1 Curso A Ministros Extraordinarios De La Comunión

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CURSO A MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIÓN 29 DE MARZO DEL 2014 PARROQUIA DE SANTO TOMAS APÓSTOL, IXTLAN

¡BIENVENIDOS!

TEMA 1 MINISTERIOS Y EQUIPO DE LITURGIA

Parroquia de Santo Tomas Apóstol, Ixtlán.

Tema 1 MINISTERIOS Y EQUIPO DE LITURGIA

Ministerio quiere decir servicio. Así como Cristo “no vino a ser servido, sino a servir” (Mt 20, 28), la Iglesia, sacramento y señal de Cristo, es toda ella ministerial. Existe para servir.

Los ministerios existen para el bien y el servicio de la comunidad, por voluntad de Cristo. Los ministerios son esenciales a la Iglesia (1 Co 14, 5; Ef 4, 12).

Diversidad de ministerios: • Ministerios ordenados: obispo, presbítero y diácono. • Ministerios instituidos (Se llaman a éstos ministerios instituidos porque los llamó así Pablo VI al reformar y suprimir las llamadas "órdenes menores" (subdiaconado, ostiario, etc.): lector y acólito.

• Ministerios de hecho: Se llaman a los ministerios que ejercen laicos y laicas de manera estable o simplemente ocasional.

1. MINISTERIOS DE HECHO Los ministerios litúrgicos de hecho pueden estar: - Personas encargadas de la limpieza y ornamentación, del los vestidos litúrgicos y de los vasos sagrados, etc. • Al servicio de la asamblea (SC 29; OGMR 68). - Los encargados de la acogida y del orden en la celebración. La cogida es un aspecto importante. No digamos el orden en la misa con niños, por ejemplo.

- El monitor de la asamblea. • Al servicio de la Palabra de Dios. - El lector no instituido (SC 9; OGMR 66). - El salmista (OGMR 36; 67; 90; 313).

1. Ministerios de hecho • Al servicio del altar y del ministro ordenado. - El acólito no instituido (SC 29; OGMR 66). - El ministro extraordinario de la comunión (OGMR 68). - El maestro de ceremonias (OGMR 69).

Al servicio del canto y de la música (SC 29; OGMR 63-64; 78; 90; 274; 313). - Los cantores. - El director del canto de la asamblea. - El organista y los restantes músicos.

Otros ministerios - Los padrinos del bautismo y de la confirmación. Así los nombran los rituales del bautismo y de la confirmación. - Los catequistas. - Los que dirigen la plegaria.

2. LA ASAMBLEA NECESITA MINISTERIOS Estos ministerios deben tener carta de naturaleza en todas las comunidades parroquiales,

es decir, deben existir en toda asamblea litúrgica de forma estable y no puramente ocasional.

EL EQUIPO DE LITURGIA

Un equipo de liturgia es un instrumento de primer orden para garantizar no sólo la buena imagen y la marcha de una celebración,

sino también para la pastoral de la liturgia y de los sacramentos.

La Ordenación General del Misal Romano. Dice así: “La preparación efectiva de cada celebración litúrgica hágase con ánimo concorde entre todos aquellos a quienes atañe,

tanto en lo que toca al rito como al aspecto pastoral y musical, bajo la dirección del rector de la Iglesia, y oído también el parecer de los fieles” (OGMR 73).

SIGUIENDO el texto anterior hacemos estas consideraciones: • La preparación de las celebraciones litúrgicas debe hacerse por todas aquellas personas que han de intervenir en ellas (monitor, lector, cantores, etc.), incluyendo los mismos fieles. Por tanto, las diversas personas que ejercen las diversas funciones deben formar el equipo litúrgico y, a poder ser con algunos representantes de los fieles.

• La preparación debe mirar estos tres aspectos: - el aspecto ritual, es decir, el desarrollo y el ritmo de la celebración, los signos, etc. - el aspecto pastoral: en la clave de evangelización, la unidad culto-vida, la incidencia de la liturgia en la espiritualidad, etc. - el aspecto musical, los cantos e instrumentos.

