Una Vida Con Significado - Gueshe Kelsang Gyatso

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Una vida con significado, una muerte gozosa

Otros libros en español de Gueshe Kelsang Gyatso Budismo moderno Caminos y planos tántricos Cómo comprender la mente Cómo solucionar nuestros problemas humanos Compasión universal El camino gozoso de buena fortuna El voto del Bo​dhi​sat​va Esencia del vajrayana Gema del corazón Gran tesoro de méritos Introducción al budismo Mahamudra del tantra Nuevo corazón de la sabiduría Nueva guía del Paraíso de las Dakinis Nuevo manual de meditación Ocho pasos hacia la felicidad Tesoro de contemplación Transforma tu vida Guía de las obras del Bo​dhi​sat​va, de Shantideva, traducido del tibetano al inglés por Neil Elliot bajo la guía de Gueshe Kelsang Gyatso. Los beneficios de las ventas de este libro se destinan al Proyecto Internacional de Templos de la NKT–IKBU de acuerdo con las directrices que se exponen en su Manual de finanzas. La NKT–IKBU es una organización budista sin ánimo de lucro dedicada a fomentar la paz en el mundo, registrada en Inglaterra con el número 1015054. www.kadampa.org/es/templos

GUESHE KELSANG GYATSO

Una vida con significado, una muerte gozosa LA PROFUNDA PRÁCTICA DE LA TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA

Editorial Tharpa ESPAÑA · MÉXICO · ARGENTINA REINO UNIDO · EE.UU

Título original: Living Meaningfully, Dying Joyfully Editado por primera vez en inglés en el año 1999 por Tharpa Publications. Tharpa tiene oficinas en varios países del mundo. Los libros de Tharpa se publican en numerosas lenguas. Para más detalles véase Oficinas de Tharpa en el mundo. Editorial Tharpa C/ Manuela Malasaña, 26 28004 Madrid, España Tel.: (+34) 91 7557535 [email protected] www.tharpa.com/es © 1999, 2004, 2005, 2014 New Kadampa Tradition – International Kadampa Buddhist Union and Geshe Kelsang Gyatso © 1999, 2004, 2005, 2014 New Kadampa Tradition – International Kadampa Buddhist Union y Gueshe Kelsang Gyatso © Traducción 2004, 2005, 2014 New Kadampa Tradition – International Kadampa Buddhist Union Traducción: Departamento de traducción de Editorial Tharpa España © 2004, 2005, 2014 Centro Budista Vajrayana. Editorial Tharpa El derecho de Gueshe Kelsang Gyatso a ser identificado como autor de esta obra ha sido certificado según la ley de derechos de autor, diseños y patentes, del Reino Unido, de 1988 (Copyright, Designs and Patents Act 1988). Todos los derechos reservados para todo el mundo. Queda prohibido, bajo las sanciones establecidas por las leyes, reproducir o transmitir esta publicación, total o parcialmente (salvo, en este último caso, para su cita expresa en un texto diferente, mencionando su procedencia), por ningún sistema de recuperación de información ni por cualquier medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de la editorial. Ilustración de la cubierta e interiores: Tharpa Publications. Rústica: ISBN: 978-84-15849-23-0 eBook ePub: ISBN: 978-84-15849-61-2 eBook Mobi (Kindle): ISBN: 978-84-15849-62-9

Ilustraciones Las ilustraciones representan los ocho símbolos auspiciosos. Buda Shakyamuni Buda Subyugador Completo con la Esencia del Vajra Buda Gema de Luz Radiante Buda Poderoso Rey de los Nagas Buda Guía de los Héroes Buda Placer Glorioso Buda Gema de Fuego Buda Gema de Luz Lunar Buda Tesoro de Contemplación Buda Gema Lunar Buda Ser Inmaculado Buda Otorgador de Gloria Buda Ser Puro Buda que Transforma con Pureza Buda Deidad del Agua Buda Dios de las Deidades del Agua Buda Excelencia Gloriosa Buda Sándalo Glorioso Buda Esplendor Ilimitado Buda Luz Gloriosa Buda Ser Glorioso sin Dolor Buda Hijo sin Ansia Buda Flor Gloriosa Buda que Conoce con Claridad con el Deleite del Resplandor Puro

Buda que Conoce con Claridad con el Deleite del Resplandor del Loto Buda Riqueza Gloriosa Buda Memoria Gloriosa Buda Nombre Glorioso de Gran Fama Buda Rey de la Bandera de la Victoria Buda Ser Glorioso, Subyugador Completo Buda Gran Vencedor en Batalla Buda Ser Glorioso, Subyugador Completo que ha Pasado al Más Allá Buda Gloriosa Gala que lo Ilumina Todo Buda Gema de Loto, Gran Subyugador Buda Rey del Monte Meru La sílaba HRIH

Nota del departamento de traducción Deseamos señalar que a lo largo del texto los nombres propios en tibetano se han escrito según un sistema fonético básico. Debido a que en la lengua tibetana hay muchos sonidos que no existen en español, la introducción de estos fonemas es ineludible. Por ejemplo, en tibetano hay una consonante que se pronuncia ya y otra yha, como la j inglesa. Así, en Manyhushri, Yhe Tsongkhapa, etcétera, la yha ha de pronunciarse como la j inglesa. Para representar los términos sánscritos se ha seguido un sistema simple de transliteración, porque evoca la pureza de la lengua original de la que proceden. Así, se ha escrito Dharma y no Darma, Sangha y no Sanga, etcétera. No obstante, se ha optado por castellanizar algunos términos y sus derivados, como Buda, budismo, Budeidad, etcétera, por estar más asimilados a nuestra lengua. La Real Academia Española ha incorporado en su Diccionario de la Real Academia Española las palabras karma, lama, mandala, mantra, nirvana, samsara, tantra y yogui. Las palabras extranjeras se han escrito en cursiva solo la primera vez que aparecen en el texto. En la transcripción de un texto, cuando se ha omitido un fragmento del original se ha indicado con el signo de puntos encorchetados, tres puntos entre corchetes ([…]), colocado en el lugar del texto suprimido. El verbo realizar se utiliza en ocasiones con el significado de ‘comprender’, dándole así una nueva acepción como término budista.

Buda Shakyamuni

Introducción No hay nada más valioso que nuestra vida humana. Debido a que hemos nacido como un ser humano disponemos de gran libertad para lograr prácticamente cualquier cosa que deseemos. Podemos llegar a ser un político poderoso, un empresario con éxito o un gran científico o artista. Podemos dar la vuelta al mundo e incluso ir a la luna o conformarnos con una simple vida familiar. Puesto que tenemos tanta libertad es necesario que nos preguntemos cuál es la mejor manera de llenar nuestra vida de significado. ¿Qué es lo que nos puede hacer realmente felices? ¿Cómo podemos beneficiar a los demás? ¿Qué es lo que nos podrá ayudar después de la muerte? Si nos hacemos estas preguntas con sinceridad, descubriremos que el mejor modo de llenar nuestra vida de significado es dedicarla al desarrollo espiritual. En resumen, esto significa eliminar nuestros estados mentales perturbados o perjudiciales y cultivar mentes virtuosas y apacibles. Si le damos prioridad a esto, las mentes perjudiciales culpables de todos nuestros problemas, como el odio, los celos, el apego, el orgullo y la ignorancia, disminuirán de manera gradual, y nuestras buenas cualidades, como el amor, la compasión y la sabiduría, aumentarán. Como resultado, disfrutaremos de una vida feliz y apacible, libre de ansiedad y de problemas, y beneficiaremos a los demás de manera natural. La práctica espiritual es lo que da sentido a nuestra vida, y si la recordamos en el momento de la muerte, moriremos de manera gozosa y disfrutaremos de felicidad pura y permanente durante todas nuestras vidas futuras. Finalmente, seremos capaces de trascender todas las limitaciones de la existencia ordinaria y alcanzar el estado supremo de la iluminación total. Si durante la vida no recordamos la muerte, cuando vayamos a morir descubriremos de repente que ni nuestras riquezas y posesiones ni nuestro amigos y familiares podrán ayudarnos. Si no nos hemos adiestrado en el camino espiritual, sentiremos un intenso

arrepentimiento por haber desperdiciado nuestra vida y tendremos miedo a lo que ocurra durante la muerte y después de ella. Nuestras lágrimas y llamadas de socorro llegarán demasiado tarde. Seremos como Mondrol Chodrak, un tibetano admirado entre sus conocidos por su gran talento y sus numerosas habilidades mundanas. Siempre estaba muy ocupado, viajando de un lugar a otro y relacionándose con infinidad de personas, pero cuando llegó el momento de su muerte de manera inesperada, dijo con profunda tristeza: «He hecho muchas cosas y me he dedicado a los negocios y a otras actividades mundanas, pero ahora todo esto no me sirve de nada. La gente dice que soy muy inteligente, pero en realidad no soy más que un necio porque he descuidado por completo mi práctica espiritual, que es lo único que me podría haber ayudado en este momento. He desperdiciado mi vida haciendo cosas que no son realmente beneficiosas». Desesperado y arrepentido, en este miserable estado expiró. Es bastante común morir con esta clase de arrepentimiento. Para evitar que nuestra vida termine de un modo tan triste y carente de sentido es necesario recordar en todo momento que nosotros también nos vamos a morir. Contemplar nuestra propia muerte nos animará a utilizar nuestra vida con sabiduría, cultivando el refugio interno de las realizaciones espirituales. De lo contrario, no podremos protegernos de los sufrimientos de la muerte ni de los que nos esperan después. Además, cuando alguien cercano a nosotros, como nuestro padre, nuestra madre o algún amigo, se esté muriendo, no sabremos cómo ayudarlo y sentiremos tristeza y frustración debido a nuestra incapacidad para resultarles de verdadera utilidad. Prepararnos para la muerte es una de las cosas más bondadosas en inteligentes que podemos hacer tanto por nosotros mismos como por los demás. En realidad, este mundo no es nuestro hogar. No somos más que viajeros que estamos de paso. Llegamos de nuestra vida anterior y dentro de unos años, o incluso unos pocos días, viajaremos a nuestra próxima vida. Entramos en este mundo solos y con las manos vacías, y nos iremos del mismo modo. Todo lo que hayamos acumulado en esta vida, incluyendo nuestro propio cuerpo, se quedará atrás. Lo

único que podemos llevarnos de una vida a otra son las huellas de las acciones virtuosas y perjudiciales que hayamos realizado. Si ignoramos la muerte, echaremos a perder nuestra vida luchando por cosas que tendremos que dejar atrás y cometiendo acciones perjudiciales para conseguirlas, y nos veremos obligados a viajar a nuestra próxima vida sin otro equipaje que la pesada carga del karma negativo. En cambio, si nuestro modo de vida se basa en una percepción realista de nuestra mortalidad, consideraremos que el desarrollo espiritual es mucho más importante que los logros mundanos y que el tiempo que permanezcamos en este mundo es una oportunidad para cultivar mentes virtuosas, como la paciencia, el amor, la compasión y la sabiduría. Motivados por estas mentes virtuosas, realizaremos acciones positivas y crearemos la causa de nuestra felicidad futura. Cuando vayamos a morir, lo haremos sin miedo ni arrepentimiento porque nuestra mente tendrá la fortaleza del karma virtuoso que habremos acumulado. Los maestros kadampas afirman que no sirve de nada tener miedo a la muerte cuando estamos a punto de morir, sino que debemos hacerlo cuando todavía somos jóvenes. Sin embargo, la mayoría de las personas hace justo lo contrario. Durante su juventud piensan: «No me voy a morir» y se comportan de manera imprudente sin preocuparse de la muerte, pero cuando esta llega, se sienten aterrorizados. Si generamos miedo a la muerte ahora, llenaremos nuestra vida de significado realizando acciones virtuosas y evitando las perjudiciales, y de este modo crearemos la causa para obtener un renacimiento afortunado. Cuando llegue el momento de nuestra muerte, nos sentiremos como un niño que regresa a casa de sus padres y moriremos de manera gozosa y sin miedo. Seremos como Longdol Lama, un maestro budista tibetano que falleció a una edad muy avanzada. Cuando llegó el momento de su muerte, se sentía feliz. La gente le preguntó por qué estaba tan contento, y él respondió: «Si me muero esta mañana, renaceré esta misma tarde en una tierra pura y mi próxima vida será muy superior a esta». Longdol Lama se había preparado bien para la muerte e incluso había elegido el lugar de su siguiente renacimiento. Si utilizamos

nuestra vida para dedicarnos con pureza a la práctica espiritual, podremos hacer lo mismo. Aunque a nivel intelectual todos sabemos que algún día nos vamos a morir, por lo general nos resistimos tanto a pensar en ello que este conocimiento no nos afecta, y actuamos como si fuéramos a vivir en este mundo para siempre. Como resultado, los objetos mundanos, como los bienes materiales, la reputación, la popularidad y los placeres de los sentidos, adquieren para nosotros una importancia primordial. Por lo tanto, dedicamos casi todo nuestro tiempo y energía a adquirirlos y, de este modo, cometemos numerosas acciones negativas. Estamos tan preocupados por los asuntos de esta vida que no queda casi espacio en nuestra mente para una práctica espiritual verdadera. Cuando llega el momento de nuestra muerte, descubrimos que no estamos preparados para ella porque la hemos ignorado durante toda la vida. ¿Qué es la muerte? La muerte es la cesación del vínculo entre nuestra mente y nuestro cuerpo. La mayoría de las personas creen que la muerte se produce cuando el corazón deja de latir, pero esto no es cierto porque es posible que la mente sutil siga permaneciendo en el cuerpo. La muerte ocurre cuando la consciencia sutil finalmente abandona el cuerpo para viajar a la siguiente vida. Nuestro cuerpo es como una posada, y nuestra mente, como un huésped. Cuando morimos, nuestra mente tiene que abandonar el cuerpo y entrar en el de nuestro próximo renacimiento, como un huésped que deja una posada para trasladarse a otra. La mente no es un objeto material ni un subproducto de meros procesos físicos, sino una entidad continua e inmaterial distinta del cuerpo. Aunque el cuerpo deje de realizar sus funciones en el momento de la muerte, la mente continúa existiendo. Nuestra mente consciente superficial cesa porque se disuelve en un plano de consciencia más profundo, la mente muy sutil, cuyo continuo no tiene principio ni fin. Esta mente muy sutil es la que se transforma en la mente omnisciente de un Buda cuando la purificamos por completo. Buda es una palabra sánscrita que significa ‘Ser Despierto’, el ser que ha despertado del sueño de la ignorancia y se ha liberado de las

apariencias equívocas. Desde tiempo sin principio, los seres sintientes, como nosotros, hemos permanecido atrapados en la pesadilla del samsara porque nunca hemos despertado del sueño de la ignorancia ni nos hemos dado cuenta de que nuestro sufrimiento no es más que la creación de nuestra propia mente confusa. Solo alcanzando las realizaciones de las enseñanzas de Buda, que se conocen como Dharma, podemos despertar del sueño del sufrimiento del samsara. Estas realizaciones son nuestra verdadera protección interna contra el sufrimiento. Aquellos que han alcanzado realizaciones de Dharma se conocen como Sangha y forman la comunidad espiritual que nos ayuda en nuestra práctica y nos inspira con su buen ejemplo. Puesto que Buda, el Dharma y la Sangha son tan preciosos, se los denomina las Tres Joyas. Buda dijo que las acciones que efectuamos imprimen huellas en nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, producen sus correspondientes resultados. Nuestra mente es comparable a un campo de siembra, y las acciones que realizamos, a las semillas que en él se plantan. Las acciones virtuosas son las semillas de nuestra felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestro sufrimiento. Estas semillas permanecen latentes en nuestra mente hasta que se reúnen las condiciones necesarias para su germinación. En ocasiones, esto puede ocurrir varias vidas después de haberse realizado la acción original. Las semillas que brotan en el momento de nuestra muerte son muy importantes porque determinan el tipo de renacimiento que vamos a tener. El que madure una clase u otra de semillas depende del estado mental en que nos encontremos en ese momento. Si morimos de manera apacible, germinarán las semillas virtuosas y, como resultado, renaceremos en un reino afortunado; pero si morimos con una mente alterada, por ejemplo, enfadados, se activarán las semillas destructivas y renaceremos en un reino desafortunado. Esto es parecido a cuando nos dormimos con una mente agitada y luego tenemos pesadillas. La elección de esta analogía no es casual porque el proceso de dormir, soñar y despertar es similar al de la muerte, el estado intermedio y el renacimiento. Cuando nos dormimos, los aires

internos de energía sobre los que montan nuestras mentes burdas se reúnen y disuelven en nuestro interior. Como resultado, nuestra mente se vuelve cada vez más sutil hasta que se manifiesta la mente muy sutil de la luz clara del dormir. Cuando esto sucede, experimentamos el sueño profundo y externamente parece como si estuviéramos muertos. Cuando la luz clara del dormir cesa, nuestra mente se va haciendo otra vez más burda y pasamos por los diferentes niveles del estado del sueño. Finalmente, al recuperar la memoria y el control mental, nos despertamos. En ese momento, nuestro mundo onírico desaparece y percibimos de nuevo el mundo del estado de vigilia. Cuando nos morimos ocurre un proceso similar. Al morir, los aires internos de energía se disuelven en nuestro interior y nuestra mente se vuelve cada vez más sutil hasta que se manifiesta la mente muy sutil de la luz clara de la muerte. La experiencia de la luz clara de la muerte es parecida a la del sueño profundo. Cuando la luz clara de la muerte cesa, experimentamos las etapas del estado intermedio o bardo en tibetano, que es como un estado onírico que ocurre entre la muerte y el renacimiento. Pasados unos días o unas semanas, el estado intermedio cesa y, entonces, renacemos. Al igual que cuando nos despertamos el mundo onírico desaparece y percibimos el del estado de vigilia, cuando renacemos cesan las apariencias del estado intermedio y percibimos el mundo de nuestra nueva vida. La diferencia principal entre el proceso de dormir, soñar y despertar, y el de la muerte, el estado intermedio y el renacimiento, consiste en que cuando la luz clara del sueño cesa, se mantiene la conexión entre la mente y el cuerpo, mientras que cuando la luz clara de la muerte cesa, esta conexión se rompe. Durante el estado intermedio percibimos diferentes visiones que son el resultado de las semillas kármicas que se activaron en el momento anterior a nuestra muerte. Si estas semillas fueron perjudiciales, las visiones serán como pesadillas, pero si fueron virtuosas, por lo general serán agradables. En ambos casos, la maduración completa de las semillas kármicas nos impulsará a renacer en uno de los reinos inferiores o superiores del samsara. Cuando pensamos en la muerte solemos considerarla como algo

que solo les ocurre a los demás, pero en realidad es evidente que tarde o temprano nosotros también nos vamos a morir. El momento de nuestra muerte es completamente incierto y no hay ninguna garantía de que no vayamos a morir hoy mismo. Cuando, tras contemplar los razonamientos anteriores con detenimiento, nos convenzamos de la existencia de las vidas futuras, nos daremos cuenta de que estas son infinitas. Entonces, comprenderemos que la felicidad de las vidas futuras es más importante que la de esta vida y que el sufrimiento en el futuro será mucho peor. Por mucho sufrimiento que experimentemos en esta vida, solo será el de una existencia cuya duración es breve –como un sueño que termina con rapidez–. En cambio, puesto que nuestras vidas futuras son incontables, el posible sufrimiento en ellas también será infinito, y si ahora no hacemos nada por evitarlo, durará eternamente. Si pensamos en ello con detenimiento, reconoceremos la importancia de no desperdiciar nuestra preciosa vida humana y de involucrarnos en las prácticas espirituales que nos prepararán para la muerte. Todos los seres sintientes tienen dos deseos fundamentales: ser felices en todo momento y liberarse por completo del sufrimiento y los problemas. Nosotros podemos cumplir estos dos deseos siguiendo las instrucciones que se ofrecen en el presente libro. Si las ponemos en práctica con sinceridad, podremos trascender nuestra vida ordinaria, hacer verdaderos progresos espirituales e incluso alcanzar el estado de la iluminación total. Además, si las recordamos cuando vayamos a morir, lo haremos de manera gozosa y disfrutaremos de felicidad permanente durante todas nuestras vidas futuras.

PRIMERA PARTE: Práctica de poua por el beneficio de uno mismo y de los demás

Prácticas preliminares ¿Qué es el poua o transferencia de conciencia? El poua es un método que utilizan los meditadores avanzados para transferir su conciencia a un renacimiento superior. En el momento de la muerte, nuestra mente abandona el cuerpo, pero por lo general no somos capaces de elegir nuestro siguiente renacimiento. Sin embargo, los practicantes de poua con experiencia pueden elegir su siguiente renacimiento y dirigir su consciencia hacia un estado superior en el momento de la muerte. La práctica de poua fue revelada por primera vez por Buda Vajradhara en textos tántricos como el Tantra de Vajradaka, El pequeño Tantra Sambara y el Tantra Sambudha. Varios maestros budistas indios utilizaron estos textos para practicar el poua, y el Mahasidha Naropa enseñó una práctica de poua especial en sus Seis yogas. Más tarde, la práctica de poua se difundió por todo el Tíbet, y hoy día todavía se mantiene viva la tradición de estas enseñanzas. Buda enseñó la práctica de poua para aquellas personas que no han entrado en el camino de la liberación o han cometido numerosas acciones perjudiciales. Si estas personas practican el poua con sinceridad, podrán evitar renacer en los reinos inferiores y transferir su conciencia a una tierra pura de Buda; esto es cierto incluso para aquellas personas que hayan sido malvadas o imprudentes en su vida. En una tierra pura de Buda todo es puro, puesto que no existe el sufrimiento, el entorno contaminado ni los disfrutes impuros. Los seres que nacen en ella están libres de enfermedades, envejecimiento, pobreza, guerras, daños causados por el fuego, el agua, la tierra, el viento, etcétera. Tienen la capacidad de controlar su muerte y renacimiento, y disfrutan de flexibilidad física y mental durante toda su vida. El mero hecho de estar allí produce una profunda sensación de gozo. Además, todos los seres que viven en una tierra pura tienen la oportunidad de recibir enseñanzas y

bendiciones directamente del Buda de esta tierra pura. Puesto que los seres que viven en una tierra pura de Buda pueden controlar su muerte y renacimiento, también pueden obtener el renacimiento que deseen para beneficiar a los demás. Si desean renacer como un ser humano, pueden hacerlo, e incluso elegir el lugar donde van a renacer, sus padres, su familia, etcétera, según sus conexiones kármicas. Existen varias prácticas de poua, como la de Amitabha, Tara, Avalokiteshvara, Heruka o Vajrayoguini. La práctica que se presenta en este libro es la de Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Este poua tiene la misma función que el de Heruka o el de Vajrayoguini porque los tres son Budas de la Compasión. Nuestra capacidad para utilizar el poua para ayudar a aquellos que se estén muriendo o han muerto recientemente dependerá de la intensidad de nuestra compasión, y la confianza sincera en Avalokiteshvara es una poderosa causa para generar compasión. Si tenemos una intensa compasión por todos los seres, sin lugar a dudas podremos beneficiarlos. Además, ampliar nuestra compasión hasta abarcar a todos los seres sintientes es un poderoso método para purificar nuestra mente, y si esta es pura, podremos alcanzar con facilidad una tierra pura de Buda. La manera de practicar el poua de Buda Avalokiteshvara se describe en los cuatro apartados siguientes: 1. Las prácticas preliminares. 2. Adiestramiento en la meditación en sí de poua. 3. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte. 4. Cómo realizar la práctica de poua por el beneficio de los demás. LAS PRÁCTICAS PRELIMINARES

Para tener éxito en nuestra meditación de poua, debemos purificar nuestras faltas, acumular méritos y recibir bendiciones de los Budas, lo cual podemos conseguir realizando las prácticas preliminares. Estas de dividen en dos partes: 1. La práctica durante la sesión de meditación 2. La práctica durante el descanso de la meditación

LA PRÁCTICA DURANTE LA SESIÓN DE MEDITACIÓN

Podemos adiestrarnos en las prácticas preliminares y en la meditación en sí de poua recitando la sadhana titulada El camino hacia la tierra pura, que puede encontrarse en el apéndice 2. Según esta sadhana, las prácticas preliminares durante la sesión de meditación se dividen en siete partes: 1. Refugio y bodhichita. 2. Visualización de Arya Avalokiteshvara. 3. Oración de las siete ramas. 4. Ofrecimiento del mandala. 5. Súplica de los cinco grandes objetivos. 6. Recitación del mantra. 7. Los tres reconocimientos. REFUGIO Y BODHICHITA

Comenzamos imaginando que estamos rodeados de todos los seres de los seis reinos –los dioses, semidioses y humanos, de los tres reinos superiores, y los animales, espíritus ávidos y seres de los infiernos, de los tres reinos inferiores–. Como señal de buen augurio los visualizamos con forma humana, pero debemos comprender que su verdadera naturaleza es la de los seres de los seis reinos y que cada uno experimenta su propia forma de sufrimiento. Nos concentramos en ellos y pensamos: Estos innumerables seres, mis madres, tienen que experimentar el sufrimiento de morir y renacer de manera incontrolada una y otra vez, vida tras vida. Qué maravilloso sería si se liberaran por completo de este sufrimiento. Que todos ellos alcancen la liberación. Después de haber generado este sentimiento de compasión desde lo más profundo de nuestro corazón, meditamos en él durante tanto tiempo como podamos. Este es un poderoso método para purificar nuestra mente.A continuación, contemplamos: La liberación permanente del sufrimiento solo puede lograrse confiando con sinceridad en las Tres Joyas: los seres iluminados, la Joya del Buda; las realizaciones espirituales, la Joya del Dharma; y los Bodhisatvas Superiores, la Joya de la Sangha. Para liberar a los maternales seres

sintientes del sufrimiento, debo alcanzar el estado de las Tres Joyas como mi refugio último. Si alcanzo realizaciones espirituales, me convertiré en un Bodhisatva Superior y finalmente en un ser iluminado. Mantenemos esta determinación con firmeza en nuestra mente y recitamos la oración de refugio y bodhichita tres veces. VISUALIZACIÓN DE ARYA AVALOKITESHVARA

Imaginamos que sobre nuestra coronilla y la de todos los seres sintientes a nuestro alrededor aparece la compasión de todos los Budas bajo el aspecto de la sílaba HRIH situada de pie sobre un loto y un asiento lunar. La sílaba HRIH se transforma en Avalokiteshvara, la manifestación de todos los seres iluminados. Su cuerpo es de color blanco, de la naturaleza de luz de sabiduría, y tiene cuatro brazos indicando que ha completado la realización de las cuatro nobles verdades. Sus dos primeras manos están en el mudra de la oración y sostienen una joya a la altura del corazón; la joya simboliza la preciosa joya de la iluminación y con el mudra muestra su respeto por su Guía Espiritual, Buda Amitabha, que está sobre su coronilla. Con la segunda mano derecha sostiene un mala [rosario] de cristal indicando que tiene la capacidad de liberar a todos los seres sintientes del samsara, el ciclo de muertes y renacimientos incontrolados; y con la segunda mano izquierda sostiene un loto blanco, que simboliza la pureza de su cuerpo, palabra y mente. Avalokiteshvara viste preciosas prendas de seda y está adornado con ornamentos de joyas. Buda Amitabha adorna su coronilla. Está sentado con las dos piernas cruzadas en la postura vajra. Su prenda superior, una piel de antílope, no es una piel de verdad, sino una manifestación de su mente compasiva, e indica que su verdadera naturaleza es la compasión. Reconocemos que su continuo mental es el mismo que el de nuestro Guía Espiritual, síntesis de todos los Budas, y meditamos en esta visualización sin distracciones. Imaginamos también que toda la tierra está cubierta de seres que realizan las tres actividades siguientes: purificar faltas, acumular méritos y recibir bendiciones de los Budas, y que todo el espacio por encima de ellos está lleno de seres iluminados que les conceden

bendiciones. ORACIÓN DE LAS SIETE RAMAS

Para purificar el karma negativo, acumular méritos y recibir bendiciones, realizamos la práctica de las siete ramas: postraciones, ofrendas, confesión, regocijo en la virtud, ruego a los seres sagrados para que permanezcan junto a nosotros, súplica a los seres sagrados para que giren la rueda del Dharma y dedicación. POSTRACIONES

Con fe profunda en los seres sagrados situados en el espacio ante nosotros, imaginamos que de cada uno de los poros de nuestro cuerpo emanamos otro cuerpo, y que de cada uno de los poros de todos estos cuerpos emanamos más cuerpos hasta que llenan todo el universo. Creemos con convicción que estos innumerables cuerpos se postran ante los seres sagrados y nos concentramos en ello durante un tiempo. OFRENDAS

Recordamos que ni el más pequeño átomo de forma existe por su propio lado y, concentrándonos profundamente en ello, disolvemos las apariencias de las formas en la vacuidad, su naturaleza última. Del mismo modo, recordamos que los sonidos, olores, sabores y objetos tangibles no existen por su propio lado y, concentrándonos profundamente en ello, disolvemos las apariencias de los sonidos, olores, sabores y objetos tangibles en la vacuidad, su naturaleza última. A continuación, imaginamos que la naturaleza última de todas las formas que existen en los infinitos mundos aparece bajo el aspecto de innumerables Diosas Rupavajras, Deidades femeninas de color blanco que sostienen espejos en los que se refleja todo el universo, y que han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con la naturaleza última de todas las formas. Todo el espacio se llena de estas hermosas Diosas y las ofrecemos a Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. A continuación, imaginamos que la naturaleza última de todos los sonidos que existen en los infinitos mundos aparece bajo el aspecto

de innumerables Diosas Shabtapavajras, Deidades femeninas de color azul que sostienen flautas que emiten música melodiosa de forma espontánea, y que han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con la naturaleza última de todos los sonidos. Todo el espacio se llena de estas hermosas Diosas y las ofrecemos a Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. A continuación, imaginamos que la naturaleza última de todos los olores que existen en los infinitos mundos aparece bajo el aspecto de innumerables Diosas Gandhavajras, Deidades femeninas de color amarillo que sostienen hermosas conchas adornadas con joyas y llenas de perfumes cuya fragancia impregna todo el universo, y que han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con la naturaleza última de todos los olores. Todo el espacio se llena de estas hermosas Diosas y las ofrecemos a Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Del mismo modo, ofrecemos innumerables Diosas Rasavajras, Deidades femeninas de color rojo que sostienen vasijas adornadas de joyas llenas del néctar dotado de las tres cualidades de ser una medicina que cura todas las enfermedades, un elixir de larga vida para vencer la muerte y un néctar de sabiduría que elimina las perturbaciones mentales, y que han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con la naturaleza última de todos los sabores. A continuación, ofrecemos innumerables Diosas Parshavajras, Deidades femeninas de color verde, que sostienen hermosas prendas de exquisita suavidad, y que han nacido de la sabiduría omnisciente unida por completo con la naturaleza última de todos los objetos tangibles. Al hacer estas ofrendas recibimos cinco beneficios: acumulamos gran cantidad de méritos, mejoramos nuestro conocimiento de la profunda visión de la vacuidad, con lo cual aumenta nuestra sabiduría, generamos y aumentamos el gran gozo, purificamos las apariencias y concepciones ordinarias, y adquirimos la oportunidad de experimentar el entorno y los disfrutes puros de un Buda. Con esta profunda práctica de ofrecimiento purificamos nuestros objetos de disfrute, y con el ofrecimiento del mandala que se

describe a continuación, nuestro entorno. Con estas dos prácticas creamos la causa para renacer en una tierra pura de Buda con un cuerpo puro y experimentando disfrutes y un entorno también puros. Ahora que tenemos esta preciosa existencia humana, nuestro objetivo principal debe ser lograr la liberación permanente del sufrimiento, el nirvana. Esto solo es posible alcanzando las realizaciones de los tres adiestramientos superiores –la disciplina moral superior, la concentración superior y la sabiduría superior–, pero debido a la intensidad de nuestros engaños y a los malos hábitos, nos resulta difícil hacerlo. Sin embargo, hay otra manera de liberarnos del sufrimiento del samsara, que consiste en renacer en una tierra pura de Buda adiestrándonos en la práctica de poua. CONFESIÓN

Desde tiempo sin principio hemos acumulado gran cantidad de karma negativo con nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Si estas acciones madurasen, renaceríamos incontables veces en los infiernos, como espíritus ávidos o como animales. Además, tanto en esta vida como en las pasadas, en numerosas ocasiones hemos roto nuestros compromisos espirituales y los tres grupos de votos –los pratimoksha, los del Bodhisatva y los tántricos–. El resultado de estas transgresiones es que nuestro progreso espiritual se retrasa y nos resulta difícil alcanzar realizaciones. En particular, nuestro karma negativo supone un serio obstáculo para renacer en una tierra pura. Por ello, debemos generar un profundo arrepentimiento y tomar la firme determinación de no volver a repetir estas acciones. Después, hemos de purificar nuestras faltas y confesarlas ante Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. REGOCIJO EN LA VIRTUD

Contemplamos lo siguiente: Estos seres iluminados antes eran como yo, vagaban por los caminos del samsara y experimentaban continuos sufrimientos. No obstante, gracias a su esfuerzo entraron en el camino del Bodhisatva, avanzaron por cada una de sus etapas y finalmente alcanzaron el camino de No Más

Aprendizaje, la iluminación total de un Buda. Nos regocijamos profundamente de sus logros virtuosos, tomamos la determinación de seguir su ejemplo y meditamos en ella. RUEGO A LOS SERES SAGRADOS PARA QUE PERMANEZCAN JUNTO A NOSOTROS

Contemplamos lo siguiente: Todos los Guías Espirituales que conducen a los seres sintientes a lo largo del camino hacia la liberación son manifestaciones de Avalokiteshvara, la compasión de todos los Budas. Si no aparecieran en este mundo, no tendríamos la oportunidad de practicar el refugio ni de acumular méritos, y no sería posible liberarnos de los sufrimientos del samsara ni alcanzar la felicidad pura. Desde el punto de vista espiritual, el mundo se hundiría en la oscuridad. Para impedir que esto ocurra, debemos suplicar a los seres sagrados, los Budas, que permanezcan junto a nosotros durante incontables eones como emanaciones que conduzcan a los seres sintientes a lo largo del camino espiritual. Esta práctica es un método muy poderoso para acumular méritos y es necesaria para la felicidad futura de los seres sintientes. SÚPLICA A LOS SERES SAGRADOS PARA QUE GIREN LA RUEDA DEL DHARMA

Después de que los dioses Brahma e Indra rogaran a Buda que girase la rueda del Dharma, Buda impartió numerosas enseñanzas espirituales, que son métodos para curarnos de las enfermedades de las perturbaciones mentales. Desde entonces, innumerables seres sintientes han alcanzado la liberación completa del sufrimiento del samsara practicando con sinceridad las enseñanzas de Buda. Para que los seres sintientes continúen beneficiándose de la presencia del precioso Dharma en este mundo, debemos hacer súplicas a los seres sagrados para que sigan impartiendo sus enseñanzas. DEDICACIÓN

Hay una oración que dice: «Montando el caballo de la virtud, dirigiéndolo por el camino correcto con las riendas de la

dedicación, apremiándolo con la fusta del esfuerzo alegre, que todos los seres alcancen la ciudad de la gran liberación». Puesto que el logro de la gran liberación o iluminación depende de que el Budadharma puro florezca, dedicamos todas nuestras virtudes para este fin y rogamos que, gracias a ellas, todos los seres sintientes alcancen la gran iluminación. En particular, dedicamos todas nuestras acciones virtuosas para completar el profundo camino del poua o transferencia de conciencia.Ofrecimiento del mandala En este contexto, la palabra mandala significa ‘universo’. Cuando ofrecemos un mandala a los seres sagrados, lo ofrecemos todo: el universo entero, con todos sus objetos y los seres que habitan en él. Debido a que la cantidad de méritos que acumulamos al hacer ofrendas depende de la naturaleza de lo ofrecido, transformamos mentalmente el universo en una tierra pura e imaginamos que está lleno de objetos preciosos. Entonces, pensamos que sostenemos este universo puro en nuestras manos y lo ofrecemos. En cierta ocasión, un niño llenó un cuenco con arena imaginando que era oro y se lo ofreció a Buda Kashyapa. Como resultado de este ofrecimiento puro, más tarde renació como el opulento rey Ashoka. Del mismo modo, si ofrecemos el mundo como una tierra pura llena de los más exquisitos objetos y símbolos preciosos, experimentaremos entornos y disfrutes puros en el futuro.

SÚPLICA DE LOS CINCO GRANDES OBJETIVOS

Después de ofrecer la oración de las siete ramas y el mandala, realizamos la súplica de los cinco grandes objetivos. Rogamos a Avalokiteshvara, que está sobre nuestra coronilla, que escuche nuestras oraciones: A ti, Arya Avalokiteshvara, tesoro de compasión,y a tu séquito, os ruego que me escuchéis. A continuación, realizamos la primera súplica: Os suplico que nos rescatéis cuanto antes a mí y a todos mis padres y madres –las seis clases de seres sintientes– del océano del samsara. Visualizamos a todos los seres sintientes, que han sido nuestros bondadosos padres y madres en incontables ocasiones, a nuestro alrededor, y generando la mente de gran compasión, rogamos a Avalokiteshvara que los libere de los sufrimientos de los seis reinos. A continuación, realizamos la segunda súplica: Haced que generemos pronto en nuestro continuo mental el extenso y profundo Dharma de la insuperable bodhichita. En este contexto, extenso se refiere a las prácticas del método, como la compasión y la bodhichita convencional, y profundo, a las prácticas de la sabiduría, como la sabiduría que realiza la vacuidad y la bodhichita última. Para alcanzar la iluminación, necesitamos realizaciones tanto del método como de la sabiduría y, por lo tanto, rogamos a Avalokiteshvara que nos bendiga para que generemos estas realizaciones en nuestro continuo mental con rapidez. La tercera súplica es la siguiente: Os ruego que con vuestro néctar compasivo nos purifiquéis sin dilación del karma y los engaños que hemos acumulado desde tiempo sin principio. Esta súplica es muy importante. Debido a que desde tiempo sin principio hemos estado acumulando karma negativo bajo la influencia de las perturbaciones mentales, ahora rogamos a

Avalokiteshvara que nos bendiga para que purifiquemos nuestra mente y nos liberemos del karma negativo, lo cual es indispensable para completar el camino espiritual y alcanzar la iluminación. La cuarta súplica es la siguiente: Y con vuestras manos compasivas, por favor, guiadnos con rapidez a mí y a todos los seres migratorios a la Tierra Pura del Gozo. Si practicamos el Dharma con sinceridad en esta vida y alcanzamos realizaciones estables, estas actuarán como el poua supremo en el momento de la muerte y transferirán nuestra conciencia a un renacimiento superior. Sin embargo, si todavía no hemos alcanzado realizaciones estables, debemos realizar la práctica de poua para transferir nuestra conciencia a la tierra pura de Buda, donde podremos completar nuestro adiestramiento sin el obstáculo de los sufrimientos del samsara. Con esta cuarta súplica rogamos a Avalokiteshvara que nos conduzca a una tierra pura. La tierra pura en particular donde vayamos a renacer como resultado de esta práctica dependerá de nuestra conexión kármica. Los practicantes de Heruka y Vajrayoguini renacerán en la tierra pura de estos Budas debido a que tienen una conexión kármica especial con ellos, mientras que los de Avalokiteshvara o Amitabha lo harán en la Tierra Pura del Gozo, etcétera. Por último, realizamos la quinta súplica: ¡Oh, Amitabha y Avalokiteshvara!, os ruego que en las vidas futuras seáis nuestros Guías Espirituales, y que mostrándonos con perfección el sendero correcto nos conduzcáis con rapidez al estado de la Budeidad. En esta súplica rezamos para que en nuestras vidas futuras nos encontremos con un Guía Espiritual que sea una emanación de Amitabha y Avalokiteshvara, y de este modo podamos continuar con la práctica de las etapas del camino hasta que finalmente nos convirtamos en un ser totalmente iluminado, en un Buda. Es importante realizar estas súplicas con intensa fe. Si lo hacemos

repetidas veces, sin lugar a dudas veremos algún día a Avalokiteshvara de forma directa. El maestro budista indio Chandrakirti estudió en la universidad monástica de Nalanda, donde solía debatir con un erudito llamado Chandragomin. Chandrakirti era monje, y Chandragomin, un practicante laico. Los dos eran ilustres eruditos y tenían numerosos seguidores, pero desde un punto de vista convencional defendían sistemas filosóficos diferentes. Chandrakirti mantenía la visión madhyamikaprasanguika, y Chandragomin, la chitamatra. Solían debatir sobres sus creencias durante días y días. No había intereses políticos, sino el mero deseo de averiguar quién tenía razón. Cuando Chandragomin estaba a punto de perder el debate porque le resultaba difícil contestar a las profundas preguntas de Chandrakirti, solicitaba que este se suspendiera hasta el día siguiente. Entonces, se retiraba a su habitación, pedía ayuda a Avalokiteshvara y este le daba las respuestas correctas. Chandrakirti pensaba que Chandragomin consultaba a otros maestros chitamatrins e ignoraba que recibía ayuda directa de Avalokiteshvara. Un día, Chandrakirti le hizo una pregunta muy difícil que no supo responder. Como de costumbre, Chandragomin dijo: «Mañana te daré la respuesta», pero en esta ocasión, Chandrakirti le preguntó: «¿Cómo me vas a contestar mañana si no puedes hacerlo hoy?». Chandragomin dijo: «Se lo preguntaré a Avalokiteshvara y mañana te daré la respuesta. De lo contrario, habrás ganado el debate». Esa misma noche, Chandrakirti se acercó a la habitación de Chandragomin para mirar por la ventana. Ante su sorpresa le vio hablando directamente con Avalokiteshvara. Chandragomin hacía preguntas y Avalokiteshvara le respondía. Asombrado, Chandrakirti quiso conocer a Avalokiteshvara, pero en cuanto entró en la habitación, la Deidad desapareció. Hasta ese momento, Chandrakirti había considerado a Chandragomin como un practicante inferior, pero entonces comprendió que era una persona muy pura y se avergonzó de haber tenido tan mala opinión de él. Regresó a su habitación y realizó una extensa práctica de purificación. Deseando ver a Avalokiteshvara de

forma directa al igual que Chandragomin, recitó la sadhana de Buda Avalokiteshvara una y otra vez durante muchos días. Finalmente, comenzó a tener visiones de Avalokiteshvara en sus sueños y, animado por este suceso, practicó con más entusiasmo y suplicó con sinceridad a Avalokiteshvara que apareciera directamente ante él. Entonces, un día Avalokiteshvara se manifestó. Chandrakirti, complacido, le dijo: «Ahora puedo realmente beneficiar a los demás. Por favor, siéntate sobre mis hombros para que pueda mostrarte a los habitantes de la ciudad». Avalokiteshvara le contestó que aunque él pudiera verlo, los demás no. A pesar de todo, Chandrakirti continuó suplicándole hasta que Avalokiteshvara finalmente accedió. Con este sobre sus hombros, Chandrakirti se fue a la ciudad e invitó a todo el mundo a ver a su Guía Espiritual y a postrarse ante él, pero todos pensaban que estaba loco. Nadie veía nada, excepto una persona con fuertes obstrucciones kármicas que vio un perro muerto sobre sus hombros y una mujer que vendía vino que solo vio el pie derecho de Avalokiteshvara. Sin embargo, como resultado de esta pequeña visión, la mujer alcanzó de inmediato la realización de la concentración superior y una mente apacible. Esto demuestra lo poderoso que puede ser recibir bendiciones de seres sagrados como Avalokiteshvara. Si podemos ver seres iluminados como Avalokiteshvara, Manyhushri, Tara, Buda Shakyamuni o Yhe Tsongkhapa es señal de que estamos purificando nuestra mente y nos estamos convirtiendo en un ser puro. Esto ocurre como resultado de confiar con sinceridad en estos seres sagrados y recibir sus bendiciones. Otros practicantes sinceros también vieron directamente a Avalokiteshvara, como la monja bhikshuni Palmo, que lo vio mientras hacía ofrecimientos del mandala. Si confiamos con sinceridad en un Guía Espiritual que sea una emanación de Buda Avalokiteshvara, podemos finalmente alcanzar la iluminación. Esta no está tan lejos. Todos poseemos la naturaleza de Buda y aunque de momento esté cubierta por las obstrucciones kármicas, si practicamos sinceramente el Dharma podemos eliminarlas y alcanzar el estado de la iluminación completa de un Buda.

