La Belleza Del Asombro

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9 ( L a B e lle z a d e l A som b ro

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La Belleza del Asombro Prólogo de José Ignacio Fosco

Editorial Páginas

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^ L, irruirse taUntidiyjíacion”

/jan romado como modelo las « * * " ^ i r t f c o X * « * el Hbro THE M W W IES OF m t UFE,

. . . ¿v«TOlí» * h Pr tJfn K obra Pcrtcn ecen a Afcon* « 't*"1® ’ . ( jj^ n J. por Ediciones Botbeder. 1988. t, — reducción total o parcial de este libro, ni su * * ° ^ n i la crananisdn de ninguna fonna o por cualquier n * * * * 5 “ * ^ ^ COi merfnico. por fotocopia, por registro u otros ¿ ¿ c T & d penmso conjunto pnnáo y por escrito de los titulares del

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fleca* ReoéLavani*3

l& n .Ará¿¿ f& a tS é n , Í Í 3 M 23X¿ MaánJ Espada riidfrwiemQ^ñxúai

O ^ l e ^ «-1745-200?

índice/ ]nt*cducci6*v R cní; El lu c e jix de mjuovilLi» Un cruel accidente - .

Owwjciíiviome

- •

Mi padre . - -Rumpcr lo* cánono Motivación» .

Aprender * aprender . . Hasta que el conocimiento no llega al músculo. . LoR(lcullct __ ... . __ __ La importancia de preámbulo y epilogo en un juego El lenguaje en d i n c del lluuontstno . .. . Lo simple - - - — ____ ____________ Una húiona para jóvenes aficionados . . . . Este arte que practico — ___ La verdad de la m e n t i r a Engatar sin engañar ____ — jugando a los piratas _____ _______------ Gracias mi nüto c i e g o Filosofando____________ _________________ Las pau sas ----— ----Toda una filosofía «internada en cinco letras Algo m x *

_______



Manejo de la carta doble . Del dorso__ De la cara — Enfile Dadas.. Dada de segunda volteando-----Detalles técnico* ----- Dada de «egunda sin voltear-----Dada de tercera Dada de cuarta Dada de quinta

75

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in t r o d u c c ió n ' I le resucito m ular « i r Hbn> L s B u jleZ a P€L KH.7MKt* >cunudccand» a un amigo que se fue para ticm prc y que *t£uc estando plenam ente cniunníi en el recuerdo. U n día en Madrid -co m ien d o junu.» en La C a stella n a - W pee*ent* a A rtu ro de A sean te >- N a v a t un juego arch icooocid o c o n c a n a * p c p n d a s . . . pero iba aparejad o a ¿ l una n arración de Borge*. El ensam ble era excelente y fx v eso ¡había d ejado de ser un ju eg o !; Había pasado a sor una cumpoucWjn e q u ilib ra d a , arm o n io sa y c o n las pausas ju sta *, p recisas y n ecesarias. Ese ju e g o a r c h ic o n o c id o por to d o s hizo qu e A rtu ro m e d ijera. " T ú le añades belleza al asom bro".

No sé si lo logro, pero ésa fue siempre mi ambición; y buscando ese propósito hice mis esfuerzos por lograr un estilo... Acabo de cumplir 74 años. Como tengo conciencia del cono trayecto que me queda de vida, he resuelto presentar un libro más, para que la muerte... ¡no &e lo lleve todo!

sfy v a d etim ien to & > El inás profundo agradecimiento a mi amigo >• discípulo José Fosco, re le v a n te co la b o ra d o r e n e sta o b ra ; al querid o M iguel A ngel Puga (MagoMtguc), por su esmerada revisión técnica y ayuda, a J ovíct Granados, por las excelentes ilustraciones y finalmente a Editorial P'tgmay, por e\ esfuerzo y por hacer en definitiva posible esta nueva obra.

^ e d ¿ c a ta u a > A Nora, mi mujer, que al decir de Ortega y Gassei es la labradora de mi alma. R cné Lavand Tandil, Argentina, 2002

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<3 >táloq O ' Vivir e n T an d il p a rece dcma&iada muerte p*ira alguien q\»e deve a involucrarte d en tro del mundo del llu iio n ijm o ... C onocer a René Lawmd, p erten ecer a *u A cadem ia y com p arm la am u u d c* mucha kwtmvi real para alguien que «dio busca la Ilusión...

Cn>:ar cerros, atroyos y bo-squci es el privilegiado paisaje que debo recorrer hasta llegar a su casa ("Milagro Verde"). Muchas veces no hablamos de llusionismo; ésa es una costumbre y un ejercicio que alimenta nuestra creatividad... S í se habla del Arte y compartimos en otras ocasiones el silencio, y puede ser que desde allí haya surgido más de algún detalle que en este libro se practica... Me sucede que al volver de Milagro Verde, mucha* veces de noche, me acompañan esas charlas en mi camino vacio de soledad... En esos regresos yo desconozco la tristeza... puesto que, cuando marcho hacia mi casa, siempre somos tres, contando a mi sombra y a mi amiga la Luna. Desde mis veintidós años y como discípulo, en esa* horas que nos encuentra la quietud y la contemplación, a menudo me toca ser testigo del nacimiento o crecimiento de las ideas. Precisamente me ha tocado ver nacer y crecer esrc libro. L a BELLEZA DEL A s o m b r o es contundente y equilibrado, es una obra

J e respuestas y sugerencias. Su estructura está dividida en tre.v panes; Filosofía, Técnica y Composiciones. Cada una se corresponde con las demás y es indispensable no descuidar ninguna. Se dice que a Borges le gustaban ios espejos y el amor; porque sostenía que m u ltip lican ... Escribir un libro tam bién es multiplicar en quien se en cu en tre en él. Recuerdo perfectam ente que cierta vez René me Jijo ; “J o s é ... en la b araja d escan san todos los sueños, es tu m isión darles sen tid o ..." Hallarse en un libro, en una frase o en un maro de naipe» es una acción milagrosa que se asemeja a encontrar una certeza. Después de leer este libro resulta evidente que en René se han reflejado muchas certeras... U n a de ella s es la raró n del títu lo de esta obra y n a ce de una sen ten cia de A scanio:

.R ené, tú le has añadido bellcra al asom bro...

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n*íSn t i como una estrella, p arece un o d a composición, cada técnica,

{Xk ü Goethe que ^ U irfato aqa

un diamante que esconde un mundo del infinito c ^ u ^ , ,. para ello te invito a recorrer

" ^ a c o r r o -a tu encuendo- con la b é lica del misterio del

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(=R & n é < ^ L h c w e d o / i ' d e ' CY }ta /ia A M Íta & R< neccmar*c uii ciuu< Que rcahsa do* dcscuktmueivtm «Im u U in eiM . El p r im e ro . gu in d o por el t a p o n é A c im a .1 a t r * v ¿ * del aprendizaje del rtrtc J c l b»>rveii y del cultivo de p e c o d ^ id e » , le cru efu que b naturalczu Itacc maravilla*

El segundo hallarlo rs. mA> rnj.uerR>vo; con un amigo penetra en el Banco Nación, para ver si es cierto que un hombre, detrás del moettade* y parecido a Mnndraquc, escribe a máquina evo una sola mano, y lo hace má» rápido que los demás, y con una infrecuente elegancia. Esta acción le muestra que el hombre puede hacer cosas maravillosas. Años después a>i*>ce a una demostración, invitado por el organnador, v ve al mismo hombre, va conocido como René Lavand, prestidigitador, y comparte el asombro con una treintena de vecinos. Poco antes de que el mundo consagrara las Jcstrczas, cercanas al gran arte, y considerara a René como uno de los pocos grandes nLagos del mundo, nuestro pueble* fue testigo de sus primeras creaciones, de sus primeras maravillas. Pero rengo que hablar de ciertos privilegios que el tiempo y los acontecimientos me fueron dando: tuve excelentes maestros y sé que les debo lo mejor de mi. También cengo una amistad curiosa con un hombre que admiro, pues es una amistad asimétrica v que fue creando el azar. Sólo una ve: fui a su casa, pero durante décadas, en ios iniersciciofr tandiletos de sus andanzas por el mundo v mis andanzas por la capital, nos cruzamos y no pocas vcccs nos tomamos un café, y charlamos. Muchos de esos tantos encuentros han significado primicias mundiales en vanos bares de Tandil, pues René, que parece dominar el arar, también gusta de él v de nuesnos encuentros que nunca son citas, y me ho regalado el don de varios números que son inéditos, acaso ensayos. Jamás le pregunté, ni lo haré, las argucias de sus maravillas- Prefiero quedarme con lo mejor de su invención, la poesía que contienen sus juegos de cartas, y las historias que cuenta.

I.

Vecino que manejaba la caja del “Hotel Imperial", en Tandil.

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c l ó i ' C& a e ¿ S Ú c c i d e M e / Sf. fue un accidente el que determinó definitivamente el tendero que «concito- E» como m le debiera tcxlo. mi pcffran;ili<&Kl definida, tn» carrera artística, mis logro* en el mundo... No quiero decir con ello que un éxito « ampare en que realizo mi labor de prestidigitador con una sola mano ¡No! Pero de aquel accidente surgió un paranoide. 't de la lucha larga, dura, permanente a la que impulsa un deseo de superación quizás desmedido, surge un estilo dentro de la especialidad artística. Y ya con un estilo, todo artista se aproxima al éxito soñado. A raí: de malos negocios de mi padre y en busca de un porvenir, dejamos Bueno* Aires y fuimos a vivir a Coronel Suárez en 1937- A los v ein te días de llegar c in stalarn o s, mi padre ceim ció sus tareas de comerciante y yo las de colegial, ingresando a la Escuela Sarmiento para terminar de cursar mi segundo grado. Todo resultó nuevo para mí: el ambiente pueblerino, la nueva maestra* diferentes com pañeros... ¡todo distinto! Pero, en plena adaptación y mayores problemas, jamás nadie podía pensar que el destino marcaría un giro drástico y cruel que me obligaría y® iw sólo a cambiar de maestra, sino a cambiar de mano para escribir y a tener que arreglarme el ro to de mi vida, con un solo brazo ¡el izquierdo! Era carnaval.,, jugábamos los nuevos amigos, cuando fui atropellado por un coche que con su rueda delantera izquierda, me amputó contra el cordón de la acera porte de mi antebrazo derecho... C a s i un a ñ o cu rá n d o m e d ia ria m e n te , co n la p a c ie n c ia y el profesionalism o del D r. P atan é, salvaron el resto de mi miembro. Sólo q u ejaría la imborrable marca que, a su vez. marcaría mi destino. A quellos vientos del sur que me hospedaron durante cin co años, trajeron las tempestades que pretendo, mal o bien, expresar en estas páginas barajando recuerdos.

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cf £ o M o c i é n d a m e / Durante c in to año» viví en Coronel Suárer. allí entre en la adolescencia, compartiendo la vieja Escuela Sarmiento con V» comp'-nVo» de la primaria. alguno* de ellos, amigirt. Y c»*n balen»*, payana*, y canicas. No precisam ente volcibol, por razone* obvias; o m u tis el subconsciente me (renaba par.» no perder un minuto nj un ápice de csíuctt»> en encontrar Ir» manera de jugarlo. Esc tiempo y csiuerio, parecían ya estar destinados a otras amias: iser ilusionista’ Pero debo reconocer que la práctica de jueces me distrajo la inquietud, postergando el nactm icnto de la pasión.. Postergación muy tmjx>rtatue. en cuanto a favorecer mi formación, por aquello de que cada cosa a su tiempo, y sin dejar de ser niño antes Je lo prudente. Sólo muy de tanto en tanto, repetía el mismo juego, el único que sabia, cuando en alguna reunión roí padre me lo pedia pretendiendo ‘ hacer gala con el nene- . Me costaba gran esfuerzo complacerlo, me avergonzaba “actuar*; pero debo reconocer, y sm falsas modestias, que lo poco que bitd a con la baraja, lo hacia bastante bien. Y mi padre opinaba lo mismo; de lo contrario, sé que jamás me lo hubiera pedido. En este momento, tengo ye» unos cuantos años más que los que tenia mi padre por aquel entonces y. analizándolo como tal. sé que cada ve: que me animaba a hacer el juego, buscaba mucho más que mi exhibicionismo, ¡buscaba mi rehabilitación! Les estoy muy agradecido al Dr. Póteme, que salvó mi brazo, y a mi padre, que curó mi alma. Sólo una cosa lamento: ambos se fueron, sin ver cicatrizadas mis dos heridas. C u m p lí mis c a to r c e añ os y, por razones de la vida mism a, nos radicamos en Tandil, hermosa ciudad que me arraigó para siempre, en la que com encé mi bachillerato ingresando en la Escuela Normal Mixta. Durante los cinco años de mi segunda en señan^ , no hubo progreso alguno en lo que hace a mi profesión artística. ¡Siem pre la misma tem ática! Aquel viejo y ú n ic o ju e g o co n n aip es, era tam b ién el ú n ico v é rtice de mis escasos conocim ientos. P ero... con el correr del tiempo, me fui sorprendiendo: mi v ie jo tru co , iba cre cie n d o de a p oco, alim entad o co n nuevas ideas de

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Eb <*» n x bt plena de enviones ) euforias, habfo nacido una amistad « « reda la iidb. p e w - omfetfn una .eran decepción para mf; rodas fas «ob» que > h * ú en a i? " pan» raí juego. estafan en un fi/vo de autores que mi mqa.1¿rotunft rae prcsrri. Se trataba ni más n i menos que

JeOXJVUAOLA. Je fíenur r Fáhtg**En el primer fibto que llegaba * roí nuno >■lo devoré aristosamente, pera «asentar ef caudal de juegos V de conocírmenros. Como primera nakbún p xten x a esa íecrura, otra decepción más: J e nada me servían fas entrara* rÜaras Je a » autores: weflba tenían des manos// H or toe d ar aten ta de qu e en ese momento c o m p ren d í lo que e fa n^ienírr n j podría ser uno mis. defuá ser distinto. croar mis té c n ic a caom aterf- en oatodkU cn fo r o tardé m uchos añ os en d escu b rir q u e le'

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cara expresa!» emociones sinceras y su rúbrica.

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que ese <** te a » u n to aem po me esrimu/ara

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Griti mi jm jpj Lowuudl, tcrmtrurmu* cmi (unto» el bachilleran. Ya., ninguno ilc los J m rel="nofollow"> ornta uilo; uucrt.
FV»r suerte, mi buena madre me vk« crecer artísticamente y gozó con plenitud Je mi caminar pot el mundo. Vio cicatrizada» m» dos heridas: quizás fue para lograrlo, que se impuso visir ochenta y seis año*. De cualquier manera, por una razón mucho ená» poderosa que la de complacer a mi madre (la de sobrevivir), pero dándole una tranquilidad al mismo tiempo, comencé a trabajar en el Banco de la Nación Argentina, con poco mis de veinte años. Diez años en aqu ella in stitu ció n , arrancaron dos opiniones controvertida» sobre mi eficiencia en el trabajo*, la del público, que viéndome manejar los papeles v escribir a máquina me admiró profundamente y la del gerente, mi amigo C arlos Alíube: i En la historia del banco -desde su fundador Don Carlos Pcllegrim a la fecha-, nunca debió existir un empleado peor que yo! En un rincón de mi escritorio, escondía una baraja y. en un nncón de mi alm a,., ¡muchos sueños! Mis compañeros de tarea festejaban mis habilidades y me empujaban al profesionalismo; pero... por aquello de la tranquilidad de mi madre y la dichosa supervivencia, sólo renuncié a mi puesto en el Banco, cuando las puertas del varicté porteño se abrieron para mí: "El Show de Pinocho" en televisión, Tabarís y el malogrado teatro El Nacional. Mi m adre quedó tranquila y feliz y y o ... em parejé mis cuartas, económicamente hablando. U n par de años antes de mi debut, me casé y trajimos dos hijas al mundo. P ero ... com o una paloma que se escapa de la chistera haciendo fracasar la actuación de! mago, se votaron mis sueños de pareja con un total fracaso matrimonial. O tra amputación, otra herida para cicatrizar. Mis hijas.

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e r r a r á t* * *

acrtMiuio.

r,v*> — **V^ A , k— * 4,1- v r la r ü ^ .m c h 1^ íracaMr f t * , no h e " * * * ’ £ " £ " , * « J . » in j» íwc»e»*> “ »» « p w a n r a . b

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c)fU / recuerde» haberme referid*» a mi padre. Bueno... poso a hacerlo cnmo un homenaje a él v pjr considerar que su proceder durante mi adolescencia, cernerlo en cuerna mi discapacidad física, sumada a la "diftcapactdad” de <«t hijo único. puto de manifiesto todo su carácter para evitar en mt un "flojo" pn»tc£»do, v tumor de esa manera otras ampumetonci a la vigente e irreversible. Ya de hombre comprendí, conociendo la sensibilidad de mt padre, que gran tarea le habrá significado reemplazar el sentimiento afectivo de padre, por la reflexión que diera lugar a la cordura* para evitar un fracasado y forjar un hombre. Hoy, con severa critica, propia del curso de mt tercera edad (él murió al iniciarse en elb ), me convenzo definitivamente, que hizo mucho por mí. Y para no ahondar sobre este tema, sólo ñntetúo su inteligente proceder, con esta anécdota: En un momento de gran depresión de mi pane, sumido por complejos Y aplastado por la impotencia tic mi gran desventaja, él. lejos de acariciarme y consolarme, casi me gritó diciendo: i Un bruzo i «ale cíen brazos si lo dmg¿ un cerebro ¿lustrado, y un cerebro vale cien cerebros, si lo sostiene im brazo /wnc! Y disimulando una lágrima, pasó su brazo pot mi hombro y agrei^j: Usted sení un hombre útil a si mismo v u la sociedad Quizás por estar tan seguro de lo que decía, se me fue un día para siempre, sin esperar a corroborar su sentencia.

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¿ e m b ia con natunluU Jir*re>» ^Tufic^un a u e fo pora mí. m t » » m om entos p r e c ia

pcn\.. nada exi*... Lo oue debü w neer para seguir ad elan te o r í tremenda axjrdb gue pitecia mirirkjucaNe y se inrerponia frente a m í ^ M ft*r=x cixi t o h su Jure:* y con odas Lis ganas de aphistarm * COf> * » ¥ W - .ja ^ » d - » a i i r t ^ s n w u jn a i w ...., «nv»ns(Wr.../ *" ^ílra £n esos m om entos estaba n a cien d o desequilibrio em ocional, y ese le v e d es *

mental, se poso bien de m anifiesto a l r e d e d o T mis veinte años, cuando recru d ece m i rv * b id e n te m e n te p o r un g ra n c o m p l ^ J ' m ten on d ad . y m e r e b e lo c o n u n ,, d esm ed id o d e n u io - t e h a b ilit a c ió n cononuat t r i a n d o e l c a n in o d e l a r(' P a r a ^ ealP ™ JiJ° d e niño, d e la m , „ qUe tía Jo ñ a , al salir d el Teatro A ven ida un° ’ni o » * ex actuar al mago Chang. ta r J c ’ Claro que de nada m e te n ían I , , * b ' fe c ia lJ a d para ,a s « * < *

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M uchas vece* me h an preguntad» cóm o y por qoé me inicié en el mundo Calcinante de b cartom ancia. C iertam ente, n o fue ou motivación la de tantea hom bres que huacan trinar dinero y casi siempre lo pierden: salvo, c la r o , lo» ju g a d o r e s de v e n ta ja que ú em p re, »in e x c e p c ió n , pterslen la dignidad.

Tampoco es que quisiera conocer mi futuro; b sida me eructo que el futuro se construye; sólo uno mismo puede escribirlo, y se «cribe con sudor y lágrimas. Por cierto... no está escoto... y nadie puede leerlo: ni en la» caitas, ni en las hojas Je té. ni en ninguna parte. Seria muy cómodo llegar a ser alguien porque “así está escrito* y no poique uno lo ha logrado. Yo (legué al mundo de los naipes, buscando k> mejor de mi pasudo y, también, intentando construir mi futuro, asi como Lovccraft siempre buscó una puerta a otra dimensión, una puerta para que entraran sus fantasmas, aquellos seres míticos, que él llamó “Los que acechan en el umbral*. Yo busqué en los naipes, una puerta, una dimensión especial, un lenguaje de cartulinas, de imágenes, de colores y de silencio, en el que 'pudieran habitar y renacer las ilusiones perdidas y. también, los nuevos sueños; yo busqué, en los naipes, otra dimensión para la esperanza. Llegué a mi arte en esc tiempo tremendo, cuando lo más hermoso del amor, nos parece una grotesca pantomima, cuando dejamos jirones de alma por el camino, cuando nubla nuestra vista la melancolía que exalta un tango escuchado sin querer; pienso ahora que fue ‘ Viejas alegrías", aunque quizás haya sido un concierto de Paganini; son reversos de un mismo sentimiento. Había perdido cosas que pesaron en mi vida, más que la pérdida de mi mano; y los naipes, y el noble arte que se construye con ellos, me devolvieron (no sin trabajo) la alegría, h comunicación franca y directa con la gente; me permitieron aliviar la melancolía, ¡me devolvieron la vida!

ilo s oiría Tentó yo once artos ..Ya que mis compañeros salían a cazar con hondas (os pájaros que se pusieran a su alcance, pensé en superar previsiones y estudiar posibilidades. Se me ocurrió que sosteniendo con la axila el cuero de la gomera guardando la piedra, podrea probar. Y asi lo hice...

La cosa tenia criterio lógico, pues la honda no cuento con un punió de mtra com o las armas en genera I; de manera que se apunta y se tira a l tanteo. A los pocos días de practicar se me cruzó un gorrión desaprensivo o con ganas de suicidarse... y lo alcancé nomos. Corrí gritando de alegría mostrando mi trofeo a mi padre. Nunca oluidé su expresión de pro/unda emoción, cargada de angustia y de muchas esperanzas. Quizás algún Dios bueno sacrificó a un gorrión para marcar mi destino. Quizás su sacrificio me permite presentarles estos caprichos de

paranoide. Creo estar cap acitad o para hacerlo bien... Estoy seguro d e ser incapaz de m atar otro pajaro...

S Ü fv te n d & i/ w a p x m d e v í Lo primen» que dehenv» aprender, es a aprender. En la vida y en b m ío ... D iscernir sobre Us cosas que realm ente valen y apartar, a veces hasta d esp reciar, a q u e llo q u e n o v ale Por esa r.iió n , siem pre h e d ich o * m u alumnos que n o es cuestión de acum ular ideas y juego* en la cabeza, h ech o q u e podría ayudar a que « le» catalogase cí»rru> vimplcs m em onsu».

Cuando Sócrates sentenció: “‘Sabiduría es memoria" no se tcíerta a la memorización mecánica sino a la otra, a c«a que está cargada de ex p erien cias valederas, a esc bagaje resultante de recordar esta vida como libando lo bueno, lo bello y lo placentero por un lado, y lo duro, lo inste y lo amargo, por el oiro. El hecho de capitalizar iodo eso, si es sabiduría, si es cultura. Memorizar la cadena de los Césares o lo» once jugadores de la selección en su correcta ubicación en la cancha de fútbol, sólo es memoria motriz. Conocer a b perfección el nombre, número y bajel de lodas las obras de M ozart. es simple memoria, resultante de una disciplina de repetición. Consternarse ante una obra de Mozart en tal medida que una lágrima te cosquillee la mejilla, es poseer cultura musical que mueve el sentimiento. ¡Q u é pocos aprenden a aprcnderl Qué p orcen taje mínimo de aficionados y profesionales del Uusionisrao, que conozco muy bien por mi larga experiencia como conferencista en Congresos especializado* J e todas las latitudes, atienden a lo profundo, a lo importante, a aquello que hace al estilo del artista, a las pausas, tan sagradas, a la inflexión de la voz en el parlamento, al parlamento en sí, tan soberano, a la forma de sentarse o de estar de pie, que c< en definitiva lo primero que hay que aprendet A la mayoría sólo le interesa conocer más secretos técnicos, incorporar 9 nuevas juegos a esa memoria un tam o inquieta, por no decir maniática; no puedo dejar de decirlo, porque en todas partes me choca la presencia de tantos -co m o califiqué hace ya muchos arto*- magicomanücos. Por razones de buen gusto, no puedo mencionar nombres, aunque seguramente tú conoces alguno; pero sí puedo dar el ejemplo cabal, absoluto.

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G m oa'a Dm I W i en 6 ía w . en el Congreso Mundial
De ¡vro egoéxa, no comparrí ei champagne, ni siquiera con ftai; lie vd mo t a b ixxzfis y h tefeí con Sera, con mayor egoísmo aún, cuando me a sesé que Dm haba ¡áfieoáo. Bardamos fv r b larga y hermosa vida que b ate coodiAda

De ani*y> aprendí mnrhn cuando los conocí: pero cla ro ... íy o ya bafcó ^ n a d d o a aprender.'

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w U e ^ a t m ú & c u t fr , e& s ó t& w v u u n & v U n w hio Pr o íc » r de U U nivervuU i J e lla r v w l dccta «empwr a W ílu m m » e n su d u c u n * del primee día de cla»c: 'A qui * A o t« . 0|*enJemo. u*io¿ ju m os .

E* evidente que cr» un *abio . Tí a*ando de emularlo, también aprendo Je mi» aluauv»*. Uno de ello*, experto en psicología, en maneto de recurso» humanos de grandes empresa, corroboré» en un esquema muy bien expresado lo que siempre sentí respecto .i la» etapas de un aprendizaje. Cualquier actividad de capacitación pretende -en pnmer lugar» que las habilidades desarrolladas puedan ser puestas en práctica en cuanto concluya la erapa de aprendiste. Muchas veces, hemos notado estos cambios casi mágicos en algunas conductas y también en la incorporación de aptitudes llamativamente nuevas. En otros casos se comprenden los conceptos y se aprende la teoría, pero el proceso de ponerlos en práctica, no por la voluntad, sino por la necesaria asimilación, lleva un tiempo mayor. Habirualmente el proceso de aprendizaje recorte cuatro estadios:

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E ste proceso asume que la ig n o ra n cia in c o n s c ie n te im plica el desconocimiento de la existencia de una cosa y del conocimiento mismo. Ni siquiera puede evocarse. No se sabe que no se sabe.

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cerca de b tácaax L * remncwoo y itfw ió w * apunan a b tncotporaeidn visceral de

ixawxKMZ»crac*. Cfc cafe r a o « espera b capacidad de adecuación, asimilación y flepecmdc] jw a legrar d ravd de idoneidad deseado que permita desarrollar b tara en ó m rfiaence.



^ 6 ,0 6 / d e l a t l e & H ace al|tún ntm po. en l~cmdrc*. pasé por el estudio d d lsno<w> e«cmur S u A irh u r C on an Duylc, creador J e Sh erlock ct famo*o detective-

En aquel m om ento recordé haberlo leído y » aljtona v e :, haber envidiado su imaginación creativa para aplicada j m*\ jue^o* de llmKnrnnki. Estando allí comencé a revivir vicias hutonas nairoda& en mu obra*. También recordé a Watson. el ayudante que tamo le admiraba p x la "mago* de suri descubrimientos.

Cierra ver, mientras W atkn le expresaba como cu tantas o uskim siu admiración, Hdnics, muv sobriamente, con b humildad dd verdadero genio, le dijo: Viniesen... ¿Curfncra años hace <jue vrvrmos en esta crua?

No losé -respondió éste- .. qumee, diecisiete... /Cutimos veces ha entrado usted ti ella? Orneas... Hohnes.

¿Cuimtas escalones tiene id puerro ¿e entrado? No lo s é ... Once . . Los conté el pnmer dio... Elemental VCauon. elemental ¿Qué importancia tenía que Shcrlock Holmes contase los escalones! No lo sabemos; pero lo cierto es que el hombre estaba en los pequeños detalles. S í tiene respuesta que nosotros estemos en los pequeños detalles al estudiar las técnicas, al observar un artista en la escena; en la especialidad o en lo que se a ... Aprender a estar de pie, sentado, acostado, o como sea. no interesa. Hay que saber estar. No es tam o aprender, saber de dónde saca Polkxk la paloma y sí es mucho aprender cóm o se planta en la escena, cómo se mueve, cómo mira.

29

*

j/Mf/iw» y ^ - 'r rcvVuíM‘ ^ n rn i'< W /op™ i i t ) m# cehpeM n t* rtW" ^ ^ y w x im rfflM »ncononr*‘ í^* j ^^»K'in»#cnr*» Aw Jo/»*J'* J o *er un ^ v m c h k . Au fle c ^ t ^ W‘

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.fc/iwgu** Hdine* conr.S /<» <\HMÍ<>n<-.\ rtra a A \im i/.íJ»> e i detalle d e

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ok\jeii*. Maeffro c* ifioen tsares rumboslk * ve: au ¿ran

am «a Tina ¿ íw n w c w n itf a w r ¿7 <M pecfácu/o J e uo ru fie n re a u 0 7 iib .iT v ^ K n r< u n c n (f fo c*fn. A / w /ir del teatro Tina n ic

FTqpuncÁ t(&tt/k£fkTR\Íd?t L e n rsp o n Jt

Ta-m^myee pafretx pero ¿cabn Je cruzar bs escalones de esta sala y ya "ctJtmdéJe é, Dafmá de » rr m acto, Tnu.jamás podría okidarm e de ti.

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de* p n eám A u lo* ly e p ílo g o * en* un* ju ey o * Dentro de.1 cquiltbno di uda u>mf,o«K;iÚTi. vale decir. de tfxk* juc^c». [metíc cahor un prólogo o preámbulo. v -por qué n*w tuisia un epilogo Pi* supuesto, cv el arriata quien tlche vaber a qué jueijo le cabe qué, o por qué no lo necesita. Personalmente, teniendo en cuenta la> dnrconMancias v características Jc l juego hago -creo - buen uso de ellos. En el juego ‘■Pigmaliorí'. nenes un cLm» ejemplo de lo que intento explicarte: se trata de una composición verdadera con el equilibrio exacto*, la simbiosis bien lograda de palabra v manipulación propiamente dicha. En LCNTíülClTAClÓN 1, pág. 63 está explicado "Quizás algún día"... Siempre pensé que le cabía un preámbulo v que tal vez con el tiempo lo encontraría. Me parece que éste que pongo a tu consideración, es adecuado por lo profando, por lo romántico: Un ciego estimulaba las limosnas en Granada, con un cartel a su* espaldas que rezaba así:

"Nada mas trísre. nada, que ser ciego en GnovaJa.'*" Sin embargo. Jorge Luis Borgrc vio Granada como nadie. Es que un hombre culto ve más y mejor con los ojos del alma. Quiero que veas mis juegos con esos ojos. Pueda que con los ojos del rostro, descubras mis secretos. Pueda que con los ojos del alm a, goces más y m ejor de la ilusión.

2.

René o la de rocroc*ci> c v vtrvv que tiene >o onjpcn en c*re «r\>. “ttaír

kiy en la \\ii ru.i.1, « * no la fama «le v r orto m GwnaJLi".

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Mr ^ , , rrtrn, . h ^

permita» nrtftyar o x i m w á c u ta c i senodv» «Ir etn * p ág in a c o n e l fin d e q u e do ¿i pww p » *ln\ L a im p ortan cia d e ta» técn ica» J c l len g u a je c o r p o r a l.

O a n Jo me presento am e el púhhco. i» poco que h obsvnv, percibo m i gran Ju ii Je mi parte: /JeNr o no uiwrcsiríc n i lo que está sien do y escuchando?. B póhbco me céx r»1». me pticoAnoliz», nxr esen/w. ¿par» qurf' pare «atrr Jeáatai'Moente a M e mteresarse en nu hacer o no.

