La Inteligencia Artificial

  • Uploaded by: Alejandro Toriz
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  • February 2021
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La inteligencia artificial (IA) es, según la RAE, la disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico. El objetivo principal de la IA es lograr el avance de las funciones informáticas asociadas con la inteligencia humana, lo que incluye el razonamiento, el aprendizaje y la resolución de problemas. Aunque la inteligencia artificial se suele relacionar a menudo con la ciencia ficción, ya no se encuentra relegada a las novelas y las películas. Esta tecnología nos rodea, desde los lugares más cotidianos (conversión de voz en texto, etiquetado de fotografías, detección del fraude) a los más punteros (medicina de alta precisión, predicción de lesiones, coches autónomos). Se encuentra en métodos informáticos como el análisis avanzado de datos, la visión por ordenador, el procesamiento de lenguaje natural y el aprendizaje automático o machine learning. La IA está presente en la detección facial de los móviles, en los asistentes virtuales de voz como Siri de Apple, Alexa de Amazon o Cortana de Microsoft y está integrada en nuestros dispositivos cotidianos a través de bots (abreviatura de robots) o aplicaciones para móvil. Los avances en IA ya están impulsando el uso del big data debido a su habilidad para procesar ingentes cantidades de datos y proporcionar ventajas comunicacionales, comerciales y empresariales que la han llevado a posicionarse como la tecnología esencial de las próximas décadas. Transporte, educación, sanidad, cultura... ningún sector se resistirá a sus encantos. Y es que, como explicaba recientemente Diane Bryant, vicepresidenta ejecutiva y directora general del Data Center Group de Intel, la inteligencia artificial está transformando la forma de trabajar de las empresas, así como nuestra manera de interactuar con el mundo. Sin embargo, y aunque aún veamos la inteligencia artificial en pañales (y sus riesgos todavía no están claros, como ha admitido el propio Bill Gates), lo cierto es que los orígenes de esta tecnología se remontan a hace unos cuantos años, es a Alan Turing a quien se considera padre de la inteligencia artificial (dando, de hecho, nombre al test que determina la calidad de las IA). En 1936, este visionario diseñó una máquina capaz de implementar cualquier cálculo que hubiera sido formalmente definido, pilar esencial para que un dispositivo pueda adaptarse a distintos escenarios y “razonamientos”. De hecho, la consagración definitiva de la inteligencia artificial llegó en 1997, cuando IBM demostró que un sistema informático era capaz de vencer al ajedrez a un humano… y no un humano cualquiera, sino el campeón del mundo Gari Kaspárov. Se llamaba Deep Blue y

sirvió de base para que la industria tecnológica y la sociedad en general cobrara conciencia de la relevancia y las posibilidades de las IA. El gigante de las búsquedas Google está haciendo numerosos progresos en este terreno, ayudando además a la comunidad de desarrolladores a sacar provecho de esta tecnología, Google ha ampliado recientemente su software de código abierto TensorFlow, con el que cualquiera con acceso a sus servidores puede crear su propio equipo con capacidad de auto programación y de aprender de forma autónoma. Mark Zuckerberg también es un fiel creyente en las posibilidades de la inteligencia artificial. Por ello, ha impulsado el FAIR (Facebook Artificial Intelligence Research) el propio Zuckerberg anunció a principios de este año que se había propuesto desarrollar su propio asistente personal con IA inspirado en el Jarvis de las películas de Iron Man. Las ventajas de la IA es minimizar casi por completo las posibilidades de error y obtener mayor precisión, al computar y comparar grandes cantidades de variables y datos. La probabilidad de error en su operativa es casi nula: son sistemas fiables, exactos y que tienen una bajísima probabilidad de error en sus tareas. Como es lógico, depende del diseño y la implementación, pero existen soluciones empresariales con un nivel de eficacia excelente. Ofrecen la posibilidad de crear bots para interactuar con los consumidores: una de las grandes áreas de aplicación de la inteligencia artificial es el desarrollo de chatbots capaces de redirigir consultas sencillas a los departamentos adecuados para su gestión. Idóneos para realizar tareas repetitivas: esto permite liberar al capital humano para que se dedique a tareas de más alto nivel o a tareas creativas. Son sistemas perfectos para realizar tareas de alta precisión. Por ejemplo, para la preparación de compuestos químicos como medicinas o productos peligrosos. Las máquinas son capaces de medir las proporciones y cantidades con una precisión más allá de la capacidad humana y, por tanto, son más seguras a la hora de realizar estar tareas. Adjudicar tareas peligrosas para los humanos como la exploración espacial o la minería. Estas máquinas pueden ser útiles para superar las limitaciones que los humanos tienen. Las máquinas con inteligencia artificial podrán reemplazar a los seres humanos en áreas de trabajo laboriosas o minuciosas. Con esto los seres humanos podrán centrarse en labores de mayor responsabilidad. Facilitarán nuestro día a día, conociendo y prediciendo nuestras necesidades, gustos e intereses, las como las aplicaciones de asistentes digitales y las predicciones de los teléfonos inteligentes que ya usamos hoy en día. Gestión y análisis de datos y registros en áreas tan sensibles como la actividad financiera permitiendo detectar anomalías y fraudes y organizar el capital de la mejor

