Guía De Lectura Del Manuscrito De Fidias Arias Cómo Hacer Una Tesis Doctoral

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Cómo hacer Tesis Doctorales y Trabajos de Grado Investigación Científica y Tecnológica

Fidias G. Arias

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2019

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Fidias G. Arias, 2019 1ª edición ISBN:

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Edición Electrónica.

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Dedicatoria

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Índice

PRESENTACIÓN.........................................................................11 1.- Efectividad y eficiencia de la investigación tecnológica en la universidad........................................................................................12 2.- Pertinencia social de la investigación educativa: concepto e indicadores........................................................................................44 3.-Metodología para la valoración de resultados en Trabajos Finales de Grado (TFG) de áreas tecnológicas .........................74 Ciencia y tecnología: actividades diferentes pero relacionadas .........................................................................................................83 4.- La tesis doctoral: el caso venezolano .................................. 107 5.- Nuevos Errores en la Elaboración de Tesis Doctorales y Trabajos de Grado ....................................................................... 133 6.- Sobre la pertinencia del método fenomenológico en Tesis Doctorales...................................................................................... 163 [9]

7.- Funciones de los antecedentes en el proceso de investigación .................................................................................. 168 8.- Obsolescencia de las referencias citadas: un mito académico persistente en la investigación universitaria venezolana .................................................................................... 173 11.- Citación de fuentes documentales y escogencia de informantes: un estudio cualitativo de las razones expuestas por investigadores venezolanos ................................................. 200

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PRESENTACIÓN

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1.- Efectividad y eficiencia de la investigación tecnológica en la universidad 1

1

Artículo aparecido en la Revista RECITIUTM (Revista El ectrónica de Ciencia y Tecnología del Instituto Universitario de Tecnología de Maracaibo) ISSN: 2443 -4426; Dep. Legal: PPI201402ZU4563. Vol. 3 N° 1 (2017).

[12]

Estas ideas se proponen analizar los conceptos de efectividad y eficiencia de la investigación tecnológica en el ámbito universitario, entendida esta como una actividad de ciencia y tecnología dirigida a la producción de bienes y servicios. En este sentido, todo proceso productivo debe considerar los costos de inversión: insumos, materiales, componentes y el tiempo empleado en relación con el producto terminal o prototipo generado. No basta con investigar o producir tecnología, hay que hacerlo con efectividad o garantía de la consecución de los objetivos, y con eficiencia o cumplimiento al menor costo posible sin menoscabo de la calidad del resultado final. Para el logro del propósito planteado, se hizo una investigación documental de carácter monográfico (Arias, 2016), mediante la revisión exhaustiva de obras clásicas y recientes donde se exponen los conceptos de ciencia, tecnología, investigación básica o pura, investigación aplicada e [13]

investigación tecnológica, con la finalidad de precisar su significado y diferencias con otros términos. Sobre todo cuando se tiende a confundir la noción de investigación aplicada con la investigación tecnológica. Por otra parte, se definen los conceptos de efectividad y eficiencia aplicados al proceso de investigación tecnológica, particularmente en el medio universitario, donde a diferencia de la industria, existen limitaciones presupuestarias y obstáculos burocráticos que dificultan la obtención de ingresos propios que permitan financiar y reinvertir en nuevos proyectos. Como un aporte de este trabajo se aspira contribuir a una precisión conceptual y terminológica de los vocablos relacionados con las actividades de ciencia y tecnología, además de proponer nuevos indicadores para la evaluación de la efectividad y de eficiencia de la investigación tecnológica en las universidades.

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Las actividades de ciencia y tecnología (CyT) Ciencia y tecnología son actividades diferentes, dado que tienen fines y métodos distintos. No obstante, son labores estrechamente vinculadas y de mutuo apoyo. Es decir, la tecnología se fundamenta en los conocimientos científicos e históricamente, la ciencia se ha desarrollado, en gran parte, gracias a la tecnología que le suministra herramientas de investigación cada vez más avanzadas: microscopios, telescopios, programas de computación (software). La ciencia En principio, la ciencia es conocimiento cierto y probable, mientras que la tecnología es producción tangible (material) o intangible (procesos), mediante el uso del [15]

conocimiento científico. En palabras de Bunge (1981), la ciencia es un cuerpo creciente de ideas “que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible” (p. 9). Para el autor de este artículo: “La ciencia es un conjunto de conocimientos verificables, sistemáticamente organizados y metodológicamente obtenidos, relativos a un determinado objeto de estudio o rama del saber” (Arias, 2016, p. 17). Los fines de la ciencia son la descripción, explicación y predicción de los fenómenos, tanto naturales como sociales. Sus métodos están dirigidos al descubrimiento y búsqueda de nuevos conocimientos y varían según la disciplina, por cuanto desde hace varias décadas se reconoce y acepta que el denominado método científico no es la única vía para la obtención de conocimientos válidos y confiables.

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La tecnología Mientras que la ciencia es conocimiento intangible, la tecnología es aplicación y producción. En este sentido, la “…tecnología es una actividad social centrada en el saber hacer que, mediante el uso racional organizado, planificado y creativo de los recursos materiales y la información propios de un grupo humano, en una cierta época, brinda respuesta a las necesidades y a las demandas sociales en lo que respecta a la producción, distribución y uso de bienes, procesos y servicios. La tecnología nace de necesidades, responde a demandas e implica el planteo y la solución de problemas concretos, ya sea de las personas, empresas, instituciones o del conjunto de la sociedad” (Ministerio de Cultura y Educación de la Nación Argentina, citado por Martinet, Lafortiva y Martinet, 1997, p. 11). Para Arias (2016): “La tecnología es la actividad que utiliza los conocimientos generados por la ciencia aplicada para [17]

satisfacer necesidades mediante la producción de bienes y servicios” (p. 17). Mientras que Bello (2006) expresa: “La tecnología pasaría a definirse como un conjunto de técnicas, cuyo estatuto de origen se apoya en la ciencia y se integran en función de generar prácticas de mayores funciones de producción” (p. 8). En síntesis, la tecnología es aplicación del conocimiento científico con fines productivos y sus métodos son particulares de cada área (electrónica, farmacéutica, computación, construcción de obras civiles, entre muchas otras), pero enfocados en el diseño, fabricación y prueba de prototipos. Tecnologías duras “Son la que tienen como propósito la transformación de la materia para la producción de objetos o artefactos” (Martinet, Lafortiva y Martinet, 1997, p. 12).

Las tecnologías duras se dividen en dos grupos: [18]

a) Las que generan objetos a partir de acciones físicas sobre la materia: textil, mecánica y de materiales. b)

Las que emplean procesos químicos y/o biológicos:

biotecnología, genética y agroquímica (Martinet, Lafortiva y Martinet, ídem). Tecnologías blandas Las tecnologías blandas o gestionables se caracterizan porque su producto no es un objeto tangible, sino que pretenden mejorar el funcionamiento de las instituciones y organizaciones para el cumplimiento de sus objetivos. Dichas organizaciones pueden ser empresas públicas o privadas de cualquier sector: industrial, comercio o servicios (Ferraro y Lerch, 1997; Martinet, Lafortiva y Martinet, 1997). Este tipo de tecnología ha sido denominada por Morles (2002), como tecnología social. [19]

Ejemplos: tecnología educativa, tecnología sanitaria o de salud, tecnología organizacional, desarrollo de software, diseño de procedimientos y sistemas administrativos. Una vez definidos los conceptos de ciencia y tecnología, se pueden identificar las actividades comunes a estos campos: 1. Investigación básica o pura 2. Investigación aplicada 3.

Desarrollo tecnológico, también llamado desarrollo

experimental. 4. Investigación tecnológica o Investigación más Desarrollo Tecnológico (I+D).

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La investigación científica En términos generales, la investigación es la búsqueda del conocimiento para responder interrogantes científicas. Es importante aclarar que la investigación científica no es exclusiva de las ciencias naturales y exactas. En las ciencias sociales y humanas también se realiza investigación de carácter científico pero con métodos propios de indagación y validación del conocimiento. Por ejemplo, en Biología y Química se utiliza, predominantemente, el método experimental propio del paradigma positivista. Mientras que en Sociología y Antropología existe una tendencia creciente a emplear métodos cualitativos como la etnografía y la hermenéutica. Según su propósito, la investigación científica se clasifica en investigación básica o pura e investigación aplicada (Arias, 2016; Cegarra Sánchez, 2004; Sabino, 2000).

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Investigación básica o pura La investigación básica o pura es aquella dirigida a incrementar los enunciados teóricos de una determinada ciencia mediante la formulación de hipótesis, teorías y leyes científicas, por lo que implica una labor de descubrimiento y teorización. En esta modalidad “… el investigador no se plantea otro fin que la ampliación del conocimiento del universo, es decir, el puro avance científico, el conocimiento por sí mismo” (Primo, Yúfera, 1994, p. 19). En otras palabras, la investigación básica pretende generar conocimientos, sin priorizar su utilidad y aplicación a corto plazo. Busca el saber por la necesidad de conocer más. No obstante, constituye el sustento teórico de la investigación aplicada. Ejemplos: Un trabajo significativo de investigación básica en el campo de la Astronomía, es el realizado por la venezolana Yara Jaffe, quien…Se dedica a estudiar la formación [22]

y evolución de las galaxias, desde su nacimiento en tiempos remotos hasta su eventual muerte. Hay muchos tipos de galaxias (espirales, elípticas, etc.) y éstas se distribuyen en el cosmos en grupos, filamentos y vacíos. Las galaxias en grupos y cúmulos son muy distintas a las galaxias que viven aisladas del resto. La investigación de Yara se enfoca en entender el efecto del entorno en la vida de las galaxias (Delgado, 2016). Otra investigación básica en el área de Biología que merece ser destacada, es la que lleva a cabo la venezolana Patricia Salerno, “cuyo trabajo se enfoca en términos generales, en intentar entender patrones de distribución y endemismo de especies, así como caracterizar la vulnerabilidad de poblaciones y de especies a cambios antropogénicos del paisaje y al cambio climático” (Delgado, 2016). Investigación aplicada Este tipo de investigación genera conocimientos que pueden ser utilizados en la solución de problemas prácticos. La [23]

investigación aplicada utiliza como punto de partida y sustento el conocimiento suministrado por la investigación básica, pero sus resultados son empleados de forma inmediata, a corto o a mediano

plazo,

para

solventar

problemas

sociales,

administrativos, educativos, de salud, entre otros. En algunos casos se tiende a confundir la investigación aplicada con proyectos del área de planificación económica y social, proyectos de inversión y proyectos pedagógicos, los cuales, en el medio universitario venezolano han sido denominados “proyectos factibles” (cuyo objetivo es la formulación de una propuesta de solución a un problema práctico, mas no el descubrimiento y generación de conocimientos). Pero como ha sido aclarado en ocasiones anteriores, esta modalidad de proyectos no es un tipo de investigación, sino un instrumento o herramienta de la planificación (Ander-Egg, 1980, 2007; Arias, 2006; Cerda, 2001; ILPES, 2006). No obstante, “…la formulación de un proyecto recurre a la investigación aplicada (de campo o documental) la cual [24]

proporciona los conocimientos de utilización inmediata que sustentan la propuesta” (Arias, 2006, p. 33). La relación entre la formulación de proyectos como actividad fundamental de la planificación y la invest igación aplicada, radica en que ésta última constituye una etapa esencial del proceso de planificación, además de la programación, ejecución y evaluación (Ander-Egg, 1980, 2007; Arias, 2006; Cerda, 2001). Por otra parte, la investigación aplicada, a diferencia de la investigación tecnológica (I+D), no implica necesariamente, una acción inmediata o la formulación de una solución. Los diagnósticos sociales y educativos son investigaciones aplicadas, pero la intervención o solución a corto plazo, muchas veces no depende de la voluntad del investigador. En consecuencia, la investigación aplicada no es simple aplicación ni elaboración de propuestas, es la búsqueda y generación de conocimientos aplicables a corto o mediano plazo. Un buen ejemplo de investigación aplicada es el diagnóstico nutricional, antropométrico y dietario en niños y [25]

adolescentes de Valencia, estado Carabobo, realizado por Acuña y Solano (2004), quienes concluyen que “la encuesta de consumo permitió identificar el alto grado de vulnerabilidad alimentaria de todos los grupos convirtiendo a la encuesta de consumo en una herramienta útil y necesaria que complementa la información antropométrica”. En este sentido, el conocimiento generado puede emplearse a corto o mediano plazo para diseñar e implementar programas de educación alimentaria y nutricional en dicha comunidad. Investigación tecnológica La investigación tecnológica, por su finalidad y métodos, difiere de la investigación científica. Mientras que la investigación científica busca nuevos conocimientos acerca de la realidad, la investigación tecnológica los obtiene para transformarla (García Córdoba, 2005). Así mismo, esta modalidad ha sido considerada como sinónimo de investigación [26]

aplicada. Sin embargo, es mucho más que esta última. Aun cuando su origen es muy antiguo e indeterminado, este tipo de indagación ha contribuido en gran medida al desarrollo y progreso de la humanidad. Pero ¿qué se entiende por investigación tecnológica? Para el autor del presente artículo: La investigación tecnológica es la búsqueda y obtención de nuevos conocimientos prácticos y aplicables a corto plazo en la creación, producción o desarrollo de bienes y servicios innovadores, artefactos, nuevos materiales, prototipos, maquinarias o procedimientos que contribuyan a resolver problemas, satisfacer necesidades y mejorar la calidad de vida de la sociedad. En consecuencia, se entenderá la investigación tecnológica como equivalente a la conocida expresión I+D, es decir, Investigación más Desarrollo Tecnológico, por cuanto combina estas dos fases fundamentales. En este sentido, se define el desarrollo tecnológico como aquella “actividad basada en la utilización del conocimiento científico para la producción de aparatos, materiales y prototipos, o para la mejora de los ya [27]

existentes” (Arias, 2006, p.77). El desarrollo tecnológico también se ha denominado desarrollo experimental, por cuanto los desarrollos (prototipos generados) son sometidos, constantemente, a pruebas y experimentos para evaluar su funcionamiento. Esta postura coincide con lo expuesto por Martínez y Albornoz (1998) quienes señalan que la investigación tecnológica es “llamada tradicionalmente investigación aplicada más desarrollo experimental” (p 279). La investigación tecnológica tendría como finalidad solucionar problemas o situaciones que el conocimiento científico consolidado como tecnología demanda: por lo tanto no sería su finalidad descubrir nuevas leyes, y causalidades, sino la de reconstruir procesos en función de descubrimientos ya realizados.

La

investigación

científica

produciría

el

conocimiento básico del comportamiento de los factores, mientras que la tecnología produciría sistemas, equipos, programas para solucionar y prever consecuencias (Bello, 2006, p. 2). [28]

Desarrollo tecnológico También denominado desarrollo experimental, utiliza el conocimiento científico existente, generado por la investigación básica y aplicada, para la invención o creación de nuevos productos y procesos. El invento o producto generado no es el conocimiento intangible, es un resultado material. En este caso no se cumple la etapa inicial de investigación porque el conocimiento necesario ya existe. “No hay más que explorarlo, asimilarlo y utilizarlo. La producción tecnológica japonesa ha sabido utilizar, extensamente y con gran provecho, los conocimientos científicos producidos en Occidente” (Primo Yúfera, 1994, p.20). En otras palabras, aun cuando las actividades de ciencia y tecnología deben estar siempre unidas y estrechamente vinculadas, en algunos países se inclinan más hacia una determinada actividad a la que dedican mayor tiempo y recursos. En este sentido, existen naciones donde predomina la [29]

investigación básica por encima de la investigación aplicada y del desarrollo tecnológico, y viceversa. Por ejemplo, como se refleja en el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia (2015), en Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia y Canadá, se concede prioridad a la investigación básica, mientras que en Japón, Corea del Sur, India y China, se prioriza la investigación aplicada más desarrollo tecnológico (I+D). La también empleada denominación de desarrollo experimental, responde a que el aparato, material o prototipo generado, se somete a una serie de pruebas y de condiciones impuestas por los investigadores (variables independientes) para observar cómo funciona o reacciona ante tales factores o condiciones. Es decir, se experimenta con el prototipo antes de su producción en serie o a gran escala. Un ejemplo muy ilustrativo de desarrollo tecnológico es el presentado por el Ingeniero venezolano Oscar Chang, quien desarrolló un software para identificar células cancerígenas en menos de un minuto. El producto consiste en…un programa de visión artificial avanzado, asistido por computador, para [30]

utilizarlo específicamente en pruebas de raspado suave del cuello uterino, mejor conocido como Papanicolaou para así identificar células malignas. "Un técnico se demora unos 20 minutos analizando una muestra de Papanicolaou; con este programa lo podemos hacer en un minuto. Otra de las ventajas es que no cansa la vista del técnico, por lo que no se acumulan las muestras y se realizan los diagnósticos más rápidos, lo que ayuda a tratar a tiempo el cáncer si se descubren las células", explica Chang. El sistema es un software desarrollado por el venezolano, el cual funciona a través de una red de neuronas artificiales. (Contreras, 2016) ¿Por qué la investigación tecnológica es equivalente a I+D? Porque sin la etapa de desarrollo tecnológico no se cumpliría la condición de inventar, hacer, producir y transformar. Es decir, sin desarrollo la investigación tecnológica estaría limitada a ser simplemente una investigación aplicada [31]

generadora de un conocimiento práctico que puede ser empleado o no. Entonces, a diferencia de la investigación aplicada, la investigación tecnológica no se limita a la obtención de conocimientos prácticos y elaboración de diagnósticos, sino que también debe generar un producto tecnológico: prototipo, aparato, dispositivo, sistema o procedimiento. La investigación tecnológica (I+D), al sumar estas etapas, constituye un claro ejemplo de combinación de métodos, técnicas y actividades para la solución de un problema determinado y la satisfacción de necesidades. Un caso emblemático de investigación tecnológica en Venezuela, fue la realizada por el Dr. Jacinto Convit, quien investigó en profundidad y desarrolló las vacunas contra la Lepra y la Leishmaniasis Cutánea. Para Convit, la Lepra y la Leishmaniasis, compartían aspectos clínicos, histopatológicos e inmunológicos, por lo que sugirió la posibilidad de que se pudiera usar una aproximación similar. En un estudio experimental sobre 94 pacientes durante 12 meses, el médico logró comprobar la efectividad de su [32]

tecnología obteniendo 94% de curación en los casos tratados (BBC Mundo, 2016). Otro ejemplo de relevancia es la investigación y desarrollo de un vidrio “ultra duro”, es decir, con una resistencia comparable a la del hierro y acero, realizada actualmente en Japón, por el venezolano Gustavo Rosales. Investigación aplicada vs investigación tecnológica Como se ha expresado anteriormente, la investigación aplicada se suele considerar como investigación tecnológica por lo que se hace necesario precisar sus diferencias como se muestran en el Cuadro 1:

[33]

Cuadro 1. Diferencias entre la investigación aplicada y la investigación tecnológica. INVESTIGACIÓN APLICADA

INVESTIGACIÓN TECNOLÓGICA

Obtiene conocimientos prácticos. Es una Genera conocimientos prácticos y además actividad de búsqueda de conocimientos. productos tecnológicos. Es una actividad de búsqueda y aplicación de conocimientos para la producción. Responde interrogantes científicas para Diagnostica y además produce para diagnosticar problemas y satisfacer demandas materiales de necesidades sociales. la sociedad. Los conocimientos se pueden aplicar a corto o mediano plazo.

Los conocimientos se emplean de forma inmediata o a corto plazo.

Utiliza métodos, técnicas y Combina métodos, técnicas y procedimientos propios de la procedimientos tanto de investigación científica en cada disciplina. investigación como específicas para el desarrollo, construcción y prueba de artefactos y prototipos. No necesariamente genera rentabilidad o beneficio económico.

Debe ser rentable y generar beneficios financieros.