La Ordenación General del Misal Romano dice que: El equipo debe estar en coordinación con el rector o el presidente de la asamblea litúrgica. Esta coordinación es indispensable y constituye también un servicio para el bien de todos. El presidente no puede abandonar en manos del equipo su responsabilidad y su ministerio, él debe estar, a ser posible, en la preparación. Mucho más si se trata de un equipo de reciente creación.

El texto habla también de ánimo concorde. Quiere decir con sentido de cooperación y unidad. Este ánimo concorde no es sólo una condición previa para el trabajo en equipo, sino también meta que se ha de ir perfeccionando cada día. Y aunque no se diga expresamente en el texto es evidente que todo esto necesita personas preparadas y competentes. Esta preparación se entiende como preparación - técnica en los lectores y cantores, - pastoral, sensibilidad a los problemas de los fieles y de la Iglesia, - litúrgica, conocimiento y vida para celebrar el misterio de la salvación.

CONSEJOS que nos da la Ordenación General del Misal Romano: "La eficacia pastoral de la celebración aumentará, sin duda, si se saben elegir, dentro de lo que cabe, los textos apropiados, lecciones, oraciones y cantos que mejor respondan a las necesidades y a la preparación espiritual y modo de ser de quienes participan en el culto”. El sacerdote, al preparar la misa, mirará más bien el bien espiritual de la asamblea que a sus necesidades preferidas.

3. PERFIL DE LOS MIEMBROS

Los rasgos ideales de los miembros de una comisión litúrgica serían: • Testimonio de vida cristiana: sean conocidos en la parroquia y aceptados como creyentes. • Sensibilidad litúrgica: personas con sentido de Dios, de lo simbólico-poético, que vivan las celebraciones. • Servidores de la comunidad: que no busquen protagonismo personal, ni se afanen por satisfacer sus propios deseos.

CONTINUAMOS PERFIL DE LOS MIEMBROS • Conocer la comunidad para poder adaptarse a la asamblea concreta que celebra, siendo fiel a la celebración.

• Disponibles para formarse: la formación litúrgica es una tarea constante para vivirla con plenitud. • Querer mejorar la calidad de la celebración, empezando por ellos mismos. En la celebración, las palabras, los símbolos y ritos, los gestos y movimientos tienen su sentido y como tal deben aparecer.

PREGUNTAS Y COMENTARIOS

Todos los servicios y ministerios en la Iglesia tienen un mismo fin, hacer posible la salvación de las almas,

viviendo y desempeñando los servicios y ministerios desde una fe viva, una esperanza firme y una caridad constante, haciendo vida las virtudes teologales, especialmente con los más pobres y desamparados como son en este caso los enfermos.

Por lo tanto, de modo ordinario pueden administrar la comunión exclusivamente los clérigos indicados. Puede haber ministros extraordinarios de la comunión; para que éstos ejerzan tal función, el derecho requiere dos requisitos: 1º.) donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia. El canon 230 § 3 habla de necesidad, no de utilidad de otro tipo. No se refiere, por lo tanto, a otros criterios, como son la mayor solemnidad de la ceremonia, o la celebración particular de un grupo de personas. 2º.) No haya ministros. No sería el caso previsto, si hay ministros que pueden atender al ministerio de la comunión con cierto incomodo. Sería el caso de las comuniones a los enfermos, o de ordinario las misas parroquiales en que no hay sacerdotes en la iglesia.

3º.) El canon 231 establece que para ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad (formación permanente). estar adecuadamente instruido y ser recomendable por su vida, por su fe y por sus costumbres

“No sea elegido nadie cuya designación pudiera causar

2. Normas básicas 1) Laicos que distribuyen la comunión 2) Funciones de este ministerio Dentro de la Misa: Ayudar al sacerdote a repartir la Comunión cuando haya muchos comulgantes, falten otros ministros ordenados, o cuando se dé bajo las dos especies.

