Loading documents preview...
“UNA OBRA MUY IMPORTANTE Y BASTANTE INCÓMODA”
Así, textualmente, presentaba este libro el teólogo español, también jesuíta, y también biógrafo de Jesús, José Ignacio González Faus. Advirtiendo previamente que una obra como ésta no necesita presentación. Era el 10 de agosto de 1086. Yo leí este libro hace años. Quien me lo dedicaba lo clasificaba como “una lectura amerindia de Marcos”. Y González Faus, en su prólogo citado, destacaba, en este libro, “dos factores muy típicos de la hermeneútica teológica que se hace en América Latina: la atención a la situación y la atención a la praxis (tanto del que escribe como del que lee)”. vSin duda esa connotación latinoamericana me tocó y me hizo el libro más adecuado a mis búsquedas. Pero, en América Latina o en cualquier otra parte de este único mundo humano, el libro posee el valor primigenio de convocarnos a leer el Evangelio (los evangelios de los cuatro: ¡el Evangelio de Jesús!)... siguiéndolo. En pocos libros he sentido yo personalmente, como en éste, la exigencia ineludible del seguimiento: el deber y la gracia cristianos de ser, nosotros también, “relatos (vivientes) de una práctica truncada violentamente”, pero gloriosamente sancionada por el Padre con el divino gesto abrupto de la Resurrección, “la rebeldía eficaz del Padre contra la muerte injusta del Hijo”, como escribe Carlos. Dom Pedro Casaldáliga
1 ^\
\ I
Carlos Bravo C.allaroo, iesuila - .*• mcxicano, es autor (fa^pfrnfes
para una eclesiologíirs&xic América Litina (C R T/'^K ^V i v Jesús, hombre en conñict edición, Sal Tcrrae y 198G), C^lilca año 30 (CkIVN^s 1989-1991 -1994), Chiapas, c / V y Evangelio de los pobres \ \ (coord.) (Planeta, 1995), Cola- ' borador en varios libros colee- \ tivos, revistas y periódicos. Doctor en Teología por la Fa cultad de San Cugat del Valles, Barcelona, actualmente es di rector de la Revista CIIRISTIIS, y profesor en el Instituto Teológico de los jesuítas en Méxi co. Nos ofrece la 2a. edición corregida y aumentada de Je sús, hombre en conflicto (CRT, México, tuiciones Paulinas, Brasil).
£
L
•
.
Jesús, Hombre en conflicto
Carlos Bravo Gallardo, S.J.
Jesús, Hombre en Conflicto El Relato de Marcos en América Latina Segunda Edición Corregida v Aumentada
uvniwQTimum;
UNIVERSIDAD
Iberoamericana Centro de Reflexión Teológica, A.C. Universidad iberoamericana Ciudad de México
UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO CENTRO DE INFORMACIÓN ACADÉMICA.
Presentación Bravo Gallardo, Carlos Jesús: hom bre en conflicto 1. Jesucristo-Persona y oficios I.t. (título) BT 202.B72 1996
Portada: Carinen Farra Velasco Diseño de portada: Azalia Cervantes González Diagram ación: Miguel Romero yJavier Maldonado Prim era edición, 1986 © Centro de Reflexión Teológica, AC. © Sal Terrae
Segunda edición corregida y aum entada, 1996 © Centro de Reflexión Teológica A C. Av. Rio Churubusco 434 El Carm en, Coyoacán 04100, M éxico, D. F. © Universidad Iberoam ericana AC. Departam ento de Ciencias Religiosas Prol. Paseo de la Reforma 880 Lomas de Santa Fe 01210, M éxico, D. F. ISBN 9 6 8-859-185-8
de Pedro Casaldáliga, Obispo de Sao Félix do Aragnaia, Mato Grosso, Brasil
Una obra muy importante y bastante incómoda Así, textualmente, presentaba este libro el teólogo español, también jesuita y también biógrafo de Jesús, José Ignacio Gonzálei f aus. Advirtiendo previamente que una obra como éstt no necesita presentación. Era el 10 de agosto de 1986. Él libro de Carlos -ese Jesús en conflicto- ha ganado uña conmovedora y desafiadora actualidad. Hoy es más importante y mis incómoda todavía. Esta edición, revisada, que hace el CRT y la primera vtfSiófl en portugués que publican, en Brasil, las Paulinas Étontecen en pleno neoliberalismo económico-político y en plena relajación militante-eclesial. El conflicto, la radicali zad, el martirio, aquel seguimiento de Jesús hasta las últimas consecuencias que Marcos pide sin tapujos y que Carlos ha ftbido tftaliíar tan bien -en la más estricta exégesis moderna y CGfl !l fWu comprometida espiritualidad latinoamericanaya ño t i llevan muy abiertamente; podrían incluso, al parecer, fubstituiftt por otros paradigmas más posmodemos, más
I
autorrealizadores, menos crucificados, mas "conformes con este mundo", diría irritado el apóstol Pablo. Por eso digo que el libro de Carlos es hoy más incómo do todavía. No su libro: el Evangelio que él nos ayuda a descubrir... El libro ha ganado también una conmovedora actuali dad porque el amigo Carlos, compañero de camino por los dolores y esperanzas de Nuestra América, puede ahora se llarlo con su propia cruz. Ha pasado por el fuego de una enfermedad mortal y ha dado un bello testimonio de ser, él también, como Jesús y por causa de Jesús, un hombre en conflicto, en fidelidad evangélica y en acrisolada esperanza pascual. No hace mucho Carlos enviaba a sus amigos y amigas una especie de testamento aplazado y en él nos revelaba toda la sufrida y serena hermosura de su alma de seguidor de Jesús de Nazaret. Con tanta voluntad de vivir como de dar la vida, a disposición del Reino. Yo leí este libro hace años. Quien me lo dedicaba lo clasificaba como "una lectura amerindia de Marcos". Y Gon zález Faus, en su prólogo citado, destacaba, en este libro, "dos factores muy típicos de la hermeneútica teológica que se hace en América Latina: la atención a la situación y la atención a la praxis (tanto del que escribe como del que lee)". Sin duda esa connotación latinoamericana me tocó y me hizo el libro más adecuado a mis búsquedas. Pero, en América Latina o en cualquier otra parte de este único mundo humano, el libro posee el valor primigenio de convocarnos a leer el Evangelio (los evangelios de los cuatro: ¡el Evangelio de Jesús!)... siguiéndolo. En pocos libros he sentido yo personalmente, como en éste, la exigencia ineludible del seguimiento: el deber y la gracia cristianos de ser, nosotros también, "relatos (vivientes) de una práctica truncada violentamente", pero gloriosamente sancionada por el Padre con el divino gesto abrupto de la Resurrección, "la rebeldía eficaz del Padre contra la muerte injusta del Hijo", como escribe Carlos. Inmediatamente antes de la in-conclusión (que ya es un término provocativamente luminoso) nuestro autor nos seña la, con el evangelio de Marcos, "el lugar donde se puede tener la experiencia de la confirmación de Jesús por el Padre: en
Galilea, en el seguimiento de Jesús prosiguiendo su causa". Su causa que es el Reino. Pienso que el mejor servicio que se le puede hacer a la espiritualidad cristiana y a la misión de la Iglesia, hoy, en nuestro mundo destartalado pero anhelante, es insistir en el seguimiento de Jesús com o el p arad ig m a, inco n testablemente tal, de esa espiritualidad y de esa misión. Siempre que ese seguimiento signifique, como es lógico, asumir la causa de Jesús. La lectura de este libro de Carlos me suscitó precisa mente el título de un libro, más o menos autobiográfico, que escribimos Teófilo Cabestrero y yo: "El sueño de Galilea". Por aquellos días se discutía sobre la legitimidad o el arcaís mo de "el sueño de Compostela", que para muchos tendría sabor a nostálgica cristiandad. El sueño de Galilea, entretan to, sigue siendo de la más legítima desafiadora actualidad evangélica. Hay que volver a Galilea siempre, como el Re sucitado pidió. Y partir de Galilea. Y seguir, como él, con él, llevados por su Espíritu, el camino que El recorrió hasta la Pascua. Y repetir, actualizadamente, sus gestos de misericor dia y de liberación. Y proclamar, hoy más que nunca, el divino sistema del Reino, el régimen de las Bienaventuran zas, la opción por los pobre y excluidos, ese "preferir abso lutamente al Padre y a los hermanos y hermanas, por encima de la propia vida". Me conmueve ver el nombre de Carlos Bravo Gallardo, hoy, reciente de indignación profética, firmando manifiestos de urgencia en favor de los indígenas de Chiapas y reeditando su evangelio según San Marcos y anunciando vida desde su cruz personal, en entrañable solidaridad con las tantas cruces de nuestros Pueblos y de nuestros Mártires. Una hermosa manera de hacer que el Evangelio según Marcos sea también el Evangelio según Carlos; para credi bilidad del Evangelio.
II
III
Junio de 1996
Prólogo
Agotada la tercera reedición en México y la edición española, y a punto de salir la edición brasileña, sale esta edición corregida y aumentada, como decían ordinariamente los libros antiguos. Tres son las modificaciones principales: aparte de modificaciones pequeñas al texto para hacerlo más accesible, la primera es el numerar los capítulos y versículos, para facilitar su lectura; en segundo lugar, modifiqué impor tantemente los comentarios a la pasión, y añadí un breve comentario a los tres breves episodios de la resurrección; en tercer lugar, a manera de apéndice, una aclaración enviada a Roma, que me da la posibilidad de ahondar algunos puntos. Escribo este prólogo después de un largo tiempo de recuperación, todavía no total, de un cáncer maligno en el cerebro. El Señor ha sido muy bueno conmigo; durante la convalescencia he podido rehacer este texto y he vuelto a gozar del evangelio de Marcos, que ahora les entrego. Ade más, en esta situación cobra nueva luz la fe en la resurrección, que nos anima a los creyentes. Y cobra nueva luz el mensaje final del evangelio, que es Buena Nueva part uña IgléSift fragmentada e incrédula. V
Así somos. Así es la Iglesia dentro de la cual creemos en Jesús y a la cual amamos. Sabiéndola santa y pecadora; santa por el Espíritu que la anima a la entrega y por el amor de una multitud de hombres y mujeres, entre los que nos contamos, y pecadora por nuestro pecado, nuestra incredulidad contra dictoria. que es la materia del trabajo de Dios con el que nos rehace por dentro para convertirnos en hombres nuevos y nos envía a anunciar a todos la Buena Nueva: que en Jesús de Nazaret, en su muerte y resurrección, él nos abrió un camino de esperanza en el conilicto que es herencia de nuestra humanidad y que él quiso compartir sin ventaja por ser el Hijo de Dios. Agradezco el trabajo de John Sweeney, de María Luisa Lalinde y de Cristina Auerbach, que me ayudaron en la reedición; también el de Enriqueta Estrada, que revisó el texto final.
C.B.G.
PRIMERA PARTE
C la v es pa ra un R elato Desco n certan te
"Com ienzo de la Buena N oticia de Jesús, et Mesías, et Hijo de D ios... " (1, 1)
"... y no dijeron nada a nadie, porque tenían m ie d o ..." (16, 8b)
VI
INTRODUCCIÓN
□ Lo Sorprendente del Relato de Marcos □ Metodología de Lectura □ La Situación del Pueblo en Tiempos de Jesús □ Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
1
LO SORPRENDENTE DEL RELATO DE MARCOS
Hace 2 mil años asesinaron los poderosos a un judío, Jesús de Nazaret. Las mil esperanzas de liberación que se habían tejido en torno a él acabaron en el fracaso, porque también entonces, como sucede frecuentemente, los poderosos pudie ron más que la justicia. Y, viéndolo perdido, el pueblo, sus amigos, también lo abandonaron. Pero algo rompió la lógica de ese fracaso. Su memoria no se ha perdido entre los millones de anónimos asesinados por "motivos de Seguridad Nacional" a lo largo de la historia. Apenas unos pocos años después, sus seguidores que lo habían abandonado a la muerte, afirman tener una experien cia que rompe su desesperanza y que se les impone contra toda esperanza: Jesús había sido rescatado de la muerte por 5
Lo sorprendente del relato de Marcos
jesús, hombre en conflicto
el Padre, que confirmaba su persona y su causa mediante la resurrección; había que seguirlo prosiguiendo su causa, a pesar de la oposición de sus enemigos. Y tras ellos hemos venido nosotros, los actuales proseguidores del movimiento de Jesús, herederos de millones de hombres que a lo largo de dos mil años se han sentido ^Aligados con Jesús y su causa, la causa del Padre, y con su modo de generar historia. ¿Por qué la importancia de ese judío? ¿Cómo pudieron las comunidades iniciales asumir el escándalo de la cruz y superar la desautorización que había supuesto de su persona y su causa9 Y nosotros, ¿por qué seguimos centrando en aquel galileo el sentido más profundo de nuestra vida? Jesús es el hombre que ha marcado más hondamente nuestra existencia. ¿Somos víctimas de una ilusión colectiva en torno a ese asesinado galileo'7 ¿O es sólo lo noble de su doctrina lo que nos atrae? Pero es claro que el núcleo de este movimiento de Jesús no es una doctrina, sino precisamente su persona y su causa; de él no afumamos que vivió, en pasado solamente, sino que vive para siempre una vez resucitado por el Padre. No vive sólo en el recuerdo de quienes lo seguimos, ni en su causa proseguida sino que vive personalmente ; y por eso precisa mente su causa debe ser no simplemente recordada, sino proseguida. En esta continuidad juega un papel fundamental la memoria de la comunidad primera y su búsqueda del senti do del hecho-Jesús. Tratando de comprender empiezan a elaborar confesiones de fe en las que predomina obviamen te la gozosa certeza de su exaltación1. Y eso es lo que pregonan. Pero, como Jesús mismo, sus discípulos empie zan a sufrir por esa fe. Unos cinco años después de Jesús es asesinado Esteban (Hch 7 y 8); la persecución que se desata
es ocasión para la expansión de la fe en el mundo pagano (Hch 8, 4-5; 11, 19-21). Pablo jugará un papel fundamental en este proceso: la expe riencia de Jesús resucitado le rompe sus esquemas mentales judíos; deja el fariseísmo en que había sido rígidamente educado y se dedica de lleno a la predicación de la buena noticia de la oferta que, en Jesús, ha hecho Dios a todos los hombres, no con base en méritos ni al cumplimiento de la ley judía. Sus escritos2 dan a Jesús los títulos de Kyrios, Hijo de Dios, Cristo, Primogénito de toda la creación, crucificado, resucitado, pero prácticamente no hay ninguna mención de la historia de Jesús, fuera de la referencia al recuerdo de la Cena, y a los dos hechos fundamentales, su muerte en cruz y su resurrección. En ese contexto Marcos hace una aportación totalmen te original a la búsqueda de sentido del hecho-Jesús3: - no lo hace mediante confesiones, himnos o títulos, sino mediante la narración de su práctica;
1 Aunque no tenemos acceso directo a las primeras formulaciones podemos acercamos a su contenido nuclear a través de los discursos que reliere Lucas en los Hechos de los Apóstoles (2, 22-24.32.38; 3, 13-15.19; 4, 10-12; 5, 30-32), de las confesiones de fe (cf. Rom 1,2-4; 1 Cor 15, 3ss; Col 1,13-20), de las fórmulas litúrgicas (cf. 1 Cor 11, 23-26) de las fórmulas de bendición (cf. Gal 1, 3-5; 1 Tes 5, 23s; Rom 16, 25-27); cf. Bornkamm, El nuevo testamento y la historia del cristianismo primitivo, 33ss.
2 Ordinariamente se da como seguro que, antes de que se redacte el evangelio de Marcos, se han escrito las principales cartas paulinas: la Primera Carta a los I esalonicenses, marcada fuertemente por la expectativa del regreso escatológico de Jesús como Señor; la carta a los Calatas, con sus advertencias contra las pretensiones de judaizar el cristianismo; la Carta a los Filipenses, en la que destaca la kónosis de Cristo y sus sufrimientos; la Primera Carta a los Corintios, en la que enfrenta las consecuencias negativas de una cristología y una eclesiología de exaltación, y la Carta a los Romanos, en la que sobresalen los temas de la gratuidad de la fe y el papel de la ley. 3 Sobre la fecha de composición cj. Taylor, Evangelio según san Marcos, 50-55; Schweizer, II Vangelo secando Marco, 27; Léon-Dufour, Los evan gelios y la historia de Jesús, 146s; Marxsen, El evangelista Marcos, 163ss; Radermakers, Im honne nouvelle de Jesús, selon saint Marc, 19. Varios autores de peso, sin embargo, se inclinan por una fecha posterior al año 70; c f Minettc De Tilles.se, Le secret messianique, 434-437, en donde suscribe la opinión de Brandon. en The date o f the markan Gospel, NTSt Vil, (1960-61), 126-141. este autor lo sitúa en los años inmediatamente posteriores a la toma de Jerusalén, es decir. 71-72; cf en este sentido a Gnilka, Mk I, 34; Pesch, Mk I, 14; Standaert. l.'évangile selon Marc. 14; Cousin, Los textos evangélicos de la pasión, 60, en donde se sitúa la redacción hacia el 68-69. Cf. también Ch. Perrot, Introducción critica al nuevo testamento, 1,515. Sin embargo no podemos dejar de mencionar los estudios del P. O’Callaghan sobre el descubrimiento de un papiro anterior al año 50 d.C. en las cuevas de Qumrán que contendría un fragmento del capítulo 6 de Marcos; eso retrotraería su redacción hacia los años 40.
6
7
Jesús, hombre en conflicto
- se trata de una narración inversa, en un mundo en el que la historia es la de los vencedores, escribe un relato desde el reverso de la historia, sobre ese judío vencido, dirigido a una comunidad de perseguidos4 no judíos, probablemente romanos', a quienes propone como nor ma de vida a ese judío; - se trata de un relato inconcluso de una práctica truncada violentamente, que no da respuesta inmediata a la pregunta obvia sobre qué pasó con todo ese asunto de Jesús6; • • • i 7 - su autor no es un testigo inmediato de* los ihechos ; incluso es probable que haya tenido que vencer fuertes resistencias a que consignara por escrito la memoria de Jesús8, dada la expectativa cercana del final de la historia y, sobre todo, porque la memoria es cuestión de testimonio, y el papel escrito podría suplantar esa responsabilidad y abrir la puerta a deformaciones del recuerdo y a malas interpretaciones; 4 Cf. Standaert, o.c. 5 C f Pesch, Mk 1, 12-14, donde analiza los pros y los contras de esta tesis; cf. también Léon-Dufour, en Introducción critica al nuevo testamento, I, 291292. 6 Tenemos como absolutamente probable el que éste sea el final pretendido por Marcos, como lo atestiguan códices muy antiguos y como piensan muchos exegetas; cf. J. Flug, La fínale de l'évangile de Marc. Me 16, 9-20; K. Aland, DerSchlussdesMarkusevangelium(e\\ M. Sabbe,ed.,L ’évangile selon Marc. Tradition et rédaction. Gembloux/Leuven 1974, pp. 435-470); X. Alegre, Un silenci eloquent: o la paradoxa del final de Marc. " I no digueren res a ningú perqué tenienpor"; lección inaugural del curso académico 19X4, Facultad de Teología de Barcelona, pp. 12-14. 7 No conocemos con certeza a su autor, es probable que su nombre sea el que se le atribuye, aunque no se sepa qué papel jugó en la primitiva comunidad cristiana. Esto es precisamente lo que llama ía atención: en una época en que se solían atribuir muchos escritos a alguien con prestigio, para darles credibi lidad, sorprende el que este relato se atribuya a un personaje de segundo plano y no, por ejemplo, al mismo Pedro, a quien la tradición nombra como fuente de inspiración. Esto es indicio de credibilidad. Sobre este punto, cf Léon-Dufour, Los evangelios y la historia de Jesús, 146. 8 "Contrariamente a lo que hoy creeríamos fácilmente, el paso de la tradición oral a la escritura no siempre se vio con buenos ojos. La puesta por escrito del evangelio de san Marcos provocó en el propio Príncipe de los Apóstoles una inquietud, la toma de conciencia de un peligro..."; cf. Léon-Dufour, o.c., 41, que cita a Eusebio.
Lo sorprendente del relato de Marcos
- en síntesis: no es la memoria del triunfo de Jesús, sino un relato de una práctica truncada por la violencia y el fracaso, y que pretende comprometer al lector con el proseguimiento de esa causa. Esa narración al revés se difunde en pocos años por todo el mundo mediterráneo; Mateo y Lucas lo toman como base de su relato y lo adaptan a las necesidades de sus propias comunidades. Ninguna otra obra de la antigüedad clásica del mundo vencedor ha generado tanta vida como esta pequeña obra de vencidos. Habrá otras más admirables desde el punto de vista literario; pero nadie ha arriesgado jamás su vida por ninguno de sus personajes o de sus ideas; nadie ha muerto por defender a Sócrates o por las ideas filosóficas de Platón o de Aristóteles; nadie ha puesto el sentido de su vida en ser como Prometeo, compartiendo la causa del fuego por amor a los hombres. Un texto sin futuro aparente ha sido generador de futuro. Renacido en la vida de miles de hombres nos ha llegado, también a nosotros, vivo todavía. Sigue incidiendo particularmente en la esperanza y en la calidad de vida cris tiana de los pobres de miles de Comunidades de Base en el Tercer Mundo , quienes han asumido, a su vez, la tarea de relevo para que llegue también a las generaciones siguientes. Y aquí nos encontramos nosotros, participantes del movimiento de Jesús que sigue en plena marcha, continua dores de aquella experiencia inesperada, sorpresiva, de las primeras comunidades, que afirmamos como ellos que Jesús es la alternativa de Dios para la vida del pobre. También a nosotros nos ha llegado el relato de Marcos. Se trata de un escrito dirigido a gente que antes de la predicación de los cristianos huidos de Palestina por la persecución judía, no tenían nada en común con Jesús; ahora, en cambio, se ha convertido para ellos en alguien de la máxima significatividad. Da relevancia a la memoria d e.Jesús, que corre peligro 9 Standaert ha destacado el signo de los tiempos que representa la importancia de Me para las comunidades cristianas populares, mostrando las semejanzas entre éstas y la comunidad de la época de Marcos: minoritarias, reprimida*, perseguidas hasta el punto de ser amenazadas incluso en su sobrevivencia; cf. o.c. 18.
9
Jesús, hombre en conflicto
Lo sorprendente del relato de Marcos
de caer en el olvido, y con eso busca llenar de contenido los títulos que se le atribuyen. La forma literaria más apta para consignar esa memoria es el relato. La comunidad ha conservado recuerdos de Jesús, unos dispersos, otros en forma de colecciones10, pero no era nada obvio que de ellos pudiera resultar un evangelio11. Marcos no los conserva como un simple recopilador de datos yuxtapues tos, sino que los estructura creativamente haciendo de ellos un relato coherente. A diferencia también de las formulacio nes teológicas contemporáneas, escribe su relato desde el reverso de la exaltación, desde la condición humana de Jesús, que es lo que da contenido y explicación tanto a la resurrec ción como a la misma cruz. El punto de partida son varias opciones cristológicas, es decir, preferencias por una perspectiva entre varias posi bles, para llegar al sentido del hecho-Jesús. - opta por la forma del relato en lugar de la forma dominante de confesiones de fe o de las enseñanzas doctrinales; - opta por dar una estructura al relato, en lugar de transcribir meramente y sin orden los recuerdos sobre los hechos y dichos de Jesús (como es, v.g. el Evange lio de Tomás); - opta por una perspectiva desde donde narrar la práctica de Jesús: desde la condición humana, desde los márge nes, el conflicto y el fracaso, en lugar de la perspectiva de exaltación; - opta por unos destinatarios: gente perseguida, margina dos y pobres que no cuentan para la historia.
Estas importantes diferencias con otras formas de buscar el sentido permiten suponer que Marcos quiere aportar un correctivo importante a la manera como entienden el he cho-Jesús otras cristologías1", y que esto lo hace en función de la comunidad a la que escribe1' Aunque no conocemos esa comunidad con la seguridad con que conocemos a los destinatarios de otros escritos neotestamentarios, el hecho de que pronto otras comunidades lo asumieron y fue objeto de dos importantes reelaboraciones, (los escritos de Mateo y de Lucas), nos permite suponer que hay una sintonía básica con ella en cuanto al planteamiento fundamental y una problemá tica similar en muchos puntos, de los que podemos señalar cuatro principales: a) La perspectiva de exaltación 4
El predominio que se da en el kcrygma y en las formulaciones cristológicas a la glorificación de Jesucristo el Señor, origina una cristología de exaltación que pierde de vista la referencia al Jesús de Nazaret; con eso el Cristo, el Hijo de Dios, corre el peligro de quedar diluido en un mito o de ser entendido en categorías ajenas a su verdadera realidad. Además el hecho de vivir con la expectativa más o menos cercana de la parusía ha llevado a algunas comunidades a vivir una espiritualidad de evasión frente a la historia (Tesalonicenses, Corintios) y a aceptar comportamientos contrarios a la moral cristiana en nombre de una pseudomística del pecado, que suponían daría
lO C /G nilkaM kl, 19s. J.I). Kingsbury, Jesús Christ in Mk, Mt and Lk, 1-27, con abundante bibliografía sobre la fuente Q; L. Moraldi, Diclws secretos cíe Jesús, 11-27. 11 Contra la afirmación de Bultmann de que la composición de los evangelios "ya por principio no aporta nada nuevo, sino que lo único que hace es terminar lo que la primera tradición oral inicia", Marxsen dice que "no es ni mucho menos evidente que todo este material de origen tan diverso llegara al fui a desembocar en la unidad del evangelio": cf El evangelista Marcos, 14.
12 La hipótesis que se ha manejado de que Me corrige la cristología del 'theios aner no resulta convincente; cf. T. E. Weeden, The heresy that necessitated M ark’s Cospel, ZNW 59 (1968) 145-158, y su obra Mark-Traditions in Conflict, (Philadelphia, 1971). S. Freyne hace un estudio del carismatisino rabínico y las diferencias que hay con las tradiciones evangélicas, así como de las diferencias de éstas con la concepción del 'theios aner'; cf The Charismatic, en G.W.E. Nickelburg & J.J. Collins (ed ), Ideal figures in Ancient Judaism, (Michigan 1980)223-258. 13 hste aspecto lo ha destacado p. ej. K.G. Reploh , Markus-Lehrer der Gemeinde, (Stuttgart 1969). 14 Sobre la situación de exaltación cf. Schweizer, II Vangelo, 404-406; La iglesia primitiva, medio ambiente, organización y culto (en colab. con Diez-Macho), 27-32; Kasemann, Im llamada de la libertad, 77-109; Perrot, Jesús y la historia, 48.
10
11
Lo sorprendente del relato de Marcos
Jesús, hombre en conflicto
lugar a la gracia (Romanos, Corintios). Para el momento que escribe Marcos ya se formulaban muy seguramente pregun tas sobre el retraso de la parusía y sobre sus causas y conse cuencias (cf Me 13, 32). Podríamos definir esta situación como de tensión entre la exaltación y la historia, entre la evasión y el compromiso. b) Las tensiones con el mundo judío
Los conflictos tempranos tenidos con las autoridades judías, por un lado, y la expansión del evangelio entre los paganos, por el otro, llevan a replantear el estatuto del cristianismo naciente en relación con el mundo judío y sus exigencias rituales. Una fuerte tendencia judaizante pretenderá mante ner las prescripciones nacidas de la ley de la Pureza, desvir tuando así la libertad cristiana; Pablo denuncia esa tendencia porque niega a Cristo su lugar único y su normatividad como Salvador1. Esta situación podría definirse como de tensión entre continuidad y ruptura con el AT. c) La perspectiva gnóstica
Con base en una interpretación dualista de la existencia humana, que considera mala la materia, se llega a la negación de la condición humana de Jesús. Un cierto misticismo iluminista, que enfatiza la importancia de la sabiduría para la salvación, lleva a algunos a afirmar la irrelevancia del Jesús "en la carne"1’y a dar preponderancia a las ideas sobre Jesús. Nos encontramos con la tensión entre la idea-Jesús y su condición humana; ante el escándalo frente a su carne. 15 Es la temática de la carta a los Ciálatas; cf. Kacsemann, o.c. 55-76. Pero al mismo tiempo se tiene conciencia de que Jesús está en continuidad con el núcleo del Antiguo Testamento, y que éste es una gran ayuda para la compren sión del sentido del hecho-Jesús; eso lleva a la recuperación de varias de sus líneas fundamentales, al mismo tiempo que se toma conciencia de su supera ción por parte de Jesús. 16 Sobre el peligro de la gnosis cf. Marxscn. o.c. 207; Giblet, en Introducción crítica al Nuevo Testamento, I, 72-78.
12
d) La experiencia de persecución
La fe cristiana y su moral se enfrenta con la religión judía, por un lado, y con la del Imperio, por otro; la consecuencia es la persecución e incluso la muerte de algunos de los líderes. Desde esta situación se comprende que la persecución que sufrió Jesús es herencia de los cristianos, riesgo inherente a la fe y posibilidad real para quien lo siga. El fenómeno de la exaltación afecta tanto a la fe pen sada como a la fe vivida: esa interpretación incompleta, incluso equivocada del hecho-Jesús, corre el riesgo de vaciar de contenido las formulaciones de fe. Y suele venir acompa ñada de una ec/esiología de exaltación, y a ambas subyace una teología de exaltación que puede derivar a una teología del poder. De todo esto se derivan fácilmente prácticas contrarias al dinamismo de Jesús, y desvinculadas de su memoria. Con su relato Marcos quiere corregir esta situación. Por eso tiene las siguientes características: - Es la narración de la práctica de Jesús presentada como procesual, situada y conflictiva, en favor del pueblo y de su vida, como exigencia del Reinado del Padre. - Incluye como elemento importante la narración de las prácticas de respuesta ante Jesús; tanto las de segui miento (el proseguimiento de su causa y las dificulta des que lo amenazan) como de perseguimiento (la oposición a Jesús, sus causas y sus consecuencias). - Es una narración inconclusa de una práctica trunca da violentamente cuyo proseguimiento se encarga a los lectores1 - No es un simple relato sino una narración interpretadora del sentido del hecho-Jesús. Así inicia el género de lo que podría llamarse narrativa teológica, y hay que leerlo primeramente como relato. 17 Al hablar de narración inconclusa no me refiero a las liipótesis de un supuesto final perdido o eliminado, por lo que el texto hubiera quedado incompleto, sino de un final pretendidamente dejado en suspenso. Cf. supra, n. 6.
13
Jesús, hombre en conflicto
Lo sorprendente del relato de Marcos
Por eso nos proponemos acercamos al texto con un método de análisis que sea fiel a ese carácter narrativo del texto de Marcos, así como a la intención del autor. Dado que su trabajo más personal es la estructuración por la que organiza el material disperso que le llega de la tradición oral, esa estructura es el mensaje; ella nos permite descubrir las líneas fuertes de la práctica de Jesús, normativas para el prosegui miento cristiano de su causa1\ Nos ayudaremos de los datos que tenemos acerca del contexto sociohistórico del tiempo de Jesús, que nos permitirán situar esa práctica en su momen to, para reinterpretarla adecuadamente en nuestro momento histórico, de modo que, normada por ella, nuestra práctica eclesial sea no tanto imitación (hacer lo que él hizo) sino seguimiento (hacer lo que él haría). Este método de análisis quiere responder a cinco obje tivos: ser fiel al carácter narrativo del texto, dar razón de la globalidad de la estructura dentro de la que se sitúan los diferentes pasajes, adentrarse en la intención del autor, deter minar las líneas de fuerza de la práctica de Jesús, y ser manejado por grupos eclesiales del pueblo1\
Para determinar la estructura interna del relato -y de la práctica allí narrada- propondremos tres grupos de claves de lectura, dado que nos encontramos ante un texto distante de nuestra cultura20. Para situar la práctica narrada y para ver su coherencia con la práctica histórica de Jesús serán de especial importancia las claves "culturales", que nos ayuda rán a adentrarnos en su mundo. Pero queremos ir más alia del Jesús histórico y situamos de cara al Jesús que hace historia ; es decir, buscamos comprender el hecho-Jesús como origen y norma del seguimiento del cristiano. Para adentrarnos en el mundo de Jesús sistematizare mos la situación del pueblo con base en lo que conocemos de la práctica de los grupos dominantes (cf. Capítulo 3 de esta Introducción La situación del pueblo en tiempos de Jesús). También tiene especialísima importancia el análisis de los dos diferentes códigos legales existentes en tiempos de Jesús: el más primitivo, que llamamos Ley de la Alianza, y el más tardío, que nombramos como Ley de 1a Pureza {cf. Capítulo 4 de la Introducción: Ley de la Alianza y Ley de la Pureza).
18 Entendemos por estructura no la suma de elementos yuxtapuestos, sino el entramado que los relaciona y les da coherencia. La importancia de la estruc tura para descubrir el mensaje la destaca Schweizer, II Vangelo, 13-15; cf. también Marx.sen, o.c. 15-16; D A. Koch, Inhaltliche Gliedemng und geographischer Anfriss im Markusevangelium, NTSt 29, (1983) 145-156. Defor me, El Evangelio según san Marcos. 19 Este último punto es fundamental en lo que pretende este estudio, y hemos comprobado su utilidad en múltiples talleres con las CEB. Por eso no tomamos los métodos histórico-críticos como vía de acceso directo al texto: porque no dan razón de la globalidad ni son asequibles más que a los técnicos; tampoco hemos considerado adecuado el método semióuco porque, aun teniendo elementos muy interesantes y que desbloquean algunas de las comprensiones exegéticas, sin embargo el tecnicismo en el que se mueve es manejable sólo por iniciados; corre también el peligro de presentar estructuras vacías de contenido y sin ninguna incidencia en la fe práctica del pueblo. A ratos sus análisis dan la impresión de un trabajo enorme y desproporcionado a la utilidad de sus conclusiones. Por otro lado, la artificialidad de las estnicturas propues tas dan la impresión de querer confirmar la validez de una teoría más que dejarse interpelar por el texto mismo y su mensaje. Sin embargo, hemos tenido en cuenta elementos importantes de este método para la lectura, y no podemos negar que el interés por el análisis del texto desde unas claves de lectura nació del estudio del difícil y sofisticado, aunque inspirador, libro de F. Belo, Lectura materialista del evangelio de Marcos.
20 Para la determinación de las claves de lectura liemos quendo hacer dos correctivos a la aportación de F. Belo: a) en cuanto a lo accesible de las claves y del análisis mismo, y b) en lo referente a la fundamentación de lo que él llama "códigos simbólicos de la Deuda y de la Mancha", y que yo llamo Ley de la Alianza y Ley de la Pureza, estas claves serán de fundamental importancia en el análisis del contlicto de Jesús con el Centro judío y de las causas de su condena y muerte. También aporto otra corrección y es la visión de conjunto, que falta en Belo; su lectura hace tener la impresión de que "los árboles impiden ver el bosque"; lo minucioso de su análisis pasa por alto la existencia de enlaces entre las perícopas y, sobre todo, la estnictura de conjunto. Sobre la estructura, cf. también Schweizer, "Die theologische Leistung des Markus", EvTh 24 (1964) 342-355, resumido en "La aportación teológica de Marcos", SelT 33 (1970) 50-61; cf. también X. Alegre, Marcos o la corrección de una ideología triunfalista. Para una lectura de un evangelio beligerante y com prometido. RLT 6 (1985), 229-263; I. de la Potterie, De compositione Eviingelii Marci, VerbDom 44 (1966) 135-141.
14
15
2 METODOLOGÍA DE LECTURA
Con base en las claves de lectura del relato determinamos en primer lugar las unidades de lectura y los momentos diferen tes de las acciones, que constituyen la trama del relato1. Para 1 Distinguimos cuatro unidades literarias de sentido: 1) La acción: Toda narración es un relato de acciones; la acción es la unidad mínima de sentido y se expresa en la oración gramatical: sujeto, verbo y predicado-complementos. 2) La secuencia de acciones: el sentido no nos lo da la acción aislada, porque no existe como tal, sino que está situada siempre dentro de un dialogo de acciones, referida e interrelacionadacon otras acciones, sean del mismo sujeto, sean de otros actuantes. Llamamos secunecia al conjunto mínimo homogéneo de acciones interrelacionadas, atribuibles a linos mismos sujetos o realizados en unas mismas circunstancias de lugar, tempo, etc. Cuando cambian sustaneialmente los sujetos o las circunstancias o la temática, hemos pasado a otra secuencia. En este seegundo nivel de análisis descubrimos el diálogo de acciones. De acuerdo a cómo están estructuradas, se distinguen tres tipos de secunecias: - Secuencia circular: si las acciones están relacionadas de acuerdo a un esquema a-b-c-d...c’-b'-a', de tal forma que el perimer tema se retoma al final, elsegundo en el penúltimo lugar, etc., haciendo de marco al tema central, que es el determinante en la búsqueda de sentido. Secuencia lineal: si las acciones están conectadas de manera progresiva en un
17
Metodología de lectura
Jesús, hombre en conflicto
facilitar la lectura ofrecemos una traducción directa del texto griego; pretendemos mantener la fidelidad a matices impor tantes descubiertos en el texto, y a la dificultad que supone el hecho de que nos encontramos con un texto antiguo y de una cultura distante. Estos dos aspectos sirven de criterio de selección entre varios significados posibles de un término. En el texto aparece en cursiva lo que es exclusivo de Marcos, en comparación con los otros relatos sinópticos. LAS CLAVES DE LECTURA
La finalidad última del análisis es descubrir la trama de las acciones al interior del texto, para encontrar las característi cas de la práctica narrada de Jesús y, mediante eso, determi nar los elementos normativos de esa práctica para el quehacer cristiano del seguimiento. Llamamos práctica al conjunto de acciones de un sujeto por las que busca incidir en la transformación de la realidad y en las que se concreta su proyecto y su utopía. Ninguna práctica se da como algo aislado, porque no existe el sujeto puro, dado el carácter dialogal de la existencia humana toda acción es acción-respuesta, que nace de una interpelación y provoca otras acciones como respuesta, sea de colaboración, (proyectos semejantes o complementarios), sea de oposición (cuando se trata de proyectos contrarios). Por tanto, para comprender el sentido de una práctica hay que situar las acciones que la componen, dentro de un doble contexto: esquema a-b-c...; el tema final suele ser el culmen. - Secuencia alternante! si las acciones se suceden alternativamente, a la manera de un diálogo: al-bl-a2-b2... 3) La Subunidad. El texto literario no es un simple conglomerado de secuen cias yuxtapuestas, sino que éstas se hallan articuladas formando un verdadero tejido (=texto), en tomo a un tema que las unifica; así se forman las subunidades temáticas, que tienen una estructura interna similar a la de las secuencias. Así tendremos subunidades circulares, en las que destaca la importancia de la secuencia central como clave para descubrir el sentido de toda la subunidad: Un procedimiento frecuente en Míircos será el esquema a-Iva en el que el tema inicial, interrumpido por el segundo tema, vuelve a retomarse y llega a su conclusión; en estos casos ambos temas se implican y explican mutuamente. 2 Cf. H. Echegaray, I¿¡ práctica de Jesús, 52-58.
18
- el contexto interno, dentro de la práctica homogénea de un sujeto, en la que se van dando cambios que respon den a una lógica interna nacida de la coherencia con unos valores y unos proyectos; - el contexto externo, constituido por las otras prácticas con las que entra en relación, y con las circunstancias en las que se realizan. Práctica y valores están íntimamente relacionados, pues de ellos brota la práctica y desde ellos analiza y valora el sujeto otras prácticas como similares o contrarias. Así, pues, por el análisis de las prácticas podemos conocer los valores y los proyectos que subyacen a ellas. Pero para descubrir en el relato de Marcos esa práctica de Jesús procesual y situada, necesitamos claves de lectura, porque no se expresa de manera directa, explícita, sino que está connotada, implícita. Todo texto tiene esos dos niveles de mensaje: el directo, que se descubre a primera vista, y el indirecto, que está como entre líneas y que, con frecuencia, es el más importante. Cuando no se llega a ese nivel de significado, se corre el riesgo de quedarse en una lectura fundamental ista. Todo texto es, en verdad, un tejido en el que se va formando el mensaje gracias a que los diferentes hilos que lo forman aparecen y desaparecen, descubriendo así el diseño de conjunto. Pero incluso cuando desaparecen, están conno tados'. La lectura realiza el trabajo de localizar la pluralidad de las acciones, de los actuantes, las migraciones de sentido que van experimentando a lo largo del texto, y la manera como están interrelacionados. Para eso se sirve de claves de lectura, que son como los indicadores que ayudan a descubrir el sentido profundo de un relato. Las clasificamos en tres grupos: claves de acción, de situación y de cultura; mediante ellas descubrimos qué 3 "Cada uno de los hilos... puede vislumbrarse por todas las relaciones, las alusiones, las referencias a otros lugares del texto con que se va enlazando...; así, pues, cada uno de los códigos produce su sentido gracias a su unión con todos los sentidos que hacen surgir las palabras y las frases" Clevenot, Lectura materialista de la Biblia, 128-129.
19
Jesús, hombre en conflicto
Metodología de lectura
sucede, cuál es su contexto, y cuáles loselementos funda mental esdelaculturaenquesucedelaacciónyqueexpl i can susentido. a) Claves de acción
Respecto de una acción nos preguntamos quién la realiza, a quién o para quién va destinada, por qué la hace. Tendremos tres claves principales (la última es una modalidad de la tercera): - Actuantes. Quiénes son los sujetos y los destinatarios de las prácticas. - Práctica. Qué hacen los ac/uantes, dentro de la trama de acciones-respuesta*. - Análisis. Se trata de una práctica propia de la instancia ideológica, y consiste en el juicio que los distintos actuantes hacen respecto de otras prácticas o puntos de vista; en el ^//álisis va connotada la propia jerarquía de valores e interpretación de la historia. Ordinariamente se expresa mediante verbos de decir, de pensar o de
ver .
- Q: Pregunta : Esta actividad es una manera de ««alizar una / l áctica y muestra los valores que mueven a al guien a actuar. En boca de los oponentes de Jesús con frecuencia equivaldrá a una condena6. b) Claves de situación
Toda acción está situada en el espacio y en el tiempo; estas claves nos descubren la manera como están situadas las prácticas narradas: 4 5 6
En el análisis del texto especificaremos si las acciones son de colaboración (=seguimiento) o de oposición. Hay ocasiones en que es el mismo redactor el que hace análisis de la situación, mediante intervenciones explicativas. V.g. 2,6: Con frecuencia los oponentes de Jesús no buscan ninguna respuesta; en el preguntar mismo lo están condenando.
20
- Geográfica. Dónde se desarrolla la acción; lugares geográficos7. - Topográfica: Lugares no localizables geográficamente, por ejemplo, la casa, la barca, el desierto, el monte, el caminos. - Cronológica: Cuándo sucede la acción. También habrá tiempos simbólicos: la Pascua, cuarenta días, de no che... Especial relevancia tiene ’el sábado’ como tiem po teológico. c) Claves de cultura
Para llegar a comprender muchos aspectos connotados en un relato necesitamos situarnos en la cultura en que se desarrolla la práctica y en la cultura desde la que se hace el relato en el caso de Marcos trataremos de conocer algunos elementos fundamentales de los símbolos judíos, del mundo social y del mundo cultural del tiempo de Jesús. Para eso usaremos tres claves. - Simbólica: Los símbolos, mitos y ritos que expresan la totalidad de sentido de la historia de un pueblo. Ten dremos especialmente en cuenta los símbolos de la Alianza, las expectativas apocalípticas y mesiánicas, y el símbolo Reino de Dios10, en el que hay connotado 7 Sobre la importancia de esta clave, y la significación simbólico-teológica de Galilea, cf. Marxsen, o.c. 87 y, en general, todo el cap 2: El esquema geográfico (pp. 49-109). Delormc propone también una lectura de todo el relato desde la clave geográfica; cf. o.c. 13-15. Cf. también Manicardi, II cammino di Gesú nel Vangelo di Marco, (Roma 1981). 8 C f Minette, o.c. 242-248; con frecuencia tendrán también un significado simbólico. Manicardi estudia el significado teológico del camino. De La Calle destaca la importancia que en el relato tiene el desierto como lugar teológico (cf. Pikaza-De La Calle-, Teología de los Evangelios de Jesús). 9 De alguna manera coincide esto con lo que los métodos histérico-críticos designan como Sitz im Lehen\ el primero sería el de Jesús y el segundo sería el de la comunidad de Marcos. Nosotros nos fijaremos sobre todo en el primero, para el análisis del relato; sobre el segundo hemos hablado al plantear la situación de la comunidad a la que escribe Marcos.
21
Metodología de lectura
jesús, hombre en conflicto
un elemento de ruptura de la lógica del poder dominan te y, por tanto, de subversión del orden social vigente. - Social : En qué sociedad sucede la acción, cómo está organizada y estratificada, qué grupos la forman, cuá les son sus costumbres, cuáles las fuerzas principales. Abordaremos este estudio en el siguiente Capítulo (3) en el que nos fijaremos en la situación del pueblo, más que en la de los grupos dominantes. - Legal. Normas que expresan los valores que rigen las relaciones y las acciones, con el fin de proteger la vida y defenderla de conductas que atentan contra ella. Dada la importancia especial que tiene esta clave para la explicación del conllicto de Jesús con el Centro judío, expondremos en el Capítulo 4 de esta Introducción la manera como se fue configurando la ley judía en torno a dos lógicas diferentes y contrapuestas en muchos momentos, hasta llegar al tiempo de Jesús1'. 10 Estamos ante un símbolo que viene del mundo político. El reinar de alguien sobre un pueblo supone que tiene un proyecto, que ese proyecto es bueno para el pueblo y que ese proyecto se cumple. Aplicando esto al reinado de Dios, electivamente tiene un proyecto sobre la liistoria, y ese proyecto es bueno para su pueblo. Consiste en la reordenación de las relaciones de los hombres con (que lo tratemos como Abba), con los demás (que los tratemos como familia de I 'jos), con el inundo (que lo compartamos como el patrimonio que el Padre nos dejó para la vida de todos sus hijos), y con nosotros mismos (que no nos veamos ni como centro del universo ni como indeseables, sino como referidos a Dios como sus hijos y a los demás como nuestros hermanos). En eso consiste la justicia del Reino: en la justeza de las relaciones humanas, que dan calidad a la historia. El problema de Dios es que ese proyecto no se cumple, no lo cumplimos. Nos dejó en las manos la historia, v en ella y en la causa de la vida dejo en nuestras manos su nombre de Padre. Esto explica por qué el Reinado’ del 1adre sea lo que acapara toda la existencia del Hijo, responsable de la causa del Padre. Y si la causa del Padre es la causa de ía vida, se entiende que la causa del pobre, cuya vida está amenazada, sea la causa de Jesús. Y deba ser la causa de la Iglesia. Y que eso suponga un enfrentamiento con cualquier sistema social para el que la vida, la calidad de la vida, no sea el valor fundamental. 11 I odo intento de encontrar la estructura de un texto preexistente tiene algo de re-creación y re-lectura, y no es ni puede ser neutro ideológicamente, como no lo es la misma lectura; proyectan sobre el texto la precomprensión teológica e incluso las posiciones sociales y políticas desde las que se lee; (cf. Gadamer, Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica fdmófica\ p. 332), Las diferencias existentes entre las distintas maneras de estructurar el texto de Marcos podrían crear un cierto escepticismo respecto de la objetividad de los resultados. Pero es que todo texto, sobre todo uno tan rico como el que
22
LA DETERM INACIÓN DE LA ESTRUCTURA
Sólo después de hecho el análisis podemos descubrir la estructura, una vez que nos hemos hecho cargo de la com plejidad del relato y de su lógica interna. El autor no nos da ningún dato sobre la intención que tuvo al escribir. Pero en la estructura, que es su apoitación personal, encontramos su mensaje. Para eso hemos de descubrir tres elementos: los grandes momentos de la practica de Jesús, que son el princi pio ordenador del material; los elementos de transición o enlace entre esos grandes bloques, y las migraciones de sentido que se van dando a través del relato. a) Los momentos principales de la práctica de Jesús
Encontramos en el relato tres grandes bloques, lapiáctica por el Reino (1, 2-8, 21); la crisis y el cambio de práctica: instrucciones a los discípulos (8,27-10,45); el enfrentamien to con el Centro y el desenlace (11, 1-16, 8a). b) Los enlaces
Haciendo el análisis nos encontramos con algunas secuencias o versículos que hacen de transición o enlace entie dos bloques temáticos, porque sintetizan el tema de la unidad anterior y anticipan el de la unidad siguiente, dando de esa manera una clave conclusiva de lo anterior y anticipativa de lo que vendrá12. Por eso nos ayudarán a determinar los momentos importantes de cambio que se da en la narración estudiamos, permite diversas lecturas. No podemos tener la pretensión de encontrar la estnicturxi única posible, simplemente aíinuamos tres cosas: a) que la estructura que proponemos es intrínseca al texto y que se desprende del análisis del mismo y no de una manipulación ideológica ajena a sus intencio nes; b) que tal estnictura posibilita el acceso al sentido del texto como un todo coherente y que, a partir de esa totalidad, se posibilita una comprensión mejoi de cada una de las partes; c) que el sentido que de ella se desprende posibilita la comprensión e interiorización de la práctica narrada como normativa para la práctica cristiana del seguimiento, nacida de la fe en Jesús. 12 El relato de transición toma una serie de rasgos de lo que precede \ prepara lo siguiente; c f Standaert, L ’Evangile selon saint Marc, 48.
23
Metodología de lectura
Jesús, hombre en conflicto
de la práctica de Jesús, y a comprender las migraciones de sentido. Por hipótesis, en estos momentos encontraremos una clave para penetrar en la intención del autor dado que son más directamente lesultado de su trabajo que, o los crea (v.g. los sumarios) , o los modifica redaccionalmente14, o los coloca en un lugar determinado de la estructura para producir importantes migraciones de sentido (v.g. los pasajes de los ciegos, que contextualizan la instrucción de los discípulos, cada vez más incapaces de ver correctamente la práctica de Jesús: 8, 22-10, 52)1. . Distinguimos dos tipos de enlaces: mayores y menores; no tanto por su extensión, sino por la importancia que tienen como indicadores para descubrir las migraciones de sentido dentro del texto. Llamaremos mayores sólo a los enlaces que hacen de nexo entre las Unidades, y menores a todos los demás. c) Las migraciones de sentido
A lo largo del relato el significado de algún término, o la orientación de las prácticas de los actuantes van cambiando de sentido o de valoración. Entonces nos encontramos con una migiación o cambio de sentido. El concepto queda más claro con los ejemplos propuestos en la nota1' 13 FÁ Para 1» 32-34: pp. 85-87; para 1, 39: p. 88; para 3, 7-12- p1 133;Gni,ka’M para 6 ,6b: p.* 236. 14 Al terminar de hacer el análisis, pudimos constatar que en todos los momentos que consideramos enlace o se trata de aportaciones redaccionales o de elementos tradicionales modificados por el redactor o, al menos, situados redaccionalmente por él en la estnictura. Cf. Minette o c 45 v 48s 15 Cf. Gnilka, Kík I 314s; II, llls. 16 Encontramos cuatro tipos de migración de sentidos, de los que ponemos algún a) En las prácticas narradas suceden cambios en su orientación Es el caso de los cambios que experimenta Jesús: ha comenzado orientándose a la predica ción del Remado de Dios y a la realización de acciones que hagan experitnentable su cercanía, las curaciones, las comidas con los pecadores. Pero el peligro que de ahí se ha derivado para Jesús, por el enfrentamiento con el Centro, la incorrecta respuesta de la gente, que se centra en los beneficios materiales pero no llega al Remo, y la incomprensión de los discípulos, lo lleva a la crisis de Galilea. Entonces, en previsión del conllicto que prevé como más o menos cercano, y ante la impreparación de los discípulos para proseguir su causa, se
24
dedica fundamentalmente a formarlos, dejando, salvo en contadas excepcio nes (cuyo sentido veremos en el análisis del texto en su momento), la acción directa con el pueblo. Finalmente decidirá enfrentar al Centro judío en su núcleo mismo de poder, Jerusalén, y esa confrontación lo llevará finalmente a la muelle El relato comenzó llamándose "comienzo de la buena noticia de Jesús", pero termina en el fracaso y en el silencio de las mujeres. En esos cambios y en esta niptura que se da entre el comienzo y el 1ui, cambia la clave de comprensión del sentido de la existencia de Jesús: ¿es un iluso, ¿es verdaderamente el enviado de Dios, su Hijo? ¿lo es de la misma manera a lo largo del relato de su práctica, o el contenido de ese titulo se va modificando, migrando en el transcurso de la narración? El cambio de orientación de las acciones es un primer tipo de migración de sentido, que suele ir acompañado de cambios geográficos, cronológicos y de destinatarios de las acciones. Asi, en ellas podemos ver probables indicadores de una migración de sentido (cj. v.g. 6, 1-6a; 9, 30; 10, 1). , b) Un segundo tipo de migración de sentido se da cuando el signiji cacto atribuible a un término se desplaza y aplica a otro término. Esto es particular mente claro en las estructuras a-b-a. en donde los sentidos de ambos términos se explican e implican mutuamente. Un ejemplo es el del pasaje,de la higuera maldita cuya esterilidad migra hacia el 1emplo (cf. 11, 12-14/15-1 -Vzij-z. ), o el de la oposición de los familiares, en relación con la oposición de los escribas (3,20-21 /22-30/31-35); también es el caso de los ciegos de Betsaida y Jericó, situados redaccionalmente al comienzo y al final de las instrucciones de los discípulos, que cada vez ven' menos y entienden menos a Jesús (8, 22-26/8, 27-10, 45/10, 46-52). Este desplazamiento se da también de tonna más simple, por ejemplo en el primer momento de la predicación de Jesús, cuando la autoridad que el pueblo reconocía a los escribas migra hacia Jesús v se les niega a aquellos (1, 22.27); o en la secuencia de la transfiguración, cuando la autoridad de Moisés y Elias migra a Jesús, único al que hay que escuchar en adelante (9,4-8). c) Un tercer tipo de migración de sentido se da cuando hay una ruptura (cesura) en la lógica ordinaria del tratamiento de un tema, y que parece estar en luncion de llamar la atención al lector sobre el momento del relato; sucede por ejemplo cuando las órdenes de silencio de Jesús, cuya autoridad ha sido presentada como indiscutible, no son obedecidas; o en el proceso creciente de incompren sión de los discípulos, que contrasta fuertemente con la "ortodoxia del saber cristológico de los demonios sobre Jesús, o en el caso del Escoba (¡e único que queda bien ante Jesús, cap 12, 28-34b!), que está de acuerdo con Jesús y confirma su confesión de fe judía. , , d) Finalmente podemos hablar de un reforzamiento de sentido, que se da cvumdo se destaca la importancia de algún hecho, mediante repeticiones o mediante la concentración de información sobre algún punto; un recurso que suele usar el texto de Marcos es el de la comparación y la contraposición de nares simétricos (por ejemplo cuando describe a los discípulos con los ténmnos que ha usado para describir a "los de fuera": cf 4,12 = 8,18), o mediante pares disimétricos o antitéticos (p.ej. la comparación de la acción de Juan e Bautista y la de Jesús en 1, 7-8: el sentido de la acción de Juan, presentado como el Precursor, migra hacia Jesús, que es el "precedido , el Esposo, es decir, el Mesías).
Jesús, hombre en conflicto d) La estructura
De esta manera, y en base al análisis interno del texto, llegamos a la determinación de la estructura, que de hecho coincide con la estructura de la práctica narrada. A diferencia de otros autores, distinguimos en ella tres momentos clara mente diferenciados tanto por el tipo de acción realizada por Jesús, como por la finalidad y los destinatarios de la misma17. Estos tres momentos están organizados en siete Unidades, divididas a su vez en Subunidades y en secuencias18.
3
LA SITUACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPOS DE JESUS’
El pueblo no ha significado nunca nada ni para los romanos ni para los grupos dominantes. Jesús, en cambio, se consagró a la causa de la vida del pueblo de una manera que resultaba preocupante para el Centro, porque en torno a él cristalizan, 1 Bibliografía fundamental para este estudio: J. Blank: Jesús de Nazaret, 25-49; G. Bo r n k a m m Jesús de Nazare t. 35-53; H. Echegaray , La práctica de Jesús, D. Flüsser, Jesús en sus palabras y en su tiempo', J. Jeremías, Jerusalem en tiempos de Jesús, Leipoldt-Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento', E. Levine, Un judío lee el Nuevo Testamento; A. Nolan, ¿Quien es este hombre? Jesús, antes del cristianismo-, Ch. Perrot, Jesús y la historia', L. Schottroff & \V. Stegem an iv, Jesús de Nazaret, esperanza de los pobres] H.J. Schultz, (ed), Jesús y su tiempo; G. Theissen, Sociología del movimiento de Jesús, VV. Trilling, Jesús y los problemas de su historicidad, J.I. González Faus, Jesús de Nazaret y los ricos de su tiempo’, Saulnier Si Rolland, Palestina en tiempos de Jesús. En todo este apartado no pondremos ninguna nota; en su base está el estudio de los libros mencionados y otros más que no mencionamos por no recargar demasiado la bibliografía.
17 C f supnt, inciso a). 18 Véase el índice del libro.
26
27
La situación del pueblo en tiempos de Jesús
jesús, hombro en conflicto
a! menos en Galilea, expectativas mesiánicas que inquietan a los jefes judíos. Nacido en el seno del pueblo, se había identificado con su historia de despojo, y con su acción pretendía provocar un cambio en su situación que generara la esperanza en el Reino del Padre. Y como esta opción suya en favor de la vida del pueblo por la causa del Padre es un dato teológico primero, la situación del pueblo será funda mental para entender la práctica de Jesús como reveladora del Reino y de su identidad como el Hijo. Veamos la situación del pueblo a través de la historia y las particularidades que tiene en tiempos de Jesús en tres aspectos: el económico, el político y el religioso. a) El aspecto económico a1) El pueblo a través de la historia
La posesión deja tierra es fundamental para la existencia del pueblo, porque es su garantía y porque la vive como un hecho religioso, qonsecuencia de la promesa. En tomo a ella cuaja su identidad como pueblo hermanado en la igualdad de un derecho compartido sobre una tierra común dada por Yahvé a todos por igual. En ese hecho experimenta la fidelidad de Dios. Pero esa tierra no la ha poseído sin violencia. La ha conquistado mediante una guerra contra sus ocupantes ante riores, los señores cananeos, que la dominaban mediante un esquema feudal dependiente del imperio egipcio, de cuyo esclavismo habían escapado. Sus límites se ampliaron y redujeron sucesivamente en tiempos de la monarquía, con base en guerras y pactos con los reyes vecinos. Es una tierra muy codiciada por los imperios de tumo, por ser territorio de paso entre el sur y el norte. El pueblo ha vivido una historia de lucha constante contra los proyectos expansionistas impe riales, organizando luchas de resistencia y de reconquista. La violencia no sólo se ha generado hacia fuera, sino también hacia dentro de la sociedad judía. A pesar de que la Alianza hace imprescriptible la propiedad familiar, el pueblo ha sido despojado de ella en beneficio de la corte y de los 28
terratenientes, dueños de latifundios contrarios al proyecto igualitario de Yahvé; esto ha dado origen al régimen tributa rio, con la consecuencia del empobrecimiento y endeuda miento de muchos pobres e incluso el esclavismo laboral. Tal violencia siempre fue denunciada por los profetas. a2) El pueblo en tiempos de Jesús
- Pueblo desposeído: La tierra. De alguna manera el pueblo vive la situación anterior al Éxodo, pero ahora en su propia tierra, a manos de la dominación romana. Unas cuantas familias privilegiadas son las que poseen la tierra: la corte de Herodes, la burocracia y la nobleza laica y sacerdotal, quienes la han comprado o la poseen por concesión romana, a cambio de fidelidad al imperio y de que controlen al pueblo. Eso ha reforzado la desigualdad de la estructura social: pocas familias tienen muchas tierras y altos niveles de dispendio, mientras que grandes mayorías viven en la miseria. - Pueblo explotado: El trabajo. Una minoría de campesinos trabaja su pequeña tierra propia, pero las mayorías tienen que vender su trabajo para subsistir; los más lo hacen como trabajadores eventuales en tierras de latifundistas que no trabajan el campo sino que viven en las ciudades. Jerusalén concentra la mayor capaci dad del mercado de trabajo, tanto en la construcción como en los servicios en torno al Templo. Muchos oficios son considerados impuros; entre otros, los pastores, los médicos y los publícanos. - Pueblo empobrecido: El desempleo y la mendicidad. La escasez de trabajo y la eventualidad de éste en el campo empuja a muchos a la mendicidad. Incluso entre los sacerdotes pobres se dan situaciones de hambre, por causa de la explotación que sobre ellos ejercen los sumos sacerdotes.
29
Jesús, hombre en conflicto
La situación del pueblo en tiempos de Jesús
- Pueblo despojado: Los impuestos. Sobre el pueblo gravita la fuerte carga de los impuestos civiles y religiosos. Ha de pagar la Pax romana al Imperio, el lujo de la Corte y la construcción y el funcionamiento del Templo. Roma cobra fuertes impuestos; también Herodes para los gastos de la Corte. La incapacidad de pago podía preverse, dada la situación de despojo y desempleo en que vive el pueblo. En el terreno religioso hay que mencionar el diezmo para los sacerdotes, el segundo diezmo que había que gastar en Jerusalén, la compra de animales para sacrificios, y el cordero para la Pascua, los donativos y el impuesto para la construcción del Templo. Se habla de deudas con Roma del orden de los 600 talentos . Podemos resumir la situación económica del pueblo en los siguientes rasgos: Es un pueblo despojado, explotado, tributario, empobrecido, sin espacio vital y sin garantías. b) El aspecto político b1) El pueblo a través de la historia
Por la Alianza el pueblo de Israel ha sido llamado a vivir un proyecto yahvista igualitario, fundado en la experiencia político-religiosa de la liberación de toda dominación y de la resistencia contra cualquier proyecto de dominación que amenaza la libertad. Este es un aspecto fundante de su identidad como pueblo de Dios. Sin embargo el pueblo ha vivido también la experiencia de la perversión del poder a lo largo de su historia de monarquía, y de cómo esa perversión ha causado la división de los dos Reinos y las duras experiencias de los destierros, así como la violación de los derechos de Dios y de los derechos del pobre, por parte de la monarquía. 2 Un talento es una medida de peso de alrededor de 30 kg; por tanto, una deuda anual de 18 toneladas, de oro o de plata. A Herodes se le tienen que aportar para su corte 1,()(X) talentos.
30
Después de las dominaciones egipcia, asiría, babilónica, persa y griega, llegaron los macabeos, que despertaron gran des expectativas como liberadores; pero la dinastía asmonea que fundaron no trajo la solución deseada; también se con virtieron en opresores de sus hermanos. Eso provocó el surgimiento de los asidim, los piadosos, que darán origen a la resistencia farisea y esenia, ambiente en el que nacen las expectativas apocalípticas, fruto de ese desengaño político, que los lleva a esperar la solución directamente de Dios. Tras la decadencia asmonea vendrá la dominación romana. b2) El pueblo en tiempos de Jesús
- Pueblo dominado. Sobre él pesa una doble dominación política: la romana y la herodiana; eso implica la privación de un gobierno propio. La presencia del ejército romano en la ciudad santa supone la Contaminación1 de la tierra de Israel por parte de los paganos. - Pueblo traicionado por sus jefes. La situación se agrava más por la apariencia de un gobierno judío: el Sanedrín, que se encarga de los asuntos ordinarios del pueblo judío, es aliado de Roma y se encarga de mantener el ’orden’, del que sus propios intereses son parte sustancial. Israel ya no tiene un gobierno teocrático; su rey es el César; sus jefes están vendidos al Imperio y son sus cómplices, aunque no sea más que por consideración a sus privilegios. De esa manera han hipotecado el Reinado exclu sivo de Yahvé sobre el pueblo, elemento nuclear de la fe de Israel. - Pueblo dividido. De alguna manera sigue la división sur/norte, caracte rizada ahora en el enfrentamiento Centro/márgenes, Jerusalén/provincia, ciudades/campo. Jerusalén acapara privilegios romanos y fuentes de trabajo, así como los beneficios del culto; desprecia particularmente a Samaría y Galilea; consi dera herejes a los primeros e impuros a los segundos; ve con 31
La situación del pueblo en tiempos de Jesús
Jesús, hombre en conflicto
recelo los movimientos de resistencia que allí han tenido su origen. Por ello el Centro será predominantemente conserva dor y contrario a todo cambio. Allí viven muchos terratenien tes, ausentes de los campos, lo cual atiza el resentimiento de los campesinos contra la ciudad. - Pueblo reprimido y en resistencia La explotación que pesa sobre el pueblo ha provocado acciones de resistencia, sofocadas sangrientamente por el poder romano. Aunque no existe todavía el movimiento zelota organizado, surgen de la base popular motivados por la fe en el dominio de Yahvé sobre el pueblo, grupos de resistencia armada que se apoyan en las interpretaciones apocalípticas y que proclaman llegado el momento del triun fo de Dios sobre sus enemigos. Esas ideas germinan particu larmente en el campo. Los grupos de resistencia se oponen a los impuestos romanos porque implican un reconocimiento práctico del derecho de dominio de Roma sobre Israel, y una negación práctica del dominio exclusivo de Dios. Podemos sintetizar la situación en los siguientes ras gos: es un pueblo dominado, en ocasiones reprimido con crueldad, a cuyas justas aspiraciones nadie responde; sin poder de participación y decisión en su propio destino; agitado por expectativas mesiánicas de liberación, pero su mido en una pasividad y fatalismo nacidos de las frustracio nes producidas por experiencias anteriores a lo largo de la historia. c) El aspecto religioso c1) El pueblo a través de la historia
El elemento nuclear de la fe de Israel es la elección de parte de Dios. En tomo a la elección se engarzarán todos los demás temas clave de la teología de Israel. La Alianza tiene conse cuencias religiosas, morales, políticas; en sus leyes se con cretará la voluntad de Dios sobre las relaciones humanas y en su cumplimiento se juega el pueblo la vida o la muerte, su existencia o su disolución como pueblo de Dios. El siguiente 32
capítulo mostrará la pugna que hay entre los dos códigos legales, el de la Alianza y el de la Pureza. Este último será dominante como consecuencia del trabajo de los escribas fariseos que quitan a los sacerdotes el monopolio de la pureza y de las leyes para hacerlas patrimonio de los laicos; pero de hecho eso no derivó en libertad para el pueblo sino que acentuó su marginación sociorreligiosa, por la "inflación de la pureza" que produjo: defendida por una ley minuciosa mente multiplicada, se hace inasequible para las mayorías y se convierte en beneficio de unos cuantos selectos, que se aseguran para sí la bendición y la promesa. La gratuidad de la elección queda relegada a segundo plano; las obras de la ley serán la garantía de pertenencia al Reino, que se conquista a base de méritos. c2) El pueblo en tiempos de Jesús
- Pueblo abandonado Sus guías espirituales no se preocupan de ellos; los sacerdotes viven ese doble juego de complicidad con los romanos y defensa de sus propios intereses. Los fariseos habrían podido ser sus guías pero, aun siendo de origen popular, no aman al pueblo; incluso lo des precian porque se sienten superiores a él y le hacen inasequible el saber {cf. Jn 7,49). La división y el enfrentamiento entre los diversos grupos religiosos ha cen más agudo ese abandono. Ya en tiempos de Jesús era evidente el proceso de decadencia del sacerdocio, degenerado desde tiempos de los asmoneos, por las intrigas que se urdieron en torno a su apropiamiento. Sin embargo su papel sociorreligioso sigue imponiéndose al pueblo: en una religión tan estratificante y excluyente como la judía y en la que se seguía manteniendo la idea de un Dios cuyo acceso era mortal al laico, el papel de mediador del sacerdote sigue manteniendo para éste un lugar de privilegio. La estratificación en el terreno religioso es aún más dolorosa, si cabe, que la que se da en lo económico-político, por cuanto afecta al núcleo mismo de la identidad judía y su 33
La situación del pueblo en tiempos de Jesús
Jesús, hombre en conflicto
esperanza: la pertenencia al pueblo con el que Dios ha pactado. Cada una de las diferentes escuelas pretenden tener a Dios de su parte y, por distintos conceptos, todos excluyen al pueblo, de la promesa. Los fariseos predominan en lo ideológico; la inflación de la pureza trae un descuido práctico y una atenuación de las exigencias de la ley de la Alianza. La exclusión afecta a los más desprotegidos socialmente: los enfermos, los leprosos, las mujeres y los pobres. Dios es un Dios de perfectos, no del pueblo. - Pueblo desorientado y expectante La memoria histórica de la elección se le convierte al pueblo en dolor al verla incumplida; las catástrofes naciona les las ha sobrellevado como castigo a la infidelidad. Pero ahora no comprende qué pasa ni quién tiene la culpa. Los fariseos y los esenios culpan al pueblo, los saduceos dicen que no hay nada que esperar para el futuro, y que el presente muestra ya la justicia de un Dios que está de parte de los que lo tienen todo; los grupos de resistencia dicen que ya no es tiempo de pasividad, sino de lucha contra el dominador. Así, el pueblp se debate entre la desesperanza y la inquietud mesiánipa, entre la pasividad y la búsqueda de signos de un cambio. Ante la división que enfrenta a los grupos dirigentes, se agrupa en tomo a quien le ofrezca alguna alternativa. Apoya a los zelotas, se guía por las doctrinas fariseas, aunque vacila entre las dos corrientes, la estricta de Shammay y la laxa de Hillel; acude a los sacerdo tes saduceos, va tras el bautista, aclama a Jesús. Y ante los rumores crecientes de un fin ya próximo se pregunta si de verdad le queda alguna alternativa. Tal es el pueblo al que Jesús amará y al que dirige su buena noticia del Reino. Podemos esquematizar así la situación de Jesús y su grupo dentro de las relaciones de alianza u oposición de los dife rentes grupos:
34
ROMANOS
35
4 L e y d e l a a l ia n z a y LEY DE LA PUREZA’
A Jesús se le mata en nombre de la Ley, y por razones de Seguridad Nacional (cf. Jn 11, 47ss). Por eso resulta central estudiar los códigos legales dominantes para comprender el conflicto que lleva a Jesús a la condena y a la muerte. 1 Bibliografía usada para este capítulo: J. Alonso, Literatura apocalíptica; De pastora profeta; D. Arenhoevel. Asi nació la Biblia; G. Auzou: La tradition biblique; La danza ante el Atea (Los libros de Samuel); El don de una conquista (El libro de Josué); La fuerza del Espíritu (El libro de los Jueces); De la servidumbre al servicio (El libro del Exodo); C. Carmichael, The Laws o f Deuteronomy, H. Cazelles, "Pentateuque" (en Suppl.Dict.Bibl.)', Introducción critica al Antiguo Testamento; El Mesías de la Biblia; M. Clevenot: Lectum materialista de la Biblia, J. De Fraine: Atlas histórico y cultural de la Biblia; R. De Vaux: Instituciones del Antiguo Testamento; Historia antigua de Israel', A. Gelin: Los pobres de Yahvé, N.K. Gottwald The Tribes oJ Yalnveh', L. Grollenberg: Visión nueva de la Biblia', H. Gruen: El tiempo llamado Hoy, S. Herrínann: Historia de Israel, E. Lods: Ilistoire de la litterature hebraique et juive\ G. Lohfink: Ahoni entiendo la Biblia', G. Mendenhall: The hebrew Conquest o f Palestina, A. Neher: Im esencia del profe tismo, M Noth. El mundo del Antiguo Testamento: P. Ricoeur: Finitud y culpabilidad. R. Schnackenburg: Reino y Reinado de Dios: R. De Sivatte: Alliberament d 'Israel: AA.VV: Encyclopaedia Judaica', AA.W : Exégesis bíblica', G. von Rad: Teología del Antiguo Testamento; A. Weiser: ¿A qué llama milagro la Biblia? Siendo esta una presentación más para uso de las comunidades de base, evitaré también el multiplicar las referencias bibliográficas que justifican este estudio, que se encuentra más ampliamente fundamentado en la tesis para el doctorado en Teología, presentado en la Facultad de Teología de Barcelona, en diciembre de 19X4.
37
Jesús, hombre en conflicto
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
Toda Ley determina los comportamientos que favorecen la vida y los prescribe como obligatorios, y prohibe los com portamientos que van contra ella. Con base en eso se origi naron en Israel dos códigos que tratan de determinar la voluntad de Dios sobre el pueblo y sobre los comportamien tos que garantizan la vida e identidad de éste como pueblo de Dios. Surgidos en circunstancias diversas, el Desierto, el primero, y el Destierro, el segundo, se basan en dos lógicas diferentes. La primera, la Ley déla Alianza (LeA) está relacionada con la tradición profético-deuteronómica, más propia del Norte; en síntesis dice que lo que protege la vida y la identidad del pueblo es la justicia y el mirar por el que sufre, como Dios lo hizo con Israel en Egipto. La segunda, más en relación con la tradición sacerdotal centralista del Sur, y en condiciones de Destierro, pone el acento de la identidad del pueblo en la guarda de la pureza como condición ritual para el culto y como medio para preservarse de las costumbres de Babilonia. La santidad de Dios es concebida por la primera como la misericordia por la que Dios mira por el que sufre; la segunda la entiende como separación que distancia y excluye. La primera origina una dinámica de igualdad y exige mirar por el prójimo en su necesidad; la segunda crea una sociedad estratificada, con base en el concepto de mayor o menor santidad-separación, y genera un dinamismo excluyente que privilegia a unos cuantos selectos. Veamos a continuación los momentos fun damentales en que se fueron configurando estos dos códigos legales. M O M EN TO S FUNDACIONALES: ÉXODO-PROMESA-ALIANZA
El punto de partida de la identidad judía es este triple núcleo de acontecimientos salvíficos. Los integrantes de la confede ración de las doce tribus son grupos nómadas, con una experiencia similar: de despojo de la tierra a manos del imperio egipcio, por un lado, y del régimen feudal cananeo, por otro; de resistencia tanto en Egipto como en Canaán (los 38
hapirú ); de una decisión de Dios en favor de su vida, garan
tizada por la posesión de la tierra. El proyecto yahvista igualitario da un futuro a ese pueblo primitivo, errante y marginado. Esa confederación intertribal igualitaria, que incluye a grupos cananeos pobres, es incompatible con el proyecto feudal egipcio-cananeo e implica, como condición histórica de posibilidad, la lucha por la libertad. Todo esto es el contexto del fenómeno socio-religioso que llamamos Alian za, y es la matriz del núcleo de leyes que regularán la convivencia de los que, mediante ella, son constituidos como pueblo de Dios. Así surge un estatuto de relaciones que posibilita la existencia de condiciones para la igualdad: condiciones de tipo económico (limitación de la propiedad, derecho impres criptible de la tierra familiar, condonación de préstamos), de tipo político (liderazgo de Yahvé como principio relativizador de todo poder, prescripciones en torno al esclavismo y a la defensa de los derechos del pobre), y de tipo religioso (proscripción de la idolatría). El fundamento de esa moral igualitaria es la misericordia liberadora de Yahvé; lo que garantiza la vida del pueblo es la ayuda mutua como exigen cia de Yahvé, que no quiere nada para sí, sino sólo que en la historia se realice su proyecto en favor del hombre. La síntesis de la lógica de la Alianza podría ser "Si Yo miré por ti cuando sufrías, tú mira por tu hermano que sufre". No se trata de un pacto cultual primeramente; exige asumir el compromiso y la responsabilidad sobre la histo ria, y ofrece al hombre una tarea, mediante la cual colabo ran con Dios. "La berit no es tanto la alianza de unos hombres con un Dios cuyo socorro les es indispensable, como la alianza de Dios con unos hombres de los que necesita para crear su obra"2. En este primer momento no hay propiamente preceptos de Pureza; las prohibiciones de alianzas con los señores cananeos tratan de evitar que el pueblo se aparte de Yahvé y su proyecto igualitario, perdiendo su identidad como pueblo 2 A. Neher, Lxi esencia del profetismo, 104s.
39
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
Jesús, hombre en conflicto
La monarquía representa un cambio radical de las estructu ras; nace de la necesidad de un liderazgo estable frente a las amenazas filisteas, pero sus resultados fueron más cercanos al espíritu feudal egipcio-cananeo que al de la Alianza de las tribus, que poco a poco van perdiendo su centralidad. L ^ promesa también cambia de destinatario: ya no será el pueblo sino el rey. Eso es lo que sucede en tiempos de Salomón. Son conocidas las intrigas palaciegas que hay en el origen de la dinastía davídica cuyo beneficiario es Salomón {cf. I Re 1-3). Así se acaba la forma tradicional de elección del ^ey, que exigía la designación hecha por Yahvé mediante un profeta, y la confirmación mediante la aclamación popular. A partir de ahora bastará la sucesión dinástica o la fuerza de las intrigas cortesanas. Esa monarquía absoluta requerirá una justificación ideológica frente a las tribus; algunos de los escritos yahvistas cumplirán esa función, así como también la construcción del Templo, que le deja manos libres al rey para edificar otros templos a los dioses de sus esposas (1 Re 6-8, 11). Ha comenzado la traición a la Alianza. El incremento del comer cio propicia el crecimiento de las ciudades, el lujo cortesano y la marginación de un campesinado pobre sobre el que recaen todas las cargas. Los escritos yahvistas seguirán dos vertientes: una más de tipo histórico-político, lo que podríamos llamar anales de la corte y otra más de tipo teológico-crítico. En la primera nos encontramos los relatos de la sucesión salomónica aun que no ocultan las intrigas y asesinatos que hay en su origen
(Reyes y Crónicas). Entre los segundos nos encontramos la desautorización que se hace de la monarquía desde el ideal yahvista (1 Sam 8), la crítica al rey Saúl(lSam 15, 10-31), la crítica profética contra David (2 Sam 11, 1-12, 15). La tradición legal de este momento, a pesar de tener un marcado acento cultual, no justifica una centralización del culto, ni tiene tampoco todavía nada de lo que posteriormente serán las leyes de la Pureza. El primer texto legal de este momento, (Ex 34, 10-26), llamado Código Yahvista de la Alianza, se centra en la prohibición de alianzas políticas con los señores cananeos, en la prohibición de la idolatría y en la prescripción de fiestas agrícolas, todas en función de la identidad del pueblo como pueblo de Dios; la prescripción del sábado aparece simplemente en función del descanso del hombre. El segundo texto (Ex 20, 22-26) tiene detrás un monoyahvismo práctico que aún no llega al monoteísmo posterior; por ahora sólo se trata de "no poner otros dioses a la par que Yahvé". Se permite la pluralidad de lugares de culto; ningún lugar monopoliza todavía a Yahvé, que no es localizable en la geografía sino en la historia. Sólo hay dos tipos de sacrificios: el holocausto, exclusivamente para Yah vé, y el de comunión, con un claro aspecto festivo y de constitución de la comunidad, en favor de la cual Yahvé cede sus derechos. Sin embargo la monarquía, tanto en el norte como en el sur, ha dado origen a lo que puede llamarse una sociedad de clases; las alianzas con los reyes vecinos introducen la idolatría a Baal; la violación de los derechos de Dios y los derechos del pobre originan la crítica de los profetas, que rescatan la centralidad de la Alianza, cuyo proyecto igualita rio ha sido dejado de lado bajo el pretexto de que las cosas con Dios se arreglan mediante sacrificios. Bajo el influjo profético la tradición elohista recopilará y elaborará tradiciones legales que también se remontan a Moisés y a la época de la sedentarización. De este momento es la redacción del decálogo Elohista (Ex 20, 1-20) y el Código Elohista de la Alianza (Ex 21, 1-23, 19). La norma última de conducta y que da carácter absoluto a los manda mientos de Dios es la memoria subversiva de la liberación de
40
41
suyo; aunque posteriormente sí derivarán hacia conductas de segregación ritual y racial. De este tiempo son los códigos siquemitas de la Alianza; el núcleo del Decálogo y el Código ./ de la Alianza (Ex 34, 10-26) es probable que se remonten hasta el mismo Moisés y que su fijación oral sea del tiempo del establecimiento en Canaán, aunque su escritura no co mienza hasta la época monárquica. M O N A R Q U ÍA : CORTE V SACERDOCIO EL D O C UM EN TO VAHVISTA
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
Jesús, hombre en conflicto
la esclavitud: "Yo, Yahvé, soy tu Dios que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre" (Ex 20, 2). Este hecho es clave para comprender la lógica de la Alianza: "Si Yo miré por ti, tú mira por el que sufre". De este hecho se concluye la conducta que hay que guardar con Dios y con aquellos a quienes él ha escogido. La gratuidad de la liberación fundamenta la igualdad de los miembros del pue blo, y su misericordia fundamenta las obligaciones de mise ricordia para con el que sufre. Se pone el énfasis en la defensa de los derechos de los esclavos, de los forasteros, de los huérfanos y las viudas y del prójimo en general; el año sabático se prescribe en función del pobre y sus necesidades (Ex 23, 11); se insiste en la obligación de hacer justicia en los juicios. Toda esta tradición del norte se potenciará en la corriente deuteronomista. EL CONTEXTO DE LA REFORMA D EUTERO N Ó M ICA
La predicación profética surge como respuesta a cuatro si tuaciones: La traición del yahvismo por parte de la religión oficial; la creación del Estado, con lo que supone de pérdida de la confianza en Yahvé; la evolución económica y social de los dos reinos, que rompe la igualdad, con sus exigencias tributarias y burocráticas; el poder creciente de Asiría y sus aspiraciones hegemónicas. Los profetas alzarán su voz en defensa de los derechos de Yahvé y de los derechos del pobre. Hacia mediados del siglo VIII el auge económico y político ha roto la unidad tribal y la solidaridad interna; los falsos profetas y los sacerdotes se distinguen por su rapaci dad; Amos y Oseas, en el norte, y en el sur Isaías y Miqueas, denunciarán el lujo cortesano edificado con el despojo del pobre y con la complicidad de jueces venales, la violencia en el poder, la acumulación de tierras y casas, las alianzas extranjeras, la injusticia que pretende ampararse en el culto. Un movimiento de predicadores rescatará en el norte las tradiciones yahvistas de la confederación tribal, y los levitas, que viven en el campo o en pequeñas ciudades, serán los resonadores del mensaje profético. Así se inicia lo que luego será la corriente deuteronómica. 42
Después de la deportación hacia Asiría, que afecta principal mente a los grupos dirigentes, quedan en el territorio peque ños grupos de gente pobre, campesinos y pastores. Siendo minoría en el territorio, se incrementa la dificultad de man tener la pureza de la fe en Yahvé, lo cual hace que un grupo de levitas del norte emigren hacia el sur; consigo se llevan las tradiciones que han ido consignando: el Decálogo elohista, el Código de la Alianza, las tradiciones históricas del asentamiento en Canaán, y de la monarquía’. El Código deuteronomista (Dt 12-26) refleja el espíritu del norte, menos cultual, más popular, y que choca fuerte- — mente con la mentalidad sacerdotal oficial'. En el momen to de la reforma de Josías, y como reacción sacerdotal contra la reforma deuteronómica, hay que situar el Código de Santidad (Lev 17-25), redactado por los sacerdotes de Jerusalén". Veremos los temas de ambos Documentos. El Deuteronomio plantea los derechos de Dios y los derechos del hombre, dentro de los cuales da especial impor tancia a los derechos del pobre: - Derechos de Dios
Dada la situación sociopolitica del reino del sur, único que ha quedado, se impone la centralización del culto, y la supresión de los lugares permitidos en Ex 20, 22-26. Sin embargo, las intenciones de los sacerdotes de Jerusalén son las de excluir a los levitas emigrados del norte'. Hay algunas 3 Podemos suponer que los levitas fugitivos con motivo de la catástrofe del 722 llevaron consigo tilles colecciones jurídicas al reino del sur. Aquí fueron objeto de la actividad coleccionadora que desplegó Ezequías (Cap 12-26). 1 fijación de un centro único de culto se comprende perfectamente en esa época. Cf. Haag, l)icc. Bibl460; cf también Auzou, Trad. Bihl. 183. "Sólo estos últimos (la población mrul) podúui seguir mante niendo las antiguas tradiciones yahvistas... Sin embargo, débanos bascar los verdade ros portavoces de este movimiento entre los levitas"; von Rad, op. cit. 109. 4 Los saceulotes sadoquitas eran poco accesibles a esa corriente renovadora venida del norte; más bien se inspiran en la teología tradicional, según la cual se enfatiza la trascendencia de Yahvé y su santidad inaccesible al hombre; cf Cazclles, en Robert-Fcuillct, Intr. fíihl. I, 35 ls 5 C f Auzou, Trad. bihl. 188. 6 Bibl. Jer., en su nota a 2 Re 23,9 hice entrever el motivo económico subyacente a esa oposición.
43
Ley «Je la Alian/.a y Ley de la Pureza
Jesús, hombre en conflicto
normas que a primera vista parecen seguir la lógica de la Pureza, pero Cazelles señala que sólo a partir del exilio puede hablarse propiamente de una legislación sobre la pureza ritual excluyente del impuro7. Elemento característico de la dinámica deuteronómica será el desplazamiento de los derechos de Dios en favor de la vida del pueblo: Yahvé cede sus derechos a las víctimas en función de la constitución de la comunidad; el sacrificio será comida de comunión (Dt 16, 1-7), porque Dios no necesita nada para sí; por eso , porque todo es suyo, lo comparte con quien sí lo necesita, particularmente con el pobre (Dt 26, 1-15). Así comienza a darse la identificación entre los derechos de Dios y los del pobre; en la corriente sacerdotal, Yahvé cede sus derechos en favor del sacerdote, de cuya participación se excluye al pueblo laico.
Dios (5, 6; 7, 7-8; 10, 17-19) y presenta a Yahvé como vengador del pobre explotado (15,9-10). La igualdad fundamental de los israelitas también fundamenta las relaciones interhumanas. Igualados inicial mente como esclavos, fueron igualados por Yahvé mediante el don gratuito de la libertad; por eso son responsables de ella en la historia. El sábado sera memorial no del descanso de Yahvé, sino de la libertad del pueblo (5, 14-15). -La finalidad de todo esto es la vida, la felicidad del pueblo, la posesión de la tierra (4, 40; 5, 16; 6,2-3; 10, 13; 11,8-9). Dios se ha acercado al hombre; por eso éste debe acercarse a él en amor, no en temor (4,33-34; 6, 5; 10, 12-15; 11, 1). La santidad de Dios consiste en su cercanía misericordiosa. Se revela un Dios preocu pado porta vida del pueblo y empeñado en hacerla posible. LA REACCIÓN SACERDOTAL: EL C Ó D IG O DE SANTIDAD
- Derechos del hombre
El principal derecho del hombre será el derecho a la vida y a todo lo que la garantiza; de ahí vendrán las normas sobre el matrimonio, la familia, el adulterio, el divorcio; se prescribe la preocupación por los demás y sus bienes (22, 1-4) y se dan normas sobre la recta administración de la justicia (16, 18-20; 17, 2-7; 19, 15-20). Y en todo esto se mirará particularmente por la protección del débil, más que por los derechos de los fuertes: a eso responden las normas sobre el salario y los préstamos, la remisión de las deudas, la liberación de los esclavos; la función del diezmo no es predomi nantemente ritual, sino de comunión con el pobre (14, 22-29); por todo eso, abusar del pobre será abomina ción para Yahvé ( 23, 16-26; 24, 6-22; 25, 13-16). Se pueden determinar tres motivos fundamentales en la redacción deuteronómica: La práctica liberadora de Yahvé es el funda mento último de la conducta interhum ana; profundi za en la mem oria de la liberación gratuita por parte de 7 C f DBS IX, 495-501.