Fuente: elaboración propia (2017). Sobre el último aspecto del cuadro anterior, la rentabilidad financiera se presenta fundamentalmente en la investigación tecnológica típica de áreas como ingeniería, [34]

biotecnología y computación, entre muchas otras, de las que se espera una ganancia o rentabilidad de la inversión realizada en la investigación. Como señala Cegarra (2004), la investigación tecnológica o investigación más desarrollo tecnológico (I+D) genera “artefactos o procesos con el objeto de ofrecerlos al mercado y obtener un beneficio económico” (p. 50). Así mismo, el mencionado autor agrega que la investigación tecnológica debe “ser rentable desde el punto de vista financiero” (p. 54). En este caso, la relación costo-beneficio es monetaria y determinante para el otorgamiento

de

financiamiento de proyectos tecnológicos. Evaluación de la investigación tecnológica La investigación tecnológica como cualquier actividad productiva requiere de una inversión en recursos humanos, materiales y financieros. De allí que los financistas, sean universidades, organizaciones públicas o privadas u otros entes, deban ajustar cuidadosamente los presupuestos que destinan a [35]

las actividades de ciencia y tecnología con la finalidad de mantener el mayor número posible de proyectos. “Ello lleva necesariamente a considerar, de una forma global, la eficiencia del sistema para llevar a término la investigación o la innovación tecnológica y también la evaluación de los resultados de éstas” (Cegarra, 2004, p. 242). Evaluar la investigación tecnológica implica, no sólo estimar la pertinencia y calidad de los productos y servicios resultantes, sino también se debe considerar cuánto tiempo y recursos se invirtieron durante ese proceso, es decir la efectividad y eficiencia, aspectos que han sido abordados, entre otros por Farías y Franco (2013), y Saladrigas y Sacristán (2004). Dificultades para la evaluación de la investigación tecnológica en las universidades La investigación tecnológica que se realiza en las universidades venezolanas, por lo general, no es comercializada, [36]

por lo que se hace difícil calcular el retorno de la inversión realizada en los proyectos. Hay excepciones en las cuales, algunas universidades autónomas han creado fundaciones y empresas que les permiten obtener algunos ingresos propios por concepto de prestación de servicios y venta de patentes. No obstante, la evaluación de esta actividad puede realizarse en función de dos variables: efectividad y eficiencia. En este sentido, la evaluación de cualquier proyecto tecnológico debe considerar, además de la efectividad y eficiencia, su pertinencia académica y social, es decir, su adecuación a las demandas de la universidad y de la sociedad en general. Así mismo, esta evaluación se debe realizar de forma continua y en cada una de las fases del proyecto: antes de su ejecución, durante y después de concluido el mismo. Concepto de efectividad El vocablo efectividad proviene, evidentemente de “efecto”, entonces se refiere a la capacidad que posee un [37]

procedimiento, sustancia, actividad o programa, para lograr un efecto, impacto o resultado esperado. Se asocia con el logro de objetivos trazados independientemente de los recursos invertidos en un período de tiempo determinado. Ejemplos:  Logro del 90% de los objetivos programados en la ejecución de un proyecto; un proyecto de investigación tecnológica cuyo objetivo es el desarrollo de un sistema de control de inventario de equipos y mercancías (software), resulta efectivo si satisface los requerimientos de los usuarios en cuanto a suministro de la información en tiempo real, emisión de reportes y velocidad de respuesta. Indicadores de efectividad en la ejecución de proyectos de investigación tecnológica (I+D).  La medición de un fenómeno puede realizarse a través de indicadores simples, definidos como una cifra o un valor absoluto, por ejemplo, cantidad de proyectos de I+D aprobados en un período, e indicadores complejos aquellos compuestos por dos o más indicadores simples, [38]

por ejemplo, cumplimiento de objetivos en relación con el presupuesto asignado al proyecto. A continuación se proponen algunos indicadores para medir la efectividad de investigaciones tecnológicas en las universidades: Objetivos trazados/objetivos logrados x 100; Porcentaje de cumplimiento de los objetivos del proyecto en el plazo previsto; Porcentaje de ejecución en un desarrollo de un prototipo; Resultados de la evaluación (pruebas) a las que se somete el producto o prototipo; Obtención de patente; Obtención de regalías por uso de patente; Cantidad de beneficiarios directos; Cantidad de beneficiarios indirectos; Cantidad de beneficiarios miembros de la universidad; y Cantidad de beneficiarios de las comunidades no pertenecientes a la universidad . Concepto de eficiencia Según Koontz y Weihrich (2004) eficiencia es “el logro de las metas con la menor cantidad de recursos” (p.14). [39]

Mientras que para Robbins y Coulter (2005) la eficiencia procura “obtener los mayores resultados con la mínima inversión” (p. 7). En síntesis, eficiencia es la capacidad para lograr las metas y objetivos con la menor inversión de tiempo y recursos. Mientras que la efectividad mide fundamentalmente el logro de objetivos, la eficiencia considera, además, el tiempo y los recursos invertidos. La eficiencia implica una relación entre dos indicadores: la generación de un producto (bien o servicio) y los insumos o recursos empleados para lograr ese nivel de producción. Por ejemplo, si una empresa “A” fabrica mayor cantidad de productos o brinda servicios de mayor calidad con respecto a la empresa “B”, pero con igual o menor inversión de recursos, entonces, la empresa “A” será más eficiente. Un claro ejemplo de falta de eficiencia en la investigación universitaria es el retraso que ocurre en la presentación de Trabajos de Grado y Tesis Doctorales con respecto a los plazos estipulados en los reglamentos y normativas. A mayor tiempo [40]

de entrega, mayores son los recursos que se invierten y por tanto hay una menor eficiencia. La eficiencia en la investigación tecnológica: indicadores para su medición A diferencia de los indicadores de efectividad, que en su mayoría son simples, los referentes para medir la eficiencia son complejos. En este caso se proponen los siguientes indicadores de eficiencia en investigaciones tecnológicas universitarias:

Relación costo-beneficio (considerando beneficios intangibles: académicos, sociales e institucionales) [41]

e beneficiarios directos (usuarios)

beneficiadas -valor inicial)/valor inicial] X 100 La investigación tecnológica en las universidades implica una considerable inversión de recursos materiales, humanos y financieros, razón por la cual dicha inversión debe ser recuperada y de ser posible, multiplicada en beneficio de la institución y la sociedad. Para evitar la pérdida y desperdicio de los recursos invertidos, la investigación tecnológica debe ser evaluada mediante indicadores los cuales determinen en qué medida el desarrollo de un proyecto fue efectivo y eficiente, es decir, que [42]

cumpla todas sus etapas en el tiempo previsto y al menor costo posible. Se recomienda que la evaluación de la investigación tecnológica en las universidades sea un proceso continuo que se realice antes, durante y después de culminado el proyecto. Esto permitirá un mayor control y aprovechamiento del presupuesto asignado a las actividades de ciencia y tecnología y del presupuesto universitario en general. En cuanto a los indicadores propuestos, estos conforman un sistema flexible de referentes que pueden variar de una institución a otra y de un proyecto a otro.

[43]

2.- Pertinencia social de la investigación educativa: concepto e indicadores 2

2

Artículo realizado en colaboración con Cortés Gutierrez, A. y Luna Cuero, O. (2018); Revista Digital del Doctorado en Educación de la Universidad Central de Venezuela. 4 (7), 41 – 54.

[44]

El fin de la investigación aplicada es generar conocimientos que puedan ser empleados en la solución de problemas prácticos de carácter social, económico o educativo, entre otros. De manera específica, la investigación educativa también busca solventar las dificultades que se presentan en los procesos de enseñanza y aprendizaje, es por eso que la indagación en este campo debe atender problemas que le son propios y cuya solución tenga un impacto general en la sociedad y en los grupos inmersos en el sector educativo, es decir, la investigación educativa debe ser pertinente. En este sentido, el presente artículo pretende precisar el concepto de pertinencia social, referido concretamente a la investigación educativa, como un intento de dar respuesta a las siguientes interrogantes ¿cuándo una investigación educativa tiene pertinencia social? [45]

¿Cuáles son las dimensiones e indicadores que definen la pertinencia social de una investigación educativa? Para cumplir con dicho objetivo, se parte en primer lugar, de la definición de pertinencia y en segundo término, del significado de lo social, para luego conceptualizar lo que se considera como pertinencia social y pertinencia social de la investigación, en particular, de la investigación educativa. Posteriormente, a partir de la revisión de la literatura y de la operacionalización del concepto pertinencia social, se propone un sistema de indicadores de pertinencia social de la investigación educativa, construido según la metodología de Armijo

(2009),

consultora

de

ILPES/CEPAL,

cuya

importancia radica en la necesidad de verificar el cumplimiento de objetivos y propósitos de la investigación, así como el impacto de sus resultados, además de medir aspectos tales como efectividad y eficiencia, información indispensable para establecer prioridades que orienten las líneas y proyectos de investigación en el área de la educación. [46]

La metodología empleada para el desarrollo de este artículo consistió en un análisis documental, específicamente, de fuentes impresas y electrónicas, con énfasis en artículos publicados en revistas arbitradas donde se aborda la temática de la pertinencia social de la investigación, con la finalidad de identificar las dimensiones e indicadores vinculados con dicho concepto. Como producto del procedimiento anterior, se elaboró una definición de pertinencia social de la investigación educativa y se propone un sistema de dimensiones e indicadores para medir o evaluar dicha variable. ¿Qué significa pertinencia? Pertinencia es la cualidad de pertinente. Como adjetivo se refiere a lo que pertenece o corresponde a algo, es decir, la pertinencia es siempre en relación con algo. Son sinónimos de pertinencia, entre otros: propiedad, congruencia, conveniencia, correspondencia. En consecuencia, pertinencia es el significado que por adecuación adquiere algo en un determinado contexto [47]

que puede ser: académico, social, científico, económico, histórico o político. Por ejemplo, un método de investigación debe ser adecuado o pertinente para abordar un determinado objeto de estudio, mientras que una técnica de análisis estadístico será pertinente si se adecúa a los objetivos y al nivel de medición de las variables consideradas en una investigación. El concepto de pertinencia se caracteriza por ser relativo, por cuanto depende de cada contexto y momento. Es complejo porque agrupa diversos elementos: sociales, culturales, académicos, científicos, económicos e históricos. Además, es dinámico debido a que evoluciona permanentemente y cambia en función del entorno y la población, como lo ha expresado la (UNESCO, 1998): “La pertinencia es un concepto dinámico, que difiere según los contextos y según los públicos” (p. 14). A lo que Garrocho y Segura (2011) agregan “cada entorno es punto de partida de lo pertinente” (p. 25).

[48]

¿Qué es lo social? Lo social se refiere al conjunto de acciones, comportamientos o hechos que se realizan u ocurren de forma generalizada en una sociedad. Entendida esta última como el conjunto de personas que interactúan según determinadas normas y que comparten ideas, costumbres y valores. Durkheim (2001), en su obra “Las Reglas del Método Sociológico”, publicada inicialmente en 1895, define un hecho social como todo comportamiento o idea presente en un grupo humano. De manera más específica, expresa que un “…hecho social es toda manera de hacer, establecida o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o también, el que es general en la extensión de una sociedad determinada teniendo al mismo tiempo una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales” (p. 52). En este orden de ideas, la educación, la ciencia y la investigación científica son hechos sociales, porque desde [49]

tiempos remotos están arraigadas e institucionalizadas en casi todas las sociedades del planeta. Concepto de pertinencia social Con base en las definiciones de pertinencia, por una parte, y de lo social, por otra, a continuación se integran estos conceptos para definir la pertinencia social como la apropiación o adecuación generalizada de un acto o creación en un contexto social: comunidad, organización o grupo social. De esta manera se habla de pertinencia social de la educación, de las instituciones y pertinencia social de la investigación. Si dicho acto está realmente adecuado al entorno, entonces debe responder a los requerimientos y producir un efecto o impacto generalizado, es decir, extensivo a la colectividad. Por ejemplo, en el sector productivo, la pertinencia social de la producción se materializa en la generación de los bienes prioritarios o que tienen mayor demanda en una sociedad; la [50]

pertinencia social de las instituciones se concreta en la respuesta oportuna que ofrecen ante las demandas de las mayorías. En general, algo pertinente es social porque tiene algún impacto general en la sociedad o en una comunidad con intereses comunes y colectivos y no para un reducido grupo con intereses particulares e individuales. La Pertinencia de la investigación y sus dimensiones El tema de la pertinencia, inicialmente, cobra importancia en el campo educativo cuando se comienza a reflexionar sobre la correspondencia entre la educación superior y las necesidades de la sociedad. Al respecto, la UNESCO (1998) plantea que la “…pertinencia de la educación superior debe evaluarse en función de la adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen. Ello requiere normas éticas, imparcialidad política, capacidad crítica y, al mismo tiempo, una mejor articulación con los problemas de la sociedad y del mundo del trabajo, fundando las [51]

orientaciones a largo plazo en objetivos y necesidades sociales, comprendidos el respeto de las culturas y la protección del medio ambiente”(p. 14). De lo anterior se destaca que la sociedad y sus requerimientos son el eje central de una educación pertinente, en consecuencia para esta institución la pertinencia de la educación universitaria se concreta en demandas de la sociedad y en la respuesta oportuna a sus problemas. No obstante, las expectativas de la sociedad y sus requerimientos, no son los únicos criterios para evaluar la pertinencia de la educación universitaria. La universidad debe generar conocimientos esenciales para distintas áreas del conocimiento, sin que ello signifique que sean una necesidad inmediata de la sociedad. Así mismo, dado que la educación superior tiene como funciones básicas la docencia, investigación y extensión, el concepto de pertinencia se transfiere a cada una de estas labores y de modo particular a la actividad investigativa. En esta dirección, la pertinencia de la investigación, en sentido amplio y en función del contexto específico, puede ser vista en sus [52]

dimensiones académica, científica, económica y social ( ver Cuadro 1).

Cuadro 1. Dimensiones de la pertinencia de la investigación

Social

Científica

Académico

Económico

Fuente: Elaboración propia.

[53]

Pertinencia de la investigación

La pertinencia académica se refiere, por una parte, a la vinculación de los resultados de la investigación con necesidades específicas de las instituciones educativas, concretamente, el currículum y la formación para el campo laboral. Por otra parte, la validez científica del conocimiento generado en la investigación, también le asigna un carácter pertinente desde el punto de vista académico. En esta dirección, Ramírez (2005) distingue la pertinencia social de la investigación universitaria de la pertinencia académica, al concebir la pertinencia social como el aporte para solventar problemas sociales y la pertinencia académica como la obtención del conocimiento requerido para el ejercicio profesional. La pertinencia científica está determinada por el estado del arte en una disciplina, el cual reporta los vacíos en el conocimiento y si es necesario realizar una determinada investigación. En este sentido, se plantea interrogantes como ¿cuáles son los últimos avances y principales hallazgos? ¿Cuáles son los problemas de investigación pendientes o qué falta por descubrir? Además, tiene que ver con la pertinencia o [54]

correspondencia de los métodos de investigación empleados en un estudio y la validez de sus resultados. En palabras de Suárez (2010), la pertinencia se concreta en “ciencia bien hecha”, de lo que se deriva, investigación con pertinencia científica es investigación bien ejecutada. Así mismo, los hallazgos de Naidorf (2011) revelan que los “…evaluadores entrevistados en los proyectos diferencian la pertinencia científica de la pertinencia social de una investigación en función del carácter ligado a la valoración en sí o como fin en sí mismo del conocimiento científico –su ampliación, el aporte a la disciplina y la importancia o utilidad social del conocimiento científico en el caso de la pertinencia social” (p. 51). Por otra parte, la pertinencia económica de la investigación se presenta fundamentalmente en investigaciones aplicadas al sector productivo y en áreas tecnológicas (ingenierías, biotecnología y computación, entre muchas otras), de las que se espera una ganancia o rentabilidad de la inversión realizada en la investigación. Como señala Cegarra (2004), la [55]

investigación tecnológica o investigación más desarrollo tecnológico (I+D) genera “artefactos o procesos con el objeto de ofrecerlos al mercado y obtener un beneficio económico.”(p. 50) Luego, el mencionado autor agrega que la investigación tecnológica debe “ser rentable desde el punto de vista financiero” (p. 54). En este caso, la relación costobeneficio es monetaria y determinante para el otorgamiento de financiamiento de investigaciones científicas y tecnológicas. Por otra parte, Garrocho y Segura (2012), al referirse a la pertinencia económica de investigación, expresan que la “…investigación científica es pertinente con respecto a la economía en la medida que contribuye al uso racional y sustentable de los recursos naturales y se dignifica el trabajo humano. La investigación en tal sentido ha de contribuir al mejoramiento de los sistemas productivos y las condiciones de distribución de los satisfactores y la riqueza generada. Revertir las condiciones de dependencia tecnológica que históricamente se ha padecido es un asunto central” (p.28). [56]

¿Por qué es importante considerar la pertinencia social de una investigación? Particularmente en investigaciones aplicadas en el área social, es importante establecer si los proyectos responden a las demandas sociales, para precisar la utilidad del conocimiento (considerando que todo conocimiento fundamentado es útil) y la posible aplicación de sus resultados en el entorno (Avalos, 2005). En síntesis, es importante tener en cuenta la pertinencia social de la investigación porque: Permite establecer una relación costo-beneficio, insumo necesario para la toma de decisiones sobre el financiamiento de la misma. Por supuesto, no se niega que las investigaciones básicas también tienen un valor científico fundamental para la academia, por lo que su ejecución y financiamiento dependerá de otros criterios no vinculados directamente con la solución de problemas sociales. [57]

Constituye un aspecto o dimensión a evaluar en aquellos proyectos dirigidos a la solución de problemas y satisfacción de necesidades sociales. Aporta elementos que pueden contribuir a la formulación de líneas o áreas temáticas de investigación acordes con las necesidades de grupos sociales. La investigación educativa La investigación educativa puede considerarse como una rama de la investigación social, que atiende específicamente problemas de la educación e intenta dar respuestas a interrogantes vinculadas con los procesos de enseñanzaaprendizaje, el alumno, el docente, el currículum y las instituciones educativas.

[58]

Para Herrera (1999), “la investigación educativa es la mirada rigurosa que pretende construir, explicar o comprender el fenómeno educativo” (p. 158). Al igual que en otras áreas de indagación, la investigación educativa puede ser básica, para generar teorías que expliquen los procesos y sistemas educativos, o aplicada en la solución de problemas prácticos que habitualmente se presentan en el aula de clase, como por ejemplo, el rendimiento estudiantil, el desempeño docente, ausentismo y deserción escolar. Así mismo, debe cumplir los siguientes requisitos: debe ser abierta a todos los paradigmas de investigación, multidisciplinaria y además, pertinente. Es importante aclarar que la investigación educativa no constituye una actividad lucrativa. A diferencia de otras modalidades como la investigación tecnológica, la investigación educativa no genera rentabilidad financiera, aun cuando ambas requieren una inversión de recursos para su ejecución, en la investigación tecnológica el prototipo o bien desarrollado es fabricado en serie y a gran escala para luego ser comercializado, [59]

generalmente, por la empresa privada. Mientras que la inversión en investigación educativa, no genera rendimiento económico, su “ganancia” se evalúa en términos de costo-beneficio, pero no un beneficio monetario sino social, en el sentido del aporte que significa la formación de los ciudadanos. Áreas temáticas de la investigación educativa La investigación educativa, como su denominación lo indica, posee un objeto de estudio concreto pero complejo al mismo tiempo: la educación. Se trata de un fenómeno complejo porque la educación comprende procesos, productos, sistemas y diversos elementos que interactúan permanentemente. Sin embargo, estos componentes se pueden agrupar en las siguientes áreas de investigación: a) El proceso de enseñanza-aprendizaje; b) El currículum y los contenidos; c) Los procesos de evaluación; [60]

d) El alumno; e) El docente; f) Las instituciones educativas; y g) Los entornos educativos. Por supuesto que es posible incorporar más áreas, y que estas se pueden descomponer en temas y problemas más específicos.

Revisión de la literatura El tema específico de la pertinencia social de la investigación universitaria y educativa ha sido abordado por Albornoz (1991), Colina (2007), Ramírez (2010), Garrocho y Segura (2012) y Flecha y Álvarez (2015), entre otros. En este caso se exponen algunos criterios expuestos por autores de trabajos seleccionados, con la finalidad de identificar elementos constitutivos del concepto de pertinencia social de la [61]

investigación que permitan su operacionalización y definición de indicadores. Sobre este tema, Acuña y Valenzuela (2000) expresan que es necesario “…pensar que la investigación debe abordar temas de conocimiento relevantes e importantes cuyos resultados podrán contribuir directamente con la prosperidad del conocimiento individual y colectivo y no estar dando vueltas en círculos en temas que ya han sido analizados a profundidad porque de esto suelen surgir estudios que, o no se publican, o en el mejor de los casos se envían a revistas que más que difundirlos los sepultan en el anonimato” (p. 1). Luego, los mencionados autores concretan al señalar que “la pertinencia de una investigación está relacionada con el grado de mejora del espacio social donde se integrarán los conocimientos adquiridos o los resultados de la misma” (p. 2). Como se observa, estos autores conciben la investigación pertinente como una actividad transformadora en la que sus resultados convergen en un ámbito específico. Además, hacen [62]

énfasis en el abordaje de temas y problemas de investigación significativos. Para Colina (2007), la pertinencia de la investigación se concreta en su aplicabilidad social, mientras que para Ramírez (2010), se traduce en utilidad social, es decir, una investigación al servicio de las mayorías. Por otra parte, De Roux (2011) plantea que la investigación universitaria pertinente debe estar “…focalizada en problemas acuciantes, en sociedades situadas en un territorio, y es una investigación transdisciplinaria de disciplinas que se convocan unas a otras desde el problema, para conseguir la pertinencia de los resultados, y es una investigación conectada internacionalmente y públicamente responsable (p. 12). Lo anterior se puede sintetizar de la siguiente manera: Para que sea pertinente, la investigación universitaria:

[63]

Debe tener sentido, es decir, que tenga razón de ser o una finalidad, tanto para los investigadores como para los beneficiarios directos e indirectos de los resultados. Intenta plantear problemas relevantes: los problemas formulados deben ser importantes y prioritarios para grupos mayoritarios. Pretende atender no sólo asuntos locales, sino también problemas de mayor alcance territorial. Busca estar conectada internacionalmente, en la posibilidad de articular proyectos entre universidades de distintos países.

Naidorf (2011) se plantea las siguientes interrogantes “¿Pertinencia para quién? ¿Quién establece las áreas prioritarias de investigación?” Nuevamente la pertinencia es sinónimo de adecuación a las necesidades expresadas en forma de demandas y utilidad del producto. [64]

Por su parte, Cossio (2012), identifica la pertinencia con la relevancia académica, social, cultural y política que pueda tener una investigación, es decir, que sea percibida y valorada como una necesidad sentida en el campo del conocimiento, pero que se traduzca también en conocimiento socialmente útil y en transformación de prácticas sociales. Mientras que para Garrocho y Segura (2012). El estudio científico de la sociedad encierra el compromiso de coadyuvar a la solución de los problemas cruciales que afectan la vida cotidiana de la ciudadanía “… Un trabajo científico encaminado a liberar al ser humano de sus vicisitudes y actuar en favor de las comunidades adquiere la mayor relevancia” (p.28). Por último, Franco (2015), expresa que “La pertinencia puede ser un concepto subjetivo, el cual se encuentra ligado a un contexto, lugar y época…” (p. 146). Así mismo, enfatiza en “la importancia del entorno en la definición de lo que se considera o no pertinente” (p. 146). Para finalizar esta sección, en el Cuadro 2 se presenta una sinopsis de los principales [65]

conceptos vinculados con la pertinencia social de la investigación. Cuadro 2. Resumen de los conceptos identificados en la literatura sobre pertinencia social de la investigación.

[66]

Hacia un sistema de indicadores de pertinencia social de la investigación educativa Sobre la medición de la pertinencia Navarro, Álvarez y Gottfried (1997), han señalado la “…pertinencia no es una variable fácil de cuantificar pero tiene una relación directa co n los objetivos que en materia de relación con la sociedad se fija cada institución. Son las respuestas que la universidad debe dar a lo individual, entendido esto a lo interno y a lo externo a ella, y a lo social, pensado desde lo local, regional, nacional e internacional. En términos generales una universidad pertinente o efectivamente vinculada con su medio, debe responder a las demandas y necesidades de su entorno, pero las características y alcances de esa pertinencia estarán dados por cada universidad. De ahí la necesidad de comenzar a proponer una manera de aproximar la «medida» de la pertinencia social en la universidad” (p. 81). [67]

Es importante señalar que esta es una visión muy particular y quizás restringida de las instituciones universitarias, por cuanto la pertinencia de social de la universidad no debe ser reducida a una “medida”. Las funciones universitarias van más allá de las respuestas a “las demandas y necesidades del entorno”. No obstante, a los fines de este artículo, sólo se pretende generar un conjunto de indicadores específicos para evaluar la pertinencia social de la investigación educativa. En esta dirección, Briceño y Chacín (2011) realizan una combinación de elementos de políticas públicas con algunos aspectos de investigación, y consideran como indicadores de pertinencia social los siguientes:

dio y objetivos con la realidad del contexto. Aunque estos indicadores resultan ser muy generales y poco precisos para evaluar la pertinencia de [68]

distintos

tipos

de

investigación,

proporcionan

una

orientación para su redefinición. Por otra parte, para el diseño de un sistema de indicadores sociales es necesario considerar las metodologías existentes para tal fin. En este caso, se adaptaron los pasos básicos para construir indicadores, propuestos por Armijo (2009): 1. Establecer las definiciones como referente para la medición. 2. Precisar las áreas relevantes a medir. 3. Formular el indicador para medir el producto u objetivo. 4. Determinar las metas o el valor deseado del indicador. 5. Definir referentes comparativos. Luego, con base en lo anterior y en la revisión de la literatura, en el Cuadro 3 se presenta un sistema de indicadores de pertinencia social de la investigación educativa.

