Ensayo Manuela Saenz

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Ensayo Manuela Saenz Páginas: 16 (3853 palabras) Publicado: 8 de junio de 2012

MANUELITA

Es indudable la relevancia histórica que tiene Manuelita Sáenz, su coraje, determinación y patriotismo, hicieron que tenga un papel muy importante dentro de la independencia de América del Sur. Resulta muy interesante conocer la historia de esta heroína, a través de sus vivencias, de sus experiencias y de sus aventuras, aprender acerca de su vida, por medio de relatos contados por lamisma Manuelita. Su vida comienza siendo el fruto de una relación prohibida entre Don Simón Sáenz y doña Joaquina Aizpuru; la prematura muerte de su madre, le obliga a ser criada dentro de la paredes de un convento, donde creció entre oraciones y una estricta doctrina religiosa a la que debió acostumbrarse, a pesar de no sentir una verdadera vocación religiosa que le llevase a seguir el camino deDios.

Mas esta vida de constante encierro y oración, resultaban aburridos para Manuela; siendo su contacto con el mundo exterior sus esclavas Natán y Jonatás, las cuales se habían convertido en sus amigas y confidentes. La inquietud y tenacidad, características propias de ella, la llevaban incluso a irse en contra de las reglas del encierro en el que vivía, era mayor la curiosidad que sentía queel mismo temor a ser descubierta, Manuela demostraba así su gran determinación ante los ideales que buscaba y defendía sin importar nada más en el mundo. Fue así, que solo guiada por la luz de pequeñas velas y acompañada por una joven inquieta, que encontraba en Manuela una ligera distracción para que el encierro y las oraciones no las consumieran en una total amargura; las dos jóvenes descubrieroncomo aquellos que supuestamente mostraban a los fieles el camino de la rectitud y la práctica de buenas costumbres, quebrantaban todas aquellas leyes divinas que juraban respetar, teniendo encuentros ocultos, mientras su único testigo era la oscuridad y la penumbra de la noche. Aquel momento algo cambió en Manuela, al darse cuenta la farsa que era la sociedad en la que vivía, que presumía de surectitud y desprecio de actos indecorosos, ocultando su verdadera forma de ser ante los demás.

Las ansias de salir por un momento del encierro de Sta. Catalina, hacían desear a Manuela desear con fervor aquellos cortos momentos en los que podía salir am mundo fuera del claustro. Un cambio estaba a punto de llegar a su vida, Manuela pronto conocería el amor, a pesar de ser una niña todavía, que noconocía las consecuencias que este podría traer consigo, pronto conocería a Fausto D’Elhuyar, un joven militar que sin duda alguna cautivo su corazón y le hizo perder

completamente la razón. El amor crecía en el corazón de la ingenua Manuelita, tanto como para cometer errores que marcarían su vida para siempre.

La noticia de la transferencia y pronta partida de D’Elhuyar hacia Otavalo, fue algoque llenó de tristeza el corazón de Manuela; en ese momento se hallaba confundida en cuanto a que camino debía seguir, por un lado estaba el hecho de verse lejos del hombre que amaba, y por el otro, saber que si lo seguía, estaba condenada a una vida de desprecio por parte de su padre; pronto la decisión fue tomada, ella prefirió fugarse con su amado, aunque esto significase el repudio de sufamilia.

Una loca pasión se desataba entre los enamorados jóvenes, juntos compartían placeres prohibidos ante los ojos de la sociedad, ya que al no estar casados, esto era un terrible pecado, Manuela se creía en un sueño, que sin darse cuenta se tornó una pesadilla. En los próximos días, su amor viajaría a donde ella no podría acompañarle, demostrándole así, que todos aquellos sentimientos que un díadijo sentir hacia ella, eran falsos. La frustración debe haber sido aún mayor, al saber que la única opción que ella tenía era volver al lecho de su familia, de quienes solo esperaba desprecio por la deshonra que les había causado.

Un sentimiento de humillación y traición invadía su corazón, ver que su primer amor no era más que un don Juan que solo buscaba satisfacerse con su tierno y puro...Leer documento completo .

La Generala Manuela Saénz: Libertadora del Libertador La Libertadora del Libertador; “la más bella quiteña”; “la amante inmortal”; “amable loca”, como cariñosamente llamó Bolívar una vez a Manuelita Sáenz o simplemente a Manuela, como ella firmaba sus cartas y sus proclamas a favor de Bolívar. Hay que honrarla porque en aquella época de insondable ignorancia para la mujer en la sociedad colonial, Manuelita leía a Plutarco, escribía bien, bordaba como pocas artesanas. Sus artes las aprendió en un convento donde realizó su educación y fue la más insólita combatiente contra el colonialismo español en nuestro continente. Inteligencia y valentía hacían un haz en su personalidad.

