes que rigen los ciclos, es decir, la ciencia que conocemos como el reloj cósmico. Cada uno de nosotros ha atravesado pruebas como la mencionada y muy posiblemente algunas no las hayamos

superado. Tal vez se tratase de una prueba de control, para averiguar si podías con todo, cuando en apariencia todo el mundo conspiraba para enfurecerte. Muchas son tan terrenales como ésta. Otras, en cambio, puede que sean más complejas. En ocasiones, los intereses en juego tal vez sean considerablemente superiores. Pero ¿qué pasaría si antes de que llegasen supieras que esas pruebas se avecinan? Si pudieras prepararte para afrontarlas... ¿actuarías mejor? ¿En qué medida? ¿Qué ocurriría si pudieras predecir tu futuro? No te hace falta una bola de cristal. No va de magia o misterio. Con el conocimiento de la ciencia del reloj cósmico, la sabiduría de la Madre, puedes aprender a prever las pruebas de la vida y ser el maestro o la maestra de tu destino, de tus ciclos.

Prefacio del editor

Desde siempre me ha fascinado el cambio de estación. Me llena de alegría observar cada año cómo los cálidos colores del otoño se desvanecen para dejar paso al blanco paisaje invernal, y más tarde, al verdor creciente de la primavera. Posteriormente, a los apacibles días de verano. Me agrada también contemplar los ciclos de la Tierra, porque con el cambio de estación viene el de los ciclos internos, y los ciclos de los cielos forjan acontecimientos en el mundo y en el microcosmos de nuestra vida. Abrigo con fervor la esperanza de que este libro te conduzca a una nueva comprensión de los ciclos del mundo y de los de tu propia vida. Espero que la aplicación de estos preceptos te proporcione una mayor confianza y una sensación de maestría a la hora de afrontar los desafíos de la vida. Las enseñanzas que descansan en tus manos fueron transmitidas a Elizabeth Clare Prophet desde hace unos treinta y cinco años en adelante. Rememoro a la perfección la imagen de la Sra. Prophet arrodillada en su torre de oración, agradecida ante una estatua dorada de tamaño natural de la Madre María, alabando y dando las gracias a la bendita Madre por el precioso regalo de esta enseñanza. Se sentía profundamente humilde y gozosa de que la Madre María la hubiese elegido para traer en su totalidad esta nueva interpretación trascendental al mundo.

Recuerdo bien la conferencia que pronunció en 1970 cuando empezó a compartir estas nuevas revelaciones con los estudiantes de los maestros ascendidos. En los siguientes treinta años siguió instruyendo sobre la ciencia del reloj cósmico, añadiendo piezas al rompecabezas a medida que la Madre María se las iba revelando. Me consta que sentía esta materia como algo muy especial en su corazón, pues sabía por experiencia propia la tremenda influencia que estas enseñanzas ejercieron en su vida, de modo que las quería compartir con todo el mundo. La idea inicial era incorporar el material sobre el reloj cósmico a dos de los treinta y tres capítulos de la serie Escala la montaña más alta, escrita por Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, la cual marca un hito y arroja, por cierto, abundante luz sobre la ciencia del Espíritu. Las enseñanzas básicas sobre el reloj que recibimos a principios de la década de 1970 iban a integrarse en el capítulo 21, «La Ley de los ciclos», y en el 30, «Integridad». No obstante, toda vez que la Madre María siguió revelando nuevos conocimientos sobre esta ciencia en los años posteriores al esbozo de la serie, el material se amplió en gran manera rápidamente. Por tanto, lo que en un principio estaba destinado a ser una breve explicación, evolucionó hasta convertirse en una completa introducción a las enseñanzas sobre el reloj cósmico y muchas de sus aplicaciones, mereciendo hoy día un libro aparte en la serie. La información reunida en este volumen se ha compilado partiendo de un gran número de conferencias que la Sra. Prophet pronunció acerca del reloj cósmico, de donde se han extraído las mejores y más completas explicaciones de cada punto. Asimismo hemos incluido numerosas imágenes y cuadros gráficos que ilustran sobre esta profunda ciencia, muchos de los cuales se basan en los que empleó ella en dichas conferencias sobre este tema. Algunos de los originales los dibujó a mano mientras los

iba viendo en los planos internos durante sus meditaciones. Las enseñanzas de la Madre Divina que versan sobre el trazado de los ciclos del reloj cósmico destacan por hallarse entre las más liberadoras que jamás habrás leído. Por cuanto vas a aprender a entender tu pasado y a prever tu futuro, alzo mi más sincera súplica a fin de que asumas estas enseñanzas y te valgas de ellas para tu propia libertad y tu ascensión en la luz.

Introducción

El primer impulso del reloj cósmico que recibí fue a una edad muy temprana. De niña, a medida que transcurría el año, me veía caminando por un círculo, de manera que día tras día iba recorriendo todo el año. Recordaba fechas y experiencias según dónde me hubiera encontrado en ese círculo gigante por donde andaba mi alma. Tras convertirme en mensajera para la Hermandad, la Madre María se acercó a mí y me mostró la ciencia del reloj cósmico para trazar los ciclos de nuestra propia autodisciplina. No se trata de astrología tradicional. Es una astrología oculta del núcleo de fuego blanco por medio de la cual podemos dibujar los ciclos de nuestro karma, esto es, secuencias relativas a la causa y efecto, de la energía en movimiento. No se puede definir el karma simplemente como «quien siembra, recoge». Es más que eso. Es el flujo total de energía circulando por todo el cosmos sobre el patrón de la figura del ocho. Es la ley indómita de Dios que funciona y se exterioriza a sí misma. Ha sido puesta en movimiento y sigue estando en movimiento. Todo lo que somos es karma. Todo lo que somos es el resultado de todo lo que hemos sido. Caer en la cuenta de ello equivale prácticamente a sentirse, de pronto, prisionero de causas inadvertidas. De ahí la tendencia a rebelarse cada cual contra su

propio karma. Sin embargo, el karma de cada cual se identifica con uno mismo. Hay quien sostiene que no podemos cambiar el pasado, y que sólo podemos cambiar el futuro. Pero Saint Germain, el maestro de la era de Acuario, nos ha mostrado que sí podemos cambiar el pasado. Hay un modo de liberarse de causas pasadas y efectos actuales. Existe la ciencia de la Palabra hablada, la cual nos permite surcar la cresta de la ola del karma sin ser vencidos. Surcar la cresta hacia la victoria —incluso de un karma difícil — es una sensación estimulante de vida que se convierte en vida. Puedes sentir la presión ascendente de conflictos del pasado accediendo de forma cíclica a tu vida, si bien no necesitas que te inunden. Tú puedes ser el maestro de tu destino, de tus ciclos. Para conseguirlo, necesitas la ciencia del reloj cósmico, que es la sabiduría de la Madre. Al igual que nuestro karma, esta ciencia nos permite trazar los ciclos de nuestro darma, el cual es el deber que nos atañe de ser nosotros mismos, nuestro Yo real. Es el deber de llevar a término la razón de ser de cada cual. Y ésta es un núcleo de fuego, un arquetipo interno, un reloj cósmico en sí que marca nuestro destino divino, nuestro ígneo destino. Parafraseando a Bruto en Julio César: «Hay una marea en los asuntos de los hombres que, tomada en su cresta, conduce a la victoria»1. Todos hemos sentido alguna vez en la vida que estamos en ese punto. Hemos tomado la ola en el momento exacto. Tenemos el control. También hemos tenido la sensación de dejar pasar la ola. Apenas hemos trazado la ola de nuestro reloj cósmico interno, y nos pasa por delante. Surcar los ciclos de un cosmos es el desafío

del sendero de iniciación, es un desafío de automaestría, y nos conduce a la libertad del alma. Lo asombroso del karma, de la ley cósmica y de la energía es que cuanto más logro tengamos, más descubriremos que nos hallamos sometidos a una fórmula matemática tan vasta que rige cada faceta de nuestra vida, ya estemos dormidos o despiertos. A primera vista esta fórmula parece limitadora. Pero al mirar por segunda vez, recabamos en que es la oportunidad del alma para alzar el vuelo fuera del tiempo y el espacio y para erigirnos en el Ser Infinito. El desafío de la iniciación, o surcar la cresta, es engranar nuestra conciencia en las matemáticas de un cosmos. Ello exige gracia en el arte de escuchar, hacerlo con el oído interno para percibir las órdenes de la conciencia: una conciencia no programada por la sociedad sino que surge de dentro del alma, de sus orígenes divinos. Escuchar la orden, responder con diligencia y con la prontitud de las alas de un águila, obedecer al reloj interno: descubrimos que nos encontramos en el lugar correcto en el tiempo y el espacio. La exactitud del flujo de espirales de energía en el cosmos es prodigiosa. Pero la maravilla de las maravillas consiste en percibir cómo trabaja este reloj cósmico conjuntamente con la utilización científica y sistemática de la energía del Espíritu Santo a fin de transmutar las energías mal calificadas de tu conciencia, a fin de saldar karma y de acelerar el día de tu victoria. Todos estamos recorriendo un sendero de iniciación, todos tenemos una alternativa. O bien podemos proseguir con una rutina de fallar nuestras pruebas —quizá irritándonos o enojándonos por las circunstancias de la vida— o podemos

resolvernos a pasar estas pruebas y avanzar en nuestro desarrollo espiritual. Podemos salir de esa rutina y empezar a escalar la montaña. Esos exámenes en la escuela de la vida se han sucedido durante miles de años. En la Biblia leemos que Job preguntó al Señor: «¿Qué es el hombre para que lo engrandezcas, para que pongas en él tu corazón y lo visites todas las mañanas, y a cada momento lo pruebes?»2. ¿Qué clase de pruebas podrían recaer en nosotros a cada momento? Son las del día a día. Cada prueba que superamos nos da derecho a portar una mayor concentración de fuego sagrado en nuestro chakra del corazón y en todos los chakras. Así pues, la iniciación es acumulativa. Lo que adquirimos en una línea debe llevarse a la siguiente, erigiéndose con ello en la base de la maestría en esa línea. A la par, lo que no superemos en una línea no puede servir de cimiento en la siguiente. De ahí que debamos prepararnos. A medida que la rueda del reloj cósmico vaya girando día tras día y experimentes los ciclos de tus pruebas e iniciaciones en la vida, no suspires por el peso de las líneas de tu destino, antes bien, dales la bienvenida con el regocijo de la llama. Y recuerda que Dios, deseoso de ver a la humanidad superando esas pruebas, nos ha ofrecido la ciencia de la Madre Divina denominada el reloj cósmico.

He aquí la enseñanza de las estrellas para la era dorada. Tiene que ser una enseñanza oculta de los maestros ascendidos. No puede ser una enseñanza

basada en lo que vemos tan sólo con nuestros ojos en los cielos: porque el universo está en una curva, y no vemos con claridad,

y tampoco todas las manifestaciones de la jerarquía se muestran en lo físico. Todo el Huevo cósmico en el que vivimos no es más que una serie de espirales contenidas en otras espirales. Son las ruedas que Ezequiel vio: ruedas metidas en otras ruedas. Empieza a pensar en los átomos inmersos en tu ser, que componen moléculas, células, órganos y sistemas dentro de sistemas. Luego observa la materia que te rodea, y los árboles y toda la organización del cosmos: es un conjunto formado por miles y miles de millones de infinitas espirales. Mas todas poseerán idéntico patrón básico de luz que desciende del Espíritu a la Materia.

Capítulo 1

La ley de los ciclos Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche. GÉNESIS

Una de las mayores fuentes de consuelo que he recibido en esta vida ha sido la comprensión de la fórmula matemática de la ley de los ciclos, por medio de la cual el Espíritu se torna Materia a través de los ciclos y viceversa. Abordamos la ley de los ciclos con reverencia para con el Creador, cuya autoexpresión viene contenida en ella. Todas las pruebas de la exteriorización de dicha ley en el hombre, la tierra, los elementos y las estrellas no son sino las trazas de Su ser, las huellas en la arena, el rastro en las altas nieves. Allí donde veamos Sus señales a modo de ciclos del infinito dando vueltas hasta devenir en espirales finitas de tiempo y espacio, Él ha estado; allí se encuentra Su enorme y maravillosa Presencia, justo tras las veladas espirales de Su creación. Intentando penetrar la ley de los ciclos hallamos secretos sublimes y omniabarcantes: la existencia del hombre microcosmos en el hombre Macrocosmos. Los adeptos de las escuelas de misterios los han custodiado celosamente durante miles de años, dado que la comprensión de estas leyes provee una plataforma

previsible de evolución, así como el poder para iniciar nuestros propios ciclos. ¿Dónde vamos a iniciar nuestra excursión por el vasto océano de la creación de Dios? El prodigio envuelto en todo ello es que no importa dónde empecemos: siguiendo cualquier ciclo de la vida hasta su origen, allí estaremos cara a cara con Dios. Porque Él es quien origina todos los ciclos. Él es la fuerza motriz que da vueltas en el pivote de todo cuerpo.

Definición de ciclo Un ciclo es un espacio de tiempo durante el cual se completa una secuencia periódica formada por una sucesión de acontecimientos o fenómenos. También se define como «una secuencia periódica de acontecimientos que se suceden en tal orden que el último de una secuencia precede inmediatamente a la reaparición del primero en una nueva serie». Coloca la mano sobre el corazón y siente los ciclos del latido de tu corazón, el latido de tu vida física que sostiene los vehículos de la evolución de tu alma en la Materia. Levanta la vista y fíjala en una bombilla. Alumbra porque la electricidad vibra en un ciclo de sesenta veces por segundo a través de su filamento. Escucha una pieza musical y presta atención a la vibración cíclica de las cuerdas del violín resonando a través del tímpano y produciendo con ello el sonido. Cabe interpretar todo el cosmos como una sucesión de ciclos. La urdimbre y la trama de la creación se manifiestan en corrientes

de sonido espiritual que vibran conforme a la ley cíclica. Los mismísimos átomos y electrones de este mundo de la forma se someten a la alternancia cíclica del Espíritu en la Materia, de la Materia en el Espíritu, totalmente envueltos en el elemento del que surge toda vida.

El imán cósmico Para entender uno de los principios básicos de la ley de los ciclos debemos ahondar en los más profundos misterios de nuestro universo de Espíritu-Materia. En él establecemos contacto con lo más sencillo y lo más grandioso de todos los ciclos: la pulsación dual que constituye el latido del cosmos. Allí encontramos el elemento único, por siempre en equilibrio, por siempre vibrando en los ciclos rítmicos que resuenan en el núcleo interno de cada átomo. La filosofía religiosa relativa al yin/yang del taoísmo está edificada en su totalidad sobre la existencia e importancia de la alternancia cíclica en una jerarquía infinita de fuerzas opuestas o complementarias. Es el grandioso ciclo de Alfa a Omega. Lo oímos cantando la canción del átomo dentro de nuestro propio cosmos. Es la inspiración y espiración de la Divinidad. Este ciclo primario constituye la relación más simple entre dos fuerzas, así como la acción más abarcante. Si claramente aprovechamos el flujo cíclico y la unidad entre Espíritu/Materia o Padre/Madre, principios del movimiento, es como si obtuviéramos una tarjeta de miembro de una biblioteca pero para el almacén de conocimiento universal de Dios. Esta polaridad divina existe en todo el cosmos: desde la pulsación equilibrada del Gran Sol Central hasta el

equilibrio sistémico del átomo de hidrógeno. Aprendemos de la ciencia del sonido y de los archivos de la Hermandad que todo el cosmos manifestado es la interacción entre vibraciones: una vasta red de ondas electromagnéticas que oscilan a un diferente número de ciclos por segundo. Y ¿qué es una vibración sino un movimiento cíclico relacionado con un marco de orientación en términos de tiempo y espacio? La cadena de ciclos es infinita: desde un ciclo en miles de millones de años a miles de millones de ciclos cada segundo.

La ley de la trascendencia Al reflexionar sobre la inmensa odisea del Ser de Dios a través de eternos ciclos de comienzos y finales, cabe hacerse la fatídica pregunta: ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo de todo ello si el universo es tan sólo un ciclo infinito de idas y venidas del hombre flotando en una partícula de polvo en el espacio y soltando las amarras en un océano sin límites? ¿Cuál es la esencia de la Divinidad existente, como así es, en ciclos interminables dentro del espacio infinito? La respuesta, según se nos dice, es que la ley de los ciclos aplica la ley de la trascendencia. Dios es un ser trascendente, y con cada nueva inspiración evoluciona a un mayor estado de perfección y belleza cósmicas. Los ciclos no son realmente círculos u ondulaciones sinusoides, sino espirales, espirales de expansión infinita conforme a la geometría de la proporción áurea o razón dorada (1:1,618...). Cada ciclo de evolución absorbe más de Dios. Cada vuelta nos

manda a esferas más amplias del cuerpo del cosmos divino. En la medida en que los ciclos del cosmos van ascendiendo en espiral penetrando en cada vez mayores dimensiones, el hombre se vuelve capaz de trascender por siempre los velos de la Materia que configuran las aulas para la evolución de su alma.

El círculo de la vida El enigma de la eternidad y la evolución se halla inmerso en el símbolo del círculo, el cual es la representación bidimensional de la espiral que empieza en la base cuadrada de la pirámide y sube a la cima de la comprensión en la culminación de la vida. En el centro de esa culminación, la ley de la trascendencia opera por medio del ojo de Dios. Porque cuando la espiral pasa por el Ojo omnividente, trasciende las dimensiones de la forma y pasa de la Materia al Espíritu. Así se cumple la ley de los ciclos que comienza en el corazón de Dios y culmina en cada creación perfecta. El Logos eterno es el punto en el centro del círculo, el principio y el final de los ciclos que se componen de círculos, capa tras capa. La energía que parte del Espíritu en forma de espiral desciende a la Materia a fin de fundirse allí en torno a la llama y luego —en un abrir y cerrar de ojos— retornar al Espíritu sobre las espirales descendentes y ascendentes de la conciencia de Dios. Los cuerpos celestiales están experimentando la evolución cíclica dentro de la mayor espiral infinita del Ser de Dios en Espíritu; pasando por la manifestación material y regresando al Espíritu. En el Macrocosmos, así como en el microcosmos,

espirales que giran en círculo dan paso al flujo de energía dentro y fuera de la forma. El patrón del retorno cíclico se produce por todo el universo una y otra vez con infinita precisión, atravesando reinos de eternidad, expandiéndose conforme a la proporción áurea.

El hombre cocreador El círculo representa una sección transversal de una espiral que carece de principio y de fin, pero se muestra finita en cuanto pasa por el universo físico en forma de planetas, estrellas, galaxias... y del hombre en sí. Pese a que el propio círculo no tiene principio ni fin, en cualquier punto de la circunferencia del círculo la mano de Dios puede dibujar una línea intersectada, creando con ello un principio y un fin. Así es como se inician ciclos y nacen mundos. Lanza una piedra a un estanque tranquilo y observa cómo los patrones cíclicos ondulantes se reproducen y fluyen a un ritmo suave. Lanza una piedra a un estanque agitado, y verás un complejo intercambio de patrones ondulantes, pero el ciclo iniciado con la piedra sigue ejerciendo influencia en el agua. Lo mismo ocurre con la mano de Dios y con Sus emisarios. El

universo entero es la interacción de vibraciones cíclicas, iniciadas en alguna parte, de alguna forma, por alguien. Ese alguien podrías ser tú. En cuanto ascendemos por la escalera de la evolución, se nos confía el poder divino y la autoridad de iniciar ciclos que pueden durar por siempre. ¿Quién osa decir que el ardor de tu amor presente no va a existir por siempre en la continuidad del Ser de Dios? En el interior de la forma del círculo, se resuelve el misterio del principio y el fin de Dios. Él mismo es el círculo que carece de principio y de fin de ciclos. Mientras el hombre no se una a Dios no será sino un punto en la circunferencia, enredado en el flujo del Infinito y completando ciclos de la vida, ciclos de los que tal vez ni siquiera sea consciente. Pero una vez que el hombre ha atravesado los ciclos del proceso iniciático —las espirales del destino que revelan el patrón completo de su identidad— se gana el derecho a identificarse con el punto en el centro del gran círculo de la vida.

El retorno a Dios El ciclo del latido del cosmos emana energía de la vida a todas las criaturas, mayores y menores. A través de él podemos establecer contacto con una sensación de consuelo perpetuo durante las pruebas y tribulaciones de nuestra vida. La ley de los ciclos es, pues, la instrumentación de la propia llama del Consolador. Es una ropa envolvente que rodea a la Tierra. Las corrientes de la superficie de la Tierra, las emanaciones de su centro solar, la ley de los ciclos, la llama del consuelo, el murmullo apenas perceptible a nuestro oído, nos transfieren este consuelo de la ley cíclica de la entonación de la Palabra divina. La vida es progresiva y la ley de los ciclos nos asegura que la vida proseguirá. El corazón de Dios latirá. La rueda del retorno cíclico girará sobre los radios de nuestras propias creaciones kármicas. Así pues, por la ley de los ciclos emprendemos nuestro camino en espiral de nuevo hacia el nexo del ser, siendo dicho nexo la Palabra, siendo la ley de los ciclos la emanación del Verbo: el Logos eterno. «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.» Y sin este Verbo «nada de lo que ha sido hecho, fue hecho».1 En cuanto nos identificamos con el punto en el centro del círculo de Dios, se nos otorga el poder para estampar en las energías cíclicas de Dios el patrón de nuestra idea o deseo orientados hacia Él. Ése es el modo de retornar a Dios siendo un átomo permanente en su Ser: por medio de ese Verbo que ha encarnado en los avatares con la ley cíclica de la manifestación. Los grandes manúes, los legisladores de las eras y de las razas de éstas, sostuvieron el ciclo del Verbo por medio del cual toda

semilla surgida del gran Árbol de la Vida pudiera retornar a través del Verbo a modo de ley de los ciclos. La alegría preside esta ley de los ciclos. Y la alegría de este matrimonio entre ciencia y religión eres tú en el nexo del infinito, tú convergiendo con ese Verbo vivo. Dios no tiene principio ni fin porque Su Ser absorbe el universo de los ciclos y todo lo que antecede, y los sigue en las dimensiones formadas y no formadas del Espíritu. Por otro lado, el hombre, en un breve ínterin, aparenta tener un principio y un fin debido a que se identifica con una parte de la espiral que se inicia en el Espíritu, evoluciona a través de la Materia y regresa al Espíritu. Cuando se contemplen los principios y finales del hombre como parte de los ciclos interminables de la autoconciencia de Dios, aquél se percatará de que aunque las espirales de su propia vida viajan siguiendo un modelo lineal por las esferas limitadas de la manifestación externa, no existe, en realidad, fin en la involución y evolución de su conciencia. Cuando el hombre retorna a Dios, alineando las energías que ha reunido en espirales con la Gran Espiral que es el Ser de Dios, tanto Él como el hombre trascienden su anterior estado, y la ley de los ciclos aplica la ley de la trascendencia. Dios se trasciende a Sí mismo, ya que Dios está en el hombre y éste, en Dios. Por medio de la fusión de ciclos, el hombre deviene en más de Dios y Éste, en más en el hombre; por tanto, continuamente nacen nuevas creaciones en forma de espirales que expanden el círculo del Ser Infinito.

Capítulo 2 La psicología del ser Hombre, ¡conócete! TEMPLO

DE

APOLO, DELFOS

Al contemplar el amor de la jerarquía y del maestro por el chela, por el discípulo, y sentir ese amor que induce al maestro a afirmar: «No puedo dejarte, no voy a dejarte», descubrimos que proviene del Dios Padre/Madre. Cuando Jesús se despidió de sus discípulos dijo: «No os dejaré huérfanos. Mas el Consolador [...] os enseñará todas las cosas»1. El Consolador, el Espíritu Santo, nos brinda esa enseñanza por medio de la cual no se nos deja solos a la deriva en nuestro propio mar de impureza, nuestro subconsciente, nuestro propio karma. No se nos deja solos, pues el instructor nos ha dejado la enseñanza. Uno de los mayores ejemplos del amor de la jerarquía que he encontrado es la enseñanza sobre el reloj cósmico. Éste es el Consolador. Es la mediación del Espíritu Santo que permanece con nosotros una vez que el maestro ha ascendido, mientras los ángeles ascienden y descienden por la escalera de la vida. Los ciclos que se despliegan en este reloj son ciclos de amor:

el amor que propicia el ascenso, el amor por medio del cual el fuego consumidor de todos los que nos han precedido transmuta esos elementos indeseables, no permisibles en el círculo santo del OM. Robert Frost escribió un poema muy entrañable a mi parecer, que expresa los ciclos y el núcleo flamígero, así como el peso del karma con el que cargamos.

Cruzando bosques

una noche nevada De quién son estos bosques creo saber. Su casa, sin embargo, en el pueblo yace; no me verá al detenerme en estos parajes y contemplar sus bosques cubiertos de nieve. Mi caballo, ¡qué raro!, debe pensar, parar sin una granja al lado, entre bosques y un lago helado la noche más oscura del año. Sacude los cascabeles de los arneses por si de un error se tratase. El único otro sonido, un viento suave y los copos al caer. Los bosques son bellos, oscuros y profundos. Mas yo tengo promesas que mantener y millas por recorrer antes de dormir, y millas por recorrer antes de dormir.

La noche nevada representa el ígneo núcleo del Ser, la fuente divina de la cual desciende el alma, recorriendo en ciclos el reloj cósmico, su destino cósmico. Y aquí nos hallamos, en un punto determinado de ese destino. Nos encontramos en un punto del reloj; y no podemos quedarnos en nuestro recipiente, pues tenemos millas por recorrer, promesas que mantener. Tenemos

ciclos por desplegar, compromisos que cumplir con los Señores de la Llama, con jerarquías, con la humanidad. Y antes de poner a descansar este cuerpo mortal y marcharnos arrastrando esta espiral mortal, debemos cumplir esas promesas; y nos quedan muchas millas por recorrer.

La ley del karma La ley del karma, de la perfecta compensación, se halla íntimamente relacionada con la ley de los ciclos. Sabemos con absoluta certeza que si emitimos odio o vibraciones negativas, tarde o temprano el ciclo nos las devolverá, y tendremos que dedicar energía a recalificar nuestra oscura creación. También podemos saber que el impulso que generamos hacia Dios, hacia el bien, hacia el servicio a la voluntad de nuestros semejantes, con infinita precisión, nos vuelve asimismo en ciclos e incrementa nuestra acumulación de luz y nuestro retorno a la integridad. Esto es la ley del karma. Es la matemáticamente previsible ley de los ciclos. Es la manifestación más simple y a la vez profunda de la justicia. En cuanto nos ajustamos de buena gana al ciclo de involución, evolución y ascensión, sabemos que al final de esta ronda veremos en efecto el rostro de Dios. ¿Te imaginas cómo sería si la ley de los ciclos no existiera, si no tuviéramos forma de saber adónde dirigir nuestros esfuerzos para volver a un estado de integridad?

Sé tu propio psicólogo Después de estudiar el reloj cósmico en su totalidad, serás capaz de ser tu propio psicólogo, de analizarte y ver cuáles son tus debilidades, dónde tropiezas constantemente, dónde te surgen

problemas de continuo. La gráfica de tus ciclos los analizará por ti y te ayudará a saber cómo reconocer un punto débil en particular, cómo ser objetivo con ello, cómo superarlo, cómo ponerlo en la llama. Debes recordar en todo momento que eres el Cristo en el centro de ese círculo. Y el círculo de ese reloj es el de tu conciencia, ya sea que estés manifestando la divinidad de la conciencia de Dios en las líneas de ese reloj, o que vayas a manifestar una perversión de esas líneas en la conciencia humana. Verás muy claramente qué caso concurre. Así que, cuando observes una manifestación negativa, estando en el centro del círculo, di: «No quiero ser esa manifestación. Exijo que sea consumida y que el concepto correcto la reemplace».

El sendero de la cristeidad individual Puesto que todo el cosmos se ha erigido sobre el mismo plan, tú tienes la misma autoridad que Dios. Él está en el Sol Central y dirige a las jerarquías solares, las cuales expanden la percepción que tiene de Sus cualidades. Tú eres cocreador con Dios y estás en el centro de tu propio círculo; de ti depende cada minuto del día lo que vayas a manifestar en la periferia del ser. Cuando dicha periferia se torna perfecta, empiezas a pasar las iniciaciones de la cristeidad, luego del Buda, y finalmente la ascensión. Poco después, te descubrirás manifestando tu propio cosmos con jerarquías que emanarán de tu sol central. Ésta es la amplia oportunidad en pro de la evolución con que cuentas si practicas de forma diligente la ciencia del reloj cósmico.

Para obtener maestría individual y la comprensión de la cristeidad personal, precisas ejercer potestad sobre la Tierra y sobre los cielos. Éstos son la octava etérica, y ambos, Tierra y cielos forman conjuntamente los planos etérico, mental, astral y físico en los que habitamos. Ejercer potestad significa adquirir maestría sobre lo que denominamos nuestra astrología. Comoquiera que las fuerzas de la astrología son de alguna forma tan poderosas y dominantes, y que tanta gente en este planeta es, hora tras hora y día tras día, instrumento de su astrología personal, tenemos que establecer una pauta de confrontación o correlación. Debemos definir la relación de nuestro yo con respecto a nuestra fuente divina, nuestra Presencia YO SOY, y de nuestro yo para con el gran centro de Dios, el Gran Sol Central en el corazón del cosmos.

La gráfica de tu Yo Divino La gráfica de tu Yo Divino es un retrato de ti y del Dios que mora en ti. Te muestra esquemáticamente a ti y tu potencial de convertirte en lo que en realidad eres. Ilustra sobre tu anatomía espiritual. La figura superior es tu Presencia «YO SOY», es decir, la Presencia de Dios que ha sido individualizada en cada uno de nosotros. Para expresarlo de otro modo, es tu «YO SOY EL QUE YO SOY» personalizado. Siete esferas concéntricas de energía espiritual que rodean a la Presencia YO SOY configuran lo que se conoce como «el cuerpo causal». Las esferas de energía palpitante contienen el registro de las buenas obras que realizaste

desde tu primera encarnación en la Tierra. Son algo así como tu cuenta bancaria cósmica. La figura central de la gráfica representa el «Santo Ser Crístico», que se denomina también el Yo Superior. Puedes considerarlo tu principal ángel de la guarda y tu amigo más íntimo, tu instructor interno y la voz de la conciencia. Así como la Presencia YO SOY es la presencia de Dios individualizada para cada uno de nosotros, el Santo Ser Crístico es la presencia del Cristo Universal individualizada para cada uno de nosotros. «El Cristo» constituye en realidad un título que se da a quienes han obtenido la unidad con el Yo Superior o Yo Crístico. Por eso a Jesús se le llamaba «Jesús, el Cristo». Lo que la gráfica muestra es que cada uno de nosotros tiene un Yo Superior, es decir, un «Cristo interior», y que cada uno de nosotros está destinado a convertirse en uno con el Yo Superior, ya sea que le llamemos el Cristo, el Buda, el Tao o el Atmán. Este «Cristo interior» es lo que los místicos cristianos en ocasiones han denominado «el hombre interno del corazón», y lo que los Upanishad misteriosamente describen como un ser «del tamaño de un pulgar» que «mora en lo profundo del corazón».

LA

GRÁFICA DE TU YO DIVINO

Todos pasamos por momentos en los que sentimos esa conexión con nuestro Yo Superior, y nos volvemos creativos, amorosos, alegres. Pero también hay otros momentos en los que no nos sentimos sincronizados con nuestro Yo Superior, y nos enojamos, nos deprimimos, nos sentimos perdidos. En el sendero espiritual, de lo que se trata es de aprender a mantener la conexión con la parte superior de nosotros de modo que podamos efectuar nuestra mayor contribución a la humanidad. El rayo de luz blanca que desciende desde la Presencia YO SOY, por el Santo Ser Crístico, hasta la figura inferior de la gráfica, es el cordón cristalino (a veces se le llama el cordón de plata). Es el «cordón umbilical», la cuerda de salvamento que te ata al Espíritu.

El cordón cristalino nutre asimismo esa llama de Dios, radiante y especial, que se halla oculta en la cámara secreta del corazón. Recibe el nombre de «llama trina», o chispa divina, porque es literalmente una chispa de fuego sagrado que Dios ha transmitido de Su corazón al tuyo. La llama es «trina» puesto que engendra los atributos principales del Espíritu: poder, sabiduría y amor.

LA

LLAMA TRINA MANIFIESTA LOS ATRIBUTOS PRIMARIOS DEL ESPÍRITU: PODER, LA LLAMA AZUL; SABIDURÍA, LA AMARILLA; Y AMOR, LA LLAMA ROSA

Los místicos de las religiones del mundo han establecido contacto con la chispa divina, y la han descrito como la semilla de la divinidad interna. Los budistas, por ejemplo, se refieren al «germen de la budeidad», que existe en todo ser vivo. En la tradición hindú, el Upanishad Katha habla de «la luz del Espíritu», que se esconde en «el alto lugar secreto del corazón» de todos los seres. Del mismo modo, en el siglo XIV, el teólogo y místico cristiano Meister Eckhart instruía sobre la chispa divina cuando afirmaba «la semilla de Dios está dentro de nosotros».2 Al recitar oraciones o mantras, meditamos en la llama que hay en la cámara secreta de nuestro corazón. Esta cámara secreta es tu propia habitación privada para meditar, tu castillo

interior, como lo denominó Teresa de Jesús. En la tradición hindú, el devoto visualiza una isla de piedras preciosas en su corazón. Ahí, se ve ante un precioso altar desde el cual, en profunda meditación, venera a su maestro. Jesús habló sobre el hecho de entrar en la cámara secreta del corazón cuando dijo: «mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu padre que está en secreto; y tu padre que ve en lo secreto te recompensará en público».3 La figura inferior de la gráfica de tu Yo Divino te representa a ti, el alma en el sendero espiritual, rodeado o rodeada de llama violeta y de la protectora y blanca luz de Dios. El alma es el potencial vivo de Dios, la parte en ti que es mortal pero que puede volverse inmortal. El propósito de la evolución de tu alma en la Tierra es crecer en automaestría, saldar tu karma y realizar tu misión en la Tierra para que puedas regresar a las dimensiones espirituales que son tu verdadero hogar. Cuando tu alma por fin alce el vuelo y ascienda a Dios, en el cielo, te convertirás en un maestro ascendido, libre de los ciclos de karma y reencarnación. La energía de alta frecuencia que es la llama violeta puede ayudarte a alcanzar más rápidamente esa meta. Comentaremos con más detalle la gráfica de tu Yo Divino en el capítulo 9, «Responsabilidad cósmica».

Capítulo 3 Tu reloj cósmico

personal Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado. ECLESIASTÉS 3:1, 2

La esfera de un reloj es el lugar donde plasmamos galaxias, el Gran Sol Central y nuestro propio universo interior. Descubrimos que las líneas de este reloj son posiciones de la conciencia. Son puntos de la conciencia de grandes seres cósmicos. Cada círculo, ovoide o elipse en el universo siguen el mismo ciclo. Comenzando en la línea doce y dando toda la vuelta hasta volver a la misma línea, podemos colocar nuestros días, meses, años, en el reloj y, al determinar las jerarquías del sol que rigen estos planos de conciencia, obtendremos maestría sobre esas esferas.

El círculo del infinito Vamos a examinar el reloj cósmico partiendo del núcleo de fuego blanco de nuestra Presencia YO SOY para ver cómo fluyen

los ciclos de energía desde el el espacio.

YO SOY EL QUE YO SOY

por el tiempo y

ILUSTRACIÓN 1 EL

CÍRCULO DEL INFINITO,

EL TODO,

BLANCO DEL

UNO, EL TODO INDISTINTO, EL SER, EL CÍRCULO SANTO DEL OM EL

NÚCLEO DE FUEGO

Damos comienzo en el círculo del infinito, que eres tú. Es la integridad de tu conciencia cósmica; es la integridad de Dios. Y ésta, no expresada como tal en el tiempo y el espacio, es fragmentada a fin de que podamos participar de la gracia de la integridad. El principio de la fragmentación es la creación de lenguas partidas de fuego del Dios Padre/Madre, de Alfa y Omega. El todo indiviso pasa a ser la dualidad del T’ai Chi. En el siguiente símbolo encontrarás el impulso del fuego del Espíritu ilustrado en forma de llama blanca.

ILUSTRACIÓN 2

EL T’AI LA

POLARIDAD DEL

TODO

CHI

MOSTRANDO EL FLUJO DE ENERGÍA DEL

MATERIA

AL

ESPÍRITU

A LA

MATERIA,

DE LA

ESPÍRITU

El estímulo del Espíritu emitido desde lo que sería la línea doce [situada en la hora doce] se torna, en la línea seis [situada en la hora seis], el fuego de la Materia, el azul. Observamos que ambas llamas en rotación, que forman el círculo del infinito, al moverse más allá de la velocidad de la luz, dando vueltas, crean la polaridad negativa y positiva de un cosmos. Toda la vida pende de las frecuencias de Padre-Madre, del más y el menos. El Espíritu es el impulso del positivo, y la Materia es el retorno del negativo. Hay el empuje positivo y el empuje negativo de la vida. Se mueven accionados por el Dios Padre/Madre. Si, en este círculo, visualizas energía que avanza de las doce a las tres, a las seis, a las nueve, y de nuevo a las doce, se trata de movimiento en el sentido de las agujas del reloj. Así es como surge la creación. Surge a modo de impulso de la energía de Alfa y retorno de Omega. En ello se basa toda la vida. Cuando te acostumbres a este movimiento del Dios Padre/Madre, sentirás las balanzas de la justicia de Libra, de la justicia cósmica, de tu propio karma, de la noche y el día, del movimiento de los planetas, de los ciclos de los sistemas solares, de las galaxias moviéndose alrededor del Sol Central. El flujo de energía de tu Presencia YO SOY a tu chakra del corazón avanza en espiral —siempre en el sentido de las agujas del reloj— moviendo energía desde la Fuente para su realización. Ese movimiento de energía en sí es karma. Tenemos que

ampliar nuestra percepción del karma al objeto de abarcar el yin y el yang del flujo del cosmos. Y tenemos que convertirnos en parte de este movimiento del T’ai Chi. Tu reloj cósmico personal surge de este movimiento.

La división del círculo Cuando hablamos del círculo nos referimos a la integridad con tu llama gemela, que luego se convierte en el T’ai Chi, los dos en uno. Cada vez que desciende la luz de Dios a la Tierra, se produce la partición de uno en dos, después en cuatro, y más tarde en doce; y todo ello representa ciclos. La vida es una serie de ciclos que se despliegan. En cuanto entendemos la ley de esos ciclos y lo que los rige, en cuanto comprendemos que podemos ser el regulador en la posición del Yo Crístico, podemos determinar el desarrollo de los ciclos, y siempre podemos estar en el lugar correcto en el tiempo y el espacio —y estar allí en todo momento completando el equilibrio de karma y darma que constituye el proyecto original interno.

El nacimiento de las llamas gemelas El ígneo ovoide, la integridad de Dios, produce ese punto focal de Alfa y Omega (ilustración 3), el Dios Padre/Madre portando la antorcha de la vida, avanzando para forjar un

destino cósmico.

ILUSTRACIÓN 3 EL DIOS PADRE/MADRE LA

PARTIDA Y LA ENTRADA DE LOS CICLOS DE

ALFA

Y

OMEGA

Por tanto, del círculo único que representa el infinito emergen dos mónadas que poseen cada una la polaridad de Alfa y Omega, el más y el menos del Ser, cada una con el mismo patrón electrónico de la vida: llamas gemelas con un destino cósmico.

ILUSTRACIÓN 4 EL

NACIMIENTO DE LAS LLAMAS GEMELAS

De cada una de esas dos mitades, que a su vez ha devenido en un todo, desciende un alma, es decir, el complemento o réplica del Espíritu del Dios vivo. A continuación, el alma desciende a la Materia y es revestida de túnicas de pieles, término alegórico que

emplea el Génesis para referirse a los cuatro cuerpos inferiores: cuatro frecuencias para la realización de las cuatro dimensiones del ser, los cuatro cuadrantes del todo (ilustración 5).

ILUSTRACIÓN 5 LOS

CUATRO ELEMENTOS CORRESPONDIENTES A LOS CUATRO CUERPOS INFERIORES Y LOS CUATRO PLANOS DE LA

MATERIA

Los cuatro cuerpos inferiores Los cuatro cuerpos inferiores que rodean al alma nos habilitan para experimentar con la alquimia del fuego en el primer cuadrante del círculo, el plano de la memoria, por medio de la frecuencia del blanco; con la alquimia del aire en el segundo cuadrante del círculo, el plano de la mente, por medio de la frecuencia del amarillo; con la alquimia del agua en el tercer cuadrante del círculo, el plano de los sentimientos, por medio de la frecuencia del rosa; y por último con la alquimia de la tierra, el plano del cuerpo físico, por medio de la frecuencia del azul. Así es como venimos arrastrando nubes de gloria. Quienes descendieron a la forma en las primeras razas raíz1

no se recubrieron de la densidad que ahora nos envuelve debido a que su conciencia nunca se adentró en el área de la relatividad, es decir, del velo de energía denominado mal*, que el hombre ha creado con su libre albedrío por medio del mal uso del fuego sagrado. De modo que las llamas gemelas que descendieron de las de la Presencia YO SOY en las primeras razas raíz ascendieron de vuelta a ese núcleo ardiente sin siquiera haber desarrollado lo que vamos a esquematizar más adelante, conocido como el cinturón electrónico, esto es, la acumulación de energía de Dios mal calificada que se ha acopiado en el subconsciente.

Fuego, aire, agua, tierra Los antiguos alquimistas designaban estas cuatro frecuencias del ser con los términos fuego, aire, agua y tierra. Un químico o físico moderno tildaría dichos términos de obsoletos. Ello se debe a que los plantearían conforme a la interpretación de la división de la Materia, según el alquimista, en cuatro partes. Pero éste no aludía a ello. El alquimista estaba definiendo frecuencias, planos de conciencia: dividía norte, sur, este y oeste, los cuatro lados de la Ciudad Cuadrangular, los cuatro lados de la pirámide de la vida y los cuatro cuerpos inferiores del hombre. Los alquimistas eran iniciados de la Gran Hermandad Blanca*, mas no permitían que sus iniciaciones se conocieran. Los cuatro cuadrantes de la Materia nos aportan claves para la automaestría y para el flujo de energía. Nuestros siete chakras se relacionan con estos cuatro cuadrantes. Cada uno de los chakras tiene por misión emitir una cierta energía de la conciencia de Dios hacia un plano determinado. Es preciso que

nos acostumbremos a sentir o percibir a Dios en estos términos. Debemos utilizarlos con el fin de referirlos a coordenadas externas de la sustancia de fuego, aire, agua y tierra; y tenemos que emplear nuestra experiencia con estas manifestaciones externas a fin de relacionarlas con la experiencia interna en la manifestación interna. Por tanto, podemos utilizar el fuego físico para relacionarlo en nuestro subconsciente con fuego espiritual, con la matriz espiritual del fuego, con el fuego sagrado. Es necesario que sintamos cómo el fuego físico se traslada, y cuando ello ocurre, nos transportamos de la esfera de la Materia a la del Espíritu. Lo mismo cabe atribuir al aire: aire relacionado con la mente, con la cualidad etérea del pensamiento que se desplaza como el viento. Nos referimos al Espíritu Santo como viento que «sopla donde va». De modo que partimos de nuestra sensación en el aire y en el viento y nos trasladamos a Dios como Espíritu en movimiento. A renglón seguido, gracias a nuestros sentidos internos del alma, empezamos a experimentar una nueva dimensión, una nueva vibración de Dios correspondiente a ese elemento aire. También experimentamos con el agua. La tocamos. Es una sustancia que fluye. Requiere de una matriz para tener forma. De ahí que nos refiramos al flujo de la Madre, porque ésta tiene potestad sobre el mar y se simboliza con el agua y el gran poder del movimiento de las aguas. A partir de lo que experimentamos con la alegría y el movimiento del agua, llegamos a conocer a Dios en la medida en que Sus sentimientos fluyen en el reino del Espíritu. Así es como podemos valernos de la naturaleza a modo de foco de meditación, a modo de punto de despegue desde el que nuestra alma se desliza, por así decir, hacia las dimensiones del Espíritu.

Por último, el elemento tierra en sí nos proporciona una sensación de sedimento sólido de la Realidad, una sensación de elevado foco de Dios en el Gran Sol Central, una sensación de tierra que no es la que sostenemos en las manos sino la solidez de la conciencia de Dios.

Cuatro aspectos de Dios: Padre, Hijo, Madre, Espíritu Santo A la hora de experimentar los patrones de estos cuatro elementos, los relacionamos con los cuatro aspectos de Dios, que definimos como Padre, Hijo, Madre y Espíritu Santo. Interpretamos el significado de Dios, Padre, cual fuego, cual ígneas dispensaciones de la Ley, la ígnea disciplina de la Ley y el restallido del látigo de la conciencia cósmica. Interpretamos el significado del Hijo, el Verbo, en calidad de comunicación del Padre, el Logos, el entendimiento, la sabiduría. Recordamos la mente de Cristo, cuyas parábolas nos enseñan el significado del Logos interno. Por ende, la llameante conciencia de Hijo (Sol) de nuestro propio Yo Crístico la relacionamos con la mente, y a ésta, con el elemento aire. Con los dedos de la mente empezamos a tocar, a mover, a sentir y luego a convertirnos, porque hemos sentido.

ILUSTRACIÓN 6

CUATRO

ASPECTOS DE

DIOS

La Madre, así, es el gran amor, el amor del agua y el movimiento del agua. Del agua surge toda la vida y del vientre de la Madre surge toda la vida. Eso es lo que nos consta debemos encarnar en nuestro cuerpo emocional. Sentimos a Dios en forma de Madre a través de cada sentimiento puro. En último lugar, Dios en forma de Espíritu Santo es la fusión de Padre, Madre e Hijo, la fusión de la luz de la conciencia cósmica para generar acción; significa colmar el templo con el aliento de la vida. Si alguna vez has visto a un niño nacer y has observado ese cuerpo blanco tornarse rosado a partir del corazón, al infundírsele el aliento de la vida y en cuanto el Espíritu Santo prende en él la llama trina, has experimentado la maravilla del Espíritu Santo, y has percibido cómo éste infunde vida a toda la Materia. Así pues, ya comprendes el significado de la Materia, del plano físico y de Dios en la faceta de Espíritu Santo, recordando en todo momento que la energía es movimiento. La energía recorre ciclos en la dirección de las agujas del reloj, moviéndose y prosiguiendo ese movimiento de manera que nada permanece estático. El giro de la rueda de la Ley es el Padre convirtiéndose en Hijo, el Hijo convirtiéndose en Madre, ella convirtiéndose en Espíritu Santo y éste convirtiéndose en Padre. Y ese movimiento, más rápido que la velocidad de la luz, es la conciencia cósmica girando. El Dios en quien pensamos es el mismo ayer, hoy y por siempre. Lo que es igual son las coordenadas de la realidad, mas el Dios al que conocemos es un fuego consumidor2, es un Dios que continuamente está trascendiéndose, así como el cosmos está de continuo expandiéndose. Este Dios, el cual está experimentándose a Sí mismo en ti en este instante, está

expandiendo Su propia conciencia de Sí mismo; y tú estás aumentando tu percepción de la individualidad a través del Padre, la Madre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esos cuadrantes forman la cruz cósmica de fuego blanco que eres, de la que pende todo tu karma, en la que se lleva a cabo tu darma. Es energía en movimiento, continuamente en movimiento. El fuego se torna aire. El aire se torna agua. El agua se torna tierra. Si reflexionas en este pensamiento, verás que desafía a la razón humana. ¿Te imaginas el fuego tornándose de repente aire? ¿El aire volviéndose súbitamente agua? ¿El agua convirtiéndose de pronto en tierra? Sin embargo, en la conciencia de Dios, el perpetuo movimiento de los elementos es esta vida que se torna Vida: la Vida con el principio motivador de la expansión. ¿Por qué creación? Para que Dios pueda expandir la conciencia del Ser en la creación. Luego Dios retira la creación para Sí, la asimila y comienza otra vuelta, otro manvantara.

ILUSTRACIÓN 7 EL

FLUJO DE ENERGÍA EN LA EXPANSIÓN DE LA CONCIENCIA CÓSMICA

Cuatro personalidades de Dios Saint Germain comenta estos cuatro aspectos de Dios en Estudios sobre alquimia. Se refiere a Dios Padre como una Impersonalidad impersonal; a Dios el Hijo, como una Personalidad impersonal; a Dios Madre, como una Personalidad personal; y al Espíritu Santo, como a una Impersonalidad personal3. En cuanto somos capaces de sentir y ser esos aspectos de Dios, le conocemos con una integridad que jamás antes habíamos percibido (ilustración 8). ¿Qué es una Impersonalidad impersonal? Es una Ley. Es un principio. Es Espíritu. Por ello está escrito: «Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren»4. Pero no tenemos que relegar a Dios a Espíritu, a Impersonalidad impersonal, ya que Él no se relegó como tal. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros [...] y vimos su gloria5. La única forma en que puedes contemplar a un Dios impersonal es si Él personifica un aspecto de Sí mismo. Así pues, en los seres crísticos y en los hijos e hijas de Dios hallamos revelada una personalidad que sin embargo es impersonal. El Cristo es una personalidad, un personaje, alguien a quien cabe conocer, pero que es impersonal hasta el punto de dispensar las leyes de un cosmos equitativamente entre las multitudes, entre sus seguidores. Él enseña la Ley. No se inmiscuye en relaciones humanas o lazos familiares. Él se queda como instructor: impersonal pero a la vez personal. A continuación, Dios entra en el corazón de la Madre en la Materia, de modo que experimentamos a Dios como Madre, la más personal de las personas que jamás conoceremos, la relación más íntima que jamás tendremos: la Madre y el niño.

Conseguimos conocer a Dios en el sentido más íntimo y cercano de esa Madre siempre presente, esa llama de amor omnipresente, muy personal. La cara que siempre podremos ver es la de nuestra madre. En la línea del Espíritu Santo, Dios pasa a ser una Impersonalidad personal, justo lo contrario de la Personalidad impersonal. Ese polo opuesto se manifiesta en la frecuencia, en la vibración. El Espíritu Santo constituye una ayuda muy presente, si bien invisible. Es el Consolador, que llega cuando el avatar asciende, que nos enseña todas las cosas. Prácticamente podemos tocar al Espíritu Santo, pero no del todo. Conversamos con él. Sentimos esa presencia cada vez que respiramos, y no obstante es el ser invisible. Es la Impersonalidad personal. Cuando meditamos en esas palabras establecemos un contacto más íntimo con Dios y una mayor capacidad para definir nuestro propio reloj interno. De modo que los cuatro planos correspondientes a nuestros cuatro cuerpos inferiores —o los cuatro cuerpos inferiores de la Tierra, de Marte, de Venus o de Júpiter— revelan el mismo principio de la vida que se convierte en Vida de acuerdo a los cuatro cuadrantes del ser. Por tanto, de los dos, del yin y el yang, surgen los cuatro; de manera que ese Espíritu y Materia se erigen en los cuatro cuadrantes de la conciencia. Los cuatro planos de la existencia se encuentran en la esfera del Espíritu y en la de la Materia. Si las colocamos una al lado de la otra, obtendremos un dibujo correspondiente a la figura del ocho (ilustración 9).

ILUSTRACIÓN 8 LA

NATURALEZA ALQUÍMICA DE LA CONCIENCIA DE

DIOS

La trinidad en los cuatro cuadrantes Tras haber experimentado las cuatro frecuencias del ser plasmadas en los cuatro cuadrantes del reloj, estudiaremos ahora la trinidad de la manifestación dentro de cada cuadrante. Las frecuencias se tornan más articuladas, más definidas. Nuestro reloj cósmico dividido en cuatro cuadrantes pasa a ser de doce; y cada uno de ellos constituye una llama trina. Pasar del todo a la mitad, a cuatro y a doce es simplemente un desglose posterior de la individualización de la llama divina (ilustración 10). La llama trina de la vida arde en el interior de cada uno de los cuatro cuerpos inferiores, en cada lado de la pirámide de la vida. La Trinidad se cumple en cada aspecto de Dios: el rayo azul del Padre, el amarillo del Hijo y el rosa del Espíritu Santo.

ILUSTRACIÓN 9 CUATRO

FRECUENCIAS DEL SER EN

EL

ESPÍRITU

Y

MATERIA

FLUJO DE LA FIGURA DEL OCHO

«COMO

ES ARRIBA ES ABAJO»

Éstos son los aspectos masculinos de Dios, que se hacen realidad en la llama de la Madre, la cual siempre es el núcleo de fuego blanco del ser, el chakra blanco, la luz blanca de la pureza, que prende y dota de significado a Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es la Madre quien nos instruye acerca de quién es el Padre. Es la Madre quien da a luz al Hijo. Es la Madre la novia del Espíritu Santo. Al añadir el principio femenino, el masculino es acelerado en la Materia, y con ello vemos a Dios cara a cara. Este gráfico muestra que en cada lado de la pirámide —en cada uno de los cuatro cuerpos inferiores— debemos equilibrar la llama trina. Debemos equilibrar la expresión de la llama trina porque ésta se desarrolla conforme a lo que expresemos de estos atributos. A causa del velo de energía, o lo que denominamos efluvios, alojados en cada cuerpo inferior, la llama trina no siempre brilla con el mismo equilibrio en la memoria, la mente, los

sentimientos y el cuerpo físico. Todos tenemos nuestros puntos fuertes. Algunos destacamos mentalmente. Otros tienen un cuerpo etérico sólido (el cuerpo de fuego, el ígneo proyecto original). Hay quienes poseen un corazón y sentimientos predominantes, y otros cuentan con una óptima salud y flujo de energía en el cuerpo físico. Los cuatro cuerpos inferiores deben ser perfeccionados como vehículos del fuego sagrado, de la llama trina en el corazón. Los obstáculos que bloquean el flujo del fuego sagrado en estos cuatro cuerpos también obstruyen el flujo de luz por los chakras. Por tanto, el reloj cósmico es un medio de ilustrar el dominio sobre éstos (ilustración 16), así como la transmutación de karma y el trazado de las iniciaciones diarias.

ILUSTRACIÓN 10 EL

EQUILIBRIO DE LA LLAMA TRINA

EN LOS CUATRO CUADRANTES DEL SER

Las cualidades divinas de las doce líneas Cada línea de este reloj designa una frecuencia, una

vibración (ilustración 11). Esa energía emana del Sol Central, baja a las jerarquías del cosmos y luego a las de la Tierra. Es emitida a la Tierra. Llega a la atmósfera, a los cuatro cuerpos inferiores del planeta y a continuación es asimilada. Denominamos a las doce divisiones principales de la conciencia de Dios y a los seres que las encarnan las doce jerarquías solares o las doce jerarquías del sol. Las reconocemos por los nombres de los doce signos del zodíaco (ilustración 12). No es excesivamente importante si en realidad éstos son o no los nombres de tales jerarquías; se trata del patrón vibratorio por el que las conocemos en nuestra octava y nos complace emplear esos nombres.