[69]

Cuadro 3. Sistema de indicadores de pertinencia social de la investigación educativa

[70]

Como se expresó en las secciones anteriores, la pertinencia de la investigación depende del contexto, como consecuencia, en un estudio o proyecto puede ser considerada la pertinencia social, académica, científica y económica, si procede esta última. Así mismo, un área de investigación puede presentar mayor pertinencia que otra, por ejemplo, la investigación tecnológica tiene una mayor correspondencia con el sector productivo (pertinencia económica) que la investigación educativa, mientras que esta última presenta una mayor pertinencia académica por su vinculación directa con los procesos de formación del recurso humano. El concepto de pertinencia social de la investigación es relativo porque depende del entorno y de las demandas específicas que pueden variar de un grupo social a otro y de un período a otro. Es complejo porque está integrado por una diversidad de elementos de carácter político, económico e [71]

histórico. En este sentido, los autores consultados coinciden en algunos

criterios

e

incorporan

diferentes

elementos

constitutivos del concepto de pertinencia social de la investigación. Para el autor de este artículo, la pertinencia social es sólo una dimensión de una concepción de pertinencia mucho más amplia. Específicamente, la

pertinencia

social de

la

investigación educativa se define como la correspondencia con las necesidades y prioridades de grupos mayoritarios inmersos en el hecho educativo y concretamente, en relación con las dimensiones o áreas de investigación propias de la educación. No obstante, aun cuando la visión de pertinencia social está centrada en los requerimientos o demandas de la sociedad, ésta no se opone a la pertinencia de investigaciones básicas dirigidas a la satisfacción de la curiosidad intelectual y ampliación del conocimiento sin considerar su aplicación o utilidad social inmediata. A partir de la definición anterior se proponen las dimensiones

e indicadores [72]

de pertinencia social de la

investigación educativa los cuales pueden brindar una medida aproximada de la pertinencia social que presenta un estudio o proyecto. Se recomienda validar los indicadores propuestos y para posteriores trabajos se sugiere incluir las escalas y unidades de medida para la construcción de un índice de pertinencia social de la investigación educativa.

[73]

3.-Metodología para la valoración de resultados en Trabajos Finales de Grado (TFG) de áreas tecnológicas 3

3

Artículo aparecido en la Revista Docencia Universitaria, Vol. 16(2), julio -diciembre 2018, pp. 177-191, ISSN: 1887-4592.

[74]

El Trabajo Final de Grado (TFG) puede ser visto como una actividad que se realiza durante los estudios conducentes a un grado universitario o como un producto escrito que constituye un requisito final de graduación que debe reflejar las competencias adquiridas durante las asignaturas cursadas. Por realizarse en el contexto académico, el TFG puede abordar cualquier área del conocimiento: científico, tecnológico, humanístico y artístico. De allí que sus contenidos, métodos y resultados difieran sustancialmente de un campo a otro. Sin embargo, tradicionalmente, se observa una tendencia a realizar una evaluación general para todos los TFG mediante instrumentos similares, independientemente del tipo o modalidad del mismo y del área del conocimiento en la que se realiza. En este sentido, surge la necesidad de realizar esta investigación cuyo objetivo es construir una metodología para la valoración de resultados en los TFG, específicamente de áreas tecnológicas: tecnologías industriales (fabricación), [75]

tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y tecnología de la salud. Como justificación, la metodología de valoración propuesta puede contribuir a definir instrumentos propios y criterios más precisos y objetivos para la evaluación de los TFG en áreas tecnológicas, específicamente de sus resultados o productos finales. Asimismo, puede ayudar a disipar la frecuente confusión que se presenta en los evaluadores que tienden a emplear los criterios de valoración propios de la investigación científica en trabajos tecnológicos. En cuanto al método empleado, se realizó una investigación

documental que consistió en un análisis

exhaustivo de fuentes impresas y electrónicas, haciendo énfasis en la literatura especializada sobre el tema de la investigación tecnológica y la metodología de evaluación de resultados. Por otra parte, se hizo una adaptación de los pasos metodológicos sugeridos por Armijo (2009) para la construcción de indicadores, generándose una propuesta propia aplicada a la evaluación de productos tecnológicos. [76]

Entre las limitaciones que confronta el presente estudio, destaca la amplia diversidad de las áreas tecnológicas: electrónica,

farmacéutica,

computación,

biotecnología,

telecomunicaciones, diseño de obras civiles, tecnología de alimentos entre otras, lo que dificulta el diseño de una metodología de valoración general que abarque todas las ramas. El Trabajo Final de Grado: bases legales, concepto y características generales El Trabajo Final de Grado como materia o asignatura “singular” forma parte de los estudios de grado y debe reflejar las competencias adquiridas del mismo (Freire y otros, 2015). Una de las características del TFG es la diversidad de áreas del conocimiento en las que puede desarrollarse. De

allí que

se

presenten

trabajos

científicos,

humanísticos, artísticos y tecnológicos. Precisamente, esta diversidad conduce también a resultados y productos diferentes [77]

que requieren metodologías de valoración distintas pero, pertinentes con el producto que se evalúa. En España el Trabajo Final de Grado es obligatorio y está normado en el Real Decreto 1393/2007, el cual expresa en su artículo 12, apartado 7, que el TFG “deberá estar orientado a la evaluación de competencias asociadas al título”. Sobre este aspecto Garrote (2015:3) amplía el “…apartado 3 de artículo 12 establece que “Estas enseñanzas concluirán con la elaboración y defensa de un trabajo de fin de Grado”. La norma no especifica qué se entiende por TFG, sino que se limita a fijar algunos rasgos en el apartado 7 del mismo artículo: “El trabajo de fin de Grado tendrá un mínimo de 6 créditos y un máximo del 12,5 por ciento del total de los créditos del título. Deberá realizarse en la fase final del plan de estudios y estar orientado a la evaluación de competencias asociadas al título”. Por otra parte, en algunos países de América Latina como México, Argentina y Colombia, no se encuentra una normativa general acerca de los TFG para el nivel de licenciatura. La búsqueda realizada sólo reporta reglamentos [78]

internos de instituciones universitarias particulares, y para el caso específico de estudios de postgrado: especialización, maestría y doctorado. En Venezuela el TFG no está contemplado en la Ley de Universidades vigente. En este sentido, queda a discreción de las instituciones de educación superior, la exigencia de un TFG como requisito para la obtención del grado de Licenciatura y de Técnico Superior Universitario. No obstante, es importante destacar el caso de la Universidad de Costa Rica, institución que presenta en 1980 un Reglamento de Trabajos Finales de Graduación en el que se establecen los objetivos, opciones, presentación y examen de este requisito. Su principal aporte radica en las distintas opciones o modalidades de TFG que incluyen, además de tesis o trabajos de investigación, otras actividades académicas como Seminario de Graduación, Proyecto de Graduación y Práctica dirigida de Graduación (Art. 3). Ahora bien, ¿qué es un TFG? Según Battaner, González y Sánchez (2016:48). En general, el TFG puede ser entendido [79]

como un trabajo o proyecto personal y original de integración de los contenidos formativos recibidos y de las competencias adquiridas en el Grado y asociadas al mismo, en el que el/la estudiante, mediante su elaboración obligatoria, con la orientación de un tutor/a, y su posterior defensa pública, debe demostrar para poder concluir sus estudios en el Grado que ha adquirido tales competencias y que está capacitado para elaborar y presentar trabajos científicos, técnicos, teóricos o experimentales sobre los fundamentos teóricos y prácticos de una o varias disciplinas del plan de estudios, siendo evaluado por ello, recibiendo, en su caso, los créditos ECTS previstos para el TFG en dicho plan de estudios. Es importante destacar en la definición anterior la presencia de una variedad de modalidades que pueden ser adoptadas como TFG: científicos, técnicos, teóricos, entre otros. De allí que Sánchez Fernández (2013: 465), expresara “No existe un tipo de TFG que pueda ser considerado estándar en lo que se refiere a su contenido. Es por ello que cada [80]

institución debe clarificar qué tipos de TFG tienen cabid a y, especialmente, cuáles no.” En cuanto a su diferencia con trabajos de otros niveles de estudios, se debe precisar que mientras que la tesis doctoral y el trabajo de máster requieren principalmente competencias de investigación, el TFG exige múltiples competencias, sobre todo las vinculadas directamente con el campo de acción del graduado. Con respecto a las áreas del conocimiento en las que puede realizarse, en el caso de tecnologías como las ingenierías, por lo general, los TFG no se plantean una investigación propiamente dicha sino un trabajo de aplicación en el que se demuestren las competencias profesionales del área. Como ha expresado Sabino (2006:97): “…el diseño de un edificio o de una máquina, de una técnica productiva o de medición, el desarrollo de productos o de procedimientos. En tales circunstancias lo razonable, por cierto, es hablar de un trabajo especial de grado más que de una tesis…Este planteamiento coincide con los casos particulares de los desarrollos [81]

tecnológicos puros en los que es posible obviar la fase de investigación básica, por cuanto el conocimiento científico ya existe y sólo se requiere analizarlo y aplicarlo” (Primo Yúfera, 1994). Con base en lo expuesto anteriormente, el TFG puede ser caracterizado por: 1.

Su pertinencia con el grado cursado y con las

competencias desarrolladas durante el mismo. Es decir, su propiedad o relación directa con la disciplina, las competencias y las tareas que, para el ejercicio de su profesión en el campo laboral, deberá realizar el graduado. 2.

Su diversidad en cuanto a la amplia gama de áreas del

conocimiento en las que puede desarrollarse: científico (ciencias naturales y sociales), humanístico, tecnológico y artístico. 3.

Su variedad en cuanto al enfoque y métodos para su

ejecución: cualitativos, cuantitativos, experimentales, de intervención, de desarrollo tecnológico, de creación artística, entre otros. [82]

Ciencia y tecnología: actividades diferentes pero relacionadas En general, vista como resultado o producto de una actividad, la ciencia es conocimiento probable y probado. Según Bunge (1981: 9) es un cuerpo de ideas “que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible”. Mientras que para Sierra Bravo (1984: 36) “la ciencia como resultado se puede definir, en sentido estricto, como un conjunto de conocimientos sobre la realidad observable, obtenidos mediante el método científico.” Como síntesis, la ciencia genera un producto o resultado intangible: conocimientos, conceptos, hipótesis, teorías, que pueden aplicarse o no, a largo o a corto plazo. Mientras que la ciencia es conocimiento intangible, la tecnología se concreta, principalmente, en productos materiales. En este orden de ideas, se define la tecnología como aquella actividad que utiliza el conocimiento científico en la [83]

producción de bienes y servicios (Arias, 2017; Cegarra Sánchez, 2004; Martínez y Albornoz, 1998). En cuanto a su clasificación, Ferraro y Lerch (1997) dividen la actividad tecnológica en tecnologías duras y blandas. Las tecnologías duras se ocupan de la generación de objetos tangibles: prototipos, artefactos, dispositivos, nuevos materiales, productos farmacéuticos entre otros. Se vinculan a ciencias como la física y la química y su propósito es satisfacer necesidades concretas tanto de la industria como de la sociedad. Por otra parte, las tecnologías blandas originan productos intangibles como programas de computación (software), sistemas de trabajo y procedimientos cuya finalidad es mejorar el funcionamiento de organizaciones e instituciones públicas y privadas. De allí que algunas de estas tecnologías se sustenten en las ciencias administrativas.

[84]

Además de sus resultados y productos finales, la ciencia y la tecnología se distinguen en cuanto a sus fines y métodos, como se aprecia en el Cuadro 1 que se muestra a continuación.

Los TFG en áreas científicas y en áreas tecnológicas La distinción antes expuesta entre ciencia y tecnología se refleja en los TFG, que por su diversidad, pueden ser emprendidos en ambas áreas. De allí que se desarrollen trabajos de investigación en ciencias naturales, ciencias sociales, tanto básicas como aplicadas, y en disciplinas tecnológicas blandas y duras. [85]

Dada la diferencia entre ciencia y tecnología, los TFG científicos y tecnológicos difieren en cuanto a su finalidad, su método y sus resultados. En consecuencia deben ser evaluados mediante indicadores e instrumentos distintos y específicos para cada área del conocimiento. No obstante, para definir tales indicadores e instrumentos, inicialmente es necesaria la caracterización de los TFG mediante la identificación de sus atributos en cuanto a sus fines, métodos y naturaleza de los resultados o productos terminales, tal como se presentan en el Cuadro 2.

[86]

Revisión de la literatura Una exhaustiva revisión de la literatura revela la no disponibilidad de trabajos de investigación relacionados directamente con metodologías para la valoración de resultados [87]

de TFG en áreas tecnológicas. Sin embargo, fueron identificados algunos estudios vinculados de manera indirecta con la temática. En esta dirección, Correa, Arango y Castaño (2011) presentan una amplia revisión de las Metodologías de valoración de activos tecnológicos que muestra la necesidad de integrar aspectos cualitativos y cuantitativos adecuados o pertinentes con los objetos tecnológicos valorados. Posteriormente, Correa, Arango y Álvarez (2012), proponen una metodología de valoración para proyectos de transferencia tecnológica, específicamente en el ámbito universitario. Como aporte los autores plantean la necesidad de utilizar nuevas propuestas para la valoración de proyectos tecnológicos que pretenden impactar de manera significativa en la sociedad. Sobre TFG realizados específicamente en un área tecnológica, Fazidah y Abdul (2012) analizaron las tendencias en la elaboración de TFG en la Facultad de Informática y Tecnología de

la Universidad [88]

Kebangsaan, Malaysia,

reportando que la Tecnología de la Información para la Investigación Industrial es el área que presenta mayor cantidad de proyectos, mientras que las Aplicaciones de Software es el área de mayor elección por parte de los estudiantes en comparación con diseño de hardware y de portales web. Además, en este estudio se refleja la alta demanda de las TIC en la industria en general, la cual requiere estar actualizada en los últimos avances tecnológicos aplicados a la producción de bienes y servicios. Como aporte para este trabajo la investigación proporciona referentes para la caracterización del TFG en el área de las TIC. En el área de salud, Lozano y Menéndez (2012) elaboraron una metodología para medir el impacto de los resultados de proyectos de investigación en los servicios de salud la cual fue validada mediante la consulta a especialistas y a través de su aplicación en una muestra de 30 proyectos en ejecución. Particularmente, este trabajo representa una clara intención de formular instrumentos cuya aplicación responda a la urgente necesidad de evaluar el impacto de los proyectos para [89]

poder dar respuesta a interrogantes como ¿qué efectos ha generado un determinado proyecto en los usuarios de servicios de salud? ¿Cuántos beneficiarios directos e indirectos de la implementación de los proyectos se reportan? ¿Cuál ha sido la eficiencia de los proyectos en términos de costo-beneficio? La metodología de evaluación propuesta por los mencionados investigadores representa una contribución a este trabajo al servir de muestra para la construcción de nuestra metodología. Por otra parte, Morales (2012) en su Trabajo Final de Máster presentado ante la Universidad Internacional de la Rioja, aborda la evaluación por competencias en el área de tecnología. Dado el carácter particular de los problemas y proyectos tecnológicos, el mencionado autor propone un modelo de rúbrica para su evaluación, siendo este el principal aporte para nuestro trabajo por considerarse un ejemplo de diseño de rúbricas para evaluar tecnologías.

[90]

Caracterización de los TFG Cada área tecnológica tiene sus especificidades, por tanto los TFG que se presentan en estas áreas también asumen características muy particulares. En este sentido, a los efectos del presente estudio, en el Cuadro 3 se resumen los principales atributos de los TFG, concretamente en las áreas de tecnología industrial, tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y tecnologías de la salud.

[91]

Caracterización de los resultados o productos terminales de TFG Esta caracterización se elaboró a partir del análisis de algunos perfiles y sus respectivas competencias de grados correspondientes a las tres áreas seleccionadas y de los productos que históricamente se han generado en las áreas tecnológicas de producción industrial, salud y TIC. Caracterización de los resultados de los TFG en el área de tecnología industrial En general, la producción industrial es un proceso complejo dirigido principalmente a la generación de bienes materiales de diversa naturaleza: textil, maquinarias, vehículos automotores, electrodomésticos, entre muchos otros. Ahora bien, ¿qué esperan los usuarios de este tipo de productos? Básicamente la satisfacción de una necesidad y una relación costo-beneficio favorable. Asimismo, este resultado será más [92]

significativo y tendrá mayor relevancia si genera un alto impacto social, es decir, si tiene un amplio alcance en las comunidades y satisface necesidades sociales y colectivas antepuestas a los requerimientos individuales. No obstante, como objetivo de un TFG del área de tecnología industrial, se puede cumplir sólo con algunas de las fases de la producción industrial. En este caso, generalmente, los TFG abarcan únicamente las fases de concepción de la idea y diseño. En otros casos, además del diseño se puede llegar hasta la construcción del prototipo, prueba del mismo y explicación de su funcionamiento. En síntesis, los resultados de los TFG en el área de tecnología industrial, entre muchos otros, se pueden resumir en: •

Diseño de máquinas para el procesamiento de materias

primas. •

Proyección de vehículos automotores. [93]



Desarrollo de partes y nuevos materiales.



Diseño de instrumentos y artefactos de carácter utilitario.

Caracterización de los resultados de los TFG en el área de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) El área de las TIC presenta dos amplias gamas de productos: los componentes tangibles físicos o materiales (hardware) y los elementos intangibles, lógicos e inmateriales que soportan un sistema (software). En este sentido, inmersos en estos dos grandes tipos de objetos, los resultados del TFG en el área de las TIC pueden abarcar desde el diseño de componentes electrónicos principales y periféricos de un sistema, hasta el desarrollo de programas informáticos: sistemas operativos, aplicaciones y utilidades. En estos casos, se pretende que tanto el hardware como software desarrollado satisfagan las

[94]

necesidades o requerimientos de una organización y de los usuarios. De manera general, los TFG del área de las TIC pueden presentar una gran cantidad y diversidad de productos tecnológicos como: • Diseño y desarrollo de unidades centrales de procesamiento. • Diseño y desarrollo de componentes periféricos y accesorios. •

Diseño y desarrollo de sistemas de información.

• Diseño y desarrollo de programas: sistemas operativos, aplicaciones y utilidades informáticas. •

Construcción de bases de datos.



Diseño y desarrollo de sitios y aplicaciones web. [95]

Caracterización de los resultados de los TFG en el área de salud En el área de salud se observa una confluencia de productos que van desde dispositivos electrónicos para ser empleados en el diagnóstico, tratamiento e intervenciones quirúrgicas, hasta procedimientos o protocolos para la atención y terapia de usuarios de servicios de salud. No obstante, los perfiles del egresado en diversos grados del ámbito de las Ciencias de la Salud (Medicina, Enfermería, Nutrición y Fisioterapia) lo definen como un investigador y prestador de servicios, por lo que sus competencias implican generación de tecnologías blandas y no de tecnologías duras. El egresado en carreras vinculadas a servicios de salud, a diferencia del egresado en Farmacia, diagnostica y diseña protocolos de atención, tratamientos y sistemas de rehabilitación de pacientes, pero, por lo general, no participa [96]

directamente en la producción de equipos y dispositivos médicos. Por otra parte, el graduado en Farmacia sí genera tecnologías duras que se concretan en ingredientes terapéuticos o medicamentos. Según los objetivos formativos del Licenciado en Farmacia de la Universidad de Sevilla (2018), éste se forma “… en el análisis de los fármacos y las sustancias que los componen, la elaboración de los mismos y las tecnologías utilizadas para ello…” No obstante, en este trabajo sólo se consideran las áreas de salud que generan tecnologías blandas o servicios. En consecuencia, los principales resultados del TFG en el área de salud, son los protocolos de atención y los servicios prestados, de los cuales se espera una gran efectividad, que sean de gran utilidad en el campo sanitario y que generen un impacto altamente positivo en las comunidades.

[97]

Metodología para la valoración de resultados en TFG La valoración es un concepto que tiende a confundirse con el de evaluación. No obstante, a los efectos de este trabajo se considera la evaluación como un concepto mucho más amplio que generalmente incluye el proceso de valoración, entendido este último como el grado de reconocimiento de la utilidad e importancia que se le asigna a un proceso, producto o resultado académico. La valoración, en idioma inglés assessing, puede ser cuantitativa y cualitativa y consiste en la asignación de valores numéricos o cualidades al objeto valorado. Ahora bien, como se ha expresado en apartados anteriores, la revisión de la literatura no reporta una metodología específica para la valoración de TFG en áreas tecnológicas. Sin embargo, algunos trabajos previos como los de Lozano y Menéndez (2012), así como el de Morales (2012), [98]

proporcionan ciertos referentes para la construcción de la metodología propuesta. Concretamente, la metodología de valoración que se presenta consta de las siguientes fases: 1. Caracterización de los TFG: se lleva a cabo mediante la identificación de los atributos de los TFG, en función de su naturaleza o del área del conocimiento en la que se realiza, sus fines, métodos y resultados terminales. 2.

Caracterización de los resultados en cada área: este

procedimiento está muy relacionado con la fase anterior, pero se concentra de manera precisa en el tipo de resultado o producto obtenido. 3.

Definición de los indicadores para la valoración de

resultados en TFG, realizada con base en la metodología para la construcción de indicadores desempeño, formulada por Armijo (2009). En este sentido, nuestra propuesta se hizo [99]

específicamente para la valoración de resultados en TFG y sus pasos son:  Establecer las definiciones como referente para la medición, como por ejemplo, la definición de calidad de un prototipo o de un producto acabado. Se entenderá por prototipo la primera obra con carácter de prueba generada antes de su producción en serie.  Precisar las áreas relevantes a medir: alcance e impacto de los resultados, calidad y eficiencia de los prototipos o productos.  Formular el indicador para medir la calidad del producto o servicio.  Determinar las metas o el valor deseado del indicador.  Definir referentes comparativos, es decir, aquellos indicadores comunes que permiten contrastar, por ejemplo, el costo-beneficio de un prototipo o de un producto con respecto a otro. [100]

Diseño de las rúbricas específicas para cada área en función de los indicadores definidos. Validación de las rúbricas por parte de investigadores independientes o de instituciones interesadas, fase que se recomienda para futuros estudios por cuanto no formó parte de los objetivos de este trabajo. Es importante señalar que esta metodología propuesta tiene un carácter flexible y puede ser adaptada en diversos casos, por ejemplo, en la valoración de resultados en TFG sobre electrónica, transporte ferroviario y biotecnología, por citar sólo algunos. La posibilidad de adaptación radica, principalmente, en la caracterización del producto específico de cada área, para luego definir los indicadores que permitirán valorar dicho resultado. Rúbricas para la valoración de resultados en TFG de áreas tecnológicas Las rúbricas que se presentan a través de los Cuadros 4, 5 y 6, fueron diseñadas específicamente para la valoración de [101]

resultados en Trabajos Finales de Grado, no para la valoración del TFG de forma integral. Es por eso que se hace énfasis en los productos terminales generados en cada área. Justificación del uso de rúbricas De modo general, las rúbricas diseñadas responden a la escasez de instrumentos específicos para la evaluación de TFG en áreas tecnológicas. De manera particular, las rúbricas proporcionarán previamente, criterios de valoración que podrán ser utilizados por docentes y estudiantes durante el proceso de ejecución de sus respectivos proyectos. Asimismo, las rúbricas propuestas para tecnología industrial y TIC, exponen los grados de avance en el desarrollo de un prototipo o de un producto acabado, información de gran relevancia para la realización de una evaluación formativa durante el proceso de elaboración del TFG. Mientras que la importancia de la rúbrica para tecnologías de la salud radica en la posibilidad de su aplicación en el seguimiento del [102]

procedimiento o servicio prestado para determinar su efectividad, alcance e impacto. Por último, se debe destacar la utilidad que representan las rúbricas como herramientas didácticas que le permiten al docente detectar errores y realizar una valoración más precisa, al mismo tiempo que el estudiante puede reconocer sus deficiencias y avances como autoevaluación de su nivel de competencias. A continuación se presentan las rúbricas propuestas:

[103]

[104]

Producto del análisis

de

las

distintas

fuentes

documentales se confirma que el TFG que se realiza en áreas tecnológicas presenta diferencias de fondo y de forma con respecto a trabajos de ciencias y humanidades. Esto es debido fundamentalmente a la diferencia sustancial que existe entre ciencia y tecnología, actividades que aun cuando están íntimamente relacionadas, difieren en sus fines, métodos, procedimientos y productos terminales. Los TFG tecnológicos generan objetos distintos a los obtenidos en la investigación científica por lo que deben valorarse con criterios, indicadores e instrumentos diferentes. En consecuencia, fue construida una metodología para la valoración de resultados, específicamente para TFG de áreas tecnológicas, la cual integra un sistema de fases, procedimientos e indicadores válidos y replicables en productos del área industrial, informática-comunicacional y salud. Finalmente, fueron diseñadas tres rúbricas para la valoración de los resultados de TFG, correspondientes a las áreas tecnológicas abordadas. En este sentido, se recomienda, [105]

para futuros estudios, la validación de las mismas y su adaptación para otras ramas de la tecnología. Es importante resaltar la similitud de los indicadores presentes en las rúbricas correspondientes a TFG en las áreas de tecnología industrial y TIC, dado que uno de los resultados típicos es el prototipo, aun cuando en las TIC se consideran también los productos acabados. Sin embargo, no ocurre igual en los TFG del área de tecnología de la salud, en los que los resultados o productos son sistemas de atención sanitaria, protocolos de tratamiento de pacientes y procedimientos terapéuticos.

