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BIBLIOTECA DE MEXICO ISSN-0188-476X · N Ú M E R O 121-122 · ENERO-FEBRERO Y MARZO-ABRIL DE 2011 · S 80.00

JOHN

KEATS C A R T A S Y

P O E M A S

JOSÉ DE LA COLINA EL ARTE DE SHEREZADA MARCO ANTONIO CAMPOS POEMA

TRILLING BOWRA BLOOM CORTÁZAR BORGES WILDE SHELLEY

^ ^ E l Taller de Teatro de l a Biblioteca d e M é x i c o "José

Vasconcelos" presenta

la

Obra:

2010

Ni

I ndependencia Ni Revolución Texto

Original

Eduardo

Del Río "RIUS"

Editorial

Dirección:

T e m p o r a d a del 3 0 al

10

de

abril

D O M I N G O S

Duración:

E N T R A D A

S a n d r a

de

del

1

1 h o r a 15

PLANETA

F é l i x *

e n e r o ^ ^ 2011.

P

M

minutos.

L I B R E

(Cupo limitado) A d o l e s c e n t e s Plaza Centro

y

a d u l t o s

de laCiudadela

Histórico. M e t r o

6

Balderas.

Informes: 41 55 0 8 3 0 Ext. 3859 www.bibliotecademexico.gob.nix ^

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F o m e n t a n d o la cultura

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más

fuerte

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GOBIERNO FEDERAL

BIBLOTECADEËXIC

E L POETA COMO HÉROE: KEATS EN SUS CARTAS (FRAGMENTOS)

LA IMAGINACIÓN ROMÁNTICA ODA SOBRE UNA URNA GRIEGA

NÚMERO

J O H N KEATS (FRAGMENTOS)

121-122

ENERO-FEBRERO Y MARZO-ABRIL D E 2011 · $80.00 PLAZA DE LA CIUDADELA 4, CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CP 06040. TELÉFONO 4155 0830. EXTENSIONES 3851 Y 3858

CORREO ELECTRÓNICO [email protected] CERTIFICADO DE LICITUD D E TiTULO NÚM. 6270

J O H N KEATS (FRAGMENTOS)

CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO NÚM. 4380 C O N S E J O N A C I O N A L PARA

J O R G E LUIS

B O R G E S S H

LA C U L T U R A Y LAS A R T E S PRESIDENTA

CONSUELO SAlZAR DIRECTOR GENERAL DE

BIBLIOTECAS

FERNANDO ALVAREZ DEL CASTILLO REVISTA B I B L I O T E C A D E DIRECTOR

MÉXICO

FUNDADOR

JAIME GARClA T E R R É S t D I R E C T O R : E D U A R D O LIZALDE

E D I T O R : JOSÉ ANTONIO SECRETARIO DE

MONTERO

REDACCIÓN:

OSCAR

^'^^lyi^^^l

J O S É D E LA C O L I N A

C O N S E J E R O S F U N D A D O R E S : JUAN A L M E L A . F E R N A N D O

ALVAREZ D E L CASTILLO. M I G U E L C A P I S T R A N , A D O L F O ECHEVERRÍA. VICTOR T O L E D O Y RAFAEL VARGAS

P R O M O C I Ó N E D I T O R I A L : M I G U E L GARCLA R U I Z ASISTENCIA

P E R C Y Β . SHELLEY

EDITORIAL:

MARINA G R A F

MARTA DONiS ASISTENCIA TÉCNICA Y

CORRECCIÓN:

P E D R O A. GARClA C. R A Ú L Z E N D E J A S DE LA P E Ñ A COMERCIALIZACIÓN Y

DISTRIBUCIÓN:

JOHN KEATS

R U Y S D A E L NAVA

I M P R E S I Ó N : IMPRESORA Y

ENCUADERNADORA

P R O G R E S O , S.A. DE C . V

D O S C U E N T O S B R E V E S . T O M A D O S D E LAS MIL Y U N A N O C H E S . ILUSTRADA C O N D I B U J O S D E F E R N A N D O S C H Ú L T Z , E D I T O R A N A C I O N A L , S.A., T O M O P R I M E R O , M É X I C O . 1984, 608 PP., SE P U B L I C A N U N O E N LA P A G I N A

J O S É D E LA COLINA

124 Y EL O T R O EN LA 4a DE F O R R O S

L O S P O E M A S DE J O H N KEATS Y EL DE M A R C O A N T O N I O C A M P O S F U E R O N I L U S T R A D O S C O N G R A B A D O S DE G I O R G I O MOFÎANDI, GIULIO EINAUDI E D I T O R E , T O R I N O , 1964, 32 PR, 131

ILUSTRACIONES.

MARCO ANTONIO CAMPOS

LIONEL TRILLING*

EL POETA COMO HÉROE: KEATS EN SUS CARTAS (Fragmentos)

En la historia de la literatura, las

como en una cierta clase de

podemos aspirar a definido ple-

hombre: el héroe.

namente o s e ñ a l a r

Por

supuesto, ningún

héroe,

todos sus

elementos. Sin embargo, pode-

cartas de John Keats son excep-

ningún hombre que capta plena-

mos estar seguros de que parte

cionales. Si todas las cartas per-

mente nuestra atención es nunca

de su efecto proviene del deseo

un hombre en abstracto, sino que

consciente de Keats de vivir la

ralmente, las cartas de los gran-

siempre está marcado y diferen-

vida al estilo heroico. En un

des hombres tienen un atractivo

ciado por un papel particular. Lo

hombre joven esto resulta siem-

especial. Y entre las cartas de

conocemos como amante, mari-

pre irresistible. Keats p e r t e n e c í a

los grandes hombres, las de los

do, padre, hijo, y mucho mejor

socialmente

grandes artistas creadores son

aún si lo conocemos a t r a v é s de

respetable, liberal e intelectual;

probablemente las m á s íntimas,

su profesión, por ejemplo, como

su campo de a c c i ó n se limitaba

las más vivas y las más llenas de sabiduría. Sin embargo, incluso

rey, o soldado, o poeta. "¡La ca- a los p e q u e ñ o s y continuos derrera de Ótelo ha dado fin!" El beres de familia; tenía un aire

entre los grandes artistas, es qui-

famoso patetismo de este grito

tranquilo y modesto, marcado a

zá Keats el único cuyas cartas

nos recuerda que en las historias

veces por una especie de t í m i d a

tienen

virtualmente

trágicas los hombres son prime-

neutralidad. Sin embargo, en

igual al del criterio de su autor

ramente vulnerables no en su

todo momento vivió plenamente

sobre el trabajo

sonales son interesantes, natu-

un interés

a la clase media

creado. Por

humanidad abstracta, sino en los

y parece que nunca c a r e c i ó del

ejemplo, no hay otras cartas que

compromisos particulares de sus

sentido de que ser o convertirse

hayan sido objeto de una adver-

vidas. Y así no podemos pensar

en hombre era una aventura pro-

tencia como la que F. R. Leavis sintió necesario hacer hace unos pocos años. El doctor Leavis dijo que,

al pensar en Keats como

poeta, tenemos que comprender que los documentos importantes son sus poemas, no sus cartas. Nadie lo pone en duda. Cuando pensamos sobre Keats como

en Keats como hombre sin pen-

blemática.

sar en su profesión de poeta. Al

que aparece en sus cartas: "La

mismo tiempo, una vez que he-

vida es un valle de hacer almas",

mos

es el resumen de ese sentido, y

leído sus cartas, sabemos

inevitablemente

era su manera de ser hombre.

do todo su pensamiento. Keats creía que la vida le h a b í a sido dada para encontrar

vas, pero en relación con Keats

nadoras y sugestivas. Sin embargo, el hecho es que a causa de las cartas es imposible pensar en Keats sólo como poeta; inevi-

una vez que lo percibimos en é l , comprendemos que ha domina-

El encanto de las cartas de

puesto, iluminadoras y sugesti-

sino secundarias; sólo son ilumi-

frase

Keats es inagotable, y apenas

poeta, sus cartas son, por su-

como poeta no son primarias,

que ser poeta

La conocida

LL I

y

el modo

justo de emplearla, que era una especie de continua confrontación m á g i c a que exigía la respuesta adecuada; creía que esta respuesta d e b í a surgir de la intuición, el valor y la a c u m u l a c i ó n de experiencia. No se trataba, por supuesto, de una f ó r m u l a ni

tablemente, pensamos en él co-

de algo racional, sino m á s bien

mo en algo aún más interesante

de un modo de ser y de obrar. Y,

que

sin embargo, p o d í a

un poeta, pensamos en él

como en un hombre, m á s a ú n ,

en

parte

obtenerse de la reflexión y podía, si no ser una f ó r m u l a , si al

' Lionel Trilling, El yo antagónico, traducción de Alicia Bleiberg, Taurus ediciones, S.A., Madrid. 1974, 228 pp.

menos entrar en muchas formulaciones. Keats era todo, excepto un hombre sin ideas.

MENTI0EM JOHN KEATS Y EL ROMANTICISMO INGLÉS

Perteneció

el

angélico

John Keats a la m á s briLionel Trilling

llante g e n e r a c i ó n p o é t i Su manera de concebir la vida es característica del joven ingenioso altamente dotado, aunque esto es también característico de grandes hombres más viejos a los que los jóvenes de ingenio y de valía tienen más probabilidades de tomar en serio. El encanto de que esto se produzca en Keats es aún mayor por ser el periodo de tiempo en que se manifiesta tan corto y tan dramáticamente conciso: Keats tiene veinte años cuando empieza a escribir sus cartas, y veintiséis cuando termina. Pero era notablemente precoz (yo me inclino a pensar que aún más precoz en su conocimiento del mundo que en la poesía). Pertenecía a esa clase de genios que aprenden tempranamente a confiar en sí mismos de una manera esencial, por muchos momentos de duda que puedan tener. Tuvo una suerte muy grande, o mucho acierto, al encontrar un círculo de amigos que creían en él antes de que hubiera manifestado su capacidad, excepto en lo que se refiere a un sentido compartido de su visión heroica, y estos amigos estaban a la espera de que esa capacidad se manifestara. Por lo tanto, a una edad muy temprana, Keats superó toda duda y toda timidez que pudieran producirle la observación profunda de la vida y de sí mismo, el planteamiento de grandes preguntas y el intento

de alcanzar grandes respuestas y la comunicación libre de sus pensamientos. Y así encontramos la primera de las contradicciones vitales que hacen la mente de Keats tan fascinante: la mesura de la madurez que surge de entre las preocupaciones de la juventud. Esta mesura es la aceptación orgullosa, amarga y gozosa de la vida trágica que asociamos fundamentalmente con Shakespeare. Explica la fuerza de las cartas de Keats, igual que el sentido de la aventura explica su fascinación.

ca inglesa del primer tercio del siglo xviii, y murió, como se sabe, a los 24 a ñ o s de edad en 1821^ por cierto

exactamente

un siglo antes de nuestro

también

Ramón

luminose^^

López

Velard^H

Y no mucho tiempo después

de Keats

muere

i m b i é n en plena edad Bernard Shaw no parece la persona más adecuada para ayudarnos a comprender a Keats como hombre, y, en efecto, su breve ensayo sobre Keats, con el que conthbuyó a un homenaje al poeta, es en su mayor parte muy superficial. Sin embargo, a lo largo de este ensayo, Shaw se extiende bastante sobre una cualidad de Keats que, al menos para nuestra época, bien puede ser la que debamos destacar antes que cualquier otra. Esta cualidad es lo que Shaw llama "la jovialidad" de Keats.' Esta palabra no goza hoy de ' Geniality, en inglés actual, significa sinnpatía, afabilidad, sociabilidad, jovialidad. La acepción equivalente al español genialidad ha caído en desuso. Trilling la recoge para aplicarla, junto con el sentido actual, a la personalidad de Keats. (N. de la T.)

juvenil Percy Β. Shelley, que era siete a ñ o s menor

que su

colega

autor de una obra Ι π ^ ^ presionante y b e l l í s i m a ? en

que se incluye ese

canto magistral (el poe­ ma Adonais) tó

que redac­

conmovido

tras

la

muerte de su admirado amigo. Y superdotados eran asimismo, no sólo ey sino el cele

Lionel Trilling

buena reputación. Apenas se usa

La palabra tiene otros muchos

impulsado por la negrura de su

en el lenguaje corriente, y cuando

e importantes significados y me-

espíritu, o no escribe, Pero no

se usa, normalmente se asocia

rece la pena señalarlos en rela-

era esto lo que creían los gran-

con hombres de mediana edad o

ción con Keats. Pero no pode-

des

con viejos enérgicos. Para mu-

mos

ignorar el ijnico y vulgar

Keats y no era lo que creía el

chos lectores significará

poetas c o n t e m p o r á n e o s de

justa-

sentido que ahora aplicamos a

propio Keats. Wordsworth y Co-

mente lo que no es joven e impul-

esta palabra: el sentido de mero

leridge pensaban que la p o e s í a

sivo y les sugerirá una bondad

buen humor y sociabilidad. Da-

d e p e n d í a de una c o n d i c i ó n de

mediocre rozando con una vulgar

das nuestras ideas sobre el tem-

buena salud en el poeta, de un

carencia de capacidad de discri-

peramento poético, el lector sen-

bienestar m á s que corriente. El

minación. Sugerirá cualquier cosa

sible probablemente se estreme-

propio Keats no parece haber

excepto la dedicación y la impa-

cerá

elaborado una t e o r í a

ciente energía

creadora de un

hace Shaw de Keats como "no

sobre las circunstancias adecua-

joven poeta. Pero esta palabra no

sólo un poeta, sino t a m b i é n un

das

siempre ha sufrido estas connota-

alma alegre, un tipo jovial que

claro que, para él, escribir p o e s í a

ciones limitadoras. Y en tiempos

era capaz de soportar su e s p l é n -

era, en primer lugar, un trabajo

de Keats no tenía el sentido ac-

dida carga de genio y de balan-

tual. En esa época era una pala-

cearla, lanzarla al aire y volverla

bra que se podía aplicar clara-

a coger, silbando una musiquilla

mente a un hombre joven. Words-

al mismo tiempo". Ciertamente,

worth habla del "sentido genial de

no es ésta la manera de describir

la juventud". Era una palabra apli-

a Keats, pero es m á s adecuada

cable justamente a la idea de

que el impulso de considerar tal

creación; cuando Coleridge quie-

descripción de un poeta como

re expresar la idea de que ha per-

algo blasfema. Hoy d í a nuestra

dido su capacidad creadora, dice

teoría de la creación poética sos-

que le "falla su inspiración genial",

tiene que el poeta deriva su ca-

ante

la d e s c r i p c i ó n

que

y usa aquí la palabra en su senti-

pacidad creadora de alguna mu-

do derivado de

tilación que ha sufrido. Damos

genius}

por sentado que el poeta escribe ' Para los poetas románticos la palabra inglesa estaba sin duda reforzada por la alemana, aunque "genia" en alemán tenia significados que no hubieran sido aprobados por Wordsworth o Coleridge. Asi. cuando G. H. Lowes, en su Vida de Goethe, describe la vida desenfrenada de los jóvenes de Weimar y su libertad sexual, dice que sus acciones eran comprendidas y perdonadas por ser tipleas del periodo

análoga

para la c r e a c i ó n , pero está

regular, su p r o f e s i ó n , practicada con una diligencia equilibrada, y, en segundo lugar, un gran gozo. Por razones obvias, la salud le preocupaba mucho; la palabra, "salud" aparece muy frecuentemente en sus poemas, y la mala salud, física o mental, le resultaba

odiosa.

Como

cualquier

persona, tenía sus momentos de d e p r e s i ó n , y como a cualquier persona inteligente, le o c u r r í a . expresar esos estados de á n i m o mediante generalizaciones me-

genial, y añade en una nota: "Es difícil encontrar una palabra inglesa para expresar el alemán genial, que significa penenecienle al genio. El periodo genial era aquel en que toda extravagancia era excusada en nombre del genio". Incluso la mala ortografía de Goethe, según obsen/a George Eliot en una de sus cartas desde Alemania, era considerada genial.

lancólicas. Como cualquier literato, tenía momentos en que no sentía nada, en que se sentía sin inspiración y casi sin personalidad. Pero Keats no daba mucha importancia a sus depresiones.

artístico, o de diferentes oficios que se encontraban en la misma relación con el público y con las tradiciones establecidas, consideraban que favorecía a su imaEn una carta a su hermano gen admirarse y defenderse George le explicaba un método unos a otros, reunirse para disinventado para hacer frente a la cusiones profesionales o simpledepresión: "Cuando noto que me mente para hacer juegos de empiezo a deprimir, me levanto, palabras o gastarse bromas. Por me lavo, me pongo una camisa supuesto, surgían peleas y envilimpia, me cepillo el pelo y la ro- dias, y también las encontramos pa, me ato bien los zapatos, de en el círculo de Keats, pero hahecho me arreglo como si fuera a bía entonces una tendencia masalir, y una vez bien limpio y có- yor que hoy hacia la camarilla, el el grupito que commodo, me siento a escribir. En- cénacle, cuentro así un alivio grandísimo." prendía los propósitos y las legí"De hecho me arreglo como si timas ambiciones de cada uno fuera a salir." ¡Cuánto nos revela de sus miembros. Los romántiesta frase sobre Keats! Él decía cos revivieron el ideal que había que nunca escribió una línea dominado en la Edad Media y en pensando en un público, y sin el Renacimiento. Era un ideal embargo, cuando quiere poner adecuado a una época que neen juego sus facultades más ínti- cesariamente consideraba el mas y potenciarlas al máximo, nuevo arte como un acto polítisu método es prepararse como co, casi como una conspiración. para una visita. Keats tenía verKeats contribuyó alegremente dadera pasión por la amistad y a esta fuerte tendencia hacia la la vida social. Esta afirmación sociabilidad y la amistad y ella necesita ciertas aclaraciones, explica en parte sus cartas. No pero en una phmera impresión todos los amigos de Keats eran del poeta vemos que no siente la artistas, pero todos vivían en un menor necesidad de mantener- ambiente de ideales artísticos e se al margen de las diversiones intelectuales que, para la gente corrientes de los hombres: la co- joven, probablemente tenía un munidad de placeres, la sociabi- aire bohemio. La delicadeza de lidad son parte importante de su sentimientos y la fuerza de obvida diaria. Y durante mucho servación de las cartas de Keats tiempo Keats creyó que el desa- no se habrían manifestado si rrollo de su mente era apenas Keats no hubiera podido confiar menos comunitario que sus di- descuidadamente sus pensaversiones. Sentía que sus ami- mientos a sus amigos, y no sólo bos, que eran casi todos mayo- sus pensamientos reflexivos, sires que él, tenían mucho que no t a m b i é n los e s p o n t á n e o s . darle y lo daban con generosi- Debemos la maravillosa cercadad. Y probablemente tenía ra- nía de las cartas, con sus errozón. Si suponemos que la gran res ortográficos, no sólo a la generosidad del propio Keats confianza de amigo a amigo que quizá le hacía calcular demasia- manifiestan, sino también a las do ampliamente lo que en reali- costumbres e s p o n t á n e a s del dad le daban, también debemos grupo, que se ajustan a la genesuponer que su generosidad ralidad de los modales masculiprovocara en sus amigos una nos de entonces. En esa época, generosidad correspondiente. al parecer, los hombres buscaEstaba convencido de que la negación no formaba parte de su propio ser y que era un estado pasajero, tras el cual volvería a ser él mismo.

El vivo sentido de las relaciones sociales de Keats era una cualidad propia de su época: la vida artística e intelectual era entonces más cordial que ahora. Los hombres del mismo oficio

ban más ocasiones de diversión social exclusivamente masculinas y sus costumbres eran más animadas que ahora. El grupo con el que se asociaba Keats no carecía, de ninguna manera, de

MENTWEM mo

y carismàtico

Lord

Byron (a quien equivocadamente el gran crítico del XiX, Mathew Arnold, consideraba

poseedor

de un estro p o é t i c o mayor que el de los otros) y tampoco

era

medianía

alguna, sino genio precoz y evidente la esposa de Shelley (Mary), autora de esa novela asombrosa {Frankenstein

o ei

nuevo

que

Prometeo),

se editó uno o dos a ñ o s d e s p u é s de la muerte de Percy. Contra las reticencias y profecías

críticas

de

Arnold y otros viejos críticos, la breve pero imponente

obra

de

Keats

( t a m b i é n la de Shelley' se ha convertido para los lectores de

los

siglos

posteriores en joya insuperable. A ciento noventa a ñ o s de

la d e s a p a r i c i ó n

apolíneo

John

del

Keats

(1795-1821) hemos dedicado este n ú m e r o de \.

compostura. Dadas las circuns-

cajaban con su manera de ser

enfermedad ya había empezado

tancias, sin duda alguna, no se

perfectamente y explican en par-

a apartarse de la vida social,

podía resaltar la "familia" y las

te la franqueza y el vigor de su

como quizá era de esperar. Al

pretensiones de algunos de sus

correspondencia. Él y sus ami-

principio de su carrera,

miembros de ser considerados

gos asistían a peleas de osos y

expresado a Bailey su confianza

había

caballeros podrían no ser acep-

perros y eran aficionados al di-

en su c o m p r e n s i ó n de las fuentes

tadas por la vieja, y casi t é c n i c a ,

soluto mundo del boxeo. Keats,

de

definición de tal rango social. Sin

entre cuyos libros se encuentra

una c o m p r e n s i ó n que él mismo

las acciones humanas. Era

embargo, el buen tono era esen-

un volumen titulado Esgrima

cial y el propio Keats, nieto de un

garizada,

encargado de caballerizas, hijo

xeador y sabemos que no d u d ó

sabía

de un antiguo mozo de cuadra y

en

enfrentarse a un oponente

como para no sorprenderme ante

de una mujer, cuya conducta y

m á s fuerte, en una lucha seria

una carta como la que te resultó

cuyo rango social eran m á s que

sin guantes, lucha en la que tuvo

tan hihente." "Antes de interesar-

dudosos, valoraba

una

mucho los

vul-

consideraba excepcional. "A los

era un excelente bo-

tres días de conocer a Haydon

actuación

muy buena. A

me

bastante de su

carácter

por Reynolds y Haydon ya

modales, y los suyos eran, se-

pesar de su p a s i ó n por lo que él

conocía

g ú n creo, exquisitos. A pesar de

llamaba "abstracciones", a pesar

defectos." Pero a su rápida com-

ello, Keats insistía en la comodi-

del

prensión de las flaquezas huma-

idealismo

de

su

poesía,

yo perfectamente

sus

dad y toleraba sin esfuerzo los

Keats amaba la vida real; su

nas Keats unía la m á s profunda

modales menos refinados. Debi-

aspereza y su vulgaridad le en-

tolerancia: "Los hombres debe-

do a su a d m i r a c i ó n por Words-

cantaban. "Las maravillas para m í " , e s c ñ b í a

no

son

siosamente disculpar sus fallos

viembre de 1819. "Me encuentro

como hombre, pero nadie fue

m á s a gusto entre hombres y

m á s severo que él ante la rigidez

mujeres. Prefiero leer a Chaucer

de Wordsworth en sociedad. Re-

antes que a Ariosto." Su sentido

cordemos con qué placer descri-

de lo real era vivo y ágil, en la

be la disipada cena de enero de

línea de los poetas humoristas

1818,

con sus chistes sexuales

ingleses, desde Chaucer y Skel-

tan disparatados y complicados

ton hasta Burns. Los poemas

y sus bromas sobre orinales.

Dawlisli

Keats no hubiera comprendido

ben considerarse excepcionales

el ideal de delicadeza de los

dentro de la p r o d u c c i ó n poética

Su tolerancia era tan afectuo-

a ñ o s últimos del siglo xix que, tal

de Keats, pero corresponden to-

sa como desilusionada su com-

como se manifestaba en la so-

talmente

ciedad masculina, a él le hubiera

como demuestran sus cartas.

Fair y Modern

a su

en no-

rían soportarse unos a otros, no

worth como poeta, deseaba an-

Love de-

temperamento

existe hombre que no pueda ser despedazado, que no tenga su punto flaco." Y el camino seguro de la amistad "es, primero, conocer las faltas de un hombre y luego mantenerse pasivo; si después

de esto este hombre le

atrae a uno insensiblemente entonces uno no tiene fuerza para romper el lazo".

p r e n s i ó n , y una c o m p r e n s i ó n des e n g a ñ a d a no podía simplificar la vida social de Keats. Hubo

parecido e x t r a ñ o y tonto.^ Al hablar de la sociabilidad de

momentos en que se e n c o n t r ó

modales de la Regencia

Keats no seremos exactos si no

en situaciones violentas para él

no le o f e n d í a n en absoluto, en-

reconocemos que había un ele-

y fastidiosas para sus amigos al

mento en su personalidad que la

contestar, no a las observacio-

limitaba:

nes de é s t o s , sino a sus calladas

Los

- Este ideal no se manifestó tan plenamente como creemos: los fragmentos no publicados de los apuntes de Samuel Butler proporcionan una información iluminadora sobre las verdaderas costumbres y conversaciones de los caballeros de su época. Pero sin duda el que Butler se tiubiera tomado la molestia de registrar los tiectios sugiere cuál era la conducta dominante.

su enfermedad. Ésta,,

por supuesto, lo amargaba y lo^

intenciones.

separaba, a medida que adquiría

Aunque era modesto en todas

la certidumbre de su muerte, de

sus relaciones, inclinado a la ge-

aquellos que aún esperaban vivir,

nerosidad callada y a la admira-

y le hacía suspicaz y envidioso

ción, sin embargo, Keats tenía un

de ellos. Pero incluso antes de su

orgullo vivo y celoso. Se apartó

enseguida de Liegli Hunt, porque Hunt tiabló en tono protector de su poesía. Tuvo una relación bastante fría con Shelley porque sospechaba en él una actitud de superioridad. Empezó a notar que una de las razones de su popularidad era su callado apartamiento, una especie de retirada cortés de la rivalidad social. "Pensad en mi gusto por la soledad, en comparación con mi relación con el mundo. En éste, soy un niño, no me conocen, ni siquiera mis íntimos; cedo a sus sentimientos como si evitara irritar a un niño pequeño. Algunos me creen una medianía, otros un tonto, otros un alocado, todos creen que ven mis puntos débiles en contra de mi voluntad, cuando en realidad esa es mi voluntad. Estoy satisfecho de que piensen todo eso de mí, porque tengo dentro de mí mismo grandes recursos. Esta es una razón por la que les gusto tanto, porque pueden destacar ventajosamente en una habitación y eclipsar a quien es reconocido como un buen poeta." Y en otra parte; "... sufro mucho en las reuniones donde a causa de las reglas sociales y de mi orgullo natural me veo obligado a ahogar mi inspiración y a parecer un idiota porque siento que si diera rienda suelta a mis escrúpulos les sorprendería demasiado. Vivo bajo un freno constante, nunca aliviado excepto cuando escribo. Así que seguiré escribiendo." El apartamiento de Keats debe ser mencionado, sin duda, pero no exagerado. En parte no era más que un sentimiento común a todos los hombres. Keats podía decir que admiraba la naturaleza humana y que le disgustaban los hombres, pero todo el mundo dice esto, o lo contrario, o las dos cosas. Naturalmente, nunca nos sentimos satisfechos con la sociedad que nos rodea, ya que nunca se ajusta a nuestros propósitos y esperanzas. Esto se puede aplicar con mayor verdad a Keats. Para él sólo hubo un hombre quizá, Shakespeare, que

se ajustara a su idea de lo que deben ser los hombres. Pero su apartamiento debe ser comprendido también como un aspecto normal de su genio. Este apartamiento se fue produciendo a medida que Keats tomaba conciencia de su capacidad e identidad, del trabajo que debía realizar y del destino que debía cumplir. Lo notable no es que estuviera separado, que mantuviera al mundo social a cierta distancia mediante su conocimiento de él, sino más bien que no se hubiera apartado más. Su conocimiento de los hombres contenía, controlaba y dignificaba su sociedad, pero nunca la limitó. Hasta el último momento esta sociabilidad se expresó en sus cartas como una potencia animal, manifestándose de manera extraña incluso cuando, en la amargura de su muerte cercana, Keats experimenta oleadas de odio hacia los amigos a los que ama.

MENTIiEM ' revista a su obra, contemplada bajo la mirada ! de Lionel Trilling, Bowra, ! el

moderno

Harold

Bloom, Oscar Wilde, Ju- : lio C o r t á z a r y Jorge Luis ; Borges. La

1

revista cierra sus '

p á g i n a s con el ensayo El | ι

arte

de Sherezada,

de i

nuestro secretano de re- • 1

d a c c i ó n , J o s é de la Co- ' lina y un poema inédito | de Marco Antonio Cam- i

Cuando pensamos en la sociabilidad de Keats, nos resulta fácil y natural suponer que esta sociabilidad es el desarrollo de su relación con su familia. Si Keats es genial, lo es en uno de los sentidos elementales de la palabra; pertenece a la gens, a la familia y, por extensión, a la tribu y en última instancia a la nación. "Me gusta Inglaterra, la amo", decía. Aunque haya sido un solitario intelectualmente nunca le gustó la soledad física. La compañía le gustaba y vivió muy poco solo. Incluso podía escribir con otra persona en la misma habitación. Podríamos decir que le gustaba reconstruir el ambiente de familia. En el siglo xix se extendió cada vez más la creencia de que el alejamiento de la familia era indispensable para el crecimiento del poeta y hoy día nuestra mitología de la personalidad poética da por supuesta esa situación. Pero Keats no habría comprendido lo que nosotros admitimos tan fácilmente. Él tenía

pos.

3i

\

]iiL\^

KJ.^, .

Vaso griego, dibujo de Jotin Keats

un sentido de la familia enorme-

un movimiento biográfico. Keats,

a lo que Wordsworth llama "la

mente fuerte y completamente

al desarrollarse, no "avanza" de

mente m á s pura", d e s p u é s de

directo, al menos en lo que se

una

p r e o c u p a c i ó n por lo sensi-

haber sido m í n i m a m e n t e sensi-

refiere a sus sentimientos por

ble a una p r e o c u p a c i ó n por lo in-

ble y absolutamente nada sen-

sus hermanos y por su hermana.

teligible. M á s bien se trata de

sual. Para Keats, sin embargo,

Sobre lo que sintiera por sus pa-

que su manera característica de

n i n g ú n sentido tenía m á s presti-

dres, muertos cuando era niño,

pensar a lo largo de toda su vida

gio que otro y para él lo senso-

sólo podemos hacer suposicio-

empieza con lo sensible y prosi-

rio, lo sensible y lo sensual eran

nes. Pero su afecto por los her-

gue hacia lo que él llama la "abs-

todo uno. Wordsworth hubiera

manos es una parte definitiva de tracción", pero sin dejar atrás lo su carácter y de su leyenda. De- sensible. Lo sensible no puede dicó su vida al cuidado de Tom ser dejado atrás, porque es lo

comprendido sin dificultad el sentimiento que expresa Keats cuando, al escribir a su amigo

en los largos meses finales de la

que genera la idea y permanece

Brown, habla de "los placeres

tuberculosis del muchacho. En

con ella. Y la intensa carga mo-

que

sus cartas a George, que estaba

ral y especulativa de los poemas

que Wordsworth h a b í a identifica-

en A m é r i c a , se abre emocional e

y las cartas de Keats debe su

do la "desnuda dignidad nativa

intelectualmente

m á s que en

gracia e inspiración excepciona-

del hombre" con el "gran princi-

cualquier otra o c a s i ó n . Hacia su

les a que aunque camina a su

pio elemental de placer, por el

hermana Fanny d e m o s t r ó una

lado, la supera y la condiciona,

cual el hombre conoce, siente,

ternura constante y toda la soli-

nunca niega la plena a u t o n o m í a

vive y se mueve". Pero Words-

citud que los Abbey le p e r m i t í a n ;

de lo sensible.

worth se hubiera inhibido preci-

es tu deber conseguir", ya

la imagen de su hermana, junto

Pero no basta hablar de la

pitadamente cuando Keats ani-

con la de la otra Fanny, es la que

lealtad de Keats a lo sensible, ni

ma al recién casado Reynolds a

le a c o m p a ñ ó en su viaje italiano.

de su lealtad a los placeres de

"hartarse de la miel de la vida".

Sus sentimientos familiares eran

los sentidos. Lo sensible y los

Especialmente por el

lo que él llamaba una p a s i ó n .

placeres de los sentidos pueden

sexual, pero no sólo por eso,

contexto

Hay todavía otro aspecto de la

aplicarse tanto a Wordsworth co-

Wordsworth se hubiera sentido

sociabilidad de Keats que tene-

mo a Keats. No debemos equi-

consternado por la imagen del

mos que tener en cuenta y es la

vocarnos en esto: en lo que se

apetito y la m a n i f e s t a c i ó n franca

complacencia que sentía hacia

refiere a lo sensible y al placer,

de un apetito que equivale a glo-

sí mismo. No podemos entender

Keats es discípulo

tonería.

la mente de Keats sin una com-

worth y las diferentes maneras

prensión plena de la capacidad

que

t e n í a n de comprender los

prender a Keats no podemos re-

de disfrute que tenía y de la libe-

dos conceptos no deben impe-

chazar la imagen del apetito y su

ralidad con que daba rienda

dirnos ver las semejanzas. Lo

clara manifestación de éste. El

suelta a esa capacidad. Los pla-

que

de Words-

aquí nos interesa, sin em-

ceres de los sentidos no eran

bargo, son las diferencias signifi-

para él solamente algo desea-

cativas. Nuestra lengua distin-

ble,

eran la base misma de la

gue entre lo sensorio, lo sensible

vida. Eran a d e m á s la base del

y lo sensual. La primera palabra

pensamiento. Keats, m á s que

no toma posición en lo que se

ningún otro poeta, m á s , en reali-

refiere al placer, la segunda con-

dad, que Shelley, era un platóni-

nota placer de diversos grados

co,

pero se diferencia de la última ya

pero su platonismo no era

doctrinal o s i s t e m á t i c o ;

por el

que ésta sugiere un placer inten-

impulso natural de su tempera-

so, despertador de apetitos, ma-

mento, su mente subía la esca-

terial, y generalmente contiene

lera del amor que Platón expone

un

en

comenzando

casi siempre una i m p l i c a c i ó n de

con el amor por las cosas y pro-

sexualidad. Para Wordsworth,

gresando hacia el amor por las

los placeres de los sentidos son

ideas, con las existencias

en

un claro signo de lo adecuado

El banquete,

fuerte sentido peyorativo y

Pero precisamente para com-

comer y las exquisiteces del sabor son algo básico y definitivo en su experiencia y en su poesía. La a n é c d o t a s e g ú n la cual se ponía p i m e n t ó n en la lengua para gustar m á s intensamente el placer de un trago de clarete frío es a p ó crifa. Sin embargo, es significativo que Haydon, que contaba la a n é c d o t a , c o n o c í a lo bastante el carácter de Keats como para haberla inventado. No es mucho m á s exagerada, d e s p u é s de todo, que la declaración del propio Keats sobre su gusto por el meloc o t ó n . "Hablando de placer, escri-

progreso hacia las esencias, con

de la vida, pero virtualmente las

be a Dilke, en este momento es-

apetitos en camino hacia deseos

dos únicas facultades sensorias

cribo con una mano y con la otra me llevo a la boca un m e l o c o t ó n .

inmortales. Pero este progreso

que tiene en cuenta son las de

es de un tipo especial, quizá de

ver y oír y, para eso, ver y o í r

¡Dios mío, q u é bueno! Noto c ó m o

un tipo que la interpretación orto-

sólo cierto tipo de cosas; y la

pasa, blando, medio derretido,

doxa de Platón no puede apro-

materia de experiencia de los

rezumante. Todo su delicioso vo-

bar. No se trata, por así decir, de

sentidos pasa muy r á p i d a m e n t e

lumen se derrite garganta abajo como una fresa beatificada."

Nosotros tenemos una postura ambivalente en nuestro concepto de la categoría moral del comer y el beber. Por un lado, la ingestión suministra las imágenes de nuestras experiencias más amplias y más intensas: tiablamos del vino de la vida y de la copa de la vida; hablamos también de sus heces, y la pena es algo que se apura; la vergüenza y la derrota son hiél; la divina providencia es maná o leche y miel; tenemos hambre y sed de justicia; estamos hambrientos de amor; los enamorados se devoran con los ojos y no hay madre que no haya exclamado que se comería a su niño; el pan y la sal son símbolos de paz y de lealtad, pan y vino la materia de los actos religiosos más solemnes. Por otra parte, sin embargo, si bien representamos lo más significativo de la vida mediante tropos que se refieren a los actos de comer y beber, lo hacemos con gran circunspección. Usamos las imágenes de la ingestión rápidamente, sin desarrollarlas, ya que sentimos que no es oportuno detenerse en aquello que nos permitimos mencionar." Pero en la obra de Keats las imágenes de la ingestión están siempre presentes y llegan a la exageración. Keats ocupa una posición quizá única entre los poetas por la amplitud de sus referencias al comer y al beber y a sus sensaciones placenteras o desagradables. Esto puede resultar alienante para algunos lectores, y, en verdad, incluso un admirador incondicional puede impacientarse ante la excesiva dependencia de Keats de palabras como, por ejemplo, "golosinas" ' La frase "maná del cielo" es muy frecuente, pero nadie dice nunca "codornices del cielo", aunque las codornices eran tan importantes como el maná en la comida suministrada por la divinidad a los tiijos de Israel en el desierto; el maná era. podríamos decir, sólo el postre divino. Sin embargo, como el maná era evanescente y no se ha podido identificar con nada comestible, se ha converlido en una metáfora del sustento milagroso y del consuelo espiritual; las codornices, por ser tan evidentemente reales, han sido olvidadas por completo.

para sugerir toda clase de placeres, incluso los de la literatura. Así se puede comprender lo que llevó a Yeats a hablar de Keats como de un niño con la cara aplastada contra el escaparate de una confitería. El tono suavemente despectivo y no carente de simpatía de la imagen de Yeats refleja parcialmente la parte negativa de nuestra ambivalencia ante el comer y el beber El apetito de la ingestión es el más primitivo de nuestros apetitos, el único apetito de nuestra etapa infantil, y la preocupación por él, el énfasis excesivo sobre él, nos parecen, no sin cierta razón, que implican la pasividad y autorreferencia de la condición infantil. Sin duda, ésta es la razón por la que Ciacco, el glotón del Inferno, aunque no es considerado como el mayor pecador, aparece, por así decir, como el más deshumanizado no el más inhumano, en el sentido habitual de la palabra, sino el más repugnante. Ciacco no ha progresado hacia una actividad adulta que pudiera llevar a una maldad agresiva, sino que se sienta, pasivo, bajo una nevada hedionda; inspira el peculiar horror que inspira el hombre adulto que es todavía un niño. Y los escritores satíricos religiosos de la vida moderna, como Aldous Huxley, T. S. Eliot o Graham Greene, cuando quieren que un personaje represente el infantilismo maligno de nuestra cultura contemporánea matehalista, le atribuyen un interés exagerado y detallado por la comida. En relación con esto, merece la pena señalar que nosotros nos dejamos deleitar por la descripción de grandes fiestas como las que pintan Homero, Rabelais y Dickens. El aspecto comunitario de comer implica "madurez" y aquieta muchos miedos de un narcisismo infantil. Esto es aún más cierto si la comida es sencilla y abundante y no sugiere cuidados exquisitos y si el apetito se acomoda a la comida, ya que un sano apetito lleva una aprobación moral que nunca puede alcanzar un apetito delica-

John Keats, dibujo de David Levine

éste. El ejemplo m á s conocido de

gica. También le sirve para lo que

el

esto es la mesa cubierta de "golo-

el llamaba abstracción.

miedo de nuestra cultura a la

sinas" junto a la cama de Made-

antes que Keats era el m á s plató-

autorreferencia pasiva de la in-

leine en The Eve of St.

do y exigente. Pero Keats no compartía

Agnes.

He dicho

nico de los poetas. Las ideas, las

fancia. Él no reprimía los deseos

Y en esa famosa escena todos

abstracciones constituían su vida.

infantiles; él les hacía frente, los

los elementos de la felicidad lujo-

Vivía para percibir las m á s profun-

reconocía y se deleitaba en ellos.

sa, la invocación del calor del Sur,

das esencias. Esto es lo que el

La comida y el acogedor calor

la comida suave y delicada, la inti-

apetito,

que

el niño generalmente en-

midad de la cama y la voluptuo-

siempre para él. Platón decía que

cuentra en ella constituían para

sidad del encuentro sexual brillan

el amor es el hijo de la Riqueza y

o el amor,

significaba

Keats la forma, la ¡dea elemental

formando una isla de felicidad con

de la Pobreza, y esto es justa-

de la felicidad. Keats no temía la

el propósito dramático final de re-

mente lo que representaba para

seducción del deseo de felicidad

saltar plenamente la fría oscuri-

Keats. En uno de los párrafos

porque, al parecer, estaba seguro

dad circundante; es un momento

m á s notables de sus cartas dice

de que su ser tendía al creci-

de vida en la infinitud del no-ser.

que el corazón "es el pezón del

miento, no a la regresión. El co-

Como imagen de la vida del hom-

cual la mente o la inteligencia ma-

nocimiento de la felicidad fue su

bre, tiene la fuerza del a p ó l o g o

ma su identidad". El primer apeti-

phmera expehencia, y él lo con-

del Venerable Beda sobre el go-

to prefigura el último; la primera

virtió en la base de toda expe-

rrión que voló de una noche tor-

hencia, en los fundamentos de su

mentosa de invierno al calor y la

b ú s q u e d a de la verdad. Así, para

luz de la sala del rey y regresó a

Keats, el lujo en la comida está

la oscuridad. La capacidad de

relacionado con el de la sexuali-

Keats para el placer implica su ca-

dad y, en cierto sentido, lleva a

pacidad de captar la realidad trá-

imagen de la ingestión es constante para este hombre, que, en su último soneto, habla del "paladar de mi mente" y que representa la totalidad de la vida con la imagen de una única uva, aplas-

CM.

BOWRA*

LA IMAGINACIÓN ROMÁNTICA Si quisiéramos señalar una característica que diferencie a los románticos ingleses de los poetas del siglo xviii, la hallaríamos en la importancia que los primeros daban a la imaginación y en su especial interpretación de la misma. En este punto, con ligeras discrepancias de detalle, coinciden Blake, Coleñdge, Wordsworth, Shelley y Keats, todos los cuales hacen de la imaginación la base de su teoria poética. En el siglo xviii, la imaginación no era el punto cardinal de la creación poética. Para Pope y Johnson y para Dryden antes que ellos, la imaginación tenía escasa importancia y cuando la mencionaban, le daban una significación limitada. Admitían la fantasía, siempre que estuviera controlada por lo que ellos llamaban el "juicio" y admiraban el uso de imágenes, pero considerándolas simplemente como impresiones y metáforas visuales. Para ellos, lo más importante de la poesía era la expresión fiel de las emociones o de los sentimientos, como ellos preferían decir. Deseaban expresar, en términos generales, la experiencia común de los hombres y no entregarse al capricho personal para concebir nuevos mundos. Para ellos, el poeta era un intérprete más que un creador; un hombre dedicado a mostrar las atracciones de lo ya conocido, más que a volar a las regiones de lo desusado y no visto. Estaban menos interesados en los misterios de la vida que en su familiar apahencia y trataban de expresar ésta con el mayor encanto y la más fiel exactitud a su alcance. En cambio, para los románticos, la imaginación era fundamental, porque pensaban que sin ella la poesía era imposible.

der de la poesía era mayor cuando se guiaba por un impulso libremente creador y sabían que en su caso ello ocurría cuando modelaban visiones flotantes en formas concretas y cuando perseguían pensamientos inasequibles hasta capturarlos y someterlos. Así como en política los hombres apartaban su mente del orden existente para elaborar grandes proyectos de humanidad reformada, asi también en las artes desdeñaban el plan convencional de la existencia para emprender aventuras personales llenas de gloria inspiradora. Los poetas del Renacimiento descubrieron de pronto grandes posibilidades de la intimidad humana y las expresaron en un arte atrevido y amplio que no se limitaba a copiar humildemente la vida. Los poetas románticos adquirieron una conciencia más profunda de sus propios poderes, y sintieron aquella misma necesidad de ejercerlos, imaginando nuevos mundos de la mente. El amor de los románticos a la imaginación fue fortalecido por consideraciones religiosas y metafísicas. Durante un siglo la filosofía inglesa estuvo dominada por las teorías de Locke, Este pensaba que la mente, en sus percepciones, era enteramente pasiva, una simple máquina registradora de las impresiones del exterior, "un espectador ocioso del mundo externo". Su sistema se adaptaba bien a una edad de especulación científica, que encontró su voz más representativa en Newton, La explicación mecanicista que tanto los filósofos como los

Esta creencia en la imaginación formaba parte de la creencia contemporánea en la personalidad individual. Los poetas románticos tenían conciencia de su maravillosa capacidad para crear mundos imaginarios y no podían creer que esto fuera estéril o falso. Por el centrano, pensaban que ponerle freno era negarles algo vitalmente necesaho para su propio ser. Pensaban que era esto, precisamente, lo que los hacía poetas y que al cultivar su imaginación, podían realizar su misión más eficazmente que otros poetas constreñidos por la caución y por el sentido común. Veían que el po• C.M. Bowra, La imaginación romàntica, traducción de José Antonio Balbontín, Taurus ediciones. S,A., Madrid, 1972. 320 pp.

Samuel Taylor Coleridge

tas no se limitaban a combatir la teoría de Locke sobre Dios y la p o e s í a : se o p o n í a n a todo su sistema, que servía de base a taies opiniones y que privaba al ser humano (lo que era m á s grave) de toda su importancia. Rechazaban su c o n c e p c i ó n del universo y la reemplazaron con su propio sistema, que bautizaron con el nombre de "idealista", porque hacia de la mente su punto central y su guía m á s alta. Pero como eran poetas, insistían en que la actividad m á s vital de la mente era la imagin a c i ó n . Como ésta era la fuente de la e n e r g í a espiritual, ellos no p o d í a n dudar de que fuese divina, por lo que, al ejercerla, ellos participaban de algún modo en la actividad de Dios. Blake dijo orgullosa y profèticamente: Este mundo de la imaginación es el mundo de la eternidad; es el seno divino en el que todos entraremos después de la muerte del cuerpo vegetal. Este mundo de la imaginación es infinito y eterno, mientras que el mundo de la generación, o vegetación, es finito y temporal. En el mundo eterno existen las realidades permanentes de cada cosa, que se reflejan en el espejo vegetal de la naturaleza. Todas las cosas están comprendidas en sus Formas Etercientíficos daban del mundo hacia que se prestara

nas en el cuerpo divino del Salvador, la verdadera

escasa atención a la conciencia humana y espe-

vida de la Eternidad, la Imaginación Humana.'

cialmente a sus convicciones m á s instintivas, que no eran las menos poderosas. Tanto Locke como

Para Blake, la i m a g i n a c i ó n es nada menos que

Newton encontraron un lugar para Dios en su uni-

Dios operando en el alma humana. De a q u í se

verso; el primero, por hallar que "las obras de la

sigue que cualquier acto de c r e a c i ó n ejecutado

naturaleza en todas y cada una de sus partes evi-

por la i m a g i n a c i ó n es divino y que en la imagina-

denciaban la presencia de una deidad"' y el segun-

ción la naturaleza espiritual del hombre se realiza

do,

del

de un modo pleno y definitivo. Coleridge no habla

mundo implicaba la existencia de un m e c á n i c o .

con certidumbre tan a p o c a l í p t i c a , pero sus conclu-

Pero esto no era lo que los románticos le p e d í a n a

siones no son muy diferentes de las de Blake;

porque pensaba que la gran m á q u i n a

la religión. Esta era para ellos menos una cuestión de

razón que de sentimiento, menos de argu-

Sostengo que la imaginación es el poder viviente y el

m e n t a c i ó n que de experiencia y se quejaban de

agente principal de toda percepción humana, y que

que la explicación mecanicista del universo viniese

yo soy al repetir en mi mente infinita el acto eterno

a contrariar sus convicciones

de creación de la mente infinita."

m á s íntimas. Lo

mismo pensaban de la poesía. Locke e x p r e s ó opiniones sobre la poesía, como sobre todas las

Es cierto que Coleridge considera la p o e s í a como

d e m á s actividades humanas, pero no mostraba

un producto de la i m a g i n a c i ó n secundaria, pero

una gran estimación por ella. La poesía era para él

como é s t a sólo difiere en grado de la primaria,

una cuestión de "ingenio", cuya tarea consistía en

sigue estando claro que para él la i m a g i n a c i ó n

combinar ideas "para trazar pinturas agradables

tiene una importancia fundamental, puesto que

inspiradas por la fantasía".^ El ingenio, en su opi-

participa de la actividad creadora de Dios.

nión, era completamente

irresponsable y pres-

cindía de la verdad y la realidad. Los r o m á n t i c o s rechazaban fieramente una teoría que despojaba a su trabajo de su c o n e x i ó n esencial con la vida.

Esta es una extremada p r e t e n s i ó n y no la sustentan s ó l o Blake y Coleridge. La sostuvieron tamb i é n , hasta cierto punto, Wordsworth, Shelley y Keats. Cada uno de é s t o s estaba convencido de

Locke era el blanco predilecto de Blake y de Coleridge, para quienes representaba una herejía mortal contra la naturaleza de la vida. Estos poe• John Locke. The Reasonableness of Christianity, en Works (12a edición). VI. 135. - John Locke. An Essay Converning Human Understanding, en Worics. II. 11. 3.

• A Vision of the Last Judgment, en Poetry and Prose of William Blake. editado por Geoffrey Keynes (1 volumen. 4a edición, Londres, The Nonesuch Press, 1939). p. 639. ' Samuel Taylor Coleridge. Biographia Literaria, editado por J. Shawcross (2 volúmenes, Oxford. 1907). i. 202. Véase la revista de Coleridge de los poemas de Drake y Halleck en el Southern Literary Messenger, abril, 1836: "La imaginación es posiblemente en el hombre un grado menor que el poder creador de Dios."

que la imaginación no era sólo su más preciada posesión, sino que estaba ligada de algún modo con un orden sobrenatural. Nunca se había hecho semejante proclamación y a ella debe en gran parte la poesía romántica su atracción mágica. El peligro de una pretensión tan atrevida consiste en que el poeta puede sentirse tan absorbido en su propio universo y la exploración de sus rincones más recónditos, que se haga incapaz de comunicar su expehencia esencial a los demás hombres para convertirlos a su credo íntimo. Los poetas románticos crearon ciertamente mundos de su propia cosecha, pero lograron persuadir a otros de que esos mundos no eran meramente un producto absurdo de su fantasía. A este respecto, esos románticos estuvieron más cerca de la tierra y del hombre común que algunos de sus contemporáneos alemanes. No tenían la misma estima por los anhelos insatisfechos como un fin en si, ni por la creencia en las alucinaciones y en la magia, que tanto papel desempeñan en la mente de Brentano, ni experimentan la delicia nihilista de desgajarse de la vida, sobre la que Novalis escribe a Caroline Schlegel: William Wordsworth

Ya sé que la imaginación se siente atraída especial- Shakespeare alude a él cuando pone en boca de mente por lo más inmoral y lo más animal, pero sé Theseus estas palabras: también que toda imaginación es un sueño, que tiende a la noche, a lo hueco y a la soledad, El ojo del poeta, con su bello rodar fantástico, /gira del cielo a la tierra y de la tierra al cielo, /y al forjar la No era esto lo que pensaban los románticos ingleimaginación /las formas de cosas nunca vistas, la ses. Estos creían que la imaginación guardaba pluma del poeta /las configura y da al aire vacio /un una relación esencial con la verdad y la realidad y albergue y un nombre.' se esforzaban por lograr que su poesía expresara esa relación, Esto habría obtenido la aprobación de un filósofo Al tratar de hacerio tropezaron con una antigua italiano como Pico della Mirandola, quien pensaba dificultad. Si un hombre deja volar libremente a su que la imaginación era casi una facultad enferimaginación, ¿qué garantía hay de que su visión miza, y viene a reforzar la asociación hecha por refleje exactamente la realidad? ¿Puede decirnos Theseus entre el poeta y el lunático o el enamoraalgo que nosotros no sepamos o está diciendo do. Aun otros muchos, que no van tan lejos, concosas tan alejadas de la vida real que representen sideran que las creaciones de la imaginación tiemás bien un escapismo? Esta pregunta ha sido nen escasa conexión con la vida real y sólo reprecontestada en cierto modo por Locke cuando trata sentan una fuga agradable de sus miserias. Esta despectivamente al ingenio poético, y en forma es la opinión que expresa Bacon en su ensayo sosimilar la contesta Tom Paine, el amigo revolu- bre El progreso de la cultura: cionario de Blake, en su libro La edad de la razón: Yo tenía cierta inclinación y creo que algún talento para la poesía; pero he reprimido, más que estimulado, esta tendencia, al ver que conduce con exceso al campo de la imaginación.

La imaginación, no estando sujeta a las leyes de la materia, puede juntar a placer lo que la naturaleza separa, y romper lo que la naturaleza junta, estableciendo de este modo uniones y divorcios ilegales entre las cosas.

Este punto de vista no es nuevo. Se basa en el supuesto de que las creaciones de la imaginación son meras fantasías, sin ninguna relación con la vida. Este problema conturbó a los isabelinos y

Bacon considera esto como una actividad Inofensiva y placentera, pero nada más. Aunque los isabelinos excedieron a los hombres de cualquier otra edad en la creación de mundos imaginarios, sus

' Novalis [Friedricti von Hardenberg], carta del 27 de febrero de 1799, en Gesammeíle werke, editadas por Cari Seelig (Zurich. 1945), V. p. 274,

^ William Shakespeare. A Ivfidsummer Nigtit's Dream, acto V, ( pp. 12-17.

pensadores m á s serios no concedieron gran importancia a la poesia y se limitaron a considerarla como un pasatiempo olvidado de las preocupaciones ordinarias de la vida. Esta posición no puede satisfacer a los poetas que creen que la imaginación es una facultad divina, que atañe a las profundidades del ser. En realidad, es difícil para cualquier poeta pensar que sus creaciones son imaginarias, en el sentido peyorativo que Bacon da a esta palabra. Los poetas creen generalmente que sus creaciones están en una u otra forma ligadas con la realidad y esta creencia los alienta en su trabajo. Su m é t o d o no es el de la mente analítica, pero no por eso deja de ser penetrante. Los poetas suponen que la poesía trata de algún modo con la verdad, aunque esta verdad sea diferente de la perseguida por la ciencia o por la filosofía. Que Stiakespeare c o m p r e n d í a esta cuestión se ve claramente en lo que dice Hippolyta contestando al discurso de Theseus sobre la i m a g i n a c i ó n :

Pero contada toda la histona de esta noctie, /y todas sus mentes transfiguradas

a un tiempo /son más que

imágenes de la fantasía: /toma una gran

William Shakespeare

constancia,

/no obstante ser extraña y admirable.^

parecían tenebrosas o incomprensibles. Al tomar forma coherente nuestras fantasías, vemos con

Hippolyta tiene bastante sentido para comprender

m á s claridad lo que nos había conturbado y con-

que las invenciones de un poeta no son "aire vano"

fundido. Y esto es lo que hacen los r o m á n t i c o s .

sino que guardan cierta relación con la realidad. En

Combinan la imaginación y la verdad porque sus

esto representa una opinión que se opone a la del

creaciones están inspiradas y controladas por una

platónico Pico, pero que tiene cierta afinidad con la

intuición peculiar. Coleridge esclarece este punto

de Guarino, s e g ú n el cual, las declaraciones de la

cuando elogia a Wordsworth en la siguiente forma:

poesía son verdaderas no literalmente, sino simbólicamente." Para Hippolyta, las creaciones de la

Representaba la unión del sentimiento profundo con

imaginación se relacionan con la experiencia viva y

el profundo pensamiento; el delicado equilibrio entre

reflejan alguna torma de realidad.

la verdad de la observación y la facultad imaginativa

Los románticos afrontan este problema abierta y

de transformar los objetos observados, y sobre todo,

bravamente. Lejos de pensar que la imaginación se

el don original de agudizar el tono de la atmósfera, y

refiere a lo que no existe, insisten en que revela una

con ello la profundidad y la altura del mundo ideal en

forma importante de verdad. Creen que al actuar la

que se mueven las formas, los incidentes y las situa-

imaginación ve cosas para las que la inteligencia

ciones, y que ha sido despojado por la costumbre,

ordinaria es ciega, gracias a una íntima percepción

para la visión común, de todo lustre, al apagar sus

o intuición. En realidad, la imaginación y la intuición

chispas de luz y secar sus gotas de rocío.'

son inseparables y constituyen, para todos los efectos prácticos, una sola facultad. La intuición des-

Cuando la i m a g i n a c i ó n trabaja en esta forma no

pierta a la imaginación y es espoleada por ella al

puede ser acusada de escapar a la vida, ni de ser

emprender su tarea. Sobre esta presunción com-

simplemente un recreo agradable.

ponían los románticos su poesía. Al utilizar sus

La p e r c e p c i ó n que a c t ú a en íntimo consorcio

poderes creadores se sentían inspirados por su

con la i m a g i n a c i ó n no es lo mismo que la percep-

sentido del misterio de las cosas, que trataban de

ción propugnada por Locke, y los r o m á n t i c o s se

penetrar con su intuición, para expresarlo en for-

esforzaron siempre por disipar toda c o n f u s i ó n so-

mas

bre este punto. Puesto que los r o m á n t i c o s trata-

imaginativas. Este proceso no es difícil de

comprender. La mayor parte de nosotros, cuando usamos nuestra imaginación, nos sentimos primero excitados por un enigma alucinante que reclama una solución y que fuerza, en segundo término, a nuestra mente a descubrir cosas que antes le • Ibid., acto V. escena I. pp. 23-27. ' W. H. Woodward. Vittorino da Feltre (Florencia. 1923). p.175.

ban de penetrar en la naturaleza de las cosas, rechazaban la limitación de la p e r c e p c i ó n a los objetos físicos, preceptuada por Locke, ya que ésta privaba a la mente de su f u n c i ó n esencial, que era la de percibir y crear al mismo tiempo. Blake habla de esto con profético d e s d é n ; ' Coleridge. Biographia

Literaria. I, p. 59.

do término un metafisico, su concepción de un universo espiritual procedía de su intenso sentido de una vida interior y de su creencia de que la imaginación, operando con la intuición, era más capaz que la razón analítica de hacer descubrimientos verdaderamente importantes para nosotros.