ILUSTRACIÓN 11

LA

CONCIENCIA DIVINA

O LOS ATRIBUTOS DIVINOS DE LAS LÍNEAS DEL RELOJ

Las doce jerarquías solares Observarás que las jerarquías cósmicas se han dispuesto sobre la gráfica siguiendo la dirección de las agujas del reloj, comenzando por la línea de las doce con la jerarquía de Capricornio. Se trata de una jerarquía que emite las energías en forma de luz —la luz fohática— del poder divino por medio de la constelación (la configuración de estrellas) que vemos y llamamos Capricornio. Utilizamos estos nombres no porque realmente creamos que esas jerarquías son esas constelaciones. Como sabemos, las estrellas que hay en las constelaciones puede que ni tan sólo estén cerca unas de otras, sino que aparecen agrupadas, vistas desde la Tierra. Con todo, los impresionantes seres cósmicos que conforman estas jerarquías, cuya conciencia se extiende más allá de mundos y más mundos, se concentran en la formación de las estrellas que llevan dichos nombres. Las estrellas no son la jerarquía; los seres que configuran la jerarquía simplemente se valen de éstas y de otras estrellas para emitir su energía. Algunas personas sostienen que, según la astrología del mundo, estas agrupaciones de estrellas están cambiando porque el eje de la Tierra se está desplazando y porque las propias estrellas se están moviendo. De todos modos, no tiene nada que ver con la astrología divina, la cual no se basa en las estrellas

sino en las jerarquías que encarnan las estrellas y que concentran un determinado aspecto de la conciencia del Creador. Las mencionadas formaciones de estrellas son sólo una manifestación tangible de las doce jerarquías solares. Existen focos menores de estas doce jerarquías alrededor de cada sol y de cada estrella. Tu cuerpo causal posee un punto focal para la emisión de energía de las jerarquías, y tus cuatro cuerpos inferiores son capaces de emitir esa energía si transmutas todos los obstáculos a ese flujo. En el reloj, la jerarquía de Capricornio se halla en la línea doce; la jerarquía de Acuario, en la uno; la de Piscis, en la dos; la de Aries, en la tres; la de Tauro, en la cuatro; la de Géminis, en la cinco; la de Cáncer, en la seis; la de Leo, en la siete; la de Virgo, en la ocho; la de Libra, en la nueve; la de Escorpión, en la diez y la de Sagitario, en la once. Ése es el orden en que la conciencia de Dios las emite. Estamos destinados a convertirnos en este reloj de sol, en este reloj cósmico. Estamos destinados a crear la espiral dentro del corazón, a emitir la espiral que forma el reloj, a devenir en ese molinillo que da vueltas en el tiempo y el espacio, transmitiendo a los planos de la Materia todas estas frecuencias en la medida exacta, en las cadencias del latido cósmico. ¡Esto es el flujo cósmico! Está fluyendo ahora, en este mismo instante, desde tu cuerpo causal. Sin embargo, mediocres recipientes del flujo somos nosotros a menos que tengamos esa armonización llamada conciencia cósmica.

ILUSTRACIÓN 12 LAS

DOCE JERARQUÍAS SOLARES CONCENTRAN LA MAESTRÍA DE LA CUADRANTES DEL

TRINIDAD

EN LOS CUATRO

SER

Tu signo solar Según sea el día en que encarnaste, dices «yo soy Tauro» o «yo soy Virgo» o el que sea tu signo. Eso significa que naciste en un período en el que la jerarquía de Tauro o Virgo o tu propio signo era la jerarquía predominante que emitía energía en forma de luz a la Tierra. Será bajo esa jerarquía que servirás en esta encarnación a fin de recibir las disciplinas de los cuatro aspectos del Ser de Dios: Padre, Hijo, Madre y Espíritu Santo. Las iniciaciones bajo las doce jerarquías del sol que más precisas pasar en esta vida llegan con la jerarquía de tu signo al nacer. El atributo de ese signo es algo parecido a un tinte depositado en un vaso de agua: colorea todo el vaso. Así que las demás pruebas deben considerarse con relación a ese signo. Quizá descubras que los momentos de mayor logro se

encuentran en ese signo, de modo que en cuanto te aproximes al portal de esa jerarquía, llevarás contigo un logro progresivo. Puede que también poseas logro en otros signos, tal como indica la presencia de ciertos planetas en los signos plasmados en tu carta astrológica natal. La razón por la cual nacemos en un signo concreto es asimismo para obtener maestría. Si naciste cuando el sol estaba en Acuario, la misión en tu vida es desarrollar el poder del amor divino para el planeta, con miras a alcanzar la victoria de la era de Acuario. También constituye tu misión transmutar lo que se oponga a ese amor. Ésa es la llave de tu conciencia crística. No habrías nacido bajo esa jerarquía solar si no hubiera sido el momento de que pasaras por esa iniciación. Por encima de todo, no deberías perderte esa prueba. Es la prueba decisiva de toda tu vida. Es la estrella que tu corona requiere, y no debes permitir que ningún hombre tome tu corona. Pase lo que pase, no toleres ninguna interferencia a la amplificación de la cualidad divina de tu signo solar. Las personas que nacen en la cúspide, justo allí donde el signo está cambiando, reciben idéntica influencia de ambos signos. Por tanto, tienen la oportunidad de dominar las circunstancias de las dos jerarquías y de servir en ellas.

El signo ascendente y el signo lunar En esta vida vas a pasar también por las pruebas de la jerarquía de tu signo ascendente, que es el signo astrológico situado en el horizonte en el momento de tu nacimiento, y

además, por las de la jerarquía en la posición de la Luna cuando naciste. En términos generales, puede afirmarse que el signo solar rige tu conciencia divina, el signo ascendente rige tu conciencia crística y el signo lunar sería la conciencia del alma, que es tu personalidad externa. El signo solar es la pauta de tu destino, la pauta de tu plan divino, la conciencia globalmente dominante en el individuo. Si éste se alinea con el yo divino, se manifestará el aspecto divino del Sol. Si lo hace con el yo humano, es decir, la naturaleza inferior, lo que en cambio se manifestará será el aspecto inferior del signo, o una combinación de ambos. En las personas que no están empeñadas en conseguir la conciencia divina, la conciencia crística y la conciencia solar, observarás que la personalidad externa sigue el signo lunar en sus aspectos negativos. Una vez que el individuo transmuta la parte inferior de su cinturón electrónico, coloca la Luna bajo sus pies —el signo lunar bajo sus pies— de modo que exterioriza los aspectos positivos de ese signo.

El ciclo de los años de tu vida El siguiente ciclo al que hay que prestar atención es al de los años de tu vida. Dibuja un círculo y divídelo en doce. Hallarás tu edad en el reloj situando tu nacimiento en la línea doce, el primer año en la línea uno y así sucesivamente en el reloj hasta que llegues a la edad que tienes actualmente. Cada año de tu vida, desde un cumpleaños hasta el siguiente, este ciclo completo de doce meses está regido por la jerarquía de

esa línea, y cada año avanzas una línea. Por ejemplo, si tienes treinta y seis años, estás en la línea doce de Capricornio durante todo un año. Si tienes doce, veinticuatro, cuarenta y ocho, sesenta o setenta y dos, también estás en la línea de Capricornio todo el año. A lo largo de ese año contarás asimismo con las oportunidades que recibe el planeta. Todo el mundo tiene en común los ciclos del planeta. A ello se añade que en ese año recorrerás las doce jerarquías mes a mes en tu reloj individual.

ILUSTRACIÓN 13 LOS

AÑOS DE LA VIDA EN EL RELOJ CÓSMICO

Te invito a que hagas un esquema general de la historia de tu vida, de lo que recuerdes como los acontecimientos más relevantes, tanto positivos como negativos, y que los coloques en el reloj. ¿Qué sucedió cuando tenías dos, cinco o diez años? Tal vez te venga a la memoria algo muy importante. Si se trata de un suceso destacable, anótalo como un ciclo decisivo en tu destino cósmico. Sácale el máximo partido. Aumenta ese impulso de energía invocando a la jerarquía de ese signo a fin de que purifique y perfeccione ese suceso en tu vida. Si no fue bueno, si es un registro negativo, pide a la llama violeta que lo consuma en

la jerarquía en la que ocurrió y bajo el maestro ascendido que sirve en esa línea. La llama violeta es la energía divina de la transmutación, palabra que significa cambio. Puedes cambiar los átomos y electrones de tus cuatro cuerpos inferiores, limpiar los registros de esas pruebas que no has superado en el pasado y estar listo con una nueva y limpia página en blanco. Si lo haces, notarás que la prueba se vuelve más fácil, puesto que estarás preparado para apoderarte de esa energía y dar la bienvenida al iniciador de tu ciclo. (Véase el capítulo 8 para más información acerca de la llama violeta.)

El ciclo de los meses Hemos explicado el modo en que el reloj se despliega año tras año desde el nacimiento. En este apartado vamos a tratar cómo ello ocurre mes a mes, esto es, el reloj de los meses del año. Trataremos en la gráfica un año en tu vida, cualquier año. Dibuja un círculo, que representará un año. Divídelo en doce meses. El primer día en el dibujo es el de tu cumpleaños. Coloca el día y mes de tu cumpleaños en la línea doce. Tu año empieza ese día. El día del año nuevo podría ser el comienzo del año para el planeta, pero en lo concerniente a ti, a tu propio microcosmos, tu año se inicia en ese día concreto. Coloca en la línea uno el mismo día del mes siguiente. A continuación, prosigue del mismo modo en el reloj completando las líneas restantes. Pongamos por caso que tu cumpleaños es el 5 de junio: escribe 5 de junio en la línea doce; 5 de julio, en la línea uno; 5 de agosto, en la línea dos, y así sucesivamente. Ello te ilustrará, mes a mes, sobre las iniciaciones que corresponden a las doce jerarquías del sol. El día de tu cumpleaños es el día en que empiezas tus iniciaciones bajo la jerarquía de Capricornio, la línea doce. Tres meses más tarde (en el ejemplo anterior, el 5 de septiembre), en la línea tres, serás iniciado en la jerarquía de Aries, y durante un mes pasarás por las iniciaciones de control divino. Es la prueba del ego divino contrapuesto al ego humano, la oportunidad de transmutar el ego humano y desarrollar el ego divino, que es tu propio Yo real, el Yo Crístico que representa a la Presencia YO SOY. Esta prueba llega bajo la jerarquía de Aries.

ILUSTRACIÓN 14 GRÁFICA (ESTE

DE LOS MESES

EJEMPLO ES VÁLIDO PARA UNA PERSONA NACIDA UN

5

DE JUNIO)

Seis meses después de tu cumpleaños (en el caso citado, el 5 de diciembre), pasarás por la prueba de la jerarquía de Cáncer, la prueba de la llama de la Madre, la prueba de tu armonía; y la del flujo de agua en las emociones. Nueve meses después de tu cumpleaños (el 5 de marzo en el mismo ejemplo), toparás en la línea nueve con la prueba de la jerarquía de Libra: la prueba del Espíritu Santo, la prueba de la Realidad, la oportunidad de demostrar lo que es Real y de transmutar toda forma de karma de irrealidad que te sobrevenga a fin de ser transportado a la llama para que lo transmutes. Así pues, cada año de tu vida estás en la línea de la jerarquía para ese año según la edad que tengas. Y en el transcurso de ese año recorrerás las doce jerarquías mes a mes. Por ejemplo, si tienes veintiséis años, te encuentras en la línea dos de Piscis ese año; mas el día de tu cumpleaños, empezarás el primer mes del año en la jerarquía de Capricornio. (Recuerda que todos los ciclos se inician en Capricornio.) Es algo así como dos indicadores de un contador que mide la electricidad: uno sirve para el ciclo anual y el otro, para el mensual. Cuando estás en el mes de Capricornio puedes prever que desde tu cuerpo causal descenderá el logro que posees en poder divino. Posees poder divino en esa gran esfera de luz, el Sol

detrás del sol. Es el hábito que acumulaste en anteriores iniciaciones, bajo esa jerarquía. Cuentas con hábitos acumulados de amor divino, maestría divina, control divino, etc. Al llegar ese mes, se produce algo parecido a la apertura de la puerta del cuerpo causal. La luz de tu buen karma desciende. Al mismo tiempo, el karma negativo en esa misma línea desembarca del cinturón electrónico. De ahí que cada mes de tu vida puedas prever con exactitud qué clase de energía de tu karma personal emergerá para ser transmutada. Así pues, en el primer mes de tu año afrontarás todos los registros de abuso del poder divino, que identificamos como crítica, condenación y juicio. Bregarás con el karma de situaciones en las que has utilizado mal los chakras condenando a otros ámbitos de la vida o a ti mismo, abusando con ello del poder divino, de modo que careces de él para los fines positivos que entraña la afirmación del bien divino. A lo largo de ese mes con frecuencia sentirás crítica dirigida contra ti y a ti dirigiéndola contra otros. Si no estás alerta, simplemente te dejarás arrastrar, dejando que se cumplan tus ciclos kármicos. Si sabes de qué va el asunto, lo envolverás con la llama violeta y transmutarás ese hábito de energía negativa transformándola en la manifestación positiva de poder divino.

Pruebas de los tríos y las polaridades Éste es tu reloj cósmico personal. Existen en él otras fases. Se puede desglosar todavía más. Hay otros aspectos en él de los que podemos aprender, tales como los tríos y la polaridad de los

signos. Por ejemplo, cuando pasas por una prueba en Aries, debes recordar que habrá pruebas encadenadas de Libra, toda vez que se trata del opuesto, la polaridad de Aries en el reloj; así que sé consciente de esta prueba. Simultáneamente, se produce la prueba en el trío de fuego ya que Aries es un signo de fuego. El triángulo, el trío principal de las pruebas en el mes o año de Aries, llega en las líneas tres, siete y once que son, respectivamente, los signos de fuego de Aries, Leo y Sagitario (ilustración 15). Forman una llama trina, como puedes apreciar por los colores en la ilustración 12. Aries es el signo azul de fuego; Leo, el signo rosa de fuego y Sagitario, el signo amarillo de fuego, conforme a la disposición de la llama trina. Los signos de agua —Piscis, Cáncer y Escorpión— forman un grupo en las líneas dos, seis y diez. La dos es el amarillo, la seis es el azul y la diez es el rosa. Ésta es tu llama trina en cuanto a obtener la maestría en las jerarquías de agua. Si te encuentras en un año Escorpión, tendrás asimismo pruebas relativas a sustancia de Piscis y Cáncer, ya que ése es el trío principal de tus pruebas, encaminadas a equilibrar ese triángulo así como la llama trina. La maestría que hayamos obtenido en estas tres jerarquías nos delatará a la hora de equilibrar nuestro cuerpo emocional, que es el tercer cuadrante del reloj. El trío de aire lo configuran Acuario, Géminis y Libra. Estas jerarquías nos enseñan la maestría de amor divino, sabiduría divina y realidad divina. Las jerarquías de Capricornio, Tauro y Virgo nos enseñan la maestría del elemento tierra en el cuadrante físico. Y lo hacen por medio de las energías de poder divino, obediencia divina y justicia divina. Encaramos las pruebas de estos signos no sólo de acuerdo con nuestros ciclos personales del reloj y los ciclos del Sol y la

Luna, sino también cuando se da la circunstancia de que los planetas están en estos signos. Estas configuraciones emiten tales energías porque al igual que nosotros a nivel individual tenemos una acumulación de energía negativa, cada uno de esos planetas posee a su vez energía negativa acopiada que es el subconsciente de toda la oleada de vida de quienes han evolucionado en ese planeta. (Aun sin existir actualmente pruebas de vida física en un planeta, puede que haya habido vida allí en el pasado, o que esa vida esté evolucionando en otras dimensiones. En cualquier caso, el registro de la conciencia crea un campo energético y un magnetismo susceptible de interpretarse en astrología.) ILUSTRACIÓN 15 TRIÁNGULOS

DE LAS INICIACIONES

EN LOS CUATRO ELEMENTOS

Por consiguiente, cada planeta cuenta con una frecuencia de su propia sustancia no transmutada, de sus evoluciones colectivas, así como la frecuencia de su cuerpo causal por el bien que se ha exteriorizado en grupo, es decir, las buenas obras de todas sus evoluciones. La combinación de ambas —influencias favorables y no favorables— configura la identidad del planeta. Cuando decimos el nombre de un planeta, sentimos una cierta personalidad, una vibración, una conciencia, como nos ocurre cuando hablamos de algún amigo o individuo.

ILUSTRACIÓN 16 LOS LAS

CHAKRAS Y LAS LÍNEAS DEL RELOJ

DOCE LÍNEAS DEL RELOJ SE RELACIONAN CON LOS SIETE CHAKRAS PRINCIPALES EN EL CUERPO

HUMANO. LAS INICIACIONES DE LAS LÍNEAS PUEDEN TAMBIÉN INTERPRETARSE Y TRAZAR A MODO DE INICIACIONES DE LOS CHAKRAS CORRESPONDIENTES. LA VICTORIA DEL CORAZÓN SE ALCANZA POR MEDIO DE LA MAESTRÍA SOBRE LAS LÍNEAS TRES Y NUEVE, EL CHAKRA DE LA CORONILLA SE HALLA EN LA LÍNEA DOCE Y EL DE LA BASE, EN LA SEIS. CARDINALES.

EL

ÉSTOS

SON LOS CUATRO PUNTOS

CHAKRA DEL TERCER OJO SE CONTROLA DESDE EL EJE DIEZ-CUATRO DE LA VISIÓN

DIVINA Y LA OBEDIENCIA DIVINA; EL PLEXO SOLAR ESTÁ EN LA DOS-OCHO; LA SEDE DEL ALMA, EN LA UNO-SIETE; Y EL DE LA GARGANTA, EN LA CINCO-ONCE.

Capítulo 4 La jerarquía El orden es la primera ley del cielo

EL MORYA

El orden es la primera ley del cielo y se manifiesta en la emisión de luz desde el Gran Sol Central partiendo de las coordenadas de la jerarquía hasta llegar al lugar que ocupamos en el tiempo y el espacio. Decimos que Dios está en todas partes, pero ¿qué es lo que está en todas partes? Es la energía de Dios lo que se encuentra por doquier: la energía de Dios, que es el Espíritu Santo. Y éste, es decir, dicha energía, le corresponde al hombre utilizarla a voluntad. De modo que, allí donde el hombre haya elegido desarrollar el bien divino, habrá una mayor concentración de Espíritu y de luz. Cuando pensamos en la inmensidad del universo, nos percatamos de que ha de haber algún lugar donde exista mucha más concentración de Dios de cuanto jamás hayamos visto o conocido en esta Tierra. Denominamos a ese lugar el Gran Sol Central. Que semejante término no te turbe... Le atribuimos dicho nombre porque es un centro vibrante, contiene la mayor concentración de energía de Dios, el poder del Espíritu, en el cosmos. No es un sol físico sino espiritual. Ahora bien, si alguien te dejara caer en ese centro del Ser de Dios, ¿qué te sucedería? Te consumiría. ¿Por qué? Porque serías totalmente diferente a él. Tú eres imperfecto; y ese centro es perfección. Por ello figura escrito en el Antiguo Testamento que ningún hombre puede ver a Dios y seguir viviendo1. No puedes ver a Dios y seguir viviendo cual hombre. Debes convertirte en Dios. Si todavía no lo has hecho, en cuanto entres en su Presencia llameante, te disolverás. Por ese motivo existe separación entre el

cielo y la tierra. No se permite que la tierra contamine el cielo, de manera que no se permite a las personas que evolucionan en la Tierra adentrarse en las alturas del cosmos. Dios quiere que tengas la energía que hay en el Sol Central. ¿Cómo te la va a hacer llegar si resulta que vas a ser consumido en cuanto establezcas contacto con ella? De ahí que exista la jerarquía. Partiendo del corazón del Gran Sol Central, la jerarquía se manifiesta a modo de reducción de las energías de Alfa y Omega, del OM sagrado, del YO SOY EL QUE YO SOY que constituye el ígneo punto focal para la creación entera, para todo el cosmos. Alfa y Omega son seres ascendidos que representan y concentran al Dios Padre/Madre en el Gran Sol Central. Se erigen en la más elevada expresión de las llamas gemelas que conozcamos, y nos referimos a ellos como Dios Padre/Madre: Juan el Amado los denominó «el principio y el fin». De hecho, fue Alfa quien dijo «YO SOY Alfa y Omega, el principio y el fin».2

La energía se personifica Las doce horas del reloj representan doce aspectos de la conciencia de Dios. Estas frecuencias o vibraciones constituyen el necesario descenso en espiral de la energía desde el mundo del Espíritu hasta la Materia. Cualquier cosa que sea precipitada, debe partir de la línea doce y dar la vuelta hasta finalizar en las doce. A medida que va avanzando de una línea a la siguiente, recorre distintos patrones vibratorios de la conciencia divina.

Dondequiera que haya una vibración, habrá una individualidad encarnando esa vibración. Ésta es la esencia de la creación del hombre. Dios se manifiesta a través de él, y cada aspecto de la conciencia de Dios debe exteriorizarse por medio de una manifestación diversa de Sí mismo o bien de una colectiva, la cual se traducirá en una jerarquía de seres. Si entiendes ese principio sabrás que para cada idea, para cada color, para cada vibración, existe un ser o una conciencia que debe encarnarlos a fin de sostenerlos, ya que no hay nada que se sostenga a sí mismo. En la jerarquía cósmica se encuentran seres que han evolucionado con esas frecuencias y quienes han alcanzado logro cósmico, a los que Dios ha encargado que mantengan el patrón de esa frecuencia para todo el cosmos.

Seres cósmicos y las doce jerarquías solares Procedentes del Gran Sol Central, determinados seres que se han ganado el derecho gracias a la concentración de energía, de conciencia, de precipitación de Dios, reducen esta emisión de fuego sagrado a favor de las evoluciones inferiores que no han superado las iniciaciones requeridas para contener tal manifestación concentrada de luz. En cada jerarquía hay millones de seres cósmicos. Los Elohim y los seres cósmicos portan la mayor concentración, la más elevada vibración de luz que podamos comprender en nuestro estado evolutivo. El término ser cósmico designa un título, no sólo una

descripción. Un ser cósmico es aquél que es consciente del Ser cual cosmos, y que es capaz de encarnar un cosmos y de percibir campos energéticos, así como el control de aquéllos que son inmensos, los cuales rebasan siquiera nuestra comprensión. El término significa sencillamente que su percepción de la llama divina es capaz de aproximarse a ciertas cantidades de conciencia cósmica, lo más elevado que cabe contener. En torno a Alfa y Omega se hallan seres cósmicos y las doce jerarquías solares. Todos los ciclos se originan en Capricornio, y dan comienzo en el cuerpo etérico bajo las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis. Los hombres no son conscientes de las emanaciones del plano etérico debido a que estas energías se sitúan al nivel del fuego sagrado. El momento en que se tornan conscientes de las frecuencias de Dios que se manifiestan por ciclos corresponde a la jerarquía de Aries; de ahí que los astrólogos del mundo coloquen a Aries en el primer lugar del zodíaco, pese a que figura en cuarto lugar en el recorrido cíclico desde el centro de la conciencia divina. Aries, Tauro y Géminis emiten los atributos de Dios en el plano de la mente. Cáncer, Leo y Virgo lo hacen en el plano de los sentimientos, en el cuadrante de agua. Las jerarquías de Libra, Escorpión y Sagitario emiten la conciencia de Dios para la precipitación del Espíritu Santo en el plano terrenal. Sirviendo por debajo de esas jerarquías se encuentran otras de la Gran Hermandad Blanca que conocemos, las cuales a su vez están al servicio de los que evolucionan en la Tierra. Se encargan de tomar las energías de las doce jerarquías del Sol y actúan como transformadores reductores. Trasladan esta energía al nivel en el cual la humanidad que evoluciona en este sistema solar pueda absorber, asimilar y encarnar esas energías cósmicas.

Dichos seres trabajan sin descanso durante los ciclos de veinticuatro horas a fin de trasladar tales energías a nuestros cuatro cuerpos inferiores. Inconscientemente, el flujo vivo de esta energía cósmica del Verbo nos alimenta, y sigue moviéndose, sigue fluyendo. Se halla asida a la Presencia YO SOY de cada individuo, al Yo Crístico, y continúa dando vueltas como la rueda de la vida. Somos sensibles a esas energías de un modo muy sutil. Las recibimos en algunos de los chakras, las emitimos, y, en ocasiones, somos más sensibles que otras veces a su influjo. Quienes han aprendido la astrología del mundo interpretan las influencias desde una óptica diferente con respecto a lo que en realidad son en cuanto a su emisión original. Por ejemplo, la jerarquía de Capricornio podría contener en su núcleo 144.000 seres cósmicos que actúan en calidad de transformadores reductores para la llama emitida desde el corazón de Alfa y Omega en el Gran Sol Central, con relación a esta línea del reloj. Se trata de la energía que inicia ciclos. La identificamos como poder divino, aunque ni siquiera hemos tocado el poder de Dios. Hemos visto terremotos. Hemos visto incendios e inundaciones. Nos consta lo que los deslizamientos de tierra pueden causar. Pero no son más que una partícula de polvo al lado del poder de Dios.

Una inmensa jerarquía de luz Cada una de estas doce jerarquías solares ha sido designada por Dios para emitir un determinado aspecto de la luz creativa. La

reducción de energías se produce una y otra vez. En cuanto las doce jerarquías toman las doce partes, otras jerarquías las subdividen. En cuanto la frecuencia es reducida, distintas corrientes de vida, distintos maestros ascendidos, ángeles, arcángeles, etc., llevan otras virtudes. En la jerarquía del cielo cada cual ocupa un lugar, cada cual tiene su función. Los científicos consideran que existen miles de millones de galaxias. ¡Miles de millones de galaxias! Cuando pensamos en la inmensidad de nuestra galaxia e intentamos hacernos una idea de esos miles de millones de galaxias girando en torno a un Gran Sol Central, ello prácticamente desafía nuestra capacidad de compararnos con el cosmos en el que vivimos. Quien controla todo esto es la jerarquía, la conciencia cósmica, seres que perciben al Ser cual Dios, cual cosmos. Sin embargo, todo esto que los científicos han observado es tan sólo el espectro físico del cosmos, una línea muy delgada, una frecuencia. Lo que está por encima y por debajo de esta frecuencia es otra inmensidad del cosmos, del infinito, y también de planos que forman parte del tiempo y el espacio. A la hora de examinar la jerarquía, necesitamos expandir la conciencia siquiera para albergar tan sólo una definición de lo que El Morya llama capacidad de medirse, esto es, la capacidad del alma del individuo de medirse con el Infinito, cosa que por cierto ya es de por sí una tarea importante. Las jerarquías determinantes, por tanto, son las doce jerarquías que conforman el reloj cósmico alrededor del Sol Central. A continuación vienen los seres cósmicos. Dentro de esta inmensa jerarquía existe una trinidad, un orden de manifestación constituido por tres reinos, cada uno de los cuales sirve en uno de los aspectos de la llama trina.

Elohim y elementales:

el rayo del poder Los Elohim, que constituyen el aspecto más poderoso de la conciencia de Dios, integran en su jerarquía a los constructores elementales de la forma. Los elementales son: las salamandras, que controlan el elemento fuego; los silfos, que controlan el aire; las ondinas, que controlan el agua; y los gnomos, que controlan la tierra. Estos cuatro aspectos rigen asimismo los cuatro cuerpos inferiores del hombre. Directamente por debajo de los Elohim se encuentran los seres de los cuatro elementos, que son llamas gemelas y poseen el control de todas las evoluciones de los gnomos, las salamandras, los silfos y las ondinas. Orómasis y Diana son las llamas gemelas del elemento fuego. Las salamandras pueden medir entre nueve y veinte pies (2,75 y 6,10 m.). En cuanto las ves, parecen fuego en forma de arco iris en movimiento. Son una luz blanca, una llama blanca que se funde con los colores del arco iris. ¡Es una visión espectacular! Concentran las energías del fuego sagrado. Y están al servicio del hombre, de los maestros ascendidos. Su misión es mantener limpios los cuerpos físico, mental y emocional merced a la acción del fuego. Aries y Thor, las llamas gemelas del elemento aire, rigen la actividad mental. A sus órdenes se hallan los poderosos silfos, quienes están a cargo de las corrientes de aire, así como de la presión y purificación de este elemento. Combaten la contaminación del aire a la vez que cargan con la polución generada por la humanidad. Los seres ascendidos Neptuno y Luara controlan a los seres del agua —las ondinas—, así como el flujo de energía en el cuerpo emocional de los hombres. Virgo y Pelleur controlan el

elemento tierra y también a los gnomos. Todos ellos, por tanto, sirven bajo el gobierno de los Elohim. Los siete poderosos Elohim y sus complementos divinos, sus parejas femeninas, son los constructores de la creación. Ellos fueron quienes respondieron al fíat del Señor Dios «Sea la Luz. Y fue la luz»3, y al fíat de la creación para crear los mundos. El término «Elohim» es un sonido sagrado. Es una entonación. La propia repetición del nombre emite un poder tremendo, de modo que lo podemos cantar: ¡Elohim! Se cuentan por centenares las referencias bíblicas a Dios con el nombre de Elohim, que es un sustantivo plural, lo cual da testimonio de la conciencia que el hombre posee de Dios en cuanto ser plural, en cuanto ser dual de las polaridades masculina y femenina, esto es, el Nosotros Divino. En la traducción del Antiguo Testamento dicha palabra es Señor Dios. Los Elohim son los Espíritus de Dios, las estrellas del alba que cantaban juntas al principio4. Ellos representan el poder de la creación: el rayo azul, la llama azul en tu corazón. Representan el aspecto de Padre de la Trinidad. En la trinidad hindú de Brahma, Vishnu y Shiva, representan a Brahma, que simboliza el impulso de la creación proveniente del aspecto masculino de la Divinidad.

Seres crísticos, los hijos e hijas de Dios: el rayo de la sabiduría El segundo reino en la jerarquía, que corresponde a la segunda persona de la Trinidad, es el de los seres crísticos: los

hijos e hijas de Dios. Son los maestros ascendidos, es decir, tú en el proceso de convertirte en uno de ellos. Puesto que estás evolucionando en el tiempo y el espacio, tu evolución culminará en el reino que corresponde al segundo rayo, esto es, el aspecto amarillo de la llama trina. La misión de los seres que sirven en ese orden consiste en anclar la mente de Dios, la inteligencia de Dios, las directrices de la conciencia del Creador. En cuanto concentramos esa inteligencia, los seres de los elementos pasan a ser los servidores encargados de ejecutar esa inteligencia, esa comprensión de la mente de Dios. Por tanto, al servir en este reino de la jerarquía recibimos pruebas e iniciaciones sobre el uso correcto de las facultades mentales, sobre el uso correcto del libre albedrío, sobre el razonamiento del Logos. Así es como actúa el Verbo hecho carne5. Es el Verbo encarnado, la segunda persona de la Trinidad. Los maestros ascendidos y los chelas de éstos que ascienden por la espiral de la conciencia de Dios conforman el orden que Dios creó con el fin de que dirigieran la creación.

Arcángeles y huestes angélicas: el rayo del amor Por último, el tercer reino, que opera en la llama rosa del amor divino, es el de las huestes angélicas: los siete poderosos arcángeles y sus complementos divinos, junto con la multitud de categorías de ángeles que sirven a la humanidad. Los ángeles son seres que no han abandonado la pureza de

la conciencia de Dios, salvo en determinados casos en que se han ofrecido para encarnar en cuerpos como el nuestro con el objetivo de ayudar a la humanidad. Los ángeles denominados serafines y querubines jamás han establecido contacto con la creación humana, ni han encarnado o estado sometidos a la caída o a la densidad de la imperfección. Por el contrario, mantienen la pureza más elevada de la conciencia de Dios. Asimismo, hay serafines y querubines servidores que hacen su recorrido veinticuatro horas al día y se presentan ante el altar de Dios cantando: «¡Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso!». Éstos mantienen la frecuencia de la pureza, que irradian a las corrientes de vida y a las evoluciones en la inmensidad del cosmos. El servicio que nos prestan los ángeles se plasma en el cuerpo de los deseos. Nos aportan esperanza, alegría y risa, constancia y aceleración. Sostienen los conceptos mentales que recibimos y que nos corresponde a nosotros mantener en nuestro reino, el segundo aspecto. Sin las huestes angélicas, los conceptos que divulgamos no se revestirían del cuerpo de los deseos, aquél que atrae el impresionante impulso del Creador para que tenga lugar la precipitación en el plano físico. Es poco lo que podemos aportar como alquimistas si no tenemos el sentimiento de crear, el intenso amor a la creación, el amor a aquello que estamos precipitando. Las huestes angélicas respaldan a los niños de luz y a los hijos e hijas de Dios. Permanecen alerta cual centinelas, cual pilares de fuego, vigilando nuestra creación, vigilando nuestra conciencia, ofreciéndonos aceleración en momentos de duda y desesperación cuando la misión debe continuar, cuando debemos triunfar. Nos infunden la energía que es el sentimiento de Dios.

Equilibrio de los tres reinos A estos tres reinos que trabajan en equilibrio y armonía les corresponde exteriorizar la trinidad de la llama trina de la vida a escala cósmica. La llama que arde en nuestro corazón —azul, amarillo y rosa— lo manifiesta totalmente a modo de ramificación en la jerarquía cósmica. Al estudiar los tres reinos de la jerarquía, también aprendemos algo acerca de cómo aplicamos la llama que hay en nuestro corazón. Así, la energía del rayo azul, el ímpetu del poder, impulsa la idea contenida en la mente de Dios. Sin ese impulso de energía, la idea carece de velocidad sostenida. Es como la flecha que se lanza con el arco. La energía consistente en tensar el arco hacia atrás es la que proporciona velocidad sostenida a la flecha; y eso es la idea de Dios precipitándose a la manifestación. La acción de la llama rosa del amor es lo que sostiene a la creación. Se trata de la acción del Espíritu Santo. Las huestes angélicas son instrumentos del Espíritu Santo. En cuanto recibimos el impulso del poder, la Ley, el proyecto original de lo que hay que crear, en cuanto establecemos la matriz mental de la idea, o generamos la creación por medio del amor, surge entonces la necesidad de sostener y alimentar esa creación. Las huestes angélicas son siempre quienes suministran tal energía sostenedora, tal aguante. En nosotros mismos dicha energía la suministran el desarrollo del amor y las virtudes, así como las cualidades y los sentimientos necesarios. Designamos la llama trina equilibrada como la señal distintiva del ser crístico, la indicación de logro en la nueva era. A escala

cósmica en el Macrocosmos, es preciso que estos tres reinos funcionen en armonía a fin de que en un planeta, en un sistema solar, la llama trina, tal como la encarnan las jerarquías, se encuentre también en equilibrio. Si los hombres que evolucionan para convertirse en maestros de la vida ni siquiera saben que ése es el sendero donde se hallan, ni siquiera comprenden la iniciación o las leyes que la rigen, ni tampoco entienden la jerarquía como una cadena evolutiva del ser, ¿cómo pueden siquiera seguir por su propio camino hacia ese reino suyo donde están destinados a erigirse en seres crísticos? Ignoran que convertirse en el Yo real es la meta de la vida. Y comoquiera que los hombres no se han fijado ese propósito y esa meta para sí, ni tan sólo pueden hacerse una idea de la fusión con los otros dos reinos: los seres de los elementos y las huestes angélicas.

Negar la jerarquía y sus objetivos Soy tan consciente como tú del hecho de que estamos viviendo en una época en la que predomina la ciencia. Los científicos explican que no hay seres de la naturaleza, ni elementales, que todas las cosas funcionan por sí mismas en este cosmos. ¡Las cosas funcionan solas, por arte de magia! No hay seres angélicos, ni elementales, ni tampoco seres crísticos, ya que a juicio de los científicos el reino de los seres crísticos es tan sólo una forma avanzada del reino animal: el homo sapiens, una especie. Al pervertir la ciencia que de cierto es la llama de la Madre, se efectúa una negación total de la jerarquía y de los objetivos de ésta, y no se enseña a las personas la verdadera naturaleza de la

individualidad, la naturaleza especial de la llama. A menudo me sorprendo cuando hablo ante el público sobre la singularidad y la importancia del individuo. Hoy día la gente se excluye, cree que no tiene importancia alguna. Tan sólo forman parte del mar de la conciencia de las masas, del mínimo común denominador: la mediocridad. Y en realidad no importa —creen las personas— «si vivo o si no vivo». De modo que se niega la llama, se niega al Yo real, se niega el objetivo. Hablar actualmente sobre una jerarquía de seres ascendidos y sobre el orden de la jerarquía es presentar un tema que probablemente no se haya abordado desde los primeros tiempos cristianos cuando Orígenes de Alejandría describió estos órdenes de seres celestiales. Sencillamente es más de cuanto podamos imaginar. Creo que la carga por la responsabilidad cuando uno acepta a la jerarquía es tan grande que este aspecto, entre otros, aparta a la gente.

El antakarana de la vida Al comprender la jerarquía, recabamos en la importancia de la llama que portamos por ser ésta el eslabón en una impresionante cadena —no una simple cadena, sino, por así decir, una cota dorada de malla— que conecta entre sí eslabones que abarcan todo el cosmos formando lo que llamamos el antakarana de la vida. Es la red de la vida. Es algo parecido a un inmenso tejido de punto de la Virgen Cósmica, donde cada puntada constituye la individualización de la llama divina. Cada punto es necesario. En cada uno de ellos convergen las espirales de Alfa y Omega que forman la ígnea cruz de la vida. Y allí donde se manifiesta esta cruz, este punto focal, brota la identidad en forma de seres cósmicos, Elohim, elementales, ángeles, arcángeles y el hombre y la mujer crísticos. La percepción de Dios es lo que infunde al cosmos material la llama, el Espíritu de la vida. Sin la percepción de la llama todo el cosmos se torna una manifestación mecánica, física y química, desprovista de significado. Cuando nos damos cuenta de toda la jerarquía que nos precede en esta cadena, la cual sostiene por encima de nosotros las frecuencias mayores de lo que somos capaces de soportar, y de toda la jerarquía por debajo de nosotros, es decir, todos los seres que sostienen frecuencias menores a las nuestras, y para quienes nosotros tenemos la clave y la frecuencia; en resumidas cuentas, que todos ellos, los de encima y los de abajo, giran en torno a nuestra individualización de la llama divina; cuando nos damos cuenta de ello, digo, nos sobrecoge lo enorme de la responsabilidad que nos atañe. La negligencia respecto a asir la antorcha que las jerarquías superiores transmiten conlleva que ninguna de las corrientes de

vida inferiores la recibirán. Omitir nuestra responsabilidad equivale a una puntada que se ha dejado escapar en el tejido de la Virgen Cósmica, algo similar a un agujero negro en el espacio. Así pues, nuestro esfuerzo por ser libres, por llevar la llama de la libertad a toda costa, no se hace para nuestro mero beneficio; se lleva a cabo por los millones de seres cósmicos que están por encima de nosotros y que cuentan con nosotros para que portemos la antorcha a favor de los millones de corrientes de vida que todavía tienen que evolucionar hasta el lugar que nosotros ocupamos.

Tú formas parte de la jerarquía El mensaje de la Gran Hermandad Blanca es el siguiente: tú eres parte de la jerarquía, tú cuentas. Cuentas cual suprema manifestación de Dios. Ello exige que te consideres no un ser humano sino una llama. Es la llama en ti lo que realiza el trabajo. La llama en tu interior es lo esencial. Es la individualización de esa llama mediante nuestra alma lo que hace que seamos únicos, lo que hace de nosotros un mandala. Cuando digo que no te consideres un ser humano, quiero decir que no seas «humano» en el sentido de estar limitado, de ser mortal, de tener energía mal calificada, sino que seas tú en el sentido del Yo real. El propósito de la creación, el propósito del fíat creador que dio a luz a tu alma, era adornar el cosmos espiritual y material con un aspecto único de la Deidad concentrado en el Gran Sol Central. Si no consigues encarnar esa llama, el cosmos carecerá de la focalización de esa faceta de la mente diamantina de Dios. Esto no debería hacernos dar rienda suelta al orgullo o al

egocentrismo, sino que debería hacernos reflexionar sobre lo maravilloso que es tener esa llama y sobre la gloria que Dios ha colocado en nuestro interior mediante una porción de Sí mismo. Muy al contrario, debería hacernos sentir profundamente humildes, sin caer en el servilismo, ni rebajarnos o condenarnos a nosotros mismos.

La autocondenación La autocondenación es la primera herramienta que los caídos utilizan para negar a toda la jerarquía. Los chelas, cuando llegan a las enseñanzas de los maestros ascendidos, deben pasar frente al obstáculo de la autocondenación y superarlo. La autocondenación consiste en negar que tienes el potencial, es decir, la llama viviente, de Dios. Es la negación de que eres un ser crístico. Es la negación de la oportunidad de ser de tu alma. Esta condenación ni siquiera se origina dentro ti: es un peso de la conciencia colectiva que existe a nivel tanto subconsciente como consciente. Cuando te condenas a ti mismo, estás condenando a Dios. Y condenar a Dios es hacer magia negra, de modo que la practicas contra ti mismo negándote tu propia existencia.

Valoración correcta de la individualidad Para asir la antorcha que se nos transmite y correr con ella, debemos valorar de forma adecuada la individualidad. Esto

requiere que uno comience por considerar que: «no puedo yo hacer nada por mí mismo. Es el Padre en mí quien hace las obras. Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo»6. Consiste en saber que cuando dices «yo», ese «yo» es Dios. Pero esto no supone hacer del ego un Dios, ni hacer de la mente carnal y de todos sus usos erróneos del fuego sagrado un Dios. Consiste en mirar la línea trazada por el Mediador —tu Yo real— y comprender que a un lado se encuentra la realidad de tu autoconciencia asimilada a Dios y al otro, la imagen sintética, el producto de una sociedad sintética, de un concepto de mecanización. En la serie Escala la montaña más alta, cuya estructura fue delineada por el amado El Morya, los capítulos sobre «la imagen sintética» y «la imagen real» muestran que no es un proceso simple el separar la cizaña del trigo dentro de la conciencia, definir la realidad del YO SOY EL QUE YO SOY y comprender todo lo que se opone a esa realidad7. Por esta razón tenemos una jerarquía. Aquéllos que nos han precedido en el sendero, los maestros ascendidos, están muy cerca de nosotros. Ellos nos ayudan a discernir la verdad, primero en nosotros mismos y después en el mundo, nos ayudan a distinguir lo real de lo irreal. La humanidad no podría realmente progresar sin estos instructores cósmicos. Sin la jerarquía careceríamos de un punto de referencia con el que medirnos a la hora de definir la realidad. Así que aquí tienes a la jerarquía. El Morya dice: Contemplad las estrellas y sabed que allí la identidad ha percibido la individualidad dentro de Dios. Sabed que las estrellas en el firmamento del ser de Dios reflejan la gloria de los «antiguos días del arte»8, de esos olvidados tiempos de antaño en que los hijos e hijas de Dios, miembros de las primeras razas raíz de éste y de otros sistemas de mundos, triunfaron en la ley del Logos, superaron las dimensiones de tiempo y espacio y ascendieron al plano de la realidad divina donde mantienen el cuerpo estelar y la conciencia estelar del fuego concentrado, habiendo dejado una representación en la materia para marcar el punto de la victoria. Las estrellas son indicadores de aquéllos que la han logrado; por

tanto, vosotros también podéis decir: «Venceremos. La Tierra se convertirá en una estrella. Los que evolucionan en la Tierra serán libres».9

ILUSTRACIÓN 17 MAESTROS

ASCENDIDOS QUE INICIAN A LAS EVOLUCIONES DE LA

TIERRA

EN LA CONCIENCIA

DIVINA DE LAS DOCE JERARQUÍAS SOLARES

Los maestros ascendidos encargados de emitir la luz de las doce jerarquías solares a la Tierra Son doce maestros ascendidos que ocupan sendos cargos en las doce horas de reloj los encargados de bajar al plano físico las doce cualidades o atributos de las jerarquías solares en beneficio de los que evolucionan en la Tierra. Haciendo uso del libre albedrío, cada uno de aquéllos ha escogido encarnar un cierto aspecto del Ser de Dios. Algunos de estos maestros llegan de otros lugares del cosmos para servir a la Tierra y otros se han graduado de entre las filas de los que evolucionan en este planeta y han optado por

quedarse con nosotros por el amor que profesan hacia la Tierra y el deseo que tienen de vernos triunfar. Los nombres con que designamos a los maestros no son sus nombres ocultos. Nos los han dado a modo de claves foháticas para que invoquemos la porción de su ser que pueden ofrecernos de acuerdo a la Gran Ley. Los maestros divulgan un nombre para una dispensación y una gente determinada, así que les llamamos por ese apelativo. Cuando lo pronunciamos en el nombre de nuestra poderosa Presencia YO SOY, automáticamente accedemos a la luz de Dios en el maestro cuyo nombre sirve de cáliz. Los nombres que utilizamos de los Elohim, por ejemplo, nos permiten tan sólo acceder a una parcela de su poder, puesto que no estamos todavía al nivel que nos faculte recibir una porción mayor. Ello evoca al viejo Ent, que representa a un árbol que ejerce de guía en El Señor de los anillos, la novela de Tolkien. Este personaje previno a los impetuosos hobbits de que no dieran sus nombres verdaderos, y se guardó de darles a conocer su propio nombre, el cual, afirmó, tardaría mucho tiempo en decir y era la historia de su existencia. Tenían que contentarse con un nombre que en el lenguaje de ellos era Bárbol. «Los nombres verdaderos —apuntó— revelan la historia de su procedencia, en mi idioma [...]. Mi nombre está en continuo crecimiento.»10

El Gran Director Divino El número infinito de seres cósmicos que conforman la jerarquía de Capricornio decidieron que el Gran Director Divino concentrara el poder divino para la Tierra durante el ciclo de Capricornio. Ello significa que cuando lleguen nuestras iniciaciones en esa jerarquía, nos presentaremos directamente ante el Gran Director Divino y recibiremos bajo su cetro enseñanzas y exámenes. Los siete arcángeles le ofrecen asistencia en esta disciplina de las evoluciones de la Tierra. El Gran Director Divino trabaja sin descanso a lo largo de los ciclos de veinticuatro horas a fin de trasladar estas energías a nuestros cuatro cuerpos inferiores. A nivel inconsciente el vivo flujo de esta energía cósmica del Verbo nos nutre. El Gran Director Divino es el maestro a quien invocas para que sostenga e intensifique el proyecto original de tu plan divino, el cual estás destinado a llevar a cabo en la Tierra. Se le conoce con ese nombre porque ha adquirido maestría sobre la tesis cósmica, la cual ha encauzado a niveles ocultos a favor de los que evolucionan en este planeta. Superar las iniciaciones de poder divino significa que has demostrado destreza en el uso del poder que Dios te ha ofrecido siguiendo Su dirección divina. Puesto que, en el cargo que ocupa en la línea doce, el Gran Director Divino alberga esta fórmula para obtener dirección en tu vida, él te ayuda en todo lo relacionado con el inicio de nuevos proyectos y ciclos. Capricornio es el cuerpo etérico, es decir, el de la memoria. Y este maestro contiene en sí la memoria y el arquetipo de los ciclos. Siempre que vayas a empezar un proyecto, invócale, para que sea él quien inicie el ciclo y te transfiera la dispensación de energía que lo impulse.

El solsticio de invierno, época en que se emite la mayor luz del Gran Sol Central al planeta para los que en él evolucionan, viene presidido por el signo de Capricornio, de modo que el Gran Director Divino rige la llegada del año nuevo y de los nuevos ciclos.

Saint Germain Auspiciando la era de Acuario en la línea uno del reloj se encuentran Saint Germain y las huestes angélicas de luz, quienes sostienen el foco del amor divino. Saint Germain es quien dirige el ciclo de dos mil años que estamos iniciando, el cual se conoce como la séptima dispensación o era de Acuario. Encarnó en el profeta Samuel, en Francis Bacon, Cristóbal Colón y otros tantos. Tras su ascensión, regresó a la Tierra como Le Comte de Saint Germain. Voltaire le llamó «el hombre que nunca muere y que lo sabe todo»11. Vivió doscientos años y asesoró a los reyes de Europa. Su sueño fue crear los Estados Unidos de Europa.12 La maestría que posee se ubica en el séptimo rayo, el violeta (el color de las orquídeas cattleya), el cual corresponde a la frecuencia de luz a la que vibra la energía de la libertad y la transmutación. Ocupa el cargo de Dios de la Libertad para este sistema de mundos. Su retiro, la Cueva de los Símbolos, está situado en las Montañas Rocosas. Se trata de un retiro etérico y también físico, éste muy bien escondido. Saint Germain ha abogado durante siglos por la libertad individual y mundial.

Jesús Jesús rige en la línea dos del reloj la jerarquía de Piscis, donde sostiene la llama de la maestría divina. La era de Piscis, que acabamos de terminar, comenzó con su nacimiento. Ahora estamos finalizando las iniciaciones de Piscis, que se superponen con el inicio de Acuario. Jesús fue el arquetipo de la automaestría en la era pisciana. Piscis es un signo de agua (pese a estar en el cuadrante etérico), y muchos de los milagros de Jesús demuestran su maestría sobre el agua: caminar por las aguas, arrojar demonios, curar ciertas enfermedades que se asocian a problemas emocionales, así como desafiar a la muerte y el infierno en el plano astral, que es el plano emocional, correspondiente al elemento agua. Jesús empleó asimismo el fuego del cuadrante etérico para la multiplicación de los panes y los peces y para la demostración pública de la transfiguración, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Las grandes huestes de maestros ascendidos asisten a Jesús en esta línea.

Helios Helios y los mensajeros del Gran Sol Central presiden la línea tres del reloj, donde concentran el atributo de control divino, el cual amplifican por el poder del imán del Gran Sol Central. Este imán constituye el control divino del flujo de la vida a través de nosotros, el flujo de energía del Logos, cualidad que hemos de personificar bajo los auspicios de la jerarquía de Aries. Helios y su llama gemela, Vesta, encarnan la conciencia del sol de nuestro sistema solar. Ambos auspician a quienes evolucionan en este sistema solar desde el Sol espiritual que yace tras el sol. Reciben y reducen la luz de ese Sol, haciéndola accesible a las diversas corrientes de vida de los planetas que hay en nuestro sistema solar. San Patricio escribió en sus Confesiones acerca de este poderoso ser, Helios: Hallándome adormecido esa misma noche, Satán me atacó con vehemencia; hecho que pervivirá en mi memoria mientras viva. Cayó sobre mí como una losa, asestándome un tremendo golpe en los miembros. ¿De dónde surgió en mi espíritu inculto el llamado a Helias? De repente vi el sol elevándose en el cielo al alba, y al tiempo que seguí invocando «Helias, Helias» con todas mis fuerzas, aconteció que el esplendor del sol se posó sobre mí y al instante sacudió todo lastre que pesaba encima de mí.13

Cuando nos encontramos sometidos a las iniciaciones de Helios estamos destinados a exteriorizar el control sobre el flujo de la vida, el flujo de energía del Logos, el Verbo.

Godfré En la línea cuatro del reloj, nos encontramos en la jerarquía de Tauro con el Dios Obediencia, el maestro ascendido Godfré, cuya maestría sobre la llama de la obediencia le capacita soberanamente para transmitirnos la llama de la obediencia divina y para darnos las iniciaciones de amor en la jerarquía de Tauro. Los siete poderosos Elohim sirven junto a Godfré con el propósito de instruir a millones de corrientes de vida en la ley de ajuste al arquetipo interno.

El Morya La jerarquía de Géminis en la línea cinco del reloj pone a prueba al iniciado en materia de sabiduría divina, es decir, la porción amarilla en el cuadrante mental. El iniciador es El Morya, que cuenta con refuerzos de las legiones de Mercurio. Fue este maestro quien llevó el mensaje de la Gran Hermandad Blanca a Mark L. Prophet en 1958 y le guió para que fundase The Summit Lighthouse. El Morya encarnó en Melchor, uno de los tres reyes magos; en Akbar el Grande, gobernante del imperio mogol; en santo Tomás Becket y en santo Tomás Moro. Durante su última encarnación se le conoció con el nombre de Maestro «M», el cual guió a Helena Blavatsky a fundar la Sociedad Teosófica. Ascendió en torno a 1898. A lo largo de sus numerosas encarnaciones en la Tierra, El Morya dio testimonio cabal de una gran devoción a la voluntad de Dios. En su retiro etérico situado en Darjeeling, India, encabeza el Consejo de Darjeeling, compuesto por 144 seres ascendidos y otros tantos chelas no ascendidos, quienes actúan como asesores. Dicho Consejo asiste a la humanidad en la organización, desarrollo, dirección y ejecución de la voluntad de Dios a modo de base sobre la cual se cimientan todos los movimientos organizados que prosperan. El Morya imparte el logro de la mente geminiana, la cual alcanza la sabiduría o iluminación necesaria para obedecer a la santa voluntad de Dios, ejercer potestad en los planos terrenales, gobernar al yo, resolver la división en la personalidad y alinear los cuatro cuerpos inferiores que han permanecido escindidos a causa de siglos de mal uso.

Este maestro exterioriza asimismo los atributos de valentía, franqueza, rotundidad, confianza en uno mismo e iniciativa.

Serapis Bey Serapis Bey, jerarca del Templo de la Ascensión en Luxor, Egipto, quien trabaja diligentemente con los grandes serafines y querubines, nos inicia en la llama de la pureza que denominamos armonía divina. Fue sacerdote en el Templo de la Ascensión en el continente perdido de la Atlántida, y apenas antes del hundimiento de éste, transportó la llama desde el templo hasta Egipto. Su contraseña es la disciplina. Si queremos pasar con éxito las iniciaciones de la línea seis del reloj, la primera jerarquía en el cuadrante emocional, debemos dominar el flujo de la armonía. Debemos ser capaces de sujetar las riendas de la armonía en nuestros cuatro cuerpos inferiores. No es ésta una prueba fácil, en la medida en que se trata del elemento agua, de la energía en movimiento [en inglés, energy-in-motion]. Requiere mantener la armonía en el movimiento —en la acción—, cuando para algunas personas es incluso difícil mantenerla estando quietos. Las iniciaciones de la jerarquía de Cáncer siempre llevan implícita una decisión.

Diosa de la Libertad En la línea siete del reloj se encuentra la Diosa de la Libertad, que ejerce de portavoz del Consejo Kármico. Conjuntamente con los Señores del Karma, posee la llave de entrada a la cualidad de gratitud divina en la jerarquía de Leo. En cierta ocasión señaló que la palabra inmigración significa «yo soy gratitud en acción» [en inglés, I AM gratitude in action]. Ella inspiró la Estatua de la Libertad, la cual sostiene el faro en el puerto de Nueva York en señal de bienvenida a los inmigrantes. La gratitud en la línea siete consiste en afirmar constantemente todos los dones y gracias del Espíritu, así como nuestro agradecimiento por la vida. Cada vez que decimos «estoy agradecido», aumentamos el flujo en el cuerpo de los sentimientos. Ello ejerce un papel relevante en cuanto a saldar el karma. La llama de la gratitud constituye una importante clave en el cambio de ciclo del reloj cósmico.

El Señor Lanto El Señor Lanto, un antiguo maestro oriental, sostiene la llama de la justicia divina en la línea ocho del reloj junto con los Señores de la Sabiduría en la jerarquía de Virgo. Ascendió después de su última encarnación cuando fue emperador de China en tiempos de Confucio, aproximadamente en el año 500 a. C. Fue el maestro dirigente del Retiro del Royal Teton en Wyoming (EE.UU.) hasta 1958, año en que el cargo se transfirió al

maestro ascendido Confucio. Actualmente Lanto sirve en calidad de Señor del rayo de la iluminación, el segundo rayo, diseminando santa sabiduría e iluminación divina en la conciencia de la humanidad. Una de las iniciaciones es la de medirse a uno mismo confrontándose con alguien o algo, de donde se deduce la valía de cada cual. Lo realizamos interiorizando el principio de justicia divina que conduce a entender que todos los individuos poseen idéntico potencial divino.