[106]

4.- La tesis doctoral: el caso venezolano 4

4

Artículo aparecido en la Revista Paradigma, Vol. XXXIX, Nº1, 2018, págs. 138-149.

[107]

Es mucho lo que se ha escrito acerca de las tesis doctorales, desde su definición y caracterización hasta los pasos para su elaboración. Autores clásicos en este tema son Eco (2010), Sabino (2006), Morles (1996) y Sierra Bravo (2003). Hoy día, mediante actividades de búsqueda e indagación, se puede contrastar lo expuesto por distintos autores (teoría), con procesos y productos doctorales, que van desde la formulación del proyecto doctoral hasta su ejecución, presentación y evaluación, para optar por el título de Doctor (realidad). En este sentido, con este artículo se pretende precisar algunos criterios sobre lo que debe ser una tesis doctoral y sumar otros en función de nuestra trayectoria como tesista doctoral, tutor y jurado de tesis doctorales. Para comenzar, es importante señalar que la tesis puede ser vista en dos dimensiones: en primer término, como aquella proposición que debe ser defendida con argumentos válidos. Es decir, la idea que se sostiene y se pretende comprobar. En [108]

segundo término, se entiende por tesis, aquel trabajo de investigación escrito, de carácter académico que se presenta para optar por el título de doctor (Sabino, 2006; Sierra Bravo, 2003). No obstante, este artículo está referido concretamente a la tesis como el informe escrito que expone el proceso y resultados de una investigación, creación literaria o desarrollo tecnológico. En este sentido, se definen y se precisan los criterios que distinguen la tesis doctoral de trabajos de grado de niveles educativos anteriores. Por otra parte, se presentan algunos mitos y errores detectados en tesis doctorales presentadas ante instituciones universitarias venezolanas. Es importante aclarar, que los juicios emitidos son producto de una exhaustiva revisión documental y de la observación participante en eventos académicos, por la que en ninguna circunstancia se pretende generalizar los mismos. ¿Qué es una tesis doctoral? [109]

Según Gonzalo y González (2001): “Una tesis doctoral es el resultado de un trabajo de investigación científica cuya finalidad consiste en demostrar la capacidad investigadora de su autor, así como en realizar una aportación original y sustantiva al acervo de conocimientos relativos a una materia determinada o, si se prefiere, un valor añadido al estado de la cuestión concerniente a algún aspecto particular de la misma. Luego, el mismo autor expresa que una tesis doctoral no es un “refrito” o una mera revisión de la literatura relacionada con el tema en estudio. Aun cuando el análisis de los antecedentes de investigación o trabajos previos es una etapa inicial necesaria, la tesis debe ir más allá mediante el aporte de nuevos conocimientos, datos, resultados y conclusiones que no se hayan obtenido y expuesto hasta el momento. Así mismo, la tesis doctoral no deberá ser “Un conjunto de opiniones más o menos subjetivas acerca de una determinada cuestión…” (Gonzalo y González, 2001, p. 2). Es decir, a diferencia de los juicios opináticos, los conceptos y razonamientos emitidos en [110]

una tesis doctoral deberán tener un sólido argumento o sustento teórico o empírico (evidencias de la realidad). Por último, una tesis doctoral tampoco es una serie de reflexiones que responden más a una situación ideal (deber ser) que a una situación actual real (ser), es decir, una propuesta que no haya sido verificada en la realidad mediante una evaluación de impacto. ¿Qué puede ser una tesis doctoral? En

sus

orígenes

la

tesis

doctoral

consistía

fundamentalmente en una investigación científica. Cone y Foster (1997) consideran que la disertación o tesis doctoral debe ser una investigación original y empírica (de campo). No obstante, Sabino (2006) aclara “… que tal visión estrecha implica no sólo una perspectiva formalista del trabajo científico, sino también un criterio realmente limitado en cuanto a lo que es ciencia y los aportes que la construyen” (p. 21). Actualmente, la tesis asume un concepto mucho más amplio como el de producción intelectual que se puede desarrollar en diversos campos: científico, tecnológico o artístico (Morles, 2004). [111]

En este sentido, una tesis doctoral puede ser: 1. El producto de una investigación científica, conducente a un descubrimiento en el campo de las ciencias naturales o sociales. 2. El producto de una investigación dirigida a la formulación de una teoría (Morles, 1996; Peñalver, 2016). 3. Una investigación más desarrollo tecnológico (I+D) o una invención. 4. Una creación artística o literaria, propia del área de las humanidades. Es importante agregar que la expresión investigación más desarrollo tecnológico (I+D) se refiere a un proceso que consta de dos etapas: una de investigación aplicada que suministrará los conocimientos de uso inmediato para la siguiente etapa, denominada desarrollo tecnológico, que consiste en la [112]

concepción y producción de aparatos, materiales y prototipos, o para la mejora de los ya existentes (Arias, 2006). Precisamente sobre el desarrollo de tecnologías como trabajo de tesis, Morles (1996) expresa “… en un país determinado, producir una determinada tecnología puede tener mayor pertinencia que producir una teoría o realizar una investigación, si dicha tecnología resuelve un problema de alta relevancia social.” En síntesis, para el autor de este artículo: “Una tesis doctoral es un trabajo intelectual inédito escrito con un estilo académico, producto de una investigación que arroja nuevos resultados y contribuciones relevantes y significativas a una disciplina científica, humanística o tecnológica. Concretamente, la tesis doctoral puede ser una investigación científica conducente a un descubrimiento, a la formulación de una teoría, o a un desarrollo tecnológico (I+D). Mientras que, en el área de las humanidades, también se asumen creaciones artísticas o literarias”. [113]

Criterios para definir una tesis doctoral y distinguirla de los trabajos de grado Criterio normativo Se refiere a la reglamentación de carácter institucional que define los trabajos de investigación para optar por un grado académico y regula los procedimientos para su elaboración. Por ejemplo, según la Normativa General de los Estudios de Postgrado para las Universidades e Institutos Debidamente Autorizados por el CNU (2001),la Tesis Doctoral “…debe constituir un aporte original relevante a la ciencia, la tecnología, o las humanidades y reflejar la formación científica del autor” (el resaltado es nuestro). Esta normativa comprende dos elementos esenciales: el “aporte original relevante” y la “formación científica del autor”. Sin una contribución original de importancia para el conocimiento de la disciplina abordada, no hay tesis doctoral. [114]

Por supuesto, el aporte original y significativo sólo es posible cuando se dispone de una sólida formación científica. No obstante, corresponde en primera instancia al jurado o tribunal evaluador, decidir si, efectivamente, la tesis presentada constituye un verdadero aporte de relevancia. En la misma normativa queda expresa la diferencia principal de la tesis doctoral con el trabajo de maestría, referida al aporte original relevante que debe estar presente en la primera. Sobre este punto, Mancoksky (2009), señala: “Una tesis de maestría tiene requisitos diferentes a los de una tesis de doctorado. A grandes líneas, la primera forma parte del proceso de aprendizaje del oficio de investigar. Se espera que un maestrando aprenda a: definir un objeto de investigación a partir de sus preguntas iniciales o de una demanda específica del grupo de investigación al cual pertenece, sistematizar bibliografía tendiente a la producción de un marco teórico conceptual coherente con el objeto, llevar adelante la recolección de datos en función de alguna metodología [115]

específica y delinear algunos posibles resultados de su trabajo, según la sistematización y el análisis de datos realizado. Generalmente, las conclusiones de la tesis de maestría son retomadas en la etapa inicial del doctorado, ya sea desde la continuidad o el replanteo del objeto de investigación propuesto inicialmente en la primera instancia de formación. Por su parte, como se mencionó recientemente, la tesis de doctorado debe dar cuenta del proceso de autorización y creación de saberes originales haciendo una contribución a un campo disciplinar específico (p. 203). También es importante aclarar que, en países anglosajones, por lo general, se emplea el término “dissertation” (en castellano disertación) para referirse a la tesis doctoral, y “thesis” para denominar el trabajo de maestría. Criterio de amplitud y profundidad La amplitud es un criterio relativo y asociado con la tradición académica. Mientras mayor sea el desarrollo de la [116]

tesis,

probablemente

reflejará

mayor

profundidad

y

exhaustividad en el tratamiento del objeto de estudio. No obstante, algunas universidades, en sus normativas indican una cantidad máxima de páginas para las tesis doctorales. Por ejemplo, la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), en el numeral 39 de su Manual de Trabajos de Grado de Especialización, Maestría y Tesis Doctorales (2016), especifica que la tesis doctoral no debe exceder de 400 páginas, mientras que el trabajo de maestría no debe superar las 250. En este caso se observa cómo se permite una mayor extensión de las tesis doctorales con respecto a los trabajos de maestría, es decir, se presupone que la tesis doctoral debería tener una mayor extensión que el trabajo de maestría. Por supuesto, trabajos de menor extensión a la indicada también pueden cumplir los requerimientos de una tesis doctoral. Un caso emblemático es la Tesis Doctoral del Premio Nobel de Economía 1994, John Nash, titulada “Non CooperativeGames” y presentada en 1960 ante la Universidad de Princeton, fue un trabajo con menos de 30 páginas. Otro [117]

similar, es el del también Premio Nobel de Física 1957, Chen Ning Yang, doctorado en 1948 ante la Universidad de Chicago, cuya tesis consta de solamente 11 páginas. En consecuencia, la amplitud en el desarrollo de una investigación depende de varios factores como la disciplina o área del conocimiento, el tema específico que se aborda y el conocimiento acumulado acerca del mismo. Por otra parte, la profundidad no debe confundirse con la amplitud. Mientras la amplitud de una tesis está determinada por su extensión en páginas, la profundidad se refiere a la explicación exhaustiva de la esencia del objeto de estudio y no a una simple exploración o descripción superficial. La profundidad se pone de manifiesto cuando se indaga en lo más entrañable de tema abordado, sin dejar de lado conceptos y autores relevantes en la materia.

[118]

Criterio de novedad En esencia, toda investigación, debe dar origen a nuevos conocimientos mediante el descubrimiento científico, mucho más si se trata de una tesis doctoral. Pero si esos conocimientos generados provienen de un tema no tratado antes, o el si el abordaje se realiza con un enfoque teórico distinto o con un método diferente a los empleados en estudios anteriores, entonces se le está imprimiendo a la tesis un carácter novedoso. Temas como la pobreza y la violencia han sido ampliamente investigados, sin embargo, el asunto no está agotado y es posible que se puedan obtener

nuevas

conclusiones

mediante el abordaje desde nuevas perspectivas teóricas y metodológicas. Por otra parte, en cualquier disciplina científica o humanística, y en el caso particular de la tecnología, siempre surgirán, con mayor o menor frecuencia, nuevos temas, nuevos problemas de investigación y nuevas necesidades humanas que [119]

satisfacer. Este criterio de novedad está asociado directamente con las nociones de invención en el caso de la tecnología, descubrimiento y construcción de teorías en el ámbito de la ciencia, y creación en el espacio de las artes y humanidades. Criterio de originalidad La originalidad es la cualidad de una obra que la distingue de otras. Esta distinción también es relativa y está dada, principalmente, por las características personales que le imprime el autor a su creación. Según Antequera Parilli (2010): “La originalidad, en el sentido del derecho de autor, no apunta a la novedad (propia de las invenciones industriales), sino a la individualidad, es decir, como surge de la jurisprudencia comparada, que exprese lo propio de su autor, que lleve la impronta de su personalidad» o que «surja como producto de un trabajo o actividad intelectual creadora, que lleve la marca de la personalidad, iniciativa y esfuerzo de la inteligencia y sensibilidad de su autor” (p. 127). En el ámbito académico y generalmente en el caso de las tesis doctorales, la originalidad está muy vinculada con la [120]

novedad. Es decir, si en el contexto de la investigación se introducen elementos novedosos, entonces la tesis se considera original. Sobre el carácter original de la tesis doctoral, Peñalver (2016) agrega: “Un aspecto muy debatido en este sentido, es el de la originalidad. Ello está relacionado, fundamentalmente, con la frescura de lo que será abordado y como se aborda, su impacto científico-social como elaboración teórica y la opción

u opciones que ofrece para escenarios de

transformación” (p. 1). No obstante, asumiendo el criterio jurídico, una tesis sobre un tema ampliamente trabajado, es original si el autor deja una muestra clara de su aporte personal y su propia forma de expresión. Criterio de impacto o trascendencia Mucho se ha escuchado decir que las tesis no deben quedarse en los anaqueles de las bibliotecas, sino que sus [121]

resultados deben aplicarse en la solución de problemas de la sociedad. Según la disciplina y el objeto de estudio, este carácter de investigación aplicada, no siempre será

posible, la

investigación básica también es necesaria para el desarrollo de la humanidad. En fin, se aspira que una tesis doctoral tenga algún impacto social, sea a mediano o a largo plazo. Otra forma de medir el impacto de una tesis doctoral, aparte de

su aplicabilidad, es mediante

indicadores

bibliométricos, como la cantidad de citas que se hacen de lo expuesto y concluido en la tesis. Es decir, el impacto científico. Sin embargo, esto sólo es posible cuando la tesis o parte de ella está publicada, es decir, que se haya reproducido en una cantidad suficiente de ejemplares o que haya sido incluida en una base de datos científica en Internet. Asimismo, se requiere un tiempo para que la publicación sea conocida, recomendada y posteriormente citada. Por tanto, el impacto o trascendencia no es inmediata luego de la aprobación de tesis, es un atributo que se observa a mediano y largo plazo. [122]

Un

criterio

adicional que

se

agregaría

es

la

UNIVERSALIDAD. ¿Qué se quiere expresar con esto? Que una tesis doctoral debe ser vista como una tesis doctoral en cualquier institución, universidad o país del mundo. Una tesis doctoral de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), debe ser una tesis doctoral en la Universidad Central de Venezuela (UCV), en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en Harvard, en Kiev, Cambridge, en Beijing o en Moscú. No debe haber tesis doctorales de primera y de segunda. Cuando una tesis doctoral no cumple con los estándares establecidos nacional e internacionalmente, y no se considera de un nivel y calidad equivalentes a los de otras universidades, entonces no es una tesis doctoral, aun cuando haya sido “aprobada por un jurado examinador”. Como síntesis de los criterios anteriores, en el Cuadro 1, se propone un instrumento que puede ser empleado por doctorandos, e incluso, por quienes ya han aprobado su tesis doctoral. [123]

Es importante señalar que el instrumento anterior es una propuesta con carácter flexible, en consecuencia, puede ser adaptado según las necesidades o el área del conocimiento en la que se realiza la tesis. [124]

Mitos y errores recientes en torno a la elaboración de tesis doctorales A juicio de Arias (2006), hay algunos mitos y errores, tanto de forma como de fondo, que se presentan en la elaboración de tesis y proyectos de investigación, entendidos los mitos como falsas creencias que se difunden en el medio académico. En este caso, los mitos que se exponen a continuación fueron detectados mediante la revisión de una muestra de tesis doctorales aprobadas en universidades venezolanas: Universidad Central de Venezuela (UCV), Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) y Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”. En este sentido, se reconoce la imposibilidad de generalización, pero la evidencia deja clara su presencia. La falsa creencia sobre el carácter sofisticado y elitista del lenguaje científico [125]

Reflejada en el uso de palabras rebuscadas y vocablos muy antiguos, que en parte del ambiente académico venezolano se ponen de moda: onto-epistemológico, epistémico, sintagmático, hermeneusis, axiología, heurística y teleología, entre otros. El problema no radica en el uso, sino en el abuso al emplear, de manera descontextualizada, términos poco o nada pertinentes con la disciplina o tema que se aborda, todo con la intención de impresionar al lector. En este sentido, en una investigación sobre tesis doctorales que se desarrolla actualmente, cinco expertos entrevistados coinciden en que el uso de esos vocablos debe hacerse con propiedad y pertinencia, conciencia en cuanto al manejo adecuado de su significado y nunca debe ser utilizado para impresionar o mostrar “creatividad intelectual” (Entrevista a Tulio Ramírez, abril de 2016). Ante todo, el lenguaje científico debe ser directo, claro, sencillo, propio y preciso. Ya el antes mencionado manual de la UPEL (2016), en su artículo 64, indica que en las tesis [126]

doctorales y trabajos de grado “…se debe emplear un lenguaje formal, como corresponde de acuerdo con la especialidad, simple y directo, evitando en lo posible el uso de expresiones poco usuales…” (p.45). No es casualidad que Albert Einstein, citado por Arias (2017) expresara: “La mayoría de las ideas fundamentales de la Ciencia son esencialmente sencillas y, por regla general, pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.” “Si tiene que explicar algo difícil a la gente, trate de hacerlo como si tratara con su propia abuelita.” El mito de la falsa innovación y originalidad forzada En un intento por romper con lo tradicional o diferenciarse de lo habitual, se realizan cambios banales y meramente de forma que consisten en sustituir términos por otros que terminan siendo sinónimos o en el peor de los casos, por vocablos que no guardan relación alguna con la materia. Por ejemplo, llamar momentos a los capítulos de una tesis, o contextualización al planteamiento del problema, o denominar [127]

como propósitos a los objetivos, cuando en el fondo, son sustituciones irrelevantes o insignificantes, por cuanto no constituyen aportes ni son determinantes en la calidad de una tesis. Más que de forma, la innovación en una tesis doctoral debe ser de fondo. Más que de lenguaje o terminología, la innovación debe estar en el contenido del discurso, en los métodos empleados o en las teorías generadas. En palabras de Sierra Bravo (2003) “…no son admisibles investigaciones sobre fenómenos ya conocidos y estudiados, o cuestiones ya resueltas, si no suponen algún enfoque o punto de vista nuevo que pueda significar un avance o desarrollo respecto a las metas ya conseguidas” (p.132). Adopción de enfoques o propuestas teóricas y metodológicas pseudocientíficas Este error se evidencia en algunas en tesis doctorales, desarrolladas específicamente en ciencias naturales o sociales, [128]

que asumen enfoques o propuestas teóricas y metodológicas no reconocidas por comunidades científicas ni académicas, que aun cuando se ponen de moda, no han sido contrastadas en la realidad,

ni

aceptadas

universalmente.

Por

ejemplo:

programación neurolingüística, medicina sistémica, coaching ontológico, entre otras. Si bien es cierto que la discusión sobre la frontera entre ciencia y pseudociencia es un profundo debate que aún se mantiene, no es menos cierto que los círculos científicos y académicos reconocen o rechazan determinados conocimientos en función de sus criterios de demarcación, es decir, si estos conocimientos han sido sometidos al consenso, crítica y verificación. Sobre este complejo asunto, se recomienda la obra de Bunge (1985) titulada “Seudociencia e ideología”. Planteamiento de falsos problemas de investigación Esta equivocación se comente al plantearse falsos problemas de investigación, es decir, preguntas cuya respuesta [129]

es obvia o interrogantes ya respondidas. Por ejemplo, estudiar los efectos de las actividades recreativas en la calidad de vida de un grupo, es un falso problema porque la respuesta es evidente y ya ha sido emitida en múltiples investigaciones. Es importante recordar que un problema de investigación “es algo que, precisamente, no conocemos, acerca de lo cual nos formulamos preguntas puesto que no existe todavía un conocimiento establecido al respecto.” (Sabino, 2006, p. 60). En este sentido, la tesis doctoral implica: un descubrimiento, una respuesta a una interrogante no satisfecha hasta el momento, una aplicación y comprobación de algo no probado hasta ahora, o la formulación de una nueva teoría. Considerar un esquema de presentación único e inflexible El error de adoptar una estructura única y rígida, cuando el esquema de una tesis doctoral debe ser libre, flexible y adaptado al diseño de investigación. En este sentido, en el artículo 50 del Manual de Trabajos de Grado de [130]

Especialización, Maestría y Tesis Doctorales (2016) de la UPEL, se expresa: “La estructura de capítulos y su división en secciones depende de la modalidad del Trabajo o Tesis, la metodología empleada y la especificidad del tema tratado. El estudiante deberá establecer, con la asesoría de su tutor, el esquema más adecuado a su caso”. El concepto de tesis doctoral pasa de la visión restringida que la limitaba a una investigación científica, a una concepción más amplia como la propuesta por Morles (2004), de una producción intelectual, sea investigación científica, formulación teórica, desarrollo tecnológico o creación artística o literaria. Cualquiera que sea el campo de producción intelectual, en el medio universitario la tesis como requisito, se materializa en un trabajo escrito con estilo científico-académico y un riguroso cumplimiento de las normas de presentación. La diferencia sustancial de la tesis doctoral con respecto a los trabajos de grado de maestría y especialización, es precisamente, la relevancia y carácter significativo del aporte generado para el área del conocimiento: científico, tecnológico [131]

o humanístico. Por ejemplo, una tesis doctoral en educación debe aportar novedosos e importantes elementos a las disciplinas vinculadas al hecho educativo, ampliando o superando de alguna manera, lo expuesto en investigaciones anteriores. En el medio universitario venezolano se observa la presencia de falsas creencias en torno a la elaboración de tesis doctorales, por lo que la comunidad científica y académica debe combatir y refutar los mitos y errores que afectan su producción.

[132]

5.- Nuevos Errores en la Elaboración de Tesis Doctorales y Trabajos de Grado5

5

Artículo aparecido en Sinopsis Educativa Revista Venezolana de Investigación Año 17, Nº 1 y 2 Junio - Diciembre 2017 pp 37-45.