El logro de la Budeidad viene de dentro; nuestra mente sutil se convierte en la mente de un Buda, y nuestro cuerpo sutil, en el cuerpo de un Buda. No es necesario buscar la Budeidad fuera de nosotros. RECITACIÓN DEL MANTRA

Como resultado de nuestras súplicas sinceras, imaginamos que de los cuerpos de todos los seres iluminados bajo el aspecto de Avalokiteshvara en nuestra coronilla irradian rayos de luz de seis colores: blanco, verde, amarillo, rojo, azul y azul oscuro. Estas luces son manifestaciones de los Budas Vairochana, Amoghasidhi, Ratnasambhava, Amitabha, Akshobya y Vajradhara, respectivamente. Los rayos de luz alcanzan el cuerpo y mente de todos los seres sintientes que habitan en los seis reinos, incluyendo los nuestros. Entonces, nuestras apariencias ordinarias y concepciones erróneas se purifican por completo, y nuestro mundo –los seis reinos del samsara– se convierte en la tierra pura de Avalokiteshvara. Nuestro cuerpo, palabra y mente se transforman en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara. Ahora pensamos que todo –nuestros disfrutes, entorno, cuerpo y mente– es completamente puro y meditamos en esta apariencia sin distracciones. Esta es una práctica suprema de purificación necesaria para la recitación del mantra. A continuación, reconocemos que todo lo que aparece ante nosotros, y todo lo que oímos y concebimos, es inseparable del Dharmakaya; nada existe separado de él. Con este reconocimiento recitamos el mantra de Avalokiteshvara, OM MANI PEME HUM, para recibir poderosas bendiciones de todos los seres iluminados. Puesto que el Dharmakaya es la tierra pura interna de Buda, si mantenemos este reconocimiento especial en el momento de la muerte, sin lugar a dudas renaceremos en una tierra pura de Buda. El Dharmakaya se define como «la unión del gozo y la vacuidad que está completamente libre de las obstrucciones a la liberación y a la omnisciencia». El mantra tiene seis sílabas, manifestación de las seis familias de Budas: la de Vairochana, Amoghasidhi, Ratnasambhava, Amitabha,

Akshobya y Vajradhara. Tiene un poder especial para purificar las seis perturbaciones mentales de la ignorancia, el odio, el orgullo, los celos y la avaricia, así como para purificar a todos los seres sintientes de los seis reinos y conducirlos al logro de las seis familias de Buda. Con la recitación de este mantra y el reconocimiento especial mencionado con anterioridad, purificamos nuestras apariencias y concepciones ordinarias y, como resultado, podremos disfrutar de una tierra pura y de un cuerpo y mente puros. La sílaba OM simboliza el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara, y cuando la recitamos lo estamos invocando. MANI significa literalmente ‘joya’, y en este contexto se refiere a la iluminación; y PEME significa ‘loto’, y se refiere a la pureza completa. HUM es una súplica para alcanzar realizaciones. Por lo tanto, el mantra es una súplica a Avalokiteshvara para que nos conceda el logro de la pureza completa, la iluminación. LOS TRES RECONOCIMIENTOS

Para evitar las concepciones y apariencias ordinarias, la raíz del samsara, después de la recitación del mantra debemos mantener en todo momento los tres reconocimientos siguientes: nuestra forma física y la de los demás son manifestaciones del cuerpo de Arya Avalokiteshvara, todos los sonidos son manifestaciones del mantra de seis sílabas y todas las actividades mentales son manifestaciones de la gran sabiduría excelsa. Si solo estamos realizando las prácticas preliminares, concluimos la sesión con la siguiente dedicación: Que gracias a estas virtudes me convierta pronto en el Buda de la Compasión y guíe a todos los seres sintientes sin excepción al mismo estado. Que la preciosa bodhichita suprema surja en quienes aún no haya nacido, y en quienes ha nacido que no degenere, sino que aumente sin cesar. LA PRÁCTICA DURANTE EL DESCANSO DE LA MEDITACIÓN

El tiempo que pasamos fuera de la sesión de meditación se denomina descanso de la meditación. Puesto que pasamos la mayoría del tiempo fuera de la sesión de meditación, es importante llenar este tiempo de significado. Es posible que durante las sesiones de meditación disfrutemos de estados mentales apacibles, generemos buenas intenciones y tomemos resoluciones virtuosas, pero si olvidamos todo esto en cuanto terminamos la sesión, no podremos solucionar nuestros problemas diarios provocados por el odio, el apego y la ignorancia ni avanzar en nuestra práctica espiritual. Debemos mantener día y noche el estado mental apacible que generamos durante la sesión de meditación, y para ello hemos de aprender a integrar la práctica espiritual en nuestras actividades diarias. Por lo tanto, durante el descanso de la meditación debemos acumular méritos, purificar faltas y recibir bendiciones de los seres iluminados, así como practicar la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo, la concentración y la sabiduría. Para practicar la generosidad, podemos hacer ofrendas como agua pura, flores, incienso, luz, perfume, comida y música ante imágenes de Budas, considerándolas como verdaderos Budas vivientes. Además, podemos ofrecer dinero o ayuda material a los pobres y necesitados, o al menos dar comida a los pájaros, insectos y otros animales. Debemos intentar dar amor afectivo a todos aquellos con quienes nos encontremos. También podemos dar protección rescatando a los seres que estén en peligro y ayudando a los demás a superar sus miedos, preocupaciones e insatisfacciones. Podemos impartir enseñanzas de Dharma y dar buenos consejos, y dedicar nuestras acciones virtuosas por el beneficio de los demás.Debemos mantener siempre una disciplina moral pura evitando cometer acciones indebidas, como matar, hacer daño a los demás, tomar intoxicantes o romper nuestros compromisos espirituales. Hemos de intentar actuar de manera virtuosa con nuestro cuerpo, palabra y mente, y aprovechar cualquier oportunidad para beneficiar a los demás. En estos tiempos de degeneración, la práctica más importante es la paciencia. La impaciencia es la causa de muchos de nuestros

problemas y constituye un serio obstáculo para el adiestramiento espiritual, pero si podemos practicar la paciencia con sinceridad, dejaremos de experimentar problemas, obstáculos y sufrimientos. Si alguien se opone a nuestros deseos o nos perjudica física o verbalmente, no debemos enfadarnos, sino reconocer que el odio es nuestro verdadero enemigo. De este modo, podremos mantener siempre un estado mental apacible. Si somos pobres, estamos enfermos, somos víctimas de un desastre natural, estamos alejados de nuestros seres queridos o nos encontramos en alguna otra situación difícil, debemos aceptarlo con agrado y considerarlo como una purificación. Debemos rezar con sinceridad lo siguiente: Que gracias a mi virtud de aceptar voluntariamente el sufrimiento todos los seres sintientes alcancen la liberación permanente del sufrimiento. Si dedicamos nuestra virtud de la paciencia de este modo, nunca nos desanimaremos ni nos sentiremos insatisfechos, y mantendremos una mente apacible sin que los problemas nos afecten. Para evitar desperdiciar nuestra existencia humana, debemos abandonar la pereza y esforzarnos por estudiar y practicar el sagrado Dharma de las enseñanzas de Buda, que revela todas las etapas hacia el logro último de la iluminación total. De este modo, podremos avanzar a lo largo del camino espiritual. Si somos perezosos, no conseguiremos nada, pero si nos esforzamos, podremos alcanzar incluso el logro supremo de la iluminación en esta vida tan corta. No debemos distraernos, realizar actividades sin sentido ni tener intenciones egoístas, sino concentrarnos en estimar a los demás. Podemos transformar nuestras actividades diarias en el camino espiritual con solo cambiar nuestra intención o motivación. Por último, debemos conocer por propia experiencia el significado de la vacuidad de las personas y de los fenómenos. Si estudiamos enseñanzas auténticas y las ponemos en práctica, podremos mejorar nuestra sabiduría. Comprenderemos la naturaleza última de todos los fenómenos y cómo existen los objetos funcionales, y

aprenderemos a cultivar la compasión, la bodhichita y todas las demás virtudes. Si combinamos nuestras actividades diarias con las seis prácticas de la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo, la concentración y la sabiduría, acumularemos méritos en todo momento, purificaremos nuestras faltas y recibiremos bendiciones de los seres sagrados. Estas son las condiciones necesarias para alcanzar nuestra menta final.

Adiestramiento en la meditación de poua Al igual que cuando realizamos las prácticas preliminares, nos adiestramos en la meditación en sí de poua con la sadhana El camino hacia la tierra pura. En cada sesión comenzamos con las prácticas preliminares, desde el refugio hasta el final de los tres reconocimientos, como se mostró en el capítulo anterior. A continuación, nos adiestramos en la meditación propiamente dicha de poua, que consta de cinco partes: 1. Visualización. 2. Las tres percepciones. 3. Súplicas. 4. Meditación en sí. 5. Dedicación. VISUALIZACIÓN

Visualizamos que la naturaleza de nuestro cuerpo es luz y que este es translúcido como un arcoíris. Sobre nuestra coronilla está Avalokiteshvara, cuyo continuo mental es el mismo que el de nuestro Guía Espiritual, síntesis de todos los Budas. En el corazón de Guru Avalokiteshvara aparece el Dharmakaya de todos los Budas en forma de una gema ovalada de luz blanca del tamaño de un pulgar. Esta gema es la mente de Avalokiteshvara y la tierra pura interna de Buda. Meditamos en esta visualización durante un tiempo. A continuación, en el centro de nuestro cuerpo, entre los hombros, pero más cerca de la espalda que de la parte frontal, visualizamos el canal central. Es translúcido, su naturaleza es luz roja y tiene el grosor de una flecha. Comienza cuatro dedos por debajo del ombligo y asciende por el centro de nuestro cuerpo hasta llegar a la coronilla. Es suave, flexible y muy recto. Por la parte inferior es fino, como la cola de una serpiente, pero a medida que asciende, aumenta de grosor y se vuelve hueco. En nuestra coronilla, su parte superior se une con la puerta inferior de Avalokiteshvara.

Dentro del canal central en nuestro corazón visualizamos nuestra mente en forma de gota blanca de luz brillante con un matiz rojizo y del tamaño aproximado de un guisante. A continuación, repasamos mentalmente todos los aspectos de esta visualización e intentamos percibirlos con claridad. Comenzamos con nuestro cuerpo de luz, luego seguimos con el canal central, nuestra mente en forma de gota, Guru Avalokiteshvara en nuestra coronilla y el Dharmakaya de todos los Budas en forma de gema ovalada de luz blanca en su corazón. Entonces, lo repasamos todo en sentido contrario, desde la gema ovalada de luz en el corazón de Guru Avalokiteshvara hasta nuestro cuerpo de luz. Repetimos esta meditación analítica en ambos sentidos hasta que percibamos una imagen genérica de la visualización completa, y después meditamos en ella sin distracciones. Después de meditar durante un tiempo en la imagen genérica completa, nos concentramos en nuestra mente en forma de gota. La percibimos con claridad y generamos el pensamiento yo. De este modo, cambiamos las bases de designación de nuestro yo. Antes, las bases para designar nuestro yo eran nuestro cuerpo y mente burdos, pero ahora las nuevas bases son nuestro cuerpo y mente sutiles en el aspecto de la gota dentro del canal central en el corazón. Nuestra mente en forma de gota piensa: Voy a lograr la liberación permanente del sufrimiento alcanzando una tierra pura de Buda. Para conseguirlo, voy a unir mi mente con el Dharmakaya de todos los Budas, la verdadera tierra pura de Buda. LAS TRES PERCEPCIONES

A continuación, generamos las tres percepciones siguientes: Mi mente, la gota, es el viajero que se dirige a la tierra pura, mi canal central es el camino y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara es mi destino. SÚPLICAS

A continuación, realizamos las siguientes súplicas desde lo más profundo de nuestro corazón:

¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez direcciones!, te ruego que elimines todos mis obstáculos externos e internos. Concédeme, por favor, tus bendiciones para que complete el profundo camino de la transferencia y condúceme a la suprema tierra pura de Buda. MEDITACIÓN EN SÍ

Imaginamos que como resultado de nuestras súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por nuestro canal central que llega hasta nuestra mente en forma de gota en el corazón. Al mismo tiempo que engancha la gota empujamos nuestros aires descendentes evacuadores hacia arriba mientras emitimos el sonido HIC tres veces, con lo cual también empujamos nuestra mente en forma de gota hacia arriba. Al emitir el sonido HIC por primera vez desde dentro de nuestro cuerpo por debajo del ombligo, imaginamos que nuestra mente en forma de gota en el chakra del corazón está a punto de ascender, como un pájaro que va a emprender el vuelo. Al mismo tiempo, nuestro cuerpo hasta la altura de nuestro corazón se disuelve en la gota. A continuación, emitimos el sonido HIC por segunda vez desde dentro de nuestro cuerpo a la altura del corazón. Imaginamos que nuestra mente en forma de gota asciende hasta el centro de nuestro chakra de la garganta y nuestro cuerpo hasta la altura de la garganta se disuelve en la gota. Luego, emitimos el sonido HIC por tercera vez desde el centro de nuestra garganta e imaginamos que nuestra mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la coronilla al mismo tiempo que el resto de nuestro cuerpo se disuelve en la gota. Entonces, nuestra mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los Budas. Entonces, experimentamos la unión del gozo y la vacuidad que es la pureza completa y sentimos que hemos alcanzado la tierra

pura de Buda. Nos concentramos en esta experiencia durante tanto tiempo como podamos. Cuando surgimos de esta concentración, imaginamos que nuestro cuerpo, nuestro canal central, nuestra mente en forma de gota y Avalokiteshvara en nuestra coronilla aparecen de nuevo de la misma forma que antes y pensamos que hemos regresado temporalmente a este mundo. Entonces, nuestra mente en forma de gota en el corazón genera de nuevo el deseo de viajar a una tierra pura de Buda. Mentalmente suplicamos a Avalokiteshvara: «Por favor, guíame a la tierra pura suprema de Buda», y luego repetimos la meditación anterior comenzando con las palabras de la sadhana: «Mi cuerpo de luz es translúcido como un arcoíris». De este modo, completamos la segunda meditación. Podemos realizar esta meditación tres o siete veces en una sesión. La tercera, cuarta, quinta, sexta y séptima meditaciones son iguales que la segunda, excepto que en las últimas, la duración de la meditación final en la unión del gozo y la vacuidad debe ser más larga. DEDICACIÓN

Concluimos la sesión dedicando nuestras virtudes del pasado, presente y futuro para perfeccionar la práctica de poua y, como resultado, alcanzar la gran iluminación. Debemos adiestrarnos en esta meditación una y otra vez hasta que nos familiaricemos por completo con ella, y entonces podremos realizarla cuando nos vayamos a dormir y finalmente en el momento de la muerte. Como resultado, podremos controlar nuestra muerte y renacimiento, y moriremos con una mente feliz y apacible, como si nos fuéramos de vacaciones. En nuestra próxima vida, sin lugar a dudas renaceremos en una tierra pura de Buda, como Sukhavati, Potala, Tushita o Keajra, o en uno de los veinticuatro lugares sagrados de Heruka. También podemos elegir renacer como un ser humano que perciba que el entorno y los disfrutes, cuerpos y mentes son puros. Entonces, no tendremos ninguno de los problemas propios del samsara. No nos importará

cómo perciban el mundo los demás, puesto que para nosotros será puro porque nuestra mente también lo será. Si la mente es pura, los objetos que aparecen ante ella también lo son porque estos no existen por su propio lado. Como se ha mencionado con anterioridad, la práctica de poua consiste en que nuestra mente abandona el cuerpo y viaja a un estado más elevado por medio de la meditación. Por lo tanto, cuando nos adiestramos en la práctica de poua, aprendemos a separar la mente del cuerpo por medio de la meditación. Aunque por lo general se dice que como resultado de este adiestramiento la duración de nuestra vida se acorta, con la práctica que se presenta en este libro no corremos ese riesgo. Esta práctica de poua especial tiene la misma función que el yoga inconcebible extraordinario de Vajrayoguini. Con este adiestramiento podemos alcanzar una tierra pura de Buda, como la de las Dakinis, sin abandonar este cuerpo humano. Esta práctica es una combinación de las instrucciones comunes de poua escritas por el primer Panchen Lama y Ngulchu Dharmabhadra, y las extraordinarias que proceden del linaje oral de Ganden. Somos muy afortunados de poder recibir y practicar estas profundas enseñanzas.

Práctica de poua en el momento de la muerte Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte tiene seis partes: 1. Las causas de la muerte. 2. Las condiciones de la muerte. 3. Las señales de la muerte. 4. Las mentes que se manifiestan durante la muerte. 5. La señal de que la muerte ha terminado. 6. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte. LAS CAUSAS DE LA MUERTE

Las causas principales de la muerte son tres: la finalización determinada por el karma de la duración de la vida, la extinción de los méritos y la pérdida del poder de la fuerza vital. Como resultado de haber practicado la disciplina moral en una vida pasada y de haber realizado acciones virtuosas, como salvar la vida de otros seres, ahora hemos obtenido una existencia humana cuyo promedio de vida es de unos setenta años. Aunque hayamos creado la causa para vivir durante ese tiempo, es posible que muramos antes o después. Las acciones perjudiciales graves que hayamos cometido en esta vida pueden acortarla, mientras que las acciones virtuosas, como abstenernos de matar o cuidar a los enfermos, pueden alargarla. Algunas personas mueren debido a la falta de méritos aunque la duración de su vida no haya terminado. No consiguen encontrar las necesidades básicas para vivir, como alimentos o medicinas. En estos casos, los pocos años de la duración de su vida que les queden los vivirán en una existencia humana futura que probablemente se caracterizará por su brevedad y sus numerosas dificultades. Las personas que tienen gran cantidad de méritos encuentran buenas condiciones para vivir y, por lo tanto, consiguen hacerlo más tiempo que el determinado por su karma.

La tercera causa de muerte es la pérdida del poder de la fuerza vital. La fuerza vital es el poder del aire que mantiene la vida, que reside en nuestro corazón y cuya función es mantener la conexión entre el cuerpo y la mente. Cuando disminuye su fuerza, esta conexión se rompe y morimos. Hay muchos factores que pueden debilitar nuestra fuerza vital, como enfermedades, espíritus malignos, accidentes, un estilo de vida poco saludable, etcétera. Si se agotan la duración de nuestra vida, nuestros méritos y nuestra fuerza vital, sin lugar a dudas moriremos, pero si todavía nos queda alguna de estas causas de vida, es posible renovar las demás. Por ejemplo, si la duración de nuestra vida y nuestra fuerza vital están intactos, pero hemos consumido nuestros méritos, podemos acumular más realizando acciones virtuosas. Si nuestra fuerza vital se ha debilitado, pero tenemos méritos o no se ha agotado la duración de nuestra vida, podemos reforzarla con prácticas como la respiración del vaso en el corazón, que es uno de los mejores métodos para aumentar el poder del aire que mantiene la vida. Para ello, reunimos los aires internos de las partes superior e inferior de nuestro cuerpo a la altura del corazón e imaginamos que se disuelven en el aire que mantiene la vida. A continuación, retenemos nuestros aires y nuestra mente en el corazón y nos concentramos en este punto durante tanto tiempo como podamos. La fuerza vital es nuestro bien más preciado y debemos estabilizarla e incrementarla. Después de haberla perdido es imposible recuperarla. Si perdemos algún objeto, siempre podemos conseguir otro igual, pero cuando la duración de nuestra vida se acaba, no podemos tomar prestado más tiempo para completar nuestras tareas. Por lo tanto, si desperdiciamos nuestra vitalidad en objetivos sin sentido, deberíamos considerarlo como una gran pérdida. Si nuestra vida es corta o la malgastamos, no podremos completar nuestro adiestramiento espiritual. LAS CONDICIONES DE LA MUERTE

Las condiciones de la muerte son incontables. Unas personas mueren por enfermedad y otras en accidentes o desastres naturales. Unos mueren a manos de sus enemigos y otros se suicidan. Muchas

personas mueren de hambre y otras debido a los alimentos que ingieren. Aunque la comida es uno de los mayores placeres que podemos disfrutar en la vida, una mala dieta es una condición para sufrir enfermedades degenerativas como el cáncer. Cualquier objeto puede convertirse en causa de nuestra muerte, incluso las circunstancias que normalmente consideramos que sustentan la vida. LAS SEÑALES DE LA MUERTE

Las señales de la muerte pueden ser de dos clases: distantes y cercanas. Las distantes pueden experimentarse incluso cuando no estemos padeciendo ninguna enfermedad. Suelen aparecer de tres a seis meses antes de morir. Las señales distantes pueden ser de tres clases: físicas, mentales y oníricas. No siempre anuncian que vayamos a morir pronto, pero si persisten, lo más probable es que nuestra muerte sea inminente. Si sabemos cuáles son las señales distantes de la muerte, las reconoceremos en cuanto aparezcan y, de este modo, podremos realizar ciertos preparativos que nos ayudarán en nuestra próxima vida. Comprenderemos que es el momento de concentrarnos en la práctica de Dharma con sinceridad y podremos aplicar los métodos que hayamos aprendido para alargar la duración de nuestra vida, como las prácticas de Amitayus o Tara Blanca. Si estas no dan resultado, debemos realizar la práctica de poua. Algunas de las señales físicas distantes de la muerte son: tener hipo de manera continuada mientras se defeca u orina; no poder escuchar el zumbido que se oye al taparnos los oídos; que la sangre no vuelva con rapidez a las uñas tras haber ejercido cierta presión sobre ellas; en el caso de la mujer, perder gotas blancas en lugar de rojas al realizar el acto sexual y, en el caso del hombre, gotas rojas en lugar de blancas; perder el sentido del gusto o del olfato sin razón alguna; espirar aire frío: al echar aliento sobre la mano, sentirlo frío en lugar de cálido; que la lengua se encoja, sintiendo como si estuviera enrollada o hinchada, y no poder ver su punta al sacarla; en la oscuridad, no poder ver formas y figuras de colores al apretar con el dedo la parte superior del ojo de manera que el globo ocular sobresalga un poco hacia afuera; tener la alucinación de ver el sol

por la noche; por la mañana, a la luz del sol, no poder ver en la sombra de nuestro cuerpo corrientes de energía fluyendo de nuestra coronilla; no poder producir saliva en la boca; que la punta de la nariz se meta hacia dentro; que aparezcan manchas negras en los dientes; y el que los globos oculares se hundan más de lo normal en las cavidades de los ojos. Entre las señales mentales distantes de la muerte se encuentran: cambiar de carácter, por ejemplo, ser agresivos cuando, por lo general, somos amables y tranquilos, o viceversa; dejar de gustarnos el lugar donde vivimos, nuestros amigos u otros objetos de apego sin motivo alguno; sentirnos tristes sin ninguna razón; y que nuestra sabiduría e inteligencia sean menos claras y poderosas que antes. Ejemplos de señales oníricas distantes son: soñar varias veces que nos caemos de una montaña, que estamos desnudos o que viajamos solos en dirección hacia el sur a través de un desierto. Las señales cercanas de la muerte se describirán más adelante en este mismo capítulo. LAS MENTES QUE SE MANIFIESTAN DURANTE LA MUERTE

Durante la muerte se manifiestan dos tipos de mentes: burdas y sutiles. Las mentes burdas de la muerte pueden ser virtuosas, perjudiciales o neutras, pero las sutiles, en el caso de los seres ordinarios, son siempre neutras. Si al morir nuestra última mente burda es virtuosa, los buenos potenciales que hay en nuestra consciencia madurarán en forma de acción mental virtuosa, la cual nos conducirá de manera directa a un renacimiento superior, ya sea como ser humano o como dios. Una mente virtuosa en el momento de la muerte es como el agua que nutre los potenciales virtuosos que permanecen como semillas secas en el campo de nuestra conciencia mental. Si plantamos semillas de cebada y de trigo en un mismo campo, pero solo regamos las de trigo, estas serán las primeras en brotar. De manera similar, aunque en nuestra mente tenemos potenciales tanto virtuosos como perjudiciales, si generamos una mente virtuosa en el momento de morir, sin lugar a dudas madurarán los potenciales virtuosos. Esto ocurrirá aunque hayamos llevado una vida inmoral y cometido numerosas acciones

perjudiciales, lo cual no significa que no vayamos a experimentar sus efectos. Si renacemos como un ser humano, nuestra vida será corta y estará llena de sufrimiento. Si no purificamos nuestro karma negativo, tarde o temprano experimentaremos el efecto de maduración completa de nuestras acciones y renaceremos en uno de los reinos inferiores. Algunas veces, las personas que no tienen interés en el adiestramiento espiritual y llevan una vida imprudente e inmoral disfrutan de mejores condiciones externas y tienen más éxito que aquellos que practican el Dharma. Al observar esto es posible que nos desanimemos y pensemos: «¿De qué me sirve practicar el Dharma? Hay personas que no se preocupan por llevar una vida virtuosa y, sin embargo, todo les sale bien, mientras que yo, que me esfuerzo con perseverancia , solo experimento problemas y dificultades». Si pensamos de este modo es porque solo tenemos en cuenta nuestra situación actual y no comprendemos bien la relación entre las causas y sus efectos. Las dificultades que tenemos ahora son el resultado de las acciones que cometimos en el pasado. No son el resultado de nuestra presente práctica espiritual, puesto que este lo disfrutaremos en el futuro en forma de felicidad. De igual manera, la buena fortuna de que disfrutan muchas personas que no están interesadas en el Dharma es el resultado de los méritos que acumularon en el pasado y no del modo de vida que llevan ahora. Las acciones perjudiciales que cometen en esta vida les causarán sufrimientos en el futuro. Si al morir nuestra última mente burda es negativa, los malos potenciales de nuestra mente madurarán en forma de acción mental perjudicial, la cual nos conducirá de manera directa a un renacimiento inferior. De este modo podemos comprobar lo importante que es generar un estado mental virtuoso y feliz en el momento de la muerte. También podemos ayudar a los que se están muriendo animándoles a generar una mente virtuosa y facilitándoles las condiciones necesarias para ello. De esta forma podemos beneficiar de manera extraordinaria a nuestros amigos y familiares aunque no tengan interés en el Dharma. Uno de los mayores actos de bondad que podemos ofrecer a los demás es

ayudarles a morir en paz y con una mente virtuosa, puesto que si de esta manera consiguen un renacimiento afortunado, habrán obtenido el mismo resultado que si hubieran practicado con éxito la transferencia de consciencia. Cuando cesan las mentes burdas de la muerte y se manifiesta la mente sutil, no hay sensaciones burdas, ya sean agradables, desagradables o neutras, ni tampoco discernimiento burdo. Puesto que, en el caso de los seres ordinarios, las mentes sutiles de la muerte son neutras, no pueden inducir mentes virtuosas. LA SEÑAL DE QUE LA MUERTE HA TERMINADO

Después de experimentar las señales distantes de la muerte aparecerán las cercanas. Primero se disuelve el elemento tierra del cuerpo: la señal externa de esta disolución es que el cuerpo adelgaza, y la interna, que la mente percibe una apariencia semejante a un espejismo. A continuación, se disuelve el elemento agua: la señal externa es que la boca y la lengua se secan, y los fluidos del cuerpo, como la orina, la sangre y el semen, disminuyen; la señal interna es que la mente percibe una apariencia semejante al humo. Después se disuelve el elemento fuego: la señal externa es que el calor del cuerpo disminuye y la zona alrededor del ombligo, el lugar donde se produce el calor del cuerpo, se enfría; la señal interna es que la mente percibe una apariencia semejante a chispas. A continuación se disuelve el elemento aire: la señal externa es una reducción de la capacidad de movimiento debido a la disminución de la fuerza de los aires que fluyen por los canales de energía del cuerpo y que hacen que generemos las mentes burdas; la interna es una apariencia en la mente semejante a la luz de la llama de una vela. La mente que percibe esta apariencia es la última mente burda de la muerte. La primera mente sutil de la muerte es la que percibe una apariencia blanca. Cuando esta última cesa, la mente se vuelve más sutil y percibe una apariencia roja. Esta mente se vuelve de nuevo más sutil y se transforma en la mente negra del logro cercano, la cual solo percibe una apariencia negra. En ese momento es como si el moribundo hubiera perdido la memoria. Puesto que no hay

movimiento físico, el corazón ya no late ni hay movimiento en los canales, algunos piensan que la persona ha fallecido, pero en realidad la conciencia aún no ha abandonado el cuerpo. La mente negra del logro cercano se transforma en la mente muy sutil que percibe la luz clara de la muerte, una apariencia clara y brillante como la luz del amanecer. Esta es la señal de que la mente muy sutil que reside en la gota indestructible en el corazón se ha manifestado y las demás mentes han dejado de hacerlo. Entonces, la gota indestructible se abre y las gotas roja y blanca se separan, dejando escapar la consciencia, que abandona de inmediato el cuerpo. A continuación, la gota blanca desciende a través del canal central y sale por la punta del órgano sexual, y la gota roja asciende a través del canal central y sale por los orificios nasales. Esta es la indicación de que la consciencia ha salido del cuerpo y el proceso de la muerte ha terminado. CÓMO REALIZAR LA PRÁCTICA DE POUA EN EL MOMENTO DE LA MUERTE

Después de familiarizarnos con la práctica de poua, en cuanto percibamos las señales distantes de la muerte o comprendamos que no nos queda mucho tiempo de vida, debemos practicar las prácticas preliminares y la meditación en sí día y noche. Hemos de abandonar el apego a nuestros amigos, familiares y posesiones –en realidad, a todas las cosas de la vida–. La persona que se hospeda en un hotel de lujo durante unos días no tiene apego al hotel porque sabe que pronto lo tendrá que abandonar. Del mismo modo, no tiene sentido tener apego a las cosas de la vida porque sabemos que pronto tendremos que dejarlo todo atrás. Debemos animarnos pensando lo siguiente: Ahora es el momento de ir a una tierra pura de Buda donde se terminarán todos los problemas del samsara y experimentaré un entorno, unos disfrutes y un cuerpo y mente puros. Mi vida en una tierra pura será superior en todos los aspectos a mi vida actual. ¡Qué afortunado soy! Pensando de este modo, hemos de seguir el ejemplo de Longdol Lama y tomar la firme determinación de ir a una tierra pura sin

apego ni sentimiento de pérdida por esta vida. Con esta determinación debemos realizar la práctica de poua una y otra vez. En cuanto percibamos las señales cercanas de la muerte es muy importante que nos concentremos en la sensación de que nuestra mente está unida con el Dharmakaya de todos los Budas, la tierra pura interna. Debemos mantener esta sensación con intensidad hasta que cesen nuestras mentes burdas. Esta es la última etapa del camino hacia nuestro destino, una tierra pura de Buda. No debemos permitir que las enfermedades físicas e incomodidades obstaculicen nuestra concentración. En lugar de preocuparnos debido a nuestra enfermedad, debemos pensar lo siguiente: «Yo no soy mi cuerpo y, por lo tanto, no tiene sentido pensar: “Estoy enfermo” o “tengo dolor”», y concentrarnos en la sensación de que nuestra mente está unida con el Dharmakaya. Debemos morir con esta sensación.

Muerte, estado intermedio y renacimiento Para poder comprender la importancia de ayudar a aquellos que han muerto o se están muriendo, primero debemos conocer el proceso de la muerte, el estado intermedio y el renacimiento. Por lo tanto, la práctica de poua por el beneficio de los demás se presenta en dos apartados: 1. La muerte, el estado intermedio y el renacimiento. 2. La práctica de poua por el beneficio de los demás. LA MUERTE, EL ESTADO INTERMEDIO Y EL RENACIMIENTO

Consta de tres partes: 1. La muerte. 2. El estado intermedio. 3. El renacimiento. LA MUERTE

La muerte es inevitable y no hay nada que pueda impedirla. Sin importar dónde hayamos nacido, ya sea en un estado de existencia afortunado o desafortunado, todos tendremos que morir. Tanto si renacemos en el estado más elevado del samsara como si descendemos al más profundo de los infiernos, estaremos siempre sometidos a la muerte. Por muy lejos que viajemos, ya sea a los confines del espacio o al centro de la tierra, nunca encontraremos un lugar donde podamos escondernos de la muerte. Aunque el Cuerpo de la Verdad de un Buda es inmortal, sus emanaciones fallecen. En el momento de la muerte de Buda Shakyamuni, unos diez mil Destructores del Enemigo (aquellos que han alcanzado el nirvana), entre los que se encontraba Shariputra, decidieron fallecer también porque no soportaban el dolor de tener que contemplar la muerte de su maestro. Buda pidió a sus discípulos que preparasen un trono en Kushinagar para dar su última enseñanza: «Todo fenómeno producido es impermanente». A los

que poseían un karma puro les reveló los símbolos nobles y las marcas ejemplares de su cuerpo y, a continuación, sobre el trono, mostró la manera de morir. El que los Destructores del Enemigo y los Cuerpos de Emanación de los Budas permanezcan en este mundo depende del karma de los seres sintientes que lo habitan. A medida que nuestro buen karma y nuestros méritos vayan disminuyendo, los Destructores del Enemigo y las emanaciones de los Budas serán más escasos. Ninguna de las personas que vivieron en tiempos de Buda Shakyamuni sigue haciéndolo en la actualidad y lo mismo podemos decir de los contemporáneos de su discípulo Mahakashyapa. Lo único que ha quedado de ellas son sus nombres. Todos los seres que vivieron hace doscientos años han desaparecido y los que viven ahora habrán muerto dentro de doscientos años. Después de contemplar estos razonamientos, deberíamos preguntarnos: «¿Cómo es posible que yo sea la única persona que vaya a sobrevivir a la muerte?». Cuando se nos termine el karma de experimentar esta vida, nadie podrá impedir que muramos, ni siquiera el mismo Buda. Antiguamente, en la India había dos grandes clanes familiares, los Pakyepas y los Shakyapas, que estaban en guerra. El rey de los Pakyepas decidió exterminar a todos los Shakyapas y, varios de ellos, atemorizados, llevaron a sus hijos ante Buda Shakyamuni para que los protegiera. Shariputra se ofreció a amparar a todos los niños con sus poderes sobrenaturales, pero Buda pudo ver con su clarividencia que no podría salvarlos porque los Shakyapas habían creado el karma colectivo de morir en esa guerra, y en ese momento su karma estaba madurando. A pesar de todo, para ofrecerles algún consuelo, Buda permitió que su discípulo acogiera a los niños. Shariputra puso a algunos dentro del cuenco de mendicante de Buda Shakyamuni y escondió a otros detrás del sol. No obstante, en el mismo día en que los Pakyepas asesinaron al resto de los Shakyapas, los niños escondidos en el cuenco y los que estaban detrás del sol también fallecieron sin que nadie los atacara. Cuando llega el momento de la muerte, es imposible retrasarla. Si pudiéramos evitar la muerte con poderes sobrenaturales y

clarividencias, aquellos que los poseen serían inmortales, pero ellos también mueren. Hasta los emperadores más poderosos de la historia murieron desvalidos, y el león, el rey de los animales, que incluso vence al elefante, pierde su vitalidad y cae impotente ante el Señor de la Muerte. Ni siquiera los más ricos pueden impedir su muerte, ni tampoco sobornarla ni retrasarla diciendo: «Cambio todas mis riquezas por tu demora». La muerte es inexorable y no hace concesiones. En el Sutra dirigido a un Rey se dice que la muerte es similar a una montaña inmensa que se derrumba por los cuatro costados, y una destrucción de semejante magnitud es imposible de detener. En el mismo Sutra, Buda dice: «La vejez es inamovible como una montaña, y el decaimiento también lo es. Las enfermedades son inamovibles como una montaña, y la muerte también lo es». La vejez avanza a escondidas reduciendo nuestra vitalidad, juventud y belleza. Aunque no nos hayamos dado cuenta, ya ha emprendido su camino y no es posible detenerla. Las enfermedades nos debilitan y acaban con nuestra vitalidad y bienestar. Aunque los médicos nos ayuden a recuperarnos de una enfermedad, esta será sustituida por otra y, finalmente, no nos podremos curar y moriremos. En el mismo Sutra, Buda dice: «Es imposible escapar de las enfermedades o de la muerte echando a correr, y tampoco podemos sobornarlas ni eliminarlas con poderes sobrenaturales. Todos los seres que habitan en este mundo están sometidos a la vejez, las enfermedades y la muerte». En su Guía de las obras del Bodhisatva, Shantideva dice: «Sin detenerse, día y noche, esta vida se me escapa y su duración nunca aumenta; ¿por qué, entonces, no me va a llegar a mí la muerte?». Desde el mismo instante en que somos concebidos nos dirigimos de manera inexorable hacia a la muerte, como un caballo de carreras que galopa en dirección a su meta. Este, al menos, puede reducir su

velocidad, pero en nuestra carrera hacia la muerte no podemos parar ni un solo minuto. Nuestra vida se va acortando tanto cuando estamos despiertos como cuando dormimos. En cualquier viaje debemos detener nuestro vehículo de vez en cuando para repostar, pero el tiempo que nos queda de vida nunca deja de disminuir. Al momento siguiente de nuestro nacimiento ya se ha extinguido parte de nuestra vida. Vivimos en los mismos brazos de la muerte. El séptimo Dalai Lama dijo: «Después de haber nacido no podemos detenernos ni un solo instante y nos vamos acercando al Señor de la Muerte como un corredor en su carrera. Creemos que pertenecemos al mundo de los vivos, pero nuestra vida es el sendero mismo que nos conduce a la muerte». Si nuestro médico nos dijera que tenemos una enfermedad incurable y que solo nos queda una semana de vida, aunque un amigo nos hiciera un magnífico regalo, como un diamante, un coche último modelo o unas espléndidas vacaciones, no podríamos alegrarnos. En realidad, nuestra situación no es muy diferente, puesto que todos padecemos de la enfermedad de la mortalidad. Por lo tanto, ¡qué absurdo es interesarnos por los placeres transitorios de esta corta vida! Si nos resulta difícil meditar en la muerte, podemos contemplar el paso del tiempo escuchando el tictac de un reloj y pensar que cada momento nos acerca más a ella. Atisha solía hacer esta meditación con el sonido de las gotas de agua al caer. También podemos imaginar que el Señor de la Muerte vive a unos kilómetros de distancia y que el tictac del reloj son nuestros pasos acercándonos a su casa. Esto nos ayudará a reconocer que no somos más que viajeros. En el Sutra del gran deleite, Buda dice: «Estos tres mundos son impermanentes como las nubes de otoño. El nacimiento y la muerte de los seres son como la entrada y salida de los actores en un escenario». Los actores a menudo cambian de papel y de disfraz, y aparecen

una y otra vez bajo diferentes aspectos. Del mismo modo, los seres sintientes adquieren distintas formas y aparecen en nuevos mundos. En unas ocasiones son seres humanos o animales, y en otras bajan a los infiernos. El Sutra continúa diciendo: «La vida de un ser sintiente es breve como la luz del relámpago y se agota con rapidez como el agua que desciende de una alta montaña». La muerte no va a esperar a que completemos nuestra práctica espiritual. Aunque la vida es corta, no importaría tanto si al menos tuviéramos tiempo suficiente para el adiestramiento espiritual, pero por lo general estamos siempre ocupados en dormir, trabajar, comer, ir de compras, conversar, etcétera, y nos queda muy poco tiempo para la práctica sincera. Dedicamos todo nuestro tiempo a lograr otros objetivos hasta que, de repente, nos sorprende la muerte. Solemos pensar que tenemos suficiente tiempo para el adiestramiento espiritual, pero si examinamos nuestro modo de vida, nos daremos cuenta de que los días van transcurriendo y aún no hemos empezado a practicar en serio. Si no encontramos tiempo para practicar el Dharma con sinceridad, cuando nos llegue la muerte nos ocurrirá como a Mondrol Chodak: miraremos atrás y descubriremos que hemos desperdiciado nuestra vida. En cambio, si recordamos la muerte en todo momento, generaremos tal deseo de mantener una práctica pura que cambiaremos nuestros hábitos de forma natural y empezaremos a dedicar al menos unos minutos a la práctica espiritual. Finalmente, dispondremos de más tiempo para el adiestramiento espiritual que para otras actividades. Si meditamos sobre la inminencia de nuestra muerte una y otra vez, es posible que lleguemos a sentir miedo, pero esto no es suficiente. Después de generar el temor de afrontar la muerte sin estar preparados, hemos de buscar algo que de verdad pueda protegernos. Gungtang Yhampelyang dijo que los caminos de las vidas futuras son largos y desconocidos. Iremos viajando de vida en vida sin saber dónde vamos a renacer, si seguiremos los caminos que conducen a un reino afortunado o a uno desafortunado. Sin libertad ni elección, iremos donde nos lleve nuestro karma. Por lo tanto,

debemos encontrar algo que nos muestre el buen camino y nos aleje de los senderos erróneos en vidas futuras. Hemos de esforzarnos con nuestro cuerpo, palabra y mente por poner en práctica el Dharma. Las posesiones y disfrutes del samsara no pueden ayudarnos. Solo el Dharma nos muestra el camino correcto. Puesto que es la única posesión y disfrute que podrá ayudarnos y protegernos en el futuro, debemos esforzarnos con nuestro cuerpo, palabra y mente por ponerlo en práctica. Milarepa dijo: «Los sufrimientos de las vidas futuras son más numerosos que los de esta vida. ¿Has preparado algo que te sirva de ayuda? Si todavía no lo has hecho, hazlo ahora. La única protección contra estos sufrimientos es la práctica del sagrado Dharma». Si analizamos nuestra vida, nos daremos cuenta de que nunca hemos tenido interés por el adiestramiento espiritual, y que incluso ahora que empezamos a tenerlo, por pereza no lo hacemos correctamente. Gungtang Yhampelyang dijo: «Durante veinte años no quise practicar el Dharma. Pasé otros veinte pensando que podría hacerlo más adelante. Los veinte años siguientes estuve ocupado con todo tipo de actividades, hasta que finalmente me arrepentí de no haber practicado el Dharma. Esta es la triste historia de mi vacía existencia humana». Esta también podría ser nuestra propia biografía, pero si somos conscientes de que nuestra muerte es inevitable, dejaremos de desperdiciar nuestra preciosa existencia humana y nos esforzaremos por llenarla de significado. A menudo nos engañamos a nosotros mismos pensando: «Soy joven y por ahora no me voy a morir», pero podemos comprobar que esta suposición es falsa, puesto que muchos jóvenes mueren antes que sus propios padres. En ocasiones, pensamos: «Tengo buena salud y, por lo tanto, de momento no me voy a morir», pero hay personas que cuidan enfermos y disfrutan de buena salud, y mueren antes que ellos. Incluso aquellos que van a visitar a un amigo al hospital pueden morir antes que este en un accidente, ya que la muerte no se limita a ancianos y enfermos. La persona que está viva por la mañana puede morir por la tarde, y la que goza de

buena salud al irse a dormir puede no despertar al día siguiente. Algunos mueren ingiriendo alimentos, otros en medio de una conversación y otros nada más nacer. La muerte no siempre avisa. Este enemigo aparece en cualquier momento y ataca cuando menos lo esperamos. Puede visitarnos al ir a fiesta, al encender la televisión o mientras pensamos: «Hoy no me voy a morir» y hacemos planes para las vacaciones de verano o la jubilación. El Señor de la Muerte puede caer sobre nosotros con la misma rapidez que las nubes de tormenta cubren el cielo. La muerte puede arrojar su sombra sobre nosotros en unos instantes, como cuando vemos un cielo limpio y azul a través de la ventana, pero al salir a la calle está nublado. Aunque la muerte es inevitable y la duración de nuestra vida es incierta, no tendría importancia si al menos las causas para morir fueran pocas; pero las condiciones tanto externas como internas que pueden producir la muerte son innumerables. Se dice que hay ochenta mil clases de obstáculos o espíritus que pueden debilitar nuestra vitalidad e incluso provocar nuestro fallecimiento. El medio ambiente es la causa de numerosas muertes por inanición, inundaciones, incendios, terremotos, contaminación, etcétera. Del mismo modo, los elementos internos de nuestro cuerpo nos causan la muerte cuando se desequilibran y uno de ellos crece más que los otros. Cuando los elementos internos están equilibrados, se dice que son como cuatro serpientes de la misma especie e igual fortaleza que viven juntas en armonía; pero cuando los elementos no están equilibrados es como si una de ellas es más poderosa que las demás, acaba devorándolas y finalmente ella misma muere de inanición. Además de estas causas inanimadas, hay seres, como delincuentes, soldados o animales salvajes, que también pueden producirnos la muerte. Incluso los objetos que no consideramos peligrosos y que creemos que nos protegen y son necesarios en la vida, como una casa, un coche o nuestro mejor amigo, pueden causarnos la muerte. Algunas personas mueren aplastadas al derrumbarse su casa o al caer por unas escaleras y otras pierden la vida en las carreteras. Algunos mueren antes de terminar sus vacaciones y otros lo hacen a causa de sus propias aficiones, como los jinetes que sufren caídas

mortales. Incluso nuestro mejor amigo o nuestro amante puede quitarnos la vida de manera intencionada o accidental. ¡Cuántas veces leemos en los periódicos historias apasionadas de amantes que se quitan la vida el uno al otro o de padres que asesinan a sus propios hijos! Los mismos alimentos que ingerimos para mantenernos vivos pueden causar nuestro fallecimiento. Si lo pensamos detenidamente, nos daremos cuenta de que es imposible encontrar un solo objeto de disfrute que no tenga el potencial de producir la muerte y que solo sea una causa de supervivencia. El Protector Nagaryhuna dijo: «Nuestra vida está rodeada de miles de condiciones que la amenazan. Nuestra fuerza vital es como una llama expuesta al viento. La llama de nuestra existencia puede apagarse con facilidad, pues el viento de la muerte sopla en todas direcciones». Cada persona ha creado el karma de que su vida dure un determinado período de tiempo, pero como no podemos recordar las acciones que hemos realizado en el pasado, no sabemos cuánto vamos a seguir viviendo. Como se ha mencionado con anterioridad, es posible que tengamos una muerte prematura aunque no hayamos agotado la duración de nuestra vida debido a que se acaben nuestros méritos antes de haber consumido nuestro karma. En este caso, es posible que caigamos tan enfermos que los médicos no puedan ayudarnos o no podamos encontrar alimentos u otras necesidades básicas. En cambio, si la duración de nuestra vida no se ha terminado y todavía nos quedan méritos, aunque caigamos gravemente enfermos, encontraremos las condiciones necesarias para recuperarnos. En el Sutra del acopio de joyas se mencionan nueve condiciones principales de muerte prematura: 1) Comer en exceso. 2) Ingerir alimentos en malas condiciones. 3) Volver a ingerir alimentos antes de haber hecho la digestión de los tomados previamente. 4) Retener demasiado tiempo en el estómago alimentos indigestos sin eliminarlos.

