El Jesús Histórico - Bart Ehrman

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Tópico Religión y Teología

Subtópico Cristianismo

El Jesús histórico

Guía del Curso

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El Jesús histórico Guía del curso Bart D. Ehrman

Título original: THE HISTORICAL JESUS Publicado originalmente en inglés, en el 2000, por: The Great Courses 4840 Westfields Boulevard, Suite 500 Chantilly, Virginia 20151-2299 www.thegreatcourses.com Copyright © The Teaching Company, 2000 Traducción: José Rivera (2020)

El Jesús histórico Contenido

Acerca del profesor Ehrman……………………………………………………….. i Perspectiva del curso……………………………………………………………….. 1 Lección 1 Los múltiples rostros de Jesús………………………………..…… 3 Lección 2 Una vida notable…………………………………………………… 8 Lección 3 Los expertos examinan los evangelios.……………………….… 13 Lección 4 Realidad y ficción en los evangelios.……………………..…....... 19 Lección 5 El origen de los evangelios……………………………………..… 26 Lección 6 Otros evangelios…………….……………………………….......…32 Lección 7 El evangelio copto de Tomás………………….……………….… 37 Lección 8 Otras fuentes………………………………..…………………..…. 42 Lección 9 Criterios históricos—Remontándonos a Jesús………….....…… 48 Lección 10 Más criterios históricos………………………………..………..… 55 Lección 11 Los primeros años de Jesús………………………………….…… 60 Lección 12 Jesús en su contexto………………………………..………………67 Lección 13 Jesús y la dominación romana…………………………………… 75 Lección 14 Jesús el profeta Judío apocalíptico…………………………..……81 Lección 15 Las enseñanzas apocalípticas de Jesús……………………...……87 Lección 16 Otras enseñanzas de Jesús en su contexto apocalíptico…..…… 92 Lección 17 Los hechos de Jesús en su contexto apocalíptico………….…… 97 Lección 18 Más palabras y hechos de Jesús……..……………………..……103 Lección 19 Las controversias de Jesús………………………………..…...… 109 Lección 20 Los últimos días de Jesús….………………………………..……116 Lección 21 Las últimas horas de Jesús...………………………………..……123 Lección 22 La muerte y resurrección de Jesús………………..………..……129 Lección 23 La vida de Jesús después de su muerte….………………..……135 Lección 24 El profeta del nuevo milenio…………………………...…..……140 Apéndice I Evangelio de la infancia de Tomás………………………..…….147 Apéndice II Evangelio de Pedro……………………………………….....……153 Apéndice III Evangelio de Tomás………………………………..……………. 157 Tabla cronológica……………………………………………………………..….. 165 Glosario……………………………………………………………………………. 166 Notas biográficas…………………………………………………………...…….. 172 Bibliografía…………………………………………………………………….….. 175

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Dr. Bart D. Ehrman Profesor del Departamento de Estudios Religiosos Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill

Bart Ehrman es profesor de Estudios Religiosos en la Universidad de Carolina del Norte (UCN) en Chapel Hill. Se licenció en el Wheaton College, y obtuvo su maestría y doctorado con magna cum laude en el Seminario Teológico Princeton; impartió clases en la Universidad Rutgers durante cuatro años antes de trasladarse a la UCN en 1988. Durante su estancia en la UCN ha sido acreedor de numerosos premios y reconocimientos, incluyendo el Students’ Undergraduate Teaching Award (1993), el premio Ruth y Philip Hettleman por logros académicos o artísticos (1994) y el premio Bowman y Gordon Gray a la excelencia en la enseñanza (1998). Experto en el cristianismo primitivo en su entorno grecorromano y con una amplia experiencia en crítica textual del Nuevo Testamento, el profesor Ehrman ha publicado docenas de reseñas bibliográficas y numerosos artículos académicos en revistas especializadas. Ha escrito o editado una treintena de libros, incluyendo Jesús: el profeta judío apocalíptico (1999), Jesús no dijo eso (2005), ¿Dónde está Dios? (2008), Cristianismos perdidos (2003), El Nuevo Testamento: Una introducción histórica a los primeros escritos cristianos (1997), Después del Nuevo Testamento: lecturas del cristianismo primitivo (1999); El Nuevo Testamento y otros escritos cristianos tempranos (1998); La corrupción ortodoxa de la Escritura (1993) y El texto del Nuevo Testamento en la investigación contemporánea (1996), así como una nueva edición greco-inglesa de los Padres Apostólicos. El profesor Ehrman es un reconocido conferencista y cada año imparte numerosas pláticas para grupos como el Carolina Speaker Bureau, el Programa para las Humanidades de la UCN, la Biblical Archaeology Society, varios grupos locales y diversas universidades de todo el país. Se ha desempeñado como presidente de la Society of Biblical Literature, Región SE; editor de reseñas bibliográficas del Journal of Biblical Literature; editor de The New Testament in the Greek Fathers del Scholar’s Press Monograph Series; y coeditor de las series New Testament Tools and Studies de E.J. Brill. Entre otros cargos, el profesor Ehrman ha participado en el comité ejecutivo del Southeast Council for the Study of Religion y ha presidido el área de crítica textual del Nuevo Testamento de la Society of Biblical Religion y también ha sido director de estudios de postgrado del Departamento de Estudios Religiosos de la UCN.

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El Jesús histórico Perspectiva Desde las postrimerías del Imperio romano, pasando por la Edad Media hasta la Reforma y llegando hasta nuestros días, ninguna institución ha ejercido un poder económico, político y cultural como lo ha hecho la iglesia cristiana. Y detrás de todo ello destaca la figura de Jesús, un hombre que hoy en día es venerado en todo el mundo por más de mil millones de personas. Jesús de Nazaret es, sin duda, la figura más importante en la historia de la civilización occidental. Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento sobre Jesús tendrá alguna opinión acerca de él, y estas opiniones son muy variadas —no sólo entre legos en la materia, sino incluso entre expertos historiadores que han dedicado sus vidas a la tarea de reconstruir cómo era en realidad Jesús y lo que verdaderamente dijo e hizo. Este curso está diseñado para explicar por qué ha resultado tan difícil el conocer al hombre detrás del mito, y para conocer las conclusiones que los académicos modernos han elaborado acerca de él. El curso tendrá un enfoque estrictamente histórico; ninguna posición teológica particular será afirmada o negada. El curso comienza con una revisión de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, que son unánimemente reconocidos como nuestra principal fuente de conocimiento sobre Jesús. Pero estos libros no fueron escritos como historias desapasionadas para observadores imparciales. Más aún, al parecer sus autores no fueron testigos de los eventos que narran, sino que escribieron varias décadas después de que éstos ocurrieron, relatando las historias que escucharon— historias que habían estado circulando por años entre los seguidores de Jesús. El primer paso, por tanto, será determinar qué clase de relatos son los evangelios y qué tan confiable es la información que nos dan sobre Jesús. Independientemente de su valor como documentos religiosos de fe, evaluaremos cómo los evangelios son útiles para los historiadores interesados en saber lo que realmente sucedió. Como veremos, los evangelios presentan retos para los estudiosos que buscan conocer las auténticas palabras y hechos de Jesús. Después de explicar algunas de estas dificultades, consideraremos algunas otras fuentes disponibles, incluyendo otros evangelios que no fueron incluidos en el Nuevo Testamento, pero que sin embargo pretenden narrar la vida y enseñanzas de Jesús. Adicionalmente, examinaremos todas las referencias sobre Jesús que encontramos en las otras fuentes antiguas judías y romanas. Después de revisar las fuentes disponibles, examinaremos los criterios que los estudiosos han ideado para indagar detrás de las historias transmitidas sobre Jesús y determinar cómo realmente era él. Una vez que tengamos una idea de

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cómo acercarnos a nuestras fuentes, consideraremos el contexto histórico de la vida de Jesús; nuestra premisa es que, si fallamos en situar a Jesús en su contexto, nuestro entendimiento sobre él será errado. Después de discutir la historia política, social y cultural de la Palestina del siglo primero, pasaremos a la segunda parte del curso: una reconstrucción histórica de los dichos y hechos auténticos de Jesús. Allí veremos que las fuentes más antiguas a nuestra disposición, incluyendo el evangelio de Marcos y el evangelio perdido Q (que es una de las fuentes usadas por Mateo y Lucas), son probablemente correctas al retratar a Jesús como un judío apocalíptico, es decir, alguien que anunciaba que Dios pronto intervendría en el curso de la historia para derrocar a las fuerzas del mal y establecer su reino en la tierra. Específicamente, Jesús proclamó que un juez cósmico venido del cielo, llamado el Hijo del hombre, pronto aparecería, y que la gente necesitaba arrepentirse, volverse a Dios y seguir sus enseñanzas para estar preparados. Los que así lo hicieran serían recompensados con el reino de Dios, los que no, serían destruidos. El resto de las lecciones mostrarán cómo este mensaje apocalíptico de Jesús afectó sus enseñanzas éticas, sus acciones y sus últimos días. Veremos que esta proclamación causó revuelo en Jerusalén cuando Jesús fue allí a celebrar la fiesta de la Pascua al final de sus días. Temiendo que sus enseñanzas pudieran alborotar a las multitudes, las autoridades en Jerusalén decidieron quitarlo de en medio, arrestándolo y entregándolo al gobernador romano, Poncio Pilato, quien lo hizo ejecutar como alborotador. El curso termina mostrando cómo los seguidores de Jesús, después que llegaron a creer que Dios lo había levantado de la muerte, comenzaron a modificar el mensaje de su maestro, transformando la religión de Jesús (la que él predicó) en la religión acerca de Jesús.

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Lección 1

Los múltiples rostros de Jesús Objetivo Jesús de Nazaret es sin lugar a duda la figura más relevante en la historia de la civilización occidental y su influencia llega mucho más allá de sólo las vidas de sus seguidores, impactando muchos aspectos de la vida moderna. Pero a pesar de su amplísimo impacto, Jesús es en realidad escasamente conocido. Las opiniones que la gente común tiene sobre él se oponen a las de los especialistas, de tal forma que no todos pueden estar en lo cierto. En este curso examinaremos las razones de esta falta de conocimiento, enfocándonos en tratar de determinar lo que Jesús dijo e hizo realmente. El curso no presupondrá ni desacreditará ninguna creencia (o increencia) particular sobre Jesús; el enfoque será desde una perspectiva estrictamente histórica, indagando la evidencia que ha llegado hasta nosotros. Las preguntas que intentaremos respondernos incluyen las siguientes: ¿con qué fuentes antiguas sobre Jesús contamos (tanto literarias como arqueológicas)?, ¿qué tan confiables históricamente son esas fuentes?, ¿podemos confiar en los evangelios del Nuevo Testamento para hacernos de una imagen históricamente correcta de los dichos y hechos de Jesús?, ¿qué métodos han desarrollado los especialistas para examinar dichas fuentes antiguas?, habiendo aplicado esos métodos, ¿qué podemos decir con relativa certeza sobre los auténticos dichos y hechos de Jesús?

Bosquejo I.

Jesús de Nazaret es casi con toda certeza la figura más importante en la historia de Occidente, es un hombre cuyo impacto en el curso de la historia no tiene paralelo. A. Su impacto en la historia secular no fue inmediato. En un inicio fue identificado como un maestro judío prácticamente desconocido que fue crucificado por sedición. 1. Durante los primeros cien años desde su muerte, se establecieron comunidades de seguidores suyos en la mayoría de las áreas urbanas del Mediterráneo. 2. Dos siglos después de eso, él ya era conocido, e incluso venerado, por algunos miembros de la élite aristocrática del Imperio romano; el emperador mismo, Constantino, se hizo su seguidor a comienzos del siglo IV d. C. 3. Un siglo después, todo el Imperio era oficialmente cristiano. El cristianismo se convirtió así en la religión fundamental de todo lo que sería posteriormente Europa y el Nuevo Mundo. 3

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III.

Durante todo este periodo, desde la temprana Edad Media hasta hoy, la iglesia cristiana ha ejercido un enorme poder político, económico, social y cultural —como ninguna otra institución en la historia de Occidente. En el origen de todo esto está el hombre Jesús de Nazaret. B. El área más obvia de influencia de Jesús es, por supuesto, en las vidas religiosas de sus seguidores. 1. Los datos demográficos más recientes indican que el número de cristianos de todas las denominaciones supera los mil millones. 2. Millones de personas dedican sus vidas a Jesús, a seguir sus enseñanzas y su ejemplo. Millones creen que su bienestar presente así como su destino eterno están determinados por lo que él hizo. C. Inclusive los no creyentes no pueden escapar de la influencia de Jesús; su nombre, su vida y sus enseñanzas impregnan nuestra cultura, y es considerado, aun por los no creyentes, como uno de los grandes maestros morales de todos los tiempos. Cualquiera pensaría que una persona así de importante debería ser bien conocida. Sin embargo, eso está muy lejos de la realidad. A. Casi todo el mundo tiene una opinión sobre Jesús, pero las opiniones muchas veces se contraponen unas con otras, de tal modo que no todas pueden ser correctas a la vez. B. Es notable que la situación no mejora mucho cuando pasamos del ámbito popular al mundo de la academia. Hay más de dos mil libros y artículos recientes sobre Jesús que representan puntos de vista radicalmente diferentes. No todos pueden tener la razón. C. ¿Por qué hay opiniones tan contrapuestas acerca de la figura más importante en la historia de nuestra civilización? ¿Qué punto de vista es más plausible históricamente hablando? ¿Cómo podemos saberlo? 1. Estas son algunas de las preguntas básicas que abordaremos en este curso sobre el Jesús histórico. 2. En lo que resta de esta lección introductoria quisiera señalar cuál será nuestro enfoque, delinear los principales puntos de nuestro análisis y proporcionar un poco de información básica importante. En este curso seguiremos un enfoque estrictamente histórico sobre la cuestión del Jesús histórico. A. Podríamos esforzarnos en entender a Jesús desde la perspectiva de la fe. 1. Esa es la forma en que la mayoría de la gente entiende a Jesús, ya que su deseo es saber qué creer acerca de él y entender la importancia que él tiene para sus vidas y para su relación con Dios. 2. Sin embargo, emprender nuestro estudio desde esa perspectiva religiosa puede presentar dificultades ocultas. Si decidiéramos emprender el estudio de Jesús desde la perspectiva de la fe, ¿desde cuál de todas las fes debería ser? 4

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IV.

Además, si emprendemos el estudio sobre el Jesús histórico estrictamente desde la fe, casi con toda seguridad terminaremos justo donde empezamos, ya que cuando la gente se deja guiar por sus expectativas, generalmente acaba encontrando lo que quiere encontrar. B. Por estas razones, sería mejor tomar un enfoque distinto para nuestro estudio, uno que requiere que hagamos a un lado nuestra creencia o incredulidad sobre Jesús, a fin de poder ver cómo era él en realidad, ver lo que él realmente dijo e hizo. 1. Esta aproximación histórica no afirma ser superior a la aproximación religiosa. 2. Esta aproximación no requiere incredulidad de nuestra parte, sino sólo que no permitamos que nuestras creencias determinen nuestras conclusiones históricas. 3. Una aproximación histórica se interesa en examinar la evidencia histórica. Esto no significa que los historiadores no puedan ser creyentes. El curso se dividirá en dos partes. La primera trata sobre cuáles son nuestras fuentes de información histórica sobre Jesús; la segunda parte trata sobre lo que estas fuentes nos pueden revelar cuando las examinamos siguiendo criterios históricos sólidos. A. En primer lugar, consideraremos todas las fuentes de la antigüedad que han sobrevivido y que nos pueden ayudar a reconstruir lo que Jesús dijo e hizo. 1. Las principales fuentes de información sobre Jesús son los evangelios del Nuevo Testamento. Comenzaremos nuestra investigación determinando qué tan confiables son estos relatos para reconstruir la vida de Jesús, para lo cual buscaremos responder una serie de preguntas. 2. En seguida consideraremos otras fuentes fuera del Nuevo Testamento, por ejemplo, algunos otros evangelios que registran palabras y hechos de Jesús. También veremos lo que otros autores de la antigüedad —judíos o paganos— tienen que decirnos sobre Jesús, para ver si pueden ayudarnos a completar la imagen. 3. Después discutiremos sobre el uso de estas fuentes con fines históricos, considerando los tipos de métodos que los expertos han desarrollado. B. En segundo lugar, aplicaremos los métodos previamente discutidos a las fuentes que nos han llegado para ver lo que ellas nos pueden revelar acerca de Jesús.

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V.

Mi tesis no sonará en nada peculiar para aquellos que estén familiarizados con la investigación del siglo XX sobre el Jesús histórico. 2. Desde comienzos del siglo XX, cuando el gran humanista y médico misionero Albert Schweitzer escribió la Historia de la investigación sobre la vida de Jesús, muchos académicos han considerado a Jesús como una especie de profeta judío apocalíptico. Él esperaba que Dios pronto intervendría en el curso de la historia para derrocar a las fuerzas del mal e instaurar su reino de bondad sobre la tierra. 3. Trataré de mostrar por qué este punto de vista ha sido tan popular entre tantos académicos durante tanto tiempo. Después discutiremos lo que Jesús realmente enseñó y haremos un recuento de los sucesos más importantes de la vida de Jesús, que son aquellos alrededor de su crucifixión. 4. Concluiré el curso discutiendo cómo las palabras y acciones apocalípticas de Jesús han afectado a sus seguidores a lo largo de los siglos hasta nuestros días. A todo lo largo de nuestra investigación, podrán notar que para mí la evidencia es un elemento muy importante al tratar de reconstruir a un personaje del pasado. A. Algunos otros especialistas en el Jesús histórico no comparten mi valoración de la evidencia. En sus libros ellos desarrollan extensamente sus puntos de vista, pero nunca nos dicen cómo es que llegaron a saber lo que afirman saber. B. Determinar qué es lo que sucedió en el pasado no es asunto de adivinar —es asunto de evidencia. Si usted está leyendo los resultados de un estudio riguroso de las evidencias, usted tiene el derecho de conocer cuáles son esas evidencias. C. En este curso no me limitaré a obsequiar mis puntos de vista sobre quién fue Jesús, sino que haré todo lo posible por explicar las evidencias que los apoyan. Si usted no está de acuerdo con mis conclusiones, podrá examinar usted mismo las evidencias y decidir en donde me he equivocado al interpretarlas.

Lecturas sugeridas: Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 1. Schweitzer, The Quest of the Historical Jesus. Tatum, In Quest of Jesus, cap. 5.

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Preguntas para considerar: 1. Algunas personas afirman que es imposible estudiar a Jesús sin creer en él. ¿Cree usted que esto es cierto? ¿Es eso cierto para otras áreas de estudio académico? ¿Es posible, por ejemplo, estudiar el budismo sin ser budista?, ¿o los diálogos socráticos sin ser platónico?, ¿o el comunismo sin ser marxista? 2. Sería útil al comienzo de este curso que usted tenga muy claro en su propia mente qué es lo que actualmente piensa sobre la vida y enseñanzas de Jesús. Es posible que quiera anotar aquí un par de líneas, y después compararlas con su forma de pensar al terminar el curso.

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Lección 2

Una vida notable Objetivo Es difícil saber por dónde comenzar el estudio del Jesús histórico —¿con el primer evangelio del Nuevo Testamento?, ¿con el libro más antiguo del Nuevo Testamento?, ¿con el evangelio más antiguo?, ¿en alguna otra parte? De alguna manera tiene más sentido comenzar, no con el Nuevo Testamento, sino con el entorno en el que nació el cristianismo, un entorno habitado principalmente por “paganos”. Una de las principales preguntas a tratar al comienzo de un estudio sobre Jesús es si la visión cristiana de que él era tanto divino como humano pudiera deberse al hecho de que las historias sobre Jesús fueron transmitidas en un ambiente pagano. ¿Es posible que los paganos que se convertían a la fe en Jesús lo retrataran en términos de aquello con lo que estaban familiarizados, como alguien que era más que un simple mortal? De ser así, ¿cómo podemos indagar detrás de la doctrina en gestación de Jesús como una especie de “hombre divino” para ver cómo fue él en la historia real? Ese será uno de los objetivos de nuestro estudio.

Bosquejo I.

II.

Al investigar al Jesús histórico, primero debemos preguntarnos por dónde comenzar. A. Los evangelios son un punto de partida lógico. 1. Podríamos comenzar con el primer evangelio del Nuevo Testamento, Mateo. Sin embargo, aunque Mateo es el primer libro que aparece en el Nuevo Testamento, no fue el primero en ser escrito. 2. Los primeros libros en ser escritos fueron en realidad los del apóstol Pablo, a quien se le atribuyen trece de los veintisiete libros del Nuevo Testamento, y los escribió entre diez y quince años antes que los evangelios. 3. Como veremos más adelante en el curso, Pablo no registra mucha información sobre los dichos y hechos de Jesús. B. Tal vez deberíamos comenzar con el primer evangelio en ser escrito, el cual es, de acuerdo con la mayoría de los expertos, el evangelio de Marcos. Pero Marcos fue escrito varias décadas después de que Jesús vivió; la mayoría de los expertos lo sitúan entre los años 65-70 d. C. (Jesús murió probablemente alrededor del año 30 d. C.) He decidido que el mejor lugar para comenzar nuestro estudio es haciéndoles un resumen de la vida de un hombre notable que vivió hace casi 2,000 años. A. Los relatos sobre su vida pueden sonarles familiares. 8

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III.

Antes de nacer, su madre supo que él no sería un niño común. Un mensajero angelical le dijo que su hijo sería divino. 2. Su nacimiento fue acompañado por señales milagrosas y prodigios, y desde niño fue precoz en lo religioso. 3. Ya adulto, dejó su hogar para emprender un ministerio de predicación itinerante, enseñando sus buenas nuevas de que la gente debía vivir para lo espiritual y no para las cosas materiales de este mundo. 4. Reunió discípulos y realizó milagros para confirmarlos en su fe. 5. Provocó la ira de muchos de los poderosos, los cuales lo presentaron con acusaciones ante las autoridades romanas. 6. Sin embargo, incluso después de que dejó este mundo, sus seguidores afirmaron que él había ascendido a los cielos y que lo habían visto vivo después. Ellos escribieron libros sobre su vida, y algunos de esos escritos han sobrevivido hasta nuestros días. 7. Dudo que alguno de ustedes los haya leído alguna vez, y dudo que muchos de ustedes hayan siquiera oído el nombre del personaje que acabo de describir: Apolonio de Tiana. Él fue un famoso filósofo neopitagórico del siglo I d. C., adorador de los dioses paganos, cuya vida y enseñanzas nos han sido transmitidas en los escritos de su seguidor Filóstrato, La Vida de Apolonio de Tiana. B. Apolonio vivió alrededor de la misma época que Jesús, aunque ambos nunca se conocieron. Sus seguidores, no obstante, sí se conocieron y tuvieron acalorados debates sobre cuál de los dos era superior. C. Estos no fueron los dos únicos hombres considerados divinos. Jesús puede que sea el único Hijo de Dios realizador de milagros del cual tenemos conocimiento en nuestro mundo actual, pero de ninguna manera fue el único del cual se hablaba en aquel tiempo. Es importante comenzar nuestro estudio sobre Jesús con alguna noción del contexto en el que los primeros cristianos transmitieron las historias sobre él. A. Como veremos adelante, los escritores de los evangelios parecen haber heredado sus historias sobre Jesús de una rica tradición oral previa. 1. Los evangelios son anónimos, aunque la tradición ha asignado nombres a los supuestos autores. 2. Los expertos consideran casi unánimemente que fueron escritos algunas décadas después de la muerte de Jesús: Marcos, 65-70 d. C.; Mateo y Lucas, 80-85 d. C.; y Juan, 90-95 d. C. 3. Estos libros, al igual que todos los libros del Nuevo Testamento, fueron escritos en griego, a pesar de que Jesús, como judío de Palestina, debió haber hablado en arameo. 4. Debido a que la mayoría de los cristianos, incluso en el primer siglo, eran probablemente no judíos—es decir, se habían convertido del 9

IV.

“paganismo”— valdría la pena aprender sobre las típicas creencias paganas a fin de entender cómo las historias sobre Jesús pudieron haber sido modificadas por los cristianos que las transmitieron. Note que “pagano” no es un término peyorativo para los historiadores; simplemente hace referencia a alguien que no es ni judío ni cristiano. B. Incluso a pesar de que las religiones paganas eran muy diversas, podemos decir lo siguiente acerca de todas ellas: eran politeístas y utilizaban sacrificios para aplacar a los dioses; no tenían un credo particular o un sistema ético que tuviera que ser aceptado como dogma de fe; y no eran religiones de textos sagrados, ni enseñaban la adoración exclusiva de algún o algunos dioses. C. En su mayoría, los paganos no concebían a sus dioses como celosos o en competencia unos con otros. Entendían el ámbito de los dioses como una especie de pirámide de poder y autoridad, con alguna clase de deidad suprema en la punta, seguida debajo por los grandes dioses, luego por las deidades locales y luego por los dioses familiares y personales. 1. Debajo de ellos estaban otras clases de divinidades locales, que también eran increíblemente poderosas desde la perspectiva humana, seguidas por deidades familiares y personales, y luego por seres menores (demonios). 2. Finalmente, estaban los semidioses, esto es, humanos que eran mitad mortales y mitad divinos. Debemos tener en cuenta que las creencias paganas sobre humanos parcialmente divinos pudieron haber tenido cierta influencia sobre los primeros paganos convertidos al cristianismo. A. En la siguiente lección consideraremos más a fondo esta cuestión. Por lo pronto, para estimular su mente, me gustaría resaltar un par de puntos interesantes sobre los evangelios que nos han llegado B. Como ya lo indiqué, Marcos fue el primer evangelio que se escribió. Como veremos después, existen razones convincentes para creer que Lucas utilizó a Marcos como una de sus fuentes para redactar su relato, unos 10-15 años después. 1. Para fines de nuestra breve comparación, quisiera señalar cómo comienzan y cómo terminan estos evangelios. Marcos (el más corto de los evangelios) comienza con referencias a los profetas judíos, incluye el relato del bautismo de Jesús por Juan el Bautista, y termina con las mujeres que lo seguían yendo a su tumba para percatarse de que ha resucitado. 2. El énfasis en Marcos es en el “Hijo de Dios”, un término usado en el judaísmo para describir a un individuo o grupo de individuos que impartían la voluntad de Dios en la tierra. El Hijo de Dios no es un ser divino. 10

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Lucas, por el contrario, comienza con el relato milagroso del nacimiento virginal de Jesús y termina con una descripción de Jesús ascendiendo a los cielos. 4. ¿Será casualidad que el relato posterior—escrito después que las historias sobre Jesús habían estado circulando por más tiempo entre los otrora paganos—es la que retrata a Jesús más en consonancia con lo que los paganos típicamente pensaban sobre los hombres divinos? C. El evangelio de Juan fue escrito incluso más tarde y también resulta interesante compararlo con Marcos. 1. Los académicos no consideran que Juan haya usado a Marcos (o a Lucas) como una de sus fuentes. Como Marcos, Juan no narra un nacimiento virginal ni una ascensión. 2. Sin embargo, la diferencia en la forma de retratar a Jesús entre Juan y Marcos es impresionante. 3. En Marcos, Jesús es claramente el favorito de Dios, su hijo, quien recibe el poder de Dios para hacer milagros y quien muere por los pecados del mundo. Pero él es retratado totalmente humano en todos aspectos. Él nunca se refiere a sí mismo como divino, y nadie lo identifica con Dios—ni siquiera el mismo Marcos. 4. Compare lo anterior con el retrato de Jesús en Juan, que comienza identificando a Jesús como el Verbo de Dios, quien fue responsable de la creación del universo, quien es llamado Dios tanto por el autor del evangelio como por otros en el relato (p. ej. 21:25), y quien dice ser él mismo completamente igual a Dios (10:30). 5. Una vez más, ¿es casualidad que el más antiguo de nuestros evangelios retrate a Jesús como humano en tanto que el más tardío lo retrate como Dios? D. Usualmente se ha hecho notar que a medida que el tiempo transcurrió, los cristianos fueron retratando a Jesús en términos cada vez más excelsos. 1. En Marcos, él es un hombre que es llamado hijo de Dios, probablemente de la misma forma que otros hombres (p. ej., los antiguos reyes de Israel, como Salomón (2 Sam. 7:14) eran llamados hijos de Dios cuando eran usados por Dios para impartir su voluntad en la tierra. 2. En Lucas, Jesús parece ser una especie de hombre divino, cuyo padre no es un mortal sino Dios mismo (1:35). En Marcos, parece asumirse que José es el padre de Jesús; no hay ningún relato de su nacimiento virginal. 3. En Juan, como ya vimos, Jesús es igual a Dios. Pero eso no es lo mismo que afirmar que es idéntico a Dios. Serán los cristianos de tiempos posteriores quienes harán esta afirmación, llegando, en el 11

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siglo IV, a formulaciones como el Credo Niceno, en el cual se afirma que Jesús es, al mismo tiempo, totalmente divino y totalmente humano. ¿Es posible que esta sea una formulación posterior, una que tiene sus raíces después de la vida de Jesús y cuyos primeros desarrollos ya pueden verse en los evangelios?

Lecturas indispensables: Cartlidge y Dungan, Documents for the Study of the Gospels, partes 2 y 3 (la tercera parte contiene extractos de Filóstrato, La Vida de Apolonio de Tiana). Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction. Lecturas sugeridas: Ferguson, Religions of the Roman Empire. Lane Fox, Pagans and Christians, Parte I (sobre los paganos). Shelton, As the Romans Did. Turcan, Cults of the Roman Empire. Preguntas para considerar: 1. Con base en lo que hemos visto hasta ahora, ¿cómo considera que la fecha de una fuente para la vida de Jesús puede afectar su valor en la reconstrucción de cómo fue él en realidad? 2. ¿Por qué al parecer hoy en día nadie conoce las historias de los “hombres divinos” como Apolonio de Tiana? ¿Estas historias son irrelevantes para entender las historias sobre Jesús? Si no, ¿por qué no son comentadas en lo absoluto?

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Lección 3

Los expertos examinan los evangelios Objetivo Los expertos que estudian los evangelios del Nuevo Testamento los han interpretado de diversas maneras a lo largo de los años. Antes de la Ilustración europea del siglo XVIII, casi todos los estudiosos consideraban que los evangelios eran registros históricamente precisos de acontecimientos sobrenaturales. Con la llegada de la Ilustración y su énfasis en la ley natural y el poder de la razón, y su desconfianza tanto en la autoridad tradicional como en la noción de intervención divina, los evangelios pasaron a ser vistos como registros de acontecimientos naturales que erróneamente fueron percibidos como milagrosos por los primeros seguidores de Jesús. Ambas formas de ver a los evangelios fueron rebatidas por el monumental trabajo de David Friedrich Strauss. Strauss argumentó que los evangelios no son históricos en el sentido sobrenatural ni natural, sino más bien contienen mitos—relatos presentados como historias que buscan transmitir una verdad, pero que nunca sucedieron. Aún a pesar de que pocos académicos actualmente respaldarían la exacta noción de mito de Strauss, la mayoría considera que los relatos evangélicos contienen historias sobre Jesús que son históricamente inexactas—en el sentido de que no pueden haber sucedido como están descritas—pero que, no obstante, fueron elaboradas para revelar la “verdad” acerca de él.

Bosquejo I.

¿Acaso los cristianos de etapas posteriores, incluidos los autores de los evangelios, comenzaron a ver a Jesús como divino en algún sentido, en tanto que en etapas más tempranas—incluso durante la vida del mismo Jesús—él no fue visto de esa forma? A. Permítanme enfatizar nuevamente que no estoy hablando de la importancia de los evangelios para asuntos de fe, sino sólo sobre su importancia para conocer cómo fue Jesús en realidad. B. Debemos comenzar con una comprensión más completa de nuestras fuentes más antiguas para el conocimiento sobre Jesús: los evangelios del Nuevo Testamento. Examinaremos estos libros en términos generales y nos preguntaremos qué clase de documentos son ellos. C. Primeramente daré una breve historia de la investigación académica sobre dicha cuestión, discutiendo las tres diferentes formas de ver a los evangelios. La discusión será cronológica, pero aclaro que las tres formas de entender a los evangelios todavía están representadas por algunos hoy en día. 13

II.

III.

Antes de la Ilustración europea del siglo XVIII, prácticamente todos concebían a los evangelios como historias sobrenaturales, registros de sucesos que en realidad sucedieron, y que en su mayoría eran milagrosos. Pongamos tres ejemplos. A. Todos los evangelios contienen el relato de la alimentación milagrosa de las multitudes (Mt. 14:13-21; Mr. 6:30-44; Lc. 9:10-17; Jn. 6:1-13). B. Un segundo ejemplo es el de Jesús “caminando sobre las aguas”, un milagro que, de acuerdo con Mateo (14:24-33), también implicó el que Simón Pedro caminara sobre las aguas. C. Finalmente, consideremos el mayor de todos los milagros: Después de morir y ser sepultado, Jesús es levantado de la muerte y se aparece a sus discípulos como el Señor de la vida. A partir de la Ilustración, algunos estudiosos empezaron a ver a los evangelios no como historias sobrenaturales, sino como historias naturales. A. La Ilustración que se extendió por Europa en el siglo XVIII significó una nueva forma de pensar y mirar el mundo. 1. Los intelectuales de la Ilustración desconfiaron de las fuentes tradicionales de autoridad y comenzaron a resaltar el poder de la razón para entender el mundo y el lugar que la humanidad ocupa en él. 2. Esta fue una era de desarrollo de la ciencia y la tecnología. Los estudiosos comenzaron a afirmar la “lógica” y la importancia de las relaciones causa-efecto. Desarrollaron la noción científica de “ley natural”, es decir, formas predecibles en que actúa la naturaleza, junto con la visión concomitante de que estas “leyes” no podían ser violadas por ningún agente externo (por ejemplo, un ser divino). 3. Estos intelectuales cambiaron los fundamentos del conocimiento humano—sustituyendo, por ejemplo, los dogmas y enseñanzas tradicionales de la iglesia por procedimientos “objetivos” como la observación racional, la verificación empírica y la inferencia lógica. 4. Con respecto a las creencias religiosas, los ilustrados reconocieron que, en épocas anteriores, las personas ingenuamente habían recurrido a agentes divinos para explicar fenómenos naturales que les parecían misteriosos. B. Un número considerable de eruditos bíblicos fueron fuertemente influenciados por la Ilustración y asumieron una perspectiva racionalista de los evangelios. 1. Para estos eruditos, los milagros de la Biblia obviamente no ocurrieron. 2. Para ellos, los evangelios no contenían relatos históricos de hechos sobrenaturales auténticos, sino más bien eventos históricos que eran

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IV.

completamente naturales pero que fueron erróneamente percibidos como milagrosos. C. Un célebre intérprete racionalista de la Biblia fue un teólogo alemán llamado Heinrich Paulus, autor de un famoso estudio llamado Das Leben Jesu (Vida de Jesús, 1827). 1. Con relación a la llamada “alimentación de las multitudes”, Paulus escribió que, cuando la gente vio que Jesús partía el pan, de inmediato todos sacaron sus propias viandas y las compartieron. Fue sólo después que alguien, al ver retrospectivamente el evento, lo consideró un milagro. 2. Sobre el relato de Jesús andando sobre las aguas, Paulus hace notar que el evento se dice que había tenido lugar en la noche durante una tormenta, y afirma que los discípulos remando contra el viento no habían conseguido alejar su barca de tierra. Cuando Jesús se acercó hacia ellos caminando por la orilla del lago, sus discípulos se maravillaron pensando que estaban en medio del lago. 3. En cuanto a la resurrección de Jesús, Paulus señala que el antiguo historiador judío Josefo menciona que dos compañeros suyos sobrevivieron a la crucifixión. Paulus cree que eso mismo pasó con Jesús. D. Las explicaciones de Paulus sobre los milagros de los evangelios pueden parecernos hoy bastante extravagantes, pero para mucha gente de la Ilustración hacían mucho sentido. Un giro importante en la forma de ver a los evangelios se produjo en los años 1835-36 con la publicación de la obra en dos volúmenes del célebre teólogo alemán David Friedrich Strauss titulada La Vida de Jesús críticamente elaborada. A. Este libro erudito y convincente contiene cerca de 1,500 páginas de argumentación detallada y meticulosa sobre cada relato de los evangelios. En él, Strauss se muestra en desacuerdo con las dos maneras de entender los evangelios que predominaban en su tiempo. 1. Por una parte, estaba de acuerdo con los racionalistas que afirmaban que los milagros no sucedían y que, por tanto, los evangelios no podían ser literalmente ciertos en sus descripciones. 2. Por otra parte, las “ilustradas” explicaciones naturales de los relatos evangélicos le parecían ridículas y consideraba que los racionalistas como Paulus carecían completamente de fundamento. 3. Para Strauss, los evangelios no contienen ni historias sobrenaturales ni historias naturales. Lo que contienen más bien son mitos. B. Strauss no se refería a “mito” en el mismo sentido en que la mayoría de nosotros entendemos ese término hoy.

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1.

V.

Actualmente, la mayoría de la gente entiende por “mito” algo que no es verdad. Para Strauss era justo lo opuesto. Un mito era “verdad”, aunque nunca haya sucedido. 2. Más precisamente, para Strauss, un mito es un relato en forma de historia (aunque ficticio) que pretende transmitir una verdad religiosa. Strauss afirma que los evangelios están repletos de este tipo de relatos. C. La mejor forma de entender cómo funciona la perspectiva de Strauss es tomando un ejemplo: Jesús caminando sobre las aguas. 1. El enfoque sobrenaturalista no podría explicar cómo pudo haber sucedido el evento sin negar el que Jesús tuviera un verdadero cuerpo humano, ya que los cuerpos humanos tienen una “gravedad específica” (así la llama Strauss) mayor que la del agua y, por tanto, se hundiría. Pero si Jesús no tenía un cuerpo real, entonces no era un ser humano real—y eso, señala Strauss, es una de las primeras herejías del cristianismo, conocida como docetismo. 2. La perspectiva naturalista de Paulus es escasamente superior, ya que ignora lo que el texto dice realmente. Por ejemplo, los evangelios mencionan que la barca se encontraba en medio del lago, no que los discípulos pensaban que era así. Paulus tiene que cambiar el texto para explicarlo, y ese no parece ser un enfoque de interpretación muy seguro. 3. La interpretación sobrenatural no puede explicar el texto, y la explicación natural ignora el texto. Para Strauss ambos modos de interpretación se equivocan al ver los relatos como eventos históricos. De hecho, el caminar de Jesús sobre las aguas no es un acontecimiento histórico real, sino un mito—un relato en forma de historia que busca transmitir una verdad religiosa. 4. Los primeros cristianos, apunta Strauss, compararon las pruebas y tribulaciones con un mar tormentoso que amenazaba sus vidas. Sólo Jesús podía elevarse por encima de esas fuerzas. Así, para Strauss, el relato de la caminata sobre las aguas era un mito que buscaba revelar la verdad de que Jesús podía ayudar a sus seguidores a vencer las adversidades de sus vidas. Mucho ha sucedido en la investigación bíblica desde que Strauss publicó su Vida de Jesús en 1836, pero algo ha permanecido inalterado. Muchos expertos—de hecho, la mayoría de los expertos críticos— consideran que Strauss tenía razón, si no en todo o siquiera la mayoría de las cosas específicas que dijo, sí en la perspectiva general que propuso. Los evangelios contienen relatos que no sucedieron históricamente, pero que buscan transmitir verdades.

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A. Pocos estudiosos hoy estarían de acuerdo con Strauss en llamar a estos relatos “mitos”. El término está demasiado cargado aún, y para la mayoría de los lectores conlleva connotaciones equivocadas. B. La noción de que los relatos evangélicos no son del todo exactos, pero que mantienen su importancia por las verdades religiosas que buscan transmitir, es ampliamente compartida en el mundo académico, a pesar de que no es igualmente conocida o creída fuera de él. C. En la siguiente lección, comenzaré a presentar las evidencias que los expertos han encontrado convincentes a favor de este punto de vista. Pero, antes de hacerlo, quisiera responder a la cuestión básica de si una historia puede ser “verdadera” si nunca sucedió. 1. La gente por lo general no habla en estos términos cuando, por ejemplo, preguntamos si una película es una “historia verdadera”. 2. No obstante, contamos historias que nunca sucedieron a fin de transmitir una “verdad”. 3. Consideren, por ejemplo, la historia de George Washington y el cerezo1, que sabemos no es un relato histórico. Le contamos a nuestros hijos esta historia para recalcar algo sobre nuestro país (p. ej. que está—o al menos debería estar—fundamentado en la honestidad) y sobre la moral personal (no debemos mentir, aun cuando eso nos pueda meter en aprietos). 4. ¿Los evangelios contienen ese tipo de historias? Ese será el tema de nuestra siguiente lección. Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico, cap. 2. Tatum, In Quest of Jesus, cap. 5. Lecturas sugeridas: Schweitzer, Quest of the Historical Jesus. Strauss, Life of Jesus.

Esta historia cuenta que cuando Washington tenía seis años, le regalaron una pequeña hacha con la cual cortó el cerezo de su padre. Cuando su padre descubrió lo que había hecho se enfureció y lo confrontó. El pequeño George valientemente le dijo, “no puedo mentir… yo lo corté con mi hacha”. El padre de Washington lo abrazó, feliz porque la honestidad de su hijo valía más que mil cerezos. (N. del T.) 1

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Preguntas para considerar: 1. Discuta la relación entre “relato” y “verdad”. ¿En qué sentido un relato tiene que ser históricamente exacto para ser verdadero? ¿Qué otras clases de verdad puede haber además de la verdad histórica? ¿Cómo podría ser afectada su forma de entender el Nuevo Testamento si usted llega a convencerse de que algunos de sus relatos en realidad nunca sucedieron? 2. ¿Considera que el término “mito” es adecuado para referirse a los relatos de los evangelios que buscan transmitir una verdad pero que no son históricamente exactos? ¿Por qué sí o por qué no?

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Lección 4

Realidad y ficción en los evangelios Objetivo Los estudiosos han llegado a la conclusión de que algunas de las historias sobre la vida de Jesús que encontramos en los evangelios del Nuevo Testamento son históricamente inexactas, y no se trata de un afán de cuestionar la validez de la religión cristiana (muchos de esos estudiosos son cristianos comprometidos), sino se debe al hecho de que existe evidencia convincente para ello. La evidencia es de dos clases: (1) algunos de los relatos se encuentran en más de un evangelio y, cuando los comparamos entre sí, aparecen claras discrepancias, y (2) algunos relatos son inverosímiles cuando los miramos cuidadosamente a la luz de nuestro conocimiento histórico. En ninguno de los casos la evidencia puede considerarse en abstracto, sino sólo examinando a detalle cada relato en particular. En esta lección consideraremos los relatos divergentes sobre la muerte de Jesús en Marcos y en Juan, y los de su nacimiento en Mateo y Lucas. En cada uno de los casos trataremos de identificar los lugares en donde los autores concuerdan o discrepan, y veremos si algunas de esas discrepancias son irreconciliables; más aún, nos preguntaremos si existen aspectos del todo improbables en sus relatos. Al final, veremos que los evangelios contienen historias que no pudieron haber sucedido como están narradas, pero que buscan revelar alguna clase de “verdad” cristiana sobre Jesús.

Bosquejo I.

En la última lección vimos que, por más de dos siglos, los eruditos han sostenido que los evangelios contienen relatos que intentan transmitir “verdades” sobre Jesús, que sin embargo no son históricamente veraces. A. El que esto sea un consenso entre los expertos no implica necesariamente que tenga que ser cierto; es necesario que examinemos la evidencia disponible, en este caso, de los mismos evangelios. Como veremos, existen razones convincentes para afirmar que los evangelios contienen relatos que no pueden ser históricamente exactos—o al menos no pueden ser exactos en la forma en que están narrados. B. En esta lección, veremos dos de los principales tipos de evidencia. 1. Algunas historias son narradas por más de un evangelio y, frecuentemente, estos relatos contienen discrepancias; estas discrepancias muestran que las historias fueron alteradas en algún momento, y que todas no pueden ser exactas a la vez. 2. Algunas historias son inverosímiles a la luz de lo que actualmente conocemos sobre la antigüedad. Aquí no me refiero a los “milagros”, 19

II.

sino a otros acontecimientos que son relatados pero que no parecen ser históricamente plausibles. C. La única forma de evaluar esta clase de evidencia es realizando un análisis detallado de los relatos específicos. Por ejemplo, tomemos dos casos: las historias del nacimiento y muerte de Jesús. Los relatos sobre la muerte de Jesús en el evangelio más temprano (Marcos) y el más tardío (Juan) son difíciles de reconciliar. A. Como podrán notar al leer los relatos (Marcos, capítulos 14-15; Juan, capítulos 18-19), la trama básica de la historia es la misma en ambos evangelios. Ambos tienen el mismo elenco de personajes y la misma narrativa básica de los eventos, los cuales culminan con la crucifixión de Jesús. B. Los relatos también presentan notables diferencias, que pueden o no ser discrepancias históricas. Examinemos más a fondo. 1. Por ejemplo, en el relato de Marcos (capítulo 15), Jesús, Pilato, los líderes judíos y las multitudes, todos están en un sólo lugar. El juicio es muy breve y Jesús sólo dice dos palabras (traducidas al español como “tú lo dices”, cuando le preguntan si era el rey de los judíos). 2. En el relato de Juan (capítulo 18), los líderes judíos se niegan a entrar en la residencia de Pilato para no quedar ritualmente contaminados, lo que les impediría comer esa noche la cena de Pascua. En consecuencia, Pilato va de acá para allá entre Jesús, que está dentro, y sus acusadores, que están fuera. Jesús, en vez de permanecer callado durante el proceso, pronuncia varios discursos ante su juez. 3. Teóricamente, uno pudiera argumentar que ambos relatos son correctos en lo que cada uno abarca. Marcos simplemente no habría mencionado que quien juzgaba a Jesús y sus acusadores estaban en diferentes sitios, ni que Jesús dio algunas respuestas más extensas a los cuestionamientos de Pilato. C. No obstante, otras discrepancias resultan difíciles de reconciliar. En particular, hay una discrepancia sobre el día que tuvo lugar el suceso. El momento del suceso pudiera parecer un detalle insignificante, sin embargo, debemos pensar en la evidencia histórica como si se tratase de la evidencia en un accidente o en una escena del crimen, en donde tratamos de averiguar lo que realmente sucedió. 1. En este caso, la pista tiene que ver con una cuestión muy sencilla: ¿cuándo murió Jesús? 2. Para responder a esta pregunta, antes necesito presentar algo de contexto histórico para después mirar cuidadosamente cada relato. D. Tanto Marcos como Juan señalan que Jesús murió durante la fiesta de la Pascua, la festividad que los judíos celebraban anualmente en Jerusalén

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para conmemorar la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, tal como lo relata el libro del Éxodo en la Biblia hebrea. 1. En tiempos de Jesús esa fiesta era un evento importante. Los judíos venían de todas partes del mundo para celebrar la fiesta en Jerusalén. 2. Debían llegar con una semana de anticipación para someterse a un ritual de purificación que les permitiría participar en la cena. La tarde antes de la cena debían llevar al templo (o en su defecto comprarlo ahí mismo) un cordero para ser sacrificado por los sacerdotes, el cual sería comido como parte de la celebración. 3. El resto del día se empleaba en la preparación de la cena y era llamado el “día de la preparación de la Pascua”. Recordemos que en la cuenta judía, un nuevo día comienza, no a la media noche como lo hacemos nosotros, sino al ponerse el sol. (Incluso hoy en día el sábado judío comienza en el atardecer del viernes y continúa durante el sábado hasta que oscurece de nuevo). 4. Después que los corderos eran sacrificados y desangrados, eran entregados de vuelta a los devotos judíos, quienes los llevaban a casa para cocinarlos. La cena se llevaba a cabo después de oscurecer, es decir, en el preciso día de la Pascua. La cena consistía en varios alimentos simbólicos que le recordaban a Israel su esclavitud en Egipto y su liberación por Dios. E. Ahora ya estamos listos para comparar a detalle nuestros dos relatos; ambos nos dan una descripción precisa de cuándo fue crucificado Jesús, en relación con la cena pascual. Comencemos con el relato más antiguo, el de Marcos. 1. El día anterior a su arresto, los discípulos de Jesús le preguntaron en dónde debían preparar la cena de Pascua (Marcos 14:12) y él les dio las instrucciones. Éste era por tanto el día de la preparación. 2. Esa noche ellos llevaron a cabo la cena, en la cual Jesús tomó los alimentos simbólicos y les imprimió un nuevo significado. 3. Después, Jesús sale a orar, es traicionado por Judas Iscariote, es entregado a las autoridades judías y pasa la noche en prisión. 4. A la mañana siguiente—es decir, la mañana de Pascua, el día siguiente a cuando los corderos habían sido sacrificados y la cena de Pascua había sido celebrada—él es presentado ante el gobernador romano Poncio Pilato, quien lo encuentra culpable de los cargos y ordena su ejecución. 5. Jesús es llevado fuera y crucificado a las 9:00 a.m. (Marcos 15:25). F. Esta ubicación temporal del evento está en claro contraste con lo que encontramos en Juan (capítulos 13-19). 1. Aquí, de igual forma, Jesús tiene una última cena con sus discípulos, pero no hay ninguna referencia a que se trate de la cena pascual. En 21

III.

este evangelio los discípulos nunca preguntan dónde debían preparar la Pascua, y Jesús tampoco habla sobre los alimentos simbólicos. 2. Después de la cena, Jesús sale a orar, es traicionado por Judas, es arrestado, y pasa la noche en prisión. Al día siguiente es presentado ante Pilato. 3. Como vimos antes, se nos dice que los líderes judíos que lo acusaban se negaron a entrar en la residencia de Pilato ya que no querían ser contaminados ritualmente y así ser privados de comer la cena pascual esa noche (18:28). ¿Comer la cena pascual? ¿Qué no lo habían hecho ya la noche anterior? 4. El problema es aclarado al final del juicio de Jesús, cuando se nos dice exactamente cuándo fue condenado y llevado a su ejecución: Juan 19:14—“Era el día de la preparación para la Pascua, cerca del mediodía”. 5. ¿Cómo podía ser el día de la preparación para la Pascua? Según Marcos, Jesús vivió ese día, tuvo la cena pascual con sus discípulos esa noche, y fue puesto en la cruz a la mañana siguiente, en el día de la Pascua. Pero en el evangelio de Juan, Jesús fue ejecutado antes de que la cena siquiera comenzara. G. Quizá es imposible reconciliar esta discrepancia entre Juan y el relato sinóptico. Sin embargo, sí podemos explicar el por qué surgió la discrepancia. 1. El evangelio de Juan es el único evangelio del Nuevo Testamento que explícitamente identifica a Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29,36). Este también es el único evangelio en el que se afirma que Jesús murió en la tarde del día previo a la Pascua, precisamente cuando los corderos eran sacrificados. 2. Para la mayoría de los estudiosos, al parecer Juan cambió un hecho histórico para hacer una afirmación teológica: que Jesús en verdad era el Cordero de Dios. 3. Esta es una de las clases de evidencia que sugiere que los evangelios contienen algunos relatos que no pueden ser históricamente exactos, al menos en todos sus detalles. Las historias sobre el nacimiento de Jesús en los otros dos evangelios, Mateo y Lucas, también son problemáticas históricamente hablando. A. Aquí también ambos relatos tienen amplias similitudes. En ambos Jesús nació de la virgen María en Belén. B. Pero aquí también ambos relatos contienen numerosas diferencias. En este caso las diferencias superan a las coincidencias; aunque también aquí, algunas de ellas no son necesariamente discrepancias. 22

1.