[133]

La elaboración y aprobación de la Tesis Doctoral y del Trabajo de Grado representan un gran es- fuerzo académico que refleja la formación recibida durante los estudios realizados. No obstante, para llegar a cumplir esa meta se enfrentan numerosos obstáculos que dificultan su logro en un 100%. Aun cuando el estudiante recibe una formación metodológica durante sus estudios de pre y postgrado, resulta común que los productos generados: ensayos, monografías, informes, proyectos de investigación, trabajos de grado y tesis, presenten fallas tanto de forma como de fondo. Autores como Sabino (2006), Arias (1998, 2006), Ruiz Bolívar y Arenas de Ruiz (2007), han identificado algunos errores que con mayor frecuencia, cometen los tesistas. No obstante, en la medida que surgen otros enfoques y métodos investigación, también se originan nuevos errores. En este sentido, surgió la idea de realizar un estudio cuyos objetivos fueron: [134]

• Detectar nuevos errores de fondo en la elaboración de Tesis Doctorales y Trabajos de Grado de Maestría. • Contrastar los errores identificados con lo ex- puesto en la literatura especializada. Es importante aclarar que en esta primera fase del estudio no se pretende cuantificar los errores o la frecuencia con que se presentan. Se reitera que los objetivos iniciales son detectar e identificar las fallas que afectan el desarrollo y los productos de investigación. Para el logro de los objetivos propuestos, este trabajo se ubicó en la modalidad de investigación documental y el procedimiento metodológico adoptado fue el siguiente: • Análisis documental de una muestra de Tesis Doctorales y Trabajos de Grado de Maestría aprobados durante 2015 y 2016, con énfasis en los elementos esenciales: problema u objeto de [135]

estudio, pertinencia de contenidos incluidos como sustento teórico, vocabulario y aspectos específicos del método. • Análisis de la literatura especializada en Metodología de la Investigación, específicamente, aquellos tópicos vinculados con los erro- res detectados. •

Contraste de cada uno de los errores identificados con

argumentos de reconocidos auto- res sobre Metodología de la Investigación y elaboración de tesis. • Complementariamente, se incluyeron algunos testimonios obtenidos mediante entre- vistas informales realizadas a tesistas. La muestra de Tesis Doctorales y Trabajos de Gra- do de Maestría fue seleccionada de manera intencional, con base en el criterio fundamental de presencia de errores de fondo, detectados inicialmente con la lectura de los resúmenes o [136]

abstracts. El autor se reserva el nombre de las instituciones universitarias en las que fueron presentadas las tesis. Por otra parte, entre los autores consultados para confrontar los errores se destacan Morles (1992, 1996, 2004), cuya obra propone un concepto de mayor amplitud para la s Tesis Doctorales como es el de producción intelectual. Sabino (2002), probablemente uno de los pioneros en la identificación de los errores que, con mayor frecuencia cometen los tesistas, Ramírez (2010), quien enfatiza en el carácter determinante del objeto de estudio con res- pecto al método, Martínez (1989, 2004), aclara lo relativo a la presentación de la postura epistemológica del investigador. Bunge (2001), precisa las distintas acepciones del vocablo constructo y Kerlinger (1988), también aporta a la definición de lo que significa un constructo en una investigación, además de su contribución a la precisión del concepto de teoría, entre otros. Esta investigación se justifica por cuanto con- tribuye a aclarar dudas a estudiantes y tesistas en relación a la elaboración de sus trabajos de investigación y evitaría el surgimiento de [137]

mitos o falsas creencias que tanto afectan el desarrollo y la calidad de los productos académicos. Sistematización de la Experiencia: Errores Detectados en Tesis y Trabajos de Grado 1. Selección de un método de investiga- ción a priori sin antes definir el objeto de estudio En una serie de observaciones participantes y de intercambios orales con tesistas se evidencia con preocupación la escogencia anticipada de un método, sin previamente haber identificado y delimitado un problema de investigación u objeto de estudio. Por ejemplo, actualmente está de moda en el medio académico venezolano optar por el método fenomenológico, sin antes preguntarse si es el camino adecuado para abordar el objeto de estudio o problema de investigación. Prácticamente se observa una tendencia, probablemente inconsciente, a separar el método del objeto de estudio. Por [138]

tanto, resulta oportuno pre- sentar un postulado de Heisenberg, citado por Martínez (1989), “El método ya no puede separarse de su objeto” (p. 96). Así mismo, Ramírez (2010), ex- presa: “No es el método el que debe determinar el objeto de estudio; por el contrario, es el objeto de estudio el que, dada su propia naturaleza, determina el método a utilizar para su investigación” (p. 23). Mientras que Ruiz Bolívar y Arenas de Ruiz (2007), plantean que la pertinencia metodológica consiste en el ajuste del método “... a los objetivos del estudio, preguntas o hipótesis de investigación”. La escogencia de un método a priori no adecua- do al objeto de estudio es un error que genera graves consecuencias tanto para el desarrollo, como para los resultados de la investigación, dado que el camino seleccionado pudiese no ser pertinente con las preguntas o interrogantes planteadas. En este sentido, cuando el investigador comienza por for- mular preguntas como: ¿Cuánto?, ¿Cuál es el grado o nivel?, ¿En qué medida?, resulta obvio que lo pertinente es utilizar un método cuantitativo; por el contrario si las interrogantes plantean [139]

explorar en la conciencia de unos individuos o en la biografía de un personaje, lo adecuado sería emplear métodos cualitativos. También, la selección acertada y pertinente del método puede estar relacionada con los métodos particulares de cada disciplina, por ejemplo, en antropología es muy común el uso del método etnográfico, mientras que en economía se opta generalmente por la econometría, pero es importante insistir en que lo determinante es el objeto o problema de investigación. Por último, es necesario enfatizar la máxima importancia de la correcta se- lección del método, posteriormente a la definición del objeto de estudio, por tratarse del camino conducente al logro de los objetivos o propósitos de la investigación. En la ciencia, un camino inadecuado conduce a errores irreparables. 2. Escogencia de un método sobre el que no se ha recibido formación y del que no se tiene ninguna experiencia en su aplicación [140]

Esta falla surge de la creencia de que leer algún texto de Metodología y citar a un autor es suficiente para dominar y aplicar un método de investigación. Tampoco es suficiente un curso de Metodología de la Investigación con una duración de 16 semanas, para profundizar en cada uno de los métodos que contempla el programa. Sobre esta situación, el estudio realizado refleja que en el ámbito universitario venezolano los casos más comunes ocurren con la selección de los métodos

hermenéutico-

dialéctico, fenomenológico y Teoría Fundamentada de Glaser y Strauss. En este orden de ideas, cuando se les consultó a los tesistas si habían realizado algún curso sobre dichos métodos, la respuesta fue negativa, al igual que en la pregunta sobre si poseían experiencia en la aplicación de los mismos. Es ampliamente conocido que, al comenzar cualquier proyecto, adicionalmente a las preguntas: ¿qué investigar?, ¿por qué y para qué investigar?, el tesista también debe responder la interrogante ¿cómo investigar?, en consecuencia, para responderla deberá conocer con anticipación el método que [141]

utilizará en su investigación, no sólo en su definición sino en sus aspectos prácticos u operativos. Para concluir este apartado, resulta muy válido recordar a Morles (1992), quien precisó como “requisitos esenciales” para realizar una investigación, no sólo conocimiento previo del tema, sino también dominio del método que será empleado en el estudio. Por tanto, la recomendación para los tesistas es que se preparen y profundicen en los métodos vinculados con su línea de investigación y además, realicen aplicaciones o estudios pilotos para adquirir la experiencia necesaria. 3. Uso y abuso de palabras rebuscadas Esta situación quedó al descubierto cuando a una muestra de tesistas se les increpó acerca del significado de una serie de palabras poco usuales que aparecían en sus respectivos trabajos de investigación, entre ellas: ontoepistemológico, hermeneusis, erotética, sintagmático, heurística. El resultado fue totalmente negativo por cuanto ninguno de los consultados [142]

pudo expresar el significado de los dichos vocablos. Ante esta situación surgieron hipótesis como estas: el tesista utiliza palabras re- buscadas por: a) Deseos de impresionar al jurado y lectores. b) Creatividad desmedida. c) Imitación inadecuada de autores poco o nada confiables. d) El seguimiento de tendencias y modas académicas. Contrario a lo anterior, universalmente existe un consenso acerca de los atributos del lenguaje científico: directo, claro, sencillo, propio y preciso. Como lo indica la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (2016), en el numeral 64 del Manual de Trabajos de Grado de Especialización y Maestría y Tesis Doctorales: “En la redacción de los Trabajos de Gra- do y Tesis Doctorales se debe emplear un lenguaje formal, como corresponde de acuerdo con la especialidad; simple y directo, evitando en lo posible el [143]

uso de expresiones poco usuales, retóricas o ambiguas, así como también el exceso de citas textuales” (p. 45). No es casualidad que Albert Einstein expresara: “La mayoría de las ideas fundamentales de la Cien- cia son esencialmente sencillas y, por regla general, pueden ser expresadas en un lenguaje comprensible para todos.” (…) “Si tiene que explicar algo difícil a la gente, trate de hacerlo como si tratara con su propia abuelita.” 4. Inclusión de una sección de Bases Legales no pertinentes Este caso resultó impactante por cuanto en varias de las tesis analizadas, lógicamente de temáticas diferentes, se citó textualmente el mismo artículo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), de manera descontextualiza- da, sin emitir ningún comentario sobre cómo esa norma jurídica fundamenta el estudio realizado. En este sentido, es conveniente aclarar que es completamente falso que [144]

la mayoría de las instituciones universitarias exijan un capítulo o sección de la tesis referido a bases legales. Sobre este aspecto Toro y Parra (2010), argumentan: “El marco legal es opcional, lo que quiere decir que sólo lo emplearán las investigaciones que tienen que ver con normas (decretos, resoluciones, leyes, etc.), para observar su cumplimiento, analizarlas desde el punto de vista jurídico, o precisar el seguimiento del fenómeno en el sentido de la norma” (p. 214). Así mismo, también es falso que deba aplicarse la Pirámide de Kelsen en todas las investigaciones. Esto aplicaría para tesis específicas en el área de Derecho. Resulta absurdo que toda tesis sobre educación tenga que incluir el Artículo 102 de la CRBV, referido al derecho a la educación, o que una tesis de fisiología del ejercicio y otra de biomecánica del deporte tengan que incluir obligatoriamente el Artículo 111 de la Carta Magna, relacionado con el derecho al deporte. La inclusión de un marco legal es una cuestión de pertinencia y sólo se incorpora la normativa específica vinculada con el problema de investigación, es decir, “cuando haya [145]

necesidad de emplear en el pro- yecto el marco legal, solamente se dan a conocer las disposiciones o normas pertinentes que se van a utilizar como referencia en la investigación” (Toro y Parra, 2010, p. 214). Por ejemplo, si se realiza una investigación en el área de Recursos Humanos, específicamente sobre el ingreso a la Administración Pública, procedimiento que está regulado por la legislación venezolana, entonces sí sería adecuado citar de manera muy específica, la Ley del Estatuto de la Función Pública concretamente en su Artículo 40: “El proceso de selección de personal tendrá como objeto garantizar el ingreso de los aspirantes a los cargos de carrera en la Administración Pública, con base en las aptitudes, actitudes y competencias, mediante la realización de concursos públicos que permitan la participación, en igualdad de condiciones, de quienes posean los requisitos exigidos para des- empeñar los cargos, sin discriminaciones de ninguna índole. Serán absolutamente nulos los actos de nombramiento de funcionarios o funcionarias públicos de carrera, cuando no se hubiesen realizado los [146]

respectivos concursos de ingreso, de conformidad con esta Ley.” En síntesis, ¿cuándo se considera pertinente in- cluir bases legales en una investigación?: Cuando el objeto de estudio está regulado directamente por una normativa jurídica. Ejemplos: Los derechos de las personas discapacitadas, los reglamentos de evaluación escolar, los procedimientos administrativos en el sector público, entre otros. 5. Incorporación de un capítulo o sección de fundamentación epistemológica no pertinente con el tema de la tesis Probablemente, fue Miguel Martínez Miguélez quien hace la propuesta original de expresar la pos- tura epistemológica del investigador en el contexto de los estudios cualitativos. Literalmente, Martínez (2004), plantea: “es muy conveniente que el investigador exponga en un breve capítulo una síntesis de su orientación epistemológica” (p.122). [147]

Sin embargo, en la misma obra Martínez (ibídem), advierte: “No es necesario que este capítulo sea escrito con un lenguaje técnico y refinado, ya que si el investigador no es experto en el área filosófica, probablemente no usará con propiedad ese lenguaje” (p. 123). En otras palabras, el desarrollo de un capítulo sobre asuntos epistemológicos re- quiere una sólida formación en el campo de Filoso- fía de la Ciencia, contenidos que generalmente no se imparten en licenciaturas ni en maestrías. Además, habría que considerar la pertinencia y relación de esos contenidos filosóficos con el tema central de la investigación. Aunque no se trata de restarle importancia a la Epistemología y su relación con la Metodología, se incurre en un exceso cuando se exige a los tesistas de cualquier área: ingeniería, computación, contabilidad, biomecánica y fisiología del deporte, por citar algunas, que inserten un capítulo en su tesis sobre aspectos epistemológicos. El resultado: con- tenido fuera de contexto que poca relación guarda con la temática de la tesis y que, por lo general, se limita a repetir lo que ya se sabe [148]

desde hace siglos acerca del idealismo, realismo, empirismo, racionalismo, positivismo, entre otros enfoques. Una cosa es el conocimiento necesario y básico sobre epistemología que debe tener un tesista para emprender su investigación, y otro asunto es insertar en la tesis de manera forzada un extenso capítulo sobre epistemología. Ante esta situación, resulta oportuno citar textualmente una pregunta que formulara una participante en una clase doctoral: “¿no es impertinente o ridículo que en una tesis de ingeniería se incluya todo un capítulo para decir que se trata de un enfoque positivista?”. Si el informe de investigación cuenta con un sólido sustento teórico y con métodos pertinentes, la fundamentación epistemológica está implícita. 6. Confusión entre descripción de hechos y construcción de teoría El error surge básicamente por el desconocimiento de lo que es una teoría y la tendencia a confundirla con la descripción. [149]

La teoría al igual que la simple descripción se refiere a hechos o fenómenos. No obstante, mientras la descripción expone características y atributos, la teoría identifica conceptos, los organiza y los relaciona para explicar o predecir el fenómeno. (Yurén, 1984; Kerlinger, 1988; Friedrich, 2000; Strauss y Corbin, 2002). La descripción puede limitarse a expresar cómo son los hechos, la construcción de teoría busca responder por qué ocurren tales hechos y qué ocurrirá si se presentan determinadas condiciones. Parafraseando a Strass y Corbin (2002), la teoría, además de caracterizar los sucesos, también los interpreta para explicar por qué y cómo ocurren los acontecimientos. En consecuencia, para los autores antes mencionados, “la descripción no es teoría, pero si es básica para la teorización” (p. 21). Una serie de definiciones y conceptos aislados e inconexos no constituyen una teoría, menos aún si ese conjunto de conceptos carece de poder explicativo y predictivo. En este sentido, Hage citado por Strauss y Corbin (2002), expresa: “Por [150]

mucho que describamos un fenómeno social con un concepto teórico, no lo podemos usar para explicar o predecir. Para explicar o predecir necesitamos una declaración teórica, una conexión entre dos o más conceptos” (p.25). Tampoco es teoría la mera reproducción de la información suministrada por un grupo de entrevistados, como se ha detectado en varias tesis. Para construir teoría a partir de los datos obtenidos, de- ben emerger nuevas categorías o grupos de conceptos para luego establecer relaciones entre ellos, que permitan, como se ha dicho antes, explicar y predecir el fenómeno objeto de estudio. En atención a lo antes expuesto se recomienda a los tesistas, revisar elaboraciones teóricas que hayan tenido trascendencia, por ejemplo, las teorías del aprendizaje, de la administración y teorías de la motivación, entre muchas otras. 7. Considerar cualquier dato o expresión emitida por un informante como un “constructo teórico” [151]

Para aclarar este asunto, inicialmente es necesario responder la pregunta: ¿qué es un constructo teórico?. En principio un constructo es un concepto, idea o representación mental de un hecho o de un objeto. Así mismo, el término constructo puede ser entendido en dos direcciones: como concepto integrante de una teoría (Hyman, 1994) o como una “teoría” (Bunge, 2001, p. 36). En relación a la primera acepción, Hayman (1994), precisa: “Los constructos son el material básico de la construcción de teorías” (p.164). Mientras que para Ary, Jacobs y Razavieh (1989), los constructos o construcciones son conceptos de mayor nivel y complejidad que resultan de la com- binación de conceptos más simples. Por ejemplo, perfil profesional (construcción para el área laboral), perfil sanguíneo y perfil lipídico (construcciones para el área de la salud). Específicamente,

en

investigación

positivista

(cuantitativa) un constructo es un concepto elaborado para [152]

resolver un problema científico, sobre lo cual Kerlinger (1988), argumenta: Un constructo es un concepto. Sin embargo, tienen un sentido adicional, el de haber sido inventado o adoptado de manera deliberada y consciente para un propósito científico especial. “Inteligencia”, es un concepto, una abstracción de la observación de conductas consideradas como supuestamente inteligentes o no inteligentes (p. 31). No obstante, como se expuso al inicio, además de su acepción como concepto, según Bunge (2001), un constructo también puede ser entendido como teoría o construcción teórica, de allí la expresión “constructo teórico”, utilizada en investigaciones cualitativas cuya finalidad es la generación o construcción de teoría (Goetz y LeCompte, 1988). En consecuencia, cuando un tesista se plantea como objetivo general de su investigación “Generar un constructo teórico acerca de…”, en otras palabras, está expresando “Construir…, desarrollar…, o for- mular una teoría sobre…” [153]

El error radica cuando en este tipo de trabajo no se genera, ni nuevos conceptos (constructos) ni una teoría. En el primer caso, la investigación generativa debe descubrir y elaborar constructos no conocidos con anterioridad, para aportar una nueva explica- ción del fenómeno objeto de estudio. Así mismo, en el caso de generación de teorías, también debe surgir una serie de constructos (nuevos conceptos) interrelacionados, que en conjunto cumplan una función explicativa y predictiva. De no cumplirse lo anterior, es decir, que no surjan ni constructos ni lo que se conoce como teoría, entonces no se cumpliría el objetivo general de una investiga ción generativa. 8. Descartar referencias con más de cinco (5) años desde su publicación y citar fuentes no fiables La supuesta pérdida de vigencia de una fuente después de cinco años de haber sido publicada es un mito académico [154]

absolutamente refutado por Sjorberg (2010), Oyola, Soto y Quispe (2014), Arias (2017), y Camargo (2017), entre muchos otros autores. Concretamente, una fuente no necesariamente queda obsoleta o desactualizada después de cinco años, sobre todo en ciencias sociales y humanidades, áreas en las que obras clásicas se mantienen presentes después de siglos y décadas desde su primera aparición. La obsolescencia de una referencia depende del campo de conocimiento y del tema tratado. Por ejemplo, en ciencias físicas y naturales el tiempo de vigencia es mucho menor que en las ciencias sociales y humanidades (Arias, 2017). Sobre las consecuencias de este error en la elaboración de tesis y trabajos de grado se ha planteado: “Esta situación encontrada puede afectar negativamente el desarrollo de investigaciones de distintas maneras. En primer lugar, al no encontrar fuentes con cinco (5) años o menos, los autores dejan de emplear referencias aún vigentes y de gran relevancia en el área. En segundo lugar, por la presión de buscar referencias muy recientes, se puede incurrir en el error de citar fuentes [155]

secundarias o terciarias, en lugar de acudir a las fuentes primarias u originales, ocasionando que las investigaciones pudieran resultar incompletas o insuficientes en cuanto a la revisión de la literatura y presentación de bases teóricas se refiere. Por último, la exigencia de una vigencia de 5 años para las fuentes de referencia limita la labor creativa del investigador y obstaculiza el desarrollo de trabajos con diversidad y profundidad teórica y metodológica (Arias, 2017). Para finalizar este apartado, es importante mencionar otro error relacionado con la selección de fuentes y referencias, que consiste en citar documentos no fiables: artículos sin arbitraje o publicados en revistas no arbitradas e indizadas, textos publicados en páginas web personales, blogs y trabajos que no presentan lista de referencias. 9. Asumir que obligatoriamente todas las Tesis Doctorales deben ser investigaciones para generar teoría

[156]

Una Tesis Doctoral puede ser una investigación conducente a la generación de teoría o dirigida a la verificación de una teoría (Goetz y LeCompte, 1988). Lo que caracteriza a la Tesis Doctoral no es la formulación de una teoría, sino lo relevantes o significativos que sean sus aportes a la ciencia, a las humanidades o a la tecnología. Una investigación puede generar una teoría que resulte irrelevante e intrascendente, lo que le restaría méritos para ser considerada como Tesis Doctoral. Sobre este aspecto, la Normativa General de los Estudios de Postgrado para las Universidades e Institutos debidamente autorizados por el Consejo Nacional de Universidades (2001), expresa que la Tesis Doctoral “…debe constituir un aporte original relevante a la ciencia, la tecnología, o las humanidades y reflejar la formación científica del autor”. Morles (2004), coincide con la norma anterior y propone como concepto más amplio, el de producción intelectual que incluye producción científica (investigaciones y generación de teoría), producción tecnológica (inventos, innovaciones e [157]

investigación más desarrollo: I+D) y producción humanística (creaciones artísticas y literarias). Así mismo, Morles (1996), agrega: “… en un país específico, producir una determinada tecnología puede tener mayor pertinencia que producir una teoría o realizar una investigación, si dicha tecnología resuelve un problema de alta relevancia social” (p. 30). En resumen, si bien es cierto que toda investiga- ción debe tener un sustento teórico, no es menos cierto que una Tesis Doctoral puede ser algo más que una investigación para verificar o generar una teoría como aporte a la ciencia, también puede ser una invención o desarrollo tecnológico como contribución a la tecnología, o una creación artística o literaria como tributo para el campo de las humanidades, siempre que sean productos relevantes y significativos para la sociedad. 10. Aplicación de prueba de confiabilidad de manera forzada a instrumentos que no la requieren [158]

En investigación cuantitativa, la confiabilidad de un instrumento de medición se refiere a la estabilidad en los resultados o valores similares que se registran en varias mediciones (Kerlinger, 1988; Ary, Jacobs y Razavieh, 1989). Si no hay relación entre los datos reportados en las distintas medidas, entonces el instrumento no es confiable. Un ejemplo muy ilustrativo es el caso del peso o balanza de baño, si en una primera medición un individuo registra 75 kg, luego, al subir de nuevo a la balanza en las mismas condiciones marca 98 kg y por tercera vez muestra un registro de 62 kg, evidentemente la balanza no es confiable. No

obstante,

en

investigación

social

existen

instrumentos no mecánicos que por supuesto, no pueden ser calibrados como una balanza. Se trata de documentos diseñados por los investigadores que buscan obtener información escrita mediante preguntas abiertas o cerradas, enunciados, escalas, entre otros.. Dada la complejidad de los fenómenos o hechos sociales y la diversidad de estos instrumentos, no todos conducen a [159]

mediciones repetidas y estables. Hay algunos que reflejan situaciones cambiantes e irrepetibles, por ejemplo, los utilizados en entrevistas de opinión, la cual puede variar de un día a otro en un mismo individuo, por lo tanto, en esos casos no aplicaría una prueba de confiabilidad. El cálculo de confiabilidad sólo es pertinente en los siguientes casos: 1. En investigaciones de enfoque cuantitativo, cuando se trata de test o pruebas para medir rendimiento académico, aptitudes, inteligencia, memoria, etc. En estos casos se busca ob- tener una calificación que puede reportar un nivel bajo, medio o alto de manifestación de la variable. 2. Cuando el instrumento arroja un puntaje (dato numérico), es decir, un resultado en nivel de medición o escala de intervalo o razón. Ante lo cual Corral (2009), indica: “(…) existen instrumentos para recabar da- tos que por su naturaleza no ameritan el cálculo de la confiabilidad, como son: entrevistas, [160]

escalas de estimación, listas de cotejo, guías de observación, hojas de registros, inventarios, rúbricas, otros. A este tipo de instrumentos, sin embargo, debe estimarse o comprobarse su validez…” (p.245). Producto del análisis documental de la muestra de tesis y trabajos de grado, fueron detectados diez errores de fondo, referidos la pertinencia de contenidos, del método y del lenguaje empleado. No obstante, es importante señalar que no todas las tesis y trabajos analizados presentan los mismos errores y que tampoco se pretende generalizar estos resulta- dos a todas las instituciones universitarias. La consideración de estos errores no depende de un enfoque o paradigma, desde cualquier perspectiva se consideran fallas que afectan el desarrollo de los procesos de investigación y la productividad académica. Por último, se exhorta a los docentes de postgrado, tutores y asesores, a verificar lo aquí expuesto y a identificar éstos y otros errores en tesis y trabajos de grado, tanto de fondo como de forma, con la finalidad de realizar una evaluación [161]

formativa que coadyuve en la elaboración de productos de investigación de mayor calidad e impacto científico e impedir que dichos errores se conviertan en mitos académicos.