5) Vomitar alimentos digeridos. 6) No tomar las medicinas adecuadas. 7) Realizar actividades sin tener la experiencia necesaria, como intentar nadar o conducir un coche sin saber cómo hacerlo. 8) Desplazarse en momentos inadecuados, como saltarse un semáforo en rojo o correr al mediodía bajo el sol en un país caluroso. 9) Mantener relaciones sexuales sin moderación. Aunque en el mantra secreto se enseñan métodos para prolongar la duración de la vida, solo darán resultado si los practicamos con sinceridad, fe y una buena concentración, y nuestra meditación es poderosa. Por lo tanto, de momento nos resulta difícil prolongar la duración de nuestra vida. Aunque existen innumerables causas de muerte, esto no tendría importancia si nuestro cuerpo fuera tan duro como el acero, pero en realidad es muy delicado. No es necesario utilizar armas poderosas ni bombas para destruirlo, se puede acabar con él con una pequeña aguja. En su Carta amistosa, Nagaryhuna dice: «Hay muchas circunstancias que debilitan nuestra fuerza vital. El cuerpo humano es una como burbuja de agua». Al igual que una burbuja estalla en cuanto se la toca, nosotros podemos morir solo con que una púa venenosa nos rasgue la piel o una gota de agua se introduzca en nuestro corazón. En el texto mencionado, Nagaryhuna dice que al final del presente eón, el sistema solar será consumido por las llamas de un fuego inmenso que no dejará ni rastro de sus cenizas. Si el universo entero desaparecerá algún día, es evidente que el delicado cuerpo humano puede hacerlo en cualquier momento. Si observamos nuestra respiración, comprobaremos que a cada aspiración le sigue una espiración, pero si este proceso se detuviera, perderíamos la vida. Cuando nos dormimos y perdemos el poder de la memoria, nuestra respiración todavía continúa, aunque en muchos otros aspectos nos asemejamos a un cadáver. Nagaryhuna dijo al respecto: «¡Qué maravilla!». Cuando nos despertamos por la mañana, deberíamos alegrarnos pensando: «Es increíble que mi

respiración no se haya detenido mientras dormía. Si lo hubiera hecho, ahora estaría muerto». Aunque poseamos las mayores riquezas del mundo, en el momento de la muerte no nos servirán de nada porque no podremos llevárnoslas con nosotros ni nos aliviarán el sufrimiento. Hay un proverbio tibetano que dice que ante la muerte, el rey que está acostumbrado a sentarse en un trono de oro y el vagabundo que va mendigando de pueblo en pueblo son iguales. En el Sutra titulado Árbol glorioso, Buda dice: «Aunque almacenes alimentos para abastecerte durante cien años, al morir viajarás hambriento a tu próxima existencia. Aunque prepares ropa para vestirte durante cien años, al morir tendrás que partir desnudo hacia tu próxima existencia». Shantideva dice en la Guía de las obras del Bodhisatva: «Tendré que dejarlo todo atrás y partir solo, pero al no comprender esto he cometido todo tipo de malas acciones contra mis amigos y otras personas». En cierta ocasión, había un hombre que trabajaba duro labrando una piedra para hacerla cuadrada. Una persona que pasaba por allí le preguntó: «¿Por qué te esfuerzas tanto por hacer esta piedra cuadrada?». Y el hombre contestó: «Simplemente para dejarla aquí». Al igual que este hombre, nosotros dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a acumular posesiones que tendremos que abandonar al morir. Shantideva señala en la Guía de las obras del Bodhisatva: «¿De qué me servirán mis compañeros cuando sea apresado por los mensajeros del Señor de la Muerte? En ese momento solo mis méritos podrán protegerme, pero hasta ahora no he pensado en ello». Vinimos solos a este mundo y partiremos solos también. Nadie puede cargar con nuestros sufrimientos de la vejez y las enfermedades ni compartirlos de verdad con nosotros. En el momento en que más necesitados estamos, al morir, nuestros

familiares y amigos no pueden hacer nada por nosotros. Aunque todas las personas de este mundo fuesen nuestros amigos, tampoco podrían ayudarnos. Aunque nos agarrasen de los brazos, de las piernas y de la cabeza, no podrían impedir nuestra muerte. Las personas más poderosas del mundo están rodeadas de guardaespaldas, pero cuando los visita el Señor de la Muerte, ninguno de ellos puede protegerlas. El gran yogui Mitatso, en cierta ocasión, recitó el siguiente verso a un rey:

«Aunque eres un gran rey con grandes recursos, cuando te llegue la hora de partir hacia la próxima vida, tendrás que hacerlo solo y temblando de miedo. Tendrás que viajar sin bienes ni riquezas, sin sirvientes, sin tus hijos y sin tu querida reina». El primer Panchen Lama dijo: «Cuando llega la muerte, nos separa de nuestros familiares y amigos, y nunca más los volvemos a ver. A partir de entonces no volveremos a reunirnos con ellos. No hay nadie más inclemente que el Señor de la Muerte». Si durante la vida nos separamos de nuestros familiares y amigos durante un tiempo, siempre podemos volver a verlos más tarde; pero cuando llega la muerte, esta separación es definitiva, y aunque nos encontremos con ellos en vidas futuras, no los reconoceremos. En el momento de la muerte, nuestro cuerpo tampoco nos servirá de nada. Desde que nacimos hemos estimado y cuidado nuestro cuerpo como si fuera nuestra posesión más preciada; lo protegemos del frío, lo untamos con cremas y aceites cuando su piel está reseca, y lo defendemos con ahínco cuando alguien intenta dañarlo. Tenemos una compasión tan grande por nuestro cuerpo que no soportamos que sufra el menor dolor. Si tiene sed no lo podemos aguantar, y si se debilita y enferma nos deprimimos. Casi todas las acciones perjudiciales que hemos cometido en el pasado han sido a causa de nuestro cuerpo. Atendemos todas sus necesidades con el mayor cuidado: lo vestimos, alimentamos, lavamos y embellecemos. Si alguien lo critica diciendo algo como: «¡Qué piernas más gruesas tienes!» o «¿Adónde vas con esa cara de mono?», nos indignamos, mientras que si las mismas bromas se refieren al cuerpo de otra persona, no les damos importancia, y hasta nos hacen gracia. Sin embargo, este cuerpo que tanto estimamos es traicionero. Nos defrauda sobre todo en el momento de la muerte, al abandonarnos por completo cuando más lo necesitamos. El primer Panchen Lama dijo: «Este cuerpo que hemos estimado durante tanto tiempo nos

traicionará cuando más lo necesitemos». Algunos piensan que la muerte es como el apagarse de la llama de una vela, pero esto no es cierto. Cuando la llama de una vela se apaga, su continuo cesa y desaparece por completo, pero cuando nosotros nos morimos, no desaparecemos. La muerte es como cuando un pájaro cambia de nido. Nuestro cuerpo es como el nido, y nuestra mente, como el pájaro. Cuando nuestra consciencia abandona el cuerpo, seguimos teniendo miedo y alucinaciones, y seguimos sufriendo y necesitando protección. Si practicamos el Dharma, cultivaremos buenos hábitos mentales que llevaremos con nosotros a nuestra próxima vida. Puesto que el continuo de nuestra mente lleva consigo los hábitos mentales que hemos adquirido, nuestra práctica espiritual y las acciones virtuosas que hayamos realizado en esta vida nos beneficiarán tanto en el momento de la muerte como en las vidas futuras. En ocasiones resulta útil imaginar que ha llegado el momento de nuestra muerte. Sabemos con certeza que esta es inevitable, ya sea debido a una enfermedad o a un accidente, y es muy probable que terminemos en un hospital. Allí nos llevarán cuando caigamos enfermos y al principio el médico tendrá esperanzas de curarnos, pero luego las perderá e incluso dejará de visitarnos. Entonces, nuestros familiares se llenarán de tristeza y se sentirán impotentes, y lo único que podrán hacer es lamentarse, gemir y llorar. Cuando comience el proceso de nuestra muerte, nuestro cuerpo se irá enfriando y respiraremos con dificultad. Nuestro cuerpo se debilitará y encogerá, y dejaremos de poder oír bien y de ver con claridad. Si nuestros familiares y amigos están junto a nosotros, no los podremos reconocer. Nuestra lengua se acortará y no podremos hablar con coherencia. Poco a poco perderemos la memoria, pero antes de hacerlo por completo nos daremos cuenta de que estamos muriendo y nos llenaremos de angustia. Con desesperación, pensaremos: «¡Qué maravilloso sería si pudiera alargar mi vida!» y suplicaremos mentalmente a nuestros familiares y amigos que nos ayuden, pero ellos no podrán hacer nada. De manera gradual, los cuatro elementos de nuestro cuerpo se irán absorbiendo e iremos

percibiendo diferentes visiones y alucinaciones. El miedo se apoderará de nosotros. Nuestra memoria será cada vez más débil hasta que, finalmente, las apariencias de esta vida se desvanecerán por completo. Este será el fin de todo lo que nos une a esta existencia y dejaremos de vivir en nuestra casa, de encontrarnos con nuestros amigos y de conversar con nuestros familiares. Si nos resulta difícil imaginarnos en esta situación, podemos visitar un cementerio, contemplar las lápidas y recordar que debajo de cada una de ellas yace un cadáver. Podemos escoger una de ellas como ejemplo. Imaginemos que la inscripción dice: «Aquí yace Pedro. Murió el 21 de mayo del 2005». Entre la situación de Pedro y la nuestra solo hay una cuestión de tiempo. Dentro de poco estaremos en su misma situación, y al igual que su cuerpo yace pudriéndose bajo tierra, el nuestro también será enterrado y finalmente se descompondrá. Hay muchas cosas que nos pueden servir para recordar la muerte. En la televisión, cada día vemos que mueren personas. Por lo general, vemos la televisión para informarnos de la actualidad o para entretenernos, pero si queremos alcanzar la realización de la muerte y la impermanencia, hemos de identificarnos con las personas que vemos que se están muriendo y pensar: «Pronto acabaré como ellos». Cada vez que veamos un anciano o una persona enferma en la pantalla, podemos pensar: «Pronto voy a acabar igual». Si practicamos de este modo, ver la televisión será beneficioso. Los medios de comunicación nos enseñan la impermanencia, la vacuidad, la compasión y que la naturaleza del samsara es sufrimiento. Con la sabiduría de Dharma podemos aprender de cualquier cosa, y de este modo aumentaremos nuestra fe y nuestras experiencias espirituales. Milarepa dijo que él consideraba todo lo que percibía como un libro de Dharma. Para él, todas las cosas confirmaban que las enseñanzas de Buda son ciertas, y de este modo aumentaba sus experiencias espirituales. EL ESTADO INTERMEDIO

El estado intermedio o bardo recibe este nombre porque es el período de tiempo que transcurre entre la muerte y el siguiente

renacimiento. Los seres que están en este estado se denominan seres del bardo. La manera más fácil de convencernos de la existencia del bardo es comparándolo con el estado onírico, puesto que son muy similares. Tanto el cuerpo del bardo como el onírico surgen a partir de aires de energía sutiles. Los dos carecen de carne, huesos, sangre y órganos internos, pero poseen los poderes sensoriales completos. Al igual que el cuerpo onírico surge de la luz clara del sueño, el del bardo lo hace de la luz clara de la muerte, y al igual que el cuerpo del sueño solo es percibido por la misma persona que está soñando, el cuerpo del bardo solo puede ser visto por otros seres del bardo; los seres ordinarios que no tienen clarividencia visual no pueden hacerlo. La localización del cuerpo onírico cambia con rapidez y los encuentros que tenemos durante el sueño son efímeros. Del mismo modo, el cuerpo del bardo también se desplaza con rapidez y las relaciones que se establecen en este estado duran poco tiempo. A medida que nos dormimos, los aires burdos se van reuniendo en el corazón y experimentamos las mismas señales que las cercanas internas de la muerte, desde la señal de la apariencia semejante a un espejismo hasta la de la luz clara. Los yoguis y meditadores que han adquirido la suficiente retentiva mental pueden reconocer estas señales a medida que se van durmiendo, pero la mayoría de las personas no pueden percibirlas con claridad, puesto que durante el sueño pierden la memoria. Después de la luz clara del sueño no nos despertamos inmediatamente, sino que entramos en el sueño y generamos el cuerpo onírico. Del mismo modo, durante el proceso de la muerte los aires burdos se reúnen en el corazón y percibimos las señales internas de la muerte. Después de la luz clara de la muerte no entramos de inmediato en una nueva vida, sino que lo hacemos en el bardo y tomamos un cuerpo de bardo, que es similar al onírico. Los seres del bardo tienen cinco características: 1) su forma es la misma que la de su próximo renacimiento –por ejemplo, si un ser humano va a renacer como un perro, su cuerpo de bardo tendrá la forma de un perro, y si es un perro el que va a renacer como un ser humano, su cuerpo de bardo tendrá la forma de un ser humano–; 2) surgen de forma espontánea con sus extremidades, poderes

sensoriales y demás partes completos; 3) tienen poderes sobrenaturales contaminados –puesto que su cuerpo no es obstruido por la materia, pueden atravesar paredes, montañas y demás objetos sólidos, y tienen clarividencia contaminada–; 4) su vista tampoco está obstruida por objetos materiales –pueden ver a través de objetos como edificios y a largas distancias–; 5) solo los seres del bardo pueden percibir a otros seres que también estén en el bardo –los seres humanos, con excepción de algunos que tienen poderes limitados de clarividencia, tampoco pueden verlos–. Inmediatamente después de la muerte, adoptaremos la forma de un ser del bardo con estas cinco características. En Tesoro de Abhidharma, escrito por el maestro budista Vasubandhu, hay un verso que describe la forma de los seres del bardo. La interpretación literal de este verso ha llevado a algunos eruditos a afirmar que la forma del cuerpo de los seres del bardo es la misma que la de su vida anterior. Este malentendido respalda la falsa creencia de que los seres del bardo pueden reconocer a sus anteriores familiares y amigos y comunicarse con ellos, y que sufren cuando estos los ignoran o se lamentan por su muerte. Según esta interpretación errónea, cuando los seres del bardo ven a sus familiares comiendo, por ejemplo, se sienten desolados porque no pueden unirse a ellos, y cuando comprenden que han muerto, sienten una profunda tristeza y un intenso rechazo por su cuerpo anterior. Sin embargo, Vasubandhu, Arya Asanga y otros eruditos enseñaron que la forma del cuerpo de los seres del bardo es la misma que la de su vida futura, y no que la de su vida anterior. En los Sutras de Buda se confirma esta última opinión. Los seres del bardo no pueden reconocer nada ni a nadie relacionado con su vida anterior, ni tan siquiera el mismo cuerpo que acaban de abandonar. Algunos eruditos afirman que la duración de la vida de los seres del bardo es de siete días. Piensan que durante los primeros tres días y medio estos adoptan la forma del cuerpo de su vida anterior, y durante los tres días y medio siguientes, la forma del cuerpo de su vida futura, pero en las escrituras de Vasubandhu y Asanga se refuta también esta tesis. En algunos textos populares tibetanos se describen las experiencias

de personas que supuestamente regresan de la muerte, reaniman sus cuerpos y traen mensajes de seres del más allá. Si algunos Sutras, como el Sutra del Guru de la Medicina, se interpretan de manera literal, también parecen indicar que la consciencia de una persona muerta puede volver a su cuerpo anterior. Puesto que en otros textos, como en el Comentario a la ‘Cognición válida’, de Dharmakirti, se refuta esto, ¿cuál es la versión correcta? En realidad, las personas que supuestamente regresan de la muerte no habían muerto. Es posible que a un observador externo le parezca que mueren porque sus cuerpos están fríos y han dejado de respirar, pero debido a que su consciencia sutil todavía permanece en el cuerpo, no han muerto del todo. Después de recuperarse, recuerdan lo que les ha ocurrido durante el proceso de la muerte y cuentan a los demás sus experiencias. No es posible que alguien que haya muerto por completo regrese a su cuerpo porque la muerte es la separación irreversible del cuerpo y la mente. En el bardo, los seres sufren alucinaciones. Cada ser del bardo tiene el karma de experimentar los temores específicos de su próximo renacimiento en un determinado reino, en particular cuando se trata de uno los reinos inferiores, pero hay tres clases de apariencias aterradoras que por lo general perciben estos seres. La primera se llama miedo a permanecer en la oscuridad. Motivados por un miedo terrible a permanecer para siempre en la oscuridad, el ser del bardo busca desesperadamente la luz. De vez en cuando logra escapar de la oscuridad y llega a un lugar donde hay luz, solo para ver seres terroríficos; esta apariencia se llama la terrible apariencia de los demonios. Es posible que el ser del bardo también sienta la angustia de ser perseguido y atrapado por estos seres terroríficos; esta apariencia se denomina la apariencia aterradora de ser atrapado por los demonios. Puesto que la mayoría de nosotros no hemos visto nada tan aterrador, es posible que nos resulte difícil imaginar el miedo que sufren los seres del bardo al percibir estos seres demoníacos, pero podemos recordar alguna de nuestras pesadillas, que suelen ser similares. Al igual que la persona que está soñando se identifica por completo con su cuerpo onírico, los seres del bardo también lo hacen

con su cuerpo de bardo. Puesto que la muerte es la ruptura de la conexión entre el cuerpo y la mente, mientras el cuerpo y la mente del ser del bardo permanezcan unidos, seguirá siendo un ser vivo. Cree que su cuerpo de bardo es su verdadero cuerpo, que está vivo y que sus experiencias son reales, y ha olvidado su relación con su vida anterior. Los seres del bardo también sufren un continuo estado de cambio e incertidumbre. Incapaces de permanecer en el mismo lugar durante mucho tiempo, tienen que desplazarse una y otra vez; esto se denomina la incertidumbre del lugar. Incluso si un ser del bardo se encuentra con otro ser del bardo, no puede elegir cuánto tiempo estará con él; esto se denomina la incertidumbre de los amigos. El entorno de los seres del bardo cambia sin cesar, y un lugar apacible puede transformarse de repente en uno peligroso y horrible; esto se denomina la incertidumbre de la apariencia. En el bardo, aquellos que han llevado una vida inmoral sienten que caen de cabeza y se hunden en profundidades cada vez más oscuras. De las tinieblas surgen horribles apariciones que llenan a los seres del bardo de miedo y angustia. Además, estos perciben cuatro sonidos aterradores: 1) debido al cambio de apariencia ante la mente del elemento tierra, oyen un gran estruendo como el producido por el derrumbamiento de una inmensa montaña rocosa, se asustan y sienten como si les aplastara una masa enorme; 2) debido al cambio de apariencia ante la mente del elemento agua, oyen un sonido como el producido por grandes olas, se aterrorizan y sienten como si les arrastrase una inmensa marea; 3) debido al cambio de apariencia ante la mente del elemento fuego, oyen un sonido como el producido por un gran incendio que se extiende con rapidez en todas direcciones y, llenos de angustia, sienten como si estuvieran atrapados entre las llamas; y 4) debido al cambio de apariencia ante la mente del elemento aire, oyen un sonido como el que produce una gran tormenta y, aterrados, sienten como si les arrastrase un torbellino. Los seres del bardo que están a punto de renacer en uno de los infiernos ven seres horribles que aparecen para torturarlos. El mero hecho de estar en su presencia les produce un terror y sufrimiento

insoportables. Aterrorizados por estos verdugos, oyen cómo se animan entre ellos diciendo: «Mata a este y tortura al otro...». Después de oírlos hablar así, se sienten aterrados como si fueran atrapados y secuestrados por estos crueles torturadores. Sin embargo, aquellos que hayan llevado una vida virtuosa se sentirán felices durante el bardo. Irán subiendo de gozo en gozo y lo percibirán todo como si estuviera iluminado por la luz de la luna. Los que vayan a renacer como seres humanos sentirán como si estuviesen flotando hacia adelante, y los que vayan a renacer como dioses, como si estuviesen flotando hacia arriba en el espacio. Aquellos que hayan llevado una vida virtuosa morirán de manera tranquila y apacible, pero los que hayan llevado una vida inmoral sufrirán horribles alucinaciones no solo durante la muerte, sino también durante el bardo. Había una vez un aristócrata tibetano que se encargaba de organizar un festival de oraciones anual y cada vez que se celebraba robaba algunos de los bloques de té que se ofrecían a los monjes. El té tibetano se presenta en forma de pequeños bloques compactos que han de partirse para hervir. A la hora de su muerte, este hombre tuvo la alucinación de que le llovían cientos de bloques de té y moría aplastado por ellos. Las personas que han llevado una vida inmoral experimentan intenso miedo y sufrimiento durante el bardo. Debemos recitar oraciones para librarnos de los terribles caminos del bardo y evitar crear las causas de estas experiencias. EL RENACIMIENTO

En este contexto, renacimiento se refiere al renacimiento incontrolado, cuya naturaleza es sufrimiento. Los seres humanos experimentan sufrimiento humano porque han renacido como humanos, los animales experimentan sufrimiento animal por haber obtenido un renacimiento animal, etcétera. El renacimiento en el samsara es la base para experimentar los sufrimientos de los seis reinos. La causa principal para renacer en un lugar u otro son nuestras propias acciones, es decir, el karma impulsor que hayamos acumulado. Las causas secundarias o condiciones contribuyentes del

renacimiento pueden ser de dos clases: distantes y cercanas. La condición distante es el karma que tienen nuestros padres de que vayamos a ser su hijo. Las condiciones cercanas son, por ejemplo, el hecho de que cuando nuestros padres realicen el acto sexual se produzca la unión del esperma y el óvulo en el seno de la madre. Todas estas causas y condiciones han de reunirse para que se produzca un renacimiento. Si el ser del bardo va a renacer como humano, se acercará cada vez más al lugar donde va a renacer, como una mosca que vuela alrededor de un trozo de carne. Se irá aproximando a la casa donde se encuentran sus futuros padres, a su habitación y a la cama donde están acostados. Cuando el ser del bardo ve a sus futuros padres realizando el acto sexual, genera un intenso deseo de unirse a ellos. Si va a renacer como una mujer, intenta abrazar al padre, y si va a hacerlo como un hombre, a la madre, pero al no poder colmar sus deseos, muere enfadado. Al morir, el ser del bardo experimenta todas las señales de la muerte de manera muy rápida, y cuando la luz clara de la muerte cesa, su consciencia entra en la unión del esperma y el óvulo en el seno de la madre. Entra por la boca del padre y desciende hasta su órgano sexual, pasa por el de la madre y entra en su seno. En el primer momento de la concepción, la mente del nuevo ser solo percibe una apariencia negra, a la cual le siguen las restantes señales de la muerte en orden inverso a medida que la mente se vuelve cada vez más burda. Al principio, el cuerpo del nuevo ser en el seno materno es líquido como el yogur de color rojizo. Poco a poco va ganando consistencia, y al cabo de unas semanas tiene una forma parecida a la de un pez. Unas semanas más tarde su forma es similar a la de una tortuga, y después, a la de un león. Finalmente, su cuerpo adquiere la forma de un ser humano. Al cabo de unos nueve meses y diez días, nace el bebé. Algunas de las enseñanzas que se presentan en este libro han sido extraídas de otros de mis libros. Aunque hayamos leído estos últimos, no debemos pensar que no es necesario volver a leer estos apartados. Estas enseñanzas no se imparten para que obtengamos una mera comprensión intelectual, sino para que alcancemos profundas realizaciones. Debemos leerlas una y otra vez hasta

familiarizarnos por completo con ellas. Nunca se nos ha ocurrido pensar que no es necesario comer hoy porque ya lo hicimos ayer. Al igual que para mantener un cuerpo sano tenemos que comer todos los días, para mantener nuestra comprensión del Dharma y alcanzar realizaciones, debemos leer las enseñanzas, contemplarlas y meditar en ellas una y otra vez.

Cómo beneficiar a los difuntos y a los moribundos La práctica de poua por el beneficio de los demás consta de dos partes: 1. Cómo beneficiar a los difuntos. 2. Cómo beneficiar a los moribundos. CÓMO BENEFICIAR A LOS DIFUNTOS

Se divide en dos apartados: 1. Cómo beneficiar a los difuntos con la práctica de poua. 2. Cómo beneficiar a los difuntos con oraciones y la dedicación. CÓMO BENEFICIAR A LOS DIFUNTOS CON LA PRÁCTICA DE POUA

Como practicantes, es posible que los familiares y amigos de alguna persona que acabe de morir nos pidan que realicemos un ritual por su beneficio. Existen rituales extensos (tib.: lhogo) que pueden realizarse en combinación con las prácticas de autoiniciación del tantra del yoga supremo, y otros más breves que los puede realizar cualquier persona. La Ceremonia de poua que puede encontrarse en el apéndice 2 puede ser practicada en solitario o en grupo por el beneficio de los innumerables seres que mueren cada día o cuando se trata de personas que fallecen víctimas de un accidente, un desastre natural o una guerra. La práctica sencilla que se presenta a continuación está basada en la sadhana El camino de compasión para el difunto, que también puede encontrarse en el apéndice 2. Tradicionalmente se realiza antes de que hayan transcurrido cuarenta y nueve días a partir de la fecha del fallecimiento. Para preparar este ritual, comenzamos disponiendo ofrendas y realizando otros preparativos. Lo elaborado de las ofrendas

dependerá de la aportación económica de los familiares del difunto. Utilizar el dinero del difunto es un poderoso método para aumentar sus méritos y para que este establezca una conexión especial con los seres sagrados. En un trozo de papel dibujamos un loto, en el centro escribimos con tinta roja la letra inicial del nombre del difunto y encima de ella dibujamos un dosel. Pegamos el papel a una varilla como si fuera una bandera y la ponemos en un recipiente apropiado, como una vasija pequeña. Delante colocamos una fotografía o dibujo del difunto para simbolizar su presencia. Sobre un plato esparcimos una cucharada de semillas de sésamo negro dándole la forma de un escorpión y preparamos un fuego en un pequeño recipiente con carbón. Después, colocamos la bandera con el nombre, las semillas de sésamo y el fuego en una mesa delante de nuestro asiento. Por último, ponemos una pequeña vela en un plato delante de la fotografía del difunto. A continuación, con una mente de intensa compasión por todos los seres sintientes en general y por el difunto en particular, comenzamos la sadhana. Esta consta de dos partes: 1. Autogeneración. 2. La práctica en sí. AUTOGENERACIÓN

Realizamos la autogeneración como Avalokiteshvara siguiendo las siete etapas de la primera parte de la sadhana: 1 Refugio y bodhichita. 2 Los cuatro inconmensurables. 3 Autogeneración como Avalokiteshvara. 4 Ofrendas a la autogeneración. 5 Alabanza. 6 Recitación del mantra. 7 Dedicación. LA PRÁCTICA EN SÍ

Consta de tres partes:

1. Generación del difunto como una persona viva. 2. Purificación del karma negativo del difunto. 3. Transferencia de la consciencia del difunto a la tierra pura. GENERACIÓN DEL DIFUNTO COMO UNA PERSONA VIVA

Después de generarnos como Avalokiteshvara, el Buda de la compasión, de la sílaba HRIH en nuestro corazón irradiamos rayos de luz que llegan hasta la forma simbólica del difunto, que se funde en luz y se disuelve en la vacuidad. Imaginamos que del estado de la vacuidad aparece el difunto con el aspecto que tenía cuando estaba vivo. La naturaleza de su cuerpo es luz y sus manos están juntas en la postura de la oración. Puesto que la consciencia del difunto tiene que estar en uno de los tres reinos de existencia –el del deseo, el de la forma o el inmaterial–, irradiamos de nuevo rayos de luz de nuestro corazón hacia estos tres reinos. Imaginamos que la luz engancha la consciencia del difunto, que se retrae y disuelve en el corazón de la persona generada delante de nosotros. A continuación, imaginamos que la persona viva está sentada frente a nosotros. PURIFICACIÓN DEL KARMA NEGATIVO DEL DIFUNTO

Para poder transferir la consciencia del difunto a la tierra pura, tenemos que purificarla del karma negativo que haya acumulado en sus incontables vidas pasadas. Para ello, realizamos la práctica de la ofrenda de fuego de Vajradaka, una Deidad iluminada cuya función es purificar con acciones coléricas el karma negativo de los seres sintientes. Con orgullo divino de ser Avalokiteshvara, el Buda de la compasión, irradiamos rayos de luz de la sílaba HRIH en nuestro corazón que llegan hasta el corazón de la persona que hemos generado frente a nosotros. Como resultado, las impresiones kármicas negativas que esa persona ha acumulado en sus incontables vidas pasadas salen de su cuerpo por los orificios de la nariz en forma de innumerables pequeños escorpiones que se disuelven en el escorpión de semillas de sésamo que tenemos delante.

A continuación, nos concentramos en el fuego reconociendo que carece de existencia por su propio lado, e imaginamos que del estado de la vacuidad aparece un fuego de sabiduría bajo el aspecto de la Deidad Vajradaka con la boca completamente abierta. Mientras recitamos el mantra de Vajradaka arrojamos las semillas de sésamo –cuya naturaleza es la del karma negativo del difunto– en el fuego e imaginamos que Vajradaka las consume. Cada vez que recitamos el mantra arrojamos unas cuantas semillas de sésamo utilizando los dedos pulgar y anular de la mano derecha. Después de haberlo recitado siete veces rezamos con sinceridad una oración para que todo el karma negativo del difunto sea purificado. Continuamos de este modo hasta que se terminen las semillas de sésamo. TRANSFERENCIA DE LA CONSCIENCIA DEL DIFUNTO A LA TIERRA PURA

Consta de siete partes: 1. Visualización. 2. Las tres percepciones. 3. Oración de las siete ramas. 4. Ofrecimiento conciso del mandala. 5. Súplicas. 6. La meditación en sí. 7. Dedicación. VISUALIZACIÓN

Visualizamos que la naturaleza del cuerpo del difunto es luz translúcida como un arcoíris. Sobre la coronilla de su cabeza está Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas. En el corazón de Avalokiteshvara aparece el Dharmakaya de todos los Budas en forma de gema ovalada de luz blanca del tamaño de un pulgar. Esta es la mente de Guru Avalokiteshvara. Meditamos en esta visualización durante un tiempo. A continuación, en el centro del cuerpo del difunto, entre los hombros, pero más cerca de la espalda que de la parte frontal, visualizamos su canal central. Es translúcido, su naturaleza es luz

roja y tiene el grosor de una flecha. Comienza cuatro dedos por debajo del ombligo y asciende por el centro del cuerpo hasta llegar a la coronilla. Es suave, flexible y muy recto. Por la parte inferior es fino, como la cola de una serpiente, pero a medida que asciende, aumenta de grosor y se vuelve hueco. En su coronilla, su parte superior se une con la puerta inferior de Avalokiteshvara. Dentro del canal central del difunto en su corazón visualizamos su mente en forma de gota blanca de luz brillante con un matiz rojizo y del tamaño aproximado de un guisante. A continuación, repasamos mentalmente todos los aspectos de esta visualización e intentamos percibirlos con claridad. Comenzamos con su cuerpo de luz, luego seguimos con su canal central, su mente en forma de gota, Guru Avalokiteshvara en su coronilla y el Dharmakaya de todos los Budas en forma de gema ovalada de luz blanca en su corazón. Entonces, lo repasamos todo en sentido contrario, desde la gema ovalada de luz blanca en el corazón de Guru Avalokiteshvara hasta el cuerpo de luz del difunto. Repetimos esta meditación analítica en ambos sentidos hasta que percibamos una imagen genérica de la visualización completa, y después meditamos en ella sin distracciones. LAS TRES PERCEPCIONES

A continuación, generamos las tres percepciones siguientes: 1) la mente del difunto, la gota, es un viajero que se dirige a la tierra pura; 2) su canal central es el camino hacia la tierra pura; y 3) el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara es su destino. ORACIÓN DE LAS SIETE RAMAS Y OFRECIMIENTO CONCISO DEL MANDALA

Recordando estas tres percepciones especiales, como representante del difunto recitamos la oración de las sietes ramas y ofrecemos un mandala conciso a Avalokiteshvara en su coronilla reconociendo que es la síntesis de todos los Budas y que su naturaleza es la de nuestro Guía Espiritual. SÚPLICAS

A continuación, realizamos las siguientes súplicas desde lo más profundo de nuestro corazón: ¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez direcciones!, te ruego que elimines todos los obstáculos externos e internos de [nombre del difunto]. Concédele, por favor, tus bendiciones para que complete el profundo camino de la transferencia y condúcelo a la suprema tierra pura de Buda. LA MEDITACIÓN EN SÍ

Imaginamos que como resultado de nuestras súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por el canal central del difunto que llega hasta su mente en forma de gota en su corazón. Al mismo tiempo que engancha la gota emitimos el sonido HIC e imaginamos con fuerte concentración que su mente en forma de gota asciende desde su corazón hasta el centro de su chakra de la garganta. A continuación, emitimos el sonido HIC por segunda vez e imaginamos que la gota asciende hasta el centro de su chakra de la coronilla, y cuando lo hacemos por tercera vez imaginamos que entra instantáneamente por la puerta inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya, la tierra pura interna de Buda. Entonces, debemos tener la firme convicción que el difunto ha renacido en la tierra pura de Buda y meditar en ello sin distracciones durante tanto tiempo como podamos. Después de haber transferido la consciencia del difunto a la tierra pura de Buda, imaginamos que su cuerpo frente a nosotros se disuelve en la bandera con su nombre. A continuación, encendemos la vela y pensamos que su naturaleza es la vacuidad. De la vacuidad aparece un fuego de sabiduría de cinco colores cuya naturaleza es la de las cinco familias de Buda. Sostenemos la bandera con el nombre del difunto sobre la vela mientras recitamos el mantra de Avalokiteshvara, OM MANI PEME HUM. Al mismo tiempo que el

fuego de sabiduría consume la bandera con el nombre imaginamos que el cuerpo del difunto es purificado y alcanza el Cuerpo de la Forma de un Buda. DEDICACIÓN

Para finalizar, dedicamos todos los méritos acumulados en el pasado, presente y futuro, y en particular con esta práctica, para que el difunto alcance la iluminación total. Existe otra práctica de poua para beneficiar a los difuntos basada en la sadhana Ofrenda al Guía Espiritual (tib.: Lama Chopa). Para un comentario completo de esta práctica, véase Gran tesoro de méritos. CÓMO BENEFICIAR A LOS DIFUNTOS CON ORACIONES Y LA DEDICACIÓN

Si nos piden que realicemos un funeral por alguien que haya muerto recientemente, podemos utilizar la sadhana Oraciones sinceras, que puede encontrarse en el apéndice 2. En esta clase de funeral los practicantes espirituales se reúnen para recitar oraciones sinceras y hacer dedicaciones para que el difunto obtenga un renacimiento afortunado. Las oraciones contenidas en este ritual solo son las bases para el funeral y pueden adaptarse según las circunstancias. Por lo general, las oraciones son mucho más poderosas si las recita una asamblea de practicantes que si solo lo hacen una o dos personas. En las escrituras se utiliza la analogía de la escoba. Si intentamos barrer el suelo con unas pocas ramas, nos resultará difícil, pero si juntamos más y fabricamos una escoba, lo haremos mejor. Esta práctica consta de dos partes: 1. Acumular gran cantidad de méritos y sabiduría. 2. Dedicar esta acumulación por el beneficio del difunto. ACUMULAR GRAN CANTIDAD DE MÉRITOS Y SABIDURÍA

Podemos acumular gran cantidad de méritos y sabiduría realizando extensas ofrendas a los seres sagrados y contemplando la Oración de las etapas del camino hacia la iluminación. El poder de nuestras oraciones depende de la intensidad y pureza de nuestra

intención. En este funeral es importante que los asistentes generen compasión hacia todos los seres sintientes en general y hacia el difunto en particular. Si tenemos una motivación auténtica de compasión, sin lugar a dudas nuestras oraciones darán resultado. Numerosas personas religiosas, tanto budistas como no budistas, conocen la eficacia de las oraciones por propia experiencia. Puesto que la naturaleza de la oración es intención o aspiración, es una acción mental. Las palabras de una oración nos ayudan a concentrarnos y nos inspiran fe, pero no son la oración propiamente dicha, puesto que también podemos rezar sin pronunciar palabras. Lo importante es concentrarnos sin distracciones en el significado de las oraciones mientras las recitamos. Puesto que somos budistas, rezamos ante una imagen de Buda o una asamblea visualizada de Budas considerándolos como Budas reales. Las oraciones que recitemos ante estos seres sagrados tienen un gran poder para obtener el resultado deseado. DEDICAR ESTA ACUMULACIÓN POR EL BENEFICIO DEL DIFUNTO

La dedicación se define como «la oración que observa nuestras virtudes o las de los demás y las dirige hacia un determinado objetivo». En este caso dedicamos nuestras virtudes por el beneficio del difunto. Por ejemplo, si después de haber realizado extensas ofrendas en favor de una persona que acaba de morir, rezamos lo siguiente: «Que gracias a los méritos acumulados al realizar estas ofrendas, [nombre del difunto] renazca en una tierra pura de Buda y alcance la iluminación», estamos realizando una dedicación. Todas las acciones virtuosas producen resultados beneficiosos, y la función de la dedicación es determinar qué clase de resultados producirá una acción virtuosa en particular. Las acciones virtuosas son como un buen caballo, y la dedicación, como las riendas con las que lo dirigimos. Con una motivación compasiva nuestra dedicación será eficaz sin lugar a dudas. Cuando Buda Shakyamuni era un Bodhisatva, acumuló gran cantidad de méritos realizando extensas ofrendas y practicando la generosidad. Su Guía Espiritual predijo que como resultado, disfrutaría de las riquezas de un rey chakravatin durante muchos

eones. Sin embargo, él dedicó todos sus méritos para que cuando se convirtiera en un Buda, ninguno de sus seguidores muriera de hambre. Desde entonces, miles de practicantes puros se han beneficiado de esta dedicación. El Tíbet fue un país muy pobre y numerosos practicantes decidieron vivir en lugares inaccesibles para dedicarse a la práctica espiritual, pero ninguno de ellos murió de hambre. En los países donde se ha extendido el Budadharma, como el Tíbet, la India, China y Mongolia, no ha habido ningún practicante puro que haya muerto de inanición. Incluso cuando ha habido escasez de alimentos y muchas muerte por ello, los practicantes puros los han encontrado de manera milagrosa. Al igual que esto ha sucedido en el pasado, mientras la doctrina de Buda permanezca en este mundo seguirá ocurriendo. Este es un ejemplo de alguien que ha dedicado su práctica de la generosidad por el beneficio de los demás y de otros que han recibido los resultados de su dedicación. Los gueshes kadampas solían decir que cuando una persona abandona el apego a las riquezas, estas caen sobre ella como pájaros que descienden del cielo. Al igual que los pájaros no acuden a un lugar desde una dirección determinada, sino que lo hacen desde todas direcciones, si renunciamos mentalmente a la riqueza, la recibiremos procedente de distintas fuentes. Esta fue la experiencia de numerosos gueshes kadampas. Después de la invasión china del Tíbet, un gueshe del monasterio de Sera llamado Thubten Tashi escapó al Nepal. Durante el viaje por el Tíbet consiguió mendigar algunos alimentos, pero cuando llegó al Nepal no tenía nada para comer. Sin embargo, en lugar de desanimarse, pensó: «Hasta ahora he tenido apego a mi cuerpo y me he preocupado en todo momento por él, pero no he recibido ningún beneficio duradero. Sería mejor abandonar por completo el apego a mi cuerpo y a mis posesiones, y dedicar el resto de mi vida a practicar el Dharma con sinceridad y a prepararme para la próxima vida». Entonces, abandonó la localidad en la que se encontraba y se dirigió hacia las montañas donde encontró una cabaña de pastores abandonada. Puesto que no tenía nada para comer, pensó que moriría en pocos días, pero no tenía miedo y se dedicó a practicar el

yoga de Buda Shakyamuni y a realizar las seis prácticas preparatorias del Lamrim. Al cabo de unos días, unos pastores aparecieron en su cabaña y le preguntaron qué hacía allí. Él respondió que esperaba a la muerte y que en una semana moriría. Una semana después, los pastores regresaron y lo encontraron vivo y con buena salud, y ni siquiera tenía hambre. Difundieron la noticia de que un hombre extraño vivía en las montañas. Una mujer anciana lo oyó y pensando que probablemente era un yogui que le podría dar consejos, subió a la cabaña. Al verla, el gueshe le preguntó: «¿Has tenido alguna pesadilla?». Él no tenía la intención de hacerle esta pregunta, pero las palabras le salieron de la boca. Efectivamente, la anciana había ido para preguntarle sobre las pesadillas que había tenido recientemente. Sorprendida, le respondió: «¿Cómo sabes que he venido a preguntarte acerca de mis sueños? ¡Debes de ser un Buda!». Más tarde dijo a los paisanos de su aldea que había un Buda viviendo en las montañas y su reputación se difundió con rapidez. Muchas personas le llevaron comida y le pidieron consejo. Realizó varias adivinaciones y todos lo conocían como Dri Rimpoché. Yo lo conocí personalmente y me dijo que ningún practicante puro de Dharma podría morirse de hambre aunque lo intentara. Este relato confirma el poder de la dedicación de Buda Shakyamuni. Si dedicamos nuestras virtudes con una motivación pura de compasión, sin lugar a dudas podemos beneficiar a los difuntos. En particular, la dedicación realizada por un gran grupo de practicantes es un poderos método para beneficiarlos. Con nuestras oraciones y dedicaciones podemos impedir que el difunto renazca en un reino inferior y conducirlo a uno superior, como una tierra pura de Buda. Esta práctica general la puede realizar cualquier persona, pero para los difuntos que consideramos seres realizados es más apropiado utilizar otro ritual. En estos casos, la asamblea de practicantes debe acumular gran cantidad de méritos y sabiduría con la práctica de la Ofrenda al Guía Espiritual. Después, se deben dedicar los méritos para satisfacer los deseos del difunto –que el Budadharma se difunda por todo el mundo y que todos los seres sintientes tengan la oportunidad de entrar en el camino del Bodhisatva, avanzar por sus

etapas y finalmente alcanzar la iluminación total–. CÓMO BENEFICIAR A LOS MORIBUNDOS

Cuando sabemos que una persona va a morir, podemos realizar la práctica de poua por ella. Primero generamos compasión contemplando su sufrimiento y el hecho de que no puede elegir su próximo renacimiento. Después de morir experimentará los temores y sufrimientos del bardo. Si renace como humano tendrá que experimentar los sufrimientos de los humanos, y si lo hace como un animal, los de los animales, etcétera. Contemplando su sufrimiento, rezamos lo siguiente desde lo más profundo de nuestro corazón: Qué maravilloso sería si esta persona se liberase de los renacimientos en el samsara. Voy a hacer lo posible por conseguirlo. Con esta mente de compasión realizamos la sadhana de poua titulada El camino de la compasión para el moribundo al mismo tiempo que contemplamos su significado con profundidad. Esta sadhana puede encontrarse en el apéndice 2. Por lo general, cuando alguien está a punto de morir, es importante no tocar ninguna parte de su cuerpo excepto la coronilla. Si le tocamos la coronilla, conseguiremos que se abra la puerta del chakra de la coronilla y que su consciencia abandone el cuerpo por ese lugar y se dirija hacia un renacimiento superior. Si la consciencia sale por una de las puertas inferiores del cuerpo, la persona renacerá en unos de los reinos inferiores. Esto es importante recordarlo. Además, mientras la persona se está muriendo todavía puede escuchar y comprender lo que le decimos y, por lo tanto, es muy importante tranquilizarla, animarla e impedir que se enfade o deprima. De este modo morirá en paz y sin obstáculos. Si el moribundo es un practicante espiritual, podemos recordarle su práctica y recitar o cantar sus oraciones y mantras diarios, e intentar que se acuerde de su Guía Espiritual.