En Quito; el 24 de mayo del 2007 se celebró el aniversario de la Batalla de Pichincha de una manera especial: el desfile anual fue sustituido por un acto conmemorativo en el que el presidente Rafael Correa, por decreto, promovió a Manuelita Sáez al grado honorífico de Generala. La

Ministra de Defensa, Lorena Escudero, declaró: “¡A partir de hoy, Manuela Sáenz constituirá un ícono de servicio a la Patria y al prójimo”—Esa noticia recorrió el mundo, y ahora en ocasión de celebrarse la Fiesta Nacional del Ecuador (10 de agosto 1809-2013) el icono que representa la, quizás, más importante mujer en la historia de la independencia Hispanoamericana, Manuelita se hace presente.

Manuelita Sáenz es un personaje sin semejanza alguna en la historia de la Patria Americana; una mujer que en los albores del siglo XIX vestía uniforme de húsar, ostentó los grados hasta Coronel del Ejército Libertador de Simón Bolívar, acompañó al Libertador en campaña por los Andes como un soldado más, y participó en decisiones políticas, aunque su vocación en el Estado fue siempre la de salvaguardar la vida del Presidente-Libertador de la Gran Colombia. Por si fuesen pocos sus méritos, Manuela combatió en la batalla de Ayacucho. Aunque bastarda --quedó dicho--, de español y quiteña, había sido una mujer rica, pero murió en cruel destierro en Paita, Perú (ordenado por el entonces gobierno de Bogotá) en la más espantosa miseria, igual que muriera el Libertador en Santa Marta, 26 años antes de que pereciera ella al desatarse en Paita una epidemia de difteria. Entonces estaba baldada poco antes la visitó Garibaldi. La memoria de Manuelita la conservan en su historia, de forma muy destacada, el Ecuador, Venezuela y Colombia.

En la convocatoria al Premio Internacional Simón Bolívar, que auspició la UNESCO y el gobierno de Venezuela hace unos años, se relacionan importantes fragmentos de la vida del Libertador y de los personajes más vinculados a él. Aunque no se relacionan todos los méritos de Manuelita, ella aparece en un tema referente a la mujer, el cual dice: “Bolívar no reconoce el valor de la mujer con declaraciones teóricas: él reconoce su valor amándola, pero al amarla no sólo la hace partícipe de su intimidad, sino que le da oportunidad de luchar por la independencia. Tal es el caso, por ejemplo, de la ecuatoriana Manuela Sáenz, quien deja todo por seguir a Bolívar, pero una vez a su lado controla, orienta, supervigila la lucha por la libertad”. No hay duda que ocurrió así. Sin embargo, cuando conoció a Simón Bolívar, Manuela Sáenz ya ostentaba la Orden de Caballeresa del Sol --el más alto título otorgado por el General San Martín, como reconocimiento a los servicios prestados por Manuelita a la causa de la libertad. El mismo José de San Martín había prendido el Sol de Oro y piedras preciosas en el pecho de Manuela, joven quiteña de poco más de 20 años, cuando el prócer sudamericano llegó a Lima donde vivía Manuelita como la señora del doctor Jaime Thorne, un médico inglés con quien su padre la había desposado --ella era hija natural de un acaudalado español y una mujer quiteña--, a la usanza de la sociedad simuladora de virtudes pudorosas.

Pero Manuela, quien amaba todas las formas de la libertad, deshizo en una noche aquel vínculo formal para entregarse en alma y vida al hombre que acababa de conocer: Simón Bolívar.

En Quito, el día de la entrada triunfal del Libertador, ella le lanzó una corona de laurel desde el balcón donde se encontraban las criollas patrióticas; la corona fue a dar al rostro de Bolívar, quien un tanto airado volvió la vista a los balcones y descubrió a Manuelita. Dicen que él dijo después que ojala todos sus soldados tuvieran la misma puntería que aquella mujer. Esa misma noche la identificó en el baile de la victoria. Desde entonces se amaron: “Hasta padecer el dolor de la soledad, de las ingratitudes y de la persecución, sobre todo después de la muerte de Bolívar”, ha escrito uno de los más documentados biógrafos de Manuela Sáenz, el ecuatoriano Alfonso Rumazo González, autor de la obra “Manuela, La Libertadora del Libertador”.