Sólo Lucas menciona que José y María tuvieron que ir a Belén a registrarse para el censo, ya que—en los días en que Cirenio gobernaba en Siria—César Augusto había decretado que todo el Imperio romano debía pagar impuestos. Todos, por tanto, debían ser registrados en la tierra de sus antepasados (Belén, en el caso de José). Sucedió que Jesús nació cuando ellos estaban ahí. Pero Mateo no nos dice nada de todo esto. 2. Sólo Lucas menciona a los pastores que fueron a adorar al niño Jesús; sólo Mateo menciona a los magos que siguieron la estrella que se detuvo sobre la casa donde ellos moraban. 3. Sólo Mateo menciona la ira del rey Herodes, quien se entera acerca del niño y se propone acabar con él matando a todos los niños menores de dos años en Belén. Sólo Mateo señala que José y María huyeron a tiempo yéndose a Egipto, en donde permanecieron hasta la muerte de Herodes. Entonces regresaron—pero esta vez se reubicaron en Nazaret para evadir la ira del hijo de Herodes, quien ahora reinaba. 4. Estas diferencias pueden resultar desconcertantes—prácticamente todos los relatos de Lucas sobre la natividad sólo se encuentran en Lucas, y todos los relatos de Mateo sólo se encuentran en Mateo— aunque no son necesariamente contradictorios. C. No obstante, algunas de las diferencias parecen ser verdaderas contradicciones. 1. Por ejemplo, ¿dónde se encontraba originalmente la tierra de José y María?, ¿era Nazaret, como en Lucas, o Belén, como en Mateo? Observemos que en Mateo los magos encontraron a Jesús en una casa—ninguna mención de un lugar improvisado afuera del mesón. Cuando José y María regresan de Egipto, ¿a dónde pensaron ir inicialmente? A Belén, por supuesto. 2. ¿La estancia en Belén de José y María fue sólo temporal (como en Lucas), o allí tenían ellos su casa (Mateo)? Notemos que, según Mateo, Herodes mandó asesinar a todos los niños varones menores de dos años; esto hace suponer, por tanto, que los magos habían andado su camino por largo tiempo, y que Jesús para ese momento ya no era un bebé. 3. Si José y María en verdad huyeron a Egipto (como lo dice Mateo), ¿cómo puede ser que a los treinta días después que Jesús nació—los días de la purificación—ya hubieran regresado a Nazaret, como lo menciona Lucas? D. Adicionalmente, algunos aspectos de estos relatos sorprenden a los historiadores por ser completamente inverosímiles. Consideremos tan sólo el relato de Lucas. 23

1.

IV.

Sobre el reinado de César Augusto contamos con relativamente buena documentación, pero ninguna fuente menciona un censo universal. 2. Más aún, ¿cómo podría realizarse tal clase de censo, en el cual todos tuvieran que registrarse en la tierra de sus antepasados lejanos? ¿Cómo podrían saber a dónde ir? Imaginémonos las migraciones masivas. ¿Cómo puede ser que ninguna fuente de la época siquiera se molestó en mencionarlo? 3. Finalmente, sabemos por otras fuentes—el historiador judío Josefo, el historiador romano Tácito, y algunas inscripciones—que a pesar de lo que relata Lucas, Cirenio no gobernó en Sira en tiempos del rey Herodes, sino diez años después. E. Por tanto, pareciera que estos relatos no pudieron haber sucedido de la manera que están narrados. En última instancia, estas historias probablemente no deberían leerse como relatos históricos objetivos, sino como intentos de transmitir una idea. 1. Ambos quieren enfatizar que a pesar de que Jesús provenía de Nazaret, en realidad había nacido en Belén. ¿Por qué? Sin duda porque la Biblia hebrea, el Antiguo Testamento, decía que el futuro gobernante de Israel vendría de allí (Miqueas 5:2). 2. Ambos quieren enfatizar que Jesús era, desde un inicio, una persona extraordinaria. ¿La evidencia? Para ambos autores, su madre era una virgen. 3. En otras palabras, estas historias lo que buscan es transmitir ciertas ideas sobre Jesús. Pero cuando se les mira como fuentes históricas de lo que realmente sucedió, parecen ser inexactas en algunos puntos. Los evangelios están llenos de esa clase de historias. A. Pudiéramos estudiar muchos ejemplos de discrepancias en los evangelios, pero tal ejercicio podría resultar de poco provecho o interés. B. En lugar de ello, es mejor simplemente aceptar a los evangelios como lo que son: documentos que buscan decir la “verdad” sobre Jesús, aunque tal verdad no siempre se fundamente en hechos que realmente sucedieron. C. No obstante, quiero aclarar que no estoy afirmando que todos los relatos de los evangelios son completamente inexactos. 1. Sin duda alguna, los evangelios contienen material históricamente confiable que nos será de mucha utilidad en el proceso de tratar de determinar lo que Jesús realmente dijo e hizo. 2. También contienen material históricamente inexacto; y parte de nuestra labor será identificar a cuál de las dos clases pertenece cada narración.

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3.

Sin embargo, antes de continuar con esa tarea, debemos aprender más acerca de los evangelios, ¿quiénes fueron sus autores?, ¿de dónde obtuvieron sus historias?

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico, cap. 3. Stanton, Jesus and the Gospels. Marcos 14-16 y Juan 18-19 Mateo 1-2 y Lucas 1-2 Lecturas sugeridas: Kysar, John the Maverick Gospel. Nickle, The Synoptic Gospels.

Preguntas para considerar: 1. ¿Por qué cree que Mateo y Lucas tienen historias tan distintas sobre el nacimiento de Jesús? Es decir, ¿por qué no alguno, o ambos, simplemente relataron la historia completa, tal como la historia de la Navidad que se nos cuenta cada año? 2. En anticipación de lo que haremos más adelante, ¿cómo piensa que podemos indagar detrás de las contradicciones en nuestras fuentes para darnos una idea de lo que realmente sucedió en la vida de Jesús? En otras palabras, asumiendo que dos fuentes se contradicen, ¿cómo podemos decidir cuál está en lo cierto—si es que alguno lo está?

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Lección 5

El origen de los evangelios Objetivo Los evangelios del Nuevo Testamento, aunque fueron escritos en forma anónima, la tradición los ha adjudicado a dos de los discípulos de Jesús, Mateo y Juan, y a dos compañeros de los apóstoles, Marcos y Lucas. Estos libros probablemente no fueron escritos por testigos oculares—de cierto no afirman serlo. Inclusive si estuvieran basados en el testimonio de testigos oculares, no necesariamente serían históricamente exactos. Estos textos parecen haber sido escritos entre veinticinco y sesenta y cinco años después de los eventos que narran, por cristianos altamente educados de habla griega (a diferencia de los discípulos de Jesús, de clase baja y lengua aramea). Como dos de los autores lo admiten, ellos heredaron las historias de la tradición oral. Las palabras y los hechos de Jesús fueron transmitidos principalmente de boca en boca por personas que no eran testigos oculares de los eventos y que nunca habían visto a ninguno de los testigos. Las historias sobre Jesús fueron cambiadas para ajustarse a las nuevas circunstancias en que fueron contadas. Los autores de los evangelios también adaptaron estas historias. Una de las tareas del historiador es indagar detrás de los relatos—que han sido alterados—para saber qué es lo que ellos nos pueden revelar sobre lo que realmente Jesús mismo dijo e hizo.

Bosquejo I.

II.

Hemos visto que los evangelios contienen historias que no sucedieron o, por lo menos, no como están relatadas. A. Algunas veces los relatos contienen claras discrepancias, como se discutió en la lección 4, o son tan inverosímiles que los historiadores concuerdan en que no pudieron haber sucedido como están narrados (p. ej. el censo de Lucas). B. Ahora necesitamos dar el siguiente paso y tratar de entender el por qué los evangelios son de esa forma. Los títulos de los evangelios señalan como sus autores a dos de los discípulos: Mateo (el recaudador de impuestos) y Juan (el hijo de Zebedeo), y a dos compañeros de los apóstoles: Marcos (el secretario de Pedro) y Lucas (compañero de viajes de Pablo). A. Los eruditos tienen razones para dudar de estas adjudicaciones tradicionales. 1. Si Mateo en realidad hubiera escrito un libro sobre las palabras y los hechos de Jesús, lo más probable es que lo hubiera titulado algo así 26

como “El evangelio de Jesucristo”, o “La vida y muerte de nuestro Salvador”. Cualquiera que titule este texto como “el evangelio según Mateo” está tratando de explicar a quién pertenece esta versión de la historia de Jesús. Lo mismo podemos decir de los otros evangelios. 2. Más aún, sabemos que los manuscritos originales de los evangelios no contenían en ellos los nombres de sus autores. B. Más significativo aún, ninguno de los evangelios afirma ser escrito por un testigo ocular. 1. Por ejemplo, aunque alguien llamado Mateo es mencionado en Mt. 9:9, nada en ese versículo indica que él sea la persona que escribe el relato. Además, en ninguna parte del evangelio el autor menciona que él personalmente hubiera estado involucrado en los eventos que son descritos. 2. Inclusive el pasaje de Jn. 21:24 señala que el autor no es un testigo ocular, sino que basó su relato en el testimonio de un testigo ocular. 3. En resumen, los evangelios del Nuevo Testamento fueron escritos en forma anónima. C. Para los primeros lectores de los evangelios, los nombres de sus autores eran irrelevantes. D. La primera vez que encontramos una atribución autoral de los evangelios es alrededor del 120-130 d. C. en los escritos de un escritor poco conocido llamado Papías. 1. Papías afirmó que el apóstol Pedro habría narrado las palabras y hechos de Jesús como la ocasión lo ameritaba, y que Marcos, su secretario, posteriormente las puso por escrito, aunque “no con orden”. Papías dice haber recibido esta información de un anciano de la iglesia. 2. Papías también afirmó que Mateo escribió en hebreo los dichos de Jesús, y que “cada uno los interpretó conforme a su capacidad”. No menciona nada sobre Lucas o Juan. E. Esta tradición de Papías debe considerarse seriamente, aunque no hay forma de estar seguros de que efectivamente se refiere al evangelio de Marcos que conocemos, ya que Papías no hace ninguna cita de dicho evangelio. 1. Aun así, Papías enfatiza que el autor del evangelio no era un testigo ocular. 2. Por tanto, lo más temprano que podemos rastrear esta tradición sobre Marcos es alrededor del 110-120 d. C. (por el anciano informante de Papías)—es decir, casi medio siglo después que Marcos fue escrito. Fuera de ésa, no hay otra evidencia que la apoye. 3. Papías nos dice que el libro de Mateo incluía sólo los “dichos” de Jesús (pero nuestro Mateo contiene mucho más que sólo eso) y que 27

III.

IV.

había sido escrito en hebreo (no en griego, como nuestra versión ha llegado a nosotros). Por lo tanto, parece que Papías no se refería a este libro que conocemos. F. Fuera de esta tradición en Papías, no encontramos nada sobre la identidad de los autores de los evangelios hasta cerca de fines del siglo II d. C. Apenas hay disponible alguna otra información sólida sobre los autores de los evangelios, pero podemos deducir varias piezas de información útil. A. Como mencionamos antes, los libros parecen haber sido producidos en algún momento entre los años 65-95 d. C. En esto concuerdan prácticamente todos los historiadores. B. Los cuatro evangelios fueron escritos en griego por autores que obviamente eran alfabetizados y razonablemente bien educados. 1. Un estudio reciente de William Harris estima que la tasa de alfabetización en el mundo romano era del 15% a lo más. En contraste, estos cuatro autores parecen poseer una elevada educación. 2. Sabemos por el Nuevo Testamento que los seguidores de Jesús eran principalmente gente humilde de campo, que hablaban arameo, no griego. De dos de los líderes entre los discípulos de Jesús, Pedro y Juan, se nos dice que eran “sin letras” (Hechos 4:13). 3. Parece improbable que estos discípulos de Jesús jugaran papeles importantes en las composiciones literarias que se les atribuyen. 4. Debido a que los libros fueron escritos en griego y no en arameo, aparentemente fueron escritos fuera de Palestina, aunque algunos estudiosos ubican a Marcos, e incluso a Mateo, en Galilea, en donde también se hablaba griego. Los académicos continúan refiriéndose a estos libros como Mateo, Marcos, Lucas y Juan por un asunto de mera comodidad. El siguiente paso en averiguar el por qué los evangelios son como son—con una mezcla de materiales históricamente exactos e históricamente inexactos—es preguntarnos de dónde obtuvieron su información estos autores de lengua griega. A. Tres de las fuentes que ya hemos considerado—Lucas, Juan y Papías— mencionan que los evangelios se basaron en testimonios transmitidos, ya sea oralmente o por escrito, desde los primeros cristianos, y que en última instancia se remontan a los testigos oculares (vea Lc. 1:1-4). B. Antes de considerar la transmisión oral de estas tradiciones, debemos pensar en las implicaciones de la idea de que los relatos se remontan a los testigos oculares. 1. Considere cualquier par de relatos de testigos oculares de algún evento en particular: ¿son siempre exactamente iguales? 28

2.

V.

Suponga que los testigos no se toman la molestia de poner por escrito sus relatos de inmediato, sino que esperan veinte o treinta años. Peor aún, suponga que las historias no son escritas por los mismos testigos, sino por personas a las que ellos les contaron las historias. 3. El punto es que incluso las historias basadas en relatos de testigos oculares no son necesariamente confiables, y eso mismo es mucho más cierto para relatos que se fueron transmitiendo oralmente mucho después del suceso, aun si tuvieron su origen en reportes de testigos oculares. Ahora debemos considerar las implicaciones del hecho de que, tal como tres de nuestras fuentes más antiguos atestiguan, los relatos de los evangelios fueron transmitidos de boca en boca y no fueron puestos por escrito sino hasta treinta a sesenta y cinco años después de la muerte de Jesús. A. Para entender el Nuevo Testamento, debemos darnos cuenta de que los acontecimientos más importantes en esos años involucraban la propagación de la iglesia cristiana. 1. El cristianismo comenzó inmediatamente después de la muerte de Jesús, con un puñado de sus seguidores, quizá veinte o treinta personas ubicadas en Jerusalén, si atendemos a lo relatado en los Hechos de los apóstoles. 2. En un lapso de entre cuarenta y cincuenta años, este pequeño grupo de discípulos se había multiplicado muchas veces en las principales áreas urbanas a lo largo del Mediterráneo. En ese momento, las comunidades cristianas individuales eran por lo general pequeñas. 3. En esa era en que no existían los medios de comunicación masiva, los cristianos propagaban su religión de boca en boca. Trataban de convertir a los paganos hablándoles sobre la vida y enseñanzas de Jesús. 4. Dado que las historias eran transmitidas en distintas lenguas en distintos lugares sobre una inmensa área geográfica, podemos estar completamente seguros de que las historias no fueron contadas únicamente por los discípulos originales. B. Pienso que podemos dar por hecho que las historias sufrieron cambios a medida que eran contadas y recontadas de boca en boca, año tras año. 1. Algunas veces los cambios debieron ser accidentales conforme las historias eran contadas durante cincuenta años en distintos países, usando distintos idiomas, entre miles de personas. 2. Otras veces, las personas que contaban las historias debieron haber querido cambiarlas para enfatizar algo que promoviera la fe en Jesús. C. Suelen presentarse algunas objeciones típicas a la idea de que las historias sobre Jesús fueron alteradas conforme circulaban de boca en boca a todo lo largo del Imperio. Muchas personas—algo irreflexivas—suponen que 29

las historias no pudieron haber sido alteradas en un periodo de tiempo tan relativamente corto, en especial cuando los testigos oculares aún andaban por ahí y podrían verificar los relatos. 1. Las historias se pueden cambiar de la noche a la mañana, y de esto puede dar testimonio cualquiera que haya estado el medio periodístico. 2. Los testigos oculares a menudo están en desacuerdo entre ellos en puntos cruciales (esto suele suceder en nuestros propios tribunales de justicia). 3. Prácticamente ninguno de los que contaban estas historias pudo haberlas verificado con los testigos oculares, incluso si hubieran querido hacerlo, dadas las limitantes de comunicación en la antigüedad. 4. La idea de que las historias fueron alteradas no es una ocurrencia de especulación académica: contamos con evidencia sólida de ello. D. La objeción más común contra la noción de que las historias sobre Jesús fueron alteradas en el proceso de transmisión es que las personas que viven en culturas de tradición oral tienen una memoria superior a la de la mayoría de nosotros. 1. Estudios antropológicos de los últimos veinte años han mostrado convincentemente que de ninguna manera esto es así. De hecho, la preocupación por la precisión verbal se encuentra exclusivamente en culturas de tradición escrita, en donde los relatos pueden ser cotejados para ver si son consistentes. 2. En las culturas orales se asume en forma natural que las historias deben ser adaptadas, dependiendo de la audiencia y de la situación.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico, cap. 3. ----------, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 3. Lecturas sugeridas: Davies y Sanders, Studying the Synoptic Gospels. cap. 1. Dibelius, From Tradition to Gospel.

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Preguntas para considerar: 1. Piense en algunos ejemplos de su propia experiencia en donde alguien que haya sido testigo de un suceso importante se haya equivocado por completo al tratar de relatarlo. ¿Cómo afecta su propia experiencia con relatos de testigos su visión respecto a la posibilidad de reconstruir el pasado con exactitud? 2. Si los evangelios fueron escritos en forma anónima, ¿por qué cree que posteriormente los cristianos los atribuyeron a Mateo, Marcos, Lucas y Juan?

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Lección 6

Otros evangelios Objetivo Una vez que hemos considerado algunos de los problemas que implica el intentar usar a los evangelios del Nuevo Testamento como guías completamente confiables para establecer lo que Jesús dijo e hizo, ahora podemos considerar otras fuentes que han llegado hasta nosotros desde la antigüedad. Existe un número considerable de otros evangelios, fuera del Nuevo Testamento, que supuestamente relatan hechos y dichos de Jesús. En esta lección y en la siguiente, consideraremos algunos de estos otros evangelios. Como conjunto, podemos decir que los evangelios no canónicos son tardíos (siglos II al VIII d. C.) y de carácter legendario. La mayoría de ellos son falsificaciones escritas bajo los nombres de compañeros de Jesús. Muchos de ellos usaron a los evangelios canónicos como fuente para sus propios relatos. Algunos de los más antiguos podrían, en teoría, proporcionarnos alguna información adicional sobre los hechos de la vida de Jesús. En esta lección revisaremos el Evangelio de la infancia de Tomás, que es quizá el relato más antiguo que tenemos sobre la infancia de Jesús, y el Evangelio de Pedro, un relato fragmentario del juicio, muerte y resurrección de Jesús. Estos documentos son fascinantes como piezas de literatura cristiana primitiva, pero su carácter legendario es evidente incluso para el lector no avezado. Por tanto, no nos serán de mucha utilidad cuando, más adelante, tratemos de determinar lo que Jesús dijo e hizo.

Bosquejo I.

En este punto, estudiaremos si existen algunas otras fuentes que nos pudieran ayudar en nuestra búsqueda de los dichos y hechos auténticos de Jesús. A. Existen un par de docenas de otros evangelios que no están en el Nuevo Testamento, son libros escritos por cristianos que tratan sobre la vida y enseñanzas de Jesús. B. Como conjunto, estos evangelios presentan las siguientes características: 1. En general, son bastante posteriores a los evangelios canónicos; la mayoría de ellos datan de los siglos II al VIII d. C. 2. El único que pudiera reclamar ser contemporáneo a los evangelios canónicos es el recientemente descubierto Evangelio de Tomás, que veremos en la lección 7. 3. A diferencia de los evangelios anónimos del Nuevo Testamento, muchos de estos evangelios son en realidad pseudónimos, afirmando haber sido escritos por apóstoles, o por discípulos, o por Jacobo el 32

II.

hermano de Jesús, o por María Magdalena. Todos tienen la apariencia de ser falsificaciones. C. Estos evangelios no canónicos al parecer utilizaron a los evangelios canónicos, así como tradiciones orales sobre Jesús. 1. No obstante, los autores de los más antiguos de estos relatos pudieron no haber conocido los relatos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. 2. Este hecho pudiera hacer que libros como el Evangelio de Tomás sean de particular importancia para reconstruir las auténticas enseñanzas de Jesús, aunque la mayoría de los otros relatos son marcadamente legendarios. D. Podemos clasificar a estos otros evangelios como evangelios de la infancia, evangelios narrativos y evangelios de dichos. 1. Los evangelios de la infancia narran historias acerca del nacimiento y la infancia de Jesús, muchos de ellos recurren a las narraciones de Mateo y Lucas. 2. Los evangelios narrativos, al igual que los evangelios canónicos, contienen relatos sobre la vida y, en ocasiones, sobre la muerte de Jesús. 3. Los evangelios de dichos contienen principalmente colecciones de enseñanzas de Jesús, a menudo sin ningún contexto narrativo. El llamado “Evangelio de la infancia de Tomás” es uno de los evangelios no canónicos más antiguos y, sin duda, el más antiguo de los evangelios de la infancia. A. Existe un debate entre los expertos sobre cuándo fue escrito este libro (hay muy pocas pistas internas), pero algunos lo ubican tan temprano como la primera mitad del siglo II. 1. El libro es atribuido a una persona llamada “Tomás”, cuyo nombre significa “gemelo”. 2. Durante los inicios de cristianismo, en algunos lugares se creía que Jesús había tenido un hermano gemelo, Judas Tomás (posiblemente, hijo de José, no de Dios). B. Si Jesús, siendo adulto era el Hijo de Dios que realizaba milagros, ¿cómo habría sido de niño? Pues resulta que, según este relato no canónico, el niño era un tanto travieso. 1. El relato comienza con Jesús a la edad de cinco años haciendo pajarillos de barro junto a un arroyo en un día sábado. Cuando se descubre que está violando el mandamiento de no trabajar en sábado, Jesús milagrosamente desaparece toda prueba del delito. Aplaude con sus manos y les ordena a los pajarillos que salgan volando; y al instante los pajarillos se echaron a volar.

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2.

III.

Jesús es retratado en sus primeros años como alguien bastante temperamental. Cuando otro niño lo molesta en el juego, lo maldice y lo marchita al instante, y a otro que le hace una broma en la calle, lo hace caer fulminado. 3. Cuando su maestro en la escuela se exaspera con el niño y lo golpea en la cabeza, Jesús lo maldice e inmediatamente el maestro cayó desvanecido al suelo. 4. Conforme pasa el tiempo, Jesús comienza a usar su poder para el bien. 5. El relato concluye con Jesús a los doce años en el templo, rodeado de escribas y fariseos que lo escuchan enseñando y que bendicen a María por el niño tan maravilloso que ha traído al mundo (una historia tomada de Lucas 2). C. Claramente, aún con lo entretenido que pueda resultar, este libro no le resultará de mucha utilidad a cualquiera que quiera conocer los hechos históricos sobre la vida de Jesús. Un relato mucho más serio sobre Jesús lo encontramos en el Evangelio de Pedro, un relato fragmentario sobre el juicio, muerte y resurrección de Jesús, supuestamente escrito por su discípulo Simón Pedro, que constituye uno de los ejemplos más antiguos de un evangelio narrativo no canónico. A. El texto fue descubierto en 1886 en la tumba de un monje cristiano en Egipto. B. Se sabía de la existencia de este libro aún antes de su descubrimiento gracias a los escritos de Eusebio, el escritor del siglo IV que es conocido como el “padre de la Historia de la Iglesia”. Su obra en diez volúmenes, Historia Eclesiástica, nos proporciona una buena parte de la información que tenemos sobre el cristianismo de los primeros tres siglos. 1. De acuerdo con Eusebio, el Evangelio de Pedro era leído por una de las iglesias gobernadas por Serapión, obispo de Antioquía en el siglo II. 2. Cuando Serapión fue avisado de que el libro presentaba una visión herética de Cristo, lo examinó y prohibió su uso en lo sucesivo. 3. Suponemos que el escrito que ahora tenemos en nuestras manos es precisamente este evangelio que estuvo perdido por tantísimos años. Desafortunadamente, no lo podemos asegurar a partir de nuestras fuentes. 4. Más aún, lo que fue descubierto en 1886 es sólo un fragmento del texto original (comienza y termina abruptamente en oraciones cortadas). C. La porción de este evangelio que sobrevive es en muchos aspectos similar a los relatos de la pasión en el Nuevo Testamento.

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D. También hay notables diferencias respecto a los relatos del Nuevo Testamento. 1. Aquí se considera que “los judíos” son aún más responsables por la muerte de Jesús que en los evangelios del Nuevo Testamento. Los instigadores judíos del complot contra Jesús sabían muy bien que habían pecado contra Dios al condenarlo. 2. Jesús parece no sufrir en este relato (v. 10: “Mas él callaba como si no sintiera dolor alguno”). Esta descripción puede haber llevado a la condena del libro por Serapión, por apoyar la antigua herejía del docetismo que afirmaba que Jesús no poseía un cuerpo real, sino sólo en apariencia. 3. A diferencia de los evangelios canónicos, este evangelio contiene una descripción de la resurrección de Jesús. Dos ángeles entran a la tumba y salen de nuevo, sus cabezas alcanzaban el cielo, y entre los dos sostenían a Jesús, cuya cabeza sobrepasaba los cielos. Detrás de ellos emerge una cruz. Una voz de los cielos pregunta si el evangelio ha sido predicado a los muertos. La cruz responde: “Sí”. E. Estas características distintivas apuntan a una fecha para la composición del Evangelio de Pedro en el siglo II. 1. Para ese tiempo los cristianos habían empezado a cargar sobre los judíos toda la culpa de la muerte de Jesús. 2. Los cristianos docetas de ese tiempo afirmaban que Jesús, siendo completamente divino, no podría haber sufrido en realidad. 3. Los detalles legendarios en torno a la resurrección parecen ser adiciones posteriores a las historias sobre Jesús. F. La cuestión de si este relato tuvo acceso completo y utilizó los evangelios del Nuevo Testamento es aún una pregunta abierta que los académicos responden de distintas maneras. 1. Este relato tiene numerosas similitudes con los relatos que encontramos en el Nuevo Testamento, especialmente con Mateo. 2. Por otra parte, existen muy pocas similitudes verbales entre el Evangelio de Pedro y los relatos anteriores, lo cual sería difícil de explicar si los hubiera utilizado como sus fuentes. 3. En cualquier caso, al parecer el relato es relativamente temprano, al igual que el Evangelio de la infancia de Tomás, y habría sido escrito quizás durante la primera mitad del siglo II. G. A pesar de sus fechas tempranas, los relatos en Pedro (así como los del Evangelio de la infancia de Tomás) presentan una apariencia fuertemente legendaria y de poca utilidad para el conocimiento del Jesús histórico.

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Lecturas indispensables: Evangelio de la infancia de Tomás (Anexo I) y Evangelio de Pedro (Anexo II). Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 12 Elliott, The Apocryphal Jesus Lecturas sugeridas: Hennecke-Schneemelcher, New Testament Apocrypha. Koester, Ancient Christian Gospels, partes 1 y 2.

Preguntas para considerar: 1. Lea el Evangelio de la infancia de Tomás y el Evangelio de Pedro y evalúe si alguna de las tradiciones que allí encontramos podría considerarse como históricamente fidedigna. ¿Qué criterios utilizaría para emitir ese juicio? 2. ¿Le parece extraño que los cristianos hayan continuado fabricando historias acerca de Jesús hasta bien entrados los siglos II, III y más, elaborando relatos que obviamente nunca sucedieron? ¿Por qué sí, o por qué no? ¿Resulta extraño que los cristianos falsificaran evangelios en el nombre de los apóstoles—es decir, que escribieran documentos afirmando ser el trabajo de alguno de los discípulos más cercanos de Jesús o de algún miembro de su familia—a sabiendas de que no era así?

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Lección 7

El evangelio copto de Tomás Objetivo Uno de los descubrimientos arqueológicos más significativos del siglo XX es el evangelio copto de Tomás, descubierto en Egipto. Este documento es un representante de un conjunto de textos que fueron considerados como “heréticos” por los Padres de la Iglesia primitiva; específicamente ellos contienen una visión gnóstica del mundo. Los gnósticos afirmaban que el mundo material era la malvada creación de una deidad inferior; la finalidad de la religión era escapar de la trampa de este mundo adquiriendo la necesaria sabiduría (gnosis en griego) para la salvación. Este conocimiento era comunicado a través de un ser celestial que venía del ámbito divino hacia este mundo material pasajero, a fin de salvar a las chispas de la divinidad aprisionadas en él. El Evangelio de Tomás, consistente en 114 dichos de Jesús arbitrariamente ordenados, no contiene ninguna narración sobre la vida de Jesús, ni ninguna mención sobre su muerte y resurrección. Estos dichos se pueden entender mejor a la luz del mito gnóstico sobre el mundo, que veremos en esta lección. La fecha de composición de este documento y su relación con el Nuevo Testamento son temas debatidos entre los académicos.

Bosquejo I.

Ahora nos enfocaremos en una fuente que fue producida en los comienzos del cristianismo y, posiblemente, en forma independiente a los evangelios del Nuevo Testamento. A. Nos referimos al ahora famoso evangelio copto de Tomás, que es, sin lugar a dudas, el texto del cristianismo primitivo más importante que se haya descubierto en tiempos modernos. B. El descubrimiento casual de este evangelio es una historia fascinante: 1. Un beduino egipcio llamado Mohammed Alí encontró, cerca del poblado de Nag Hammadi, una vasija de barro que contenía trece libros encuadernados en piel. 2. Debido a que él estaba bajo sospecha de asesinato, y temiendo que su casa fuera cateada y los libros confiscados, Mohamed Alí decidió entregárselos a un sacerdote para que los resguardara. 3. Se corrió la voz y los compradores de antigüedades compraron los volúmenes y finalmente los eruditos lograron recolectarlos todos

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para editarlos, traducirlos y publicarlos como “La Biblioteca de Nag Hammadi”. C. La “biblioteca” consta de 13 libros encuadernados en piel que contienen 52 textos independientes (es decir, son antologías) escritos en papiro. 1. Los libros han sido confiablemente fechados hacia mediados del siglo IV d. C., pero la composición de algunos de los escritos es de fechas mucho más tempranas, posiblemente tan tempranas como los siglos I y II d. C.; incluso algunos de ellos son mencionados por los Padres de la Iglesia quienes se opusieron a ellos. 2. Los libros están escritos en su totalidad en copto, un idioma egipcio antiguo. Al parecer se trata de traducciones al copto de originales en griego. 3. El más famoso de estos libros es el Evangelio de Tomás; algunos especialistas datan este texto en el siglo primero, posiblemente precediendo a la composición de los evangelios neotestamentarios. La mayoría de los especialistas se inclinan por ubicarlo en la primera mitad del siglo II. D. Diferentes tipos de textos están representados en esta biblioteca. 1. Algunos son evangelios, con un entendimiento peculiar sobre Jesús y sus enseñanzas—entendimiento enraizado en una forma antigua de “gnosticismo”. Otros textos representan ideas mitológicas sobre la creación del mundo material, algunas veces presentadas en forma de “revelaciones”. 2. Otros parecen ser poemas místicos que celebran la verdadera naturaleza del mundo espiritual. E. La mayoría de los expertos piensa que un monje del siglo IV retiró estos libros de la biblioteca del monasterio que se encontraba cerca del sitio donde fueron hallados. Tal vez debió considerar que los libros eran heréticos y quiso deshacerse de ellos (pero, ¿por qué no los quemó?), o tal vez quiso ponerlos a salvo hasta que su lectura nuevamente fuera “permitida” por las autoridades. 1. En el tiempo en que estos libros fueron elaborados, el poderoso obispo de Alejandría, Atanasio, emitió un pronunciamiento oficial sobre qué libros podían, o no, ser leídos en las iglesias (año 367 d. C.). 2. Posiblemente los libros fueron enterrados con la esperanza de que la corriente de pensamiento teológico algún día cambiaría de rumbo. Al no suceder eso, permanecieron enterrados hasta 1945. 3. Esto significa que quienquiera que haya enterrado los libros probablemente los consideraba sagrados—tal vez incluso Sagradas Escrituras. Esto es especialmente sorprendente, ya que los libros son claramente gnósticos—una forma de cristianismo ampliamente condenada como herética. 38

II.

Antes de describir la naturaleza de la religión gnóstica, debo dar una descripción básica del propio Evangelio de Tomás. A. A diferencia del fragmentario Evangelio de Pedro descubierto sesenta años antes, este otro evangelio está preservado en su totalidad. No contiene ninguna narración en lo absoluto, ninguna historia sobre algo que Jesús haya hecho, ninguna referencia sobre su muerte y resurrección. El Evangelio de Tomás es una colección de 114 dichos de Jesús. B. Los dichos no están ordenados de alguna forma reconocible. Tampoco están ubicados en algún contexto, excepto en algunos casos en que se dice que Jesús responde a alguna pregunta directa de sus discípulos. La mayoría de los dichos comienzan simplemente con las palabras “Dijo Jesús”. 1. En términos del género literario, el libro se parece más al libro de Proverbios de la Biblia Hebrea que a los evangelios del Nuevo Testamento. 2. De hecho, la afirmación inicial del texto indica que la correcta comprensión de estos dichos dará no sólo sabiduría, sino vida eterna: “Éstas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito. Y dijo: ‘Quien encuentre el sentido de estas palabras no gustará la muerte’” (Evan. Tom. 1). C. El autor del libro afirma explícitamente ser Dídimo Judas Tomás. 1. Tanto “Dídimo” como “Tomás” son sobrenombres que significan “gemelo” (el primero es en griego y el segundo semítico); Judas es su nombre propio. 2. De acuerdo con el antiguo texto sirio conocido como Los Hechos de Tomás, él era pariente de sangre de Jesús, también mencionado en el nuevo testamento (Marcos 6:3). En otras palabras, Dídimo Judas Tomás era el hermano gemelo de Jesús. D. Una forma de aproximarnos a esta colección de dichos es comparándola con los dichos que ya conocemos de los evangelios canónicos. 1. Muchos de los dichos en Tomás nos resultan completamente familiares, p. ej. “Dijo Jesús: ‘Bienaventurados los pobres, pues vuestro es el reino de los cielos’” (Evan. Tom. 54). 2. Otros dichos nos suenan vagamente familiares, aunque con ciertas peculiaridades: “Dijo Jesús: ‘El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo’” (Evan. Tom. 2). 3. Otros dichos en el Evangelio de Tomás suenan completamente extraños a todo lo que conocemos del Nuevo Testamento: “Dijo Jesús: …’El día en que erais una misma cosa, os hicisteis dos; después de haberos hecho dos, ¿qué vais a hacer?’” (Evan. Tom. 11). 39

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IV.

El significado de estos dichos no es en modo alguno obvio, pero tal vez puedan ser entendidos a la luz de las creencias “gnósticas”. El “gnosticismo” es un término genérico que engloba una amplia variedad de religiones que surgieron en el mundo mediterráneo por el mismo tiempo en que nació el cristianismo. A. Antes del descubrimiento de la biblioteca de Nag Hammadi, para conocer sobre las creencias de los gnósticos dependíamos exclusivamente de lo que sus detractores decían. B. Una lectura cuidadosa de algunos textos de los propios gnósticos, junto con algunos comentarios de sus enemigos, nos pueden dar una idea básica de sus creencias. 1. Los gnósticos creían que la materia era intrínsecamente mala; el espíritu era bueno. 2. Algunas personas en el mundo eran sólo materia y estaban destinadas a morir. Otras personas (es decir, los gnósticos) tenían dentro de ellas una chispa de la divinidad, pero estaban atrapadas en la materia por el infame creador de este mundo, el cual no era el verdadero Dios, sino un ser ignorante y mucho menos poderoso, quien buscaba dañar el reino divino. 3. La meta de la religión gnóstica era liberar de este mundo a esas chispas divinas, para permitirles regresar a su hogar espiritual original. 4. La liberación sólo podía realizarse adquiriendo el conocimiento (del griego “gnosis”) necesario para la salvación. Este conocimiento vino únicamente mediante un emisario divino. Para los gnósticos, Cristo era ese emisario divino. Los especialistas debaten si el Evangelio de Tomás debe verse como un evangelio gnóstico. A. Por una parte, el libro no relata el mito gnóstico de la creación y la redención. Sin embargo, tampoco lo hacen otros textos gnósticos. B. Un buen número de los dichos enigmáticos que a primera vista desconciertan al lector, cobran mucho sentido cuando se leen a la luz del mito gnóstico básico que acabo de bosquejar. C. Sorprendentemente este evangelio no contiene una sola palabra sobre la crucifixión y resurrección de Jesús, sino solo sus enseñanzas “secretas”. D. Aun a pesar de que Tomás contiene algunos dichos que suenan muy semejantes a aquellos que encontramos en los evangelios del Nuevo Testamento, al parecer no utilizó a éstos como fuente. 1. Prácticamente no encontramos ningún paralelismo entre la forma de redacción de los dichos en Tomás contra la redacción de sus contrapartes en los sinópticos.

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La mayoría de los especialistas han llegado a la conclusión de que este autor pseudónimo conocía algunos de los dichos de Jesús y que los entendía de una manera gnóstica particular. Él habría escuchado estos dichos, al igual que los otros autores de los evangelios canónicos, a través de las tradiciones orales que circulaban sobre Jesús. Debido a la fuerte tendencia gnóstica de algunos de estos dichos, parece plausible que esta obra haya sido compuesta a principios del siglo II. Debido a que al parecer fue escrita de forma independiente a los evangelios canónicos, su relato sobre los dichos de Jesús— especialmente aquellos que no muestran una fuerte influencia del mito gnóstico posterior—puede resultarnos útil para determinar los verdaderos dichos de Jesús.

Lecturas indispensables: Evangelio de Tomás (Anexo III). Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 11 Pagels, The Gnostic Gospels. Lecturas sugeridas: Koester, Ancient Christian Gospels, parte 2. Robinson, The Nag Hammadi Library in English. Rudolph, Gnosis.

Preguntas para considerar: 1. ¿En qué aspectos el gnosticismo, como lo he descrito en esta lección, se asemeja o se diferencia del cristianismo tal como es tradicionalmente enseñado? 2. Lea el Evangelio de Tomás y escoja algunos de los dichos que le parezcan especialmente intrigantes. Ahora trate de interpretarlos a la luz de las principales enseñanzas del gnosticismo que presentamos en esta lección.

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Lección 8

Otras fuentes Objetivo Una vez que hemos considerado todos los evangelios del cristianismo primitivo que pueden ser utilizados para reconstruir plausiblemente las palabras y hechos de Jesús, ahora podemos dirigir nuestra atención a otras fuentes que pueden proveernos de información útil. Desafortunadamente, ninguno de estos otros documentos de la antigüedad que aún sobreviven nos da una relación extensa sobre Jesús. De entre todas las fuentes paganas que conservamos de los cien años posteriores a su muerte, Jesús sólo es mencionado dos veces—una por Plinio el Joven, y la otra por Tácito—y sólo de pasada. El historiador judío del siglo I Flavio Josefo nos da un poco más de información pero, una vez más, sólo la suficiente para confirmar las afirmaciones del Nuevo Testamento; esto es, que Jesús fue conocido como un maestro y realizador de prodigios, que tuvo seguidores fieles pero que fue crucificado por Poncio Pilato bajo la instigación de los líderes judíos, en tiempos del emperador Tiberio. Tampoco hay mucha información adicional que pueda extraerse de los otros veintitrés libros del Nuevo Testamento, incluyendo los escritos de Pablo. Podemos considerar otra fuente canónica—o más bien, una fuente hipotética—el documento perdido llamado “Q”, el cual probablemente fue utilizado tanto por Mateo y Lucas como fuente para muchos de sus dichos de Jesús. La mayoría de los eruditos están razonablemente convencidos de que Q alguna vez existió, aunque actualmente ya no tenemos ninguna copia de él; usualmente se le asigna una fecha de composición algo anterior a Marcos, posiblemente en los años 50 o 60 d. C. Aparte de estos escasos restos, no existen otras fuentes que nos puedan ayudar significativamente en la reconstrucción de los dichos y hechos de Jesús.

Bosquejo I.

Hemos concluido nuestra revisión de las fuentes evangélicas sobrevivientes para la reconstrucción de la vida del Jesús histórico. A. Con la excepción, en parte, del evangelio copto de Tomás, los evangelios no canónicos no nos dan mucha información adicional útil a la que ya encontramos en Mateo, Marcos, Lucas y Juan. B. Incluso estos evangelios canónicos son problemáticos como fuentes históricas (independientemente de sus méritos como documentos inspiradores de fe). 1. Fueron escritos décadas después de los eventos que narran por autores que no eran testigos oculares.

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II.

Los autores heredaron sus historias de la tradición oral, en la cual los relatos de los hechos y dichos de Jesús habían circulado por años, sufriendo alteraciones en el proceso. C. Ahora consideraremos las otras tres clases de fuentes de que disponemos: fuentes paganas (es decir, no judías y no cristianas), fuentes judías, y fuentes canónicas distintas a los evangelios. Restringiremos nuestra búsqueda a las fuentes escritas durante los cien años posteriores a la muerte de Jesús (es decir, hasta el año 130 d. C.). Es de llamar la atención que casi ninguna de las fuentes paganas disponibles nos puede ayudar a reconstruir la vida y enseñanzas de Jesús. A. Tenemos cientos de documentos de diversa índole escritos por autores paganos del siglo primero d. C., así como numerosas inscripciones públicas y un buen número de cartas privadas. B. En ningún texto de este extenso registro literario se hace siquiera mención de Jesús. En contraste con el enorme impacto que Jesús ha tenido en la cultura occidental en los últimos 2,000 años, en sus días su impacto parece haber sido prácticamente nulo. C. Las primeras referencias registradas sobre Jesús de fuente pagana vienen de principios del siglo segundo, y sólo dos referencias provienen de nuestro periodo de interés (30-130 d. C.). La primera es del gobernador romano de la provincia de Bitinia (en la actual Turquía), Plinio el Joven. 1. La referencia se da en una carta escrita por Plinio al emperador Trajano (112 d. C), en donde reporta problemas de orden público con grupos que se reunían ilegalmente; en ese contexto menciona a un grupo de cristianos que eran seguidores de “Cristo, a quien ellos adoran como a un dios” (Carta 10 al emperador Trajano). 2. Su mayor preocupación era cómo acabar con ese grupo. Su mención de Jesús es hecha sólo de paso, sin embargo, es indicativa de que él había escuchado sobre Jesús. D. La segunda, y más sustancial referencia se encuentra en los escritos de un amigo de Plinio, el famoso historiador romano Tácito. 1. En su historia de Roma, Los Anales (115 d. C.), Tácito comenta un incidente que tuvo lugar cincuenta años atrás, cuando el emperador Nerón incendió la ciudad de Roma a fin de poder llevar a cabo sus propios proyectos arquitectónicos para la ciudad (64 d. C.). 2. Tácito señala que cuando empezó a correr la sospecha de que Nerón había provocado el incendio, él buscó (y fácilmente encontró) un chivo expiatorio en el grupo de los cristianos de la ciudad, que generalmente eran despreciados por la población. Nerón hizo que los cristiano fueran detenidos, acusados de provocar el incendio y ejecutados en varias maneras atroces.

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III.

En ese contexto, Tácito menciona que ellos eran seguidores de “Cristo” el cual, señala, fue crucificado bajo el procurador de Judea, Poncio Pilato, cuando Tiberio era emperador. 4. Una vez más, resulta útil conocer que Tácito sabe estas cosas acerca de Jesús. Sin embargo, esta referencia no nos da mucha información—nada que no supiéramos ya. E. No existe ninguna otra referencia segura sobre Jesús en los autores paganos dentro de los primeros cien años desde su muerte. Las fuentes judías que se conservan también son de poca utilidad en la reconstrucción de la vida de Jesús. A. No se conservan muchas fuentes judías de dicho periodo. B. La principal fuente para la historia de Palestina en ese tiempo es Flavio Josefo, un aristócrata judío que sirvió como general en el norte de Israel (Galilea) durante el levantamiento judío contra Roma en los años 66-70 d. C. 1. Cuando él y sus tropas fueron rodeados por las legiones romanas, hicieron un pacto suicida. Se hizo un sorteo para determinar quién mataría a quién, y los últimos dos que quedaran se matarían a sí mismos. Josefo se las arregló para tener uno de los dos últimos turnos, y entonces persuadió a su compañero para que se rindieran. 2. Cuando fue llevado ante el general romano Vespasiano, Josefo empleó una buena dosis de inteligencia política, al predecir que Vespasiano se convertiría en emperador romano, lo cual terminó resultando cierto. Nerón se suicidó y, después de una rápida sucesión de tres emperadores en el curso de un año, Vespasiano fue aclamado emperador por sus tropas. 3. Vespasiano recompensó a Josefo por su profecía dándole una pensión anual y una residencia en Roma. Josefo escribió un número significativo de obras que nos proporcionan la mejor información disponible sobre la vida e historia de Palestina: un extenso recuento de las guerras de los judíos, y un trabajo en veinte volúmenes sobre la historia de los judíos, desde Adán y Eva hasta sus días, llamado Antigüedades de los Judíos. C. Jesús nunca es mencionado en Las Guerras de los Judíos, pero hay dos breves pero llamativas referencias en las Antiguedades. 1. La más breve de las dos menciones señala que él era llamado mesías por algunos, y que tenía un hermano llamado Jacobo. 2. La referencia más larga da más detalles, indicando que Jesús era conocido por ser un hombre sabio, quien hizo obras espectaculares y que tuvo seguidores entre los judíos y gentiles. Que fue acusado por los líderes judíos, compareció ante Poncio Pilato y fue crucificado. Que sus seguidores formaron una comunidad que continuó 44

IV.

diseminándose, primero en Judea y después por todas partes, incluida Roma. 3. Algunos expertos discuten la autenticidad de algunas de las cosas que Josefo escribió sobre Jesús. 4. Es de utilidad el saber que el principal historiador del judaísmo del siglo primero sabía todas estas cosas sobre Jesús, especialmente dado que lo que menciona Josefo coincide con lo que ya sabemos de los evangelios. Desafortunadamente, Josefo no nos da nada más, y su obra apenas puede ser usada para ayudarnos a reconstruir la vida de Jesús. D. Ninguna otra referencia sobre Jesús existe en alguna otra fuente judía escrita dentro de los cien años desde su muerte. Sin embargo, Jesús es mencionado en el Talmud, que es un comentario del siglo V de la colección de tradiciones orales del siglo II llamada la Mishná. Los otros libros del Nuevo Testamento, aparte de los cuatro Evangelios, nos dicen muy poco sobre el Jesús histórico. A. El más prolífico de los otros autores es Pablo, al cual se le atribuyen trece de los veintisiete libros del Nuevo Testamento. Pero Pablo nos da poca información sobre Jesús. La siguiente lista es exhaustiva: 1. Nació de una mujer (Ga. 4:4). 2. Era judío (Ga. 4:4). 3. Tenía hermanos, uno de los cuales se llamaba Jacobo (1 Co. 9:5; Gal. 1:19). 4. Tuvo doce discípulos (1 Co. 15:5). 5. Sirvió a los judíos (Ro. 15:8). 6. Enseñó a sus discípulos que no debían divorciarse y que debían remunerar a sus ministros (1 Co. 7:11; 9:14). 7. Tuvo una última cena con sus discípulos (1 Co. 11:23-26). 8. Fue traicionado (1 Co. 11:23). 9. Fue crucificado (1 Co. 2:2). B. Debemos mencionar otra fuente del Nuevo Testamento. Técnicamente hablando, esta fuente no es un evangelio, pero proveyó a los evangelios de algo de su material. Se trata del muy discutido, e hipotético, documento “Q”. 1. La designación “Q” proviene de la palabra alemana Quelle, “fuente”. Los académicos alemanes desarrollaron la idea de que alguna vez existió un evangelio que fue utilizado por Mateo y Lucas, y simplemente llamaron a esa fuente, “fuente”. 2. Tres de los cuatro evangelios, Mateo, Marcos y Lucas, tienen tantas historias en común que los expertos los llaman los evangelios “sinópticos” (del griego “ver juntos”: los relatos pueden colocarse

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uno al lado del otro y compararse fácilmente); lo más probable es que todos dependieran de las mismas fuentes para su información. El consenso desde el siglo XIX es que Marcos fue el primer evangelio que se escribió, y que Mateo y Lucas tomaron de Marcos algunas de sus historias (que usualmente modificaban). ¿Cómo podríamos explicar las otras historias que encontramos tanto en Mateo y en Lucas, algunas veces coincidentes palabra por palabra, y que no se encuentran en Marcos? (Marcos prácticamente no contiene nada que no se encuentre en los otros dos). De acuerdo con la opinión generalizada, Mateo y Lucas tomaron estas historias de otra fuente que tuvieron a su disposición, pero que ya no está disponible para nosotros: Q. Casi todas estas tradiciones que no pertenecen a Marcos, y que encontramos tanto en Mateo y Lucas son dichos de Jesús— incluyendo algunos de sus dichos más conocidos, como el padrenuestro y las bienaventuranzas. Sólo hay dos narraciones en este material: las historias de las tres tentaciones en el desierto y la curación del siervo del centurión. Tanto Mateo como Lucas debieron haber tenido también otras fuentes—quizá escritas, pero ciertamente orales—para su material, ya que cada uno contiene historias sobre Jesús que sólo se encuentran en él. Los académicos suelen simplificar las cosas llamando a la fuente especial de Mateo “M” y a la de Lucas “L”. Así se deduce que Q fue un documento escrito que contenía principalmente dichos de Jesús—a semejanza del Evangelio de Tomás, escrito al menos cincuenta años después. Como vimos, Tomás no contiene un relato sobre la muerte y resurrección de Jesús; la mayoría de los expertos piensa que Q tampoco, aunque es prácticamente imposible poder afirmarlo. (La única forma que tenemos para saber el contenido de Q es tomando los pasajes que Mateo y Lucas tienen en común y que no encontramos en Marcos. Ahora bien, es posible que en algunos lugares sólo Mateo o sólo Lucas o ninguno de ellos haya tomado una historia de Q— incluyendo historias sobre la pasión de Jesús). La mayoría de los expertos piensan que Q fue escrito por las mismas fechas que Marcos o probablemente un poco antes (durante los años 50 o 60 d. C.). Si están en lo correcto, entonces Q representaría nuestra fuente más antigua para la vida de Jesús—aún a pesar de que ya no contamos con ella.

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Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 5 ---------, The New Testament: A Historical Introduction, cap. 13 Meier, A Marginal Jew, vol. 1 Lecturas sugeridas: Furnish, Jesus According to Paul.

Preguntas para considerar: 1. ¿Por qué cree usted que Jesús es escasamente mencionado en las fuentes judías y paganas de los siguientes cien años a su muerte? Piense en un par de posibles explicaciones y comente sus pros y sus contras. Haga el mismo ejercicio para el apóstol Pablo. 2. Si Q es una fuente hipotética, ¿qué tanto piensa usted que podemos apoyarnos en ella para reconstruir la vida de Jesús?

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Lección 9

Criterios históricos—Remontándonos a Jesús Objetivo Una vez que hemos considerado todas las fuentes disponibles para el Jesús histórico, podemos ahora considerar cómo utilizarlas para reconstruir sus auténticos dichos y hechos. En un mundo ideal, nuestras fuentes para cualquier figura del pasado serían numerosas; cercanas al tiempo de los eventos que narran; y escritas por testigos oculares que relatan de forma independiente unos de otros, y que no son tendenciosos hacia su causa, y que coinciden entre sí en lo esencial. Las fuentes disponibles para el Jesús histórico son inusualmente valiosas en ciertos aspectos; por ejemplo, varias de ellas son independientes entre sí. Sin embargo, también presentan ciertas dificultades. No fueron escritas por testigos oculares cerca del tiempo de los eventos que describen, sino por autores que vivieron tiempo después y en diferentes partes del mundo; que no eran imparciales sobre el tema; que no son completamente congruentes entre sí; y que heredaron sus historias de tradiciones orales que en el proceso habían sufrido serias alteraciones. Con una visión clara de nuestras fuentes, podemos desarrollar criterios que nos ayuden a utilizarlas para recuperar las palabras y hechos de Jesús. En términos generales daremos mayor peso a las fuentes más antiguas y a aquellas que presenten un retrato de Jesús no tan desarrollado teológicamente; adicionalmente, los sesgos y énfasis particulares de cada fuente deben ser tomados en cuenta. Los expertos han desarrollado tres criterios para determinar qué material es históricamente confiable. El primero es el criterio de atestiguación independiente, el cual establece que una tradición sobre Jesús que es atestiguada de forma independiente en varias fuentes es más probable que sea auténtica históricamente que aquella que sólo es encontrada en una sola fuente.

Bosquejo I.