44
Pero los sacerdotes de Jemsalén no vieron con buenos ojos la influencia de los levitas del norte; para contrarrestarla realizan la redacción del Codigo de Santidad (Lev 17-25), y comienzan la fusión de las tradiciones yahvista y elohista (documento j eovi sta)'. Aunque algunas de sus prescripciones provienen del fondo deuteronomista, la orientación sacerdotal cambia las motivaciones: deja de tener relevancia la memoria de la liberación de Egipto para dar paso a la motivación de la santidad: "Porque Yo, Yahvé, vuestro Dios, soy santo"; su 8 "Parece ser que los sadoquitas fueron un clero mtinario, poco propenso a innovaciones que cambiaran sus procederes habituales. En todo caso las reformas religiosas fueron debidas a iniciativas de reyes, no de sacerdotes... y, no obstante los conflictos que ésta y otras circunstancias opusieron a los sacerdotes y a los reyes, la oposición cíe los sadoquitas no dejó de reforzarse y triunfó cuando la reforma de Josías, circunstancia en que el clero del Templo impidió la aplicación de la ley del I)euteronomio a los sacerdotes de provincias que llegaban a Jerusalem: cf. 2 Re 23, 9"; De Vaux, Instituciones, 483. Y concluye el mismo autor: "Desde luego, la resistencia al movimiento de reforma no se limitó a estas polémicas y es verosímil que los sadoquitas quisiesen oponer al Deuteronomio un código rival. El fondo antiguo de la ley de santidad, Lev 17-27, parece provenir del sacerdocio de Jerusalem de fines de la monarquía"; id. 484.
45
Jesús, hombre en conllicto
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
lejanía de dominio se acentúa: "porque la tierra es mía y ustedes son para mí como forasteros y huéspedes" (Lev 25, 23). Sin embargo no se pierden importantes elementos deuteronómicos: se conserva lo que será fundamental para Jesús en su confesión de fe judía: el amoral prójimo (Lev 19, 18b; cf Me 12, 31). Los capítulos 19 y 25 parecen estar más vinculados con el Deuteronomio; los capítulos 18 y 20 transmiten tradiciones muy antiguas; pero la perspectiva sacerdotal acentuará el aspecto de separación: "Sean, pues, santos para mí, porque Yo, Yahvé, soy santo, y los he separado de entre los pueblos para que sean míos" (Lev 20, 26). Los capítulos 17 y 21-24 son la parte más netamente cultual-sacerdotal del Código de Santidad Se describen las condiciones de pureza de las víctimas para los sacrificios; el humo de éstos es "calmante aroma para Yahvé" (Lev 17, 6); se habla de una santidad de los sacerdotes entendida como pureza subjetiva ritual, aunque diferente de la santidad mo ral, y que se entiende como separación de la vida cotidiana (Lev 21, 1 5-6.9. 11.17); viven en el ámbito de lo sagrado, en el Santuario que aísla a Yahvé para que su presencia no sea mortal para el pueblo (Lev 22, 3.9) Con esto están puestas las bases de la casta sacerdotal, fundada en el principio de exclusividad-exclusión: Yahvé comparte con ellos su dere cho a las víctimas; nadie del pueblo puede tener acceso a ellas. Su santidad los dispensa de la obligación fundamental de la Alianza, que es el compartir {cf. Lev 22, 10-16). Las fiestas se ritualizan en detrimento de su carácter de comunión del pueblo; el sábado es descanso de Yahvé. EL EX ILIO :v LA C O D IFIC A C IÓ N DE LA PUREZA
La contextualización de las restantes leyes de la pureza resulta más compleja, porque sucede en un lapso de tiempo mucho mayor y con variantes significativas. Sin embargo se puede asegurar que es en el momento del exilio y del poste xilio cuando son fijadas esas tradiciones por parte de la escuela sacerdotal, y que en ese momento inicial responden 46
a una necesidad histórica de conservación de la identidad del pueblo durante esa etapa tan difícil para la fe judía, que fue el destierro en Babilonia*. La Ley de la Pureza (Lev 11-16) determina las causas de impureza ritual que se dan en torno al origen de la vida (12 y 15), a la lepra (13-14) y a los animales impuros (11); se concluye con el ritual de la expiación (16). La impureza es causa de muerte'ÍLev 15, 31) y es en ella donde se juega el pueblo la vida o la muerte. Yahvé, el alejado, se protege de la contaminación del hombre impuro dándole muerte (cf. Lev 10, 1-3). La Ley de los Sacrificios (Lev 1-7) amplía los tipos de sacrificios y los derechos de los sacerdotes sobre las víctimas (derechos que se ampliarán en Num 18 y adquirirán su máximo grado de sacralización en Ez 43-45). Reiteradamen te se califica el sacrificio como "calmante aroma para Yah vé", en un retroceso al primitivo antropomorfismo yahvista {cf Lev 1, 9.13.17; 2, 2.9.12; 3, 5.16; 4, 31; Num 8, 3.13.14.24...) El atributo que lo caracteriza frente a la impu reza humana es la cólera (Num 17, 10-15.27-28; 18, 5; Lev 10, 1-3; Ex 28, 35.45; 30, 11-16; 40, 34-35) que se calma mediante el derramamiento de la sangre, a la que tiene 9 Podemos fonnular una hipótesis mínima respecto del proceso de elaboración de las leyes de la pureza: a) La Lev de Santidad es anterior a la ley de la Pureza y la de los Sacrificios; en estas últimas puede descubrirse un crecienle proceso de ritualización y una creciente distancia entre lo sagrado y lo profano, entre Dios y el sacerdote, por un lado, y el pueblo, por otro, b) podemos distinguir los siguientes momentos: - etapa preexílica: En Jenisalem, hacia fines del s VII, como reacción contra el Deuteronomio: Ley de Santidad (Lev 17-26). - etapa del exilio: 598-538. Probablemente hay dos fuentes: la escuela de Ezequiel, y la de otro gmpo de sacerdotes. Se elaboran la Ley de la Pureza (Lev 11-16) y las leyes sobre los sacrificios (Lev 1-7) (aunque algunas de estas leyes podrían suponer la práctica sacrificial del segundo Templo). - etapa del retomo y la reconstrucción del Templo (538-515) y de las murallas(445-432): Normas sobre el sacerdocio (Lev 8-10; Num 5-8 y 15-19) y sobre la reconstrucción del Templo (Ex 25-31 y 34,29-40,38). Podría ser este el tiempo del inicio de la fusión del Pentateuco y de la elaboración de Ez 40-48. - etapa de purificación y estructuración bajo Esdras y Nehemías. La datación es más difícil; tal vez hacia fines del s.V y principios del IV De esta época serían las prescripciones y anulaciones de matrimonios mixtos, así como la elaboración final de la Torá.
47
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
lesús, hombre en conflicto
derecho. Quien usurpe ese derecho y beba de la sangre, que le corresponde a Dios, merece la muerte (Lev 6, 5; 7,2-5.23-27). La desigualdad y estratificación entre el clero y el pueblo no es algo accidental, sino que es inherente a esa concepción de santidad como diferencia y privilegio, como distancia y exclusión, como oposición entre sacro y profano; y es contraria a la dinámica de igualdad del Código de la Alianza; de ello se generará una estructura social desigual en todos los terrenos: económico, político y religioso . La privilegiada economía sacerdotal se basa en la participación en los sacrificios, limosnas, tributos y multas, y se va ampliando progresivamente, a medida que aumentan las causas de impureza ". Al principio al clero lo designaba el jefe del clan, (Jue 17, 5-10); al ser designado por los reyes pasará a ser parte del aparato de Estado; ellos mismos lo podrán también destituir (1 Re 2, 27; 12,31)''. Posteriormente, al irse sacralizando, llegará a ser una institución dinástica, privilegio exclusivo de los sadoquitas, descendientes de Aarón, y del Sur; ni siquiera los levitas (del Norte), que viven dispersos entre el pueblo y más en contacto con las tradiciones proféticas de la Alianza, pueden acceder al sacerdocio. Pero todavía crecerá el absolutismo sacerdotal cuando, después del exilio, el gobierno se convierta en hie
rocracia. Al sumo sacerdote se le comenzará a ungir con óleo, lo cual le garantiza un "sacerdocio sempiterno de generación en generación" (Ex 40, 15). El usar ese aceite en favor de algún laico se condena con el exterminio (Ex 30, 26-33)” Quizá el elemento más negativo es la deformación de la imagen de Yahvé y de las relaciones con su pueblo: El Dios liberador ahora se convierte en la amenaza de su pueblo, que se cobra sus derechos como cualquier poder dominante: todos los israelitas tendrán que pagar el rescate por su vida, amenazada por la presencia de Yahvé en medio de ellos, para que no haya plaga; es una especie de impuesto, que hará de recordatorio ante Y ahvéoara que respete sus vidas (Ex 30, 11-16). El Dios atento al mínimo clamor del pobre ahora necesita un memorial económico para no quitarle la vida. El motivo de la liberación cambia también sustancialmente:" Y reconocerán que yo soy su Dios que los saqué de Egipto p ara poner mi morada entre ellos" (Ex 29, 46). Hay una descon certante migración de sentido: El Dios que veía por los derechos del oprimido ahora no tiene ojos más que para sus propios derechos amenazados por la existencia misma del hombre impuro en la cercanía de su santuario.
10 El cambio de acento es evidente si comparamos con la corriente profética; cf. como ejemplo Is 1, 11 -12.16-18. 11 Un dramático momento de esta desigualdad estmctnral es la narración de la rebelión de Coré (Niun 16-18) nacida de la convicción de qne "toda la comunidad es sagrada y que 1)ios está en medio de ella" (16, 3). Por ello Coré, levita, se rebela echando en cara a Aarón el que "se encumbren por encima de la Asamblea de Yahvé" (16,3b). La respuesta a esa "insolencia" es mortal (16, 32-35), porque Dios, según el Levítico, está de parte de la casta sacerdotal. Y cuando el pueblo critica a Moisés y Aarón como culpables de las 250 muertes (17, 6), Yahvé "decide" exterminar a toda la comunidad (17, 10). Sólo la intervención de Moisés, que envía a Aarón entre "La Plaga" (en eso han convertido a Yahvé los sacerdotes) y el pueblo, detendrá la muerte, aunque no suficientemente a tiempo: "los muertos por aquella plaga fueron 14,700 sin contar los que murieron por causa de Coré. (17, 12-14). Acercarse a Dios sin ser sacerdote es causa de muerte (Lev 18, 5-7); incluso los levitas deben andarse con cuidado (Lev 18. 2-3). 12 Cf Dt 18, 3; Num 18; Lev 6, 7-11; 7, 11-23.28-35; 14, 13; 5, 14-26. 13 En tiempos de Jesús el Imperio roimino es quien impondrá y depondrá al sacerdote.
Damos ahora un salto de dos siglos, hasta el tiempo de la dominación helena. Ante la persecución de Antíoco IV Epífanes (167 a.C.) hay tres tipos de respuestas: los que aposta tan, los piadosos (asideos) que huyen o soportan la tortura y la muerte, esperando sólo de Dios la victoria, y los macabeos que se lanzan a la resistencia armada ".
48
49
EL FEN Ó M EN O FARISEO: LA IN FLACIÓ N DE LA PUREZA
14 Esta presentación de los aspectos negativos del sacerdocio no niega el hecho de que durante el exilio fue el pilar de la resistencia espiritual de un pueblo que se negó a dejar la esperanza y la fe en Yahvé en una situación limite. Pero ciertamente cayó en la tentación del poder y en la justificación ideológica de su estatus de privilegio. Dos profetas contemporáneos tendrán dos visiones totalmente contrarias respecto del mismo sacerdocio sadoquita: Ezequiel presenta una visión casi idílica (Ez 44,10-31; 48,10-14); Jeremías, en cambio, los critica fuertemente (cap. 7 y 8. 8-Í2). 15 Sobreestá parte de la historia de Israel,gC Lcipoldt-Grunilmann. I, 163-174.
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
jesús, hombre en conflicto
Pero una vez que vencen y suben al poder, caerán en la tentación del acaparamiento de poderes. Jonatán asume el poder político y la dignidad sacerdotal (160-143; cf. 1 Mac 10, 20ss; 11, 57ss; 12, 8ss). Los asideos protestan contra esa violación de la pureza sacerdotal; y habrá dos reacciones: la del grupo que se hace fuerte en tomo al Maestro de Justicia, formando una comunidad jerárquica en base a la teología sacerdotal de la pureza y que emigrarán a Qumrán (los esenios), y la de un movimiento laico de protesta contra la impureza que hay en la institución sacerdotal, cuyas leyes de pureza asumen para sí como norma de conducta cotidiana; se trata de los perusim (^separados), los fariseos. El prestigio de los fariseos irá siendo creciente durante la dinastía asmonea; llegarán a ser perseguidos por su oposi ción a Alejandro Janneo (103-76), pero luego llegarán a la cumbre del poder ideológico. Sus escribas pretenden normar hasta los últimos detalles de la vida cotidiana de acuerdo a la Torah como medio para asegurar la identidad y la sobrevi vencia del pueblo, haciendo una verdadera religión de la Ley de la Pureza. Se enfrentan con los sacerdotes y rompen con los saduceos, que se aterran exclusivamente a la Torah escrita, convirtiéndola en reliquia del pasado; ellos, en cam bio, buscan una interpretación fiel y creativa respecto de situaciones de las que la ley no habla' \ Pero esto es precisamente lo que produce la inflación de la pureza: La noción de mérito, inherente a la actitud farisea, implica que se merece una recompensa y que le pertenece por habérsela ganado en base a ’buenas obras’, y hay correlación entre el número de posibilidades de obedecer y el número de ocasiones de merecer. La multiplicación de mandamientos (613, de los cuales 248 son prescripciones y 365 son prohibiciones, (cf Leipoldt-Grundmann, I, 285s) es cada vez más exóluyente del pueblo, incapaz de conocer todo eso. El desprecio de los fariseos respecto de los am-ha-arez, el pueblo maldito que no conoce la ley (cf. Jn 7, 49) los lleva incluso al boicot económico contra aquellos a quienes con sideran impuros, y a la soberbia de quien se siente poseedor 16 C f Ricoeur, Finitud y culpabilidad, 282.
50
de la salvación. Sacrifican la finalidad de la ley, que es el bien del hombre, en aras de las minucias de la observancia. Las buenas obras se convierten en seguridad incluso frente a Dios mismo17.
17 Según los fariseos, el castigo ha venido por culpa del pueblo (TB Baba Batm 8a), que no se arredra ante el pecado ni es piadoso (PirAh 2, 5); por eso no hay que compadecerse de "quienes no tienen conocimiento" de la ley (hlidra Sam 9), porque los am-ha-arez no resucitan (TB Ket Illb); este juicio tan negativo del pueblo tiene consecuencias en la vida práctica: quien quiera ser un haber (miembro de la hennandad farisea) no debe comprar nada a un am-ha-arez ni darle hospitalidad ni pedirla (Demai 2, 3).
51
jesús, hombre en conflicto
Ley de la Alianza y Ley de la Pureza
SÍNTESIS DE CARACTERÍSTICAS DE LA ALIANZA Y LA PUREZA
En el siguiente esquema presentamos las características más sobresalientes de ambas dinámicas; reducir una realidad tan compleja a sus rasgos fundamentales exige no perder de vista lo expuesto anteriormente para matizarlo y apoyarlo: CODIGO DE LA ALIANZA
CODIGO DE LA PUREZA
Matriz social Teología Éxodo-desierto; la vida amenaza Templo de Jerusalén; sacerdocio da; Alianza de Siquem; corricntc real: oposición a alianzas cananeas profético-deutcronómica del Nor idólatras; oposición a la reforma te; levitas. Reformas yahvistas de deuteronómica. por parte del sa Ezequías y Josías. Resto pobre del cerdocio de Jerusalén; destierro de Babilonia; resto del Sur. que regre Norte. sa del exilio. Identidad del pueblo
Dios misericordioso-libcnidor.
Dios santo-terrible.
Celo por amor; espera respuesta de amor.
Celo por sus derechos; cólera mor tal contra impureza; crea respuesta de temor.
Mirada que decide a favor del que sufre, y lo salva (=juicio).
Mirada que castiga y se venga de impuros y paganos (=juicio).
Vengador del oprimido: derechos del pobre.
Vengador de sus propios derechos.
Cercanía que crea igualdad
Lejanía, separación que crea privi legios.
Lejanía de Dios = mortal.
Cercanía de Dios = mortal.
Elige al pueblo para que vele por la justicia y el derecho= responsabi lidad sobre la historia.
Elige al pueblo para que le de culto y sea diferente; elección = privile gio.
52
Identidad del Pueblo
Nace de la elección para la igual dad, la justicia y el derecho.
Nace de la elección como diferen cia, privilegio y pureza.
Comunidad organizada en torno al culto y al Templo.
Comunidad organizada en torno al compartir.
Estntctura social y religiosa igua litaria, con mecanismos para man tener la igualdad; basada en la gratuidad.
Estnictura socio-religiosa estrati ficada, jerárquica (clases), exclusi va y excluyeme; mecanismos para mantener la separación y el privi legio-mérito.
Acceso a Dios
Mediante la justicia y el amor, concep to moral-personal-comunitario. Etica del compromiso por la historia. Culto: para la comunión con Dios y con el pueblo. Ministro 110 ordenado ni separado del pueblo; 110 privilegio económico; I)ios cede sus derechos a todo el pueblo. Perdón: implica conversión, decisión de cambio, restauración de relaciones alteradas.
Mediante la pureza: concepto preinoral, ritual, objetual. Etica del culto y la purificación. Culto: para calmar a Dios por la impu reza. Ministro: sacerdote separado del pue blo. Privilegio económico; Dios le cede sus derechos al sacerdote. Perdón: mediante sacrificio de vícti mas ajenas. No implica voluntad de evitar la impureza (inevitable en mu chos casos) ni hace referencia a injus ticia. Abominación = mancha, profanación contra 1)ios (invadir lo sagrado) y con tra el prójimo (contaminación en tomo al sexo, lepra, muerte). Templo: inicialmente, capilla real, Morada del Dios local, lugar de segre gación sacerdotal. El asunto de vida o muerte es el acer carse a Dios de manera profana. Dios es vulnerable ante impureza, se defien de matando al impuro.
Abominación = iniquidad, injusticia contra Dios (idolatría) y contra el projimo (violencia). Templo: Inicial mente tienda, altares, lugar de unificación del pueblo. El asunto de vida o muerte es la orde nación o alteración de relaciones de acuerdo con el proyecto de Dios. Dios vulnerable ante la injusticia; protege al justo.
53
Jesús, hombre en conflicto
Cada uno de estos esquemas totalizantes analizará de manera diferente fenómenos sociales como la pobreza/rique za,Ja enfermedad/salud, la opresión/poder, y sus relaciones mutuas. Siendo inherente a la Pureza la creación de una socie dad estratificada, los bendecidos por Dios serán los puros, los segregados, los del Centro. La bendición y elección implica tener un saber (sobre la Ley), tener un poder (p o la co, económico, familiar) y, para ello, estar en el Centro; consiguientemente se excluirá y mantendrá en los márgenes a los malditos que pueden contaminar el espacio de bendi ción-pureza. La seguridad de las barreras de separación está en proporción directa con el número de ocasiones de méritos y bendición o de deméritos y maldición. En cambio/4//a/?z£/ crea una estaictura social igualado ra; ha nacido del rescate de los que no eran nada y a quienes Dios gratuitamente hizo su pueblo. Por tanto, lo que define al hombre no es tener más, sino ser igual; no el acumular, sino el compartir para que todos tengan. La riqueza y el poder no son señales de bendición en si mismos, sino que depen derán del uso que se les dé; y de hecho se tiene la conciencia de que han sido históricamente creadoras de desigualdad. Dios no se aleja del pecador y del enfermo, sino que se acerca para salvarlo, porque es su Juez, es decir, quien le hace justicia y lo salva.
SEGUNDA PARTE
Rela to In c o n c l u s o de u n a
P r á c t ic a T r u n c a d a
V io l e n t a m e n t e
54
Introducción
A n á lis is d e l T e x to 1
Estamos acostumbrados a leer el texto fragmentado y enca bezado por subtítulos; nosotros lo presentaremos formando bloques relativamente amplios, sin subtítulos, para propiciar su lectura como relato. Creemos necesaria la lectura corrida del relato, para despertar a la intuición que subyace a nuestro l Dentro de lo posible, queremos calimos al análisis sincrónico del texto, sin entrar en el análisis de los diferentes niveles redaccionales y tradicionales, aunque en algunos momentos nos referimos a los principales autores que manejan la historia de la redacción, para confirmar nuestro análisis. Lo que en le texto aparece en cursiva es exclusivo de Marcos, aunque no sea lo único original suyo: para esto último necesitamos un análisis sistemático de la historia de la redacción, que no es el objetivo de este trabajo, en el que queremos señimos, dentro de lo posible, al análisis uitemo del texto.
57
Jesús, hombre en conflicto
análisis. Quien quiera, además, ir confiriendo el análisis podrá hacerlo fácilmente en cualquier texto usual. Lo que va en cursiva es lo que, en la comparación con los otros sinóp ticos, aparece como exclusivo de Marcos. Hemos hecho una traducción directa del griego, procurando respetar la índole de texto antiguo, con un lenguaje muy simple. Van entre paréntesis algunas palabras que no aparecen en el relato explícitamente, pero que hay que sobreentender para com pletar el sentido. En la traducción incluimos algunos matices importantes, resultado del análisis interno del texto que he mos hecho. Dividimos el texto en cinco grandes bloques: 1. Quién es Jesús, 1, 1-13 2. Reino y vida del pueblo, 1, 14-8, 21 3. Crisis y cambio, 8, 22-10, 52 4. En Jerusalén: 11, 1-15, 47 5. De Jerusalén a Galilea: 16,1-8
1 Q u ié n
es j e s ú s :
d e n a z a r e t a l a p r á c t ic a
POR EL REINO
I ítulo del relato: "Comienzo de la buena noticia de jesús, Cristo, Hijo de Dios": 1, 1
Los versículos 2-13 forman una unidad literaria. El primer versículo no cabe dentro de ella2, sino que juega el papel de 2 Otros autores entienden diferentemente este comienzo', Trevijano dice que el comienzo se reliero a Juan el bautista: "Comienzo de la buena noticia... fue Juan predicando"; Zenvick: "el que comienza: el primer anunciador de la buena nueva del Mesías fue Juan Bautista". La hipótesis es sugerente; sin embargo no parece concluyente su base de critica textual, que necesita leer como puntuación menor 1» que la mayoría de los autores leen como puntuación mayor. Además, desde el punto de vista interno del texto, veremos que el v. 1 no es necesario para entender el conjunto 1.2-13. Por eso, y por el paralelismo
58
59
¿Quién es Jesús?
Jesús, hombre en conflicto
título de todo el relato y condensa nuclearmente el tema y la intención del autor, cualificando toda la narración. Versículo exclusivo de Marcos, único que llama evangelio {buena noticia) a su relato. Pero si lo comparamos con el versículo final (16, 8b)’ encontramos una clave para comprender el sentido del relato: "Y (las mujeres) salieron huyendo del sepulcro, pues se apoderó de ellas un temor y sobrecogimien to grande, y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo" Todo el cuerpo del relato nos lleva, como en inclusión, del primer versículo al ultimo, exclusivo también de Marcos: la buena noticia termina en el miedo y en el silencio que parece impedir que el relato se relance. El comienzo remite a la inconclusión del relato de una práctica que se va enfren tando gradualmente al fracaso, la incomprensión, la soledad y la condena de todos; y precisamente en el momento en que todo parecería aclararse para la causa de Jesús, en el relato de la resurrección, el miedo paraliza su prosecución. Sin embargo sabemos que no fue así; el mismo hecho de que se haya escrito es señal de que se relanzó, y llegó a nuestros días. Esos dos versículos, el título y la inconclusión, nos indican algo fundamental para entender la intención del autor: - Relata sólo el comienzo de la buena noticia que empezó con Jesús; su prosecución depende de que los discípu los y el lector regresen a Cali lea, único lugar donde se le puede ver y experimentar como resucitado; qué sea estmetural que existe entre comienzo (1, 1) e in-conclusión (16, 8b), y que parece brindamos una clave de comprensión de toda la obra, lo consideramos como el título. También diferimos de Leon-Dufour que considera comienzo sólo el prólogo (cf. EHJ 161). Gnilka (Mk /, 42) dice que el v. 1 es el resumen de toda la obra marcana; no el título del libro, sino el resumen de su contenido; incluso esta posición confirmaría nuestra hipótesis estructural. Aceptamos también como lectura original el hyuos Theou (Hijo de Dios) (cf The Grvek New Testament), a pesar de las opiniones en contra de Schweizer ( 11 Vangelo 33ss.), Gnilka (Mk1.43) y Pesch (Mk /, 74). Gnilka, sin embargo, considera que corresponde al lenguaje habitual de Me (cf op. cit. 376ss.Y 3 Este versículo es el final original de Me; cf. X. Alegre: Un silenci eloqüent: o la panutoxa del final de Marc (Barcelona 1984), pp. 12-15. Este punto lo ampliaremos ai el análisis en su momento.
60
Galilea es precisamente lo que va a describir el texto, para hacer posible el retorno allá. - No es un relato de escarmiento , que quiera desalentar al lector relatándole la suerte del profeta que se enfrentó con el Centro, sino que empuja al seguimiento de Jesús entendido como proseguimiento de su causa. - El relato de la práctica de Jesús da contenido al término paulino de evangelio difundido ampliamente, pero cuyo comienzo histórico ha quedado relegado al pasa do y corre el riesgo,de diluirse y vaciarse de contenido y de compromiso Esa es precisamente la gran aporta ción teológica de Marcos, al crear el género literario evangelio : que no se puede saber de Jesús más que regresando a Galilea a seguirlo. El lector queda invo lucrado en la suerte del relato, que narra únicamente el comienzo de su propia práctica cristiana; así empalma el ayer de Jesús con el hoy del lector. PRIMERA UNIDAD . Prólogo. Quién es jesús: 1, 2-13 Esquema de la Unidad
En tres secuencias, en las que predomina la clave simbólica, nos dice de la identidad de Jesús lo siguiente: - Es el Mesías: Lo precede el profeta de los últimos tiempos (Juan): vv. 2-8. - Es el Hijo de Dios, designado así por la Voz del cielo: vv. 9-11. - Es un hombre, que sufre la tentación, pero no cae en ella: vv. 12-13. A esta primera presentación programá tica de su identidad le dará contenido todo el relato de la práctica, que viene a continuación.
61
jesús, hombre en conllicto
¿Quién es jesús?
Relato
Comentario
2 Como quedó escrito en el profeta Isaías: "Mira, envío mi mensajero por delante de ti, el que preparará tu camino; {voz de uno que grita en el desierto: preparen el camino del Señor, rectifiquen sus veredas", Ju an el bautista anduvo por el desierto proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. (Y toda la Judea y los habitantes todos de Jerusalén salían tras él y, confesados sus pecados, eran bautiza dos por él en el Jordán. b Ju an iba vestido con piel de camello y con un cinturón de cuero a su cintura y comía saltamontes y miel del campo, ‘ y proclamaba, diciendo: "Viene des pués de mí uno que es más fuerte que yo; no soy quién para suplantarlo agachándome para desatar la correa de sus sandalias.* Yo los bauticé con agua, él los bautizará con Espíritu Santo". 9 Y sucedió que en aquellos días Jesús llegó desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan dentro del Jordán. 1(1Y, subiendo todavía del agua, de pronto vio rasgarse el cielo y al Espíritu Santo bajando hacia él como (lo hace) una paloma; 11 y una voz desde el cielo: "Tú eres mi hijo, el amado; estoy satisfecho de ti". 12 E inmediatamente el Espíritu lo empuja al desierto, 1-3y por cuarenta días estaba en el desierto , tentado por Satanás; y vivía entre las fieras y los ángeles le ser vían.
62
Secuencia
A:
Juan Bautista 1, 2- 84
y el que viene, el Mesías:
Juan es presentado como ’el Profeta’ (v 6) que precede al Mesías. La respuesta es un movimiento popular, no de los dirigentes {cf. Me 1 1, 27-33)5; van al desierto, donde predica Juan, iniciando una práctica de marginación que Jesús llevará hasta sus últimas consecuencias. El autor realiza un fuerte cambio de significado en la cita profética inicial: El camino de Dios (Mal 3, 1) se con vierte en el camino de Jesús (tu camino); las veredas de nuestro Dios (Is 40, 3) son también las veredas de Jesús (tus veredas), que Juan quiere rectificar. La preparación consiste en la igualación escatológica de las relaciones interhumanas que han de pasar de la desigualdad a la igualdad, de la injusticia a la justicia, expresadas simbólicamente en la nive lación de los terrenos’. Así, las Escrituras están dando una primera clave de comprensión de la identidad de Jesús y del sentido de su práctica, mediante la práctica de Juan: la vida y el perdón no se ofrecen ya en el Templo, sino en el desierto; no por los sacerdotes sino por el profeta; no mediante sacri ficios de purificación ritual sino mediante un bautismo que lleva a la conversión eficaz y al cambio del corazón en cuanto sede de valores y relaciones y origen de estructuras. El desierto se convierte en lugar de vida; el Templo terminará quedando estéril (Me 1 1, 12-23). Los destinatarios de esa 4 Trac el vestido de Elias (cf. 2 Re 1, 8; Zac 13,4; cf. Me 9,13; Mt 11,15; 17, 11-13), el Profeta enfrentado con el Sistema (cf. 2 Re 1), que vive como nómada pobre y renuncia a privilegios humanos; esto aparece más claro aún en Le 7, 24-26. Juan actúa marginándose del Centro, porque sólo desde fuera se puede predicar una conversión que implica la ruptura con el proyecto de una sociedad desigual e injusta que niega toda alternativa de salvación al pueblo. 5 "Se trata de 1111 fenómeno difundido en medios populares, culturamente pobres" . Perrot, Jesús y la historia, 92. 6 C f la nota de la Biblia de Jenisalén a Is 40, 4: "Isaías veía ya, 2, 12-15, en el allanamiento de los montes, símbolo de las grandezas orgullosas, una señal del 'Día de Yahvé'": cf también Clevenot, Lectura materialista. 137.
63
Jesús, hombre en conflicto
¿Quién es Jesús?
oferta de salvación son los pecadores, el pueblo, al que el Centro ha negado toda alternativa. Todo esto implica otras migraciones de sentido. Secuencia B:
Bautismo de jesús, el Hijo de Dios:
1,9-11 Tres elementos caracterizan a Jesús: Su nombre-misión {.Jesús=Y ahvé salva), la ruptura con su situación social, que deja para unirse al movimiento de Juan, y la experiencia relaciona! que tiene de Dios en el bautismo. Hay un verdadero cambio en la situación de Jesús, una conversión (no en el sentido del paso de una situación de pecado a una de gracia, pero sí en el de paso de una participación pasiva en la esperanza judía al ser factor de esperanza para el pueblo). Las siguientes migraciones de sentido expresan este cambio: Jesús se desplaza geográfica y socialmente; el cielo, cerrado hasta ahora, se abre para dar paso al Espíritu, y Dios, callado mucho tiempo, entra en diálogo con Jesús. De esa experiencia de Dios, que le revela que es el Hijo, es decir, el responsable de la causa del Padre en la historia, nace la misión por la que Jesús deja la esfera de su vida privada para compartir esa experiencia con los demás. Lo que dice la Voz del cielo es el culmen de esta secuencia en la que se define lo que Jesús es para Dios: el hijo amado en quien está satisfecho Es una segunda clave fundamental para entender el sentido de la existencia y la práctica de Jesús que, unida a la anterior, forman un binomio fundamental para Marcos: Mesías-Hijo de Dios. Pero cuál sea el contenido de estos
títulos no lo sabemos a priori; lo que Jesús haga por la causa de! pueblo y por la causa del Padre en la historia es lo que dará contenido a esos títulos. Y ambos títulos han de ser referidos a la condición humana de Jesús, de que se habla a continuación Secuencia C:
Las tentaciones de jesús, el hombre: 1, 12-13
No es una secuencia simplemente yuxtapuesta; es precisa mente la experiencia que Jesús ha tenido de Dios lo que lo pone en tentación, es decir, en situación de discernimiento sobre qué ha de hacer en consecuencia. Aunque es puesto en tentación por Satanás, no por Dios, es el Espíritu el que lo ha empujado a esa prueba. Como hombre no puede aún deter minar qué práctica es la más conveniente como colaboración al proyecto de Dios, más que pasando por la tentación, por los ///tentos. El relato de Marcos no pone el contenido de las tentaciones, pero las relaciona con la experiencia de filiación, es decir, de responsabilidad por la causa del Padre".
7 El tú con el que la Voz designa a Jesús implica el par relaeional Yo, y el término hijo implica el de Padre como designación del Dios de Jesús; la identificación con la voluntad del Padre está connotada en el verbo eudákesa: estar satisfecho plenamente. En el trasfondo de la cita hay una alusión al Siervo y a su suerte, como contenido del ser-Hijo. Asi se propone una migración programática de sentido, que relaciona la filiación divina de Jesús con el llevarse a cabo el proyecto del Padre y con el sufrimiento (cf. 9, 2-13; 12, 1-12; 14, 36), y que culminará en la revelación del Hijo precisamente en tal muerte (cf. 15, 39). Esto lo subrayan Pesch, Mk /, 97 y Gnilka, Aík I, 50, que ve una alusión a Is 42,1; Sal 2,7, etc. Parecidamente Schweizer, II Vangelo, 42s, v Nineham, Mk 62s.
X Me propondrá a lo largo del relato varias situaciones de tentación; remitimos a los siguientes pasajes: 1,35-38; 2, 1-3.5; 7, I -23; 8,17-21.30.33; 9,19,11, 27-12.27: 14.32-42; 15,34-37.
64
65
R e in o y V id a d e l P u e b l o
C o n f l ic t o c o n e l C e n t r o J u d ío
U N ID A D PROGRAM ÁTICA DE ENLACE: Anuncio V Convocación El Programa del Reino: 1, 14-20
Se trata de dos pequeños bloques que no forman parte ni del Prólogo ni de la Unidad Cafarnaún. Hay un cambio de registro respecto de la unidad anterior, marcada por la clave simbólica; ahora comienza la narración de la práctica concre ta. Además aparece por primera vez un tema recurrente fundamental en Marcos: la unidad que hay entre Jesús y los 67
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
discípulos1. Se presenta el programa de Jesús, que además hará de enlace entre la primera unidad (prólogo) y la segunda (práctica por el Reino). La importancia de esta breve unidad consiste en que es como la tesis de la obra, y en que en torno a este tema se darán profundos y dramáticos cambios de significado". Esquema de la Unidad
Secuencia A: Anuncio del Reino: 1, 14-15 Secuencia B: Cowvocación de la comunidad por el Reino. 1, 16-20 Relato
14 Y cuando Juan fue entregado , Jesús se marchó hacia Galilea y pregonaba el Evangelio de Dios, lo diciendo: "Se ha cu mplido el plazo y el Reinado de Dios se acerca' cambien de mentalidad y crean esta buena noticia". Ih Y pasando por la orilla del m ar de Galilea vio a Simón y a Andrés su hermano echando (la red) en el mar, pues eran pescadores, 17 y les dijo Jesús: "Síganme y los haré ser pescadores de hombres". IMY dejando inmediatamente las redes se fueron con él. 19 Y caminando un poco más vio a Santiago, el de Zebedeo, y a Ju an su hermano, en la barca repasando las redes. 2(1 Inmediatamente los llamó. Y dejando a su
padre Zebedeo en la barca con los jornaleros , se fueron tras él. Comentario Secuencia A: Anuncio del Reino: 1, 14-15
Estos versículos tienen importantes elementos propios de Marcos. El comienzo de la práctica de Jesús está contextualizado por una circunstancia trágica: la práctica de Juan es interrumpida violentamente (por parte del Centro político de Galilea, cf Me 6, 17), y su sitio queda vacío. Jesús no es su continuador, sino que modifica muy sustancial mente aquella práctica y aquel mensaje: Deja el desierto, el Jordán, la región de Judea y, optando por los márgenes, se aparta del Centro y se va a Galilea; deja el auditorio al que éste se dirigía y tampoco prosigue la práctica bautizante. En lugar de eso se dedicará a proclamar como presentera la decisión de Dios de reinar. Cambia el contenido del anuncio: no un bautismo para perdón, sino la llegada de Dios mismo a reinar; no una conversión para escapar del castigo, sino para ser capaz de recibir el don del Reino; no algo para el futuro, sino la urgencia de un presente que ofrece nuevas posibilidades. Jesús no es el relevo de Juan sino su plenitud’.
1 C f Delormc, Evangelio, 34s. 2 Á lo largo de todo el relato se descubre un cuestionante cambio de orientación en tomo a la unidad entre Jesús y los discípulos, que resulta dramática y crecientemente puesta en cuestión: la incomprensión de éstos los lleva a la traición, al abandono y al silencio. Hay en esto un correctivo de una eclesiología triunfalista de exaltación: cf. X. AÍegre, op. cit. 27-33. Es posible también ver una inclusión programática en la relación existente entre 1,14-20 (anuncio y convocación), y 16, 7 (anuncio y convocación en Galilea). Es de notar que a lo largo de todo el relato Jesús siempre aparece actuando en compañía de los discípulos; en el momento en que éstos van a actuar como enviados de Jesús (6, 7-12), éste no aparece como actuando sólo aparte. Lucas lo ve de manera diferente y pone un pnmer momento de actuación de Jesús en solitario (cf. Le 4, 14s).
3 Sobre la diferencia entre la práctica de Jesús y la de Juan, c f Perrot, Jesús y la historia, 95-101. ¿Qué nos deja entrever el relato respecto de la intención de Jesús al unirse al movimiento de Juan? ¿Por qué se hace su discípulo y no, por ejemplo, de los fariseos o de los esenios? Optar por aquel supone excluir estas alternativas. ¿Qué busca en Juan que no encuentra en los otros? Hay que leer entre líneas, para descubrir los elementos implicados en el texto. Jesús deja su tierra, su situación familiar, su trabajo. No sabemos si desde el comienzo su intención es de un alejamiento definitivo o si cuenta con regresar, pero cambia luego por causa de la experiencia del bautismo. El movimiento de Juan no pretende que la gente se quede con él. sino que regrese a su vida ordinaria (cf Le 3, 10-14). Podemos suponer que la intención inicial de Jesús coincide con la de la gente del pueblo que se une al movimiento renovador de Juan; el texto no sugiere ninguna diferencia, fuera de la omisión de la referencia al perdón de los pecados (cf. 1, 9b). Lo que Juan ofrece es una alternativa de acceso a Dios, a
68
69
i Reino y vida del pueblo
jesús, hombre en conflicto
Se da una primera migración de sentido: tanto el comienzo de la misión de Jesús como el llamamiento de los primeros discípulos quedarán contextualizados por la suerte de Juan. Así la causa del Reino queda marcada por el conflicto desde el comienzo. En Jesús mismo hay un cambio: a raíz del encarcelamiento de Juan, pasa de la tentación-discernimiento a la decisión y a la práctica; de la experiencia de Dios al anuncio de su Reino. A esto subyace la experiencia de un cambio en la cualidad del tiempo. Jesús tiene la experiencia de la oferta definitiva que Dios h a c e ra al hombre y la traduce en su mensaje y en su práctica: El tiempo hoy se llama ¡cairos, es decir, oportunidad de liberación definitiva; connota la idea de que al mal se le ha vencido el plazo, de que las condiciones de un cambio favorable para el pueblo están ya puestas por Dios. Esto lo traducirá Jesús en su práctica material de curaciones, en las comidas con pecadores, en su enseñanza al pueblo, en su misma situación de marginación socio-religiosa. La alternativa que el Centro socio-religioso ha negado al marginado de Galilea se la ofrece ahora Dios mismo en la práctica de Jesús, con la que ha comenzado un tiempo nuevo (c/2,21-22).
También hay implícito un cambio en la imagen de Dios: el Juez cuyo día de venganza -del que no hay escapaun pueblo excluido de las promesas por la ideología elitista del Centro. Los demás movimientos no ofrecen nada al pueblo, al que consideran impuro y maldito (cf. Jn 7. 40). Los bautistas realizan un importante desplazamiento religioso: su mensaje se dirige a todos, y primeramente a las multitudes del am-ha-arez, a los incapaces de cumplir con todos los preceptos oficiales. Por lo que nos narra el relato acerca de la práctica de Jesús, podemos suponer que en contacto con Juan, y particularmente en el momento del bautismo, Jesús tiene germinalmente una experiencia única en varios aspectos: - tiene la experiencia de que al pueblo marginado y dominado religiosa y políticamente Dios le ofrece una alternativa y que ha llegado el kairós, el momento de salvación; - personalmente tiene la experiencia de estar referido a Dios como un hijo a su padre, lo cual le implicará dos cosas: a) que el Padre quiere que el pueblo viva en plenitud, b) que quiere que Jesús se responsabilice de esa vida. De ahí nace el cambio que hubo en la vida de Jesús; y su práctica es lo que nos permite adentramos en su experiencia. Su práctica de predicación, de preocupación por la vida material en los niveles en que está amenazada (hambre, enferme dad, pecado), de oposición al Centro judío y a la ley excluyente de la Pureza será la mediación que concreta su servicio al Reinado del Padre.
toria- anunciaba la apocalíptica farisea, la de Qumrán y Juan mismo, es cambiado por la imagen de un Dios-Juez-Salvador1en consonancia con la tradición profética. Pero esa oferta de cambio en la situación histórica exige un cambio en el pobre: que crea que existen esas posibilidades nuevas, y que por esa fe rompa la inercia del pesimismo que le lleva a sufrir la injusticia de la historia como fatal e inmutable. La exhor tación al cambio se convierte así en fuerza movilizadora de discernimiento y de acción. Jesús cambia también de lugar geográfico: hay que tener en cuenta que Galilea, además de su significado geo gráfico tiene connotaciones de tipo socio-político (resisten cia al dominio romano) y socio-religioso (marginación por parte del Centro, que considera impuros a los galileos; cf. Mt 4, 15). A partir de este momento tendrá, además, un conteni do teológico que se irá cargando de contenido a lo largo del relato, en cuanto lugar de la práctica de Jesús por el Reino." Si le seguimos la pista a través de toda la narración, podremos conocer su significado al final, en 16, 7: es el lugar al que se remite a los discípulos, porque sólo allí es posible la expe riencia de Jesús como resucitado; sólo le puede ver quien regrese a Galilea a/;/v;seguir su causa. Secuencia
B:
Convocación de la comunidad por el Reino: 1, 16-20
Comienza el proceso de constitución de la comunidad de seguidores y el proceso vocacional de éstos. La tarea se irá definiendo a lo largo del relato; por ahora consiste, de parte de Jesús, en un análisis y un llamamiento; por parte de los seguidores, en dos acciones: dejar y seguir. 4 Sobre el significado del término sofet (juez) como salvador del pueblo, cf. J. Alonso, Literatura apocalíptica. IX4-18H. El planteamiento apocalíptico del discurso de Juan bautista no aparece explícitamente en Me; lo conocemos por la fuente Q: cf. Mt 3, 7-10; Le 3,7-9. 5 Cf. Marx.sen, El evangelista Marcos, 49-6 1; Manicardi, II cammino, 51 -72; Píkaza-De la Calle, Teología de los evangelios de Jesús, 23-24.
71
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
Principales migraciones o cambios de sentido:
Por esa práctica de Jesús, el Mar de Galilea pasa de ser meramente un lugar geográfico y de práctica social (trabajo de pescadores), a ser lugar de la convocación para el Reino (cf 2, 13-14); después será también lugar de enseñanza para el pueblo (2, 13), de refugio para Jesús frente a la amenaza farisea (3, 7) y de defensa frente a los requerimientos de la multitud, cuando ésta se convierte en amenaza para él (3, 9; 4, 1). Los llamados por Jesús cambian un lugar social de seguridad económica y familiar por otro de desposesión e inseguridad que los llevará a la predicación itinerante (6, 7-13); dejan un trabajo conocido por otro desconocido (v. 17) para el que no están preparados, y un proyecto personal centrado en sus propias necesidades y las de su familia, por otro en el que tendrán la primacía las necesidades de los demás. Ese cambio es condición para que puedan integrarse en la comunidad de los seguidores de Jesús, corresponsables de la causa del reino. SEG U N D A UNIDAD: Práctica de Jesús por el Reino: Responsabilidad por la vida del pueblo, y respuestas a su práctica. En Galilea: 1, 21-5,43'’
Presentamos el esquema de las subunidades que integran esta unidad y de los enlaces que las unen. La acción de Jesús en el relato de Marcos va sufriendo modificaciones de acuerdo con el cambio que va constatando en la gente, en los oposi tores y en sus discípulos. A un primer momento de práctica por la vida le sigue inmediatamente el conflicto con el Centro, que se le opone, desde una interpretación rígida de la ley de la Pureza. La condena del Centro lo lleva a la búsqueda de protección. Entonces se presentan dos modelos de respuesta
ante Jesús: el seguimiento y el perseguimiento, respuestas que él analizará en las parábolas, donde también comienza un doble tipo de enseñanza: en público, en clave simbólica, para evitar ser mal interpretado, y en privado, explicando todo a los discípulos para hacerles comprender el sentido profundo de su enseñanza. La última subunidad hace de síntesis y presenta a Jesús como comprometido con la causa de la vida, pero aparece también por primera vez el tema del taumaturgo en conflicto. ESQUEM A DE LA U N ID A D
Subunidad 1: Cafamaún: ante el sufrimiento del pueblo: 1, 21-39. Enlace: Leproso; inicio del conflicto por la pureza: 1,40-45. Subunidad 2: Controversias: El Centro judío contra la práctica liberadora: lo que "se puede" o "no se puede" hacer: 2, 1-3, 5. Enlace: Planes de muerte: búsqueda de protección: 3, 6-7a. Subunidad 3: Respuestas ante Jesús: seguimiento /perseguimiento: 3, 7b-35. Enlace: Protección de Jesús; nueva forma de enseñanza: 4, l-2a. Subunidad 4: Párbolas: Análisis de respuestas y condicio nes de escucha: 4, 2b-34. Enlace: Tempestad: incomprensión de los discípulos ante la práctica de Jesús y las amenazas: 4.35-41. Subunidad 5: Muerte-Vida: El rescate de la vida: 5, 1-43.
Veamos ahora cada una de las Subunidades: Subunidad 1 Cafamaún: Jesús ante el sufrimiento del pueblo: 1, 21-39
6 La segunda y la tercera Unidad narrarán la práctica de Jesús, como Mesías y como Hijo, por la vida del pueblo. El pasaje de Nazaret (6, l-6a) hace de cesura y de enlace entre ambas, momento en el que Jesús empieza a cuestionarse el sentido de su práctica.
Hay dos secuencias. La primera, programática, presenta a Jesús actuando contra los poderes que deshumanizan al hom bre; la segunda, una secuencia progresiva compuesta por tres perícopas, presenta la libertad de Jesús frente a la Ley, en contraste con la importancia que el pueblo le da a ésta
72
73
Roino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
incluso por encima de sus propias necesidades; ante el éxito de Jesús viene la oración frente a la tentación de regional izar el Reino. Esquema
Secuencia A: La acción de Jesús contra lo inhumano: 1. 21-28. Secuencia B: Por la vida, al margen de la Ley: tentación de regionalizarel Reino: 1,29-39. Relato
21 Y entran en Cafarnaún, e inmediatamente, entran do en la sinagoga en sábado , enseñaba. 22 Y su ense ñanza los sacudía, porque enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. 23 Es que en la sinagoga de ellos había un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba diciendo: 24 ¿Qué te importa a ti de nosotros, Jesús Nazareno? ¿ Viniste a acabar con nosotros? Te conozco quién eres: el santo de Dios”. 25Y Jesús lo conminó, diciendo: "Cállate y sal de él". 2h Y el espíritu impuro lo estrujó, y gritando con fuerza, salió de él. todos quedaron tan estupefactos que se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? Una enseñanza nueva con autoridad : da órdenes a los espíritus impuros y le obedecen ". 28 Inmediatamente se corrió por todas partes la noticia sobre su acción, hasta toda la región de Galilea. 29 Y en cuanto salieron de la sinagoga fueron a la casa de Simón y Andrés junto con Sa ntiago y Juan ,' pues la suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y en seguida le hablan de ella. 1Y acercándosele la levantó tomándola con fuerza de la mano, y la dejó la fiebre y se puso a servirles. ,iy Ya tarde, cuando se puso el sol, le traían a todos los que estaban mal y a los endemoniados. ,u Y todo el pueblo se agolpaba, a la puerta. M Y curó muchos 74
enfermos aquejados por diversas enfermedades , y ex pulsó muchos demonios y no les permitía decir que lo conocían. *’ De madrugada, bastante oscuro aún, se levantó y salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba. Y lo
anduvieron persiguiendo Simón y los otros compañe ros, u y lo encontraron y le dicen: "¡Todos te buscan!" !s Y les dice: "Vámonos a otra parte , a los pueblos cercanos, para predicar tam bién allí ; porque para eso he salido".,!í' Y anduvo predicando en las sinagogas de ellos, en toda Galilea, y expulsando los demonios. Comentario Secuencia
A:
La acción de Jesús contra lo inhumano:
1, 21-28
El elemento central de la secuencia es la práctica eficaz y poderosa de Jesús contra el mal que daña al hombre, y contra la Ley de la Pureza, que margina la vida7. La primera acción pública de Jesús tiene una dimensión liberadora y de ilegali dad: se realiza en sábado*. La autoridad se atribuye a Jesús sólo, y se niega a los escribas; es expropiada en favor del pueblo (cf. vv. 22.27). La distancia entre Jesús y los escribas se acentúa: su práctica sucede en la sinagoga "de ellos" (no de Jesús). Su enseñanza se cualifica como "nueva"; esto 7 En el esquema de esta secuencia resalta la circularidad de la estnictura, y cuál es el elemento central en ella: a) práctica de Jesús: GEO, CRO y S1M: Cafamaúm, en sábado, (v. 21). b) reacción del pueblo ante su enseñanza; juicio vs escribas,(v. 22). c) resistencia del espíriUi impuro. Jesús es el santo de Dios (vv. 23s). d) autoridad de Jesús = eficacia en favor de la vida (v. 25). a') La noticia sobre Jesús, extensión de su fama (v. 28). 8 En este primer momento en que Jesús rompe el esquema LeP ( en el que la santidad de Dios es amenaza para el hombre pecador), el relato le atribuye un título, el ‘santo de Dios', sólo que ¡ihora la santidad de Dios no destruye al hombre impuro, sino al espíritu que lo daña. Sobre el juego de palabras que hay entre esta designación y el toponímico de Nazaret, cf. Gnilka, ¡\4k I, 80.
Reino y vida del pueblo
jesús, hombre en conflicto
implica que el par contrario, vieja, corresponde a la de los escribas9. Esta migración de sentido es fundamental para enten der el conflicto de Jesús con el Centro: el que no tiene autorización (legal) para enseñar, tiene una práctica con autoridad en favor de los sufrientes; los que tienen autoriza ción legal para enseñar sólo realizan, en cambio, una práctica ideológica estéril para la vida del pueblo, por cuya suerte ni se preocupan, aunque les ha sido confiada (cf. 6, 34). Los escribas atan al hombre a la impureza, mediante las leyes; Jesús salva y libera de la impureza y de la ley. A la oposición de estos dos tipos de enseñanza subyace una interpretación contraria sobre "lo que se puede" y "lo que no se puede" hacer por el hombre (cf. 2, 1-3,5), y sobre lo puro y lo impuro, lo que da vida o muerte al hombre (cf. 7, 1-23). Es el conflicto entre una concepción religiosa que privilegia como acceso a Dios los compromisos con el hermano, derivados de la Alianza (LeA), y otra que privilegia las exigencias rituales de pureza como acceso a Dios (LeP). Para Jesús, la santidad del Dios misericordioso es garantía de vida para el hombre pecador, en cambio la santidad del Dios puro es amenaza de muerte para el hombre impuro10. La presencia de Jesús priva al mal de su capacidad de actuar contra la vida. El análisis del demonio es certero. Lo que ha anunciado Jesús se hace evidente: al mal se le ha acabado el plazo de dominio sobre el hombre (cf. 1, 14-15); el kairós del Reino, su cercanía, trae esa novedad a la historia, porque no es pensable la coexis tencia del dominio de dos poderes contrarios, uno a favor del hombre y otro en contra.
Secuencia
B:
Por la vida, al margen de la ley. Tentación de regionalizar el Reino:
1, 29-39 Esquematicemos la secuencia, para que resalte su carácter progresivo: a) Al salir de la sinagoga (sábado); intervención de los discípulos en favor de la suegra de Pedro; curación (vv. 29-31). b) Terminado el sábado; práctica del pueblo; curaciones (vv. 32-34). c) De madrugada: retirada al desierto; oración, tentación de popularidad; extensión de su práctica (vv. 35ss). El dinamismo de la secuencia viene marcado por las transi ciones temporales del comienzo de las perícopas, y por el movimiento geotopográfico de los actuantes, así como por el entrelazamiento de las prácticas de Jesús, de los discípulos y del pueblo. Inicialmente regionalizada la acción en tomo a Cafarnaum y "en casa" (vv. 22.29.33), se proyectará luego a toda Galilea (v. 39) como consecuencia del análisis que Jesús hace en la oración: para eso ha sido enviado, y no puede quedarse en el triunfo fácil que los discípulos le presentan como tentación" La oracion es el lugar en el que Jesús discierne y decide su acción de acuerdo con el proyecto de Dios, y es la instancia de análisis de su práctica. Aunque no podemos suponer cuál fue históricamente el contenido de su oración, el lugar que tiene en la estructura nos lleva a verla como relacionada con su práctica'2, que sucede al margen de
9 Este tema será retomado en la secuencia central de la Unidad Controversias. 10 Y si vamos al fondo de esta dinámica, la última migración de sentido en este aspecto se dará en la muerte que Dios sufre en su Hijo por acercarse al hombre impuro. La cercanía con la injusticia es mortal para Dios, como lo es también para el pobre.
11 El verbo katadioko tiene una connotación negativa; incluso etimológicamente tiene un significado de persecución. La reclamación que le hacen los discípulos ("¡Todo el mundo te busca!") pretende remitir a Jesús a la satisfacción de las exigencias inmediatas de la gente, que quiere apoderarse de su fuerza benéfica, y tiene una connotación, por el contexto geográfico, de una reducción local y triunfalista de la acción por el Reino. En ese contexto de tentación mesiánica está situada la oración, así como anteriormente lo estuvo en la tentación del desierto (1,12-13). 12 Cf. los otros momentos en que la oración de Jesús aparece situada histórica mente en el relato: 3, 13; 6,41.46; 7, 34; 8,6; 9 ,2s; 14,22ss.32ss; 15, 34.
76
77
jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
la ley, que empieza a ser comparada por el pueblo con la de los escribas, y que suscita todo un movimiento de populari dad que se convierte en tentación para él. La de Jesús no es una oración ritual, marginada de la vida. Notemos, finalmen te. el carácter amenazante que connota el v. 39: el discern imiento lo lleva de nuevo a territorio enemigo: las sinagogas "de ellos". Enlace: Curación del leproso; inicio del conflicto por
l.i pureza: 1,40-4513
A diferencia de las Subunidades entre las que está colocada, ricas en datos geotopográficos y cronológicos, esta secuencia carece de toda determinación que nos permita ubicarla. El nombre de Jesús no aparece en ningún momento; sólo está implícito como sujeto de los verbos y pronombres; tampoco son mencionados los discípulos. Las motivaciones y senti mientos de Jesús no aparecen en la Subunidad Cafarnaún, y aparecerán, en cambio, en la Subunidad Controversias (2, 5.8; 3,5). Se anticipa el conflicto con el Centro, que será fundamental para esa Subunidad, así como la clandestinidad a que Jesús habrá de recurrir como protección. Estas son las razones por las que la consideramos secuencia de enlace.
purificado". 12 E inmediatamente se le fue la lepra y quedó puro. iA Y profundamente em ocionado con él lo despidió diciéndole : 11 "Cuidado con decirle nada a nadie; pero ve a mostrarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés, como testimonio contra ellos". ‘ Pero él, en cuanto salió, empezó a.
proclamarlo una y otra vez, y a divulgar el hecho, de tal forma que aquél no podía entrar manifiestamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares desiertos, pero de todas partes venían a élX4. Comentario
En la sociedad de Jesús, el leproso era considerado como un muerto contra el que se manifestaba el juicio de D io s\ Su impureza era una amenaza mortal contra la vida, que depen día de la pureza ritual de la comunidad, debe ser segregado de ella para no contaminarla (cf Num 5, 1-4; 12, 10-15; Lev. 13,45s). El sufrimiento se acentúa con la soledad, el rechazo y el oprobio de ser marcado como amenaza para la vida del pueblo, y a quien por eso se le prohíbe toda relación con los
13 Standaert lo considera relato de transición, que retoma una serie de rasgos de lo precedente y prepara a lo que va a seguir, op. cit. 48. Aquí nos encontramos con una secuencia circular, cuyo centro es el doble mandato que hace Jesús al leproso. Veamos el esquema de la secuencia: a) viene el leproso a Jesús (v. 40). b) Jesús lo toca; sentimiento de cólera (v. 41). c) la lepra obedece y queda curado (v. 42). d) advertencia de Jesús: silencio y testimonio contra el Centro (vv. 43s) c') el leproso desobedede y divulga el hecho (v. 45a). b’) Jesús, impuro por tocar al leproso, no puede entrar en pueblos (v. 45b). a’) vienen a Jesús de todas partes a las afueras del pueblo (v. 45c).
14 Algunas aclaraciones de crítica textual y de traducción: Siguiendo a The Cnvek N. T. omitimos el 'arrodillándose' del v. 40; optamos por la lectura orghistheis (mdignado), en lugar de splanjnistheis (conmovido), como lectio difficilior (cf. Minette, op. cit. 49; Taylor. op. cit. 207; Schweizer, op. cit. 62). Siguiendo a Minette traducimos eis martyrion autois por "como testimonio contra ellos", sentido que tiene claramente en 6,11 y que es verosímil también en 13,9 (cf. op. cit. 65-60), aunque damos contenido diferente a la hostilidad que implica el dativo. Taylor no comparte la opinión de Minette (cf. o.c. 210). El verbo embrimesámenos lo traducimos como "profundamente conmovido"; es difícil la opción por un vocablo que traduzca el rico sentido del término. Taylor propone varias traducciones; la elección de una u otra presupone la opción por la interpretación del sentido del pasaje: tanto del motivo de la ira de Jesús como de lu finalidad del secreto. No estamos de acuerdo con Radermakers, que le da el sentido de irritación contra el leproso y su impureza (op. cit. 87); más bien consideramos como probable objeto de la cólera de Jesús la exclusión injusta que la ley de la Pureza hacía de ios leprosos, y como finalidad del secreto, el evitar los problemas que, de hecho, le van a venir por parte del Centro por su violación. Esta lectura explica también por qué consideramos este pasaje como enlace. 15 "Suena en ella (la lepra) la idea o la imagen de un ataque, asalto, golpe, producido por alguna fuerza sobrehumana, concretamente la cólera de Dios". L. Alonso Schoekel, Los libros sagrados, Pentateuco II, 59.
78
79
Relato
40 Y viene a él un leproso que le rogaba diciendo: "Si quisieras me podrías purificar". 11E indignado , exten diendo su mano, lo tocó y le dice: "Quiero; queda
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
demás. Es un excomulgado. Nadie puede purificar a un leproso; es como resucitar a un muerto. Los sacerdotes sólo pueden declarar ritualmente puro a quien haya sanado de su lepra, admitiéndole así oficialmente a la comunidad, pero no tienen poder de darle la salud. El leproso ha de ofrecer varios sacrificios, de los cuales una parte importante es para los sacerdotes, que han ampliado considerablemente la legislación sobre la lepra (Cf Lev. 13-14). Esto aumenta la relevancia social del sacerdote y las ocasiones de sacrificios... en beneficio suyo'’. En este con texto hemos de situar la acción de Jesús, que sucede en tres momentos: a) indignado cura al leproso, violando innecesariamente las prescripciones rituales de Pureza17; como las cura ciones en sábado, tiene carácter provocativo. b) Mandato doble de secreto y de testimonio: pide secreto sobre lo que ha hecho (curar al leproso tocándolo); y que ofrezca el sacrificio prescrito como testimonio "contra ellos", que lo han excluido injustamente. c) Consecuencias de esta dinámica: la marginación de Jesús. No se dice que "no quisiera entrar" a las ciuda des, sino que "no podía entrar abiertamente"; porque el leproso divulgó lo sucedido, por eso'* no puede Jesús entrar a la ciudad y tiene que quedarse fuera19. Pero la
gente sabe que afuera está la oferta de la vida, no ya adentro. Esto también tiene un carácter provocativo. Veamos las principales migraciones de sentido: la más pa tente es la antítesis entre lo que sucede al leproso y lo que sucede a Jesús: Este purifica al leproso tocándolo y así lo reincorpora a la sociedad, pero tocándolo él queda impuro y es excluido de la vida del pueblo. La purificación del leproso se da fuera del Templo, por el laico Jesús; la ofrenda no tiene sentido legalista sino de denuncia contra la práctica exclu yeme de los sacerdotes. La fuerte reacción de Jesús nos subraya lo central que es para él esta práctica; no está luchando por aspectos periféricos de la fe en Dios, sino por la centralizad misma de su proyecto en favor del hombre que sufre. Jesús realiza un signo mesiánico con esa curación, pero es un signo preñado de humanidad, de quien se 'mancha' las manos con el dolor del hombre que sufre, a pesar de las consecuencias socio-religiosas que eso le traiga. Pero sólo acercándosele físicamente le puede mostrar la cercanía de
16 Sobre los derechos de los sacerdotes a lo sacrificado cf. Lev. 1-7; 12; 14; Num 18. 17 La materialidad del tocar a los enfennos, rasgo ordinario de la práctica de Jesús, tiene aqui carácter de excepción, precisamente por la seriedad de las prescripciones de marginación y exclusión que pesan sobre el leproso. No hay ninguna noticia de ninguna actividad purificatoria por parte de Jesús. La irritación de Jesús la atribuye Müvsner a la situación de paria que el judaismo reservaba al leproso, con un rigor peor que el prescrito por la Ley; c f Los milagros de Jesús, 32s. 18 C f el sentido consecutivo de la partícula hoste, que traducimos por "de tal forma que"; en este sentido Nincham op. cit. 85s. 19 Algunos ven en la orden de silencio una intención de evitar la popularidad y el éxito. Pero todavía queda una segunda pregunta: ¿Por qué quiere evitarlos? Minette dirá que porque quiere pennanecer ignorado (op. cit. 47) pero no puede detener la fuerza de su gloria mesiánica (id. 51); Radermakers la atribuye a la ambigüedad de la popularidad; debe evitar aparecer como el bienhechor paternalista (op. cit. 89). Taylor dice que es simplemente "porque
Jesús se retira de Cafarnaum y porque quiere consagrarse al ministerio de la predicación" (op. cit. 209). F,1 texto impone una línea de intepretación distinta: la violación del secreto está relacionada estmcturalmente con el hecho de que Jesús no pueda entrar abiertamente en la ciudad y que tenga que asumir una cierta clandestinidad. En este momento el secreto parece tener como finalidad más inmediata la protección de lo que ha hecho y de cómo lo ha hecho: tocando al leproso. En otros momentos, el secreto buscará defender a Jesús de una popularidad indiscreta que impida a la gente llegar a lo profundo del mensaje de Jesús, quedándose en su persona. Por eso, desde un análisis interno del texto, y desde la referencia a otros momentos del relato, proponemos como legítima la explicación de que el llamado "secreto mesiánico" puede tener también en el relato de Me el carácter de estrategia de Jesús, con la que busca la protección de su causa y de su persona. 20 Cf. Minette,op. cit. 42-44, donde analiza las posiciones deTaylor, Lohmcyer y Robinson. Dice que hay que excluir el sentido de "para obtener un certifi cado de curación", en cuyo caso la frase habría sido eis martyrion anión: en cambio autóis sólo puede ser dativo de ventaja o desventaja (id. 66). Pero atribuye el enojo de Jesús a una supuesta pretensión de una manifestación anticipada de la mesianidad; creo que el texto no ofrece base para tal interpre tación. Más sencilla es la posición de Schweizer: la ira de Jesús es su reacción ante la atrocidad del daño de la lepra, contraria a la voluntad creadora de Dios (op. cit. 63); una intepretación similar propone Taylor (op. cit. 208). Descon cierta el que ninguno de estos autores tome en cuenta la clave de la Pureza para leer el pasaje; tampoco entienden la lepra desde su doble dimensión, física V socio-religiosa.
80
81
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
Dios y la invalidez de la Ley de la Pureza que ’separaba’ al hombre doliente, de Dios. La ira de Jesús muestra la ira del Padre contra esa injusticia. No sólo no confirma la lógica excluyente del sistema de la Pureza, sino que invalida su pretensión de interpretar la voluntad de Dios. Hecho el análisis, sinteticemos el papel de enlace que juega la perícopa: Hay elementos propios de la Subunidad Cafamaum. la impureza está relacionada con el exorcismo inicial y la expulsión de un espíritu impuro; el tema domi nante, la vida del pueblo, continúa. Tiene una estructura concéntrica, al igual que la primera secuencia; sin embargo no aparece ninguna localización geográfica ni cronológica, característica importante de esta Subunidad. Por otro lado aparecen elementos propios de la Subunidad Controversias: la dimensión provocativa de la "violación innecesaria" de la Ley no ha sido explicitada en la Unidad Cafamaum, y será tema fundamental de la siguiente Subunidad; aparece tam bién en germen el núcleo del conflicto: las diferencias radi cales con la interpretación oficial de la ley. Sin querer considerar cerrada la discusión, y aunque nos inclinamos a la opinión expresada, proponemos, sin embargo, dos alternativas: o considerar toda la secuencia como enlace, o considerarla como parte de la primera Subu nidad, dejando sólo el v. 45 (exclusivo de Marcos), como enlace. Lo importante en cualquier caso es dejar en claro que estas Subunidades no están simplemente yuxtapuestas, sino que hay un hilo conductor que las vertebra: la práctica de Jesús como proce su al, situada y conflictiva' .
Subunidad 2: Controversias: El Centro judío contra la práctica liberadora: Lo que "se puede" o "no se puede" hacer: 2, 1-3, 5
Todas las secuencias tienen una introducción, un cuerpo y una conclusión. La introducción presenta la ocasión de la controversia y la contextualiza; el cuerpo presenta el conflic to con el Centro en torno a la práctica de Jesús y sus discípulos, conflicto que versa sobre "lo que se puede" o "no se puede " hacer por el hombre, y según qué criterios. Lo que está en cuestión es, pues, el contenido y la legitimidad misma de la práctica de Jesús. Los conflictos están narrados en forma de controversia, es decir, de discusión: se enfrentan dos análisis que connotan dos jerarquías de valores, dos maneras de entender la relación del hombre con Dios, y dos maneras de entender su proyecto sobre la historia humana y las relaciones que la configuran. El análisis se presenta por parte de los opositores como una pregunta (O), pero lo es sólo en apariencia; en verdad es una condena que cierra toda posibilidad de justificación a la práctica de Jesús. El, en cambio, cuando pregunta, abre la posibilidad de un comportamiento nuevo, no tenido en cuenta por sus opositores. El primer conflicto va connota un peligro mortal para Jesús, es juzgado de blasfemo; eso supone la pena de muerte. El último concluye con la puesta en práctica de un plan para matarlo. La tercera controversia, que ocupa el lugar central dentro de la estructura, es la clave del conflicto: el enfrentamiento entre Jesús y el Centro es el enfrentamiento entre lo nuevo y lo viejo, entre lo que no caben las compo nendas, según Jesús. Ál final se le condena a muerte. Esquema
21 Radermakcrs piensa que forma parte de la subunidad anterior, aunque admite que el nexo con ella no es evidente. La estnictura que propone me parece artificialmente construida, atribuyendo el lugar central a una perícopa que, a mi modo de ver, no tiene tal importancia ( 1, 32-34); c f op. cit. I, 1lss.
82
Secuencia A: El perdón y la salud en los márgenes: 2. 1-12 Secuencia B: Llamamiento de Lcví; comida con pecadores: 2. 13-17 Secuencia C: Tiempo nuevo y nueva conducta: 2. 18-22 Secuencia B': Lo que se puede hacer en sábado: el 'cam ino': 2. 23-28 Secuencia A': Lo que se puede liaccr en sábado: la vida: 3, 1-5
83
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto Relato
2,1 Y entrando de nuevo en Cafarnaún. después de
unos días se supo que estaba en casa. Y se reunió mucha gente, de forma que no había sitio ni frente a la puerta. Y él les decía la palabra. '*Y vienen tra ié n dole un paralítico, cargado entre cuatro , 1y no pudien-
do presentárselo por causa del gentío, quitaron las tejas encima de donde él estaba y, haciendo un aguje ro, bajaron por él la camilla en la que yacía el paralí tico. 5Y viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: "Hijo, se te perdonan tus pecados... 6 Estaban allí sentados unos escribas que criticaban eso interiormente: ' ¿Qué dice éste? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados? Sólo uno: Dios". s Inmedia tam ente se dio cuenta Jesús de que lo criticaban así y les dice: "¿Por qué critican esto así? ' ¿Qué es más fácil decir al paralítico: "se te perdonan tus pecados" o decirle: "levántate, toma tu camilla y anda"? 1(1Pues para que se enteren de que el hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados...", dice al paralítico:1 "A ti te digo: levántate y carga tu camilla y vete a tu casa". 12 Y se puso en pie y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de tal forma que todos estaban fuera de sí y glorificaban a Dios, diciendo: "Nunca vimos algo semejante". 13 Y salió de nuevo junto al mar y todo el pueblo acudía a él, y él les enseñaba . u Al pasar vio a Leví el de Alfeo,
sentado a la mesa de impuestos y le dice: "Sígueme '. El se lévantó y lo siguió. Y sucedió que, estando él a la mesa en su casa, muchos recaudadores y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos y le seguían. 1HY los escribas y fariseos, viéndolo comer con pecadores y recaudadores, decían a los discípulos: "¿Qué? ¿Come con pecadores y recau dadores?" 17Y oyéndolos Jesús les dice: "No necesitan médico los sanos, sino los que están mal; no vine a invitar a los justos, sino a los pecadores". 84
IS Y los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban , y vienen y le dicen: "¿Por qué los discípulos de Ju an y los discípulos de los fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan?"1’Y les dijo Jesús: "¿Acaso pueden ayunar los invitados al banquete mientras está con ellos el esposo? Durante el tiempo que tienen al esposo con ellos no pueden ayunar. 20 Vendrán días en que el esposo les sea arrebatado; ya ayunarán entonces, aquel día. 21 No hay quien remiende un vestido viejo con un parche de tela nueva; que si no, lo añadido tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se hace un desgarrón peor. No hay quien eche vino nuevo en odres viejos, que si no, el vino romperá los odres y se perderán el vino y los odres; pero el vino nuevo, en odres nuevos".
¿,i Y sucedió que, un sábado, atravesaba él por un sembradío y sus discípulos empezaron a hacer camino arrancando espigas. 1Y los fariseos le decían: "Mira: ¿Por qué hacen en sábado lo que no se puede?" ¿:>Y les dice: "¿Nunca leyeron qué hizo David cuando tuvo necesidad y cuando él y los suyos tuvieron hambre? 2b ¿Cómo entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, v comió de los panes de la ofrenda, que nadie puede comer, fuera de los sacerdotes, y los compartió con los que estaban con él?" Y les decía: ¿‘ "El sábado se hizo en función del hombre, y no el hombre en función de! sábado; /H hasta tal punto que el (hijo del) hombre es señor incluso del sábado".
3,1 Y entró de nuevo en la sinagoga. Estaba allí un hombre que tenía la mano paralizada 2 y estaban al acecho por si lo curaba en sábado, para acusarlo. '* Y dice al hombre que tenía la mano paralizada: "Levántate y ponte allí en medio". 1Y les dice a ellos: "¿Se puede en sábado hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar?" Ellos callaban. ’Y mirándolos con ira, entristecido por la cerrazón dt>sus corazones, dice al hombre: "Extiende la mano". Y la extendió y quedó restablecida su mano. 85
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
hY saliendo los fariseos, inmediatamente se reunieron con los herodianos en consejo contra él, con el fin de matarlo. ' Y Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar. Comentario
,
Secuencia A: El perdón y la salud en los márgenes:
2 1-12
La introducción nos sitúa geográficamente (Cafarnaum); Jesús está "en casa" (protección-clandestinidad después de 1,45: "no podía entrar abiertamente", y se supo de él hasta "después de unos días", 2, 1). En un relato sumamente dinámico se van entretejiendo las prácticas como respuestas unas a otras. Los cuatro que cargan al paralítico desaparecen de la escena para dejar lugar a los escribas; éstos, a su vez, desaparecen, para dejarlo al paralítico curado; concluye el pueblo con un análisis de la práctica de Jesús. La enseñanza de Jesús se nos presenta nuevamente sin contenido concreto (v. 2), como al principio (1, 21.22.27); porque se identifica con su práctica misma (1, 44), al menos hasta ahora. Ella es la que habla de la realidad presente que Jesús anuncia; su autoridad le viene de eso nuevo que sucede en favor del hombre. Pero la práctica de Jesús es interrumpida en el relato por la brusca intromisión de los escribas, a la que sigue la respuesta de Jesús. La continuidad del relato pasa propiamen te del versículo 5 al versículo 11. Sin entrar en el análisis de la historia de la redacción, desde el análisis interno proponemos la hipótesis de que estamos ante un relato que une dos hechos (curación-contro versia), de acuerdo al esquema frecuente en Marcos (a-b-a), para dar relevancia al motivo del conflicto entre Jesús y el Centro, (vv. 6-10), que es el tema central en la estructura^. 22 Esquema de la secuencia: a) introducción: Jesús enseña al pueblo: vv. 1-2 b) traen cargando al paralítico: vv3-4 c) viendo la fe de ellos, le dice (perdón)...: v. 5
86
Aparecen contrapuestos dos Análisis: el de los opositores de Jesús, no precedido por ninguna práctica en favor del hom bre, y que parte de la absolutización ideológica de un princi pio (Según la Ley de la Pureza el pecado sólo lo perdona Dios mediante la práctica de purificación hecha en el Templo por medio del sacerdote), y el de Jesús, precedido por su práctica eficaz en favor del hombre, y que desde la Ley de la Alianza habla de la oferta de perdón que Dios realiza por medio del hijo del hombre en la tierra, ya no en el Templo, sino en cualquier casa, y junto con él ofrece una liberación integral (del pecado, de la enfermedad, de la dependencia de otros para moverse...) Los escribas responden a Jesús con un análisis que conlleva una condena a muerte: "¡Este blasfema!" (cf Lev. 24, 14-16; IRe 21, 13; Ex 20, 7; 22, 27; c f Me 14,4). Esta migración de sentido en torno al lugar y al sujeto del perdón implica el problema de "quién puede" hacer algo por el hombre que sufre, y "qué puede" hacer. Los escribas analizan la práctica de Jesús desde un pasado que no deja lugar a la novedad; se trata de algo clausurado por Dios mismo. Jesús analiza su propia práctica desde la experiencia de las nuevas posibilidades que nacen del kctirós ya presente. Lo que hay en el fondo es el problema de la responsabilidad frente a la vida y la muerte del hombre. Si éste "no puede" hacer nada por el prójimo que sufre, sino sólo explicar ideológicamente su situación, entonces está dispensado de cualquier compro miso de amor (posición de los escribas); pero si resulta que lo que hasta entonces se pensaba relegado al ámbito de Dios en el cielo, es asunto confiado al hijo del hombre en la tierra, entonces el compromiso en favor de la vida es inescapable. Lo que la práctica de Jesús revela, contra los escribas (de todos los tiempos), es que el criterio de "posibilidad" y de "legalidad" de la acción en favor del hombre es la necesi dad concreta de éste, porque en este tiempo nuevo Dios comparte en la tierra con el hombre su responsabilidad y su d) Análisis de escribas (vv. 6-7) vs. análisis de Jesús (vv. X-l()a) c') ...le dice: (curación): vv. 10b-11 b') el paralítico carga su camilla y sale: v. 12a a’) conclusión: el pueblo habla de Jesús: v. 12b).
87
]
jesús, hombro en conflicto
poder en favor de la vida; el asunto de la vida no se reduce a los lugares sacros y a los tiempos rituales, sino que es asunto de cualquier momento y en cualquier lugar en donde el hombre sufra. Secuencia B:
Llamamiento de Leví; comida con pecadores: 2, 13-1 7
El mar es nuevamente lugar de enseñanza. Se refuerza el descentramiento de la práctica de Jesús: el llamamiento del Reino no sucede preferentemente en lugares sacros, sino, al revés, en lugares profanos"’, de trabajo humano y de produc ción económica. El pueblo responde también descentrándose (v. 13b), lo cual comienza a inquietar al Centro. Pasando por encima de fronteras socio-religiosas, Je sús invita a un hombre segregado de la comunidad por su oficio impuro , equiparado con los pecadores públicos; el colaboracionismo con los romanos lo pone en mala situación sociopolítica; a ese marginado, incapaz de acercarse a Dios por su impureza múltiple, Jesús le ofrece la alternativa de la esperanza. Pero ese llamado no lo hace desde una neutralidad acrítica e ingenua que no tomara partido frente al pecado y a la injusticia; pone al hombre frente a la conversión y le pide que abandone lo que en su vida hay de injusto. La respuesta incondicional nos habla del cambio que hay en el hombre que responde: el verbo anístemi (levantar se) connota la idea de paso de la muerte a la vida . Leví es invitado a seguir a Jesús, pero no aisladamente, sino integra do en la comunidad para el Reino. Invitación formulada por Jesús de forma provocativa: Es para los que están "en el otro lado" de la sociedad judía, y no para los que sería lógico 23 Rasgo típico de las vocaciones de los profetas en el AT, y también de las experiencias pascuales del NT; no se dan en espacios sacros, sino en la cotidianidad de la existencia. 24 Es de los verbos empleados para expresar la resurrección. Esto mismo está connotado en la siguiente imagen del llamado a los enfermos. El nivel provocativo de este análisis de Jesús crece con su práctica: come con ellos, es decir, se asocia a su vida.
Reino y vida del pueblo
invitar: los buenos, los puros, los sabios. Estos lo rechazan; en cambio los impuros, los pecadores, el pueblo, lo siguen. Los opositores de Jesús actúan sólo en el terreno ideo lógico. Se dirigen a los discípulos, no a Jesús; pretenden desautorizarlo ante ellos. Jesús no analiza la práctica de los opositores, sino su propia práctica, y revela el criterio que nonna sus acciones: Lo que "se puede" hacer por el hombre no lo deduce a partir de una ley abstracta, por santa que parezca, sino a partir del conocimiento de la necesidad con creta. La vida no se protege permaneciendo aislado en el ámbito de los sanos, sino comprometiéndose con la suerte de los enfermos. Contra la imposibilidad de lo clausurado y definido por la Ley de la Pureza, se abre la novedad de la Alianza nueva que ha llegado con Jesús, en cuya solidaridad se manifiesta la solidaridad de Dios con los pecadores. Secuencia C:
Tiempo nuevo y nueva conducta:
18-22
2,
La estructura circular de la Subunidad nos llama la atención sobre la importancia de este pasaje central. En la introducción no aparece ningún espacio ni tiempo concretos (caso único en toda la Subunidad: es válido para todo tiempo y lugar). Se habla de una práctica ritual de los oponentes (posible indica dor de un tiempo sagrado que no es guardado por Jesús) quienes, desde su piedad , desautorizan la conducta impía de los discípulos, gente del pueblo, que no guardaba las prácti cas de las escuelas de s e le c to s El núcleo de la respuesta de Jesús presenta el conflicto entre lo nuevo y lo viejo ’. Nuevamente la cuestión es "qué se puede hacer"; los opositores cuestionan desde unos principios que han convert ido en ídolos; Jesús relativiza esos principios desde el análisis del cambio en la cualidad del tiempo presente, tiempo "de 25 Sobre las condiciones de admisión y las normas de pertenencia a las comuni dades fariseas, cf. Jeremía st Jerusalén, 262.266; sobre los esenios, cf. Leipoldt-Grumlmann. /, 253-255; 272. 26 El que se trate de dos logia' añadidos confirma la importancia que Marcos le da al tema.
89
Reino y vida del pueblo
jesús, hombre en conflicto
bodas". Eso cambia los criterios sobre lo que "se puede" y lo que "no se puede" hacer. Para profundizar en estos puntos Jesús propone las imágenes del remiendo y del vino nuevo, que connotan una provocativa oposición entre ambos aspec tos: no es posible la síntesis; si se pretende unirlos, el desgarron/la pérdida será peor, tanto para lo viejo como para lo nuevo. Esta migración de sentido, fundamental, de la secuen cia, es lo que subyace al analisis de Jesús sobre por qué los discípulos no ayunan: ya no es tiempo de prácticas antiguas, que no sólo no ajustan para cumplir con las exigencias del tiempo nuevo, sino que incluso pueden impedir responder adecuadamente a ellas. No se puede pretender remendarlas, porque lo nuevo las desgarra J. La novedad del tiempo exige prácticas nuevas.
ley es clave absoluta de conducta, ni siquiera algo tan santo como el sábado; y el fundamento de esa relativización es Dios • i 29 / mismo, que "hizo el sábado para el hombre"' Jesús se pone en la línea de la interpretación deuteronomista del sábado, y desautoriza la interpretación sacerdotal-farisea’0. La novedad del kairós presente permite a Jesús llegar a la interpretación original del proyecto de Dios en favor del hombre. Es, pues, la causa del Reino y las necesidades de los demás lo que lleva a Jesús a una vida sin descanso, sin tiempo ni para comer {cf. 3, 20; 6,31) y, tal vez, a no descansar ni siquiera en sábado, ante la urgencia del anuncio del Reino'1. Si esta interpretación es correcta, lo que está en cuestión en la controversia es si en sábado "se puede" hacer el camino de Jesús o si, al contrario, el sábado prohíbe el seguimiento.
Secuencia B':
Secuencia A': Lo que se puede hacer en sábado: la vida : 3, 1-5
Lo que se puede hacer en sábado: el
camino : 2, 23-28
La introducción relata la práctica ilegal de Jesús y los discí pulos: en sábado atraviesan un sembradío, y "comenzando a hacer camino", los discípulos arrancan espigas. La acusación de los fariseos es muy genérica, pero versa sobre lo mismo que las anteriores acusaciones: "lo que se puede" y "lo que no se puede" hacer (en sábado); la hacen nuevamente desde el análisis de un principio que consideran inmutable (el ídolo de la Ley P). Y recordemos que la violación del sábado llega a merecer la pena de muerte, según dicha Ley '. Jesús en su análisis recurre a la historia: David, el fugitivo que quiere salvar su vida de la ira del rey Saúl (ISam 21), entra en la casa de Dios (estando impuro) y come de los panes reserva dos a Dios y a los sacerdotes, y los comparte con los compa ñeros que tienen también hambre (LeA) Para Jesús ninguna
*
9
Esta secuencia está muy trabajada literariamente. No sabe mos quiénes son los opositores de Jesús sino hasta el v. 6, (versículo de conclusión de toda la Subunidad, y de enlace con la siguiente), que trataremos luego; ahora señalamos sólo su relación con esta perícopa. La introducción nos sitúa el lugar de la acción: la sinagoga, que no es el lugar de Jesús (icf. 1,39: "sinagogas de ellos"); sabemos que es en sábado por la indicación de las intenciones de los opositores de Jesús (v. 2) y por lo que él mismo dice (v. 4). Las prácticas y los análisis se entrelazan en torno a un hecho: la necesidad de un hombre enfermo.
27 C f 15, 3X: La práctica nueva de Jesús terminará rasgando el Velo del Templo, que pretendía separar a Dios v aislarlo en un recinto sacro, protegido de lo impuro. Ese símbolo, preñado de sentido, conecta con el núcleo de la práctica de Jesús condensada en este pasaje central de las Controversias. 2X C f E x31,12-17'. 35,1-3, textos ambos provenientes de la tradición sacerdotal, cf. Auzou, Tmd. Hibl. 231. Arrancar espigas es claramente violación del sábado; c f Cnilka A/Á / 121 s
29 Probablemente hay tras la forma verbal un pasivo divino, que implica a Dios como sujeto agente. 30 Hay dos interpretaciones de la finalidad del sábado, en las dos redacciones del Decálogo: la más antigua, que pone el descanso del hombre como finalidad (Dt 5, 12-15, LeA), y la posterior, que dice que fue hecho para el culto de Yahvé y para su descanso (Ex 20. X-11; Lev. 23, 3, LeP). Jesús se pone en la línea de la primera interpretación y contra la segunda. 31 En Juan aparece este tema del trabajo en sábado como causa de peligro mortal para Jesús; cf. 5, 16-1X: "Esta fue la razón de que los judíos empezaran a perseguir a Jesús, porque hacía aquellas cosas en sábado".
90
91
\ jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
La práctica de Jesús se desenvuelve en tres momentos: muestra la necesidad del hombre (aquí y ahora, no en los principios), cuestiona a los fariseos frente a ella, y lo cura. La práctica de los fariseos consiste en acechar (v. 2), en callar (v. 4), en planear la muerte de Jesús (v. 6). Los fariseos esperan que Jesús viole la Ley para condenarlo. Con su conducta están respondiendo a la pregunta de Jesús, dejada sin respuesta por su silencio: En sábado se puede dar muerte a un hombre, a Jesús. Así se muestra la fuerza homicida de la Ley (cualquiera) que se mantiene a ultranza como principio absoluto sobre el hombre. Demasiados ejemplos de ello ha dejado tristemente la historia del celo por la ortodoxia. Jesús, en cambio, dice que ni el sábado puede anular los compro misos del amor; ninguna pretendida fidelidad a la ley puede servir de justificación para la neutralidad ante la vida o la muerte. Sin embargo el hombre no está en peligro de muerte; sólo tiene parálisis parcial de uno de sus miembros. ¿No exagera Jesús sus planteamientos? Con ese relativismo ¿a dónde quiere llegar?. El silencio de los opositores de Jesús nos muestra la mentalidad judía ante el mal: no pueden refutar el análisis de Jesús ni desaprobarlo, porque para un judío no cabe la neutralidad ante el mal; se es responsable de lo que sucede a otro y que uno pudo evitar. Pero la de Jesús no es una pregunta de escuela, sino sobre lo que hoy y aquí se debe hacer. No pueden, por tanto, recurrir a la escapatoria de decir que es preferible hacer mañana esa curación para no violar el sábado (cf. Le 13, 14). La necesidad del hombre es hoy, y ante ella hay que definirse, porque hoy le ofrece Dios la liberación. Por eso Jesús viola provocativa e innecesaria mente el sábado. Tres migraciones de sentido llaman la atención: El hombre pasa de la muerte (enfermedad) a la vida (salud); los fariseos, del acecho , a la condena; de la "defensa del sábado" a la utilización del sábado como día de juicio y condena de Jesús; del desprecio a los herodianos, impuros, a la alianza con ellos para matar a Jesús. Y él pasa del dar vida al ser condenado a muerte, y del diálogo inicial, a la ira, la tristeza, y al compromiso con el que sufre, aun a riesgo de su propia vida.
Si hacemos una síntesis de toda la Subunidad, nos encontra mos con estas constantes: La práctica de Jesús en favor de la vida es juzgada como fuera de la Ley por parte del Centro. Pero el análisis de Jesús mina los fundamentos de la ideología religiosa de sus opositores. Lo que subyace a las controver sias es la oposición entre las exigencias nacidas de la inter pretación de Jesús sobre el proyecto de Dios, en continuidad con la tradición profética-deuteronomista (LeA), y las de la interpretación oficial, heredera de la tradición sacerdotal (LeP). Y la pregunta última que se debate, en el fondo, es: ¿Cuál es el proyecto de Dios para el hombre? ¿En qué se juega la vida o la muerte de éste y del pueblo: en el compartir o en el preservarse?