SEGUNDA PARTE: Cómo integrar las cinco fuerzas en la práctica de poua

Motivación y familiaridad En la sadhana Ofrenda al Guía Espiritual, el primer Panchen Lama dice: «Si a la hora de morir no he completado el camino, ruego tus bendiciones para poder ir a una tierra pura por medio de la instrucción de la aplicación correcta de las cinco fuerzas, el método supremo de la transferencia a la Budeidad». Para que nuestra práctica de poua sea eficaz, debemos combinarla con las cinco fuerzas, que son un método especial para obtener buenos resultados. Las cinco fuerzas son: 1. La fuerza de la motivación. 2. La fuerza de la familiaridad. 3. La fuerza de la semilla blanca. 4. La fuerza de la destrucción. 5. La fuerza de la oración. La primera fuerza, la de la motivación, consiste en generar y mantener el deseo de renacer en una tierra pura de Buda. Para satisfacer este deseo, debemos familiarizarnos con la práctica de poua adiestrándonos en ella con regularidad; esta es la fuerza del hábito o familiaridad. Para tener éxito en nuestro adiestramiento, es necesario acumular gran cantidad de méritos practicando la virtud; esta es la fuerza de la semilla blanca. Se denomina de este modo porque con ella reunimos las condiciones internas para que las semillas de la virtud maduren en nuestra mente. Para renacer en una tierra pura de Buda, también debemos purificar las acciones perjudiciales que hemos cometido durante nuestras incontables vidas pasadas; esta es la fuerza de la destrucción. Por último, debemos dedicar los méritos para alcanzar nuestra meta final, la tierra pura de Buda; esta es la fuerza de la oración. Si integramos las cinco fuerzas en la práctica de poua,

podremos completar la práctica y transferir nuestra consciencia a una tierra pura de Buda. LA FUERZA DE LA MOTIVACIÓN

El primer paso para alcanzar una tierra pura de Buda es generar el deseo de ir allí, que es la fuerza de la motivación. Debemos cultivar y aumentar este deseo hasta que surja en nosotros de manera espontánea. Cuanto más intenso sea nuestro deseo de ir a una tierra pura, más nos esforzaremos en ello y, como resultado, alcanzaremos nuestra meta con toda certeza. Si somos perezosos, no conseguiremos nada. Desde el punto de vista del Dharma, la pereza consiste en no desear poner esfuerzo en una tarea virtuosa. En realidad, la pereza del apego a los placeres mundanos es la que nos hace vagar por el samsara y experimentar sufrimiento sin cesar, mientras que los Budas, que pusieron gran esfuerzo en el camino espiritual, disfrutan de la libertad y felicidad últimas de la iluminación total. Había una vez un yogui tibetano llamado Drukpa Kunlek que fue a visitar el gran templo de Lhasa para ver la estatua de Buda Shakyamuni. Al llegar ante ella, exclamó: «¡Oh, Buda!, hace tiempo tú y yo éramos iguales, pero tú, gracias a tu esfuerzo, has alcanzado la iluminación, mientras que yo, debido a la pereza, sigo vagando en el samsara. Ahora eres mi objeto de veneración». ¿Qué es una tierra pura? Una tierra pura es un lugar donde no existe ningún objeto, entorno ni disfrute contaminados. No hay enfermedades, envejecimiento, muertes ni renacimientos incontrolados; y puesto que no hay renacimientos samsáricos, no hay sufrimiento, problemas, temores ni peligros. Los seres que viven en una tierra pura tienen cuerpos y mentes puros y experimentan paz interior de manera permanente. Es casi como si hubieran alcanzado la liberación o nirvana. Los practicantes que buscan la liberación permanente del sufrimiento tienen que avanzar por los cinco caminos espirituales: el de la acumulación, el de la preparación, el de la visión, el de la

contemplación y el de No Más Aprendizaje, y por lo general, esto requiere adiestrarse con perseverancia durante numerosas vidas. Sin embargo, los practicantes de poua pueden alcanzar la liberación permanente del sufrimiento en unos minutos transfiriendo su consciencia a una tierra pura de Buda en el momento de la muerte. Por esta razón se dice que el poua es un método instantáneo para alcanzar la iluminación.La verdadera liberación o nirvana es la naturaleza última de una mente libre por completo de perturbaciones mentales. Hay tres clases de liberación: la gran liberación de un Buda, la liberación mediana del Conquistador Solitario y la menor del Oyente. Aquellos que han alcanzado la liberación se conocen como Destructores del Enemigo porque han vencido al enemigo de los engaños. En realidad, el término iluminación no se refiere solo a la de un Buda, puesto que también hay tres niveles de iluminación: la gran iluminación de un Buda, la mediana del Conquistador Solitario y la menor del Oyente. Según este punto de vista, aquel que haya alcanzado la liberación habrá alcanzado también la iluminación. Si un practicante de poua que no haya entrado en el camino hacia la liberación realiza su práctica cuando se está muriendo y renace en una tierra pura de Buda, es casi como si hubiera alcanzado la liberación. Esto no significa que haya eliminado por completo sus perturbaciones mentales. Todavía tendrá engaños como el aferramiento propio, pero su poder se habrá debilitado debido a la pureza de su mente. Sus perturbaciones mentales no se manifestarán, pero las semillas de estas aún permanecerán en su continuo mental. Cuando alguien renace en una tierra pura de Buda no vuelve a hacerlo de manera incontrolada en el samsara, pero esto no significa que vaya a alcanzar la verdadera liberación o iluminación con rapidez. Aunque los beneficios personales que recibiremos al renacer en una tierra pura de Buda nos resulten obvios, es posible que nos preguntemos cómo ayudará esto a otros seres sintientes. Cuando meditamos en la compasión, generamos un sincero deseo de liberar a todos los seres sintientes del sufrimiento del samsara, pero si nosotros no alcanzamos antes la liberación, ¿cómo vamos a liberar a

los demás? ¿Cómo puede alguien que se esté ahogando ayudar a otro que se encuentre en su misma situación? Pensando de este modo, llegaremos a la siguiente conclusión: Debo renacer en una tierra pura de Buda para poder alcanzar la liberación permanente del samsara, puesto que de este modo tendré la capacidad de liberar también a otros seres sintientes. Meditamos en esta determinación sin distracciones durante tanto tiempo como podamos. Después de comprender los inmensos beneficios que recibiremos tanto nosotros mismos como los demás si renacemos en una tierra pura de Buda, debemos generar un intenso deseo de ir allí y mantenerlo día y noche. Finalmente, generaremos este deseo de forma natural y sin esfuerzo alguno. Al levantarnos por la mañana debemos recordar nuestro deseo de ir a una tierra pura, y con retentiva y vigilancia mental observar nuestra mente a lo largo del día para asegurarnos de que no lo olvidamos. No debemos distraernos con asuntos mundanos, sino mantener siempre esta intención con parte de nuestra mente. LA FUERZA DE LA FAMILIARIDAD

Para cumplir nuestro deseo de ir a una tierra pura de Buda, debemos familiarizarnos con la práctica de poua; esta es la fuerza del hábito o familiaridad. Con familiaridad, hasta las tareas más difíciles nos resultan sencillas. Por ejemplo, aprender a conducir o a utilizar un ordenador puede parecer difícil al principio, pero a medida que dominemos los principios básicos y practiquemos con regularidad, conseguiremos hacerlo de forma natural y sin esfuerzo. Del mismo modo, es posible que al principio nos resulten difíciles las prácticas preliminares y la meditación en sí de poua, pero a medida que nos familiaricemos con ellas adiestrándonos a diario, nos resultarán más fáciles. Entonces, podremos realizar la práctica de poua incluso mientras dormimos, y finalmente al morir seremos capaces de transferir nuestra consciencia a una tierra pura. En las enseñanzas del Lamrim se cuenta la historia de una mujer anciana que tenía una vaca que murió al dar a luz. Cada mañana la

anciana sacaba el ternero al jardín para que pastara y tomara el sol, y por las tardes volvía a meterlo en el corral. Hizo esto durante tanto tiempo y estaba tan acostumbrada a ello que incluso cuando el ternero había crecido seguía haciéndolo sin ninguna dificultad. ¡Con familiaridad todo es posible! Para familiarizarnos con la práctica de poua, debemos poner mucho esfuerzo y practicar con regularidad. Si es posible, debemos hacer una sesión cada cuatro horas, es decir, seis sesiones al día. Por ejemplo, podemos hacer la primera sesión a las seis de la mañana, la segunda a las diez, la tercera a las dos de la tarde, luego a las seis, a las diez de la noche y a las dos de la madrugada. Después podemos volver a empezar a las seis de la mañana y volver a completar el ciclo. Durante los descansos debemos recordar las experiencias adquiridas en la meditación, realizar prácticas para acumular méritos y dedicar estos últimos para alcanzar una tierra pura de Buda. Además, hemos de recibir bendiciones de todos los seres iluminados confiando sinceramente en nuestro Guía Espiritual. En las escrituras se dice que cuando un discípulo confía con sinceridad en su Guía Espiritual, todos los seres iluminados entran en el cuerpo de este último y aceptan las muestras de respeto, la devoción y las ofrendas del discípulo aunque no hayan sido invitados. De este modo, el discípulo puede recibir las bendiciones de todos los seres sagrados a través de su Guía Espiritual. Si practicamos de este modo, adquiriremos una profunda experiencia en la práctica de poua y podremos realizarla sin obstáculos al morir y alcanzar nuestra meta final. Como se mencionó con anterioridad, es muy importante familiarizarnos con la sensación de que nuestra mente está unida al Dharmakaya, la tierra pura interna de Buda. Al final de la meditación de poua nuestra mente en forma de gota se disuelve en la mente de Avalokiteshvara. Puesto que la naturaleza de la mente de Avalokiteshvara es gran gozo, imaginamos que nosotros también experimentamos gran gozo. Entonces, disolvemos todas las apariencias de objetos convencionales hasta percibir solo un espacio vacío. Consideramos este espacio vacío como la vacuidad de

existencia inherente y sentimos que nuestra mente de gran gozo se une con ella. Imaginamos que estamos experimentando la unión del gozo y la vacuidad del Dharmakaya y nos concentramos en esta sensación durante tanto tiempo como podamos. Para profundizar en nuestra experiencia de esta meditación, debemos mejorar nuestra comprensión de la vacuidad de todos los fenómenos. Después de familiarizarnos con esta experiencia, sin lugar a dudas seremos capaces de transferir nuestra consciencia a una tierra pura al morir.

Adiestramiento en la virtud LA FUERZA DE LA SEMILLA BLANCA

El adiestramiento en la meditación de poua es como sembrar semillas en el campo de nuestra consciencia, pero para que la cosecha –alcanzar la tierra pura– madure, debemos reunir las condiciones necesarias acumulando méritos y recibiendo bendiciones. Al igual que las semillas dependen para su crecimiento de los nutrientes adecuados y la humedad de la tierra, para que crezcan las semillas blancas de la virtud es necesario que haya suficientes méritos y bendiciones en nuestra mente. De este modo, esta última dispondrá de la energía necesaria para mantener el crecimiento de la virtud y producir los resultados deseados. Si nuestra mente carece de méritos y bendiciones, será como la tierra estéril, y aunque nos familiaricemos con la meditación de poua, no podremos alcanzar realizaciones y nos encontraremos con numerosos obstáculos. Por el contrario, si enriquecemos nuestra mente con méritos y bendiciones, no tendremos dificultades para cumplir nuestro deseo de renacer en una tierra pura de Buda. Reunir las condiciones necesarias para que las semillas de la virtud crezcan en nuestra mente es la fuerza de la semilla blanca. Para acumular méritos debemos adiestrarnos en la virtud. ¿Qué es la virtud? Es un fenómeno cuya función principal es causar felicidad. Los objetos materiales, como los regalos, el dinero o los alimentos pueden proporcionarnos felicidad temporal, pero si hacemos un mal uso de ellos, también pueden causar sufrimiento y, por lo tanto, su función principal no es producir felicidad. Sin embargo, los fenómenos virtuosos solo pueden causar felicidad, nunca sufrimiento. Debemos cultivar las once mentes virtuosas siguientes: 1. Fe. 2. Sentido del honor. 3. Consideración por los demás.

4. Antiapego. 5. Antiodio. 6. Antiignorancia. 7. Esfuerzo. 8. Flexibilidad mental. 9. Recta conducta. 10. Ecuanimidad. 11. Antimalicia. FE

Como dice el Bodhisatva Shantideva, el Budadharma es la única medicina que puede curar la enfermedad de las perturbaciones mentales y, en consecuencia, liberarnos del sufrimiento. Sin embargo, si no tenemos fe en el Dharma, no tendremos el deseo sincero de practicarlo, y si no lo practicamos, no habrá otra forma de solucionar nuestros problemas diarios, que surgen de los engaños como el apego, el odio, los celos y la ignorancia. Nuestros problemas nunca se terminarán por sí mismos y tendremos que experimentar constante sufrimiento vida tras vida. La fe es la raíz de todas las realizaciones espirituales. Sin ella nuestra mente es como una semilla quemada, y al igual que esta no puede germinar, con un conocimiento carente de fe nunca alcanzaremos realizaciones de Dharma, en particular las tántricas. La fe en el Dharma nos induce a generar con fuerza la intención de practicarlo, lo que a su vez induce al esfuerzo. Con esfuerzo podemos lograr cualquier objetivo que nos propongamos. Por mucho que estudiemos, si no tenemos fe en el Dharma, nuestro conocimiento intelectual no nos ayudará a reducir nuestras perturbaciones mentales, la raíz del sufrimiento. Además, es posible que aumente nuestro orgullo, con lo cual lo harán también los demás engaños. El conocimiento intelectual carente de fe tampoco nos ayudará a purificar nuestro karma negativo, e incluso puede que acumulemos más si utilizamos el Dharma sagrado para beneficiarnos económicamente o incrementar nuestra reputación, poder o autoridad política. Si tenemos fe en el Dharma, también la tendremos en Buda –la

fuente del Dharma– y en la Sangha –los amigos espirituales que nos asisten en nuestra práctica espiritual–. Si confiamos con sinceridad en las Tres Joyas con fe y convicción, seremos verdaderos budistas. Para cultivar y aumentar nuestra fe en las enseñanzas espirituales, debemos leerlas y escucharlas de manera especial. Por ejemplo, cuando leamos un libro que nos muestre el camino espiritual, debemos pensar lo siguiente: Este libro es como un espejo que refleja los defectos de mis acciones físicas, verbales y mentales. Al mostrar mis limitaciones, me ofrece la oportunidad de superarlas y de eliminar las faltas de mi continuo mental. Este libro es la medicina suprema. Si practico las instrucciones contenidas en él, podré curarme de la enfermedad de las perturbaciones mentales, la causa verdadera de todos mis problemas y sufrimientos. Este libro es la luz que disipa la oscuridad de mi ignorancia, los ojos con los que veo el verdadero camino que conduce a la liberación y la iluminación, y el Guía Espiritual supremo de quien recibo los consejos más profundos y beneficiosos. Aunque el libro esté escrito por un autor que no sea famoso, si contiene enseñanzas espirituales puras, será como un espejo, una medicina, una luz y unos ojos, y también el Guía Espiritual supremo. Si leemos los libros de Dharma y escuchamos las enseñanzas con este reconocimiento especial, nuestra fe y sabiduría aumentarán. SENTIDO DEL HONOR Y CONSIDERACIÓN POR LOS DEMÁS

El sentido del honor y la consideración por los demás son el fundamento de la disciplina moral, en particular de la moralidad de la abstención. La práctica de la disciplina moral es la mejor protección para no renacer en los reinos inferiores y es la causa principal para obtener un renacimiento afortunado. Nagaryhuna dijo que mientras la riqueza es el resultado de practicar la generosidad, la felicidad de los renacimientos superiores lo es de la disciplina moral. Los resultados de practicar la generosidad pueden experimentarse en un reino superior o en uno inferior, dependiendo de si se ha practicado junto con la disciplina

moral o no. Si no cultivamos la moralidad, nuestra generosidad madurará en los reinos inferiores. Por ejemplo, como resultado de haber practicado la generosidad en vidas previas, algunos animales domésticos disfrutan de mejores condiciones que muchos seres humanos, sus amos los cuidan y alimentan, les proporcionan cómodos almohadones y los tratan como si fueran sus hijos preferidos. Sin embargo, a pesar de todas las comodidades, estas pobres criaturas han obtenido un renacimiento inferior y poseen el cuerpo y la mente de un animal. Carecen de bases físicas y mentales apropiadas para continuar su práctica de dar o para realizar cualquier otra acción virtuosa. No pueden comprender el significado del camino espiritual ni tienen la oportunidad de desarrollar sus mentes. Cuando al disfrutar de sus placeres consuman el karma que acumularon con la práctica de la generosidad, estos se acabarán, puesto que no habrán podido realizar más acciones virtuosas, y en sus vidas futuras serán pobres y pasarán hambre. Esto se debe a que no practicaron la generosidad junto con la disciplina moral y, por lo tanto, no crearon la causa para obtener un renacimiento superior. El sentido del honor y la consideración por los demás se caracterizan por la determinación de dejar de cometer acciones impropias y perjudiciales y mantener nuestros votos y compromisos. Esta determinación es el fundamento de la disciplina moral. Para tomar esta determinación y mantenerla hemos de contemplar los beneficios de practicar la disciplina moral y los riesgos de abandonarla. En particular, debemos recordar que sin disciplina moral no tenemos la oportunidad de obtener un renacimiento superior y mucho menos de renacer en una tierra pura de Buda. La diferencia entre el sentido del honor y la consideración por los demás consiste en que gracias al primero evitamos cometer acciones indebidas por razones que nos atañen a nosotros mismos, mientras que gracias al segundo lo hacemos por razones que atañen a los demás. Por lo tanto, el sentido del honor nos impide cometer acciones perjudiciales al recordarnos que no son propias de nosotros porque, por ejemplo, somos practicantes espirituales, monjes, personas adultas, maestros, etcétera. Si pensamos que no es correcto

matar insectos porque somos budistas y tomamos la firme determinación de no hacerlo, estamos motivados por el sentido del honor. Este nos impide cometer acciones perjudiciales apelando a nuestra conciencia y recordándonos las pautas de comportamiento que consideramos apropiadas. Sin sentido del honor nos resultará muy difícil practicar la disciplina moral. Por ejemplo, si nos abstenemos de decir algo desagradable para no enfadar a alguien o abandonamos la pesca para no causar sufrimiento a los peces, lo hacemos motivados por la consideración por los demás. Cuando nos relacionamos con otras personas debemos ser considerados con ellas teniendo en cuenta que nuestra conducta puede molestarlas o perjudicarlas. Nuestros deseos son innumerables y si nos dejamos llevar por ellos, podemos causar mucho daño a los demás; por lo tanto, antes de hacer lo que se nos antoje debemos analizar cómo van a afectar a los demás nuestras acciones, y si pensamos que pueden perjudicarlos, debemos abstenernos de efectuarlas. Si nos preocupamos por el bienestar de los demás, seremos considerados con ellos de manera natural. La consideración por los demás es importante tanto para los budistas como para los que no lo son. Si somos considerados con los demás, nos respetarán, resultaremos agradables y nuestras relaciones con nuestros amigos y familiares serán cordiales y duraderas; en cambio, si carecemos de consideración por los demás, nuestras relaciones se deteriorarán con rapidez. Ser considerados impide que las personas con quienes nos relacionamos pierdan la fe en nosotros, además de que es necesario para poder regocijarnos de las virtudes y la felicidad de los demás. El que alguien sea una buena o mala persona depende de que tenga o no sentido del honor y consideración por los demás. Si carecemos de estos dos factores mentales, nuestro comportamiento diario será perjudicial y nadie deseará relacionarse con nosotros. El sentido del honor y la consideración por los demás son como ropas elegantes gracias a las cuales resultamos atractivos a los demás. Sin ellas somos como una persona desnuda a la que todos tratan de evitar.

ANTIAPEGO

En este contexto, el antiapego se refiere a la mente de renuncia, el oponente del apego. La renuncia no es el deseo de abandonar la familia, los amigos, el trabajo, el hogar, etcétera, para convertirnos en un mendigo, sino la mente que busca la liberación de los renacimientos contaminados y cuya función es eliminar el apego a los placeres mundanos. Debemos aprender a eliminar el apego con la práctica de la renuncia o de lo contrario se convertirá en un gran obstáculo para renacer en una tierra pura. Si el practicante de poua tiene apego a su hogar, familia, cuerpo, posesiones, etcétera cuando se está muriendo, no podrá ir a una tierra pura. Al igual que un pájaro no puede volar con piedras atadas a las patas, la mente tampoco puede viajar a una tierra pura si tiene apego a las posesiones mundanas. Ahora es el momento de practicar la renuncia, antes de que nos sorprenda la muerte. Debemos reducir nuestro apego a los placeres mundanos comprendiendo que son engañosos y no nos proporcionan verdadera satisfacción. En realidad, solo nos causan sufrimiento. Los practicantes de poua desean ir a una tierra pura, pero allí tendrán pocas posibilidades de aumentar su renuncia o su compasión porque en ellas todo es puro y no existe el sufrimiento. Puesto que esta vida humana con todas sus dificultades y tribulaciones nos ofrece la gran oportunidad de mejorar nuestra renuncia y compasión, no debemos desperdiciarla. La realización de la renuncia es la puerta del camino espiritual que nos conduce a la liberación y la iluminación. Sin ella no es posible entrar en este camino y mucho menos recorrerlo. Para generar y aumentar nuestra renuncia, debemos reflexionar una y otra vez del siguiente modo: Debido a que mi consciencia no tiene principio, he renacido innumerables veces en el samsara. He tenido infinidad de cuerpos; si los amontonara, cubrirían todo el mundo, y si recogiera su sangre y demás fluidos, formarían un gran océano. He sufrido tanto en mis vidas pasadas que con las lágrimas que he derramado podría formarse otro océano.

En cada una de mis vidas he experimentado los sufrimientos producidos por las enfermedades, el envejecimiento, la muerte, tener que separarme de los seres queridos y no poder satisfacer mis deseos. Si no alcanzo ahora la liberación permanente del sufrimiento, tendré que experimentar de nuevo estos sufrimientos en incontables vidas futuras. Contemplamos estos razonamientos hasta que desde lo más profundo de nuestro corazón decidamos abandonar el apego a los placeres del samsara y alcanzar la liberación permanente de los renacimientos contaminados, y entonces nos concentramos en esta determinación. Debemos realizar esta contemplación y meditación cada día. Hay dos clases de renuncia: la renuncia en el continuo mental de un hinayanista y la renuncia en el continuo mental de un Bodhisatva. La renuncia de este último es parte de su bodhichita. La bodhichita es una mente primaria motivada por la gran compasión que desea de manera espontánea alcanzar la liberación suprema de un Buda. Esta preciosa mente consta de dos partes: la intención de liberar a todos los seres sintientes de los renacimientos incontrolados en el samsara, que es compasión, y el deseo espontáneo de alcanzar la iluminación de un Buda, que es una clase de renuncia. Por lo tanto, la renuncia del Bodhisatva está motivada por la compasión, mientras que la del hinayanista solo lo está por su propio interés. ANTIODIO

En este contexto, el antiodio se refiere al amor, el oponente del odio. Numerosas personas tienen dificultades porque su amor está mezclado con el apego. Por lo tanto, cuanto más aumenta su amor, más lo hace también su apego, y si no se cumplen sus deseos, se enfadan. Por ejemplo, si su pareja habla con otra persona, se ponen celosas y furiosas. Esto indica que su «amor» en realidad no es más que apego. El amor verdadero no puede generar odio, puesto que es su opuesto y nunca causa problemas. Si amásemos a los demás como lo hace una madre a su hijo querido, dejaríamos de tener dificultades porque nuestra mente permanecería siempre apacible. El amor es la verdadera protección interna contra el sufrimiento.

El amor es una mente virtuosa motivada por la ecuanimidad que percibe su objeto como hermoso o agradable. La ecuanimidad es una mente equilibrada que nos impide generar odio y apego aplicando sus respectivos oponentes. Al reconocer que el odio y el apego son tan nocivos como un veneno, la ecuanimidad impide que generemos estos engaños y nos ayuda a mantener la tranquilidad. Cuando somos ecuánimes, nuestra mente permanece equilibrada y apacible porque estamos libres de odio, apego y otras perturbaciones mentales. Cultivar la ecuanimidad es como arar un campo, es preciso eliminar las rocas y malas hierbas del odio y el apego. Adiestrarse en el amor es como regar la tierra, desarrollar compasión es como sembrar semillas y generar bodhichita es como hacer que estas germinen. La cosecha final es el estado supremo de la Budeidad, la iluminación. Hay tres clases de amor: amor afectivo, amor que estima a los demás y amor que desea la felicidad de los demás, llamado también amor desiderativo. Por lo general, cuando una madre contempla a sus hijos, se alegra y siente afecto por ellos, sobre todo si hacía tiempo que no los veía. Este sentimiento cálido de alegría y cariño es el amor afectivo. Debido a este afecto, siente que sus hijos son muy especiales e importantes, y este sentimiento es el amor que estima a los demás, el cual induce a su vez un intenso deseo de hacerlos felices, que es el amor desiderativo. Debemos aprender a amar a todos los seres sintientes de estas tres maneras. Cuando nos encontremos con una persona, hemos de alegrarnos de verla e intentar ser afectuosos con ella. A partir de este afecto debemos generar el amor que estima a los demás para sentir de verdad que son valiosos e importantes. Si amamos a los demás de este modo, nos resultará fácil generar el amor desiderativo y desearemos hacerlos felices. Para poder amar a los demás debemos dar un paso importante: comprender que el egoísmo es la raíz de todos nuestros problemas y sufrimiento, y que estimar a los demás es la fuente de nuestra paz y felicidad. De este modo tomaremos la firme determinación de estimar a todos lo seres sintientes sin excepción y la pondremos en

práctica. Si realmente deseamos hacer algo, sin lugar a dudas lo haremos porque siempre seguimos lo que dicten nuestros deseos. Si queremos robar, robaremos, si queremos matar, mataremos, y si de verdad queremos estimar a los demás, los estimaremos. Lo más importante es generar un intenso deseo de estimar a los demás. Si comprendemos profundamente que estimarlos proporciona enormes beneficios tanto a nosotros mismos como a los demás, y que las actitudes e intenciones egoístas no hacen más que perjudicarnos, generaremos este deseo de forma natural. En realidad, estimar a los demás no es tan difícil, solo tenemos que cambiar nuestra intención. También podemos generar y aumentar nuestro amor afectivo hacia todos los seres sintientes recordando lo bondadosos que han sido con nosotros. Todo lo que poseemos es gracias a su bondad. Nuestra felicidad temporal y última también dependen de ella. Debido a que ahora tenemos este cuerpo humano, podemos disfrutar de los placeres y posibilidades que nos ofrece, incluyendo extraordinarias oportunidades espirituales. ¿De dónde procede nuestro cuerpo? Se desarrolló a partir de la unión del espermatozoide de nuestro padre y el óvulo de nuestra madre, y luego creció gracias a los alimentos que tomamos y del cuidado que recibimos. Toda esta ayuda se la debemos, directa o indirectamente, a otros seres. Por lo tanto, nuestro cuerpo es el resultado de la bondad de los demás. Es imposible encontrar un solo momento de felicidad que no sea el resultado de la bondad de los demás. Vinimos desnudos al mundo, pero desde el primer día recibimos un hogar, alimentos, vestidos y una buena educación. ¿De dónde proviene todo esto? De la bondad de los demás. Todos los servicios a los que estamos acostumbrados, como casas, coches, carreteras, tiendas, escuelas, hospitales y cines, son el resultado de la bondad de los demás. Cuando viajamos en coche o en autobús, lo damos todo por hecho y nunca pensamos en las personas que han trabajado duramente y con muchos riesgos para construir las carreteras que hacen posible nuestro desplazamiento seguro. Quizá pensemos que no lo hicieron de manera altruista, sino solo por dinero, pero aunque no hayan tenido la intención de ayudarnos, sus acciones nos benefician y, por lo

tanto, desde nuestro punto de vista son bondadosas con nosotros. Es posible que pensemos que nadie nos regala nada y que tenemos que trabajar para adquirir lo que queremos. Siempre que compramos algo o comemos en un restaurante, tenemos que pagar. Puede que tengamos un coche, pero también nos ha costado mucho dinero y debemos pagar la gasolina, los impuestos y el seguro. Sin embargo, aunque es cierto que nadie nos regala nada, debemos preguntarnos de dónde procede nuestro dinero. Podemos responder que lo hemos ganado con el sudor de nuestra frente, pero nuestro trabajo también nos lo han ofrecido los demás, y por lo tanto ya sea directa o indirectamente, son ellos los que nos proporcionan el dinero con el que compramos nuestros disfrutes. Si reflexionamos de este modo, nos daremos cuenta de que nuestra felicidad y, sin lugar a dudas, toda la felicidad del mundo, es el resultado de la bondad de los demás. Contemplando las innumerables maneras en que los demás son bondadosos con nosotros, hemos de tomar la siguiente resolución: «Debo amar a todos los seres porque son muy bondadosos conmigo». A continuación, generamos un sentimiento de estima hacia los demás, reconociendo que tanto ellos como su felicidad son importantes. Intentamos fundir nuestra mente con este sentimiento y lo mantenemos durante tanto tiempo como podamos sin olvidarlo. Cuando surgimos de la meditación, hemos de mantenerlo también en la vida diaria, de manera que cuando nos encontremos con alguien, pensemos que esa persona y su felicidad son importantes. De este modo, estimar a los demás se convertirá en nuestra práctica principal. Nuestra capacidad para entrar en el camino espiritual, recorrerlo con éxito y alcanzar la iluminación total depende también por completo de la bondad de los demás. Puesto que en este mundo impuro no existe la verdadera felicidad, es necesario que alcancemos la iluminación. Sin seres sintientes que actúen como objetos de nuestro amor y compasión, no podremos generar estas mentes virtuosas, y sin ellas nunca alcanzaremos la iluminación total. Por lo tanto, todos los seres sintientes son importantes y especiales para nosotros porque actúan como objetos de nuestro amor y compasión.

Debido a la bondad de los demás tenemos la oportunidad de escuchar y contemplar las sagradas enseñanzas de Buda y de meditar en ellas. Otros seres nos han proporcionado las condiciones necesarias para nuestra práctica espiritual. Si no hubiera seres sintientes con quienes practicar la generosidad, poner a prueba nuestra paciencia, sentir amor y compasión o a quienes ayudar, no podríamos adquirir las cualidades necesarias para alcanzar la iluminación. Por esta razón, el Bodhisatva Shantideva dijo que los seres sintientes son tan importantes y valiosos para nosotros como los Budas. Recordando esto, debemos sentir aprecio y afecto por todos aquellos con quienes nos encontremos. Después de generar amor afectivo y el amor que estima a los demás practicando los métodos descritos con anterioridad, debemos contemplar con detenimiento que los seres sintientes carecen de verdadera felicidad. De esta manera generaremos amor desiderativo, el deseo de que sean felices. Si reflexionamos sobre los numerosos sufrimientos que tienen que experimentar los seres sintientes, generaremos compasión, el deseo de liberarlos de los renacimientos en el samsara, el origen del sufrimiento. Aunque vemos numerosos seres que no son felices y están sufriendo, por lo general no sentimos compasión por ellos porque carecemos de amor afectivo y del amor que estima a los demás. No es posible sentir compasión sin haber generado antes estas dos clases de amor. Si de verdad estimamos a los demás, siempre que veamos u oigamos que sufren, la compasión surgirá en nosotros de manera natural, y cada vez que veamos u oigamos que carecen de verdadera felicidad, generaremos amor desiderativo. El amor desiderativo y la compasión son las dos caras de una misma moneda: gracias al amor desiderativo deseamos que los demás sean felices y con la compasión deseamos liberarlos del sufrimiento. ANTIIGNORANCIA

La antiignorancia es la sabiduría que realiza la vacuidad de la entidad propia de todos los fenómenos, y actúa como antídoto contra la ignorancia del aferramiento propio. Debido al

aferramiento propio seguimos vagando por el samsara, el ciclo de sufrimiento, muertes y renacimientos incontrolados. En primer lugar generamos una mente conceptual que piensa «yo» y se aferra a él como si tuviera existencia verdadera, y luego generamos una mente que concibe lo «mío» y se aferra a los demás fenómenos como si también tuvieran existencia verdadera. Como resultado, sentimos apego hacia los objetos agradables, odio hacia los desagradables e indiferencia hacia los neutros. Bajo la influencia de estas perturbaciones mentales realizamos acciones contaminadas o karma que nos empujan una y otra vez a renacer sin control en el samsara. Si obtenemos un renacimiento humano, tendremos que experimentar los sufrimientos propios del ser humano, si obtenemos un renacimiento animal, los de los animales, etcétera. Si contemplamos el samsara e intentamos comprender cómo funciona, nos daremos cuenta de que la ignorancia del aferramiento propio es la raíz de todos los sufrimientos. Si no deseamos experimentar sufrimiento, debemos cortar el continuo de nuestro aferramiento propio. Para ello, Buda impartió enseñanzas sobre la vacuidad de las personas y de los fenómenos, es decir, su carencia de existencia verdadera. Las personas y los fenómenos no existen por su propio lado, sino como meras designaciones de la mente conceptual. Si comprendemos esto profundamente y familiarizamos nuestra mente con la vacuidad de la entidad propia, podremos cortar el continuo de nuestro aferramiento propio. El maestro budista Chandrakirti utiliza la analogía de una serpiente imaginaria para demostrarnos que todos los fenómenos son meras designaciones conceptuales. Si un hombre camina por el campo al anochecer y se encuentra con una cuerda a rayas, es posible que la confunda con una serpiente y tenga miedo de ella. Aunque la serpiente aparece de forma vívida en su mente, no existe por su propio lado, sino que es una mera proyección de la mente conceptual designada sobre la cuerda. Además de esto, no podemos encontrar ninguna otra serpiente porque esta no es ni toda la cuerda entera ni parte de ella. Del mismo modo, todos los fenómenos son meramente designados

por la mente conceptual. Por ejemplo, nuestro yo no existe por su propio lado, sino que es una mera proyección conceptual designada sobre nuestro cuerpo y mente. Si buscamos un yo además de la mera designación conceptual «yo», no lo encontraremos porque este no es ni el conjunto del cuerpo y la mente ni tampoco ninguna de sus partes individuales. Los fenómenos que existen, como el yo, se diferencian de la serpiente imaginaria en que son designaciones válidas, pero también son meras designaciones de la mente conceptual. En esta analogía, el hombre que ve la cuerda al anochecer aprehende de manera equivocada una serpiente y tiene miedo. Para dejar de tener miedo, deberá eliminar la mente que aprehende la serpiente comprendiendo que esta no existe. Incluso entonces, si el hombre deja la cuerda en el mismo lugar, correrá el riesgo de cometer el mismo error otra vez en el futuro. La única manera de evitar que esto suceda es retirar la cuerda. Del mismo modo, cuando los seres sintientes observan su cuerpo y mente en la oscuridad de su ignorancia, aprehenden de manera equivocada un yo con existencia inherente. La mente que se aferra a este yo es la raíz del samsara y el origen de todos los sufrimientos. Para liberarnos de estos últimos, debemos eliminar el aferramiento propio comprendiendo que el yo carece de existencia inherente. Incluso entonces correremos el riesgo de que nuestra mente se vuelva a aferrar a un yo con existencia inherente si seguimos aferrándonos a nuestro cuerpo y mente como si tuvieran también existencia inherente. Por lo tanto, la única manera de liberarnos por completo del sufrimiento es comprender la carencia de existencia inherente del yo, que es la vacuidad de la entidad propia de las personas, y luego la carencia de existencia inherente de los demás fenómenos, como el cuerpo y la mente, que es la vacuidad de la entidad propia de los fenómenos.También podemos utilizar otras analogías, como confundir una mancha en la pared con una araña, creer ver una persona a los lejos donde solo hay un montón de piedras o tener miedo viendo una película. Al contemplar estas analogías podemos comprender que todos los fenómenos son meras designaciones de la mente conceptual y no existen por su propio lado. La carencia de existencia inherente de un

objeto es su vacuidad, su naturaleza última o verdadera. Debemos meditar en esta vacuidad. Resulta útil imaginar cómo sería un objeto con existencia inherente si en realidad existiera. Existencia inherente, existencia verdadera y existir por su propio lado son sinónimos. Si algo tuviera existencia inherente, existiría por sí mismo, independiente de otros fenómenos; si algo tuviera existencia verdadera, existiría tal y como aparece en la mente y sería posible encontrarlo por medio de un análisis; y si algo existiera por su propio lado, su existencia sería establecida por el propio objeto sin necesidad de que una consciencia lo aprehendiera. Puesto que ningún fenómeno existe de alguna de estas maneras, no hay nada que tenga existencia inherente, existencia verdadera ni que exista por su propio lado. Todos los seres ordinarios perciben los objetos como si tuvieran existencia inherente. Los objetos parecen ser independientes de nuestra mente y de los demás fenómenos. El universo parece consistir en diferentes objetos que existen por su propio lado. Parece como si estos objetos existiesen por sí mismos como estrellas, planetas, montañas, personas, coches, etcétera, esperando a ser percibidos por los seres conscientes. Por lo general, no se nos ocurre pensar que participamos de algún modo en la existencia de estos fenómenos, sino que cada uno de ellos parece ser completamente independiente de nosotros y de todo lo demás. Sin embargo, como se demostrará más adelante, esto no se corresponde con la realidad. La manera en que aparecen los objetos es muy diferente del modo en que existen en realidad. Veamos lo que significa la existencia inherente en relación con nuestro yo. A partir del conjunto del cuerpo y la mente nos aferramos al yo, pero no todas las percepciones que tenemos de él es lo que se denomina aferramiento propio. Al aprehender el yo o entidad propia de la persona, están en funcionamiento dos clases de mentes. Una de ellas es válida y aprehende el mero yo que existe de manera convencional, y la otra no lo es y aprehende el yo con existencia inherente aunque este no exista. Esta última es la mente de aferramiento propio. Para los seres ordinarios, estos dos modos de existencia de la

entidad propia de la persona, el verdadero y el falso, aparecen mezclados y resulta difícil distinguirlos. Sin embargo, en algunas ocasiones la concepción falsa del yo aparece con mayor claridad, como cuando nos sentimos avergonzados o indignados. Si recordamos o imaginamos estas situaciones, comprobaremos que surge en nosotros un sentido exagerado del yo. Este último parece existir por sí mismo, de manera independiente del cuerpo y de la mente. Por ejemplo, si alguien nos acusa de algo, no pensamos que estén acusando a nuestro cuerpo y mente, sino que «me están acusando a mí», y en nuestra mente aparece de forma vívida un yo que se siente herido e indignado. Lo mismo ocurre cuando estamos en peligro. Si vamos caminando por una montaña y nos encontramos en nuestro camino con un puente desvencijado, tendremos miedo de cruzarlo, se intensificará nuestro aferramiento propio y surgirá en nosotros un sentido exagerado del yo. No aprehenderemos un yo meramente designado a partir del conjunto del cuerpo y la mente, sino que nos aferraremos desesperadamente a un yo que parece ser independiente de ellos. No pensaremos que nuestro cuerpo y mente se pueden caer, sino que «yo me puedo caer». Esta persona o este yo que existe sin depender del cuerpo y de la mente es un yo con existencia inherente y no existe, y la mente que lo concibe es una percepción errónea. Esta mente es un ejemplo de aferramiento propio y el yo al que se aferra con intensidad es el objeto de negación de la vacuidad. Sin embargo, esto no significa que el yo no exista en absoluto. El yo convencional que existe es meramente designado por la mente conceptual a partir del cuerpo y de la mente, y solo una mente penetrante de sabiduría puede distinguirlo del falso yo al que atribuimos existencia inherente y que en realidad no existe. Es importante comprender que no solo generamos una percepción errónea de nuestro yo en determinadas circunstancias, como cuando estamos en peligro. Los seres ordinarios nos aferramos al yo con existencia inherente en todo momento, aunque no siempre con tanta intensidad. Incluso los insectos tienen su aferramiento propio. Por ejemplo, si ponemos un dedo delante de una hormiga, se

detendrá y cambiará de dirección. ¿Por qué lo hace? Porque tiene miedo a que alguien la perjudique. En ese momento no se aferra ni a su cuerpo ni a su mente, sino a un yo que aparece con intensidad y es independiente de ellos. La mente que concibe este yo es su aferramiento propio. Aunque el yo depende del conjunto del cuerpo y la mente, debido al aferramiento propio pensamos justo lo contrario, que nuestro cuerpo y mente dependen del yo. Por lo general, consideramos que el cuerpo y la mente son nuestros y concebimos un yo que los posee y domina. Por lo tanto, hablamos de «nuestro cuerpo» y de «nuestra mente». De este modo nos aferramos a un yo independiente de nuestro cuerpo y mente, y que creemos poder percibir sin depender de la apariencia del cuerpo, la mente o cualquiera de sus partes, pero en realidad este yo no existe. Lo que es cierto en relación con el yo también lo es con respecto a todos los demás fenómenos, es decir, que estos parecen ser independientes de sus partes y normalmente nos aferramos a ellos como si existieran de este modo. Este aferramiento a todos los fenómenos excepto la persona como si tuvieran existencia inherente es el aferramiento a la entidad propia de los fenómenos. Es también una percepción errónea, y el objeto que concibe, un fenómeno con existencia inherente, en realidad no existe y es el que debemos negar para comprender la vacuidad. Es muy importante contemplar y comprender con profundidad la vacuidad o carencia de existencia inherente de las personas y de los fenómenos. El origen de nuestro sufrimiento e insatisfacción se encuentra en nuestro aferramiento a la existencia inherente de nuestro yo y de los fenómenos. Para liberarnos del sufrimiento del samsara y alcanzar la iluminación total, debemos comprender que todos los fenómenos carecen de existencia inherente. Como se mencionó con anterioridad, es muy importante que como practicantes de poua nos familiaricemos con la meditación en la que experimentamos la unión del gozo y la vacuidad del Dharmakaya, la tierra pura interna de Buda. Si comprendemos de manera correcta la vacuidad, podremos realizar esta meditación de manera más profunda y cualificada.