John Keats

Sólo las cosas mentales son reales. Nadie conoce el domicilio de eso que se llama corporal. Su situación es una falacia y su existencia una impostura. ¿Dónde está la existencia, fuera de la mente y del pensamiento? ¿Dónde, si no es en la mente de un loco?'" Coleridge llega a la misma conclusión por razones parecidas: Si la mente no es pasiva, si tía sido tiectia realmente a imagen de Dios, y es, en el sentido más sublime, la Imagen del Creador, tiay motivos para sospechar que cualquier sistema que se funde en la pasividad de la mente tiene que ser falso." Al rechazar la concepción sensacionalista del mundo externo, Blake y Coleridge prepararon el camino para restaurar la supremacía del espíritu, que había sido negada por Locke, pero que era entonces propugnada por los metafísicos alemanes. Blake no sabía nada de éstos y sus conclusiones se derivaban de su propia facultad visionaria, que no podía creer que la materia fuese, en ningijn sentido, tan real como el espíritu. Coleridge habia leído a Kant y a Schelling y encontró en ellos un firme apoyo para sus opiniones, pero éstas se derivaban más que de la filosofía de aquéllos, en su propia convicción instintiva de que el mundo del espíritu era la ijnica realidad. Como Coleridge era ante todo un poeta, y sólo en segun'° Blake, A Vision of the Last Judgment, en Poetry and Prose, p. 651. " Letters of Samuel Taylor Colendge. editadas por Ernest Harlley Coleridge (2 volúmenes. Londres. 1895), I. p. 352.

Al rechazar las explicaciones de Locke y de Newton sobre el mundo visible, los románticos obedecían a su llamada interna para explorar más profundamente el mundo del espíritu. Todos ellos, en diferentes formas, creían en un orden de cosas que no es el que vemos y conocemos, y se esforzaban apasionadamente por esclarecerlo. Deseaban penetrar en la realidad corriente, para explorar sus misterios y comprender mejor el sentido y el valor de la vida. Estaban convencidos de que, aunque las cosas visibles eran los instrumentos que nos acercaban a la realidad, ellas no lo eran todo y tendrían escasa significación si no estuvieran relacionadas con un poder envolvente y sustentante. No es difícil ver lo que esto significa. La mayor parte de nosotros sentimos que un universo físico no es bastante y exigimos una filosofía que nos explique por qué nuestras creencias y convicciones son válidas y por qué en un mundo aparentemente mecanicista tenemos escalas de valores que ningtjn mecanismo puede explicar Locke y Newton nos explican lo que es el mundo sensible, pero no cuál es su valor. En realidad, al explicar los juicios mentales como procesos físicos, destruyen su validez, puesto que el ijnico fundamento de la verdad de nuestros juicios reside en la existencia de una verdad objetiva, que no puede ser determinada por un proceso causal y subjetivo. Tales sistemas implican un espíritu de negación, porque al tratar de explicar nuestra creencia en el bien o en la santidad o en la belleza, no hacen más que disiparia. Por eso Blake señaló a los físicos atómicos y sus afines como gentes que trataban en vano de destruir la luz divina que es la ijnica que da sentido a la vida y proclamaba que en su presencia las teorías atómicas carecían de valor:

Los átomos de Democrito /y las partículas de luz de Newton /son arenas de la playa del Mar Rojo, /donde resplandecen las tiendas de Israel. " Los románticos se preocupaban de las cosas del espíritu y esperaban que, por medio de la imaginación y de la intuición inspirada, podrían entenderías y expresadas en su poesía penetrante. Fue la busca del mundo invisible lo que evocó la inspiración de los románticos y los hizo poetas. El poder de su trabajo procede en parte de su deseo de captar las verdades tJItimas, y en parte, de su exaltación cuando creían haberias alcanzado. A diferencia de sus colegas alemanes, que se

Blake, "Fragmento", en Poetry and Prose, ρ, 107.

Percy Β, Shelley Sehnsuncht,

Johnson por la "grandeza de la generalidad" y dis-

del anhelar y no se preocupaban de lo que pudiera

crepa fuertemente de él cuando Johnson dice:

ser el Jenseits.

"Nada puede complacer a tantos, ni tan amplia-

contentaban con las emociones de la

o m á s allá, con tal de que fueran

suficientemente misteriosos, los r o m á n t i c o s ingle-

mente, como la r e p r e s e n t a c i ó n de la naturaleza

ses p r o s e g u í a n su esfuerzo de inquisición imagi-

general." Blake piensa por el centrano:

nativa hasta encontrar respuestas que los dejaran satisfechos. Su finalidad era descubrir el misterio

Generalizar es de idiotas. Particularizar es la verda-

de las cosas, a través de sus manifestaciones indi-

dera distinción del mérito. Los conocidos generales

viduales y explicar su significado. Apelaban para

son la propiedad del idiota."

ello no a la mente lógica, sino a su ser completo,

¿Qué es la Naturaleza general? ¿Existe tal cosa?

al conjunto de sus facultades intelectuales, sensi-

¿Qué es el conocimiento general? ¿Dónde está

tivas y emotivas. Sólo los datos individuales de la

eso? Estrictamente hablando, todo conocimiento es

experiencia

particular.'"

imaginativa

podían

hacer esto. En

ellos vemos ejemplos de lo que no puede ser expresado directamente con palabras, sino sólo por medio de alusiones y sugerencias. Los poderes que Wordsworth veía en la naturaleza, o Shelley en el amor, eran tan enormes que sólo podemos empezar a entenderlos cuando se manifiestan en ejemplos simples y concretos. Sólo a t r a v é s de los casos singulares podemos aprehender algo de lo que el poeta ha percibido en su visión. La esencia de la imaginación romántica consiste en crear formas

que revelan las fuerzas invisibles y no hay

otra manera de revelarlas, puesto que son inasequibles al análisis y a la d e s c r i p c i ó n y sólo pueden ser presentadas en ejemplos particulares. La a p r e h e n s i ó n de estas fuerzas espirituales es

Blake pensaba a s í porque vivía en la i m a g i n a c i ó n . Nada t e n í a plena significación para él si no aparecía en una forma particular, Y los r o m á n t i c o s , en general, subscribían esa idea. Su arte t e n d í a a presentar, lo m á s vivamente posible, los momentos de visión que daban, incluso a los pasajes m á s vagos, la coherencia y la simplicidad de los acontecimientos concretos. Aun en "Kubla Khan", que guarda tantas cualidades del s u e ñ o en que nació, hay una viva p r e s e n t a c i ó n de una misteriosa

experiencia

remota, que es de hecho la experiencia central de toda la creación de Coleridge, expresada con delicia dionisiaca mediante la iluminada o r d e n a c i ó n de numerosos elementos en una c o m p o s i c i ó n fasci-

muy distinta de la c o m p r e n s i ó n científica de las le-

nante. Es posible que Coleridge no tuviera plena

yes naturales o de la p e r c e p c i ó n filosófica de las

conciencia de lo que hacía cuando escribió este

verdades generales. Tales leyes y verdades pue-

poema, pero la experiencia que nos pinta es la de

den ser expresadas con palabras abstractas, pero

su fuerza creadora en sus momentos m á s puros,

las fuerzas espirituales sólo pueden ser presen-

cuando se enfrentaba con posibilidades infinitas.

tadas en ejemplos particulares, pues sólo a s í po-

No es de extrañar que sintiera que, si él pudiera

dremos verlos en su verdadera individualidad. En

realizar todas las potencialidades de un momento

realidad, sólo cuando la luz divina de la imagina-

así, sería como un hombre que hubiese alternado

ción brilla sobre ellas, empezamos a comprender

con los dioses:

su significación y su llamada. Por eso Blake es tan hostil a la opinión de que el arte trata de verdades generales. No comparte el respeto de Samuel

" Blake, "Apostillas a los Discursos de Sir Joshua Reynolds", en Poetry and Prose, pp. 777. " Ibid., p. 788.

Ytociosgritarían: ¡Cuidado, cuidado! / tJlirad sus ojos relucientes y su cabello flotante. / Trazad un triple circulo a su alrededor/y cerrad vuestros ojos con santo temor / porque se tía nutrido de tiidromiel / y ha bebido la teche del Paraíso. Era en tal experiencia, remota y extraría, lejos de todos los sentidos, donde los románticos buscaban la poesia, y entendían que sólo podían comunicar esa visión a los demás mediante ejemplos particulares. Los poderes invisibles que sostienen el universo actúan a través del mundo visible. Sólo interpretando lo que vemos, oímos y tocamos podemos entrar en relación con ellos. Todo poeta tiene que operar con el mundo de los sentidos, pero los románticos veían en él la herramienta necesaria para realizar sus poderes visionarios. Sus impresiones del mundo los afectan a veces de tal modo que se sienten transportados más allá, a un orden de cosas trascendentales, pero esto no podría ocurrir si ellos no mirasen al mundo en torno con ojos atentos y amorosos. Una de las ventajas que adquirieron, al librarse de las verdades abstractas y generales, fue la libertad de usar sus sentidos para mirar a la naturaleza sin prejuicios convencionales. Además de esto, todos ellos estuvieron dotados de un alto grado de sensibilidad física y a veces se sentían extasiados ante lo que veían, que quedaban enteramente absortos en ello. Esto es indudable respecto a Wordsworth y Keats, quienes restituyeron a la poesía una agudeza del ojo y del oído, apenas conocida desde el tiempo de Shakespeare. Y es igualmente cierto en relación con Blake, Coleridge y Shelley El ojo atento y observador que hizo de Blake un hábil artífice de la línea y del color, funcionaba también en su poesía. Es cierto que rara vez se contentaba con describir lo que veía, pero cuando usaba la descripción con el propósito ulterior de revelar un hondo misterio, sus palabras eran exactas y vividas y hacían brillar sus símbolos espléndidamente ante los ojos. Aunque Coleridge encontró algunos de sus más altos motivos de inspiración en los sueños y los arrobos, dio a su detallada descripción una singular brillantez de trazado y carácter. Y aunque Shelley vivió entre ideas sublimes y abstracciones impalpables, se hallaba muy a gusto en el mundo visible, porque veía en él un espejo de la eternidad, digno por ello de la mayor atención. Algunos poetas viven enteramente en el mundo de los sueños y apenas advierten la escena visible, pero los románticos no son de esta índole. Su fuerza proviene en realidad de la manera en que arrojan una nueva luz mágica sobre la faz corriente de la naturaleza, invitándonos a buscar una explicación del irresistible atractivo que ella ejerce sobre nosotros. Todos los poetas románticos encuentran en la naturaleza su inspiración inicial. La naturaleza no lo era todo para ellos, pero ellos no hubieran sido

Samuel Johnson

nada sin ella, porque sólo a través de ella encontraban esos momentos de exaltación que les hacían pasar del espectáculo a la visión, para penetrar - s e g ú n c r e í a n - en los secretos del universo. Aunque todos los poetas románticos creían en una realidad ulterior, que sen/ia de fundamento a su poesía, la interpretaban y la usaban en formas diferentes. Divergían en cuanto a una importancia del mundo visible y en sus interpretaciones del mismo. En un extremo aparece Blake, según el cual, la imaginación es un poder divino del que procede toda realidad. Opera con un material dado, el de la naturaleza; pero, según Blake, llegará un día en que la naturaleza desaparezca y el espíritu quede libre para forjar sus creaciones sin ella. Mientras exista la naturaleza, el hombre tomará de ella sus símbolos, que le servirán para interpretar lo invisible. El verdadero hogar de Blake estaba en la visión, en lo que él veía cuando daba rienda suelta a su imaginación creadora, transformando con ella los datos sensibles. Para él, la imaginación revela la realidad enmascarada por las cosas visibles. El mundo corriente nos ofrece insinuaciones que deben ser interpretadas y desenvueltas: Ver el mundo en un grano de arena Y el cielo en una flor silvestre. Encerrar el Infinito en la palma de la mano y la Eternidad en una hora.'"" A través de las cosas visibles, Blake alcanzaba ese estado trascendente que él llamaba la "eternidad" y se sentía libre para crear nuevos mundos " Blake, "Auguries of Innocenea", en Poetry and Prose, p. 118.

sentido de una realidad espiritual que latía en todas las cosas vivientes. Para él, incluso el suceso m á s comiJn estaba p r e ñ a d o de lecciones y significados.

Esto se revela especialmente en sus

"Augurios de inocencia", donde por medio de pareados e p i g r a m á t i c o s

y ambiguos, expresa su

sentido de las relaciones Íntimas que existen en la realidad y atan los mundos de la vista y del es-

1^

píritu en un todo ijnico. Sus palabras son bastante simples, pero cada una de ellas requiere a t e n c i ó n , como cuando proclama: Un petirrojo encerrado en una jaula enciende los cielos en ira.

BIOGRAPHIA LITERARIA SAMUEL TAYLOR

COLERIDGE

El petirrojo de Blake es t a m b i é n un ser espiritual, no simplemente un pájaro visible, sino la fuerza que

este pájaro encarna y simboliza, el espíritu

libre que se arroba en su canto y en todo lo que él significa. Este espíritu no debe ser apresado, porque ello representa un pecado contra la vida divina del universo. Blake era un visionario que creía que las cosas ordinarias eran insustanciales en sí mismas, pero a la vez s í m b o l o s brillantes de realidades m á s excelsas. Estaba tan embebido en el espíritu que no se dejaba perturbar por la aparente solidez de la materia. Veía en ella algo distinto: un

vivientes. No era un mistico que buscara en las sombras trabajosamente a Dios, sino un visionario que pudo decir de sí mismo:

mundo de valores eternos y de espíritus vivientes. Keats tenía un amor m á s apasionado que el de Blake por el mundo visible, y ha sido considerado frecuentemente como un hombre que vivía para

Estoy en la presencia de Dios dia y noche,

las impresiones sensuales; pero se parece a Bla-

y nunca apartó de mí su rostro.'^

ke en su c o n v i c c i ó n de que la realidad ijitima sólo puede ser descubierta por la i m a g i n a c i ó n . Lo que

De todos los r o m á n t i c o s , Blake es el m á s riguroso

él piensa de ella puede verse en estas líneas de

en su concepto de la i m a g i n a c i ó n . Pudo decir con-

" S u e ñ o y P o e s í a " , en las que se pregunta por q u é

fiadamente: "Sólo un poder tiace al poeta: la Ima-

ha perdido la i m a g i n a c i ó n su antiguo p o d e r í o y

g i n a c i ó n , la Visión Divina."" Porque para é l , la

alcance:

i m a g i n a c i ó n crea la realidad y esta realidad es la actividad divina del yo con su e n e r g í a libre de trabas. Su a t e n c i ó n va dirigida hacia un mundo ideal,

¿Es tan estrecha la presente fuerza de la humanidad, que la alta imagl-

espiritual, que él ayuda a construir junto con todos los que obedecen a la i m a g i n a c i ó n . Aunque Blake tiene un ojo agudo para el mundo

[nación no puede ya volar

libremente

como lo hacia en otro tiempo, ni preparar sus

visible, su p r e o c u p a c i ó n especial se aplica a lo invisible. Para él, toda cosa viviente era un s í m b o -

[corceles con tas patas contra la luz, para volar

lo de poderes eternos y éstos eran los que Blake

[maravillosamente

trataba de captar y entender. Como pintor que era,

entre las nubes? ¿No nos lo ha enseñado ella todo:

con una mente de extraordinaria calidad pictórica,

desde el claro espacio del éter hasta el leve hálito

describía lo invisible en el lenguaje de lo visible, y

de los nuevos capullos entreabiertos y desde el

lo veía en realidad con su visión íntima. Pero lo

[significado

que él veía no era una alternativa del mundo real,

de las grandes cejas de Júpiter hasta el suave verdear

sino un orden espiritual, al que sólo se podía apli-

de los prados de Abril?

car el lenguaje de las cosas físicas en forma metafórica. Lo que le interesaba m á s profundamente

Keats era muy joven cuando escribió estos ver-

y despertaba sus m á s poderosas e n e r g í a s era el

sos,

y tal vez entonces sus palabras no fueron

todo lo precisas que uno quisiera. Pero está claro Blake. "Fragmento", en Poetry arid Prose, p. 128. " Blake. "Anotaciones a los poemas de Wordsworlh", en Poetry and Prose, p. 821.

que v e í a , desde muy joven, la i m a g i n a c i ó n como un poder que crea y revela, o que revela a t r a v é s

de la creación. Keats aceptaba los trabajos de la imaginación no sólo como válidos por sí mismos, sino también por su relación con la realidad última que ellos iluminaban. Persiguió esta idea con largas meditaciones hasta esclarecer su significado y la hizo suya porque respondía a una necesidad de su ser creador.

KEATS'S Po ET H Y A \ D PROSE

A través de la imaginación, Keats veía una realidad absoluta, a la que él podía llegar con su apreciación de la belleza revelada por los sentidos. Cuando los objetos de los sentidos vertían su hechizo sobre él, se sentía tan conmovido y exaltado que se creía transportado a otro mundo y se consideraba capaz de abarcar la totalidad del universo. La vista, el tacto y el olfato elevaban su imaginación a una esfera en la que contemplaba vastos paisajes con los que se sentía compenetrado. A través de la belleza, sentía que accedía a la presencia de la realidad última. Cuando más intensamente le impresionaba un objeto bello, más se convencía de que detrás de él había algo distinto. En Endymión nos dice que la felicidad eleva nuestras mentes a la "unión con la esencia" y nos deja "transmutados como por alquimia y libres del espacio": ¿Sentimos estas cosas? Entonces pasaremos a una especie de unidad en la que somos como espíritus flotantes. Pero liay aún encuentros más ricos, sumisiones muctio más autodestructoras. que conducen por [grados a la suprema intensidad." La belleza de las cosas visibles conduce a Keats al éxtasis y éste era el objetivo de sus deseos, pues le sirve para explicar el atractivo que los objetos sensibles ejercen sobre él y para justificar su anhelo de traspasarlos a fin de alcanzar la realidad permanente y universal. La noción de esta realidad era más estrecha en Keats que en Blake. El phmero habla específicamente como poeta, mientras que el segundo incluye en la imaginación todas las actividades que crean o acrecientan la vida. Además, la imaginación de Blake es activa, mientras que la de Keats es principalmente pasiva y aspira, sobre todo, a la "intensidad suprema". Pero ambos coinciden en considerar la imaginación como algo absorbente y exaltante, que abre el camino para un orden espiritual invisible. También Coleridge se interesó mucho por la imaginación y le consagró algunos de los mejores capítulos de su Biografia Literaria. No es fácil en él separar las teorias que formó en sus últimos años de las presunciones conforme a las que actuó casi instintivamente antes de que sus facultades creadoras comenzaran a debilitarse. A veces parece demasiado consciente de la filosofía sensualista de su juventud. Conserva de ella su concepción '· John Keats. Endymión. I. pp. 795-800.

«

NORTON

CRIIIC«L

EOlllON

de un mundo de hechos, "un mundo frío, inanimado" en el que "los objetos, como objetos, están fijos y muertos". Pero como poeta trasciende esta idea, o la enlaza, con una conclusión inesperada. Precisamente porque el mundo externo es asi, la tarea del poeta consiste en transformado por la imaginación. Así como los "accidentes de la luz y la sombra" pueden transmutar "un paisaje conocido y familiar"," así también este mundo muerto puede ser vivificado por la imaginación. Coleridge justifica esto con una atrevida paradoja: ¿Me atreveré a añadir que el genio debe actuar como si el cuerpo se esforzara por convertirse en mente, como si el cuerpo, en esencia fuese mente?" Lo más importante para Coleridge era su confianza en la imaginación como algo que da forma a la vida. Lo que esto significa en la práctica para él puede verse en unas líneas de su "Decepción", en las que explica que la naturaleza sólo vive en nosotros y que somos nosotros los que creamos todas sus cosas importantes: ¡Afi! Solamente del alma surgen la luz. la gloria, la nube luminosa que envuelven la Tierra. Y de la propia alma debe salir Coleridge, Biograptlia Literana. II. p-. 450. Letters of Samuel Taylor Coiendge. II. p. 450.

Keats en su litera durante el viaje a Italia, realizado por John Severn

la dulce y potente voz, nacida en ella,

vivido que el mundo familiar, debido a su m á s agu-

que resuena en todos los dulces sones y elementos

da contraposición entre el bien y el mal y a una ma-

de la vida.

yor carga de sentido. Esta c o n c e p c i ó n se desarrolló solamente en su poesía, y m á s estrictamente en

Coleridge no va tan lejos como Blake en los títulos

dos o tres de sus poemas. Coleridge se sintió com-

que concede a la i m a g i n a c i ó n . Se siente un poco

pendo a esa c o n c e p c i ó n por la impresión conturba-

cohibido por la presencia del mundo externo y

dora de que la vida estaba gobernada por poderes

cree que, en cierto modo, debe conformarse a é l .

que

Pero cuando su genio creador entra en a c c i ó n ,

resultado de esto es una poesía m á s misteriosa

disipa estas dudas y trata de dar forma a una reali-

que la de cualquier otro r o m á n t i c o , pero singular-

dad

a partir de lo indeferenciado, de lo "dado".

Termina por creer que el sentido de la vida se adquiere por el ejercicio de una actividad creadora, muy parecida a la de Dios.

no p o d í a n ser plenamente comprendidos. El

mente emotiva y penetrante, precisamente porque se basa en sentimientos humanos primordiales. Wordsw/orth coincide con muchas de las opiniones de Coleridge sobre la i m a g i n a c i ó n , especial-

Coleridge no nos da una perfecta definición de la

mente con sus distingos entre la i m a g i n a c i ó n y la

realidad ijitima que la poesía explora. A juzgar por

f a n t a s í a . Para Wordsworth, la i m a g i n a c i ó n era el

lo que nos dice en "Kubla Khan", parecía sentir, al

don m á s alto del poeta, y en la c o m p o s i c i ó n de

menos en ciertos momentos, que la creación era

sus poemas revela lo que e n t e n d í a por imagina-

trascendental en sí misma y que no n e c e s i t á b a m o s

c i ó n . La s e c c i ó n que él llama "Poemas de la ima-

pedir más. Pero acaso no debamos estirar dema-

g i n a c i ó n " contiene composiciones en las que el

siado el testimonio de "Kubla Khan". Si reflexiona-

poder creador se une a una intuición visionaria

mos sobre lo que se nos dice en "El Viejo Marinero"

especial. Piensa como Coleridge que esta activi-

y "Christabel", veremos que Coleridge pensaba que

dad se parece a la de Dios. Es la divina capacidad

la tarea de la poesía consistía en revelar el misterio

del n i ñ o para crear sus propios mundos diminutos:

de la vida. La naturaleza ambigua de ambos poemas, con su sugestión de un estado intermedio entre el s u e ñ o y la vigilia, entre las gentes vivas y los espíritus ultraterrenos, nos indica la índole del objetivo perseguido por el genio de Coleridge en sus vuelos m á s audaces. Pensara lo que quisiera como

El sentimiento

tiene para él un poder singular /

que, a través de las crecientes

facultades

del senti-

do, /actúa como agente de la gran tviente /trabajando

juntos,

con las obras que

creador y recipiente,

Creadora,

/en alianza

realizan.''

filósofo, Coleridge se sentía fascinado como poeta por la noción de poderes ultraterrenos que operaban en el mundo y cuya influencia trataba de comprender. Por supuesto, no quería ser interpretado literalmente, pero sentía que su c o n c e p c i ó n imagi-

El poeta conserva esta facultad aun en la madurez y con ella se identifica. Pero Wordsworth comp r e n d í a que no bastaba con la mera c r e a c i ó n : ha-

nativa de la realidad vislumbraba algo que estaba m á s allá de las acciones humanas y que era m á s

" William Wordsworth, The Prelude, or Growth of a Poet's Mind. II, pp. 255-260, editado por Ernest de Selincourt (Oxford, 1928).

bla que añadirle una visión especial. Por eso nos explica que la imaginación no es más que otro nombre del poder absoluto, de la clara visión y de la mente amplísima de la razón en su forma más exaltada.'^ Wordsworth no llega, como otros románticos, al extremo de relegar a la razón a una posición infeñor. Prefiere darle una nueva dignidad a esa palabra e insiste en que la visión inspirada es en sí misma racional. Wordsworth difiere de Coleridge en su concepción del mundo externo. Acepta su existencia independiente y afirma que la imaginación debe conformarse a él. De nuevo encuentra esta idea ilustrada por la niñez: Un poder plástico reside en mí; una mano laboriosa y a veces rebelde, que actúa extravagantemente: un espíritu particular en guerra con la tendencia general y a la vez obediente con fidelidad a las cosas externas con las que se siente compenetrado." Según Wordsworth, la imaginación debe someterse al mundo externo porque éste no está muerto, sino que vive y tiene su propia alma que es, al menos en la vida que conocemos, distinta del alma humana. El hombre debe entrar en comunicación con esa alma y en realidad no podría evitario, puesto que su vida está formada desde que nace por la naturaleza, que penetra en su ser y promueve sus pensamientos. Wordsworth creía que podía ayudar a estrechar los lazos entre el alma de la naturaleza y la del hombre,

Aunque la mente de Shelley se movía por caminos distintos de los de otros románticos, no estaba menos ligado que ellos a la imaginación, ni le daba menor importancia en su teoría poética. Comprendía la naturaleza creadora de su trabajo y nos explicó lo que pensaba de ella cuando en su Prometeo Desencadenado un espíritu dice del poeta: Vigilará desde el alba hasta la noche la luz del sol reflejada en el lago. las abejas amarillas entre la hiedra florecida: no oirá ni verá lo que las cosas son. sino que forjará con las cosas creadas formas más reales que el hombre vivo: criaturas de inmortalidad. Shelley veía que, aunque el poeta no advertía apenas el mundo visible, lo utilizaba como material para crear seres independientes, que poseían un grado superior de realidad. Y no se detenía aquí; pensaba que la razón debía relacionarse de algún modo con la imaginación y decidió, en contraposición a Wordsworth, que la tarea de la razón consistía en analizar las cosas para poder utilizarias como instrumentos de la imaginación, que los usa para crear un todo sintético y armonioso. Shelley llamaba a la poesía "la expresión de la imaginación", porque unía y armonizaba las cosas dispersas, en vez de separarías por el análisis. En este punto recuerda a pensadores como Bacon y Locke, aunque llegue a una conclusión diferente, pues insiste en que la imaginación es la más alta facultad del hombre y la que lo habilita para desenvolver sus poderes más nobles. En su Defensa de la Poesía, Shelley rebate la vieja noción desdeñosa de la imaginación, afirmando que el poeta posee un tipo especial de conocimiento:

por medio de palabras que no hablan más que de lo que somos nosotros." y que expresa lo delicadamente que el mundo extemo se ajusta al alma individual y ésta a la naturaleza del mundo extemo. Esto no era del gusto de Blake, quien comentó la citada frase de Wordsworth diciendo: "No me hará usted creer en la existencia de ese ajuste".^^ Pero Wordsworth no lo dudaba. La naturaleza era la fuente de su inspiración, y no podía negarte una existencia tan poderosa como la del hombre. Pero como la naturaleza le elevaba por encima de sí mismo, él tenía que buscar un estado superior en el que ambas almas se unieran en una suprema armonía. A veces pensaba que esto ocurría en efecto y que su visión le hacía comprender la unidad de todas las cosas. "Ibid., XIV pp. 190-192. " lbld.,11, pp. 362-369. " Wordsworth, The Recluse. II, pp. 71-72. " Blake. "Anotaciones a The Excursion", en Poetry and Prose, pp., 823.

El poeta, no sólo siente con intensidad el presente tal como es, y descubre las leyes con arreglo a las cuales las cosas presentes deben ser ordenadas, sino que vislumbra el futuro en el presente, y hace de sus pensamientos el germen de la flor y el fruto de los tjltimos tiempos... El poeta participa en lo eterno, lo infinito y lo uno.'' Para Shelley, el poeta es un vidente, dotado de una peculiar intuición para percibir la realidad de la naturaleza. Y esa realidad es un orden completo, que está por encima del tiempo y del cambio y con respecto al cual el mundo corriente no es más que un pálido reflejo. Shelley adoptó la teoría platónica del conocimiento y la aplicó a la belleza. Para é l , las Formas Ideales son una base no tanto del conocimiento, como de esa intuición exaltada que nos inspira la presencia de las cosas bellas. La ^ Defense of Poetry, en Prose IVorirs of Percy Bysshe Shelley, editadas por Harry Buxton Forman (4 volúmene. Londres, 1880), III. ρ, 104,

Biblioteca de México

tarea del poeta consiste en descubrir la realidad absoluta en sus ejemplos visibles y en interpretarlos a la luz de ella. Esa tarea es espiritual en el sentido de que incluye las más altas facultades del hombre y da significado a sus sensaciones transitorias. Shelley trataba de captar el todo de las cosas en su unidad esencial, para separar lo real de lo meramente fenoménico, y para demostrar de este modo la dependencia de lo fenoménico con respecto a lo real. Para él la realidad última es la mente eterna, que mantiene unido al universo: El Todo /con sus soles, mundos, hombres, bestias y flores, /con todos sus movimientos silenciosos o tempestuosos, /que le hacen ser lo que fue, lo que es y lo que dejará de ser /no es más que una visión; todos sus reflejos /son simplemente motas de un ojo enfermo; burbujas y sueños. /El pensamiento es su cuna y su tumba; /tanto el futuro como el pasado son sombras vanas /del eterno vuelo del pensamiento; carecen de ser /Nada es sino lo que se siente ser." En el pensar y en el sentir, en la conciencia y en el espíritu, Shelley encontró la realidad y dio su respuesta al nihilismo de Próspero. Creía que la tarea de la imaginación consistía en crear formas que revelaran esa realidad.

nismo. Y aunque Coleridge y Wordsworth llegaron con el tiempo a una conformidad casi entusiasta, sin embargo en los días más creadores de su labor poética, su estética estuvo fundada en otras creencias. El movimiento romántico fue un prodigioso intento de descubrir el mundo del espíritu por el solo esfuerzo del alma solitaria. Fue una manifestación especial de la creencia en la dignidad del individuo que los filósofos y los políticos habían predicado recientemente al mundo. La expedición audaz hacia lo desconocido emprendida con una escrupulosa sinceridad y una fe apasionada, estaba muy lejos de ser una emoción egoísta. Cada uno de estos poetas estaba convencido de que podía descubrir algo muy importante y de que su poesía era una llave propia negada a los demás hombres. Estaban dispuestos a consagrarse devotamente a su tarea y en diferentes modos pagaron por ello un alto precio en felicidad, en seguridad íntima y en la propia fuerza de sus poderes creadores. No se contentaban con soñar sus sueños personales, ni con feriarse confortadoras ilusiones. Insistían en que sus creaciones tenían que ser reales, no en el sentido estricto de que todo lo que pensamos tiene una cierta forma de existencia, sino por ser expresión de cosas eternas que no pueden ser presentadas más que en ejemplos individuales. Como los románticos eran poetas, exponían sus visiones con la riqueza que sólo la poesía puede ofrecernos, en la forma individual y concreta que hace lo universal vivido y significativo para la mente finita. Se negaban a aceptar confiadamente las ideas de otros hombres, o a sacrificar la imaginación al razonamiento. Como Blake dice de Los:

Los grandes románticos, pues, estaban de acuerdo en que su tarea consistía en descubrir por medio de la imaginación un orden trascendental que explicaría el mundo de las apariencias y nos revelaría no sólo la existencia de las cosas visibles, sino también sus efectos en nuestro ser, los latidos imprevistos de nuestro corazón en presencia de la belleza y la convicción de que la fuerza que nos mueve no puede ser una ilusión, sino algo que asienta su autoridad en el poder que gobierna el universo. Para ellos, esta realidad no podía ser más que espiritual y vendría a reforzar la doctrina de Hegel, según la cual, no existe más realidad que la del espíritu. Mientras hacían atrevidas declaraciones sobre la unidad de las cosas, eran metafísicos, pero a diferencia de los metafísicos profesionales, no confiaban en la lógica, sino más bien en la intuición; no en la razón analítica, sino en el alma deliciosamente inspirada que, en su plena naturaleza, trasciende la mente y las emociones. Los románticos eran, a su modo, religiosos, puesto que hallaban religiosa la realidad y se sentían devotos de ella. Pero en lo que respecta a sus creencias centrales, no eran ortodoxos. La religión de Blake negaba la existencia de un Dios distinto de los hombres. A Shelley le gustaba proclamar que él era ateo. Keats no sabía hasta qué punto podía aceptar las doctrinas del cristia-

Los románticos sabían que su misión era crear e iluminar con su creación todo el mundo consciente y sentimental del hombre; dirigir su imaginación hacia la realidad que late más alia de las cosas familiares; elevar al hombre sobre la rutina mortal de la costumbre, para darie conciencia de las distancias inconmensurables y las profundidades insondables, haciéndole ver que la mera razón no basta y que es necesaria la intuición de la inspiración. Tenían una visión del hombre y de la poesía más amplia que la adoptada por sus racionales y sosegados predecesores del siglo xviii, porque creían que lo importante era la naturaleza espiritual entera del hombre y a ésta dirigían su esfuerzo y su llamamiento.

" Helias. II, pp. 776-785. en Poetical works of Percy Bysstìe Shelley. editadas por Harry Buxton Forman (4 volúmenes, Londres, 1882). III. p. 80.

" Blake. Jerusalem en Poetry and Prose, p. 442.

Debo crear mi sistema o esclavizarme al de otro hombre. No razonaré ni compararé; mi misión es crear.

C. M . BOWRA*

ODA SOBRE UNA URNA GRIEGA

Abril y mayo de 1819 fueron tal

ya

grandes

de reaccionar del espíritu creador

vez el periodo m á s brillante de la

odas fueron una nueva aventura,

frente a las circunstancias. En la

vida creadora de Keats, no tanto

distinta de todo lo que Keats

por la cantidad como por la cali-

había hecho antes y dirigida por

bido severos golpes de la adver-

dad de su trabajo.

un nuevo espíritu. De la "Oda a

sidad. Tenía sólo veintitrés a ñ o s y su felicidad se v e í a amenazada

comenzado. Las

primavera de 1819 había ya reci-

aquellos meses escribió

Psique" el poeta dice: "He hecho

"La Belle Dame sans Merci", la

esto pausadamente, y creo que

por diversos frentes. En el prece-

"Oda a Psique", la "Oda a un rui-

por eso es tanto m á s rico y es-

dente mes de junio, su hermano

señor" y la "Oda sobre una urna

pero que me anime a escribir

Jorge, que había sido para él

griega". En estos poemas encon-

otras cosas con un espíritu to-

" m á s que un hermano" y desde

tró su verdadera voz y la perfec-

davía m á s sosegado y saluda-

luego "su mejor amigo"" había

ción que había estado buscando.

ble".^ Si la "Oda a Psique" fue la

emigrado con su mujer a A m é -

En

explosión,

primera, las esperanzas de Keats

rica. En diciembre, otro hermano

tanto más inesperada cuanto que

se vieron realizadas. Las odas

suyo, Thomas, al que no amaba

en los meses precedentes de fe-

siguientes son " m á s ricas" por el

menos que a Jorge, murió. El d í a

brero y marzo Keats tiabia escrito

cuidado puesto en su composi-

de

muy poco. En febrero a b a n d o n ó

ción y por la selección y concen-

esponsales con Fanny Brawne,

Fue

una m a g n í f i c a

J

Navidad, Keats celebró sus

porque,

tración de las experiencias imagi-

pero cualesquiera que fuesen los

a su hermano

nativas que contienen. En esas

sentimientos de ambos es indu-,

Iprge, "la verdad es que última-

odas Keats realiza las prescrip-

dable que sus relaciones nq

A|nte no he tenido temple para

ciones para la poesía que le dio a

fueron una fuente de fuerza y <

^ n b l r " ; ' y dejó "La víspera de

Shelley^ y llena de adornos cada

estímulo para é l . Finalmente,^

¡ ^ M a r c o s " sin terminar. Cuan-

resquicio de su obra.

s í n t o m a s de su fatal e n f e r m a l e í i

temporalmente Hyperion como e s c r i b i ó

do le volvió la inspiración en abril

Esta siJbita floración del genio

no se trataba de continuar algo

es desde luego inexplicable, pero

que

- / • · sais, editadas por M. ^_0.xíoid, Oxford University

mes

' bld., pp. 339-340.

» Ibid., p. 507.

de

se^embre,

retornaron en febrero y i e ataca-

nos muestra la extraña manera ^

había aparecido en el pre-

cedente

_

• Ibid., p. 208.

intermitentemente en la primavera y el verano de 1819. Aunque el poeta no se daba cuenta todavía de la amenaza mortal que se cernía sobre él, comenzó a notar deprimido su espíritu y rebajada su vitalidad. En estas condiciones no era de esperar que Keats creara una nueva forma de poesía y le diera una riqueza sin precedentes. Esto es, sin embargo, lo que ocumó y aquí tenemos otro ejemplo de los misteriosos caminos en que actúa el espíritu creador. Tal vez lo ocurrido tenga sus orígenes en el famoso paseo que dio Keats con Coleridge el 11 de abril, cuando Coleridge le fiabló entre otras cosas de "ruiseñores, poesía, sensación poética y metafísica".* Mister H. W. Gan-od ha sostenido, con buenas razones, que aquel diálogo contiene el primer germen de la "Oda a un ruiseñor",' y si esto es así, las otras odas tienen que presentar señales indirectas de esa ascendencia. Pero aquella charia no pudo hacer más que incitar al genio de Keats a entrar en acción. Este estaba dispuesto a la nueva aventura y una vez que emprendió su esfuerzo creador, tuvo poco que deberle a Coleridge. La "Oda sobre una urna griega" merece una especial consideración por dos razones. En primer lugar es su visión final y más madura de la Hélade que Keats descubrió a través del Diccionario Clásico de Lemprière, el Homero de Chapman y los mármoles de Elgin. En segundo término, a diferencia de otras odas, ésta ha sido inteφretada de modos muy dife­ rentes. Es verdad que el propio Keats pensaba que sus poemas deberían explicarse a sí mismos sin necesidad de comentarios, pero en este caso no consiguió su objeto. La "Oda sobre una urna griega" exige comentarios porque su significado y su pro­ pósito han sido diversamente inteφretados y juzgados. Keats no es enteramente responsable ' lUd.. p. 324. " H. W. Garrod. Keats (0)!(brd, 1926), pp. 119

de esto. La mayor parte de no­ sotros conocemos la Oda lo bas­ tante bien para no preocuparnos excesivamente de escudriñar su significado y si lo intentáramos, trataríamos de adaptar esa significación a nuestras propias convicciones. Lo que estaba perfectamente claro para Keats no lo es tanto para nosotros porque no compartimos todas sus ideas, y nos inclinamos a pensar que sus conclusiones m á s ponderadas sobre su obra maestra habrán de coincidir con las nuestras. El título de la Oda sugiere que Keats tenía en su mente una pieza determinada del arte griego, que él describe primero, para interpretarla después. Pero no se ha descubierto ninguna urna griega que corresponda exactamente a la que Keats describe. Fijémonos en sus palabras. Su descripción es perfectamente clara. Su urna es de mármol y podemos inferir que las escenas reproducidas en ella están grabadas en relieve: con una serie/de hombres y doncellas grabados en mármol. Hay en la urna dos escenas separadas. La primera descrita en las tres primeras estancias, nos pinta una "loca persecución", en la que un joven toca la flauta bajo un árbol, mientras otro persigue a una doncella. La otra escena representa una procesión sacrificial, en la que un sacerdote conduce a una novilla enguirnaldada a un "altar verde", y es seguido por un grupo de piadosos fieles. Las dos escenas pueden ser complementarias, pero no están unidas. Su espíritu y su temple son diferentes y en ellas Keats se anticipa al famoso análisis de Nietzsche sobre el genio griego, con sus dos elementos, dionisiaco y apolíneo, que representan la excitación extática y el orden luminoso. Está claro que, si Keats describe un vaso de mármol, tiene que ser del tipo neoátíco, tan en boga en el mundo grecorromano. Los vasos de mármol de periodos anteriores

son muy raros y es muy poco probable que Keats viera nunca uno. Se presenta, además, la dificultad de que estos vasos de mármol neoático no solían tener dos escenas separadas, como los vasos de figuras negras y figuras rojas de la epoca clásica, sino una sola escena que gira en circunferencia presentando un diseño continuo. Keats parece conocer esta peculiaridad de los vasos de mármol griegos, pues ha aludido a ellos en su "Oda a la indolencia", donde dice de tres figuras que le persiguen: Pasaron como figuras en una urna de mármol / cuando se la hace girar para ver el otro lado. / Aparecieron otra vez: volvía a girar la urna, / y las sombras anteriores retomaron. La palabra "retomar" sugiere una franja circular que corre alrededor del vaso. Pero esto no es lo que Keats tiene en su mente en la "Oda sobre una urna griega". Su urna de mármol tiene dos escenas separadas. Un objeto así no ha podido ser conocido por él, y la Urna de su Oda tiene que haber sido en cierto modo una invención de su fantasía. Tenemos la suerte de poder identificar algunos de los elementos con que Keats constmyó su urna imaginaria. Su amigo Charles Wentworth Dilke dijo a su nieto Sir Charies Dilke que Keats había diseñado una urna de mármol. El dibujo se conserva en Roma, en la casa de la Plaza de España, donde murió Keats. Fue tomada de un libro, publicado en 1804 por F. y P. Piranesi, titulado: Les Monuments antiques du Musée Napoléon, con grabados de Thomas Piroli. Los grabados que copió Keats son los de un lado de un vaso de mánnol hecho por el escultor Sosibios, y que todavía puede verse en el Louvre. En el friso de este vaso, el punto central es un altar al que se acercan cuatro figuras por cada lado. La más próxima al altar por el lado izquierdo alastra a un cabrito. Detrás de ella hay una mujer que

pulsa una lira y un hombre que

árboles bajo los cuales se cobiji

toca una flauta. En el lado dere-

el flautista de Keats, entre las paJ

cho hay un hombre viejo, un

rras que rodean a todo el grupo

joven y dos figuras femeninas. En

grabado. Es cierto que hay otras

general, la escena guarda cierto

figuras de las que Keats no dice

parecido con la del sacrificio en la

nada, pero las tres figuras esen-

Oda. Las diversas figuras pueden

ciales del flautista, el amante y la

haber sugerido a Keats el "grupd doncella perseguida están prepiadoso" que viene de la p e q u e l sentes. Si Keats t o m ó del vaso ña ciudad y hay indudablemente

de Sosibios algunos elementos

un animal y un altar. Pero las

de su escena sacrificial, pudo to-

semejanzas cesan en este p u n t o » mar t a m b i é n la escena orgiástica El cabrito no es un novillo y no e a del segundo vaso. En su Urna tanto conducido como arrastradca ideal, mantuvo las dos escenas sus flancos no están cubiertos d a aparte, tanto en d i s e ñ o como en guirnaldas y no es arrastrado p o " espíritu y creó una obra de arte un sacerdote, sino por una mujer imaginaria, que va m á s allá de con un arco, probablemente una

las limitaciones de los vasos de

diosa, y el altar no es verde ni

m á r m o l , conocidos por él a t r a v é s

rústico,

de las ilustraciones de Piranesi.

sino una

construcción

arquitectónica de piedra y m á r ^

Aunque estos dos vasos de

mol. Aunque Keats c o n o c i ó esta m á r m o l n e o á t i c o s prestaran a vaso y pudo haber tomado a l ' Keats la materia prima para su gunas ideas de él, no es posible

Urna imaginaria, no hay duda de

que ésta fuese su única fuente y

que

su poema está lejos de ser una

bertad. Retuvo ciertos temas que

mera descripción del mismo.

le atraían y rechazó el resto. Y no

la trató con desenvuelta li-

segundo vaso, que s a j es desatinado pensar que, en su guarda t a m b i é n en el L o u v r í í s e l e c c i ó n de temas, Keats se Un

puede haber prestado un servicia apartó del mundo greconromano similar a la escena de persecul para atenerse a su instintivo amor ción orgiástica de Keats. Se trat^

por el arte de Atenas en el siglo ν

t a m b i é n de un vaso de m á r m o l ,

de antes de Cristo. No es un acci­

del mismo tipo que el de Sosi-

dente que los grupos de figuras

bios. Keats puede haberlo visto

imaginados por Keats tengan una

reproducido en el libro de G. B.

marcada afinidad con los diseños

Piranesi sobre vasos, cande-

de los artistas áticos de la gran

labros y otros objetos, publicado

é p o c a . Keats, como muestra en

en 1778. Este vaso nos muestra

un famoso soneto, c o n o c í a muy

una escena dionisiaca de diez fi-

bien los m á r m o l e s de Elgin y no

guras, entre ellas, algunas nos

parece probable que al proponer-

recuerdan la Oda de Keats: un

se crear en su imaginación una

hombre que toca una flauta, una

obra de arte griego no se dejara

mujer con un tamboril, un hombre

influir, consciente o inconsciente-

casi desnudo, agarrando el vesti-

mente, por las reliquias de la

do de una mujer a la que persi-

"grandeza griega". El equilibrio y

gue. El ambiente general se ex-

la a r m o n í a de su diseño sobre-

presa acertadamente

en estas

pasan a los de Sosibios o de cualquier otro escultor neoático y nos

palabras de Keats:

inclinan a pensar que Keats, con ¿Qué hombres o dioses son és- su clara intuición para las cosas tos? ¿Porqué resisten las donce- bellas, se inspiró en el arte de persecu-

Fidias para simplificar las esce-

ción? ¿Por qué la lucha para es-

nas dionisíacas y de sacrificio que

llas? / ¿Por qué la loca

capar? / ¿Para qué las flautas y

había descubierto en las ilustra-

los tamboriles?

ciones de Piranesi. Hay momen-

sis

¿Por qué el éxta-

desmesurado?

tos en los que casi estamos viendo c ó m o se verificó ese proceso.

B^o

•3? 7.

da razón t a m b i é n de los

Dice Keats:

¿A qué gran altar, oh misterioso sacerdote, / llevas esa novilla que muge hasta los cielos?

había un altar de mármol, con una trenza / de flores recién abiertas. I (I, 90-91).

En el vaso de Sosibios no figura, como vimos, ningún sacerdote y no se puede decir que el cabrito sea conducido, ni esté mugiendo. Keats parece haber fundido dos impresiones en una sola; el cabri- · to arrastrado del vaso y la novilla mugiente conducida por los sacerdotes en el friso sur del Partenón. Que los bueyes estén mu- i giendo se indica por la posición ! de sus cabezas. Keats pudo ha- i ber notado esto y la alquimia de j su genio creador transmutó dos ¡ recuerdos visuales en un resulta- ! do perfecto. Las memorias que Keats guardaba de aquellos monumentos griegos fueron gradualmente refinadas y alteradas, hasta que alcanzaron su forma final en la "Oda sobre una uma griega". Por misterioso que sea el proceso empleado por un poeta para madurar sus impresiones, podemos discemir en este caso algunos de los pasos del progreso de Keats desde su primer conocimiento de las obras de arte griegas hasta su presentación, en la Oda, de los temas inspirados en ellas. En el Libro I de Endymion hay un detenido relato de un sacrificio rústico dirigido por un "venerable sacerdote" y al que asisten pastores y zagales. Es posible que Keats confundiera la figura de la derecha del altar, en el vaso de Sosibios, y creyera que lo que en realidad es Mercurio con su caduceo fuese un pastor con su cayado. Sea de ello lo que quiera, la escena del sacrificio estaba ya viva en la mente de Keats en la primavera de 1817. En Endymion le presta el tumultuoso movimiento que vio en el vaso de Sosibios y que excluyó más tarde de la Oda. Sigue describiendo una amplia escena con numerosos personajes. Pero aun así, algunos de los detalles han sido ya transformados. Por ejemplo, aunque el altar de Sosibios no está adomado, en Endymion

Un año más tarde todo el cuadro se simplifica grandemente en la mente de Keats. En su epístola poética a J. H. Reynolds, escrita en marzo de 1818, Keats medita sobre las horribles visiones que le acosan y piensa en otros hombres más afortunados, favorecidos por visiones encantadoras, como la del sacrificio al que se refiere la cuarta estancia de la "Oda sobre una urna griega": El sacrificio continúa; el cuchillo del pontífice / brilla al sol, la novilla blanca como la leche muge / suenan los pífanos con estridencia, fluye la libación. Incluso esto ha quedado reducido en la Oda, en la que se conserva poco, excepto la novilla mugiente, de la que ni siquiera te dice que sea blanca como la nieve. El cuchillo y la libación han desaparecido y los pífanos son transferidos a la otra escena. Esta otra escena ha conservado también huellas de su origen en el trabajo de Keats. La desenfrenada actividad y el tumulto dionisiaco pueden verse en el Libro iv de Endymion, donde la Doncella India canta al Baco que se acerca y habla de música y de danza y de orgia. La grave trompeta resuena y las vibraciones / de los címbalos plateados que entrechocan producen un alegre estrépito: se acerca Baco con su tropa. / Vienen como vendimiadores, / coronados de hojas verdes, con las mejillas inflamadas. / Danzan locamente en todo el alegre valle, /para espantar a la melancolía.

Cuando Keats escribió la "Oda sobre una uma griega" parece acordarse de este pasaje o de la experiencia originaria de que brotó. Porque en Endymion se pregunta a los revoltosos:

vuestros

vaso de que ya hemos hablado,

Por tímido que fuese Keats como

emparrados desolados, / vuestros

pero la idea g a n ó fuerza en la

amante en la vida real, c o m p e n s ó

¿Por qué habéis dejado

laúdes y vuestro destino más dul-

mente de Keats, y lo que era ori-

su modestia con s u e ñ o s de sal-

ce?

ginalmente un hombre que tiraba

vaje p e r s e c u c i ó n , hasta que en la

del vestido de una mujer se con-

Oda

Y en la Oda, esta idea es expla-

virtió para él en un hombre lanza-

amante ideal, a punto de besar a

yada y enriquecida, d á n d o l e un

do a una persecución amorosa.

la doncella a quien persigue.

nuevo impulso a la imaginación:

Tal vez esta descripción se apoyara en las escenas de bacanal

nos pinta a su atrevido

Las

principales figuras imagi-

nadas por Keats en la Urna han

tus calles es-

representadas en los m á r m o l e s

sido atesoradas por él desde el

tarán calladas / para siempre y

griegos que Keats vio en el Mu-

tiempo en que vio por primera

ningún alma que diga / por qué

seo Británico. Pero la idea, una

vez los vasos griegos de las pu-

estás tan desolada puede ya re-

vez concebida, m a d u r ó y t o m ó

blicaciones de Piranesi. La "Oda

tomar

formas diferentes. En el poema

sobre una urna griega" represen-

primitivo "De puntillas...",

ta su selección final entre todo

Pequeña

Que

ciudad:

tal reminiscencia

es casi

Keats

nos recuerda algunas viejas his-

aquel material disponible y orga-

de que Keats transfiere la idea de

| niza los diversos temas en un solo poema. Keats impone al

una escena de tropel jubiloso a

conjunto una norma que ha pasa-

su nueva escena de solemne

do inadvertida para muchos críti-

sacrificio. Su tratamiento nos indi-

cos, llevándoles a formular juicios

ca c ó m o se asociaban en su

equivocados. Hay la tendencia a

mente ciertas concepciones y c ó -

pensar que el poema contiene

inconsciente lo prueba el hecho

torias, especialmente una que

mo resurgían d e s p u é s en nuevas

una sola idea estática, limitándo-

relaciones. Otro p e q u e ñ o punto

se a ampliada y a ilustrada. A s í ,

de

Robert Bridges dice:

la Oda nos muestra

cómo

Keats avanza desde su primitiva visión a otra m á s austera y se da cuenta

La idea enunciada en la primera

luego de que ha ido

estancia es la supremacía del arte

demasiado lejos y retrocede en

ideal sobre la naturaleza, debido a

parte del camino. En la Oda no se

su expresión perfectamente aca-

habla de Baco, que tan impor-

bada; esto es cierto y hermoso;

tante papel d e s e m p e ñ a en Endy-

pero su amplificación, en el poe-

mion, y la escena de la persecu-

ma, resulta lenta, monótona y dis-

ción tiene un carácter menos de-

persa, llamándose la atención

finido. Pero en un lugar Keats da

sobre nuevos detalles sin efica-

la impresión de haber tenido la

cia... lo que da una impresión de

sospecha de que había refinado

pobreza, a pesar de la belleza.'

su estilo en exceso. En el manuscrito de la primera estancia lee-

3y

'JuL^

/6-«yCi En otras palabras. Bridges no ve

mos:

ningún

desenvolvimiento en el

poema, sino meramente la ampli¿Qué amor? ¿Qué danza?

¿Qué

lucha para escapar? Pero en el texto impreso cambia

nos habla de cómo la bella y tem-

ficación de un tema expuesto al

blorosa Siringa / huyó del Pan de

comenzar. P o d r í a m o s argüir que

Arcadia, con tanto horror / ¡Pobre

de hecho este tema no está declarado al empezar, pero aunque

Ninfa! ¡Pobre Pan!

esa frase por esta otra:

así fuese, ¿ c ó m o p o d r í a m o s dey

cir honestamente que no hay en

¿Qué persecución loca? ¿Qué lu-

Poesía", Keats vuelve a su idea

el poema m á s que una amplifi-

cha para

de la p e r s e c u c i ó n , cuando s u e ñ a

cación? ¿ S e ocupan todas las

lo que las ninfas imaginarias pue-

estancias de la misma idea del

den hacer por él y dice:

principio? ¿ Y no hay ningún cam-

Poco d e s p u é s , escapar?