manera. Es por ello que un master de inteligencia artificial es una de las características más buscadas en los profesionales de la industria. Desarrollo de juegos y aplicaciones de inteligencia artificial que aprenden de los usuarios y retan la inteligencia humana. En 2011, el superordenador de IBM derrotó a los campeones humanos del concurso estadounidense de preguntas y respuestas Jeopardy, como ya había conseguido la empresa en IBM en 1996. En este caso lo logró con su programa informático Deep Blue, al campeón mundial de ajedrez Gari Kasparov. La inteligencia artificial puede realizar tareas repetitivas y que requieren de gran cantidad de recursos y tiempo, aumentando la eficiencia en las mismas. Además, al carecer de emociones es posible el procesamiento y toma de decisiones de forma totalmente racional. La inteligencia artificial nunca se cansa: esto permite realizar tareas sin descanso, 24 horas, siete días a la semana, 365 días al año, aumentando la productividad enormemente. Las posibles desventajas del uso de sistemas basados en IA es que solo actúan para lo que están programadas, ya que, de momento, los sistemas basados en IA son bastante simples y solo se encargan de tareas específicas. No tienen emociones como los seres humanos: esto los invalida para tareas que requieran de empatía, como comentamos cuando hablábamos de los empleos que no están en riesgo ante la llegada de los robots. Hay que aclarar que esta es una desventaja de los sistemas basados en IA, pero es una ventaja para nosotros, los humanos, como trabajadores. Son sistemas que carecen de creatividad, y por los mismos motivos que en el apartado anterior, son sistemas que no nos podrán sustituir en trabajos creativos, al menos por el momento. En manos equivocadas podrían entrañar ciertos peligros. Como sucede con casi cualquier tecnología, un mal uso de la inteligencia artificial puede tener consecuencias negativas. Hablamos desde el uso de malware, pasando por intentos de phishing o estafa, y llegando a situaciones más peligrosas como la manipulación del software crítico para el control de un coche autónomo, por ejemplo. Si comenzaran a sustituir al ser humano en todos los campos viviríamos una época de desempleo masivo. La realidad es que es altamente probable que la adopción de soluciones de inteligencia artificial provoque cambios profundos en el mercado laboral. Habrá puestos de trabajo prescindibles porque los podrán desempeñar las máquinas a un menor coste, otros puestos se transformarán, y surgirán nuevas ocupaciones. No podemos predecir el futuro, pero sí, habrá una gran transformación laboral. No hay mejora con la experiencia a diferencia de los humanos, la inteligencia artificial no puede mejorarse con la experiencia. Con el tiempo, puede llevar al desgaste. Almacena