Manuela Sáenz había salvado a Bolívar de perecer en varios atentados. Quizá cuando el Libertador de América estuvo más cerca de la muerte a manos de sus enemigos políticos fue la noche del 25 de septiembre de 1828, conocida como “la noche trágica”. Habría sido asesinado de no haberlo despertado Manuelita, de un profundo sueño, cuando los finos oídos de la quiteña escucharon los ladridos de los perros del Libertador y un ruido extraño en la casa. Simón Bolívar se levantó sorprendido al llamado insistente de Manuelita, tomó su sable y su pistola y fue a abrir la puerta para hacerle frente al peligro, pero ella lo hizo saltar por la ventana y sólo abrió la puerta cuando comprobó que se había alejado de la residencia. Los complotados la humillaron y maltrataron, pero no le importó, Bolívar se había salvado. Cuando él regresó a la quinta, le dijo a Manuela, delante de sus ayudantes: “¡Tú eres la Libertadora del Libertador!”. Ningún título más alto que ése.

Dos años más tarde, el 8 de mayo de 1830, se habrían de despedir para siempre, sin saberlo. Él abandonaba Bogotá, pensando en una última oportunidad para salvar su obra, pero muy abatido por la enfermedad que lo consumía y los juicios nefastos contra su persona. La Gran Colombia se despedazaba. Ella seguiría al cuidado de los documentos confidenciales del Libertados y sobre todo vigilante de sus adversarios. Pensaban reencontrarse, quizá en Quito que tanto les agradaba a los dos. Pero siete meses después el Libertador había muerto.

Comenzaba el calvario de la bella quiteña, Manuela Sáenz, hasta su muerte en Paita.

La historia de esta extraordinaria mujer que Guayasamín plasmó en un mural, colocándola entre los grandes del Ecuador ha sido exaltada con justeza, pero también a lo largo de más de un siglo

negada o reducida en su rango histórico, cuando no vilipendiada. De Manuela Sáenz se han escrito numerosas páginas destacándose las de sus biógrafos Rumazo y Víctor Von Hagen.

La mejor respuesta a todas las ignominias podrían ser las propias palabras escritas por la quiteña Manuela Sáenz: “Yo amé al Libertador; muerto lo venero. Pueden disponer alevosamente de mi existencia, menos hacerme retroceder una línea en el respeto, amistad y gratitud al general Bolívar”.

Manuela Sáenz: Biografía, Frases, Pensamientos y más

Manuela Sáenz una patriota de los tiempos de liberación de la colonia española, cuya historia es tristemente olvidada en muchas ocasiones muy a pesar de estar estrechamente ligada con el libertador venezolano Simón Bolívar, pues este la reconoció como la libertadora del libertador entre otras muchas cosas en las cuales esta mujer destacó. Una destacable activista femenina, independentista y además uno de los símbolos feministas para Latinoamérica, descubra sobre su historia llena de fuerza y superación en este post.

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1 Biografía de Manuela Sáenz 1.1 Manuela Sáenz y Simón Bolívar 1.2 Cartas de Manuela Sáenz a Simón Bolívar

2 Frases y pensamientos de Manuela Sáenz 3 Muerte de Manuela Sáenz 4 Museo de Manuela Sáenz en Quito 4.1 Película de Manuela Sáenz Biografía de Manuela Sáenz

Manuela Sáenz Aizpuru o como se la suele conocer Manuelita Sáenz, independentista de origen ecuatoriano. Nació y creció en Quito el veintisiete de Diciembre, entre el año mil setecientos noventa y cinco y el mil setecientos noventa y siete.

Una niña nacida en el seno de una familia bien posicionada, pues su padre fue un noble español, llamado, Simón Sáenz de Vergara y su madre la descendientes de españoles María Joaquina de Aizpuru. (Ver también: Sophie Scholl)

En la historia y biografía de Manuela Sáenz indican que desgraciadamente su madre no vivió mucho tiempo, algunos afirman que no vivió más de un año después del nacimiento de Manuela Sáenz y otros que fue el mismo día que dio a luz, lo que sí es que Manuela nunca tuvo contacto consiente con ella. o Después de la muerte de su madre pasó los primeros años de su vida en un convento, específicamente Real Monasterio de la Limpia e Inmaculada Concepción, con sor Buenaventura como la monja encargada de su cuidado.

manuela-sáenz-13 Por otro lado su padre no tardó demasiado en volver a casarse después de su temprana enviudes, con una amable mujer llamada Juana del Campo y Larraondo, una dama tan ilustre y de buena familia como lo fue su difunta esposa en sus tiempos dorados.