Hasta este punto del curso hemos empleado la mayor parte de nuestro esfuerzo examinando las cuatro fuentes básicas disponibles para la reconstrucción de la vida de Jesús: los evangelios canónicos; así como las otras fuentes disponibles: otros escritos del Nuevo Testamento, evangelios no canónicos, y fuentes judías y paganas de los primeros cien años desde la muerte de Jesús. A. Debo enfatizar que las fuentes que hemos examinado son las únicas fuentes disponibles. Si alguien afirma algo sobre Jesús que no esté fundamentado en alguna de estas fuentes, entonces es una invención. B. Debemos pasar de la discusión acerca de las fuentes que conservamos a la cuestión metodológica. Dada la naturaleza de nuestras fuentes, ¿cómo 48

II.

las podemos utilizar para determinar lo que realmente sucedió durante la vida de Jesús? Deberíamos empezar preguntándonos en términos generales qué es lo que un historiador de la antigüedad desearía de un conjunto de fuentes, y luego revisar cómo lo que tenemos disponible se compara con la lista de deseos de ese historiador. A. Por supuesto los historiadores pueden imaginar un conjunto ideal de fuentes para reconstruir un evento del pasado. 1. Las fuentes serían numerosas (mientras más, mejor), de modo que se puedan comparar entre sí. 2. Deberían ser de un tiempo cercano al evento mismo, lo cual significaría que sería menos probable que se basaran en rumores o leyendas. 3. Deberían haber sido producidas independientemente unas de otras, de modo que sus autores no estuvieran coludidos. 4. No se contradecirían entre sí, de tal forma que ninguna de ellas tendría que ser errónea necesariamente. 5. Serían internamente consistentes, de tal forma que mostrarían una preocupación básica por la veracidad. 6. No serían parciales sobre el tema, de forma que no sesgarían sus relatos para servir a sus propios intereses. B. Hasta cierto punto, somos bastante afortunados de tener la clase de fuentes que tenemos para el Jesús histórico. 1. La vida de Jesús es presentada en varias fuentes antiguas (p. ej. Marcos, Q, M, L, Pablo, Tomás, Josefo, etc). 2. Muchos de estos relatos sobre sus palabras y hechos son independientes entre sí—esto es, el autor de Marcos no conocía Q; Juan probablemente no había leído los sinópticos; Pablo, quien escribió antes de que fuera escrito cualquiera de los evangelios, obviamente no sabía lo que ellos dirían; los autores de los evangelios no muestran evidencia de haber sido influidos por Pablo; etc. C. Por otra parte, estas fuentes presentan problemas históricos obvios cuando se contrastan contra nuestra lista de deseos del historiador. 1. Las fuentes no son relatos objetivos escritos por observadores imparciales en un tiempo cercano a los eventos que narran. 2. Ninguno de estos autores fue testigo ocular. Ellos hablaban una lengua distinta a los testigos oculares, vivieron en países diferentes de los testigos, y se dirigieron a diferentes audiencias con necesidades y preocupaciones diferentes. Sus propias creencias habrían afectado sus relatos. 3. Cada uno de estos autores, y de hecho dos de ellos (Lucas y Juan) lo dicen expresamente, heredaron sus historias de fuentes escritas 49

III.

anteriores. De igual forma, cada una de estas fuentes tiene su propia perspectiva. 4. Antes de que alguien se tomara la molestia de poner por escrito las historias de Jesús, éstas habían circulado de boca en boca durante años, y fueron modificadas para ajustarse a los propósitos del momento. También fueron modificadas nuevamente al ser puestas por escrito en documentos perdidos como Q, y una vez más modificadas cuando fueron reescritas por los autores de los evangelios. 5. Esta opinión no se basa en meras especulaciones académicas. Tenemos evidencia de ello en los evangelios, como se señaló en lecciones anteriores. D. Entonces, ¿cómo unos “documentos de fe” como los evangelios—textos producidos por creyentes, para creyentes, para promover la fe—pueden ser usados como fuentes históricas? Primeramente, debemos considerar unos cuantos principios metodológicos básicos que la mayoría de los historiadores estarían de acuerdo en que se deben aplicar a nuestras fuentes. A. Las fuentes históricas más cercanas en el tiempo al evento en cuestión tienen una mayor probabilidad de ser precisas que aquellas más lejanas. 1. Por supuesto, ésta no es una norma estricta; algunas veces fuentes más tardías pueden relatar los eventos en forma más precisa que fuentes anteriores. 2. La regla de oro, particularmente en el mundo antiguo (en donde los autores no contaban con nuestros actuales sistemas de información) es que “mientras más antiguo, mejor”. 3. La lógica de este principio, especialmente cuando se trabaja con fuentes antiguas, es que a medida que un evento es transmitido y empiezan a circular informes acerca de él, las oportunidades de que sufra alteraciones crecen con el paso del tiempo, hasta un punto en que la historia original puede quedar muy distorsionada. 4. En términos de nuestro estudio, esto significa que las fuentes más antiguas deben ser especialmente valoradas. Juan, que se escribió entre sesenta o setenta años después de los eventos que narra es probablemente menos preciso que Marcos, escrito unos treinta años antes. Recordemos lo que hizo Juan en relación al día de la muerte de Jesús. 5. Así también, es probable que los evangelios de Pedro y Tomás sean menos precisos; pues, aunque se basan en materiales anteriores, fueron producidos a principios del siglo segundo. 6. Siguiendo este principio, nuestra mejor fuente de todas debería ser Pablo (que lamentablemente no nos dice gran cosa), seguido de Q 50

IV.

(esto es, la fuente que compartieron Mateo y Lucas con las historias que no están en Marcos) y de Marcos, seguidos de M (la fuente propia de Mateo) y L (la de Lucas), y así sucesivamente. B. Debemos estar alertas de desarrollos posteriores en las tradiciones (p. ej. ideas teológicas), que pudieron haber afectado nuestras fuentes. 1. Por ejemplo, el evangelio de Juan, el último de los evangelios canónicos, tiene una visión de Jesús como Dios mucho más elevada de lo que podemos encontrar en fuentes anteriores. 2. Nuestra pregunta como historiadores no es si las cosas que Jesús dice de sí mismo en Juan son verdad, sino si son palabras que el Jesús histórico dijo en realidad. 3. La lógica detrás de la necesidad de estar alertas de desarrollos teológicos posteriores es muy clara: un mayor paso del tiempo da lugar a un mayor desarrollo de la reflexión teológica. C. Debemos estar alertas de los sesgos que encontramos en cada autor. 1. Ya hemos visto cómo en algunas de las fuentes el autor enfatiza cierto punto, ya sea en forma sutil o abiertamente, (p. ej. el encono contra los judíos en el Evangelio de Pedro). 2. Siempre que podamos identificar los sesgos de un autor, deberemos tomarlos en cuenta al considerar su relato. 3. Un ejemplo es el informe en el Evangelio de Pedro de que fue el rey judío Herodes y su corte quienes crucificaron a Jesús. En todas las demás fuentes anteriores, el responsable es el gobernador romano Pilato. El sesgo de Pedro en contra de los judíos debe ser tomado en cuenta al considerar su versión del evento. 4. Considere también el cambio en el día de la muerte de Jesús en Juan, en donde Jesús muere en el mismo día y a la misma hora en que los corderos pascuales eran sacrificados en el templo. Para Juan, Jesús es el cordero pascual; por tanto, debemos ser cautelosos con ese dato dada su agenda teológica. Podemos aplicar a las tradiciones sobre Jesús tres criterios específicos, desarrollados por los especialistas en el último medio siglo, para conocer cuál es la información históricamente confiable que contienen. A. Otros especialistas enumeran estos criterios en forma distinta, o proponen algunos criterios diferentes, pero casi siempre esos criterios pueden englobarse dentro de alguno de estos tres, los cuales son aplicables para cualquier tradición sobre Jesús en cualquiera de las fuentes. B. Mi propia reconstrucción de lo que Jesús dijo e hizo en realidad estará fundamentada en estos criterios. C. Si estos criterios no son de su agrado, usted tendría que elaborar otros por sí mismo. Dada la amplia variedad de dificultades que nos presentan 51

V.

nuestras fuentes, no podemos simplemente tomarlas sin un sentido crítico, como si fueran históricamente fiables. D. En esta lección consideraremos uno de los criterios; en la siguiente lección, los otros dos. Para cada uno, trataré de explicar la lógica que hay detrás e ilustraré el uso del criterio presentando algunos ejemplos. Uno de los criterios más ampliamente utilizados es el llamado “criterio de la atestiguación independiente”. A. Una forma útil de pensar el criterio de atestiguación independiente es comparar el trabajo del historiador con el de un fiscal en un juicio que trata de determinar lo que realmente sucedió en el pasado. 1. Es mejor tener varios testigos que presenten testimonios concordantes que tener tan sólo uno, especialmente si se puede probar que los testigos no se pusieron de acuerdo para armar sus historias. 2. Así es también con la Historia. Un evento mencionado en varios documentos independientes es más probable que sea históricamente fiable que un evento que se menciona sólo en uno. 3. Esto no significa que documentos individuales no puedan proveernos de información histórica confiable. Sin embargo, sin evidencia que corrobore, es casi imposible saber si un autor individual ha inventado un relato o, quizá, elaborado una versión sesgada del mismo. 4. Como hemos visto, contamos con varias fuentes independientes para la vida de Jesús: Marcos, Pablo, Q, M, L y Juan, todas escritas independientemente unas de otras. Más aún, el Evangelio de Tomás, posiblemente el Evangelio de Pedro, y sin duda Josefo, fueron todos producidos independientemente de las citadas fuentes. 5. Si una tradición sobre Jesús está preservada en más de uno de estos documentos, ninguno de ellos pudo haberla inventado, ya que los otros la conocían también, y de forma independiente. 6. Si una tradición se encuentra en varias de estas fuentes, entonces aumenta significativamente la probabilidad de que se remonte al mismo comienzo de donde derivan todas las tradiciones, es decir, al mismo Jesús histórico. B. Este criterio no aplica para fuentes que no son independientes. 1. Por ejemplo, la historia de Jesús y el joven rico la encontramos en tres de los evangelios (Mt. 19:16-22; Mc. 10:17-22; y Lc. 18:18-23). Sin embargo, debido a que Mateo y Lucas tomaron la historia de Marcos, no podemos considerarla como atestiguada en forma independiente. 2. Por esta razón, el criterio de atestiguación independiente no funciona para las historias que encontramos en los tres evangelios sinópticos,

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porque la fuente de dichas historias es Marcos; o para las que encontramos en dos de ellos, ya que provienen o de Marcos o de Q. C. Examinemos algunos ejemplos que nos ayuden a aclarar las circunstancias en que el criterio puede ser aplicado. 1. Las historias en las que Juan el Bautista se encuentra con Jesús al comienzo de su ministerio las encontramos en Marcos, en Q (en donde se narra la predicación del Bautista), y en Juan. ¿Por qué estas tres fuentes, en forma independiente entre sí, comienzan el ministerio de Jesús con su vinculación con Juan el Bautista? Posiblemente porque así fue como empezó. 2. El hecho que Jesús fue crucificado es mencionado en los cuatro evangelios (y en Pedro), así como en Pablo, Josefo y Tácito; en todas estas fuentes, excepto en Pablo, la ejecución es fechada durante el gobierno de Poncio Pilato. Se sabe que Pilato fue gobernador del 26 al 36 d. C., y Jesús debió ser crucificado en algún momento de ese periodo. 3. Se dice que Jesús tenía hermanos en Marcos (6:3), Juan (7:3), y en la primera carta de Pablo a los corintios (9:5); más aún, Marcos, Pablo (Ga. 1:19), y Josefo, todos ellos identifican a uno de sus hermanos como Jacobo. Conclusión: Jesús probablemente tuvo hermanos y uno de ellos probablemente se llamaba Jacobo. 4. Varias fuentes atestiguan que Jesús causó un disturbio en el templo que enfureció a los líderes judíos, y que predijo que el templo sería destruido (vea Mc. 11:15; Jn. 2:15; Mc. 13:2; Jn. 2:19, Ev. Tom. 71). Conclusión: al parecer la purificación del templo y la predicción de su destrucción se remontan al Jesús histórico. 5. Jesús contó parábolas en las que asemeja el reino de Dios con semillas, en Marcos, Q y el Evangelio de Tomás. D. Este criterio presenta algunas limitaciones obvias. 1. Primero, es importante enfatizar que el mero hecho que una tradición se encuentre sólo en una fuente no descarta en automático su fiabilidad histórica. Por ejemplo, las parábolas del hijo pródigo y del buen samaritano aparecen sólo en Lucas—pero eso no implica necesariamente que Jesús no las haya pronunciado. 2. El criterio muestra qué tradiciones tienen mayor probabilidad de ser auténticas, pero no nos dice cuáles son necesariamente auténticas, lo cual es muy distinto. 3. Al mismo tiempo, tradiciones atestiguadas en forma múltiple no son necesariamente auténticas, sino sólo es más probable que sean auténticas. Si una tradición es atestiguada en forma independiente por dos o más fuentes, entonces debe ser más antigua que dichas

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4.

fuentes que la registran. Pero no quiere decir que se remonta necesariamente a Jesús. Por esta razón, nuestro primer criterio debe ser complementado con otros. Consideraremos los otros dos criterios en nuestra siguiente lección.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 6 Meier, A Marginal Jew, vol. 1 Lecturas sugeridas: Allison, Jesus of Nazareth. Crossan, The Historical Jesus. Perrin, Rediscovering the Teaching of Jesus.

Preguntas para considerar: 1. Escoja dos eventos que hayan ocurrido el último mes—uno que usted piense que puede demostrar que sucedió sin lugar a dudas, y otro que crea que tendría dificultades en demostrarlo. ¿Cuál es la diferencia en la naturaleza de la evidencia de ambos? 2. Bajo qué circunstancias sería posible argumentar que una tradición atestiguada de manera independiente no es histórica. Si la tradición no es histórica, ¿cómo piensa que llegó a ser atestiguada en forma independiente?

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Lección 10

Más criterios históricos Objetivo Además del criterio de atestiguación independiente, los especialistas han elaborado otros dos criterios para determinar la confiabilidad histórica de cualquiera de las tradiciones sobre Jesús preservadas en las fuentes existentes. El primero es el “criterio de desemejanza”, que afirma que cualquier tradición sobre Jesús que no concuerde o que vaya en contra de los intereses de los cristianos que la preservaron es muy probable que sea auténtica. La lógica es que, si los cristianos alteraban o incluso inventaban las tradiciones sobre Jesús, entonces cualquier tradición preservada que no ayudara a sus propósitos seguramente se remonta al mismo Jesús. La mejor forma de entender este criterio es ver cómo se aplica; algunos de los acontecimientos más significativos de la vida de Jesús pasan esta prueba, incluyendo su bautismo por Juan y su crucifixión. El tercer criterio es llamado “credibilidad contextual”. Afirma que cualquier tradición sobre Jesús que no pueda ser plausiblemente situada en su contexto del judaísmo palestino del siglo primero no puede ser aceptada como históricamente confiable. A diferencia de los otros dos criterios, que son positivos (es decir, son usados para determinar qué tradiciones son confiables), éste es principalmente negativo (determina las tradiciones que no son confiables). Una vez más, el criterio se comprenderá mejor considerando algunos ejemplos, incluyendo algunos tomados de los evangelios tardíos de Juan y Tomás, que retratan a Jesús en términos que hacen más sentido en sus propios contextos posteriores y no en el del propio Jesús.

Bosquejo I.

El segundo (y más controvertido) criterio que utilizan los historiadores, y que a menudo mal utilizan, para determinar las tradiciones auténticas de la vida de Jesús es a veces llamado “criterio de desemejanza”. A. El criterio puede ser explicado por analogía con un caso legal. 1. Cualquier testigo en una corte cuenta las cosas en la forma en que las vio. La perspectiva del testigo debe tomarse en cuenta cuando se van a evaluar los méritos de su testimonio. Algunas veces el testigo tiene algún interés en el resultado del juicio. 2. Si el testigo declara en contra de sus propios intereses, es más probable que su testimonio sea verdadero. 3. Esta analogía no se ajusta por completo a las fuentes literarias de la antigüedad. B. Esto es así particularmente cuando trabajamos con las fuentes que narran los eventos de la vida de Jesús. 55

1.

Sabemos que los primeros cristianos modificaban e inventaban historias sobre Jesús (por ejemplo, las historias en el evangelio de la infancia de Tomás y el Evangelio de Pedro). 2. Debemos determinar qué es lo que los primeros cristianos querían transmitir acerca de Jesús y determinar si las tradiciones sobre sus dichos y hechos son claramente favorables a esos puntos de vista cristianos. 3. ¿Qué tal si un dicho o hecho atribuido a Jesús no respalda claramente alguna afirmación cristiana, o incluso va en contra de ella? Un cristiano no inventaría una tradición de este tipo. ¿Por qué se preservaría una tradición de este tipo? Quizá porque en realidad el hecho o dicho sucedió de esa forma. 4. El criterio de desemejanza, por tanto, afirma que cualquier tradición sobre Jesús que no apoye la agenda cristiana, o que al parecer vaya en contra del interés de los cristianos que la transmiten, será muy probablemente auténtica. C. Este criterio tiene sus limitaciones. 1. El sólo hecho de que un dicho o hecho de Jesús sea conforme a lo que los cristianos afirmaban sobre él no significa que no pueda ser histórico. 2. Así, el criterio podrá a lo más cubrir con cierta sombra de duda algunas tradiciones (p. ej. el evangelio de la infancia de Tomás y algunos de los dichos de Jesús en el evangelio copto de Tomás). 3. Pero el criterio de desemejanza es más útil, no en el sentido negativo de descartar lo que Jesús no dijo o hizo, sino en el sentido positivo de mostrar lo que muy probablemente sí hizo. D. La mejor forma de poner en claro el funcionamiento de este criterio es viéndolo en acción con varios ejemplos: 1. El bautismo de Jesús por Juan el Bautista—era ampliamente asumido en el cristianismo primitivo que una persona que era bautizada era espiritualmente inferior a aquel que lo bautizaba (vea por ejemplo el diálogo entre Jesús y Juan que aparece únicamente en Mt. 3:14-15). 2. La crucifixión de Jesús—la idea de que el mesías fuese crucificado resultaba escandalosa para la mayoría de los judíos (p. ej. 1 Co. 1:23), quienes pensaban que el mesías sería una figura de poder y grandeza que derrotaría a las fuerzas del mal para traer el reino de Dios. 3. La traición de Judas—este episodio atestiguado en forma múltiple, en donde Jesús es traicionado por uno de sus propios seguidores, pudiera dar la apariencia de que Jesús carecía del suficiente poder o autoridad, incluso sobre aquellos más cercanos a él. 4. Algunas veces el criterio puede ser aplicado a dichos específicos. Por ejemplo, por la forma en que está enunciado Mc. 8:38 no queda del 56

II.

todo claro que el juez universal (el “Hijo del hombre”) que viene de los cielos a causar devastación en la tierra sea el mismo Jesús—aún a pesar de que los cristianos estaban absolutamente convencidos de que sí lo era. 5. La parábola de las ovejas y los cabritos en Mt. 25:31-46 es similar. La noción de la salvación con base en realizar buenas obras es contraria a la creencia de los primeros cristianos de que la salvación era resultado de creer en la muerte y resurrección de Jesús. E. Por supuesto otros dichos y hechos de Jesús no pasan este criterio. 1. Por ejemplo, en el evangelio de Marcos, tres veces Jesús predice que debe ir a Jerusalén para ser rechazado y ejecutado. Esto era precisamente lo que los primeros predicadores cristianos afirmaban sobre el destino de Jesús, que él no murió por un error accidental de la justicia, sino por el plan de Dios. 2. En el evangelio de Juan Jesús afirma ser igual a Dios, una afirmación que coincide con lo que algunos cristianos empezaron a afirmar sobre él a fines del siglo primero, cuando el evangelio de Juan fue escrito. 3. Tales tradiciones pueden parecernos sospechosas en virtud del criterio: no pueden ser consideradas con certeza como provenientes del mismo Jesús, cuando las vemos bajo esta luz. F. Los historiadores deben evaluar todas las tradiciones sobre Jesús para determinar si ellas concuerdan con las creencias y prácticas de los primeros cristianos a fin de emitir un juicio sobre su confiabilidad histórica. 1. Un problema con el criterio, como podrá suponer, es que no conocemos sobre los primeros cristianos tanto como quisiéramos, y que lo que conocemos nos muestra una diversidad de creencias y prácticas. 2. Es más fácil emitir un juicio respecto a una tradición específica cuando ella pasa los dos criterios de los que hemos hablado (atestiguación independiente y desemejanza). Un último principio metodológico, llamado “criterio de credibilidad contextual”, se fundamenta en la necesidad de comprender el entorno de Jesús para determinar qué tradiciones se le pueden atribuir de manera confiable. A. La lógica del principio, una vez más, la podemos explicar en términos de un proceso judicial. 1. En un tribunal, el testimonio de un testigo no será válido en un interrogatorio si no concuerda con los hechos conocidos. 2. Lo mismo aplica para documentos históricos. Si fuera “descubierto” un nuevo manuscrito que tuviera escrito el año de su elaboración “250 a. C.”, evidentemente sabríamos que ahí hay un problema. 57

3.

III.

Para documentos antiguos, las tradiciones fidedignas deben corresponder con el contexto histórico y social con que se relacionan. Para las tradiciones de los evangelios, esto significa que los dichos, hechos y experiencias de Jesús deben poder situarse de forma plausible en el contexto histórico de Palestina del siglo primero a fin de poder considerarlos verosímiles. B. Debido a que este principio es bastante obvio, sólo lo ilustraré con un par de ejemplos. 1. Algunos dichos del evangelio copto de Tomás los podemos situar más fácilmente en un contexto del siglo segundo, cuando el mito gnóstico que les da sentido se había extendido, que en los días de Jesús (p. ej. el dicho 37). 2. La tradición que encontramos en el Evangelio de Pedro de que fue el rey Herodes quien ejecutó a Jesús en vez del gobernador romano Pilato no concuerda con lo que sabemos del gobierno de Judea en los días de Jesús. 3. La conversación de Jesús con Nicodemo en Juan 3, en la que Jesús le dice “tienes que nacer de nuevo” depende de un juego de palabras en griego. El término griego para “de nuevo” también significa “de lo alto”; Nicodemo piensa que Jesús se refiere a lo primero, pero en realidad se refiere a lo segundo. Este juego de palabras no puede ser replicado en arameo, la lengua que Jesús hablaba. Por tanto, esta conversación no pudo haber ocurrido de esta manera. C. A diferencia de los otros dos criterios, el criterio de credibilidad contextual funciona exclusivamente en sentido negativo. Los primeros dos son usados para argumentar a favor de una tradición, mientras que el tercero es usado para argumentar en contra de una tradición. Dada la naturaleza de nuestras fuentes, necesitamos aplicar un conjunto de criterios rigurosos para determinar lo que realmente aconteció en la vida de Jesús. A. Las tradiciones en las que más nos podemos apoyar como históricamente fiables son aquellas atestiguadas de manera independiente en diversas fuentes, que no tienen la apariencia de haber sido elaboradas para satisfacer las necesidades de la comunidad cristiana primitiva, y que hacen sentido en un contexto de Palestina en el siglo primero. B. Con respecto a Jesús, o incluso respecto a cualquier personaje histórico, el historiador no puede hacer más que determinar probabilidades. En ningún caso podemos reconstruir el pasado con absoluta certeza. Todo lo que podemos hacer es tomar la evidencia que se ha conservado y determinar de la mejor manera posible lo que probablemente sucedió.

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Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 6 Meier, A Marginal Jew, vol. 1 Lecturas sugeridas: Allison, Jesus of Nazareth. Perrin, Rediscovering the Teaching of Jesus. Sanders, The Historical Figure of Jesus, caps. 6-7.

Preguntas para considerar: 1. A primera vista, muchas personas piensan que el criterio de desemejanza parece estar al revés: ¿no deberían ser las tradiciones que concuerdan con las perspectivas cristianas las que con más probabilidad deberían ser auténticas? Explique por qué este punto de vista tiene problemas de lógica (p. ej. explique el razonamiento que hace que el criterio de desemejanza sea necesario). 2. ¿Cómo podrían aplicarse criterios como los tres que hemos comentado a cualquier otra figura histórica que conozca? (p. ej. un presidente, un santo famoso, un líder militar de la antigüedad).

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Lección 11

Los primeros años de Jesús Objetivo En esta lección ilustraremos el uso de los criterios para determinar la historicidad de las tradiciones examinando lo que nuestras fuentes nos dicen sobre el nacimiento y los primeros años de Jesús. Después de un breve repaso de las fuentes para este periodo de la vida de Jesús–los evangelios de Mateo y Lucas, y alguna que otra referencia salpicada aquí y allá–discutiremos cuáles de las tradiciones conservadas pueden considerarse auténticas y cuáles no. Un uso riguroso de nuestros criterios muestra que muchas de las tradiciones más atesoradas carecen de sustento histórico. Sin embargo, veremos que hay algunas otras tradiciones importantes en los evangelios que sí lo tienen.

Bosquejo I.

II.

Las dos lecciones anteriores abarcaron los criterios que los historiadores pueden aplicar a las fuentes conservadas para determinar lo que Jesús dijo, hizo y vivió. A. Vimos que, por regla general, las fuentes más antiguas deben ser preferidas, al igual que las fuentes que no muestren una desarrollada teología o un sesgo claro en su testimonio. B. También vimos que las tradiciones más confiables pasan los tres criterios estudiados: atestiguación independiente, desemejanza y credibilidad contextual. C. En esta lección quisiera aplicar estos criterios a los relatos que se conservan sobre el nacimiento e infancia de Jesús a fin de ilustrar cómo operan estos criterios en la práctica, y a la vez dejar preparado el escenario para el resto del curso respecto a los dichos y hechos del Jesús histórico. Comencemos revisando las fuentes que narran este periodo de la vida de Jesús. A. Ni el evangelio más antiguo que conservamos, Marcos, ni el último de los evangelios canónicos, Juan, contienen relatos sobre el nacimiento o la infancia de Jesús. Sin embargo, ambos evangelios sí hacen alusiones a cuestiones relevantes de este periodo de la vida de Jesús. Por ejemplo, ambos señalan que Jesús provenía de Nazaret (Mc. 1:9; Jn. 1:45), que tenía hermanos (Jn. 7:3; Mc. 3:32); pero sólo Mateo y Lucas contienen historias sobre el nacimiento y primeros años de Jesús. 60

III.

B. Los relatos de Mateo y Lucas están en desacuerdo en varios puntos. 1. Ya hemos visto algunas de estas diferencias en una lección anterior. ¿Eran José y María originarios de Nazaret, como en Lucas, o de Belén, como en Mateo? ¿Regresaron a Nazaret justo un mes después de que Jesús nació, como en Lucas, o huyeron a Egipto, como en Mateo? 2. Estas diferencias muestran sin lugar a dudas que los relatos de Mateo y Lucas no dependen uno del otro, y por tanto constituyen fuentes de información independientes. C. Parte de la información que encontramos en Mateo y Lucas puede ser corroborada por relatos no evangélicos que son independientes a ellos. Por ejemplo, el apóstol Pablo señala que Jesús tenía hermanos (1 Co. 9:5), uno de los cuales se llamaba Jacobo (Ga. 1:19). D. Los evangelios no canónicos de la infancia también cubren este terreno, pero no se debe confiar en ellos como si preservaran información histórica precisa. 1. El evangelio de la infancia de Tomás, como hemos visto, es marcadamente legendario y se basa en Lucas. No es un testigo independiente. 2. Otros evangelios de la infancia narran toda clase de historias legendarias. E. Veremos qué es lo que podemos afirmar sobre el nacimiento y los primeros años de Jesús, empleando principalmente las fuentes contenidas en el Nuevo Testamento, y aplicando sobre ellas los criterios que ya hemos estudiado. Algunas de las tradiciones más conocidas sobre el nacimiento de Jesús no pueden ser aceptadas como históricas cuando son evaluadas por nuestros criterios. A. No tenemos forma de saber si la madre de Jesús era realmente virgen. 1. La tradición es atestiguada en forma independiente tanto en Mateo como en Lucas. 2. Extrañamente, esta tradición no es atestiguada en ninguna otra de las fuentes más antiguas, incluso entre escritores que habrían tenido un verdadero interés en publicitar el hecho de que Dios era en realidad el padre de Jesús. Tanto Marcos como Pablo (que escriben antes que Mateo y Lucas), por ejemplo, consideran a Jesús como Hijo de Dios, y mencionan a su madre (Mc. 3:31; Ga. 4:4) pero no dicen nada de que ella fuera una virgen (de hecho, en Marcos, ella parece no entender quién era Jesús en realidad: 3:21, 31-34). El evangelio de Juan menciona a José y se refiere a él como el padre de Jesús (Jn. 1:45), asumiendo al parecer que Jesús fue concebido en una forma natural. 3. Las dos fuentes que mencionan el nacimiento virginal tienen un interés propio en esa doctrina. Para Mateo, el nacimiento virginal 61

cumple la profecía (Mt. 1:22-23) y para Lucas eso demuestra que en verdad Jesús era el Hijo de Dios (Lc. 1:35). Es decir, esta historia no pasa en lo absoluto el criterio de desemejanza. 4. Por estas razones los historiadores desde hace mucho tiempo dudan que Jesús haya realmente nacido de una virgen. Después de todo, no hay forma de saberlo. B. No es posible saber si en realidad Jesús nació en Belén. 1. Los cuatro evangelios asumen que Jesús provenía de Nazaret. Pero dos de ellos—de nuevo Mateo y Lucas—afirman de forma independiente que Jesús nació en Belén. 2. Estos dos son contradictorios entre sí en puntos cruciales (si el relato de Mateo es correcto, entonces es difícil que Lucas lo sea, y viceversa). Ambos presentan también problemas históricos serios cuando son examinados individualmente (por ejemplo, el censo mundial bajo César Augusto que menciona Lucas). 3. Ambos, Mateo y Lucas, también tenían claras razones para querer afirmar que Jesús era de Belén, debido a que un profeta hebreo había predicho que un futuro gobernante provendría de allí (Mi. 5:2 citado en Mt. 2:6). 4. Una vez más, parece extraño que, si era ampliamente sabido que Jesús era de Belén, esta tradición no sea mencionada en nuestras otras fuentes (p. ej. Marcos, Juan y Pablo). 5. Como resultado, la mayoría de los historiadores críticos consideran que la tradición del nacimiento de Jesús en Belén es altamente improbable. C. Por supuesto, esto también se relaciona estrechamente con la historia de que José y María tuvieron que viajar a Belén para registrarse en el censo. 1. Esta historia la encontramos únicamente en Lucas, y como vimos antes, parece ser contradicha por Mateo. 2. Tampoco es contextualmente creíble en lo absoluto. Como comentamos anteriormente, contamos con mucha información del reinado de César Augusto, pero en ninguna otra fuente se menciona un impuesto de alcance imperial que hubiese obligado a todos a registrarse en sus tierras ancestrales. D. La historia de los magos, encontrada sólo en Mateo, es históricamente cuestionable. 1. Es históricamente poco probable, debido a que nadie más que vivió en ese tiempo menciona un acontecimiento astronómico de esa clase, el cual habría atraído bastante atención de haber sucedido. Además, materialmente hablando, parece casi imposible (¿cómo puede una estrella detenerse exactamente sobre una casa?).

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2.

IV.

Más aún, la historia es utilizada para mostrar que el mismo cielo proclamó el nacimiento de este niño a todo aquel que tuviera ojos para ver (en cumplimiento, quizá, de Num. 24:17). En otras palabras, no pasa el criterio de desemejanza. 3. La historia también muestra que los líderes judíos rechazaron a Jesús (no se unieron a los magos para adorar al niño que sería rey, aun cuando sabían en dónde habría de nacer) y que ellos—junto con Herodes, su máximo líder—de hecho buscaron acabar con la vida del niño. Estos temas anticipan el final del evangelio de Mateo, en el que la hostilidad judía conduce a la ejecución de Jesús. En otras palabras, todas estas son tradiciones producto de la reflexión teológica. E. Lo mismo puede decirse de otros relatos aún más problemáticos que no están atestiguados en forma múltiple; p. ej. en Lucas, la mención de que Jesús nació cuando Cirenio era gobernador de Siria (lo cual no cuenta con credibilidad contextual) o la adoración en el templo de Simeón y Ana (que no pasan la desemejanza), por mencionar sólo dos ejemplos. F. Es prácticamente imposible decir si la única historia en el Nuevo Testamento sobre la infancia de Jesús (en Lucas) fue algo que realmente sucedió, ya que no existe otro testimonio independiente, ni pasa el criterio de desemejanza, ya que sirve a una agenda claramente teológica de mostrar a Jesús como niño prodigio (Lc. 2:41-52), consagrado por completo a Dios y superior a los líderes judíos a la edad de doce años. Hay tradiciones que claramente pasan nuestros criterios, y éstas deben estar en la base de lo que pensemos sobre el nacimiento y primeros años de Jesús. Considero que las siguientes son tradiciones sólidas como una roca. A. Jesús nació y fue criado como judío. Esto es afirmado explícitamente por Pablo (Ga. 4:4) y es abrumadoramente atestiguado en todas nuestras fuentes evangélicas a todo nivel, es decir, pasa el criterio de atestiguación independiente de todas las formas imaginables. Nada puede ser más seguro que esto. B. Jesús provenía de la pequeña aldea de Nazaret en Galilea. 1. Esta tradición pasa con mucha facilidad el criterio de atestiguación independiente. Es atestiguada en los cuatro evangelios (Mt. 4:13, Mc. 1:9, Lc. 4:16, Jn. 1:45), y Jesús es llamado en ocasiones “Jesús de Nazaret” en otras fuentes antiguas (p. ej. Hch. 3:6). 2. Más aún, como ya vimos, Mateo y Lucas tuvieron que hacer malabares para explicar cómo es qué Jesús nació en Belén, dado que todos sabían que era de Nazaret. De esta forma la tradición pasa el criterio de desemejanza (esto es, ni Mateo ni Lucas estaban cómodos con ella). 3. Aún más importante, con relación a la desemejanza, es difícil imaginar el por qué los cristianos hubieran querido inventar esa 63

tradición. Nazaret era en ese tiempo una aldea pequeña, desconocida y completamente insignificante, de la provincia de Galilea (al norte del actual Israel). Nada ganaban los seguidores de Jesús al inventar una tradición en la que él no proviniera de Belén (la tierra de David) o de Jerusalén (el centro del poder), sino de un pueblecito pequeño y alejado (vea Jn. 1:45). C. Podemos decir algunas cosas con seguridad sobre los padres de Jesús. 1. Se da por hecho que eran judíos que vivían en Nazaret, y en nuestras fuentes son llamados consistentemente José y María (p. ej. de forma independiente, Mt. 1:16; Mc. 6:3; Lc. 2:4-5, 16; 3:23; Jn. 1:45; incluso las fuentes rabínicas posteriores llaman a su madre “Miriam”). 2. Ninguna de nuestras tradiciones contiene relatos sobre José después de que Jesús comienza su ministerio público. Por lo general se asume que ya había muerto para entonces. 3. Sin embargo, la idea de que José era ya un anciano cuando se comprometió con María no aparece sino hasta el siglo segundo, cuando fue utilizada para explicar por qué ellos nunca habrían tenido sexo. Esta idea no tiene ninguna base en lo absoluto en los primeros relatos de los evangelios. 4. La única cosa que se menciona de José en los evangelios, fuera de los relatos del nacimiento, es que era un trabajador común (Mt. 13:55; también en Ev. Inf. Tom. 13, posiblemente en forma independiente a Mateo). 5. El término griego para describir su oficio es tekton, generalmente traducido como “carpintero”. La palabra también puede referirse a diversos oficios que implican trabajar con las manos—cantero o herrero, por ejemplo. En cualquier caso, un tekton era un trabajador de estrato bajo, comparable, en términos modernos, a un obrero de la construcción. Es difícil imaginar el por qué los cristianos habrían querido inventar esta tradición (por tanto, pasa el criterio de desemejanza). 6. En varias de nuestras fuentes más antiguas se nos informa que María sobrevivió a su hijo (p. ej. en el evangelio de Juan ella observa su crucifixión). 7. No tenemos ninguna información confiable respecto a lo que María en realidad pensaba sobre Jesús, debido a que las tradiciones de que ella sabía que era el Hijo de Dios aún antes de que él naciera no son atestiguadas en forma múltiple (sólo aparecen en Lucas) y obviamente no pasan el criterio de desemejanza. D. Jesús claramente tenía hermanos de ambos sexos. 1. Sus hermanos son mencionados en Marcos, Juan, Josefo y Pablo. Sus hermanas aparecen en Marcos (3:32, 6:3). 64

2.

A veces se llega a afirmar que éstos no eran en realidad sus hermanos y hermanas. Por ejemplo, el famoso traductor de la Vulgata latina, Jerónimo, afirmaba que eran sus primos—a pesar de que existe otra palabra griega para “primo” que no es aplicada a ellos en nuestras fuentes. Otros han afirmado que eran sus medios hermanos, de un matrimonio previo de José. 3. Estas afirmaciones se relacionan con la doctrina católico-romana de la virginidad perpetua de María, es decir, que ella no sólo fue virgen cuando Jesús nació, sino por el resto de su vida, después de la cual ascendió a los cielos, debido a que no fue manchada por el pecado. 4. Sin embargo, los evangelios no mencionan nada de esto, así que lo natural es suponer que José y María tuvieron relaciones sexuales y procrearon una numerosa familia. Jesús sería, presumiblemente, el mayor de los hijos. E. Contamos con sólo algunos indicios dispersos sobre la educación de Jesús. 1. Es claro que hablaba arameo (una lengua semítica muy cercana al hebreo). La tradición es atestiguada de forma múltiple (Mc. 5:41; 7:34; Jn. 1:42). La tradición también tiene sentido en su contexto, ya que el arameo era la lengua común de los judíos en la Palestina del siglo primero. Además, no habría razón para que alguien inventara esta tradición. Así que pasa nuestros tres criterios. 2. Los evangelios también señalan que Jesús podía leer las Escrituras en hebreo (p. ej. Lc. 4:16-20; vea también Mc. 12:10,26) y que él con el tiempo llegó a ser conocido como intérprete de las Escrituras. Por ejemplo, algunas veces se le llama “rabí”, esto es, “maestro” (vea Mc. 9:5; Jn. 3:2). 3. Al mismo tiempo, tenemos tradiciones independientes de que aquellos que conocían el origen humilde de Jesús se sorprendían de su sabiduría (Mc. 6:2; Jn. 7:15). Este hecho no sólo es atestiguado múltiples veces, sino que al parecer pasa el criterio de desemejanza, porque ninguno de los cristianos que transmitiera historias sobre Jesús desearía que alguno pensara que Jesús era un iletrado. 4. Estos datos sugieren que de niño él aprendió a leer, pero que no era considerado un hombre de letras. 5. Ninguna tradición indica específicamente que Jesús hablara griego, aunque algunos historiadores han conjeturado que, al vivir en Galilea en donde el griego era ampliamente conocido, debió haber aprendido algo de esa lengua. Algunos también sospechan que él se comunicó con Poncio Pilato en griego durante su juicio, aunque veremos más adelante que es muy difícil saber con exactitud lo que pasó allí.

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6.

En el mejor de los casos podemos decir que es posible que Jesús era trilingüe; esto es, normalmente hablaba arameo, podía al menos leer las Escrituras hebreas, y pudo haber sido capaz de comunicarse en griego. F. Además de esto, estamos casi en completa obscuridad respecto a los primeros años de Jesús. Podemos asumir que él tuvo una infancia normal, pero desafortunadamente tampoco estamos seguros de cómo sería una infancia “normal” en la Galilea rural de aquel tiempo. Probablemente él aprendió el oficio de su padre como carpintero, fabricando yugos y puertas o cosas por el estilo. Él es llamado tekton en Marcos 6:3, y es difícil imaginar una motivación cristiana por inventar algo así. Lecturas indispensables: Lucas 1-2 Mateo 1-2 Meier, A Marginal Jew, vol. 1, caps. 8-10 Lecturas sugeridas: Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 7.

Preguntas para considerar: 1. Escoja una de las tradiciones del nacimiento o primeros años de Jesús que parezca pasar uno de los criterios, pero no otro. Usando la lógica, argumente cómo podría decidir si la tradición es históricamente confiable o no. 2. ¿Por qué cree que los evangelios proveen tan poca información sobre el periodo de la vida de Jesús anterior a su bautismo por Juan? ¿Por qué no escuchamos casi nada de su vida como adolescente o como joven?

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Lección 12

Jesús en su contexto Objetivo Es importante ubicar las palabras y los hechos de Jesús en su contexto histórico particular. El no hacerlo necesariamente resultaría en una interpretación errónea de ellos. La historia de Palestina de los ocho siglos previos a Jesús fue una historia de guerras y dominación extranjera. Israel fue dominado primeramente por los babilonios, luego por los persas, después los griegos, luego los egipcios, luego los sirios y finalmente los romanos. Durante todo este periodo, únicamente por cerca de un siglo Israel disfrutó de ser un estado soberano sobre su tierra, bajo el reinado de la familia judía conocida como los Macabeos, quienes ascendieron al poder a mediados del siglo II a. C., pero que fueron derrocados por los romanos en el año 63 a. C. Jesús nació bajo el dominio romano Más de cien años antes de su nacimiento, en palestina surgieron diferentes formas de judaísmo. La diversidad de creencias y prácticas judías la podemos ver en algunas de las principales sectas de aquel tiempo: los fariseos, que enfatizaban una observancia estricta de la ley de Dios en todos sus detalles; los saduceos, que se enfocaban en adorar a Dios en el templo a través de realizar los sacrificios; los esenios, que procuraron mantener su pureza ritual en comunidades separatistas establecidas en anticipación del juicio de Dios venidero; y la llamada “cuarta filosofía”, que abarcaba una variedad de grupos que enfatizaban la necesidad así como su derecho dado por Dios de expulsar a los opresores extranjeros y recuperar su tierra, de ser necesario, por la fuerza Estas sectas no incluyen todas las opciones religiosas que tenían los judíos de tiempos de Jesús; la gran mayoría de los judíos no pertenecía a ninguna de estas cuatro. Sin embargo, ellas nos revelan algunas de las variantes que existían en el judaísmo. Jesús no estaba alineado con ninguno de estos grupos y tenía diferencias profundas con cada uno de ellos.

Bosquejo I.

II.

Es una cuestión absolutamente crítica que situemos a Jesús en su propio contexto histórico. A. El criterio de credibilidad contextual afirma que para que una tradición sobre Jesús sea plausible, debe ser congruente con el judaísmo palestino del siglo primero. B. Si tratáramos de mirar a las palabras y hechos de Jesús fuera de ese contexto, con seguridad los malinterpretaríamos. La historia de Palestina fue larga y compleja; aquí necesitaremos ocuparnos sólo de la fracción de ella que tiene relación directa con el contexto de la vida adulta de Jesús. 67

A. En pocas palabras, la historia política de la tierra comprendía unos 800 años de guerras periódicas y una dominación extranjera prácticamente permanente. 1. La parte norte del territorio, el reino de “Israel”, fue conquistado por los asirios en el 721 a. C. 2. Después, cerca de siglo y medio más tarde, en 587-586 a. C., el reino de “Judá” en el sur, fue conquistado por los babilonios bajo Nabucodonosor. Jerusalén fue arrasada, el templo destruido, y los líderes del pueblo fueron llevados al exilio. 3. Unos cincuenta años más tarde, el Imperio babilónico fue invadido por los persas liderados por Ciro, quién puso fin al exilio y permitió a los líderes judíos regresar a su tierra. 4. El templo fue reconstruido y el sacerdote encargado del templo, el “sumo sacerdote”, recibió jurisdicción como gobernante local. Éste descendía de una antigua familia cuyo linaje se remontaba cientos de años atrás hasta un sacerdote llamado “Sadoc”. 5. En última instancia, por supuesto, la máxima autoridad sobre la tierra y sobre su gente era el rey de Persia. B. Este estado de cosas continuó por cerca de dos siglos, hasta las conquistas de Alejandro Magno, rey de Macedonia, quien derrotó al Imperio persa, conquistando la mayoría de las tierras alrededor del Mediterráneo oriental, llegando hasta lo que hoy es la India, en 336-323 a. C. 1. Alejandro llevó la cultura griega a las diversas regiones que conquistó, construyó ciudades al estilo griego, escuelas y gimnasios (centros de cultura), fomentando la adopción de la cultura y religión griegas, así como su lengua. 2. Cuando Alejandro murió aún siendo joven (323 a. C.), sus generales se repartieron su imperio, quedando Palestina bajo el domino de Ptolomeo, el general a cargo de Egipto. 3. Durante ese tiempo, el sumo sacerdote judío continuó fungiendo como gobernante local de la tierra de Judea; esto no cambió cuando el gobernante de Siria le arrebató el control de Palestina a los Ptolomeos en el 198 a. C. C. Los monarcas sirios exacerbaron las tensiones en sus territorios dominados, en especial bajo Antíoco IV, también conocido como Antíoco Epífanes, el cual decidió darle mayor unidad cultural a su imperio exigiendo que sus súbditos adoptaran ciertos aspectos de la civilización griega. 1. Algunos de los judíos que vivían en Palestina aceptaron bien estas innovaciones, sin embargo, a otros les pareció que este proceso de “helenización” (es decir, la imposición de la cultura griega o helenística) era completamente ofensivo para su religión. 68

2.

En respuesta a sus protestas, Antíoco declaró ilegal que los judíos circuncidaran a sus niños y que mantuvieran su identidad judía, el templo judío fue convertido en un santuario pagano, y se obligó a los judíos a que hicieran sacrificios a los dioses paganos. D. Esto condujo al estallido de una insurrección, iniciada por una familia de sacerdotes judíos conocidos en la historia como los “Macabeos”, con base en el sobrenombre dado a uno de sus principales líderes, Judas “Macabeo” (esto es, Judas el “Martillador”), y también conocidos como los “Hasmoneos” con base en el nombre de un antepasado distante. 1. La revuelta macabea comenzó en 167 a. C. como una pequeña guerrilla y terminó con la mayor parte del país alzado en armas en contra de los gobernantes sirios. 2. En menos de veinticinco años los Macabeos habían logrado expulsar a la armada siria del país y asumieron el control total del gobierno, creando así el primer estado judío soberano desde hacía más de cuatro siglos. 3. Una de sus primeras acciones fue consagrar nuevamente el templo en el 164 a. C. (evento que aún se conmemora en la fiesta de Janucá), y designaron a un sumo sacerdote como gobernante supremo del país. 4. Sin embargo, para disgusto de muchos judíos en Palestina, el sumo sacerdote no provenía del linaje tradicional y ancestral de Sadoc, sino de los sacerdotes de la familia Hasmonea. 5. Los Hasmoneos gobernaron la tierra como un estado autónomo durante ochenta años, hasta el 63 a. C., cuando el general romano Pompeyo la conquistó. E. Los romanos permitieron que el sumo sacerdote permaneciera en su cargo, utilizándolo como un enlace administrativo con el liderazgo judío local. Pero no había duda de quién controlaba el país en realidad. Con el tiempo, en 40 a. C. Roma designó un rey para gobernar sobre los judíos de Palestina: Herodes el Grande. 1. Herodes fue ampliamente conocido, tanto por su despiadado ejercicio del poder, como por sus magníficos proyectos de construcción. 2. Muchos judíos, sin embargo, consideraban a Herodes como un oportunista colaborador de los romanos, un traidor, que a lo mucho era mitad judío. Esta acusación se basaba en su linaje. Sus padres eran de la provincia vecina de Idumea y habían sido obligados a convertirse al judaísmo antes que él naciera. 3. Durante los días de Jesús, después de la muerte de Herodes, Galilea, la provincia al norte del territorio, era gobernada por el hijo de Herodes, Antipas; y desde el tiempo en que Jesús era niño, Judea, la 69

III.

IV.

región sur, era gobernada por funcionarios romanos conocidos como prefectos. Poncio Pilato fue el prefecto durante todo el ministerio de Jesús y por algunos años después de su muerte. Su sede central estaba en Cesarea, pero acudía a Jerusalén con sus tropas cuando era necesario. F. Los eventos históricos que precedieron a los tiempos de Jesús son importantes para entender su vida, debido a sus consecuencias sociales e intelectuales, las cuales afectaron la vida de todos los judíos de Palestina. 1. Las “sectas” judías de tiempos de Jesús (p. ej. fariseos, saduceos y esenios) se formaron como respuesta a la crisis social, política y religiosa del periodo de los Macabeos. 2. La ocupación romana provocó numerosos levantamientos, unos pacíficos y otros violentos, durante los tiempos de Jesús; levantamientos de judíos para los cuales cualquier dominación extranjera sobre la “Tierra Prometida” era inaceptable, tanto política como religiosamente. Varias sectas judías surgieron durante el gobierno de los Hasmoneos, en buena medida como reacción a ese gobierno. El historiador judío Josefo menciona cuatro de estos grupos; el Nuevo Testamento se refiere explícitamente a tres. Todos estos grupos juegan un papel significativo en nuestra comprensión de la vida del Jesús histórico. A. La mayoría de los judíos no pertenecían a ninguna de ellas. Josefo señala que la secta más grande, los fariseos, contaban con 6,000 miembros, y los esenios contaban con 4,000. Los saduceos probablemente tenían mucho menos. La población judía en todo el mundo en ese tiempo era probablemente de entre tres y cuatro millones. 1. Aun así, estos pequeños grupos eran poderosos a su manera— especialmente en el escenario político y social de Palestina. 2. Todos los miembros de estos grupos compartían los puntos de vista teológicos básicos característicos de los judíos en casi todas partes. Todos creían, por ejemplo, en el único Dios verdadero, creador de todas las cosas, revelado en las Escrituras, que había escogido a su pueblo Israel, y que había prometido cuidarlos y protegerlos a cambio de su devoción a él mediante la obediencia de sus leyes. B. Sin embargo, los grupos diferían significativamente en lo referente a qué prácticas debían ser observadas para cumplir la ley de Dios, y en qué posición tomar, tanto frente a un gobierno extranjero, como a la presencia de un sumo sacerdote de un linaje distinto al de Sadoc. El grupo mejor conocido era el de los fariseos, quienes, contrariamente a la errónea percepción moderna, no eran hipócritas profesionales. A. Ellos eran un grupo de judíos muy comprometidos, quienes procuraban cumplir la ley de Dios, revelada en la Torá (palabra hebrea que significa 70

V.

VI.