Fuera de la Misa: Impartir la Comunión a los fieles que lo deseen cuando el sacerdote esté ausente. Comunión a enfermos: Llevar la Comunión a los enfermos.

3) Motivación de este ministerio La primera motivación es la utilidad pastoral: - Ayudar a repartir la Comunión cuando son muchos los fieles a recibirla, favorece el que la celebración sea ágil, proporcionada, y no innecesariamente larga. - Fuera de la Misa, la comunidad cristiana encuentra facilitado su acceso a la Comunión.

4) Quien puede ser ministro extraordinario de la comunión - Que la persona sea ya madura, - aproximadamente mayor de 25 años,

- con buena fama, - aceptada en la comunidad - y que ofrezca cierta garantía en cuanto a su vida cristiana, su fe y sus buenas costumbres. - realizarse con desenvoltura y dignidad. - Que los designados estén comprometidos en alguna clase de apostolado: catequesis, cuidado de enfermos, que pertenezcan al equipo de liturgia, al consejo pastoral o a una comunidad religiosa, o bien desarrollen alguna actividad parroquial.

5) Modo de designación Es el Obispo a quien corresponde la designación de los ministros extraordinarios de la Comunión, tras haber escuchado la petición de los párrocos. El Obispo, o bien el Vicario u otro Delegado, designa oficialmente a estas personas para que puedan ejercer en su Parroquia el ministerio de distribuir la Comunión

6) Rito del nombramiento El rito para la designación estable de los ministros extraordinarios de la comunión es el siguiente: - Se comienza con una monición - A continuación se pregunta a los candidatos,

- La asamblea hace oración sobre ellos.

- También tiene particular recuerdo por el en la oración universal.

7) Qué es un ministro extraordinario Los laicos que reciben la misión de distribuir la Comunión, dentro o fuera de la Misa, son considerados ministros "extraordinarios" de la Comunión.

Llamar a uno ministro "extraordinario" significa que sólo puede ejercitar el encargo recibido en ausencia de los ministros ordinarios.

8) Modo de realizar el ministerio a) Los ministros extraordinarios suben al altar en el momento adecuado. b) El sacerdote celebrante, después de comulgar, distribuye la Comunión a los ministros extraordinarios para que comulguen ellos. c) El sacerdote, a continuación, les entrega el copón (y el cáliz, si la comunión se realiza bajo las dos especies) para que se vea que son como una prolongación del celebrante, que es el representante del mismo Cristo.

d) Los ministros extraordinarios bajan a repartir la Comunión a los fieles. Lo harán con pausa y expresividad, mostrándola ante cada uno y diciendo con calma: "El Cuerpo de Cristo" e) Es importante conocer que es mucho más expresivo dar la Comunión, a invitar a que los fieles la cojan. Queda mejor expresada la mediación de la Iglesia cuando se hace por sus ministros. De aquí que sea aconsejable el que también los ministros extraordinarios la reciban por el sacerdote celebrante, antes de distribuirla al resto de los fieles.

9) Pastoral de conjunto deberán tenerse en cuenta unos principios de pastoral bastante evidentes: - Que la elección de las personas se haga en coordinación con otros ministerios y tareas de la vida de la comunidad (catequesis, cuidado de enfermos, servicios de caridad, pastoral de preparación de sacramentos, etc.). - Que esta elección se haga, sobre todo, en coordinación con el responsable último, el párroco, en cuanto a la designación como al ejercicio del ministerio. - Que se realice este ministerio, fundamentalmente, todos los domingos, como día de la comunidad y día del Señor, tanto en la celebración misma como en el servicio a los enfermos. - Que el número de los designados sea suficiente para asegurar su presencia y participación en todas las Eucaristías dominicales, en las que sea necesaria su presencia. - Y que formen un verdadero equipo en el que se distribuyan sus incumbencias, para que no hagan falta, normalmente, otros ministros ocasionales.

