Juegos Reducidos En El Entrenamiento

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Los juegos reducidos y el proceso de intervención en el entrenamiento en fútbol. David Casamichana Gómez, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Julen Castellano Paulis, Profesor en la Universidad del País Vasco. Índice 1. Introducción 2. Idoneidad de los JR respecto a los partidos de competición 3. Cómo cuantificar los JR 3.1. Monitorización de carga externa en los JR 3.2. Monitorización de carga interna en los JR 3.3. Monitorización de la percepción del esfuerzo en los JR 3.4. Evaluación de las conductas motrices de los jugadores 4. Los JR dentro de los actuales modelos de planificación en fútbol 5. Modificación de variables para el diseño de los JR 5.1. Modificaciones en el espacio 5.2. Modificación de la relación entre los participantes 5.3. Modificaciones del tiempo (duración de la tarea) 5.4. Modificación de la relación con el balón 6. Los JR y los efectos esperados 6.1. Los JR y los efectos en la demanda: la resistencia 6.2. Los JR y los efectos en la competencia sociomotriz 7. Los JR para programar la intervención 7.1. Variabilidad interindividual 7.2. Reproducibilidad de las situaciones de JR 8. Reflexiones finales 9. Referencias

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Resumen El propósito de este trabajo ha sido reflexionar en torno a un tipo de tareas de entrenamiento en fútbol como son los juegos reducidos. Se ha pretendido llevar a cabo una reflexión entorno a distintos aspectos cuando se aplican en la intervención del entrenamiento los juegos reducidos. Hemos comenzado preguntándonos acerca de la idoneidad de los juegos reducidos con relación a los partidos de competición; las posibles formas de cuantificarlos (valorando la respuesta física, fisiológica, la percepción del esfuerzo y la evaluación de conductas motrices durante la realización de diferentes tareas de entrenamiento en fútbol); el papel protagonista que este tipo de tareas tienen en los actuales modelos de planificación en fútbol; propuestas para llevar a cabo el diseño de tareas a partir de la modificación de los parámetros que definen la lógica interna de este deporte; y los efectos esperados por la intervención, dedicándole especial atención a un parámetro muy recurrente en la literatura científica como son los efectos físicos o fisiológicos esperados y otro al que consideramos prioritario tratándose de una actividad donde la toma de decisiones prevalece a los demás elementos, es decir, la competencia motriz. Por último, hemos aportado información respecto a algunas variables de incidencia que deberíamos considerar cuando planteamos intervenir a partir de este tipo de trabajos como son la variabilidad individual y la reproducibilidad de las mismas.

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flexibles y siempre adaptables a la competencia motriz de los jugadores, con lo que se b) potencia la 1. Introducción al término juego reducido creatividad del jugador, contribuyendo a la toma de decisiones del individuo ad hoc, en el mismo contexLos juegos reducidos (JR) son situaciones moto de juego en el que luego se le pide que actúe: el trices (Parlebas, 2001) lúdico-deportivas en las que duelo colectivo de intermotricidad simultánea y espase incluyen todos los factores que intervienen en el cio común (Parlebás, 2001). juego ‘real’ (Wein, 1995) de una manera simplificada. Durante estos juegos los jugadores experimentan situaciones que se van a encontrar durante la competición (Owen, Twist, & Ford, 2004) o muy próximas a ellas, por lo que contienen elementos transferibles idénticos o muy parecidos a los de competición, ya que partimos de la base de que la semejanza de rasgos de la lógica interna debería favorecer las transferencias del aprendizaje (Parlebás, 2001; Parlebas et Dugas, 1998). Además, son tareas que pueden adaptarse al grado de dificultad apropiado a las posibilidades del jugador, al cual se le pide la solución de los problemas inherentes en el juego (Wein, 1995). Habitualmente los espacios donde se proponen son reducidos y/o el número de jugadores es inferior respecto a los marcados por reglamento para el fútbol11. Para referirse a este término habitualmente en la literatura científica internacional se utiliza el concepto de small-sided games. Estas tareas son habitualmente usadas por los entrenadores para desarrollar las habilidades técnico-tácticas (Jones, & Drust, 2007; Reilly, 2005), también para incrementar los niveles de resistencia en jugadores de fútbol (Hill-Haas, Dawson, Coutts, & Rowsell, 2009; Impellizzeri, Marcora, Castagna, Reilly, Sassi, & Iaia, 2006) y con objetivos tácticos, estratégicos o psicológicos (situaciones simuladoras preferenciales o la interacción de todas ellas). Esto es una ventaja especialmente para los futbolistas jóvenes ya que la mejora de habilidades específicas está íntimamente relacionada con la frecuencia de práctica (Impellizzeri, et al., 2006) y un incremento del tiempo de entrenamiento utilizado en situaciones de fútbol es útil para los equipos de elite y amateurs (Little, & Williams, 2006), ya que como dice Weineck (1994), cuanto menos tiempo se tenga para entrenar, este tipo de tareas son más adecuadas. Todos estos hallazgos sugieren que el entrenamiento basado en los JR ofrece un seguro, efectivo y específico método de entrenamiento para los jugadores de fútbol (Gabbett, & Mulvey, 2008) y son pertinentes (Rodríguez, 2007; Wein, 1995) por multitud de factores entre los que destacamos: a) la fácil configuración de multitud de juegos reducidos utilizando reglas simplificadas,