•Comprendes Jo eructa/ J e este instante para el arriscad ^*Cr d psicóhffo Paul EJtmon. “H ybkmo* con las cuerdas vocal?* P***1 * * » com utucom » con L& ex p cesjcn cs íáctiíes. con nuestro tono do vn*

'ton tod oeJ cuerpo*. ~

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nanuúMCS mas sum es

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ccrrw3) J í los demás ('quien lee -dice la educadora siruacion„ ' ) también es cierto de dicha expresión,

Marón « a * enfrentarse a guf ciando prereadem* expresar afeo >, ran a***™

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r S m T r n u s interesada- pereepcxSn de parte de nuestro p * t e o . J e t e » * lepar una expresión toial. vale decir: una expresión ««to n ca, verosímil. creóle. Con ella lograda, no dudes que e l artista cétatÁ d d verdadero interés de ia «ente por Jo que hace y dice0 praícioe de psicología AJfcctr Mehrahiao afirma: Hn nuestra adrara. h pancroo devsds se tnarulicsfa sutilmente en cierra placidez o tfJapSMÉCQCo de h peatura y h (trema de tnreracruar con los demis". A h ixrvem. q u e r a esdm en un nivel bajo» Mielen mostrarse más tense*. 0 eyemapio más rtearo -dice Mebrafcnan- * « el que adopta el soldado «ft w poaado de (m e* ante d w p ci*x m. También asegura qu e "cuando

m e n tim o *. n o * m n v cm w m t m n . .. n u c i t r i » .iJ c m m r » p ierd en flu n ie i t n u n n o cucipt.», flexibilidad."

Paul Ele man sostiene que "la * «noreo» son m ucho m i* compleja» de lo que la gente piensa" y ha identificado dice *x : lio tipo»: la mayoría «on feUa». A hora bien, si te sitúas en el rol de público cspcct.adot. icóm u detectar w la so n m a del actor ilusionista es auténtica? Debes estudiar b mitad del rostro de esc aerar, en b s sonrisa» sinceras intervienen los músculos que h acen que los ojos se en trecierren de placer, hasta los niño» lo captan, y se^úrn M anlvn M aple. son ellos quienes perciben primero lo* signos n o verbales. H asta Va* recién nacidos responden al lenguaje corporal: si b madre está reb lad a, b criatura se relaja a m i v e:.

Conociendo esta verdad irreversible el atasca debe darte importancia capital a sus expresiones actorales. Si aprende a manejar el lenguaje no verbal se comunicará con mayor eficacia. Para ello debe conocer su propio lenguaje corporal. Debe observarse*, cómo habla, cómo gesticula, cómo se mueve; sus hombros permanecerán erguidos, el cuerpo en una acritud abierta v su peso bien repartido entre ambos pies; no tieso como un palo ya que una postura de este cipo indica rigidez de pensamiento. Sólo suelto y relajado, logrará una expresión franca y dominante ante el público, ganándolo de entrada. Los mensajes no verbales salen de lo más profundo de nosotros mismos. Analízate desde dentro; si estás a gusto contigo mismo, lo manifestarás con mucha naturalidad. Maple afirma que "las personas que saben quiénes son. hablan y s* mueven con soltura y se comunican satisfactoriamente con los demás*. Un ejemplo en el éxito de la expresión no verbal. Chanmg Pollock. Me permitiré en este capítulo comentarte las presentaciones que suelo emplear en mis juegos; lo hago para satisfacer la curiosidad de alguno de mis lectores que quizás se interese por conocer algo más sobre mi esrilo. En cada una de ellas guardo el mayor respeto al público, que considero soberano merecedor del mismo. Aún en una presentación como la que dice; - .peit> donde el embrujo de la baraja, a mi juicio, raya a mayor altura y fxirece ctemitiirsc en el recuerdo de un

33

a trr par* ^ t*r ahita ahita v»’<***•+*r »~ n«» Htrrtcn a « « ""V ^ j¡ffrglK . ,v qur uimta ü tVT ivr __w¿

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prdinnr ftjjX* u*> *W >»fo \ . ^ _r>, A¡*> dm o*w*V> 7 ¿Mú* W**fkJdrv>mi «tjm/ J s n^pm’ « ** , , , Je fedc ramhe» n>c m‘ f*>orr J c ftm cturxi. «■ m>w efe defender d cMa*K*ro a w fkTfrtrrr de pe*** pw***3 n sf«i' qot creo merecer J e parte de Ugente.

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G w cuntrapucái, v « i « A » * « « * « - “ J í ' ~ ,w « o r n o « r f c d * » J r . i w ^ «w »1* 2 * ’Pr" f « * u d « / n W ~ „ , ,v*> por. JWrod» m. d icn d d J e bombee y de anota y fc de afcwrfro „«■ ,w r a d n r* de m£ a » pa« nurtran»- n i cu.il .*y. 7ufando cv*n ¿*are/a español* frente j un* p h teo ruu> so/ecta", oh wnV fe presencia en f**tw» /ib (r ron cerca cjue hubiese podido cortar /a fen^i desjt su 3arnn\l, de un tmpotwn/c pW/nco ai^trtíioo. Tros m edia hoo de ¿cftooán r a efectos de bcirrac nombrand*) y detectando cirakjutero •b fe? anuenxa cartas que hacen a b tarafe española, soheite ai ministro un °uw$u lie orden pccyuniandcJe- *¿a tercera.' ib quinta? i b octaia?... ¿Cuál p ep e* testad, señar. ' Véf respondió, tpdskf pan cumplir con tsa necesidad de ser teter qat canaenzo a ¿os potocos: ‘/La rreinta ) cuatro/”

Oeje fe barap sobre ef tapete, hice b pausa para agrandar h tensión ? * ¡ f etPecaJar &***» creado -por asn o de n»/ gusto, según mi criterio y * ita o de fe safe- v dsje: Qcm? creer que usted no me ha pedido la carta -O O P ur n a 1 cumv psrra u r s, fracaso... úno fin a dar luga, a un Cu^ ° ‘k B ^ y com en * a fc ja r a b , W ~ “ “

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«Qiiii a r r u ta rv* ha e n c o n tr a d o alguna v e : e n tre el pú blico un aspirante a ¿ ru n a , que Interrumpe o perturba para imponer su condkVm de tal* iM c h.» o cu rrid o i.irtra* v e c e *! P e to siem pre tne h a siltd n b ien el c o n t r a g o lp e , p u es n o *ó|r> h e lo g r a d o " a p la s t a r lo ” , sin o un m ayor re c o n o c im ie n to de los esp ectad o res. E llm tv j qu ieren ver a alguien u n personalidad, ello* m i {vagan una enerada para mirar a un pm dánunc. ellos Jo c o r u m la posibilidad de la existencia de un artista m is hombría de bien.

En otra oportunidad, y hactcndo gala de mis léemeos de ju í ^ n de ventaja, hice una exhibición d e bacará. Teas r e i t e r a d a s dadas ganando sie m p r e con nueve real, para lograr un crescendo, m e dirigí a ulguien y. dándole ventaja, le di a e le g ir , diciendo: Elija usted, sesteo... «Cudnu» jugadores quiere? ¿Cuatro? ¿Cinco? ¿Sen.' ¿Siete...? Me dio el número de jugadores y continué: ¿Q uiere que gime con Siete j Dos o con Cmeo \ Cuatro? El rcvpondtó: "Con Seis y Tres.. ,* Te aclaro que los que estábamos allí lo conocían!*:*, asi que hice una {vjusa. deje la baraja sobre el tapete y dije: Creo que estos abusando de las grasas, son costumbres que elevan el coícsurcd y las mgtcéndas; te di u elegir enere Stere y Dos o Chico y Cuatro y me dices «Seis y Tres! Deberías hacer iat cunrroi

medico. Y dirigí la misma pregunta a o tro espectador, logrando como excepción en mi rutina, osa noche, una nsa colectiva sumada al aplauso. También existe ese oiro personaje, aquel que quiete lucirse como "actor" pero no exigiendo más al artista, sino poniéndose en “descubridor'’ del juego. Debo estar preparado para él. para lograr su bochorno totalPersonalmente, éste es el caso en el que más acuso el golpe y donde más pongo de manifiesto la dutera de mis armas. Quizás esto no hable en mi favor, pero tal ve: hable en mi favor esta tromalidad narradora que expresa claram ente mi autocrítica y la sinceridad que me caracteriza. Valiéndome de técnicas manipulativas, acostumbro a depositar boca abajo una carta com o si fuera la que acabo de m ostrar; pero esa noche se me dio por d ep o sitar de verdad la ca rta m ostrad a, para valerm e en la segunda oportunidad de un m ovim iento cond icionad o y sólo en ton ces con él emplear la técnica. No faltó un patán, que en el primer movimiento, dijo en vo: alta com o para lucirse de listo: "Esa

va

no es el Siete de Tréboles.

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fm!wcsimn*i,j*máf. Y »r4rp^el S*co- J«* T^t^cx ^ , j - , r ™ n nim^vs. en mi v* I a e n h in c a J e C * « « . » * * » « * hombr e de „ „ ) p e* *x v & J*J rexrtltx . q i« á » wcrr»,ru c/w¿* /uofix *•*"como V5* eii/c; un n om bre J e o ir íc fc r. 'an atahuyo *cax> no fc» ?e* «wn\ > . . „ **1, j¿ci« 5u cwhko , uno del prójimo

pocm polen, s í f**o rmnrvspctocte* no **** ^ *v > r «ir .o’misno.

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» ..n buen concertista aunque no

Todo, l o . r ú N , c o - . r e ^ ^ '

eru ert.ríe. o rrrp e M , /„

mtxndan n*iü; rvxaxnw h> ilusionista* & n xxro. pan eñe» fif primer punto .1 cumplir: pen o Q uerer expresar b im portancia que nene /apalabra para un carnScuno VÍctfapiíMr es lo múmo que Ja r una conferencia sobre la aarurranaj del *cu-i en la na*rgackin; serffl perogwildr y nuda más. ftjc ífc * ana d e las cenas que me preocupó mucho desde los comease* Je nu arte; al principio de mi carrera no me creía capar de crear tro b o ca émbiro aan trna au to p resen tación , p ero in u iia desde entonces lo importancia q v e esta ten d ría en mó acros. Kecur/i a escritores y a penodirtas am ig os, v d e veinte ideas ofrecidas con codo e l co rar ó n ,

**a*rd o qoc asé sólo uibl C ® e*ta experiencia m e convencí de que tendría que afrontar la w aoán yo asm o, y kacer io que «miera de verdad en cada caso; y este omerjcíEajento y esta preocupación que aún me acompañan me han ~J* ‘ ^ fep*r car» d correr de k * años buenos resoltados. &jbaaaddeEnicarTwaaftí9ic2, le cn có en mi camino una persona rf npo hacer pan mi io que >v necesiraha; y io supo hacer porque el pado de mwíad cretáó co r t i oempo. paraieiamente a la gran comprensión muíaa. De él. KoUisdo C ítrico , surgieron algunos c lá s ic o s , c o m o "ftpBfcÚB", “Üfcí Man finer", *H grrano Antonio^, y tantos otros.

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Lo» público» «icl arie del llu»iormnKt, pot lo ftcn crd , cuando ven attiiur a un profettorul n»v pueden d c p i de racionalcAr C i e r t a v e * , u n a c u le U im » v eñ o ra «e » m tto a g re d id » por mi> “ u ic o m p re m ib le i" ju c r v * y ni b ien me c o m ía que goró p len am en te del en cu en tro. exprcV», moleve* o x i »u propia reaccvórv ¡Qu¿ a n a ' .N o puedo dejtfr de racu/nabzdrr'

Me huo pensar esta mmVxtu... pero al final de mi acto observé que disfrutaba y deseaba seguir tiendo “engañada". Quizás... venció algún complejo escondido de no querer sentirse engañada; pero lo cierto es que lo acontecido me hilo pensar y, sabiendo cuánta gente piensa y nente como ella» me convencí una ves más en mi vida de que los ilusionistas tenemos no sólo el deber de ímpactar a nuestros espectadores, sino el de cumplir la función didáctica de culturarles en la especialidad para mejorar su buen gusto en el conocimiento del arte del llusionbmo. De esta manera, aumentará bi calidad y la cantidad de expectante» hombres, mujeres y niño» que. lejos de sentirse agredidos con un sutil engaño que no tiene jamás la intención de burla, lo gozarán plenamente y querrán más, llegando a decir, como me han dicho muchas veces: *»Engáitomc una ve: más!'’ ¡Q ué herm oso!... ¡Habrán dejado de racionaluar* Me sienten un artista y no un burlador; procuran ellos mismos, con total predisposición, lograr la real comunicación de cerebro y espíritu conmigo. Y he dicho ellos conmigo, no yo con ellos, y paso a ser no un vendedor que vende sino un vendedor que logra que le compren; sin olvidar que todo es venta en esta vida: en la escena» vendes personalidad, educación, simpatía, respeto, habilidad y hasta afecto verdadero a la gente que paga por verte y merece lo mejor de ti. Probablemente alguien esté pensando que estos son discursos y que ningún público paga para escucharlos. N o son discursos; son recursos muy im p ortan tes para el logro de una bella y total com u nicación. Quizás algunos re parezcan demasiado extensos, pero en mi caso personal jamás resultan largos, porque todo depende de quién diga y cómo diga. También es posible, que puedas plantearte: " S i... pero... fueron a ver magia y no a escuchar historias...” En este caso, me permito recordarte que

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me perm ite vivir lo m fjo . J f mí!

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v Je « « msnrr; por un enrielo hum .no de coom taJo Je rn. £ n>OT(tm. Esro lo apeen* * M * ' " . .Muchas ««■*, ertre I»'*0* » carnes Je has ju ta16 jr de ahí que pasa ¿sobo? « iofcre la armón». ^ 00 c

I¡rrínm cn ie relacionado» con los Aposiciones. Con el uso de exclusiva de la nuísic.i o la

p *re n . smo J r fc mkv d Dustónisroo. .

f^ on akacn rt, f*cox> que c * h m

i/erar consigo un p rólog o e x p e c ta tiv a s de/

a m anera J e r rrs e n ra c ita . p a ra re sp o n d e r

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^ oamo «taúca de «laiacii'e. para «I p r o p ^ u r a n r e .

Pbc le general, ese prfifcso * ‘a diciendo mien.ras » me:cla la baraja, o » «cal «torra r d e f e c o * * * , «n esrar para nada pend.enrc de lo que * hace, su» úruouuence de lo que se & * . VP " * » * íü míJor f ai™ . cn ¿L puso? ¿fue o t d se debe bgrar atrapar no só h la atención del publico, m k >w ttxjcv p n & p o k t f a no para descubrir las (rampas, sino para gozar de la Logrado, es lo que permite estaWecer fa diferencia abismal entre un artko f un marapubdat Es taponante sumar juegas ai repertorio, pero más (o es, pensar en e * » preámbulo». iQué diferente « comenzar un juego en frío cuando el p&fcco a reces oo conoce ni sk/uiera ru voz, a expresar, por ejemplo: Vó
btMe^a arthaca y engañe m ti. para lograr en ustedes, señoras y señores, una

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ttuuún perdu rable' al tiempo que taco U h*r*)a o el elem ento «^uc vaya * m » ohj< rvánJolo o m L» fu ena J e mi p e n o c v JtJa J. peni ce*» cien o afecto, coctw> A graJcctlndolc tu prctcncta. Su elo emplear o>n frecuencia Cmc oucr. Yu (ra ijo un par de /ucjftu pura usiedci. en c&cn p o n jré lo mejor Je mi (¿ciucti y en uludes, sfiW raj y i«ñores. indo rru corazón Je an u u .,. y lo J * ^ desde lo más hond o de mi alm a; sí no » a*(, no >trvc. O tr o preám bulo: Algunos ine dicen mago. ¿ x o un témuno enigmático. como hechicero, duende, gnomo, bruja... Yo ioy experto cn cortas, señores, nada m á s ... y trataré de probarlo de la mejor manera con cite juego... Falsa m od etú a. que f»>r ser té c n ic a pura, m e está pem ucida. Para el reen cu en tro c o n un m ism o público, puedo usoi éste una v ei q u e d e jo la b araja sobre la m esa co m o para d ecir algo:

Conocí doi amigos que se querían mucho y todas las tardes beHan una copa jumos en la barra del bar. Un día. uno de dios partió mus Icyjs y esmtteum mucho tiempo sm hablarse, stn verse ru «cribrrse. Regresó d viajero, fue oí Kit y aflf estaba su amigo, esperándolo. El recibí llegado, sólo dijo: Jo sé,.. ¿seguimos comando emo' Por eso. yo cita noche sók» les digo: ¿Seguimos haciendo juegos/ Gracias por convocarme! Yo no digo que no vea hermoso lucir nuevos manipulaciones ame k » colegas, pero.., sí digo que mucho más hermoso es lucir un buen arte anee tos públicos. Al comenrar una conferencia en San Francisco, pregunté a mis recién presentados alumnos qué pretendían de mi, qué deseaban aprender. Uno de ellos, en nombre de los demás, tomó la palabra y dijo: “Que nos hable usted de su filosofía.” Con esta respuesta me hizo muy feliz y me permitió valorar el nivel do mi auditorio: a ellos no les interesaba aprender nuevos juegos; no era de su interés salir de la clase habiendo aprendido media docena de efectos que sólo aumentarían el caudal de cada uno; deseaban algo más: aprender sobre pausas, la importancia de saber estar de pie o bien sentado, algo sobre las ventajas de la relajación, lo fundamental de la creación de un buen atisbo

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^ 0/ s im p le / El c e r e b r o h u m a n o t i o n J c m u ch as v c c e v a c o m p lic a r le M e c o m e m a h j un ami^o m édico cuánr.ta vece* le h.'«bia o c u m d o a ¿U an te un p acien te, ra d ig ra fia r, analizar. Investigar ha»ca el cansan cio para dcscubtu, a la larg a, qu e to d o catab a resu elto c o n "u n a c u ch a ra d ita cad a cu a tro horas*.

Me co n tó Fu M anchií que en una ocasión tuvo el honor de presentarle un juego a Eirwein, se rrataha de su Carnoso "Ladrón de Bagdad*. Al finalizar el efecto, le pidió una explicación al sabio y la que le dio fue la más complicada e imposible de todas. Lo simple, lo que era, no « . le ocurrió. Los espectador» ya se complican bastante con nuestro* trucos, como para que también nosotros les compliquemos, valga la redundancia, con juego* enrevesados. Por ello, yo pregono ofrecer al público lo más simple, rva agotarle con demasiadas palabras ni con demasiados movimientos, sirws regalarle la belleza de lo simple. A esc» debemos llegar los artistas de la ilusión. Claro que, paradójicamente... no es fácil llegar a lo simple. Beethoven lograba un movimiento entero de una sonata, jugando sólo con cuatro notas. Quizás pienses que para hacer eso hay que ser Beethoven, y tienes razón, pero... iemulémoslo! Los clünos expresaron su inmensa sabiduría en bellas poesías en las que hicieron gala de su poder de síntesis... temulérooslos! No se precisa más que una mirada en el amor, para decirlo todo... pero, insisto ¡¡¡qué difícil es llegar a lo simple1.!’ Lo expresó muy bien Don Miguel de Unamuno: “Amo la simplicidad externa que cobija una gran complicación interna." Un ejemplo es mi juego “Las migas”; me costó una vkla llegar a lo simple, pero com o iodo esfuerzo tiene su compensación, hoy ese juego simple -de ninguna manera, una simpleza- recorre el mundo traducido a sets Idiomas Y quizás me permita algún día, ingresar en la Historia del llusionismo.

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L u ~ , t e , A * b noocu Je «. JccH tn , mi madre. Elb le Jijo lo « * “ ' “» nwmem° ' a^ « 0: -Me pnrer mur b « ... ni P *l" ^ h mtan» M w hacer en esta nda. Jo que realmente te fuste- S5io q u e - .por que no te gradúas primero de ahogado’ .Así... cuando re despierte un pofccia estando tú dormido en una aL-*n»n'na f je pida documentos, puedas decirle: lenga u sted ... soy V O ^ e . afogado../ V aurtodane muy profunda/nenre v con un brillo especial cn su aerada./znerdBo por fimJcado este refato, acotando: Intebgrncr . azi «adre.

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^ s t & a /tf& q u e * p M u X ic o ' El UuMoniMiio c* un arte que, par a
El arte del llusvonbmo es conocido por los públicos del mundo, muy superficialmente. FV>r esa razón, la» conclusiones que escucho por parte de la gente al respecto, cuando me ve trabajar, son halagadoras peto equivocadas: “¡Qué ligereza de m ano...!'' "Su m anees más tapida que la vista...' M i prim er lib ro té c n ic o , habla de '*lcn tid ig tla ció n ,' y no de “presrídiguación", porque en él pretendo demostrar que cuanto más lento es el movimiento, más se agranda el efecto. Quizás pasen un par de siglos y* cn la medida cn que el público se informe y profundice en el análisis, los halagos se transformen: “¡Qué belleza de composición!" “¡Qué sutiles engaños!” “¡Qué poesía encierran sus micos!" El objetivo de un ilusionista debe ser asombrar a su publico, pero agregando belleza al asombro: belleza estética, elegancia, ritmo, co lo r... ocultando siempre la técnica para, obviamente, no matar la ilusión.

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.n*m w rto\ diferenciar ttK fS * ... tic rw o »jJe i» r w

* * '* ' *

anvínivo (« v rc ro de tvirur) y n o * A v q -r a «* tm rj * k **> rrVK't ‘lm<.nrtl valor (co m id crá n d o n o * e«pbc«» c f « c r e ta . A re r * ' rJJ e uru nwm)xi/aci(Sn |vríocr¿, p tíÍL U > » .r« o » **,T* f* Jí,wn/U^ > n fcu que «■ suma /:< d a « * de « d a * » emplean recr»*** ^ nn)K> ftccu o ó n es p e ríccio y /a

pucoivú ruszt r p ccá * « i W que yw e& * cn « « n a " Je f m w <

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3 ufW ^rvbdem composición. ^

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<^ £ & i m d a ( L d e / t a ' C) f l e n U M / U n andalu: nmujo mío ttcm prc dice: No htr» cosa m¿U aJhumda qu e la ven L id, la verdad, y nada m ás qu e (a i'erdadL Ea ev id en te que b popular ttract,y a n d a lu z está precuam enic en b exageración y b “m em u a", en esa rnenura que no daña, que alegra; que no h a ce mal a nadie, y ►( felices a todos.

Pero pienso que hay otras “mentiras" que tampoco dañan y que calan mucho mis profundamente cn el alma del hombre y. recorriendo con mucha sutileza el camino emocional, llegan estimulando, asombrando, dramatizando, enterneciendo, que equivale a embellecer la vida y hacer feliz al hombre. De esas “mentiras" hace gala el ilusionista que conscientemente, y sin ocultar para nada su obvia acción: “Nunca hace lo que dice. Nunca dice lo que hace. Y se guarda muy bien de decir lo que va a hacer" ...para llegar al gran efecto final, logrando el impacto que conmueve y maravilla. Esa» “m entiras" que yo m anejo paralelam ente al ritmo de mi manipulación propiamente dicha, lejos de avergonzarme, me enorgullecen como experto cn este arte de engañar sin engañar. Pero también observo que en otras especialidades artística», las “mentiras" parecen estar implícitas en el arte. Yo no les creo jamás a los poetas pero, de la misma manera cn que acepto sus licen cias, de las que hacen debido uso para lograr la justa medida del verso, acepto gratam ente roda la fantasía exagerada de la im aginación, que busca incesantem ente en la “m entira", el logro del impacto emocional que se traduce siempre en k) mismo; La belleza. Y a veces, la mentira poética a lca n a mayores niveles, como en el caso de esta tierna historia d e Juan Ramón Jiménez: "E ste exqu isito poeta español cayó una vez cn una profunda depresión y sus amigos, para sacarlo de ese letargo, le in v en taron una m ujer; se llam ó G corgina G iubncr y le escribieron una ca n a en su nombre. El contestó a esa carta y

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•v x.'tuzjkwí rnvctu* carra» mi*; crrocl moro h tla itó a , q ttc un Njcn A s c t fw t a J qm* owrarí»... fVn» »u r/uuAn ¿n n eA Jb gnu-i** j Afurtf* mrnnra. )á mancomunaJii con /<* 'ttwnA. /twn /2m»ivi /im/m*.* eten h ró io s m ejo re* »vrv»s q i* . &rrUs h abía ovnr». /w» fu /xrmitxv* a mica que nunca /iaíVj WNídc».'

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sin / e> nqafuvt/ E n tre I.»* ta n ta * frase* in con m en xu rables d el m aestro A rtu ro d< A seíin io y N o v a r. » quien rev eren cio com o G ran M aestro, escritor co n mayúsculas y excelente arrugo que me honra, « t i la siguienre: “N o es cuestión de que la trampa n o se v e a ... se traía de que no se barrunte.*" En e fe cto , si tienes un dom inio absoluto de lo * ángu k» vulnerable*, habrás logrado que la tram pa n o se v ea; pero si quieres lo ideal, lo c o n e c to , lo ú n ico acep tab le, debes agregar a esa cond ición y a cuantos ensayos hay»» recurrido c n bu sca de b p erfección , algo qu e c re o que nadie expresó, m ejor q u e A rtu ro: “S o ltu ra y d esp reocu p ación 1. S i lo co n sig u e s, h abrás log rad o la p e rfe cc ió n c n e l a rte de o cu ltar té c n ic a s, salv o qu e A rtu ro con sid ere que se d ebe agregar algo m á s ... com o podría ser la m irada desfasada, cierta s expresiones corporales y b reina de la c o m u n ica c ió n h u m an a: la palabra.

Quien pase por alto estas sagradas cuestiones que hacen a toda una filosofía de vida en nuestra materia (“El arte de engañar, sin engañar 1 podrá ser un gran manipulador, pero jamás un artista. Hay una cómica anécdota que viene a mi memoria que refleja en forma rotunda y definitiva lo que he querido exponer en esta página: C ierta vec, un aficionado, tal vei un poco cansado de escuchar al Gran Maestro Ascanio, haciendo gala de los pequeños grandes detalles que hacen a toda la filosofía de un buen ilusionista, le dijo asi; Bueno...bueno... dejóte de /¡loso/ías y dinur cómo lo hoces, que yo yx me las apañute para que *no me se rea'.

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En una cpxmrnd*! un médico p a c a n a . de «mn o ib ilid a d por mi oahaja. me <¿pr

^5 usted o o to t tijera canro que son trucos, yo llegaría a pensar que cene «red coedíckmes extrasensoriafe* íNo aclare eso jam as' iTodos cenemos Ix nccerétaf de creer/* fct nnteraai? cada w : mi gran rcspero, continúo hablando de juegos de hubiffciad m am ttl vpjicflíijgjca. A rf ios anuncio y ios pregono, advírciendo » ocas p ú k h co í.

Si algunos, pese a ello, piensan en clarividencia*. •■allá ellos... Para mí... «oo sólo juegos donde primero escondemos el tesoro y *1®encontramos entre odas!

¡ c€ jv ic¿ a s^ I n w n ifi& c ieq & T e n ía yo v e in tic in c o año» y h ab la p e rfeccio n a d o c o n m i afición dcsmefturada, un m ilenario juego cuyo efecto cotuuría cn hacer desafureccr en mi m ano, v a la v u ia de cualquiera próxim o a mi, un pañuelo de «r*l» E* ¿ tic un efecto rápido y visual de primera calidad que. por cierto, n o por qué tengo abandonado. C ierta v e : viajé a Buenos A ire* a casa d e unas tías y las sorprendí u n e l ju e g o . A ta l p u n to Us so rp ren d í, qu e u n a d e ella» salló co rrie n d o al ap artam en to v ecin o y me trajo un nuevo espectador, tenia nóIo « e tc x£bv> y quería “ver*1 tm magia.

Hócele el juego -d ijo tía E sth e r- él t i ciego, pero no importo... ¡h ac¿ s¿ lo! N u n c a o lv id a r é m i a s o m b ro n i la v io le n c ia d e la s itu a c ió n ; mi im p o ten cia lú e to ta l; lo m ío era para ver y el n iñ o ¡era ciego! D efraudar su ilusión n o estab a e n m i, ¡n o podía n egarm e! y sacand o presencia de Animo de a rtista y a n te la in sisten cia de m i tía repitien d o:

Hócele el juego, hócele... Disimulé mi tremenda problemática y dije:

Aquí tengo este pequeño pañuelo colorado... le hago asi y ... ya no cstdm ás... ¡desapareció.’ N unca vi, en mis años de artista aficionado ni cn los que llevo de profesional, que no son pocos, una sonrisa más felii y unos ojos abiertos que no veían pero que si expresaban el mayor de los asombros. ¡Cuánto aprendí ese día! Aprendí de lo mucho que servía lo mío; gocé de una compensación moral y de un halago inmensos; valoré a un pequeño espectador que sabía mirar con su imaginación y con su alma. ¡Gracias mi niño ciego! N o recuerdo tu nombre, pero a tu sonrisa y a tus ojos de asombro no los olvidaré jamás.

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¿oyvtaffe que I* creación «*>c J« 'rí ^ Ihwnifr. fufo

i t ^ n R i r un A»ctfo ^ P*íNici alV^ . AÚO n o lo lw íotfraj.,, .,/ rr-.prvfo y ru rrccrfe , r .. f J f „ s to J e r e n d ir te m .

e_ ,. < i. /v evvrok'raJ'' o c r iw Jo «mitarc?. £n ocre* orkvnaudfefc? vfe mí »•*>». ne , ' , __ _ 4 . 1-» ji je J ic o q ite de #o que nago. a

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a l ^ a r o que miren «<* < * * r no n» m * o . cn e l m om enro cru cia l Je/ M a E S » fc>J » r*v hecho t dW ^ (cn rea W a J. J e m . auro pcn> ^ r n n i é i « r con «m *W n <W p a r W n r o y m ed ir mis

£ « » o ^ » K w s a f w » pare m í no es que haMcn en mi fav o r, «no en W J e eZU, que «*> íou^m acjón y sim a por*» como la d e a q u e l niño, o m m id a c en ¿ocan J t u n jirefW w e s y no JÓfo una.

^ U o s o ja n d o ' D esde lo* com ien zo* del arte del llu.siormmo, que n aciera co n el hom bre, hasta la fech a, para la gran mayoría de Un « ¿fletad o res v J e loe a rtista s -p o r sob re el ritm o , la e le g a n c ia , la sim patía y U cad en eta J e m o v im ie n to s d e l e je c u t a n t e , e l c o lo r id o d e e s c e n a , la b e lle z a d el esp ectácu lo - el principal fin ha «ido siempre el mismo: <1 desalío. D os fuerzas c n c o n tra p o sició n , dos valores cn la ete rn a pugna, el artista que n o d ebe d ejar descubrir su secreto v el público que, por h acer alarde de observador y an alítico, sólo quiere descubrir y asi ganar el duelo.

En otros tiempos, la confrontación era relativamente iruignilieante, comparada a la de nuestra época; claro... la gente era má« crédula por formación; quizás... el avance en todos los órdenes: científico, filosófico* técnico* ha puesto al hombre en un nivel "superior*, v tan superior y tan enere comillas* que pot momentos tememos que la consecuencia de esc "progreso" sea su propia destrucción. En la antigüedad, consideraban magia a los efectos de un prestimano y, como tal, la cosa era aceptada sin análisis. Los públicos modernos* con U» que nos toca trabajar a los artistas de cerca en la actualidad, prefieren no pasar por ingenuos o tontos, y es por eso que analizan y analizan. Por su parte los artistas suelen tener una postura desafume frente al público, que equivale a preguntarle: "a ver.,. ¿quién es capaz de descubrirme?" Sólo en los grandes hay actitudes diferentes: Cardim asombrándose de b ilusión que él mismo crea, Chaning Fblloci, haciendo gala Je elegancia y sobriedad total; v muchos otros, o por lo menos... algunos mis. Yo, de m uchacho, me incliné intuitivam ente por esta actitud; no desafío a nadie y sólo pretendo expresar y lograr emociones. En mi caso, el adminículo es h baraja; es mi medio de comunicación humana y artística para lograr el fin; emocionar. No pretendo transformar el concepto que tienen de nuestro arte los públicos del m unJo, pero sé que a veces lo he logrado, intentando cultivar en este sentido a los espectadores.

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A xaqve quinientos años no ion p ocos, te ruego, »í /lego a m e ín necees cara a cara. Pm »

eeaoc*$-••tecaoooeté mi errot

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Todo ju ego, tod o n eto, toda rcprc*cm acw Sn, requiere una» pau\a\ adecuada». ¡Q u é n cccta m u >•qué im poiu ntc» *eci! I\ rro... ¡q u é pctigrovA», tam bién ! La» pauta», c n la co m p o sició n de un luego, aon tan im pórtam e» c»*no lo» silen cio » c n la m úsica.

