Garcia Canclini: Nestor

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NESTOR GARCIA CANCLINI

I

Nestor Garcia Canc1ini

La globalizaci6n imaginada

Cubierta: Gustavo Macri

306

CDO

Garcia Canclini, Nestor La globalizaci6n imaginada.· l' ed. 4' reimp.· Buenos Aires: Paid6s, 2008. 242 p. ; 23x15 em.- (Estado y sociedad) ISBN 978.950-12-5476.1 1 . Sociologia de la Cultura I. TItulo

1" edicion, 1999 4" reimpresion, 2008

~servados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibida. sin Is autorizacI6n escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las le~es , 18 reproduccion parcial 0 total de ests obra por cualquier media 0 procedimi en to, incluidos la reprografia yel trataJ1liento informatica.

©

1999 de todas las ediciones, Ediciones Paid6s Iberica SA, Av. Diagonal 662-664, Barcelona © de esta edici6n, Editorial Paid6s SAICF, Defensa 599, Buenos Aires e·mail: [email protected] www.paidosargentina.com.ar

QUeda hecho el dep6sito que previene la Ley 11.723 Impreso en la Argentina _ Printed in Argentina

Impreso en Primera Clase California 1231, Ciudad d~ Buenos Aires, en junio de 2008 Tirada: 2000 ejempJares

]SBN 978-950.12-5476-1

INDICE

Introducci6n: Cultura y politica en los imaginarios de la globalizaci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Globalizaciones circulares y tangenciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Primeras cuestiones de metodo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 16

I.

NARRATTVAS, METAFORAS Y TEORIAS

1. Globalizarnos

0 defender la identidad: c6mo salir de esta opci6n. Integraci6n de ciudadanos 0 lobby empresarial . . . . . . . . . . . .. Cuando David no sabe d6nde esta Goliat .. . . . . . . . . . . . . . .. Modos de imaginar 10 global. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Espectaculos de la globalizaci6n y melodramas de la interculturalidad ...... . .............. .. . ......

21 22 26 31 34

2. La globalizaci6n: objeto cultural no identificado .... . ...... .. . Internacionalizaci6n, transnacionalizaci6n, globalizaci6n ... . Que hay entre McDonald's y Macondo . . ................. Postales para un bestiario de la globalizaci6n . . . . . . . . . . . . .. Hacer trabajo de campo sobre Mexico en Edimburgo ... .... De las narrativas a la teorfa cultural de la globalizaci6n

45 45 50 52 59 61

3. Mercado e interculturalidad: America Latina entre Europa y Estados Unidos ........ ... .... ...... ... .. .. 75 Migraciones de antes y de ahora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 77 Conflictos de narrativas sobre las identidades ........ . .... 82 a) El binarismo maniqueo .... ............ . ...... ... .. 86 b) El encuentro intercultural .......................... 87 c) La fascinaci6n distante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 89 d) Las identidades inconmensurables .................. 93 e) Americanizaci6n de latinos, latinizaci6n de Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 95 f) La vecindad amistosa bajo la tutela estadounidense .. .. 99 El espacio culturallatinoamericano y los circuitos transnacionales ..... ..... .......... '. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102

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La globalizaci6n imaginada

4. No sabemos c6mo llamar a los otros ......... ... ..... ... .... La multiculturalidad intraducible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Circuitos interculturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ciudadanias muItiformes .. . ...........................

107 108 117 122

II.INTERMEDIO

5. Desencuentros entre un antrop61ogo latinoamericano, un soci6logo europeo y una especialista estadounidense en estudios culturales ....... .. ....... . .. ........ ..... .... 129

III.

POLfTICAS PARA LA INTERCULTURALIDAD

6. De Paris a Miami pasando por Nueva York ................. . Artes visuales: de las vanguardias al arte-jet . . . . . . . . . . . . . .. La industria editorial: mundializaci6n en pedazos .......... Industrias audiovisuales: voces latinas editadas en ingles . . .. Ganancias y perdidas ........ ... ............. ... . . .....

143 145 150 155 160

7. Capitales de la cultura y ciudades globales . . . . . . . .. . . . . . . . . .. El renacimiento de 10 urbano ....... .. ... ... ............ La globalizaci6n de las ciudades en la periferia .... . ....... De los espacios urbanos a los circuitos mediaticos .......... Imaginarios provinciales y glob ales ......... . . . . . . . . . . . ..

165 166 169 170 175

8. Hacia una agenda cultural de la globalizaci6n . .. ............. Los estudios culturales cuando escasea el asombro ......... La reconstrucci6n cultural del espacio publico . . . . ......... Esh~tica para gourmets interculturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Del gesto interruptor a las politicas de intermediaci6n

179 182 185 196 201

Apendice: Hacia una antropologfa de los malentendidos. (Discusi6n de metodo sobre la interculturalidad) ........ ........ Estrategias artfsticas y cientfficas ...... .. . ............... Historias desconectadas ................ . ............... Descubrir la multiculturalidad .. ........ . ...... .. ..... .. Rituales de un lade y del otro de la ventanilla .............

207 207 210 214 216

Bibliograffa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 227

Introducci6n CULTURA Y POLITICA EN LOS IMAGINARIOS DE LA GLOBALIZACI6N

A veces uno encuentra historias elocuentes en escritores que no son los que se prefiere citar. Lei hace unos meses este relato de Phillippe Sollers: "Dos mas dos son seis, dice el tirano. Dos mas dos son cinco, dice el tirano moderado. AI individuo heroico que recuerda, con sus riesgos y peligros, que dos mas dos son cuatro, los polidas Ie dicen: usted no querra de ninguna manera que vol vamos a la epoca en que dos mas dos eran seis". Ustedes no quernm que regresemos al tiempo de las dictaduras y las guerrillas, dicen los politicos. Ni desean retornar a los anos de la hiperinflaci6n, advierten los economistas. Entre tanto, seguimos sin saber cuanto pueden sumar en el nuevo desorden mundiallos paises que buscan integrarse por regiones para protegerse de la globalizaci6n: Estados Unidos con Europa frente a ]ap6n y China, Estados Unidos Con America Latina para que los europeos no se apropien del mercado Iatinoamericano; mientras tanto los latinoamericanos acordamos ellibre comercio entre nosotros, bizqueando hacia fuera de la regi6n para atraer capitales estadounidenses y europeos. A veces, asiaticos. Estados Unidos impulsa, con la adhesi6n de algunos gobiernos latinoamericanos, el Area de Libre Comercio de las Americas (ALCA) para el ano 2005. Los quince paises que conform an la Uni6n Europea se vienen reuniendo con los que componen el Mercosur y con Mexico, y en junio de 1999 con los demas paises latinoamericanos, para ir estudiando si es posible acordar ellibre comercio con algunos de ell os antes de esa fecha, quizas en el 2001, pese a las resistencias de los franceses, que yen amenazante la competencia latinoamericana en productos agricolas. Estados Unidos acusa peri6dicamente de dumping 0 proteccionismo a Mexico y a paises europeos. En el Mercosur, desacuerdos y desconfianzas hacen peligrar cada ano los pactos firmados. LLibre comercio, integraci6n? LNuevas formas de subordinaci6n 0 de resistencia, 0 alianzas regionales? LPodrian los ciudadanos encarar alternativas a 10 que ahora se imp one y decidir que conviene mas, sin reconsiderar los vinculos interculturales? Viejas historias de rivalidades y miradas prejuiciadas cargan estas conversaciones sobre un futuro mas imaginado que posible. No es facil aterrizar estos acuerdos en cifras porque vivimos entre cuentas delirantes. En los ultimos veinte anos las deudas externas de los

lOla globalizaci6n imaginada

paises latinoamericanos se cuadruplicaron 0 sextuplicaron. lQue pueden hacer naciones como Argentina y Mexico con deudas de 120 0 160 mil miHones de d61ares si s610 para pagar los intereses requieren cada ano la mitad 0 mas del producto bruto? La de Estados Unidos (tres veces mayor) tambien es impagable. lQuien puede incorporar a la escala de vida cotidiana las cifras que encuentra alleer el diario? Pensar en la polftica exige imaginaci6n, aunque las cantidades son tan disparatadas y los conflicto que provo can tan poco manejables que a menu do tienen el efecto de paralizar nuestros imaginarios. Es curiosa que esta disputa de todos contra todos, en la que van qu ebrando fabricas, se destrozan em pIe os y aumentan las migraciones masivas y los enfrentamientos interetnicos y regionales, sea Hamada globalizaci6n. Llama la atenci6n que empresarios y politicos interpreten la globalizaci6n como la convergencia de la humanidad hacia un futuro solidario, y que muchos criticos de este proceso lean este pasaje desgarrado como el proceso por el cual todos acabaremos homogeneizados.