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En otros deportes colectivos como el voleibol (Gabbet, 2008) se encuentran distribuciones del tiempo en cada zona de intensidad similares entre los partidos de competición y los JR, presentándose dichas La especificidad es un principio del entrenamiento tareas como estímulos específicos por simular las que es fundamental para asegurar una adaptación demandas fisiológicas de la competición, mientras óptima y mejorar el rendimiento (Reilly, Morris, & que Dawson, Hopkinson, Appleby, Stewart, & RoWhyte, 2009). berts (2004) encuentran, comparando los patrones de actividad física, que la mayoría de las demandas A pesar de que este principio se ha asumido con son replicadas en las tareas de entrenamiento, sin un estatus de axioma como el principio fundamental embargo, el tiempo entre carreras de alta intensidad del entrenamiento, muy poca información ha sido dees más largo durante las situaciones de entrenamiensarrollada en los deportes de equipo a pesar de su to, alterando tal y como fue señalado anteriormente gran popularidad (Reilly et al., 2009). en mujeres futbolistas (Gabbet, & Mulvey, 2008) las demandas repetidas de sprints. Conocer las demandas que suponen a los futbolistas los JR y los partidos de competición nos indicaEn base a estos trabajos podemos intuir una de ría sí de verdad estas situaciones de entrenamiento las limitaciones desde el punto de vista condicional reproducen lo que sucede en competición. Sin emde la aplicación de los JR, como es la insuficiente esbargo, ningún trabajo ha evaluado si las demandas timulación de actividad a alta intensidad, y el bajo núfísicas del juego son replicadas adecuadamente en mero de sprints repetidos, con tiempos de trabajo y el entrenamiento en futbolistas varones de élite (Cardescano alejados a lo que sucede en la competición. ling, Bloomfield, Nelson, & Reilly, 2008). A tal efecto, Sin embargo y como veremos posteriormente, son únicamente un trabajo se ha encontrado, que compamultitud de variables las que pueden ser modificadas re estas situaciones de JR con la competición, en mudentro de los denominados JR, por lo que entendejeres futbolistas, atendiendo a patrones de actividad mos se requiere un mayor conocimiento en cuanto físicos y técnicos (Gabbet, & Mulvey, 2008), conclua la especificidad de dichas tareas con respecto a yendo que los JR simulan la mayoría de actividades la competición, ya que alterando unas determinadas de competición, pero que no reproducen las situavariables u otras, intuimos que podremos hacer más ciones de alta intensidad de carrera y las demandas o menos específica la situación de juego reducido (lo de sprints repetidos de algunos tipos de competición. intuimos porque no hemos encontrado ningún trabajo Los autores basándose en estos hallazgos sugieren que compare diferentes situaciones de juego reduque los JR deberían ser suplementados con entrenacido con la especificidad de la competición, determiento específico que simule la alta intensidad de caminando unas situaciones como más específicas y rrera y la demanda de sprints repetidos. Este mismo otras como menos específicas, entendiendo la espetrabajo también estudió diferentes acciones técnicas cíficidad siempre desde el punto de vista condicional, realizadas durante JR de entrenamiento y durante fisiológico, perceptivo y técnico, ya que son las únipartidos de competición, sin encontrar diferencias cas variables estudiadas a tal efecto). significativas entre ambas situaciones. 2. Idoneidad de los JR respecto a los partidos de competición

La comparativa de la respuesta fisiológica entre ambas situaciones (JR y partidos de competición) también se ha estudiado, concluyendo que la intensidad de los JR no presenta diferencias significativas con la de competición oficial, siendo superior en ambos casos a la respuesta fisiológica obtenida en partidos amistosos (Fontes, Mortimer, Condessa, García, Szmuchrowski, & García, 2007), y superior a los ejercicios de técnica (Rodrigues et al., 2007).

Debemos tener en cuenta que la búsqueda de la total especificidad de la competición en el entrenamiento no debe de ser absoluta, ya que en ocasiones debemos exagerar las demandas de la competición para mejorar el rendimiento (Reilly et al., 2009).

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3. Cómo cuantificar los JR La carga de entrenamiento alude al estrés o estímulo al que se somete al deportista durante un proceso de entrenamiento. Verjoshansky (1990) la define como “el trabajo muscular que implica en sí mismo el potencial de entrenamiento derivado del estado del deportista, que produce un efecto de entrenamiento que lleva a un proceso de adaptación”. Matveiev (1972) distingue entre criterios internos y externos para evaluar y describir la carga. Los criterios externos son enunciados relativos a la naturaleza del ejercicio (estímulo que realiza el deportista), mientras que los internos conciernen a la respuesta fisiológica del organismo (lo que el estímulo le supone al deportista). A estos criterios deberíamos añadir la carga perceptiva, que atiende a la percepción subjetiva de este estímulo por parte del deportista (la percepción que cada deportista hace del esfuerzo realizado en el entrenamiento). La monitorización de este tipo de actividades (JR) dónde se incorporan las diferentes estructuras del ser humano, ha sido la mayor limitación de esta aproximación holística al entrenamiento y se ha realizado de manera subjetiva en el pasado (Flanagan, & Merrick, 2002); aunque hace ya más de una década que se comenzó a proponer la forma de cuantificar la carga interna y externa de las formas jugadas en fútbol (Godik, & Popov, 1993). Años después la relativización de la frecuencia cardiaca para la valoración de las formas jugadas permitió realizar comparaciones (Flanagan, & Merrick, 2002; Valencia y Rodríguez, 2003). Más recientemente y sobre todo por el avance y la disponibilidad de diferentes recursos tecnológicos, la valoración, el control y el seguimiento de los JR resulta más accesible, fiable y preciso (Castagna, Belardinelli, Impellizzeri, Abt, Coutts, & D’Ottavi, 2007; Gabbet, & Mulvey, 2008; Majgaard, Bredsgaard, Krustrup, & Bangsbo, 2009; Reilly, 2005; Reilly, & White, 2004; Sassi, et al., 2004). La carga de entrenamiento en este tipo de tareas ha sido monitorizada tanto en sus criterios externos, como internos, perceptivos y motrices. A continuación pasamos a detallar la forma concreta de monitorizar cada aspecto.

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3.1. Monitorización de carga externa en los JR Los criterios externos de la carga de entrenamiento atienden al estímulo que realiza el deportista, y para su control, diversas técnicas e instrumentos han sido utilizados en este tipo de tareas con diversos coeficientes de fiabilidad. Los estudios que pretenden medir la carga externa se pueden clasificar en función de la precisión de los sistemas utilizados (García-López y Rubio, 2005) pudiendo hablar de a) Sistemas de baja precisión, cuando estimamos la distancia utilizando planillas de observación, grabaciones magnetofónicas, etc… o b) Sistemas de alta precisión, que miden la distancia recorrida por los deportistas utilizando fotogrametría o dispositivos GPS o GPS diferencial. Sin la intención de ser exhaustivos podemos resumir las técnicas e instrumentos y sus categorías elegidas en la siguiente tabla:

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Debido al gran desarrollo experimentado en los últimos años merecen especial atención los dispositivos GPS (Pino, Padilla, Pérez, Moreno y De la Cruz, 2008). Subrayamos su gran aplicabilidad debido a sus características como ligeros, pequeños, no muy caros, disminución de tiempo de registro de datos por realizar análisis automático y facilidad de análisis (Edgecomb, & Norton, 2006; MacLeod, Morris, Nevill, & Sunderland, 2009). Las medidas de velocidad lineal y distancia han sido comparadas con células fotoeléctricas obteniendo valores de velocidad y distancia a bajas velocidades y unos errores moderados a velocidades altas (Portas, Rush, Barnes, & Batterham, 2007), presentándose como un instrumento válido y fiable para determinar la velocidad máxima de carrera sobre 15 y 30 m (Barbero-Álvarez, Coutts, Granda, Barbero-Álvarez, & Castagna, 2009) y una alternativa práctica para evaluar la capacidad de realizar sprints repetidos (RSA) (Barbero-Álvarez, et al. 2009). Existen varios trabajos que evalúan estos dispositivos en tareas de deportes colectivos con una aceptable precisión y fiabilidad (MacLeod, et al. 2009) para la mayoría de medidas relevantes en los deportes de equipo con demandas cortas y sprints intermitentes no lineales, aunque según Coutts, & Duffield (2008) puede representar un pobre nivel de fiabilidad para las actividades de alta intensidad (CV = 11.2 % para carreras de alta intensidad, de más de 14.4 km•h-1, y del 15.4 % para carreras de muy alta intensidad ), explicado por su baja frecuencia de muestreo, de únicamente 1 Hz (Coutts, & Duffield, 2008). Comparando estos dispositivos con los sistemas de análisis con tableta digitalizadora, Edgecomb y Norton (2006) encontraron que las distancias obtenidas en ambos sistemas eran ligeramente sobreestimadas, con altos coeficientes de fiabilidad para ambos sistemas y altas correlaciones para la distancia obtenida entre ambos sistemas.