Música, no es sólo el arte de combinar lo» sonido», sino también lo» silencio». Pero claro, si esto» no son de la medida justa, arruinan la melodía y la armonía. Todo juego debe tener, por ende, armonía y también silencios a los que llamaré pausas. Pero... reitero: ¡qué peligrosa» pueden ser! Hay un paúano mío que de tanto cn tanto me visita, sumándose a la rueda de amigos para comer todos juntos. Con frecuencia, después de abundante cena y algún generoso sirvo, por raroñes de digestión, se interrumpe la conversación en la tertulia, y se produce un silencio general. Él no lo tolera y i sabes qué hace? Silba muy suavemente tres veces; dice: “¡está bueno...!" y golpea con b bota ues veces en el suelo. Siempre hace lo mismo, y a todos nosotros nos causa rúa.. • En contraposición, a nú me encanta el silencio prolongado; sobre todo si estoy con verdaderos amigos, frente al fuego. Estamos juntos, pensamos, sabemos de nuestro mutuo cariño y comprensión... i para qué más...? Azon'n -"E l Estilo**, le llamaban- narra en un breve cuento la historia de dos amigos: Todos los sábados se reu nían a jugar ajedrez; y no intercambiaban entre ellos ¡ni una sola palabra! La gente gozaba de ese peculiar silencio, tanto como de la partida en sí.

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iftaemi poJb ú/kr¿c' *Vjutoxit ówwanjhtííwn ni uru *.’& fuistaa! & «JWA» /wonw A «v«m ¿* r iw n^cvcm. cuando ¿» ame».i <* profunda. Tengo en enema *?ce mi público no f icne conmigo pasiones c'*\ ® ih i Ktjuwznde* prccundxs; ¡x&o san espccraJor».r fts r rc^ p rro a c&m. * * = a rc fo í« * f* )a

5*

muio m is p an sas

o iim ic io sa m c n rc , in te rn a n d o

tm & ftlo & o fo fr s in te U z a d a /e w cin co s telw & ...FVro es que Ricardo Martín, que c* un hombre de o«multa mk». además. ha dado conferencias ante públicos profano* v especializado*, ilustrándolos apenas con unrw rre* o cuatro ¡uegua. Con ellos mi[*> ganarse la admiración de las plateas al mismo tiempo que elevó el nivel de la especialidad, educando a lo* eapcctadotcn tespeexo a nuestro arte y predisponiéndolos de la mejor manera a gozar m/*v En uno de nuestros encuentro* en Tandil me anunció vu conferencia para especialistas, en Buenos Aires, y nie explicó que cinco letras marcarían el desarrollo de la misma: A -l'A -bA Como no entendí absolutamente nada, me aclaró las reglas que hay que tener en cuenta para una actuación. A Atención: Es lo primero que debemos lograr de nuestro público. I

Interés: Lograda la atención, es el interés de esa gente en vemos y escucharnos lo que debemos conseguir.

A Asombro: Si bien es cierto que es fundamental lo anterior, es obvio que lo es también el asombro, pues sin él no existe nuestro Arte. I

Ilusión: Está claro que ella no puede falrax cn un acto de llusiontsmo, aunque fuera la presentación de un solo juego.

A Aplauso: Y por último el aplauso; pero no el aplauso circunstancial de un público educado y gentil que premia con él al artista al finalizar su acto (de cualquier índole) ¡No! El aplauso que urumpe del público, nrás que para premiar al artista, para descargar las tensiones vividas cn el desarrollo J e ese aero que -n o hay du Ja alguna- experimentarán si el ejecutante ha desarrollado fielmente los cin co puntos que encierra esta filosofía de mi amigo Ricardo M artín.

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Cu*n*k> Rtctrdo r e m ití de txpn**m t n < «*«*». «« nc*r*k n * * » * *

VéfaecMMWftV-

ACnMia «robir /üw, »r* *»> nAa7u*¿* Un» cM capU t a Jú o cem S es» m c U . r jr a ^ ^ sucuícnr». p u c* P * * < * « e hortera oenmdb cw a «jue *cgún Martín, ra e caracrerira.

1. Sólo la absoluta seguridad técnica me permitirá una total relajación, v »*Mo con ella podré lograr una fluíJb cumumcdctón artística y humana con la gente. 2.

No existe nada fácil cn el camino Jel Aire y no conozco historia» de armtas "flojos’ , sin personalidad.

3.

Añadiendo poesía a mis juego*, sé que añado belleza al asombro.

4.

Sólo con el pequeño detalle, lograré el juego cinco estrellas.

5.

Un juego sin climax es sexo sin orgasmo.

6.

Manosear las cartas lo embadurna todo; acariciarlas cadenciosamente lo embellece. Bien sabe de esto Ricky Jay.

?.

Toda torpeza deliberada en el manejo, si de verdad esconde técnicas perfectas, agranda y embellece el efecto. ¡...S i lo sabrán Juan Tamariz v Lenart Gieen!

8 . Jugar cartas con un cigarro en la boca manteniendo larga la ceniza, equivale a ser maestro de verdad. ¡Emulemos a Dai Vemon! 9.

Una expresión corporal bien latina con la palabra justa, representa la más poderosa mi$d¡rv.Ytion. ¡¡¡M e parece verlo a SlydinilH

10. Cuando una mirada desfasada se suma a la elegancia escénica ¡Eso es belleza! Brindo por Chaning Pollock. 11. Apruebo la arrogancia cn la escena si se tiene “con qué”. ¡Eso es Cardini! 12. lo d o s los grandes resultan “encontrados” con las sentencias de Arturo de Ascanio. 13. Si R oben Houdin trasladó nuestro arte de la calle a los salones y lo visnó de frac, pienso que es deber de todos mantenerlo a ese ruvcl.

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ÍS. H»t bi^vy que uswmpero/atí áe foírueo. qutsis para i/espertar algún apecaJiW «xress^v W«wifcx ft> >Vm ta usa para aumí una víbora y cQcrcgari* txxaáxnada en corbata mO#¿ Atierencu'-'/

£V agrAn q v Jkctl- Hqui fmgo una bwa/a en b> mano* a ios ciceros J e m a sa ría . naia ap ren Jái Decamrs Jqck *JVn?*> Juego cxiífo". «S? t á a oot» o o q ju eg o... otra cota una asm em os* composición. Una cosa

° *»»•••. « r» «¿¿tacar eip L cet l. Ih aácM X aJa...

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Un sabio Maestro y su discípulo meditaban /rente a una vefo encendida.

De repente el chico dijo: '¿Sabes tú de dónde viene esa llam aV

El maestro sopló la uela. la apagó y le respondió: -Sí tú me dices a dónde fue...

entonces yo te diré de dónde utRO...'

•/ 1

cW lan ej&
^ b e ld a t s o ' Método l. Baraja tn nrirto, cuento dm caiua del duno con el pulpal (liR- I) V U» elevo con el anular, sot teniendo con b yema del c\ músculo tenar v el dedo meñique que hace de palanca (fig. 21. Una ves mostrada, regreso amba* cwta> como una al dono de b baraja, cuadro (h¡*. J) >■coloco b primera del dorso vibre la mesa (tupueMa carra mostrada) .

M étodo 2. Mientras muestro la cara del mazo al público, aprovecho para sesgar con la yema del pulgar y contar dos cartas del dorso (fig. 4) sacándolas cuadradas como una al depositar el resto del m a:o sobre el tapete.

61

r 'mente «ni» carra, habiendo

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Apopo a r i M t r tu Jo» carta» cn ci d xto, dispuesto a continuar, por

tftm fiiK cm m em ptkat.

62

< $b& la/cw u x> (Dejando el mazo) En la posición que muestra la fig. 7, cuento Jm o más cartas de la cara (según necesite)» obtengo una separación, empujo con el dedo índiet el resto del mazo hacia abajo (fig. 8)dejáftdolo sembré la mesa y volteo la mano palma abajo, quedándome con la carta doble como una en la mano (fig. 9). Vuelvo ahora la mano palma arriba mostrando el naipe.

63

64

^ n p jU s (C on el m aso entero) C u ern o tina carta» de b cara co n d puhpw v U * nrparo d d tr*to de la hmm p . em ru Já w Jn U levem ente. Initodu aco d dedo m m e i i « . 10) r w k eask io b m ano, apoyo «4»re d tap ete b ca rta dofeb tirando co n rt f V * * h acia a r b , de U c a n a c n b que *c apoya ese dedo r acentu and íi b rreW >o co n d m aro* (lig, 11) ¿ubre el d o r o de b carta que queda m b m e u .

10

11

N ota. Cuando realizo esta técnica tan sók» con tres cartas, me valgo det bucle que me resulta muy útil, como por ejemplo en “El juego de k * Comodines", (pág. 103),

65

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n o recuerdo, para p o d er m e d írte lo ,

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rJcl h d,/.cuitad y los « f u e r z o ,

cuánto rae o « ó b raezeia tth>. ^

, * roe han presentado m» dadas^ J[n voltcar, íundameiimlmcnu< dadas «Arando se Atete e|ángulo de la trampa se hace re, en qoe par el hecho Je vi car ^ su orJ en inicial dándolas c-n invulnerable: per ocra parte las« Av-roborarí I » hechos técnico?. un *c4o nwntón. Q que <« lifo^render esta tdcnica le)t:ndola en un libro. S * * u j o hubiera f ^ S o

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b ^ S í “ w P°siWe' acorapaña" J ° el Jesarro' Bo esenro con t e respeenras ilustraciones que creo indtspensables. Brindo por tu voluntad, te deseo el mejor de los éxitos y si la logras, obvtasnenre o * mu jola ruano (¡pues no puede ser con dos* .* < 0 quizás... sí?) llegará# a prescindir mentalmente de la otra en el momento de emplearla. Tu cerebro ordenará sólo a un trazo, y tus reflejos se condicionaran hacia tu mano en acoón. en 6xma directa y exclusiva hasta llegar a b mecánica del mo\ináenro logrando que éste sea completamente natural. En su momento codos los días volteaba mi baraja... veinte, treinta ve­ ces empleando mb dadas. Ahora no me resulta indispensable; es evidente que d cooocimiento ha llegado aJ inconsciente.

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< 3 )a d a ' d e/ s e c u n d a v olU aru L o Supongo que ere» coñac imtc de ta onponsrvcj-a que tiene dentro de) cmxpo técntcv'. la \b.b de xegunda. l>vfa yo que ningún canomanc*u¿ puole jacta*** de buen nivel mr Junúnarb plerwmmre- E> el j^ramcomplemento de la meicb f a l s a v de k * cottc* tahos. p u n í el lupfi de trícen» realmente v c t o a Í rrnlcft aun » la vuta de l
Tomo el ivAipe como para dar carta» normalmente, cxriendo do» cartas ccet el dedo pulgar; primero una y luet*ob que *iguc ( f e 12).\W ieobnvinoY btra*-' lado hacia mi derecha sosteniendo eco la yema del pulgar b carta del óot&cr, entonces caerá la segunda (fig, 13), pueruna vez v o ltttk b b mano, el pjlgar arras­ tra la carta del dorso hacia mi cuerpo, permitiendo b calda de b secunda.

12

Claro que para que esto se pueda ejecutar “tiempando" (tosa totalmen­ te necesaria) al arrastrar la carta del dono en ademán de darla, la segunda ya debe estar preparada para salir. Para ello, rambiún debo moverla un poco; es casi imperccprihle. En el movimiento de traslación de la mano hacia la derecha, acentúo el arrastre de la misma (fig. 14) y eso hace que esta dada de segunda sea indefectible, ya que carece de ángulos vulnerables.

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fcnn. v - w t f m - rionico. 'lin n p a n d o " .

- — « " * > • * * ^ W' • c^wisulunix .Esll '.¿su • ' As t cuta por cana a) mismo rirroo, pero manrenimfo la primera como «S»Í9 a ia ivma dei pulga (ñg ¡S). Híío /letifica aún más las dadas Icnras, xdü Jjttk jo cuntir ñesn/v? p a ra d ec id irse cn la elección al publico, sacándole .

.

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arar r a m io a U JeaudizíLicjón.

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68

d e t a l l e s ; té c n ic o s ; LVtdc U p^jciv'*r> J e J a r carta* (fie 1 2. p&s- 6 7 ), v*4ie«ila m arm i cuan­ do >Kidy.«du o*m rru;u t i Ka.il.H.k'n dc-ésia. U pane m itfiw de la yema delpulyar t i m u c i o n empujan la «cgunda carra que caer i txx^ am K j al firtilirw el uxv vim icnM de traslación del antebrazo. Para facilitar L C-iída de dicho naipe, uiut v ei que ó r e sr ha extendido tulucientemente y K» caído de can to «obre el tapete (tiíj. 1 o vrá'tc bn ta n a s ya J a J;i5 , el putear mueve la carta del d o n o h a c a el cuerpo. W>m áxiin? pcn*Hc (feg. 15) para facilitar la caíd a y evitar algún roce que p u eJw ra interferir en el volteo d e la c a r ta . Ésrta ro m c n e l tap ete o sobre las c a n a s ya dadas, y esa *
El nuwtmjcmo de rraslacuSn del antebrazo y parte del team, dde ser de izquierda-adelante (en diagonal) a detrcha-hacia mi cuerpo, para facilitar (todavía más) un logro perfecto y tan extremadamente comphcado como bello. ¿ A co tación El movimiento de traslación de izquierda-adelante a dcrecha-(cn dia­ gonal) hacia mi cuerpo, debe cumplir una función de látigo que viene desde el brazo (cubito y radio) hasta llegar a los dedos en la posición ya explicada. Como por ejemplo el jugador de pelota vasca, que utiliza el imputo para des­ pedir la pelota. Sin embargo, recuerda que: logrado técnicamente todo esto, deberás agregar la cadencia, el ritmo y la soltura (irming) que le pongan el btoehc de oro a la totalidad del movimiento.

% adw de/ segundas suv u oü eav Comienzo con la mano en poskiún de dar, dorsos arriba, separo con el pulgar la cana del dorso, igual que cn la dada de segunda volteando y dejan­ do preparada la segunda para salir. Extiendo la primera y también un poco la segunda para que quede pre­ parada (fig. 12, pág- 6 7 ). Se produce el movimiento de traslación de mano hacia la derecha; retrayendo el pulgar mantengo la del dorso para, que pot gravedad, se desprenda la segunda cuando retiro la mano (fig. 16, pág- 70) para volverla a la posición inicial. He visto realizar esta técnica dejando caer la segunda por impulso; yo hago todo lo contrario; entiendo que el movimiento es más preciso si el des­ prendimiento se produce al retirar la mano v no al ir a dejar. Del mismo ítiaxIo, se procederá con las dadas de tercera, cuarta...

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JgpkTBÚeOSOi p jo rv B tid td.. % Uum ü n to u A ¡lo m e' En íy que ¡i artoaago se nrftere, dar de segunda -c o m o siem pre he visa e n c d ^ a k o r m ^ e s h a c e d o c o m o e l péndulo de un telo , .m p u b ad o or b cnerda. A e fc le aeregamos, soltura y despreocupación.

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X CWto*HmUnU> urüj& unem enU ; acttvuxdot C u an d o deseo tonar una t>uta, dando de redunda, no l:« c’.4oci> en el dea»o, »mo qu e la pongo en tercer lugar y pregunto: . .;^4 .c*.-.•

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S i m e piden la pnm er». doy de ic ic c ta v cMá logrado. S i me d k c n la se­ gunda, doy la prim era norm alm ente v l«* segunda \et “de >cgunda". Sv solK iian la tercer.*, aprovechará el fn w u n icn to uniícumc y dañé muy len ta y claram en­ te de prim era para aprovechar la circu n stan cia. C u an d o me pulen la sext^ o la o c ta v a , m e v a l i d e ! m ovim ientoiindi.’r m em en tc acelerado pora dar U * dn& pri­ m eras cartaA len ta y claram en te (m an ten g o U te r c e r a )« aum entado el rum o p o co a p o c o , u n ifo rm em en te, h asta llegar a la penúltim a c a n a , cn la que haré una pausa só lo un in sta n te, para dar la forzada le n ta y claram en te.

W bM u m ien tú 'U n ifam em & iU sd esacú eA ad o' Se da cuando el péndulo es impulsado por la mano. Entono», aminora paulatinamente la frecuencia, por la resistencia del aitc. ley de gravedad... En este caso, coloco la carta a forzar en el dorso de la baraja y dando de segunda voy disminuyendo el ritmo poco a poco, “hasta llegar a ella".

«.more*. mu\ hunos nuches C orto la baraja y la imbrico por los vértices, dejando ver claramente la intercalación de las puntas. Crncuema n dos curtos imbricados o lev de jue#.» .. las cartas se van mez­ clando. Golpeo cn la mesa para simular un encuadre perfecto, pero mantengo la separación de los dos paquetes (ver mezcla falsa, pág. 96 ) o mantengo el con­ trol de ambos paquetes. Levanto mi mano y en acción de sentenciar, recalco, acentuando con el índice: Muy impommtc k> de la métela > d curte. A l decir ucorte'\ corto la baraja desimbricando . .subte todo st fao JU&*Jures m e tridos en l<( platea. Extiendo las can as boca arnba sobre la mesa. A cla ra ció n : para un núm ero de escena, se muestran en abanico.

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M xnms Jo h *w de/o las diferentes Jada.' en abanico, preparada para d cambo a/ir Oteando A£r ¿arabo aJ ic pag- 80). A l voltear ¿as dadas una a tn a. para dejar Uí canas beca aba*». ¿o bago con el mazo cn Ja m ano (separaiIB « U C M i IA 7 --------------b » de «caira*/dorso). \Wteo VWteo las dadas de mis contranos contrarios norm alm ente y |a aúudeescifcria/do*»). nornuumc. 1— al r ir Pw>-, es tal o '*- a---------* cambo ir Peto tal ¿a la simxíi/ud similiiud de de los los monmíenros movimientos que oes iroposj. i ble detectar que cambio mi juego por la escalera real. ' e s a r a , destacar d e s e a r que Graaderando estos cambios de ritmo, e* es cnecesario que 'os los mismi , , drtarollo i»Mn Mmvranm en el desarrollo de J e unjuego un juego como composición, com o _ ¿ r e corro o unipersonal de hora y medía. m

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^ a d o r d e /tM c e M 1 En eí momento de icrb b i a una persona para que diga “alto " cu and o le ■ p . ^ adeimm b mano can o señalándola y aprovecho esta traslación de p x a correr b prim en y segunda carta medio centím etro y quedar prcparado para dar de tercera.

Esu cercen cana cometcari a moverse, como lo hizo la segunda e n la dada de Mp «< b| al comenzar d moviouenzo de traslación de brazo y m azo vol­ teando la mano.

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En c?*e CTiAo, al tinalirar U irAslac*'«\. el r^W31 cxiicr^le hacia ira cueTf», poc presión muy J w a , d<4 c iñ a s ( n o u n 9 ,« x n o c n U d a J i J e •c^untb) y J e p u e r la rcrcera en La* cunóic Inocs en L** que caía la «efunda en la J e «yunA *. M c re*ulta im prescindible u*ar el j>equeña roce J e la carta sobre el wp ete, para facilitar vu calda volteándola.

Al igual que yo. llegarás a hacerlo %m problemas y con local ««cumiad. Bueno-••Al igual que yo, quizás deba* pavar no \-s evento* J e carta*. ¡cie n to s J e m azo *!..- aunque n o lo recuerdo y a ... c o n precisión.

& > adad& c u a iia Cierta vez pensé que... volteando ¡me resultaría imposible lograrla! Sin voltear, doy la novena, peto... bueno... es obvio aclarártelo. raya en V>impo­ sible puesto que hay que pelear con el mayor enemigo que « presenta en este caso: la fu er» de gravedad ya que... por ahora ¡hago los juegos en el planeta Tierra y no en la estratosfera...! De manera que para lograr las dadas J e cuarta volteando, debí poner pri­ mero mi gran afición, segundo nu constancia y «o tcTcer lugar un alto grado de autocrítica, que me permitiera corregir le» pequeñísimo* detalles. Y ... ¡lo lo­ gré ! Casi salgo gritando como Arquimedes: ¡Eureka! El placer de crear me había premiado una vez más cn esta vida. Para dar de cuarta, cuento dos cartas con el pulgar y las extiendo cua­ dradas medio centímetro. El borde del pulgar apoya ahora cn las di» cartas y cn la tercera cuadrada al mazo todavía, extendiéndolas a las tres paia lograr la caída de la cuarta. Al comenzar el movimiento de traslación, debo comenzar a mover la cuarra ca n a para lograr su caída al final del movimiento, siempre valiéndome del roce cn el rápete.

Alguien dijo que lo difícil es lograr el primer millón de dólares... los o tro s... ¡vien en solos! Quizás teniendo cn cuenta esta afirmación, es que me empeñé en sacar la dada de quinta. También me impulsó el hecho de que, lográndola, podría dar­ me los cu atro Ases colocados previamente cn el dorso y ampliaría la posibilidad de crear ideas para nuevos electos. En este caso, al señalar al colaborador cuando le digo que deberá elegir un naipe, cu en to eres, los exriendo medio centím etro cuadrados y apoyo la yema del pulgar en dichas tres cartas y en la cuarta, cuadrada aún al resto del masa.

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índice (fifr 17) pnr.» a*cKUi¿ir l¿» caída del paquete de la cara *obre el tapete cuan* do hago el movimiento de t nutación de corle de tequíenla a detccha, de mtIW hacia abajo aCíMuanvlo la preven vlel índice, que rr*e nrve para cnadiat el pa­ quete del dorw» Y dc»plar*ir el de la cara Ifiga. 18 y 19).

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c& o ii& {a h o 'p a tr ia t Exe corte parcial me pe/míre cortar en ¿liso mantcníe/iiJo varias carras en e/Jonso (porqempkK mis ifinriocho cartas en rosario).

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P*r» otw nrt U m ri^ w a* «4 imI u r r « f« ia r ip ^ i n n kn *U * d A * * •c»fi Li b d u t u n v m « a w M ( % 17. p N t TM. ^ c * « c it*c» la ^ W . pÁ|L- 7 SJ « i i i < ju r a h íira «a m ú lf if ^ t co rtr». m o w m w J * J <**i el { * w c f < ‘ ~t ú m o f a ^ e r ^ A «nutMMt' ik» 4 pnc v c ltfs c m

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c? o x l e ¿ e a tta s U e / ¿ e u n a c o t i a b i c a v t o c m ic a m tR v iJv eu ii^ n jM lrelcv n p 'lw u tw T k .l « i cnwv [cneí la cana Je la cara otojcto.? i’h ctu m k ) una t.i\ b vtnu Jr l pulgar p m pndutir el corte. 'TcnJrí U prrc.aucm«\ Je mantener cn crniacu' U yema J r l anular con U cana Je la vara, p u n ca d m enm t*' Je re Jisan c d cene pn^um cnic JkÍv>. cs arr«rur^Jbi p e £»te Ixrswn puede vene cn la ftc 12) con ct hn J e mantener el o m rt4 . paracinrmuaf tuqp?d c<«e. cotnrletfeiJ.'liv

Siem pre será co n v en ien te que la carta que debemos controlar, este co n v e x a a n te la concavidad del resto (ftg. 2 3 ). D e esta m anera no corro riesgos de que el segundo paquete se descuadre.

77

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c& >*te’ íl{ ,ííl

cl, , flprx>%-cchar y m itra r por

mt e o alRun* roí*. y l «
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Je b e * * * '* '*

24 cn el naquere de la cara,

^ l& k r h e* b ^ 1 % , J e cnn c, cae el paquete central de la A i K * w r b mane, en b * c w j (io que me queda de carh ^ p o r ^ r e d a J h n c a a n i!» d d e ' b cara, al extender el braro hacia la cas cn ¿3 maao) el dcí dorso cCfl ajtaerJa J e éstt-

25

78

Q u ed o muv bien continuar, en tal un paquete io b re o tro .

c o n múltiple» c<xtc* al m ontar

<:@ xvU & pQ fraviastw de;unw avilar (kaci&aViá&') A diferencia del c o rte de arrastre de u n a ca rta y¿ explicado, en este ca to .

>c realiza cn ilinxckn de adelante hacia atrás donde la yema del pulgar o la qi»e se encarga de arrastrar la corta, Hrro para (¿cibui la tarea, evitando el ¿escuadre del paquete, el dedo meñique porte el mazo con una separación pan lueqn des­ plazarlo hacia nu cuerpo amarrando la carta a reterarr (txg. 10). Luc^o completo el corte» que puede ser también, en múkiplct paquetes.

Es obvio que cuando mi mano está cerca de mi cuerpo es cuando reali­ zo el otro corte (ver pág. 771. Este que aquí se detalla es útil cuando mi mano está alejada de mi cuer­ po para evirar un previo movimiento que sería antinatural. De esta manera se respe ra la econom ía de m ovim iento.

< n «m fw alirco n iin d tfM ta.q u cu * .

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J íu n á s s e

nMr ocurrió pcn-

“ * ' * ^ ™ bl cl r h X T m k *"' ^ Ju rjnrc m,Kho “ cm <^ B h DK-n«oW|*» Í ^ Í Í U * * » * » * " " " ' * f,ÍCnÍCa * 4jTtí=H*i>cairas -Así -. rJ*ban,Cl ^

1.ap crm .rK Jo l,crea.

.AcnoímcivffcsuíXjJc

-

.

orfn Je m u c U x f* * * # *

* U inunción J e ofrecer un aporre ai

artr Jr f ifcswmaiK* carteaJe». jirohén ncha exn ro u l ve: pee mi p cevh * * * " “ * sen h s movunienros que w be

c¿ncavas y convexas. pero a x l mano izquierda- re interea errar y que -p or supuesto- son

meateenre íwrurdr* « . f¿enef w mano en el bolsillo o bien Timhtfn pueden u w A m e n to que cu ca p a d ­ la q« » , vupaJa con una pipa, e» m^rófono uom» - ' « düdo * " ' T nís cJ a n técnica, ya * * m *to n tc b puede. cara{w e/m ím ou de canas <jue desees, esundo éstas boca amha cn cl tapete, de m ojo mdetecraWe. *SJo con (en apariencia) voltearlas.

% & vaúa& C M tQ & ' Si ar traca J e cambiar cuatro Ases, que posan -c ó n c a v o s- boca arri­ ba en el rincón derecho cercano a mi. para voltearlas al cen tro del tap ete,

procedo asó l- C uento con W ptxfear a s t r o oreas Je/ maso y obtengo una separación, An^nJofa al cenas, según indica la fig 27. -

W ceo & mano, cam iianJo La posición d e ía separación : ex tien d o las ° ° ° P ca fta *' V nw echaoJo ía carnosidad J e la mano, hacia dentro. A l acn* * x

**

y

sostengo con ci m eñique para

^ W pU,g3r* W » d o en supuesta ®a=o y dedos sobre el tapete. según ves en la lig. 28.

D u ran te cw c a c ck x u r. U m údirrcltm t «rrá una p«iíunda v r e il reUiactf.n W cu erp o v d e m * o U* U ^ ad ecu ad » ^ U an^n U

sobre las cuatro c a n é a l a vista.

*™^>ctoo

27

A p ro v ech a n d o la cu rvatu ra có n ca v a de los cu atro A ses en la mesa, utilizo las cartas com o si fuesen una pala para recogerlos, según puedes observar e n U fig. 29.

81

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35

que emplearán en la secuencia total it fe» mmmm.rám 6t m t paot que chatio mocho.

tptcnám la enorme ventaja que o fre c e n las c a r ' cms'ix * p a a cm h x canas
l a d r é a ca cré b o t » <xfauv» t

«gfeenb*. r> 4 c i r

t n f a t i n M i t de un lado a otro del ta p ete, así:

De tnrtif} u a t » bes 2fc > 29. pero co o d naipe in v en id o c n la m an o , o n j í ^ i a a k n B n o c w > ( io w c o tü¿> de pala* re c o jo lo s c u a ito Aa
. ****

P** 1» fxquef* a u v a io r» de b t cu a tro c a r ta * d e * ^ * r ^
«4

N o es otra cosa que el aprovechamiento de la convexidad y concavidad do las cartas que no debemos olvidar, desde el punto de vista técnico.

^ ta m é io /a l in/de/una/canta/ Tengo una carta preparada para recogerla con otra carta a modo de pala, vale decir cón cav a, a mi derecha y cerca del cuerpo; sólo debo extender con la yema del anular una carta de la cara del mazo (si la carta del tapete está boca abajo) para recogerla (fig. 36) y aparentem ente voltear la carta del tapete (fig. 37) cu and o cn realidad lo que estoy haciendo es mostrar la can a que acabo de exten d er co n el anular. La c a n a que se encontraba cn el tapete quedará en la cara del mazo.

36

Hace * » * * he *• en e\* * “ b «n rel="nofollow"> dd *««.««. «W» * * « >" > » * " cl n’:’:o f ri,n,d° ,X'r cl a|nu' br v» * « p r un bdo corto * d rufer per d oro por el sáneme empalme que tratar* de «phe» de b maneta másclan. vmtmtciosa. G tm » b cana del donso un p»>co íno se precisa demasiado) co n respeco.a b curvatura dd resto de b hataja (que será contraria a ésta, fi«. 3 8 ) ; basta cem hacer fresón con k » dedos anular y n u w r en un lado c o n o y el hu eso de l a t e e de la w nu del pulgar por cl ocw fado, para que la carra se com be com o un resorte en sentido ccnrrano. a lo ancho (fig, 39).

38 \

E sta a c c ió n d ebe realizarse al m ism o tiem po que se produce un m ovim iento de traslación co n la mano para entregar el paquete a mezclar, golpeándolo sobre la mesa y sugiriendo ... JM c c le ... por/uiw.' (íig. 4 2 ), o al con su ltar ...< Recuerda su a irtir..,* (íig* 4 3 ).

42

E ste sistem a de em palm e -q u e te reitero me acom paña co n éx ito desde h a ce m uchos años y me ha hecho abandonar el an terior- tiene una firan v en taja: J e acuerdo a la cantidad de cartas que com be ( J e * en el caso del ju ego de “H om enaje a Larry Jcnning" o siete en La madre de Houdmt ) podré em palm arlas respectivamente.

87 V.

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$4 í;

u

Ftero toda esta parte técnica manual expresada, aunque esté muy bien b ¿d u . no sirve ra rebecamente para aquellos que buscamos no la p erfección, perqué m >exste. pero á b excelencia, si no tenemos muy en cuenta la frase .t

-qoe en cero de nrs c^fcuk» pretendo poner como sen ten cia- de la sensual accir nxteameñeana Mav West: "La cosa no está cn lo que se hace, sino en cómo se hace. La cosa no está en lo que se dice, sino en cómo se dice. Y pee sobre todas las cosas, en cómo se mira cuando se hace y se d ic e .” La parte poootogica, cumple la función de complemento para lograr el ¿se o cn la arrien y pau eflo, b pausa previa a la entrega del mazo para m ez­ clar o b pansa p rem a depositarlo sobre el tapete con un relativo golpe - q u e «fe fe senubáo de que te ha dejado totalmente- y b pausa posterior co n la c a r ­ ta « empalmada en acntod de descanto natural de b mano o en actitu d de « « ¡ B - í c « o psedeser quitarme b s gafas o mover un p o co el t Í T

“ u " * * ’ ° T ¡a h t0 a m “B ¡uc#> de h « *» "> com ^

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tn h c * n * « N » « b «W *

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fcg 45. pwa m cuando ¡ n o . ^ b cana I T f k T l l ^ U 4“' m la el bobillo del pantalón, pueda

88

encajarla cn la ranura del mismo con el vértice que se produce entre los dedos índice y mayor.

Siem pre, sin separar mayor, anular y meñique, que quedan por afuera del bolsillo para cubrirla hasta que esté totalm ente introducida. La carta es empu­ jad a por e l índ ice que abre el bolsillo y por el músculo tenar.

.A cwmmüíoCio, ahora sí atvo fos fw * decios ijuc han quoiad o p>r fue­ ra óei M sflo e n *hankv (lig. 4C» y & lkaJam em c e xtra jo h carta ( % 47 )

Si b tó m e a t í desinflada oxi excelencia. la ilusión será p. T x.