“ley”, en referencia a la ley de Moisés contenida en los cinco primeros libros de la Biblia hebrea), de la forma más escrupulosa posible. B. Sin embargo, en algunas partes, la ley de Moisés era ambigua. 1. Era claro, por ejemplo, que los judíos debían de “santificar” el sábado. Esto se entendía en el sentido de que en sábado uno no debía realizar la clase de trabajo que uno hace en los otros días. Pero la ley no definía que era “trabajo”. 2. Los fariseos elaboraron reglas para indicar lo que uno podía y no podía hacer en sábado, a fin de cumplir el mandamiento. 3. Este tipo de reglas estuvieron circulando y llegaron a ser vistas como un conjunto de leyes “orales” (a diferencia de las leyes escritas de Moisés), las cuales, si eran cumplidas, le asegurarían al judío piadoso el cumplimiento de la ley “escrita” de Dios. 4. Estas leyes orales con el tiempo fueron puestas por escrito por rabís o maestros judíos, unos 200 años después de Jesús, en el libro llamado la Mishná, que es el corazón de la extensa colección de tradiciones y enseñanzas judías conocida como el Talmud. C. Es un error ver a los fariseos como hipócritas. Muy por el contrario, la mayoría de ellos eran al parecer sinceros y muy devotos. Su énfasis estaba en cumplir la ley de Dios en todos sus detalles. Jesús, sin embargo, tenía una opinión diferente sobre lo que realmente le importaba a Dios. No estamos tan bien documentados acerca de los saduceos, ya que ellos no nos dejaron ningún escrito. A. Al parecer los saduceos pertenecían a la alta aristocracia de los judíos. Muchos de ellos eran sacerdotes del templo. B. Se sabe que los saduceos estaban en controversia con los fariseos sobre el valor de la ley oral. Para ellos lo que realmente importaba era lo que Dios había escrito a través de Moisés en la Torá—especialmente en lo relacionado a la adoración de Dios en el templo. C. Contrariamente a la opinión popular, eran los saduceos (no los fariseos) los verdaderos participantes en el juego del poder en el Israel del siglo primero. Los sumos sacerdotes provenían de sus filas, y eran los que representaban los intereses de los judíos ante el gobernador romano. D. Las preocupaciones dominantes de los saduceos se centraban en el culto sacrificial del templo. Al parecer los saduceos estaban dispuestos a aceptar el gobierno romano, siempre que se les permitiera continuar realizando los sacrificios prescritos por Dios en la Torá. Aquí también, Jesús tenía una visión distinta de lo que realmente le importaba a Dios. Los esenios eran un grupo de judíos muy religiosos que pensaban que el resto de los israelitas se habían apartado de Dios y se habían vuelto impuros. A. Resulta que probablemente conocemos más sobre los esenios que sobre cualquiera de los otros grupos, aun a pesar de que nunca son 71

mencionados explícitamente en el Nuevo Testamento. Además de las referencias en Josefo y algunos otros escritores de la antigüedad, actualmente contamos con una colección de escritos que al parecer fueron producidos por los esenios: los famosos rollos del Mar Muerto. 1. Al igual que con los documentos gnósticos descubiertos cerca de Nag Hammadi, Egipto, el descubrimiento de los rollos del Mar Muerto fue completamente accidental. 2. En 1947, un muchacho pastor que buscaba una cabra perdida en los secos desiertos cerca del lugar llamado Qumrán, en la costa noroccidental del Mar Muerto, al lanzar una piedra dentro de una cueva, escuchó que ésta había golpeado con algo. Al entrar a la cueva encontró una antigua vasija de barro que contenía algunos rollos antiguos. 3. Varios libros fueron recuperados por pastores beduinos, las noticias del descubrimiento llegaron a oídos de comerciantes de antigüedades, expertos biblistas supieron del hallazgo y una investigación fue realizada para encontrar más rollos en las cuevas y para recuperar los que ya habían sido extraídos por los beduinos, los cuales habían cortado algunos de ellos para venderlos por piezas. 4. Algunas de las cuevas de la zona arrojaron rollos enteros; otras contenían miles de pequeños fragmentos prácticamente imposibles de reconstruir. 5. La mayoría de los rollos están escritos en hebreo; otros en arameo; unos pocos en griego. 6. Diferentes clases de literatura están representadas en ellos, incluyendo copias, al menos en parte, de todos los libros de la Biblia hebrea, con excepción del libro de Esther; comentarios de algunos de los libros de la Biblia; libros de salmos e himnos; profecías que señalan el curso futuro de los acontecimientos que los autores creían que sucederían en sus días; y reglas que debían seguir los miembros de la comunidad en su vida cotidiana. B. Examinando todos estos textos, los académicos han sido capaces de reconstruir con mucho detalle la vida y creencias de los esenios. 1. Creyendo que los judíos de Jerusalén se habían descarriado, este grupo de esenios decidió establecer su propia comunidad, en la que podrían guardar rigurosamente la ley de Moisés y mantener su pureza ritual en medio del desierto. 2. Hicieron esto pensando que el apocalipsis del fin de los tiempos estaba a la puerta. Cuando viniera, tendría lugar la batalla final entre las fuerzas del bien y del mal, entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. La batalla terminaría con el triunfo de Dios y la entrada de sus hijos en el reino bienaventurado. 72

3.

VII.

Algunos de los rollos señalan que este reino sería gobernado por dos mesías: uno rey y el otro sacerdote. El mesías sacerdotal guiaría a los fieles en su adoración a Dios en un templo purificado, en donde los sacrificios se harían nuevamente de acuerdo a la voluntad de Dios. 4. Mientras tanto, el verdadero pueblo de Dios necesitaba ser apartado de las impurezas de este mundo, incluyendo aquellas que prevalecían en el templo judío y en el resto del pueblo. 5. Por tanto, los esenios establecieron su propia comunidad monástica, con reglas estrictas para la admisión y la membresía. 6. Al parecer, cuando empezó la guerra judía en 66-73 d. C., los esenios de Qumrán ocultaron en las cuevas algunos de sus libros sagrados antes de unirse a la lucha. Es muy probable que hayan pensado que esta era la batalla final, previa al fin de los tiempos cuando Dios establecería su reino y enviaría sus mesías. C. En resumen, los esenios enfatizaban su propia pureza ritual como el aspecto más importante de su relación con Dios. De nuevo, Jesús tenía otra visión. El último grupo de judíos mencionados por Josefo es llamado simplemente la cuarta filosofía. A. Este término abarca varios grupos de judíos que creían que Dios les había otorgado la tierra de Israel y que debían recuperarla por la fuerza de manos de aquellos que la dominaban. B. Este grupo (o mejor dicho grupos) creía en la resistencia violenta contra cualquier potencia extranjera en su tierra, especialmente los romanos. A la larga se salieron con la suya. En el año 66 d. C., justo una generación después de la muerte de Jesús, estalló una rebelión en contra de los romanos que condujo a una guerra de tres años y medio, la cual terminó en la destrucción de Jerusalén y el incendio del templo. C. La perspectiva religiosa de la cuarta filosofía se centraba en la patria judía como el lugar dado por Dios a su pueblo, la cual no debía ser gobernada por ningún poder extranjero. Nuevamente, Jesús tenía un punto de vista diferente.

Lecturas indispensables: Cohen, From the Maccabees to the Mishnah. Ehrman, Jesús: el profeta judío apocalíptico, cap. 7. Sanders, Judaism Practice and Belief

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Lecturas sugeridas: Crossan, The Historical Jesus. Fitzmyer, 101 Questions. Sandmel, Judaism and Christian Beginnings. Vermes, The Dead Sea Scrolls. Preguntas para considerar: 1. Trate de imaginar un conjunto de formas de pensar que pudieran surgir en medio de un pueblo que por mucho tiempo ha estado sujeto al dominio de una potencia extranjera. ¿Pudiera imaginar, por ejemplo, grupos de personas que estuvieran a favor de esa situación?, ¿quiénes?, ¿por qué razón?, ¿quiénes se opondrían? 2. ¿Cuáles parecen ser los aspectos en común entre los diversos grupos de judíos (las “sectas”) que estudiamos en esta lección?

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Lección 13

Jesús y la dominación romana Objetivo Roma gobernó Palestina del mismo modo que lo hizo en las otras provincias del Imperio. Aristócratas romanos o locales eran designados para desempeñar las funciones normales del gobierno; sus principales responsabilidades eran la recaudación de impuestos para Roma y el mantenimiento de la paz. En algunos aspectos Roma concedió cierto trato preferencial a los judíos de Palestina, sin embargo, muchos sentían la dominación romana como una carga insoportable. Los judíos respondieron a la dominación romana de diversas formas: en la Pascua en Jerusalén, hubo una especie de protesta silenciosa contra la dominación extranjera y una expresión no tan velada de la esperanza en que Dios intervendría una vez más a favor de su pueblo; también hubo resistencia no violenta a las políticas romanas; y en algunas ocasiones los judíos se involucraron en actos de rebelión armada, como la guerra del 66-70 d. C. que dejó a Jerusalén en ruinas. Durante todo este periodo se levantaron algunos profetas que predicaron en contra de los romanos como enemigos de Dios y que frecuentemente eran ejecutados como alborotadores. Un tipo de ideología de resistencia adquirió importancia durante ese periodo. Esta ideología, llamada “apocalipticismo” por los académicos modernos, afirmaba que las fuerzas del mal que entonces dominaban el mundo y eran responsables de sus sufrimientos serían derrocadas por Dios mediante un poderoso acto de juicio. Pensaban que este acontecimiento inminente sería el preludio de la aparición del reino de Dios en una era utópica preparada para el pueblo de Dios. Tenemos razones convincentes para pensar que Jesús mismo proclamó algunos de esos mensajes apocalípticos.

Bosquejo I.

En la última lección vimos la importancia de ubicar a Jesús en su propio contexto histórico. A. Jesús era un judío de la Palestina del siglo primero. Para entenderlo necesitamos saber algo del contexto histórico y social del judaísmo palestino en el siglo I. B. Una de las consecuencias de la dominación extranjera sobre Palestina fue la aparición de sectas judías que ejercían cierto poder y ofrecían opciones religiosas a los judíos de ese tiempo. 1. Los fariseos enfatizaban la observancia de la ley de Dios al mayor grado posible y desarrollaron un conjunto de leyes orales para asegurarse de ello. 75

2.

II.

Los saduceos enfatizaban la adoración de Dios en el templo en estricto apego a la Torá, la ley de Moisés. 3. Los esenios enfatizaban la preservación de su pureza en vista del inminente apocalipsis en el que Dios juzgaría al mundo y a su pueblo. 4. La cuarta filosofía enfatizaba la tierra de los judíos y su derecho y obligación, dados por Dios, de reestablecer a Israel como un estado soberano, de ser necesario incluso por la fuerza. Las autoridades imperiales de Roma trataron a los judíos de Palestina en gran medida de la misma forma en que trataron a los pueblos de otros territorios conquistados, que eran gobernados como provincias. Roma organizó los territorios conquistados en provincias gobernadas, ya sea por aristócratas romanos, o por aristócratas locales designados como reyes vasallos. A. Cuando Jesús nació, toda Palestina era gobernada por un rey vasallo, Herodes; cuando Jesús murió, la región norte de Israel, Galilea, era gobernada por uno de los hijos de Herodes, pero Judea, en el sur, era gobernada por un prefecto romano, Poncio Pilato. B. Los gobernadores romanos y los reyes vasallos tenían dos principales obligaciones ante el imperio: recaudar impuestos y mantener la paz. A los administradores locales se les dejaba hacer lo que fuera necesario en función a las circunstancias de cada lugar. 1. Los romanos no tenían tropas a todo lo largo de los territorios conquistados. La mayoría de los judíos en Palestina probablemente nunca vieron a un soldado romano. Los soldados eran situados en las fronteras para protegerlas de posibles invasiones. 2. En Palestina, el gobernador romano tenía un destacamento de soldados en su residencia de Cesarea en la costa, para ser utilizadas en caso de algún disturbio local. En la Pascua, el gobernador llevaba sus tropas a Jerusalén para aplacar cualquier posible alboroto. C. La principal carga que soportaban los judíos en Palestina era el tener que pagar impuestos al imperio, tanto en efectivo como en especie. 1. En términos cuantitativos, la carga de impuestos sobre los judíos al parecer estaba dentro del promedio, es decir, un doce o trece por ciento del ingreso, usado para el mantenimiento de la presencia romana en el territorio. 2. Estos impuestos se sumaron a los impuestos para el mantenimiento del templo y de la administración judía local, que eran alrededor de un veinte por ciento adicional. 3. Esto no parecería exorbitante para los estándares de las naciones industrializadas de hoy en día; sin embargo, debemos recordar que en las sociedades agrarias de la antigüedad los agricultores con dificultad apenas lograban ganarse la vida.

76

III.

D. Desde los días de Julio César, a los judíos no se les requirió el proveer soldados para Roma, ni tampoco el dar mantenimiento directo para las legiones romanas destacadas en la zona o marchando a las fronteras. E. Desde otro aspecto, la situación judía podía verse como bastante peor que el promedio. Muchos judíos consideraban blasfemo el pagar impuestos para mantener el gobierno romano sobre una tierra que Dios les había dado a ellos. A lo largo del siglo primero los judíos de Palestina se opusieron a la dominación romana en varias ocasiones y de diferentes formas. A. Muchos judíos participaron en simples protestas silenciosas contra la dominación extranjera, por ejemplo, durante la festividad de la Pascua. 1. La fiesta era una conmemoración explícita de cómo Dios había liberado a Israel de la opresión de una potencia extranjera en tiempos pasados (de Egipto, bajo el liderazgo de Moisés). 2. Muchos judíos celebraban la fiesta porque esperaban que Dios lo volviera a hacer (librarlos de Roma, bajo el liderazgo de… ¿el mesías?). 3. Los romanos entendían muy bien las implicaciones políticas de la fiesta, razón por la cual llevaban tropas para la ocasión. 4. A veces, la presencia romana tenía un efecto opuesto al deseado. Por ejemplo, en los 50, durante el gobierno del procurador Cumano, un soldado hizo un gesto indecente a la multitud. La gente tomó piedras, los soldados entraron en acción, y—de acuerdo a Josefo (que pudo haber exagerado el número)—20,000 judíos fueron muertos en el disturbio. B. En algunas ocasiones, algún funcionario romano llegaba a ofender a los judíos de Palestina, y ellos respondían mediante protestas no violentas. Durante la vida de Jesús, cuando Pilato asumió la prefectura de Judea (26 d. C.) mandó colocar en toda Jerusalén estandartes con la imagen del César. Josefo dice que muchos judíos de la ciudad se indignaron y se postraron alrededor de palacio en señal de protesta; después de cinco días y varias amenazas infructuosas de matarlos a todos, Pilato terminó cediendo. C. También ocurrieron unas pocas insurrecciones violentas en la Palestina del siglo primero. 1. La más significativa y desastrosa ocurrió de treinta y cinco a cuarenta años después de la muerte de Jesús, cuando las atrocidades romanas (p. ej. el saqueo del tesoro del templo) llevaron a una revuelta generalizada. 2. Los romanos mandaron las legiones del norte y rápidamente sometieron Galilea (recordemos que Josefo era el comandante de las fuerzas judías allí). Un grupo de judíos de Galilea escaparon hacia 77

IV.

Jerusalén y provocaron una sangrienta guerra civil contra la aristocracia sacerdotal que estaba a cargo del templo y del resto de la ciudad. Una vez que tomaron el control, estos “zelotes” empujaron la lucha contra los romanos hasta el final. 3. Esto condujo a un horrendo sitio sobre Jerusalén que duró tres años, el cual causó una hambruna generalizada al interior de los muros. La guerra terminó en un baño de sangre en el que decenas de miles de judíos fueron masacrados o esclavizados, los líderes de la rebelión fueron crucificados, gran parte de la ciudad fue arrasada y el templo fue quemado hasta los cimientos. Era el año 70 d. C. D. Una cuarta forma de protesta implicó un tipo de respuesta más claramente “religiosa”. A lo largo de este periodo, sabemos de autoproclamados profetas que anunciaban que Dios pronto intervendría a favor de su pueblo para derrocar las fuerzas del mal que los oprimían. 1. Como lo menciona Josefo, y brevemente Hechos, menos de quince años después de la crucifixión de Jesús, un profeta llamado Teudas proclamó públicamente que él haría dividir las aguas del río Jordán, permitiendo a la gente cruzar hacia Israel por tierra seca, en clara alusión a la conquista de la Tierra Prometida bajo el liderazgo de Josué. El gobernador romano envió sus tropas, masacraron a Teudas y sus seguidores y exhibieron la cabeza del profeta en Jerusalén. 2. Cerca de diez años después se levantó otro profeta (también mencionado en Hechos), llamado “el egipcio”. Condujo un numeroso contingente de seguidores (30,000 personas según Josefo) fuera de Jerusalén y anunció que haría “caer los muros”—una clara alusión a Josué y la batalla de Jericó. Una vez más fueron enviadas las tropas romanas y hubo una matanza. 3. Juan el Bautista debería ser visto, probablemente, como uno de estos profetas, anunciando que Dios intervendría pronto a favor de su pueblo trayendo juicio y destrucción masiva: “¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca?... el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego.” (Lc. 3:7,9). Como los otros, él también fue ejecutado. 4. Otros profetas judíos surgieron y experimentaron destinos similares. Los gobernantes romanos de Judea no tenían reparo en acabar con cualquiera cuyas profecías sobre la intervención de Dios les atrajeran muchos seguidores, potencialmente revoltosos, especialmente en Jerusalén. De mayor extensión fue otra respuesta a la dominación romana, que consistió en una especie de ideología religiosa que se popularizó en ese periodo, que los académicos modernos llaman “apocalipticismo”. Esta ideología se 78

originó, probablemente, en el tiempo de la revuelta de los Macabeos, pero se volvió enormemente popular entre los judíos de Palestina durante la dominación romana. A. Esta ideología pudo haber motivado a algunos de los autoproclamados profetas que mencioné anteriormente (y casi con seguridad a Juan el Bautista), y fue abrazada por un gran número de judíos. B. El nombre proviene de la palabra griega apocalypsis, que significa “revelación” o “desvelamiento”. Los judíos que se adherían a esta visión del mundo afirmaban que Dios les había revelado el curso de los eventos por venir, en que Dios pronto derrocaría a las fuerzas del mal y establecería su reino de bondad sobre la tierra. C. Conocemos el pensamiento de la apocalíptica judía a partir de varias fuentes antiguas: el libro de Daniel en la Biblia hebrea, los rollos del Mar Muerto, y numerosos “apocalipsis” escritos en ese tiempo—es decir, libros que describen el curso de los eventos futuros como “revelados” a sus autores. D. Los apocalipticistas judíos mantenían cuatro principios fundamentales: 1. Tenían una visión dualista del cosmos, en la cual había dos fuerzas en el mundo—el bien y el mal—y todos y todo estaba en alguno de los dos lados de esas fuerzas. La era presente estaba dominada por las fuerzas del mal y la era venidera sería dominada por las fuerzas del bien. 2. Eran totalmente pesimistas sobre las perspectivas de la vida en la malvada era presente. 3. Sin embargo, los apocalipticistas creían que Dios intervendría en el curso de la historia, derrocaría a las fuerzas del mal, y traería su reino de bondad mediante un juicio sobre el mundo entero, tanto vivos como muertos. 4. Más aún, los apocalipticistas afirmaban que este juicio futuro de Dios contra las fuerzas del mal y la aparición de su reino de bondad sobre la tierra era inminente. En palabras de un célebre apocalipticista judío: “Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios llegar con poder”. Estas son palabras de Jesús (Mc. 9:1). “Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan”. (Mc. 13:30) E. Jesús, en la forma en que es presentado en nuestras fuentes más antiguas y más confiables históricamente, parece haber adoptado una perspectiva apocalíptica, al creer que el juicio tendría lugar en su propia generación.

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Lecturas indispensables: Ehrman, The New Testament: A Historical Introduction. cap. 16. Horsley, Jesus and the Spiral of Violence, caps. 1-4. Sanders, Judaism Practice and Belief, caps. 1-4. Lecturas sugeridas: Collins, Apocalyptic Imagination. Crossan, The Historical Jesus. caps. 1-4 Rowland, Open Heaven. Preguntas para considerar: 1. Considerando la breve descripción de la dominación romana sobre las provincias que se describió arriba, ¿cómo esa situación (p. ej. la de los judíos en Palestina) se asemeja o se diferencia de la situación de los países en vías de desarrollo que están bajo la influencia económica y política de las principales potencias mundiales de la actualidad? 2. Comente cómo una visión del mundo apocalíptica puede dar consuelo a alguien que padece opresión y sufrimiento personal.

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Lección 14

Jesús el profeta judío apocalíptico Objetivo Una vez que hemos examinado nuestras fuentes para el Jesús histórico, revisado los criterios históricos, y establecido el contexto de la vida de Jesús en la Palestina del siglo primero, podemos determinar cómo fue Jesús en realidad y qué cosas dijo e hizo. El primer paso será exponer el carácter general del mensaje de Jesús. Al parecer Jesús proclamó un mensaje apocalíptico: que Dios pronto intervendría en el curso de la historia para derrocar a las fuerzas del mal y establecer su reino sobre la tierra. Examinaremos este hecho revisando las fuentes más antiguas con las que contamos (Marcos, Q, M y L), y veremos cómo fuentes posteriores lo trataron de silenciar (Lucas), alterar (Juan), e incluso rechazar (Tomás), y determinaremos si la visión apocalíptica de Jesús pasa los tres criterios de historicidad. Finalmente, la idea de que Jesús era esencialmente un apocalipticista puede explicar tanto el comienzo como el curso que tomó su ministerio, que claramente comenzó con el vínculo de Jesús con un profeta apocalíptico, Juan el Bautista, y derivó en el establecimiento de comunidades apocalípticas de cristianos a todo lo largo del Mediterráneo. El ministerio de Jesús es el vínculo que une al apocalíptico Juan el Bautista con la apocalíptica iglesia cristiana naciente.

Bosquejo I.

II.

La única forma de saber lo que Jesús enseñó en realidad es mediante las fuentes que se conservan de la antigüedad. Principalmente estas fuentes son los evangelios. A. Estos libros deben ser examinados críticamente utilizando los diversos criterios históricos que ya hemos comentado. Para objetar cualquier reconstrucción del Jesús histórico no es suficiente citar algún texto contrario—por ejemplo, versículos que parezcan mostrar otra cosa. Cada versículo en todas nuestras fuentes debe ser examinado cuidadosamente, no sólo vara ver qué es lo que dice y determinar su significado, sino para establecer si éste en realidad se remonta a la vida del mismo Jesús. B. Un examen cuidadoso de toda la evidencia existente sugiere que Jesús era un judío apocalipticista. La opinión de que Jesús era un apocalipticista ha sido dominante entre los especialistas en los últimos cien años.

81

III.

A. Esta opinión fue popularizada en primer lugar por el texto clásico Historia de la investigación sobre la vida de Jesús escrito por Albert Schweitzer, el altruista médico misionero que comenzó su carrera como filósofo, teólogo y erudito en Nuevo Testamento. 1. El libro de Schweitzer examina a detalle todos los intentos por escribir una vida de Jesús hasta sus días (1906), mostrando cómo los expertos habían retratado a Jesús incorrectamente, porque habían fallado en reconocer que Jesús era un apocalipticista. 2. La reconstrucción de Schweitzer de la vida y enseñanzas de Jesús ha sido objeto de cuestionamiento, quizá con justificación, durante los últimos cien años, pero sus puntos principales—que Jesús debe ser situado en su propio contexto de Palestina del siglo primero y que su mensaje era apocalíptico—han llegado a dominar en el ámbito académico. B. Incluso esta perspectiva más amplia ha llegado a ser cuestionada en tiempos recientes. Cuando los principios generales básicos son aplicadas a las fuentes para el Jesús histórico, ellos indican que probablemente él tenía una visión apocalíptica. A. Sabemos que los historiadores prefieren las fuentes más cercanas al tiempo de los eventos que narran, y que sean, en lo posible, no tendenciosas. B. En el caso de Jesús vemos una tendencia clara y consistente con relación a los materiales apocalípticos. Las fuentes más antiguas de que disponemos—Q, Marcos, M y L, por ejemplo—todas retratan a Jesús en forma apocalíptica. No así las fuentes posteriores, por ejemplo, Juan y Tomás. Esto no parece ser casualidad. C. El punto básico es este: a lo largo de los relatos más antiguos de las palabras de Jesús encontramos numerosas predicciones apocalípticas: el reino de Dios está próximo a mostrarse en la tierra, en el cual Dios gobernará; las fuerzas del mal serán derrocadas, y sólo aquellos que se arrepientan y sigan las enseñanzas de Jesús podrán entrar al reino; sobre todos los demás vendrá el juicio del Hijo del hombre, una figura cósmica que podría llegar del cielo en cualquier momento. D. Se nos dice que Jesús proclamó este mensaje en Q, Marcos, M y L— nuestras fuentes más antiguas que se conservan. Considere los siguientes ejemplos: Mc. 13:24-27, 30; Lc. 17:24; 26-27, 30 (este es material de Q; vea Mt. 24:27, 37-39); Lc. 12:39-40 (también es Q; vea Mt. 24:44-45); Mt. 13:4043 (M); y Lc. 21:34-36 (L). E. Algunas de las tradiciones más claramente apocalípticas son atenuadas a medida que nos alejamos del tiempo de Jesús en los evangelios posteriores. 82

1.

Marcos es el evangelio más antiguo y fue una de las fuentes para Lucas (al igual que Q y L). Podemos ver fácilmente cómo las tradiciones antiguas de Marcos fueron alteradas en manos de Lucas. Resulta interesante ver cómo algunos de los primeros énfasis apocalípticos comienzan a ser silenciados. 2. Compare Mc. 9:1 con Lc. 9:27, y luego considere Lc. 17:21 (que encontramos sólo en Lucas). En este evangelio que es más tardío, Jesús ya no les dice a sus discípulos que verán el reino viniendo con poder, sino sólo que el reino vendría con el ministerio de Jesús mismo. 3. En Lc. 17:21, Lucas pone a Jesús diciendo que el reino “está entre ustedes”. Esto difiere de la afirmación más antigua de Marcos del reino “viniendo con poder”. 4. Así también, al sumo sacerdote ya no le dice que verá al Hijo del hombre “viniendo con las nubes del cielo” (Mc. 14:62), sino simplemente que de ahí en adelante “estará sentado a la diestra del poder de Dios”. (Lc. 22:69) 5. Al parecer Lucas no piensa que el advenimiento del reino de Dios en la tierra ocurriría durante la vida de los compañeros de Jesús; evidentemente debido a que él escribe después que ellos ya han muerto, y sabe que el fin no ha venido aún. Para lidiar con el “retraso del fin”, Lucas hizo cambios apropiados a las predicciones de Jesús. F. En fuentes todavía más tardías los materiales apocalípticos son eliminados. 1. Así, en el evangelio de Juan, el último de los evangelios canónicos que fue escrito, no se describe el reino como próximo a venir, sino como algo ya presente para todos aquellos que creen en Jesús (Jn. 3:3, 36). 2. De hecho, la visión más antigua—que el día del juicio se aproximaba y que los muertos serían resucitados al fin de esta era—es desacreditada en virtud de la nueva perspectiva, de que en Jesús una persona puede desde ahora disfrutar de la vida eterna (Jn. 11:23-26). G. Esta “desapocaliptización” del mensaje de Jesús continuó en el siglo segundo. El Evangelio de Tomás, por ejemplo, escrito algún tiempo después que Juan, contiene un claro ataque contra cualquiera que crea en un reino futuro aquí en la tierra (dichos 3, 18, 113). H. Si resumimos lo dicho hasta este punto, el siguiente resultado salta a la vista. Las tradiciones más antiguas registran enseñanzas apocalípticas en labios de Jesús. Tradiciones posteriores generalmente silencian este énfasis; tradiciones aún más tardías argumentan explícitamente en su contra.

83

1.

IV.

Parece que, al no llegar el fin, los cristianos sabiendo que Jesús había dicho que sí llegaría, decidieron adecuar su mensaje de forma apropiada. 2. Si los expertos han de preferir los relatos de nuestras fuentes más antiguas, entonces es claro que el Jesús más antiguo es retratado como un apocalipticista. Los mismos resultados se obtienen si consideramos las tradiciones apocalípticas asociadas con Jesús a la luz de los criterios específicos que hemos estudiado: credibilidad contextual, desemejanza y atestiguación independiente. A. El ver a Jesús como un apocalipticista no genera ningún problema en lo absoluto en términos de credibilidad contextual. 1. En la Palestina del siglo primero hubo algunos judíos apocalípticos que dejaron testimonios escritos, p. ej. los rollos del Mar Muerto. 2. De otros judíos apocalípticos tenemos testimonios acerca ellos, p. ej. Juan el Bautista (en los relatos del Nuevo Testamento) y otros varios profetas (p. ej. Teudas y el egipcio) que son mencionados por Josefo. B. Algunas de las tradiciones apocalípticas más notables también pasan el criterio de desemejanza. Ya he comentado un par de ellas. 1. Marcos (8:38) habla de un juez universal, el Hijo del hombre, sin dar ningún indicio de que se refiera a Jesús—aún a pesar de que eso era lo que creían los primeros cristianos que transmitieron esos dichos. Al parecer ellos no elaboraron esos dichos, sino que remontan al mismo Jesús. 2. La parábola de las ovejas y las cabras en Mateo 25 señala que, en este juicio apocalíptico, el Hijo del hombre juzgaría a las naciones con base a sus obras. Debido a que esto no concuerda con la visión de los seguidores posteriores de Jesús—de que la salvación es sólo con base en la fe en Jesús, no con base en las buenas obras—la historia probablemente no fue elaborada por los cristianos, sino por Jesús mismo. 3. Por tanto, algunos de los principales dichos apocalípticos de Jesús pasan tanto el criterio de credibilidad contextual como el de desemejanza. C. Algunos de estos dichos también pasan el criterio de atestiguación independiente. 1. Jesús es retratado como apocalipticista en Marcos, Q, M y L. 2. El Evangelio de Tomás, más tardío, argumenta en contra de este retrato. ¿Por qué argumentar contra algo a menos que alguien más lo sostenga?

84

3.

V.

Todas estas fuentes son independientes entre sí, y todas ellas, en mayor o menor medida, especialmente las más antiguas, retratan a Jesús en forma apocalíptica. Una mirada a la forma en que comenzó el ministerio de Jesús y a la forma en que terminó, es la clave para entender todo lo que está en medio. A. Hay muy pocas dudas de que Jesús comenzó su ministerio asociándose con (e incluso siendo bautizado por) Juan el Bautista. Las tradiciones son atestiguadas en forma independiente y son desemejantes a lo que los cristianos habrían querido decir sobre Jesús. B. Juan era un profeta apocalíptico del desierto. Jesús podía haber unido fuerzas con los fariseos, los esenios o los de la cuarta filosofía, pero intencionalmente fue con Juan, presumiblemente porque estaba de acuerdo con el mensaje apocalíptico de Juan acerca el juicio que se aproximaba. C. También hay pocas dudas sobre las consecuencias del ministerio de Jesús. Después de su muerte, se establecieron comunidades cristianas a lo largo del Mediterráneo. 1. Sabemos acerca de estas comunidades por los escritos de sus primeros líderes, como el apóstol Pablo, cuyos escritos claramente indican que él creía que estaba viviendo el final de la era presente y que Jesús pronto retornaría de los cielos para juzgar la tierra (1 Tes. 4:13-5:10). 2. En otras palabras, las primeras comunidades cristianas eran completamente apocalípticas. D. ¿Cómo explicar que tanto el comienzo como los resultados del ministerio de Jesús sean marcadamente apocalípticos? 1. Si sólo el comienzo hubiera sido apocalíptico, podríamos argumentar que Jesús se asoció con Juan pero que después cambió su forma de pensar sobre sus ideas apocalípticas. Pero eso no explicaría por qué los seguidores del mismo Jesús, después de su muerte, eran apocalipticistas acérrimos. 2. Si los seguidores posteriores de Jesús fueran apocalipticistas pero Jesús no hubiera comenzado como tal, uno podría decir que después de la muerte de Jesús sus seguidores cambiaron sus enseñanzas para hacerlas coincidir con sus creencias. 3. El hecho de que tanto los comienzos como el fin son tan claramente apocalípticos es evidencia convincente que lo que está en medio—la vida de Jesús, que da la continuidad entre Juan el Bautista y las primeras comunidades cristianas—también era apocalíptico.

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Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 8. Schweitzer, Quest of the historical Jesus. Lecturas sugeridas: Allison, Jesus of Nazareth. Sanders, Jesus and Judaism. caps. 1-4 Preguntas para considerar: 1. ¿Cuál es la evidencia que le parece más convincente de que Jesús era un apocalipticista? ¿En dónde le parece que la evidencia es más débil? 2. ¿Cómo rebatiría el argumento de que Jesús no era un apocalipticista debido a que así no es retratado en el evangelio de Juan?

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Lección 15

Las enseñanzas apocalípticas de Jesús Objetivo Jesús proclamó que el reino de Dios estaba por venir a la tierra en forma inminente. Este sería un reino real con gobernantes reales (los doce discípulos), un reino que daría la bienvenida a algunas personas, pero que excluiría a otras. Antes de la llegada del reino tendría lugar una escena de juicio en la cual el Hijo del hombre, un ser cósmico proveniente del cielo, aparecería para destruir a los enemigos de Dios. Este juicio venidero traería un giro radical de fortunas; aquellos que habían prosperado en este mundo estando del lado del mal serían derribados, pero aquellos que habían sufrido serían exaltados. El juicio vendría no sólo sobre individuos, sino también sobre instituciones y gobiernos. En particular el templo judío de Jerusalén, el corazón del culto judío, sería destruido.

Bosquejo I.

II.

En la última lección vimos que, en términos generales, Jesús puede ser identificado como un apocalipticista judío del siglo primero que enseñó que el reino de Dios se acercaba a la tierra. A. Considero que el resumen de su predicación que aparece en Marcos 1:15 (las primeras palabras dichas por él registradas en este evangelio) es razonablemente veraz y marcadamente apocalíptico: la era presente se termina; ¡arrepiéntanse ahora! B. En todas sus enseñanzas auténticas, cuando Jesús se refiere al reino venidero, parece hacer referencia a un reino real en la tierra, gobernado por Dios. Considere las cosas que dice Jesús en las tradiciones tempranas que encontramos en Q: “Les aseguro —respondió Jesús— que en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel.” (Mt. 19:28; vea Lc. 22:30) “Allí habrá llanto y rechinar de dientes cuando vean en el reino de Dios a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas, mientras a ustedes los echan fuera. Habrá quienes lleguen del oriente y del occidente, del norte y del sur, para sentarse al banquete en el reino de Dios.” (Q: Lc. 13:23-29; vea Mt. 8:11-12). Así como la llegada del reino eran “buenas nuevas” para los seguidores de Jesús, no para todos representaban buenas noticias. En un poderoso acto de

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juicio, los gobernantes malvados serían derrocados y castigados, y los oprimidos serían puestos en alto. A. Este juicio sería de alcance universal. Vea estas palabras en el evangelio más antiguo: “Pero en aquellos días, después de esa tribulación, se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos. Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Y él enviará a sus ángeles para reunir de los cuatro vientos a los elegidos, desde los confines de la tierra hasta los confines del cielo”. (Mc. 13:24-27) B. Este juicio venidero es el objeto de varias de las parábolas de Jesús. Considere ésta que es atestiguada en forma múltiple, en Mateo y Tomás: “También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que recoge peces de toda clase. Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan y recogen en canastas los peces buenos, y desechan los malos. Así será al fin del mundo. Vendrán los ángeles y apartarán de los justos a los malvados, y los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes”. (Mt. 13:47-50) C. Como podemos ver en estas referencias, el ejecutor del juicio venidero, que viene acompañado por los ángeles, es llamado por Jesús “el Hijo del hombre”, un título derivado de un pasaje de la Biblia hebrea, en Daniel 7:13-14. 1. En algunos de los dichos sobre la venida futura del Hijo del hombre, no parece que Jesús esté hablando de sí mismo. Estos dichos pasan el criterio de desemejanza, porque difícilmente los cristianos inventarían dichos en los que no fuese claro que Jesús mismo sería el futuro juez. 2. Estos dichos también pasan el criterio de credibilidad contextual— vea Henoc cap. 69, una profecía judía apocalíptica contemporánea a Jesús, que se refiere al “Hijo del hombre” como el ejecutor del juicio de Dios. 3. En otros dichos, sin embargo, Jesús claramente habla de sí mismo usando el término “Hijo del hombre”. Esto obviamente no pasa el criterio de desemejanza. 4. Como resultado, podemos estar razonablemente seguros de que Jesús dijo que un futuro juez que juzgaría la tierra, al cual llama “el Hijo del hombre”, sería pronto enviado desde los cielos como un preámbulo al reino de Dios.

88

III.

D. Podemos encontrar enseñanzas similares en otros escritos apocalípticos del mismo periodo (p. ej. 1 Henoc 69:26-292; IV Esdras 13:1-113). Este juicio venidero traería un giro completo de las cosas: Aquellos que estaban en el poder serían hechos a un lado; aquellos que estaban oprimidos serían exaltados. A. Este tipo de giro en las fortunas hace sentido en un contexto apocalíptico. “Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido” (Lc. 14:11). “Pero muchos de los primeros serán últimos, y los últimos, primeros” (Mc. 10:31). B. Este es el tema de una de las enseñanzas de Jesús más conocidas, pero más malinterpretadas: las bienaventuranzas (Mt. 5:1-12) 1. Observe los tiempos verbales en estas enseñanzas, tomando en cuenta el énfasis apocalíptico de Jesús: “Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados, dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios”. ¿Cuándo? En el reino venidero.

“Tuvieron gran alegría, bendijeron, alabaron y exaltaron (a Dios), pues les había sido revelado el nombre de ese Hijo del hombre. Y se sentó sobre su trono de gloria y fue dada la primacía del juicio al Hijo del hombre, que quitará y aniquilará a los pecadores de la faz de la tierra y a los que corrompieron el mundo. Con cadenas serán atados, serán encerrados conjuntamente en un lugar de perdición, y toda su obra desaparecerá de la faz de la tierra. Y ya no habrá nada que se corrompa, pues ese Hijo del hombre ha aparecido y se ha sentado en el trono de su gloria. Todo mal se irá y desaparecerá ante él, y las palabras de ese Hijo del hombre serán firmes ante el Señor de los espíritus.” (Diez Macho, Alejandro. Apócrifos del Antiguo Testamento. Tomo IV, Ediciones Cristiandad.) 2

“Y sucedió que, tras siete días, tuve un sueño durante la noche. Y vi que se levantaba un viento del mar de manera que agitaba todas sus olas. Y vi cómo volaba un Hombre sobre las nubes del cielo y hacia donde dirigía su mirada, temblaban todas las cosas que estaban bajo su vista, y hacia donde salía la voz de su boca, se encendían todos los que oían su voz, como se derrite la cera cuando siente el fuego. Y tras esto vi cómo se congregaba una muchedumbre de hombres innumerable de los cuatro vientos de la tierra, para luchar contra el Hombre que había salido del mar. Y vi cómo formó para sí el Hombre una gran montaña y voló hasta colocarse sobre ella. Y yo quise ver la región o el lugar donde se había formado la montaña y no pude. Y tras esto vi cómo todos los que se habían congregado contra él, temían grandemente y con todo se atrevían a luchar. Y he aquí que cuando el Hombre vio el ímpetu de la muchedumbre que venía hacia él, no levantó su mano, ni tomó la espada ni cualquiera de los instrumentos de guerra, solamente vi cómo hizo salir de su boca como una ola de fuego y un espíritu de llama de sus labios; y de su boca hacía salir centellas y tempestades, mezclándose todas estas cosas: la corriente de fuego, el viento de llama y la fuerza de la tempestad. Todo ello cayó sobre el ímpetu de la muchedumbre que estaba preparada para luchar, y los incendió a todos de manera que nada se viese de la muchedumbre innumerable, sino solamente el polvo de la ceniza y el olor del humo. Y viéndolo me quedé atónito.” (Diez Macho, Alejandro. Apócrifos del Antiguo Testamento. Tomo VI, Ediciones Cristiandad.) 3

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2.

IV.

V.

Y también “dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece”. El reino de Dios vendría a aquellos que son oprimidos, pobres, hambrientos y perseguidos. El juicio venidero de Dios incluiría no sólo a los individuos, sino a los gobiernos y las instituciones. A. En particular, fuentes independientes reportan que Jesús predijo que el grande y glorioso templo de Jerusalén, el centro de toda la religión judía, sería destruido con la aparición del Hijo del hombre (Mc. 13:1,2). 1. Como veremos con más detalle en una lección posterior, a pesar de que Dios ordenó la construcción del templo y éste era manejado por los líderes de su pueblo de acuerdo a sus mandatos en la Escritura, Jesús enseñó que esa institución se había corrompido y que estaba por ser derribada por Dios con la llegada del Hijo del hombre. 2. Que un judío dijera algo así acerca del templo es completamente creíble. El profeta Jeremías, en la Biblia hebrea, había hecho una predicción similar seis siglos antes (Jer. 7), así como otros autoproclamados profetas de los días de Jesús, como lo relata Josefo. B. Como veremos en una lección más adelante, esta enseñanza en particular puso a Jesús en aprietos ante las autoridades gobernantes. Jesús afirmó que la llegada del Hijo del hombre no era un evento lejano por el cual preocuparse en algún momento remoto del futuro. Era inminente. Sucedería en su propia generación (Mc. 8:38-9:1; 13:30). A. En la siguiente lección consideraremos algunas de las implicaciones éticas de la proclamación de Jesús sobre el reino venidero. Su enseñanza moral se sitúa claramente en su contexto apocalíptico. 1. Jesús no dio sus enseñanzas éticas para mostrarle a la gente cómo vivir en paz en el largo plazo. Él consideraba que ya no habría largo plazo. 2. Sus enseñanzas éticas buscaban mostrarle a la gente qué es lo que debían hacer ahora para escapar del juicio cuando llegara el Hijo del hombre y para entrar al reino de Dios. Los creyentes debían ser humildes (Mc. 9:35; 10:42-44); ser como “niños” (Mc. 10:14); renunciar a todas sus posesiones y a todas sus ataduras a las cosas de este mundo (Mc. 10:25). B. De forma similar—y posiblemente aún más desconcertante—Jesús enseñó que no serían las personas justas y religiosas las que entrarían en el reino, sino los pecadores (Mt. 21:31-32; Lc. 18:9-14). 1. Probablemente ninguna de las enseñanzas de Jesús causó tanto escándalo como ésta. Recaudadores de impuestos, prostitutas y pecadores entrarían al reino antes que los religiosos líderes de los judíos.

90

2.

Es difícil saber qué quiso decir con esto, pero dado el gran número de ocasiones en las que Jesús insta a la gente a arrepentirse y a hacer lo que Dios realmente quiere, parece ser que aquellos que eran los líderes encumbrados de su pueblo no eran rectos delante de Dios, en cambio sí lo eran aquellos que humildemente se arrepentían de sus malos caminos. C. Jesús enseñó que la gente necesitaba arrepentirse y vivir conforme a lo que Dios quería, en virtud del reino que estaba próximo. En la siguiente lección veremos más a detalle lo que eso implicaba.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 9. Marcos 10, 13; Mateo 5-7, 24-25 Sanders, The Historical Figure of Jesus. caps. 11-13 Lecturas sugeridas: Chilton y Evans, Authenticating the Words of Jesus. Meier, A Marginal Jew. Sanders, Jesus and Judaism. Preguntas para considerar: 1. ¿Por qué los lectores cristianos son tan reacios a tomar literalmente las enseñanzas de Jesús sobre la llegada del Hijo del hombre, la destrucción cósmica que él traería, y la necesidad de renunciar a todas las posesiones y vivir como siervos? 2. Lea nuevamente algunas de las enseñanzas más famosas de Jesús, como las bienaventuranzas en Mateo 5, el padre nuestro en Mateo 6 y la parábola de las ovejas y las cabras en Mateo 25, y reflexione sobre lo que ellas podrían significar en un contexto apocalíptico.

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Lección 16

Otras enseñanzas de Jesús en su contexto apocalíptico Objetivo Jesús hizo más cosas, claro está, que sólo hablar del apocalipsis venidero. Él es ampliamente reconocido como uno de los más grandes maestros de la moral de todos los tiempos. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que incluso sus enseñanzas éticas se sitúan en un contexto apocalíptico que afectan radicalmente su significado. Jesús no pronunció verdades perenes para guiar a las personas a llevar vidas largas y fructíferas. Sus enseñanzas pretendían mostrarles a las personas cómo vivir para entrar en el reino de Dios que pronto vendría. Estas enseñanzas están basadas en la ley de Moisés, como la encontramos en la Biblia hebrea. En particular, Jesús enfatizó tanto el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas (Dt. 6:4-5) y de amar al prójimo como a uno mismo (Lv. 19:18).

Bosquejo I.

II.

Hoy en día mucha gente considera que Jesús fue uno de los más grandes maestros de la moral de todos los tiempos, con su énfasis en el mandamiento de “ama a tu prójimo como a ti mismo” y su fórmula de la “regla de oro” que nos dice “traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”. A. Puede ser que las enseñanzas éticas de Jesús hayan tenido un significado muy diferente en su contexto de lo que significan en el nuestro. B. En otras palabras, las enseñanzas éticas de Jesús eran la ética del reino que se acercaba. Ellas reflejaban cómo sería la vida en el reino y lo que haría apta a una persona para entrar en él cuando éste llegara. Sería un error pensar en las enseñanzas éticas de Jesús sin considerar su relación con la ley judía. Como hemos visto, en todos los aspectos Jesús era completamente judío; él siguió la ley judía y se veía a sí mismo como el primer partidario e intérprete de esa ley. A. Recordemos las tres principales ideas del judaísmo: 1. Era monoteísta, con un único Dios creador. 2. Dios había hecho un pacto con el pueblo de Israel (Abraham, Moisés). 3. La Ley les decía a los judíos cómo debían adorar a su Dios y cómo vivir en la comunidad de creyentes. B. Ser judío significaba, en parte, abrazar la Ley que creían que Dios le había dado a Moisés, tal como estaba plasmada en los primeros cinco libros de 92

la Biblia hebrea, la Torá. En muchas tradiciones independientes vemos con frecuencia a Jesús como el intérprete de la Ley; p. ej. Mc. 10:17-22; Lc. 16:17 (Q=Mt. 5:18); Mt. 5:17, 19-20 (M); Jn. 10:34-35. C. A lo largo de los evangelios, Jesús constantemente cita la Ley y plantea su interpretación en oposición a la interpretación de otros maestros de su tiempo, p. ej. fariseos, saduceos y esenios. 1. En contraste con los fariseos (como veremos en otra lección), Jesús no pensaba que Dios se preocupara por la observancia escrupulosa de cada detalle de cada mandamiento. 2. En contraste con los saduceos, Jesús no pensaba que un cuidadoso apego a las leyes sobre los sacrificios del templo haría que una persona fuera recta delante de Dios. 3. En contraste con los esenios, Jesús no pensaba que el mantener la propia pureza ritual apartándose del mundo pecaminoso fuera lo que Dios quería en última instancia. 4. En todos estos desacuerdos, el asunto nunca fue si la ley de Dios, como se encuentra en la Biblia hebrea, debía ser cumplida. La cuestión era sobre cómo debía ser cumplida y qué significaba cumplirla. D. Para Jesús, al igual que para otros maestros judíos de sus días, lo que Dios quería era que su pueblo cumpliera los mandamientos que conformaban el corazón de su Ley, los mandamientos de amar a Dios por encima de todo (Dt. 6:5) y de amar al prójimo como a uno mismo (Lv. 19:18; Mc. 12:28-34). E. Aun a pesar de que el mandamiento del amor es simple, abarca a todo lo demás. Entregarse a ese mandamiento es necesario para entrar al reino de Dios, lo cual es la meta final de toda existencia. 1. Uno debe buscar el reino como si fuera su posesión más preciada (vea la parábola de la perla de gran precio; Mt. 13:45-46). 2. Ninguna otra cosa en la vida humana debe importar más que el reino—ni siquiera la comida y la ropa (Mt. 6:31-33). 3. El querer vivir para las cosas de este mundo y a la vez comprometerse totalmente con Dios sería como un esclavo que quisiera servir a dos amos—no es posible (Lc. 16:13). 4. Así, uno debe renunciar a todo—todas las posesiones y todo lo que lo ata a este mundo—en vista del reino que se aproxima (Mc. 10:1721). Aquellos que renuncian a su vida en este mundo ganarán mucho en el reino que pronto vendrá (Mc. 10:29-30). F. Este énfasis en renunciar a todo por el reino significa que Jesús no era un gran defensor de lo que actualmente llamamos “valores familiares”.

93

1.

III.

De hecho, él fue bastante claro al decir que los padres, hermanos, cónyuges, e incluso hijos, no tendrían importancia en comparación con el reino (Lc. 14:26). 2. Al parecer Jesús se percató de lo divisivas que podían llegar a ser sus enseñanzas, afirmó que más que mantener juntas a las familias, él las dividiría (Lc. 12:51-53). 3. Al igual que con otros dichos duros de Jesús, éstos no deben ser interpretados para que digan algo distinto de lo que realmente dicen. Por el contrario, deben ser puestos en su propio contexto apocalíptico. G. Consideradas en este contexto, las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio son distintas a algunas de sus modernas interpretaciones. 1. En su sociedad, era inusual para un hombre no estar casado (como era su caso). Algunos eran ascetas, como la evidencia apunta a que Jesús lo era. 2. Jesús nunca enseñó en contra del matrimonio. 3. En Marcos 12, Jesús discute con los saduceos acerca de la resurrección del cuerpo, mostrando su creencia en una resurrección corporal hacia un nuevo estado en donde ya no habría vida matrimonial. 4. Así, Jesús pudo dar a entender “no se casen” (en vista del juicio que se aproxima). H. Jesús no defendió una estructura familiar fuerte para promover una sociedad saludable, porque él pensaba que la sociedad estaba enferma y próxima a ser destruida. Jesús “maximizó” el mandamiento del amor y “minimizó” comparativamente todo lo demás. A. Esto puede verse en las llamadas “antítesis” conservadas en el sermón del monte en el evangelio de Mateo (Mt. 5:21-48). 1. La Ley dice que no mates; pero si realmente amas a tu prójimo, ni siquiera te enojarás con él. 2. La Ley dice que no tomes a la mujer de tu prójimo; pero si realmente amas a tu prójimo, ni siquiera desearás tomarla. 3. La Ley dice que castigues a alguien que te ha causado un daño en la misma media del daño (“ojo por ojo y diente por diente”); pero si realmente amas a tu prójimo, no buscarás el desquite, ni siquiera te ofenderás cuando te causan daño (“da la otra mejilla”). B. Este amor por los demás debe ser extensivo a todos, incluso en las situaciones más extremas. 1. En vez de buscar la restitución de algo que otro te quitó o te destruyó (como lo indica la Ley), debes perdonar lo que otros te deben—para que Dios te perdone lo que le debes a él (Mc. 11:25; Lc. 11:4).

94

2.

IV.

No debes condenar siquiera las faltas ajenas—para que Dios no juzgue las faltas tuyas: “no juzguen y no se les juzgará” (Lc. 6:37). 3. Debes amar incluso a aquellos que son tus enemigos declarados, que buscan lastimarte o matarte (Lc. 6:27; Mt. 5:43-44). C. En particular, a Jesús le importaba que sus seguidores amaran a aquellos menos afortunados y oprimidos—los pobres, los enfermos mentales, los enfermos terminales, los rechazados, los presos. Esta gente heredaría el reino cuando llegara. D. Este mandamiento de amar al prójimo era el corolario del mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas. 1. La razón por la que la gente podría poner el reino de Dios por encima de todo—incluso la comida y la ropa—es porque Dios proveería todas estas cosas (Mt. 6:25-33). 2. La gente puede confiar en Dios como un padre que da a sus hijos lo que necesitan. Todo lo que uno debe hacer es pedir (Mt. 7:7-11; Lc. 11:9-11). 3. Para aquellos que confían en Dios (esto es, tienen “fe”) todas las cosas les son posibles (Mc. 9:23, 11:23; Mt. 17:20), porque Dios cuida de sus hijos y les dará cualquier cosa que le pidan—especialmente su reino, que pronto llegaría. En conclusión, las enseñanzas de Jesús más marcadamente morales— algunas de las enseñanzas éticas más grandiosas jamás escuchadas en la historia de nuestra civilización—no deben ser quitadas de su contexto apocalíptico. A. Jesús dio estas enseñanzas como interpretaciones de la ley judía, especialmente Dt. 6:4-5; Lv. 19:18. 1. En otras palabras, Jesús no se veía a sí mismo como inventor de un nuevo sistema de ética, sino como explicando la ley de Moisés desde la perspectiva de su propio contexto apocalíptico. 2. Aquellos que se comprometieran por completo en amor para con Dios y con su prójimo, sobrevivirían a la embestida que venía.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 10. Meier, A Marginal Jew. Sanders, The Historical Figure of Jesus. caps. 11-13

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Lecturas sugeridas: Allison, Jesus of Nazareth Chilton y Evans, Authenticating the Words of Jesus. Preguntas para considerar: 1. Si Jesús era tan judío en su orientación básica y en sus enseñanzas, ¿por qué cree que la religión que posteriormente se desarrolló en su nombre se volvió tan enfáticamente antijudía? 2. Comente cómo el carácter apocalíptico de la predicación de Jesús puede cambiar nuestra forma de entender sus enseñanzas sobre amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¿Le parece adecuado reinterpretar las enseñanzas de Jesús de que una persona debe renunciar a todo por causa del reino, de forma que ya no se requiera renunciar a nada en lo más mínimo?

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Lección 17

Los hechos de Jesús en su contexto apocalíptico Objetivo En las lecciones anteriores discutimos algunas de las evidencias que han llevado a muchos académicos a pensar que Jesús fue un judío apocalipticista. Otros académicos han comenzado a cuestionar este punto de vista. En esta lección examinaré dos de las formas en que dichos académicos han intentado darle la vuelta a la evidencia temprana de una interpretación apocalíptica de Jesús. Después comentaré cómo las actividades de Jesús que pueden considerarse históricamente probables también se ajustan bien a un marco apocalíptico.