Figura I. Dispositivo portátil GPSports SPI-elite

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Otras limitaciones reportadas con respecto a los sistemas de análisis de distancias basados en vídeo, son las de no registrar actividades como entradas, ni la direccionalidad de los movimientos, como carrera hacia atrás o carrera lateral (Macleod, et al.2009) y la necesidad de implementar al jugador con el dispositivo (Edgecomb, & Norton, 2009). Para realizar la comparación entre diferentes trabajos debemos de tener presente los hallazgos reportados por Coutts y Duffield (2008), ya que encuentran diferencias significativas entre cada modelo de dispositivo, debido a los algoritmos asociados a cada modelo (Macleod, et al., 2009).

Figura II. Gráfica de registro de velocidades de 3 juegos reducidos jugados en diferente Espacio Individual de Interacción.

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3.2. Monitorización de carga interna en los JR La carga interna atiende a los efectos que la aplicación de un estímulo tiene en el organismo. Este tipo de carga ha sido cuantificada en estos estudios mediante la utilización del registro fisiológico a través de la medición de la frecuencia cardiaca en la mayoría de los trabajos (Enileser, 2005; Martínez Garcia, 2004; Impellizzeri et al., 2006), ya que se trata de una medida fácil de monitorizar, relativamente barata y que puede ser utilizada en la mayoría de situaciones (Achten, & Jeukendrup, 2003) y algunos trabajos complementan dicha medición con la medida de concentración de lactato en sangre (Enileser, 2005; Rampinini, et al., 2007; Tessitore et al., 2006).

La frecuencia cardiaca es una herramienta fiable y válida para describir la intensidad del ejercicio basándose en la relación lineal existente entre la Fc y el Vo2max a carga constante (Astrand y Rodhal, 1992) y validada dicha relación con futbolistas, mostrándose favorables los autores a la utilización de esta medida como indicador de la intensidad del esfuerzo durante la práctica del fútbol (Bangsbo, 1994; Hoff et al., 2002). 101

A pesar de utilizar la misma técnica de recogida de datos en la mayoría de los casos, los datos analizados en muchos trabajos son diferentes, lo que dificulta su comparación, ya que varios indicadores han sido utilizados como la FC, el porcentaje de la frecuencia cardiaca máxima ( %Fcmáx), o el porcentaje de la frecuencia cardiaca de reserva tal y como sugiere Karvonen (Rodríguez-Marroyo, Ribas, Pernía, Vaquera, & Villa, 2007). Con respecto a las categorías establecidas de % de Fcmáx podemos establecer:

La concentración de lactato en sangre también es utilizada para cuantificar la carga interna de los JR. Aunque la concentración de lactato en sangre es un pobre indicador del lactato muscular durante partidos de competición, ha sido sugerido como valor que representa globalmente la acumulación de lactato producido durante ejercicios específicos de fútbol (Krunstrup, Mohr, Steensberg, Bencke, Kjaer, & Bangsbo, 2006). A pesar de esta última afirmación, esta técnica de monitorización del entrenamiento presenta grandes limitaciones como veremos en el apartado de variabilidad y reproducibilidad de las situaciones de JR, por lo que su aplicación en este tipo de tareas siempre debe de ser desde el punto de vista complementario, ya que se presenta como un pobre indicador de la carga interna de este tipo de tareas (Hill-Haas, Coutts et al., 2008; Impellizzeri, et al., 2007). 102

3.3. Monitorización de la percepción del esfuerzo en los JR La carga perceptiva es definida como la percepción del esfuerzo que tiene el individuo del estímulo de entrenamiento que está realizando. Se trata de otra variable de control muy utilizada para monitorizar la carga en este tipo de trabajos, utilizando la escala subjetiva de percepción del esfuerzo, tanto la de 10 unidades, modificada por Foster (1998), como la de 20 unidades de Borg. La escala de 10 puntos (CR-10) ha sido validada como un método efectivo para cuantificar la intensidad del entrenamiento durante sesiones completas de entrenamiento, en base a las correlaciones obtenidas entre la Fc y la RPE (Impellizzeri, Rampinini, Coutts, Sassi, & Marcora, 2004) y ésta es su aplicación más conocida y extendida. Sin embargo, recientemente, la escala de 10 unidades ha sido correlacionada con las medidas de frecuencia cardiaca y de lactato obtenidas durante la práctica de diferentes JR, presentándose como un instrumento útil para cuantificar la carga de entrenamiento en tareas intermitentes de JR (Coutts, Rampinini, Marcora, Castagna, & Impellizzeri, 2009). Como veremos posteriormente, se trata de una de las medidas con menor variabilidad y mayor reproducibilidad entre situaciones de juego reducido (Hill-Haas, Coutts et al., 2008; Little, & Williams, 2006; Little,

Figura IV. Prueba de medición de lactato sanguíneo (tomado de www.barcelona.cat) & Williams, 2007; Impellizzeri et al., 2007), por lo que se propone como uno de los elementos primarios de monitorización.