* acafj dcUT~ "-*i •*

« J m pentamicruo en todo me que reahees durante esta sec

90

tofo/en' e l íolsiMo/ Buscando un buen sistema de cambio de maso te sugiero el siguiente, porque h ech o con sutileza, se obtiene un excelente resultado, como lo demuestra mi experiencia con 61 desde hace años. Para ello corté el interior del bolsillo exterior de la chaqueta ffig, 48) para conseguir una abertura por donde pase una baraja con estuche o sin él, según lo requiera la com posición que desees presentar.

A l levantar co n cl pulgar la solapa del bolsillo, abro con los dedos ma­ yor y pulgar esa abertura y la baraja cae por su propio peso al interior del torro de la ch aq u eta. Luego, al sacar la mano, debo introducir la solapa dentro del bolsillo para cu brir el ta jo -q u e está más o menos a un centím etro de la parre superior del b o ls illo - co n facilidad, una vez metido dentro el mazo. D e ese m odo cl espectador podrá meter su mano en el bolsillo en el mo­ m en to preciso para extraer “la baraja", que será otra, colocada allí previamente.

de te caita coila _

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mx&o Yirm^x *

u**r J o * c a n to cor-

4 .4 » *C flH M W M « iN t o **J r G r a w w *. U * h c tk & ¿ > t*m «5 aMm W A » f*Mb* J r *» i «k'*kr« rcaá J e IV t , ^ a . Dama Ir^m iW K |W H
tjv é n i A l mctí n t,* »*%j k fc¿ U r h n f iA t t f l^ Im m ^ e n cocnea q w manejo la mano tiqw rrda, V r f A * * r w1k'A *V*rt|pfc* en Is to n » o t ^ c t c Jo ro p. * d ángw -

fcHmmer * < » » é la tw p a «especio « to cecipo, dnrv» hacia hiera, com o «%

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49

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Para librar cl Nueve de l ^jrasimet» (calilo la mi'tna a ce ita , trilnquc gol­ peando v‘*« el Indice \ tara» hacia íucta. Para m antener la carta curta ««ihrrclkln. aprieto con índice v anular t* * liw ludo* largvw. L*o permite un m cp * e n t e [*«■ la carta cn tu c« o ta . O tra f**th iltd aJ de h que m r valgo muy a menudo. una ves lucrada la f>*M tita que *c ve c n b hg. SO abm la hataca, y i'btcngn **1 una "xjict»\ y a m o el muso pur cl A s de ( jurasnne*, que i|ucdd cn cl tkm n del paquete de abajo. I n t r o d u jo el putear bien a tundo -n o «c ve, dado que el dur«o de mi m ano da hacia cl público v io cubre, el ángulo e* invulnerable- para luego vol­ te a r la m ano co n baraja c a n » hacia arnha «obre el tapete v *6h» en to n te* retiro la ca rta (fig*. 51 y 52).

5/

• k. S , „ u * r u « * .■ ' * * ^ 1 "

f r m u n u e n r» tr liltinto p**'» ^

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h 4iK'ex>Ktanwnte k» m uwo, Y lw kM J r t l h f l , i ^ b e n J . ^ ( . « n a r l

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ftv» legrar «abas curas en un efecto n*pJi\ Ju ran te muchttt años eno x m t Jíicid raJcsq u e luego resolví de b siguiente manera: una vez que rengo cí As en d Jon u . para lograr cí Nueve, en b pistura que se \x cn la fig. 49 -sd lo qoeesta ves e r e haaa lucra- introduzco fo yema J d pulgar y adelanto la mano Jg a h Jo caer «4 pfcjortr «uerve que estí p e debajo J c l Nueve. AI regresar la w n o c n <4 paquete sopenor (.A? cn eí Jom o v Nueve cn la cara) lo J e jo caer p x sa peso t f o t «piso J e b yema Je l ftvi*ce cn d As y b w m a J c l pulgar cn J N a w . Loacu «st exwader ambas carras que continuadamente invierto den a i> caer ana en cada une J e kv paquetes. A e n técnica, qwe no ofrece inconveniente* J e ninguna naturales) en

m «eakacaóa Se *f*d a p atiien tc un pequeño detalle, si hilas fino com o yo: el n m frtr k b m ja a » «no o Jo s g o l p e o s por su ángulo cn acritud natural J e *® ícr5r' h e n p e o el Hecho J e volver a insistir me produjo un verdade­ ro Ecdooa Jv n r e e Bachea años. ÑSIp c p b k s ptbfcras peras, precisas y necesarias -adem ás J e la naturafc itó - p n i n Jc s a p e ro H i* n a h ’6 nH7vnmemos.

D ando cartas de la cara, caras abajo, palma abajo, con un movimiento de traslación del antebrazo y soltura de muñeca, de manera oblicua de arriba h acia abajo, logro el impulso necesario cn cada naipe, para poder dar alternaJá m e n te tam bién del dorso usando la yema J c l dedo mayor que se encarga de desprender la carta (fig. 53) y dejarla caer

Lo que debo conseguir es un condicionamiento para abordar la similitud tic los movimientos y hacer así imperceptible la Jil'ercncia J e dar de la cara a dar del dorso. I\>r eso, cuando doy las cartas J e la cara (fig. 54)). debo hacerlo de rnanera que al ser arrojadas, la baraja quede sostenida por una leve presan del pulgar Itacta arriba. Para que los cuatro dedos restantes queden cxtcndkJos como lo estdn en el m om ento de J a r carras del Jorso. como muestra la lig. 5 3.

C) t l e e c t a ' { ú k a / reuueics. Entiendo que la exG * . el * d o f e t e . «p aro U

*

96

fa ¡u c o t in de dibujos

e d ic io n e s Parecen cartones pintados con patos de ensueño, de engaño y de amor. La vida es un mazo marcado. Baraja las cartas ta mano de Dios.

Homero Manzi

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^ u e ^ d & t c & i:& )m o d U ie & Éste puede ser un juego por sí mismo, pero podrás verlo incluido dentro de otros en las páginas de este libro.

% tem ento& U na baraja normal y dos Comodines.

(zPxepaxaci6n> C o lo co en ci bolsillo interior derecho de la chaqueta los dos Comodines caras hacia dentro.

% ¡em c¿ átv Doy a elegir una carta librem ente. La coloco en el dorso de la baraja y e je cu to un co rte por arrastre para simular perderla en el medio del mazo. Se* guidam ente lo entrego a mezclar empalmando (figs. 3 9 ,4 0 y 4 1, de la págs. 86 y 8 7 ) la carta elegida que m antuve en el dorso. N o bien entrego el mazo a mezclar, en m ovimiento continuado, sin pau­ sa. llevo la m ano co n la carta empalmada (supongamos una Dama) al bobillo in terior de la chaqueta para acoplarla al dorso de los dos Comodines, y sacar­ los anunciando:

Atjiii tengo en m boLalkt tres C am ódales y los extraigo para mostrarlos uno a uno (la del dorso es la D am a) de la siguiente manera diciendo: U no... (fig. 1)

103

. __ k*. , 1/lccir.

C1 ‘-¡¿ le largo «•» fro í,iK ^ '1

lo mitcsti» claramente vjuefiff b «oorsov c b w n » K d (¡ ‘' l' ’ ^ n ' ^

también

y ajelóm e (fig- 2); muestro el Comodín

f^ T ár:t “Xín «««» **-ci^

r c s t a n

-

te. (QucJan t e cartas a m o en una mosquera.».

Hecho esto las recojo boca abajo, una a una; la Dama quedará al medio. DfcK FVv ffy = ¿-y * fe»ja « ¿ c i i ? . señores .. tres G/mixinics.. y los vuelvo a moss a ro D o a m o . Carao b Dama se encuentra entre los dos Comodines, en primer térm i­ no empleo el bucle (óg. 1 1. en b pág. 6 5 ), con enfile corto m ostrando el Guanrián y depositando b Dama hacia el medio. Todo lentidigitando. M ucsn o que b segunda cana es un Comodín y la deposito a mi derecha para terminar sam an d o el úfame Comodín al depositarlo hada b izquierda. En este momento digo; rQuere señalar im Comodm/.. . Hav das poabies respuestas; por consiguiente actuaré según el caso. I.

Si « ¿ a b a b D ana, b Heve bada delante, boca abajo, para destacarla de U e * ° te& 3Í0 V v o ,te° “ " o J e lo* C om od in es la te r a le s ideador. fW ru U » d eg d r, uued « te Gmoclm. y dirigiéndome al otro, lo señalo .„ fce„. ÍM t OITO y tam bién , Q v o ltc o ^ ^ fr-e-^asentc Ofc

y creo el arabo aru n de voltear b can a.

1

/04

C o lo co la Dam a encim a del C om odín restante y repitiendo la misma técn ica anterior de enfile digo: Pudo haber elegido éste y deposito la Dama, enfilándola, a la derecha .o ¿%te utm .. mostrando el mismo Comodín com o si fuera el segundo y lo deposito encima de la mesa un tanto a la izquierda. También aquí pueden presentarse distintas situaciones: A . Si señalan el otro Com odín lo aparto encima del otro boca arriba, pero antes digo: Pudo haber elegido ésui.

señalo la Dama por su dorso . ..perú

n o ... eligió é s u . .. y lo aparto boca arriba, al lado del primero. B.

S i señala la Dama, tomo el Comodín, k> muestro elevando mi mano con la punta de los dedos mayor c índice mientras digo: ...Pudo haber elegido ésta... “Empalo** valiéndome del enfile mejicano (figs. 3 y 4) aparentando voltear el Com odín (D am a), dejo caer el Comodín boca arriba quedándome co n la Dam a boca abajo sostenida entre mis dedos, mientras digo: . .pero

nn . .. eligió ósea... haciendo hincapié en el Comodín.

i ^

105

• l*- túJi por íl cohtwsdor. el final s«S el C u a te r a sea I* opehw clíf. ^ j ^ ^ ,r:l /ofr.,. el ^ w n t r , b u c Ja ^ - 5, ; i W
A —

^

“■ '*

AJ « D o teH a volteo la Dama en total silencio, muy lentam ente, para

locar d saror atisbo.

106

cuíco/ dedoa de/ nw manos zutda/

^

Este juego lo uso com o una varíam e del juego anterior (Juego de los Comtxlínes) por adaptarse a mí circunstancia de tener una sola mano y lo pongo a tu consideración aunque sólo sea para mostrar una técnica diferente de se­ lección y enfile de cartas.

E le m e n to s ' U n mazo normal y en el bolsillo interior de la chaqueta dos Comodines.

% jea ic i6 n Volteo del dorso -le n ta y claram en te- cartas en el tapete boca arriba a la espera del “alto". A l recibir la orden paro y muestro ia carta del dorso sepa­ rándola del paquete de naipes a los efectos de hacerla visible (íig. i ) ; pero tam bién extiend o un poco la siguiente para tenerla preparada para darla de se­ gunda boca abajo una vez que pido recuerden la carta del dorso.

El m om ento del crucial m ovimiento de dejar caer boca abajo la segúna ca rta co m o si fuera la primera ( f e 2 ), pan, que sea natural, debe ir :om naftado co n estas palabras: E f e ó usted e.uu c a m . .. Perfecta .

107

La señak» va en d tapete para remarcar que es & a y continúo: -O pttdn esto. .>esu y al decir . cíiu .. continúo dando cartas boca pero esta vez de segunda volteando (figs. 12. 13 y 14 de la págs- 67 y 68 ) ¡ora mantener en d dorso b carta elegida libremente. E sú sa manera muy limpia de continuax, dado que se siguen pasan­ do cartas del dnrso ssn dejai dudas sobre dónde está la carra elegida. Judío b s caitas cuidando de dejar b carta en cuestión siempre en el dor­

so para poder empalmada Cegado d momento. Emendo b baraja en d tapete boca abajo y pierdo en el centro del mazo b cana que se encuentra separada en b mesa, dando de esa manera y muy surAamre b se g m b d de una imposibilidad absoluta de control. Coaonúo: . le ¿jr¿ *

,m .ncíeí y ahí empalmo (íigs. 39, 40, 41 y

í 2 de b s págs. S6 t 87) b carta para luego decir: . uqui tengo tres Comodines

.

Bm> b carta seleccionada libremente al bolsillo y la saco cuadrada con los dos Cop ndmrs (b carta en d dono). ^

^.^icca ejecuto la pasma secuencia que en el “Juego de lo? C om odines"...

U cp d o d momento 6naL en el que queda la ultima can a scA>re el tapete (la «fcpdal « * peparan¿> con una pausa el atisbo y digo: ts w es la alau sa, más

Marco «speosc... msro a b persona que eligió pregunto: (.u á ers Ué usnu, wtor

h

carta fijam ente, y le

Y isn v e (fte b ncnbra.,. voy tomando U caita lentamente, la sostengo sóio a i poco levantada T preparada psua dada vuelta, para decir: Me h u h ic «a im ¿meo d a ic de rrj rrkmrs tsm ij

Y volteo b carca.

108

(5 & i ' n ta d /ie / d e /^ ( o u d u ii/ ^H ncu ue& m á& ^ w o fu b . .. O quizas n o ... quizás no una v e: más. Cada viaje, cada noche, cada pú­ blico tiene lo suyo; fiero estos dos meses últimos en cuatro países, además de n o tener nada de viaje burgués, marcaron una travesía muy densa: veinte ciu­ dades equivalen a veinte armar maletas y a otras tantas desarmarlas; a aviones, autobuses y trenes, a trasbordos en horas muy pesadas. So lo n o lo hubiera hecho, pero amadrinado por Nora nos resultó muy positivo y yo me traje un sedim ento muy especial esta vez, a raíz de una expe­ riencia que quiero com entar, dejando a un lado lo que fuera el show de televisión, de teatro y de las conferencias. M i amigo D avide C osti me había programado la gira y dentro de este programa tendría yo un encuentro con once discípulos en un hotel de campa­ ña de S a n Ju lian o Tcrm c, próximo a la ciudad de Pisa. D urante cin co días compartiríamos hotel, comidas, academia y sobre todo com u nicación técnica» artística, creativa y humana. Las edades de esos discípulos oscilaban entre 16 y 6 0 años; pese a estas diferencias, el nivel universitario de sus conocim ientos emparejaba las cuartas y eso facilitaba mi tarea. Ellos llegarían a Pisa de diversos lugares de Italia, y N ora y yo viajam os desde M ilano para un encuentro que me cargaba de res­ ponsabilidades por el elevado costo que significaba a los discípulos y por el alto nivel de con ocim ientos en la m ateria que tenían. El popular mago italiano Silvan y el Sr. M ario Rossi fueron los creado­ res de esta academ ia en Italia, que cada seis meses contrata a un maestro para h acer las cosas a muy alto nivel. C om o habrás podido comprobar, utilizo el término discípulo y no alum­ n o ; está c la r o ... la cosa no sería una conferencia (profesor ante los alumnos). El profesor repite lo que aprendió de otro profesor o lo que leyó, y cum­ ple su (tinción correctam ente frente a sus alumnos. El M aestro debe trasmitir, además, toda u na filosofía que permita el to ­ tal estrech am ien to com o ya dije, y permítanme repetir; técnico, artístico, creativ o y hum ano. Si eso llegaba a lograrse, yo estaba seguro que aprenderíamos todos juntos. U nos con los otros. ¡Ardua tarea! Sólo me animaba la co n v icció n ; En el cam ino del arte nada es fácil y no conozco historias de atris­ tas ni J e m aestros “flojos'1. A tem prana hora de la primera mañana y dispuestos a no perder el tiem ­ po. trece personas rodeábamos una mesa que parecía un santuario (por el

109

resjvfo que mifx’ow) en tina m M J oJ N'ft'l que ante h presencia J e evnce muy « t ú v pre|w;»Ja se traosiormah» en Aula Magna. Recuerdo rvrfeer,in>en(v como rom pí el hielo propio del pnm er e n ­ cuentro. Íes con té que cuando >nvn qui$c aprender esgnma J e florete y
I c ^ t ^ T ’T

r 1 ^

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51

X tn t sí” //o

• *-««"• * ««M ui d e f e r i r -

M e di cuenta de que quizás no aprenderían ese juego jamás, pero tam­ bién que habían aprendido mucho más en la Academia: ¡a valorar!, ¡a respetar!, ia querer el arte y tratar de enaltecer cada paso!, ia no meter todo en una bol­ sa, ia saber definitivam ente que todo juego debe adaptarse a cada artista! y que la elección del mismo no debe ser un capricho, sino ¡¡¡u n a convicción de alma y cereb ro !!! Se había logrado el objetivo, la comunicación entre Maestro y Discípulos. El últim o día, alguien me pidió que le enseñara a componer; en el pri­ m er m om ento no tuve respuesta, pero atiné a esta anécdota: C uando M otare había impuesto su talento y su genio en la corte (vein­ tidós años) otro joven de su edad le dijo: Quiero que me enseñes a componer. M ozart se sorprendió por la pregunta y al instante le respondió: Yo no puedo enseñarte a componer... ¿'Cómo.' -d ijo el jo v e n - sí tú compones desde los siete años. Y M ozart luego de o tro instante y recordando, agregó: S í... pero yo a esa

edad no le ped í a nadie que me enseñara a com poner... E n fin ... no pretendas empezar con una sinfonía... trata de empezar con una c a n c ió n ... Y les pedí a mis amigos, ya más que discípulos, que “tiraran" en la mesa algunos tem as. U n veterano co n tó una historia de C onan Doile y Harry Houdini que m e pareció daría m ucho de sí y propuse trabajar sobre esa tem ática. Esa noche, en tre todos aprendimos tam bién a componer. O s presento ahora mi versión del juego. C reo se justificaba este preám­ bulo en esta parte del libro, pues hace a la técnica de la creación.

<~ ^ 7 l t a d r » d e / c) ( o u d in < /

Tres cartas de cata blanca; en una de esas caras he adherido la foto de la m adre de Houdini (pág. 116). C oloco las tres cartas en el bolsillo interior de­ rech o de mi chaqu eta (dorsos hacia afuera dejando la trucada en el dorso). U n mazo de cartas de caras blancas (bastan 40) con siete cartas .ndiferentes en el dorso incluyendo la Dama de Corazones que estar* encuna de todas.

111

ÍLvfc. * * * «ra u carta Je cara Manca de la cara. * “ £ « W

£

* * , interior de b chaqueta. J « J e dentro hacia fuera, el mazo

« i « . p e * * , m n e a l V I * « * « n » que lue*o rentaré, están en

sentido hcrttonul.

b haraja « K c d tapete y diso: Ustedes wfcnin que aqu el gran A ew sS a que fue H .ttt, HouJ a i jw n .A d a d pstcvpáuea. pm fesaba un anwr flfc m c -. pee su « f < t . ■* f t w a n ® tM -’ mi iwndn de Li Raiw Mrtorw. Htiudr= era «¿?C J t Cenar. Dude, autor Je S h e i t ó Holmes. v pese o su anusrad jtv astjn Düde le asnbsm a .vu ¿rmigo conJkrwncs paran ot??uí/c5 % H on­ das ¿e ks isq^Aa LVu reckr. /reme j frcrú¿. H jt t i Houimi presento o su am
as*... diga uifo par fav or ...

(me i n j o a un espectador y espero su orden). \sbéndome de la dada de secunda mantendré la Dama de Corazones de! dorso fñc. 15, pig. 68 ) para tonaría ante el "alto* (dando can as norm ales). Q aroque seria mejor que me detuviese en las siete primeras cartas; pero á e a o n o o a ffr e (cosa difícil si empleamos bien los tiempos) cam bio la dada de b s carcas. de roteando a sin voltear, al llegar a la séptima, que será la Dam a retenida en la yema del pulgar; y en ese caso, muestro la Dama forzada, la apar*

u rel="nofollow">baca a r ria axn o ‘ elegida bbremenic", y digo: . .pudrj haber elegida cualquiera de sííx (señalo las was canas dadas boca arriba) .. .o cuaLpaera J e éstas... y cxnrn^n>^oca las cartas blancas ocultando sus caras. Se reúnen las car­ ca» blancas r se colocan bajo el mazo. ^ OOXÍC “* T

cootrano. a decir que dicen “alto" en la cuarta carta vol« “ « a r é y apañaré U Dama forzada y diré; .. .pudo haber

(señalando las volteadas). .o ¿ua, o ésta.. (y paso d o ^ b ^ r m n a r de voltear b s ornas normales) .. n c m lp u a a d< ¿ sm y « n en d o . boca ab^o, el re«o de U cartas blancas.

10 c í J Z " „ Í ^ T “ ÜT U^ CwaS" VS C^ ÜO° h a r u forad a. u n tan -

a ( ó

IT * n w n4" “ ^ « * * * * * » ■ Z £ t *Í í * ¿ " i ^ « « » * = » «»- m b io al ít de una ^ f e - 36 T J7 de fa p á* 85 ), lo h a * , d e ^ V , caer la can a blanca b i a

112

ahajo, dejando caer el maso boca abajo -ocultando que son blancas- para luego tomar el estuche de la baraja y colocarlo sobre la cana blanca (supuesta Dama). Resulta muy fácil ocultar las cartas blancas utilizando la técnica del cam ­ bio al ir. Al hacerlo, habré dejado las treinta y nueve canas blancas cuadradas boca abajo, míSs la Dam a, que está en el dorso. Para entonces estarán en el tapete las seis cartas indiferentes boca arriba; deben tomarse y doblarse en forma cóncava preparadas para ser recogidas a modo de pala por la Dama, y se llevan orra vez a la baraja de manera que la Dama que­ de en el dorso. A provechando la curvatura de las siete can as (fíg. 1), al apretar los la­ dos cortos co n los dedos pulgar por un lado, y mayor y anular por el otro, respectivam ente se curvarán en sentido longitudinal; con el índice y el meñi­ que al mismo tiem po las llevo com binando con un movimiento de traslación a la palm a, para luego depositar la baraja con un golpe no exagerado en la mesa (para disimular el em palm e).

Es obvio que toda esta acción ultima va s in c r o n iz a con el guión del rgo.

, . , Luego se llevan al bolsillo intenor de la chaqueta, aparentando ir a bus-

r y n o a dejar, para depositar las siete cartas empalmadas acoplándolas al dorso I m aro y se recogen las tres can as blancas (una de ellas, la de la foto de la

!drc de H oudini): A lu e n g o tres ornas R m cu .

,

S a c o las tres carras anunciadas. Para facilitar la acción sin confusión.* dem oras, al introducir la mano en el bolsillo para rentar los tres naipes.

113

. .



M w

d

«(rond o camino (recordemos que las tres

k, « f e * « « . * h > - » » ' »

m *» -

o s cm » N * » » ^ ,j ueg¡i j ' t e Comodines" (pig. 103) para torrar finalmente b loco de b nvxbe J e Houdmi. Lkeó el memento cracúd J e U primera etapa *

* 1 1 ,a composición: la d e c ­

a e n {**• pane Je l púNicode una cana Nanea: .Q u iera degir inui curui Naneo.', j G m n Ek^c. v mi se t* «feo j usted. Si efeen b foto está rodo hecho, v si no. válete de la técnica de selec­ ción empleada en d Juego de los Comodines. Llegó d m«nenro d d atisbo que cerrará la primera parte del juego, que coexarue sin k^ar a dudas un electo que de fo r sí sólo habrá justificado la his­ toria v b puesta en escena de un juegp cinco estrellas. ftro b co a p ta ció n acaba de comenzar... Llegó el momento de voltear b foco de b madre de Houdmt G ot * u j efv rjti: tccnca. qi^nJo G r a n , (feo Hcmdnu, fie logrado anularte

d a a .* : (señak> b carta boca abajo). «Safes por qué! te ésta no es im j ca~u fiizricj. es d Terraza de nu rad re finiendo uquW vestido J e la reina que yo le o lí

ts£j¿ra Y en ese instante volteo La cana (teniendo en cuenta que debo dejarla p e p a n ia para recogería ccxoo con una pala posteriormente). B púbbco dará por terminado lo que aún casi no ha empezado. Y c o n ­ tinúa: U n í a Cfi*L* pt&Í¿ anfsjetidr, por su arrugo una w ? más y le dijo: MSigo

a ry n te, en ir>fk jr jx jm d , H a m " Y Houdini. que esa noche iw tenia ganas de i n o r o fe E» pusfcfe que (¿rijas ratón... O rnan .. sé que la verdad Vj arase. Yo.cnmo íofeja ¿ Hrmdnu. ea o r plenamente can él: lodo es mía (cernea f T * * V‘ * -

y

7 ’"

y -M iu de realizado, cómo transform o la carta i í 1‘ a ^ i i u t a n ^ ? ‘^ < k h a a r r lo .c ó m o le c a m j % r¿\
« » * » «ornando d « * » topando d

Cl •e* Undo atÍíbo’ to ™ l « « r -

m . tT “ ' ^Diría “ ^ yo >a'ovcuadraJasvlai extiendo boca efecto. m o fe n d o .

* # * ¿0

u , aon vi i t b a o m io b x a a n f a n jl) ^

l 3

13 k»«ja complccKaquaa, la mocero cuadrada boca arriba

S o f e e f c ^ Ut ícaí .n^a 'íoí,J r 4 "quedídeberá * !vr

~ _____ . c c i a nuevo cam b o ú

114

r amk i , i

. _ r.

C om o he dicho am es la carca-foto deberá estar curvada en forma có n ­ cava preparada para ser cambiada y recogida com o con una pala por la Dama de C orazones para producir el cam bio al ir. Tom ando nuevam ente la baraja normal continúo: .. .dicen que
eso dicen...

quizás seo una ley en d a... Y v o lteo la carta blanca que uniré a las otras dos, muy lentam ente, pues co n esa len titu d estoy preparando el cuarto atisbo del juego al decir y h a ce r: S i... quizás sea una leyenda... que s¿ y o !... y volteo la Dam a de C ora­ zones sobre la mesa. Pero aú n debe aprovecharse en este relato un q u in to atisbo: I,a c a rta -fo to está en este m om ento en el dorso del mazo que deberá em palm arse (fígs. 3 9 ,4 0 y 4 1 . de la pág. 8 7 ). Entonces digo: Sí-

Houdtiu/ue

un singular personaje que quena a su madre de form a en ferm izo... Y e n ese m om ento, por primera vez en todo el relato, me pongo de pie y s a c o d el bolsillo la ca rta -retra to (fígs. 4 5 , 4 6 y 4 7 , de las págs. 8 9 y 9 0 ) al d ecir: Por eso vivía aferrad a al retrato J e su madre. Y d e jo que el público vea la c a n a co n el retrato que corroborará la fo to h istó rica que saqué del libro italian o que me obsequiaran mis discípu­ los en Pissa. Logro el q u in to atisbo jugando co n el epilogo de la narración. La b araja estará com pleta para la presentación de o tro juego.

115

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^^¿zzzTrjz^'kb UM « H

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116

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H M -Je“ ■ * * » IC cxh*> d f« n w de U inadre

<:X omenaje/ a/^ am y Jen n in f H ace muchos años, en mi segunda visita al Castillo Mágico de Hollywood (Los Á ngeles) tuve la oportunidad de conocer a un colega de gran valía. Supe después que había sido durante años alumno de Dai Vemon: se lla­ maba Larry Jcnning. Intercambiamos juegos e ideas y corroboré sus valores. Tuvo la gentileza de obsequiarme dos libros de lujo que había editado. En uno de ellos, me halagó profundamente con su dedicatoria: Estaba golpeado y marcado, y el rematador pensó que casi no valia la pena perder m ucho tiempo en el viejo violín. Pero lo levantó con una sonrisa: /Qué estoy rem atando, señores? preguntó. ¡Q uién hace Ia primera oferta! Un d ó la r.. un d ó la r... un d ólar... d a s... ¿Sólo dos...? Dos d /lares... ¿Quién da tres... í Tres dólares. . . A l a una . .. A las dos... Se va por 1 res... Pero no. Desde atrás se acercó un hombre de cabellos canos. Tomó el arco y desem polvando el viejo violín, tensó sus cuerdas flojas y tocó una melo­ día dulce y pura, com o un villancico de ángeles. La m úsica cesó, y el rematador, con voz grave y serena dijo:

¿Qué ofertan por este tiejo violm ? Y lo sostuvo en alto. Mil d ólares... ¿Quién da dos . . .? Dos m il... Quién da Tres? . . . Tres m il... a

la u n a ... Tres m il... a las d o s... S e ia ... Se fue! La multitud aclam aba, pero uno de ellos protestó:

N o entendem os bien qué fu e lo que cam bió su precio. La respuesta fue inmediata:

El toque de la mano del maestro. El m aterial de estos libros, ahora espera el toque de su mano, maestro." Larry Jcnning T ratand o de cumplir con su elegante pedido, trabajé al respecto en uno de sus juegos. Surgió esto que pongo a tu consideración.

c& U m en io& U n a baraja normal.

^

cuatro c m as elegidas ,lbremcnte por el público.

Para evitar el bache que significa el tiempo empleado en hacerlo, irnc.o la presen tación del juego:

117

t . i, ir .» i * " * ™ >" ‘“v •«P«e ' ^ •f a ^ . .,... ™ í» ,w - « c*---* ^ ^■; ; m u sf in a d .* . L a s c o lo c o u n p o c o c u rXfentras. esrarín ya Lw «.u. ' .d *r de cu atro carras. í

w

.

.

.1 >. }fx?^

\ » J ^ c » r a a n ^ v < n a N ^ A Pa'íw ; 4 , H,-.V ru» ¿ ^

Eunjst o N-mimo '¡ermdt^ua-

' a ^ TT‘ ' “

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do«o con el pulpar) f * * c - « * •

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•“ .. . %.4S ^ r^ V ..T l: * h ■*■*>** •

w o J i í w r v w i í i i ^ curi (•Jtó i

* * » v > * p*crd o cu a n d o d ie»

' u'-^ j:-

t’*' o u^vu'v •» • R ea ** Us canas. * * n t * > b can-atura del maro que por rm entilo ya lo

« t í . t cr4 » cortes tabes nunteniendo las cuatro carras del dorso que son /as príMÍanjenre temekias. ComK? b primera caira ctm eJ tapete, como rastrillando una pelusa para que me quede aw rcx» a » respecto a la concandad de la baraja. P rrir:. íTsesarz b o c^ o so m , pr»uj:gtta»df>.. las cuatro can as cu cues* c -

s £• sew ío* ímoEÉa&awRte acuatm de mis boísi/íos. Dicho « to , empata» b primera carra (hgs. 3 9 ,4 0 y 4 1 , de la pág. 8 7 ) y

¿ p a s e o b baraja golpeándola sobre b mesa. Ly 'u> . u.juí j l bcé¿l’' iruvnor de b chaqueta. Al ¿ a r io . Bppo b mano con b carta empalmada com o si fuera a retírariaid b d a io mencionado. Saco b caita, dejándola sobre la mesa co n la firma a b n s a . a i poco curv-
i¿c* j & ,r»7j Voentras hablo aprovecho para combar la primera carta de) d orso del o * » In u n d a carta firmada) con el tapete. para facilitar <1 próxim o em p alm e < * * e» de J o , canas) y coloco b carta que dejé a la vista sobre el dorso de la Í S

L ^ í ^ V lU b ^ b . n a c o canas firmad*, en el dono).

d «ten o r

75> « ™ la" d« p e rd e rla (co n ti-

v -™ - --- —\w la IU m IIIUIIV VI • U ^ P™0* ^ 5 y| «m1aseto an o en b d íp te r a para retirar con el pulgar b c a n a d e la ca ra

*u ^

Ui.0*” ‘m aa ’^w. ““ *f nCl * * A cA »d*** e descargar Acat'° ic s c u ^a “na carta en el bolsillo para r¡ °o <*« g** ■“ * ’’ 0 ,7 0 1b» niCM V iaZp eZ » « b carta c a n a firmada al tienv tiém ¿ J

* ~ ' ^

i jr l J

L ^ > » » — 1 - 1 prim era ca rta ’* ,u « U t a ü e i rrf/rrrru.^^.í— / ^ « B » empalme (en cst.a m om entos ten-

118

«o tic» cartas firmadas en el dorso de la baraja, una en el bolsillo exterior y la cuarta recientem ente depositada boca arriba sobre la mesa). C olo co la ca n a de la mesa en el dorso de la baraja y co n o en falso, tambien simulando perderla, mientras digo: Cortemos para |»erdcT la carut Je/mimummic. Baraja en mano, empalmo las dos cartas del dorso valiéndome de la mis­ ma técn ica al depositar golpeando el mazo sobre la mesa. C on las dos canas empalmada», llevo la mano al bolsillo lateral del pantalón (figs. 4 5 .4 6 y 4 7 . de las págs. 8 9 y 9 0 ) y digo:

A hora vamos ti corroborar el tercer fiase.