Continuando con la biografía de Manuela Sáenz, ella no tardó en demostrar talento y genialidad mientras estuvo en el convento, por lo que su padre, complacido por sus habilidades, la llevó de

visita a su casa y para que conociera a su nueva esposa, con la que no tardó en llevarse de maravillas. Juana siempre trató a Manuela Sáenz con todo el amor que una madre podría tratar a una hija, muy a pesar de que estas no compartieran ningún parentesco de sangre. Juana fomentó el gusto por la lectura de Manuelita y le enseñó las normas de etiqueta básicas de una dama de su época, en fin como toda una buena madre haría.

En esa oportunidad también tuvo el gusto de conocer a su medio hermano José María Sáenz, con quien gozó una relación más que buena, muy a pesar de no saber de la existencia del otro por mucho tiempo, se llevaron tan bien como hermanos que impresionó a todos. No hace falta decir que José fue su mejor amigo y confidente toda su vida.

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Una de las características de Manuela Sáenz es que en contra de la época forjó una excelente amistad con dos negras que estaban a cargo de su cuidado, Manuela Sáenz las trató con sumo amor y su amistad con ellas duró mucho tiempo, por supuesto de una forma discreta pues en esa época comportamientos como esos eran muy mal vistos en la alta sociedad, pues las trabajadoras negras tenían que limitarse al cuidado y limpieza de la casa y a hacer de niñeras de los niños sin involucrarse emocionalmente, cosa difícil de cumplir muchas veces.

Posteriormente después de haber terminado sus estudios y formación en el convento de monjas conceptas, pasó a un monasterio de educación mayor al de Santa Catalina de Siena también ubicado en Quito, uno de los monasterios más antiguos de Ecuador, de la orden de Santo Domingo fue un monasterio especialmente conocido por ofrecer la mejor formación para señoritas de la alta sociedad.

Manuela Sáenz aprendió en ese monasterio el arte de tejer, bordar y la elaboración culinaria de dulces entre otras habilidades que una dama debe tener. También se le enseñó a hablar con extremada fluidez el inglés y el francés, habilidades que le fueron de mucha ayuda años más tarde. Como parte de la biografía de Manuelita Sáenz que muy a pesar de su grandiosa formación, parece que Manuela Sáenz escapó del monasterio en el año mil ochocientos quince con tan solo

diecisiete años de edad. Según las malas lenguas y lo poco que se sabe de eso es que la joven Manuelita conoció y se enamoró de un hombre llamado Fausto D’Elhuyar, con el que pensaba huir y posteriormente casarse, pero este la abandonó sin remedio.

Especial de Manuela Sáenz

De esa anécdota no se sabe demasiado, lo que sí es un dato curioso es que Fausto D’Elhuyar se supone que era el sobrino de Juan José Elhúyar un famoso y renombrado químico español, que junto a su hermano Fausto Elhúyar otro famoso químico español y padre del Fausto que sedujo a Manuela Sáenz, ambos responsables de descubrir el wolframio o como también se le conoce tungsteno que es uno de los elementos de la tabla periódica. (Ver también: María Callas)

Después de ese supuesto engaño amoroso, derrotada Manuela Sáenz tuvo que regresar a terminar su formación como dama de alta sociedad, para que solo en dos años después en el mil ochocientos diecisiete, su padre la comprometiera por conveniencia a James Thorne que se volvió su esposo en ley pero nunca pudo seguirle el paso.

Una de las características de Manuela Sáenz muy importante es que no tardó en volverse una mujer extremadamente activa con el tema de la independencia de Latinoamérica, toda una activista independentista y muy reconocida sobre todo por el hecho de ser una mujer.

Tanto fue reconocida los pensamientos de Manuela Sáenz que el mismísimo José de San Martín, posteriormente de haber declarado la independencia el Lima, Perú el veintiocho de Julio de mil ochocientos veintiuno, le otorgó a Manuela Sáenz el titulo de caballeresa de la Orden del Sol, una de las condecoraciones del país peruano más reconocidas, se suele dar como reconocimiento en artes, escritura, ciencias y ciencias políticas.

En el mismo año que le entregaron su condecoración en Perú, su tía materna falleció por lo que Manuelita se vio obligada a regresar a Ecuador por las celebraciones fúnebres de su difunta tía y para reclamar la herencia de su abuelo materno, viaje que hizo con su hermano José María Sáenz quien ya estaba en el batallón Numancia como uno de los oficiales del ejército liberador llamado

Voltígeros de la Guardia liderados por Antonio José de Sucre, que para ese entonces estaba en Quito.