GLOBALIZACION ES CIRCULARES Y TANGENCIALES

Pese a estos resultados dudosos la uniformaci6n en un mercado plane( tario es consagrada como el tinicQ modo de pensar, y quienes insinuan que el mundo podrfa moverse de otro modo son descalificados como nostalgi , cos del nacionalismo. Si alguien, aun mas audaz, no s610 cues tiona los beneficios de la globalizaci6n sino que la tinica forma de realizarla sea mediante la liberalizaci6n mercantil, se 10 acusara de afiorar epocas anteriores a la caida de un insoportab1e muro. Como nadie sensato cree posib1e regresar a esos tiempos, se conc1uye que el capit;;tlismo es e1 tinico modelo posible para la interacci6n entre los hombres, y la globalizaci6n su etapa superior inevitable. En este libro queremos averiguar que podemos hacer ante este futuro, para algunos promisorio, para otros c1ausurado, quienes nos ocupamos de la cultura. 0 sea, que preguntas Ie hacen la interculturalidad al mercado y las fronteras ala globalizaci6n. Se trata de repensar c6mo hacer arte, cultura y comunicaci6n en est a etapa. Por ejemplo, si al mirar la recomposici6n de las re1aciones entre Europa, Estados Unidos y America Latina, se podria entender este proceso desde la cultura, y actuar en e1 de manera distinta a quienes s610 10 ven como intercambio econ6mico. Lo primero que hay que aclarar es que 1a cultura no es tinicamente eJ lugar en e1 que se sabe que dos mas dos son cuatro. Es tambien la indecisa posicion en 1a que se trata de imaginar que se puede hacer con cantidades que no estan demasiado claras, cuya potencia acumu1ativa y expresiva aun se busca descubrir. Un sector de la cu1tura produce conocimientos

Cultura y polftica en los imaginarios de la globalizaci6n

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en nombre de los cuales puede afirmarse con certeza, contra poderes politicos 0 eclesiasticos, 10 que efectivamente suma dos mas dos: es el saber que ha hecho posible entender "10 real" con cierta objetividad, desarrollar tecnologias de comunicaci6n globalizadas, medir los consumos de las industrias culturales y disefiar programas mediMicos que amplian el conocimiento masivo y crean consenso social. Otra parte de la cultura, desde la modernidad, se desarrolla en la medida en que se siente insatisfacci6n con el des orden y a veces con el orden del mundo: adem as de conocer y planificar, interesa transformar e innovar. Confrontar estas dos maneras de entender la cultura, que oponen a cientificos y tecn610gos por un lado, humanistas y creadores artisticos por otro, se vuelve una tarea distinta en tiempos globalizados. Para saber que se puede conocer y manejar, 0 que tiene sentido modificar y crear, los cientificos y los artistas no tienen que negociar s610 con mecenas, con politicos o con instituciones, sino tambien con un poder diseminado que se esconde bajo el nombre de globalizaci6n. Se dice que la globalizaci6n actua a trayeS de estructuras institucionales, organismos de toda escala y mercados de bienes materiales y simb61icos mas diffciles de identificar y controlar que cuando las economfas, las comunicaciones y las artes operaban s610 dentro de un horizonte nacional. David no sabe d6nde esta Goliat. Para comprender esta complejidad, quienes estudiamos la creatividad, la circulaci6n y el consumo culturales nos preocupamos cada vez mas por entender los datos duros, los movimientos socioecon6micos "objetivos" que rigen con nuevas reglas los mercados cientificos y artisticos, asf como nuestra inestable vida cotidiana. Sin embargo, dado que la globalizaci6n se presenta como un objeto evasivo e inmanejable, quienes la gestionan la cuentan, tambien, con narraciones y metaforas. En consecuencia, desde una perspectiva socioantropol6gica de la cultura es preciso analizar tanto las estadfsticas y los textos conceptuales como los relatos e imagenes que intentan nombrar sus designios. Ademas, las migraciones, las fronteras permeables y los viajes hablan en sus desgarramientos de 10 que en la globalizaci6n hay de fracturas y segregaciones. Tambien por eso en los relatos de migrantes y exiliados irrumpen narrativas y metaforas. Una incertidumbre semejante desestabiliza a otros actores sociales que habitualmente no se interesaban por la cuItura. Despues de la euforia globalizadora de los afios ochenta, los politicos, que no entienden bien c6mo se esta reestructurando su trabajo cuando los aparatos nacionales que ellos disputan controlan menos espacios de la economfa y de la sociedad, se preguntan que pueden hacer y en que lugares. Empresarios desconcertados por el brusco pasaje de una economfa productiva a una economfa de especulaci6n se formulan interrogantes parecidos. Unos y otros invocan la necesidad de crear una nueva cuItura del trabajo, del consumo, de las inversiones, de la publicidad y en la gesti6n de los medios comunicaciona-

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La globalizaci6n imaginada

les e infonnaticos. Al oirlos, se tiene la impresi6n de que se acuerdan de Ilamar ala cultura como recurso de emergencia, como si "crear una nueva caltura" pudiera ordenar magicamente 10 que a la economia se Ie escapa en el trabajo y en las inversiones, aquello que la competencia no resuelve en los medios ni en el consumo. \ La apelaci6n a construir una cultura con los movimientos globalizado) \ res p~ede ser escuchada tam bien como la necesidad de pone~ orden en los l confhctos entre imaginarios. Veremos c6mo varia el conterudo de 10 que - cada uno imagina como globalizaci6n: para el gerente de una empresa transnacional, "globalizaci6n" abarca principalmente los paises en que actua su empresa, las actividades de las que se ocupa y la competencia COn otras; para los gobernantes latinoamericanos que concentran su intercambio comercial Con los Estados Unidos, globalizaci6n es casi sin6nimo de "americanizaci6n"; en el discurso del Mercosur, la palabra envuelve tambien a naciones europe as y a veces se identifica con interacciones novedosas entre los paises conosurenos. Para una familia mexicana 0 colombiana que tiene varios miembros· trabajando en Estados Unidos, globalizaci6n alude a los vinculos estrechos con 10 que ocurre en la zona de ese pais donde viven sus familiares, 10 cual difiere de 10 que imaginan artistas mexicanos 0 colombianos, digamos Salma Hayek 0 Carlos Vives, quienes encuentran en el mercado estadounidense una audiencia diseminada. En rigor, solo una franja de politicos, financistas y academicos piensan en todo el mundo, en una globalizacion circular, y ni siquiera son mayoria - en sus c~mpos profesionales. EI resto imagina globalizaciones tangenciales. j I La amphtud 0 estrechez de los imaginarios sobre 10 global muestra las de)' I sigualdades de acceso a 10 que sue Ie llamarse economia y cultura globales. En esa competencia inequitativa entre imaginarios se percibe que la globalizaci6n es y no es 10 que promete. Muchos globalizadores andan por el L_ mundo fingiendo la globalizacion. Sin embargo, aun los pobres 0 marginados no pueden prescindir de 10 ) global. Cuando los migrantes latinoamericanos llegan al norte ~e Mexico o al sur de Estados Unidos descubren que la empresa donde conslguen trabajo es coreana 0 japonesa. Ademas, muchos de los que salieron de su pais debieron Uegar a esa decisi6n extrema porque "la globalizaci6n" cerr6 puestos de trabajo en Peru, Colombia 0 Centroamerica, 0 sus efectos -combinados con dramas locales- volvieron demasiado insegura la sociedad en la que siempre vivieron. Un cineasta estadounidense que trabaja en Hollywood, esa "casa simb6lica del sueno americano", ya no tiene la misma idea de la posici6n de su pais en el mundo desde que sabe que los Estudios Universal fueron comprados por capitales japoneses. Luego de haber pensado tantos afios que Occidente era moderno y Oriente tradicional, el avance japones sobre Estados Unidos y otras regiones occidentales obliga a preguntarse, con Da-

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Cultura y poHtica en los imaginarios de la globalizaci6n