Les mostrare «pie puso al bolsillo

del fxmtalón . D ejo la carta del dorso en el bolsillo y extraigo la de la cara limpiamen­ te co n dos dedos, y la deposito boca aniba sobre la mesa. «Lo ha visto usted' Es su curta. Tom o el mazo y repito la acción de combar la primera carta para luego depositarlo sobre la carta firmada (la tercera que he mostrado) y acoplarla. S i­ m ulo perderla con un corte falso. Por último, empalmo las dos cartas del dorso, descargo la baraja en la mesa y llevo mi mano al bolsillo posterior de mi pan­ talón , diciendo: La cuarta pos/» ai bolsillo de atrás. -. A l decirlo, dejo la carta del dorso en el bolsillo un poco salida (no te preo­ cupes, nadie la verá, porque la cubre la chaqueta) y retiro la de la cara, que dejo com bada co n la firma a la vista sobre el tapere. Pongo sobre la carta firmada el resto de la baraja, dejándola en el dor­ so y e je c u to un c o rte por arrastre (fig. 22 , de la pág. 7 7 ) con el mazo caras arriba. M u estro có m o pierdo la carra y m onto según se índica en la fig. 20 , de la pág. 7 6 . La curvatura perm ite que la carta quede preparada para ser em palm ada. U n a vez ejecu tad o el pase de las cuatro caitas prestidigitando , con ti­ núo diciendo: H an visto pasar de forma mdcmwWe. habiéndome valido yo de la >njswdi-

0 u ic ió n . las cuatro cartas,

(retom o la posición inicial, baraja en mano para

reiterar la a cció n ). A hora u n a hacer rodo exactamente fciud. *>Joque v d o lo am ran o. Jasanin L a a u u m ca tu ii a cuatro J e mis bobillos, per» “k n n J ¡gam d»’ . no se mas len to.. , C om o ya tengo tres de I » cuatro can as en mis respeenvo» bolsdlos, srilo em palm o la carta del dorso, y al llevar mi mano al bolsillo m tenor de la ch a­ qu eta la d ejo y retiro mi mano rápidamente, al decir:

N o.

tokiiitiu no

d,K /em.d«ú.mdo

119

« « no * l ' ^ ‘

mu, lento...

.. para extraer la primen, c a n a del A h . « m m x l u : c o J e " ^ la W m ’, P

ríHN ¡num tm c

primer botillo V U dijo « * K b i¿H K pí*k'tí¿ * * t* a¿ Je b tK x p m

..I h A * ■« « * n

I « - a que Jeposito junro a la anterior R e n o J e t a d * v lentamente b carta q

d tapetei j tr.vra.

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« di ri ge al bolsillo bien

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.. k-aoipinfcL . Q k t c sarjrii ttííed.’ b v ñ o a sacar b úlrima carra firmada (que había depdo un poco salida). Jando lugar a b * c t* 5n. abra b chaqueta con b mano, muy claram ente, para o r 5 memo lo haga, al tiempo que expreso: P p-r fja rr m ia d c . . ¡que no se punir hacer mas lento! b s m ucho

120

U&otvqué/ se/ alternan/ solas/ ío& cqI om&I ty tep am ci6 n > U na baraja normal en rosario. D el d orso a la cara veintiocho carcas,
n i

X 06O U 0'

T re s d e C o ra z o n e s, C u a tro de T réb o les, C in c o de D iam an tes, Jo ta de C o ra z o n es, D ie : de C orazones, Rey de C orazones, D am a de Corazones, S ie te de Picas, Seis de D iam antes, As de Diam antes, Siete de Diamantes, S ie te de C orazones, Seis de Corazones, As de Corazones, Rey de Picas, Diez d e P ica s, D os de Picas, N ueve de Picas, Dam a de D iam antes, O ch o de T ré b o le s, O c h o de P ica s, D os de T réb oles, N ueve de T réboles. Rey de Tréboles, C u a tro d e Corazones, C in co de Tréboles, Cuatro de Picas, C inco d e P ic a s ( c a r t a c o n e s q u in a d o b la d a ), T re s de D ia m a n te s , D os de D iam an tes, N ueve de D iam antes, Siete de Tréboles, O ch o de Diamantes, Seis de Tréboles, As de Tréboles. Dam a de Tréboles, Jota de Picas, O ch o de C orazo n es, D os de C orazones, N ueve de Corazones, Diez de Diam antes, S eis de Picas. A s de Picas, C in co de Corazones, D ie: de Tréboles, Tres de Tréboles, C u atro de D iam antes, Jota de Diam antes, Jota de Tréboles, Danta de Picas, Rey de D iam antes y Tres de Picas.

<%Z(Mi6idMACione& C reo haber volcado en este juego una verdadera necesidad: la de expresar cab alm en te y sacarle buen partido a la teoría del auto asombro, agrandando el c ic e ro del ju ego preanunciado. Sólo con el título del juego estoy logrando, tácita m en te . mi intención; pues al hacerme la pregunta ¿Por qué se alternan solos los colores/, im plícitam ente demuestro no tener respuesta.

% ¿ecuc¿áilf Para lograr una mayor expectación por parte del público y agrandar de entrad a el efecto del juego, mientras saco la baraja del esruche digo. Yo siem pre tengo un par de eseotululns en mi turnan, m otea los hago.

m ucho, swi i m * » |wm «u* &m »"d* a * ™ i<>(*/« ¡xm pic. c m noche, irtedes a»i »us cUguU Lk

121

J¿ ^

.V W ^ 4T_

Co».v 7 * « *

,rm *to vj. Í3J j¿ i H o m ciclocn falso la baraja)

k , c-rvo - — , i^ r Jx , Jk rm ir b a i w i m i ' o » » - -

.

£ * . - . . n^u. .

‘ ’ 1f * , , rimcras veintiocho carias, la s d e n ie g o o r a s amK> v muestro, de ' « FnnK ra> cómo han quedado ai decir

.ir * * '

R flM .n ij.n vj

lU m , b s prrmems vem narnro carras de la cara tentendo com o guía el Q n co de Picas, es d ear que no las cuento, án o que las saco com o al tanteo v ato sió m e d e .¿ch acan a g u ia (que queda entre las veintiocho) y al desplegarlas osnbién por debajo *ie b s otras digo: .Mrc. w . «CSTJ- «(M.

rKST¡a- IWSn t w ¿ rtí? rr^ ' n>^ ’ TO-M*

fW> daten? mo/ Quedan codas las cartas boca arriba a la vista corroborando el total azar

J e ios cotones. Recojo y aparto las veintiocho cartas a un costado para usar sólo b s vwnñcuairo que han quedado. . f X b u nahe en mi faforuenno pude flhscnur que tos adores (y vuelvo

i señalarlos) se ^bnurxzn cSos satos uno a uno Mientras recojo las veinocuatro cartas para comenzar digo: Vjh pe «eT7ki fwegioiu sm tvspuesid. . Por que se oiterrum sotos tos cnimo «nc ¿ w» •' . > comienza en rni espectáculo d concierto para piano y orquesta NQ 21 de Mocan. Baraja en m an a dorsos arriba, preparado para dar carras una a una de derecha a cqoierda. ccm ierco a vahearlas uolüando las dadas para que vavan saliendo afam adas en sus colores de la siguiente manera: D ando de pnm oa^ ffcera. pnmera, tercera, primera, segunda, primera, segunda, terce­ ra. p i n era, pnmera. tercera, primera, segunda, primera, segunda, primera, pnmera. ponera, segunda, primera, primera, primera y primera. ’ ^kcao^ Proí^a V lentamente, logrando una hilera de cartas se trfc cubriendo por sus caras sólo en la mitad de su superS

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* V, m «k*o nada

e b . c o U e s (fig. I y 2 ). Al llegar a dar la sexta o

ahíduLmen^c nodo L/Accroe

yjfe* * » « * « * ¡ v » » * «n o’ ¡t« U , ' ‘‘bvilutam em e todos...!

Sbcojo la x a v v^tosnence b s veinticuatro cartas sin dejar ninguna duda de
E\ qw

f*uiinv,v'*

jxr~±-. ►*■

Ei que b s cartai v/n rituales oniigum

122

, » i ñor secunda v e:. Al ricino de siem Y aestw enrostcidn J e Jjr« .< *rw iW ! 'e* iniu P * CVWU .-0 * d ,r cartas volteando. * * • 1 * « « ; ■ « ll) haf as,: f pr,smo; j J e segunda. J e pnmera. J e prim en. J e primera, de s e g ú n J a . o h » rv.índose

u d « están Jtss a A * . d « rojas y A « negras. C on m a m h n .o n o m b ro .

reitero el esm hlkv .;V r,-.o teces me

. . ~ * * « rdtenwn snfcn foí cn/nres: ,D os a

¿

u v' ta p n.s.£i. . 7íO«s-'...

a/$o¿u;jmcnrv natLt i.xin • %w to u n c n w uiki respuesta coheivn-

te

>> nrjofuAt . Esta rareraoón acompaña la dada de las cartas, evitando silencios pro-

kxigaA *. Recurro ahora, una ver dadas todas las cartas, a la m usicalidad d el otro verso; Et *j*e iú> *\zrt*i< ywi mustcas ... Ees cju¿ Lis cartas son nitrales antiguos y

z>u~hx»r> Ésra « la segunda respuesta incoherente, que me da tiem po para r e ­ coger b s canas r quedar en condiciones de dar por tercera ver. C ú n k fc o a darlas, vahándome de la técnica anterior: de prim era, de segunda, de primera, de primera, de primera, de segunda... hasta llegar a la afama- Mientra* lo hago, reitero la pregunta:

.ji * v afeenun solas k a colores. ..* .'Uno a u n o...! N u evam en te . .. ^ tv,c& jncuse . y me respondo: Sunca lo he J e entender. . /Mejoras/....' De e tu n u i r j cemanm mi propia i j/Uvfciad de asom bro . ., Recayó b s cartas, lema y claramente y ya estoy en con d icion es d e d ar por cuarta vrc. C om in eo a dar volteando, valiéndome ahora de una té c n ic a d ife ­ rente; doy de primera, de segunda y de tercera (figs. 3 a 8 : S e cu e n c ia d e la ¿ala de tercera y iss. 9: situación eras la dada de tercera), de prim era, de p ri­ mera T de primera, pero dejándolas caer en dos hileras paralelas, ya q u e los mofares se han alternado tres a eres. Reitero la pregunta: , tT—c

* ' .' * * '■ y U llí “ *"«»•••? ‘Tres a tm ! ¡S u n ca ir, h e de en>ur^j v >a Je emende* . '

„■ » nana y tres negras en ^ b o c r x' * * " * * " * * * cl ^

cartas rojas en

Dejo d resti) dd trauü a un lado y tomo las seis cartas claram ente se sepaid » por color, b » cuadro en posición de dar mientras explico: \ ir ü ¡R a r id a d J»*ud *e ijuc é uifcear mi mimo, ■ em e /P r w ¿hernar. wv t ^ ojL*?o . a un/»

/24

me preguntaré nnevo-

125

M Jy c itU vote.» J o k * « * « * ■ manera (J.c .c n Jo y tecw m M .* de pnnvra, J e tercera. Sm fvak-re) mmo. c w Jr o muy bten I » cuatro earw s resMntes « , l . mam. v .v t e o la pnmera J c i * w o m íe m « * te»teo un bucle co n U p u n e n J e la cara ( f e . 10 y 11 entilo b Je l medio J e t e n es q u t aun co n <*nv en la nuno ( f t ^ 12 y 13) y v o te » muy clara y lentam ente la qum ta y sex o caros. J e ji n J o t e en fulera teca amha. para lucir el milagro.

i rénen otra vez las negras _o wu — muv es» refiero b pregunta v roe respondo: .'Bir
¡Qué me importa.,.!

Gotro respuesta, después de haber hecho gala con las seis prim eras c u», a m o b baraja para continuar de forma idéntica, dando otras tres roja

ocias t r o negras que superpongo en las respectivas hileras repitiendo las dac « e r a r e s (de primera, de segunda, de tercera, de primera, de primera y de f mera) diaeado: -ftm ea tendré una resfwesxa caherenu! De numera que hago como aq

x é M 'p o a a d w t^ eá tá a 17 par**:

ipyj que ^urrer saber \m qu¿ ía mw?** ffstó la m sa

Al decirlo, doy lók» tr o can ta del mismo color encim a de las a n ie l res. negra»« ton negras o royas «i ion rojas, respetando en la hilera el co « « o p o n b e n te . « p ic a n d o b técruca arnenoc

126

D ejo la baraja dorsos arriba y doy las tres canas del dorso superponién­ dolas una a una en la hilera correspondiente al color, mientras digo:

tí W qué querer saber por qué se alternan solos los coime» (res a tres.. „* iqué bn p t/rta...1 . Tom o la baraja para continuar: Pero lo ijuc más me fasárui, es que los colores ahora ., ísc alternarán como usted y va
para seguir preguntando: *y ésta . ..i diga. . diga...

Valiéndome de la misma técnica, volteo todas las canas, respetando siem­ pre las dos hileras: una de cartas rojas, otra de cartas negras. Continúo: ¿Cuchitas urces... teniendo separados corno ahora las negras de ios rojas, he querido quebrar el azar, ¡m ercaljndo unos c<m euros, de esta m anera í Im brico y mezclo en falso para luego exrenderiascn cinta boca a b a ja C om pleto: i ... y un lo Icgm! iCMátuas veces he querido torcer rw desuno Je esta form a..

¡y no lo log n j...! Realizo el T riu n fo * a la v e: que digo: Es que lewu wcón Homero M an ? cuando Jecia: "Pararen aniones pintados con pufos de ensueño, de engaño y de amor.

La vida es un ma
1Z7

S ^ d iA fim n Á O f ■ -r w o. alternan solos los colorea , Este meco ?e complementa con Itx qu* st ™ ™ o t . < l« « « ■ I » « " “ M i " 1» “ ™ ‘ "

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J e b s veintiocho carras. Mientras mezclo en biso las 52 cartas oigo:

t ^ ^ fic m ^ ^ .L - í' ^ r ^ r ^ .^ r u iu ^ U n ^ r J t u r a .

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¿n d m w r i •A wn .«n¿U nu m i « 7.>, a t» lo <J>* W in * « « r «Awa,

> enunJert V w «.nntwi «puer» * «.ft» «nu u s nu« con tOTe-k*». C en o en ¿feo manteniendo, obviamente. las veintiocho cartas de i dor^ so que ca á n en rosario (figs. 17 ,1 8 y 19, de la píg. 75) y en la misma posición de sxm fre comienzo a dar volteando muy lentamente, superponiéndolas de d e­ recha a cquienáa. J e modo que quedan con total claridad a la vista del público, mientras conooúo: L kre wJUiU uju j io u .. o jí... de esw m onevj... y usted me dim '‘alio \ usetj « ju r a . . Invito a un espectador para ello y volteo la cabera un poco a la derecha, para ku dar sensación de carta espiada o marcada, en espera del "a lto ”. C o m e n » a dar volteando, pero mentalmente y por rosario dom inado, Bevt> el control de las veintiocho cartas del dorso. AI escuchar la orden sabré nsál es la carta, que anuncio y dejo caer volteada encima de las otras (figs. 1 . 2 y 3), mostrando nri propio asombro, al decir: ■S* bnuD a repetir la acción (siempre mirando hacia otra parte). La reitero cuatro o a n co veces, calculando la última carta en orden prefijado (rosario) y controlado. Al anunciar y voltear la última cana del rosario, expreso nú propío asombro cun estas palabras:

La¡ ic lu ir; , w¡ se> *• 4 * La s¿‘. Y como en un impulso agrego; U *V¡t-
a io r -«

Wbre el “ * “ ■« * c«»l fu#' Y l? qUC eS más " " P o ™ * . «« Perfecto ° CaíWnadü « « b - c r e í a JeV espec-

X T t i T T 3 * b am ^ ~ cxpre“ ai Í ^tmnZu mí f f c ,¡ju kryUr" ^ .** cunos,J7 * n'K'aúvm M fi'* " * * >■"**> ^

128

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fal alr.

. Ii01,c su importancia, pues es el esE s » pr»n ironía de la que ha£ ° ^ a , mo p i c a b a el gran M aestro rnW ksdd la ^ ^ nmixJcs(o ^ n o lo fu era... ¡sería A m ia’ de Asoamo: IVrdoncn

t* fengl) un3 separación

S X '^ n l t e n t o c r u c i a l para lograr un vistazo natucon b p*** * * ' ral y ptfrtecw ( f c - * v 5h Gmnnuo:

Profuníf ¿ot usted. >¿i 5i*tb. AJ decirlo, señalo con d índice -sobriamente- a otro espectador, vol­ teando un poco mano y maco mientras con leve presión del pulgar, logro que se separen las tre- canas del dorso cuadradas lo suficiente como para espiar el írd w de b tercera, carta que debo recordar (fig. 6). Vuelvo la mano a la posi­ ción de parida (fig. 7). para dedn .S cr^ d j ' .IcTcera. iQusnsa.. .* ¿Cual ¡n efiere...? Me d a ig u al... Para cumplir b orden, deba valerme de la dada de segunda. Por ejem ­ plo: si Ace “quinta" le canto (supongamos): • E iéC kh > áeD kaikjn a .

Al haber espiado b tercera carra tendré el control de ella. Entonces doy de prime», de primera, de segunda, de segunda (fig. 15, en la pág. 68) y al lle­ gar a b ‘qumu- que en realidad es la tercera del dorso que he espiado, freno b mano y depositó b cana boca abajo para crear el atisbo, diciendo: ce n j « r a b c v. r0 mcx k . m c& j usud. b

nonpo para volver a contar tres cartas (manteniendo o ieparaaón) staattnu
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* dejar boca abajo, depocuerl*> teniendo la precaución

r í t i r r* c““ "- h'““■*>

p x ig a m -q u e e se lS e B d e C o ra co n o

130

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CSpÍarla V record arla- S u ’

131

i* m-i a voltear por lo cual la misLas expectativas estarán puesta* 1



* « * « e* toral- Me d iri* h x * vil, y c o n * w W

1*

con raptJer b haraja Vcu*ta> P «»

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[ ) jam.l n res

Uc C” * * * * *

S T ^ x v i a . nte « lg o J e la m w na tdcníca an ten o r de dadas sa- «=1 Seis do C o r a r o n Al llegar a la que me p.dtó, J „ « t o la c u ta sobre el tapete al lado de la anterior y dtgo: LW

Ara J * r cíU nkiRTdfcli.

Señalo con el índice, haraja en mano y palma hacía abajo, una de las p u n ­ tas de U cana que <erí volteada, para espiar el índice de la carta del dorso o t c n t ó j J o b (óg. 9) con b vema del anular hacia mi cuerpo y la recuerdo. SufCTCHDos que es el Nueve de Corazones: cparaB i Scñahndo ocra J e las puntas, inviniendo mí m ano ahora palm a hacia arriba, continúo: .ytrnir.-tftxraotyvlüdo...! La \-olrco con b del dorso -ya espiada- recogiéndola a m odo de pala caía abaja, para no dar lugar a que piensen que puedo verlas. Me dirijo a ocra persona, para preguntarle:

Adivino la carta y tiro b s cartas desaprensivamente encim a de las otras, ftse > ese desorden b baraja queda en un total aparente azar y nadie sospecha epe tenemos un perfecto rosario de veintiocho cartas en el dorso. Recojo todo el naoo. m e d o y cono en falso dispuesto a rematar con la “cantada” a gran velo. o d a J de las w onóodio c a ta s en ro a n o . Comiera» a dar volteando del dorso y « a a « a f e w y nombrmdo. pero dando tiempo para que controlen, hasta lle­ gar a fa {« ad am a cana controlada Qa número veintistete) donde freno y ^ ^ « f f c n c r a e querer cam bar de temática y me dirijo a otro espectador V fed^m u.- w a o/nar f»r d Cosco Je Pica,

ce señalando.

extendiendo el a n u la r c índí-

132

9

El Dos de Diamantes no esui
133

S u ifo t t w d & a d w ! * En mi stsin J e pertecaón v mona-»*) por " » necesidad de crear, que se me acenrüa con los a ik *. h e de presenrarte un agregado y una modificación importante en mi rutina de: VAvquc se alternan solos los colores. . de m ane­ ra que puede * r continuada con ‘ Adivinando" (donde neces.ro rosano) o con este juego que íkjuí te presento. P irii que lo que te explicaré te ayudará a lograr una composición dilexettte de la roía. que lógicamente adapraris a ru perdón aliviad > estilo- Para düénrnaada de b anrenor la he llamado: “Sinfonía de colores . En este caso, las veintiocho cartas del dorso del rosario, o sea del Tres de Cüfizooes al Cuíco de Picas, no guardarán el orden establecido en la sec u m a s anterior; deben ordenarse; roja, negra, roja, negra, roja* negra, . . Al separar las veinticuatro en rosario de la cara actuaré de igual m ane­ ra e ra d b s que en mi rutina ‘ Fbr qué se alternan solos los colores'*, luego de ah em arb srao a uno, dando de primera, tercena, primera, tercera, primera, seaavia. primera, segunda, tercera, primera, primera, tercera, primera, segunda, pnmera, segunda, primera, primera, primera, segunda, primera, primera, primera r pnmera ilógicamente dando del dorso y volteando). Juntaré las cartas y mezclaré imbricando en falso las v ein ticu atro c a r ­ ia*..- Invitaré a una persona de! público a mezclar en cascada las v ein tio ch o fa ie están alternadas), preguntando por alguien que sepa m ezclar al estilo Yo en esos casos mezclo a mi estilo con una sola mano (serían las veuv ocuaiio). e a n u o 3 mezclar de esa manera. Es obvio que sí no pueden hacerlo ro a una so b mawi podrán hacerlo con dos, pero bien hecho. La razón es que

era n a sob tm bncaaóo por pane del espectador, m atem áticam ente, sólo p o ­ drán jr a ta n c alfunr* colores de a dos, lo que permitirá, llegado el m om ento r«wn4r> pase el mazo, y según necesite, valerme de dadas de primera y de segrada boca araba. Tomo la baraja de veintiocho que el espectador mezcló realm en te, las peno con n ú veinticuatro cartas que mezclé en falso dejándolas a éstas e n el dono. O sito e zmbnco e l mazo entero esta vez en falso. Vahándome sólo de la dada de segunda cada v e : que haga falta, daré cacua de la caca, una por una, y boca arriba, de manera que yo pueda ver la c a r a que v ra e para ir alternando lo , colores uno a uno. Ten cuidado de no ■ « e r a r b cara de la baraja mientra» da» la» c a n a , sobre la m esa, para ello coloca d maco prado cara, h a c a ti. S e reparte de derecha a ja m e r d a sobre d úpete.

134

Teniendo en cuerna que, por la sene de mezclas que se realizaron, las primeras v ein tio ch o son las únicas que necesitan modificación utilizando las dadas. A provecharé para tal caso la mirada desfasada. De esa manera pasaré cartas observando si debo dar de primera o de segunda. Una vez agotadas las primeras v ein tio ch o cartas, las restantes vein ticu atro va estarán previamen­ te intercaladas de modo que ya no necesitare valerme de ángulos para co n tin u ar dando. Apuro el ritm o y agrando la posibilidad visual de pane del público. C on­ tinúo m ostrando y dando por hecho que todas las cartas están realmente una a una, roja y n eg ra ... El éx ito radica en la mirada desfasada; mostrarle al espectador la carta que viene si es la que estoy anunciando, y no mostrarla en caso contrario; y la gran despreocupación al usar los términos de costumbre: y yo no Hugo n ada... ubsoluoOTumíe n ad a... y roja y negra... Y de esa m anera podrán pasarse las 52 cartas alternadamente roja, ne­ g r a .., y así sucesivam ente.

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i » « — «— •>“ ■ m * 'b “ Un poro documentos de cambio.

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documentos de cambio (cartera Himbert) que se encuentra en el

K¿dk>mterior derecho de mi chaqueta (fig- D dene en el compartimento que no cuelga cuatro caros ocultas homónimas a las que fonaré. que previamente he fir­ m a d o pee su s c a r a s : Tres de Corarcnes. Cuatro de Tréboles. C inco de D iam antes y jora de Corazones.

% p a éá 6 fi' Ün oejp d m n iU u Le limosms en Granada con un cnriel a sus c$¡xildas qhfdedíL 'SaSavustnste, n jjb ... < ^ 5¿rcú^enGran
} a sfk¿ los ofu& del ahna de un hombre culto ven m ás y m ejor qu e los naos.. Qmero qu¿ vean en e juego con ios ojw del alm a... coir los oíros es pos/bie dncm brjn itu secreto... am los del alm a es posible qu e gocen ttuís y m ejor estiém uá r... En^posioóf1 de dar cartas del dorso volteando invito a un espectador a

<9 * «te» -ako" cuando él quiera y fuerzo las cuatro can as del dorso de la sí*u «ro e manen* dando de quinta fuerzo la primera, dando La cu arta fuerzo la

para q w w d » t ^ A aC,! í
* ° bre '* “ P0 ' 6 ' 134 doy vuelta nombro c invito a otra persona

•f»'rqutr eitiín fim uidai! as cu atro car*

/36

Pienso que si Juan Sebastián Bach hizo la marurifla que hizo sólo coi* s*ew IMfctf... R eco jo las cuatro cartas firmadas y las coloco en abanico boca arriba, pre­ paradas para el cam bio al ir, un poco combadas. Tomo la baraja y al contar cuatro cartas indiferentes del dorso digo: .. .quiñis >o pueda esta noche -$ak'aj\do las disumcias- regalarles una ilusión sólo con cuatro ca n a s... Para que el cam bio resulte indeteciable, sincronizo las palabras ..s ó b

con estas cuatro cartas

co n el cam bio propiamente dicho (figs. 2 8 ,2 9 .3 0 y 31,

de las págs. 81 y 8 2 ). U n a vez volteadas en el tapete caras abajo, despliego el mazo y las pier­ do separadas en el en un m ovimiento continuado. Empalmo las cuatro cartas forradas que han pasado al dorso y deposito el resto del mazo sobre el tapete, diciendo: Tenga la b a ra ja ... metc/c y pierda sus cuanu cartas... llevo la mano al in ­ terior de la chaqu eta al tiempo que digo: Vo tengo aquí, en uu porta do^ttmentos... La actitud es la de ir a buscar, sin embargo, lo que hago es ocultar las cu atro cartas forradas en la porción colgante del mismo (fig. 1). Tomo el porta docum entos, lo cie n o , lo invierto y lo saco depositándolo sobre el tapete para abrirlo del reverso, todo en un m ovimiento continuo. Lo que el público ve es que introduzco la mano en el bolsillo para extraer un porta documentos que apoyo cerrado sobre el tapete, para abnrlo en el acto al tiempo que digo.

137

a « . « Kiwr pu nió cu ín » curws ^ y o h ^ fin, unió... v creo 4 ue se

rr,¿.r> = - c n a J c m .

W w u » o los qt't .« .e J señor eügio con

£#iljí ÚMenac. . , Lo corroboro extrayendo y volteando las cuatro can as, nom brándolas .

ic u a itn j y dejando ver claramente mis firmas. Continúo:

.Q m cn raá& aa. ■Los momas cuano ornas.. Al deario, b s devuelvo al pona documentos, cuadrándolas y boca ab a­ lo como para proceder a guardarlo, y aclaro: ..Buer-j, ¿amomas, no. . prnque óíos. Aprovecho ( 6 ^, 2) para cerrar c invertir el porta docum entos al d ecir:

r*± ;r—a i»

m. . > las owc usted efcgíé y /rnntí las tiaie el cahallcn>...

Abro el poru documentos y dejo ver los dorsos de las ca n a s forzadas. A l d e a r ... d dio cfte. sefcab

íkfc^r pasar sus au sro firmas a estos cu airo c a n a s ... las

^ w % h cm ó te^ \ Jfr^ u sú p ia ...¿ su £ ñ o d £ itn a n isia ... i <&•c fisafi 5d u & 2n Bocfi lo solo con siere notos , pueda que yo. díjúr. atí.. pv¿daK^tútsdes una áuuóm>^ocon cuoíyocartas.-.

Que&a aísw ékt'

030 * * * a t * t i1™ ** palabra*, pronunciadas muy le n ta cuatro a n a s finnad» por é espectador, una por una. tam bién

t

■w» lenem ente para crear d atubo.

fW r“

reptario “ “ « * « * ¡N o hay juego »in a m b o !

138

C U m / im p M v i& a c iá tv

Es un efecto rápido y de gran sorpresa visual, del cual hago mucho uso; al crearlo sabía yo que estaba respetando fielmente mi estilo, y como conse­ cu encia de ello estaba asegurado gran parte dei éxito del mismo. El manejo técn ico puesto de manifiesto en mi "cam bio al ir" agregaría el resto para lograr un juego casi instantáneo", de mis predilectos. Todo salió de una frase que se me ocurrió una tarde y resultante de mi propia experiencia: “Mis improvisaciones son la resultante de mi más profun­ da deliberación". La diferencia entre un juego y una composición la genera a veces una frase. N o necesitam os una historia. Sólo necesitamos lograr un equilibrio ar­ m ónico de frase y movimientos. C on la frase expresada y mi cambio al ir. la cuestión está lograda.

E le m e n to s ' U na baraja normal.

E je c u c ió n Sera esta miu ¿mproi tsoción... per»; les ucLirn que mu imjCTK'isationcs son la residíante de mi más profunda deliberación. Extiendo la baraja sobre el tapete (boca arriba o boca abajo) y doy a ele­ gir cu atro cartas a cuatro personas respectivamente. Cada una recordará su carta para simplificar la tarea. H acerlo con un único espectador equivaldría a ex i­ girle m ucho esfuerzo, cosa que debemos siempre evitar: son nuestro público y n o obreros de nuestra fábrica. C o lo co las cuatro carras boca arriba en abanico un poco combadas para que queden preparadas para el cam bio al ir (fig. 28, de la pág. 8 1 ). M ientras cu en to del dorso cuatro cartas indiferentes y obrengo una se­ paración con la comisura de la piel del tenar (fig. 27, de la pág. 81) les pido que cada persona recuerde su carta. Realizo el cam bio al ir al decir: ... Aípii van. perdidos cu ta bam jit. Tom o el mazo y ta sola presión del pulgar por un lado corto del paquete y la presión de los dedos mayor y anular por el otro lado corro (fig- 32, de la pág. 8 3 ) com bará las cuarro carras ahora longitudinalmente y me permirirá un em ­ palme perfecto al sólo elevar las cuarro carras hacia la palma de mi mano usando índice y m eñique (con m ovimiento de traslación al empalmar, entre empalme y carta depositada en la mesa).

139

f t n , <*, «ccM .

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'* *'í,:’ h r-1 ^

aM U W " r Cl

«x^yitítuv

CuKo U acción Je empalme diciendo . ,L ts é * r pfwh fi» ‘M n ek Gafeco d r t D ^ e n l i n ^ dando la sensación J e una d e c a r a toral y a ta b r * <*¥-4 ¿ J ? b P& *>71. I r » w b k rv e puusi. Uew mi mano al boistllo (hgs- 45, 46 y 47, de las $9 ^ ■so sarahnJo Kiscar otras cuano cartas. Saco del bolsillo las mis­ mas rarr». elegidas v lt5 coloco K x * ahajo Y separadas. Esta acoóo va acompañada J e esta expresión: A^a tenp- « « m caías que w>* n /mvaanwue oum> cjrr,o indi/armes... “iie cr Li snaJunte de iw nkó profunda dciibtTJCuyn.. Luego Je «na pequeña pausa que dará lugar al mayor atisbo, volteo las astas, usa k » csu. v lentamente.