ESFUERZO

El esfuerzo se define como «la mente que se deleita en la virtud». Su función es hacernos sentir felices realizando acciones virtuosas. Gracias a él disfrutamos practicando la generosidad, ayudando a los demás y adiestrándonos en las etapas del camino hacia la iluminación, y en particular en este contexto en la práctica de poua. El esfuerzo es virtuoso por naturaleza. Las mentes que se esfuerzan por alcanzar objetivos mundanos, como tener éxito en los negocios, y las que se complacen cometiendo acciones perjudiciales, no son el factor mental del esfuerzo. El esfuerzo es el oponente principal contra la pereza Hay tres tipos de pereza: la que surge del apego a los placeres mundanos, la que surge del apego a las actividades que nos distraen y la que surge del desánimo. Por lo general, el apego a dormir es también un tipo de pereza, pero si practicamos el yoga del dormir y transformamos el sueño en una acción virtuosa, la mente que disfruta del dormir es esfuerzo. Asimismo, si transformamos otras acciones neutras, como comer, cocinar, jugar, etcétera, en acciones virtuosas realizándolas con una motivación pura, la mente que disfruta de ellas también es esfuerzo. La pereza nos engaña y por su culpa seguimos vagando sin rumbo por el samsara. Si pudiésemos liberarnos de la influencia de la pereza y dedicarnos por completo al adiestramiento en la práctica de poua, alcanzaríamos nuestra meta espiritual con rapidez. La práctica de poua es como construir un gran edificio: requiere un esfuerzo continuo. Si permitimos que la pereza interrumpa nuestro esfuerzo, nunca conseguiremos completar el trabajo que nos hemos impuesto.En su Ornamento de los Sutras mahayanas, Maitreya menciona numerosos beneficios del esfuerzo: «El esfuerzo es la virtud suprema. Con esfuerzo cultivaremos todas las cualidades virtuosas, lograremos un cuerpo y mente apacibles, y alcanzaremos logros mundanos y supramundanos. Con esfuerzo disfrutaremos de los placeres del samsara, renaceremos en una tierra pura,

nos liberaremos de las perturbaciones mentales, como la creencia del conjunto transitorio, y lograremos la liberación. Con esfuerzo también alcanzaremos la gran iluminación». El esfuerzo es la virtud suprema porque todas las cualidades virtuosas se alcanzan gracias a él. Al inducir las flexibilidades física y mental, el esfuerzo apacigua la mente y relaja el cuerpo, nos hace sentirnos cómodos física y mentalmente, y nos mantiene con buena salud. Cuando tengamos flexibilidad física no necesitaremos hacer deporte para mantener el cuerpo sano y flexible. Con esfuerzo no solo podemos alcanzar logros mundanos, sino también logros supramundanos, como las realizaciones del tantra del yoga supremo de Heruka y Vajrayoguini. Incluso para disfrutar en el futuro de la felicidad de los dioses o de los humanos también hemos de poner esfuerzo, puesto que si no nos esforzamos por practicar la virtud, no lograremos esta clase de renacimientos. Del mismo modo, los practicantes de poua tenemos la oportunidad de renacer en una tierra pura, pero hemos de esforzarnos para lograr este renacimiento. Si nos adiestramos con perseverancia y alegría en los métodos para renacer en una tierra pura, sin lugar a dudas lo conseguiremos. Si no ponemos esfuerzo en nuestra práctica espiritual, nadie podrá liberarnos del sufrimiento, ni nuestros amigos ni nuestros Guías Espirituales, ni tan siquiera los mismos Budas. A menudo tenemos falsas expectativas. Deseamos alcanzar la iluminación sin poner esfuerzo y ser felices sin crear las causas virtuosas para ello. Además, incapaces de soportar la más pequeña incomodidad, deseamos eliminar nuestro sufrimiento y, aunque estamos atrapados en todo momento entre las garras del Señor de la Muerte, vivir tanto tiempo como un dios de larga vida. Por mucho que lo deseemos, esto nunca va a suceder. Si no nos esforzamos por adiestrarnos en el camino espiritual, no podemos tener la esperanza de ser felices. Todos tenemos la semilla de la Budeidad en nuestro continuo mental y la oportunidad de aplicar los métodos para hacerla madurar, pero para conseguir este objetivo debemos poner esfuerzo

en nuestra práctica. Para alcanzar la iluminación no es suficiente con tener una mera comprensión intelectual del Dharma, debemos superar la pereza y poner en práctica lo que hayamos aprendido. Los seres que alcanzaron la Budeidad en el pasado lo hicieron gracias a su esfuerzo, y lo mismo ocurrirá con los que lo hagan en el futuro . En los Sutras, Buda dice: «Si pones esfuerzo poseerás todos los Dharmas, pero si eres perezoso no conocerás ninguno». La persona que carece de un gran conocimiento de Dharma, pero que se adiestra con esfuerzo y perseverancia, irá cultivando todas las cualidades virtuosas, mientras que la que sabe mucho, pero tiene una sola falta –la pereza–, no podrá incrementar sus virtudes ni adquirir experiencias de Dharma. En la Guía de las obras del Bodhisatva, Shantideva menciona cuatro clases de esfuerzo: 1) El esfuerzo semejante a una armadura. 2) El esfuerzo del antidesánimo. 3) El esfuerzo de la aplicación. 4) El esfuerzo de la insatisfacción. Estos cuatro tipos de esfuerzo son muy importantes para los practicantes de Dharma en general, y en particular para los que desean adiestrarse en el poua. Con los dos primeros superamos las condiciones desfavorables para la práctica de Dharma, con el tercero realizamos la práctica propiamente dicha y con el cuarto la completamos. El esfuerzo semejante a una armadura es una mente valiente que nos ayuda a perseverar en nuestro adiestramiento espiritual desafiando cuantas dificultades encontremos. Para generar este esfuerzo podemos pensar del siguiente modo: Seguiré practicando el Dharma aunque necesite muchos eones para alcanzar la gran iluminación. Nunca abandonaré mi adiestramiento espiritual por muchas dificultades que encuentre. Con el esfuerzo semejante a una armadura tendremos una perspectiva a largo plazo que impedirá que nos desanimemos cuando las condiciones externas sean desfavorables, y

perseveraremos en nuestra práctica con alegría aunque necesitemos mucho tiempo para alcanzar realizaciones espirituales. En el pasado, cuando los soldados iban a la guerra, protegían sus cuerpos con una armadura. Asimismo, cuando los practicantes de Dharma declaran la guerra a sus perturbaciones mentales, protegen sus mentes de las dificultades externas con el esfuerzo semejante a una armadura. Al principio de nuestro adiestramiento espiritual necesitamos protegernos con el esfuerzo semejante a una armadura porque sin él nos desanimaremos al comprender que para alcanzar las etapas del camino tendremos que practicar durante mucho tiempo y abandonaremos nuestra práctica. En ocasiones, cuando no consigamos satisfacer nuestras expectativas espirituales, tengamos dificultades económicas que nos impidan adiestrarnos sin restricciones o nos relacionemos con personas que quieran convencernos de que dejemos la práctica de Dharma, es posible que pensemos en abandonarla. Si nos sucede esto es porque carecemos del esfuerzo semejante a una armadura, y lo que debemos hacer es recuperar nuestro entusiasmo inicial y reforzar la determinación de adiestrarnos en el Dharma recordando los inmensos beneficios que recibiremos. Mientras que el esfuerzo semejante a una armadura protege nuestra práctica de las dificultades externas, el esfuerzo del antidesánimo nos protege del obstáculo interno del desánimo. Es posible que en ocasiones nos desanimemos pensando: «No puedo practicar el Dharma, soy un caso perdido y nunca consigo nada de lo que me propongo». Si nos dejamos llevar por estos pensamientos, ¿cómo vamos a alegrarnos de nuestras acciones virtuosas? Para contrarrestar este tipo de desaliento debemos reforzar nuestro esfuerzo semejante a una armadura y luego reflexionar de la siguiente manera: Hay momentos en que mis perturbaciones mentales son muy intensas, pero otras veces no lo son tanto. Esto indica que son impermanentes. Si puedo reducir mis engaños temporalmente, también podré eliminarlos por completo. Si es así, no hay motivos para pensar que no puedo alcanzar la iluminación. Buda dijo que todos los seres poseemos la

naturaleza de Buda. Si confío con sinceridad en mi Guía Espiritual y practico lo que me enseñe, nada podrá impedir que alcance la iluminación. Con una mente fortalecida por sus bendiciones podré conseguir cualquier objetivo que me proponga. El esfuerzo de la aplicación es una mente cuya función es capacitarnos para practicar la virtud. Nos anima a escuchar las enseñanzas, a contemplarlas y a meditar en ellas. Es la fuente de todo nuestro entendimiento y experiencia de Dharma. Este esfuerzo puede ser enérgico o continuo. En ocasiones tenemos que aplicar el esfuerzo enérgico para lograr una meta determinada o superar un obstáculo específico, pero nos resultará difícil mantenerlo durante mucho tiempo porque enseguida nos cansaremos o desanimaremos. Por lo general, hemos de practicar con un esfuerzo firme y continuo, como el agua de un río que fluye sin cesar. Debemos ser realistas y no esperar obtener resultados con rapidez, sino practicar con perseverancia durante tanto tiempo como sea necesario. El esfuerzo de la insatisfacción no nos permite sentirnos satisfechos con un entendimiento y experiencia de Dharma superficiales, por lo que nos anima continuamente a mejorarlos. Cuando hayamos estudiado el Dharma durante dos o tres años, es posible que nos sintamos satisfechos con la comprensión que hayamos adquirido y pensemos que podemos dejar de escuchar enseñanzas y de meditar. Esta actitud complaciente es muy perjudicial porque nos impide mejorar nuestro entendimiento y lograr experiencias más profundas. Tampoco debemos tener la esperanza de obtener grandes resultados en pocos años. Hasta que logremos la realización final de la gran iluminación, tendremos que seguir escuchando enseñanzas y meditando en su significado. El precioso renacimiento humano de que ahora disponemos es como un barco con el que podemos atravesar el océano del sufrimiento del samsara y llegar a la isla de la iluminación. Si llenamos esta preciosa existencia humana de significado, recibiremos enormes beneficios. No obstante, si desperdiciamos esta extraordinaria oportunidad, ¿cuándo vamos a encontrar otra igual? Al igual que una embarcación no puede navegar sin timonel, el

barco de nuestra preciosa existencia humana no podrá atravesar el océano del sufrimiento si no es guiado por el poder del Dharma. Como dice Shantideva: «Si utilizamos la nave de nuestra forma humana, podemos cruzar el gran océano del sufrimiento. Puesto que en el futuro será muy difícil encontrar una embarcación así, ¡no seas necio y no te quedes dormido!». Por mucho esfuerzo que pongamos en recorrer los senderos del samsara, nunca nos proporcionarán verdadera felicidad. En vidas pasadas trabajamos con ahínco para acumular posesiones materiales, pero ahora no nos queda nada de lo que adquirimos, así que nuestros esfuerzos fueron en vano. En el pasado disfrutamos de los innumerables placeres del samsara, pero ¿qué beneficios hemos recibido de ello? Lo único que nos queda son las impresiones de las acciones perjudiciales que cometimos para satisfacer nuestros deseos. Ahora que tenemos la oportunidad de seguir un camino perfecto que nos conduce al logro de la felicidad última, sería una lástima abandonarlo por uno mundano. Nuestro esfuerzo por adiestrarnos en la práctica de poua aumentará si aplicamos los cuatro poderes de la aspiración, la perseverancia, el gozo y la relajación. La capacidad para realizar la práctica de poua dependerá de nuestra motivación; si tenemos una fuerte motivación de practicar, lo haremos. Este es el poder de la aspiración. Después de comenzar nuestro adiestramiento no debemos dudar de nuestra práctica ni abandonarla, sino completarla con el poder de la perseverancia. Si disfrutamos en nuestro adiestramiento y practicamos el poua con agrado, habremos generado el poder del gozo, el cual dará un gran impulso a nuestra práctica. Y, finalmente, cuando estemos cansados, debemos descansar aplicando el poder de la relajación, también llamado poder del rechazo, y continuar nuestra práctica cuando nos hayamos recuperado. En este contexto, rechazo no significa que tengamos que abandonar nuestro esfuerzo, sino eliminar o rechazar el agotamiento con el descanso.

Con estos cuatro poderes aumentamos y completamos nuestro esfuerzo, puesto que son como un gran ejército que vence al enemigo de la pereza, uno de los mayores obstáculos para obtener resultados en la práctica espiritual. Al igual que el gobierno de un país envía a su ejército para vencer a sus enemigos, con esfuerzo podremos derrotar al enemigo de la pereza utilizando los cuatro poderes. FLEXIBILIDAD MENTAL

La flexibilidad mental se define como «la docilidad de la mente inducida por la concentración virtuosa». Numerosos practicantes tienen dificultades durante la meditación debido a la rigidez física y mental, y es posible que sientan pesadez física o mental, cansancio o incomodidad. Con la flexibilidad mental podemos superar estos obstáculos. Como resultado de aplicarnos con esfuerzo a la meditación, generaremos flexibilidad mental. Aunque tengamos dificultades al empezar a adiestrarnos en la meditación, como pesadez, cansancio y otras incomodidades físicas y mentales, debemos perseverar con paciencia e intentar familiarizarnos con nuestra práctica. A medida que mejore nuestra concentración, irá desarrollándose nuestra flexibilidad mental, con lo que nuestro cuerpo y mente se volverán ligeros, mejorará nuestra salud, dejaremos de sentir cansancio y desaparecerán todos los obstáculos para la concentración. Nuestras meditaciones, incluida la de poua, serán fáciles y provechosas, y avanzaremos sin dificultad. Por muy difícil que nos resulte la meditación al principio, no debemos perder las esperanzas, sino practicar la disciplina moral, que nos protege de las distracciones burdas y sirve de base para cultivar la concentración pura. La disciplina moral también mejora nuestra memoria, la fuerza vital de la concentración. Además, debemos acumular méritos, purificar nuestro karma negativo y recibir bendiciones de los seres sagrados. Cuando reunamos las condiciones necesarias, nos resultará fácil avanzar en la meditación, y en particular en la práctica de poua. Los diferentes niveles de flexibilidad mental inducidos por la concentración se describen

detalladamente en Cómo comprender la mente y Océano de néctar. RECTA CONDUCTA

Consta de dos partes: 1. La recta conducta. 2. Las seis perturbaciones mentales raíz. LA RECTA CONDUCTA

La recta conducta se define como «el factor mental que, a partir del esfuerzo, estima lo que es virtuoso y protege la mente de las perturbaciones mentales y de lo que es perjudicial». Hay dos maneras de practicar la recta conducta. Según la primera, mantenemos la mente libre de perturbaciones mentales evitando los objetos que nos inducen a generarlas. Por ejemplo, para no enfadarnos con una persona con la que hemos discutido, hacemos lo posible para no encontrarnos con ella y olvidarla. La segunda manera consiste en no prestar atención inapropiada a los objetos que estimulan los engaños. La atención inapropiada estimula la aparición de perturbaciones mentales porque exagera las buenas o malas cualidades del objeto. Si la evitáramos, las perturbaciones mentales no podrían surgir aunque tuviésemos que enfrentarnos con uno de sus objetos. Así, por ejemplo, si nos encontramos con alguien con quien solemos enfadarnos, debemos evitar prestarle atención inapropiada para prevenir el odio, concentrándonos en sus buenas cualidades o recordando las desventajas de esta perturbación mental. La recta conducta es imprescindible para mantener con pureza la disciplina moral. Si somos conscientes de nuestro comportamiento, aumentarán nuestra comprensión y realizaciones de Dharma y de manera natural dejaremos de cometer acciones perjudiciales con nuestro cuerpo, palabra y mente. Por lo general, cuando habla una persona prudente, lo hace con consideración y sus palabras benefician tanto a ella misma como a los demás. En cambio, el insensato, bajo la influencia de las perturbaciones mentales, se expresa con malos modales y de este modo ofende a los demás y él mismo se crea problemas.

Al ser prudentes con las tres puertas –el cuerpo, la palabra y la mente–, nos aseguramos de que nuestras cualidades virtuosas se estabilicen y crezcan en abundancia. Si deseamos obtener resultados en la meditación, debemos aplicar la recta conducta. Buda dice en los Sutras del vinaya que gracias a la disciplina moral podremos adquirir concentración, y con esta última cultivaremos la sabiduría. Puesto que la recta conducta es la raíz de la disciplina moral, tanto la concentración como la sabiduría dependen también de ella. Si practicamos la recta conducta, nuestra mente será pura y estará siempre enfocada en objetos virtuosos, y no desperdiciaremos nuestra energía con distracciones internas o externas. De este modo mantendremos la mente centrada y tranquila, y nos resultará fácil desarrollar la concentración virtuosa, con lo cual disfrutaremos de una mente lúcida y poderosa, y podremos mejorar nuestra sabiduría. En su Guía de las obras del Bodhisatva, el Bodhisatva Shantideva dice que no hay práctica más importante que la de mantener la mente libre de perturbaciones mentales. Normalmente tenemos mucho cuidado de no herir nuestro cuerpo, pero es más importante proteger la mente. Por ejemplo, si vamos a cruzar una calle con mucho tráfico, tendremos cuidado de que no nos atropelle un coche, pero en el peor de los casos, si esto ocurriera, lo máximo que perderíamos sería la vida. En cambio, si no protegemos la mente de las perturbaciones mentales cuando estamos rodeados continuamente de los objetos que las estimulan, corremos el riesgo de caer bajo su control, lo que nos perjudicará no solo en esta vida, sino también en las futuras. Por lo tanto, la práctica de la recta conducta es muy importante. La recta conducta debe practicarse con la ayuda de la memoria retentiva y la vigilancia mental. La retentiva es un factor mental que se enfoca en un objeto que la mente ya conoce. Su naturaleza es recordar y sostener el objeto sin olvidarlo, y su función es no separarse de él. Con la memoria sujetamos la mente a un objeto virtuoso. El objeto virtuoso es todo aquel que produce un efecto favorable en nuestra mente, como los veintiún objetos de meditación que se presentan en el Nuevo manual de meditación. Sin

retentiva no podemos avanzar en nuestros estudios ni en nuestra práctica. El factor mental de la vigilancia mental es una clase de sabiduría que analiza nuestra mente y comprende cómo funciona. Cuando emplazamos la mente en un objeto aplicando la retentiva, la vigilancia mental permanece alerta para comprobar si nuestra meditación es correcta o ha caído bajo la influencia de los engaños. La vigilancia mental es el fruto de la retentiva y está muy relacionada con ella. Mientras la retentiva recuerda su objeto, la vigilancia mental detecta si surgen distracciones. Tanto al principio de nuestra práctica como a lo largo de ella y al final, la retentiva y la vigilancia mental son imprescindibles para desarrollar cualidades virtuosas. Veamos a continuación cómo funcionan juntos estos dos factores mentales. Por ejemplo, si deseamos visualizar la figura de Buda Shakyamuni, primero contemplamos una pintura o estatua que lo represente e intentamos generar una imagen mental de lo que hemos observado. La imagen que aparece en nuestra mente es el objeto de la visualización, y cuando lo hayamos encontrado, hemos de recordarlo con la retentiva mental sin distraernos. La concentración consiste en emplazar nuestra mente en el objeto de manera convergente. Al mismo tiempo que practicamos la concentración, debemos comprobar de vez en cuando si nuestra meditación es correcta, si se ha interrumpido o si surgen otros obstáculos. La vigilancia mental tiene la función de espiar la mente de este modo. Si descubrimos que estamos cayendo bajo la influencia del sopor o las distracciones, podemos recuperar el objeto con la retentiva mental y continuar la meditación. La función principal de la recta conducta es ayudarnos a mantener una disciplina moral pura y a mejorar nuestra concentración. Si practicamos la recta conducta, reduciremos nuestras perturbaciones mentales y, en consecuencia, dejaremos de cometer acciones físicas, verbales y mentales perjudiciales. Como resultado, mantendremos una disciplina moral pura de manera natural. Si reducimos nuestras perturbaciones mentales y llevamos una vida disciplinada, tendremos menos distracciones y progresaremos con mayor rapidez

en la práctica de la meditación. LAS SEIS PERTURBACIONES MENTALES RAÍZ

Como se mencionó con anterioridad, la recta conducta es imprescindible para proteger la mente de las perturbaciones mentales. Si no podemos reconocer los engaños en cuanto surjan, nos será imposible aplicar la recta conducta. Según el Dharma, las perturbaciones mentales son nuestro peor enemigo. ¿Qué es exactamente una perturbación mental? Es el factor mental que surge de la atención inapropiada y cuya función es turbar la mente y descontrolarla. Si deseamos liberarnos del sufrimiento, debemos identificar los distintos engaños y comprender cómo nos perjudican. Por lo general, todos sabemos quiénes son nuestros enemigos externos y los riesgos que representan, pero apenas nos fijamos en los enemigos internos que perjudican tanto nuestra mente. Si no reconocemos nuestras perturbaciones mentales, ¿cómo vamos a liberarnos del sufrimiento? Aunque hay innumerables perturbaciones mentales, todas surgen de las siguientes seis perturbaciones mentales raíz: 1. Apego. 2. Odio. 3. Orgullo. 4. Ignorancia. 5. Duda perturbadora. 6. Creencia perturbadora. APEGO

El apego es el factor mental que observa un objeto contaminado, lo considera atractivo, exagera sus buenas cualidades, le resulta deseable, quiere poseerlo y siente como si se hubiera absorbido en él. El apego funciona de dos maneras: desea obtener un objeto y no quiere separarse nunca de él. En una relación de pareja podemos encontrar las dos clases de apego. Al principio, los dos miembros de la pareja sienten un fuerte deseo de estar juntos, y esta es la primera clase de apego. Al cabo de un tiempo, generan el deseo de no

separarse jamás, y esta es la segunda clase de apego. También podemos tener apego a objetos inanimados. Bajo la influencia del apego, nuestra mente se absorbe en el objeto de deseo del mismo modo que el aceite lo hace en un trozo de tela. Al igual que resulta difícil quitar una mancha de aceite de un trozo de tela, también lo es distanciar la mente de su objeto de apego. Como consecuencia de nuestro apego, seguimos vagando por el samsara y experimentando infinitos sufrimientos. El requisito para alcanzar la liberación o la iluminación total, o incluso para recibir la ordenación monástica, es la mente de renuncia, pero el apego a los placeres transitorios de este mundo nos impide generarla. Desde tiempo sin principio hemos sido incapaces de liberarnos de la prisión del samsara porque estamos atados por las cadenas del apego. Si tenemos un sincero deseo de alcanzar realizaciones espirituales, debemos renunciar a todo el samsara, y solo podremos hacerlo reduciendo nuestro apego. Después de reconocer nuestro apego, podemos reducir su influencia reflexionando a menudo sobre sus numerosas faltas y meditando en las impurezas y aspectos desagradables del objeto deseado. Sin embargo, de este modo solo podremos reducirlo de manera temporal. Para eliminarlo por completo, debemos erradicar el aferramiento propio, que es la causa raíz no solo del apego, sino también de todas las demás perturbaciones mentales; y para eliminar el aferramiento propio debemos meditar en la sabiduría que realiza la vacuidad. Sin embargo, para liberarnos del sufrimiento es necesario que la realización de la vacuidad vaya acompañada de la renuncia, la permanencia apacible y la visión superior. Para una exposición detallada de estos temas, véanse El camino gozoso de buena fortuna y Tesoro de contemplación. ODIO

El odio es el factor mental que exagera las características desagradables de un objeto y desea perjudicarlo. Como en el caso del apego, el odio puede estar dirigido a objetos animados o inanimados. ¿Cómo nos perjudica el odio? Buda dijo que el odio reduce o

destruye por completo los méritos que hayamos acumulado y nos conduce a los infiernos. Por ejemplo, un momento de odio dirigido hacia un Bodhisatva puede destruir todos los méritos que hayamos acumulado para renacer en un reino afortunado. El odio es como el fuego que consume la madera de la virtud. Se encuentra detrás de todas las disputas, ya sean peleas familiares entre marido y mujer o guerras entre naciones. El odio destruye la armonía dentro de las familias y las buenas relaciones entre amigos y compañeros de trabajo, y es el culpable de que nos separemos de las personas que apreciamos. El odio es nuestro peor enemigo. No solo es capaz de anular los efectos de las acciones virtuosas que hayamos realizado en el pasado, sino también de impedir que alcancemos las metas que nos hayamos propuesto para el futuro, ya sea alcanzar la iluminación o mejorar nuestra mente. El oponente del odio es la paciencia, y si realmente queremos avanzar en nuestro adiestramiento espiritual, debemos reconocer que esta es la mejor práctica. La destrucción de los méritos es una de las faltas invisibles del odio y, por lo tanto, debemos aceptarla con fe, pero hay otros inconvenientes de esta perturbación mental que son evidentes. Cuando el odio nos domina, perdemos la paz interior, nos sentimos incómodos e inquietos, y hasta la comida nos parece repugnante. Nos cuesta dormir y aunque lo consigamos, no podemos descansar. El odio convierte a la persona más atractiva en un demonio con el rostro encendido. Cuando nos enfadamos, aumenta nuestro malestar y, por mucho que lo intentemos, no podemos controlar nuestras emociones. Uno de los peores efectos del odio es que perdemos el sentido común y nos negamos a ser razonables. Cuando nos enfadamos, perdemos la libertad de elección y, poseídos por una cólera incontrolable o las ganas de vengarnos vamos de un sitio a otro y a menudo nos exponemos a grandes peligros. En ocasiones, incluso dirigimos este odio contra nuestros seres queridos y otras personas que nos han ayudado. En un ataque de ira, olvidando la infinita bondad de nuestros familiares, amigos y maestros espirituales, podemos gritar e incluso golpear a las personas que más apreciamos.

No es de extrañar que todos rehuyan a una persona que está siempre enfadada. Existe la idea generalizada de que el enfado surge cuando nos encontramos con una persona que nos desagrada, pero en realidad es justo lo contrario. A menudo es nuestro propio odio el que transforma a esa persona en nuestro enemigo. El que tiene tendencia a enfadarse vive atrapado en una red de paranoias y sospechas y siente que todos son sus enemigos. La falsa creencia de que los demás lo odian puede incluso causarle la locura, y convertirse así en víctima de sus propios engaños. Suele ocurrir en un grupo de personas que una de ellas culpe a las demás de todos los problemas, aunque en realidad sea ella la que los causa. Se cuenta la historia de una anciana que solía discutir y pelearse con los demás, y que resultaba tan conflictiva que la expulsaron de la aldea donde vivía. Cuando llegó a otra aldea, le preguntaron por qué había abandonado la anterior, y respondió: «Mis paisanos eran unos malvados y vengativos y me marché para librarme de ellos». Los que la escuchaban pensaron que era muy extraño y se decían entre sí: «No es posible que todos sean así, la malvada debe de ser ella». Temiendo que les causara problemas, también la echaron del pueblo. La anciana, enfadada, fue de pueblo en pueblo buscando un lugar donde vivir, pero nadie quería aceptarla como vecina. Es importante reconocer la verdadera causa de nuestra infelicidad. Si siempre culpamos a los demás de nuestros problemas, es evidente que aún tenemos muchos defectos y engaños. ¿Por qué? Si de verdad disfrutáramos de paz interior y controláramos nuestra mente, no nos enfadaríamos ante las circunstancias adversas ni convertiríamos a los demás en nuestros enemigos. La persona que ha subyugado su mente y ha eliminado el odio considera que todos los seres son sus amigos. Por ejemplo, el Bodhisatva, cuya única motivación es beneficiar a los demás, no tiene enemigos. Por lo general, nadie desearía perjudicar a una persona de tan buen corazón, pero aunque alguien lo hiciera, permanecería inalterable. Gracias a su práctica de la paciencia, mantendría su paz interior y sería capaz de sonreír a su agresor e incluso de tratarlo con respeto.

Este es el poder de una mente controlada. Por lo tanto, la mejor manera de librarnos de nuestros enemigos es eliminando el odio de nuestra mente. No debemos pensar que se trata de una meta imposible e inalcanzable. En la actualidad, los médicos pueden tratar enfermedades que hasta hace poco eran incurables y han logrado erradicar otras por completo. Al igual que los científicos y médicos lucharon con éxito por vencer estas enfermedades, nosotros también podemos eliminar la enfermedad del odio que infecta nuestra mente. Ahora disponemos de métodos para liberarnos de esta perturbación mental. Las personas que los han puesto en práctica con sinceridad han comprobado su eficacia, y no hay razón para que no nos funcionen también a nosotros. ¡Qué maravilloso sería el mundo si todos eliminásemos el odio! No habría peligro de que estallara ninguna guerra, los ejércitos dejarían de existir y los soldados tendrían que buscar otro empleo. Habría que desmontar los tanques, las bombas y otras armas, útiles solo a las mentes llenas de odio, puesto que se acabarían las peleas y las guerras entre naciones. Si el logro de esta armonía universal nos parece una utopía, al menos podemos imaginar la libertad y tranquilidad de que disfrutaríamos todos si eliminásemos el demonio del odio de nuestra mente. La persona que está siempre enfadada no disfrutará de felicidad ni en esta vida ni en las futuras. Por lo tanto, debemos recordar siempre que el odio es nuestro peor enemigo y el responsable de nuestro sufrimiento, y esforzarnos en todo momento por eliminarlo.

ORGULLO PERTURBADOR

El orgullo perturbador es el factor mental que siente arrogancia por pequeños motivos. Cualquier cosa, como nuestra belleza, conocimientos, habilidades o riqueza, sirve para pensar que somos especiales y generar orgullo. Incluso podemos basarnos en nuestros conocimientos de Dharma para sentirnos superiores a los demás. El orgullo es perjudicial porque nos impide avanzar. La persona orgullosa no reconoce sus defectos ni admite que deba mejorar. La mente henchida de orgullo es incapaz de adquirir conocimientos de un maestro cualificado. Al igual que en la cumbre de una montaña no se puede formar un lago, los conocimientos tampoco caben en la mente arrogante del orgulloso. Para reducir el orgullo, debemos reconocer que somos vulnerables y carecemos de libertad. Podemos meditar en las experiencias desagradables que estamos obligados a padecer, como el nacimiento, las enfermedades, el envejecimiento y la muerte. Es posible que de momento seamos atractivos e inteligentes, disfrutemos de buena salud y tengamos éxito en la vida, pero no podemos mantener esta situación indefinidamente. Llegará un momento en que, sin elección, envejeceremos y nos pondremos enfermos, nuestra memoria se deteriorará o padeceremos demencia senil. Si nos comparamos con los seres realizados, que disfrutan de total libertad y de la felicidad que no depende de las condiciones externas, perderemos nuestro orgullo con rapidez. No todo el orgullo es perturbador, sino que hay algunas clases de orgullo que debemos cultivar. El orgullo no perturbador o confianza en uno mismo es imprescindible para el progreso espiritual. Por lo tanto, debemos sentirnos orgullosos del potencial espiritual que tenemos y de las acciones virtuosas que hemos realizado, y tener confianza en nuestra capacidad para eliminar nuestros engaños y beneficiar a los demás. Es necesario comprender la diferencia entre el orgullo perturbador y el no perturbador para poder abandonar el primero y cultivar el segundo. IGNORANCIA

La ignorancia es el factor mental cuya función es hacer que la mente primaria esté confusa respecto a su objeto. Induce a la aparición de percepciones erróneas, dudas y otras perturbaciones mentales. Es como una oscuridad en la mente que nos impide comprender un objeto con claridad. Un ejemplo de confusión es la que tenemos al intentar leer un libro sin poder comprender su significado. La ignorancia que no comprende la vacuidad de la entidad propia de las personas y de los fenómenos, es decir, su naturaleza última, induce el aferramiento propio, también llamado aferramiento verdadero, que a su vez es la raíz de las demás perturbaciones mentales y de los renacimientos incontrolados en el samsara. Por lo general, hay dos clases de ignorancia: la del karma y la de la vacuidad. La función principal de la primera es hacernos renacer en los reinos inferiores. Mientras tengamos confusión acerca de las acciones y sus efectos, seguiremos cometiendo acciones perjudiciales, que son la causa de los renacimientos desafortunados. La función principal de la ignorancia de la vacuidad es mantenernos atrapados en el samsara. Aunque comprendamos la ley del karma, mientras no alcancemos una realización directa de la vacuidad, seguiremos creando las causas para renacer sin control en el samsara. DUDA PERTURBADORA

La duda es el factor mental que aprehende el objeto de dos maneras distintas o que vacila con indecisión entre dos puntos de vista diferentes. No todas las dudas son perturbadoras. La duda perturbadora es una incertidumbre acerca de un objeto cuya comprensión es necesaria para alcanzar la liberación, como el karma o la verdad de los sufrimientos, que tiende hacia la creencia errónea que niega la existencia de dicho objeto. En otras palabras, la duda perturbadora es una indecisión que interfiere en el logro de la liberación. Las dudas acerca de objetos cuya comprensión no es necesaria para el logro de la liberación no son perturbadoras. Por ejemplo, si alguien entra en nuestra habitación y no sabemos si es Pedro o Juan, no estamos generando una duda perturbadora.

Es importante saber distinguir entre las dudas perturbadoras y las que son el inicio de la sabiduría. Aunque debemos eliminar las primeras, las segundas son necesarias para alcanzar realizaciones espirituales. Cuando empezamos a leer o recibir enseñanzas tenemos dudas porque el Dharma contradice nuestras creencias y suposiciones erróneas y nos hace dudar de ellas. Esta clase de indecisión es una señal de que estamos empezando a cultivar sabiduría porque es el primer paso para adquirir creencias correctas. Si no tuviéramos esta clase de dudas, no podríamos comprender las enseñanzas de Dharma. Por ejemplo, cuando escuchamos por primera vez enseñanzas sobre la vacuidad, empezamos a tener dudas pensando: «A mí me parece que los objetos existen de manera externa, pero ¿en realidad existen de este modo?» o «Los objetos parecen tener existencia sustancial, pero ¿podrían ser ilusorios como los sueños?». Si no nos hacemos estas preguntas, no podremos comprender la vacuidad. Estas dudas tienden hacia la verdad, nos llevan por el buen camino y nos ayudan a mejorar nuestra comprensión del objeto y la claridad con que lo percibimos. Por el contrario, las dudas perturbadoras destruyen nuestra fe en los objetos especiales y virtuosos y nos hacen desconfiar de lo que es fidedigno y beneficioso. Enturbian la lucidez y tranquilidad que acompañan a la fe admirativa. Acaban con nuestras aspiraciones virtuosas y nos roban la paz mental. Cuando leemos un libro de Dharma o recibimos enseñanzas y pensamos: «Lo más probable es que estas instrucciones sean erróneas» o «Estos consejos no sirven para nada», estamos generando dudas perturbadoras. Lo mismo ocurre si después de recibir enseñanzas correctas sobre la vacuidad y haberlas entendido de manera superficial, nos encontramos con alguien que presenta argumentos convincentes contrarios a estas enseñanzas y comenzamos a pensar: «Es muy probable que los razonamientos que escuché sean falsos». Si después de recibir instrucciones correctas de nuestro Guía Espiritual sobre la manera de realizar una determinada meditación nos encontramos con alguien que presume de ser un gran meditador y nos dice: «Ese método es inferior, yo conozco otras prácticas mejores», es posible que comencemos a dejar de creer en las instrucciones de nuestro

maestro e incluso en él mismo. Esta clase de indecisión puede manifestarse tanto cuando vamos a comenzar una acción virtuosa como cuando ya la estamos realizando. Entonces, empezamos a dudar de las enseñanzas que hemos recibido y se disipan nuestras buenas intenciones. Las dudas perturbadoras son muy peligrosas porque obstaculizan nuestra práctica espiritual y nos sumergen en la confusión con rapidez. Pueden surgir cuando nuestra fe y nuestro esfuerzo son débiles o cuando leemos o escuchamos algo que contradice nuestra práctica diaria. La duda perturbadora puede aparecer también como resultado de un análisis excesivo, inapropiado o realizado en un mal momento. En algunas ocasiones es necesario hacer una investigación analítica, como cuando estudiamos temas sutiles, como la impermanencia sutil o la vacuidad, pero otras veces es mejor abandonar el análisis, por ejemplo, cuando ya hemos logrado una comprensión correcta de una determinada verdad convencional burda. Realizar un análisis en un momento inadecuado o de manera excesiva puede causar dudas que obstaculicen nuestra práctica. En particular, es importante evitar las dudas perturbadoras al practicar el mantra secreto porque para obtener resultados en esta práctica debemos tener fe firme. Si generamos dudas perturbadoras acerca del mantra secreto, no recibiremos beneficios aunque nos adiestremos durante eones. Por lo tanto, en el mantra secreto es incluso mejor tener fe ciega que excederse en el análisis porque la fe nos ayudará a tomar decisiones virtuosas, mientras que el exceso de análisis nos causará dudas y confusión. CREENCIA PERTURBADORA

La creencia perturbadora es la sexta y última perturbación mental raíz. Hay muchas clases de creencias perturbadoras, pero la principal es el aferramiento al yo o entidad propia de la persona como si tuviera existencia inherente o verdadera. Esta creencia concibe el yo como si no tuviera relación con el cuerpo ni con la mente. Por ejemplo, si nos encontramos en una situación en la que tenemos miedo o nos sentimos avergonzados, no pensamos que nuestro cuerpo o nuestra mente tengan miedo o estén

avergonzados, sino que «yo tengo miedo» o «yo estoy avergonzado». El yo al que nos aferramos en esas ocasiones no tiene relación con nuestro cuerpo, con nuestra mente ni con el conjunto de ambos, sino que es independiente de ellos. Aunque resulta más fácil reconocer esta mente en situaciones difíciles, está presente en todo momento, incluso cuando dormimos. Esta manera equivocada de percibir nuestro yo es la cadena que nos ata al samsara. Si abandonamos esta creencia perturbadora, eliminaremos todos nuestros engaños. La creencia perturbadora que cree que el yo y los demás fenómenos tienen existencia independiente o inherente es el origen de todos los demás engaños, como el apego, el odio y el orgullo. Estas perturbaciones mentales nos impulsan a cometer karma, y debido a este renacemos una y otra vez en el samsara, donde experimentamos los sufrimientos interminables del nacimiento, el hambre, la sed, las enfermedades, el envejecimiento y finalmente la muerte. Todos estos sufrimientos tienen su origen en nuestra creencia perturbadora que concibe que los fenómenos tienen existencia inherente. Si deseamos liberarnos del sufrimiento, debemos meditar a diario sobre las desventajas de sostener esta creencia. El Bodhisatva Shantideva dice que las perturbaciones mentales son nuestro peor enemigo, que nos mantiene atrapados en la prisión del samsara. ¿Qué es lo que nos impulsa a vender nuestro tiempo, energía, sudor y hasta la propia vida a cambio de un poco de dinero, algunas posesiones y una buena reputación de por sí efímera? Estamos esclavizados por nuestros engaños, en particular el apego. Solo las perturbaciones mentales pueden perjudicarnos tanto. Los enemigos externos pueden herir nuestro cuerpo, pero el enemigo interno de los engaños ha controlado nuestra mente desde tiempo sin principio y no ha dejado de perjudicarnos. Este enemigo está tan inmerso en nuestra mente que nos resulta difícil identificarlo y distinguirlo de lo que es virtuoso. La única forma de hacerlo es estudiándolo y analizándolo. Solemos decir que un médico es bueno si puede diagnosticar

enfermedades, pero se requiere mucha más destreza para distinguir una mente virtuosa de una perjudicial. ¿Cómo podemos realizar este diagnóstico tan sutil? Primero debemos estudiar las enseñanzas de Buda, en particular aquellas sobre la naturaleza de la mente, y luego aplicarlas a nuestra propia mente por medio de la meditación analítica. De este modo nos convertiremos en médicos de nuestra propia mente, podremos identificar la enfermedad de las perturbaciones mentales y curarla con la medicina del Dharma. Hace tiempo, en el Tíbet, vivía un famoso practicante de Dharma llamado Gueshe Ben Gungyel. Cuando sus discípulos se dieron cuenta de que nunca recitaba oraciones ni dormía por la noche, le preguntaron cuál era su práctica espiritual. Ben Gungyel respondió: «Solo tengo dos prácticas: vigilar mi mente para ver cuándo aparecen las perturbaciones mentales y, cuando lo hacen, controlarlas. Solo hago esto. Si no tengo perturbaciones mentales, estoy tranquilo, pero si aparecen, intento reconocerlas y aplicar enseguida el antídoto adecuado. Mi práctica de Dharma no se reduce a meras palabras, sino que me esfuerzo por erradicar mis engaños». Los grandes maestros de su tiempo elogiaban su manera de practicar y nosotros deberíamos seguir su ejemplo. Es posible que comprendamos que las perturbaciones mentales nos perjudican, pero nos preguntemos si es posible eliminarlas por completo. La raíz de las perturbaciones mentales es el aferramiento propio. Si cortamos un árbol de raíz, sus ramas, frutos, flores y hojas se secarán y morirán. De igual manera, si cortamos de raíz el aferramiento propio con la espada de la sabiduría, la realización de la vacuidad, desaparecerán también las demás perturbaciones mentales. Si sabemos cómo abandonar el aferramiento propio, eliminaremos con facilidad todos los engaños de nuestra mente. Hasta que hayamos eliminado nuestros engaños debemos evitar caer bajo su influencia. Para ello, hemos de proteger la mente e impedir que divague. Si aprendemos a proteger nuestra mente de las perturbaciones mentales y a atarla a la práctica de la virtud, nuestra disciplina moral irá mejorando y finalmente lograremos perfeccionarla, pero en caso contrario tendremos numerosas dificultades.