Figura V. Escala modificada de Percepción Subjetiva del Esfuerzo (RPE) utilizada para que los atletas valoren su percepción de la intensidad en cada sesión de entrenamiento (Foster, 1998, tomada de Barbero, Coutts, & Andrin, 2007)

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3.4. Evaluación de las conductas motrices de los jugadores La evaluación de las conductas motrices requiere la utilización de la observación, como método y no sólo como técnica (Sacket, 1978; Suen, & Ary, 1989; Anguera, 1990; Riba, 2001; Bakeman, & Gottman, 1997), de manera rigurosa, para poder conocer y valorar desde el marco científico la actuación motriz del individuo, el equipo o la interacción (Castellano, 2000; Perea, 2008), dentro de su contexto natural de actuación, mediante instrumentos de observación elaborados habitualmente ad hoc. Este registro de conductas motrices se ha realizado en situaciones de competición sin haberse extendido su uso a situaciones de entrenamiento, desconociendo de una manera científica, en la mayoría de los casos, los efectos obtenidos en los jugadores a partir de las situaciones de entrenamiento planteadas (Parlebas et Dugas, 1998). Nos parece importante distinguir, para facilitar la comprensión de este apartado, dos aspectos que habitualmente se mezclan y que se ubican en las primeras fases de cualquier investigación en este campo: herramienta de observación y herramienta de registro. La primera de ellas, herramienta de observación hace referencia a la ‘lente observacional’, donde el investigador estable lo que quiere observar, es decir, el conjunto de conductas perceptibles que le interesan. La segunda, la herramienta de registro, tiene que ver con la técnica empleada (soporte informático en la mayoría de los casos) para la anotación de las conductas. Para describir las conductas motrices de los jugadores debemos diseñar un instrumento ad hoc (es lo recomendable) donde se recojan las conductas pertinentes de la situación motriz a explorar, y preferiblemente, aportando información sobre el contexto de juego (Castellano, 2000). En la tabla III vienen recogidas algunas de las conductas que los diferentes estudios han utilizado para llevar a cabo el estudio de las respuestas motrices dadas por los jugadores en las tareas de entrenamiento.

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Por otro lado, para realizar este registro de conductas nos podemos ayudar de diversos programas informáticos para la codificación, registro y, en algunos casos incluso, el análisis estadístico. Debido a la gran cantidad de softwares disponibles, nos hemos centrado en aquellos diseñados específicamente para registrar conductas deportivas (Castellano y Perea, 2008), como: Nac Sport, Match Análisis, Interplay Sport, Sports vides Editor, o el Match Vision Studio Premium (Castellano, Perea, Alday y Hernández Mendo, 2008), Este último se trata de un software totalmente configurable, en el que podemos observar, codificar, registrar y analizar cualquier situación que se da en un contexto natural. Podemos resumir las características principales de este software en las siguientes: a) muy fácil manejo; b) posibilidad de configurar herramientas de observación propias, ad hoc; c) introducción automática del tiempo en el que ocurre la acción; d) el formato vídeo y los registros codificados tienen una relación directa; f) ahorro de tiempo al realizar la observación, debido al uso exclusivo del ratón; g) favorece la calidad del dato; h) posibilidad de realizar ciertos análisis de los datos codificados al instante; y, i) los archivos de datos (con un mínimo tratamiento) pueden ser exportados a los programas más habituales de análisis estadísticos. La Metodología Observacional requiere de una serie de pasos estandarizados al igual que cualquier método científico, con sus propias particularidades, entre las que destacamos el análisis de la calidad del dato (nos referimos a la concordancia entre observadores), pocas veces mencionado de manera explícita en los estudios que se realizan. Con ella se debe evaluar la fiabilidad de los registros intraobservadores (comparando los registros de un único observador o de un grupo de observadores en dos momentos diferentes) e interobservadores (comparando los registros de dos observadores o de dos grupos de observadores en un mismo momento). Este control de calidad del dato es lo que tradicionalmente se ha denominado fiabilidad del registro observacional. Este primer filtro debe ser realizado obligatoriamente para que podamos seguir con las fases sucesivas de codificación, registro, análisis e interpretación de los datos. La rigurosidad y los estadísticos adecuados utilizados en esta fase de la calidad del dato nos permiten separar claramente aquellos trabajos que se ajustan al mundo científico del de ‘opinión’.

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Figura VI. Imagen del interface del software Match Vision Studio Premium (Castellano, Perea, & Alday, 2008). En el lado derecho aparece la herramienta de observación elaborada ad hoc, y en el lado izquierdo el vídeo a analizar. 4. Los JR dentro de los actuales modelos de planificación en fútbol Nos vamos a centrar en dos modelos de planificación utilizados en deportes colectivos en general y en fútbol en particular, que entendemos se acercan al entrenamiento de nuestra modalidad, obviando los modelos de planificación tradicionales sustentados en teorías conductistas, con el objetivo únicamente de describir el lugar que ocupan los JR en estos dos modelos de planificación: a) el modelo cognitivista-estructuralista de Seirul-lo (2003) y b) la periodización táctica de Frade. El modelo cognitivista-estructuralista de Seirul-lo (2003) entiende al ser humano como una estructura abierta, compuesta por un conjunto de subestructuras con sus propiedades y atributos, que se relacionan con el medio exterior para formar un todo único (Solé, 2006). Por tanto, el ser humano es una estructura hipercompleja, formada por diferentes subestructuras como son la condicional, cognitiva, socio-afectiva, emotivo-volitiva, creativo-expresiva y mental (Seirul-lo, 2003). En el entrenamiento este tipo de modalidades deben predominar las tareas donde estas estructuras se presenten de manera integrada (Solé, 2006), y es aquí donde se encuentran los JR, como situaciones de entrenamiento de máxima especificidad (tareas de carácter competitivo) que integran todas las estructuras mencionadas anteriormente. 106

La periodización táctica se basa en una concepción del juego como entereza inquebrantable, comprendiendo la globalidad de los factores y momentos que forman el fútbol, y no separándolos a la hora de ser trabajados. Hace hincapié en el aspecto organizacional del equipo, en trabajar el modelo de juego que el entrenador pretende alcanzar. Por tanto el modelo de juego es la guía de todo el proceso de entrenamiento, proceso que respetará la naturaleza inquebrantable del juego, consiguiendo un reducir sin empobrecer, que nos permitirá desarrollar el modelo. La forma de operativizar este modelo de juego es a través de JR, ejercicios con menor número de jugadores y en espacios más reducidos, simplificando la complejidad del juego sin ser separado del todo (Tamarit, 2007). Por tanto el modelo de juego se basa en principios y subprincipios de juego, los cuales son trabajados a través de JR específicos, es decir, que integran principios y/o subprincipios específicos del jugar del equipo (en un primer momento) para reducir la complejidad. Como hemos podido observar ambos modelos de entrenamiento se integran dentro de un mismo paradigma, que entiende el entrenamiento desde la sistémica, atendiendo tanto a las partes como a su interacción, dónde los JR tienen un papel preferente en ambos modelos de planificación, y por lo tanto, es necesario un mayor conocimiento sobre este tipo de tareas. 5. Modificación de variables para el diseño de los JR Son muchas las variables que pueden ser modificadas de la acción de juego del fútbol (Bayer, 1986; Cárdenas y López, 2000; Castellano, 2005; Cimarro y Pino, 1997; Grèhaigne, 1992; Hernández Moreno, 1994; Méndez, 1999; Rodríguez, 2007; Vázquez, 1982) respetando las características principales que definen la lógica interna del mismo (Parlebás, 2001). Dentro de la literatura científica los estudios modifican habitualmente diferentes variables con la intención de cuantificar los efectos en la demanda energética (fundamentalmente) de los jugadores, sin poder atribuírsele o ponderar la influencia en la respuesta de cada una de ellas (Aroso, Rebelo, & Gomes-Pereira, 2004; Jones, & Drust, 2007; Rampinini, et al.2007; Williams, & Owen, 2007). En las siguientes líneas trataremos algunas de las que en mayor número de ocasiones han sido estudiadas, y los principales efectos que surgen tras su modificación. Por mantener una estructura lógica las distribuiremos en cuatro grandes bloques, que harán referencia a las modificaciones de aspectos que tienen que ver con los parámetros o variables como el espacio, la interacción, el tiempo y la relación con el balón.