Manuela Sáenz y Simón Bolívar Simón Bolívar, un gran militar nacido en Venezuela, conocido mundialmente como el libertador de Latinoamérica, más específicamente de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá y por supuesto Venezuela.

También fue el responsable de ayudar a la re organización de Perú como estado independiente. Fue el fundador de la gran Colombia donde estuvieron incluidos estos mismos países y pequeñas secciones de Perú, Brasil y Nicaragua.

Un hombre con una gran reputación que lo precedía desde su salida de Venezuela, no es de extrañarse que Manuela Sáenz haya tenido una gran admiración e interés por este distinguido hombre, cosa que al parecer llegó más allá que una simple admiración.

manuela-sáenz-14 En los pensamientos de Manuela Sáenz cuenta en sus notas privadas, ahora documentadas con sumo valor histórico, que el modo en que conoció al libertador no fue del todo común. Se supone que Manuelita tenía en la mano una corona de rosas y ramas de laurel, símbolo con el cual se corona a los victoriosos. Lanzó la corona con la intención de que cayera frente al caballo de Simón Bolívar.

Desgraciadamente la corona fue a dar justo en el pecho del libertador, por supuesto la vergüenza de Manuelita no se hizo esperar, pero en contra de lo que ella pensaba que iba a pasar Bolívar solo le sonrió y se quitó el sombrero en señal de respeto y cortesía hacia una dama.(Ver también: Dolores Ibárruri)

Cuando ambos se encontraron en la fiesta de bienvenida del libertador, este elocuentemente le hizo un chiste que decía que si sus soldados tuvieran tan buena puntería como la que tenía Manuela Sáenz habrían ganado la guerra en un santiamén. En ese instante fue casi amor a primera vista, Manuelita se volvió una compañera compatriota y sentimental para Simón Bolívar.

Sus andanzas no se hicieron esperar. En el año mil ochocientos veintitrés Manuela Sáenz acompañó a Simón Bolívar a Perú, en contra de todo pronóstico y de los deseos de su familia y actual esposo James Thorne, el cual le había rogado infinidades de veces que regresara a su lado, obteniendo solo respuestas negativas y contundentes de parte de Manuelita.

De hecho no tardó en dar por acabado su matrimonio con Thorne, pues ella siempre seguiría a Simón Bolívar a donde fuera, cosa que cumplió hasta la muerte del libertador.

De hecho en su rompimiento con este caballero inglés se encuentra uno de los grandes de talles que hacen a Manuela Sáenz un personaje femenino de mucha importancia, en términos históricos.

Ella dejó bien en claro que no podía seguir viviendo con James Thorne en sagrado matrimonio, porque simplemente él era un hombre que carecía de fuego y pasión en su alma y por lo tanto en su vida, en resumidas cuentas, un hombre aburrido y simplón que Manuelita no podía amar.

manuela-sáenz-15 Esto es un detalle de suma importancia tomando en cuenta el contexto histórico en donde esto pasó. Una sociedad donde la autoridad de la mujer era nula, pues esta solo tenía que limitarse a verse presentable ante la sociedad como un adorno del esposo y encargarse de los niños, esto a medias ya que eran las mujeres negras las que hacían de niñeras la mayor parte del tiempo.

En la biografía de Manuelita Sáenz habla del abandono de Manuela Sáenz a su marido, que fue un rompimiento abismal a las normas de buenas costumbres y modales de la clase alta en la época. Ella tuvo la voz y voluntad de decidir a quién amar y con quien irse, aunque tuviera que pasar por encima de la sociedad, el deseo de su padre quien fue el responsable de su compromiso y el de su actual esposo. Sin duda Manuela Sáenz y Simón Bolívar tenían más en común que solo su amor a la libertad, también un corazón apasionado que los unió por mucho tiempo. El amor de Manuelita era tan grande que no le importaba arriesgar su vida por la del libertador y de hecho así pasó una vez.