92
93
Enlace: Planes de muerte, búsqueda de protección: 3, 6-7a
Relato
6 Y saliendo los fariseos, inmediatamente se reunie ron con los herodianos en consejo contra él, con el fin de matarlo. 7 Y Jesús se retiró con sus discípulos a. la
orilla del mar. Comentario
El versículo 6 es el final de la secuencia anterior, pero tiene mayor importancia que eso: es la conclusión de toda la Subunidad Controversias. Y de hecho la acción de la sina goga tiene pleno sentido si se concluye en el versículo 5, con la curación del enfermo. Hay una diferencia importante de esta perícopa con otras que tratan de milagros: estructural mente terminan con la admiración de la gente. Aquí, en cambio, nos encontramos con una dramática migración de sentido: lo que finaliza el milagro es la decisión de matar a Jesús. Un segundo elemento estructural que refuerza esto que decimos es el paralelismo que tiene el versículo 6 con la acusación de blasfemo que hay contra Jesús en 2, 6, y que
\ lesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
implica también la condena a muerte; estas dos serias ame nazas incluyen toda la Subunidad. Finalmente, otra migración de sentido, a nivel ideoló gico, es la alianza de los fariseos con los herodianos, impen sable sin una seria ruptura en la lógica socio-religiosa de la Pureza. Despreciados por los puros fariseos, los herodianos seguirán siendo considerados aliados de aquellos en el relato de Marcos (cf. 8, 15); el último ataque que realicen juntos contra Jesús será "dos días antes de Pascua" cuando le tienden la trampa sobre el tributo al César (12, 12-13). Esta migración de sentido sintetiza la hipocresía de los piadosos oponentes de Jesús en toda la Subunidad (cf. 7,6; 12,38-40) y su poder homicida (cf. 12, 1-12 ) \ En cuanto a la unión del v. 6 con el v. 7a, hay un dato extramarcano que la apoya: la lectura de Mateo: "En saliendo los fariseos, habido consejo contra él, tomaron la resolución de hacerle perecer. Jesús, como lo supo, se retiró de allí..." (Mt 12, 14s).Si vemos la siguiente perícopa, vemos que no necesita del versículo 7a para tener sentido; y la breve pero importante secuencia del seguimiento de la gente (3, 7b-8) es un bloque completo por la inclusión que realiza la repeti ción del sujeto, repetido para acentuar el énfasis. Estos dos versículos., pues, marcan el comienzo de una práctica de los opositores de Jesús, encaminada ya tempra namente a su asesinato, (y en esto concluyen las Controver sias) y el comienzo de una práctica de Jesús como respuesta a esa amenaza: la búsqueda de protección entre los discípulos y entre la gente", y luego, la enseñanza cifrada de las pará
bolas, con claros elementos de clandestinidad. En esta breve unidad de enlace tenemos, pues, la clave para leer retrospec tivamente la Subunidad anterior y para entrar a la siguiente. Por último notemos que se trata de la única práctica no ideológica de los oponentes de Jesús. Incapaces de ninguna práctica en favor de la vida, los puros son eficaces en su práctica homicida (cf 11, 18; 12, 12; 14, 1-2), aunque nece sitarán de la traición de uno de los de Jesús para lograrlo (cf 14, 10-11.43-50.61.64; 15, 1.11-15), Al "entrar" Jesús en la sinagoga "de ellos" (1, 23.39) se le contrapone el "salir" de los fariseos; la sinagoga se llena de significado homicida, como lugar de asechanzas y de planes de muerte contra Jesús. En contrapartida el mar, lugar de conv ocación, de predica ción y de acción por la vida, es además protección frente a las asechanzas del Centro (cf 11,32; 12, 12; 14, 1-2: "tenían miedo de la gente"). Subunidad 3: Respuestas ante jesús: Seguimiento y perseguimiento: 3, 7b-35
Abundan los textos exclusivos de Marcos, lo que hace supo ner la importancia que le da. Tiene dos secuencias, estructu radas cada una de manera semejante, circular (a-b-a) en torno al seguimiento del pueblo y los discípulos, la primera, y en torno al /x.7‘seguimiento de la familia de Jesús y de los escribas de Jerusalén, la segunda. Esquema de la Subunidad
32 En cuanto a la unión del v. 6 con el v. 7a. hay un dato extramarcano que la apoya: la lectura de Maleo: "en saliendo los fariseos, habido consejo contra él, tomaron la resolución de hacerle perecer. Jesús, como lo supo, se retiró de allí..." (Mt 12, 14s). Si vemos la siguiente perícopa, vemos que no necesita del v. 7a para tener sentido; y la breve pero importante secuencia del seguimiento de la gente (3, 7b-8) es un bloque completo por la inclusión de realiza la repetición del sujeto, repetido para asentuar el énfasis. El sujeto único,/w/h plethos.plethospolú, repetido de fonna invertida, hace el papel de inclusión de la gente, cuya universalidad se expresa simbólicamen te por la enumeración de siete regiones: Galilea, Judea, Jerusalén, Idumea, la otra orilla del Jordán, Tiro y Sidón. 33 El que Marcos haya escogido el verbo anajoreo, que tiene una clara connota ción de refugio, nos lleva a preferir este sentido en la traducción; cf Bailly:
94
Secuencia A: Seguimiento de muclia gente/protección de Jesús/seguimiento de discípulos (3. 7b-19) Secuencia B: Perseguimiento Je la fam ilia/de los escribas deJerus alón/de la fam ilia (3, 20-35) Regresar sobre sus pasos, retroceder frente al enemigo, alejarse, retirarse, Manicardi, despues de notar que es la única ve/ iiue Me usa el término, dice que indica la voluntad de alejarse de un determinado lugar para retirarse a otro (op. cit. 61); Minette (op. cit. 2x3) ve en el verbo usado un cierto tipo de migración.
95
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto Relato
Y mucha gente de Galilea y de Judea Hy de Jerusalén y de Idumea y de la otra orilla del Jordán y de los alrededores de Tiro y Sidón, mucha gente, por oír lo
que hacía, vino tras él. 1Ya sus discípulos les dijo que le prepararan una barca por causa de la gente, para que no le atropellaran, () -pues, por haber curado tantos, todos los que teman dolencias se le echaban encima para tocarlo 11 y los espíritus impuros, en cuanto le veían, se echaban a sus pies diciendo: "Tú eres el hijo de Dios". 12Y les exigía una y otra vez que no lo descubrieran-.
1' Y sube a la montaña y llama a los que él quiso, y vinieron hacia él. 1 Y creó los Doce" para que andu vieran con él y para enviarlos a pregonar l5y con poder de expulsar demonios. Y creó "los Doce” e impuso a Simón el sobrenombre de Pedro; 17 a Santiago el de Zebedeo y a /Juan, hermano de Santiago, les impuso el sobrenombre de Boanerges, -es decir, Hijos del True n o '* a Andrés y Felipe, a Bartolomé y Mateo, a
Tomás y Santiago el de Alfeo, a Tadeo y Simón el Cananeo, y a Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
20 Y viene a casa; y se aglomera de nuevo tanta gente, que no podían ellos ni siquiera comer (su) pan. 21 Al
enterarse sus parientes salieron (allá) para apoderar se de él, pues decían: "¡Está loco!". Y los escribas, los que habían bajado de Jerusalén, decían: está poseído por Beelzebul; expulsa los demo nios con el poder del jefe de los demonios. 2:
Pero nadie puede entrar en casa de un poderoso para saquear sus bienes, si primero no am arra al poderoso; entonces saqueará su casa. 28 En verdad les digo: cualquier cosa se le perdonará a los hombres, los pecados y las blasfemias, todo lo que blasfemen ;2J pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene nunca perdón, sino que es culpable de un pecado
eterno. -E s que decían: "Está poseído por un espíritu impuro". 31 Y llegan su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar. A¿ Había mucha gente sentada a su alrededor, y le dijeron: Mira: tu madre
y tus hermanos y hermanas te buscan afuera". Y respondiéndoles, dijo: "¿Quién es mi madre y mis hermanos? MY mirando en derredor a los que estaban sentados en torno suyo, dice: "He aquí mi madre y mis hermanos. ’ Quien haga lo que Dios quiere, ese es mi hermano y mi herm ana y mi madre".
Comentario Secuencia
A:
Seguimiento de la gente/seguimiento de los Doce: 3, 7b-19
Las transiciones menores (cambio de sujeto principal, de situaciones geográficas o topográficas) nos indican la exist encia de tres bloques dentro de la secuencia, estructurados temáticamente de la siguiente forma: a) seguimiento de mucha gente (siete: sinónimo de tota lidad), que vienen tras Jesús por oír lo que hacía. b) práctica de Jesús para protegerse de las consecuencias de un seguimiento indiscreto de la gente. a’) llamamiento de los Doce. Los bloques a y a presentan las respuestas ante la práctica de Jesús: el pueblo viene, por oír lo que hacía (énlasis en la dimensión práctica de la enseñanza de Jesús, más que en sus 97
\
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
contenidos doctrinales, que aún no han aparecido en el rela to); los Doce son "creados" por élvl para ser sus compañeros y proseguidores de su misma práctica'\ El seguimiento es, pues, la respuesta a la práctica de Jesús. Pero los dos vv. de enlace anticipan el carácter ambivalente del seguimiento: la gente le brinda protección, pero le crea dificultades, que aparecen a continuación (vv. 9-12); los discípulos son ayuda para el Reino, pero lo abandonarán, como lo hará también el pueblo desilusionado. La búsqueda ansiosa de la gente (v. 10) que va tras los beneficios de Jesús, pero no ve en ellos un signo del Reino, será factor importante en la crisis de Jesús, cuando analice la respuesta de la gente frente a la práctica de los milagros (crisis de Galilea). Pero por lo pronto nos encontramos con las medidas que Jesús toma como protección ante la gente que se le echa encima para tocarlo. No se aleja de ellos, pero toma medidas de precaución. Jesús también tiene que protegerse de la ortodoxia de los demonios, que pretenden descubrirlo ante el pueblo. Al presentar como demoníaca la confesión de su filiación, Mar cos realiza una migración de sentido fundamental para la cristología: no cualquier confesión de fe es "cristiana"; lo salvíhco de la ortodoxia no depende de la verdad de sus fórmulas, ni siquiera de la actitud exterior en que se exprese, sino de los contenidos que se le dé y de la praxis de segui miento que desencadene '.
Secuencia B: Perseguimiento de la familia de jesús, y de los escribas de Jerusalén:
3, 20-35
34 Epóiesen tous dódeka': el verbo, con lúertes connotaciones creadoras (SIM), (cf Pesch, K4k /, 204, n.4), se repite dos veces. Contra la costumbre existente, no son los discípulos quienes lo eligen como maestro, sino que es él quien elige a quienes quiere como discípulos. 35 Cuando cambie la perspectiva de la práctica de Jesús, cambiará también la de ellos: cf. 8, 31-38. 36 Notemos, de paso, que la cristología más correcta se pone en boca de los demonios o de los adversarios de Jesús (cf. 14,61), pero nunca en boca de los discípulos; y esa "ortodoxia" es peligrosa para Jesús.
Es clara la estructura a-b-a, que supone la mutua implicación y explicación de los términos. El /perseguimiento de la fami lia es interrumpido por el de los escribas, y continúa después, quedando así al mismo nivel que el de los opositores de Jesús por excelencia El conflicto que hay entre Jesús y su familia, por la incomprensión de su práctica, es una llamada de atención al lector: la incomprensión amenaza incluso a los más cercanos a Jesús; eso es una advertencia a las pretensio nes iluministas de los cristianos que creen vivir una situación de exaltación y privilegio. El motivo del primer conflicto es clave para compren der los valores de Jesús: Como consecuencia de la respuesta masiva del pueblo, Jesús y sus discípulos "no pueden" ni siquiera comer su pan, por atender a sus necesidades (v. 20). En la lógica social alguien que así se entrega debe estar loco (v. 21). Pero además el término "loco" tiene una connotación simbólica: El loco está en poder del demonio. Por eso sus familiares detenninan ejercer violencia sobre él: para impedir su práctica que, además, por la oposición que provoca de parte del Centro, afecta negativamente al estatus social de la familia de Jesús. El tema b) se introduce con la presentación de los opositores de Jesús: son escribas que han bajado de Jerusalén. Jesús se marginó del Centro para iniciar su práctica por el Reino lejos de ellos y de su poder amenazante (cf. I, 14). Ahora el Centro se desplaza allá, a tierra impura, para desau torizar una práctica que los confronta y cuya eficacia no pueden negar; su práctica nuevamente es sólo ideológica y se limita a un falso análisis por el que satanizan a Jesús, pretendiendo explicar que Jesús "puede hacer" lo que hace, gracias a una alianza con Satanás. La respuesta de Jesús muestra la inconsistencia de su acusación (vv. 23-26); da la verdadera explicación de lo que sucede: que "el más fuerte" (cf 1, 7) ha llegado (v. 27), y les advierte sobre las consecuencias de una oposición que cali fica como pecado imperdonable que se cierra a la evidencia de la presencia del Reino vv. 29-30).
98
99
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
La respuesta de Jesús es caracterizada como dicha "en pará bolas". Este término se carga de un doble contenido: se trata de un Análisis de la respuesta a la práctica de Jesús, y supone una situación de conflicto con el Centro. Ambos elementos nos los encontraremos en los siguientes momentos en que Jesús habla en parábolas: el cap. 4; 7, 1-23 y 12, 1-12. Son, pues, claves para entender las parábolas en el evangelio de Marcos. Después del conflicto con el Centro religioso regresa el relato al tema a): La familia de Jesús quiere poner en práctica su intención de detenerlo, y llegan a donde está con la gente; pero se quedan fuera del círculo de Jesús (v. 31). El análisis de Jesús frustra su intento, y su declaración supone una fuerte migración de sentido: su familia de ahora en adelante serán quienes cumplan el proyecto de Dios. Y sus familiares, por el esquema inclusivo a-b-a, quedan relacio nados con los escribas de Jerusalén, como opositores de Jesús, y se quedan "fuera" y en grave peligro de no poder comprender a Jesús (cf. 4, 1 ls). Los escribas van aún más allá y traspasan el límite de lo no perdonable al hombre, en el "pecado eterno"; los piadosos se sitúan más allá de la blasfemia. Enlace con Parábolas: Protección de Jesús; nueva forma de enseñanza: 4, l-2a Relato 4,1Y de nuevo comenzó a enseñar junto al mar; y se le juntó tanta gente que, para sentarse, subió a una barca metida en el mar , y toda la gente se quedó en tierra a la orilla del mar. 2 Y les enseñaba muchas cosas en parábolas.
100
Comentario
¿La colocación de las parábolas en este momento del relato es casual o pretende el autor darnos con ellas un elemento de comprensión de la práctica de Jesús como procesual, situada y conflictiva9 Desde el supuesto metodológico de que la estructura es lo que nos permite comprender el sentido de la práctica narrada, retomemos el contexto anterior para situar este momento del relato La gente ha considerado su enseñanza como superior en autoridad a la de los escribas (1, 22.27); su práctica se ha extendido por toda la región de Galilea (1, 39) y ha llegado hasta las sinagogas "deeílos" (1, 23-39); como consecuencia de haber tocado un leproso no puede entrar en las ciudades, pero la gente acude a él (1, 45); lo sigue gente incluso de Judea y de Jerusalén y también de regiones paganas (3,7b-8), pero su comportamiento es visto por el Centro como amenaza para la fe del pueblo (3, 22ss); por esa práctica ha sido ya condenado a muerte (3, 6). Este es el contexto en el que Jesús comienza un nuevo tipo de enseñanza: en parábolas' . Para la interpretación de las parábolas en Marcos hay que recordar lo dicho anteriormente: a) el contexto de con flicto en el que están situadas en la estructura, b) la finalidad analítica y correctiva que tienen, y c) la búsqueda de protec ción-clandestinidad que se expresa en la doble estrategia de Jesús: en público, un lenguaje en clave, que no cualquiera 37 La comparación con los contextos cu que los otros dos sinópticos colocan las parábolas nos ayudan a comprender lo especifico del mensaje de Marcos. Mateo agnipa las parábolas en el cap 13; su contexto más inmediato tiene puntos de contacto con el de Marcos, pero la lógica de éste se ha diluido: las controversias no tienen el carácter trágico que tienen en Me. la dinámica de persecución del Centro y de la familia se rompe mediante la introducción de otros hechos. Lucas tiene otra perspectiva diferente: Las controversias han quedado muy atrás (5, 1-6. 11) y no terminan en una condena expresa. En la búsqueda de su familia no aparece ninguna intención hostil, no aparece la estrategia de doble enseñanza que hay en Marcos; la lógica del conflicto, tan clara en éste, se diluye. El esquema de Marcos es más claro, V muestra una práctica de Jesús procesual. situada y conflictiva: Controversias/condena v búsqueda de protección/respuesta de seguimiento y per-seguimiento/análisis de las respuestas y sus condicionamientos. Se acentúa más duramente el conflicto con el Centro y con la familia. 101
Reino y vida del pueblo Subunidad 4: Parábolas: Análisis de las respuestas ante jesús y de las condiciones de escucha: 4, 2b-34 Esquema
Junto con los dos versículos conclusivos (33-34), que toma remos como secuencia A ’, incluye tres bloques, estructura dos de acuerdo al esquema a-b-a; tenemos, así, lo siguiente40: Secuencia A: introducción-enlace: vv. l-2a. Secuencia B: primera parábola: 2b-20. Secuencia C: ’logia' sobre la estrategia de Jesús: 21 -25. Secuencia B’: segundo bloque de parábolas: 26-32. Secuencia A’: conclusión: doble enseñanza: 33-34.
jesús, hombre en conflicto
entienda, y en privado, con sus discípulos, la explica ción patente de todo's En los cuatro pasajes mencionados también Jesús ana liza y corrige algún aspecto de la incorrecta comprensión de su práctica: en 3, 23-30, la acusación que le hacen de actuar con el poder de Satanás, y luego la corrección en público del comportamiento de su familia (3, 31-35); en el cap. 4, analiza las diferentes respuestas ante su práctica (4, 14-20) y aporta un correctivo sobre la manera como se ha de comprender su mensaje (4, 21-25); en 7, 1-23 analiza la práctica ideológica del Centro judío y aporta un correctivo contra la preponde rancia que le han dado a la Ley de la Pureza {cf. 7, 18); 12, 1-12 analiza la condición homicida del Centro.
Relato
Y les decía en su e n s e ñ a n z a :"Escuchen : resulta que salió el sembrador a sembrar, 1 y le pasó que, al sembrar, una parte cayó en el camino, y vinieron los pájaros y se la comieron; ’y otra parte cayó en tierra pedregosa, donde no tenía tierra suficiente, e inme diatamente brotó, por no ser profunda la tierra; ‘’y en cuanto brotó, el sol la quemó, y se secó por no tener raíces; 7 y otra parte cayó entre las espinas y la ahogaron y no dio fruto ; Hotras partes cayeron en la tierra buena y creciendo y desarrollándose daban fruto y produjeron hasta el treinta, el sesenta y el ciento". 39 Como indicadores para determinar las diferentes partes del texto tomamos las transiciones internas en la que aparecen las diversas formas del verbo "decir": "Y decía", "y /es decía", "y les dice". No consideramos estos elementos transicionales como indicadores de estratos redaccionales (c f en este sentido Minette. op.cit. 165-167: I69ss.). sino como indicadores de cambio de tema y de destinatario. 40 Tomamos como base el esquema de J. Lambrecht. Tandis qu 'II nousparlait; Introduction aiix parabóles. 119. aunque con algunas modificaciones.
38 Las parábolas, como dijimos arriba, aparecen siempre en el seno de una controversia: 3,23: cap. 4. contextualizado por esa misma controversia, y por el pasaje de la tempestad ( 4. 35-41: clave S1M); 7, 17 (controversia sobre la pureza) 12, 1 (controversia antecedente a su muerte); se puede concluir que, estructuralmente, las parábolas en Me tienen que ver con el conflicto y la persecución que sufre por su práctica y que forman parte de su estrategia de respuesta. La búsqueda de protección asume varias formas: en el primer pasaje, desenmascara la incoherencia de la acusación que le hacen, y advierte del pecado ai que pueden incurrir por su mala fe en el cap 4, usa un doble lenguaje para que no entiendan "los de fuera" (4, 12); hablar de esa manera supone o un mensaje esotérico, exclusivo para iniciados (intención que no puede atribuirse a Jesús jamás), o connota una intención de protección-clan destinidad, que es como nosotros lo interpretamos; sin embargo, se trata de una clandestinidad provisional (4, 22); esa clandestinidad se rompe en el cap 7. ante la necesidad de advertir al pueblo de los peligros que encierra la Ley de la l^ireza y las pretensiones de los escribas; en el cap. 12 Jesús desenmascara al Centro en el centro mismo (Jerusalén) y advierte al pueblo contra sus pretensiones de autoridad. La amenaza será creciente por parte de ellos, y también irá en aumento la indefensión de Jesús.
103
102
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
Y decía : "Que oiga el q u e tie n e oídos (d isp u e sto s) p a r a oír." 10 Y cuando se quedó a solas, los que iban con él, ju n to con los Doce, le p r e g u n t a b a n s o b re la s p a rá b o la s . 11 Y les decía : "A u s te d e s se les h a da d o el secreto del Reino de Dios; a aquellos de fuera , e n cam bio, todo se les presenta e n p a rá b o la s , 12 de form a que (para que) m ir a n d o m iren y no v e a n , oyendo oigan y no e n ti e n d a n , no sea que se conviertan y sean perdo nados." 13 Y les dice: "Si no entienden esta parábola, ¿cómo comprenderán todas las dem ás ? 14 E l sembrador siem bra la palabra ; 15 h a y unos, los de al lado del c a m in o donde se siembra la p a la b ra ; y e n c u a n to la oyen, i n m e d ia t a m e n te v ien e el S a t a n á s y se lleva la p a l a b r a s e m b r a d a dentro de ellos ; lby h a y u n o s s e m e ja n te s , los s e m b r a d o s e n p e d re g a l: los q u e e n c u a n to oyen la p a la b r a , i n m e d i a t a m e n t e la re c ib e n con a leg ría; 17 pero no tie n e n ra íz e n sí m is m o s sino q u e son o p o r tu n is ta s , y d e s p u é s , llegado u n conflicto o u n a p e rs e c u c ió n p o r la p a l a b r a t r o p ie z a n e n s e g u id a (=se e s c a n d a liz a n ); IMy o tro s d ife r e n te s son los s e m b r a d o s e n t r e la s e s p in a s : s o n los o y e n te s de la p a la b r a , n'p e ro la s p re o c u p a c io n e s del p r e s e n te , la t r a m p a q u e so n la s r iq u e z a s , y todas las dem ás ambiciones c^ue les entran , a h o g a n la p a l a b r a y se vuelve esté ril; 2 y h a y a quellos, los s e m b r a d o s e n t i e r r a b u e n a , los c u a le s oyen la p a l a b r a y la acogen y d a n fruto, el t r e i n t a , el s e s e n t a y el ciento".
2h y decía: "Así es el Reino de Dios: como un hombre que sembró la sem illa en la tierra; 27 y duerm e y se levanta, de noche y de día; y la sem illa germ ina y va creciendo, sin que él sepa cómo. 28 La tierra por sí m ism a produce el fruto: primero los brotes, luego la. espiga, luego, el grano lleno en la espiga. 29 Y en cuanto el fruto está a p unto mete la hoz porque llegó la siega ".
M) Y decía: "¿Con qué compararemos el Reino de Dios, o e n q u é p a r á b o l a lo e x p o n d re m o s? M Como u n g r a n o de m o s t a z a que, c u a n d o se s i e m b r a e n la t i e r r a , e s la m á s p e q u e ñ a de to d a s la s s e m illa s q u e h a y , f/p e ro u n a vez s e m b r a d a crece y se h a c e m a y o r q u e to d a s la s h o r ta l iz a s y e c h a r a m a s t a n g r a n d e s q u e , bajo s u s o m b ra , p u e d e n a n i d a r la s a v e s del cielo." u Y con m u c h a s p a r á b o l a s semejantes les h a b l a b a la palabra, de acuerdo a como podían oír;Ms in p a r á b o l a s no les decía n a d a , pero en privado les aclaraba todo a sus discípulos.
Comentario Secuencia B: Primer bloque de parábolas: los terrenos: 4, 2b-20 Está estm cturada de forma circular:
21 Y les decía.: "¿Se t r a e u n a luz p a r a p o n e rla debajo del c a n d e le ro o bajo la c a m a , o p a r a p o n e rla sobre el c a n d ele ro ? 22 P u e s n a d a e s t á escondido sino p a r a s e r m a n if e s ta d o , ni n a d a oculto sino p a r a s e r d e scubierto.
2:?S i alguno tiene oídos (dispuestos)para oír, que oiga”. 24 y les decía.: " M iren cómo e scu c h a n : s e r á n m ed id o s con la m e d id a con q u e (me) m id a n ,y se les acrecentará. 25 P o r q u e se le d a r á a q u ie n tie n e , y a q u ie n no tie n e , a u n lo q u e tie n e se le q u ita r á ." 104
a) parábola de la semilla: 2b-8 b) advertencia sobre la comprensión de la parábola: 9 c) petición de explicación por los discípulos: 10 c ’) condiciones para la comprensión de la parábola: 11-12 b') advertencia a los discípulos sobre comprensión de las parábo las: n a ’) interpretación alegórica de la parábola de los terrenos: 14-20.
La estructura circular nos remite al bloque central (vv. 9-13) com o fundam ental para la com prensión del conjunto; por eso los analizarem os previam ente a la parábola m ism a y su explicación:
105
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
Y decía: "Que oiga el que tiene oídos (dispuestos) para oír". El v. 9 no tiene ningún destinatario definido. La advertencia sobre la tom a de posición ante lo que se oye, es para todos. Esta intervención m arca una cesura en el relato. ¿Por qué una enseñanza que no puede ser com prendida por cualquiera? Con eso se nos quiere llamar la atención sobre la im portancia del asunto: las parábolas, en Marcos, no son un lenguaje fácil, popular, asequible, para cualquiera; al revés: son para que no cualquiera entienda, y requieren determ inadas condiciones para ser aceptadas. Planteemos, pues, la pregunta sobre el sentido de la estrategia de las parábolas en este m om ento preciso del relato de Marcos. ¿Jesús habla así sólo porque descubre que, de hecho, no todos com prenden lo que dice, o habla en parábolas precisam ente para que no cualquiera entienda? ¿N os encontram os ante una estrategia de protec ción de Jesús, que habla cifradam ente para que sólo le entiendan q u ie n e s le s ig u e n , y 110 le e n tie n d a n q u ie n e s le p e r s i g u e n ? 41 Pero dem os un paso más: en la estructura circular que m ostram os, el v. 9 remite al 13 (b-b’): Y les dice: "Si no entienden esta parábola, ¿ cóm o com prenderán todas las de más?" A hora se refiere directam ente a "los que iban con él ju n to con los doce" (v. 10). Es un versículo exclusivo de Marcos, en el que destacan dos aspectos: a) que el contenido de la parábola es clave de lectura de las parábolas; b) que no es fácil ni obvio el acceso al mensaje subyacente a ellas, ni siquiera a los seguidores de Jesús; es resultado de un don de Dios (cf. v. 25), pero tam bién requiere de parte del hom bre determ inadas condiciones de escucha (cf. v. 24). Este será precisam ente el tema de la explicación de la parábola (vv.
41 ¿Cuál es el sentido de este v. 9? Me no prodiga esta sentencia, como lo hace Mt.. sólo aparece en 4,23 y en 7,16 (aunque es omitida aquí en la mayoría de los códices). Entre las varias aportaciones sobre el particular destacamos las siguientes: J. Alonso supone un hebraísmo subyacente, que indica una inten sificación: "que se esfuerce por oir bien" (PAC 207a, 373); Schweizer habla de una invitación a un oir activo, subrayando que eso es un don (op. cit 98); J. Mateos insinúa que el contexto es la clave de la inteprctación: Supuesta la oposición que ya existe, y el peligro de 1111 mesianismo malinterpretado, 110 propondrá todo en público, el que esté preparado, que pregunte (cf. Nuevo Testamento, Madrid. 1974. 138).
106
14-20). Así se prepara el tema de la incom prensión de los discípulos, que atraviesa todo el relato de M arcos, a la vez que se advierte a los lectores: si los discípulos, a pesar de habérseles introducido en el secreto del reino (v. 11), corren el riesgo de quedarse fuera (c f 8, 17s ). Los cristianos a quienes escribe M arcos no pueden suponerse seguros en su situación de exaltación. Pero am bos textos hacen inclusión, y remiten a los versículos 10-12; veámoslos: v. 10: Los seguidores de Jesús han captado el m ensaje connotado en la advertencia del v. 9: "No he dicho todo lo que tendría que decir; el que quiera saber más, que pregunte, pero en privado". A esa invitación citrada a preguntar, con la que Jesús se protege del riesgo de una mala interpretación, peligrosa para su misión y para su per sona, c om o él m ism o ha constatado (cf. 2, 1-3, 6), responden sus seguidores preguntándole en particular. Versículos 11-12: Jesús analiza para sus discípulos la división de los hom bres en dos grupos, "los de dentro", a quienes D ios ha dado el secreto del Reino, y "los de fuera"; este don, aunque gratuito, no es arbitrario: está en relación con la respuesta de seguim iento o /;e rse g u im ie n to a Jesús (cf. 3, 31-35). Jesús habla ahora de m anera que unos "mirando miren y no vean, y oyendo oigan y no entiendan" l“, pero esto 42 ¿Cómo hay que entender la cita del profeta Isaías, que parece atribuir a Dios la intención de endurecer el corazón del pueblo para que no se conviertan ni se salven? La dificultad la trataron de obviar Mateo y Lucas: el primero quita la partícula final hiña' y la sustituye por un hoti causal: "Porque viendo no ven...", y omite la última frase de Me, que es donde está el principal problema. Lucas conserva la partícula final, modifica la constnicción aramea de Marcos y omite también el final "para que viendo no vean y oyendo no entiendan" (cf. Mt 13,13-15; Le 8,10). Este punto lo han tratado los principales comentaristas de Me; yo propongo los siguientes elementos de interpretación: - El pensamiento semítico no distingue adecuadamente entre causa, condición y ocasión, suele atribuir a Dios, como causa primera, lo que es propio de las causas segundas en el pensamiento griego; eso puede dar como resultado el que la traducción griega no traduzca adecuadamente lo que 1111 semita entendía al respecto; esto es lo que puede estar detrás de los textos mitigados, incluido el de Mt, a pesar de que se mueve en un marco de pensamiento semita. Pero su interpretación del texto de Marcos, la primera al respecto, puede damos elementos para nuestra intepretación, aunque se trate de 1111 dato extramarcano - Marcos cita a Isaías de manera libre, probablemente conforme al Targum que es ya un comentario al texto original (cf. J. Alonso, op. cit. 370; GnilUn MUI, 163; Verstockung, 13-17).
107
Reino y vid.i del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
no lo hace con la pretensión de crear un "grupo de selectos", similar a las com unidades fariseas o a las de Qum rán; sería incom patible con la m anera com o entiende las preferencias del Reino para con los m arginados, los pecadores, los exclui dos por el Centro. A esta estrategia de las parábolas subyace el análisis que Jesús hace sobre la correlación que hay entre lugar social y respuesta frente a la práctica de Jesús, que es lo que será el tem a de la interpretación de la parábola. V eam os ahora la parábola y la interpretación alegórica que hace Jesús en el relato (vv. 2b-8, 14-20): Hay entre una y otra una m igración de sentido importante: En la primera parte, se usa un pronom bre indefinido para referirse a "lo que se siembra"; en cam bio en la segunda parte es el "logos", la palabra, térm ino dom inante en el evangelio. El contenido del "logos", al m enos en la primera parte del relato, prácticam en te equivale a "la práctica de J e s ú s " 1', que ahora se presenta a los hom bres para provocar una opción ante ella. Respecto de ese "logos" se afirman dos cosas: a) hay quienes la acogen mal y no fructifica en ellos (no seguim iento,/perseguimiento) y quienes la acogen bien y da fruto (seguimiento); b) la diferencia de respuestas está en relación con el lugar social desde el que el hom bre se enfrenta con Jesús y su práctica.
- No es improbable que Jesús se haya referido al texto de Isaías para explicar lo que sucede con la manera como se interpreta su práctica y su mensaje; (así Jerem ías, Teología I, 146s; diferentemente Gnilka, Aík /, 167, y Pesch, Aík 1 ,238). - La comunidad cristiana retoma libremente ese texto como clave de compren sión de lo que sucede ante la práctica de Jesús. - Esa clave resultó problemática desde el principio, dando origen a las lecturas mitigadas de Mt y Le. - No parece que Me presente a Jesús con la intención de endurecer a sus opositores, sino como quien constata ese endurecimiento y toma posición ante ello. A partir de un momento, comienza a hablar en lenguaje cifrado, dado el peligro que le ha venido como consecuencia de su práctica y de la mala intepretación que ha sufrido - Jesús realizará una doble enseñanza, ajustada a dos niveles de escucha: al pueblo, en parábolas, de acuerdo a lo que pueden oir (v. 33); a los discípulos, en cambio, aclarará todo, por el papel que han de desempeñar posteriormente, y sin ninguna intención elitista. 43 C f 1, 45, donde el ’logos' que divulga el leproso es la noticia sobre lo que Jesús hizo con él; 3, 8: el motivo del seguimiento es que "oyen lo que él hacia" (no lo que decía). Los contenidos de la predicación de Jesús, por otro lado, no aparecen en el relato más que a partir de este momento.
108
¿Cuáles son las respuestas que Jesús analiza en las parábolas? V eam os las principales: Al llam am iento de Jesús, los discípulos han respondido dejando todo y siguiéndolo (1, 18, 20; 2, 14; 3, 13); ante su enseñanza la gente se ha maravillado (1, 21.22.27; 2, 12) y ha ido tras él (2, 13); le han traído enferm os para que los cure (1, 3 2 .4 1;2, 1.2; 3, 9-12); cuando se ha retirado, lo siguen todos (3, 7-8.20; 1, 45); ante las curaciones la reacción es la adm iración ( 1, 21.22.27; 2, 12), pero tam bién el echársele encim a (3 ,9 -1 2 ) y el criticarlo (2, 5-7) y condenarlo (3, 6.22); com e con pecadores, y lo critican (2, 15.16.18.23.24). En este contexto Jesús analiza estas respuestas y habla de tres tipos de te r r e n o s , es decir, de lugares o situaciones sociales, en las que es im posible que su práctica sea entendida y seguida y dé fruto: "Los de al lado del camino": el cam ino es un terreno por el que todos han pasado y lo han endurecido. Eso impide al "logos" penetrar. Satanás no tendrá problem as para quitar lo e im pedir que dé fruto (v. 15). "Los del terreno pedregoso" parecen prom eter fruto rápido, por la alegría con que acogen la práctica de Jesús; pero la inconstancia, el m overse al viento que sopla, a su c o n v e n ie n c ia " les impide arraigar y, a la prim era dificultad o persecución por la palabra (=por la fidelidad a la práctica de Jesús: cJia ton logon) sucum ben (vv. 16-17). "Los de entre espinas": Las preocupaciones del presen te, la tram pa que son las riq u e z as4 y todas las dem ás am bi ciones que entran en ellos, tienen más peso que el "logos" y, creciendo más que éste, lo ahogan e impiden que dé fruto4 ’. Contrasta con esta descripción detallada de los obstá culos, el que no se describa de igual m anera la tierra buena. Parece querer ser fundam entalm ente una advertencia respec to a los obstáculos que impiden "leer" adecuadam ente la práctica de Jesús y seguirlo: el "pasar de todo", el tem or al com prom iso, al conflicto y a la persecución inherente a la ■ v ¡ •• / / 44 Proskairós: oportunismo. 45 Ayate: seducción engañosa; de ahí, trampa. 46 Un ejemplo será el rico que querría entrar a la vida eterna (cf. 10,17-27), pero pudieron más las riquezas que la práctica del seguimiento de Jesús, sobre su corazón.
109
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
causa del Reino, las preocupaciones por el propio bienestar, el apego a la riqueza, la ambición. T odo esto será objeto detallado de las instrucciones que Jesús hará a los discípulos después de la crisis de Galilea (c f 9, 9-10, 45), com o prepa ración para que, cuando él muera, puedan proseguir su causa. S e c u e n c i a C: "Dichos” sobre la estrategia de
parábolas: para comprender la práctica de Jesús: 4, 21-25 a) "Dicho" sobre la lámpara: vv. 2 1-23: Estos tres versículos están en relación con los versículos 11-12' y responden a la pregunta por el sentido de la ense ñanza en parábolas (v. 10). Jesús sale al paso de una objeción: ¿Por qué esconde su m ensaje velándolo tras una form a no com prensible para todos? La lám para ¿no es para ponerla en el candelera? ¿Por qué esa clandestinidad? Jesús responderá aclarando que, necesaria por las circunstancias, la clandesti• i i •• t48 >49 m dad es provisional , en su m om ento se rom perá .
b) "Dicho" sobre la actitud con la que se le escucha: versículos 4, 24-25 Estos dos versículos están en relación con los versículos 13-20 " y son su conclusión estructural: en base a la relación que ha m ostrado Jesús que existe entre lugar social y respues ta a su mensaje, advierte a los lectores: "Por tanto, revisen la
m anera como (me) escuchan"'1. Escuchar a Jesús es medirlo', con la medida con que lo midamos (escuchemos) serem os medidos (escuchados): la práctica del lector será m edida con la m ism a pauta que use para leer el relato de la práctica de Jesús, es decir, c om o asum a su causa"2. Aquí te n e m o s la c la v e de toda esta S u b u n id a d en to rn o a las c o n d ic io n e s de e s c u c h a y se g u im ie n to ; M a rc o s corrige la e c le sio lo g ía de e x altación por la que sus lectores corrían el peligro de e v a dirse de los c o m p r o m is o s de la práctica cristiana. S e c u e n c ia B': Segundo bloque de parábolas: la
comprensión que jesús tiene del proceso del Reino: 4, 26-32 R ecordam os el papel estructural que tiene el conjunto, ha ciendo inclusión con los versículos 2b-20 y dando relevancia a los versículos 21-25 que, a su vez, son la clave para interpretar el sentido de los dos bloques de parábolas.
a) Parábola del sembrador: vv. 2 6 -2 9 En esta sección exclusiva de Marcos, Jesús nos refiere su propia situación ante el crecim iento del Reino, que lo rebasa y que sucede sin que él sepa c ó m o '3. Por su condición hum ana, Jesús se m ueve en fe ante ese reino que llega en lo escondido, en los márgenes.
47 Cf. en este sentido Gnilka, S fk I, 182. Fusco también estudia esta relación; Parola e Reúno, 304. 48 Cf. Gnilka, Aíkl. 180s. 49 Durante un tiempo Jesús evitiirá el conllicto abierto con el Centro, poniendo muchas precauciones (cf. 5,17-18a.39.43); pero cuando se le impone doloro samente la experiencia del abandono de los pastores respecto del pueblo (6, 34) y la amenaza que la ideología oficial representa para la vida, le es imposible seguir callando (7, 1-23), a pesar del incremento previsible del conflicto. El momento culminante de la ruptura de la clandestinidad será cuando decida ir a Jerusalén, a enfrentar al Centro en el centro mismo (11,1-13,2). 50 Cf. Gnilka, Kík I, 182.
51 C f Fusco, Parola e Regno, 304:•.'os que poseen el don de Dios pueden perderlo. 52 Las palabras de juicio, como indica Pesch, Kík 1,252s, subrayan la responsa bilidad del oyente; cf. ib. 257. 53 "Jesús relata su propia historia: fracaso ante la mayoría, maravilloso éxito entre los pequeños"; Leon-Dufour, Los Evangelios, 343. En cuanto al esquema parábola-petición de explicación-interpretación considera que se remonta a Jesús mismo y que es un ejemplo de cómo enseñaba: id. 342.
110
111
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
b) Parábola del grano de mostaza: 30-32 El m ensaje insiste en la oposición que hay entre los criterios de eficacia del Reino y los del mundo. La kénosis en que sucede el Reino no significa falta de eficacia, sino que su eficacia es otra: la m ism a del grano de m ostaza que, a pesar de su pequenez, esconde una fuerza de vida infrustrable. Esa kénosis es característica tanto del estilo del Reino com o de sus destinatarios.
Secuencia A': Conclusión: 4, 33-34 "Y con m uchas parábolas semejantes les hablaba la palabra (= les explicaba su práctica) de acuerdo a com o podían oír; sin parábolas no les decía nada, pero en privado les aclaraba todo a sus discípulos". Si relacionam os esta conclusión con los versículos l-2a, de la introducción, com o m om ento A, podem os proponer las siguientes conclusiones de conjunto: - C om ienza una doble práctica de enseñanza de Jesús que, en la dinám ica del relato, viene m otivada por el análisis que Jesús hace de la respuesta que la gente va teniendo ante su acción, de la capacidad de escucha y de las causas de esa diferencia de respuesta. Esto determ ina el m étodo y el contenido de las parábolas. - Pero adem ás la estrategia de las parábolas tiene una connotación de protección ante el peligro que suponen algunas de esas respuestas tanto para la recta co m pren sión de su práctica y mensaje, com o para su persona. - En la parábola Jesús relaciona respuesta y lugar social: así aclara cuáles son las condiciones de una escucha adecuada, no desde cualquier lugar se le puede escu char. - A partir de ese m om ento Jesús norm ará su práctica de enseñanza de acuerdo a la capacidad de respuesta de la gente, hasta que llegue el m om ento en que rom pa definitivam ente la clandestinidad, ante la urgencia de desenm ascarar al Centro ante el pueblo ( 7 , 14; 12,
112
35ss,). Después de eso la condena a muerte por m otivo de su práctica y enseñanza será inevitable.
Enlace: Tempestad; incomprensión de los discípulos ante la práctica de Jesús y las amenazas que le rodean: 4, 35-41 Se trata de un pasaje con m uchos elem entos exclusivos de M arcos, lo que hace suponer una intencionalidad especial y que tiene elem entos importantes para su mensaje. Se da por aceptado com únm ente que no forma parte de la Subunidad Parábolas, concluida claram ente en el v. 34; y tam poco form a parte de la siguiente Subunidad; pero presenta, tem as tanto de la anterior com o de la siguiente, entre las que ju eg a el papel de enlace l.
Relato ,k>Y en aquel día, ya atardecido, les dice: "Atravesemos a la otra orilla ". ' Y dejando a la gente, se lo llevan en la barca como estaba; e iban otras barcas con él. f' Y se les v ie n e u n f u e r te v e n d a v a l y la s olas se les m e t í a n en la b a r c a h a s t a el p u n to de q u e la b a r c a y a se h u n d í a . 1,8 Y el estaba en la popa, durm iendo sobre el cojín del banco. Y lo d e s p i e r t a n y le dicen: "M aestro: ¿no te importa q u e nos e s te m o s h u n d ien d o ? " 1!' Y d e s p e r ta n d o , o rdenó al v ie n to y dijo al m a r : "Calla, enmudece". Y cesó el viento y se hizo u n a c a lm a to ta l. 40 i «* • Y les dice: ¿P o r q u é e s t á n a sí de a s u s ta d o s ? ¿Cómo es q u e no t ie n e n fe?' 11 Y les e n tr ó u n miedo enorme ,
54 La principal diferencia que hay con la siguiente Subunidad es la clave dominante en esta secuencia, que es la Simbólica. El mar y las olas, en el pensamiento judío, son imágenes del poder del caos y de la muerte (Füller, cit. por A. Weizer: ¿A qué llama milagro la Biblia?, 161); Jesús lo trata como a los demonios: mandándolo callar. Jesús está donnido, y así es llevado a la barca, y luego despierta; se ha visto aquí una alusión pospascual a la muerteresurrección; la indicación cronológica, "en aquel día", puede tener también connotación SIM.
113
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
y se p r e g u n t a b a n : P u e s ¿ q u ié n es é ste, q u e h a s t a el v ie n to y el m a r le obedecen?"
Comentario Lo central del pasaje está configurado en forma de estructura circular, cuyo centro (v. 38b) es la reclamación de los discí pulos a Jesús por su desentendim iento del peligro que los am enaza s en lo que destaca el tem a de la incom prensión de los discípulos. En la parte del relato que llevamos analizada se da una migración de sentido entre el "saber" cristológico de los opositores y el "saber" cristológico de los seguidores de Jesús: los dem onios saben quién es Jesús (1 ,2 4 .3 4 ; 3, 12); sus enem igos también: un blasfem o (2, 7), un loco (3, 21), un endem oniado (3, 22.30); los discípulos, en cambio, no saben quién es. Esta será una clave del relato para distinguir al discípulo, rebasado siempre por la realidad de Jesús, pero en su compañía. Si tom am os el registro simbólico com o clave de lectura podem os releer este relato de la siguiente manera: Jesús, que está entre los discípulos "dormido", sin darse cuenta, al parecer, de las amenazas que los ponen en peligro de muerte, y a quien no le importa que "nos estem os hundien do", es dueño de la situación. El m ar es síntesis sim bólica de las am enazas que el relato nos ha narrado, y que no provienen del m ar sino de opositores concretos: los dem onios (1, 2434), los escribas (2, 7.16; 3, 22), los fariseos (2, 18.24; 3, 2.4.6), sus familiares (3, 21.31), la gente (3, 9; 4, 11). Toda esta oposición nace, en último término, de su práctica por el Reino y de la oposición de dos concepciones sobre Dios y el acceso a El. Los discípulos, dejados a sí 55 Esquematicemos la perícopa, tomando el cuerpo principal de la acción: a) los discípulos se llevan a Jesús en la barca: v. 36a b) Jesús va en la barca "como estaba": v. 36b c) se desata la tempestad-amenaza para el grupo: v. 37 b’) Jesús duerme; parece desentenderse de la situación: v. 38a a’) los discípulos lo despiertan y le reclaman su ausencia: v. 38b b” ) Jesús despierta y ordena al mar cesar su amenaza: v. 39a. c') El viento y el mar obedecen; gran calma: v. 39b b’” ) Jesús reclama a los discípulos su miedo y su falta de fe: v. 40. a’') Los discípulos se preguntan por la práctica e identidad de Jesús: v. 41
114
m ism os, son desbordados por los sucesos. Pero ese miedo que sienten ante las amenazas, Jesús lo califica com o "falta de fe" en la fuerza del Reino, que fructifica sin que él m ism o sepa cómo, a pesar de su pequeñez (cf. 4, 26-32). La seguri dad que él tiene en esa fuerza, y que les falta a los discípulos, es lo que hace la diferencia y por lo que éstos caen en el miedo que los paraliza ante la oposición del Centro. Por eso, al verlo dom inar de tal m anera la situación, se preguntan: "¿Quién es éste, que así dom ina las amenazas mortales que nos ro d e a n 9" Hay, pues, una referencia a la actitud de los discí pulos frente a toda la práctica anterior, simbolizada en la tem pestad, también se antici pan tem as de la unidad siguiente, de form a igualm ente simbólica: el dom inio de Jesús sobre las fuerzas de la muerte lo presenta com o "señor de la v id a"w; el tem a de la incom prensión creciente de los discípulos será tem a dom inante en el resto del relato. Creem os que esto justifica el tom ar esta secuencia com o en/cice, de acuerdo al esquem a puesto en la nota ", que abarca hasta el siguiente enlace. El tem a que subyace a todo el bloque es el de la fe com o condición de posibilidad de la práctica de Jesús en favor de la vida. En la tem pestad Jesús echa en cara a los discípulos la falta de fe; en el pasaje del endem oniado no aparece la palabra, pero sí las actitudes de fe y no-fe, y la form a com o esto afecta a la práctica de Jesús; la m ujer con hemorragias queda curada por su fe, al m argen incluso de la conciencia de Jesús; a Jairo se le pide que sólo tenga fe; en N azaret no 56 La clave simbólica dominante nos previene de que no debemos buscar "que sucedió" históricamente; por eso nuestro análisis interno, para determinar el papel que tiene en la estnictura, y de ahí, su sentido particular y para el conjunto. Una lectura contraria, historicista, se encuentra en Derret, Why and How Jesús walkedon the Sea, NT23 (1981) 330-348, donde intenta determinar los lugares por donde sería posible pasar a pie a través del agua, lo cual, en una noche de luna, daría la impresión de tlotar sobre el mar... 57 Cf. G n ilk a, MkI, 196. 58 Esto lo confirma Standaert, op. cit. 56. El esquema sería el siguiente: Enlace: La tempestad de los discípulos: 4, 35-41 Subunidad 5 Muerte-vida: El rescate de la vida: 5, 1-43 Secuencia A: Endemoniado de Cierasa: 5, 1-20 Secuencia B: Mujer con hemorragias-Hija de Jairo: 5, 21-43 Enlace: Inicio de crisis de Jesús sobre su práctica; imposibilidad de los milagros: 6,1 -6a.
115
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
puede hacer ningún milagro por la falta de fe de sus c o m p a triotas; eso provoca el desconcierto y la crisis de Jesús, ante un hecho que lo golpea" su práctica no despierta la fe en el Reino. Es el com ienzo de la crisis nacida del cuestionam iento de su práctica de m ilagros com o mediación del Reino, que dejará de hacer a partir de la crisis de Galilea (8, 27ss,)
Subunidad 5: Muerte-Vida: La fe, condición de posibilidad del rescate de la vida: 5, 1-43 A nticipado sim bólicam ente el tema de esta subunidad en la secuencia de la tempestad, donde Jesús, por su fe, dom ina los poderes de la muerte, ahora nos lo presenta el relato ante tres situaciones de muerte: un endem oniado que vive en los sepulcros, un a m ujer con hemorragias, una niña muerta. Se trata de tres impuros, excluidos del ámbito de la vida; en los tres se anticipa, de una m anera u otra, el tem a del taum aturgo en conflicto, m otivo de la crisis de Galilea. La fe aparece com o la causa del paso de la muerte a la vida.
"Me llam o Legión, porque somos m uchos”. 1(1 Y con i n s is te n c ia le p e d ía de favor q u e no los expulsara fuera de la región. 1 H a b ía allí u n a g r a n p i a r a de p u e rc o s p a c ie n d o al pie del m onte. 12 Y le p id ie ro n de favor: ' ¡M á n d a n o s a los cerdos p a r a q ue e n tr e m o s e n ellos!" Y se lo ordenó. Y s a lie n d o los espíritus im puros e n t r a r o n e n los cerdos y la p i a r a se precipitó p o r el b a r r a n c o al m a r , —como dos mil--, y se i b a n a h o g a n d o e n el m a r . " Y los q ue los c u id a b a n h u y e r o n y lo c o n ta r o n p o r la c iu d a d y p o r los c am pos. Y v in ie r o n a v e r q u é e r a lo q u e h a b ía p a sad o . 1’ L le g a n a donde J e s ú s , y v e n al e n d e m o n ia d o s e n ta d o , vestido y e n su juicio, al que tuvo la Legión, y se lle n a ro n de te m o r. 16 Y los q u e h a b í a n visto les c o n ta r o n q u é h a b ía p a s a d o al e n d e m o n ia d o , y lo de los cerdos. 1' Y c o m e n z a ro n a p e d irle por favor q u e se a le j a r a de su te rrito rio . Is Y c u a n d o él se e m b a r c a b a , le pidió de favor el e n d e m o n ia d o q u e d a r s e con él, 19 pero no lo dejó, sino q u e le dice: "Vete a t u c a sa , a los tuyos, y a n ú n c ia le s lo q u e el Señor hizo contigo y (que) tuvo misericordia de ti”. ' ’Y se fue y com enzó a p r e d ic a r en la Decápolis todo lo q u e J e s ú s h a b í a hecho con él, y todos se m aravilla ban.
Relato 5 ,1 Y v ie n e n a la o tra orilla del m a r , a la reg ió n de los gerasenos 2 y, a p e n a s d e s e m b a rc ó él, desde los sepul cros vino a s u e n c u e n tr o u n h o m b re poseído por un espíritu impuro, *que vivía e n t r e la s t u m b a s y al q ue n u n c a n a d ie h a b ía podido a m a r r a r n i con c a d e n a s ; -porque m u c h a s veces lo h a b í a n a ta d o con grillos y c a d e n a s , y él r o m p ía las cadenas^ y h a c ía añicos los grillos y n a d ie p o d ía d om inarle--. ’ Y se pasaba noche
y día en los sepulcros y en las m ontañas gritando y golpeándose con piedras. h Y viendo a J e s ú s desde lejos, corrió y se le a rrodilló 7y g rita n d o con g r a n voz dice: "¿Qué te im p o r ta de mí, J e s ú s , hijo del Dios a ltísim o ? \Te conjuro por Dios q u e no m e t o r t u r e s ! ”. H - E s que le h a b ía ordenado: "Espíritu impuro, ¡deja a ese hombre!"--. 9Y le p reg u n tab a: "¿Cómo te llamas?" Le dice: 116
21 Y atra vesando J e s ú s de nuevo e n la b a r c a a la otra orilla se j u n t ó a s u a lr e d e d o r m u c h a g e nte; él estaba a la orilla del m ar, 22 y v ien e uno de los je fe s de la sin a g o g a , lla m a d o J a ir o , y al v e rle cae a s u s p ies 23 y le s u p lic a con insistencia diciendo "Mi h ija e s t á m u riéndose; v e n p a r a q ue le im p o n g a s la s m a n o s , p a r a q u e se c u re y viva". 1Y se fue con él; y lo seguía una gran cantidad de gente y lo e s tr u ja b a n . 2> Y u n a m u je r , q u e lle v a b a doce a ñ o s con h e m o rr a g ia s , 2b que había sufrido mucho con muchos médicos , y q u e h a b ía g a s ta d o todos s u s b ie n e s s in m e jo ría a lg u n a , sino más bien empeorando, 71 oyendo lo de J e s ú s lle g a n d o por d e t r á s e n tr e el gentío, tocó s u m a n to , * p u e s decía: "Con q ue sólo to q u e s u v estid o q u e d a r é c u r a d a 251Y al p u n to se secó la fu e n te de su 117
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
s a n g ra d o , y en su cuerpo se dio cuenta de que estaba curada del m al. 1(1J e s ú s se dio c u e n ta i n m e d i a t a m e n t e de la fu e rz a s a lid a de él y, volviéndose e n t r e la g e n te , p r e g u n tó : "¿Q uién m e tocó?" MY le d e c ía n s u s d isc íp u los: "Ves q u e la g e n te te e s t r u j a y ¿ to d a v ía p r e g u n t a s q u e ’q u ié n m e h a tocado’?" x¿ P ero él s e g u ía m ir a n d o a lr e d e d o r p a r a ve r q u ié n h a b ía hecho eso. M La m u je r, e n to n c e s, a t e m o r i z a d a y te m b lo ro s a , viendo lo que le había pasado , se acercó y se p o stró a n te él y le dijo toda la verdad. 'u Y él le dijo: "Hija: t u fe e s la q u e te dio la s a lu d ; v e te e n p a z y queda sana de tu m a l ". A ú n e s t a b a h a b la n d o cu a n d o , de c a s a del jefe de la sin a g o g a , lle g a n u n o s diciéndole: "Tu h ija y a se m urió; ¿ p a r a q u é m o le s ta s a ú n al m ae stro ? "
a todos, toma consigo al padre y a la m adre de la niña y a los suyos y entra a donde estaba la niña 11 y to m á n d o la con f u e r z a de la m a n o le dice: "Talitá kum " -q u e quiere decir : ’N iñ a , a ti te hablo , l e v á n t a t e ’--. 42 I n m e d i a t a m e n t e se le v a n tó la n i ñ a y caminaba, - p o r que tenía doce años--. Y q u e d a r o n como f u e r a de sí, llenos de e s tu p o r , " y les insistió m u ch o e n q u e nadie lo supiera, y les dijo que le dieran de comer. Comentario Secuencia A: Endemoniado de Gerasa: 5, 1-20
sim bólico (dom inante en los vv. 9-13). Jesús llega por pri m era vez a territorio pagano (v. 1); el tomar la iniciativa contra el mal es lo que desencadena toda la acción. El endem oniado está situado en el cam po de la im pureza y m uerte (vv. 2-5), y sim boliza al hom bre dom inado y escla vizado; en ese contexto, el diálogo con el dem onio tiene c o n notaciones políticas: Legión=Ejército rom ano= dem on i o s ^ c e r d o s y presenta su final violento en el mar-muerte. Pero hay que tener en cuenta lo que el ’c u e rp o ’ significa en la antropología judía: Es lo que da presencia operativa al espíritu en el m undo Si son expulsados del hombre, los dem onios no podrán seguir actuando en aquella región, a no ser en "otro cuerpo"; de ahí la im portancia de la petición (v. 10). Pero en el consentim iento de Jesús aparece la ironía: la cochinada , los cerdos im puros son el lugar de los dem oniosLegión romana. La concesión de Jesús es sólo aparente: cuando se ahoguen los puercos en el mar, los dem onios quedarán "sin cuerpo", con lo que la expulsión llega a su final; no hay pacto posible. T erm inado el uso dom inante del registro simbólico, com ienza lo narrativo con la reacción de los que cuidaban los cerdos: huyen para dar la mala noticia 1, que origina el rechazo de los dueños de los cerdos (v. 17). A la petición de que Jesús se aleje de su territorio subyace una jerarquía de valores: los cerdos, sus posesiones, son más valiosos para ellos que la vida de un hombre; el apego a la riqueza ahoga la semilla de la práctica de Jesús (cf. 4, 19) y, com o su presencia es una am enaza para sus bienes, y a ese precio no les interesa la oferta de vida que llega con él, lo echan de su territorio. N otem os las m igraciones principales: Los dem onios piden a Jesús que les deje perm anecer en ese territorio; los dueños de los cerdos le piden que se vaya él. Jesús no se
En este relato, muy elaborado desde el punto de vista litera rio, van alternando el registro narrativo (dom inante en los versículos introductorios y en la segunda parte) y el registro
59 Cf. Gnilka. Mk /, 205. y los autores citados por el en la nota 31. 60 Sobre el concepto de 'cuerpo' en el pensamiento semita, cf. J.A.T. Robinson, El cuerpo, G. Pidoux, El hombre en el Antiguo Testamento. H. Miihlen, El Espíritu en la Iglesia: C. Bravo: Apuntes ¡xira una eclesiología desde América iMtina. 61 'Apéngeilein': dar una mala noticia.
118
119
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
defiende contra esa expulsión, porque la vida, el Reino, no se imponen; sólo se ofrecen; los demonios, en cambio, habían im puesto su dom inio de muerte (dem onios=Legión). La fuerza del am or ha roto el círculo diabólico del poder opresor, pero no puede rom per la resistencia de los hom bres apegados a sus bienes. Jesús se retira de allí, pero el hom bre curado será ahora su presencia; por eso no lo acepta en su compañía: porque ha de ser "su cuerpo" en ese territorio del que se le expulsa (v. 19) Así se inicia otra manera de seguim iento de Jesús: por él y por el Reino, aunque no "con" él (cf. 9, 38-40). La respuesta ante la proclamación de aquel hom bre es la m ism a que se ha dado ante Jesús: la admiración (c f 1, 22.27; 2, 12). La lectura de esta secuencia a nivel simbólico perm ite descubrir estas migraciones, veladas a una lectura que pre tenda situarse en una búsqueda de lo "histórico". Jesús apa rece com o el señor de la vida, que triunfa sobre las fuerzas que mantienen al hom bre en la muerte; pero eso presupone la aceptación por parte del hom bre (=fe). Contra la voluntad humana, Jesús no puede hacer nada.
Secuencia B: La impureza y la muerte: mujer con hemorragias e hija de )airo: 5, 21-43 En am bos casos el beneficiario es una mujer: la primera, im pura y contam inante por su enfermedad y en una situación de muerte social ’"; la niña muerta también es fuente de im pureza que contam inará a Jesús \ En am bos relatos la gente representa un problem a para Jesús: Lo estrujan (vv. 24.31), se burlan de él (v. 40); la incom prensión también viene de los discípulos, que le responden con ironía (v. 3 1). Y en am bos también se describe una actitud de reserva de Jesús ante su propia práctica: cuando la curación le es arran cada clandestinamente, Jesús trata de averiguar qué ha suce-
dido ( w . 29-30); y al revelarle la mujer "toda la verdad" (v. 33) Jesús remite a la mujer a su fe como causa de la salud64. En el caso de la niña parece quitar fuerza a lo que va a suceder: pri m ero dice que no está muerta, sino dorm ida (v. 39); después del m ilagro insistirá en que nadie lo sepa (v. 43). P e ro r e c o r d e m o s q u e , se g ú n la L e y de la P u r e z a , J e s ú s ha q u e d a d o im p u r o p o r h a b e r s id o t o c a d o p o r la im p u r a y p o r h a b e r t o c a d o a la m u e rta , y se c o n v ie r te en t r a n s m i s o r de c o n ta m in a c ió n ritu al, y e x c lu id o de la p r e s e n c ia de Y a h v é m ie n tr a s no se p u rifiq u e ; y si no lo ha c e, d e b e ser b o r r a d o de la a s a m b l e a de I s r a e l 65. N o parece im probable que detrás esté el recuerdo de una situación que se rem onte hasta Jesús, que, al atenuar su acción, pretendiera evitar los problem as de la publicidad de su impureza, dado que no aparece ninguna mención de prácticas de purificación hechas por Jesús. V im os cóm o la situación en m om entos parece rebasar al propio Jesús; es el taum aturgo en problemas. En el desconcierto ante la curación de la mujer, sucedida "a espaldas suyas", y en el problem a con la gente de casa de Jairo, aparece la condición hum ana de un Jesús en el que la fuerza liberadora actúa y da vida aun al m argen y en contra de las leyes de Pureza. T odo esto hace resaltar aún más la importancia de la fe para que se dé el milagro. Ese será el motivo que se resumirá de m anera
62 Cf. Lev. 15,19-31: La menstruación mantiene a la mujer en la impureza y hace de ella fuente de contaminación ritual y de muerte... ¡precisamente por tener en sí la fuente de la vida! 63 Num 19, 11-22 señala la contaminación y los requisitos de purificación para quien toque un cadáver
64 Datos relevantes a tener en cuenta: la mujer tiene doce años apartada de Dios y del culto. Swindler sugiere eso como motivo de su clandestinidad: el miedo a que descubrieran el estado de impureza ritual en que vivía. La ausencia de acciones purificatorias, necesarias para quedar limpio, después de haber sido contagiado de impureza (cf. Lev. 15, 19-31), implica una violación provoca dora y peligrosa de parte de Jesús; cf. L. Swindler: "Jesús was a feminist", Caih. World, ene (1971), 177- 1X3. 65 Si tenemos presentes los textos citados del A.T., ¿no cabe suponer como más obvio en el relato este motivo del secreto que impone a los padres de la niña y a los discípulos? Aunque es proliable que en ese 'tocar' haya una alusión al poder salvífico de Yahvé (como nota Gnilka, Kík I, 218) y que sea el gesto salviflco por el que se trasmite el poder del taumaturgo (cf. Pesch, Kík I, 130), sin embargo, situada la práctica en el contexto judío creo que puede mante nerse la interpretación propuesta. Aunque Me no especifique ese motivo de la impureza, como lo hace en el cap. 7, sin embargo allí se trata de 1111 texto de controversia; aquí, en cambio, la controversia sólo aparece coiateralmente en tomo a la interpretación de que 1
120
121
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
conflictiva en la secuencia siguiente, que hace las veces de enlace.
Enlace: Nazaret: inicio de la crisis sobre su práctica: 6, 7-6a La perícopa no form a parte de la Subunidad M uerte-Vida, que concluye con el final del episodio de la hija de Jairo. A dem ás hay una m igración geográfica: el viaje a su tierra. Pero tam poco forma parte de la Unidad siguiente, de los Panes. Lo que se nos narra aquí es un m om ento crucial del conflicto que Jesús em pieza a tener respecto de su práctica, y que hay que destacar adecuadamente. La secuencia ju e g a el papel de enlace m ayor en el que se sintetizan varios m om entos anteriores, y se abre a una nueva práctica: la misión de los discípulos com o extensión de su propia prác tica.
Relato 6 ,1Y m a r c h ó de allí y v ien e a s u tie r r a , y lo acom pañan sus discípulos 2y, llegado el s áb ad o , e m pezó a e n s e ñ a r e n la sinagoga. Y c u a n to s le oían q u e d a b a n s a c u d id o s y decían: "¿De d ó n d e le v ie n e n estas cosas ? ¿Q ué s a b id u r ía le ha sido dada ? ¿Ytales acciones p o d e ro s a s de sus m anos ? '‘¿No e s é s te el carpintero, el hijo de la. María y h e r m a n o de S a n tia g o y J o s e t y J u d a s y Sim ón? ¿No e s t á n s u s h e r m a n a s a q u í e n tr e n o so tros?". Y se e s c a n d a li z a b a n a c a u s a de él. 1Y les decía J e s ú s : "U n p r o fe ta sólo e s d e sp re c ia d o e n s u tie r r a , entre sus parientes y e n s u c a s a '. Y no po d ía h a c e r allí n i n g ú n m ilag ro , a excepción de unos pocos enfer
mizos que curó imponiéndoles las manos. h Y se sor prendida de s u f a lta de fe.
Comentario Jesús va por última vez al cam po contrario, la sinagoga. D espués de este choque abandona el cam po "de ellos" com o lugar de enseñanza, hasta el enfrentam iento final en el T e m plo (cap. 11-12). La respuesta a su enseñanza indica una m igración de sentido: El "ser sacudidos por su enseñanza" (v. 2) no tiene un sentido positivo com o en 1, 22, sino que se convierte en "se escandalizaban a causa de él" (v. 3). C ues tionan su enseñanza (c f 1, 22.27.38.39; 4, 2.33.34) y su práctica (c f 1.31.41; 3, 10; 5, 27-30.41) porque con ella rebasa los límites de la situación familiar a que debe sujetarse (cf. vv. 2-3; 3, 20-21.31-35). No le reconocen otras posibili dades que las de su pasado y su limitada situación familiar; en vez de dejarse cuestionar por su práctica, la cuestionan desde un esquem a social que cierra toda alternativa incluso a la novedad de Dios. A unque es sábado, Jesús, en su libertad, quiere actuar en favor de la vida; pero "no puede" por la falta de fe que le tienen. El Reino no se im pone si el hom bre le niega su libre aceptación; y lo que le extraña a Jesús es que esto suceda precisam ente en su patria; no se explica por qué sus ac cio nes no están haciendo surgir la fe en el reino. Las curaciones han centrado a la gente en una b ú squeda desesperada, y aun am e n a z an te para Jesús, de su propio beneficio (c f 3, 9-11; 5, 24.31), pero no son para ellos signos del R e in o 66. ¿Se ha equivocado de mediación para hacer creíble el Reino? ¿D ebe dejar esa práctica? ¿O debe intensificarla y hacer algo más? Este m om ento lo consideram os inicio de la crisis de Galilea, que culm inará en el capítulo 8, cuando Jesús deje de hacer milagros y de dirigirse a la gente, para centrarse en la prepa ración de sus discípulos, de cara al final violento que ve cada vez com o más probable, dada la oposición que experim enta de parte del centro, y las posiciones cada vez m ás claras que ha de ir tom ando contra ellos para desenm ascarar un sistema
66 Cf. Jn 6, 26: "Me buscan ustedes no porque hayan visto señales, sino porque comieron de los panes hasta hartarse"
122
123
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
excluyente que deform a el proyecto de Dios e impide al pueblo el acceso a la prom esa y a la vida.
Síntesis de las dos primeras Unidades El prólogo nos ha propuesto las tres dim ensiones del hechoJesús, a las que dará contenido su práctica: es hombre, es Mesías, es Hijo de Dios. La Unidad program ática hace de enlace entre la identidad de Jesús, anunciada sim bólicam en te, y el relato de su práctica, que comienza en la Subunidad Cafarnaum: su práctica en favor de la vida del pueblo le da una autoridad superior a la del Centro judío. La Subunidad Controversias acentúa esa oposición entre dos interpretacio nes sobre "lo que se puede" y "lo que no se puede" hacer en favor de la vida: Jesús interpreta lo posible desde la necesidad del hombre; el Centro, en cambio, desde la rigidez de la ley de pureza. La Subunidad Respuestas presenta las distintas posiciones que los hom bres toman ante la práctica de Jesús: de seguim iento o de perseguim iento. En la Subunidad Pará bolas destaca el análisis que Jesús hace de esas respuestas y de la correlación que existe entre respuesta y lugar social e intereses. Aparece una doble finalidad en su práctica: La búsqueda de protección frente a las am enazas y la prepara ción especial a los discípulos. La Subunidad Muerte-Vida lo presenta com o señor de la vida; también se dibuja ya el tema del taum aturgo en conflicto. El paso de una a otra Subunidad viene dado tem ática m ente m ediante una secuencia independiente más o m enos am plia o m ediante versículos pertenecientes a alguna de las secuencias. Ya notam os la función de enlace de la Unidad program ática (1, 14-20); el pasaje del leproso enlaza la Subunidad Cafarnaum y la de las controversias; por prim era vez aparece en ella el conflicto con el Centro por causa de la violación de las leyes de Pureza. La subunidad Controversias term ina con la condena de Jesús y la búsqueda de protección por parte de éste; los versículos. 3, 6-7a son indicadores de un cam bio que se da en el relato, de la migración en la práctica de Jesús y enlazan con la Subunidad Respuestas. En vista de la persecución que sufre por parte de su familia y del Centro
124
judío, Jesús com ienza a enseñar en parábolas, para que no cualquiera le entienda; 4, 1-2a hace de enlace, y versículos 33-34, de conclusión. Entre esta Subunidad y la siguiente, el pasaje sim bólico de la tempestad hace de enlace presentando la situación de los discípulos ante toda esta situación; y Jesús aparece com o dom inador sobre los poderes de la muerte. Finalm ente, y com o transición mayor, que anticipa un m o m ento importante en la práctica de Jesús, la secuencia de Nazaret; el discernim iento lo llevará a enfrentar la crisis am pliando su práctica por m edio de los discípulos y a un com partirse totalm ente con la gente. Son los m om entos fundam entales de la Unidad de los Panes.
TERCERA UNIDAD : Panes. Ampliación de la práctica por la vida; conflicto creciente con el Centro: 6, 6b-8, 21 Presentam os los siguientes episodios com o una sola Unidad, amplia y compleja, com puesta por cuatro subunidades, tejidas en to m o a la ampliación que Jesús hace de su práctica en favor de la vida del pueblo, necesitado de pan y de salud. Para él lo que amenaza la vida del pueblo es el hambre, las enfermedades, las relaciones interpersonales in justas, y no las condiciones rituales de pureza. La solución está en compartirse. Pero eso no lo com prende ni su gente (cf. 3, 20-21; 6, 2-3) ni sus discípulos (6, 52; 8, 21) ni m enos los fariseos (8, 11) Las dos Subunidades de los Panes y la de la Pureza están estructuradas según el esquem a de inclusión (a-b-a’) y se explican e implican mutuamente. V eam os de conjunto toda esta Unidad en el siguiente esquema en el que in c lu i m os los dos enlaces mayores"1'. 67 Destaca la simetría de las dos Subunidades de los Panes: hambre-incomprensión-enfermedad -enfennedad-hambre-mcomprensión. Las tres últimas Subunidades forman inclusión, como se ve. a) Pan-salud/b) Pureza/a') salud-pan. Esta simetría destaca el trabajo literario que hay detrás; es de suponer una
125
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
Relato
Esquema de la Unidad Enlace: S u b u n id a d 1:
.Secuencia A: Secuencia B: Secuencia B ’: Secuencia A ’: Enlace: S u b u n id a d 2: Secuencia A: Secuencia B: Secuencia C: Enlace: S u b u n id a d 3:
Secuencia A: Secuencia B: Secuencia C: Enlace: S u b u n id a d 4: Secuencia C: Secuencia A: Secuencia B: Secuencia B': Enlace:
Nazaret: escándalo ante la práctica de Jesús :6, l-6a Misión: 6, 6b-31a Envío de los Doce: 6, 6 b -13 Opiniones sobre Jesús y su práctica: 6, 14-16 Asesinato de Juan bautista, contexto de misión: 6, 17-29 Regreso de los Doce: 6, 3 0 -3 la El pueblo en necesidad: 6, 3 lb-33 Panes 1: Responsabilidad por la vida del pueblo: 6, 34-56 Solución al problema del hambre: ¿comprar o compartir?: 6, 34-44 Incomprensión de discípulos: 6. 45-52 Solución al problema de la enfermedad: 6, 53-56 Asedio del Centro: 7, 1-4 Pureza: Dónde se juega la vida del pueblo: 7, 5-23 El conflicto con el Centro: 7, 5-13 La explicación a la gente: 7, '4-16 La explicación a los discípulos: 7, 17-23 Ocultainicnto en tierra pagana: 7, 24 Panes 2: Responsabilidad por el pueblo pagano: 7, 25-8, 21 Solución al problema de la enfermedad: 7, 25-37 Solución al problema del hambre: 8. 1-9 Incomprensión de fariseos refugio de Jesús: 8, 10-13 Incomprensión de discípulos: 8, 14-21 Ciego de Bctsaida, símbolo de discípulos: 8, 22-26
Y re c o r ría los pue b lo s de a lr e d e d o r e n s e ñ a n d o . 7 Y l la m a a los doce y comenzó a enviarlos en m isión de dos en dos y les d a b a p o d e r sobre los e s p ír it u s i m p u ros, sy les o rd en ó q u e no t o m a r a n n a d a p a r a el camino^ f u e r a de u n b a s tó n ; ni bolsa ni d in ero e n el c in tu r ó n ' sino (que f u e r a n ) ca lz a d o s con s a n d a l i a s y q u e no l le v a r a n dos vestidos. 10 Y les decía: " C u a n d o e n t r e n e n u n a c a sa q u é d e n s e allí h a s t a q u e se m a r c h e n . 11 Y si a lg ú n l u g a r no los recibe ni les e s c u c h a n , sa lie n d o de allí s a c u d a n el polvo de la p l a n t a de los pies, como te s tim o n io contra ellos". 12 Y s a lie n d o predicaron que hicieran penitencia 1,1y e c h a b a n m u c h o s d e m o n io s y ungían con aceite a muchos enfermos y los c u r a b a n . 11 Y se e n te r ó el rey H erodes, p o rq u e su nombre se había hecho notorio , y decían: " J u a n el b a u t i s t a r e s u citó de e n tr e los m u e r to s , y p o r eso a c tú a n e n él f u e r z a s m ilag ro sa s"; 1’ o tro s decían: "Es Elias"; o tro s decían: "Es p r o fe ta como uno de los profetas". "’ Y oyéndolo H e r o d e s decía: "El J u a n q u e yo de c ap ité , ese m ism o h a resu citad o ". 17 E s q u e H e ro d e s e r a el q u e h a b í a e n v ia d o a p r e n d e r a J u a n y le h a b ía e n c a d e n a d o e n la p risió n por c a u s a de H e ro d ía s , la m u je r de s u h e r m a n o Filipo, con q u ie n H e r o d e s se había casado. 1H P o r q u e J u a n decía a H e ro d e s: "No te e s t á p e rm itid o t e n e r la m u je r de t u h e rm a n o " . 19 Y Herodías le aborrecía y q u e r í a q u i ta r le la vida, pero no podía, 0 pues Herodes te m ía a J u a n , s a b ie n d o q u e e r a h o m b re ju sto y santo, y le protegía;
y al oír quedaba m uy perplejo y le escuch a ba, con gusto. 1 Y llegó el día oportuno , c u a n d o H e ro d e s, e n su c u m p le a ñ o s , dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Y e n tr ó la intención particular del autor en tomo al tema central: en qué se juega la vida o muerte del pueblo. 1lay dos palabras claves para toda la Unidad: panes (cf. 6, 8.37b.38.41.43.52; 7, 2.27.28, 8, 4.5.6.8b. 14.15.16. 17.19.20) y comer (cf 6,21.31.36.37a.42.44; 7,2.3.4.5.28; X, 1.2.3.8), que hacen de lulo conductor de lodo el conjunto.
126
h ija de la m is m a H e ro d ía s, d a n z ó y g u s tó m u c h o a H e r o d e s y a los comensales. ‘ÁE l rey, entonces, dijo a la muchacha: "Pídeme, lo que quieras y te lo daré". Y le ju ró : "Te d a r é lo q u e m e p id a s , aunque sea la m itad 127
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
de mi reino". 24 Salió la m u c h a c h a y p r e g u n tó a s u m a d r e : "¿Qué voy a pedir?" Y ella le contesto: "La cabeza de Juan el bautista". 25 Y entrando apresura dam ente a donde estaba el rey, le pidió: "Quiero que ahora m ism o m e des, e n u n a b a n d e ja , la c a b e z a de J u a n el b a u t i s t a " . E l rey se llenó de t r is te z a , p ero no quiso d e s a i r a r la , a c a u s a del j u r a m e n t o y de los co m e n s a le s . 7‘ Y al i n s t a n t e m andó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le d e capitó e n la p ris ió n 28 y tra jo s u c a b e z a e n u n a b a n d e j a y se la dio a la m u c h a c h a , y la m u c h a c h a se la dio a s u m a d r e . 29 Y al e n t e r a r s e s u s discípulos v in ie ro n a reco g er el cuerpo y le d ie ro n s e p u lt u r a . 50 Y se r e ú n e n los ap ó sto le s con Jesús, y le c o n ta r o n todo lo q u e h a b í a n h echo y lo que habían enseñado. (l
Y les dice: "Vámonos solos a un lugar apartado y descansen un poco". --Porque eran tantos los que iban y venían que no tenían tiempo ni para comer.— <2Y se fu ero n e n la b a r c a a u n l u g a r a p a r t a d o ellos solos. '
Pero les vieron irse y los reconocieron m u c h o s y, a pie, f u e ro n corriendo hacia allá de todos los p u e b lo s y se les adelantaron. 11 Y d e s e m b a rc a n d o vio m u c h a g e n te y sin tió c o m p a sió n de ellos, porque andaban como ovejas que no tienen pastor, y comenzó a instruirlos extensamente. 35 Y h a b ié n d o s e hecho y a m u y ta r d e , a c erc án d o se le s u s discíp ulos le decían: "El l u g a r es d e sie rto y y a e s m u y ta r d e ; d e spídelos p a r a que, yendo a los c a m p o s y a ld e a s de a lre d e d o r, se c o m p re n qué comer". ' 7 El, respondiendo , les dijo: "D énles u s te d e s de comer". Y
los d a b a a los discípulos p a r a q u e los r e p a r t i e r a n a la g e n te , y dividió los dos peces para todos. 42 Y todos co m ie ro n y se s a c ia ro n . Y recogieron los p e d a z o s p a r tid o s , la c a p a c id a d de doce c a n a s to s , y la s s o b ra s de los peces. 44 Y los q u e c o m ie ro n los p a n e s e r a n cinco m il h o m b re s . 1’ E i n m e d i a t a m e n t e obligó a los discípulos a e m b a r c a rs e y a d e la n tá r s e l e hacia la orilla de B etsaida , m i e n t r a s él d e sp id e a la g e n te . Ib Y luego q u e los despidió, se fue al m o n te a o ra r. 47Ya de noche e s t a b a la b a r c a e n m i t a d del lago y él solo en tierra . 48 Y viendo cómo se f a t i g a b a n re m a n d o , p u e s t e n í a n el vien to e n c o n tr a , a eso de la m a d r u g a d a v ien e h a c ia ellos c a m i n a n d o so bre el m a r , y tenía la intención de rebasarlos. 49 V iéndolo ellos c a m i n a r so bre el m a r les pa re c ió q ue e r a u n f a n t a s m a y se p u s ie r o n a g r i t a r ; 00porque todos lo habían visto y se espantaron. El e n s e g u id a h a b ló con ellos y les dijo: " T e n g a n án im o , yo soy; no t e n g a n miedo". ’ Y subió a la b a rc a con ellos, y cesó el viento. Y ellos estaban totalmente fuera de sí, °2 porque no
habían comprendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada. ’>aY a tr a v e s a n d o h a c ia t i e r r a lle g a ro n a G e n e s a r e t y atracaron; 54 en cuanto salieron de la barca lo rec o n o cieron, ” recorrieron to d a la re g ió n y empezaron a lle v a rle en cam illas a los e n fe r m o s a donde oían que él estaba. ,b Y a dondequiera que iba , pueblos, ciu d a des o campos, colocaban en las plazas a los enfermos y lo l l a m a b a n p a r a q u e al m e n o s le t o c a r a n el borde de s u m a n to , y c u a n to s lo to c a b a n q u e d a b a n c u rad o s.
le dicen: "¿Vamos a comprar nosotros pan por doscien tos denarios y darles de comer?" ÍMY él les dice: "¿Cuán tos p a n e s tien en ? V ayan a. ver". Y h a b i é n d o l o
7 , 1 Y se p o n e n de a c u erd o c o n tr a él los fa rise o s y a lg u n o s de los e s c r ib a s v en id o s de J e r u s a l é n 2y, vien
a v e rig u a d o , le dicen: "Cinco y dos peces". ,t9 Y les m a n d ó (jue a c o m o d a ra n a todos p o r g r u p o s so bre la h i e r b a 1 y se a c o m o d a ro n por grupos de cien y de c in c u e n ta . 11Y to m a n d o los cinco p a n e s y los dos peces, m ir a n d o al cielo bendijo (a Dios) y p a r tió los p a n e s y
do que algunos de sus discípulos comían los panes con manos im puras, es decir, sin la v á r s e la s , 1-porque los fariseos y todos los judíos, si no se lavan m eticulosa mente las manos no comen, dando fuerza de ley a la tradición de los ancianos, 4 y lo (que compran) del
128
12 9
Jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
mercado , si no lo lavan no lo comen; y m uchas otras cosas hay que han recibido para darles fuerza de ley: lavatorios de copas, jarros y bandejas--; ’y le pregun tan los fariseos y los escribas : ¿P o r q u é r a z ó n t u s discípulos no cam inan de a c u erd o a la tra d ic ió n de los a n c ia n o s, sino q u e c o m e n el p a n con m a n o s im p u ra s ?"
los proyectos m a lv a d o s: fornicaciones, robos, a s e s i n a tos, a d u lte rio s , deseos de tener más, m aldades, en gaito, libertinaje, mala intención^ bla s fe m ia , soberbia, pérdida de valores ; 21 to d a s e s a s m aldades salen de dentro y h a c e n im p u r o al h o m b re .
hP e ro él les dijo: "¡Qué b ie n profetizó I s a ía s a c erc a de u s te d e s , los hipócritas! Como quedó escrito: ’E s t e p u e blo m e h o n r a con los labios, pero s u corazón a n d a d i s t a n t e m u y lejos de mí; ' m e n t ir o s a m e n t e m e d a n culto e n s e ñ a n d o d o c tr in a s (que son) m a n d a t o s de h o m b r e s ’. s Abandonando la ley de Dios dan fuerza de ley a la tra d ic ió n de los h o m b r e s . " Y les decía: "¡Qué
24 Y levantándose de a llí se retiró hacia la región de Tiro y entró en casa, y no quería que nadie lo supiera, pero no pudo perm anecer oculto ; 2 ) p o r q u e i n m e d i a t a m e n t e oyó de él u n a m u j e r c u y a h i j i t a t e n í a u n e s p í r i t u i m p u r o y v in ie n d o se echó a s u s p ie s 2b —la mujer era griega, de raza sirofenicia—y le r o g a b a q ue e x p u l s a r a de s u h ija el d e m o n io . ¿l P ero le decía a ella: 'Deja prim ero que se sacien los hijos', p u e s no e s tá b ien
fácil dejan sin valor la ley de Dios para proteger la tradición de ustedes! 10 P o r q u e Moisés dijo: ’H o n r a a t u p a d r e y a t u m a d r e ’ y ’El q u e m a ld ig a al p a d r e o a la m a d r e t e r m i n e su v id a con la m u e r t e ’; 11 e n cam bio u s te d e s dicen: ’Si uno d e c la ra al p a d r e o a la m a d r e : Todo a q u e llo con q u e p u d i e r a s u s t e n t a r t e (es) korbán’ -e s decir, ofrenda (consagrada)--, 12 ya no le dejan hacer nada por el padre o la m adre , 1'n e g a n d o a u t o r i d a d a la p a l a b r a de Dios, con e s a s u t r a d i c i ó n
que han transm itido. Y cosas sem ejantes a estas hacen ustedes m uchas". 11Y l la m a n d o a la g e n te de nuevo, les decía: "O ig an m e todos y c o m p r e n d a n : 1,J no hay nada de fuera del hombre que, e n t r a n d o e n él, p u e d a h a c erlo im p u ro ; p ero lo q u e sa le del hombre es lo q ue h ace im p u r o al hom bre". 17 Y cuando entró en casa, dejada la gente, le preguntan sus discípulos (sobre) la parábola. IHY les dice: "¿Así que ta m b ié n u s te d e s son incapaces de en te n d e r? ¿No se d a n c u e n ta de q ue lo que de fuera e n tr a en el hombre no lo puede hacer impuro, 19 porque no entra en su corazón sino e n s u e s tó m a g o y v a a p a r a r al excusado?" -d eclaraba puros todos los alim entos—. 20 Y les decía: "Lo q u e sa le del h o m b re , eso h a c e im p u ro al h o m b re . P o r q u e de dentro , del cora z ó n del hom bre , s a le n todos
130
t o m a r el p a n de los hijos y e c h arlo a los perrillos". 28 M á s ella resp o n d ió y lo dice: "Sí, señor; p ero h a s t a los pe rrillo s, debajo de la m esa , com en de las m ig a ja s de los niños". 29Y le dijo a ella: "Por esta palabra, vete ; y a salió de t u h ija el demonio". M Y regresando a su casa,
encontró a la niñita acostada en la cama y que el demonio se había ido. 31 Y saliendo de nuevo de la región de Tiro se dirigió por Sidón h a c ia el m a r de G a lile a por en medio de los lím ites de la Decápolis. <2Y le t r a e n u n s o rd o m u d o y le p id e n q u e le im p o n g a la s m a n o s . 'u Y apartándolo a solas de la gente le m etió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó La lengua. !1 Y levantando la m irada al cielo gim ió y le dijo: "¡Effatha!"; --que significa: ¡ábrete!--. f' E inm ediatam ente se abrieron sus oídos y se soltó la atadura de su lengua y hablaba, correcta mente. u> Y les m andó que a nadie lo dijeran; pero, cuanto m ás se lo ordenaba, m ás y más ellos lo prego naban; ‘ y se quedaban atónitos sobre toda m edida y decían: "Todo lo ha hecho m uy bien; hasta hace oir a los sordos y hablar a. los mudos". 8 , 1 Por aquellos días, habiendo de nuevo m ucha gente y que no tenían qué comer , lla m a n d o a s u s discípulos les dice: 2 "Tengo c o m p a sió n p or la g e n te , p o rq u e ha c e
131
Reino y vida del pueblo
. Jesús, hombre en conflicto
y a t r e s d í a s q u e p e r m a n e c e n co n m ig o y no t i e n e n q u é co m e r; 1y si los d e s p id o e n a y u n a s a s u s c a s a s , se d e s m a y a r á n e n el c a m in o ; y algunos de ellos son de lejos." 1 Y le r e s p o n d i e r o n s u s d isc íp u lo s: "¿De d ó n d e p o d r á u n o s a c i a r de p a n e s a é s to s a q u í e n el d e s ie rto ? " ’Y les p r e g u n t a : "¿C u á n to s p a n e s tienen?" Ellos le dijeron: "Siete". bY m a n d ó a la g e n te acom o d a r s e e n el suelo y, t o m a n d o los siete p a n e s los p a rtió , p r o n u n c ia n d o la acción de g ra c ia s , y los d a b a a s u s discípulos p a r a q u e los r e p a r t i e r a n , y los d i s t r ib u y e r o n a la g ente. ' Y t e m a n u n o s c u a n to s p e scadillos y bendiciéndolos, les dijo q u e t a m b ié n los r e p a r t i e r a n . s Y c o m ie ro n y se s a cia ro n . Y recogieron las s o b ra s de los p edazos, sie te c a n a s to s ; 9 y e r a n como c u a tr o mil. Y los despidió. 1,1 Y s u b ie n d o luego a la b a r c a con sus discípulos fue a la re g ió n de D alm anuta. 11 Y s a lie ro n los fa rise o s y e m p e z a r o n a d is c u tir con él p id iéndole u n signo del cielo, p a r a p o nerlo a p r u e b a . 12 E indignado p ro fu n dam ente , dice: " ¿P ara qu é p ide u n signo e s t a r a z a ? E n verdad les digo: Ni u n a s e ñ a l (del cielo) se d a r á a e s t a raz a ". u Y dejándolos, embarcándose de nuevo , se m a r c h ó a la otra orilla. " Y se h a b í a n olvidado de lle v a r p a n e s y sólo tenían un pan con ellos en la barca. '-’Y les a d v e r t ía diciendo: "Fíjense: t e n g a n c u id a d o de la l e v a d u r a de los farise o s y de la levadura de Herodes". "’Y d is c u tía n e n tr e sí de q u e no t e n í a n p a n e s. 17 D á n d o se c u e n ta les dice: "A q u é d is c u te n q u e no tie n e n p a n e s ? ¿ T odavía no e n t i e n d e n ni comprenden ? ¿Tienen el corazón cerrado? 18 ¿Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen ? ¿Y no se a c u e r d a n 11 de c u a n d o p a rtí cinco p a n e s p a r a los cinco mil, c u á n to s c a n a s to s llenos de pedazos recogie ron?" Le dicen: "Doce". 2(1 Y c u a n d o los siete p a r a c u a tr o m il ¿ c u á n t a s c a n a s t a s lle n a s de s o b ra s recogie ron?" Le dicen: "Siete". 21 Y él les decía: "¿Y aún no
comprenden?"