Poderoso Víctory En la línea nueve del Espíritu Santo, el Poderoso Víctory de Venus y los Señores de la Individualidad sirven en la jerarquía de Libra. Víctory sostiene la llama de la realidad divina a favor de la humanidad. Él nos exige que determinemos la diferencia entre nuestro Yo real y el yo sintético e irreal que es el fruto de siglos de autoengaño. El Poderoso Víctory vino a servir a las evoluciones de la Tierra en la década de 1930 en respuesta a la petición de ayuda formulada por Saint Germain. Se le conoce como el maestro de alta estatura de Venus, y cuenta bajo sus órdenes con legiones y ejércitos de luz. Él encarna a favor de los que evolucionamos en este sistema solar la cualidad de la victoria divina en todo aquello que emprendamos. La victoria es una llama, una conciencia, una percepción de Dios, que eones atrás este maestro de Venus se resolvió a manifestar. Su nombre desde antaño se fundió en la

llama que decidió ser. El Poderoso Víctory y el Gran Director Divino actúan como dos polos de un espectro. La línea doce del reloj inicia la espiral de un proyecto, la matriz divina correcta, y la línea nueve la inicia en el cuadrante físico. En el momento en que intentas precipitar en esta línea todo lo precedente —el proyecto o arquetipo original, la planificación, la logística— topas con los bloqueos del plano y del karma físico, que son grandes. Allí se encuentra Víctory, inflamado con la cualidad de la realidad divina, para ayudarte a abrirte paso porque tú eres Real. Gracias a él puedes llevar a cabo y finalizar victoriosamente cualquier proyecto que tengas.

Ciclopea Ciclopea es uno de los siete poderosos Elohim, «los siete espíritus» del Apocalipsis que están ante el trono de Dios14. También se le conoce como el Elohim de la música, pues rige las acciones del habla, el oído y la vista por medio de la música de las esferas. Ciclopea y los Señores de la Forma ocupan la línea diez, de la Jerarquía de Escorpión, la cual enseña el uso correcto de las energías creativas a través de la visión divina. Una de las iniciaciones de Escorpión es la de la visión unificada o concentrada, que se perdió cuando la humanidad asumió la conciencia de una mente dividida al tomar parte en el árbol del conocimiento del bien y del mal. El apóstol Santiago dijo que una persona de doble ánimo es

inconstante en todos sus caminos15. Y Jesús señaló que «la lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno*, todo tu cuerpo estará lleno de luz»16. Si nuestra visión está unificada, si nuestro conocimiento sólo repara en el bien, contaremos con la luz necesaria para crear. A quienes hayan nacido en Escorpión se les presenta una maravillosa oportunidad en esta época, pero deben aprender a disciplinar esa energía del agua (Escorpión es un signo de agua en el cuadrante de tierra) y superar las pruebas conducentes a llevar una vida abnegada y a seguir el sendero del sacrificio de uno mismo en el servicio a la vida. El retiro de Ciclopea y su llama gemela, Virginia, está localizado en la cordillera Altai donde convergen la China, Siberia y Mongolia, cerca de Tabun Bogdo. El retiro se halla en su totalidad en el reino etérico, si bien superpuesto a las montañas.

Señor Maitreya En la línea once del reloj, el Señor Maitreya, el Buda venidero, el Gran Iniciador en la jerarquía de Sagitario, nos inicia en la llama de la victoria divina aunando su empeño con el de los Señores de la Mente. Ostenta, a niveles internos, el cargo de Cristo Cósmico y Buda planetario. Fue pupilo del Buda Gautama y relevó a su maestro en el cargo. Posee un foco de la iluminación en las montañas del Himalaya.

Un sendero de iniciación La existencia de la jerarquía nos proporciona un sendero de iniciación. Ésta es un proceso formado por varias etapas mediante el cual el ser que se encuentra inmediatamente por encima de ti en logro te da la enseñanza y la comprensión que te permiten elevarte un peldaño y situarte en ese nuevo nivel para asumir el papel de instructor. Una vez que estés preparado, le darás a tu instructor la oportunidad de avanzar a su vez un peldaño más. Es también una ley de la jerarquía: el instructor no puede avanzar a menos que tras él haya chelas que guarden la llama al nivel que él deja vacante. Tanto en las enseñanzas de Oriente como en las de Occidente, ha habido siempre chelas y gurúes, así como ejemplos de una correcta relación entre ambos. Puede que descubras que tu instructor es un ser no ascendido o que, para alcanzar maestría en la ciencia, la música o el arte, necesitas hacerte aprendiz de un gran instructor, de alguien que sepa más que tú, de modo que, cuando hayas aprendido todo lo que ese maestro puede impartirte, sigas adelante. Es posible que llegues a aventajar al maestro. Éste es siempre el deseo del instructor: que sus estudiantes superen el nivel de logro del maestro. Como Juan el Bautista dijo: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe»17. En una encarnación previa, Juan el Bautista fue el gurú de Jesús. Más tarde vino a preparar el camino para que su discípulo se convirtiera en el Ser Crístico. Se trata de Elías y Eliseo, gurú y chela que aparecen en el Antiguo Testamento. Ambos mostraron la ley: Elías ascendió al cielo, y su chela, Eliseo, tomó el manto de aquél —que representa la acumulación de energía, la autoridad del maestro—, separó las aguas del río Jordán, fue proclamado profeta y realizó milagros entre el pueblo

de Israel. Eliseo encarnó una y otra vez volviendo finalmente en Jesús, el Ser Crístico. Su maestro, haciendo honor al discípulo, recibió la dispensación de encarnar con objeto de preparar la venida18. Ahora puedes comprender el misterio de la frase: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe». Éste es el orden de la jerarquía.

«Cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece» Cuando sentimos que ya no nos quedan más instructores en este mundo, cuando nos hemos descubierto, con humildad y paciencia, dispuestos a someternos a ese maestro de la Tierra de quien aún podemos aprender, a ser corregidos, a someternos a una disciplina, es cuando los maestros ascendidos aparecen tras esperar desde su posición elevada a que estuviéramos listos para recibir a un instructor-maestro ascendido. Y ya conoces el dicho: «Cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece». Hay una cita famosa de El Morya que he tenido muy presente durante todos los años de pruebas y tribulaciones como chela de los maestros ascendidos: «¡Aunque el mensajero sea una hormiga, hazle caso!» Nunca puedes saber a quién va a enviar el maestro como representante para comprobar cómo le recibes. Si pasas la prueba al recibir a tal enviado, éste continuará su camino y tú recibirás al Señor mismo. Jesús así lo afirmó al darnos la fórmula de la iniciación: «En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis».19 Así pues, el éxito en el sendero del karma yoga (el del servicio

como medio para saldar karma) se obtiene al reconocer en los hombres el servicio a Dios, al reconocer que cuando recibimos a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibimos.20 El sendero de la iniciación nos depara grandes lecciones. El Morya es un gurú muy severo, y posee un sentido del humor muy peculiar. A la entrada de su retiro en Darjeeling ha apostado a un chela muy brusco sin apariencia alguna de tener maestría y ni tan siquiera de ser digno de permanecer a las puertas del retiro del maestro. Muestra un tosco ademán en el habla y no se atavía de la mejor manera. Aquéllos que llaman a la puerta, vestidos con sus mejores galas y mostrando desprecio por el portero, topan con la decisión del maestro de que no son dignos de ser recibidos. Es una situación francamente interesante.

El lugar que ocupamos en la jerarquía El guardián de la puerta del retiro del Royal Teton, cuyo nombre es Alfas, nos aleccionó. Se le ha mencionado en un dictado porque, para él, la mayor misión, la vocación más grande que existe en la vida y el más alto honor consisten en ser el guardián de la puerta del retiro del Royal Teton. Vemos pues que el servicio a los maestros en cualquier posición, aun siendo la más humilde, consiste en mantener esa función en la jerarquía, sostener ese punto en la cota de malla dorada hasta que estemos preparados para ocupar la siguiente y asumir las responsabilidades que conlleve. Debemos estar contentos por ocupar el cargo que sea. Hemos de asegurarnos de

desempeñar bien nuestro papel y adquirir maestría sobre ese punto focal, tanto si es un trabajo en el mundo o en el hogar, o como padre, madre o profesor. Cualquiera que sea tu vocación, sea lo que sea en lo que trabajes, allí es donde los maestros te van a proporcionar las pruebas; allí es donde éstas van a tener lugar. La vida es el gurú hasta que mostramos que nada en este mundo puede disuadirnos de manifestar la humildad de la llama o de prestar servicio al Yo real de cualquiera. Una vez que hemos superado ciertas pruebas, entramos en contacto directo con los maestros ascendidos. Sus lecciones (las de los Guardianes de la Llama), los libros que han escrito a través de sus diversos mensajeros, las Perlas de Sabiduría21: todo ello constituye una intensificación del contacto con la jerarquía hasta que te encuentres cara a cara con tu gurú mientras te arrodillas en el altar de tu propio corazón, esto es, la cámara del corazón en la que el gurú aparecerá durante tus meditaciones. Los maestros son guías que aparecen a lo largo del camino, hasta que desarrollamos la suficiente discriminación para comprender qué y quiénes son las jerarquías reales.

Bifurcación (la Y) en el sendero Debemos entender que, puesto que hay un sendero de iniciación, decisiones que tomar y el don del libre albedrío, hay quien ha entrado en el sendero, ha hecho mal uso de este don y ha elegido erróneamente. En un momento determinado nos encontramos frente a una elección conocida como la bifurcación o la Y en el sendero: en ese momento tenemos que elegir entre el

sendero de la derecha y el de la izquierda. El sendero de la derecha consiste en adquirir conocimiento de la Hermandad, de las iniciaciones y de las energías de la Presencia YO SOY, usándolo únicamente para gloria de la llama y servicio a la humanidad. El sendero de la izquierda consiste en usarlo para la gloria del ego. Este último sendero se sigue en el satanismo, representado por la estrella de cinco puntas invertida, en la que el Cristo es invertido, la mente carnal se eleva y todas las energías que Dios nos da se emplean para la gratificación de los sentidos y del ego.

La falsa jerarquía Desgraciadamente, el sendero de la derecha y el de la izquierda no quedan claramente definidos a la hora de hacer una elección. Pero ello no impide que esa hora nos llegue tarde o temprano y, si afrontamos tal decisión con determinación y humildad, confiando en la llama interna, pasaremos las pruebas que la vida nos pone. Ello no obstante, muchos han fallado. Aquéllos que han fracasado debido a su orgullo, ambición y ego no se contentan con permanecer a la sombra, ocultos en el anonimato, sino que se erigen a sí mismos como miembros de una jerarquía falsa. Desvirtúan a los maestros ascendidos y a sus jerarquías. Por ello, Juan nos advirtió de que el anticristo vendría.22 El anticristo es la personificación de lo que se opone a todo aquello que encarna el Cristo. Puesto que Jesús se convirtió en el Cristo, nos advirtió de lo que vendría a oponerse a esa luz. Así, descubrimos que hay instructores falsos y otros verdaderos. Jesús nos dio la fórmula para discernir sobre unos y otros. ¿Pueden

proceder de la misma fuente agua dulce y amarga?23 Dijo: «Así que, por sus frutos los conoceréis»24. Todos los falsos instructores mencionan las mismas verdades espirituales que los maestros ascendidos. Dan enseñanzas similares, si bien cabe que introduzcan variaciones y perversiones. Por lo tanto, no es la enseñanza lo que debemos observar, sino los frutos en la vida del instructor. Percibamos la vibración del instructor. Verifiquemos su frecuencia.

«Probad los espíritus» Juan dijo: «Probad los espíritus para ver si son de Dios»25. Si no eres capaz de percibir ninguna vibración o frecuencia, ¿cómo vas a saber cuál es la del instructor? Reza, rézale a tu Yo real, a la Presencia YO SOY, y pídeles guía. Puedes pedir que se te dé una señal, pero no fuerces la precipitación de esa señal en forma de una manifestación que no provenga de Dios. Es preferible no comprometerse hasta no estar seguro. Durante la fase en la que estemos afianzando la conciencia del alma en Dios, tomemos cada precepto, cada ley recibida, y pongámoslos a prueba. Cuando podemos confiar en el instructor, tal como confiamos en los maestros ascendidos, sabemos entonces, como chelas, que estamos a salvo al poner nuestra confianza en el gurú. Por lo tanto, recibimos la palabra del gurú y la ponemos en práctica por fe, sin necesariamente poseer una comprensión total. La fe nos induce a seguir las enseñanzas de Jesús y Gautama, los verdaderos instructores de las eras, sin saber en todo momento adónde nos van a llevar.

La recompensa por la fe y la lealtad en el sendero es entendimiento. Éste es el orden de la Trinidad: el chela debe proporcionar el rayo azul, o sea, el ímpetu de fe en el instructor, para que éste pueda a su vez darle la enseñanza, que es el rayo amarillo, el de la comprensión. Cuando el chela lo recibe, de él brota la llama del amor, y esa espiral de amor enciende el arco que forma la cadena de la jerarquía, la cual conecta de forma indisoluble tu corazón con el del instructor. Vemos, pues, que el sendero requiere fe, así como pruebas. Precisa poner a prueba la ley que hemos recibido, poner a prueba las llamas. Los maestros ascendidos desean que desafiemos cada aspecto del ser, de la conciencia y de la enseñanza. Cuando lo haces con humildad, en el nombre de tu Yo real y en el de tu Presencia YO SOY, Dios te da con toda certeza alguna prueba del camino a seguir. Debemos recordar que aquéllos que se hacen pasar por los maestros ascendidos se erigirán en mediadores y ocuparán el lugar de tu ser real. Te harán depender de ellos como fuente de información, como fuente de algo grandioso que está por venir. Te harán correr de un lado para otro, hasta el punto de que necesitarás su permiso para hacer prácticamente cualquier cosa. Te convertirás así en siervo de la voluntad —quizás humana— de un instructor que desplazará el contacto con tu propio mediador, suplantando al Yo real que Dios te ha dado.

El único sendero Sólo hay en realidad un sendero que lleva a la cumbre de la

vida: la Presencia YO SOY de cada cual. Hay muchos senderos inferiores, pero al entrar en el sendero único, uno se somete a la ley única de su propia Presencia YO SOY. Es una escalera, como la de Jacob, de la que los ángeles subían y bajaban.26 Existen treinta y tres etapas de iniciación, que cada devoto de la llama debe recorrer para alcanzar la ascensión. No hay alternativas a estas iniciaciones. No hay rodeos que nos permitan liberarnos de ellas. Jesús afirmó: «El reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan»27. Los violentos son aquéllos que, desde el sendero de la izquierda, desean hacerse con el poder de Dios sin efectuar la necesaria entrega de la conciencia humana. Evitan a la jerarquía y a los maestros, así como las iniciaciones, y se proclaman seres crísticos. Las enseñanzas de los maestros ascendidos te proporcionan un camino perfectamente delimitado. Morya ha hablado de los montañeros solitarios que insisten en recorrer el sendero a solas. Dice que las cimas del Himalaya están cubiertas de los restos de aquéllos que han rechazado a la jerarquía, quienes han proclamado: «Yo no necesito a la jerarquía. No necesito a esos instructores de la humanidad para abrirme camino. Lo encontraré por mí mismo». A decir verdad, eso no tiene mucho sentido en ningún ámbito de esfuerzo humano. Cuando decidimos estudiar matemáticas, música o cualquier otra disciplina, buscamos al mejor instructor. Aprendemos todo lo que ese instructor pueda impartirnos y, si no encontramos a otro más avanzado, hacemos grandes progresos por nuestra cuenta. ¿Por qué razón habríamos de dedicar una encarnación entera a descubrir por nosotros mismos todas las leyes de la química o de la física que ya fueron descubiertas a lo largo de cientos de años gracias a la dedicación y al esfuerzo de todos aquéllos que nos precedieron? Recibimos el legado de la

jerarquía de la ciencia como punto de partida. Podemos comprobar sus principios, desafiarlos o estar en desacuerdo con ellos. Podemos tratar de ver y comprobar si todo lo que se ha dicho es cierto, pero seguimos adelante.

El relevo de la antorcha ¡Éste es el relevo de la antorcha! ¡Así es como la civilización progresa! Cuando cruces el umbral entre esta vida y la siguiente, se producirá el relevo de la antorcha, con todo lo que las almas de la humanidad han cosechado y con el ofrecimiento de ese fruto ante el altar de Dios. Sí, el relevo de la antorcha se ha producido: la antorcha de la enseñanza de las eras —las enseñanzas de los maestros ascendidos— y la antorcha de una frecuencia superior con la que este mundo deberá fusionarse. El Sol Central ha emitido luz. La Tierra ha de elevarse en una iniciación de dimensiones planetarias. El planeta entero ha de pasar al siguiente nivel. Debe hacerlo, porque el sistema solar, la galaxia y este sector del cosmos se están elevando. La Gran Hermandad Blanca, la jerarquía ascendida, transfiere esa antorcha, esa luz, a aquéllos que deseen tomarla, que vayan a agarrarla con fuerza. He aquí que tenemos una oportunidad sagrada, un compromiso sagrado. Reflexionemos, pues, conforme comulgamos juntos, sobre el significado de la jerarquía y nuestro papel en ella.

Capítulo 5

Dibuja tus ciclos

y los de tu familia en el reloj cósmico

La vida, y todo lo que vive, es concebido en la niebla y no en el cristal. ¿Y quién sabe si el cristal no es niebla que decae? KAHLIL

GIBRAN, El profeta, «La despedida»

Ya hemos comentado que la conciencia de Dios se expande y se reduce sucesivamente en doce partes con el propósito de que nosotros la podamos manifestar en el plano físico. La energía baja del nivel etérico del ser de Dios al mental, al emocional, y finalmente al físico por mediación de estas doce jerarquías del sol que rodean al Gran Sol Central. Millones de seres cósmicos encarnan cada una de estas posiciones en el reloj y cada virtud. La emanación de luz se produce en ciclos. Dentro del ciclo de tu vida se encuentran muchos otros ciclos, que penetran unos en otros. Todos somos capaces de entender que los segundos abarcan microsegundos, y que forman parte de los minutos; éstos, de las horas; éstas, de los días; los días, de las semanas; y las semanas, de los meses, los años y los milenios. Cada ciclo contenido en otro ciclo es algo parecido a una rueda

dentro de otra rueda. El universo entero se ha edificado sobre la base de ciclos contenidos en otros ciclos; y éstos pueden ser dibujados.

El primer ciclo de doce años de la vida Si quieres plasmar los años de tu vida en el reloj, sitúate en la línea doce del reloj y escribe allí el día, el mes y el año de tu nacimiento, o el de tu hijo. Si tu cumpleaños es el 5 de junio, pon 5 de junio y el año en que naciste en la línea doce.

ILUSTRACIÓN 18 EL (ESTA

PRIMER CICLO DE DOCE AÑOS

GRÁFICA SE APLICA A UNA PERSONA NACIDA EN

5

JUNIO

1970)

En cuanto naciste empezaste la primera iniciación, la de la jerarquía de Capricornio, la del poder divino. El ímpetu inicial de poder divino fue tu primera respiración y tu primer llanto. La iniciación que pasaste consistió en asir la llama de la vida, hacerla tuya y reclamarla como tuya. Como sabes, algunos, por desgracia, no superan esta prueba. Durante todo el primer año serviste guiado por el Gran

Director Divino y las jerarquías de Capricornio, poniendo a prueba el poder, el cual apareció en el estiramiento de las extremidades, en el flujo de energía del corazón, en el funcionamiento perfecto del cuerpo físico. En tu primer cumpleaños te sobrevino la primera iniciación de esta vida en la jerarquía de Acuario, y el amor divino obró maravillas en ti. Aumentó tu sensación de identidad con respecto al amor y a tus seres queridos. Tu segundo cumpleaños trajo consigo las iniciaciones de Piscis en el elemento agua. Se trata de poner a prueba en el cuerpo etérico el flujo de agua, es decir, las emociones. Es la llama de la maestría divina. Y un año en el que llegas a dominar muchas cosas. Los científicos afirman que aprendemos más en este año que en cualquier otra época de nuestra vida. En realidad, ello se aplica a varios de los primeros años de la vida. Así pues, la llama de la maestría divina se le presenta con un enorme impulso al pequeño de dos años, que está ansioso por dominar todo lo que tiene a la vista. A los tres años llega la conciencia del Niño Cristo. El niño adquiere un notabilísimo sentido de la identidad, del «YO SOY EL QUE YO SOY», la conciencia del nombre, así como de «¡quiero hacerlo todo yo solo!». Es el desarrollo del ego, el Ego divino que nace en el niño. El mayor error en que un progenitor puede incurrir es en hacer por el pequeño lo que éste desea diligentemente hacer por sí mismo, así que cuando llore porque has hecho algo por él, deshazlo con rapidez y déjaselo hacer a él. Es de suma importancia que se desarrolle la llama de la individualidad en este año, mientras se halle en la jerarquía de Aries. Está concentrando el equilibrio para toda una vida. Los registros quedan grabados en todo momento en el subconsciente; y todo lo que ocurre en estas líneas —todas las impresiones, todos los sonidos que oímos, la interacción con la vida—, todo ello se

graba en los cuatro cuerpos inferiores. En el cuarto año aparecen las pruebas de la jerarquía de Tauro. Estamos precipitando cada vez más en el físico, adquiriendo maestría en el físico. Surge una cierta terquedad implícita en la llama de la individualidad; una testarudez que no es mala en sí. Es el deseo de ser, de tener una identidad separada, de forjar esa mente que está empezando a funcionar. Los niños empiezan a desplegar la facultad de leer y ya entran en contacto con los números. Comienzan a dominar el elemento físico, el plano terrenal de Tauro. Todo el año transcurre bajo la influencia de esta energía. Como se aprecia en el aspecto del círculo que muestra las llamas trinas, Tauro es un signo de amor (ilustración 12). Gracias al amor, precipitamos la determinación en el alma del niño para someterse a la ley del ser interno. El problema es que no todos los niños poseen un sentido de ley interna, y se ven sometidos a leyes impuestas desde fuera que la sociedad, los padres y las escuelas juzgan más importantes que la ley interna del niño. De ahí que éste asuma literalmente aquello con lo que entable contacto y componga la ley de su vida a niveles subconscientes y conscientes. Tanto en esta fase de la vida como anteriormente, el sistema Montessori1 es capaz de proporcionar al niño el enlace con la ley interna, pero muchas otras experiencias educativas que los niños viven a esta edad les resultan perjudiciales, ya que les arrancan el contacto con la ley interna de la vida. A consecuencia de ello, ese patrón quedará establecido de por vida, para bien o para mal. Los ciclos llegan, el reloj cósmico avanza. En el quinto cumpleaños, el niño se somete a la jerarquía de Géminis, que pone a prueba la sabiduría de la mente crística. Éste es un signo de aire. El desarrollo mental aumenta. El niño

muestra precocidad. Quiere aprender. La mayoría de nuestros sistemas educativos retienen al niño en juegos y esparcimiento y exclaman: ¡Esto es lo que los niños hacen! Sin embargo, María Montessori descubrió que los niños son brillantes y poseen un enorme deseo de aprender, así como la clave que en efecto les permite aprender. Pese a no haberlo descrito de esta manera, su método se hace eco del modo en que los pequeños pueden atraer del cuerpo causal y de la Presencia YO SOY el genio interno del alma. En la línea seis, al cumplir el sexto año, el niño aprende en la jerarquía de Cáncer el flujo de las energías en movimiento, el flujo de la armonía. Es una época en que los padres deben cuidar que al niño no se le permita ser presa de rabietas o berrinches ni valerse de la energía con el fin de controlar a los demás. Durante los tres años siguientes el chiquillo bregará con el cuerpo emocional y el flujo de energía. ¿Qué conseguirá? ¿Qué va a hacer con la energía? El niño descubre que si libera energía por el plexo solar o con el llanto, puede someter a un grupo de adultos. Desde entonces adquiere gran poder y empieza a controlar a la madre. Es el momento en que la madre y el padre deben definir su papel y hay que enseñar al pequeño a controlar la energía en movimiento. Un gran número de herramientas en el método Montessori enseñan este control, que se extiende a los cuerpos físico y mental y a la vez establece las pautas correctas en el plano etérico. A los siete años, el niño vuelve a encontrarse con la acción del amor en Leo y la maestría sobre la gratitud divina. Aquí aprende a portarse bien, y también a ser educado, a decir «gracias», lo cual le procura el desarrollo de una conciencia de actividad e interacción social. En la línea ocho del reloj, a la edad de ocho años, la

jerarquía de Virgo afianza en este signo de tierra la llama de la justicia divina, la igual distribución del flujo de energía en los cuatro cuerpos inferiores. A la edad de nueve años, el niño obtiene un nuevo aumento de la conciencia, es decir, de la conciencia de la vida encarnada en el Espíritu Santo y en la llama de la realidad divina. Se produce en esta línea una mayor adquisición de independencia, de modo que los padres deben procurar que el niño aprenda lo que es Real y lo que no es real. Los medios de comunicación generan hoy día gran confusión al transmitir a los niños multitud de dibujos animados, de historias y fantasías con las que los menores se identifican; de manera que vagan por el plano astral, del que entran y salen. En ese instante es cuando hemos de definir la Realidad. En nuestras instituciones educativas existe asimismo el deseo de definir la Realidad. No obstante, debido a su ignorancia, algunos educadores cuentan a nuestros hijos que lo que es irreal es real y que lo que es real no lo es. Mis hijos llegaron un día a casa diciéndome que el profesor les había comentado: «No existen los ángeles. No existe ningún Dios. Ya nadie cree en Dios». Ello demuestra la importancia que reviste el papel de padre o madre, el cual o la cual debe reafirmar la Realidad y los valores del Espíritu Santo, la llama del honor cósmico que debe inculcarse en este primer ciclo. El décimo cumpleaños da paso a la visión divina, y las energías que uno afronta son las de Escorpión, la prueba del diez, la abnegación, lecciones a propósito de dar, lecciones relativas al elemento agua. En el undécimo año se presenta la llama de la victoria divina —una llama de luz, una llama de iluminación— y hay que ocuparse de las energías de Sagitario, el fuego de Sagitario que ancla en el cuadrante de tierra la señal de la victoria, el

desarrollo del cuerpo físico. Doce años completos señalan el fin de un ciclo del reloj cósmico. En el duodécimo cumpleaños el niño regresa al lugar de origen para ocuparse de un cierto número de registros a la primera vuelta del reloj. Encarna las iniciaciones de la pubertad en la línea doce al empezar un nuevo ciclo de poder divino que se apodera de los cuatro cuerpos inferiores, y también se topará con los registros de las impresiones grabadas en el primer año de su vida. La línea doce del reloj señala asimismo el año en que desciende el primer fragmento de karma de vidas anteriores. A menos que el niño sea un alma avanzada, un iniciado, o que haya pedido que el karma le sea entregado antes, el plan establecido por los Señores del Karma es dejar al muchacho doce años, y a los padres y maestros, que durante esos años plasmen en la conciencia del niño el proyecto original de la vida, la maestría de la mente, los valores culturales, religiosos..., todo lo correcto que habría que enseñar a los niños a modo de legado de los miles de años de cultura en este planeta. Desgraciadamente los padres ignoran en ocasiones esta cultura y esta enseñanza. Nuestras instituciones educativas no la encarnan, con el resultado de que a menudo en los primeros doce años de la vida del niño se hace más mal que bien. Con todo, estos doce años constituyen una oportunidad suprema de trasladar a los niños la antorcha de todos los valores que apreciamos, así como el conocimiento espiritual y la comprensión del cosmos. María Montessori descubrió que a los pequeños les embelesa la astronomía y el estudio de las estrellas, ya que poseen la capacidad de medirse con el infinito. Las matemáticas, la física y la química también suscitan en ellos curiosidad.

El segundo ciclo de doce años Durante los primeros doce años, se delimita el patrón de lo que el niño va a traer. En el mejor de los casos habrá desarrollado una profunda percepción de la ley cósmica, que los padres denominan «lo que está bien» y «lo que está mal». De todos modos, lo que está bien y lo que está mal evoluciona en la escala de la relatividad a medida que pasan las décadas. Por ello, preferimos referirnos a la ley cósmica en sí como la vara de medir lo que está bien y lo que está mal. Una vez que el muchacho recibe el supremo contacto con el alma en los primeros doce años, cuando tiene esa base, puede encarar las pruebas del karma y de la pubertad. Firmemente cimentado en la Ley, se halla provisto para hacer frente a la energía que se aproxima y que lleva consigo grandes pruebas en el siguiente ciclo de doce años: la edad comprendida entre los doce y los veinticuatro años. Vamos a proceder al estudio de esa edad examinando las perversiones de las doce jerarquías del sol. En el duodécimo cumpleaños, el niño recibe el impulso del poder divino —una esfera de luz que desciende del cuerpo causal —. Es una esfera azul de energía. Se transfiere al Yo Crístico, a la llama crística, de idéntica forma en que las jerarquías cósmicas transfieren una esfera de luz durante el solsticio de invierno para el cambio de ciclo del año. Así pues, ese regalo de energía se encuentra ahora en el corazón del muchacho. ¿Cómo va a utilizar esa energía? Lo hará de la forma en que se le ha enseñado. Si se le ha enseñado la obediencia, la utilizará con obediencia. Si se le ha enseñado control divino, la energía fluirá con control divino. Si se le han

enseñado modales de buen comportamiento, una correcta disciplina y técnicas de aprendizaje, todo este poder divino se empleará a modo de realce con el propósito de amplificar los otros doce aspectos del reloj. Sin embargo, también va a ocuparse del primer fragmento añadido de karma ese mismo año. A esa frecuencia de energía que equivale al mal uso del poder divino la definimos como crítica, condenación y juicio (ilustración 19). Es el mal uso del cuerpo etérico y de la alquimia del fuego. Dicha condenación se manifiesta de maneras muy sutiles, entre otras, la condenación de uno mismo (o autocondenación) y el rebajarse uno mismo o darse poca importancia. Puede ser un período en el que el muchacho se muestre abstraído, se sienta incómodo con sus semejantes, o apenas sepa cómo comportarse con los demás. Ese empequeñecimiento y falta de autoestima a dicha edad, que tal vez se prolongue durante los siguientes doce años de intentar integrarse con sus semejantes, bien puede ser el resultado de karma del pasado, que recibe en su duodécimo cumpleaños. Tan pronto la Presencia YO SOY transfiere la esfera de fuego, de poder divino, los Señores del Karma, por mediación del Yo Crístico, transfieren asimismo el paquete de karma que contiene los usos erróneos de poder divino en vidas previas. Estos usos equivocados no recaen estrictamente en la categoría mencionada a que aluden las tres palabras, si bien cabe la posibilidad de que se perciban como tales. Cuando en la vida del individuo predominan las iniciaciones de Capricornio existe esa sensación de verse abrumado, de ser el blanco de la condenación, de que nada te sale bien no importa cuánto te esfuerces, de que la gente habla mal de ti; y tal vez así sea, pero el caso es que puede llegar a turbarte hasta llegar al extremo de sufrir un complejo psicológico de paranoia. Todo ello suele ser el resultado del abuso del poder divino en vidas pasadas.

El padre o la madre juiciosos que cuenten con las enseñanzas sobre el reloj cósmico se dirigirán al niño en cuestión. Una persona de doce años está plenamente capacitada para entender el reloj. Es capaz de comprender que tiene que elegir. Puede optar por incrementar su poder acumulado con invocaciones a la llama azul y a los maestros que sirven en ese rayo, en especial al Gran Director Divino; o puede escoger consentir esa condenación en cuanto el ciclo se la traiga para que la transmute.

ILUSTRACIÓN 19

PERVERSIONES

DE LA CONCIENCIA DIVINA

EN LAS DOCE JERARQUÍAS SOLARES

En lugar de depositarla en la llama, quizás asuma esa condenación y empiece a condenar a sus padres, a sus hermanos o hermanas o a los demás compañeros de la escuela. Puede que se torne extremadamente crítico por todo y con todo el mundo, incluido él mismo. Cuando los padres observen esa propensión, deberían advertir al joven: «Es el momento de dar una invocación para depositar en la llama todo aquello que sea inferior a la perfección del poder divino y a tu plan divino según ha de cumplirse este año». Los niños percibirán la diferencia y se apresurarán a acoger la oportunidad de saldar ese karma. Allí donde se ignora que eso es lo que ocurre, las personas pueden pasarse un año entero volviendo a crear toda esa energía kármica. La gente re-crea el karma. Quizá durante todo el año sigan calificando erróneamente la llama del poder divino. Y, cuando cambie el ciclo, y esa llama y esa antorcha que debieran haber portado deban cambiarse por la llama del amor divino en la línea de Acuario al llegar el siguiente cumpleaños, resultará que la llama que no se trae no podrá reemplazarse por una nueva. Así que la iniciación es acumulativa. Lo que adquirimos en una línea debe transportarse a la siguiente de modo que se erija en la base para la maestría en esa línea. Por consiguiente, en el decimotercer cumpleaños, el niño que ha utilizado correctamente la llama del poder divino la coloca sobre el altar; de forma que la acumulación de poder divino le confiere la maestría necesaria para reclamar el amor de Acuario y anclarlo en forma de pureza, de divinidad. La edad de trece años representa para el adolescente poner a prueba el amor de muchas maneras. Es el momento de acumular el amor en el

corazón, de que el progenitor juicioso enseñe al joven a elevar las energías que circulan por el cuerpo, a emitir esa energía del corazón, a expandir el chakra del corazón, a que empiece a entender la vida como un sendero de servicio y a que continúe dando amor a fin de utilizar esas energías nuevas que están despertando sentimientos nuevos en su cuerpo. Estas energías pueden emplearse para el servicio a la vida, así que el muchacho puede adquirir una gran maestría en ese flujo a lo largo del año decimotercero. Pese a ello, al emitir esa llama de amor, el karma de odio y leve antipatía, que constituyen abusos del amor, salen también a la superficie en busca de transmutación. A esa edad, la gente joven suele gustar de reunirse en grupos y pandillas y formar clubes. A su vez, la estratificación en clases sociales influye. A algunos individuos no se les permite la entrada y a otros sí, y se desarrollan las preferencias con intensidad. Se mueven en grupo, y hay un sentimiento latente de que algunos están dentro y otros, fuera. Existe esa consistencia de intensidad en las relaciones. Todo ello, por supuesto, puede disolverse con la alquimia del amor divino cuando padres y maestros están presentes para mostrar al niño cómo usar esas energías. Proseguimos por el reloj y llegamos al decimocuarto cumpleaños, el cual requiere la obtención de maestría, particularmente sobre los fragmentos de karma que advienen a dicha edad, una edad muy importante, sobre todo para el devoto que ha nacido en esta vida con el propósito de adquirir maestría divina. Formarse en el camino de Jesús y del Cristo constituirá un increíble baluarte en la vida del adolescente: entender las enseñanzas de Jesús, sus palabras, su consuelo; comprender el papel de gurú, de maestro de la era que Jesús desempeña; entender que existe una comunicación muy íntima que podremos tener con Jesús, quien nos ofrece la fortaleza necesaria para

vencer la tentación, para recorrer el camino de la maestría. Toda dispensación pisciana es el regalo de Jesús al joven de catorce años. Si actuamos como padres cautos, veremos que nuestros hijos entienden y desarrollan una relación muy personal con este amado maestro.2 Ese aumento de la maestría divina y la andadura con Jesús llevan consigo la porción añadida de karma consistente en miedo y duda acumuladas, incluidos todos los registros antiguos de la experiencia y la iniciación de la muerte. A los catorce años el adolescente sufre gran tormento al enfrentarse con registros de muerte del pasado. Durante ese año jóvenes de todo el mundo llegan a plantearse el suicidio y las formas de violencia que provienen de tales registros de muerte.3 En cuanto arriba el decimoquinto cumpleaños en la línea tres del reloj, el muchacho topa con su propio estado filial, es decir, la percepción de Cristo en sí mismo. Se hace ciertamente consciente de que «¡YO SOY un hijo de Dios!». No se limita a afirmarlo, sino que se da cuenta de lo que significa ser un hijo de Dios. El Yo Crístico libera una porción del Gran Sol Central, y la llama crística lo plasma brillando en el niño. Con la guía adecuada, incluso milagros pueden ocurrir en la vida de una persona a esa edad ya que es pura y su conciencia, virgen. Posee un contacto muy especial con las huestes angélicas y con María y Jesús, que no ha perdido desde que encarnó, por ser entonces un niño y tener esa sintonía en el núcleo ígneo de la vida. Cuando los jóvenes afrontan la edad de quince años, esa conciencia y potencial del Cristo se encuentran a su vez de frente con la porción de karma que es el ego o la mente carnal. Es una edad en la que los jóvenes se vuelven conscientes de que tienen una personalidad, así que ponen a ésta y al ego por delante — con todas las exigencias y flirteos, movimientos e interacciones de

ese ego— en detrimento del alma y del desarrollo de la llama crística. A los dieciséis años se presenta una oportunidad excelsa para construir, para anclar los talentos del adolescente en el plano terrenal. Ese año recae en el cuadrante mental. Es un año en el cual resulta de suma importancia aplicarse en la escuela: se prepara y toma decisiones encaminadas a la labor sagrada. «¿Qué haré en la vida? ¿Cuál es mi plan divino? ¿Cómo me forjaré un futuro para mí y para mi familia? ¿Cómo voy a hacer realidad los talentos de mi cuerpo causal?» Todo ello se hace patente a la edad de dieciséis años, de la mano de la jerarquía de Tauro. Aplicar la llama del amor en el estudio le recompensará con la base necesaria para la vida. Existen, sin embargo, muchas distracciones a esa edad. Aparte del aumento de la llama del amor y de la obediencia divina que se reciben con este cumpleaños, viene también un paquete de karma —el registro de todo lo que los Señores del Karma requieren al joven de dieciséis años que transmute a propósito de registros antiguos de rebeldía, desobediencia, terquedad y desafío de la Ley (la ley interna del ser). Los dieciséis años (e incluso antes) es la edad en la que se experimenta con cualquier forma de abuso del cuerpo: consumo de drogas, sustancias impuras, alimentos impuros; medios todos ellos de utilizar erróneamente la llama de la Ley y la acción del amor en Tauro. Descubrimos que, debido al modo en que se establecieron los cimientos de esta civilización, la gente joven de hoy en día, a la zaga de sus semejantes, carece de la orientación necesaria para superar las pruebas en esta línea, de modo que a menudo hace más karma del que salda. El decimoséptimo cumpleaños en la línea cinco del reloj conlleva una intensificación de la sabiduría divina a cargo de la

jerarquía de Géminis. Los diecisiete años es una edad en la que cabe cosechar gran cantidad de conocimiento del cuerpo causal, cuando todas las jerarquías del cielo aguardan para impartir al alma su herencia respecto a la esfera amarilla del cuerpo causal. La porción de karma que surge en ese año para ser transmutado se relaciona con la envidia, los celos y la ignorancia de la Ley. Cuando la personalidad del individuo ha sido dirigida y desde los quince años no se ha desconectado de ese enchufe, aparecen envidias, celos y rivalidades en las relaciones. En ocasiones, esta energía tan absorbente conduce al joven a dedicar todo su tiempo a relaciones con el sexo opuesto —para determinar si ésta o aquélla va a funcionar—, cosa que forma parte de las pruebas de la jerarquía de Géminis, las llamas gemelas de Géminis. En el caso de que esa energía llegue a transmutarse y se contemple con la óptica adecuada, la relación correcta puede traer consigo la fusión de energías capaz de atraer una enormidad de sabiduría. La mente del joven de diecisiete años, tan pronto es liberada de esas otras inquietudes de la personalidad, adquiere una increíble capacidad para la información, el estudio y el logro, este último sobre todo en cuanto a la labor sagrada. A la edad de dieciocho años llegan las pruebas en la llama de la armonía divina y la Madre Divina en la línea seis del reloj. Los dieciocho marcan el comienzo de un ciclo de tres años: dieciocho, diecinueve y veinte. En esos años el cuerpo de los sentimientos está en pleno esplendor y recaen sobre él las pruebas basadas en la sustancia de karma pendiente de transmutar, que debemos consumir si queremos alcanzar la maestría en las jerarquías de Cáncer, Leo y Virgo. El karma que destaca en Cáncer es la indecisión, la lástima

de uno mismo y la justificación: sentir pena de uno mismo por no haber sido aceptado en la universidad, por no ascender en la escala de oportunidades al tiempo que otros, por los fracasos personales; ese desperdicio de energía, esa incapacidad de tomar una decisión. «¿Qué voy a hacer con mi vida? Me han echado de la escuela. Y ahora ¿adónde iré?» El dominio sobre ese flujo es necesario para avanzar a grandes pasos hacia el aprendizaje superior en las instituciones educativas avanzadas, que los maestros habían destinado a ser el punto focal para la cultura de la Madre Divina. Los años de enseñanza media o segunda enseñanza (high school) tienen como objetivo que se emitan las energías del Yo Crístico, de la mente crística. El tiempo en que se accede a la universidad, a la formación profesional, a escuelas de negocios o se adquiere cualquier tipo de formación después de la enseñanza media, se erige en la época propicia para cosechar de la mano de la Madre el conocimiento de nuestra labor sagrada y para completar esa formación en los cuatro años que culminan en la línea del Espíritu Santo. En cuanto llegamos a la línea del Espíritu Santo, una vez terminada esa formación, es hora de abrirse camino en el mundo de la forma para destacar, para encontrar un empleo que nos permita precipitar con las manos, con el uso correcto de nuestras energías, las cuales hemos de manifestar en esta vida. Los veintiuno, veintidós y veintitrés años constituyen un período en el que tal vez accedamos a una formación más avanzada, con el fin de dominar fases ulteriores de estudios de posgrado en las porciones adquiridas del Espíritu Santo; u optemos por ocupar el lugar correspondiente en la comunidad mundial, habiendo completado nuestra formación. Los usos erróneos de esas líneas que cabe esperar en dichos

años son: a los diecinueve, en la jerarquía de Leo, ingratitud y trastornos en el cuerpo emocional. Se produce una cierta tensión nerviosa. Luego, a los veinte, procede la maestría en Virgo: inquietud o ansiedad, el sentimiento de injusticia —el sentimiento de injusticia humana—, dicho de otro modo, el agravio producido por vivencias o individuos determinados con quienes has entablado una acción recíproca y que crees han sido injustos. Es el momento idóneo para adoptar o seguir alguna causa social, o casos de justicia o injusticia social. Es el momento de cuidar de no malgastar el incremento de luz que Virgo da para la justicia divina dejándose atrapar en un sentimiento de injusticia que nos lleve a re-crear y amplificar injusticias en nuestra propia vida y a escala planetaria. A los veintiuno vuelven a encararse las pruebas de Libra, de la realidad divina. En esta línea se pervierte Libra, la Realidad, con la irrealidad. Se trata de ese engaño —la decepción, la intriga y la traición— de que el ego se vale a fin de justificar su postura. Hemos de vigilar y corregir esa tendencia a mentir, a decir ‘mentirijillas’, a extendernos sobre los hechos de manera que resulten ligeramente distorsionados adaptándolos a las necesidades propias. Y tenemos que procurar que nuestra imaginación no nos haga creer que poseemos un logro que no tenemos o nos haga racionalizar la traición deliberada de las leyes de la sociedad en detrimento de la interacción entre corrientes de vida. Veintidós, el año de Escorpión, es el período en que se pone a prueba el fuego sagrado, los usos de la energía sexual. Por supuesto, esta prueba se extiende a toda la adolescencia, pero en ese año en particular se produce como consecuencia del karma de muchos abusos del fuego sagrado en el pasado. Es también un año en el que la gente funda familias. Es un año destinado a dominar el flujo del fuego sagrado y el uso de esa energía con el

fin de traer hijos. Es el año de la visión, de ver el plan para la vida, labrándose esa visión y escogiendo una pareja de por vida. El egoísmo acumulado en el pasado se muestra harto palpable en ese año. Debemos procurar no basar nuestra vida, nuestros planes, nuestro matrimonio, en el egoísmo, en el amor posesivo. Las relaciones basadas en karma residual que no se ha transmutado no durarán. Tenemos que invocar el fuego sagrado de la jerarquía de Escorpión y al Elohim Ciclopea para obtener una visión clara, para transmutar esos usos erróneos de energía, de modo que podamos decidir con base a una visión clara. Por último, para cerrar el segundo ciclo de doce años con el vigésimo tercer año, nos encontramos con la jerarquía de Sagitario que nos da un tremendo impulso dirigido a la victoria de la vida. Opuesto a esta victoria se halla el dragón de la mente carnal, es decir, nuestra propia creación humana simbolizada con el cuerpo del dragón en el Libro del Apocalipsis. Esta energía se presenta cargada de resentimiento, venganza y represalias. Cuando se tienen once años y uno se dedica a jugar, es el año en que se sufren las hostilidades y crueldades que caracterizan a los niños: las peleas y cosas por el estilo, el resentimiento, la venganza, el ajuste de cuentas con alguien «porque me hizo tal cosa». Pues bien, todo eso vuelve a los veintitrés. Por ello, debemos procurar que el resentimiento, siquiera sea en su vertiente sutil de resoplido silencioso, no nos prive de la corona de la victoria, la cual es emanación de la dorada y triunfante iluminación.

El tercer ciclo de doce años

Retornamos a la línea doce del reloj. Estamos en el vigésimo cuarto cumpleaños. El siguiente ciclo de doce años tiene como propósito el dominio de la luz crística y de la luz búdica. En estos doce años contamos con la oportunidad de convertirnos en el Cristo y el Buda. A la edad de treinta y tres años, Jesús manifestó la victoria de la conciencia crística y se ganó la ascensión. A nosotros se nos presenta la oportunidad de conseguir lo mismo. Treinta y tres es el número que corresponde a la iniciación de la vida que comienza en el nacimiento y culmina en el trigésimo tercer año. En el trigésimo sexto cumpleaños llega la iniciación de Buda. A los treinta y seis años, Sidarta alcanzó la iluminación. A partir de ese momento en la vida, si hemos superado las pruebas de la iniciación crística, se nos proporciona un lazo íntimo con el Buda Gautama y otros budas que le preceden en cuanto a poner a prueba nuestra alma conforme a la luz búdica. Pues bien, si todo se produce con puntualidad y conseguimos exteriorizar completamente las cualidades divinas de las doce jerarquías, por supuesto vamos a ascender. Se trata de la espiral de la ascensión que tejes con la llama trina en cada uno de los cuatro cuadrantes. La llama trina se erige en el fuego situado al centro de la base de la pirámide, que empieza a girar en forma de espiral al acercarte a la ascensión. Envuelve tu cuerpo, tus cuatro cuerpos inferiores, y te consume por entero de modo que regresas al corazón del Dios Padre/Madre.

Los ciclos del reloj de Jesús

Jesús encarnó con el noventa y tres por ciento de su karma saldado. A medida que atravesaba los ciclos del reloj desde su nacimiento hasta los doce años, recibía de su cuerpo causal tan sólo incrementos de las llamas de poder divino, amor divino, maestría divina, control divino, obediencia divina, sabiduría divina, armonía divina, gratitud divina, justicia divina, realidad divina, visión divina y victoria divina. A él, el avatar de la era, se le requirió, no obstante, saldar karma planetario mientras aumentaba la esfera de conciencia crística durante esos doce primeros años. A la edad de doce años, se le ofreció la oportunidad de saldar karma personal y también planetario, y de principiar las iniciaciones de la cristeidad. La aceptación por su parte de esta responsabilidad, aun cuando chocaba con sus obligaciones familiares, se evidencia en las palabras que dirigió a sus padres cuando éstos le encontraron debatiendo con los doctores en el templo: «¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?»4 En los siguientes dieciocho años —un ciclo y medio del reloj cósmico—, Jesús se preparó para su misión que iba a durar tres años, preparación que tuvo lugar tanto dentro como fuera de los retiros de la Gran Hermandad Blanca en el Próximo y el Lejano Oriente5. Cada línea fue una gran iniciación a cargo del Señor Maitreya, quien fue su gurú y le puso en contacto con el Cristo Cósmico. A través de cada incremento se fortalecía con las llamas divinas de las jerarquías solares, durante el ministerio de tres años que culminó en su crucifixión, resurrección y ascensión. Si encarnamos teniendo karma, pero calificamos con las llamas de Dios Su energía y la de nuestro karma que retorna, tendremos la oportunidad de consumir ese karma gracias al acto

de invocar el fuego sagrado, gracias a la luz acumulada en nuestro cuerpo causal y a manifestar un logro considerable en conciencia crística al llegar a nuestro trigésimo tercer cumpleaños. Es el año en que abrazamos nuestra misión divina. Avanzamos con nuestro ministerio, prestos a entregar las enseñanzas de los maestros ascendidos al mundo, prestos a servir a las almas implicadas en el karma de nuestro mandala. Los maestros ascendidos están preocupados porque los jóvenes que llegan a las enseñanzas actualmente lo hacen a una edad temprana —en la adolescencia, poco después de los veinte —, de modo que tendrán un decenio a fin de prepararse para ese ciclo de la vida en que la magna culminación de la victoria en el trigésimo tercer año pueda anclar en ellos la maestría total de Jesús el Cristo, del Señor Maitreya y de otros maestros ascendidos, tales como el gurú del chela o el chohán del rayo en que el chela sirva. La misión de tres años que sucede a ese año culmina finalmente en la realización del poder del tres por doce. Tres recorridos por los ciclos del reloj cósmico nos conduce a la edad de treinta y seis y a la iniciación búdica.

Aplicar esta enseñanza Cuando formamos a los niños en nuestras escuelas desde los dos años y medio dentro de esta enseñanza; cuando crecen formándose con el método de María Montessori hasta la enseñanza media, y luego se adscriben a nuestras instituciones de aprendizaje como Summit University6; cuando siguen esta educación combinada con humanidades o estudios especializados y tienen que dominar todo eso en el campo en que

desempeñen su labor; cuando ello ocurre, esos jóvenes con toda seguridad andan bien provistos para afrontar las iniciaciones de los maestros ascendidos, para ejercer potestad sobre la Tierra y dirigir la energía dentro de sus chakras con objeto de generar las manifestaciones de la alquimia que constituyen el distintivo de los hijos e hijas de Dios en la era de Acuario.

Capítulo 6

El impulso de Alfa

y el retorno de Omega

YO SOY

el Alfa y la Omega, principio y fin. APOCALIPSIS 1:8

El círculo del reloj es el gran T’ai Chi del Dios Padre/Madre y el nombre de esa fuerza divina es Alfa y Omega. La primera mitad del reloj conforma el impulso de Alfa, siendo este impulso el descenso de fuego al salir del corazón del Dios Padre/Madre. Empezamos nuestra evolución en el centro, de donde nos desplazamos hasta la línea doce del reloj, la cual pasa a ser nuestra primera parada. Avanzamos por la primera mitad del reloj. Cuando el impulso de Alfa llega al extremo inferior del reloj, la línea seis, cambia de dirección. De ese punto en adelante se le llama el retorno de Omega. Ese ciclo constituye un incremento de energía, y puede durar un microsegundo o un millón de años. Es un ciclo, según cómo los cuentes: «[...] para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día».1 Puedes considerar toda tu evolución de encarnaciones una vuelta en ese reloj. La partida del corazón de Dios, la siembra de la semilla de karma y energía, equivaldría al impulso de Alfa. En la línea seis del reloj, habrías decidido retornar al Hogar, al centro del «OM». Cuando decides volver, estás en el retorno de

Omega. Las escrituras dicen que «el Señor guardará tu alma. El Señor guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre»2. Salimos desde el Gran Sol Central, desde el núcleo de fuego blanco del ser, desde nuestro punto de origen, y es siempre con el impulso de Alfa y el retorno de Omega. Ésta es la pauta de los viajes de nuestra alma alrededor del reloj una y otra vez. El retorno siempre resulta más difícil. Desde una óptica gráfica, se trata de una escalada ascendente: nos toca subir. Y el único ímpetu con que contamos para subir es aquél con el que bajamos. El impulso se parece a la caída en una montaña rusa. Si tenemos un tremendo impulso de luz en la bajada, ese mismo impulso nos conducirá todo el trayecto hacia arriba. No obstante, si en el descenso empezamos a calificar mal la energía de Dios en los diversos puntos del reloj y disipamos nuestro impulso de Alfa, al llegar a la línea seis nos habremos quedado sin el ímpetu que nos transporte de vuelta hacia la línea doce. Así, nos quedamos atascados en nuestro karma, y nos aguarda una escalada ascendente hacia el hogar. Tendremos que empezar a invocar la luz de Dios a fin de reemplazar la energía que deberíamos tener, pero que no tenemos porque la hemos malgastado, como hizo el hijo pródigo. Cada día, a cada hora, a cada instante, la energía de nuestra corriente de vida está formando una curva sinusoide en alguna parte. El impulso de Alfa es el movimiento descendente, y durante esa fase nuestra energía debería incrementar porque estamos descendiendo a la Materia, de modo que la velocidad debería aumentar. Nuestra energía debería intensificarse puesto que vamos a acceder al punto del chakra de la base —el punto de la Madre Divina, de la llama de la ascensión— y gracias a ese impulso tremendo, si no calificamos erróneamente la energía,

iremos derechos al Hogar y en él permaneceremos libres para ese ciclo. Cada día tenemos el ímpetu que procede de la luz de nuestra Presencia YO SOY, la luz de Alfa, y eso nos infunde la energía necesaria para esa jornada. Si la calificamos de manera positiva, si no permitimos que cada pequeño percance nos detenga, si hemos planificado el día la noche anterior y lo afrontamos bien provistos de energía, ese ímpetu nos ayudará a llevar a cabo todo cuanto debamos realizar. En esencia, el retorno de Omega es un duplicado del impulso de Alfa salvo en la polaridad. Alfa es el signo más, Omega es el menos. Vamos a experimentar en la polaridad negativa del ser (esto es, en la Materia y en nuestro karma) aquello cuya partida vivimos.