Bosquejo I.

La perspectiva apocalíptica de Jesús también nos permite entender mejor el tipo de cosas que sabemos que él llevó a cabo. Sus hechos son establecidos considerando los relatos de los evangelios a la luz de los criterios históricos que hemos estudiado. A. Antes de entrar en esta discusión sobre los hechos de Jesús, quiero recalcar que el simple hecho de citar algunos versículos y sacar conclusiones de ellos no es una forma válida de justificar una forma distinta de entender a Jesús. 1. Hemos visto evidencia sustancial de que el ministerio de Jesús estaba enraizado en su visión apocalíptica de la venida del reino de Dios a la tierra. 2. Cualquiera que proponga una visión alternativa está también obligado a construirla con base en la evidencia. 3. Algunos académicos han tratado de hacerlo, argumentando que Jesús no era un apocalipticista, a pesar de que nuestras fuentes más antiguas muestran de manera independiente que sí lo era. B. Una manera de sortear el problema de nuestras fuentes antiguas es argumentando que estas fuentes—por ejemplo, Marcos, Q, M y L—no son las más antiguas. Por ejemplo, este es el punto de vista defendido por John Dominic Crossan, un miembro del llamado “Jesus Seminar”, cuyos libros sobre el Jesús histórico están entre los más populares del mercado. 1. Crossan piensa que Jesús no era un judío apocalipticista, pero obviamente tiene que enfrentarse al problema de las fuentes, lo cual hace con ingenio y vehemencia—y con cierta ingenuidad.

97

2.

Crossan afirma que otras fuentes menos conocidas que no están en el Nuevo Testamento—incluyendo documentos tales como el Evangelio de Pedro y el Evangelio de los Hebreos—conservan tradiciones que son mucho más antiguas que aquellas que encontramos en las fuentes canónicas. Debido a que ninguna de estas otras fuentes retrata a Jesús como apocalipticista, para Crossan, en consecuencia, Jesús no era uno de ellos. 3. El problema es que los documentos a los que Crossan se refiere datan de tiempos muy posteriores. Por ejemplo, el Evangelio de los Hebreos no es siquiera mencionado sino hasta fines del siglo segundo. Decir que preserva tradiciones que son más antiguas que las que encontramos en un evangelio producido cien años antes o más (Marcos) es posible, pero requiere de nosotros mucha credulidad. 4. Cuando en las fuentes que casi todos concuerdan que son las más antiguas se preservan tradiciones que retratan a Jesús en forma apocalíptica, y en cambio en las fuentes más tardías se preservan tradiciones en las que él no es retratado en forma apocalíptica, la tendencia salta a la vista. C. Otra forma de esquivar el problema es afirmando que las fuentes antiguas en realidad no retratan a Jesús como apocalipticista. 1. Esto también es un tanto problemático debido a que, por ejemplo, encontramos materiales apocalípticos a todo lo largo de Marcos y Q. 2. Algunos expertos están convencidos de que Q no sólo es mucho más antiguo que Marcos, sino que además su contenido es no apocalíptico. Muchos miembros del “Jesus Seminar” toman esta posición. 3. Eso también es difícil de sostener, debido a que Q sí contiene tradiciones apocalípticas en labios de Jesús (p. ej. Lc. 12:39-40 = Mt. 24:43-44; Lc. 17:24, 26-27, 30 = Mt. 24:27, 37-39). 4. Los partidarios de un Jesús no apocalíptico afirman que, aunque nuestra versión de Q es apocalíptica, una versión anterior del documento no era apocalíptica—y que posteriormente un editor insertó tradiciones apocalípticas en el texto. Esta versión corrompida de Q es la que habrían usado Mateo y Lucas. 5. Recordemos que ni siquiera tenemos en nuestras manos el documento Q. Si ya de por sí es suficientemente difícil afirmar que un documento antiguo con el que contamos atravesó múltiples ediciones y determinar cómo debió ser en cada una de esas etapas; el pretender hacer lo mismo con un documento que no tenemos es realmente mucho más de lo que es posible hacer con datos tan limitados. 98

II.

D. En resumen, es muy difícil evadir el problema de que nuestras fuentes más antiguas, de manera independiente, nos muestran a Jesús como un apocalipticista. Mas aún, tanto sus palabras como sus acciones hacen sentido viéndolas en un contexto apocalíptico. Jesús fue bautizado por Juan el Bautista, lo cual demuestra que su ministerio lo comenzó adoptando una perspectiva apocalíptica. A. Ya hemos visto que esta es una de las tradiciones más sólidamente arraigadas en las primeras fuentes: pasa los tres criterios con notable éxito. B. Juan proclamó un mensaje apocalíptico, como lo vemos, por ejemplo, en Q (Lc. 3:9). Es difícil imaginar por qué Jesús habría escogido unirse al Bautista si no estuviera de acuerdo con el mensaje de Juan, pues fácilmente podría haberse asociado con alguien más (p. ej. con un fariseo o con los esenios). C. El bautismo de Jesús muestra que él estaba fundamentalmente de acuerdo con Juan en su mensaje apocalíptico, aunque algunos expertos afirman que posteriormente Jesús cambió de parecer. La evidencia con la que contamos no apoya esta afirmación. D. Podemos sacar una conclusión similar de la decisión de Jesús de llamar a doce discípulos, una de las tradiciones mejor atestiguadas en nuestras fuentes. 1. Todos los sinópticos concuerdan en que entre los seguidores de Jesús había doce que eran más cercanos a él, aunque no coinciden totalmente en cuáles eran los nombres de esos doce (vea Mc. 3:14-19 y Lc. 6:12-16). Esta evidencia muestra que era conocido que eran doce. 2. Además, esta tradición es apoyada por Pablo, Juan y Hechos (1 Co. 15:5; Jn. 6:66; Hch. 6:2). 3. Adicionalmente, algunos de los dichos acerca de los doce parecen pasar el criterio de desemejanza. Esto es especialmente cierto para el dicho que aparece en Q en donde Jesús les dice a sus discípulos que en el reino que se acercaba ellos se sentarían en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel (Mt. 19:28). Nadie habría inventado este dicho, sabiendo bastante bien que uno de los doce (Judas) traicionó a Jesús. E. Este dicho de Jesús (Mt. 19:28; Lc. 22:30) puede darnos la clave sobre el significado del número doce. Era un número simbólico a la luz de la antigua tradición de que Israel originalmente había estado formado por doce tribus. 1. Los doce discípulos, por tanto, representaban al verdadero Israel, y eran ellos—los que seguían las enseñanzas de Jesús—los que conformaban el verdadero pueblo de Dios. 99

2.

III.

IV.

Observemos que en el dicho de Q el énfasis está en su papel futuro como gobernantes en el reino de Dios. 3. Este aspecto de la enseñanza de Jesús puede ser el responsable de otra tradición bien documentada en las fuentes—que los discípulos dejaron que su futura importancia se les subiera a la cabeza. Jesús les tuvo que recordar constantemente que el primero debía ser el último y que sólo aquellos que se humillan a sí mismos como niños y esclavos podrían entrar en el reino (vea Mc. 9:33-37, 10:35-44). Entre las otras actividades de Jesús, es de resaltar su cercanía con los pecadores y los rechazados. A. Su amistad con prostitutas, cobradores de impuestos (que eran considerados como corruptos y colaboradores de los romanos), y pecadores (es decir, aquellos que no se preocupaban por guardar la Ley) es atestiguada a lo largo de las antiguas tradiciones de Marcos, Q, M y L (p. ej. Mc. 2:15-16; Mt. 11:19, 21:31-32; Lc. 15:1). B. Más aún, este no es el tipo de tradición que habrían querido inventar posteriormente los seguidores de Jesús, para quienes era importante la reputación de él. C. La decisión de Jesús de asociarse con pecadores y rechazados tiene sentido a la luz de su mensaje apocalíptico. El reino venía para esta gente, no para los ricos, los eminentes, los poderosos ni los religiosos (vea Mt. 21:31). El reino traería un giro completo en la fortuna de las personas. D. Es claro que Jesús también se asoció con las mujeres en público. 1. Esto es atestiguado de manera múltiple en nuestras tradiciones (p. ej. Mc. 15:40-41; Evangelio de Tomás 114; Lc. 8:1-3; etc). 2. Esta cercanía con las mujeres es significativa debido a que las mujeres eran consideradas inferiores a los hombres y, al menos en Palestina, tenían restringida su participación en actividades públicas. 3. Esto también tiene sentido en un contexto apocalíptico. Recordemos que en el reino habría completa igualdad, y aquellos que eran oprimidos serían exaltados. Las mujeres, por tanto, se sintieron atraídas por este mensaje. Las actividades de Jesús durante su ministerio público principalmente consistieron en viajar a través de Galilea, proclamando su evangelio y ganando seguidores. A. No sabemos cuánto duró este ministerio. 1. En el evangelio de Marcos da la impresión de que duró apenas unos meses, desde comienzos del verano cuando el trigo había comenzado a madurar (Mc. 2:23) hasta la fiesta de la Pascua en la primavera siguiente (14:12).

100

2.

V.

Sin embargo, el relato posterior de Juan, habla de tres fiestas de la Pascua (2:13, 6:4, 11:55), así que se debería suponer que el ministerio habría durado al menos un poco más de dos años. B. El ministerio de Jesús probablemente se restringió a zonas rurales. 1. Nunca se menciona que Jesús haya visitado la importante ciudad de Séforis, aún a pesar de que estaba sólo a unos pocos kilómetros de Nazaret, ni tampoco ninguna de las otras ciudades importantes de Galilea. 2. Él siempre está en las aldeas pequeñas, en los pueblos y los campos de alrededor (p. ej. Mc. 1:45, 3:7, 4:1, etc.). 3. Al parecer él utilizó a Capernaum, en el mar de Galilea, como su base de operación. Esta tradición tiene testimonios múltiples (Mc. 1:21, 2:1; Mt. 4:13; Jn. 2:12, 6:59), y es difícil pensar que los cristianos tuvieran motivos para inventarla. C. Su ministerio fue casi exclusivamente para los judíos, a quienes trató de convencer a través de sus predicaciones e interpretaciones de la Escritura, de que necesitaban arrepentirse y volverse a Dios en vista de la destrucción que se acercaba. A la luz de la discusión previa, podemos afirmar que los hechos de Jesús mejor atestiguados apoyan en su totalidad la noción de que Jesús fue un apocalipticista, preocupado por llevarle al pueblo de Israel su mensaje de la inminente llegada del reino de Dios, antes de que fuera demasiado tarde.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 11. Sanders, The Historical Figure of Jesus. caps. 11-13. ---------, Jesus and Judaism, cap. 3 Lecturas sugeridas: Allison, Jesus of Nazareth Chilton y Evans, Authenticating the Deeds of Jesus.

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Preguntas para considerar: 1. En esta lección hemos estudiado, desde una perspectiva apocalíptica, algunas de las actividades y relaciones de Jesús mejor documentadas, pero no hemos abarcado todas. Tomemos sólo una más: el bien documentado afecto de Jesús por los niños. ¿Cómo piensa que esto puede encajar en su mensaje apocalíptico general? 2. Discuta la decisión de Jesús de asociarse con los rechazados y los pecadores. ¿Es realmente verosímil que él enseñara que la gente mala entraría en el reino de Dios antes que aquellos que trataban de ser rectos? Si es así, ¿qué enseñanza podría eso darle a la gente de la actualidad— incluyendo a los cristianos—que se empeñan en ser altamente morales y apartados del pecado?

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Lección 18

Más palabras y hechos de Jesús Objetivo Las actividades de Jesús más frecuentemente relatadas son sus milagros, en especial su capacidad para echar fuera demonios y sanar a los enfermos. Los relatos de los milagros de Jesús generan problemas particulares a los historiadores, no porque ellos deban tomar la postura filosófica de la Ilustración de que los milagros no pueden suceder, sino porque aún y cuando uno supusiera que los milagros pudieran suceder, los historiadores no los podrían demostrar. Los historiadores se limitan a presentar la evidencia contenida en los documentos públicos, disponibles para todas las personas de cualquier convicción religiosa, con relación a lo que probablemente sucedió en el pasado. Debido a que los historiadores trabajan con base en probabilidades (y nunca con certezas absolutas) y debido a que los milagros por su propia naturaleza son los eventos menos probables, los historiadores nunca podrían presentar un milagro como la explicación más probable de un suceso. Sin embargo, los historiadores sí pueden discutir los relatos de los milagros, y eso es lo que haremos en esta lección. También abordaremos la relación del presente con el futuro en la proclamación de Jesús sobre el reino. ¿Era el reino, como algunos académicos afirman, algo ya presente y quizá en forma plena en el ministerio terrenal de Jesús?, ¿o el reino sería algo que vendría después, traído mediante juicio por el Hijo del hombre?

Bosquejo I.

II.

Los numerosos reportes en los evangelios sobre los milagros de Jesús generan problemas especiales para los historiadores, quienes tienen el objetivo de determinar lo que probablemente sucedió en el pasado. A. Estas tradiciones sobre milagros crean un problema especial para los historiadores. Algunas personas a partir de la Ilustración han afirmado que los milagros no pueden suceder. Para esas personas Jesús no realizó milagros, debido a que los milagros no suceden. A este punto de vista lo podemos llamar el problema “filosófico” de los milagros. Quiero declarar enfáticamente que ese no es el problema que pretendo abordar en esta lección. B. Sólo como hipótesis, estoy dispuesto a suponer que los milagros pueden suceder. No obstante, incluso si los milagros son posibles, el historiador aun así no tiene forma de mostrar que alguna vez sucedieron. A esto lo llamaré el problema “histórico” de los milagros. Debemos empezar por comparar la forma en que los historiadores abordan su oficio contra la forma en la que los científicos naturales lo hacen. A. Las ciencias naturales operan a través de experimentación repetida, tratando de buscar probabilidades predictivas con base en resultados 103

pasados. Podemos llamarlo “probabilidad presuntiva”. Un “milagro” implicaría una violación de la forma conocida en que opera la naturaleza. B. Las disciplinas históricas no son como las ciencias naturales, en parte debido a que ellas se enfocan en establecer lo que sucedió en el pasado, y no en predecir lo que sucederá en el futuro, y en parte porque ellas no pueden realizar experimentación repetida. 1. Un suceso es una cuestión única; una vez que ha sucedido, queda concluido y en el pasado. 2. Debido a que los historiadores no pueden repetir el pasado para determinar lo que probablemente sucedió, siempre habrá menos certidumbre sobre los eventos pasados. Mientras más atrás nos remontemos en la historia, más difícil será presentar una argumentación convincente para un milagro. C. Esto es lo que hace tan problemáticos a los pretendidos milagros. 1. La mayoría de las cosas que acontecen normalmente no son tan insólitas como para desafiar la imaginación, debido a que ellas suceden más o menos todo el tiempo. 2. ¿Pero qué pasa con los eventos que no ocurren todo el tiempo? Como sucesos que desafían todas las probabilidades, los milagros le generan un dilema ineludible al historiador. D. Para los historiadores, un milagro nunca puede ser la explicación más probable. Eso significa que los historiadores nunca pueden mostrar—por la misma naturaleza del caso, dadas las restricciones que les imponen los métodos históricos—que los milagros probablemente ocurrieron. 1. Este es un problema para todos los historiadores de todas las religiones, o incluso para los no religiosos. 2. Incluso si existen buenas fuentes para un evento milagroso, la naturaleza misma de la disciplina histórica impide que el historiador argumente sobre su probabilidad. Por su misma naturaleza, los milagros son los sucesos menos probables en cualquier instancia. E. Un asunto relacionado es que el único tipo de evidencia que los historiadores pueden examinar es la que existe en los documentos públicos. 1. El historiador no tiene acceso a “fuerzas sobrenaturales”, sólo a eventos que pueden ser observados e interpretados por cualquier persona con uso de razón, sin importar su persuasión religiosa. 2. Si un milagro requiere de la creencia en un mundo sobrenatural, pero los historiadores—cuando actúan como historiadores—sólo tienen acceso al mundo natural, entonces ellos nunca pueden siquiera discutir las probabilidades de un milagro.

104

III.

F. Debo enfatizar que los historiadores no tienen que descartar la posibilidad de la existencia los milagros o descartar que los milagros hayan sucedido en el pasado. 1. Muchos historiadores, incluyendo cristianos, judíos y musulmanes, creen que los milagros han ocurrido. 2. Sin embargo, cuando ellos piensan o dicen esto, lo hacen no como historiadores, sino como creyentes. 3. En esta discusión yo no estoy asumiendo la posición del creyente; estoy asumiendo la posición del historiador. 4. Al reconstruir las actividades de Jesús, yo no afirmaré ni negaré los milagros que según los relatos él realizó. Estos eventos—incluso si realmente sucedieron—están más allá del ámbito del historiador. Como historiador, sin embargo, puedo comentar sobre los relatos de los milagros, porque son asunto de dominio público. Claramente Jesús tuvo la reputación de ser un exorcista. A. Los relatos de sus exorcismos tienen múltiples testimonios; los encontramos a todo lo largo de Marcos, M y L. Pero ¿qué pasa con los otros criterios? 1. Los relatos no pueden pasar el criterio de desemejanza, porque los seguidores que creían que Jesús podía derrotar a las fuerzas del mal, bien podrían haber inventado historias en donde esto se mostrara. 2. Los relatos pasan la credibilidad contextual sólo en la medida en que otros realizadores de milagros, como el pagano Apolonio de Tiana y otros santos hombres judíos, eran considerados como poseedores de esa clase de poderes. 3. El historiador no puede decir que los demonios—seres sobrenaturales que invaden los cuerpos humanos—eran realmente echados fuera de la gente. El hacerlo sería traspasar las fronteras del método histórico. 4. Ciertamente podemos afirmar que Jesús fue ampliamente reconocido por la gente de su tiempo—gente que creía en los demonios—por su poder de echar fuera demonios. B. Lo que es particularmente interesante para el historiador es cómo estos pretendidos milagros fueron interpretados por los primeros seguidores de Jesús. 1. Cuando Jesús es acusado de echar fuera a los demonios por el poder de Satanás, él responde diciendo “si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los expulsan?... En cambio, si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes” (Mt. 12:27-28, vea Lc. 11:19-20).

105

2.

IV.

V.

Observemos que todos—Jesús y sus oponentes—admitían que tanto Jesús como otros exorcistas judíos podían expulsar demonios. Aún más importante, los exorcismos de Jesús son interpretados de forma apocalíptica. Ellos eran la muestra de que el reino de Dios estaba a las puertas. 3. Es notorio que esta interpretación apocalíptica es la primera forma en que se entendió la difundida tradición de que Jesús podía expulsar demonios. Conclusiones similares resultan de un entendimiento histórico de los milagros de sanidad de Jesús. A. Los reportes de su capacidad para sanar a los enfermos y resucitar a los muertos tienen múltiples testimonios, pero no pasan el criterio de desemejanza. B. Más significativa es la interpretación que comúnmente se le dio a su capacidad para sanar. 1. Los milagros de sanidad no fueron considerados como señales de que Jesús era Dios. Esos eran el tipo de actos que llevaban a cabo los profetas judíos. Jesús simplemente los hacía mejor que cualquier otro. Las primeras tradiciones les asignaron un significado apocalíptico a estos actos. 2. Recordemos que en el reino ya no habría más enfermedad ni muerte. Jesús sanaba a los enfermos y levantaba a los muertos. Por tanto, de una forma modesta, el reino ya estaba siendo manifestado. 3. De acuerdo a un relato de Q, cuando Juan el Bautista quiso saber si Jesús era el último profeta antes del fin, o si debían esperar a otro, Jesús le responde: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas” (Q = Lc. 7:22). 4. Una vez más los milagros de Jesús son interpretados en forma apocalíptica para mostrar que el fin había llegado y que el momento culminante estaba cerca. Esto nos lleva a un asunto final: ¿Hasta qué punto Jesús proclamó que el fin ya había comenzado a manifestarse? Por mucho tiempo los académicos han discutido en qué medida Jesús pensaba que el reino ya estaba presente. A. Algunos han llegado al extremo de afirmar que, para Jesús, el reino ya estaba completamente presente y nada adicional vendría en el futuro— ninguna ruptura catastrófica de la historia traída por Dios, salvo la aparición de Jesús mismo. Este punto de vista es llamado “escatología realizada”. 1. Esta opinión se basa principalmente en versículos como Lc. 17:20-21: “el reino de Dios está entre ustedes”. 106

2.

VI.

Desafortunadamente, este versículo no tiene testimonios múltiples, y, por el contrario, hemos visto muchos ejemplos de claras afirmaciones apocalípticas esparcidas a lo largo de las primeras fuentes. 3. No obstante, parece que Jesús pensaba que, de algún modo, el fin ya se estaba manifestando en el presente. B. La mayoría de los académicos dirían que Jesús entendía que el reino ya había empezado a manifestarse, pero que un final catastrófico estaba aún por venir con la llegada del Hijo del hombre. C. Ya hemos visto cómo tanto las enseñanzas éticas de Jesús, así como los relatos de sus milagros constituyen una especie de anticipo de la llegada del reino. 1. Los que seguían a Jesús debían aplicar los ideales del reino en el presente. Debido a que en el reino no habría guerra, desde ahora la gente no debía cometer ningún acto de violencia; debido a que el odio no existiría, desde ahora la gente debía ocuparse sólo en el amor; debido a que cesaría la opresión, desde ahora la gente debía trabajar por la justicia. 2. Los reportes de los milagros de Jesús también manifiestan el comienzo del reino en el presente. Debido a que las fuerzas del mal serían derrotadas en el reino, desde ahora Jesús echa fuera a los demonios; debido a que ya no habría más enfermedad; desde ahora Jesús sana a los enfermos; debido a que ya no existiría la muerte; desde ahora Jesús resucita a los muertos. D. Muchas de las parábolas de Jesús presentan esta perspectiva: que el reino había comenzado a manifestarse en el ministerio de Jesús y en las vidas de sus discípulos, pero que lo que ellos estaban experimentando era tan sólo una probada de las glorias que vendrían cuando el reino de Dios llegara con poder. E. La parábola de la semilla de mostaza (tanto en Marcos como en Tomás) enfatiza que los pequeños y desfavorables comienzos en el presente, al final estallarían en consecuencias enormes. F. La parábola de la masa y la levadura (Q) enfatiza que lo que al presente es modesto y oculto, a la postre afectaría al mundo entero. Para Jesús y sus primeros seguidores, el mensaje apocalíptico de la destrucción venidera tenía serias implicaciones para el presente. A. Aquellos que aplicaran los ideales serían aptos para entrar en el reino cuando éste llegara con la aparición poderosa del Hijo del hombre. Ellos también habían comenzado a experimentar cómo sería la vida en ese reino, gobernada por la paz, la armonía, la justicia y el amor. B. Aquellos que veían en Jesús a un gran realizador de milagros, veían todavía más manifestaciones del reino. 107

1.

2.

Los historiadores no pueden afirmar que Jesús hizo (o no hizo) hazañas sobrenaturales que violaron lo que llamamos leyes naturales—este tipo de afirmación cae fuera del ámbito de lo que podemos saber históricamente. Los historiadores pueden decir que comúnmente se creía que Jesús había hecho tales cosas, y que esa creencia era típicamente entendida en forma apocalíptica. Al echar a los demonios, sanar a los enfermos y levantar a los muertos, Jesús estaba encarnando cómo sería la vida cuando llegara el reino de Dios.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 11. Meier, A Marginal Jew, vol. 2. Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 10. Lecturas sugeridas: Fuller, Interpreting the Miracles. Kee, Miracle in the Early Christian World. Preguntas para considerar: 1. Explique por qué un milagro que presuntamente haya sido realizado por algún sanador contemporáneo—incluso que haya sido presenciado por testigos oculares y reportado en los periódicos—no puede ser establecido como históricamente probable. (Si a usted le parece que podría ser probable si es relatado por testigos oculares, lea nuevamente esta lección y piense en la lógica detrás de la afirmación de que los historiadores no pueden establecer que un milagro, por la propia naturaleza de éste, probablemente haya sucedido en el pasado). 2. Sólo como hipótesis, en esta lección yo supuse que los milagros pueden suceder (aun a pesar de que no se puede establecer que sea lo que probablemente haya sucedido). Ahora, asumiendo una hipótesis distinta, suponga todo lo contrario—que Jesús en realidad no realizó ningún milagro. Partiendo de esa premisa, ¿cómo explicaría la abundancia de milagros que se le atribuyen a lo largo de las tradiciones?

108

Lección 19

Las controversias de Jesús Objetivo En esta lección exploraremos las tradiciones sobre el amplio rechazo de Jesús, y algunas de sus controversias con los fariseos, especialmente sobre el significado del mandamiento bíblico de guardar el sábado y las reglas farisaicas respecto al diezmo. Después consideraremos si el radical énfasis de Jesús en el mandamiento del amor lo llevó a violar las demandas de las Escrituras sobre la pureza ritual, en especial sobre las normas dietéticas kosher.

Bosquejo I.

II.

Las lecciones anteriores nos aclaran el por qué Jesús ganó seguidores. A. Para la gente que estaba sufriendo, él les trajo un mensaje de esperanza, que Dios pronto intervendría en el mundo para aliviar su sufrimiento y recompensar su fidelidad. 1. Los romanos y otras fuerzas malvadas serían quitados del poder. 2. Los pobres, oprimidos y los rechazados serían traídos al reino de Dios en donde dejaría de haber más sufrimiento, injusticia, pobreza, enfermedad y muerte. B. Sus seguidores ya habían comenzado a formar una comunidad muy unida, organizada alrededor de los principios del amor, como lo enseñaba Dios en las Escrituras judías. C. Se pensaba que Jesús había hecho grandes milagros que mostraban que el reino ya había comenzado a manifestarse. D. Actualmente mucha gente, quizá la mayoría, asume que Jesús tenía miles de ávidos seguidores, y sólo unos cuantos enemigos poderosos. Este no era el caso. Las tradiciones sobre el rechazo de Jesús se refieren a la mayoría de aquellos con los que él estuvo en contacto: su propia familia, la gente de su aldea, la gente de los pueblos y aldeas cercanas, los líderes religiosos judíos, la aristocracia de Jerusalén, y por supuesto, las autoridades romanas. A. La tradición de que la propia familia de Jesús lo rechazó tiene fundamentos sólidos. Esto pudiera parecer difícil de aceptar para aquellos que conocen la historia de la anunciación en el evangelio de Lucas (en donde el ángel Gabriel le informa a María quién sería su hijo). Esta historia, por supuesto, no puede pasar los criterios de atestiguación independiente y desemejanza. 109

1.

El tema del rechazo de Jesús por su propia familia es atestiguado en tradiciones múltiples e independientes, y no es el tipo de cosas que los cristianos querrían inventar posteriormente. Por tanto, pasa nuestros criterios. 2. De acuerdo con uno de los relatos más antiguos, al comienzo de su ministerio, la familia de Jesús trató de atraparlo y apartarlo de la gente porque pensaban que se había vuelto loco (Mc. 3:21); en consecuencia, él los rechazó cuando ellos vinieron a buscarlo (Mc. 3:31-35). 3. En una fuente posterior se nos dice que sus hermanos no creían en él (Jn. 7:5), y no tenía familiares entre sus seguidores más cercanos. Pablo da a entender que Jacobo, el hermano de Jesús, se hizo creyente posiblemente después de su resurrección (1 Co. 15:7). 4. Es difícil saber lo que realmente María pensaba de él. Sólo el evangelio más tardío, Juan, nos dice que ella estuvo con él hasta el final, en su crucifixión. No obstante, el libro de los Hechos indica que ella era uno de los primeros creyentes inmediatamente después de la resurrección (Jn. 19:25-27; Hch. 1:14). 5. En resumen, la tradición es clara en el sentido de que Jesús fue rechazado por su propia familia durante su ministerio, aunque al parecer después algunos de ellos llegaron a creer en él. B. Jesús fue claramente rechazado en su propio pueblo natal de Nazaret. 1. Esto es mostrado en el episodio del rechazo registrado en el testimonio más antiguo de Mc. 6:1-6 (vea Mt. 13:53-58), y amplificado en tradiciones independientes en Lc. 4:16-30. 2. Este rechazo es apoyado aún más firmemente por el ampliamente atestiguado dicho de Jesús de que “a ningún profeta se le honra en su propia tierra” (Mc. 6:4; Jn. 4:44; “en su propia aldea” Ev. Tom. 31). En la forma más antigua del dicho, Jesús señala que el profeta también es deshonrado “entre sus familiares y en su propia casa”, dando a entender que Jesús no fue bien recibido por su familia. C. Al parecer también rechazaron a Jesús en otros pueblos y villas de Galilea. 1. Esto se ve más claramente en los materiales de Q, que son antiguos y parecen pasar el criterio de desemejanza: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta el abismo.” (Lc. 10:13-15; Mt. 11:20-24).

110

2.

III.

Note que la respuesta de Jesús hacia el rechazo a su persona es formulada aquí en términos apocalípticos de juicio, condenación y destrucción. D. El amplio rechazo de Jesús y su mensaje le da sentido a otras varias tradiciones antiguas asociadas con Jesús. 1. En Q, él lamenta que incluso las zorras y las aves tenían un lugar para habitar, pero él no tenía ninguno (Mt. 8:20; Lc. 9:58). 2. En Marcos y Tomás, él insinúa que la razón por la que el reino tenía un comienzo tan pequeño y desfavorable era porque la mayoría de sus predicaciones caía en oídos sordos (por ejemplo, la parábola del sembrador: Mc. 4:3-9; Ev. Tom. 9). 3. Él afirmó en una fuente completamente independiente que era “aborrecido por el mundo” (Jn. 15:18). E. Por encima de todo, Jesús fue rechazado por los líderes religiosos de su pueblo. 1. Al final de su vida, como veremos después, su rechazo por la aristocracia que administraba el Templo—los saduceos y los sacerdotes—finalmente lo llevó a ser ejecutado por los romanos. 2. Sin embargo, durante su ministerio de predicación en Galilea no tuvo enfrentamientos con los poderosos judíos del templo de Jerusalén, sino sólo con los maestros locales que pertenecían a los fariseos. Durante su predicación pública, Jesús fue duramente confrontado por los fariseos y los expertos en la ley judía (conocidos como los escribas), quienes pensaban que sus enseñanzas eran erróneas, que él malinterpretaba lo que Dios quería, que él y sus seguidores profanaban la Ley, y que, como resultado, sus hechos prodigiosos no podían provenir de Dios, sino del diablo. A. Las controversias que Jesús tuvo con estos otros maestros judíos no eran acerca de si la ley de Dios debía ser seguida, sino más bien sobre la correcta interpretación de la Ley. Estos eran debates internos entre judíos, no más ásperos o virulentos que los que se daban entre otros grupos judíos, por ejemplo, entre esenios y fariseos. B. Algunos de los desacuerdos de Jesús con los fariseos involucraban decisiones morales que se volvían difíciles por el hecho de que la ley de Moisés era incompleta y ambigua. 1. Un ejemplo es la ley concerniente al divorcio. Moisés permitió que un hombre se divorciara de su mujer (vea Dt. 24:1-4), pero ¿cuándo sería permisible en términos legales? 2. Al igual que algunos fariseos, pero a diferencia de otros, Jesús tomó una postura bastante radical: los casos en que la ley de Moisés lo permitía eran sólo una solución provisional y que Dios prefería que la gente nunca se divorciara (Mc. 10:2-9). 111

IV.

C. Otras disputas involucraban cuestiones éticas y religiosas que no eran abordadas directamente en la Ley. 1. Un ejemplo: ¿Uno debe apoyar a un gobierno civil corrupto (es decir, Roma) pagando los impuestos? La ley de Moisés no dice nada, y diferentes maestros judíos tenían opiniones diversas. 2. Para Jesús, dado que el fin del orden presente era inminente, los impuestos eran un asunto irrelevante: “Denle al césar lo que es del césar” (esto es, las monedas acuñadas por el césar que llevaban su inscripción; Mc. 12:13-17; Ev. Tom. 100). Bastante más virulentas fueron las disputas que Jesús tuvo con los fariseos sobre la correcta interpretación de las leyes que ambas partes reconocían que habían sido dadas por Dios y que debían ser obedecidas. Un ejemplo ilustrativo tiene que ver con la ley de santificar el sábado—uno de los diez mandamientos. A. Sería un error aceptar lo que los adversarios de Jesús decían y pensaban, en el sentido de que él no sólo profanaba el sábado, sino que animaba a otros a que también lo hicieran. 1. De hecho, es difícil encontrar algún lugar en las tradiciones de los evangelios en donde Jesús realmente haga algo que viole las leyes sobre el sábado que encontramos en las Escrituras hebreas. 2. En cambio, casi siempre violaba las interpretaciones de los fariseos sobre las leyes del sábado—por ejemplo, sanando en sábado o permitiendo a sus discípulos arrancar algunas espigas de trigo para comerlas en sábado. 3. Sanar en sábado no está prohibido en ninguna parte de la ley de Moisés, y no se dice que Jesús haya arrancado espigas en el sábado. B. Para Jesús un principio general determina lo que es apropiado hacer en sábado: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado” (Mc. 2:27). 1. Esto nos muestra que Jesús afirmaba la bondad del sábado, pero sostenía que parte de su bondad incluía el no imponerlo como una excesiva carga para nadie. Dios había ordenado el sábado como una forma de ayudar a las personas, no para perjudicarlas. En consecuencia, en sábado siempre es correcto hacer lo que ayude a otros, y no lo que los perjudique (Mc. 3:4). 2. Hasta cierto punto, los fariseos estaban de acuerdo con esta apreciación. Por ejemplo, sabemos que los fariseos consideraban que, si a un granjero en sábado se le caía un animal en un hoyo, era permitido sacarlo de allí. (En contraste, los esenios afirmaban que esta regla era demasiado laxa, como lo sabemos por los rollos del Mar Muerto).

112

3.

V.

Jesús alude al punto de vista se los fariseos tanto en Q (Lc. 14:5; Mt. 12:11) y L (Lc. 13:15), pero va un paso más allá: las personas valen más para Dios que los animales, así que es perfectamente aceptable hacer en sábado algo que pueda beneficiar a otro. 4. Para Jesús, cualquier interpretación de la Ley que no tuviera como su fin principal el amor a los demás por encima de todo, estaba completamente equivocada. 5. Así, lo que puso a los fariseos en desacuerdo con Jesús era cómo la Ley—en este caso el mandamiento de santificar el sábado—debía ser interpretada, y no si debía ser observada. C. En ocasiones para Jesús las leyes orales de los fariseos resultaban demasiado restrictivas y contraproducentes. Un ejemplo es la ley farisea del diezmo. 1. Moisés mandó que el diez por ciento de todas las cosechas debía ser entregado a los sacerdotes en el templo (el llamado “diezmo”). 2. Sin embargo, los fariseos estaban preocupados sobre qué debían hacer al comprar vegetales en el mercado, cuando no sabían si el diezmo había sido pagado o no. Para garantizar que la Ley fuese cumplida, los fariseos diezmaban sobre lo que compraban, al igual que sobre lo que producían. 3. Jesús no consideraba que estas interpretaciones propias de los fariseos tuvieran al final alguna importancia, en comparación con la necesidad prioritaria de amar al prójimo. 4. Para Jesús, estaban completamente extraviados aquellos que insistían en que lo que realmente le importaba a Dios era la cantidad de menta y comino que recibían sus sacerdotes. Para él lo que Dios quería era un pueblo comprometido en amarlo por sobre todas las cosas y en amar a su prójimo como a sí mismo (Q: Mt. 23:23; Lc. 11:42). En ocasiones, Jesús llevaba su énfasis en el amor a tal extremo que a algunos les daba la impresión de que hacía a un lado la Ley, p. ej. con respecto a las leyes de pureza que son tan centrales en la Biblia hebrea. A. En una ocasión, por ejemplo, él rechazó la necesidad de la práctica farisea de lavarse las manos antes de comer, lavamientos que no eran para deshacerse de los gérmenes—esta gente no sabía de la existencia de los gérmenes—sino para ser “ritualmente” limpios ante Dios. B. En la tradición más antigua respecto a este asunto, Jesús dice: “Nada de lo que viene de afuera puede contaminar a una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina” (Mc. 7:15). En contexto, Jesús no está abrogando las leyes mosaicas sobre la alimentación, sino que está rechazando las reglas farisaicas sobre la necesidad de lavarse antes de comer.

113

VI.

C. Jesús enseñó que lo que le importaba a Dios no eran las leyes orales de los fariseos sobre cómo guardar el sábado, qué diezmar y cómo comer. 1. Cualquiera que guardara el sábado, diezmara y lavara sus manos, pero asesinara o cometiera adulterio, o engañara, o calumniara a otro, o se exaltara a sí mismo, u oprimiera a los demás, el tal se había extraviado por completo de lo que Dios quería. 2. En otras palabras, los fariseos enfatizaban lo que no debían. En palabras de Jesús tomadas de Mateo, ellos “cuelan el mosquito pero se tragan el camello” (Mt. 23:24). Es claro que Jesús enfrentó un amplio rechazo entre el pueblo judío al cual le predicó, y que tuvo numerosas controversias con otros maestros judíos de sus días. A. No fueron estas disputas legales con los fariseos la que finalmente llevaron a la ejecución de Jesús. Lo fariseos no eran los que detentaban el poder en los días de Jesús; no tenían peso político, ni autoridad civil o jurisdicción legal. Eran un grupo de judíos religiosos muy respetados, pero sin influencia política en aquel tiempo. Sus disputas con Jesús no podían haber derivado en su crucifixión. B. Las autoridades religiosas responsables del arresto y juicio de Jesús fueron los saduceos y los sacerdotes del templo de Jerusalén. 1. Cuando Jesús salió del conocido entorno rural de su infancia para llevar su mensaje apocalíptico del juicio venidero de Dios a la ciudad capital de Jerusalén, provocó la oposición de los que tenían el poder suficiente para silenciarlo. 2. Una vez que los ofendió al proclamar que ellos también enfrentarían la ira venidera de Dios, sus días quedaron contados.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 11. Meier, A Marginal Jew, vol. 2. Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 14. Lecturas sugeridas: Sanders, Jesus and Judaism. caps. 9-10. Kee, Miracle in the Early Christian World.

114

Preguntas para considerar: 1. ¿Cómo piensa que podemos explicar los constantes reportes de que Jesús fue ampliamente rechazado por aquellos que lo conocían, incluyendo a su propia familia? ¿Cómo podrían no darse cuenta de quién era? 2. Piense en las discusiones más acaloradas que ha tenido. ¿Fueron con personas cercanas a usted o con personas que apenas conocía? A la luz de su experiencia ¿qué opina de los acalorados desacuerdos de Jesús con los fariseos? ¿Es posible que tuvieran tal desacuerdo precisamente porque se conocían bien y estaban de acuerdo en algunos de los temas más básicos?

115

Lección 20

Los últimos días de Jesús Objetivo Contamos con mejor documentación sobre la última semana de Jesús que sobre cualquier otro periodo de su vida. Salió de Galilea hacia la capital de Judea, Jerusalén, para celebrar la fiesta de la Pascua. Al parecer no fue a la celebración como peregrino, sino como profeta apocalíptico, para llevar su mensaje de destrucción inminente y salvación al corazón mismo de Israel, el templo de Jerusalén, y llamar a las personas al arrepentimiento antes de que fuera demasiado tarde. En esta lección comentaremos lo que sucedió cuando Jesús entró en el Templo y causó un disturbio, una acción que probablemente tenía una finalidad simbólica, mostrando a pequeña escala el tipo de destrucción que ocurriría cuando llegara el Hijo del hombre—el propio templo sería destruido. Veremos a Jesús predicando su mensaje y ganando un mayor número de oyentes, lo cual alarmó a las autoridades locales que temían un amotinamiento de la multitud. Por tanto, planearon quitar discretamente a Jesús de la mirada pública. Antes de ser arrestado, Jesús se percató que su tiempo se había acabado y celebró una última cena con sus discípulos en la cual pudo haberles informado que sus enemigos estaban a punto de actuar en contra suya.

Bosquejo I.

Debemos trazar la conexión entre el contenido apocalíptico del mensaje de Jesús y la razón de su muerte. A. Algunas hipótesis sobre lo que Jesús realmente defendía fracasan al hacer esta conexión. Suenan totalmente plausibles cuando reconstruyen lo que Jesús dijo e hizo, pero no hacen sentido con relación a su ejecución por los romanos. 1. Si Jesús ha de ser entendido como un rabí judío que enseñó que todos deben amar a Dios y ser buenos con los demás, entonces ¿por qué lo crucificaron los romanos? 2. Si Jesús estaba interesado principalmente en oponerse al mundo materialista en el que se encontraba, animando a sus seguidores a renunciar a sus posesiones y a vivir vidas sencillas, naturales, alejados de las trampas de la sociedad, ¿por qué habría sido sentenciado a muerte? B. Permítanme explicar cómo entiendo la conexión entre la vida de Jesús y su muerte. En esta lección y en la siguiente, entraré en los detalles. 1. Al final de su vida, Jesús llevó a Jerusalén su mensaje apocalíptico del juicio venidero. Este juicio sería ejecutado por el Hijo del hombre, el 116

II.

cual destruiría a todos que se oponían a Dios antes de establecer su reino. 2. Aquellos que rehusaran aceptar este mensaje serían condenados— incluso si, como los fariseos, cumplían exactamente la Torá de Dios, o seguían las reglas de pureza de los esenios, o permanecían fieles al culto sacrificial en el templo, como los saduceos. 3. Los líderes religiosos de todos estos grupos, y las instituciones que ellos representaban, serían destruidos por el Hijo del hombre. Así, también el templo sería destruido. C. Jesús expresó este mensaje cuando llegó a Jerusalén. Entró en el templo y llevó a cabo una destrucción simbólica como advertencia de lo que vendría, volcando las mesas y causando un pequeño alboroto. 1. Esta demostración pública y el mensaje que la acompañaba enfureció a algunos de los principales sacerdotes, quienes se dieron cuenta de lo explosiva que podía volverse la situación durante la Pascua. 2. Temiendo un levantamiento, los sacerdotes armaron una conspiración, arrestaron a Jesús y lo cuestionaron sobre sus palabras en contra del templo. 3. Comprendiendo el peligro que representaba el dejar a Jesús actuar libremente, los sacerdotes decidieron quitarlo de en medio. Sin embargo, no podían encargarse de este asunto ellos mismos, porque los romanos no les permitían a las autoridades judías aplicar la pena capital a los criminales. 4. Entregaron a Jesús al gobernador, Poncio Pilato, quien no tuvo ningún reparo en deshacerse de un alborotador más que podía causar un disturbio importante. Así que Jesús fue ejecutado por los romanos bajo cargos políticos. Estamos mejor informados sobre los últimos días de Jesús que sobre cualquier otro periodo de su vida. Para los escritores de los evangelios, su vida fue principalmente una preparación para su muerte. A. Así, el centro de atención de los relatos más antiguos que conservamos está en los últimos días de Jesús. Marcos dedica cinco de sus dieciséis capítulos a la última semana de la vida de Jesús, y Juan dedica diez de veintiuno. B. No es exagerado decir que los evangelios están principalmente interesados por la pasión de Jesús, es decir, los relatos de su sufrimiento y muerte. Algunos académicos han dicho que los evangelios son relatos de la pasión con largas introducciones. C. Históricamente no cabe duda de que en la última semana de su vida, Jesús dejó el ámbito acostumbrado de su ministerio público, la Galilea rural, y fue junto con sus discípulos a la ciudad capital de Judea, Jerusalén. El por qué lo hizo no parece muy evidente. 117

1.

III.

Un teólogo, por supuesto, diría que Jesús viajó a Judea para morir por los pecados del mundo. Esta opinión se basa en palabras de los evangelios (como las predicciones de Jesús de su propia pasión en Mc. 8:31, 9:31, 10:33-34) que no pueden pasar el criterio de desemejanza, al retratar a Jesús conociendo los detalles de su propio destino. 2. Desde una perspectiva estrictamente histórica, esto es, limitándonos a lo que podemos mostrar en el terreno histórico, debemos recordar que la Pascua era una festividad enormemente popular. Por tanto, tal vez Jesús fue a Jerusalén simplemente a celebrar la Pascua. 3. Por otro lado, las acciones de Jesús en Jerusalén parecen haber sido bien planeadas. Cuando él llegó, entró al templo y causó un alboroto. Después pasó varios días predicando el en templo su mensaje del reino que se acercaba. D. Dada la convicción de Jesús de que el reino llegaría pronto, quizá sea mejor concluir que se dirigió a Jerusalén como parte de su misión, precisamente para proclamar su mensaje apocalíptico en el corazón mismo de Israel—el templo, durante la Pascua. El relato de la “entrada triunfal” de Jesús es difícil de aceptar históricamente. A. A pesar de que el relato tiene múltiples testimonios (vea Mc. 11:1-10; Jn. 12:12-19), no puede pasar el criterio de desemejanza, debido a que explícitamente afirma que fue cumplimiento de una profecía de las Escrituras hebreas sobre la venida del mesías (vea Is. 62:11; Zac. 9:9 citados en Mt. 21:5). B. Lo que sabemos de la situación política hace aún más difícil aceptar el relato como histórico. 1. La semana previa a la Pascua era un momento tenso y potencialmente peligroso en opinión de las autoridades romanas. 2. Este era el único momento del año en que el gobernador romano, que generalmente residía en Cesarea, en la costa, se trasladaba a la capital con sus tropas para sofocar cualquier posible levantamiento. 3. Si Jesús realmente hubiese entrado en la ciudad con tanto estruendo, con multitudes vitoreándolo como su nuevo rey en quien se cumplían las profecías (quien, por tanto, derrocaría al gobernador actual y a sus ejércitos), sería casi imposible entender por qué no fue arrestado y quitado de en medio en el acto. 4. Probablemente lo más que podemos afirmar es que Jesús efectivamente entró en Jerusalén, que él era uno de los peregrinos que venía a la fiesta, y que él (al igual que otros) bien podría haber llegado en un burro. 5. También es posible que algunas personas en Jerusalén hubieran estuchado hablar acerca de las enseñanzas y los hechos admirables 118

IV.

de Jesús, y que cuando él llegó a la ciudad se preguntaran si éste podría ser el mesías. 6. Tal especulación no sería descabellada. Sabemos de otros judíos, tanto anteriores a Jesús como posteriores, de los cuales ciertas personas llegaron a creer que eran los futuros reyes de Israel. Tales amenazas potenciales a las autoridades romanas generalmente terminaban siendo ejecutadas. Una de las tradiciones sobre Jesús más sólidamente sustentadas es la de que cuando él llegó a Jerusalén, provocó un alboroto en el templo, echando fuera a los que vendían animales y volcando las mesas de los cambistas. A. El relato cuenta con testimonios independientes, en Marcos (capítulo 11) y Juan (capítulo 2). B. Para comprender este suceso, necesitamos cierta información del trasfondo. 1. El complejo del templo era un lugar enorme. Las murallas alrededor de él eran de diez pisos de altura y encerraban un espacio lo suficientemente grande para albergar veinticinco campos de futbol americano. 2. El templo era el único lugar en donde los judíos de todo el mundo podían sacrificar animales a Dios, como lo mandaba la Torá. 3. Obviamente los judíos no podían llevar animales consigo desde lugares lejanos; así que los animales debían ser comprados allí mismo. No tendría sentido usar las monedas imperiales, con la imagen del césar en ellas, para comprar animales en el templo del único Dios quien había prohibido el uso de imágenes. Por tanto, se estableció un cambio de monedas para permitir la compra de animales con monedas del templo. 4. Es difícil imaginar cómo podría funcionar el templo sin un sistema como éste. No obstante, nuestros relatos más antiguos señalan que Jesús entró en el templo, expulsó a los que estaban vendiendo animales para el sacrificio y volcó las mesas de los cambistas. C. Históricamente es difícil saber lo que realmente hizo Jesús cuando entró en el Templo y lo que quiso mostrar con eso. La mayoría de los expertos reconocen que algunos aspectos de los relatos parecen haberse exagerado. Esto es particularmente cierto respecto a la afirmación de Marcos de que Jesús paralizó por completo la operación del templo. 1. Repito, el complejo del templo era inmenso, y guardias armados habrían estado presentes para evitar cualquier disturbio mayor. 2. Además, si Jesús hubiera creado un problema en el templo, sería casi imposible explicar por qué no fue arrestado en el acto y quitado de en medio antes de que pudiera alborotar a las masas.

119

3.

Por estas razones parece ser que el relato de Marcos representa una exageración de las acciones de Jesús. Pero haciendo a un lado las exageraciones, estamos casi seguros de que Jesús hizo algo que generó cierto disturbio en el templo. El hecho cuenta con testimonios independientes en diversas fuentes, y concuerda con las predicciones de Jesús de que el templo pronto sería destruido. D. Por esta razón, un buen número de académicos—comenzando en los años 1970 con E. P. Sanders—han comenzado a reconocer que las acciones de Jesús en el templo fueron una expresión simbólica de su proclamación. 1. En ocasiones Jesús realizaba actos simbólicos que ilustraban su mensaje apocalíptico (por ejemplo, juntándose con cobradores de impuestos y pecadores para ilustrar su mensaje de que el reino era para los rechazados y humildes). 2. En vista del mensaje de Jesús de la destrucción que pronto traería el Hijo del hombre, quizá es mejor ver su acción en el templo como una especie de signo profético, una parábola actuada, en la que él demostró en una escala pequeña lo que pronto sucedería a gran escala en el día del juicio. El templo estaba a punto de ser destruido. E. Es difícil saber, sin embargo, qué es exactamente lo que a Jesús le pareció ofensivo en el templo, es decir, si consideraba que los sacerdotes que lo administraban eran corruptos, o si veía algún otro problema en él. 1. Las palabras citadas en los relatos puede que no se remonten a Jesús mismo, debido a que las acusaciones de corrupción en el templo pueden representar una cristianización posterior de la tradición. 2. Por otro lado, tenemos relatos de otros judíos, tanto anteriores a Jesús (p. ej. Jeremías 7) como en sus mismos días (p. ej. los esenios) que creían que el sistema del templo se había corrompido. 3. Como hombre de campo de la Galilea rural, que predicaba contra la riqueza y el poder, la sola opulencia del lugar pudo haber despertado su cólera. F. Hay dos formas en que podemos entender la importancia de la predicción de Jesús de que el templo sería destruido, en el contexto más amplio de su mensaje apocalíptico. 1. Jesús pudo haber creído que el reino venidero tendría un nuevo templo, uno completamente santificado para la adoración a Dios. Esta era la visión de los esenios de mentalidad apocalíptica de la comunidad de los rollos del Mar Muerto, quienes eran sus contemporáneos. 2. Alternativamente, Jesús pudo haber creído que el templo no sería necesario en el reino venidero, debido a que el mal y el pecado ya no existirían más; por tanto, tampoco sería necesario el sacrificio ritual 120

V.

de animales para traer expiación. Este punto de vista fue adoptado posteriormente por algunos de los seguidores apocalípticos de Jesús, como por ejemplo el autor del libro del Apocalipsis (vea Ap. 21:22). 3. En cualquiera de los dos casos, la implicación de las acciones de Jesús era clara: para Jesús el culto en el templo y los funcionarios a su cargo eran, en el mejor de los casos, una medida temporal, y en el peor, una corrupción del plan de Dios. Ellos serían eliminados cuando llegara el reino. Las terribles predicciones de Jesús contra el templo no pasaron desapercibidas para los que estaban a cargo, los sacerdotes, quienes también tenían jurisdicción sobre los asuntos locales de la población de Jerusalén. A. Estos sacerdotes eran en su mayoría saduceos, que actuaban como el principal contacto con los funcionarios romanos, en particular con el prefecto romano, Poncio Pilato. B. En este punto, nuestro relato más antiguo, Marcos, relata que Jesús comenzó a tener serias discusiones con las autoridades judías de Jerusalén, a veces teniendo debates públicos con ellos y a veces hablando en contra de ellos a todos los que se acercaban para escucharlo (vea por ejemplo Mc. 11:27-33, 12:1-12, 18-27, 14:1). C. Jesús pasó una semana en el templo enseñando y confrontando a sus enemigos. 1. De hecho, allí fue donde pronunció su mensaje apocalíptico más explícito, de acuerdo con los tres evangelios sinópticos (Mt. 24:25; Mc. 13; Lc. 21). 2. A medida que las multitudes iban aumentando, evidentemente Jesús comenzó a atraer más la atención. Las autoridades judías del templo se preocuparon de que se produjera un levantamiento. Eso ya había sucedido en otras ocasiones, y siempre fue una amenaza constante en aquellos años. D. Por su parte, las autoridades romanas estaban armadas y listas para actuar. Se decidió quitar a Jesús de la mirada pública, haciéndolo con discreción para evitar cualquier problema. E. Antes de su arresto Jesús tuvo una última cena (posiblemente la cena de Pascua) con sus discípulos, durante la cual él les advirtió sobre el peligro en el que se encontraba. Ahí les imprimió a los alimentos un nuevo significado simbólico. 1. La “última cena” cuenta con múltiples testimonios (Mc. 14:22-25; 1 Co. 11:23-26; vea también Mt. 26:26-29; Lc. 22:15-20). 2. Algunas cosas que dice Jesús pasan el criterio de desemejanza; p. ej. que no volvería a beber vino hasta que lo bebiera de nuevo en el reino, lo cual da a entender que el reino vendría de inmediato—aún

121

3. 4.

a pesar de que los escritores de los evangelios sabían que décadas después aún no había llegado. El que Jesús se percatara de su inminente arresto no es inverosímil. Es difícil saber con exactitud cuáles fueron las palabras de Jesús en la última cena, debido a que las predicciones de la pasión en los evangelios son muy semejantes a la predicación cristiana posterior sobre Jesús, de tal forma que las palabras podían haber sido puestas en sus labios.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 12. Lucas 19-23; Marcos 11-15; Mateo 21-27. Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 11. Lecturas sugeridas: Sanders, Jesus and Judaism. cap. 16. Preguntas para considerar: 1. ¿Es posible pensar que Jesús se opuso al templo de Dios en Jerusalén (el cual Dios mismo había ordenado construir y mantener) sin pensar que él se oponía el judaísmo en sí? Es decir, ¿cómo podía oponerse a la institución central de la religión judía sin ser antijudío? 2. Explique la importancia del momento en que Jesús llegó a Jerusalén para la comprensión de su arresto. En particular, ¿por qué es importante que haya llegado en el tiempo de la fiesta de la Pascua?