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vid Morley, si ahora tIel mundo sera lefdo de derecha a izquierda, y no de izquierda a derecha" (Morley y Chen, 1996: 328). El enfasis que damos a los procesos migratorios y las poblaciones ex- l puestas a estos cambios ~pur~.ta a comprender tanto los movimientos de capitales, bienes y comurucaclOnes como la confrontaci6n entre estilos de vida y representaciones diferentes. El vertigo y la incertidumbre que produce tener que pensar a escala globailleva a atrincherarse en alianzas regionales entre paises y a delimitar -en los mercados, en las sociedades y en sus imaginarios- territorios y circuitos que para cada uno serian la globa- , lizaci6n digerible, con la que puedan tratar. Se debate si hay que crear nuevas barreras que pongan orden en las inversiones, 0 entre las etnias, las regiones Y los grupos q~e se mez~lan demasiado nipido 0 quedan amenazadoramente exclUldos. LPodran hacer algo en este sentido los procesos de integraci6n supranacional? Aunque apenas desde principios de \ los afios noventa se abren estas cuestiones en la Uni6n Europea, y mas recientemente en el marco del Tratado de Libre Comercio de America del \ Norte (TLC) y en el Mercosur, la articulaci6n entre globalizaci6n, integra- \ ciones regionales y culturas diversas esta pasando a ser un asunto clave, tanto en las agendas de estudio como en las negociaciones. ComO introducci6n a este tipo de analisis, voy a abordar en el pr6ximo capitulo tres problemas que aparecen en los ultimos afios al tratar de entender a d6nde nos conduce la globalizaci6n. Uno es el que a veces se re- I sume como la oposici6n entre 10 global y 10 local, y que a mi manera de ver conviene caracterizar como los diversos niveles de abstracci6n y concreci6n en que se reorganizan la economia, la politica y la cultura en una epoca globalizada. La segunda cuesti6n, entretejida con la anterior, es si se puede revertir la sensaci6n de impotencia polftica en que nos sumerge la experiencia cotidiana de que las decisiones principales son tomadas en lugares inaccesibles y hast a dificiles de identificar. En tercer termino, exploro consecuencias te6rico-metodol6gicas de est as dificultades para los estudios transdisciplinarios, que pueden resumirse en los desafios de trabajar \ con los datos de la economfa y la politica de la cultura a la vez que con las ( narrativas y metaforas en que se imagina la globalizaci6n. En el segundo capitulo analizare que consecuencias tiene que la globalizaci6n sea un "objeto cultural no identificado". Algo se aclara dis tinguiendo entre intemacional, transnacional y global. Aun asf, la globaliza- C' ci6n nO es un objeto de estudio claramente delimitado, ni un paradigm a c cientffico ni econ6mico, politico ni cultural, que pueda postularse como modelo (mico de desarrollo. Debemos aceptar que existen multiples narrativas sobre 10 que significa globalizarse, pero en tanto su rasgo central es intensificar las interconexiones entre sociedades no podemos instalamos en la variedad de relatos sin preocuparnos por su compatibilidad dentro de un saber relativamente universalizable. Esto supone discutir las teorias

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La globalizaci6n imaginada

sociol6gicas y antropol6gicas, y tam bien ocuparnos de las narrativas y metaforas que vienen construyendose para abarcar 10 que queda suelto en las grietas e insuficiencias de las teorias y las politicas. En los relatos e imagenes aparece 10 que la globalizaci6n tiene de utopia y 10 que no puede integrar, por ejemplo las diferencias entre anglos y latinos, los desgarramientos de la gente que migra 0 viaja, que no vive donde naci6 y se comunica con otros a los que no sabe cuando vol vera a ver. Las metaioras sirven para imaginar 10 diferente y las narraciones ritualizadas para ordenarlo. Luego, los capitulos tercero y cuarto intentan caracterizar la globalizaci6n posible en Occidente mediante interacciones entre Europa, America Latina y Estados Unidos. Trato de ver c6mo las migraciones antiguas y las recientes SOnfiguran los modos de mirarnos. Las narrativas formadas en los intercambios mercantiles y simb6licos, desde el siglo XVI hasta mediados del XX, parecen reproducirse en los estereotipos de las ultimas decadas globalizadoras: discriminaci6n del norte hacia los latinoamericanos, admiraci6n y recelo a la inversa. Sin embargo, la lectura puede ser mas compleja si pasarnos de leer la confrontaci6n entre identidades a examinar los procesos culturales que nos vinculan 0 nos alejan. Las identidades parecen incompatibles, pero los negocios y los intercambios mediaticos crecen. A fin de comprender este desfase entre ideologias y practicas, analizo c6mo las politicas de ciudadania trabajan con los imaginarios sobre 10 semejante y 10 diferente en Europa, Estados Unidos y tres paises latinoamericanos: Argentina, Brasil y Mexico. Sigo las criticas hechas en cada caso a las contradicciones de esos modelQ§, la dificultad de conciliarlos y, a la vez, ~ la necesidad de lograr acuerdos en un tiempo en que la globalizaci6n acerca a naciones distantes. ~gunto c6mo construir una esfera publica transnacional donde las concepciones culturales, y las politicas consiguientes, no sean inconrnensurables. Cuatro modelos entran en juego: el sistema republicano europeo de derechos universales, el separatismo multicultural de Estados Unidos, las integraciones multietnicas bajo el Estadonaci6n en los paises latinoamericanos, y -cruzando a todos-la integraci6n multicultural auspiciada por los medios de comunicaci6n. En el capitulo quinto propongo un intermedio narrativo y semificcionaJ. Asi como en las historias de vida se construyen personajes-sintesis, aquf intente imaginar los desencuentros de un antrop610go latinoamericano, un soci610go europeo y una especialista estadounidense en estudios culturales. Dado que no se puede ahora problematizar la relaci6n de las teorias con sus condiciones sociales de producci6n refiriendolas s610 a la naci6n, la c1ase 0 la universidad en que son elaboradas, incorporo la vida cotidiana de investigadores que viajan y tienen acceso a experiencias transnacionales y f1ujos deslocalizados de informaci6n. Se trata de un relato construido con algunos datos biogrillicos, mios y de otros, pero eso importa poco porque la discusi6n sobre las ciencias sociales y los estudios culturales que recorre

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Culrura y polftica en los imaginarios de la globalizaci6n

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sas paginas esta preocupada, mas que por 10 verdadero 0 10 falso, por .ar una version verosfmil de los dilemas en que hoy se mueve la investi:aci6n. Las diferentes maneras de globalizarse, 0 de pasar de la hegemonfa euope a a la estadounidense, se aprecian en el sex to capftulo al comparar 10 lue sucede en las artes y las industrias culturales. La aplicaci6n de formaos industriales y criterios transnacionales de competencia a las artes viuales y la literatura esta modificando su producci6n y valoraci6n, aunque a mayor parte de las obras artfsticas siga expresando tradiciones nacionaes y circule 5610 dentro del propio pais. La industria editorial esta organi~ada por editoras transnacionales, que agrupan sus cataIogos y la distribu:i6n en regiones lingiifsticas. Donde se ve mas efectiva la globalizaci6n es ~n el mundo audiovisual: musica, cine, televisi6n e informatica estan sienio reordenados, desde unas pocas empresas, para ser difundidos a todo el planeta. El sistema multimedia que parcialmente integra estes cuatro campos ofrece posibilidades ineditas de expansi6n transnacional aun en las culturas perifericas. Pero tambien crea, en el caso latinoamericano, dependencias mayores de las que hemos tenido en las artes visuales con Francia y ahora con Estados Unidos, y de las que existen con Espana en el mundo editorial. Ademas de examinar diferencialmente los desafios de la transnacionalizaci6n 0 la globalizaci6n en cad a area de la cultura, voy a explorar las tensiones generadas entre la homogeneizaci6n y las diferencias en las relaciones asimetricas existentes entre pafses y regiones. En el capitulo septimo me ocupare de las ciudades, porque desde ellas se imagina 10 global. Sobre todo en las grandes urbes se articula 10 local I con 10 nacional y con los movimientos globalizadores. Al analizar que se necesita para ser una ciudad global y c6mo se diferencian las del "primero" -( y "tercer" mundo, captamos problemas clave de la dualizaci6n y segrega- I ci6n provo cad os por los procesos globales. Veremos tambien las oportunidades ambivalentes de renacimiento urbano que brinda la integraci6n a \ circuitos de comercio y consumo, de gesti6n e informaci6n transnacional. I Cosmopolitismo cultural en el consumo con perdida de empleos, aumen-J I to de la inseguridad y degradaci6n ambiental. Propongo en el octavo capitulo una agenda polemica de 10 que podrian ser las politicas culturales en tiempos globalizados. C6mo reconstruir el espacio publico, promover una ciudadanfa supranacional, comunicar bienes y mensajes a audiencias diseminadas en muchos pafses, repensar la potencialidad de las culturas nacionales y de las instituciones regionales y mundiales, son algunos de los desafios analizados. Discuto por que las cuestiones esteticas tienen hoy interes central para la poIftica y que puede hacerse con esta preocupaci6n en una economfa cultural de mercado.