ILUSTRACIÓN 20 EL

IMPULSO DE

ALFA

Y EL RETORNO DE

OMEGA

Si hubiéramos seguido el ejemplo de las llamas gemelas en las tres primeras eras doradas, tendríamos todo el ímpetu reunido en la línea seis del reloj. Y al haber dedicado toda nuestra energía a la gloria de Dios, contaríamos con el mismo ímpetu y aun mayor de aquél con el que partimos. Tan sólo sería cuestión de dejarse llevar hacia arriba por ese impulso y retornar al corazón de Dios en el ritual de la ascensión. Eso es lo que ocurrió exactamente a las tres primeras razas raíz: salieron, llevaron a

cabo el plan divino y ascendieron. Si, desde el momento en que abandonamos el corazón de Dios, utilizamos de manera equivocada la energía que va de la línea doce a la cinco, vamos a tener que transmutar esa energía con el fin de generar un nuevo ímpetu que nos conduzca al Hogar; y ese ímpetu es la espiral de luz blanca, la espiral de energía en la pirámide. Es la llama de la ascensión. Es el vestido sin costura, el cual debemos tejer si hemos perdido o abusado de la delicada membrana del aura. Este impulso de Alfa y retorno de Omega sucede cada hora, cada día, cada semana, cada mes, cada año. Ezequiel vio los ciclos de Dios en los chakras en forma de ruedas metidas en otras ruedas.3

ILUSTRACIÓN 21 LA

ESPIRAL DE LA ASCENSIÓN

Los siete rayos

El impulso de Alfa contiene los siete primeros rayos. En la línea doce del reloj colocamos el primero, así que quien te asiste en tu impulso de Alfa es El Morya, el chohán del primer rayo*. El Señor Lanto es el chohán del segundo rayo, en la línea uno del reloj. El tercer rayo corresponde a la línea dos, y Pablo el Veneciano es su chohán. La línea tres del reloj es el cuarto rayo, cuyo chohán es Serapis Bey. Este rayo, el blanco, es siempre el que sirve de pivote. Sigue a los tres primeros, que representan la Trinidad, la llama trina en tu corazón. La Trinidad representa a su vez las octavas del Espíritu; por ello vemos que esas tres líneas se plasman en el cuadrante etérico, en el cual equilibras la llama trina con las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis, acompañado por los respectivos chohanes. La línea tres constituye el punto de transición, en el cual afirmas por medio de la llama trina YO SOY EL QUE YO SOY. Desde aquel punto, los rayos cuarto, quinto y sexto provocan en la llama trina el mayor movimiento desde el cuerpo etérico (el de la memoria) al mental. Hilarión es el chohán del quinto rayo en la línea cuatro del reloj. Nada, chohán del sexto, está en la línea cinco. Saint Germain es el chohán del séptimo rayo en la línea seis del reloj. Los rayos quinto, sexto y séptimo tienen como propósito la precipitación de las primeras cualidades cardinales de Dios: los rayos primero, segundo y tercero. El quinto rayo es el rayo esmeralda de la precipitación que nos llega de la mano del Ojo omnividente de Dios. Es ciencia. Es música. Es industria, es tecnología. Es curación. Es todo aquello que vuelve físicas las cosas.

De todos modos, no puedes hacer que las cosas se tornen físicas sólo con el rayo verde. Lo que las convierte realmente en tangibles es el rayo de la ministración y el servicio, el rayo de Nada —y también de Jesús— que corresponde al rayo del amor. La ministración y el servicio son amor en acción. Y ese amor actuando, sirviendo, es lo que ancla y precipita por mediación del quinto rayo, el verde, y del séptimo rayo, el violeta de la alquimia. El séptimo rayo es el del ritual, la religión, el misticismo, la alquimia, y es al mismo tiempo un rayo de la ciencia. Las dos formas de ciencia, de los rayos quinto y séptimo, no se harían tangibles ni manifiestas sin la ministración y el servicio.

Los rayos secretos En cuanto adquieres maestría en esos siete rayos y aguardas al retorno de Omega, llegas a las iniciaciones de los que se conocen como los rayos secretos. Los rayos quinto, sexto y séptimo conllevan precipitación, pero los rayos secretos implican maestría sobre el plano astral, o cuerpo de los deseos, y sobre el cuerpo físico. Por tanto, sin esos cinco rayos secretos, que se hallan en las cinco líneas siguientes del reloj, no somos capaces de exteriorizar ni de hacer permanentes nuestras creaciones. Así pues, el carácter de permanencia de tus creaciones en el cosmos de la Materia viene determinado por la maestría divina que poseas en los cinco rayos secretos. Cabe percibir la escasa maestría que existe con relación a los cinco rayos secretos en el hecho de que vivimos en un entorno de mortalidad y todo lo que

somos y hacemos se encuentra en proceso de desintegración. Pese a ello, merced a la llama de la resurrección y a la llama violeta (los rayos sexto y séptimo), que son la puerta de entrada de los rayos secretos, convertimos en permanente lo que somos. Y en eso consiste la llama de la inmortalidad. Nos hallamos en un espectro de vibración muy bajo, pero estamos aprendiendo a acelerar hacia dimensiones en las que lo que creamos puede tornarse permanente. Comoquiera que son rayos secretos, no se nos han revelado sus colores. Los envuelve un escudo de luz blanca. Y puesto que estamos en un nivel de mortalidad y ésos son los componentes de la fuerza creativa que nos haría inmortales, tal regalo no se brinda a los mortales. El hecho en sí de nombrar los cinco rayos secretos, así como a los seres que se encuentran en esas líneas, significa que podemos hacer llamados y Dios tal vez nos permita recibir la porción que seamos capaces de captar sin hacer karma.

Meditación sobre el reloj cósmico El ritual del átomo El reloj responde a muchas preguntas. Todos procedemos de la fuente de la Unidad, y a ella regresaremos algún día, con o sin nuestra individualidad. Mas en este punto del tiempo, no vemos el principio ni el fin de nuestra existencia. Ambos se hallan lejos en el distante pasado o futuro.

Habiendo perdido la perspectiva sobre ambas orillas, intentamos extraer algún significado de la relatividad. Actores en un escenario donde desempeñamos diversos papeles, ya no somos capaces de distinguir al Yo real. Nos divertimos y afiliamos a grupos, jugando a lo mismo que los demás. Y si osamos pensar, tratamos de encontrar un argumento racional que explique nuestra weltanschauung —visión del mundo— que, en el mejor de los casos, es incompleta. Luego, cuando creemos que hemos desentrañado la lógica del asunto, cerramos nuestra mente a cualquier otra interpretación, descartándola por hereje. Creo que la mente científica puede ser la mente más religiosa, cuando se halla imbuida del Espíritu Santo. Todos surgimos del centro de la Unidad. Ése es el comienzo de esta búsqueda de la Realidad. El centro de la Unidad es el punto en el centro del círculo. No importa qué gráfica estudiemos: somos conscientes en todo momento del hecho de que el Yo real es el punto en el centro. Es el núcleo, el centro del Ser. Salimos y nos encontramos con la oportunidad de expandir el Ser de Dios, la percepción de Dios sobre Sí mismo. Ello nos inspira este mantra: YO SOY

la percepción que Dios tiene de Sí mismo

YO SOY

la percepción que Dios tiene de Sí mismo

YO SOY

la percepción que Dios tiene de Sí mismo

la identidad de Dios. Sin mí, Él perderá un patrón determinado de Su percepción sobre Sí mismo. Es un bello pensamiento. YO SOY

Dios es una esfera. El círculo es una espiral de la

conciencia de Dios. Y si aspiramos a expandir la conciencia, hay que avanzar desde el punto del centro. Vamos a prescindir por completo de la Materia. Habitemos puramente en los planos de conciencia en el Espíritu. En él está lo formado y lo no formado: la forma y la no forma. Lo diré con otras palabras: cuando sales de la materia, no todo se torna un fino velo de sustancia espiritual. Los maestros están ascendidos. Tienen forma. Poseen identidad, sustancia. Hay densidad en ellos. Y, sin embargo, son puro Espíritu. El Espíritu es otro reino del que la Materia extrae su patrón. La naturaleza es el dobladillo de la vestidura de Dios. Todo el universo material, todos los patrones que percibimos en la sustancia material tan sólo son el modo de Dios de mostrarnos: «Si puedes encontrar todo esto en la Materia, imagínate cuál es la Realidad en el plano del Espíritu». Dios nos induce a explorar el Espíritu, el reino de Dios, creando todo este universo material. La percepción que Dios tiene de Sí mismo, es decir, el punto en el centro, debe expandirse para convertirse en la completa circunferencia del ser. Este punto ha de aprender el control. Tiene control en el centro. Es un ígneo núcleo o un ígneo ovoide. Debe dar presto ese salto y extenderse en todas direcciones de inmediato, de manera que adquiera el control sobre mucho más de cuanto llamamos tiempo y espacio, o de la zona de la conciencia divina. Pero ese salto no lo da presto. Lo realiza en forma de espiral, la cual avanza hacia arriba en dirección al doce, que es la entrada. Ahora ni siquiera es un doce: es una llama. Es una faceta de la conciencia de Dios. Es un punto donde otra identidad ha dicho: «YO SOY la percepción que Dios tiene de Sí mismo». Y ésta es otra ley de la jerarquía.

Antes de que este punto pasara a ser y tuviera la necesidad de expandir la conciencia de Dios, otros puntos ya habían salido y manifestado la llama. «Antes que clamen, yo responderé» [Isaías 65:24]. En el centro del Ser, la identidad hace el llamado pidiendo expansión porque la naturaleza de Dios es expandirse. Y la respuesta se halla en el patrón y en la matriz. Podemos aprender a sentir el flujo de esa expansión de la conciencia de Dios con los nombres de las cualidades divinas. Llamamos a la identidad en este primer punto poder divino. El primer punto de la representación geométrica del ser fuera del núcleo ígneo es la emisión de poder divino. Al instante, lo que fuera la esfera blanca de una simple polaridad de Alfa y Omega pasa a ser, en este punto de la geometría, una llama de poder divino. Cuando retorna al centro tras experimentar la línea doce del reloj, lleva consigo la ganancia neta de experimentar el poder divino en la manifestación, y el ser de Dios toma otro anillo de poder divino que está en torno al centro. A continuación, parte emitiendo la llama de amor divino que proviene de la energía del núcleo de fuego blanco, añadida al poder divino. Se precipita la llama del amor y luego regresa de nuevo. Al retornar del amor divino se forma otro anillo adicional, un círculo completo alrededor del núcleo de fuego blanco, y parte otra vez a manifestar la llama de la maestría divina. Cada llama que mencionamos en el reloj es la suma de todas las anteriores. El poder divino sumado al núcleo ígneo es igual al amor divino. Poder divino más el núcleo ígneo, amor divino más el núcleo ígneo equivale a maestría divina. Poder divino más el núcleo ígneo, amor divino más el núcleo ígneo,

maestría divina más el núcleo ígneo equivale a control divino. Por ese motivo la energía es una espiral, porque cada vuelta se agrega a la suma total, y la espiral siempre guarda la proporción de la razón dorada. Éste es el patrón fundamental de esta evolución. Si estudias las llamas, observarás que se tornan más complejas. La llama de la maestría es la iluminación de las dos previas. El control divino es la llama que te proporciona el control de las tres primeras llamas. La obediencia divina te incita a unir el conjunto de manera ordenada y a mantener tu ser acorde con ello. La obediencia requiere una cierta experiencia. No hay nada a lo que obedecer a menos que tengas poder o energía. No hay motivo para obedecer a Dios a menos que entiendas Su amor y le ames tanto que quieras someterte a Sus leyes. La obediencia no significa decir «sí, Señor» o «no, Señor». Consiste en ajustarnos a los patrones de tiempo y espacio, a los patrones del átomo, a los patrones del ser. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando el centro está en la periferia? Existe otro campo energético de la esfera en cada línea que genera esa llama. Y existe una órbita en torno a ese punto focal durante un cierto tiempo y espacio añadidos, antes del retorno. Entre el centro y la esfera del círculo externo se desarrolla un campo energético que provoca la expansión de la identidad en el centro. Y eso es lo que ves en el electrón que da vueltas. Al girar se establece un campo energético, un patrón, que crea redes por medio de las cuales la conciencia que habita en el espacio va a controlar la energía en el espacio. Cada vez que parte, establece coordenadas o puntos en torno al círculo, y cada vez que sale, se ancla otra llama y se

construye otra esfera en el centro. Con cada vuelta, el núcleo o el centro de percepción se torna lo que denominaríamos más denso. Existe un mayor peso de luz en el centro. El punto en el centro se convierte gradualmente en el todo gracias a ese acto de girar. En un momento dado, se produce una masa crítica en el centro durante los viajes de este electrón. Es cuando el centro explota hacia la periferia. La conciencia de Dios se erige súbitamente en una percepción expandida del Yo, de modo que se genera un nuevo núcleo de fuego blanco que es la extensión del núcleo al círculo externo y la inclusión de su percepción de todas estas cualidades. Ello constituye un ritual que cabe llevar a cabo a través de meditación e invocación. Lo iniciamos en el centro con el mantra «YO SOY la percepción divina de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser», y seguidamente proseguimos una a una con cada una de las doce líneas. Cuando meditas sobre este concepto, pasas a ser el observador que contempla la mente de Dios cavilando dentro de ti y cómo Dios está aumentando la percepción que tiene de Sí mismo en ti. Tú eres simplemente una coordenada en el tiempo y el espacio para que Dios difunda lo que esté haciendo. Eres tan sólo una red, y eres consciente de esta mente pensante, de este ojo parpadeante, en tu interior, al tiempo que observas la inmensidad del Ser funcionando. Por supuesto, afirmas «Yo por mí mismo no puedo hacer nada» cuando contemplas lleno de temor y admiración al Verdadero Ser que yace en tu interior funcionando con plena percepción de sí mismo.

Ritual (Repite cada afirmación tres, nueve o treinta y tres veces.)

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

YO SOY

la percepción de poder divino que Dios tiene de Sí mismo.

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

YO SOY

la percepción de amor divino que Dios tiene de Sí mismo.

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de maestría divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

YO SOY

la percepción de control divino que Dios tiene de Sí mismo.

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de obediencia divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de sabiduría divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de armonía divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de gratitud divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de justicia divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de realidad divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

YO SOY

la percepción de visión divina que Dios tiene de Sí mismo.

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omega en el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

la percepción de victoria divina que Dios tiene de Sí mismo. YO SOY

la percepción que Dios tiene de Alfa y Omegaen el núcleo de fuego blanco del ser. YO SOY

Son infinitas las invocaciones que cabe hacer con respecto a la relación entre el centro y cada punto. Podemos realizar muchas otras meditaciones e invocaciones con el propósito de expandir nuestra percepción del ser.

Éste es el ritual del átomo.

YO SOY EL QUE YO SOY

Capítulo 7 Las décadas

de la vida

¡Erígete majestuosas mansiones, oh alma mía, en el veloz transcurrir de las estaciones! ¡Abandona tu pasado de bajas bóvedas! Que cada nuevo templo, más noble que el anterior, te cubra desde el cielo con una inmensa cúpula, ¡hasta que por fin seas libre, y dejes tu ya insuficiente caparazón por el agitado mar! OLIVER WENDELL HOLMES, SR., «The Chambered Nautilus» Saint Germain ha señalado que también podemos trazar las décadas de la vida en el reloj. Si lo hacemos, veremos que nuestra esperanza de vida debería ser de ciento veinte años si queremos completar una década para cada línea. Y de cierto podemos conseguirlo si vigilamos nuestra alimentación, utilizamos la llama violeta y seguimos otras de las enseñanzas de los maestros ascendidos.

La primera década: la línea doce

La primera década empieza con el nacimiento, que se sitúa en la línea doce del reloj. El Gran Director Divino auspicia los diez primeros años de nuestra vida, en los cuales se supone que debemos establecer los cimientos de la dirección divina y humana para nuestra vida. Saint Germain nos recuerda las palabras de Proverbios: «Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él»1. Esos diez años sirven para dar forma al árbol, y el modo en que éste y las ramas crezcan, será de por vida. Las personas a los treinta son lo que eran a los tres o a los ocho. Hemos de tenerlo presente en lo que respecta a nuestros hijos. En esos diez años es cuando nos formamos. Es el rayo azul de la línea de poder. Es también la época de los abusos de menores, de conductas sexuales abusivas con menores, de crítica, condenación y juicio del niño, de reprimir al Cristo en el niño y de la supremacía del intelecto humano que es antepuesto al verdadero desarrollo del chakra de la coronilla, el cual está en esa línea. Creo que todos los niños reciben una herencia de condenación en un momento u otro, ya sea de los padres, de los maestros o de otras personas mayores que adolecen de psicología no resuelta. A mi juicio, esas magulladuras, heridas y cicatrices resultan profundamente devastadoras a lo largo de la vida del niño, ya que le hacen pensar que no es capaz de triunfar. Dar al niño en esos diez años la matriz de poder divino significa que tiene que ser criado cual devoto de la voluntad de Dios. Si los padres no son devotos, no infundirán esa devoción al muchacho. Si los padres son rebeldes, infundirán rebeldía a sus hijos.

Esta década es esencial respecto a todo lo demás. Y la llama violeta es lo único que puede cambiar lo establecido; o quizás alguna persona en la vida del pequeño a quien éste respete, que compense los agravios, y pase a ser más importante que los aspectos negativos en el hogar.

De los 10 a los 20: la línea uno del reloj La línea uno del reloj, de los diez a los veinte años, cuenta con los auspicios de Saint Germain: la llama del amor divino. El niño va a entrar en la pubertad y llegará a los veinte años. Participará en las actividades de los scouts, movimiento que patrocina Saint Germain. Tal vez pase algunos años en la universidad o en otros ámbitos educativos. La autoestima y las relaciones interpersonales cobran gran importancia durante esta década. En este período el individuo debe entender lo que significa ser amigo de Dios, o amigo del maestro; ser el amigo de alguien o de sí mismo. Valorarse de verdad a uno mismo y prepararse para la vida vienen a través del chakra de la sede del alma. Consiste en la mayoría de edad del alma. Ésta será adulta al final de las dos décadas, y traerá consigo del cuerpo etérico más luz, así como registros. Cuando uno ve hoy en día cuánta oposición hay al amor en el mundo por medio de las drogas, la música rock, la conversión de amor en sensualidad de todo tipo, la introducción de la mala alimentación —todo ello acontece durante esos años—, es la coronación del amor por medio de la iniciación de Saint Germain

lo que recibe esa fuerza opositora. Este maestro, el gran iniciador de nuestra juventud, aguarda junto a Porcia para iniciar a cada niño en cuanto éste alcance la edad de diez años. Los padres y los miembros de la comunidad deben preparar a los pequeños para ese momento.

De los 20 a los 30: la línea dos del reloj Llegamos a continuación a la línea dos de Jesucristo. Conforme a la educación que él recibió, hay que enseñar al niño los conocimientos básicos sobre las enseñanzas de alguna religión. En esta década, hace lo que Jesús a esa edad, los últimos diez de entre los «años perdidos» que pasó en Oriente: se perfecciona en sus estudios, en su profesión, y en ser un discípulo de Cristo, un siervo de Dios, un ministro de la Palabra. Es la época del patrocinio de Jesucristo con el fin de devenir en un hijo o hija de Dios debidamente formado. La década comprendida entre los veinte y los treinta constituye el espacio de tiempo en que la gente decide casarse, formar una familia, sentar cabeza, y edificar la base de su llamado en Cristo. La línea de Piscis corresponde al chakra del plexo solar, de modo que se relaciona asimismo con el cuerpo de los deseos. Estas tres primeras décadas conforman la preparación para los treinta y tres años, que es el año de la cristeidad personal. Si no se dominan los deseos, las energías, el individuo no alcanzará el éxito en su profesión o llamado. Por tanto, de no someterse a un cierto grado de disciplina, no va a sobresalir en su campo. Los fracasos se producen entre los veinte y los treinta debido a

la incapacidad de controlar el plexo solar. Este chakra se halla en directa relación con el de la garganta*, de manera que cuando se altera el chakra del plexo solar suele expresarse a través de un uso erróneo de la garganta en forma de palabras poco amables o airadas. Es el momento de retomar el control de las emociones y del chakra del plexo solar.

De los 30 a los 40: la línea tres del reloj A la edad de treinta años ocupas la década de Aries, la línea tres. Aquí estás listo para exteriorizar tu ego en el mundo mental; me refiero a tu ego positivo. (En este caso, aludimos al término «ego» en un sentido positivo de la personalidad, de nuestro espíritu y de quiénes somos.) ¿Quién eres? ¿Cuáles son tus valores? Los has acumulado a lo largo de estos treinta años. ¿Cuál es el perfil de tu carácter? ¿Cómo te ven los demás? ¿Confían en ti? ¿Cómo sirves a la gente? Ésta es la década en que se produce la solidificación de tu cristeidad individual bajo el patrocinio ni más ni menos que del amado Helios. En el sol central de este sistema, el sol de Helios te dota de una identidad personal que es fuerte porque viene de la Presencia YO SOY y el Santo Ser Crístico. En la década de los treinta debes convertirte en quien eres. Si no sabes quién eres y no has resuelto tu psicología en el cuadrante etérico, vas a solidificar e incorporar a esa personalidad del ego tus problemas psicológicos. Y a medida que vayas examinando y atravesando el cinturón mental se solidificarán y resultará mucho más difícil deshacerlos.

El cuadrante etérico —de cero a diez, de diez a veinte y de veinte a treinta años— es el momento de resolver. La gran oportunidad de estar en el Sendero esos años consiste en que, cuando llegues al cuadrante mental, no lo hagas con una personalidad fragmentada, dividida. Helios nos ayuda luego a sellar la integridad divina, el AlfaOmega, el sentimiento de que «yo estoy en el Sol Central y el Sol Central está en mí».

De los 40 a los 50: la línea cuatro del reloj El Dios Obediencia y los siete poderosos Elohim patrocinan la línea cuatro, la cual nos ofrece la oportunidad de absoluta unidad con Dios gracias a obedecer Sus leyes. Cabe hallar enorme salvaguardia en la Ley de Dios. Se obtiene protección con respecto al karma que retorna cuando uno está al lado derecho de la Ley divina y la ley humana: amando estas leyes, amando la voluntad de Dios más que a otra cosa en la vida y no vacilando. Tal vez lo afirmemos, pero en cuanto se nos presenta una prueba de algo que deseamos más que cualquier cosa en el mundo y Dios nos lo niega, ¿vamos a seguir queriéndole? Es una prueba que todos debemos afrontar.

De los 50 a los 60: la línea cinco del

reloj ¿Qué significan los cincuenta? Configuran el rayo amarillo del cuadrante mental. Es la línea de El Morya, la jerarquía de Géminis, que nos proporciona un amplio acceso a la mente de Dios.* ¿Qué aprendemos de esta década? Aprendemos a tener maestría sobre la mente, a sellar las enseñanzas de los maestros, a sellar el cuerpo mental y todo lo que debemos aprender por medio de él. Las personas aprenden las enseñanzas a través del corazón, del alma y de todos sus chakras, pero hasta que no son capaces de exponer su doctrina y su teología, no se erigen en maestros de las enseñanzas. Ésta es la década que completa la primera mitad del reloj cósmico, el impulso de Alfa, hecho que nos conducirá al punto de retorno de Omega, el cual implica la ascensión de regreso al corazón de Dios, a la línea doce del reloj. En este período debemos intensificar e incrementar la capacidad de la mente, aclararla, abrir su chakra, elevar el fuego sagrado en preparación para el momento en que lleguemos a la línea seis —la de la Madre Divina y el punto más bajo del descenso— y entremos en el cuadrante emocional del reloj y en el plano astral. Aquéllos de nosotros cuyo destino no sea el de vivir ciento veinte años debemos darnos cuenta de que durante las décadas del lado derecho del reloj también tendremos que completar las lecciones de las líneas correspondientes al izquierdo, el de Omega. Así que, cuando estemos trabajando en la línea uno también estaremos dedicando esfuerzos a la siete; cuando andemos ocupados con la dos, asimismo lo estaremos con la

ocho; y así sucesivamente.

De los 60 a los 90: el cuadrante emocional Al adentrarte en la década de los sesenta a los setenta, si no estás en el sendero del discipulado y no has conservado la luz, cabe la posibilidad de que se produzca una aceleración del envejecimiento; se cosecha el karma en el plano astral que hemos hecho en la primera mitad del reloj, y esa energía se solidifica muy rápido. Llegados al tercer cuadrante, el ciclo de ese karma ingresa en el cuerpo astral y se precipita manifestándose físicamente. Es el proceso de envejecer. Es el período en que las personas desarrollan las enfermedades de la vejez y empiezan a pensar que se encuentran en la tercera edad, que ya no se valen por sí mismas como los demás... Según cuál sea su planteamiento, puede que se tornen frágiles a una edad temprana. A esa edad, los chelas de los maestros son los que sobresalen y relucen en la comunidad. Demuestran que cuando durante vidas se ha portado la luz y se llega a este nivel, cuando se encarna esa luz, ésta aparece muy visible y uno se halla a la espera de la victoria.

De los 60 a los 70: la línea seis del reloj

La década de los sesenta es la línea seis, que avanza hacia la siete. A la vez, es el chakra de la base, por lo que se recoge el karma del mal uso del fuego sagrado producido en dicho chakra durante la actual y anteriores vidas.

De los 70 a los 80: la línea siete del reloj La siguiente es la línea siete, en la que nos ocupamos de los usos erróneos de la luz en el chakra de la sede del alma.

De los 80 a los 90: la línea ocho del reloj En esta línea, la ocho, afrontamos todos los abusos de la luz en el plexo solar.

De los 90 a los 120: el cuadrante físico La línea nueve del reloj consiste en exteriorizar el reloj entero en el físico. La década de los noventa es la línea del Espíritu

Santo y del chakra del corazón. La línea diez te acerca a la edad de cien años y la once, a los 110. Cierra la década la línea doce a los 120. Los antiguos patriarcas y algunos individuos de otras sociedades lo han conseguido. El propósito de esta enseñanza no es necesariamente inspirarte para que desees llegar a una edad avanzada en sí, sino más bien que intensifiques la calidad del fuego sagrado en la década donde te halles y obtengas el máximo de maestría, de bendiciones, de iniciaciones por parte de los maestros que patrocinan esa línea del reloj. Si lo logras, a cualquier edad que seas llamado para viajar a otras octavas en el momento de tu ascensión o por el motivo que sea, habrás almacenado suficiente luz en las décadas transcurridas hasta ese instante, que valdrá por las décadas futuras y la conclusión de todas las líneas del reloj.

Capítulo 8 Residuo kármico

Por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. MATEO 24:22

Ciertas personas te dirán que, en virtud de algún argumento lógico o razonamiento, no son responsables por su karma pasado y, por tanto, no les corresponde hacer nada al respecto. Mientras mediten en Dios, ello bastará para resolverlo todo. Pues bien, eso no es cierto. Todos somos responsables por cada jota y cada tilde de energía que hemos utilizado desde el momento en que pisamos este mundo de causa y efecto. No hay forma de evitarlo. No lo puedes racionalizar. No lo puedes ocultar debajo de la alfombra o aparentar que no existe. Sobre nosotros recae la responsabilidad de saldar esta energía, materia sobre la que trata una ciencia, la cual te permite, día a día, librarte sistemáticamente del residuo acumulado. Cuando calificas de forma errónea la energía, remueves el

polvo, y puede que levantes tanto que se extienda hasta bien lejos. Sin embargo, ese residuo lleva impreso un campo energético que magnetiza, puesto que es tu sello electrónico; así que regresa y se deposita, cosa que sucede en función de la polaridad —positiva y negativa—, en función de las virtudes santas y las perversiones con respecto a éstas. Deseamos atraer todo el cielo a la tierra, todo el cuerpo causal a nuestra conciencia. Pues bien, el residuo kármico asentado en el cinturón electrónico y contrario a las doce virtudes es lo que nos impide hacer que el reino del cielo se manifieste en la Tierra. Así como la atmósfera deforma la luz del sol, la conciencia de las masas que envuelve a nuestro planeta formando un plano astral de energía mal calificada deforma la emisión pura de la luz de Dios. Tus propios cuatro cuerpos inferiores, con los registros de karma, los registros compuestos por las imperfecciones de la conciencia humana, al recibir esa luz imprimen en ella las calificaciones erróneas que previamente contenían. Es lo mismo que verter agua pura en un recipiente sucio: adquirirá la coloración del recipiente. Todo ese karma no se encuentra allí a la espera de ser transmutado en un preciso instante. El karma va llegando sólo por ciclos, y la mayor parte de él está sellado. Pero, en un momento determinado en el tiempo y el espacio, según el puesto que ocupes en relación con las jerarquías cósmicas, te toparás con una cierta cantidad de karma que se halla a la espera de que lo transmutes.

El cinturón electrónico

En el interior del cuerpo etérico coexisten dos campos energéticos. Hay quien los denomina el cuerpo etérico superior y el cuerpo etérico inferior. El primero está diseñado para que conste en él la perfección de la Presencia YO SOY y para anclar en el hombre el proyecto divino original de su individualidad crística. El segundo es la mente subconsciente, la computadora que almacena los datos de la vida de la persona: todas sus experiencias, pensamientos, sentimientos, palabras y actos, que los cuerpos mental, emocional y físico expresan. Cada vibración que circula cual onda a través del ser humano, cada sutil estado de ánimo, cada motivo oculto, cada pensamiento vano o palabra que el hombre pronuncia, quedan impresos en la sustancia plástica del cuerpo etérico inferior. Los impulsos del mundo que desfilan ante la mente o juegan con los sentimientos quedan también registrados en la mente subconsciente. Es obvio que la mala cosecha por las semillas de la insensatez no puede ascender al cuerpo causal, el cual es un imán de perfección que atrae hacia sí tan sólo lo bueno, lo puro y lo hermoso. Las energías mal calificadas del hombre se hunden hasta el nivel más bajo de su ser subconsciente, formando una espiral negativa en torno a sus cuatro cuerpos inferiores, un campo energético de densidad denominado el cinturón electrónico.

ILUSTRACIÓN 22 EL

CINTURÓN ELECTRÓNICO

La mente subconsciente está compuesta por capas, al igual que la roca sedimentaria; y el cinturón electrónico cabe describirlo como un timbal. La parte superior del tambor se halla cerca del ombligo o del plexo solar, y la base del tambor está por debajo de los pies. El cinturón electrónico es muy pesado. En realidad, es esa energía que densifica nuestra conciencia y nos mantiene encarnados en la Tierra. Cuando Jesús ascendía por el monte de Betania andaba ligero, pero esa ligereza se refiere a que no llevaba peso kármico ni tampoco la carga de la densidad del mundo encima de él. En cuanto transmutas o recalificas todos los patrones y hábitos que yacen en tu subconsciente, pasas a andar ligero, kármicamente hablando. Ya no queda nada que te vincule a la Tierra. Te liberas de la rueda de la reencarnación y te unes a Dios, puesto que ése es el único yo que conoces. Te identificas con Dios porque has entregado o rendido todo aquello que es inferior a Dios dentro de ti. Así como tu cuerpo causal, en el cielo, está formado por doce esferas, que representan frecuencias o niveles de vibración, es

decir, diferentes aspectos de la conciencia crística, también las perversiones de esas energías adoptan distintas frecuencias. Éstas provocan que la energía se escinda y quede anquilosada en algunos puntos. Todo lo que es inferior a Dios se plasma en forma de líneas de un reloj, cada una de las cuales representa una doceava parte del subconsciente. Por tanto, dividiríamos el timbal del cinturón electrónico en doce partes, como haríamos con un pastel, de modo que podríamos determinar el lugar aproximado en el subconsciente, en las capas de la roca sedimentaria, donde descansan los hábitos. El planeta en el cual evolucionamos posee un subconsciente colectivo que está sometido a las mismas leyes. La humanidad es responsable colectivamente de los errores que ha cometido como grupo, y el universo, el cosmos en sí, se basa en la ley de los ciclos, la misma a la que tú te hallas sujeto. Por consiguiente, al colocar tu alma en relación con el universo, con el cuerpo de la Madre, puedes determinar qué aspectos de energía mal calificada están a tu disposición durante un determinado período, mes, momento de tu vida, para transmutarlos. Eclesiastés puso de relieve las épocas, estaciones y ciclos cuando dijo lo que figura escrito en el Antiguo Testamento: «Tiempo de nacer y tiempo de morir»1. Ese tiempo se mide por ciclos.

Las capas del subconsciente Tal vez pienses que te conoces o que conoces tu conciencia

externa bastante bien —no tu Yo Divino, sino tu percepción humana de la vida que has desarrollado desde que naciste. Con todo, esa conciencia, esa percepción es quizá menos del uno por ciento de tu ser. Es como un iceberg: sólo sobresale en la superficie la punta. Todo lo que está por debajo lo desconoces excepto algunas vislumbres; y en eso consiste la misericordia de Dios. Ninguno de nosotros podría soportar el peso total de su pecado o karma en algún momento o encarnación. De manera que el Yo Crístico y los Señores del Karma poco a poco nos van enviando las energías que somos capaces de manejar a diario satisfactoria o victoriosamente. Por esa razón Jesús dijo: «Basta a cada día su propio mal».2 El mal, el velo de energía3 que has creado al calificar erróneamente el amor de Dios en forma de odio, sensualidad o lujuria se ha convertido en tu propio subconsciente y forma parte de ese cinturón electrónico, ese timbal. Dicha energía puede haberse enviado a otras formas o aspectos de la vida, pero debe retornar a ti. Sucede lo mismo que con la bola que hay al final del hilo que lanzas con la raqueta de paddle. Lanzas, y vuelve, incluso con mayor intensidad de la que enviaste, porque la energía que avanza hacia el mundo atrae a más de sí misma, de su especie. Si lanzas odio, ese odio reunirá más y regresará a ti para ser redimido. Si despides amor, éste acumulará a sí más de él y volverá a ti para ser bendecido. Vamos a examinar las energías de las que somos responsables. La diferencia entre ser un niño de Dios o un hijo o hija de Dios se circunscribe al ámbito de la responsabilidad. No le resulta muy fácil a la gente abordarlo, porque es sumamente sencillo y agradable al tiempo que fácil de aceptar que alguien haya asumido tu carga sobre sus espaldas, haya muerto por ti; así

que todo lo que tienes que hacer es decir que tienes fe en esa persona.

Llama violeta para transmutar karma negativo Tan pronto como empiezas a utilizar la llama violeta, transmutas las energías del cinturón electrónico. Aquélla es la luz del Espíritu Santo, y valerte de ella te suministra una cantidad de energía superior a la normal para transmutar tu pasado. Ello te permite aumentar tu capacidad de saldar karma. Ya no necesitas toda una encarnación para bregar, tal vez, con una capa del cinturón electrónico a fin de pagar tus deudas con los individuos. Cuanto más recites los decretos y mantras de llama violeta, cuanto más invoques la llama, más rápido avanzarás por esas capas. La llama violeta se invoca por medio del uso de la Palabra hablada, del poder del habla. Consiste en un acto doble de visualización y recitación. Mientras pronuncias mantras de llama violeta, visualizas esta llama, el «vino del perdón», limpiando todos los registros de antiguas pruebas y tribulaciones, repolarizando los átomos y moléculas de tu ser, como una corriente magnética que borra un casete. Tan sólo deja la matriz perfecta de ti según Dios pretendió que fuera. El siguiente es un sencillo mantra de llama violeta: ¡YO SOY un ser de fuego violeta, YO SOY

la pureza que Dios desea!

A medida que vas repitiendo este mantra una y otra vez,

incrementando progresivamente la velocidad, tus átomos empiezan a vibrar cada vez más deprisa. Haz un ritual diario con este mantra y verás cómo transforma tu perspectiva4. Visualiza la llama violeta dentro de tu corazón como un torbellino de luz recogido sobre sí mismo, como una espiral de energía tan intensa que se retrae en sí misma y consume hasta la última jota y tilde de la ley de la energía mal calificada en tu vida, cada elemento de peso kármico, ya se remonte a un millón de años atrás o haya ocurrido ayer. Algunas personas salen en busca de quien les haga lecturas con el fin de averiguar sus vidas pasadas, pero tú mismo puedes hacer la lectura de tu propia vida, ya que a medida que avances por esas capas, sin duda alguna serás consciente de experiencias del pasado. Quizá pasen años antes de que obtengas esa percepción, y no tiene sentido procurarse esas interpretaciones en el ínterin. Tan pronto conozcas una encarnación del pasado, devienes inmediatamente responsable por las energías de esa vida y su karma, de modo que aquéllas se posan sobre ti. Si no posees el conocimiento del fuego sagrado podrías sentirte abrumado y dominado por ellas.5 Es importante que te percates de que puedes emplear la energía del Espíritu Santo de manera científica y sistemática con el propósito de transmutar las energías mal calificadas en las doce líneas del reloj, para saldar karma y acelerar el día de tu victoria. Consta escrito en la Biblia que, por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados6. A juicio de algunas personas, esto es un misterio. Mas a ti, que entiendes que el Espíritu Santo ofrece el don del fuego para la transmutación del pasado, te resulta claro el hecho de que la palabra días alude a ciclos: los ciclos del retorno del karma serán acortados porque a medida que el karma va retornando, lo vas transmutando de forma constante día tras día.

Superar los hábitos negativos con los positivos Para cada una de las doce líneas del reloj existe un aspecto de la conciencia crística que supera el estado humano. Por ejemplo, en la línea doce se encuentran los hábitos de crítica, condenación y juicio —hemos juzgado y condenado a otros. Ello incluye la práctica de magia negra y todos los pensamientos malévolos hacia los individuos. Se han acumulado y constituyen una perversión del poder de Dios. Por tanto, invocamos este poder en la línea doce del reloj y lo consagramos a la redención de esa circunstancia concreta. Tal vez pensemos que nunca hemos abrigado un pensamiento crítico en toda nuestra vida, que jamás hemos sido críticos con nadie. Pero ello no garantiza que bajo la superficie del iceberg no haya capas y capas de abuso de poder por medio de la condenación. Puede que no hayas notado ese rasgo en tu vida simplemente porque en ella no se te ha concedido para que lo transmutaras. Ya tenías otras circunstancias kármicas, otras energías de que ocuparte. De todas formas, por la tendencia de la civilización y la historia de los últimos diez mil años, puedes asumir que en algún momento habrás enviado esa energía. Así que, en el momento correcto, en el ciclo adecuado, utiliza el poder divino a fin de pedir que sea transmutada. Y si se da el caso de que transmutas todas esas capas de diez mil años o más (la mayoría de la gente lleva evolucionando en este planeta entre 200.000 y 250.000 años desde los continentes de Lemuria y la Atlántida), seguirás teniendo la responsabilidad,

mientras no estés ascendido, de realizar invocaciones para las energías del subconsciente colectivo de la humanidad. ¿Contra qué se dirige esta energía de condenación? Sólo hay un aspecto que estamos condenando en realidad: a Dios en el hombre; condenamos al Cristo; condenamos a la Madre Divina y al Espíritu Santo. A esta fuerza se la conoce como anticristo, antidios, antimadre (o antimateria7) y antiespíritu.

Protección alrededor del reloj para ti y tu llama gemela Se nos ha dado un decreto cuyo objetivo es que tú y tu llama gemela podáis hacer diariamente una invocación para que la energía de Dios despeje de vuestro reloj cósmico esta sustancia anticristo. Cada día nos enfrentamos con la configuración de nuestros ciclos personales, que se ven afectados por todos los ciclos del universo y nuestra posición relativa con respecto a ellos. Son millones los ciclos que concurren simultáneamente. Todos ellos combinados trazan nuestro reloj cósmico o nuestra astrología cósmica. Mientras andamos por el camino de vuelta al hogar, recogiendo en el momento actual lo que antaño sembramos, está bien asumir que cada día habrá probablemente un poco de sustancia, un poco de residuo, polvo o ceniza, que represente esta energía mal calificada que hemos sembrado, la cual ahora nos está retornando. El decreto «Protección alrededor del reloj» es un llamado general para limpiar cada una de las doce líneas, que despejará de nuestro reloj la energía calificada erróneamente,

habilitándonos con ello para restituir las cualidades divinas a esas líneas. La invocación de ese decreto se dirige a la amada Presencia YO SOY, al Yo Crístico, y a continuación a las jerarquías específicas que sirven en cada una de las doce líneas (enumeradas en el apartado A) para que sujetemos, atemos y encerremos las circunstancias que constituyen las perversiones de la llama divina en esas doce líneas (enumeradas en el apartado B). En el apartado c del decreto pedimos que el karma negativo sea atado, introducido en el círculo y la espada de llama azul de Astrea, y que se transmute todo lo que interfiera la manifestación en nosotros de las cualidades divinas allí mencionadas.

Protección alrededor del reloj En el nombre de la amada, poderosa y victoriosa Presencia de Dios YO SOY en mí, Santo Seres Crísticos de toda la humanidad, todos los grandes poderes y legiones de Luz: A (12) Amado Gran Director Divino y los siete arcángeles, (1) Amado Saint Germain y las huestes angelicales de luz, (2) Amado Jesús y las grandes huestes de maestros ascendidos, (3) Amado Helios y el Imán del Gran Sol Central, (4) Amado Dios Obediencia y los siete poderosos Elohim, (5) Amado El Morya y las legiones de Mecurio,

(6) Amado Serapis Bey y los grandes serafines y querubines, (7) Amada Diosa de la Libertad y los Señores del Karma, (8) Amado Señor Lanto y los Señores de la Sabiduría, (9) Amado Poderoso Víctory y los Señores de la Individualidad, (10) Amado Poderoso Ciclopea y los Señores de la Forma, (11) Amado Señor Maitreya y los Señores de la Mente, Amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra!, yo decreto: ¡Sujetad, atad y encerrad! ¡Sujetad, atad y encerrad! ¡Sujetad, atad y encerrad! B

(12) toda crítica, condenación y juicio y toda magia negra (1) todo odio y ligera antipatía y toda brujería

(2) toda duda, temor, cuestionamiento humano y registros de muerte (3) toda vanidad, engaño, arrogancia y ego (4) toda desobediencia, terquedad y desafío de la ley (5) toda envidia, celos e ignorancia de la ley (6) toda indecisión, autocompasión y autojustificación (7) toda ingratitud, irreflexión y ceguera espiritual (8) toda injusticia, frustración y ansiedad (9) toda falsedad, intriga y traición (10) todo egoísmo, narcisismo e idolatría (11) todo resentimiento, venganza y represalias

y todo lo que no sea de la Luz, en el círculo cósmico y espada de llama azul de un millón de soles de la Poderosa Astrea, y colocad vuestros círculos cósmicos y espadas de la llama azul de miles de soles desde el Gran Sol Central y destellad megatones de Luz cósmica, rayos de relámpago azul y fuego violeta en, a través y alrededor de todo lo que se oponga o intente interferir con el cumplimiento de C (12) mi Poder Divino y mi plan divino realizado en todos los ciclos (1) mi Amor Divino y mi plan divino realizado en todos los ciclos (2) mi Maestría Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (3) mi Control Divino y mi plan divino realizado en todos los ciclos (4) mi Obediencia Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (5) mi Sabiduría Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (6) mi Armonía Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (7) mi Gratitud Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (8) mi Justicia Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (9) mi Realidad Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos (10) mi Visión Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos

(11) mi Victoria Divina y mi plan divino realizado en todos los ciclos y mi victoria en la Luz hoy y por siempre. ¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se manifieste, se manifieste, se manifieste! (repítase tres veces), ¡aquí y ahora mismo con pleno poder, eternamente sostenido, omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz y sean libres! ¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

¡Amado

Nota

YO SOY!

Transmutación línea por línea A nosotros nos corresponde transmutar el residuo de karma línea por línea siguiendo el reloj cósmico, al tiempo que los seres y jerarcas de cada línea nos ayudan en cuanto les invocamos por mediación de este decreto. Por ejemplo, se cuentan por millares de seres cósmicos situados por debajo de la jerarquía de Capricornio, los que encarnan esa vibración concreta de Dios. Ése es su cargo en el universo; mantienen dicha llama a favor de millones de almas que evolucionan. En este sistema de mundos y en la Tierra, el maestro ascendido que ejerce de iniciador bajo la jerarquía de Capricornio es el Gran Director Divino, y le asisten los siete arcángeles. Por tanto, en el apartado A en la línea doce del reloj, la jerarquía de Capricornio, invocamos al amado Gran Director Divino y a los siete arcángeles.

Cuando tengamos un problema y sintamos que estamos siendo criticones o estamos entrando en espirales de condenación para con otros, hemos de saber que tenemos un problema relativo a Capricornio y que podemos recurrir a invocar, en el nombre de la poderosa Presencia YO SOY, al Gran Director Divino y a los siete arcángeles, a todas las huestes del cielo, para que acudan y sellen el círculo y espada cósmicos de la llama azul de Astrea* en torno a la causa y al núcleo de la circunstancia latente en nuestro subconsciente que nos incita a ser excesivamente críticos y proclives a condenar otras formas o aspectos de la vida. Podemos pedir que el Ojo omnividente de Dios penetre hasta el registro subconsciente de todas las encarnaciones previas y que el origen de este hábito sea transmutado; asimismo, que la causa y el núcleo de la circunstancia sean eliminados de nuestro cuerpo etérico inferior. Podemos pedir que se limpie de nuestro cuerpo mental, de nuestro mundo de los sentimientos o emociones, y finalmente a nivel físico.

ILUSTRACIÓN 23

LOS

SIETE CHAKRAS

En cuanto solicitamos que esa sustancia sea transmutada, siempre nos es devuelta con la vibración positiva de esa línea del reloj. Así pues, el poder divino en la línea doce del reloj es la virtud del atributo divino y la llama que se nos restituirá cuando hagamos la invocación determinada. Se trata de un ritual científico. Nos estamos desplazando sistemáticamente por cada uno de estos doce focos o galaxias de luz, invocando la luz de las doce jerarquías, transmutando día tras día la energía mal calificada durante siglos, que resulta una lacra para los chakras. Cada día nuestro reloj cósmico aparece distinto porque en él se plasma la porción de karma correspondiente a ese día, que aguarda a ser transmutado. Las cualidades mencionadas en cada línea son las llamas originales, puras, y representan las iniciaciones que debemos pasar si queremos obtener las joyas de luz. La sabiduría divina es una joya. Se ubica en el chakra de la garganta (véase ilustración 16). La adquirimos tras superar iniciaciones bajo la jerarquía de Géminis en la línea cinco. Cada una de estas joyas se torna un vórtice de energía que se añade a nuestra aura, a nuestros chakras y por último a nuestro cuerpo causal. De ahí que todo lo que hagamos cada día puede acelerar y acumular a nuestra corriente de vida más y más de esta conciencia cósmica.

Ciclos planetarios:

Pruebas de Capricornio A la vez que los ciclos de nuestro reloj cósmico personal, también hay que tener en cuenta los ciclos planetarios. El ciclo anual del planeta Tierra comienza en cuanto cambia el signo de Sagitario a Capricornio, durante el solsticio de invierno. Así pues, este solsticio, que se produce aproximadamente el 22 de diciembre, es en realidad la fecha del año nuevo, aunque lo celebremos el 31 del mismo mes. Ese año nuevo se inicia con las pruebas de todo el planeta bajo la jerarquía de Capricornio. Así que la energía del poder divino que emite dicha jerarquía entra en el campo energético de los cuatro cuerpos inferiores del planeta y de los que en él evolucionan, aquella energía suele calificarse con crítica, condenación, juicio y magia negra. Descubrimos que la prueba, la iniciación de la jerarquía de Capricornio para el iniciado, para el discípulo, para el que se ha disciplinado, consiste en meditar sobre la energía pura del poder divino, así como en asimilar ese poder y esa energía sin utilizarlos mal, sin responder al magnetismo del mundo que tiende a grabar en nuestra conciencia esos rasgos de crítica, condenación y juicio. Los individuos que nazcan bajo el signo de Capricornio van a tener esta iniciación durante la vida presente. Poseerán gran poder, y se tropezarán con la oportunidad de utilizar la energía de Dios en forma de poder. Estas personas podrán ser iniciadores, organizadores, ejecutivos. Tendrán la capacidad, debido a ese poder, de explorar los misterios de Dios, y también establecerán contacto con el plano etérico, ya que esta jerarquía está en el cuadrante etérico, el de fuego. Tendrán que guardarse del hábito acumulado de la

conciencia de la masas tendente a abusar de ese poder mediante el análisis quisquilloso de la gente, la condenación y crítica mezquinas, la característica dominante de hallar defectos con las pequeñas astillas de la personalidad humana, etc. Dedicarse a ese tipo de actividades disipa el poder de Dios. Es chismorreo, es juzgar a la gente, no con el juicio justo8, no con el juicio y la compasión de Dios, sino con la crítica y la estrechez de la conciencia humana. Si lees los periódicos, si miras las noticias y estás atento al estado del mundo, observarás que las naciones, así como sus gobiernos, sus economías y toda fase de las actividades humanas, se encuentran en las pruebas de la jerarquía de Capricornio durante ese mes. Y si trabajas en un ámbito relacionado con el orden mundial o el gobierno divino y te interesa ayudar a la sociedad y servir a tu comunidad, advertirás que los dirigentes, la gente importante, sufren el peso de la luz y la oscuridad característico de Capricornio, y que su funcionamiento se ha visto obstaculizado por el mal uso que la conciencia de las masas efectúa del fuego sagrado en Capricornio. De modo que, cuando recites tus decretos a favor del mundo desde aproximadamente el 22 de diciembre al 20 de enero, deberías procurar dirigir tus invocaciones a la transmutación del karma mundial de crítica, condenación y juicio, es decir, los abusos en el cuerpo etérico de la llama del poder divino.

Ciclos planetarios:

Pruebas de Acuario El ciclo de Acuario comienza al final de Capricornio. Al iniciarlo sentimos la intensidad de la luz del amor. El día de San Valentín se encuentra en este período. Se trata de un ciclo muy creativo. Nuestro karma avanza con él hacia el exterior del subconsciente, así que de repente sentiremos destellos carmesí de odio que no habíamos notado y nos preguntaremos: «¿Qué es esto? No odio a esta persona. ¿Por qué se me cruza esta energía?». Si no lo sabes, es posible que te identifiques con ella y que empieces el proceso de odiar, en cuyo caso habrás fallado la iniciación cósmica de rechazar el odio y encarnar el amor. La perversión del amor es odio y leve antipatía en cualquier manifestación: irritación, sentimiento de incomodidad estando rodeado de gente, crítica sutil, o irritación sutil cuando no estamos en armonía con otro aspecto de la vida. El mal uso de las energías del amor se lleva a cabo en forma de egoísmo, carácter posesivo, apego, deseo, abuso del fuego sagrado, etc. La leve antipatía es, si cabe, más diabólica que el odio. Levemente preferimos no estar con una determinada persona. Toda vez que no lo identificamos con el odio, no nos decidimos a exorcizarlo de nuestra conciencia. Así que se sumerge en los niveles subconscientes, y llevamos con nosotros estas pequeñas astillas, espinas de irritación, de desagrado de tal o cual cosa; incluso el disgusto para con los objetos inanimados es una vibración negativa que impide el flujo de amor en nuestra existencia. El odio se exterioriza a través de odio racial, prejuicio, odio hacia miembros de diversos credos religiosos o nacionalidades. Se produce de las formas más insidiosas. Si somos conscientes de que la prueba se acerca y sabemos

que Acuario nos ofrece la opción de escoger entre el odio y el amor, podemos valernos de la llama de Saint Germain, el cual sirve a las órdenes de la jerarquía de Acuario. Podemos hacer uso de su llama de la libertad y de la transmutación. Podemos invocar esa llama violeta del Espíritu Santo y exigir la transmutación de la causa y el núcleo de todo nuestro karma asociado con el uso erróneo de la energía de Acuario. Podemos decir: Reclamo mi libertad ahora. Reclamo mi libertad para ser el amor, y no voy a encarnar otro atributo que no sea el amor. Pido que la llama violeta atraviese la causa, efecto, registro y recuerdo en mis cuatro cuerpos inferiores de todos los abusos del fuego sagrado cometidos en Acuario. Que se haga la voluntad de Dios.

La jerarquía de Acuario rige el círculo completo de dos mil años. Durante esta era, la jerarquía cubre todas las frecuencias de las doce jerarquías con la de amor divino. Es una época en que actúa un intenso amor que recorre el cosmos a lo largo de este ciclo. Se nos despliega una amplia oportunidad para redimir nuestro karma con el uso correcto del amor.

Ciclos planetarios: Pruebas de Piscis La última línea del cuadrante etérico es la jerarquía de Piscis, que implica la prueba de la llama de la maestría divina. La perversión de la maestría divina es miedo, duda, preocupación o ansiedad, cuestionamientos y muerte. Aunque se enmarca en el cuadrante etérico, Piscis es a la vez

un signo de agua. En este signo se nos pone a prueba la maestría sobre el flujo de agua en el fuego del plano etérico. Piscis es también la pluma amarilla de la Trinidad en el cuadrante etérico. En Piscis se encuentran los registros de muerte. Muchas personas no son capaces de vencer al último enemigo de la muerte en los ciclos de su reloj cósmico, porque no están preparadas para la iniciación. El triunfador pisciano es aquél que ha equilibrado la llama trina de la conciencia crística y es capaz, por tanto, de alzarse victorioso sobre la muerte y el infierno: «¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?»9. El aguijón de la muerte es consumido en los fuegos de la resurrección, en la llama del triunfador pisciano. A lo largo de los dos mil años de la era de Piscis, toda la humanidad ha contado con la oportunidad de convertirse en el Cristo. Por ello hemos encarnado en multitud de ocasiones durante este período: para seguir el ejemplo de Jesús el Cristo. Sin embargo, sus verdaderas enseñanzas se perdieron desde el principio. Las destruyeron: incluso los libros de Orígenes de Alejandría que exponían estas enseñanzas. Los caídos se apoderaron de las iglesias y difundieron la falsa doctrina y el dogma consistente en que sólo un hombre podía ser el Cristo. Y con ello privaron a la humanidad de esa oportunidad. Actualmente estamos avanzando hacia la iniciación acuariana, aquélla que nos reta a erigirnos en la Madre, a elevar la llama de la Madre para fusionarla con la luz del Espíritu Santo. Y resulta que no estamos listos para la siguiente iniciación porque no hemos superado la anterior. ¿Qué hacemos, entonces? Rezamos pidiendo perdón, misericordia. Rezamos pidiendo una oportunidad para compensar aquello que hemos perdido. Pues bien, los maestros ascendidos nos ofrecen hoy esa oportunidad por medio de sus enseñanzas. Y lo hacen con la llama violeta,

que transmuta los abusos del fuego sagrado en todas las jerarquías. Contamos con el ejemplo de Jesús. Se supone que vamos a recorrer cada paso del camino siguiendo ese ejemplo. De ahí que su llama de Cristo, encarnando la llama de la maestría divina, pueda disolver todo temor y duda, el sentimiento de separación, todo cuestionamiento sobre quiénes somos y quién es Dios, así como todos los registros de muerte de cada encarnación una vez que abandonamos el cuerpo.

Ciclos planetarios: Pruebas de Tauro Alrededor del 21 de abril el Sol entra en el signo de Tauro. Es la línea cuatro del reloj. Los seres que sirven en la jerarquía de Tauro son el Dios Obediencia —el amado Godfré— y los siete poderosos Elohim. Durante ese mes, la Tierra entera y todos los que en ella evolucionan soportan las iniciaciones bajo la jerarquía de Tauro. Este signo se halla en la cruz rosa, y el desafío que presenta es obedecer la ley interna del ser por medio del amor y la devoción. Constatarás un enorme caudal de rebeldía que se manifiesta con este signo. Fue en él cuando Satán cayó y se rebeló contra el Cristo viviente. Habrás visto que se ubica en el cuadrante de la mente o cuerpo mental, así que cayó por la lógica satánica, la lógica de la mente carnal que ideó una manera de desobedecer a Dios dando a entender, no obstante, que se enmarcaba en la Ley

de Dios. Advertirás al leer los periódicos, escuchar las noticias, observar lo que actúa, la vibración de Tauro (que es un signo de tierra) de terquedad humana, que se resiste al flujo de las corrientes y la energía cósmicas. Ahora que tienes la clave de por qué las cosas no funcionan en el gobierno, en el mundo, en los problemas sobre los que lees, tan pronto seas consciente de esos ciclos, di: En el nombre del Cristo, en el nombre de la amada Presencia YO SOY,

invoco al amado Godfré, a los siete poderosos Elohim y a la jerarquía de Tauro, para que ejerzan potestad sobre esta sustancia de desobediencia y rebeldía humanas. Pido la obediencia de todos mis átomos, células y conciencia a la voluntad interna, a la ley interna, al proyecto original interno. Pido la transmutación de hábitos planetarios acumulados de rebeldía, y solicito que la llama de Godfré, el amado Dios Obediencia, sea depositada dentro de mi ser para la maestría del tercer ojo. Que se haga de acuerdo a la voluntad de Dios.