El cambio intensifica la impresión

en " S u e ñ o

bio de tono, ni se introduce ningu-

de tumulto dionisiaco y acerca la Oda de nuevo al canto de la Don-

Otra me seducirá / con capullos

na nueva idea? Cuando leemos

cella India. En la escena desen-

de almendro y rica canela / hasta

el poema tenemos seguramente

frenada de su Urna, Keats da una

que en el fondo de un mundo flori-

prominencia especial a un aman-

do/descansemos

te que persigue a una doncella.

mo dos gemas prendidas / en el

El origen de esta idea puede en-

seno de una concha.

contrarse tal vez en el segundlo.^

en silencio, co-

' Collected Essays, Papers, Etc.. of Robert Bridges (4 volúmenes, Oxford. Oxford University Press, 1933), IV, pp. 131-132. "A Critical Introduction to Keats". He modernizado la c tografia fonética de Bridges. [M. Β.].

la impresión de que liace más que ampliar un solo tema y cuando llegamos al final vemos que esa impresión estaba iustificada. La "Oda sobre una urna griega" está construida siguiendo un plan perfectamente nítido, que se divide en tres partes: introducción, tema principal y conclusión. La introducción nos presenta la urna en todo su misterio y expone las cuestiones que le plantea al poeta. El tema principal consiste en las escenas de la urna presentadas no como las vería un observador casual, sino como las ve Keats, con toda la fuerza de su visión imaginativa, con los problemas metafísicos implicados y con su alusión a otra vida diferente de la que ordinariamente conocemos. La conclusión relaciona la experiencia obtenida de la urna con su realidad especial y contesta a las preguntas que el poema formula al empezar. El poema tiene lo que llamaría Aristóteles un principio, un medio y un fin; plantea preguntas a las que contesta; evoca un estado especial de la mente al que relaciona con la vida ordinaria; conduce de la inquieta curiosidad al éxtasis delicioso, al exaltado entusiasmo y a la devota solemnidad; termina con una nota afín a la revelación y sintetiza su mensaie en palabras de claridad asombrosa y paradójica. Este mundo ideal de la imaginación recibe una fuerza inesperada por la comparación que se fiace entre él y el del amor, tal como Keats lo conoce:

lla el mismo plan. Comienza con una introducción en la que el poeta, sintiéndose como somnoliento o drogado, oye a un ruiseñor cantar en el verano. No se hace ningún comentario y aunque no se formulan preguntas explícitas, el contraste entre la letargia del poeta y el ardoroso canto del pájaro plantea ya una cuestión y determina lo que sigue. Desde la segunda hasta la séptima estancia, Keats desenvuelve el tema principal, que es el efecto del canto del ruiseñor sobre su alma. El poeta desea desaparecer con el pájaro, disolver-

se y olvidar su fiebre y su enojo, morir al filo de la medianoche. Después se eleva a un tema más Eso deja el corazón dolorido y positivo. Ve que el canto del páhastiado, / la frente ardiendo y la jaro pertenece a un orden de cosas que se mueve fuera del tiemlengua reseca. po y alcanzamos la cima al final El poema tiene más de una línea de la estancia séptima, cuando el directa de desarrollo; posee sus poeta descubre que el canto del ntrastes de altura y profundi- pájaro está más allá de la garra dad que añaden riqueza a su de la muerte. La estancia octava expresa la conclusión, en la que ontenido. La estructura de la "Oda sobre Keats retoma a la realidad, relauna urna griega" guarda un estre- cionando con ella su experiencia ho paralelo con la de su con- fantástica y reconociendo que él emporánea "Oda a un ruiseñor". no puede gozar durante mucho Este poema, con sus octio estan- tiempo el éxtasis de la canción cas, es más largo, pero desan-o- del pájaro. Vuelve al punto de

que partió, pero ha ocurrido algo que le hace sentirse inseguro y preguntarse si está dormido o despierto. Sin embargo, las preguntas implícitas en la primera estancia han sido contestadas. Keats ha comprendido el rapto, el arrobo del pájaro, lo ha compartido y ahora ve más claramente que antes la naturaleza ambigua de sus relaciones con estas experiencias. Y así como en la "Oda sobre una urna griega" Keats depura la significación del poema por el contraste entre la belleza idéal y la vida real, así también en la "Oda a un ruiseñor" pasa de la contemplación de la felicidad eterna del pájaro a la de un mundo en que la belleza es perecedera. En estos dos poemas, Keats creó el modelo que permitió a su poesía desenvolver todas las implicaciones de un tema ideológico sin perder los claros perfiles de una obra de arte. En cada etapa de la "Oda sobre una urna griega", Keats transforma en poesía pensamientos a los que ha dedicado una larga atención y que son en gran parte obra suya. En la primera estancia plantea la situación, no directamente como en la "Oda a un ruiseñor", sino en forma más misteriosa y provocativa. Los primeros versos desafían nuestra atención: Tú, novia de la quietud, todavía no violada; / tú. hija adoptiva del silencio y del tiempo lento. Al llamar a la urna "novia de la quietud todavía no violada" Keats penetra en el corazón de la experiencia que le interesa. En un mundo ruidoso y cambiante aparece algo que está más allá del sonido y del cambio. El tono del poema queda sentado desde el principio con esas atrevidas palabras. Somos transportados inmediatamente a un orden de cosas alejado de la vida comente. El poeta nos pide que veamos en la urna todo el misterio de su silencio inalterable. Y no es esto todo. Elige sus palabras con cuidadosa

precisión. La Urna es una "novia marzo de 1818, Keats expresa la no violada" porque guarda una' opinión de que relación sagrada especial conJ una clase peculiar de existencia toda investigación mental toma su conserva esta relación inmacula-j realidad y su valor del ardor del da e intacta. La Urna es un sím-* investigador, puesto que ella no es bolo concreto de una vasta reali-; nada. Las cosas etéreas pueden dad que sólo puede ser alcanza-! ser reales bajo tres denominacioda mediante el conocimiento dej nes diferentes: cosas reales, coobjetos individuales que compar-i sas semirreales y cosas irreales." ten y reflejan su carácter. La Urna es t a m b i é n la "hijai adoptiva del silencio y el tiempo; lento". No es su hija carnal, pues-j to que no ha sido creada por' ellos, pero ellos la han guardado^ y preservado y por eso es llama-; da su "hija de adopción". Keatsi sentía fuertemente el llamamien^ to del remoto pasado y veía en la| Urna un depósito de la antigua] sabiduría. Pero veía en ella másj que eso. No enlaza en vano el si4 lencio con el tiempo lento. En,; esta línea expresa un pensa^ miento que significa mucho paraj él y al que da plena expresión enj otro pasaje. Se refiere a lo que êti llama las "cosas etéreas". En unaj carta a Bailey, escrita el 13 de

En otras palabras, las cosas e t é reas son reales porque significan mucho para nosotros y porque las perseguimos ardientemente. Podemos llegar a la c o n c l u s i ó n -aunque Keats no lo dice a s í en su carta- de que las cosas que han sido perseguidas y amadas a través de muchas generaciones son algo m á s que "etéreas" en el sentido usual. Y que Keats creía esto aparece claro en un pasaje del Libro m de Endymión, donde, d e s p u é s de atacar a la gente que no es capaz de percibir los esplendores de la existencia, Keats sale en defensa de los mismos.

•Letters of John Keats.

p.m.

Esos esplendores, s e g ú n é l , lejos | de ser irreales, son realidades J remotas y sublimes, que s ó l o i pueden ser alcanzadas por medio del esfuerzo y de la paciente devoción:

<

¿Son todas las realezas ras doradas?/No.

másca-l

Hay tronos ina-.

sequibles / si no es por medio de i un paciente

vuelo, de un

tante arrobamiento,

cons-,

/ o de cosas 1

etéreas que, no teniendo límites, /' pueden

hacer

una escala

del

viento eterno / y aposentarse en tiendas tonventosas / para obserervar el nacimiento abismal de los h elementos. La e x p r e s i ó n "cosas e t é r e ais" aparece aquí como en la carta1 a Bailey, y muestra que Keats sigue pensando en el mismo problema. Esas cosas son, como vemos ahora, no un fin, sino un medio para llegar a esa región sublime, a esos "tronos" que muchos d e s d e ñ a n , pero que ta significan para Keats. La relación de este pasaje di

Endymión urna

c o n la " O d a s o b r e

griega"

como

en

es

una

dirigida

a su

Así

19

marzo

manifiesta.

la O d a

Keats

a l l á d e la m ú s i c a y l o s

va

más

amantes,

de

hermano de

Jorge,

1819,

mente.

Habla

d e s p e g o d e los intereses

reas", hacia otro plano, así

y dice:

b i é n e n Endymión

tam­

le la n a t u r a l e z a . tiene

algo

Pero este

más

en

pa­

común

c o n la O d a . P o r q u e K e a t s l l e g a a decir a q u í algo, q u e c o n s t i t u y e el g e r m e n d e lo q u e s e r í a

después

a Oda:

imaginamos

ia u r n a

comienza

más

dulce

verdadera­

m e n t e o í d a , p o r q u e e s el ideal d e que

la

que

música

de

concebir

debe

ser,

la

música

que

con

fantasía,

pero

r e s o n a r á e n el

"oído

nunca

la

podemos

sensual". E n todas las artes hombres

aspiran

a

ese

los

ideal

aunque saben que nunca

y

podrán

alcanzarlo, lo a c e p t a n c o m o

nor­

m a d e lo q u e el arte d e b e ser. P o r eso

=i s i m D o i o ae

es

que cualquier música

lo

Ni la Poesía, ni la Ambición, ni el Amor me ofrecen una figura real cuando pasan junto a mi: me parecen más bien tres figuras de un vaso griego: un hombre y dos mujeres que nadie, sino yo, puede reconocer bajo su mascara.'

compe­

n e t r a d o c o n los p o d e r e s s e c r e t o s

saje

sólo

su

clase

vés del culto d e tales c o s a s llega

ingenioso.

sigue de

activos

él v e q u e a tra­

a otra altura, y se siente

plemente de un tropo

La música que no oímos sino q u e

muestra que este símbolo vivo en su

que son seguramente "cosas eté­

el

Keats

Keats

está

en

su

derecho

c u a n d o desarrolla su idea y dice:

Dor s i g n i f i c a r u n a r e a l i d a d r e m o t a Por

encima

Destino

de

la marchitez

de viejos labios,

de poderes

del millares

un estado

re­

ligioso, I en el agua, en el reino

del

fuego lentes

guardan

/

y en la meta como

una

consagra­

esféricas

nes en debida

sesio­

sazón.

pero

adquiere

izarlo Keats c o m o e x p r e s i ó n

íxpone

la

situación

inicial

Doema.

La

Urna

una

esenciales son

del

"silen­

consagra­

El c a n t o ideal, p o r e n c i m a d e t o ­ dos

los cantos existentes,

tiene

canto que yace en cualquier m ú ­

difíciles, Keats

de

la

cosa.

no

las fi­

lo q u e

significan.

podamos

componer

La verdad es que en su cepción Keats

de

la

música

expresa

con

con­

no

gran

oída fuerza

a l g o q u e e s t á e n el c e n t r o d e t o d a

las

tres

experiencia verdaderamente crea­

Keats

nos

dora.

En

Por grande

que

fuese

sstancias

pero tienen, c o m o

3xplica el s e n t i d o d e las p r e g u n -

sensibilidad

;as a n t e s f o r m u l a d a s

c i a c i ó n d e t o d o lo q u e c a í a

mensaje cuyo carácter

un

intuimos.

siguientes

o

son

s u r a s d e l a u r n a , s i n o lo q u e I

que

escuchar.

as­

Keats

quiere s a b e r q u i é n e s s o n

sica

da". No nos hablan directamente, una urna,

su

nuevos.

u n c a n t o real, s i n o la e s e n c i a d e l

pectos

cosas

del

pre­

su t e m a , a d v e r t i m o s n u e v o s

Estas

/

en

siempre

Dreguntas. Al principio e s a s

recen respeto religioso y profun­

elementos

infatigable,

constantemente cantos

stérea" q u e sugiere una serie d e

da devoción y que pertenecen

ciosas c o m o una urna

metodista

una frescura eterna porque no es

Dero a l ir d e s e n v o l v i e n d o

mundo.

toca

"cosa

es

destino, algunas cosas que

los

el

que

caramillo

de

L a p r i m e r a e s t a n c i a d e la O d a

suntas no parecen m u y

a

Feliz

j n aspecto de su experiencia.

Hay, s e g ú n el p o e t a , m á s allá del me­

luego

más precisión e i n t i m i d a d , al uti-

del aire; y si­

urna

da, / mantienen

/ sublime,

y su

rela­

física

y

su

su

apre­ baio

H a y t i e m p o s m a r c a d o s e n el or­

j ó n c o n l o s t e m a s d e la q u i e t u d y

sus sentidos, Keats sabía, en

d e n natural del universo - " s e s i o ­

j e l silencio. El silencio e s d e s t a -

m o m e n t o mismo de gozarlo, que

nes esféricas"- en que esos

; a d o al c o m i e n z o d e la

po­

deres cobran estado y es enton­ ces

cuando

debemos

entrar

en

sstancia,

cuando

segunda

Keats

excita

nuestra curiosidad m e d i a n t e

una

aquello

no era todo

ni e r a

cendente tenía q u e ser relaciona­

saradoja expresada con una sim-

do

Dlicidad

más permanente y más

e n sencilla paráfrasis, el significa­

tante:

d o d e los v e r s o s d e K e a t s e n L i b r o ni d e Endymión,

sobre

una urna griega". La Urna es adoptiva

simplemente

el

q u e n o s lle­

v a n a l c o r a z ó n d e la " O d a

"hija

lo

del

silencio",

porque está

la no

muda,

sino porque se relaciona con esa misteriosa jerarquía sobrenaturales,

de

ocultos

poderes hasta

que

la

hace

más

pun­

bas­

tante. Algo tan vivido y tan tras­

que quieran revelarnos. Este es,

contacto con ellos y escuchar

el

con

otra

realidad

más

alta,

comple­

ta, q u e p u d i e r a s e r v i r d e b a s e a lo

•11

percibido. P o d e m o s llamar legíti­ m a m e n t e a esa realidad

"mundo

i d e a l " , si c o n e s a f r a s e n o s referi­ mos a un orden de cosas que da

sustancia y significación a los da­ tos d e los sentidos. Q u e ésta era la c r e e n c i a d e

en

Esta

música

no

oída,

esta

me­

del

Keats se

las líneas q u e Libro

ni

de

prueba

hemos

citado

Endymión.

Su

lodía d e l s i l e n c i o , e s lo q u e K e a t s

m u n d o ideal no era un sistema d e

fecha,

encuentra

abstracciones, sino una fuente de

en

la

U r n a , y el p a s a j e

idea d e una urna un símbolo

de

que

aprendemos

presencia. Keats

había

Ya

a

en

detectar esa

encontrado

su

demuestra

en

el

flautista de

de

la

Endymión

q u e no se trata

sim­

p o d e r e s vivos, s i t u a d o s m á s allá d e los s e n t i d o s y p o r tanto silen­

algo esencial en su pensamiento.

ciosos, pero m á s

U n poco m á s tarde, e n una carta

d o s los h e c h i z o s s e n s u a l e s ,

reales q u e

to­ por

HYPERION Sho dwclls witli Beauty—Beauly Ihat miiBt dio ; And .Tov. Lose 1I.-UK) is over at ¡na litis Bidding a.lk.u ; ..,,,.1 «cl.il,;; ricasuro n¡glí Turning lo Poi.i»n ivliile II,,. uc-monlli sipa: Ay, ¡i. the vcry lon,|,le „f ilelight Veir.l Mi'l:uirlic-lv !,.„ „,.,• >.,vr.-,n ,1,,,,,,., Thougl, «eon of nono sayo l.iin wliose alrcmious tonguo Can l.iil-st J..,s -r:ij,v ahilos! 1,,'s palato ;

IIÍS SOU1 Hli.lll I.-,,,.;.

s,,,:,,.^ .,( 1,-1 ,„¡ .l,t. ;

And bo among l,or cloudv Irophios limi»

BOOK I Dr.fr ¡n ll.o .ludy mínm of a vale Far aunken fconi ll.o l.rallhy brcall, of moni. F„r from llio fiory noon. n"' «™« S.it grayl.aii'.lS.,l,,ni. n.ii.-l as «.alono Si,II a» llio «ilonco round alioul lus laír: Forc.l on fonal l.ung . 1 - 1 h„ Iiiad Liko clond on cloud. No tur of a..ll.fro. Xot ao mu.li lifo as on a summci•» day I!ol~ i.ol „no lisl.t ac,l f.«m ll.o fcalbcrd crasa. Bul whoro ll.o .load loaf MI. tilín did il nal. I» A airean, i.cit »M. ley. atill dca.lon.-l mon By roason of 1,1, fallón d.vinily 1

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la devoción que nos inspiran y la seguridad que nos dan de que existe algo imperecedero. Esta creencia no deja de ser razonable. El gran arte no puede por menos de sugerirnos algo que está más allá de todas sus visiones inmediatas o remotas, "otra cosa" indefinible, que es lo más importante que el arte puede ofrecernos. Al aprehender y gozar ese "algo más" olvidamos los detalles de la obra de arte y pasamos a un estado que podríamos llamar silencioso, porque nos habla no al oído, sino al espíritu. Si sentimos esto al leer poesía, podemos imaginar cuanto más lo sentiría Keats al escribirla. En sus momentos de composición más inspirada, Keats trataba de expresar en palabras audibles y musicales esa otra música indefinible y, sin embargo, más poderosa, que es la esencia misma de la poesía.

bien su cuidadosa atención, como si fuese más importante todavía; y es muy posible que lo sea. La paradoja del arte consiste en que da permanencia a los momentos flotantes fijándolos en forma inalterable. Keats comparte esta idea y la ve encamada en su Urna ideal, la cual, preservada y santificada por el tiempo, conserva su frescura y su atractivo originales. Y no se trata de una permanencia fría e inhumana. La obra de arte tiene su propia vida, que es más vivida que la vida real a que se refiere Keats en la tercera estancia. La paradoja de la Urna, como de toda verdadera obra de arte, es que trasciende el tiempo, al hacer que un solo momento perdure hasta volverse eterno. Esto no se debe simplemente al material que utiliza el artista. La éternidad del logro artístico es el reflejo de algo que los artistas

nos habla de los momentos eternos fijados en la Urna nacen de su conocimiento de lo que es la creación. En el acto de creación, cuando todas las facultades trábajan armoniosamente, el tiempo más bien que permanecer inadvertido se desvanece. El artista no se da cuenta de esto porque está absorbido en su propia actividad y no tiene sentido del antes ni del después. Es esta experiencia la que da un poder especial a las estancias de Keats referentes a las fisuras de la Urna. La persecución y el saorificio, tal como los presenta Keats, tienen un atractivo especial porque encarnan ese sentido del arrobo fuera del tiempo, Bridges acertó, hasta cierto punto, cuando dijo que la "Oda sobre una urna griega" trata de "la supremacía del arte ideal sobre la naturaleza, debida a su expresión inalterable de la perfección".

La noción de Keats sobre el silencio se combina con su noción del tiempo, que recibe tam-

conocen cuando trabajan bajo el aliento de la más alta inspiración, Las tres estancias en que Keats

Pero la Oda trata de muchas más cosas. Nos habla del significado que tiene para los hombres

tión de la intemporalidad, planteada por la Urna, sea un problema filosófico fuera del alcance de Keats. Sin duda lo era, y Keats hubiera sido el primero en reconocerio, pero él no pensaba en esto. Quería decir que las obras de arte como la Urna nos apartan de la vida ordinaria del pensamiento para llevarnos a la vida extraordinaria de la imaginación. Debemos relacionar las palabras de la Oda con las de la carta dirigida a Reynolds en que Keats rechaza la filosofía:

Κ

Robert Bridges ntimiento que da vida al arte

y nos lleva más allá de la obra de

I

realizada, hasta la visión idora que la hizo nacer. 1 tema principal de la O d a re una urna griega" es el éxtacreador que el artista perla en una obra maestra. En tres estancias del centro del ma, Keats explica el pleno significado de las insinuaciones que había hecho al principio. Contesta a las preguntas formuladas al final de la primera estancia. La "leyenda de hojas orladas", que se cierne sobre la forma de la urna, se nos presenta como algo especial y maravilloso, pero en último término no enteramente desusado. Keats no se contenta con dejar el asunto así. Se siente obligado a completar su conclusión y a aclarar explícitamente lo que su experiencia significa. Así como en la "Oda a un njiseñor' termina relacionando el arrolx) del pájaro con su propia vida, así también en la "Oda sobre una urna griega" trata de explicar el significado de ese rapto a lo etemo para los hombres que viven en el tiempo. Este es el propósito de la última estancia. Dirigiéndose a la Urna, dice Keats: Tú, forma silenciosa, nos obligas a salir del pensamiento, I œmo lo hace la eternidad. Esto no quiere decir que la cues-

Oh, nunca sea mi premio / la alta razón, ni el amor a lo bueno y lo malo / mi recompensa. Las cosas no pueden ser arregladas / a nuestra voluntad; nos obligan a salir del pensamiento. Keats expresa aquí su resistencia a dejar su visión especial de la experiencia a través de la imaginación por algo como la filosofía, y esta negativa se funda en la creencia de que el misterio de las cosas no puede ser dominado por un acto de nuestra voluntad, sino que nos obliga a "salir del pensamiento", es decir, lejos de la manera ordinaria de pensar, para acogemos al auxilio de la imaginación. Por pensamiento se entiende aquí la actividad analítica, discursiva y taraceada del intelecto. Las palabras de la Oda expresan un punto de vista similar. La Uma pertenece a un orden de cosas que está más allá de ese pensamiento. Es tan remota como la etemidad a la que representa en su existencia intemporal. Y no está sólo fuera del pensamiento; está también fijera de las emociones ordinarias y por eso su historia es una "ft-ia pastorela". Aunque en el cuadro de la ciudad vacía hay una momentánea nota emotiva ante su desolación, es una nota efímera que trata de recordamos que nuestra existencia ordinaria es diferente de la de la Uma. La desolación es trascendida, pues no hay ningún ser humano que hable de ella o la sienta:

ningún alma que diga / por qué estás desolada puede ya retomar En última instancia, el arte va más allá de las emociones, hacia algo impersonal y absoluto. No podemos advertir en todo esto una sola nota de queja. Keats no deplora el hecho de que la Uma le impida pensar ni que no haya en ella alusión alguna a su existencia ordinaria. Por el contrario, la realidad del mundo intemporal que se alcanza a través del arte constituye un aliento y un solaz no sólo para él, sino también para los hombres y mujeres del futuro: Cuando la edad desgaste esta generación, / tú permanecerás, en medio de otras miserias / distintas de las nuestras, como amiga del hombre. Tenemos ya un indicio de lo que Keats quiere decir. En el goce perfecto de escenas como las de la Uma adquirimos un sentido de seguridad y de dicha. Pero el poeta no se contenta con esto. La Uma tiene un mensaje final que resume el significado de su existencia y completa el poema en sus dos famosas líneas últimas. Se han fonmulado varios juicios sobre estas líneas. Si para Robert Bridges redimen un trabajo que no es, por otra parte, sobresaliente, para Quiller-Couch constituyen "una conclusión inadecuada" y para T. S. Eliot "una grave mancha en un bello poema". Aparte de estas diferencias de gusto, que sólo tienen carácter personal, hay otras diferencias más serias de interpretación. ¿Qué significan esas líneas y cuál es su relación con el resto del poema? Por lo pronto, hay una dificultad respecto al texto. En la versión de Oxford, Mr. Garrod transcritie las líneas en la forma que nos es familiar: La belleza es verdad y la verdad belleza, esto es todo / lo que sabéis sobre la tierra y no necesitáis saber más.

Pero está claro que el texto del

hace en nombre de una da:

volumen de 1820 representa la

ú n i c a de experiencia, cuya esen-

elección final de Keats respecto a

cia central especifica. Las pal-

la forma en que d e b í a n imprimirse

abras que Keats atribuye a í nla-

sus palabras. No hubiera a ñ a d i d o

Urna se derivan de sus propias

las comillas si no lo hubiese esti-

meditaciones

mado necesario. Ahora bien, de

raleza de su arte. S a b í a

aquí no se sigue que ese texto

este arte no lo era todo, pero en

haya sido correctamente interpre-

la parte que le c o n c e r n í a , t e n í a

sobre

la

natuque

tado, ni podemos inferir que las

una clara v i s i ó n de é l . Cinco pa-

últimas palabras sean un comen-

sajes de sus cartas muestran

tario independiente de Keats so-

c ó m o le obsesionaba el proble-

bre el mensaje de la Urna. Porque

ma y a que conclusiones llegó:

está bastante claro que en estas últimas palabras no es Keats el

22 de noviembre de 1817, a

que habla, sino la Urna. A s í se

Benjamín Bailey:

deduce del uso de la palabra "ye" (vosotros). Keats no se dirige ha-

No estoy cierto de nada, sino de

John Taylor

bitualmente de este modo a sus

la santidad de los afectos del co-

En apoyo de esta versión el edi-

lectores y no es pensable que se-

razón y de la verdad de la Ima-

tor puede alegar no sólo el propio

dirigiese a s í a ellos cuando en la

ginación. Lo que la imaginación

autógrafo de Keats, sino las trans-

línea precedente ha hablado de

concibe como belleza tiene que

cripciones hechas por sus ami-

"otras miserias distintas de las

ser verdad, existiera antes o no.

gos Brown, Woodhouse y Dilke.

nuestras". Si hubiera querido ha-

El texto impreso en los Annals

of

blar por sí mismo no hubiera di-

21 de diciembre de 1817, a Geor-

the Fine Arts en enero de 1820,

cho "ye" sino "we" (nosotros).

ge y Thomas Keats:

el mismo,

Debemos rechazar, por tanto, la

aunque pone la frase "esto es

es

sustancialmente

hipótesis de que las últimas pala-

La excelencia de todo arte está en

todo" al comienzo de una nueva

bras son un comentario de Keats

su intensidad, capaz de hacer

frase, d e s p u é s de un punto y se-

sobre el mensaje de la Urna. Son

desaparecer todo lo discordante,

guido. Todo ello son razones de

parte del mensaje y, en cierto mo-

por estar en estrecha relación con

peso, pero cuando el poema apa-

do, el comentario de la Urna mis-

la belleza y la verdad.

reció en el volumen publicado por

ma sobre algo m á s impersonal y

Keats en junio de 1820 había una

universal: amplifican la doctrina

30 de enero de 1818, a John Tay-

importante diferencia. Las pala-

de que "la belleza es verdad y la

lor (sobre Endymión):

bras "La belleza es verdad y la

verdad belleza", que aparece en-

verdad belleza" aparecen entre

tre comillas porque es una espe-

comillas y lo que sigue no. Estas

cie de lema o de reto, una doctri-

diferencias de texto provocaron

na implícita en todo arte y distinta,

dos interpretaciones. La una, ba-

por tanto, de las palabras propias

sada en el manuscrito y en sus

de la Urna que siguen a esa frase

transcripciones, supone que las

y la subrayan. El poema, que se

dos líneas finales son el mensaje

ha ocupado de la Urna, termina

de la Urna; la otra presume que

con una lección que todos los

sólo las palabras iniciales consti-

artistas deben aprender y a la que

tuyen el mensaje y que así lo sos-

el poeta concede especial im-

tuvo el propio Keats en lenguaje

portancia.

inequívoco. La primera opinión no presenta ninguna dificultad en relación con las ideas de Keats expresadas en otras partes; pero la segunda está en oposición con mucho de lo que Keats dijo acerca de la importancia de las actividades y relaciones humanas. Si ésta es su deliberada conclusión, Keats se nos presenta como un esteta mucho m á s intransigente de lo que admite en sus cartas.

El

significado

del

mensaje

está fuera de toda duda. Mr.

Cuando lo escribí, fue un paso importante de la imaginación hacia la verdad. 3 de mayo de 1818, a J. H. Reynolds: Los axiomas de la filosofía no son axiomas hasta que se hayan probado sobre nuestros pulsos. Diciembre de 1818, a George y Gregoriana Keats:

Garrod lo interpreta rectamente diciendo: "No hay nada real sino

Nunca puedo estar cierto de una

lo bello, ni nada bello sino lo

verdad si no percibo claramente

real." Keats usa la palabra "ver-

su belleza.

dad",

como hacen otros, para

significar "realidad". A ñ a d e lue-

Todos estos pasajes fueron es-

go, a través de la Urna, que é s t e

critos antes que la "Oda sobre

es

que

una urna griega" y muestran cuan

poseemos y que no necesitamos

profundamente le preocupaba a

otro. Es la Urna la que habla y lo

Keats la relación entre la verdad

el único

conocimiento

II

y la belleza y cómo fue desarrollando su teoría acerca de este tema. Esta teoría puede ser expresada en la siguiente forma: la verdad es otro nombre de la realidad última y es descubierta no por razonamientos, sino por medio de la imaginación. La imaginación tiene una perspicacia especial para penetrar en la verdadera naturaleza de las cosas, y Keats acepta sus descubrimientos porque están de acuerdo con sus sentidos, resuelven las discordancias de éstos y se imponen al poeta con intensidad. Keats está convencido de que todo lo descubierto en esta forma tiene un sentido del que carecen las conclusiones filosóficas. Keats llama a esta realidad "belleza" porque se siente abollado por ella de un modo absorbente. De hecho, prefiere el descubrimiento de la, belleza por medio de la imaginación al que pueda hacer la razón examinando los hechos, porque cree que el primer método es más satisfactorio y más cierto, ya que la intuición inspirada penetra más profundamente en el corazón de las cosas que el raciocinio abstracto. Keats se interesa por la imaginación en un sentido especial y coincide en gran parte con la opinión de Coleridge sobre este punto. Para Keats la imaginación hace algo más que imaginaren el sentido ordinario; tiene ' una penetración tan aguda que ve lo que está oculto para la mayoría de los hombres y comprende las cosas en toda su plenitud de rango, significado y carácter La fuerza de la poesía consiste en que a través de la imaginación encuentra algo tan convincente en su intensidad que se hace a la vez hermoso y real. La teoría que Keats expone a retazos en sus cartas recibe su forma final en los versos de la "Oda sobre una urna griega". Esta no es una filosofía acabada de la vida, ni Keats pretendía que lo fuese. Es una teoría del arte, una doctrina que trata de explicar su propia experiencia crea-

Enôymion lint "Λ tiÍnjiff'ít^nff

/ / x / i j / i v f i r r '<«> *rí«
.ν..,.,,(„Λιν.,.ν,ίί>ν..'.··

dora. Se hizo cada vez más consciente de que el arte no lo era todo, y en sus dos últimos años se mostró desazonado por el apartamiento de la vida que su trabajo le había impuesto. En "La caída de Hyperion", Moneta sugiere que el poeta no es más que un "ser soñador", que debe ser colocado por debajo de aquellos que se compadecen de los sufrimientos humanos. Cuando escribió la "Oda sobre una urna griega" Keats no había llegado al extremo de pensar que la verdad que veía a través de la imaginación era un sueño. Esa verdad seguía siendo muy importante para él como poeta, pero sólo como poeta. La Oda es su última palabra sobre una actividad y una

experiencia especiales. Dentro de sus límites, la Oda tiene su propia visión de la vida y eso es lo que Keats expresa. La creencia de que "la belleza es verdad y la verdad belleza" es verdadera para el artista mientras se ocupa de su arte. No es menos cierto que, mientras el artista trabaja, eso i todo cuanto sabe con seguridad y es lo único que necesita saber para realizar su tarea. Si no creyera en ello estaría en peligro de arminar su arte. La "Oda sobre una urna griega" explica lo que el gran arte significa para los que lo crean en el momento en que lo están creando; y en tanto esta doctrina no se aplique fuera de sus propios confines, no es sólo clara, sino cierta.

HAROLD BLOOM*

JOHN KEATS (Fragmentos) La Imaginación

se extiende más allá de la

desesperación,

Dejando atrás ganga, vocablo y rezo. HART

LOS J A R D I N E S DE LA L U N A Sueño y Poesía

CRANE

hace paralelos el mordisco a las manzanas, y a los hombros. Su primer reino conserva, aunque invertida, la identificación propia de la imaginación popu-

Sueño

y Poesía,

el primer poema importante de

Keats, es su versión de la Abadía

de Tintern

de

Wordsworth. Es un himno dedicado a la poesía

lar ortodoxa de la Caída con la sexualidad. Completa su forma de ver el Elíseo identificando el reposo dentro de la naturaleza con la unión sexual:

que explora las etapas del desarrollo imaginativo, y comienza la a f i r m a c i ó n de la voz personal o mito El universo de Sueño

y Poesia

Otra me persuadirá de que la siga, y la seguiré A través de almendros en flor y olorosas canelas;

individual del nuevo poeta. es el de la ino-

cencia pastoral. Un escondrijo de enramadas, dice

Hasta que en el seno de un frondoso mundo Descansemos en silencio.

Keats, será el Elíseo para él; desea ser un glorioso habitante del ancho cielo de la poesía y ruega ar-

Aquí no hay conflicto de contrarios o lucha de cora-

dientemente por un soplo de i n s p i r a c i ó n ;

zones y, sin embargo, él debe despedirse de esta inocencia y estas alegrías. Busca la experiencia, con "las agonías, la lucha de los corazones hu-

Que pueda morir una muerte De lujo, y mi joven espíritu seguir

manos". Una visión del ideal dentro de la experien-

Los rayos solares de la mañana hasta el gran Apolo

cia se le aparece en la forma de un auriga con su carro y sus corceles, una visión de la figura del

Como un nuevo sacrificio.

joven como poeta viril. En el ijifimo término es tanto Esto es tristemente profético, m á s de lo que Keats

el Apolo romántico (el Ore de Blake, el joven de la

pudiera haber deseado. Pide diez a ñ o s en los que

m a r a ñ a de abundante cabellera de Collins, el joven

pueda volcarse en la p o e s í a , pero apenas obtuvo

de ojos centelleantes y cabello ondulante de Co-

cuatro de vida, y sólo tres de poesía d e s p u é s de

leridge) como el romántico sucesor de la figura del

haber escrito estos versos.

Hijo de Dios que conduce la Carroza Llameante de

Para llevar a cabo la hazaña que su propia alma

la Deidad de Ezequiel, el Apocalipsis, y El

Paraíso

se ordena a sí misma, necesita atravesar los países

Perdido.

de la mente y saborear continuamente las fuentes

dirige a los objetos naturales, éstos se avivan con

puras que existen en cada estado del ser;

Cuando el auriga de Keats desciende y se

una vitalidad m á s intensa que las personificaciones animadas de Collins:

Primero pasaré por el reino De Flora y el viejo Pan: dormiré en la hierba.

El auriga con maravilloso ademán habla

Me alimentaré de manzanas rojas

A los árboles y las montañas; y pronto aparecen

y elegiré cada placer que mi fantasía vea;

Formas de delicia, de misterio y temor.

cogeré a las ninfas de blancas manos en umbrosos

Pasando una tras otra ante un espacio oscuro.

[lugares, Para solicitar dulces besos de ruborizados rostros.

El "maravilloso a d e m á n " es el a d e m á n que hace

Jugaré con sus dedos, tocaré sus hombros blancos

un poema, y por la c o n f r o n t a c i ó n de un poema los

En un precioso pliegue con un mordisco

á r b o l e s y las m o n t a ñ a s devienen personas a las

Tan firme como los labios puedan darlo.

que el poeta puede hablar. Ellas aparecen como relaciones humanas abstractas pero su comporta-

El estado de inocencia de Keats es directamente

miento es concreto y particular:

erótico y no elude la honestidad naturalista que • Harold Bloom, Los poeías visionarios del romanticismo inglés, traducción de M. Antolín, Barrai Editores. S.A.. Barcelona, 1974, 528 pp.

IMirad!, cómo murmuran, ríen y sonríen, y lloran: Unas con la mano levantada y la boca severa;

Brbiioteca de México

.

El paraíso

perdido,

de John Milton, grabado de Gustavo Doré

Otras con sus rostros tapaidos hasta la oreja Entre sus brazos; otras claras en juvenil lozanía, Van alegres y sonriendo a través de la oscuridad; Unas mirando hacia atrás y otras con la mirada [levantada; Sí, miles en un millar de diferentes posturas Pasan volando. La variedad y multitud de formas es la phmera imagen de Keats de lo que más tarde (en la Oda a Psique) relacionará con el complejo fingimiento de la Jardinera Fantasía "quien cultivando flores, nunca cultivará la misma". La singularidad de cada forma es parte de su valor, pero da fe también de su aspecto de ficción. Las partidas ideales, y el alto vuelo de la imaginación, vuelven a tierra: Todas las visiones han huido, el carro se desvanece En la luz del cielo, y en lugar de ellos Un sentido de las cosas reales se hace doblemente [fuerte, Y, como una fangosa coniente, llevaría Mi alma a la nada.

w

El efecto del ideal poético es redoblar el sentido de las cosas reales y al mismo tiempo presentar semejante realidad como una corriente fangosa. Cogido en el fango de lo real, Keats jura que luchará en contra de todas las incertidumbres para mantener vivo el pensamiento de la carroza de la poesía y su viaje. Semejante lucha le conduce a la polémica romántica. ¿ P o r q u é no puede la suprema imaginación volar libremente como lo hizo antaño, cuando preparaba sus corceles y ejecutaba las excelsas actividades que constituyen los poemas de Spenser, Shakespeare, Milton? ¿Qué ha causado el olvido de las Musas naturales? Un cisma Alimentado por la afectación y la barbarie, Hicieron que el gran Apolo se avergonzara de esta [su tierra Hombres que se creyeron sabios no pudieron [comprender Sus glorias: con una gimoteante fuerza infantil Se mecieron sobre un caballo de balancín. Que creyeron Pegaso.

Es la fuerza medio inerte en su propio brazo [derecho. El solo movimiento de sus párpados obliga A miles de serviciales agentes a obedecer, E inmóvil ella gobierna con la más leve inclinación. La p o e s í a es el poder supremo porque no necesita utilizar su fuerza para mandar; gobierna por s u g e s t i ó n , y se define por su propio potencial, o sentido de la posibilidad. Es un Titán bajo su propio autocontrol: Pero la fuerza sola aunque de las Musas nacida Es como un ángel caído; árboles arrancados. Oscuridad, gusanos, mortajas y sepulcros Se deleitan en ella, porque se alimentan de los [erizos Y las espinas de la vida; olvidándose del gran fin De la poesía, que debería ser una amiga Para calmar las inquietudes y elevar los [pensamientos del hombre. Lord Byron La referencia a q u í es a Byron, pero es profética No es un ataque contra la escuela de Pope, en

con respecto al otro Titán de la "escuela s a t á n i c a " ,

cuanto que Keats no tiene mucho talento para

Shelley, a quien Keats ya c o n o c í a y cuyo

esta clase de agudezas. Blake lo explicó mejor en

encuentra eco y réplica en Endimión.

un Proverbio del Infierno: " n ú m e r o , peso y medida,

pronosticando poemas como La Mimosa

déjalos para a ñ o de escasez". Keats se muestra

ai Viento

un

del Oeste,

Alastor

Keats está y La Oda

con su é n f a s i s vehemente en

critico m á s persuasivo, tanto en el ataque

una d e s e s p e r a c i ó n ante la naturaleza mutable, y

como en la alabanza, cuando c o n t i n ú a hablando

las insinuaciones de una esperanza a p o c a l í p t i c a

de sus c o n t e m p o r á n e o s m á s viejos:

que nace de las ruinas de la naturaleza. De una manera m á s directa, Keats puede estar pensando en Childe

Bellos sonidos flotan tempestuosos

Harold,

y protestando por su irónica b ú s -

Alrededor de la tierra: felices sois y alegres.

queda y su prometeico expresionismo. En cual-

Estas cosas no ofrecen duda; sin embargo,

quier caso, la queja de Keats es wordsworthiana.

[en verdad, hemos tenido Extraños truenos debidos a la potencia del canto;

La naturaleza de la p o e s í a es ser desinteresada, pero su f u n c i ó n es consoladora e iluminadora.

Mezclados verdaderamente con lo que es dulce y [fuerte; Derivados de la majestad; pero a decir verdad los [temas

Keats es m á s él mismo cuando, en el resto de su poema, considera su propio destino

como

poeta. Es consciente de que será llamado presuntuoso y de que puede fracasar, pero si lo hace,

Son feos garrotes, los poetas Polifemos

será el sino de un Icaro que se ha atrevido a inten-

Que perturban el gran mar.

tar su propia libertad y sus poderes. Su a m b i c i ó n se funda en una visión de la p o e s í a como el modo

La referencia es probablemente a Wordsworth y

m á s elevado. Reconoce que otros le sobrepasan

Byron juntos. "Odiamos la poesía que tiene una

en la fuerza de la r a z ó n :

palpable intención sobre nosotros", iba a escribir Keats, y aquí repudia lo que considera tendencio-

Sin embargo siempre da vueltas

so, el uso de la poesía para e n s e ñ a r una doctrina

Ante mí una vasta idea, y espigo

moral o agrandar una personalidad. Los temas son

de ella mi libertad; desde ella he visto

feos garrotes; son muchos los cíclopes ciegos que

El fin y propósito de la Poesía.

enfurecidamente

lanzan piedras a un esquivo

Odiseo, piedras que van a caer a la inmensidad de

No identifica la idea en el resto del poema, pero el

las aguas perturbándolas simplemente. Pero los

lector puede deducida de su contexto. Un poema

poemas no existen para dar un mayor volumen a

no

los temas:

nada, ni siquiera al poeta mismo; un poema nace

es pensamiento ni personalidad, no afirma

en la conciencia de una forma tan natural como al Una inagotable lluvia De luz es la poesía; es el poder supremo;

árbol le salen hojas. El poema trasciende la naturaleza y, sin embargo, es un producto natural de la

naturaleza. La vasta idea de Keats es la del uso apocalíptico de la poesía, que trata de apretiender una verdad completa de la naturaleza y el tiombre a la que otros modos menos desinteresados y más artificiales no pueden llegar, y de expresar esta a p r e h e n s i ó n siendo modestamente ella misma, un lenguaje que no puede ser reducido. La idea de la poesía de Keats tiene su mejor expresión fuera de su propia obra en la última encarnación de la figura del joven como poeta viril, el jinete "pobremente vestido", que galopa delante en Mrs. Alfrey Uruguay, de Wallace Stevens, mientras ella se aproxima lentamente a su reductor real, sobre su montaña, en la sublime oscuhdad. El joven como un Apolo renacido vive de nuevo en "la figura de la imaginación capaz' que crea en su mente "la última elegancia: la tierra imaginada": Era un jinete absorto en el sol. Un joven, un amante de fosforescente cabello. Vestido pobremente, orgulloso de sus arrolladores poderes. De nuevo aquí se trata de una fuerza medio inerte en su propio brazo derecho, un joven que está orgulloso de sus arrolladores poderes, porque sabe que éstos son una lluvia inagotable de luz.

Endimión El romance poético Endimión comienza mostrando el estado de existencia intenso y mutable habitado por su protagonista: un mundo cerrado, frecuentemente comparado con una enramada o soto, un templo natural dominado por la luna, que apenas se diferencia de la poesía hecha por sus celebrantes: Así hace la luna. La pasión poesía, las glorias infinitas. Nos obsesionan hasta que se convierten en una [esperanzadora luz Que ilumina nuestras almas. El pastor príncipe, Endimión, es presentado presidiendo una procesión dionisiaca. Como Adonis, lleva una lanza para cazar el jabalí. Esta insinuación de autodestrucción se ve reforzada por una comparación con Ganimedes y por "una vaga preocupación en su semblante". La procesión culmina con un himno a Pan, que es una oración extraordinaria y bastante más de lo que la condescendencia de Wordsworth ("una bonita muestra de paganismo") nos hubiera hecho suponer. El Himno saluda a Pan como "un nuevo nacimiento", el refugio de las elaboraciones imaginativas que "esquivan el concepto" y, le implora:

Wallace Stevens

Sé todavía un simbolo de la inmensidad; Un firmamento reflejado en un mar; Un elemento que llena el espacio entre los dos; Un desconocido. Sé lo que no puede ser categorizado discursivamente, esa es la súplica. El poema Endimión, aunque imperfecto en su estructura y lenguaje, está tan logrado como Ei Libro de Tiiel y La Bruja dei Atlas en lo que tiene de resistencia consciente a toda clase de análisis ajeno a él. El esquema de Endimión sigue la tradición spenseriana de lo pastoni romántico, como ya hemos observado en Blake y Shelley. El joven pastor poeta vaga por su jardín de la luna, una tierra de eterna primavera, entregado a una deliciosa indolencia, un estado relajado, pasivo, incluso un poco amodorrado. Endimión es el héroe de romance al que se niega su búsqueda, o un joven Ore en el simbolismo de Blake. Se siente atormentado y confortado, en un ciclo recurrente, por la diosa contraha que le ha visitado. Ella es al mismo tiempo virginal y lasciva, y tan esquiva dormida como despierta, triunfante en su luna de plata de amor, mientras su imagen reflejada se mueve lentamente a través del agua misteriosa en cuyas profundidades de cristal Circe construye su vitrina para atrapar a los príncipes pastores que en sus búsquedas vagan. Los ritmos aquí son triples, como corresponde a un acuoso mundo de recurrencia eterna, de ciclos que nunca se terminan. En un mundo semejante, la acción lleva siempre sus reflejos confusos, y en el poema Endimión el lector necesita esforzarse si desea comprender

Completamente transfigurados y libres del espacio. ¡Contempla La clara religión del cielo! Esto no es, sin embargo, muy claro. Una especie de unidad, un estado como el de un espíritu que flota nos espera, si nuestras mentes pueden ser llevadas hacia la liberación de las

limitaciones

espaciales que constituyen una a s o c i a c i ó n con la esencia. Sea lo que fuere esto, no es t o d a v í a la intensidad capital deseable, que depende de: Enredos más ricos, encantamientos mucho más autodestructores.

4

Estos son la amistad y el amor, y sólo el amor destruye la identidad. Esto no puede hacerse sin dolor y placer al mismo tiempo, y Endimión

ha

empezado a saborearlos en el encuentro que él cree haber sido m á s que visionario. El Libro I se ha abierto con una d e c l a r a c i ó n de que

los f e n ó m e n o s de la belleza p e r d u r a r á n . El

William Wordsworth

Libro II comienza con un rechazo apasionado de

toda la serie de acontecimientos o lo que debe

da en que es la historia del amor humano. La si-

pasar por acontecimientos, Pero un poco de pa-

guiente i n v o c a c i ó n , que encabeza el Libro III, es a

la realidad de la historia humana, salvo en la medi-

Endimión

la realeza de los cuatro elementos, combinada

es el único poema completo de Keats en su longi-

con una vehemente denuncia de todas las reale-

tud real. Los fragmentarios IHiperion

zas

ciencia produce amplias recompensas.

son m á s

grandiosos, pero terminan antes de que Keats no

políticas. El cuarto y último Libro comienza

con la largamente demorada i n v o c a c i ó n a la Mu-

haga m á s que indicar el esquema de su elabo-

sa, que es en efecto la Musa de Thomas Cha-

ración mítica. Endimión

tterton, del genio natural británico, i n v o c a c i ó n de

es una obra incluso m á s Keats se en-

una soledad profundamente poética y de raptos

frentó con grandes estructuras demasiado pronto.

d r u í d i c o s . Esta i n v o c a c i ó n es b á s i c a en el poema

Pero el poema, como Prometeo,

prematura que Prometeo

Liberado;

expone la com-

y necesita una c o n s i d e r a c i ó n m á s detenida, m á s

pleta a n a t o m í a de una gran estructura mítica, y es

tarde, en su contexto. A q u í , de momento, nos in-

la revelación m á s completa del alcance y el poder

teresa en lo que se refiere al esquema y a la

de la mente poética que nos ha quedado de Keats.

estructura totales de

En el himno cantado a Pan, éste ha sido saludado como el;

Endimión.

Desde la belleza al amor, a la dignidad real de los elementos, hasta la p o e s í a : este es el movimiento de la b ú s q u e d a de E n d i m i ó n , en el plan

Pavoroso abridor de las misteriosas puertas Que conducen al conocimiento universal.

abierto de Keats. Estas etapas de la existencia son paralelas a las estructuras generales de la b ú s q u e da r o m á n t i c a en Blake y Wordsworth. La belleza es

Presumiblemente este conocimiento universal es

la de la phmera inocencia; el amor, el de la experi-

hacia el que se dirige la b ú s q u e d a de

Endimión.

encia generadora. Elevarse hasta la altura de los

Ha tenido un primer encuentro con una diosa des-

elementos es alcanzar el punto de reconocimiento

conocida. El no la identifica con Cintia, Diana o

que es el límite superior u organizado del inocente

H é c a t e , la triple diosa de la luna, los bosques, y

mundo natural. M á s allá de é s t e sólo la imagi-

los infiernos, c o m ú n m e n t e llamada la Gran Diosa

n a c i ó n puede ir, d e s p u é s de remontar la crisis de

o la Blanca Diosa, pero tiene la intuición de que

visión y triunfar sobre lo que Blake llama UIro,

esta primera visita amatoria le c o n d u c i r á hacia el

Wordsworth la m o n o t o n í a visionaria o d e s o l a c i ó n ,

cumplimiento de sus s u e ñ o s y sus deseos. Y

y Keats en Endimión,

éstos parecen las etapas hacia la p e n e t r a c i ó n ya

especial énfasis de Keats en la confusa b ú s q u e d a

s e ñ a l a d a en Sueño y

de E n d i m i ó n está puesto en el valor de los impul-

Poesía:

sos ¿En dónde yace la felicidad? En aquello que llama

la Cueva de la Quietud. El

instintivos, que nos ligan a la tierra y final-

mente, si son obedecidos, nos c o n d u c i r á n a aque-

A nuestras mentes dispuestas a la asociación divina.

lla verdad esencial en la que la i m a g i n a c i ó n pueda

Una asociación con la esencia; hasta que brillemos,

fijarse como belleza. Pero esta b ú s q u e d a natural-

ista, llevada a cabo en un contexto ampliamente para este buscador y él se encuentra perdido en sobrenatural, no parece confirmar el abierto énfa- un infierno laberíntico, separado de la luz del cielo sis de Keats, porque el sino de Endimión lo consti- y de la belleza pastoril de su tierra. Corre el pelituye, sobre todo, una serie de frustraciones y él gro de "la mortal sensación de soledad' y entonculmina finalmente su búsqueda abandonándola. ces suplica a Diana, una vez la reina de sus La experiencia m á s intensa al alcance de bosques y la trémula luz creciente de la libertad Endimión, dentro de la naturaleza, es sexual, pero del aire. Es una súplica irónica en su contexto, su malestar, aunque fiene orígenes sexuales, porque él no sabe que es la misma Diana quien le expresa un antielo más complejo, una enfermedad ha visitado y ha originado la búsqueda que le ha de la acción. El héroe necesita un antagonista; llevado a la oscuridad, desde la que ahora le suplifinalmente, en el romance, este antagonista va a ca que le libere. Pide ver sus enramadas naturales ser la mortalidad misma. La inmensa fuerza y var- de nuevo, en contraste con el rapaz piélago que le iedad de la invención de Spenser en La Reina de rodea. Su súplica es oída y se encuentra de pronias l-iadas se debe a las abundantes proyecciones to en el Jardín de Adonis, siguiendo a sus avende aquel gran poeta de los adversarios de la turas infernales un interludio sexualmente alecbúsqueda. Los únicos oponentes de Endimión son cionador. sus propias confusiones y frecuentes desesperaAdonis se despierta de su recurrente sueño de ciones, y nosotros nos cansamos de éstas, en seis meses y Venus le lleva a un abrazo de seis cuanto que son todas muy parecidas. Y sin embar- meses en las regiones superiores. Endimión está go Keats esfiela sí mismo y al temperamento y las fuertemente impresionado y vaga en busca de su necesidades de su época al rechazar la exterior- propia enramada de placer, en donde su desconoización del adversado de la búsqueda. El poeta cida diosa le espera. La escena erótica que se vagabundo de Shelley, en Alastor, cae víctima del desarrolla entre los dos lleva desgraciadamente a espíritu de su propia soledad. La influencia de la Keats a la utilización de un sorprendente lenguaje Excursión de Wordsworth es básica en Aiastor, co- (Endimión se refiere a los labios de su amada mo ya hemos visto. Las influencias determinantes como "bienaventuranzas resbaladizas"), pero en el interiorizado tema de Endimión son las com- cumple bastante bien su propósito estructural. El binadas de Alastor y la Excursión, en cuanto que encuentro físico causa incluso a la diosa felicidad ambas enfafizan la destrucflvidad de una soledad y dolor, porque ella confiesa que no puede transintrovertida y estancada. El hombre separado de portar al joven hasta su estrellada eminencia y por los otros y de su propia, verdadera imaginación, tanto debe abandonarle. está en el inflerno, porque el infierno de los románCuando Endimión, que se ha dormido en sus ticos no es ni los demás ni uno mismo sino la brazos, se despierta, está solo. Y su aventura seausencia de relación entre ambos. El mundo a xual ha trastocado su visión de las esencias: través del cual Endimión debe moverse, parece sólo una barrera para su búsqueda y las tribulaAhora que he saboreado su dulce alma hasta el ciones de los demás parecen irrelevantes a sus [corazón elevados deseos; pero Keats, siguiendo a Las demás profundidades son superficiales: las Wordsrworth, desea que Endimión busque de otra [esencias. manera. El joven poeta Shelley con toda su fragiliUna vez espirituales, son como lodosas heces dad, tenía demasiada intensidad para abandonar Que no sin/en más que para fertilizar mis raíces su camino hacia una gloriosa extinción. Keats, [terrenales, incluso en un romance tan ideal como Endimión, Y hacer que mis ramas eleven una fruta dorada no cede en sentido de los contrarios existenciales. A la lozanía del cielo. La realidad de la tierra y la fuerza del impulso natural que le lleva a adherirse a ella salvará al héroe Está equivocado y necesita sumergirse en una prode Keats y al mismo tiempo le proporcionará su fundidad todavía más honda si ha de saberio. La ideal en una forma que la carne puede tocar. búsqueda se mueve desde lo subterrráneo a lo subEn el Libro II comienza la acflva búsqueda por marino. Como en un acto de solidaridad insfinfiva parte de Endimión de la visión que le ha abando- con el amor prohibido de Alfeo y Aretusa, Endimión nado. La historia es negada por Keats en el pasaje se zambulle tras estos amantes metamorfoseados. que abre el Libro porque no puede afectar a la Ellos han sido devueltos al agua por la misma conciencia poética, que depende completamente Diana y Endimión, antes de descender, la nombra del amor. La búsqueda conducirá a Endimión a las como la diosa de su peregrinaje y le suplica que les profundidades, para tratar de encontrar a la esqui- otorgue plena realización de uno en el otro. va verdad, de la misma forma que en el Libro iv le conducirá hacia arriba en persecución de una belleza igualmente esquiva. Pero la profunda verdad es demasiado oscura

El Libro I culminaba con la invitación sexual de la búsqueda. El Libro II ha traído la safisfacción sexual, pero ha renovado la alienación. En el acuoso mundo del Libro III, que expone las am-

Endimión

A esta compleja h a z a ñ a de la mente necesita

busca una liberación del ciclo natural y una huida

añadir una de la a c c i ó n , que es preparatoria del

de un yo que es alternativamente favorecido o vic-

apocalipsis. Debe conservar los cuerpos de todos

bigüedades

de las formas naturales,

tima de ese ciclo. Encuentra los materiales para la

los amantes ahogados hasta que un joven se le

visión imaginativa, pero no la visión misma. Sin

acerque y sea instruido sobre " c ó m o consumario

embargo comienza a entender algunas de las limi-

todo". E n d i m i ó n es claramente esta figura m e s i á -

taciones del mundo lunar que habita, turbias como

nica; Glauco le conduce a una curiosa estructura,

lo que es el entendimiento. El lector imaginativo,

"un edificio cristalino, brillante y con incrustaciones

que se esfuerza por descifrar el modelo revelado

de coral, guijarros y perias". Es un lugar "vasto,

en las profundidades, puede comprender mejor el

desolado y heladoramente frío", que Circe aparen-

dilema cíclico del h é r o e del poema.

temente ha destinado a ser un horripilante d e p ó s i -

Antes de que su aventura comience propia-

to para amantes ahogados. Glauco ha depositado

mente, Endimión se dirige a la luna. Esta es la luz

a Escila, ahogada por Circe, en él, y E n d i m i ó n es

de la luna, a la que Shelley hubiera llamado "la

llevado a "aquel lugar de cristal", a donde no han

Belleza Intelectual" de la juventud de E n d i m i ó n , que

llegado ni la vida ni la decadencia, para llevar a

funde el arte, la naturaleza, la amistad, en una uni-

cabo un ritual m á g i c o de l i b e r a c i ó n . Este servicio

dad m á s elevada. Con el advenimiento de "su ex-

humanista es seguido por una c o m u n i ó n en la que

traño amor" la luz de la luna se marchita, pero so-

"los dos libertadores saborean un puro vino de feli-

brevive como "una subpasión". Endimión comienza

cidad".

a comprender que puede estar cogido en un con-

amantes revividos toman parte marca la culmi-

flicto entre dos amores diversos, pero conexos;

Una c e l e b r a c i ó n

en la que todos

los

n a c i ó n del Libro, que termina de una forma característica, con E n d i m i ó n d e s m a y á n d o s e al oír la

Ahora comienzo a sentir tu esférico poder

voz de su amada Diana. Es reanimado al asegu-

Que se acerca nuevo a mí: jOhl sé bondadosa.

rado ella que por él ha conseguido la felicidad

Conten tu influencia, y no ciegues

inmortal,

Mi soberana visión. ¡Mi más querido amor, perdona

nuevo en el bosque.

y Endimión

vuelve a encontrarse de

Este resumen es lo suficientemente absurdo en

Que pueda pensar en algo más que en ti y vivir! ¡Perdóname, aéreo planeta, que valore

lo que se refiere a la a c c i ó n , como para obligarnos

Un pensamiento más que tus argénteos lujos!

a buscar el modelo en nuestras f a n t a s í a s , con la

¡Cuánto más!

esperanza de que lo que es un desatino literal cobre sentido en otro nivel de s i g n i f i c a c i ó n . La b ú s -

Entonces encuentra a Glauco, un viejo del mar

queda de E n d i m i ó n de su amor libera a Glauco de

que

un estado de muerte-en-vida, aunque E n d i m i ó n

ha sido esclavizado por la tentadora Circe.