Un elefante salvaje cruzando una aldea de chozas puede causar estragos, pero no tantos como lo que nos podemos causar a nosotros mismos con nuestra mente incontrolada. Si no subyugamos al elefante salvaje de nuestra mente, no solo nos causará sufrimiento en esta vida, sino también en innumerables vidas futuras. En realidad, si lo analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que nuestra mente incontrolada es la responsable de todos nuestros sufrimientos tanto en esta vida como en las futuras. Son muchos los beneficios que recibiremos si controlamos nuestra mente. Si atamos el elefante salvaje de nuestra mente al poste de la virtud con la soga de la retentiva mental, desaparecerán nuestros temores con rapidez. Para mejorar nuestra mente y alcanzar realizaciones espirituales con facilidad, debemos fundirla con la práctica de la virtud aplicando en todo momento el poder de la retentiva mental. Esta es la esencia de la meditación. Si no cultivamos la retentiva, nuestras meditaciones serán superficiales e inútiles, y nada podrá impedir que el elefante salvaje de nuestra mente continúe persiguiendo sin control los objetos de apego, odio, celos y demás perturbaciones mentales. Es posible que parezca que estamos meditando de manera apacible, pero nuestra mente seguirá tan ocupada como siempre planeando ir de compras, visitar a nuestros familiares y amigos o pensando en alguien por quien sintamos atracción. Al igual que un alfarero necesita las dos manos para dar forma a sus vasijas, la retentiva y la vigilancia mental son imprescindibles para meditar de manera eficaz y alcanzar auténticas realizaciones espirituales. Si aprendemos a controlar la mente por medio de la meditación correcta, desaparecerá nuestro miedo y ansiedad. Nada podrá atemorizarnos. ¿Por qué? Porque todos los temores proceden de nuestra mente incontrolada. El Bodhisatva que adiestra su mente nunca tiene miedo porque está dispuesto a entregar sus posesiones e incluso su cuerpo a los demás. Sin embargo, en nuestro caso, como no controlamos nuestra estimación propia, tenemos miedo cuando nos enfrentamos con algo desconocido. La única manera de superarlo es controlando nuestra mente. En resumen, debemos proteger nuestra mente en todo momento aplicando la recta

conducta con la ayuda de la retentiva y la vigilancia mental. El Bodhisatva Shantideva dice: «Con las palmas de las manos juntas suplico a aquellos que desean proteger su mente: “Esforzaos siempre por aplicar la retentiva y la vigilancia mental”». ECUANIMIDAD

Como se mencionó con anterioridad, la ecuanimidad es un estado mental equilibrado que nos impide generar odio y apego aplicando los oponentes apropiados. Al reconocer que el odio y el apego son como un veneno, la ecuanimidad nos impide generarlos y de este modo nuestra mente permanece tranquila. Cuando tenemos ecuanimidad, mantenemos el equilibrio y la calma porque estamos libres de las perturbaciones mentales. Además, la ecuanimidad es la base para cultivar el amor puro, la compasión y la bodhichita, y finalmente alcanzar el estado supremo de la Budeidad o iluminación total. Cuando alcanzamos la realización de la ecuanimidad, nuestra mente permanece apacible y no nos alteramos ante ninguna dificultad. Esto no significa que nos volvamos fríos e insensibles. La ecuanimidad no tiene nada que ver con la indiferencia o la apatía, ni tampoco disminuye nuestro amor y compasión o nuestra capacidad para alegrarnos de la buena fortuna de los demás. Por el contrario, es la realización en la que se basan todas las buenas cualidades. La ecuanimidad reduce el odio y el apego, pero no el amor por los demás. Los Bodhisatvas que han cultivado la ecuanimidad sienten afecto por todos los seres sintientes y generan sentimientos especiales por todos ellos. Cuando ven a una persona sufriendo, no se quedan inmóviles, sino que intentan con sinceridad ayudarla y se alegran cuando lo consiguen. Aunque los Bodhisatvas sienten afecto por todos los seres, no están influidos por el apego porque la naturaleza de sus mentes es amor y paz. Por lo tanto, no podemos asegurar que alguien carezca de ecuanimidad solo porque tenga amigos o se comporte con cada persona de distinta manera. Los Bodhisatvas se adaptan a las costumbres de la sociedad en la que

viven. Por ejemplo, en Inglaterra no se tiene la costumbre de abrazar y besar a cualquier persona solo porque nos caiga bien. Es imposible saber si alguien tiene ecuanimidad simplemente observando su comportamiento externo. Si nos entusiasmamos o nos deprimimos al relacionarnos con los demás, tendremos dificultades, pero si mantenemos una mente equilibrada, nos resultará fácil llevarnos bien con ellos y nuestras amistades serán duraderas. Externamente debemos mantener siempre una expresión agradable y sonriente, e interiormente estar dispuesto a ayudar a los demás y evitar los extremos de la euforia y la depresión. Aquel que muestra siempre una sonrisa acogedora y es amable con los demás, manteniendo la calma y sin sentirse eufórico un día y desdichado al siguiente, es como el oro que nunca cambia de color. Cuando tengamos ecuanimidad hacia todos los seres sintientes, nos resultará fácil ser ecuánimes también con los objetos inanimados, como nuestras condiciones de vida, los atascos de tráfico, el clima, etcétera. ANTIMALICIA

Según el Compendio de fenomenología, de Asanga, la antimalicia no solo consiste en no dañar a los demás, sino que es una clase de compasión –la mente que estima a los demás y desea sinceramente liberarlos del sufrimiento–. Es importante distinguir entre la compasión y el apego. La compasión es necesariamente una mente virtuosa, mientras que el apego nunca lo es. En ocasiones deseamos ayudar a los demás, pero lo hacemos principalmente motivados por el apego. Por ejemplo, el jinete que desea que su caballo recupere pronto la salud para no perder un concurso hípico no lo hace por altruismo. Otras veces nos preocupamos por los demás motivados por una mezcla de apego y compasión, como cuando deseamos que nuestros amigos o familiares dejen de sufrir. En cambio, la compasión pura está completamente libre del apego y solo se interesa por el bien de los demás. Cuanto tenemos compasión, nuestras perturbaciones mentales,

como el orgullo, los celos, el odio y el apego, se reducen de manera natural y nuestra mente se tranquiliza. Además, nuestra compasión también hace felices a los demás porque nos preocupamos por ellos e intentamos ayudarlos. Buda dice: «Eres tu propio protector, eres tu propio enemigo». Si tenemos compasión y sabiduría, podemos liberarnos del sufrimiento y convertirnos en nuestro propio protector, pero si permitimos que el odio y la ignorancia acaben con nuestra felicidad y buena fortuna, nos perjudicaremos a nosotros mismos y seremos nuestro propio enemigo. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de elegir entre ser nuestro propio protector o nuestro propio enemigo. Algunas personas creen que solo los humanos que sufren de manera evidente son dignos de compasión, pero los animales y los humanos que disfrutan de buenas condiciones no. Esto no es cierto. Los animales e insectos tienen mente y, al igual que los humanos, sienten placer y dolor. Sin embargo, aunque desean ser felices y evitar el sufrimiento tanto como nosotros, en realidad experimentan mucho más sufrimiento. Los animales no tienen libertad y son utilizados por los humanos para diversiones, producción de alimentos y experimentación sin tener en cuenta su bienestar. Si lo analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que debemos tener compasión por los animales y, en lugar de abusar de ellos o sacrificarlos, protegerlos y ayudarlos. Además, también hemos de tener compasión por las personas que disfrutan de una vida cómoda, así como por aquellos que nos desagradan e incluso por los desconocidos. En realidad, todos los seres sin excepción experimentan los sufrimientos del apego, el odio, los celos y la ignorancia. No hay ni un solo ser ordinario, sea animal o humano, rico o pobre, que se haya liberado por completo del sufrimiento. Todos tienen que experimentar el ciclo incontrolado de la muerte y el renacimiento vida tras vida y, por lo tanto, son objetos dignos de compasión. La función principal de la antimalicia o compasión es impedir que

perjudiquemos a los demás. La persona verdaderamente compasiva nunca genera la intención de dañar a los demás, así que cuando deseamos hacerlo es por falta de compasión. Esta virtud es incompatible con las malas intenciones, como lo son el agua y el fuego. Una de las prácticas más importantes de un budista es abstenerse de perjudicar a los demás. Si aplicamos la antimalicia en todo momento, estaremos practicando las enseñanzas de Buda aunque no meditemos formalmente. Buda dijo que debemos cultivar la compasión hacia todos los seres sintientes sin excepción y dedicar todas nuestras acciones por su beneficio y felicidad. Si guardamos este consejo en nuestro corazón y lo ponemos en práctica, nos convertiremos en un ser realizado, como un Bodhisatva, y adoptaremos su modo de vida. De esta manera, sin lugar a dudas alcanzaremos la felicidad eterna de la iluminación total. Para generar compasión por todos los seres sintientes, debemos adiestrar nuestra mente de una forma especial contemplando lo siguiente: Yo soy solo una persona, mientras que los demás seres son innumerables. Mi felicidad y sufrimiento son insignificantes en comparación con la felicidad y el sufrimiento de los demás seres sintientes. Si realmente consideramos que la felicidad de los demás es importante, nos resultará fácil generar el deseo de liberarlos del sufrimiento. Este deseo sincero es la compasión, y debemos meditar en ella durante tanto tiempo como podamos. Este es un método sencillo para generar compasión por todos los seres sintientes, pero su eficacia depende de que antes cultivemos la mente que estima a todos los seres sintientes. Para más información sobre cómo estimar a los demás, véase Ocho pasos hacia la felicidad. Puesto que somos seres del reino del deseo, la mayoría de nuestros problemas surgen del apego. Si lo analizamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que incluso las guerras tienen su origen en esta perturbación mental. Tenemos tanto apego a nuestra felicidad, opiniones, posesiones, etcétera, que si no satisfacemos nuestros

deseos, nos enfadamos, nos peleamos con los demás e incluso podemos llegar a matar. La compasión es el oponente del apego. Mientras que este último surge de la atención inapropiada, la compasión surge de la atención apropiada. Puesto que el apego y la compasión no se pueden manifestar al mismo tiempo, si tenemos compasión, no habrá motivos para discutir con los demás ni perjudicarlos. La gran compasión nace de la renuncia. Si somos capaces de comprender nuestro propio samsara y renunciar a él, podremos reconocer el de los demás y sentir compasión por ellos. Puesto que los seres humanos debemos soportar numerosos sufrimientos, nos resulta fácil contemplar las desventajas del samsara y generar el deseo de liberarnos de él. Si miramos a nuestro alrededor, comprobaremos que todos los seres sintientes experimentan sufrimiento y tendremos compasión por ellos. La compasión es un poderoso método para purificar la mente. Si nuestra mente es pura, sus objetos, como nuestro entorno, disfrutes, cuerpo y mente, también lo serán. Con una mente pura podremos percibir directamente a los seres sagrados, como los Budas y Bodhisatvas. Aunque este tema es importante, resulta difícil de comprender al principio. En primer lugar, debemos reconocer que existe una relación entre cualquier objeto y la mente que lo aprehende. Puesto que normalmente creemos que el objeto existe «ahí fuera», independiente de la mente, y que nuestra mente está «aquí», percibimos nuestra mente y su objeto como si estuvieran separados. Esto indica que en realidad no comprendemos la relación entre ellos. Por ejemplo, este libro lo percibimos como si fuera independiente de nuestra mente y no tuviera relación con ella, es decir, como si nuestra mente estuviera aquí y el libro allí. Esta apariencia es equívoca. En las enseñanzas de Buda sobre la sabiduría se afirma que los fenómenos no existen por su propio lado. Sin embargo, puede resultar difícil comprender lo que esto significa. No es suficiente con tener un conocimiento intelectual, sino que es necesario adquirir una profunda comprensión de su verdadero significado. Puesto que nuestro cuerpo no existe de manera autónoma, por su propio lado,

independiente de la mente, ¿cómo existe? Para saberlo, debemos estudiar libros como el Nuevo manual de meditación y Nuevo corazón de la sabiduría, donde se expone la vacuidad del yo, del cuerpo y de los demás fenómenos. Debemos intentar comprender que los fenómenos no existen por su propio lado, sino como meras designaciones de la mente o meras apariencias como los objetos de un sueño. De este modo comprenderemos que todos los fenómenos dependen de la mente subjetiva. Estas meras apariencias son manifestaciones de la vacuidad, carecen de existencia independiente y no existen por su propio lado. Por lo tanto, el que un objeto sea puro o impuro, hermoso o feo, agradable o desagradable, depende de la mente. Si la mente es pura, su objeto también lo será, pero mientras nuestra mente siga siendo impura solo podremos experimentar objetos impuros. Existen numerosos relatos de practicantes espirituales que al generar una intensa compasión purificaron el karma negativo que obstaculizaba su progreso espiritual. Por ejemplo, el maestro budista indio Arya Asanga deseaba tener una visión del gran ser realizado Buda Maitreya. Para ello comenzó a hacer un retiro sobre el yoga de Buda Maitreya, pero después de tres años de meditación aún no lo había conseguido. Desanimado, decidió abandonar su retiro y se marchó de la cueva. Al bajar por el camino se encontró con un hombre que frotaba un gran bloque de hierro con una pluma. Asanga le preguntó qué estaba haciendo, y este le contestó que cortando el bloque de hierro. Cuando Asanga le dijo que era imposible hacerlo con una pluma, el hombre, que en realidad era una emanación de Maitreya, contestó: «¡Mira, ya he avanzado un poco! Si continúo con paciencia, conseguiré lo que me he propuesto ». Asanga pensó: «Si este hombre puede esforzarse tanto para lograr algo tan insignificante, yo también puedo ser paciente y seguir mi retiro hasta alcanzar mi objetivo y beneficiar a los seres de este mundo». Animado de este modo, regresó a su cueva. Después de transcurrir otros tres años, Asanga aún no había tenido la visión de Maitreya, así que de nuevo se desanimó y abandonó el retiro. De camino a su casa vio una cascada y se fijó en un surco en la

roca producido por el caer constante de las gotas de agua. Entonces, pensó: «Si estas pequeñas gotas de agua han hecho un surco en la roca, yo también puedo perseverar en mi meditación hasta eliminar mis obstrucciones internas». Pensando de este modo, regresó de nuevo a la cueva. Después de otros tres años sin obtener resultados, volvió a desanimarse y a marcharse la cueva. Esta vez vio un hueco en una cara vertical de una montaña donde habían anidado algunos pájaros. Se dio cuenta de que con el roce de las plumas de los pájaros al emprender el vuelo a través de los años se había desgastado la roca. Inspirado por el extraordinario efecto que puede causar hasta la más delicada acción si se repite con constancia, regresó a su cueva decidido a eliminar las obstrucciones de su mente. Después de tres años más de meditación, Asanga había completado doce años de retiro. Entonces, sin darse cuenta de que estaba a punto de ver a Maitreya, se desanimó otra vez y decidió regresar a su casa. Cuando descendía por la montaña, encontró un perro moribundo que yacía en medio del camino con el cuerpo lleno de heridas infestadas de gusanos. Conmovido por la compasión, Asanga decidió quitarle los gusanos. Puesto que si los retiraba con la mano podría hacerles daño, pensó hacerlo con la lengua. A continuación volvió a generar compasión pensando que si ponía los gusanos en el suelo, se morirían de hambre. Por lo tanto, se cortó parte de un muslo y mientras colocaba con la lengua los gusanos sobre su propia carne, el perro se transformó en Buda Maitreya. Tras salir de su asombro, le preguntó a Maitreya: «¿Por qué he tenido que esperar tanto tiempo para verte?», y este contestó: «He estado a tu lado desde que comenzaste el retiro, pero debido a tus obstrucciones kármicas no has podido hacerlo». Gracias a la extraordinaria compasión que Asanga había generado, purificó los obstáculos que no le permitían ver a Maitreya. En la siguiente historia de Khedrubyhe, uno de los discípulos principales de Yhe Tsongkhapa, también se ilustra el poder de la compasión para purificar la mente y capacitarnos para percibir directamente a los seres sagrados. Un día, después de que Yhe Tsongkhapa hubiera fallecido, Khedrubyhe contemplaba lo rudas

que son las mentes de los seres sintientes en estos tiempos degeneración, contaminadas por intensas perturbaciones mentales y creencias erróneas. «¿Cómo puedo ayudar a estos pobres seres, mis madres?», pensó mientras derramaba lágrimas de compasión. Entonces, Yhe Tsongkhapa apareció ante él y le preguntó: «¿Qué problema tienes, hijo mío?, ¿por qué lloras?». Cuando Khedrubyhe le expresó su deseo de aliviar el sufrimiento de todos los seres sintientes, Yhe Tsongkhapa le animó diciéndole: «No te preocupes, ten paciencia y yo te ayudaré». La compasión también es un poderoso método para renacer en una tierra pura. Todo aquel que muera con una mente compasiva renacerá en ese lugar. Gueshe Chekhaua, autor del Adiestramiento de la mente en siete puntos eligió como práctica diaria la compasión universal. Tenía la realización de cambiarse uno mismo por los demás y anunció a sus discípulos que su mayor deseo era renacer en los infiernos para poder ayudar a los seres que sufren allí. Sin embargo, cuando iba a morir tuvo una visión de una tierra pura y dijo a sus discípulos: «No he conseguido satisfacer mi deseo, puesto que voy a renacer en una tierra pura». Debido a que la luz de su compasión había disipado la oscuridad de sus apariencias impuras, no le quedaba más remedio que ir a una tierra pura. Para más detalles sobre la vida y enseñanzas de Gueshe Chekhaua, véase Compasión universal. En cierta ocasión, en el Tíbet, un hombre cayó a un río y se lo llevó la corriente. Entonces, otro hombre que pasaba por la orilla lo vio y con el deseo compasivo de salvarlo, se tiró al río. Sin embargo, puesto que al igual que la mayoría de los tibetanos tampoco sabía nadar, finalmente los dos hombres se ahogaron. Un yogui que vivía en los alrededores vio con su clarividencia que el segundo hombre había renacido en una tierra pura. ¿Por qué? Porque había muerto con una mente compasiva. La compasión purifica nuestra mente y hace que nuestras acciones sean puras y que, por lo tanto, sus resultados lo sean también. La compasión tiene innumerables buenas cualidades. Por ejemplo, muchas personas desean ser buenos médicos para curar enfermedades, pero el mejor médico es el que tiene compasión. Si

un médico tiene compasión por todos los seres sintientes, sus pacientes recibirán las bendiciones de Buda a través de él y, por lo tanto, podrá curar enfermedades con mayor facilidad. Con cualquiera de sus actuaciones, ya sea hacer un reconocimiento, poner una inyección, realizar una operación o prescribir medicinas, sus pacientes recibirán las bendiciones de Buda. Por supuesto, debido a que la mayoría de las enfermedades son físicas, a menudo la curación dependerá de condiciones externas, como encontrar la medicina adecuada. Sin embargo, aunque el médico no sea capaz de curar una enfermedad, si tiene compasión universal, sus pacientes obtendrán grandes beneficios al recibir las bendiciones de Buda. Estarán contentos, se sentirán optimistas y recibirán impresiones virtuosas. Desaparecerán sus mentes negativas y aumentará su paz interior. Por lo tanto, cualquier persona que desee ser médico debe esforzarse por cultivar la compasión universal. Las acciones de un médico compasivo y las de un Buda son similares porque ambos tienen compasión por todos los seres sintientes. Un médico así es como el Buda de la Medicina. Si deseamos curar las enfermedades físicas y mentales de los demás, debemos esforzarnos por cultivar la compasión universal. No podemos eliminar su sufrimiento mientras tengamos estimación propia, puesto que un ser ordinario no puede curar a otro ser ordinario. Un médico cualificado debe cultivar la realización interna de la compasión. Del mismo modo, algunas personas desean convertirse en maestros espirituales para beneficiar a los demás, y la mejor manera de hacerlo es cultivando la compasión universal. Si un maestro tiene compasión por todos los seres sintientes, cuando esté impartiendo enseñanzas y ayudando a los demás, estos recibirán las bendiciones de Buda a través de él y sus enseñanzas serán una poderosa medicina para curar las enfermedades de las perturbaciones mentales. Este maestro estará cualificado para conducir a los seres sintientes al gozo de la liberación y la iluminación total. Puesto que todos los seres sintientes tienen algo de compasión, poseen la naturaleza de Buda. Si aumentamos de manera gradual nuestra compasión, finalmente generaremos la gran compasión,

también llamada compasión universal –el deseo de proteger a todos los seres sintientes del sufrimiento–. Cuando tengamos compasión por todos los seres sintientes, nuestra naturaleza de Buda despertará. Por lo tanto, gracias a la compasión podemos entrar en el camino mahayana y progresar a lo largo de las etapas del camino hacia la iluminación. Si luego aumentamos nuestra gran compasión, se transformará en la compasión de un Buda, que tiene la verdadera capacidad de proteger a todos los seres sintientes. La compasión de un Buda se puede manifestar como cualquier objeto que los seres sintientes deseen, como entornos, disfrutes, amigos, maestros espirituales, médicos o medicinas. La compasión ayuda a todos los seres, puesto que lo abarca todo. Después de contemplar los beneficios de la compasión universal, debemos tomar la determinación de cultivarla. Entonces, hemos de meditar en esta determinación y ponerla en práctica en la vida diaria. Después de haber generado compasión por todos los seres sintientes sin excepción deseando con sinceridad ayudarlos, comprenderemos que ahora no estamos realmente capacitados y que solo los seres iluminados tienen el poder necesario para hacerlo. Motivados por la compasión, generaremos la mente de bodhichita deseando alcanzar la iluminación por el beneficio de todos los seres. Para colmar las dos intenciones de la mente de bodhichita –liberar a todos los seres sintientes de los renacimientos incontrolados en el samsara y alcanzar la gran liberación de un Buda–, podemos tomar los votos del Bodhisatva y adoptar el modo de vida de este gran ser. Finalmente, al completar el camino del Bodhisatva –la realización de las seis perfecciones–, alcanzaremos la gran liberación de un Buda, la iluminación total.

Buda Rey del Monte Meru

Purificación y oraciones LA FUERZA DE LA DESTRUCCIÓN

En este contexto, destrucción se refiere a la práctica de purificación que destruye o purifica el karma negativo que hemos acumulado. Puesto que el efecto de maduración de las acciones perjudiciales es renacer en los reinos inferiores, si no las purificamos, nos resultará difícil obtener un renacimiento afortunado en el futuro. Para los practicantes de poua es muy importante purificar el karma negativo porque es el obstáculo principal para renacer en una tierra pura de Buda. Si nos resulta difícil creerlo, podemos considerar lo siguiente. En el samsara innumerables seres están en los reinos inferiores, como los animales y los seres de los infiernos, y muchos otros en los reinos superiores, como los humanos y los dioses. Incluso entre los seres humanos, unos renacen en países ricos, en una familia feliz donde la vida es fácil y agradable, mientras que otros lo hacen en países pobres, donde pasan dificultades. El renacimiento en estos lugares se produce sin elección. No hay nadie que ordene: «Tú vas a renacer en un reino superior y tú en uno inferior; tú en un país rico y tú en uno pobre». Nadie elegiría renacer como un animal, un insecto o un ser humano pobre, enfermo o necesitado. Por lo tanto, ¿por qué unos seres renacen en un reino superior y otros en uno inferior? ¿Por qué unas personas renacen en familias ricas mientras que otras lo hacen en lugares pobres? Solo en las enseñanzas de Buda podemos encontrar la respuesta. Con su sabiduría omnisciente, Buda mostró la conexión sutil entre las acciones o karma y sus efectos. Los Budas saben que las acciones perjudiciales son la causa principal de renacer en un reino inferior, y las virtuosas, de hacerlo en uno superior. El renacimiento humano es el resultado de practicar la virtud, pero los sufrimientos humanos lo son de cometer acciones perjudiciales. Por ejemplo, la pobreza es el resultado de haber robado en el pasado.

Si estudiamos con detenimiento las enseñanzas de Buda sobre el karma, llegaremos a la conclusión ineludible de que los seres sintientes tienen diferentes experiencias debido a sus distintos karma. Según las enseñanzas de Buda, la felicidad y el sufrimiento son creados por la mente porque las acciones están motivadas por el factor mental intención. Por ejemplo, aunque nadie desea experimentar sufrimiento, algunas personas se divierten matando a otros seres y, por lo tanto, sin comprender que están cometiendo una acción perjudicial, crean las causas de su propio sufrimiento futuro. Ya hemos cometido innumerables acciones perjudiciales tanto en esta vida como en las incontables vidas pasadas, y si no las purificamos, nos arrojarán a los reinos inferiores, donde nos resultará imposible continuar nuestra práctica espiritual. Incluso ahora estas acciones perjudiciales y compromisos morales no cumplidos no nos permiten colmar nuestros deseos y obstaculizan nuestro progreso espiritual. Por lo tanto, es muy importante purificarlas sin dilación. La capacidad de purificar las acciones perjudiciales es una de las principales ventajas de renacer como ser humano. Los animales apenas pueden practicar la virtud y de manera natural cometen numerosas acciones perjudiciales, como matar. Sin embargo, los seres humanos tienen la posibilidad no solo de abstenerse de cometer malas acciones, sino también de purificar su karma negativo. Los gueshes kadampas solían decir: «Ahora es el momento de purificar el karma negativo, ¡no de acumular más! Ahora es el momento de acumular méritos, ¡no de destruirlos!». Si perdemos esta preciosa vida humana, nos resultará prácticamente imposible volver a tener una oportunidad igual. La práctica en sí de la purificación se presenta en cuatro apartados: 1. El poder del arrepentimiento 2. El poder de la dependencia 3. El poder de la fuerza oponente 4. El poder de la promesa Se denominan cuatro poderes oponentes porque tienen el poder de purificar por completo todas las acciones perjudiciales que hemos

cometido desde tiempo sin principio. Las acciones perjudiciales producen cuatro clases de efectos: el de maduración, el que es una experiencia similar a su causa, el que es una tendencia similar a su causa y el circunstancial. Por ejemplo, la acción de matar produce como efecto de maduración renacer en uno de los tres reinos inferiores –el de los animales, el de los espíritus ávidos o el de los infiernos–. La experiencia similar a la acción de matar es que en nuestros renacimientos futuros padeceremos dolores y enfermedades, y nuestra vida será corta. La tendencia similar a la acción de matar es que en vidas futuras tendremos una fuerte inclinación por matar. Este es el peor efecto porque nos encierra en un círculo vicioso. Finalmente, el efecto circunstancial de matar es que el lugar donde viviremos estará sucio, nos resultará difícil encontrar agua potable, aire puro y alimentos sanos y, por lo tanto, nuestra salud será débil. Con el poder del arrepentimiento purificamos el potencial del efecto que es una experiencia similar a su causa; con el poder de la dependencia, el del efecto circunstancial; con el poder de la fuerza oponente, el del efecto de maduración; y con el poder de la promesa, el del efecto de la tendencia similar a su causa. Si practicamos la purificación con sinceridad aplicando los cuatro poderes oponentes, eliminaremos los potenciales de los cuatro efectos de todas nuestras acciones perjudiciales y, por lo tanto, nos liberaremos de manera permanente de los sufrimientos físicos y mentales, y en particular de los renacimientos en los tres reinos inferiores. De esta manera podremos extraer la verdadera esencia de nuestra preciosa vida humana. ¡Qué maravilla! A continuación se expone el modo de practicar la purificación con los cuatro poderes oponentes según el Sutra de la confesión mahayana, también conocido como Sutra mahayana de los tres cúmulos superiores o Confesión de las caídas morales del Bodhisatva, que puede encontrarse en el apéndice 2. Esta práctica se describe con detalle en El voto del Bodhisatva. EL PODER DEL ARREPENTIMIENTO

Si bebemos aunque solo sea una pequeña gota de veneno,

tendremos miedo de sus posibles efectos, pero si consideramos las consecuencias de las acciones perjudiciales que hemos cometido en el pasado, nuestro miedo será mayor. Una sustancia venenosa puede provocar una enfermedad o incluso la muerte, pero solo nos puede perjudicar en esta vida. En cambio, el veneno interno del karma negativo nos perjudica no solo en esta vida, sino también en las futuras, causándonos interminables sufrimientos físicos y mentales e impidiéndonos renacer en un reino superior y alcanzar realizaciones espirituales. Puesto que este veneno está en nuestro continuo mental, debemos sentir un sincero arrepentimiento y tomar la determinación de purificar lo antes posible los potenciales de las acciones perjudiciales que hemos cometido. Debemos meditar en esta resolución y después ponerla en práctica. EL PODER DE LA DEPENDENCIA

Si confiamos con sinceridad en las Tres Joyas, podremos purificar por completo todas nuestras acciones perjudiciales y alcanzar el refugio último de la Budeidad. Por lo tanto, debemos refugiarnos con sinceridad en Buda, el Dharma y la Sangha. Este es el significado del poder de la dependencia. En primer lugar hemos de visualizar los objetos de refugio a quienes vamos a dirigir nuestra confesión. En el espacio ante nosotros visualizamos a Buda Shakyamuni sentado en un trono, sobre un loto, un asiento lunar y otro solar. Su cuerpo es de color dorado y está en la postura llamada Buda Shakyamuni conquistando a los maras. Está sentado con las piernas cruzadas en la postura vajra. Su brazo derecho desciende a lo largo del cuerpo, con el codo a la altura de la cadera y el antebrazo extendido sobre el muslo derecho hasta llegar a la rodilla, y con el dedo medio toca el disco solar, gesto con el que indica que ha conquistado al mara Devaputra. Su mano izquierda está en la posición de la meditación estabilizada, por debajo del ombligo con la palma hacia arriba y con ella sostiene un precioso cuenco de lapislázuli que contiene los tres néctares que simbolizan que ha conquistado a los demonios o maras de la muerte, de los agregados contaminados y de las perturbaciones mentales. Viste los tres hábitos de un monje y su cuerpo está adornado con los

treinta y dos símbolos nobles y las ochenta marcas ejemplares de un Buda. Su cuerpo es la síntesis de todas las Joyas de la Sangha, su palabra lo es de todas las Joyas del Dharma, y su mente, de todas las Joyas del Buda. Está rodeado de los restantes treinta y cuatro Budas de la Confesión. Debemos creer con convicción que estos seres iluminados están presentes en el espacio ante nosotros y con fe firme en las Tres Joyas, contemplar lo siguiente: Confiando en Buda, el Dharma y la Sangha, voy a purificar todas mis acciones perjudiciales y a alcanzar la Joya de Buda para poder beneficiar a todos los seres sintientes sin excepción. Meditamos en esta resolución durante un tiempo. EL PODER DE LA FUERZA OPONENTE

Mientras que los otros poderes oponentes son como las extremidades que soportan el cuerpo, el poder de la fuerza oponente es como el cuerpo mismo porque es el antídoto directo contra los malos resultados de nuestras acciones perjudiciales. Para aplicar el poder de la fuerza oponente, visualizamos los potenciales de nuestro karma negativo en forma de humo negro en nuestro corazón y generamos el firme convencimiento de que los treinta y cinco Budas de la Confesión pueden purificarlo. Entonces, recordamos la función que tiene cada Buda para purificar determinadas acciones perjudiciales, como se expone en El voto del Bodhisatva. A continuación, con los poderes del arrepentimiento y la dependencia, nos postramos ante los seres sagrados y les suplicamos que purifiquen nuestras acciones perjudiciales y compromisos rotos mientras recitamos el Sutra de la confesión mahayana concentrándonos en su significado. Esta práctica es muy poderosa porque se realiza al mismo tiempo que hacemos postraciones. En respuesta a nuestras súplicas, imaginamos que del corazón de los seres sagrados desciende un torrente de luz y néctar de sabiduría que entra por nuestra coronilla y se disuelve en nuestro corazón, donde elimina por completo los potenciales de nuestro karma negativo al igual que la luz del sol disipa la oscuridad de la noche.

Creemos con convicción que realmente hemos purificado nuestro karma negativo, generamos una sensación de gozo y nos concentramos en ella. EL PODER DE LA PROMESA

La acción perjudicial se define como «cualquier acción física, verbal o mental que es la causa principal del sufrimiento». Puesto que todos deseamos evitar el sufrimiento, debemos dejar de crear sus causas. Por lo tanto, hemos de generar y mantener la intención de abstenernos de cometer acciones físicas, verbales y mentales perjudiciales. Debemos aplicar el poder de la promesa según nuestra capacidad. Al principio solo podremos tener la intención de no cometer acciones perjudiciales. Entonces, debemos familiarizarnos con esta intención para reforzarla, y cuando sea estable podremos prometer no volver a cometerlas. Para aplicar el poder de la promesa, contemplamos cómo las acciones perjudiciales producen las cuatro clases de efectos, como se ha mencionado con anterioridad. Para más información sobre este tema, véase El camino gozoso de buena fortuna. De esta manera sentiremos un sincero arrepentimiento por todas las malas acciones que hemos cometido en el pasado y generaremos de manera natural y con firmeza la resolución de no volverlas a repetir. En resumen, para purificar las acciones perjudiciales, primero debemos sentir un profundo arrepentimiento por haberlas cometido recordando que son la causa principal de todo nuestro sufrimiento presente y futuro. A continuación, aplicamos el poder de la dependencia haciendo la siguiente reflexión: Puesto que solo Buda, el Dharma y la Sangha pueden proteger a los seres sintientes del sufrimiento y de sus causas, debo confiar en ellos desde lo más profundo de mi corazón y recibir sus bendiciones para purificar todas mis acciones perjudiciales. Con esta motivación aplicamos el poder de la fuerza oponente, en este caso postrándonos ante los treinta y cinco Budas de la Confesión. Al final de cada sesión debemos tomar la firme

determinación, o al menos tener la intención, de no volver a cometer más acciones físicas, verbales o mentales perjudiciales. LA FUERZA DE LA ORACIÓN

Con esta preciosa vida humana tenemos la gran oportunidad de lograr dos grandes objetivos: 1) alcanzar las realizaciones de las etapas del camino, desde la de confiar en nuestro Guía Espiritual hasta la de la visión superior, y 2) renacer en una tierra pura de Buda. Estos dos logros son la esencia de nuestra existencia humana. El método principal para lograr estos dos objetivos ha sido expuesto a lo largo del presente libro. Ahora debemos aplicar la fuerza de la oración para conseguirlo. Como se mencionó con anterioridad, si con fe y convicción dedicamos nuestras virtudes para alcanzar una meta determinada, sin lugar a dudas lo conseguiremos. Por lo tanto, si dedicamos nuestros méritos para alcanzar las realizaciones de las etapas del camino y renacer en una tierra pura de Buda, lo lograremos también. La fuerza de la oración consiste en rezar para obtener resultados en nuestra práctica. Debemos comenzar cualquier práctica de las etapas del camino recitando oraciones para alcanzar las realizaciones de esa práctica y concluirla dedicando los méritos que hayamos acumulado para conseguirlo. Por ejemplo, si vamos realizar la meditación de poua, rogamos repetidas veces a los seres iluminados que nos concedan sus bendiciones para alcanzar esta realización. Al terminar la meditación, dedicamos los méritos recitando la siguiente oración. Por lo general, es muy importante dedicar todas nuestras acciones virtuosas, como hacer ofrendas y practicar la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo, la concentración y la sabiduría, para alcanzar las etapas del camino hacia la iluminación y renacer en una tierra pura de Buda. Para ello, podemos cantar o recitar la siguiente oración contemplando su significado: Que gracias a mis virtudes, como hacer ofrendas, postraciones y adiestrarme en la meditación de poua, alcance pronto el estado de Arya Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.

y guíe a todos los seres sintientes sin excepción al mismo estado. Que la preciosa bodhichita suprema surja en quienes aún no haya nacido, y en quienes ha nacido que no degenere, sino que aumente sin cesar.

Apéndice 1: Significado conciso del comentario La práctica de poua se presenta en dos apartados: 1. Práctica de poua por el beneficio de uno mismo y de los demás. 2. Cómo integrar las cinco fuerzas en la práctica de poua. La práctica de poua por el beneficio de uno mismo y de los demás tiene cuatro partes: 1. Las prácticas preliminares. 2. Adiestramiento en la meditación en sí de poua. 3. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte. 4. Cómo realizar la práctica de poua por el beneficio de los demás. Las prácticas preliminares tiene dos partes: 1. La práctica durante la sesión de meditación. 2. La práctica durante el descanso de la meditación. La práctica durante la sesión de meditación tiene siete partes: 1. Refugio y bodhichita. 2. Visualización de Arya Avalokiteshvara. 3. Oración de las siete ramas. 4. Ofrecimiento del mandala. 5. Súplica de los cinco grandes objetivos. 6. Recitación del mantra. 7. Los tres reconocimientos. La oración de las siete ramas tiene siete partes: 1. Postraciones. 2. Ofrendas. 3. Confesión. 4. Regocijo en la virtud 5. Ruego a los seres sagrados para que permanezcan junto a nosotros.

6. Súplica a los seres sagrados para que giren la rueda del Dharma. 7. Dedicación. El adiestramiento en la meditación en sí de poua tiene cinco partes: 1. Visualización. 2. Las tres percepciones. 3. Súplicas. 4. Meditación en sí. 5. Dedicación. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte tiene seis partes: 1. Las causas de la muerte. 2. Las condiciones de la muerte. 3. Las señales de la muerte. 4. Las mentes que se manifiestan durante la muerte. 5. La señal de que la muerte ha terminado. 6. Cómo realizar la práctica de poua en el momento de la muerte. Cómo realizar la práctica de poua por el beneficio de los demás tiene dos partes: 1. La muerte, el estado intermedio y el renacimiento. 2. La práctica de poua por el beneficio de los demás. La muerte, el estado intermedio y el renacimiento tiene tres partes: 1. La muerte. 2. El estado intermedio. 3. El renacimiento. La práctica de poua por el beneficio de los demás tiene dos partes: 1. Cómo beneficiar a los difuntos. 2. Cómo beneficiar a los moribundos. Cómo beneficiar a los difuntos tiene dos partes: 1. Cómo beneficiar a los difuntos con la práctica de poua. 2. Cómo beneficiar a los difuntos con oraciones y la dedicación. Cómo beneficiar a los difuntos con la práctica de poua tiene dos

partes: 1. Autogeneración. 2. La práctica en sí. La autogeneración tiene siete partes: 1. Refugio y bodhichita. 2. Los cuatro inconmensurables. 3. Autogeneración como Avalokiteshvara. 4. Ofrendas a la autogeneración. 5. Alabanza. 6. Recitación del mantra. 7. Dedicación. La práctica en sí tiene tres partes: 1. Generación del difunto como una persona viva. 2. Purificación del karma negativo del difunto. 3. Transferencia de la consciencia del difunto a la tierra pura. La transferencia de la consciencia del difunto a la tierra pura tiene siete partes: 1. Visualización. 2. Las tres percepciones. 3. Oración de las siete ramas. 4. Ofrecimiento conciso del mandala. 5. Súplicas. 6. La meditación en sí. 7. Dedicación. Cómo beneficiar a los difuntos con oraciones y la dedicación tiene dos partes: 1. Acumular gran cantidad de méritos y sabiduría. 2. Dedicar esta acumulación por el beneficio del difunto. Cómo integrar las cinco fuerzas en la práctica de poua tiene cinco partes: 1. La fuerza de la motivación. 2. La fuerza de la familiaridad. 3. La fuerza de la semilla blanca.

4. La fuerza de la destrucción. 5. La fuerza de la oración. La fuerza de la semilla blanca tiene once partes: 1. Fe. 2. Sentido del honor. 3. Consideración por los demás. 4. Antiapego. 5. Antiodio. 6. Antiignorancia. 7. Esfuerzo. 8. Flexibilidad mental. 9. Recta conducta. 10. Ecuanimidad. 11. Antimalicia. La recta conducta tiene dos partes: 1. La recta conducta. 2. Las seis perturbaciones mentales raíz. Las seis perturbaciones mentales raíz tiene seis partes: 1. Apego. 2. Odio. 3. Orgullo. 4. Ignorancia. 5. Duda perturbadora. 6. Creencia perturbadora. La fuerza de la destrucción tiene cuatro partes: 1. El poder del arrepentimiento. 2. El poder de la dependencia. 3. El poder de la fuerza oponente. 4. El poder de la promesa.

Apéndice 2: Sadhanas ÍNDICE DE SADHANAS

Oración liberadora Alabanza a Buda Shakyamuni El camino hacia la tierra pura Sadhana para el adiestramiento en la práctica de poua Ceremonia de poua Transferencia de consciencia para los difuntos El camino de la compasión para el difunto Sadhana de poua por el beneficio del difunto El camino de la compasión para el moribundo Sadhana de poua por el beneficio del moribundo Oraciones sinceras Funeral para cremaciones y entierros Sutra de la confesión mahayana Sutra de los tres cúmulos superiores

Oración liberadora ALABANZA A BUDA SHAKYAMUNI ¡Oh, Ser Bienaventurado, Shakyamuni Buda!, precioso tesoro de compasión, que concedes la paz interior suprema. Tú, que amas a todos los seres sin excepción, eres la fuente de toda felicidad y bondad, y nos guías por el camino liberador. Tu cuerpo es una gema que colma todos los deseos, tu palabra, el néctar purificador supremo, y tu mente, el refugio de todos los seres sintientes. Con las manos juntas en señal de respeto, a ti me dirijo, amigo supremo y fiel, y te suplico desde lo más profundo de mi corazón: Por favor, concédeme la luz de tu sabiduría para disipar la oscuridad de mi mente y sanar mi continuo mental.Aliméntame con tu bondad para que pueda ofrecer a los demás un banquete de continuos deleites. Gracias a tu compasiva intención, tus bendiciones y obras virtuosas, y mi sincero deseo de confiar en ti, que todo el sufrimiento desaparezca de inmediato, que disfrutemos de alegría y felicidad, y el Dharma sagrado florezca sin cesar.

Colofón: Esta oración ha sido compuesta por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso y traducida bajo su compasiva guía. Se recita normalmente antes de comenzar cualquier sadhana en los centros de budismo kadampa de todo el mundo.

El camino hacia la tierra pura SADHANA PARA EL ADIESTRAMIENTO EN LA PRÁCTICA DE POUA

Introducción Por lo general, la transferencia de consciencia o poua consiste en separar la mente del cuerpo y transferirla a un estado superior por medio de la meditación. Con el adiestramiento en la práctica de poua aprendemos a realizar esta separación. Aunque a menudo se dice que la práctica de poua reduce la duración de nuestra vida, esto no ocurre con la que se presenta en esta sadhana. Esta práctica especial de poua cumple la misma función que el yoga inconcebible extraordinario de Vajrayoguini −adiestrándonos en ella podemos alcanzar una tierra pura de Buda, como la Tierra Pura de las Dakinis, sin necesidad de abandonar nuestro cuerpo−. Las instrucciones que se presentan en esta sadhana son una combinación de las enseñanzas comunes sobre poua, como las escritas por el primer Panchen Lama y Ngulchu Dharmabhadra, y las extraordinarias que provienen del linaje oral de Ganden. Somos muy afortunados al tener la oportunidad de recibir y practicar estas profundas instrucciones.

El camino hacia la tierra pura PRÁCTICAS PRELIMINARES Refugio y bodhichita Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y la Sangha hasta que alcancemos la iluminación. Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y otras perfecciones, alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres sintientes. (x3) Visualización de Arya Avalokiteshvara Sobre mi coronilla y la de todos los seres sintientes, infinitos como el espacio, hay un loto blanco y un disco lunar sobre los que reposa la sílaba HRIH, que se transforma en Arya Avalokiteshvara. Su cuerpo blanco translúcido emana luces de cinco colores. Su rostro muestra una expresión sonriente y nos contempla con una mirada compasiva. Tiene cuatro brazos. Sus dos primeras manos están unidas a la altura del corazón, y con las otras dos sostiene un rosario de cristal y un loto blanco, respectivamente. Está adornado con sedas y joyas preciosas, y una piel de antílope cruza su pecho izquierdo y espalda. Buda Amitabha adorna su coronilla. Está sentado con las piernas cruzadas en la postura vajra y una luna límpida le provee soporte por detrás. Es la unificación de todos los objetos de refugio. Oración de las siete ramas

Postraciones De cada uno de los poros de mi cuerpo emano otro cuerpo, y de todos ellos, de cada uno de sus poros, emano más cuerpos. Con todos ellos, tantos que llenan todo el universo, me postro ante ti, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Ofrendas La naturaleza última de todas las formas que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Rupavajras de color blanco que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan espejos en los que se refleja todo el universo, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los sonidos que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Shaptavajras de color azul que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que emiten sonidos melodiosos con sus flautas, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los olores que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Gendhavajras de color amarillo que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan conchas de las que se desprenden deliciosas fragancias, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los sabores que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Rasavajras de color rojo que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan recipientes adornados con joyas rebosantes de los tres néctares preciosos, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión.