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La glo balizacion imaginada

Pru MERAS C UESTIONES DE METODO

Hay varios problemas diffciles de resolver a1 seleccionar narrativas y metMoras, al interpretarlas y vincularlas con datos duros. Los ire p1anteando, segun la oportunidad, en diversos capitulos. Quiero ocuparme aquf de uno basico. LPor que elegir los hechos, relatos y simbolos que aparecen en este libro sobre migrantes e interculturalidad, sobre las relaciones entre Europa, America Latina y Estados Unidos, cuando existen tantos otros? Es obvio, al ver la cantidad de paginas de este volumen, que no trate de escribir una enciclopedia de los relatos y metaforas acumulados sobre tales temas. Digo cuales fueron las reglas para seleccionar los que aqui estan : a) Elegi, despues de varios afios de lecturas de estudios etnograficos y cronicas, y decenas de entrevistas a informantes interculturales de varios paises, un repertorio que me parecia representativo del universo existente, tratando de abarcar, mas que la diversidad de situaciones, estructuras y transformaciones emb1emciticas. b) Me interesaron, sobre todo, los hechos, narrativas y metaforas que condensan aspectos centrales de las relaciones internacionales y los diversos mod os de imaginar la globalizaci6n -0 sus formas equivalentes en menor escala: confrontaciones y acuerdos intemacionales 0 regionales- que ponen en crisis las maneras habituales de concebirlas. c) Presente esta selecci6n y parte de las interpretaciones que aqui se 1eeran en conferencias en Estados Unidos, en America Latina (Buenos Aires, Mexico, San Pablo) y en congresos internaciona1es de latinoarnericanistas europeos (Halle, 1998), canadienses (Vancouver, 1997), de LASA (Latin American Studies Association) (Chicago, 1998), de estudios culturales (Pittsburgh, 1998), y en congresos de antrop6logos de Estados Unidos (1996), del Mercosur (1997), de Colombia (1997), asi como en un simposio sobre fronteras de varias regiones (Buenos Aires, 1999). En esas reuniones recogi relatos de otras investigaciones que desafiaban mi seleci6n, y tam bien criticas a mis interpretaciones. Quedan en este libra unos pocos fragmentos, reescritos, de aquellas conferencias. Sin duda, estas confrontaciones podrfan multiplicarse, la selecci6n y las interpretaciones podrfan afinarse, refutarse y ser contrastadas en mas escenarios, y hasta praponerse otras diferentes. Es claro que la muestra ofrecida en estas paginas configura un cierre transitorio para efectuar una "totalizaci6n" argumentativa, no encic1opedica, a fin de publicarla y difundirla para seguir discutiendo. De todas maneras, hay cierto esfuerzo por pensar en conjunto, ya que se trata de un libro y no de una colecci6n de artfculos y ponencias. Como comprenderan por las reuniones en que debatf parte de este trabajo, seria demasiado extensa la lista de reconocimientos a quienes me ayudaron a pensar y repensar 10 que aqui se dice. Se encontraran menciones abundantes en la bibliografia utilizada a 10 largo del texto. Quiero se-

Cultura y polftica en los imaginarios de la globalizaci6n

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'lalar, sin pretensi6n de ser exhaustivo, conversaciones con Hugo Achugar, I\rturo Arias, Lourdes Arizpe, LIuis Bonet, Heloisa Buarque de Holanda, Ram6n de la Campa, Eduard Delgado, Aruba! Ford, Juan Flores, Jean Fran: 0, Alejandro Crimson, Fredric Jameson, Sandra Lorenzano, Mario Margulis, Jesus Martin Barbero, Daniel Mato, Walter Mignolo, Kathleen Newman, Renato Ortiz, Mary Pratt, Nelly Richard, Renato Rosaldo, Beatriz Sarlo, Amalia Signorelli, Saul Sosnoski y George yudice. Contribuyeron a la preparaci6n de este libro las condiciones de investigaci6n y docencia que me brind6 la Universidad Aut6noma Metropolitana de Mexico, especialmente el Departamento de Antropologia, y el dialogo con los compafieros del Program a de Estudios sobre Cultura Urbana, cuyos miembros y publicaciones conjuntas aparecen mas adelante. El apoyo econ6mico de la UAM en el ano sabatico 1996-1997, junto con el proporcionado por el Fideicomiso para la Cultura Mexico-Estados Unidos, facilitaron busquedas de campo y entrevistas, en ese periodo, en estos dos paises. Para avanzar en cuestiones fronterizas, multinacionales y de politica cultural fueron significativos los dialogos COn Rainer Enrique Hamel, Eduardo Niv6n, Ana Rosas Mantec6n, Tomas Ybarra Frausto, Jose Manuel Valenzuela y Pablo Vila. El estudio de las experiencias artisticas de inSITE en la frontera mexicano-estadounidense, que me permitio elaborar buena parte de 10 que expongo sobre imaginarios glob ales, debe mucho a las conversaciones con Carmen Cuenca y Michel Krichman, coordinadores de ese programa. Andre Dorce y Luz Maria Vargas apoyaron con eficiencia la edici6n de este libro. En tramos posteriores de este libro, y en el apendice, analizare otras justificaciones de esta selecci6n de hechos, relatos y metaforas, y apuntare mas reconocimientos personales e institucionales. Se vera, entonces, que no es un dato secundario haber vivido en Mexico los ultimos veintitres afios, como extranjero mas 0 menos mexicanizado, que no deja de ser argentino, y tiene "compatriotas" nacidos en Mexico y en otros paises, cuya cercania impulsa a qui tar a esa palabra las comillas. Seria contradictorio con las tesis y la metodologia de este libro desconocer esta heterogeneidad 0 pretender hablar desde uno solo de estos lugares. Por eso explicitare en varios momentos, usando una expresi6n de Tzvetan Todorov, 10 que yo supongo que significa "este encuentro de culturas en el interior de uno mismo" (Todorov, 1996: 23). Si es complicado situarse en la interacci6n entre diversos patrimonios simb6licos, aun mas arduo sena pretender estudiar estos temas des de un unico observatorio nacional 0 etnico. "Lo que hace que yo sea yo, y no otro --€scribe Amin Maalouf al comienzo de su libro Identidades asesinas-, es ese estar en las lindes de dos paises, de dos 0 tres idiom as, de varias tradiciones culturales" (Maalouf, 1999: 19). Como a el y a otros que comparten esta ubicaci6n intercultural, a mf me han preguntado: "en el fondo, Lque es 10 que te sien-

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te:s?". EI autor libano-frances dice que durante mucho tiempo esa pregunta 10 hacia sonreir. Ahora la considera peligrosa por la suposici6n de que cada persona 0 cada grupo tiene una "verdad profunda", una esencia, determinada desde el nacimiento 0 por una conversi6n religiosa, y que uno podrfa "afirmar esa identidad" como si los compatriotas fueran mas importantes que los conciudadanos (que pueden ser de varios paises), como si las deterrninaciones biol6gicas y las lealtades infantiles prevalecieran sobre las convicciones, preferencias y los gustos que uno fue aprendiendo en varias culturas. QUienes son "personas fronterizas", dice Maalouf, pueden sentirse minoritarias y a menudo marginadas. Pero en un mundo globalizado todos somos rninoritarios, incluso los angloparlantes, al menos cuando se aceptan los rnuchos componentes de la propia identidad e intentamos entendernos sin reduccionismos. Aunque algunos son mas minoritarios qu otros. En fin, se trata de pensar las paradojas de ser a la vez arabe y cristiano, argenmex 0 mexiconorteamericano, brasiguayo (los 500.000 brasi lefios que viven en Paraguay) 0 francoaleman. Y tambien las diferencias entre estas fusiones-desgarramientos. No se arreglan diciendo que dos mas dos es esto 0 10 otro, ni por decisi6n de un tirano ni por heroismo individual. Esas tensiones interculturales son hoy tambil~n uno de los objetos mas fecundos de investigaci6n y una oportunidad para construir sujetos colectivos, politicas abiertas y democraticas. Mexico, D. F, septiembre de 1999

Capitulo 7 CAPITALES DE LA CULTURA Y CIUDADES GLOBALES

LA d6nde pertenezco? La globalizaci6n nos ha conducido a imaginafl de otro modo nuestra ubicaci6n geografica y geocultural. Las ciudades, y sobre todo las megaciudades, son lugares donde esto se vuelve intrigante. o sea, donde se desdibuja y vuelve incierto 10 que antes entendiamos por lugar. No son areas delimitadas y homogeneas, sino espacios de interacci6n en los cuales las identidades y los sentimientos de pertenencia se forman con recursos materiales y simb6licos de origen local, nacional y transnacional. Cuando nos preguntan d6nde habitamos, tam poco es sencillo responder. Los "habitats de significado", como los llama Zygmunt Bauman, son espacios que se extienden y se contraen. Vivimos en "habitats de ofertas difusas y elecciones libres" (Bauman, 1992: 190; Hannerz, 1996: 42-43). A veces, no tan libres, pero condicionados por una varied ad de informaciones y estilos provenientes de muchos sitios de pertenencia que no son este, y que vuelven a este multiple y flexible. Imaginamos nuestros lugares de pertenencia residiendo y viajando, dentro de la ciudad y entre ciudades. La comparaci6n entre ciudades de Europa, Estados Unidos y America Latina es un buen recurso para registrar que la articulaci6n entre las diferencias internas de cad a urbe, y de 10 local, nacional y global en elIas, varia notoriamente. En Estados Vnidos, muchas ciudades se han ido transformando, segun Amalia Signorelli, "en constelaciones de guetos, miserables o de lujo, recfprocamente segregados, y conectados (siempre que 10 esten), pero independientemente unos de otros, a circuitos nacionales de integraci6n politica, econ6mica y cultural", y dirigidos a menudo "por centrales de mando que no tienen necesidad de formar parte de una ciudad". En tanto, los procesos y mecanismos de integraci6n interna de los guetos, "se localizan, se miniaturizan cada vez mas, asumen contenidos a escala interna dentro del gueto, reforzando asi sus caracteristicas de aislamiento y segregaci6n" (Signorelli, 1996b: 54-55). Richard Senett ha mostrado que las segregaciones etnicas y de clases en las ciudades estadounidenses, la necesidad de estar siempre "entre los nuestros", es fuente de suspicacia e intolerancia, hostilidad hacia los forasteros reforzada por una obsesi6n paranoica por el orden (Senett, 1996: 101-109). Zygmunt Bauman comenta que en ciudades 0 barrios tan homogeneos es diffcil "adquirir las cualidades