El veinticinco de Septiembre de mil ochocientos veintiocho, mientras estaban en Santa Fe de Bogotá, Simón Bolívar fue víctima de un intento de asesinato encabezado por Francisco de Paula Santander en el palacio de San Carlos. Este atentado contra Bolívar fue frustrado por Manuela Sáenz, cuando interfirió poniéndose entre los atacantes y el libertador, dándole a este la oportunidad de huir sano y salvo.

manuela-sáenz-5 Posteriormente los responsables del atentado fueron capturados, juzgados y sentenciados a muerte, excepto a Francisco Santander que se le destituyó de su cargo, a pesar que al principio fue condenado a fusilamiento, al final se le perdonó la vida, pero de igual forma fue exiliado como castigo. (Ver también: Amelia Earhat)

Mientras que a Manuelita se la reconocía con honores por su valiente acto de amor. El mismo Simón Bolívar la reconoció como “la libertadora del libertador” y en su honor se colocó una placa conmemorativa en el sitio del atentado.

Cartas de Manuela Sáenz a Simón Bolívar Algo que dejó marcado como tradición el amor cortés en los tiempos medievales, fue las fervientes cartas de amor que dejaba el enamorado a la persona amada siempre que podía, con la diferencia de que en esos tiempos solía ser el hombre quien procuraba las cartas y mensajes de amor para su amada, en este caso la que destacó en este punto fue Manuela Sáenz.

Estas maravillosas cartas fueron documentadas, archivadas y guardadas para la posteridad, muchas personas no sabían de su existencia, pero son sumamente exquisitas y llenas de sentimientos, no solo sus cartas al libertador son toda una obra de arte sino también sino también los poemas de Manuela Sáenz, la gran mayoría también inspirados en su amor por Simón Bolívar. Manuelita Sáenz - La libertadora del Libertador

En su forma de escribir podemos apreciar la forma gloriosa que es Simón Bolívar ante sus ojos y lo mucho que le dolía las veces que estaba lejos de él. No obstante, no siempre vemos el lado hermoso del amor, sino también los celos ese lado amargo que se despierta en la persona que ama mucho a alguien y lo quiere monopolizar.

De estas cartas a Bolívar, los historiadores extrajeron frases de Manuela Sáenz, puesto que su forma de escribir y pensamientos eran sin igual.

Muchos afirman que Simón Bolívar era un gran hombre, pero no por eso un santo, se dice que tuvo más de una aventura en sus viajes para la liberación y posterior fundación de la gran Colombia, Manuelita no tardaba nada en hacerle saber que sabía de sus pequeñas aventuras. “Me pregunto a mí misma, si vale la pena tanto esfuerzo en recuperarlo de las garras pervertidas que lo tienen enloquecido últimamente” Palabras textuales de unos poemas de Manuela Sáenz en una de sus cartas del treinta de Mayo de mil ochocientos veinticuatro, palabras que a Bolívar no le debieron haber sentado muy bien. (Ver también: J.K. Rowling)

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No obstante y sin ninguna duda lo que mayormente plagaba sus cartas eran palabras de eterna devoción y preocupación hacia su amado libertador, que siempre estaba sumergido en viajes que podían costarle la vida y donde ella no podría estar para velar por su seguridad y bienestar como era su ferviente deseo.

Algo que es totalmente seguro es que muchas de las cartas que Manuela Sáenz escribió para Simón Bolívar están tan delicada y bellamente escritas que muchas se catalogan como poemas y se clasifican en los poemarios como ejemplos de literatura romántica. Muchos expertos aseguran que al ver estas obras de Manuela Sáenz se podría concluir que tenía un talento innato para plasmar sus pensamientos en el papel.

Pero no solamente el pensamiento de Manuela Sáenz en sus cartas son recordadas de esa forma, muchas de las respuestas de Bolívar eran muy hermosas también, no para llegar al grado poético que tenía Manuelita, pero sí llenas de sentimientos y bella mente expresado con la educada jerga de la época. Frases y pensamientos de Manuela Sáenz Manuela Sáenz es un mujer de suma inteligencia e injustamente poco reconocida en ámbitos históricos, los pocos que saben de ella simplemente se limitan a conocerla como la amante de

Simón Bolívar, cuando en verdad dejó mucho que admirar, cosas que el mismo libertador reconocía y amaba de ella.

manuela-sáenz-7 Desgraciadamente quedó a la sombra del casi pontífice libertador venezolano, sin tomar en cuenta que el pensamiento de Manuelita Sáenz también fue una parte fundamental en la libertad de las colonias españolas, tal vez no participó en la guerra y realmente porque no podía gracias al hecho de ser mujer, pero fue una ayuda “intelectual” por decirlo de alguna manera. (Ver también: Ellen Johnson-Sirleaf)

Una mujer extremadamente valiente y de armas tomar, estaba acostumbrada a no dejarse intimidar por los duros estándares sociales que desde nacimiento y por genero se le fueron impuestos. Desde el decidir a quién amar, hasta el hecho de ser una fuerte independentista, por algo le dieron el reconocimiento de la orden el sol de Perú.