La naturaleza última de todos los objetos tangibles que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Parshavajras de color verde que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan divinas prendas de exquisita suavidad, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Confesión En presencia de los grandes Seres Compasivos, con una actitud de sincero arrepentimiento, confieso todas las acciones perjudiciales e indebidas que, desde tiempo sin principio, he cometido, he ordenado cometer o de las que me he regocijado; y prometo que, de ahora en adelante, no las volveré a cometer. Regocijo Todos los Budas, al igual que yo, vagaron en su momento por los dolorosos caminos del samsara, pero gracias a sus esfuerzos entraron en el camino del Bodhisatva y avanzaron a lo largo de sus etapas hasta alcanzar la iluminación total. Desde lo más profundo de mi corazón me regocijo de sus logros virtuosos; que pronto llegue a ser como ellos. Súplica a los seres sagrados para que permanezcan junto a nosotros Sin los Guías Espirituales que son manifestaciones de la compasión de todos los Budas y conducen a los seres sintientes por el camino hacia la liberación, este mundo se hundiría en la oscuridad espiritual. ¡Oh, sagrados seres iluminados!, desde lo más profundo de mi corazón os suplico que permanezcáis junto a nosotros durante incontables eones para mostrarnos el camino espiritual. Súplica para que giren la rueda del Dharma

Gracias a las súplicas que Brahma e Indra hicieron a Buda para que girase la rueda del Dharma, este enseñó numerosos métodos para curar las enfermedades de las perturbaciones mentales, que han conducido a incontables seres a la liberación del sufrimiento; por ello, suplico a los seres sagrados que revelen el precioso Dharma. Dedicación Que gracias a los méritos que he acumulado al hacer postraciones, ofrendas y demás acciones virtuosas, florezca el Dharma sagrado y que todos los seres sintientes realicen las etapas del camino; en particular, que yo alcance una tierra pura de Buda y conduzca a todos los seres sintientes al estado de la iluminación total. Ofrecimiento del mandala Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso, con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna, percibida como una tierra pura de Buda. Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura. Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia, mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones, que sin sentimiento de pérdida os ofrezco. Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales. IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI Súplica de los cinco grandes objetivos A ti, Arya Avalokiteshvara, tesoro de compasión, y a tu séquito, os ruego que me escuchéis. Os suplico que nos rescatéis cuanto antes a mí y a todos mis padres y madres –las seis clases de seres sintientes– del océano del samsara. Haced que generemos pronto en nuestro continuo mental

el extenso y profundo Dharma de la insuperable bodhichita. Os ruego que con vuestro néctar compasivo nos purifiquéis sin dilación del karma y los engaños que hemos acumulado desde tiempo sin principio. Y con vuestras manos compasivas, por favor, guiadnos con rapidez a mí y a todos los seres migratorios a la Tierra Pura del Gozo. ¡Oh, Amitabha y Avalokiteshvara!, os ruego que en las vidas futuras seáis nuestros Guías Espirituales, y que mostrándonos con perfección el sendero correcto nos conduzcáis con rapidez al estado de la Budeidad. Recitación del mantra Como resultado de nuestras fervorosas súplicas, Arya Avalokiteshvara irradia de su cuerpo rayos de luz que purifican todas las apariencias kármicas impuras y las percepciones erróneas. El medio ambiente se transforma en la Tierra Pura del Gozo, y el cuerpo, palabra y mente de todos sus habitantes se transforman en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara. Todo lo que conocemos por medio de la vista, el oído y el pensamiento deviene inseparable de la vacuidad. OM MANI PEME HUM (x100 o más) Los tres reconocimientos Mi forma física y la de los demás son manifestaciones del cuerpo de Arya Avalokiteshvara, todos los sonidos son manifestaciones del mantra de seis sílabas, y todas las actividades mentales son manifestaciones de la excelsa y gran sabiduría. MEDITACIÓN DE LA TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA Visualización Mi cuerpo de luz es translúcido, como un arcoíris. Guru Avalokiteshvara, la síntesis de todos los Budas, está en mi

coronilla; en su corazón, el Dharmakaya de todos los Budas aparece como una gema ovalada de luz blanca, del tamaño de un pulgar. Mi canal central en el centro de mi cuerpo es de color rojo, translúcido, hueco y del grosor de una flecha; comienza unos cuatro dedos por debajo del ombligo y aumenta de grosor a medida que asciende hasta unirse con la puerta inferior de Avalokiteshvara, que está en mi coronilla. Mi mente está en mi corazón, dentro del canal central, con la forma de una brillante gota blanca rojiza del tamaño de un guisante. Yo, la gota, he de liberarme del samsara y para ello debo alcanzar una tierra pura de Buda. Las tres percepciones Mi mente, la gota, es el viajero que se dirige a la tierra pura, mi canal central es el camino y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara es mi destino. Súplicas ¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez direcciones!, te ruego que elimines todos mis obstáculos externos e internos. Concédeme, por favor, tus bendiciones para que complete el profundo camino de la transferencia y condúceme a la suprema tierra pura de Buda. (x3 Meditación Gracias a mis súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por mi canal central que llega hasta mi mente en forma de gota en el corazón. Al mismo tiempo que engancha la gota impulso mis aires descendentes

evacuadores hacia arriba. HIC Con mi mente en forma de gota en el chakra del corazón a punto de ascender, como un pájaro que va a emprender el vuelo, mi cuerpo hasta la altura del corazón se disuelve en la gota. HIC Al mismo tiempo que mi mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la garganta, mi cuerpo hasta la altura de la garganta se disuelve en la gota. HIC Al mismo tiempo que mi mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la coronilla, el resto de mi cuerpo se disuelve en la gota. Mi mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los Budas. Experimento la unión del gozo y la vacuidad, la pureza completa, y he alcanzado la tierra pura de Buda. Medita en esta experiencia sin distracciones durante el tiempo que puedas. En cada sesión puedes repetir este ciclo tres o siete veces, desde la visualización que comienza con Mi cuerpo de luz es translúcido, como un arcoíris […] hasta el final de la meditación en sí. Dedicación Que gracias a mis virtudes, como hacer postraciones, ofrendas y adiestrarme en la meditación de poua, alcance pronto el estado de Arya Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión, y guíe a todos los seres sintientes sin excepción al mismo estado. Que la preciosa bodhichita suprema surja en quienes aún no haya nacido,

y en quienes ha nacido que no degenere, sino que aumente sin cesar. Oraciones de la tradición virtuosa Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa, el Rey del Dharma, pueda florecer, que todos los obstáculos sean pacificados y que abunden las condiciones favorables. Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros, reunidas durante los tres tiempos, pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa brillar para siempre. Oración de nueve versos de Migtsema Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves, eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las realizaciones, Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible, Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada, y Vajrapani, destructor de la multitud de maras. ¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas, con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico; bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y realicemos, y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)

Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso Rimpoché y traducida bajo su compasiva guía.

Ceremonia de poua TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA PARA LOS DIFUNTOS

Introducción Esta práctica de transferencia de consciencia, conocida como poua, se puede realizar en solitario o en grupo. Su objetivo es conducir a los innumerables seres que han muerto a una tierra pura de Buda. Sabemos que todos los días, millones de seres humanos y billones de animales mueren en este mundo por diversas causas. Si estos seres tuvieran la oportunidad de renacer en una tierra pura de Buda, alcanzarían la liberación permanente del sufrimiento y disfrutarían de felicidad pura y duradera. Con nuestra práctica de poua no solo les ofrecemos esta preciosa oportunidad a ellos, sino que también nosotros acumulamos gran cantidad de méritos que nos llevarán por el camino hacia una tierra pura de Buda. Realizamos esta práctica de poua por el beneficio de aquellos que han muerto recientemente y es tradicional hacerlo en los primeros cuarenta y nueve días después de su muerte. Como preparación para este ritual, comenzamos disponiendo hermosas ofrendas, como velas y flores. En un trozo de papel escribimos con tinta roja una gran letra R que simboliza los renacimientos contaminados de todos los difuntos. Pegamos el papel a una varilla como si fuera una bandera y la ponemos en un recipiente apropiado, como una vasija pequeña. Además, colocamos una vela en un plato. Ponemos la bandera y la vela en una mesa delante de nosotros. Cuando realicemos esta ceremonia en grupo, primero un maestro de Dharma cualificado puede dar unas enseñanzas prácticas sobre cómo generar compasión por todos los seres sintientes. Cuando la hagamos en solitario, debemos generar compasión por todos los seres sintientes recordando su inmenso sufrimiento. A continuación, con compasión por todos los difuntos de todo el mundo, realizamos las siguientes etapas de la ceremonia: 1. Por el beneficio de los difuntos acumulamos gran cantidad de méritos y virtud haciendo postraciones y extensas ofrendas a los seres sagrados para que los fallecidos encuentren las condiciones

necesarias para renacer en una tierra pura de Buda. 2. Por el beneficio de los difuntos, al suplicar con sinceridad a Buda Vajrasatva con la recitación del mantra de cien sílabas, purificamos los cuatro obstáculos principales que les impiden renacer en una tierra pura de Buda. Estos obstáculos son sus propias faltas y las acciones perjudiciales que cometieron con su cuerpo, palabra y mente, y con los tres a la vez. 3. Con el poder de nuestra compasiva intención, oraciones sinceras y concentración en la práctica, transferimos las consciencias de los difuntos a la tierra pura del Buda de la Compasión para que disfruten de felicidad pura y duradera. 4. Gracias a nuestra concentración en el ritual especial de la práctica final junto con la recitación del mantra, creamos buenos auspicios para que los difuntos alcancen la liberación permanente de los renacimientos incontrolados en el samsara. Finalmente, concluimos la práctica de poua con las oraciones de dedicación.

Ceremonia de poua PRÁCTICAS PRELIMINARES Refugio y bodhichita Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y la Sangha hasta que alcancemos la iluminación. Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y otras perfecciones, alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres sintientes. (x3) Los cuatro inconmensurables Que todos los seres sean felices, que todos los seres se liberen del sufrimiento, que nadie sea desposeído de su felicidad, que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego. Visualización del campo de méritos Sobre mi coronilla y la de todos los difuntos, infinitos como el espacio, hay un loto blanco y un disco lunar sobre los que reposa la sílaba HRIH, que se transforma en Arya Avalokiteshvara. Su cuerpo blanco translúcido emana luces de cinco colores. Su rostro muestra una expresión sonriente y nos contempla con una mirada compasiva. Tiene cuatro brazos. Sus dos primeras manos están unidas a la altura del corazón, y con las otras dos sostiene un rosario de cristal y un loto blanco, respectivamente. Está adornado con sedas y joyas preciosas,

y una piel de antílope cruza su pecho izquierdo y espalda. Buda Amitabha adorna su coronilla. Está sentado con las piernas cruzadas en la postura vajra y una luna límpida le provee soporte por detrás. Es la unificación de todos los objetos de refugio. Oración de las siete ramas Postraciones De cada uno de los poros de mi cuerpo emano otro cuerpo, y de todos ellos, de cada uno de sus poros, emano más cuerpos. Con todos ellos, tantos que llenan todo el universo, me postro ante ti, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Ofrendas Para conducir a todos los difuntos a la tierra pura iluminada, presento excelentes ofrendas al sagrado ser supremo, Guru Avalokiteshvara, y a todos los demás seres sagrados. Todas las flores y frutos que existen y todas las diferentes clases de medicinas; todas las joyas que hay en el mundo y todas las aguas puras y refrescantes; montañas de joyas, arboledas y lugares tranquilos y alegres; árboles celestiales adornados con flores y otros con ramas repletas de frutos deliciosos; perfumes procedentes de los reinos celestiales, incienso, árboles que colman todos los deseos y árboles de joyas; cosechas que no necesitan cultivo y todos los ornamentos propios de ser ofrecidos; lagos y estanques adornados con lotos, y el melodioso sonido de los gansos salvajes; todo aquello que no tiene dueño en todos los mundos, infinitos como el espacio; visualizo todo esto y lo ofrezco con el debido respeto

a los seres supremos, los Budas y Bodhisatvas. ¡Oh, Seres Compasivos!, sagrados objetos de ofrecimiento, pensad en mí con bondad y aceptad estas ofrendas. Por siempre ofreceré mis cuerpos a los Budas y Bodhisatvas. Con devoción me ofrezco como vuestro siervo; ¡oh, Héroes Supremos!, por favor, aceptadme. La naturaleza última de todas las formas que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Rupavajras de color blanco que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan espejos en los que se refleja todo el universo, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los sonidos que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Shaptavajras de color azul que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que emiten sonidos melodiosos con sus flautas, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los olores que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Gendhavajras de color amarillo que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan conchas de las que se desprenden deliciosas fragancias, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los sabores que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Rasavajras de color rojo que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan recipientes adornados con joyas rebosantes de los tres néctares preciosos,

a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. La naturaleza última de todos los objetos tangibles que existen en los infinitos reinos aparece como innumerables diosas Parshavajras de color verde que llenan el espacio. Estas hermosas diosas, que presentan divinas prendas de exquisita suavidad, a ti te las ofrezco, Avalokiteshvara, el Buda de la Compasión. Confesión Creyendo con convicción que la naturaleza de Guru Avalokiteshvara que está sentado sobre la coronilla de cada difunto es Buda Vajrasatva, y por el beneficio de todos ellos, confesamos sus faltas y acciones perjudiciales al mismo tiempo que recitamos la siguiente estrofa y el mantra de cien sílabas: En presencia de los grandes Seres Compasivos, con una actitud de sincero arrepentimiento, confesamos todas las acciones perjudiciales e indebidas que, desde tiempo sin principio, hemos cometido, ordenado cometer o de las que nos hemos regocijado; y prometemos que, de ahora en adelante, no las volveremos a cometer. OM VAJRA SATTO SAMAYA, MANU PALAYA, VAJRA SATTO, TENO PATITA, DRIDHO ME BHAUA, SUTO KAYO ME BHAUA, SUPO KAYO ME BHAUA, ANURAKTO ME BHAUA, SARVA SIDDHI ME PRAYATZSA, SARVA KARMA SUTZSA ME, TZSITAM SHRIYAM KURU HUM, HA HA HA HA HO, BHAGAVEN, SARVA TATHAGATA, VAJRA MA ME MUNTSA, VAJRA BHAUA, MAHA SAMAYA SATTO AH HUM PHET (x21) Regocijo Todos los Budas, al igual que yo, vagaron en su momento por los dolorosos caminos del samsara, pero gracias a sus esfuerzos entraron en el camino del Bodhisatva

y avanzaron a lo largo de sus etapas hasta alcanzar la iluminación total. Desde lo más profundo de mi corazón me regocijo de sus logros virtuosos; que pronto llegue a ser como ellos. Súplica a los seres sagrados para que permanezcan junto a nosotros Sin los Guías Espirituales que son manifestaciones de la compasión de todos los Budas y conducen a los seres sintientes por el camino hacia la liberación, este mundo se hundiría en la oscuridad espiritual. ¡Oh, sagrados seres iluminados!, desde lo más profundo de mi corazón os suplico que permanezcáis junto a nosotros durante incontables eones para mostrarnos el camino espiritual. Súplica para que giren la rueda del Dharma Gracias a las súplicas que Brahma e Indra hicieron a Buda para que girase la rueda del Dharma, este enseñó numerosos métodos para curar las enfermedades de las perturbaciones mentales, que han conducido a incontables seres a la liberación del sufrimiento; por ello, suplico a los seres sagrados que revelen el precioso Dharma. Dedicación Que gracias a los méritos que he acumulado al hacer postraciones, ofrendas y demás acciones virtuosas, florezca el Dharma sagrado y que todos los seres sintientes realicen las etapas del camino; en particular, que todos los difuntos alcancen una tierra pura de Buda y logren la meta última, la iluminación total. Ofrecimiento del mandala Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso, con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna, percibida como una tierra pura de Buda.

Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura. Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia, mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones, que sin sentimiento de pérdida os ofrezco. Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales. IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI Súplica de los cinco grandes objetivos A ti, Arya Avalokiteshvara, tesoro de compasión, y a tu séquito, os ruego que me escuchéis. Os suplico que nos rescatéis cuanto antes a mí y a todos mis padres y madres –las seis clases de seres sintientes– del océano del samsara. Haced que generemos pronto en nuestro continuo mental el extenso y profundo Dharma de la insuperable bodhichita. Os ruego que con vuestro néctar compasivo nos purifiquéis sin dilación del karma y los engaños que hemos acumulado desde tiempo sin principio. Y con vuestras manos compasivas, por favor, guiadnos con rapidez a mí y a todos los seres migratorios a la Tierra Pura del Gozo. ¡Oh, Amitabha y Avalokiteshvara!, os ruego que en las vidas futuras seáis nuestros Guías Espirituales, y que mostrándonos con perfección el sendero correcto nos conduzcáis con rapidez al estado de la Budeidad. Como resultado de nuestras fervorosas súplicas, Arya Avalokiteshvara irradia de su cuerpo rayos de luz que purifican todas las apariencias kármicas impuras y las percepciones erróneas. El medio ambiente se transforma en la Tierra Pura del Gozo, y el cuerpo, palabra y mente de todos sus habitantes se transforman en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara. Todo lo que conocemos por medio de la vista, el oído y el pensamiento deviene inseparable de la vacuidad.

LA PRÁCTICA EN SÍ DE LA TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA La consciencia de cada difunto aparece con la forma de la sílaba HRIH en su corazón. El cuerpo y la mente de todos y cada uno de los difuntos reciben profundas bendiciones del Buda de la Compasión y sus cuerpos se funden en luz disminuyendo de tamaño desde abajo y desde arriba, hasta que finalmente se disuelven en la sílaba HRIH en su corazón. Esta sílaba, que es su consciencia, se disuelve en Avalokiteshvara, que a su vez lo hace en Buda Amitabha que está en su coronilla. Este regresa a su tierra pura de Sukhavati, la Tierra Gozosa. Todos los difuntos renacen en la tierra pura de Sukhavati y alcanzan la liberación permanente de los renacimientos contaminados, el samsara. Pensamos que todos los difuntos han renacido en la tierra pura de Sukhavati y han alcanzado la liberación permanente de los renacimientos contaminados, el samsara, y meditamos en ello sin distracciones CREACIÓN DE BUENOS AUSPICIOS Recitamos la siguiente frase concentrándonos en su significado: Los renacimientos contaminados de los difuntos han cesado por completo en el fuego de la sabiduría de la vacuidad. Cuando realizamos esta práctica en grupo, mientras todos cantan el siguiente mantra, el maestro enciende la vela y quema el papel de la bandera. Cuando la realizamos en solitario, esto lo hacemos nosotros. OM MANI PEME HUM (x21) Los tres reconocimientos Mi forma física y la de los demás son manifestaciones del cuerpo de Arya Avalokiteshvara, todos los sonidos son manifestaciones del mantra de seis sílabas, y todas las actividades mentales son manifestaciones de la excelsa y gran sabiduría.

Dedicación Que por el poder de nuestras acciones virtuosas como hacer postraciones, ofrendas y adiestrarnos en la práctica de poua, todos los difuntos renazcan en la tierra pura de Sukhavati, y alcancen pronto el estado de la iluminación. Que la preciosa bodhichita suprema surja en quienes aún no haya nacido, y en quienes ha nacido que no degenere, sino que aumente sin cesar. Oraciones de la tradición virtuosa Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa, el Rey del Dharma, pueda florecer, que todos los obstáculos sean pacificados y que abunden las condiciones favorables. Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros, reunidas durante los tres tiempos, pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa brillar para siempre. Oración de nueve versos de Migtsema Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves, eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las realizaciones, Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible, Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada, y Vajrapani, destructor de la multitud de maras. ¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas, con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico; bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y realicemos, y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3) TRANSFERENCIA DE CONSCIENCIA POR EL BENEFICIO PROPIO

En esta práctica no es necesario preparar la bandera para quemar. Recitamos las oraciones de la sadhana, desde Refugio y bodhichita hasta Súplica de los cinco grandes objetivos concentrándonos en su significado y a continuación realizamos la siguiente contemplación y meditación: Mi consciencia aparece con la forma de la sílaba HRIH en mi corazón. Mi cuerpo y mente reciben profundas bendiciones del Buda de la Compasión y mi cuerpo se funde en luz disminuyendo de tamaño desde abajo y desde arriba, hasta que finalmente se disuelve en la sílaba HRIH en mi corazón. Esta sílaba, que es mi consciencia, se disuelve en Avalokiteshvara, que a su vez lo hace en Buda Amitabha que está en su coronilla. Este regresa a su tierra pura de Sukhavati, la Tierra Gozosa. Yo nazco en la tierra pura de Sukhavati y alcanzo la liberación permanente de los renacimientos contaminados, el samsara. Piensa que has renacido en la tierra pura de Sukhavati y has alcanzado la liberación permanente de los renacimientos contaminados, el samsara, y medita en ello sin distracciones Cuando nos adiestramos en la poua por el beneficio propio, omitimos la Creación de buenos auspicios, realizamos la recitación del mantra y concluimos con Los tres reconocimientos y el resto de las oraciones. Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso Rimpoché y traducida bajo su compasiva guía.

El camino de la compasión para el difunto SADHANA DE POUA POR EL BENEFICIO DEL DIFUNTO

Introducción Para preparar el ritual de esta práctica, comenzamos disponiendo ofrendas y realizando otros preparativos. Lo elaborado que sean las ofrendas dependerá de la aportación económica de los familiares del difunto. Utilizar el dinero del difunto es un poderoso método para aumentar sus méritos y para que este establezca una conexión especial con los seres sagrados. En un trozo de papel dibujamos un loto, en el centro escribimos con tinta roja la letra inicial del nombre del difunto y encima de ella dibujamos un dosel. Pegamos el papel a una varilla como si fuera una bandera y la ponemos en un recipiente apropiado, como una vasija pequeña. Delante colocamos una fotografía o dibujo del difunto parta simbolizar su presencia. Sobre un plato esparcimos una cucharada grande de semillas de sésamo negro dándole la forma de un escorpión y preparamos un fuego en un pequeño recipiente, preferiblemente con carbón. Después, colocamos la bandera con el nombre, las semillas de sésamo y el fuego en una mesa delante de nuestro asiento. Por último, ponemos una pequeña vela en un plato delante de la fotografía del difunto. A continuación, con una mente de intensa compasión por todos los seres sintientes en general y por el difunto en particular, comenzamos la sadhana.

La sílaba HRIH

El camino de la compasión para el difunto AUTOGENERACIÓN Refugio y bodhichita Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y la Sangha hasta que alcancemos la iluminación. Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y otras perfecciones, alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres sintientes. (x3) Los cuatro inconmensurables Que todos los seres sean felices, que todos los seres se liberen del sufrimiento, que nadie sea desposeído de su felicidad, que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego. Autogeneración como Avalokiteshvara OM SOBHAUA SHUDDHA SARVA DHARMA SOBHAUA SHUDDHO HAM Todo se convierte en la vacuidad. De la vacuidad, sobre un loto blanco y un disco lunar, mi mente aparece como la sílaba HRIH de color blanco. De ella irradian rayos de luz que realizan los dos objetivos. Estos rayos se reabsorben y transforman por completo, y yo aparezco como Arya Avalokiteshvara. Mi cuerpo es de color blanco, tengo un rostro y cuatro brazos. Con las dos primeras manos, unidas a la altura del corazón, sostengo

una joya, con la segunda mano derecha, un rosario de cristal, y con la segunda mano izquierda, una flor de loto blanca. Resplandeciente con los símbolos nobles y marcas ejemplares, estoy adornado con ornamentos de joyas y prendas de seda, y estoy sentado en la postura vajra. En la coronilla tengo una OM, en la garganta una AH, y en el corazón una HUM marcada con una HRIH. De ellas irradian rayos de luz que invitan a los Seres de Sabiduría junto con las Deidades iniciadoras a que acudan desde la Tierra Pura de Potala. DZSA HUM BAM HO Se disuelven en mí de manera inseparable. Las Deidades iniciadoras me conceden la iniciación y Amitabha adorna mi coronilla. Ofrendas a la autogeneración OM ARYA LOKESHORA AHRGHAM PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA PADIAM PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA PUPE PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA DHUPE PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA ALOKE PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA GENDHE PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA NIUDE PARTITZSA HUM SOHA OM ARYA LOKESHORA SHAPTA PARTITZSA HUM SOHA Alabanza Tu cuerpo de inmaculada blancura está libre de faltas y tu coronilla está graciosamente adornada con un Buda plenamente iluminado; con tu mirada compasiva contemplas a los seres migratorios, ante ti, Avalokiteshvara, me postro. Recitación del mantra De la sílaba HRIH en mi corazón irradio rayos de luz que purifican todas las apariencias kármicas impuras de los seres sintientes.

El medio ambiente se transforma en la Tierra Pura del Gozo, y el cuerpo, palabra y mente de todos sus habitantes se transforman en el cuerpo, palabra y mente de Avalokiteshvara. Todo lo que conocemos por medio de la vista, el oído y el pensamiento deviene inseparable de la vacuidad. OM MANI PEME HUM Recítalo tantas veces como desees. Dedicación Que gracias a estas virtudes alcance pronto el estado de Arya Avalokiteshvara y guíe a todos los seres sintientes sin excepción al mismo estado. LA PRÁCTICA EN SÍ GENERACIÓN DEL DIFUNTO COMO UNA PERSONA VIVA

Soy el Buda de la Compasión. De la sílaba HRIH en mi corazón irradio rayos de luz que llegan hasta la forma simbólica del difunto, que se funde en luz y se disuelve en la vacuidad. Del estado de la vacuidad, [nombre del difunto] aparece con el aspecto que tenía cuando estaba vivo. La naturaleza de su cuerpo es luz y sus manos están juntas en postura de oración. De nuevo, de mi corazón irradio rayos de luz que alcanzan los tres reinos y atraen la consciencia de [nombre del difunto], que se disuelve en el corazón de la persona generada frente a mí. PURIFICACIÓN DEL KARMA NEGATIVO DEL DIFUNTO

De la sílaba HRIH en mi corazón irradio rayos de luz que llegan hasta el corazón de la persona generada frente a mí. Todas las impresiones kármicas negativas acumuladas en sus incontables vidas salen por sus orificios nasales en forma de innumerables pequeños escorpiones que se disuelven en el escorpión de semillas de sésamo. El fuego del recipiente se disuelve en la vacuidad.

Del estado de la vacuidad aparece un fuego de sabiduría bajo el aspecto de la Deidad iluminada Vajradaka con la boca completamente abierta: OM VAJRA DAKA KHA KHA KHAHI KHAHI SARVA PAPAM DAHANA BHAKMI KURU SOHA Mientras recitas el mantra, arroja las semillas de sésamo –cuya naturaleza es la del karma negativo del difunto– en el fuego e imagina que Vajradaka las consume. Cada vez que recites el mantra arroja al fuego unas cuantas semillas de sésamo utilizando los dedos pulgar y anular de la mano derecha. Después de haberlo repetido siete veces, recita con sinceridad la siguiente oración: Que [nombre del difunto] sea purificado de todas sus faltas, que sus obstáculos internos y externos sean pacificados, que alcance una tierra pura de Buda, y finalmente los planos puros de un Buda. Continúa de este modo hasta que se terminen las semillas de sésamo. TRANSFERENCIA DE LA CONSCIENCIA DEL DIFUNTO A LA TIERRA PURA

Visualización El cuerpo de luz de [nombre del difunto] es translúcido, como un arcoíris. Guru Avalokiteshvara, la síntesis de todos los Budas, está en su coronilla; en su corazón, el Dharmakaya de todos los Budas aparece como una gema ovalada de luz blanca del tamaño de un pulgar. El canal central en el centro del cuerpo de [nombre del difunto] es de color rojo, translúcido, hueco y del grosor de una flecha; comienza unos cuatro dedos por debajo de su ombligo y aumenta de grosor a medida que asciende hasta unirse con la puerta inferior de Avalokiteshvara, que está en su coronilla. La mente de [nombre del difunto] está en su corazón, dentro de su

canal central, con la forma de una brillante gota blanca rojiza del tamaño de un guisante. Que [nombre del difunto] se libere del samsara y alcance una tierra pura de Buda. Las tres percepciones La mente de [nombre del difunto], la gota, es el viajero que se dirige a la tierra pura, su canal central es el camino y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara es su destino. Concéntrate en Avalokiteshvara, que está en la coronilla del difunto, y realiza las siguientes ofrendas y súplicas: Oración de las siete ramas Respetuosamente me postro con cuerpo, palabra y mente, os presento ofrendas materiales e imaginadas, confieso mis malas acciones del pasado, y me regocijo de las virtudes de los Seres Superiores y ordinarios. Por favor, permaneced junto a nosotros hasta el fin del samsara, y girad la Rueda del Dharma a los seres migratorios. Dedico todas las virtudes para la gran iluminación. Ofrecimiento conciso del mandala Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso, con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna, percibida como una tierra pura de Buda. Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura. Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia, mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones, que sin sentimiento de pérdida os ofrezco. Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales. IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI

Súplicas ¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez direcciones!, te ruego que elimines todos los obstáculos externos e internos de [nombre del difunto]. Concédele, por favor, tus bendiciones para que complete el profundo camino de la transferencia y condúcelo a la suprema tierra pura de Buda. (x3) Meditación Gracias a mis súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por el canal central de [nombre del difunto] que llega hasta su mente en forma de gota en su corazón. Al mismo tiempo que engancha la gota, [nombre del difunto] impulsa sus aires descendentes evacuadores hacia arriba. HIC Su mente en forma de gota asciende desde su corazón hasta el centro del chakra de la garganta. HIC Su mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la coronilla. HIC Su mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los Budas. Ahora, [nombre del difunto] ha renacido en la tierra pura de Buda. Medita en ello con convicción y sin distracciones durante el tiempo que puedas. CONCLUSIÓN

Después de haber transferido la consciencia del difunto a la tierra pura de Buda, imagina que su cuerpo, visualizado enfrente, se disuelve en la

bandera con la inicial de su nombre. Enciende la vela. La naturaleza de la vela es vacuidad. De la vacuidad aparece un fuego de sabiduría de cinco colores cuya naturaleza es la de las cinco familias de Buda. Quema la bandera con la inicial del nombre con la llama de la vela mientras recitas el mantra de Avalokiteshvara: OM MANI PEME HUM Al mismo tiempo que arde el fuego de sabiduría, el cuerpo de [nombre del difunto] es purificado y alcanza el Cuerpo de la Forma de un Buda. Dedicación Desde lo más profundo de tu corazón dedica tu acumulación de virtudes por el bienestar del difunto concentrándote en el significado de la siguiente oración: Que gracias a mi gran acumulación de virtudes, [nombre del difunto] realice las etapas del camino, alcance una tierra pura de Buda, y finalmente los planos de un Buda. (x3) Oraciones de la tradición virtuosa Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa, el Rey del Dharma, pueda florecer, que todos los obstáculos sean pacificados y que abunden las condiciones favorables. Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros, reunidas durante los tres tiempos, pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa brillar para siempre. Oración de nueve versos de Migtsema Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves, eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las

realizaciones, Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible, Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada, y Vajrapani, destructor de la multitud de maras. ¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas, con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico; bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y realicemos, y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)

Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso Rimpoché y traducida bajo su compasiva guía.

El camino de la compasión para el moribundo SADHANA DE POUA POR EL BENEFICIO DEL MORIBUNDO

Introducción Cuando sepamos que una persona va a morir, podemos realizar la práctica de poua por ella. Primero generamos compasión contemplando su sufrimiento y el hecho de que no puede elegir su próximo renacimiento. Después de morir experimentará los temores y sufrimientos del bardo. Si renace como un humano tendrá que experimentar los múltiples sufrimientos de los humanos, si lo hace como un animal, los propios de los animales, etcétera. Contemplando su sufrimiento, rezamos lo siguiente desde lo más profundo de nuestro corazón: Qué maravilloso sería si esta persona se liberase de los renacimientos en el samsara. Voy a hacer lo posible por conseguirlo. Con esta mente de compasión realizamos la sadhana de poua titulada El camino de la compasión para el moribundo al mismo tiempo que contemplamos su significado con profundidad. Por lo general, cuando alguien está a punto de morir, es importante no tocar ninguna parte de su cuerpo excepto la coronilla. Si le tocamos la coronilla, haremos que se abra la puerta del chakra de la coronilla y que su consciencia abandone el cuerpo por ese lugar y se dirija hacia un renacimiento superior. Si la consciencia sale por una de las puertas inferiores del cuerpo, la persona renacerá en uno de los reinos inferiores. Esto es importante saberlo. Además, mientras la persona que se está muriendo todavía pueda oír y comprender lo que le digamos es muy importante tranquilizarla, animarla e impedir que se enfade o deprima. De este modo morirá en paz y sin obstáculos. Si el moribundo es un practicante espiritual, podemos recordarle su práctica diaria o, por lo menos, recitarle o cantarle sus oraciones y mantras, e intentar que se acuerde de su Guía Espiritual, en quien tiene fe.

El camino de la compasión para el moribundo AUTOGENERACIÓN Realiza la autogeneración como Avalokiteshvara, desde el refugio hasta la recitación del mantra y la dedicación según El camino de la compasión para el difunto. LA PRÁCTICA EN SÍ GENERACIÓN DE LA DEIDAD ENFRENTE

Soy el Buda de la Compasión. De la sílaba HRIH en mi corazón irradio rayos de luz que llegan hasta el moribundo, que se funde en luz y se disuelve en la vacuidad. Del estado de la vacuidad, [nombre del moribundo] aparece delante de mí. La naturaleza de su cuerpo es luz y sus manos están juntas en postura de oración.Transferencia de la consciencia del moribundo a la tierra pura Visualización El cuerpo de luz de [nombre del moribundo] es translúcido, como un arcoíris. Guru Avalokiteshvara, la síntesis de todos los Budas, está en su coronilla; en su corazón, el Dharmakaya de todos los Budas aparece como una gema ovalada de luz blanca del tamaño de un pulgar. El canal central en el centro del cuerpo de [nombre del moribundo] es de color rojo, translúcido, hueco y del grosor de una flecha; comienza unos cuatro dedos por debajo de su ombligo y aumenta de grosor a medida que asciende hasta unirse con la puerta inferior de Avalokiteshvara, que está en su coronilla.

La mente de [nombre del moribundo] está en su corazón, dentro de su canal central, con la forma de una brillante gota blanca rojiza del tamaño de un guisante. Que [nombre del moribundo] se libere del samsara y alcance una tierra pura de Buda. Las tres percepciones La mente de [nombre del moribundo], la gota, es el viajero que se dirige a la tierra pura, su canal central es el camino y el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara es su destino. Concéntrate en Avalokiteshvara, que está en la coronilla del moribundo, y realiza las siguientes ofrendas y súplicas: Oración de las siete ramas Respetuosamente me postro con cuerpo, palabra y mente, os presento ofrendas materiales e imaginadas, confieso mis malas acciones del pasado, y me regocijo de las virtudes de los Seres Superiores y ordinarios. Por favor, permaneced junto a nosotros hasta el fin del samsara, y girad la Rueda del Dharma a los seres migratorios. Dedico todas las virtudes para la gran iluminación. Ofrecimiento conciso del mandala Os ofrezco esta base con flores y ungida de incienso, con el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna, percibida como una tierra pura de Buda. Que todos los seres puedan disfrutar de una tierra pura. Aceptad, por favor, los objetos de mi apego, odio e ignorancia, mi amigo, enemigo y desconocido, así como mi cuerpo y posesiones, que sin sentimiento de pérdida os ofrezco. Y bendecidme para que me libere de los tres venenos mentales. IDAM GURU RATNA MANDALAKAM NIRIATAYAMI

Súplicas ¡Oh, Guru Avalokiteshvara, síntesis de todos los Budas de las diez direcciones!, te ruego que elimines todos los obstáculos externos e internos de [nombre del moribundo]. Concédele, por favor, tus bendiciones para que complete el profundo camino de la transferencia y condúcelo a la suprema tierra pura de Buda. (x3) Meditación Gracias a mis súplicas sinceras, desde la gema ovalada de luz blanca –el Dharmakaya de todos los Budas en el corazón de Avalokiteshvara– desciende un gancho de luz blanca por el canal central de [nombre del moribundo] que llega hasta su mente en forma de gota en su corazón. Al mismo tiempo que engancha la gota, [nombre del moribundo] impulsa sus aires descendentes evacuadores hacia arriba. HIC Su mente en forma de gota asciende desde su corazón hasta el centro del chakra de la garganta. HIC Su mente en forma de gota asciende hasta el centro del chakra de la coronilla. HIC Su mente en forma de gota entra instantáneamente por la puerta inferior de Avalokiteshvara y llega hasta su corazón, donde se disuelve de manera inseparable en el Dharmakaya de todos los Budas. Medita en ello con convicción y sin distracciones durante el tiempo que puedas. Dedicación Desde lo más profundo de tu corazón dedica tu acumulación de virtudes por el bienestar del moribundo concentrándote en el significado de la

siguiente oración: Que gracias a mi gran acumulación de virtudes, [nombre del moribundo] realice las etapas del camino, alcance una tierra pura de Buda, y finalmente los planos de un Buda. (x3) Oraciones de la tradición virtuosa Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa, el Rey del Dharma, pueda florecer, que todos los obstáculos sean pacificados y que abunden las condiciones favorables. Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros, reunidas durante los tres tiempos, pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa brillar para siempre. Oración de nueve versos de Migtsema Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves, eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las realizaciones, Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible, Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada, y Vajrapani, destructor de la multitud de maras. ¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas, con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico; bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y realicemos, y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)

Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso Rimpoché y traducida bajo su compasiva guía.

Oraciones sinceras FUNERAL PARA CREMACIONES Y ENTIERROS

Introducción Si nos piden que realicemos un funeral por alguien que haya muerto recientemente, podemos utilizar esta sadhana titulada Oraciones sinceras. En este funeral, los practicantes espirituales se reúnen para recitar oraciones sinceras y hacer dedicaciones para que el difunto obtenga un renacimiento afortunado. Debido a que es un ritual budista, las oraciones están dirigidas a la asamblea de Budas y otros seres sagrados. Las oraciones contenidas en este ritual solo son las bases para el funeral y pueden adaptarse según las circunstancias. El poder de nuestras oraciones depende de la intensidad y pureza de nuestra intención. En este funeral es muy importante que los participantes generen compasión hacia todos los seres sintientes en general y hacia el difunto en particular. Si tenemos una motivación auténtica de compasión, sin lugar a dudas nuestras oraciones darán resultado.

Oraciones sinceras Oraciones preliminares Al igual que la luna llena está circundada de estrellas, ante mí en el espacio se halla Buda Shakyamuni rodeado de todos los Budas y Bodhisatvas. Yo y todos los seres sintientes nos refugiamos en Buda, el Dharma y la Sangha hasta que alcancemos la iluminación. (x3) Que por los méritos que acumule con la práctica de la generosidad y otras perfecciones, alcance el estado de Buda para poder beneficiar a todos los seres sintientes. (x3) Que todos los seres sean felices, que todos los seres se liberen del sufrimiento, que nadie sea desposeído de su felicidad, que todos los seres logren ecuanimidad, libres de odio y de apego. Oración de las etapas del camino Bendecidme para que comprenda que generar fe sincera en el bondadoso maestro espiritual, fuente de toda virtud, es la raíz del camino, y así le siga siempre con gran devoción. Bendecidme para que comprenda que este excelente renacimiento humano dotado de libertad es muy valioso y difícil de conseguir, y así dedique el día y la noche a extraer su esencia. Mi cuerpo es frágil como una burbuja en el agua, rápidamente decae y se destruye. Y así como la sombra siempre sigue al cuerpo, el resultado de mis acciones proseguirá a la muerte.

Con este entendimiento firme en la memoria bendecidme para que, con extrema cautela, evite siempre la mínima acción indebida y acumule virtud en abundancia. Los placeres del samsara son ilusorios, no producen satisfacción sino tormentos. Por ello, bendecidme para que solo me esfuerce en lograr el gozo sublime de la liberación. Bendecidme para que, con gran cuidado y atención, inducido por este pensamiento puro, mantenga el pratimoksha, la raíz de la doctrina, como mi práctica esencial. Al igual que yo, todos los maternales seres están hundidos en el océano del samsara. Bendecidme para que me adiestre en la bodhichita y pueda liberar pronto a todos los seres. Pero si solo cultivo esta mente sin aplicarme en las tres moralidades, no alcanzaré la iluminación. Por ello, bendecidme para que guarde los votos del Bodhisatva. Pacificando mis distracciones e investigando el significado real, bendecidme para que logre la unión de la permanencia apacible y la visión superior. Bendecidme para que, a través del camino común, me convierta en un recipiente puro y entre en el camino de los seres afortunados, el vajrayana, el camino supremo. Las dos realizaciones dependen de mis sagrados votos y promesas. Bendecidme para que lo entienda con claridad, y siempre los mantenga aunque mi vida peligre. Realizando a diario las cuatro sesiones tal como indican los maestros sagrados,

bendecidme para que pronto alcance las dos etapas del camino del tantra. Que los Guías que me muestran el buen camino y las amistades que me ayudan tengan larga vida, y bendecidme para que pacifique por completo todos los obstáculos, externos e internos. Que siempre encuentre maestros perfectos y disfrute del Dharma sagrado, y que realizando las etapas del camino pronto alcance el estado de Vajradhara. De los corazones de todos los seres sagrados fluye un torrente de luz y néctar que bendice y purifica la mente de [nombre del difunto]. La asamblea guarda unos momentos de silencio. Palabras en recuerdo del difunto Se pronuncian algunas palabras en recuerdo del difunto. El oficiante recita la siguiente oración: Buda enseñó que la vida es impermanente y que todos aquellos que nacen finalmente han de morir. Sin embargo, cada uno lleva en su interior las semillas de sus virtudes pasadas que pueden proporcionarle un renacimiento afortunado en el futuro. Rezamos para que gracias a estas virtudes, las bendiciones de los seres sagrados y nuestras oraciones sinceras, nuestro querido amigo [nombre del difunto] tenga buena fortuna y encuentre paz y felicidad duraderas. Rezamos también por los familiares y amigos afligidos, para que superen esta pérdida y tengan paz mental y fortaleza de ánimo. Que todos los seres sin excepción sean liberados del sufrimiento y encuentren verdadera felicidad y paz duradera. En este momento pueden añadirse otras oraciones. La asamblea guarda unos momentos de silencio para rezar y contemplar. Ahora, mientras nos concentramos en generar compasión hacia todos los seres sintientes en general y hacia el difunto en particular, la asamblea

recita el mantra del Buda de la Compasión veintiuna veces. OM MANI PEME HUM Dedicación El oficiante dice: Ahora dedicamos todas las virtudes que hemos acumulado para que nuestro querido amigo [nombre del difunto] disfrute de felicidad en el futuro. La asamblea recita las siguientes oraciones: Que gracias a las virtudes que hemos acumulado practicando las etapas del camino, tenga también [nombre del difunto] la oportunidad de realizar esta práctica. Que [nombre del difunto] disfrute de los gozos divinos y humanos, y pronto alcance la felicidad última, cesando su existencia en el samsara. Que en el corazón de [nombre del difunto] surja una fe sincera en las Tres Joyas, y pueda así recibir las bendiciones de Buda, del Dharma y de la Sangha. Que [nombre del difunto] encuentre los maestros preciosos que le muestren las etapas del camino, y que a través de la práctica de esta doctrina logre rápidamente el estado de la gran iluminación. El Budadharma es la medicina suprema, que cura toda enfermedad mental. Que este precioso Dharma sea difundido en todos los reinos de existencia. Que por el poder de nuestros méritos cese todo el sufrimiento físico y mental de todos los seres y que de inmediato logren el estado de gozo inagotable.

Que de este mundo desaparezcan el miedo, las enfermedades y guerras, los terremotos, incendios, inundaciones, huracanes, tormentas y demás miserias. Que gracias a las bendiciones de los Budas y Bodhisatvas, la infalibilidad de la ley de causa y efecto, y al poder de nuestra pura y suprema intención, todas nuestras oraciones se cumplan de inmediato. Oraciones de la tradición virtuosa Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa, el Rey del Dharma, pueda florecer, que todos los obstáculos sean pacificados y que abunden las condiciones favorables. Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros, reunidas durante los tres tiempos, pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa brillar para siempre. Oración de nueve versos de Migtsema Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves, eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las realizaciones, Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible, Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada, y Vajrapani, destructor de la multitud de maras. ¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas, con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico; bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y realicemos, y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3) Colofón: Esta sadhana ha sido recopilada a partir de fuentes tradicionales por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso Rimpoché y traducida bajo su compasiva guía.

Sutra de la confesión mahayana SUTRA DE LOS TRES CÚMULOS SUPERIORES

Introducción En vidas pasadas, bajo la influencia de las perturbaciones mentales, acumulamos gran cantidad de karma negativo, rompimos nuestros compromisos e incurrimos en caídas morales raíz y secundarias. Como resultado, ahora nos resulta difícil generar fe y convicción en el Dharma y progresar en las etapas del camino hacia la iluminación. Además, si no purificamos este karma negativo ahora que tenemos la oportunidad de hacerlo, experimentaremos grandes sufrimientos en el futuro. Todos los seres sintientes, incluso los gusanos e insectos, pueden cometer acciones perjudiciales, pero solo los seres humanos tienen la buena fortuna de poder purificarlas. Hemos acumulado malas acciones y experimentado sufrimiento como resultado desde tiempo sin principio, pero ahora tenemos la oportunidad de purificarlas por completo. Debemos utilizar esta preciosa oportunidad para purificar nuestro karma negativo, ¡no para acumular más! Puesto que la purificación es la raíz de la felicidad futura y las realizaciones espirituales, hemos de esforzarnos por limpiar nuestra mente de engaños y karma negativo. Uno de los mejores métodos para purificar nuestras faltas y caídas morales es el Sutra de la confesión mahayana, también conocido como Sutra de los tres cúmulos superiores, Confesión del Bodhisatva y Confesión de las caídas morales del Bodhisatva.

Sutra de la confesión mahayana Namo: Confesión de las caídas morales del Bodhisatva Mi nombre es..., en todo momento me refugio en el Guru, me refugio en Buda, me refugio en el Dharma, me refugio en la Sangha. Ante el Maestro, el Ser Bienaventurado, el Tathagata, el Destructor del Enemigo, el Buda Totalmente Perfecto, el Glorioso Vencedor Shakyamuni, me postro. Ante el Tathagata Subyugador Completo con la Esencia del Vajra, me postro. Ante el Tathagata Gema de Luz Radiante, me postro. Ante el Tathagata Poderoso Rey de los Nagas, me postro. Ante el Tathagata Guía de los Héroes, me postro. Ante el Tathagata Placer Glorioso, me postro. Ante el Tathagata Gema de Fuego, me postro. Ante el Tathagata Gema de Luz Lunar, me postro. Ante el Tathagata Tesoro de Contemplación, me postro. Ante el Tathagata Gema Lunar, me postro. Ante el Tathagata Ser Inmaculado, me postro. Ante el Tathagata Otorgador de Gloria, me postro. Ante el Tathagata Ser Puro, me postro. Ante el Tathagata que Transforma con Pureza, me postro. Ante el Tathagata Deidad del Agua, me postro. Ante el Tathagata Dios de las Deidades del Agua, me postro. Ante el Tathagata Excelencia Gloriosa, me postro. Ante el Tathagata Sándalo Glorioso, me postro. Ante el Tathagata Esplendor Ilimitado, me postro. Ante el Tathagata Luz Gloriosa, me postro.