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5.1. Modificaciones en el espacio Un aspecto clave a considerar cuando diseñemos las tareas de entrenamiento la encontramos en la elección de las dimensiones del terreno de juego. Parece que los estudios todavía no son concluyentes con respecto a los efectos que tiene la variación en el espacio de juego por jugador, ya que mientras unos trabajos encuentran que los JR jugados en campos más grandes son más intensos que cuando se juegan en campos pequeños (Owen, et al., 2004; Rampinini, et al., 2007), o todo lo contrario, más pequeño más fatiga (Tessitore, Meeusen, Piacentini, Demarie, & Capranica, 2006), otros autores no encuentran diferencias significativas en la intensidad de la tarea cuando se varía la dimensión del espacio de juego (Kelly, & Drust, 2008). Necesitamos más estudios al respecto para decantarnos por una u otra afirmación, si bien es verdad que un estudio reciente (Casamichana y Castellano, 2009) que hemos llevado a cabo, nos hace decantarnos por la primera de las afirmaciones, cuanto mayor es el espacio, mayor es la intensidad de la tarea o JR.

Figura VII .Tomado de Casamichana y Castellano, 2009. Respuesta física de los juegos reducidos con los valores de la media ±DS y el intervalo de confianza (IC-95 %) Nota: test pos-hoc de Bonferroni, aJRG > JRM; bJRG > JRP; cJRM > JRP, en todos los casos para p<0.05.

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La orientación del espacio es un aspecto clave también para el diseño de las formas jugadas. A pesar de que el espacio polarizado es uno de los principales rasgos definitorios de la lógica interna del fútbol (Parlebás, 2001), parece que no siempre es tenido en cuenta por los entrenadores cuando planifican los entrenamientos, y como veremos a continuación, puede provocar importantes efectos en los jugadores. Mayo y Navarro (2008) compararon dos situaciones de entrenamiento, una con el espacio orientado y otra con espacio no orientado (Castellano, 2005), encontrando que cuando se introducen porteros (espacio polarizado) la carga fisiológica es menor (menor Fc media y menor tiempo a zonas de alta intensidad) y la carga física también fue menor (menor distancia recorrida y menor porcentaje de tiempo en las zonas de alta velocidad).

Figura VII. Tomada de Mayo, & Navarro (2008, p. 167)

Otros trabajos (Sassi, Reilly, & Impellizzeri, 2004) también en tareas de 3:3 y 4:4 estiman un decremento de la exigencia física y fisiológica de los jugadores cuando el espacio está orientado. Los autores lo justifican en la organización defensiva realizada para proteger la portería, una zona concreta. Al contrario, otros estudios detallan que la presencia de porteros (con la que orientamos el juego) en las formas jugadas, inducen a un incremento de la exigencia fisiológica en las situaciones de 8:8 que estudian; justifican este hecho porque consideran que la motivación de los jugadores se ve también incrementada (Dellal et al., 2008). En cualquier caso parece que al no considerarse el tiempo de juego efectivo (Mayo, & Navarro, 2008), al estudio de esta variable (la inclusión o no de los porteros) habrá que seguir dedicándole más tiempo. 109

5.2. Modificación de la relación entre los participantes La influencia del número de jugadores (simetrías cuantitativas) ha sido estudiada en numerosos trabajos (Allen, Butterly, Welsch, & Wood, 1998; Aroso, Rebelo, & Gomes-Pereira, 2008; Jones, & Drust, 2007; Reilly, & Gilbourne, 2003), aunque únicamente los estudios presentados por Hill-Haas y sus colaboradores (2008a, 2008b y 2009) y Urquiza (2008) han aislado la variable número de jugadores manteniendo constante el espacio individual de interacción (EII) definida por Parlebás (2001) como el valor teórico de la superficie del terreno que ‘corresponde’ a cada jugador (área del terreno de juego dividido por el n.º de jugadores que participan). Hill–Haas et al. (2008a, 2008b y 2009) estudiaron la respuesta física, fisiológica y la respuesta perceptiva del esfuerzo de los jugadores, concluyendo que al disminuir el número de jugadores participantes manteniendo constante el EII la carga se ve aumentada. Urquiza (2008) encuentra un aumento de la intensidad en los delanteros reduciendo el número de jugadores, sin presentarse dicho aumento en los jugadores defensores. Estos datos de aumento de intensidad al disminuir el número de jugadores son ratificados también en otros trabajos (Little, & Williams, 2007; Williams, & Owen, 2007) Por otro lado, las disimetrías cualitativas, es decir, la presencia de comodines exteriores, también ha sido estudiada, encontrando Mayo, & Navarro (2008) que la presencia de comodines exteriores (en una tarea con espacio no orientado de 3:3) no altera ni la intensidad fisiológica ni la intensidad física de la tarea. En otros casos (Rodríguez y Valencia 2003), por ejemplo, cuando mantienen la posesión dos equipos contra uno, parece disminuir la exigencia física de los jugadores en el conjunto de la tarea y para la media de los jugadores.

de Santos, Los Arcos, Blanco Villaseñor y Sánchez, 2006; Sampaio, García, Macas, Ibáñez, Abrantes, & Caixinha, 2007) han encontrado que la defensa hombre a hombre influye en la intensidad la tarea, la aumenta, tanto en el apartado fisiológico para el primero de los trabajos como en el de la percepción del esfuerzo para el segundo, en comparación con las tareas que se desarrollan sin consignas en el tipo de marcaje. 5.3. Modificaciones del tiempo (duración de la tarea) La duración propuesta por los entrenadores para que los jugadores desarrollen una práctica en los JR parece que puede jugar un papel importante. Se ha estudiado el efecto de realizar las tareas de JR de manera continua y fraccionada (Hill-Haas, Rowsell, et al., 2009), encontrándose una mayor respuesta fisiológica en el formato continuo (mayor %Fcmáx y mayor RPE) y una mayor respuesta física en el formato intermitente (mayores distancias recorridas a altas velocidades y mayor número de sprints). Por su parte Tessitore et al (2006) estimaron que cuando más dura el JR la carga relativa disminuye. Creemos que son aspectos muy interesantes a considerar dentro del entrenamiento en función de los objetivos perseguidos. 5.4. Modificación de la relación con el balón