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de caracter y las destrezas necesarias para afrontar las diferencias entre SE res humanos y las situaciones de incertidumbre", por 10 cualla inclinaci61 predominante "es temer al otro, por la mera razon de que es otro" (Bau man, 1999: 64). En Europa y en las ciudades latinoamericanas formadas a partir de rno delos europeos, sobre todo espanoles y portugueses, las ciudades ha: cumplido funciones modernizadoras e integradoras de los migrantes, tan to extranjeros como de regiones diversas del propio pais. Si bien separan do barrios ricos y pobres, centro y periferia, fomentaron la convivencia in teretnica. Fue un modo desigual pero en general menos segregante dt articular 10 local con 10 que procedia de otras partes de la nacion y de otra: naciones. En las dos ultimas decadas, el crecimiento cuantitativo de migrante! (en Paris y Berlin, Buenos Aires y San Pablo, entre otras ciudades) y el au men to de la inseguridad impulsan a atrincherarse en barrios cerrados ) bajo sistemas deslocalizados de vigilancia, que van asemejando el uso de suelo y la fragmentacion de las interacciones al modelo estadounidense Aun predomina la concepcion urbanfstica integradora, de manera que tan· to para las clases medias como para los sectores populares las gran des ci u· dades son cimbitos disponibles para la interculturalidad, quiza "los unicos espacios donde es posible hacer circular la informacion y comparar las ex· periencias en presencia de una concentracion de personas suficientemente amplia para que constituya un conjunto de relaciones no irrelevantes respecto al sistema social global" (Signorelli, 1996: 55). Las marchas de manifestantes, las protestas obreras y estudiantiles, de mujeres y pobladores, las radios comunitarias y las televisoras transnacionales son acontecimientos urbanos, enunciaciones que surgen de las ciudades y hablan principalmente de 10 que se vive en ellas y entre ellas. Aun en Estados Dnidos son estas acciones urbanas y estas redes de base urbana los movimientos y circuitos donde se supera, aunque sea en forma circunstancial, la segregacion.

EL RENACIMIENTO DE LO URBANO

Quiero trabajar mas especificamente en que sentido las grandes ciudades son espacios para imaginar la globalizacion y articularla con 10 nacional y 10 local. Se ha elaborado esta cuestion, durante los anos noventa, respecto de las megalopolis globales del Primer Mundo. Saskia Sassen, que inici6 esta linea de investigacion con Nueva York, Londres y Tokio; Manuel Castells, Jordi Borja y Peter Hall, que la analizan en ciudades europeas, cambian la perspectiva alarmada sobre la decadencia de 10 urbano que prevalecia en los estudios de los anos ochenta. Contra las imagenes de

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embotellamientos, contaminaci6n, delincuencia y otras cabistrofes, el urbanismo globalizador habla de fuertes avances econ6micos, parcial interrupci6n del declive de poblaci6n y grandes proyectos renovadores. Para argumentar esta tendencia transformadora se menciona tambien el regreso al centro en algunas ciudades. Paolo Perulli cita a Paris y Berlin como ejemplos de revitalizaci6n. La primera, porque recoge hoy los frutos de grandes polfticas constructivas emprendidas en decadas anteriores; Berlin, gracias a los procesos de unificaci6n alemana y europea. Ademas, hay metr6polis regionales que estan asumiendo un nuevo papel en esta direcci6n, especialmente en las areas del arco meridional europeo, Barcelona, Munich, Lyon, Zurich, Milan, Francfort. Se observa un relanzamiento econ6mico y cultural de estas ciudades, aumenta el empleo, no s6lo el terciario sino tambien el industrial, que estaba en declinaci6n, se conectan nuevas redes inmateriales de infraestructura, se promueven monumentales obras publicas. Algo semejante se afirma de Nueva York: la ciudad cuya violencia y degradaci6n habia llevado a un urbanista a definirla como "la estaci6n terminal de la civilizaci6n occidental" (Koolhaas, 1994) vio reducir en los ultimos anos los asesinatos y robos (Lgracias a las camaras de videovigilancia?), emprende construcciones de nuevos centros de arte y negocios, es sede de empresas editoriales poderosas, de 100 peri6dicos, 240 revistas y 160.000 dominios de Internet. LQUe se necesita para ser una ciudad global? Los autores citados senaIan los siguientes requisitos: a) fuerte papel de empresas transnacionales, especialmente de organismos de gesti6n, investigaci6n y consultoria; b) mezcla multicultural de pobladores nacionales y extranjeros; c) prestigio obtenido por la concentraci6n de elites artfsticas y cientificas; d) alto numero de turismo internacional (Borja y Castells, 1997; Hannerz, 1998; Sassen, 1998). Es posible preguntarse cuan real es esta revitalizaci6n de 10 urbano y quienes se benefician desarrollando focos ultramodernizados, que la mayoria ve apenas como espect,lculo. Esta critic a se ha plante ado respecto de varias ciudades citadas. En octubre de 1998 visite la remodelaci6n del coraz6n de Berlin, donde 250.000 personas trabajaban dia y noche erigiendo los edificios disenados por Norman Foster, Renzo Piano, Ming Pei y otros arquitectos celebres. Lo que mas impresionaba era la rapidez con que estaban tapando la enorme cicatriz dejada por el muro que dividia las d os Alemanias en la zona de Postdammer Platz. Habia aun pocos edificios y 10 mas visible era el enorme pozo en obras, al que no se podia entrar. Pero era posible subir al InfoBox, magnifica torre-terraza roja donde pasan videos de c6mo va a quedar la construcci6n. Tambien se encuentra una tienda en la que venden "fotos" simuladas en computadora de los edificios planeados, folletos, objetos decorativos, camisetas, videos, p6sters y tazas con imagenes de 10 que todavia no se construye, hasta un rompecabezas para

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armar los edificios virtuales y un CD Rom interactivo. El visitante puede "participar" en el mayor centro de negocios de Europa y sentirse coparticipe simb6Iicamente, como espectador, de 10 que estan edificando Daimler-Benz, Sony y otras empresas transnacionales. La modernizaci6n globalizadora se ofrece como espectaculo para los que en rigor quedan afuera, y se legitima configurando un nuevo imaginario de integraci6n y memoria con los souvenirs de 10 que todavia no existe. La distancia entre la urbanizaci6n globalizada y la ciudad tradicional, no integrada, es aun mayor en las mega16polis del Tercer Mundo. De hecho, varios especialistas en el tema (Castells, Hannerz, Sassen) distinguen entre ciudades propiamente glob ales y "ciudades emergentes". En la primera serie ponen a Nueva York, Los Angeles, Londres, Paris, Berlin, Francfort, Tokio y Honk Kong como sedes avanzadas de actividades financieras, de seguros, consultoria, publicidad, disefio, relaciones publicas, gesti6n de industrias audiovisuales e informaticas, y, por otra parte, los "centros regionales" emergentes, entre otros, Barcelona, San Pablo, Mexico, Chicago, Taipei y Moscu, donde la formaci6n de nodos de gesti6n de servicios globaIizados coexiste con sectores tradicionales, actividades econ6micas informales 0 marginadas, deficientes servicios urbanos, pobreza, desempleo e inseguridad. \ El segundo grupo de ciudades vive en la tensi6n entre formas extremas de tradici6n y modernizaci6n global. Esa fractura genera oportunidades de integraci6n internacional y a la vez desigualdad, exclusi6n econ6mica y cultural. Estos problemas son particularmente visibles en relaci6n con los j6venes cuando dificultan su incorporaci6n al mercado laboral, ya sea por la desigualdad econ6mica 0 la falta de preparaci6n educativa. La desintegraci6n y la desigualdad, 0 sea la duaIizaci6n entre la ciudad global y la ciudad local marginada e insegura, son el principal obstaculo para que muchas ciudades se reubiquen en esta nueva etapa de su desarrollo. Sefialan Borja y Castells que un alto riesgo de la globalizaci6n es que se haga para una elite: "se vende una parte de la ciudad, se esconde y se abandona al resto" (Borja y Castells, 1997: 185). Varias ciudades de Estados Unidos enfrentaron los problemas de inseguridad y violencia que en aftos pas ados afectaron su imagen a la vez con politicas especificas de reordenamiento intenso (no siempre democratico) y mediante el desarrollo de ofertas artisticas y culturales que configuran espacios urbanos de alto atractivo. En las mega16polis de Asia y America Latina las crisis econ6micas y financieras y el adelgazamiento de los Estados han reducido la posibilidad de mejorar los servicios y la seguridad, movilizar nuevos recursos econ6micos y culturales con vistas a renovar y expandir su vida urbana y su proyecci6n externa. Aumenta el desempleo, especialmente en las nuevas generaciones.