A continuación, nombra la manifestación de rebeldía en ti, en algún individuo, en el gobierno, en el mundo en general, o en cualquier situación que veas en la televisión o en el periódico. Luego haz llamados a Astrea, al Arcángel Miguel, a la llama violeta. Continúa durante quizás uno, tres o quince minutos, hasta que hayas invocado suficiente luz para contrarrestar y equilibrar esa situación y llegues a sentir una cierta liberación interna. Hasta que no la sientas, no has cumplido con tu responsabilidad.

ARCÁNGEL MIGUEL

Desafiar hábitos planetarios con la repetición de decretos El llamado sostenido basado en la repetición de decretos es necesario allí donde yacen grandes masas aisladas de redes y campos energéticos flotantes en la conciencia de las masas. Por ejemplo, existe una masa acumulada de rebeldía en la ciudad de Nueva York, compuesta por la combinación de los hábitos negativos de toda la gente que vive allí y la amalgama de rebeldía en el poder corporativo o en la mafia, reforzado por los organismos financieros y legales. Pero si vas a invocar a Astrea para que envuelva en su círculo tal acumulación de energía, vas a necesitar más que una simple orden o llamado. Esa orden iniciará el proceso, aunque solemos recitar el decreto a Astrea doce, catorce, veinticuatro, treinta y seis o más

veces porque la Ley establece que los maestros ascendidos no pueden entrar en esta octava a menos que demos el llamado que les abra paso. Debemos ofrecerles la energía capaz de invertir situaciones, que después ellos multiplican para utilizar en nuestra octava. Si abordas un hábito planetario, puedes esperarte tratar con algo ciertamente virulento. El príncipe de este mundo es Satán. Y si bien él ya no está, su vibración y sus lugartenientes sí están presentes, de modo que es visible ese predominio en el mundo.10 Si vas a erigirte ante tu altar para abordar esas fuerzas, precisas toda la protección del Arcángel Miguel, así como la llama violeta, el tubo de luz; y tienes que llamar a todas las jerarquías del cielo. Seguidamente puedes comenzar el proceso de desafiar los hábitos planetarios de mal uso de esa jerarquía.

Pruebas y oportunidades en las doce líneas Estos desafíos prosiguen a lo largo del año y de las doce líneas del reloj. La estación de invierno corresponde al ciclo etérico, el elemento fuego, adentrándose hacia el núcleo ígneo. La estación de la primavera y las pruebas del planeta que Aries conlleva corresponden al elemento de la mente. Es la época del nuevo nacimiento, los fuegos de la resurrección que vienen con Aries. El verano acompaña a las pruebas de las emociones.

Guerras, manifestaciones, disturbios y toda clase de turbulencias sobrevienen al planeta en conjunto y a las personas, cuyas emociones son puestas a prueba. Incluso el calor que experimentamos es fruto de la sustancia mal calificada de la humanidad en el cuerpo astral del planeta. Al encarar la vida en la estación veraniega, debemos tener en cuenta las pruebas implícitas del cuerpo emocional. En otoño llega el ciclo terrenal, la cosecha, que corresponde al Espíritu Santo y al reciclaje de energías. Los frutos del Espíritu se hacen patentes en los frutos de la tierra.

La Luna: reflector de las emociones En el transcurso de los meses, se produce día a día un preciso despliegue de iniciaciones al amparo de la jerarquía del sol que está a la cabeza ese mes. Cabe asimismo tener presente en ese mes de iniciación los ciclos de la Luna. Ésta avanza por las doce jerarquías al tiempo que tú lo haces por tus ciclos kármicos. La Luna aporta una prueba adicional. Es la prueba de tu alma. Es la prueba de la personalidad. Por tanto, mientras te hallas, por ejemplo, en el mes de iniciación de Aries, y la Luna pasa por su ciclo de veintiocho días, tendrás la oportunidad bajo la jerarquía de Aries de demostrar tu maestría sobre lo que denominamos sustancia lunar, que significa sustancia mal calificada, energía que se ha calificado negativamente bajo la influencia de este satélite. La Luna rige el cuerpo astral, el elemento agua. En la perfección de la astrología cósmica, los satélites de los planetas,

los cuerpos lunares, están destinados a ser reflectores y amplificadores de los sentimientos puros que tienen las corrientes de vida del planeta. En eras doradas, cuando los sentimientos de la humanidad eran puros, cuando el cuerpo emocional era puro y limpio, la Luna era un reflector cristalino de los sentimientos puros de los ángeles, de la humanidad, de la vida elemental. Sin embargo, así que la humanidad empezó a calificar de manera errónea sus sentimientos y a acopiar en el cinturón astral, en el subconsciente del planeta, capas de odio, capas de leve antipatía o disgusto y todas las distorsiones de los sentimientos de Dios, la Luna empezó a amplificar esa energía. Por consiguiente, la Luna ha dejado de reflejar la pura luz del Sol, y en su lugar, la luz de ella refleja los usos negativos que el hombre realiza de la energía solar. Eso es aquello con lo que debemos lidiar en nuestras iniciaciones cada mes, a medida que la Luna recorre las doce jerarquías. Pongamos por caso que la Luna pasa por la casa de Aries. Pues bien, amplificará la sustancia del ego, el engaño del ego. Cuando hay Luna llena en Aries (o cualquier fase de la Luna en Aries) notarás que las acciones recíprocas entre las personas se producen con carácter acentuado al nivel del ego. Todo el mundo muestra un aspecto del ego y se relaciona a ese nivel. Cuando la Luna está en Acuario, no amplificará el amor, sino la lujuria, la sensualidad, el odio. Si está en Capricornio, tal vez percibas una gran carga de sustancia de condenación sobre la gente. En el caso de que esté amplificada por el poder de la Luna llena, esa condenación puede ser una energía abrumadora de personas criticándose y metiéndose unas con otras, o mirándose por encima del hombro por nada: por respirar o por pasearse con un vestido que quizá a alguien no le gustó. Esa energía impregna el plano astral. En cuanto la detectes, haz un llamado al instante:

En el nombre del Cristo, en el nombre de la Presencia YO SOY, invoco a la Poderosa Astrea y a los Señores de la llama violeta para que consuman la causa y el núcleo de todos los usos erróneos de la jerarquía de Capricornio, del poder divino y de toda la sustancia lunar que es esa energía mal calificada. Hágase de acuerdo a la voluntad de Dios.

El desafío del sendero de iniciación Los maestros ascendidos nos han brindado abundantes reflexiones acerca de la automaestría, en todos sus escritos y dictados, en libros, lecciones de los Guardianes de la Llama y Perlas de Sabiduría, que se remontan al año 1958.11 No cabe esperar ni nos vemos capacitados de explicar en un libro todos esos matices de la Ley. Las palabras «mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea tras línea»12 obedecen a un motivo: la plasmación de la ley cósmica constituye el gran mosaico de la vida, y cada día colocamos piezas de este mosaico para completar la obra íntegra. Ser un devoto de los maestros ascendidos consiste en estudiar para «presentarte a Dios aprobado, como obrero [...] que usa bien la palabra de verdad»13 —la advertencia de Pablo a Timoteo. Al estudiar las enseñanzas de los maestros, extraemos un impresionante depósito de disciplinas, y en eso consiste ser discípulo. Significa que debemos ser disciplinados, no desde fuera, sino desde dentro. Y, cuando somos suficientemente disciplinados desde dentro, magnetizamos la disciplina de los grandes gurúes, los maestros ascendidos.

Capítulo 9

Responsabilidad cósmica

Lo que somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer.

Nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de mañana. EL DAMAPADA

Reflexiones sobre la mente subconsciente y supraconsciente El Buda impartió el concepto que figura en El Damapada:

Lo que somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer.

Nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de mañana. Nuestra vida es una creación de nuestra mente. A quien habla o actúa con mente impura, le espera el sufrimiento, al igual que las ruedas del carro siguen forzosamente al buey que lo arrastra. Lo que somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer.

Nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de mañana. Nuestra vida es una creación de nuestra mente. A quien habla o actúa con mente pura, le espera la alegría, como su propia sombra, inseparable de él.1

Ésta es la base de la responsabilidad cósmica. Nos miramos, contemplamos nuestras manos, nuestros pies. Miramos al espejo, miramos nuestra conciencia, nuestro desarrollo, nuestra casa, y recordamos estas palabras: «Lo que somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer. Nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de mañana». ¿Cuál es el pensamiento que precede a la manifestación? ¿Cuál es el sentimiento y cuál, la acción? La responsabilidad cósmica equivale a la enseñanza del karma —«lo que el hombre siembre, eso también segará»2. Al estudiar el subconsciente y la supraconciencia descubrimos lo que segamos o cosechamos, pero no nos detendremos allí. Diremos: ¿Qué vamos a hacer al respecto? Y percibiremos que Dios nos ha dado las respuestas.

Responsabilidad por la mente subconsciente Muchas personas ni siquiera se hacen responsables por aquello de lo que son conscientes. Vamos a ocuparnos de la responsabilidad por aquello de lo que no somos conscientes y que se aloja en la mente subconsciente. Miramos a nuestro alrededor, nos observamos a nosotros mismos. Nos percatamos de que las personas a quienes conocemos no pueden siquiera aceptar la responsabilidad por su propia vida, por su familia. Se rebelan contra la autoridad, ya sea de los padres, del gobierno o de la sociedad, y se les escapa que la autoridad contra lo que se rebelan es la del Cristo, el Yo real interno. Los individuos no son responsables con su cuerpo. Introducen en él sustancias impuras por medio de drogas, alcohol, tabaco, todo tipo de medicinas, de pastillas y de elementos químicos que denominan comida. Miramos la televisión, nos tragamos los medios de comunicación sin establecer un escudo para la conciencia, sin responsabilidad por el hecho de que allí donde colocamos nuestra atención, creamos un arco de energía desde nuestra mente hasta el objeto. A través de ese arco fluye a nosotros la sustancia propiamente dicha del objeto de nuestra atención. De modo que permitimos que se encaucen por él el mundo, la conciencia de las masas. Inevitablemente «lo que somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer; nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de mañana».

La enseñanza: piedra angular en el arco del ser El discípulo de Cristo, el devoto de Buda, el partidario de la Realidad, aquél que se siente parte del desafío progresivo que Cristo y Buda demostraron, puede distar de su conciencia superior tan sólo unos pocos días, semanas, meses o años de actividad acelerada en el sendero, aun cuando esté actualmente enredado en la conciencia de las masas. Ya sea que nos encontremos o no activamente comprometidos con la conciencia del mundo, somos de todas formas parte integrante de ella hasta que conscientemente nos apartamos de las vibraciones del «antiguo hombre» o «la antigua mujer» —es decir, el yo anterior, el yo que ha acumulado hábitos humanos y conciencia humana, sean relativamente benignos o relativamente equivocados, no en una sino en numerosas vidas. Es el momento de dar paso a una nueva era de liberación de nuestra alma con respecto al pasado. Debemos liberar al alma que desea poner ahínco con el propósito de elevarse por encima de la jaula finita y volver a unirse con el Ser Infinito. El apóstol ordenó: Salid de en medio de ellos y apartaos3; debes entender el significado de tu responsabilidad cósmica y aceptarla. Este acto de apartarse implica ante todo un paso en la aceptación concienzuda de uno mismo, buena disposición a la hora de afrontar quiénes somos y lo que somos —ya bellos, ya feos— y de percatarnos de que andamos bien provistos para satisfacer la demanda de cambio, es decir, cambio positivo encaminado a alcanzar, paso a paso, la meta de una conciencia superior. Dios ha facilitado el camino con Su fuego sagrado que todo

lo consume. Podemos convertirnos en quienes realmente somos... si así lo queremos. Creo de verdad que la enseñanza de los maestros ascendidos sobre karma y reencarnación es la piedra angular del arco del ser. Pienso que cuando estemos dispuestos a comprender estas enseñanzas y a asumirlas, a aplicar la ciencia de la Palabra hablada que se nos ha ofrecido, entonces ingresaremos en el espacio donde la Ley actúa facultándonos para evolucionar a un estado más elevado de percepción de uno mismo en Cristo.

Nosotros creamos las circunstancias que nos hacen fallar Hemos iniciado la era de la responsabilidad y no podemos retroceder, mas a nuestro alrededor detectamos una resistencia residual a la vida y a la Realidad que denota un intento de salirse con la suya en cuanto la gente puede. Nos descubrimos tratando de hacerlo, de embaucarnos a nosotros mismos, de salirnos con la nuestra para no ser responsables. Y decimos que fallamos porque las circunstancias nos impidieron hacer tal o cual cosa. El maestro ascendido El Morya, uno de los mayores devotos de Cristo que conozco, dice: «¡Tonterías!». Las circunstancias no nos impiden hacer lo que queremos hacer. Subconscientemente las creamos para luego replicar: «Algo me hizo fallar». O nos limitamos a fallar para dar el empujoncito hasta barrer todo bloqueo, psicológico o de cualquier clase, a nuestra victoria. Este impulso constituye la diferencia capital entre la multitud y el hombre o la mujer que sobresalen de entre ella.

El Morya afirma que nosotros somos quienes controlamos las circunstancias en nuestra vida. Nosotros las forjamos y a continuación dejamos que se hagan realidad con el fin de brindarnos una excusa para fracasar. Permitimos que la conciencia de las masas nos programe para el fracaso, y después inventamos pretextos para justificarlo. Hemos aceptado una programación de las masas que opera a través de los medios de comunicación, una hipnosis de las masas contra la Realidad de la llama de Dios en nuestro interior. Incluso la enfermedad puede resultar provocada desde el subconsciente por nuestros patrones de culpa —culpa por no estar viviendo de acuerdo con nuestro potencial más elevado. Cuando el apóstol Pablo dijo: «Vosotros corríais bien. ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad?»4, se trataba de una acusación; y hasta que no obedezcamos al mandato de la verdad haciendo de ésta la sólida base de nuestro ser, experimentaremos culpa. Pero esta culpa no se sofocará colmándonos de placeres o con el ruido agudo de las décadas actuales. El fracaso y la culpa van asidos de la mano y hay que abordarlos desde una sólida base del alma centrada en la llama de Dios. Nadie sino nosotros puede arremeter contra la bestia del fracaso y la culpa. Mas nunca nos sentimos con fuerzas para acometer la labor hasta que no dejamos de empatizar con la bestia, nos alineamos soberanamente con nuestro Yo Crístico y, respaldados por la fortaleza única de Dios Todopoderoso, derrotamos al adversario que nosotros hemos creado. Lo que hemos creado bajo el influjo del error, sólo nosotros podemos deshacer por medio del libre albedrío. Siempre se logra esta meta gracias al fuego sagrado que todo lo consume. Nada más es capaz de obrar cambios permanentes y positivos en nuestra vida. La Universidad de Yale realizó un estudio sobre el aura con

relación a la fotografía Kirlian, y descubrió que la enfermedad puede detectarse en el aura antes de manifestarse en el cuerpo físico. Éste es un concepto muy relevante. Demuestra la ley de los ciclos y del karma —«Lo que somos hoy es consecuencia de nuestros pensamientos de ayer. Nuestros pensamientos de hoy están construyendo nuestra vida de mañana»—, poniendo de relieve que en el subconsciente yacen el núcleo y la causa de la enfermedad exteriorizados por medio de actitudes de odio, miedo, envidia, codicia y todos los aspectos de un estado incompleto, inferiores a la conciencia crística. ¡Fíjate! La enfermedad difícilmente se explica por la teoría de los gérmenes, las bacterias y otros conceptos. La atraemos con la negatividad que ya se manifiesta dentro del subconsciente. Tanto los aspectos positivos como los negativos de nuestro ser son poderosos imanes.

«Eres lo que eres al margen de lo que crees que eres» El Morya afirma que «eres lo que eres al margen de lo que crees que eres». Un psicoanalista me comentó que es capaz de determinar si un individuo está en estado consciente por el tono de voz. Un cierto vacío, un aire etéreo, ligero, nos indican que no está en contacto con la base de la Realidad interna, que se considera algo que no es, que está representando un papel adaptado a lo que la sociedad espera de él, acomodado a lo que ve en los medios de comunicación y en su entorno; pero en ningún caso pretende descubrir quién es en realidad. «Eres por entero lo que eres. Eres íntegramente tu propia manifestación», señala El Morya. Mientras vayamos por ahí

pensando que se trata de un cúmulo de circunstancias que no controlamos en absoluto, andaremos provistos del mayor regalo del cosmos —la Ley propiamente dicha, nuestra llama del corazón, la llama trina de la libertad que nuestro amado Santo Ser Crístico sostiene en alto— y no alcanzaremos esa maestría crística que estamos destinados a poseer por ser hijos e hijas de Dios. Ante los Señores del Karma y ante el Señor del Mundo, tenemos responsabilidad cósmica.

La individualización de la llama divina Cuando miro las estrellas y el cosmos y veo millones de puntos de luz, se me antojan símbolos de realidad crística, puntos de individualización de la llama divina, puntos de los niños de Dios que perciben: «Dios me ha creado. yo soy un niño de la luz, yo vivo en la luz, YO SOY la luz. Dejaré que mi luz brille por todo el cosmos con el mensaje de logro personal por vía de la responsabilidad individual». Aquello que pensamos, lo que afirmamos con el glorioso poder de la Palabra y aquello respecto a lo que actuamos con rotundidad, en eso nos convertimos; de modo que nos erigimos en estrellas de la manifestación. Está escrito que «una estrella es diferente de otra en resplandor»5. Consideraremos esas «estrellas» manifestaciones de la mente supraconsciente. Estamos aquí, por tanto, no por un milagro, sino porque, al ejercitar la responsabilidad cósmica de alguna forma, en algún lugar en el pasado, nos hemos ganado en el presente la

oportunidad de poseer una mayor percepción de la Individualidad en Dios. Eres tú y nadie más gracias a tu libre albedrío, y éste, junto con la correcta ejercitación de él, te ha colocado en el sendero de la cristeidad. Así pues, la responsabilidad cósmica funciona de dos maneras: es una programación del subconsciente en la Realidad o en la irrealidad. Todos tenemos muchos componentes de la realidad, los cuales hacen que se manifieste la alegría, la belleza y el amor a la vida. Otra de nuestras maestras en el sendero comentó que es importante, cuando recemos a Dios, que no nos embarquemos en un ejercicio de desear y querer ante Dios, sino que seamos científicos que aplican las leyes que Jesucristo y el Buda Gautama nos enseñaron.6 Libérate de supersticiones, de implorar a Dios manifestaciones; antes bien, date cuenta de que «toda buena dádiva y todo don perfecto» ya es nuestro y está en esa llama, esa llama única de potencial crístico que compartimos por medio de la poderosa Presencia YO SOY, a quien Santiago llamó el Padre de las luces.7

Coloquemos el cosmos entero —causa y efecto— dentro de nosotros Es preciso que abandonemos toda antigua religión y todo dogma de superstición, y la única forma de hacerlo es asumiendo esta responsabilidad, colocando el cosmos entero en nuestro interior, comprendiendo que los átomos, moléculas y células de nuestro cuerpo son un cosmos tan inmenso como el que vemos ahí

fuera. En cuanto lo transferimos por completo adentro, pasamos a ser totalmente responsables de este cosmos, y no abrazamos la idolatría, ni tampoco echamos la culpa ni adoramos a otros por manifestar el bien o el mal, sino que asumimos la responsabilidad por lo que se manifiesta en la vida. Al trasladar la causa y el efecto al interior, da comienzo la responsabilidad en pruebas, tribulaciones y en los triunfos que forman parte de nuestro camino de regreso a Dios. Si nos atribuimos la responsabilidad por nuestras derrotas, qué agradable será el mérito por nuestra victoria. El Morya, que es muy severo al aplicar la voluntad de Dios, ha afirmado que nos hará responsables cuando las cosas vayan mal debido a nuestra supuesta «ignorancia» o a nuestra densidad. Sus palabras son: «Te hago responsable por la desobediencia». ¿Qué es la desobediencia? Es simplemente permitirnos estar desalineados con respecto al proyecto original interno de la vida que ésta ha almacenado en cada célula y átomo, así como dentro del corazón y del alma de hombre y mujer.

Nosotros hemos creado nuestros problemas: nosotros podemos deshacerlos Las personas que tienen problemas los han creado ellas mismas. Nosotros hemos creado nuestros problemas. Somos quienes los han generado y por ello tenemos el poder de deshacerlos. El poder de crear equivale al de destruir. Si tenemos

problemas debemos ser responsables y entender que nosotros los provocamos. Y, si aceptamos esa responsabilidad, ello nos proporciona a su vez la responsabilidad, la oportunidad de revertir esa creación. De modo que no estamos a merced de las fuerzas de los elementos. Ya no somos supersticiosos sobre los asuntos de la vida. Ya no tenemos esa conciencia de «¡ay de mí!»: la vida me ha hecho una mala pasada, mis padres no me dieron lo que me tendrían que haber dado, el gobierno no me dio lo que me tendría que haber dado, y por eso soy un desgraciado o una desgraciada. Y nos paseamos con esta conciencia de culpa y vergüenza. La Biblia apunta que, en un abrir y cerrar de ojos, cuando se toque la última trompeta, sorbida será la muerte en victoria8. Cabe considerar ese abrir y cerrar de ojos como el cambio de foco de nuestra conciencia desde la que concierne a los dos ojos —que ven como algo relativo el tiempo y el espacio y el bien y el mal— a la del ojo único de Dios: el Ojo omnividente de Su visión, inmaculada, que nos ve tal cual somos en realidad. El cambio que se avecina es el de la alquimia, en cuanto decidas que aquello va a transmutarse. La transmutación: la ley del cambio. La duración que vaya a tener esta transmutación, es decir, la exteriorización de la ley divina del perdón, depende por completo de nuestra propia concepción del velo de energía.

El velo de energía:

un muro de relatividad Con la palabra «mal» [en inglés, evil] designamos el «velo de energía» [en inglés, energy veil]. El mal es algo que hemos engendrado con nuestros pensamientos y sentimientos, con nuestra falta de visión. Ese velo nos envuelve como si fuera algodón dulce enrollado al palo de nuestro ser. En eso consiste, y se disuelve tan fácilmente como nosotros esperemos hacerlo. Si pensamos que es un impresionante muro de cemento, de sustancia compacta, y nos imaginamos la increíble lucha que va a entablarse en cuanto nos pongamos manos a la obra contra estos hábitos del subconsciente, eso es lo que ocurrirá. Si, en cambio, comprendemos que se trata de un muro de relatividad, si nos hacemos eco de lo que los científicos exponen —refiriendo finalmente lo que Jesús ya nos dijo— respecto a que la Materia en realidad carece de sustancia, que en realidad no es densa, que con la alquimia puede moldearse, que el agua puede transformarse en vino9 si lo creemos, entonces nuestro pecado (que equivale a otra palabra para designar el karma negativo) puede ser perdonado y la energía que hemos invertido en él (en karma negativo) puede transmutarse en el fuego sagrado del Espíritu Santo. Podemos depositarlo en la Llama. Podemos pedir a Dios, el Dios del amor, que lo atraviese con Su llama; y esa misma energía (dado que la energía no se crea ni se destruye) retorna a nosotros en forma de luz en lugar de oscuridad. Nuestra conciencia humana, contrapuesta a la divina, permanecerá en tanto la alberguemos, mientras así lo queramos, el tiempo que los deseos perduren en nuestro subconsciente con el fin de rodearse de esas limitaciones que se erigen en nuestro pretexto para toda forma de comportamiento, todo tipo de

actividad limitadora inferior a la plenitud de nuestro potencial crístico, que es lo que Dios quiso que fuéramos, o, de lo contrario, no nos habría dotado con ello.

La mente subconsciente El Morya advierte: «Chelas de los maestros, dejad de engañaros. Estáis manipulando deliberadamente las energías del fuego sagrado de Dios, ni más ni menos, por medio de este ardid del Caído. No existe eso que llamáis fracaso fortuito; está programado por entero de forma mecánica en vuestros niveles subconscientes». Así, es preciso, en algún breve período de la evolución de nuestra alma, que nos adentremos en la caverna de la mente subconsciente portando la luz del Cristo y dejemos que el fuego sagrado actúe consumiendo el núcleo y la causa de lo que nos hace ser manifestaciones inferiores a lo que Dios espera de nosotros. Hay quienes sostienen que no es posible alcanzar el objetivo de la perfección, que sólo Jesús pudo conseguirlo. Sin embargo, él nos instruyó acerca de algo que creo deberíamos tomar al pie de la letra. Dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto».10 La perfección nos reconduce a la ley de la geometría, de las matemáticas. Es un arquetipo interno hacia el que avanzamos. Esforzarse en aras de la perfección no es, por tanto, anticristo; es cumplir con el llamamiento de Cristo. Asimismo, necesitamos un sentimiento de responsabilidad para con nuestro entorno, nuestra comunidad, nuestra nación, y para todas las naciones de la Tierra; en último término, para el planeta entero. Pero, en este momento, centrémonos en nuestro pequeño microcosmos y en cómo podemos responsabilizarnos de él. No existe maestro que camine en la luz de Cristo y que no advierta a su discípulo sobre el deber de asumir la responsabilidad por lo que acontece a escala planetaria. Así

pues, lo que aprendamos sobre el microcosmos podemos aplicar al Macrocosmos. Es simplemente más sencillo empezar con lo que parece un campo energético más pequeño. Aunque, en realidad, no es así. ¿Cabe comparar el tamaño del cosmos con el del cuerpo físico? Es relativo. No podemos afirmar que uno es mayor y el otro, menor; es tan solo nuestra perspectiva lo que le da esa apariencia. Una manera de examinar la mente subconsciente es empezando a observar la punta del iceberg a niveles conscientes de percepción y ver lo que ocurre en nuestra vida. He comprobado que, siempre que he querido saber realmente cuál era el lado oscuro, feo o no desafiado de mi vida, he podido seguirle el rastro porque se movía por mi mente consciente como un cometa que deja una estela; de modo que si yo he estado dispuesta a abrir los ojos, a ser honrada y humilde y a que Dios me corrigiese, he sido capaz de ver los puntos flacos. En primer lugar, examinaremos lo que nos rodea. ¿Hay polvo, suciedad, desorden, caos, problemas, discusiones, conflictos en la vida familiar? ¿Tenemos momentos de mal humor? ¿Ponemos mala cara? ¿Pasamos por estados de rabia o griterío, o nos entregamos con desenfreno a la comida, al tabaco, a la bebida y a la parranda? ¿Saltamos de un fracaso a otro, sentimos que no valemos nada o que somos inferiores a los demás? ¿Cuál es la razón de todo ello? ¿Por qué sufrimos esos altibajos sin lograr de verdad ser maestros de la vida, lo queramos o no, a capricho de las fuerzas que nos rodean? ¿Podría ser que en el subconsciente se estuvieran resolviendo patrones de deseo que no hemos rendido a Cristo? Hasta que no entreguemos estos patrones, allí permanecen, así que observaremos la superficie a fin de tener una idea de lo que sucede en los niveles inferiores de conciencia.

Seducción subliminal Wilson Bryan Key escribió un libro titulado Subliminal Seduction cuyo objetivo era desenmascarar a los medios de comunicación y el uso encubierto que realizan de símbolos diversos en la publicidad con el fin de manipular el subconsciente: símbolos de sexo, muerte, oscuridad, brujería y magia negra. Exponía ejemplos de figuras implantadas que representaban orgías y todo tipo de manifestaciones indecorosas y atroces, como era el caso de escenas pornográficas contenidas en los cubitos de hielo, en anuncios de bebidas alcohólicas. Relataba en el libro que hace cien o doscientos años, al no haber sido programados, habríamos visto fácilmente todas estas formas, pero hoy día, no. Nuestra mente consciente selecciona todo lo malsano, todo lo inaceptable en la sociedad. Señala que «los teóricos sostienen que la mente consciente se limita a adaptarse al programa básico establecido en el inconsciente»11. Alude a ciertos estudios relativos a que, si recibes simultáneamente una orden a nivel consciente —por ejemplo, que oyes o lees— y otra a nivel subconsciente dirigida de forma subliminal a ti a través de imágenes o frases insertadas en la publicidad, siempre obedecerás antes a la orden subconsciente. Ello evoca en mi mente las palabras de san Pablo: «No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago»12. Pero ¿por qué sucede así? ¿Es a causa del intento de los caídos de programarnos para los actos que esclavicen nuestra alma? ¿O es acaso nuestro propio rechazo al Cristo, a niveles subconscientes, lo que propicia que el conglomerado en masa de emociones y

motivaciones denominado «la mente carnal» nos domine no sólo el alma sino también los reflejos mentales conscientes? Una definición de subconsciente es «las nueve décimas partes sumergidas del iceberg donde residen la mayoría de nuestros recuerdos, asociaciones e instintos»13. Todo aquello a lo que hemos estado expuestos alguna vez, aun sin haber sido conscientes de ello, se halla inmerso en el subconsciente. Si deseamos reunirnos con Dios y con la llama del amor, debemos percatarnos de que gran parte de esta programación es inaceptable a ojos de nuestra Realidad interna, nuestra conciencia superior. No encaja; no puede unirse a Dios puesto que no se adapta a Su mente. «Haya, pues, en vosotros este sentir [esta mente] que hubo también en Cristo Jesús»14 es una orden perpetua de nuestro amado Yo Crístico. Si lo ignoramos, padecemos fracaso y culpa, ya que sólo esa mente crística es capaz de ganar. Nadie más puede afrontar el desafío del momento, sea éste grande o pequeño. Por ello, es nuestra responsabilidad postrarnos a las puertas de la conciencia, ser el guardián de la entrada y gritar en la noche «¡Quién va?». Debemos examinar todas las ideas e identidades que pretendan ingresar, y prohibir al intruso deseoso de inmiscuirse en nuestra comunión con la ley del amor. Veamos ahora qué aspecto tiene todo esto desde «niveles internos» de nuestra autopercepción y qué podemos hacer.

Nuestro origen en el núcleo de fuego blanco del ser Al levantar la mirada hacia las estrellas, vemos la representación de lo que yo llamo el núcleo de fuego blanco de la conciencia. Este enjambre de estrellas está formado por campos energéticos que constituyen el efecto. ¿Cuál es la causa? Es la Primera Causa, es Dios. Pero el efecto puede ser también Dios manifestado en Sus hijos e hijas. Una estrella puede ser no sólo un símbolo sino un foco real de la automaestría de alguien en Cristo. El núcleo de fuego blanco del ser es el comienzo de nuestro diagrama de la conciencia. Es el núcleo de la causa que es Dios. Es todo en Dios; es una esfera de luz. Podemos plantearnos esta esfera como «el principio y el fin», como «el Alfa y la Omega»15, el centro del ígneo remolino de la creación de mundos cuya relación causa-efecto se desprende del Libro del Apocalipsis: «YO SOY el Alfa y la Omega, principio y fin [de todos los ciclos de la creación de Espíritu y Materia], dice el Señor [el YO SOY EL QUE YO

SOY],

el que es y que era y que ha de venir [pasado, presente y futuro], el Todopoderoso. [...] YO SOY el Alfa y la Omega, el primero [la primera causa] y el último [efecto].»16 De Alfa a Omega: las energías en forma de remolino de nuestro propio cosmos, el núcleo de fuego blanco del que surgió el alma al principio de sus ciclos y adonde regresará al final de sus ciclos.

La Mónada A esta esfera de Dios que palpita la llamamos Mónada Divina. Es el proyecto original de un destino ígneo. De ella surge lo que podríamos considerar la programación de la computadora cósmica que dirige cada célula, la química de nuestro cuerpo, todo lo que ocurre a niveles físico y metafísico de la conciencia — los cuerpos mental, emocional, de la memoria. Rebasa nuestra imaginación lo que se halla contenido en este punto del infinito que es el origen de nuestra alma. Dicho punto de origen es el cuerpo de la Primera Causa, al que nos referimos como «el cuerpo causal». Cuando Dios habló a Moisés desde la zarza que ardía pero no se consumía17, éste estableció contacto con el núcleo de la identidad, el ser que era el Dios de Moisés, la Presencia de Dios en Moisés: su propio Yo Divino. No satisfecho con oír la voz de Dios, Moisés le preguntó cuál era Su nombre, puesto que tenía que ir a hablar a los hijos de Israel. Moisés tenía un defecto en el habla y temía que el pueblo no le escuchara, así que dijo: «Si voy a los hijos de Israel y les digo: “el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”, me

preguntarán: “¿Cuál es su nombre?”. Entonces ¿qué les responderé?». Respondió Dios a Moisés: «YO SOY EL QUE YO SOY». Y añadió: «Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me envió a vosotros”». Además, Dios dijo a Moisés: «Así dirás a los hijos de Israel, “el Señor Dios [la Presencia YO SOY] de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”».18 El nombre de Dios es la confirmación de ser multiplicado por dos: YO SOY EL QUE YO SOY. ¿Por qué Dios dice «YO SOY» dos veces? Ello afirma la existencia en los planos del cielo y en los de la tierra, en los planos del Espíritu y en los de la Materia —es decir, «YO SOY» respecto al Padre, «YO SOY» respecto a la Madre; «YO SOY» respecto a Alfa, y «YO SOY» respecto a Omega. El primer «YO SOY» representa el plano de la Primera Causa, el segundo «YO SOY», el plano de efecto. Creo que lo que Moisés vio representa lo que todos podemos ver: el fuego sagrado del que hemos surgido. Y, a partir de ese núcleo ígneo del ser, experimentamos a Dios como Padre y como Madre, a Dios como Cristo y como Espíritu Santo. Ésta es la base del sendero para la comprensión del alma propia en la Realidad.

El cuerpo causal Dios nos confiere este potencial del Ser Llameante; pero también nos ha concedido el libre albedrío, y por medio de éste tomamos esa energía y creamos aquí abajo. De modo que algunos nos hacemos maestros; otros, ingenieros; mientras que hay quienes optan por las fuerzas armadas y también quienes son doctores o enfermeras. Ello significa que hemos tomado la energía de Dios en el núcleo ígneo y la hemos utilizado para hacer que el YO SOY manifestado refleje el YO SOY que es en el Espíritu. El registro cósmico prosigue, así que descubriremos que eso es una concepción de nuestro ser supraconsciente; siendo supraconsciente aquello que se encuentra por encima de lo consciente; y subconsciente, lo que está por debajo. Las esferas concéntricas de energía que rodean a la Mónada —el YO SOY EL QUE YO SOY— componen el cuerpo causal, donde se hallan registradas las causas positivas que hemos puesto en movimiento y que son aceptables a ojos de Dios —aceptables en motivación e intención, en pureza de deseo y vibración—, y por tanto, se han convertido en un campo energético de causalidad en torno a ese núcleo ígneo. Son esferas de conciencia a las que hemos hecho dar vueltas, ejecutando las obras de Dios tanto en la tierra como en el cielo.19 Jesús nos advirtió de que nos hiciéramos tesoros en el cielo, «porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón»20. El cuerpo causal es la fuente del «cuerpo celestial» a que Pablo se refirió21, y en cuanto tal, se erige en nuestro cielo individual, nuestro propio cielo microcósmico donde todas nuestras buenas acciones quedan registradas y donde guardan constancia en forma de campo energético que elabora nuestra

propia esfera de conciencia más elevada. Son siete las esferas de distintos colores que componen el cuerpo causal externo. Son los siete rayos para la maestría de la conciencia crística externa, y hay cinco esferas internas que constituyen los cinco rayos secretos para la maestría de la conciencia crística interna (ilustración 24). Estas cinco bandas sin color se hallan próximas al centro, al núcleo de fuego blanco, la esfera blanca, que se cuenta como una de las siete esferas externas. El núcleo de fuego blanco y las seis esferas que siguen a los cinco rayos secretos son los planos que se relacionan con la evolución de la conciencia de Dios tal como la humanidad en su evolución actual es capaz de experimentar y expresar. Los anillos de los cinco rayos secretos están dispuestos entre el núcleo de fuego blanco y la franja amarilla del cuerpo causal. Estos planos se asocian a la divinidad latente del hombre, la cual permanece sin desarrollar en la mayor parte de los que evolucionan en la Tierra. Las doce bandas del cuerpo causal y sus virtudes pueden dibujarse según el color y el rayo. Cada una de ellas es una esfera, la cual corresponde a una de las doce líneas del reloj. Esta configuración de campos energéticos es una simplificación de la estrella de nuestro cuerpo causal. Teniendo en cuenta que poseemos libre albedrío, podremos entender por qué figura escrito en Corintios que «una estrella es diferente de otra en resplandor [gloria]»22. Significa que cada uno de nosotros posee ese cierto núcleo de energía que es el mismo para todos: el núcleo de fuego blanco del Dios Padre/Madre. En cuanto a profundidad, intensidad y aceleración de las esferas que lo rodean, éstas muestran nuestra creatividad individual, nuestras expresiones individuales del Cristo.

Si Cristo es infinito —infinito en Dios— debería haber infinitas manifestaciones de la cristeidad. De ahí que haya niños de Dios expresando cada uno una faceta de esa conciencia crística. Podemos observar el dibujo del cuerpo causal y pensar que en cada una de las esferas, en cada uno de los colores que representan ciertas virtudes existe un equilibrio de los cuatro aspectos de nuestra percepción de Dios en las facetas de Padre, Hijo, Madre y Espíritu Santo. Cuando hablamos de la programación del cosmos —incluido el hombre— por la mente de Dios y contemplamos la fantástica organización de nuestro Ser supraconsciente y nuestra conciencia divina en este cuerpo causal, debemos ver asimismo que la programación que no es real, a la cual llamamos el mal, o el velo de energía, debe separarse y distinguirse de esta «gran maravilla en el cielo» que contactamos mediante la oración y la meditación. Por consiguiente, toda la causalidad negativa que hemos puesto en movimiento debe caer por su propio peso, por la gravedad de la tierra, a las bajas frecuencias de los niveles subconscientes de la mente. Debe depositarse en un campo energético que está por debajo del nivel del chakra del corazón, porque el corazón es el foco de las energías del Cristo y la sede de la conciencia crística —en cristianos, judíos y musulmanes por igual. Aquello que hemos puesto en movimiento que es puro y bello a los ojos de Dios y constituye la labor sagrada de nuestra vida, esta energía, pues, se eleva al cuerpo causal de la supraconciencia. Todo lo demás desciende a los subniveles de la conciencia. Funciona como un separador de la nata y la leche. Cuando Jesús se elevó desde el monte de Betania23, fue gracias a la aceleración de su elevada conciencia individual que

manifestó ese logro. Ese «elevarse» consiste en realidad en «adentrarse». Es la ascensión al interior del origen, al núcleo de fuego blanco de nuestra propia Causa Primera. No ascendemos todavía porque estamos arraigados en causas secundarias de programación, de modo que nos ata la gravedad de nuestro deseo incorrecto y programación incorrecta impuestos ambos desde dentro y desde fuera. Todo lo que hemos observado como esferas dentro de esferas se retrotrae a la esfera de la conciencia, una luz blanca, una presencia que muchos de los santos y sabios han visto e identificado. Es el halo que se dibuja encima de los santos. A menudo aparece con un matiz dorado que indica la siguiente banda en el cuerpo causal, la amarilla, la cual corresponde al chakra de la coronilla, la llama de la sabiduría de Alfa manifiesta en Cristo y Buda. La luz blanca contiene la totalidad de nuestra percepción de Dios porque es la suma total del espectro de todos los colores acelerado hacia el sol central. También se corresponde con el chakra de la base: la pura fuerza vital de Omega que se manifiesta en los Hijos de Dios en forma de llama de la Madre. Así pues, el halo blanco y dorado o luz áurica denota la Presencia de Dios —Emmanuel— con nosotros. Es la energía de Alfa y Omega, el Dios Padre/Madre que fluye a través de los cuerpos de los santos y emana de ellos. El cuerpo causal tal como aparece en la gráfica de tu Yo Divino es un corte transversal de lo que en realidad es una esfera. Los rayos secretos que están en el centro se encuentran en un ángulo diferente que las otras esferas, ya que estas iniciaciones requieren un plano distinto de conciencia.

ILUSTRACIÓN 24

LAS LAS

ESFERAS DEL CUERPO CAUSAL

ESFERAS DE LOS SIETE RAYOS ESTÁN REPRESENTADAS POR LAS BANDAS DE COLORES. LAS

ESFERAS DE LOS RAYOS SECRETOS ESTÁN EN UNA DIMENSIÓN DIFERENTE Y SE ENCUENTRAN ENTRE EL NÚCLEO DE FUEGO BLANCO Y LA ESFERA AMARILLA.

Nuestra relación con la supraconciencia Vamos a echar un vistazo a nuestra relación con esa Supraconciencia desde nuestra posición actual en el tiempo y el espacio tal como aparece ilustrado en la gráfica de tu Yo Divino. La figura inferior en la gráfica eres tú o soy yo mientras evolucionamos aquí en la Tierra, en estado de invocar a la Presencia YO SOY —la figura superior en la gráfica, la Mónada Divina. La figura central en la gráfica es Cristo, el mediador entre nuestra conciencia imperfecta y la conciencia perfecta de Dios. Habacuc estableció el concepto de que Dios es el que conoce el Bien absoluto (en contraposición al bien relativo) cuando dijo de Él: «Muy limpio eres de ojos para el mal, ni puedes ver el agravio»24. Habacuc sentó el concepto de la perfección de Dios. Era un concepto inmaculado. Al contemplar a Dios constantemente en la luz, Dios lo contempló a él en la misma luz. Lo Perfecto no puede reconocer lo imperfecto. Lo imperfecto no puede ver lo Perfecto. Por tanto, Cristo, el Mediador, es el medio para la Salvación, el Salvador de toda la humanidad. Habacuc estaba en la conciencia crística, es decir, al nivel del Mediador, del profeta entre Dios y el pueblo de Israel cuando realizó ese pronunciamiento científico acerca de la conciencia de

Dios. Cuando comprendemos que tenemos esta relación directa con la Presencia viva de Dios y de Cristo, no creemos en la mentira de la dilación en el tiempo y el espacio que los caídos nos han contado: que Dios está muy lejos, que Cristo está muy lejos, que no les importa lo que nos suceda; y puesto que no les importa, que tendremos que hacerlo todo por nosotros mismos en lugar de permitir que Dios ejecute Sus obras a través de nosotros. Esta gráfica muestra la cercanía de Dios y, al mismo tiempo, la proximidad de nuestra realización del Yo en Dios. Es un diagrama que desarrolla la meta del sendero en tres etapas: 1) Purificar los vehículos inferiores y el alma por mediación del fuego sagrado de Dios que todo lo consume, y con ello prepararte para 2) encontrarte con el Señor Cristo «en el aire» (de la conciencia superior) en el éxtasis de la unión con Cristo — denominada el matrimonio alquímico: cuando el alma es recibida como «esposa» del Cordero de Dios— y 3) ascender al trono de gloria en cuanto te elevas con Cristo tu Señor para sentarte a la derecha de Dios, tu poderosa Presencia YO SOY.

Como es Arriba es abajo Mientras retomamos la comprensión paso a paso del sendero, debemos tener en cuenta que actúa el flujo de energía, el concepto de «como es Arriba es abajo».

Cuando experimentamos alegría, dicha y creatividad, así como una súbita percepción o inspiración, o nos sentimos motivados a hacer el bien, ¿de dónde vienen? Yo lo interpreto como un ciclo que avanza por la figura en forma de ocho; es el flujo de la conciencia. Al seguir esa figura, los pensamientos del hombre se elevan a Dios. No lo hacen directamente sino que deben pasar antes por el nexo de la conciencia crística, que es el tamiz, el cual criba los corazones de la humanidad, entregando a Dios Padre/Madre sólo aquello que es puro y santo, y dejando por debajo del corazón del individuo lo que no lo es. Hemos encarnado para dominar el flujo de energía que es Dios y la energía de Dios que hemos calificado mal en anteriores encarnaciones. Es un movimiento continuo. Lo que se encuentra arriba, en el cuerpo causal, circula hacia abajo, suministrándonos vida y energía junto con los talentos con que nacemos. El genio que poseen algunas personas viene simplemente de la mente supraconsciente y de la programación de esa mente a raíz de anteriores experiencias. El movimiento de energía desde el cuerpo causal se produce en el sentido de las agujas del reloj. Desciende y se ancla en la forma si lo permitimos, si lo invocamos, si pedimos que se manifieste y no nos mostramos posesivos con respecto a ello. Somos posesivos cuando obtenemos de Dios esa inspiración o esa energía y la reivindicamos como algo nuestro. En el momento en que extendemos la mano y agarramos la energía, detenemos el flujo, de manera que todo retrocederá y nada volverá a fluir. Por ese motivo el Señor Buda instruyó sobre la ley del desapego o desasimiento y de la inexistencia de deseo como la única vía hacia la libertad. Explicó que si abrigamos continuos deseos de poseer a Dios nos estancaremos, jamás saldremos de esta existencia mortal.

Los dones y gracias de Dios fluyen libremente a nosotros con el fin de que demos a la vez que recibimos. Devolvemos una porción a Dios, a la humanidad. Lo importante es percatarse de que el flujo no se detiene, y por tanto no hay necesidad de amontonar la abundancia de Dios. La integración de Espíritu y Materia —del Arriba y el abajo, de la conciencia que trasciende nuestra percepción actual, es decir, la Supraconciencia de Dios y el nivel consciente de la Cristeidad— nos llega de la mano del sendero de iniciación, del cual Jesús el Cristo, el Buda Gautama y muchos otros santos dieron testimonio públicamente. Estos maestros del mundo nos han dado un gran ejemplo, y nos han enseñado que debemos seguirlo. Han dicho: «De cierto, de cierto os digo: el que en mí [en la Presencia YO SOY dentro de él] cree, las obras que yo hago, él también las hará [las obras que el Cristo hace en mí, Él hará asimismo en aquél]; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre [puesto que yo he ascendido al Padre, a mi Presencia Divina y a tu Presencia Divina, yo me he convertido en el multiplicador de las obras de Cristo en ti]».25

ILUSTRACIÓN 25 EL

FLUJO DE LA FIGURA DEL OCHO

«A mi Dios y a vuestro Dios» Cuando Jesús ascendió y la nube le recibió quitándolo de la vista de ellos, subió a ese punto de la Mónada Divina, y se unió al ígneo núcleo de todos nosotros. Tras su resurrección, Jesús replicó a María Magdalena: «¡Suéltame!, porque aún no he subido a mi Padre, pero ve a mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”»26. Así pues, la ascensión, o si lo prefieres, la aceleración de la conciencia de Jesucristo, constituye el fortalecimiento de Dios en nuestro interior; y comoquiera que contamos con ese fortalecimiento, que él añade el factor de

multiplicación de su cristeidad a la nuestra, espera grandes obras, porque dos generan más energía que uno. Es un factor de multiplicación. Se adecua a la ley del cosmos en expansión, la ley de la autotrascendencia por medio de la cual, en sucesivas generaciones y millares de años, las personas adquieren cada vez mayor potencial para la automaestría no sólo del universo físico sino también del espiritual. En la gráfica de tu Yo Divino pasamos del cuerpo causal supraconsciente —es decir, el arco iris de Dios que envuelve al YO SOY EL QUE YO SOY— a la percepción totalmente consciente del Yo Crístico, al potencial del alma manifestado ahora en el yo inferior que no es del todo consciente de Dios o de su Cristo plasmados en la Realidad del Ser. Viendo, sin embargo, «misteriosamente por un cristal», en palabras de Pablo, mientras se asoma por la conciencia humana acumulada en numerosas vidas de calificar la energía de manera egocéntrica, el yo inferior contemplará por fin al Cristo cara a cara después de experimentar la prueba de fuego consistente en la iniciación y la transmutación con la llama violeta. Esta figura inferior representa a cada uno de nosotros exactamente donde estamos: nuestra conciencia actual aplicando la devoción al fuego del Espíritu Santo. Éste, la llama violeta, es el vino del perdón que se vuelve tangible en «una llama de fuego que no se apagará», como expresó Ezequiel.27

ILUSTRACIÓN 26

El flujo de la figura del ocho y el libre albedrío En la ilustración 26 observamos a un devoto. Supongamos que se trata del hombre antes de la caída, esto es, el descenso respecto del plano de la cristeidad, el descenso al conocimiento del bien y el mal. El hombre es, no obstante, el creador de las espirales en el interior de la mente subconsciente, la cual es un cuerpo o vehículo de la conciencia destinado a reflejar toda la inmensidad del potencial divino a que nos hemos referido como la Primera Causa y el origen, la esfera blanca. Su destino es ser un reflector de la Supraconciencia. Pero ejercitamos el libre albedrío. Y dada la oportunidad de obedecer a las leyes de Dios, ¿va el hombre a disponerse a ser un reflector de Dios, o va a decir: «No, haré lo que me parezca»? Tiene la oportunidad de sostener el patrón de la figura del ocho y

el flujo de conciencia o bien de detener el flujo. El subconsciente es una espiral de energía al igual que lo es la Supraconciencia. Me parece muy interesante hallar en el estudio de los grandes maestros religiosos del mundo la confirmación de las enseñanzas de Jesucristo o el Espíritu Santo que me han iluminado para alcanzar una interpretación más profunda de las Escrituras. Lao Tse enseñó en el siglo VI a. C., y en su obra Tao Te King descubrimos un concepto muy poético sobre el flujo de energía del que hemos de llegar a ser maestros. Algo misteriosamente formado, nacido antes que el cielo y la tierra [el núcleo del fuego blanco]. En el silencio y el vacío, permanece solo e inalterable, siempre presente y en movimiento. Tal vez sea la madre de diez mil cosas. No conozco su nombre. Llámalo Tao. A falta de un término mejor, lo llamo ‘lo grande’. Por ser grande fluye. Fluye hasta los confines. Después, regresa.

Según Lao Tse, la definición de grandeza era flujo, movimiento. Su definición de Dios era flujo, movimiento. ¿Acaso no es la vida flujo y movimiento? La vida corriendo por nuestras venas, por nuestra mente, es movimiento. El Tao es grande; el cielo es grande; la tierra es grande;

(Ésta es su percepción de los planos de la conciencia dentro de nosotros.) El rey también es grande. Éstos son los cuatro grandes poderes del universo, el rey es uno de ellos.

¿Quién es el rey sino el Cristo en todos nosotros? Jesús afirmó: «Antes que Abraham fuera, YO SOY»28, así que aquél que fue antes que Cristo percibió a éste. El hombre sigue a la tierra. La tierra sigue al cielo. El cielo sigue al Tao. El Tao sigue a lo que es natural.29

(El flujo de la figura del ocho.)

La decisión de actuar según tus deseos o según los de Dios En la imagen 27 vemos un individuo tomando una decisión, y conforme a lo que estamos estudiando, toma la decisión que se acomoda a sus deseos. Es un acto de rebeldía.

ILUSTRACIÓN 27

ESPIRAL

NEGATIVA EN EL SUBCONSCIENTE

El Morya explica que cada civilización que ha caído lo ha hecho deliberadamente, porque a niveles subconscientes las almas conocían su desobediencia a Alfa y Omega. ¿A alguien le extraña que la humanidad descanse en el valle de la ignorancia sin estar en posesión de las enseñanzas, las verdaderas enseñanzas de Cristo, de Jesucristo? Aquélla utilizó mal las enseñanzas de manera intencionada, las rechazó y aún esperó que la vida continuara a su servicio. Mas a los pocos escogidos —de ayer y de hoy— Cristo viene a prender de nuevo la llama trina del corazón, para que puedan experimentar la apertura de las escrituras a través de la apertura de su facultad de entendimiento. «Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en vosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las escrituras?»30. Ésta es la iniciación del chakra del corazón de los discípulos por medio del sagrado corazón del Maestro. Deberíamos rezar pidiendo el mismo contacto, de corazón, con nuestro Señor a fin de ser capaces de separar correctamente la palabra de la verdad y de la profecía. Hasta que Cristo no lo lleve a cabo con los suyos, la gente tendrá sólo las migajas de una letra y doctrina muertas y perpetuará el engaño de las serpientes que desde el púlpito predican la filosofía del Anticristo: «No moriréis»31. Los conocemos y conocemos a sus seguidores por el fruto del odio, el fanatismo y la intolerancia expresados a todos los demás que no interpretan la letra de la Ley como ellos. Sin embargo, la religión de Cristo es ante todo la comunión de los suyos, amándose unos a otros «como yo os he amado». Samuel, el gran profeta, dijo a Saúl que «como pecado de

adivinación es la rebelión, como ídolos e idolatría la obstinación»32. La adivinación (brujería) es un aberración del proyecto original interno. Habrás oído hablar de maleficios que se asemejan a hechizos hipnóticos. Rebeldía (rebelión) significa «desalineado con relación al proyecto o arquetipo original», así que rebeldía y brujería son lo mismo. Cuando estamos siendo obstinados y rebeldes, ¿cabría afirmar que estamos practicando brujería? Si creemos a Samuel, así lo habríamos de admitir. Éste le indicó a Saúl: «Por cuanto rechazaste la palabra del Señor, también él te ha rechazado para que no seas rey»33 —para que no sirvas en el cargo del discípulo que asume su llamamiento dirigido a ser el representante del Yo Crístico. La rebeldía es la puerta abierta de nuestra vida a las fuerzas del Anticristo. Es en sí misma falta de cordura ya que se contrapone a la vida en último término, a la ley de nuestro ser más íntimo, y ello tan sólo puede producir el debilitamiento de nuestro cuerpo, la desintegración y la muerte.

El reloj cósmico del subconsciente: El vórtice del velo de energía El mismo reloj que colocamos en espiral, cual esfera en el cuerpo causal, ponemos también en la mente subconsciente. La energía, entonces, se funde conforme a ciclos y espirales; y puesto que Dios es quien ordena el universo, organiza asimismo la creación, tanto humana como divina, de acuerdo con las matemáticas de frecuencia y vibración. Descubrimos que existen

compartimentos del subconsciente donde varios hábitos del ser se alojan en este campo energético. Jesús se refirió a aquéllos que han decidido ser rebeldes y a los que no, como a «vivos y muertos»34. Los vivos son los que han sido acelerados por el flujo de energía en la figura del ocho; los muertos, aquéllos que, en su desatino, han intentado poseer ese flujo.