132
Comentario Subunidad 1: Misión de los Doce: Corresponsahilidad por el Reino: 6, 6b-31a Ante la constación del fracaso Jesús no responde con el repliegue sino ampliando su práctica, com partiendo su m i sión con los Doce. Es un nuevo com ienzo (v. 7), que repre senta un a v ance en el p roceso de s e g u im ie n to de los d isc íp u lo s ’*. En las c o n s ig n a s m is io n e r a s q u e les da, d i s t r ib u i d a s en d o s se rie s, s o b r e s a le n dos p u n to s: a) la c o n d ic ió n p r e v ia son las d i s p o s i c io n e s p e r s o n a l e s y el e s tilo de p o b r e z a ; b) la c o n d u c ta d e b e a ju s t a r s e a la r e s p u e s ta q u e r e c ib a n : la c o n f i a n z a b á s ic a en la b o n d a d del h o m b re , q u e les p e r m itir á c o m p a r ti r la c a sa con q u i e n e s los a c o ja n (v. 10) está m a t iz a d a p o r el r e a lis m o q u e c u e n ta con la p r o b a b i l id a d del r e c h a z o (v. 1 la). Las dos breves secuencias de la práctica m isionera y del regreso incluyen el relato de la suerte de Juan6 , que contextualiza la misión de los Doce, com o contextualizó el com ienzo de la misión de Jesús (1, 14). La estructura a -b-a’ nos hace ver en el relato de la muerte de Juan no un simple paréntesis "mientras los discípulos predican"; es el contexto dram ático que rodea la predicación por el reino, que no puede desvincularse del conflicto. Las opiniones sobre Jesús son antecedente de la pregunta crucial de 8, 27: "¿Quién dice la gente que soy yo?"; la incorrecta interpretación de la identi68 A la predicación inicial y milagros (1, 14-3, 5) correspondió el primer momento: la con-vocación (1,16-20); frente a las amenazas de los fariseos (3, 6) y de su familia y del Centro (3, 20-35) consolida el grupo de los Doce (3, 13-19) a quienes comienza a enseñar en particular (4,10ss.33ss); ahora, frente a la crisis del sentido de su práctica (6, l-6a) envía a los Doce como corresponsables de la causa del reino, que implica la causa del pueblo. 69 La tradición de Flavio Josefa, tal vez preferible desde el punto de vista histórico, destaca el aspecto político de su asesinato: "Las gentes se habían reunido en tomo a él. porque se exaltaban mucho oyéndolo hablar. Herodes temía que semejante facilidad para persuadir suscitara una rebelión... Por eso prefirió detenerlo antes que se produjera una revuelta por su causa... Por estas sospechas Juan fue enviado a Maqueronte... y allí lúe ejecutado..."; cit. por Perrot, Jesús y la historia, 94s.
133
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
---------------------------------------------
dad y misión de Jesús, que hacen la gente y Herodes, es corregida y reinterpretada por la práctica de los discípulos, enviados en misión.
Enlace: El pueblo en necesidad: 6, 31 b-33 Comentario Jesús invitó a sus discípulos a descansar aparte de la gente, pero cam bia sus planes por la situación del pueblo. Su necesidad es para Jesús el criterio inmediato y práctico de lo que "puede" o "no puede" hacer: ante la urgencia de un pueblo m arginado de la vida, "no puede" darse tiempo ni para comer, ni para descansar, ni puede com er su pan solo con sus discípulos, sino que lo ha de compartir con el pueblo.
Subunidad 2: Panes 1: La responsabilidad por la vida del pueblo: 6, 34-56 El análisis que Jesús hace de la situación de abandono de la gente implica un juicio contra los pastores, y es lo que lo lleva a interrum pir su descanso. Es la principal m igración de sentido de la Subunidad los pastores, preocupados más por la pureza y las condiciones rituales para comer, que de que el pueblo tenga qué comer, no asumen la responsabilidad sobre la vida, que les corresponde oficialmente; Jesús asum e esa tarea, pero los discípulos no com prenden (cf. 6, 52). Esa incom prensión creciente desem bocará en el relato del ciego, sím bolo de su ceguera, y enlace-transición a la crisis de Galilea y a las Instrucciones.
Secuencia A: Solución al problema del hambre: ¿Comprar o compartir?: 6, 34-44 En la primera parte (vv. 34-38) predom ina el registro narra tivo, y en la segunda (39-44), el simbólico. D espués de la interrupción del descanso previsto, y luego de una larga instrucción de Jesús al pueblo, los discípulos tom an una iniciativa aparentem ente en favor del pueblo, cuya situación analizan desde la lógica socioeconóm ica dominante: la solu ción al problem a del ham bre está en que se vayan y se com pren alimento. Jesús responde desde la lógica del Reino; la solución está en compartir: "Dénles ustedes de comer". Los discípulos no com prenden ese cam bio de lógica y rechazan com o im posible la proposición de Jesús: En el desierto "no se puede" com prar pan por lo equivalente al salario de doscientos días, para alimentarlos a todos. Pero Jesús no ha hablado de "comprar" sino de "compartir lo que tienen", lo que es posible: "¿Cuántos panes tienen?" Lo que han llevado para com er es lo que han de com partir con la gente, y eso hará el milagro. En el segundo m om ento cambia el registro: abundan los sím bolos y la descripción de la práctica de Jesús tiene fuertes connotaciones litúrgicas. Estos elem entos nos previe nen frente a la tentación de leer el pasaje en registro "históneo
Secuencia B: Incomprensión de los discípulos: 16, 45-52: A hora se retoma el registro narrativo. Jesús tom a medidas que connotan un conflicto entre él y los discípulos: los obliga (v. 45) a irse de allí para despedir él m ism o a la gente. La reacción de entusiasm o que se da, tal vez alentada por ellos,
70 Sobre el sentido ¡simbólico c f Standaert, op.cit. 6K: el siete (5+2) es número de plenitud, como los "doce" canastos que se recogen; la saciedad es símbolo de plenitud escatológica. son cinco mil hombres los que se alimentan.
134
135
Reino y vida del pueblo
|esús, hombre en conflii lo
representa para Jesús un m om ento de tentación (com o en 1, 35s), y lo remite a la oración-discernim iento de su práctica. El tem a de la incom prensión ahora se expresa en clave sim bólica71; la pregunta pertinente, por tanto, no es "qué sucedió en la realidad", ni siquiera "cuál es el núcleo histórico del pasaje", sino "qué pretende el narrador situando aquí precisam ente este pasaje" La clave nos la dan los versículos 51 y siguiente (exclusivos de Marcos), donde analiza el contenido y la causa del desconcierto: 'porque no habían com prendido lo de los panes, sino que tenían su m ente embotada". El m iedo les nace no frente a la tem pestad sino frente a la incom prensión de la práctica de Jesús, que los hace verlo "com o un fantasma". A unque han com partido su pan, em pujados por Jesús, no han com prendido por qué com par tirse así, tan sin reserva; por qué no tener tiem po ni para comer; por qué, dado ya el caso, no aprovechar la explosión de la popularidad en función de un proyecto m esiánico más am plio y eficaz políticamente; por qué Jesús los obliga a retirarse en el m om ento culm inante del éxito popular. Este pasaje es muy importante en el proceso del discípulo: N o saben quién es (4, 4 1); lo creen incapaz de darse cuenta de la situación que los amenaza (4, 38); lo ven com o un fantasm a (6, 49), alguien de otro mundo, que los atem oriza (4, 41; 6, 50s) y los rebasa (6, 48) y cuya práctica no com prenden (5, 31; 6, 37.5 ls); pero sin embargo, siguen con él (3, 13) y prosiguen su causa com partiendo su misión.
Secuencia C: Solución al problema de la enfermedad: 6, 5 3 -5 6 El pueblo responde ante la eficacia de la práctica de Jesús en favor de la vida, en la que destaca la universalidad y la m aterialidad de su acción (vv. 55-56). Al contrario de lo que
sucede en la lógica del sistema de la Pureza, los impuros no lo m anchan al tocarlo, sino que reciben la vida. Prosigue el enfrentam iento de los dos esquem as de interpretación sobre lo que da vida o muerte, que llegará al culmen en la siguiente Subunidad. Para Jesús es la sensibilidad ante el sufrimiento y la cercanía con el m arginado lo que garantiza la vida; para el Centro, al revés, el alejarse del im puro y el excluir a los manchados.
Enlace: Asedio del Centro: 7, 1-4 El asedio se recrudece. Los actuantes son los fariseos de Galilea, reforzados por algunos de los escribas enviados de Jerusalén a controlar el problem a Jesús, que se les escapa de las m anos (cf. 3, 22). El m otivo es que los discípulos comen los panes72 con m anos impuras. No tom an en cuenta el que se han manchado com partiendo su pan con el pueblo que ellos, los pastores, han abandonado. Los primeros versículos muestran de manera muy par ticular el trabajo del narrador; la repetición del sujeto en los vv. 1 y 5, y la intervención del narrador en los versículos 3-4, nos llevan a considerar com o enlace esta parte de la perícopa.
Subunidad 3: Pureza: Desautorización de la Ley de la Pureza como acceso a Dios: 7, 5-23 Esquema Secuencia A: El conflicto con el Centro: 7. 5-13 Secuencia B: La explicación a la gente: 1, 14-16 Secuencia C: Ln explicación a los discípulos: 1. 17-23
71 Las indicaciones topográficas y cronológicas nos dejan una sensación de extrañeza simbólica: Jesús va hacia ellos, pero "con la intención de pasarlos , sucede "de noche", cuando el hombre es mas vulnerable trente a los elementos; lo ven como un fantasma: en el "yo soy" resuena el "Yo soy' liberador de Yahvé en el A .T.
72 La Biblia de Jemsalén omite la referencia a los panes, contrariamente a The (¡reek N.T. p. 147 v Synopsis, p 1 16, lectura que lomamos como original. Sobre el sustrato histórico de las prácticas rituales de purificación y del ¡enómeno de encasillamiento y separación que provocaba, cf. Perrot, op. cit.
136
1 37
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
Comentario Secuencia A: El conflicto con el Centro: 7, 5-1 3 Esta controversia sucede "en ningún lugar", pero no por eso está desituada: sucede en cualquier lugar en donde la ley suplante a la justicia y al amor. Estructural m ente situada entre las dos Subunidades de los Panes, las explica y es explicada por ellas (esquem a a-b-a1). Se enfrentan dos análisis: el de los opositores, que nace de una ideología no sustentada por ninguna práctica en favor del pueblo, y el de Jesús que, desde la práctica de su misericordia eficaz, cuestiona y desenm as cara posiciones ideológicas aparentem ente m uy respetables, pero enorm em ente peligrosas para la vida e identidad del pueblo. El Centro intenta m eter a Jesús en una controversia no sobre cóm o resolver eí problem a del ham bre del pueblo sino sobre las condiciones rituales que hay que guardar para comer. Eso obviam ente no aporta ninguna solución para quienes no tienen pan. Jesús cambiará los térm inos de la controversia: no acepta encajonarse en el esquem a del C en tro, y pasa al ataque. Se da el enfrentam iento de dos análisis, en cuya base subyacen dos concepciones diferentes de Dios y de su proyecto y de las condiciones de acceso a él. La Ley pretende norm ar las conductas y relaciones que garantizan eso. Pero Jesús interpreta de m anera diferente lo que garan tiza la vida, desde una visión emparentada con la tradición profética de la Alianza; la de los opositores, en cambio, es expresión de la tradición sacerdotal de la Pureza, que hace de las norm as un absoluto, por estar, según ellos, fundada en Dios m ism o (c f vv. 2.5). Ese supuesto fundam ento es lo que Jesús desautoriza. En un alegato muy enérgico desglosa cuatro antítesis en las que queda al descubierto lo perverso de sus intenciones: - La honra que pretenden dar a Dios (labios) encubre una lejanía de la práctica que realizan (corazón com o sede de decisiones) (v. 6)
- La religión (culto) que practican es vacía, mentirosa, porque defiende preceptos e intereses m eram ente hu m anos (doctrinas) (v. 7). - C on su actividad legislativa los escribas han usurpado el lugar del proyecto de Dios (cuyo contenido es el núcleo de la Alianza) en favor de proyectos hum anos (tradiciones de las leyes de la pureza)(v 8). - El criterio para discernir lo que es Ley de Dios y lo que es m andato hum ano es el derecho del pobre (vv. 9 - 13). Ley de la Alianza contra Ley de la Pureza. ¿En cuál se encuentra la clave para la vida del pueblo? Jesús tom a posición. Con una dura iro n ía '' califica a sus interlocutores de hipócritas , es decir, simuladores que en la escena fingen ser otros (tener otras intenciones e intereses) y que ocultan bajo m áscara de piedad su verdadera realidad. Este duro juicio lo fundam enta Jesús en la tradición profética. Hay una fuerte migración de sentido en la práctica de Jesús: en las otras controversias (2, 1-3, 5; 3, 22-30) no había analizado la conducta de sus opositores, sino que se había limitado a justificar su propia práctica; pero ahora pasa al ataque. N o se limita a justificar la conducta de los discípulos, criticada c om o ilegal (v. 5), sino que rom pe la clandestinidad que venía siendo su norm a de conducta desde la Subunidad Parábolas (c f 4, 21-23), para prevenir al pueblo contra la conducta hipócrita de los jefes y contra su tendenciosa inter pretación de Dios y su proyecto, que traiciona al Dios v erda dero. Entra definitivam ente en el terreno peligroso de la denuncia pública de los que tienen el poder ideológico v religioso. Los dos análisis que se enfrentan postulan un segui m iento y un cam ino diferente. Los opositores protestan por que los discípulos de Jesús "no caminan" de acuerdo a la tradición de los ancianos (v5), que según ellos m onopoliza el acceso a Dios; la protesta de Jesús contra los pastores es porque no asumen los com prom isos del "camino" de Dios con el pueblo. Con unas acusaciones radicalmente subverti-
73 Versículos 6.9: 'kalós': ¡Qué bien...!
138
139
jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
doras del estatus socio-religioso, Jesús desautoriza el "cam i no" oficial: - Pretende ser "de Dios" cuando en realidad sólo es cosa de hom bres (v. 7). - Se propone com o único camino, pero lo que hace es alejar al hom bre de él; el corazón se distancia de Dios, escudándose en una falsa apariencia de piedad (v. 6). - A ntepone las necesidades económ icas del T em plo (y de la clase social que de él se beneficia) a las necesida des primarias del hombre. Lo que hay oculto detrás es la defensa de intereses particulares hum anos (vv. 8-9), los de aquellos a quienes luego acusará de haber c on vertido el T em plo en cueva de asaltantes ( cf. 11, 17). - Genera un dinam ism o de descom prom iso respecto de la vida confiada por Dios al hom bre (vv. 10-11); no se responsabiliza de la protección a la vida amenazada. - Incapacita, por tanto, para cumplir el verdadero proyec to de D ios(v. 12), cuyos derechos falsamente considera opuestos al hom bre y lleva a defender otra cosa, pero no el honor de Dios. - N o es un hecho aislado, sino una práctica coherente, un esquem a de conducta (v. 13). El problem a no es si lavarse o no las manos, sino que, siendo m ás fácil lavarse las m anos que amar, haciendo lo prim ero se excusan de lo segundo; el legalismo implica una diná mica de desplazam iento por la que el hom bre se sirve de la ley para protegerse de las exigencias del am or y de la justicia.
Secuencia B: La explicación a la gente: 7, 14-16 La segunda paite de la crítica es aún más peligrosa; para el Centro y para Jesús. Porque hace su análisis "llamando a toda la gente" (v. 14) para que se defiendan contra las pretensiones de la ortodoxia: "iganme todos y comprendan! N ada de fuera hace im puro al hombre" Por tanto, de nada de fuera debe el hom bre purificarse: ni de tocar un leproso ni un muerto, ni de com er el pan sin lavarse. Con esa generalización desauto riza radicalm ente el sistema social m ontado en torno a la
1 40
Pureza; y tam bién el sistema sacrificial queda m inado radi calm ente, y privado de su carácter de acceso a Dios; porque no resuelve el verdadero problem a de la cercanía o lejanía de él. Iguala radicalm ente a los puros con los impuros al negar les su estatuto de privilegio y al dejarlos expuestos, al igual que todos, a la verdadera impureza , que es la de dentro , la de las intenciones y proyectos, la que atenta contra la vida y la pone en peligro, y de la que ellos ni se preocupaban.
Secuencia C: La explicación a los discípulos: 7, 17-23 % Todavía avanzará un paso más Jesús: a solas con sus discí pulos les aclarará el fundam ento de su afirmación: lo de fuera entra en el hombre, pero no en su corazón, que es la sede de las decisiones hum anas; lo que am enaza la vida y la identidad del pueblo es lo que de él salga. La lista que viene a conti nuación enum era doce formas de alteración de relaciones hum anas (vv. 20-23): es la injusticia en ellas lo que am enaza la vida, no los tabúes rituales en torno a la impureza. Lo que impide al pueblo c om er no es tener las m anos sucias, sino la voluntad de unos cuantos de no com partir su pan. Por eso la solución al problem a no está en lavarse sino en la voluntad de compartir. Esta doctrina rebasa la capacidad de com prensión de los discípulos; aunque han relativizado m uchas prescripcio nes ju d ía s porque, com o hom bres del pueblo, no conocen la ley y sus minucias, en el fondo no saben por qué lo hacen y no com parten la verdadera libertad respecto de la Ley de la pureza que consiste en relativizarla desde un absoluto m ayor que ella; por eso aparecen com o incapaces de com prender (v. 18) al igual que los opositores de Jesús. El tem a m arcano de la incom prensión de los discípulos com ienza a acentuarse y a ser causa de conflicto entre Jesús y ellos; m arcará el resto del relato y culm inará en el abandono de los discípulos en el m om ento de la condena y de la muerte.
141
jesús, hombre en conflicto
Reino y vida del pueblo
Enlace: Ocultamiento en tierra pagana: 7, 24 Pero todo esto no lo hará Jesús impunemente. A m anera de transición se narra brevem ente la determinación de Jesús de irse a territorio pagano, en un viaje que no tiene intención m isionera74 sino que, dado el contexto, se trata de una huida de protección y de búsqueda de clandestinidad ante el c on flicto desatado por su clara definición contra las posiciones ideológicas del Centro, cada vez más am enazado por la práctica de Jesús y por la descalificación que ha hecho de ellos frente a la gente. Invalida la "inflación de la Pureza"; invalida incluso la pretendida absolutez de las prescripciones en torno al sábado, condicionándolas a las necesidades del hom bre com o norm a de amor. Pero con eso ho se mantiene el m ontaje del Tem plo en torno al culto, a la econom ía de los sacerdotes y de los comerciantes. Para el sistema es una condena a muerte; por eso Jesús ya no tiene escapatoria. A unque se retira a una casa de la región de Tiro, con la intención de que nadie lo pueda localizar (v. 24), sólo es cuestión de tiempo; su m ism a sensibilidad ante la gente lo hará rom per esa clandestinidad protectora.
Subunidad 4: Panes 2: La responsabilidad por la vida de los paganos: 7, 25-8, 21 La transición nos ha planteado una estrategia de ocultam iento por parte de Jesús. No se trata de formular hipótesis de corte psicológico-historicista en torno a "qué pasó históricam en te", sino de descubrir lo que el contexto del relato nos muestra com o dinám ica de la práctica parrada; no nos encontram os frente a una simple yuxtaposición de secuencias, sino frente a una estructura Resalta el paralelismo de 7, 25-37 con 6, 53-56 y de 8, 1-10 con 6 ,3 4 -4 4 .
Secuencia C: Solución al problema de la enfermedad: 7, 2 5 -3 7 Las acciones de Jesús y del pueblo se van alternando en las dos perícopas que com ponen la secuencia:
1) Curación de una niña pagana: 7, 2 5 -3 0 Jesús huye a territorio pagano; el m ovim iento geográfico nos descubre una migración m ás profunda de sentido, de orden socio-religioso, en su práctica: a) Jesús pasa del conflicto con el Centro a la búsqueda de clandestinidad y protección; b) rechazado por los hijos ha caído en territorio pagano com o migajas despreciadas por aquellos, pero com o pan al que los perritos tienen derecho (v. 27)7<’. La m ujer pagana (y en ella está sim bolizado todo el m undo pagano), descubre en Jesús esa doble dimensión: es vida-rechazada: "Te han despreciado com o migaja, pero eres vida para mi hija"
2) Curación de un sordomudo: 7, 31-37 Nos encontram os con un pasaje exclusivo de M a rc o s ” D e n tro de lo im probable del itinerario, la acción se sitúa en territorio pagano, donde Jesús perm anecerá un tiem po (¿has ta 9, 1?). En esta curación resaltan la materialidad de la acción de Jesús (signos y contacto material; v. 33), la clandestinidad de que rodea la acción (v. 33a) y la expresión de los senti mientos de Jesús (v. 34), cuyo significado se nos escapa. ¿Expresa una resistencia a proseguir con la práctica de los milagros, por ver que no despiertan la fe en el Reino, y por el conflicto que suscitan, resistencia que, sin embargo, se ve vencida por la misericordia ante el sufrimiento y la necesidad
75 Taylor habla de los indicios del carácter primitivo del relato; cf. op.cxi. 40X. 76 Sobre el nivel simbólico del pasaje, cf. Standaert, op.cit. 69. 77 Gnilka señala el carácter marcadamente simbólico de esta perícopa, como las de los ciegos (cf. Kík 1, 289s); y bien puede verse como antecedente de lo que sucederá en 15, 39 con otro pagano, que hará la única confesión auténtica de Jesús como el I lijo de Dios.
74 Cf. Taylor, op. cit. 141.
142
143
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
del hom bre7 Esta hipótesis es coherente con el contexto que estam os exam inando y no podría rechazarse a priori. N u e v a m ente estam os ante lo que para Jesús es el criterio para decidir lo que "puede" o "no puede" hacer: la necesidad concreta del hombre, incluso por encim a de sus propias conveniencias y planes. Hay que notar, finalmente, que con esta curación c on cluye en el relato de M arcos la práctica de curaciones de Jesús; los tres milagros restantes tienen una clara finalidad estructural, com o verem os en su m o m e n to 7*.
V Secuencia A: Solución al problema del hambre: 8, 1-V La escena no tiene ninguna concreción de tiem po ni de lugar, la situación de la gente es la m ism a que en 6, 35s, con la diferencia de que ahora es Jesús quien toma la iniciativa del análisis de la situación de lagente, e involucra a los discípulos en la búsqueda de solución (v. 1). Estos ya no contestan com o entonces, desde la lógica socioeconóm ica de la compraventa, pero en su respuesta manifiestan una imposibilidad por la que se consideran dispensados del com prom iso y de la práctica: "¿De dónde podrá uno saciar de panes a éstos aquí en el desierto?"; com o "no pueden" hacer nada, no tienen por qué involucrarse. Jesús no considera válida la respuesta y hace de nuevo la pregunta del comprom iso: "¿Cuántos panes tienen?" Sólo 78 8,22-26 y 10,46-52 juegan el papel de transiciones y engloban la sección de las Instrucciones a los discípulos, cuya situación interior expresan simbólica mente; 9, 14-29 es el marco y preámbulo de la instrucción de Jesús sobre la lucha con el demonio. Pesch, A/A //, 97, destaca que al colocar Me la perícopa en esta parte del relato, subraya su carácter de mstmcción a los discípulos; Minette señala las intervenciones redaccionales en esta misma perícopa; cf. Taylor o.c. 470s. Si comparamos con los otros sinópticos encontramos que Mateo, en cambio, presentará a Jesús haciendo curaciones todavía en el momento previo a la entrada a territorio judío (19, 1-2) y el pasaje de los dos ciegos que cura en Jericó no parece tener la finalidad redaccional que le atribuye Marcos (cf. Mt 20, 29-34); en Lucas sucede algo similar: dado que todo el relato se estnictura como un único viaje a Jenisalén, no hay ninguna cesura en la estrategia de los milagros. Pero en Marcos hay un claro corte y un cambio en la estrategia de Jesús.
144
en el dar se justifica el poseer. Y ahora entramos de nuevo en el registro simbólico: siete panes, siete canastos , la sim bólica eucarística de la práctica de Jesús (v. 6), la saciedad m esiánico-escatológica de la gente (v. 8). No repetiremos lo dicho en la Subunidad Panes /; sim plem ente recordem os que ahora Jesús com parte con paganos su pan, (cf. 7, 27), el pan Je los hijos , dentro del contexto de su huida en busca de protección tras el clímax del conflicto con el Centro (7, 1-23) a propósito de las condiciones de pureza ritual para c om er el
Secuencia B: Incomprensión de fariseos ante la práctica de jesús: refugio: 8, 10-13 Después de despedir a la gente (c f 6, 45-46), Jesús intenta regresar a territorio judío, pero el acecho de los fariseos y la tentación que éstos le proponen, le hará regresar a territorio pagano nuevam ente, en busca de refugio. Que se trata de un intento de regreso a territorio judío lo sabem os no por la localización geográfica desconocida (Dalm anuta) sino por la presencia de los fariseos (v. 11), que ’salen’ en cuanto él llega: piden un signo del cielo porque son incapaces de ver los signos de la tierra y de leer el reino en ellos: saciar el hambre, curar, preocuparse de la suerte del pueblo. Su cielo y su Dios no se ocupan de esas cosas. Jesús, "indignado profundamente" (v. 12), analiza la inutilidad de tal petición: Si no están dispuestos a leer los signos que se dan en la tierra, ¿para qué les servirá uno del cielo? El reino que Jesús anuncia no se manifiesta en base a signos de este tipo. Los deja y se sitúa en la otra orilla (v. 13); esta migración geográfica nos expresa una migración m ás profunda de sentido: la que enfrenta irremisiblem ente a Jesús y al Centro, situados cada uno en una orilla, en un territorio diferente. 79 Sobre la simbólica del pasaje, c f Standacrt, op. cit. 68. 80 Prescindimos de la discusión de si se trata de una única escena duplicada por el narrador por motivos teológicos (ampliar a los paganos los beneficios de lu acción de Jesús) o si de hecho hubo "históricamente" dos sucesos similares. Sobre este aspecto, cf Taylor, op. cit 375s, 420s-. Cnilka. \ík /, 255, 262s
145
Reino y vida del pueblo
Jesús, hombre en conflicto
Secuencia ET: Incomprensión de discípulos ante la práctica de jesús: 8, 14-21 Pero no son sólo los fariseos los incapaces de "leer los signos de la tierra"; tam bién los discípulos. Por eso Jesús les adver tirá sobre el peligro de pensar sobre él com o los fariseos y los herodianos: C uidado con esperar de él una práctica mesiánica en base a acciones " del cielo", que eviten el c o m pro miso de una práctica de signos de la tierra: el com partir el pan con quien tiene ham bre81. La incom prensión de los discípulos es trágica, y los sitúa en el terreno de los oposito res, los "defuera" (8, 17=4, 11-12); teniendo ojos no ven; son incapaces de analizar correctamente su práctica de los panes. N o han com prendido que los que tienen pan, por poco que sea, están com prom etidos en la solución del problem a del ham bre de los que no tienen, y que ese dinam ism o del com partir es lo que produce la abundancia del reino. La secuencia term ina con una enigm ática pregunta: "¿Y aún siguen sin entender?" Esa ceguera de los discípulos se sim bolizará en el ciego de Betsaida (8,22-26); se acentuará dram áticam ente en 8, 29-33 y llevará a Jesús a un cam bio en su práctica: el conflicto con el C entro ha ido creciendo y es irreversible; le hace prever un final violento, en función del cual ha de replantear su práctica por el reino y también las condiciones y práctica del seguimiento. La urgencia lleva a Jesús a dejar en segundo térm ino la atención del pueblo y se dedicará a preparar a los discípulos para que superen su incapacidad de comprensión y así puedan proseguir su causa una vez que él muera*2. 81 La levadura contra la que les advierte Jesús es la concepción mesiánica errónea; cf. Standacrt. op. cit. 68; Lamhiasi, Bib.Or. 18 (1976) p 11. 82 Este cambio de estrategia lo menciona expresamente el relato: "Y saliendo de allí atravesaban la Galilea sin detenerse, y no querían que nadie lo supiera, porque iha instruyendo a sus discípulos" (9,30). Aunque la gente aparece aún en varios lugares, concretamente en 10, 1, no parece improbable que se trate de un recurso del autor, similar al que le lleva a introducir a la gente a i 8, 34 (donde Taylor ve un signo de actividad redaccional, o.c. 453; Schweizer también destaca el carácter marcano del v. 34; cf. o.c. 186), por el que mantiene al pueblo como horizonte constante de la instrucción de los discípulos; los instmye precisamente en función de la gente, no para crear un grupo de selectos, un "nuevo Israel" de corte fariseo.
146
Conductas ante la suerte del pueblo El Centro judío Son pastores ausentes de la responsabilidad por la vida del pueblo; se fijan en si se cumplen o no los condicionam ientos rituales de la pureza para comer, y no en si existen condicio nes materiales para ello; excluyen de la bendición a los enferm os y pecadores y se preocupan de que no m anchen los espacios sacros, pero no de que tengan un espacio vital ni de reincorporarlos a la vida; han hecho una cesura entre casta sacerdotal/pueblo, entre puros/impuros, entre ju d ío s/p ag a nos; critican a los que, por compartir su pan con el pueblo, no se preocupan de guardar las condiciones rituales de pureza para comer.
Los Doce Se preocupan de que la gente se compre de c o m e r pero, p e rm a n e c ie n d o dentro del sistem a social d o m in a n te , no a portan la v e rd a d e ra solución al p ro b le m a de la vida del p u e b lo ; a pesar de que durante el tie m p o de la m isión se han d e d ic a d o a m irar por la salud del pu e b lo y a anu n c ia r el reino, en el fondo aún no han c o m p re n d id o la práctica de Jesús; a u n q u e han c o m p a rtid o su pan m o tiv a d o s por Jesús, no en tie n d en lo de los panes, de esa m an e ra quedan s itu a d o s al m is m o nivel que los fariseos y hero d ia n o s; es un m o m e n to im p o rta n te de la m ig ra ció n de sentido que se da en to rn o a los discípulos.
Jesús Analiza dónde está el verdadero problem a para la vida: depende de la existencia de condiciones materiales y de la reordenación de las relaciones sociales que haga eficaz la capacidad de compartir; no depende de los condicionam ien tos rituales. Estos, de hecho, se han deform ado y convertido en dinam ism o de muerte, tras el que se escuda y justifica una
147
Jesús, hombre en conflicto
actitud de d escom prom iso frente a la responsabilidad priori taria por la vida; asi se desplaza el centro verdadero, que es el amor. N inguna exigencia legal, ninguna razón de Estado o de religión está por encim a de las exigencias del am or y la justicia, porque Dios no es el opositor del bien del hombre, sino que am a la vida; donde ésta se encuentra puesta en juego es en la alteración de las relaciones interhumanas: eso es lo que m ancha al pueblo y lo que le da muerte.
3 r
CRISIS Y CAMBIO FORMACIÓN DE LOS DOCE PARA EL P r o s e g u im ie n t o
La práctica de Jesús narrada en todo el relato puede dividirse en tres bloques, separados por dos perícopas: los pasajes de ciegos, cuyo esquem a general es el siguiente:
I. Práctica por la vida: 1, 2-8, 21 Enlace: Ciego de Bctsaida: 8, 22-26 II. Crisis de Galilea y cambio de práctica: instrucciones a los discpulos: 8, 27-10, 45 Enlace: Ciego de Jcricó: 10. 46-52 III. Enfrentamiento con el Centro: condena, muerte, resurrección: 11. 1-16, 8a
148
149
Crisis y cambio
'.<• describe la práctica de Jesús en cinco m omentos; el lugar << iiii.il lo ocupa una pregunta inusitada en Jesús sobre la
( uarta Unidad: Crisis de Galilea: Quicio del Relato. ( ambio de práctica ante el fracaso, la incomprensión v el ( onflicto con el Centro: 8, 27-38 lesús ha tenido que ir m odificando su práctica con base en el análisis que hace de la respuesta de la gente. Sus acciones han sido mal interpretadas, y no despiertan la fe en el reino, y le han llevado a u n enfrentam iento con el Centro; su familia lo tiene por loco, sus compatriotas se escandalizan de él, sus discípulos no saben quién es. lia insistido en el silencio, para dism inuir el nivel de peligrosidad para sí m ism o y para su causa; pero mientras mas insiste, más lo divulgan. Ha tenido que abandonar la protección de una enseñanza cifrada, para enfrentar abierta1 ( f. 8, 17-21: "¿Y aún no ven?".
151
Jesús, hombre en coaflicto
Entrem os a este bloque central del relato:
Enlace: Ciego de Betsaida: símbolo de discípulos: 8, 2 2 -2 6 El que sea un pasaje exclusivo de M arcos nos llama la atención sobre la importancia estructural que tiene para él N o pertenece propiam ente a la U nidad Panes ni a la Unidad Crisis de Galilea , y ju n to con el pasaje del ciego de Jericó ju eg a un papel de enlace e inclusión fu ndam ental1.
Relato 22 Y llegan a Betsaida; y le traen un ciego y le piden de favor que lo toque. ¿' i tomando de la mano al ciego se lo llevó a las afueras del pueblo y, habiéndole puesto saliva en sus ojos, imponiéndole las m anos, le pregun taba: "¿Ves algo'?" MAlzando la vista le decía: "Veo los hombres, porque veo como árboles que cam inan". 25 Luego le volvió a imponer las manos sobre los ojos, y comenzó a ver perfecta mente y quedó restablecido y veía todo desde lejos y con claridad. 2hY le envió a su casa diciéndole: "No vayas ni siquiera a entrar en el pueblo".
Comentario La secuencia no sigue el esquem a de milagros: no term ina con la admiración y la alabanza (com o tam poco la del ciego de Jericó, ni la del endem oniado del cap. 9). Estamos, pues, ante otro Upo de relato de milagros , cuya finalidad viene determ inada por la estructura , y tiene un carácter simbólico. 1 Gnilka destaca la semejanza estructural y de contenido entre 8, 22-26 y 7, 31-37; cf.Kíkl, 312; lo mismo Taylor, op. cit. 435s, y Schweizer, op. cit. 173, donde afinna que se trata de la intervención redaccional más significativa; en base a esas características redaccionales los vemos como enlace. 2 Minette considera que el pasaje está colocado redaccionalmente, con una finalidad didáctica y teológica; op.cit. 60; cf. también Pesch, Mk I, 420s, y Standacrt, op. cit. 70.
150
Crisis y cambio
Jesús, hombre en conflicto
mente la hipocresía del Centro judío; y ha tenido que huir a territorio pagano; la muerte del bautista es ya una seria advertencia. Y después de todo esto ¿qué es lo que ha logrado con la gente? N o esperan el Reino de Dios, sino el reino de Israel, de venganza contra sus enemigos; y de él esperan que enca bece la revuelta contra los romanos, que se convierta en el satisfactor de todas las necesidades. ¿C óm o lo ve la gente, sus discípulos? Y, sobre todo, ¿cóm o lo ve Dios m ism o? Este duro m om ento de "crisis de autoidentificación" ; m arca una cesura en el relato, tras la que vendrá un nuevo com ienzo y una nueva práctica.
Esquema Tiene una estructura progresiva, cuyo culm en es la última Secuencia.
Secuencia A: La doble pregunta por la identidad: 8, 27-29. Secuencia B: El primer correctivo: orden de silencio: 8, 30. Secuencia C: El segundo correctivo: corrección de expectativas mesiánicas; previsión del futuro: 8. 31-32a. Secuencia D: Crisis y cambio en el seguimiento: 32b-38.
Relato 27Y s a lie ro n J e s ú s y sus discípulos h a c ia los po b lad o s de O e s a re a de Filipo; y e n el ca m in o les p r e g u n t a b a a s u s discípulos: "¿Q uién dice la g e n te q ue soy yo?" Ellos le re s p o n d ie ro n : Q ue (eres) J u a n el b a u t i s t a , y
otros, q u e E lia s; otros, q ue uno de los p r o f e t a s ”. ¿''Y él les p r e g u n t a b a a ellos: "Pero u s te d e s ¿q u ié n dicen q ue soy yo?" R e s p o n d ie n d o P e d ro le dice: "Tú e re s el M e sías". ,<
{Enlace: 9 ,1 Y les decía : "Les digo e n v e r d a d q u e h a y a lg u n o s de los a q u í p r e s e n t e s q u e no g u s t a r á n la m u e r t e s in v e r q u e el R e in a d o de Dios ha llegado en
poder").
4 "Sin perjuicio de que en Jesús se dé, como realidad última y peculiar, a lo largo de toda su vida, una conciencia profunda y no refleja de su radical e irrepetible proximidad con respecto a Dios... esa (auto)concicncia de Jesús... tiene una historia...; aprende, hace nuevas y sorprendentes experiencias y se siente amenazada por crisis extremas de autoidentificación, aun cuando esas crisis, sin perder su fuerza, estén arropadas ¡x)r la conciencia de que también ellas se encuentran implicadas en la voluntad de Dios"; Rahner, en Rahner-Thüsing, Cristología, 34.
152
153
Crisis y cambio
Jenú 8, hombro <«n conflicto
S e c u e n c i a C: Segundo correctivo: la suerte del hijo
Comentario
del hombre: 8, 31-32a
S e c u e n c ia A: La doble pregunta por la identidad;
mesianidad malinterpretada: 8, 27-29 Por prim era vez sale el camino , entendido com o lugar de la práctica de Jesús; su im portancia en toda esta sección es evidente (9, 33; 10, 17.32; 1 1, 8 ) \ La gente anal iza la práctica de Jesús desde esquem as del pasado (6, 14-16), a u n q u e , dentro del esquem a profético, no del sacerdotal-fariseo. Se Irustra la esperanza de Jesús de que los discípulos sí lo sitúen correctamente; Pedro lo encuadra dentro del esquem a po p u lar; es el líder a cuyo triunfo esperan estar asociados (c f 9, 34; 10, 35-45).
Pero no basta con la prohibición; "com enzó a enseñarlos"7, para rectificar la confesión mesiánica y les dice que prevé un final violento, contrario al triunfo que esperan. A partir de este m om ento su práctica cambiará: deja al pueblo y se dedica a la form ación de los discípulos. La corrección de la confesión m esiánica la hará recu rriendo a la imagen y a la suerte del "hijo del ho m b re "8, térm ino no usual para designar al Mesías, y que le perm ite sortear m ejor las m alas interpretaciones. Pero la llena de un contenido desconcertante: N o es el glorioso hijo del hombre, de Daniel 7; es más cercano al Siervo sufriente (Isaías). Ese futuro es tan evidente para Jesús, que decide plantearlo claram ente a sus discípulos'.
S e c u e n c i a B: Primer correctivo: orden de silencio:
8, 30
S e c u e n c ia D: Crisis y tentación de los discípulos;
La respuesta de Pedro, ortodoxa en su form ulación verbal, no corresponde a lo que Jesús piensa de sí m ism o ni a lo que Dios quiere de él6; en el contexto sociopolítico de dom inación rom ana y de expectativas alentadas por la resistencia, y en el contexto del conflicto con el Centro, esa confesión (de sus propias expectativas de poder) es peligrosam ente am bigua para Jesús y para el Reino. Por eso cortará en seco con ella c om o prim er correctivo.
cambio en la práctica del seguimiento: 8, 32b-38 Pedro no com prende, y se enfrenta a Jesús, quien considera su conducta com o tentación de Satanás mismo. Se enfrentan dos m odos de pensar sobre la práctica por el Reino: el que la concibe de acuerdo con el esquem a hum ano de un poder que se im pone, y el que la concibe desde Dios, com o fuerza de vida que se ofrece indefensa a la libertad humana. Por su m anera de pensar Pedro se sitúa en el círculo de los opositores
5 C f Manicardi, op. cit. 99-112. 6 La confesión mesiánica de Pedro atribuye a la misión de Jesús un contenido contrario al del Dios de la vida, lo interpreta en función de un proyecto nacionalista de poder violento y de venganza sobre los enemigos de Israel, a quienes Dios destmirá porque (se supone) son sus enemigos; cf. Cullmnnn, (hristologie, 107; 243.
7 Ahora Jesús les habla "con toda claridad y decisión", para prepararlos. X El significado del término plantea problemas complejos de interpretación; nuestra hipótesis es que tiene tres significados diferentes a lo largo del relato, referidos dialécticamente entre si: el hombre , el 'Mijo del hombre sufriente', el ’Hijo del hombre glorioso'. Sobre el particular, cf. Schweizer, II Vangelo, 177-181; F. Hoffm ann, "Zur Herkunít und markinischen Rezeption einer alten Ueberlieferung" (en Orientienmg an Jesús. Zur Theologie der Synopticher; Freiburg 1973), en colab. con N. Brox y W. Pesch, s.t. pp. 198-200; c f también Taylor, op. cit. 134s; 216; 219-222; 244-246; Ch. Duquoc, Jesi'is, hombre libre, 58-62. 9 El v. 32a es exclusivo de Me y nos define la actitud de Jesús.
154
155
JesÚH, hombre en conflicto
Crisis y cambio
de Jesús, en el círculo de Satanás; esta dura migración de sentido es una advertencia para el seguidor de Jesús. Este relato es om itido totalm ente por Lucas, y está muy m atizado en M ateo (16, 22); es claro que M arcos le da una dim ensión m ás dramática: no se trata de una confesión m o d élic a ” ; aunque ortodoxa en la forma, es satánica en el contenido y en la intención. A Pedro le parece absurda la posición de Jesús, sobre todo en un m om ento en que el auge de su popularidad hace imprevisible el fracaso que anuncia Jesús; pero para éste es evidente el carácter irreversible y creciente del conflicto. Jesús llam ó a los discípulos para que compartieran con él su misión de predicar y curar; ahora el horizonte cam bia para Jesús, y eso implica un cam bio en el seguimiento. Por eso, aunque corre el riesgo de que, cambiadas las condiciones tan duram ente, los discípulos ya no quieran seguirlo y lo dejen solo, debe replantear honestam ente un nuevo com ien zo: "Si alguien (todavía) quiere seguirme", sepa que ya no se trata de seguir haciendo lo que hasta ahora, sino de renunciar a los propios proyectos de poder e intereses, para cargar con la cruz de una condena de parte del Centro político y religio so. N o invita Jesús a sufrir; no piensa en la cruz por la cruz m ism a, sino en u na cruz (condena político-religiosa) que es consecuencia ineludible de las opciones que ha t o m a d o 1; cruz ineludible no por decisión de Dios, sino por decisión de los hom bres, que hem os decidido hacerle difícil la vida a Dios y a sus hijos en la historia. En este m om ento de crisis (de Jesús y de los discípulos, cf. Jn 6, 60.67s) el térm ino seguimiento se llena de un nuevo contenido. Y así com o Jesús honestam ente les plantea el cambio, con la m ism a honestidad los enfrenta con las exigen cias del kairós y del Reino, y con los criterios para decidir. N o deja la respuesta al criterio de la conveniencia fácil, porque lo que está en ju eg o es cuestión de vida o muerte no sólo para el pueblo, sino también para el que es invitado a seguir a Jesús (c f 10, 17 21.23-25). Se deben tener en cuenta para la decisión los siguientes elementos: 10C/: Gnilka, A//r//, 15. 11 Cf. Rahner, en R ahner-Thüsing, Cristología..., 3X.
156
- En este kairos , la única m anera de conservar la vida es arriesgándola por Jesús y por el Reino; pretender el poder a costa de arruinar la vida no c o m p e n s a 12. - Esto que es válido en vistas al presente, lo es sobre todo de cara a la futura venida del Hijo del Hombre, ante el que hay que responder de la opción tomada. Sin pretender determinar la conciencia mesiánica histórica de Jesús, podem os decir que el relato de M arcos plantea aquí un correctivo fundamental de la "confesión mesiánica": no cualquier confesión de Jesús com o Mesías es cristiana ; lo que la hace tal no es la ortodoxia del térm ino usado, sino el contenido que se le dé. N o basta confesar que Jesús es M esías; lo importante es qué Mesías se dice que es Jesús y hasta dónde se está dispuesto a a c om pañarlo1’.
Enlace: Tiempo de 'ver' el Reino: 9, 1 Relato 9 , 1 Y les decía : "Les digo e n v e r d a d q u e h a y a lg u n o s de los a q u í p r e s e n t e s q u e no g u s t a r á n la m u e r t e sin v e r q u e el R e in a d o de Dios ha llegado en poder."
Comentario La frase queda separada del texto anterior por la interposición de la frase introductoria "y les decía" (exclusiva de Marcos),
12 La centralidad de estos vv. es continuada por Standaert, op. cit. 71. 13 Aparece en el relato una reticencia de Jesús frente al título Mesías', nunca se autodesigna como tal. Mencionando el contexto sociopolítico de represión, de que probablemente fue testigo Jesús en su infancia, dice Cazelles: "Se com prende que los candidatos a Mesias resultaran sospechosos a las autoridades judías y romanas, y que Jesús de Nazaret pretirió otro título, menos susceptible de galvanizar las pasiones"; (El Mesías de la Biblia, 19s); cf. también Ch. Duquoc, Jesús, hombre libre, pp46s; sobre la incorrección de la confesión de Pedro, c f Minette, op. cit. 332; sobre el sentido político subyacente a ella, cf Pesch ,MkII, 71. De ahí que Jesús la quiera evitar, por el peligro que le implica: No deben andar diciendo eso de él (cf. v. 30).
157
Crisis y cambio
Jesús, hombre en conflicto
y separada también de la siguiente secuencia, que tiene su propia introducción cronológica: "después de seis días". Pero vem os que tem áticam ente une los dos tem as contiguos: muerte y manifestación del poder del Reino. Por eso lo consideram os enlaceu \ incluso tem áticam ente nos habla del paso a la constatación de la gloria del Reino, presentada sim bólicam ente en la transfiguración. V iendo hacia atrás, hay que unir los dos anuncios: el inicial sobre el Reino que viene (1, 15) y el del Reino que "llegó ya en fuerza". ¿Cuál es la fuerza del Reino? La de la práctica de Jesús, que parece fracasar porque no aceptó seguir las reglas de ju e g o del poder m undano; fuerza en la kénosis del respeto a la libertad humana, vulnerable com o el propio Dios al riesgo de ser rechazado. Esa práctica será confirm ada por el Padre, tanto en el cam ino recorrido hasta ahora, com o en el nuevo nim bo del cam inar que se abre ante él... hacia la cruz. Eso será la transfiguración.
FO RM ACIÓ N DE LOS DISCÍPULOS: 9, 2-10, 45 Ante esta situación que hace crisis, Jesús intensifica su nueva práctica: la form ación de los discípulos15. Presentam os un esquem a en el que retom am os todo el material incluido entre los dos pasajes de ciegos: a) el registro dom inante es el cwalítico, tanto en la Unidad Crisis (análisis de la identidad de Jesús y de quien lo siga), com o en la Unidad Transfigu ración , com o en los dos conjuntos de Instrucciones. Las curaciones de los ciegos abren a la esperanza el proceso de la form ación de los discípulos: a pesar de que cada vez parecen ver m enos a Jesús, sin em bargo llegará el m om ento de la plena visión (8, 25), que les permitirá "seguirlo por el camino" (10, 52). De esta m anera los ciegos son el sím bolo del ver a Jesús y dramatizan el registro analítico de todo el conjunto. 14 Gnilka. Kík II, 26s señala dos aspectos que confirman nuestra interpretación de este versículo como enlace', está relacionado con la venida del Hijo del hombre en gloria y con la visión de los tres en la transfiguración. 15 Tiene dos Unidades: Un nuevo Prólogo, que replantea la identidad de Jesús (equivalente al primer prólogo), y dos bloques de Instrucciones.
158
A: Enlace: Ciego de Betsaida: de visión imperfecta a visión plena y al silencio: 8. 22-26. B: Cuarta Unidad: Crisis de Galilea: La ceguera de Pedro y los discípulos: 8. 27-38. C: Enlace: Tiempo de ver el Reino: su inminencia como exigencia de radicalidad: 9, 1. D: Quinta Unidad: Prólogo 2: Transfiguración: Ver al Hijo: 9, 2-8. C ’: Enlace: Retorno al camino: silencio sobre lo que 'vieron’: 9, 9-10. B ’: Sexta Unidad: Formación de los Discípulos: Para que vean: 9, 11-10, 45. Subunidad Instrucciones 1: Proseguimiento: 9, 11-50. Enlace menor: Cambio de territorio: 10. 1. Subunidad Instmccioncs 2: Criterios del Reino: 10, 2-45. A ’: Enlace: Ciego de Jericó: de ceguera a visión para el seguim iento hacia Jerusalén: 10. 46-52.
V eam os ahora cada una de ellas, a partir del nuevo prólogo :
Quinta Unidad: Prólogo 2: Transfiguración: 'Ver' al Hijo: 9, 2-8 Relato
1 Y d e s p u é s de se is d ía s J e s ú s to m a consigo a P edro, a S a n tia g o y a J u a n y los lleva solos, a p a r t e , a u n m o n te elevado; y se tra n s fig u r ó a n te ellos; ’ y s u s v e s t i d u r a s se v olvieron re s p la n d e c ie n te s , t a n b l a n c a s
como ningún lavandero en la tierra p o d ría b la n quearlas. 4 Y se les a p a re c ie r o n E lia s y M oisés y c o n v e r s a b a n con J e s ú s . ’Y re s p o n d ie n d o P e d ro dice a J e s ú s : "M aestro: q ué b u e n o q u e e s ta m o s aquí; y v a m os a h a c e r t r e s t ie n d a s , u n a p a r a ti, u n a p a r a M oisés y u n a p a r a Elias". (b E r a q u e no s a b ía q u é decía, porque estaban espan tados.) ‘ Y se form ó u n a n u b e qu e los c u b ría y se oyó u n a voz d e sd e la nube: "E ste e s m i hijo, el am a d o ;
159
jesús, hombro en conflicto
escúchenlo". 8 Y de r e p e n te , m ir a n d o ellos a lre d e d o r, no v ie ro n a n a d ie sino a J e s ú s solo con ellos.
Comentario Toda la secuencia está fuertem ente m arcada por la clave
simbólica. El dato cronológico "después de seis d ías"1'’ , el "m onte elevado", la "transfiguración", el vestido resplande ciente, la presencia de M oisés y Elias. Tras la doble crisis, de los discípulos y de Jesús en torno a su identidad y al sentido de su práctica, Dios m ism o es quien habla para confirm ar su cam ino com o el Hijo. Pero hay ahora un avance sobre la revelación del prólogo prim ero para dar a conocer a J e sú s17: Entonces la revelación fue hecha sólo a Jesús, en un contexto dialogal: " Tú eres mi hijo, el amado; estoy satisfecho de //"; ahora es a los discípulos a quienes se revela la identidad y la práctica de Jesús com o normativa: "Éste es mi hijo, el amado; escúchenlo". El título Hijo de Dios sufre un cambio de significado fundamental: El incom prendido, el tachado de blasfemo, de endem oniado, de loco, de impuro, es confirm ado com o el Hijo que se ha hecho responsable de la suerte del pueblo (y así, de la causa del Padre); puesto al lado de M oisés y Elias, es superior a ellos, y es el único propuesto com o norm a de seguimiento: C uando cesa la V oz "no vieron " a nadie sino a Jesús solo con ellos" com o norm a viva. Hablam os de una migración de sentido: de la Filiación a la normatividad. Todo sucede en un contexto de oración, sim bolizada en la subida al monte; pero ni en este m om ento de exaltación 16 "Después de seis días" ¿de qué? Es lo mismo que decir al séptimo día, símbolo que connota plenitud. Podemos decir que en el pasaje llega un momento de plenitud para Jesús en su caminar, que pone fin a la crisis y que es participado en su medida por tres de sus discípulos; cf. Pesch, Mk II, 72. 17 Es notable el paralelismo estnictural que hay entre ambos pasajes: En ambos aparece la Voz de Dios y la Escritura (el texto profético en el primero, y Moisés y Elias = Ley y Profetas, en el segundo). 18 La fórmula 'ophthe autois' (v. 4) idéntica a la de otros relatos pascuales (Léon-Dufour, Resurrección de Jesús y mensaje pascual, 87-90), la hemos de traducir, de acuerdo al significado del pasivo divino, como "Dios los hizo ver a Moisés y a Elias dialogando con Jesús". Parece un texto con fuerte connotación pascual y escatológica; sobre esto último cf. Taylor, op. cit. 463.
160
se da pie a la evasión; está contextualizada por la crisis, y en referencia a la práctica; los discípulos quieren quedarse en esa revelación , que le quita toda am bigüedad y todo peligro tanto a la practica de Jesús com o al seguimiento; es otra m anera de evitar la cruz y de escam otear la conflictividad de la historia. Pero una vez confirm ado Jesús en el cam bio de práctica que ha decidido, y en el cam ino que ahora se le presenta delante, deben "bajar del monte" y regresar al "ca mino" (9, 9ss).
Enlace: Regreso al camino de Jesús; incomprensión de los discípulos: 9, 9-10 Relato 9Y b a ja n d o del m o n te , les o rdenó q u e a n a d ie c o n t a r a n 10 q u e v ie ro n h a s t a q u e el hijo del h o m b re r e s u c i t a r a de e n t r e los m u e r to s . 1 Y ellos se atuvieron a eso, (pero) discutían entre ellos q u é e r a eso de r e s u c i ta r de e n tr e los m u e r to s .
Comentario O rdinariam ente se tienen estos versículos com o parte de la perícopa de la transfiguración, por su clara referencia a "lo que vieron" (v. 9); pero tam bién es claro el tem a clave de las siguientes Subunidades: la incomprensión de los discípulos ante el camino de Jesús, y el tema que hace de hilo conductor de las Instrucciones: la muerte y la resurrección. Por eso consi deramos estos versículos como enlace. Otra razón es el cambio de registro: se deja el simbólico, predominante en lo anterior y se retoma el narrativo 1}. La siguiente perícopa no necesita estos versículos para tener entidad suficiente (vv. 11-13).
19 Schweizer hace notar la poca relación de los vv. 9-10 con lo que precede y con lo que sigue; Gnilka indica que son redaccionales (Kík II, 40). Taylor piensa diferente, pero no prueba su afirmación, ni parece atender al cambio de registro que hay entre ambas.
161
Crisis y cambio
Jesús, hombre en conflicto
SEXTA UNIDAD : Preparación de Discípulos:
Esquema
9, 11- 10, 45 H em os hablado de un cam bio fundamental en la práctica de Jesús: Tras la crisis de Galilea, en donde enfrenta abiertam en te el fin violento de su vida y de su causa, y ante la im prepa ración de los discípulos para proseguirla una vez que él haya muerto, Jesús deja la actividad directa con el pueblo y se dedica a form ar a sus discípulos, práctica prioritaria en los capítulos 9-10 En 9, 30 nos dice que busca la clandestini dad para ello. Pero el pueblo no desaparece de la escena: ha introducido de manera un poco forzada a la gente, que no se encontraba con ellos, para hacer extensivas a todos las exi gencias de la nueva form a de seguimiento: "Y llam ando a la gente..." Este versículo nos da una clave im portante para la com prensión del conjunto: a diferencia de Mateo, M arcos ya no narra ninguna acción directa en beneficio del pueblo, porque tal práctica es cuestionada y abandonada a partir de la crisis de Galilea21. El pueblo vuelve a aparecer en 9, 14-15.25, aunque com o mero espectador; y de nuevo en 10,1, donde dice que "les enseñaba, com o era su costum bre", pero sin aclararnos en qué consistía esa enseñanza. La gente sigue presente pero com o horizonte de esta formación de los dis cípulos, porque no busca f o n n a r un grupo separado, sino un grupo preparado ante las responsabilidades de la causa del Reino en favor del pueblo. Pasem os ahora a proponer el esquem a de esta Unidad, com puesta por dos Subunidades. Están organizadas en dos bloques de seis secuencias cada uno 20 Los milagros que aún habrá (9, 14-27 y 10, 46-52) tienen una estructura diferente a la típica de las narraciones de milagros; falta fundamentalmente la admiración de la gente, que aparece en todos los de la primera parte (c / 1, 27.28; 2, 12; 3, 11; 5, 33.34.43; 7, 36.37) Esta niptura del esquema nos está indicando un diferente papel en la estructura, como pasó también en las rupturas que hay en 3 ,6-7a y en 6,1 -6a, indicadores de un cambio en la práctica de Jesús'v que desempeñan un papel de enlace. 21 El pueblo vuelve a aparecer en 9, 14-15.25, pero como mero espectador, y de nuevo en 10, 1, donde dice que "les enseñaba, como era su costumbre", pero sin aclaramos en qué consistía esa enseñanza. 22 Nos encontramos con tres tipos de Instrucciones: respuesta a una pregunta planteada por los discípulos (r); aclaraciones no pedidas, en las que Jesús toma
162
S u b u n id a d In stru cc io n e s I: Para el proseguimiento: 9, 11-50.
Secuencia A:Prcgunt;i sobre el retorno de Elias; instmcción sobre la cualidad del tiempo: 9, 11-13 (r). Secuencia B:Curación de un niño epiléptico; instmcción sobre la lucha con el demonio: 9, 14-29 (r). Secuencia C: Segunda corrección de las expectativas mesiánicas: 9, 30-32 (a). Secuencia D:Ambición de poder, de los discípulos; instmcción sobre el servicio: 9, 33-35 (c). Secuencia E: Instmcción sobre el acoger a los niños: 9, 36-37 (a). Secuencia F: El cxorcista sin credenciales; instmcción sobre alian zas y sobre la cormpción de la ambición: 9 ,3 8 -4 8 (c). Enlace menor: Cambio de territorio: Camino hacia Judea; el pueblo, horizonte de las instrucciones: 10, 1. S u b u n id a d In str u c cio n es 2: Los criterios del Reino: 10, 2-45. Secuencia A: Acoso de fariseos: pregunta sobre el divorcio; instmeción sobre igualdad original entre hombre y m ujer K). 2-12 (r). Secuencia B: Regaño de discípulos a los niños; Instmcción sobre el Reino y los pequeños (marginados): 10. 13-16 (c). Secuencia C: Hombre rico; instmcción sobre incompatibilidad entre el Reino y las riquezas: 10, 17-27 (a). Secuencia D: Pregunta sobre la suerte de los seguidores; instmcción sobre la pobreza y el Reino: 10, 28-31 (r). Secuencia E: Tercera corrección de las expectativas mesiánicas: 10, 32-34 (a) Secuencia F: La ambición de poder de los discípulos; instmcción sobre el Reino y el servicio: 10, 35-45 (c).
la iniciat iva (a); correcciones que Jesús hace a una práctica equivocada de éstos (c). Toda división tiene cierta artificialidad; algunas perícopas podrían agru parse o subdividirse de otra manera, desde otra perspectiva. Pero el análisis interno que venimos haciendo del texto nos muestra doce instnicciones con entidad relativamente autónoma, tanto gramatical como temáticamente. De ellas, cuatro son respuestas a preguntas de los discípulos (1 A,B; 2A,D); cuatro son correcciones a su práctica ( 1 1),F; 2 B,F); y cuatro, aclaraciones no pedidas (1 C,E; 2 C,E). Y en cada una de estas Subunidades hay una referencia clara a la suerte del 1lijo del hombre sufriente. Esto nos puede estar indicando que en Marcos hay mucha más estructura de la que se pensó en un principio, cuando se le juzgaba como un empobrecedor resumen de Mateo, (S. Agustín), o cuando se le veía como un conglomerado de recuerdos sin orden (Papías).
163
Jesús, hombre en conflicto
Crisis y cambio
El triple anuncio de la muerte ' hace de hilo conductor de todo el conjunto y le da sentido a la urgencia y prioridad de la form ación de los discípulos. Las introducciones que contextualizan estos anuncios son exclusivas de M arcos, cosa que nos indica la importancia que para él tienen. Al unir el sufrimiento al título Hijo de! hombre, M arcos está introdu ciendo un cam bio en el panoram a cristológico del m om ento en que escribe: era un título no usado por escritos contem po ráneos del N uevo Testam ento, y no parece probable que él lo invente o que lo ponga gratuitamente en boca de Jesús sin una tradición previa. Lo m ínim o que podem os afirmar es que el análisis interno del texto nos presenta este título com o original de Jesús: sólo él lo usa para autodesignarse. Los dem onios le llaman Hijo de Dios ; los discípulos, M esías ; Jesús corrige los contenidos de esos títulos y las expectativas que despiertan designándose com o el Hijo del hombre su friente.
Subunidad Instrucciones /: Para el proseguimiento: 9, 11-50 Relato 11 Y le p r e g u n t a b a n diciendo: "¿Por q u é los e s c r ib a s dicen q u e E lia s debe v e n ir prim ero?" 1 P e ro él les dijo: "E lias c ie r ta m e n t e , v iniendo p rim e ro , r e s t a b le c e r á todo; p e ro ¿Cómo está escrito so bre el Hijo del h o m b re qu e h a de p a d e c e r m u ch o y que será despreciado ? 1,f P u e s bien, yo les digo q u e E lia s y a vino, y le h icie ro n c u a n to les vino e n g a n a , cómo estaba escrito de él".
dida y c o rrie ro n a saludarle. lb Y les preguntaba: "¿Qué discuten con ellos1?" 17 Y le resp o n d ió uno de e n t r e la gente: "M aestro, te t ra je a m i hijo, q u e tie n e u n e s p ír it u m udo , ’s y d o n d e q u ie r a q u e se a p o d e r a de él le d e rr ib a , y echa espum a (por la boca) y rechina los dientes y se está secando. Y dije a t u s discípulos q u e lo e x p u ls a r a n , p e ro no p u d ie ro n . I!t Y resp o n d ié n d o le s, dijo: "¡R aza s in fe! ¿ H a s t a c u á n d o e s ta r é con u s te d e s ? ¿ H a s t a c u á n d o los s o p o rta ré ? T rá ig a n m e lo ". 20Y se lo tra je r o n . Y c u a n d o lo vio el e s p ír it u i n m e d i a t a m e n t e lo e s tr u jó y cayendo en tierra se retorcía echando espum a (por la boca). 21 Y le preguntaba al padre:
"¿Cuanto tiempo hace que le pasa esto?" E l le dijo: "Desde la infancia ; 22 y m u c h a s veces lo h a e c h a d o al fuego y al a g u a p a r a a c a b a r con él. Pero si algo puedes, ayúdanos, compadeciéndote de nosotros". 2A Y Jesús le dijo: "¿Que si puedes... ? E l que cree lo puede todo". 24 Gritando entonces el padre del niño le decía: "¡Creo! ¡ayuda m i fa lta de fe!". 2 ’ Viendo Jesús que la gente se am ontonaba , ordenó al e s p ír it u im p u ro diciéndole: "¡Espíritu m udo y sordo, yo te ordeno: sal de él y ja m á s vuelvas a entrar en él!". ¿b Y dando gritos y estruján dolo mucho, salió y (el m uchacho) quedó como muerto tanto que muchos decían que había muerto. 27 Pero Jesús, tomándolo con fuerza de la mano, lo levantó y él se puso en pie. 2SY e n t r a n d o él en casa , s u s discípulos le preguntaron : "¿Por q u é n o so tro s no p u d im o s e c h a rlo fuera?" 29 Y él les dijo: "Este tipo (de demonios) no puede echárseles fuera más que con oración". M Y yéndose de allí atravesaba por Galilea y no quería que nadie lo supiera 11 porque iba enseñando a sus discípulos ; y les decía (que) el Hijo del h o m b re es
alrededor de ellos, y a unos escribas discutiéndoles. 1’ E inm ediatam ente que lo vio la gente se quedó sorpren-
e n tr e g a d o e n m a n o s de los h o m b re s , y lo m a t a r á n y. u n a vez m u e r to , d e s p u é s de t r e s días, r e s u c i ta r á . A P e ro ellos no e n t e n d í a n eso y t e n í a n m iedo de p r e g u n tá rs e lo . ,
23 Uno de los recursos con que Marcos suele destacar la importancia de un tema es precisamente repitiéndolo tres veces; sobre el particular c f Rhoads & Michie, Mark as Story, 54-55.
,u Y llegan a Cafarnaún. y en la casa les preguntaba: "¿Qué discutían en el camino?" M Pero ellos se queda-
14 Y v in ie n d o a donde los discípulos vio m u c h a g e n te
164
165
V
Jesús, hombre en conflicto
ban callados; porque habían discutido entre ellos en el cam ino (sobre) quién (era) el m ás grande. ! >Y sentán dose llam ó a los doce y les dice: "Si alguno quiere ser el primero, será el últim o de todos y el servidor de todos. ',hY to m a n d o u n niño lo p uso e n pie e n m edio de ellos y, abrazándolo , les dijo: w "El q u e re c ib a a uno de e s to s n iñ ito s e n m i n o m b re a m í m e recibe; y el q u e m e recibe a m í, no m e recibe a m í sino al q u e m e envió". ,Mi Le dijo J u a n : "M aestro, vim os uno q u e e c h a b a d e m o n io s e n t u n o m b re , q u e no nos sig u e a nosotros, y se lo im p e d im o s, p o rq u e no nos s e g u ía a nosotros". ^ P e r o J e s ú s les dijo: "No se lo im p id a n ; porque no hay
nadie que haga un milagro en mi nombre y que luego pueda hablar mal. de m í ; ,np o rq u e q u ie n no e s t á c o n tr a nosotros, e s tá por nosotros. 41 P o rq u e q u ie n les dé a b e b e r u n vaso de a g u a por el hecho de q u e son de Cristo les digo de v e r d a d q u e no p e r d e r á su re c o m p e n s a . 42 Y q u ie n e s c a n d a lic e a uno de e s to s p e q u e ñ o s q ue creen, m ejo r le s e r í a si le c o lg a r a n u n a p i e d r a de molino a lr e d e d o r del cuello, y le a r r o j a r a n al m a r . 1(Y si t u m a n o te e s c a n d a liz a , córta la ; te es m e jo r e n t r a r m a n c o e n la v id a que, te n ie n d o la s dos m a n o s , ir a la gehenna , al fuego in e x tin g u ib le. 1’Y si t u pie te e s c a n da liz a, córtalo; te e s m ejo r e n t r a r cojo e n la v id a que, te n ie n d o los dos pies, s e r a rro ja d o a la gehenna. ' Y si t u ojo te e s c a n d a liz a , arrójalo; te e s m ejo r e n t r a r t u e r t o al Reino de Dios cjue, te n ie n d o los dos ojos, s e r a rro ja d o a la gehenna, 4 donde el gusano de ellos no muere y el fuego no se apaga. 49 Pues todo será salado
con fuego. ,(l B u e n a e s la sal; pero si la sal se v uelve in síp id a , ¿con q u é la c o n d im e n ta r á n ? Tengan sal en ustedes
mismos y vivan en paz unos con otros.
166
Crisis y cambio
Comentario Secuencia A: El retorno de Elias; instrucción sobre la cualidad del tiempo: 9, 11-13 La pregunta que hacen los discípulos versa sobre el papel que ha de ju g a r Elias en este asunto del Reino. Ellos esperan su venida c om o "señal del cielo", y su pregunta supone una objeción a la urgencia expresada en las exigencias tan radi cales de Jesús, que suponen ya iniciado el kairós escatológico al que aquél debe dar comienzo, y que ellos, por no saber leer la cualidad del tiem po en que viven, no descubren. La instrucción de Jesús deja en claro las siguientes cosas: a) Es cierto lo que dicen los escribas, pero no se dan cuenta de que Elias vino ya; el presente, por tanto, tiene ya una densidad escatológica. b) Pero adem ás Elias es Juan bautista (cf. 1 ,6 ; M t 17, 13); y los escribas "le hicieron cuanto les vino en gana" (cf. 6, 17-29), cosa que no saben leer siendo así que ellos son los responsables ( c / M t 17, 12), por no creerle (c f M e 11, 31-33). c) La muerte de Juan ayuda a com prender la suerte del hijo del hombre, incluida entre las dos referencias a Elias (vv. 12a / 12b /1 3 : estructura a -b-a’); pero eso es lo que los discípulos se niegan a aceptar. d) Así com o la suerte de Juan contextualizó el com ienzo de la práctica de Jesús (1, 14) y la de los discípulos (6, 17-29), ahora contextualiza el segundo com ienzo de la práctica de Jesús y el nuevo m om ento del seguimiento. e) Así se com pleta la migración de sentido iniciada en el prólogo (Profeta-Juan-Jesús) y profundizada en la transfiguración (Moisés-Elías-Jesús): No es sólo la autoridad profética de Elias lo que se transfiere a Jesús, sino su suerte conflictiva (con el Centro judío) y su friente (Elías-Juan-Jesús). f) A m bas suertes suceden "como estaba escrito"; se trata de una referencia global al A ntiguo Testam ento, detrás
167
Ji'sús, hombiv en t onflli u>
Crisis y cambio
de la cual es probable una referencia al Siervo de Y ahvé24
Secuencia B: Curación del epiléptico; instrucción sobre la lucha con el demonio: 9, 14-29 El texto s, en el que hay m uchos elem entos exclusivos de Marcos, com bina tres temas: una curación (= expulsión de un demonio), un análisis sobre la correlación entre fe y poder sobre la vida, y una instrucción a los discípulos. El relato de la curación sirve de pretexto (texto previo) al verdadero motivo marcano, que es el de la falta de fe de los discípulos, en función del cual se tejen los otros temas ' N o han p o d id o expulsar al d e m o n io , y no saben por qué. P re d o m in a la clave owálisis. Por eso el prim er ank lisis de Jesús, de una dureza única, ha de entenderse com o dirigido a ellos: "Raza sin fe" (v. 19). Esa falta de fe, adem ás de incapacitarlos en la lucha contra el mal, produce la desconfianza de la gente respecto de la tuerza del Reino: la seguridad inicial del padre (v. 18b) se cambia en un "si algo puedes..." (v. 22). El segundo análisis se dirige al padre del niño, pero será la base de la instrucción posterior a los discípulos: "El que cree lo puede todo"; así expresa Jesús la fe que tiene en su propia fe en el Reino; y esa seguridad se contagia al padre, que ahora confiesa su deseo de tener una fe suficiente. El tercer análisis es el núcleo de la instrucción sobre las condiciones de la lucha contra el mal. A la pregunta que le hacen los discípulos sobre la causa de su incapacidad, Jesús contesta con las condiciones necesarias para que la autoridad que se les ha confiado (cf. 3, 15; 6, 13) sea eficaz; no habla directam ente de la fe sino de la oración coino condición para 24 Cf. Pesch, Mk II, 79. Gnilka. Mk II, 42. 25 No entraremos en la compleja riqueza literaria del texto. Sólo notemos que la presencia de los escribas busca subrayar la impotencia de los discípulos, cuya discusión no sabemos sobre qué es ni con quiénes. La dura pregunta de Jesús (v. 16) no sabemos a quién se dirige: si a la gente o a los discípulos, que juegan un papel secundario en la primera parte del relato. M ínefte presenta las distintas posiciones ante la complejidad de la secuencia; op. cit. 89-92. 26 Así lo interpreta también Pesch. Mk II. 97.
168
consolidarla. Los discípulos no aparecen en todo el relato haciendo oración; al revés: interrumpen la oración de Jesús y lo sacan de ella (1, 36-37); por eso mientras él ora, ellos están ’en tem p e sta d ’ (cf. 6, 46-48); se dormirán mientras él ore en la crisis del Huerto (14, 37.40.41). Por todo esto creemos que este milagro está colocado aquí no com o continuación de la práctica de curaciones, que suponem os term inada después de la crisis de Galilea, y cam biada por la práctica de preparación de los discípulos, sino que es un relato de instrucción , de ahí su carácter com plejo y, a ratos, artificial, y la predom inancia de la clave análisis , que no es dom inante en un relato de milagros'
Secuencia C: Segunda corrección de las expectativas mesiánicas: 9, 30-32 N otem os la explicitación de la nueva práctica de enseñanza, y el carácter de clandestinidad que la rodea, expresados en un versículo exclusivo de M arcos (v. 30-3 l a )“\ así com o la creciente incom prensión de los discípulos, de la que ellos em piezan a ser culpables al bloquear, por el miedo, el dina m ism o de la pregunta, que es lo que podría llevarlos a la com prensión-fe (v. 32; cf. también 4, 16-17: la palabra se m brada entre piedras).
Secuencia D: Ambición de poder de los discípulos; Instrucción sobre el servicio: 9, 33-35 En este pasaje exclusivo de Marcos, Jesús corrige la am bi ción de poder, en un diálogo muy elaborado literariamente, que tom a com o base u n a discusión que tienen los discípulos por el camino. Predom ina la clave análisis. N otem os lo que connota el contexto: la casa es lugar de refugio; el camino tiene la connotación sim bólica del seguimiento. La práctica de los discípulos es insostenible 27 Así piensa también Minette, op. cit. 89-92. 28 Versículo redaccional, cf. F. Nevrinck, "The redactional text oí Mark". F'IL 53 (1977), 159.
169
Crisis y cambio
Irsus, hombro »*n conflicto
ante el análisis de Jesús; por eso se quedan callados (vv. 33-34). El silencio ha sido la no-práctica de los oponentes de Jesús (cf. 3, 4; 11, 33) y, de por sí, aleja de la comprensión. Pero Jesús rom pe ese dinam ism o que cierra al hom bre en su propia ambición, para subvertir la lógica social del poder oponiéndole, desde el Reino, el valor del servicio com o norm a de conducta para quien lo siga.
Secuencia E: Instrucción sobre el acoger a los pequeños ( = marginados): 9, 3 6 -3 7 Profundizando en el m ensaje anterior, hace a sus discípulos una aclaración no pedida: C om o clave de análisis para nor m ar la práctica del que quiera seguirlo, Jesús revela la soli daridad existente entre él y los pequeños, los despreciados, los m arginados de la sociedad; hay una identificación m iste riosa entre quien lo envió y él; y entre él y los pequeños; lo cual, finalmente, hace que quien mire por ellos m ire por el Padre; así en Jesús se identifican (aunque no se confunden) la causa del Padre y la causa del pobre.
Secuencia F: El exorcista sin credenciales; instrucción sobre alianzas y sobre la corrupción de la ambición: 9, 3 8 -5 0 Esta secuencia tiene dos bloques: en el prim ero hay una corrección a una práctica equivocada de los discípulos; en el segundo, una colección de instrucciones en torno a la corrup ción , que se van concatenando con base en una palabra-clave \ Predom ina también la cía ve análisis. En el prim er bloque hay que señalar una migración de sentido: Juan habla de nosotros com o núcleo norm ativo del seguim iento (v. 38); Jesús lo desglosa: "yo" (v. 39b) y "ustedes" (v. 39a): el que lucha contra el mal en mi nom bre,
a u n q u e no v e n g a en c o m p a ñ ía "de ustedes" no está c ontra mí; por eso ustedes no se lo deben im pedir, p o rq u e quien no e s tá c o n tr a u s t e d e s e s t á p o r u s te d e s Hay u na identificación, pero no una co n fu sió n de identidad, entre Je sú s y sus seguidores. Esta identificación será el enlace verbal que dará pie a las siguientes instrucciones, situadas aquí coyunturalm ente, pero que no juegan un papel fundamental en la estructura; sin em bargo sí refuerzan el m ensaje anterior: el escándalo de los pequeños (v. 42) consiste precisam ente en la am bición de los discípulos (v. 34), a quienes más valdría que se ataran una piedra de molino antes que falsear el m ensaje del Reino con ese escándalo; las tres sentencias de los versículos. 43-48 se refieren a tres dim ensiones de la ambición que escandaliza a los pequeños: las acciones (mano), la dirección de las accio nes, el m odo de proceder (pie=caminar), y el origen de las acciones: los deseos (ojo); cada uno ha de preservarse de la corrupción de la ambición (v. 49-50a); si tienen los discípulos la sal que preserva de la ambición, entonces la com unidad vivirá en paz (v. 50b).
Enlace: Cambio de territorio: camino hacia judea; el pueblo, horizonte de las instrucciones: 10, 1 Relato 10,1Y yé n d o se de allí va a la reg ió n de la J u d e a (y) al otro lado del J o r d á n , y se reunió de nuevo la m u c h e d u m b r e con él y, como era su costum bre , de n u e v o los enseñaba.
Comentario O rdinariam ente este versículo se tom a sólo com o el com ien zo de la discusión con los fariseos sobre el divorcio; pero tiene un sentido más am plio que eso. Nosotros lo considera m os enlace por las siguientes razones:
29 Taylor los llama 'enlaces verbales’; op. cit. 487.
170
171
Crisis y cam bio
Jesús, hombre en conflicto
a) Señala una migración geográfica fundamental: Jesús deja definitivam ente Galilea para i r a Judea y Perea, en donde no aparece ninguna práctica similar a la de la primera etapa en Galilea (curaciones, com idas con pecadores). Galilea no volverá a m encionarse hasta 16, 7 (y en su antecedente, probablem ente redaccional, 14, 28). Pero todavía no se m enciona el ’cam ino hacia Jerusalén’. b) No introduce, pues, sólo la secuencia siguiente, sino que contextualiza toda la Subunidad, hasta el v. 45; en el v. 46 aparece una nueva localización geográfica, ahora sí rum bo hacia Jerusalén (11, 1). c) T em áticam ente las Instrucciones siguientes se orien tan más insistentemente en to m o a los criterios del Reino, que subvierten la lógica social dominante. d) La aparición de otros interlocutores aparte de Jesús y los discípulos no es suficiente com o para hablar de un reinicio de la instrucción de la g e n te ’’, que ya no volverá a ser m encionada fuera del versículo 1, sino que son más bien un contexto para las instrucciones a los discípulos, que c o n tin ú a n '1
Subunidad Instrucciones 2: Los criterios del Reino: 10, 2-45 Relato 2 Y a c e rc á n d o s e le u n o s fariseos, le p r e g u n t a b a n p a r a p o n e rlo a p r u e b a : "¿P uede el m a r id o r e p u d i a r a la m ujer?" 'R e s p o n d ie n d o , él les dijo: "¿Qué les prescri bió Moisés?" 1Ellos le resp o n d ie ro n : "Moisés p e rm itió e s c rib ir el a c ta de divorcio y re p u d ia rla " . 'P e r o J e s ú s les dijo: "Por la d u r e z a de s u s cora z o n e s escribió M oisés e s te p recepto. h Pero d e sd e el com ienzo de la c re a c ió n (Dios) los hizo v a r ó n y h e m b r a ; 1p o r c a u s a de eso d e ja r á el h o m b re a s u p a d r e y a su m a d r e 8y s e r á n dos e n u n a c a rn e , h a s t a el p u n to de no s e r y a dos, sino u n a c a rn e . !,P o r t a n to , lo q u e Dios unió, el h o m b re no lo sep are ". 10 Ya en casa , los discípulos, a su vez, le preguntaron sobre esto. 11Y les dice: "Q uien re p u d ie a s u m u je r v se case con o tra , com ete a d u lte rio c o n tr a a q u e lla; 1 y si la mujer, repudiando a su m arido , se c a s a con otro, com ete adulterio".
13 Y le t r a e n u n o s n iñ o s p a r a q u e los to c a ra , p ero los discípulos se lo p ro h ib ía n . 11 Viéndolo J e s ú s , se enojó, y les dijo: "D ejen a los n iñ o s v e n ir a mí; no se lo im p id a n ; p o rq u e el R e in a d o de Dios les p e rte n e c e (es cosa de ellos). ,:’L es digo de v e rd a d : q u ie n no re c ib a el R e in a d o de D ios como niño, no e n t r a r á e n él". 16 Y abrazándolos los bendecía , y les im p o n ía la s m a n o s . 30 Taylor interpreto el momento como reanudación de la enseñanza a la gente, lo cual supondría terminada la enseñanza particular a los discípulos; yo creo apresurada tal conclusión, sobre todo porque también falta la reacción de la gente, constante en la enseñanza de la primera parte (cf. 1,22.27.28.45; 2,12; 3,10; 4,33; 5,14-17.20.24; 6,33.55.56; 7,37; 9,15). Esta diferencia sustancial nos indica que el autor tiene otra finalidad que la narrativa al introducir la gente en el relato; la manera artificial como la introduce (cf. 8, 34: la gente aparece de manera ilógica en el camino geográfico de las aldeas de Cesarea, pero tiene pleno sentido si se entiende el camino teológico de Jesús) nos hace pensar que está en función de la enseñanza de los discípulos, como ya lo hemos anotado anteriormente. 31 Aquí también, como en X. .14. la gente está situada en el camino, es decir, en el proceso de seguimiento de los discípulos; aparecen sólo en ese momento, para desaparecer inmediatamente.
172
17 Y cuando salía él al cam ino corrió uno a su encuentro y, arrodillándoseyle p re g u n ta b a : "M aestro bueno: ¿Q ué h a r é p a r a t e n e r la v id a e t e r n a como here n c ia ? " Y J e s ú s le dijo: "¿Por q u é m e l la m a s bueno? N a d ie es b u e n o sino Dios. 1!l Conoces los m a n d a m ie n t o s : No m a t a r á s , no c o m e te r á s a d u lte rio , no r o b a r á s , no d a r á s falso te s tim o n io , no despojarás (a nadie), h o n r a a t u p a d r e y a t u m a d re ". 20Y él le dijo: "M aestro: todo eso lo h e g u a r d a d o d e sde mi ju v e n tu d " . 21Y J e s ú s , fijando
173
Jesús, hom bro en conflicto
Crisis y cam bio
en él su m irada, lo amó y le dijo: "Te falta una sola cosa : r e g r e s a , v e n d e todo lo q u e tie n e s y dalo a los p o b re s y t e n d r á s u n tesoro e n el cielo, y v e n te y síg u e m e ( c a rg a n d o con la c ru z )”. 22 E n to n c e s él, horro rizado a n te e s t a s p a l a b r a s se re tiró e n triste c id o , p o r q u e t e n í a m u c h a s r i q u e z a s . 21 E n t o n c e s J e s ú s , m irando en torno , dice a s u s discípulos: "¡C uán p e n o s a m e n t e e n t r a r á n e n el Reino de Dios los q u e tie n e n riquezas!" Los discípulos estaban sorprendidos por
sus palabras. Pero Jesús, respondiéndoles, les dijo de nuevo: "Hijos: qué penoso es entrar en el Reino de Dios; ’le e s m á s fácil a u n cam ello p a s a r a t r a v é s del ojo de u n a a g u ja , q u e a u n rico e n t r a r e n el Reino de Dios". Y a ú n m á s s a c u d id o s , hablaban entre ellos : " E n to n ces ¿ q u ié n p u e d e s a lv a rse ? " 27 M irá n d o lo s fija m e n te , J e s ú s dice: " H u m a n a m e n te , im posible; pero no si se e s t á de p a r t e de Dios; p o r q u e p a r a Dios todo e s p o s i ble". MP e d ro com enzó a decirle: "Ves q u e n o so tro s d e ja m o s todo y te h e m o s seguido". 2Í'Y J e s ú s dijo: "Les digo de v e r a s q u e no h a y n a d ie q u e h a y a d ejado c a s a o h e r m a n o s o h e r m a n a s , o p a d r e o m a d r e , o hijos o c a m p o s por causa m ía y de la Buena N oticia , t(>q u e no re c ib a cien veces m á s a h o r a e n el p r e s e n t e en casas y herm a
'ir> Y se le a c e r c a n S a n tia g o y J u a n , los dos hijos del Zebedeo, diciéndole: "M aestro: q u e re m o s q u e n o s c on c e d a s lo q u e te pídannos". U’Y él les dijo: "¿Qué q u i e r e n q u e les conceda?" a7 Ellos le dijeron: "C oncédenos q ue n o s s e n te m o s e n t u g loria uno a t u d e re c h a y otro a t u izq u ie rd a " . ,w P e ro J e s ú s les dijo: No s a b e n lo q u e e s t á n pidiendo. ¿ P o d r ía n b e b e r el cáliz q u e yo b e b e ré ,
o ser sumergidos en el bautism o en que yo soy sum er gido?”:<Í,Y ellos dijeron: "¡Sí podemos!" E n to n c e s J e s ú s les dijo: " B e b e rá n el cáliz q u e yo b e b e ré , y serán sumergidos en el bautism o en que yo soy sum ergido ; p ero el s e n t a r s e a la d e re c h a o a la i z q u ie rd a no m e toca a m í darlo, sino a aq u e llo s p a r a q u ie n e s e s t á p r e p a r a d o " . 41 Y oyendo (eso) los diez, se i r r i t a r o n con S a n tia g o y J u a n . 42 Y lla m á n d o lo s J e s ú s les dice: " S a b e n q u e los que parecen g o b e r n a r los p u e b lo s los t i r a n i z a n y s u s je fe s a b u s a n de s u p o d e r c o n tr a ellos. 4-t E n t r e u s te d e s no es así; sino q u e q u i e n q u i e r a lle g a r a s e r g r a n d e e n t r e u s te d e s , s e r á su s e r v i d o r ,4 y q u ie n e n tr e u s te d e s q u i e r a s e r el p rim e ro , s e r á esclavo de t o d o s ; 45porque el m is m o hijo del h o m b re no vino p a r a s e r servido, sino p a r a s e rv ir y p a r a d a r s u v id a como r e s c a te p o r todos". ( * ’ Y vienen hacia Jericó...)
nos y herm anas, y madre, e hijos y campos, con perse cuciones , y e n el tie m p o v enidero, v id a e te r n a . M Y
Comentario
h a b r á p r im e r o s (que se h a g a n ) ú ltim os, y (esos) ú l ti m os (se rá n ) p rim e ro s".