Keats t o m ó prestado el incidente del cementano

no

de Sandys sobre Ovidio, pero lo t r a n s f o r m ó en un

Glauco muestra inicialmente un anhelo por una

s í m b o l o a n á l o g o a la vitrina de cristal de Blake.

existencia m á s imaginativa. Su experiencia con

desciende con ninguna intención

parecida.

La historia de Glauco es bastante parecida a la

Circe le coloca en un estado de aislamiento solip-

del mismo E n d i m i ó n . Glauco es una especie de

sistico, y sus esfuerzos para salir de él e s t á n con-

pastor del o c é a n o , un seguidor de Neptuno como

denados a ser espantosamente crueles sin la in-

Endimión lo es de Pan. Pero no es feliz y siente

t e r v e n c i ó n de E n d i m i ó n . La urna de cristal en la

"destemplados anhelos". El se sumerge en el mar

que él deposita a los amantes ahogados es mera-

"para vivir o morir", y aprende a vivir bajo las olas,

mente una ilusión de clemencia hasta que su

en donde se enamora de una tímida ninfa marina.

estructura irreal es sacudida por la vida por medio

Escila, que huye de él. D e s p u é s de jurar ir en busca

de la g e n e r a c i ó n de una relación de solidaridad

de la ayuda de Circe, es seducido en un

entre E n d i m i ó n y él mismo. Nuestra mejor pista

rincón

e n g a ñ o s o por "una arbitraria reina del sentido". Un

imaginativa, en cuanto a la naturaleza de la con-

día descubre a su seductora presidiendo un aque-

s u m a c i ó n a p o c a l í p t i c a en la que los amantes vuel-

larre y acude a Circe para que rompa su cautiverio,

ven a la vida es la advertencia dada a Glauco por

pero Circe se descubre como su amante y él es

el pergamino. Todas las formas y sustancias, lo

condenado a una acuosa muerte-en-vida.

exterior y lo interior de los f e n ó m e n o s , necesitan

Glauco se convierte entonces en una especie

ser explorados directamente hasta sus esencias, y

de solitario s u b t e r r á n e o wordsw/orthiano que re-

estas esencias son ellas mismas s í m b o l o s ( s í m -

corre las aguas en todas las direcciones, hasta

bolos de a s o c i a c i ó n , podemos deducir, recordan-

que encuentra un m á g i c o pergamino procedente

do la a f i r m a c i ó n de E n d i m i ó n sobre d ó n d e yace la

de

felicidad, en el Libro I). La felicidad es un estado

un naufragio. El pergamino predice su libe-

ración;

que se alcanza por medio de una alquimia humanista que produce en nuestra existencia una li-

Si explora todas las formas y sustancias

b e r a c i ó n de las limitaciones de las conceptualiza-

Directamente hasta sus símbolos-esencias.

cíones materialistas de la realidad. Y el camino

ama simultáneamente a Diana, a la desconocida visitante todavía no identificada con ella y a la doncella terrenal que tiene a su inmediato alcance. Shelley, enfrentado a una constelación similar en Epipsiquidion, no ve ningún problema en amadas a todas, pero Keats en estos asuntos era más convencional y Endimión gime contrariado. Sin embargo, se entrega a su amor por lo humano y se humaniza.

Keats por Ctiarles Brown

hacia ella va a través de lo que llama a nuestras mentes dispuestas a la asociación divina que Keats denomina una asociación con la esencia. Keats parece bordear una afirmación neoplatónica, pero es demasiado naturalista para cruzar la linea divisoria y entrar en ella. Lo que da es una versión de la elaboración mítica muy cercana a la de Wordsworth, Blake y Shelley La expenencia sujeto-objeto, en la que nosotros no estamos libres del espacio, puede ser superada por una relación en la que la vida se enfrente a la vida, y en una transfigurada coparticipación de la esencia de dos compañeros iguales. La amistad como semejante modo ha sido ilustrada en el Libro III del poema. El Libro IV está dedicado a unos enredos más heos, unos encantos mucho más autodestructores, que conducen, por grados, a la capital intensidad del amor. El ijitimo Libro de Endimión es, afortunadamente, mucho más claro que los tres primeros y es menos desproporcionado en su estructura. La invocación a la Musa Británica saluda a esa subdeidad por su paciencia con una ironía no intencionada. Bajo este alegre saludo, yace una indicación de mortalidad, con una advertencia implícita de que este poema está dedicado a Chatterton y una insinuación de la falta de tiempo de Keats. La historia de Endimión comienza de nuevo con la bella complicación de su enamoramiento de una doncella india que ha sido arrastrada desde su tierra natal por una procesión báquica. El pastor príncipe revela "un alma triple" en cuanto que ahora

Aunque ha hecho una elección, Endimión es reclamado por el poder superior y de esta forma debe ascender a los cielos con su nuevo amor. Asi como se había sumergido para descubrir la verdad, ahora asciende para encontrar la belleza última. Se duermen los dos amantes conforme suben, y cuando la figura de Diana se alza en su sueño, Endimión la reconoce como su verdadera diosa. Cuando se despierta, encuentra a su durmiente amante terrenal junto a él y se desgarra de nuevo por su doble amor. Comienza a dudar de su propia alma y teme "carecer de identidad". De esta manera ha alcanzado una etapa más avanzada hacia la capacidad negativa que Keats consideraba como la señal del verdadero poeta, la pérdida del yo en el conflicto entre los contrarios imaginativos. Antes de alcanzar este laurel, experimenta su desesperación suprema, y su purificación. Primero la luz de la luna disuelve a su desposada terrenal: Vio cómo el cuerpo de ella se desvanecía [lentamente En el frío resplandor de la luna. Inmediatamente asió su muñeca; Ésta se derritió al apretarla; la mano de ella él [besó, Y, ¡horror! besó la suya propia. Estaba solo. Diana parece ser otra Circe, y el sino de la doncella india en este punto se aproxima al de Escila. De la misma forma que Glauco cayó en una muerte-en-vida bajo la superfìcie, asi Endimión cae en la Cueva de la Quietud, una madriguera de UIro, un aislamiento mortal, sin embargo con un Edén insospechado en su mismo corazón. Ningún otro pasaje de Keats despliega una retórica más repleta de exasperadas contradicciones, figuras verbales por medio de las cuales se produce el efecto de la autocontradicción. Porque la Cueva describe el éxtasis calmo que la desesperación puede finalmente traer, y nosotros no sabemos si denominar su última sensación una alegre tristeza o una triste alegría. La Cueva es una profecía de la lección que Keats leerá en el silencioso rostro de Moneta en el pasaje culminante de La Caida de l-liperión. Dentro de esta quietud la angustia no quema, ni el placer empalaga. En esta "feliz tenebrosidad" y "oscuro Paraíso" la salud y la enfermedad se vuelven intercambiables, y el silencio m á s monótono está sumamente articulado.

esperanzas infestan y las desesperaciones

gunta sobre la a d e c u a c i ó n del material mítico de-

pierden toda su fuerza. La evidencia verbal sugie-

rivado a la síntesis muy personal que Keats espe-

re que la n o c i ó n de Keats de este estado es estéti-

raba alcanzar Alastor

ca, y ú n i c a m e n t e de una forma secundaria psi-

Endimión,

Las

es menos ambicioso que

aunque es igualmente un poema confe-

c o l ó g i c a . Un poeta necesita adoptar una postura

sional, pero Alastor es una totalidad articulada, en

fuera del alcance de las emociones humanas pri-

donde el poeta se identifica plenamente con su

marias antes de alcanzar un arte apropiado para

tema y con la forma que su historia adopta. La ma-

ellas. E n d i m i ó n sale de la Cueva lo suficiente-

teria de Alastor

mente desinteresado como para ser incapaz de

ver con la carne y la sangre, de forma que

proseguir la b ú s q u e d a . Ha pasado de la inocencia

puede permitirse mejor sus confusiones en su in-

a la experiencia, ha tocado el infierno dentro de la

tento de dar al hombre natural cierto tratamiento

expehencia y está preparado para una inocencia

apropiado, incluso en la forma de romance pastoril.

tiene a veces demasiado poco que Endimión

que puede preceder la visión del arte. En un verso

Endimión

verdaderamente grandioso, vuelve a la realidad

sus

ordinaria:

e x t r a ñ a m e n t e en ese contexto. El exquisito sentido

es fundamentalmente un poema erótico y

wordsworthianas

doctrinas a veces suenan

de lo lujoso que tenía Keats prefigura el Wallace Su primer contacto con la tierra estuvo a punto de

Stevens de Armonio,

y no siempre encaja en su

abstracto tema de la identidad de la belleza, la ver-

materie.

dad y el amor ideales. La carga implícita en EnEs la tierra lo que él escoge, pero viene a ella

d i m i ó n es un hedonismo humanista, y los únicos

desde un mundo que está m á s allá y el dolor

apocalipsis realizados del poema son las consuma-

a c o m p a ñ a a su renacimiento dentro de las cosas

ciones naturales del amor sexual. En La Víspera de

comunes. Keats acierta en el plano imaginativo al

Santa

equiparar el primer contacto de E n d i m i ó n (dolor) y

Eros, brillante unidad de todos los impulsos poéti-

Inés, Keats iba a escribir un himno abierto a

el placer de encontrar a la doncella india echada

cos. Endimión,

de nuevo a su lado. El pastor que ha vuelto salu-

abandona demasiado a menudo el mundo sensual

aunque hermoso casi siempre,

da a Pan como su deidad y renuncia a su b ú s q u e -

que existe para ser celebrado.

da como "un gran s u e ñ o " . Ha sido presuntuoso con el amor, el cielo, el vínculo que une a los mortales y con toda la tierra de flores y ríos. Se encuentra con la realización

Hiperión

cuando apenas ha escapado del sino que Keats m á s tarde visualizara, como el del caballero armado en La Belle Dame

sans Merci, porque:

Keats publicó su primer intento de poema épico maduro, Hiperión,

como un fragmento en su vo-

Allí nunca vivió un hombre mortal que dirigiera

lumen de 1820. Lo había compuesto entre el o t o ñ o

Su anhelo más allá de su esfera natural.

de 1818 y la primavera de 1819. Entre agosto y

Sin padecer hambre y morir

diciembre de 1819 Keats lo intentó de nuevo con La Caída

de Hiperión,

subtitulado

Un Sueño.

Este

A d i ó s pues a las cavernas solitarias, al aire de las

segundo fragmento (unos 325 versos del total de

visiones y al monstruoso oleaje de los mares

los ochocientos ochenta de Hiperión,

visionarios. Ama su s u e ñ o t o d a v í a , pero no hasta

Keats simplemente lo dejó en manuscrito. Escribió

m á s o menos)

la muerte. El poeta de Shelley en /A/asfor ignoraba

solamente unos cuantos versos m á s d e s p u é s de

el amor de la doncella á r a b e y moría en su v i s i ó n ,

diciembre de 1819. Así, el dejar apartado La Caída

pero E n d i m i ó n estará satisfecho con "un beso

de Hiperión

humano, un suspiro de aliento real" de su amante.

para terminar El Triunfo de la Vida. Probablemente

Probablemente Keats d e b e r í a haber terminado el poema aquí, pero en lugar de esto intenta una

corre paralelo con el fracaso de Shelley

fue involuntario. La Caída,

como El Triunfo, es un

poema de crisis desesperada, y ambas obras de-

prematura unión de contrarios, un intento bastante

rivan su estructura y temple del Purgatorio

desesperado de unir abiertamente lo real y lo

te, una influencia inevitable para poemas, tan auto-

ideal, la verdad y la belleza.

castigadores, y tan amargamente determinados a

La doncella india rechaza a E n d i m i ó n , pretendiendo que le está prohibido amario ahora. El se aleja, prometiéndose ser ermitaño, pero la doncella se transfigura en la diosa Luna y Endimión se

de Dan-

buscar un conocimiento nuevo de las realidades interiores. El primer Hiperíón

es muy distinto del Segundo,

en cuanto que su impresionante fuerza y frescura

desvanece con ella. Es un final m e c á n i c o para el

representan el triunfo de la primitiva idea de Keats

desarrollo exuberante y natural del poema y proba-

de la poesía como un modo desinteresado, libre del

blemente el episodio menos satisfactorio en la

énfasis didáctico de la autodramatización persona-

totalidad de la estructura. Keats no había resuelto

lista. Hiperión

ninguno de sus confictos interiores, y uno se pre-

Hiperión

es miltoniano, mientras La Caída de

es dantesco. Keats está fuera de

Hiperíón,

pero, corno Dante o el Shelley de El Triunfo, es enteramente el protagonista de La Caida de Hiperión. Hiperlan es el poema de Apolo, pero en La Caida el dios está desde el principio encarnado en un poeta romántico atrapado en el sufrimiento de la crisis de su propia visión. Las peripecias románticas del tema de la guerra entre Titanes y Olímpicos las hemos seguido ya en Blake, Byron y Shelley Keats, de una manera reJ O H N KEATS. posada, era tan antinomiano como cualquiera de ellos, pero a él le preocupaba demasiado poco el cristianismo como para ocuparse de luchar contra la ortodoxia. El calvinismo invertido de Byron, las persuasivas redefiniciones de la doctrina del perdón de Blake, y los anhelos de Shelley por el apocalipsis eran todos igualmente ajenos al naturalismo firme de Keats, Los demás (incluyendo a Wordsworth e incluso a Coleridge) estaban obsesionados por la Biblia; sin embargo hay sólo un puñado de alusiones bíblicas en toda la obra de Keats, y nunca son centrales. La Biblia de Keats estaba hecha de tjOSDON Spenser, Shakespeare, Milton y hasta cierto punto, Wordsworth. Esto es lo que ayuda a adjudicar a Keats la peculiar modernidad que tiene para muchos lectores de poesía contemporáneos. Keats se anticipó a lo que Matthew Arnold predicaba, practicándolo: hacer una fe de la tradición de la poesía seria y elevada. La prontitud de Blake y Shelley es la prontitud del espíritu que contesta a la llamada profética para desembarazarse del peso de la naturaleza mortal; la lentitud de Keats es el ocio deliberado de-un-más-que-wordsworthiano naturalista, época de Keats. Pero el Saturno de Keats es tan que se mueve siguiendo los pasos sensuales del enteramente diferente de cualquiera anterior a él propio cuerpo hacia un humanismo totalmente heque el estudio de las fuentes sirve de poca ayuda donista y estético, Kierkegaard no hubiera clasificapara la comprensión. La caída de los Titanes de do a Keats como alcanzando siempre lo ético, Keats es igualmente producto de una elaboración dejando atrás el estadio religioso, pero Keats es un mítica individual como la caída de los Zoas de fenómeno humano demasiado saludable para ser Blake o la liberación de Prometeo de Shelley subsumido por cualquier categoría hecha por un Pocos poemas comienzan tan hermosamente poeta que pensara en la fierra menos de lo que él como Hiperión. Keats crea para nosotros al caído lo hizo. Como su sabia Moneta señala en La Caída Saturno como un Lear más noble, impresionante de Hiperión, Keats se esforzó por ser uno de esos incluso en la divinidad caída. Con Tela, la esposa humanistas que, "no buscan otra maravilla que el de Hiperión, lamentándose a sus pies, la escena rostro humano". El mundo nocturno del demonismo fiene la apariencia de lo que Keats acertadamente románfico y la religiosidad, en el que se mueve La llama "una escultura natural": Era de Kierkegaard, no tiene nada que ver con el sol natural de Keats. Entretanto, llorosa. Ella tocaba el suelo con su bella y amplia frente, Es una crisis del sol lo que el primer Hiperión Precisamente en donde su suelto cabello podría toma como tema, porque el poema acepta como [extender dado ese momento en el mito en el que los viejos dioses parten y los nuevos no se han manifestado todavía. El glorioso y bravo Titán Hiperión todavía conserva su inseguro lugar en el cielo; el joven Apolo, abajo en la tierra, muere en vida, naciendo dos veces a sus poderes poéticos. Los antecedentes de la teogonia del poema de Keats han de ser encontrados en las versiones de Hesiodo y Homero de Chapman, la versión de Ovidio de Sandys, y varios mitologistas de la misma

Una suave y sedosa estera para los pies de [Saturno, Una luna, con lenta alteración, había derramado Sus cuatro estaciones de plata sobre la noche, Y todavía los dos estaban en postura inmóvil. Como una escultura natural en una cripta. El congelado Dios tendido en la tierra, con la [cabeza levantada, Y la triste Diosa llorando a sus pies.

JULIO CORTÁZAR*

JOHN KEATS * * (Fragmentos)

El

METODOLOGÍA

no

buscado

pero

tampoco

aborrecido

desorden que h a b r á en este libro proviene de En el recuerdo de cada uno, los poetas traban

que,

un conocimiento que no tuvieron en vida. La

espera turno, recuerdo o casualidad para irse

idea dantesca es el infierno como

colando, y por otra, que me divierte m á s escri-

de la memoria

de Dios.

descripción

Al humanismo le gus-

taron luego los "viajes al parnaso", las " r e p ú -

por una parte, un material v a r i a d í s i m o

bir cuando me dan ganas de hacerlo y eso puede ocurrir a mitad de una naranja,

blicas" y los " s u e ñ o s " donde, como ese gran

una

bicho de Luciano lo h a b í a mostrado, se po-

sso.

suite

de Bach o una e x c u r s i ó n por Beri-

d í a n traer al d i á l o g o tantas soledades.

materiales a usar

Luego me pasa que el handling

de los

paseándome

ficheros (recuerdo de la Universidad Nacio-

por mi memoria, del brazo de John Keats, y

nal de Cuyo, donde hice un curso sobre Keats

favorecer toda clase de encuentros, presenta-

y Shelley, tan felices los dos bajo ese cielo bri-

Simplemente

me divierte ir

llante, esos á l a m o s italianos, esas nubes para

ciones y citas. Porque la palabra cita se las trae, como se ve. Voy del brazo de Keats, actitud m á s natural para conocerlo que la otra tan frecuente, en

odas) cuadernos ( q u é l í o , azules, verdes, rotos, sucios, torcidos)

que al pobre lo izan en una nube mientras el

papeles sueltos libros libros libros. Y yo, pe-

c r í t i c o junta mesas y sillas para armarse una

tulante y deseoso de decir que esto es a s í y

plataforma que no h a c í a la menor falta. No soy gran lector de Maurois, pero siempre me g u s t ó su enfoque de Shelley en Ariel:

seco,

claro, cordial sin sacarina. No hay un libro a s í

JULIO

-Q

VjortázaIv

sobre Keats, q u i z á porque, como Baudelaire (pero todo acercamiento de nombres no debe entenderse a modo de c o n e x i ó n estética; si al hablar de la Condesa de Noailles me acuerdo por ahí de Damon Runyon, no hay que perder el s u e ñ o buscando correspondencias), su presencia es m á s literaria

(poemas y car-

tas) que personal, hasta que el contacto con esa

literatura devuelve al hombre en su total

medida, en cuanto la total medida de un poeta es someterse

a su p o e s í a , reducirlo todo a

ella, serla. (Dios m í o , s á l v a m e de la m e t a f í s i -

" Julio Cortázar, Imagen de John Keats. Alfaguara, Santillana, S,A-, Madrid, 1996. 618 pp, " Biblioteca de México agradece profundamente a Ramón Córdoba, editor de Santillana, su autorización para reproducir las páginas que aquí aparecen, de éste que llama libro de culto para los lectores de Cortázar"

m i agen John Keats

que fulanito no tiene r a z ó n cuando sostiene que

Leigh Hunt - ¡ p e r o ya llegaremos! ¿ Q u é

apuro hay al fin y al cabo? Y ellos, no tanto Keats que es hombre sobrio, pero toda la coterie,

y el diluvio de car-

tas, de hechos... En fin, me pasa que entre todo esto no me puedo resignar a poner cada cosa en su sitio para luego, r e t ó r i c a en mano, componer el volumen. No se puede pasear primero y gozar d e s p u é s de los paisajes, o al vesre. Busco cosas, me acuerdo de otras, vuelvo a los poemas, y a d e m á s voy y vengo, quiero, juego, trabajo, espero, desespero, considero. Y todo forma parte de Keats, porque no voy a escribir sobre él sino andar a su lado y hacer de eso, por fin, un diario. Proyecto i n s t a n t á n e o de titulo: Diario

para

Johtn

Ctiaries Baudelaire

Keats.

Curioso: por Gide me entero de que a Du Bos

le interesaba John, y salgo a ver q u é

pasa en su Diario.

W e band of b r o t h e r s

Abro la e d i c i ó n de E m e c é y

en la primera p á g i n a (lo de Keats e s t á m á s

Esta tarde ha estado a q u í Samuel Kaplan, y

adelante, ya lo veremos) me doy con este pro-

desde las tres hasta las nueve trabajamos en

grama que,

la c o r r e c c i ó n de pruebas de mi v e r s i ó n del

cierta crema aparte,

libro de Lord Houghton sobre Keats. Kaplan

responde asaz bien a mi programa de paseo. Ecco:

me traía la noticia de que IVlariquiña, su mujer, estaba s e ñ a l a n d o para m í todas las referencias keatsianas que aparecen en la corres-

Idea de un gran trabajo sobre el estado Urico y su

pondencia Gide-Claudel. ( A q u í tengo pasajes

expresión en la poesía moderna. Un estudio

del Diario

sobre Stefan George constituiría un centro favo-

H a c í a calor, d e s p u é s llovió y el río estaba re-

de Gide, que a p a r e c e r á n a su hora.)

rable. Desde mi iniciación en los poetas ingleses,

vuelto y ceniciento en mi ventana, mientras

en Oxford (1900-1901), en las poesías de D'An-

p a s á b a m o s una a una las galeras, afligidos

nunzio, de Hofmannsthal y de George (Florencia

por tanto problema, por tanta dificultad.

y Berlín, 1904-1905), y posteriormente en la primavera y verano últimos, en Novalis, esos pro-

Traduje el libro en 1947, ahora lo miro desde lejos y me desalienta la i m p e r f e c c i ó n de

blemas han ocupado siempre de alguna manera

una tarea para la que entonces me faltaban

el phmer plano de mi conciencia; y al mismo

elementos. El d í a en que c o n s e g u í la e d i c i ó n

tiempo no llego a relacionarlos con ningún poeta

Buxton-Forman de las Carias,

francés, excepto Baudelaire; el Baudelaire del

tanta cosa oscura de la correspondencia de

Baicón, de la Cabeilera y, sobre todo, de la Invi¬

John, Houghton ya estaba traducido. Lo revi-

tación ai viaje. De ningún modo se trataría de un

s é , puse notas, a c l a r é dificultades; pero com-

y vi claro en

trabajo histórico, sino de una exploración de cier-

prendo que no s a l d r á como d e b e r í a . (El hecho

tas regiones oscuras de la vida

es que sale, gracias a Kaplan, keatsiano y

espirituai.

amigo de editar a poetas con aire de familia Excelente plan, con el que coincido salvo dife-

con John; Cernuda, Gil-Albert...)

rencias de detalle (Chivilcoy en vez de Oxford,

- j Q u é cartas! - d e c í a m o s , remando afano-

e t c é t e r a ) , Pero a q u í lo que me g u s t a r í a explo-

sos en las galeras. El aire lleno de lluvia; y

rar, m á s que las oscuridades de la vida espiri-

a q u í a n d á b a m o s con John por las m a ñ a n a s

tual, es la s i t u a c i ó n y el decurso del e s p í r i t u en

de Shankiin entre las p r í m u l a s "que se extien-

la vida del hombre dotado de e s p í r i t u e inmer-

den hasta el borde mismo del mar". Yo pensa-

so en su circunstancia. Una p o e s í a h a c i é n d o -

ba en Ricardo Molinari, otro de la barra de

se, su r e s p i r a c i ó n , su pulso, ese alentar que

John entre nosotros; me acordaba de que

separa las aguas y entra en el alegre caos del

Francisco Luis B e r n á r d e z lleva en la cartera

d í a como la proa o el p á j a r o .

una hojita cortada en la tumba de Roma. (Yo

Contra el oscuro vacío de la noche Lo que Keats le decía a Lou es lo que hoy nos dice Cirri: No te entregues a las sombras, Que sean otros los que mueran y perezcan. {La

bailarína)

Desde el comienzo su mensaje es diurno, liJcido - e s decir: el que elige la claridad-, y parece proponerse con Wordsworth y Shelley, en un tiempo oscurecido por la penetrante mel a n c o l í a de Coleridge y Byron, una l í r i c a solar, una

a f i r m a c i ó n vigilante del vivir humano, un

romanticismo de visión

directa. De los prime-

ros poemas keatsianos (el volumen publicado en

marzo de 1817, que abarca su labor de

1814

en adelante), lo m á s revelador de esta

inmediata actitud son las Epístolas Samuel Kaplan

y los dos

largos poemas que abren y cierran el volu-

tengo dos, la otra la t o m é de la tumba de She-

men: De puntillas

lley; era una m a ñ a n a de febrero, f r í a y seca, y

C o m o Lou dijo unos versos de la Epístola

en

Reynolds,

el cementerio

estábamos

solamente

un

estuve...,

y Sueño

y

poesía. a

posterior a los del volumen pero en

la misma l í n e a , por ellos salimos a buscarlo a

joven g u a r d i á n y yo para tantos muertos.) Pienso en otros que han sentido a Keats

John tal como era en sus veinte a ñ o s , a la

entre nosotros. En Miguel C a ñ é , de quien cito

hora de la primera gran p o e s í a . Precisamente

un bello pasaje en el p r ó l o g o de la t r a d u c c i ó n

la carta m á s antigua que se conserva de é l

que c u i d á b a m o s esa tarde,

(Margate, agosto de 1816) incluye, o mejor, es

en Julio A. Roca y Rafael Alberto Arriata, en

la e p í s t o l a a su hermano George. Un viento de sed,

que hicieron traducciones, Daniel Devoto, pronto a regalarme los

un ansioso movimiento de ataque p o é t i -

co circula por este poema que e n t r a ñ a ya un programa de a c c i ó n espiritual, una toma de

m á s finos encuentros b i b l i o g r á f i c o s , cada

contacto con la realidad. El poema se abre

tanto con una noticia, un recorte de revista ita-

con una c o n f e s i ó n de embotamiento, de priva-

liana, una papirola-ficha.

c i ó n ; la aridez que todo poeta conoce. Luego

en

Lorenzo Mascialino,

que viene

Y c u á n t o muchacho h a b r á que anda con el tornito de la Everyman

vienen la hora, el lugar

y la fórmula,

el acceso

en el bolsillo, para leer a

al dominio secreto: ya e s t á Keats alzando el

John en la calle, al aire libre, bajo los parasoles

inventario jubiloso. Spenser, poeta de su ado-

verdes de las plazas. Keats es para el bolsillo,

lescencia,

donde se llevan las cosas que cuentan, las ma-

receptividad era el fanal que ilumina la v i s i ó n ,

nos,

y Keats recuerda

el dinero, el p a ñ u e l o ; los estantes se los

le

reveló

cómo

una

repentina

dejo a Coleridge y a T. S. Eliot, p o e t a s - l á m p a ra. Un bolsillo es la casa esencial y p o r t á t i l del

That when a poet is in such a

hombre; hay que elegir lo imprescindible,

In air he sees white coursers

y

trance

paw and

prance...

solamente un poeta cabe allí. Shelley e l i g i ó t a m b i é n a John para su bolsillo, ly en q u é d í a ! Por mi ventana miro el r í o encrespado. Ese yatecito que vuelve, ¿ n o es el

(Cuando un poeta está en ese trance / ve en el aire albos corceles piafantes y encabritados...) (A mi hermano

George,

vv. 25-26)

ArieR -Vea

usted -dice Kaplan-. No se puede es-

cribir "desde que las cosas son a s í " . Hay que poner: "Ya que las cosas..." Yo chupo mi mate amargo. Galera ciento catorce. Hermoso nombre, galera.

(Nacimiento perpetuo de las m i t o l o g í a s ; ¿ q u é son los deseos sino las ideas del c o r a z ó n ? ) Entonces hay que decir, hay que enumerar, y la palabra entra en el mundo. " O h , palabra, patria de mi alma...", dice Eduardo J o n q u i è r e s

en Como

el pino...

Vertiginoso, urgido por un

punto extremo de s a t u r a c i ó n , Keats precipita desde el principio la cristalización de su universo; todo debe ser dichio en seguida, sin descanso; dictio a los amigos, organizado en el poema, w s í o desde

la palabra.

Su primer des-

cubrimiento juvenil es é s t e ; La palabra

ve. Hay

una sustancia esencial del mundo que sólo la palabra del poeta sitúa, aparta, perfecciona, designa. Estamos en el octavo día. "Los mudos son

mentirosos; tiabla", va a decirnos Paul

Éluard. La Epístola

vale a d e m á s porque Keats se

atreve ya (tan potrillo, tan empezando) a conjeturar la verdad de su destino, a entrever la urdimbre de su futuro. T o d a v í a mojigato, le planta estas ideas al poeta en general, como arquetipo, pero ni George ni nosotros nos eng a ñ a m o s , aparte de que él sabe de sobra que no nos e n g a ñ a m o s . El Non omnís

moriar

se

encarna a q u í en i m á g e n e s p l á s t i c a s , en la prevision sin ambages de una permanencia Paul Valéry

en la tierra. "He dejado canciones de tan cara delicia, que las doncellas las c a n t a r á n en su noche nupcial"

Y la reinecita de las fiestas

pastoriles leerá "un relato de esperanzas y temores", y el n i ñ o se d o r m i r á con la balada que su madre le cante. Todo esto forma parte del velo de Maya, pero John no se e n g a ñ a sobre el precio que d e b e r á pagar hoy por su durac i ó n en el m a ñ a n a . Se lo dice contante y sonante a George (que siempre estuvo en la dorada mediocridad); "Ah, querido amigo y hermano, si yo pudiera ahogar ahora mismo mi a m b i c i ó n de gustar delicias tales, sin duda s e r í a m á s feliz, y m á s caro a la sociedad." (Mala p o e s í a , de paso; porque es mera

expli-

cación.) Si el hombre es ese "hueco siempre futuro"

SU futuro; todo el llanto que le esperaba no vino de su c o n d i c i ó n de poeta, sino de ser un hombre con destino de poeta. Seguro de ello, dirá r i é n d o s e ; "Si yo pudiera ahogar ahora mismo mi a m b i c i ó n . . . " Y a h í nomas se tira de nuevo al poema como su E n d i m i ó n se tirará al o c é a n o , de cabeza y sin esperar. Boca arriba en los acantilados de Margate, él mira, mira, mira; una gaviota, un barco, la sombra de un tallo, las amapolas. Se va acercando lentamente a las identificaciones que r e t e n d r á n las Odas

de 1819. Ahora solamente mira y des-

cribe. Adherir es ya la meta, pero su palabra no tiene eficacia, maneras y r e t ó r i c a s lo distancian t o d a v í a . Eso que se h a r á realidad dos a ñ o s d e s p u é s es ahora una entrevision, es

que v e í a Paul Valéry, el poeta sospecha que

como esta p á g i n a del Diario

presente y futuro son un sistema de vasos

G u é r i n : "Si p u d i é r a m o s identificarnos con la

de Maurice de

comunicantes, y que el nivel de uno d a r á el ni-

primavera al punto de querer aspirar en noso-

vel del otro. Lo que Keats s e ñ a l a ahora es la

tros toda la vida, todo el amor que fermenta en

clave terrible de esos vasos; la copa futura

la naturaleza, ser a la vez flor, follaje, p á j a r o ,

s ó l o se c o l m a r á cuando la copa presente sepa

frescura, elasticidad, goce, sosiego...".

amarga a los labios que la tocan; y sin embargo h a b í a sido llenada para ellos, ahora y a q u í .

John sabe esperar Su p o e s í a fue un á r b o l , c u m p l i é n d o s e a su tiempo.

No es cierto que se escriba para el futuro, ni que la desdicha del poeta sea el rescate de su gloria venidera. El poeta es feliz si es poeta, es feliz en cuanto poeta; s ó l o su persona civil, su pobre c o r a z ó n enamorado de la circunstancia que lo colma, padecen la felicidad del poeta, lloran su a l e g r í a , mueren poco a poco de su vida. Keats no c a m b i ó su presente por

Dinero y poesía Entre Keats y la felicidad normal de todos los d í a s , la paz civil que deja libre la i m a g i n a c i ó n y el deseo, se interpone desde ahora la som-

y seguir adelante con el cuerpo limpio. Su sufrimiento por razones de dinero, porque a c e r t ó en su sospecha, y el " q u i z á siempre" lo fue hasta el final, no

turba

en

é l m á s que

d o m é s t i c a . Endimión

la

tranquilidad

vive al margen su edad

de oro no a c u ñ a d o . ) En esa misma carta a Haydon hay un p á r r a fo donde una oscura m i s i ó n del poeta salta a la palabra comunicable, y por un lado se da como imagen, sola manera de acercar esa oscuridad esencial, y por otro se hace inevitablemente c a t e g ó r i ca, asustando al mismo John que retrocede bruscamente. "...mirar el sol, la luna, las estrellas, la tierra y su contenido como elementos para formar cosas m á s grandes... vale decir, cosas e t é reas". Y el salto a t r á s ; "Pero estoy hablando como un loco. ¡ C o s a s m á s grandes que las hechas por nuestro Creador...!" La

imagen es aparentemente shelleyana,

es decir, p l a t ó n i c a , a orillas de un rio universibra de una esterlina, el crujir de una factura

tario i n g l é s . La obra posterior de Keats, y su

brotando del sobre como un c i e m p i é s . "Esta

sentido personal

m a ñ a n a r e c i b í carta de George, parece que

embargo la c o m p r e n s i ó n de "cosas e t é r e a s " a

las dificultades de dinero van a perseguirnos

una

por un tiempo... q u i z á siempre... Estas mo-

Rilke, John advierte que el poeta es ese punto

de lo p o é t i c o , reducen sin

o p e r a c i ó n esencialmente e s t é t i c a . C o m o

lestias son una gran r é m o r a , no como la envi-

del mundo que se hace garganta, y que "el

dia y la maledicencia, que nos incitan a nue-

sol, la luna..." parecen esperar un rescate ver-

vos

bal,

esfuerzos..." Y a pesar del recato

del

tono, la a d m i s i ó n : "Revoco mi promesa de ter-

una memoria espiritual, un ser fuera del

espacio-tiempo. La m ú s i c a no es rescate de

minar el poema en el o t o ñ o . . . No puedo escri-

nada, es c r e a c i ó n pura; por eso el error de

bir mientras mi e s p í r i t u afiebrado sigue una

Walter Pater ( s í i n c l u í a a la P o e s í a ) al suponer

d i r e c c i ó n opuesta..." E s t á realmente preocu-

una convergencia ideal de las artes en la m ú -

pado, y se lo advierte a Haydon: "La verdad es

sica. Keats sabe que la p o e s í a es c e l e b r a c i ó n ,

que

vale decir a d m i s i ó n justificada, elegida. M u é -

tengo

un temperamento

horriblemente

m ó r b i d o , que se manifiesta a intervalos... sin

rete, sol; en el himno de Akhenaton ardes sin

duda mi peor enemigo..." Y a h í nomas se

quemarte, y en el de Francisco eres la Paloma

encresta, uno lo ve gallito de pelea picotean-

del d í a .

do su propia sombra y la de la esterlina:

¿Y cuando muera el hombre? P e q u e ñ a vanidad que sirve de r a í z a nuestro mundo: sa-

hay mal que por bien no venga. Este

bemos que el sol se a c a b a r á (tema de quinto

veneno me a y u d a r á a mirar fijo al m i s m í s i m o

grado, que naturalmente se olvida en sexto y

demonio. Estoy seguro de que de h a b é r s e m e

conviene por tanto repetir), y el hombre es ani-

"No

dado la oportunidad, yo hubiera sido un á n g e l

mal de universo sublunar,

rebelde." (10-5-1817)

tórica

(Para Baudelaire, el dinero es una c a í d a contaminante, una lepra de escamas l i t o g r á f i cas. John, a quien ni siquiera las deudas le

provisional.

mera c a t e g o r í a his-

Un d í a nos

instalaremos

en... (Pero esto se acerca ya al Pocket of Science

Book

Fiction.)

A d e m á s el poeta, aunque

parezca

mentira,

vienen por derecho propio (lo que hubiera sido

no escribe para el futuro. É s t a es una de las

al fin y al cabo un consuelo) ve en el dinero

grandes p a t r a ñ a s

una

mera m á q u i n a de asepsia. La esterlina

salen de la prosa. Un Gide y un Stendhal alu-

hace falta como el j a b ó n , para dejarla fundirse

den a las futuras generaciones que los l e e r á n .

que inventan los que no

pero el poeta hinca sus treinta y dos dientes en el durazno diurno. (¿Y la actitud nieves

de

antaño?

Tan simple: una sustitución.

E N D Y M I Ó N :

Los duraznos

en lata son excelentes para muchos.)

Derecho viejo El a ñ o de Endimión

BY JOHN KEATS.

va a concluir. El 21 de

diciembre hay una carta para George y Tom, donde John comenta las noticias del dia, su critica sobre el actor Kean que se ha publicado en el Ctiampion,

y sus paseos por exposiciones de

cuadros. La n o c i ó n de intensidad como prueba de todo arte reaparece e x p l í c i t a m e n t e en su referencia a una pintura: LONDON:

"No hay en ella nada que produzca un senti-

r a i K T S D pom TATLOK AND

miento intenso. [...] La excelencia de todo arte

B M O V ,

está en la intensidad capaz de disipar todo lo que sea desagradable, poniéndolo en relación estrecha con la Belleza y la Verdad... Pensad en el Rey Lear y encontraréis un ejemplo; en cambio en este cuadro sólo se siente lo desagradable, sin nada que incite a una profunda

Primera edición de

Endimión

contemplación en la que desaparezca lo que de repulsivo tiene..." (21-12-1817)

la totalidad de sus modos, su esfera completa, se da en cada poeta. S ó l o que el poeta

C ó m o adivina John -sin seguirlo- uno de los caminos de la poesia c o n t e m p o r á n e a , el que resueltamente e m p r e n d e r á Baudelaire, la instancia donde la intensidad del poe-

es un punto de esa esfera, le toca la cara iluminada de la luna 0 la otra, la no vista por nadie, y sólo en instantes de oneness

atisba la ope-

ma permite el acceso de las sustancias noc-

ración poética total. A s í John ve de pronto el

turnas, lo repulsivo en todo nivel que no sea el

mundo de Baudelaire, de pie ante un cuadro

p o é t i c o , "la necedad, el error, el pecado, la

que no le gusta,

cicatería...", por obra de esa o p e r a c i ó n indes-

pero sacude la cabeza y se va a la calle, y

criptible en que la belleza tiene "una mirada

cuando se compra un traje se lo compra ale-

infernal y divina" y anda sobre los muertos,

gre, y cuando ve el horror del mundo, como en

pero

l-lipehón,

lo ve desde el plano del templo, del

m á r m o l , de las sustancias puras. Y pronto lo Vengas del cielo o del infierno, qué importa,

encontraremos rechazando con espanto el

¡Oh Belleza! ¡Monstruo enorme, aterrador, in-

mismo bestiario que el Conde h a b r á de tejer

genuo!

noche a noche con dedos de m a n i á t i c o perfecto.)

(No es q u i z á vano sospechar que la p o e s í a -como la quieren los surrealistas apoyados en

Esa misma carta a Tom y George contiene

una frase de L a u t r é a m o n t - es una virtualidad

otro atisbo esencial, q u i z á el que m á s ha tras-

colectiva, y como tal,

cendido al vocabulario crítico posterior

al modo de esa memoria de la raza, esa

He

a q u í el pasaje:

comunidad de instintos y tabulaciones que los a n t r o p ó l o g o s y los psicoanalistas persiguen

"...de golpe advertí cuál era la cualidad que hace

armados de palas, grabadores de alambre y

a un hombre plenamente realizado, sobre todo

canapés.

en literatura, y que Shakespeare poseía tan

enormemente: quiero decir la capacidad

negati-

va, o sea, la del hombre capaz de existir entre incertidumbres, misterios, dudas, sin encarnizarse en alcanzar el hecho y la razón.,. Coleridge, por ejemplo, dejarla perderse una bella verosimilitud aislada, arrancada a lo m á s profundo del misterio, por ser incapaz de contentarse con un conocimiento

a medias. Esto, estudiado en

muchos v o l ú m e n e s , tal vez no nos llevarla m á s allá de lo siguiente: que en un gran poeta, el sentido de la Belleza supera toda otra consideración, o m á s bien anula toda consideración". En menos de un mes (22 de noviembre / 21 de diciembre), y en dos cartas escritas al correr de la pluma, Keats ha acumulado la carga explosiva de una p o é t i c a in nuce,

las semillas de toda

su selva futura. Este ú l t i m o descubrimiento tan simplemente dicho, esta "negative

capabilit/

es la base de los descubrimientos contenidos en la carta a Bailey; es verdad esencial que l i b e r a r á , a lo largo del siglo xix, la p o e s í a de la mera e s t é t i c a , del "arte". Le paso el tubo a Wladimir W e i d i é , que en sus Abeilles

d'Aristée

se ocupa del sentido de

este descubrimiento de Keats, Curioso que el libro valga mucho m á s por los á r b o l e s que por el bosque; acumula f i n í s i m a s

Wladimir Weidié

observaciones

para llegar a la manida c o n c l u s i ó n de que el

punto de vista de la r a z ó n y de la lógica, pero

hombre c o n t e m p o r á n e o

que

está

perdido

si

no

desde un punto de vista m á s profundo

reencuentra una Iglesia, un sacramento. Esto

p o d r í a revelarse como superior a la r a z ó n y

me parece a mi como decide al automovilista

trascender la lógica del pensamiento concep-

empantanado que su remedio final e s t á

en

tual... El artista debe poder contemplar el uni-

atarie un caballo al Ford, Si de algo podemos

verso y cada una de sus partes, no en un esta-

enorgullecemos en este "glorioso, tedioso y

do de d i f e r e n c i a c i ó n , de d e s i n t e g r a c i ó n analíti-

horrible mundo de nuestro tiempo" (Borges,

ca, sino en la unidad primera del ser...

p r ó l o g o a Ferment

de William Shand) es de

habernos atrevido a caminar sin el andador

Keats... es uno de los primeros que han sentido el poder disolvente de la r a z ó n pura...*

celestial, sin la d e c l a r a c i ó n de los deberes del hombre; de liquidar la Iglesia en nosotros como

(Vaya si lo ha sentido: estilo aparte, el pasaje

ella misma se ha liquidado h i s t ó r i c a m e n t e . De

de su carta p o d r í a interpolarse coherentemen-

ser, cada uno en su medida o su esperanza,

te en la Carta

como el Orestes de Las moscas.

ca sesenta a ñ o s antes.)

Ya s é que

del vidente,

la anuncia y justifi-

todo anda mal. La primera vez que el chico se

Luego se v e r á mejor pero ya a q u í puede

aparta del andador, golpe seguro. Pero el hom-

advertirse que, en el orden esencial, esta ú l t i -

bre se ha elegido como Anteo. Llama

que te

ma f o r m u l a c i ó n de Keats antecede a las que

P e r d ó n , p e r d ó n . A q u í e s t á W e i d i é lleno de

en un sistema un poco provisional, cabe entre-

van a abrir

es una i n t u i c i ó n maravillosa.

felices notas a este pasaje de Keats:

contiene la carta a Bailey. R e u n i é n d o l a s todas ver la p o é t i c a de Keats, en el a ñ o de que

La Capacidad

Negativa

Endimión

termina, como una actitud de a c e p t a c i ó n

es el don de permane-

de lo real, corroborada por la sola certidumbre

cer fiel a una certeza intuitiva que el razona-

p o é t i c a (la belleza que es verdad), sostenida

miento desecha y que el buen sentido no admite; de conservar un modo de pensar que no puede sino parecer insensato e ilógico desde el

• Cito de la versión española {Ensayo sobre el destino actual de las letras y las arles, Emecé, 1943, págs. 191 y ss.). Todo el capítulo merece lectura para entender mejor este asunto.

por su mero darse en el presente, en unión

comer y el beber, hasta en el modo de alzar

afectiva con el poeta, calada en su fiondura

una garrafa... Hablaron de Kean [el actor] y de

m á s esencial ( m á s "intensa"), y ante la cual la

sus malas c o m p a ñ í a s . '¡Ojalá estuviera yo en

identidad personal, la idiosincrasia del poeta,

esa c o m p a ñ í a y no en la vuestra!' - m e dije."

cede y se disuelve como la del c a m a l e ó n , para

Lo que hay d e t r á s de esto es simple y terri-

ser nube con la nube, gorrión con el g o r r i ó n ,

ble; John ha optado ya por la soledad, y sin

azul con el azul.

saberlo lo sabe. Va equivocado a las fiestas, y e s t á bien que vaya a las fiestas equivocado;

(Así el poeta se pierde y se anega; pero,

juega un juego que no es el suyo, y es bueno

lo adelanto por John desde ahora,

que lo haga. Hiperión

en su obra se devuelve

a si mismo.

Un poema

es siempre un retorno.)

no t e n d r í a n

juventud que avanza

Todo esto suena a puerta cerrada, a cejijunta c o n c e n t r a c i ó n . Pero John e s t á contento a fin de a ñ o , en él juego y "realidad" no son actividades excluyentes como imagina el esprit sérieux.

y las Odas

el á m b i t o que les d a r á este titubeo de una

de

La carta que abre 1818 (5 de enero)

En este momento en que la primavera está indecisa como una muchacha sobre la escalera de su jardín... (Daniel Devoto, Canciones

contra

mudanza)

y que menciono a q u í como cierre del ciclo de Endimión

nos vierte a sus d í a s a l c i ó n i c o s , lle-

nos de noticias, juego y actividad. A Tom (por

esta

necesidad del

poeta de desgajar

su

mundo de la ganga, pero desde la ganga

cuya salud se preocupa y consulta a un m é d i -

misma, sin a prioris.

co) y a George, les cuenta sus andanzas,

detiene, su e s t a c i ó n debe parecerle m á s pro-

charlas con amigos, el slang

Cuando el derviche se

especial de un

funda, m á s i n m ó v i l que la e s t a c i ó n del que no

grupo al que se ha vinculado; les describe una

fue nunca un huso en torbellino. Del sabor del

cena que Haydon l l a m ó luego "inmortal", en la

clarete que tanto le gusta a John, s u r g i r á un

que una gloriosa borrachera de Charles Lamb

día la segunda estrofa de la Oda a un

hizo de las suyas. Con evidente complacencia

ñor. Supervielle ha oteado admirablemente la

narra una a n d é c d o t a de la que es protagonis-

resonancia lejana de las cosas m á s peque-

ruise-

ta su hermanita. "La s e ñ o r a Abbey [esposa

ñ a s . Q u i z á un vals en casa de sus camaradas

del tutor de los hermanos] estaba diciendo

hizo m á s por La víspera

que

los Keats han sido siempre indolentes,

todas las lecturas medievales de John. Baila y

que

siempre lo s e r í a n y que era innato en

bebe, muchacho. Esto te lo dice Girri:

de Santa

Inés

que

ellos... 'Pues bien - m e s u s u r r ó Fanny- si es cosa

innata

en nosotros,

¿qué

podemos

hacerle?'."

... hace tiempo aceptaste lo que pronto pronto serás aunque tal mudanza no desees.

Y se va a un baile, donde "bebí a fondo", y en el cual se discute la e t i m o l o g í a de la palabra C-t, que ya es discutir Pero a la vez está distante de eso, lo goza como un paisaje desde una ventanilla de tren, sin entrar en é l , aceptando por inercia y porque no es bueno rechazar s i s t e m á t i c a m e n t e todo lo que no se ha elegido. Nada hay en John del r o m á n t i c o al modo de Musset, que hace de un baile un decorado para su tortura, y de su embriaguez una pócima a veinte pesos la botella. No es de los que van a las fiestas y salen de ellas "pálidos para siempre". Pero tampoco va a las fiestas como van sus amigos ocasionales. Mide de nuevo la pobreza de su circunstancia. Sin orgullo, sin manfredismo, pero la mide. "Estos hombres dicen cosas que te sobresaltan sin hacerte sentir, son todos iguales; sus maneras se parecen; todos e s t á n al d í a ; son amanerados hasta en el

Jules Supervielle

c í a un poeta!") No quiero decir que estos tipos que conozco parezcan poetas. Quiero decir que son desagradables porque son poetas. Ahora, ay, a explicar. No se puede ser agradable sin formar parte del cuadro. Uno de esos seres chorreantes



con muletas que pinta D a l í s e r í a sumamente desagradable en el prolijo paseo de La de

Jatte.

Gran-

Al ponerle bigotes a la Gioconda,

Marcel Duchamp e s t a b l e c i ó el hecho p o é t i c o desagradable por excelencia, metiendo el dedo en el ventilador de la realidad. Cuando todos piden whisky con soda en la fiesta que da Monona P é r e z , es muy desagradable que alguien

reclame

exigentemente

un

plato

de

tapioca. Cuando las s e ñ o r a s se r e ú n e n para corroborar que el doctor Cronin es la culminac i ó n de la literatura, siempre es desagradable César Vallejo

que

una adolescente, una mocosa despeina-

da y dedos sucios, se inmiscuya en la convers a c i ó n para sostener que el doctor Cronin no

Fotomatón del poeta

sirve ni para cortar un resfrio. Estas cosas son

En tiempos de Jolin Keats, los ensayistas al

Quincey se le hubiera ocurrido hablar de ellas

modo de Hazzlitt y De Quincey hubieran podi-

desde este á n g u l o , estoy seguro de que hu-

profundamente

desagradables, y

si

a

De

do ganarse muy bien unas guineas producien-

biera logrado el m á s estupendo de sus ensa-

do un ensayo sobre este tema: " ¿ E s el poeta

yos.

un

dentro de la cosa para verla bien. Uno habla

individuo desagradable?" Y junto con las

guineas hubieran ganado maldiciones inmediatas y la verdad eterna, porque el poeta es siempre un individuo desagradable. Por

mi parte conozco a pocos, y no me

Yo, por desgracia, me siento demasiado

siempre con excesivo c a r i ñ o de su club. Por otra parte no es muy novedoso hacerse el Baudelaire II (parece nombre de conde de las cruzadas) y discurrir sobre el horror y el

pongo como ejemplo porque mis amigos me

escándalo

llevan ampliamente demostrado que no lo soy.

vida del poeta. No es para ponerse tan ner-

que presiden el nacimiento

y la

Quisiera con todo que me aceptaran en el ofi-

vioso, los poetas ganan sus sueldos, y los que

cio, para confirmar con mi desagradabilidad lo

se mueren de hambre lo hacen del mismo mo-

desagradable de mi a f i r m a c i ó n . En cambio ten-

do que otros ignorantes de que el cielo rima

d r é que decir algo que no me place decir desde

con desvelo y con bisabuelo. Los poetas no

fuera, y es que todo los poetas que he conoci-

son malditos. Lo que hay es que estos maldi-

do son sorprendentemente desagradables, no

tos son poetas, y te lo hacen sentir.

coinciden en absoluto con su futura b i o g r a f í a .

Te

lo hacen sentir (esta t é c n i c a se llama

Los tipos son desagradables, y los b i ó g r a -

punto cadena; cada fin de frase espera que la

fos de mala fe cuando, llevados por su amor,

enganches con la siguiente), porque inevita-

repiten lo de la rama de Saizburgo y convier-

blemente se s i t ú a n fuera del cuadro, y a la

ten a su biografiado en una vitrina de perfec-

a x i o l o g í a de la ciudad contestan con la axiolo-

ciones. No quiero decir que sean tipos repul-

g í a personal, de manera que hay un espanto-

sivos, que anden tropezando con las soperas

so juego de fricciones y topetazos, de para-

y que, de acuerdo con la imagen tradicional

guas c i t á n d o s e con m á q u i n a s de coser sobre

del poeta, circulen a contramano con el cuer-

las

po cubierto de picaduras y el alma a s o m á n d o -

surrealismo en a c c i ó n no es m á s que la pues-

mesas

de

operaciones

valorativas.

El

les por una corbata de flecos y pelusas. (Yo

ta en escena de esa conducta: hacer que el

estaba parado en San M a r t í n y Lavalle, y dos

hombre se enfrente con la ciudad. No hable-

chicas pasaron charlando. " F í j a t e que t e n í a

mos de los resultados, porque me entristezco,

anteojos negros y un p u l ó v e r amarillo. ¡ P a r e -

orgullosamente me entristezco.

y q u e d é m o n o s en los hechos. Lo desagradable del poeta no e s t á en que lleve el coraz ó n peinado de otra manera que los d e m á s , sino en que es siempre un testigo, y ya se sabe lo desagradables que son los testigos, especialmente los que suben a declarar que usted no estaba en la cama a las siete y veinticuatro, porque a esa hora donde estaba era en un bar de Viamonte y Reconquista. Pero el poeta es peor, es ese testigo que no dice nada contra usted, pero usted sabe que desde que e s c r i b i ó su primera l í n e a , desde que d e j ó caer la primera palabra del primer poema, ese

individuo

está

testimoniando

contra

usted, contra la parte de usted que es ciudad, que es fin de semana, que es una marca de auto, que es la costumbre de leer el Digest,

Reader's

que es su manfutismo, que es su

escapismo, que es su argentinismo o su salv a d o r e ñ i s m o o su neoyorquismo.* El tipo es desagradable porque nunca habla de usted, Monckton Mllnes

no lo menciona nunca, no lo saluda o lo increpa en la calle, no se ocupa de su vida, anda por a h í , y si lo conoce le habla de

a s í como que la entera actitud r o m á n t i c a se

cualquier cosa y nunca, nunca le ve usted los

simboliza muy bien en el alarido de

ojos del e s p í a o del testigo,

"¡Yo la m a t é ! " ,

Antony.

y lo desagradable es eso, que no tiene por

tras lo cual el poeta se enjuga los ojos, se

d ó n d e agarrarlo, el tipo es desagradable por-

va a la cama, y tiene para unos pocos d í a s

que

nunca dijo ni dirá la primera palabra de

una a c u s a c i ó n , simplemente se ocupa de sustancias confusas,

inventa nomenclaturas, un d í a es una

urna griega, otro d í a son las tierras b a l d í a s , d e s p u é s se las toma con las lesbianas o se queja porque nadie lo escucha entre las jerarq u í a s de los á n g e l e s ,

m á s , porque a su manera ha cumplido el anticonsejo de Cocteau a Orfeo: "Mata a Euridice, te s e n t i r á s mucho mejor d e s p u é s . " Pero cuando el poeta es realmente grande (mal asunto, esto de "grande" y "menor", pero q u é le vamos a hacer) entonces no confiesa: se acusa. La diferencia es absoluta, toda una estirpe queda para

siempre de lado a usted, no

siempre aparte. Y el poeta de esta especie es

diciendo absolutamente nada de su valiosa

un individuo que merece su propia a c u s a c i ó n

dejándolo

persona, pero a n d á n d o l e al lado como perro

porque e s t á

de sulky, mirando adelante y sin fijarse en

debilidades y de e s p í r i t u ciudadano, es un ser

usted. Y esto es muy desagradable.

abijlico, o dado al devaneo, o inconsecuente,

Tan desagradable es esto, que el poeta llega al punto de ser testigo de sí mismo, y entonces se torna altamente desagradable para con su

lleno de faltas personales, de

un hombre como todos; pero en él el poeta es su testigo, su vampiro

tiasta

morir.