Hemos encontrado dos trabajos que proponen el estudio de los efectos en la carga interna cuando se limitan los contactos con el balón por jugador (Martínez de Santos et al., 2006; Sampaio et al., 2007) con resultados dispares. Para los primeros, cuando limitan la relación con el balón a un máximo de tres toques, la intensidad de la tarea se ve incrementada, mientras que para los segundos este cambio, a pesar de que no tiene influencia en la intensidad fisiológica, si la tiene en la percepción del esfuerzo que tienen los jugadores, es decir, los jugadores perciben que En relación a las relaciones entre participantes, la intensidad de la tarea se incrementa cuando se la modificación de aspectos táctico-estratégicos de limitan los toques. los jugadores es la variable, quizás, menos estudiada (y según la Periodización Táctica, la más importante, ya que nos permite trabajar la forma de jugar específica de nuestro equipo). Algunos trabajos (Martínez 110

6. Los JR y los efectos esperados 6.1. Los JR y los efectos en la demanda: la resistencia La mayoría de trabajos describen la carga fisiológica de los JR y concluyen en base a la intensidad obtenida que son adecuados para mejorar la resistencia de los jugadores de diferentes deportes colectivos o de estructura de duelo colectivo (Parlebas, 2001), como por ejemplo en balonmano (Bucheit, Lepetre, Behargel, Mollet, Cuvulier, & Ahmaidi, 2009 ) o fútbol (Jones, & Drust, 2007; Hill-Haas, Dawson, et al., 2009; Hoff, Wisloff, Engen, Kemi, & Helgerud, 2002; Kelly, & Drust, 2008; Little, & Williams, 2006, 2007; Rampinini, et al., 2007). Algunos trabajos comparan la respuesta fisiológica entre JR y carrera sin balón, concluyendo que son adecuados substitutos (Dellal et al., 2008; Sassi, et al., 2004), también encontrado en otros deportes como en el balonmano (Bucheit et al., 2009). Sin embargo, son más escasos los trabajos que han evaluado la mejora aeróbica de los deportistas de cualquier modalidad colectiva mediante el entrenamiento basado en situaciones de JR (estudios longitudinales), y aún más escasos los trabajos realizados con futbolistas.

En jugadores de rugby Gamble (2004) obtuvo mejoras en indicadores de resistencia cardiorrespiratoria después de 9 semanas de entrenamiento basado en tareas de juegos reducidos, concluyendo que este tipo de tareas ofrecen un estímulo apropiado para mejorar esta capacidad, pero esta mejora no se vio comparada con otro tipo de trabajo por existir un único grupo experimental. Para complementar este trabajo, Gabbet (2006) estudió el efecto de aplicar entrenamiento basado en JR en un grupo, y de aplicar entrenamiento de carrera en otro grupo, con la misma carga de entrenamiento, con una frecuencia semanal de 2 sesiones semanales y una duración de 9 semanas de intervención. Se realizaron evaluaciones de velocidad, potencia muscular, agilidad y potencia aeróbica máxima, antes y después del periodo de intervención, obteniendo mejoras similares en la agilidad y en la potencia aeróbica máxima, e incrementos de mayor magnitud en la velocidad y en la potencia muscular, concluyendo que el entrenamiento basado en JR ofrece un efectivo estímulo para mejorar la condición física de los jugadores. Este mismo autor en otro trabajo, realizó otro diseño en jugadores de voleibol (Gabbet, 2008). Dividió el grupo en dos, asignando a uno de ellos el entrenamiento basado en JR y a otro grupo el entrenamiento técnico, y evaluó diferentes capacidades físicas y técnicas, encontrando mejoras en todas las capacidades evaluadas tras un periodo de 12 semanas, con 3 sesiones de entrenamiento semanales, en el grupo de entrenamiento de JR, mientras el grupo que realizó entrenamiento técnico mejoró únicamente el salto y la velocidad. Con respeto a las habilidades técnicas, las mayores mejoras se producen en el grupo que realizó el entrenamiento técnico, por lo que se sugiere la combinación de ambos métodos en el entrenamiento para maximizar los beneficios. En jugadores de balonmano (Buchheit, Laursen, Kunhle, Renaud, & Ahmaidi, 2009) compararon el entrenamiento basado en carrera interválica de alta intensidad con el entrenamiento basado en JR, con una frecuencia semanal de 2 sesiones por semana, durante un periodo de intervención de 10 semanas. Estos autores encontraron mejoras en la capacidad de repetir sprints y en la resistencia intermitente, sin encontrar diferencias significativas entre ambos gru111

pos, concluyendo los autores que ambos métodos son igualmente efectivos para mejorar la condición física, pero que el entrenamiento basado en JR debería ser considerado como preferente por ser un método más específico. Refiriéndonos a estudios realizados con futbolistas, y a pesar de su frecuente práctica en la realidad del entrenamiento diario, son escasos los trabajos encontrados sobre la efectividad de este tipo de tareas a lo largo de un periodo de intervención Reilly y White (2004) evaluaron el efecto en dos grupos, de aplicar un entrenamiento interválico de carrera y otro de JR en otro grupo, en medidas de fuerza explosiva, agilidad, habilidad con balón, capacidad aeróbica y anaeróbica. El entrenamiento tuvo una frecuencia de 2 sesiones durante 6 semanas y no encontraron ninguna diferencia significativa en ninguno de los tests realizados, concluyendo que los JR son aceptables sustitutos del entrenamiento interválico de carrera para mantener la condición física durante la temporada competitiva. Impellizzeri et al. (2006) estudiaron la mejora de la condición aeróbica también en dos grupos: un grupo con entrenamiento basado en JR y otro grupo con entrenamiento basado en carrera, durante 12 semanas. Ambos grupos no presentaron diferencias significativas en ninguna de las variables estudiadas, ni cuando se aplicó el entrenamiento en pretemporada, ni cuando se aplicó durante la temporada, concluyendo que ambos tipos de entrenamiento son igualmente efectivos para mejorar la condición aeróbica en futbolistas jóvenes.