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LA GLOBA LIZACI6N DE LAS CIUDADES EN LA PERIFERIA

As! como el estudio de las ciudades (Berlin, Paris, Viena) contribuy6 a la modernidad, podemos preguntarnos si 10 que hoy se investiga ;obre las transformaciones urbanas sirve para avanzar en algunos problenas de la teoria de la globalizacion. Si acordamos que las megaciudades, ) al menos algunas de ellas, son lugares donde se manifiestan los rnovinientos globalizadores en la industria y las finanzas, los servicios y las conunicaciones, !as transformaciones del espacio publico pueden damos :laves para comprender sus tendencias y su interaccion con la cultura 10:a1. Concentrare el amilisis en los cambios de la simbolica y la visualidaa ubana en algunas ciudades latinoamericanas, en particular la de Mexico. >e trata de en tender que papel desempeiian los imaginarios sobre la glolalizacion junto a los procesos "duros" de interdependencia econornica y )olitica. Al mismo tiempo que esto replantea la conceptualizacion de 10 ;lobal, nos lleva a indagar como se reformula el sentido de 10 urbano y de a ciudadania en las llamadas ciudades globales. Buenos Aires, Lima y Mexico, como otras urbes coloniales, funcionaron omo capitales regionales y articuladoras de los vlnculos con Espana. Esa tlteraccion supranacional persistio despues de los procesos de indepenlencia y durante la formacion como naciones modernas. Las grandes ciulades-puerto fueron desde principios del siglo XX entidades muy abier3.S, donde las tradiciones locales se hibridaban con los repertorios ulturales procedentes de las metropolis con las cuales se comerciaba: con :spaiia, Francia e Inglaterra en las ciudades Atlanticas (Buenos Aires, Ca3.cas, La Habana, Rio de Janeiro, estas dos ultimas en una rica interaccion on Africa), y con Estados Unidos y Asia en las del oceano Pacifico (Lima Panama). Encontramos en esas urbes antecedentes de la globalizacion, ero dentro de restricciones derivadas de la logica colonial 0 imperial que rivilegiaba los vlnculos con una metropoli. Hasta mediados del siglo XX t estructura urbana y el significado de la vida en esas urbes latinoamerimas estuvieron condicionados preferentemente por su papel como cen'0 politico, economico y cultural de cada nacion. En cambio, 10 que conierte ahora a Mexico y San Pablo en ciudades globales no es ser capitales e regiones, 0 sus conexiones con un pais metropolitano, sino el convertir~ en focos decisivos de redes economicas y comunicacionales de escala tundial. Si bien des de la mitad del siglo XIX a 1940 la poblacion de la ciudad de lexico aumento de 185.000 a 3.410.000 habitantes, la estructura urbana lantuvo la traza cuadrangular establecida desde el siglo XVI por los conuistadores espaiioles. La vida de la ciudad se organizaba, hasta hace cinlenta anos, en un territorio claramente delimitado, cuyo nucleo geognifi), politico y cultural se hallaba en el Centro Historico constituido por los

~epensar

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edificios coloniales, los del siglo XIX y algunos sitios arqueo16gicos que evocan el pasado prehispcinico. El Estado fue durante todo este perfodo el principal actor en la sociedad nacional y en la vida urbana. Construy6 una naci6n superando, hasta cierto punto, la divisi6n entre etnias indigenas y la separaci6n entre regiones del pais al integrarlas mediante un sistema de ferrocarriles, un mercado econ6mico nacional, un sistema educativo basado en la castellanizaci6n, y la unidad polftica en un solo partido y una central sindical. Tambien los bienes simb6licos contribuyeron a esta unificaci6n: con las artesanias, las artes plasticas modernas y el cine se form6 un patrimonio cultural que propuso sintesis iconograficas de la naci6n. Ese repertorio de imaginarios circu16 en museos nacionales y ferias internacionales, en el gigantesco muralismo publico y las peliculas que enlazaban la memoria campesina con la nueva educaci6n sentimental urbana. A medida que la poblaci6n se iba concentrando en las ciudades (el10 par ciento de los mexicanos vivia en elIas a principio de siglo, en tanto el 70 par ciento las habitaba siete decadas despues), se aglomeraban, sobre todo en la capital, los centros educativos, los museos, la monumentalizaci6n visual de los sitios arqueo16gicos y los edificios coloniales preservados par el Estado mexicano, con politicas culturales mas consistentes que en cualquier otro pais latinoamericano. lC6mo han cambiado el espacio publico, los modos de reunirse e interactuar de la poblaci6n de la ciudad de Mexico, desde hace medio siglo hasta la actualidad? Cuando en 1950 la capital ocupaba basicamente las Delegaciones que ahora son mas centricas: Benito Juarez, Cuauhtemoc y Coyoacan, la vida era en gran parte barrial, habia tranvias, 22.000 carretas de caballos, 60.000 autom6viles, y unos 1.700 autobuses que trasladaban a un mill6n de pasajeros por dia (Hoy). Cualquier habitante podia llegar al Centro Hist6rico caminando 0 en un viaje de no mas de cinco ki16metros. Una pequena parte de la poblaci6n se informaba por la prensa, algunos mas por la radio, que comenzaba a masificarse, se iba mucho al cine, a los salones de baile y a los parques. No habia televisi6n, ni video. La universidad, las librerias y los teatros estaban en el centro de la urbe.

DE LOS ESPACIOS URBANOS A LOS CIRCUITOS MEDlATICOS

El pasaje de la ciudad de tres millones de habitantes ala mega16polis actual de mas de 18 mill ones fue suscitando otros cambios demogrcificos, socioecon6micos, de la informaci6n y los entretenimientos, que recibieron poca atenci6n de las politicas culturales. En los asentamientos populares del norte y el oriente de la capital el desarrollo industrial no indujo la creaci6n de museos, librerias, ni salas de espectaculos, existen pocos parques y

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llgunos sitios recreativos. S610 la radio y la television, el toreo, y a partir ie 1985 los videoclubes, mas algunas bibliotecas publicas, ofrecieron algo )ara hacer durante el tiempo libre. Es sobre todo en los medios masivos de :omunicacion donde se desenvuelve para la poblacion el espacio publico. lQue fue 10 que se redistribuyo en el espacio urbano en los ultimos reinte arios? Ante todo, las redes comunicacionales (prensa, radio, Tv, vileo, informatica). Tambien las bibliotecas, los centros comerciales -algulOS incluyen ofertas culturales- y tiltimamente las multisalas de cine. Cono en Bogota, Caracas y San Pablo, los circuitos mediaticos adquieren mas )eso que los tradicionales lugares en la transmisi6n de informaciones e maginarios sobre la vida urbana, y en algunos casos ofrecen nuevas molalidades de encuentro y reconocimiento, desde la comunicacion a traves Ie radio y television, en programas "participativos" 0 de telefono abierto, lasta la reunion en centros comerciales que reemplazan parcialmente a los ~spacios anteriores de cita y paseo. Ademas, muchas de estas ofertas culurales tienen la propiedad de vincular a grandes sectores de la poblacion on experiencias macrourbanas y de otros paises. As! cambia tambien el entido de la ciudad como espacio publico. No s610 estos medios favore'e n una interacci6n mas fluida de la capital con la vida nacional, sino con ,ienes y mensajes transnacionales: la megalopolis como lugar en el que se oncentran informaciones y espectaculos internacionales, sucursales de ;randes tiendas extranjeras, centros de gestion de capitales, innovaciones imaginarios globalizados. Sigue habiendo en la ciudad de Mexico acontecimientos culturales y rereativos localizados que atraen a sectores numerosos. Los tres millones de 'eregrinos que Began eI 12 de diciembre a la Villa para celebrar a la Virgen Ie Guadalupe, los dos millones que visitan Iztapalapa en Semana Santa, }S multitudes que se aglomeran en el Zocalo para reuniones politicas y en )S estaclios l?ara espectaculos deportivos Son algunos ejemplos insoslayales. Tambien persisten fiestas patronales, bailes en salones y en calles de olonias populares, asi como otras practicas locales que no se dejan incluir n la industrializaci6n de la cultura. La gran ciudad sigue conteniendo ueblos que preservan habitos residenciales y fiestas de origen rural, y sus .ambres sintetizan el componente hispano y el indigena al vincular un ,:m to cat6lico y un nombre nahuatl, a la vez que sus habitantes se vincuill con la urbe modema en sus lugares de trabajo y consumo; tambien siuen funcionando con un perfil relativamente aut6nomo barrios fundados n los siglos XVII Y XVIII, donde se reproducen practicas y fiestas de aquea epoca que, por supuesto, no son incompatibles con las autovias de tranIto rapido que los atraviesan ni con la presencia de edificios y tecnologia vanzados que transmiten imaginarios posmodernos. Algunos estudios ntropo16gicos recientes, al comparar los modos de residencia y los imagiarios que suscitan zonas divers as de la ciudad, encuentran que, mientras