S e c u e n c i a A: Acoso de fariseos a propósito del
12 E i b a n p o r el cam ino, s u b ie n d o h a c ia J e r u s a l é n , y
Jesús les llevaba la delantera; (ellos) estaban descon certados y los que le seguían tenían miedo. Y tom ando consigo de nuevo a los Doce, comenzó a decirles lo que estaba a punto de sucederle : u V e a n q u e s u b im o s a J e r u s a l é n , y el hijo del h o m b re s e r á e n tr e g a d o a los s u m o s s a c e r d o te s y a los e s c rib a s y lo c o n d e n a r á n a m u e r t e y lo e n t r e g a r á n a los g e n tile s ( r o m a n o s ) 34 y lo u l t r a j a r á n y lo e s c u p i r á n y lo a z o t a r á n y m a t a r á n , y d e s p u é s de t r e s d ía s re s u c ita rá " . 174
divorcio; instrucción sobre la igualdad original hombre-mujer: 10, 2-45 Tiene dos partes: la primera, en form a de controversia, la segunda, com o respuesta de Jesús a la pregunta de los discí pulos. Predom ina la clave análisis , típica de este conjunto de Instrucciones. Los fariseos no buscan una respuesta, sino poner a prueba a Jesús (v. 2a). Éste no se mete en discusiones de escuelas, sino que llega al fondo, criticando no sólo la prác tica ju d ía sino la m ism a norm a dada por M oisés, com o algo 175
Crisis y cam bio
lasús, hombre i*n conflicto
que se aparta del proyecto original de Dios. Los judíos llegaron a considerar el divorcio com o un privilegio dado por Dios m ism o a Israel en una fuerte migración de sentido, Jesús presenta su propia interpretación com o más fiel aí proyecto de Dios que la interpretación de M oisés (cf. 9, 4-8: normatividad superior a la de M oisés y Elias), que no es una norm a absoluta, sino condescendencia con "la dureza de sus corazones"", pero contradictoria con la unidad original h o m bre-mujer, que supone la igualdad entre ambos. En síntesis: Jesús desautoriza y declara inválida la Ley de M oisés porque no responde a la voluntad original del proyecto de Dios; los criterios del Reino se oponen a las tradiciones ju d ía s (cf. 7, 7-13), lo nuevo (original) a lo viejo (c.f- 2, 21-22), con lo que no admite componendas.
Secuencia B: Regaño de discípulos a niños; instrucción sobre el Reino y los niños (marginados): 10, 13-16 Jesús corrige no las ideas sino los valores y la conducta de los discípulos, contrarios al Reino y que puede impedirles entrar en él. El enojo de Jesús expresa un conflicto con ellos; con su acción (v i 6) subvierte la lógica social que no tiene en cuenta a los niños. Jesús, en cambio, dice que ellos son los destinatarios preferenciales del Reinado de Dios y que sólo quien se sitúe ante él com o ellos lo recibirá. Su gesto
(abrazarlos: v. 16) va más allá de lo que se le había pedido (v. 13), para m ostrar la preferencia de Dios.
Secuencia C: Hombre rico y seguimiento; el Reino y la riqueza: 10, 1 7 - 2 7 14 La pregunta inicial es la pregunta por la vida: ¿Q ué hay que hacer para que la vida siga? El rico supone de entrada que hay que pagar algún precio para adquirir sobre ella derechos de herencia y que, para eso, hay que hacer algo. Pero la pregunta connota algo negativo que Jesús quie re sacar a luz: El proyecto del rico es sólo para sí. N o pregunta por la vida de los otros aquí en la tierra; él, que tiene asegurada ésta, pregunta por la otra , la eterna. J e s ú s c o n te s ta r e m i ti é n d o l o a esta vida, a los c o m p r o m is o s p a ra c on los d e m á s ; n i n g u n a r e f e re n c ia hay a o b l ig a c io n e s r itu a le s o de p u re z a . La pregunta está contestada. Pero el rico insiste: "Esos requisitos ya los he cumplido". Jesús entonces le abre otra alternativa: que salga del círculo estrecho de la preocupación por su propia vida (c f 8, 35) para responsabilizarse de la vida del pobre. Para eso le hace falta no hacer algo, sino dejar de hacer algo: Le falta dejar de poseer , dejar de ser rico no m ediante el despojo ascético que busca la propia perfección moral, sino m ediante el fecundo com partir con los pobres lo que tiene, para que ellos vivan, y para crear la com unidad de vida con los despojados y oprim idos Si Jesús pone esas condiciones para el seguim iento no lo hace a priori sino desde la experiencia de las necesidades
32 "En Israel he dado yo la separación, pero no he dado la separación en las naciones"; TPQid I, 58c, 16s; c f Leipoldt-Grumimann op. cit. 1 ,194 33 Las causas de repudio llegan a ser banales, y su interpretación correspondía a los escribas, varones todos, con lo cual la mujer quedaba en f ranca inferioridad y desprotección. En tiempos de Jesús, la interpretación más rigurosa y menos perjudicial para la mujer, pennitía el repudio sólo en caso de adulterio (cf. Leipoldt-Grundmann,oz?. cit. 1 ,194), aunque el castigo erael apedreamiento (escuela de Shammay); la escuela de Hillel, en cambio, lo permitía si se encontraba en ella "algo vergonzoso", lo cual se interpretaba como "cualquier cosa que desagrade al marido", por ejemplo, "cuando había dejado que se quemara la comida" (ibid.); una interpretación posterior, del Rabbí Aqiba, considera causa suficiente para el divorcio " si encontraba otra que fuera más hermosa que ella (!) (id. p. 195). Recordemos de paso la tradición que nos transmite el Exodo sobre el divorcio de Moisés de su mujer Sófora: Ex 18,2.
34 Ordinariamente se lee la aclaración de Pedro (v. 28) como continuación de esta secuencia, pero, aunque obviamente relacionada, se trata de una secuencia diferente, como luego mostraremos. '' 35 Exegetas reconocidos ven en el planteamiento de la pobreza como condicion para el seguimiento un caso particular no generalizable (cf. Schw eizer , op. cit. 225; Taylor op. cit. 512). Este último tennina diciendo tímidamente que "parece que Jesús eligió el camino de la pobreza" pero no saca las consecuen cias operativas para el seguimiento. Dan la impresión de ser lecturas hechas desde la abundancia que se horroriza, como el rico del relato, de que, para seguir a Jesús, sea condición indispensable compartir lo que se tiene con los pobres, consecuencia de seguir a quien se comparte con ellos sin condiciones. ¿Será un ejemplo del influjo del lugar social sobre la teología?
176
17 7
I«••m i s , hombre en conflicto
Crisis y cam bio
elem entales de la gente para vivir; por tanto, si ese rico quiere hacerse responsable de ¡a vida , no sólo de la propia, ha de salir prim ero del lugar social en que está situado, desde el que no puede com prender la palabra de Jesús ( cf. 4, 18-19) y entonces acom pañar a Jesús com partiendo su estilo de vida: en función de los demás. La pobreza es la condición de la existencia del seguidor de Jesús36, porque él no tiene tiem po ni para com er ( cf. 3,2 0 ; 6, 3 1b), porque él com parte su propio pan con los pobres (cf. 6, 38-42; 8, 2-8), porque él vive expuesto a la gente (cf. 3, 9-10; 5, 24; 6, 34) y porque él, com o signo que sintetice esa m anera com o ha entregado su vida, partirá y compartirá el pan que es su cuerpo, para que los hom bres vivan (14, 22-24). Podríamos, pues, decir que la pobreza no es condición del seguimiento; es simple conse cuencia del compartirse, com o Jesús, para que el pobre viva. Pero en el proyecto del rico no entra el futuro del pobre; no tiene nada que ofrecerle. Por eso reacciona horrorizado ante esas exigencias. Aun sin la mención de la cruz com o condición del se g u im iento'7, el paso de riqueza a pobreza, de seguridad a inseguridad, de privilegio social a m arginación bastan para causar horror a un rico. No está dispuesto a pagar ese precio ni siquiera por el asunto del Reino y de la vida eterna. El análisis hecho por Jesús sobre la correlación entre lugar social y escucha m uestra su validez: las riquezas han ahogado la palabra una vez más (cf. 4, 18-19) y "se retiró entristecido, porque tenía m uchas riquezas" (v. 22). Los discípulos, que no habían com prendido tam poco lo de com partir el pan que tenían (c f 6, 51 s; 8, 14-21), se desconciertan ante el análisis de Jesús. Dentro de la lógica social dom inante la riqueza era señal de bendición; dentro de esta lógica se entiende el horror que causa al rico y el des concierto que causa al pobre el análisis de Jesús y la subver sión de valores que realiza. Pero Jesús no inventa nada; sólo analiza lo que ve: el "mal estómago" (v. 23: dyskolós ) que le
36 bl dejar lo que se tiene, por el Reino, aparece en el proceso de seguimiento en 1, 18.20; 2, 14; 6, 8-11.31.37.38; 8,2-5; 10,50 (SIM). 37 No consideramos lectura original la añadidura "cargando con la cruz", tardia, y suprimida en códices más primitivos; cf. Nestlé, Novum Testamentum, Aland: Syrtopsis, The Greek NT ni siquiera menciona dicha variante.
178
ha hecho al rico su propuesta y la tristeza que le causa la invitación al seguimiento. No hace una advertencia ni da un consejo a los ricos; sólo aplica el análisis que hizo (cf. 4, 18-19) y m uestra la cual idad atea y anti Reino de las riquezas, que incapacitan para oír la llamada de Dios y el clam or de los pobres igualmente. Y ante la sorpresa de los pobres, en quienes se h introyectado la lógica social, dará un paso más: haciendo extensiva a todos la dificultad de entrar en el Reino (v. 24), convierte la dificultad en imposibilidad para el rico, mediante la m etáfora de la aguja y el camello. El sentido de la imagen es clara: "es im posible"38. Los discípulos se desconciertan aún más, desde la mentalidad dom inante, y se preguntan: Si ellos no, "entonces ¿quién podrá salvarse?" Jesús se remite a Dios, que todo lo puede. ¿Q ué es eso que sólo Dios puede hacer y que escapa a las posibilidades hum anas? ¿H acer que un rico, siendo rico, entre en el Reino? No, sino hacer que deje de ser rico , que se comparta, para así, pobre con los pobres, poder entrar. Dios no pierde el tiem po en magias, en hacer que los camellos pasen por los ojos de las agujas.
Secuencia D: Pregunta sobre la suerte de los seguidores; el Reino y los pobres: 10, 28-31 A unque está relacionada con la anterior, ninguna necesita de la otra para su comprensión. Sin embargo, parece un relato insertado sin transición ninguna, lo cual hace pensar que inicialmente no fuera continuación de la anterior, sino que se tratara de la única pregunta que se hacen los discípulos a estas alturas sobre su futuro (cf. 10, 35-45). Por eso tratamos independientem ente am bas secuencias. En su afirmación, Pedro sintetiza la incondicionalidad de la respuesta dada al llamado de Jesús (cf. 1, 18.20; 2, 14); han dejado la seguridad de un trabajo conocido, de un lugar familiar y social, y van con Jesús por un camino que cada vez 38
Cf.
Pesch, Kík II, 141, que lo interpreta en sentido literal y rechaza otras interpretaciones que debilitan la idea de imposibilidad.
179
Crisis y cam bio
Jesús, hom bre en conflicto
los aleja más del Centro, del poder, del éxito; por eso ahora plantea la legítima inquietud: "¿Qué va a pasar con noso tros?"; ¿qué futuro tiene este camino? (cf. más claram ente Mt 19, 27). Esto es lo que Jesús lee detrás de la afirmación de Pedro, al que da una respuesta doble: lo que recibirán "en el tiem po presente", y lo que recibirán "en el tiem po venidero". A unque la herencia viene con el añadido "persecuciones", el horizonte que Jesús promete a los discípulos no es la carencia sino la plenitud; no la abundancia individual egoísta de la lógica social, sino la propia de la com unidad cristiana, que subvierte a la primera. Estas dos secuencias, pues, comparan dos m odos in versos de com portam iento frente al problem a de la vida: el de la sociedad y el del Reino; los sujetos de esos dos modos de com portam iento son el rico y los discípulos. El rico está seguro en su posesión y en su lugar social; el seguidor vive en la inseguridad propia de quien depende de la com unidad (cf. 6, 8-11); el rico se mantiene dentro del círculo de sus posesiones, que lo hacen diferente de los que no tienen; el discípulo, en cambio, ha abierto el círculo y dejado entrar al pueblo, con el que ha com partido incluso lo que tenía para sobrevivir (cf. 6, 38ss; 8, 5ss); desde la lógica social el futuro pertenece al rico; pero desde la perspectiva del Reino los térm inos se invierten: excluyendo al pobre del círculo de su riqueza el rico le cierra el presente, pero se excluye a sí m ism o del futuro; el discípulo, en cambio, tiene el futuro asegurado dentro de una com unidad centuplicada. Esto lo promete Jesús, porque él m ism o lo ha experimentado. La síntesis de esta subversión de la lógica social por parte del Reino se concreta de m anera conclusiva en el v. 31: Los primeros en la sociedad serán últimos en el Reino, y viceversa; es la sustitución de la lógica del mérito por la de la gratuidad.
profunda migración de la práctica de Jesús: detrás del térm ino geoteológico Jerusalén hay que leer connotado el conflicto que enfrentará a Jesús definitivam ente con el Centro religioso judío y con el C entro político romano. Varios elem entos exclusivos de M arcos (v. 32) dan especial relevancia al momento: Jesús ha rebasado a los discípulos y éstos ya no le dan alcance; se escapa a su com prensión la m anera com o se enfrenta al Centro, donde pueden temer lo peor. Por eso están desconcertados y tienen miedo. "De nuevo" toma a los Doce y comienza a decirles lo que estaba a punto de suceder/e. Sin embargo Jesús no va a Jerusalén alegre y despreocupadamente; pondrá una serie de precauciones (cf. 11, 1 1 .1 9 .3 3 ; 12, 15.17; 13, 1; 14, 3.18.27.30.32-42.62; 15, 2.5) y siempre desde el horizonte de la esperanzadel rescate por paite de Dios (cf. 10,34; 8,31; 9,1.9.31). Este momento decisivo en la práctica de Jesús y en la situación de los discípulos ante ella, con textual iza la siguiente y última instruc ción, con la que contrasta fuertemente.
Secuencia F: La ambición de poder de los discípulos; instrucción sobre el Reino y el servicio: 10, 35-45
Destaca en esta corrección la nueva situación geográfica: "subiendo hacia Jem salén" (v. 32a), que implica una más
Santiago y Juan no han com prendido de qué se trata en este encam inarse a Jerusalén; su análisis y su práctica se guían por las expectativas populares respecto de un M esías triun fante, quizá de tinte zelota, y no por las categorías del Reino. B uscan el p o der y se a d elantan en sus p rete n sio n e s a los otros diez, que buscan lo m ism o (co m o se ve por su reacción, c f v. 41). Jesús corrige en la prim era parte (vv. 36-40) las expec tativas de triunfo de los dos, refiriéndose a su muerte m edian te los símbolos cáliz y bautismo. Pero eso no es suficiente; en la segunda parte, orientada a corregir la ambición de los otros diez, hará un duro análisis de lo normal del abuso político sobre el pueblo (v. 42), y sienta las bases del c o m portam iento del Reino: el poder ha de ser capacidad de servicio, que él es el prim ero en vivir (v. 45); quien lo siga no puede tener un proyecto paralelo o contrario al suyo.
180
181
Secuencia E: Tercera corrección de las expectativas mesiánicas: 10, 32-34
Crisis y cam bio
Jesús, hom bre en conflicto
El análisis final de su actitud, en clave simbólica, ("rescate por todos"), m erecería un estudio aparte en torno a la m anera com o Jesús puede haber com prendido su muerte; nos rem i tim os a los conocidos estudios de L éon-D ufour y Schürm an n 39. Sólo digam os que se trata de un rescate para la vida, no para la Ley; de un rescate que tiene detrás un incisivo análisis político sobre el poder (v. 42), cuyo correctivo debe ser la conducta del discípulo: Jesús rescata de lo diabólico del poder sirviendo y enseñando a poner en el centro de su intención la necesidad del pobre sufriente. Sólo eso vence la ambición y pone las bases para la construcción de un m undo nuevo, que supere las relaciones injustas, causa de muerte para el hombre.
Enlace: El ciego de Jericó, símbolo de los discípulos: 10, 4 6 -5 2 Relato 46 Y vienen hacia Jericó. Y saliendo él de Je ric ó , con sus discípulos y m u c h a g e n te el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego e s t a b a s e n ta d o al lado del
dijo: "¿Qué q u ie r e s q ue h a g a contigo?" E n to n c e s el ciego le dijo: "M aestro, q u e v u e lv a a ver". 52Y J e s ú s le dijo: A n d a , t u fe te h a salvado". Y al i n s t a n t e volvió a v e r y lo s e g u ía por el camino.
Comentario La localización geográfica es fundamental: sucede "en el camino" ya inm ediato hacia Jerusalén. Ese es el cam ino donde el ciego está sentado "a un lado"; no puede seguir a Jesús porque "no ve". Están en relación la ceguera, que impide seguir a Jesús, y la confesión m esiánica (v. 47): es posible, pues, confesar a Jesús com o mesías y, sin embargo, no poder seguí rio. Sólo cuando vea lo seguirá "por el camino" (v. 52). El proceso de los discípulos está retratado de m anera sim bólica paso a paso. Esta sim bología es la que hace de ésta una secuencia de enlace; es transición conclusiva respecto de la Unidad anterior, y la confesión davídica (vv. 47.48) hace de enlace con la Unidad siguiente. El milagro es u n pre texto, un texto previo que es releído por el narrador y colocado aquí con una finalidad estmctural que pretende ilum inar la situa ción de los discípulos a estas alturas del relato: están ciegos; pero cuando vean...
cam in o . ’1/ Y oyendo decir q u e e r a J e s ú s el N a z a re n o , e m p e z ó a d a r g rito s y a decir: "Hijo de D avid, J e s ú s , a p iá d a te de mí." 1SY lo r e g a ñ a b a n muchos p a r a q ue callase. P e ro él g r i t a b a m u c h o m ás: "Hijo de D avid, a p i á d a t e de mí". ' ' Y d e te n ié n d o s e , J e s ú s dijo: L l á m enlo". Y le hablan al ciego diciéndole: "Ten confian
za; levántate, te habla" u Y él, arrojando su manto, saltando vino hacia Jesús. 51 Y en respuesta J e s ú s le 39 C f Schürmann, Cómo entendió y vivió Jesús su muerte, pp 45- 59; X. Leon-Dufour, Jesús v Pablo ante la muerte, sobre el v. 10, 45b dice que es una frase sobreañadida al texto, que no la exige en modo alguno y que, no siendo imposible ciuc Jesús elaborara una teoría sobre su acción, no se puede afirmar que entienda sil muerte como expiación vicaria, sino que es más seguro pensar que él no situó su muerte amenazante en una perspectiva sacrificial, dada la omisión del lenguaje sacrificial en la predicación de Jesús difícilmente se entendería que, para dar sentido a su muerte, emplease categoi ías de pensamiento procedentes de aquellas instituciones; op. cit. 89-98.
182
183
4
EN JE R U S A L É N
J
u ic io d e
C o n d en a
J
esú s
d el
Contra
el
C en tro
C en tro Co n tra J
esú s
SÉPTIMA U N ID A D : Enfrentamiento con el Centro. En
jerusalén, última semana: 11, 1-15, 41 E stam os ante el tercer gran bloque del relato, y ante el cam bio decisivo en la práctica de Jesús. Antes de entrar al análisis de la estructura interna del relato, veam os lo que nos aportan las claves desde las que lo hemos analizado. Detrás está una pregunta: ¿A qué obedece este viaje de Jesús a Jerusalén? ¿Q ué nos dice el relato sobre los m otivos de Jesús?
185
En Jerusalén
Jesús, hom bre en conflicto
A diferencia de Juan, M arcos (y los otros dos sinópticos) narran sólo una muy breve estancia en Jem salén que coinci de, además, con la última sem ana de la vida de Jesús . Esta últim a sem ana corresponde a la inm ediatam ente anterior a la Pascua judía, la fiesta de la liberación de Israel. Pero la celebra un pueblo dom inado en su propia tierra, y que jam ás se ha acostum brado al presente injusto sino que m antiene viva la esperanza del rescate; la mentalidad apocalíptica, muy viva en tiem pos de Jesús, trata de descubrir las señales de ese m om ento, para saber lo que toca hacer y a quién seguir . La gente espera el reinado de Israel sobre las naciones, no tanto el reinado directo de Dios; algunos esperaban que el M esías reinaría por un tiempo, (un reinado de mil años), después de lo cual vendría finalmente el reino de Dios. Lo que Jesús anuncia, en cambio, es precisam ente el y a de ese Reinado, sin intermediarios, y que no tiene ningún matiz de venganza contra los paganos, porque no anuncia el reinado político de Israel sobre las naciones. En esa sem ana hay gran afluencia de peregrinos, entre los que hay m uchos galileos. En previsión de posibles albo rotos ( cf. 15, 7) se reforzaba la guardia romana, a eso respon día tam bién la presencia personal del gobernador romano. Los habitantes de Jem salén no tienen una posición tan anta gónica contra la dom inación romana, ni son los que respon derían con más entusiasm o a un m ovim iento mesiánico; por eso no es arriesgado suponer que los que acom pañan a Jesús en su entrada a Jerusalén no sean precisamente los de la capital (cf. 10, 46; 11, 8 ) ’. Teniendo en cuenta este contexto, presentem os el es quem a del relato hasta el final. Se distinguen en él tres 1 No es este el lugar para la pregunta por la historicidad del hecho, sino por el mensaje que esta presentación aporta al sentido del hecho-Jesús. 2 Recordemos las principales posiciones: Los saduceos no esperan ningún reino de Dios; incluso llegan a legitimar la dominación romana, de la que son los principales beneficiarios. Los fariseos creen poder acelerar ese día mediante el cumplimiento de la Ley, y juzgan al pueblo culpable de su retraso, por su impureza. Los esenios piensan que es para ellos sólo y piensan acelerarlo mediante purificaciones v actos rituales. Loszelotas, mediante la resistencia annada. El pueblo espera que por fin Dios ejerza su poder sobre la historia y realice el juicio contra los paganos que dominan en Israel. 3 Cf. Delorme, Evangelio, 45; G. Theisscn, Sociología, 51-57. 186
bloques principales: La Unidad Jerusalén l presenta la defi nición de Jesús frente a las expectativas mesiánicas y el juicio que hace contra el Centro (11,1-13,37); la Unidad Jerusalén 2, el ju ic io y co n d e n a que el Centro hace contra Jesús (14, 1 -15, 41); la sepultura hace de enlace y viene, finalmente, la Unidad Epílogo (16, l-8a) y la m conclusión del relato (16, 8b). Pasem os ahora a ver este conjunto por partes:
UN ID A D JERUSALÉN 1: Juicio de jesús contra el Centro: Definición frente a expectativas mesiánicas: 11, 1-13, 37 Esquema Tiene cuatro subunidades: S u b u n id a d 1: Acciones simbólico-proféticas: 11, 1-23 (26).
Jesús aclara públicamente su posición, mediante tres acciones simbólicas íntimamente ligadas: la entrada en Jerusalén, la maldición de la higuera sin frutos, y la toma del Templo: Secuencia A: Rectificación de expectativas mesiánicas: entrada a Jerusalén: 11, 1-11 Secuencia B: Maldición de la higuera sin fruto: 11, 12-14 Secuencia C: Toma del Templo: II, 15-19 Secuencia B ’: La higuera seca: I I, 20-23 Secuencia A ’: otras instrucciones: 11, 24-26 Enlace: "Y llegan de nuevo a ■Jerusalén. Y en el Templo, mientras él iba y venía...": 1 1, 27ab S u b u n id a d 2: Controversias con el Centro: 1 1, 2 7 c -12, 34b Jesús se define frente a las autoridades religioso-políticas judías, frente al poder romano y frente a las diversas interpretaciones de la ley. Esta definición es el antecedente inmediato de los planes para asesinar lo. Secuencia A: N iega al Centro judío autoridad para pedirle cuentas: 11,27-33 Secuencia B: Desenmascara su responsabilidad en la muerte de profetas: 12, 1-12 Secuencia C: Desautoriza pretensiones romanas sobre Israel: 12, 13-17 Secuencia D: Desautoriza sabiduría trad icionalista de saduceos: 12, 18-27
187
En Jerusalén
Jesús, hom bre en conflicto
Secuencia E: La centralidad de la Ley de la Alianza: 12, 28-34b Enlace: "Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas; y respon diendo, Jesús dijo, enseñando en el Templo...": 11, 34c-35a S u b u n id a d 3: Correcciones y Denuncias Públicas: 12, 3 5 b -13, 2 Aunque ya no le preguntan, Jesús va a responder a todo lo que queda por aclarar: Secuencia A: Corrección de doctrina mesiánica de escribas: 12, 35b-37 Secuencia B: Denuncia de la práctica de los escribas: 12, 38-40 Secuencia C: Crítica de la riqueza com o acceso a Dios: 12, 41 -44 Secuencia D: Invalidación de la centralidad del Templo: 13, 1-2 Enlace: Pregunta de discípulos sobre el fin del Templo y de la historia: 13,3-4 S u b u n id a d 4: Instrucción sobre el tiempo previo al Reino: 13, 5-37 Ante el anuncio de la destrucción del Templo los discípulos, desde una mentalidad apocalíptica, pre guntan por el fin de la historia. Jesús responde remi tiendo al presente: la vigilancia permanente. Secuencia A: Frente a la conflictividad político-religiosa de la historia: discernimiento: 13, 5-23 Secuencia B: Frente a la venida del Hijo: esperanza: 13, 24-31 Secuencia C: Frente al presente: vigilancia: 13, 33-37
En la Subunidad 1 predom ina la práctica .v/mbólica, y en las otras tres, la clave ¿wálisis. El relato a b a rc a los tres p rim e ro s d ías de la ú ltim a se m a n a de Jesús: domingo de ram os : 11, 1-11; lunes santo : vv. 12-19; martes santo : 11, 20-13, 37.
Relato l l , 1 Y c u a n d o se a c e r c a b a n a J e r u s a l é n , cerca de B e tfa g é y B e ta n ia , j u n t o al m o n te de los Olivos, e n v ía dos de s u s discípulos 2 y les dice: "V ayan al pueblo de e n f r e n te y, e n c u a n to e n t r e n e n él, e n c o n t r a r á n u n b u r r o a m a r r a d o , sobre el que n i n g ú n h o m b re se h a m o n ta d o ; d e s á te n lo y trá ig a n lo . Y si a lg u ie n les p r e g u n t a q ue por q u é h a c e n eso, díganle: El S e ñ o r lo n e c e s ita y luego lo e n v ia r á de reg re so aquí". 1 Y se fu ero n y e n c o n tr a r o n al burro atado ju n to a la puerta, fuera, en la calle, y lo d e s a ta ro n . ’Y u n o s q ue e s t a b a n allí les dicen: "¿Qué h a c e n d e s a m a r r a n d o el 188
burro?" h Ellos les d ije ro n como les dijo Jesú s’, y los d e jaron. 7Y le lle v a ro n el b u r r o a J e s ú s y e c h a r o n s u s m a n t o s e n c im a y se m o n tó e n él. SY m u c h o s e x te n d í a n s u s m a n t o s e n el c am ino, y otros, follaje cortado de los campos. '' Los q u e ib a n d e la n te y los q ue le s e g u ía n g r it a b a n : "¡H o san n a ; b e n d ito el q u e viene e n n o m b re del Señor; 10 bendito el reino que viene, de nuestro padre D a vid ; h o s a n n a e n lo alto!" 11 Y entró en Jerusalén directo hacia el templo; y después de revisar todo, como era ya tarde, entró a Betania ju n to con los Doce. 12 A l día siguiente, salidos de Betania, tuvo hambre. UY viendo desde lejos una higuera que tenía ya hojas, fue por si encontraba algo en ella y, llegando, no e n c o n tró n a d a sino hojas; -porque aún no era tiempo de higos-. 14 Y en respuesta le dijo: "¡Que y a n u n c a j a m á s n a d ie c o m a fru to de ti!". Y sus discípulos lo
estaban oyendo. 15 Y llegan a Jerusalén. Y e n t r a n d o e n el T em plo, com enzó a e c h a r f u e r a a los q u e v e n d ía n y a los q u e c o m p r a b a n e n el T em plo, y volcó la s m e s a s de los c a m b i s ta s y los p u e s to s de los q u e v e n d ía n p a lo m a s ,
u'y no perm itía que nadie transportase objetos atrave sando por el templo', '' y les e n s e ñ a b a diciendo: "¿No e s t á escrito q u e ’m i c a s a e s c a s a de o ració n para todos los pueblos ’? ¡Y u s te d e s la t ie n e n h e c h a c u e v a de a s a lta n te s ! " IHY lo oyeron los s u m o s s a c e r d o te s y los e s c rib a s , y b u s c a b a n cómo a c a b a r con él, porque le tenían miedo, y a q u e to d a la g e n te e s t a b a im pactada por su enseñanza. 1!' Y cuando se hacía tarde, se iba
fuera de la ciudad. 20 Y pasando m uy de m añana vieron la higuera seca desde la raíz 21 y, acordándose Pedro, le dice: "Maestro, fíjate: la higuera que m aldijiste está seca". 22Y r e s p o n dien d o J e s ú s les dice: "T e n g an fe e n Dios; 2,1 les digo de v e r d a d q u e el q u e dig a al m o n te ese: "¡A rrá n ca te y 189
jesús, h om bre en conflicto
En Jerusalén
a r r ó j a t e e n el m ar!" y no d u d a e n su i n te r io r sino q ue cree q u e se h a r á lo q u e dice, lo o b te n d rá . 24 Por eso les digo: todo cuanto oren y pidan, crean que ya lo recibieron, y lo obtendrán. 2,1 Y cuando estén de pie orando, si tienen algo contra alguno, perdónenlo, para que tam bién su Padre de los cielos les perdone sus pecados". 27 Y lle g a n de n u e v o a J e r u s a l é n . Y e n el T em plo, m i e n t r a s ib a y v e n ía , se le a c e rc a n los s a c e r d o te s y los e s c r ib a s y los a n c ia n o s, 2S y le decían: "¿Con q u é a u t o r i d a d h a c e s e s t a s cosas? Y ¿ q u ié n te a u to rizó para actuar asi?” 29E n to n c e s J e s ú s les dijo: "Les p r e g u n t a ré u n a cosa; respóndanme y yo les d iré con q u é a u t o r i d a d h a g o e s t a s cosas. 10 El b a u ti s m o de J u a n ¿ e ra cosa del cielo o de los h o m b re s ? Respóndanm e”. ' Y d i s c u t ía n e n tr e ellos diciendo: "Si decim os ’del cielo’ n o s d irá: ’¿por qué, p u e s , no le c re y e ro n ? ’; 52 p ero ¿si decim os ’de los h o m b r e s ’...?" - T e n ía n m iedo de la g e n te, p o r q u e todos p e n s a b a n q u e J u a n r e a l m e n t e e r a u n p r o f e t a - . ,H,ÍY r e s p o n d ie n d o a J e s ú s le dicen: "No s a b e mos". Y J e s ú s les dice: "P u e s ni yo les digo con q ué a u t o r i d a d hago e s t a s cosas". 12,1Y com enzó a h a b la r le s e n p a rá b o la s : "U n h o m b re p la n tó u n a v iñ a , la rodeó de u n a cerca, cavó u n l a g a r y edificó u n a torre ; la r e n t ó a u n o s l a b r a d o r e s y se m a r c h ó lejos. 2Y e n el tiempo oportuno envió u n siervo a los l a b r a d o r e s p a r a rec ib ir de é s to s la p a r t e de los f ru to s de la v iñ a; y a g a rr á n d o lo lo m a l t r a t a r o n y lo d e s p id ie ro n de vacío. 'Y de nue v o les envió otro siervo; y a é se lo golpearon en la cabeza y lo u l tr a ja r o n . ° Y envió otro; y a ése lo mataron. Y muchos otros, de los
cuáles a unos los hieren, a otros los matan. Todavía tenia uno, su hijo am ado ; se lo envió como últim o , diciendo: ’A m i hijo lo r e s p e t a r á n ’. 7 P e ro aq u e llo s l a b r a d o r e s se d ije ro n e n tr e sí: ’E s te es el h e re d e ro ; v e n g a n , m a té m o s le y s e r á n u e s t r a la h e r e n c ia ’. HY a p r e s á n d o le lo m a t a r o n y lo e c h a r o n f u e r a de la v iñ a. 190
í( ¿Q ué h a r á e n to n c e s el d u e ñ o de la v iñ a? V e n d r á y h a r á p e re c e r a los la b r a d o r e s y e n t r e g a r á s u v iñ a a otros. 10 ¿Ni s iq u ie r a e s ta E s c r i t u r a h a n leído: ’La p ie d r a q u e d e s p re c ia r o n los c o n s tr u c to r e s é s a llegó a s e r c a b e z a de ángulo; 11 fue obra del Señor, a d m ir a b le a n u e s t r o s ojos’?". 12Y b u s c a b a n d e te n e rlo a la f u erz a , p ero tu v ie r o n m iedo de la g e n te ; p o rq u e e n te n d i e r o n q u e la p a r á b o la la h a b ía dicho p o r ellos. Y dejándolo, se r e t i r a r o n . 1 f Y le e n v ía n u n o s de los farise o s y de los h e ro d ia n o s p a r a cazarlo e n a lg u n a p a la b r a . h Y v in ie n d o le p r e g u n t a n : "M aestro, s a b e m o s q u e e r e s v e ra z y q u e no te i m p o r t a q u e d a r b ie n con n a d ie , p o rq u e no m i r a s la a p a r ie n c ia de los h o m b re s , sino q u e e n s e ñ a s el c a m in o de Dios. ¿ E s t á p e rm itid o p a g a r el tr ib u to al C é s a r? ¿pagam os o no pagam os?' ]) E n to n c e s él, v ien d o su hipocresía , les dice: "¿Con q u é fin q u ie r e n c o m p r o m e te r m e ? T r á ig a n m e u n d e n a rio p a r a qu e lo vea.' Ellos se lo tr a je r o n . Y les dice: "La im a g e n é s a y la i n s c r ip ción ¿de q u ié n es?" Ellos le dijeron: "Del C ésar". 17 Y J e s ú s les dijo: "R egrese al C é s a r lo del C é s a r, y lo de Dios, a Dios". Y se q u e d a b a n m a r a v illa d o s con él.
lH Y lle g a n u n o s sad u ce o s, q u e dice n q u e no h a y re s u rre c c ió n , 1'y le p r e g u n t a b a n diciendo: "M aestro: M oisés n o s presc rib ió q u e si el h e r m a n o de a lg u ie n m u e r e y d e ja m u je r y no d e ja hijos, q u e s u h e r m a n o to m e la m u je r y s u s c ite d e s c e n d e n c ia a s u h e rm a n o . H a b í a s ie te h e rm a n o s . Y el p rim e ro tom ó m u je r y m u rió s in d e ja r d e s ce n d e n c ia , 1y el se g u n d o la tom ó y m u rió s in d e ja r de sce n d e n c ia ; y el terc ero i g u a l m e n te, y n i n g u n o de los sie te dejó d e sce n d e n c ia . D e s p u é s de todos m u rió t a m b i é n la m u j e r . 2 *En la re s u rre c c ió n , c u a n d o re s u c ite n , ¿de cu á l de ellos s e r á m u je r? P o r q u e los sie te la tu v ie r o n por m u je r .” 24 L es dijo J e s ú s : "¿No es p r e c i s a m e n te p o r e sto por lo q u e a n d a n e x t r a v i a dos, p o r no conocer ni la s E s c r i t u r a s ni la f u e r z a de Dios? 2 'P o r q u e c u a n d o r e s u c i te n de e n t r e los m u e r t o s no se c a s a r á n ni ellos ni ellas, sino q u e s e r á n como los 191
En Jerusalén
Jesús, hom bre en conflicto
á n g e le s e n el cielo. 2b E n c u a n to a q u e los m u e r t o s r e s u c i ta n , ¿no h a n leído e n el libro de M oisés lo de la za rza , cómo le h a b ló Dios, diciéndole: ’Yo soy el Dios de A b r a h á n , el Dios de Isa a c y el Dios de J a c o b ’? 1 No e s D ios de m u e r t o s sino de vivos. A ndan ustedes
a s ie n to s e n la s s in a g o g a s y los p r im e ro s sitio s e n los b a n q u e t e s ; 4" é sos q u e d e v o ra n los b ie n e s de la s v iu d a s y q u e p o n e n como p r e te x to q u e o r a n la r g a m e n t e ; ésos t a l e s se g a n a r á n u n a s e n te n c ia m á s rig u ro sa".
totalm ente extraviados. ''
11 Y sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo la g e n te e c h a b a m o n e d a s e n el arca; y m u c h o s ricos e c h a b a n m u ch o ; 42y lle gando u n a v iu d a pobre echó dos m o n e d ita s , -lo q u e e s la c u a r t a p a r t e de u n as. 43 Y l la m a n d o a s u s discípulos, les dijo: "Les digo de v e r d a d q u e e s t a v iu d a pobre echó m á s q u e todos los que estaban echando en el arca ; 44 p o rq u e todos e c h a b a n de lo q u e les s o b ra b a ; é s ta , e n cam bio, de s u p ro p ia n e c e s id a d , echó todo lo q u e te n ía , todo su sustento.
28 Y acercándosele uno de los escribas, que los había oído discutirle, dándose cuenta de que les había res pondido bien, le preguntaba:. "¿Cuál e s el m a n d a m ie n to prim ero de todos?" 29 Le resp o n d ió J e s ú s : "El prim ero es: ’Escucha, Israel: el Señor Dios de ustedes es el único Sefior, y a m a r á s al S e ñ o r t u Dios desde la t o t a l i d a d de t u c o ra z ó n y d e sde la t o ta li d a d de t u v ida, y d e sd e la t o ta li d a d de t u p e n s a m ie n to , y desd e la t o t a l i d a d de t u f u e r z a ’; 111 y é s te e s el segundo: ’A m a r á s a t u prójim o como a ti m is m o ’; mayor que éstos no hay otro m andam iento ". 32Y le dijo el escriba: "Bien, M a e s tro ; con v e r d a d dijiste q u e es el único y q u e no h a y otro f u e r a de él; uy q u e a m a r lo d e sd e la t o ta li d a d del c o razón y desd e la t o ta li d a d de la c on c iencia y d e sde la t o ta li d a d de la fu erz a , y q u e a m a r al prójim o como a sí m ism o es, con m ucho, m á s q ue todos los h o lo ca u sto s y los sacrificios". 14 Y Jesús,
viendo que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás distante del Reino de Dios ". Y n a d ie se a tr e v ía y a a h a c e rle m á s p r e g u n t a s ; ' p e r o
respondiendo, Jesús les decía enseñando en el Tem plo: "¿Cómo e s q u e dicen los escribas q u e el M e sía s es Hijo de D av id ? UE\ m ism o D avid, (movido) p o r el E s p í r i t u S a n to , dijo: ’Dijo el S e ñ o r a m i señor: S i é n ta te a m i d e r e c h a h a s t a q u e p o n g a t u s e n e m ig o s p o r debajo de t u s p ie s ’. ,u El m ism o D a v id le dice a él ’s e ñ o r ’; e n to n c e s ¿de d ó n d e (dicen que) e s hijo suyo?" Y la gente, que era
mucha, lo escuchaba con agrado. 38 Y decía e n su e n s e ñ a n z a : " T e n g a n c u id a d o de los e s c r ib a s q u e g u s t a n de c a m i n a r con a m p lio s r o p a je s y de s a lu d o s e n la s p l a z a s 39 y de (te n e r) los p r im e ro s 192
13,1Y al s a li r él del Tem plo le dice uno de sus discípu los: "M a e stro ¡ve q u é p ie d r a s y q u é construcciones!" 2 Y J e s ú s le dijo: "¿Ves e s t a s e n o r m e s constru c cio n e s? No q u e d a r á p i e d r a sobre p ie d r a q u e no s e a d e s tru id a " .
Comentario Subunidad 1: ACCIO NES SIMBÓLICO-PROFÉTICAS A la m anera de los profetas, Jesús realiza tres acciones simbólicas, profundam ente interrelacionadas, para criticar al Centro y así corregir las expectativas m esiánicas equivoca das. Presentarlas en bloque ayuda a destacar la lógica que las une. Al entrar en Jerusalén Jesús cuenta con la gente que lo acom paña (cf. 10, 32.46), entre quienes encuentra eco una m entalidad nacionalista. Ha previsto incluso los detalles (11, 2-3). Frente a la efervescencia popular de esos días, tom a m edidas que connotan una cierta clandestinidad, para prote ger su acción de indiscreciones que pusieran al Centro sobre aviso. Pero ¿a qué va Jesús a Jerusalén, previendo com o prevé un desenlace violento? ¿V a sim plem ente a "celebrar la Pas cua" y lo sorprende la muerte? A dentrém onos en el relato 193
En Jerusalén
lesús, hom bre en conflicto
tratando de descubrir lo que nos dice entre líneas sobre la finalidad de ese viaje, nacido de una decisión m adurada largo tiempo, y que provoca el miedo y el desconcierto entre sus seguidores (c f 10, ¿2). Por otra parte el relato no nos habla de ningún otro viaje anterior a Jerusalén, aunque nos describe la alarm a que ha despertado su práctica en el Centro judío. Los responsables de la ortodoxia del culto y de la ley de la pureza han apreciado justam ente la am enaza que repre senta la libertad de Jesús y su práctica ilegal ; desde tem prano han buscado desautorizarlo (cf. 3, 22; 7, 1), pero inútilmente. Incluso ahora, que llega a su propio terreno, no ven la m anera de acabar con él, porque la gente lo escucha m ás que a ellos y ellos tienen miedo a la gente. Jesús, por su parte, es consciente de las expectativas m esiánicas falseadas que han surgido con m otivo de su práctica (cf. 6, 14-15; 8, 27-29); aunque intentó corregirlas, al m enos con sus discípulos (cf. 8, 30ss.), eso sólo creó una fuerte crisis en el grupo y en Jesús mismo; la form ación particular que les ha dado a ellos no ha logrado quitarles su ceguera, y aún esperan un golpe de fuerza mesiánica que les reporte poder y gloria (c f 10, 35-45). No ha bastado la crítica al poder, para cam biar su mentalidad; ni ha sido suficiente la denuncia del Centro, hecha en Galilea, para alertar al pueblo contra la m anipula ción que aquellos hacen de Dios. Tiene que enfrentarse, pues, con el Centro en el C entro mismo; tiene que definirse clara mente frente a tantas interpretaciones falseadas del proyecto de Dios sobre la vida del pueblo y sobre su propia identidad. Y ¿por qué contra el Centro religioso y no contra el Centro político rom ano dom inador? Porque Jesús quiere fortalecer y acrecentar la esperanza de liberación del pueblo, de la que el C entro se ha apropiado. Para eso debe desenm as carar lo que considera que es el principal obstáculo por parte del Centro religioso: el secuestrar para sí la Alianza, la Prom esa y el acceso a ella. Por supuesto que él rechaza la dom inación romana, com o lo m uestra su dura crítica contra el poder político (c f 5, 9.13; 10, 42; 12, 16.17; 13, 14); pero ve que el Centro religioso es el principal obstáculo porque inm oviliza al pueblo y genera desesperanza.
1 94
A esto responden las tres acciones de denuncia profética: Entra en un burro, para mostrar al pueblo que no es el líder guerrero que buscan4; su asunto es contra el Centro religioso y por eso irá "directamente hasta el Templo" (11, 11), para desenm ascarar su injusticia y esterilidad y para que sepa el pueblo que ya nada debe esperar del T em plo en lo referente a Dios, la vida, la Promesa. M arcos acentúa, por medio de importantes datos g e o gráficos, topográficos y cronológicos, la astucia y autoridad con que Jesús enfrenta al Centro: N o sólo va a Jerusalén, sino que se encam ina directo al Tem plo (v. lia ) . Sin embargo, no actúa inm ediatam ente, "porque era ya tarde" (v. 1 Ib) y no quiere correr peligros innecesarios; por eso, "después de revisar todo" (v. 11b) se refugia en Betania, para preparar c uidadosam ente lo que hará al día siguientes El pasaje referente a la maldición de la higuera está dividido en dos m om entos y en dos días diferentes (vv. 12-14; 21 -23), y encierra com o entre paréntesis lo que Jesús realizó en el Tem plo. Esto m uestra am bos episodios com o im plicados y explicados mutuamente: El Tem plo es la higue ra estéril; su apariencia frondosa sólo esconde su incapacidad de dar vida. El que "aún no era tiempo de higos" (v. 13c) nos previene: No es una acción arbitraria, nacida de un capricho de Jesús, sino una acción simbólico-profética. No se trata, pues, de una purificación del Tem plo, que le permitiera seguir com o Centro de Israel, una vez purifica do, sino de una toma del Tem plo, que suspende definitiva m ente su actividad (v. 16). Esto se confirm ará en la muerte de Jesús: El Velo rasgado (15, 38) es ya incapaz de encerrar dentro de sí la Presencia de Dios. La denuncia que hace Jesús es radical: Debería ser la "casa del Padre" al que todos deben tener acceso libre, pero el C entro ju d ío lo ha convertido en el lugar donde se aísla a Dios y se le convierte en amenaza mortal para el hombre. 4 Cf. Cazelles, El Mesías de la Biblia. 146. Jesús acentúa la diferencia con ese Mesías. Cf. Schweizer, op. cit. 240; Gnilka Aík II, 116s. Sobre el posible trasfondo histórico de los relatos, //>., 119s; 130 s. 5 Sobre la importancia de los datos situacionales, cf Schweizer, op. cit. 14. Mateo y Lucas, al no dar tanta importancia al contexto, le quitan fuerza al conflicto; sobre esas diferencias, cf Taylor op. cit. 548s. 195
En Jerusalén
Jesús, hom bre en conflicto
Esto es lo que fundam enta la estructura social discriminatoria vigente. Adem ás, el esquem a Impureza-Purificación conlle va necesariam ente el com ercio de víctimas sacrificiales 'p u ra s ’, c om o m edio de aplacar y satisfacer a Dios. D e b i d o a e s to se c r e a un s is te m a e c o n ó m i c o q u e p r iv i le g i a a los c o m e r c i a n te s y a los s a c e r d o te s , a c o s ta del p u e b lo y de la g r a t u i d a d de D io s y de su A lia n z a . H an c o n v e r t id o el l u g a r de a c c e s o al P a d r e , en la c u e v a d e s d e la q u e los b a n d i d o s ( = s a c e r d o t e s ) ' tie n d e n sus e m b o s c a d a s p a ra a s a lta r al p o b r e (v. 17c). Provocativam ente Jesús paraliza el culto y, con ello, toda la actividad del T em plo (v.16)7, y desenm ascara su esterilidad. Por todo ello Jesús, consciente del peligro que corre, no se expone irresponsablemente; una vez llegada la noche, busca refugio fuera de la ciudad (vv. 1 1.19). Pero no rehuye los riesgos inherentes a su opción de desenm ascarar al Centro, y tiene fe en que lo destruirá. Desde esa fe interpreta lo sucedido con la higuera y lo hace extensivo al Templo: "el monte ese" (v. 23) no es cualquier m onte sino precisam ente aquél en el que se sustenta el sistema religioso de Israel. La oración no es para hacer alardes mágicos, sino para realizar finalm ente la subversión del sistema excluyente
6 Jesús usa el término ¡estés (asaltante) y no kleptés (ladrón). Con base en J. Jeremías calculamos que, sólo por el concepto del impuesto para el Templo, entraría una cantidad cercana a las 17 toneladas de plata anualmente. A eso hay que añadir los gastos del segundo diezmo (cf. Dt 14, 26), los sacrificios, las ganancias en el cambio de monedas... (c f J. Jeremías, Jemsalén , 95102.109; L eipoldt-G rundm ann,£7 mundo, I, 307s). 7 El Templo estaba aún en reconstrucción. En cuanto a su centralidad, c f J. Jerem ías ,Jemsalén, 96s; G. Theissen, op. cit. 51-57. Al exponer la incidencia económica de la acción de Jesús no la reducimos a lo económico; lo que Jesús denuncia es que la utilización del culto como medio de enriquecimiento, además de reforzar la estructura social discriminatoria, imposibilita a los pobres el acceso a Dios. La acción de Jesús tiene al mismo tiempo incidencias religiosas, políticas y económicas que no pueden minusvalorarse; y se trata de una estructura irreformable, cuyo solo remedio es la destrucción; su inclusión entre el pasaje de la higuera hacen ver que Jesús no pretende una 'reordena ción' del culto, sino su supresión (cf GNILKA Mk 11, 129-131). En la tensa atmósfera de la fiesta, esa acción provocadora de Jesús debió parecer exaspe rantemente peligrosa al Sanedrín. C f Dodd. El fundador del cristianismo, 168-173; Pesch, "Der Anspmch Jesu", Orientiemng 35 (1971) 53-56; (cf. SelT 42(1972) 106-109). 196
judío, representado y fundado en el Templo; aunque esto les parezca imposible a los discípulos...
Enlace: "Y llegan de nuevo a Jerusalén. Y en el Templo, mientras iba y venía..." : 11, 27ab Es el tercer día. N o se trata de un pasear inocente, sino de un ir y venir para im p e d ir que las cosas vue lv a n a ser c o m o antes. Es u na an o ta c ió n e x c lu siv a de Me; el c o n flicto se d ilu y e en las v e rs io n e s de M t y de Le ("e n se ñ an d o " y "evangelizando")*.
Subunidad 2: Controversias con el Centro; desautorización del poder: 11, 27c-12, 34b’ Secuencia A: Desautorización de sacerdotes y escribas: 11, 27c-33 Predom ina la clave análisis ; se alternan los análisis de los oponentes de Jesús (vv. 28 3 l -33a) y de éste (vv. 29s.33b) quien, finalmente, les niega autoridad para cuestionar sus acciones, porque su práctica de rechazo a Juan Bautista y a la llam ada a la conversión invalida la autoridad que preten dían tener en los asuntos de Dios. El Centro ju d ío ha perdido legitimidad. La pretendida autoridad no es tal, porque no ha sabido leer los signos de los tiempos y adecuar su práctica a ellos. Por esto todo lo que digan contra Jesús carece de validez.
8 C f G nilka ,\I k II, 137 y los autores citados por él en la n.8. 9 La división en versículos dala del s.X VI; aceptada su utilidad como indicador, el análisis interno nos indica otros determinantes de las unidades literarias; por eso cortamos algunos versículos de manera diferente a la tradicional.
197
Jesús, h o m b re e n conflicto
En Jerusalén
Secuencia B: Denuncia de la capacidad homicida de la ortodoxia: 12, 1-12 La clave dom inante es la analííico-simbólica. Los destinata rios de la parábola son los sacerdotes, escribas y ancianos ( 1 1 , 27c), es decir, el C en tro ju d ío ritual, legislador y político, cuya conducta hom icida Jesús desenmascara. C ontrariam en te a las otras parábolas, ésta es entendida por ellos (v. 12); pero esa com prensión no los lleva a la conversión (4, 12) sino al anti seguim iento, que se traduce en poner m edios para elim inar a Jesús, ("dejándolo se retiraron": v. 12). Se profundiza así en la razón de la ilegitimidad del Centro: Siendo los responsables de la vida en la V iña (Israel), se han convertido en factor de muerte para los enviados por Dios, incluido el Hijo amado. Por eso el pueblo ya no tiene nada que esperar del Centro, para cuyo proyecto no cuenta. La m igración final de sentido se acentúa dram ática mente: Jesús se queda ahora solo en el T em plo (v. 12c), dueño de la situación. Pero el acoso empieza a cerrar la pinza, tendiéndole tram pa tras trampa.
Secuencia C: Desautorización de la pretensión romanas de dominio sobre Israel: 12
,
13-17
El Sanedrín no se atreve a enfrentar directam ente a Jesús hasta poderlo hacer con ventaja (cf. 14, 3 5ss ); enviados por ellos llegan fariseos y herodianos (aliados entre sí desde 3, 6 y ahora con los saduceos); la tram pa no puede fallar; tanto el sí com o el no hundirán a Jesús, o ante el pueblo, o ante Roma. Son hipócritas en su pregunta (v. 15), porque reciben un trato privilegiado de los romanos y no les preocupa ni la dim ensión ética ("es lícito..." v. 14c) ni la política ("pagam os o no..." v. 14d) del impuesto; no les importa ni el cam ino de Dios, que reconocen que Jesús enseña (v. 14b) ni la suerte del pueblo dominado. Jesús hace su análisis desde el "camino de Dios" y pregunta no por el aspecto económ ico del impuesto, sino por su dim ensión religioso-política: La m oneda tiene una imagen 198
del César, prohibida en el segundo m andam iento del D ecá logo (cf. Dt 5, 8ss.), y una inscripción que coloca al E m p e rador en la esfera de lo divino' y que formaba parte del culto que se le rendía. El pago del tributo, al m ism o tiem po que hacía m ás dura la situación económ ica del pueblo e m pobre cido, suponía la aceptación práctica del derecho de Rom a sobre la tierra de Israel, y del culto al Em perador. Jesús, que no tiene un denario propio, pide que le muestren uno y concluye en lenguaje cifrado, consciente del peligro que im plica su respuesta: "Que el C ésar se lleve esa m oneda, que atenta contra los derechos de Dios, y que le regrese a Dios lo que le pertenece: el culto, el pueblo y la tierra". No cae en la trampa de un enfrentam iento directo con la dom inación romana; ésa se acabará cuando Dios llegue a reinar; pero tam poco cae en la tram pa de la justificación del impuesto. Lo que a él le importa son los derechos de Dios y del pueblo, secuestrados por el poder rom ano con la com pli cidad del C e n tro ju d ío , y no los derechos del César. Suponer que Jesús acepta el pago del impuesto a Roma, cuando ha desautorizado el T em plo m ism o y su culto, sólo es entendible desde una ideología que, aparte de ignorar el contexto del tiempo de Jesús, defiende intereses contrarios a los del Reino de Dios; sólo desde una teología de Ia domina ción se puede traicionar a Jesús de tal m anera que se le constituya en guardián de los derechos del César, sea cual sea su nom bre en turno".
10 La inscripción de la moneda es Tiberio Cesar, Hijo del Divino Augusto" y formaba parte del culto al Emperador, sobre esto cf. A. Paul, El mundo judio en tiempos de Jesús, pp. 46-65; 217-233; J. Schultz, Jesús y su tiempo, pp. 11-24,27-40; Lcipnldt-Grundmann, op. cit. /, 174-1XX. 11 La moneda es parte de la estructura económica y política del imperio, símbolo de su dominación política y elemento del culto al Emperador. El pago implica el reconocimiento del derecho del dominio romano y connota la negación del derecho de Dios sobre el pueblo. Por eso no se puede atnbuir a Jesús una respuesta aprobatoria del pago de los impuestos; c f I). Patte, What is Stnictural Exegesis? p. 26; S. Talavero, "El pago de impuestos a la potencia ocupante", Cieñe. Tom. 108 ( 1981) 3-40. 199
En Jerusalén
Jesús, hom bro en conflicto
Secuencia D: Desautorización de la lectura saducea de la escritura: 12, 18-27 Los saduceos se glorían de conocer los libros de M oisés y sólo a ellos les dan valor; rechazan todo escrito posterior y, principalmente, las novelerías apocalípticas del Reino de Dios, de la resurrección, del juicio. Y Jesús los desautoriza precisam ente en lo que consideran ser autoridad: No conocen ni las Escrituras ni la fuerza de Dios (v. 24); ni siquiera han leído el pasaje central de M oisés (la Zarza, v. 26), y andan totalm ente extraviados (v. 27). Eso los desautoriza para ju z g a r la práctica de Jesús por el Reino, del que no quieren saber nada. Por eso no aceptan la resurrección: porque pon dría en cuestión su situación privilegiada; sus intereses prejuician su lectura de la Escritura y los extravían.
Secuencia E: La centralidad de la Ley de la Alianza: 12, 2 8 - 3 4 b Sin esta secuencia, culm en de la subunidad, no se puede entender el verdadero fondo del enfrentam iento de Jesús contra el Centro: lo que está e n ju e g o es la centralidad m ism a de la fe de Jesús en la Alianza y en la Promesa, y no una m era discusión periférica sobre casuística farisea. La im portancia especial del pasaje en M arcos viene señalada por una fuerte m igración de sentido que rom pe la lógica del relato: La trayectoria negativa de los escribas' es rota por un escriba que se separa del C entro y reconoce la ortodoxia de Jesús, precisam ente cuando los dem ás lo con denan; incluso le reconoce autoridad para zanjar el problema, insoluble para ellos, de la jerarquía de los m andam ientos. La radicalidad de Jesús no va contra el núcleo de la fe judía, desde la perspectiva de la Alianza, sino contra una doctrina que defendía con la Ley de la Pureza su posición privilegiada.
La fórm ula con que Jesús responde proviene de la tradición deuteronómica, no de la redacción sacerdotal del de c álo g o 15, con la cual Jesús m uestra que no va contra el proyecto de Dios, sino contra las tradiciones que lo traicionan. Y aclara cuatro cosas: - N o cualquier tradición da lo m ism o ni cualquier pre cepto obliga por igual; entre las dos líneas de interpre ta c ió n , J e s ú s o p ta p o r la Ley de la A lia n z a , y desautoriza la de la Pureza; - N o presenta su posición com o una opinión, sino com o la única que hace justicia al núcleo de la fe y a la centralidad del Reino; - Al reducir la controversia sobre la jerarquía de las leyes, al núcleo del amor, abre una alternativa al pueblo; la m ultiplicación de leyes (613 m andam ientos) hacía inaccesible al pueblo sencillo su conocim iento y su cumplimiento. - Pero con eso queda m inada la posición ideológica del Centro, cuyo poder consiste precisam ente en que son los únicos que saben y determinan lo que se puede y lo que no se puede hacer; Jesús desbloquea el acceso al Reino, y dice que no está reservado a los "sabios y prudentes"14 sino que está abierto a los leprosos, a las m ujeres impuras, a los pecadores, a los niños, a los publícanos, a las mujeres paganas...
12 No hay ningún pasaje positivo sobre los escribas fuera de éste; cf. 1, 22,2, 6.16; 3,21; 7,1-13; 8,31; 9,11-13; 10,33; 11,18.27; 12,12.35-37.38-40; 14, 1.43.53; 15, 1.31. La ruptura ele esa lógica nos llama la atención sobre un mensaje especial que nos quiere dar el autor. Contrariamente, Mt y lx conservan a i este momento la tradición negativa sobre los escribas.
13 La fónnula que usa Jesús pertenece a la tradición deuteronómica (Dt 6,4-4-5) en su primera piirte, la segunda, aunque tomada del Levítico, pertenece a los capítulos que derivan de la tradición deuteronómica y no de la sacerdotal (Lev. 19, 18.34). Podemos afirmar que. frente a una controversia cuyos polos son la tradición deuteroprofética (que privilegia la justicia y el amor como acceso a Dios) y la sacerdotal (que privilegia el culto y la pureza) Jesús opta por la primera contra la segunda y por esa opción se enfrentará con el Centro hasta la desautorización y la muerte. Sobre la referencia al Deuteronomio como base de la concepción de Jesús, cf. F. Hahn, The Worship al the Early Church, 12-31; además i esalta el sentido critico y subversivo de la posición de Jesíis contra el culto. 14 Los otros evangelistas conservan tradiciones que van en esta linea: cf. Mt 11, 25s; 23,13.23; Le 10, 21s.
200
201
En Jerusalén
Jesús, hom bre en conflicto
15 Cf. Gnilka Mk II, 163: despues del positivo diálogo con el escriba, el v. 34c resulta inesperado, pero es muy adecuado como transición para 12, 13-34, y considera redaccionales 34c-35a; Daube, NT and RabbinicJudaism, 167, une ambos vv; Pesch, aunque no ve seguro que v. 34c sea redaccional, considera que Me lo ha colocado aqui redaccionalmentc; cf Mk II, 236. 16 Bel» advierte atinadamente sobre ese sentido del v. 35a: op. cit. 290. 17 ¿Hay aquí una crítica de Jesús respecto de la monarquía davídica y del principio dinástico? l^iede estar detrás la tradición profética del norte, donde Jesús ha vivido toda su vida; el norte fue reacio al principio dinástico, como también a la centralización en Jenisalén y en el Templo. Cf. Cazelles, lil Mesias de la Biblia, 17-20.
cuya ansia de poder y ostentación denuncia: su práctica es m ás peligrosa que su doctrina porque utilizan la religión para abusar de los desprotegidos ("devoran las casas de las viudas con pretexto de largas oraciones": v. 40). Estos dos pasajes son el ataque frontal de Jesús contra el Centro ideológico de Israel y sus pretensiones. La m ención a la viuda hace de enlace verbal con la siguiente secuencia: Jesús observa la actitud de la gente al dar limosna; no se le escapa la ostentación de los ricos y la pequeñez de la ofrenda de la viuda. Y ju zg a del significado religioso de las ofrendas, desde la clave parcialidad totalidad', superfluidad/necesi dad, abundancia/pequeñez. En una sociedad com o la de Jesús en la que la abundancia es señal de bendición, Jesús subvierte la lógica social desde los valores del Reino: la pequeñez -totalidad de la viuda es m ás valiosa que la abund?inc\a-parcia/idadde\ don del rico. La últim a secuencia requiere una m ayor explicación; ordinariam ente se la ve com o preám bulo del discurso a poca líptico, al que no fácilm ente se le encuentra su lugar dentro de la estructura del relato. Nosotros proponem os considerar 13, 1-2 com o última parte de la Subunidad correcciones ; así se ve m ás claram ente la función del capítulo 13 en la estruc tura. En efecto: la clave topográfica (13, 1) enlaza con lo anterior, pero supone una migración de sentido respecto del Templo: Jesús lo abandona definitivamente. Los discípulos, adm iradores todavía del Tem plo, no han com prendido la desautorización que Jesús ha venido haciendo; por eso tendrá que hacerlo de una m anera más explícita. Inició su enfrentam iento con él con su entrada antimesiánica "directo hasta el Templo" (11, 11); lo desautorizó luego de m anera sim bólica m ediante la toma y la expulsión de mercaderes, dram atizadas en la maldición de la higuera (11, 12-23); ahora culm ina con el anuncio de su destrucción (13, 1-2), con el que corrige las expectativas infundadam ente puestas en él: dado que no es posible su conversión , será destruido y, con él, el Sistem a excluyente que ha originado. En síntesis: Jesús completa la denuncia y desautoriza ción del Centro, que es lo que ha venido a hacer a Jerusalén, corrigiendo cuatro puntos: la concepción m esiánico-davídica, la práctica de los escribas, la valoración de la riqueza
202
203
Enlace: "Y nadie se atrevía ya a hacerle preguntas; pero respondiendo, Jesús les decía, enseñando en el Templo...": 12, 34c-35a Esta transición \ exclusiva de Marcos, concluye la S ubuni dad anterior e introduce la nueva práctica de Jesús. Las controversias terminaron con el silencio ante la definición de Jesús sobre la centralidad de la Alianza para el asunto de la vida (v. 34c); pero aún quedan m uchas preguntas que la gente no se atreve a hacer16; Jesús responderá en público a ellas, para advertir al pueblo contra la doctrina y conducta del Centro.
Subunidad 3: Correcciones y Denuncias Públicas: 12, 35b-l 3, 2 Form an el bloque cuatro aclaraciones no pedidas sobre p u n tos que Jesús considera importantes; con ellos cierra su enseñanza en público. Se da una migración geográfica que lleva a Jesús hasta el M onte de los O livos (13, 3), fuera del T em plo, a b a n d o n ad o definitivam ente. P resentam os las c u a tro secuencias c om o un bloque, por la íntim a relación que las une. Prim eram ente desautoriza la interpretación que los escribas hacen del Mesías; no es hijo de David , sino su Señor ; no han de ver en él un poderoso líder al estilo de David . Un versículo propio de M arcos nos hace ver la reacción de agrado de la gente ante la crítica que hace a los escribas (v. 37b). Luego advierte seriamente al pueblo contra los escribas
En Jerusalén
Jesús, hombre en conflicto
c om o acceso a Dios, la centralidad del T em plo para la vida del pueblo. La consecuencia operativa aparece en el enlace siguiente: Jesús, sentado de frente al Tem plo, ya fuera de él definitivamente, habla del final del T em plo y del final de la historia.
Enlace: Preguntas de los discípulos sobre el fin del templo y de la historia: 13, 3-4
Relato
Subunidad 4: Instrucción sobre el tiempo previo al Reino: 13, 5-37’9 Esquema Secuencia A: Frente a la conflictividad político-religiosa de la historia: discernimiento: 13, 5-23. Secuencia B: Frente a la Venida del Hijo: Esperanza: 13, 24-31 Enlace menor: La ignorancia del Hijo: 13, 32 Secuencia C: Frente al presente: vigilancia: 13, 33-37
Relato
1Y m i e n t r a s e s t a b a e n el m o n te de los Olivos, sentado de frente al Tem plo , le p r e g u n t a b a n e n p a r t i c u l a r Pedro, Santiago, J u a n y A ndrés : 1 Dinos: ¿c u án d o s e r á n e s t a s cosas y c u á l la s e ñ a l de q u e todo esto e s t á a p u n t o de a c ab arse?"
Comentario Jesús, sentado en el M onte de los Olivos, contra el T e m p lo 1*, ya fuera de él definitivamente, ju zg a al Centro ritual de la Ley de la Pureza que ha m arginado al pueblo. Los discípulos m ás cercanos a Jesús extrapolan la afirmación de Jesús: de su predicción contra el T em plo concluyen el final del m undo sobre él cim entado (v. 4b). El discurso apocalíptico será la respuesta de Jesús, en la que concluye el tem a de la destruc ción del Templo.
5 E n to n c e s J e s ú s com enzó a decirles: " M iren q ue n a d ie los e n g a ñ e . hV e n d r á n m u c h o s a m p a r á n d o s e e n mi n o m b re , diciendo: T o soy*, y e n g a ñ a r á n a m uchos. 7 P e r o c u a n d o o ig an de g u e r r a s y de r u m o r e s de g u e r r a s , no se a s u s te n ; debe p a s a r eso, p ero a ú n no es el ñ n . * P o rq u e se l e v a n t a r á n a c ió n c o n tr a n a c ió n y re in o c o n tr a reino. H a b r á te r r e m o to s e n v a rio s l u g a res, h a b r á h a m b r e s , (como) com ienzo de los dolores (de p a rto ). 9 "Miren por ustedes m ism os : Los e n t r e g a r á n a los t r i b u n a l e s y s e r á n a z o ta d o s e n la s sin a g o g a s y c om p a r e c e r á n a n te je fe s y rey e s p o r m i c a u sa , como t e s t i m onio c o n tr a ellos; 0 y es necesario que antes sea anunciada la buena noticia a todos los pueblos. 11 Y c u a n d o los lleven p a r a e n tr e g a r lo s no se p r e o c u p a n de q u é d irá n , sino digan lo que les sea dado en ese m om ento ; p o rq u e no son u s te d e s los q u e h a b la n , sino
18 La palabra ’katenanti' puede tener ese matiz de oposición; cf. Zorell, Lexicón, Bailly, Dictionnaire\ asi lo interpreta también Gnilka, Mk II, 183.
19 El papel que juega el cap. 13 en la estructura del relato ha sido fuente de problemas para los comentaristas; en base principalmente a Schweizer, Lambrecht y Dupont y lijándonos en cinco criterios, hacemos la siguiente división de la Subunidad: 5-23/24-31/33-37. Los criterios son los siguientes: a) la palabra blépete, que comienza y concluye la primera secuencia y abre también la tercera; b) los vv. en los que Jesús habla en primera persona: v. 23.30-31.37, que cierran las tres secuencias; c) la clave dominante en las secuencias; d) el tipo de estructura interna: la primera es circular, la segunda, lineal progresiva, la tercera sigue el esquema a-b-a; e) el tema que da unidad a la secuencia.
204
205
En Jerusalén
Ionlis, hom bro en conflicto
el E spíritu Santo. 1'Y e n t r e g a r á el h e r m a n o al h e r m a no a la m u e r t e , y el p a d r e al hijo, y se r e b e l a r á n hijos c o n tr a p a d r e s y los m a t a r á n ; '* y s e r á n odiados p o r todos a c a u s a de m i no m b re ; pero el q ue p e r s i s t a h a s t a el fin, ése s e r á sa lv a d o . 14 "C u a n d o v e a n , p u e s , al 'p r o fa n a d o r d e v a s t a d o r ’ de pie donde no debe (estar), -el q u e lee e n tie n d a - e n t o n ces los (que e s té n ) e n J u d e a h u y a n a la m o n ta ñ a , 15el (que e sté ) e n la a z o te a no baje ni e n t r e p a r a t o m a r n a d a de s u c a sa , "\y el (que v a y a ) al c am po no r e g re s e a t r á s p a r a recoger s u m a n to . 11 ¡Ay de la s e m b a r a z a d a s o de la s q u e a m a m a n t a n e n aq u e llo s días! 18 R u e g u e n p a r a q u e no s u c e d a e n invierno; 1(1 p o rq u e aquellos días h a b r á u n a trib u la c ió n ta l como no h a h a b id o d e sd e el com ienzo de la creación que hizo Dios h a s t a a h o ra , ni la h a b r á . 20 Y si el Señor no a c o r t a r a los días, no se s a lv a r ía n i n g ú n (h o m b re ) viviente; pero p o r c a u s a de s u s elegidos que escogió acortó los días. 1 Y e n to n c e s , c u a n d o a lg u ie n les diga: ’M ira , a q u í (está ) el M esías; m ir a , allí (e s tá )’, no (les) c re a n . P u e s se l e v a n t a r á n falsos m e s ía s y falsos p r o fe ta s y h a r á n m ila g ro s y prodigios p a r a e n g a ñ a r , si f u e r a posible, a u n a los elegidos. 21 Ustedes m iren con atención .; se lo he a d v e rtid o todo de a n te m a n o . 24 "Pero e n a q u e llo s días, d e s p u é s de a q u e lla t r i b u l a ción, el sol se o s c u re c e rá y la l u n a no d a r á s u r e s p l a n dor, ' y la s e s tr e ll a s i r á n c a y endo del cielo y la s p o te n c ia s c e le s te s s e r á n s a c u d id a s . 28 Y e n to n c e s v e r á n al Hijo del h o m b re v e n ir e n t r e n u b e s , con m u ch o p o d e r y gloria. 27 Y e n to n c e s e n v i a r á a los á n g e le s y re c o g e rá a s u s elegidos, desde los c u a tr o v ientos, d e s de el fin de la t i e r r a h a s t a el fin del cielo. ¿H De la h i g u e r a a p r e n d a n la c o m p a ra c ió n : C u a n d o y a su r a m a se pone t ie r n a y b r o t a n la s hojas, s a b e n q u e e s t á c erca el v e ra n o ; 2Í) así t a m b ié n u s te d e s , c u a n d o v e a n s u c e d e r e s t a s cosas, s e p a n q u e e s t á cerca, a la p u e r t a . L es digo de v e r d a d q u e no p a s a r á e s t a g e n e ra c ió n
206
a n t e s de q u e to d a s e s t a s c osas s u c e d a n . El cielo y la t i e r r a p a s a r á n , pero m is p a l a b r a s no p a s a r á n . 32 "Pero lo q u e toca a a quel d ía y a q u e lla h o r a n a d ie lo s a b e ? ni los á n g e le s e n el cielo, ni el Hijo, sino el P a d r e . Miren: vigilen , p o rq u e no s a b e n c u á n d o e s el m o m e n to o p o rtuno. ,MComo u n h o m b re qu e se m a r c h a lejos de su casa y q u e d a a s u s sie rv o s autoridad , a c a d a q u ie n s u trabajo, y al portero m anda que vigile. 1 'V igilen, p u e s , p o rq u e no s a b e n c u á n d o vien e el s e ñ o r
de la casa; si por la tarde, o a m edia noche, o al canto del gallo o a la m adrugada ; u>no s e a que, v in ie n d o de r e p e n te , los e n c u e n t r e dorm idos. 17 Y lo que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡vigilen!" Comentario En el centro de la primera Secuencia están las instrucciones a los discípulos (vv. 9-13); en la segunda llama la atención la ausencia de la dimensión judicial vindicativa y su clara invitación a la confianza, en contraste con la apocalíptica más frecuente; la tercera remite al presente, haciendo injustifica ble la evasión del com prom iso de la historia.
20 Sobre la ausencia de carácter vindicativo, cf. Dupont op. cit. 207-209. Pesch, Mk II, 302-305, aunque afmna que el v. 26 implica una dimensión de juicio, reconoce que la dimensión salvífica es preponderante; Gnilka opina de manera semejante, Mk /, 199-202 Hay que tener en cuenta que en el relato de Me no aparece jamás en boca de Jesús la dimensión judicial vindicativa sino la salvífica. 207
En Jerusalén
Jesús, hom bro en conflicto
Secuencia A: Frente a la conflictividad de la historia: 13, 5 - 2 3 21
Secuencia B: Frente a la venida del Hijo: esperanza: 13, 2 4 - 3 1 25
El tem a central es el discernim iento que pide Jesús a los discípulos, con base en el cual normen su conducta ante lo que sucederá ':
Es la parte más directam ente apocalíptica de todo el discurso pero, a diferencia de esa literatura, resalta la ausencia del aspectojudicial vindicativo en la venida del Hijo; su finalidad es salvífica (v. 27); su poder está en recoger a sus elegidos, para una salvación que no pasará ( v. 31). Llam a tam bién la atención que no aparezca el título Mesías , sustituido por el que Jesús viene usando: el Hijo del hombre, al que su práctica llena de contenido. No se ha de entender la práctica de Jesús desde el título, sino éste desde su práctica; y connota una corrección de las ideas mesiánicas, desde la inversión del poder: El M esías es el que está al servicio de la causa del pueblo, el que por ella se enfrenta al Centro, el que está dispuesto a llegar aun a la muerte por esa causa, el que, finalmente, confia en la resurrección, desde la que vendrá a concluir la obra de liberación iniciada, y a recoger a todos los elegidos dispersos por la tierra
- ante otras ofertas de liberación (falsos mesías y falsos profetas: vv. 6.21-22); - ante los conflictos sociales, com ienzo de un parto del que nacerá algo nuevo (vv. 7-8) y ante la profanación del Tem plo, que acabará con sus pretensiones de ’pureza’ y su posibilidad de dar vida (vv. 14-20), y al que hay que abandonar Dentro de lo trágico de la situación destaca el m ensaje de salvación: El Señor acortó los días, en atención a sus elegidos (v. 20); - ante las persecuciones que se desatarán contra ellos por parte del C e n tro ju d ío y de sus propios fam iliares23; no deben preocuparse de lo que dirán "com o te s tim o n io contra ellos" 24, porque el Espíritu estará presente; la evangelización implica la persecución de tal m anera que se da no a pesar de ella, sino en ella (vv. 9-13).
Enlace menor: La ignorancia del "día aquel": 13, 32 "Lo que toca a aquel día y aquella hora nadie lo sabe, ni los ángeles en el cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre". Sólo querem os destacar el hecho de que la ignorancia atañe tam bién al Hijo. Por eso Jesús no responde a la pregunta sobre el cuándo directamente: porque lo desconoce; sólo dará pistas para leer en los hechos las claves de la conducta.
21 La estnictura circular de la secuencia da importancia central a las instrucciones a los discípulos: a) Advertencia vs. posibilidad de engaño: v. 5 b) Falsos mesías: v. 6 c) conflictos sociopolíticos: no es el fin; no asustarse: vv. 7-8 d) Advertencias: Condena por parte del Centro; asistencia del Espíritu: vv.9-13 c ’) conflictos en el Templo: huir de él; Dios mira por sus elegidos: vv. 14-20 b’) Falsos mesías: no engañarán a los elegidos: vv. 21-22 a’) Advertencia: lo saben de antemano; estén atentos: v. 23. 22 El verbo usado no significa ver, sino advertir, mirar con atención (blépete). 23 Jesús habla desde su propia experiencia de persecución: 6.20.22.31ss.; 6, 1-6a. 24-29; 11,18; 12,12; no nan de temer la conflictividad es connatural a la predicación del Reino. 24 CJ. Minette, op. cit. 67ss; Taylor op. cit. 611; Pesch interpietn positivamente el dativo, como testimonio misionero (cf. M kll, 284), pero (¿iiilkii efíala, con razón, que el aspecto positivo del testimonio noseencuentia propinincmte aquí, sino en los vv. siguientes.
25 En la primera parte de la secuencia predomina el registro SIM y se refiere a la escatología (vv. 24-27); la segunda propone una comparación como clave de la lectura de la historia (vv. 28-29); la conclusión (vv. 30-31) regresa al registro personal narrativo con el que concluyó la primera secuencia (v. 23). 26 La afirmación de los límites del conocimiento de Jesús en un punto tan importante difícilmente pudo haber sido creación de la comunidad; por eso parece frase de Jesús mismo (cf. H. Cousin, Los textos evangélicos de la pasión, p 63). Y en la p. 38, n.2, dice que el conocimiento que tuvo del Padre no fue para él un medio sobrehumano’ de conocer la historia y el mundo; "sobre todos estos puntos Jesús gozó del earisma pro fótico, cansina humano dado por Dios a sus profetas".
208
209
jesús, hombre en conflicto
En jerusalén
Secuencia C: Frente al presente: vigilancia: 13, 33-37 La secuencia está centrada en torno al tem a de la vigilancia, m otivada por el desconocim iento del kairós (v. 33, con un matiz de oportunidad de salvación), y por el hecho de que a cada quien se le ha confiado una tarea de la que se pedirán cuentas. Así com o el seguim iento se hizo extensivo a toda la gente (8, 34), así esta exhortación se hace extensiva a todos (v. 37: exclusivo de Me)
Conclusión Podem os considerar esta Subunidad com o la última instruc ción de Jesús a sus discípulos, para que puedan proseguir su causa una vez que él haya muerto, y para que puedan actuar adecuadam ente frente al C entro ju d ío (dar testim onio contra ellos -abandonar el Tem plo estéril) y frente a otras alternativas de liberación (no sorprenderse de sus acciones prodigiosas). Pero estructural mente podem os considerarlo com o un enlace entre la primera y la segunda parte de la Unidad Jerusalén. Divide en dos la Sem ana Santa, cuya temática, c om o vimos, es distinta en ambas partes. En el m om ento inm ediatam ente anterior al núcleo de la Pasión se advierte a lodos sobre la vigilancia (v. 37, que remite a 14, 38); la oscuridad del "Día aquel" (v. 24) remite a 15, 33; el discernim iento sobre el M esías (vv. 5.6.22) y sobre el lugar en donde se le ve (v. 21) remite a 16, 6-7. Con esto M arcos corrige la mentalidad de exaltación: la seguridad que espera pasivam ente la salvación {cf. 2 Tes 3, 6-12); la búsqueda curiosa e irresponsable de signos acerca del final, y la evasión del com prom iso con la historia {cf. 2 Tes 2, Iss); una actitud de m iedo ante el ju ic io de Dios, en quien se proyecta la causa de los fracasos y conílictos humanos.
nuación de lo anterior, organizadas de acuerdo al siguiente 28 e sq u em a - ;
Esquema Subunidad 5: Preparativos de 1drama: 14. 1-16 Se relatan los preparativos de todos los actuantes frente al momento definitivo de la entrega de Jesús: Secuencia A: Preparativos del Centro judío: (miércoles): 14, 1-2 Secuencia B: Preparativo sim bólico de la sepultura: Unción: 14, 3-9 Secuencia C: Preparativos de Judas: 14, 10-11 Secuencia D: Preparativos de la Cena: (jueves a.m.): 14, 12-16 Subunidad 6:La opción de Jesús: asumir las consecuencias del enfrentamiento con el Centro: 14, 17-42. Jesús es el actuante único de la Subunidad. Secuencia A: Jesús frente a la traición: (viernes judío): 14. 17-42 Secuencia B: Acción profetico-simbólica sobre el pan y el vino: 1 4 ,2 2 -2 6 Secuencia C: Jesús frente a la inmediata huida de los discípulos: 14, 27-31 Secuencia D: Jesús frente a la muerte, el silencio del Padre; resis tencia y sumisión: 14, 32-42. Subunidad 7: Juicio v condena; el fracaso de la causa de Jesús: 14. 4 3 -1 5 .4 1 Secuencia A: Juicio de Judas: entrega: 14, 43-46 Secuencia B: Juicio de los discípulos: intento de resistencia; huida: 14. 47-52 Subunidad 8: El fracaso de la causa de Jesús (14. 53-15. 47). Secuencia A l: Juicio religioso: 14, 53-65 (adentro del Sanedrín)
El relato abarca la práctica de Jesús desde dos días antes de Pascua hasta su celebración 7; tiene tres subunidades, conti
27 Los datos cronológicos no son nada seguros desde el punto de vista histórico; pero nosotros no lo abordaremos desde este punto de vista, sino que nos quedamos al nivel de la estrucUira. Las citas siguientes son las indicaciones cronológicas que en él aparecen, a partir del cap 14: 14, 1 (miércoles a.m.); 14,12 (juevesam); 14,17 ( jueves pin, calendario occidental; inicio del viernes, calendario judío); 15, 1.24.33 (viernes, hasta las 3 pm); 15, 42 (viernes pm, calendario occidental; inicio del sábado, calendario judío); 16, 1 (sábado pm, calendario occidental; inicio del 'día siguiente’, calendario judío); lo, 2 (madnigada del domingo); sobre la fecha de la muerte de Jesús, cf. Pcrrot, Jesús y la historia, 68s. 28 Hay que notar entre las Subunidades no hay propiamente ninguna secuencia de Enlace', esto parece coherente con el hecho de que el relato de la pasión le llega a Me ya bastante elaborado, no así los elementos del resto del relato. También hay que notar que ya no vuelven a aparecer los fariseos ni los herodianos como oponentes de Jesús y causantes de su muerte, el núcleo del Centro judío es el responsable. Sobre las etapas de construcción literaria cf. X. Leon-Dufour. Jesús y Pablo ante la muerte, 99.
210
211
U N ID A D JERUSALÉN 2: juicio y condena contra jesús: 14, 1-15, 4
En jeru salén
(esús, hom bre en conflicto
Secuencia Secuencia Secuencia Secuencia Secuencia
A2: Juicio de Pedro: 14. 66-72 (en el patio) B 1: Juicio político: 15, 1-5 (adentro del Pretorio) B2: Juicio popular: 15, 6-20 (afuera: pueblo y soldados) C: Camino de cm z y crucifixión (15, 21-27) D: En la cruz. Tres burlas y tres juicios (15, 29-39)
Relato 14,' F a l t a b a n dos d ía s p a r a la P a s c u a y los Ázimos. Y los s u m o s s a c e r d o te s y los e s c rib a s a n d a b a n b u s c a n d o cómo m a t a r l o , a p o d e rá n d o s e de él con e n g a ñ o , 2 p u e s decían: D u r a n t e la F i e s t a no, no s e a q u e h a y a a g i t a ción e n el pueblo". E s t a n d o él e n B e t a n ia , e n c a s a de S im ó n el leproso, re c o s ta d o a la m e s a , vino u n a m u je r q u e t r a í a u n ira sc o de a la b a s tr o con p e rf u m e p u ro de nardo, de m ucho precio; quebró el. frasco y lo d e r r a m ó so bre su cabeza. 1 H a b í a a lg u n o s q u e se d e c ía n in d ig n a d o s: " ¿ P a r a q u é e s te d e s p ilfa rro de p e rfu m e ? r> Se podía h a b e r v en d id o e s te p e rf u m e por m ás de trescientos denarios y h a b é rs e lo s d a d o a los pobres. Y r e f u n f u ñ a b a n c o n tr a ella. 8 P e ro J e s ú s dijo: "D éjenla . ¿P o r q u é la m o le s ta n ? H a hecho u n a o b ra b u e n a conmigo. 7 P o r q u e a los p o b re s s ie m p re los t e n d r á n con u s te d e s y podrán hacerles el bien, si quieren ; p ero a m í no m e t e n d r á n s ie m p re . HHa hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a e m b a l s a m a r m i cue rp o p a r a la s e p u l t u ra. Yo les a seguro: d o n d e q u ie r a q u e se p ro c la m e la B u e n a N u e v a , e n el m u n d o e n te ro , se h a b l a r á t a m b ié n de lo q u e é s ta h a hecho, p a r a m e m o r ia suya". 1(1 E n to n c e s J u d a s Isc a rio te, uno de los Doce, se fue d o n d e los s u m o s s a c e r d o te s p a r a e n tr e g á r s e lo . 11 Al oírlo ellos, se a le g r a r o n y prometieron d a rle dinero. Y él a n d a b a b u s c a n d o cómo le e n t r e g a r í a e n m o m e n to op o rtu n o . 12 El p r i m e r d ía de los Ázimos, c u a n d o se sa c rific a b a el cordero p a s c u a l, le d ice n s u s discípulos: "¿Dónde
212
q u i e r e s q u e v a y a m o s a p r e p a r a r t e p a r a c o m e r la P a sc u a ? " 1:1 E n to n c e s e n v ía a dos de s u s d iscíp u lo s y les dice: " V a y a n a la ciudad; les s a l d r á al e n c u e n tr o u n h o m b re lle vando u n c á n ta r o de a gua; síganlo, y allí d o nde e n tr e , d ig a n al d ue ñ o de la c a sa: ’E l M a e s tro dice: ¿D ónde e s t á m i s a la , d o nde com a la P a s c u a con m is discípulos?’ 10 El les e n s e ñ a r á e n el piso s u p e r io r u n a s a la g r a n d e , y a d i s p u e s t a y p r e p a r a d a ; h a g a n allí los p r e p a r a ti v o s p a r a nosotros". 16 Los discípulos s a lieron, lle g a ro n a la c iu d a d , lo e n c o n tr a r o n ta l como les h a b ía dicho y p r e p a r a r o n la P a s c u a . '' Y al a t a r d e c e r llega él con los Doce. IHY m i e n t r a s c o m ía n re c o s ta d o s , J e s ú s dijo: "Yo les a s e g u ro q u e uno de u s te d e s , el q u e com e conmigo, m e e n tr e g a r á " . ' Y e m p e z a r o n a e n tr is te c e r s e y a decirle uno t r a s otro: "¿Acaso soy yo?" 20 El les dijo: "Uno de los Doce, q u e m o ja conm igo e n el plato. 21 P o rq u e el hijo del h o m b re se va , como e s t á escrito de él, p e ro ¡ay de aquél por q u i e n el hijo del h o m b re es en tre g ad o ! ¡Mejor p a r a ese h o m b re si no h u b i e r a nacido!" 22 M i e n t r a s e s t a b a com iendo, tom ó p a n , b e n d ic ien d o lo p a rtió , se lo dio y dijo: "Tom en, esto e s m i cuerpo". 2 x o m ó luego u n cáliz y, h a b ie n d o dado g ra c ia s , se lo dio y b e b ie r o n todos de él. 24 Y les dijo: "Esto es m i s a n g r e de la A lian z a , la d e r r a m a d a p o r todos (=por m uchos). 26 Yo les a s e g u ro q u e y a no b e b e ré del fru to de la v id h a s t a el d ía a q u e l e n q ue lo b e b a n u e v o e n el Reino de Dios". 26 Y, c a n ta d o s los h im n o s , s a lie ro n h a c ia el m o n te de los Olivos. 27 Y J e s ú s les dice: "Todos se v a n a e s c a n d a liz a r, p o rq u e h a sido escrito: ’H e r ir é al p a s to r y se d i s p e r s a r á n la s ovejas’. 28 P e ro d e s p u é s de q u e re s u c ite iré d e la n t e de u s te d e s a G alilea". 2,) Pero P e d ro le dijo: " A u n q u e todos se e s c a n d a lic e n , yo no". 10 Y J e s ú s le c o n te s ta : "Yo te a s e g u ro q u e hoy, e s t a m is m a noche, a n t e s de q u e el gallo c a n te dos veces, t ú m e h a b r á s n e g a d o tres". 11P ero él decía con insistencia: "¡A unque 21 3
En Jerusalén
Jesús, hombre en conflicto
t e n g a q u e m o rir contigo, yo no te negaré!" Y lo m ism o d e c ía n t a m b ié n todos.
c u m p l a n la s E s c ritu ra s " . '"Y a b a n d o n á n d o le , h u y e r o n todos. 51 Un joven le seguía, cubierto sólo con una sabana, y le detienen. 2 Pero él, dejando la sábana, se
12 Y v a n a u n a g r a n j a de n o m b re G e t s e m a n í y dice a s u s discípulos: " S ié n te n se a q u í m i e n t r a s yo h a g o o r a ción". ,u Y to m a consigo a P e d ro , S a n tia g o y J u a n , y com enzó a s e n ti r p a v o r y a n g u s tia . M Y les dice: "Mi a lm a e s t á ro d e a d a de t r i s te z a h a s t a el p u n to de m orir; q u é d e n s e a q u í y velen". :15 Y a d e la n tá n d o s e u n poco, cayó e n t i e r r a y s u p lic a b a que, a ser posible, pasara de él aquella hora. ib Y decía: "¡Abbá, P a d re!: todo es posible para ti ; a p a r t a de m í e s te cáliz; p ero no s e a lo q u e yo quiero, sino lo q u e q u i e r a s tú". 37 Y vien e e n to n c e s y los e n c u e n t r a dorm idos; y dice a Pedro: " Sim ón ¿ d u e rm es? ; ¿ni u n a h o r a h a s podido v e la r? M V elen y o re n p a r a q u e no c a ig a n e n (la) te n ta c ió n ; q u e el e s p í r i t u e s t á d is p u e s to pero la c a r n e e s débil". Y a le já n d o s e de nuevo, oró re p itie n d o la s m i s m a s p a l a b r a s . "Y volvió o tra vez y los e n c o n tró d orm idos, p u e s s u s ojos e s t a b a n c a rg a d o s y no sabían que contestarle. V iene por tercera vez y les dice: "A hora y a p u e d e n d o r m ir y d e s c a n s a r. Basta ya. Llegó la h o ra. M ire n q u e el hijo del h o m b re v a a s e r e n tr e g a d o e n m a n o s de los p e c ad o re s. 12L e v á n te n s e , vám o n o s; y a e s t á a q u í el qu e m e e n tre g a ."
escapó desnudo.