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6.2. Los JR y los efectos en la competencia sociomotriz La evaluación de la competencia motriz (Parlebas, 2001), sociomotriz para el caso de un deporte sociomotor como es el fútbol, no es fácil. Valorar en su conjunto el componente físiológico, técnico-motriz, cognitivo, afectivo y social requiere de una aproximación ‘cautelosa’. Esta dimensión multifactorial queda lejos cuando únicamente se valoran las dimensiones técnico – tácticas de los efectos esperados por las diferentes tareas de entrenamiento propuestas con formato de JR. Es inversamente proporcional su importancia a los esfuerzos que por el momento se llevan realizados (Gabbett, & Mulvey, 2008; Jones, & Drust, 2007; Mayo y Navarro, 2008; Kelly, & Drust, 2008; Owen, Twist, & Ford, 2004; Reilly, 2005). Además debemos añadir que en la mayoría de ocasiones, únicamente se ha realizado el análisis desde la vertiente técnico – táctica, atendiendo a aspectos individuales del juego, sin estudiar las interacciones que se producen entre los jugadores y equipos. Aunque la información extraída de estos trabajos es escasa, es sumamente interesante. Tal y como afirma Castellano (2005) es necesario conocer si las tareas diseñadas por los entrenadores cumplen con los objetivos motrices marcados, y son necesarios rigurosos trabajos al respeto, aunque no es una labor nada sencilla. Algunos de los trabajos no incluyen de manera explícita ni los estadísticos ni los resultados obtenidos en las pruebas de fiabilidad de la herramienta de registro que se ha utilizado, eludiendo así uno de los requisitos imprescindibles del método científico. Las principales conclusiones de estos trabajos se pueden resumir en: - Descenso del número de acciones técnicas por jugador al aumentar el número de jugadores participantes en la tarea, tanto de jugadores como de comodines (Jones, & Drust, 2007; Mayo, & Navarro, 2008; Owen et al., 2004; Platt et al. tomado de Reilly, 2005). - Los pases son las acciones técnicas más frecuentes (Owen et al.2004; Platt et al. 2001, tomado de Reilly, 2005) - Mayor número de cambios de dirección y de regates en las situaciones con menor número de jugadores como el 1:1 y 2:2 (Owen et al., 2004; Platt et al. 2001 tomado de Reilly, 2005). - Aumento del número de entradas y de disparos a portería asociado a la reducción del tamaño del campo (Kelly, & Drust, 2008; Platt et al., 2001 tomado de Reilly, 2005). - Sin influencia de la frecuencia en las acciones técnicas, no limita esta variable, se puede atribuir a otros factores como por ejemplo a diferente n.º de jugadores (Owen et al., 2004), ni en las acciones de juego como jugadores que intervienen en cada posesión, pases dentro de cada posesión y número de posesiones (Tessitore et al, 2006) - La presencia de comodines externos reduce el número de errores en los pases (Mayo, & Navarro, 2008). - En las tareas de mantenimiento sin comodines, los jugadores participan más veces que cuando este mantenimiento tiene comodines (Mayo, & Navarro, 2008). - Los JR simulan las acciones técnicas (implicaciones con el balón, regates, pases, entradas, trapping y otros) realizadas durante partidos de diferente nivel de competición (Gabbet, & Mulvey, 2008). - Mayor número de acciones técnicas y de pases por jugador en situación de mantenimiento sin finalización que cuando existe finalización (Mayo, & Navarro, 2008). Podríamos concluir que existe muy poca información con respecto a los efectos técnico – táctico – estratégicos cuando se diseñan tareas de entrenamiento en busca de los objetivos deseados

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7. Los JR para programar la intervención Un aspecto importante a la hora de ampliar el conocimiento sobre los JR es conocer si la aplicación de un JR presenta un estímulo uniforme y adecuado para desarrollar la resistencia a todos los jugadores participantes (variabilidad de la respuesta de los jugadores), o si por el contrario depende de su nivel físico, técnicotáctico-estratégico, de su motivación, o de otras variables extrañas que aún desconocemos. También presenta un interés especial conocer la fiabilidad de dicha respuesta comparando diferentes sesiones de entrenamiento y diferentes tareas dentro de la misma sesión de entrenamiento. Todas ellas cuestiones claves en las que nos centraremos en los siguientes epígrafes. 7.1. Variabilidad interindividual La variabilidad interindividual hace referencia al grado de dispersión en los efectos provocados en los jugadores que participan en el JR. Tenemos que admitir que la presencia del adversario, y por tanto, la incertidumbre que genera, inevitablemente implica que el nivel de control de la demanda energética pueda verse implicada (Martínez de Santos, et al., 2006). Muestra de esto son las aportaciones de Hill-Haas, Coutts, & cols. (2008) que estimaron la variabilidad mostrada por diferentes parámetros (Fc, RPE, lactato y distancias recorridas por los jugadores a diferentes velocidades) y en qué medida éstos se veían influenciados por el número de jugadores de la tarea y por el régimen temporal impuesta a la misma. Las medidas de Fc estudiadas (%Fc máxima y Fc pico) presentaron una variabilidad menor del 5 % en todos los formatos y regimenes, por lo que presentan una medida fiable de la respuesta de los jugadores dentro de la tarea. Similares valores se encontraron en la respuesta perceptiva, mostrando pequeños valores de variabilidad, expresada como el error típico, también encontrado en anteriores trabajos (Little, & Williams, 2006; Little, & Williams, 2007; Impellizzeri et al., 2007). En el trabajo de Martínez de Santos, Blanco-Villaseñor, Sánchez, & Los Arcos (2009) la variabilidad explicada por los jugadores no es superor al 7 %. Utilizando dispositivos portátiles de GPS también encontraron con respecto a las distancias recorridas a diferentes velocidades (Hill-Haas, Coutts et al., 2008), variaciones de <5 % en la distancia total y en la distancia recorrida a bajas velocidades, aumentando el error a medida que aumentaba la velocidad de carrera (explicado posiblemente por la baja frecuencia de muestreo del dispositivo, de únicamente 1Hz).

Figura VIII. Jugador con el dispositivo portátil GPSports Spi-élite.