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los que habitan pueblos y barrios sienten "pertenecer a", los que estan en areas modernas (condominios, fraccionamientos) hablan de "vivir en" (Portal ,1997). La distinci6n es valiosa. Pero hay que reconocer, como 10 analizamos en otro lugar, los nuevos modos de pertenencia que fomentan las form as menos personalizadas de habitar, e incluso, a escala transnacional, los circuitos de consumo (Garda Canclini, 1995). De todas maneras, las actividades continuas y sistematicas de la mayoria, las zonas donde se concentran inversiones mas fuertes y con mayor generaci6n de empleos, asi como los espacios y circuitos en que se desenvuelve con mas dinamismo e influencia la esfera publica, son la prensa, la radio, la televisi6n y los entretenimientos masivos (cines y shoppings) ligados a redes transurbanas y supranacionales. Como en muchas ciudades de America Latina y de otras regiones, en la de Mexico se esta viviendo un proceso de desindustrializaci6n por el cierre de fabricas debido a la competencia transnacional, 0 su transferencia a la periferia y a otras zonas del pais por razones ecol6gicas. Tambien por la recomposici6n econ6mica que concede mayor importancia a actividades terciarias (Niv6n). Hace apenas veinte anos las teorfas de la urbanizaci6n caracterizaban a las ciudades por su diferencia con el campo, y la transferencia de fuerza de trabajo de labores agricolas a las secundarias y terciarias. Ahora, los impulsos mas potentes para el desarrollo proceden, mas que de la industrializaci6n, de procesos informMicos y financieros. Y como estos servicios requieren una infraestructura fisica, aun los productos mas m6viles y desterritorializados se arraigan en ciudades que cuentan con recursoS tecnol6gicos y humanos de alta calificaci6n. La dispersi6n geognifica de las interacciones globales se comb ina con sitios estrategicos, en muchos puntos del planeta, que espacializan las comunicaciones. En una economfa globalizada, las grandes ciudades se vuelven escenarios que conectan entre si a las economias de muchos paises, son centros de servicios mas que de producci6n industrial. En Nueva York y Londres, las industrias manufactureras no emplean mas que un 15 por ciento de la poblaci6n activa, y se preve que a principios del siglo XXI abarcaran entre un 5 y 10 por ciento (Hall). Si hasta hace pocas decadas las imagenes embLematicas de las megal6polis eran las chimeneas y los barrios obreros, hoy son los enormes carteles de publicidad transnacional que saturan hasta la contaminaci6n visual todas las vias rapidas y los monumentos arquitect6nicos posmodernos, esos altos edificios corporativos, de vidrio reflejante, que en la ciudad de Mexico estan cambiando el paisaje en el Paseo de la Reforma, Polanco, Santa Fe y el extremo sur de la ciudad. Hay que destacar el papel cultural que cumplen los macrocentros comerciales en las ciudades grandes y medianas. Ademas de expandir el capi tal inmobiliario y comercial, reestructurar en forma concentrada las in-

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versiones, generar empleos y extinguir otros del comercio minorista, ofrecen espacios para escenificar el consumo donde la monumentalidad arquitectonica se asocia con el paseo y la recreacion. Configuran nuevas signos de distincion y diferenciacion simbolica para las clases altas y medias, aumentan el papel de los productos y marcas transnacionales en la satisfaccion de necesidades. Muchos shoppings incluyen ofertas especificamente culturales, como las multi salas de cine, librerias, tiendas de discos, videojuegos, espectaculos musicales, exposiciones de arte y centros de entretenirniento. Con atractivos disefios, seguridad e higiene, colaboran para que estos espacios trasciendan sus fines comerciales, sirvan para citarse y sociabilizar, especialmente para jovenes. La combinacion de estos ingredientes los vuelve mas seductores que los centros exclusivamente culturales y mas confiables que otros lugares hechos solo para comprar 0 pasear. Una de las claves culturales de su exito es como convergen en ellos diferenciacion simbolica y libertad de comportamientos. Las entrevistas a usuarios muestran que son sitios donde el consumo de ropa y otros objetos genera mas distincion, y donde a la vez el acceso a los entretenimientos y bienes culturales mas "modernos", 0 "globales", con mayor calidad de exhibicion, puede hacerse sin solemnidad, vestido con jeans, mientras se camina y conversa (Ramirez Kuri, 1998). Esta enorme transformacion del uso de espacios urbanos y del Consumo, incluido el cultural, no ha entrado en el debate sobre la ciudad, y menos en las politicas culturales. En Mexico solo el Centro Comercial Cuicuilco fue motivo de polemica porque se considero que su construcci6n, y la de un edificio corporativo asociado, afectarfa el centro ceremonial contiguo del mismo nombre, el mas antiguo del Valle de Mexico (del siglo II antes de Cristo), y agravaria problemas de agua y congestion vial. lEs s610 el conflicto con la ciudad hist6rica y monumental 10 que debe hacer pensar en intereses publicos cuando se expande la mercantilizacion del odo y de la visualidad urbana? Dada la concurrencia masiva a estos centr~s y su apropiad6n privada de recurs os publicos, su instalacion pod ria ser motivo de estudios y analisis desde una perspectiva publica, no solo cuando afectan un sitio arqueologico. Pero es posible pensar -ademas de la funcion regula dora y restrictiva que podria cumplir el Estado- en usos publicos positivos asociadas al centro comercial. Asi como han favorecido derto regreso al cine, el consumo de discos y exposiciones artlsticas, cabe preguntarse si en este contexto podrian impulsar otras actividades culturales, de informacion y participacion vinculadas con la gesti6n publica de la cultura. Es algo que ya amrre en centros comerciales de Barcelona, Berlin, Londres y otras ciudades europeas (Borja y Castells, 1997), donde los inversores en los shoppings deben incluir espacios no lucrativos como centros de convivencia infantil, servicios culturales y sociales.

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En Mexico la ley que regula la televisi6n comercial establece que los canales deben ceder un 12 por ciento del tiempo ala difusi6n de mensajes de interes publico. Por otra parte, en el Distrito Federal la legislaci6n ha fijado Zonas Especiales de Desarrollo Controlado, ya sea por su valor hist6rico 0 para preservar la armonia del crecimiento urbano: quienes deseen hacer un uso mas intensivo del suelo que el autorizado (ocupaci6n del terreno, nivel de construcci6n), deben realizar en el area una aportaci6n de servicio publico para acciones de regeneraci6n 0 mejoramiento urbano. lNo seria posible colo car como condici6n para construir 0 extender los centr~s comerciales que los ernpresarios destinen un espacio para actividades culturales no lucrativas: espectaculos, talleres artisticos, salas de cine administradas por la Cineteca, centros de servicios informaticos con fines sociales? Asi como se regula el imp acto arnbiental de estas grandes construcciones, habria que valorar su imp acto cultural y requerir que las inversiones lucrativas den a sus ganancias un efecto de retorno sobre la vida comunitaria. Quizas esta reconsideraci6n del valor publico de los nuevos espacios de sociabilidad y consumo podria ser motivo de una ampliaci6n de la agenda ciudadana, tal como se esta reelaborando en otras ciudades (Holston y Appadurai, 1996). Si bien el crecimiento de la ciudad de Mexico en el ultimo medio siglo se debi6 a su industrializaci6n y la consiguiente atracci6n de migrantes nacionales, desde la apertura econ6mica del pais al exterior a principios de los aftos ochenta, las zonas mas dinarnicas de desarrollo en la capital Son las vinculadas a la instalaci6n de inversiones transnacionales y la transnacionalizaci6n de empresas mexicanas. El Distrito Federal y su entorno metropolitano se han convertido en uno de los veinte 0 treinta megacentros urbanosdel mundo donde se articulan dispositivos de gesti6n, innovaci6n y cornercializaci6n a escala transnacional. Este cambio es patente, sobre todo, en las 650 hectareas dedicadas en la zona de Santa Fe a los edificios de HeW" lett Packard, Mercedes Benz, Chubb Insurance, Televisa y otras empres as, a centr~s comerciales y zonas residenciales de alto nivel. Tambien en la remodelaci6n arquitect6nica del Paseo de la Reforma, de partes de Polanco, Insurgentes y Periferico Sur, en la proliferaci6n de macrocentros comerciales, nuevos hoteles transnacionales, la modernizaci6n de las telecom unicaciones y su conexi6n satelital, la difusi6n de servicios informMicos, de televisi6n por cable y digital, as! como las multisalas de cine ya mencionadas. Varias de estas actividades introducen cambios directamente ert. la oferta cultural y comunicacional; otras reordenan el sentido de la vida urbana y los modos tradicionales de apropiaci6n del espacio. En ambos casos, el Estado cede su papel de actor protag6nico a empresarios privad os ycorporaciones transnacionales. Para que la globalizaci6n de la vida urbana se afiance y sea mas que sirn ]?les negocios inmobiliarios, financieros y mediaticos, seria necesario

Capitales de ia cuilUra yciudadcs giob~es

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que se replantearan las relaciones de la politica cultural COIt la esfera publica y con la ciudadania. Si las tradiciones artisticas y artesanales, los museos 'I los barrios hist6ricos, llegaran a formar parte de un proyecto de desarrollo urbano (y nacional) junto con los sistemas avanzados de comunicClcion ~ informatica, serian otras las posibilidades de intervenir en los probl~mas ie desintegraci6n y desigualdad. Quiza cambiaria la imagen y la competiividad de la ciudad (y de cad a pais) en el exterior.