43 Y de p ronto, c u a n d o a ú n e s t a b a h a b la n d o , se p r e s e n t a J u d a s , uno de los Doce, a c o m p a ñ a d o de u n gru p o con e s p a d a s y palos, de p a r t e de los s a c e rd o te s , de los escribas y de los a ncianos. 44 El q u e le iba a e n t r e g a r les h a b ía dado e s t a c o n tr a s e ñ a : "Aquél a q u ie n yo dé u n beso, ése es; p ré n d a n lo y llévenselo con c a u te la ". 1 Y n a d a m á s llegar, se acerca a él y 1c» dice: "R abbí 'j y lo besó. Ellos le e c h a r o n m a n o y le p r e n dieron. ' P e ro uno de los p r e s e n t e s , s a c a n d o la e s p a d a , hirió al siervo del s u m o s a c e rd o te y le corló la oreja. ,s Y re s p o n d ie n d o J e s ú s les dijo: "Como c o n tr a u n a s a l t a n t e h a n sa lid o con e s p a d a s y pa lo s a ;u.i q u e se 214
53 Y lle v a ro n a J e s ú s a n te el s u m o s a c e rd o te , y se r e ú n e n todos los sumos sacerdotes , los a n c ia n o s y los e sc rib a s. 54 Y P e d ro le siguió de lejos, h a s t a d e n tr o del p a la c io del s u m o s a ce rd o te , y e s t a b a s e n ta d o con los c ria d o s c a le n tá n d o s e al fuego. 55 Y los s u m o s s a c e r d o t e s y el S a n e d r í n e n te r o a n d a b a n b u s c a n d o c o n tr a J e s ú s u n te s tim o n io p a r a d a rle m u e r t e , pero no lo e n c o n tr a b a n . 56 P o r q u e m u c h o s d a b a n falso t e s t i m onio contra él, pero los testimonios no coincidían. Y levantándose unos atestiguaban en falso contra él , diciendo: )MN o so tro s le oím os decir: 'Yo d e s t r u i r é e s te T e m p lo hecho por mano de hombres y e n t r e s d ía s l e v a n t a r é otro no hecho por mano de hom bres’. " Pero
ni a sí coincidía su testimonio. 6(1 E n to n c e s se l e v a n tó el s u m o s a c e r d o te y, p o n ié n d o se e n m edio, p r e g u n tó a J e s ú s : "¿No r e s p o n d e s n a d a ? ¿Q ué a t e s t i g u a n é s to s c o n tr a ti?" hl P e ro él s e g u ía c allad o y no respondía nada. El s u m o s a c e r d o te le p r e g u n t ó de n u e v o y le dice: "Tú e re s el M esías, el hijo del Bendito?" 82 J e s ú s respondió: 'Yo soy, y v e r á n al hijo del h o m b re s e n ta d o a la d e r e c h a del P o d e r, v i n i e n do e n t r e la s n u b e s del cielo". 8,í Y el s u m o s a c e rd o te , r a s g á n d o s e la s v e s ti d u r a s , dice: "¿Qué n e c e s id a d t e n e m o s y a de testigos? MO y e ro n la b la s fe m ia . ¿Q ué les parece?" T odos le j u z g a r o n m e re c e d o r de la m u e r t e . ’’ Y e m p e z a r o n a lg u n o s a e scu p irle , y le c u b r í a n la c a r a y le d a b a n de b o fe ta d a s , y le decían: "¡Adivina!"; y los
criados le recibieron a golpes.
Y e s ta n d o P e d ro abajo e n el p atio, llega u n a de la s c r i a d a s del s u m o s a c e rd o te 67 y, al v e r a P e d r o c a le n tá n d o s e , le m i r a a t e n t a m e n t e y le dice: " T a m b ié n t ú e s t a b a s con J e s ú s de N a z a r e t " . hHP ero él lo negó: "¡Ni le conozco ni c o m p re n d o de q u é hablas!"; y salió afue-
215
losús, hombre* en conDicto
En Jerusalén
ra, al p o rta l. Le vio la c ria d a , y o t r a vez se p u so a de c ir a los q u e e s t a b a n allí: "E ste es uno de ellos". 70 P e d ro lo negó de nuevo. Poco d e sp u és, los q u e e s t a b a n allí v olvieron a decir a Pedro: "Sí, t ú e r e s uno de ellos, p u e s a d e m á s e re s galileo . 71 E n to n c e s se p uso a e c h a r im p re c a c io n e s y a j u r a r : ¡Yo no conozco a ese h o m b re de q u i e n h a b la n ! . 72 I n m e d i a t a m e n t e c a n tó u n gallo p o r s e g u n d a vez. Y P e d ro recordó lo q u e le h a b ía dicho J e s ú s : A n te s de q u e el gallo c a n te dos veces, m e h a b r á s n e g a d o tres." Y rom pió a llorar.
,h Los s o ld a d o s le lle v a ro n d e n tr o del palacio, e s decir, al p re to rio y lla m a r o n a to d a la g u a r d ia . 1' Le v is te n de p ú r p u r a y, tr e n z a n d o u n a co ro n a de e s p in a s , se la ciñen. s Y se p u s ie r o n a s a lu d a r le : "¡Salve, re y de los judíos!" 19 Y le g o lp e a b a n e n la c a b e z a con una. caña,
15,1Y m u y de m a d r u g a d a p r e p a r a r o n u n a r e u n ió n los s u m o s s a c e rd o te s , con los a n c ia n o s, los escribas y todo el S a n e d r í n y, d e s p u é s de h a b e r a ta d o a J e s ú s , le llevar on y le e n t r e g a r o n a Pilato. 2 P ila to le p r e g u n t a ba: " ¿E res t ú el rey de los judíos?" El le respondió: "Tú dices (eso) . Los s u m o s s a c e rd o te s le a c u s a b a n de m u c h a s cosas. 1P ila to volvió a p r e g u n t a r l e : "¿No con t e s t a s n a d a ? M ira de c u á n t a s cosas te a c u sa n ". 5 P e ro J e s ú s y a no resp o n d ió n a d a , h a s t a el p u n to q u e P ila to se q u e d ó e x tr a ñ a d o .
volvía del campo, el padr e de Alejandro y de R u fo , a
le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Y d e s p u é s de h a b e r s e b u r la d o de él, le q u i t a r o n la p ú r p u r a , le p u s ie r o n s u s ro p a s y le s a c a r o n p a r a crucificarle. 21 Y o b lig a n a uno q u e p a s a b a , a S im ó n de C iren e , q u e
b C a d a F i e s t a les concedía la l ib e r ta d de u n preso, el que pidieran. 7 H a b í a uno, lla m a d o B a r r a b á s , que estaba encarcelado con los sediciosos que en el m otín habían cometido un asesinato. s Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. 9 P ila to les contestó: ¿ Q u ie re n q u e les s u e lte al re y de los judíos?" -p u e s se d a b a c u e n t a de q u e los s u m o s sa c e r d o te s le h a b í a n e n tr e g a d o p o r envidia-. 11 P ero los s u m o s s a c e rd o te s in c ita r o n a la g e n te p a r a q u e d i je r a n q u e les s o lt a s e n m á s b ie n a B a r r a b á s . 12 P e ro P ila to les dijo o tra vez: ’Y ¿qué voy a h a c e r con el q u e u s te d e s lla m a n el Rey de los ju d ío s ’? 1,1 Ellos g r it a r o n de nuevo: ¡Crucifícale! P ila to les dijo: "Pero ¿q u é m a l h a hecho?" P e ro ellos g r i t a r o n con m á s fuerza: "¡Crucifí cale! Pilato e n to n c e s , queriendo complacer a la gente , les solto a B a r r a b á s y e n tr e g ó a Jesús, d e s p u é s de a z o ta rle , p a r a q u e fuese crucificado.
216
q u e lle v a ra s u cruz. ’ Y le c o n d u c en al l u g a r del G ólgota, -que, tra d u c id o , significa 'C a lv a rio ’- 2A y le d a b a n vino con m ir r a , pero él no lo tomó. 24 Y le c ru c ific an y se r e p a r t e n s u s ve stid o s, e c h a n d o s u e r t e s a v e r q u é se lle v a b a c a d a uno. E r a la h o r a de te r c ia c u a n d o le crucificaron. 2hY e s t a b a p u e s t a la in s c r ip ción de la c a u s a de s u condena: "El Rey de los judíos". 27 C on él cru c ific aro n a dos a s a l t a n t e s , uno a s u d e r e c h a y otro a s u iz q u ie rd a . 29 Y los q u e p a s a b a n p o r allí le i n s u l t a b a n , m e n e a n d o la c a b e z a y diciendo: "¡Eh, t ú q u e d e s tr u y e s el T e m p lo y lo l e v a n t a s e n t r e s días..! ¡S álvate a ti m is m o b a ja n d o de la c ru z !" .31 I g u a lm e n te los s u m o s s a c e r d o te s j u n to con los e s c r ib a s se b u r l a b a n de él, diciendo e n tr e sí: "¡A otros salvó, y a sí m ism o no p u e d e salvarse! A¿ El C risto, el R ey de Israel... ¡que b a je a h o ra de la cruz, p a r a q u e lo v e a m o s y cream os!" T a m b ié n le i n ju r ia b a n los q u e con él e s t a b a n crucificados. u L le g a d a la h o r a se x ta , la o s c u rid a d cayó s o bre to d a la t i e r r a h a s t a la h o r a n o n a . 4 A la h o r a n o n a gritó J e s ú s con f u e r te voz: "¡Eloí, Eloí!, ¿ la m á sa b a c ta n í? " -que q u ie re decir: ’¡ Dios mío, Dios mío!, ¿por q u é m e a b a n d o n a s te ? " - *5 Al oír esto a lg u n o s de los p r e s e n t e s dijeron: "Mira: l la m a a Elias". E n to n c e s uno fue co rrien d o a e m p a p a r u n a e s p o n ja e n v in a g r e y, s u je t á n d o l a a u n a c a ñ a , le ofrecía de b e b e r, diciendo: "¡Dejen, v a m o s a v e r si viene E lia s a descolgarle!". A! 217
Jesús, hom bre en conflicto
En Jerusalén
P e ro J e s ú s , la n z a n d o u n fu e rte grito, expiró. WE1 Velo del T em plo se rasg ó e n dos, de a r r i b a abajo. 39 Al v e r el c e n tu r ió n , que estaba frente a él, que había expirado de esa m anera , dijo: '¡ V e rd a d e r a m e n te e s te h o m b re e r a hijo de Dios!". 1,1 H a b í a t a m b ié n u n a s m u je r e s m ir a n d o d e sd e lejos, e n t r e e lla s M a r í a M a g d a le n a , M a ría , la m a d r e de S a n tia g o el m e n o r y de J o s e t, y Salom é, 41 q u e le s e g u ía n y le s e r v ía n c u a n d o e s t a b a e n G alilea, y otras
m uchas que habían subido con él a Jerusalén. Comentario Subunidad 5: Preparativos del Drama: 14, 1-16 Secuencia A: Preparativos del Centro judío: 14, 1-2 Los jefes judíos expresan su tem or ante el peligro de que el pueblo reaccione en contra de ellos y en favor de Jesús, pero, no pueden entrar al círculo de los cercanos, form ado por el pueblo y los discípulos en to m o a Jesús ( c / 3, 31); por eso necesitarán de la "entrega" a traición °, por ia que uno de "los de dentro" rom pe ese círculo que protegía a Jesús (cf. vv. 10-11). En el m om ento en que se hace el memorial de la liberación del pueblo ju d ío el Centro, que ja m á s se ha preo cupado de la libertad del pueblo, condena a m uerte a quien sólo por eso ha vivido.
Secuencia B: Unción: 14, 3-9
^
218
Secuencia C: Traición-entrega: 14, 10-11 El versículo 10 es consecuencia de lo anterior. "Entonces Judas..." El Centro trata de asegurar la " e n t r e g a " ' 1 m e d i a n te el a r g u m e n t o del d i n e r o (v. 11 a) ~. Judas buscará el
\
En Betania, lugar de refugio y, en casa de un leproso con quien com parte la mesa, se da un conflicto que aparentem ente es de tipo económico, pero que de fondo es ideológico. A lgunos ju zg a n despilfarro derram ar el frasco de nardo sobre la cabeza de Je sús, cuyo precio equivale al salario de un año 29 La densidad del término entrega irá creciendo en el resto del relato.
( cf. 6, 37). Lo que sucede en realidad es que pretenden cubrir las apariencias de su ambición, enfrentando la suerte de Jesús y la de los pobres, a quienes ellos (v. 5) dicen querer ayudar, pero no con su propio dinero sino con el ajeno: el de la mujer. Jesús desenm ascara sus verdaderas intenciones y enfrenta la hipótesis con la realidad: "Tienen a la m ano a los pobres; cuando quieran de verdad, los podrán ayudar". N o hay o p o sición entre lo que se hace con él y lo que se puede hacer con los pobres. Y con eso Jesús muestra la oposición que hay entre el com portam iento de la m ujer y el de ellos: Ella ha hecho "lo que ha podido" (v. 9) respecto de la suerte de Jesús, anticipándose a ungirlo para la sepultura™; ellos ni siquiera eso han hecho; pero uno de ellos hará algo peor: entregarlo. Es clara la contraposición que hace M arcos del papel de los discípulos y el de la mujer. Ella acepta el m esianism o de Jesús (la unción de los pies), aceptación que no han hecho ni los D oce ni los discípulos. Jesús explica el sentido sim bó lico de la acción de la mujer, que él acepta y que ellos no han com prendido: confirm a la interpretación de la m ujer sobre su m esianism o y su muerte próxima, desautorizando la falsa com prensión de los discípulos. L a m ujer ha hecho "lo que ha podido"; ella no puede liberar a Jesús de la muerte; sólo puede ungirlo para la muerte. Así resuelve, desde el amor, el pro blem a del poder.
30 Jesús, presintiendo la muerte infamante que va a sufrir, vé que la acción de la mujer suple la unción que no podrán hacerle, por morir como condenado; cf. X. Leon-Dufour, Jesús y Pablo, 99s; H. Cousin, Los relatos, 134. 31 El término entrega aparece en vv. 10.11.18.21.41. 32 Para Marcos el motivo de la entrega no es el dinero. No nos da ningún elemento cierto sobre la verdadera motivación. Se puede suponer que haya mediado una desilusión de Judas respecto del papel jugado por Jesús en la liberación del pueblo. O que Judas quisiera presionar a Jesús y a la gente para que tuvieran una reacción de fuerza en contra de los romanos. 219
En Jerusalén
jesús, hombre (>n conflicto
to oportuno" para ello. Ese será para Jesús un kairós de perdición.
Secuencia D: Preparativos de la cena: jueves por la mañana: 14, 12-16 El elem ento clave de esta secuencia es la palabra Pascua (aparece tres veces: vv. 12.14 16). La liberación de que es memorial y que Jesús va a realizar en plenitud, contrasta con la suerte que se prepara contra Jesús. Las señas que éste da a sus discípulos parecen revestir una intención de clandestini dad de protección; no quiere exponerse haciendo patente el lugar de celebración, antes de tie m p o ’3; esto carga de d ram a tism o el m omento: Jesús aparece dueño de la situación, a pesar de la decisión de traición y condena que pesa contra él
Subunidad 6: El Momento de la Opción: 14, 17-42 Secuencia A: Jesús frente a la traición: (viernes judío; jueves por la tarde): 14, 17-21 La entrega vuelve a ser el elem ento clave. A diferencia de otras interpretaciones teológicas, aquí no es Dios quien en trega al Hijo del hombre, sino "uno de ustedes, que com e conmigo"; no es resultado de una necesidad eterna (a pesar de que se dice que su ida está escrita), sino del rejuego de voluntades humanas: la alianza de uno de los Doce con el Centro judío.
Secuencia B: Acción profético-simbólica: el pan y el vino: 14, 22-26 En esa acción profético-simbólica condensa Jesús su práctica y su suerte. En el contexto de la Cena Pascual y del recuerdo
del Éxodo, a través del cual conquistó el pueblo la libertad y fue regalado con la Alianza, que lo constituyó com o Pueblo y com o pueblo de Dios, un pan partido y entregado y una copa de vino com partida son usados por Jesús para expresar el sentido de su entrega. H a com partido con la gente su pan, su vida, su fe en el Reinado del Padre; ahora com parte su cuerpo-pan para la vida, y su sangre será el sello de la Alianza que constituya al nuevo pueblo de Dios. Al cam biar de esta m anera el contenido sim bólico de estas acciones, dándoles una dimensión escatológica, Jesús expresa la certeza de su esperanza en el futuro "día aquel" en que volverá a beber del vino nuevo del triunfo del Reino. Los densos sím bolos que escoge incluyen fuertes cam bios de significado: El pan es su cuerpo (=su presencia dinám ica en el m u n d o )34 y su c u e rp o es pan p a ra a li m e n t a r la v id a del p u e b lo . El v in o es su sa n g re " , derram ada para sellar el pacto de la Alianza, y su sangre es el vino del pueblo. Pero es Jesús el único actuante de este m omento: es él quien entrega su cuerpo y su sangre, no el traidor. Y esa entrega de sí m ism o la realiza "bendiciendo" y "dando gra cias" (vv. 22.23), com o lo hizo cuando com partió su pan con el pueblo {cf. 6, 41; 8, 6). Esa entrega de sí está envuelta en la certeza de que, finalmente, el Reino llegará y que él m ism o participará en el banquete que celebre su llegada . S e c u e n c i a C: Previsión de la huida: 14, 27-31 La unidad que ha habido a lo largo de todo el relato, entre Jesús y sus discípulos, se rom perá violentamente. Jesús no se escandaliza de ello y, desde la certeza de la fidelidad del Padre, asum e la am bigüedad de la cobardía hum ana; así com o espera que el Padre intervenga para rescatarlo del fracaso, espera que también rescatará a los Doce de su
33 No podemos imaginarnos a Jesús adivinando mágicamente dónde va a esUir el dueño de la casa; es más de suponer un acuerdo previo con él. Sobre la intención de ocultamiento de Jesús en Jerusalén, cf II. C'ou*ln, op. cit. 209.
34 Se trata de una presencia a la manera de ausencia; cf. Leon-Dufour, La fracción del pan. 103. Sobre la noción de cuerpo, cf. J.A.T. Robinson, El cuerpo, 36-40; G. Piiloux, El hombre en el Antiguo Testamento; HL Mühlen, L'Esprit dans l'Eglise1, C. Bravo, Apuntes pam una eclesiología desde América Latina. 35 Significa su muerte violenta y prematura; c f Leon-Dufour, La Fracción, 91 36 Cf. Leon-Dufour, Jesús y Pablo, 103s.
220
221
IrsiiN, hombre en conflicto
En jerusalén
cobardía y de su pérdida de fe en el Reino; sólo esa interven ción del Padre perm itirá que la unidad se rehaga, cuando ellos retornen a Galilea para proseguir su causa (v. 2 8 ) í7.
Secuencia D: Jesús frente a la opción final: 14, 32-42 Pero el dram a no ha hecho sino empezar. La soledad creciente de Jesús frente a la opción final se dramatiza a lo largo de tres m om entos de oración de Jesús, que por tres veces se enfrenta con el silencio del Padre y con la incom prensión de los discípulos. La condición hum ana de Jesús toca fondo. ¿Es aún m om ento de ocultarse, com o lo ha hecho en otras situaciones de peligro? ¿O es ya el último m omento, en el que la huida implicaría la desautorización de su propia práctica y la pér dida de credibilidad de la causa del Padre? Pero ¿la m uerte no am enaza de m anera más radical esa credibilidad? ¿Quién creerá en la alternativa de salvación para los m arginados, si el Padre no lo libra a él de la muerte? ¿N o ha hecho ya todo lo que debía hacer por el Reino? \ El discernim iento lo lleva a la oración en esa situación <. límite en la que entra en el dom inio del pavor y de la angustia ?\ (v. 33). Su íntimo deseo es "que pase aquella hora". El atenuante "si es posible" no dism inuye su angustiada resis tí tencia ante la m uerte'8. No quiere un final violento. N o se trata sólo de la natural resistencia ante la muerte; es la \ rebeldía ante la desautorización de toda su práctica, y el riesgo de que, así, la causa m ism a del Padre quede cuestio nada. N o entiende por qué deba todo term inar así. Y querría que el poder del Padre interviniera en la historia contra las decisiones hum anas que lo condenan, para impedir de ese m odo el triunfo de la violencia. El concepto que Jesús tiene del Padre va a exper i mentar una profunda transformación. Jesús dice en su oración que el Padre lo puede todo (v. 36; cf. 10, 27); ahora va a descubrir que no; que no lo puede todo en la historia; que no hay
equivalencia entre Padre y poder , porque el Padre no puede nada en la historia al margen o contra la voluntad de los hom bres, ni podrá evitar la muerte de su Hijo, decidida poi el C entro judío, porque su m odo de ser en la historia es en la kénosis de quien ofrece la vida pero no la impone. C om parando con los anteriores m om entos de revela ción (1, 11; 9, 7) descubrim os otra migración de sentido: entonces la iniciativa dialogal fue del Padre; ahora no hay ninguna V oz que revele a Jesús nada; sólo le responde el silencio del Padre. Porque su petición se opone al m odo de ser del Padre, que no puede intervenir m ágicam ente para rescatarlo contra la dinám ica de su propia práctica y de las prácticas de los enemigos. Es Jesús quien ha de cam biar pasando de la resistencia a la sumisión: "no lo que yo quiero, sino lo que quieres tú" (v. 36). Ante el Padre, m ayor que la m ism a imagen que Jesús tiene de él, m ayor que sus propios deseos hum anos, a Jesús, el Hijo, le com pete un no saber, un no com prender y un fiarse de un Dios m ayor incluso que el fracaso y la muerte. Pero ¿qué es lo que el Padre quiere de Jesús? Ya vim os que el texto no nos dice que sea él quien entregue al H ijo en m anos de los pecadores (v. 41); quien lo entrega es un hom bre (v. 42). L o que el Padre quiere no es que el H ijo m u era para satisfacerlo \ sino que no evada m ágicam ente la c o n dición humana: que perm anezca fiel y que asum a la conflictividad de su historia hasta el final, com o consecuencia de su opción en favor de la vida amenazada, y que no resista a la violencia usando un poder similar al que lo condena. Sólo así podrá desenm ascarar el carácter hom icida del poder del Centro y de la Ley de la Pureza, y rom per el círculo diabólico que excluye al pueblo de la vida. El Hijo ha de dejar en m anos del Padre el rescate del Reino y su propio rescate, hundién dose en la oscura certeza de la esperanza contra esperanza 4 ’. En contraste, los discípulos "no sabían qué contestarle". Su
37 Sobre la situación de los discípulos durante el t i e n i | X ) de la scpuración, cf. Leon-Dufour, La Fracción, 92-94. 3X C f Taylor, op. cit. 670; Leon-Dufour, Jesús y Pablo, 111
39 C f C. Bravo, "La búsqueda de sentido de la muerte de Jesús", CHIUSTUS, 572, (Feb 1984), 21-31. 40 El texto refleja la humanidad integral de Jesús y no la actitud de seguridad de quien conoce y domina el futuro; Jesús debió vivir de otra forma el fracaso de su misión; sobre la dureza extrema de la tentación, cf. Leon-Dufour, Jesús y Pablo , 126s, 129,136.
222
223
En Jerusalén
Jesús, hombre’ en conflicto
incapacidad de com prensión y de presencia al lado del Jesús que sufre anuncia la huida próxim a y su escandalosa ausencia cuando muera.
Subunidad 7: Juicio y condena: El fracaso de la causa de Jesús: 14, 43-15, 41 Secuencia A: Juicio de Judas: Entrega-traición: 14, 43-40 Jesús ha llegado a la decisión de no huir, sino afrontar la muerte. Y "cuando aún estaba hablando", llega la traición. La contraseña de la entrega es una m uestra de amistad: un beso, cuya significación cam bia de sentido y se convierte en señal de condenación (v 45).
Secuencia B: Juicio de los discípulos: intento de resistencia; huida: 14, 47-52 May un intento de resistencia, que tal vez haya que interpretar com o una práctica de tipo sicario: "Uno de los presentes, sacando el m achete41, hirió al criado del sum o pontífice..." (v. 47); pero no harán nada en defensa de Jesús y, al ver que él no opone ninguna resistencia en poder , "abandonándole, huyeron todos" (v. 50). Entre estas dos acciones de los discípulos ( a - b - a '), (práctica con la que juzgan y condenan a Jesús), está el análisis que él hace de la situación: han ido a prenderle com o a un asaltante ( ’lestés’), térm ino que usó para denunciar a los sacerdotes en la toma del T em plo (cf. 11, 17);
41 Anua propia de los sicarii. Anteriormente se tenía como indiscutible la existencia de algunos zelotas entre los discípulos; Hernando Guevara ha mostrado que los zelotas propiamente tales hay que situarlos hasta el año 66 d.C. Sin embargo, no me parece tan evidente el panorama do paz que presenta, dado que existen datos de insurgencia contra Roma, aunque no sea un movimiento organizado y coherente. Nos parece verosímil identificar esta conducta de los discípulos como relacionada con esos movimientos de resis tencia, tal vez del tipo del de Barrabás "que estaba encarcelado con los
sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato." 224
ahora ese juicio se vuelve contra el: le prenden y le matarán com o tal
Subunidad 8: El fracaso de la causa de Jesús (14, 53-15, 47) Sigue una larga sección que va desde el juicio formal que se hace contra Jesús hasta su muerte. El tem a central en torno al que gira la perícopa es el del testim onio sobre Jesús42. Consta de cuatro bloques: a) Juicio religioso, b) Juicio polí tico, c) Enlace narrativo, d) En la cruz. Los prim eros dos bloques tiene estructuras paralelas: los dos tienen dos esce nas; en el religioso, la primera parte sucede dentro del palacio del sum o sacerdote y la segunda, afuera en el patio. De m anera sem ejante está estructurado el segundo bloque que presenta el juicio político: la primera escena sucede dentro del palacio del procurador y la segunda, fuera en el patio con la gente. El terc er blo q u e, m uy breve, hace las ve c es de e n la c e narrativo. El c uarto presenta las b u rlas y los juicios que éstas im plican. Estas burlas, que tienen una relevancia especial, dan unidad al bloque. La presentación de las m uje res, testigos de su muerte e impotencia, redondea el conjunto. El final del dram a se nos presenta, pues, en seis escenarios .
42 Podemos considerar cinco núcleos de acciones, estructurados de manera circular: a) Convocación del Consejo; Pedro sigue a Jesús (53-54) b) Falsos testimonios; pregunta del sumo sacerdote (55-61) c) Testimonio de Jesús (62) b’) Condena del Sanedrín (63-65) a') Condena de Pedro; negaciones (66-72). Las acciones del S;inedrín y de Pedro también están relacionadas de acuerdo al esquema a-b-a’, en una migración de sentido que asocia a Pedro con los enemigos mortales de Jesús. 43 A diferencia de la Subunidad anterior, en la que Jesús tiene una relevancia especial, ahora aparece como actuante sólo en 9 versículos, de los 71 que la integran.
225
En Jerusalén
joaús, hombro on conflicto
IU IC IO RELIG IO SO (14, 53-65) A parecen en escena dos grupos de actores, cada uno en su escenario: adentro del sanedrín, los sum os sacerdotes, los ancianos y los escribas con Jesús, y afuera, en el patio del palacio, los criados y Pedro.
Primer Escenario: Adentro del Sanedrín (14, 55-65) Los jefes han decidido m atar a Jesús de la m anera m ás segura; por tanto, no durante la fiesta. Así destaca tanto la falsedad y malicia del p ro c e s o *1c om o la fidelidad y autenticidad de la postura de Jesús. Aparecen claram ente los aspectos form ales del juicio: acusaciones, preguntas y respuestas, un juicio, condena y burlas hacia el condenado. De entrada el ju ic io c o m ienza con las acusaciones de testigos cuyas opiniones son contradictorias. Los testigos son calificados com o "falsos " 1 no por lo que dicen sobre la acción de Jesús, sino por la intención que los m ueve Jesús no pretende acabar con el tem plo material, (cuya destrucción él sólo previo com o consecuencia de la dinám ica histórica), pero sí con toda la estructura socio-religiosa que lo tenía com o centro {cf. 11, 23). Por eso en realidad, ya no se necesitan testigos. La voluntad de condena contra Jesús está clara desde el principio 4 . El será el único testigo veraz sobre su identidad y su práctica. Porque los discípulos serán tam bién falsos testigos contra él con su huida (14, 50) y con su negación (14,
68.70.71). La confesión que Pedro hizo ( 8 , 32s) no generó fe en él, porque no daba razón desde Dios , de lo que Jesús era y, c om o confesión satánica (tentadora) que era, no le perm i tió asum ir el escándalo de un Liberador que no entra en el ju e g o del poder violento que busca dom inar al hombre, sino que se deja en sus manos. Ante esas falsedades, la respuesta de Jesús es el silencio, porque queda claro que no les importa la verdad sino la oportunidad de manipularla para perderlo. Ante la necesidad de cubrir las apariencias f o n t a l e s de un ju ic io cuyo resultado está d e tenninado aun antes de que comience, el sum o sacerdote tiene que intervenir con una pregunta directa sobre la identidad de Jesús. Coherente con todo lo que ha dicho y hecho antes, Jesús confronta la autoridad central y su poder ilegitimo. Ya no es un m om ento penúltim o, com o otros de su vida, en los que podía ju g ar hábilm ente con las palabras; es el m om ento último, en el que ya no puede evadir la confrontación definitiva. Su respuesta revela que el verdadero poder no es el del sum o sacerdote sino el de Dios, que él comparte. Y no solam ente responde a la pregunta que se le hace sino que revela más de lo que se le había pedido sobre su identidad: revela quién es el Dios en que cree y por el que está dispuesto a llegar hasta el final. En su respuesta evoca la figura escatológica del hijo del hom bre de Daniel (Dan 7, 13). Así revela cóm o hay que entender el papel de Dios en la historia y el que Jesús ju eg a dentro de ella 4 . R om pe los esquem as religiosos del centro de poder al reclam ar para el Hijo del Hom bre, el poder de Dios de dar v id á ,x. El sum o sacerdote considera blasfem a la descalificación que Jesús
44 "Si se compara el relato de Marcos con el derecho de la mishná, se desprenden varias irregularidades: 1. No se puede celebrar durante la noche un proceso capital. 2. Ni en sábado ni en día de fiesta pueden tener lugar los juicios. 3. No puede pronunciarse una sentencia de muerte en el día del juicio oral. Debe pronunciarse a partir del día inmediatamente siguiente (Sanh 4, 1). 4. Como blasfemia que debe ser castigada por la muerte se considera tan solo pronunciar el nombre de Dios (Sanh 7, 5)". J. Gnilka, El evangelio según San Marcos , vol. I! pp J5 '-334. 45 Esa calificación no significa que los testigos inventan algo que no dijo Jesús; "el falso testigo es un hombre que refiere una palabra verdadera con un corazón falso: trasmite el mensaje solamente para perder a Jesús"; en eso consiste su falsedad. ('/. H. Cousin. op.cit. 218, n.14 46 C f 2 ,7 ; 3,6.22; 8, 11; 11, 18.28; 12, 12.13.18; 14,1-2.10-11.
47 Referente al texto en Daniel, hay dos puntos de contacto en la respuesta de Jesús, lo del Hijo del Hombre y las nubes en el cielo. Pero Jesús realiza un cambio: donde Daniel se refiere a Dios como "el Anciano", él se refiere al "Poder". La verdadera cuestión que está en juego es quién tiene el verdadero poder y como se ejerce. El Hijo del Hombre, según el texto de Daniel, es destinatario de los imperios y reinos del mundo. Durante el juicio político aparecerá nuevamente esta referencia. 48 Esto aparece claramente en la manera como Jesús actúa perdonando los pecados, invitando a los pecadores, cambiando las tradiciones sagradas en tomo al ayuno y al sábado, curando a los enfermos e uistruyendo a las muchedumbres, compartiendo con los doce el poder de liberar a los hombres de los espíritus que los deshumanizan (2,1 -3, 19).
226
227
En Jerusalén
Jesús, hom breen conflicto
hace de las pretensiones del centro judío. Jesús, al recordar al H ijo del H o m b re y su papel en la historia, d e s e n m a s c a ra las p rete n sio n e s del c e n tro religioso de a p ro p ia rse del po der sagrado, con sus c o rre s p o n d ie n te s e stru c tu ras e c o n ó m ic a s y políticas. Form alm ente no puede ser considerado c om o blasfe49 ^ i i mo , y m enos en un m om ento en el que las expectativas m esiánicas eran tan vivas en el pueblo judío. Lo que el centro judío no puede tolerar es que alguien del pueblo, de fuera de los núcleos de poder, se presente com o la alternativa libera dora que Dios respalda. Eso es, para ellos, la verdadera blasfemia. La consecuencia es la condena a muerte. Las burlas que siguen a continuación (14, 65) forman parte del esquem a formal con el que M arcos presenta el juicio °. En un m undo en el que el poder sobre los dem ás es el valor supremo, la im potencia de Jesús es prueba de que lo ha abandonado el poder divino y por tanto es condenable: no puede adivinar siquiera quién lo había golpeado.
Segundo Escenario: Afuera del Sanedrín (14, 66-72) A fuera" se está gestando el reverso del drama. En el prim er escenario, Jesús, interrogado por el Sum o Sacerdote, afirma 49 Hay discusión entre los distintos autores sobre los contenidos de la supuesta blasfemia. Jesús ha evitado hasta el último momento decir algo que pueda incriminarlo. Sabiendo que de cualquier manera pretenden condenarlo, Jesús ya no tiene por qué mantener silencio sobre su propia identidad y misión. El texto está jugando con dos niveles de significados: el histórico de tiempos de Jesús y el teológico de tiempos de Marcos. El sumo sacerdote no puede darle al título "Hijo del Bendito" el significado que adquirirá en la fe cristiana después de la resurrección; eso supondría en el sumo sacerdote una concepción trinitaria que es impensable desde su propia concepción de Dios 50 Marcos maneja un esquema formal que tiene estos elementos: acusaciones, silencio de parte de Jesús, pregunta directa de la autoridad y la respuesta de Jesús, el juicio formal, y pronuciamento de la condena, las burlas y la ejecución de la condena. Las burlas representan la participación de todos en el proceso, implicando el juicio y la ejecución. Hay que notar también el cambio de papel de Jesús: de agente principal de todo el relato a la soledad y al abandono. En ese abandono en las manos de Dios, descubrirá el creyente, desde Dios, la verdadera identidad de Jesús como Hijo de Dios. 51 Hay aquí una degradación de la fe y compromiso de Pedro, que va del
228
a D ios com prom etiendo su vida en ello. En el segundo, Pedro, interrogado por una criada del Sum o Sacerdote, niega lo que ha sido su identidad desde que respondió al llamado (3, 16-19): niega ser uno de los seguidores de Jesús. Lo niega tres veces: dos ante una de las sirvientas y la tercera ante todos los que allí estaban. El que había afirmado "con insistencia" que no lo dejaría aunque todos lo abandonaran ahora niega ser "uno de ellos", e incluso conocerlo. Está invocando a Dios com o testigo de que no hay nada que lo vincule con Jesús. La m ujer y los que están afuera en el patio le ofrecen a Pedro la oportunidad de afirmarse com o seguidor incondi cional de Jesús, cum pliendo su prom esa de fidelidad (14, 28-31) \ Pedro, m ovido por el miedo, niega lo que ha co n s tituido su identidad. Esa renuncia bajo juram ento a su condi ción de seguidor revela al lector los peligros que am enazan su propia identidad: Judas lo confesó com o Rabbí y lo entregó; los dem ás discípulos lo abandonaron; Pedro, des pués de haber dicho "yo no te abandonaré jam ás", lo niega; tras la negación, "lloró am argam ente". Para el que quiere seguir a Jesús, la pregunta elemental es si asum e las con se cuencias que implica acom pañar a Jesús hasta el final. Con este itinerario M arcos advierte a la cristología de exaltación: la confesión verdadera de Jesús no consiste en una fácil proclam ación de títulos ortodoxos ; Pedro m ism o, cuya autoridad se reconoce en la iglesia de M arcos, y cuyo martirio les es probablem ente conocido, sufrió la tentación de la incom prensión y el escándalo ante un Jesús que rom pe todo esquem a de com prensión puram ente hum ana.
seguimiento incondicional a oscuras hasta la negación de Jesús, pasando por varias etapas: el compartir su misión (6. 7-13), por el convertirse en tentador de Jesús (1. 36s; 8. 33) y por la afirmación jactantosa que termina en la negación. Con este itinerario previene a la cristología de exaltación: la confe sión verdadera de Jesús no consiste en la fácil proclamación de títulos mesianicos ortodoxos. Pedro tuvo que enfrentarse con el escándalo ante un Jesús que rompe todos nuestros esquemas de comprchensión meramente humana. 52 El papel de la mujer hace aquí contraste con el papel negativo de los discípulos.
229
En Jerusalén
Irsús, hombro en conlliclo
IU IC IO PO LÍTICO Tercer Escenario: Adentro del Pretorio de Pilato (15, 1-5) La reunión realizada la noche del jueves no cum ple con las condiciones de legalidad que se necesitan'3, por lo cual al día siguiente tem prano vuelve a reunirse el sanedrín. No quieren llevar a cabo ellos la condena para evitar que esa muerte pueda ser interpretada com o la de un justo. Quieren que la condena sea ejecutada por el poder romano, para que sea la más cruenta: la muerte en cruz, costum bre rom ana y no judía"4. Por eso el recurso al poder civil: para que caiga sobre Pilato la responsabilidad de la condena y ejecución de Jesús com o subversivo político. Así resalta el relato la inocencia de Jesús y la mala voluntad de sus acusadores: es evidente la intención de sus enem igos de acabar con él a toda costa55. El texto (v. 2 ) supone que es Pilato quien tom a la iniciativa, preguntándole si es el rey de los judíos. A esa pregunta Jesús no responde directamente, sino con una frase que resulta m ás bien una negativa :"Tú dices". Es una afir m ación sólo aparente, porque en realidad está negando, y así lo entiende Pilato. Su pregunta: "¿Qué mal ha hecho éste?" muestra que no cree las acusaciones. Tal afirmación habría sido necesariamente inculpatoria y mostraría una intención subversiva nacionalista de parte de J e sú s '6, que Pilato no podría pasar desapercibida. Pero, aunque no encuentra culpa en Jesús (v. 14) y aparece desconcertado ante la presión de la g e ntew que sigue insistiendo en que se le crucifique,
finalm ente cederá ante el pueblo, em pujado por los sacerdo tes a pedir la liberación de Barrabás. Jesús es condenado com o prom otor de la resistencia m esiánica contra la dom ina ción romana. Se le considera más peligroso que Barrabás, encarcelado por un asesinato cometido "en la revuelta". Astutam ente los jefes ju díos logran quedar libres de cualquier responsabilidad.
Cuarto Escenario: Afuera del Pretorio (15, 6-20) Ante las acusaciones sin fundam ento de los sum os sacerdo tes, Jesús no responde nada a pesar de la insistencia de Pilato, a quien se presenta com o un ju ez que actúa correctamente buscando liberar a Jesús. Pero no se com prom eterá con la justicia, sino que, a pesar de tener el poder para liberar a Jesús, cede ante las presiones, libera a B a rra b á s y en tre g a a Jesús. Este Barrabás había asesinado a alguien en la "revuel ta"SK. El relato supone que el lector tiene conocim iento de una revuelta importante en la que Barrabás cometió un crimen por el que está preso. El diálogo entre Pilato y la multitud va profundizando en el dram a de Jesús m ediante tres preguntas y tres respuestas. A la pregunta de Pilato: "¿Quieren que les
53 No tenemos ningún dato sobre lo tratado en esa reunión; la nueva reunión parece encaminada a dar una apariencia de legalidad al juicio contra Jesús. 54 Los judíos podían ejecutara alguien por varios motivos. Por lapidación (Me 2 , 6s; Jn 8, 3-11.58; 10, 31 ss) cuando el pecado era adulterio o blasfemia. Y por depeñamiento (Le 4 , 28s) cuando se acusaba a alguien de ser lalso profeta. 55 Dejamos a un lado el problema de si hubo un juicio o dos sobre lo cual hay mucha polémica. Si el juicio tue legal no era necesario repetirlo precipitada mente por la mañana. Pero al repetirlo queda patente la ilegalidad de ambos juicios). 56 C f sobre el particular Taylor, op. cit. 702; Cullmann, Chhstologie, 102s; Schweizer, op cit. 356; Minette, op. cit. 338; C.nilka, A/A //, 3(K), n 21 57 ¿Qué es lo que la gente pide? No aparece el dato evidente de que desde el
principio pidan a Barrabás {cf. v. 8). ¿Piden que suelten a "Jesús"? I ampoco aparece en el relato; pero hay que recordar la tradición, que aparece en varios códices de Mt (2 7 ,1 6s), de que Barrabás también se llama Jesús {cf The Greek NT). Creemos verosímil la siguiente hipótesis: No es improbable que entre la gente anden los galileos que subieron con Jesús a Jerusalén {cf 10,46; 15,41) y que ellos pidan a Jesús (el Na/areno); puede haber también un grupo de tendencia zelótica que pida a Jesús (Barrabás); esa ambivalencia sería apro vechada por Pilato para proponer a Jesús (el Nazareno) {cf v. 9) y así frustrar las intenciones de los sacerdotes {cf v. 10), más por oponerse a ellos que por salvar a Jesús, pero que los sacerdotes muevan al pueblo (a los habitantes de Jerusalén, que gozan de privilegios especiales de parte de Roma, y temen cualquier revuelta que influya negativamente contra ellos) para que apoyen la petición de libertad de Barrabás y condenen a Jesús. Sea lo que sea de esta hipótesis, en el relato aparece claramente la impensable alianza entre los saduceos y los zelotas, enemigos jurados, para condenar a Jesús, similar a la que se dio entre fariseos y herodianos. Cf. sobre el particular G. Theissen, Sociología, 55s; Leipoldt-Grundmann, op. cit. I, 179; Schultz (ed ), Jesús y su tiempo, 21; Hengcl, Jesús y la violencia revoluciotiaria, 11. 58 El relato supone que el lector tiene conocimiento de una revuelta importante en la que Barrabás cometió un crimen por el cual está preso.
230
231
Jesús, hombro en conflicto
I II |i't U M l l l ' l l
suelte al rey de los judíos?", la multitud azuzada por los sum os sacerdotes pide que suelten a Barrabás. La segunda es una pregunta práctica: "¿Qué hago con el que ustedes llaman el rey de lo sjudíos? La respuesta es: "Crucifícale". La tercera pregunta es sobre qué es lo moral y lo justo: "Pero ¿qué mal ha hecho?". La única respuesta es gritar con más fuerza: "Crucifícale". Es patente la inconsistencia de Pilato com o juez: q u e rría salvar a Jesús, pero sin com prom eterse con la justicia a cualquier precio. Actúa conform e a una política pragm ática que ve com o natural el que el poder condene a muerte "por com placer a la gente" (v. 15) y por evitarse conflictos. Ceder ante la presión de la gente supone que, finalmente, para Pilato Jesús representa un peligro m ayor que Barrabás. Los soldados llevan a Jesús adentro del palacio, al pretorio, y le entregan en son de burla los sím bolos del poder imperial rom ano la púrpura, el cetro y la corona, "y doblaban las rodillas ante él". El poder rom ano se autoafirm a com o absoluto, desafiando todo otro poder, incluso el de Dios, al que pretende equipararse. Los soldados actúan de acuerdo a su condición: aprovechan la ocasión para burlarse de Jesús y de la supuesta acusación política por la que Jesús ha sido condenado.
Quinto Escenario: Camino de cruz y crucifixión (15, 21-27) M arcos presenta a una familia de seguidores: Simón de Cirene, padre de Alejandro y Rufo Esta m ención hace supo ner que se trata de personas conocidas en la com unidad primitiva. M uchos comentaristas ven en esta familia un prototipo de los primeros cristianos, y del seguim iento car gando con la cruz. Jesús es sacado fuera de la ciudad. N o puede morir dentro del ám bito de la Ciudad Santa quien con su muerte hará im puros a quienes se le acerquen. D espojado de toda vestidura quedará en el abandono total. El crucificarlo entre dos lesíai (asalta/i/es) subraya la supuesta peligrosidad del rey de lo sju d ío s, destacada en el título de la cruz. No puede 232
soslayarse la dim ensión política que se atribuye a su pi¡u lu .i y a su condena. S e x to E scenario: En la cruz. Tres burlas y tres juicios (15, 29-39) Los insultos y las burlas contra Jesús son m anifestación de la opción -consciente o inconsciente- en favor del sistema. A parentem ente se condena a Jesús por motivos políticos, pero en realidad las burlas y los insultos contra Jesús son, en definitiva, contra el proyecto del reinado que él impulsó.
Esquema Primera burla: No puede destmir el Templo y salvarse (v. 29s) Segunda burla: No puede salvarse a sí mismo v bajar de la cruz (v. l i s ) Primer juicio: El silencio de Dios (v. 34) Tercera burla: Veam os si lo salva Elias (35-36) Segundo juicio: El velo rasgado (38) Tercer juicio: El com ienzo de la fe (39)
Las tres burlas tienen que ver con una concepción m ágica de salvación: ser justo im plica salvarse de la muerte, bajando de la cruz. P rim e ra Burla: No puede destruir el Templo y salvarse (v. 29s) La prim era burla viene del poder religioso. De acuerdo con los esquem as de poder vigentes, el que Jesús no actúe con poder para salvarse prueba su culpa. Para una mentalidad tiunfalista, en la que el poder justifica y la impotencia c on dena, quien triunfa es quien tiene la razón Jesús rom pe esos paradigmas; precisam ente no bajando de la cruz es com o se muestra fiel a Dios.
233
I II |i'i UMilrii
Jesús, hombre en conflicto
Segunda Burla: No puede salvarse a sí mismo y bajar de la cruz (v. 31 s) La segunda burla proviene de los jefes del pueblo. El argu m ento es idéntico: que se salve a sí m ism o bajando de la cruz para que lo veam os y creamos. Una fe débil, sin recursos, está condicionada al triunfo sobre los enem igos y necesita la victoria com o prueba. Esta m ism a expectativa comparten los que estaban crucificados con él, com o última esperanza de salvación. Al constatar su im potencia para liberarse, se unen tam bién a las injurias contra Jesús.
Primer Juicio: El silencio de Dios (v. 34) Jesús se desconcierta frente al silencio de Dios, que calla ante su oración y cuya ausencia parece condenarlo: "Dios mío, Dios mío ¿por qué m e abandonaste?". No se dirige ahora a su Ahbct, sino a.Dios, expresando en esas palabras la distancia que experim enta entre él com o creatura, y el Creador. Ya no es el A bbá cercano, sino el Dios del que se siente abandona do. Pero Jesús no reclama; sim plem ente expresa su descon cierto ante algo que lo rebasa, que no com prende y que dolorosam ente experim enta com o abandono. Este m ism o desconcierto parece estar detrás de la manera com o muere, lanzando un tuerte grito cuyo contenido desconocemos. EÍ relato de M arcos presenta en toda su crudeza estos interro gantes, sin resolverlos.
Tercera Burla: Veamos s¡ lo salva Elias (35-36) Jesús experim enta un doloroso cam bio de sentido en su concepción de Dios, que aparece en los versículos 34 (ora ción de Jesús) y el 37 (grito sin contenido)"': el A bbá (14, 36), ahora es llamado "Eloí" (mi Dios) °; ante ese desconcier to de Jesús por el silencio y abandono del Dios mayor que la 59 Cf. Leon-Dufour, Jesús y Pablo, 145. 60 No parece que Me haga una cita que implique el contenido del salmo; ib. 148s. 155s. 159.
234
experiencia que ha sido el cim iento de su vida, el puoblo responde con una burla llevándole vinagre para que aguante hasta que llegue Elias a desco lg a rle ’1. El Dios que escuchó el clam or del pueblo oprim ido y miró la sangre de Abel, ahoi a está callado ante la sangre derram ada de su Hijo. Es el Dios "inverso" que se revela desde el "reverso de la historia" del poder; no es el todopoderoso, sino el Dios que por am or se ha despojado de todo poder; que no se im pone sino que se ofrece, expuesto a ser rechazado. S e g u n d o Juicio: El velo rasgado (38) Es el inicio del juicio de Dios, que se opone al juicio de los hom bres contra su Hijo. Dos señales escatológicas revelan el sentido de la muerte de Jesús: a) Ha llegado el día de Y a h v e ’2, cuya dimensión salvífica, no de venganza, vim os en el capítulo 13; b) el velo se rasga y ya no r e tie n e ja presencia de Dios, acabando con la distancia entre Él y el pueblo; sim bo liza el fin del tem plo anunciado por Jesús (c f 11, 12-14. 20. 23). Se cum ple la condena de Jesús contra el centro ju d ío (c f 1, 21-22). Entre estas dos interpretaciones escatológicas de la muerte de Jesús se sitúan los dos m om entos en que él m ism o la interpreta: su oración (v. 34) y el grito (v. 37). ¿ D ónde se encuentra Dios en la historia? M arcos nos remite a la im agen de Ezequiel, cuando Dios abandona el Santuario por las infidelidades de I s r a e l E n el lenguaje de Ezequiel se enfatiza el aspecto religioso del pecado: la idolatría. Israel ha obedecido al Dios del Poder dando muerte al ju sto y al pobre indefenso. Por eso Dios sale de Israel precisam ente en
62 El Día de Yahvé coincide con la muerte de Jesús, por la que se hunde el mundo antiguo e imimpe el mundo nuevo; cf Cousin, op. cit. 155; Léon-Dutour, Jesús y Pablo, 157. 63 Dios abandona el Santuario {cf Ez 10,4.18.19; 11,23), cuyo culto sacnhcial ha concluido; cf. Cousin, op. cit. 155.
235
Jesús, hombre en conflicto
I H |i'l H
el m om ento de la muerte de Jesús. Eso aclara el fondo del drama, y muestra la identidad que hay entre Jesús y la presencia de Dios en Israel Ha sido el único verdaderam ente fiel al proyecto de Dios.
lercer Juicio: El comienzo de la fe (39) El relato destaca el contraste que hay entre las condiciones que ponen los sacerdotes para "ver" y "creer" (v. 32) y la actitud del capitán romano, que sin poner condiciones, al "ver '1 cóm o había m uerto dando aquel grito, "creyó" y lo confesó com o Hijo de Dios. Y su fe ju z g a a los que no han creído. 7 ambién se destaca el contraste entre los que pasaban por ahí y lo insultaban (v. 29-30) y las mujeres que lo seguían y habían subido con él a Jerusalén (v. 41). Quien está dis puesto a creer no necesita señales mágicas; es capaz de com prender que precisam ente no bajando de la cruz se revela com o hijo; porque no es el hijo del Todopoderoso, sino el hijo del Padre, que está al otro lado del poder m undano. Hay, pues, un profundo cam bio en las condiciones para v’tT, que piepaia el m ensaje último del relato: dónde se ve a Jesús. N o se le ve dónde y cómo el lector ha determ inado previamente, sino en el grito desconcertado, pero confiado, ante el silencio del Padre y en el morir de esa manera. Y hay que i esponderle regresando por el cam ino de Galilea, una vez que haya resucitado. *** ( on el asesinato de Jesús, los hom bres daban su última palabra sobre su proyecto de Reino. La respuesta del hom bre a la oferta de vida que hacía el Padre fue dar muerte a su Hijo. El silencio del Padre ante la m uerte de Hijo no debe interpre tarse com o resignación pasiva o com o una aprobación de Dios a la muerte de su Hijo, com o m uchas veces se ha entendido. Resulta blasfem o entender a Dios de esa manera. Su respuesta será no la muerte de los asesinos, sino el dar vida definitiva al Hijo asesinado.
236
i l l ’H
Porque conocía a Dios, Jesús llega a la m ueite con m u confianza en el Padre que está por encim a de su silencio y d< su propia m uerte64. Esa m anera de entregarse sólo la con» prenderá quien viva incondicionalm ente en favor de la vida, y su confianza en que el Padre rescata a los oprim idos sólo se experim enta en la persecución por causa de la buena nueva. Fuera de la cruz de Jesús, esa confianza siempre será escándalo y locura. Sin em bargo no hay que red u c ir el e sca n d a lo del a b a n d o n o del P a d re 65. Sin resurrección la cruz habría sido la últim a palabra: el fracaso de la obra de Jesús, la disolución de la com unidad, la renuncia a la utopía, la huida. N inguno de los discípulos está presente, ni siquiera de lejos; sólo las mujeres. Y todo parece decir que Dios desautoriza con su silencio la causa de Jesús. Ser fiel al Dios que calla ante el grito de Jesús exige olvidar la causa por la que murió, poi que proseguirla sería ir contra Dios mismo. La fidelidad de Jesús parece enfrentarse con la imposibilidad de su utopía .
64 Su grito, que mantiene el diálogo con Dios, proclama la presencia de un Dios que parece ausente; ibid. 145. 65 Se puede y se debe decir que Jesús no entro en la muerte iluminado por ninguna revelación sublime; en la fe, no traspasó el silencio de D ios y la muerte, sin tropezar con el muro de un por qué , que sigue siendo una pregunta"; ibid. 145; cf allí mismo amplia bibliografía, en 146, n. 8. 66 Jesús no atribuye a su muerte un sentido sacrificial; ibid. 107-111; a propósito de la Cena dice: "Según el historiador, Jesús no adoptó para ello un lenguaje sacrificial. Sólo se extrañará y lo lamentará quien desee que Jesús hubiera utilizado las mismas palabras de Pablo o de los teólogos clásicos, or el contrario ;cóm o no ver en esa omisión una actitud que es perfectamente coherente con lo que sabemos de Jesús de Nazaret? Id proteta Jesús no parece haberse preocupado de los sacrificios rituales más que para condenar su abuso. ; Y habrá quien pretenda que para caracterizar su vida y su muerte recurriera á categorías que no tienen cabida dentro e su mensaje?" (ibid. 110) Nuestro estudio sobre el motivo de su muerte: su lucha contra el Sistema de la Ley ue la Pureza, convalida esta conclusión. El sentido cultual de la muerte de Jesús debe verse no desde las categorías del A l . sino desde la concepción cristiana de culto, como entrega de toda la existencia. Cf. lo que escribimos sobre el particular en C. Bravo, Eclesiologia desde A.L., 220-236; La busqueda de sentido de la muerte de Jesús", CHRISTUS, 572 (Feb 1984) 21-31.
237
Jesús, hombre en conflicto
Enlace: La sepultura: El final de la historia de Jesús: 15, 3 9 -4 7 Relato
5
42 Y y a al a ta r d e c e r , como era el día de la preparación, es decir, la víspera del sábado, 4 vino J o s é de A rim a -
te a , m ie m b ro r e s p e ta b le del Consejo, q u e e s p e r a b a t a m b i é n el Reino de Dios, y tu v o la v a le n t ía de e n t r a r d o n d e P ila to y p e d irle el c u e rp o 1’' de J e s ú s . 44 Se
extraño Pilato de que ya hubiese muerto y, llam ando al centurión, le preguntó si efectivamente había m uer to. 45 Inform ado por el centurión, concedió el cadáver a José ‘ 6 quien, com prando u n a s á b a n a , lo descolgó de la cruz, lo envolvió e n la s á b a n a y lo puso e n u n sepulcro que e s ta b a excavado e n la roca; luego, hizo r o d a r u n a p ie d r a sobre la e n t r a d a del sepulcro; ‘'M a r í a M a g d a le n a y M a ría la de J o s e t se fijaban dónde e r a puesto.
Comentario
DE JERUSALÉN A GALILEA EL SEG U IM IEN T O DE J E S Ú S EN E L P r o s e g u im ie n t o D e S u C a u s a
Unidad Epílogo: Dónde se ve a Jesús: 16, 1-8a1
Este es el final de la historia terrena de Jesús. Quien lo acom paña al final no es ninguno de los Doce, ni tam poco del grupo de discípulos. Es un ju d ío del Consejo. Todos los cercanos han huido, dejando el lugar de la fe a un capitán pagano, y el lugar de la responsabilidad por el cuerpo de Jesús a un sim patizante rico e influyente que esperaba el Reino. Esta m igración de sentido sobre el papel de los Doce y de los discípulos y seguidoras, es correctivo a la eclesiología de exaltación en que vivían probablem ente m uchos de los des tinatarios del relato. Las m ujeres que aparecen al final juegan el papel de enlace entre las que miraban de lejos en la crucifixión (15, 40s) y las que irán a em balsam ar el cuerpo de Jesús (16, 1).
Relato 16,1P a s a d o el sá b a d o , M a r ía M a g d a le n a , M aría la de Santiago y Salom é compraron aromas para ir a em-
67 El término que utiliza José de Arimatea expresa su fe en Jesús; el término soma en griego admite la posibilidad de la vida, no así el término piorna, que significa cadáver que no admite de por sí la posibilidad de la vida El creyente es capaz de esperar donde el incrédulo no espera ya nada.
1 Puede considerarse zanjada la cuestión del final de Marcos; cfX. Alegre, Un silenci eloqüent: o la paradoxa delJinal deMarc. Lección inaugural del curso académico, 1984, Facultad de Teología de Barcelona. C f J. Hug, La finale de l ’E vangile de Kíarc, (París 1978), donde presenta las opiniones en tomo al problema. Las hipótesis de un final perdido, o mutilado voluntariamente no tienen ninguna fuerza conclusiva, no existe ni indicio de la existencia de üil final; tampoco son concluyentes los argumentos en contra de un final terminado en gar (16, 8b: efobounto gar). Desde un análisis interno se debe afirmar que los vv 9-20 no son originales de Marcos (por el replanteamiento del asunto en el v. 9, por las diferencias de estilo), aunque siga en la misma línea del relato, de corrección de una eclesiología de exaltación, presentando una Iglesia nacida de la incredulidad. Nosotros, pues, afirmamos que así precisamente quiso Me terminar su relato, y que de esa manera nos dejó una clave para la lectura retrospectiva de toda la práctica de Jesús, y abrió el camino para el regreso a Galilea.
238
239
De Jerusalén a Galilea
Jesús, hombre en conflicto
balsamarle. 7Y m u y de m a d r u g a d a , el p r i m e r d ía de la s e m a n a , a la salida del sol, lle g a n al sepulcro. f Se decían unas a otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?" * Levantan la m irada y ven qu e la p ie d r a e s t a b a ya r e t i r a d a ; y eso que era m uy grande. 5 Y e n t r a n d o en el sepulcro v ie ro n a un joven sentado en el lado derecho, vestido con u n a tú n ic a b la n c a , y se a s u s t a r o n . b P e ro él les dice: "No se a s u s te n . B u s c a n a J e s ú s de N a z a r e t , el Crucificado; h a re s u c ita d o , no e s t á aquí. V e a n el l u g a r don d e le p u s ie ro n . ' P e ro v a y a n a decir a s u s discípulos y a P e d ro q u e i r á d e la n t e de u s te d e s a G alilea; allí le v e rá n , como les dijo". 8 Y e llas s a lie ro n h u y e n d o del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había
apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie del miedo que tenían. Comentario Esta es la secuencia clave para releer el relato de la práctica de Jesús com o normativa para la práctica cristiana. Pero hay que leerla en su registro propio. Los sím bolos que aquí aparecen, y las incongruencias históricas de los datos, nos advierten que no hemos de tom ar el relato com o biográfico Para eso nos ayudará releerlo desde las m igraciones de sentido que en él aparecen.
El relato se tituló: "Com ienzo de la buena noticia de Jesús, el Liberador, el Hijo de Dios". Pero ese relato queda brusca m ente inconcluso; term ina en el fracaso, y su dinám ica de buena nueva queda interrum pida por el m iedo y el silencio (16, 8 ). C uando en el relato se ordenaba el silencio, Jesús era desobedecido; ahora que se les ordena ir a anunciar, las m ujeres callan de miedo. Es la m igración de sentido que engloba todo el relato, que va de la proclamación al silencio, pasando por el fracaso de Jesús, la incom prensión de los discípulos y el miedo de los testigos. Parecería una narración orientada a desautorizar todo lo narrado: "Así comenzó" esa em presa imposible ( 1, 1), ¡y así terminó!... (16, 8 ). El tem a del ver a Jesús cobra una importancia funda mental com o hilo conductor del relato (vv. 4 - 7 )3: ven que el obstáculo físico de acceso al cuerpo de Jesús ha sido rem o vido; ven al jo v en vestido de blanco; éste les invita a que vean el lugar donde lo pusieron; el m ensaje del cielo remite a Galilea para ver al Jesús que no han visto en el sepulcro. El relato, pues, rem arca una dialéctica entre ausencia y presen cia, visión y no visión, en la que se contraponen dos lugares y dos modos de ver a Jesús: el sepulcro y Galilea , es decir, el culto y el seguimiento; a cada uno de esos lugares corres ponde una m anera de entender a Jesús y su práctica. Para las mujeres, Jesús es un muerto. A un m uerto se le encuentra en el sepulcro, que es el lugar que encierra su m em oria, y el sello que clausura su existencia, su práctica, su presencia en la historia. Lo único que se puede hacer con él es ungirlo , es decir, concluir los ritos funerarios que cierran el ciclo de la existencia humana, para que pueda descansar adecuadam ente en el sh eo l 4.
2 Las dificultades que impiden tomarlo como relato histórico las tratan, entre otros, L. Schenke, Le tombeau vicie et l ’annonce de la résurrection, (París, 1970), cap 2; Schweizer, II Vange lo, 384-395. Delorme, Ui résurrection du Christ et l ’exégése modeme (París 1969), 105-151; Léon-Dufour, Resurrec ción de Jesús y mensaje pascual, 163-202; H. Cousin, Los relatos evangélicos de la pasión (Estella, 1981); Pesch, "El sepulcro vacio y la fe en la resurrección de Jesús", Rev Cat Int 4 (1982) 724-740 (condensado en SelT 86 (1983) 101-108; U. W ilckens, La resurrección de Jesús (Salamanca, 1981); B. Van Iersel, "La resurrección de Jesús, ¿información o interpretación?", Concilium 60 (1970) 57-62. Los datos dan la impresión de una cronología solemne, simbólica; la pregunta sobre "quién nos quitará la piedra" es artificial en el momento en que se sitúa: debían haberlo pensado de antemano; y no hay ninguna sorpresa al constatar que ha sido removida; el joven vestido de blanco es presentado con la simbología del mundo escatológico celeste.
3 La importancia que en el relato tiene el tema del ver a Jesús queda expresada de manera simbólica en la importancia que los dos relatos de ciegos tienen en la estructura, haciendo inclusión del bloque central (Crisis-TransfiguraciónInstrucciones); nos remitimos al análisis de esos pasajes. 4 Sobre la desgracia de morir y no ser sepultado adecuadamente, cf. Jer 8,1 -4. Cousin, con base en los datos sobre el trato infamante dado a los ajusticiados, ve en la tumba nueva una confirmación de que la sepultura no fue realizada normalmente: "Un ejecutado no podía ser colocado en un sepulcro ya ocupado por los justos: sería manchar los huesos de éstos últimos. Al hablar de una "tumba nueva en la que nadie había sido enterrado’... los textos evangélicos reflejan probablemente un hecho histórico, ya que ése es uno de los rasgos de
240
241
De Jerusulrn .t (
Jesús, hombre en conflicto
Pero Dios les cam bia su proyecto limitado a ver ungir a Jesús. N o pueden hacer nada, porque no hay nadie a quien ungir. El sepulcro está abierto y vacío y no es posible verlo allí. No es lugar de encuentro con él porque no tenía poder para clausurar su presencia en la historia; porque nada de él ha quedado allí encerrado. Es inútil quedarse allí. Para encon trarlo hay que salir del sepulcro. Porque el ausente aquí va cam inando de nuevo por Galilea. El m ensaje del cielo (vv. 6-7) desarrolla esta dialéctica, enlazando cuatro m om entos de la existencia de Jesús: - la m u erte en cruz se e x p lic a por la p ráctica del Nazareno; - la ausencia de Jesús en el sepulcro se explica por la práctica de Dios a su favor; - la m anera de superar esa ausencia es el seguimiento, dado que él espera cam inando en Galilea, encontrarlo dependerá de la movilización de la esperanza que se dé com o respuesta; - y el lugar del encuentro con Jesús no es el pasado concluido, sino en el futuro inédito; no la contem pla ción del muerto, sino el seguim iento al que ha sido confirm ado en la vida. A Jesús, resucitado por la fuerza del Padre, no se le unge com o muerto, sino que se le sigue, prosiguiendo su causa. Hay, finalmente, una definición práctica de la paterni dad de Dios y de su silencio en la cruz: el Padre que am a la vida no protesta contra esa m uerte m atando a los asesinos sino rescatando al Hijo de la muerte, y haciendo de esa resurrección una prom esa incluso para los que le m atam os al Hijo. Pero no es un happy end tip o H o lly w o o d . L a r e s u rrección no le quita un ápice al dolor de la m u erte injusta. El re su c ita d o es y será para siem pre el crucificado. Y al resucitar al Hijo, el Padre confirma su proyecto y el cam ino hacia la cruz... la sepultura infame"; op. cit. 134. ¡Hasta el final Jesús es marginado por la Ley de la Pureza...! Sobre el significado del sepulcro en la mentalidad judia, cf. Léon-Dufour, Resurrección, 168s; Delorme, La résurrection, 105-151.
242
11!• .i
Inconclusión: "...V no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo..." 16, 8b Comentario Sin em bargo el relato se corta aquí y no nos dice nada sobre si tal cosa tuvo lugar o no. El estupor se convierte en miedo paralizante; los discípulos han huido y se han despreocupado totalm ente de la suerte de Jesús; y las mujeres no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo ... N o hem os de buscar explicaciones psicológicas a ese m iedo; es un versículo redaccional de índole teológica cuya finalidad es llamar la atención del lector ante la ruptura de la lógica del mandato: a lo largo de todo el relato las órdenes de secreto que da Jesús no son obedecidas; ahora que se les ordena anunciar la Buena N ueva tam bién es desobedecido por miedo. Pero M arcos sabe que el relato de hecho se relanzó, que se superó el miedo, que se retornó a Galilea, y que, por eso, la causa de Jesús prosigue. Prueba de ello es el relato m ism o que, sin eso. no se hubiera escrito. ¿Por qué, pues la incom pletez del relato? A una prác tica truncada violentam ente por el asesinato corresponde un relato incompleto, truncado por el miedo de las mujeres y por la huida de los discípulos. Pero esa incom pletez del relato no remite a la resignación sino que em puja al lector, para que se encargue de su p ro seguim iento, si quiere saber de Jesús. Es inútil que narre la experiencia pascual, porque ésta no se da. válidamente, m ás que en Galilea, en el seguim iento de Jesús p ro sig u ien d o su práctica. Así Mareos, que hasta ahora ha hecho teología narran do , cam bia de método y hace teología no narrando relatos de apariciones5; al prescindir de ellos muestra el lugar y el 5 "Los relatos evangélicos de apariciones pierden su carácter absoluto que con frecuencia se tiende a atribuirles. Sin duda continúan siendo la pieza funda mental de la fe en la resurrección. Sin embargo queda en pie que el evangelista Marcos ha creído poder eximirse de reproducirlas, aunque fuera una de ellas... Ciertamente es útil y necesario que algunos evangelistas hayan referido relatos que narran cómo Jesús el Señor se hizo ver; ... pero es indudablemente de capital importancia que Me, fiel al objetivo de su evangelio, nos ponga en presencia del misterio, sin atreverse a darle rostro alguno: el lector permanece
24 3
Do Jenis.ik’n .1 1 niIiIim
Jesús, hombre en conflicto
m odo de acceso a Jesús. Para eso ha escrito todo el relato, y
para eso lo ha dejado inconcluso: para mostrar la práctica que se ha de proseguir, aquél a quien hay que seguir, y cuál es el camino a Galilea , lugar de encuentro con el Resucitado. Apéndice: Ver al Resucitado (16, 9-20) Ese final dejó insatisfechos a m uchos lectores del relato. M uy tem pranam ente se añadió el final canónico del evangelio de M arcos (16, 9-20). Está a la base el cap. 24 de Lucas. N o es el m om ento de entrar a la polém ica sobre la posible fecha de esos relatos. Nos basta constatar sus semejanzas y sus dife rencias, que nos revelan un m ensaje teológico im portante para com prender la fe en el resucitado.
Esquema Secuencia A: Experiencia de María Magdalena (16, 9-11) Secuencia B: Experiencia de los dos caminantes (16, 12s) Secuencia C: Experiencia de los Once (16, 14-20)
campo. ,J Y aquéllos, regresando, comunicaron la //<> ticia a los demás; pero ni a aquéllos creyeron. 14 Y por último, estando a la mesa los Once, se les apareció y les echó en cara su falta de fe y la dureza de corazón por no haber creído a los que lo vieron resuci tado. Y les dijo: "Yendo al m undo entero proclamen la B uena Nueva a toda la creación. I,‘ E l que crea y sea bautizado será salvado (por Dios); pero el que no crea, se condena r á .17 Y estas señales acom pañarán a los que crean: Echarán fuera demonios en nom bre mío; habla rán nuevos lenguajes; 18 tom arán serpientes (en sus manos); aunque beban algún veneno, no les dañará; im pondrán las manos a los enfermos y se curarán". 19Y así el Señor (Jesús), luego de hablarles, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20 Y en saliendo ellos predicaron por todas partes, apoyándolos el S e ñor, y confirmando la Palabra m ediante las señales que la acompañaban.
Comentario Relato
Y habiendo resucitado de m adrugada el prim er sábado, se mostró primero a María la Magdalena, de la que había echado fuera siete demonios. 1,1 Yéndose aquélla, comunicó la noticia a los que anduvieron con él, que estaban tristes y llorando. 11 Pero aquéllos, oyendo que vive y que ha sido visto por ella, no creye ron. l¿ Y después de esto se apareció en otra figura a dos de ellos, que iban de camino, m ientras se dirigían al junto al misterio que se cumple. ¿De qué modo? Nadie lo sabe con precisión, ni siquiera Me. Pero Me pone al lector en su justo lugar, que es el de las mujeres que recorren cierto itinerario... El sepulcro empuja hacia afuera;... es preciso ir allá, pero para ser arrebatado por otro p r o y e c to ... Leon-Dufour, Resurrección, 201 s: (énfasis míos).
244
T o m a m o s los tres pasajes juntos, destacando los aspectos com unes que son, en nuestra opinión, el núcleo del m ensaje final. Se trata de tres relatos de aparición, es decir, de e xpe riencias del resucitado. La p rim e ra ’ experiencia de su presencia definitiva en la historia la tiene una mujer de la que Jesús había expulsado siete demonios, o sea, toda m aldad (v. 9), pero de una fidelidad y un am or a toda prueba. F o rm a parte del grupo de seguidoras de Jesús (15, 41). Es m encionada por su nom bre en 15,40.47; 16, 1.9 y es, probablem ente, la m ism a que había ungido a Jesús anticipadamente para la sepultura (14, 3ss). Esta prim icia resulta sum am ente provocativa para una cultu6 May que notar que este versículo parece iui nuevo comienzo, que ignora que ya se ha hablado de ella y, concretíunente, de que ha sido la primera en tener experiencia del resucitado (16, 1-8). Esto es argumento para considerar todo este bloque (9-20) como tradición diferente de la de Me; cf. n. 32.
245
Jesús, hombre en conflicto
ra patriarcal machista com o era la judía. La reacción de incredulidad de los apóstoles se entiende en ese contexto cultural. Im posible que ella, precisam ente ella, una m ujer y de m ala reputación, hubiera visto a Jesús (y no ellos). La segunda experiencia la tienen unos discípulos, que no son de los Doce, cuando iban de regreso a su pueblo. Por Lucas sabem os de los discípulos de Emaús. Se regresaron para com unicar su experiencia a los demás, pero tam poco les creyeron. N o eran de fiar. El factor común es la incredulidad total. N o sólo no les creen, sino que no creen en la fuerza de Dios ni en el testim onio de los hermanos. Y o he pensado que, puesto en el lugar de Jesús, los habría abandonado a su suerte. No pueden ser testigos de nada quienes huyen a esconderse llorando de aflicción. Uno de ellos lo entregó a la muerte, otro lo negó tres veces seguidas, los dem ás huyeron a esconderse. ¿Quién se fiaría de ellos com o testigos? Pero el incorregible Jesús se les hace presente tam bién a ellos, aunque ya no son los Doce , sino sólo Once , un grupo roto por la traición y la falta de fe. El núm ero doce es de plenitud; once no es nada. De ese grupo fragm entado, de incrédulos y duros de corazón, nació la Iglesia, nacim os nosotros. A ellos (a noso tros) confía una misión: Ir al m undo entero a proclam ar la Buena N oticia y a construir la com unidad de fe. No tenem os ningún mérito ni título; ni siquiera capacidades. Sólo una misión, una tarea y unos signos, que acom pañan a los que creen: Exorcizar los dem onios que am enazan al mundo, hablar lenguas y contenidos nuevos de m anera com prensible para todos, dom inar al enem igo del hombre, sim bolizado en la serpiente, superar lo que daña a la vida, contagiar la salud. Así, capacitando a los discípulos para proseguir su misión, term inó Jesús su obra terrena. Y nos dejó. Nos dejó la historia com o el espacio donde construir el m undo nuevo que nos enseñó a soñar y a foijar. Los discípulos salieron a poner por obra la misión confiada. Y el Señor Jesús les (nos) dejó la historia com o el espacio encargado a los hombres; com o su tarea. Y desde el cielo los (nos) acompaña, traba ja n d o hom bro a hom bro con ellos (con nosotros), confirm an do su (nuestro) m ensaje con los signos que acom pañan su (nuestra) palabra. 246
TERCERA PARTE
N ARRATIVA TEO LÓ G IC A D E L CO NFLICTO
I n t r o d u c c ió n
M arcos ha hecho una opción teológica al elegir la narración, y no la confesión, com o m étodo de acceso al sentido últim o de Jesús. Quiere así corregir la cristología de exaltación1: no basta el saber correcto sobre Jesús; la fe cristiana no aparece vinculada con la confesión ortodoxa 2 sino con el seguim ien to, único que da razón total de lo cristiano de la fe proclam a da. Y para el seguim iento es insustituible el relato sobre su práctica, com o mediación para conocer qué hizo Jesús. El lenguaje hum ano que habla de Dios tiene que contar con el cam bio histórico, que no acontece sin tiempo. Por tanto, ha 1 Sobre la situación de la exaltación cf. E. Kascmann, I-a llamada a la libertad, 77-109; D.E. Nineham, Saint Mark, 18; E. Schweizer, II Vangelo, 403-406; Jüngel, Dios como misterio del mundo, 393ss. 2 Las confesiones de Jesús como I li jo de Dios aparecen en boca de los demonios {cf 1, 24; 3, 11; 5, 7) que, aunque "sabían quién era" (1, 34), ni el saber es salvífico ni la confesión, donadora de identidad cristiana. La única confesión válida es la que se hace en el momento de antiexaltación (15,39). La confesión mesiánica de Pedro (8 ,2 9 ) es corregida inmediatamente (8 ,3 1 ) y es tentación para Jesús (8, 33). Los opositores de Jesús afirman saber quién es (2, 7; 3, 21.22.30; 6, 3); sus discípulos, en cambio, cada vez saben menos de él y lo entienden menos (4, 13. 35-41. 6. 49. 51-52; 1, 15-23; 8,29-33; 9. 6. 10-13; 14, 27-31. 32-42.50); ni siquiera una vez resucitado lo comprenden (16, 8b). La fe en Jesús no aparece vinculada con la confesión correcta en la exaltación, sino con el seguimiento del que camina hacia la cruz.
249
Narrativa teológica del conflicto
Jtfiúa, hombro en conflicto
de ser una form a de lenguaje que esté estructurada tem poral mente; sólo así podrá expresar temporalmente el cam bio acontecido. Esta forma de lenguaje tem poralm ente estructu rada es la narración. Al recuperar lo narrativo, que se estaba perdiendo en el panoram a teológico de su momento, M arcos nos deja la memoria de Jesús com o clave hermenéutica (com o cam ino de interpretación del sentido de Jesús); su práctica , com o clave ética (com o norma de la práctica cristiana), y el segui miento , com o condición epistemológica y com o lugar de verificación de la fe cristiana Y presentando a Jesús de Nazaret, asesinado en una cruz, por su práctica en favor de los desposeídos, resucitado por el Padre, y confirm ado com o el M esías-H ijo del hombre, que vendrá a ju z g a r la historia, M arcos conjuga las tres dim ensiones del hecho-Jesús: quien es hoy, cuál es la significatividad histórico-salvífica de su vida-m uerte-resurrec ción, y cóm o se le ha de seguir, prosiguiendo la causa del Padre. (La resurrección no lo salva de su vida , com o pensa rían algunos exaltados’, sino con y por ella; no corrige su práctica, sino que la hace normativa; no niega la cruz, sino que la constituye en cam ino al Padre y a los hermanos, en un m undo homicida Esta primacía del relato implica la primacía de la práctica sobre la confesión, com o elem ento de identidad cristiana. Porque es la práctica de Jesús, no los títulos que le atribuimos, lo que da razón últim a de por qué Jesús es el fundam ento de la fe-práctica cristiana. La aclamación, los títulos, el dogma, no le añaden nada; sólo intentan conceptualizar su sentido m ediante símbolos, siem pre inadecuados y no patentes en sí mismos, y que, solos, no bastarían para superar el peligro de convertir a Jesús en un mito ahistórico4; necesitan enraizarse en el pasado de
Jesús, no com o recuerdo arqueológico, sino com o principio interpretador del presente y del futuro del seguidor. M arcos, pues, recupera la m em oria de Jesús; ése es el asunto del relato. Pero ahondem os en esa opción: Ha tenido que enfrentarse con la tentación del olvido , a m e n a z a que v e n ía de fuera y de de n tro m ism o de la cristo lo g ía de exaltación: - Es un hecho que el Centro judío, que había m atado a Jesús, intentó ahogar también su recuerdo. La persecu ción desatada contra sus seguidores tiene com o princi pal esa finalidad'; en la historia oficial no hay lugar para el recuerdo de los subversivos ni de los vencidos. "No por casualidad la destrucción del recuerdo es una típica m edida de todo gobierno totalitario. A esclavizar a los hom bres se com ienza despojándolos de sus re cuerdos. Toda colonización tiene ahí su principio. Y todo levantam iento contra la opresión se nutre de la fuerza subversiva del sufrimiento evocado" ’. El escri b irla m em oria de Jesús en un m om ento de persecución, es un acto subversivo contra la prohibición de la m e moria. - Pero la mentalidad de exaltación también implica el peligro del olvido del escándalo de la cruz. C ontra ello va el relato, y está en función de la form ación de la identidad cristiana a través del seguim iento7. Un relato tal no puede ser neutro. Sólo se recuerda aquello en que se está implicado; la memoria depende del interés , que supone parcialidad y alineamiento. No hace un recuerdo resentido y estéril, que llevaría al lam ento pasivo e impotente; el suyo es un recuerdo generador de comprom isos. Recuerda para im aginar y para re-crear. Lo acontecido no es m ero
3 Algunos extáticos, llevados del entusiasmo religioso, llegaban a maldecir al Jesús terreno; c f vg. Kugelmann, en ( ’omentario Bíblico San Jemnimo IV 52; J. Leal, en BAC 211 .431 4 "Sin un enraizamiento en la historicidad, la fe naciente se habría diluido en el mito o, más tarde, en la gnosis, como las religiones de salvación del mundo helénico"; Perrot. Jesús, 44: cj. Metz Im fe, en la historia y la sociedad 21 Os.
5 Cf. Mt 28,11 -15; Hch 4.1 -3.18; 5.28.33.40; 8,1 -3. 6 J. B. Metz, o. c., 120s. 7 "Estos relatos de seguimiento son |x>r sí mismos interpelantes e imperativos; contando la historia tratan de translonnar al sujeto que escucha y disponerle así el seguimiento. El saber cristológico no se constituye ni se transmite primariamente en el concepto sino en estos relatos de seguimiento"; J. B. Metz, o. c., 67.
250
251
Narrativa teológica del conflicto
Jrsúi, hombre i»n conflicto
factum sino que contiene posibilidades inéditas, que sólo pueden llegar a ser m ediante el recuerdo y el /^/'^seguimien to. Con ese "recuerdo hacia adelante"^ posibilita el / ^ s e g u i m iento de una práctica siempre nueva, que sólo es posible m ediante el retom o a Galilea , que es el lugar preciso del seguim iento \ Regresar a Galilea, elem ento fundamental del quehacer cristológico, no consiste en explicar intelectual mente a Jesús, sino en dar sentido a la historia , a la manera de Jesús. Por el recuerdo, un hecho contingente y olvidable se convierte en relevante y creador de identidad, esperanza y cohesión para la com unidad que recuerda 1 y que encuentra en el / ^ s e g u i m iento la más densa expresión de le en que el Dios de Jesús es el Padre en la historia y en que Jesús es el Hijo, responsable de la causa del Padre, y cam ino al Reino. La narración de M arcos es así un dato túndante de cualquier pretensión cristológica Y su trabajo específico consiste en contextua
lizar la memoria. Esto tiene varios significados: a) En un primer sentido, contextualizar significa situar dentro del texto total. Previamente a la redacción de cada parte ha concebido el texto com o un todo, en función del cual va tejiendo el conjunto y seleccionando las diferentes tradiciones a integrar. La estructura relativiza , es decir, refiere las partes al todo y es clave de com prensión del c o njunto1,. 8 Ibid., 87. 9 Sobro el sentido de "Galilea", cf. VV M arxsen, El Evangelisrta Marcos , 49-109; J. Délo m i e, El evagetio según Marcos, 13-15; Manicardi, II con mino di Gesii riel Vangelo di Marco, Roma 1981. 10 J. B. Metz o. c. 67. 11 ’El cristianismo, como comunidad de los que creen en Jesucristo es, desde sus orígenes, no fundamentalmente una comunidad interpretativa y argumentati va, sino una comunidad de recuerdo y de narración, con intención práctica... La le en la redención de la historia y en el hombre nuevo se transmite, a la vista de la historia del sufrimiento humano, por medio de relatos peligrosos en virtud de los cuales el oyente tocado por ellos se convierte en 'agente de la palabra'". J. B. Mctz, o. c., 222. 12 Cf. ibid. 66. 13 De manera diferente lo plantea B om kam m , para quien cada perícopa o dicho tiene sentido en sí mismo (cf. /;/ nuevo testamento y la /listona del cristianismo
252
b) En un segundo sentido, contextualizar supone desmi tificar la práctica de Jesús, presentándola com o h um a n a 1, es decir, c o m o algo que ’se va h a c ie n d o ’ y evolucionando, definiéndose de acuerdo con su propia evolución interna, y no com o algo que respondiera m íticam ente a un plan prefijado y conocido de antem a no por Jesús, que sería m ero ejecutor de algo que escapa a su propia decisión humana. c) Y en un tercer sentido, contextualizar supone situar esa práctica dentro del contexto m ás amplio de las diversas prácticas que la provocan y de las circunstan cias que la condicionan. La suya no es una práctica 'p rim e ra ’, aislada, sino que se inserta en un diálogo de prácticas dentro del cual toda acción es acción-respues ta que, a su vez, provoca otras acciones-respuesta. Eso es la historia: un diálogo de acciones que sólo se com prende dentro de su contexto social determinado. M arcos sitúa la práctica de Jesús dentro del tejido social, dentro de las encrucijadas históricas que cons tituyen "su carne". Tres son las características principales que cualifican la práctica de Jesús en el relato de Marcos: Se trata de una práctica procesual, situada y conflictiva. Ante esto hem os de preguntarnos: ¿qué nos revelan esas características, del m odo com o Jesús es el Hijo de D ios-L iberador 0 ¿qué implican para el seguim iento?
primitivo, 44; Jesús de Nazaret, 25.) bsto podría ser cierto de los elementos que llegan a Marcos, pero después de su trabajo rcdaccional, por el que teje el texto, ya no tienen el sentido autárquico que les atribuye B om kam m , porque el texto no es un conglomerado anárquico de datos sino una estructura, diferente vg. al Evangelio de Tomás.
253
1
L a P r á c t ic a d e J e s ú s
1.1. Práctica Procesual C o m o todo hombre, Jesús es un ser en proceso, con una historia que se va haciendo y por la que va haciendo historia. El relato nos muestra una práctica a la que le es inherente el cambio, y que no es resultado de un plan prefijado de antem ano, que hubiera sido revelado a Jesús, sino que es fruto de la interacción de las decisiones hum anas de Jesús y de los que lo ro d e a n 1\ El cam bio aparece en el relato en tres niveles: 14 "Jesús tuvo conciencia humana de sí misino que no debe ser identificada, en esquema monofisita, con la conciencia misma del Lagos de Dios, como si éste manipulase últimamente la realidad humana de Jesús como algo pasivo, como un mero atuendo exterior del único sujeto divino activo. La autoconciencia de Jesús se situó ante Dios como otra conciencia divina, en la distancia de su ser creado, en libertad, obediencia y adoración". Rahner, en Cristologia , 33, tesis 18.