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La medida que presentó mayor variabilidad fue la o aceleraciones después de cada posesión de balón concentración de lactato, presentándose como había para aumentar la intensidad (Buchheit, Lepretre, Besido referido en anteriores trabajos como un pobre haegel, Millet, Cuvelier, & Ahmaidi, 2008). indicador de la carga interna de este tipo de tareas (Impellizzeri, et al., 2007). Tradicionalmente se ha pensado que para los jugadores con mayor nivel técnico-táctico-estratégico Las conclusiones de este trabajo son que para el las situaciones de JR producen una respuesta de mecontrol de la carga de este tipo de situaciones, se nor intensidad debido a su mejor capacidad de toma debe priorizar la Fc individual y la respuesta percep- de decisión. Este aspecto debe de ser estudiado en tiva de cada jugador, ya que son las respuestas que mayor profundidad ya que son escasos los trabajos presentan una menor variabilidad entre jugadores. encontrados con tal objetivo. Interesante resulta el trabajo de Gabbet, Carius y Mulvey (2008) en el cual También se ha estudiado la diferente variabilidad se miden los patrones de actividad física durante un que presentan los formatos de JR aplicados con di- JR de 45 minutos de forma previa y posterior a una ferentes regímenes de trabajo, concluyendo que los intervención de entrenamiento perceptivo-decisional formatos continuos presentan menos variabilidad de 4 meses de duración, basado en vídeo. Esta inque los formatos interválicos (Hill-Haas, Coutts, et tervención produce mejora en la precisión de las deal., 2008). cisiones y reduce el número de errores, indicando una mejora en la habilidad decisional. Además, estas Otro grupo de autores encabezado por Dellal, et mejoras son transferidas a situaciones de juego, ya al. (2008) comparó la variabilidad interindividual de que se mejoran tomas de decisión en pases, tiros y diferentes formatos de JR con entrenamientos inter- regates. A pesar de esta mejora, no existen diferenválicos de diferente duración e intensidad así como cias entre el tiempo en cada zona de actividad durancon presencia/ausencia de porteros. Obtuvieron ma- te los JR, lo que pone en tela de juicio si la habilidad yores valores de variabilidad en las situaciones de decisional de cada jugador influye en la intensidad de JR, por lo que los autores sugieren en base a estos la tarea durante los JR. resultados, que para controlar el efecto del entrenamiento en la mayoría de los jugadores y reducir su variabilidad, deberíamos utilizar sesiones de carrera intermitente; en segundo lugar, dentro de las situaciones de JR, observan como la presencia de los porteros además de aumentar la intensidad fisiológica de la tarea, aumenta la variabilidad interindividual de la misma, sugiriendo los autores que la presencia de los porteros produce un aumento de motivación diferente entre los jugadores (Dellal, et al., 2008) Continuando con la variabilidad de las respuestas entre los jugadores, una conclusión reportada por Hoff et al. (2002) y que debería ser estudiada con mayor profundidad, es la idoneidad de este tipo de trabajos para los jugadores con elevados Vo2max, ya que este grupo de investigadores encontraron que los jugadores con mayor Vo2max tenían el % de este parámetro en las tareas de juego reducidos más bajas. Éstos mismos resultados se han obtenido con jugadores de balonmano, sugiriendo los autores añadir reglas a estos jugadores, como añadir saltos 115

7.2. Reproducibilidad de las situaciones de JR. Hill-Haas, Roswell et al. (2008) estudiaron la reproducibilidad de dos situaciones de entrenamiento dentro de la sesión, y compararon diferentes sesiones modificando el número de jugadores y el régimen de trabajo, encontrando altos valores de reproducibilidad en la distancia total, distancia a bajas velocidades, % Fc máx, y RPE (con un error típico entre el 2 % - 12 %) tanto para tareas dentro de la misma sesión, como para tareas de diferente sesión. Valores similares a estos fueron encontrados en otros estudios (Martínez de Santos et al., 2006; Rampinini, et al. 2004) mostrándose una alta-moderada reproducibilidad de las medidas de Fc cuando se realizan situaciones específicas de entrenamiento con balón, y por Little y Williams (2006), realizando diferentes formatos de JR. Sin embargo la reproducibilidad para las distancias a alta velocidad y para las concentraciones de lactato fueron bajas (valores de entre el 2 % - 35 % para los valores de lactato y entre el 26 % - 51 % para la distancia recorrida a más de 18 km/h-1). Moderada-baja reproducibilidad de medidas de concentración de lactato también fueron reportadas por Impellizzeri et al. (2006) y por Rampinini et al (2007), explicado debido a la metodología utilizada, ya que la medida de concentración de lactato únicamente se tomó al final de cada repetición, reflejando únicamente la contribución anaeróbica de los últimos minutos de ejercicio. Se encontraron mejores reproducibilidades cuando el número de jugadores era más pequeño (menor error típico en 2:2 que en 4:4). 8. Reflexiones finales Los JR son tareas muy utilizadas en los entrenamientos de todos los deportes colectivos aunque el conocimiento científico sobre los efectos obtenidos es limitado, complicado y por supuesto, está inacabado. Son tareas específicas desde el punto de vista fisiológico, físico y perceptivo, aunque presentan algunas diferencias con respecto a los partidos de competición, las cuales tienen que ser tenidas en cuenta en el entrenamiento, como la reducida cantidad de esfuerzo de alta intensidad y la reducida aparición de situaciones de sprints repetidos. En base a la información disponible en la literatura científica podemos pensar que la utilización de JR presenta una intensidad adecuada para la mejora de la resistencia de los jugadores y, por tanto, parece que es efectiva para mejorar la condición aeróbica de los mismos (aunque existen pocos trabajos longitudinales al respecto), además de otro tipo de aspectos como la fuerza, velocidad, cambios de dirección, salidas, detenciones y un largo etcétera que caracteriza la demanda energética en el fútbol profesional. Reiteramos nuevamente la escasa documentación científica encontrada cuyo objetivo principal sea la de profundizar sobre los efectos en la competencia motriz de los jugadores cuando se les sitúa reiteradamente en las diferentes tareas de entrenamiento. Esta es una ‘asignatura pendiente’ en el mundo del fútbol cuyo abordaje entendemos debe ser holístico y sistémico. Con la inclusión y desarrollo de las nuevas tecnologías y softwares específicos para su planificación, seguimiento y control, es posible una mayor rigurosidad en el conocimiento sobre este tipo de situaciones, desde el punto de vista de la carga externa e interna, perceptivo y motriz, inteligencia en el juego…, lo que nos permitirá controlar con mayor precisión el efecto de las tareas propuestas y poder optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje y el de entrenamiento. Diferentes variables del diseño de las tareas deben ser controladas porque tienen influencia en la intensidad de la tarea, y su modificación nos va a permitir modular la intensidad de la tarea en función del objetivo perseguido. Con respecto a las variables de juego, son pocos los trabajos que nos aportan información al respecto, aunque esta información debe de tenerse en cuenta a la hora de proponer tareas de entrenamiento. 116

Respecto a la variabilidad y reproducibilidad creemos necesario un mayor estudio ya que son todavía escasos los trabajos con futbolistas que estudien la efectividad de este tipo de tareas, y todavía quedan muchas incógnitas por responder. Entendemos además que todavía hay muchas variables ‘ocultas’, no controlables otras, para investigadores y entrenadores que dificultan avanzar en esta línea. Este tipo de tareas supone un estímulo condicional adecuado para el desarrollo de la resistencia y sobre todo son la ‘única’ forma (o una de las principales) de entrenar los PRINCIPIOS, MOMENTOS y MODELOS DE JUEGO específicos del fútbol (los dos primeros) y del equipo, que entendemos deberían ser la base del entrenamiento de fútbol moderno y, por supuesto, dentro de los modelos actuales de planificación en fútbol que parece que se van imponiendo (periodización táctica).

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