muchos datos, pero la forma en que se puede acceder a ellos y utilizarlos es muy diferente de la inteligencia humana. Las máquinas son incapaces de alterar sus respuestas a los entornos cambiantes. Constantemente nos bombardean con la pregunta de si es realmente emocionante reemplazar a los humanos por máquinas. En el mundo de la inteligencia artificial, no hay nada como trabajar con todo el corazón o con pasión. El cuidado o las preocupaciones no están presentes en el diccionario de inteligencia de la máquina. No hay sentido de pertenencia, ni de unión, ni un toque humano. No distinguen entre un individuo trabajador y un individuo ineficiente. Sin creatividad original,estos no son el punto fuerte de la inteligencia artificial. Si bien pueden ayudarle a diseñar y crear, no pueden competir con el poder de pensar que tiene el cerebro humano, ni siquiera con la originalidad de una mente creativa. Los seres humanos son intelectuales altamente sensibles y emocionales. Ven, oyen, piensan y sienten. Sus pensamientos son guiados por los sentimientos que faltan por completo en las máquinas. Las habilidades intuitivas inherentes al cerebro humano no pueden ser replicadas. El filósofo británico Nick Bostrom compara la revolución de la inteligencia artificial con la de los automóviles para los caballos. Estos animales, al convertirse en innecesarios con la llegada de los vehículos a motor fueron desapareciendo progresivamente. Para Bostrom, la IA supone un riesgo existencial comparable con el impacto de un gran asteroide o el holocausto nuclear. La inteligencia artificial en manos equivocadas es una seria amenaza para la humanidad en general. Puede conducir a la destrucción masiva. Además, existe un temor constante de que las máquinas se apoderen de los humanos o los sustituyan. Basado en la discusión anterior, la Asociación para el avance de la inteligencia artificial tiene dos objetivos: desarrollar y avanzar la ciencia de la inteligencia artificial y promover y educar sobre el uso responsable de la inteligencia artificial. Identificar y estudiar el riesgo de la inteligencia artificial es una tarea muy importante. Esto puede ayudar a resolver los problemas que se presentan. Los errores de programación o los ciberataques requieren una investigación más dedicada y cuidadosa. Las empresas tecnológicas y la industria tecnológica en su conjunto necesitan prestar más atención a la calidad del software. Todo lo que se ha creado en este mundo y en nuestras sociedades individuales es el resultado continuo de la inteligencia. Oren Etizoni, director del Insituto Allen para la Inteligencia Artificial, cree que deberíamos ir pensando en unas leyes que regulen la inteligencia artificial, y hace esta propuesta de tres leyes, un poco en la línea de Asimov:

Una inteligencia artificial debe estar sometida a todas las leyes que se apliquen a sus operadores humanos, ya sea una IA para uso particular, empresarial, o gubernamental; no queremos que hagan nada que sea ilegal para nosotros. Y también habría que modificar las leyes vigentes para que no se pudiera usar la excusa de que «mi IA lo hizo». Una IA debe dejar siempre claro que no es humana. Ya no es sólo que los bots puedan confundir a algunas personas, es que las IA son cada vez capaces de producir mejor información, información falsa incluida. Una IA no puede almacenar o diseminar información confidencial sin el permiso expreso de quien la ha generado, en especial teniendo en cuenta que ya hay productos en el mercado como Amazon Echo que está todo el rato a la escucha.