Esta especie es casi siempre la grande.

propia persona. Baudelaire sigue siendo el

Están m á s con Dionisos que con Apolo, con

gran ejemplo, pero hay muchos otros; m í r e l o a

Afrodita y no con Palas. Nerval, L a u t r é a m o n t ,

Villon, m í r e l o a Hart Crane, m í r e l o a C é s a r

Rimbaud, Baudelaire, p ó q u e r de ases. Y en la

Vallejo. É s t o s llegan incluso a hacer del poema

isla,

el acta de a u t o a c u s a c i ó n . Pero no confundir

Chatterton,

Shakespeare,

Ben

Jonson,

Donne,

Bob Burns. Seres sumamente

con las confesiones al uso, ya sabemos que

desagradables hacia sí mismos y, naturalmen-

todo lírico tiende a la confidencia, le guste o no,

te, hacia la ciudad. A q u í está Mariano J o s é de

y que "cantar" posee una a c e p c i ó n de uso fre-

Larra. A q u í está Alejandro Pushkin. IQué tipos!

cuente en los medios policiales,

¿ Y John?

' Para más metafásica. cf. Albert Camus. El aitìsla es e! testigo de la litiertad.

É s t e es mi problema. John habla, y alguien

d e b e r í a atarme al m á s t i l . Tiendo a eximirlo de

odia al que se le va, al que pisa sus calles sin

esta c a r a c t e r o l o g í a , soy ya el buen b i ó g r a f o

s a n c i ó n posible, sin dejarse atrapar. El poeta

entusiasta. No lo veo entre esos poetas, pero

en situación

q u i z á no lo veo porque su vampirismo, su acu-

muy

s a c i ó n , no se dan en e s p e c t á c u l o . Y sin em-

do de las citaciones judiciales es el ser m á s

bargo John es un poeta desagradable, como

abominable, es el enemigo que no ataca, ta

de ciudad

(Shelley, Rimbaud) es

desagradable; pero el poeta desentendi-

bien se lo sospecharon sus c o n t e m p o r á n e o s

mano que no abofetea. Su mera presencia es

apresurados por olvidarlo. Cuando Monckton

asalto y bofetada, pero vaya usted a decirle

Milnes lo exhuma, en 1840, lo que sale a luz

eso al comisario.

es

ya la f á b u l a , la b i o g r a f í a de John Keats

poeta i n g l é s . Y si no quiero repetir la fabulación,

caer

en

la

idolatría

universitaria

Middieton Murry o el eco persistente de nais,

Lo desagradable de John Keats e s t á en que es encantador.

de Ado-

necesito ver a John por debajo de su

apariencia, de su involuntario

Estar e n el mundo

ocultamiento.

En su obra, la fuente capital, no hay de é l

Suelo. Nada más. Suelo. Nada menos. Y que te baste con eso. Pedro Salinas, Presagios

m á s que su e s p l é n d i d o camaleonismo. Esa p o e s í a se da como nacida de s í misma, y s ó l o sus

defectos dan indicios de lo personal. A

medida que se acerca a la pureza extrema (las Odas,

IHiperión),

la parte temporal, el ente

Marzo se va llevando el invierno pero no la melancolía.

h i s t ó r i c o que aportaba las faltas iniciales,

Una ansiedad del futuro,

hasta

entonces desechada por Keats, toma cuerpo frente a Fanny Brawne. Su noviazgo precario,

mal gusto

la incertidumbre sobre lo venidero, lo agitan y

mojigatería

lo arrancan de lo m o m e n t á n e o .

afectación

si d e b e r í a irme a Edimburgo y estudiar medi-

sentimentalidad

cina; temo que no me g u s t a r í a , y estoy segu-

facilidad

ro de que no p o d r í a cobrar honorarios... Sin

i m p r o v i s a c i ó n retórica (sic)

embargo debería desaparece l l e v á n d o s e consigo el iJItimo resto de

la desagradabilidad general del hombre

Keats para dejar s ó l o su perfecto cumplimiento p o é t i c o . Su p o e s í a no testimonia contra é l , no es a u t o a c u s a c i ó n . No se siente nada,

"He estado

dando vueltas en mi cabeza a la c u e s t i ó n de

delicuescencia

culpable

de

y é s a es la actitud que hace al l í r i c o . Su

agradarme; no es peor que

escribir poemas y colgarlos para que los manchen las moscas en los mataderos de las revistas idea

literarias..." S u tutor ha tenido una

genial:

"Quiere hacerme

sombrerero."

Agita ante el candidato las buenas perspectivas de la p r o f e s i ó n . La respuesta es que diez

compromiso e n t r a ñ a la materia p o é t i c a abso-

líneas

luta, sin s i t u a c i ó n h i s t ó r i c a , sin circunstancia

Beaumont y Fletcher, perdido a gusto en el

atendible.

mundo isabelino. Poco a poco vuelve la lenta

(Se puede discutir esta c o n c e p c i ó n , pero no el derecho de John a adoptarla, al elegirse, como M a l l a r m é , habitante de una p o e s í a que

m á s adelante

John

está

leyendo a

marea, el abandono. Una m a ñ a n a ha jugado al cricket, "me

y

pusieron un ojo negro... É s t e es el se-

no nace por r e a c c i ó n ni contragolpe (Shelley)

gundo ojo negro desde que s a l í de la escue-

sino como traslación

la..." Y al d í a siguiente, sin t r a n s i c i ó n : "Esta

a su plano de los ele-

mentos inmediatos. Usando de su vocabula-

m a ñ a n a ando con un humor indolente y una

rio, un ir de la cosa a la "cosa e t é r e a " ; es la

d e s p r e o c u p a c i ó n suprema; siento la nostalgia

moral de

de una o dos estrofas del Castillo

Endimión.)

Lo desagradable de Keats no e s t á , pues, en

lencia

de la

indo-

de Thomson. Mis pasiones e s t á n total-

que testimonie contra la ciudad o contra noso-

mente dormidas por haber remoloneado hasta

tros o contra s í mismo, sino en que se

manda

cerca de las once y debilitado en m í la fibra

anda por la ciudad pero no pertenece

animal, con una deliciosa s e n s a c i ó n que e s t á

a ella, se adhiere a la tierra pero no a la que

a unos tres grados de este lado del desfalleci-

mudar,

eligen sus c o n t e m p o r á n e o s . La ciudad aplas-

miento... [...] En este estado de afeminamien-

ta al que se alza contra ella, pero mucho m á s

to las fibras del cerebro se relajan junto con el resto del cuerpo, y en modo tan excelente que

el placer no muestra atractivo ni el dolor un c e ñ o insoportable. Ni la P o e s í a , ni la Amb i c i ó n , ni el Amor tienen un rostro alerta cuando pasan a mi lado; parecen m á s bien tres figuras en un vaso griego, un hombre y dos mujeres a quienes s ó l o yo p o d r í a distinguir bajo su disfraz. É s t a es la ú n i c a felicidad, y un raro ejemplo de la ventaja de que el cuerpo sobrepuje a la mente..." (Tal como el pasaje sobre el clarete, la carta americana recoge un adelanto, un pregusto de una de las Odas:

pero a q u í no s ó l o hay un

acercamiento de estado, de abandono, sino que

la v i s i ó n central [las figuras en el vaso

griego] v a l d r á como imagen en la Oda a la indolencia,

y a l c a n z a r á toda su hondura en la

Oda a una urna

griega.)

La carta-diario va a interrumpirse el 19 de marzo, para continuar el 15 de abril. En ese intervalo

pudo John escribir las dos

Odas

nombradas que ciertamente se s i t ú a n en esas semanas. El tono de los p á r r a f o s que preceden

a la i n t e r r u p c i ó n

es nervioso y hasta

angustiado; otra vez el demonio de la r a z ó n lucha con su ingenuidad para probarle que vive mal y que, en el fondo, d e b e r í a hacerse m é d i c o o sombrerero. De nuevo asoma como un espejismo la f i l o s o f í a -ese p á j a r o inasible, esa "vía m e t a f í s i c a " que se le antoja la seguridad

y la calma-; pero la duda coincide con

El pasaje a que aludo es el siguiente: a

una nueva i n m e r s i ó n en lo elemental, lo p a t é -

Haslam se le ha agravado repentinamente el

y el pasa-

padre, y John recibe la noticia justamente

je previo de su carta preludia, junto con la

tico, que le d a r á las primeras Odas,

cuando e s c r i b í a a George y a Georgina las

batalla, la esperanza secreta de que el "cami-

frases sobre "el humor indolente" y la "despre-

no

o c u p a c i ó n suprema" de aquella m a ñ a n a . De

instintivo" que e s t á siguiendo lo l l e v a r á

hacia la luz. Una s i m u l t á n e a

preocupación

pronto siente remordimiento ante esta morde-

ética se agrega a este momento de su carta, y

dura de una desdicha ajena. ¿ C ó m o puede él

el texto se hace oscuro y d i f í c i l m e n t e interpre-

"razonar" sobre esa desdicha? Si fuera suya,

table. Ya se h a b r á advertido que en la prosa

lo heriría "demasiado de cerca para expresar-

de estas cartas abunda una m e c á n i c a extra-

lo con palabras". Y con un salto mental decla-

discursiva,

específicamente

ra: "Pocos hombres han llegado a tener un

p o é t i c o que hace saltar a John de una idea a

e s p í r i t u completamente desinteresado; muy

una

un dinamismo

imagen puramente a n a l ó g i c a (y que a

pocos se han sentido impulsados por el puro

veces reemplaza al gesto, el r á p i d o pantalleo

deseo del bien ajeno... A juzgar

de la mano, el encogerse de hombros y el

en que siento

s o n r e í r ) . Las cartas e s t á n ya en esa línea de

lo lejos

espontaneidad expresiva

poco

que hace hoy la

la desdiclia

que estoy

que sea..."

fuerza y el encanto de los libros de Cendrars,

do,

de Miller, de Aragon, fuerza y encanto al mar-

Epístola

cosa

por la

de Haslam.

de ser desinteresado,

forma percibo por

Pero bruscamente (volvien-

curiosa,

a Reynolds)

a las

imágenes

de la

advierte que el desinte-

gen de sus contenidos intencionales. (En rea-

rés, llevado a su extremo, a c a b a r í a con la

lidad hoy empezamos a escribir, para todo el

vida. "Porque en la naturaleza silvestre, el hal-

mundo, como ayer se e s c r i b í a en la intimidad

c ó n p e r d e r í a su desayuno de petirrojos, y el

para los hermanos y los amigos.) El h i e r á t i c o

petirrojo el suyo de gusanos..." Hombre y hal-

cede a un d e m ò t i c o ; el estilo surge de dentro

c ó n son semejantes en su conducta: buscan,

a fuera; sentir es la c o n d i c i ó n del entender

atacan, gozan igualmente. Mucho de esto es

Voltaire (François Marie Arouet) derivar dos conclusiones en una r á p i d a s í n t e -

é t i c a m e n t e reprensible, pero otro brinco

sis; "Aunque una pelea en la calle sea odiosa,

y ya está John plantatdo en lo suyo, en su "prue-

las e n e r g í a s desplegadas en ella son bellas... Lo mismo pueden parecerle nuestros razona-

ba por la belleza" ocurre que esa conducta tiene algo de hermoso, "Ando por los campos y atisbo una comadreja o un r a t ó n

mientos a un ser superior; aunque e r r ó n e o s , pueden ser bellos. La p o e s í a consiste preci-

algo que encanta a quien la contempla: campesino espiando entre el

pasto seco,,. El animalito persigue un p r o p ó s i to, que le hace brillar los ojos,,," Lo mismo es el

samente en eso, y en este caso, no es cosa tan bella como la f i l o s o f í a . " Honestamente

lo

siente,

"por

la

misma

r a z ó n que un á g u i l a no es tan bella como una

hombre visto en una ciudad. Entonces, ¿ c a b e

verdad..." De nuevo la o b s e s i ó n de la verdad

reprocharse esta o b s t i n a c i ó n

f i l o s ó f i c a , de la verdad especulativa.

egoísta,

indivi-

dual, esa falta de d e s i n t e r é s ? John se mira a si

Pero é l tiene el á g u i l a . C o n sorda angustia

mismo (el pasaje es muy confuso) y su intros-

prorrumpe: "Concededme esto;

p e c c i ó n conmovedora, su defensa del c o r a z ó n

que

contra los reproches que a toda hora lo asaltan,

alarga el p u ñ o para que su á g u i l a se pose a h í ,

lo absuelve en nombre de la belleza y la gracia:

y con un ijitimo, convulsivo salto, repite su

¿ N o creéis

lucho para conocerme a m í mismo?" Y

"AiJn a q u í , aunque instintivamente persigo el

antigua,

mismo derrotero, como un verdadero animal

j a m á s a ser real mientras no sea experimen-

humano,,, escribiendo al azar, buscando las

tado."

p a r t í c u l a s de luz en medio de una gran oscuri-

A

definitiva

esto s i g u i ó

convicción;

"Nada

un silencio epistolar

llega

hasta

dad... no siento el peso de una a f i r m a c i ó n , de

mediados de abril, silencio donde se insertan

una o p i n i ó n . Y al fin de cuentas, ¿ n o puedo en

las dos primeras

esto estar libre de pecado?"

La Belle

Y lo ilumina de pronto esta conjetura: " ¿ N o habrá

seres

cualquier mi

espíritu,

superiores

actitud

airosa,

a

quienes

aunque

instintiva,

Dame

Odas, sans

Merci

y varios poemas breves

divierta de

pero stJbitamente John reanuda su carta, co-

a s í como yo me divierto con la

mo continuando la afiebrada corriente medita-

vivacidad de la comadreja o la ansiedad del

tiva que se alternaba con la c o m p o s i c i ó n . A

cuervo?" Es decir: mi actitud de a p r e h e n s i ó n

pesar del tiempo transcurrido y el

e s t é t i c a y p o é t i c a , que es mi canon, ¿ n o esta-

miento de otros temas y noticias, reanuda su

rá justificada por una a p r o b a c i ó n trascendente

debate en el punto donde lo h a b í a dejado. Ha

("seres superiores") igualmente e s t é t i c a , p o é -

estado leyendo América

tica?

siglo

Y con un vigoroso golpe de remo, John va a

intercala-

de Robertson, y El

de Luís xiv de Voltaire. "Todo se resuelve

en esto: que el hombre es originariamente ' u n

pobre bipede' [cita al Rey Lear]

sujeto a los

mismos sinsabores que las bestias de la sel-

un

hombre pasa del mero existir

al

"Distingo el alma de la inteligencia;

ser.

puede

va..." Sobre este punto t i a b í a transcurrido en

haber millones de inteligencias o chispas de la

parte su m e d i t a c i ó n anterior: el hombre y el

divinidad, pero

animal trabajan y se obstinan sin " d e s i n t e r é s " ,

adquieran

c a í d o s en su terrible individualidad y soledad

no sea personalmente ella misma..."

que, sin embargo,

Las

tienen una belleza propia que q u i z á los redime.

"inteligencias"

mientras

no

mientras cada una son el animal humano

conteniendo su p a r t í c u l a del e s p í r i t u divino. Pero

John se pregunta ahora si, por i n t e r c e s i ó n

no son almas

individualidad,

no

tienen

Existencialmente

identity,

individualidad.

hablando, existen pero no

de un S ó c r a t e s o un J e s ú s , es decir, de un ser

han hecho t o d a v í a las elecciones que las dis-

desinteresado,

puede la humanidad llegar a

t i n g u i r á n de las d e m á s , que les d a r í a n "alma"

ser feliz. "La verdad es que no creo en abso-

-ser-. ¿ Y c ó m o pueden esas "inteligencias"

luto en esta especie de perfectibilidad..." Las

alcanzar su individualidad, si no es por inter-

condiciones del mundo se oponen a la felici-

medio "de un mundo como é s t e " ? Seriamente

dad terrena. Y a d e m á s , piensa John, ¿ p o r q u é

dice Keats: "Sinceramente d e s e a r í a conside-

la p e r f e c c i ó n y la felicidad d e b e r í a n dadas

al

hombre

por

intercesión

S ó c r a t e s o un J e s ú s , de un tercero?

serles de

un

Frente a

su circunstancia

na... Es m á s bien un sistema de c r e a c i ó n de e s p í r i t u [spirit-creation)."

(y a q u í la m e d i t a c i ó n alcanza toda su hon-

Y muestra elemen-

talmente su m e c á n i c a : "[Hay] ... tres grandes elementos que a c t ú a n unos sobre otros a lo

dura) el hombre no debe ni tiene por q u é esperar una

rar este punto, porque creo que es un sistema de s a l v a c i ó n m á s noble que la religión cristia-

perfección

de fuera a dentro. Con un

largo de los a ñ o s . Estos tres elementos son la Inteligencia,

el corazón

fiumano

(que se dis-

brusco salto, su pensamiento se sitúa en otro

tingue de la inteligencia o Mente) y el

extremo: el consuelo trascendente. "La deno-

o espacio

minación común supersticiosos

que los extraviados y los

dan a este mundo es la de

'valle de l á g r i m a s ' , del cual seremos redimi-

y limitadal"

tan

Mundo

a la a c c i ó n recí-

proca de la Mente y el C o r a z ó n con el p r o p ó o Inteligencia,

da a poseer

de la

¡Qué

el sentido

confuso,

destina-

Individualidad..."

q u é tosco,

q u é simple!

pequeña

"Apenas alcanzo a expresar lo que s ó l o perci-

Ahora su idea e s t á clara: tan poco

bo nebulosamente, y sin embargo creo perci-

digno del hombre le parece aceptar una felicidad

adaptado

sito de formar el Alma

dos por cierta arbitraria i n t e r p o s i c i ó n de Dios, y llevados al cielo... ¡ Q u é noción

elemental

ofrecida

aquí

abajo

por

otros

birlo..."

-un

La

consecuencia, con todo, es absoluta:

S ó c r a t e s , un J e s ú s - como un consolador res-

" ¿ N o veis cuan necesario es un mundo de

cate postumo. El "progreso social" le resulta

penas y preocupaciones para educar a una

tan d e s d e ñ a b l e como las trompetas del Juicio.

Inteligencia y hacer de ella un alma?"

Avanza hacia una n o c i ó n que e n t r a ñ e en su

Y paralelamente; ¿ N o se ve c ó m o el hom-

sentido personal y p o é t i c o al hombre en el

bre sólo

mundo. Hay un mundo dado, y un hombre

" e d u c a c i ó n " que elija en el mundo le d a r á su

dado. La c o n c i l i a c i ó n de uno y otro debe ser

alma verdadera, su ser hombre? A q u í agrega

depende

de si mismo,

tarea personal y presente de cada individuo.

Keats; "Tan diversas

En

los

rigor, nada que cuente

puede enseñarse.

esencialmente

La verdad debe sentirse

"en el pulso". S ó l o lo experimentado cuenta

hombres,

almas,

como

en cuanto la

son las vidas

asi de diversas

resultan

de sus

y a s í hace Dios seres individuales... a

partir de las chispas de su propia esencia." La

como real para m í ; el resto es c o n v e n c i ó n y

n o c i ó n de Dios, introducida m á s pour

creencia. Sobre este "existencialismo", turbio

rie que otra cosa

la

gale-

y confuso, mal expresado y lleno de titubeos, John busca alzar "un

(toda esta d i a l é c t i c a se abre con la siguien-

sistema de s a l v a c i ó n que no ofenda

te a d m i s i ó n : "Hablo ahora en los t é r m i n o s m á s altos de la naturaleza humana,

nuestra r a z ó n y nuestra humanidad". Lo esboza en pocas l í n e a s , que dan aproxi-

tiendo

admi-

que sea inmortal, cosa que t o m a r é

madamente esto; El mundo merece denomi-

a q u í como segura a efectos de mostrar una

narse un "valle hacedor del alma"

(soulma-

idea que me ha impresionado al respecto..."

escenario mediante el cual y en el cual

En rigor Keats no tiene convicciones tras-

king),

cendentes)

ba como esencial. En la hora de la m á s alta

no impide advertir la fuerza con que el acen-

felicidad, é l sabe que no ha nacido para esa

to de esta c o n c e p c i ó n se centra en el hombre,

dicha, que Fanny es el nombre para una trai-

en cada hombre. Tan diversas como son las

ción

vidas...

Q u e Fanny,

a s í resultan las almas,

es decir, las indi-

inexplicable

pero

real, p r ó x i m a ,

suya.

vidualidades. Vivir es siempre a priori del ser, y esa tragedia atroz del hombre, que es su gran-

eso que e s t á organizado en torno d e Fanny,

deza y su humanidad, como harto bien lo ense-

el tiempo, las cosas, los usos,

ñ a el existencialismo, John la advierte sin ro-

las clasificaciones y los comportamientos,

deos. Convencido, insiste: el hombre e s t á for-

las madres y los bailes y las modas

mado por las circunstancias

[reposa en silencio,

(lo que suena a

determinismo). "Pero ¿ q u é son las circunstancias sino

las piedras

de toque

de su c o r a z ó n ?

¿ Y q u é son las piedras de toque sino las bas de su corazón?

prue-

Y las pruebas de su cora-

dulcemente, con blandura de chocolate en la taza esperando que acerques los labios para abrasártelos.

Cuando

z ó n , ¿ q u é son sino lo que fortifica o transforma

todo eso se l l a m a r á

su naturaleza? ¿Y qué es su naturaleza

explicaciones: t r a i c i ó n .

formada

sino

su Alma?"

trans-

é l acepte

quemarse,

de pronto t r a i c i ó n . Sin

Al demonio los p l a ñ i -

C o m o este libro no es una b i o g r a f í a , me

deros del "valle de l á g r i m a s " . El mundo e s t á

excuso de r e s e ñ a r en detalle la llegada ence-

bien como e s t á , y vale la pena.

guecedora del cometa Brawne; si era bonito

En é l , nada m á s

que en é l , y dentro de é l , ser. El hombre suma

de sus

actos,

es la

( s í que lo era; una carucha de ojos grandes y

es responsabilidad. El

boca modelada, sensual - c o m o la de é l , que

hombre es Orestes, no Edipo. Con clara desesp e r a c i ó n de poeta, John Keats sabe que un hombre como é l e s t á Jesús

son i m á g e n e s

solo, que S ó c r a t e s

y

y fuerzas que é l debe

la b e s a r í a g o l o s o o si Fanny lo q u e r í a de veras, o si se conocieron cerca de la segunda ventana

entrando

desde

la

sala.

El

cometa

sufrir e l i g i é n d o l a s o r e c h a z á n d o l a s , al igual que

Brawne e n t r a ñ a ,

todo lo que gravita en su mundo. Y que Dios es

d e s t r u c c i ó n , y no es del todo casual que la pri-

m á s que una p a s i ó n , una

acaso el nombre que los hombres dan a su

mera crisis reveladora de la enfermedad de

debilidad y a su desamparo.

John cerrara el a ñ o inaugural de ese amor que tan amargamente lo h a b í a hecho feliz. Sin culpa

de Fanny; nada que reprocharle, pobre

muchacha.*

En todo

lo que

sigue

deberá

entenderse que no le pide peras al olmo, y

Fanny B r a w n e

que es John quien, desesperadamente, busca

Yo no miro adonde miras: yo te estoy viendo mirar.

ser leal a s í mismo en contra de Fanny, busca que Fanny sea otra, sea lo que una mujer no

P E D R O SALINAS,

La voz a ti debida DIALÉCTICA

p u e d e ser.

Estas oscuras enunciaciones van a aclararse ¡Amor! iAmor! Qué es amor sino quedarse más a t r a v é s del epistolario de este tiempo - q u e solo con el corazón, con el pensamiento estropeado, el cabello lleno tiene el inconveniente de ser unilateral, aunde nubes y hojas de otoño, SI, pero yo soy diferente: que por suerte nos queda la parte b u e n a - La tengo un cielo ardiendo en los ojos presencia de Fanny va a cambiar de tal maney una muerte que me muerde los dedos ra a Keats, que este estudio de su p o é t i c a no y me encarna las lágrimas. RICARDO MOLINARI a l c a n z a r í a sentido si yo no lo acercara a su actitud ante el amor, su complejo de culpa y

En la vida personal de John Keats, la presencia de Fanny Brawne marca el punto m á s alto de su t e n s i ó n vital, del proyectarse en la vida ilimitadamente. Concentrando en una mujer la ansiedad ú n i c a de esa naturaleza nacida para abarcarlo todo, para fusionarse en todo, el amor pone a Keats frente al problema que, sin necesidad de examen ni de palabras, adivina-

* Que lo diga Middieton Murry. quien después de hacernos de Fanny una pintura bastante tiorrible en su Keats and Shakespeare, tiubo de retractase de manera total en su ultimo libro sobre el poeta {The Mystery of Keats, 1949). luego de que la reciente publicación de las cartas de Fanny Brawne a Fanny Keats le revelara la integridad del carácter de la novia del poeta, y su sincero amor por él. No es cierto que "Fanny Brawne mató a Keats"; nadie mata así a un hombre de su temple. Convenía liquidar por fin un último resto de la "leyenda Keats". en la que sin saberlo el fiel fvliddieton Murry jugaba la parte de abogado del diablo.

Fanny Brawne

SU rescate por via verbal. Comprendo - y pre-

lobo, y nombres murmurados contra el falso

fiero decirlo desde ahora- que mi a n á l i s i s no

vientre de una almohada, m o n ó l o g o s como el

excede los datos exteriores; no me vali de la

oboe de Tristan,

i n d a g a c i ó n b i o g r á f i c a , ni acudi a la p s i c o l o g í a

noches de frente ardida en la ventana, entre-

profunda

gado delicadamente a la lengua de las estre-

que t e n d r í a n que e n s e ñ a r m e previamente.

llas,

Me limito a un esquema concreto; hay Fanny,

obscenas ilusiones, media-

de esa adolescencia no sabemos nada por él

hay una p a s i ó n desencadenante de la crisis

mismo. Hasta un d í a de julio de sus v e i n t i t r é s

que

años

r e s o n a r á en la obra y la conducta de

Keats;

cuando, corriendo

por el norte

con

Charles Brown, le escribe a Bailey este pasa-

ergo, estudio ese proceso ( p e r d ó n ,

perdón)

como otra instancia del movimiento p o é t i c o de

je revelador; "Estoy seguro de que mis sentimientos hacia las mujeres no son justos,,,

Keats; su momento m á s alto, que marcha

¿ S e r á porque las veo tan por debajo de mi

paralelo a las Odas, y que d a r á a d e m á s como

i m a g i n a c i ó n infantil? Cuando colegial pensa-

tema directo, unos pocos poemas amorosos

ba que una mujer bella era una diosa pura; mi

dignos de su pobre h é r o e .

mente era un mullido nido donde alguna de ellas d o r m í a sin saberlo,,. No tengo derecho a

Las cartas ayudan a repasar la actitud inicial

esperar m á s que su realidad. Las creí m á s

de John frente a la mujer. Siempre recatado

e t é r e a s que los hombres..." (18 a 22-7-1818)

en materia personal, no es hombre de confi-

Y como no oculta su conciencia de impureza

dencias e r ó t i c a s , y de su adolescencia,

frente a las mujeres, le duele insultarlas con el mero pensamiento; "Al que sea sensible a las

que h a b r á sido turbia como todas, con malos

ofensas no le gusta pensar de manera ofensi-

sueños

va contra nadie... No me gusta pensar de

y solitarias compensaciones, con

desesperada ansiedad de pureza y amores

manera

de llorar a gritos, de desnudarse ante un

mujer... Cometo un crimen contra ella que no

ofensiva

cuando

estoy

con

una

espejo y apoyar suavemente un cuchillo en la

hubiera cometido en su ausencia. ¿ N o es ex-

piel que enguanta el c o r a z ó n , y necesitar de

traordinario? Cuando estoy entre hombres no

la muerte, tan seguro de que luego será her-

tengo malos pensamientos, ni malicia, ni es-

moso irse a pasear y tener un hambre de

plín... Me siento libre de hablar o callarme...

duele que el mismo genero de representaciones lo asalte en c o m p a ñ í a de las hermanas de Reynolds o de cualquier otra amiga. En lo suyo no entra la misoginia, y su actitud sexual es abiertamente positiva como lo revela - b a s t a r í a con e s o - su p o e s í a , su verso que es una panspermia continua, y sus cartas, y la l í n e a de su boca, y Fanny cuando llegue su d í a . El sentimiento de culpabilidad me parece acrecentado en cuanto John, a los veinte a ñ o s , e s t á Í n t e g r a m e n t e extravertido en su mundo p o é t i c o que no conoce rechazos ni ocultaciones. Abierto y e x p l í c i t o con los camaradas, en í n t i m o contacto con las fuerzas de dentro y de fuera que corren por é l como el oleaje de la piel del tigre, ¿ c ó m o no h a b í a de encabritarse ante el t a b ú sexual, t o d a v í a m á s duro para é l porque le obedece

conscientemente?

Las mu-

jeres no son diosas, pero es verdaderamente una l á s t i m a . C o n principios a s í , neurosis.

"Es

absolutamente

esto. ¿ P e r o

cómo?

necesario

que

supere

- a g r e g a en su carta a

Bailey-. La ú n i c a manera es descubrir

la

raíz

del

mal y a s í curarlo..." Bien sabe é l que hay

un

mal arraigado. ¿ L a s "decepciones" de la

adolescencia?

jPero

para

q u é hacer

aquí

como F r a n ç o i s Porche! Q u i z á un complejo de Edipo... Hay una a n é c d o t a donde figuran un n i ñ o y una espada... S í , si, lo que usted quiera. A q u í interesan m á s los productos que los orígenes.

¿Complejo

de

inferioridad?

Pero

claro, s e ñ o r de las fichas rosas y verdes. Lea

Fanny Brawne

este otro p á r r a f o de la misma carta: " D e s p u é s Meto las manos en los bolsillos, c ó m o d o

y

de todo, tengo un concepto lo bastante bueno

libre de toda sospectia. Cuando estoy entre

de

mujeres

preocupe el que mister John Keats, de cinco

me

vienen

malos pensamientos,

las mujeres como para suponer que las

malicia, e s p l í n . . . No puedo ni hablar ni callar-

pies de estatura, guste o no de ellas...". Esta

me...

frase da que pensar.

Estoy lleno de sospectias y soy incapaz

de escuchar... S ó l o pienso en marctiarme...". Y de inmediato, con un arranque que su pudor detiene casi al punto, confiesa: "Debes ser caritativo y achacar toda esta perversidad a las decepciones que s u f r í en la adolescencia..."

Piense usted por m í , c o m p a ñ e r o . Yo me voy con John, que unos d í a s d e s p u é s le escribe a su hermano Tom: "Con respecto a las mujeres, creo que en el futuro s e r é capaz de dominar

mis pasiones mejor de lo que he podido

hacerlo hasta ahora." (23 a 26 -7-1818) ¿ Q u é

No cuesta gran cosa advertir que lo que en

historias -conocidas por Tom, que tampoco

realidad le ocurre a John es que no le ocurre

era m a n c o - hay d e t r á s de esta frase? Lo inte-

nada de raro. A su sensibilidad fuera de lo

resante es la frase, llenita de duende.

común

se agrega una honradez a u t o c r í t i c a

En septiembre de 1818, a la vuelta de las

que

lo lleva a culparse de las representacio-

c o r r e r í a s por el norte, miss Jane Cox p a s a r á

nes

e r ó t i c a s que la c e r c a n í a de una mucha-

brillantemente

cha le produce. Ya sabe de sobra que no hay "diosas puras", y presumo que d e b i ó de corroborarlo adecuadamente en las calles londinenses y en los lechos a precio fijo. Pero le

por su vida,

deslumbrándolo

m á s como e s p e c t á c u l o que como presencia real. "No es una Cleopatra, pero es por lo menos una Charmian. Tiene un marcado aire oriental;

sus ojos son bellos y bellas sus

maneras. Cuando entra en una h a b i t a c i ó n , da la misma i m p r e s i ó n de belleza que una pantera..." (14 a 31-10-1818) Esto lo c o n f í a a sus hermanos en A m é r i c a ; les da m á s detalles, r i é n d o s e de la posibilidad de que lo crean enamorado. É l ,

Por gracia de sentimientos mucho m á s hondos que los suyos. Esto es de Lord Byron, y una de las cosas m á s bellas que ha dicho..." S e g ú n M. Buxton Forman, en todo Byron no aparecen estos dos versos, lo que es gracioso; q u i z á John se divirtió en p e g á r s e l o s . No

que jamás

escribirá

hermanos

una soia iinea

a sus

acerca

de su amor por

los cita con demasiado é n f a s i s , le preocupa defenderse de su propia sospecha de estar

Fanny,

enamorado. Me pregunto si él mismo ve claro

que la g u a r d a r á en su dolido secreto, en

en ese estado de á n i m o . Su sensualismo p o é -

su p e q u e ñ o

tico se vertía sobre la mujer como sobre el

infierno

resto de su mundo elegido; la "fuerza m a g n é -

solitario,

tica" h a c í a lo suyo para que ese sensualismo

juega ahora, t o d a v í a ignorante del futuro, con

alcanzara el punto extremo en el que la pre-

su m o m e n t á n e o flirt. Jane Cox no le preocupa

sencia de la elegida recorta el mundo y lo

como otras mujeres, porque es demasiado bo-

separa, lo opone a su presencia y busca diluir-

nita y demasiado consciente de si misma para

lo y anegarlo; el punto en que el goce sensual

rechazar a un hombre que la aborde... Está

se concentra en la mujer como los haces de

habituada a no ver en ello nada de

luz en un punto í g n e o al pasar por el lente.

particular.."

(Es decir, que la m o j i g a t e r í a al uso es lo que

Y en ese momento - q u e en la vida de casi

despierta en John los "malos pensamientos".

todos los hombres constituye la hora m á s

Con Jane sabe a q u é atenerse, los dos juegan

alta-, John se tapa los ojos con las manos y

limpio.)

retrocede lentamente, sale del punto de luz que deliciosamente lo quemaba y busca con con una

angustia el á m b i t o total de la luz, el d í a y sus

mujer así.,, demasiado ocupado en admirarla

criaturas. En el minuto del encuentro sensual

"Me

siento siempre m á s c ó m o d o

para sentirme t í m i d o o azorado,.. Me olvido de

ha sentido la amenaza de una fuerza menos

mi mismo por entero, porque vivo en ella..."

evidente pero inexorable; algo que, como la m e l a n c o l í a y la belleza, se mezclaba en el pla-

El t a b ú roto, o al menos franqueado por un

cer. Eso que h a b r á de llamar azar, t o t a l i z a c i ó n

tiempo. El poeta puede estar frente a esa

de la entrega por sobre la esfera sensual que

mujer en la misma actitud con que va hacia el

s ó l o c o n t e n í a una parte de é l , su modo m á s

g o r r i ó n ("tomo parte en su existencia": son las

fugitivo.

mismas palabras); su libertad

no e s t á compro-

metida por un objeto a la vez fascinante extraño

Es

casi terrible advertir c ó m o

retrocede

y

John ante la posibilidad del amor. Su gusto

como lo son para él las d e m á s muje-

por las mujeres que le ofrecen una misma

res. "A esta altura p e n s a r é i s que estoy ena-

sensualidad se ve de pronto helado ante la

morado de ella; por eso, antes de proseguir,

sospecha del encarcelamiento. ¿ Y el resto del

os diré que no... Me tuvo despierto una noche

mundo? ¿ Y la libertad, la p o e s í a , el dolce

como p o d r í a

niente,

hacerlo una m e l o d í a

zart..." Busca mostrarles

de Mo-

que Jane Cox lo

to verá

la llave de la calle? En ningún en el amor

esa actividad

far

momenunlversali-

atrae por el e s p e c t á c u l o de belleza y soltura

zante,

que le ofrece. "Tiene un modo de atravesar la

mo el dantesco.

h a b i t a c i ó n que cualquier

Keats, que con mi querido Tristan D e r é m e se

hombre se siente

a t r a í d o hacia ella como por una fuerza mag-

trascendente,

que se da en un amor coNo hay Beatrices para John

hubiera burlado de

n é t i c a . . . " Pero no e s t á enamorado, la contempla como una v i s i ó n , a thing of beauty.

Y como

queriendo establecer ya mismo un deslinde que

los trazos, las trenzas, las zozobras atroces de las Beatrices,,.

s e r á d e s p u é s su problema con Fanny,

agrega: "No pienses... que mis pasiones me arrastran... No. Estoy libre de las preocupaciones de los hombres dados al placer

R e c u é r d e s e la carta a Reynolds: "Nunca estuve enamorado... y sin embargo la voz y la forma de una mujer me rondaron estos dos d í a s . . . Esta m a ñ a n a la P o e s í a pudo m á s . . . " Y la c o n f e s i ó n cobarde: "Siento que me he libra-

me p i d i ó mi d i r e c c i ó n para enviarme otras piezas de caza... C o m o yo me h a b í a inflamado la vez anterior y la h a b í a besado, me p a r e c i ó que no

repetirlo era echarse a t r á s . . . Pero ella se

m o s t r ó m á s delicada; a d v i r t i ó que se trataba de una rutina, y me r e c h a z ó . . . No con mojigat e r í a , sino, como digo, con delicadeza. Se las a r r e g l ó para desilusionarme de una manera que

me produjo mayor placer que un simple

beso. Me dijo que le d a r í a un gusto m á s grande si me limitaba a estrecharle la mano y marcharme..." (14,16, 21 24-10-1818). ¿Concibe

uno

a

los

contemporáneos,

Pushkin, a Musset, en una s i t u a c i ó n da?

a

pareci-

jOtra que marcharse! Pero en John las

acciones forman siempre parte de una estructura vital perfectamente equilibrada. Era ral

natu-

que obedeciera; no entiende a la mujer

como un " g é n e r o " , al modo r o m á n t i c o habitual; s ó l o ve a esta

o a aquella

mujer, y frente

a cada una r e a c c i o n a r á s e g ú n su confianza, su a d m i r a c i ó n o su temor. Besa a la dama de Hastings para no "hacer un mal papel" - l o que significa una c o n c e s i ó n

a la

circunstancia-;

pero no la desea, y lo admite en su carta: "No me

inspira pensamientos libidinosos. Ella (y

Georgina) son las ú n i c a s mujeres á peu

près

de mon âge a quienes me g u s t a r í a tratar s ó l o por su inteligencia y su amistad..." Las

únicas,

es decir, que el resto lo atrae por razones sensuales. Otra mujer no lo h a b r í a despedido tan intelectualmente; y Fanny, que r e u n i r á en su persona el prestigio distante y sutil de la dama de Aleksandr Pushkin

Hastings con la "fuerza m a g n é t i c a " de la

llamada carnal, j u n t a r á las dos actitudes de John en una t o t a l i z a c i ó n inevitable. Pero é l ,

do de un nuevo dolor e x t r a ñ o y amenazante...

entregándose

estoy agradecido." Pobre Fanny Brawne, tu

resto del mundo y luchando por no perderlo.

al amor s e g u i r á

deseando el

rival s e r á una impalpable materia sonora, una

Si miss Brawne hubiera podido hacer en s u

imagen inasible, humo entre sus dedos que

d í a esto que tan simple nos resulta ahora, y

no s a b r á n tejerlo para hacerte una p a ñ o l e t a . Por

leído

la

correspondencia

que

precede s u

aquellos mismos d í a s John habla de

entrada en escena, me pregunto q u é m o h í n

una mujer -"la dama de Hastings"- y cuenta a

de perplejidad hubieran hecho sus labios naci-

sus hermanos su aventura. Todo se reduce a

dos

un encuentro casual (luego hubo otros menos

domesticidad,

casuales), un paseo por Londres, y su entrada

bobas al piano y los d i á l o g o s con el canario a

en casa de ella. "Un s a l ó n de muy buen gusto,

la hora del alpiste.

con libros, cuadros, una estatua de bronce de

para el vocabulario

gris y rosa de

Richardson,

las

la

canciones

Vamos a jugar a ponerle debajo de la nari-

Bonaparte, piano, arpa e ò l i c a ; un loro, un jil-

cita este

guero, una caja de licores escogidos." (Esto

"aventura" con la dama de Hastings:

pasaje que sigue al relato de la

suena a Daniel Defoe.) Entonces, con un candor que prueba su absoluta falta de vanidad en

"Espero no casarme nunca. Aunque la criatura

materia e r ó t i c a , vienen estas frases: "[Ella] Se

m á s hermosa estuviera e s p e r á n d o m e al final

condujo de la manera m á s amable; me o b l i g ó

de un viaje o un paseo... mi felicidad no s e r í a

a aceptar un urogallo para la cena de Tom, y

tan bella; (porque) mi soledad es sublime... El

rugir del viento es mi esposa, y las estrellas a

Soledad, vienes a mi habitación armada de

través de los cristales de la ventana son mis

seres sin fin:

hijos. La poderosa

llueve sobre el abngo de éste, nieva sobre

ta Beileza

idea abstracta

en todas ias cosas

doméstica,

más

menuda

que tengo de

ahoga

la

y

fragmentada.

felicidad

aquél, y ese otro se ilumina bajo el sol de julio.

Considero que una amable esposa y unos

Salen de todas partes: "¡Escúchame! ¡Escú-

niños

chame!".

encantadores son una parte de esa

Belleza... pero necesito un millar de esas bellas

(Peso de un dia)

partículas para llenar mi c o r a z ó n . " Y con Lubicz-Milosz, en la admirable Lo que él llama su soledad es su disponibili-

nie de

Sympho-

Septembre:

dad, su estar presente en el dibujo de cada minuto, en la nervadura de cada hoja. Su sole-

Bienvenida tú seas, que acudes a mi encuentro

dad

en el eco de mis propios pasos, desde el fondo

es su comunidad, es la oneness

en el

todo.

del corredor oscuro y frío de los tiempos. Bienvenida tú seas, soledad, madre mía.

Por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,

Bien sabe que su poblada soledad es verda-

Limpios de otro deseo.

dero cumplimiento. "Te escribo esto [los p á r r a -

El sol, mi dios, la noche rumorosa,

fos citados antes] para que veas que t a m b i é n

La lluvia, intimidad de siempre.

participo de los m á s altos placeres, y que aun-

El bosque y su alentar pagano.

que elija pasar

El mar, el mar como su nombre hermoso;

tario.

Y sobre todos ellos.

todo esto."

Cuerpo oscuro y esbelto.

mis dias solo,

no seré un soli-

Ya ves que no hay nada enfermizo en

Claro que no, pero en cambio hay circulo

Te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,

vicioso. Las pocas mujeres que ha conocido

Y tú me das fuerza y debilidad

con su entrada en el grupo de Hampstead le

Como al ave cansada los brazos de la piedra. (Luis Cernuda, Soliloquio

del tarerò)

han resultado siempre insignificantes desde un punto de vista espiritual. E r ó t i c a m e n t e no e s t á n al alcance de su deseo; son las hermanas y las

Soledad que no es m i s a n t r o p í a ni, rigurosa-

hijas y las sobrinas de sus amigos, son las se-

mente, soledad. Un deseo de evitar lo cir-

ñoritas para la hora del t é y el piano a cuatro

de no verse atrapado por un

manos. Convencido de esa mediocridad mani-

de cosas o de personas; un sordo sen-

fiesta, no enamorado de ninguna y flirteando a

cunstancial, orden

timiento de deber hacia el mundo total que su

r e g a ñ a d i e n t e s , John se ha creado una imagen

don p o é t i c o era capaz de incluir. Tiene miedo

femenina equivalente en cierto modo a la que

de las jaulas, de los h á b i t o s . Una mujer es

t e n í a n los r o m á n t i c o s franceses como Musset y

siempre un olvido de otras cosas; John no

Gautier: la mujer es un bibelot,

parece haber meditado la i n c i t a c i ó n goethiana

llevarse a los labios y olvidar apenas se le

a alcanzar lo universal por lo particular. Una

acaba el perfumado té. Y como Fanny Brawne

claustrofobia atroz lo gana desde el vamos.

no es diferente

Se quiere solo, es decir, disponible, es decir,

m á s terrible para Keats que enamorarse. Su

de esa imagen,

tacita china para

nada p o d í a ser

con todos y todo. ¡ L o dice tan claramente a

lucidez le d u r a r á lo suficiente para advertir que

r e n g l ó n seguido! " D í a a dia, a medida que mi

se ha enamorado de quien, por su c o n d i c i ó n

i m a g i n a c i ó n se fortalece, siento que no s ó l o

misma de mujer, de la manera en que él la

vivo en este mundo sino en otros mil... De

entiende, va a luchar por arrancarlo dulcemen-

acuerdo con mi estado de á n i m o estoy con

te de su mundo total, de la p o e s í a . Sin querer-

Aquiles gritando en el combate, o con Teocrito

lo, sin p r o p o n é r s e l o , con la inocencia del gato

en los valles de Sicilia... Me diluyo en el aire

c o m i é n d o s e al canario, Fanny le va a exigir que

con una voluptuosidad tan delicada que me

sea otra cosa que lo que es.

alegra estar solo..." Quiere estar solo para que los habitantes de

Sí, estaba equivocado sobre las mujeres, pero admitamos que las que anduvieron por

su mundo lo invadan sin esfuerzo, se lo lleven

su vida no p o d í a n ayudado a salir de esa

consigo al poema que s e r á el gran juego, la

s u b e s t i m a c i ó n de la femineidad en el plano

oneness.

espiritual. Basta pensar en Pushkin, inescru-

Con Supervielle p o d r í a decir:

que

e t c é t e r a ; "Una de las causas [de que el libro

posee a una mujer tras otra en una alucinada

se venda poco] es que las damas se ofenden.

puloso

y

sexualmente

incontrolado,

realizada;

P e n s á n d o l o bien, estoy seguro de no haber

con un á m b i t o mucho mayor que el de Keats,

dicho nada con i n t e n c i ó n de disgustar a una

tampoco r e e n c o n t r a r á a la "diosa" de las ado-

mujer a quien quisiera agradar; pero existe en

p e r s e c u c i ó n de cierta idea j a m á s

mis libros la tendencia a colocar a las mujeres

lescencias r o m á n t i c a s . T a m b i é n Pushkin se debate en salvaguarda de

una

libertad que el

estrecho

horizonte

junto a las rosas y las golosinas; nunca se ven dominantes." (Agosto de 1820.) A q u í y a l l á , las cartas recogen este divorcio

femenino le coarta. Libertad para amar a otras mujeres, jugar, irse por a h í -libertad de todas

de

maneras. Y t a m b i é n para su p o e s í a - ; "No te

John de un modo casi pueril. De pronto corta

belleza y plenitud interior que resiente a

i m a g i n a r í a s nunca -le escribe a un a m i g o - , lo

por lo sano (eran los d í a s en que Fanny lo

alegre que resulta escapar de casa de nuestra

a b s o r b í a ) y en lo que dice a sus hermanos

novia y ponerse a escribir versos..."* Y en v í s -

hay ya, para nosotros, un eco de la entablada

peras de su boda con Natalia Goncharova

lucha; "El s á b a d o . . . cenamos en casa de Mrs.

e s c r i b i r á un fragmento a u t o b i o g r á f i c o que, por

Brawne; no s u c e d i ó

contragolpe, ilumina el problema sordo y sin

adelante estoy resuelto a no gastar el tiempo

s o l u c i ó n del r o m á n t i c o frente a una realidad

con las damas, a menos que sean bonitas; de

que

lo contrario es perderlo i n ú t i l m e n t e . Me discul-

s ó l o en lo carnal coincide con su espe-

nada de particular. En

p a r é y no i r é a (reuniones) donde no haya

ranza.** (Curioso el caso de Shelley, para quien la

alguna criatura bella entre los presentes, y

mujer no representa nunca c o a c c i ó n ni restric-

donde la ú n i c a d i s t r a c c i ó n consista en (cam-

c i ó n ; cuando lo es, como en el caso de Harriet

biar cumplidos)... cosas ni siquiera lo bastan-

Westbrook, é l se aparta con la misma delibe-

te aburridas como para mantenerlo a uno des-

r a c i ó n que pone en todas sus grandes deci-

pierto. Para c o n v e r s a c i ó n amable tengo la lec-

siones. Una mujer como Mary Wollstonecraft

tura; si mis ojos no encuentran alimento, no

e s t á muy por encima de una Fanny Brawne;

a s i s t i r é a ninguna de esas comidas... "(6-12¬

pero es que a d e m á s educación

Shelley e m p r e n d í a

de sus mujeres, las

la

maleaba y

e s c u l p í a como un P i g m a l i ó n godwiniano - l o

1818,

4-1-1810) P o d r í a ser Pushkin o Musset

el que escribe estas l í n e a s . Cuando

la hora de Fanny

Brawne

haya

que no entraba en las posibilidades de Keats,

sonado para John, é l s a b r á que la d i s t i n c i ó n

para quien toda enseñanza

entre cuerpo y alma, entre placer y amor,

parece ser, oscu-

ramente un e n g a ñ o . ) Limitado lamentablemente

a su

pequeño,

esa

d i s t i n c i ó n que tan d i a l é c t i c a m e n t e bus-

demasiado p e q u e ñ o circulo, John cae en un

c ó establecer Gide en El inmoralista

comprensible

la semilla

sofisma

de

generalización.***

no muere,

y en Si

ese salvar un erotismo

La mujer d e b e r í a ser algo m á s que hermosu-

al estado puro de la entrega sentimental y

ra,

moral que el amor e n t r a ñ a ,

algo m á s que bordados y Clementi

al

piano. "Todo esto -sigue diciendo en la carta que

c i t á b a m o s - , combinado con mi o p i n i ó n

cede y se disuelve en un solo, ú n i c o ser que de

acerca de la generalidad de las mujeres, a las

pronto e s t á a h í , tiene ojos de un color dado, y

que

considero como n i ñ a s , y antes les d a r í a

un timbre de voz, y una manera de alzar la

una ciruela que mi tiempo libre..." Y en agosto

mano y volver la cabeza sobre el hombro. C o n

de 1820, a medio a ñ o de la muerte, afirma a

Fanny, el precario edificio de las resoluciones a

p r o p ó s i t o de la p u b l i c a c i ó n de Lamia,

priori se viene limpiamente abajo. John sucum-

Isabella,

be como cualquiera: se abre una puerta, entra • Cf. Henri Troyat, Poushkine, II, pág. 146. ·· Ob. cil..», pág. 134. " · Los tres sonetos acerca de la mujer, incluidos en el volumen de 1817, contienen ya, elegantemente disimulado por la retórica de ese tiempo, el germen de la desilusión. En el segundo de ellos se dice que la belleza femenina atrae irresistiblemenre al poeta, aunque sus poseedoras carezcan de todo mérito, modestia y virtudes. Pero wtien I mark Sucti ctiarms with mild intelligence shine My ear is open like a greedy shark To catch the tunings of a voice divine. (,, cuando veo / encantos tales brillar con gentil inteligencia / mi oído se abre como tiburón voraz / para apresar las melodías de una voz divina.)

alguien, a d i ó s libertad. Placer, e s p í r i t u , alimento de los ojos, c u á n t a

palabra inútil cuando

basta decir Fanny. Entonces, en esa hora que hace la felicidad del hombre de la ciudad, el poeta despierta una vez m á s en Keats y gime. Afuera e s t á la noche, hermosa y necesitada; en su memoria habitan los recuerdos como peces, pero no se puede bajar a las piscinas cuando todo es pre-

Visión de Endymion, óleo de John Poynter

senda amorosa y obsesiva. Lentamente, con

objeto; alrededor de é l , m á s a l l á , un mundo

la estatuaria v i b r a c i ó n de las figuras de Paollo

amenazado de olvido le hace s e ñ a s , lo llama,

Uccello, el combate empieza en el centro mis-

se lamenta. En el p e q u e ñ o , perfecto cristal

mo de la dicha. John sabe que su felicidad es

que sostiene entre las manos ve brillar, como

m á s intensa porque e s t á agolpada en un solo

ecos de luz r e c l a m á n d o l o , la totalidad inevita-

JORGE LUIS BORGES*

EL RUISEÑOR DE KEATS la

parecer, es t a m b i é n una falla

se refiere al r u i s e ñ o r que can-

p o e s í a lirica de Inglaterra no

p o é t i c a , Keats opone a la fu-

taba en ese momento, sino a

o l v i d a r á n la Oda a un

la especie."

Quienes lian frecuentado

ruiseñor

gacidad de la vida humana,

que John Keats, t í s i c o , pobre

por la que entiende la vida del

Cinco d i c t á m e n e s de cinco

y acaso infortunado en amor,

individuo, la permanencia de

c r í t i c o s actuales y pasados he

compuso

en

Hampstead,

un j a r d í n a

la

edad

de

la vida del p á j a r o , por la que

recogido;

de

entiende

todos el menos vano es el de

la

vida

de

la

es-

entiendo

que

de

v e i n t i t r é s a ñ o s , en una de las

pecie." En 1895, Bridges repi-,

la

noches del mes de abril de

t i ó la denuncia: F. R. Leavis la

well, pero niego la o p o s i c i ó n

1819.

norteamericana

Amy

Lo-

Keats, en el j a r d í n sub-

a p r o b ó en 1936 y le a g r e g ó el

que

urbano, o y ó el eterno r u i s e ñ o r

escolio; "Naturalmente, la fa-

efímero

de Ovidio y de Shakespeare y

lacia incluida en este concep-

che y el r u i s e ñ o r g e n é r i c o . La

s i n t i ó su propia mortalidad y

to

del

clave, la exacta clave, e s t á , lo

la c o n t r a s t ó con la tenue voz

sentimiento

prohijó...

sospecho, en un p á r r a f o me-

imperecedera

del

Keats, en la primera

pájaro.

había

que

Keats

invisible escrito

el poeta debe dar poe-

sías

naturalmente,

árbol

da

como

el

hojas; dos o tres

horas le bastaron para producir

esas

páginas

de

inago-

table e insaciable hermosura, que

apenas l i m a r í a

después;

su virtud, que yo sepa, no ha sido discutida por nadie, pero sí la i n t e r p r e t a c i ó n .

El nudo

del problema e s t á en la p e n ú l tima estrofa.

El hombre cir-

prueba

la

intensidad

que la

estrofa

de su poema, h a b í a llamado dríade

en é l se postula entre el r u i s e ñ o r de esa no-

tafisico de Schopenhauer, que no l e y ó nunca.

al r u i s e ñ o r ; otro c r í t i c o ,

La

Oda a un ruiseñor

data

Garrod, seriamente a l e g ó ese

de 1819; en 1844 a p a r e c i ó el

epíteto

segundo volumen de El

en

para dictaminar

que

la s é p t i m a , el ave es in-

do como

mortal porque es una d r í a d e ,

tación.

una divinidad de los bosques.

lee:

Amy

ceridad

Lowell e s c r i b i ó con me-

voluntad

y

mun-

represen-

En el c a p í t u l o 41 se

" P r e g ú n t e m e n o s con sinsi

la golondrina

de

jor acierto; "El lector que ten-

este verano es otra que la del

ga una chispa de sentido ima-

primero y si realmente

ginativo o p o é t i c o

in-

las dos el milagro de sacar

mediatamente que Keats no

algo de la nada ha ocurrido mi-

intuirá

entre

cunstancial y mortal se dirige

llones de veces para ser burla-

al p á j a r o , "que no huellan las

do

hambrientas generaciones" y cuya voz, ahora, es la que en campos de Israel, una antigua tarde, o y ó Ruth la moabita. En Keats,

su

monografía

publicada

en

otras

tantas

por

la ani-

q u i l a c i ó n absoluta. Quien me

Jorge Luis

Borges

oiga asegurar que ese gato que

e s t á jugando a h í es el

mismo que brincaba y que traveseaba

en ese lugar

hace

sobre

trescientos

1887,

m í lo que quiera, pero locura

años

pensará

de

Sidney Colvin (corresponsal y

m á s e x t r a ñ a es imaginar que

amigo de Stevenson) p e r c i b i ó

fundamentalmente es otro." Es

o i n v e n t ó una dificultad en la

decir, el individuo es de a l g ú n

estrofa de que hablo. Copio

modo la especie, y el r u i s e ñ o r

su curiosa d e c l a r a c i ó n : "Con

de

un error de l ó g i c a , que a mi

s e ñ o r de Ruth.