/40

cWle/ están pasando? to&años? En esta, mi tercera edad, cada v e: con más ahínco, trato de vestir los juegos, la experiencia de mis 74 años de vida y de mis 67 en la materia hacen que le dé cada v e : más importancia a esta cuestión. Por esa razón siempre encuentro motivo de inspiración para crear cuan­ do doy co n una frase interesante, bella, y la traigo a ir.i laboratorio e intento adaptarla a un juego, o a una presentación, o a un cierre que em bcllc^a su clí­ m ax; o quizás, por qué no, una adaptación integral que dé por resultado una verdadera simbiosis. En este m om ento, y en una noche de desvelo, estoy en eso precisamen­ te, co n dos viejos juegos que pretendo vestir con una frase que he encontrado; y ya habiendo logrado mi total propósito en lo que a presentación se refiere, me perm ito com partirlo contigo, con el deseo de que te resulte útil toda la se­ cu en cia, o por lo menos, que rescates con gusto la frase referente.

E le m e n to s ' U n a baraja norm al con dos carras ce n a s (Tres de Corazones y Dama de C orazones, primera y segunda del dorso respectivamente). El Tres, corta por la esquina opuesta al índice y la Dama, corta por los índices.

% ¡ec u c ió iv C om o son de suma importancia todos los “pequeños detalles" de cada com posición (sin ellos no sería composición) los expresaré sin retáceos, aun­ que reitere técnicas explicadas en otras oportunidades. M ezclo los naipes manteniendo las dos cartas cortas preparadas en el dor­ so. Forzaré dichas ca n a s co n as diciendo: Voy a dar cartas así, Je cstu maneru . y diciendo y haciendo doy cartas a mi d erecha, boca abajo, del dorso; al dar can as invierto las posiciones del Tres y la D am a y agrego dos cartas más por encim a de las cartas cortas, es decir doy cu atro cartas inviniendo su orden. ...M u v Icmamente. R ecojo en bandeja con la carta del dorso del imuo las cuatro cartas (fig1) quedando dos cartas indiferentes en el dorso, seguidas por la Dama y el Tres. Y com o arrepentido de la forma, y para dar más limpieza a lo que hago, agrego: me/i*, inaslnn/xi» • Y doy carta» ahora volteando del dorso, una por una. a mi derecha. . .mus /cmuineníc uun-

/4/

Al ¿ k * « o . ni Ken p w I * * * « rras indifcren.es primeras, continúo d «

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y boca ahaja Y digo y h ^ o :

w iot fcahrr mdenado « ta . o ésta, o ésta, o ésxa.. Y continúo dando, volteando exactamente y al mismo ritm o que antes, pero ¿ o t a dando de segunda (figs. 12 ,1 3 y 14. de las págs. 6 7 y 68 ) para m an ­ tener b próxima carta a forrar. . . j o t prefirió rficY señale la cana de la mesa: . .KTi mas por fa v n r Y continúo dando de la misma manera, de segunda, para forzar ah ora el T ío . Una vez forado t i Tres lo deposito delante y a mi izquierda. E x tien d o el maso boca ahajo de izquierda a derecha (fig. 2) y tomo la D am a, ta invierto sin totearía, al buhoo tiempo que volteo mi cara hacia la derecha, m ostrando la c a r ­ ca al público, r digo:

■Cj va ié

cana es esta > por eso w> necesito m m n ii... ReciiCTJelu..

P iad o b carta en b baraja, que recojo y entrego a mezclar y sólo e n ­ tonce* gco o tn v e mi cab ea. Mientras m exbr» digo: .fc tf^ c a T ítíe t.p e ro p o rfo | W f l í( |£¡0íll¿ } ^ a£M * ^ S0^ * 3^ 3 por el ángulo co n trario ai ete cu !0 000111300 izquierda; similai

a b tfia » « l e en fa

í p , ^ ^ par. un cambio al ¡r) y agrcgo;

/42

. .me están paurrub los arios. . y sin ninguna pausa, dirigiéndome a una persona jo v en de la sala, digo: Permíteme que te diga que cuando tengas mi edad te ocumrun dos cusas: una, vas a perder /a memoria . Extiendo las 51 cartas de izquierda a derecha boca abajo como lo hice antes y mirando a otra persona continúo:

...y la otra... ¿Cuál era la otra?... ya m euítidé... y con la charla ¿ya me ol­ vide tam bién de la carut! . . .¿Quiere señalar una can a cualquiera de estas 5 1 ...? U na vez marcada la separo y la coloco a mi derecha un poco cóncava y preparada para un cam bio al ir (figs. 3 6 y 37, de la pág. 85) pero volteando de la cara (donde está la D am a). R ecojo la baraja y al hacerlo, com o sorprendido cíe un milagro, digo: /L/\.', me acordé, era Li Dama de Corazones. B u en o... quiñis m coln de por­

qu e rnui D am a no uene pasado... y un caballero no tiene m em oria... Ya tengo, para esto, la Dama un poco alejada, preparada con una sepa­ ración co n el pulgar para poder recoger, com o con una pala, la carta indiferente elegida que se encuentra a mi derecha, y al decir: .. .me están pasando b s años... hago el cambio al ir volteando, y en ar­ m onía de m ovim iento y sin pausa, mi mano vuelve a extender las carcas boca ab ajo de izquierda a derecha. Agradezco el aplauso que seguramente ira provocado un efecto de esa magnitud, y un tanto "distraído" digo, com o recordan J o que hay otra carta boca ab ajo librem ente elegida: ...A h, si. . La tom o, la m uestro levem ente sin soltarla, al mismo tiem ­ po que v o lteo mi cabeza a mi derecha com o lo hice en el efecto anterior, y co n tin ú o :

143

E tti no t i sf. pí*n i».’

-,t*wr4

^a n ^ - ja r al múnio tiempo que llevo de

La f*enio en b taja > nuevo nu „ü « t e , a b pastum

m c:clad.., romo la baraja y digo; * e| Trcs quedarf en e l dorso

p . * « w * * » • v co " ™ nejo d" carw dob,c cuento dos canas y muestro la segunda <wno s, fuera la pnmera (figs. 1 y 2 . de b p f c - 6 U.& « u .. ?

.

.

’ (porejemplo). Responderán que no, com o

« is p e o L iu

te ; en mi i*Lt acate can esio, nunca nute. 4 Así que no es esta.

La vuelvo ) enseñar como primera y cuadro (fig* 3, de la pág* 6 1 ) las dos raov lencamente, y ahora dejo la carra (Tres de Corazones) boca abajo en el mis­ mo lugar donde la dejé antes v digo: Eskn jaw i que me p a u ararme' Extiendo la baraja nuevamente de izquierda a derecha boca a b ajo , cacao lo tuce va varias veces (rodo esto da armontosidad a la p re se n ta c ió n ). Y le pregunto: < C u á cn s SM¿an a?. .

Responderá: T re s de Corazones'' y no bien lo haga, com o recordando la croe anteoot continúo: Me ¿ttznjttb&tdo los añ os... dos anas (e/usarán; unu, tus a perder la me* mtxu, y la a r a ... la c e ra .. yam elaol\ id¿... V en ese Ínstame doy vuelta b cana que es el Tres de Corazones. % *• n

f * 5! ^

45 af c tfin o sobre b presentación del juego, y de ese m odo Z

C i - » » » ■

144

o

m, o b je u v T ;

» « . . « « « « „ * „ „

J u e y a ' d & la /im a / % U m en to& Una baraja normal U na billetera que cuelga del bolsillo interior de la chaqueta (fig. 1). U n rotulador. U n a rosa disponible para ser entregada oportunamente.

Doy a elegir una carta con total libertad y aprovecho el rotulador para identificarla co n la firma del colaborador. C on un co rte por arrastre (fig. 22, de la pág. 7 7 ) simulo perderla en la baraja (en realidad la empalmo com o se ve en las figs. 39, 4 0 y 41, de las págs. 86 y 8 7 ) y entrego el mazo para que lo mezclen (brevísima pausa). C on la carta en la mano comienzo a d e cir .. .Cíidíi iv» que me reguLm urui Jtrnw acostumbro a regalar mu

p jul

La

tom o y la entrego (haciendo y diciendo). La acción de tomar y entregar la rosa es instintiva y directa de modo que no puede ir antes; subconscientem ente eso demuestra que la mano está vacía. A h ora, antes de que me diga -'p a c ía s * - sin pausa y continuando el mo­ vim iento, introduzco la carta empalmada en la billetera (fig. 2) mientras co n tin ú o d icicn Jo : . . V cad a ive iJMC regido una msa n opuedo d ejard e recordar un cuerno cor­

lo, dum y M ío. .

1A5

En un nwvimiento continuado torno y tiro la billetera sobre la mesa con

b carta oculta. q*£ r*k’ contara un crtpraano en Las Vc^xs, ttu torúgo Gnry -O*

^

rraiurj A /uon SeéusMi Bocb A ;ondo ¿fuimos me udga bastante bien: L'su Jutousj vnftducba, confe usteJ (a La que acaba de sacar la c a n a ) i«m ss^ts mtu A bs cdBb A Nueva lórfe en autobús... En una esquina subió un hom bre « n t * o t urkis esos Tian beflas en Li mano, se sentó ai lado de ella...

La saña escorJu sus [Acierra porque no podía dejar de nurar esas rosas. B se t e ofreac, cMa se negó jocundamente a recibidas... E l r a j o : . Enr¿áAdsí«j)aranúnuí/frpen>, cuando le expliqtie, eílacom -

p*eader¿ B h n b z e le Jejo las rosas en U fd d a y se bajó en la esquina. L a nina, arrepenab A haber patsaár, m d. lo j iguio can la mirada y vio con profunda tristeza qu e •xptd hc**brt entuba d ornenteñrj P2QO. Rctasu*

t a “dr: m r £ y am tk e .f~ U L . *•

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«emano CTcotnrindob v u ^ u . ^ d rao

á r u í c r u /m-ui,

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nMd' C'*' Su r'nt, ^ 1*= • **• « » *fc cw nw w r o t e j u , * lnterí,!lcloJ dc >a billetera

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146

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muy lcn U m cn 'c

c<"

¿A cotación M i viejo juego que tanta* satisfacciones me ha dado por el mundo, de la carta firmada dentro de un sobre cerrado y engomado, y metido dentro de la billetera, ha sido reemplazado por esta composición, porque con los años aprendí a llegar a lo simple y considero que, si bien es cierto que el efecto del sobre resulta agresivo c inolvidable, a esta altura de mi vida, elijo la armonía y el equilibrio en una composición por sobre todas las cosas.

147

kJIV i.ni comr>*iíkSn ^ UC bÍtn PU<XÍ° tXmd" -,r Para dar lugar a uns ™ I‘V M;jrtín aK nJiendo a mi técn ica y a mi es^ no es mía y * * T ' T ^ ó lo -'P u c k 'c n é O a x e .n ic *

o P i n t a r un juego más co n cu atro A ses

v „ „ „ 0 b , b ta n j> « r a o * - * ! ' »

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A“ s “

a d o ,-

- '0 “™

’ Jjíd fc U h «d en rueno el primero de los Ases del dorso de la siguien-

te nunctx

S roe ic e n pránesa. segunda, tercera o cuarta... ya está hecho porque daré

canas boca abqo y separaré h caira que roe indiquen boca abajo hacia d elante. Si dicen quima o más, doy cartas del dorso boca a b ajo , n o rm a lm e n te

1» puñeras tres cartas v, al llegar a la cuarra, co n tin ú o c o n la dada d e se guada reteniendo el As pero no dando sobre los A ses, lo cu al m e p erm ite separar las cartas que necesito (los Ases) y que no se superpongan c o n las qoe sigo dando. Llegado a b posición sobdtada faeno el As, que aparto b o ca a b a jo h a ­ c a delante. A esa altura tengo en d tapete -s i me dicen por ejem p lo n o v e n a las tres A sa boca abajo y cinco cartas un poco separadas; y, para volverlos al dono dcnde realmente lo» necesito para continuar levanto las ca rta s d ejan d o pata el f e d los tres Ases que recojo como en bandeja co n b araja e n m an o. Como b vez antew r coosuko:

-'Scpaiiz: ..jQ & n ji'.. tS a u / á Ix b

T *102 técnica ^u tn o

^ gundo A s, lo ap arto d elan te,

P « «> '« c e r o y el cu arto . eoo el p r é J Ü

^

^

k* « * “ «•Y " * < ^ a n listos para seguir

con dada» de qumu. cuarta^ * 3

ie %un^a P313 n o co m p licarte la vida «oA se»*M em m aún»A > ' ‘*8unda’ ^ K perm itiríanforzarloscua* OTUf«ún y de «lanera continuada.

/4«

^ u e l o / e s v e t <$ e & t&

Hoy llueve con viento y frío. Lo duro del espectáculo a través de las ven­ tanas parece magnificar el cálido confon que me regala, bramando, nú vicia salamandra, com o festejando el último quebracho que acabo de agregarle para asegurarme un par de horas de placer invernal en este segundo día de invierno tandilense del año 1994. M e siento en mi laboratorio, baraja en mano, en busca de la Señora Ins­ piración que en días com o éste, parece prodigarse. C on M o .a u com o música de fondo pienso que todo está muy bien dis­ puesto com o para recibirla y cumplir con el inmenso placer de crear... un juego, un p a se ... quizás ...m ía mejor composición de mi sid a!!! Pero lam entablem ente... no soy fabricante de juegos, com o Mozart lo era de música. A veces, el gran misterio no basta y todo esfuerzo es vano frente a la im­ p oten cia. ¡Q u ién pudiera comprar inspiración! P ero ... no existe en el m e rca d o ... N o queda otra posibilidad... ¡¡¡H ay que esperar!!! ¿Hasta cuándo? N o tengo la respuesta, pero sí se por experiencia tantas veces repetidas, que m i subconsciente continuará trabajando y tal v e: un día de sol y sin buscar­ la para nada, me ilumine por dentro la Señora Inspiración y todos mis fantasmas se conviertan sobre el verde de mi tapete, baraja en mano, en un buen juego. Tam bién sé que no debo quedarme a la espera, que a los fantasmas hay que a cica te a rlo s... o dormirán etern am en te... Extiendo la vista hacia los verdes mojados del parque; las torcazas y mon­ teras se reú nen para alim entarse alborozadas. C on pausa, y al ritm o de la lluvia, viene lentam ente a mi memoria el re­ cuerdo de una historia que me rrajera mi amigo Ricardo Martín hace mucho tiem po. B u e n o ... parece que no deberé esperar un día de so l... N arra Lj leyenda, ijue el liejo oeste am crio.m o tembló una noche a raiz de 101 duelo muy particular. entre una ¡nstoii y una hurqja. Buena... entre un fam oso pis­ tolero y un avenado jugador de ventaja...

D ijo el pistolero: S os cafxiz de disparar iros teces antes J e que usted desenfunde, y el cuarto tiro se lo pondría uipu, entro ceja y ceja.. A lo que el jugador /lemdriairneme itsjxm üo: Yó iw m e )u¿g» la r.Ai. *n w r... la anta Jon astaJo. Para m i... d jiu g o a la a J a y Hila juc^o por c W iu Pero haban os un (rato: cu n tían os las ciuurv balas d¿ su pistola |»or estos cuatro Aves.

/49

« he c o n s e g u í com o consecuencia Kmico sobre el tapete, p rep arad a para

, , Lo ideal es que

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r***" ** ^

el canteo al ir (US- -S^ ^ ^ ' u n e ^ *

5 , " c L l o continúo diciendo: ''t* * ie <üas extien do, con el índice y el mayor, ”

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tamh.ún un rotulador

« o K x a am K i. preparado» para el cam bio

41 * " £

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firma. « w h t a * « • " > tres can as de. dorso y efectú o el

casnHo al rr

t ü oeste umencunn.

t e tres canas m i a r e s ( s u a t o s A » ) que

en el cam bio al ir. C uadro

t e cuatro carras boca ahajo v continúo la histona reafirmando el accionar.

O xlC' U cujm j Ases os. ¿¿tajo Jel paqu ete... Y b que hapo es colocar la baraja por encima de las cu atro cartas cu adrandodntaxienrero... . . ..1 d*i: ‘ E sa Cí « I pnfuesta... si usted Jetea d en qué m om ento doy los

A s a Je a q * ehx/o... ¿i hombre sonfoiuimenie muerto seré yo; pero si no lo perci­ be. d muerto chiusncnte. será usted.. y ft jrQmiw iww Igg/imflitf .. d ecan os a regiamemo. asi. . del d o rso ... Y b hayo tal cual digo dando para cuatro personas. Los tres A ses d el dor-

6o (aparentemente cartas indiferentes) para los tres prim eros supuestos jugadores v p an el cuarto -e s dedr, para m í- doy el A s identificado co n Í3 fir­ ma, dando de h cara a propósito, clara y visiblemente al tiempo que digo: "Afa/. éjn ¿ ptsuécxo. Ese As solió de ab ajo... Dejo b baraja a mi uquierda y lo volteo boca arriba de m anera q u e q u e^ ^ ^ a k vista, pero preparado para el cambto al ir de una ca rta : un p o co cóncavo para que pueda ter recogida a modo de pala. Tomo la baraja y desp ic o con h yema dd anular la cana del dorso para ejecutar el cam bio a la v e ! q n ed w * cV nada ^ t e a ic t d daactar <}ue A i lolió de afiítjo... t e « e momento hago d camteo d d As. dejando una c a n a ind iferente toca atajo en ta lugar, y coiwnúo:

“ * » * » « " el pulgar el As firm ado q u e ha

la v n u cada Je t e tres carta»**** caaa «ma de q« ■ ' *2 °**'

^ ^ pala’ 173ra

v u elta V d e ía r a

A Jkfrfcbr Ya u- A Á uc i l j acorte ju r Ir a p u e s to demasiado tu;rfc lm M "- ► * * * ■ « / • "« t u n n M a en « t e A s ...

/50

Señ alo la carta indiferente que se encuentra boca abajo y que fuera el A s firmado. hoce m ucta ✓íoifu un lugar de pTit i í c ^ Empalmo el As firmado del dorso del mazo y golpeo el resto de la bara­ ja (fifís. 39, 4 0 , 41 y 4 2 , de La pág. 86 y ss.) en la mesa al decir: . .eiure mis cosos rruis preciados... Llevo el As empalmado al bolsillo del pantalón -corno yendo a buscax(figs. 4 5 , 4 6 ^ 47, de la pág. 8 9 y ss.) y lo saco para depositarlo cara abajo en el tap ete; y creando el mejor atisbo, cierro diciendo: N arra la leyenda que de esta rrum*rru terminó de/irútitomente una cues­ tión de fum ar entre un fam oso pisuAero del oeste americano y un avenado jugador de v en taja... Volteo el A s firmado y, com o “encoré**, la ca n a indiferente. H abrás observado que con este juego logro algo más que el asombro: la em oción de una bella narración de mi amigo Ricardo M artín y con seguridad la descarga em ocional de un público que a esta altura estará muy por encima de tratar, de querer descubrir y de decir “¿Cómo lo hace?’ C o n esta creación, mi amigo Ricardo, ha logrado un verdadero equili­ brio en tre la palabra y el movimiento (letra y música); y si a eso le añado las pausas justas, las expresiones verbales y corporales justas, precisas y necesarias, se h abrá logrado la redondez. Estoy cumpliendo la filosofía que él mismo sin­ tetizara en cin co letras: A - 1 - A - 1 - A (A tención - Interés - Asombro - Ilusión - Aplauso) ¡A e s o ten em o s q u e llegar! ¡Ésa debe ser la consigna!

151

% l y i a n v s A n la t ú O '

i ImtiH.v; a los tiranos» esa raza trash u m an te... L * naipes b íS rn re te w ílín fK W W W n a fa a n . . *** S ^ c o lm a r m e

Í S

v embusteros: y o ... por mi pro. q u iiás... más que con ocerlos, i U

w ^

la mía.' conocí a uno; E |G u an o A n t e

jopando * “La mosquera Me acerqué a <3 y le dij^ ,O r r o conn.-rrt>. . - ' . O c m ju & t con usted. j^ n e « ™ « m u s * - n K M i t r a birladora, n u m adm u m -

tic... y yo soy burixkx-. - /negó sdo por monedas-.. no rengo plata g ran d e... icón w*¿no>*dy»! K4i incurable vanidad me empujó nuevamente y le dije. H ^im osb sólo pord honor...! 0 hombre se setenó y realizó esto:

% ¿em 0iio& Una harap norma) con los cuatro Reyes en el dorso. D e una baraja españoia. cuatro cartas p ú a representar ai gicano, dos de ellas indiferentes. Yo oso d lie s de Copas v la Sota de Bastos (ya entenderás por qu ó); y dos cartas repetidas* por ejemplo dos Ases de Oro. 9 u p o < aa¿*' 0 Tres de Copas y la Sota de Bastos llev an antideslizante en el dorso (los Ases por h s caras). O orden para comenzar es el siguiente del dorso a la cara: 31 T res V As adherido

3 la Sota. Ten un duplicado de estas c a ita s

e n d M sfflo exterior Équierdo de la chaqueta, que estará preparada con el tajo

w ra

Ur¡ ' f Ctoantcrwr « «>«P * participen los cu atro A ses apanarU a un lado porque darán lugar al desarrollo del final del

Q tu w Jh * Muestro V ha<X' r la rm>Squ,:ta' «frnerda a derecha boca arriba: A ^ T ^ ' ¿«P ecan d o d A s del dorso y de iz-

o cx iu t pegado, d ^ A s l a l n e r n p , ^ ^ " " 11^

152

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< *»

Antonio mostro Icis cortos mientras decía; A s ... carta ... cana... C oUkó el As a sí,.. o ie l dorso. Ju n to de derecha a izquierda, de tal manera que boca arriba, de U cara al dorso, quedan: carta indiferente. As. carta indiferente y As (igual que an­ tes). Tom o el paquete y lo invierto para dar del dorso, de derecha a izquier­ da. A prieto y extiendo com o A s. dos cartas que coloco a la derecha, diciendo: A s... ca n a indi/ereme.. y le doy ventaja Y volteo la última carta indiferente dejándolo a la vista. No necesito txmeafa -4c dije y o - ¡Esta oque. ..! A l decirlo, invierto com o una las dos cartas pegadas que están a la de­ rech a, m ostrando mi desazón por haberme equivocado. El A s quedó oculto por la ca rta indiferente. iN o! . . . señor... íEsui a q u í...-a g re g ó Antonio. Y volteo el As que había quedado en el medio. í Podría repetir . .. i - le dije a Antonio. Esta vez dejo el As al mecho.. .-dijo Antonio. R e co jo las tres cartas, de izquierda a derecha, superponiéndolas: carta indiferente encim a del A s a la vista y ambas sobre la carra doble (As oculto). Invierto la m ano com o para dar y continúo el relato: Quiero ver si está al m edio, gitan o... y me mostní que estaba oí medio. C o n las ca n a s en mi mano, abro en abanico boca arriba haciendo pre­ sión, de m anera que se vea el As del m edia Y más lencamente aún dijo: C a n a ... A s ... y ventaja.. A l decirlo, repito la dada com o la vez anterior, sólo que al despegar la prim era del dorso y d e c ir .. .c a ita ... arrojo un A s, al d e c ir .. .As .. (la del me­ dio) d ejo la carra indiferente c invierto la otra “carta indiferente" (As oculto) q u e me ha quedado en la mano, para dejarla boca arriba corno ventaja a la ve: que con tin ú o: iEsctt aquí! - le dije. Vblteo la del medio, sorprendiéndome porque y* no es el As y al continuar N o ... señ or . .. se eijnivocó icstá aquíí ... -dijo el gitano. V olteo la primera carta de la derecha, que será realmente un As.

¿Puedes rejvtir, guano . .. Esta vez le prom eto dejitr el A s bajo su cuniiut señor... L evan to de derecha a izquierda, superponiendo igual que la pnmera vez, y quedan boca arriba en el tapete y cuadradas, de arriba abajo: A s. carta indi­ feren te, carta indiferente y As.

153

d-u de derecha a izquierda, contand o u r e n te m e n te es carta .«diferente pero pulsar 43 b ^ ' j ii^. * , a! depositan con «d puvar ciU n , « a lija d es d As) a) tiempo q>« d ^ w u. O s I« o un .As a mi derecha. y ,v ^ *

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nw'q Ucdaron en la mano m ostrando el A s

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3b

Coloco ei As (cana doNe) sobre la indiferente de la izquierda, quedando de estáfenm e a

b

derecha el As y a la L-quierda. de dorso a cara: ca rta

mdrirenre. As, caita indiferente. Las lexanto en pos.c.ón de dar, caras abajo.

;$ J * usté « K l í <31*1 d -Aip-m e preguntó Antonio. ; 5¿ « S c p m ' : . E$m izmíu, ¿n ddorsu. . . .V' íeñ j. . >Sc ¿qunocó: Invierto y deposito las oes cartas bien cuadradas boca arriba sobre la mesa (aparentemente do») S o : -ra tto cf*. Si ios J a iludía, ¿hura esta abajo . . -

.S o S ák ,... -n®CTá.Aiu¿m».St: ajuiuxrf. - - pe/n/i* no está ni arriba, ni aba* ?" .£1 Asestau^tí: Separo b s supuestas dos cartas de la i^uierda haciendo presión, de tal a n e x a que b mdriereme de arriba, arrastre el As ocultándolo, y queden a la vtssa dos canas inizforcnies. .Ame el asombro de los espectadores, volteo el As a mi d erecha cu an d o digo ‘está aquí*. Continúo el relato: v Li rkrtór ¡dea, en ese momento, de cóm o lo había hecho.

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Recojo b s cuatro cartas, mientras digo esto, para lanzarlas por el ta jo del

b e t í b desfcándofas hada el forro de la chaqueta (ver pág. 9 1 ). C o n tin ú o : f a u m m a r n t í c m á i i h e v q v L ¿ jera: ...C on ozco el juego... iS óloq u e j t c i w i , Á seoao Je un exiega' Alwra.. ¡\{¿ tocaa fnif T2rw C °*D“ *“ c “f ° A icsd eL í ^ Z d ^

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«fe P«5qucr en el rincón d erech o del

ílrfe iT " " “ “ « * « » « longitudinalm ente. M ez-

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'os cuatro Reyes. Realizo el del tapete, simulando que son los

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dcsP ués J o s Y

lcm;)mcnlc V uno por uno, cada taP«?,c (aparentan ser cu atro car
Me alejo un poco de la mesa, para continuar con la historia: > «ñ u * que yo id e a r a las cartas , aquel guano bajo, robusto. cetrmo, oyys de TcUnn¡Kit*o . me dijo: Eso que ha tacho usté, Volteo el primer As.

olí

muy bien tacho... lo fuicúi mj madre .

. .sólo que ¡jamás.1 revelo d secreto de mu antepasados.. Volteo el segundo As.

■ya v e ... bu gitanos sainos como usté... ¡V ya tiene rru respuesta.'.. V se me perdio eture la gente... B u rlad or... *Que me habrás tiuerido decir!... iQ u¿ yo era un tramposo

com o lú?... Volteo el tercer As. ...O cjta sd s Antonio... Volteo el últim o A s ... íFuiste el único caballero.'... Y al finalizar la última frase, volteo los cuatro Reyes en el tapete. Para dar continuidad con el juego que sigue agrego; Pero todas las tunantes de ¡a mosquera o del tnle. com/y la llamáis en España, adolecen de un defecto . .. El ejecutante puede perder. Por ejemplo... S a c o de mi bolsillo tres cartas previamente colocadas y que son just3m ente el Tres de Copas, la Sota de Bastos y el As de Oro. Las coloco sobre la mesa para mostrarlas de nuevo -aparentan ser las que acaban de participar. Las tom o cuadradas boca arriba y haciendo referencia a la ca rta de la cara - A s de O r o - y valiéndome del bucle, aparto con el dedo ín ­ dice la ca rta del dorso dejando las otras dos preparadas para un cnñie. \Wteo la m ano y digo: Por ejemplo... yo digo As de Oro aquí... Lo co lo co sobre la mesa y hacia delante enfilándola. Continúo dando b o ca ab ajo el A s ocu lto y la tercera can a. M e pregunto: ¿Dónde esw el As.’ ... S i es alguien que actúa procazmente, teniendo en cuenta mi habilidad de co n trin ca n te, volteará la segunda. Y la volteo. Habré perdido. Y volteo las otras dos. Por esu razan se me ocurrir» crear "Mi mou/ucra m/obWe

155

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^ nu^qucta? El juego de

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de un « w a n o jugador (ya «tirad o) que viaja en ese tren

J^ v lc un « « d » tullen, sao. d e j a d a m e n t e el dinero a los viajeros que trao n J e adivinar dónde está la Dama. . . . Pnmero los dejó ganar un par de veces, y luego losdesvahjó sin piedad. H pcreagwústa. les advierte que están siendo estafados, pero -in s ó lita m e n te k » r á je n » se vuelven contra él y lo arrojan por la ventanilla del tren. Q u erían s*ginr creyendo que podían ganar." Me impresionó el cuento, en lo personal y en lo profesional. Es peligroso romper las ilusiones de los hom bres... a m uchos es lo ú n i­ co que les queda, porque las ilusiones son el sentimiento más trascendente de maestras vidas. C te á s por eso me hice ilusionista profesional. Algunas veces me vi te n ­ tado am o strar cómo lo hago para satisfacer mi vanidad haciendo gala té c n ic a ... f e o tam ttói es importante desmitificar a esos ladrones que trataré de persooificai e s a noche. Sé que no me van a tirar por la ven tan illa, será sólo una denKBtraaóo, y sin explicarles para nada cóm o lo hago, para q u e n o se varan con una ilusión menos.

<% lem eñto& Do» monedas (medio dólar o tamaño similar), tres ca n a s un p oco co n v W » y una h altera. Debes llevar unas gafas puestas. H fuego te rea k a de pie, nas una mesa con tapete.

% uuIúího ita e ió n o p e t t a d o r » n a r í c u a n d o y o q ^ ¡ morjv^ ° en un principio m ilen ario, el *• i-

cuand0 *

mc a m o je - E " t o '

*°*Pec^ ando de na habilidad «>l r™, " ne4go P ° r Pa rtc del ju g a d o r: V^ C3- y en a c ó » ^ ^ « " '" n e a n t e puede señalar ro m p ie n d o la

156

Por eso he creado: “Mi mosquera infalible". Con ella ganaré siempre, salvo que desee lo contrario. Es un juego que requiere gran habilidad y ésta se logra -o b v ia m e n te - con mucha práctica. N o es nada fáciL Los pequeños detalles juegan un papel importantísimo y se logran sólo a cambio de un gran esfuerzo. A tal punto he llegado en mi pasión creativa, que tuve que abandonar mis prácticas durante cuatro días a raú de un tendón sentido en mi dedo anu­ lar por el exceso de trabajo, al chasquear las cartas con dicho dedo para lograr el golpe que las hiciera sonar. A postehori, explicaré detalladamente la acción. Las palabras a emplear durante el desarrollo del juego son importantísi­ mas y encontrarlas me costó mucho tiempo. Quedó corroborada la sentencia de mi amigo Arturo de A*canio: “dichosas palabrillas...” o la mía: “nada fácil en el cam ino del arte". En el m ovim iento clave del sutil engaño (que consta de d iei acciones uniform em ente continuadas y que enumero con dibujos en serie) es precisa­ m ente, cuando las seis frases muy bien expresadas, cumplen a fondo su función. C onviene practicar los diez movimientos enumerándolos uno a uno y en v o : alta, com o sí fueran pasos de baile: “uno'1, “dos", *tT cs"...“d ie:‘\

U n a v e : que estén mecanizados m entalm ente (saldrán instintivamen­ te ), podrán ensamblarse con las seis frases que los acompañan para lograr la arm onía de movimienro y naturalidad de palabra. Los pasos son los que siguen. lo m o las tres cartas con la moneda debajo (fig. I ) y curvándolas con el tapete en un ir y venir (fig. 2 ) las voy colocando una al lado de la otra sobre la mesa (fig. 3 ); la moneda puede q u e ja r bajo cualquier carra (yo la dejo debajo de la últim a que deposito). . . . 1 i s cartas se dan (de acuerdo a mi posición) de derecha a cquierda; por consiguiente de izquierda a derecha tendré la carta número uno. can a núme­ ro dos y carta núm ero tres (por supuesto la primer carra que coloco s e ri la carta núm ero tres, la segunda la número dos y la última la carta numero uno).