122

Lección 21

Las últimas horas de Jesús Objetivo Es casi seguro que Jesús fue traicionado por uno de sus propios seguidores, Judas Iscariote. Sin embargo, lo que no es claro es en qué consistió la traición de Judas o por qué actuó como lo hizo. Parece poco probable que simplemente le hayan pagado para informar a las autoridades sobre el paradero de Jesús, pues podían haber obtenido esa información sin necesidad de pagar. Las tradiciones conservadas contienen indicios de que Judas pudo haber dado a conocer información privilegiada a la que él había tenido acceso como uno de los doce discípulos, la cual fue utilizada contra Jesús en su juicio. Como veremos en esta lección, no contamos con buenas fuentes de lo que pasó en el juicio de Jesús. Pero es claro que el sumo sacerdote y su consejo, el sanedrín, consideraron que Jesús era una amenaza y por tanto lo llevaron ante Pilato.

Bosquejo I.

En esta lección retomaremos el estudio en el momento en que los líderes judíos en Jerusalén decidieron que Jesús debía ser quitado de en medio. A. Es casi seguro que Jesús fue traicionado por uno de sus discípulos, Judas Iscariote. 1. Ese hecho tiene múltiples testimonios (Mc. 14:10-11, 43-45; Jn. 18:2-3; Hch. 1:16; posiblemente 1 Co. 11:23) y no es el tipo de historia que un cristiano probablemente inventaría después. 2. Existe cierta duda sobre el significado del término griego que en 1 Co. 11:23 es traducido como “entregado” o “traicionado”. Una interpretación es que hace referencia al acto por el cual Dios lo “entregó” para su sacrificio, y no a la traición de Judas. B. Lo que no está claro es en qué consistió la traición de Judas. 1. La idea prevalente de que Judas simplemente les informó a las autoridades en dónde podían encontrar a Jesús lejos de las multitudes puede ser correcta, pero ¿por qué necesitarían a un discípulo cercano para este tipo de información? 2. Tal vez Judas dio a conocer algo más, una información que las autoridades podrían usar para llevar a Jesús a juicio. 3. Es de llamar la atención que en los relatos del juicio de Jesús, lo acusan de llamarse a sí mismo el mesías, el Hijo de Dios, el rey de los judíos (Mc. 14:61, 15:2; Jn. 18:33, 19:19).

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4.

II.

En las enseñanzas públicas de Jesús que hemos determinado que son históricamente confiables, él nunca se refiere a sí mismo con esos títulos. En nuestra fuente más antigua, cuando uno de sus discípulos lo llamó el mesías, él le ordena guardar el secreto (Mc. 8:30). ¿De dónde sacaron las autoridades la idea de que él se aplicaba a sí mismo esos títulos? 5. En eso pudo consistir la traición de Judas. Él sabía las cosas que Jesús les enseñaba a sus discípulos en privado y que no decía en público. 6. ¿Reveló Judas información privilegiada? Si es así, podemos tener una pista de lo que Jesús les enseñó a sus discípulos sobre sí mismo. Tenemos varios indicios sobre lo que Jesús les enseñó a sus discípulos sobre sí mismo y que Judas pudo haber informado a las autoridades. A. Los indicios vienen a través de varios datos curiosos que parecen históricamente confiables. 1. Es casi seguro que el cargo dirigido contra Jesús por el gobernador romano Poncio Pilato fue que se considerara a sí mismo el rey de los judíos (Mc. 15:2; Jn. 18:33, 19:19). 2. Jesús nunca se llama a sí mismo de esa manera en ninguno de los evangelios. ¿Por qué habría de ser ejecutado por algo que nunca dijo? 3. Adicionalmente, durante su audiencia ante las autoridades judías, las cuales llevaron a cabo una especie de investigación preliminar antes de entregarlo para el enjuiciamiento, Jesús fue claramente acusado de llamarse a sí mismo el mesías (Mc. 14:61-62)—un personaje grande y poderoso, de quien se pensaba sería el futuro rey del pueblo de Israel. B. En público Jesús rechazó el título de “mesías” en referencia a sí mismo, pero, ¿es posible que en cierto modo él sí pensara que era el mesías? 1. Jesús enseñó que el reino llegaría después de que el Hijo del hombre ejecutara su juicio sobre la tierra. 2. Los reinos, por definición, tienen reyes. ¿Quién sería el rey? 3. En última instancia, por supuesto, sería Dios—de ahí la constante referencia de Jesús al “reino de Dios”. Pero probablemente él no pensaba que Dios mismo se sentaría físicamente en el trono de Jerusalén. ¿Entonces quién? 4. Las tradiciones más antiguas también indican que Jesús pensaba que él mismo sería quien se sentaría en el trono. Por ello sólo los que aceptaran su mensaje serían recibidos en el reino. 5. Jesús también les dijo a sus discípulos que ellos se sentarían en doce tronos para gobernar sobre las doce tribus de Israel. ¿Quién estaría por encima de ellos? Por supuesto que Jesús, pues él designó a los doce. Más aún, dos de sus discípulos le pidieron que uno se sentara a su derecha y el otro a su izquierda en el reino venidero (vea por

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III.

ejemplo Mc. 10:37). Evidentemente ellos entendían que Jesús sería el gobernante en el reino. C. Así, podemos asegurar que durante la actividad pública de Jesús, al menos algunas personas (sus discípulos cercanos) pensaban que él sería el futuro rey de Israel. Si así no fuera, no podríamos explicar por qué después de su muerte estos seguidores aseguraban que él era el mesías. 1. Los seguidores de Jesús no podían haber comenzado a creer esto con base en su creencia posterior de que él había resucitado. 2. Antes del cristianismo, hasta donde sabemos, los judíos no esperaban que el mesías fuera levantado de la muerte. En ningún texto judío conservado—ya sea en la Biblia hebrea o posterior hasta antes del cristianismo—se menciona que el mesías fuera a morir y resucitar. 3. Si los seguidores de Jesús lo llamaron mesías después de su muerte, debieron haber pensado que él era el mesías antes, cuando aún vivía. 4. Sin embargo, en los relatos más antiguos Jesús no enseña públicamente que él es el mesías y advierte a sus discípulos a no divulgar eso. D. La mejor forma de explicar todos estos datos es mostrando la íntima relación entre las enseñanzas de Jesús sobre sí mismo y su predicación apocalíptica. 1. Los que recibieran sus palabras entrarían al reino. 2. Este sería el reino de Dios, gobernado por aquellos que escogió—los doce discípulos en doce tronos. 3. Jesús gobernaría sobre los discípulos. Él sería, en efecto, el rey en el reino de Dios que se acercaba. 4. Desde esa perspectiva apocalíptica (y yo diría, sólo desde esa perspectiva) es que Jesús pensaba en sí mismo como el mesías. Él no era un juez cósmico, un sacerdote con autoridad, o un líder militar. Él era el enviado por Dios para proclamar las buenas nuevas del reino que se aproximaba, y quien sería el gobernante definitivo cuando llegara el fin. E. La traición de Judas, por tanto, consistió en delatar esta enseñanza privada de Jesús ante las autoridades. 1. Esta es la razón por la que ellos pudieron levantar cargos contra Jesús por haberse llamado a sí mismo el mesías, el rey de los judíos. 2. Por supuesto él lo entendía en un sentido apocalíptico. Ellos lo entendían en un sentido terrenal. Pero él no pudo rechazar la acusación cuando se le interrogó al respecto (“¿eres tú el rey de los judíos?”), porque así es como él se entendía a sí mismo, y los doce discípulos lo sabían. También es difícil saber la razón por la cual Judas decidió revelar esta información. 125

IV.

A. Algunos piensan que lo hizo por el dinero (vea Mt. 26:14-15; Jn. 12:4-6). 1. Esto es posible, pero las “treinta monedas de plata” es una referencia al cumplimiento de una profecía de la Biblia hebrea (Zac. 11:12); es decir, esta tradición no pasa el criterio de desemejanza. 2. Algunos argumentan que Judas se desilusionó cuando se percató que Jesús no tenía intención de convertirse en un mesías político-militar. 3. Otros piensan que lo que quería era espolear a Jesús, bajo el razonamiento de que si era arrestado, pediría apoyo y comenzaría un alzamiento que derrocaría a los romanos. B. Cada una de estas explicaciones tiene sus méritos, pero al final nunca sabremos. 1. Judas les devolvió el dinero a los líderes judíos. Debido a que los sacerdotes no tenían permitido usar “dinero de sangre”, compraron con esa plata el lugar conocido como Campo del Alfarero. 2. Judas murió, ya sea por suicidio o por alguna otra causa. Las fuentes más antiguas concuerdan en que después de la última cena con sus discípulos, Jesús fue arrestado por las autoridades judías (atestiguado en Mc. 14:43 y Jn. 18:3), quienes llevaron a cabo una investigación preliminar en su contra. A. Como aristócratas locales, los sacerdotes tenían la autorización de los romanos de dirigir y controlar sus propios asuntos internos. 1. A la cabeza del grupo estaba el sumo sacerdote, que en ese tiempo (años 26-36 d. C.) era un hombre llamado Caifás. 2. No hay nada inverosímil en que un transgresor local fuera llevado ante las autoridades locales. En el caso de Jesús las autoridades eran Caifás y su consejo gobernante conocido como el “sanedrín” (esto explica también por qué fue la guardia judía la que arrestó a Jesús y no la romana). B. Desafortunadamente no tenemos una forma confiable de conocer lo que sucedió cuando Jesús fue presentado ante Caifás. 1. En parte nuestras fuentes nos dificultan el trabajo. De acuerdo con los relatos, las únicas personas presentes eran Jesús y las autoridades judías. Aparentemente ninguno de los discípulos estaba presente. 2. Sin embargo, el verdadero problema está en que es difícil entender el desarrollo del juicio, si en verdad sucedió como está narrado, debido a que la acusación de “blasfemia” que se le imputó a Jesús no puede sustentarse en nada de lo él había dicho (Mc. 14:61-62). 3. No era blasfemo el llamarse a uno mismo el mesías (como presuntamente lo hizo Jesús)—eso simplemente significa que tú pensabas que eras el libertador-gobernador de tu pueblo. Tampoco era blasfemo decir que el Hijo del hombre pronto vendría—esto era

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V.

simplemente reconocer que el libro de Daniel había predicho algo que sucedería en tus tiempos. 4. Sin embargo, el sumo sacerdote acusó a Jesús de blasfemia. Debido a que ninguna blasfemia fue cometida, parece poco probable que el juicio se haya desarrollado en la forma en que es descrita en Marcos, nuestra fuente más antigua. (Uno podría considerar su declaración como blasfema sólo si se asume, como lo hace Marcos, que Jesús era el Hijo del hombre, porque entonces Jesús estaría afirmando tener una posición igual a Dios. Pero el sumo sacerdote no habría tenido razones para pensar que Jesús se estaba refiriendo a sí mismo cuando mencionó al Hijo del hombre). En resumen, podemos decir mucho sobre las últimas horas de Jesús antes de su comparecencia ante el gobernador romano Poncio Pilato. A. Es casi seguro que fue traicionado por uno de sus seguidores, Judas Iscariote, quien pudo haber revelado a las autoridades algunas de las enseñanzas secretas que Jesús había transmitido a su círculo íntimo de los doce. B. Estas enseñanzas eran referentes a su propia identidad—algo que él rehusaba hablar públicamente. Al parecer Jesús pensaba que él mismo sería designado por Dios como el soberano del reino venidero. C. Una vez que las autoridades judías conocieron esto, contaron con todos los elementos que necesitaban para realizar un arresto apresurado para quitar a Jesús de la mirada pública. D. Actuando discretamente, las autoridades arrestaron a Jesús en la noche y lo condujeron a un interrogatorio informal. No sabemos exactamente qué sucedió ahí, pero fue suficiente para que las autoridades lo entregaran al gobernador romano para ser enjuiciado.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 12. Juan 18-19; Lucas 22-23; Marcos 14-16; Mateo 26-27 Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 16. Lecturas sugeridas: Brown, Death of the Messiah. Crossan, Who Killed Jesus? 127

Preguntas para considerar: 1. Considere las explicaciones mencionadas por las que Judas pudo haber decidido traicionar a Jesús. ¿Cuáles considera que son los pros y los contras de cada una de ellas? 2. ¿Por qué piensa que algunos académicos dudan de la historicidad de las siguientes historias que encontramos en los relatos de los evangelios sobre las últimas horas de Jesús? ¿Qué argumentos históricos se pueden alegar a su favor? ¿Cuál es su posición al respecto? (a) La institución de la última cena (Mc. 14:22-25; Mt. 26:26-29; Lc. 22:15-20; 1 Co. 11:23-26), (b) Jesús lava los pies de los discípulos (Jn. 13:1-20), y (c) la oración de Jesús en el huerto antes de su arresto (Mc. 14:32-42; Mt. 26:36-46; Lc. 22:39-46).

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Lección 22

Las muerte y resurrección de Jesús Objetivo Uno de los hechos históricos más seguros es que Jesús fue crucificado por orden del prefecto romano de Judea, Poncio Pilato. Como gobernador provincial, Pilato tenía rienda suelta para ocuparse las situaciones difíciles; no requería un juicio mediante un jurado o un debido proceso. No sabemos por qué las autoridades judías entregaron a Jesús a Pilato; tal vez lo hicieron como una atención a Pilato, o porque no querían la responsabilidad, o porque querían que Jesús fuera quitado de en medio definitivamente, pero la ley romana no les permitía aplicar la pena capital. En esta lección trataremos de determinar lo que podemos saber, a partir de los registros históricos, acerca del juicio y la muerte de Jesús. También discutiremos los reportes contradictorios sobre la resurrección de Jesús

Bosquejo I.

No tenemos buena información sobre lo que pasó en el juicio de Jesús ante Pilato. A. En una lección anterior comenté la posición y el poder que tenía Pilato como gobernador de la provincia romana de Judea. B. No es del todo claro el por qué las autoridades judías no manejaron ellas mismas el problema que representaba Jesús. 1. Tal vez quisieron mostrar consideración a Pilato, quien se encontraba en la ciudad para ocuparse de esa clase de problemas durante la Pascua. 2. Las autoridades tal vez estaban preocupadas por la gran cantidad de seguidores que Jesús estaba ganando (aunque es difícil saber si realmente estaba ganando gran cantidad de seguidores). De ser así, es posible que no desearan generar animosidad entre las multitudes. 3. Quizá también querían quitar a Jesús de en medio—es decir, querían que fuera ejecutado. La mayoría de los historiadores considera que, aunque los romanos les permitían a las aristocracias locales encargarse de sus propios asuntos, reservaban el derecho a aplicar la pena capital para ellos mismos. C. Es difícil saber qué ocurrió realmente cuando Jesús compareció ante Pilato. 1. Sus seguidores, quienes luego relataron las historias sobre el hecho, no estaban ahí presentes, y los principales protagonistas, Pilato y los

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sacerdotes, probablemente no habrían revelado detalles a cristianos inquisitivos más tarde. 2. Los relatos de los evangelios sobre las multitudes en el juicio no pasan el criterio de credibilidad contextual. Sabemos por Josefo que Pilato era un gobernante cruel, que o atendía los caprichos de la población. 3. La idea de las multitudes pidiendo la sangre de Jesús no pasa el criterio de desemejanza; los cristianos que transmitieron la historia tiempo después pudieron querer enfatizar la culpabilidad del pueblo judío. 4. Podemos trazar esta tendencia si ponemos los evangelios en orden cronológico (Marcos, Lucas, Mateo, Juan y el no canónico de Pedro). Esta tendencia continuó en las tradiciones de la iglesia durante el siglo segundo, incluyendo relatos de la conversión de Pilato. En otras palabras, conforme pasó el tiempo, Pilato y los romanos se fueron volviendo más inocentes, en tanto que los judíos se fueron volviendo más culpables. Esto pasa por alto el hecho importante de que fueron los líderes judíos, y no el pueblo judío, quienes instigaron al arresto de Jesús. D. Lo que es prácticamente seguro es que el punto central en el juicio de Jesús fue, una vez más, sus propias afirmaciones sobre sí mismo. 1. A Pilato no le habría interesado un ápice si Jesús guardaba el sábado, o si le había dicho a la gente que se amaran unos a otros, o si instó a sus discípulos a desprenderse de sus riquezas. 2. A él le habrían importado cosas relacionadas con su gobierno como representante de Roma. Fuentes independientes atestiguan que el motivo de la ejecución fue el que Jesús se llamara a sí mismo el rey de los judíos (Mc. 15:26; Jn. 19:19). 3. Esta tradición también pasa el criterio de desemejanza. “Rey de los judíos” no es un título que los cristianos usaran para Jesús, hasta donde podemos decir por nuestras fuentes conservadas. 4. El relato de Marcos no es un reporte de un testigo ocular, pero puede que no se aleje mucho en lo esencial de la realidad. Pilato, habiendo escuchado de los sacerdotes judíos que se sabía que Jesús se refería a sí mismo como el mesías (= “rey” en este contexto), lo interrogó acerca de esto. Jesús, o admitió la acusación, o hizo muy poco o nada para defenderse de ella. 5. Pilato no necesitó escuchar nada más. Jesús era un alborotador en potencia que estaba agitando a las multitudes y que se consideraba a sí mismo rey de los judíos, lo cual para Roma era una usurpación de sus prerrogativas. Sin más dilación, Pilato ordenó su ejecución como enemigo del estado. 130

II.

E. El juicio probablemente fue breve. Puede que no haya durado más de un par de minutos y probablemente era uno de muchos asuntos en la apretada agenda de esa mañana. Otros dos más fueron acusados de sedición esa misma mañana. Los tres fueron llevados fuera de las puertas de la ciudad para ser crucificados. La muerte por crucifixión era horriblemente lenta y dolorosa, reservada por los romanos para los criminales más bajos. A. Los romanos no consideraban que las sentencias de muerte se tuvieran que realizar de una forma humanitaria y privada. 1. Utilizaban la tortura pública como disuasor, una forma de mostrar que el poder del imperio podría ejercerse brutalmente sobre el cuerpo de cualquiera que se atreviera a desafiarlo. 2. Jesús no fue la única persona crucificada en la antigüedad. Este modo de ejecución era común para los esclavos, delincuentes comunes, revoltosos y personas acusadas de sedición. Cuando el general romano Tito tomó Jerusalén después de un asedio de dos años, en 70 d. C., crucificó a tantas personas que se le acabó la madera. B. De acuerdo con las tradiciones de los evangelios, antes de ser llevado a su ejecución, Jesús fue azotado (Mc. 15:15; Jn. 19:1). 1. La flagelación también era un castigo horrendo; los romanos usaban tiras de cuero con pequeñas piezas de vidrio o hueso atadas a los extremos para arrancar la piel y los músculos. 2. El relato de la flagelación de Jesús puede ser un añadido cristiano para mostrar lo mucho que sufrió, o puede ser históricamente cierto. 3. Dado que la tortura pública de los criminales de las clases bajas era la regla en esos tiempos, los relatos son totalmente plausibles. C. Jesús y los otros dos habrían sido llevados por soldados fuera de las puertas de la ciudad, llevando sus maderos hasta donde estaban los postes verticales colocados en el lugar de la ejecución, cuyo lugar preciso desconocemos. 1. Los postes verticales eras reutilizados, quizá todos los días. Allí los condenados habrían sido clavados a los travesaños, o a los mismos postes verticales, atravesados por las muñecas y posiblemente por los tobillos. 2. Una pequeña repisa pudo haber sido fijada al poste vertical en donde el condenado se podría sentar o descansar. D. Actualmente conocemos más sobre la crucifixión de lo que sabíamos anteriormente, principalmente debido a un descubrimiento arqueológico realizado en 1968. 1. El descubrimiento consistió en parte de los restos de un hombre crucificado, llamado Jehohanan. Su hueso del tobillo todavía estaba unido a un pedazo de madera de olivo a través del cual se había 131

III.

introducido un clavo. El clavo se había incrustado en un nudo de la madera y no se pudo retirar. 2. Jehohanan aparentemente fue atado a la cruz por los brazos; pero era más común que las personas fueran clavadas a través de las muñecas. E. La muerte por crucifixión era lenta y dolorosa. 1. No era provocada por pérdida de sangre, sino por asfixia, ya que la cavidad toráxica se distendía y la persona ya no podía respirar. 2. La muerte ocurría sólo cuando la víctima carecía de la fuerza necesaria para tirar hacia arriba con sus brazos para aliviar la presión en el pecho; algunas veces tomaba días. 3. En el caso de Jesús la muerte se produjo rápido, en cuestión de horas—posiblemente por el maltrato que había recibido previamente. 4. Los discípulos de Jesús no estaban ahí con él, aunque algunas de las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea, según los informes, lo miraban desde lejos (Mc. 15:40). Sin embargo, nadie estaba lo suficientemente cerca para escuchar sus últimas palabras— si es que las hubo. 5. Para la media tarde del día anterior al sábado, ya había muerto. En varios relatos independientes, se nos dice que el cuerpo de Jesús fue sepultado por un hombre influyente que era seguidor de Jesús en secreto, José de Arimatea (Mc. 15:42-43; Jn. 19:38; Ev. Pe. 23). A. Algunos expertos han puesto en duda esta tradición con base en la credibilidad contextual. 1. A los criminales crucificados, por lo general no se les concedía un entierro decente, sino que eran dejados en sus cruces en donde se descomponían y eran comidos por los carroñeros, o eran arrojados a la fosa común como parte de su humillación. 2. Un experto contemporáneo, John Dominic Crossan, ha argumentado que el cuerpo de Jesús fue comido por perros—lo cual admitimos que es posible, pero en realidad, históricamente, no hay forma de saberlo. 3. Parece improbable que el cuerpo de Jesús haya sido dejado colgado en la cruz. Si así hubiera sido, sus discípulos podrían haberlo visto ahí después y habrían estado menos predispuestos a afirmar que había sido levantado de la muerte tres días después. B. Podemos decir, por tanto, que el cuerpo de Jesús probablemente fue sepultado por alguien en algún lado, ya sea por los soldados en la fosa común o, como dicen las tradiciones, por otra persona que no era ni su familiar ni su discípulo cercano. C. El asunto importante, por supuesto, es lo que sus seguidores afirmaron que sucedió después.

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IV.

El cristianismo está fundamentado en la creencia en que Dios levantó a Jesús de la muerte. A. Los historiadores no pueden afirmar que la resurrección de Jesús “probablemente” haya sucedido. 1. Incluso si sucedió, los historiadores no tendrían forma de demostrarla, debido a las restricciones de lo que puede ser utilizado como evidencia histórica. Debido a que los historiadores sólo pueden determinar lo que probablemente sucedió, y un milagro de esta naturaleza es altísimamente improbable, el historiador no puede afirmar que probablemente es lo que ocurrió. 2. Más aún, las fuentes son irremediablemente contradictorias, como podemos ver al hacer una comparación detallada de los relatos en los evangelios. ¿Quién fue a la tumba? ¿Cuántas personas fueron? ¿Cuáles eran sus nombres? ¿Qué es lo que vieron cuando llegaron ahí? ¿A quién se encontraron? ¿Qué les dijeron? ¿Qué es lo que hicieron después? 3. Las respuestas a cada una de estas preguntas no sólo son diferentes en cada evangelio, sino también son completamente divergentes. B. Como resultado de estas limitaciones, hay algunas cosas que realmente no podemos afirmar como historiadores. 1. No podemos afirmar que realmente Jesús resucitó (aunque tampoco estamos obligados a negarlo). 2. Ni siquiera podemos decir que él fue puesto en un sepulcro privado. 3. No podemos decir que tres días después la tumba estaba vacía. 4. Ni tampoco podemos decir que exactamente tres días después los discípulos afirmaron que estaba vacía y que se les había aparecido (sólo sabemos que posteriormente ellos afirmaron que estaba vacía y que él se les había aparecido). 5. Ni sabemos si el resto de los doce en su totalidad (sin contar a Judas) realmente llegaron a ser creyentes. C. Lo que sí sabemos, sin embargo, es muy importante. 1. Sabemos que algunos (¿todos?, ¿la mayoría?, ¿unos pocos?) de sus discípulos, afirmaron tiempo después (¿tres días?, ¿tres meses?, ¿tres años?) que algunas de las mujeres que le seguían habían visitado su tumba tres días después de su muerte, y que la habían encontrado vacía. 2. Ellos también afirmaron haberlo visto vivo después. 3. Ellos llegaron a creer que él había resucitado. 4. Esta afirmación cambió por completo sus vidas y la historia de nuestro mundo desde entonces.

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Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 12-13. Juan 19-20; Lucas 23-24; Marcos 15-16; Mateo 27-28 Sanders, The Historical Figure of Jesus. cap. 16. Lecturas sugeridas: Brown, Death of the Messiah. Crossan, Jesus: A Revolutionary Biography. ______ , Who Killed Jesus? Preguntas para considerar: 1. A lo largo de los Evangelios, se le atribuyen palabras a Jesús pronunciadas desde la cruz. Explique por qué los historiadores tendrían dificultades para demostrar que esas palabras son históricamente auténticas. 2. Trate de plantear cuál considera que fue la responsabilidad de las autoridades judías, y cuál la de las autoridades romanas, en la muerte de Jesús. A través de los siglos, los cristianos han cargado a los judíos con la responsabilidad por la muerte de Jesús; en tiempos más recientes, esta acusación es vista como una expresión de antisemitismo. ¿Usted cree que lo es? ¿Por qué sí o por qué no?

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Lección 23

La vida de Jesús después de su muerte Objetivo La religión cristiana probablemente se entiende mejor si situamos su comienzo, no tanto con el ministerio de Jesús, su muerte o su resurrección, sino con la creencia por parte de algunos de sus seguidores en su resurrección. Estos primeros cristianos eran apocalipticistas judíos que creían que Dios resucitaría a los muertos al fin de los tiempos. Una vez que ellos se convencieron de que Jesús había resucitado, llegaron a una conclusión lógica: con la resurrección de Jesús el fin ya había comenzado. Más aún, debido a que Jesús fue el primero en ser resucitado, obviamente él era una figura significativa en el plan de Dios para destruir a las fuerzas del mal. Los cristianos que mantenían estas opiniones tuvieron dificultad en convencer a los judíos, quienes esperaban a un personaje poderoso, no a un débil delincuente crucificado. Judíos y cristianos se enfrascaron en acalorados debates sobre estas cuestiones. Incluso entonces, no todos los cristianos entendían a Jesús de la misma forma. En la mayoría de los casos, las creencias que surgieron sobre Jesús estaban muy alejadas de lo que fue el hombre real.

Bosquejo I.

En realidad, no podemos afirmar que el cristianismo comenzó con la predicación de Jesús, debido a que el cristianismo está fundamentado en la creencia en la muerte de Jesús por los pecados del mundo y en su resurrección de entre los muertos. A. Mientras Jesús predicó acerca del Hijo del hombre, el cual pronto vendría a juzgar la tierra, los primeros cristianos predicaron sobre Jesús, quien había muerto y había resucitado. O, para usar una vieja expresión, al parecer los primeros cristianos tomaron la religión de Jesús y la transformaron en la religión acerca de Jesús. B. Tampoco podemos decir que la nueva religión haya comenzado con la muerte de Jesús, porque sin la resurrección, la muerte de Jesús no es sino una más entre otras miles, o millones, de muertes trágicas que ha habido a lo largo de la historia. C. Ni tampoco podemos decir, al menos como historiadores, que la nueva religión comenzó con la resurrección de Jesús, tanto porque los historiadores son incapaces de afirmar en el ámbito de la historia que la resurrección sucedió (es decir, es una cuestión de fe, no de demostración histórica), y debido a que, si Jesús hubiera resucitado, pero nadie hubiera creído en ello, el cristianismo no habría nacido. 135

II.

D. El cristianismo, por tanto, comenzó con la creencia en la resurrección de Jesús. ¿Cómo esa creencia en la resurrección afectó la forma en que los seguidores de Jesús entendieron quién era él y lo que él había enseñado? Es importante recordar quiénes eran los seguidores de Jesús. Conocemos a algunos de ellos por nombre: Simón Pedro, Jacobo, Juan y algunos otros, junto con varias mujeres, como María Magdalena. A. Podemos asumir que ellos eran seguidores de Jesús precisamente porque estaban de acuerdo, o habían sido persuadidos por su mensaje. Por tanto, esto significa que incluso antes de que Jesús muriera, sus seguidores más cercanos—aquellos que posteriormente llegaron a creer que había resucitado—eran judíos apocalipticistas. B. Ahora viene la cuestión clave. ¿Qué es lo que un judío apocalipticista pensaría de la resurrección de un gran hombre de Dios? 1. Recordemos: los apocalipticistas creían que los muertos serían resucitados cuando Dios viniera a juzgar. Cualquiera que llegara a pensar que Jesús había sido levantado de la muerte, llegaría a una conclusión lógica: el fin de los tiempos había llegado (vea 1 Co. 15:20). 2. También es significativo el que Jesús fuera el primero en resucitar: él es quien ha inaugurado el comienzo del fin. 3. Los primeros discípulos llegaron a la conclusión que el fin había comenzado y que Dios había escogido a Jesús para derrotar a las fuerzas cósmicas del mal alineadas en su contra. Jesús había sido exaltado a los cielos, pero pronto regresaría para juzgar la tierra. C. Así, la creencia en la resurrección de Jesús comenzó a afectar la forma en que la gente entendía quién era él en relación con Dios, con el mundo, y con la salvación del género humano. 1. Durante su vida, Jesús había hablado acerca de Dios como padre y lo había comparado con un padre amoroso. Sus seguidores llegaron a pensar que Jesús era el único Hijo de Dios. 2. Durante su vida, Jesús habló de la venida del Hijo del hombre, quien llegaría con las nubes del cielo en un poderoso acto de juicio contra los enemigos de Dios. Sus seguidores llegaron a pensar que él mismo había sido elevado hasta los cielos, y comenzaron a hablar de él como el juez que vendría a juzgar la tierra, el Hijo del hombre. 3. Durante su vida, Jesús habló acerca del reino de Dios que pronto llegaría y evidentemente sostenía que él tendría un lugar prominente en él. Sus seguidores llegaron a pensar que precisamente eso es lo que sucedería; Jesús reinaría como el futuro gobernante, el rey de los judíos, el mesías. 4. Durante su vida, Jesús habló de instaurar la ética del reino. Sus seguidores llegaron a pensar que el reino ya había comenzado y que

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III.

él ya era el rey. De hecho, él era rey sobre todas las cosas en los cielos y en la tierra—el Señor de todo. D. En relativamente poco tiempo, los discípulos quitaron su atención de la inminente llegada del Hijo del hombre y del reino de Dios, y la centraron en Jesús mismo, cuya resurrección revelaba que él era el Hijo de Dios, el Hijo del hombre, el Mesías y el Señor. Sin embargo, para los primeros seguidores de Jesús resultó considerablemente difícil el tratar de convencer a los otros judíos de sus afirmaciones. Ya hemos visto que los judíos de aquel tiempo tenían una serie de expectativas sobre cómo sería el futuro mesías. A. Algunos lo veían como un gran guerrero como el rey David, alguien que tomaría las armas en contra del opresor extranjero, lo echaría de la tierra, y reestablecería a Israel como un estado soberano. B. Otros veían al mesías como una poderosa figura cósmica quien vendría de los cielos para destruir a los enemigos de Dios; o que sería un sacerdote poderoso que tendría la autoridad de Dios para dar interpretaciones divinamente inspiradas de la ley de Dios. En cualquier caso, el mesías era una figura de poder y grandeza. C. Jesús, por supuesto, no era ninguna de estas cosas, sino un predicador itinerante de la Galilea rural que fue crucificado como un delincuente común. La muerte de Jesús significaba para la mayoría de los judíos que él no era el mesías. La mayoría consideraba una blasfemia la idea de que él fuera el mesías. 1. Los cristianos de hoy en día tienden a pensar que Jesús fue crucificado porque eso es lo que se suponía que debía de suceder con el mesías. 2. Sin embargo, antes del cristianismo, no tenemos ningún indicio de que algún judío en algún lugar o algún tiempo pensara que el mesías sufriría y moriría. No existe una sola referencia a tal idea en ningún texto judío—incluyendo la Biblia hebrea—antes del cristianismo. 3. Entonces, ¿por qué los cristianos asumen que eso es lo que debía de sucederle al mesías judío? La respuesta es porque esa fue la conclusión a la que llegaron los primeros cristianos con base en lo que ya sabían sobre Jesús. D. Los primeros cristianos comenzaron a buscar en las Escrituras pasajes que evidenciaran que lo que había sucedido con Jesús, en realidad ya había sido predicho por los profetas. 1. La Biblia hebrea no habla sobre el sufrimiento del mesías. Algunos pasajes hablan del sufrimiento de un hombre justo (vea Is. 53), quien se siente abandonado por Dios, pero cuyo sufrimiento es aceptado como un sacrificio por otros.

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2.

IV.

Algunos pasajes, como los salmos de súplica (p. ej. Sal. 22, 35, 69) o los cantos del siervo sufriente del Señor en el libro de Isaías (Is. 53) fueron interpretados por los primeros cristianos, no como haciendo referencia una persona cualquiera que sufre, ni con referencia al pueblo de Israel en su conjunto (vea Is. 49:3), sino como referencias al futuro mesías de Israel. 3. Judíos y cristianos comenzaron a debatir sobre el significado de estos textos, y ese debate continúa hasta el día de hoy. E. El punto es que los primeros cristianos comenzaron a interpretar a Jesús en forma diferente una vez que creyeron que había resucitado, y pronto comenzaron a afirmar cosas sublimes sobre él, lo cual buscaron sustentar en las Escrituras. Diferentes comunidades cristianas desarrollaron diferentes formas de entender quién era Jesús. Para los primeros discípulos judíos de Jesús, tenía mucho sentido el llamar a Jesús el Hijo del hombre. A. Eso quería decir que él era el juez cósmico que vendría del cielo al cual se hace referencia en Dan. 7:13-14. B. Pero, ¿qué podría significar ese término para las comunidades cristianas posteriores formadas por paganos conversos, los cuales no conocían Daniel 7:13-14? Probablemente no significaría que Jesús era una especie de figura divina, sino que era humano—un hijo de hombre. C. Los primeros seguidores judíos de Jesús habrían tenido un entendimiento claro de lo que significaba llamar a Jesús el Hijo de Dios. 1. En la Biblia hebrea, término Hijo de Dios se refería a cualquier ser humano que había sido escogido en forma especial por Dios para impartir su voluntad en la tierra—como el rey Salomón de la antigüedad (2 Sam. 7:14). 2. Para los cristianos que provenían del paganismo, eso probablemente no significaría que Jesús era un humano especialmente cercano a Dios, sino más bien que era en realidad divino—¡el Hijo de Dios! D. Con el tiempo, los cristianos proclamaron ambas cosas sobre Jesús—que él era el Hijo del hombre y el Hijo de Dios, tanto humano como divino. 1. Para el final del siglo primero, con el evangelio de Juan, sabemos que había cristianos que llamaban a Jesús “Dios”. 2. Obviamente esto estaba muy lejos de lo que Jesús mismo dijo. Jesús fue un profeta apocalíptico que anunció la cercanía del reino; los cristianos llegaron a verlo como el creador del universo. Ahí hay una diferencia abismal. E. Las diferentes formas de entender quién era Jesús influyeron en la forma en que cada comunidad cristiana transmitió sus historias sobre él. Esto parece ser un hecho seguro de la historia; de otra forma, nunca

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podríamos explicar por qué las historias cambiaron con tanta frecuencia y en formas tan distintas. 1. Los cristianos que continuaron creyendo que Jesús era un hombre justo, pero nada más que un hombre, obviamente recordarían sus dichos de una forma muy distinta de aquellos cristianos que creían que Jesús era Dios mismo. 2. Los evangelios que conservamos reflejan estas diferencias. Todos ellos no dicen las mismas cosas. 3. Como historiadores, no podemos tomar ninguno de estos relatos al pie de la letra, como si preservaran un retrato fiel de cómo fue Jesús en realidad. Más bien, necesitamos examinar cuidadosamente cada uno de estos relatos, buscando determinar las palabras y los hechos del hombre que está detrás de ellos.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. cap. 13. Frederiksen, From Jesus to Christ. Hurtado, One God, One Lord. Lecturas sugeridas: Brown, Death of the Messiah. Dunn, Christology in the Making. Preguntas para considerar: 1. Tome un pasaje como el salmo 22 o Isaías 52:13-53:12 y trate de explicar como uno de los primeros cristianos pudo interpretarlo para apoyar la idea de que el mesías tenía que sufrir y ser levantado de la muerte. Después trate de explicar como un judío de aquel tiempo pudo haberlo interpretado de una forma completamente distinta. 2. Imagine un debate en aquellos tiempos entre un cristiano no judío y un judío no cristiano sobre si Jesús era el mesías. ¿Cuáles serían los argumentos más fuertes de ambos lados?

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Lección 24

El profeta del nuevo milenio Objetivo Desde los días de Jesús, algunos de sus seguidores han persistido en afirmar que su mensaje del inminente fin de los tiempos es literalmente cierto, y algunos incluso han fijado fechas de cuándo ocurriría. Uno de esos casos es Edgar Whisenant, cuyo libro 88 Razones por las que el rapto ocurrirá en 1988, tuvo gran impacto en algunos sectores del cristianismo estadounidense. Otro es uno de los autores con más ventas de todos los tiempos, Hal Lindsey, cuyas descripciones del fin del mundo han sido leídas por millones. Este no es un fenómeno reciente; casi cada generación, desde los comienzos del cristianismo hasta hoy, ha tenido sus profetas del fin del mundo, que han afirmado que su generación sería la última. Podemos decir dos cosas sobre cada uno de estos agoreros de la destrucción: cada uno de ellos ha estado indudablemente equivocado, y todos ellos basaron sus predicciones, en parte, en las palabras de Jesús. En esta lección estudiaremos esas profecías y mostraremos que el mensaje de Jesús debe ser entendido en su contexto para comprenderlo a cabalidad. No podemos trasladarlo a nuestro contexto para predecir el fin de los tiempos.

Bosquejo I.

En este punto ya hemos concluido nuestro estudio del Jesús histórico. Hemos abarcado todas las fuentes disponibles para reconstruir su vida y hemos discutido los criterios históricos que podemos utilizar para estudiar los retratos de su persona que encontramos en los evangelios, y así ver cómo fue en realidad el hombre detrás de esos retratos. A. Hemos usado estos criterios para tratar de pintar una imagen coherente de lo que él dijo, lo que él hizo y por qué murió. 1. Mi tesis en la segunda mitad del curso ha sido que Jesús fue un apocalipticista que esperaba el inminente fin de la era presente con el advenimiento desde los cielos de una figura cósmica de juicio. 2. He tratado de mostrar que todos los dichos y hechos de Jesús que pueden ser aceptados como históricamente confiables encajan bien en este marco apocalíptico. 3. En la última lección comencé a mostrar como la religión propia de Jesús fue transformada por sus seguidores tan pronto como ellos comenzaron a creer que él había resucitado. B. En esta lección quiero hablar de otro tipo de transformación de las enseñanzas de Jesús, una cuyo impacto está aún con nosotros hoy. 140

1.

II.

Esta transformación implica adherirse literalmente a algunas de sus enseñanzas, aun cuando la situación ha cambiado drásticamente. 2. Desde los días de Jesús, algunas personas siguen creyendo que el mundo se acabará pronto. La mayoría de ellos han basado su creencia en las enseñanzas de Jesús. Aun a pesar de que cada uno de estos profetas de la destrucción, desde el siglo segundo hasta el siglo veinte han estado indudablemente equivocados en sus predicciones, el negocio de predecir el fin del mundo continúa vivo y pujante. 3. Me gustaría mencionar un par de ejemplos interesantes, comenzando desde lo más cercano a nuestros tiempos. El año 1988 se creyó que sería el año del fin del mundo. Las pruebas eran presentadas en un folleto ampliamente difundido y notablemente influyente titulado 88 Razones por la que el rapto ocurrirá en 1988, por Edgar Whisenant, un exingeniero de la NASA. A. Haciendo honor a su título, el libro enumeraba razones bíblicas y lógicas de por qué 1988 sería el año en que comenzaría el fin de la historia. 1. En algún momento durante la fiesta judía del Rosh Hashaná, entre el 11 y el 13 de septiembre de 1988, Jesucristo regresaría de los cielos para llevarse a sus seguidores (el “rapto”), antes de un periodo de siete años de desastres catastróficos sobre la tierra (la “tribulación”). 2. La tribulación comenzaría “a la puesta del sol del 3 de octubre de 1988”, cuando la Unión Soviética invadiera Israel y diera comienzo a la Tercera Guerra Mundial. Las crisis resultantes conducirían al surgimiento de un representante de Satanás que alejaría de Dios a millones de personas y se declararía a sí mismo divino. 3. Entonces él trataría de apoderarse de los gobiernos de todo el mundo, conduciendo a una guerra termonuclear el 4 de octubre de 1995, que devastaría a los Estados Unidos (“usted podrá caminar desde Little Rock hasta Dallas sólo sobre cenizas”). El mundo sería arrojado a un invierno nuclear (las temperaturas nunca rebasarían los -100 °C), y se acabarían los suministros de agua y alimentos. B. A pesar de que el libro pueda sonar un poco a ciencia ficción cristiana, fue leído como verdad bíblica por un número sorprendente de cristianos sinceros y devotos. En cuestión de meses se vendieron más de 2 millones de copias. 1. Muchos cristianos señalaron que tanta precisión era antibíblica, porque Jesús había dicho: “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mt. 24:36). 2. Whisenant no se inmutó. Después de todo, él no había predicho “el día y la hora” del fin, sino sólo la semana.

141

III.

C. Para reforzar sus “88 Razones”, Whisenant utilizó citas bíblicas que sus correligionarios literalistas tuvieron dificultades para refutar, p. ej.: “Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas. Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.” (Mt. 24:32-34) 1. Whisenant hizo notar que en la Biblia, la “higuera” a menudo es utilizada para simbolizar a la nación de Israel. La higuera a la cual le “brotan sus hojas” sería una referencia al renacimiento de Israel después de un largo periodo de espera. 2. Debido a que el moderno estado de Israel fue establecido en 1948, y debido a que una generación en la Biblia es de cuarenta años— ¡voilà!—1988 debía ser el año del fin. D. Whisenant afirmaba que muchas otras profecías bíblicas, muchas de ellas demasiado complejas, señalaban exactamente la misma fecha. Uno de los ejemplos más sencillos era Levítico 26:28. Dios le dice al pueblo de Israel que si eran desobedientes, él los castigaría “siete veces” por sus pecados. 1. Whisenant consideró que esto significaba un castigo de siete “años”, y notó que en el calendario lunar judío un año consta de 360 días. Más aún, en varios pasajes bíblicos (p. ej. Nm. 14:34) Dios considera un día como un año. Esto significaba que el castigo duraría 7 x 360 años, o 2,520 años en total. 2. De acuerdo con el libro de Daniel, el castigo de Israel comenzó con los 70 años de opresión de Israel por los babilonios, que comenzó, de acuerdo con Whisenant, con el reinado de Nabucodonosor en 602 a. C. y terminó en 532 a. C. 3. Si el tiempo del castigo de Israel debía durar 2,520 años adicionales, eso no lleva a… ¡sorpresa!—1988. E. Cuando 1988 llegó… y se fue, Whisenant no se retractó de sus opiniones, sino simplemente argumentó que había tenido un pequeño error de cálculo. En un segundo libro publicado poco después de que sus predicciones fallaron, advertía que ¡1989 sería el año! El fin nunca llegó, por supuesto. Pero el fracaso constante e inevitable en el cumplimiento de esos augurios al parecer no ha tenido el más mínimo efecto en la popularidad de los mismos. Un claro ejemplo de ello viene de uno de los autores con más ventas de los tiempos modernos, un cristiano evangélico de nombre Hal Lindsay. A. Lindsay bien pudiera ser el autor más leído del siglo XX. Su libro más famoso, The Late Great Planet Earth (publicado en español como La

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Agonía del Gran Planeta Tierra), fue el libro más vendido de no ficción en los años setenta, con más de 28 millones de copias impresas. B. Lindsay era un observador inteligente de los tiempos, con una habilidad especial para cautivar al lector promedio ligeramente interesado—especialmente a los estudiantes universitarios. 1. Su libro se lee como una novela policiaca y está lleno de anécdotas, escenarios históricos plausibles y predicciones de destrucción masiva. 2. Escribiendo en 1970, Lindsay veía al mundo como el escenario de la actuación de Dios en la historia y a la Biblia como el plan maestro. 3. Lindsay calculó que una guerra mundial estallaría en 1989 en el Medio Oriente, lo que desencadenaría una invasión por parte de la Unión Soviética sedienta de petróleo, un contraataque nuclear por parte de una confederación de diez naciones europeas y una invasión por parte de un ejército de 200 millones de chinos. 4. Al final de todo ello, sólo quedaría la confederación europea, encabezada por un líder carismático que no sería otro sino el Anticristo. La confederación europea haría estallar su arsenal nuclear, destruyendo las principales ciudades del mundo. 5. Cuando pareciera que no habría esperanza, Dios intervendría de forma definitiva. Cristo aparecería en los cielos para derrocar a las fuerzas del mal y establecer su reino sobre la tierra. C. Lindsay afirmaba que su descripción de los eventos futuros estaba totalmente fundada en las Escrituras, las cuales describían con precisión el futuro de nuestro planeta. 1. El problema, por supuesto, es que eso mismo es lo que han afirmado desde el comienzo todos los profetas del fin del mundo. Y como siempre sucede, cuando las predicciones no se cumplen, los profetas deben volver a la mesa de trabajo para revisar los cálculos, y empezar de nuevo. 2. Lo que es más intrigante es que el fervor apocalíptico nunca se extingue con cada nueva edición. 3. Cuando a Lindsay le dio la impresión que las cosas no sucederían según lo predicho, escribió otro libro, 1980s: Countdown to Armageddon (publicado en español como La década del 80: Cuenta Regresiva al Armagedón), argumentando que todo se desarrollaba conforme al plan. El libro estuvo en la lista de The New York Times de los más vendidos durante 21 semanas. D. Evidentemente, la reputación de Lindsay no se vio empañada por sus interpretaciones fallidas, ni por sus afirmaciones posteriores de que los ovnis eran artimañas engañosas de los demonios, quienes pronto realizarían un aterrizaje masivo con el fin de engañar a los terrícolas y 143

IV.

V.

hacerlos creer en la vida en otros planetas. Sus libros y videos continuaron siendo muy populares. Si tuviéramos más tiempo, podríamos detallar otras profecías fallidas que han sido hechas a lo largo de la historia del cristianismo. Al menos vale la pena hacer notar que parecen ser recurrentes en casi cada generación. Haré mención de un par de ejemplos llamativos, que no tienen que ver con las preocupaciones de algunos creyentes sobre la llegada del año 2000. A. Posiblemente la profecía fallida mejor conocida en los Estados Unidos fue la que experimentaron los seguidores de William Miller. Miller era un granjero de Nueva York quien predijo, con base en un cuidadoso estudio de su Biblia, que el mundo terminaría con un resplandor cósmico de gloria en 1843. Algunos de sus miles de seguidores regalaron todas sus posesiones esperando aquel día; pero después algunos terminaron en los tribunales buscando recuperar todo aquello. B. Aún más significativo históricamente hablando fueron las predicciones del monje italiano, Joaquín de Fiore, que demostró que el Anticristo pronto se manifestaría y que el fin del mundo llegaría en el año 1260. Estas predicciones jugaron un papel muy importante en la reflexión teológica a finales de la Edad Media. C. Mil años antes, encontramos a un importante grupo de cristianos que vivían en Asia Menor, seguidores de las enseñanzas de un profeta del siglo segundo llamado Montano, el cual afirmaba que el fin del mundo sería en su propia generación. Uno de los más grandes teólogos del cristianismo antiguo, Tertuliano, perteneció a este grupo. D. Poco más de un siglo antes de eso, tenemos los escritos del apóstol Pablo, los cuales llegaron a formar parte del Nuevo Testamento—son los escritos cristianos más antiguos de cualquier tipo con los que contamos. Pablo les dice a sus seguidores que Cristo regresaría desde los cielos en un poderoso acto de juicio y se llevaría de este mundo a sus seguidores, tanto a aquellos que habían muerto previamente, como a “los que aún estemos vivos”, en palabras de Pablo (1 Tes. 4:17). E. Estos son sólo algunos de los muchos, muchos profetas de los que tenemos noticia. 1. La mayoría de los que han predicho el fin inminente de los tiempos permanecen entre los episodios perdidos de la historia. 2. Todos estos agoreros del fin tienen dos cosas en común: cada uno de ellos estaba completamente equivocado, y cada uno de ellos pudo citar palabras de Jesús en apoyo de sus opiniones. Permítanme concluir explicando mis razones para haber hecho este breve recuento de anuncios del fin. A. Mi objetivo no es enfatizar el hecho de que Jesús se equivocó.