[162]

6.- Sobre la pertinencia del método fenomenológico en Tesis Doctorales 6

6

Artículo aparecido en la Revista Actividad Física y Ciencias Año 2017, vol. 9, Nº2.

[163]

Aunque por ahora no puedo aportar cifras estadísticas, las cuales deben ser producto de una investigación empírica y no de la simple intuición, las entrevistas y observaciones documentales hasta el momento realizadas en diversas instituciones universitarias venezolanas, reflejan una importante tendencia a utilizar el método fenomenológico en las tesis doctorales del área educativa. Está claro que ninguna institución universitaria debe “encasillar” a los tesistas e investigadores en el uso de un único método. Sin embargo, ante una variedad de caminos para investigar, es necesario considerar lo expresado por Morles (1992) en relación al saber previo que, sobre metodología, debe poseer el investigador como condición o requisito esencial para la generación de nuevos conocimientos. Es precisamente esa falta de conocimiento la que probablemente conduce a la “escogencia de un método sobre el que no se ha recibido formación y del que no se tiene ninguna [164]

experiencia en su aplicación” (Arias, 2017, p. 39). En este orden de ideas, cuando se consultó a un grupo de tesistas si habían realizado algún curso sobre el método en cuestión, la respuesta fue negativa, al igual que en la pregunta sobre si poseían experiencia en la aplicación del mismo (Ídem). En este sentido, Néstor Leal, expresa: “…es conveniente resaltar que un método cualitativo, como lo es el fenomenológico, posee toda una estructura que amerita el conocimiento y manejo, por parte del investigador que lo asume, de sus principios, bases y nociones esenciales; de tal manera que su puesta en marcha no quede convertida en un acto mecánico, congelado en pasos”. (Leal, 2000, p. 59) (las cursivas en negritas son nuestras) Luego, para precisar en cuáles casos es pertinente el empleo del mencionado método, recurro a Miguel Martínez Miguélez, quien detalla: “El método fenomenológico se centra en el estudio de esas realidades vivenciales que son poco, pero que son determinantes para la comprensión de la vida psíquica de cada persona. Podemos decir que el método fenomenológico [165]

es el más adecuado para estudiar y comprender la estructura psíquica vivencial que se da por ejemplo, en un condenado a muerte o a prisión perpetua, en un acusado y Arias, F. Sobre la pertinencia del método fenomenológico en Tesis Doctorales condenado injustamente, en la soltera que llega a ser madre contra su voluntad, en el enamorado, en el drogadicto, en la pérdida de un ser querido, en un atraco criminal o en una violación, en el que se queda inválido o solo en la vida, en el que padece una enfermedad incurable, en el nacimiento del primer hijo, en la experiencia de una conversión religiosa, en tener que tomar una decisión grave sin razones en pro o contra, en vivir la crisis a mitad de la vida, y muchas otras situaciones semejantes. (Martínez, 2004, p. 139) ( las cursivas en negritas son nuestras). Como investigador en formación, reconozco que no tengo ni preparación ni experiencia en la aplicación del método fenomenológico, es por eso que, en dependencia de mi objeto de estudio, selecciono el método más pertinente y del que debo tener conocimiento y experiencia previa. Como sentenciara Ramírez (2010): “No es el método el que debe determinar el [166]

objeto de estudio; por el contrario, es el objeto de estudio el que, dada su propia naturaleza, determina el método a utilizar para su investigación” (p. 23). En

consecuencia, aspiro

que

estas

reflexiones

contribuyan a desarrollar una actitud crítica en la búsqueda de criterios válidos y alejados de las modas, para la escogencia del camino más adecuado dirigido al abordaje del problema de investigación. Por último, como era de esperar, en este nuevo número de Actividad Física y Ciencias se observa coherencia y pertinencia en los métodos de investigación utilizados por los autores, quienes adecuaron su ruta metodológica a sus respectivos objetos de estudio.

[167]

7.- Funciones de los antecedentes en el proceso de investigación 7

7

Artículo aparecido en https://orcid.org/0000-0002-1786-7343

[168]

Afortunadamente, hoy está bien claro en el medio académico lo que son los antecedentes de investigación y atrás quedó la confusión con los antecedentes históricos del objeto de estudio. Sobre este punto, en mi libro “Mitos y errores en la elaboración de tesis y proyectos de investigación”, publicado inicialmente en 1998, se aclara dicha duda y como ejemplo, me refiero a que una cosa es la historia de una universidad y otra, los estudios o investigaciones que se hayan realizado sobre un aspecto particular de la misma. Es obvio que los antecedentes de investigación son los estudios previos. Ahora bien, es necesario responder las siguientes interrogantes: ¿cuál es la función de los antecedentes en el proceso de investigación? ¿Cuál es su rol en la elaboración de una tesis o trabajo de grado (TG)? ¿Cuál es su utilidad? ¿Para qué sirven los antecedentes de investigación? [169]

Comencemos precisando: accesorio, sino una herramienta de gran importancia en el proceso de investigación. que forman parte esencial del discurso integral. on elementos aislados, sino que inciden en todo el proceso de búsqueda de nuevos conocimientos, desde la identificación de un tema o problema de investigación, hasta el análisis, discusión e interpretación de los resultados. En concreto: 1. Los antecedentes de investigación nos muestran qué y cómo se ha investigado un determinado problema, es decir, nos sirven de modelo o ejemplo para el estudio que pretendemos realizar. 2. En función de lo anterior, los estudios previos, nos alertan para no repetir procesos conducentes a la obtención de [170]

conocimientos ampliamente divulgados y aceptados, en otras palabras, cosas que ya se saben. 3. Nos indican las limitaciones y posibles errores cometidos, de manera que no incurramos en situaciones similares. 4.

Pero a juicio del autor de este breve texto, la función

principal de los antecedentes de investigación consiste en su empleo para la discusión e interpretación de los resultados, es decir, los estudios anteriores deben ser contrastados con nuestros hallazgos para verificar: a) Si los resultados que reportan las investigaciones previas coinciden o difieren de los que hemos obtenido en nuestra investigación. b) Si los trabajos de otros autores ayudan a reforzar, respaldar o sustentar nuestros hallazgos, o, por el contrario, si contradicen lo que hemos encontrado. c)

Si los estudios previos contribuyen para la

formulación de generalizaciones más amplias que las reportadas hasta el momento. [171]

d) Si las conclusiones presentadas en los antecedentes confirman o refutan nuestras conclusiones. Para finalizar, en concordancia con lo expuesto por Day (1996) e Ibáñez (1996), Arias (2016) señala que la presentación de la discusión… “Consiste en exponer el significado de los hallazgos obtenidos y compararlos con los de estudios previos (antecedentes de investigación) para establecer semejanzas, coincidencias, diferencias y contradicciones.” (p. 139)

[172]

8.- Obsolescencia de las referencias citadas: un mito académico persistente en la investigación universitaria venezolana 8

8

Artículo aparecido en [email protected]

[173]

Arias (2014) define un mito académico “como una falsa creencia que se difunde en una comunidad educativa y que se manifiesta en contenidos erróneos que se enseñan o aprenden en cualquier área y nivel” (p. 2); por ejemplo, todavía se mantiene en algunos medios escolares que son tres los estados de la materia: líquido, sólido y gaseoso, sin contar con el descubrimiento de un cuarto estado: el plasma. Asimismo, persisten mitos en otras áreas como los relacionados con la sexualidad, la actividad física y el deporte. Específicamente, Arias (2014, p. 5) indica que “los mitos en la investigación universitaria se transmiten y se reflejan en la elaboración de proyectos, informes, artículos, tesis y trabajos de grado, específicamente en los aspectos metodológicos y formales”. En otro artículo publicado, este mismo autor expone y deja al descubierto varios de estos mitos (Arias, 2006). Uno de los mitos que persiste en el medio universitario venezolano

es

la

obsolescencia,

desactualización

o

“envejecimiento” de las referencias y literatura científica [174]

después de 5 años de su publicación. Concretamente, la supuesta caducidad de las fuentes citadas en los “antecedentes de investigación”, estudios previos o revisión de la literatura, y el tiempo o su período de vigencia, supuestamente, 5 años. Ejemplo de la persistencia de este mito es la reflexión emitida por Moreno (2004), relativa a la exigencia que hacen los tutores y evaluadores a tesistas sobre la constante actualización de la bibliografía. Asimismo, Oyola, Soto y Quispe (2014) plantean que “en la práctica diaria es común que los evaluadores de artículos o proyectos de investigación nos pidan referencias bibliográficas con una antigüedad no mayor a cinco años” (p. 381). Además, en un estudio preliminar y exploratorio realizado por Arias (2014), se consulta a tutores, tesistas e investigadores y se detecta la existencia de las mismas creencias en torno al asunto, enmarcado concretamente, en el área de Ciencias Sociales y humanidades. Estas labores iniciales de investigación con carácter piloto reportan que entre los consultados no existe un criterio único. No obstante, [175]

aproximadamente más de la mitad señala que las referencias citadas deben tener una vigencia de 5 años, mientras que el resto plantea lapsos entre 7 y 10 años. Asimismo, gran parte de los encuestados señala que es el tutor o el profesor del Seminario de Trabajo de Grado, quien impone esa directriz sin explicar su origen y basamentos. Ante esta situación de confusión se decidió iniciar un estudio con carácter formal, cuyos objetivos fueron los siguientes: 1. Analizar las creencias relacionadas con el uso de referencias para los antecedentes de investigación con máximo 5 años desde su publicación, específicamente en el área de ciencias sociales y humanidades. 2. Refutar los mitos relacionados con la obsolescencia de las referencias citadas en los antecedentes de investigación, a partir del análisis de estudios bibliométricos realizados en el campo de las ciencias sociales y las humanidades. [176]

La importancia de este trabajo radica en la necesidad de rebatir mitos académicos, específicamente en el medio universitario donde la investigación debe conducir a la búsqueda de la verdad y a la erradicación de falsedades. Asimismo, el estudio divulga elementos teórico- conceptual que pueden contribuir a clarificar conceptos, corregir errores y mejorar las tesis y trabajos de grado, así como los artículos que optan por su publicación en revistas arbitradas. Referentes teóricos La bibliometría: una herramienta para evaluar la investigación Escorcia (2008), considera la biliometría como “una subdisciplina de la cienciometría que proporciona información sobre los resultados del proceso de investigación, su volumen, [177]

evolución, visibilidad y estructura. Así permiten valorar la actividad científica y el impacto tanto de la investigación como de las fuentes” (p. 13). Por su parte, Arias (2014) cree que la bibliometría “es una especialidad que utiliza técnicas estadísticas para evaluar los productos de investigación a través de las publicaciones científicas. Esta evaluación incluye las revistas, los artículos, las referencias citadas y otros trabajos académicos” (p. 12). En este orden de ideas Sedeño (2013) indica que: “Los estudios bibliométricos de [sic] caracterizan porque en ellos se emplean variables que reflejan peculiaridades de

los

documentos, permitiendo medir con eficiencia y de forma cuantitativa la actividad científica de cualquier medio de divulgación, hoy día éstos tienen como fin el de servir de base para la elaboración de políticas científicas y de estudios de la ciencia” (p. 1). Asimismo, Paz, Peralta y Hernández (2016) expresan: “Los

estudios

bibliométricos

herramientas muy

constituyen

empleadas para [178]

actualmente

la evaluación

de

publicaciones seriadas y científicas. Los resultados de estudios que se fundamenten en el empleo de indicadores métricos favorecen la identificación de las potencialidades y d ebilidades de las publicaciones” (p. 15). Para medir y evaluar diversos aspectos de la investigación científica la bibliometría ha generado un sistema de indicadores bibliométricos, los cuales miden: • Los temas tratados • El impacto o visibilidad • Tipo de documentos consultados • La actualidad y vigencia de las referencias citadas • Dispersión de las publicaciones • Los idiomas de publicación • El origen de la bibliografía citada (nacional y extranjera). Además, el desarrollo de la bibliometría como disciplina científica se fundamenta en la búsqueda de comportamientos [179]

estadísticamente regulares a lo largo del tiempo en los diferentes elementos relacionados con la producción y el consumo de información científica. Las explicaciones globales a los fenómenos observados se consiguen mediante la formulación de las leyes bibliométricas. (Ardanuy, 2012, p. 9). En este sentido, Castillo (2002) clasifica las leyes bibliométricas en: a) Leyes que inciden en la literatura científica • Ley de Crecimiento Exponencial • Ley de Obsolescencia o Envejecimiento • Ley de Dispersión b) Leyes que inciden en los autores y su producción: • Ley de Productividad • Ley de Impacto o Visibilidad

[180]

Ley del Envejecimiento u Obsolescencia de la Literatura Científica La obsolescencia o desactualización de la literatura científica es una condición relativa que presenta una obra cuando, a medida que transcurre el tiempo, disminuye la cantidad de citas que se hacen acerca de esta. La literatura revisada establece que un documento es obsoleto cuando deja de ser citado, es decir, cuando deja de ser usado por una comunidad académica como fuente de información para justificar, argumentar o contradecir las afirmaciones o hallazgos reportados por otros autores. (Urbizagástegui, 2013, p. 107). Pioneros en esta temática, Burton y Kebler (como se citó en Escorcia, 2008) formularon el concepto de “vida media” o semiperíodo, referido al lapso en que ha sido publicado el 50% de la literatura citada en una especialidad. Este indicador [181]

bibliométrico mide la obsolescencia o envejecimiento de las publicaciones científicas en número de años e implica que a mayor vida media, mayor será el tiempo de vigencia de las referencias. Según los mencionados autores, el semiperíodo o vida media de la literatura varía según la disciplina: Física 4,6 años; Química 4,8; Fisiología 7,2; Matemática 10,5 y Geología 11,8 años. Como puede apreciarse, las materias para las que Burton y Kebler calcularon el semiperíodo, se ubican en las ciencias naturales y exactas, obviando disciplinas de las Ciencias Sociales y Humanidades. No obstante, los mencionados autores clasifican la literatura científica en “clásica y efímera”, e indican que la primera mantiene una vida media muy larga, mientras que la segunda presenta un semiperíodo muy corto. Otro indicador del envejecimiento de la literatura científica es el Índice de Price, que expresa el porcentaje de referencias con cinco años de antigüedad o menos, en relación al total de referencias citadas. En otras palabras, el Índice de Price establece el porcentaje de referencias citadas que tienen [182]

menos de cinco años desde su publicación. Pero nunca establece como norma citar únicamente las fuentes con menos de cinco años. Un estudio más reciente realizado por Sjoberg (2010), presenta la vida media de las referencias y el Índice de Price en distintas disciplinas científicas. A partir del Cuadro de Sjoberg, se elaboró una adaptación que se muestra en la tabla 1.

[183]

Literatura clásica y efímera La literatura científica clásica La literatura científica clásica es aquella que, por su impacto y relevancia, perdura por siglos o varias décadas como referencia, objeto de estudio o de consulta en una determinada disciplina, por lo general, del campo de las humanidades y ciencias sociales. Las obras de Platón, Aristóteles, Adam Smith, David Ricardo, Marx y Freud son ejemplos de textos clásicos, los cuales se publican en la modalidad documental de libro. En materias humanísticas como la filosofía, historia, letras, lingüística, arte, entre otras, la literatura clásica es predominante y mantiene su vigencia durante largos períodos de tiempo en comparación con las ciencias naturales. Estudios bibliométricos realizados en esta área así lo confirman, entre estos el desarrollado por Gracia (1995), quien plantea el “bajo [184]

o nulo grado de obsolescencia en los conocimientos humanísticos, puesto que son ciencias que avanzan más por acumulación de conocimientos más que por eliminación de los mismos” (p. 258). Otra investigación realizada en esta área revela que: “Los humanistas probablemente estén igualmente interesados en publicaciones de hace veinte, cuarenta o cincuenta años. Por cierto, si se consideran los «clásicos» en cada campo, la duración del interés puede extenderse hacia documentos de 2.000 ó [sic] 3.000 años de antigüedad (4). Stone (4) concluye que el material original aparecido en cualquier fecha es más importante que el material actual. El valor de las publicaciones humanísticas se mantiene a través del tiempo, tal como lo afirman Blazek y Aversa (5) basándose en los estudios empíricos de citas. Sin embargo, Watson-Boone (3) es más precisa al respecto cuando sintetiza los resultados de las investigaciones examinadas, dado que las mismas clarifican que la mayoría de las citas y referencias primarias y secundarias se aglutinan alrededor de materiales que anteceden a la investigación en veinte a treinta años. Esto no [185]

implica que no se usen documentos más viejos, sino que lo más frecuente es que la mayoría de los materiales se encuentren dentro de este intervalo. Una vez más, el tema de la investigación dictará la extensión exacta (por ej., cuanto más antiguo es el tema, es más probable que el intervalo de la fecha de la cita sea mayor). (Romanos, 2000, p. 271) No obstante, un estudio más reciente sobre la investigación en humanidades, realizado en España, revela que: “El análisis de la antigüedad de la literatura utilizada por los humanistas estudiados se ha realizado únicamente sobre los artículos de las referencias bibliográficas. Los resultados obtenidos para 1997 y 1998 han sido 14,50 y 14,23 años, respectivamente, con un valor medio de 14,36 años. Estos datos indican que los autores de los trabajos publicados en las 17 revistas seleccionadas utilizan documentos con una vida media relativamente baja en comparación con lo descrito sobre este tipo de investigadores en trabajos previos” (Sanz et al., 2002, p. 450). [186]

Aun cuando los autores citados anteriormente, reconocen que la vida media de las referencias empleadas es baja, el resultado 14,36 años se aproxima a una década y media. Por otra parte, en el caso de las Ciencias Sociales, son pocos los estudios bibliométricos que muestren datos precisos sobre el semiperíodo o vida media de las referencias. Al respecto, Romanos (2000) señala que: “El uso de los materiales en las Ciencias Sociales es, sin embargo, prolongado y a menudo repetitivo. Según estudios citados por Li, la vida media de las citas totales en Ciencias Sociales es de nueve años, y las citas a publicaciones periódicas de seis años” (p. 272). Un estudio bibliométrico realizado en universidades de la India, específicamente sobre la literatura citada en tesis doctorales de Psicología revela que: “The Obsolescence of Literature in Psychology discloses that nearly 27% of journal citations are 8 years old or less than eight years in age, 50% of citations are 14 years old and 75% of journal citations are 22 years old or less in age. More or less similar trend is observed with respect to the distribution of cited literature in the sub[187]

fields of Psychology. The results of K-S test confirmed statistically that the obsolescence (distribution) rate of journal and book citations followed a negative exponential distribution. Half- life of journal citations in Psychology is found to be 14 years whereas it is 19 years for book citations. Half-life of Basic Psychology is found to be 13 years for journals and 18 years for books. In Applied Psychology, it is found to be 14 years for journals and 19 years for books. [La obsolescencia de literatura en Psicología demuestra que casi el 27% de las citas en revistas tienen 8 años de antigüedad o menos, 50% de las citas tienen 14 años y 75% de las citas de revistas son de 22 años de antigüedad o menos. Una tendencia más o menos similar se observa con respecto a la distribución de literatura citada en los sub-campos de la Psicología. Los resultados de la prueba K-S confirmó estadísticamente que la tasa de obsolescencia (distribución) de las citas en revistas y libros seguían una distribución exponencial negativa. La vida media de citas en revistas de Psicología se encuentra en 14 años mientras que es de 19 años para citas en libros. La media-vida de Psicología [188]

Básica se encuentra en 13 años para revistas y 18 años para libros. En Psicología Aplicada, se encuentra en 14 años para revistas y 19 años para libros]”. (Zafrunnisha, 2012, “Obsolescence of Literature”, párr. 1). En pocas palabras, según los resultados obtenidos, el mayor porcentaje (75%) utiliza referencias de revistas científicas con 22 años o menos, mientras que la vida media de las revistas citadas en Psicología es de 14 años y la de los libros de 19 años. La literatura científica efímera La literatura efímera o corriente se caracteriza por tener un período de vida bajo (pero nunca nulo), es decir, aun cuando con el pasar del tiempo disminuye la cantidad de citas que recibe, son obras que no desaparecen de manera definitiva. Este es el caso de los trabajos que se realizan en áreas como genética, farmacología y neurología, los cuales son divulgados en forma de artículos (Papers) en revistas científicas arbitradas de publicación periódica (Journals). [189]

Traducción propia del autor El estudio antes citado realizado por Sjoberg (2010) reporta que la literatura con menor vida media es la correspondiente a las siguientes disciplinas: Inmunología 5,9 años; Biología Molecular y Genética 6,5; Ciencias del Espacio 6,6 y Farmacología 6,6 años. Por supuesto, hay excepciones en cuanto a la vigencia. Un renombrado trabajo en el campo de la Biología es el artículo sobre al ADN publicado en 1953 por Watson y Crick, el cual sigue siendo citado 50 años después (Ahmed, Johnson, Oppenheim y Peck, 2004). Metodología Desde un enfoque cuantitativo, se realizó una investigación documental y de campo. La fase document al [190]

consistió en el análisis del estado del arte en estudios bibliométricos. Para ello, fueron seleccionados varios trabajos en atención a dos criterios específicos: en primer lugar, que se tratase de artículos científicos arbitrados y publicados en español o inglés, independientemente de su fecha de publicación. En segundo lugar, fue indispensable que dichos artículos abordaran el tópico concreto de la obsolescencia de la literatura científica. Por otra parte, el trabajo de campo se desarrolló mediante una encuesta oral efectuada durante los meses de enero y marzo de 2016. El instrumento empleado fue un cuestionario de preguntas cerradas de selección simple, cuyas respuestas fueron registradas por el investigador. La muestra estuvo conformada por 160 individuos: 90 tesistas y 70 tutores de pregrado y postgrado, todos del área de Ciencias

Sociales

y

Humanidades,

seleccionados

en

instituciones universitarias públicas y privadas de diversas regiones de Venezuela: Universidad Nacional Experimental “Simón

Rodríguez”

(UNESR), [191]

Universidad

Nacional

Experimental de Los Llanos “Ezequiel Zamora” (UNELLEZ), Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos” (UNERG), Universidad Alejandro de Humboldt y Universidad Santa María, estas dos últimas, instituciones privadas. El muestreo fue no probabilístico, opinático o intencional, por cuanto los seleccionados se ajustan a los requerimientos de la investigación. Asimismo, se consideró que hubiese una afijación proporcional por universidad, especialidad, y en cuanto a género femenino y masculino, es decir, la muestra o cantidad de encuestados en cada institución es directamente proporcional al tamaño de la población en las respectivas universidades. Las variables en estudio fueron: • Creencias sobre el tiempo o período (medido en años) de obsolescencia de las referencias citadas. • Conocimiento sobre la existencia de una norma o criterio que estipule el tiempo de obsolescencia (variable dicotómica). [192]

Los datos fueron procesados mediante el programa Microsoft Office Excel 2007. Resultados Los resultados coinciden, aproximadamente, con los obtenidos en el estudio preliminar realizado con carácter exploratorio por Arias (2014). Como se puede observar en la figura 1, el 75% de los consultados señalan que las referencias citadas en los “antecedentes de investigación” o estudios previos deben tener como máximo 5 años desde su publicación. Un 15% indica que la vigencia debe estar entre 7 y 10 años. El 10% restante de los encuestados no sabe o no responde. En este sentido, se refleja una falsa creencia de que los lapsos indicados son relativos y no constituyen normas para citar referencias o para descartar publicaciones. Sobre este aspecto, Bellavista, Guardiola, Méndez y Bordons (1997), refieren que: “Los indicadores bibliométricos son relativos… Un indicador bibliométrico carece de sentido si no se relaciona en explícito [193]

con el área de cobertura de la base de datos o repertorio del que procede” (p. 70).