Jorge Luis Borges, Prosa completa,, Editorial Bruguera, S.A., Barcelona, 1980.' Volumen 2, 544 pp. :

injusticia, pudo escribir: "No

Keats es t a m b i é n

el rui-

Keats, que, sin exagerada s é nada, no he l e í d o nada", a d i v i n ó a t r a v é s de las p á g i -

Ock ham, entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem permite o prefigura el no menos taxativo esse est percipi. Los hombres, dijo Coleridge, nacen aristotélicos o platónicos; de la mente inglesa cabe afirmar que nació aristotélica. Lo real, para esa mente, no son los conceptos abstractos, sino los individuos; no el ruiseñ o r g e n é r i c o , sino los ruis e ñ o r e s concretos. Es natural, es acaso inevitable, que en Inglaterra no sea comprendida rectamente la Oda a un ruiseñor.

Amy Lowell

nas de a l g ú n diccionario escolar el e s p í r i t u griego; sutilísima prueba de esa adivin a c i ó n o r e c r e a c i ó n es hiaber intuido en el oscuro r u i s e ñ o r de una noche el r u i s e ñ o r plat ó n i c o . Keats, acaso incapaz de definir la palabra arquetipo, se a n t i c i p ó en un cuarto de siglo a una tesis de Schopenhauer.

Observa Coleridge que todos los hombres nacen arist o t é l i c o s o p l a t ó n i c o s . Los últimos sienten que las clases, las ó r d e n e s y los g é n e r o s son realidades; los primeros, que son generalizaciones; para é s t o s , el lenguaje no es otra cosa que un aproximativo juego de s í m b o l o s ; para a q u é l l o s es el mapa del universo. El Aclarada a s í la dificultad, p l a t ó n i c o sabe que el univerqueda por aclarar una segun- so es de a l g ú n modo un cosda, de muy diversa índole. mos, un orden; ese orden, ¿ C ó m o no dieron con esta in - para el a r i s t o t é l i c o , puede ser t e r p r e t a c i ó n evidente Garrod y un error o una f i c c i ó n de Leavis y los otros?* Leavis es nuestro conocimiento parcial. profesor de uno de los cole- A t r a v é s de las latitudes y de gios de Cambridige -la ciudad las é p o c a s , los dos antagoque, en el siglo xvii, c o n g r e g ó nistas inmortales cambian de y dio nombre a los Cambridge dialecto y de nombre; uno es Platonists-; Bridges e s c r i b i ó P a r m é n i d e s , P l a t ó n , Spinoza, un poema p l a t ó n i c o titulado Kant, Francis Bradley; el otro, The Fourth Dimension; la me- H e r á c l i t o , A r i s t ó t e l e s , Locke, ra e n u m e r a c i ó n de estos h e - Hume, William James. En las chos parece agravar el enig- arduas escuelas de la Edad ma. Si no me equivoco, su ra - Media, todos invocan a Arisz ó n deriva de algo esencial en tóteles, maestro de la humana r a z ó n {Convivio, iv, 2), pero los la mente t>ritánica. nominalistas son A r i s t ó t e l e s ; * A los que habría que agregar el genial poe - los realistas. P l a t ó n . El nomita Vt/illiam Butler Yeats que, en la primera nalismo inglés del siglo xiv estrofa de Sailing to Byzantium, habla de las resurge en el escrupuloso "murientes genereraciones" de pájaros, con idealismo inglés del siglo xviii; alusión deliberada o involuntaria a la Oda. Véase T. R, Henn: The Lonely Tower, 1950, la e c o n o m í a de la f ó r m u l a de pág.211.

Que nadie lea una reprobación o un d e s d é n en las anteriores palabras. El inglés rechaza lo g e n é r i c o porque siente que lo individual es irreductible, inasimilable e impar Un e s c r ú p u l o é t i c o , no una incapacidad especulativa, le impide traficar en abstracciones, como los alema nes. No entiende la Oda a un ruiseñor, esa valiosa incomp r e n s i ó n le permite ser Locke, ser Berkeley y ser Hume, y redactar h a r á setenta a ñ o s , las no escuchadas y p r o f é t i cas advertencias del Individuo contra el Estado. El ruiseñor, en todas las lenguas del orbe, goza de nombres melodiosos {nightingale, nachtigall, usignolo), como si los hombres instintivamente hubieran querido que é s t o s no desmerecieran del canto que los m a r a v i l l ó . Tanto lo han exaltado los poetas que ahora es un poco irreal; menos a f í n a la calandria que al á n g e l . Desde los enigmas sajones del Libro de Exeter ("yo, antiguo cantor de la tarde, traigo a los nobles aleg r í a en las villas"), hasta la t r á g i c a Atalanta de Swinburne, el infinito r u i s e ñ o r ha cantado en la literatura b r i t á n i c a ; Chaucer y Shakespeare lo celebran, Milton y Matthew Arnold, pero a John Keats unimos fatalmente su imagen como a Blake la del tigre.

ODA A UN RUISEÑOR (Fragmentos)

M e considero esencialmente un lector. Como saben ustedes, me he atrevido a escribir; pero creo que lo que he leído es mucho más importante que lo que he escrito. Pues uno lee lo que quiere, pero no escribe lo que quisiera, sino lo que puede. Mi memoria me devuelve a una tarde de hace sesenta años, a la biblioteca de mi padre en Buenos Aires. Estoy viendo a mi padre; veo la luz de gas; podría tocar los anaqueles. Sé exactamente dónde encontrar Las mil y una noches

de Burton y La conquista

del

Perú

de Prescott, aunque la biblioteca ya no exista. Vuelvo a aquella vieja tarde suramericana y veo a mi padre. Lo estoy viendo ahora mismo y oigo su voz, que pronuncia palabras que yo no entendía, pero que sentía. Esas palabras procedían de Keats, de su Oda a un ruiseñor. Las he vuelto a leer muchas veces, como ustedes, pero me gustaría repasarlas de nuevo. Creo que le gustará al fantasma de mi padre, si está cerca. Los versos que recuerdo son los que en este momento les vienen a ustedes a la memoria: Thou wast not born for death, immortal Bird! No hungry generations tread thee down; The voice I hear this passing night was heard In ancient days by emperor and clown: Perhaps the self-same song that found a path Through the sad heart of Ruth, when, sick for [home, She stood in tears amid the alien corn.

^Jorge Luis Borges, Arte poètica (seis conferencias), Editorial Critica, Karcelona, 2001,184 pp.

( T ú no has nacido para la muerte, ¡ i n n í t d | ^ ^ ^ |

No han de pisotearte otras gentes h a m b r i e n t á | ^ la voz que oigo esta noche fugaz es la que [oyeron en los dias antiguos el labriego y el rey; q u i z á este mismo canto se a b r i ó camino al trisfi c o r a z ó n de Ruth, cuando, con nostalgia de

fl

[hogsfl llorando se detuvo en el trigal ajeno.)

Pienso que hay eternidad en la b e l l e z a ^ ^ ^ ^ ^

en'mirilP

por supuesto, es lo que Keats tenía cuando escribió "A thing of beauty is a joy forever" ("Lo bello es gozo para siempre"). Aceptamos este verso, y lo aceptamos como una especie de verdad, como una especie de fórmula. Alguna vez tengo el coraje y la esperanza suficientes para pensar que puede ser verdad; que, aunque todos los hombres escriben en el tiempo, envueltos en circunstancias y accidentes y frustraciones temporales, es posible alcanzar, de algún modo, un poco de belleza eterna.

JORGE LUIS BORGES*

A JOHN KEATS (1795-1821) Desde el principio hasta la joven muerte La terrible belleza te acechaba Como a los otros la propicia suerte O la adversa. En las albas te esperaba De Londres, en las páginas casuales De un diccionario de mitología, En las comunes dádivas del día. En un rostro, una voz, y en los mortales Labios de Fanny Brawne. Oh sucesivo Y arrebatado Keats, que el tiempo ciega. El alto ruiseñor y la urna griega Serán tu eternidad, oh fugitivo. Fuiste el fuego. En la pánica memoria No eres hoy la ceniza. Eres la gloria.

íüi Ï Luis Borges, El oro de los tigres, Emecé Editores. S.A., Buenos Aires. 1972, 174 pp.

OSCAR WILDE*

LA TUMBA DE KEATS^ cierto Cayo Cestio, noble ro-

El nombre del joven poeta in-

la

mano de escasa notoriedad,

g l é s es John Keats.

Puerta de San Paolo, el pri-

que m u r i ó por el a ñ o 30 antes

mer objeto con que tropieza la

de Jesucristo.

Cuando por

la

se entra Via

en

Ostlensis

Roma y

mirada es una p i r á m i d e

Lord Houghton llama a este cementerio "uno de los m á s bellos

parajes

que

puedan

de

Pero aunque no podamos

m á r m o l que se alza muy cer-

ya interesarnos por el difunto

encontrar la mirada y el cora-

ca, a la izquierda.

que

zón

Hay muchos obeliscos egip-

yace en una

magnífica

soledad debajo de esa p i r á m i -

del hombre", y Shelley

dijo de é l que "se e n a m o r a r í a

altas agujas

de, y que es conocido ú n i c a -

uno de la muerte al s ó l o pen-

serpentiformes de rojo barro,

mente en el Universo por su

samiento de ser enterrado en

salpicadas de e x t r a ñ o s carac-

tumba,

semejante lugar".

teres que nos recuerdan las

siempre dilecta a los hombres

Y, realmente, cuando vi las

columnas de fuego que guia-

de habla inglesa, porque, de

violetas, las margaritas y las

cios en Roma,

esta

pirámide

será

ron a los hijos de Israel por el

noche, su sombra se extiende

adormideras que c u b r í a n

desierto a su salida del p a í s de

sobre la tumba de un escritor

tumba, r e c o r d é que el poeta

los

que

al mismo nivel de

difunto h a b í a dicho una vez a

asombro a ú n se siente al con-

Spenser, de Shakespeare, de

un amigo suyo que el placer

templar esta p i r á m i d e desnu-

Byron, de Shelley y de Eliza-

m á s intenso que h a b í a expe-

da, en forma de c u ñ a , que se

beth Barret Browning, en el

rimentado nunca en su vida

levanta a q u í , en esta ciudad

gran

italiana, intacta en medio de

cantores de Inglaterra.

Faraones; pero

mayor

las ruinas y de los restos del

está

la

En

cortejo

de

los

dulces

efecto, en su base se

h a b í a sido el de ver crecer las flores, y que, en otra o c a s i ó n , d e s p u é s de haber permaneci-

tiempo, y que parece m á s ve-

extiende, en suave y verde

do

tusta que

pendiente, el paraje llamado

i n m ó v i l , h a b í a murmurado con

la

propia Ciudad

durante un rato tendido,

Eterna, como una terrible im-

Antiguo

Cementerio Protes-

un e x t r a ñ o presentimiento de

pasibilidad petrificada.

tante, y en é l se ve una tumba

su muerte prematura: "Siento

de aspecto vulgar, que lleva la

las flores crecer sobre m í . "

A s í , en la Edad Media, se la consideraba

como

sepulcro

siguiente i n s c r i p c i ó n :

de Remo, que fue degollado

Pero esta

piedra gastada

por el tiempo y estas flores sil-

por su propio hermano a r a í z

AQUÍ REPOSA TODO CUANTO

de la f u n d a c i ó n de la ciudad:

DE MORTAL HABÍA EN UN

hasta tal punto parece anti-

JOVEN POETA INGLÉS QUE EN

tan

gua

SU LECHO DE MUERTE, EN LA

m á s que en parte alguna, en

y misteriosa; pero hoy,

cosa q u i z á lamentable, estamos

m á s exactamente infor-

mados

sobre ese

punto, y

sabemos que es la tumba de

AMARGURA DE SU CORAZÓN,

ros recuerdos^ de un hombre

esta

grande como ciudad

de

Keats,

Roma,

y

que

PIDIÓ QUE SE GRABARAN SOBRE SU LOSA FUNERARIA ESTAS PALABRAS: AQUÍ YACE UN HOMBRE CUYO

• Osear Wilde. Obras completas, traducción de Julio Gómez de la Serna, Aguilar, S.A. de Ediciones. Ivladrid. 1967. 1328 pp. ' Insti Monthly, julio de 1877.

vestres no son m á s que m í s e -

NOMBRE FUE ESCRITO SOBRE EL AGUA 24 DE FEBRERO DE 1821

' Una persona, animada por las mejores intenciones tía colocado, respetuosa, sobre el muro del cementerio, una lápida de mánnol ' que lleva en un medallón el retrato de Keats, visto de perfil, y algunos versos mediocres. La cara es fea, casi como una tioja de cuchillo, con abultados labios sensuales, sin ningún parecido con los rasgos del poeta, que era muy hermoso, "Su fisonomía —dice una

C rave

JfiU

IJUQJ

urtai

of.

YOUNG ENGLISH POET W/ÎO. on ku at flit MaiUioii/

Ilt^tf, 'i^over

tnoraittn

cf

(t-

on-

(Sitntf^

3omê

^üftoof

Here lies One 'hoseNamewas writ mNAéíei

tantos tiomenajes rinde a sus

digno de un noble monumen-

todo, el suelo que hollamos

muertos, y en la que papas,

to. En su parte posterior está

es la propia Roma!

emperadores, santos y car-

dominado por la p i r á m i d e gris,

Y en pie, junto a la mezqui-

denales, yacen ocultos

s í m b o l o de la edad del mundo,

na tumba de aquel divino ado-

en

"matrices de p ó r f i d o " , o tendi-

y lleno de los recuerdos de las

lescente, me lo i m a g i n é como

dos en b a ñ e r a s de jaspe, cal-

esfinges, de la tioja de loto y

un sacerdote de la Belleza

cedonia y malaquita, cente-

de las glorias del antiguo Nilo.

inmolado prematuramente; y

lleantes de piedras y metales

Delante veo el Monte Tes-

la v i s i ó n del San S e b a s t i á n

preciosos, y que son objetos

tacelo, construido, dicen, con

del Guido a p a r e c i ó ante mis

de un oficio religioso incesan-

los cascos de las á n f o r a s en

ojos, tal como lo vi en Geno-

te.

que

va; un adolescente hermoso y

Pues el sitio es nobilísimo y

dama que lo vio en uno de los cursos de Hazzlitt— ha quedado grabada en mi espíritu como notable por su belleza y su animación; por su expresión se hubiera dicho que contemplaba algún magnifico espectáculo." Y ésta es la ¡dea que Severn da de él en el retrato que le hizo Aun el estilizado boceto, trazado a pluma y lápiz por Haydon, vale más que esta "calumia en mámnol" que espero no tardará en ser an-ancada. Creo que la mejor manera de representar al poeta seria un busto policromado, como el del joven raja de Kulapur, de Florencia, que es una obra de arle llena de encanto y de vida. (Nota de Wilde.j

todas las naciones de

Oriente y de Occidente apor-

moreno, de cabellera espesa

taban su tributo a Roma, y a

y rizosa, de labios rojos, a

escasa distancia de allí, en la

quien sus enemigos h a b í a n

ladera de la colina, bajo el

atado a un á r b o l , y que, aun

muro de Aureliano, se yer-

traspasado de flechas, alzaba

guen unos largos y afilados

los ojos llenos de divina ex-

cipreses, parecidos a antor-

p r e s i ó n apasionada hacia la

ctias consumidas, para s e ñ a -

eterna belleza de los cielos

lar el sitio donde está sepulta-

que se a b r í a n .

do, bajo tierra, el c o r a z ó n de

Y entonces mis pensamien-

Shelley, aquel " c o r a z ó n de co-

tos tomaron por sí mismos la

razones", ly por encima de

forma de versos:

OSCAR WILDE

HEU MISERANDE PUER! Liberado de la injusticia del mundo y de su pena, descansa al fin bajo el azul velo de Dios; arrebatado a la vida mientras la vida y el amor eran nuevos, el más joven de los mártires aquí reposa.

Bello como Sebastián, y como él indignamente muerto. Ningún ciprés sombrea su tumba, ningún tejo fúnebre; pero las margaritas de rojos labios, las violetas [empapadas de rocío y las soñolientas adormideras apresan la lluvia del [anochecer. ¡Oh el más altivo corazón que rompió la desdicha! ¡Oh el más triste poeta que el mundo haya visto! ¡Oh el más dulce cantor de la tierra inglesa! Tu nombre fue escrito con agua sobre la arena, pero nuestras lágrimas conservarán verde tu recuerdo; y lo harán florecer como un albahaca.

(1a, versión)

>

LA TUMBA DE KEATS Liberado de la injusticia del mundo y de su dolor, reposa al fin bajo el azul velo de Dios;

l(||||fBS

arrebatado de la vida cuando la vida y el amor eran nuevos aquí yace el más juvenil de los mártires,

f

1

^

I

"!

»

bello como Sebastián, y tan precozmente asesinado. Ningún ciprés sombrea su tumba, ningún tejo funeral, sino dulces violetas llorando con el rocío, tejiendo sobre sus huesos una guirnalda siempre florida. ¡Oh el más altivo corazón que rompió la desgracia! ¡Oh los más dulces labios después de los de Mitilene! ¡Oh poeta pintor de nuestra tierra inglesa! Tu nombre fue escrito en el agua... y perdurará; y lágrimas como las mías mantendrán verde tu recuerdo, como hicieron las de Isabella con su albahaca.

( 2 a , v e r s i ó n , definitiva)

PERCY Β . SHELLEY*

PROLOGO Φάρμακον

ri\de,

núJs rey rois

Bta-t", ποτΙ

σον στόμα,

φάρμακου

χ ί ι λ ί σ σ ι ΤΓΟΤΈΟΡΑ,μξ, κούκ

7) δοΰναί λαλΰοντί

ΤΟ φαρμακον;

ΐκφνγβν

tîSes.

έ-)\υκάΐ'θη; ωΰάν. Mosco Epitatio 3 θιοη

( L l e g ó el veneno a tu boca, oh B i ó n , y t ú sentiste el v e n e n o . ¿ C ó m o pudo acercarse a esos labios sin endulzarse? ¿ Q u é mortal fue tan desalmado para prepararlo o para d á r t e l o a tus instancias? Se ha hurtado a mi canto).

Es

mi intención

acompa-

ñ a r a la e d i c i ó n

londinen-

se

d e este

poema

una

romántico los

cementerio

Protestantes

ciudad,

bajo

de

de esa

la

pirámide

moria

menos

nota crítica s o b r e los títu-

q u e e s la t u m b a d e C e s t i o

que

los q u e p u e d e n

y las macizas

para

alegarse

contar al lamentado

objeto

d e misversos c o -

torres,

versos, delicado

hermoso.

estos

no era y

Y

frágil donde

y

abundan lasorugas,

y

mo asombrarse d eque su

q u e for-

flor j u v e n i l s e a g o t a r a e n

murallas

hoy desoladas

desmoronadas,

he dedicado

indignos

L a salvaje

maban

d e m á s alto g e n i o q u e h a

Roma

ornado nuestra época. M i

terio e s u ne s p a c i o

conocida repugnancia por

entre

los e s t r e c h o s principios d e

invierno d evioletas y m a r -

m á s violento d e los efec-

gusto

garitas.

tos

segijn

de

los cuales

modeladas

s u s primitivas

varias com-

p o s i c i o n e s , p r u e b a , p o r lo menos,

fragmento como cuanto nunca

de

inferior haya

Hyperion

a nada

de

producido

u n escritor

d e los

John

Keats

murió

d e consunción,

en a

los v e i n t i c u a t r o a ñ o s , e l 2 3 de

febrero

cubierto e n

U n o amaría pensando

ser enterrado

la

persona

a

de su

en un

Endymion,

q u e a p a r e c i ó e n la terly

Review,

en

en po- mente;

su la

originada

Quar-

produjo

el

susceptible

agitación terminó

así

e n la

ruptura d e u n a arteria pul-

El g e n i o d e la l a m e n t a da

crítica

cuya m e -

monar;

a ella

siguió u n a

rápida consunción, y el reconocimiento

ulterior

de

sus facultades, hecho p o r algunos

críticos

m á s sin-

ceros d e verdadera

gran-

d e z a , fue ineficaz para c u -

mismos años.

Roma,

ruinas,

abierto

lugar tan dulce.

q u e soy un juez

imparcial. N o considero el

antigua. El c e m e n -

muerte, der

d e la

pleno capullo?

m o a u n o d e los escritores

fueron

el contorno

¿có-

de 1821;fue

rar

la

herida

que tan

i m p e r d o n a b l e m e n t e le h a b í a sido infligida. Se

dirá q u e e s o s

seres

e n t e r r a d o e n el solitario y

d e s p r e c i a b l e s n o s a b e n lo

' Percy Β. Shelley. Adonais y otros poemas breves, traducción, prólogo y notas de Vicente Gaos. Colección Austral. EspasaCalpe. Argentina, S.A., Buenos Aires, 1954, 146 pp.

q u e hacen. L a n z a n sus insultos y s u s c a l u m n i a s sin tener

e n cuenta

si s u s

envenenadas

se

q u e s e d e s a r r o l l ó la ú l t i m a

g u i d o d e s u ilustre

clavan e n un corazón e n -

flechas

e s c e n a d e la v i d a d e l p o -

a n i m a r la c r e a c i ó n d e

callecido a fuerza d e

bre

pincel y d e f e n d e r su n o m -

gol-

Keats

no

me

fueron

pes, o e n uno, c o m o el d e

conocidas

Keats,

E l e g í a e s t a b a lista p a r a la

de

más

sensible

hasta

que

la

m a t e r i a . U n o d e los c ó m -

imprenta.

plices e s , a mi

n o c e r q u e la h e i d a q u e s u

entender,

He

dado

u n o d e los c a l u m n i a d o r e s

sensitivo

más

d e la c r í t i c a d e

ruines

y

sin

princi-

p i o s . ¿ E r a e l Endymión

un

e s p i itu

se agravó

a

co-

recibió Endymión

por el

amargo

poema, cualesquiera pue-

sentimiento de

dan ser sus defectos, para

n o r e c o m p e n s a d o s . Al p a -

ser

tratado

mente

por

desdeñosaquienes

han

celebrado, en diversos to-

recer, nuestro p o b r e go

nos de panegírico y c o m -

nos

man,

y A Syrian

abucheado

amien

por

aquellos

en

la

melos

y

Wo-

c u a l e s m a l g a s t ó la p r o m e -

Tale,

y a

sa

Mrs. Lefanu, y a Mrs. Barret, y a M r

fue

e s c e n a d e la v i d a n o

placencia,

París

beneficios

Howard

Pay-

de

su genio,

que

a q u e l l o s s o b r e los

por

cuales

d e r r o c h ó s u solicitud y su

n e , y a u n a l a r g a lista d e

fortuna. F u e

ilustres o s c u r o s ? ¿ N o s o n

a R o m a y atendido en

é s o s los h o m b r e s q u e , e n

última e n f e r m e d a d por M r

su

S e v e r n , j o v e n a r t i s t a d e la

venal

benevolencia,

atreviéronse a

establecer

u n p a r a l e l o e n t r e el Mr. M i l m a n y Lord ¿Qué

mosquito

Rev.

Byron? se

les

acompañado su

m á s alta p r o m e s a , q u e s e gún

es

sabido,

"arriesgó

casi su propia vida y sacrificó t o d o plan p a r a a t e n d e r

atosiga d e s p u é s d e haber

infatigablemente a su a m i -

tragado

go moribundo". Si yo

tanto

camello?

hu-

¿Contra qué mujer cogida

biera

esas

cir-

e n a d u l t e r i o o s a n la m a y o -

cunstancias antes de

ha-

ría d e e s o s literatos prosti-

ber terminado mi

tuidos

piedra

h u b i e r a i n t e n t a d o s u m a r el

lanzar

oprobiosa?

su

¡Ah,

conocido

poema,

misera-

débil tributo d e mi a p l a u s o

ble! T ú , tan ruin, h a s muti-

a la r e c o m p e n s a m á s s ó l i -

lado

d a q u e el h o m b r e virtuoso

imperdonablemente

a u n o d e los m á s e j e m p l a r e s d e la de

nobles hechura

Dios. Ni te servirá

excusa que, siendo eres

un

asesino,

hablado palabras como

puñales,

de

como hayas

afiladas pero

sin

usar ninguno. Las

circunstancias

e n c u e n t r a e n el

recuerdo

de

sus

motivos.

Mr

Severn

ciar

a

propios

puede

una

renun-

recompensa

" d e la m i s m a m a t e r i a los s u e ñ o s " . S u es

un

áureo

que

conducta

augurio

de

éxito e n su futura carrera. en

¡ P u e d a el espíritu inextin-

bre del Olvido!

amigo su

PERCY BYSSHE SHELLEY

ADONAIS Shelley ADONAIS Y OTRAS

POESÍAS

III

M u r i ó Adonais y por su muerte lloro.

j M e l a n c ó l i c a madre, vela y llora,

Llorad por é l aunque el ardiente llanto

por Adonais, difunto, vela y llora!

no deshaga la nieve que le cubre.

Mas,

Y t ú , su hora fatal, la que escogida

tus encendidas l á g r i m a s y deja

¿ p a r a q u é ? En su ardiente lecho apaga

fue de los a ñ o s para que é l muriese,

a tu gimiente c o r a z ó n que guarde

despierta a tus oscuras c o m p a ñ e r a s ,

tan silencioso s u e ñ o como el suyo.

m u é s t r a l e s tu dolor y di; conmigo

Porque se fue, hundido en donde todas

m u r i ó Adonais y mientras que el futuro

las bellas cosas graves descendieron,

al pasado no olvide, su destino

no s u e ñ e s , ¡ a y ! , que el amoroso abismo

y su fama s e r á n eternamente

te lo devuelva al aire. No. La muerte

un eco y una luz para los hombres.

devorando su voz muda se r í e de tu desesperanza y de la m í a ,

II IV Cuando Adonais m u r i ó di, ¿ d ó n d e estabas? ¿ E n d ó n d e estabas t ú , madre valiente,

T ú , la m á s musical lamentadora,

cuando tu hijo y a c í a traspasado

llora otra vez la muerte del poeta,

por el dardo que surca las tinieblas?

anciano, ciego, en vida abandonado,

¿ E n d ó n d e estabas t ú , perdida Urania?

cuando pisoteaban el orgullo

A l l á en su p a r a í s o , con los ojos

de su patria infeliz, cuando el tirano,

en l á g r i m a s , sentada entre los Ecos

el c l é r i g o y el pueblo la humillaban

vigilantes y mientras con suspiros

con sus sangrientos ritos de lujuria.

amorosos y blandos reanimaba

Al penetrar sin miedo en los oscuros

una de las ya marchitas m e l o d í a s ,

dominios de la muerte, su alma clara

con las que, como flores que se burlan

p e r m a n e c i ó reinando sobre el mundo,

del c a d á v e r , ornar y esconder quiso

hijo tercero de la luz gloriosa.

el futuro volumen de la muerte.

• Shelley. Adonais y otras poesias. colección Los grandes poetas, traducción de Manuel Altolaguirre y Antonio Castro Leal, Buenos Aires 1954,112 pp.

T ú , la m á s musical lamentadora,

A esa alta capital en donde reina

llora y gime otra vez porque no todos

con una corte pálida la muerte

a tan gran esplendor subir osaron;

s u b i ó y pagando con su aliento puro

y m á s felices los que conocieron

en la gloria c o m p r ó morada eterna.

su dicfia y cuya antorcfia brilla a ú n

R e t í r a t e de prisa. Mientras sea

en la noche del tiempo en que los soles

un azul d í a italiano el mejor cielo

han muerto; m á s sublimes los heridos

para su osario, mientras él repose

por la envidiosa c ó l e r a del hombre

en un s u e ñ o cubierto de r o c í o ,

o de los dioses, que derrumbaron

no le despiertes, no, porque es seguro

fundidos en su aurora refulgente.

que h a l l ó su plenitud en la gran calma

Y otros viven a ú n y van pisando

de su profundo y l í q u i d o descanso,

el sendero espinoso que conduce

porque todo lo malo dio al olvido.

a t r a v é s de los odios y fatigas a la m a n s i ó n serena de la fama.

VI

VIH

Él no d e s p e r t a r á , ¡ay!, nunca, nunca. Dentro, en la tenue c á m a r a se esparce

Tu m á s joven y amado n i ñ o ha muerto,

veloz la sombra de la blanca muerte

el de tu viudedad; c r e c i ó cual p á l i d a

y la invisible c o r r u p c i ó n espera

flor cultivada por doncella triste

en tal puerta dar fin a su camino

y nutrida con l á g r i m a s de amor

encontrando su turbia residencia.

inconsolable en lugar de r o c í o .

El ansia eterna e s t á sentada, pero

j T ú , la m á s musical lamentadora,

el terror y la l á s t i m a calmaron

llora de nuevo tu esperanza ú l t i m a !

su d e s t e ñ i d a rabia y no se atreve

Perdida e s t á la flor, sus mustios p é t a l o s

a devorar su v í c t i m a preciosa

murieron sin abrirse en la promesa

hasta que las tinieblas y los a ñ o s

de su fruto mejor El lirio amado

no acaben de correr sobre su s u e ñ o

quebrado duerme y la tormenta pasa.

la cortina mortal que ya le oculta.

IX

XII

¡ L l o r a d por Adonais! Los s u e ñ o s r á p i d o s ,

Otra luz se p o s ó sobre su boca

los pensares con alas de p a s i ó n ,

aquella boca fina, acostumbrada

huyeron en bandadas desde el vivo

a sorber un aliento que t e n í a

torrente que su e s p í r i t u n u t r í a ,

fuerza para adentrarse en los ocultos

e n s e ñ a n d o el amor como una m ú s i c a .

e s p í r i t u s y entrar al palpitante

No vuelan m á s ardiendo en la memoria

profundo c o r a z ó n , con brillo y m ú s i c a .

y perecen allí donde nacieron.

La h ú m e d a muerte sobre el yerto labio,

Lloran su triste p é r d i d a girando

e x t i n g u i ó sus caricias, meteoro

sobre su helado c o r a z ó n , en donde

a g ó n i c o que cruza la f r í a noche,

ya no r e c o b r a r á n fuerzas perdidas

manchando su corona en l u n á t i c a s

ni d e s p u é s de tan dulce pena nunca

luces y nieblas, tal r e c o r r i ó el p á l i d o

e n c o n t r a r á n de nuevo una morada.

cuerpo sin vida hasta el total eclipse.

XIII

C u á l , con sus manos temblorosas coge

Llegan t a m b i é n . . . deseos, homenajes,

su cabeza helada y lo abanica

aladas persuasiones y velados

con sus alas de luz lunar, clamando:

destinos, esplendores y tinieblas,

"Nuestro amor y esperanza, nuestra pena,

encarnaciones d é b i l e s de miedos

no m u r i ó , no; contempla en los sedosos

y esperanzas, y tenues f a n t a s í a s ;

p á r p a d o s de sus ojos doloridos,

el dolor con familia de suspiros;

como el r o c í o en una flor que duerme,

el placer, ciego de l á g r i m a s , guiado

una l á g r i m a quiera, desprendida

por el furor que daba su sonrisa

del c o r a z ó n de un s u e ñ o . " j Á n g e l perdido

moribunda en lugar de por ojos.

de un p a r a í s o en ruinas! Ay, no supo

Vinieron, ay, con una lenta pompa,

que era su propia l á g r i m a y sin rastro

con la pompa que arrastra en las corrientes

d e s v a n e c i ó s e igual que blanca nube

el o t o ñ a l desfile de las brumas.

que d e r r a m ó su lluvia lentamente.

XIV XI Todo lo que é l a m ó , lo que amoldado C u á l , e n j u a g ó los delicados miembros

fue por su pensamiento, formas, tonos,

desde la urna de estelar r o c í o ,

perfumes y sonidos melodiosos,

y e m b a l s a m ó su cuerpo; c u á l cortaba

por Adonais g e m í a n . La m a ñ a n a

abundantes sus rizos en anademas

buscaba la atalaya de la aurora

como depositando una corona

y sus cabellos, h ú m e d o s de l á g r i m a s

engastada con perlas de su llanto;

que son gala del suelo, oscurecieron

c u á l , q u e b r a n t ó las flechas, r o m p i ó el arco,

los ojos claros que dan luz al d í a .

consciente del dolor que la o p r i m í a ,

Distante el trueno sordo se quejaba.

atajando con p é r d i d a m á s d é b i l

En un sopor inquieto, el o c é a n o

la p é r d i d a mayor y amortiguando

p á l i d o y a c í a . En las alturas

el fuego agudo contra el rostro f r í o .

sollozaban los vientos alocados.

Entre m o n t a ñ a s mudas recostada

El ruiseñor, hermana de tu alma,

Eco e s t á alimentando sus pesares

no se duele viuda de su amante,

con el recuerdo de baladas suyas.

no expresa su dolor con tanta m ú s i c a ;

No responde ni al viento ni a las fuentes

no el á g u i l a se queja cuando sube

ni a las amantes aves suspendidas

al impeho del sol, como s o l í a s

sobre la verde espuma de las ramas;

subir t ú mismo, no se queja, nutre

ni al cuerpo del pastor ni a la campana

su juventud con sangre de la aurora,

vespertina; ya que imitar no puede

clamando alrededor del vacuo nido;

sus labios, queridos m á s que aquellos

Albion gime por ti con mayor pena.

cuyos desdenes fallecer lo h a c í a n

Caiga la m a l d i c i ó n al asesino

oscureciendo todos los sonidos.

C a í n , sobre la frente del que, herida

Un l ú g u b r e murmullo es lo que oye

en tu pecho c a u s ó , expulsando el alma

el l e ñ a d o r mezclarse con sus cantos.

angelical su h u é s p e d de la tierra.

XVi

XVIII

La adolescente primavera, loca

¡Ay! ¡Ay de m í ! Que en el rodar del a ñ o

se v o l v i ó de dolor, f i n g i ó s e o t o ñ o ,

el invierno partió luego que vino,

lanzando al suelo cual marchitas hojas

pero no mi pesar, aunque los aires

los nuevos brotes. Si se fue su gozo,

y las corrientes con acentos dulces

¿el a ñ o hostil por q u i é n d e s p e r t a r á ?

goces remueven. Ya las golondrinas,

No tan querido a Febo fue Jacinto

las hormigas y abejas reaparecen;

ni Narciso se a m ó tanto a sí mismo

nuevamente las hojas y las flores

como Febo y Narciso te quisieron,

de la muerta e s t a c i ó n ornan el f é r e t r o

¡oh! mi Adonais; exhaustos y marchitos

y las amantes aves ya se cruzan

entre sus juveniles c o m p a ñ e r o s ,

en los jarales, los musgosos nidos

al trocar el r o c í o por las l á g r i m a s

edificando en montes y praderas;

cambiaron los perfumes por suspiros.

ya de sus trances s o ñ o l i e n t o s vuelven verdes lagartos y serpientes de oro, como fuego que brota de una c á r c e l .

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ED P O E T « PROSE O F

S H E ! ΙΓΛ

XXI

¡ A y ! ¡ Q u e tenga que estar como si nunca tiubiera en é l vivido lo que tanto a m á b a m o s nosotros, y que sea mortal t a m b i é n nuestro dolor! ¿ D e d ó n d e hemos venido y para q u é vivimos? ¿ Y de q u é escena somos los actores o los testigos? Grandes y p e q u e ñ o s los confunde la muerte que anticipa lo que la vida pide de prestado. En tanto que los cielos sean azules y verdes sean los campos, la m a ñ a n a empujada s e r á por negra noche cuyas sombras la tarde a n u n c i a r á , y los a ñ o s y meses con gemido d e s p e r t a r á n s e sucesivamente.

XXII XIX ¡ É l , no d e s p e r t a r á , a y nunca, nunca! El c o r a z ó n terrestre emana vida

La miseria g r i t ó ; "Madre sin hijo,

para los bosques, r í o s y o c é a n o s ,

á l z a t e de tu s u e ñ o y con tu llanto,

igual que siempre desde la m a ñ a n a

con tus suspiros sacia la profunda

grande del mundo, la primer aurora,

herida de tu pecho, m á s terrible

alba de Dios nacida sobre el caos.

a ú n que la suya." Todos los e n s u e ñ o s

M á s blanda luz ostentan en el cielo

que velaban los ojos de Urania,

sujetos a sus ó r b i t a s los astros.

todos los Ecos que la voz fraterna

Las cosas m á s tiumildes se estremecen

en sagrado silencio m a n t e n í a ,

con sacra sed de vida; se difunden;

le gritaron; " ¡ L e v á n t a t e ! " Obediente,

y en deleites de amor gastan belleza

igual que un pensamiento a quien hubiera

que renuevan con j ú b i l o , potentes.

mordido la serpiente del recuerdo, r á p i d o el esplendor agonizante

XX

s a l t ó de su reposo de a m b r o s í a .

XXIII

Por este tierno e s p í r i t u tocado extiala flores de gentil aroma el c a d á v e r leproso; cuando el brillo

Se i r g u i ó como una noche del o t o ñ o

se transforma en fragancia, las estrellas

que

encarnan para dar luz a la muerte

con temblorosas alas eternales

nace por Oriente y sigue loca

y a s í se burlan del feliz gusano

al triste d í a de oro, como un negro

que abajo se despierta. Nada muere

fantasma que abandona el catafalco

de lo que conocemos. ¿ S e r á todo

con un c a d á v e r m á s sobre la tierra.

una espada que fuera de su vaina

Miedo y dolor hirieron de este modo,

por el cielo r e l á m p a g o es fundida?

despertaron, raptaron de este modo

Un momento reluce intenso el á t o m o ,

a Urania, y de este modo hicieron

luego se apaga en un reposo f r í o .

un ambiente de niebla tormentosa

en torno suyo; a s í la arrebataron

P E R C Y BYSSHE

SHELLEY

por su camino t r á g i c o hasta el triste lugar en donde su Adonais y a c í a .

XXIV De su secreto E d é n salió corriendo atravesando campos y ciudades,

Ode to the West Wind and Other

Poems

sobre un á s p e r o suelo en donde h a b í a entre el hierro y las piedras, corazones, humanos corazones que eran duros a las leves pisadas, que le h e r í a n las plantas delicadas e invisibles; sobre lenguas agudas, por punzantes pensamientos corno, que laceraban la suave forma a la que no pudieron nunca vencer, cuya bendita sangre, como j ó v e n e s l á g r i m a s de mayo, pavimentaba con eternas flores el ingrato sendero recorrido.

XXV En la c á m a r a f ú n e b r e un momento e n r o j e c i ó la muerte que humillada

como si fueran una parte tuya,

ante tal poder vivo a n i q u i l ó s e .

ahora que t ú e s t á s muerto v i v i r á n

Alentaron de nuevo aquellos labios

con alimentos de memorias tristes,

y d e s t e l l ó la luz de la existencia

oh, mi Adonais. Yo lo d a r í a todo

en los p á l i d o s miembros que h a b í a n

por estar como t ú , no encadenado

sido momentos antes su deleite.

al tiempo que no puede libertarme."

"No me dejes a s í , desconsolada, solitaria y demente, como mudo

XXVII

r e l á m p a g o a una noche sin estrellas. ¡Ay, no me dejes!" -exclamaba Urania.

"Oh, gentil n i ñ o , si eras tan hermoso,

Con sus gemidos d e s p e r t ó la muerte

¿ p o r q u é tan pronto dejas los senderos

y la muerte se irguió sonriente y vino

pisados por el hombre? ¿ C ó m o osaste

a encontrar sus inútiles caricias.

desafiar con p u ñ o s tan endebles aunque con pecho firme, en su antro mismo

XXVi

al hambriento d r a g ó n ? Ay, indefenso, ¡ d ó n d e estaba el escudo reluciente

"Detente un poco y h a b í a m e otra vez,

de tu saber, la lanza del d e s d é n ?

b é s a m e lo que un beso durar pueda.

Si t ú hubieras esperado el fin del ciclo

Dentro, en mi pecho descorazonado

hasta cuando tu espíritu alcanzara

y en mi ardiente cerebro esas palabras

la plenitud de tu creciente esfera,

y ese beso s e r á n m á s permanentes

los monstruos del desierto de la vida

que todos los recuerdos de mi vida;

huyeran ante ti como los gamos."

XXVIII

"Los

lobos en manada son audaces

XXiX

"El sol nace y desovan los reptiles;

s ó l o cuando persiguen; los obscenos

se oculta el sol y cada insecto

cuervos sobre los muertos clamorean;

antes del alba e f í m e r o perece

los buitres s ó l o fieles al emblema

al renacer los astros inmortales,

del saqueador, no comen sino sobras

a s í es el mundo de los hombres vivos.

de lo arrasado y de sus alas llueve

Una mente divina alza su vuelo

sucio contagio. C ó m o huyeron cuando,

velando el firmamento, desnudando

tal nuevo Apolo, el Pitio de este tiempo

la tierra con su gozo y cuando cae

con arco de oro d i s p a r ó su flecha

los m í s e r o s enjambres que nublaban

sonriendo d e s p u é s . No insisten nunca

o c o m p a r t í a n su luz a futuros

los despojadores. Viles se doblegan

iguales esplendores abandonan

hasta besar los pies del orgulloso

la pavorosa noche del e s p í r i t u . "

que con d e s d é n altivo los aparta."

C e s ó de hablar Urania. Los pastores

Coronaban su frente pensamientos

rotas las mantas m á g i c a s venian

marchitos y violetas jaspeadas,

por los montes, marchitas las guirnaldas.

blancas y azules que l a n g u i d e c í a n ;

El peregrino de lo eterno, cuya

con p i ñ ó n de c i p r é s el ágil tirso,

fama se inclina igual que un alto cielo

c e ñ i d a el astra ruda con las trenzas

sobre su viva frente -monumento

s o m b r í a s de la yedra y goteando

prematuro y durable- llegó triste,

con r o c í o de selva al m e d i o d í a ,

velando los fulgores de su canto.

vibraba con el pulso interminable

De su á s p e r o dominio Irene infausta

del c o r a z ó n que hace temblar la d é b i l

al m á s dulce liróforo le e n v í a ,

mano que lo e m p u ñ a b a . Del cortejo

con el amor las penas aprendieron

v e n í a el ú l t i m o , aparte y solo,

a caer de sus labios hechas m ú s i c a .

ciervo desamparado por la grey que d e r r u m b ó la flecha cazadora.

XXXI XXXIV Entre las menos destacadas, una forma d é b i l l l e g ó , para los hombres

A su roto gemido, apartados,

fantasma, solitaria nube ú l t i m a

el noble grupo s o n r e í a entre l á g r i m a s

de a g ó n i c a tormenta que tronase

llorando el propio en el destino ajeno;

como doblan a muerto las campanas.

a s í cantaba a q u é l nuevas angustias

Yo pienso que ya h a b í a contemplado

con acentos de un mundo no sabido.

la desnuda hermosura de la tierra,

Urania triste, vuelta al extranjero,

nuevo A c t e ó n vagaba sin destino

" ¿ Q u i é n eres?", m u r m u r ó . É l , nada dijo,

recorriendo con d é b i l e s pisadas

con mano presta d e s n u d ó su frente,

el desierto del mundo, y a lo largo

s e ñ a l a d a y sangrienta, ¡ay dolor!,

del á s p e r o sendero lo s e g u í a n

como la de C a í n o la de Cristo.

sus propios pensamientos, cual rabiosos perros, tortura y causa de su vida.

XXXII

XXXV ¿ Q u é suave voz se apaga sobre el muerto? ¿ C u á l frente esconde aquel s o m b r í o manto?

Un alma de l e ó n hermosa y ágil

¿ Q u é figura se inclina tristemente

un amor disfrazado de tristeza,

y junto al blanco lecho finge duro

un poder que se juzga d é b i l y

monumento, y en duelo el c o r a z ó n

casi no puede levantar el peso

sin una queja t r é m u l o palpita?

de la superyacente hora; l á m p a r a

S í , es é l , el m á s dulce de los sabios;

que muere, lluvia que cae, oleaje

amor, letras, consuelo dio al ausente,

roto antes que la voz mientras hablamos.

no con suspiros á s p e r o s turbemos

Sobre la mustia flor el sol s o n r í e

silencio de tan grato sacrificio.

aunque muerte le da. En las mejillas arde la vida en sangre aunque en el pecho el c o r a z ó n se e s t á resquebrajando.

tus colmillos, descarga tu p o n z o ñ a ; asco y remordimiento i r á n contigo, B e b i ó nuestro Adonais, jay!, el veneno.

la encendida v e r g ü e n z a q u e m a r á

¿ Q u é criminal v i p é r e o y sordo pudo

tu frente oculta y entonces como ora

con tal licor de angustia coronar

has de temblar cual perro fustigado.

la copa matutina de la vida? Ya el gusano sin nombre se condena; s i n t i ó el veneno, mas pudo librarse del m á g i c o cantar que conjuraba maldad, odio y envidia, y que clamaba

XXXVil I

desde aquel pecho solitario y ú n i c o , mudo ya en esperanza de canciones;

No lloremos, si aquel, deleite nuestro,

helada la maestra mano y sueltas

lejos v o l ó de los voraces buitres

e s t á n las cuerdas del l a ú d de plata.

que abajo graznan. Ora vela y duerme al lado de los muertos perdurables. No p o d r á s ascender hasta tu trono.

XXXVil

El polvo al polvo, mas el alma pura fluye de nuevo a la encendida fuente

T ú , cuya infamia nunca s e r á gloria,

donde b r o t ó pedazo de lo eterno,

mancilla oscura en nombre memorable,

y ha de brillar igual, inextinguible,

vive, no temas un peor castigo.

atravesando tiempo y accidente,

S é t ú mismo y c o n ó c e t e cual eres,

mientras ahogan tus cenizas f r í a s

y cuando llegue la hora y se desborden

la miserable lumbre del oprobio.

h o s o d d y bardd Percy Bysshe

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R e f e r e n c e is aisc

implied to the

trianguls

r e l a t i o n s h i p s s o p r o m i n e n t ir t h e p o e t ' s r o m a n t i c life

XXXIX Callad, que no e s t á muerto ni dormido...

XLIi Ya se f u n d i ó con la naturaleza;

D e s p e r t ó ya del s u e ñ o de la vida.

la voz de él, suena en toda su a r m o n í a ,

Perdidos en visiones tempestuosas

del gemido del trueno al dulce p á j a r o

y armados contra espectros sostenemos

de la noche; se siente y reconoce

contienda e s t é r i l y en delirio loco

su presencia en la luz y la tiniebla,

el p u ñ a l del e s p í r i t u clavamos

en la hierba y la roca, y se difunde

en el v a c í o invulnerable. Si,

doquiera que palpita ese poder

cruel despojos sepultos decaemos,

que r e c o g i ó su vida y cuyo amor

el temor y la angustia d í a a d í a

sin desmayo conduce y rige el mundo,

nos crispan y consumen, y esperanzas

lo sostiene en su mano y lo ilumina.

friolentas cual gusanos hormiguean en la e n t r a ñ a del barro que vivimos.

XLIII

XL

Parte es de la belleza que otros d í a s hizo m á s bella; e s t á con el e s p í r i t u

A s c e n d i ó m á s allá de las tinieblas

cuya potencia p l á s t i c a recorre

de nuestra noche; envidia ni calumnia,

la e n t r a ñ a del espeso mundo inerte

odio, dolor, ni esta inquietud que el hombre

y crea desde allí todas las formas

llama placer le tocan ni le hieren;

que revisten las nuevas sucesiones,

se libró del contagio de esta lenta

y tortura a la escoria en r e b e l d í a

mancha del mundo, y no p o d r á ya nunca

que se resiste al vuelo que la encumbra

gemir en vano cuando el tiempo torne

a su alta identidad, s e g ú n la masa

helado el c o r a z ó n , gris la cabeza,

la comparte, y estalla esplendorosa

ni al dejar de arder el alma misma

en todo su vigor y su belleza

l l e n a r á n sus cenizas sin fulgor

desde el á r b o l , las bestias y los hombres

urna desamparada por el llanto.

hasta la individida luz celeste.

XLI

XLIV

Vive, vela. No lloréis por Adonais,

Fulgor del firmamento de los tiempos

La muerte m u r i ó , no é l . T ú , joven

es eclipsado, pero no extinguido;

amanecer, enciende tu r o c í o ,

asciende y se remonta cual los astros

no se ha ido el e s p í r i t u que lloras;

a su fija altitud; neblina baja,

vosotras, grutas, selvas, no g i m á i s ,

la muerte que no e m p a ñ a el resplandor

ni vosotras, flores y fuentes l á n g u i d a s .

que vela. Si sublime pensamiento

Y t ú , aire, que extiendes como un velo

a un c o r a z ó n joven toca y levanta

de dolor tu cendal sobre la tierra

de su cubil mortal, y amor y vida

desolada, d e s n ú d a l a hasta el alto

se disputan en é l por su destino

fulgor en que s o n r í e n los alegres

en la tierra -alli los muertos viven

astros a su fatal desesperanza.

y se mueven cual r á f a g a s de luz en un aire de sombra y tempestad.

Herederos de fama no cumplida

O ve a Roma, sepulcro no suyo

de su trono erigido m á s a l l á

mas de nuestra a l e g r í a . En vano

del pensamiento mortal, en el reino

fue que edades, imperios, religiones

de lo ¡ ñ a p á r o n t e , se levantan.

descansen enterradas en las ruinas

Es el p á l i d o Chatterton, en é l

que labraron; la gloria puede darla

a ú n no se desvanece su a g o n í a

é l y los suyos, pero nunca aquellos

solemne; Sidney, tal como en la lucha

que el mundo convirtieron en su presa.

y la derrota y en amor y vida,

En el c í r c u l o e s t á de los monarcas

sublime en su ternura y un e s p í r i t u

del pensamiento que pugnaron siempre

sin tacha, se a c e r c ó ; d e s p u é s , Lucano,

contra la decadencia de su siglo,

que en prueba dio su muerte. A su vista

y del pasado ellos s ó l o no pasan.

se escabulle el olvido como reprobo.

XLVI

XLIX

Y otros, oscuros nombres de la tierra,

A R o m a ve, que es tumba y p a r a í s o

mas cuyo trasfundido efluvio nunca

y ciudad y desierto; sus escombros

m o r i r á mientras el fuego sobreviva

se elevan cual m o n t a ñ a s sacudidas,

a la materia chispa, revestidos

y las hierbas en flor y las fragantes

en inmortalidad deslumbradora,

malezas engalanan el osario

a c é r c a n s e : "Ya e s t á n entre nosotros

de la desnuda d e s o l a c i ó n - s i g u e

- e x c l a m a n - e s p e r á n d o t e esa esfera

hasta que el genio del lugar te lleve

sin monarca hace tiempo giraba

al talud verdecido que en su prado,

en el cielo del canto, sola, muda

cual sonrisa infantil, sobre los muertos

y ciega en su v a c í a majestad.

derrama un grato resplandor de flores.

Y pues llegas, Lucero de la tarde, tu trono alado ocupa en nuestra corte.'

XLVil Y en torno tapias grises se deshacen j Q u i é n llora a s í por Adonais? Suspende,

comidas por las horas indolentes

pobre infeliz, tu llanto y piensa en ti

como t i z ó n blanquizco en fuego sordo.

y en lo que é l es ahora. Y envuelva

Y á g i l p i r á m i d e de trazo excelso,

tu alma ardiente la tierra suspendida

p a b e l l ó n que custodia las cenizas

y de alli como flechas luminosas

del que s o ñ ó ese asilo a su memoria,

el poder espacioso de tu e s p í r i t u

alza su flama convertida en m á r m o l ,

traspase el litoral del universo

Y abajo, en la pradera, fresca banda

hasta que inunde su á m b i t o v a c í o

que p l a n t ó en la sonrisa de los cielos

y retorne d e s p u é s a un solo punto

su campo f ú n e b r e , acoge dulce

de estas noches y d í a s de nosotros,

con apagado aliento al que perdimos.

mas si e n c e n d i é n d o s e las esperanzas te atraen al c o n f í n , para no hundirte aligera el pesado c o r a z ó n .

Detente a q u í . Muy j ó v e n e s son estas

Este fulgor cuya sonrisa inflama

tumbas y t o d a v í a no tian vivido

al universo, esta pura belleza

el dolor que pesaba en cada una,

en que las cosas obran y palpitan,

mas no rompas el sello que c e g ó

esta gracia que nunca e x t i n g u i r á

el surtidor de un alma dolorida,

la m a l d i c i ó n oscura del nacer,

pues h a l l a r á s si a tu m a n s i ó n regresas

este perenne amor que entre las mallas

tu propia fuente derramando l á g r i m a s .

que ciegamente van tramando

Contra las agrias r á f a g a s del mundo

hombres, bestias y tierra y mar y cielo

busca asilo en la sombra de una tumba.

refulge esplendoroso o mortecino,

¿ P o r q u é temer la suerte de Adonais?

pues todo es un reflejo de la lumbre que apaga nuestra sed, brilla ora en m í

Lll

y consume las nubes de esta fría mortalidad, olvidadas y solas.

Lo uno queda, lo vario muda y pasa. La luz del cielo es resplandor eterno,

LV

la tierra sombra e f í m e r a . La vida cual cristalino domo de colores

Desciende a m í la vida cuya esencia

mancha y quiebra la blanca eternidad

i n v o c ó el canto. Lejos de la playa

esplendorosa hasta que se derrumba

la barca de mi e s p í r i t u deriva,

a los pies de la muerte en mil pedazos.

muy lejos de la turba temblorosa

Para encontrar lo que persigues, ¡ m u e r e !

que nunca dio su vela al h u r a c á n ,

¡ S i g u e la v í a de todo lo que huye!

¡La tierra ponderosa se desgaja

Flores, ruinas, el cielo azul romano,

de la celeste esfera! Voy llevado

estatuas, m e l o d í a s y palabras

a l e j a n í a s de pavura y sombra,

no alcanzan la verdad resplandeciente

mientras en lo m á s í n t i m o del cielo

de la gloria que viven y transfunden.

el alma de Adonais como una estrella, fulgura en su m a n s i ó n de eternidad.

Lili ¿ P o r q u é esperas y vuelves y resistes? Se fueron, c o r a z ó n , antes de ti tus esperanzas y dejaron todas las cosas de la tierra, ¡ P a r t e ya! P a s ó una luz en el rodar del a ñ o , p a s ó para los hombres y mujeres. Todo lo grato que en el mundo queda atrae para perder y se resiste para agotar tu vida lentamente. S o n r í e el cielo p l á c i d o , murmura cerca el viento. Es Adonais que llama. Vuela con é l , que la vida no aparte lo que u n i r á la muerte para siempre

JOHN KEATS*

CARTAS (Selección)

A B.R. H a y d o n , * * 10-11 de ma yo de 1817

Leo y escribo unas ocho horas al día. Hay una vieja sentencia que dice "lo que está bien empezaMargate, Vigilia del Sábado do está medio hecho"; -pero no es cierta. En vez Mi querido Haydon: de ésta usaría otra: "No está empezado hasta que Que la fama perseguida por todos en sus vidas. no está medio hecho"; en consecuencia no he Viva registrada en nuestras tumbas de bronce, empezado mi poema y por consiguiente (a priori) no puedo decir nada acerca de él, ¡Gracias a Dios! Y nos sea grata en la ingrata muerte: Cuando a despectio del tiempo, cormorán devorador. Empiezo con esfuerzo donde lo dejo, a pesar de mis depresiones ocasionales: y confío en el apoyo Adquiramos por el esfuerzo del aliento presente Aquel honor que embota el acerado filo de su guadaña de un Alto Poder mientras asciendo esta pequeña eminencia y especialmente en los años de la labor Y nos convierta en herederos de toda eternidad.' más importante. Recuerdo que decías que tenías Pensar que respecto a esta sentencia no tengo la idea de que un genio bueno te presidía -en derecho a emparejarme contigo sería mortal para estos tiempos he tenido el mismo pensamiento. mí, y aun así la he escrito -y ruego a Dios que Pues cosas que hago medio al azar son confirnuestras tumbas de bronce estén en estrecha madas después por mi juicio en un sinfín de rasvecindad. No puede pasar mucho tiempo antes de gos propios. ¿Es demasiado atrevido suponer que que el esfuerzo de este aliento presente sea pron- sea Shakespeare quien preside? Cuando en la to realidad, y sin embargo lo mismo da si no tienes Isla de Wight me encontré con un Shakespeare en que verte acosado por este asunto del dinero -la el pasillo de la casa donde vivía -se ajusta más a peste de las facturas. Sin embargo debo pensar mi idea de él que cualquiera de los que he vistoque estas dificultades fortalecen el espíritu del todavía no hacía una semana que estaba aquí hombre -hacen de nuestros objetos más impor- cuando la vieja quiso que yo lo tuviera, pero salí tantes tanto un refugio como una pasión. La corriendo. ¿No piensas que es un mal presagio de trompeta de la fama es como una torre de for- lo bueno?' Me alegro que digas que todo hombre taleza contra la que arremete el ambicioso, y ella de altas miras a veces es atormentado como yo lo está a salvo. Supongo que al decirme que no ceda soy. a los presagios, George te ha mencionado lo que Domingo por la tarde. Esta mañana he recibido le he dicho en mis últimas cartas -la verdad es una carta de George en la que parece que los que estaba en un estado de mente tal que releía problemas de dinero nos perseguirán por algún mis líneas y las odiaba. Soy "uno que recoge hino- tiempo o quizás para siempre; estas preocupajo marino, terrible comercio",^ el acantilado de las ciones son un gran inconveniente, no son como la torres de la poesía sobre mí; sin embargo, cuando envidia o la calumnia que estimulan un esfuerzo Tom se encuentra con algo del Homero de Pope de mayor alcance en relación inmediata y consien las Vidas de Plutarco, y me lee algo de éstas, deradas al mismo tiempo con el objeto primero, me parecen ratones en comparación con lo mío. sino más bien como hojas de ortigas en la cama. • John Keats, Cartas, introducción de Lionel Trilling, traducción y notas de Mario Lucarda, Icaria literaria, Bosch, Casa editorial, S.A., Barcelona, 1982, 232 pp. " Benjamin Robert Haydon (1786-1846). pintor de cuadros históricos. ' Trabajos de amor perdidos. I.I.I-7. = El Rey Lear, iv.ui.l5. Respecto al samphire, que traduzco por hinojo marino, a quien recogía esta yerba se le condenaba a muerte, pero desconozco la razón.