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B. Por el contrario, pienso que más bien sus primeros seguidores hicieron algo bien. Permítanme explicarlo. 1. Tengo que admitir haber estado un tanto dudoso de señalar este punto, dado el hecho de que estas lecciones se han basado completamente en un estudio histórico de Jesús y no en un conjunto de creencias teológicas—las mías, las suyas o las de cualquiera. 2. Parafraseando al profeta hebreo Amós, no soy teólogo ni hijo de teólogo. Mi interés en estas lecciones no es teológico. Sin embargo, si alguno está interesado en la Teología, entonces sería bueno que prestara atención a la forma en que los primeros cristianos manejaron las tradiciones sobre Jesús. C. Una de las frustraciones del historiador del cristianismo primitivo es que los primeros cristianos no preservaron intactas sus tradiciones sobre Jesús, sino que las modificaron para que se adecuaran a las nuevas circunstancias en las que ellos se encontraban. 1. Como hemos visto, los cristianos no tuvieron ningún reparo en adaptar las tradiciones sobre Jesús para que éstas fueran relevantes para las nuevas condiciones que ellos enfrentaban. 2. Su disposición, e incluso avidez para hacer esto le han generado problemas a los historiadores, quienes buscan conocer lo que Jesús realmente dijo e hizo. D. Pero eso que les genera tantos problemas a los historiadores, les puede brindar grandes oportunidades a los teólogos—e incluso a los creyentes—quienes están interesados en algo más que los simples hechos de la historia. 1. Aquellos que se niegan a reconocer que cada nueva circunstancia es un nuevo contexto, y que los contextos nuevos requieren repensar las antiguas tradiciones, están cometiendo el mismo error de aquellos que se niegan a reconocer que Jesús debe ser entendido en su propio contexto. 2. No podemos suponer que Jesús vivió en nuestro contexto, e interpretar sus palabras a la luz de lo que ellas pueden significar hoy. 3. Tampoco podemos suponer que nosotros vivimos en el mismo contexto de Jesús y que sus palabras son automáticamente relevantes para una situación actual diferente. 4. Esa ha sido siempre la causa de la ruina de los agoreros del fin del mundo: ellos han tomado las palabras de un apocalipticista judío del siglo primero y han supuesto que estaban dirigidas para el contexto en el que ellos mismos vivían. Estas palabras podían haber dado esperanza de mejores tiempos para sus oyentes originales. Pero cuando son sacadas de su contexto original y son aplicadas sin más a contextos nuevos, simplemente se vuelven superficiales y falsas. 145

E. Cualquiera que esté interesado en entender lo que las palabras de Jesús pueden significar para nuestro mundo, no puede aplicarlas automáticamente a la realidad moderna sin apreciar primero cómo esta realidad es distinta a la que él vivió. 1. Aplicar las enseñanzas de un rabí de la antigüedad a un contexto moderno no es tarea de un historiador, sino de un teólogo. 2. Lo que el historiador sí puede hacer es advertir de los peligros de no reconocer que el contexto de las palabras y hechos de una persona tienen suma importancia para entender su significado y su relevancia para nuestros días.

Lecturas indispensables: Ehrman, Jesús, el profeta judío apocalíptico. caps. 1, 14. Boyer, When Time Shall Be No More. Cohn, The Pursuit of the Millennium. Lecturas sugeridas: Lindsey, Late Great Planet Earth. Weber, Living in the Shadow of the Second Coming. Wojcik, The End of the World. Preguntas para considerar: 1. ¿Por qué cree que a tanta gente le interesa conocer los detalles sobre el fin del mundo? ¿Las razones de este interés moderno son las mismas o son distintas a las que encontramos en el contexto apocalipticista de la antigüedad? 2. Para aquellos que no creen que el fin es inminente y que consideran que Jesús estuvo equivocado al pensar que sí lo era, ¿hay alguna relevancia en su proclamación de la venida del Hijo del hombre? (no quiero dar a entender que esta pregunta tiene una respuesta obvia).

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Apéndice I

Evangelio de la infancia de Tomás4 INFANCIA DE NUESTRO SEÑOR, DIOS Y SALVADOR JESUCRISTO I Yo, Tomás Israelita, el elegido, os he informado a todos vosotros, hermanos de la gentilidad, para que conozcáis la infancia de nuestro Señor, todas las maravillas que nuestro Dios obró, aquel que nació en nuestra tierra de Belén y en la ciudad de Nazaret. El principio es como sigue: II 1. Después de cumplir cinco años, se encontraba un día jugando junto a los charcos que se habían formado después de llover. El agua estaba sucia y él hacía confluir los regatos en una sola corriente, transformándolos en agua limpia sin hacer otra cosa que mandárselo. 2. Luego tomó un poco de barro blando del cieno y formó con él doce pajaritos. Era a la sazón día de sábado cuando Jesús hizo esto jugando. Y había otros muchachos que jugaban juntamente con él. 3. Cuando un judío vio lo que Jesús hacía, fue y se lo contó a su padre José, diciendo: «Mira, tu hijo está en el arroyo y, tomando un poco de barro, ha hecho doce pájaros, con lo que ha profanado el sábado». 4. Cuando José llegó al lugar y vio a Jesús, le increpó: «¿Por qué haces en sábado lo que no está permitido hacer?» Mas Jesús batió sus palmas y dijo a los pajarillos: «Volad y pensad en mí, vosotros los vivientes». Y los pajarillos se echaron a volar y se marcharon gorjeando. 5. Cuando los judíos vieron esto, se llenaron de pavor y se fueron juntos a contar a los otros el milagro que habían visto hacer a Jesús. III 1. Estaba allí junto a José el hijo de Anás, el escriba, y se le ocurrió estropear con un mimbre el embalse, dando salida a las aguas que Jesús había reunido. 2. Al ver éste lo ocurrido, se indignó y le dijo: «Tú, sodomita, impío e insensato. ¿Es que te estorbaban mi embalse y el agua? Pues ahora te vas a quedar tú seco como un árbol, sin que puedas llevar hojas ni raíz ni fruto». 3. E inmediatamente se quedó el muchacho completamente seco. Jesús se alejó mientras tanto camino de casa. Entonces vinieron los padres del lisiado, lloraron su juventud y dijeron a José: «Mira qué hijo tienes». IV 1. Iba otra vez Jesús paseando por medio de la ciudad. En esto vino corriendo un muchacho por detrás y saltó sobre sus hombros. Irritado Jesús, le dijo: «No concluirás tu camino». E inmediatamente cayó muerto el rapaz. Cuando los otros vieron lo sucedido, dijeron: «¿De dónde habrá venido este muchacho, que todas sus palabras resultan hechos consumados?»

4

Tomado de Los Evangelios Apócrifos, Aurelio de Santos Otero, Biblioteca de Autores Cristianos.

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2. Y, acercándose a José los padres del difunto, le amenazaban diciendo: «Tú, teniendo un hijo como éste, no puedes vivir en nuestra ciudad, de no ser que le enseñes a bendecir y a no maldecir; pues deja secos a nuestros hijos». V 1. José llamó aparte a Jesús y le amonestó de esta forma: «¿Por qué maldices así, siendo con ello la causa de que éstos sufran, nos odien y pretendan echarnos fuera de la ciudad?» Jesús replicó: «Yo sé que estas palabras que acabo de pronunciar no son mías, mas por amor a ti, ¡oh padre!, callaré. Esos otros, en cambio, recibirán su castigo». Y en el mismo momento quedaron ciegos los que habían hablado mal de él. 2. Los testigos de esta escena se llenaron de pavor y no se atrevieron a enojarle más, pues toda palabra que salía de su boca, fuera buena o mala, se cumplía. Cuando José se dio cuenta de que Jesús había hecho esto, se enfadó mucho y, cogiéndole de la oreja, le tiró fuerte. 3. Jesús entonces se indignó y dijo: «Tú ya tienes bastante con buscarme y no encontrar (me), pues realmente no sabes si te pertenezco. Por lo demás, no me aflijas, pues tuyo soy y a ti voy». VI 1. Y cierto rabino por nombre Zaqueo, que se encontraba allí mismo, oyó a Jesús hablar con su padre y se quedó maravillado de que el niño hablara así. 2. Se llegó, pues, pasados unos días, a José y le dijo: «Veo que tienes un hijo cuerdo e inteligente. ¡Ea!, confíamelo a mí para que aprenda las letras. Yo me encargaré de enseñarle todo lo que es menester: respetar a los mayores, padres o abuelos, tratar con mansedumbre a sus iguales, mostrar respeto y veneración hacia sus padres para que él mismo pueda ser amado por sus propios hijos y por los de los extraños». 3. José se enfadó con el niño y dijo al maestro: «Pero ¿quién es capaz de educarlo? ¿Piensas, hermano, que es una pequeña cruz?» 4. Cuando el niño Jesús oyó lo que estaba diciendo su padre, se echó a reír y dijo a Zaqueo: «Es verdad todo lo que acaba de decir mi padre. Yo soy aquí el Señor, y vosotros, forasteros. Sólo a mí me ha sido dado el poder, pues yo ya existía antes y sigo existiendo. He nacido entre vosotros y con vosotros vivo. Vosotros no sabéis quién soy yo, pero yo sé muy bien de dónde venís, quiénes sois, cuándo habéis nacido y cuántos años va a durar vuestra vida. En verdad te digo, maestro, que cuando tú naciste, yo ya existía, y antes de que tú nacieras, ya vivía yo. Si quieres ser un maestro perfecto, escúchame y yo te enseñaré una sabiduría que nadie conoce fuera de Aquel que me envió a vosotros para adoctrinaros. En realidad yo soy tu maestro, mientras tú lo eres mío (sólo) en apariencia, pues sé muy bien qué edad tienes y cuánto va a prolongarse tu vida. Cuando veáis mi cruz, a la que ha aludido mi padre, entonces te darás cuenta de que todo lo que te estoy diciendo es verdad. Yo soy aquí el Señor, mientras que vosotros sois forasteros, pues yo sigo siendo siempre el mismo». 5. Y los judíos que estaban presentes, al escucharlo, se quedaron pasmados y gritaron diciendo: «¡Oh rara e inaudita maravilla! Ni siquiera cinco años tiene este muchacho y pronuncia tales discursos como no los hemos oído nunca de boca de los príncipes de los sacerdotes, de los escribas o de los fariseos». Respondió Jesús y les dijo: «Vosotros os maravilláis, es verdad, pero no creéis lo que acabo de deciros. Os voy a anunciar otra cosa inaudita: Yo sé, lo mismo que el que me ha enviado, cuándo fue creado el mundo». Al oírle hablar así, los judíos quedaron consternados y no pudieron contestarle. Entonces el niño se puso a jugar y a saltar y se mofaba de ellos diciendo: «Yo sé qué poca capacidad tenéis de admiraros y de intuir, pues es a mí a quien ha sido dada la gloria para consuelo del niño». 148

VIa 1. Entonces dijo el maestro a su padre José: «Ven, tráeme este muchacho a la escuela y yo le enseñaré las letras». José le tomó de la mano y lo llevó a la escuela. El maestro comenzó la lección con palabras amables y le escribió el alfabeto. Luego empezó a explicarlo, diciendo en alta voz lo que había escrito. El niño, sin embargo, se quedó callado, sin escucharle durante largo tiempo, con lo que el maestro se enfadó y le dio un golpe en la cabeza. Entonces el niño replicó: «Te portas mal, ¿he de instruirte yo a ti, o eres tú quien me estás instruyendo a mí? Yo ya me sé las letras que tú pretendes enseñarme. Muchos te condenarán, pues éstas son para mí como un bronce que tañe o como un cascabel que hace ruido, incapaces de reproducir ni una voz inteligible, ni la gloria de la sabiduría, ni la fuerza del alma y de la inteligencia». 2. Luego hizo el niño una pausa y recitó a continuación todo el alfabeto, desde la A a la T. Después clavó, airado, la vista en el maestro y le dijo: «¿Por qué enseñas tú la Beta a los demás, sin conocer de antemano la naturaleza del Alfa? Hipócrita, si lo sabes, enséñame primero lo que es el Alfa, y luego te creeré lo referente a la Beta». Entonces comenzó a explicar al maestro la naturaleza de la primera letra. 3. Y dijo a Zaqueo en presencia de muchos oyentes: «Escucha, maestro, y entiende la constitución de la primera letra: cómo tiene dos trazos rectilíneos y los rasgos que ves agudizarse en la mitad unidos, elevados..., triangulares y biangulares, homogéneos..., equilibrados; el Alfa tiene dimensiones iguales». VII 1. Cuando el maestro Zaqueo escuchó la exposición que hizo el niño acerca de los elementos de la primera letra, desconcertado por ver que él nada podía añadir a una respuesta como ésta, ni a una lección como la que acababa de escuchar, dijo: «¡Ay, pobre de mí, que he perdido el juicio! Instruyendo a este muchacho, yo mismo me he acarreado la vergüenza». 2. «Tómalo, hermano José, y llévatelo, pues no puedo soportar su mirada ni la sutileza de sus palabras. Es verdad que este niño es extraterrestre: es capaz de dominar el mismo fuego; ya existía mucho antes de la creación del mundo. Ignoro qué seno materno le ha traído al mundo y no sé qué madre le ha amamantado. ¡Ay de mí! amigo mío: todo esto se me oculta. Me encuentro aturdido, pues me he engañado a mí mismo, pobre de mí. Deseaba tener un discípulo y me he encontrado con un maestro». 3. «Ahora me doy perfecta cuenta de mi confusión, pues he sido vencido por este niño. Por causa suya no me queda otro remedio que morir humillado. Soy incapaz de mirarle a los ojos, mientras todos son testigos de que me he dejado vencer por un rapazuelo. ¿Qué es lo que puedo añadir, o qué explicación voy a dar acerca de lo expuesto sobre los elementos de la primera letra? No lo sé, amigos míos, pues no comprendo ni el principio ni el fin». 4. «Toma, hermano José, este niño y llévatelo a casa, pues es algo extraordinario: o un Dios, o un ángel o no sé cómo llamarlo». VIII 1. Y en presencia de los judíos que acompañaban a Zaqueo, el niño rompió a reír, diciendo: «Den fruto ahora los estériles, vean los ciegos y oigan los sordos en el fondo de su corazón: Yo he venido desde arriba para redimir a los que estaban abajo y elevarlos a las alturas, tal como me mandó quien me envió a vosotros». 149

2. Cuando el niño terminó su discurso, se sintieron inmediatamente curados todos aquellos que habían caído bajo su maldición. Y desde entonces nadie osaba enojarle, no fuera que le maldijera y quedara lisiado. IX 1. Días después se encontraba Jesús jugando en una terraza de un edificio. Y uno de los muchachos que con él estaba cayó de lo alto y se mató. Los otros niños, al ver esto, se marcharon todos y quedó solo Jesús. 2. Vinieron los padres del difunto y se encararon con Jesús, diciéndole: «Tú, revoltoso, tú eres el que ha tirado abajo a nuestro hijo». Jesús respondió: «No he sido yo el que le ha empujado; ha sido él solo que, después de dar un traspié, ha caído desde el tejado. Por eso está muerto». 3. Entonces Jesús dio un grito y dijo: «¡Zenón! —éste era el nombre del difunto—, levántate y di si he sido yo quien te ha tirado». El niño se levantó y dijo: «No, Señor». Los circunstantes se llenaron de admiración y los padres del muchacho alabaron al Señor por el milagro y adoraron a Jesús. X 1. A los pocos días sucedió que un joven que estaba partiendo leña en las cercanías se hirió con el hacha, cortándose la planta del pie, y estaba a punto de morir. 2. Sobrevino por esto un gran alboroto y se arremolinó mucha gente. Jesús acudió también, después de abrirse paso a través de la multitud, y tomó en sus manos el pie lastimado, con lo que éste quedó inmediatamente sano. Luego dijo al muchacho: «Levántate, sigue cortando leña y piensa en mí». Cuando la multitud se dio cuenta del milagro que acababa de verificarse, adoró a Jesús y dijo: «Es verdad, pues, que Dios habita en él». XI 1. A la edad de seis años le envió una vez su madre María a que trajera agua a casa. Mas con la aglomeración se le soltó el cántaro, que fue a dar en el suelo y se quebró. 2. Entonces extendió Jesús el manto con que iba cubierto, lo llenó de agua y se lo llevó a su madre. Ésta, al ver la maravilla que Jesús había obrado, le besó y guardaba (en su interior) todos los misterios que le veía realizar. XII Otra vez, siendo época de sementera, salió Jesús con su padre a sembrar trigo en su finca. Y mientras su padre lo hacía, sembró también Jesús un celemín de trigo, recolectando — después de segar y limpiar la cosecha— cien celemines. Luego llamó a los pobres y les repartió el grano en la era. José también tuvo su parte en el trigo que Jesús había sembrado. XIII 1. Por entonces tenía Jesús ocho años y su padre era carpintero. Cuando éste se disponía una vez a hacer un mueble por encargo de un hombre rico, se dio cuenta de que una de las tablas se había quedado corta, pues no tenía medida alguna. Estando por ello muy apesadumbrado, le dijo Jesús: «No te preocupes, pon las dos tablas en el suelo e iguálalas por tu parte». 2. José así lo hizo. Entonces cogió Jesús la tabla más corta, la estiró y la hizo igual a la otra. Luego dijo a José: «No te preocupes, ahora puedes hacer lo que tú quieras». Éste abrazó al niño, lo besó y dijo: «Dichoso de mí, a quien Dios ha dado un hijo como éste». 150

XIV 1. Teniendo en cuenta José la buena disposición del niño, así como su edad y su sabiduría, pensó de nuevo que no debía quedarse sin aprender las letras, por lo que le llevó a otro maestro. Éste dijo a José: «¿Qué clase de letras he de enseñarle?» José respondió: «Primero las griegas, luego las hebreas». El maestro conocía el carácter del muchacho y le tenía miedo, pero no obstante le escribió el alfabeto, se lo explicó y le dijo: «A». Jesús respondió A y luego se calló. El maestro le enseñó entonces la B, pero Jesús no respondió. 2. Luego dijo: «Si de verdad eres maestro y conoces perfectamente las letras, dime primero el valor de la A y luego te digo yo el de la B». Irritado entonces el maestro, le pegó en la cabeza, por lo que el niño, airado, le maldijo. E inmediatamente se desvaneció el maestro y cayó al suelo. 3. Jesús volvió a casa, pero José, lleno de pesar, dijo a su madre: «No le dejes en manera alguna salir fuera, para que no tengan que sufrir tanto los que le enojan». XV 1. Un año después, otro profesor, vecino de José, dijo a éste: «Tráeme tu chico a la escuela; quizá consiga por las buenas hacer que aprenda las letras». José respondió: «Si te atreves, hermano, llévatelo con mucho cuidado, respeto y circunspección». 2. El muchacho entró de muy buena gana en la escuela y encontró un volumen puesto sobre el pupitre. Lo abrió y, sin pararse a leer lo que en él estaba escrito, abrió su boca y se puso a hablar llevado por el Espíritu Santo, enseñando la Ley. Los circunstantes le escuchaban y le pedían que siguiera hablando. Y se congregó gran muchedumbre que había escuchado a Jesús y admiraba su hermosura, su doctrina y su facilidad de palabra, teniendo en cuenta que era un niño el que decía tales cosas. 3. Cuando supo esto José, se llenó de miedo y corrió en seguida hacia la escuela, recelando que quizá también aquel maestro cayera en la tentación. Pero éste le dijo: «Sábete, hermano, que yo recibí a este niño como si fuera un alumno y resulta que está rebosando gracia y sabiduría; tómalo, como es justo, y llévatelo a tu casa». 4. Al oír el niño lo que el maestro decía a su padre, se echó a reír y dijo: «Gracias a ti, que has hablado con cordura, va a ser curado aquel hombre que anteriormente fue castigado». Y en la misma hora quedó curado el otro maestro. XVI 1. Otra vez mandó José a su hijo Santiago que fuera a atar haces de leña para traerlos a casa. El niño Jesús le acompañó a éste cuando se puso en marcha para recoger la leña. Mas he aquí que una víbora mordió a Santiago en la mano. 2. Cuando éste yacía en el suelo y estaba ya para morir, se le acercó Jesús y le sopló en la mordedura, con lo que el veneno se retiró y el reptil quedó muerto. XVII 1. Sucedió después que otro niño de la vecindad murió y su madre lloraba desconsolada. Cuando Jesús oyó los gritos y sollozos de ésta, corrió allá y vio al niño que yacía muerto en el regazo de su madre. Inmediatamente le tocó en el pecho y dijo: «Niño, a ti te hablo; no mueras, sino vive más bien y quédate con tu madre». El niño sonrió y se inclinó hacia él. Entonces dijo Jesús a la mujer: «Toma el niño, dale el pecho y piensa en mí».

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2. Al ver esto la multitud, se llenó de admiración y exclamó: «Verdaderamente que este muchacho es o un Dios o un ángel, pues toda palabra que sale de su boca se convierte en un hecho». Y Jesús se fue a casa. XVIII 1. Un año después aconteció que, estando construyéndose una casa, un hombre cayó de lo alto y murió, sobreviniendo por ello un tumulto y un gran griterío. Al oírlo Jesús, se fue allá y vio al hombre muerto. Entonces le tomó de la mano y le dijo: «A ti te digo, hombre, levántate y reanuda tu trabajo». Él se levantó y le adoró. 2. La multitud que vio esto se llenó de admiración y dijo: «Este muchacho tiene que haber venido del cielo, pues ha librado muchas almas de la muerte y continuará librándolas) hasta el fin de su vida». XIX 1. Al cumplir los doce años marcharon sus padres, como de costumbre, a Jerusalén para asistir a las fiestas de la Pascua, enrolados en la caravana. Y terminadas las fiestas, se volvían José y María ya de nuevo a casa. Mas el niño Jesús se quedó en Jerusalén y sus padres no se dieron cuenta, pensando que se encontraría en la comitiva. 2. Después del primer día de camino se pusieron a buscarle entre sus parientes y compañeros de viaje, pero no lo encontraron. Entonces se volvieron a Jerusalén en su busca, llenos de aflicción. Al cabo de tres días le encontraron finalmente en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles la lectura de la Ley y haciendo sus preguntas. Todos estaban pendientes de él y se admiraban de ver que, niño como era, dejaba sin palabra a los ancianos y maestros del pueblo, desentrañándoles los capítulos de la Ley y las parábolas de los profetas. 3. Y acercándose María, su madre, le dijo: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira con qué dolor y preocupación te hemos venido buscando». Mas Jesús replicó: «¿Por qué me buscáis? ¿No sabéis que debo ocuparme de las cosas que atañen a mi Padre?» 4. Los escribas y fariseos decían a su madre: «¿Eres tú por ventura la madre de este niño?» Ella respondió: «Así es». Y ellos repusieron: «Pues dichosa de ti entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, porque gloria, virtud y sabiduría semejantes ni las hemos oído ni visto jamás». 5. Jesús se levantó y siguió a su madre. Y era obediente a sus padres. Su madre, por su parte, retenía todos estos hechos portentosos en su corazón. Mientras tanto iba Jesús creciendo en edad, sabiduría y gracia y obraba curaciones, siendo glorificado por Dios, su Padre. A Él sea tributada alabanza por los siglos de los siglos. Amén.

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Apéndice II

Evangelio de Pedro5 I 1. Pero de entre los judíos nadie se lavó las manos: ni Herodes ni ninguno de sus jueces. Y, al no quererse ellos lavar, Pilato se levantó. 2. Entonces el rey Herodes manda que se hagan cargo del Señor, diciéndoles: «Ejecutad cuanto os acabo de mandar que hagáis con él». II 3. Se encontraba allí a la sazón José, el amigo de Pilato y del Señor. Y, sabiendo que iban a crucificarle, se llegó a Pilato en demanda del cuerpo del Señor para su sepultura. 4. Pilato a su vez mandó recado a Herodes y le pidió el cuerpo (de Jesús). 5. Y Herodes dijo: «Hermano Pilato: aun dado caso que nadie lo hubiera reclamado, nosotros mismos le hubiéramos dado sepultura, pues está echándose el sábado encima y está escrito en la ley que el sol no debe ponerse sobre un ajusticiado». Y con esto, se lo entregó al pueblo (de los judíos) el día antes de los Ázimos, su fiesta. III 6. Y ellos, tomando al Señor, le daban empellones corriendo, y decían: «Arrastremos al Hijo de Dios, pues ha venido a caer en nuestras manos». 7. Después le revistieron de púrpura y le hicieron sentar sobre el tribunal, diciendo: «Juzga con equidad, rey de Israel». 8. Y uno de ellos trajo una corona de espinas y la colocó sobre la cabeza del Señor. 9. Algunos de los circunstantes le escupían en el rostro, (mientras que) otros le daban bofetadas en las mejillas y otros le herían con una caña. Y había quienes le golpeaban diciendo: «Éste es el homenaje que rendimos al Hijo de Dios». IV 10. Después llevaron dos ladrones y crucificaron al Señor en medio de ellos. Mas él callaba como si no sintiera dolor alguno. 11. Y, cuando hubieron enderezado la cruz, escribieron encima: «Éste es el rey de Israel». 12. Y, depositadas las vestiduras ante él, las dividieron en lotes y echaron a suerte entre ellos. 13. Mas uno de aquellos malhechores les increpó diciendo: «Nosotros sufrimos así por las iniquidades que hemos hecho; pero éste, que ha venido a ser el Salvador de los hombres, ¿en qué os ha perjudicado?» 14. E indignados contra él, mandaron que no se le quebraran las piernas para que muriera entre tormentos. V

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Tomado de Los Evangelios Apócrifos, Aurelio de Santos Otero, Biblioteca de Autores Cristianos.

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15. Era a la sazón mediodía, y la oscuridad se posesionó de toda la Judea. Ellos fueron presa de la agitación, temiendo no se les pusiera el sol —pues (Jesús) estaba aún vivo—, ya que les está prescrito que «El sol no debe ponerse sobre un ajusticiado». 16. Uno de ellos dijo entonces: «Dadle a beber hiel con vinagre». Y, haciendo la mezcla, le dieron el brebaje. 17. Y cumplieron todo, colmando la medida de las iniquidades acumuladas sobre su cabeza. 18. Y muchos discurrían (por allí) sirviéndose de linternas, pues pensaban que era de noche, y venían a dar en tierra. 19. Y el Señor elevó su voz, diciendo: «¡Fuerza mía, fuerza (mía), tú me has abandonado!» Y, en diciendo esto, fue sublimado (al cielo). 20. En aquel mismo momento se rasgó el velo del templo de Jerusalén en dos partes. VI 21. Entonces sacaron los clavos de las manos del Señor y le tendieron en el suelo. Y la tierra entera se conmovió y sobrevino un pánico enorme. 22. Luego brilló el sol, y se comprobó que era la hora de nona. 23. Se alegraron, pues, los judíos y entregaron su cuerpo a José para que le diera sepultura, puesto que (éste) había sido testigo de todo el bien que (Jesús) había hecho. 24. Y, tomando el cuerpo del Señor, lo lavó, lo envolvió en una sábana y lo introdujo en su misma sepultura, llamada Jardín de José. VII 25. Entonces los judíos, los ancianos y los sacerdotes se dieron cuenta del mal que se habían acarreado a sí mismos y empezaron a golpear sus pechos, diciendo: «¡Malditas nuestras iniquidades! He aquí que se echa encima el juicio y el fin de Jerusalén». 26. Yo, por mi parte, estaba sumido en la aflicción juntamente con mis amigos, y, heridos en lo más profundo del alma, nos manteníamos ocultos. Pues éramos hechos objeto de sus pesquisas como malhechores y como (sujetos) que pretendían incendiar el templo. 27. Por todas estas cosas, nosotros ayunábamos y estábamos sentados, lamentándonos y llorando noche y día hasta el sábado. VIII 28. Entretanto, reunidos entre sí los escribas, los fariseos y los ancianos, al oír que el pueblo murmuraba y se golpeaba el pecho diciendo: «Cuando a su muerte han sobrevenido señales tan portentosas, ved si debería ser justo», 29. los ancianos, pues, cogieron miedo y vinieron a presencia de Pilato en plan de súplica, diciendo: 30. «Danos soldados para que custodien su sepulcro durante tres días, no sea que vayan a venir sus discípulos, le sustraigan y el pueblo nos haga a nosotros algún mal, creyendo que ha resucitado de entre los muertos». 31. Pilato, pues, les entregó a Petronio y a un centurión con soldados para que custodiaran el sepulcro. Y con ellos vinieron también a la tumba ancianos y escribas. 32. Y, rodando una gran piedra, todos los que allí se encontraban presentes, juntamente con el centurión y los soldados, la pusieron a la puerta del sepulcro. 33. Grabaron además siete sellos y, después de plantar una tienda, se pusieron a hacer guardia. 154

IX 34. Y muy de mañana, al amanecer el sábado, vino una gran multitud de Jerusalén y de sus cercanías para ver el sepulcro sellado. 35. Mas durante la noche que precedía al domingo, mientras estaban los soldados de dos en dos haciendo la guardia, se produjo una gran voz en el cielo. 36. Y vieron los cielos abiertos y dos varones que bajaban de allí teniendo un gran resplandor y acercándose al sepulcro. 37. Y la piedra aquella que habían echado sobre la puerta, rodando por su propio impulso, se retiró a un lado, con lo que el sepulcro quedó abierto y ambos jóvenes entraron. X 38. Al verlo, pues, aquellos soldados, despertaron al centurión y a los ancianos, pues también éstos se encontraban allí haciendo la guardia. 39. Y, estando ellos explicando lo que acababan de ver, advierten de nuevo tres hombres saliendo del sepulcro, dos de los cuales servían de apoyo a un tercero, y una cruz que iba en pos de ellos. 40. Y la cabeza de los dos (primeros) llegaba hasta el cielo, mientras que la del que era conducido por ellos sobrepasaba los cielos. 41. Y oyeron una voz proveniente de los cielos que decía: «¿Has predicado a los que duermen?» 42. Y se dejó oír desde la cruz una respuesta: «Sí». XI 43. Ellos entonces andaban tratando entre sí de marchar y de manifestar esto a Pilato. 44. Y, mientras se encontraban aún cavilando sobre ello, aparecen de nuevo los cielos abiertos y un hombre que baja y entra en el sepulcro. 45. Viendo esto los que estaban junto al centurión, se apresuraron a ir a Pilato de noche, abandonando el sepulcro que custodiaban. Y, llenos de agitación, contaron cuanto habían visto, diciendo: «Verdaderamente era Hijo de Dios». 46. Pilato respondió de esta manera: «Yo estoy limpio de la sangre del Hijo de Dios; fuisteis vosotros los que lo quisisteis así». 47. Después se acercaron todos y le rogaron encarecidamente que ordenara al centurión y a los soldados guardar secreto sobre lo que habían visto. 48. «Pues es preferible —decían— ser reos del mayor crimen en la presencia de Dios que caer en manos del pueblo judío y ser apedreados». 49. Ordenó, pues, Pilato al centurión y a los soldados que no dijeran nada. XII 50. A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor —atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos—, 51. tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado. 52. Mas temían no fueran a ser vistas por los judíos y decían: «Ya que no nos fue posible llorar y lamentarnos el día aquel en que fue crucificado, hagámoslo ahora por lo menos cabe su sepulcro. 53. Pero ¿quién nos removerá la piedra echada a la puerta del sepulcro, de manera que, pudiendo entrar, nos sentemos junto a él y hagamos lo que es debido? 155

54. Pues la piedra era muy grande y tenemos miedo no nos vaya a ver alguien. Y si (esto) no nos es posible, echemos al menos en la puerta lo que llevamos en memoria suya; lloremos y golpeémonos el pecho hasta que volvamos a nuestra casa». XIII 55. Fueron, pues, y encontraron abierto el sepulcro. Y en esto ven allí un joven sentado en medio de la tumba, hermoso y cubierto de una vestidura blanquísima, el cual les dijo: 56. «¿A qué habéis venido? ¿A quién buscáis? ¿Por ventura a aquel que fue crucificado? Resucitó ya y se marchó. Y si no lo queréis creer, asomaos y ved el lugar donde yacía. No está, pues ha resucitado y ha marchado al lugar aquel de donde fue enviado». 57. Entonces las mujeres, aterrorizadas, huyeron. XIV 58. Era a la sazón el último día de los Ázimos y muchos partían de vuelta para sus casas una vez terminada la fiesta. 59. Y nosotros, los doce discípulos del Señor, llorábamos y estábamos sumidos en la aflicción. Y cada cual, apesadumbrado por lo sucedido, retornó a su casa. 60. Yo, Simón Pedro, por mi parte, y Andrés, mi hermano, tomamos nuestras redes y nos dirigimos al mar, yendo en nuestra compañía Leví el de Alfeo, a quien el Señor...

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Apéndice III

Evangelio de Tomás6 Éstas son las palabras secretas que pronunció Jesús el Viviente y que Dídimo Judas Tomás consignó por escrito. 1. Y dijo: «Quien encuentre el sentido de estas palabras no gustará la muerte» 2. Dijo Jesús: «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo» 3. Dijo Jesús: «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma». 4. Dijo Jesús: «No vacilará un anciano a su edad en preguntar a un niño de siete días por el lugar de la vida, y vivirá; pues muchos primeros vendrán a ser últimos y terminarán siendo uno solo». 5. Dijo Jesús: «Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto» 6. Le preguntaron sus discípulos diciéndole: «¿Quieres que ayunemos? ¿Y de qué forma hemos de orar y dar limosna, y qué hemos de observar respecto a la comida?» Jesús dijo: «No mintáis ni hagáis lo que aborrecéis, pues ante el cielo todo está patente, ya que nada hay oculto que no termine por quedar manifiesto y nada escondido que pueda mantenerse sin ser revelado». 7. Jesús dijo: «Dichoso el león que al ser ingerido por un hombre se hace hombre; abominable el hombre que se deja devorar por un león y éste se hace hombre». 8. Y dijo: «El hombre se parece a un pescador inteligente que echó su red al mar y la sacó de él llena de peces pequeños. Al encontrar entre ellos un pez grande y bueno, aquel pescador inteligente arrojó todos los peces pequeños al mar y escogió sin vacilar el pez grande». 9. Dijo Jesús: «He aquí que el sembrador salió, llenó su mano y desparramó. Algunos (granos de simiente) cayeron en el camino y vinieron los pájaros y se los llevaron. Otros cayeron sobre piedra y no arraigaron en la tierra ni hicieron germinar espigas hacia el cielo. Otros cayeron entre espinas —éstas ahogaron la simiente— y el gusano se los comió. Otros cayeron en tierra buena y (ésta) dio una buena cosecha, produciendo 60 y 120 veces por medida». 10. Dijo Jesús: «He arrojado fuego sobre el mundo y ved que lo mantengo hasta que arda». 11. Dijo Jesús: «Pasará este cielo y pasará asimismo el que está encima de él. Y los muertos no viven ya, y los que están vivos no morirán. Cuando comíais lo que estaba muerto, lo hacíais revivir; ¿qué vais a hacer cuando estéis en la luz? El día en que erais una misma cosa, os hicisteis dos; después de haberos hecho dos, ¿qué vais a hacer?».

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Tomado de Los Evangelios Apócrifos, Aurelio de Santos Otero, Biblioteca de Autores Cristianos.

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12. Los discípulos dijeron a Jesús: «Sabemos que tú te irás de nuestro lado; ¿quién va a ser el mayor entre nosotros?» Les dijo Jesús: «Dondequiera que os hayáis reunido, dirigíos a Santiago el Justo, por quien el cielo y la tierra fueron creados». 13. Dijo Jesús a sus discípulos: «Haced una comparación y decidme a quién me parezco». Le dijo Simón Pedro: «Te pareces a un ángel justo». Le dijo Mateo: «Te pareces a un filósofo, a un hombre sabio». Le dijo Tomás: «Maestro, mi boca es absolutamente incapaz de decir a quién te pareces». Respondió Jesús: «Yo ya no soy tu maestro, puesto que has bebido y te has emborrachado del manantial que yo mismo he medido». Luego le tomó consigo, se retiró y le dijo tres palabras. Cuando Tomás se volvió al lado de sus compañeros, le preguntaron éstos: «¿Qué es lo que te ha dicho Jesús?» Tomás respondió: «Si yo os revelara una sola palabra de las que me ha dicho, cogeríais piedras y las arrojaríais sobre mí: entonces saldría fuego de ellas y os abrasaría». 14. Les dijo Jesús: «Si ayunáis, os engendraréis pecados; y si hacéis oración, se os condenará; y si dais limosnas, haréis mal a vuestros espíritus. Cuando vayáis a un país cualquiera y caminéis por las regiones, si se os recibe, comed lo que os presenten (y) curad a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra en vuestra boca no os manchará, mas lo que sale de vuestra boca, eso sí que os manchará». 15. Dijo Jesús: «Cuando veáis al que no nació de mujer, postraos sobre vuestro rostro y adoradle: Él es vuestro padre». 16. Dijo Jesús: «Quizá piensan los hombres que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a traer disensiones sobre la tierra: fuego, espada, guerra. Pues cinco habrá en casa: tres estarán contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y todos ellos se encontrarán en soledad». 17. Dijo Jesús: «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado y en ningún corazón humano ha penetrado». 18. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos cómo va a ser nuestro fin». Respondió Jesús: «¿Es que habéis descubierto ya el principio para que preguntéis por el fin? Sabed que donde está el principio, allí estará también el fin. Dichoso aquel que se encuentra en el principio: él conocerá el fin y no gustará la muerte». 19. Dijo Jesús: «Dichoso aquel que ya existía antes de llegar a ser. Si os hacéis mis discípulos (y) escucháis mis palabras, estas piedras se pondrán a vuestro servicio. Cinco árboles tenéis en el paraíso que ni en verano ni en invierno se mueven y cuyo follaje no cae: quien los conoce no gustará la muerte». 20. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos a qué se parece el reino de los cielos». Les dijo: «Se parece a un grano de mostaza, que es (ciertamente) la más exigua de todas las semillas, pero cuando cae en tierra de labor hace brotar un tallo (y) se convierte en cobijo para los pájaros del cielo». 21. Dijo Mariham a Jesús: «¿A qué se parecen tus discípulos?» Él respondió: «Se parecen a unos muchachos que se han acomodado en una parcela ajena. Cuando se presenten los dueños del terreno les dirán: Devolvednos nuestra finca. Ellos se sienten desnudos en su presencia al tener que dejarla y devolvérsela». Por eso os digo: «Si el dueño de la casa se entera de que va a venir el ladrón, se pondrá a vigilar antes de que llegue y no permitirá que éste penetre en la casa de su propiedad y se lleve su ajuar. Así pues, vosotros estad también alerta ante el mundo, ceñid vuestros lomos con fortaleza para que los ladrones encuentren cerrado el paso hasta vosotros; pues (si no), darán con la recompensa que vosotros esperáis. ¡Ojalá surja de entre vosotros un hombre sabio que —cuando la cosecha hubiere madurado— venga rápidamente con la hoz en la mano y la siegue! El que tenga oídos para oír, que oiga». 158

22. Jesús vio unas criaturas que estaban siendo amamantadas y dijo a sus discípulos: «Éstas criaturas a las que están dando el pecho se parecen a quienes entran en el Reino». Ellos le dijeron: «¿Podremos nosotros —haciéndonos pequeños— entrar en el Reino?» Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces podréis entrar [en el Reino]». 23. Dijo Jesús: «Yo os escogeré uno entre mil y dos entre diez mil; y resultará que ellos quedarán como uno solo». 24. Dijeron sus discípulos: «Instrúyenos acerca del lugar donde moras, pues sentimos la necesidad de indagarlo». Les dijo: «El que tenga oídos, que escuche: en el interior de un hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el universo; sin su luz reinan las tinieblas». 25. Dijo Jesús: «Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo». 26. Dijo Jesús: «La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio, no la ves. Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano». 27. (Dijo Jesús): «Si no os abstenéis del mundo, no encontraréis el Reino; si no hacéis del sábado sábado, no veréis al Padre». 28. Dijo Jesús: «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios (y) no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no se percatan de que han venido vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez salir de él. Ahora bien: por el momento están ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se arrepentirán». 29. Dijo Jesús: «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu, es un prodigio; pero el que el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es prodigio [de prodigios]. Y yo me maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza». 30. Dijo Jesús: «Dondequiera que hubiese tres dioses, dioses son; dondequiera que haya dos o uno, con él estoy yo». 31. Dijo Jesús: «Ningún profeta es aceptado en su aldea; ningún médico cura a aquellos que le conocen». 32. Dijo Jesús: «Una ciudad que está construida (y) fortificada sobre una alta montaña no puede caer ni pasar inadvertida». 33. Dijo Jesús: «Lo que escuchas con uno y otro oído, pregónalo desde la cima de vuestros tejados; pues nadie enciende una lámpara y la coloca bajo el celemín o en otro lugar escondido, sino que la pone sobre el candelero para que todos los que entran y salen vean su resplandor». 34. Dijo Jesús: «Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo». 35. Dijo Jesús: «No es posible que uno entre en la casa del fuerte y se apodere de ella (o de él) de no ser que logre atarle las manos a éste: entonces sí que saqueará su casa». 36. Dijo Jesús: «No estéis preocupados desde la mañana hasta la noche y desde la noche hasta la mañana (pensando) qué vais a poneros». 37. Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo te nos vas a manifestar y cuándo te vamos a ver?» Dijo Jesús: «Cuando perdáis (el sentido de) la vergüenza y —cogiendo vuestros vestidos— los pongáis bajo los talones como niños pequeños y los pisoteéis, entonces [veréis] al Hijo del Viviente y no tendréis miedo».

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38. Dijo Jesús: «Muchas veces deseasteis escuchar estas palabras que os estoy diciendo sin tener a vuestra disposición alguien a quien oírselas. Días llegarán en que me buscaréis (y) no me encontraréis». 39. Dijo Jesús: «Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del conocimiento y las han escondido: ni ellos entraron, ni dejaron entrar a los que querían. Pero vosotros sed cautos como las serpientes y sencillos como las palomas». 40. Dijo Jesús: «Una cepa ha sido plantada al margen del Padre y —como no está firmemente arraigada— será arrancada de cuajo y se malogrará». 41. Jesús dijo: «A quien tiene en su mano se le dará; y a quien nada tiene —aun aquello poco que tiene— se le quitará». 42. Dijo Jesús: «Haceos pasajeros». 43. Le dijeron sus discípulos: «¿Quién eres tú para decirnos estas cosas?» [Jesús respondió]: «Basándoos en lo que os estoy diciendo, no sois capaces de entender quién soy yo; os habéis vuelto como los judíos, ya que éstos aman el árbol y odian su fruto, aman el fruto y odian el árbol». 44. Dijo Jesús: «A quien insulte al Padre, se le perdonará; y a quien insulte al Hijo, (también) se le perdonará. Pero quien insulte al Espíritu Santo no encontrará perdón ni en la tierra ni en el cielo». 45. Dijo Jesús: «No se cosechan uvas de los zarzales ni se cogen higos de los espinos, (pues) éstos no dan fruto alguno. [Un] hombre bueno saca cosas buenas de su tesoro; un hombre malo saca cosas malas del mal tesoro que tiene en su corazón y habla maldades, pues de la abundancia del corazón saca él la maldad». 46. Dijo Jesús: «Desde Adán hasta Juan el Bautista, no hay entre los nacidos de mujer nadie que esté más alto que Juan el Bautista, de manera que sus ojos no se quiebren. Pero yo he dicho: Cualquiera de entre vosotros que se haga pequeño, vendrá en conocimiento del Reino y llegará a ser encumbrado por encima de Juan». 47. Dijo Jesús: «No es posible que un hombre monte dos caballos y tense dos arcos; no es posible que un esclavo sirva a dos señores, sino que más bien honrará a uno y despreciará al otro. A ningún hombre le apetece —después de haber bebido vino añejo— tomar vino nuevo; no se echa vino nuevo en odres viejos, no sea que éstos se rompan, y no se echa vino añejo en odre nuevo para que éste no le eche a perder. No se pone un remiendo viejo en un vestido nuevo, pues se produciría un rasgón». 48. Dijo Jesús: «Si dos personas hacen la paz entre sí en esta misma casa, dirán a la montaña: ¡Desaparece de aquí! Y ésta desaparecerá». 49. Dijo Jesús: «Bienaventurados los solitarios y los elegidos: vosotros encontraréis el Reino, ya que de él procedéis (y) a él tornaréis». 50. Dijo Jesús: «Si os preguntan: ¿De dónde habéis venido?, decidles: Nosotros procedemos de la luz, del lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma; (allí) estaba afincada y se manifestó en su imagen. Si os preguntan: ¿Quién sois vosotros?, decid: Somos sus hijos y somos los elegidos del Padre Viviente. Si se os pregunta: ¿Cuál es la señal de vuestro Padre que lleváis en vosotros mismos?, decidles: Es el movimiento y a la vez el reposo». 51. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo sobrevendrá el reposo de los difuntos y cuándo llegará el mundo nuevo?» Él les dijo: «Ya ha llegado (el reposo) que esperáis, pero vosotros no caéis en la cuenta». 52. Sus discípulos le dijeron: «24 profetas alzaron su voz en Israel y todos hablaron de ti». Él les dijo: «Habéis dejado a un lado al Viviente (que está) ante vosotros ¡y habláis de los muertos!». 160

53. Sus discípulos le dijeron: «¿Es de alguna utilidad la circuncisión o no?» Y él les dijo: «Si para algo valiera, ya les engendraría su padre circuncisos en el seno de sus madres; sin embargo, la verdadera circuncisión en espíritu ha sido de gran utilidad». 54. Dijo Jesús: «Bienaventurados los pobres, pues vuestro es el reino de los cielos». 55. Dijo Jesús: «Quien no odie a su padre y a su madre, no podrá ser discípulo mío. Y (quien no) odie a sus hermanos y hermanas (y no cargue) con su cruz como yo, no será digno de mí». 56. Dijo Jesús: «Quien haya comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un cadáver. Y quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo». 57. Dijo Jesús: «El Reino del Padre se parece a un hombre que tenía una [buena] semilla. Vino de noche su enemigo y sembró cizaña entre la buena semilla. Este hombre no consintió que ellos (los jornaleros) arrancasen la cizaña, sino que les dijo: No sea que vayáis a escardar la cizaña y con ella arranquéis el trigo; ya aparecerán las matas de cizaña el día de la siega, (entonces) se las arrancará y se las quemará». 58. Dijo Jesús: «Bienaventurado el hombre que ha sufrido: ha encontrado la vida». 59. Dijo Jesús: «Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos, no sea que luego muráis e intentéis contemplarlo y no podáis». 60. (Vieron) a un samaritano que llevaba un cordero camino de Judea y dijo a sus discípulos: «(¿Qué hace) éste con el cordero?» Ellos le dijeron: «(Irá) a sacrificarlo para comérselo». Y les dijo: «Mientras esté vivo no se lo comerá, sino sólo después de haberlo degollado, cuando (el cordero) se haya convertido en un cadáver». Ellos dijeron: «No podrá obrar de otro modo». Él dijo: «Vosotros aseguraos un lugar de reposo para que no os convirtáis en cadáveres y seáis devorados». 61. Dijo Jesús: «Dos reposarán en un mismo lecho: el uno morirá, el otro vivirá». Dijo Salomé: «¿Quién eres tú, hombre, y de quién? Te has subido a mi lecho y has comido de mi mesa». Le dijo Jesús: «Yo soy el que procede de quien (me) es idéntico; he sido hecho partícipe de los atributos de mi Padre». (Salomé dijo): «Yo soy tu discípula». (Jesús le dijo): «Por eso es por lo que digo que si uno ha llegado a ser idéntico, se llenará de luz; mas en cuanto se desintegre, se inundará de tinieblas». 62. Dijo Jesús: «Yo comunico mis secretos a los que [son dignos] de ellos. Lo que hace tu derecha, no debe averiguar tu izquierda lo que haga». 63. Dijo Jesús: «Había un hombre rico que poseía una gran fortuna, y dijo: Voy a emplear mis riquezas en sembrar, cosechar, plantar y llenar mis graneros de frutos de manera que no me falte de nada. Esto es lo que él pensaba en su corazón; y aquella noche se murió. El que tenga oídos, que oiga». 64. Dijo Jesús: «Un hombre tenía invitados. Y, cuando hubo preparado la cena, envió a su criado a avisar a los huéspedes. Fue (éste) al primero y le dijo: Mi amo te invita. Él respondió: Tengo (asuntos de) dinero con unos mercaderes; éstos vendrán a mí por la tarde y yo habré de ir y darles instrucciones; pido excusas por la cena. Fuese a otro y le dijo: Estás invitado por mi amo. Él le dijo: He comprado una casa y me requieren por un día; no tengo tiempo. Y fue a otro y le dijo: Mi amo te invita. Y él le dijo: Un amigo mío se va a casar y tendré que organizar el festín. No voy a poder ir; me excuso por lo de la cena. Fuese a otro y le dijo: Mi amo te invita. Éste replicó: Acabo de comprar una hacienda (y) me voy a cobrar la renta; no podré ir, presento mis excusas. Fuese el criado (y) dijo a su amo: Los que invitaste a la cena se han excusado. Dijo el amo a su criado: Sal a la calle (y) tráete a todos los que encuentres para que participen en mi festín; los mercaderes y hombres de negocios [no entrarán] en los lugares de mi Padre». 161

65. Él dijo: «Un hombre de bien poseía un majuelo y se lo arrendó a unos viñadores para que lo trabajaran y así poder percibir de ellos el fruto. Envió, pues, a un criado para que éstos le entregaran la cosecha del majuelo. Ellos prendieron al criado y le golpearon hasta casi matarlo. Éste fue y se lo contó a su amo, quien dijo: Tal vez no les reconoció; y envió otro criado. También éste fue maltratado por los viñadores. Entonces envió a su propio hijo, diciendo: ¡A ver si respetan por lo menos a mi hijo! Los viñadores —a quienes no se les ocultaba que éste era el heredero del majuelo— le prendieron (y) le mataron. El que tenga oídos, que oiga». 66. Dijo Jesús: «Mostradme la piedra que los albañiles han rechazado: ésta es la piedra angular». 67. Dijo Jesús: «Quien sea conocedor de todo, pero falle en (lo tocante a) sí mismo, falla en todo». 68. Dijo Jesús: «Dichosos vosotros cuando se os odie y se os persiga, mientras que ellos no encontrarán un lugar allí donde se os ha perseguido a vosotros». 69. Dijo Jesús: «Dichosos los que han sufrido persecución en su corazón: éstos son los que han reconocido al Padre de verdad». (Dijo Jesús): «Dichosos los hambrientos, pues el estómago de aquellos que hambrean se saciará». 70. Dijo Jesús: «Cuando realicéis esto en vosotros mismos, aquello que tenéis os salvará; pero si no lo tenéis dentro, aquello que no tenéis en vosotros mismos os matará». 71. Dijo Jesús: «Voy a destruir esta casa y nadie podrá reedificarla». 72. [Un hombre] le [dijo]: «Di a mis hermanos que repartan conmigo los bienes de mi padre». Él replicó: «¡Hombre! ¿Quién ha hecho de mí un repartidor?» Y se dirigió a sus discípulos, diciéndoles: «¿Es que soy por ventura un repartidor?». 73. Dijo Jesús: «La cosecha es en verdad abundante, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor que envíe obreros para la recolección». 74. Él dijo: «Señor, hay muchos alrededor del aljibe, pero no hay nadie dentro del aljibe». 75. Dijo Jesús: «Muchos están ante la puerta, pero son los solitarios los que entrarán en la cámara nupcial». 76. Dijo Jesús: «El reino del Padre se parece a un comerciante poseedor de mercancías, que encontró una perla. Ese comerciante era sabio: vendió sus mercancías y compró aquella perla única. Buscad vosotros también el tesoro imperecedero allí donde no entran ni polillas para devorarlo) ni gusano para destruirlo)». 77. Dijo Jesús: «Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el universo: el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y allí me encontraréis». 78. Dijo Jesús: «¿A qué salisteis al campo? ¿Fuisteis a ver una caña sacudida por el viento? ¿Fuisteis a ver a un hombre vestido de ropas finas? [Mirad a vuestros] reyes y a vuestros magnates: ellos son los que llevan [ropas] finas, pero no podrán reconocer la verdad». 79. Le dijo una mujer de entre la turba: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron». Él [le] respondió: «Bienaventurados aquellos que han escuchado la palabra del Padre (y) la han guardado de verdad, pues días vendrán en que diréis: Dichoso el vientre que no concibió y los pechos que no amamantaron». 80. Dijo Jesús: «El que haya reconocido al mundo, ha encontrado el cuerpo. Pero de quien haya encontrado el cuerpo, de éste no es digno el mundo». 81. Dijo Jesús: «Quien haya llegado a ser rico, que se haga rey; y quien detente el poder, que renuncie». 82. Dijo Jesús: «Quien esté cerca de mí, está cerca del fuego; quien esté lejos de mí, está lejos del Reino». 162