Es conveniente que los ministros laicos de la Comunión reciban una preparación adecuada antes de empezar a ejercer su ministerio.

10) Actitud exterior e interior del ministro extraordinario de la comunión Hay que ser consciente de que, distribuir la comunión a los hermanos de la comunidad y llevarla a los enfermos, es un servicio hermoso y significativo, que debería de llenar de alegría a quien ha sido llamado a realizarlo. Exteriormente no hace falta indicar, que cualquier ministerio litúrgico merece una compostura y una actitud digna. El ministerio de la Comunión todavía lo pide más. En el vestir en el momento de distribuir la comunión, el Ritual del Culto y otros documentos, dejan libertad sobre el uso del alba, o bien aparecer como laicos a la vista de la comunidad, lógicamente con un vestido digno y adecuado.

Pero lo verdaderamente importante es la actitud espiritual interior. Ante todo se pide a los ministros extraordinarios: - Respeto y aprecio a la Eucaristía: Es el momento central de la celebración, cuando Cristo se da a los suyos como alimento de vida eterna - Respeto y amor a la comunidad a la que sirven: Porque están ayudando a sus hermanos a que reciban al Señor en las mejores condiciones posible de celebración Hay que tener muy presente que este ministerio no es un privilegio para la persona, sino un servicio para bien de los demás.

Es un ministerio, por tanto, que debe ir unido a una actitud de disponibilidad generosa.

Tema 3 ESPIRITUALIDAD DEL MESC Una espiritualidad laical auténtica no puede ser sino una espiritualidad eucarística El tema de la formación y espiritualidad es para todos los fieles cristianos. espiritualidad es un estilo o forma de vivir según las exigencias cristianas, la cual es “la vida en Cristo” y “en el Espíritu”, que se acepta por la fe, se expresa por el amor y, en esperanza, es conducida a la vida dentro de la comunidad eclesial”.

Entre los elementos de espiritualidad que todo cristiano tiene que hacer suyos sobresale la oración La oración tanto personal como litúrgica es un deber de todo cristiano. “Jesucristo, evangelio del Padre, nos advierte que sin Él no podemos hacer nada” (cf. Jn 15, 5).

La espiritualidad cristiana se alimenta ante todo de una vida sacramental asidua, por ser los Sacramentos raíz y fuente inagotable de la gracia de Dios, necesaria para sostener al creyente en su peregrinación terrena. Esta vida ha de estar integrada con los valores de su piedad popular El creyente, a través de un camino de oración, se hace más consciente de las exigencias del Evangelio y de sus obligaciones con los hermanos, alcanzando la fuerza de la gracia indispensable para perseverar en el bien

1. Perfil del ministro de la comunión Optimista, paciente, lleno de alegría, discreto, sigiloso, misericordioso, buen samaritano.

Gran vocación altruista de servicio hacia quien sufre. Con tiempo disponible, sin excesos en los compromisos pastorales, con formación adecuada y conocimiento del hombre enfermo.

De mucha intimidad personal con Cristo muerto y resucitado.

De oración constante, hambriento de la Palabra de Dios y de la misericordia divina. Impregnado de la espiritualidad eucarística.

Amante de la comunión de la Iglesia, creativo en un apostolado en equipo, considerando este ministerio no como una promoción u honor sino como un servicio humilde.

Quien hace carne la fe, la esperanza y la caridad y lo transmite a quien sufre. Corresponsable de la salvación de los hombres.

2. Configurado con Cristo El ministro no es un mero “cartero” de la Comunión. Es, sobre todo, un “Cristóforo”, portador de Cristo. Es más, es un configurado con Cristo.

Cirilo de Jerusalén enseña que “Al recibir el cuerpo y la sangre de Cristo te haces concorpóreo y consanguíneo suyo. Así pues, nos hacemos portadores de Cristo, al distribuirse por nuestros miembros su cuerpo” (Catequesis, 22).