Por ello, ahora revoco mi promesa de acabar en otoño mi poema, lo que debería haber hecho sí hubiera seguido como hasta ahora, pero no puedo escribir mientras mi espíritu se agita en direcciones opuestas y ahora estoy seguro de tener ^ El texto dice. Do you not think this is

of good?

en 6 horas si los planes pudieran llevarse a t é r m i no en la c o n s i d e r a c i ó n del Sol, de la Luna, de las Estrellas, de la Tierra y de todo lo que ella contiene como materiales para realizar las cosas m á s grandes; es decir, las cosas e t é r e a s , ¡pero a q u í yo estoy hablando como un hombre loco de las cosas m á s grandes que nuestro mismo Creador hizo! Ayer e s c r i b í a Hunt, apenas s é lo que le dije. No p o d í a hablar de p o e s í a de la manera que a m í me g u s t a r í a pues no t e n í a humor para hacerlo ni de la suya ni de la m í a . Sus propias desilusiones son muy lamentables y lo han llevado a una s i t u a c i ó n que yo d e s e a r í a menos que la del condenado a galeras, lo que observes a partir de ahora es muy verdad que ha de suceder Q u i z á s sea una des i l u s i ó n de sí mismo por a s í decirlo, pero pienso que

no p o d r í a decepcionarme de la forma que

Hunt lo hace, p o d r í a morir m a ñ a n a si estuviera en este estado. No hay mayor pecado m á s allá de los 7 capitales que vanagloriarse uno mismo de ser un gran poeta, o uno de estos seres que tienen el privilegio de llevar sus vidas en pos del honor. ¿ E s un sentimiento confortable saber que tal crimen ha de traer su grave s a n c i ó n ? ¿ S i uno e s t á desilusionado contrapesa sus cargos? Me alegra que e s t é s trabajando -entonces pronto e s t a r á hecho. Estoy deseando ver a Wordsworth, tanto como abundancia de ellas para este verano. En este momento no estoy en una s i t u a c i ó n envidiable. Siento que hoy no estoy de humor para escribir nada; y parece que su falta es el origen de todo tipo de irregularidades. Me alegra enormemente pensar que ha de venir un tiempo en el que un naufragio no siga a cada suceso. Me dices que nunca me desespere -quisiera que me fuera tan fácil seguir el consejo-; la verdad es que tengo un temperamento

terriblemente

mórbido

que se

muestra a intervalos, es, no me cabe duda, mi mayor enemigo y el o b s t á c u l o que tengo que temer, a d e m á s puedo incluso decir que posiblemente es la causa de mi disgusto. A pesar de ello cada enfermedad tiene siempre

algo

bueno, este

veneno particular me c a p a c i t a r í a

en cualquier

momento para mirar con ojos obstinados al mismo demonio; sí, para estar tan orgulloso de ser el m á s bajo de los humanos como podría estarlo Alfredo"

estar yo:= pero preferiría no dejarme ver por la ciudad hasta finales de a ñ o -si este tiempo bastara. Me d i s g u s t a r é si no me escribes incluso cuando pienses que p o d r í a ser mejor. Nunca me desespero del todo y leo a Shakespeare -sin duda pienso que nunca leeré tanto n i n g ú n otro libro. Ahora esto me p o d r í a llevar a una larga charla, pero desisto. Estoy muy de acuerdo con Hazlitt que con Shakespeare tenemos bastante. A p r o p ó s i t o , q u é tremendo fue su ú l t i m o artículo

de Southean'

- d e s e a r í a que hubiera omitido lo de "cabellos grises".

Fue muy gratificador encontrar tus observa-

ciones acerca del manuscrito.' Estaba leyendo Antonio

y Cleopatra

cuando me hice del papel y

a q u í hay varios pasajes aplicables a los sucesos que comentas. Dices que llegó gradualmente y no mediante una ú n i c a batalla a la cima de su ambic i ó n y que en los detalles su vida h a b í a sido co-

de ser de los m á s altos. Estoy seguro de que

m ú n a la de otros hombres. Shakespeare hace

habría sido un Á n g e l Rebelde de haber tenido la

decir a Enobarbo: ¿ D ó n d e e s t á Antonio? Eros:

oportunidad. Estoy completamente seguro de que

E s t á p a s e á n d o s e por el j a r d í n y arroja el Junco que

me quieres como a tu propio hermano -lo he visto

yace

en tu continua ansiedad por m í - y te aseguro que

misma escena encontramos: "que las cosas que el

tu bienestar y tu fama es y será para m í la satis-

destino determina tomen su camino sin lamen-

f a c c i ó n m á s importante de toda mi vida. No conoz-

tarse". Dolabella dice del mensajero de Antonie:

delante suyo. Lloras. ¡Loco L è p i d o ! En la

co a nadie m á s que a ti que pueda ser tan extremadamente sensato en las preocupaciones y

"Cuando aquí un argumento es desplumado

en la ansiedad, en el sacrificio de todo lo que se entiende por comodidades, en la rapidez para medir el tiempo en que se ha hecho y para morir

•· Alfred (849-901), rey de los sajones.

' Se refiere al cuadro que entonces pintaba, Christ's Entry, en el que aparecían varios de sus contemporáneos. ' Véase Carta a Hunt, 1β de maye de 1817, neta 5. ' En The Examiner, 4 de maye de 1 · 1 7 , Hayden I r a t i de Bonaparte al hablar del 'Manuscn't venu de St. Hilèna'. El geneial Bertrand tue el confìdente de Napoleón. . -

Da una pobre opinion de sus alas". Luego de nuevo. Eno "Veo que los juicios de los hombres son Una parcela de sus fortunas; y las cosas exteriores Arrastran a las cualidades interiores tras ellas, Para sufrir todas de un modo parecido." Lo que sigue se adapta bien a Bertrand. "Todavía el que puede soportar Seguir lealmente al Señor caído. Conquista lo que su dueño conquista, Y logra un lugar en la historia""

Shakespeare, Rafael y todos nuestros Santos te encomiendo a la protección de los cielos! Tu perdurable amigo, John Keats

fi Β. R. H a y d o n , Oxford, 28 de septiembre de 1817 Mi querido Haydon;

Benjamín Roberto Haydo

¡Pero con q u é diferencia de Antonio soportó Bonaparte su hado! También está bien que el duque de Wellington tenga una buena palabra más o menos en el Examiner. Un hombre debe tener la fama que merece -y empiezo a pensar que tanto calumniarlo a él como a Wordsworth son la misma cosa. Desearía que tuviera un poco más de gusto, y no lo tuvo respecto a esto "de acuerdo con su Lugartenencia', Tendrías que haber sabido de mí antes de esto, pero en primer lugar no quise hacerlo antes de adelantar algo en el primer libro y en segundo lugar como me dijo que tij me ibas a escribir lo aplacé hasta que hubiera sabido de ti. Transmite mis saludos la próxima vez que escribas al Norte' y también a John Hunt.'" Mis recuerdos para Reynolds y dile que escriba, sí, y cuando envíes correo al Este dile a tu hermana que la he mencionado en ésta. ¡Ahora pues, en nombre de

° Citas extraídas de Antonio y Cieopatra. Ill.xill 31-34, 43-46. • A Wordswortii. " El hermano de Leigh Hunt (1775-1848).

Leí tu Última al joven cuyo nombre es Cripps.' Parecía más ansioso que nunca de aprovechar tu ofrecimiento. Creo que te dije que le pedimos que pusiera a prueba sus capacidades. No posee la piedra filosofal -ni la bolsa de Fortunatus, ni el anillo de Gyges-^ pero por sugerencia de Bailey, quien te aseguro es un compañero imprescindible, hemos encontrado un tipo de invención por el cual será capaz de realizar por sí mismo los beneficios que le pongas en su camino -tengo la buena opinión de que será un pincel aceptable. Quizás sea la cosa más bonita que le caerá en muchos años: pues está en una edad en la que puede llegar a desarrollar malos hábitos, de los cuales tú le sacarás. Trajo una copia de la María Reina de Escocia, me parece que ha copiado tanto el mal estilo de la pintura como el colorido amarillento del globo de sus ojos igual que en el original. Tiene también la falta que me señalaste en Hazlitt, constriñe y difumina la sustancia. Sin embargo, creo que realmente se entusiasmará a la vista de tu pintura y manos a la obra. Si está listo a tiempo para volver conmigo a la ciudad, lo que yo haré en pocos días, te lo traeré. Estarás contento de oír que durante estas tres semanas he escrito 1000 líneas, que son el tercer libro de mi poema. Te aseguro que mi opinión respecto a él es muy baja. Y escribiría de nuevo el tema. Pero estoy cansado de él y pienso que emplearía mejor el tiempo escribiendo una nueva fábula, que tengo en la cabeza, el próximo verano. No se edificó Roma en un día. Y todo lo bueno que espero sacar de la dedicación de este verano es el fruto de la experiencia, que espero reunir en mi próximo poema. Los m á s afectuosos parabienes de Bailey y mi juramento de ser Tuyo eternamente John Keats

' Charles Cripps (n. 1796. Iffiey. Oxford), quien le interesó a Haydon como alumno. ' 'La bolsa de Fortunatus". de la obra ΟΙϋ Fortunatus de Deker, publi­ cada en 1600. El mendigo Fortunatus encontró a la Fortuna, quien le ofreció entre varias cosas lariqueza,cuya elección hizo. Le entregó una bolsa en la que siempre que metía la mano sacaba diez piezas de oro. Έ Ι anillo de Gyges". El pastor lidio, Gyges, según Platón, encon­ tró un anillo que tenía la propiedad de hacerio invisible al ponérselo.

A John Taylor, 2 7 de febrero de 1 8 1 8 Hampstead, 27 de febrero

He hecho a d e m á s una o dos alteraciones y t a m b i é n he alterado la línea 13 de la p á g i n a 32, como v e r á , para darle sentido. Tendré cuidado de que el impresor no me haga dar un traspié. De-

Mi querido Taylor:

bería no haber g u i ó n d e s p u é s de Dryope en la líSu cambio me sorprende, ya que es una gran

nea

mejoría, la pàgina aparece mucho mejor, Y ahora

c u é r d e m e en Percy Street.**

"Dryope's lone lulling of her Child's".* Re-

a t e n d e r é a la p u n t u a c i ó n de la que me habla, la coma debería estar en soberly, que

debería seguir a quiet.

y en el otro pasaje

Su sincero y agradecido amigo

Estoy en una gran

John Keats

deuda con usted por su a t e n c i ó n y t a m b i é n por sus posteriores advertencias.' Es lamentable para

P. s . Tendrá un corto prefacio en su momento.

mí que cualquiera tenga que superar prejuicios al leer mis versos -me afecta m á s que cualquier hipercrítica sobre cualquier pasaje en concreto. En Endymion

he hecho lo que menos se parece a

moverme en andaderas desde las líneas iniciales. En poesía tengo unos pocos axiomas, y v e r á q u é lejos estoy de su centro, )• Creo que la poesía debería sorprender al lector como una f o r m u l a c i ó n verbal de sus propios pensamientos m á s elevados, y parecer casi como un recuerdo, 2° Sus toques de belleza nunca d e b e r í a n estar a mitad de camino puesto que ello haría que el lector se quedara sin aliento en vez de satisfecho: el salir, el progresar, y el ponerse de las i m á g e n e s debería como el Sol llegarle de manera natural, brillar sobre él y ponerse sobriamente aunque con magnificencia, d e j á n d o l e en la voluptuosidad del c r e p ú s c u l o , pero es m á s fácil pensar q u é d e b e r í a ser la poesía que eschbirla, y esto me lleva a otro axioma. Que si la poesía no se da tan naturalmente como las hojas en el árbol sería mejor que no se diera en absoluto.^ Sin embargo puede ocurrirme que no pueda evitar mirar nuevos p a í s e s con un " ¡ O h , una Musa de fuego para ascender!"^ Si Endymion

me sirve como pionero q u i z á s de-

bería estar satisfecho. Tengo grandes razones para estar satisfecho, pues gracias a Dios puedo leer y q u i z á s entender a Shakespeare en sus honduras, y tengo, estoy seguro, muchos amigos, quienes, si fracaso, atribuirán cualquier cambio en mi vida y temperamento a la humildad antes que al orgullo, a un estar agazapado bajo las alas de los grandes poetas m á s que a una amargura por no ser apreciado. Estoy ansioso de que

E N D Y M I O N : BOOK I . ^ ^ ^ ^ ^ T H I N G OF BEAUTY IS A J O Y F O R E V E R ITSLOVELINESSIN.,„ CREASES; I T W I L L K N E V E R PASS I N T O NOTHINGNESS; BUT STILL W I L L K Ë l P Ï B O W E R Q U I E T F O R US, A N D A SLEEP FULL O F S W E E T DREAMS, & H E A L T H , & Q U I E T BREATHING ^ THEREFORE,, O N E V E R Y M O R R O W , A R E WE\ WRBATHINGAFLOWERYBAND T O B I N D US T O T H E E A R T H , ^ * SPITE O F D E S P O N D E N C E , O F THE I N H U M A N DEARTH OF N O BLE Ν A T U R B S , O F T H B G L O O M Y DAYS.OF A L L T H B U N H E A L T H Y AND O'ER^DARKENED WAYS M A D E FOR O U R S E A R C H I N G r Y E S , I M SPITE OF ALL, S O M E S H A P E OF BEAUTY MOVES A W A Y T H E PALL F R O M OUR DARK SPIRITS. j ^ S U C H T H E SUN, T H E M O O N , TREES OLD & YOUNG, SPROUT. I N G A S H A D Y B O O N FOR S I M P L E SHEEP; & SUCH ARE DAFFODILS

Endymion

sea impreso para olvidarlo y seguir. He copiado el tercer libro y he empezado el cuarto. Mirando por encima las pruebas, vi una falta de la que le d a r é noticia ahora y t a m b i é n de cualquier otra sí la hay No debería haber coma en "the raft branch down sweeping from a tall Ash top"."

' Corresponde a Endymion. 1.149 y 1.247. ' Aquí, como a menudo. Keats debe mucho a Hazlitt. "Enrique v . Prólogo, linea i. O for a Muse of fire, that would ascend. ' Corresponde a Endymion. 1.334.

^ Corresponde a Endymion, 1.495. • Los artistas De Wint y Hilton, quienes \ boe Place.

1 Percy Street. Rath-

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A J. Η. Reynolds, 9 de abril de 1818 Jueves, mañana Mi querido Reynolds; Ya que todos estáis de acuerdo en que la cosa' es mala, debe de serlo, aunque no soy consciente de que haya nada que se parezca a Hunt en ello (y si lo hay es mi forma de hacer, y tengo algo en común con Hunt) considéralo otra vez y examina sus motivos de fondo, las semillas de las que brotó la frase. No tengo el más mínimo sentimiento de humildad hacia el público -o hacia nada que exista-, salvo al Ser eterno, al principio de la Belleza -y a la memoria de los grandes hombres. Cuando escribo para mí mismo por el mero interés del disfrute del momento, quizás la naturaleza sigue su curso en mí, pero un prefacio se escribe para el público; algo a lo que no puedo dirigirme sin sentimientos de hostilidad. Si escribo un prefacio en un estilo adaptado y amable, su carácter no se adecuaría a mí como conferenciante. Sería amable ante mis amigos y les agradecería que me hicieran amable, pero ante la multitud de los hombres no tengo intención de humillarme. Odio la idea de humildad hacia ellos. Nunca escribí una sola línea de poesía con la menor sombra de lo que el público pudiera pensar. Perdóname por molestarte y hacer un Caballo de Troya de tal trivialidad, con respecto tanto al asunto en cuestión, como a mí mismo, pero me descansa el decírtelo; no podría vivir sin el afecto de rnis amigos, saltaría al Etna por cualquier bien público,^ pero odio la popularidad sensiblera. No puedo ser amable ante ellos. Mi gloria sería desanimar y deslumhrar a los cientos de charlatanes sobre ' El prefacio que Keats escribió originalmente para Endymión. ' Keats tiene en la mente el tiectio de Empédocles,

cuadros y libros. Veo manadas de puercoespines con sus púas erectas "como ramas de tilo dispuestas para coger mi libro alado", y yo los espantaría con una antorcha. Dirás que mi prefacio no tiene mucho de antorcha. Habría sido demasiado insultante "empezar por Júpiter'" y no podría asentar una cabeza de oro sobre una base de arcilla, si alguna falta hay en el prefacio no es afectación: sino un tonillo de falta de respeto hacia el público. Si escnbo otro prefacio, tiene que ser hecho sin pensaren esas gentes. Pensaré en ello. Si no te llegara en cuatro o cinco días dile a Taylor que lo publique sin el prefacio, y que en la dedicatona simplemente diga "escrito a la memoria de Thomas Chatterton".- Había decidido la pasada noche escribirte esta mañana. Desearía que hubiera sido acerca de otra cosa, algo con lo que saludarte en el encierro de tu larga enfermedad. He tenido, yendo a Hampstead, durante un rato uno o dos recuerdos de tí, y siento que tu maldito reumatismo te retenga en Little Britain donde estoy seguro de que el aire está demasiado cargado." Devonshire continúa lluvioso. Cuando las gotas golpean contra la ventana, tengo la misma sensación como si un litro de agua fría se ofreciera para revivir a un diablo medio ahogado. No siento que las nubes goteen su abundancia; sino como si las raíces de la tierra estuvieran podridamente frías y encharcadas. No he sido capaz de ir a las Cuevas de Kent en Babbicum,' sin embargo, en un día muy bello hice una bella escalada a lo largo de las rocas hasta aquel lugar: estaré en la ciudad dentro de diez días. Pasaré por Bath con la intención de visitar a Bailey Espero escribirte pronto acerca de las cosas del norte, proponiéndome caminar por todos esos lugares. He fijado mis pertrechos en mi propia mente, y haré surgir maravillas: sin embargo estaremos juntos algunos días antes de que lo emprenda. Tengo muchas razones para hacer sorprendentes caminos: que mi cátedra de invierno se libere de la melancolía, ampliar mi visión, huir de las disquisiciones sobre poesía y de la crítica de Kingston, promover digestión y economizar cuero de calzado. Tendré botones y cinturón de cuero; y si Brown se mantiene, a las colinas iremos. Si mil libros me ayudaran a ello daría la vuelta a Europa, y vería los reinos de la Tierra y la gloria de ellos. Tom mejora, espera que le puedas encontrar en lo alto de la colina. Mi cariño para tus enfermeras. Soy siempre Tu afectuoso Amigo, John Keats

Ennque vi. ni,lii.16, Lil<e iime-twigs set to cateti my winged soul. ' El poema "Evensong", linea I, en Hespendes. de Hemck, - Tilomas Chatterton (1752-70), Escntor que se suicidó, al verse reducido a la pobreza Sus obras fueron publicadas en 1803 y varias veces reimpresas. Little Bnttain. cerca de Aldergate Street, en la City of London. ' Las cuevas de Kent, en Babbacombe, son famosas por los materiales que han proporcionado al British Ivtuseum y al Torquay fviuseum.

A Fanny B r a w n e , 5, 6 de agosto d e 1 8 1 9 Shankiin, jueves por la noche Mi querida Niña: Dices que no has de tener nunca m á s cartas, tales como la última: intentaré que tú no las tengas siguiendo obstinadamente otro camino. En efecto, no puedo hacer un juego limpio. No estoy lo suficientemente ocioso para cartas de amor apropiadas y directas. En este instante acabo de dejar una escena de nuestra tragedia y acabo de verte (creo si no es una blasfemia) a través de la niebla de los parlamentos, de las tramas, las contratramas y los contraparlamentos. El amante está m á s loco de lo que yo estoy No soy nada comparado con é l . Tiene una Retrato anónimo de Fanny Brawne

apariencia de la estatua de Meleagro y en su corazón doble fuego destilado.' ¡Gracias a Dios por mi diligencia!, si no fuera por esto sería desgraciado. Lo

para cambiarlos por mi catedral. T o d a v í a no estoy

animo, lucho por no pensar en ti, pero cuando he

tan cansado del paisaje como para odiar Suiza.

conseguido hacerlo así todo el día hasta media-

P o d r í a m o s pasar un a ñ o placentero en Berna o

noche, vuelves tan pronto esta excitación artificial se

Zurich, si pluguiera a Venus oír mi "Te imploro que

desvanece más rigurosa a causa de la fiebre en que me deja. Por mi alma que no puedo decir por q u é pudiste quererme. No pienso de mí que sea un cobarde m á s de lo que pienso de Mr. A, Mr. Β y Mr. C; aun si yo fuera una mujer no me gustaría ni A, B, C. Pero basta de esto. Así que te propones que me mantenga en mi promesa de verte dentro de poco. La mantendré con tanto pesar como alegría: pues yo no soy uno de los paladines de antaño que vivía de agua, yerba y sonrisas durante años seguidos. ¿Qué no daría pues esta noche únicamente por la gratificación de mis ojos? Dentro de una semana nos trasladaremos a Winchester; pues siento la falta de una biblioteca. Brown me dejará allí para hacer una

visita a Mr. Snook en Bedhampton: en su

ausencia volaré a ti y regresaré. Estaré muy poco rato; pues como ahora estoy en trance de escribir temo perturbarlo -deja que siga su curso malo o bueno-, en él probaré mi propia fuerza y el pulso del

nos oigas, Oh, Diosa",' Y si ella oyera. Dios no lo quiera, nosotros como la gente lo llama, ríamos

asenta-

-convertidos en una charca, en un estan-

cado Leteo- un vil creciente, una hilera o edificios," Mejor ser imprudentes movibles que prudentes fijaciones. Abro mi boca en la puerta de la calle como la cabeza del l e ó n en Venecia* para recibir tarjetas, cartas o mensajes odiosos. Salgo y me seco en las reuniones de t é ; me congelo en las cenas; me cuezo en los bailes, hiervo a fuego lento en los festejos." No, amor m í o , c o n f í a t e a m í y e n c o n t r a r é para ti m á s confortables diversiones; si la fortuna nos favorece. Temo que no recibirás ésta hasta el domingo o el lunes; como d e c í a el i r l a n d é s : entre tanto no me odies. Estoy ansioso de salir para Winchester pues a q u í empiezo a sentir disgusto de las jambas de las puertas, los nombres, los guijarros. Preguntas por mi salud, y no

público. En Winchester me llegarán tus cartas m á s me dices si t ú e s t á s mejor. Estoy bastante bien. Tu pronto; y siendo una ciudad con catedral tendré el salida no es prueba de que lo e s t é s ; ¿ c ó m o te va? placer, siempre es un gran placer cuando estoy

Las horas t a r d í a s te h a r á n mucho d a ñ o . ¿ S i se

cerca de una catedral, de leerlas durante el servicio

está bien? Estuve solo un par de d í a s mientras

paseando arriba y abajo de la nave lateral.

Brown fue a corretear por el p a í s con su antigua mochila. Ahora me gusta su c o m p a ñ í a como la de

Viernes por la m a ñ a n a . A s í que había acabado de

escribir hasta aquí

la pasada noche, bajó

cualquier otro hombre; con todo lamentaba su regreso, me i n t e r r u m p i ó como un trueno. H a b í a

Brown con casaca^ y gorro de dormir, diciendo que

llegado a un s u e ñ o entre mis libros realmente

se había recuperado con un buen s u e ñ o y estaba

voluptuoso, en una soledad y un silencio que sólo

muy hambriento. Lo dejé comiendo y me fui a la

tú t e n í a s que haber perturbado.

cama, ya que estaba demasiado cansado para entrar en ninguna d i s c u s i ó n . Te deleitarías m u c h í simo con los paseos por los alrededores, los acantilados, los bosques, las colinas, los arenales, las rocas y c o m p a ñ í a de los alrededores. Sin embargo no son tan bellos que no les d é un cordial a d i ó s ' Estatua de IVIeleager en el museo Pio-Clementino, según, posiblemente la narración de Selina Manin. Ei "amante" se refiere a Ludolph en Olho the Great. ' El texto dice: morning coat podria ser también una levita.

Tu siempre afectuoso John Keats ' Profanación de una letanía anglicana. ' El texto dice: a vile crescent, row or buildings, todo se refiere a elementos urbanísticos de una ciudad, o modo de disponer conjuntos de edificios. ' Se refiere a la famosa Bocea di Leone de los Dux de Venecia, donde se ectiaban las acusaciones, verdaderas o pretextos de venganzas o envidias para eliminar al oponente o al enemigo personal. Posiblemente extraído del mismo texto de Selina Martín. • Keats temblaba al pensar en la vida doméstica.

A John Taylor, 23 de agosto de 1819 Winchester, lunes por la mañana - 24 de agosto Mi querido Taylor: Se dará cuenta de que no le escribo hasta que me veo forzado por la necesidad: y lo lamento. Tiene que perdonarme por entrar abruptamente en el asunto, meramente anteponiendo el acuerdo de que no considerará mis modales negociantes de expresarme y proceder como desconfianza ni como altanería contra usted, pero considérelo como un deseo de orden y regularidad. He sido bastante desafortunado últimamente por lo que a dinero se refiere, a causa de un amenazador pleito en el juzgado. Fui privado inmediatamente de todo recurso. Confiaba un poco en que mi tutor pagara alguna de mis deudas, las cuales son de una cuantía tolerable, pero no he recibido ni una libra. Durante estos tres meses Brown me ha adelantado dinero: no está en absoluto en la abundancia y estoy ansioso por conseguir algo en otra parte. Los dos nos hemos comprometido (esto desearía que permaneciera en secreto) en una tragedia que justo acabo de terminar; y de ella esperamos compartir moderados beneficios. Estando relacionados hasta este punto, Brown propuso hacerse responsable junto conmigo de cualquier dinero que usted pudiera adelantarme para pasar el verano. Tengo que hacerte observar otra vez que no es por falta de confianza en su prontitud para auxiliarme por lo que ofrezco un pagaré; sino como un remedio para mí a causa de mi demasiado descuidado sentimiento de la vida, el cual debería ser responsable, lo que requiere cadenas para su propio bien, deberes que cumplir con mayor afán cuanto menos estrictamente sean impuestos ¿no tendría yo absolutamente ninguna esperanza?, ¿pero no tengo razón de alegrarme con la idea de no ser una carga para mis amigos? Si me decido a ello tengo mucha confianza de que puedo ser un escritor popular; lo que nunca seré; pero a pesar de esto conseguiré un sustento. Lo mismo me siento a disgusto con el favor del público que con el amor de una mujer, ambos son una melaza empachosa para las alas de la independencia. Siempre los consideré (a la gente) como mis deudores por los versos, no a mí como el suyo por la admiración de la que no puedo prescindir, tjltimamente he cedido a mi melancolía componiendo un prefacio dirigido a elios: después de todo decidiendo no escribir nunca más un prefacio. "Hay tantos versos, les habría dicho, dadme tantos medios para comprar placer como alivio a mis horas de trabajo." Al final de esto si deja la carta observará: ¡Cómo una vida solitana engendra orgullo y egotismo! Cierto: sé que lo engendra pero este orgullo y este egotismo me capacitarán para escribir cosas más bellas de lo que podría cual-

quier otra cosa, así que cederé a ello. Tanto como soy humilde con el genio que sobrepasa mi comprensión, me exalto y considero con odio y desprecio al mundo literario. Un muchacho tambor que tiende la mano familiarmente a un manscal de campo. Este muchacho tambor es lo que conmigo la buena palabra y el favor del público. ¿Quién desea estar entre la muchedumbre común de los pequeños famosos, quienes están cada uno individualmente perdidos en una multitud constituida por ellos mismos? ¿Vale la pena someterse o hacer el hipócrita por esto? ¿Mendigar sufragios por un asiento en los bancos de una aristocracia numerosa de las letras? Esto no es sabio, no soy un hombre sabio. Esto es orgullo. Le daré una definición del hombre orgulloso: Es un hombre que no tiene ni vanidad ni sabiduría, uno lleno de odios no puede ser vanidoso ni puede ser sabio. Perdóneme por martillear en vez de escribir. Dé mis recuerdos a Woodhouse, Hessey y a todos en la calle Percey. Siempre suyo sinceramente John Keats P.S: He leído lo que Brown ha dicho en el otro lado. Está de acuerdo conmigo en que esta manera de proceder puede parecer demasiado ruda, distante y poco delicada con usted. Esto, sin embargo, lo aclarará todo. Si tuviera que pedir prestado dinero a Brovi/n y estuviera en casa de usted, requeriría el uso del nombre de usted de la misma manera.

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A J . H. Reynolds, 2 4 de agosto de 1 8 1 9 Winchester, 25 de agosto

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mundo en si misma y tiene suficiente quehacer en su propia casa. No podría prescindir de aquellos a quienes ya conozco y quienes han crecido como si

Mi querido Reynolds:

fueran una parte de mí mismo; pero en cuanto al

Por este correo escribo a Rice quien te contará por

resto de la humanidad son para mí tan s u e ñ o como

qué hemos dejado Shankiin; y cuánto nos gusta

las jerarquías de Milton.* Pienso que si tuviera una

este lugar. Verdaderamente no tengo apenas nada

organización de corazón y pulmones libre y saluda-

m á s que decir, por llevar una vida tan m o n ó t o n a

ble y duradera, tan fuerte como la de un buey, tanto

salvo que tenga que darte una historia de sensa-

como para soportar indemne el golpe de un pen-

ciones, y pesadillas diurno-nocturnas. No me en-

samiento extremo y una sensación sin cansancio,

contrarías en absoluto infeliz en ello; pues todos mis

podría pasar mi vida casi propiamente solo aunque

pensamientos y sentimientos, que son de natu-

durara ochenta

raleza egoísta, especulaciones caseras, continúan

demasiado débil para soportarme hasta la altura;

cada día h a c i é n d o m e m á s de hierro. Estoy covenci-

estoy continuamente obligado a controlarme y a

años.

Pero siento

mi cuerpo

do m á s y m á s día a día de que el escrito bello es lo

luchar para no ser nada. Sería en vano que me

m á s próximo al hecho bello en la cima del mundo;'

esforzara en escribirte de una manera m á s razona-

el Paraíso Perdido se convierte en una maravilla

ble. No tengo nada de q u é hablar salvo de m í mis-

aún mayor. Cuanto m á s s é lo que probablemente

mo,

puede realizar mi diligencia con el tiempo, tanto m á s

tuvieras cualquier razón para lamentar este estado

se distiende mi corazón con orgullo y obstinación.^

de excitación en mí, devolvería la marea de tus sen-

Siento que está en mi poder llegar a ser un escritor popular. Me siento con fuerzas para rehusar el venenoso sufragio de un público.' Mi propio ser que sé que existe se convierte en m á s importante para mí que las multitudes de sombras con la forma de hombre y mujer que habitan un reino. El alma es un

¿y q u é puedo decir sino lo que siento? Si

timientos al canal correcto, m e n c i o n á n d o t e que es el único estado para la mejor especie de poesía. Esto es todo lo que me preocupa, todo aquello por lo que vivo. P e r d ó n a m e por no llenarte toda la hoja; las cartas me resultan tan agotadoras que la próxima vez que deje Londres pediré a todos que me liberen de ellas. Que se me dé crédito por la constan-

' Como en la nota 12 de la carta a George Keats del 14.11, al 3V el texto dice 'fine", pero la tensión semántica en castellano reclama otra palabra que "bello", "excelente"; "bello" en el sentido abstracto de excelente,

cia y al mismo tiempo que se renuncie a las cartas

' Comparar con el Paraiso Perdido. 1.571, And now h/s heart/Distends with pride. • Interesante para abarcar esto, el articulo de Kattierine Philips, Upon a scandaious libel made by J.J. to beg the Suffrage of a Vulgar Tongue.

Siempre tu afectuoso amigo

será la m á s alta indulgencia que pueda imaginar

John Keats ' Que aparecen en el Paraiso Perdido. V.587, 591. 692, VIH 92, etc.

A Fanny B r a w n e , (?) febrero de 1820

A Fanny Brawne, 27 (?) de febrero de 1820

Mi querida Fanny: No dejes que tu madre suponga que me tiaces daño escribiéndome por la noctie. Por alguna u otra razón tu nota de anoctie no era tan atesorable como las anteriores. Quisiera que voluntariamente me llamaras todavía amor. Verte feliz y de buen ánimo es un gran consuelo para mí. Déjame aún creer que tú no estás ni la mitad de feliz de lo que estarías con mi recuperación. Estoy nervioso, lo reconozco, y puedo creer que estoy peor de lo que realmente estoy; si es así tienes que ser indulgente conmigo, y concédeme esta especie de ternura que has manifestado hacia mí en diversas cartas. Mi dulce criatura, cuando considero los dolores y tormentos que he sufrido por ti desde el día que te dejé para ir a la isla de Wight; los éxtasis en que he pasado algunos días y las miserias que les siguen más me maravillo de la belleza que tan fervorosamente ha conservado este hechizo. Cuando envíe ésta estaré en la salita de delante observando a ver si por un instante te muestras en el jardín. ¡Cómo levanta la enfermedad una barrera entre tú y yo! Incluso si estuviera bien, tengo que hacerme tan buen filósofo como sea posible. Ahora que he tenido la oportunidad de pasar noches ansioso y despierto he encontrado que otros pensamientos se abrían camino dentro de mí. "Si muriera, me dije a mí mismo, no he dejado obras inmortales detrás mío, nada que haga que mis amigos se sientan orgullosos de mi memoria, pero he amado el principio de la belleza en todas las cosas, y si hubiera tenido tiempo me habría hecho recordar," Pensamientos como éstos venían muy débilmente mientras tenía salud y cada pulso golpeaba para ti, ahora tú compartes con ésta (¿puedo yo decirio?) "la última flaqueza de las mentes nobles"' toda mi reflexión.

Mi queridísima Fanny: La noche pasada ha sido la mejor que he tenido desde mi ataque, y esta mañana estoy igual que cuando me viste. He estado examinando dos volúmenes de cartas escritas entre Rousseau y dos señoras con la complicada tensión de finezas y sentimientos entremezclados en lo que las señoras y caballeros de aquel tiempo eran tan ingeniosos, y lo que aún prevalece entre las señoras de este país que viven en un estado de hacer eco a la novela. La semejanza sin embargo sólo se extiende al manierismo, no a la destreza. ¡Qué habría dicho Rousseau al ver nuestra pequeña correspondencia! ¡Qué habrían dicho sus señoras! No me importa mucho. Antes preferiría la opinión de Shakespeare sobre el asunto. El chismorreo común de las lavanderas tiene que ser menos repugnante que el continuo y eterno defenderse y atacar de Rousseau y estas sublimes enaguas. Una se llama a sí misma Clara y su amiga Julia, dos de las heroínas de Rousseau, ellas al mismo tiempo bautizan al pobre Jean Jacques St. Preux, quien es el puro caballero de su famosa novela.' Gracias a Dios he nacido en Inglaterra con nuestros grandes hombres ante mis ojos.^ Gracias a Dios que tú eres honrada y puedes amarme sin que se te escriban cartas y seas sentimentalizada en ellas. Mr. Barry CornwaIP me ha enviado otro libro, con una nota cortés. Tengo que hacer lo que pueda para darie a conocer la estima en que tengo su amabilidad. Si este nordeste cambiara sería mucho mejor para mí. Adiós, mi amor, mi querido amor, mi belleza. Á m a m e para siempre,

Dios te bendiga, amor J. Keats

' Del Lycidas. 1.71.. de Milton. Mal citada.

J.K. ' Se refiere a La nouvelle Héloise. que estaba en la biblioteca de Keats. Las cartas a ias que se refiere están en Correspondance originale et inédite de J.J. Rousseau avec Mme. Latour de Franeuville et Mme- du Peyrou. Keats fue ei único de los grandes románticos que se burló de Rousseau y no apreció su elocuencia. ^ Su observación quizás estuvo influenciada por el soneto de Wordsworth, Great Men, en el cual dice de Francia "hay igual falta ée libros que de hombres". ^ Pseudónimo de Bryan Waller Procter {1787-1874).

Silueta de Keats por Marianne Hunt

A Charles Brown, 30 de noviembre de 1820'

ahora el conocimiento del contraste, la aprecia-

Roma, 30 ide noviembre de 1820

ción de la luz y la sombra, toda esta i n f o r m a c i ó n (en sentido primitivo) necesanos para un poema

Mi querido Brown:

son grandes enemigos para la r e c u p e r a c i ó n de mi e s t ó m a g o . A q u í , ttJ, canalla, te torturo, pero tienes

Escribir una carta es para mi la cosa m á s dificii del

que traer tu filosofía para soportarlo como lo hago

mundo. Mi e s t ó m a g o contintJa tan mal, que lo

yo, realmente, ¿ o c ó m o sería yo capaz de vivir? El

siento peor al abrir cualquier libro. Con todo, estoy

Dr. Clarke está muy pendiente de m í ; dice que el

mucho mejor de lo que estaba en la cuarentena.

asunto de mis pulmones es poca cosa, pero que

Luego tengo miedo de enfrentarme con los pros y

mi e s t ó m a g o , dice, está muy mal. Estoy muy de-

los contras de cualquier cosa que me interese en

s e n g a ñ a d o al oír buenas noticias de George, pues

Inglaterra. Tengo un sentimiento habitual de que

me

mi vida real ha pasado, y que estoy llevando una

j ó v e n e s . No he escrito t o d a v í a a xxxx, quien debe

ronda en la cabeza que todos moriremos

existencia postuma. Dios sabe c ó m o habría sido,

creerme muy negligente; estando ansioso de en-

pero así me lo parece; sin embargo, no hablaré de

viarle una buena relación de mi salud la he aplaza-

este asunto. Tengo que haber estado en Bed-

do semana tras semana. Si me recupero, h a r é

hampton aproximadamente al tiempo que ttj esta-

todo lo que e s t é en mi mano para corregir los

bas e s c r i b i é n d o m e desde Chichester, q u é desa-

errores cometidos durante la enfermedad; y si no

fortunado, ¡y a d e m á s pasar por el no! ¡Era mi

lo hiciera, todas mis faltas s e r á n perdonadas. Es-

estrella predominante!' No puedo responder a na-

cribiré a XXX m a ñ a n a , o pasado m a ñ a n a . Escribiré

da de tu carta, la que me siguió de Ñ a p ó l e s a

a xxx a mitad de la p r ó x i m a semana. Severn está

Roma, porque tengo miedo de examinarla otra

muy bien, aunque lleva una vida tan aburrida con-

vez. Estoy tan débil (mentalmente) que no puedo soportar la vista de ninguna escritura de un amigo al que amo tanto como a ti. Sin embargo monto al caballito' y, en la peor de mis situaciones, incluso en la cuarentena, reuní m á s r e t r u é c a n o s , en una especie de d e s e s p e r a c i ó n , en una semana, que en ningtJn a ñ o de mi vida. Hay un pensamiento que

basta para matarme. He estado bien, con

salud, alerta y c o m p a ñ í a , paseando con ella," y

migo. Da mis recuerdos a todos mis amigos, y dile a XXXX' que no habría abandonado Londres sin haberme despedido de é l , sino porque estuve muy bajo corporal y mentalmente. Escribe a George tan pronto recibas ésta, y dile c ó m o estoy, tanto como puedas imaginarlo; y t a m b i é n una nota a mi hermana, quien anda por mi i m a g i n a c i ó n como un fantasma. Ella es tan parecida a Tom. Apenas puedo decirte a d i ó s aun en mi carta. Hago siempre una e x t r a ñ a i n c l i n a c i ó n .

' Probablemente, por lo que se sabe, ésta es su ultima carta. En Roma se alojó en las habitaciones de una casa de la Piazza di Spagna. ' "El Cuento de Inviemo", .l.ii.201, bawdy planet, (hai will sWte / Wtiere't is predominant. ' A menudo con el lugarteniente Isaac Marmaduke Elton, que también murió de tuberculosis en Suiza el 24 de mayo de 1823. ' Brown sustituyó "Fanny" o "Miss Brawne" por "ella".

¡Dios te bendiga! John Keats

* Las omisiones del copista son imposibles de sustituir.

John Keats y

101 Biblioteca de Mexico

JOHN

KEATS*

J ΠI N KEATSI POESIA

COMPLEJA

POEMAS E D I C I Ó N BILINGUE ΤΟΜΟΙ

¿Pero qué hay más sublime más allá del pensamiento

SUEÑO Y POESÍA

[que tú?

(Fragmentos)

¿Más fresco que las bayas de un árbol de la montaña? ¿Más extraño, más hermoso, más suave, más regio, Cuando tendido en mi cama dormido completamente despieito que las alas de los cisnes, que las palomas, de las estaba para mi, pero por qué no podía [apenas visibles águilas? descansar yo no lo sabia, porque ningiJn ser terrenal (como yo supongo) tenía más dolencias ¿Qué hay? ¿Y a qué lo compararé? que yo, porque yo no tenia males o enfennedades. Chaucer Tiene gloria, y nadie más la puede compartir: El pensamiento por tanto es temible, hermoso y sagrado, ¿Qué hay más delicioso que el viento en verano?

persiguiendo toda mundanería y ridiculez:

¿Qué hay más delicioso que el bello colibrí

viniendo a veces como temibles golpes de taieno,

que se detiene un momento en una flor abierta

o los bajos rugidos de las regiones interiores de la Tierra,

y luego zumba alegre de enramada en enramada?

y algunas veces como un suave cuchicheo

¿Qué hay más tranquilo que el florecer de la fragante rosa

de todos los secretos de cosas maravillosas

en una isla verde, sin que los hombres conozcan su

que respiran sobre nosotros en el aire;

[existencia?

así que ojeamos a nuestro alrededor con mirada vigilante,

¿Más saludable que el follaje de una cañada?

quizás para ver formas de luz, dibujos aéreos;

¿Más secreto que el nido de un ruiseñor?

y captar suaves notas flotantes de un himno apenas

¿Más sereno que el semblante de Cordelia?

[sonoro;

¿Más lleno de visiones que un romance sublime?

para ver una corona de laurel, suspendida en las alturas,

¿Qué, sino tú. Sueño? ¡Suave cerrar de tus ojos!

destinada a coronar nuestro nombre cuando la vida llegue

¡Suave murmurador de tiernos arrullos!

[a su fin.

¡Ligero revoloteador alrededor de nuestras felices [almohadas!

A veces da cierta gloria a la voz, y del corazón surge ¡regocijo! ¡regocijo!

¡Trenzador de capullos de amapolas y sauces llorones!

sonidos que alcanzarán al Hacedor de todas las cosas

¡Silencioso estrangulador de las trenzas de las bellezas!

y mueren a lo lejos en ardientes bisbíseos.

¡El más feliz de los que escuchan! Cuando la mañana te [bendice

No hay nadie que haya visto una vez el sol glorioso,

por animar todos los ojos alegres

y todas las nubes, y sentido su pecho limpio

con esa mirada tan brillante en el nuevo amanecer.

por la gran presencia del Hacedor, pero debe saber lo que esto significa, y sentir su ser resplandecer:

• John Keats. Poesía compieta, edición bilingue, traducción Arturo Sánchez, Libros Rio Nuevo, Ediciones 29. Barcelona, España, 1978, tomos I y II, 408 y 352 pp.

por lo tanto no insultaré su espíritu diciéndole lo que ve por sus propios méritos.

¡Oh poesía! Por ti sostengo mi pluma,

La vida es la esperanza de la rosa mientras todavía no

que no soy todavía un glorioso habitante

[se ha abierto;

de tu ancho cielo. ¿Debería mejor hincarme de hinojos

la lectura de un cuento siempre cambiante;

en la cumbre de alguna montaña hasta sentir

el ligero alzado del velo de una doncella;

un glorioso esplendor a mi alrededor

un pichón cayendo en el limpio aire de verano;

y repetir el eco de la voz de tu propia lengua?

el reír de un chico en edad escolar, sin pesares o

¡Oh poesía! Por ti cojo mi pluma,

[preocupaciones

que no soy todavía un glorioso habitante

cabalgando en las bamboleantes ramas de un olmo.

de tu ancho cielo; aún, con mis ardientes plegarias, cosecho de tu santuario algún aire limpio,

¡Oh, durante diez años, pueda abrumamne

suavizado por la intoxicación del aliento

con poesía! Así pudiera afrontar la proeza

de floreadas ensenadas, que puedo morir una muerte

que mi propia alma se ha decretado.

de lujos, y mi joven espíritu persigue

Entonces pasaré los países que veo

los rayos de sol de la mañana hasta el gran Apolo,

en larga perspectiva y continuamente

como un nuevo sacrificio; o, si puedo soportar

probar sus puras fuentes. Primero cruzaré el reino

las abrumadoras bellezas, me conducirá a las hermosas

de Flora, y el viejo Pan: dormir en la hierba,

visiones de todos los lugares; un rincón de la glorieta

alimentarse de manzanas rojas y fresas

será delicioso -un libro eterno

y elegir cada placer que se me apetezca;

donde pueda copiar numerosos y bellos dichos

atrapar las ninfas de manos blancas en sombríos lugares, res,

sobre las hojas y las flores- sobre los juegos

enamorando con dulces besos esquivos rostros—,

de las ninfas en los bosques y fuentes; y la sombra

jugar con sus dedos, tocar sus blancos hombros

guardando el silencio en torno a la doncella dormida;

haciéndolos bellamente estremecer con un mordisco

y numerosos versos de extrañas influencias

tan fuerte como los labios lo puedan hacer; y así de rdo, [acuerdo,

que siempre debemos averiguar cómo y cuándo llegaron. También revolotearán imaginaciones

un bello cuento sobre la vida humana leeremos.

alrededor de mi chimenea y allí felizmente descubrir

Y alguien enseñará a una paloma domesticada cómo [mejor

visiones de solemne belleza, donde vagaría en feliz silencio, como el limpio Meander

puede abanicar el aire suavemente cuando descanso;

por los solitarios valles; y donde encuentre un lugar

otra, inclinándose ágil sobre sus pasos,

de frondosa sombra, o una gruta encantada,

se colocará un manto verde flotando alrededor de su [cabeza,

o una colina verde cubierta con un variado vestido de flores y temerosa de su hermosura,

y todavía danzará siempre con variada facilidad,

escribir en mis cuartillas todo lo que se permita,

sonriendo a las flores y los árboles;

todo lo que sea apropiado para nuestras mentes [humanas. Cuando haga frente a los sucesos de este vasto mundo

otra me seducirá una y otra vez, entrefloresde almendro yricacanela; hasta que en el fondo de un mundo de hojas

como un poderoso gigante, y mi espíritu se inquiete,

descansemos en silencio, como dos gemas enroscadas

hasta que en sus hombros orgullosamente vea

en las entrañas de una madreperla.

alas para encontrar la inmortalidad. ¿Y cómo puedo despedir estas alegrías con un adiós? ¡Detente y reflexiona! La vida tan sólo es un día.

Si, las debo cambiar por una vida más noble,

Una frágil gota de rocío en su peligroso camino

donde pueda encontrar las agonías, la lucha

desde la cima de un árbol; el pobre sueño de un indio

de los corazones humanos; ¡Porque mira! veo a lo lejos

mientras su barca se precipita por el monstruoso

navegando sobre las azules escabrosidades, una carroza

[acantilado de Montmorency ¿Por qué tan triste gemido?

y corceles con ondeantes crines -el cochero atento a los vientos con glorioso temor;

I

1

y ahora los numerosos galopes trepidando ligeramente

respiración de los nuevos capullos abriéndose? ¿Des [el significado

por el borde de una enorme nube; y ahora con alegres ruedas descender a cielos más frescos,

de las grandes cejas de Júpiter hasta los frescos y \

adornado con plata de los ojos brillantes del sol,

campo de abril? Aquí brilló su altar,

y todavía abajo con capacitado giro resplandecen;

incluso en esta Isla; ¿Y quién puede comparar

y ahora los veo al lado de una colina verde

el ferviente coro que alzó un son

descansando a la brisa entre cabeceantes ramas.

de harmonía, a dónde jamás equilibrará

El cochero habla gesticulando maravillosamente

su propio poder de intrincado sonido,

a los árboles y las montañas y allí pronto aparecen

enorme como un planeta, y como él gira

formas de encanto, de misterio y de terror

eternamente alrededor de un desvanecido hueco?

pasando ante el oscurecido espacio

Ay, en aquellos días las musas estaban casi ahitas

compuesto por poderosos robles: mientras perseguirían

de honores; no tenían otra ocupación

sempiterna música, en su recorrido.

que la de cantar y suavizar su ondulado cabello.

¡Mira! Cómo murmuran, ríen y sonríen y lloran: algunos con las manos levantadas y severa la boca;

¿Pudiera olvidarse todo esto? Sí, un cisma

algunos con sus rostros embozados hasta las orejas

alimentado por la vanidad y el barbarismo

entre sus brazos, limpios en su reciente juventud,

hace al gran Apolo ruborizarse por esta su tierra.

van alegres y sonrientes a pesar de la oscuridad;

Los hombres eran tan sabios de pensamientos que no

algunos mirando hacia atrás y otros con mirada altanera; sí, miles en mil diferentes modos

[podían comprende sus glorias; con la fuerza del grito de un infante

avanzan rápidamente -ahora una guirnalda de hermosas

cabalgaban sobre un poderoso caballo

[muchachas

que creían Pegaso. ¡Ah, funesta alma!,

danzando con su pelo suave enmarañado de rizos;

soplaron los vientos del cielo, el océano

y ahora amplios vientos. Más que desesperados intentos

amontonó sus olas y tú no lo notaste. El azul

hace el conductor de esos corceles,

mostraba su eterno florecer y el rocío

y parece escuchar: ¡Oh, que pueda conocer

de las noches de verano recogido para hacer

todo lo que escribe con tanta brillante precipitación!

la mañana más preciosa: ¡La belleza ha despertado!

Todas las visiones han huido. El coche se ha escapado

muerto para las cosas que no conocías -estaban

¿Por qué tú no estabas despierto? Porque tú estabas

a las regiones iluminadas del cielo y en su lugar

[estrechamente ligada

el sentido de las cosas reales aparece doblemente más [fuerte,

a leyes rancias alineadas por miserables nomias y viles círculos; tanto que enseñaste en una escuela de imbéciles para suavizar, apaciguar, podar y ajustar,

y como un arroyo enlodazado, llevaría mi alma a la nada: pero lucharé

hasta que, como cierta vara mágica de ingenio de Jacqg

contra todas las dudas, y conservaré vivo

sus versos exageraron. Fácil fue el empeño:

el pensamiento de aquella misma carroza y el extraño

Un mllar de habilidosos hombres usaban la máscara

viaje que realizó.

de la poesía. ¡Maldita, impía raza!

|

Blasfemaron a la brillante Lírica en su rostro y no lo supieron -no, vagaron

¿Hay tan poco alcance en la presente fortaleza de la hombría, que la más [calenturienta imaginación no puede volar libremente como acostumbraba antaño? ¿Preparar sus corceles

llevando una pobre, decrépita norma señalada con el más débil motivo, y más ampliamente el nombre de un Boileau! ¡Oh tú cuya carga

para cabalgar sobre la luz y hacer cosas extrañas

es cubrir con las alas nuestras deliciosas colinas!

por las nubes? ¿No nos lo ha demostrado?

Cuya concentrada majestad llena

¿Desde el limpio espacio del éter hasta la pequeña

mi sujeta reverencia, tanto que no puedo trazar

5 benditos nombres, en esta profana tierra, tan cercanos a aquellas razas. ¿No te avergonzaron

suena una gaita; herniosos sonidos flotan libres sobre la tierra; Estás feliz y contento.

sus infamias? Nuestro viejo y quejoso Támesis

Estas cosas son dudosas; aún en verdad hemos tenido

¿No te deleitó? ¿Nunca anduviste alrededor

extraños truenos de la potencia de las canciones;

del delicioso Avon con triste lamento

suavizados en verdad con lo que es hermoso y fuerte,

y llanto? ¿O te despediste para siempre

la Majestad; pero la verdad desnuda es que los temas

de las regiones donde nunca más crece el laurel?

son feos garrotes, los poetas polifemos

¿O te quedaste para dar la bienvenida

inquietando el gran mar Una lluvia de luz sin drenaje

a algunos espíritus que orgullosamente pasan cantando

es la poesía. Es el poder supremo;

su juventud y mueren? Fue justamente así,

es poder, medio dormido en tu propio brazo derecho: el sólo enarcar las cejas encanta

Pero permíteme apartar de mis pensamientos aquellos [tiempos de dolor

a un millar de voluntariosos y obedientes agentes, y aún así ella gobierna con discreto poder:

Ahora es una estación más tiermosa; tu has respirado

pero el poder solo, aunque nacido de las Musas,

ricas bendiciones sobre nosotros; tú has tejido

es como un ángel caído: árboles arrancados,

nuevas guirnaldas: porque hermosa música ha sido oída

oscuridad, y gusanos, y sudarios, y sepulcros

en numerosos lugares; alguna ha sido extraída

lo deleitan; porque se alimenta de los desperdicios

de su morada de cristal en un lago,

y restos de la vida. Olvidando el gran fin

por el pico de ébano de un cisne; en un espeso matorral

de la poesía. Ésta debe ser como un amigo

anidado y tranquilo en un sereno valle,

que acaricia y eleva los pensamientos del hombre.

Hermosa joven, bajo los árboles, no puedes abandonar

O D A A UNA URNA GRIEGA

tu canción, ni siquiera pueden estos árboles estar [desnudos; ¡Tú, aún desencantada novia de la tranquilidad!

intrépido amante, nunca, nunca podrás besar,

Tú, hija de leche del Silencio y el lento Tiempo,

aunque triunfante ya cerca de la meta, no te entristezcas;

historiadora rústica, que puedes así expresar

ella no puede desvanecerse, aunque tú no tengas su [encanto,

un cuentofloridocon más dulzura que nuestra rima: ¡amarás para siempre, y ella será hermosa!

¿Qué leyenda adornada de hojas rodea tu forma de dioses o mortales, o de ambos en Tesalia o los valles de Arcadia?

¡Ah felices, felices ramas que no podéis desprenderos

¿Qué hombres o dioses son éstos? ¿Qué reacias

de vuestras hojas, ni siquiera decirle adiós a la [primavera!

[doncellas? ¿Qué loco propósito? ¿Qué lucha para huir?

Y feliz músico que sin ser sobrenatural

¿Qué gaitas o timbales? ¿Qué salvaje éxtasis?

siempre tocas canciones siempre nuevas;

Las melodías oídas son dulces, pero las que no se oyen

por siempre cálido y dispuesto a ser disfrutado,

¡amor más que feliz, más que feliz, feliz amor!

son más dulces; por lo tanto, vosotras, suaves gaitas, [tocad;

siempre ansioso y siempre joven; todos respirando alta pasión humana

no para el oído sensible, sino, aún más querido,

que deja al corazón muy apenado y ahito,

para el espíritu de las melodías sin tono:

la frente abrasando y la lengua reseca.