MAGINARJOS PROVJNClALES Y GLOBALES

A esta al tura del analisis, la dualizaci6n urbana aparece ligada a l pro)lema de la segregaci6n en los procesos globales. i,En que medida la glo)alizaci6n dinamiza a las megal6polis y en que grado acenttia su descom)osici6n? Si seguimos la informaci6n periodistica sobre grandes ciudades labloarnericanas observamos el crecimiento de las noticias sobre inseguridad . violencia, descomposici6n del tejido social y privatizacion del espacio ,ublico para protegerse. Estudios como los de Miguel Angel Aguilar en .texico y Teresa P. R. de Caldeira en San Pablo muestran como los imagiarios de estas megal6polis se vienen modificando por las nuevas fonnas e segregaci6n y violencia. En las ciudades latinoamericanas la segregaion se organizo, durante el desarrollo modernizador, separando a los gru05 sociales en distintos barrios. Luego, para ordenar la expansion urbana rovocada,por las migraciones y la industrializacion desde mediados del glo, se diviciio a la gente bajo la oposici6n centro / periferia: las clases meias y altas en las zonas centricas mejores equipadas, en tanto los pobres ~ aglomeraban en suburbios desfavorecidos. Si bien este ultimo modelo gue ope rando, dice Teresa P. R. Caldeira, en su estudio sobre San Pablo, vol verse los diferentes grupos demasiado pr6ximos en muchas zonas de ciudad, se elevan muros, portones y puestos de vigilancia, se cierran baios residenciales limitando el acceso a sus calles, se construyen grandes lificios con entradas electr6nicas codificadas. Los ciudadanos adoptan nuevas estrategias de proteccion que modifin el paisaj~ .urbano, los viajes por la ciudad, los hcibitos e imaginarios coiianos. ElJ barrios populares -las favelas brasilefias, las villas miseria de Lenos Air.es y sus equivalentes en Bogota, Lima y Mexico- los vecinos se ganizan ~ara cuidar la seguridad y aun impedir, en ciertos casos, 1a enIda de la policfa. Sectores economicos poderosos establecen conjunt~s ;idenciales y lugares de trabajo cerrados a la circulacion 0 con acceso nIrosamente restringido. Algunos colocan controles igualmente estrictos los centros comerciales y en otros edificios publicos. En los ultimos os, la formacion de barrios cerrados se ha vuelto el principal estimulo

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La globalizaci6n imaginada

para organizarse en sectores altos y medios de grandes ciudades, que nc solian formar parte de movimientos sodales: su particular modo de ejer· cer la ciudadania consiste en aislarse de la conflictividad urbana median· te la privatizaci6n de espados sobrevigilados y la restricd6n de la sociabi· lidad 0 de los encuentros azarosos. Se esta pasando de una visualidad multicultural al repliegue comparti· mentado. De las ciudades a las que los provincianos llegan, como explicar los estudios sobre migraci6n, buscando trabajo y mejores ingresos, confort y anonimato, fascinados por las luces de la ciudad, estamos dirigiendonos a urbes ensombrecidas, reordenadas para ocultarse, para no ver ni ser vistos. Hay un contraste entre el imaginario provinciano, para el cual todavia las mega16polis son horizontes de modernidad y progreso, y, por otra parte, el imaginario internacional, el que circula en la prensa, la televisi6n y algunos estudios especializados, para el cuallas ciudades de Mexico, San Pablo, Bogota y Caracas se asocian a sobrepoblaci6n, congestionamientos, contaminaci6n y violencia. Junto al proceso de deterioro de los espacios publicos, crecimiento descontrol ado y violencia segregante, aparecen en los anos noventa nuevos foeas y modalidades de desarrollo sociocultural. Mientras se agravan la dualizaci6n econ6mica y urbanistica, el desorden del comercio informal y el aumento de crimenes, algunas capitales latinoamericanas eligen por primera vez a sus gobernantes (Buenos Aires, Mexico) y otras encuentran en los perfodos posdictatoriales la escena para ensayar form as mas democraticas de participaci6n y reactivar su desarrollo cultural (Santiago de Chile, Montevideo, Bogota, San Pablo). Cabe destacar algunas experiencias realizadas en Porto Alegre, Brasil, desde principios de esta decada, bajo la ad ministrad6n del Partido de los Trabajadores, para enfrentar el desajuste entre las reivindicaciones sociales acumuladas y la estrechez presupuestaria mediante la participaci6n activa de los ciudadanos de todos los distritos en la fijaci6n de prioridades para el uso de recursos (Jelin, 1998). Otro ejemplo es el de la ciudad de Barcelona, donde la democratizaci6n de la gesti6n municipal esta ligada a proyectos participativos de mejoramiento estetico como recursos para fomentar el uso mas intensive de espacios publicos y contribuir as! a su seguridad (Borja y Castells, 1997). La globalizaci6n econ6mica y comunicacional propicia en las ciudades un desenvolvimiento mas cosmopolita. No ocurre en forma pareja en todas las areas. En el campo academico yen algunos otros de la vida intelectual, las principales urbes latinoamericanas multiplican las visitas internadonales y los flujos de informad6n. Sin embargo, la retracci6n de los Estados y el debil financiamiento privado reducen en algunas ciudades que fueron muy cosmopolitas la difusi6n del arte extranjero, como se comprueba en las empobrecidas exposiciones de artes visuales en Mexico, en el teatro de Montevideo y Bogota. El cine, cuya producci6n decay6 en los

Capitales de la cultura y ciudade! globales

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pocos paises latinoamericanos que tienen en este campo indu stria nacional (Argentina, Brasil, Colombia y Mexico), y que habia perdi
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La globalizaci6n imaginada

America Latina, vuelve necesario pensarlas como capitales culturales latinoamericanas (y no 5610 referentes extranjeros prestigiosos). Tenemos que preguntarnos, al hacer polftica urbana y politica cultural, c6mo pueden contribuir las politicas transurbanas al conocimiento y la comprensi6n intercultural. Varios programas recientes, como las seman as de arte Buenos Aires-Porto Alegre y el Fideicomiso para la Cultura Mexico-Estados Unidos, asi como la declaraci6n de Mexico D. F. "ciudad refugio" para escritores perseguidos son iniciativas que impulsan esta linea de trabajo. Este conjunto de tendencias, que no van en la misma direcci6n y que a veces son alentadas por intereses contradictorios, reconfiguran el paisaje culturallatinoamericano. No es algo que ocurra s6lo en las grandes ciudades, pero estas concentran -una vez mas- muchas innovaciones. Son, por eso, escenarios preferentes para reflexionar sobre el sentido de los cambios y los desaffos que presenta para los gobiernos urbanos, las empresas privadas y las asociaciones independientes el torbellino de la globalizaci6n. Quiero destacar, por ultimo, el papel que desempefian algunas ciudades en la conceptualizaci6n de 10 global y en los imaginarios que susci ta. A diferencia de la literatura de los afios ochenta y principios de los noventa, organizada predominantemente en el eje de oposici6n global/ local, la bibliograffa reciente considera el proceso de globalizaci6n en "una triangulaci6n de Estado nacional, economia global y localidades estrategicas" (Sassen, 1998: 15). A esto se afiade, como cuarto referente, la importancia de regiones transfronterizas donde las tendencias globalizadoras adoptan formatos especfficos, por ejernplo Tijuana-San Diego (Alegria, 1992; Herzog, 1990; Valenzuela, 1999), y, de un modo incipiente, varios puntos de la frontera Argentina-Brasil. De modo analogo a las fronteras, muchas ciudades -entre elias las fronterizas- son escenarios donde 10 global se espacializa, exhibe las tensiones entre globalizaci6n y desglobalizaci6n, adopta form as que difieren de una frontera a otra, de una megaciudad a otra (Vila, 1999). Sefialo, entonces, dos consecuencias. Una es la conclusi6n metodo16gica de que los es tudios macrosociales sobre globalizaci6n, tipicamente los econ6micos y comunicacionales, necesitan contrastar sus descubrimientos con los lugares -ci udades y fronteras- donde 10 global interacrua y es remodelado por la historia local. La segunda inferencia es politica: las acciones culturales que los Estados puedan desarrollar en medio de la globalizaci6n no se agotan en las industrias culturales y los organismos internacionales; pueden lograr resultados especfficos en las ciudades y las fronteras estrategicas donde las naciones interactlian con 10 global.

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