3. Virtudes teologales a) La Fe del ministro extraordinario de la Eucaristía

la fe no es creer en algo, sino conocer, creer y amar a Alguien, es fundamentalmente una relación personal La fe eucarística es algo más que la sola Eucaristía. En la Eucaristía encontramos la máxima unión entre lo santo y lo ordinario

Vale la pena preguntarnos si ¿hay algo excepcional en la fe de un ministro de la Eucaristía, algo diferente de la fe de los demás católicos? Debemos concluir que la fe de un ministro es única porque es única su relación personal con la Eucaristía. Por eso la fe de un ministro de la Eucaristía encuentra siempre motivos para dar gracias.

b) La Esperanza del ministro extraordinario de la Eucaristía Cuando llevamos la comunión a una persona enferma o moribunda, compartimos con ella el conocimiento que proviene de una esperanza autentica, esa luz del Espíritu que alimenta la esperanza que va mas allá de esta vida y por eso el ministro de la Eucaristía debe cultivar la habilidad de mirar más allá de las apariencias, de las perspectivas superficiales. A veces nos olvidamos de que la Eucaristía es la misma experiencia de la Última Cena que Jesús compartió con sus discípulos en el umbral de su terrible pasión y muerte.

La esperanza del ministro de la Eucaristía es la misma esperanza, que viene del poder de la resurrección, que nosotros compartimos cuando damos la comunión a los demás. Nuestra fe y esperanza, se alimentan de todos modos de la caridad, del amor, que es la realidad fundamental y centro de la creación, la más profunda en toda persona, la realidad esencial en la cual “vivimos, nos movemos y existimos” (Hech. 17,28).

c) La Caridad del ministro extraordinario de la Eucaristía En el sentido cristiano, el amor no es primeramente una emoción, sino un acto de la voluntad. Yendo a la raíz de la palabra “Caridad”, descubrimos que se refiere al amor benévolo de Dios hacia nosotros y del mismo modo al amor de los unos a los otros. Este es el amor que san Pablo tiene en mente en su famoso himno a la caridad en 1Cor. 13,13. En cuanto ministros de la Eucaristía, estamos llamados a amar como Jesús amaba

Como ministros de la Eucaristía estamos llamados a ser instrumentos del amor de Dios para aquellos que se acercan a comulgar

Un ejercicio pleno de éste ministerio implica hacerlo con el corazón lleno de amor de Dios, cosa que requiere un tiempo de oración cotidiana.

4. Otras líneas de espiritualidad cristiana La espiritualidad eucarística del sacrificio debería impregnar las jornadas de todos y, en el caso que nos ocupa, la vida del MEC:

-el trabajo,

-las miles de cosas que hacemos, -las relaciones, -el empeño por practicar la vocación de esposos, padres, hijos; -la entrega al ministerio de la atención a los enfermos. -

1) Escucha de la Palabra Todos, pero sobre todo, en el caso que nos ocupa, el Ministros extraordinario de la comunión lo primero que ha de tener presente es la escucha.

Participar en la Eucaristía quiere decir escuchar al Señor con el fin de poner en práctica cuanto nos manifiesta, nos pide, desea de nuestra vida. Quien se pone a la escucha de la palabra de Dios, luego puede y debe hablar y transmitirla a los demás

Nuestro mundo necesita este testimonio; espera sobre todo el testimonio común de los cristianos.

2) La conversión La dimensión penitencial ha de estar muy presente en la celebración eucarística y en el culto eucarístico fuera de la Misa. La Eucaristía estimula a la conversión y purifica el corazón penitente, consciente de las propias miserias y deseoso del perdón de Dios La llamada de Pablo a examinar nuestra conciencia antes de participar en la Eucaristía (cada uno se examine a sí mismo y después coma el pan y beba el cáliz: 1Cor 11,28).

3) Presencia de Cristo Por ser la Eucaristía el sacramento de la presencia de Cristo que se nos da porque nos ama, el MEC ha de ser testigo fervoroso de la presencia de Cristo en la Eucaristía

Que la Eucaristía, presencia viva y real del amor trinitario de Dios, les inspire ideales de solidaridad y los haga vivir en comunión con sus hermanos más necesitados. El concilio Vaticano al respecto enseña que “Cuando la Iglesia suplica y canta salmos, está presente el mismo que prometió: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre ahí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20; Cfr. SC 7).