ILUSTRACIÓN 28

EL

RELOJ DEL SUBCONSCIENTE

Así, llegamos a la creación de una espiral negativa, no un flujo en el sentido de las agujas de reloj, que procede de Dios, sino uno que va en sentido contrario, una espiral de energía que nos empuja hacia abajo, hacia el yo inferior, o hacia la mente carnal. Con la primera decisión de comer del fruto del árbol de conocimiento del bien y del mal35, que significa participar de la relatividad, perdimos el sentimiento de la absoluta Presencia de Dios, la absoluta percepción de Cristo en el Yo. De modo que empezamos a llevar esta red, este campo energético conocido como cinturón electrónico, con energías calificadas negativamente. El individuo en el estado anterior disfrutaba de libertad. Luego pasó a ser un hombre caído. Al actuar conforme a sus deseos en lugar de los de Dios, se rodeó del conglomerado formado por la programación de la conciencia de las masas. Esta programación puede acceder a nuestra vida de forma consciente o subconsciente. La imagen 29 trata de mostrar lo que los medios de comunicación realizan y cómo actúan para con el subconsciente. Determinadas formas de arte y música, libros actuales, ciclos educativos, películas tales como Crime and Passion (Crimen y pasión), Mark of the Devil (La marca del demonio), The Devil within her (El demonio dentro de ella), El exorcista, Tiburón, Grizzly —todas ellas infunden estados emocionales, miedo, oscuridad—, funden toda esta energía en formas, en criaturas, en subniveles de conciencia. A juicio de Wilson Bryan Key, «millones de seres humanos sufren a diario manipulación sin ser conscientes»36. Ello es

consecuencia de la rebeldía que es una forma de pecado de brujería. Al mostrar rebeldía contra la Ley interna de los átomos y células de nuestro ser, practicamos la brujería contra nosotros mismos. Nos hemos programado, hemos permitido que se nos programara para el culto al éxito, el culto al sexo y a la muerte. Nuestro cinturón electrónico es en realidad el reloj de sol que marca las horas de los ciclos de tiempo y espacio en los que hemos hecho mal uso de la energía de Dios. Todo cuanto vemos aquí no representa la conciencia de Cristo; muestra, antes al contrario, las perversiones de los cuatro aspectos de la conciencia de Dios: Padre, Madre, Cristo y Espíritu Santo. Cada vez que pervertimos uno de esos aspectos de Dios, a ello le corresponde una determinada manifestación en el subconsciente. La forma de brujería, que es la perversión del poder de Dios, el mal uso de la energía de Dios, se plasma en condenación hacia uno mismo en la línea doce del reloj. Figura en la escritura para Oriente y Occidente: «No juzguéis, para que no seáis juzgados»37. Cuando nos fijamos en otros individuos y decimos: «Ese hombre es un pecador, va a ir al infierno, es malvado», estamos juzgando. Puesto que toda vida es una, ese juicio se imputa al Yo, es decir, al Gran Yo de todos. Por tanto, se registra en nuestro propio subconsciente, de modo que nos programamos con las malas creaciones con que juzgamos a los demás. La brujería consiste en infligir sobre cualquier individuo o aspecto de la vida una matriz mental de la voluntad o inteligencia humanas que están en directa contradicción con la Ley interna del Ser. Pasamos a la línea uno del reloj. Es la sede del amor divino, la jerarquía de Acuario. Las perversiones del amor son el odio, las creaciones generadas por éste y el leve desagrado o antipatía. Tenemos ante nosotros un oso polar o un tiburón. Son conocidas por ser bestias depredadoras de hombres. Ello remite a la fuerza

del odio, la inhumanidad del hombre para con el hombre que se vuelve sobre sí a través de las bestias de su propio cinturón electrónico. El otro polo del odio es la indiferencia. Y ésta configura el otro lado de la depravación de dicha clase de formas animales. Así pues, lo que estamos afirmando al mostrar el cinturón electrónico es que el odio, la rabia, la leve antipatía y la condenación no se limitan a salir cual masa de energía sin forma, sino que adoptan la forma de creaciones animales. Pensamientos y sentimientos se funden y componen formas inferiores, disonantes. Quizá se trate de formas animales o formas muy siniestras de símbolos perversos, distorsiones del cuerpo humano, etc. En la línea dos observamos la calavera y el esqueleto, señales indicativas de los registros de muerte y de cualquier manifestación de miedo y duda que conduzcan a la muerte. El temor y las dudas son los componentes de la muerte. La gente suele afirmar «no tengo miedo», pero los registros del miedo están en el subconsciente. Tal vez no hayas entrado en contacto con ellos. Pueden aparecer disfrazados de ansiedad, en la línea ocho del reloj opuesto a la dos. Cabe la posibilidad de que normalmente no tengas ansiedad o inquietud, pero quizá te encuentres en alguna situación de la vida en que, de repente, sientas un miedo sobrevenido. Estar separado de Dios engendra dudas y temor. Jesús nos mostró que la muerte no es real, que es consumida por la victoria. Lo único real es nuestra creencia en la muerte, nuestro miedo no sólo a la muerte sino a cualquier otra manifestación de la oscuridad. Así que, amontonando capas y capas de conciencia de dudas y miedo, año tras año, nos concentramos en nuestra autodestrucción, en nuestra muerte. El

hecho de que el resultado final sea o no la muerte del alma se determina en el Juicio Final: el análisis final de si hemos invertido más energía en Dios o en el velo de energía. El Cristo es el verdadero yo entre todos, el Ego divino. En las líneas de Aries y Tauro vemos el cuerpo de un pirata, que representa la típica perversión de rebeldía y del ego que sigue sus propios deseos —arrogancia, aprovecharse de los demás, no estar dispuesto a someterse a la ley del karma, a la ley de la iniciación. Se trata del ego humano, descontrolado, desenfrenado, en lugar de la conciencia crística. La línea cinco del reloj la ocupa el demonio verde, punto focal de envidia, celos, codicia e ignorancia. Los demonios han deificado al mal en lugar de deificar a Dios. Por ello, no poseen la mente de Dios en Cristo. Tienen la conciencia de los caídos; se trata de la típica mente carnal que te impide plasmar la mente crística. A continuación, vamos a ocuparnos de las creaciones erróneas del cuadrante emocional, las perversiones del elemento agua en las líneas de Cáncer, Leo y Virgo.

ILUSTRACIÓN 29

EL

RELOJ DE NEGATIVIDAD EN EL SUBCONSCIENTE

La línea seis del reloj muestra la cabeza de una vaca en la línea en que deberíamos interiorizar el aspecto de Dios Madre. La conciencia de la vaca se refiere a la madre terrenal con sus apegos y densidades terrenales: la conciencia excesivamente protectora, empática y empalagosa, la madre que agobia, rumia: charla incesante, chismorreo, conversación indecorosa, que obstruyen las energías del chakra de la base, el fuego sagrado; la conciencia del tipo «sin mí, la vida no puede sobrevivir»; la madre a quien los hijos exprimen en lugar de enseñarles la disciplina que les permitirá vincularse con su fuente de energía. Se trata de una perversión muy sutil ya que siempre intenta alimentarte. En la línea siete de Leo, la línea de la gratitud divina, nos encontramos con el león de la ingratitud. Lo consideramos el rey de la jungla, pero lleva consigo una perversión de la conciencia del león que consiste en la ingratitud. Es la bestia que está lista para abalanzarse. La línea ocho es la de Virgo: la Madre Tierra. Sus hijos se hallan en estado de constante lucha debido a un sentimiento de injusticia. Ésta es la guerra en nuestros miembros38: las emociones contra la mente, la mente contra las emociones, el recuerdo que se inmiscuye, el sentimiento de que alguien nos ha agraviado, el sentimiento de lucha que crea la lucha. Ese sentimiento de injusticia se presenta cuando tienes una división en los miembros en la línea de Géminis, es decir, tienes una guerra en los miembros; es esa sensación de que nos han lastimado o la vida nos ha engañado. Todas estas luchas en realidad son internas, pero nos imaginamos que las estamos librando con otros individuos de

Dios en diversos estados evolutivos. Cada vez que abrazamos esa lucha por algún sentimiento de injusticia, dejamos una huella en el subconsciente. Para superar esa sensación de injusticia debemos aceptar las palabras de Porcia: «No existe ninguna injusticia en el universo». Si algo injusto nos ocurre, lo transmutamos con la llama violeta, lo desafiamos, vamos hasta el fondo de ello, averiguamos cuál es nuestro karma y seguimos adelante. Déjalo correr. Como dijo Jesús: «¿Qué a ti? Sígueme tú».39 Llegamos, a continuación, a las creaciones erróneas del cuadrante físico simbolizadas en la línea nueve por un pulpo, que es el registro del mal uso del ego. Es el otro extremo del pirata, en la línea tres del reloj. El ego utiliza en su defensa la traición y la intriga, la conciencia de clandestinidad, la actitud reprobable de salirse con la suya tanto como pueda respaldándose en el subterfugio. La línea diez del reloj es el escorpión, manifestación del egoísmo, la avaricia, una visión imperfecta de Dios; el aguijón del escorpión en lugar del Ojo omnividente de Dios simbolizado en el águila. El signo de Escorpión es lo uno o lo otro: el águila o el escorpión. En la línea once del reloj contemplamos el cuerpo del dinosaurio, que corresponde al dragón sobre el cual leemos en el Libro del Apocalipsis. Si queremos obtener la absoluta victoria divina por medio del Cristo Cósmico, el Señor Maitreya, debemos alcanzarla en todas las líneas precedentes. Llegamos a la línea once para matar al dragón. Es el final lógico del relato de la serpiente iniciado en Génesis40. Esa pequeña serpiente del Génesis se transforma alegóricamente en el dragón del Apocalipsis, la conciencia dinosáurica de la venganza. El resentimiento, la venganza y las represalias es la energía que se opone a tu victoria divina en la línea once, Sagitario. En el

Apocalipsis, se ilustra a Satán como el dragón que sale para entablar la batalla contra la Mujer a fin de evitar que alumbre al Hijo Varón41. El dragón de nuestra mente carnal se opone a nuestra alma o potencial femenino. Sin embargo, somos nosotros mismos quienes hemos creado a este dragón. Es la venganza contra la luz interior de Cristo.

El morador en el umbral En el centro del reloj se encuentra el morador en el umbral. Es el resultado de todas las demás perversiones contra Dios combinadas, formando una identidad que es tu personalidad irreal. Así como te hemos mostrado la gráfica de tu Presencia YO SOY y de tu Santo Ser Crístico, es decir, la gráfica de tu Yo real, este cinturón electrónico conforma el diseño arquetípico de tu yo irreal. El morador es mucho mayor que el individuo. La serpiente o mente serpentina es hábil, astuta, y a la vez engañosa. El origen del morador, que es el deseo desmesurado, debe ser aniquilado antes de alcanzar la conciencia crística. El motivo de que necesitemos un gurú que sea un maestro ascendido, un arcángel, un Elohim, un ser cósmico; la razón de que necesitemos a todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca es que este morador en el umbral y todas las bestias depredadoras que yacen en esos cuatro cuadrantes se han vuelto más poderosos que nosotros. En sentido estricto, hemos envuelto nuestra energía divina y dotado a esas creaciones con este poder. De forma que ahora no nos es posible eliminarlas de nosotros.

La mentira en el núcleo del subconsciente: «No moriréis» En el núcleo del subconsciente, en la base de la espiral, hallamos la creencia en la mentira que la serpiente pronunció a Eva, siendo ésta el arquetipo del alma de la humanidad. Eva dijo que Dios había ordenado que no comieran el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal porque el día en que comieran de él, morirían. Mas la serpiente replicó a Eva: «No moriréis».42 ¿Qué significa? ¿Moriréis o no? Es el intento de convencer al alma, el potencial femenino de hombre y mujer, de que la recompensa por el pecado no es la muerte. Pero el profeta apuntó: «El alma que peque esa morirá»43. Sin peros. En el Último Juicio consta con toda claridad que cada hombre es juzgado «según sus obras»44. Se trata de un juicio basado en actos, o como dirían los maestros ascendidos, en el karma. No es un juicio según la doctrina, el dogma, las filosofías o los sistemas de creencias. Ninguna creencia del mundo te llevará a ninguna parte a menos que tu creencia haya devenido en el acto de glorificar a Dios en tu alma y en tu corazón, en tu cuerpo y en tus buenas obras. «No moriréis». Es confundir la Ley. Es la lógica de la mente serpentina. Consiste en introducir en el subconsciente de la humanidad lo que llamamos «muerte dulce». Si vamos a pecar y morimos, podríamos hacerlo dulcemente. «A vivir, que son dos días». Puesto que vamos a rebelarnos contra Dios, puesto que

vamos a morir de todos modos, divirtámonos al hacerlo. La interpretación dulce de la muerte consiste en entretener las energías en el tiempo y el espacio hasta que llegue el final. ¿No ves mucha gente que hace eso hoy día? Ningún rastro de percibir que la vida es finita; es como si fueran a vivir para siempre: la conciencia del saltamontes. El núcleo, el comienzo del velo de energía es la creencia en la mentira: «No moriréis». La programación de la muerte, del culto a la muerte, impregna cuando menos a nueve décimas partes de nuestra civilización actual. Nos hemos acostumbrado a ello, nos ha adoctrinado, y nos acompaña. Seguimos por la espiral descendente que equivale al curso descendente de la civilización. ¿Qué podemos hacer al respecto? Retornar a la invocación. Invocar al Espíritu Santo.

El Espíritu Santo: destructor de la mala creación humana y del hereje humano Los hindúes designan a la Trinidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo con sus propios nombres: Brahma, Vishnu y Shiva. Consideran a Brahma (o Padre) el Creador; a Vishnu (el Cristo) el Preservador; mas al Espíritu Santo lo llaman el Destructor. Cuando comprendemos que el Espíritu Santo es el Destructor y lo que esta destrucción implica, agradecemos que Dios haya manifestado dicho aspecto de la Trinidad. El Destructor se identifica con las lenguas hendidas de

fuego45, el fuego sagrado que consume al mero contacto toda creación de hombre y mujer que no merezca ser perpetuada en Dios o en nuestra propia conciencia superior. Por ello, tenemos a quien recurrir. Podemos invocar la ley del perdón, podemos pedir ayuda al Espíritu Santo y que ese fuego descienda sobre nosotros como descendió el día de Pentecostés46, para consumir nuestro pecado, nuestra percepción del pecado, nuestra lucha contra la Persona del Cristo vivo quien viene a iniciarnos en nuestro propio camino a Damasco («Dura cosa te es dar coces contra el aguijón»47).

La llama violeta: don de Cristo, acción del Espíritu Santo Invocar la llama violeta es el don más impresionante que Cristo nos ha conferido. Es la acción del Espíritu Santo. Jesús prometió que él enviaría al Consolador48; no nos dejaría huérfanos. El Consolador es otra palabra para designar al Espíritu Santo. Cuando Jesús ascendió, vino el Consolador. Éste dio a los apóstoles entendimiento y enseñanza, los nueve dones del Espíritu Santo que anhelamos y pedimos en nuestras oraciones49. Uno de ellos es la capacidad de limpiar el subconsciente con los fuegos del Espíritu Santo. ¿Qué hacemos para conseguir la llama violeta? ¿Qué hacemos para que este fuego fluya dentro de nosotros, una vez que hemos entendido la purificación que precisa nuestro subconsciente?

Cuando vemos la confusión que hemos generado con nuestro propio mal uso del libre albedrío, nos percatamos de que, al margen de lo que pueda suceder, debemos permanecer libres de nuestra esclavitud autoimpuesta. Queremos ser libres. Queremos reivindicar nuestra calidad de coherederos con Cristo50, con respecto a la herencia de la conciencia de la mente de Dios. Decidimos en Dios que vamos a ser libres porque Él ordenó nuestra libertad cósmica desde el principio. Así que invocamos el fuego sagrado en nombre de Jesucristo y en el de Dios YO SOY EL QUE YO SOY.

«Todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará» Jesús nos enseñó a orar. Justo antes de partir de este plano dijo: «Todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará»51. A mi entender, ésta es una de las afirmaciones más importantes en materia de ley cósmica. Creo firmemente, sin ningún género de duda ni temor, que cuando digo: «En el nombre de Jesucristo, pido a Dios la acción, manifestación y el fuego sagrado del Espíritu Santo en mi interior», ello se manifiesta al instante, porque él prometió que Dios nos daría aquello que pidiéramos en su nombre. Y no estamos pidiendo mal, sino de acuerdo con la voluntad de Dios y la promesa de que nuestros pecados serán transmutados. «Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.»52 Por lo que a mí respecta, las Leyes de Dios son absolutamente infalibles. Podría concebir con más facilidad que las leyes de las

matemáticas o las que rigen la rotación de la Tierra fallaran, que el hecho de que lo hiciera esta promesa. Así que mi invocación al Espíritu Santo se limita a estas palabras: En el nombre de Jesús el Cristo, en el nombre del potencial crístico dentro de mí, pido a Dios que me envíe la llama violeta.

Y, a continuación, afirmo que dondequiera que esté, Dios es la acción de la llama violeta: ¡YO

SOY

YO SOY

un ser de fuego violeta,

la pureza que Dios desea!

Las palabras YO SOY se dieron a Moisés. Son la confirmación del Ser de Dios allí donde yo esté. Si Él no estuviera donde yo estoy, no estaría viva, no podría vivir. No existiría, ya que tan sólo existo por la presencia de la gracia de Dios. De manera que al pronunciar el nombre YO SOY, entiendo que significa «Dios en mí es». Allí donde estoy, está Dios. Allí donde estoy, esa llama encendida está ardiendo. Si estaba donde Moisés, puede estar donde yo estoy, porque no existe tiempo ni espacio. Así pues, recitamos este mantra sencillo para afirmar que donde yo estoy, Dios está ejecutando la acción de la llama violeta transmutadora. Un mantra es el flujo de la energía de Dios, la ciencia de la Palabra hablada acompañada de oración y meditación. Hay mantras orientales y occidentales. Éste que hemos recitado es uno muy especial para la era de Acuario. Está destinado a la transmutación de los malos usos de la energía de Dios que la humanidad ha realizado en la era de Piscis y en todas las eras precedentes.

¡YO

SOY

YO SOY

un ser de fuego violeta,

la pureza que Dios desea!

Mientras recites este mantra, ponte de pie y visualízate en el centro de la llama violeta con las manos y los brazos en postura receptiva como aparece en la gráfica de tu Yo Divino. Percibe a Dios encima de ti, la Mónada Divina centrada sobre ti, emanando luz a tu alrededor. Cristo también está encima de ti y palpita en la llama trina que descansa sobre el altar de tu corazón. Es tu potencial crístico que han acelerado Jesús el Cristo y todos los maestros ascendidos cuyas almas se han reunido con la llama de Dios. No tenemos más que hacer el llamado y éste, por ley cósmica, exige respuesta.

ILUSTRACIÓN 30

EL

«YO

SOY

SUBCONSCIENTE RESUCITADO

la resurrección y la vida»

Existe otro mantra que podemos recitar para afirmar ese fuego sagrado. Nos lo dio Jesús cuando dijo: «YO SOY la resurrección y la vida»53. Dios en mí es la resurrección y la vida. En el nombre de Jesús el Cristo, pido al Padre que la luz de la llama de la resurrección, la bendita llama del Espíritu Santo, la bendita llama de la vida, entre ahora en la vida de todos aquellos que por medio del libre albedrío van a utilizar el poder de la Palabra hablada para confirmar su adecuación a Dios en Cristo. En el nombre de Jesús el Cristo, pedimos al Padre que llene nuestros cuatro cuerpos inferiores —la mente, los sentimientos, el cuerpo físico y la memoria— con la acción de la resurrección. ¡YO

SOY

la resurrección y la vida!

En la imagen 30, observamos el subconsciente resucitado. Se produce por obra del flujo de fuego sagrado del Espíritu a través de la mente subconsciente, a la que limpia. La acción de remolino que efectúa el fuego de Cristo ha eliminado todas las huellas de programación interior y exterior: la de nuestra propia rebeldía, la de la hipnosis del inconsciente colectivo. De ahí surge el propósito original del subconsciente consistente en ser el reflejo de la Primera Causa, de Dios, del Ser Supraconsciente y de la Mónada Divina.

Es preciso utilizar el Espíritu Santo Es necesario que nos valgamos del Espíritu Santo, y la era de Acuario es la del Espíritu Santo. Es la era en que actúa el amor en libertad, y la libertad en el amor de Dios —ese intenso amor de Dios hacia nosotros, el amor de Cristo hacia nosotros. «No os dejaré huérfanos54, os enviaré el Consolador». Si debido a nuestro embotamiento y densidad vivimos en este plano sin ser conscientes de la Presencia de nuestro Señor, su promesa puede aportarnos la acción revitalizadora del Espíritu Santo. El consuelo de Dios es la ley del Espíritu Santo, que destruye lo indigno. Destruir no es, sin embargo, el término más exacto, porque no se destruye nada: se transmuta. El altar es el lugar donde modificamos —alteramos— lo humano, donde cambiamos lo humano por lo divino. Las energías del Espíritu Santo atraviesan el subconsciente y esa misma energía, que es Dios en su origen, es liberada del campo energético imperfecto, de la esclavitud de nuestra creación; y luego se eleva. Carece de peso. Así que, ergio a ergio, nuestra energía asciende de regreso a Dios, a la Fuente. Cuando toda la energía mal calificada ha ascendido a Dios, nosotros también lo hacemos. Eso es lo que significa ir al cielo, al reino de Dios, a la conciencia de Dios.

Libre albedrío equivale a

responsabilidad cósmica La imagen 30 representa un individuo que ha saldado el cien por cien de su karma, que ha rendido todo deseo inferior a Dios, que ha entregado por completo su vida a Cristo. Tú puedes convertirte en ello. Puedes expresar y aceptar la programación de Dios. Puedes aceptar la programación de Cristo. Es una elección diaria, de cada hora, de cada momento. Se nos creó para hacer tales elecciones, y también se nos dio libre albedrío con el mismo fin. ¿Cabe, por tanto, aceptar el hecho de que no somos responsables en términos cósmicos? Aceptar la responsabilidad cósmica significa aceptar la responsabilidad que concierne al cambio, la superación, entender que «todo lo puedo en Cristo que me fortalece»55. Dios nos ha brindado la oportunidad de la automaestría. Si la pasamos por alto en esta vida, seremos responsables. «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado»56. La palabra constituye el flujo de la gracia y la energía de Dios a través de nosotros. Por medio de la ciencia de esa Palabra confirmamos nuestra Realidad. Retornamos al estado de paraíso o a la conciencia de dicha que conocimos antes incluso de crear esa espiral negativa. Nos encontramos de nuevo en estado de pureza y santa inocencia.

La mente subconsciente: un campo energético

La mente subconsciente es una celosía, un campo energético que sirve para que Dios se exprese a través de nosotros, realice Sus obras por medio de nosotros. Somos libres de ser libres en Dios. Dejamos de decir «no puedo, no seré capaz, estoy limitado, soy mortal» y en lugar de ello afirmamos: «Aquí estoy, Dios. Tú me has creado; haz lo que desees conmigo. Utiliza mi mente: emplea cada aspecto de ella para manifestar Tu luz, Tu vida, Tu curación, Tu servicio a todo aquél con quien me encuentre». Sobre nosotros recae la responsabilidad de devolver a Dios nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestro cuerpo mental, nuestra memoria, nuestra vida física. Al ofrecerle esta energía, Él la llena de luz y la utiliza para conducir a la humanidad a su propia percepción del Yo en Cristo. ¿Acaso no preferiríamos todos mantener la puerta abierta para que Cristo entrara, en lugar de una conciencia obstruida por toda forma de mal uso del fuego sagrado que repele la luz de Cristo?

Una espiral ascendente de energía En vez de la espiral negativa que hemos creado con la lástima por nosotros mismos, creamos una espiral de energía positiva, ascendente. Es la luz blanca que asciende, incluso desde niveles subconscientes, generando una espiral de energía, la cual ha permitido a los grandes maestros y santos de todas las épocas tener los dones del Espíritu, que han permanecido anclados en la Tierra como testimonio de la devoción de aquellos seres a Dios. La imagen 31 muestra la espiral de la ascensión. Restablecemos el flujo de la figura del ocho, el contacto con el

cuerpo de la Primera Causa, que se nos hace accesible al instante. Entablamos una relación correcta con el flujo, con la energía, de manera que descubrimos que con Dios, con la conciencia, con integridad, todo es posible.57 Ahora ya estamos listos para asumir la responsabilidad cósmica por nuestra nación, por nuestra Tierra, puesto que la misma ley que ha operado en nosotros para consumir el núcleo y la causa del mal puede operar a niveles planetarios, por medio de millones de almas. La misma oración que reza: «En el nombre de Jesús el Cristo, pido que el fuego del Espíritu Santo consuma el velo de energía en mi interior», funciona para invocar el fuego que consumirá por completo el subconsciente de la raza humana.

ILUSTRACIÓN 31 LA

ESPIRAL DE LA ASCENSIÓN EN EL SUBCONSCIENTE

Dios es el Hacedor Se trata de una cuestión que atañe a la ley cósmica; es sólo nuestro sentimiento de limitación lo que nos hace pensar que no

podemos llevarlo a cabo. ¿Por qué lo pensamos? Porque creemos que nosotros somos los hacedores. Dios es el hacedor. Dios es el hacedor, es la puerta58. Él es la puerta de energía, del flujo. Cuando pensamos que nosotros somos los que llevamos la voz cantante, que lo gobernamos todo, bloqueamos el flujo. Si Dios es el hacedor, Él puede consumir el subconsciente de la raza humana con la misma facilidad con que puede consumir el nuestro. ¿Qué diferencia hay entre un grano de arena y una montaña? No la hay en Dios, tan sólo en la relatividad.

Domina la conciencia: obtén maestría sobre las moléculas de la Materia En la ilustración 32 se refleja el equilibrio: como es Arriba es abajo. Aquí en la Tierra estamos manifestando el Dios de nuestro cielo. Como es Arriba es abajo: estamos aquí para demostrar que en la Tierra podemos ejercer potestad, respondiendo así al desafío que Dios planteó cuando creó al hombre y a la mujer y los envió para que ejercieran potestad59. Hacerlo con respecto a la Tierra significa dominar la conciencia y, de ahí, obtener maestría sobre las moléculas de la Materia. Observamos también los anillos de la percepción consciente de uno mismo expandiéndose gracias a la acción del flujo de fuego. Tenemos una percepción cada vez mayor de Cristo que habita en nosotros, y por ello podemos servir a un número cada vez mayor de personas. ¿Por qué nos limitamos? Jesús no lo hizo. Alimentó a cinco mil

personas con idéntica facilidad con que alimentó a sus discípulos. Es cuestión de superar la relatividad en el tiempo y el espacio, de sobreponerse al fruto del conocimiento del bien y del mal. Es precisamente el conocimiento del bien y del mal, del tiempo y del espacio, de la relatividad, lo que nos hace creer que todo esto es imposible. Mas sí es posible porque Dios vive en nosotros; ésa es la razón verdadera, así que no necesitamos otra. Restablecemos el flujo de la figura del ocho, ese movimiento de la energía, y alcanzamos aquellos momentos de percepción durante la meditación en que no existe separación entre el yo y Dios. Ello sucede porque estamos experimentando la misma energía: arriba en el Macrocosmos que es Dios y abajo en el microcosmos que es el hombre.

ILUSTRACIÓN 32 COMO EL MACROCOSMOS (DIOS)

ES ARRIBA ES ABAJO:

REFLEJADO EN EL

MICROCOSMOS (HOMBRE)

Capítulo 10 La psicología de la integridad: el reloj kármico Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, [...]. Sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. HEBREOS 7:1-3

Debemos reflejar en nuestro microcosmos el todo del Macrocosmos

Al observar la gráfica del Yo Divino importa que captemos la idea de que tenemos que hacernos íntegros. La gráfica de la Presencia es un dibujo de nuestra integridad —la integridad y la manifestación de Dios en nosotros. Así pues, cuando miramos al cuerpo causal, a la Presencia YO SOY, al Yo Crístico y a la llama descendiendo en forma de Espíritu Santo, advertimos que debemos contener todo ello. Cada parte de Dios tiene que estar en nuestro interior, de modo que la definición de integridad es albergar la Totalidad de Dios. Hay quien sostiene que ello no es posible. Pero lo es cualitativa si no cuantitativamente, aun cuando no cabe hablar de cantidades en el infinito. Si nos falta algún aspecto de la conciencia de Dios, hay en nosotros una distorsión u omisión de lo Divino, con lo cual tenemos un problema en nuestra psicología, es decir, no somos un ser íntegro en términos cósmicos, y no podemos reflejar la integración del Macrocosmos o la mente supraconsciente. Aquí abajo, en nuestro microcosmos, debemos reflejar la totalidad del Macrocosmos. Por ello, en nuestro estado incompleto seguimos en busca de la integridad. Desde Freud, la psicología moderna ha venido estudiando estas cuestiones a partir de numerosos puntos de vista y escuelas de pensamiento. Si a lo largo de estas explicaciones detectas lo que se te antojan fragmentos pertenecientes a diversos psicólogos, tal vez sea fortuito puesto que, al fin y al cabo, la humanidad entera tiene acceso a la mente de Dios, y me agradaría creer que de cierto algunos de ellos han interpretado en parte esta psicología de la integridad.

Una muestra de integración cósmica Debemos asumir que es posible alcanzar la integridad en la Materia. Sabemos que lo es porque los maestros nos han precedido y la han conseguido. Así que ello centra la cuestión: puede realizarse. Podemos convertirnos en el ejemplo vivo, el receptáculo, el Ser Crístico. Los budas en meditación constituyen un ejemplo. Ellos son una muestra de un ser totalmente íntegro. Meditan en el flujo del cuerpo causal desde la Supraconciencia hasta el subconsciente. Eso es lo que cada buda hace. Cada estatua del Buda es el foco de esa integración cósmica del flujo de la figura en forma de ocho, y sus chakras son puertas abiertas de par en par a la emisión de esta energía al mundo y al alojamiento de ella para transmutarla. Tener en casa una estatua de Buda la erige en un punto focal de tu propia integración cósmica. Un foco de la Madre María muestra la acción de la integración cósmica formulada a través de la maestría total de la Materia en el rayo femenino, y es el punto desde el cual se emiten las energías del Espíritu a la Materia. Simboliza el logro —por medio de esa maestría— del chakra blanco (el de la base de la columna). Las imágenes del Cristo curando y enseñando reflejan la misma acción del flujo, de la integración cósmica y el cambio.

El tema esencial: flujo, movimiento, unidad e integridad La errónea interpretación de este tema esencial del flujo, el movimiento, la unidad y la integridad en Dios nos ha conducido a todo tipo de malos usos del fuego sagrado. Los maestros han definido estos malos usos en las doce líneas del reloj (ilustración 19). En todos los casos de perversión y uso erróneo de la energía de la vida, ello se produce porque la integridad se busca fuera del Yo en vez de dentro. Ya sea guerra, delitos, odio, injusticias, o mal uso del sexo o consumo de drogas; en todos ellos surge porque la gente busca de continuo llenarse fuera en lugar de dentro de sí misma.

El reloj cósmico: la imagen de la

integridad El reloj cósmico ilustra la integridad que estamos llamados a manifestar. Nos lo dio la Madre María con la específica intención de que supiéramos cómo hacer para transmutar la sustancia de nuestro cinturón electrónico y cuáles son los ciclos en que aquélla se despliega. La mente de Dios actúa dentro de nosotros a modo de computadora que marca la manifestación de nuestras energías. Esa computadora, precisamente conforme a nuestro reloj cósmico individual o a nuestra astrología cósmica, nos envía hora tras hora, día tras día, lo que representa nuestro desafío en el sendero de iniciación, es decir, nuestro karma personal. Al mismo tiempo, recibimos el desafío del karma planetario, que corre parejo al karma individual. Hay multitud de ciclos dentro de ciclos, mas todos ellos siguen la misma pauta del reloj cósmico, Alfa y Omega configurando el todo en la polaridad y en el campo energético de la conciencia: el Dios Padre/Madre plasmados en los cuatro cuadrantes en la Materia y en el Espíritu. Los cuatro puntos cardinales del Ser pasan a ser doce al producirse una continua descomposición de la frecuencia y la vibración. A su vez, los doce se convierten en 144, y así sucesivamente hasta que, punto tras punto, por todo el círculo del infinito acontece una nueva experiencia en Dios. Si pudieras contar cuántos puntos puedes poner en el círculo, contarías asimismo cuántos estados de percepción puedes tener en una conciencia más elevada.

ILUSTRACIÓN 33 144

PUNTOS DE LA CONCIENCIA DIVINA

Creamos nuestra propia astrología: nos creamos a nosotros Con nuestros buenos y malos usos de la energía de Dios creamos nuestra propia astrología. Aquélla con que naciste —tu signo solar, tu ascendente, tu signo lunar y todos tus demás planetas— indica etapas de maestría, maestría divina, así como fases de oportunidad para alcanzarla y para revertir los errores del pasado. Así que, hasta el último ergio de energía de nuestra vida, nos creamos a nosotros mismos.

El mandala de Cristo y sus apóstoles Este reloj cósmico es el mandala de cada unidad esotérica, cada unidad en la jerarquía del gurú y de los doce discípulos. Los

doce discípulos de Jesús figuran en estas líneas. Él es el núcleo de fuego blanco en el centro, y la posición de los discípulos en el reloj identifica la tarea que se les asignó asociada a la maestría de esa línea. Se requirió a cada discípulo que concentrara una doceava parte del reloj en materia de integridad, mientras que a Jesús le le exigió la maestría de las doce partes. Andrés, Felipe y Tomás sostienen la llama en el cuerpo etérico. Sirven en las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis, y enseñan a los discípulos de Cristo a dominar las energías de poder divino, amor divino y maestría divina. Si has nacido en uno de estos tres signos, puedes invocar el cuerpo causal del discípulo correspondiente a tu línea para que te confiera el logro que tiene acumulado en ella a fin de servir con él en el mandala de Cristo.

ILUSTRACIÓN 34 LOS

APÓSTOLES EN LAS LÍNEAS DEL RELOJ

En el cuadrante mental encontramos a Simón Pedro, Bartolomé y Mateo sirviendo en las líneas tres, cuatro y cinco — Aries, Tauro y Géminis—. Si concurre el caso de que alguno de estos tres signos es el tuyo, pide en el nombre del Cristo que el cuerpo causal del logro del discípulo que corresponda constituya el manto, la victoria acumulada, que éstos te transfieran. En el cuadrante emocional, al servicio de las jerarquías de

Cáncer, Leo y Virgo se hallan los apóstoles Santiago el Mayor, Judas Tadeo y Santiago el Menor. Su cometido era dominar las energías emocionales; así pues, invoca, pide por medio del fíat en el nombre de Cristo, el logro que manifestaron. Por último, en el cuadrante físico, sirviendo en las líneas de Libra, Escorpión y Sagitario, figuran Juan el Amado, Judas Iscariote (que fue reemplazado por Matías) y Simón el Cananita. Uno de estos tres discípulos es a quien debes vincularte si naciste en uno de los tres signos, en cuyo caso trabajarás con él a fin de sostener el mandala de la dispensación crística pisciana. Por lo que sabemos, Juan el Amado es el único de los doce que hizo la ascensión al término de esa vida; todos los demás reencarnaron. Haya o no ascendido el apóstol correspondiente a tu línea, puedes de todas formas invocar del cuerpo causal su logro. Pero si no ha ascendido todavía, perdura en ella un hábito de energía mal calificada que se opone a la plena manifestación del cristianismo. Mientras sirvas en dicha línea, puedes pedir la transmutación del cinturón electrónico de ese apóstol. Al hacerlo, le ayudarás a mantener la llama y el foco en esa línea.1 Nos consta que otros dos apóstoles han ascendido después de su encarnación en Galilea. Uno de ellos es Judas Iscariote, en la línea diez del reloj. En su siguiente encarnación, colmado de remordimiento, ofreció tanta devoción, tan intensa oración y aplicación a la llama de Jesucristo, que hizo la ascensión. Hace tan sólo unos pocos años, el apóstol Santiago de la línea seis ascendió tras una encarnación femenina, que fue la de la primera Madre de la Llama de la Fraternidad de los Guardianes de la Llama, Clara Louise Kieninger. El relato de la superación y victoria final que llevó a cabo se halla en sus memorias, el libro titulado Ich Dien2, que significa «Yo sirvo». Ése fue su lema, ya que era enfermera. Con ella suman tres —de que

yo esté al corriente— los que han ascendido: tres de doce. Podemos pedir la ascensión de los restantes apóstoles, así como la realización de su misión.

CLARA LOUISE KIENINGER

El reloj kármico: Saldar el cien por cien de nuestro karma El maestro ascendido Juan el Amado nos ha ofrecido unas reflexiones sobre el reloj cósmico y nuestra psicología de la integridad: Recuerdo bien cuando el ángel del Señor vino a mí en la isla de Patmos y recibí el mensaje de Jesucristo sellado y dado a conocer por ese ángel, mensaje que debía permanecer inalterado durante estos dos mil años3. Así pues, la autoridad del Cristo y del Logos selló esa revelación, la cual conformaba dos partes de la espiral iniciatoria de treinta y tres. En los veintidós capítulos de esta proclamación de la Palabra hallarás la clave para transmutar dos tercios de tu karma, así como para equilibrar las energías y tus deudas con la vida. Escucha bien y pon atención mientras leas el Libro Santo; fíjate en cuánto puedes percibir al desenrollar las espirales de identidad y transferir la energía a la llama ciclo tras ciclo, ya que dentro de ello está contenido en su totalidad el subconsciente de la raza humana. Debes, por tanto, entender que el subconsciente colectivo ha de colocarse en la delantera, ha de llegar el momento en que haga su aparición, en que el subconsciente se torne consciente. Así que, a fin de matar al dragón y la bestia, a la que subió del mar y la que subió de la tierra, el falso profeta, la gran ramera, los caídos y todas esas identidades de la mente carnal4, debes entender que en el momento en que aparecen en el escenario mundial, en el momento en que

surgen de las profundidades del subconsciente de tu psique, tienes que erigirte en el triunfador, en el Cristo, y tomar la espada del que se aproxima con ojos de fuego, del que es como el Hijo de Dios, tu propio Yo Crístico, para aniquilar la acción del mal uso del fuego sagrado. La espada es la espada sagrada, la palabra sagrada*. Debe avanzar. En cuanto el fuego salga de la boca de los dos testigos5 y la espada, de aquél que sea adalid de la causa de la justicia6, deja que la espada que sale de la boca del Cristo simbolice aquello que separa lo Real de lo irreal por medio del fíat del Señor, por medio del poder de la Palabra hablada manifestada en ti [...]. Si superas las pruebas línea tras línea, verso tras verso, de lo que consta escrito en el Libro del Apocalipsis, te aguardará la revelación de los misterios que te permitirán superar el tercio restante de tu karma. ¡Están abiertas las puertas de la victoria total como meta de la vida! El Señor de las huestes te invita hoy a saldar el cien por cien de tu karma, a retornar a Dios, victorioso, vencedor, dando testimonio de la ley de la justicia, del equilibrio de la armonía al identificarse ésta, línea tras línea, con la maestría sobre el rayo femenino y el núcleo de fuego blanco del ser. Fíjate, pues, en cómo Él ha marcado con claridad dentro de ti y en el ákasha y en la profecía el sendero de la salvación.7

Al detenernos a examinar la tarea de saldar el cien por cien de nuestro karma, podríamos lógicamente concluir que el veinticinco por ciento corresponde a cada cuadrante del reloj. Los porcentajes, sin embargo, no se refieren a cantidades. Quizás hayas saldado el diez, el treinta o el cuarenta por ciento de tu karma, pero ello no te dice cuánto karma tienes en total equivalente a la carga de oscuridad que debe tornarse carga de luz. Si tienes mil toneladas de karma los porcentajes son superiores; tal vez te haga falta algo más de tiempo y espacio

para saldar tu veinticinco por ciento que a tu vecino, su respectivo veinticinco por ciento. De todos modos, este karma es nuestro. Es nuestra creación. Y, por desgracia, hemos de admitir que nuestro karma es nuestra sensación de integridad. Es lo mejor que hemos hecho con las energías de Dios para manifestar la integridad de Su ser.

ILUSTRACIÓN 35 EL

RELOJ KÁRMICO

Saldar el 51 por ciento de nuestro karma Desde que se inauguró la nueva dispensación a principios del siglo XX, es posible ascender habiendo saldado al menos el cincuenta y uno por ciento del karma personal. Con anterioridad, el requisito para la ascensión era haber saldado el cien por cien. Ya sea dirigiéndose a tu conciencia externa o a tu alma, en el preciso momento en que saldas el cincuenta y uno por ciento de tu karma, Serapis Bey, jerarca del Templo de la Ascensión, y tu Yo Crístico, establecen contacto contigo. Te informan de que has

saldado esa cantidad de karma y se te ofrece la oportunidad de ascender o de permanecer en la Tierra, a fin de quedarte en ella más tiempo y saldar más cantidad en tanto brindas mayor servicio. Tomas la decisión asesorado por tu Yo Crístico. La mayoría de chelas que no tengan ningún motivo en particular para hacer la ascensión, si no se encuentran en una edad avanzada, se quedarán para saldar un mayor porcentaje de karma y con ello concentrar una más amplia manifestación de logro que les erija en ejemplo para otros que estén en el sendero. Quienes asciendan sin haber saldado todo su karma tendrán que permanecer en estado ascendido con los que evolucionan en la Tierra. No son libres de ofrecer su servicio en otra parte del cosmos. Su karma les vincula al sistema de mundos donde hicieron ese karma, de modo que deben resolverlo desde el estado ascendido ayudando a los chelas en el sendero y trabajando por medio de ellos.

Saldar el restante 49 por ciento desde el estado ascendido Cuanto más karma hayas saldado, más fácil debería tornarse el sendero, tal vez te inclines a pensar. Pero no es así. Los maestros ascendidos cambiaron el requisito para la ascensión en esta era —al finalizar la dispensación pisciana en los albores de Acuario— rebajando del cien por cien al cincuenta y uno por ciento la dispensación, con la idea de que más almas pudieran aprovecharse de esa liberación. Ello, no obstante, no significa

que el restante cuarenta y nueve por ciento no se salde, sino que debe hacerse desde el estado de maestro ascendido. He aprendido que la razón por la cual el cincuenta y uno por ciento constituye el punto de inflexión es que la segunda mitad del karma es en extremo más difícil de saldar que la primera y requiere iniciaciones mucho más intensas. Vamos a ocuparnos a continuación de estas iniciaciones, porque a mi juicio (y al de los maestros, quienes se basan en un registro muy exacto), muchos de sus estudiantes tienen lo necesario para saldar más del cincuenta y uno por ciento de su karma, y están en camino para conseguirlo. Puede que no hayan saldado todavía el cincuenta y uno por ciento, pero la mayoría poseen juventud, energía y una gran devoción. Dada la constancia, la resistencia que han mostrado durante uno, dos, cinco o diez años, al proyectar tales parámetros en un gráfico de la vida, con idénticos factores restantes, el resultado sería que muchos de ellos habrán saldado más del cincuenta y uno por ciento tras el período normal de duración de una vida.

El primer 25 por ciento:

limpiar registros A medida que nos vamos abriendo paso en nuestros porcentajes de karma, descubrimos que en el primer veinticinco por ciento estamos principalmente dedicados a limpiar registros —registros de vidas pasadas que se hallan en el cuerpo etérico, el cuerpo de fuego, el primer cuadrante. No parece que notemos gran automaestría en la superficie del ser porque los llamados que damos a la llama violeta, la limpieza con Astrea, se producen a niveles muy profundos del subconsciente. Así que avanzamos con fe en las enseñanzas, las aplicamos, y atravesamos encarnaciones que se remontan a varios cientos de miles de años. Eso es el recuerdo etérico. Seguimos de manera más activa la Ley cuando hemos saldado el veinticinco por ciento y llegamos a la zona del cuerpo mental donde, para saldar este karma, precisamos un conocimiento activo de la Ley, una dedicación al Cristo —el jerarca de este cuadrante— y la maestría sobre la mente, que es la mente de Dios. Saldamos el karma en ciclos, en espirales. No significa que aguardemos pacientes en estos cuadrantes, sino que éstos constituyen la base de la transmutación. La mayor parte de la gente ni siquiera goza de la energía suficiente para entrar en el sendero a menos que esté acercándose al veinticinco por ciento de su karma saldado: ni tan sólo les interesaría el sendero debido al peso de la densidad que recae sobre ellos y que les impide percibir siquiera que existe tal sendero. Si te interesa esta materia, es muy probable que estés cerca de completar este primer cuadrante, si no lo has completado ya y te encuentras en el mental. Por ello estás leyendo este libro. Estás sediento de la Ley porque tu alma exige que la

conozcas si quieres emprender los siguientes niveles de energía.

Magnetismo animal El magnetismo es lo que nos ata a la Tierra: el plano terrenal. Equivale a deseo. Es la transmutación de todo deseo lo que nos libera de la esclavitud para con la Tierra y la rueda de encarnaciones. Los maestros nos enseñan que, además de ser libres del deseo, debemos transmutar su causa y núcleo en los cuatro cuerpos inferiores. El deseo se manifiesta en forma de magnetismo de tipo animal, carnal. Los maestros lo denominan magnetismo animal. También lo podrías llamar magnetismo carnal. Es aquél que genera el atractivo y la ilusión del maya en cada uno de los cuatro cuerpos inferiores. En el cuerpo etérico, es el magnetismo malévolo, que incluye magia negra y brujería. Es la maldad intencional que entraña el odio, la condenación. Requiere presencia consciente para que se manifieste. En cuanto pensamos conscientemente en el mal y lo proyectamos, le damos cobijo y pervertimos ese cuadrante. A continuación, encontramos la forma ignorante de magnetismo, que consiste en la perversión total de la mente de Cristo que acompaña a los abusos con respecto a las tres jerarquías en el cuerpo mental. En el tercer cuadrante se produce un magnetismo empático; muy empático y afectado, impregnado por el mar de emociones humanas y totalmente dominado por las emociones de los demás y por las nuestras propias. Es un magnetismo muy pesado que incluye el de la familia cuando ésta no se basa en relaciones crísticas. Por último, en el cuadrante físico, esta sustancia recibe el

nombre de magnetismo delicioso. Es el de los sentidos, la sensualidad y la experimentación en el cuerpo físico de los aspectos de la carne, las indulgencias en ella que nos impiden la reunión espiritual. Con miras al propósito de dibujar los ciclos de nuestro karma, vamos a interpretar que cada veinticinco por ciento de él se enmarcará directamente en uno de esos cuatro tipos de magnetismo. De nuevo la lectura que vas a realizar es que pasas del malévolo al ignorante —la primera mitad del reloj—, que es el impulso de Alfa, y del empático al delicioso en la segunda mitad, que conforma el retorno de Omega.

ILUSTRACIÓN 36

CUATRO

TIPOS DE MAGNETISMO ANIMAL

La espiral de treinta y seis vueltas: iniciaciones para la maestría sobre los siete rayos Una de las figuras en que podemos plasmar el sendero de la vida es en una espiral de treinta y seis vueltas (ilustración 37). La evolución se inicia en el centro, el punto de origen —el núcleo de fuego blanco de Alfa y Omega. Partimos del núcleo y empezamos en la línea doce, en la jerarquía de Capricornio. Cada vuelta de la espiral puede interpretarse como períodos mayores o menores en el tiempo y el espacio. Cada vuelta sería un año, de modo que veríamos los siete primeros años de nuestra vida (marcados con el primer punto), los segundos siete años, los terceros siete años, los cuartos siete años, que nos acercarían a la edad de veintiocho.

ILUSTRACIÓN 37 LA

ESPIRAL DE TREINTA Y SEIS VUELTAS

Los primeros siete años estamos alcanzando maestría en el etérico; el proyecto original está siendo precipitado al plano físico. El máximo crecimiento y potencial del individuo recae en la etapa que va desde la concepción hasta el séptimo cumpleaños. En ese punto se ancla el proyecto original y se manifiesta la máxima realización de la memoria etérica. Los segundos siete años conciernen al desarrollo de la mente. De los siete a los catorce, ésta absorbe el máximo potencial del cuadrante mental. De los catorce a los veintiuno —el cuadrante emocional— se dominan los deseos, los sentimientos, las energías de agua. Este período de la adolescencia a la madurez implica a menudo un cierto zarandeo, como a todos nos consta, y la razón de ello es la maestría sobre el plano astral del yo y del planeta, así como el principio del descenso del karma individual. El cuarto grupo de siete años, de los veintiuno a los veintiocho, se circunscribe a la maestría sobre el físico: completar la educación, sentar cabeza, formar una familia, tener una casa, una profesión... Es la culminación de la maestría relativa a la primera ronda de ciclos de siete en torno al reloj cósmico.

ILUSTRACIÓN 38 MAESTRÍA

SOBRE LOS CUATRO CUERPOS INFERIORES EN LOS CICLOS DE SIETE AÑOS

28, 29 años Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (28 años) y Omega (29 años) del cuerpo etérico. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis. 30, 31 años Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (30 años) y Omega (31 años) del cuerpo mental. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de las jerarquías de Aries, Tauro, Géminis.

32, 33 años Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (32 años) y Omega (33 años) del cuerpo emocional. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de las jerarquías de Cáncer, Leo y Virgo. 34, 35 años Experimenta el núcleo de fuego blanco de Alfa (34 años) y Omega (35 años) del cuerpo físico. Sométete a las iniciaciones de los cinco rayos secretos de las jerarquías de Libra, Escorpión y Sagitario.

ILUSTRACIÓN 39

INICIACIONES EL LOGRO DEL

PARA ALCANZAR

BUDA

A LOS

36

AÑOS

Iniciaciones para la maestría de los cinco rayos secretos, el Cristo y el Buda A la edad de veintiocho años, en cuanto se ha alcanzado una cierta estabilidad, adviene un período de ir adentro. Es el momento de la maestría interna en los cinco rayos secretos, lo cual nos transporta dando cinco vueltas a la rueda hasta la edad de treinta y tres. Son los años correspondientes a las iniciaciones de la cristeidad que Jesús testimonió. De los treinta y tres a los treinta y seis se despliegan las iniciaciones del Buda. Gautama alcanzó la iluminación a la edad de treinta y seis años —sumando para entonces su conciencia tres veces doce en la luz búdica, tres ciclos del reloj cósmico. Al llegar a ese punto de los treinta y seis, empezamos de nuevo, y si tenemos suerte, gozaremos de otra ronda de oportunidad que nos dejará a las puertas de los setenta y dos años. Muchas personas no llegan a esa edad, de modo que, en cualquier momento en que su karma lo requiera durante esos ciclos, en cualquier momento en que el karma pese más que su capacidad de sostener la llama trina, se les retirará de la vida, ya sea de forma repentina o tras una enfermedad prolongada o contraída.

Los desafíos de los cuadrantes A medida que se desenrollan las espirales, vamos pasando por los cuatro cuerpos inferiores, y ocurre en realidad que el karma se salda simultáneamente en todos ellos. Pero cuando dibujamos el reloj kármico y mostramos los cuatro cuadrantes lo hacemos de manera que puedas ver su significado, y ello se explica a través de los cuatro cuadrantes. Lo que me impresionó, cuando empecé a estudiar el reloj kármico y las cuestiones que sometí al cosmos, fueron las respuestas de Dios a la pregunta: ¿Cuáles son los desafíos de cada cuadrante? Si yo voy a saldar mi karma y si los chelas de los maestros ascendidos van a saldar su karma, deben conocer los desafíos que les presentará cada cuarto del reloj. Si los conocemos, podemos sumar nuestras fuerzas a la hora de afrontarlos.

El cuadrante etérico: 0-25 por ciento Nos centramos en el cuadrante etérico. ¿Cuáles son los desafíos de saldar el primer veinticinco por ciento de karma? Si ya lo hemos conseguido, estamos en condiciones de enseñar a otras personas a saldarlo; y si lo hemos logrado ignorando dicho conocimiento, éste brindará ayuda a otros.

ILUSTRACIÓN 40 DESAFÍOS

DEL PRIMER CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO ETÉRICO: SALDAR EL

25

POR

CIENTO DE KARMA, DOMINAR EL PLANO ETÉRICO

El primer desafío consiste en saldar el veinticinco por ciento de tu karma, lo cual significa que el veinticinco por ciento de toda la energía que se te ha dado durante todas tus encarnaciones ha sido calificada de manera constructiva o transmutada por medio del fuego sagrado. La mayor parte de tu energía se halla en tu cuerpo causal, lo cual no cuenta, pues ya está allí. Nos referimos a la energía que ha quedado en la Materia, a niveles subconscientes y conscientes del ser. Saldarla significa que debe pasar por el fuego sagrado, por la llama violeta, gracias a nuestras invocaciones a la Trinidad o a sus representantes en la jerarquía cósmica; o bien tenemos que saldarla con servicio. Día tras día, ese karma, esa energía se salda por medio del servicio a la vida. Uno de ambos aspectos debe estar presente. Lo mejor es combinar los dos: utilizar la llama violeta y servir a la Hermandad de todo corazón; servir a la gente siempre y dondequiera que surja la necesidad. El segundo requisito, el segundo desafío, es dominar el plano etérico, el cuerpo de la memoria, el elemento fuego, las lecciones que nos han enseñado las jerarquías de Capricornio, Acuario y Piscis. Puedes determinar con bastante precisión si posees esa maestría al contemplar cómo te sientes y actúas cuando el Sol o la

Luna están en esos signos. Si te encuentras estable y mantienes un flujo de alegría en el poder, el amor y la maestría, tal vez tengas un buen dominio sobre los tres. Si no, ya sabes qué facetas debes trabajarte: crítica, condenación y juicio; odio y leve desagrado; miedo, dudas, cuestionamientos humanos y registros de muerte. Éstas son las pruebas del primer cuadrante.

Alcanzar realización divina de

el Padre

Brahma Espíritu

Impersonalidad impersonal

Legislador ILUSTRACIÓN 41 MAESTRÍA

SOBRE EL CUADRANTE ETÉRICO

El siguiente desafío es anclar las llamas de poder divino, amor divino y maestría divina, en el cuadrante que rige Dios Padre: en el elemento fuego, el cuerpo etérico y los tres chakras —el de la coronilla para la línea doce, la sede del alma para la línea uno y el plexo solar en la línea dos. Sucesivo desafío: alcanzar la realización divina del Padre. Tener una identidad dentro de ti —la de la integridad de Padre, Brahma, Espíritu, de la Impersonalidad impersonal y del Legislador. Transmutar las energías mal calificadas en estas tres líneas del reloj: crítica, condenación y juicio, magia negra; odio y leve desagrado, brujería; dudas, temor, cuestionamientos humanos y registros de muerte. Erguirse, hacer frente y vencer a la personificación del mal —o el velo de energía—, en aquél que es antidios, el cual se manifiesta en el dragón, la bestia o el magnetismo animal malévolo. Superar los malos usos del chakra de la coronilla, del de la sede del alma y del plexo solar en el cuadrante del Padre. Ahora bien, no conseguirás el cien por cien hasta que no hayas saldado el cien por cien de tu karma, porque todo ello implica en realidad pasar por todos los cuadrantes. Sin embargo, debes contar cuando menos con el veinticinco por ciento para avanzar. Seguirás adelante y retrocederás, porque en cada ciclo tocarás estos puntos. El último desafío de este cuadrante consiste en dominar el elemento fuego (puesto que es el cuadrante de fuego) y el plano

etérico por medio del equilibrio de la Trinidad —el azul, el rosa y el amarillo, en los tríos que corresponden a este cuadrante.