Ante el Tathagata Ser Glorioso sin Dolor, me postro. Ante el Tathagata Hijo sin Ansia, me postro. Ante el Tathagata Flor Gloriosa, me postro. Ante el Tathagata que Conoce con Claridad con el Deleite del Resplandor Puro, me postro. Ante el Tathagata que Conoce con Claridad con el Deleite del Resplandor del Loto, me postro. Ante el Tathagata Riqueza Gloriosa, me postro. Ante el Tathagata Memoria Gloriosa, me postro. Ante el Tathagata Nombre Glorioso de Gran Fama, me postro. Ante el Tathagata Rey de la Bandera de la Victoria, Sumo de los Poderosos, me postro. Ante el Tathagata Ser Glorioso, Subyugador Completo, me postro. Ante el Tathagata Gran Vencedor en Batalla, me postro. Ante el Tathagata Ser Glorioso, Subyugador Completo que ha Pasado al Más Allá, me postro. Ante el Tathagata Gloriosa Gala que lo Ilumina Todo, me postro. Ante el Tathagata Gema de Loto, Gran Subyugador, me postro. Ante el Tathagata Destructor del Enemigo, Buda Totalmente Perfecto, Rey del Monte Meru Sentado con Firmeza sobre una Gema y un Loto, me postro. ¡Oh!, vosotros y todos los demás, cuantos Tathagatas, Destructores del Enemigo, Budas Totalmente Perfectos, Seres Bienaventurados haya habitando y morando en los reinos mundanos de las diez direcciones, todos vosotros los Budas, los Seres Bienaventurados, por favor, escuchadme. En esta vida y en todas mis vidas desde tiempo sin principio, en todos los lugares en donde he renacido al vagar errante en el samsara, he cometido acciones perjudiciales, he ordenado cometerlas y me he alegrado de que se hubieran cometido. He robado los bienes de las bases de las ofrendas, los bienes de la Sangha y los bienes de las Sanghas de las diez direcciones, he

ordenado robarlos y me he alegrado de que se hubieran robado. He cometido las cinco acciones atroces sin límite, he ordenado cometerlas y me he alegrado de que se hubieran cometido. He seguido de lleno los caminos de las diez acciones perjudiciales, he ordenado seguirlos y me he alegrado de que se hubieran seguido. Ofuscado por tales obstrucciones kármicas me convertiré en un ser infernal o renaceré como un animal o acabaré en la tierra de los espíritus ávidos; o renaceré como un bárbaro en un país irreligioso o como un dios de larga vida; o con los sentidos incompletos, con creencias erróneas o sin la oportunidad de complacer a Buda. Declaro todas estas obstrucciones kármicas en presencia de los Budas, los Seres Bienaventurados, que se han convertido en la sabiduría excelsa, en los «ojos», en los testigos, que son válidos, que ven con su sabiduría. Me confieso sin esconder u ocultar nada y, de ahora en adelante, evitaré tales acciones y me abstendré de cometerlas. Todos los Budas, los Seres Bienaventurados, por favor, escuchadme: En esta vida y en todas mis vidas previas desde tiempo sin principio, en todos los lugares donde he renacido al vagar errante en el samsara, cualquier raíz de virtud que pueda haber en mi generosidad hacia los demás, incluso al haber dado unas migajas a alguien que haya renacido como un animal; cualquier raíz de virtud que pueda tener por haber mantenido la disciplina moral; cualquier raíz de virtud que pueda haber en mis acciones conducentes a la gran liberación; cualquier raíz de virtud que pueda haber en mis acciones dedicadas a que los seres sintientes se realicen en plenitud; cualquier raíz de virtud que pueda tener por generar la mente suprema de la iluminación; y cualquier raíz de virtud que pueda haber en mi insuperable sabiduría excelsa; todas ellas acumuladas, recogidas y unidas, al dedicarlas por completo al [logro] insuperable, al más elevado, al que es más elevado que el elevado, al que supera al insuperable, las dedico por completo para la perfecta e insuperable iluminación total. Así como los Budas, los Seres Bienaventurados del pasado, las han dedicado por completo; así como los Budas, los Seres Bienaventurados que están por venir, las dedicarán por completo; y

así como los Budas, los Seres Bienaventurados que ahora viven, las dedican por completo, yo también las dedico por completo. Confieso una por una todas mis acciones perjudiciales. Me regocijo de todos los méritos. Ruego y suplico a todos los Budas. ¡Que pueda alcanzar la sagrada, suprema e insuperable sabiduría excelsa! Quienes sean los Vencedores, los seres supremos que ahora viven, los del pasado y asimismo los que están por venir, con un océano de alabanzas sin límite por vuestras excelentes cualidades, y con las palmas de las manos juntas me acerco a vosotros en busca de refugio. Así concluye el sutra mahayana titulado el Sutra de los tres cúmulos superiores. Oraciones de la tradición virtuosa Para que la tradición de Yhe Tsongkhapa, el Rey del Dharma, pueda florecer, que todos los obstáculos sean pacificados y que abunden las condiciones favorables. Que gracias a las dos acumulaciones, mías y de otros, reunidas durante los tres tiempos, pueda la doctrina del Vencedor Losang Dragpa brillar para siempre. Oración de nueve versos de Migtsema Tsongkhapa, corona de los eruditos de la Tierra de las Nieves, eres Buda Shakyamuni y Vajradhara, fuente de todas las realizaciones, Avalokiteshvara, tesoro de compasión inconcebible, Manyhushri, suprema sabiduría inmaculada, y Vajrapani, destructor de la multitud de maras.¡Oh, venerable Guru Buda!, síntesis de las Tres Joyas, con respeto, con mi cuerpo, palabra y mente, te suplico; bendícenos a mí y a los demás seres para que nos liberemos y realicemos, y concédenos las realizaciones comunes y supremas. (x3)

Glosario Aires internos Aires de energía interna relacionados con la mente que fluyen por los canales de nuestro cuerpo. Sin ellos, la mente no podría funcionar. Véanse Caminos y planos tántricos y La luz clara del gozo. Bases de designación Todos los fenómenos son designados en relación con sus partes; por lo tanto, cada una de las partes de un fenómeno o el conjunto de todas ellas constituye sus bases de designación. En virtud de que las bases de designación de un objeto aparecen ante la mente, esta lo designa. Véase Nuevo corazón de la sabiduría. Bendición Proceso de transformación de la mente de un estado impuro a uno virtuoso, de uno de infelicidad a uno de felicidad, o de uno de debilidad a uno de fortaleza, que se produce como resultado de recibir la inspiración de seres sagrados, como nuestro Guía Espiritual, los Budas o los Bodhisatvas. Canal central Canal principal en el centro del cuerpo en el que se localizan los chakras o ruedas de canales. Véase La luz clara del gozo. Chakra Chakra es una palabra sánscrita que literalmente significa ‘rueda de canales’. Es un centro focal del canal central desde donde se ramifican los canales secundarios. La meditación en estos puntos causa que los aires internos penetren en el canal central. Véase La luz clara del gozo. Chitamatra Una de las dos escuelas principales de la filosofía mahayana. Chitamatra significa ‘solo mente’. Según este sistema, la naturaleza de todos los fenómenos es la misma que la de la mente que los aprehende y aunque estos no existen fuera de ella son

verdaderamente existentes. A sus seguidores se los conoce como chitamatrins. Véanse Tesoro de contemplación y Océano de néctar. Conquistador Solitario Una clase de practicante hinayana. También recibe el nombre de Realizador Solitario. Véase también OYENTE. Creencia del conjunto transitorio Concepción perturbadora que observa el propio «yo» y lo concibe como si existiera de manera inherente. Véase El camino gozoso de buena fortuna. Creencia errónea Percepción adquirida intelectualmente que niega la existencia de un objeto cuyo entendimiento es necesario para alcanzar la liberación o la iluminación, como la existencia de los Budas, el karma o el renacimiento. Véanse Cómo comprender la mente y El camino gozoso de buena fortuna. Cuatro nobles verdades La verdad del sufrimiento, la de los orígenes, la de las cesaciones y la de los caminos. Se denominan nobles porque son los objetos supremos de meditación. Si meditamos en estos cuatro objetos, podemos realizar directamente la verdad última y convertirnos en un Ser Noble o Superior. Véanse Nuevo corazón de la sabiduría y El camino gozoso de buena fortuna. Cuerpos de Buda Un Buda posee cuatro cuerpos –el Cuerpo de la Sabiduría de la Verdad, el Cuerpo de Entidad, el Cuerpo de Deleite y el Cuerpo de Emanación–. El primero es la mente omnisciente de un Buda; el segundo es la vacuidad o naturaleza última de su mente; el tercero es su Cuerpo de la Forma en sí, que es sutil; y el cuarto está constituido por los Cuerpos burdos de la Forma, que los seres ordinarios pueden ver, y de los que cada Buda manifiesta un número ilimitado. El Cuerpo de la Sabiduría de la Verdad y el Cuerpo de Entidad constituyen el Cuerpo de la Verdad, y el Cuerpo de Deleite y los Cuerpos de Emanación, el Cuerpo de la Forma. Véase El camino gozoso de buena fortuna.

Deidad Yidam en sánscrito. Un ser tántrico iluminado. Demonio Mara en sánscrito. Se refiere a todo aquello que obstaculiza el logro de la liberación o la iluminación. Hay cuatro clases de maras: el mara de las perturbaciones mentales, el de los agregados contaminados, el de la muerte y los maras Devaputra. De ellos, solo los últimos son seres sintientes. Véase Nuevo corazón de la sabiduría. Emanación Objeto animado o inanimado manifestado por Budas o Bodhisatvas con elevadas realizaciones para beneficiar a los demás. Factor mental Conocedor que aprehende principalmente una característica específica de un objeto. Existen cincuenta y un factores mentales. Véase también MENTE PRIMARIA. Véase Cómo comprender la mente. Familias de Budas Hay cinco familias principales de Budas: la de Vairochana, la de Ratnasambhava, la de Amitabha, la de Amoghasidhi y la de Akshobya. Constituyen los cinco agregados purificados –el de la forma, el de la sensación, el del discernimiento, el de los factores productores y el de la consciencia, respectivamente–, y las cinco sabidurías excelsas –la sabiduría excelsa semejante a un espejo, la equitativa, la de las realizaciones individuales, la que completa las actividades y la del Dharmadhatu, respectivamente–. Véase Gran tesoro de méritos. Gota indestructible La gota más sutil, que reside en el centro del corazón. Está compuesta por la esencia de las gotas blanca y roja que recibimos de nuestros padres en el momento de la concepción. Véanse Caminos y planos tántricos y La luz clara del gozo. Gueshe Título concedido por los monasterios kadampas a los eruditos budistas con ciertas cualificaciones. Contracción en tibetano de las palabras ge güei she nyen, que literalmente significan ‘amigo

virtuoso’. Hinayana Palabra sánscrita que significa ‘pequeño vehículo’. La meta de este camino es eliminar las perturbaciones mentales para alcanzar la liberación personal del sufrimiento. Véase El camino gozoso de buena fortuna. Imagen genérica El objeto aparente de una mente conceptual. Véanse Cómo comprender la mente y Nuevo corazón de la sabiduría. Impresión Hay dos clases de impresiones: las de las acciones y las de las perturbaciones mentales. Todas las acciones dejan grabadas sus huellas o impresiones en la mente. Estas impresiones son potenciales kármicos para experimentar ciertos efectos en el futuro. Las impresiones de las perturbaciones mentales permanecen incluso después de haberse abandonado estas últimas, son las obstrucciones a la omnisciencia y solo los Budas las han eliminado. Kadampa Kadampa es una palabra tibetana. Ka se refiere a todas las enseñanzas de Buda, dam, a la presentación especial del Lamrim que enseñó Atisha, conocida como Etapas del camino a la iluminación, y pa es la persona que integra todas las enseñanzas de Buda que conoce en su práctica del Lamrim. Karma colectivo Es el que creamos al actuar en asociación con otras personas. Los seres que crean juntos un determinado karma también experimentan juntos su resultado. Lamrim Término tibetano que significa ‘etapas del camino’. Sistema estructurado de todas las enseñanzas de Buda en el que se presenta el camino completo hacia la iluminación. Gracias a este sistema, las enseñanzas de Buda son fáciles de entender y de poner en práctica. Véanse El camino gozoso de buena fortuna y Nuevo manual de meditación.

Luz clara La mente muy sutil que percibe una apariencia como un espacio claro y vacío. Véanse Caminos y planos tántricos y La luz clara del gozo. Madhyamika Palabra sánscrita que significa ‘camino medio’. Una de las dos escuelas principales de la filosofía mahayana. Buda enseñó la visión madhyamika en los Sutras de la perfección de la sabiduría durante el segundo giro de la rueda del Dharma y, más tarde, Nagaryhuna y sus seguidores la esclarecieron. Hay dos escuelas madhyamikas: la escuela madhyamika-svatántrika y la madhyamika-prasanguika. Esta última presenta la visión última de Buda. Véanse Tesoro de contemplación y Océano de néctar. Mahasidha Término sánscrito que significa ‘Gran Ser Realizado’. Se suele utilizar para referirse a los yoguis y yoguinis que poseen elevadas realizaciones. Mantra secreto Término sinónimo de tantra. Las enseñanzas del mantra secreto se diferencian de las del sutra en que contienen métodos para el adiestramiento de la mente con los que se trae el resultado futuro o Budeidad al camino presente. El mantra secreto es el camino supremo hacia la iluminación total. El término mantra indica que contiene instrucciones especiales que Buda reveló para proteger la mente de apariencias y concepciones ordinarias. El practicante del mantra secreto se protege de ellas pensando que su cuerpo, sus disfrutes, su entorno y sus acciones son los de un Buda. El término secreto indica que los yogas del tantra han de realizarse en privado y que solo los que han recibido una iniciación tántrica pueden practicarlos. Véase Caminos y planos tántricos. Mara Véase DEMONIO Mente conceptual Pensamiento que aprehende su objeto por medio de una imagen genérica. Véase Cómo comprender la mente.

Mente primaria Término sinónimo de consciencia. Conocedor que aprehende principalmente la mera entidad de un objeto. Hay seis clases de mentes primarias: visual, auditiva, olfativa, gustativa, corporal y mental. Cada momento de la mente está compuesto por una mente primaria y varios factores mentales. Estos dos forman una misma entidad, pero tienen diferentes funciones. Véase Cómo comprender la mente. Naturaleza de Buda Véase SEMILLA DE BUDA. Obstrucciones a la liberación Obstáculos que impiden el logro de la liberación. Todas las perturbaciones mentales, como la ignorancia, el apego, el odio, y sus semillas, constituyen las obstrucciones a la liberación. También se denominan obstrucciones de las perturbaciones mentales. Véase El camino gozoso de buena fortuna. Obstrucciones a la omnisciencia Las impresiones de las perturbaciones mentales, que impiden el conocimiento simultáneo y directo de todos los fenómenos, por lo que solo los Budas las han eliminado. Véase El camino gozoso de buena fortuna. Orgullo divino Arrogancia no contaminada por las perturbaciones mentales que se genera al considerarse uno mismo como la Deidad y el medio ambiente y los disfrutes propios como si fueran el medio ambiente y los disfrutes de la Deidad. Es el antídoto contra las concepciones ordinarias. Véase Nueva guía del Paraíso de las Dakinis. Oyente Una de las dos clases de practicante hinayana. Tanto los Oyentes como los Conquistadores Solitarios son hinayanas, pero se diferencian en su motivación, conducta, méritos y sabiduría. Desde el punto de vista de estas cualidades, los Conquistadores Solitarios son superiores a los Oyentes. Percepción errónea

Conocedor que está equivocado respecto a su objeto conectado. Véase Cómo comprender la mente. Poder sensorial Poder interno situado en el centro de los órganos físicos sensoriales, cuya función es producir directamente una percepción sensorial. Hay cinco poderes sensoriales, uno para cada una de las cinco percepciones sensoriales, la visual, la auditiva, etcétera. Véase Cómo comprender la mente. Pratimoksha Término sánscrito que significa ‘liberación individual’. Véase El voto del Bodhisatva. Reino del deseo El que habitan los seres de los infiernos, espíritus ávidos, animales, humanos, semidioses y dioses que disfrutan de los cinco objetos del deseo. Rey Chakravatin Ser muy afortunado que como resultado de haber acumulado una gran cantidad de méritos, ha renacido como un rey que domina los cuatro continentes o, como mínimo, uno de ellos. En la actualidad, los reyes Chakravatines no existen en nuestro mundo ni hay nadie que domine por completo nuestro continente, Yhambudipa. Véase Gran tesoro de méritos. Sadhana (Tib. drub tab) Ritual para alcanzar realizaciones espirituales. Puede estar asociado al sutra o al tantra. Seis perfecciones Las de la generosidad, la disciplina moral, la paciencia, el esfuerzo, la estabilización mental y la sabiduría. Se llaman perfecciones porque se realizan con la motivación perfecta de la bodhichita. Véanse El camino gozoso de buena fortuna, El voto del Bodhisatva y Tesoro de contemplación. Semilla de Buda Mente raíz o primordial de un ser sintiente y su naturaleza última. Linaje de Buda, naturaleza de Buda y semilla de Buda son términos

sinónimos. Todos los seres sintientes poseen el linaje de Buda y, por consiguiente, el potencial de alcanzar la Budeidad. Señales de disolución Apariencias mentales que indican que los aires internos se están disolviendo en el canal central. Véase La luz clara del gozo. Ser ordinario Aquel que no ha realizado directamente la vacuidad. Ser Superior Arya en sánscrito. Aquel que posee una realización directa de la vacuidad. Hay Seres Superiores hinayanas y mahayanas. Shantideva (687-763) Gran erudito budista indio y maestro de meditación, autor de Guía de las obras del Bodhisatva. Véase Tesoro de contemplación. Sutra Las enseñanzas de Buda que pueden practicarse sin necesidad de haber recibido una iniciación tántrica. Incluyen las instrucciones que Buda enseñó durante los tres giros de la rueda del Dharma. Tantra Véase MANTRA SECRETO. Tiempo sin principio Según la visión budista del mundo, la mente no tiene principio y, por lo tanto, todos los seres sintientes han renacido innumerables veces. Tiempos de degeneración Período caracterizado por el declive de las actividades espirituales. Tres adiestramientos superiores El adiestramiento en la disciplina moral, la concentración y la sabiduría motivado por la renuncia o la bodhichita. Tres reinos Los tres reinos del samsara, que son: el del deseo, el de la forma y el inmaterial. Las perturbaciones mentales de los seres del reino del deseo son muy intensas, los del reino de la forma son más sutiles, y las de los que habitan en el reino inmaterial, muy sutiles. Véase

también REINO DEL DESEO. Verdad convencional Todos los fenómenos excepto la vacuidad. Las verdades convencionales son ciertas para los seres ordinarios, pero en realidad son falsas. Véanse Nuevo corazón de la sabiduría y Tesoro de contemplación. Yoga Término utilizado para referirse a ciertas prácticas espirituales, como el yoga del Guru y los yogas de alimentarse, dormir, soñar y despertar. Yoga también significa ‘unión’, como la unión de la permanencia apacible y la visión superior. Véase Nueva guía del Paraíso de las Dakinis. Yogui o yoguini Palabra sánscrita en masculino y femenino, respectivamente, que se utiliza, por lo general, para referirse a la persona que ha alcanzado la unión de la permanencia apacible y la visión superior.

Lecturas recomendadas Gueshe Kelsang Gyatso es un gran maestro de meditación e ilustre erudito de la tradición de budismo mahayana fundada por Yhe Tsong​kha​pa. Desde que llegó al Occidente en 1977, Gueshe Kelsang ha trabajado de manera infatigable para establecer el Budadharma puro por todo el mundo. Durante este tiempo ha impartido extensas enseñanzas sobre las principales escrituras mahayanas. Estas enseñanzas se han publicado en inglés y traducido a numerosas lenguas y constituyen una exposición completa de las prácticas esenciales del sutra y el tantra del budismo mahayana. Libros Títulos disponibles publicados por Editorial Tharpa: Budismo moderno El camino de la compasión y la sabiduría. Caminos y planos tántricos Cómo entrar en el camino vajrayana, recorrerlo y completarlo. Cómo comprender la mente Naturaleza y poder de la mente. Cómo solucionar nuestros problemas humanos Las cuatro nobles verdades. Compasión universal Soluciones inspiradoras para tiempos difíciles. El camino gozoso de buena fortuna El sendero budista completo hacia la iluminación. El voto del Bo​dhi​sat​va Guía práctica para ayudar a los demás. Esencia del vajrayana La práctica del tantra del yoga supremo del mandala corporal de Heruka. Gema del corazón Las prácticas esenciales del budismo kadampa. Gran tesoro de méritos Cómo confiar en el Guía Espiritual. Guía de las obras del Bo​dhi​sat​va Cómo disfrutar de una vida altruista y llena de significado. Traducción de la célebre obra maestra de Shantideva. Introducción al budismo Una presentación del modo de vida budista. Mahamudra del tantra Néctar supremo de la gema del corazón. Nueva guía del Paraíso de las Dakinis La práctica del tantra del yoga supremo de Buda Vajrayoguini. Nuevo corazón de la sabiduría Profundas enseñanzas del corazón de Buda (una exposición del Sutra del corazón). Nuevo manual de meditación Meditaciones para una vida feliz y llena de significado. Ocho pasos hacia la felicidad El modo budista de amar.

Tesoro de contemplación El modo de vida del Bo​dhi​sat​va. Transforma tu vida Un viaje gozoso. Una vida con significado, una muerte gozosa La profunda práctica de la transferencia de consciencia.

En proceso de traducción La luz clara del gozo Manual de meditación tántrica. Océano de néctar La verdadera naturaleza de todos los fenómenos.

Sadhanas y otros textos Gueshe Kelsang ha supervisado personalmente la traducción de una colección esencial de sadhanas y otros textos. Adiestramiento de la mente en ocho estrofas Texto raíz del adiestramiento de la mente. Asamblea de buena fortuna Práctica del tsog del mandala corporal de Heruka. Ceremonia de poua Transferencia de consciencia para los difuntos. Ceremonia del refugio mahayana y Ceremonia del voto del Bo​d hi​sat​v a Ceremonias rituales para acumular méritos para el beneficio de todos los seres. Cómo rellenar y bendecir estatuas Instrucciones para rellenar y bendecir las estatuas de Budas. Confesión de las caídas morales del Bo​d hi​sat​v a Práctica de purificación del Sutra mahayana de los tres cúmulos superiores. Destreza para enseñar Programa especial de formación de maestros de budismo kadampa. El budismo kadampa en la actualidad El camino de la compasión para el difunto Sadhana de poua por el beneficio del difunto. El camino de la compasión para el moribundo Sadhana de poua por el beneficio del moribundo. El camino gozoso Sadhana concisa de la autogeneración como Vajrayoguini. El camino hacia la tierra pura Sadhana para el adiestramiento en la práctica de poua. El camino rápido al gran gozo Sadhana para realizar la autogeneración como Vajrayoguini. El cielo de Keajra El melodioso tambor que vence en todas las direcciones El ritual extenso de cumplimiento y renovación de nuestro compromiso con el Protector del

Dharma, el gran rey Doryhe Shugden, junto con Mahakala, Kalarupa, Kalindevi y otros Protectores del Dharma. El modo de vida kadampa Prácticas esenciales del Lamrim kadam: Consejos de corazón de Atisha y Los tres aspectos principales del camino de Yhe Tsong​kha​pa. El Tantra raíz de Heruka y Vajrayoguini Capítulos uno y cincuenta y uno del Tantra raíz conciso de Heruka. El yoga de Arya Tara, la Madre Iluminada Sadhana de autogeneración. El yoga de Avalokiteshvara de mil brazos Sadhana de autogeneración. El yoga de Buda Amitayus Método especial para lograr longevidad e incrementar méritos y sabiduría. El yoga de Buda Heruka Sadhana esencial de la autogeneración del mandala corporal de Heruka y yoga conciso de las seis sesiones. El yoga de Buda Maitreya Sadhana de autogeneración. El yoga de Buda Vajrapani Sadhana de autogeneración. El yoga de la Gran Madre Praj​na​p a​ra​mi​ta Sadhana de autogeneración. El yoga de Tara Blanca, el Buda de Larga Vida Práctica con Tara Blanca, Deidad femenina iluminada para obtener larga vida, sabiduría y buena fortuna. El yoga inconcebible extraordinario Instrucción especial para alcanzar la tierra pura de Keajra con el presente cuerpo humano. Esencia de buena fortuna Oraciones de las seis prácticas preparatorias para la meditación de las etapas del camino hacia la iluminación. Esencia del vajrayana Sadhana de autogeneración del mandala corporal de Heruka según el sistema del Mahasidha Ghantapa. Esencia del vajrayana concisa Sadhana concisa de la autogeneración del mandala corporal de Heruka. Gema del corazón Yoga del Guru Yhe Tsong​kha​pa en combinación con la sadhana abreviada del Protector Doryhe Shugden. Gota de esencia de néctar Práctica especial de ayuno y práctica de purificación con Buda Avalokiteshvara de once rostros.

Joya preliminar para el retiro del mandala corporal de Heruka La fiesta del gran gozo Sadhana para realizar la autoiniciación de Vajrayoguini. La gema que colma todos los deseos Práctica del yoga del Guru Yhe Tsong​kha​pa en combinación con la sadhana mediana del Protector Doryhe Shugden. La gran liberación de la Madre Prácticas preliminares para la meditación del Mahamudra en combinación con la práctica de Vajrayoguini. La gran liberación del Padre Prácticas preliminares para la meditación del Mahamudra en combinación con la práctica de Heruka. La Gran Madre Método para eliminar obstáculos e interferencias con la recitación del Sutra de la esencia de la sabiduría (Sutra del corazón). La guía Guía práctica para presentar las enseñanzas del Dharma kadam en áreas urbanas. La joya preliminar Preliminares concisas para el retiro de Vajrayoguini. Liberación del dolor Alabanzas y súplicas a las veintiuna Taras. Los votos y compromisos del budismo kadampa Manual para la práctica diaria de los votos del Bo​d hi​sat​v a y los votos tántricos Meditación y recitación del Vajrasatva Solitario Práctica de purificación. Nuevo manual de ordenación Nuevo manual de ordenación de la tradición kadampa. Ofrenda al Guía Espiritual (Lama Chopa) Un modo especial de confiar en el Guía Espiritual. Oración del Buda de la Medicina Un método para beneficiar a los demás. Oraciones para meditar Breves oraciones preparatorias para la meditación. Oraciones por la paz en el mundo Oraciones sinceras Funeral para cremaciones y entierros. Poua concisa Práctica concisa de Buda Amitayus Preliminares para el retiro de Vajrayoguini Rey del Dharma Método para realizar la autogeneración como Yhe Tsong​kha​pa.

Sadhana de Avalokiteshvara Oraciones y súplicas al Buda de la Compasión. Sadhana de Samayavajra Sadhana del Buda de la Medicina Un método para alcanzar las realizaciones del Buda de la Medicina. Sadhana de la ofrenda de fuego de Vajradaka Práctica para purificar las faltas e impurezas. Sadhana de la ofrenda de fuego de Vajrayoguini Sadhana de la ofrenda de fuego del mandala corporal de Heruka Tesoro de sabiduría Sadhana del venerable Manyhushri. Una vida pura Práctica para recibir y mantener los ocho preceptos mahayanas. Unión de No Más Aprendizaje Sadhana de la autoiniciación del mandala corporal de Heruka. Viaje gozoso Cómo realizar el retiro de aproximación del mandala corporal de Heruka. Yoga de la Dakini Seis sesiones del yoga del Guru en combinación con la autogeneración de Vajrayoguini. Yoga del Héroe Vajra Práctica breve de la autogeneración del mandala corporal de Heruka.

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Programas de estudio de budismo kadampa

El budismo kadampa es una escuela de budismo mahayana fundada por el gran maestro indio Atisha (982-1054). Sus seguidores se conocen con el nombre de kadampas. Ka significa ‘palabra’ y se refiere a las enseñanzas de Buda; y dam, a las instrucciones especiales del Lamrim, las etapas del camino hacia la iluminación, que Atisha enseñó. Los budistas kadampas integran su conocimiento de todas las enseñanzas de Buda en su práctica del Lamrim, que aplican en su vida diaria, y de este modo las utilizan como métodos prácticos para transformar sus actividades en el camino hacia la iluminación. Los grandes maestros kadampas son famosos, no solo por su gran erudición, sino también por su inmensa pureza y sinceridad espiritual. El linaje de estas enseñanzas, tanto la transmisión oral de sus instrucciones como sus bendiciones, fue transmitido de maestro a discípulo, se difundió por gran parte del continente asiático y en la actualidad por muchos países del mundo moderno. Las enseñanzas de Buda reciben el nombre de Dharma y se dice que son como una rueda que se traslada de un lugar a otro según cambian las condiciones e inclinaciones kármicas de sus habitantes. La presentación externa del budismo puede cambiar para adaptarse a las diversas culturas y sociedades, pero su verdadera esencia permanece intacta gracias al linaje ininterrumpido de practicantes realizados. El budismo kadampa fue introducido en Occidente por el venerable Gueshe Kelsang Gyatso en 1977. Desde entonces, este maestro budista ha trabajado de manera infatigable para difundir

este precioso Dharma por todo el mundo, ha impartido enseñanzas, escrito profundos libros y comentarios sobre budismo kadampa y fundado la Nueva Tradición Kadampa – Unión Internacional de Budismo Kadampa (NKT – IKBU), que ya cuenta con más de mil centros y grupos de budismo kadampa por todo el mundo. En cada centro se ofrecen programas de estudio sobre psicología y filosofía budista, instrucciones para la meditación y retiros para practicantes de todos los niveles. En ellos se enseña principalmente cómo integrar las enseñanzas de Buda en la vida diaria para resolver nuestros problemas humanos y difundir la paz y la felicidad por todo el mundo. El budismo kadampa de la NKT–IKBU es una tradición budista independiente que no tiene vinculación política alguna. Es una asociación de centros y practicantes budistas que se guían e inspiran a través del ejemplo de los maestros kadampas de antaño y sus enseñanzas, tal y como las presenta el venerable Gueshe Kelsang. Hay tres razones por las que debemos estudiar y practicar las enseñanzas de Buda: para desarrollar nuestra sabiduría, cultivar un buen corazón y mantener paz mental. Si no nos esforzamos por desarrollar nuestra sabiduría, nunca conoceremos la verdad última, la verdadera naturaleza de la realidad. Aunque deseamos ser felices, ofuscados por la ignorancia cometemos todo tipo de acciones perjudiciales, que constituyen la causa principal de nuestro sufrimiento. Si no cultivamos un buen corazón, nuestra motivación egoísta destruirá nuestras buenas relaciones y la armonía con los demás. No encontraremos paz ni verdadera felicidad. Sin paz interior, la paz externa es imposible. Sin paz mental no podemos ser felices aunque dispongamos de las mejores condiciones externas. En cambio, cuando disfrutamos de paz mental, somos felices aunque las circunstancias que nos rodeen sean adversas. Por lo tanto, es evidente que debemos cultivar estas cualidades para ser felices. Gueshe Kelsang Gyatso o Gueshela, como lo llaman afectuosamente sus estudiantes, ha diseñado tres programas espirituales especiales para el estudio estructurado y la práctica del budismo kadampa adaptados a la sociedad actual: el Programa General (PG), el Programa Fundamental (PF) y el Programa de Formación de

Maestros (PFM). PROGRAMA GENERAL

El Programa General ofrece una introducción básica a la visión, meditación y práctica budistas y es ideal para principiantes. Incluye también enseñanzas y prácticas avanzadas, tanto de sutra como de tantra. PROGRAMA FUNDAMENTAL

El Programa Fundamental va dirigido a aquellos que desean profundizar en su comprensión y experiencia del budismo y consiste en el estudio estructurado de los seis textos siguientes: 1. El camino gozoso de buena fortuna, comentario a las instrucciones del Lamrim de Atisha conocidas como Etapas del camino hacia la iluminación. 2. Compasión universal, comentario al Adiestramiento de la mente en siete puntos, del Bo​dhi​s at​va Chekaua. 3. Ocho pasos hacia la felicidad, comentario al Adiestramiento de la mente en ocho estrofas, del Bo​dhi​s at​va Langri Tangpa. 4. Nuevo corazón de la sabiduría, comentario al Sutra del corazón. 5. Tesoro de contemplación, comentario a la Guía de las obras del Bo​dhi​sat​va, del venerable Shantideva. 6. Cómo comprender la mente, exposición detallada de la mente según los textos de los eruditos budistas Dharmakirti y Dignaga.

El estudio de estas obras nos aporta numerosos beneficios, que resumimos a continuación: 1) El camino gozoso de buena fortuna: Nos enseña a poner en práctica todas las enseñanzas de Buda, tanto de sutra como de tantra. Si lo estudiamos y practicamos, progresaremos con facilidad y completaremos las etapas del camino hacia la felicidad suprema de la iluminación. Desde un punto de vista práctico, el Lamrim constituye el cuerpo principal de las enseñanzas de Buda, mientras que sus otras instrucciones son como sus miembros. 2) y 3) Compasión universal y Ocho pasos hacia la felicidad: Estas obras nos enseñan a integrar las enseñanzas de Buda en nuestra vida diaria y a resolver todos nuestros problemas humanos. 4) Nuevo corazón de la sabiduría: Nos muestra cómo alcanzar la realización de la naturaleza última de la realidad, con la que podemos eliminar la mente ignorante de aferramiento propio, la raíz de todo nuestro sufrimiento.

5) Tesoro de contemplación: Con esta obra aprendemos a transformar nuestras actividades diarias en el camino y modo de vida del Bo​dhi​s at​va, llenando de significado cada momento de nuestra vida. 6) Cómo comprender la mente: En este texto se expone la relación entre nuestra mente y los objetos externos. Si comprendemos que los objetos dependen de la mente subjetiva, podremos cambiar la manera en que los percibimos transformando nuestra mente. Poco a poco adquiriremos la habilidad de controlar nuestra mente y así podremos resolver todos nuestros problemas. PROGRAMA DE FORMACIÓN DE MAESTROS BUDISTAS

El Programa de Formación de Maestros Budistas atiende a las necesidades de los que desean convertirse en auténticos maestros de Dharma. En este programa se estudian catorce textos de Sutra y de Tantra, incluidos los seis ya mencionados, y además los participantes deben mantener determinadas pautas de comportamiento y modo de vida, y completar varios retiros de meditación. Todos los centros de budismo kadampa están abiertos al público. Cada año celebramos festivales en diversos países, incluidos dos en Inglaterra, a los que acuden personas de todo el mundo para recibir enseñanzas e iniciaciones y disfrutar de vacaciones espirituales. Puede visitarnos cuando lo desee. Si desea más información sobre los programas de estudio de la NKT – IKBU o buscar el centro más cercano, puede visitar el sitio web www.kadampa.org/es o dirigirse a: EN ESPAÑA: Albacete: Centro Budista Kadampa Sukhavati C/ Pedro Coca 15 02004 (Albacete), España Tel.: (+34) 967 613186 / 626023332 [email protected] www.meditaenalbacete.org Barcelona: Mahakaruna KMC Barcelona – Centro de Meditación Kadampa Masía Ca l’Esteve Urb. Cal Esteve 129 B 08253 Sant Salvador de Guardiola (Barcelona), España Coordenadas: 41º 39’ 31,1’’ N - 10º 45’ 29,9’’ E

Tel.: (+34) 93 4950851 / 93 8358077 [email protected] www.meditacionenbarcelona.org Cádiz: Centro Budista Kadampa Lochana C/ Argüelles 10 11401 Jerez de la Frontera (Cádiz), España Tel.: (+34) 956 348893 / 699 006545 [email protected] www.meditaenlabahia.org Castellón de la Plana: Centro Budista Kadampa Naropa C/ Ramón y Cajal 12, bajo 12002 Castellón de la Plana, España Tel.: (+34) 603 516594 [email protected] www.naropa.org Gerona: Centro Budista Kadampa de Gerona Carrer de la Barca, 15 17004 Gerona, España Tel.: (+34) 93 835807 [email protected] www.meditacioagirona.org Guipúzcoa: Centro Budista Kadampa de Euskadi C/ Calzada de Egia 14 20012 Donostia - San Sebastián, España Tel.: (+34) 637 459664 [email protected] www.meditaeneuskadi.org Granada: Centro Budista Kadampa Tara Pasaje Cruz de Mayo 2, local 3 18014 Granada, España Tel.: (+34) 958 563325 / 664 484845 [email protected] www.meditaengranada.org Huelva: Centro Budista Kadampa Avalokiteshvara C/ Monasterio de la Rábida 23, bajo B 21200 Aracena (Huelva), España Tel.: (+34) 633 249020 [email protected]

www.meditaenaracena.org Madrid: Vajrayana KMC Madrid – Centro de Meditación Kadampa C/ La Fábrica 8 28221 Majadahonda (Madrid), España Tel.: (+34) 91 6362091 [email protected] www.meditaenmadrid.org Málaga: Centro de Meditación Kadampa de España Camino Fuente del Perro s/n 29120 Alhaurín el Grande (Málaga), España Tel.: (+34) 952 490918 [email protected] www.meditaenmalaga.org Menorca: Centro Internacional de Retiro Dharma Kadam Apartado de correos 187 07730 Alaior (Menorca), España Tel.: (+34) 971 091038 [email protected] www.meditaenmenorca.org Murcia: Centro Budista Kadampa Sugata C/ Compositor Agustín Lara 5, bajo (detrás del Hospital Morales Meseguer) 30008 Vista Alegre (Murcia), España Tel.: (+34) 968 232984 / 644 346845 [email protected] www.meditacionenmurcia.org Palma de Mallorca: Centro Budista Kadampa Potala C/ Quetglas 23, esquina C/ Monterrey 07013 Palma de Mallorca (Baleares), España Tel.: (+34) 663 823303 [email protected] www.meditaramallorca.org Santa Cruz de Tenerife: Centro Budista Kadampa Aryadeva C/ Heraclio Sánchez 23, Edificio Galaxia, entrada 5, local 21D 38204 San Cristóbal de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), España Tel.: (+34) 922 260101 / 656 593573 [email protected] www.meditaentenerife.org

Sevilla: Centro Budista Kadampa Mahamudra C/ Almez 2 41111 Almensilla (Sevilla), España Tel.: (+34) 955 779090 [email protected] www.meditaensevilla.org Valencia: Centro Budista Kadampa Duldzin C/ Corazón de Jesús 13, bajo izq. (junto a la Plaza de Patraix) 46018 Valencia, España Tel: (+34) 673 602623 [email protected] www.meditaenvalencia.org Zaragoza: Centro Budista Kadampa de Zaragoza C/ Cánovas, 13 50004 Zaragoza, España Tel.: (+34) 93 835807 [email protected] www.meditarenzaragoza.es EN MÉXICO: Ciudad de México: Centro de Meditación Kadampa de México A.R. Enrique Rébsamen #406, Col. Narvarte Poniente C.P. 03020, México D.F., México Tels.: (+52/01) 55 56 39 61 80/86 [email protected] www.kadampamexico.org Guadalajara: Centro de Meditación Kadampa de Guadalajara Avenida Miguel Hidalgo #1220 esquina con Ghilardi, Colonia Americana C.P. 41160, Guadalajara, Jalisco, México Tel: (+52 ) 33 3825 6136 [email protected] www.meditarengdl.org Mérida, Yucatán: Centro Budista Kadampa Compasión Calle 13 #162 A C.P. 97120, Mérida, México Tel.: (+52) 999 927 18 75 [email protected] www.meditarenmerida.org

Monterrey, Nuevo León: Centro Budista Kadampa Vajradharma Buenos Aires #150, Col. Alta Vista (Zona Tec) C.P. 64840 Monterrey, N.L., México Tel: (+52) 81 83 59 28 03 [email protected] www.meditarenmonterrey.org San Cristóbal de las Casas, Chiapas: Centro Budista Kadampa Drolma María Adelina Flores 24a Col. Centro, San Cristóbal de Las Casas C.P. 029200 Chiapas, México Tel.: (+52/01) 96 76 31 60 52 [email protected] www.meditarensancristobal.org Querétaro, Querétaro: Centro Budista Kadampa Sukhavati Chopo 10, Col. Álamos, 2a. secc. C.P. 76160 Querétaro, Querétaro, México Tel.: (+52) 01 442 214 13 38 [email protected] www.meditacionkadampaenqueretaro.org Tuxtla Gutiérrez, Chiapas: Centro Budista Kadampa Menlha 9a Poniente Sur, #724 (entre 6a y 7a Sur), Barrio Las Canoitas C.P. 29000 Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México Tel.: (+52) 96 16 00 00 89 [email protected] www.meditaentuxtla.org EN ARGENTINA: Buenos Aires: Centro de Meditación Kadampa Argentina Serrano 1316, Palermo C1414DFB Buenos Aires, Argentina Tel. +54 (11) 4778-1219 / (15) 6149-5976 [email protected] www.meditarenargentina.org Córdoba: Centro de Budismo Kadampa 27 de abril 929 7- A, Alberdi X5000AES Córdoba, Argentina Tel. +54 (351) 15 250-8888 [email protected]

www.meditarencordoba.org EN NICARAGUA: Managua: Centro Budista Kadampa – Bodhichitta Estatua de Montoya 1c. abajo 25v. al lago, casa No. 23 Managua Tel.: (+505) 22 682541 [email protected] EN EL REINO UNIDO: Oficina de la NKT en el Reino Unido Manjushri Kadampa Meditation Centre Conishead Priory Ulverston, Cumbria LA12 9QQ, Inglaterra Tel.: +44 (0) 1229 584029 Fax: +44 (0) 1229 580080 [email protected] www.kadampa.org EN LOS ESTADOS UNIDOS: Oficina de la NKT en los Estados Unidos Kadampa Meditation Center New York 47 Sweeney Road Glen Spey NY 12737, Estados Unidos de América Tel.: +1 845-856-9000 Fax: +1 845-856-2110 [email protected] www.kadampanewyork.org

Oficinas de Tharpa en el mundo Los libros de Tharpa se publican en español, alemán, chino, francés, griego, inglés británico y estadounidense, italiano, japonés, portugués y vietnamita. En las oficinas de Tharpa podrá encontrar libros en la mayoría de estas lenguas. Oficina en España Editorial Tharpa España C/ Manuela Malasaña, 26 28004 Madrid, España Tel.: (+34) 91 7557535 [email protected] www.tharpa.com/es Oficina en México Enrique Rébsamen nº 406 Col. Narvarte Poniente, C.P. 03020 México D.F., México Tels.: (+52/01) 5556396180/86 [email protected] www.tharpa.com/mx Oficina en Alemania Tharpa Verlag Deutschland, Sommerswalde 8 16727 Oberkrämer, Alemania Tel: +49 (0)33055 222135 Fax : +49 (0) 33055 222139 [email protected] www.tharpa.com/de Oficina en Asia Tharpa Asia Zhong Zheng E Rd, Sec 2, Lane 143, Alley 10, No 7, Tamsui District, New Taipei City, 25159, Taiwan Tel: +886-(02)-8809-4313 [email protected] www.tharpa.com Oficina en Australia Tharpa Publications Australia 25 McCarthy Road (PO Box 63)

Monbulk, Vic 3793, Australia Tel: +61 (3) 9752-0377 [email protected] www.tharpa.com/au Oficina en Brasil Editora Tharpa Brasil Rua Fradique Coutinho 701 Vila Madalena 05416-011 São Paulo - SP, Brasil Tel/Fax: +55 (11) 3812 7509 [email protected] www.tharpa.com/br Oficina en Canadá Tharpa Publications Canada 631 Crawford St, Toronto, ON, M6G 3K1, Canadá Tel: +1 (416) 762-8710 Fax: +1 (416) 762-2267 Toll-free: 866-523-2672 [email protected] www.tharpa.com/ca Oficina en los Estados Unidos de América Tharpa Publications US 47 Sweeney Road Glen Spey, NY 12737, Estados Unidos de América Tel: +1 845-856-5102 Toll-free: 888-741-3475 Fax: +1 845-856-2110 [email protected] www.tharpa.com/us Oficina en Francia Editions Tharpa Château de Segrais 72220 Saint-Mars-d’Outillé, Francia Tel : +33 (0)2 43 87 71 02 Fax : +33 (0)2 76 01 34 10 [email protected] www.tharpa.com/fr Oficina en Japón Tharpa Japan Dai 5 Nakamura Kosan Biru #501 Shinmachi 1-29-16, Nishi-ku Osaka, 550-0013, Japón Tel : (+81) 665 327632 [email protected]

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