83. Dijo Jesús: «Las imágenes se manifiestan al hombre, y la luz que hay en ellas permanece latente en la imagen de la luz del Padre. Él se manifestará, quedando eclipsada su imagen por su luz». 84. Dijo Jesús: «Cuando contempláis lo que se os parece, os alegráis; pero cuando veáis vuestras propias imágenes hechas antes que vosotros —imperecederas y a la vez invisibles—, ¿cuánto podréis aguantar?». 85. Dijo Jesús: «El que Adán llegara a existir se debió a una gran fuerza y a una gran riqueza; (sin embargo), no llegó a ser digno de vosotros, pues en el supuesto de que hubiera conseguido ser digno, [no hubiera gustado] la muerte». 86. Dijo Jesús: «[Las zorras tienen su guarida] y los pájaros [su] nido, pero el Hijo del hombre no tiene lugar donde reclinar su cabeza (y) descansar». 87. Dijo Jesús: «Miserable es el cuerpo que depende de un cuerpo, y miserable es el alma que depende de entrambos». 88. Dijo Jesús: «Los ángeles y los profetas vendrán a vuestro encuentro y os darán lo que os corresponde; vosotros dadles asimismo lo que está en vuestra mano, dádselo (y) decíos: ¿Cuándo vendrán ellos a recoger lo que les pertenece?». 89. Dijo Jesús: «¿Por qué laváis lo exterior del vaso? ¿Es que no comprendéis que aquel que hizo el interior no es otro que quien hizo el exterior?». 90. Dijo Jesús: «Venid a mí, pues mi yugo es adecuado y mi dominio suave, y encontraréis reposo para vosotros mismos». 91. Ellos le dijeron: «Dinos quién eres tú, para que creamos en ti». Él les dijo: «Vosotros observáis el aspecto del cielo y de la tierra, y no habéis sido capaces de reconocer a aquel que está ante vosotros ni de intuir el momento presente». 92. Dijo Jesús: «Buscad y encontraréis; mas aquello por lo que me preguntabais antaño — sin que yo entonces os diera respuesta alguna— quisiera manifestároslo ahora, y vosotros no me hacéis preguntas en este sentido». 93. [Dijo Jesús]: «No echéis las cosas santas a los perros, no sea que vengan a parar en el muladar; no arrojéis las perlas a los puercos, para que ellos no las [...]». 94. [Dijo] Jesús: «El que busca encontrará, [y al que llama] se le abrirá». 95. [Dijo Jesús]: «Si tenéis algún dinero, no lo prestéis con interés, sino dádselo a aquel que no va a devolvéroslo». 96. [Dijo] Jesús: «El reino del Padre se parece a [una] mujer que tomó un poco de levadura, la [introdujo] en la masa (y) la convirtió en grandes hogazas de pan. Quien tenga oídos, que oiga». 97. Dijo Jesús: «El reino del [Padre] se parece a una mujer que transporta(ba) un recipiente lleno de harina. Mientras iba [por un] largo camino, se rompió el asa (y) la harina se fue desparramando a sus espaldas por el camino. Ella no se dio cuenta (ni) se percató del accidente. Al llegar a casa puso el recipiente en el suelo (y) lo encontró vacío». 98. Dijo Jesús: «El reino del Padre se parece a un hombre que tiene la intención de matar a un gigante: desenvainó (primero) la espada en su casa (y) la hundió en la pared para comprobar la fuerza de su mano. Entonces dio muerte al gigante». 99. Los discípulos le dijeron: «Tus hermanos y tu madre están afuera». Él les dijo: «Los aquí (presentes) que hacen la voluntad de mi Padre, éstos son mis hermanos y mi madre; ellos son los que entrarán en el reino de mi Padre». 100. Le mostraron a Jesús una moneda de oro, diciéndole: «Los agentes de César nos piden los impuestos». Él les dijo: «Dad a César lo que es de César, dad a Dios lo que es de Dios y dadme a mí lo que me pertenece». 163

101. (Dijo Jesús): «Él que no aborreció a su padre y a su madre como yo, no podrá ser [discípulo] mío; y quien [no] amó [a su padre] y a su madre como yo, no podrá ser [discípulo] mío; pues mi madre, la que [...], pero [mi madre] de verdad me ha dado la vida». 102. Dijo Jesús: «¡Ay de ellos, los fariseos, pues se parecen a un perro echado en un pesebre de bueyes!: ni come, ni deja comer a los bueyes». 103. Dijo Jesús: «Dichoso el hombre que sabe [por qué] flanco van a entrar los ladrones, de manera que (le dé tiempo a) levantarse, recoger sus [...] y ceñirse los lomos antes de que entren». 104. [Le] dijeron: «Ven, vamos hoy a hacer oración y a ayunar». Respondió Jesús: «¿Qué clase de pecado he cometido yo, o en qué he sido derrotado? Cuando el novio haya abandonado la cámara nupcial, ¡que ayunen y oren entonces!». 105. Dijo Jesús: «Quien conociere al padre y a la madre, será llamado hijo de prostituta». 106. Dijo Jesús: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una sola, seréis hijos del hombre; y si decís: ¡Montaña, trasládate de aquí!, se trasladará». 107. Dijo Jesús: «El Reino se parece a un pastor que poseía cien ovejas. Una de ellas —la más grande— se extravió. Entonces dejó abandonadas (las) noventa y nueve (y) se dio a la búsqueda de ésta hasta que la encontró. Luego —tras la fatiga— dijo a la oveja: Te quiero más que a (las) noventa y nueve». 108. Dijo Jesús: «Quien bebe de mi boca, vendrá a ser como yo; y yo mismo me convertiré en él, y lo que está oculto le será revelado». 109. Dijo Jesús: «El Reino se parece a un hombre que tiene [escondido] un tesoro en su campo sin saberlo. Al morir dejó el terreno en herencia a su [hijo, que tampoco] sabía nada de ello: éste tomó el campo y lo vendió. Vino, pues, el comprador y —al arar— [dio] con el tesoro; y empezó a prestar dinero con interés a quienes le plugo». 110. Dijo Jesús: «Quien haya encontrado el mundo y se haya hecho rico, ¡que renuncie al mundo!». 111. Dijo Jesús: «Arrollados serán los cielos y la tierra en vuestra presencia, mientras que quien vive del Viviente no conocerá muerte ni [...]; pues Jesús dice: Quien se encuentra a sí mismo, de él no es digno el mundo». 112. Dijo Jesús: «¡Ay de la carne que depende del alma! ¡Ay del alma que depende de la carne!». 113. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo va a llegar el Reino?» (Dijo Jesús): «No vendrá con expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!, sino que el reino del Padre está extendido sobre la tierra y los hombres no lo ven». 114. Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo». EL EVANGELIO SEGÚN TOMÁS

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Tabla cronológica 1800 a. C.? …………………..… Abraham 1400 a. C.? …………………..… Moisés 753 a. C. …………………..…... Fecha tradicional de la fundación de Roma 750-500 a. C.? …………….…… Profetas de la Biblia hebrea 750 a. C.? ……………………… Homero 587 a. C. ……………………….. Babilonia conquista Jerusalén 510 a. C. ……………………….. Comienzo de la República romana c. 400 a. C. ………………….…. Platón 333-323 a. C. …………………...Conquistas de Alejandro Magno 300-198 a. C. ………………….. Palestina bajo dominio egipcio 198-142 a. C. ………………….. Palestina bajo dominio sirio 167-142 a. C. ………………….. Revuelta de los Macabeos 145 a. C. ……………………….. Libro de Daniel (último libro de la Biblia hebrea) 140 a. C. ……………………….. Surgimiento de las sectas judías 142-37 a. C. …………………… Dinastía macabea 63 a. C. ………………………… Los romanos conquistan Palestina 44 a. C. ………………………… Asesinato de Julio César 40-4 a. C. ……………………… Herodes rey de los judíos 4 a. C.-39 d. C. ………………... Herodes Antipas, gobernador de Galilea 27 a. C.-14 d. C. ………………. Octavio César Augusto emperador 4 a. C.? ………………………… Nacimiento de Jesús 14-37 d. C. …………………….. Tiberio emperador 18-36 d. C. …………………….. Caifás, sumo sacerdote en Jerusalén 26-36 d. C. …………………….. Pilato gobernador de Judea 30 d. C.? ………………………. Muerte de Jesús 33 d. C.? ………………………. Conversión de Pablo 37-100 d. C. …………………… Josefo (historiador judío) 37-41 d. C. …………………….. Calígula emperador 41-54 d. C. …………………….. Claudio emperador 54-68 d. C. …………………….. Nerón emperador 50-60 d. C.? …………………… Fuente “Q” 56-120 d. C. …………………… Tácito 50-70 d. C. …………………….. Fuentes “M” y “L” 61-113 d. C. …………………… Plinio el Joven 65 d. C.? ………………………..Evangelio de Marcos 69-79 d. C. …………………….. Vespasiano emperador 66-70 d. C. …………………….. Levantamiento judío y destrucción del templo 79-81 d. C. …………………….. Tito emperador 80-85 d. C. …………………….. Evangelios de Mateo y Lucas 81-96 d. C. …………………….. Domiciano emperador 90-95 d. C. …………………….. Evangelio de Juan 98-117 d. C. …………………… Trajano emperador 110-130 d. C. ………………….. Evangelios de Pedro, Tomás e Infancia de Tomás

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Glosario Alejandro Magno: El gran líder militar de Macedonia (356-323 a. C.) cuyos ejércitos conquistaron muchos de los territorios alrededor del Mediterráneo, incluyendo Egipto, Palestina y Persia, y quien fue responsable de la diseminación de la cultura griega (helenismo) a lo largo de las tierras que conquistó. Antíoco IV: También llamado Antíoco Epífanes. Monarca sirio que obligó a los judíos de Palestina a adoptar la cultura griega, dando lugar a la revuelta macabea en 167 a. C. antítesis: Literalmente, “enunciados contrarios”; usado para designar seis dichos de Jesús en el sermón del monte (Mt. 5:21-48), en los cuales él enuncia un mandamiento de la ley judía (“Ustedes han oído que se dijo…”), y después presenta su propia interpretación contrastante (“Pero yo les digo…”). apocalipticismo: Una visión del mundo adoptada por muchos judíos y cristianos de la antigüedad, quienes mantenían que la era presente estaba controlada por las fuerzas del mal que serían destruidas por Dios al final de los tiempos cuando él intervendría en la historia para instaurar su reino, evento que se pensaba inminente. apócrifos: Literalmente, “oculto”; usado para describir un grupo de libros fuera de los límites de los cánones de las Escrituras judías o cristianas. Los apócrifos judíos contienen libros como 1 y 2 de Macabeos y 4 de Esdras. Apolonio: Filósofo pagano y hombre santo del siglo I d. C. quien presumiblemente podía realizar milagros y transmitir enseñanzas divinamente inspiradas; un hombre del cual algunos de sus seguidores creían que era un hijo de Dios. apóstol: Literalmente, uno que es “enviado”; usado en alguien que es comisionado a desarrollar una tarea. En el cristianismo primitivo, el término designó a misioneros que eran designados especialmente por Cristo. Vea discípulo. atestiguación independiente, criterio de la: Criterio utilizado por los académicos para establecer los materiales históricamente confiables. Con relación al Jesús histórico, el criterio sostiene que cualquier tradición que es atestiguada en forma independiente por más de una fuente tiene mayor probabilidad de ser auténtica. bienaventuranzas: Literalmente, “bendiciones”; usado como término técnico para referirse a los dichos de Jesús que dan comienzo al sermón del monte (p. ej. “Dichosos lo pobres en espíritu…” Mt. 5:3-12). canon: De la palabra griega que significa “regla”. El término se usa para designar una colección reconocida de textos; el canon del Nuevo Testamento es así la colección de libros que los cristianos aceptan como autoritativos.

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cínicos: Grupo de filósofos grecorromanos conocidos como predicadores callejeros que arengaban a sus oyentes y los exhortaban a encontrar la libertad mediante el rechazo de todos los convencionalismos sociales. Debido a que ellos habían elegido vivir “de acuerdo a la naturaleza”, sin ninguna de las comodidades de la vida, sus oponentes los llamaban “perros” (cynes en griego). cosmos: Término griego para “mundo”. credibilidad contextual, criterio de la: Un criterio utilizado por los académicos para establecer los materiales históricamente confiables. Con relación al Jesús histórico, el criterio mantiene que cualquier tradición sobre Jesús que no pueda encajar creíblemente en su propio contexto de la Palestina del siglo primero, no puede ser considerada como auténtica. Cristo: Vea mesías. Cristología: Cualquier enseñanza o doctrina sobre la naturaleza de Cristo. cuarta filosofía: Un grupo de judíos mencionados por Josefo que defendían la oposición violenta a la dominación extranjera sobre la Tierra Prometida. cuatro fuentes, hipótesis de las: Una solución al “problema sinóptico” que sostiene que hay cuatro fuentes detrás de los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas: (1) Marcos fue la fuente de muchas de las historias que encontramos en Mateo y Lucas, (2) Q fue la fuente del material (principalmente dichos) que se encuentra en Mateo y Lucas pero no en Marcos, (3) M proveyó el material encontrado sólo en Mateo, y (4) L proveyó el material encontrado sólo en Lucas. demonio: una clase de ser divino en el paganismo grecorromano. Se creía que los demonios eran menos poderosos que los dioses, pero mucho más poderosos que los humanos y que eran capaces de influir en las vidas humanas. desemejanza, criterio de: Criterio utilizado por los académicos para establecer los materiales históricamente confiables; el criterio sostiene que cualquier tradición sobre Jesús que no coincida con (o que vaya en contra de) los intereses de los primeros cristianos, es probablemente auténtica. discípulo: Un seguidor; literalmente uno que es “enseñado” (en contraste a un “apóstol” = un emisario, alguien que es “enviado”). docetismo: Del término griego dokeo, “parecer” o “aparentar”. Usado para describir el punto de vista según el cual Jesús no era un ser humano, sino que solo “aparentaba” serlo. egipcio, el: Un profeta judío apocalíptico del siglo I d. C., mencionado por Josefo, que predijo la destrucción de las murallas de Jerusalén. escribas: Expertos en la ley judía (y posiblemente copistas de la misma), altamente educados, del periodo grecorromano. 167

esenios: Una secta de judíos que comenzó durante el periodo macabeo y que enfatizaba el mantener su pureza ritual en vista del apocalipsis que se acercaba; por lo general se piensa que sus miembros fueron quienes produjeron los rollos del Mar Muerto. evangelios sinópticos: Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, que tienen muchas historias en común, de tal forma que se podrían colocar uno al lado del otro y ser “vistos juntos” (ese es el significado literal del término “sinóptico”). fariseos: Secta judía que pudo haber surgido durante el periodo macabeo. Enfatizaban una estricta adhesión a las leyes de pureza de la Torá, para lo cual desarrollaron leyes orales de apoyo. Vea Mishná. gentil: un no judío gnosticismo: Un grupo de religiones antiguas, algunas de ellas estrechamente relacionadas con el cristianismo, que afirmaban que elementos de la divinidad habían quedado atrapados en este mundo material corrompido. Estos elementos divinos sólo podían ser liberados adquiriendo la gnosis secreta (término griego para “conocimiento”) acerca de quiénes eran y cómo podían escapar. Generalmente se pensaba que esta gnosis había sido traída por un emisario del ámbito divino. grecorromano: Los territorios y la cultura alrededor del Mediterráneo desde los tiempos de Alejandro Magno hasta el emperador Constantino, aprox. del 300 a. C. al 300 d. C. Hasmoneos: Nombre alternativo de los Macabeos, la familia de sacerdotes judíos que iniciaron la revuelta en contra de Siria en 167 a. C. y que gobernó Israel hasta antes de la conquista por los romanos en 63 a. C. helenización: La difusión de la lengua y la cultura griegas a lo largo del Mediterráneo que comenzó con las conquistas de Alejandro Magno. Hijo de Dios: En el ámbito grecorromano era un término usado para designar a una persona que había nacido como resultado de la unión de un dios y un mortal, y que se pensaba que era capaz de realizar hechos milagrosos o transmitir enseñanzas sobrehumanas. En el ámbito judío, el término se usaba para designar a una persona elegida para ocupar una posición especial ante el Dios de Israel, incluidos los reyes judíos de la antigüedad. Hijo del hombre: Un término muy controvertido que es utilizado en algunos textos apocalípticos antiguos para referirse a un juez cósmico enviado desde los cielos al final de los tiempos, basado probablemente en Dn. 7:13-14. Imperio romano: Todas las tierras conquistadas por Roma y gobernadas, en última instancia, por el emperador romano, comenzando con César Augusto en 27 a. C.; antes de Augusto, Roma fue una república gobernada por el senado. Josefo: historiador judío del siglo primero, protegido por el emperador romano Vespasiano. Sus obras Las Guerras de los Judíos y Las Antigüedades de los Judíos, son la principal fuente de información sobre la vida en la Palestina del siglo primero. 168

Judas Macabeo: Patriota judío que lideró la revuelta judía de 167 a. C. en sus primeras etapas. Vea Hasmoneos. L: Un documento (o documentos, escritos u orales) que ya no se conservan pero que se cree que proveyeron a Lucas con tradiciones que no se encuentran en Mateo ni en Marcos. Vea cuatro fuentes, hipótesis de las. lugar santísimo: La parte más interior del templo judío en la cual se creía que habitaba la presencia de Dios en la tierra. Nadie podía entrar a este lugar, a excepción del sumo sacerdote en el día de la expiación para hacer un sacrificio por los pecados del pueblo. M: Un documento (o documentos, escritos u orales) que ya no se conservan pero que se cree que proveyeron a Mateo con tradiciones que no se encuentran en Marcos ni en Lucas. Vea cuatro fuentes, hipótesis de las. manuscrito: Copia de un texto escrita a mano. mesías: Término derivado del hebreo que literalmente significa “ungido”, traducido al griego como “Christós”, de donde deriva el término castellano “Cristo”. En el siglo primero había un amplio rango de expectativas sobre quién sería este futuro libertador: un gran rey guerrero, un juez cósmico que juzgaría la tierra, o un poderoso sacerdote inspirado por Dios para interpretar su Ley. Mishná: Una colección de tradiciones orales transmitida por rabies judíos quienes se consideraban descendientes de los fariseos, puesta por escrito alrededor del 200 d. C. Vea Talmud. Nag Hammadi: Poblado del Alto (sur) Egipto, cerca del lugar en donde un beduino llamado Mohammed Alí descubrió una colección de escritos gnósticos, incluyendo el Evangelio de Tomás, en 1945. pacto: Un acuerdo o tratado entre dos entes sociales o políticos; usado por los antiguos judíos para referirse al pacto que Dios había hecho para protegerlos y preservarlos a cambio de su devoción y su adhesión a su Ley. paganismo: Término genérico que engloba las antiguas religiones politeístas (es decir, las que no son ni el judaísmo ni el cristianismo). Pascua: La festividad judía más importante y más extensamente celebrada en tiempos de los romanos, que conmemoraba el éxodo de Egipto. pasión, la: Del término griego para “sufrimiento”; se refiere a las tradiciones de los últimos días de Jesús hasta su crucifixión incluida (de ahí el término “relatos de la pasión”). Pentateuco: Literalmente los “cinco rollos”; designa a los cinco primeros libros de la Biblia hebrea (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), también conocido como la Torá o la ley de Moisés. 169

Pentecostés: Del término griego para cincuenta (=pentakosia); designa al festival agrícola judío que se celebraba cincuenta días después de la fiesta de la Pascua. prioridad marcana: Hipótesis de que Marcos fue el primero de los evangelios sinópticos en ser escrito, y que fue una de las fuentes utilizadas por Mateo y Lucas. pseudoepígrafos: Literalmente “escritos falsos”; textos de antigua literatura judía y cristiana no canónica, muchos de los cuales fueron escritos bajo seudónimos. Q: La fuente utilizada tanto por Mateo y Lucas para las historias que tienen en común que no se encuentran en Marcos (son principalmente dichos); de la palabra alemana Quelle, “fuente”. No se conserva ninguna copia del documento, pero se han hecho reconstrucciones a partir de Mateo y de Lucas. Qumrán: Sitio cercano a la costa noroccidental del Mar Muerto, en donde fueron descubiertos los rollos del Mar Muerto en 1945; en el siglo primero fue el hogar de un grupo de esenios de cuya biblioteca provienen los rollos. Revuelta de los Macabeos: Levantamiento judío en contra de los sirios que comenzó en 167 a. C. en protesta por la imposición de la religión y la cultura helenística y la prohibición de prácticas judías como la circuncisión que llevó a cabo el monarca sirio Antíoco Epífanes. Vea Hasmoneos. rollos del Mar Muerto: Antiguos escritos judíos descubiertos en las cuevas al noroeste del Mar Muerto; se piensa que fueron producidos por un grupo de esenios con mentalidad apocalíptica que vivían en una comunidad monástica desde los tiempos de los Macabeos hasta la guerra judía de los años 66-70 d. C. Vea esenios, Qumrán. saduceos: Grupo judío asociado estrechamente con el culto del templo y con los sacerdotes que lo manejaban; compuesto principalmente por la aristocracia judía de Judea, cuyo líder, el sumo sacerdote, era el funcionario local de más alto rango y el principal enlace con el gobierno romano. samaritanos: Habitantes de Samaria, localizada entre Galilea y Judea, quienes eran considerados por algunos judíos como apóstatas y de linaje impuro, ya que provenían de matrimonios entre judíos y paganos varios siglos antes del período neotestamentario. senadores: Los miembros de más alto rango en la aristocracia romana, eran los hombres más ricos de Roma, responsables de gobernar sobre la extensa burocracia romana durante la República y que continuaron activos y muy visibles durante el Imperio. sermón del monte: El sermón que encontramos en Mateo 5-7 que contiene algunos de los dichos más conocidos de Jesús (incluyendo las bienaventuranzas, las antítesis y el padrenuestro). sinagoga: lugar utilizado desde la antigüedad por los judíos para el culto, la oración y la lectura de la Torá, que proviene del término griego que literalmente significa “congregar”. 170

sumo sacerdote: Hasta antes del año 70 d. C., el funcionario de mayor rango en el judaísmo cuando no había rey judío, a cargo de la operación del templo de Jerusalén y de sus sacerdotes. Vea saduceos y sanedrín. Talmud: La gran colección de antiguas tradiciones judías que contiene tanto a la Mishná, y los comentarios posteriores a la Mishná llamados la Guemará. Hay dos colecciones del Talmud, una hecha en Palestina a principios del siglo V d. C., y la otra en Babilonia quizá un siglo después. El Talmud babilónico se suele considerar como el más autoritativo. Teudas: Profeta judío apocalíptico del siglo primero mencionado por Josefo, que predijo que las aguas del Jordán se dividirían en dos, y, por supuesto, la reconquista de la Tierra Prometida por el pueblo judío. Torá: Palabra hebrea que significa “guía” o “dirección”; traducida por lo general como “ley”. Como término técnico, puede designar a la Ley de Dios dada a Moisés, o a los cinco primeros libros de la Biblia judía que se pensaba habían sido escritos por Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. tradición: Cualquier doctrina, idea, práctica o costumbre que es transmitida de una persona a otra. zelotes: Grupo de judíos de Galilea que huyeron hacia Jerusalén durante las primeras etapas de la guerra judía contra Roma de los años 66-70 d. C., derrocaron a la aristocracia gobernante de la ciudad, e impulsaron la resistencia violenta hasta su amargo final. Vea cuarta filosofía.

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Notas biográficas Alejandro Magno: Alejandro de Macedonia, también conocido como Alejandro Magno, fue una de las personas más influyentes en la historia de la civilización occidental. Nacido en 356 a. C. hijo del rey Filipo de Macedonia, accedió al trono a la edad de veintidós años, cuando su padre fue asesinado. Llevado por su deseo de conquista y haciendo uso de su genio e implacable disciplina militar, Alejandro rápidamente conquistó Grecia antes de desplazar sus ejércitos hacia el oriente para conquistar Asia Menor, Palestina y Egipto. Su mayor victoria fue contra Darío, gobernante del Imperio persa, cuyos territorios se extendían hasta lo que hoy es la India. La relevancia histórica de Alejandro deriva de su uso de la conquista militar para diseminar en los territorios que rodean el Mediterráneo una unidad cultural nunca antes conocida, el helenismo. Ello jugó un papel preponderante en la historia de la civilización occidental, y por supuesto, para el Nuevo Testamento, enraizado en la cultura helenística y escrito en lengua griega. César Augusto (Octavio): Fue el primero de los emperadores romanos, quien transformó a Roma de una república (gobernada por el senado) en un imperio (gobernado, en última instancia, por el emperador). Nació en 63 a. C., y fue adoptado por su tío abuelo Julio César. Cuando éste último fue asesinado en 44 a. C., Octavio abandonó Grecia (en donde estaba siendo educado) para vengar la muerte de César. En Roma unió fuerzas con otros dos prominentes aristócratas, Lépido y Marco Antonio, para formar un “triunvirato” gobernante. Hubo algunas diferencias entre los tres, sin embargo, cuando Octavio depuso a Lépido de su cargo y derrotó a Antonio (y Cleopatra) en batalla, se levantó como el único gobernante de Roma. El senado romano continuó existiendo, por supuesto, y ejerciendo autoridad real. A Octavio se le otorgaron títulos honoríficos—incluyendo “Augusto” (=el más reverenciado)—y poderes como “primer ciudadano” de Roma, y tiempo después, el de “padre de la patria”. El gobierno de Octavio duró más de 40 años (27 a. C. – 14 d. C.) y a ese periodo se le suele llamar la Pax Romana, que fue un tiempo de relativa paz. Josefo: Nació en Palestina en 37 d. C. de una familia judía aristocrática de linaje sacerdotal. Recibió una elevada educación y llegó a ser una figura importante en la política de Judea. Cuando estalló la guerra judía en 66 d. C. (una guerra que condujo a la catastrófica caída de Jerusalén y la destrucción del templo en 70 d. C.), Josefo estuvo a cargo de las fuerzas judías del norte, en Galilea. Sin embargo, sus tropas no lograron oponerse a las legiones romanas que tomaron la región con facilidad. Posteriormente Josefo relataría que cuando estaba rodeado en la tierra de Jotapata, sus tropas hicieron un pacto suicida para evitar que los romanos tomaran algún prisionero. Cuando ya casi todos estaban muertos, Josefo y el otro soldado que quedaba acordaron rendirse. Cuando fue llevado ante el victorioso general romano, Vespasiano, Josefo le reveló una profecía que había recibido de parte de Dios de que Vespasiano se convertiría en emperador. Poco después, cuando Nerón se suicidó en 68 d. C., el gobierno imperial entró en serias turbulencias, tres emperadores distintos asumieron el cargo en un lapso de menos de un año (relevados a causa de asesinato o suicidio). Después de esto, las tropas de Vespasiano lo proclamaron emperador. Marchó a Roma, reestableció el orden, y gobernó durante diez años. Como recompensa por su intuición profética, Vespasiano le garantizó a Josefo una pensión anual y lo designó historiador de la corte. 172

Los proyectos literarios de Josefo durante su estancia en Roma han sido importantes para la posteridad. Primeramente, produjo un recuento detallado en siete volúmenes de las guerras judías. Unos veinte años después, a principios de los años 90 publicó su historia del pueblo judío en veinte volúmenes, desde los mismos orígenes (Adán y Eva) hasta sus días, llamada Las Antigüedades de los Judíos. Josefo escribió algunos otros libros que aún se conservan, incluyendo una defensa del judaísmo en contra de sus cultos detractores, y una autobiografía. Estos libros, escritos por un judío letrado de Palestina, producidos con abundantes recursos a su disposición, constituyen nuestra mejor y más competa (y en ocasiones la única) fuente de información sobre la historia del pueblo judío (especialmente en Palestina) durante el siglo primero. Heinrich E. G. Paulus: Fue una de las principales figuras en los círculos teológicos alemanes de la primera parte del siglo XIX. Nacido en 1761, desarrolló desde temprana edad un apasionado interés por las lenguas semíticas. Cuando aún estaba en sus veintes, fue designado profesor de lenguas “orientales” (es decir, semíticas) en la Universidad de Jena; poco después fue profesor de interpretación bíblica y teología. La mayor parte de su carrera la desarrolló en la Universidad de Heidelberg (1811-1844), en donde en donde impartía las cátedras de Exégesis (=interpretación) e Historia de la iglesia. Paulus es mejor conocido por sus dos principales trabajos sobre Jesús y los evangelios, de los que no existen traducciones al inglés o al español: Leben Jesu als Grundlage einer reinen Geschichte des Urchristenthums (= La vida de Jesús como fundamento de una historia pura del cristianismo primitivo) en dos volúmenes, y Exegetisches Handbuch über die drei ersten Evangelien (= Guía para la interpretación de los tres primeros evangelios) en tres volúmenes. En la primera de estas obras, Paulus desarrolla una comprensión “ilustrada” de las tradiciones evangélicas sobre Jesús. Él sostiene que las historias sobre los milagros pueden ser mejor explicadas asumiendo que los discípulos de Jesús malinterpretaron sucesos naturales del ministerio de Jesús, pensando que eran hechos sobrenaturales. Para Paulus, en ningún caso ocurrieron realmente milagros; los discípulos erróneamente pensaron que sí lo eran. Albert Schweitzer: Ampliamente reconocido como el mayor filántropo del siglo XX, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1953, Albert Schweitzer es quizá mejor recordado hoy en día como médico misionero en África Ecuatorial Francesa. Sin embargo, aun antes de comenzar sus estudios médicos, Schweitzer ya era reconocido tanto como un teólogo prominente, como concertista de órgano. Nacido en 1875 en Alsacia, estudió en Estrasburgo, Berlín y París. Su área de especialidad teológica fue el Nuevo Testamento, y escribió importantes libros sobre la predicación de Jesús sobre el reino (1901) y sobre el apóstol Pablo (1911). Por mucho, su obra más importante fue De Reimarus a Wrede: una historia de la investigación sobre la vida de Jesús (1906; reeditada y ampliado en 1913 con el título, ligeramente cambiado, de Historia de la investigación sobre la vida de Jesús), en donde discutía con inteligencia y entendimiento penetrante, todos los intentos anteriores para escribir una vida de Jesús. El libro también hacía una crítica de los académicos desde comienzos del periodo moderno (fines del siglo XVIII) hasta sus días por fallar en reconocer la importancia de ciertas perspectivas cruciales (p. ej. que los sinópticos son mejores fuentes que Juan) y por pasar por alto el cargado componente apocalíptico del mensaje y misión de Jesús. Este fue el primer intento importante de impulsar la idea de que Jesús fue un apocalipticista que debía ser situado en su propio contexto judaico del siglo primero. A grandes rasgos, esta idea ha dominado la discusión académica desde entonces. 173

David Friedrich Strauss: Fue uno de los pioneros de los estudios modernos del Nuevo Testamento. Nacido en 1808, estudió teología y filosofía, primero en Blaubeuren y después en Tubinga y Berlín. Fue especialmente formado, y enamorado por las perspectivas filosóficas de G. H. F. Hegel. A la joven edad de veintisiete años, Strauss escribió su revolucionario e influyente estudio Das Leben Jesu, kritisch bearbeitet (= La vida de Jesús, críticamente elaborada) en dos volúmenes. En esta obra detallada y erudita, Strauss argumentaba que los anteriores intérpretes de los evangelios, ya fueran tradicionalistas que aceptaban lo sobrenatural, o racionalistas que no, todos habían percibido erróneamente la verdadera naturaleza de los primeros relatos de la vida de Jesús, pensando que ellos constituían documentos históricos de lo que realmente sucedió. Para Strauss, los evangelios no contenían narraciones históricas, sino “mitos”, es decir, relatos presentados en forma de historia, que se desarrollaron en los comienzos del cristianismo para relatar la “verdad” sobre quién era realmente Jesús. Estas historias en realidad nunca habrían sucedido, no obstante, proclamaban el mensaje cristiano. El libro generó una tormenta de protestas en las comunidades teológicas y académicas. Como resultado de sus opiniones, Strauss fue relevado de sus funciones como profesor en Tubinga, y a partir de entonces tuvo dificultades para ocupar una cátedra estable. En ediciones posteriores de su libro, Strauss se retractó de algunas de sus opiniones más radicales sobre Jesús, pero después las retomó. Amargado por las controversias sobre su trabajo, continuó escribiendo sobre filosofía, teología y cristianismo primitivo (así como política y biografía) hasta su muerte en 1874.

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Bibliografía ALLISON, DALE. Jesus of Nazareth: Millenarian Prophet. Minneapolis: Fortress, 1998. Es el más exhaustivo intento hecho recientemente para mostrar que Jesús fue un profeta apocalíptico; el libro está escrito a nivel de especialistas y aborda el asunto de los criterios que los académicos han utilizado para determinar las tradiciones históricamente confiables. BOYER, PAUL. When Time Shall Be No More: Prophecy Belief in Modern American Culture. Cambridge, MA: Harvard University, 1992. Un estudio fascinante sobre varios líderes religiosos, escritores y sectas en EE. UU. que han afirmado que el mundo llegaría a su fin en un futuro cercano. BROWN, RAYMOND. The Birth of the Messiah: A Commentary on the Infancy Narratives in Matthew and Luke, 2nd ed. Garden City, NY: Doubleday, 1993. Una extensa y exhaustiva discusión (pero en lenguaje muy accesible) sobre los relatos del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas; adecuada para quienes desean saber todo sobre cada detalle de dichos relatos. ⎯⎯⎯. The Death of the Messiah: From Gethsemane to the Grave, 2 vols. London: Doubleday, 1994. Una discusión detallada y exhaustiva de los relatos sobre las últimas horas de Jesús que encontramos en los cuatro evangelios. CARTER, WARREN. What Are They Saying about Matthew’s Sermon on the Mount? New York: Paulist, 1994. El mejor bosquejo introductorio de lo que los académicos han dicho sobre el sermón del monte de Mateo 5-7, que son las enseñanzas de Jesús mejor conocidas. CARTLIDGE, DAVID R., Y DAVID L. DUNGAN, eds. Documents for the Study of the Gospels, 2nd ed. Philadelphia: Fortress, 1994. Una valiosa selección de textos literarios de la antigüedad que retratan a los “hombres divinos” en maneras que suenan notoriamente semejantes a los retratos de Jesús en el Nuevo Testamento. Incluye porciones de la Vida de Apolonio de Filóstrato. CHARLESWORTH, JAMES H., ed. The Old Testament Pseudepigrapha, 2 vols. Garden City, NY: Doubleday, 1983, 1985. La colección más completa de escritos judíos no canónicos de los tiempos del Nuevo Testamento, y algo anteriores, con introducciones completas muy informativas. Se incluyen varios “apocalipsis” de los tiempos cercanos a Jesús. CHILTON, BRUCE, Y CRAIG EVANS, eds. Authenticating the Activities of Jesus. Leiden: Brill, 1999. Ensayos de académicos prominentes, que discuten cómo se puede establecer la probabilidad histórica de los relatos sobre las actividades de Jesús. Más apropiado para lectores avanzados. ⎯⎯⎯, eds. Authenticating the Words of Jesus. Leiden: Brill, 1999. Ensayos de académicos prominentes, que discuten cómo se puede establecer la probabilidad histórica de los relatos sobre las enseñanzas de Jesús. Más apropiado para lectores avanzados.

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⎯⎯⎯, eds., Studying the Historical Jesus: Evaluations of the Current Stage of Research. Leiden: Brill, 1994. Conjunto de ensayos sobre aspectos importantes del Jesús histórico. En algunos de ellos se objeta la idea de Jesús como un apocalipticista, inclinándose más bien a una idea de él como una especie de filósofo cínico judío del siglo primero. Más adecuado para lectores avanzados. COHEN, SHAYE. From the Maccabbees to the Mishnah. Philadelphia: Westminster Press, 1987. Quizá la mejor obra a donde dirigirse para tener un panorama claro de las instituciones, prácticas y creencias judías desde mediados del siglo II a. C. hasta el año 200 d. C. COHN, NORMAN. The Pursuit of the Millennium: Revolutionary Millenarians and Mystical Anarchists of the Middle Ages, 2nd ed. New York: Oxford University, 1970. Un estudio facinante y bien acogido de los principales movimientos religiosos de la Edad Media que anticipaban el inminente fin del mundo. COLLINS, JOHN. The Apocalyptic Imagination: An Introduction to the Matrix of Christianity. New York: Crossroad, 1984. Un excelente panorama del apocalipticismo judío como contexto de la predicación de Jesús y sus seguidores, basada en los textos literarios sobrevivientes del judaísmo antiguo. CROSSAN, JOHN DOMINIC. The Historical Jesus: The Life of a Mediterranean Jewish Peasant. San Francisco: HarperSanFrancisco, 1991. Un extenso, erudito e intrigante estudio sobre el Jesús histórico que hace todo lo posible para situarlo en su propio contexto histórico (en el Imperio romano del siglo primero), discute la metodología crítica (apoyando el uso del criterio de atestiguación independiente), y afirma que Jesús no fue un apocalipticista, sino una especie de filósofo cínico judío. ⎯⎯⎯. Jesus: A Revolutionary Biography. San Francisco: HarperSanFrancisco, 1994. Una version mucho más sencilla del libro anterior; ideal para aquellos que no cuentan con experiencia en el área. ⎯⎯⎯. Who Killed Jesus? Exploring the Roots of Anti-Semitism in the Gospel Story of the Death of Jesus. San Francisco: HarperSanFrancisco, 1995. Un estudio para no expertos sobre la historicidad de los relatos de la crucifixión de Jesús, elaborado a la luz de los matices antisemíticos que los relatos han asumido a lo largo de los siglos. DAVIES, MARGARET, Y E. P. SANDERS. Studying the Synoptic Gospels. Philadelphia: Trinity Press International, 1989. Una discusión detallada y exhaustiva sobre las relaciones literarias entre los tres primeros evangelios (es decir, el “problema sinóptico”) y de las principales posturas académicas que se pueden tomar al respecto. Para estudiantes avanzados. DIBELIUS, MARTIN. From Tradition to Gospel, trans. by B. L. Woolf. New York: Scribner, 1934. Este fue un estudio revolucionario que trata acerca de las tradiciones orales sobre Jesús que circularon antes de ser puestas por escrito en nuestros evangelios.

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DUNN, JAMES. Christology in the Making: A New Testament Inquiry into the Origins of the Doctrine of the Incarnation. London: SCM Press, 1989. Una revisión competa de los primeros desarrollos en la comprensión cristiana de la persona de Jesús, con especial interés en la cuestión de cuándo y cómo los cristianos comenzaron a pensar de Jesús como divino. EHRMAN, BART D. Jesus: Apocalyptic Prophet of the New Millennium. New York, Oxford University Press, 1999. Escrito por el autor del curso, este estudio considera toda la evidencia para el Jesús histórico—incluyendo descubrimientos arqueológicos recientes y fuentes no canónicas—y afirma la mejor forma de entenderlo es como un profeta apocalíptico que esperaba que Dios intervendría en la historia para derrocar a las fuerzas del mal y traer su reino de bondad. (Hay traducción al español, publicada por editorial Paidós bajo el título Jesús, el profeta judío apocalíptico). ⎯⎯⎯. The New Testament: A Historical Introduction to the Early Christian Writings, 2nd ed. New York: Oxford University Press, 1999. Una introducción desde una perspectiva histórica de todo lo relativo al estudio del Nuevo Testamento (no sólo Jesús y los evangelios). Diseñado como libro de texto universitario y como libro de referencia para cualquier interesado en el Nuevo Testamento. ⎯⎯⎯. The New Testament and Other Early Christian Writings: A Reader. New York: Oxford, 1998. Una colección de todos los escritos de los primeros cristianos durante los primeros cien años posteriores a la muerte de Jesús (es decir, hasta el año 130 d. C.), tanto canónicos como no canónicos. Incluye el Evangelio de la infancia de Tomás, el Evangelio de Pedro y el Evangelio copto de Tomás, discutidos en este curso. ELLIOTT, J. K. The Apocryphal Jesus: Legends of the Early Church. New York: Oxford, 1998. Una versión popular y accessible del libro siguiente, que se enfoca en los relatos sobre Jesús de los evangelios no canónicos. Un excelente libro para los no familiarizados con el tema. ⎯⎯⎯. The Apocryphal New Testament: A Collection of Apocryphal Christian Literature in an English Translation. Oxford: Clarendon, 1993. Una excelente colección en un volumen que incluye todos los evangelios no canónicos más importantes, así como también otros textos no canónicos como hechos, epístolas y apocalipsis, todos traducidos a un inglés comprensible con breves introducciones. EVANS, CRAIG A. Life of Jesus Research: An Annotated Bibliography, rev. ed. New Testament Tools and Studies; 24; Leiden/New York/Köln: E. J. Brill, 1996. Una bibliografía exhaustiva de los libros y artículos más importantes escritos por académicos para académicos relativos al Jesús histórico. Incluye 2,045 entradas. FERGUSON, JOHN. Religions in the Roman Empire. Ithaca, NY: Cornell University, 1970. Un panorama de la amplia variedad de religiones en el Imperio romano, con algún énfasis en fuentes arqueológicas y otras fuentes no literarias. Los supuestos del libro ahora están algo obsoletos, pero aún brinda cierta información general valiosa.

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FITZMYER, JOSEPH A. Responses to 101 Questions on the Dead Sea Scrolls. New York: Paulist, 1992. Un magnífico libro que responde casi cualquier pregunta que se haría alguien que se inicia en el estudio de los rollos del Mar Muerto. Quizá es la forma más sencilla de empezar para un principiante en la materia; escrito por un lúcido y renombrado experto. FREDERIKSEN, PAULA. From Jesus to Christ: The Origins of the New Testament Images of Jesus. New Haven: Yale University Press, 1988. Un importante estudio de las primeras concepciones cristianas de Jesús y el desarrollo de estas concepciones a medida que el cristianismo se alejaba de sus raíces judías para convertirse en religión independiente. FULLER, REGINALD. Interpreting the Miracles. London: SCM, 1963. Un estudio algo más antiguo que examina cómo los primeros cristianos entendían los milagros y cómo transmitían sus relatos sobre los hechos de Jesús en los evangelios del Nuevo Testamento. FURNISH, VICTOR PAUL. Jesus According to Paul. Cambridge: University Press, 1993. Una discusión concisa y esclarecedora sobre la concepción de Pablo sobre Jesús, incluyendo algunas reflexiones sobre la cuestión de qué tanto realmente sabía Pablo sobre la vida de Jesús. Un libro ideal para los que aún no están adentrados en la materia. GREEN, JOEL, et al., eds. Dictionary of Jesus and the Gospels. Downers Grove, IL: Intervarsity Press, 1994. Un “diccionario bíblico” que proporciona artículos a profundidad de una gran variedad de asuntos referentes al Jesús histórico y a los evangelios. Cada artículo fue escrito por algún cristiano evangélico prominente con una visión elevada de la Escritura y de su confiabilidad histórica. HENNECKE, EDGAR, Y WILHELM SCHNEEMELCHER, eds. New Testament Apocrypha, 2 vols., trans. by A. J. B. Higgins, et al., ed. by R. McL. Wilson. Philadelphia: Westminster Press, 1991. Un estudio serio de todos los escritos no canónicos tempranos que se conservan del cristianismo naciente. Incluye traducciones al inglés de los principales textos, así como introducciones eruditas detalladas. Un recurso indispensable para estudiantes avanzados. HURTADO, LARRY. One God, One Lord. Early Christian Devotion and Ancient Jewish Monotheism. Philadelphia: Fortress, 1988. Este valioso estudio trata sobre las concepciones emergentes sobre Jesús en el cristianismo naciente, especialmente las concepciones de su cualidad divina. Argumenta que la fuente del conflicto entre los primeros cristianos y los judíos no cristianos no fue si Jesús podía entenderse como divino, sino si debía ser adorado. KEE, HOWARD CLARK. Miracle in the Early Christian World: A Study in Socio-historical Method. New Haven: Yale University Press, 1983. Este estudio de los “milagros” en los comienzos del cristianismo aborda el asunto desde una perspectiva sociológica, situando los antiguos relatos de los milagros de Jesús en el contexto más amplio del entendimiento de los milagros y los realizadores de ellos en el mundo grecorromano. Apropiado para estudiantes más avanzados.

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KOESTER, HELMUT. Ancient Christian Gospels: Their History and Development. Philadelphia: Trinity Press International, 1990. Una discusión completa y erudita de todos los evangelios del cristianismo naciente, canónicos y no canónicos, que trata de identificar sus fuentes, fechas y relaciones entre ellos. Algunas de sus conclusiones hay sido muy controvertidas, debido a que el autor encuentra que muchos de los evangelios tardíos preservan tradiciones que son anteriores a aquellas encontradas entre los cuatro evangelios canónicos. Apropiado para estudiantes avanzados. KYSAR, ROBERT. John the Maverick Gospel. Atlanta: John Knox, 1976. Una de las mejores introducciones a las características únicas del evangelio de Juan; pone especial atención en cómo el retrato de Jesús elaborado por Juan difiere del que presentan los evangelios sinópticos. LAYTON, BENTLEY. The Gnostic Scriptures: A New Translation with Annotations. Garden City: Doubleday, 1987. Una traducción accesible de importantes documentos gnósticos, incluyendo los descubiertos en Nag Hammadi y los citados por los Padres de la Iglesia. Incluye una útil introducción del gnosticismo. LINDSEY, HAL, with C. C. Carlson. The Late Great Planet Earth. Grand Rapids: Zondervan, 1970. Un auténtico bestseller, con 28 millones de copias impresas. Lindsey, un cristiano evangélico, interpreta las profecías bíblicas para mostrar que el mundo estaba por entrar en un periodo de grandes catástrofes, que llevarían a la segunda venida de Cristo en algún momento antes del fin de la década de los 80. ⎯⎯⎯. The 1980’s: Countdown to Armageddon. New York: Bantam, 1980. Un bosquejo actualizado de las opiniones de Lindsey, en el que afirmaba que el escenario estaba ya completamente dispuesto para los desastres de dimensiones cósmicas del fin de los tiempos. MEIER, JOHN. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus, vol 1. New York: Doubleday, 1991. Un estudio serio del Jesús histórico escrito por un notable experto en la materia. El primer volumen provee de una de las discusiones más claras disponibles sobre todas las fuentes para la vida de Jesús, incluyendo las no canónicas, y sobre los métodos que utilizan los expertos para determinar cuáles de las tradiciones conservadas sobre Jesús son históricamente precisas. ⎯⎯⎯. A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesus, vol 2. New York: Doubleday, 1994. Este segundo volumen incluye una discusión sistemática y cuidadosa del problema que el “milagro” le plantea al historiador, y un examen detallado de las tradiciones sobre los milagros de Jesús como se encuentran en el Nuevo Testamento. NICKLE, KEITH. The Synoptic Gospels: Conflict and Consensus. Atlanta: John Knox, 1980. Actualmente algo anticuado en su enfoque, este volumen continúa siendo una de las mejores revisiones introductorias sobre el trasfondo y mensaje de los tres evangelios sinópticos. PAGELS, ELAINE. The Gnostic Gospels. New York: Random, 1976. Un trabajo provocador y con muy buenas ventas, sobre las ideas de algunos de los evangelios gnósticos, en oposición a las ideas que encontramos en la “ortodoxa” naciente iglesia cristiana. 179

PERRIN, NORMAN. Rediscovering the Teachings of Jesus. London: SCM Press/New York: Harper & Row, 1967. Una discusión algo anticuada, pero clásica sobre los criterios usados por los expertos para determinar las enseñanzas auténticas del Jesús histórico. ROBINSON, JAMES, ed. The Nag Hammadi Library in English, 3rd ed. New York: Harper & Row, 1988. Una traducción seria al inglés de los documentos descubiertos en Nag Hammadi, con introducciones detalladas a cada uno de los textos. ROWLAND, CHRISTOPHER. The Open Heaven: A Study of Apocalypticism in Judaism and Early Christianity. New York: Crossroads, 1982. Un profundo estudio del pensamiento apocalíptico de antes, durante y después de la vida de Jesús. RUDOLPH, KURT. Gnosis: The Nature and History of Gnosticism, trans. R. McL. Wilson. San Francisco: Harper & Row, 1987. El mejor libro introductorio sobre el gnosticismo antiguo disponible; incluye una discusión de los descubrimientos de Nag Hammadi y sobre las principales doctrinas del pensamiento gnóstico. SANDERS, E. P. The Historical Figure of Jesus. London: Penguin, 1993. Una de las introducciones más claras e ilustrativas sobre la vida y las enseñanzas del Jesús histórico. Adecuado para principiantes. ⎯⎯⎯. Judaism Practice and Belief, 63 B.C.E–66 CE. London and Philadelphia: SCM Press/Trinity Press International, 1992. Un serio y detallado recuento de lo que significaba practicar el judaísmo justo antes, así como durante el tiempo del Nuevo Testamento, por uno de los mayores expertos en Nuevo Testamento de nuestra generación. SANDMEL, SAMUEL. Judaism and Christian Beginnings. New York: Oxford University Press, 1978. Un bien escrito e luminador bosquejo sobre la religión judía en los comienzos del cristianismo. Adecuado para aquellos que son relativamente nuevos en la materia. SCHWEITZER, ALBERT. The Quest of the Historical Jesus. New York: Macmillan, 1968. Este clásico estudia los intentos de los académicos por escribir una biografía de Jesús desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XX (el original en alemán apareció en 1906). Es también uno de los primeros—y quizá el más importante—intentos por mostrar que a Jesús se le comprende mejor como un apocalipticista judío. SHELTON, JO-ANN. As the Romans Did: A Sourcebook in Roman Social History, 2nd ed. New York: Oxford, 1998. Una estupenda introducción a todos los aspectos de la vida romana; incluye traducciones claras de los textos seleccionados organizados de acuerdo con la historia social, así como una útil sección sobre la religión romana. STANTON, GRAHAM. The Gospels and Jesus. New York: Oxford, 1989. Una introducción sólida pero comprensible sobre los principales problemas involucrados en el estudio de los evangelios y el Jesús histórico.

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STEIN, ROBERT. The Synoptic Problem: An Introduction. Grand Rapids: Baker Book House, 1987. Una revisión de la variedad de asuntos involucrados en el problema de determinar las relaciones literarias entre Mateo, Marcos y Lucas, incluyendo una discusión de la hipotética fuente Q. Una buena herramienta para estudiantes que inician. STRAUSS, DAVID FRIEDRICH. The Life of Jesus Critically Examined. Ramsey, NJ: Sigler Press, 1994. Publicado originalmente en 1835-36 y traducido al inglés de la cuarta edición por el novelista George Elliot, este libro revolucionario argumentaba que los evangelios debían ser entendidos como mitos sobre Jesús, y no como relatos históricos. TATUM, W. BARNES. In Quest of Jesus: A Guidebook, 2nd ed. Nashville: Abingdon, 1999. Una introducción clara y comprensible sobre las fuentes y los métodos disponibles para determinar las tradiciones históricamente confiables en los evangelios. TURCAN, ROBERT. The Cults of the Roman Empire. Oxford: Blackwell, 1996. Una estupenda introducción a algunos de los principales cultos religiosos en el Imperio romano en los tiempos del nacimiento del cristianismo (y antes). VERMES, GEZA ed. The Dead Sea Scrolls in English, 3rd ed. Baltimore: Penguin Books, 1987. Una colección accesible de los rollos del Mar Muerto traducidos al inglés, con una clara y útil introducción. ⎯⎯⎯. Jesus the Jew: A Historian’s Reading of the Gospels. New York: Macmillan, 1973. Un estudio muy erudito pero comprensible sobre Jesús a la luz de las tradiciones sobre otros “santos hombres” judíos de su tiempo; escrito por un prominente experto en Nuevo Testamento de Oxford. WEBER, TIMOTHY P. Living in the Shadow of the Second Coming: American Premillennialism 1875– 1982, enlarged ed. Grand Rapids: Zondervan, 1983. Un recuento serio e interesante sobre el desarrollo histórico de las ideas sobre el fin del mundo en el protestantismo estadounidense. WHISENANT, EDGAR. 88 Reasons Why the Rapture Will Be in 1988. Nashville: World Bible Society, 1988. Escrito por un cristiano evangélico quien a partir de las profecías bíblicas afirmaba que Jesús regresaría corporalmente a la tierra en 1988, lo cual acarrearía una serie de catástrofes mundiales y el fin del mundo como lo conocemos. WOJCIK, DANIEL. The End of the World as We Know It: Faith, Fatalism and Apocalypse in America. New York: New York University Press, 1997. Un recuento fascinante sobre cómo las creencias apocalípticas han impactado en muchos aspectos la cultura estadounidense, como el fundamentalismo religioso, las visiones católicas de María, las abducciones extraterrestres y el rock punk.

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