Erguirse, hacer frente y vencer a la personificación del mal en Antidios, Dragón,

Bestia Magnetismo animal malévolo Superar malos usos del chakra de la coronilla, de la sede del alma, del plexo solar en el Padre ILUSTRACIÓN 42 HÁBITOS

NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE ETÉRICO

Los tríos de los signos del cuadrante etérico Cuando estás bregando con las iniciaciones de cada signo de este cuadrante, hay que sumarle las que corren parejas en los tríos. El primero que toca este cuadrante es el de tierra, porque el primer signo, Capricornio, es de tierra. No puedes tener maestría sobre Capricornio sin poseerla a la vez sobre Tauro y Virgo. Los tres son signos de tierra, están integrados, funcionan juntos. Así que, para llegar al núcleo de cada registro etérico en Capricornio, debes dominar Tauro y Virgo también. Capricornio es el signo azul de tierra, Tauro es el rosa, y Virgo, el amarillo (véase ilustración 15). Estos desafíos y lo que conllevan tal vez te haga pensar que vas a convertirte en un malabarista cósmico. Y es cierto, porque cada desafío es otra esfera de energía que estás saldando, de manera que pronto vas a tener nueve o diez esferas que estarás saldando simultáneamente a medida que veas tus ciclos desplegarse, día tras día. El segundo trío de que vas a ocuparte es el que incluye la

jerarquía de Acuario en la línea uno, que es Acuario, Géminis y Libra, los signos de aire. Este trío se relaciona con el cuadrante mental. Piscis, en la línea dos del reloj, es un signo de agua, por lo que va a conectarte con las jerarquías de Cáncer y Escorpión, que deben manifestarse simultáneamente. Es el trío rosa, y se relaciona con el cuerpo de los sentimientos. Ello concluye el primer cuadrante con sus desafíos. En realidad, no son tan complicados una vez que te familiarizas con ellos y con el reloj.

El cuadrante mental: 25-50 por ciento El segundo cuadrante del reloj kármico es el plano mental. ¿Qué desafíos afrontamos cuando nos encontramos con el karma que representa el mal uso de la mente de Cristo? Ante todo, estamos construyendo sobre los cimientos del cuadrante anterior, así que ello constituye en sí un requisito previo. El desafío de este cuadrante es saldar el cincuenta por ciento de nuestro karma y dominar el plano mental. Eso es mucho pedir si tenemos en cuenta todos los malos usos de la mente que gravitan sobre la Tierra y todas las filosofías y teorías, así como la educación; para descubrir a fin de cuentas que no se trata de la enseñanza de Cristo o de la Gran Hermandad Blanca.

ILUSTRACIÓN 43 DESAFÍOS

DEL SEGUNDO CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO MENTAL.

SALDAR

EL

50

POR CIENTO DEL KARMA, DOMINAR EL PLANO MENTAL

La línea tres del reloj es aquélla en la que cayó Lucifer8. Cayó en la línea del orgullo; mas éste adopta muchas formas. La gente apenas entiende lo que es el orgullo y cree estar exenta de él. No obstante, las personas tienen necesidad y deseo de ser reconocidas por sus semejantes, de reconocimiento humano: el deseo de que se les reconozca por lo que son y por quienes creen que son, además de por lo que han logrado. En esta línea se nos requiere superar las perversiones de Lucifer. Lo hacemos anclando las llamas de control divino en Aries, de obediencia divina en Tauro y de sabiduría divina en Géminis. Anclamos estas llamas en el Cristo —el Hijo— en el elemento aire, en el cuerpo mental y en los chakras. El chakra del corazón está en la línea tres; el del tercer ojo, en la cuatro; y el de la garganta, en la cinco. Corazón, garganta y tercer ojo: hay que tener maestría sobre estos chakras fundamentales asociados con el cuerpo mental. Debemos alcanzar realización divina del Hijo; tenemos que convertirnos en hijos e hijas de Dios; es preciso que nos erijamos en seres crísticos. En cuanto hayas saldado el cincuenta y uno por ciento de tu karma, emitirás una gran radiación del Cristo que los

demás reconocerán. Se trata de la manifestación de Vishnu, la Personalidad impersonal.

Alcanzar realización divina de

el Hijo

Vishnu

Cristo Personalidad impersonal ILUSTRACIÓN 44 MAESTRÍA

SOBRE EL CUADRANTE MENTAL

En la línea cuatro has saldado aproximadamente el treinta y tres por ciento de tu karma; en la línea cinco, alrededor del cuarenta y dos por ciento. Si eres consciente de estar manejando una gran cantidad de cierto tipo de creación humana, puedes deducir, por el proceso de inducción, donde te encuentras en el reloj kármico. Si constantemente estás tropezando con un problema del ego y la transmutación de éste, quizá tu karma esté moviéndose entre el veinticinco y el treinta y tres por ciento. Si te hallas en un período intenso enfrentándote con la rebeldía individual y planetaria, puede que estés en la línea cuatro con el treinta y tres por ciento. No siempre se cumple a rajatabla, pero es una buena guía. Cuando Jesús dijo: «De cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros»9, se refería a la necesidad de integridad en sus seguidores; integridad como foco del Dios Padre/Madre, como base para esta transmutación. Si quieres ser un discípulo, vencer en este plano, necesitas comprender y saberte el Cristo. Y para tener y ser el Cristo necesitas saber quiénes son el Padre y la Madre, ya que ambos alumbran al Cristo. Muchos de los seguidores de Jesús que oyeron sus palabras le dejaron porque no tenían este conocimiento.10

Erguirse, hacer frente y vencer a la personificación del mal en

Anticristo

Lucifer

Magenitsmo animal ignorante Superar malos usos del chakra del corazón, del tercer ojo y de la garganta en el Hijo ILUSTRACIÓN 45 HÁBITOS

NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE MENTAL

En este cuadrante debes erguirte, hacer frente y vencer a la personificación del mal en el Anticristo, Lucifer y el magnetismo animal ignorante. Tienes que transmutar las energías mal calificadas de engaño, decepción, arrogancia y ego; desobediencia, terquedad y desafío de la Ley; envidia, celos e ignorancia de la Ley. Has de superar las perversiones del Hijo: la mente carnal, el orgullo intelectual, la ambición y espíritu de competencia, y la incapacidad de someter el ego. Entonces superas los malos usos del chakra del corazón, del del tercer ojo y del de la garganta en el cuadrante del Hijo. Este cuadrante exige que domines en la línea tres del reloj el trío de fuego correspondiente a los signos de Aries, Leo y Sagitario; en la línea cuatro, los signos de tierra de Tauro, Virgo y Capricornio; y en la línea cinco los de aire de Géminis, Libra y Acuario. Verás que la maestría que hayas alcanzado te mantendrá firme en el siguiente ámbito de iniciación. Lo que has obtenido en el plano etérico te ayudará en el mental. El logro es acumulativo.

El cuadrante emocional: 50-75 por ciento

Llegamos a los desafíos del tercer cuarto del reloj kármico y del plano astral. Aquí es donde empezamos la empinada escalada; aquí es donde nos valemos de toda la maestría que hemos obtenido antes en los siete rayos para superar las pruebas externas del alma en el plano astral y en los cinco rayos secretos.

ILUSTRACIÓN 46 DESAFÍOS

DEL TERCER CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO ASTRAL. DEL KARMA.

DOMINAR

SALDAR

EL

75%

EL PLANO ASTRAL

Este cuadrante alberga la energía rosa del amor. Es agua. Presenta los mayores desafíos de todos. Si lo dominas, el cuadrante físico del 75 al 100 es el descenso de la cuesta. Constituye el quid y la prueba más difícil. Los maestros han descubierto que, en ocasiones, cuando las personas no optan por la ascensión al llegar al cincuenta y uno por ciento, hacen más karma en los siguientes años y pierden el cincuenta y uno por ciento del karma saldado que ya habían conseguido. Ello entraña un gran peligro y es siempre una posibilidad. El hecho de haber saldado la primera mitad no significa que no puedas retroceder y ponerte por debajo del requisito de la ascensión. Así que sostenerse a uno mismo y mantener el logro propio constituye un desafío tan grande como llegar allí por primera vez.

Alcanzar realización divina de

la Madre

Shakti divina

Materia

Personalidad personal ILUSTRACIÓN 47 MAESTRÍA

SOBRE EL CUADRANTE EMOCIONAL

En este cuadrante debes saldar el setenta y cinco por ciento de tu karma y dominar el plano astral. Es la fase en que alcanzas la realización divina de la Madre. Te conviertes en la Madre. Cada experiencia en estas tres jerarquías —seis, siete y ocho: Cáncer, Leo y Virgo— revierte a convertirse en la Madre. Te eriges en la Shakti divina, el punto de emisión de la energía correspondiente al principio masculino de la Divinidad. Estás en la polaridad con el Padre; en el polo opuesto de la línea doce. Vas a tener que obtener maestría sobre el chakra de la base de la columna correspondiente a la Madre y sobre todas las energías de la pureza en ese chakra. Vas a anclar las llamas de armonía divina, gratitud divina y justicia divina. En este cuadrante, avanzas desde las pruebas en los siete rayos, que comprenden desde la línea doce hasta la seis, y comienzas las de los cinco rayos secretos, situados en las líneas siete, ocho, nueve, diez y once. Los rayos secretos son las iniciaciones búdicas. Aquí debes demostrar en el núcleo de fuego blanco de los rayos secretos de Alfa y Omega, lo que has puesto de manifiesto en la circunferencia de la vida con los siete rayos. Los chakras de este cuadrante son el de la base de la columna en la línea seis —jerarquía de Cáncer—; la sede del alma, donde trabajaste primeramente en Acuario, lo estás dominando ahora en Leo; y sobre el plexo solar que iniciaste en Piscis, ahora obtienes maestría en Virgo. En la línea seis, se te requiere que transmutes las energías mal calificadas de indecisión, lástima de uno mismo y justificación. Puede que normalmente seas una persona muy decidida, pero

cuando atraques en este cuadrante y encares las pruebas de la jerarquía de Cáncer, de súbito te descubrirás incapaz de resolverte sobre nada. No importa qué dirección tomes; cualquiera sería válida. Eres capaz de ver todas las caras de la cuestión, pero una decisión ¡es lo último en que quieres verte envuelto! Ello te inunda de lástima hacia ti mismo por el aprieto en que te hallas, y más tarde te justificas porque no tomaste la decisión. En la línea siete se produce una cierta ingratitud que surge de la incapacidad de agradecer a Dios en el chakra de la sede del alma, y que se exterioriza en la irreflexión, la ceguera espiritual y la negligencia o despreocupación. Se trata de un tipo muy denso de conciencia, potencialmente originadora de situaciones comprometedoras. En la línea ocho, de Virgo, transmutamos la injusticia, la frustración y la ansiedad. En este cuadrante nos erguimos, hacemos frente y vencemos a la personificación del mal en la antimadre, la antimateria —todos los malos usos en el plano de la Materia, la ecología de los cuatro cuadrantes—, la gran ramera y el magnetismo animal empático. Tenemos que superar la perversión para con la Madre de la conciencia de la vaca: posesiva, empática, dominante. Es preciso que nos sobrepongamos a los usos erróneos de los chakras de la base, de la sede del alma y del plexo solar. Si ello no basta, contamos con el desafío de lidiar con todo el inconsciente colectivo de la raza humana y con el residuo de contaminación que ésta ha vertido al plano astral. Este plano está compuesto por diversas etapas: del purgatorio a lo que se denomina infierno. No vamos a tragarnos ese plano por completo, sino que seremos capaces de vivir inmersos en él sin que nos afecte. El primer trío con que nos topamos en este cuadrante es en la

línea seis, otra vez los signos de Cáncer, Escorpión y Piscis; en la siete, los de fuego de Leo, Sagitario y Aries; en la ocho, los de tierra: Virgo, Capricornio y Tauro.

Erguirse, hacer frente y vencer la personificación del mal en

Antimadre

Antimateria

Gran ramera Magnetismo animal empático Superar malos usos del chakra de la base de la columna, de la sede del alma y del plexo solar en la Madre ILUSTRACIÓN 48 HÁBITOS

NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE EMOCIONAL

El cuadrante físico: 75-100 por cien El último cuarto del reloj kármico es el plano físico. En este caso, el desafío consiste en saldar el cien por cien de tu karma y dominar el plano físico. En este cuadrante deberías manifestar varios, si no todos, los nueve dones del Espíritu Santo: palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, dones de sanidades (curación), hacer milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas e interpretación de lenguas11. Deberías hallarte bien afianzado como chela del Maestro Alquimista: alquimia en el sentido de precipitación, de realizar las obras de Jesús, las de Gautama.

ILUSTRACIÓN 49 DESAFÍOS

DEL CUARTO CUADRANTE DEL RELOJ KÁRMICO Y DEL PLANO FÍSICO. DE KARMA.

DOMINAR

SALDAR

EL

100%

EL PLANO FÍSICO

En el cuadrante físico, toda la maestría adquirida en los tres anteriores te da abrigo. Te la has ganado, así que tienes el derecho a manifestarla. Tus ciclos avanzan del etérico al mental, al emocional, y tú permaneces en el físico junto a Jesús, maestro del tiempo y el espacio, recibiendo toda potestad del cielo y de la tierra12, puesto que estás próximo a la integridad. Aquí alcanzas realización divina en el Espíritu Santo, al que encarnas (Shiva el Destructor, la Impersonalidad personal). Anclas las llamas de realidad divina en Libra, visión divina en Escorpión y victoria divina en Sagitario: en el Espíritu Santo, en el elemento tierra, el cuerpo físico. El chakra del corazón se encuentra en la línea nueve del reloj opuesta a la tres, lugar en el que empezaste a dominarlo; el tercer ojo en la diez, opuesta a la cuatro, donde empezaste a dominarlo; y el de la garganta en la once, opuesta a la cinco, donde empezaste a dominarlo. En este cuadrante debes erguirte, hacer frente y vencer a la personificación del mal manifestada en lo que llamamos antiespíritu, es decir, lo que va contra el Espíritu Santo. Éste ocupa

el espacio; por tanto, lo que no es santo en tu espacio es antiespíritu, el cual se precipita por medio del Falso Profeta, los maestros falsos, la falsa jerarquía. En el plano astral habita una jerarquía falsa muy real. Para tener maestría sobre el astral y el físico, es necesario que estés al corriente de sus enseñanzas y de cómo vencerlas, cómo resistirte a ellas.13

Alcanzar realización divina de el Espíritu Santo

Shiva

Materia

Impersonalidad personal ILUSTRACIÓN 50 MAESTRÍA

SOBRE EL CUADRANTE FÍSICO

El cuadrante físico es aquél donde te yergues, haces frente y vences al magnetismo animal delicioso. Dejas de ser esclavo de tu cuerpo físico, de sus exigencias, sus preocupaciones. Te sobrepones a los malos usos del corazón, del tercer ojo y de la garganta en el tercer, cuarto y quinto rayos secretos. Y transmutas las energías mal calificadas de falta de honradez, intriga y traición; lujuria, avaricia, egoísmo, narcisismo e idolatría; y resentimiento, venganza y represalias. Los tríos que resultan afectados en este cuadrante son los signos de aire en la línea nueve del reloj (Libra, Acuario, Géminis); los signos de agua en la línea diez (Escorpión, Piscis, Cáncer); y los signos de fuego en la once (Sagitario, Aries, Leo). Así es como manifiestas el equilibrio de la Trinidad en este cuadrante.

Erguirse, hacer frente y vencer la personificación del mal en Antiespíritu Falso Profeta,

maestros falsos

Magnetismo animal delicioso Superar malos usos del chakra del corazón, del tercer ojo y de la garganta en el Espíritu Santo ILUSTRACIÓN 51 HÁBITOS

NEGATIVOS QUE SUPERAR EN EL CUADRANTE FÍSICO

Cincuenta y uno por ciento: el punto de inflexión Como ya he mencionado anteriormente, las enormes dificultades que presenta el plano astral requieren que el punto de inflexión sea el cincuenta y uno por ciento. Ello nos reconduce a justo recién pasada la línea seis, en la Madre, en el viraje de Alfa a Omega. Implica un considerable cambio de velocidad el paso de cincuenta a cincuenta y uno. Puede ser un período muy agitado de tu vida. La maestra ascendida Porcia ha explicado: En cuanto llegas al punto en que estás saldando cantidades mayores de karma, tanto personal como planetario, se te presentan las pruebas supremas de los avatares en que la tarea que se te asigna, tras saldar el cincuenta y uno por ciento de tu karma, es empezar a transmutar todo el plano astral, así como tu propio cuerpo astral.

Ello nos trae a la memoria el relato procedente de la India acerca de la mamá ardilla que reta al océano porque éste se ha tragado a sus pequeños. Se dirige hasta el océano y lo golpea con la cola. Gota a gota, se va apoderando de él y lo deposita en la tierra. Pues bien, tal es la determinación de la Madre de vencer al plano astral. Porcia prosigue con las siguientes

palabras: La razón por la cual los Señores del Karma concedieron la dispensación para que las almas ascendieran después de saldar el cincuenta y uno por ciento, es que el siguiente veinticuatro por ciento representa el descenso por completo al plano astral [...]. De modo que, muchos individuos que seguían el sendero, al llegar a ese nivel de transmutación, retrocedieron e incluso perdieron el cincuenta y uno por ciento que habían logrado: hasta tal punto es engañoso andar por el laberinto del plano astral.14

La noche oscura del alma y la noche oscura del espíritu En cuanto empiezas a penetrar el cuerpo astral, te adentras, en realidad, en la noche oscura. San Juan de la Cruz escribió sobre la noche oscura del alma y la noche oscura del Espíritu: tales pruebas se desarrollan en este cuadrante del reloj. En ocasiones, recibo cartas de chelas en el sendero que están atravesando grandes dificultades, y lo describen como la noche oscura del alma. De ninguna manera cuestiono el análisis que efectúan de su experiencia personal, pero sí puedo decir que, si bien se plasman fragmentos de esas noches oscuras con el fin de prepararte para la intensidad de la experiencia, la plenitud de ambas noches no se despliega sobre ti hasta que no has saldado el cincuenta y uno por ciento de tu karma. La prueba de la noche oscura del alma consiste en separarte de la luz de Dios, de los maestros y de los ángeles servidores. La «oscuridad que cubre la Tierra» es el peso del karma que retorna a cada individuo, pues éste también está aprendiendo a enfrentarse con el karma mundial. Ambos tipos de karma eclipsan durante ciertos ciclos la luz del alma y, por consiguiente, el

discipulado de ella para con el Hijo de Dios. Antes de que Dios pueda infundir gran poder al alma, hay que despojar al individuo de orgullo. La prueba de la noche oscura puede durar horas, días o encarnaciones, según sea la aceleración o la desaceleración de los ciclos. Los chelas experimentan más la noche oscura del alma que la del espíritu. La noche oscura del espíritu coincide con la crucifixión. Es una afluencia de una luz tan inmensa que le hace sentir a uno completamente impuro y miserable; indigno de esa luz. Da la sensación de que Dios está contra ti y te ha rechazado. Tanta impureza se percibe en esta gran luz que el alma siente que nunca volverá a ser digna de bendiciones. San Juan de la Cruz escribió: «Conviene que primero sea puesta el alma en vacío y pobreza de espíritu, purgándola de todo arrimo, consuelo y aprensión natural acerca de todo lo de arriba y de abajo, para que, así vacía, esté bien pobre de espíritu y desnuda del hombre viejo para vivir aquella nueva y bienaventurada vida que por medio de esta noche se alcanza, que es el estado de la unión con Dios».15 Durante la noche oscura del espíritu, el karma planetario y la iniciación crística eclipsan la luz de la Presencia YO SOY. Jesús afrontó esta prueba cuando, en la novena hora, llamó a gran voz: «Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?» (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»)16. Se trata de quedar totalmente aislado de la Presencia Divina y del Yo Crístico, y sostener tu energía tan sólo con la luz y el logro que has acumulado en el chakra del corazón y los demás chakras por medio de saldar tu karma. Entrar en el plano astral es algo parecido a arrastrarte lentamente por la cloaca del planeta. Lo único que alumbra tu camino es la llama de tu corazón y el karma que has saldado. La

llama representa la Hermandad, la enseñanza y todo lo que has acopiado del sendero. Es suficiente para atravesar esta faceta más densa de tu karma, si confías en ello. Pero si te sumerges en las dudas, puede que te hundas bajo las olas del cuerpo emocional, como le ocurrió a Pedro.17 Al ingresar en este cuadrante, descubrimos que la integridad de Alfa y Omega en nuestro interior ha sido reemplazada a niveles subconscientes por falsas imágenes de Padre y Madre, que hemos heredado de nuestro linaje ancestral; y este residuo yace en el subconsciente. Puesto que nos sometemos a las iniciaciones de los cinco rayos secretos, nos colocamos en este cuadrante cara a cara con las perversiones de Alfa y Omega, representadas en la energía del T’ai Chi que da vueltas.

Dos caballas en el subconsciente Cabe contemplar el T’ai Chi como dos peces uno frente al otro, cada uno con un ojo y una cola. Este animal es asimismo el símbolo de la dispensación pisciana. Se dibuja en forma de dos arcos, que al cruzarse forman la cola. Cada uno de ellos configura también la mitad del caduceo, las energías del Padre y de la Madre entrelazadas.

Al observar el subconsciente de los chelas y de la humanidad, he visto en él el punto focal de la perversión del Padre y de la de la Madre manifestada en forma de dos caballas (por raro que parezca...). ¡Nunca se sabe lo que va a surgir de ese

subconsciente! Las caballas simbolizan el mal uso del caduceo, el mal uso de Piscis, el mal uso de la conciencia crística. Consiste en aceptar nuestro origen en los padres humanos. Así pues, da la sensación de que tenemos en el subconsciente dos caballas no digeridas. ¿Qué sucede con ellas? Ahí están, depositadas en el cinturón electrónico. Bien, sabes que debes pasarlas por la llama violeta. Pero hace falta algo más. Tienes que deshacer el concepto, el núcleo de lo que ha generado esta circunstancia. Puedes dedicar el día entero a recitar la llama violeta, pero hasta que no rindas tus caballas, ¡no te vas a librar de ellas! Así que has de saber que ahí están.

ILUSTRACIÓN 52 DOS

CABALLAS EN EL SUBCONSCIENTE SIMBOLIZAN LA PERVERSIÓN EN EL

PADRE

Y EN LA

Linaje humano, ancestros humanos, karma humano

MADRE

Debemos abandonar ese sentimiento de tener un linaje humano. Los seres que eran realmente libres figuran en el Antiguo Testamento, cual es el caso de Melquisedec: «Nada se sabe de su padre ni de su madre ni de sus antepasados; ni tampoco del principio y fin de su vida»18. Es una clave muy importante para la maestría de este cuadrante. Lo que significa es que Melquisedec eliminó el concepto de un linaje y unos ancestros humanos. Al transmutarlo, dejó de ser el heredero del karma humano de sus padres, sus abuelos, etc. Lo peor del caso es que ¡hay caballas dentro de caballas! Tienes abuelos por ambas partes. Una caballa representa a tu madre; la otra, a tu padre. Luego están los padres de tu madre y los de tu padre, y tú eres el heredero de su creación humana y de sus patrones humanos, los cuales exteriorizas por medio de tus genes y cromosomas. Y también hay otras pequeñas caballas dentro de aquéllas, ya que cada uno de esos abuelos tenía a su vez padres. Lo que necesitamos es asimilar nuestra percepción del Dios Padre y Dios Madre en el Yo. Al asimilar los atributos y virtudes de Alfa y Omega —y ello incluye el reloj entero, las dos mitades del todo, el T’ai Chi, el Espíritu y la Materia— nos convertimos en nuestros propios Padre y Madre. En cuanto lo conseguimos (puesto que somos Padre, somos Madre, Dios Padre/Madre en manifestación) somos capaces de pasar por el aparato digestivo del subconsciente, esto es, por los elementos no deseados de los aspectos irreales de padre y madre que hemos heredado. Puede que nuestros padres poseyeran un alto grado de interiorización del Dios Padre/Madre en ellos, y que nos transmitieran dicha virtud. Tal percepción permanece recogida en el cuerpo causal, de manera que quizá todo cuanto veamos en el

cinturón electrónico sea la programación negativa. Así pues, tal vez supongas que has heredado un aspecto muy bueno de ellos puesto que fueron el vivo ejemplo de amor, obediencia, sabiduría, una buena preparación religiosa, obediencia y honor, y tantas otras cosas. Mas, así que empezamos a examinar la relación con nuestros padres, descubrimos que subsiste un tira y afloja de sustancia kármica en forma de rebeldía, resentimiento, odio, antipatía, irritación, sentimiento de injusticia, egos compitiendo unos con otros, etc. Todo eso menos bonito de la relación con los padres (comoquiera que ellos tampoco tuvieron una relación tan maravillosa con los suyos) es lo que se diluye en esas caballas dentro de caballas, al igual que sucede con el linaje humano, con los patrones hereditarios. Mientras nos hallamos inmersos en la llama violeta da la sensación de que nos envuelve por completo el sentimiento de familia humana. Y ¿no es cierto que eso mismo ocurre en la vida real? A veces la familia nos domina tanto que no podemos ser libres para saldar nuestro karma. Al invocar la llama violeta se nos revela, poco a poco, que podemos consumir la sustancia de esta generación.

El árbol ancestral Las caballas producen con su manifestación lo que denominamos el árbol ancestral. En cuanto invocamos la llama violeta, ésta aborda simultáneamente el árbol ancestral así como las caballas, es decir, la conciencia del linaje de donde

procedemos. Es un árbol muy complejo. Está compuesto de capas y capas, y sus raíces penetran y envuelven al planeta. Se trata de vínculos kármicos; todas esas raíces son conexiones con otras corrientes de vida. Los hindúes afirman que hemos sido el padre, la madre, el hermano y la hermana de todo el mundo; y así sucesivamente. Hemos tenido tantas encarnaciones que todos estamos relacionados. Buda señaló que en los numerosísimos y variados intervalos de vida de cada individuo, cualquiera de sus semejantes ha contado con su estima en uno u otro momento.

ILUSTRACIÓN 53 LA

LLAMA VIOLETA Y EL RELÁMPAGO AZUL PUEDEN DISOLVER EL LINAJE HUMANO DEL ÁRBOL ANCESTRAL

Es preciso invocar la llama violeta y la acción del relámpago azul a fin de abordar el linaje humano y el árbol. Mientras haya un árbol ancestral, habrá caballas. Mientras haya caballas, habrá árbol. La llama violeta constituye nuestra salvación, nuestra esperanza, nuestra vida, la acción del Espíritu Santo. ¡Y nos libramos del sentimiento de linaje! A medida que vamos dando dentelladas al concepto humano de los padres, transmutamos esa energía. Asciende al cuerpo causal, y alcanzamos cada vez una mayor percepción de Padre y Madre en el Yo.

Cuando invocamos que la luz de Dios derribe el árbol ancestral y transmute las caballas dentro de caballas, descubrimos que toda esta sustancia en nuestro cuerpo astral, en nuestro subconsciente, ha enterrado nuestra verdadera identidad de Dios Padre/Madre. Y, muy al fondo, las raíces del árbol han rodeado —y en su extremadamente anudada expresión no sólo rodeado sino enterrado por completo— un huevo azul.

ILUSTRACIÓN 54 AL

TRANSMUTARSE EL ÁRBOL ANCESTRAL APARECE UN HUEVO CÓSMICO AZUL

El huevo cósmico azul Es un huevo cósmico azul. Se trata de nuestro T’ai Chi en la Materia, de nuestro Dios Padre/Madre. El linaje humano y el karma del árbol ancestral han enterrado a nuestro verdadero Padre/Madre. Todos los genes y cromosomas han impedido que se manifestara, y hasta que no nos hemos purificado, han influido en nuestra vida.

Una vez que hemos derribado el árbol y aniquilado las perversiones, actúa la llama violeta removiendo el obstáculo, y libera al huevo, que ya puede subir. Durante el proceso de transmutación —la acción de la llama violeta— todos los átomos y moléculas de energía han pasado por la espiral para repolarizarse con respecto a nuestro propio Gran Sol Central, la Presencia YO SOY individual, el centro de esa Presencia, el núcleo de fuego blanco (ilustración 56). Por tanto, cada vez que invocas la llama violeta y el relámpago azul, la energía es derribada y circula de vuelta al Gran Sol Central. Esas partículas se elevan por encima del núcleo ígneo, avanzando en el sentido de las agujas del reloj, hacia el centro del Ser, de forma que tú obtienes mayor luz en tu cuerpo causal. Como sabes, ello no acontece de súbito, sino cada vez que utilizas los mantras y decretos de llama violeta. Ahora que el huevo está al descubierto, el Ángel de la Presencia lo toma y lo lleva, no al árbol ancestral, sino al Árbol de la Vida19. El ángel lo deposita en él con sumo cuidado, de modo que pasa a ser el centro de ese Árbol, el cual, junto con sus ramas, representa tu cuerpo causal, el Dios Padre/Madre firmemente plantado en el centro. Es el momento de hacer que el cuerpo causal se manifieste (ilustración 55). Observa los «doce frutos»20 del Árbol de la Vida que se manifiestan a modo de joyas y piedras preciosas, los frutos de las buenas obras en las doce esferas del cuerpo causal. Vemos, a continuación, el hermoso huevo azul centrado arriba en el plano de la Presencia YO SOY. Nos movemos hacia el centro de nuestra conciencia superior forjada y adquirida en la Materia porque hemos percibido los desafíos implícitos en el cuadrante, toda vez que sabíamos lo que era necesario transmutar.

ILUSTRACIÓN 55 EL

HUEVO CÓSMICO AZUL EN EL CUERPO CAUSAL Y LOS DOCE FRUTOS

Nuestro verdadero árbol familiar ¡Qué gran dádiva de la Madre María y del Espíritu Santo sería que supiéramos cómo abordar las caballas, cómo abordar el árbol ancestral para alcanzar esa gloriosa conciencia más elevada! La conciencia superior no es una neblina; es un perfil muy definido de Dios. Este árbol es el verdadero árbol familiar. Es la familia de los maestros ascendidos, los chelas en el sendero y los devotos. Es nuestra verdadera familia del grupo místico de Dios en la Tierra y en el cielo.

ILUSTRACIÓN 56 ÁTOMOS

Y MOLÉCULAS DE ENERGÍA RETORNAN AL NÚCLEO DE FUEGO BLANCO PARA REPOLARIZARSE

Convertirte en el árbol de la vida El huevo en el centro del Árbol de la Vida es el núcleo de fuego blanco. Cuando tu cuerpo causal muestra esa apariencia, los pájaros vienen por el aire con el propósito de anidar en él*. Tales son las aspiraciones de la humanidad, de los peregrinos en el sendero. Millones de personas pueden vivir del logro en tu cuerpo causal, que tú presentas igual que hizo el Buda. Con esa maestría te tornas el Árbol de la Vida ante la humanidad. Al bajar por el tronco del Árbol de la Vida, pasamos por lo que llamamos «el cordón cristalino» de la Presencia YO SOY. En el plano del Cristo existe la misma percepción del Dios Padre/Madre en el Yo Crístico, dibujada por medio de otro huevo cósmico azul (ilustración 57).

Así, llegamos a las raíces del Árbol de la Vida, que son el antakarana, el patrón, el proyecto original cósmico destinado a manifestarse en el cinturón electrónico. La plasmación en estas raíces del Árbol de la Vida en lugar del árbol ancestral muestra que estás totalmente desapegado del sentimiento humano de los ancestros, del sentimiento humano de herencia biológica.

ILUSTRACIÓN 57 EL «EN

ÁRBOL DE LA VIDA

MEDIO DE LA CALLE DE LA CIUDAD Y A UNO Y A OTRO LADO DEL RÍO ESTABA EL ÁRBOL DE

LA VIDA, QUE PRODUCE DOCE FRUTOS, DANDO CADA MES SU FRUTO; Y LAS HOJAS DEL ÁRBOL ERAN PARA LA SANIDAD DE LAS NACIONES».

[APOCALIPSIS 22:2]

Te sientes libre y, sin embargo, profundamente agradecido al linaje de hijos e hijas de Dios que te han precedido en cuanto a encarnar al padre, a la madre, y han portado la semilla y el huevo, los genes y cromosomas de Alfa y Omega a través de los cuales el genio del Cristo se ha transmitido hasta ti conforme al descenso del Espíritu Santo por tu familia de generación en generación. Todas las venas de la conciencia, que van a desembocar al ígneo núcleo del planeta, atraen las virtudes, toda la maestría

acumulada de los cuerpos causales de quienes se han superado y han obtenido maestría crística en la Tierra. Eres liberado de tus orígenes en la Materia, en la creación humana, y te resuelves a ser totalmente un hijo de Dios. Se te aparta del todo de la conciencia de las masas, de manera que en tu subconsciente, en tu cinturón electrónico donde vimos las caballas, ahora pasas a tener el foco de este huevo cósmico azul del Dios Padre/Madre. Atravesar el proceso consistente en identificar esa sustancia y extirparla entraña en sí algo parecido a la cirugía. Se asemeja al proceso del destete, sobre todo cuando es consciente. Aunque no siempre lo es, ya que la llama violeta puede transmutarlo por ti, si bien es difícil separarse de la familia a causa de los vínculos empáticos. Se trata de la estrecha línea que separa el honor, la compasión y los lazos del corazón que jamás pueden romperse, de la empatía, la dominación y el aspecto posesivo que hay que eliminar si el alma ha de levantar el vuelo, algún día, con respecto a los amarres terrenales. Ahora estás en clase con Melquisedec; «nada se sabe de su padre ni de su madre ni de sus antepasados; ni tampoco del principio y fin de su vida. Y así, a semejanza del Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre». Con tal grado de logro, con haber saldado esta parte de tu plano astral, qué siervo de Dios puedes llegar a ser...: una clara celosía del Árbol de la Vida en la Tierra. Juan obtuvo la visión de nuestro árbol. Lo expresó así: «Después me mostró un río limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del cordero»21. En esto te tornas al permanecer en la llama violeta. Es la parte inferior del ser convertida en esferas de luz. «En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las

hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.»22

Otra gráfica de tu Yo Divino Ésta es, por tanto, otra forma de ilustrar la gráfica de tu Yo Divino. La Trinidad, de nuevo —Padre, Hijo y Espíritu Santo— alineada perfectamente. Dentro de ti se encuentran los cuatro cuadrantes de la Materia: el Dios Padre/Madre, el Cristo y el Espíritu Santo. Puedes entender ahora por qué dije que el cuadrante físico es una pendiente de bajada una vez que has alcanzado esta maestría, puesto que ya posees todo ese logro. Debes llevar a término el ritual entero de limpiar el árbol ancestral antes de saldar el setenta y cinco por ciento de tu karma. Así, incorporas toda tu maestría al plano físico, donde realizas los experimentos científicos de Jesús y pasas por las iniciaciones de la transfiguración, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Jesús llevó a cabo el ritual de saldar casi el cien por cien de su karma incluso antes de su encarnación final, en la cual reveló, gracias a la transparencia de su alma, la imagen del Hijo de Dios. Y sin embargo, tuvo que dar muestra de ello otra vez. Tenía que reconfirmar su victoria. «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos, pues todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.»23

EL

ÁRBOL DE LA VIDA

Capítulo 11

Dividir el camino

Maestra ascendida Leto

La maestra ascendida Leto trabaja con buscadores de todas las edades y sobre todo con niños y jóvenes que desean recorrer el sendero espiritual y comprometerse en el servicio a la humanidad. Científica en la Atlántida y más tarde mística en la China, consagró sus energías a la precipitación de la llama de la verdad. Es una verdadera científica del Espíritu y enseña a los estudiantes a abandonar conscientemente el cuerpo y entrar de nuevo a voluntad, así como a valerse de las experiencias en los retiros de los maestros obtenidas mientras el cuerpo físico duerme. En este discurso, Leto nos proporciona la clave para tomar decisiones correctas en cada fase de nuestras iniciaciones a lo largo del reloj cósmico.

Yo, Leto, acudo desde las profundidades del amor a petición de Saint Germain para estar aquí con vosotros, provista de la luz de la Madre Cósmica que entra ahora a vuestro corazón. Desearía permanecer en él junto con el Señor Gautama a fin de instruiros en los principios de la ley divina, a fin de impartiros, desde el campo cósmico de Omega, lo que procede del Señor Maitreya. La enseñanza que nuestro Señor os ha traído, amados, se presenta como una espada, que no sólo separa la luz de la oscuridad, sino a hermano de hermano, ya que tan sólo la espada de Maitreya es capaz de mostrar la simiente del malvado al lado de la de Cristo. Así pues, la enseñanza debe ser

progresiva. Porque en respuesta al llamado pidiendo juicio, también acuden el instructor cósmico y la enseñanza que divide el camino. Por eso mi discurso de hoy lleva por título «Dividir el camino». Con cada nueva disertación de la Escuela de Misterios, descubrís, amados, que se toma a uno y se deja a otro, se reúne a uno en el corazón de la montaña, donde los discípulos se encuentran con el Señor, y al otro se le deja arreglárselas a solas, sembrando y recogiendo en los campos del karma mundial. Por consiguiente, enteraos, amados, de que el retorno de la Escuela de Misterios únicamente puede significar que el ángel con la espada llameante que mantiene el camino del Árbol de la Vida se erguirá y exclamará a quienes no sean dignos del maestro y de la enseñanza: «¡No pasarás aquí! ¿Quién anda? ¡Que sean atados el ladrón y el salteador! Dejad entrar a aquél cuyo árbol está repleto de frutos de justicia, que anda cargado con el fruto maduro». Os estoy hablando de dividir el camino en la conciencia. Porque cuando aparece la verdad vestida de maestro y enseñanza de la Madre Divina, de Sanat Kumara, crea una presencia en la vida de uno que le incita de continuo a elegir entre tal o cual pensamiento, tal o cual línea de acción, tal o cual ideología que se le ofrezca o que haya abrazado el alma durante muchos siglos. Los andares de un individuo, su postura, el balanceo del brazo y el ladeo de la cabeza revelan, todos ellos, la inclinación de un alma hacia un determinado tipo de error o de verdad, de justicia propia o del Señor.

Fórmula para dibujar el camino

Así pues, quisiera hoy brindaros lo que llamaríais una fórmula, si bien ya hemos dicho que el sendero de la ascensión no puede reducirse a tal. No es, por tanto, absoluta, mas os guiará cuando no sepáis hacia dónde ir. Amados, cuando lleguéis a la encrucijada de la vida, para saber qué dirección tomar, la de la derecha, la de la izquierda o bien recto hacia adelante, debéis determinar ante todo dónde os halláis —¿quién soy? Situarse, pues, conforme a la dirección que señala la brújula resulta más preciso que hacer conjeturas sobre las elecciones a la vista. Sin las estrellas que indiquen el camino, o la brújula, el hombre queda a la deriva, a menudo a merced de las fuerzas que desearía evitar. Conviene percatarse, por consiguiente, de que si las elecciones se ponen de manifiesto con claridad en cada fase del camino, y en cada una de las etapas sabéis con certeza dónde de la red de la vida os encontráis, en tal caso, amados, seréis leales a vuestro Yo Superior y superaréis las iniciaciones que de cierto requieren en ocasiones un sacrificio mayor de lo previsto. Es verdad que uno puede hacer los sacrificios que prevé, pero con frecuencia en el sendero del discipulado es lo inesperado lo que se transforma en la prueba no superada. Os digo, por tanto, que avancéis con la ciencia que os traigo. Añadid al conocimiento de vuestro reloj cósmico personal un nuevo modo de saber cuándo estáis en la y [la encrucijada] y por qué ésta es tan importante.

Misterio revelado de la Madre Divina

Amados, los misterios lo son hasta que se descubren. Os revelo uno de la Madre Divina desde el corazón de Maitreya, a fin de que vosotros descubráis el siguiente. Os corresponde a vosotros descubrir el misterio que se encuentra más allá de éste mío. Se trata del misterio del yo, de vuestro yo, y de adónde vais. Porque, amados, cuando preguntéis por la senda del maestro, de la madre o del padre, si la voluntad no se aferra al Yo Superior, aunque se sepa el camino, no será el que se tomará. Ahora bien, vamos a ver, en cuanto las elecciones están a la vista, cuál es el mejor camino que hay que tomar y cuál, el que debe rechazarse, si bien muchos de vosotros a menudo habéis optado por este último y rehusado el primero, no debido a disposición o deseo del corazón sino a ignorancia básica, sin duda alguna. Yo soy vuestra amiga de la luz y maestra, y sirvo en el segundo rayo, el de la iluminación, la poderosa luz del sexto rayo. Así que nosotros dos juntos y muchos otros pueden seguir este curso. Podéis recordarme como la instructora de vuestras llamas gemelas. Os prometo que esta enseñanza se imparte a niveles internos a vuestra llama gemela a la vez que yo os estoy hablando [...]. Amados, tal vez la vida os resulte un círculo infinito, pero esperamos que no sea así... Porque el círculo debe ser una espiral que sube; de lo contrario, no sería otra cosa que pura rutina o incluso una vida de caos. Estoy segura de que no deseáis que esta vida quede grabada cual perpetuo tiovivo. Para multitud de personas ello es así, y pasan al otro mundo sin ningún tipo de pesar, de arrepentimiento, aun cuando ven que han dado vueltas y más vueltas en busca de diversión. Han actuado como jugadores. Qué lástima ser un producto fortuito del destino... Qué

pena extraer de la diversión la luz que debería conservarse para el impulso de la espiral ascendente... Cada día construís una espiral que remonta el altar vertebral, amados. Espiral tras espiral, piso tras piso, estáis construyendo un poderoso imán de identidad. Con firmeza y constancia, estáis erigiendo un pilar de individualidad. Observad, pues, cómo gracias a esta técnica las espirales pueden ser infalibles.

Pruebas del trío de agua Fijaos ahora en el triángulo en cuestión. Es el trío de los signos de agua que convergen en Cáncer. Aisladlo y contempladlo. Cada punto del triángulo es una V. Al mirar cada punto, podéis ver que el árbol del yo de cada V forma una Y. En cada puerta de estas tres jerarquías solares, hombre, mujer o niño pueden hacerse la pregunta: «¿Por qué estoy aquí? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?». La posición en el punto del trío es siempre la Y. Situados, por tanto, como estáis a día de hoy a la entrada del Sol en la jerarquía de Cáncer*, estáis colocados en el punto de la línea seis del reloj. A vosotros corresponde escoger el sendero de la izquierda o el de la derecha. Ésta es la fórmula: elegir el camino de la derecha de la maestría divina en la jerarquía de Piscis o el de la izquierda en la de Escorpión, el camino del yo caído, del egoísmo y el narcisismo. Dirigirse hacia la izquierda en Cáncer constituirá en todo momento la iniciación de Escorpión y de la línea de este signo relativa a la indulgencia para con una preocupación excesiva por

uno mismo y el derroche de la luz. El sendero de la derecha, cuando os encontréis en la jerarquía de Cáncer, siempre revertirá en la elección de la maestría divina sobre ese yo egoísta. Ahora bien, cuando avancéis hacia la posición de Escorpión en este trío (ya sea en el año solar de vuestro planeta o de vuestra carta natal), cuando paséis por este signo, estaréis situados en Escorpión. La Y que se erigirá en la elección durante ese ciclo de Escorpión, sea un día, un mes o un año, consistirá en seguir el sendero de la izquierda de miedo, dudas y cuestionamientos humanos en Piscis, o el de la derecha de la armonía divina en Cáncer. Por ende, la fórmula que descubrimos señala que, en cada línea del reloj, la tentación que frustraría vuestra victoria a la derecha sería la energía mal calificada del trío que se forma a partir del signo a la izquierda. Por ejemplo, supongamos que estáis ahora en la línea dos de Piscis, quizás en vuestro año o en vuestro mes. Ya sabéis cuál es la meta de Piscis: es un punto de apoyo para el logro, para conseguir, a vuestra derecha, visión divina. La labor que se os ha asignado desde la base de la maestría divina es alcanzar la visión divina. Mirad a la izquierda. Lo que os privará de vuestra victoria, que tal vez sea una sutil elección del sendero de la izquierda, son las perversiones de la armonía divina en la línea seis del reloj, es decir, la indulgencia para con la lástima de uno mismo, la justificación, la indecisión, el caos y la confusión; todas ellas perversiones de esta línea. Así pues, la perversión de la izquierda impide la victoria en la derecha. Cuando vais por el camino de la espiral descendente que conduce y culmina en el mal uso del chakra de la base, no podéis ir al mismo tiempo por el sendero de la derecha —visión divina— de la elevación del fuego sagrado en el Ojo omnividente de Dios.

Ello deviene más gráfico en cuanto comprendéis el giro que se produce en la senda de la vida. Al hacer la elección en esta senda, es poco fácil, por no decir imposible, recuperar la posición anterior y reafirmar la otra elección. Las vidas son lineales. Los errores, una vez cometidos, pueden transmutarse y trascenderse con nuevos actos, mas pocos pueden reconducirse al punto en que se cometieron. Porque los ciclos cósmicos avanzan y el poderoso círculo de la vida da vueltas. A medida que recorréis las jerarquías del sol y las estaciones de la cruz, el reloj cósmico no permanece estático. Él también da vueltas. Al igual que sucede con tantos otros ciclos dentro de vuestro ser, sistema y cuerpo causal. De modo que existe una vasta astrología de la configuración y de la unión de círculos de luz y fuerzas.

Pruebas del trío de tierra Tomad como ejemplo la gran maestría divina que se os requiere en este momento del trío de tierra. O el poder del Buda Gautama. O las jerarquías del Gran Director Divino, de Godfré. O el poder de la línea de la justicia bajo el mando del Señor Lanto y los numerosos maestros de la luz. La maestría en la tierra, amados, afronta los desafíos del ciclo oscuro del karma planetario. La maestría sobre la tierra es deficiente; de ahí la contaminación de cuerpo, mente, elementos y alma. Cuando llegáis al ciclo de iniciación en la jerarquía de Capricornio, al inicio de vuestro año de cumpleaños y de la casa planetaria, hasta ese momento habéis considerado que vuestro

desafío es de poder divino, y ciertamente así es. Pero en cuanto a la elección en la Y —la elección que realiza el iniciado avanzado a fin de optar por convertirse en el Cristo o bien encarnar el morador en el umbral— se trata de poder ya desarrollado en muchos ciclos previos que le habilita a uno para escoger el sendero de la derecha de la justicia divina contrapuesto al de la izquierda de desobediencia, terquedad y desafío de la Ley. Así pues, muchos anillos en el tronco del Árbol de la Vida, muchos anillos del cuerpo causal, exigen que cada hora en el reloj se torne ahora el trampolín de la victoria. Investidos de ese poder divino debéis preguntaros: «¿Voy a convertirme en la plenitud del Cristo cual abnegado siervo de la luz en todos los individuos? Y, por obra de ese poder divino, ¿avanzaré para ser paladín de la causa de la justicia divina y humana? ¿O utilizaré ese poder para exaltarme en el signo caído de Tauro cual rebelde contra esa cristeidad?». Veamos, por consiguiente, que la elección de la Y tan sólo se presenta cuando uno posee el logro en la posición donde se encuentra. Porque el logro es la acumulación de luz en cada punto del reloj, de manera que el logro pasa a ser la elección, el modo de emplear el fruto maduro del Árbol de la Vida, ya sea consumiéndolo para la gloria del ego, ya sea partiendo el pan de la vida o compartiendo ese fruto a fin de que otros puedan participar de esa cristeidad. A su vez, en la Y de Tauro, cabe optar por el camino de la derecha de poder divino ejercitando, así, la obediencia a la ley divina, con el propósito de alinear el poder como voluntad de Dios con respecto a la gloria de Dios en cada empeño. Lo que evitará esta victoria es la espiral descendente del camino de la izquierda, al escoger la perversión en la jerarquía de Virgo, lo cual acarrearía ser indulgente para con el sentimiento de

injusticia. Amados, hay individuos en este planeta, dentro y fuera del sendero, que podríais comparar con un juguete que funciona dándole cuerda. Se pasan el día mencionando injusticias hacia ellos y hacia otros, condenando a sus líderes por injusticias. Están atrapados en una espiral, o cabría decir un enredo formado por el mal uso en la línea de Virgo. Así que abrazan cada causa; pero al llegar al corazón de ésta suelen rechazarla y también al líder por injusto. El sendero de la izquierda suele constituir, por tanto, el derroche de la luz de la divinidad, o incluso el despliegue de un agresivo ataque contra la luz de los portadores de luz que han alcanzado la victoria divina en el correspondiente sendero de la derecha, el cual en el caso que nos ocupa es el del poder divino de la mano del Gran Director Divino.

Pruebas del trío de aire Así pues, esta fórmula es fácil de entender. Cuando lleguéis a una nueva línea del reloj, dibujad el trío. Analizad las técnicas y el conocimiento necesarios para la maestría sobre los signos y chakras correspondientes a esos puntos. En Acuario, Libra y Géminis afrontaréis el desafío del signo de aire, esto es, la mente diamantina de Dios. Dondequiera que os encontréis de este trío, vuestro desafío siempre consistirá en dominar el elemento aire: en un punto, por supuesto, en el cuerpo de fuego; en otro, en el de aire; y en otro, en el de tierra. La

Y

de Libra presenta la elección del sendero de la derecha

en la jerarquía de Géminis —sabiduría divina— capaz de desbancar, no sólo el sendero de la izquierda del acuariano caído, erigido aquél en el antiamor, el leve desagrado, la crítica, o cualquier forma de antagonismo para con la persona que represente al hombre o la mujer de la era de Acuario, sino también en las fuerzas básicas de la envidia, los celos y la ignorancia que os impiden valeros de la sabiduría divina que tenéis acumulada, para obtener la victoria del sendero de la derecha. Comoquiera que habéis elegido numerosas veces en eras pasadas, la victoria del sendero de la derecha en Géminis deviene en un punto de apoyo para la victoria, y un vuelco en las elecciones erróneas del pasado basadas en el sendero de la izquierda en cualquiera de los puntos del trío.

El trío es una trinidad de victoria El trío, como sabéis, es una trinidad. Es una fuerza tremenda: el triángulo equilátero. El mayor poder que poseéis de la victoria divina de los tríos es el equilibrio de la llama trina en cada uno de esos signos. Al estudiar el significado de los chakras —en este caso son la sede del alma, el chakra del corazón y el de la garganta—, en cuanto comprendáis la combinación de ellos y cómo deben armonizarse y traerse a la cima de la victoria del poder del tres por tres (tres en cada lado de la llama trina), os percataréis de que de cada trío salen líneas de fuerza que se unen en el centro de vuestro reloj cósmico. En cuanto os aproximáis al centro, lleváis con vosotros la ofrenda de vuestra victoria. Así, debéis entender que las enseñanzas de los misterios

señalan que, en un momento determinado de la vida, el individuo llegará a la Y. En ese punto deberá elegir entre glorificar a Dios o al yo inferior. Comprenderéis que se trata en realidad de una sucesión de elecciones. Durante algunas de las vueltas que dais alrededor del reloj cósmico año tras año, vida tras vida, hacéis pequeñas elecciones, las cuales construyen espirales y hábitos: la de permitirte el miedo y la duda en Piscis en lugar de la victoria de la luz en Cáncer, el odio y las creaciones del odio en la línea de Acuario en lugar de la sabiduría divina de Géminis; todas esas elecciones pueden ser indulgencias con las que acopiáis karma. Éste, una vez acumulado, se convierte en el morador en el umbral dentro del reloj cósmico del cinturón electrónico. Ese morador en el umbral constituirá un hábito acumulado que habrá que vencer en la última elección, cuando se elija la cristeidad, cuando se elija a Dios; o bien al yo inferior.

Prever la victoria de cada mes Por ello es buena idea valerse del decreto para el reloj cósmico*. Es buena idea, amados, limpiar las líneas del reloj cuando se inician los ciclos. Ya sabéis que el ciclo del Sol se abre cada mes con el cambio del Sol. En ese momento, todas las experiencias en la jerarquía de Cáncer, tanto a escala personal como planetaria, os abren las puertas para transmutar lo negativo, para ensalzar o multiplicar lo positivo. Debéis, por tanto, apresuraros y comprender que el trabajo que se presenta y la oportunidad de llevarlo a cabo se acomoda a esos ciclos.

Cuando erijáis monumentos de logro a vuestra poderosa Presencia YO SOY, los hallaréis aguardándoos para el momento en que aquí abajo necesitéis máximos refuerzos y fortaleza cósmica capaces de conduciros a vuestra victoria. Porque en cuanto elijáis —pongamos por caso, al afrontar la Y en Sagitario— el camino de la derecha de Leo, todas las fuerzas del cinturón electrónico mal utilizadas en la línea tres de Aries harán acto de presencia. Y, en cuanto éstas se extiendan, se dará rienda suelta a los malos usos de la luz en las líneas siete y once. Este diagrama os permite comprender que os espera un premio al final de cada ciclo de un mes. Es un premio de luz y un grado de logro. Al comienzo de un nuevo signo de vuestro año, mes o del signo solar de la Tierra, preved con alegría vuestra victoria. Avanzad con la armadura y descended a la fosa sin fondo de vuestro cinturón electrónico con el propósito de aniquilar a las fuerzas que perviven en esa línea, de verter montones de llama violeta en esos agujeros, de dirigir rayos de relámpago azul asimismo para desalojar esa sustancia; sin daros por satisfechos hasta haber implorado con intensidad a Ciclopea a fin de que ponga al descubierto aquello que pueda arrojarse al fuego sagrado.

Comprended los ciclos de vuestro día Vamos a combatir, pues, por una causa justa: la victoria en cada ciclo de veinticuatro horas. No con el fin de abrumaros, amados, sino de familiarizaros con las complejidades de las matemáticas del libre albedrío, es por lo que debo deciros que a cada hora, a cada minuto, cada ciclo de veinticuatro horas, estáis

haciendo tales elecciones en cada línea del reloj. Ello os permite entender los ciclos del día: cuándo os sentís más fuertes, cuándo tenéis las energías bajo mínimos, cuándo poseéis maestría, y cuándo os resulta difícil concentraros o no estáis en un momento óptimo. Reunid conocimiento. Concentradlo todo: los conocimientos sobre salud, volver a crear los cuatro cuerpos inferiores, centrar la luz. Dejad que la aplicación de la ley de la ciencia del ser os proporcione el máximo fortalecimiento. La alquimia del cuerpo físico es del todo necesaria en este sendero de logro. Es difícil elegir correctamente cuando estáis desnutridos o sin el suficiente prana. Por tanto, observaos y ofreceos todo cuanto os haga falta para recibir victoriosos al nuevo día y a cada hora del día, y no para imponer exigencias a vosotros o a los miembros de la familia, o a los niños, cuando os consta que alguno de ellos se siente débil o bajo de energía; antes al contrario, dando apoyo en ese momento, ya sea con oraciones, con descanso o cambiando de actividad. Poneros presión y luego descubrir que las energías explotan y se descontrolan, y que el proceso se repite a diario, sirve tan sólo para caer en la trampa de tomar una decisión no querida o no deseada a la vera del sendero de la izquierda, a la postre con el resultado, amados, de que el ciclo repetitivo ha creado un monstruo negligente que aguarda con el objetivo de privaros de vuestra victoria en tales elecciones. Así pues, el poder de la victoria de un trío engendra otra. En ocasiones, las cartas astrológicas combinadas de los miembros de una familia o gurú y chela o esposo y esposa, producen un gran trío que denota fortalecimiento recíproco a fin de encarar las pruebas decisivas de la vida. Ello es indicativo de que la empresa en cooperación —de un negocio o de una comunidad como la que podéis crear— es capaz de triunfar al contar con la fortaleza

combinada de sus miembros. En vuestro cuerpo causal de luz, los miembros de esta comunidad estáis destinados a reforzar no sólo cuatro, cinco o diez tríos de luz, sino 360 grados de tríos ya formados, y otros tantos en el proceso, hasta el infinito. Un mandala se halla completo cuando hay una presencia suficiente de corrientes de vida capaces de conformar la victoria en esos tríos, salvaguardando y protegiendo con ello la elección correcta del discípulo a cada paso en el camino.