255
Jesús, hombre en conflicto
Narrativa teológica di I nmili- tu
a) El cambio en su práctica Es lo primero que hemos constatado en el análisis del texto, configurado por los tres grandes momentos de cambio en la orientación de la práctica de Jesús. Las Unidades en que dividimos la estructura del relato detallan más ese cambio, que podríamos esquematizar de la manera siguiente:
m om entos privilegiados de iluminación y m om entos de os curidad; m om entos de decisión y otros de crisis y desconcici to; y esto no sólo respecto de elem entos secundarios sino incluso respecto de su m ism a experiencia de relación con Dios (c f 14, 36; 15, 34) y de la m anera de entender el proyecto del Reino y su m om ento (c f 9, 1; 13, 32). La tentación, inherente también a la condición humana, aparece a todo lo largo del relato16; esto implica que no es evidente a priori para Jesús la adecuación entre su práctica y el Reino (cf. 6 , 1- 6 a; 14, 33-36; 15, 34). De ahí que tenga que pasar por un proceso de clarificación de su práctica, m ediante el discernim iento entre varias posibilidades, de las cuales no todas son igualmente mediación del Reino, pero que, por ser verdaderas posibilidades, deben ser ///tentadas, puestas a prueba; pasa tam bién por procesos de rectificación de su práctica y, en vista de sus consecuencias, entra en un proceso de radicalización que lo distancia del pueblo y de sus discí pulos (c f 10, 32), que culm ina con el enfrentam iento con el Centro en Jerusalén, para desautorizarlo en nom bre del R ei
15 Abordamos el tema de la conciencia de Jesús a nivel de relato', no pretendemos satisfacer una curiosidad psico-teológica, ni el que lo narrado coincida nece sariamente con el proceso histórico de la conciencia de Jesús; pero sí hemos de afirmar que, en la verdad humana de su proceso narrado, (o que está en juego es la seriedad de la encamación, misterio que, en lo referente al conocer de Jesús, no consiste en que, por ser Dios, lo sabe todo de antemano, sino en que, sin saberlo todo de antemano, es el Hijo de Dios. Si Él así lo quiso, hemos de dejar a Dios ser hombre, con todas sus consecuencias, incluida la ignoran cia. Sobre el particular, cf. K. Kahner, "Problemas actuales de cristología", en Escritos de teología (ET) 1. 167-221; "Eterna significación de la humanidad
de Jesús para nuestra relación con Dios", ET, III, 47-59; "Para la teología de la encamación", ETIV, 139-157: "El cristianismo y el 'hombre nuevo ’",ET V, 157-177; "Ponderaciones dogmáticas sobre el saber de Cristo y su concien cia de sí mismo", ET V, 221-243; Curso fundamental de la fe, 271-311; Cristología, Estudio teológico y exegético (en colab. con Thüsing), 33-39; H. Von Balthasar, Ensayos teológicos, II, 57-69; I). W iederkehr, "Esbozo de Cristología sistemática", en Aíysterium Salutis /////, 587-608; 657-667. 16 Por el hecho de enfrentarse con una tarea en relación con el Reino, cuyas mediaciones no son inmediatamente evidentes para Jesús, estará en situación de in-tento', de 'tentación'; los principales momentos en el relato son los siguientes: 1,12-13; la coyuntura de la superación de esa tentación es la prisión de Juan (1, 14); luego, la tentación de la popularidad (1, 24s), la fama (1, 22-27.28), que se personalizan en los discípulos (1, 37), precisamente cuando ha recurrido a la oración para enfrentarla (1, 35); su familia también es tentación para él ( 3 ,20s.31-35), al igual que el Centro de Jerusalem (3,22-30); los discípulos, con su incomprensión, llegan a causarle irritación (cf 4,13-40; 5, 51 s; 7, 18s; 8, 17-21.30.33; 9, 19.33.39; 10, 14.32 38.42; 13, 1; 14, 4-6.10.18.27-31.37.40.41-50): también el pueblo es tentación para él (6, í-6a) por la manera como lo mal interpretan y agobian (3, 10.20; 5, 17.24.40; 6, 14s.31b.45s; 8, 28; 15, 8-15.29s.35s); los fariseos y los escribas le ponen trampas para tentarlo: piden pruebas (8, 11-12; 12, 13-17; 15, 29-32). Pero donde la tentación llega al extremo es cuando se enfrenta con el Dios incomprensiblemente mayor, en la oración del huerto y en el abandono de la cruz; allí llega a la más honda situación límite que puede afrontar hombre cualquiera {cf. 24, 32ss. 15, 34-37).
256
257
b) El cambio en el proceso del conocimiento y en los contenidos de conciencia Jesús no vive en una situación suprahum ana de claridad y evidencia respecto de su identidad y m isió n 15, sino que tiene
Jesús, hombre en conflicto
Narmtiv.i
no. En ese m om ento final Jesús no tiene la evidencia de que
todo terminará felizmente, sino que ha de aferrarse a la certeza, real pero oscura, de una fe hum ana en la fidelidad del Padre, y de la esperanza incluso contra la evidencia del fracaso de su práctica y del silencio de Dios. Los cam bios en la práctica narrada pueden válidam ente interpretarse com o indicadores de cam bios en la co m p re n sión de la realidad Su conciencia es configurada por el am biente en que vive (su familia, las expectativas mesiánicas, la resistencia arm ada en Galilea, la situación de pobreza, de dom inación y violencia política y religiosa sobre el pue b lo )1\ por la experiencia personal de Dios c om o Padre, y por las vivencias que tiene a lo largo de su práctica, a partir de la cual se van dando los cam bios que ahora constataremos:
c) El cambio en el modo de relacionarse 1) Con Dios: La experiencia que Jesús tiene de Dios significa un cam bio radical respecto de la idea predom inante en Israel, de un Dios lejano, cuya santidad consiste en la Pureza moral contra el impuro, y cuyo poder se venga de los paganos; en cam bio Jesús cree en un Dios cercano, el Padre que am a la vida. El bautism o supone la ruptura del cielo judío, y da paso a la revelación del Dios que entra en diálogo con el hom bre en Jesús, experiencia nueva para él m ism o (1, 1 l s ) ls y que da 17 "Jesús vivió espontáneamente inserto en el ámbito religioso de su pueblo... y en una situación histórica dada, adoptando y compartiendo esta realidad como algo legítimo y querido por 1)¡os"; desde la experiencia en el movimiento de Juan el bautista, se convierte en un reformador religioso. "En cuanto tal, quebranta el imperio de una ley que se pone en lugar de Dios, lucha contra el legalismo, superando una mera ética de talante piadoso y una justicia por las obras que trata de dar seguridades al hombre frente a Dios... Jesús esperó al principio el triunfo de su misión religiosa, pero paulatmámente fue creciendo en él la sensación de que su misión le conduciría a un conflicto fatal con la sociedad político-religiosa. No obstante, camina decididamente hacia su muer te, aceptándola al menos como una consecuencia inevitable de la fidelidad a su misión"; K. Rahner, Crisiología , p.32. 18 Jesús objetiviza y verbaliza para sí mismo y para sus oyentes la relación con Dios que le ha sido concedida y que, (por vez prünera) se da en él... Jesús
258
i>
•.1.1..
ni!,
i
origen a un cam bio radical en su vida: constatai la id m mu particular en que está situado, con referencia a Dios y .i mi Reinado, lo lleva a la oración y a la tentación (1, 12-13) y a la autocom prensión com o el último y definitivo pregonen) del Reino, y que ha de dar testimonio de lo que su inminencia significa para el pueblo y su esperanza. Hay m om entos fuertes en los que esa relación se hace más transparente, y a partir de los cuales Jesús confirm a o corrige su práctica: son los m om entos de oración-discer-nim iento (c f 1, 35; 3, 13; 6 , 46; 9, 2-7; 14, 32-42; 15, 34). El relato de su oración supone una historia de oración, en la que pasa del diálogo al silencio, de la confirm ación al abandono incom prensible en el m om ento m ism o de su muerte; de la experiencia del Dios que lo puede todo ( 10 , 27; 14, 36) al Dios que no puede salvarlo de la muerte a que lo condenan los hom bres (15, 34). Jesús también experim enta un cam bio en la m anera de concebir el Reinado del Padre: de una convicción inicial de su cercanía ( 1, 15) pasa a la práctica eficaz en favor de la vida, por la que lo quiere hacer presente en favor de los pecadores, los m arginados, los enferm os (c f 2, 10.17.28; 3, 23-27), pero que es una fuerza cuya lógica es contraria a los criterios y expectativas humanas; se da en la kénosis de lo pequeño (4, 30-32); su crecim iento rebasa la com prensión del m ism o Jesús (4, 26-29) y el conocim iento de su m om ento no está a su alcance (13, 32). Ante la evidencia de la oposición del Centro a la causa del Reino, Jesús decide enfrentarlo para desenm ascarar su fuerza hom icida y asumirá, sin com prenderla plenam ente, la difícil opción por la práctica de ¡a impotencia que ya no resiste. Estos cam bios en su práctica nos muestran también una historia de cam bio en la relacionalidad de Jesús con el Padre y su R e inado 1 proclama la proximidad del Reino de Dios como la situación absoluta -dada ahora- para decidir una salvación o una condenación radical. Pero esta situa ción viene dada por el hecho de que I)ios ofrece a todos los hombres en cuanto pecadores la salvación y no otra cosa"; Rahner, Cfisiología, 34. 19 "Sin perjuicio de que en Jesús se dé. como realidad última y peculiar, a lo largo de toda su vida una conciencia profunda y no rejleja de su radical e irrepetible proximidad con respecto a 1)ios, (tal como se manifiesta en la originalidad de
259
Narrativa teológica del conlhi to
Jesús, hombre en conflicto
2) Cambio de lugar social El relato nos deja entrever un cam bio en la estable situación familiar y laboral en Nazaret (1, 9; 6 , 3), de la que pasará a la inestabilidad de la predicación itinerante, de la pobreza, de la m arginalidad, de la migración hacia los desposeídos, del enfrentam iento con el Centro (cf. 1, 14.38s.45; 2 , 1.13.23; 3, 7-10.20; 4, 1.33s; 6 , 1,6 b.34.54-57; 7, 14; 8 , 34).
pero llegará el m om ento en que romperá esa prudencia para desautorizar públicam ente la dinám ica excluyente del Centro (7, 1-23); finalmente se dirigirá a Jem salén para enfrentarlo en su propio terreno, asum iendo las consecuencias últimas de su práctica (10, 32; 11-12); desprotegido y abandonado por todos, sucum birá ante el poder (14, 50.63s; 15, 1-37).
5) Cambio en las relaciones con sus discípulos:
Jesús com enzó m arginándose de él (1, 14), actuando sin autorización, pero con autoridad (1, 22.27); por eso será perseguido (2, 7; 3, 6.22; 11, 27-28). Busca protegerse im poniendo secreto (1, 25.34.44; 3, 12), y utilizando un lengua je cifrado no inteligible para cualquiera (cap. 4), y atenuando en algunos m om entos el efecto de su práctica (5, 34.39.47);
A partir del inicial llam am iento (1 ,1 6 -2 0 ) y de las esperanzas que m anifiesta en la elección simbólica de los D oce (3, 13-19), com ienza a chocar con su concepción equivocada de R eino (1, 37; 6 , 45; 8 , 29-33), con su incom prensión (4, 35-41; 6 , 47-52; 8 , 14, 21; 9, 32; 10, 32), con sus ambiciones, (10, 35ss); fracasa su plan de formación para prepararlos a continuar con la causa del Reino después de su m uerte (9, 9-10, 45) y es abandonado por ellos (14, 50). Esa historia de cam bio nos dice que, para perm anecer en su decisión de fidelidad, debe cam biar las m ediaciones de su práctica, que es la traducción hum ana de lo que constituye c om o Hijo al Logos de Dios: el estar referido incondicional mente al Padre. Eso es lo que configura la existencia de Jesús: el que es el Hijo desde siempre a la m anera divina, aprendió a serlo de m anera humana. En este sentido se puede afirmar que el relato nos narra la m anera com o Jesús se fu e haciendo el H ijo de Dios, de m anera cada vez más plena y perfecta, y que su conciencia y la práctica de su filiación son más plenos en Jesús al final (15, 39, único m om ento en que el relato narra una confesión verdadera de fe en el Hijo de Dios) que al principio. Esta es la importancia teológica de la procesualidad de la práctica narrada: nos m uestra en qué consiste ser (ir siendo) el Hijo de D ios-Liberador en la historia20.
su actitud con el Padre'), esa (auto)conciencia de Jesús, que se objetiva y verbaliza, tiene una historia: comparte los horizontes y las formas conceptuales de su mundo ambiental (para ser ella misma y no sólo una 'condescendencia' con los demás); aprende, hace nuevas y sorprendentes experiencias y se siente amenazada por crisis extremas de autoidenti/icación, aun cuando esas crisis, sin perder su fuerza, estén arrolladas por la conciencia de que también ellas se encuentran implicadasen la voluntad del ’Padre’"; Rahner, o.c. 33-34; énfasis mío.
20 Asumiendo los datos del relato, sugerimos los siguientes elementos para abordarla reflexión cristológica sobre la conciencia de Jesús: - No hay igualdad a priori entre "persona" y "conciencia in actu"\ de ahí que no parezca procedente argumentar de manera deductiva sobre la conciencia de Jesús, a partir de la conciencia del Verbo. - Jesús es el Hijo de Dios, pero al modo humano, es decir, en kénosis\ asume la no-perfección relacional y práctica que supone ser hombre, y la perfectibi lidad y procesualidad en el conocimiento de sí, de Dios, de los hombres, del
3) Cambio en las relaciones con el pueblo Jesús pasa de una popularidad creciente (1, 22.28; 2, 2.13; 3, 7-8; 7, 36s) a la búsqueda de protección y secreto (c f 1, 25.34.44; 3, 7.12.20; 4, lss; 6 , 43; 7, 24; 11, 11.19; 14, 13-15.32); sufrirá el asedio del pueblo, nacido de la urgencia de sus necesidades primarias, y que se convierte en agresión contra Jesús (c f 3, 9-10; 5, 24); la novedad de su práctica provoca prim ero la admiración (cf. 1, 27-28) y después la resistencia frente al cambio, y el escándalo ( 6 , l - 6 a); eso lo llevará a distanciarse del pueblo (7,24-9, 30); incom prendido finalmente por éste, será abandonado a su suerte a m anos del Centro ju d ío y del poder rom ano (15, 11-15. 29s). 4) Cambio en las relaciones con el Centro
260
261
Narrativa te o ló g ia i«l<•! ■< i<>
jesús, hombre en conflicto
1.2 Práctica situada La narrativa tiene una tarea que es la inversa de la propia de la abstracción y form ulación dogmática: situar históricam en te y enriquecer la densidad existencial de lo concreto; la fórmula, al contrario, despoja de su lugar histórico a la verdad, y les quita capacidad de impacto y de interpelación. Y si nos quedam os en esta manera de conocer, correm os el riesgo de suponer que la afirmación "el Hijo de Dios se hizo hombre" se ha de entender en sentido genérico. Pero tal com prensión rozaría la herejía; porque el Hijo de Dios no ’se hizo H o m b r e ’, sino tal hombre, Jesús deN azaret; en su ’carne situada' es Dios m ism o quien se sitúa en la historia y sus opciones son las opciones de Dios. Por eso en la sitnaciona lidad de la práctica de Jesús tenem os una clave para el seguimiento: porque todo /;/v;seguimiento de su práctica debe ser, com o la de él, situada. Desde el punto de vista social, para Jesús estar situado en un lugar implica no poder (o no querer) estar situado en otro; su situacionalidad tiene un connotado de parcialidad , en la que se expresa la parcialidad m ism a de Dios. Desde el punto de vista existencial, situacionalidad significa que Jesús no se ahorra nada de la condición humana, ni siquiera el ser puesto en situaciones límite: la marginalidad, el conflicto, la tentación, la m uerte violenta. La situacionalidad de la práctica de Jesús está condi cionada por una doble experiencia: - El pueblo, que no le importa al Centro, le im porta a Dios; su lucha porque el pueblo recupere en la prom esa el lugar del que se le ha desplazado, expresará la gratuidad del amor liberador del Padre. - Vinculado estrecham ente al pueblo, y com o uno más de él, tiene la experiencia del Proyecto del Padre resmundo y del propio proyecto. - La verdad de su ser-hombre es lo que pone el seguimiento a nuestro alcance, y es la primera razón por la que es normativo para la práctica cristiana: si fuera un superhombre no podríamos seguirlo; no nos sentimos vinculados norma tivamente por la extraterrestre y maniquea lucha de Supe mían por la justicia’ de Hollywood: pero si no lucra el Hijo de Dios, no tendríamos que seguirlo.
262
pecto del pueblo, y decide actuar para que algo sucrd.i en el m undo y algo no siga pasando; por eso orientará su práctica a elevar en nivel de conciencia del pueblo respecto de su lugar en el Reino, y a generar esperanza para los desposeídos de la promesa. Esta situacionalidad de Jesús es también un dato teológico fundam ental para el seguim iento y para la reflexión teológi ca. V eam os cóm o aparece Jesús situado frente a la realidad económica, política y religioso-cultural de su pueblo:
a) La situación de Jesús frente a la realidad económica
A unque en el relato no se nos habla explícitamente de la situación económ ica del pueblo, podem os leer entre líneas la depresión económ ica existente y el ham bre ( 8 , 1), en contras te con las fiestas de la corte galilea ( 6 , 2 1 ); había quienes poseían cam pos que no trabajaban, sino que vivían en las ciudades (12, 1; 13, 34); en esos lugares tam bién está c o nno tado el conflicto existente entre cam po y ciudad, por ese m otivo (12, 1-12). En los proyectos de los ricos no entra el compartir, ni las necesidades de los pobres (10, 22). Se entrevé una situación de resistencia contra el pago del im puesto rom ano (12, 14) y el sacrificio que suponía para los pobres el pago del diezm o del T em plo (12, 44). T am bién aparece el alto concepto en que se tenía la riqueza com o señal de salvación ( 10 , 26) y la incertidum bre en que vivía el que no tenía ( 10 , 28). Dentro de esta situación Jesús vive com o uno más del pueblo. Es un trabajador ( 6 . 1), que ha dejado su trabajo por la predicación del Reino ( 1, 9.14). Le pasa algo que podría m os llamar desc/asamienfo. no siendo de los últimos pobres, de los que no tienen trabajo, Jesús deja su situación econó mica y se identifica con los m arginados de la sociedad. Y porque allí tiene la experiencia de que el Padre h preferido a los pobres, pone la pobreza com o exigencia para quien quiera seguirlo: porque sólo quien experim enta la m anera com o la pobreza limita y pone en contingencia la
263
Narrativa teológica del conflicto
Jesús, hombre en conflicto
existencia hum ana podrá poner las condiciones para hacer posible en la historia, la abundancia del Reino (10, 28-30). C o m o anticipo y señal de tal abundancia, ayuda al pueblo en sus necesidades básicas materiales: enfermedad, hambre, margináción social. C om parte con la gente su pan ( 6 , 35-44) y su vida porque entiende que la salvación c om ien za en la historia. El ideal que propone no es la carencia, sino la abundancia de todos (10, 30), que será realidad si los que tienen comparten con los que no tienen ( 10 , 21.23-25); por eso el signo que condensa su propia entrega será un pan compartido: eso es él mismo: pan que se com parte para la vida (14, 22) y ése será el memorial de su presencia. Varias de sus acciones pueden considerarse com o c o n trarias a los intereses del poder económico: critica a los ricos, a quienes considera incapaces de poner las condiciones para entrar al Reino (10, 23-25); desautoriza con ello la idea com ún de que el Reino sigue la lógica del sistema excluyente y que los privilegiados sociales lo son también ante Dios; ese análisis provoca la sorpresa y el desconcierto de los discípu los ( 10 , 26) que, a pesar de haberlo dejado todo ( 10 , 28) ponían su esperanza en algún tipo de acceso al poder. Jesús considera más valiosa ante Dios la pequeña totalidad del don del pobre que la abundancia del rico ( 12 , 41-44); da m ayor im portancia a la vida de un hom bre que a las propiedades de unos cuantos (5, 11.17) que, afectados en sus intereses eco nóm icos por su acción liberadora, (5, 17) le piden que se vaya de su territorio. Tam bién la econom ía del Tem plo es desautorizada por Jesús: le critica que se m antenga a costa de la vida de los hom bres (7, 10-13); invalida la actividad económ ica que se realiza en torno al culto ( 11 , 15-16), y acusa a los sacerdotes de ser bandidos que lo han convertido en lugar de asalto ( 10 , 17); critica a los escribas que convierten su situación ideoló gica privilegiada en pretexto para apoderarse de los pobres bienes de las viudas (12, 40). Se opone a la dom inación económ ica de R om a ( 12 , 13-17). La oposición frontal contra el centro religioso y político en el terreno económ ico afecta los intereses de los poderosos y es uno de los m otivos de su condena; en la traición que lo pone en sus m anos entran también m otivos 264
económ icos: el C entro term ina poniendo precio a su cabeza (14, 11).
b) La situación de Jesús frente a la realidad política Decir que Jesús es de Galilea (1, 9) y que se va allá para predicar el Reino de D i o s ( l , 14) es ya situarlo políticamente: Galilea nunca ha sido Centro, sino m argen, y factor im p o r tante en el enfrentam iento cam po/ciudad, provincia/Centro. Detrás del térm ino Galilea está connotada la historia de diferencias y conflictos del Norte con la dom inación del Sur21; lugar de frontera, es el prim er sitio donde llega cual quier invasión, con sus consecuencias socio religiosas: m ez cla racial que los hace impuros, apertura a otros m odos de pensar... Un últim o connotado de Galilea es la resistencia a la dom inación romana: Séforis, a cinco kilóm etros de Nazaret, fue escenario de una fuerte resistencia contra el censo rom ano y de una violenta represión en respuesta, cuando Jesús era un m u ch a c h o 22. N o es im p ro b a b le que a lg u n o s de sus d is c íp u los, g a lile o s en su m ay o ría, c o m p a rta n en m a y o r o m e n o r grad o la m en ta lid a d de g u e rrilla a n tirro m an a , c u y a c u n a es G alilea; en el relato hay datos que p u e d e n in te rp re ta rse así: su e x p e c ta tiv a de un lid e raz g o n a c io n a lis ta por parte de J e sú s (c f 8 , 29-33; 10, 37), el in te n to a b o rta d o de resiste n c ia a rm a d a (c f 1 4 ,4 7 ). Ante la popularidad, que hace de él una figura pública de prim era línea, Jesús tom a posición; en la narración, una de las finalidades del secreto m esiánico es la protección de las consecuencias negativas que le puede acarrear tal p o p u laridad. Pero de hecho Jesús propone algo radicalm ente diferente a las expectativas del pueblo y de sus m ism os discípulos, abierto a los pecadores, a los publicanos, a los
21 Es uno de los motivos fundamentales del cisma que independizó a las tribus del norte: cf 1 Re 12, 1-16; S. Herrmann. Historia de Israel, 246-248; H. Grucn, El tiempo llamado Hoy, 81 22 F. Josefo, Ant. XVII 293s; Bell. 2. 73s; c f Leipoldt & Grundm ann, o.c. I, 178; M. Hengcl, Jesiisy la violencia revolucionaria, 69.
265
Narrativa tcoIó}',ii m l<*1 n >nl 11*l( >
Jesús, hombre en conflicto
m ás m arginados del pueblo, se distancia de los grupos más radicales, que no los tom aban en cuenta y aun los rechazaban. En su análisis critica severam ente la situación de los poderosos; su concepción del Reinado inminente de Dios implica provocativam ente el final de los poderes políticos ajenos a Israel, pero también excluye un reinado nacionalista de éste sobre las demás naciones: Jesús proclam a el Reinado directo de Dios en favor de los excluidos ’. Critica expresam ente al poder que se im pone violenta mente, aunque protegido tras una apariencia bienhechora , cuando lo único que busca es la autoafirmación dom inadora (c f 10, 42). Rechaza las aspiraciones de poder de los discí pulos (10, 35-45) y subvierte la lógica social al presentar el servicio, no el poder, com o norm a de conducta. Critica las pretensiones romanas de dom inio ( 12 , 1317); hace un análisis realista de la conflictividad histórica que espera a sus seguidores por parte del Centro (13, 7 - 8 ) y desautoriza la estructura de poder del Tem plo, cuya destruc ción predice (13, 2). La consecuencia será la oposición creciente del Centro. Desde el principio su práctica estará m arcada por la persecu ción que sufre Juan, su m aestro (1, 14), ante la cual Jesús, que ha decidido ya dedicarse a anunciar la B uena Noticia, se m argina del C entro y se va a Galilea. El Centro no tarda en darse cuenta de la am enaza que le representa, y lleva hasta allá el asedio y los planes de muerte (3, 6 ). A nte esas am enazas, Jesús no actuará ingenuam ente; buscará la protec ción de la clandestinidad, del ocultamiento, de la gente, del lenguaje cifrado. U na advertencia más directa y amenazante es la muerte de Juan a m anos de H erodes ( 6 , 16ss); Jesús responde a m pliando el alcance de su predicación m ediante la misión de los Doce, pero en ese contexto llega a la convicción de que es probable una m uerte violenta ( 8 , 31; 9, 31; 10, 33-34). Sin embargo, la popularidad de que aún goza, impide los intentos del Centro, de apresarlo (c f 11 , 18; 12 , 12 ; 14, 1-2); sólo m ediante la traición de uno de los suyos lo aprehenderán
"com o a un /estés " (14, 47). M ediante intrigas y alianzas políticas el poder religioso m anipula al pueblo para que presione a Pilato, quien lo condenará a muerte com o peligro para el Imperio (15, 15). La situación del pueblo que deja entrever el relato es la de un pueblo reprimido, traicionado y abandonado por sus jefes, m anipulado en favor de sus intereses, dom inado por Roma; resistente, a pesar de todo, y aún con esperanza, pero sin poder de decisión; tal es el pueblo a cuyas necesidades responde la práctica de Jesús.
c) La situación de Jesús frente a la realidad religiosa Jesús es uno más del pueblo; un laico que no pertenece a ningún m ovim iento de selectos. N o tiene ninguna autoriza ción oficial para enseñar, ni especializadón en teología o Escritura; no es ni escriba ni rabbí24. Su pertenencia a Galilea se refleja en la m anera com o se identifica con las corrientes de pensam iento que históricamente provienen del Norte (co rriente deuteronómico-profética, LeA), y en la m anera com o se opone a la corriente m ás vinculada con las tradiciones del sur (corriente sacerdotal, LeP) \ La ausencia de toda acción purificatoria o sacrificial (fuera del C ordero Pascual) y la m anera com o relativiza las prescripciones de Pureza pueden estar reflejando su situación de marginal e impuro, que era c om o los ortodoxos veían a los galileos. Desde el principio se diferencia de Juan el bautista en su práctica y en su concepción del Reino. A unque su predi cación contiene elem entos apocalípticos, sus expectativas
23 Esto no aparece tcmatizado en el relato de Me. pero creo que es lo que subyace a la marginalidad de su práctica narrada.
24 Contra el intento de G. Verme* de asimilar a Jesús con los Rabbí carismáticos, cf. S. Freyne, "The Charismatic", en Nickelsburg & Collins (ed), Ideal Figures in Ancient Judaism , (Michigan 1980), 223-258. No se le puede tampoco asimilar ni con los saduceos ni con los fariseos ( cf. Lumbiasi, "L'autenticitá storica delle controversie con i Farisei", Bibb.Or. 18, (1976) 3-28); su trato con los impuros y su concepción de juicio como salvación, no como venganza, lo distancia de los esenios; su apertura a los publícanos y su rechazo a encabezar como mesías la resistencia contra Roma, lo hace diferente de los grupos armados. 25 Cf. Introducción, Capítulo 3: Ley de Alianza y Ley de Pureza.
266
267
Narrativa teológica del conflicto
Jesús, hombre en conflicto
son diferentes: espera un ju ic io de salvación, no de venganza ni de condenación (c f 13, 20.22.27). Espera el Reino de Dios, no el de Israel o el de David (12, 35-37) y, menos, el suyo propio com o m esías"’. En este punto se distancia de las expectativas apocalíptico-nacionalistas de los fariseos, de los esenios y de los grupos armados. Da m ucha im portancia a lo material-corporal en la salvación, que entiende com o presente ya en la historia, aunque no reducida a ella. Por eso toca a los enfermos, violando provocativam ente los preceptos de pureza que pro hibían tocar a los impuros; con ello desautoriza el juicio excluyente del Centro, y los reincorpora al pueblo de Dios. Su análisis subvierte los elem entos centrales que daban consistencia al Centro religioso: Tem plo, sábado, pureza, M esías davídico, elección excluyente de los dem ás pueblos, guerra santa, autoridad de Moisés, de escribas, sacerdotes, saduceos, fariseos... y cam bia el centro de la experiencia religiosa y del acceso a Dios, privilegiando el am ar sobre el dar culto, el ser puro y el saber sobre Dios. En el relato aparece el abandono que el pueblo sufre de parte de sus pastores ( 6 ,3 4 ) y su desorientación y expectación ( 6 , 14s); de m anera implícita podem os ver connotadas las características que señalam os en la primera parte: es un pueblo sin derechos, marginado, explotado en el culto, tenido por m aldito y m anipulado contra Jesús. Ese pueblo y sus necesidades es para Jesús la m edida de su práctica; actúa para que recuperen ante sí m ism os y ante la sociedad, el lugar que nunca han perdido ante Dios. Y teniendo en el pobre y en su necesidad el criterio inmediato de su práctica es c om o Jesús hace real su referencia última e incondicional al Padre y a su Reinado.
En el siguiente esquem a presentam os la situación del pueblo dentro de trama de prácticas de los poderes en el terreno económ ico, político y religioso-ideológico, y la m anera cóm o la práctica de Jesús incide en esos aspectos.
INSTANCIA ECONOMICA
26 "Jesús proclama el Reino de I )ios y no a sí mismo... Volcándose en D ios y en el hombre necesitado de salvación, se olvida de sí y existe únicamente en este olvido". Rahner-Thüsing, Cristología, 35. Jesús no pretende probar nada sobre sí mismo ni sobre su mesianidad; no aparece en el relato ninguna pretensión semejante.
268
JESUS Ay\xU al porteo «a vtodw: «K kScomidi Rompe circulo ndujrcnU «k U propttdftd.
Crkfc» pcoíétk» coair» neo»
C u n b i. cnVO d* t o m p u t í W « u m u l.r Proyecto ifuftkUriO dei R t* o : p*í« ioóof.
¿nuiidad.
269
Jesús, hombre en conflicto
Narrativa teológica del conflicto
1.3 Práctica conflictiva
1. Las controversias y el conflicto
La conflictividad es una característica no deseada, pero ine vitable, de toda práctica hum ana-que intente incidir en el cam bio de una situación dada, injusta, y que se defina ante ello (cf. 8 , 31.34-38; 13, 9-13). Sólo quien, com o Pilato, se lave las manos, estará exento de ella. Esta afirmación puede m olestar a más de un lector; pero la centralidad del conflicto es algo tan relevante en el relato de M arcos que, si se eliminaran los pasajes de conflicto, quedaría un conglom erado incoherente de hechos sueltos, y se desvanecería la estructura con la que pretende dar razón histórica de la cruz de Jesús, y mostrarla com o cam ino 7.
Las controversias son determinantes para el cam bio que se va dando en la practica de Jesús:
a) La centralidad del conflicto, en el relato La lectura global y el análisis hecho dejan la impresión agobiante de que el enfrentam iento pervade la vida toda de Jesús y lo lleva a límites h um anam ente insostenibles: sum ido en la incom prensión y rechazado por todos, morirá en la soledad del abandono universal, en el que el Padre m ism o calla. El conflicto no es algo puntual, accidental, sino un proceso que Jesús asum e de m anera cada vez m ás lúcida. N o es un conflicto que se dé sobre la historia, entre el Padre y el Hijo, sino dentro de ella; no es un conflicto cualquiera, sino que nace de la experiencia de un Dios inverso, no el que está en la cum bre del poder, sino en lo más bajo de los m árgenes hum anos; no el que defiende celosam ente su Ley y sus derechos, sino el que ama al pobre y defiende su derecho a la vida; no el de la distancia mortal para el hom bre, sino el de la m isericordia cercana. Pero querem os destacar la importancia estructural del conflicto en el relato, donde se ve que es algo pretendido por Marcos, y elem ento fundamental de su mensaje:
27 "Perhaps the best ñame for the inarkan sequence in iLs totality is conflict", I). O ’Via. Keiygma and Comedy, 115, cit por Kclber, The Passion in Kíark, (Philadelphia, 1976), 57, (el subrayado es del autor).
270
- Las controversias sobre lo que se puede y lo que no se puede hacer en favor de la vida (2, l -3, 5) term inan con la am enaza de muerte (3, 6 ), que se increm enta con la presión familiar (3, 20-21) y con el asedio del C entro (3, 22.30). Jesús iniciará su predicación en lenguaje cifrado (parábolas). - Las controversias sobre lo que es asunto de vida o muerte para el pueblo (Pureza o justicia (Alianza) 7, 1-23) desem bocan en la retirada a territorio pagano; el tem a sobre el que versa es central en el m ensaje de Jesús: dónde se expresa el verdadero designio de Dios sobre los hombres, y cóm o el C entro lo ha tergiversado. - En las controversias en Jerusalén, sobre la autoridad del Centro ( I I , 1-13,2) Jesús desautoriza uno por uno los puntos fundam entales del Centro (LeP) y a sus repre sentantes principales; ante la am enaza que eso le im plica, se refugia por las noches en Betania (11, 11.19); se confirm a la decisión del Centro de prenderlo (11, 18; 12 , 12 ).
2. La Crisis de Galilea y el conflicto La Crisis de Galilea ( 8 , 27-38), cuya centralidad en la estruc tura ha quedado de m anifiesto en el análisis, tiene su origen en el conflicto interno de Jesús frente a tres respuestas a su mensaje: - la del pueblo, que ha m alinterpretado su práctica y su identidad, y en quien no ha generado la fe en el Reino; - la de sus discípulos, que no com prenden su identidad m esiánica y la tergiversan; - la del Centro, que ha increm entado el asedio y la decisión de darle muerte.
271
Narrativa teológica del conflicto
lesús, hombre en conflicto
El análisis que Jesús hace de esta situación lo lleva a la conclusión de que el íinal violento es inevitable, tarde o temprano. Al proponer desde esa convicción un correctivo a las expectativas de los discípulos y al estatuto del seguim ien to, provoca en ellos una crisis y un enfrentam iento con él ( 8 , 33-34).
3. Las instrucciones a los discípulos y el conflicto Los tres anuncios de la pasión vertebran las instrucciones, com o preparación para la subida a Jerusalén ; el conflicto entre él y sus discípulos por la incom prensión de éstos se hace m ás y m ás agudo ( 8 , 31; 9, 31; 10, 33). ’ El conflicto es, pues, central en la configuración de la estructura de la práctica narrada, y se da en tres dimensiones: - Hacia afuera: con los oponentes de Jesús; hay conflictos secundarios con el pueblo y con sus discípulos, en lo referente a la com prensión del Reino y de su práctica. - Hacia dentro: Jesús vive fuertes situaciones de tenta ción en torno a sus expectativas y su concepción de Dios y del Reino. - Hacia delante. La muerte se le presenta com o horizonte cada vez más inminente, y pone en cuestión su persona y la causa m ism a del Padre. Porque intuye que no es la m uerte heroica del mártir sino el fracaso en el abandono universal, incluso de parte del Padre. Pero el conflicto es inevitable para Jesús, porque es conse cuencia necesaria de la conjunción de cuatro factores: - La conciencia de que el Reinado de Dios en favor del pueblo, en continuidad con la Alianza, es algo inm i nente; - la experiencia de una misión por la que se le confia, com o Hijo, la causa del Padre y la causa del pueblo; - la constatación, en su propia experiencia com o parte del pueblo, de que el Centro Judío y la inflación de la Pureza, son la causa principal de esa exclusión y lo que
272
impide el cum plim iento del verdadero proyecto de Dios; - la decisión de Jesús de incidir eficazm ente en el cam bio de esa situación, injusta para con el Padre y para con su pueblo. Es, pues, la fidelidad a la causa del Padre, que es lo que está en ju e g o , lo que lleva a Jesús al conflicto. Lo que busca Jesús directam ente es la causa de la vida, no el conflicto. Pero su análisis le hace descubrir y enfrentar a los enem igos del proyecto de vida del Padre (c f 1, 23-26.30.31.32.34 2 165, 2-5; 6 , 34; 8 , 2-3).
b) La intencionalidad del conflicto, en el relato
Pero decir que el conflicto no es buscado por Jesús com o objetivo prim ero no significa que éste se dé al m argen de sus intenciones. N o sólo lo sufre, sino que lo provoca. Precisa m ente por fidelidad al Reino. El relato, en efecto, nos da a entender que inicialmente Jesús procura evitar el conflicto con el Centro; por eso se retira de él a los márgenes, a Galilea ( 1, 14). Pero pronto em pieza a realizar acciones provocativas y, en m uchos m o mentos, (de acuerdo a una lógica sensata ), de m anera inne cesaria: Enseña sin autorización ( 1 ,2 1 ), pero lo paralelo de su m agisterio quita autoridad a los escribas ( 1, 22.27); sus primeras curaciones son precisam ente en sábado ( 1, 2 1 27.29-31); viola innecesariamente la Ley de Pureza tocando al leproso ( 1, 41), al que envía a ofrecer un testim onio contra los sacerdotes (1,44); habiendo quedado impuro, no realizará ninguna acción purificatoria. La clandestinidad que por ello ha de asum ir (1, 45; 2, 1) es consecuencia de la im pureza que lo ha contam inado. Y las acciones prohibidas se multiplican: com e con pecadores y recaudadores (2, 15-17), a uno de los cuales invita a ser su discípulo (2, 13-14) y m uchos de ellos le siguen (2, 15c); desautoriza el ayuno (2, 18-22); hace camino en sábado (2, 23-26) y dice que el hom bre es señor del sábado y que para él lo hizo Dios ( 2 , 27s); una curación hecha
273
Narrativa teológica del conflicto
Jesús, hombre en conflicto
innecesaria y provocativam ente en sábado es causa de su condena (3, 1-6). ¿Por qué Jesús no evita esos conflictos? Hubiera sido lo más sensato. Pero decide actuar de esa m anera provocativa para dejar en claro que la necesidad del hom bre, y no la ley, es lo que m anifiesta lo que de verdad le im porta a Dios: que el hom bre viva (2, 17.25.26; 3, 4.14.15; 7, 7-13; 12, 28-3 1); y que al Dios que está en los márgenes, incluso en el margen de la ley, se llega no m ediante ritos sino m irando por el herm ano (12, 32-33). Jesús va creciendo en certeza de que, ver por los derechos del pueblo en un m undo injusto y excluyente, implica el riesgo de la vida (2, 5-11; 3, 6-12; 8 , 11-13.31; 9, 31; 1 0,33; 14, 22-25.48-49). N o hay que buscar otra lógica, en el relato, a la cruz de Jesús, que la de la violencia hom icida de los piadosos en el poder (3, 6 ; 11, 18; 12, 12; 14, 1-2.1011.63-65; 15, 1- 2 . 11 ), que se im ponen sobre todo el que afirme que Dios opta por los pecadores y no por los selectos.
c) Lo subversivo de la práctica de Jesús En la práctica de Jesús Dios ofrece al pueblo sufriente una alternativa de vida. Pero por la condición m ism a de la estruc tura social de poder, será no sólo una práctica a favor de, sino una práctica en contra de personas y situaciones c on cretas. Para rescatar el derecho del pueblo a la vida realizará acciones orientadas a desbloquear y m ovilizar la esperanza de los excluidos, m ostrándoles que el presente injusto que padecen no es la última posibilidad de Dios en tavor suyo; pero tam bién realizará acciones para desenm ascarar la injus ticia del C entro contra el pueblo y contra el Padre, a quien presentaba com o el convalidador de sus privilegios y com o quien confirm aba la exclusión de las mayorías. Jesús denuncia la perversión del proyecto de Dios (cf. 4, 15-19; 6 , 4-5; 7, 6-13 18-23; 9, 42-48; 10, 5-9.23-25.4245; 11, 15-17; 12, 41-44); desenm ascara a los responsables de esas situaciones (cf. 3, 1-5.23-29; 7, 6.13; 11, 17b.27-33; 12, 1-12.38-40); previene al pueblo (12, 35-40); rom pe el círculo diabólico de la exclusión, poniéndose del lado del
274
p ueblo (1, 41; 2, 17; 10, 13-15) y tam bién el círculo d ia b ó lico de la violencia no resistiéndose a ella (9 3 5 - 14 21-25.36.42-49). En este sentido la práctica de Jesús debe calificarse com o subversiva en el más estricto sentido de la palabra: cambio realizado desde abajo, desde la base del pueblo y desde la raíz del problema. Su práctica específicam ente reli giosa subvierte la lógica dom inante e incide en lo económ ico y en lo político, porque ésa es la cualidad del Reino. Atención al térm ino subversivo y a las reservas que despierta: Desde el sistema dom inante se le atribuye un connotado de ilegalidad, de ir contra el Orden, de peligrosi dad. Sí: todo eso tiene la práctica de Jesús. El relato no pretende legitimar el Sistema, proponiendo un ejemplo aI reves con el que desalentar a quienes pretendieran proseguir esa causa, m ostrando la cruz de Jesús com o el castigo ejem plar al que se expone quien enfrente el sistema. Lo que busca es precisam ente radicalizar esa resistencia, proponiendo la práctica de Jesús y su camino histórico a la cruz com o norm ativos y necesarios para quien quiera alcanzar el Reino. N o o c u lta la seriedad del c o n flicto ni hace c o n c e s io n e s al m ie d o para a ligerar las e x ig e n c ia s del seguim iento. P o r que la c o n flictiv id a d con el m u n d o es la m e d id a de la a u te n tic id ad de la causa de Jesús y de su /;/'<7s e g u im ie n to (c f 8 , 34-38; 13, 9-13). Se trata de una subversividad que resulta inm anejable para los poderosos, porque no admite componendas. Jesús no tiene precio de compra, porque lo que está e n ju e g o no es algo periférico a su fe, sino la centralizad m ism a de la causa del Padre. Sus enem igos captan adecuadam ente ese carácter absoluto cuando tan tem pranam ente lo condenan. No es posible un acuerdo: o su dios o el Dios de Jesús; o el Reino en favor de unos cuantos o el Reino para todos. El conflicto, pues, es clave herm enéutica de co m p re n sión: explica la cruz e implica al discípulo: - nos hace com prender las razones históricas de la cmz, y que en ella es donde el Hijo se revela com o cam ino al Padre y a los hermanos,
275
Jesús, hombre en conflicto
- nos hace com prender la resurrección com o la acción poderosa de rebeldía del Padre contra los poderes que condenaron a su Hijo; - nos hace com prender que la cruz es norm ativa del seguim iento de Jesús en el p ro se g u im ie n to de la causa del Padre.
2
d) El núcleo del conflicto Jesús reinterpreta la intuición válida de la Ley de la Pureza, declarando qué es lo que m ancha al hom bre y es peligro de m uerte y maldición para el pueblo: no es lo de Juera, sino lo de dentro, el corazón com o centro de las opciones y los proyectos humanos. No postula un intimismo moralizante, sino que toca el fondo de lo que configura la existencia hum ana: todas las áreas importantes resultan determ inadas en el corazón el derecho a la vida, a la verdad en las relaciones, a la integridad de la familia, a la propiedad que garantice la vida (7, 21-23). Estas son, para Jesús, las cues tiones de vida o muerte, y desde ellas decide Jesús qué es quebrantar la Ley, qué im pide o posibilita el acceso a D ios y cóm o se arregla el asunto del pecado. La radicalización de la Ley de la Alianza, trastorna la concepción de un m undo dividido en sagrado y profano, en puros e impuros, y q ue branta los fundam entos del ju d aism o postexílico. C am bia lo central de la religión ju d ía poniendo al pobre com o centro del am or gratuito de Dios; equiparando verticalidad y hori zontalidad del amor, m uestra que la causa del Padre está en ju e g o en la causa del pobre, dos dim ensiones inseparables de una m ism a realidad religiosa y social (12, 29-3 1). Eso explica la absolutez que da al am or al herm ano, sobre todo aquél cuya vida está amenazada: reduciendo las leyes al am or a Dios en el am or al herm ano, radicaliza la contradicción entre Ley de Alianza y Ley de Pureza; se distancia del pensam iento fariseo y del conservadurism o saduceo, así com o de los com portam ientos rabínicos. Es la estructura jerárquica de su tiem po lo que impide com prender la parcialidad del Padre y la igualación de todos en el Don, y lo que impide la conversión hacia la justicia y el amor.
276
N o r m a t iv id a d d e l C o n f l ic t o
H em os destacado su centralidad en el relato: tanto en la estructura narrativa com o en los contenidos de la práctica narrada. Pero surgen varias preguntas: ¿Por qué M arcos da tanta im portancia al conflicto de Jesús con el Centro judío, dado que escribe a cristianos no judíos? ¿N o podría haberlo omitido, o al m enos atenuado el enfrentam iento con la Ley, c om o lo hace M ateo 9 ¿Fue realmente así la práctica de Jesús o es una creación del redactor o de la com unidad ?28 ¿U na 2S 1 ueden plantearse tres hipótesis: a) la relevancia del conflicto se explica porque la comunidad de Me sufre persecución, y traspone sus conflictos a Jesús, creando así un mito inverso, un Jesús en conflicto; b) el conJlicto con el C entro es una creación de la comunidad en su lucha contra los judaizantes; cj) el núcleo del conllicto se remonta a Jesús y su centralidad es expresada fielmente en el relato. La situación de la comunidad sólo es la matriz socio-
277
Narrativa leológii ti . I
jesús, hombre en conflicto
semejante conflictividad ha de ser normativa para la práctica cristiana? A rgum entando a par i con las afirmaciones sobre la historicidad fundamental de los milagros, sin los cuales se perderia la coherencia del relato, respecto del conflicto hay que afirm ar lo mismo: a algo tan central en la práctica narrada le debe corresponder también una centralidad en la práctica histórica de Jesús. En el análisis hemos descubierto cóm o el conflicto está en todos los niveles narrativos: en las narracio nes de milagros, en los sumarios, en las transiciones, en la predicación, en las instrucciones a los discípulos, en las controversias. Por otro lado, el conocim iento que podem os tener de la situación ideológico-religiosa del tiempo de Jesús perm ite afirmar la verosimilitud histórica de un conflicto com o el narrado. Se pueden hacer las siguientes afirmaciones: a) Existieron diferencias sustanciales, no periféricas, e n tre el Centro judío y Jesús, en varios aspectos. A m bos pretenden expresar de m anera totalizante el proyecto de Dios; pero los prim eros tienen el poder de su parte: - En cuanto a la situación social y religiosa, Jesús es del pueblo; el Centro se ha desvinculado de él; incluso los fariseos que, siendo del pueblo, se han constituido en elite socio-religiosa, que desprecia al pueblo. - En cuanto a la concepción de Dios y su Reino, la diferencia es cualitativa: la experiencia de Jesús rebasa la tradición judía y la cuestiona de raíz, al hablar de un Padre cuya misericordia se m anifiesta en cercanía, que prom ueve una estructura igualadora basada en la gratuidad, y que muestra su preferencia por los de abajo ; eso implica en Jesús una conciencia especial de su relación con Dios y de su misión. El Centro, en cambio, religiosa que posibilita la recuperación de la memoria conflictiva de Jesús. Analizando las tres hipótesis sólo encontramos consistente la tercera, que integra los tres aspectos fundamentales del hecho-Jesús: la afirmación de un núcleo histórico referente a Jesús de Nazaret; la definitividad y relevancia de ese núcleo como norma, una vez confinnado por la resurrección; y cómo esto determina la práctica del seguimiento.
278
nlli
i.
no se m ueve por una experiencia religiosa primaria mente, sino por leyes; la característica de su dios es l.i santidad-alejamiento, a la que ellos dan expresión sa cramental con su vida separada del pueblo y con la creación y consolidación de una estructura jerárquica estratificante y excluyente de las mayorías. - En cuanto al acceso a Dios: según Jesús no se da a través de actividades purificatorias ni sacrificiales; dice que no todas las leyes son iguales y, en la interpretación de esa jerarquía se define por la corriente profético-deuteronóm ica, en consonancia con la tradición del Norte, y contra la interpretación oficial, de línea sacerdotal, en consonancia con las tradiciones del Sur. - Estas diferencias fundam entales con el judaism o, y los conflictos que de ello se derivan necesariamente, dadas las pretensiones de totalidad que tienen am bas posicio nes, tienen suficientes garantías históricas y no se pueden explicar recurriendo com o explicación al c on flicto j u d e o c r i s t i a n o , del t ie m p o en q u e se e s c r ib e el r e l a t o 20. b) El relato presenta este conflicto com o la causa histó rica de su muerte: la pasión de Jesús nace de su rebeldía contra una ideología que atribuye a Dios un determinism o socio-político y religioso, desde el que se c on sidera a c rític am e n te la e structura e xistente c o m o inmutable, ante lo que sólo cabe la resignación. Uno de los m otivos históricos de la cruz es su denuncia del estatus excluyente com o violentam ente contrario al Reino. c) En esto consiste el correctivo que M arcos aporta a la teología de la cruz: al vincularla a la práctica de Jesús nos revela que no cualquier cruz es salvífica ni cual29 Este punto lo estudia Lamhiasi. en su ensayo citado. Prueba la atestación múltiple del conflicto en todas las fuentes y de allí concluye que no se trata sólo de un tema posterior cristiano, sino que tiene un antecedente jesuánico. E. Levine, desde el judaismo, también destaca las diferencias existentes entre Jesús y el Centro, que hacen creíble y necesario dicho conflicto, particular mente con los fariseos, concretamente los hakamim\ c f Levine, Un judio lee el Nuevo Testamento. 45-4X; Bowkcr , Jesús and the Phansees , 21 s, 38, 44s.
279
Jesús, hombre en conflicto
Narrativa teológica del conflicto
quiera revela al Hijo de Dios-Liberador; no ciertam ente la de los otros dos crucificados con él; sólo la que es consecuencia del quehacer del Reino. Esto será funda mental para el seguimiento. d) El conflicto entre Ley de Alianza y Ley de Pureza nos da una clave de com prensión de la pasión: no presenta a Jesús com o víctim a expiatoria que satisface la ira de Yahvé, sino com o víctima de la lógica histórica de un m undo estructurado contrariam ente al proyecto de Dios. Así llena de contenido la cruz, la cualifica diciéndonos que su m otivo fue la defensa de los derechos del pueblo al Reino y la justificación de la preferencia del Padre por ese pueblo. Y la propone com o cam ino de seguimiento, corrigiendo la ilusión de una cristología de exaltación que espera la parusía inm ediata en una actitud de evasión del comprom iso. Estamos, pues, ante una verdadera teología narrativa del conflicto. e) C o m o contrahipótesis: si el conflicto fuera un elem en to secundario o inexistente en la práctica histórica de Jesús, habría que afirmar que el relato nos habría transmitido una im agen sustancialm ente falseada de su persona, de su causa, y de las condiciones del segui miento, dando tal centralidad al conflicto en la práctica narrada; tal mito inverso no podría ser propuesto com o norm a universal y absoluta de la fe y seguim iento cristianos. Y resultarían también falseados M ateo y Lucas, que están en estrecha vinculación con Marcos. 0 Y todavía una última cosa: No basta la c orresponden cia entre un núcleo histórico y lo nuclear de la narración para que la conflictividad de Jesús sea propuesta com o norm a de seguimiento; esa condición hum ana de Jesús ha de ser referida a su resurrección, que es lo que la confirma y hace normativa. Hasta allá llega el relato: viendo la práctica de Jesús desde la óptica pascual, remite a Galilea al seguim iento de Jesús, el Nazareno crucificado que resucitó La resurrección no le quita aguijón al conflicto, sino que muestra la necesidad histórica de la cruz, en un m undo configurado por un proyecto opuesto al proyecto de Dios. Concluyam os, pues: 280
- El relato nos pone en contacto inm ediatam ente con la historia que generó la vida y la práctica de Jesús, es decir, con el m ovim iento que prosigue su causa. Este m ovim iento pretende ser traducción fiel del hecho-Jesús y para ello realiza una doble tarea: a) ser memorial de Jesús con el testimonio de su vida, y b), consignar la m em oria de la práctica y de la persecución y muerte de Jesús, para que quede com o correctivo perm anente frente a la tentación de evadirse de la historia, que puede engendrar la mística pascual. - La situación de persecución en que vive, y el conflicto ju d e o cristiano pueden considerarse com o la matriz socio-religiosa que explica la centralidad que el c on flicto tiene en el relato’0. La situación social siempre ha sido condición epistem ológica y criterio de selec ción de temas de una teología situada. - Sin embargo, no basta el recurso a la situación c o m u nitaria; hay que llegar a la situación de J e s ú s '1. Una cosa es afirmar que la com unidad es m atriz del recuer do, y otra decir que es creadora de un mito. El evangelio es m em oria interpretada inteligentemente, y nos pone en relación tanto con Jesús de Nazaret, c om o con el m ovim iento de los seguidores de Jesús. - La centralidad del conflicto en la práctica narrada y en la práctica histórica de Jesús exige una centralidad equivalente, y por los m ism os motivos, en la práctica del seguimiento. Esto lo tiene en cuenta el relato en m om entos centrales: en el quicio del relato (crisis de Galilea) hace extensiva a toda la gente la participación en el conflicto por la causa del Reino, com o condición de seguimiento, dando un nuevo contenido a este tér mino (8,34-38); el capítulo 13, o rie n tad o a d ar n o rm a s de c o n d u c ta so bre el tie m p o previo al Reino, p re s e n ta la c o n flictiv id a d con que deben c o n ta r re a lis ta m ente los d iscípulos, y la m an e ra c o m o la han de a fro n tar (13, 9-13). 30 Cf. Lumhiusi, o.c. 14-15. 31 Ibid. 19.
281
Jesús, hombre en conflicto
M arcos hace, pues, una teología narrativa del conflicto de Jesús, y u n a teología anticipativa del conflicto cristiano. Desde entonces, no es válida la idea de que lo verdaderam en te cristiano es vivir sin conflictos; no es posible eludirlos. A quien siga a Jesús le tocará enfrentarse, en su m om ento, con los poderes que, com o entonces, siguen configurando pro yectos de m uerte para el pueblo; y ante ellos deberá seguir siendo rebelde, proponiendo com o correctivo y com o norm a la necesidad del pobre. Por am or del Padre, cuya causa se le ha encargado (com o entonces al Hijo), por amor al pueblo, de cuya vida es responsable, y por am or a Jesús, cuyo seguim iento es cam ino al Reino en la historia.
3
R e l a t o y P r á c t ic a H is t ó r ic a
M ucho tiem po se vivió el escepticism o sobre la posibilidad de llegar al Jesús histórico32, hasta el punto que se vio en los relatos evangélicos sólo un esquem a funcional, que veía a Jesús como si hubiera vivido de esa manera. Aquel gran hom bre que fue A. Schweitzer, desilusionado intelectual m ente por el esfuerzo, vano según él, de llegar al Jesús histórico, sin em bargo consagró su vida al servicio de los demás, como si Jesús así lo hubiera hecho. 32 Algunos de los principales estudios sobre el tema: Kasemann, Estudios Exegéticos, 159-189, Bornkaram, Jesús de Nazaret, J. Jeremías, Teología del Nuevo 7 estamento , 13-52; E. Schillebeeckx, Jesús, historia de un viviente, 13-91; J.L Glez Faus, Acceso a Jesús, 32-58; W. Trilling, Jesús y los problemas de su historicidad, J. Blank, Jesús de Nazaret, 15-106; J. Sobrino, Cristología desde América Latina, cap 1; L. Boff, Jesucristo el Liberador, c a p .1.
282
283
Narrativa teológica del conllii lo
lesús, hombre en conflicto
Pero la afirmación debe ser la contraria: no es el relato el que crea la ’m em o ria ’ de la práctica, sino ésta la que origina el relato; la práctica cristiana y la tarea de 're c o rd a r’ han sido desencadenados por la realidad del hecho-Jesús y no al revés. Los estudios arriba m encionados nos han m ostrado qué peligros hem os de evitar: a) un fundam entalism o acrítico, que pretendiera determ inar la biografía’ de Jesús, o la re construcción psicológica de su interioridad33, y b) el escepti cism o histórico que nos pone ante el peligro de un nuevo docetism o 34 Nosotros querem os aportar luz al problem a desde otra perspectiva: la de la unidad dialéctica que existe entre tres aspectos de la práctica de Jesús: la práctica históri ca, la práctica narrada y la práctica normativa.
a) El carácter dialéctico de la narrativa teológica El relato de M arcos no nos lleva al Jesús histórico, si por tal entendem os la objetividad de la historia de un hom bre co n finado a la inoperancia de un recuerdo arqueológico, y cuya práctica quedó concluida, sin capacidad de incidencia en la historia. T am poco nos lleva a la confesión inm ediata del glorioso Señor resucitado, cuyo seguim iento sería imposible quimera. Que no se sitúa en la perspectiva de la exaltación queda claro por la ausencia de relatos de apariciones, y en el énfasis que da a su vida com o antecedente de la cruz y a ésta com o lo último de la condición hum ana de Jesús. En cambio, M arcos hace una original labor de síntesis dialéctica por la que nos pone en contacto con el Jesús que hace historia , realidad en la que están implicados y explica dos dialécticamente, en una unidad nueva, Jesús de Nazaret, (com o hecho originante), el Resucitado, y el m ovim iento de seguidores suyos en los que su Espíritu sigue inspirando el /proseguimiento de su causa H ablam os de síntesis dialéctica' . Eso es precisam ente lo que aparece en el final de Marcos, síntesis de todo su relato:
"Buscan a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado; resucito no está aquí...Va delante de ustedes hacia Galilea; allí le verán..." (16, 6-7). La tesis propuesta por Dios cuando lo designa com o Hijo es negada por los hom bres al darle muerte; todo el relato resalta la manera com o la cruz está precontenida y anunciada en su práctica, trabajo que nadie había hecho antes de M ar cos . La antítesis no anula la tesis, sino que la asume: la muerte acaba con la vida y práctica de Jesús, pero no las ignora, sino que es su consecuencia. Esto es lo que aparece en los títulos que se atribuyen a Jesús al final del relato: el Nazareno (su práctica)- el C ruci ficado (su muerte). Y la síntesis, ne g a ció n de la m uerte, no es un reg re so a la vida, sino la c o n firm a c ió n de la vida que su p e ra la m u erte pero sin negar su tragedia: eso es la resurrección. Pero esta síntesis vuelve a ser una nueva tesis que Dios propone al hombre: "resucitó - no está aquí - va delante de ustedes a Galilea, donde le verán". La resurrección no es constatable aquí , en el sepulcro, donde suele guardarse la m em oria de los m u e rto s'7; la experiencia del resucitado no se da en el sepulcro (antítesis de la resurrección), sino en Galilea (síntesis), lugar insustituible de la práctica del Reino y antítesis del "no está aquí". Ni la resurrección ni el sepulcro aparecen com o un final, sino que, com o todo lo de Jesús, están referidos a la causa del Reino y su /;roseguim iento.
33 Ch. Pcrrot plantea en síntesis este peligro, cf.Jesús, 48-52. 34 L. Schottroff, Jesús Je Nazaret, esperanza Je los pobres, 14; Pcrrot, Jesús, 52s.
35 Los tres momentos dialécticos, afirmación (tesis), negación (antitesis), y negación de la negación (síntesis) son característicos de muchos conceptos hebreos. M ühlcn ha destacado la dialecticidad del concepto de Gran Yo o Persona corporativa, (cf El Espíritu en la Iglesia ); el tema lo he retomado, ampliándolo a otros momentos del pensamiento paulino en C. Bravo, Apuntes, 30-34, 81 s, 97-99, 125, 134, 173. Ilay que recordar que el segundo momento no es una negación tal que anule la tesis, sino que la asume negándola, al igual que la síntesis integra los dos momentos anteriores, pero en una realidad nueva, y no en un simple retomo a la tesis. 36 "Nunca hay signos de que, en el evangelio paulino, la historia terrena de Jesús anterior a su muerte y a su resurrección haya ocupado un lugar esencial"; B om kam m , Jesits, 32. 37 Sobre el significado del sepulcro en la mentalidad judía, c f Delormc, "Résurrection et tombeau de Jesús", en La résutrection du Christ et l'éxegese moderne, (cf SelT 33 (1970), 123). Tal vez por eso la tumba vacía nunca ha sido origen de fe en el resucitado ni pnieba de su resurrección.
284
285
Jesús, hom breen conflicto
Narrativa teológica del conflicto
Resucitó para preceder en Galilea a los discípulos y para ser seguido por ellos; ese es el único lugar de la visión ("allí le verán") y de experiencia perm anente de la fuerza del resuci tado y su acción en la historia. Podem os esquem atizar el doble m ovim iento dialéctico que constituye lo que hem os llamado el Jesús que hace
historia'. el C rucificado
Jesús el Nazareno resucitó «*•
110 está aquí, sino camino de G alilea
allí le verán Para ver a Jesús es insuficiente una búsqueda del Jesús histórico que se quede sólo en el primer m om ento, en el Jesús de Nazaret. Sólo si lo trascendem os se convierte en raíz de presente y fuente de futuro. Por eso M arcos no nos deja encerram os, com o las mujeres, en la búsqueda de un recuerdo paralizante en torno al muerto, ante el que la única tarea pendiente es la contem plación y la unción, para dejarlo así, embalsam ado, por el resto de la historia. Pero el relato abierto de una práctica taincada violentam ente exige que alguien, el lector, se encargue de proseguirla. Así implica al lector dentro de ese m ovim iento dialéctico que supone el p r o s e g u i miento. Hay que tom ar en toda su seriedad la advertencia de Marcos: "Allí le verán" significa que sólo allí, en Galilea, le verá quien regrese a seguirlo. De esa m anera corrige la cristología de exaltación, negando la posibilidad de la expe riencia pascual fuera del seguimiento, del encargarse de la causa del Padre, de la causa del pobre. Y también corrige las pretensiones de ver al Jesús que hace historia, m ediante el estudio de los estratos redaccionales del texto o el estudio de la cristología: sólo se le conoce en la realización de una
práctica que lo haga presente en el hoy diferente de la historia, com o el Liberador, el responsable del Reino.
b) La dialéctica del seguimiento Pero el seguim iento no puede entenderse como una sim ple repetición de lo que hizo Jesús. Entre él y sus seguidores, com o entre el Jesús de Nazaret y el Jesús confesado, hay una relación dialéctica de continuidad-discontinuidad, com o a d virtió Kasemann: "La cuestión del Jesús histórico es legítima mente la de la continuidad del evangelio en la discontinuidad de los tiempos y en la variación del kerigma"**. Entendiendo esto, podem os afirmar que el Jesús de la historia no es distinto del Jesús recordado y confesado com o Hijo de Dios-Liberador, porque una fidelidad dinám ica une el recuerdo y el Recordado, afirm ando al m ism o tiem po la identidad y la diferencia, la identidad en la diferencia. Eso hace que el seguim iento tam poco tenga que ajustarse a una m era y anacrónica repetición m im ética d e su pasado, sino que ha de ser presencia siempre nueva de su causa, continuada en la discontinuidad de la historia diferente e irrepetible. Son, pues, tres los m om entos del hecho-Jesús, que se necesitan mutuamente. No basta la resurrección com o norm a de fe, ni tam poco basta la historia de Jesús de Nazaret. A m bos se interpretan y norm a mutuamente. Pero sin la experiencia de la resurrección por parte de sus discípulos, y sin la trans misión de esa experiencia mediante el testim onio del m ovi m iento de Jesús, su vida seria tan irrelevante com o la de aquel Judas el galileo o el tal Teudas, pretendidos mesías de Israel (cf. Hch 5, 35-37). Y sin la referencia a la práctica concreta de Jesús, el Señor resucitado sería tan ///significante para nuestra vida com o lo es Prometeo, el que arrebató el fuego por a m or a los hom bres y por ese am or insensato fue conde nado a no morir, encadenado perpetuam ente a ninguna parte y perpetuam ente en agonía, roídas y renovadas las entrañas por el buitre de Zeus; o com o lo es Sísifo, eterno cargador de 38 E. Kasemann, Estudios, 188.
286
287
Jesús, hombre? en conflicto
piedras hacia ninguna cumbre, siempre condenado a nuevos intentos fracasados de antemano. El relato de M arcos nos remite a Jesús de Nazaret y a su práctica procesual, situada y conflictiva, cuya significatividad teológica desentraña al proponerla com o lo que da contenido a su realidad de Hijo de Dios-Liberador. La resu rrección, por su parte, no añade ningún m ensaje diferente sobre su identidad: sólo lleva a definitividad tal vida y tal práctica. Y el pro se g u im ie n to se convierte, a su vez, en criterio de verificación de la fe en Jesús. Así se com pleta el círculo dialéctico que nos dice, por un lado, quién es Jesús, y por otro, nos revela dónde se le conoce. El lugar decisivo de la experiencia del resucitado no es la teología ni la c onfe sión ni la liturgia, sino el seguimiento:
Práctica de Jesús *-
4
-► Resurrección
Experiencia pascual <—r .......» Tradición
í
LÍNEAS DE FUERZA DE l a P r á c t ic a d e J e s ú s
Seguimiento de Jesús Entendido así podem os concluir que lo narrado por Marcos, con base en las tradiciones de la com unidad que él teje y estructura, es la ipsissimapraxis Iesu (la m ism ísim a práctica de Jesús), con tal que entendam os ésta no com o la secuencia biográfica sino com o lo que define realmente al Jesús que hace historia, lo nuclear de su práctica por el Reino. N os pone en relación con su absoluta pasión por la causa del Padre, núcleo generador de su historia.
Después de todo este recorrido por el texto podríam os deter m inar las siguientes lineas de fuerza de la práctica narrada por Marcos, com o normativas para el cristiano:
288
289
a) Jesús es un hom bre del pueblo; no pertenece a ningún núcleo de selectos o privilegiados desde el punto de vista económico, político o religioso. Ni siquiera per tenece al grupo popular m ejor situado, el de los habi tantes de Jerusalén. Es de Galilea, región m arginada, impura, y foco de resistencia a la dom inación romana. b) D esde esa situación de marginación socio-religiosa y política, y com partiendo las expectativas niesiánicas de su m om ento, emigra para unirse al m ovim iento de Juan, de quien se hace discípulo. Tiene entonces una
Narrativa teológica del oonílic to
jesús, hombro en conflicto
profunda experiencia de Dios com o Padre que am a la vida y que ha decidido intervenir en la historia en favor de los pobres y pecadores; con ellos y con su suerte se identifica Jesús. c) Se experim enta com o relacionado esencialm ente a ese Reinado histórico y escatológico del Padre, y c o m p ro mete su vida en anunciar y hacer creíble esa buena noticia a los que habían perdido toda esperanza. C om o respuesta pide un cam bio que transform e las relaciones interhum anas de acuerdo al proyecto de igualdad ori ginal de la Alianza; desde los pobres ofrece a todos la alternativa del Reino, porque todos están igualados ante un Dios que se ofrece gratuitam ente y al que no se le conquista m ediante méritos. d) La urgencia del Reino lo llevará a enfrentar el mal dondequiera que lo encuentre; y no en abstracto, sino en las consecuencias materiales y sociales que lo hacen operativo en el mundo. Por eso enfrentará al Centro (com o personas concretas y com o estructura de poder); porque ante el mal Jesús no puede perm anecer neutral. Lo que am enaza la vida y la identidad del pueblo de Dios es la estructura excluyente originada en torno a la Ley de la Pureza, privilegiada por el C e n tro ju d ío com o acceso a Dios y com o garantía de la vida (de unos cuantos). e) Por la procesualidad de su conciencia hum ana, en la realización de su misión, Jesús no estuvo al m argen de la tentación, nacida tanto del desconocim iento del m e jo r cam ino para presencializar el Reinado del Padre, c om o de la resistencia del m ism o Jesús ante la conflic tividad que es consecuencia de sus acciones. 0 El cam ino de superación de esas situaciones de crisis y de discernim iento será la oración en la que calibra y confiere el rum bo y los resultados de su acción, con el Padre. Con base en ese análisis, y en el análisis de las respuestas de la gente, Jesús m odificará incluso im p o r tantem ente su práctica. g) Sus acciones por el Reino están norm adas por los siguientes criterios:
290
- R esponde a las necesidades reales de la gente; la m aterialidad de la salvación, expresada en la salud en el alimento, en las com idas con los pecadores y m argi nados, expresa la opción del Padre por la vida del hombre, incluso en los niveles más elementales. - Sus destin a ta rio s prefe re n c ia le s son los m arg in ad o s, que son los que sufren m ás d u ra m e n te las c o n s e c u e n cia s de la e xclusión p e c a m in o sa e injusta por parte del C entro. - O ptando por ellos m uestra la gratuidad de Dios y de su Reinado; los reincorpora al pueblo de Dios, al que pertenecen no por propios méritos sino por elección am orosa y gratuita de Dios. Con eso subvierte la jera r quía de valores del Centro, que los ha excluido, y se sitúa en el otro extrem o del mérito, de la ambición y del poder. - Llega al extrem o de preferir al hom bre sobre la Ley misma; la preocupación porque el hom bre viva y que viva com o hijo de Dios es el verdadero acceso al Padre; en ello se juegan las verdaderas cuestiones de vida o m uerte para el pueblo. h) Asocia a su m isión a hom bres del pueblo, sin ninguna preparación ni méritos; les pone com o condición para el trabajo por el Reino despojarse de sus propios inte reses, de sus posesiones; eso será el ambiente en el que puedan com prender y llegar a la radical i dad que exige el Reino. i) No teme el conflicto; incluso lo provocará con el fin de denunciar las estructuras excluyentes del poder religioso. Pero no lo enfrenta irresponsablemente, c on fiado en un escape m ágico o en una intervención de poder; ante las amenazas que recibe tem pranam ente recurre a la clandestinidad del llamado "secreto mesián ic o " 0, al uso del lenguaje cifrado en su enseñanza 39 El teína del secreto mesiánico ha sido objeto de controversias aún no termina das; las posiciones oscilan entre quienes ven en él una pura creación teológica, y quienes ven en él sólo un dalo histórico de la vida de Jesús. El tema lo tratamos ampliamente en la tesis doctoral, que está en la base de este libro (Marcos: Narrativa teológica del conflicto. La respuesta de Dios al pobre.
291
Jesús, hombre en conflicto
M e 1-6
P . .e lJ e o
L
del p u e b lo p o b re C o m p t n t e i p e c u n v .» m t t i i n ic a . ío b r e t i R a n o
I
I
,.M «I movimiento de convenían de J u tn el B«ua»U
J
j
" I ” í^-íSin-o y «*«. -«i r t J 2rd,A .MfSr*,n referido incondicionalmente h a c a poitblc que el P tdrc rctnc.
" e x p m i F N C I A D EL PA D R E Y SU R EIN O . E n m n .d o •* ofrece com o «ltefn»uv» de
f
a
p a rtb o lii
toe r a o m esunico
[ |
Clandestinidad —protección—
A MANERA DE IN-CONCLUSIÓN
1
C o n flictiv id ad ■ tú m id a
1. EL CORRECTIVO DE LA EXALTACIÓN
M arcos ha pretendido prevenir del engaño a la cristología de exaltación, y corregir la desviación de una fe que pretendiera am pararse en confesiones litúrgicas ortodoxas, pero sin una práctica adecuada a la de Jesús. Lo que está en ju e g o no es sim plem ente el significado de los títulos atribuidos a Jesús, sino qué pretensiones se esconden detrás de tal invocación y qué se puede hacer o dejar de hacer en su nombre. Del sentido del hecho-Jesús no se da cuenta cabal m ediante explicaciones I I M ISION
295
Jesús, hombre en conflicto
Narrativa teológica del conflicto
racionales de su misterio, sino fundam entalm ente m ediante una práctica que haga presente su causa en la historia. Y para hacer esa corrección M arcos relaciona títulos y relato, confesión y práctica, estableciendo una tensión dia léctica entre tres elem entos fundam entales para cualquier cristología correcta: la confesión del título, la práctica que da sentido al título, y el seguimiento, que es condición de verificación de la fe. Pero M arcos no atribuye a Jesús todos los títulos co n o cidos; privilegia el de Mesías y el de Hijo de Dios, los cuales relaciona y corrige refiriéndolos al título Hijo del hombre , que en varios m om entos hace referencia al m om ento de m ayor abajam iento de su condición humana. De la m anera com o relaciona títulos y práctica, confesión y relato, pode mos concluir lo siguiente: a) El que M arcos seleccione esta óptica para guiarnos hacia el sentido del hecho-Jesús supone una parciali dad teológica. Pero parcialidad no es reduccionismo; es exigencia del querer estar situado al narrar una práctica también situada. Sólo lo histórico concreto es de verdad salvífico, porque la oferta de Dios no es algo desituado, impersonal y atemporal. Por eso un relato que quiera responder a una com unidad concreta debe necesariam ente ser parcial al seleccionar su óptica. b) Lo inm ediatam ente evidente no es el Liberador-Hijo de Dios , sino Jesús y su práctica, que fue tal que pudo, después de su resurrección, ser reconocido y confesado de acuerdo a esos títulos, que no son punto de partida sino punto de llegada de una fe previamente m ediada por el seguimiento. Form ulados a partir de la práctica, no se les puede desligar de ella, so pena de vaciarlos de contenido. c) Al acentuar la importancia del relato sobre los títulos, M arcos introduce un cam bio en el panoram a teológico de su tiempo orientándonos a leer los títulos a la luz de la vida y práctica de Jesús, que es lo que les da conte nido, y no la vida a la luz de aquéllos. N o pone el acento en que Jesús es el Liberador-Hijo de Dios , sino en que el Liberador-Hijo de Dios es .Jesús. La condición hu296
m ana del N azareno nos guía en la comprensión de en qué consiste ser Hijo de Dios-Liberador en la historia. d) En el trayecto del relato se produce una im portante ruptura que llama la atención y confirm a lo que veni m os diciendo: com enzó refiriéndose a Jesús com o Liberador e H ijo de Dios (1, 1); al term inar ya no usará esos títulos iniciales, sino que habla de Jesús el N a z a reno, el Crucificado, el que resucitó. Lo que finalm ente nos revela quién es ese hom bre no son los títulos, no evidentes en sí m ism os, sino u na preñada síntesis de su historia. Y, finalmente, nos encam ina a experim entar su presencia a manera de precedencia: "No está aquí... les precede a Galilea .. allí le verán". Esa presencia a m anera de precedencia sólo será real para quien regrese a Galilea a cam inar tras él. A quien camina delante sólo se llega cam inando con él. El relato no term ina rem i tiendo a la confesión ("allí le confesarán") sino a la constatación, en el / ^ s e g u i m i e n t o , de que tanto su causa com o su persona son confirm adas por Dios com o alternativa para el pobre. e) Por eso la paradójica conclusión de su relato: aun cuando sabe que las apariciones pascuales fueron el fundam ento de la fe de los discípulos, no concluye con ellas su relato, sino que lo deja en suspenso. De esa manera, quien hizo teología narrando , ahora la hace no narrando, nos dice así que la visión del resucitado no se tiene a través del relato ni m ediante la proclam ación exaltada, sino a través del seguimiento. Sólo a quien sigue a Jesús, Dios le hace verlo ; ningún relato puede ni suscitar ni sustituir esa experiencia. Por eso M arcos considera poder prescindir de las narraciones de apari ciones, com o innecesarias e insuficientes.
297
Narrativa teológica del conflicto
Jesús, hombre en conllicto
2. EL C O N TEN ID O DE LOS TÍTULOS: JESÚS LIBERADOR-HIJO DE DIOS a) Ser Hijo: Vivir de cara al Padre y a su Reinado Lo que constituye a Jesús com o el Hijo es el estar referido al Padre, en la condición hum ana de su práctica. Pero refe rido no sólo a la confesión y aclamación del Padre, sino a que el Padre reine; no sólo al Padre en el cielo, sino al Padre en la historia. Dos dim ensiones son características irrenunciables de la Filiación: ser responsable de la causa del Padre que da vida implica ser responsable de la causa de la vida del hom bre, allí donde aquélla está amenazada. Esto no aparece en el relato tem atizado de m anera teológica, sino de m anera narrativa, m ediante la relación que se establece entre el título Hijo de Dios y el de Liberador , de innegable contenido soteriológico. Así nos dice que no le interesa confesar al Hijo de Dios fuera de la historia, sino en el com prom iso por la liberación de la vida del hombre. Un segundo m odo com o m uestra la relación entre causa del Padre y causa del pobre es m ediante la identificación dialéc tica entre el am or a Dios y el am or al hom bre (12, 29-3 1), que no pueden darse el uno sin el otro. Tam bién lo expresa la m anera com o su relación personal con Dios en la oración se encuentra situada y contextualizada dentro del co m p ro m i so por hacer real la paternidad de Dios en la historia.
b) El modo de ser del Padre en la historia T am poco hemos de buscar en M arcos una sistematización teológica sobre el Padre, sino una teología narrativa. Y para ello lo único que tenem os es la práctica de Jesús, quien tam poco habló dem asiado sobre el ser del Padre. Es su práctica la que, en directo, nos revela al Hijo en la historia , es decir, com o camino , porque su práctica es traducción del proyecto del Padre y de su m odo de ser. La fe de Jesús está en continuidad con el A ntiguo Testam ento, pero a m anera de ruptura con una interpretación oficial infiel a Dios y que tergiversa sus intenciones sobre el 2 98
pueblo. Ni en la predicación ni en la práctica de Jesús hay rastros del dios del Centro judío. Para Jesús la santidad de Dios consiste precisam ente en su m isericordia y cercanía que lo pone del lado del que sufre. La Ley de la Pureza, en cambio, haciendo una pura afirmación de la trascendencia de Dios, lleva a la negación o al olvido de la implicación del Padre en la historia del pobre. La buena nueva que trae Jesús es que Dios no se ha desresponsabilizado de la vida que ha dado, sino que desde siem pre y para siem pre sigue apostando parcialm ente en favor de ella y en contra de la muerte. Eso es lo que hace a Dios ser Padre: el dar la vida a los hijos; en la eternidad, al Hijo único; en la historia, a los hijos. Jesús entiende la trascendencia del Padre de m anera diferente: N o desde la distancia ontológica que hay entre el Creador y la creatura, ni desde la distancia sacral entre el puro y el impuro, sino desde la diferencia ético-política que hay entre Dios y el m undo, entre la misericordia y la injusticia, entre la vida y la m uerte del pobre. La trascendencia del Dios de Jesús es la del am or por el que es m ayor que el Poder precisam ente siendo impotente ; eso es lo que nos m uestra el relato del silencio del Padre ante la muerte del Hijo, en donde Dios se revela, en una teofanía inversa, no com o silencio de huida o desentendim iento, sino com o silencio doliente que denuncia nuestra ausencia irresponsable frente a la violencia contra la vida, y nuestro desentendim iento de la historia que se nos confió. Tanto su hablar ( 1, 11 ; 9, 7) com o su callar (15, 34) revelan que, com o el Hijo, el Padre también está en la historia en kénosis. Pero el relato nos dice que ese silencio no es su últim a palabra; lo será la resurrección, el rescate eficaz y definitivo del la vida. Su poder no se manifiesta en la muerte vengativa del asesino sino en el rescate del Hijo asesinado. El relato m uestra que, lo q u e hacejusticiaal silencio del Padre en la cruz es el pro se g u ím ie n to de la causa de Jesús. Seguirlo p ro sig u ie n d o su causa es la más eficaz confesión de fe en que la fidelidad del Padre rescató la fidelidad del Hijo.
299
Narrativa teológica del conflicto
Jesús, hombre en conflicto
c) La causa del Padre y la causa del pobre El predom inio que en tiempos de Jesús (y hoy) tiene el proyecto contrario a la vida (c f 7, 9-13; 10, 21 s. 42-45; 11, 17; 12, 1-12. 38-40) es lo que hace increíble la paternidad de Dios en la historia. La violencia contra el pobre es violencia contra el Padre porque im pide que su decisión de dar vida se cum pla en la tierra com o se cum ple en el cielo. De esa parcialidad de Dios por la vida nace el com prom iso que Jesús, el Hijo, en continuidad con la tradición profética, va a asum ir para que el Padre, que lo es plenam ente en el cielo, lo sea tam bién en la tierra, y la incidencia que su acción va a tener en las distintas instancias sociales.
d) Ser el Hijo: Preferir absolutamente al Padre y a los hombres, por encima de la propia vida
^
Y porque el Hijo asum e la existencia en un m undo estructu rado por un proyecto que excluye de la vida a las mayorías, el que en la eternidad tenía la V ida en sí com o don am oroso e irrestricto, al entrar en la historia se encuentra con la vida am enazada, que ha de ser protegida incluso con la propia Vida. Al asum ir com o propia la contradicción de la historia humana, el que desde siempre existía de cara a! Padre aprendió en la historia a vivir tam bién de cara al pobre. A través de su práctica va descubriendo un proyecto que des plaza a los otros con violencia; no es algo accidental, sino que es fruto de una dinám ica histórica que privilegia a unos pocos a costa de las mayorías, y que convierte la vida en tram pa mortal para el pobre. Apostando por la suerte de éste traduce exactam ente en la historia la opción del Padre; eso es lo que lo constituye y plenifica com o el Hijo. Para rom per el círculo de la violencia del Centro ju d ío que lo amenaza, Jesús tiene la alternativa de huir, de respon der con violencia, o de no resistir a su fuerza homicida. Y el Padre tiene también la alternativa de destruir a los que han decidido asesinar a su Hijo, de rescatarlo m ágicam ente, saltándose la historia o, finalmente, de sufrir que se lo maten. Y porque eligen la tercera opción, -que revela cóm o el Padre
300
y el Hijo son en la historia,- por eso "es necesario" ( 8 , 31) que Jesús muera asesinado, com o tantos otros asesinados por el poder, a lo largo de la historia, en nom bre de la 'Seguridad Nacional y de la razón de dios. No es el Padre quien necesita que el Hijo muera, para satisfacer su honor herido por el pecado. Son otros dioses los que necesitan esa muerte: el del Centro ju d ío y el del Imperio, que se alian contra el Dios de Jesús, el Padre. Jesús acepta morir, y no huye, porque se ha identificado con el m odo de amar del Padre, que no violenta ni se im pone sino que se ofrece, frágil y vulnerable, a la libre aceptación o rechazo del hombre. En el relato de Marcos, Jesús no va a Jerusalén porque quiera morir, sino que va a pesar de que prevé que será asesinado; pero aun a ese precio ha de afirmar absolutam ente el proyecto del Padre en el C entro m ism o que lo hace imposible. Esa kénosis (del Hijo y del Padre) es el lugar de m anifestación de Dios y de cuál es su voluntad y su poder en ^ la historia. Pero es un escándalo que necesita una aclaración. La palabra que aclara este dram a es la resurrección. Pero * O ¿ cóm o se accede a ella 9 El relato se detiene al final, callado \ por el m iedo (16, 8 b), en el umbral de la experiencia. Ha planteado provocativam ente la alternativa y el reto. La puerta queda abierta y señalado el camino. Sólo falta la respuesta del lector. Para quien se atreva a com probar la fidelidad del Padre y la eficacia de su rebeldía contra la muerte del Hijo, al rescatarlo del sinsentido de la condena, y para quien se • atreva a concluir el relato /?rasiguiento la causa de Jesús, regresando a Galilea, cualquier relato pascual será pálido ante $ esa experiencia. Para quien no lo haga, cualquier relato, por ^ brillante que fuera, sería insuficiente para provocar la certeza del resucitado y su vigencia y normatividad para la historia.
3. LEER A M ARCOS EN AMÉRICA LATINA Era diciem bre de 1907. Los obreros del salitre, en Chile, no tenían más patrimonio que aquel cem enterio que era el salar. dureza de sequedades, para siempre sequedades...
301
Narrativa teológica ilel i:onlh« lo
jesús, hombre en conflicto
c) La causa del Padre y la causa del pobre El predom inio que en tiempos de Jesús (y hoy) tiene el proyecto contrario a la vida ( cf. 7, 9-13; 10, 21 s. 42-45; 11, 17; 12, 1-12. 38-40) es lo que hace increíble la paternidad de Dios en la historia. La violencia contra el pobre es violencia contra el Padre porque impide que su decisión de dar vida se cum pla en la tierra com o se cum ple en el cielo. De esa parcialidad de Dios por la vida nace el com prom iso que Jesús, el Hijo, en continuidad con la tradición profética, va a asum ir para que el Padre, que lo es plenam ente en el cielo, lo sea tam bién en la tierra, y la incidencia que su acción va a tener en las distintas instancias sociales.
d) Ser el Hijo: Preferir absolutamente al Padre y a los hombres, por encima de la propia vida
\
Y porque el Hijo asum e la existencia en un m undo estructu rado por un proyecto que excluye de la vida a las mayorías, el que en la eternidad tenía la V ida en sí com o don am oroso e irrestricto, al entrar en la historia se encuentra con la vida amenazada, que ha de ser protegida incluso con la propia Vida. Al asum ir com o propia la contradicción de la historia hum ana, el que desde siempre existía de cara a! Padre aprendió en la historia a vivir tam bién de cara a!pobre. A través de su práctica va descubriendo un proyecto que des plaza a los otros con violencia; no es algo accidental, sino que es fruto de una dinám ica histórica que privilegia a unos pocos a costa de las mayorías, y que convierte la vida en tram pa mortal para el pobre. A postando por la suerte de éste traduce exactamente en la historia la opción del Padre; eso es lo que lo constituye y plenifica com o el Hijo. Para rom per el círculo de la violencia del Centro ju d ío que lo amenaza, Jesús tiene la alternativa de huir, de respon der con violencia, o de no resistir a su fuerza homicida. Y el Padre tiene también la alternativa de destruir a los que han decidido asesinar a su Hijo, de rescatarlo m ágicam ente, saltándose la historia o, finalmente, de sufrir que se lo maten. Y porque eligen la tercera opción, -que revela cóm o el Padre
300
y el Hijo son en la historia,- por eso "es necesario" ( 8 , U) que Jesús m uera asesinado, com o tantos otros asesinados por el poder, a lo largo de la historia, en nom bre de la 'Seguridad Nacional y de la razón de dios. No es el Padre quien necesita que el Hijo muera, para satisfacer su honor herido por el pecado. Son otros dioses los que necesitan esa muerte: el del Centro ju d ío y el del Imperio, que se alian contra el Dios de Jesús, el Padre. Jesús acepta morir, y no huye, porque se ha identificado con el m odo de amar del Padre, que no violenta ni se impone sino que se ofrece, frágil y vulnerable, a la libre aceptación o rechazo del hombre. En el relato de Marcos, Jesús no va a Jerusalén porque quiera morir, sino que va a pesar de que prevé que será asesinado; pero aun a ese precio lia de afirmar absolutam ente el proyecto del Padre en el Centro m ism o que lo hace imposible. Esa kénosis (del Hijo y del Padre) es el lugar de manifestación de Dios y de cuál es su voluntad y su poder en 0 la historia. Pero es un escándalo que necesita una aclaración. La palabra que aclara este dram a es la resurrección. Pero ► O ¿ cóm o se accede a ella 9 El relato se detiene al final, callado V por el miedo (16, 8 b), en el umbral de la experiencia. Ha planteado provocativam ente la alternativa y el reto. La puerta queda abierta y señalado el camino. Sólo falta la respuesta del lector. Para quien se atreva a com probar la fidelidad del Padre y la eficacia de su rebeldía contra la muerte del Hijo, al rescatarlo del sinsentido de la condena, y para quien se • atreva a concluir el relato p ra s ig u ie n to la causa de Jesús, V , regresando a Galilea, cualquier relato pascual será pálido ante •i* esa experiencia. Para quien no lo haga, cualquier relato, por ^ brillante que fuera, sería insuficiente para provocar la certeza del resucitado y su vigencia y normatividad para la historia.