En los pensamientos de Manuelita Sáenz decía que no era justo que se la reconociera como una extranjera en otros lugares cuando todos, absolutamente todos, incluyéndola, éramos de un mismo país por ser latinoamericanos, hermanos unidos por el mismo fin. La unidad era una de las cosas que más apoyaba Manuela, por ende el proyecto de Bolívar de la gran Colombia le pareció una idea excelente. Desgraciadamente para ambos el proyecto no llego a buen puerto, terminando por la muerte del libertador y una serie de eventos desafortunados en la vida de Manuela Sáenz, destrozada por la muerte del que fue su gran amor, eso no quiere decir que se dejara derrotar en ningún momento, fue una mujer con armas tomar hasta el final de sus días. (Ver también: Aung San Suu Kyi)

Muy poco se conoce las frases de Manuela Sáenz, ya que muchas de sus obras fueron escritas como poemarios, sin embargo, hizo referencia a Simón Bolívar y a la libertad de América.

manuela-sáenz-8 A continuación, podrás ver unos poemas mostrados como las mejores 10 frases célebres de Manuela Sáenz:

«Me atraen profundamente tus ojos negros y vivaces, que tienen el encantamiento espiritual de las ninfas; me embriaga contemplar tu hermoso cuerpo desnudo y perfumado con las más exóticas esencias y hacerte el amor sobre rudimentarias alfombras». «Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos daría hasta mi último aliento, para entregarme toda a usted con mi amor entero. Saciarnos y amarnos en un beso suyo y mío, sin horarios». «Ha partido con usted mi única esperanza de felicidad. ¿Por qué entonces le he permitido escurrirse de mis brazos como agua que se esfuma entre los dedos?» (…) «Encuentro que satisfaciendo mis caprichos se inundan mis sentidos, pero no logro saciarme, no hay nada que se compare con el ímpetu de su amor» «Considéreme, usted su amor loco y desesperado por unirme hasta la gloria de su ser; supongo que se halla usted en igual condición como lo está la más fiel de sus amigas» “Le guardo la primavera de mis senos y el envolvente terciopelo de mi cuerpo (que son suyos)” Otra de las grandes frases célebres de Manuela Sáenz fue:

«Manuela Sáenz, ésa soy yo» «Jamás me harán vacilar ni temer» «Señores Generales, no nos permitieron unirnos a ustedes; tanto Jonathás como Nathán -las dos negras que la acompañaban- sienten como yo el mismo interés de hacer la lucha porque somos criollas y mulatas y al igual que a ustedes nos pertenece la libertad de este suelo…» “Si una palabra sola puede cambiar el curso de la historia, otra palabra, en la oscuridad, derrota la tormenta.” Continuando con las frases célebres de manuela Sáenz se encuentran las siguientes:

“¿Quiere usted la separación por su propia determinación, o por los auspicios de lo que usted llama honor? La eternidad que nos separa sólo es la ceguera de su determinación de usted, que no lo ve más. Arránquese usted si quiere, su corazón de usted, pero el mío ¡no! Lo tengo vivo para usted, que sí lo es para mí toda mi adoración, por encima de los prejuicios.” “Soy preso de una batalla interior entre el deber y el amor; entre tu honor y la deshonra, por ser culpable de amor. Separarnos es lo que indica la cordura y la templanza, en justicia ¡Odio obedecer estas virtudes!”

En el siguiente vídeo podrás conocer un poco más de la historia y las mejores 10 frases célebres de Manuela Sáenz: Conociendo A Mis Héroes - Manuela Saenz

Muerte de Manuela Sáenz

La muerte destitución y posterior muerte de Simón Bolívar, en mil ochocientos treinta (1830), dejó a Manuela Sáenz en una muy fuerte depresión, alegó con dolor que si bien, amó a Bolívar en vida, en muerte lo veneraría con todas las de la ley.

En el año mil ochocientos treinta y cuatro (1830) Francisco de Paula Santander regresa a tomar posesión del gobierno de Colombia y como uno de sus primeros mandatos desterró a Manuela Sáenz, así como habían hecho con él en su momento.