El amor de la cristeidad Quisiera hablaros del amor de la cristeidad en cada puerta de la Ciudad Santa, en cada puerta de iniciación adonde Cristo llama y os pide que le permitáis entrar en vuestro corazón. Una vez que se lo hayáis permitido, podréis golpear a la puerta de esa ciudad y recibir al Gran Iniciador. Colmados de regocijo por el rejuvenecimiento que trae la conciencia divina en cada signo y jerarquía solar, valoráis el logro de la cristeidad mucho más de lo que permitiríais ceder al yo inferior y a los hábitos inferiores. Ya no es deseable dejarse resbalar por la rampa de las viejas espirales de negatividad, cosa que ocurre con la misma facilidad con que un niño se desliza por un tobogán. Por el contrario, las cosas externas, los tirones y las presiones, las viejas discusiones, los viejos hábitos de la discordia: todas estas cosas se descartan por trilladas e inútiles. Porque el fuego del corazón, el amor del corazón que ha encontrado al gurú viviente, que ha encontrado a la Madre Divina

en este signo de Cáncer, lo abandona todo por la maestría. Así que ésta es la elección en la jerarquía de Cáncer. Daos cuenta de que si perdéis vuestra armonía divina en la Y, no tenéis energía para viajar por el sendero de la derecha hacia la maestría divina. La disponibilidad de la elección depende de la solidez del individuo en el atributo divino del punto de la Y que esté afrontando.

El amor por la Madre y sus hijos Os digo que este mes, en la jerarquía de la Madre Divina Omega, os coloquéis con firmeza y seguridad en la sede de la autoridad de la jerarquía de Cáncer y la cualidad de la armonía divina. Partiendo de esta armonía divina escoged el sendero de la derecha correspondiente a la maestría divina y subyugad al yo egoísta. En ello consiste el desafío del mes, amados. Os invito a que lo probéis, empleando las fórmulas alquímicas de Saint Germain. Os invito a que os quedéis en el signo y en la casa de la Madre Divina y que améis y seáis: seáis esa Madre Divina o su niño o su hijo o hija. Así pues, este mes amad a la Madre Divina, amados, para no extraviaros en las discordias que son fruto de la lástima hacia uno mismo, de la necesidad de justificarse y de toda forma de indecisión procedente del desperdicio de las energías del chakra de la base cuando el fuego sagrado no es elevado. La indecisión, por ende, genera caos y confusión. Rezo para que esta comunidad [...] obtenga ahora la gran victoria de la fuente de la luz de la Madre. En la medida en que

cada uno de vosotros sostenga esa llama y con ello logre la maestría divina, veréis, no sólo en vosotros mismos y en la comunidad sino por todo el mundo, la derrota de las fuerzas inicuas que, en el sendero de la izquierda, hacen mal uso de la línea de Escorpión con la picadura de la muerte. [...] Tened, pues, en cuenta lo grande que es vuestro amor por la Madre y sus niños. Ningún discípulo tenía amor más grande que éste, capaz de hacerle dar su vida por la causa de la Mujer y su simiente. Dejad a quienes proclaman ser libertadores de los que luchan por la libertad, física y espiritualmente hablando, que muestren lo capaces que son de erigirse en la luz de la Madre Divina, elevando ese fuego sagrado para derrotar a las horrendas hordas del egoísmo que descienden sobre las naciones. [...] Por tanto, no cabe hablar de un sendero de victoria en los tríos de la vida sin un tremendo amor por aquéllos que serán los benefactores de vuestra maestría divina. Sólo el amor engendra el deseo de victoria que trae como resultado la acción de la victoria. Amados, los que están en el camino de la izquierda adquieren la condición de adepto no gracias al amor, sino a la pasión por controlar a los demás, una antifuerza básica, totalmente absorbente, de amor mediante la cual realizan cualquier sacrificio por el mero hecho de controlar al prójimo merced a ser adeptos en el sendero de la izquierda. El mundo, amados, está hoy día plagado de magos negros, sobre todo los que se hallan alineados en las filas del comunismo mundial y quienes les apoyan. De modo que, si están dispuestos a hacer el sacrificio necesario para destruir América y la Madre Divina que ella defiende y que es su razón de existir, ¿acaso vosotros no podéis hacer, más aun por amor, el sacrificio necesario para alcanzar esa victoria? Hoy os lanzo esta pregunta. Quizá distintos mensajes de los

maestros ascendidos ya os la hayan presentado. Yo la planteo de nuevo como recordatorio de que el amor no sólo consiste en la copa de deseo que fluye desde vuestro corazón con el propósito de servir, sino que es la fuerza más poderosa del universo que fluye del corazón de Dios, y que, por obra de vuestro amor, atraeréis. El amor de Dios, amados, se erige en vuestra victoria. El amor de Dios es lo que hace que todo sea posible con Él. Con el amor de Dios y el vuestro, multiplicados, podéis obtener la victoria de los tríos cada día y cada momento de vuestra vida. Por tanto, amad hasta la realización de la victoria crística.

Yo soy vuestra maestra de amor Estoy con Maitreya en el retiro de la Madre Divina. Soy vuestra maestra de amor en la ciencia del ser. Coloco ahora vuestra mano en la de vuestra llama gemela. Y os invito a recorrer en este momento, amados, una victoria concertada por dentro y por fuera en el Alfa, en la Omega de cada uno de vosotros; preocupados no por vosotros mismos sino por el Gran Yo Divino que aparece en esos pequeños. Avancemos con el fin de crear para ellos el lugar preparado. Me alegra ser constructiva. Me veréis codo con codo junto a vosotros, avanzando con los operarios de la construcción, ya que me encanta construir en la octava física. Edificad ahora vuestro templo, amados, para que sean más los que como Cristo puedan entrar en él, para que de cierto el Amado pueda llamar y entrar; que aquí y ahora anide la unión del amor abajo como Arriba. En la plenitud del amor, he venido, yo, vuestra maestra de la

luz. Os sello en la eternidad de la esfera de la luz.

Capítulo 12

Ser oportuno

es fundamental Hay en los negocios humanos una marea que, tomada cuando está llena, conduce a la fortuna; y omitida, hace que el viaje de la vida esté circundado de bajíos y miserias. SHAKESPEARE, Julio César, acto IV, escena 3

En el transcurso de tu andadura por el sendero de la vida portas una llama. Transportas esa llama desde el lugar de origen, que está en Capricornio, hasta cada una de las doce casas de las jerarquías. Llevas la antorcha de Capricornio y la depositas en la casa de Acuario: la colocas sobre el altar. Cargas con la antorcha de Acuario y la conduces a la casa de Piscis, y así sucesivamente. Portas la llama de cada jerarquía como emisario de ella cada mes concreto de tu año. Eres un ser crístico —ungido con la llama de Cristo— que acepta el desafío de abrirse paso para consumir el núcleo y la causa, no sólo del karma personal y de los malos usos con respecto a esa jerarquía, sino también del karma planetario. La influencia de tu Presencia YO SOY pasa del microcosmos al Macrocosmos en cuanto empiezas a manifestar la maestría divina por medio de un ritual diario de decretos e invocaciones. Así, invocas suficiente fuego, de modo que al hacer llamados durante

la mañana, tus energías bastan no sólo para transmutar tu karma correspondiente a ese día en una casa y un signo determinados: también hacen mella en el karma planetario ese mismo día.

Saldar karma personal y planetario El sendero de la cristeidad y la budeidad deberían considerarse líneas paralelas de la iniciación personal y planetaria, un movimiento hacia la derecha y hacia la izquierda: la derecha significa saldar el karma personal por medio de servicio, sacrificio y entrega; y la izquierda implica asumir karma planetario y saldarlo en los fuegos sagrados del corazón. Así pues, a la derecha y a la izquierda; debemos recorrer estas líneas paralelas de la automaestría. No podemos ascender al corazón de Dios a menos que contribuyamos a saldar el karma planetario. Todo aquél que nos ha mostrado el sendero de la maestría ha dado fe de que es necesario, en un momento determinado, saltar del personal al planetario. El significado de que Jesús muriera por nuestros pecados en la cruz era que estaba transmutando karma planetario. Y quienquiera que alcance esa maestría, debe pasar por la iniciación de la crucifixión, no necesariamente entregando el cuerpo físico, pero sí disponiéndose a asumir en ese cuerpo espirales de karma planetario a fin de saldarlas en la llama trina dentro del corazón.

Prever el karma y el darma La ciencia del reloj cósmico nos faculta para prever el karma del día, el darma del día, los deberes del día. Nos permite prever nuestras iniciaciones en el camino del Cristo, del Buda: karma, darma, iniciación. En ocasiones, Dios se vale de nuestro karma para iniciarnos. Otras veces, utiliza el de otra persona con el fin de poner a prueba nuestra paciencia, nuestra tolerancia o nuestra compasión. A veces, emplea el karma del mundo o de la nación o grupo con que estamos vinculados. Por ello, no hace falta albergar un sentimiento de culpa, o señalar con el dedo, tratando de afirmar quién hizo tal o cual cosa, o de dónde proviene esa vibración. No importa de dónde venga esa vibración. Ello contamina la Materia. Contamina los cuatro cuerpos inferiores de un planeta. Contamina tus cuatro cuerpos inferiores. Arrójalo a la llama. Suéltalo. Libérate del culto a la personalidad. ¿Sabes qué es el culto a la personalidad? Consiste en el apego a las personalidades, la preferencia por algunas de ellas, relacionarse con camarillas de personalidades, e imaginar que ciertas personalidades son grandes y que otras no lo son tanto. Es el culto a la idolatría, una sociedad de admiración mutua. Deshazte del culto a la personalidad. Despersonalízate. Céntrate en el fuego sagrado y disponte, en cualquier momento del día o de la noche, a emitir la llama que consuma las energías mal calificadas. Examina el reloj, analiza las cualidades de Dios, las perversiones; observa cómo salen a la superficie para ser

transmutadas. Ponte en guardia, en actitud vigilante frente al muro de tu conciencia. No abras la puerta a las energías negativas. No les des cobijo. Conócelas por lo que son, y sé consciente de que, cada día de tu vida hasta el momento de la ascensión, la ley de tu ser requiere que pongas algo en la llama.

Ser oportuno es fundamental Línea tras línea, puedes reemplazar la energía mal calificada con la energía pura de Dios. Mas, a causa de la naturaleza de los ciclos, tienes que estar en «el lugar correcto» en «el momento preciso»: has de saber qué ciclos se están manifestando en tu vida. En lo concerniente a la maestría sobre el reloj cósmico, los ciclos de energía que rigen toda vida, ser oportuno es fundamental. Debes saber cuán preciso te conviene ser al jugar un partido de béisbol. Tienes que hacer oscilar el bate cuando la pelota llega al lugar justo. Al balancear el bate estás a punto de golpear, y con la práctica adquieres un instinto basado en la intuición sobre el preciso instante en que ello va a ocurrir. En tu mente subconsciente hay una computadora que te indica cuánto va a tardar la pelota en desplazarse desde el lanzador (pitcher) hasta la base del bateador (home plate), cuánto tiempo vas a estar balanceando el bate, y cuándo va a toparse la una con el otro. Ello requiere precisión. Lo mismo se aplica a la ley de los ciclos. Si el Sol se coloca en el lugar, ¿vas a batear una semana después o el día antes? Los ciclos son muy exactos. Cuando la onda de la energía de Dios está en su punto álgido, se te presenta la oportunidad suprema de contrarrestar la energía mal calificada que se opone a ella. Tienes que encontrar una cresta de luz en el sol, valiéndote del signo solar, de la hora en que estás trabajando. Tienes que sacar el máximo provecho de ese ciclo. La ciencia del reloj cósmico, en cuanto la comprendes, te permite hacer llamados muy concretos, precisos y científicos. No

tiene mucho sentido pedir por algo que no destaca o llama la atención, o, como decimos nosotros, «no está listo para ser transmutado». Ciertos ciclos de energía están ahí: es energía que precisa ser transmutada en un momento determinado de tus ciclos personales y asimismo debido a las configuraciones no únicamente del Sol y de la Luna, sino de los planetas; todos los cuales ejercen algún tipo de influencia a propósito de energía mal calificada, y no sólo con motivo del campo energético que ocupan en el tiempo y el espacio, mas también porque sus corrientes de vida (los que las contienen, evolucionando en el plano etérico, mental, astral o físico) han contaminado el fuego sagrado. Sentimos ese flujo de energía proveniente de cuerpos inmersos en nuestro sistema solar, así como ajenos a él. La comprensión de esos ciclos y de la astrología te permite conocer en detalle —pues señala con precisión en el cosmos— dónde se halla la prueba, de manera que puedas prestarle la adecuada atención y te puedas preparar para ella, y para que invoques la llama violeta a fin de consumir el núcleo y la causa incluso antes de que te sorprenda esa prueba. En los días previos al cambio de ciclo del mes, empieza a prepararte para la prueba. Prevela. Pide a la llama violeta que transmute el núcleo y la causa de todos los malos usos en esa línea del reloj. Invoca a las jerarquías en esa línea, los maestros en ella y a todos los poderes conocidos o desconocidos que sirven a la luz en ese momento. A continuación, debes pedir que tu creación humana y la del mundo queden neutralizadas. Así, despejas el terreno, lo cual facilita en gran manera la prueba, puesto que estás listo o lista para poner coto a esa energía, para dar la bienvenida a los Señores del Karma y a tu Yo Crístico, quienes la depositan en el altar de tu corazón con el fin de ser transmutada.

Carecería de sentido que, tras un partido de béisbol, salieras al campo y comenzaras a hacer oscilar el bate, y te preguntaras seguidamente el porqué de la falta de resultados. En el plano físico resulta obvio. Y, sin embargo, tendemos a pensar que, por pura casualidad, vamos a conquistar ciclos en los planos etérico y espiritual. Es una ciencia mucho más complicada.

La ciencia de la astrología Si profundizas en la astrología, puedes revisar cada día dónde se encuentra cada uno de los planetas. Éstos avanzan por los signos y, según sea su vibración concreta combinada con el signo, obtendrás el karma de retorno con la energía mal calificada. Pero recuerda: siempre te llega simultáneamente el buen karma de luz. Por tanto, cuando te encuentres en un ciclo de Tauro, espérate recibir de tu cuerpo causal gran cantidad de obediencia a la Ley, allí acumulada. Cuantas veces hayas obedecido a Dios y le hayas amado, hayas seguido Sus mandamientos, y tu llama gemela haya obrado de idéntica forma, ese constituirá tu logro acumulado para dicho ciclo. Es la cresta de la ola de tu luz cósmica. Toma la fortaleza de los buenos hábitos acumulados para desafiar a la oscuridad, transmutar los malos usos e incrementar la luz. Tauro es un signo de tierra, y cualquier signo de este elemento implica que puedes hacer algo físico. Es un signo para edificar, llevar a término y organizar en el plano físico. Cuando te hallas en un ciclo de Tauro, te armas con el amor a Dios

acumulado por medio de la obediencia y surcas la cresta de esa buena energía. Aprovecha la fuerza de ella, del buen impulso de Alfa, para desafiar y transmutar en el retorno de Omega cualquier mal uso en esa línea y aumentar la luz. Cuando menos, deberías saber dónde se hallan el Sol y la Luna, si quieres ocupar una posición superior al plano astral ese día. Éstas son tus herramientas. Ésta es la ciencia de la nueva era. De todos modos, recuerda siempre que, donde termine nuestro conocimiento de la ciencia, los maestros lo proveerán. Así pues, al final de cada llamado di: «Que este llamado se ajuste según la voluntad de Dios». Y al final, después de descifrar y dibujar todos esos distintos ciclos de energía, te percatarás de que Dios es el maestro de todos los ciclos que jamás puedan existir, y que va a todas partes del cosmos: a cada estrella, sol, luna, a cada partícula de polvo en el cosmos entero. Al retirarte al plano interno de la conciencia crística, puedes reconocer la Presencia de Dios en ti como tu Gran Sol Central, cuya maestría abarca una órbita completa ahora mismo.

Tu destino divino Predecir tu futuro con el reloj cósmico consiste en predecir qué karma recaerá sobre ti cada mes y cada año. ¿Acaso es preciso este reloj? ¡Es muy preciso, es impresionante! Sería pavoroso no comprender y amar la Ley que rige el cosmos. Es tan exacto que, si conoces la hora de tu nacimiento, cada mes a esa hora podrás observar el cambio de ciclo. La exactitud del flujo de las espirales de energía en el

cosmos es una maravilla. Se asemeja al prodigio del cuerpo humano, de las células y del flujo de la vida, a la inmensidad del diseño del templo o cuerpo donde vivimos, pero el prodigio de los prodigios es percibir cómo funciona este reloj cósmico. Al bregar con nosotros mismos, al encontrarnos en este tiempo y espacio, al afrontar nuestro karma y nuestros ciclos kármicos, podemos sacar el máximo provecho del reloj a cualquier edad que tengamos, porque el fuego sagrado, la llama transmutadora, es capaz de transmutar el núcleo y la causa de todos los malos usos de los atributos de Dios en el pasado, en todas las líneas del reloj. Si todo se produce con puntualidad y nos ganamos la llama de nuestra maestría divina, caminamos por la Tierra siendo instructores, miembros no ascendidos de la Gran Hermandad Blanca. Si erramos nuestras pruebas, año tras año, haciendo más karma del que saldamos, acumulando no sólo la porción de aquél del pasado que prometimos ante los Señores del Karma saldar en esta vida, sino además la porción de karma correspondiente a las infracciones actuales de la Ley —que se van apilando hasta formar una montaña de karma en esta encarnación—, cuando al final rindamos nuestra vida al sendero que se despliega ante nosotros, el de iniciación, tendremos que intensificar nuestras invocaciones a la llama de la vida. Tendremos que intensificar el hábito de servicio a la causa de la Gran Hermandad Blanca si queremos llevar a cabo nuestro plan divino en esta vida. ¡Sigue existiendo la oportunidad suprema! ¡Sigue siendo un momento supremo de victoria! Y Saint Germain nos ha prometido que, si aplicamos esta enseñanza y la ley de la llama violeta, así como todo lo que los maestros han dado a través de sus enseñanzas, el alma podrá ascender en ésta o en la siguiente vida, siendo el requisito saldar el cincuenta y uno por ciento de

todos los usos erróneos de estas doce llamas y llevar a cabo el plan divino. El destino divino nos conduce al corazón de Dios. El Sendero es una espiral de amor, y el mapa es el reloj cósmico, que marca los ciclos de ese destino final.

La eternidad es un reloj, un reloj cósmico, si así lo deseas. Su rostro es el de tu poderosa Presencia (superpuesta a los anillos del arco iris de tu cuerpo causal) que mide los segmentos de la vida. Incluso el latido de tu corazón

YO SOY

es un recordatorio de que

el tiempo es finito y de que el tic tac de «¡nunca, siempre!, ¡nunca, siempre!» tocará a su fin. Lo que importa no es ni los finales

ni los principios

ni las separaciones que el tiempo y el espacio traen,

sino que hayas llenado esos intervalos cósmicos con eternité. Pues, si lo haces, cuando se quiebra el molde, tu alma, otrora prisionera del tiempo-espacio, extiende sus alas para volar; siendo ya parte de la eternidad.

Y en esta alquimia donde doblan por el tiempo las campanas de las esferas de la conciencia universal,

y el espacio finito se torna gracia infinita, el alma porta consigo todas sus eternidades, pues, ya perfeccionada en las horas de la eternidad, las contiene a todas.

Conclusión Predecir tu futuro

¿De verdad es posible predecir tu futuro? No estamos hablando de tu horóscopo del día, de adivinos, de bolas de cristal ni de consultar con un vidente. No se trata de «conocer a un alto y guapo desconocido». Estamos hablando de patrones. Ésta es la ciencia de un cosmos, el ritmo de la vida. Los ciclos se muestran en todo: desde el zumbido del electrón al dar vueltas, hasta la salida y la puesta del sol, el cambio de estación, o el cambio de galaxia en millones de años. Es la regularidad de los ciclos lo que posibilita la vida. Tal vez predigamos que el sol saldrá a determinada hora mañana por la mañana. Sin duda, la primavera nos aportará nueva vida tras el letargo invernal. Los meteorólogos pueden pronosticar el tiempo con un cierto grado de exactitud basándose en el conocimiento que poseen de los ciclos de la atmósfera y de los océanos. Es parte de la ley natural. Cuanto más la conozcamos, más sabremos del mundo que nos rodea y por tanto de lo que puede acontecer.

Idéntico postulado se aplica a la ley espiritual. El gran precepto de Hermés Trismegisto nos explica que lo que vemos en este mundo es el reflejo de los mundos de reinos superiores; los ciclos que vemos en torno a nosotros reflejan los ciclos que están en dimensiones espirituales. Ésta es la clave para entender los reinos del Espíritu. Tenemos un cuerpo físico con sus propios ciclos internos. Este cuerpo interactúa a su vez con los ciclos que hay en el mundo que nos rodea. Más allá del físico, contamos con otros cuerpos que interactúan con influencias en sus propios planos. Al tiempo que los científicos aprenden a interpretar los ciclos del cuerpo físico, los científicos del Espíritu comprenden las obras que ejecutan los cuerpos sutiles.

Retos y oportunidades La más elemental de las influencias con que nos enfrentamos cada día es la ley del karma —lo que siembres, recogerás. Pero ¿cuánto tiempo transcurre desde que se ha plantado la semilla hasta que se recoge la cosecha? Ésta se recoge en función de ciclos. Hay ciclos más largos de karma que retorna y otros, más cortos. De todos modos, cada día nos retorna una porción de energía que hemos puesto en circulación en el pasado, tanto buena como mala. Además, recibimos a diario los incrementos de luz procedentes de las jerarquías espirituales —lo que El Morya ha llamado «la luz de mundos lejanos»— así como fragmentos de karma planetario cuya fecha ha vencido.

La compleja interacción de todos estos ciclos, los nuestros personales y los del planeta, determina las circunstancias que afrontaremos cada día. Cuanto más entendamos los ciclos de nuestro reloj cósmico y los que se hallan escritos en los cielos, más claramente sabremos qué esperar. Dibujar estos ciclos no nos indica con detalle lo que el día nos va a traer, pero sí puede ayudarnos a estar alerta sobre grandes probabilidades. En primer lugar, muchas de las causas que hemos puesto en movimiento corresponden a vidas pasadas y ya no recordamos los pormenores de tales eventos; así que no sabemos exactamente de qué manera ha de aparecer la energía para equilibrarla. Lo que conocemos son las líneas generales —la matriz, el patrón— y el tipo de energía con que vamos a lidiar según se manifieste en las circunstancias de la vida. Esta ciencia es precisa, y al ser consciente de tu ubicación en el reloj cósmico, puedes saber de antemano las energías que el día traerá. De todas formas, conocer lo que el futuro traerá es sólo el principio. En realidad, si lo dejas ahí, ¿vas a sentirte mejor después de leer este libro? La pregunta importante es: ahora que ya sabes cómo predecir tu futuro, ¿qué vas a hacer con ello?

Actuar De esto trata gran parte del libro: no sólo de cómo saber lo que nos depara el futuro, sino de las herramientas y técnicas que pueden ayudarte a obtener el máximo provecho de cada oportunidad. Estos ciclos de energía que retorna no tienen que pillarte desprevenido. Se supone que debes tener maestría sobre ellos, de modo que acojas lo positivo y disuelvas lo negativo. Si, por ejemplo, te encuentras en un ciclo de Capricornio, ya sabes que vas a enfrentarte al retorno de las energías negativas de la luz de esa jerarquía. De ahí que seas capaz de mostrarte más ecuánime cuando te topes con el peso de la crítica o la condenación. No te permitirás interiorizarlo condenándote a ti mismo, y te cuidarás de la tendencia a criticar a otros. Puedes despersonalizar la energía y verla como una oportunidad de que la energía negativa atraviese la llama y sea transmutada tornándose en el optimismo del poder divino. Te consta asimismo que Capricornio es la línea doce del reloj. Es la primera línea y representa el comienzo de un nuevo ciclo. Es el momento de comenzar de nuevo, la época ideal para utilizar la porción de poder divino que desciende, a fin de iniciar proyectos y hábitos positivos en tu vida. (El ciclo de Capricornio del planeta es también el momento en que la gente se marca los nuevos propósitos del año que empieza.) Por tanto, saca el máximo provecho de estos ciclos que son oportunidades. Es lo mismo que montar en una tabla de surf: si empiezas a avanzar en el momento justo puedes adquirir velocidad y surcar la ola. Si arrancas un poco tarde, quizá tengas que remar mucho más o tal vez se te escape la ola. Alcanza la ola de Capricornio y utilízala para sentar las bases de un nuevo ciclo del reloj cósmico.

A continuación, estarás listo o lista para cada línea sucesiva en cuanto aparezca. ¿Van a superar tus nuevos comienzos (o tus propósitos para el nuevo año) las pruebas de amor en Acuario? ¿Vas a permitir que el miedo y las dudas en la línea de Piscis te aparten del camino, o vas a utilizar esa energía para obtener una mayor maestría divina? Cada línea, a su vez, presenta oportunidades y pruebas. Si eres consciente de lo que se te avecina en cada línea, puedes prepararte. Obtendrás lo máximo de las oportunidades de la luz y la energía positiva que te sobrevengan, y los desafíos contarán con menos probabilidades de encontrarte desprevenido. Pide al maestro y a la jerarquía de cada línea que te presten su hábito de maestría. No tienes por qué emprender la hazaña a solas. Los maestros pueden ayudarte. Suplirán tu falta de logro hasta que estés listo o lista para manejarlo por ti mismo, por ti misma. Quizá la mayor oportunidad que nos brinda el reloj cósmico sea el uso de la llama violeta y la ciencia de la Palabra hablada a fin de contribuir a saldar el karma cuando le llegue la hora. Cada mañana, al alba, se libera el karma del día. Es como un saquito de papel que los ángeles te dejan en la puerta. Si recitas tus decretos y haces los llamados para «protección alrededor del reloj» y la llama violeta pronto por la mañana, un gran porcentaje de ese fardo de karma que retorna puede transmutarse. No tiene por qué manifestarse en enfermedades, accidentes, conflictos, cargas y cualquier otra forma en que el karma se exterioriza. De hecho, es mucho más fácil bregar con esta energía antes de que se torne física. Encontrarás varios mantras de llama violeta en el último apartado de este libro. También verás decretos al Arcángel Miguel (para proteger tu vida y planes cada día) y a Astrea (una

poderosa acción para limpiar la energía y campos energéticos negativos de oscuridad). Si deseas saber más sobre esta ciencia y lo que ella puede realizar en tu vida, un buen inicio es La ciencia de la Palabra hablada, de Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet.

Libre albedrío El hecho de que puedas predecir tu futuro no significa que exista la predestinación. Vivimos en un universo de libre albedrío. Cada día se te presentan retos y oportunidades relacionados con el hecho de haber utilizado bien o mal las energías en el pasado, conforme al libre albedrío. Y cada día debes elegir qué hacer con estas nuevas situaciones. El presente es el resultado de lo que has escogido, en ésta y en muchas vidas pasadas. El futuro está todavía por escribirse. La convergencia de los ciclos de luz y oscuridad puede predecirse con exactitud. Mas el resultado final depende de aquello que elijas, hoy y cada día durante el resto de tu vida. El presente es la cúspide de la oportunidad. Es el lugar donde se decide. Es donde escribes tu futuro: un futuro que, a la postre, será lo que tú hagas de él. Éste es el significado de libre albedrío. La ciencia del reloj cósmico constituye el enorme don y

oportunidad que la vida nos ofrece. Te pido por favor que utilices a diario esta enseñanza, que con tanto amor nos han dado la Madre María y Elizabeth Clare Prophet, para alcanzar tu ascensión en esta vida. Cordialmente,

Mantras y meditaciones Así dice el Señor. El Santo de Israel, el que lo formó: “Preguntadme de las cosas por venir;

mandadme acerca de mis hijos y acerca de la obra de mis manos.[…]” ISAÍAS 45:11

YO SOY

la llama violeta

En el nombre de la amada poderosa victoriosa Presencia de Dios, YO SOY en mí, y de mi muy amado Santo Ser Crístico, invoco a los amados Alfa y Omega en el corazón de Dios en nuestro Gran Sol Central, al amado Saint Germain, amada Porcia, amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra! Para que expandan la Llama Violeta dentro de mi corazón, purifiquen mis cuatro cuerpos inferiores, transmuten toda la energía mal cualificada que yo haya impuesto alguna vez sobre la vida y destellen el rayo curativo de la misericordia por toda la Tierra, los elementales y toda la humanidad, y respondan a éste mi llamado infinitamente, de inmediato, y para siempre: YO SOY

la Llama Violeta

en acción en mí ahora YO SOY

la Llama Violeta

sólo ante la Luz me inclino YO SOY

la Llama Violeta

en poderosa Fuerza Cósmica YO SOY

la Llama Violeta

resplandeciendo a toda hora YO SOY

la Llama Violeta

brillando como un sol YO SOY

el poder sagrado de Dios

liberando a cada uno ¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se manifieste, se manifieste, se manifieste! (recítese tres veces), ¡aquí y ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido, omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz y sean libres! ¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

Llama violeta del corazón de Dios En el nombre de la amada poderosa victoriosa Presencia de Dios, YO SOY en mí, de mi propio amado Santo Ser Crístico, amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra!, yo decreto: ¡Llama Violeta del corazón de Dios, (repítase tres veces)

ten misericordia de mí Señor! (repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios, (repítase tres veces)

transmuta todo error con el Rayo del Perdón! (repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios,

(repítase tres veces)

permanece en todos en radiante acción! (repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios, (repítase tres veces)

por siempre gobierna tu compasión! (repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios, (repítase tres veces)

inunda la Tierra que el Cristo lo orderna! (repítase tres veces)

¡Llama Violeta del corazón de Dios, (repítase tres veces)

exijo ahora tu poder que libera! (repítase tres veces)

Toma potestad, yo me someto a tu luz; YO SOY

tu Luz radiante,

Llama Violeta brillante. Gracias por tu rayo, que hoy me has enviado, ¡Lléname hasta que sólo existas tú!

¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se manifieste, se manifieste, se manifieste! (repítase tres veces), ¡aquí y ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido, omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz y sean libres! ¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

¡San Miguel, libérame! En el nombre de la amada poderosa victoriosa Presencia de Dios, YO SOY en mí, y de mi muy amado Santo Ser Crístico, y Santos Seres Crísticos de toda la humanidad, amado Arcángel Miguel, amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra!, yo decreto: San Miguel, San Miguel,

invoco tu llama ¡libérame ahora, esgrime tu espada! Estribillo: Proclama el poder de Dios protégeme ahora. ¡Estandarte de Fe despliega ante mí! Relámpago azul destella en mi alma, ¡Radiante

YO SOY

por la Gracia de Dios! San Miguel, San Miguel, yo te amo, de veras; ¡Con toda tu Fe imbuye mi ser! San Miguel, San Miguel, y legiones de azul, ¡selladme, guardadme fiel y leal! Coda: ¡YO

SOY

saturado y bendecido

con la llama azul de Miguel, YO SOY

ahora revestido

con la armadura azul de Miguel!

(Repítase la coda tres veces)

¡Y con plena Fe...

Decreto a la amada y poderosa Astrea, Madre estelar En el nombre de la amada, poderosa y victoriosa Presencia de Dios YO SOY en mí, Poderosa Presencia YO SOY y Santos Seres Crísticos de toda la humanidad, por y a través del poder magnético del fuego sagrado investido en la llama trina que arde dentro de mi corazón, invoco a los amados poderosos Astrea y Pureza, Arcángel Gabriel y Esperanza, amado Serapis Bey y los serafines y querubines de Dios, amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra! Para que coloquéis vuestros círculos cósmicos y espadas de llama azul en, a través y alrededor de mis cuatro cuerpos inferiores, mi cinturón electrónico, mi chakra del corazón y todos mis chakras, toda mi conciencia, ser y mundo. [Describe otras situaciones o atributos de la negatividad en determinadas líneas del reloj.]

Soltadme y liberadme (repítase tres veces) de todo lo que sea inferior a la perfección de Dios y al cumplimiento de mi plan divino. Amada Astrea, que la Pureza de Dios se manifieste aquí para que todos vean la Voluntad de Dios en el resplandor del círculo y espada de brillante azul.

Primer estribillo: Responde ahora a mi llamado y ven a todos envuelve en tu círculo de luz. Círculo y espada de brillante azul, ¡destella y eleva, brillando a través! De patrones insensatos a la vida libera, las cargas caen mientras las almas se elevan en tus fuertes brazos del amor eterno, con misericordia brillan arriba en el cielo. Círculo y espada de Astrea, brillad, blanco-azul que destella, mi ser depurad, disipando en mí temores y dudas, aparecen patrones de fe y de bondad. Segundo estribillo: Responde ahora a mi llamado y ven a todos envuelve en tu círculo de luz. Círculo y espada de brillante azul, ¡Eleva a toda la juventud! Tercer estribillo: Responde ahora a mi llamado y ven a todos envuelve en tu círculo de luz. Círculo y espada de brillante azul, ¡eleva a toda la humanidad! ¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se

manifieste, se manifieste, se manifieste! (recítese tres veces), ¡aquí y ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido, omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz y sean libres! ¡Amado

YO SOY

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

la luz del corazón

Saint Germain

YO SOY

la Luz del Corazón

brillando en las tinieblas del ser y transformándolo todo en el dorado tesoro de la mente de Cristo. YO SOY

quien proyecta mi Amor

hacia el mundo exterior

para derribar toda barrera y borrar todo error. ¡YO

SOY

el poder del Amor infinito

que se amplifica a sí mismo

hasta ser victorioso por los siglos de los siglos!

Mantra de Saint Germain para la era de Acuario ¡YO

SOY

YO SOY

un ser de fuego violeta,

la pureza que Dios desea!

¡Ven Djwal Kul! Meditación del corazón sobre las doce jerarquías solares por el Maestro Tibetano

En el nombre de la amada, poderosa y victoriosa Presencia de Dios YO SOY en mí, de mi muy amado Santo Ser Crístico, Santos Seres Crísticos de toda la humanidad, amado Djwal Kul, amado Lanello, todo el Espíritu de la Gran Hermandad Blanca y la Madre del Mundo, vida elemental: ¡fuego, aire, agua y tierra! Yo decreto: ¡Ven Djwal Kul! En el centro del Uno, ancla ahora tu radiante sol, imán de la llama trina, ¡expande el aura de Dios en el nombre de Dios! ¡Ven Djwal Kul! Fuente trina, llena mi corazón;

¡que tu ángel imparta ahora el nombre de Dios:

YO SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY, YO SOY EL QUE YO SOY, YO SOY EL QUE YO SOY!

¡Ven Djwal Kul! Llama de oro, rosa, azul y blanco, sella tu victoriosa estrella de Luz; renueva mis votos hacia el nombre de Dios; ¡ven, oh Cristo, reina en mí ahora! ¡Ven Djwal Kul! Expande el fuego del Sol; ¡Alfa y Omega, unidos, sella mis energías en Cristo, eleva mis energías en la Luz! ¡Ven Djwal Kul! Alinea mi conciencia contigo, ¡únenos, oh, libérame! Sella mi corazón y mi mano en los tuyos, ¡en la Mente de Dios

YO SOY

divino!

¡Ven Djwal Kul! Haz destellar la acción del Todo, con la Luz de la Victoria llena mi alma; devuélveme al Ser Llameante,

¡YO

SOY

engendrado por el Hijo!

Coda: ¡YO

SOY

el poder divino,

YO SOY

el amor divino,

YO SOY EL QUE YO

SOY, YO SOY EL QUE YO SOY, YO SOY EL QUE YO SOY! YO SOY

la maestría divina y el control divino,

YO SOY EL QUE YO SOY

—OM (cantado) YO SOY EL QUE YO SOY

—OM (cantado) YO SOY

la obediencia divina ahora,

yo me someto a tu Ley, ¡YO

SOY EL QUE YO SOY,

YO SOY EL QUE YO SOY, YO SOY EL QUE YO SOY!

¡La llama de la sabiduría divina

YO SOY,

la llama de la sabiduría divina

YO SOY,

la llama de la sabiduría divina

YO SOY!

¡OM: ar-mo-ní-a di-vi-na (cantado) OM:

ar-mo-ní-a di-vi-na

OM:

ar-mo-ní-a di-vi-na! (cantado)

(cantado)

¡Gratitud divina, gratitud divina, gratitud divina! ¡YO

SOY

la Justicia Divina a plena vista,

YO SOY

la Justicia Divina a plena vista,

YO SOY

la Justicia Divina a plena vista!

¡Re-a-li-dad di-vi-na! (cantado) ¡YO

SOY

la visión divina, la victoria divina lograda,

YO SOY

la visión divina, la victoria divina lograda,

YO SOY

la visión divina, la victoria divina lograda!

¡Y con plena Fe acepto conscientemente que esto se manifieste, se manifieste, se manifieste! (recítese tres veces), ¡aquí y ahora mismo con pleno Poder, eternamente sostenido, omnipotentemente activo, siempre expandiéndose y abarcando el mundo hasta que todos hayan ascendido completamente en la Luz y sean libres! ¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

¡Amado

YO SOY!

Elizabeth Clare Prophet es una autora de renombre internacional y pionera en espiritualidad práctica. Entre sus libros más conocidos se encuentran la popular serie sobre espiritualidad práctica, que incluye Cómo trabajar con los ángeles, Arcángel Miguel, ayúdame, Almas compañeras y llamas gemelas y Disuelve tus problemas. Se encuentra disponible una amplia selección de sus títulos en un total de 32 idiomas. Summit University Press continúa publicando las obras inéditas de Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet.

Notas INTRODUCCIÓN 1

Shakespeare, Julio Cesar, acto 4, escena 3.

2

Job 7:17-18.

CAPÍTULO 1 1

Juan 1:1, 3.

CAPÍTULO 2 1

Juan 14:18, 26.

2

Meister Eckhart: Sermons and Treatises, trad. y ed. M. O’C. Walshe (Logmead, Shaftesbury, Dorset: Element Books, 1987), 3:107. 3

Mateo 6:6

CAPÍTULO 3 1

Según la tradición esotérica, existen siete grupos primarios de almas que han sido asignadas al planeta Tierra para su evolución. Las tres primeras razas raíz vivieron en la pureza y la inocencia en la Tierra durante tres eras doradas antes de la caída de Adán y Eva. Gracias a la obediencia a la ley cósmica y a la total identificación con el Yo real, estas tres razas raíz consiguieron su libertad inmortal y ascendieron desde la Tierra. Fue durante la época de la cuarta raza raíz, en el continente de Lemuria, que la alegórica caída tuvo lugar bajo la influencia de los ángeles caídos, conocidos como Serpientes. La cuarta, quinta y sexta razas raíz permanecen todavía hoy encarnadas en la Tierra. Véase Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, El Sendero del Yo Superior, cap. 3 (Porcia Ediciones, S.L., 2003). * En la versión original en inglés, se hace un juego de palabras entre veil («velo») y evil («mal»). [N. de T.] * La Gran Hermandad Blanca es un orden espiritual de santos y adeptos de todas las razas, culturas y religiones. Estos maestros han trascendido los ciclos de karma y renacimiento y se han reunido con el Espíritu del Dios vivo. El término «blanca» se refiere al aura o halo de luz blanca que les rodea. 2

Hebreos 12:29

3

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Estudios sobre alquimia de Saint Germain, Porcia Ediciones, S.L., 2008. 4

Juan 4:24

5

Juan 1:14

CAPÍTULO 4 1

Éxodo 33:20

2

Apocalipsis 1:8; 21:6; 22:13.

3

Génesis 1:3. La cita bíblica tal como figura en el texto corresponde a la versión ReinaValera en español. Sin embargo, tradicionalmente se conoce a través de la versión «Hágase la luz, y la luz se hizo». [N. de T.] 4

Job 38:7

5

Juan 1:14.

6

Juan 5:30, 14:10, 5:17.

7

Mateo 13:24-30, 36-43.

8

Henry Wadsworth Longfellow, The builders («Los constructores»), 5ª estrofa.

9

El Morya, El discípulo y el sendero. Enseñanzas del Maestro Ascendido El Morya.

10

J. R. R. Tolkien, Las dos torres. Capítulo 4.

11

Voltaire, Oeuvres, carta cxviii., ed. Beuchot, lviii., pág. 360, citado en Isabel Cooper-Oakley, The Count of Saint Germain (Blauvelt, Nueva York: Rudolf Steiner Publications, 1970), pág. 96. 12

Véase más información sobre las encarnaciones de Saint Germain y el pasado de los maestros de las doce líneas en Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats (2003). 13

Oliver St. John Fogarty, I follow Saint Patrick (Londres: Rich & Cowan, 1938), pág. 298. 14

Apocalipsis 1:4

15

Santiago 1:8

* Se refiere a la visión unificada, no dividida. [N. de T.] 16

Mateo 6:22

17

Juan 3:30

18

Mateo 11:11-14; 17:12-13.

19

Mateo 25:40

20

Mateo 10:41

21

Las Perlas de Sabiduría contienen enseñanza en formato tipo carta, de periodicidad semanal, que los maestros ascendidos dictaron a sus mensajeros Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet para los estudiantes de los misterios sagrados de todo el mundo. Lleva publicándolas sin interrupción desde 1958 The Summit Lighthouse. En ellas cabe encontrar enseñanzas fundamentales y avanzadas sobre ley cósmica con una aplicación práctica de las verdades espirituales a los problemas personales y planetarios. Aparte de publicar las Perlas de Sabiduría, The Summit Lighthouse patrocina las lecciones de los Guardianes de la Llama, que reciben los miembros de la Fraternidad de los Guardianes de la Llama. Saint Germain es el maestro que auspicia dicha fraternidad, y las lecciones que él proporciona tienen como fin facilitar a los individuos, posean o no un sustrato religioso, las primeras etapas en el sendero de la maestría sobre uno mismo. Las lecciones de los Guardianes de la Llama se envían mensualmente a los miembros de la fraternidad. 22

1 Juan 2:18

23

Santiago 3:11

24

Mateo 7:15; 20.

25

1 Juan 4:1

26

Génesis 28:12

27

Mateo 11:12

CAPÍTULO 5 1

El método educativo Montessori, que inspiró a María Montessori (1870-1952) la Madre María, dota de un ambiente especial al aula, por medio del cual el niño sigue la orientación del instructor interno en lo referente a elegir las lecciones que debe estudiar. La asociación de libertad y orden en la escuela Montessori constituye la verdadera educación de la era de Acuario. 2

Es fundamental para los adolescentes la comprensión del sendero de Jesús durante los «años perdidos» de su vida que no figuran en la Biblia. Los manuscritos hallados en Oriente revelan que viajó a la India y al Himalaya en esos años, donde estudió con las grandes luminarias de Oriente e instruyó sobre las doctrinas sagradas. «Los años perdidos de Jesús han lastimado a la joven generación más que a ninguna otra porque ésta no ha tenido a nadie con quien compararse de los doce a los veintinueve años. En la época comprendida entre los doce y los dieciocho, cuando todas las cargas y tentaciones de la vida recaen sobre ellos, no han visto la figura de quien se convirtió en el maestro y está listo para mostrarles el camino.» [El Morya, «Poderosa emanación del

corazón», Perlas de Sabiduría, vol. 25, no. 70.] Para más información acerca de esos años de la vida de Jesús, véase Elizabeth Clare Prophet, Los años perdidos de Jesús (Porcia Ediciones, S.L.). 3

Véanse más enseñanzas sobre el problema del suicidio, junto con herramientas espirituales para tratar esta cuestión, en Wanting to Live: Overcoming the Seduction of Suicide, escrito por la Dra. Neroli Duffy y Marilyn Barrick, Ph.D., basado en las enseñanzas de Elizabeth Clare Prophet. 4

Lucas 2:49

5

Véase capítulo 5, nota 2.

6

Mark y Elizabeth Prophet fundaron Summit University en 1971 con el objetivo de ofrecer a los discípulos de Oriente y Occidente las progresivas revelaciones de Cristo y de Buda, así como técnicas para la automaestría y la realización personal por medio de la Presencia YO SOY. CAPÍTULO 6 1

2 Pedro 3:8

2

Salmos 121:8

3

Ezequiel 1:16

* Al plasmar los siete rayos en el reloj, entendemos que el chohán de cada rayo puede ayudarnos a desarrollar la maestría en ese rayo y línea. Algunos chohanes de los rayos ocupan también cargos por debajo de las doce jerarquías solares. Esos cargos se sitúan en líneas distintas del reloj con respecto a los que ostentan en calidad de chohanes. CAPÍTULO 7 1

Proverbios 22:6

* Son los chakras inmediatamente por encima y por debajo del corazón. Se encuentran en las líneas de la cruz amarilla: dos/ocho y cinco/once. * El Morya ha definido la mente geminiana como «la mente que se halla suspendida en el punto del Cristo, entre la corriente de Alfa en el chakra de la coronilla y la corriente de Omega en el de la base de la columna, que forman líneas paralelas de la conciencia» (Perlas de Sabiduría, vol. 24, no. 43, 25 de octubre de 1981). CAPÍTULO 8 1

Eclesiastés 3:2

2

Mateo 6:34

3

En la versión original inglesa, se hace un juego de palabras entre evil («mal») y energy veil («velo de energía»). [N. de T.]

4

Al final de este libro encontrarás otros mantras de llama violeta. Para otros decretos y explicaciones sobre la llama violeta, véanse Aventura del espíritu y Mensajes para la era de Acuario, ambos publicados por Porcia Ediciones. 5

Otro peligro que entrañan las lecturas de vidas pasadas es la posibilidad de que las personas se agobien con sentimientos de culpa por las fechorías del pasado o estén henchidas de orgullo por su grandeza; y ninguno de ambos casos conduce en realidad a alguna parte. Ello puede ocurrir incluso cuando la lectura es inexacta, como a menudo sucede. 6

Mateo 24:22

7

La palabra materia proviene del vocablo en latín mater, que significa madre. Por ello se utiliza el término Materia para designar la polaridad femenina (negativa) de la Divinidad, cuya polaridad masculina (positiva) es Espíritu. La Materia es el cáliz que recibe la esencia estimulante y vivificante del fuego sagrado. Nota: Este decreto puede darse de cuatro maneras: 1) después del preámbulo, pasar a las secciones A, B y C seguidas con el cierre; 2) recitar el decreto doce veces, incluyendo un inserto distinto cada vez de las secciones A, B y C, comenzando con el número doce; 3) incluir los tríos de las líneas 12, 4, 8; 1, 5, 9; 2, 6, 10; y 3, 7, 11, en las secciones A, B y C; 4) incluir las cruces, líneas 12, 3, 6, 9; 1, 4, 7, 10; y 2, 5, 8, 11, en las secciones A, B y C. * Pureza y Astrea son los Elohim del cuarto rayo (el blanco) de pureza, perfección, esperanza e integridad. Es la llama de la Madre y de la ascensión. Pureza sostiene el arquetipo divino de la perfección del Cristo a favor de todo aquello que posee forma manifiesta, concentrando el fuego blanco que yace en el corazón de cada sol y átomo. Astrea, el complemento femenino de Pureza, trabaja las veinticuatro horas del día blandiendo el círculo y espada cósmicos de llama azul para liberar a los niños de la Madre de todo cuanto se oponga al cumplimiento del plan divino sostenido en el corazón de Pureza. 8

Juan 7:24

9

1 Corintios 15:55

10

Jesucristo, «El Juicio final de Satán», Perlas de Sabiduría, vol. 25, no. 16, 18 de abril de 1982. 11 12 13

Véase capítulo 4, nota 21. Isaías 28:10, 13 2 Timoteo 2:15

CAPÍTULO 9 1

Dhammapada, Málaga: Editorial Sirio, S.A., 1997, pág. 11.

2

Gálatas 6:7

3

2 Corintios 6:17

4

Gálatas 5:7

5

1 Corintios 15:41

6

Leto: «Convertirse en el Cristo: el sendero de la ciencia», 15 de abril de 1976: «Cuento con vosotros, chelas de los maestros, para que os tornéis más científicos al aplicar la Ley y mucho menos supersticiosos. Las enseñanzas de los maestros no entrañan superstición, y sin embargo las llenáis de ésta como si estuvierais viviendo en tiempos y lugares primitivos. Apliquemos cada ley que hemos recibido con ecuanimidad, con la certeza de la Palabra que se nos ha dado, sin miedo y sin división. Apliquémosla con la seguridad científica de que la ley siempre funciona cuando se aplica correctamente, de que el llamado siempre exige respuesta cuando éste alcanza el nivel de la llama divina. No demos de manera supersticiosa y rutinaria nuestros decretos, sino cual científicos con total concentración, total unidad, empleando las facultades conferidas por Dios para expandir las mayores facultades internas que aguardan a ser aprovechadas. Utilicemos los ciclos del reloj cósmico con diligencia, con disciplina. Cada uno de vosotros podría manifestar, tan sólo con la ley, mucho más de la ciencia de la cristeidad, de lo que os imagináis. Si pusierais de manifiesto esa aplicación, nosotros correríamos a vuestra puerta para entregaros la siguiente fase de enseñanzas avanzadas sobre la iniciación de la ciencia.» 7

Santiago 1:17

8

1 Corintios 15:52-54

9

Juan 2:1-11

10

Mateo 5:48

11

Wilson Bryan Key, Subliminal Seduction: Ad’Media’s Manipulation of a Not So Innocent America (Nueva York: Times Mirror, New American Library, 1974), pág. 16. 12

Romanos 7:19

13

Educational Psychology.

14

Filipenses 2:5

15

Apocalipsis 21:6; 22:13.

16

Apocalipsis 1:8, 11

17

Éxodo 3:2

18

Éxodo 3:13-15

19

Mateo 6:19-20

20

Mateo 6:21

21

1 Corintios 15:40

22

1 Corintios 15:41

23

Lucas 24:50-51

24

Habacuc 1:13

25

Juan 14:12

26

Juan 20:17

27

Ezequiel 20:47

28

Juan 8:58

29

Lao Tse, Tao Te Ching, trad. Gia-Fu Feng y Jane English (Nueva York: Random House, Vintage Books, 1972), estrofa 25. 30

Lucas 24:32

31

Génesis 3:4

32

1 Samuel 15:23, 26.

33

Ibídem

34

Hechos 10:42

35

Génesis 2:9, 17

36

Key, Subliminal Seduction, pág. 1.

37

Mateo 7:1

38

Romanos 7:23; Santiago 4:1.

39

Juan 21:22

40

Apocalipsis 12:3; Génesis 3:1.

41

Apocalipsis 12

42

Génesis 3:3, 4.

43

Ezequiel 18:4, 20.

44

Apocalipsis 20:12, 13.

45

Hechos 2:3

46

Hechos 2:1, 2

47

Hechos 9:5; 26:14.

48

Juan 14:16

49

Los nueve dones del Espíritu Santo son: 1) palabra de sabiduría, 2) palabra de ciencia, 3) fe, 4) dones de sanidades, 5) hacer milagros, 6) profecía, 7) discernimiento de espíritus, 8) diversos géneros de lenguas, 9) interpretación de lenguas (1 Corintios 12:1, 4-11). 50

Romanos 8:17

51

Juan 16:23

52

Isaías 1:18

53

Juan 14:18

54

Juan 14:18, 26

55

Filipenses 4:13

56

Mateo 12:37

57

Mateo 19:26

58

Juan 10:9. En la versión original en inglés, se hace un juego de palabras entre doer («hacedor») y door («puerta»). [N. de T.] 59

Génesis 1:27, 28.

CAPÍTULO 10 1

Para más información sobre los doce apóstoles y los cargos que ocupan por debajo de las jerarquías solares, véase Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, The Path of Brotherhood, págs. 151-74. 2

Clara Louise Kieninger, Ich Dien, ed. y comp. Elizabeth Clare Prophet (The Summit Lighthouse, 1975). 3

Apocalipsis 1:1; 22:18-19.

4

Véase Apocalipsis 11-20.

* En inglés, se hace un juego de palabras entre sacred sword («espada sagrada») y sacred word («palabra sagrada»). [N. de T.]

5

Apocalipsis 11:3-5

6

Apocalipsis 1:16

7

Apocalipsis 12:11; Juan el Amado, «La fundación de la Nueva Jerusalén», Perlas de Sabiduría, vol. 19, no. 37, 12 de septiembre de 1976. 8

Isaías 14:12

9

Juan 6:53

10

Juan 6:66

11

1 Corintios 12:8-10

12

Mateo 28:18

13

Pueden encontrarse enseñanzas fundamentales sobre cómo enfrentarse con la falsa jerarquía y las falsas enseñanzas de ésta en «Desenmascarar las falsas enseñanzas», Perlas de Sabiduría, vol. 19, nos. 1-15, 4 de enero y 11 de abril de 1976, de Kuthumi y los Hermanos de la Túnica Dorada; y también en Comentarios de Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet sobre las estrategias de la Luz y la Oscuridad, recopilado por Summit University. 14

Porcia, 17 de abril de 1976.

15

San Juan de la Cruz, Noche oscura, canc. 1ª/decl. 2ª - Lib. 2, cap. 9; San Juan de la Cruz. Obras completas, Burgos: Edit. Monte Carmelo, 2000, pág. 618. 16

Marcos 15:34

17

Mateo 14:25-31

18

Hebreos 7:3

19

Génesis 2:9, 3:22, 24; Proverbios 3:18, 11:30, 13:12, 15:4; Apocalipsis 22:2, 14.

20

Apocalipsis 22:2

* «El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo. Esta es a la verdad la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas». [Mateo 13:31-32] 21

Apocalipsis 22:1

22

Apocalipsis 22:2

23

Mateo 12:48-50

CAPÍTULO 11

* Este dictado se pronunció un 22 de junio. El Sol entró en Cáncer el 21 de junio. * Decreto «Protección alrededor del reloj».

Otros títulos Afirmaciones liberadoras a la llama violeta Alquimia del corazón Almas compañeras y llamas gemelas Ángeles del amor. El angel de la guarda Ángeles de curación. El Arcángel Rafael Ángeles del éxito. Los serafines Ángeles de la guía. El Arcángel Gabriel Ángeles de protección Ángeles de sabiduría Aprende mientras duermes Arcángel Miguel, ayúdame Atrae abundancia Cómo trabajar con los ángeles Conexiones con otras vidas Consigue lo que necesitas del universo Crea con el sonido Culto al placer

Decretos al Arcángel Miguel Decretos de abundancia y curación Decretos de llama violeta Destellos de sabiduría del Arcángel Miguel Destellos de sabiduría de los arcángeles Disuelve tus problemas El ángel de la escucha El Arcángel Uriel El conde de Saint Germain El libro de Enoc El libro de los secretos de Enoc El sendero del Yo Superior El Señor de la curación Espíritus de la naturaleza Hacia la unión con Dios La ciencia de los ángeles La llama trina La respuesta que buscas está dentro de ti Los ángeles te ayudan a crear milagros en tu vida Luz y oscuridad Mensajes desde el retiro de Saint Germain Mi amiga la emperatriz Sissi

Misterios del Yo Superior Parapsicología Recetas para una vida espiritual Rosario al Arcángel Miguel Rosario de cristal de Kuan Yin Saint Germain: Alquimista, diplomático y maestro de la libertad Secretos de prosperidad Tus siete centros de energía

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