157

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158 s

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Por lo general, yo dejo la moneda siempre en la última can a que deposito, es decir debajo de b carta número uno (fig. I).

m ov im ien tos' y se¿& p ia sen Tomaremos un ejemplo en este caso, para d ctalb r el proceso de real iza ^ ciÓn del juego según quiera yo que gane, pierda, adivine o no. En este caso el espectador perderá y señalará, casualmente, dónde está la m oneda: M e retiro un paso atrás para decir: Señale v púrrdu.. Si señala b carta donde está la moneda, por ejemplo, los pasos son así;

cyHoium¿enlO' 1 Tom o la carta número U no, pircando con índice aniba y pulgar debajo, tom ando carta y moneda (fig. 4 ).

< & i¿mexO'fui6& lEfcctUxtrnenií, con esto pierde ! . ..

7 H ov¿m ienió'2 Hago chasquear b carta (fig. 5 ); el dedo anular presiona el músculo te­ nar y lo suelta violentam ente para golpear la carta. 9W ou¿/me/íto'3 C am bio de pinza; índice arriba y mayor debajo (fig. 6 ).

Doy vuelta b carta número Dos lcvantánd ob con la que ya tengo en b m ano sutilm ente (fig. 7) al tiempo que digo la ...

S equ n d a/faase/ Con cstii también pierde...

U tau im tin t& S C am bio de pinza a índice y pulgar para señalar la carta numero Tres con el dedo mayor -c a r a de la carta y de b moneda hacia el cu erp o- y doy un paso atrás (fig. 8 ).

159

8

Cmtm A ^ c . %« w a t p u le»jar» tcn n icu i cunel liw W (»i*,9),

’TM-

7 Y btoúm U tú& 7 C am bio a índice y pulgar para negar expresivamente con la mano (fig.

10 ) ju n to co n la ...

10

KcGcmywm* cw* tma paia fe carra restante por d ek ijo . y deposito In muncjfe sccrnantenre. a! cenm» J e fe carta ( f e - 10.

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.. ■Uileil ru/ marcó Jffccüumítiu:

ititfw'

^ flíH tim ienlO ' 10 to m o la moneda scnicncianüo aW kclr <íí«íhí! (fig, 13), y la llevo de nucvo exactam ente al mismo lugar (fig, 14).

13

163

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tiene Jo s pn^sMidades: c l c ^ n d e « i la m one-

J a o elegir dónde no está Ja moneda1.

En el primer caso, sólo hay que voltear la carta y d ejar a la vista la moneda.

2. En d segundo ca sa hay que introducirla debajo d e Ja ca rta elegida y voltear entonces b carta. Insisto en que el éxito del m ov im ien to clav e estriba en b smtihrud de ambos casos, lo cual sólo se logra a través de un condicionamiento perfecto de los J ie r m ovim ientos y las seis frases intercalada*. O sale perfecto ...o no sale. No existen térm inos m edios. N o hago concesiones- De lograr b cuestión, habrás logrado: 9 1U

m

o s q u e te ?

La paáción de partida b puedes observar en las figs. 1 v 2, de la pág. 157. Desde esta posición coloco las tres canas boca abajo, de derecha a izquierda, separadas unos veinte a treinta centímetros una de la otra, buscando la sim ili­ tud de movinnotto. combando las cartas en el tapete, y dejo la m oneda d ebajo de alguna de ellas de tam a indetcctable. Yo acostumbro dejarla d eb ajo de la carta número Uno, es decu h última depositada. La primera vez el espectador gana:

U p n m r r ju a c x i u a Xx v r. dagm es... < Jtid ex ..t N unca mas Ha Segado el momento de decirle al espectador: (G x m o c a d juego) ■i e » ’ , I j Ü

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3 b f o n M d c h* * A »- KV> «W « ser d e ningún

«cpnMÚo ú deoifo AW> mi \J||*



^ ¿ M c - tn ti6 n d a m2n" 3 quC SUKÍcro una sohria

un p" ° a ,íis - Una « * d a j° «■ p - > « « *

/64

bi señala la carta del centro, mi cuerpo recupera el paso retrocedido y avanzo mi mano hacia la carta de la izquierda que extiendo un poco (apenas) hacia delanrc para poder pingar carta y moneda con el pulgar por debajo y el índice por arriba (fig. 4 , de la pág. 158). Levanto h can a (moneda hacia mi cuer­ po, naruralm entc) al decir: O m estu pierde,

(fig. 5, de la pág. 158).

A l tomarla, avanzo el cuerpo y golpeo la carta con el dedo anular (chas­ quido) valiéndome del impulso que logro al apoyar con presión en el músculo tenar según puede verse en la fig. 5 . C am bio de pinza de dedos pulgar e índice a índice y mayor (fig. 6 , de la pág. 158) y volteo la carta núm ero Dos diciendo: Con ésiu cambien pierde (fig. 7 , de la pág. 160). C am bio de pinza de índice y mayor a pulgar e índice (fig. 8 . de la pág. 160) y digo: Sólo con ésta gítiui... Señ alo con dedo mayor y doy un paso atrás. C am bio de pinza de pulgar e índice a pulgar y mayor (fig. 9 , de la pág. 161) sentenciand o y continúo: .. .y por esa ru*im ... C am bio a índice y pulgar para expresar negación con la mano (fig. 10, de la pág. 161). . .\ no por o tra ... R ecupero el paso retrocedido c in tr o d u jo carta y moneda debajo de la ca rta elegida (fig. 1 1, de la pág. 162) al decir: Usted morcó precisamente aquí.. A rrojo ambas carcas a mi izquierda (fig. 12, de la pág. 162). Levanto la m oneda sentenciando al decir:

lA ijiu! (fig. 13. de la pág. 163). Y la deposito exactam ente en el mismo lugar (fig. 14, de la pág. 163).

cU.'twaLeuialivO ' S i el espectador señala precisam ente la carta debajo de la cual está la m o n c Ja (carra núm ero U n o), al avanzar mi cuerpo tomo una de las dos cartas (n o la de la m oneda) y em pleo las mismas frases y movimientos (cambios de pinza) ¡exactam en te los mismos! Lógicam ente sólo vario el volteo de la carta de la izquierda. que oculta la m oneda. En este caso in tr o d u jo la ru m a de la carta que tengo entre mis dedos pulgar e índice y volteo la c a n a tomándola pata arrojar ambas a nu iz­ quierda y cerrar co n la mecanizada sexta frase: l liu J m arco pirosamente uu/tu.'

165

: en fc « « W fa " « « « a * Vm ir.V h.io lijo d . g u : v v u d V reitero iy la monexh a su lugar. ¡ [ p i o n e s seriadas que p reten d en S, te « i » d e t e n i e n t e en t e I * j * ohservar |a c x p rcsi.

'j

a p re sa r la continuidad del fr xidad más que clara, exagerada cn c.Ma rra.

C~^¿£L,«*

cn cada p<jusa, o sea en los

de cam bas de pmzas deben ser hechos le n tam en te

nar* que resulten muv b id en tes, para disimular totalm ente la eM Sten u a de « . moneda ccidta en la carra. M is que nunca h ab í* que h acer gala de la kntziitgitoción. . Partiendo de b fvridón inicial. repito las apuestas: pero considero que ,

no hay que abosar de ellas para no hacerlo redioso. A costum bro apostar c u a ­ tro» cinco o seis veces con un par de personas, más las dos últim as apuestas por e! dóbz, que explicaré más adelante. Para lograr una composición más extensa, elegante y sugestiva, d eb o emplear como mmwas (entre pare y pase) frases com o las siguientes, que sólo sugiera “N o hav cosa más obnubilante que la verdad.* “Las cosas son muv simples J e complicar y muy com plicadas de sim pfcfkat” “B cerebro humano tiende a complicar las cosas." “Esto « muy simple, reñores ...una moneda, tres cartas y una m a n o ..." B hecho de intercalar estos comentarios (dichos com o tales) hará más composición y aumentará el suspense de la misma, descartando por completo el rasgo de b monotonía. f e o lo he dicho muchas veces: “Una composición sin clím ax, es sexo s n orgasmo... .

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d * * * * “ >Praié 3 3p0Mar * * u" ^ ^ tendré la prePrasera instancia, y ladehcadesa de perderlo en la segunda

Al m om o*» de devolver b apuesta digo: ~

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fa íu?o r M

Ptopoo^) « n ver más al p í b b c o ^ ^ ! ^ quc,l3mos 3 m ano ^ t» la apuesta, « P -e w . do. d ó U e, que pondrt a w T t * * . ? " 1’* dinero; d o b l a n d o la «««> ellos y quinientos que pondré yo.

166

iu e a o ^ in a ld &'ii final re» requiere un par de dem em os más: Una billetera que contiene los quinientos dólares de la apuesta en el bolsillo, con una segunda moneda idén­ tica (en la parte extem a, fuera de la billetera) y un par de gafas que Iles o puestas. Se saca la billetera con la moneda apuntando hacia el público, pero cu­ bierta por los dedos mayor, anular y meñique para sentenciar con el dedo índice. Pero cn este coso, señor, Li usura será tremenda (fig. 15). Si usted p*euk, us­ ted me da a int dos dólares y si pierdo v i, le doy rnis quinientos dólares que ten#» aquí (fig -16).

16

t. V ,

17 En el tapete están las tres cartas un poco adelantadas y la moneda ori¡nal más cerca del cuerpo (fie- 17). mientras muestro la b.llctera donde estoy U nrrs moneda.

167

^

te y te ttr a áK pkfnecsaeote dcvüc tim a a ltu ra ilc 1

Kidtoadkzccnfew ttt*) v apít*eebu para rufcar U o ra cila (f>& 18) t tr» * a m a coar* px tauxxa, tsm uAfwi ta )» . ^u rd án d o m cla «m b

16H

oculta cutre los dedos mayor, anular y meñique para sentenciar una vez más con el índice (fin- 19) al mismo tiempo que digo; Y le digo más., Y me quito las gafas con el índice y pulgar para depositarlas delante, más alejadas aún de las tres carras cn cuestión (fig. 20), movimiento narural que hará más oculta la moneda.

-

20

S in ninguna pausa llevo de nuevo la mano para tomar ta carta y ocultar la m oneda que tengo en mi m ano (fig. 21 ) al decir: Ésta no panicíptt pura nad a...

169

. V me W con « n a y naaioia t a do, canas y moneda a la «tea * • tas á a ¿ :

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hacia la iiquierda (fifi 22 ) de al ¡r <1 buscar esas dos ca r­ Ah°

^ W iL, a w v n u to J» s « ( n r t v h U u lc s

.1un

cm cvm apiB 'X M *--

O

Rckerando el moviauenro clave de ocultar la moneda original (fig. 2 3 ) bajo

tma de b s dos cartas, e s a vez no la dejaré bajo

ninguna de las dos sino

qae h robaré naruralmenre como lo hice cuando dejé caer la billetera (resulta nieiectabie) v a cononuaoón, sin ninguna pausa, sentenciaré co n el ín d ice, al dees:

Vo * 4*rTc seíior. .

23

170

La mano irá ahora a buscar la billetera que mostraré levantádola v ocul­ tando la moneda (fig. 24) al decir: ..

-Mire que xo con e.> uno un m es. ..

24 B a jo un poco la mano, en actitud de suspense, previa pausa, mirándolo muy fijo: Señale ? pierda señor... U n a v e : que lo haga, retorno mí billetera con moneda oculta hacia el bolsillo y digo: E/cctivumenu sefu n ... estaba seguir»... no me podía fa llir ... Y al volver mi m ano para voltear las dos cartas digo: Me hubiera jugado ios coico dedos de ira mano curda.. Repitiendo el clásico movimiento de *con ésta pierde y con ésta tam­ b ién pierde", co n los cambios de pinza correspondientes, llevaré mi mano lentam ente, buscando el atisbo, liad a la carta que depositara antes a la izquierda al decir: ...S ó lo con ésa gana. A rrojo la carta, tom o la moneda y digo: .. .por esa ratón y no por oirá, usted no marco aquí. Este final de juego produce en el espectador un golpe y contragolpe ex­ cep cion al, ¡el im pacto es incomparable! Recuerda la sabia fiase de May Wesr: “La cosa no está en lo que se hace, sino en cóm o se hace. La cosa no está en lo que se dice, sino en cóm o se dice. Y por sobre iodo, cóm o se mira cuando se hace y se dice."

171

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te J púbhco; a dónde quería llegar: s l t j Í S . para e » están la mayoría de mis colegas (algunos lo hacea muv Nea).

¿A <sonbrar?

.

Eso a . es obvio; pero además quiero enternecer con poesía, y d ram ati­ zar hasta Dejar de b mejor manera a! más profundo de los sentim ientos humanos, que Freud llamó c! sentimiento de la angustia. N o la angustia de una madre ¿rente a un hijo enfermo, no; la angustia que siente el hom bre al no p o­ der raóonalcar ¿rente a b beflera del impacto de la mentira del arte.

% fea éá ó n invoo 2 una persona del público a estar de pie a mi izquierda para h acer b experiencia. Fueno ana carta (por ejemplo, el Tres de Picas). En mi bolsillo tengo - e n su escuche- una baraja de cartas preparadas para continuar con otros juegos (tam ­ b en puede ser tsta baraja invisible, una baraja blanca para realizar “La madre de Hcmfan ... Usa cu imaginación) y fuera del él, el Tres de Picas, cuya cara está co n ­ tra eJ dooodd escuche, a^erpxjesta. simulando ser este. La caita cn cuestión queda enere d maro y mi cuerpo. Le pido que b pierda libremente en cualquier punto de b baraja y doy

a n ^ I ^ ^ d a r al erpeexador el mauo dentro del « tu c h e . T o m o cl m azo. ^ y COn el ^ levan» la solapa d eján d olo caer dentro de b ranura (ya no utaré más ese mazo) —



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Entonces depa

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B » ; dando lu p r a que meta bn*>rw

aPaícP da -tn o iiran d o com o si n o mosT ««apruebe quc c |bobillo cítá vacío, digo:

172

■rt.TÚe ** '■'er si hoy tdgi» n i mi h»lUd/o. . Una ves que lo hace, introduzco la mano de nuevo para depositar el mazo co n estuche y carta aparejada, dejando obviamente la solapa dentro. C om o retomando la charla iniciada c interrumpida por el “olvido", digo: Ahora >i. « cié » ahora, y /«ara que todo el mundo tHirncif* y -no camban, lumihrc sttcaru i... U na v e : que lo hace, continúo: . su carra va a salir u/la Jel estudie y quedara aparcada en el mismo v la ba­ raja L'cntmttara en el estudie a m a d o ... C reando el mejor atisbo digo: Si sale, señor. « s a l e . s i no sale. . los piíbfccns perdonan un error, lo que no jierdonan es el aburrimiento. Y co n certeza sentencio: >ii debe estar... im eia ta mano y soque el Tres de Picos.'... y /labremos lle­ gado al más ¡nofundo de los senum unua humanos... U na vez que la extrae, con mucha rapidez y culona le digo: Ahora meta la mana y saque d resto Je la ta ra ja ... na quien? hacer y.» ruda... Y cuando lo saca term ino por decir: Este es un juego, no hecho con una mano. smn.

con ninguna mano...

s A c o la á ó n H abrá, esa persona, metido tres veces su mano cn mi bolsillo. Cosa

kv

talm en te im prescindible y necesaria para lograr el éxito, y de manera com p letam ente justificada. Pues no cabrá, ni a esa persona, ni a ninguno de la platea, la idea de que se trata de otro mazo. La baraja ordenada quedará lista para continuar.

S S a ' ev a sió n ' d e l m aM IS tem en ios' U n a baraja normal y un estuche de carras con un naipe dentro.

y x ep & u iciótP El estuche que contiene la carta dentro (honuVnima a la que se va for­ rar) debe estar en el bolsillo.

o fa c u c ió fV F u e r » una carta y la aparto boca abajo. Pido a un espcctadoi que ta nure y la recuerde y que la pierda en el m a » . Guardo el m a » en el estuche y lie-

173

. . - *«w*>I rainal rV>nck>dd fornid o ta ch aqu eta. vrfnJdo a mi M a llo to dejo ta c fv j { acfjruJ y s^co el estuche

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cana en cuestim V¿ i® Cbrix B VTWKÍt*<> A» « ¿ w « t « *» nHt3C*

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¡r tr o i. tora q** **J cvncáW Wefeer<1 Anuncie' ahora que se producirá la evasión del maro. v * * b * * U « m - Jenrro del esu .Ju -

U cjrt¿ que kSkxí sAix'amo Saco el «ru ch e para que mera su mano en mi bolsillo por segunda v e :. .Qieew j y n w en ¿2 eiuaon quedó idgwui coita en mi hu sillo ..? \W vo d «ruche dentro del botillo. Ahora s¿ el espectador -anre mi requerimiento- sacará el estu ch e del j . . ----------------- ^ m^rí<4n m r tercera ve: su m ano en él. N otará el

^ V oiiú ñ i ^

tnjjcy ojñt e b é o l s i t l o /

%U m *Ug$. Una baraja normal, con la que presento el juego. O tra b araja —a la qu e le £aka el Tro.de Corazones- sostenida con un elástico, fuera del bolsillo in te ­ rior de la chaqueta, de forma que pueda sacarse rápidamente com o una pistola e n d FaffWestH lie s de Consones que falta en esa hataja está e n el bolsillo ex terio r de b chaqueta

<S fecu ció^ Invuo a una persona a colaborar. Fuerzo el Tres de C orazo n es; le doy a m exiar de manera que lo pierda cn el m a:o. recojo la baraja y la m e to en

j

“ “ “ a uru dMB» «fe 'a Platea y frente a ella, de espaldas k n t e 0 9 Í H 'q u e nombre su carta; ahora dirigiéndom e a la

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“ " ’,anf' ai<* ^ ^ ' j y ,aci,rclTrtndt! Curar/mes.. (co n c ic r mwdrnrctiow c

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naM, ra*“ k ‘l para ci logro de una

0 ,usto m y * * Ia dama m etc la m ano cn

/74

mi bolsillo, y para Ja rle comodidad a ella en su accionar, mi mano va cn busca del mazo oculto y sostenido por la goma. El Tres de Corazones ya en manos de la dama logra por sí solo la mísdjrectcon necesaria y mi mano lleva naturalmcnte la baraja al bolsillo de la chaqueta con la excusa de arreglar el bolsillo iras U meen ilición J e la señora.. En ese momento giro el cuerpo ciento ochenta gra­ dos para dejar la baraja en el bolsillo de la chaqueta. Ahora tomo el Tres de Corazones de la mano de la espectadora y lo mues­ tro al público, al mismo tiempo que le pido que retire el testo de la baraja, que obviam ente estará preparada de acuerdo a cóm o piense continuar En esta variante acostumbro a exagerar mi auto asombro cuando La dama saca el T r o , y lo hago de esta manera después de pedirle el resto del mazo: ¿Es Li primera vej que usted hace esto.7 ¿QW jan&büíoí V/ihdcescjeniíiaiun que lo hago \ jam os he acertado! !

% eteclan d o' una/ cailcu < $ ie j2 a v iá 6 n > U na baraja en rosario dentro de mi bolsillo sin estuche, dorso hacia el cuerpo. Según mi rosario la primera carta del dorso es el Tres de Corazones. O tra baraja norm al com o la anterior pero con carta corta (el Tres de C orazo n es).

ecu ción E ntrego a mezclar la baraja; paso el Tres de Corazones al dorso por c a r ta c o r ta ; doy a eleg ir una carca “lib rem en te" em pleando la dada de segunda y fuerzo el Tres que —sin mirar—hago perder en el mazo al público; m eto la baraja en mi bolsillo (m ejor dicho, cn el tajo secreto), introduzco la solapa dentro del bolsillo para tapar el cajo y facilitar la entrada de la mano del espectador. Vuelvo a sacar el mazo: Perdón... mew la m ano puní compwbur si hay oigo. . Introduzco nuevam ente el mazo c invito al espectador a sacar una carca del mazo mezclado libremente por el público; si no saca la primera can a del dorso, es decir: el Tres de Corazones, le diré: (E ro ésta la carta 1 Responderán que no, entonces agrego: Vo Jes enseñare cómo se hace. S a co la primera del dorso y. para crear un fitan atisbo, la deposito boca ahajo cn la mesa y pregunto; íU w /erti Li can a ekpenm k h m M t y iiw stm m en Li K m *..

175

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f f e r o n J c r f i * * « el Tres de C ondone,. R ea ro el resto del n » * o

del M a l c o m o I» carta que « d * * « I* m e * V J»P> «' " » " * > « « " P o que ts voltea .VIr o » » > W w « « «ifw kir o h 'SU «penencía ahrma que a >v u » (e W a aclaración en mi caso) e( M a l l o uquiefdo de la chaqueta, y la p e n e n * q u e c o la b o ra e s tá a m i cquierda, merera cn mi bolsillo su mano derecha, pues ambas estam os de frwuc «1 f*íNjco, y J e esa manera. Us posibilidades de que escoja la carta del deno. que da a mi cuerpo, con sus dedos mayor c índice y pulgar, son de un echen ra por aem o aproximadamente (y no exagero); y si es una dam a la que toma la carta, se eleva este porcentaje a n o v en ta. C o n e s to , n o e s to y subestimando a las mujeres mreíecroalmenre sino, enalteciendo su co n d ición de moranaa. que las embellece aún más (¡por si es una lectora la que me honra leyendo este hbroJ).

s K c o to a fa S ie s h propia espectadora quien saca la carca elegida “lib re m e n te ” y “perdida" en e! ma*> por el público, desconociéndola in clu so, n o d iré n i una sola palabra v con taré con una baraja en ro sario c o m p le to p a ra cualquier cosa. Es evidente q x este recurso da mucho de sí; no seguiré enum erand o ''arantes de e s a creación porque prefiero estimular tu propia im aginación.

176

M ás de una vez expresé que la palabra “aficionado" me merece un respeto enorme; me gusta más cn francés; “ummeur" y me encanta aún más en portugués: am ador , porque mejor expresa que ama lo que hace. H e conocido muchos ilusionistas aficionados que me impactaron de verdad y supieron arrancar mi admiración sincera. U n o de ello s, es mi am igo R icard o M artín , co n quien me veo a m enudo; intercam biam os ideas respecto a nuestro arte con esa comprensión que dan los anos: para entendem os los dos, la mirada ya es bastante. R icard o es de los que no m eten todo en una bolsa, es de los que diferencian claram ente el negro del blanco, sin dejar de observar los diversos m a tices grises que en tre ellos se proyectan. C uando quiere juzgar a un profesional, lo hace co n un muy buen criterio de crítico especializado, y su palabra es de tenerse cn cuenta, ¿Por qué? Porque Ricardo Martín ¡sabe! El correr de los años fue acrecentando una amistad y una admiración m utua y profunda entre nosotras; Ricardo pasó a ser nú hombre de consulta, y a tal punto llegó la cosa que hoy es el quien se está dedicando a escribir h is to ria s para m i: alg u n as que yo debo ensam blar y otras, verdaderas com posiciones, totalm ente listas para que yo. com o intérprete, las luzca. Y la verdad íes para lucirlas! porque lo tienen iodo: hermosa fantasía, s u c e s ió n de e fe c to s m ág ico s in crescen d o, que sólo se logran co n una m anipulación de gran nivel y por cierto íntegramente adaptadas a mi esdio y co n el toque infalcablc de los que saben llegar a “lo simple”. “N adie lo vio nunca sobrio" es el título de su última composición, y me la obsequió hace un par de meses. La cosa estaba servida. Yo no tenía nada q u e hacer, más que atemorizar el texto. N o precisé cambiar un solo térm in o , ni siquiera alterar el orden de las cosas, pues estaban —reiterodebidam ente compucsras para mi interpretación. E n n u estro arte n o es muy habitual que alguien escriba para otro. Ricardo lo hace para nú, expresándome con ello su admiración v amistad. Lo menos que puedo hacer es este prólogo al autor de Nadie lo vio nunca sobno para transmitirle públicamente mi profundo agradecimiento y mi mayor respeta Incluim os en to n ces, y con la debida autorización, la secuencia que co m p u so para mí. C o n o cien d o su enorm e capacidad en la creació n de rosarios muy sofisticados y. para ofrecerte la posibilidad de lucirte con las dos m anos. Ricardo también Iva escrito otra rutina para ser publicadla aquí, para tí, co n cartas norm ales, pues en mi personal versión utilizo aljjunas cartas trucadas, com o podrás estudiar más adelante.

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I

lee antes la charla, adaptada a la .3 0 acertadam ente (P* . .6 3 ) .

b*3xt) < $ ^ k t & c a iU s b ¿ o * s o r a c a v i

7P I fe 6T QT 7C 9D 6C 7T JD JC 6P

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10C 3C SD 2D JT 10T 2P 9C 2T 3T 5P 10P AP

Coloca d maso boca abajo sobre la mesa con los cantos largos paralelo: a n (esquina doblada a b derecha). Corta (Wf b esquina doblada de izquierda a derecha, dejando ta c&qui na dottada (Dama de Picas) en la cara del montón de la derecha. lim cn e d montón de b derecha boca arriba y extiéndelo en c in ta ha " “ ?**' c ^ a d a p a o boca abajo.

«hiende de igual forma el m on tón de I:

á a eJ^ ^

^ quedarán dos montones: uno boca arriba a I: ¿a e c h a y otro boca abajo a tu cquíerda. pnlg»r

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rnontont:‘ «

^ siguiente form a: co n c de la cara del paquete

< « el Pulgar derecho « r e l i a d R e

178

La mano izquierda suelta de nuevo otras seis o siete cartas y con el pulsar derecho se deja cae, entonces el Rey de Diamantes. Serv iam en te, el pulgar izquierdo deja escapar todas las cartas que restan hasta llegar a los dos Reyes negros que están cn el lomo; con el pulgar derecho vuelta «etc u ocho cartas, ei izquierdo suelta el Rey de Tréboles, el derecho la mitad de las can as que quedan, el pulgar izquierdo suelta su última cana, el Rey de Picas y acabarnos dejando sobre él todas las cartas restantes cn la mano derecha. E stos m ovim ientos deben ser hechos en forma alternada y fluida creando la ilusión de que el mazo está mezclado mitad boca arriba y mitad boca abajo. C orta el mazo por la separación natural que se forma en el centro e invierte el paquete de arnba, dejándolo boca abajo sobre el otro montón. E xtiend e el mazo en cin ta de izquierda a derecha boc 3 abajo y se ve­ rán los cu atro Reyes boca arriba. R etira los Reyes y devuélvelos al mazo de la siguiente manera: L evanta m edio mazo por la Dam a de Picas con esquina doblada que está e n el cen tro y coloca el Rey de Picas “casualm ente" en el centro del mazo (es d ecir d eb ajo de la D am a de Picas) y deja el medio mazo que se levantó e n el m ism o lugar que estaba, sin modificar el orden de las cartas. C o lo ca el Rey de Tréboles cn tercer lugar a partir de la cara. Abre el m azo en ab an ico boca arriba y coloca los Reyes de Corazones y Diamantes (separados) en el grupo de cartas rojas que va desde el Tres de Diamantes al C u a tro de C orazones (cn cualquiera de esos lugares) y cierra el abanico. Apa­ ren tem e n te, los cuarro Reyes están perdidos en la baraja. A h ora anuncia que sacarás los cuatro Nueves. Toma el mazo boca arri­ ba c o n am bas m anos y pasa cartas de la cara, una a una, con el pulgar izquierdo (sin alterar el orden) hacia la derecha, hasta llegar al Nueve de C o ­ razones; levanta esta ca rta y déjala en salida exterior y continúa pasando ca rta s huscando el segundo Nueve (Tréboles). Cuando aparezca el Nueve de T réb o les, co n los dedos izquierdos por debajo, extiende el As de Diamantes d e b a jo del N ueve de Tréboles y oculta el As de Diam antes secretam ente de­ b ajo , d ejan d o estas dos cartas com o si fueran una al mismo nivel que el Nueve de C orazon es que está en salida exterior. C o n el pulgar izq u icrJo sigue pasando carras hasta llegar al Nueve de P icas, aqu í tam bién con los dedos de la mano izquierda por debajo del Nueve de Picas, extiend e el As de Corazones que está a tu izquierda hacia la d erech a, levanta estas dos cartas com o una y déjalas cn salida exrenor al mis­ m o n ivel que los otros dos Nueves. La m ano izquierda vuelve a bajar y sigue pasando carras hasta en ­ c o n tra r el N ueve de D iam antes que también se eleva cn salida extenor, pero sin o cu lta r ninguna carta detrás, ju n to con los otros tres Nueves.

179

d m fM to to '

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kxxm cnw J o p a d o s hacia la

U » A s> dctnb «le * ru*&h apreciar el grosor de dos cartas, i f.-.L . v l«q > abajo, pcira evitar que ^ pucu3 ^ P *" W nS c S la mano derecha K x a am ba. con I * cu atro Nueves « in en

octcnoe y con la mano úquterda exnrpa estos a f r e n t e s cu atro

Nueves (en realxbd cuatro N u<«s V

Ases), nuentras con la m ano derecha

Jejas d m « o boca arriba sobre la mesaToma estas seis carras K x a arriba con los dedos pulgar y m ed.o derechos en rvw ton de Biddle. y con el ^.Igar p i e r d o , pasa el Nueve de C o rd o n e s oue está e n b cara del pagúete d e n *, del m.smo. Deja el conju nto sobre la b a ­ raja caras arriba. Lo que aparentemente has hecho es sacar cuatro N ueves y colocarlos en b cara J e la baraja. Ahcea sgmendo con b charla, comenta que vas a explicar la técnica para .4ar estos cuatro Nueves J e ahajo cn una partida de cin co jugadores. Das b primera carta al primer jugador, del dorso. La segunda carta al secundo jugador pero de abajo, ocultando este movimiento al público, que debe creer que b cana sale del dorso. Das normalmente del dorso la carta del tercer jugador. La cuarta carta también se da del dorso. Y b quinta carta se da de abajo pero visiblem ente c n b mano d d mago. En b segunda vuelta se da b primera carta al primer jugador norm al­ mente dd dorso. La segunda carta se da de abajo pero secretamente. La tercera y cuarta cartas se dan del dorso. ' b qu“ a

* vuáve 3

visiblemente de ahajo en la mano del mago.

fci la tercera vuelta, se da la primera can a del dorso. La segunda carta ocultamente de abajo. La tercera T cuarta carus se dan del dorso

S!X u » b ^

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>‘ 7 * « d a » . vuWen>««e de abajo en la m ano del mago.

En la qu inu y úhima vudta,

'^ « ^ tb rn s á .c a rta ,d e a b ^ CT1^ it

P r ,r a C r 3

«W dorso (ya no es

« « a mano, pue, ^ tlcn„ cu alro N u evei)

180

l a tercera y cuarta cartas te dan de arribo. Y por fin se da la quinta cana cn la mano del mago visiblemente de abajo. C ontinuando con la charla, muestra que el póquer de Nueves está en la segunda mano, ya que el famoso jugador borracho se dio para sí póquer de Ases (aquí muestra la m ano del mago que también quedará caras arriba en la mesa). A hora explica (girando la primera mano boca arriba) que el primer ju­ gador recibió tres Damas, y seguramente pedirá dos cartas. Retira el Dos de Corazones y el Siete de Diamantes y déjalos en un mon­ tón aparte que formarán el montón de descarte boca abajo sobre la mesa. Da las dos carias del dorso (que son dos Jotas) y déjalas al costado de­ recho de las Damas, formando full de Damas con jotas. El segundo jugador ya recibió póquer de Nueves y se declarará "servido”. Gira la tercera mano boca arriba, y tendrá "provecto a color" (6C , 7R 8 R 3R 4 P ). Este jugador pide una carta, se descarga del Seis de Corazones que va al m ontón de descarte boca abajo, y recibe el Seis de Picas formando "color”. G ira la cuarta m ano boca arriba y tendrá (7T. 6T, 5T, 4T, 5 Q ‘ proyecto a escalera real”. Pedirá una carta, descartándose del C inco de Corazones, que va al m ontón de descarte y recibe el O ch o de Tréboles, formando “escalera real", haciend o peligrar el éxito del mago que tiene sólo cuatro A ses. ?exo aquí vie­ ne la sorpresa. El mago (cn este caso tú) que interpretas el papel de jugador borracho te descartas sorpresivamente del AT, A C y A D que van al montón de descar­ te y recibes la Jo ta , Dam a y Rey de Picas, formando “escalera real mayor”, y ganas la partida. Pero aún queda una sorpresa final. M o n ta las manos cn el siguiente orden: Prim ero relira la Dama de Tréboles de la primera mano en un gesto disrraído y colócala sobre el Nueve de Tréboles, sin darle importancia. Luego tom a el descarte que está boca abajo y colócalo beca am ba sobre la “escalera real del mago”. Toma la cuarta mano boca amba y móntala sobre la tercera mano, rainbién boca arriba, todo esto sobre la segunda mano, y todo d conjunto sobre la primera m ano (siempre boca « r ite » . Estas veinte cartas se colocanboca amba sobre la m ano d d mago (que ya tiene agregado d montón de descarte emiroa). Por fin, coloca todas estas cartas debajo del mazo (pero boca abajo) re­ constituyendo la baraja completa. A h ora se tendrán ordenadas de dorso a cara, trece carras rojas y trece cartas negras alternativam ente.