En su travesía llegó a Jamaica donde vivió alrededor de un año. En mil ochocientos treinta y cinco decide regresar a su tierra natal Ecuador, desgraciadamente su plan se vio frustrado antes de llegar a Quito, en San Pedro de Guaranda fue detenida y su pasaporte revocado a manos del presidente Vicente Rocafuerte. (Ver también: Ana Bolena)

Ya que no la dejaron regresar a sus tierras no le quedó más remedio que irse hasta Perú, específicamente en Paita que queda al norte del país. En este lugar empezó su larga travesía, donde le fue de suma utilidad todo lo que había aprendido en el monasterio cuando era más joven.

Manuela Sáenz biografía corta: En Perú, Manuela Sáenz empezó a vender tabaco y a hacer dulces y bordados por encargos para sobrevivir, así estuvo durante veinticinco años, años en los cuales su

marca en el mundo no fue olvidada, ahí conoció y habló con grandes figuras como el militar y político italiano Giuseppe Garibaldi.

También el renombrado escritor peruano Ricardo Palma que la tomó de inspiración para una de sus obras llamada “Tradiciones Peruanas”, pero solo en algunas partes de ella se basa en las historias y relatos de Manuela Sáenz.

Y por supuesto no se hizo esperar la llegada de un compatriota venezolano, muy cercano a Bolívar, nada más y nada menos que su mentor en la más tierna juventud, como lo fue Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez o como se lo conoce comúnmente Simón Rodríguez. Un compañero de penurias para Manuelita, por haber vivido años de exilio, donde se lo conocía como Samuel Robinsón.

En el exilio estuvo totalmente aislada de toda su familia y seres queridos, de los que sabía poco por medios de cartas, una de las perdidas más notorias fue la muerte del que seguía siendo su esposo, el inglés James Thorne en el año mil ochocientos cuarenta y siete, donde se supone que le correspondía una herencia y la devolución de los ocho mil pesos que le entregó su padre a James cuando se casaron. Una práctica más que común en esa época, se supone que el padre de la prometida tenía que entregarle al prometido dinero para casarse con ella, sobre todo cuando eran matrimonios arreglados, dinero que en el caso de que el conyugue muriera bajo cualquier situación era entregado a la viuda, cosa que nunca pasó en el caso de Manuela Sáenz, porque simplemente no podía tocar su país y cobrar la herencia. (Ver también: Cleopatra)

manuela-sáenz-10 No obstante tras este terrible acontecimiento Manuela vivió como ya lo había hecho hasta ese momento, hasta que llegó el terrible brote de difteria, una enfermedad infecciosa que puede llegar a ser letal que terminó matándola junto a otros cientos el veintitrés de Noviembre de mil ochocientos cincuenta y seis.

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común, algo que solían hacer en esos tiempos cuando las personas morían por epidemias, los enterraban y quemaban junto con casi todas sus pertenencias o todas ya de por sí, para evitar que se propagara la enfermedad aun más. Este fue el caso de Manuelita, terminó sepultada junto a sus cosas.

Muchas de sus pertenencias eran algunas cartas que le había hecho al libertador, otras a su familia y parte de los documentos de la gran Colombia.

Por suerte mucho anterior a eso, Manuela había sido inteligente y entregó muchos de esos documentos para que se guardara o se usaran para hacer las memorias del libertador Simón Bolívar, a quien amaba incluso después de la muerte.

La tumba de Manuela Sáenz

Museo de Manuela Sáenz en Quito Mucho después de la muerte de Manuelita Sáenz y como suele pasar con los personajes de gran importancia, se inauguró su museo que lleva su mismo nombre. Se encuentra en el centro de Quito, en la calle Junín 709.

Se encuentra en una mansión colonial justo en el centro histórico de la ciudad. Tiene varios salones de exhibición repartidos en los tres pisos de la morada en cuestión, once salas en total.

Dentro de las exhibiciones están muchas obras de Manuela Sáenz, como pinturas y demás, aprovechando que Manuela Sáenz fue una de las mujeres más pintadas en su época.

También algunos libros donde aparece Manuela o es mencionada, también si simplemente se la tomo como fuente de inspiración. Algunas armas de la guerra contra España y preciadas pertenencias que no murieron con ella en la fosa común. Pero no solo de ella, también de Simón Bolívar y de Antonio José de Sucre y uno que otro de su familia también. (Ver también: Margaret Mitchell)

La casa por fuera es una obra de arte, simple pero hermosa en su simpleza. En su fachada solo se notan dos de los tres pisos, decorado con bellos ventanales y una enorme puerta de madera común en esas casas de los años mil setecientos, mil ochocientos, al mejor estilo colonial.

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