ODA A PSIQU

¡Oh diosa! Escucha estos desentonados versos, [an-ancados a pura fuerza y con queridos recuerdos y perdona que tus secretos tengan que cantarse incluso a tu suave oído en forma de concha: seguro que hoy he soñado, ¿o he visto a la alada Psique con los ojos bien abiertos? Vagaba por un bosque despreocupadamente, y, de repente, desmayándome de sorpresa, vi dos bellas criaturas, tumbadas una al lado de la otra entre la alta hierba, bajo el susurrante techo de hojas y temblorosos capullos, por donde corría un arroyuelo apenas advertido: ¿Quiénes son estos que se acercan al sacrificio? En medio de silenciosas flores frescas de fragantes ojos,

¿Hasta qué altar verde, oh misterioso sacerdote;

azules, plateadas con capullos purpúreos,

conduces tú a esa novilla inclinándose ante el cielo

yacían respirando tranquilos en el lecho de hierba;

con sus sedosos flancos adornados de guirnaldas?

con los brazos entrelazados y las alas también;

¿Qué pequeña ciudad al lado de un río o a la orilla [del mar,

sus labios no se tocaban, pero todavía no se habían [despedido

o montaña coronada de una pacífica ciudadela

como si desunidos por la suave mano del sueño

ha quedado deshabitada esta piadosa mañana?

y dispuestos todavía a superar el número de besos dados

Pequeña ciudad, tus calles por siempre

al tierno ojo de la aurora del primer amor:

estarán silenciosas; y ni siquiera un alma que diga

conocí al alado joven;

por qué estás desolada, jamás volverá.

pero ¿quién eras tú, oh feliz, feliz paloma? iSu Psique ciertamente!

¡Oh figura de Ática! ¡Bella posición! Con bien nacidos hombres de mármol y doncellas muy labradas

¡Oh, la más hemiosa visión con diferencia última nacida

con ramas de bosques y hierbas pisadas;

de toda la jerarquía desaparecida del Olimpo!

tú, forma silenciosa, nos absorbes el pensamiento

IVlás hermosa que la estrella de la región de zafiro de

como lo hace la eternidad: ¡Frío Pastoral!

[Febe,

Cuando el viejo tiempo consuma esta generación

o el cálido resplandor amoroso del cielo de Vesper;

tú continuarás, sumida en otro dolor

más bella que éstas, aunque no tengas ningún templo

que el nuestro, como amiga del hombre, a quien dices

ni altar rodeado de flores,

"la belleza es verdad, y la verdad belleza... esto es lo [único

ningún coro de vírgenes que susurren deliciosamente en las horas de la medianoche;

que sabes en la tien-a y todo lo que necesitas saber".'

ni voz, ni laúd, ni gaita, ni dulce incienso que surja abundante del encadenado incensario; ni altar, ni enramada, ni oráculo, ni calor de la pálida boca del soñador profeta.

P

Baitey, fechada el 22 de noviembre de 1817. Keats escribió: "No estoy excepto de la santidad de las devociones del corazón y de la verdad in. Lo que la Imaginación ve como Belleza tiene que ser Verdad -tanto ¡Oh, tes como si no— porque tengo la misma idea de todas nuestras pasiomor todas son. en su forma sublime, creadoras de simple Belleza."

la más sublime! aunque demasiado tarde para

107

-Biblioteca de M « x i c a ^

[viejos votos,

demasiado, demasiado tarde para la apasionada lira

donde pensamientos en forma de ramas, recién nacidas [con doloroso placer,

[creyente, cuando sagradas eran las perseguidas ramas de los [bosques,

murmurarán al viento en lugar de los pinos: en amplio círculo estos oscuros árboles agrupados

sagrado el aire, el agua y el fuego;

rodearán las agrestes montañas ladera por ladera;

sin embargo aún en estos días tan apartados

y allí por medio de céfiros, arroyos, pájaros y abejas,

de las felices piedades, tus brillantes admiradores

las dríades reclinadas en el musgo serán arrulladas hasta [dormir;

agitándose entre los desanimados olímpicos veo, y les canto inspirado por mis propios ojos.

y en medio de esta amplia quietud

I Déjame entonces ser el coro y susurrar

un santuario rosado adornaré

en las horas de la medianoche!

con las enrejadas trenzas del cerebro que piensa,

Ser tu voz, tu laúd, tu gaita, tu dulce incienso

con capullos, campanas y estrellas sin nombre.

surgiendo del incensario que se balancea;

¡Con toda la jardinería que la Fantasía nunca pueda

tu altar, tu enramada, tu oráculo, tu calor de la pálida boca del soñador profeta.

[imaginar, que respirando flores, nunca volverá a repetir lo mismo; y allí habrá para ti todas las delicadas delicias

Sí, seré tu sacerdote y construiré un templo

que el sombrío pensamiento pueda conquistar,

en alguna recóndita región de mi mente,

una brillante antorcha, y una ventana abierta en la noche para permitir al cálido amor entrar!

CUANDO T E N G O TEMORES Cuando tengo temores de que desaparezca

y cuando presiento, bella criatura de una hora,

antes de que mi pluma recoja mis prolíficos pensamientos,

que ya nunca más podré fijar mi vista en ti,

antes de que los altos montones de libros, impresos,

¡nunca he saboreado el hermoso poder

mantenidos como graneros llenos del grano maduro;

del amor no rechazado! -entonces a la orilla del ancho mundo me quedo solo y pienso

cuando observo, en el rostro estrellado de la noche, enormes nubes como símbolos de un sublime romance y presiento que no viviré bastante para perfilar sus sombras, con la mano mágica de la oportunidad;

hasta que el Amor y la Fama se hunden en la nada.,

L A FAMA, COMO UNA MUCHACHA DÍSCOLA

UN SUEÑO DESPUÉS DE LEER SOBRE PAOLO Y FRANCESCA EN EL INFIERNO DE D A N T E

La Fama, como una muchacha díscola, todavía puede Γη Como Hemies en cierta ocasión le dio ligereza a sus

[ser engatusada

[plumas

por aquellos que la cortejan de rodillas como esclavos pero que se rinden a algunos muchachos atolondrados

cuando el arrullado Argos, impedido, desfallecido y [dormido,

y se chiflan más por un corazón desahogado;

en un cañaveral de Delfos, mi pereza se sacudió, es como una Gitana que no habla a aquellos

así jugué, así encanté, así conquisté, asi despojé

que no han aprendido a estar contentos con ella; una Coqueta a cuyo oído no se ha susurrado lo bastante

al mundo-dragón de todos sus cientos de ojos, y viéndolo dormido, así volé muy lejos,

[cerca

no para purificar a Ida con sus esquíes de fría nieve,

que cree que la escandalizan los que hablan de ella;

ni hasta Tempe, donde Júpiter se afligió un día, una verdadera Gitana, nacida en la cuenca del Nilo, sino a ese segundo círculo del triste Inflamo,

cuñada del celoso Putifar;

donde en las ráfagas, los remolinos y la Inundación

jamas locamente a los Bardos! Ragadía con desdén por

de lluvia y los granizos, los amantes no necesitan contar

[desdén;

sus penas; pálidos eran los labios que allí vi,

¡artistas desamados! ¡Locos estáis!

pálidas eran los labios que besé y bella la forma

Macedle vuestra mejor reverencia y decidle adiós,

que flotó conmigo) por ρ la melancólica tormenta.

luego, si quiere, ella os seguirá.

Abril de 1819. 109

Biblioteca de México

Abril de 1819.

C U Á N ARDIENTE ES EL HOMBRE

A L SONETO

"No se puede comer el pastel y conservarlo." Proverbio.' Si nuestro inglés tiene que ser encadenado por Cuan ardiente es el hombre, que no puede contemplar

[melancólicas rimas

sus días mortales sin que se le altere el pulso,

y, como Andrómeda, el dulce soneto

que hostiga todas las hojas del libro de su vida

engrillado, a pesar de la dolorosa hermosura,

y roba el bello nombre de su virginidad;

permítasenos encontrar, si nos vemos obligados,

es como si la rosa se arrancara a sí misma,

sandalias mejor entrelazadas y acabadas

a la ciruela madura se quitara su capa de polvillo,

que se adapten al desnudo pie de la poesía;

como si una Náyade, como un duende servicial,

vamos a revisar la lira y probar el sonido

oscureciera su limpia gruta con una capa de barro;

de cada cuerda, y así ver lo que se puede ganar

^

pero la rosa se queda en su rosal, para que la bese el viento y se alimenten las abejas,

con oídos atentos, la atención concentrada;

y la ciruela madura sigue vistiendo su oscuro ropaje;

avaros de sonidos y sílabas, no menos

Β

que Midas con sus monedas, vamos a ser

9



el lago tranquilo tiene la superficie de cristal; ¿por qué entonces el hombre, atonrientando al mundo

celosos de las hojas muertas en las coronas de laurel,

[en busca de gracia

así, si no permitimos que la Musa quede en libertad,

estropea su salvación por una arraigada falsa creencia?

ella quedará atada con guirnaldas propias.

Abril de 1819. ' Un equivalente castellano sería "No se puede nadar y cuidar la ropa." (N. del T.)

110

Biblioteca de México

Abril de 1819.

A L SUEÑO

L A BELLA DAMA SIN GRACIA

¡Oh, suave embalsamador de la callada medianoche!

¿Qué te aflige, caballero andante,

Cen'ando, con cuidadosos y benignos dedos

solitario y pálido vagabundo?

uestros contentos y oscurecidos ojos, refugiados de la [luz,

Las juncias están marchitas en el lago y ningún pájaro canta.

nsombrecidos en el divino olvido; ¿Qué te aflige, caballero andante, ¡Oh, suave sueño! Si te place así, cierra,

tan macilento y tan apenado?

) medio de ese tu himno, mis queridos ojos ) espera hasta el amén, antes que tu sopor extienda

El granero de las ardillas está lleno y la cosecha recogida.

ededor de mi cama sus arrulladoras caridades; Veo un lirio en tu frente go sálvame, o el día que llega brillará

humedecido de angustia y del rocío de la flebre

en mi almohada, suspirando muchos dolores;

y en tu mejilla una pálida rosa

sálvame de la curiosa conciencia, que aún gobierna

marchitándose rápida también.

su fuerza en' la oscuridad, minando como un topo; ^gira la llave con destreza en las engrasadas cerraduras

Encontré a una dama en los campos muy hermosa... como doncella de un cuento, su cabello era largo, sus pies ligeros

^ ^ ^ e l l a la silenciosa urna de mi alma.

y sus ojos salvajes.

¿POR QUÉ ME HE REÍDO ESTA NOCHE?

Tejí una corona para su cabeza y también brazaletes, y un fragante espacio, me miró como si amara,

¿Por qué me he reído esta noche? Nadie lo dirá:

y dejó escapar una dulce queja.

Ni Dios, ni el Demonio con sus severas respuestas, se dignan responder desde el Cielo o desde el Inflerno.

La coloqué en mi corcel al paso

Entonces me dinjo de una vez a mi corazón humano.

y nada más sucedió en aquel día, porque inclinada a un lado, cantaba

^ ^ C o i orazón! Tú y yo estamos aquí, tristes y solos; ^

una canción encantada.

P>ime, ¿de qué me he reído? ¡Oh, mortal dolor! ¡Oh, oscuridad! ¡Oscuridad! Siempre tengo que gemir,

B

reguntando al Cielo, al Infierno y al corazón en vano. Por qué me reí? Conozco este arriendo del Ser,

Me buscaba raíces de dulce sabor, miel silvestre y rocío de maná, y con seguridad en una extraña lengua decía ¡verdaderamente te amo!

mi fantasía se extiende hasta su más alto encanto; sin embargo en esta misma medianoche fallecería

Me llevó a su gruta de duendes

y la divisa de la brillantez del mundo vería hecha trizas;

y allí lloró y suspiró con sentimiento,

I

'sos, Fama y Belleza son de verdad intensos

y allí cen-é sus silvestres ojos

x> la Muerte es más intensa... La Muerte es el alto

con cuatro besos.

[precio de la Vida Marzo de 1819.

palabra "en' (en otras ediciones aparece "por') es una corrección conjetural. Creo

Y allí me an\illó hasta quedar dormido, y allí soné... ¡Ah! jAdiós dolor!,

Keats quiere dedr que la 'curiosa conciencia' está capacitada para gobernamos so en la oscuridad del sueño. Mr. Charles Lee sugiere, de todas lomias, que su clon pudiera haber sido escribir 'almacena' en vez de 'gobierna'

el último sueño que jamás soñé en la fría ladera de la colina.

Poemas relacionados con Fanny

Brame

Vi pálidos reyes y también pálidas princesas, pálidos guerreros, palidez mortal tenían todos; gritaban: "¡La Belle Dame sans Merci

A F A N N Y BRAWNE

te ha esclavizado!"

Vi sus hambrientos labios en la oscuridad

¡Curadora naturaleza, deja sangrar a mi espíritu!

avisando horrorizados y muy abiertos

¡Oh! ¡Libera a mi corazón del verso y déjame descansar!

hasta que desperté y me encontré aquí

Arrójame sobre tu trípode, hasta que la sangre

en la fría ladera de la colina.

de sofocantes líneas desborde mi pecho lleno.

Y ésta es la razón por la que permanezco aquí

déjame comenzar mi sueño.

solitario y pálido vagabundo,

Vengo y te veo mientras tú estás ahí,

aunque las juncias estén marchitas en el lago

No me rechaces hacia el viento invernal.

¡Ah, el tema! ¡Un tema! ¡Gran naturaleza! Dame un tema;

y ningún pájaro cante. ¡Ah! mi más querido amor, dulce hogar de todos mis [temores, y esperanzas, y alegrías, jadeantes tristezas, esta noche, si se me permite adivinar, tu belleza luce una sonrisa tan deliciosa tan brillante y tan radiante como cuando con extasiados, dolorosos, humildes ojos perdidos en dulce asombro, miro y miro.

¡Quién ahora, con glotonas miradas, devora mi festín? ¿Qué mirada humilla ahora mi luna de plata? ¡Ah! Conserva esa mano lejos de mí por fin; permite, permite que el amor queme, pero, te lo ruego, no retires la inclinación de tu corazón hacia mí tan pronto. ¡Oh! Guarda, por caridad, el latido más intenso para mí.

¡Guárdalo para mí, dulce amor! Aunque la música [produ voluptuosas visiones en el cálido aire, aunque nade por las danzas de los peligrosos remolinos: Sé como un día de abril, sonriente, frío y alegre, un sobrio lirio, tan sobrio como hermoso; entonces, ¡Cielos! Habrá un junio más cálido para mí.

Por qué, esto -tu lo dirás, Fanny m í a - no es verdad: Coloca tu suave mano sobre la blancura

donde tu corazón late: confiesa -no es nada nuevo-,

¡Divino, he dicho! ¿Qué ave marina sobre el mar

¿tiene una mujer que ser

es filósofa mientras va

como una pluma en el mar

aleteando hacia donde las grandes comentes la llevan? ¿Qué haré

llevada tiacia adelante y atrás por todos los vientos y

para conseguir de nuevo

[mareas? ¿a una velocidad incierta

esas plumas nuevas, y así remontarme una vez más

como un globo en las praderas?

por encima, por encima del alcance del agitado Amor,

Yo lo sé, y saberlo es desesperación

y hacerlo agacharse lentamente mientras grito?

para alguien que te ama como yo te amo, dulce Fanny,

¿Debo beber vino? No, eso es vulgar,

cuyo corazón palpita por ti en todas partes,

una herejía y un cisma,

ni, cuando te marchas lejos

introducido en los cánones legales del amor.

se queda en su maltrecho hogar.

No, el vino tan sólo es dulce para los felices;

Amor, amor solitario, sus dolores muchos y grandes:

mas tristezas

Entonces, queridísima, libérame

me rodean sin nefarias.

de estos torturantes celos.

¿Dónde aprenderé a conseguir de nuevo la paz? a barrer los pensamientos de esa tan odiada tierra,

¡Ah! Si tu valoras mi sometida alma por encima

calabozo de mis amigos, esa malvada costa

del pobre, desvaneciente y corto período de una hora,

donde encallaron y vivieron como náufragos;

no pemiifas que nadie profane mi Sagrada Visión del

esa monstnjosa región, donde corren aburridos ríos,

[amor,

siempre desde sus sórdidas urnas hasta la orilla,

o que con mda mano rompa

desposeídos de dioses de cabellos herbáceos;

la sacramental oblea:

cuyos vientos, todos sin céfiros, sosteniendo flagelantes [varas,

no dejes que nadie toque la recién nacida flor. heladas en los grandes lagos, para castigar a la

Si no... que se cierren mis ojos,

[humanidad;

¡amor!, en su último reposo.

cuyos viejos bosques, congelados, negros y ciegos,

I

asustarían a una dríada; cuyos campos de ásperas [hierbas hacen inclinarse al flaco y hambriento buey mientras

VERSOS A FANNY

[come; sus flores malas no tienen perfume, los pájaros no trinan y la gran e infalible Naturaleza parece por una vez

¿Qué puedo hacer para alejar

[equivocada.

los recuerdos de mis ojos? Porque ellos han visto ¡ay! hace una hora, mi radiante Reina!

i

El tacto tiene un recuerdo. ¡Oh!, di, amor, di,

j

¡Oh, que por algún encanto soleado

¿qué puedo hacer para matarlos y ser libre

j

se disipen las sombras de este inflamo!

como en mi vieja libertad?

|

Decid que han dasaparecido -con la nuava luz da la [aurora

Cuando todas las bellezas que veía estaban bien suficientemente para cogerme y medio atraparme,

aparece caminando mi radiante dama.

sin conservarme:

¡Oh, pemnitidma qua una vaz más descanse

cuando, no importa cuan pobres o policromadas cosas,

mi alma sobre ase deslumbrante pecho!

mi musa tenía alas,

¡Permitid una vez más a estos dolorosos brazos rodear

y siempre estaba dispuesta a seguir su curso

las tiemas cárceles da su cintura!

a donde yo la inclinaba, inintelectual, aunque divino para mí.

Y déjame sentir tu cálido allanto aquí y allí hasta qua an rapto sa ma arica al cabello.

1 1 4

Biblioteca de Méxicc

ί

, la dulzura del dolor!

WE

desenmascarado y siempre expuesto, sin mancha.

jame sentir esos labios otra vez!

¡Oh! ¡Déjame poseerte por completo, todo, todo mío!

sta! ¡Basta! Es suficiente para mí

Esa figura, esa belleza, ese pequeño gusto dulce de amor, tus besos, esas manos, esos ojos divinos, ese cálido, blanco, lúcido pecho con millones de placeres, tú misma, tu alma, por piedad, dámelo todo, no te quedes ni con un átomo de átomos o muero,

A FANNY

o sigo viviendo, quizás, como tu mísero esclavo, olvidado en la niebla de la ociosa miseria,

Imploro tu piedad, piedad, amor, ¡ay! Amor

motivos de la vida, el paladar de mi mente

Piadoso amor que no tientas

perdiendo el gusto y mi ciega ambición.

a los pensativos, nunca errante, inocente amor. Noviembre de 1B19

IIS Biblioteca de México

JOSÉ DE LA COLINA

EL ARTE DE SHEREZADA T h e Book of t h e Thousand Nights and a Night,

no, y luego nos p e d í a que a c e p t á r a m o s un obsequio, a l g ú n

objeto que lo h a b í a

acompañado

durante parte de su vida y que ya nos esperaba, es decir las mil y una noches á r a b e s de Richard

envuelto, en el recibidor. Y unos pocos meses

Burton, en la edición de The Burton Club, era un

d e s p u é s , el 29 de julio, en una media tarde de tor-

libro que don Luis Bunuel decía visitar con alguna

mentosa lluvia, al volver yo a casa, M a r í a me dijo



frecuencia porque le parecía curioso y hasta diverti-

haber o í d o por radio la noticia que me entenebre-

do por la increíble abundancia de anotaciones que

ció m á s el d í a : Bunuel h a b í a fallecido.

lo convertían en una enciclopedia de usos, costum-

Bunuel h a b í a regalado a Luis Alcoriza un ma-

bres y obsesiones eróticas o meramente sexuales.

nuscrito inédito de Federico G a r c í a Lorca; a Al-

Una tarde don Luis, cuando, con T o m á s Pérez Tu-

berto Isaac la navaja-crucifijo filmada en un famo-

n-ent, revisábamos la transcripción de las entrevistas

so primer plano de Viridiana;

que habrían de integrar el libro Prohibido al interior/Entrevistas

con Luis Bunuel,

asomarse quiso docu-

a Emilio G a r c í a Riera

no s é q u é cosa; y a m í The Book of the Nights

and a Night

Thousand

en la e d i c i ó n del Burton Club.

mentar no s é q u é punto de una conversación mar-

Los tomos han estado en lo alto de un librero de

ginal sobre, digamos, las posibles diferencias entre

mi casa desde entonces y rara vez los he ojeado,

la sexualidad oriental y la occidental, y para mostrar

hojeado, por una especie de vago temor: mi ele-

que esa proclividad del capitán Richard Burton hacia

mental conocimiento del inglés no es bastante

el ardiente tema era e-vi-den-ti-si-ma

para leer fluidamente la preciosista prosa burto-

ya desde las

primeras páginas, subió a buscar en su biblioteca (su misteriosa biblioteca en el piso superior de la casa de la Cerrada de Félix Cuevas, piso generalmente vedado a los visitantes) el primer tomo de tal edición y nos señaló una de las primeras notas de pie de página, referente al primer relato, el que produciendo a la doncella Sherezada producirá

el

torrente de cuentos: "Debauched women prefer negroes on account of the size of their parts. I measured one man in Somali-land who, when quiescent, numbered nearly six inches." Y don Luis, poniéndome en las manos el libro abierto en la página indicada y delatando con el índice la anotación, se reía y exclamaba, acaso refiriéndose al desmedido negro de Somalia, o quizá al obsesivo, ¿obsexual? capitán Burton: "¡Pero q u é animal!" Aquel fue mi primer contacto con la famosa edición Burton Club de la enorme empresa sherezadiana de Burton.

niana a la que Borges le encuentra un " h e t e r o g é neo estilo", y he sentido una especie de v e r g ü e n za por ello, como si m á s que desaprovechar su texto, estuviera yo faltando a citas con Bunuel, y como si dejara que el libro se muriese. Cuando en el n ú m e r o 33 de Lefras Libres, 2001,

de septiembre del

parcialmente dedicado al arte del cuento,

p u b l i q u é un ensayo titulado "El arte de Sherezada", en el que mencionaba esa e d i c i ó n (pero me e q u i v o q u é en el n ú m e r o de tomos), J o s é Luis M a r t í n e z , admirable erudito y ensayista, me telef o n e ó para decirme que le g u s t a r í a adquirir el Sherezada-Burton-edición

Burton Club. Ahora

J o s é Luis lo tiene en su vasta, riquísima biblioteca que,

sospecho, sólo él sabe sondear Y allí sin

duda The Book

of the Thousand

Nights

and a

Night e s t á donde debe estar: e s t á disponible para una insuperable mirada lectora que lo revivirá.*

Dos o tres a ñ o s d e s p u é s , en los primeros meses de 1983, don Luis, como un ejemplar v a r ó n

J o s é de la Coline

antiguo, c o m e n z ó a prepararse a "un bel morire". Telefoneaba a los amigos y a los cercanos conoci-

M é x i c o , 10 de julio de 2002

dos que t e n í a en M é x i c o , nos citaba en su casa, uno cada vez, y con una gravedad sencilla, sin solemnidad, a g r a d e c í a los momentos de amistad compartidos, se d e s p e d í a , aclarando que ya no recibiría visitas de nadie ni r e s p o n d e r í a al teléfo-

* Esta colección, junto con los demás libros que formaron el vasto acervo bibliográfico de tan eminente crítico, fue adquirida por la Biblioteca de fvléxico, y está a disposición de muchos y nuevos lectores que podrán consultarla en el recinto dedicado al Fondo Bibliográfico José Luis Martínez,

€Γ arte 5e SíjerejaSa Mi primer contacto con Las mil y una

noches,

ocurrido en mis primeros a ñ o s , lo debo a un libro de cuentos para n i ñ o s de la famosa edi-

vastas longitudes de tiempo insufrible

que

s u g e r í a el cuento. Por

otro

motivo

aquellos

Cuentos

de

torial e s p a ñ o l a Calleja que entre sus grandes

Sherezada

y coloridas l á m i n a s ostentaba un espantoso

la huidiza memoria de mi n i ñ e z : la misma

m a r c a r í a n mi n i ñ e z , o mejor dicho

gigante surgido de la cima de una retorcida

palabra Sherezada,

columna de humo oscuro que, interrumpiendo

estaba en el título y ya no r e a p a r e c í a en una

el horizonte marino, a su vez s u r g í a de una

sola p á g i n a del libro; el cual era, por supues-

que misteriosamente s ó l o

p e q u e ñ a á n f o r a c a í d a en una playa y a los pies de un viejo pescador vestido como un " á r a b e de cuento". Aquella i l u s t r a c i ó n me caus a r í a alguna noche de espanto por el aspecto monstruoso del genio, y a ú n m á s cuando leí la

L

E

C

T

P

A

R

A

V

R

A

.

S

breve pero vertiginosa a u t o b i o g r a f í a de é s t e en la p á g i n a de enfrente: "El grande y terrible S a l o m ó n , para castigarme por haberle deso-

^ Q ^ 5 ' α s !

bedecido, me e n c e r r ó en esta vasija; y durante mis primeros cien a ñ o s de prisionero j u r é que

h a r í a rico al hombre que me liberase,

pero nadie lo hizo; y pasaron otros cien a ñ o s , y otros cien m á s , y miles de a ñ o s , y yo prom e t í a a ú n m á s riquezas y enormes poderes a mi anhelado liberador, y é l continuaba sin aparecerse; y durante los miles de siglos siguientes fui l l e n á n d o m e de rencor y de odio y j u r é que si a l g ú n hombre me sacaba de la p r i s i ó n lo m a t a r í a por haberme hecho esperar tanto; y como para tu desgracia eres t ú mi liberador,

DEPARTANEHTO"EDirOIÍIAl SECRETAIÍIA«DE'EDVCACIIIN.«

dime de q u é manera prefieres morir, porque voy a matarte." Algo d e s p u é s , habiendo despertado por la noche enredado entre las s á b a nas, y como apresado entre ellas por casi un minuto, c o n s i d e r é con terror la idea de las

Lecturas clásicas para niños, edición de la Secretaria de Educación Pública bajo la dirección de José Vasconcelos

Ilustración de Roberto Montenegro en Lecturas

clásicas para niños, edición de 1924

to, una s i m p l i f i c a c i ó n y a d a p t a c i ó n "ad usum

dense, hecho in wonderful

Delphini" de Las mil y una noches.

lor,

C r e í que

arabian

technico-

s e g ú n la publicidad en las carteleras de

Sherezada s e r í a el nombre de algo o alguien,

los cines, y con el t í t u l o en e s p a ñ o l de, s í . Las

pero ¿ q u é

mil y una noches,^

nombraba, o a q u i é n

evocaba?

me q u i t ó esa i l u s i ó n para

S o s p e c h é que d e b í a ser el nombre del p a í s en

compensarme con otra. Ahora yo s a b í a que

el que s u c e d í a n esas maravillosas y a veces

Sherezada era una mujer con el rostro y los

terribles historias: un ilimitado paisaje sin fron-

ojos oscuros y las r í t m i c a s caderas de la bella

teras, con desiertos, mares, selvas, palacios,

actriz dominicana M a r í a Montez, y que ade-

pescadores,

m á s contaba cuentos. Pero el film era un fias-

mercaderes, ladrones, pescadores, genios e

co con su Arabia de c a r t ó n y lentejuelas, su

incontables monstruos y prodigios, y un califa

actriz "arabizada" por el maquillaje de marca

al

Max

reyes,

princesas,

parecer

marineros,

inmortal

llamado

Harum

Al

Raschid. No era el p a í s de Sherezada, sino el

Factor,

paisajes

de

back-lot

de

la

Universal Pictures y su abundancia de figu-

p a í s Sherezada, que estaba en este planeta,

rantes alquilados a tantos d ó l a r e s la hora para

pero m á s a l l á y por encima de cualquier hori-

soportar los reflectores sunlight.

zonte, como un espejismo flotante entre el

y de veras fascinante, fue la p e l í c u l a anterior

Mucho mejor,

cielo y la tierra. S ó l o algo d e s p u é s , en las cerc a n í a s de la adolescencia, un film hollywoo-

' Arabian Nigtlis. de 1942, con John Hall, Maria Montez. Sabu, Turtian Bey, etc, dirigidos (es un decir) por John Rawlins.

en dos a ñ o s y de p r o d u c c i ó n inglesa, con un

de Richard Burton, The Book

technicolor delicado y gran sentido narrativo,

Nights

r e s u l t ò fiel al -digamos- e s p í r i t u sherezadia-

de la preciada e d i c i ó n de The Burton Club,

no, aun si no la habitaba el cuerpo de "Shere-

que

zada": El Ladrón

dio como regalo de despedida (y que ya me

de

Años después

Baghdad.^

leí, primero en t r a d u c c i ó n

and a Nigth,

of the

Thousand

en los 16 copiosos tomos

Luis Bunuel, p r e p a r á n d o s e a morir, me

había

señalado

en el comienzo del primer

e s p a ñ o l a y en v e r s i ó n algo abreviada. Les

tomo una de las abundantes notas del obsesi-

mille

de Antoine Galland, el pre-

vo, el obsexual c a p i t á n Burton: "Debauched

cursor que con esas noches fabulosas intro-

et une nuits

women prefer negroes on account of the size

dujo en la literatura y en la i m a g i n a c i ó n de

of their parts. I measured one man in Somali-

Occidente el exotismo oriental y un romanti-

land who, when quiescent, numbered needy

cismo avant

six inches." La nota h a c í a reír a don Luis, que

la lettre.

Leí también

algunos

cuentos de la v e r s i ó n algo maja de Cansinos

exclamaba, no s é si r e f i r i é n d o s e

Assens; c o n o c í en parte la v e r s i ó n en i n g l é s

somali o a Burton: " ¡ P e r o q u é animali"). Y no

al negro

hace muchos a ñ o s v o l v í a leer, completa y en ' The Thief of Baghdad. Película Inglesa. Dirección: Michael Powell, Ludwig Berger y Tim Whelan, 1940, Actuación; Conrad Veldt (el malvado gran visir). Sabu (el ladronzuelo), June Duprez (la princesa cautiva) y Rex Ingran (el genio de la botella). Música de Miktós Rózsa. Dirección artística: Vincent Korda. Producción: Alexander Korda. 1940,

el f r a n c é s original, la v e r s i ó n de Galland, de la cual dice Borges que es "la peor escrita de todas, la m á s embustera y la m á s d é b i l , pero

Ilustración de Roberto Montenegro en Lecturas clásicas para niños, edición de 1924

Ilustración de Gabriel Fernández Ledesma para el cuento de Aladino en Lecturas clásicas para niños

fue la mejor l e í d a " , acaso porque con ella

c i ó n admirable, muchas lecturas, una memo-

paso ¿ d e danza?

ria tan prodigiosa que nada le h a b í a escapado

hacia el cuento f a n t á s t i c o y la novela g ó t i c a .

de lo que h a b í a l e í d o ; [y] se h a b í a felizmente

daban

los europeos un

Ahora Sherezada ya no es para m í tanto un

aplicado a la f i l o s o f í a , a la medicina, a la his-

p a í s como una mujer, una maestra del arte de

toria y a las bellas artes, [y] h a c í a mejores ver-

seducir

contando

sos que los poetas m á s c é l e b r e s de su tiempo

rezada.

Y a ese r í o de relatos que parece

cuentos: el arte

de

She-

\y

además]

estaba provista

de una belleza

venir del infinito e ir al infinito, poblando con

excelente y de una virtud muy s ó l i d a que coro-

p a r a í s o s e infiernos un desierto sin fronteras,

naba todas estas cualidades". A s í espihtual-

debiera s u b t i t u l á r s e l e El libro

mente alhajada y armada, Sherezada se ha

de

Sherezada,

pues, aunque la muchacha del verbo inagota-

propuesto salvarse del Ó t e l o m ú l t i p l e y, a la

ble no sea su mayor protagonista, s í es su

vez,

principal voz narradora: un racimo de voces.

Desdémonas.

El

libro

incluye

pocos

datos

biográficos

terminar con la masacre de las diarias La ingeniosa muchacha logra

sus dos p r o p ó s i t o s comenzando a contarle al

sobre la cuentista. En el comienzo, el s u l t á n

uxoricida serial un cuento que interrumpe a la

Shariar descubre que su primera esposa lo

siguiente noche, en la que otra vez i n i c i a r á

hace cornudo con un empleado menor del

otro para concluirlo en la p r ó x i m a , y a s í suce-

palacio y mata a ambos de un modo que

sivamente.

resulta

palabra: bajo sus propias palabras.

atroz aun en la meticulosa,

pacata

escritura de Galland: "El desdichado p r í n c i p e , sacando su alfanje, se a c e r c ó al lecho y de un

Uno

Logra entonces

de los misterios

la libertad bajo

que aureolan a la

s e ñ o r i t a hija del gran visir es c ó m o puede ella

solo tajo hizo pasar a los amantes del s u e ñ o a

conocer

la muerte. Luego, tomando a uno tras otro, los

gran experiencia de la vida y un i n v e r o s í m i l

t i r ó por la ventana al foso que rodeaba al pala-

trato con gente ruda, aventurera y aun de mal

cio." Y para vengarse de todo el g é n e r o feme-

vivir Pero lo cierto es que nunca ha habido

nino, a s e g u r á n d o s e de que no s e r á deshonra-

cuentista menos gratuito que Sherezada: para

do y de que siempre t o m a r á esposas v í r g e -

ella, en principio destinada al d e g ü e l l o como

tantas historias que suponen una

nes, el refinado e n e r g ú m e n o Shariar desposa

las precedentes infortunadas, contar cuentos

y desvirga cada noche a una doncella para

es, en sentido estricto, asunto de vital necesi-

darle muerte cada m a ñ a n a . Un d í a se casa

dad.

con la hija de su gran visir, y ya e s t á

aquí

dentora del pueblo (pues desea casarse con

Sherezada, que " t e n í a un coraje por encima

el s u l t á n porque "tengo el designio - d i c e - de

de su sexo, un ingenio infinito, una penetra-

parar el curso de la barbarie que ejerce sobre

Y a d e m á s de una brava h e r o í n a y re-

Escena de la película The Thief of Baghdad, 1940

las familias de esta ciudad"), es una narrado-

Entonces Jean-Paul Sartre, en alguno de

ra genial, la Madre de los Narradores, la pre-

sus

cursora de las novelas por entregas, las p e l í -

quiero acordarme, sentencia con inhabitual

libros de los que no puedo y acaso no

culas de episodios y las telenovelas seriales,

lucidez: "Para que el acontecimiento m á s tri-

y prefigura el cine de Hitcticock, el "maestro

vial se vuelva una aventura, se necesita y

del

basta ponerse a narrarlo. Eso es lo que siem-

suspense".^

Cuando, durante la f i l m a c i ó n de una p e l í c u -

pre embauca a la gente; un hombre es siem-

la, el m á s grande de los cineastas, Johin Ford,

pre un narrador de historias, vive rodeado de

le preguntaba a uno de sus asistentes de

sus

d i r e c c i ó n por q u é no h a b í a dispuesto a l g ú n

sucede lo ve a t r a v é s de ellas; y, así, tiende a

detalle de la escena a punto de ser filmada, y

vivir la vida como si la contara."

historias y de las de otro, y todo lo que

el asistente se disculpaba enumerando los

De modo que cuentan cada d í a por lo menos

contratiempos que le impidieron cumplir con lo

una historia y el cotidiano y vulgar periplo casa-

ordenado, Ford lo i n t e r r u m p í a : "Don't make

m e í r a - o f i c i n a - m e í r o - c a s a se vuelve, al ser con-

me the story of your life; just answer the ques-

tado, una aventura. Pero si todos los hombres

tion!""

son narradores, secretadores de historias, de

En un plano m á s sencillamente cotidiano, el

conatos de cuento, no todos son cuentistas.

ciudadano oficinista Pedro P é r e z , explicando

Para que la n a r r a c i ó n se convierta en cuento

ante la esposa por q u é llega tarde a comer, le

debe, de una manera u otra, acatar el a c a d é -

dice: "Deja que te

cuente: el

licenciado

mico requisito de hacerlo pasar por la el nudo

y el desenlace,

exposi-

M a r t í n e z me p a s ó un expediente a las cinco

ción,

ya sea en ese

menos diez, el metro v e n í a lleno y paraba

orden o ya en cualquier otro. O, en otras pala-

largo rato en las estaciones, y, ya casi llegan-

bras: el cuento deja de ser mera n a r r a c i ó n

do a casa, e m p e z ó a llover y se me s o l t ó la

cuando logra que una s u c e s i ó n de hechos se

suela de un zapato y..."

arregle en un destino,

^ En la primera versión impresa de Las mil y una nociies, la de Antoine Galland, ya se da el sentido del suspense hitchcockiano (aunque sin la e final de la grafia inglesa): "La sultane Scheherezade, en continuant de tenir en suspens le sultan des Indes..." ' "No me cuentes la historia de tu vida; sólo responde a mi pregunta."

lo mismo si el destino se

cumple en un a ñ o o en un día, o en una hora, o en el tiempo de un p a φ a d e o . Si pongo al Jardinero persa a explicarle al Príncipe que si no ha plantado las rosas en los amates es por-

Collage de Willfried Satty para ΈΙ cuento dos mil dos de Sherezada", de E. Α. Poe que ese d í a no e n c o n t r ó en el mercado al abas-

noche, por ventura,

mercado, y como la mula p e r d i ó una herradura,

—¿Por

una n a r r a c i ó n , no un cuento (y

mi jardinero

un gesto

—No

the story your life. Do it!"). Pero, en cambio,

de la Muerte—,

haré

esta

cuando Un joven jardinero —¡Sálvame! mañana

persa te dice a su Encontré

y me hizo un gesto

ve a la Muerte y le dice: has hecho

amenazador

—respon-

sino un gesto de sorpresa. lo encontraba

debo tomarlo

a

amenazador?

fue un gesto

mañana

Ispahan.

uno de sus caba-

qué hoy en la mañana

ya oigo al P r í n c i p e r e f u n f u ñ a r : "Don't make me

un cuento si digo esta historia "persa":

estar en

le presta

llos. Esa tarde, el príncipe

l l e g ó al otro mercado cuando ya h a b í a n cerrado, h a b r é hecho

quisiera

El buen príncipe

tecedor habitual, por lo cual hubo de ir a otro

lejos

esta noche

de en

Pues Ispahan,

Ispahan.^

príncipe:

a la Muerte

esta

de amenaza.

Esta

' Jean Cocteau, Le grand écart. El cuento parece genuinamente oriental, pero quizá es invención de Cocteau.

(Incidentalmente: ¿ l a realidad a veces copia al

nuando la f i c c i ó n de una noche en otra para

arte y escribe cuentos "persas"? Hay el caso

evitar el zumbido del alfanje sobre su cuello,

de Federico G a r c í a Lorca en sus d í a s termi-

Sherezada repite el truco de Penelope, que

nales. En el Madrid de julio del 36, el poeta,

teje y desteje y reteje en la tela las figuras de

asustado ante los signos premonitorios de la

una escena (un cuento) para escapar a los

guerra civil, le dice a sus amigos: "Estos luga-

requerimientos de sus cortejadores, y acaso,

res se van a llenar de muertos", y escapa en

o

tren a su ciudad familiar, a Granada, porque

Odiseo y salvarlo del movedizo tejido de peli-

allí lo conocen y lo quieren y e s t a r á a salvo;

gros en que e s t á cautivo. La cuentacuentos

sobre todo, para dibujar

el destino

de

pero precisamente Granada s e r á una de las

modifica la realidad (y la realidad es, en la cir-

primeras ciudades tomadas por las tropas

cunstancia, "la barbarie que el s u l t á n ejerce

franquistas, y a Federico lo d e t e n d r á n , y lo

sobre las familias de esta ciudad"), emitiendo

m a t a r á n , pocos d í a s d e s p u é s . Como el jardi-

esas historias cuentos una tras otra, y unas

nero del cuento, Federico, por evadir a la

dentro de otra, p a r t i é n d o l o s en el filo entre dos

muerte, fue directamente hacia la muerte.)

noches, y a la vez inscribe a la ciudad, a las

Así,

la muchacha para posponer su anun-

mil noches y una, al s u l t á n , a sí misma y a

ciado cruel destino, cuenta cuentos, en algu-

innumerables otros personajes, en el cuento

nos de los cuales, a d e m á s , hay personajes

global, que es el libro de la voz de Sherezada,

que a su vez cuentan cuentos." Su voz, diga-

A s í nace el mito Sherezada una y otra vez teji-

mos la voz global del libro, emite historias que

do por Sherezada. Ejerciendo de principio a

interiormente se ramifican en otras historias,

fin lo que Ernest Hemingway llamaba "gracia

dibuja destinos que colectan otros destinos, y

bajo p r e s i ó n " (y no era poca p r e s i ó n : ¡la ame-

la f i c c i ó n aparece entonces como el reverso

naza del d e g ü e l l o ! ) , la astuta y graciosa hija

del tapiz en el que los hilos se cruzan, se anu-

del gran visir, la doncella cuyo e s p í r i t u tiene

dan, para crear una imagen como la otra cara

mil y un a ñ o s , tan s ó l o armada de sus s u e ñ o s

de la Luna. Contando, interrumpiendo y conti-

y de su arte verbal, domina el fluir del tiempo,

* Se produce de este modo una "mise en abîme", como en esas estampas en que un pintor pinta un paisaje dentro del cual se ve al mismo pintor pintando el mismo paisaje, dentro del cual el susodicho pintor pinta otro,., y así supuestamente hasta el infinito.

ta s e ñ o r i a l del cuento de cuentos.

vence a la muerte y se ehge en la protagonis-

Las

mil y una noches,

titularse El arte de

entonces, debiera

Sherezada.

5 Ε « ! Α Γ Α Β 0 4 τ 0 Ε « Ί Μ Ρ Β Ι Μ Ι Κ ι ^ Ε 5 Τ Ε ν ί Ι ^

BR0««ENMELMDEPARTAMENTanTaR4 IL DE«:LA^SECRETARIAHDEKEDV¥ C A C I 0 N K P V B L I C A 4 K E N » ^ M E X I C 0 E L y X X V m ^ D E N O C T V B R E ^ D E M C M X X I V « Y * s F V E » 0 R 4 f e N A M E N T A D O â t P O R ^ M O N T E N E G R O S Y i F E R N A N D E Z M t . E D E S M A '

Colofón de Lecturas clásicas para niños

UN LAS

CUENTO MIL

Y

BREVE

UNA

DE

NOCHES

LAS SEIS DONCELLAS

Una

vez estaba sentado M a m ú n , el p r í n c i p e

de los creyentes, en el interior de su palacio,

historia

antigua

y

sabéis

muchos

versos;

demostrad pues vuestra e r u d i c i ó n , poniendo

rodeado de muchos poetas y consejeros de

cada una de relieve sus prendas propias y las

su reino, y, d i r i g i é n d o s e a uno de sus comen-

faltas ajenas, alegando en su apoyo textos del C o r á n , de los poetas y de las m á x i m a s a n -

sales que se llamaba Mohamed, dijo: -Cuéntame

algo

que

yo

no

haya

oído

Al o í r esto l e v a n t ó s e la esclava blanca y dijo

nunca. -Oye

tiguas.

atento, repuso Mohamed. Un rico co-

d i r i g i é n d o s e a la negra:

se

- ¡ D e s d i c h a d a de ti! Yo soy la clara luz y la

e s t a b l e c i ó en Bagdad, t e n í a seis esclavas: la

luna esplendorosa. Mi color es el de la rosa

primera era blanca, la segunda morena, la ter-

blanca, el de un d í a sereno y apacible y el de

merciante

de

la

Arabia

del

Sur, que

quinta

las resplandecientes estrellas. Por eso ha di-

amarilla, y negra la sexta; todas t e n í a n , sin

cho el profeta de Dios: "Aquella cuyo rostro es

embargo, hermosas facciones y p o s e í a n cier-

blanco

to grado de cultura y disposiciones muy felices

S e ñ o r . " Los musulmanes se distinguen de los

para la m ú s i c a y el canto.

infieles por sus blancos turbantes; t a m b i é n la

cera, gruesa, la cuarta delgada, la

conservará

siempre

la

gracia

del

noche, que estaban todas reunidas y

nieve baja blanca del cielo. Yo p o d r í a seguir

h a b í a n comido, bebido y recitado versos, les

encareciendo a ú n muchas ventajas y prerro-

dijo su s e ñ o r :

gativas del color blanco; pero prefiero m á s

Una

- T o d a s h a b é i s l e í d o el C o r á n , c o n o c é i s la

hacer resaltar tus faltas. ¡ O h , t ú que eres la negra obra de un herrero y que tienes el si-

• Las mil y una noches. Cuentos árabes, edición ilustrada con dibujos de Femando Schuitz Wettel, tomo primero, Editora Nacional, S.A., 1984. 608 pp.

niestro y f ú n e b r e color del cuervo! ¿ N o cono-

acaso las palabras de aquel poeta que

den de Cam, a quien N o è maldijo a causa de

^ • i j o : "Preciosas son las blancas perlas, y el

su d e s v e r g ü e n z a , d e s t e r r á n d o l o a Abisinia;

^Biegro c a r b ó n es de un precio m í n i m o ; un ros-

también

i ^ t r o blanco denota a l e g r í a y felicidad, pero el

negros carecen

^mss

negro es signo de un temperamento s a t á n i ^bo"?

T a m b i é n s a b r á s que los negros desden^

e s t á n todos contestes en que los de inteligencia y hay un

proverbio que dice: "Un negro y un inteligente no pueden avenirse nunca."

A una seña de su dueño, la negra se puso de pie y dijo a la blanca:

do por ella y es la que antecede siempre al día, ¿Y no es negro el cabello del hombre cuando

- ¿ N o sabes tú que Dios juró en el Corán por

es joven y blanco cuando ya falto de vigor y ale-

la noche, cuando extiende sus sombras, y por

gría se aproxima a la tumba? Si el color negro

el día, cuando derrama sus luces? Si la noche

no fuese el más valioso, no se hallaría ni en el

fuera algo despreciable. Dios no hubiese jura-

centro del corazón ni en el de los ojos. ¿No es

(

noche la que más aman y aprecian los

nantes? ¿No se escribe el nombre de Dios nantes?

se levantó la amarilla y dijo, señalando hacia la morena:

)n1 caracteres negros, y el almizcle y el ámbar

-Mi color alegra todos los ojos. Es el color

) son negros también? Tú glorificas tu color

del oro, de las estrellas, de la luna, de las

)lanco anco y frío, y no piensas que la nieve y el

manzanas y del azafrán. De mí dijo un poeta:

granizo aumentan las penas del infierno.

"Mi amada se parece a la luna resplande-

También un poeta ha dicho: "¿Hay algo más

ciente. Sus ojos son tan agradables como el

precioso que el almizcle? ¿Algo más barato

oro, y su mirada, tan deleitosa como el

que el yeso? En los ojos no sirve lo blanco; sólo

azafrán." ¿No sabes cuál es el color que tú

lo negro tiene precio."

tienes? El de un búfalo, de quien todos huyen

El comerciante hizo que se levantara la

y de otras muchas cosas que repugnan a

esclava gruesa, que, desnudando sus brazos

todos; el de la herrumbre; el de un montón de

y sus piernas y encarándose con la delgada,

tierra. Tienes un color intermedio que no le

dijo:

gusta a nadie. No hay ni rosas morenas ni oro

-¡Loado sea Dios que me hizo tan gruesa y

moreno.

que en su libro sagrado encareció las preemi-

Por fin se levantó la morena y dijo:

nencias de las gordas, diciendo: "Y Abraham

-¡Loado sea Dios que no me ha hecho ni

trajo una ternera gruesa." Mi cuerpo se parece

blanca ni negra ni amarilla!, pues mi color es

a un jardín cargado de melocotones y gra-

el más preferido y más cantado por los poe-

nadas y de toda clase de flores; todos pre-

tas. ¿Qué es lo que más se pondera en una

fieren a un pájaro o a un carnero que esté

doncella, sino el oscuro lunar que hermosea

gordo. ¿Debo detenerme en todos los defec-

sus mejillas? No creáis que os envidie lo más

tos de las flacas, en sus piernas de gorrión y

mínimo; a ti, lechuza; a ti, mamarracho del

en sus cuerpos que parecen los palos de una

infierno, y a ti, repugnante papilla. De ti dijo un

horca?

poeta: "Cuando veo a una mujer amarilla me

El comerciante se echó a reír y, haciéndola sentar, dijo a la flaca que hablara. -¡Alabado sea Dios!, dijo ella, que me ha

parece que está enferma, y cuando se me aproxima, siento tal angustia y temor como si fuera a morir."

dado una figura tan graciosa y encantadora.

El comerciante las puso en paz entre sí y

Jamás he oído que un amante compare a su

las regaló, a cada una, un hermoso vestido,

amada con un elefante o un camello, sino con

oro y piedras preciosas.

el tallo de un junco, una caña india o una

El califa se rió mucho al oír esta peregrina y

gacela. Yo siempre estoy fresca y alegre, me

chistosa historia y después hizo que Mo-

nuevo fácilmente como un gorrión y me samuevo

hamed le comprara las seis esclavas por seis

sfago con muy poco alimento. Tú que estás Isfago

mil dineros. Pero poco tiempo después recibió

rani gorda no sirves más que para la matanza;

una carta del comerciante que decía;

I

smpre estás grave y sombría: te cansarás Sempre

"Seis hermosuras me han robado el co-

seguida; cuando te sientas, no te puedes

razón, y mi alegría se ha marchado con ellas;

vantar; nunca estás harta de manjares, si pvantar;

eran mis oídos, mi vista y mi alimento, mí

n |

ulem r es

uermes te cuesta mucho el despertarte y sueño y mi vida. Mi pena es tan grande, que te cuesta mucho el despertarte y

ncas como un buey cuando le degüellan. Te roncas

Estas líneas enternecieron tanto al califa

chado"; eres inmóvil como una montana, montaña, y

que devolvió inmediatamente sus esclavas al

cuando andas por el Oriente se oyen tus pa-

comerciante; regalándole, además, ricos ves-

^ •ljos I

no pienso más que en la muerte."

areces, como dijo un poeta, "a un odre hinpareces,

os por por el Occidente. el Occidente. Accediendo a los deseos del comerciante,

tidos, y enviándole la suma de seis mil dineros.

MARCO ANTONIO

CAMPOS

EN EL CAFE PIZARRA Sentado en el ala del café, del lado izquierdo de las golondrinas y al lado de la catedral, bebiéndonne el menos de un gintonic, me pregunto, pregunto sin aspavientos: de qué ventana del Palacio de Justicia cayó la justicia, por qué, a quienes juraron la República,

K^ÊÊÊ

aún se les fusila en el patio del cuartel, quién en cuándo y cómo y dónde dirá de España

v^l V

la historia de América sin el naufragio de las navegaciones^ A mi edad ya no quedan por decir demasiadas cosas; lo mínimo y precario que queda es saludarnos, amar de sesgo y de perfil mujeres que se olvidan ya de verte, la mañana delictiva que te cruza la noche sin alcohol. Pero señores, a quienes enmohece el dinero y mueren y matan por tener poder: aún desciendo al Mediterráneo a la búsqueda del sol y dondequiera digo y hago lo que quiero (si lo quiero), soy libre en el adiós de las jóvenes de piernas torneadísimas, la poesía toca fondo -allá lejos- en el índigo del horizonte, donde el vuelo del gorrión desciende en naranja o en amarillo para deslumhrar el punto en que lo vemos. Lo digo claro, lo digo, claro, lo aclaro aquí, al lado de la catedral de Oviedo, contemplándome la cara en las heces del café que me leo en la taza, en la taza que dibuja el plato, en el cuerpo que cayó de bruces, no por el hecho de viajar, no, sino por exigirle más de lo debido.

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través de la Bibliotec M e x i c o "José Vasconcelos", en colaboración con la Oficina Económica Cultural de Taipei e n M e x i c o se complacen e n invitarle a la exposición

Taiwan multicultural: 1 0 0 años e n m o v i m i e n t o Cine, f o t o g r a f í a y manga Biblioteca de M é x i c o · Sala de catálogos Del 1 3 de abril al 1 2 de j u n i o Plaza d e la Ciudadela 4 Centro Histórico M e t r o Balderas informes; 4 1 5 5 0 8 3 0 ext. 3 8 5 9

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1

m

=

HISTORIA DEL CIEGO Y DEL PARALÍTICO* Preguntáronle en cierta ocasión a un sabio muy

-Ponte de pie y coloca sobre tus hombros al

versado en ciencia teológica si en la otra vida re-

paralítico, el cual con sus ojos te guiará y tú con

cibirían su premio y su castigo el cuerpo y el alma

tus piernas lo conducirás hasta el árbol. Yo me marcho y cuando esté fuera, podéis saciar vues-

conjuntamente. -El cuerpo y el alma, contestó, participarán por

tro apetito.

igual de la suerte que les está deparada, pues en

Púsose de pie el ciego y, colocando sobre sus

común obran uno y otra, como obraron el ciego y

hombros al paralítico, lo llevó hasta el árbol cuya

el paralítico de la historia que voy a referiros.

fruta cogieron, arrancando además, algunas ra-

Un ciego y un paralitico, que eran amigos y juntos pedían limosna, manifestaron un día su deseo de que algún rico les permitiese entrar en su huer-

mas y causando después grandes destrozos en todo el huerto. Cuando llegó el propietario y vio su huerto

to. Oyó un hombre bondadoso y compadeciendo - destruido, montó en cólera y encarándose con el se de ellos los llevó a su huerto, los obsequió con frutas y los dejó allí, suplicándoles tan sólo que

ciego y el paralítico dijo: -¿Qué habéis hecho? ¿Es este el premio que me dais por haberos dejado entrar en mi huerto y

nada estropeasen. Pero cuando los mendigos hubieron probado aquella fruta, súpoles ésta tan bien, que sintieron

obsequiado con sus frutas? ¿Cómo habéis podido abusar así de mi confianza?

ganas de comer más. Y habiéndose comunicado

-¡Oh, señor, respondieron los mendigos. Bien

uno a otro sus deseos, lamentándose el paralítico

sabes que no hemos podido ser nosotros los auto-

de no poder alcanzar las frutas y el ciego de no res de todo esto, ya que somos ciego el uno y paralítico el otro.

poder verlas. En esto llegó el guardián y les preguntó por qué

-¿Aún os atrevéis a negar vuestra fechoría?

estaban tan tristes; y habiéndoles ellos explicado

¿Creéis que no sé cómo la habéis realizado? Si

el motivo de su malhumor, díjoles aquél:

hubieseis confesado vuestra culpa os habría per-

-¡Ay de vosotros si tocáis una fruta más! ¿No donado; pero puesto que la habéis negado os habéis oído cómo mi amo os advertía que no es- daré el castigo que merecéis. tropeaseis nada del huerto? Reprimid, pues, vuestra avidez; de lo contrario, os arrojaré de aquí.

Y expulsándolos del huerto, los encerró en una cárcel, en donde al fin murieron.

-Queremos coger fruta de ésta, respondieron;

El significado de esta parabola, dijo el sabio, es

el amo no sabrá nada. Por favor no nos descubras

el siguiente: el ciego representa el cuerpo, y el pa-

y danos algún medio para que podamos satisfa-

ralítico el alma; el huerto es la imagen del mundo,

cer nuestros deseos.

y el propietario es Dios, el Creador; el árbol sig-

El guardián, al ver que no querían seguir su

nifica el apetito animal, y el guardián es la inte-

consejo, dijo al ciego:

ligencia que advierte lo malo y aconseja lo bueno.

' Las mil y una noches, Cuentos árabes, edición ilustrada con dibujos de Fernando Schuitz Wettei, tomo primero, Editora Nacional, S.A., 1984, 608 pp.

juntamente el premio y el castigo.

Por esto el cuerpo y el alma han de compartir con-

ISSN 0188-476X

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