181

i P>rA v obtendrás w innséis carras rojas SiiJo queda r e a t o « » ™ « l j ^ ' v «in n séis t o im negras « * “ cI,max hn; Bravo v G ratos- R ien d a

^ l4 S C ú n d O 't& p M fa C*^ *t'

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p . t a n J d « d earaho J , m » ™ " , tobillo d« l> « h a ,™ ...

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Y fJ ifa r ¡ Á ii m á e ia t U '

^ C c m ü n a barqa deiemúnada. presento las retinas enunciadas y para cerrar c o i algo muv hierre presento “Buscando la perfección" con esta historia: í/n bum a » « n en Estados U u iis . J « H cm índcz. tiéndam e tan apasim m no boques la perfección .. porque la (r T e ^ n * a 3 U. :;Q >*debotvscaTe>vm ca!Eln-$p'yirduK ‘L a excelencia'. P a i­ Jb pin ese onr. me
te Es biscdndo la (zrjecem encuentre la acelen eia'. Si ustedes m e h penoaen <***».■ ttíccr Ja afvrkJVTJ a h na com o cierre de acto. Si /meaií * se qu e me ¿i zzw jn pcrJatkXZ F u e r» d Dos de Corazones de esa baraja (primera carra del dorso del resano que tengo en mi bolsillo) h entrego al espectador y le pido que la re ­ cuerde y d o m? la muestre a nadie. Le entrego el resto del maro para que m ezcle t digo nuenrras lo hace: Es&sw* de acuerdo. señoras y señores. que Ls umca persona del m undo que saa. ¿ que uina se craía, a este espeeiúd'n "femó b baraja y b meto en el tajo de mi bobillo (fig. 4 8 . de la pág, x x x ) aqpbcado ai detalle en el capitulo de Técnicas. D ejo la solapa d entro para facürar b entrada de b mano dd colaborador y continúo: i o u > pora que todos fxmiapen: , Nombre su can a, señar!

A lr r a s

No bien diga -Dos de Corazones", meto la mano en mi bolsillo, em p al­ mo el Dos. meo b mano rápidamente en gesto de arrepentim iento y co n tin ú o : w n , . P-ra d ^ Z

^ ^ - ^ i t p t i e n M ^ e lm o ío ... por j o i m . .

2

afTeEb ^ eoA atfn leva» u " d o el codo.

tro, tomo legmdamewe b barafc. K ixe el ^

b

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’ “ ^ p a MemPrc den« « « « * * la sopeso y b largo

uitj ,t ki" u,ií' a ‘r' Kv¿ccv>) haya enanurado b **r*L*irM

182

Le señalo el bolsillo invitándolo a sacar la ca n a ; mi mano, esta vei va­ cía, sólo condicionando el movimiento, va hacia el corharín y no bien saque el D os, sobre el seguro aplauso, lo tomo y lo dejo con naturalidad sobre el mazo preparado en rosario y totalmente listo para comenzar cn calidad de bis -pues­ to que habrá lugar a él después del juego anterior- un verdadero cierre de programa: Nadie lo vio nunca sobrio", de esta manera que yo titulé:

^ b ju g a d o */d el c)fli/uige^ O rden de las cartas de dorso a cara del rosario que tengo cn mi bolsillo:

2C

3C

3T

8D

2P

1CP ICC

2D

7T

5C

9C

QT

7C

JT 4T

7D

6C

9D

5T

3P

4P

6D

7P 9T

6T

KD

2T KT

JD

se

8P

QD

JC

4D

3T/AT*

3D

6P

5D

3D/AD*

9P

10T

10D

3C/AC*

8T

QP KP

KC

3P/AP*

C

JP •Trucada*

QC

5T

y?A atla'W % U elO ' le s contaré una historui w rdaderam ettu monMe. Hoúc muchos años conod en un c u » » de L ts V ega a .... v u p p w d a r de m u e r remudo a b gusmlxt tum o como el a le M . Lo cien o a que: ‘ N adie lo « o nunca sobn o... \ a-

dic lo fio imncti perder . Un d ii m e d ip : , , R ené . . . con m, primer i r * . * * capaz & contntLrratatrocanas en una Jada J e póquer; con .... «g u n J» u lu sh puedo mantener el anund tas J e tata dada pan, e n ju g a d o r e s . y em u lo e s a , xvdudennnen* ehno. sor c * u J e cv^itnJtir miui KrTjjd com pku \ ^ nAn **1 Dos de C orazo A l finalizar este prólogo, recojo la baraja colocando el D os de CoradoIIT* Ol\ h rara, v continúo diciendo:

183

. Rm. fyaur ci (**«r ^

- " I S Z

Z

S C

C



L- L, «.xbe m h v a h t Li Kitum hhnnncnic (k> hago ,fc ¿, nkV_„pcha^ u k HoBxnouL t E

A

- « T ® b ~ « b ,n „ n M v ^

* . * —

* .» * —

«■ - « " * •

d f i o o c i en el dorso. paiarsio ¿ste a ser rtim era carta del

* susana

Continúo contando lo que hacía: f a o á m u d a W m aua! pcrfecu> de mi finquer de T ases en la cara del

fa ^ K . Tctao las cinco caitas de la baraja extendida sobre el tapete, las llevo baaa adebnte y las vaheo luciendo un póquer de Treses (segundo im pacto de b rutina).

\ii *ennn por Lv conos hizo que no me peniiera uiu sola noche d e este ge* ouí persmüfe. Y d u cto r que uno de sus recursos favonios, era Li dada de la CMS O¿3 lili? de táklfQ. En wwx r fa n m d k i le \i colocar este póquer de Irescs en la cora del muzo y ¿andas J e aasyt (y coloco las cinco carras -cuarro trucadas y la Jo r a - en la cara d d paquete). V> ¿r» w

j

rcjLzar iemomeme. para que ustedes puedan apreciar n u il es la

u ñ aos (lo voy haciendo en detalle, dándome yo -muy visiblem ente- la carta deabstfoi. Él h hacú a b «doddai dd royo y de 101 iniido indciccmb/e. C aaaniio b htstona:

L su á a pem arjx que a to se c c y j también ¡o pen x. Pero cuando el segim« * * > •» « n a , d d segundo jugador siempre de

*a e o h aca dentro (tercer impacto). =* « c J I Í T o tí « c ié .

0

‘^ n p a , tgual que ««redes ¿ p ó q u er de T * » ¡o tenia ¿V

^ m f v U t o á A i l a n m o v n J n r * (cuarto im pacto). q « f a n ^ t í dar y b dd tahúr

^ ¿ ^

^

^

^

‘k " " 0 ’ ™ ^ lcr * A ses: ^ ^ d d segundo juga-

CmODÚCi:

p n u a pÉ&dur k Ik Jia rl*¿. ^ . mas d q u im o impacto). P*ir*£ to a fxtquer n ful! . (y ya ten c-

f84

I ,•
¡¡¡Tram pas J e un viejo tahúr!:' iüSe lo moatw dchbertuLvnente para esti­ mularlo a /tc/uir!.' (.-Ofi una v>nnsa burltma, pidió tres cartas. D escarto tres Ases trucados, quedándome con el A s J e Picas trucado y la Jo ta. .. .y no sé sidel mazo o de baja Uerra, laTTjncoLa «coIctu nur«Tal Asde Pi­ cas/ D iciendo y haciendo extiendo las cinco cartas, luciendo previamente un atisbo (octavo im pacto).

Era la última m ano de la noche. L is jugadores se levantaron, dando por tef* minado el encuentro. A l recoger las cartas voy separando las rojas de las negras, cosa que no o frece dificultades porque está previsto en el rosario y continúo; Yo me jccn/ue a él con la veneToaim del creyente ifue ha presenCraÁ >un mi­ lagro y le dtje:

L/j felicito, vhiestm . H an pasado muchos años desde aquel encuentro en El Mirage, pero aún recuerdo su respuesta: N o has visto nuda, muchacho; con el último trago de la noche he de musenme el control más mcrrthJe que hayas visto jamás. Y ¿11 itttd sola nur^cia americana y vanos cortes... (obviam ente talsos) comí. Motst» je fu m las «ptas, ¿I s4 x.r 0 las rojas J¿ Lis nafras cn una icrj.id cra

sin fon ía J e colores d ejo la baraja en la mesa para crear el mayor atisbo, y digo co m o cierre: Nadie lo ru» nunca sobrio... n jJie h vio nunca perder S ó lo entonces extiendo la baraja logrando el climax (noveno impacto).

185

^Zo-se-pafe hawm áv Unto u M „ c! mundo, pues es el que por !o general Esx t es un juego que grabé í ' Pienso que debe haber razones «

* ,

ta * «

«

- .

*

^

d ep esx q u t f c p o r s u n m , w,

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^ ^

*

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probando que la

vmuentos que parece romper . . ^ errónea creencia de los pú« a n o ^ es nvis ripsda que la , * « í ^ a " ' fa ^ M ™ !* auisfe poique cuanto ntOs lento es. mas oeiiu. h r- ^

R*V de r k ^ ; v o r a tres cartas rojas que sean contrastantes co n las a m en o ^

As de G xazcoes, Dce de Corazones y Tres de Corazones, por ejem plo, bl

resto dd ro a » k> rearo displicentemente a un lado del tapete.

& ü m t* e fe c to Tomo tas seis canas caras abajo (negras arriba, rojas ab ajo ), descuadro bgetsmente b carta de arriba y b muestro al tiempo que digo:

L iu cjtL3 negrj .. Desplazo b mano de cquierda a derecha para mostrarla a todos y la suel­ eo boca abajo a b derecha del tapete. Muestro la siguiente del mismo m odo diciendo; l_ r«: ,\ru v q ?j nús Y b arrojo sobre b antcrioc Hago exactamente lo mismo co n la tercera carta negn, pero aprovecho el molimiento de Traslación de la m ano, de d ere­ cha a izquierda. para preparar b salida (fig. 1) de la carta siguiente -c a r ta r o ja (d x h de segunda), que suelw sobre las dos negras, com o si tam bién lo fuera Ifigs. - Y 3). Luego, como ordenando las tres cartas dei tapete, las abro c n aba^ * ° ° r o j» ing. t ) .

d - Z S f c Z cía b d erah a

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como sm querer que las canas que hay en m, m ano

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« ñ a s . Vuelvo otra v e ; * » « c . » a b .,,, „ b , c la

v cxciendo csta carta un p oco ha-

queprountam em eloe*.diaenducadat^HU° * * * * * ^

/*6

Carlav rolas sob»? Ia

de'atrito ahtf».en el »VK|i»e«edo la «Nuierda. renfio ; roja, rovi, nesia (Que para d puNteo también es roja) Ven el de la derecha: roja (que pira el puNko es negra) negra v negraComenzando |>v b carra dei dorao del paquete de la izquierda, co lo co las cairas de una en una alternadas. en una hilera boca abajo en c! cen tro del opere (hss. T v 8 ), ai tiempo que di$v su presunto color. K .v .;

n„yw

.

r .\ u



negw

-

G.ano sin querer v al descuido, dejo ver la cara de la carta cuando su c o ­ lee c c ü v iie can lo que dteu. La? cartas quedarán alternadas, supuestamente, una a una, según su c o ­ lor. \úeh\vKxa aniba las tres primera cartas de la hilera (todas negras ju n tas) fñgs. 9 v JO y a connnuaoón Jas rnrs rojas, rambién juntas, al tiem po q u e digo; Í«*yt m.;» Lr.nn! O u é r“'“* ■4 '

188

A rrojo las cartas negras sobre las rojas boca arriba. Tomo rodo el paquete en ía m ano y m uestro ía cara de la carta de la cara (íig, I I ) , diciendo:

N eg ra.. . La deposito boca abajo a la derecha del tapete. LXr nuevo, la mano se­ para la siguiente carta (rtg. 12 ) mientras repito:

N egra

-

La deposito sobre la primera v vuelvo la roano nuevamente para mostrar la tercera carra negra, pero para hacerlo cuento secretamente dos cartas, ftira corroborar lo hecho hasta el momento, con La cana doble preparada, lista pora un

189

onftJr, ronx> L» dos c a n » q\»e csrin k * w b mes.» v aseguro que son negras v o l rcánJobscarasarrihaparaíucyvJcvofvcrtaasujvstcw n (tigv I 3 y 14).

11

12

A faca á imitándola natural acción de depositar una carta, m uestro la tercera y a) volcar mi mano entilo, sobre las dos anteriores, la roja com o si fue *

ra negra. numera»
*»US

Deposoo de una en una, boca abajo y hacia la izquierda del tap ete, las ues canas que me quedan en la mano, boca abajo. Mostrando las dos últim as como on querer, al tiempo que digo: *• ?: -.J.

E n e! paquete de la cquieidsc de aniba hacia abajo; roja, roja, negra (para d péHíco o o h t i i reja) y en d de la defocha, roja (para el público ricura) neffaTOegra.

190

lo m a n d o alternativam ente una carta de cada paquete» comenzando por la roja del dorso de la izquierda (fig. 15), intercalo nuevamente las cartas en el cen tro del tapete, en hilera, hoca abajo (fig. 16). diciendo cada ves el presunto color del naipe:

Rr>jd.

negra... r o j a . negra... roja... negra

C reand o un poco de suspense, volteo las can as com o en el primer efec­ to, repitiendo el estribillo: iN osepuede hacer inós lento.1. . . O ta/ ve?... ¡O ud iv ; se pueda hacer más lento.1... C5 w c w e ¡ e d & C o lo co las rojas sobre las negras, tome» las seis canas (fig. 17) y, miran­ d o h acia mi cuerpo, las abro en abanico (tig. IS).

191

17

20

19

21 Paso secretamente la primera caita de la cara al cuarto lugar co n tan d o desde b caca í 6g c 19 y 20). Vuelvo a cuadrar las cartas boca arriba y luego v o b teo todo el paquete boca abaja Con la* canas boca ahajo, muestro b del dorso com o si estuviera manejando una cana dotie, cuando en realidad aún no es el m om ento (similar a bg. 21); en o irá generando un condicionamiento de m ovimiento para cu an d o deba uricarla de verdad.

192

M ientras, digo. N egra. . .

La d ejo caer sobre el tapete, cadenciosamente a la derecha. Hago exac* lam en te lo mismo con la siguiente, anunciando: iO tm negra m as!... Y la deposito encima de la primera. H aciendo hincapié en que se puede ver que son negras, volteo las dos del tapete com o en el efecto anterior. Mientras lo hago, tomo del paquete de mi m ano las dos siguientes cartas com o una. Encuadrándolas, muestro la ter­ cera ca rta negra, y recojo a modo de pala con esa carta doble las dos negras ya dadas para volverlas nuevamente boca abajo. Y aseguro: ...s e puede ver que «m negras... D ejo ver por última vez la tercera carta negra (carta doble; % 2 l ) y la dejo caer sobre las otras dos del tapete como si fuera realmente negra, diciendo: Y otra negra m ás... C ontinúo con las otras tres y, cuidando que no se vea la cara de la prime­ ra, deposito a la izquierda las caitas que me quedan en la mano; mientras digo: R o ja... iu ja ... y una roja m ás... U na vez más intercalo las can as de ambos paquetes en una sola hilera, siem pre com enzando por el de la izquierda y diciendo:

R oja... negra... m ja ... negra.. roja... y negra... Las volteo, repitiendo el estribillo: i N o se puede hacer mus lento?... O tal vet*.. O tal vez se pueda hacer nub lento ¿Por que no?... Aliara can dígwuis cartas beca arriba y acras boca abajo..

cQu(vU& e fe c t o Tom o las cartas negras y las dejo caer sobre la rojas, todas caras am ba. T om o todo el paquete y deposito boca arriba la primera can a de la cara, una carra negra, y la doy vuelta con el resto del paquete que me sirve de pala (fig.

22 ), al decir: N egra... Sobre ella deposito boca arriba la segunda can a (fig. 23), diciendo. N egra... U na vez que dejo la segunda carta extiendo las dos próximas carras en mi m ano (fig. 2 4 ). vuelvo |a mano palma abajo y. dando la segunda por debajo, de­ posito la tercera ca n a -q u e será roja- sobre las anteriores (fig. 25). dunendo: Y una negra mus. . .. Inm ediatam ente, desplazo la mano hacia la derecha, d e b ita n d o allí boca ab ajo la siguiente carta (fig* 26), continuando.

Roj
193

26 25

ts nono p a lea arriw y, oolmuando tom o %i no mostrara, dcpoe b a ^ n e b c o amba fbg. 2 /1, y a continuación, la que re*La boca abajo ( f e 18), Acatado cada ver fc:

m

Los paquetes, J e arriba hacía ahajo, han quedado así: Sobre la ioiuierda del tapete las negras: roja boca abajo, negra boca arriba y negra boca abajo. A la derecha las rojas: roja boca abajo, roja hacia arriba y negra hacia abajo. Com ienzo el intercalado casi con indiferencia, volteando juntas las dos primeras ca n a s del paquete de la derecha sobre la roja compañera, sin alterar para nada el orden de los colores. C olo co en el centro del tapete la carta de encima del paquete de la de* rcch a, diciendo: Ko/u .

Y efectivam ente es roja; sobre ella coloco la primera del paquete de la izquierda -q u e es r o ja - a la v e : que digo: iVegnj. Sobre ella coloco, volteándola boca abajo. la siguiente del paquete de la derecha y encim a de ésta la negra del paquete izquierdo, Jicicn d o en cada caso: Roju... negra.. R ealm ente tienen el color que digo. A continuación deposito boca aba­ jo la negra del paquete izquierdo sin dejar verla, diciendo: R o ja ... Volteo las cartas repitiendo el estribillo ya conocido.

^¡újnlUk f últim o efecto C om ienzo esta última fase colocando realmente alternadas las seis car­ tas boca arriba, al tiempo que las nombro: R u ja... negra., roja... negra... roja... negra. Tom o el paquete y lo coloco boca abajo en mi mano, y doy sobre el ta­ pete: de prim era, de segunda y de tercera; y. sobre ellas, de una en una las tres últim as cartas, todas boca abajo. Esto se hace com o última corroboración de q u e en realidad sí están mezcladas definitivamente. Es esencial el dominio téc­ n ico de las dadas. Es im portante no mirar las cartas mientras se cuentan una a una. Esro resta im portancia al obvio hecho de reiterar lo evidente a los espec­ tadores. En las cu atro lases anteriores René mira fijamente las canas mientras realiza las trampas, pero en esta quinta lase siempre levanta su mirada inquie­ tan d o al público, preparando lo imposible. Creando atisbo. Creando autoasombro.'* V olteo lentam ente las tres cartas de arriba y luego las orras ires, en un a cto un tan to dram ático, mientras reitero el esrribilloi N o se íflieile /ucer ji l o le n to ’

195

c fc a & m iq a s '

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^ s ü « £ - **"" * - ' di" ' ci™ Tic tres máus de fu»»- « ^ mejor jiwí!1®
T” o ! Í Í L fra«e lo que fc

Y io fia aprendiendo con utileras que acrecentaban el valor de la se­ cuencia ra puesta, por así dedrkv por aquello de que rodo es perfectible, sobre codo cuando uno le v3 sumando amor. Ertov convencido de que estas oes hijas mías nunca term inarán de c re ­ ces. ¡Y va son muy mavores! Esto me ha llevado a irnemar expresarlas nuevamenre, co n algunas mo.jifiryW w * técnicas v con una mejor didáctica, con el objeto de lograr alguna v e . el placer de ver jugar a alguien distraídamente con mis tres migas de pan. Aludo al pan. porque el efecto es mucho mayor realizado de sobrem esa, con migas hechas en d momento. Sin embargo, como no siempre es posible conseguir pan fresco para la ejecución. recomietbio plasrilina o pasta para modelar que, considero, son m ejares que otros materiales. Con esa pasta podrás hacer las migas de un tamaño adecuado a tu gusb j t a tn mano. Yo 1» hago de un centímetro de diámetro (más o m en o s), y luego las paso por una dosis mínima de talco para que no se peguen, y para que votcarte * * « d tapete, rueden y se separen, aumentando el efecto .

^ u paváón « ocuka en un píiegue de)

““

« , interior, varias migas de d d l6bul° de 13 oreí a V o lra

E « nmna se p«ede Presentar mdrstmtamente de pie o sentado.

^ je c u d ó ^ lo» d e d J ^ i 0 y a^

^

^

,) m>7:2 OCulu « la mano, piniada en la base de

196

C o n la miga ocu k a, tom o la tara por el asa y vuelco las tres migas que están dentro, dejándolas rodar sobre el tapete para presentar los elementos del ju ego diciendo: Tres migas y m u ta<«2. .. A l decir tres migas coloco la mano com o muestra la fig. 2. Parn ello debo deslizar la miga co n la yema del pulgar, haciéndola rodar desde donde estaba hasta la base del dedo anular. A l completar y irruí laza. debo volverla hasta el pinzam iento (fig- l ) y señalar naturalmente con el dedo índice la taza. Con tindo diciendo:

Fste juego nene la belleza J e l» sim ple.. ■es un juego simple y no una simple­

za. .. au JL u lo... i c i ú u » Jsficuluuks nr« acum*. p e te , llegar a lo simple en exn « fa M ientras hablo, coloco nuevamente las tres migas dentro de la « a i la vuelvo a voltear para que las migas rueden otra m

197

sobre el tapete. Prostgo.

m .' m n M ilL i .p ie

.

c W m, * -* js Kna caudw mJo un m n-m u»-

^

pn ieT Ü cgtrjí, » n fie A^uí al decir *A> ^

* * * ^

e<»«

: R .™ ... . * * J./ m I

os

l.t [w ic iín de la fig. 3.

• » « "’ ,k“, iv “

A esta ahora de b charla, ejecuto el juego por primera v e : logrando el p o m a efecto. lo m o una miga de la mesa y la muestro como se ve en la fig. 4 . La co loco dentro de b taza v luego clavo la uña de) pulgar en la miga que tengo o cu lta en b mano ai brmpo que digo: U na... (fig. 5 ).

M ientras la mano va a buscar La segunda miga, traslado con la yema del pulgar la que tengo oculta hasta llegar a la p o sp o n de la fig. 6 .

M uestro la segunda núga (fig. ?) y de)o caer las dos juntas dentro de b taza co m o si fuera una diciendo; Doy. extendidos los dedos mayor e índice.

al tiempo que cierro el puño dejando

Seguido, m ientras voy a buscar la tercera miga, muestro b mano vacía, pero co m o si n o la mostrara. Tomo la miga que queda sobre el tapete y b mues­ tro para -a p a re n te m e n te - llevarla al bolsillo diciendo: V ¿sus n ira ... a l brMtUfí.. La m ano sale del bolsillo con la miga oculta en la posición que ves en la fig.

1 ; tom o la taza por el asa y vuelco las tres migas para que rueden por el tapete. H e ejecu tad o la secuencia completa por primera ve: y estoy un tam o sor­ prendido, co m o si no entendiera el milagro. El hecho de mostrar mi auto asom bro, aum enta e l efecto. R epito lo h ech o un par de veces más. diciendo:

L iw ve? mas. .. para ifite Id aprendan una ve; m enos... I\>r última vez. la mano sale del bolsillo en b posición que indica b fig.

6 y reitero la secuencia a un ritmo dos veces más rápido, o mejor, tres veces. A p rovecho que tengo la miga en la posición mencionada para descar­ garla en la taz;* ju n to con la primera miga que tomo del tapete, diciendo: L r u .. Es muy im portante que cada vez que tome una miga para volcarla den­ tro de la taza, la muestre com o indica la fig. 7. para luego girar cubito y radio muy len tam en te, pues lo perfecto del ángulo permite hacer gala mostrando una miga y nada más; incluso cuando la disposición del auditorio es en forma de herradura.

199

c U n a a tte n n a tú * d i f a e r í v . Iri v« h Con b miga (.vuiM, > en i* t

* <* t e 6 ' a |a ra“'*

una mig‘' del ta '

p e *, y vwHcmínre. U Je)o ¿ ¿ ¿ ¿ un poco. muestro que en su T t - K s b ^ d ^ . - £ ■ £ m a n o ,a miga que está sutuv una sola ««**■ L* i v>

}

f

mientras la m ano adopta la po>

¿«ata de U f e & djg« L-iw- ■

Muestro b segunda miga como en la fe . 7. vuelco las dos ju n tas d en tro d ebtea,yraientra>digoc ...D as.. La mano adopta la posición de extender los dedos índice y mayor, pero esta vrz esti realmente vacía. Ya he dado b sensación de no tener ni ocultar nada en la m ano. T erm i­ no dkáexvkc Y b u veta .. d bdsBn. La muestro y a malo introducirla en el bolsillo, pero en realidad la pinso co n o se ve en b f e 6 y conrinóo imanando las posibilidades y el ritm o.

($ t o p o 6 U U id a ¿ r hí “ VCÍC* S0 de« ™ <*« h u s a b * tre* migas (para el púfc fcco ^ u d o .Ja l.ra b u sc a rb w ce ra p u e d cstle ci,;

Ylaioce'a

k uio .. me da t^uú

«a apbtuoy b r e b b ^ d e i o

^ fco k* expectativa, hago

l *” *

* * * * * ’ tapetC' A Pro v tc h a ^ ° *1

m w í b f e 1 - b mjga q u e ^ ^ ” 13^ ^ C° tí^ u J c l cuerP ° Y < ^ 8° -c o m o «cu lu en d pliegue del pantalón.

200

E n este punto de la rutina, el público tiene que pensar que va está todo hecho. C on la miga así cargada, voy metiendo dentro de la ta2a, una a una, las rres migas que están sobre el tapete, tal como cuando comencé la rutina y repico: Y siempre tengo tres migas... A l decirlo, lo remarco con los tres dedos en alto (fig, 9) ocultando la miga piarada y concluyendo:

N o m e pregunten por q u é... La m ano, muy suelta, acom paña las palabras en un movimiento que no puede ser más natural (fig. 10 ).

10 Puedo reiterar la rutina y hasta tirar la última miga al aire.

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c o n u n e& p ectú d oi' Invito * un espectador a sentarse a mi derecha (porque trabajo co n la mano uquienia). Mientras lo hace muestro, como si no mostrara, mi m ano va­ cia. Hago como que me rasco la oreja y aprovecho para cargar la miga en la posaoún de la fig. te fb r cortesía pregunto; , O d es a *«nbnr. sefur *. Mientras tanto deshro b miga hasta b posición que se ve en la fig. I , ro­ dando sobe* el dedo mayor En estas condiciones estoy listo nuevam ente para comenzar b mtina. Puedo, incluso darle un apretón de mano, sin que varíe la posición de b miga oculta, ni sea percibida por el colaborador. Tras el saludo. U miga se pasa a b posición de la fig. ó. C on tin ú o así;

S tu strdkjcc (fig. I I ) . . .aacunncnte cctno h ha$? y o ... (fig. 12 ) ...sra/i* (fig. 13) ...\ fo meprq^/nXc'porque...

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Tom o la taza por la boca, la desplazo unos centímetros y aprovecho para d ejar caer la miga en su interior. A ce rco a mi colaborador las tres migas que están sobre el tapete y digo: A v er... ¡pruebe! . S eñ a lo el supuesto trayecto de una miga hasra la taza. El colaborador in­ troduce una a una dos migas dentro de la taza. Tomo la tercera y la llevo a mi bolsillo m ientras digo: . . Y ésto otra mi bolsillo? Esta vez, no sólo no dejo la miga en el bolsillo, sino que extraigo una de allí y la co lo co en la posición que indica la fig. 6 . Llevo de nuevo la m ano al tapete con las dos migas ocultas, una -que n o d e jé - en la base de los dedos anular y mayor, y la que acabo de tomar, entre las falanginas de los dedos índice y mayor.

Señ alo la w a con la mano en la posición que muestra la fig- H , diciendo: AtV»*.. ¡m ch fu e..

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El colaborador vuelca f e

- xkr*. A ranete v yo roe m u estro tan y e| festejo del público para tom ar ^ u boca, la alejo un p o co m ien-

asombrado conw. él. '™ -com o sm darme cuenta- otra ve. » r r » d ep caer dentro una J e f e m fe» * * oculta mi m an a

/ W .. < p r n e h c •■■*/** ^ 5 ^ * * r íl Como él estTartíáftsopor repetir la acción» todo sale bien. D ejo que pon-

a J e * migas « i a za y am>K’ h en lejos I» tercera. H cobKvador w b la* tres migas

«I « l * « y la « n o a o n es cada

Aún rengo oculta una miga (a m o en la fig. I) para un hnal a toda

ve: orquesta.

Hago una breve pausa, recobro la seriedad y prosigo: U htfm cun poeta Juno d d S igb Cuarto después ilc C risto E saih id m uchas JJSJS b& V j k b o a y d irw . Eni un en/enin alcohólico. Mwmi ífeK irrm icu Jo en ie: n, • O w u e a r jiz d e «na borradura Quizás quiso b tb en e la luna reflejada c i d T v> fé m i b CTjxajnx Yo quise hacerle un hom enaje con este juego mío. D ice dtf b/K. A id ed r ..Cmjtb?... remarco la palabra con el gesto de la % . 15» o c u l­ tando b miga con el pulgat y al completar .. después de C risto... vuelvo la miga a b toma J e b fig. 1, con naturalidad. Continúo;

£fer*t m icn btiaspresfe. licitaba u a /itiíi* poeiruu, ju gu eteaba con ircs Jas*. fa en a r*qw «eombr

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de

R e a liz o la r u t in a u n a v e z m á s , m ie n tr a s r e d r o e s to s v e rs o s

Tmno una botella iic tino y m e \t¡y a bebería entre las fktres. Siempre somos tres: contundo a mi w m bra y a mi amiga la luna. Cuando cunto, la luna ine escuclui. Cuando bada, mi som bra también bula. 7ermina
los imitados deben punir. Yo desconozco esa tristeza, cuando m archo hacui mi co^ct, siempre somos (res: me acompaña la htna y me silgue mi sombra. A l decir . .cuando marcho lucia rm casa... arrojo visiblemente una raiga al aire. A l recitar el último verso, vuelco las tres migas sobre d tapete. Y aho­ ra sí se presume el final; pero yo realizo un remate mucho mejor cuando digo: Quizás

querer descubrir d juego, no escucharon el firud de la Ja^sia. lo

reitero; Icnntnudii la fiesta . .. M ientras recito, simulo colocar las tres migas dentro de la taza, pero en realidad las voy ocultando una a una com o muestra la fig. 16

16 C uand o cum plero

siempre somas tres.

tas echo realmente a rodas en

el b o b illo y sincronizo el últim o verso para volcar la caza totalmente varia con la boca hacia delante. ,t . , Yo m e siento lleno, sumamente s a n c h o y el público e x a u d o y » » bradoalavcz. . . Si bien ésta es mi secuencia, estoy seguro de que - s . dectdes rcaluarlatú lo m oldearás al estilo de tu personalidad.

205

v \ -y •:

■jfiJÁ

«•

ttaca. una ciudad del mundo Cuando inicies tu viaje a Haca, no lemas a tos peligros ni a los monsimos... Ellos no existirán a menos que (ú los lleves contigo. Y no pidas que el viaje sea corto.

más bien ruega. que sea largo y rico en experiencias.

Y deíenfe en todos los puertos. y conoce a toda su gente: y goza del ébano y del perfume. Y si cuando llegas a Haca la encuentras pobre y no era lo que esperabas,

no le reproches nada, iliaca nada te debe! iltaca te lo ha dado todo! A ella le debes este espléndido viaje.

Anónimo

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