[194]

Al discriminar la muestra, en la figura 2, se observa que el 60% de los tesistas mantiene la creencia sobre 5 años como máximo de vigencia, mientras que el 90% de los tutores sostiene la misma idea. Llama la atención como en los tutores está mucho más arraigada la creencia acerca de un período máximo de 5 años, en comparación con lo que indican los tesistas. Sobre la existencia de una norma o criterio que defina la desactualización de una referencia, el 100% de los encuestados, tanto tesistas como tutores, respondió no saber; es decir, los consultados desconocen de dónde proviene el tiempo expresado en la respuesta anterior.

[195]

El análisis documental confirma lo expuesto por Arias (2014), quien señala que “el tiempo de obsolescencia o desactualización de las referencias citadas es relativo, debido a que depende de varios factores, fundamentalmente de la disciplina o área del conocimiento, así como del tema objeto de estudio” (p. 31). Este hallazgo coincide con lo expuesto por Bellavista, Guardiola, Méndez y Bordons (1997) y reafirma lo [196]

concluido por Arias (2014) en su estudio preliminar: “En humanidades y ciencias sociales, campos en los que predomina la literatura clásica en formato de libro, el período de vigencia de las referencias es mucho mayor que en las ciencias naturales, en las que generalmente se utiliza literatura efímera divulgada en revistas científicas de publicación periódica (Journals) ” (p. 32). Esta situación encontrada puede afectar negativamente el desarrollo de investigaciones de distintas maneras. En primer lugar, al no encontrar fuentes con 5 años o menos, los autores dejan de emplear referencias aún vigentes y de gran relevancia en el área. En segundo lugar, por la presión de buscar referencias muy recientes, se puede incurrir en el error de citar fuentes secundarias o terciarias, en lugar de acudir a las fuentes primarias u originales, ocasionando que las investigaciones pudieran resultar incompletas o insuficientes en cuanto a la revisión de la literatura y presentación de bases teóricas se refiere. Por último, la exigencia de una vigencia de 5 años para las fuentes de referencia limita la labor creativa del investigador [197]

y obstaculiza el desarrollo de trabajos con diversidad y profundidad teórica y metodológica. En este sentido, Oyola, Soto y Quispe (2014) expresan que: “Es innegable que el avance del conocimiento se apoya en investigaciones anteriores (8), pero la exigencia que todas las referencias bibliográficas tengan esta antigüedad en las publicaciones científicas, especialmente en la elaboración de tesis, es una práctica sin sustento y negativa para quienes desarrollan investigación innovadora o en campos donde las publicaciones son escasas” (p. 381). Aun cuando el tamaño de la muestra no es suficiente para generalizar, los resultados obtenidos en la investigación de campo conducen a inferir la persistencia de un mito académico referido a las creencias en torno a la obsolescencia o desactualización de las referencias citadas, específicamente en Ciencias Sociales y Humanidades. La principal creencia detectada se refiere al tiempo de caducidad de las referencias citadas en los “antecedentes de investigación” o estudios previos, y que sólo pueden citarse referencias con un máximo de 5 años. Asimismo, los [198]

encuestados no poseen un argumento que sustente dicha creencia. Índice de Price no es una regla que establece 5 años de vigencia de la literatura científica; en cambio, es el porcentaje de referencias citadas cuyo lapso desde su publicación es menor a 5 años. Por lo tanto, no debe ser asumido como una norma para elaborar proyectos e informes de investigación, tesis o trabajos de grado. Se recomienda el estudio y divulgación de los fundamentos de la Bibliometría, con el fin de erradicar el mito académico y propiciar la elaboración de tesis e investigaciones de mayor calidad. Asimismo, se sugiere la difusión de los conceptos de “vida media” o semiperíodo de la literatura e Índice de Price, entre tutores, tesistas y jurados evaluadores de tesis, con la finalidad de evitar que se penalicen tesis por razones equivocadas.

[199]

11.- Citación de fuentes documentales y escogencia de informantes: un estudio cualitativo de las razones expuestas por investigadores venezolanos9

9

Artículo publicado en e-Ciencias de la Información, volumen 9, número 1, EneJun, 2019.

[200]

Más que un conjunto de datos, la información es el elemento esencial para la generación del conocimiento científico. Puede considerarse el insumo básico o materia prima que se obtiene y se procesa mediante la investigación. Sin embargo, no se trata de cualquier información. Para que se traduzca en conocimiento cierto o probable, sistemático y verificable, la información debe cumplir ciertos requisitos para su publicación en revistas científicas arbitradas, principalmente, debe superar filtros de evaluación por pares y, posteriormente, debe ser considerada por las comunidades científicas. En general, toda fuente de información pertinente y fiable para una investigación científica posee las siguientes cualidades: credibilidad, vigencia y accesibilidad (Arantón 2008; Fornas, 2003; Salvador, 2001). Asimismo, la información debe provenir de fuentes fiables y de calidad, tanto documentales como fuentes vivas, entendidas como aquellos individuos o personas que, de manera directa, suministran información en una investigación, a diferencia de las fuentes documentales que son soportes materiales. [201]

No obstante, en la decisión de citar y seleccionar fuentes inciden diversas razones, por lo que el análisis de citas ha sido objeto de estudio en varios trabajos, entre los que se destacan los realizados por Davies y Calma (2017), quienes realizan un análisis de citas en publicaciones sobre educación superior para describir las redes de influencia de los principales autores y temas que, a su vez, revelan los intereses y las prácticas de los investigadores. Luego, Higashiyama y Marchiori (2017) estudiaron el comportamiento de la citación en una revista científica-académica

brasilera,

específicamente,

las

motivaciones de los investigadores para citar a otros autores, identificando como la principal motivación, la necesidad de estructurar y argumentar sus ideas. King, Correll, Jacquet y Bergstrom (2017), establecen la relación entre la autocitación y el género, encontrando una cantidad

mucho mayor de autocitas en investigadores

masculinos. Más tarde, Calver (2015) hace una crítica de la tendencia a escribir artículos para recibir una alta cantidad de citas. Mientras que Erikson y Erlandson (2014) construyen una [202]

taxonomía de los motivos para citar, agrupándolos en las categorías argumentativa, social, económica y de datos. Por último, Macedo y Pagano (2011) analizaron la citación en la escritura de textos académicos por parte de investigadores expertos y noveles de una institución universitaria brasilera reportando que los expertos utilizan una mayor variedad de citas, mientras que los noveles emplean las citas de otros autores para refutar ideas presentes en sus textos. Con base en lo anterior, la investigación se planteó responder las siguientes preguntas: ¿cuáles son las razones expuestas por un grupo de investigadores venezolanos para citar o descartar fuentes documentales: impresas y electrónicas?, por una parte, y por otra, ¿qué razones exponen para seleccionar a informantes clave y a expertos a ser entrevistados? En cuanto a la justificación del presente estudio, al considerar toda la gama de fuentes

de información y,

específicamente, las fuentes electrónicas como categorías de análisis en la muestra seleccionada, esta investigación adquiere importancia en la actualidad, debido al rápido avance [203]

tecnológico, específicamente en el área de informática con la red de redes: la Internet, donde existen millones de contenidos y documentos que deben ser filtrados por estudiantes e investigadores para elegir fuentes creíbles y fidedignas. Además, el estudio aporta algunas pautas para la selección de fuentes documentales, informantes clave y de expertos, no sólo derivadas de la literatura especializada, sino, también,

producto del testimonio

brindado por los

investigadores consultados, de modo que las fuentes vivas sean tan confiables como las provenientes de documentos. Concretamente, el estudio se propuso como objetivos, en primer lugar, conocer las razones por las cuales un grupo de investigadores venezolanos selecciona y cita, o descarta y deja de citar determinadas fuentes

documentales (impresas y

digitales). En segundo lugar, explorar las razones por las cuales los

investigadores

seleccionan

algunas

fuentes

vivas:

informantes clave y expertos y, por último, se planteó interpretar algunos testimonios de los investigadores sobre [204]

sus experiencias significativas en la escogencia de fuentes de información documentales y vivas. Referentes teóricos Las Fuentes de Información Fuente de información es cualquier elemento, objeto, sujeto o hecho que suministra datos que tienen un sentido para quien los obtiene. Según su naturaleza, las fuentes de información pueden ser documentales definidas como soportes materiales que proporcionan datos secundarios, y fuentes vivas, es decir, la persona o personas que suministran datos primarios al investigador, como se aprecia en la Figura 1.

[205]

Es importante aclarar que, aun cuando las fuentes documentales aportan datos secundarios, por cuanto estos han sido obtenidos, procesados y publicados por otro autor, estas fuentes, a su vez, se clasifican en documentales primarias u obras originales, y fuentes documentales secundarias o trabajos en los que se hace referencia a la obra original de otros autores (Arias, 2016). [206]

Actualmente, en la literatura especializada existen diversas clasificaciones de las fuentes

documentales. No

obstante, a los efectos de esta investigación se adoptó la clasificación de la American Psychological Association (APA), institución que las agrupa en tres grandes categorías: impresas, audiovisuales y electrónicas; por supuesto, cada clase tiene varias subclases o sub-categorías de fuentes documentales. Para citar un ejemplo, entre las clases de fuentes impresas se encuentran libros, revistas científicas, anuarios estadísticos, tesis y cualquier otra publicación sobre papel. Los conceptos de fiabilidad, calidad, pertinencia y relevancia de las fuentes de información Fiabilidad y calidad de las fuentes de información son conceptos que dependen de una serie de criterios establecidos que se utilizan para evaluar si una fuente cumple con los requisitos para ser considerada, consultada y citada en una investigación. [207]

En general, fiabilidad es sinónimo de credibilidad, seguridad y autenticidad. Mientras que calidad es un concepto complejo y relativo, porque depende del contexto y de múltiples factores (Camisón, Cruz y González, 2006). No obstante, en muchas áreas se han construido indicadores para definir o evaluar de la manera más objetiva y precisa los estándares de calidad. Por ejemplo, existen indicadores de calidad de un producto, calidad de servicio, calidad educativa, entre muchos otros. En relación con las fuentes de información, la complejidad del concepto de calidad se concreta en un conjunto de variables o criterios, incluida su fiabilidad, que permiten evaluar una fuente de información. Específicamente, estos criterios son:  Pertinencia: es la correspondencia o adecuación de los datos a las necesidades, temática y objetivos, de modo que sea de utilidad para la investigación: “La información ha de tener calidad y ser fiable, pero lo más importante [208]

es que nos resulte útil” (Universidad de Alicante, 2015, p. 5).

7

 Fiabilidad: es una característica determinante en la calidad de la información y, como se ha dicho antes, se asocia a la credibilidad, veracidad, certeza, carácter fidedigno y autenticidad de los datos (Arantón 2008; Fornas, 2003). Relevancia: entendida como sinónimo de significativo o importante en función de su valoración universal (Naidorf, 2011).  Vigencia: se refiere a la utilidad y posibilidad

de

aplicación del contenido de una fuente durante un tiempo determinado. Es importante señalar que la vigencia de un documento no se refiere a la actualidad o a una reciente publicación, sino al mantenimiento de su aceptación por una comunidad científica, mientras sus contenidos no sean refutados o desplazados por nuevos

y más impactantes conocimientos. Un

documento publicado hace siglos puede mantenerse vigente. [209]

En este sentido, la Universidad de Alicante (2015), expresa: “La actualidad de la información puede ser relevante en los ámbitos científicos en que esta envejece rápidamente. En otros ámbitos, donde

es importante la perspectiva

histórica, una menor actualidad puede resultar enriquecedora” (p. 5). Asimismo, se debe tener en cuenta que la obsolescencia de la literatura científica es relativa, por cuanto depende de factores como la disciplina y el tema objeto de estudio (Arias, 2017). En el mismo orden de ideas, Salvador (2001, p. 9) agrega: “Algunos trabajos son intemporales, otros tienen una vida limitada debido a los avances de la disciplina temática; por ejemplo, un documento de historia publicado en 1990 puede ser perfectamente válido y actual a lo largo de los años, mientras que un documento sobre el tratamiento del SIDA, publicado el mismo año, probablemente no tendrá mucho valor debido a que se han producido nuevos métodos y descubrimientos en la forma de tratar la enfermedad…” [210]

En síntesis, la vigencia de una fuente

no está

determinada por la fecha de publicación o antigüedad, sino que está asociada a diversos factores. En principio, depende de la trascendencia o impacto que pueda tener durante un tiempo en una comunidad científica. Por ejemplo, la obra de Watson y Crick, “Molecular structure of nucleic acids” [“Estructura molecular de ácidos nucleicos”], publicada en 1953, se sigue citando en el campo de la Genética y otras áreas vinculadas. Al mismo tiempo, el trabajo de Lowry, Rosebrough, Farr y Randal “Protein measurement with the folin phenol reagent” [“Medición de proteínas

con el reactivo

folin fenol”],

publicado en 1951, según Web of Science citada por Alonso (2016), es el artículo más citado de la historia de la ciencia. De lo que puede inferirse también que existe una relación proporcional entre los años de antigüedad del artículo y la cantidad de citas recibidas.

[211]

Fiabilidad y calidad de las fuentes documentales impresas

Las fuentes documentales impresas son aquellas que utilizan el papel como soporte material. Entre los principales documentos impresos para el medio académico, desde sus orígenes, se destacan el libro y la revista científica, que cumplen un rol de gran importancia en la comunicación y divulgación del conocimiento científico. De allí la necesidad

de su

evaluación. Entre los autores que han señalado indicadores para evaluar la calidad y la fiabilidad de las fuentes documentales impresas se destaca Fornas (2003), quien recomienda no usar información que no pueda ser contrastada, referenciada o verificada con otras fuentes, y cuya veracidad de los datos relativos a la autoridad y acreditación pueda comprobarse. Por último, sugiere cerciorarse de la originalidad del documento para descartar copias o plagios. [212]

Por su parte, Arantón (2008) agrega criterios como autoría,

contenido, actualización y alcance, sobre lo que

expresa: “El contenido y la autoría (a la que va ligada la validez y fiabilidad del contenido) son los factores más importantes a tener en cuenta tanto para los documentos impresos como para los electrónicos” (p. 4). En resumen, los principales indicadores para evaluar la fiabilidad y la calidad de las fuentes documentales impresas se refieren al contenido, autoría y casa editorial. Sobre el contenido de artículos de investigación, Buela-Casal (2003) menciona los siguientes criterios de calidad: a) aporte de resultados relevantes con implicaciones teóricas o prácticas; b) generación de ideas y enfoques novedosos; c) correcta interpretación de los resultados; d) validez interna producto del empleo de un método adecuado; e) validez externa o posibilidad de generalizar los resultados; f ) descripción detallada del método que permita replicar el estudio; g) posibilidad de implementar los resultados en beneficio de la sociedad. [213]

Fiabilidad y calidad de

las fuentes

documentales

electrónicas A diferencia de los documentos impresos sobre papel, las

fuentes documentales electrónicas se encuentran en

sistemas computarizados o dispositivos que almacenan la información digitalizada. Una característica de las fuentes electrónicas es que gran parte es de libre acceso en la Internet, donde convergen

millones de contenidos de distinta

naturaleza y calidad. De allí la necesidad de aplicar rigurosos criterios para su evaluación y selección. En este sentido, Salvador (2001) establece dos grandes categorías de indicadores para evaluar la calidad de fuentes en la web: “1. Aquellos relacionados con la calidad de la información o del contenido. 2. Los relacionados con la calidad

formal del sitio (facilidad de acceso

navegación, diseño, organización, etc.)” (p. 5). [214]

y uso

o

Sobre la calidad del sitio, Duarte (2003) señala que la fiabilidad de una página web está determinada por su editor, autoría, fecha y número de publicación, calidad del autor y un poco de sentido común, entre otros. Más tarde, Ayuso y Martínez (2006) incluyen tanto criterios de contenido como del sitio: autoría y solvencia de la fuente, así como calidad y cantidad de la información, pero agregan parámetros de navegación

y recuperación

de la fuente, ergonomía,

comodidad y facilidad de utilización de la página o portal web. En síntesis, la evaluación de fuentes electrónicas considera no sólo la fiabilidad y calidad del contenido, cuyos indicadores son muy similares a los empleados para valorar el contenido de fuentes impresas, sino que, además, incluye también el examen del sitio web de donde se extrajo la información. Fiabilidad y calidad de las revistas científicas impresas y electrónicas [215]

La revista científica es el principal medio de comunicación y reproducción del conocimiento científico. Se diferencia del libro en el carácter periódico de su publicación, es decir, por su aparición cada cierto tiempo: trimestral, semestral o anual. Por supuesto que las primeras versiones de revistas científicas fueron impresas, pero con la aparición de la Internet, se han incorporado en formato electrónico. No obstante, hoy día coexisten ambos formatos: impreso y digital. En cuanto a la fiabilidad y la calidad de las revistas científicas, Delgado, Ruiz y Jiménez (2006) valoran los contenidos en función de su originalidad, novedad, actualidad, interés, rigor metodológico y relevancia. En otro sentido, Camacho, Rojas y Rojas (2014), señalan como indicadores específicos para evaluar la calidad de revistas científicas, el sistema de arbitraje, indización en Bases de Datos y Directorios, factor de impacto, información para autores y árbitros, y políticas de publicación. De igual manera, se pueden agregar las [216]

agencias de indexación nacionales e internacionales donde la revista ha sido evaluada, por ejemplo, Internacional Science Index (ISI), Social Science Citation Index (SSCI) y Emerging Source Citation Index. Mientras que en Iberoamérica, se destacan Scielo, Clasificación Integrada de Revistas Científicas (CIRC) y el Índice de Revistas de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). En una dirección similar, Márquez y Baltierra (2017) utilizan el Proceso Analítico Jerárquico (PAJ) como método multicriterio para tomar decisiones al momento de seleccionar una revista para optar por la publicación de un artículo. Expresan: “…es posible recomendar a los estudiantes o jóvenes investigadores que los elementos mínimos que se deben analizar para la selección de la revista de publicación son los siguientes seis puntos: 1) el FI de la revista (sin que sea un criterio de exclusión el que una revista carezca del mismo), 2) el tiempo de aceptación promedio, 3) el número de artículos [217]

publicados anualmente, 4) el tipo de indización 5) que la revista candidata sea citada en el artículo que se pretende publicar y 6) cargos por publicación de artículo (p. 15). Como se observa en la cita anterior, un criterio de gran importancia en la evaluación de las revistas científicas es su Factor de Impacto (FI), definido como el cociente resultante de la división del total de citas que, en un año específico, reciben los artículos publicados durante un período anterior, entre la cantidad total de artículos publicados en ese mismo período. No obstante, es necesario aclarar que el FI no denota calidad de las publicaciones y como indicador bibliométrico posee un carácter relativo, debido a que está condicionado por distintas variables, principalmente, el área o disciplina, lo que ocasiona que, generalmente, el FI de las publicaciones de Ciencias Físicas y Naturales sea mayor al de las Ciencias Sociales y Humanidades. Es importante señalar que, además del FI, en la actualidad existen otros indicadores bibliométricos para comparar y evaluar las revistas científicas, como el CiteScore, [218]

utilizado particularmente para calcular el impacto de las revistas indexadas en Scopus, y que se diferencia del FI en que el denominador equivale a la cantidad de artículos publicados en los tres años anteriores. También, existen métricas para medir el impacto de las publicaciones de los investigadores, como el índice h que relaciona el número de publicaciones que han recibido cada una cantidad de citas igual a dicho número, es decir, se obtiene un índice h=5, si se cuenta con cinco publicaciones que hayan recibido, al menos, cinco citas cada una. Fiabilidad y calidad de las fuentes

vivas

para

investigaciones de campo Informantes clave En una

investigación

de

campo

de

enfoque

cualitativo, generalmente la información proviene de fuentes vivas, es decir, personas que cumplen con una serie de criterios [219]

que los hace ideales para los efectos de esa investigación. A estas personas se les denomina informantes clave, definidos por Robledo (2009) como: “aquellas personas

que, por sus

vivencias, capacidad de empatizar y relaciones que tienen en el campo pueden apadrinar al investigador convirtiéndose en una fuente importante de información a la vez que le va abriendo el acceso a otras personas...” (p. 1). El éxito en la selección de informantes clave radica en la diversidad de los actores porque de esta manera se garantizan diferentes percepciones e interpretaciones acerca de un mismo fenómeno. En este sentido, pueden suministrar información muy valiosa, desde un portero hasta el más alto directivo de una organización. Expertos Los expertos son fuentes vivas de información consultadas en razón del criterio de autoridad, es decir, se trata de una persona con un conocimiento [220]

amplio y profundo de un tema o materia por lo que ostenta prestigio y reconocimiento por parte de los miembros de esa comunidad. Según Crespo (2012). Se entiende por experto a un individuo, grupo de personas u organizaciones capaces de ofrecer con un máximo de competencia, valoraciones

conclusivas

sobre

un

determinado problema, hacer pronósticos reales y objetivos sobre el efecto, aplicabilidad, viabilidad y relevancia que pueda tener en la práctica la solución que se propone, y brindar recomendaciones de qué hacer para perfeccionarla (p. 13). En este estudio se considera, específicamente, al experto de una disciplina científica que, por su experiencia y sapiencia, posee credibilidad por parte de una comunidad académica. En este orden de ideas, Font (2012) agrega: “En el contexto de la investigación científica moderna un experto debe ser capaz no sólo de evaluar sino, también, de aportar sus experiencias al investigador, al especialista, así como también al científico en el momento solicitado” (p. 1). [221]