Tema 4 EL APOSTOLADO DE LOS ENFERMOS La Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes en el Artículo 8 y 9, cuando habla del ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, dice:

“Los fieles no ordenados, ya desde hace tiempo, colaboran en diversos ambientes de la pastoral con los sagrados ministros a fin que “el don inefable de la Eucaristía sea siempre más profundamente conocido y se participe a su eficacia salvífica con siempre mayor intensidad”. (Art 8)

§ 1 Se debe proveer, entre otras cosas, a que el fiel delegado a tal encargo: -sea debidamente instruido sobre la doctrina eucarística, -sobre las rúbricas que se deben observar para la debida reverencia a tan augusto Sacramento -sobre la índole de su servicio, -y sobre la disciplina acerca de la admisión para la Comunión. § 2. Para que el ministro extraordinario, durante la celebración eucarística, pueda distribuir la sagrada Comunión, es necesario o que:.

-no se encuentren presentes ministros ordinarios -o que, estos, aunque presentes, se encuentren verdaderamente impedidos

Para no provocar confusiones han de ser evitadas y suprimidas algunas prácticas que se han venido creando desde hace algún tiempo en algunas Iglesias particulares, como por ejemplo: •la comunión de los ministros extraordinarios como si fueran concelebrantes. •asociar, a la renovación de las promesas de los sacerdotes en la S. Misa Crismal del Jueves Santo, otras categorías de fieles que renuevan los votos religiosos o reciben el mandato de ministros extraordinarios de la Comunión. •el uso habitual de los ministros extraordinarios en las SS. Misas, extendiendo arbitrariamente el concepto de “numerosa participación”.

1. Sobre el apostolado para los enfermos § 1. Allí donde los fieles no ordenados acompañan a los enfermos en los momentos más graves es para ellos deber principal suscitar el deseo de los Sacramentos de la Penitencia y de la sagrada Unción En el hacer uso de los sacramentales, los fieles no ordenados pondrían especial cuidado para que sus actos no induzcan a percibir en ellos aquellos sacramentos cuya administración es propia y exclusiva del Obispo y del Presbítero. § 2.

Debe afirmarse que la exclusiva reserva del ministerio de la Unción al sacerdote está en relación de dependencia con el sacramento del perdón de los pecados y la digna recepción de la Eucaristía.

2. Jesús y los enfermos Jesús. Parece un imán que atrae a cuantos enfermos encuentra en su paso por la vida. Él mismo se dijo Médico que vino a sanar a los que estaban enfermos. No puede decir “no” cuando clama el dolor. El amor de Jesús a los hombres es, en su última esencia, amor a los que sufren, a los oprimidos.

El sufrimiento físico se da cuando duele el cuerpo, mientras que el sufrimiento moral es dolor del alma. Para poder vislumbrar un poco el sentido del dolor tenemos que asomarnos a la Sagrada Escritura que es un gran libro sobre el sufrimiento. Desde que Cristo asumió el dolor en todas sus facetas, el sufrimiento tiene valor salvífico y redentor, si se ofrece con amor.

1) La enfermedad en tiempos de Jesús De todas las enfermedades la más frecuente y dramática era la lepra La enfermedad era un pecado que tomaba carne. Es decir, pensaban que era consecuencia de algún pecado cometido contra Dios. El Dios ofendido se vengaba en la carne del ofensor.

2) Jesús ante el dolor, la enfermedad y el enfermo

Y, ¿qué pensaba Jesús de la enfermedad? Jesús dice muy poco sobre la enfermedad. La cura. Tiene compasión de la persona enferma. La curación del cuerpo estaba unida a la salvación del alma. Jesús ve el dolor con realismo. Sabe que no puede acabar con todo el dolor del mundo. Él no tiene la finalidad de suprimirlo de la faz de la tierra. Sabe que es una herida dolorosa que debe atenderse, desde muchos ángulos: espiritual, médico, afectivo, etc.