3. LEER A M ARCOS EN AMÉRICA LATINA Era diciem bre de 1907. Los obreros del salitre, en Chile, no tenían m ás patrimonio que aquel cem enterio que era el salar. dureza de sequedades, para siempre sequedades...
301
Jesús, hombre en conflicto
Narrativa teológica del conflicto
Bajaron al Puerto Grande, a Iquique, con la ilusión de que se les hiciera justicia. Veintiséis mil gentes que sólo pedían que se acabara aquella vida de muerte lenta, que se diera respuesta al indio. En la bella Cantata a Santa María de Iquique le dice el H om bre a la Mujer:
Vamos, mujer, confía como que hay Dios, porque en Iquique todo va a ser mejor; todo será distinto, no hay que dudar, todo será distinto, ya vas a ver, porque en Iquique todos van a entender... Sí. Entendieron. Se les unieron los grem ios de gente pobre. Pero las casas grandes también habían entendido; y cerraron puertas y ventanas... y corazones. Era un peligro ver tanto obrero. Los reunieron en una escuela vacía: Santa M aría de Iquique. Q ue esperaran sólo unos días, les dijeron. Y ellos se confiaron; al fin y al cabo habían esperado toda la vida. Esperaron siete días, uno tras otro; esperaron las mujeres, esperaron los niños, esperaron los hombres. Pero ¡qué infier no se vuelve la espera cuando el pan se está ju g an d o la vida con la muerte...! Y no llegaba la respuesta de los señores a los indios. Lo que llegó fue el ejército. Y tom ó posiciones alrededor de la escuela. Eso que se llama estado de sitio. También llegó el ultimátum, en boca del General: que aunque pidan y pidan, nada obtendrán; que son asesinos, que son maleantes, que son traidores; que fueran saliendo con las m anos en alto y que regresaran al trabajo; ya bastaba de tanta comedia... De nuevo el horizonte de muerte lenta los envolvía, la lágrima y la rabia. Y dijeron que no; que allí esperaban hasta que se les hiciera justicia. N o tardó mucho. El prim er disparo lo hizo el m ism o General, a bocajarro.
El pueblo ha conservado el recuerdo y lo han pasado de unos a otros. La narración y el canto se hicieron m étodo de m em oria, identidad y resistencia:
Seremos los hablantes, diremos la verdad, verdad que es muerte amarga de obreros del salar. C o m o ésta, son mil historias las que el pueblo conserva en su m emoria. Para no olvidar Y para seguir esperando. La narración es un elem ento fundamental del pueblo latinoam e ricano. Y lo es también de las com unidades cristianas, que se siguen reuniendo en torno a la m em oria narrada. En esa m em oria tiene un lugar particular el relato de la vida de aquel H om bre que, hace ya casi dos mil años, murió para generar la esperanza del pueblo. En las favelas de Río, en los subur bios de México, en los cam pam entos de refugiados, los cristianos se reúnen en torno al recuerdo de Jesús. En los cafetales de G uatem ala lo hacen incluso con el riesgo de su vida: por la noche se adentran en la selva, desentierran la Biblia, -tenerla en casa es m otivo de muerte-, y renuevan su fe en una tierra nueva -aquí ya, desde la historia- y en un cielo nuevo prometido. Luego, vuelven a guardar en tierra la semilla y regresan a seguir esperando... Tal vez por esto el Evangelio de M arcos les es espe cialm ente cercano. Porque es el relato más conform e con su m odo narrativo de creer y de potenciar la esperanza.
Murieron tres mil seiscientos uno tras otro; tres mil seiscientos obreros enmudecidos; tres m il seiscientas miradas que se apagaron; tres mi! seiscientos obreros...¡asesinados! 302
303
Anexo
A c l a r a c io J
esú s
,
nes so br e
h o m b r e e n c o n f l ic t o
Se me han hecho desde Roma algunas observaciones sobre mi libro
.Jesús, hombre en conflicto , sobre las que se me piden algunas aclaraciones, dado que. dicen, podrían llevar al lector común a consecuencias falsas. Se trata de observaciones de carácter gene ral, exegético y doctrinal, entre las que se enumeran las siguientes: -
Exageración de la conflictualidad Unilateralismo del método estructural Ambigüedad del verdadero conflicto Deficiente diferenciación entre el Jesús histórico, y su expe riencia en la comunidad cristiana a la que se dirige Marcos.
Me da gusto el que ni en las aclaraciones de Roma ni en ninguna de las recensiones que he conocido se habla de posiciones contra rias a la fe‘ Dado que no se me concretan ni las consecuencias falsas que se podrían originar, ni las afirmaciones mías que podrían dar pie a ello, sino que se hace un juicio más global, este artículo
1 El libro fue editado en 1986, en México, Ediciones CRT, con una reimpresión en 1988, y en España, por la Editorial Sal Terrue, también en 1986. 2 La nota bibliográfica de Victorino Gimrdi, publicada en la Revista de la Universidad Pontificia de México (Efemérides Mexicana 8, 24 (1990) pp. 379397) me parece, dentro de que hay un elemento de su crítica que no comp;irto, y con el que quien) dialogar más delante, un juicio con altura teológica
305
Jesús, hombre en comflicto
Aclaraciones
aclaratoriotendrátambien un carácter global buscando avanzaren algunas de las propuestas del libro. Estas aclaraciones las presento en cuatro partes. En la pri mera, lamas importante para mí. busco dar razón de mi fe, amanera de una profesión de fe. En la segunda hablo sobre la metodología seguida en el estudio. La tercera versa sobre la intención que tuve al escribir el libro. En la cuarta me refiero a algunas objeciones particulares que me parece importante tomar en cuenta, y planteo algunos puntos en los que ha avanzado mi pensamiento.
1. La razón y el núcleo de mi fe Este es el núcleo de mi fe. Creo en Jesús, el Liberador, el Hijo de Dios, sin restricciones, con mayúscula. Pero creo que esos títulos no se comprenden adecuadamente si no es en referencia a la vida y práctica de Jesús, y que 110 son éstos los que dan razón de su vida, sino ésta la que los llena de contenidos. No sabemos qué es ser Mesías. Señor. Hijo de Dios más que en la manera concreta como lo fue Jesús de Ñazaret. Esos tres sustantivos me hablan de su humanidad concreta (su nombre de hombre), de su tarea liberadora, y de su naturaleza divina. Creo que el hecho de que sea verdade ramente hombre -limitado, carne, despojado de sus privilegios divinos- no disminuye su ser Hijo de Dios, ni el ser tal lo vuelve un superhombre. Creo que el Verbo se hizo hombre, pero no hombre genérico, sino tal hombre situado y en proceso, Jesús de Nazaret y que su vida y su ejemplo es para nosotros camino normativo al Padre y al hermano. Muchas veces los hombres, azorados ante el misterio de la decisión de Dios de entrar en nuestra historia como uno de noso tros, le hemos hecho al Señor un flaco servicio, con posiciones peligrosamente cercanas al docetismo o al monofísismo, suponien do una oposición entre la divinidad y la humanidad; Jesús seria Dios a costa de ser menos humano, o seria hombre a costa de ser menos divino. Yo he aceptado dejar a Dios ser hombre -misterio de la encamación-, y no imponerle ninguno de los privilegios que supuestamente debería tener por ser tal, dado que él mismo quiso despojarse de ellos, para hacerse igual a nosotros en todo, excepto en el pecado -sin más excepciones.
La perspectiva del conflicto El conflicto no era una perspectiva espontánea desde la que me naciera abordar los textos evangélicos. Ni siquiera había sido el evangelio de Marcos mi preferido. Prefería con mucho el evangelio de Juan y el de Lucas, aunque nunca había caído en la cuenta de que este último comienza con un atentado de muerte contra Jesús como falso profeta, y el de Juan, que tenía como el más espiritual de todos, narra dos intentos de apedreamiento, que Jesús supera escondiéndose. Esta perspectiva fue algo que se me impuso, contra toda lógica, a medida que fui leyendo y meditando el texto de Marcos; en esta ruptura no sólo de mis esquemas lógicos humanos, sino de mis convicciones teológicas previas, descubro en concreto lo que es la gracia como algo impensado y que abre rutas y horizontes desconocidos. Ahora tengo la convicción de que, si no se asumen esos conflictos de Jesús, la cruz de Cristo queda vacía de contenido histórico. Pero para evitar desde el comienzo cual quier malentendido, quiero dejar en claro que "conflicto no signi fica ejercicio de la violencia, sino exactamente lo contrario: estar dispuesto a soportarla, cosa que la cruz de Jesús pone de relieve"'. No fue, pues. 1111 prejuicio estructuralista ni concepciones previas nacidas de ideologías extrañas lo que me llevó a enfrentar el hecho, abrumador en Marcos, de que la cruz no fue una sorpresa caída del cielo sino la consecuencia de 1111 conflicto que atraviesa todo el relato. Con Marcos creo que Jesús, el ajusticiado por razones de religión y de seguridad nacional, fue resucitado por el Padre y confirmado así como el único camino al Reino del Padre. Pero también creo que esta experiencia del Resucitado sólo la tiene quien la sigue -en Galilea- prosiguiendo su causa: la causa del Padre de la vida, la causa de la vida de los pobres, gloria de Dios. Creo que ése es el lugar teologal privilegiado de la experiencia de fe en el Señor resucitado.
2. Explicación del Método Soy consciente de que nuestros métodos son inadecuados para adentramos en el misterio, al igual que nuestras formulaciones
3 C f Jesús, hombre en conflicto, Sal Terrae, 1986, p. 17, del prólogo de J. 1. González Faus.
307
Aclaraciones
Jesús, hombre en eomflicto
siempre serán inadecuadas para expresarlo. Y en el libro busqué una metodología que integrara varios aportes: En primer lugar, el método más asequible directamente, que es el de la lectura del evangelio como narración literaria -que es su género literario propio-, mediante las claves de lectura de toda narración 4 busqué determinar los bloques de pasajes que literaria mente formaban algún tipo de unidad temática. Eso es lo que expongo en la primera parte, capítulo 2 . de mi libro. Una clave de particular importancia fue la de los Códigos legales, respecto de ios cuales luego haré algunas observaciones que me parecen im portantes. En segundo lugar, con base en ese análisis literario fui descubriendo una estructura interna al texto. Me guiaba la intuición de Schweitzer. de que en la estructura está el mensaje del autor, porque es propiamente su aportación original. La estructura encon trada la comparé críticamente con todas las que tuve a mi alcance; así elaboré la que me pareció que más respondía al desarrollo interno de la práctica que narra el relato. En seguida he de decir una palabra en tomo al método. Se me atribuye un "uso unilateral del método estructural". Inicialmen te busqué conocer el método estructural, aunque con un sentimien to de frustración ante la complejidad de esas metodologías, cuyo provecho para una lectura creyente y en función del pueblo no logré descubrir. He de afirmar, pues, que mi estudio, no sigue el método estructural, que desconozco, sino que busca simplemente hallarlas claves de lectura que nos lleven a descubrir la estructura del relato, buscando un método de lectura asequible al pueblo. A este respecto 4 En este punto me fueron importantes los estudios de 1). Rhoads y D. Michie, Mark as Story, Philadelphia, 1982, y el de F. Helo, Lectura materialista del Evangelio de Marcos, Navarra, 1973. Este último, a pesar de su complejidad y de un marco teórico materialista que no comparto, me ayudó a formular tanto las claves de lectura como lo referente a lo que él llama Código de la Mancha y Código de la Deuda-don y que yo llamo Ley de la Pureza y Ley de la Alianza. Una crítica a sus posiciones aparece en las notas 19 y 20 del capítulo 1 de la primera parte. 5 E. Schweitzer. Die theologisclie Leistung des Markus, Ev Til 24 (1964), 342-355, resumido en Sel. T 33 (1970), 50-61: Im aportación teológica de Marcos; también el articulo de X Alegre, Marcos, o la corrección de una
ideología triunfalista. Para una lectura de un evangelio beligerante y com prometido, Rev. Lat. T., 229-264. Hay, en cambio, otras estructuras que no me convencen porque me parecen forzar el texto en función de un esquema previo: como ejemplo, la que -en base a una investigación pro tunda sin dudapresenta Radennakers (/// honne nouvelle de. Jesús) y la que propone F. de la Calle (Teología de los Evangelios de Jesús, en colaboración con X. Pika/a). Tampoco me parece adecuada la de F. Itelo (Lectma materialista del evangelio de Marco v i.
308
quise dejar clara mi posición en la nota 19 de la introducción; "...tampoco hemos considerado adecuado el método semiótico -que es propiamente el estructural en sentido estricto- porque, aun teniendo elementos muy interesantes y que desbloquean algunas de las comprensiones exegéticas. sin embargo el tecnicismo en el que se mueve es únicamente asequible a iniciados; corre también el peligro de presentar estructuras vacías de contenido y sin nin guna incidencia en la fe práctica del pueblo. Da la impresión de un trabajo ingente y desproporcionado para la poca utilidad de sus conclusiones. La artificialidad de las estructuras propuestas, por otro lado, más parece querer confirmar la validez de una teoría que dejarse interpelar por el texto mismo y su mensaje. Sin embargo, hemos tenido en cuenta elementos importantes de este método para nuestra lectura, y no podemos negar que el interés por el análisis del texto nació del estudio del difícil y sofisticado, aunque inspi rador, libro de F. Be lo. Lectura materialista del Evangelio de Marcos". Mi proceso no paitió de ninguna estructura previa, fuera de la intuición de que la llamada crisis de Galilea era algo muy fundamental en la estructura de la práctica misma de Jesús. Él
descubrimiento de la estructura fue el resultado del análisis lite rario del reíalo. Sostengo, sin embargo, lo que digo sobre el particular en la nota 10 del capitulo 2 de la primera parte: "Todo intento de encontrar la estructura de un texto preexistente tiene algo de re-creación y de re-lectura, y no es ni puede ser neutro ideológicamente, como no lo es la misma lectura: proyectan sobre el texto la prc-comprensión teológica e incluso las posi ciones sociales y políticas desde las que se lee". En cuarto lugar, buscando confirmar o desconfirmar esa hipótesis de estructura, recurrí seriamente a los estudios de autores europeos, particularmente en lo referente a la crítica textual y al estudio de la historia de la redacción para descubrir en los estratos redaccional y tradicional la confirmación o desconfirmación de la estructura hipotética que iba apareciendo ante mis ojos. Me inte resaba particularmente confirmar o desconfmnar lo referente a lo que en el texto me parecía que eran transiciones. Lo que en el análisis meramente literario me parecían tales, lo encontré confirmado al ver que se trataba de textos redaccionales de Marcos o textos modificados importantemente por su redacción. Para eso me apoyé fundamentalmente en los estudios de Neirinck , Stein7. P rik e \ Gnilka9, Schweitzer1', P esch", Stan6 F. Neirinck, Mark in Cuvek, Eph. Til. L. 47 (1971); The Redactional Text o f Mark, Eph. Til. L. 53 (1977); L ’Evangile de Marc. Eph. Th. L. 55 (1979).
309
Aclaraciones
Jesús, hom breen comflicto
daert12, Minette de Tillesse13, Tavlor14, Radermakers15. Obvia mente ese estudio detallado no cabía dentro del plan de publi cación de una obra de estudio, que ya de por sí resultaba compleja, que estuviera dirigida al público. Todo esto está más detallado en la tesis10, y en unos esquemas más pormenorizados en que comparo las posiciones de estos autores respecto de cada uno de los versículos del texto 1 , así como en otros escritos y artículos1*. También elaboré una traducción directa del griego, buscan do respetar al mismo tiempo el carácter de un texto antiguo, escrito de corrido, y su corrección castellana; en ella incorporé el análisis secuencial y las claves de lectura que aparecen en el análisis literario 19.
3. Intención del libro Me preocupan los hombres que han ido comprometiendo su vida en luchas sociales desde sindicatos, organizaciones populares, partidos políticos, que han tenido un pasado cristiano, pero que se han alejado de la fe en Jesús muchas veces por un mal testimonio de creyentes o de la Iglesia-Institución, o por una presentación inadecuada de la fe a su evolución (cultural, política, social). Me preocupan los jóvenes, particularmente los estudiantes, cuya fe tradicional es sometida duramente a prueba en las Preparatorias y
7 R.H.Stein, The proper Methodology fo r ascertaining a Mark Redaction History, Nov. Test 13 (1971). X Prike, Redactional Sh’le in the Marcan Cospel, Cambridge (1978). 9 J. Gnilkíi, El Evangelio según san Marcos, 2 vol., Salamanca, 1986. 10 E. Schweitzer, II Vange lo secando Marco, Brescia, 1971. 11 R. Pesch, II Vangelo di Marco, Brescia, 1980. 12 B. Standaert, L ’Evangile se Ion Marc, Paris, 1983, 13 G. Minette de Tillesse, Le secivt messianique dans l ’Evangile de Marc, Paris, 1968. 14 V. Taylor, Evangelio según san Marcos, Madrid, 1979. 15 J. Radermakers, I/¡ honne nouvelle de Jesús, Bmxelles, 1974. 16 C. Bravo, Marcos: Narrativa Teológica del Conflicto. Im Respuesta de Dios al pobre. (Ensayo de relectura sincrónica del relato), Sant Cugat del Vallés, Barcelona, 1984,451 pp. 17 Apuntes personales. 18 C. Bravo, Lxis raíces de Jesús, Izi no-historia del pueblo (o el "reverso de la 4listona ", Sant Cugat del Vallés, Barcelona, 1984.90 pp. La primera parte está publicada en la Revista Latinoamericana de Teología, El Salvador, 6 (1985) pp. 265-302. 19 Tesis doctoral, 11, pp. 1-32.
310
en las Universidades, y bombardeada por lecturas de libros de corte esotérico y con pretensiones científicas2' Me preocupa el pueblo de Dios, oprimido y creyente, desconcertado ante propuestas fundamentalistas de las sectas, o ante ofertas cultuales de tipo exaltatorio. que lo llevan o a la evasión de los compromisos de la historia o a desconfiar de una religión que no aporta nada a los procesos de liberación integral que se dan en el Continente ' 1 Pensando en ellos he querido presentar la dimensión humana del misterio de la Encamación del Hijo de Dios, la gran Buena Nueva que da Marcos como correctivo a una cristología y a una eclesiología de exaltación que llevaba a la evasión de los compromisos de la historia. No cualquier Hijo tic Dios (término fuertemente ambiguo en el am biente cultural greco-romano politeísta) sino el que se involucró en nuestra historia de conflictos y de pecado. Mi estudio se inscribe dentro de la tradición cristiana de las cristologías ascendentes. -camino seguido por Dios mismo para su revelación-, basadas en la búsqueda del Jesús histórico, pero con un acento dinámico en el Jesús que hace historia, realidad cnstológica que abarca tres elementos constituyentes del Cristo total: Jesús de Nazaret. el Resucitado, la Comunidad de seguidores suyos que lo siguen prosiguiendo su causa. No basta encontrarnos con los datos históricos sobre Jesús (las líneas fundamentales de su práctica); debemos encontrarnos con él como Resucitado, que es lo que convierte su práctica en normativa para nosotros; y eso debe suceder en el seno de la comunidad creyente, comprome tida en el seguimiento de ese Jesús en el proseguimiento de su causa; no basta la mera afirmación conceptual-histórica. De ahí la convicción de que es definitivamente más impor tante el seguimiento de Jesús que sus formulaciones. Me explico: el momento teológico de la formulación es un momento segundo de la práctica cristiana; el momento teologal del seguimiento es el momento primero. Pienso que esto es lo que hay detrás de la
20 l Jltimamente han prolilerado tales publicaciones; enumero sólo algunas: Jesús vivió y muñó en Cachemira; Caballo de Troya (4 vol); Jesucristo, el gran
desconocido; Cristo de cante y hueso; Jesús alias el Cristo; Manual deI perfecto ateo; Im era de Acuario, x toda una serie titulada Los enigmas del Cristianismo, entre las que están Jesús o el secreto morial de los Templarios, El hombre que creó a Jesucristo, El misterio bíblico... Tristemente constato que no existe ninguna advertencia seria contra ellas, ni menos una propuesta positiva que responda a las dudas que generan en nuestro pueblo. 21 Entiendo esta necesidad de colaborar a la liberación integral de nuestros pueblos en el sentido en que lo plantea el papa Paulo VI en su gran Encíclica
Evangelii Nuntiandi.
311
Aclaraciones
Jesús, homhn* rn •
parábola del Juicio: Los "benditos del Padre" son los que, siendo misericordiosos con los pobres, lo fueron con Jesús aun sin saberlo. Y, por último, mi estudio se inscribe también en la perspec tiva de la teología de la liberación, a cuya cristología quiere aportar elementos exegéticos. La cristología de la liberación ha puesto de relieve la importancia de los siguientes aspectos: a) el Reino de Dios como lo último para Jesús y lo que norma toda su vida; b) la práctica de Jesús, vista como su servicio al Reino y como su respuesta a la voluntad del Padre; en este punto yo aporto tres características de dicha práctica: es procesual, situada y conflicti va; c) las consecuencias operativas de dicha práctica para la vida del cristiano, es decir, la normatividad que supone para el segui miento; en este punto yo llamo la atención sobre las líneas de fuerza de esa práctica, tal como aparecen en el evangelio de Marcos; d) en esa normatividad -expresada en el título cristológico de El Liberador -hay una afirmación explícita de la trascendencia divina de la persona de Jesús, a laque tenemos acceso a través del misterio pascual: en el hecho de que el resucitado no es otro que el crucificado se nos ha dado la plenitud de la revelación de la Trinidad; e) la afirmación de Jesús, el Mesías-Liberador, como culmen de todo el proceso de revelación de Dios a los hombres, lleva a la comprensión de la Trascendencia de Dios no como distancia sacral sino como cercanía misericordiosa y amorosa; en eso nos trasciende Dios: en amar como nadie fuera de El es capaz de hacerlo; y se descubre ese amor no como norma extema al cristiano, sino como principio de acción que lo lleva al compromiso ilimitado por la causa del Padre, que es la causa de la vida, la vida de los pobres, como Jesús, movidos por su Espíritu 2; f) la parcialidad del Dios que nos revela, único punto de partida para una verdadera universalidad que mire por los marginados2’. Jon Sobrino señala otra característica general de la cristolo gía latinoamericana: que está marcada fuertemente por la indig nación ética , tanto ante la repercusión trágica que una m anipulación del mensaje sobre Cristo puede tener para los pobres, como ante la injusticia que hacemos al mismo Señor al m anipular su decisión de entrar en nuestra historia para
cargarconcllajiaciéndosecargodelpecadoparaechailolik i .ul> nuestrcmundo“4. Esta es la perspectiva teológica desde l.i que hay que entender el conflicto cristiano. Yo realmente no si' que más decir ante la advertencia de que en mi libro hay una exageru ción de 1a conjlidualidad y una ambigüedad del verdadero con flicto25. Pienso que más bien las dimensiones mismas del conflicto que atenta contra la vida de las mayorías son exageradas, despro porcionadas: tanto, que la tradición teológica latinoamericana lo considera un verdadero pecado grave, mortal en dos sentidos: en el ético y en el elemental, el de la muerte misma de víctimas que causa; Puebla afirma que
vemos, a la luz de la fe como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. Fl lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas. Esto es contrario al plan del creador y al honor que se le debe. En esta angustia y dolor, la Iglesia discierne una situa ción de pecado social, de gravedad tanto mayor por darse en paises que se llaman católicos y que tienen la capacidad de cambiar (Pue. 2S). En esas situaciones la Iglesia discierne una interpelación de Dios mismo26, y reconoce en los rostros sufrientes de los pobres el rostro mismo sufriente de Cristo el Señor” . Y. sacudida por esta situación, afirma:
Desde el seno de los diversos países del continente está subiendo hasta el cielo un clamor cada vez más tumul tuoso e impresionante. Es el grito de un pueblo que sufre
22 Algo de esto es lo que planteo en el último capitulo de mi libro,/! manera de inconclusión, donde planteo lo (|ue en el relato aparece sobre la revelación del Hijo de Dios en Marcos. 23 Se trata de la parcialidad del Padre en favor de la vida de sus hijos, contra la parcialidad de una sociedad que mira sólo por los intereses de las minorías; la razón evangélica de esa parcialidad es que desde la preocupación por los intereses de unos cuantos nunca se constniirá la verdadera universalidad.
24 Jesús en América Latina, pp. 28-29. 25 Incluso parece que se me interpreta como si mi categoría exclusiva hermenéu tica fuera un conflicto de corte preponderantemente socio-económico, cuya consecuencia sería desfigunir la persona de Jesús haciendo de él un activista social, que debe ser seguido sobre todo en América Latina. Que pueda ser considerado como un reformador religioso es cosa que afirman muchos teólogos y exegetas europeos. Yo afinno expresamente en varias partes que la finalidad de Jesús se sitúa expresamente en el campo religioso, aunque desde allí tenga incidencia en lo político y lo económico. Ver, p. ej. mi interpretación de la Crisis de Galilea (pp 159-165), las correcciones que hace a los criterios de los discípulos (pp. 173-189) \ la de la Toma del l'emplo, (pp. 200-204). 26 Pue. 15 27 Pue 31-3°
312
313
Aclaraciones
I «•
y demanda justicia, libertad, respeto a los derechos fundamentales deI hombre y de los pueblos2*. La Conferencia de Medellín apuntaba ya, hace poco más de diez años, la comprobación de este hecho:
Un sordo clamor brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte "2 ... El clamor pudo haber parecido sordo en ese entonces. Ahora es claro, creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante í0. Si estas afirmaciones del Magisterio Latinoamericano no son meras palabras, hay que asumir en serio que esto resulta amena zante tanto para la Iglesia que vive en América Latina como -y con mayor razón- para la Iglesia que vive en otras situaciones y otras culturas donde este clamor no se escucha con esta intensidad dramática.
4. Algunas aclaraciones y avances Con esto creo haber aclarado algunos de los aspectos generales que preocupan a la Congregación de la Doctrina de la Fe.
4.1. El Jesús de la historia o el Jesús de la comunidad de Marcos Se afirma que se echa de menos en mi libro una adecuada diferen ciación entre el Jesús histórico y la interpretación que de él pueda hacer la comunidad cristiana a la que se dirige Marcos. Este punto es. sin duda, difícil, dado que no tenemos certeza histórica sobre la comunidad a que se dirige y sobre sus caracte rísticas. La más investigada es la de Juan, y luego, la de Mateo. Sobre la de Lucas y Marcos hay posiciones más hipotéticas. Por eso recurrí al argumento de analogía' para situar, al menos, las características probables de dicha comunidad
28 29 30 31
Fue. 87 Med. Pobreza, 2 Pue. 87-89 JHCpp. 23-31.
314
I
La dificultad de distinguir la práctica narrada de la pi.u in i In irica es inherente a los relatos evangélicos, cuya leetui.i m u i i i h i ordinariamente se hace desde la hipótesis de que todo lo «pu I»» en ellos es histórico. Y es inherente y común en nuestrapredu;u hm ordinaria'2. Yo afirmo que el relato de Marcos nos permite adui tramos en lo que llamo las líneas fuertes de la práctica de Jesús y, mediante ellas, al Jesús histórico' . En la segunda parte de mi libro tomo el relato tal cual nos ha llegado de manos del autor. Soy consciente de que es posible que el lector lo tome como real y biográfica historia de la vida de Jesús. La dificultad es doble: primero, distinguir los estratos tra dicional y rcdaccional; segundo, distinguir entre el hecho y la interpretación teológica en ambos niveles. Es en la tercera parte, donde busco determinar lo normativo de la práctica de Jesús para nosotros, donde abordo directamente el problema tanto epistemológico como sotcriológico de esta cues tión. Lo primero que afirmo es que
Marcos conjuga las tres dimensiones del hecho-Jesús: quién es hoy, cuál es la signifteatividad histórico-salvífica de su vida-muerte-resurrección, y cómo se le ha de seguir, prosiguiendo la causa del Padre"'*' "Marcos conjuga las tres dimensiones del hecho-,Jesús: quién es hoy, cuál es la signifteatividad histórico-salvifica de su vida-muerte-resurrección, y cómo se le ha de seguir, prosiguiendo la causa del Padre ". En base a eso afirmo que "tres son las características principales que cualifi can la práctica de Jesús en el relato de Marcos (subrayo ahora): se trata de una práctica procesual, situada y conflictiva" ’6. Y me pregunto qué nos revelan esas características acerca del modo de ser Jesús el Hijo de Dios-Liberador y qué implican para el seguimiento. Ésta es la manera como abordo la dimensión kerigmática del relato. 32 Últimamente me ha dado luz en este terreno un libro que considero excelente: el de Rinaldo Fabris, Jesús de Nazaivt. Historia e interpretación, Sígueme, 1985, que no conocí previamente, y que me ha ayudado a refonnular algunos puntos en este sentido. 33 JHC pp 285-290. 34 JHC pp.279-284. 35 JHC p. 246. 36 JHC p. 249.
315
Aclaraciones
li'siis, homl i • i n ■"tulli' i
Todavía queda una cuestión importante: ¿qué relación hay entre el relato y la práctica misma de Jesús y, concretamente, su práctica en cuanto conflictiva? Lo trato en el capítulo 2 de la parte III, Normatividad del conflicto. Éste es mi planteamiento:
Hemos destacado su centralidad (del conflicto) en el relato: tanto en la estructura narrativa como en los contenidos de la práctica narrada. Pero surgen varias preguntas: ¿por qué Marcos da tanta importancia al conflicto de Jesús con el Centro judio , siendo así que escribe a cristianos no judíos? ¿No podría haberlo omi tido. o a! menos haber atenuado el enfrentamiento con la Ley. como lo hace Mateo? ¿Fue realmente así la práctica de .Jesús o es una creación de la comunidad? ¿ (Jna semejante conflictividad ha de ser normativa para la práctica cristiana?” ’7 Y en la nota 28:
Pueden plantearse tres hipótesis: a) la relevancia del conflicto se explica porque la comunidad de Marcos sufre persecución y transpone sus conflictos a Jesús, creando así un mito inverso: un Jesús en conflicto: b) el conflicto con el ( 'entro es una creación de la comunidad en su lucha contra los judaizantes; c) el núcleo de! conflicto se remonta a Jesús, y su centralidad es expre sada fielmente en el relato; la situación de la comunidad es tan sólo la matriz socio religiosa que posibilita la recuperación de la memoria conflictiva de Jesús. Anali zando 1as tres hipótesis, sólo encontramos consistente la tercera, que integra los tres aspectos fundamentales del hecho-Jesús: la afirmación de un núcleo histórico refe rente a Jesús de Nazaret; la defínitividad y relevancia de ese núcleo como norma, tina vez confirmado por la resurrección; y la manera en que esto determina la práctica del seguimiento™.
son un hecho histórico, aunque ladetenninación de lahistom nl.nl de cada uno de ellos necesite un estudio ulterior; la fuerza del argumento estriba en que. si se supusieran no históricos, sino creación de la comunidad a la que no respondiera nada real en el Jesús histórico, se perdería algo vertebral de la práctica de Jesús por el Reino. Creo que lo mismo sucedería con los conflictos en el relato de Marcos: si se les suprimiera, suponiendo que no pertene cen al Jesús histórico sino que expresan sólo la situación de la comunidad, el relato de Marcos quedaría desestructurado y se perdería el sentido de la muerte en cruz: ésa es la importancia cristológica y soteriológica de la conflictividad: porque no cual quier cruz es la cruz de Jesús, sino laque llega como consecuencia de asumir la causa de Jesús al estilo de Jesús. Más aún: "si el conflicto fuera un elemento secundario o inexistente en la práctica histórica de Jesús, habría que afirmar que el relato nos habría transmitido una imagen sustancialmente fal seada de su persona de su causa y de las condiciones del segui miento. al dar tal centralidad al conflicto en la práctica narrada; tal mito inverso no podría ser propuesto como norma universal y absoluta de la fe y seguimiento cristianos. Y resultarían también falseados Mateo y Lucas, que están en estrecha vinculación con Marcos"’9. Y termino la argumentación relacionando conflicto y segu miento:
Y todavía una última cosa: no basta la correspondencia entre un núcleo histórico y lo nuclear de la narración para que la conflictividad de Jesús sea propuesta como norma de seguimiento; esa condición humana de Jesús ha de ser referida a su resurrección, que es lo que la confirma y la hace normativa. Hasta allí llega el relato: viendo la práctica de Jesús desde la óptica pascual, remite a (ralilea el seguimiento de Jesús, el Nazareno crucificado que resucitó. La resurrección no le quita aguijón al conflicto, sino que muestra la necesidad his tórica de la cruz en un mundo configurado por un proyecto opuesto al proyecto de Dios .
Mi argumentación para afirmar la historicidad de un núcleo de conflicto en la práctica de Jesús se encuentra en las páginas siguientes, y es un argumento apari con el de los milagros: éstos
Con lo dicho quedará claro qué es, para mí, lo fundamental del conflicto: el choque entre la misericordia (como opción por el
37 JHC p. 273. 38 JHC p. 272.
39 JHC p. 276. -40 JHC p. 276.
316
317
Aclaraciones
Jesús, hombre en corni l ido
misar y por su vida, que es la opción del Padre) y el pecado (como decisiones personales y como estructura que margina al misar de la vida y así va contra el proyecto del Padre).
4.2. La Ley de la Alianza y la Ley de la Pureza Este es el punto que me parece que requiere más explicación y más avance y al que se refiere ampliamente la recensión hecha por Victorino Girardi. Presento primero su punto de vista, con el que voy a dialogar en un segundo momento. Dice Girardi:
Cuando a! autor, an su momanto analítico muestra la derivación da Ia Ley de la Alianza de los documentos yahvista, aloisia y dautaronomista, y da la Ley de la Pureza del ( 'ódigo de Santidad (Lev. 17-25) del docu mento Sacerdotal y del jeovista, da la impresión de olvidar que se trata siempre de Palabra de Dios. Opone en términos tan radicales los primeros documentos a los segundos, que el lector podría pansar que estos últimos fueran consecuencia exclusiva da la voluntad da podar que busca en Dios, en la religión, una sacralización de los privilegios da clasa. Podríamos dar muchos ajamplos a! raspado; baste el siguiente texto: "Quizá el elemento más negativo -escribe- es la deformación (causada por la escuela sacerdotal que dio origen al código de santi dad) de la imagen de Yahvé y de las relaciones con su pueblo: el Dios liberador ahora se convierta an la ame naza da su pueblo, que se cobra sus derechos como cualquier poder dominante: todos los israelitas tendrán que pagar el rescate por su vida, amenazada por la presencia de Yahvé an medio de ellos, para que no haya plaga; es una especie da impuesto, de medio sido, que hará de recordatorio ante Yahvé para que respete sus vidas (Ex 30,11-16). El Dios atento al mínimo clamor del pobre ahora nacasita un mamoría I económico para no quitarle la vida (...). El Dios que veía por los derechos del oprimido ahora no tiene ojos más que para sus propios darachos amenazados por la existencia misma del hombre impuro en la cercanía de su santuario (p.51)"
3 18
Nos parece que es aquí donde el A utor paga un excesivo tributo a los principios del análisis marxista que ha derivado de l Halo y da M. Clavanot. El considerar los dos bloques da Documentos Veterotastamantarios como axprasión da lucha da clases41 tiene el riesgo de dejar an sombra que todo al Antiguo Testamento as igualmente Palabra de Dios y que no hay, para así decir, una palabra da Dios da segunda categoría. En esto no que remos negar an absoluto que el contexto y el pre-texto sociales constituyen un verdadero filtro de la Palabra da Dios y da la misma Inspiración Divina, paro oponer tan radica/manta los distintos documentos veterotestamentarios, da la impresión de que se está olvidando el clásico principio según el cual el mejor intérprete de la Biblia es la Biblia misma, an qua cada página as iluminada a integrada, nunca eliminadai2. En este punto creo necesario recurrir a mi proceso personal. Inicialmente me habían parecido válidas las dos tesis generales de F. Belo:
Existen en los textos legislativos del A T dos sistemas distintos, el da la mancha y al da Ia deuda, siendo el primero dominante an los taxtos que provienen del do cumento sacerdotal Py el segundo de los textos elohista E y deuteronomista 1) (su elaboración es más acabada en este último). Estos dos sistemas poseen lógicas muy paralelas, por lo cual se hallan en estrecha relación4 . A partir de cierta época da la monarquía subasiática, la relación entre estos dos sistemas manifiesta una dialéc tica que es la da una lucha da clases44 Pero el mismo autor terminaba su largo y difícil estudio sobre El orden simbólico de Israel4 con una advertencia respecto de su 41 Yo no hablo en términos de lucha de clases, como lo plantea Belo (pp. 95-102); lo que yo afumo es que del Esquema de Pureza surge una sociedad estratificada en torno a la l^ireza y el mérito y, en cambio, del Esquema de Alianza, una estructura social igualadora (cf .11IC p.69). 42 Victorino Girardi, Consideraciones en tomo a la obra de Carlos Bravo. Jesús, hombre en conflicto, EF Mex 8/24 (1990) P. 386. 43 P. Belo, Lectura materialista del Evangelio de Marcos, Estella, 1975, p.70. 44 Id. ib. 45 Id. pp. 69-102.
319
jesús, hombre en comflicto
Aclaraciones
propuesta en la que sugiere la necesidad de un estudio sobre ese "proceso ideológico", respecto del cual se confiesa amateur. Y afumaba con honestidad: "No sé si lo que he propuesto es verda dero. solamente lo creo "4 En un primer momento me habían parecido correctas ambas tesis, y elaboré un esquema en el que me parecía que históricamen te iban alternando ambos esquemas en oposición uno al otro. Pero no encontré confirmación de la hipótesis en el estudio diacrónico de la redacción de textos. A lo largo de seis meses dedicados al estudio del proceso diacrónico de redacción de los textos legales de Israel, profundizando en varios autores , me encontré con que el esquema de Pureza es muy posterior, propiamente del tiempo del exilio e incluso del retorno. Los preceptos primitivos de tipo ritual-tabúico no se han de situar, en sentido estricto, dentro de este esquema legal. En base en eso abandoné la hipótesis inicial, aunque me pareció que se confirmaba la posición más general de Belo, sobre la existencia de dos sistemas legales (afirmación que no implica que se den como un todo ya construido tal cual desde el principio), pero no la segunda parte de su primera tesis ni tampoco la segunda tesis. Esto me causó un problema serio, porque cuestionaba mi manera de entender la Sagrada Escritura, de una manera un tanto ingenua y aun fundamentalista. ¿Cuál era la manera adecuada y cristiana de entender tanto la inspiración como la verdad de la Palabra escrita? El hecho fuerte con que me encontraba era el de la constatación de diferencias objetivas en las leyes de Israel en diferentes momentos de su historia, no sólo como diversas sino como contrapuestas en algunos momentos y cuya causa habría que buscar, y no caer en un concordismo fácil que atribuyera a todo el mismo valor4*. Detrás de este hecho me parecía que se podían señalar cuatro causas: a) que, buscando las leyes determinar las conductas de los hombres en función de la vida, prohibiendo lo que la daña y prescribiendo loque la favorece, la determinación de esto
46 Id. p. 101. 47 No considero justa la afirmación de que "pago 1111 excesivo tributo" a las posiciones marxistas de Belo y Clevenot: fueron para mi punto de partida, 110 de llegada. El mismo Helo reconoce la debilidad de su propuesta en la falta de un análisis diacrónico, que es lo que yo intenté hacer ( cf. Belo 101,2-3). Me siento más deudor a Auzou, Arenhoevel, Cazelles, De Fraine, De Sivatte, De Vaux. Gottwald, Grollenberg, Hemnann, Lohfink, Noth y Von Rad, que fueron la base de mi estudio, entre otros. Ellos son la base de mi exégesis. 48 Está, por ejemplo, la tensión que se da entre algunas posiciones protéticas y otras sacerdotales.
320
cambiaría de acuerdo al cambio de las situaciones sociales dife rentes en que se redactaban b) que 110 era ajeno a ese proceso la situación personal de los redactores °; c) que nos encontramos frente a un proceso de revelación de Dios y de su voluntad, en el que hay prescripciones que van quedando obsoletas, y que no tienen el mismo valoren cualquier situación ni para siempre 1 y es expresión tanto de su decisión de tom aren serio nuestra condi ción histórica como de su condescendencia divina que lo lleva a hablarnos de manera adecuada a nosotros; d) que eso nos situaba ante el hecho de la kénosis de Dios 110 sólo en su Palabra hecha carne, sino en su palabra escrita 2. sujeta también a 49 El proceso de redación de las leyes de Israel atraviesa toda su historia (Exodo, Conquista, Establecimiento. Monarquía, consolidación del sur, exilio, retor no) y llega hasta Jesús, tiempo en que los escribas fariseos y los escribas saduceos diferían en la interpretación de las mismas, e imponían sus propias convicciones al pueblo. 50 Esto es lo que descubre el estudio del Sitz im Lebeti. La tradición deuteronómica la emparenta Von Rad con las tradiciones levíticas: "Será preferible buscar los exponentes de esta concepción en los últimos tiempos de la monarquía y precisamente en los círculos de la tradición rural... De hecho parece probable que en el campo existieron círculos en loscuales se reavivaron las antiguas concepciones sobre Yahvé y sus guerras santas... Sólo estos últimos (la población niral) podían seguir manteniendo vivas y podían cultivar las antiguas tradiciones yahvistas... Sin embargo debemos buscar los verda deros portavoces de este movimiento entre los levitas..." C f teología del Antiguo testamento, /. pp. 109 ss. Coinciden también Auzou y Haag en fijar la actividad deuteronómica en el sur. Dice el último: "Hay que suponer que los levitas fugitivos con motivo de la catástrofe del 722 llevaron consigo tales colecciones jurídicas al Reino del sur. Aquí fueron objeto de la actividad coleccionadora que desplegó Ezequías (cap. 12-26). La fijación de un centro único de culto se comprende perfectamente en esta época" ( cf. Dicc. Bibl p. 460). Respecto de los conflictos surgidos en ese momento por parte del sacerdocio de Jerusalén afirma Cazelles: "Los sacerdotes de Jerusalén, des cendientes, por Sadoq, de Aarón.. prácticamente 110 habían aceptado el Dt (cf. 2 Re 23,9 y Dt 18,8). Poco accesibles al espíritu de esta corriente venida del norte... se inspiraban más bien en la teología tradicional de la trascendencia. Los sacerdotes de Jerusalén, descendientes, por Sadoq, de Aarón... práctica mente 110 habían aceptado el Dt (cf 2 Re 23,9 y Dt 18,8). Poco accesibles al espíritu de esta comente venida del norte... se inspiraban más bien en la teología tradicional de la trascendencia de Yahvé, el Dios ’santo’, inaccesible a las empresas humanas... Si Dios es trascendente, el hombre, mediante la liturgia, su código y sus reglas, puede vivir con él y participar de su santidad" (cf. Robert-Fcuillet, Introducción a la Biblia, 351 s.). Esto es la base de la explicación de las diferencias que encuentro entre Ley de la Alianza y Ley de la Pureza. 51 Es el caso de muchísimas de las prescripciones que yo llamo "de pureza", v.g. lo referente a la sangre, a la lepra a los sacrificios, etc. 52 Esto lo afirma explícitamente la Dei Verbum cuando habla de la admirable
321
Aclaraciones
l>
nuestros condicionamientos culturales y a nuestros procesos Iité ranos ése es su divino modo de ser en la historia: en kénosis; no como poder que se impone sino como amor que se ofrece. En el proceso de elaboración de las leyes, creo que se puede hablar de un primer esquema, (que yo llamo Ley de la Alianza ), donde se condensa la experiencia de Israel sobre qué es lo que garantiza su vida y su existencia como pueblo, y que se configura a lo largo de la primera etapa de Israel. Exodo, Conquista. Esta blecimiento: en ese momento la vida la garantiza la hermandad, el mirar unos por otros. Luego vendrá la consolidación de la monarquía, el cambio del estatuto de igualdad entre las tribus, la construcción del templo realvs, el establecimiento del sacerdocio y la sistematización del culto, con sus peligros que denunciarán los profetas; es también el momento del cisma de Israel y la existencia de los dos reinos. En el reino del Norte es donde florecerán la escuela elohista. (al que pertenecen el Decálogo E -Ex 20.1 -20- y el Código E de la Alianza -Ex 21,1-23.19-), los levitas y la corriente deuteronómica; al migrar al Sur luego de la destrucción de Israel se llevarán consigo Ta Ley’ (tradición profético-deuteronómica: fundamentalmente la ’Ley de la Alianza'). con base en la cual se hará la reforma vahvista en tiempos de Josías. "condescendencia" de la sabiduría divina "para que conozcamos la inefable benignidad de Dios, y cuanta adaptación de la Palabra lia usado teniendo providencia y cuidado de nuestra naturaleza". Porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres». El término de la comparación es la debilidad humana de la carne (humano semtoni assimilia facía sunt...
ii
11
ti ii i >
............. 11111 ■ i
Esta reforma encontrará oposición por parle de lo-, i. ■i. sadoquitas"0; su reacción dará origen al Código de S.iiiIhI.hI il 17-25). Después, vendrá el doloroso exilio. Siíz nn I »< // .1 l t leyes de Pureza . fundamentales para mantener la vida c ni* ninl.nl del pueblo en esa situación de profunda tentación. Esto mismo . importante cuando, después del retomo, se dé la dominación helena. La revuelta macabea se convertirá luego en la dinastía asmonea: Jonatán asume la dignidad sacerdotal. Hay una reacción en dos líneas: la esenia. que radicalizará la línea de la Pureza sacerdotal de manera elitista, y la farisea, reacción laical que hace extensiva para el pueblo la Pureza sacerdotal Buscando cumplir la voluntad de Dios con absoluta fidelidad determinará hasta los últimos detalles de la vida cotidiana, dando origen a lo que Jesús condenará como tradiciones humanas que impiden cumplir el mandamiento de Dios (cf. Me 7. 8-13). Una de las consecuencias de la mentalidad farisea es la marginación del pueblo, de la promesa (cf. Jn 7.49: la plebe maldita que no conoce la Ley). Jesús, en su momento, ante la marginación del pueblo por parte de los escribas y fariseos y desde la experiencia de la paternidad de Dios, consuena con la corriente profética, que sitúa la verdadera pureza V el verdadero culto en la misericordia, en la justicia, en el amor. Y lo hace porque su proyecto de reino del Padre es la hermandad, contra la que atenta esa concepción excluvente y elitista. En ese proceso de revelación hay los momentos iniciales, los momentos privilegiados y el momento definitivo, culminante, en m
i
i
53 Es el objeto de estudio de la historia de las formas y la historia de la redacción. A este propósito dice la DV: "Para descubrir la intención del autor, hay que tener muy en cuenta entre otras cosas los géneros literanos. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice e intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos hay que tener en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces más se empleaban en la conversación ordinaria» (n.10). 54 El primer texto legal será llamado Código Yahvista de la Alianza: Ex 34, 10-26, cuyo núcleo se remonta probablemente al mismo Moisés (Eichrodt, Lods, De Vaux) y se debe haber lijado oralmente en tiempos del estableci miento en Canaán. 55 A juicio de Cazelles se traía de un templo concebido más a imitación de los cultos camíneos que en continuidad de las tradiciones israelitas (cf. Cazelles en Robert-Feuillet, Introducción a la Biblia , I, 355)
56 Dice De Vaux: "Parece que los sadoquitas fueron un clero rutinario, poco propenso a innovaciones que cambiasen sus procederes habituales. En todo caso las reformas religiosas fueron iniciativas de reyes, no de sacerdotes" (cf. Instituciones, 483). La BJ deja entrever un motivo económico en esa oposi ción: "La ley preveia(Dt, 18,6-8). que los sacerdotes de provincia que vinieran a Jemsalén gozaran de los mismos derechos que los sacerdotes de la ciudad, sus /temíanos. La oposición del clero de la capital consiguió sin duda reducir a un rango subalterno a los sacerdotes de los altos concentrados en Jemsalén". (Nota a 2 Re 23 ,9 ). 57 Podemos hablar de cuatro momentos, si consideramos la Ley de Santidad como parte de este esquema de leves: -Etapa preexílica, en Jerusalén, hacia fines del s. VII, en tomo al Templo (Lev 17-26). -Etapa del exilio (alred. 598, con sus tres deportaciones, hasta el decreto del retomo en 538): la escuela de E/.equiel será fundamental: se elaboran Lev 11-16 y Lev 1-7 (a no ser que esta segunda parte suponga la práctica sacrificial del segundo Templo, lo que la situaría en Jerusalén en tomo a 520-515). -Etapa del retomo (538-515) y tal vez hasta Nehemías (445-432). Fusión del Pentateuco: Lev 8-10: Num 5-8 y 15-19; Ex 34,29-40,38: Ez 40-48. -Etapa de purificación y reestnictunición bajo Esdras.
322
323
humana; infimiitatis assumpta cante).
Jesús, hombre en coniflicto
Aclaraciones
Cristo. Esa culminación puede darse a manera de confirmación, a manera de radicalización. a manera de complemento, y a manera de corrección. Si nos quedáramos en una interpretación literal del texto de Mateo 5,17-20. sobre la no abrogación de la Ley. creo que nos veremos en graves problemas para explicamos las transgresio nes materiales que él mismo hace respecto del precepto del sábado, cuya violación lo hacía reo de muerte , ni su libertad ante las prescripciones sobre los alimentos'9, ni su desautorización del Templo 6 . Creo que esa es la manera como Jesús lleva la Ley a la plenitud: el amor, el Espíritu, y la libertad que éste genera. Con la declaración de Jesús: "Ustedes oyeron...; pero yo les digo" está llegando a su culmen6' el proceso de revelación que se inició por medio de los profetas. Jesús no es un mero repetidor que se contentara con simples adaptaciones del mensaje; trae una novedad tal que no admite componenda con algunos plantea mientos antiguos' . En síntesis: Jesús es plenitud de la Ley pero no de una manera etérea y ahistórica. sino dentro de un proceso histórico de revelación de Dios y de interpretación de los hombres situado en el espacio, en el tiempo y en la sociedad; en ellos es Palabra plena de Dios a veces a manera de confirmación, otras, a manera de radicalización. o a manera de complemento, incluso a manera de corrección (nueva afirmación que pasa por la negación de la posición anterior).
58 "Ésta fue la razón de que los judíos empezaran a perseguir a Jesús, que hacía aquellas cosas en silbado. Jesús les declaró: 'Mi Padre hasta el presente sigue trabajando, y yo también trabajo'. Ante esto les entraban a losjudíos más ganas de matarlo, porque no sólo abolía el sábado, sino además decía que D ios era Padre suyo, haciéndose igual a Dios (Jn 5,16-18). "Estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado y acusarlo... Nada más salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él" (Me 3,2.6). 59 Cf. Me 7,1-23. 60C y:M c 11,12-19; 13,1-2; Jn 4, 21-24. 61 La carta a los hebreos utiliza el término ep'esjatou (literalmente: en orden a lo definitivo) que tiene una dimensión no meramente temporal sino teológica, y se refiere a la plenitud de la revelación, como contrapuesto al polymerós kai polytropó.s (fragmentariamente y con una pluralidad de formas) que corres ponde a la etapa anterior. 62 En Marcos, Jesús es muy tajante: No hay quien remiende un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque lo añadido tirará de él, lo nuevo de lo viejo, y se hará un desgarrón jx;or. No hay quien eche vino nuevos en odres viejos, porque el vino romperá los odres y se perderán el vino y los odres; el vino nuevo, en odres nuevos (Me 2,21-22). Esa misma es la temática, de manera aún más dramática, del capítulo 7 de Marcos, y es el punto central de las controversias de los capítulos 11 y 12.
324
En este sentido Jesús es profeta, aunque no cualquier profeta, sino el enviado definitivo del Padre. Su crítica profética está en esa misma línea de exigir al hombre situarse ante una voluntad de Dios siempre mayor, y que no puede ser encerrada en ninguna Ley. Lo único que permite cumplirla en plenitud es el Espíritu. Como culmen del profetismo Jesús exigirá a las leyes humanas y a nuestras interpretaciones, que vayan más allá de la letra, y corregirá la letra misma de la Ley aveces radicalizando M. aveces negando64. Hay, pues, una jerarquización de lo revelado, dentro de la cual lo germinal no coincide con la plenitud La primera comu nidad sufrió un doloroso proceso dialéctico de continuidad y ruptura respecto del Antiguo Testamento. Es pro-bable que ese proceso se refleje en algunos de los textos evangélicos. Pero creo que es un proceso que primero se dio en Jesús mismo, aunque sea difícilmente dcterminable lo jesuánico y lo eclesial. Creo que uno de los espacios en donde esto se manifiesta es precisamente en el terreno de las prescripciones legales (lo que he llamado Ley de Alianza y Ley de Pureza)66. De esa manera tal vez Marcos está dando contenido históri co al evangelio paulino que anuncia la libertad de la Ley, del pecado y de la muerte, y presenta a Jesús como la culminación del proceso de revelación de la Voluntad del Padre. Como dice Pablo, nos libera de la letra de la Ley. que mata, para comunicarnos no otra ley sino su Espíritu mismo, que da vida. De hecho, Marcos presenta a Jesús como modelo de ortodoxia cuando, a la pregunta del Escriba sobre cuál es el mandamiento primero de todos, pone en su boca la fórmula ortodoxa del Deutcronomio: Shemá Israel... (Escucha, Israel, el Señor nuestro es el único Señor, y amarás al
63 C f v.g. Mt 5,20-48; Me 10,1-12; Le 6,20-26 y Mt 5,1-12. 64 C f v.g. Me 7,1-23; Mt 23,8-10. Jn 4,21-24. Es de notar que Jesús nunca aparece ni realizando sacrificios ni purificaciones. 65 El pasaje de la transfiguración creo que ésa es una de las cosas que viene a decir: Jesús es más que Moisés y Elias; después de la teofanía no ven a nadie más, sino a Jesús solo: es el único al que liav que oír y seguir. 66 Creo que el texto da base suficiente para afínnar que la posición personal de Jesús, de su práctica y de su mensaje, consuena más con la línea de la Ley de la Alianza y disuena de la de Lev de la Pureza. Obviamente esto no supone afirmar que los distingue fonnalmente qua tales, sino que, entre esas dos maneras de entender y vivir el acceso a Dios y a su voluntad, él claramente se identifica con la línea de la misericordia y de la justicia y no con la interpre tación oficial ritual (cf. v.g. Mi 12.7: si comprendieran lo que significa "misericordia quien) y 110 sacrificios", 110 condenarían a los que no tienen culpa; cf. también Mt 23.13-35 y Le 11,39-54).
325
Aclaraciones
jesús, hombre m t nmlli. i.
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5), y añade a continuación el texto de Lev 19, IX ’7. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Jesús hace una síntesis acabada de lo mejor de la Ley de la Alianza (justicia, misericordia con el que sufre, amoral prójimo) con lo mejor de la Ley de Pureza (mostrando en qué consiste la santidad y el verdadero culto), síntesis que fue asumida progresi vamente y no sin trabajo ni rupturas por la comunidad cristiana primera. Este asunto de la continuidad y ruptura con el Antiguo Testamento fue de los problemas más serios que vivió la primera comunidad cuando el Espíritu Santo la abrió a los paganos. La superación de la tensión existente entre Pablo y Santiago funda mentalmente. y también entre Pablo y Pedro, se resolvió gracias al papel mediador de Pedro y a su propia experiencia de la relatividad -derogación, por decirlo más claramente- de una serie de prescrip ciones rituales y cultuales provenientes de la Ley de la Pureza (circuncisión, pureza de alimentos, días de fiesta...). Una última aclaración: Si alguien pensara que es intención del autor el ampararse en esta presentación de la crítica de Jesús al Centro judío, para atacar a la Iglesia, estaría juzgando de internis de manera totalmente abusiva \ Sin embargo, tampoco se puede olvidar que las críticas de Jesús a quienes quieran acaparar poder, prestigio, riquezas y honores a costa del sometimiento de muchos seguirán siendo válidas contra esas pretensiones dondequiera que se den.
67 Texto que pertenece a la tradición deuteronómica, de acuerdo a los estudios sobre los estratos redaccionales. 68 Lo dice expresamente González Faius en su prólogo: "Y por eso quisiera terminar con una pequeña observación dirigida, sobre todo, al lector español: a mi entender, se desenfocaría la conllictividad del Jesús de Marcos si nos limitáramos a dir igir esa conllictividad sólo contra la Iglesia institucional. Y esta sería una tentación fácil... No es ésa la perspectiva de Marcos ni la lectura que de él hace Carlos Bravo... Ahora se trata de una conflictividad que Jesús desata ante todos y cada uno de nosotros y ante este mundo nuestro (que fue el suyo) y que no nos permite a nadie una exaltación orgullosa que absolutice demasiado nuestras mediaciones y nuestras causas propias, sino que obliga a lo que Carlos Bravo propone como elemento descriptivo de lo que significa ser el Hijo: vivir de cara al Padre y a su Reinado... Preferir absolutamente al Padre y a los hombres, por encima de la propia vida" (JHC p. 19).
326
Conclusión Con esto creo haber aclarado algunas cosas respecto de mi libro
Jesús, hombre en conflicto. Quizá una última cosa, que creo no haber tratado in recto: la objeción de ambigüedad respecto del verdadero conflicto. Cito una frase, que destaca González Faus en una nota de su prólogo a la edición española:
Esto está preciosamente expresado por el autor en las siguientes palabras de la conclusión del libro: "Para romper el círculo de Ia violencia del Centro judío que lo amenaza, Jesús tiene la alternativa de huir, de responder con violencia o de no resistir a su fuerza homicida. Y el Padre tiene también la alternativa de destruir a los que han decidido asesinar a su Hijo, de rescatarlo mágica mente. saltándose la historia, o, finalmente, de sufrir que se lo maten. Yporque elige la tercera opción -que revela cómo el Padre v el Hijo son en la historia-, por eso es necesario que Jesús muera asesinado, como tantos otros asesinados por el poder, a lo largo de la historia, en nombre de la Seguridad Nacional y de la razón de Dios. No es el Padre quien necesita que el Hijo muera para satisfacer su honor herido por el pecado. Son otros dioses los que necesitan esa muerte : el del Centro judío y el del Imperio, que se alian contra el Dios de Jesús, el Padre69.
La teología latinoamericana ha puesto de manifiesto que el proble ma fundamental en América Latina no es tanto el ateísmo cuanto la idolatría, es decir, no tanto la fe en Dios, sino en qué Dios se cree. Y creo que éste fue el problema fundamental también para Jesús: por revelamos un Dios insospechado -cognoscible sólo por autorrevelación personal, por medio de su Palabra hecha carne- en un mundo estructurado por el pecado como negación de los dere chos de Dios y de los derechos de los pobres. Y éste mismo es el contenido del conflicto del cristiano e América Latina: la opción por la vida en un mundo de muerte, estructurado en función de la defensa de los privilegios de minorías a costa de los derechos de las mayorías empobrecidas, la opción por el Dios de la vida y su Reino, lo lleva a anunciar a los pobres
69 JHC, p. 18.
327
Aclaraciones
el proyecto de Dios de vida en abundancia que. en una situación de opresión tiene que pasar por la liberación integral. Así se ha entendido aquel deber de la Iglesia del que hablaba Paulo VI:
Es bien sabido en qué términos hablaron durante el reciente Sínodo numerosos Obispos de todos los conti nentes y, sobre todo, los Obispos del Tercer Mundo, con un acento pastoral en el que vibraban las voces de millones de hijos de la Iglesia que formaron tales pue blos. Pueblos, ya lo sabemos, empeñados con todas sus energías en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que los condena a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades crónicas, analfabetismo, depau peración. injusticia en las relaciones internacionales y, especialmente, en los intercambios comerciales, situa ciones de neocolonialismo económico y cultural. a veces tan cruel como el político, etcétera. La Iglesia, repitieron los Obispos, tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos: el deber de ayudar a que nazca esta libera ción. de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización . Este es el contenido concreto que reviste en América Latina la fidelidad a Jesucristo, son los contenidos ineludibles del segui miento de Jesús en el proseguimiento de su causa. Es el objetivo primero. Afrontar los conflictos que surgen en el cumplimiento de esta misión es un elemento de la parresía cristiana, fruto del Espíritu Santo, que siempre ha llevado a los cristianos a enfrentar incluso los peligros de muerte, como consecuencia -de ninguna manera como finalidad pretendida- de la decisión de anunciar buenas nuevas a los pobres, de vivir de acuerdo a la misericordia eficaz del Padre.
B
ib l io g r a f ía m ín im a
Antiguo Testamento D. Arenhoevel: Así nació la Hiblia (Madrid. 1980) M. Clevenot: Lectura materialista de la Biblia (Salamanca, 1978) L. Grollenbcrg: Visión nueva de la Biblia (Barcelona. 1972) H. Gruen. El tiempo llamado Hoy (Madrid, 1981) S. Herrmann: Historia de Israel (Salamanca, 1979) R de Sivatte: Alliberament d Israel (Barcelona, 1982)* G. Von Rad: Teología del Anticuo Testamento (Salamanca, 1972) A. Weiser: ¿A qué llama milagro la Biblia? (Madrid. 1979) N u e v o T e s ta m e n t o
Situación del pueblo en tiempos de Jesús H. Braun: .Jesús, el hombre de Nazaret. v su tiempo (Salamanca. 1975) H. Cazelles: El Mesías de la Biblia (Barcelona, 1978) H. Echegaray: Jn práctica de Jesús (Salamanca. 1982) D Flüsser: Jesús en sus palabras y en su tiempo (Madrid, 1975) B. Gerhardssohn: Prehistoria de los Evangelios (Santander, 1980) M. Hengel: .Jesús y la violencia revolucionaria (Salamanca, 1973) J Jeremías: .Jerusalén en tiempos de .Jesús (Madrid. 1977) Le problcme historique de Jésus Christ (Paris. 1968) J Leipoldt S¿ W. Grundm ann: El mundo del Nuevo Testamento (Madrid. 1973) A. Nolan: "¿Ouicn es este hombre?”Jesús, antes del cristianismo (Santander, 1981) Ch. Perrot: Jesús y la historia (Madrid. 1982) Saulnier & Rolland: Palestina en tiempos de Jesús (Estella, 1981) L. Schottroff & W. Stegemann: Jesús de Nazaret, esperanza de los pobres (Salamanca, 1981)
70 EN 30.
32 8
329
índice
G. Theissen: Sociología del movimiento de Jesús (Santander, 1979) W . Trilling: Jesús y los problemas de su historicidad (Barcelona, 1970)
Comentarios del Evangelio
Págs. F Belo: Lectura materialista del Evangelio de Marcos, (Estella.1975) J. Cardenas P: El poder de Jesús el Carpintero (México, 1983) Un pobre llamado Jesús (México, 1982) M. Clevenot: Lectura materialista de la Biblia (Salamanca, 1978) J. Delorme: El evangelio según san Marcos, (Estella, 1981) B. Maggioni: El relato de Marcos. (Madrid, 1981) X. Pikaza & E. de la Calle: Teología de los Evangelios de Jesús, (Salamanca. 1974) A. Pronzato: IJn cristiano comienza a leer el evangelio de Marcos (Salamanca, 1982/84) 3 vol. V. Taylor: Evangelio según san Marcos. (Madrid, 1979)
Estudios X. Alegre: "Marcos o la corrección de una ideología triunfalista. Para una lectura de un evangelio beligerante y comprometido". 11LT 6 (1985), 229-263 H. Cousin: Los textos evangélicos de la pasión (Estella, 1981) J. Jeremías: Interpretación de las parábolas (Estella, 1971) La última Cena. Palabras de Jesús (Madrid, 1980) Las parábolas de Jesús (Estella 1974) X. Léon-Dufour: Estudios de Evangelio, (Barcelona, 1969) "Jésus a Gethsémani. Essai de lccture synchronique": SE 31 (1979) 251-268 Jesús y Pablo ante la muerte (Madrid. 1982) Los evangelios y la historia de Jesús (Estela. 1967) Resurrección de Jesús y mensaje pascual (Salamanca, 1973) X. Leon-Dufour (ed): Los milagros de Jesús (Madrid, 1979) W. Marxsen: El evangelista Marcos (Salamanca. 1981) J. Mateos: Los "Doce"y otros seguidores de Jesús, en el evangelio de Marcos (Madrid, 1982) S. Talavero Tovar: "El pago de impuestos a la potencia ocupante. Jesús no se mantuvo neutral"; Cieñe.Tom. IOS (1981) 3-40
330
Presentación.....................................................................................1 P r ó l o g o ........................................................................................ V
Primera Parte: Claves para un relato desconcertante 1. Lo sorprendente del relato de M a r c o s ....................................5 a) La perspectiva de exaltación .......................................... 11 b) Las tensiones con el mundo j u d í o ....................................12 c) La perspectiva g n ó s t i c a .................................................... 12 d) La experiencia de persecución ....................................... 13 2. Metodología de le c tu ra .......................................................... 17 Las claves de l e c t u r a ..............................................................IX a) Claves de a c c i ó n .......................................................... 20 b) Claves de s itu a c ió n ....................................................... 20 c) Claves de c u l t u r a ................ ..........................................21 La determinación de la e s tr u c tu r a ....................................... 23 a) Los momentos principales de la práctica de Jesús . . 23 b) Los e n l a c e s .................................................................... 23 c) Las migraciones de se n tid o .......................................... 24 d) La e s t r u c t u r a ..............................................................: 26 3. La situación del pueblo en tiempos de J e s ú s .......................27 a) El aspecto e c o n ó m ic o ....................................................... 28 al) El pueblo a través de la h isto ria ................................ 28 a2) El pueblo en tiempo de J e s ú s ....................................29 b) El aspecto p o lític o ..............................................................30 b 1) El pueblo a través de la h isto ria ................................ 30 b2) El pueblo en tiempo de J e s ú s ....................................31 c) El aspecto religioso ........................................................... 32 e l) El pueblo a través de la h isto ria ................................ 32 c2) El pueblo en tiempos de J e s ú s ....................................33
4. Ley de la Alianza y Lev de ja P ureza.................................... 37 Momentos fundacionales: Éxodo-Promesa-Alianza . . . . 38 Monarquía: corte y sacerdocio. El documento yali vista . . 40 El contexto de la reforma d e u tc r o n ó m ic a ..........................42 Derechos de Dios .............................................................. 43 Derechos del hom bre.................................................... 44 La reacción sacerdotal: El código de S antidad................... 45 El exilio: La codificación de la P u r e z a ................................ 46 El fenómeno fariseo: La inflación de la P u r e z a ................ 49 Síntesis de características de la Alianza y la Pureza . . . . 52 S e g u n d a p a rte : R e la to in c o n c lu s o d e u n a p r á c t ic a tru n c a d a v io le n ta m e n te Introducción: Análisis del texto ................................................. 57 1.Q uién es Jesús: de Nazaret a la práctica por el Reino . . 59 Titulo del relato: "Comienzo de la buena noticia de Jesús, Cristo. Hijo de Dios": 1 , 1 ....................................... 59 Primera Unidad: Prólogo: Quién es Jesús: 1.2-13 . . . i . 61 Esquema de la U n i d a d .......................................................... 61 R e l a t o .............................................................................. 62 Secuencia A: Juan Bautista v el que viene, el Mesías 1 1- 2 - 8 ...........................................................................‘ 63 Secuencia B: Bautismo de Jesús, el Hiio de Diosc 1,9-11 ............................................................. ...................64 Secuencia C: Las tentaciones de Jesús, el hombre: 1, 12-13 . 65 2 . Reino y Vida del Pueblo: Conflicto con el Centro Judío Unidad programática de enlace: Anuncio y Convocación . 67 El programa del Reino: I, 1 4 - 2 0 .............' .......................... 67 Esquema de la u n id a d ................................ 68 Rclat0 .................................................... . . 6* Secuencia A: Anuncio del Reino: 1. 14-15.......................... 69 Secuencia B: ( onvocación de la comunidad por el Reino: 1, 16-20...................................................................................71 Principales migraciones o cambios de s e n tid o ....................72 Segunda Unidad: Práctica de Jesús por el Reino: Responsabilidad por la vida del pueblo, y respuesta a su práctica: En Galilea: 1 , 2 1 - 5 , 4 3 ....................................... 72 Esquema de la Unidad Subunidad 1 Cafamaún: Jesús ante el sufrimiento del pueblo: 1, 2 1 - 3 9 .......................... 73 Esquema ................................................................................. 74 R e l a t o ........................................................................................74
Secuencia A: La acción de Jesús contra lo inhumano: 1 , 2 1 - 2 8 ..............................................................................75 Secuencia B: Por la vida, al margen de la ley. Tentación de regional izar el Reino: 1.29-39 ................ 77 Enlace: Curación del leproso: inicio del conflicto por la pureza: 1,40-45 ................................................................. 78 R e la to ........................................................................................78 C o m e n ta rio ....................................................# .......................79 Subunidad 2: Controversias: El Centro Judío contra la práctica liberadora: lo que "se puede" o "no se puede hacer: 2 . 1-3, 5 .................................................................... E s q u e m a ................................................................................. 83 Relato . ..................................................................................... X4 Comentario Secuencia A: El perdón y la salud en los márgenes: 2. 1-12 86 Secuencia B: Llamamiento de Leví: comida con pecadores: 2, 1 3 - 1 7 .......................................................... 88 Secuencia C : Tiempo nuevo y nueva conducta: 2. 18-22 . 89 Secuencia B': Lo que se puede hacer en sábado: el camino: 2, 23-28 ................... ................................ • • 90 Secuencia A ': Lo que se puede hacer en sábado: la vida: 3 , 1 - 5 ............. ....................................... ; ......................91 Enlace: Planes de muerte, búsqueda de protección: 3. 6-7a R e la to ........................................................................................p C om entario............................................................................. 93 Subunidad 3: Respuestas ante Jesús: Seguimiento y Perseguimiento: 3. 7 b - 3 5 .................................................95 Esquema de la S u b u n i d a d .................................................... 95 R e la to ........................................................................................ 96 Secuencia A: Seguimiento de la gente/seguimiento de los Doce: 3, 7 b-1 9 ............................. . : • ■ Secuencia B: Perseguimiento de la familia de Jesús, y de los escribas de jerusalén: 3. 20-35 ............................. 99 Enlace con parábolas. Protección de Jesús: nueva forma de enseñanza: 4. 1- 2 a ............................................. 100 R e la to .................................................................................... 100 C om entario........................................................................... 101 Subunidad 4: Parábolas: Análisis de las respuestas ante Jesús v de las condiciones de escucha: 4. 2b-34 . . . 103 E s q u e m a ................................ R e la to ............................................. ... ................................. 103 Secuencia B: Primer bloque de parábilas: los terrenos: 4 , 2 b - 2 0 ........................................................................... 1° 5
Secuencia C: "Dichos" sobre la estrategia de parábolas: para comprender la práctica de Jesús: 4. 21-25 . . . . 110 a) "Dicho" sobre la lámpara: vv. 21-23 .......................... ...110 b) "Dicho" sobre la actitud con la que se le escucha: versículos 4, 24-25 ..............................................................110 Secuencia B ’: Segundo bloque de parábolas: la compren sión que Jesús tiene del proceso del Reino: 4, 26-32 . 111 a) Parábola del sembrador: vv. 26-29 b) Parábola del grano de mostaza: 30-32 .......................... 112 Secuencia A': Conclusión: 4. 33-34 ....................................112 Enlace: Tempestad; incomprensión de los discípulos ante la práctica de Jesús y las amenazas que le rodean: 4. 35-41 113 R e l a t o .................................................... ................................ ...113 C o m e n ta r io ..............................................................................114 Subunidad 5: Muerte-Vida: La fe, condición de posibi lidad del rescate de la vida: 5. 1 - 4 3 ............................. 116 R e l a t o .....................................................................................116 Secuencia A: Endemoniado de Gerasa: 5, 1 - 2 0 ............. ...118 Secuencia B: La impureza y la muerte: mujer con hemorragias e hija de Jairo: 5, 2 1 - 4 3 .......................... 120 Enlace: Nazaret: inicio de la crisis sobre su práctica: 6 , l- 6 a . 122 R e l a t o .................................................................................... ...122 C o m e n ta r io ..............................................................................123 Síntesis de las dos primeras U n i d a d e s ............................. 124 Tercera unidad: Panes. Ampliación de la práctica por la vida; conflicto creciente con el Centro: 6 , 6 b- 8, 21 . . . 125 Esquema de la U n i d a d ....................................................... ...126 R e l a t o .....................................................................................127 Subunidad 1: Misión de los Doce: corresponsabilidad por el Reino: 6 , 6b-3 l a .................................................... ...133 Enlace: El pueblo en necesidad: 6 . 31 b - 3 3 .............................134 Subunidad 2: Panes 1: La responsabilidad por la vida del pueblo: 6 , 34-56 ....................................................... ...134 Secuencia A: Solución al problema del hambre: ¿Comprar o compartir?: 6 , 34-44 ....................................135 Secuencia B: Incomprensión de los discípulos: 16, 45-52 135 Secuencia C: Solución al problema de la enfermedad: 6,53-56 .............................................................................. ...136 Enlace: Asedio del Centro: 7. 1 - 4 .......................................... ...137 Subunidad 3: Pureza: Desautorización de la Ley de la pureza como acceso a Dios: 7. 5 - 2 3 ............................. ... 137 Esquema .............................................................................. ...137 Secuencia A: El conflicto con el Centro: 7. 5-13 . . . . 138
Secuencia B: La explicación a la gente: 7, 14-16 . . . 140 Secuencia C: La explicación a los discípulos: 7, 17-23 . 141 Enlace: Ocultamiento en tierra pagana: 7, 24 ................... ....142 Subunidad 4: Panes 2: La responsabilidad por la vida de los paganos. 7. 25-8, 21 .......................................... ....142 Secuencia B: Incomprensión de los fariseos ante la práctica de Jesús: refugio: 8 , 1 0 - 1 3 ............................. ....145 Secuencia B’: Incomprensión de discípulos ante la práctica de Jesús: 8. 14-21 .......................................... ....146 Conductas ante la suerte del pueblo: El Centro judío/ Los Doce/ J e s ú s ................................ ... 147 3. Crisis y C a m b i o ................................................................. ... 149 Formación de los Doce para el proseguim iento............. ... 149 Enlace: Ciego de Betsaida: símbolo de discípulos: 8 . 22-26 150 R e la to .................................................................................... ... 150 C o m e n ta rio .............................................................................. 150 Cuarta unidad; Crisis de Galilea: Quicio del Relato. Cambio de práctica ante el fracaso, la incomprensión y el conflicto con el Centro: 8 , 27-38 .......................... ... 151 E s q u e m a .............................................................................. ... 152 R e la to .................................................................................... ... 152 Secuencia A: La doble pregunta por la identidad; mesianidad mal interpretada: 8 , 27-29 .......................... ... 154 Secuencia B: Primer correctivo: orden de silencio: 8 , 30 154 Secuencia C: Segundo correctivo: la suerte del hijo del hombre: 8 . 31 - 3 2 a .................................................... ... 155 Secuencia D: Crisis y tentación de los discípulos;cambio en la práctica del seguimiento: 8 , 3 2 b - 3 8 ................... ... 155 Enlace: Tiempo de ver' el Reino: 9, 1 ................................ ...157 R e la to .................................................................................... ...157 C o m e n ta rio ..............................................................................157 Formación de los discípulos: 9. 2-10. 45 ..........................158 E s q u e m a .................................................................................159 Quinta unidad: Prólogo 2: Transfiguración: ’Ver’ al hijo: 9. 2 - 8 ....................................................... ...159 R e la to .................................................................................... ...159 C o m e n ta rio ..............................................................................160 Enlace: Regreso al camino de Jesús; incomprensión de los discípulos: 9, 9 - 1 0 .................................................................161 R e la to .................................................................................... ...161 C o m e n ta rio ................ .............................................................161 Sexta unidad: Preparación de Discípulos: 9, 11-10, 45 . 162 E s q u e m a .................................................................................163
Subunidad Instrucciones I: p a r a d proseguimiento: 9 ,1 1 - 5 0 .............................................................................. 164 R e l a t o .................................................................................... 164 Secuencia A: El retorno de Elias: instrucción sobre la cualidad del tiempo: c>. 1 1 - 1 3 ....................................... 167 Secuencia B: Curación del epiléptico: instrucción sobre la lucha con el demonio: 9, 14-29.......................168 Secuencia C: Segunda corrección de las expectativas mcsiánicas: 9. 30-32 ....................................................... 169 Secuencia D: Ambición de poder de los discípulos: instrucción sobre el serv icio: 9. 33-35 .......................... 169 Secuencia E: Instrucción sobre el acoger a los pequeños (= marginados): 9, 36-37 .............................. 170 Secuencia F: El exorcista sin credenciales; instrucción sobre alianzas v sobre la corrupción de la ambición: 9. 38-50 . . . ................................................................. 170 Enlace: Cambio de territorio: camino hacia judea; el pueblo. horizonte de las instrucciones: 10. 1 ................................ 171 R e l a t o .................................................................................... 171 C o m e n ta r io ........................................................................... 171 Subunidad Instrucciones 2: Los criterios del Reino: 10.2-4 5 173 R e l a t o .................................................................................... 173 Secuencia A: Acoso de fariseos a propósito del divorcio; instrucción sobre la igualdad original hombre-mujer: 10.2-4 5 ... 175 Secuencia B: Regaño de discípulos a niños; instrucción sobre el Reino y los niños (marginados): 10, 13-16 . . 176 Secuencia C: Hombre rico y seguimiento; el Reino y la riqueza: 10. 1 7 - 2 7 ....................................................... 177 Secuencia D: Pregunta sobre la suerte de los seguidores; el Reino y los pobres: 1 0 ,2 8 -3 1 .................................... 179 Secuencia E: Tercera corrección de las expectativas mcsiánicas: 10.32-34 .................................................... 180 Secuencia F: La ambición de poder de los discípulos; instrucción sobre el Reino y el servicio: 10,35-45 . . 181 Enlace: El ciego de jericó. símbolo de los discípulos: 10.46-52 . . . ' . ................................................................. 182 R e l a t o .................................................................................... 182 C o m e n ta r io ........................................................................... 183 4. En Jerusalén Juicio de Jesús contra el Centro: Condena del Centro contra Jesús .................................................................... 185
Séptima unidad: Enfrentamiento con el Centro. En Jerusalén. última semana: 11.1-15.41 . . . Unidad Jemsalén l Juicio de jesús contra el Centro: definición frente a expectativas mcsiánicas: 11, 1-13,37 E s q u e m a .............................................................................. R e la to .................................................................................... Comentario Subunidad 1: Acciones sim bólico-proféticas................ Enlace: "Y llegan de nuevo a Jemsalén. Y en el Templo, mientras iba y venia..." : I 1. 2 7 a b .................................... Subunidad 2 : Controversias con el Centro; desautorización del poder: 11, 27c-12. 3 4 b ................ Secuencia A. Desautorización de sacerdotes y escribas: l l , 2 7 c - 3 3 ....................................................... Secuencia B: Denuncia de la capacidad homicida de la ortodoxia: 12. 1 - 1 2 .................................................... Secuencia C: Desautorización de la pretensión romana de dominio sobre Israel: 12. 1 3 - 1 7 ................ Secuencia D: Desautorización de la lectura saducea de la escritura: 12. '8-27 ............................................. Secuencia E: La centralidad de la lev de la Alianza: 12. 2 X - 3 4 b ....................................*................................. Enlace: "Y nadie se atrevía a hacerle preguntas: pero respondiendo, les decía, enseñando en el Templo...": 12, 3 4 c -3 5 a ........................................................................... Subunidad 3: Correcciones \ denuncias públicas: 12. 35b-13, 2 ................... .................................................... Enlace: Preguntas de los discípulos sobre el fin del templo y de la historia: 13. 3 - 4 .......................................... R e la to .................................................................................... C om entario........................................................................... Subunidad 4: Instrucción sobre el tiempo previo al Reino: 13,5-37 .............................................................. E s q u e m a .............................................................................. R e la to .................................................................................... C om entario........................................................................... Secuencia A: Frente a la conflictividad de la historia: 13.5-23 ........................................................................... Secuencia B: Frente a la venida del Hijo: esperanza: 1 3 .2 4 -3 1 ........................................................................... Enlace menor: La ignorancia del "dia aquel": 13,32. . . . Secuencia C: Frente al presente: vigilancia: 13, 33-37 . C o n c lu s ió n ...........................................................................
181 IX/ 1X7 IXX 193 197 197 197 19X 19X 200 200 202 202 204 204 204 205 205 205 207 20X 209 209 210 210
Unidad Jerusalcn 2: Juicio y condena contra Jesús: 14. 1-15. 4 ..............................................................210 Esquema .............................................................................. 211 R e l a t o .................................................................................... 212 Subunidad 5: Preparativos del Drama: 14, 1 - 1 6 ............. 218 Secuencia A: Preparativos del Centro Judío: 14,1-2 . . 218 Secuencia B: Unción: 14.3-9 .......................................... 218 Secuencia C: Traición-entrega: 14. 1 0 - 1 1 .......................219 Secuencia D: Preparativos de la cena: jueves por la mañana: 14, 1 2 - 1 6 .......................................................... 220 Subunidad 6 : El Momento de la Opción: 14, 17-42 Secuencia A: Jesús frente a la traición: (viernes judío; jueves por la tarde): 14, 1 7 - 2 1 ....................................... 220 Secuencia B: Acción profético-simbólica: el pan y el vino: 14, 22-26 ................................................................. 220 Secuencia C: Previsión de la huida: 14, 2 7 - 3 1 ................ 221 Secuencia D: Jesús frente a la opción final: 14, 32-42 . . 222 Subunidad 7: Juicio y condena: El fracaso de la causa de Jesús: 1 4 .4 3 - 1 5 .4 1 ............................. ...................... 224 Secuencia A: Juicio de Judas: Entrega-traición: 14,43-46 ........................................................................... 224 Secuencia B: Juicio de los discípulos: intento de resistencia; huida: 14.47-52 .......................................... 224 Subunidad 8 : El fracaso de la causa de Jesús ( 1 4 , 5 3 - 1 5 , 4 7 ) ................................................................. 225 Juicio Religioso (14, 5 3 - 6 5 ) ............................................. 226 Primer Escenario: Adentro del Sanedrín (14, 55-65) . . 226 Segundo Escenario: Afuera del Sanedrín (14, 66-72) . . 228 Juicio P olítico....................................................................... 230 Tercer Escenario: Adentro del Pretorio de Pilato (15. 1-5) 230 Cuarto Escenario: Afuera del Pretorio (15, 6-20) . . . . 231 Quinto Escenario: Camino de cruz y crucifixión ( 1 5 , 2 1 - 2 7 ) ....................................................; • . ; • • • 232 Sexto Escenario: En la cruz. Tres burlas y tres juicios (15. 29-39) .............................................................................. 233 Esquema .............................................................................. 233 Primera Burla: No puede destruir el Templo v salvarse (v. 2 9 s ) ....................................................................... 233 Segunda Burla: No puede salvarse a sí mismo y bajar de la cruz (v. 31 s) .......................................................... 234 Primer Juicio: El silencio de Dios (v. 34) ....................... 234 Tercera Burla: Veamos si lo salva Elias (3 5 -3 6 )............. 234 Segundo Juicio: El velo rasgado (38) ............................. 235
Tercer Juicio: El comienzo de la fe ( 3 9 ) ............................. 2 Enlace: La sepultura: El final de la historia de Jesús: 15.39-47 .......................................................................... ... 238 R e la to .................................................................................... ... 2 <8 C o m e n ta rio .......................................................................... ... 2 W 5. De Jerusalén a Galilea El Seguimiento de Jesús en el Proseguimiento de su C a u s a .................................................... ...................239 Unidad Epílogo: Dónde se ve a Jesús: 16, 1- 8a ............. ...239 R e la to .................................................................................... ...239 C o m e n ta rio ..............................................................................240 Inconclusión: "...Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo..." 16. 8b ....................................................243 C o m e n ta rio ..............................................................................243 Apéndice: Ver al Resucitado (16. 9 - 2 0 ) .......................... ...244 E s q u e m a ..............................................................................• 244 R e la to .................................................................................... ...244 C o m e n ta rio ..............................................................................245 T e r c e r a p a rte : N a r ra tiv a T e o ló g ic a del C o n flic to I n tr o d u c c ió n ....................................................................... ...249 1. La Práctica de Jesús .......................................................... ...255 1.1. Práctica Procesual .......................................................... ...255 a) El cambio en su Práctica .......................................... ...256 b) El cambio en el proceso del conocimiento y en los contenidos de c o n c ie n c ia .......................................256 c) El cambio en el modo de relacionarse ................... ...258 1) Con D i o s ..............................................................................258 2) Cambio de lugar s o c i a l ....................................................260 3) Cambio en las relaciones con el pu e b lo ..........................260 4) Cambio en las relaciones con el C e n tro ..........................260 5) Cambio en las relaciones con sus d is c íp u lo s ............. ...261 1.2 Práctica s i t u a d a ................................................................. .. 262 a) La situación de Jesús frente a la realidad económica . 263 b) La situación de Jesús frente a la realidad política . . 265 c) La situación de Jesús frente a la realidad religiosa . . 267 1.3 Práctica c o n f l i c t iv a .......................................................... .. 270 a) La centralidad del conflicto, en el r e l a t o ................... .. 270 1. Las controversias y el conflicto................................ .. 271 2. La Crisis de Galilea y el c o n f l i c t o ............................ 271 3. Las instrucciones a los discípulos y el conflicto . . 272 b) La intencionalidad del conflicto, en el r e l a t o ............. ..273
c) Lo subversivo do la práctica de J e s ú s .......................274 d) El núcleo del c o n f l i c t o ..............................................276 2. Normatividad del Conflicto.................................................277 3. Relato y Práctica H i s tó r i c a .................................................283 a) El carácter dialéctico de la narrativa teológica . . . . 284 b) La dialéctica del s e g u im ie n to ....................................... 287 4. Lineas de Fuerza de la Práctica de J e s ú s .......................... 289 A Manera de In-Conclusión ..............................................295 1. El correctivo de la Exaltación....................................295 2. El Contenido de los Títulos: Jesús Liberador-Hijo de D i o s ....................................................... 298 a) Ser Hijo: Vivir de cara al Padre y a su Reinado . . 298 b) El modo de ser del Padre en la h isto ria ....................298 c) La causa del Padre y la causa del pobre ................ 300 d) Ser el Hi jo: Preferir absolutamente al Padre y a los hombres, por encima de la propia vida . . . 300 3. Leer a Marcos en América L a t i n a ............................. 301 Anexo '........................................................................................305 Aclaraciones sobre .Jesús, Hombre en C o n flicto ................ 305 1. La razón y el núcleo de mi fe .......................................306 2. Explicación del M é t o d o .................................................307 3. Intención del L ib ro ...........................................................310 4. Algunas aclaraciones y a v a n c e s ....................................314 Conclusión................................................................................. 327 B i b l io g r a f í a ..............................................................................329
Jesús, hombre en conflicto, term inó de im primirse el 31 de ju lio de 1 9 9 6 , en la fiesta de San Ignacio de Ix»yola, en FOTOTIPO S.A., Rubén Darío N° 127 Col. M oderna, ¿México, D.F., Tel. 5 7 9 12 0 3 . Se im prim ieron 2 mil ejemplares más sobrantes para reposición. Carmen Farra Velasco realizó el dibujo de la portada, y Axa lia Cervantes G onzález su d i seño. l'l cuidado de corrección y edición es tuvo a cargo de Fnriqueta Estrada, M iguel Romero y Javier M aldonado.