Ahora bien, ¿cómo seleccionar a un experto? Al igual que en los casos anteriores, existen indicadores que permiten evaluar esta cualidad. Skjong y Wentworht (2000), proponen los siguientes criterios de selección: experiencia en la emisión de juicios y toma de decisiones con base en la experticia (grados académicos, investigaciones publicadas, puesto dentro de una organización, años de experiencia y premios obtenidos), prestigio en la comunidad; disposición y motivación para colaborar con la investigación; imparcialidad y cualidades personales como confianza en sí mismo y adaptabilidad. Asimismo, Cruz y Martínez (2012) incluyen como requisitos que califican a un experto, la categoría docente, grado científico, formación académica, independencia de juicios,

profundidad

de

pensamiento,

imparcialidad,

autoconfianza, ética profesional y capacidad de análisis. Por último, Font (2012) propone, entre otros, los siguientes indicadores para identificar expertos: años

de

experiencia; grado académico y/o científico; publicaciones; participación en eventos científicos; opinión del colectivo de [222]

profesionales acerca del candidato; nivel de conocimiento mostrado sobre la materia objeto de estudio y grado de actualización. Metodología Para el logro de los objetivos planteados, se realizó una investigación

de enfoque

cualitativo que se propuso

comprender e interpretar la perspectiva de los investigadores y expertos participantes en función de sus experiencias y cómo perciben subjetivamente la realidad, en particular, sus razones para citar y excluir fuentes documentales e informantes, en sus artículos de investigación. Se llevó a cabo entre los meses de julio 2017 y agosto de 2018. Diseño y técnicas Se utilizó un diseño cualitativo microetnográfico (Creswell, 2005) dado que se exploraron prácticas, costumbres y experiencias de los investigadores participantes, en relación [223]

con la citación, la selección y la exclusión de fuentes, es decir, únicamente un aspecto específico, como parte de su cultura investigativa. Las técnicas de recolección de datos utilizadas fueron entrevistas individualizadas en profundidad y grupos focales de discusión desarrollados en sesiones de 45 minutos cada una. Tanto para las entrevistas, como para los grupos de discusión, se convocó

con anticipación

a los participantes y las

actividades se realizaron en los ambientes naturales de las instituciones universitarias en las que prestan servicio. En ambos

casos, el investigador previamente comunicó los

términos de la investigación y del consentimiento informado, el cual fue aceptado y firmado por los participantes. La recolección de información se llevó a cabo entre los meses de julio 2017 y agosto 2018, período durante el cual, además de las entrevistas, se interactuó con los participantes en labores conjuntas de investigación. Los datos suministrados por los entrevistados fueron registrados en los cuadernos de notas del autor o directamente en una computadora portátil. [224]

Categorías y subcategorías De acuerdo con Strauss y Corbin (2002): “La categoría central, algunas veces llamada categoría medular, representa el tema principal de la investigación” (p. 160). En la presente investigación,

la categoría

central preconcebida quedó

definida como las razones para citar y seleccionar informantes. De la categoría central se derivaron las subcategorías, luego, del trabajo de campo realizado, emergieron las propiedades presentadas en el Tabla 1. Recuérdese que según Strauss y Corbin (2002) las subcategorías son “conceptos que pertenecen a una categoría, que le dan claridad adicional y especificidad.” Mientras que las propiedades son “características de una categoría, cuya delineación la define y le da significado” (p. 110).

[225]

Fuente: Elaboración propia.

[226]

Participantes en el estudio En cuanto a los participantes en el estudio, el grupo estuvo conformado por 12 investigadores activos (IA) de nacionalidad venezolana: 5 de género femenino y 7 masculinos, cuya selección fue intencional u opinática basada en criterios, propia del enfoque cualitativo. Los

criterios generales

para

seleccionar

investigadores activos fueron los siguientes:

los

experiencia

comprobada como investigador en el medio académico, publicaciones arbitradas recientes, ejercicio de la docencia universitaria y disposición para contribuir con el estudio. Es importante señalar que los participantes proporcionaron su consentimiento

informado

para

colaborar

con

esta

investigación, la cual cumple con los principios éticos del manejo de la información.

[227]

Procedimiento de análisis de los datos El análisis de los datos obtenidos fue de tipo cualitativo y los hallazgos más relevantes de las técnicas aplicadas: entrevistas

en profundidad y grupos focales, fueron

interpretados siguiendo el procedimiento de codificación abierta definido por Strauss y Corbin (2002) como “el proceso analítico por medio del cual se identifican los conceptos y se descubren en los datos sus propiedades y dimensiones” (p. 110). Concretamente, sólo se consideraron los hallazgos más significativos, es decir, los fragmentos y las frases de respuestas que permitieron develar nuevos conceptos y sus propiedades, para así responder las interrogantes planteadas en la investigación. Otras respuestas fueron obviadas por constituir casos de saturación de información, o sea, expresiones coincidentes que no aportaban nuevos conceptos o propiedades. [228]

Resultados Al consultar a los investigadores activos ¿cuáles razones expone usted para seleccionar y citar fuentes de información (impresas y digitales) para sus trabajos de investigación? Los participantes respondieron: “En primer lugar cito autores clásicos que tengan un alto factor de impacto en el tema que estoy investigando. En segundo lugar, veo que la publicación sea lo más reciente posible y un tercero es que provengan de revistas de alto impacto”. (IA-1) 1) Que se encuentren en bases de datos indexadas. 2) De ser posible, que sean de autores reconocidos en las áreas y contextos de estudio que abordo en cada trabajo. 3) Con excepción de algunos clásicos que deben ser citados casi obligatoriamente (a pesar de la antigüedad), trato de que sean fuentes recientes. 4) He perdido la fe en la mayoría de las revistas nacionales. Si no son cosas muy locales, trato de buscar en fuentes internacionales. 5) Considero las revistas que son [229]

referencia en determinados temas, igual que con las universidades e instituciones que las respaldan. Por ejemplo, para antropología social, las revistas colombianas y mexicanas son mis favoritas. Así, identifico cierto perfil ideológico e intereses comunes que no tienen otras tradiciones académicas, eso es importante a la hora de buscar”. (IA-2) La información suministrada inicialmente por la investigadora (IA-2) fue ampliada en una segunda entrevista en profundidad, en la que reveló sus razones por las que ha perdido la fe en revistas nacionales (venezolanas): “falta de periodicidad y puntualidad en la publicación, lo que se relaciona con números atrasados. Hay revistas que apenas van por el año 2015. Además, se refirió a la “gestión ineficiente de la revista en lo que concierne a la ausencia de canales de comunicación. Uno envía un artículo y no recibe respuesta”. Por otra parte, la entrevistada expresó: “Mis revistas favoritas son las colombianas y mexicanas debido a la celeridad con la que responden y revisan los artículos postulados. Específicamente, las revistas colombianas se caracterizan por [230]

ser altamente exigentes y muy rigurosas en el arbitraje, sobre todo en la evaluación inicial o de primer filtro. Esto permite mejorar

el artículo y ayuda a crecer como investigador.

Mientras que las revistas mexicanas responden en lapsos muy cortos y además tienen alta visibilidad. También considero el aspecto estético de la revista, su diseño y diagramación”. Sobre

el

mismo

tópico,

otros

investigadores

respondieron: “Utilizo varios criterios: después de seleccionar la revista en la que deseo publicar, veo cuáles son las revistas de la misma área. Trato de seleccionar revistas con alto factor de impacto, en especial si el de la revista escogida es de alto impacto. Luego veo quiénes son los autores más citados en esa área para ese momento, grupos de investigadores con alto nivel de publicaciones en el área. También, esto es más por política, citamos a los árbitros o evaluadores que sugerimos, si los sugerimos es porque son pioneros en el área. Por último, hay varias estrategias según la sección del artículo: en la introducción se trata de citar evaluadores, pero que sean muy buenos. Además, citamos mucho nuestro propio grupo, para [231]

demostrar nuestro nivel y que tenemos bien cubierta esa área, o cómo hemos llegado a ese punto”. (IA-3) 1. La relevancia 1 de la fuente para la investigación que realizo. 2. La actualidad del contenido que ofrece 3. La autoridad de quien o quienes elaboraron el documento y el editor que respalda la publicación”. (IA-4) “Pertinencia con el tema de investigación, tanto teórica como metodológica, trabajos innovadores.

-Vigencia

y

actualidad de la literatura. También algún texto clásico que tenga notoriedad en el 1 Relevancia en el mismo sentido de lo señalado por Naidorf (2011), sección 2.2.2 Pertinencia en el mismo sentido de lo expresado en la sección 2.2., área de trabajo y sea seminal para establecer una genealogía del tema. Referencias etnográficas de acuerdo a la región de estudio. Las fuentes son por lo general artículos de revista, capítulos de libros y libros, alguna puede ser digital”. (IA-5) “En mi caso, como el target es una revista, uso criterios un tanto diferentes. Por ejemplo, el ranking de la revista. Empleo un criterio si nuestro artículo lo dirigimos a una revista [232]

del primer cuartil y otro criterio si nuestro Target está en el segundo cuartil3. También varío el criterio si el artículo es conducido por la teoría o impulsado por los datos. Dentro del mismo artículo, varío el criterio si se trata de la introducción o de la discusión. En la introducción uso referencias tema tendencia o tema del momento para indicar al editor que mi artículo puede ser muy leído y en la discusión uso el criterio del impacto de los resultados para otros estudios. También consideró el factor h del autor en un año específico, y utilizó modelos para estimar si cierta referencia aumentaría mi factor h”. (IA-6) “Otra métrica que uso es si el artículo está siendo leído, aunque no citado, con alta frecuencia algo como si es un tema tendencia. Para ello veo el factor Rg y las estadísticas de mis seguidos y seguidores en Researchgate. En general, en el mundo del publicar o perecer, directa o indirectamente el criterio de selección de una referencia lo dicta, para mí, y me atrevo a generalizar, el que ella afecte la probabilidad a priori de que nos [233]

publiquen el artículo. En todo caso, el criterio de inclusión difiere si se trata de una tesis o un artículo”. (IA-6) De las respuestas emitidas emergieron las siguientes propiedades o características de la categoría razones para citar: Factor de Impacto (FI), relevancia, pertinencia, vigencia, país de origen de la revista y cuartil de posición de la revista. Otras razones de orden subjetivo, como la vinculación entre autores y la presión para que se citen algunas fuentes, se ven reflejadas en el testimonio aportado por uno de los investigadores entrevistados: “Existen casos en los cuales un equipo de investigadores desarrolla una misma línea o trabajan temas muy vinculados, de esta manera se citan constantemente entre ellos. Es decir, existe una preferencia a la hora de escoger las fuentes y no consideran otros criterios de selección”. (IA9) “También existe la presión de algunos profesores y tutores, quienes exigen a sus alumnos y tesistas que citen sus trabajos, tesis, libros de texto o artículos, sin darles la libertad [234]

de evaluar la fuente según los criterios recomendados en la literatura especializada”. (IA-9) En la pregunta ¿cuáles razones argumenta usted para descartar y dejar de citar fuentes en sus trabajos de investigación? Los investigadores respondieron: “Descarto las que

provengan de publicaciones

no arbitradas

y de

publicaciones muy viejas y exista información más reciente”. (IA-1) “1) Descarto páginas informales, blogs y fuentes no indexadas en bases de datos. 2) Descarto artículos en alemán, francés y otros. 3 Cuartil de una revista científica es una medida internacional de posición que equivale al 25% o una cuarta parte del listado total de revistas de la misma área, ordenadas según su Factor de Impacto (FI). En el primer cuartil se ubican las revistas con más alto FI y viceversa; idiomas que no pueda leer, ni traducir fácilmente. 3) La presentación es importante. Me causan desconfianza las publicaciones que lucen muy artesanales. 4) Como mínimo me gusta que los artículos que voy utilizar como referencia aparezcan en Google Académico”. (IA-2) [235]

“Para descartar generalmente es dependiendo del factor de impacto de la revista, también el factor de impacto del profesor o jefe del grupo de investigación. Otra razón se refiere a cuántas publicaciones tiene un determinado grupo en esa área. Esto último dice mucho porque así sabemos la historia, que saben lo que hacen y hacia dónde van”. (IA-3) “Referencias de segunda mano o trabajos que sean una repetición de obras primarias, es decir, artículos que son compilaciones de otras revisiones o citas de citas de citas, que no utilizan como referencias las fuentes originales. También descarto trabajos que ya no tenga relevancia o que ya no tengan

vigencia

teórica

metodológica

o

etnográfica”. (IA-5) Nuevamente, los investigadores entrevistados coinciden en algunas razones para descartar y dejar de citar algunas fuentes documentales, como ausencia de arbitraje, vigencia de la información, bajo Factor de Impacto, así como poca pertinencia y relevancia para la investigación que se realiza. No obstante, se identifica como categoría emergente: las fuentes [236]

de carácter terciario, es decir, trabajos que utilizan fuentes secundarias y no las originales. Adicionalmente, otros investigadores consultados aportan su testimonio: “Hay artículos muy buenos de autores que apenas se inician en la labor de investigar y publicar, mientras que hay autores con mayor trayectoria, que publican artículos de baja calidad e intrascendentes que no merecen ser citados”. (IA-10) “Dada la facilidad que hay para publicar contenidos en la web, mucha gente sube sus trabajos sin que hayan sido

sometidos

a una

evaluación

o arbitraje.

Lamentablemente, por cuestiones de marketing digital, esos documentos llegan a tener un gran impacto en cuanto a visitas, lecturas y descargas se refiere. Como docentes, debemos alertar que estas prácticas pueden resultar negativas si no se aplican rigurosos criterios de selección que verifiquen la fiabilidad de la fuente”. (IA-10) Sobre este tópico emergieron las siguientes categorías: contenidos de baja calidad e intrascendentes y páginas y [237]

contenidos no arbitrados e indizados. Sobre las razones para seleccionar informantes clave y expertos Además de los criterios señalados en la literatura especializada, ¿qué razones considera usted a la hora de seleccionar informantes

clave para ser entrevistados?

“Informantes clave: si tienen

la vivencia que, ante

un

fenómeno a estudiar, cualitativamente lo conocen o tienen la experiencia de vivirlo”. (IA-4) “Para los informantes claves o también colaboradores, así se llaman ahora en los trabajos de antropología, los criterios dependen del proyecto de investigación, pero básicamente, estos colaboradores deben ser personas con conocimiento del tema que se va abordar, actores sociales que forman parte de alguna organización comunitaria y que tengan un rol y estatus relevante en

la comunidad. Por lo general son adultos,

hombres y mujeres de la comunidad. Ancianos, si se va a tratar temas que tienen que ver con memoria histórica y grupos focales: el trabajo con grupos focales para abordar y discutir [238]

asuntos de la comunidad es una herramienta que utilizamos cada vez más”. (IA-5) De lo anterior se deriva que, en el caso de los informantes

clave, no

es prioritario poseer títulos o

credenciales académicas, el principal requisito es 18

tener conocimientos, experiencias e información que le

permita suministrar datos pertinentes y relevantes para una investigación. Además de los criterios señalados en la literatura especializada, ¿qué razones asume usted a la hora de seleccionar expertos para ser entrevistados? “Su trayectoria en el campo del tema que se investiga”. (IA-4) “Los expertos deben tener conocimientos y experiencia en el tema”. (IA-5) “Hay supuestos expertos que cuestionan cualquier cosa que se les consulte, desde los objetivos de la investigación hasta las [239]

preguntas del cuestionario. Esa es su naturaleza. Quizás ven en el investigador que accede a ellos, un rival o competidor. No hay que ser psicólogo para notar su megalomanía, es decir, me refiero a esos profesores que creen saber más de lo que en realidad saben y se comportan como si fuesen superiores al resto, como si fuesen el centro de la academia. Por eso se debe averiguar antes quién es el experto, no sólo como académico, sino también sus cualidades personales, para evitar conflictos innecesarios”. (IA-10) Las categorías relacionadas con la escogencia de expertos que emergieron son: trayectoria, conocimientos sobre el tema, experiencia y cualidades personales como accesibilidad,

humildad,

generosidad

y

honestidad.

Contrariamente, para descartar a un experto, se inducen categorías como prepotencia, arrogancia, egoísmo y envidia. Experiencias más significativas de los investigadores en la escogencia de fuentes de información documentales y vivas. [240]

Frente a la interrogante ¿Cuáles han sido sus experiencias más significativas relacionadas con la escogencia de fuentes de información documentales y vivas? Los investigadores respondieron: “Haber contactado con autores nacionales y dos extranjeros a través de sus obras. El haber recibido respuesta a mis inquietudes, lo cual demuestra espíritu de colaboración, profesionalismo y sencillez de estos profesionales”. (IA-7) “Haber seleccionado

a un informante

altamente

especializado en el tema, sin ningún tipo de nivel académico, ni publicación indizada alguna, y tener que justificarlo con mucha dificultad, pero con éxito”. (IA-8) “En la universidad trabajan

profesores que, por

envidia, celos profesionales o mediocridad, dicen a sus alumnos que no citen determinados textos, aun cuando estos libros sean reconocidos y citados en otros países, y hayan obtenido premios”. (IA-9) “En Venezuela existen algunas revistas de reconocidas universidades que prácticamente son un club de amigos, donde el arbitraje doble ciego es riguroso para unos y flexible para [241]

otros. Si bien es cierto que estas revistas mantienen un prestigio por su antigüedad, su calidad es muy variable. El problema radica en la inclusión por amiguismo, o en la exclusión deliberada de algunos autores, por tanto, no son fuentes fiables”. (IA-10) “Me he topado con casos de supuestos expertos que se sienten aludidos cuando se les consulta sobre asuntos críticos relacionados con la investigación en Venezuela. Esto hace que se molesten y no colaboren con el estudio, o peor aún, que respondan con agresiones hacia el entrevistador. Estas manifestaciones los deja al descubierto y les quita el traje de experto y de persona”. (IA-10) Discusión Es importante advertir que, por el enfoque cualitativo del estudio, no se pretende generalizar los resultados, sino que se consideran válidos sólo para el grupo y contexto objeto [242]

de esta

investigación,

es decir, el medio universitario

venezolano. En principio,

los

investigadores

entrevistados

coinciden en las razones para citar publicaciones científicas: arbitraje, indización, vigencia y calidad del contenido, en correspondencia con Buela-Casal (2003), Fornas (2003) y Delgado, Ruiz y Jiménez (2006). Se destaca la consideración que se hace del factor de impacto como criterio objetivo de selección, en concordancia con lo expuesto por Camacho, et al., (2014) y Márquez y Baltierra (2017), así como la mención que hace un investigador (IA6) del Índice h. Luego, al contrastar lo expresado en las entrevistas en profundidad y grupos focales, los investigadores mencionaron algunas razones subjetivas como la relevancia y pertinencia de la fuente, preferencia entre investigadores de la misma línea o grupo, citación de trabajos que puedan contribuir a que la investigación que se realiza también sea publicada y preferencias por algunas revistas según su país de origen. [243]

Estas motivaciones subjetivas se aproximan a lo que Camacho y Núñez (2009) han preferencial” basada nacionalidad

en

denominado “selección

prejuicios

subjetivos como

del autor, género, raza, universidad de

procedencia y estatus académico. No obstante, en el presente estudio, la “selección preferencial” de los investigadores consultados responde a criterios distintos a los reportados por Camacho y Núñez (2009). En este caso, los investigadores participantes nunca mencionaron o coincidieron con lo s prejuicios antes mencionados. En cuanto a la selección de informantes clave, lo expuesto por los entrevistados refleja que las razones pueden ser muy variadas y dependen de las características de cada investigación. Sin embargo, las razones básicas de escogencia mencionadas, como las vivencias y relaciones con el entorno, coinciden con la definición de informante clave presentada por Robledo (2009). Para la escogencia

de expertos, los investigadores

concuerdan con Skjong y Wentworht (2000), Cruz y Martínez [244]

(2012), y Font (2012), en cuanto a los requisitos básicos que debe cumplir un experto como fuente de información, fundamentalmente, la experiencia y trayectoria en un área, además de sus certificaciones. Sin embargo, al triangular con entrevistas y grupos focales, se devela una menor importancia a las credenciales académicas, como lo expresó el investigador (IA-8). En síntesis, las principales razones de carácter objetivo para seleccionar y citar fuentes documentales, asumidas por los participantes son el Factor de Impacto, tanto de la revista como del artículo, el arbitraje e indización de la publicación. Entre las razones subjetivas resaltan la pertinencia y la relevancia de la información, así como las preferencias de los investigadores, referidas principalmente al país de origen y gestión de la revista. Dejar de citar una fuente documental relacionada con el tema de investigación no necesariamente implica plagio o egoísmo por parte del investigador, porque dicha fuente, además de ser primaria y pertinente, debe cumplir con otros [245]

requisitos como ser novedosa, de calidad y que provenga de un autor con altas condiciones éticas dentro del medio académico. La selección de informantes clave debe responder a razones como las vivencias, conocimientos y relaciones de los participantes con el entorno. Mientras que la escogencia de expertos

como

fuente

de

información para una

investigación, no debe limitarse sólo a criterios académicos y profesionales, también debe considerar las condiciones personales

del elegible, como accesibilidad, humildad,

generosidad y honestidad para evitar situaciones indeseables que puedan afectar el estudio. Entre las experiencias más significativas relacionadas

con la escogencia

de fuentes

documentales e informantes, narradas por los entrevistados, se identifican situaciones positivas y negativas que se presentan eventualmente y que pudiese confrontar cualquier investigador. Sin intención de generalizar, en el grupo y contexto del estudio se concluye que la citación de fuentes documentales y la selección de informantes están condicionadas por razones objetivas y subjetivas expuestas por los investigadores [246]

entrevistados. Sin embargo, se aspira que la decisión de escogencia esté fundamentada, principalmente, en criterios racionales de fiabilidad y calidad de la fuente, disminuyendo, en lo posible, factores subjetivos que pudiesen influir en el producto final de la investigación. La temática

del análisis de citas y selección de

informantes adquiere gran importancia en la actualidad por cuanto los resultados develan algunos aspectos relevantes en la cultura académica de los investigadores, como sus prácticas en la redacción de artículos, así como sus intereses y tendencias en relación con determinados tópicos y autores. Por último, se recomienda ser muy crítico y selectivo antes de citar páginas web personales o documentos contenidos en ella, incluso trabajos publicados mediante arbitraje; blogs que presenten trabajos sin las debidas referencias; conferencias o ponencias no arbitradas; artículos publicados en revistas no arbitradas ni indizadas; libros publicados por sistema de autoedición e impresión por demanda y cualquier texto que no presente lista de referencias. [247]

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