Etizoni reconoce que es una propuesta incompleta y que serviría más bien como punto de partida. Añadio, que como siempre que habla de inteligencia artificial, que no creo que ninguno de los sistemas actuales a los que se le aplica la etiqueta puedan ser considerados realmente inteligentes. Y habría que ver si cuando por fin conseguimos construir una IA suponiendo que acabemos por lograrlo esta tendrá que estar dotada o no de libre albedrío y discutir la existencia o no del libre albedrío es otro enorme debate para que la consideremos verdaderamente inteligente. Antes de que la inteligencia artificial se extienda al común de los mortales, se hace necesario dotarla de la parte sociológica y regulatoria. Cada vez es más importante que ingenieros y desarrolladores se aproximen al ámbito de las ciencias sociales, así como que antropólogos, sociólogos y juristas se interesen por la tecnología. Así, a la hora de diseñar el comportamiento de la máquina se podrá aportar un contexto completo con conocimiento de todos los campos, técnicos y sociales. Cada vez resulta más crítico que los creadores de tecnología cuenten con la adecuada formación en valores éticos para que tengan en cuenta las malas prácticas que se puedan derivar. Es evidente que la IA, en manos de terroristas o criminales, puede convertirse en un arma muy peligrosa: ciberataques de origen desconocido, manipulación de datos, creación de contenido falso o incluso de armas autónomas de destrucción masiva, entre otros riesgos. Asimismo, las instituciones deben establecer sistemas para evitar los daños sociales, o para ofrecer protección ante los que se puedan causar. Con este fin, se debe fomentar la colaboración entre investigadores y legisladores, crear marcos normativos y éticos o definir códigos de mejores prácticas. Otro aspecto crítico sería el de la concentración financiera, que habría que evitar para que no derive en un uso arbitrario de la tecnología que hace posible la IA.

Si la innovación está al servicio de las personas, debe perseguir un fin que vaya más allá de aspectos puramente económicos. La extraordinaria capacidad de aprendizaje de las máquinas es una variable cada vez más importante en nuestras vidas; si se les enseña, estos seres podrían encargarse de muchas de las tareas que realiza un ser humano, y hacerlo mucho mejor. Incluso, gracias a su objetividad, podrían llegar a tomar decisiones más “éticas” que los propios humanos. Por ejemplo, en las variaciones del coche autónomo, si en uno de los carriles estuviera el hijo de quien decide, el criterio ético se perdería, mientras que el robot tomaría siempre una decisión correcta y aséptica.

La creación de inteligencia artificial es quizás el mayor acontecimiento para la humanidad. Si se utiliza y desarrolla de manera constructiva, podemos utilizar la inteligencia artificial para erradicar la pobreza y el hambre de la raza humana, los creadores y autores de la inteligencia artificial insisten en que la inteligencia artificial es beneficiosa y ha sido creada para ayudar a la raza humana. El poder de la inteligencia artificial que involuntariamente causa destrucción y daño no puede ser ignorado. Lo que nos ayudará a controlarlo mejor es la investigación y el estudio en profundidad de la importancia de la inteligencia artificial. La inteligencia artificial aumenta y potencia la inteligencia humana. Así que mientras tengamos éxito en mantener la tecnología beneficiosa, seremos capaces de ayudar a esta civilización humana. En los últimos tiempos y en un futuro próximo, la necesidad de tener efectos beneficiosos de la inteligencia artificial en la sociedad ha motivado la investigación en muchas áreas como la seguridad o el control de temas no técnicos como la economía y el derecho. Pero una de las claves evidentes en este escenario es si se puede considerar a las máquinas como sujetos de juicios éticos, es decir, si podemos atribuirles un delito o una falta. ¿Tienen o tendrán algún día responsabilidad jurídica? El verdadero cambio de paradigma se produciría si pretendemos diseñar seres inteligentes que algún día lleguen a ser autónomos y, por tanto, a responder de sus actos al margen de sus dueños o diseñadores. De momento, esto es ciencia ficción, una película más dentro del género futurista que tantos éxitos de taquilla ha generado. Por detrás subyace la pregunta de si debemos, en cualquiera de los casos, desplazar nuestra característica más humana como sujetos de actos morales, y perder por tanto la autoría de lo que sucede en nuestro entorno. https://www.quintgroup.com/es-es/insights/responsabilidad-etica-inteligencia-artificial/ https://ia-latam.com/2019/07/31/las-tres-leyes-de-la-inteligencia-artificial/

https://www.trianglerrhh.es/ventajas-y-desventajas-de-inteligencia-artificial/ https://www.iberdrola.com/innovacion/que-es-inteligencia-artificial https://bluumi.net/la-inteligencia-artificial/

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