3) ¿Y ante el enfermo? Primero: siente compasión (cf. Mt 7, 26). Jesús admite al necesitado. No lo discrimina. Segundo: ve más hondo. Tras el dolor ve el pecado, el mal, la ausencia de Dios. La enfermedad y el dolor son consecuencias del pecado. Por eso, Jesús, al curar a los enfermos, quiere curar sobre todo la herida profunda del pecado.

Tercero: le cura, si esa es la voluntad de su Padre y si se acerca con humildad y confianza. Y al curarlo, desea el bien integral, físico y espiritual (cf. Lc 7, 14). Cuarto: Jesús no se queda al margen del dolor. Él también quiso tomar sobre sí el dolor. Tomó sobre sí nuestros dolores. Quinto: con los ancianos tiene comprensión de sus dificultades, les alaba su sacrificio y su desprendimiento, su piedad y su amor a Dios, su fe y su esperanza en el cumplimiento de las promesas divinas (cf. Mc 12, 41-45; Lc 2, 22-38).

Juan Pablo II en su exhortación “Salvifici doloris” del 11 de febrero de 1984 dice:

Cristo venció el dolor y la enfermedad, porque los unió al amor, al amor que crea el bien, sacándolo incluso del mal, sacándolo por medio del sufrimiento, así como el bien supremo de la redención del mundo ha sido sacado de la cruz de Cristo. La cruz de Cristo se ha convertido en una fuente de la que brotan ríos de agua viva. el Papa dice: "Y os pedimos a todos los que sufrís, que nos ayudéis. Precisamente a vosotros, que sois débiles, pedimos que seáis una fuente de fuerza para la Iglesia y para la humanidad.

4) Nosotros ante el dolor y la enfermedad, ¿Cuál debería ser nuestra actitud ante el dolor, la enfermedad y ante los enfermos? Primero, ante el dolor y la enfermedad propios: aceptarlos como venidos de la mano de Dios que quiere probar nuestra fe, nuestra capacidad de paciencia y nuestra confianza en Él. Y ante el sufrimiento y el dolor ajenos: acercarnos con respeto y reverencia ante quien sufre, pues estamos delante de un misterio; tratar de consolarlo con palabras suaves y tiernas, rezar juntos, pidiendo a Dios la gracia de la aceptación amorosa de su santísima voluntad. Además de consolar al que sufre, hay que hacer cuanto esté en nuestras manos para aliviarlo y solucionarlo, y así demostrar nuestra caridad generosa.109 El buen samaritano nos da el ejemplo práctico: no sólo ve la miseria, ni sólo siente compasión, sino que se acerca, se baja de su cabalgadura, saca lo mejor que tiene, lo cura, lo monta sobre su jumento, lo lleva al mesón, paga por él.

Juan Pablo II en su exhortación "Salvifici doloris", sobre el dolor salvífico, dice que el sufrimiento tiene carácter de prueba. "El sufrimiento debe servir para la conversión, es decir, para la reconstrucción del bien en el sujeto, que puede reconocer la misericordia divina en esta llamada a la penitencia.

La penitencia tiene como finalidad superar el mal, que bajo diversas formas está latente en el hombre, y consolidar el bien tanto en uno mismo como en su relación con los demás y, sobre todo, con Dios" (número 12).

Conclusión Así Jesús pasaba por las calles de Palestina curando hombres, curando almas, sanando enfermedades y predicando al sanarlas. Contemplemos a María y así penetraremos más íntimamente en el misterio de Cristo y de su dolor salvífico. Algo tiene el sufrimiento de sublime y divino, pues el mismo Dios pasó por el túnel del sufrimiento y del dolor...ni siquiera Jesús privó a María del sufrimiento.

Fortalezas y debilidades en ti y en mi

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