Análisis Del Poema Lviii De Trilce

ANÁLISIS DEL POEMA LVIII DE TRILCE ALUMNO: Bautista Arenas Rafael. Un análisis a partir de la perspectiva del tiempo permitirá articular el sentido de este poema de Vallejo. Esta idea de tiempo está relacionada a los términos de sólido líquido y gaseoso. Esta transformación supone una concepción del tiempo relacionada al movimiento, es decir que este tiempo no es un tiempo estático e improductivo. Estos cambios se notan mediante evocaciones al pasado. El lugar, que por algunos indicios, pertenece al presente es la «celda» que está concebida como un lugar reducido. Es muy importante la figura del otro. El sujeto actuará de manera más empática con este. En la segunda estrofa se emplean los verbos «ajar», «doblar» y «harapar» (que sería una transformación en ropa vieja), que generalmente se aplican a las vestimentas, a «los desnudos». Esto, en oposición a las vestimentas denota una carencia y «arreglar» estas carencias es suplir las necesidades del «otro». En la tercera estrofa el otro es el caballo, el sujeto se «apea» del caballo porque este está cansado y lo ayuda («espumoso pie contra tres cascos»). En la cuarta estrofa es a los otros a quienes debiese tocar la mayor parte de lo que «tocase erogar», por ende al sujeto «siempre menos» y se hace mención al mismo lugar: «la celda», pero en esta ocasión «en lo líquido». En la estrofa cinco el sujeto evoca su pasado, que evidentemente refiere a la infancia. «El compañero de prisión» que se puede concebir como un acompañante en calidad de sirviente se alimentaba de lo mismo que este cuando no se le prestaba atención al «niño». En la sexta estrofa se hace más evidente el otro referido textualmente. La intención del sujeto es la de ayudar a escapar a este «otro». En la séptima estrofa se nota un afán de defensa hacia un «otro». En la siguiente estrofa evoca de nuevo su infancia afirmando con arrepentimiento que no se reirá «cuando [su] madre rece» por las personas en un estado decadente, entre estos sujetos los «encarcelados» que se asemejan a su condición lo cual genera una empatía. Haciendo referencia a su infancia, nuevamente, el sujeto en la penúltima estrofa hacer referencia a los otros «niños» que eran víctimas de sus «puñetazos» y arrepentido expresa que no lo hará e incluso que compartirá su «fiambre». En esta estrofa aparece una presencia que agrede a este sujeto y le hace decir: «no me pegues». En la última estrofa se hace referencia al «gas ilimitado» que se redondea «en la condensación», lo que da indicios de una transformación cíclica de estos estados (solido, líquido y gaseoso). Y la presencia del otro se presenta como una posibilidad, una posibilidad de brindar apoyo. Esta posibilidad queda planteada en la interrogante «¿quién tropieza por afuera?» que escapa al ciclo que se da dentro de la celda. Por lo que el sujeto al final abre una posibilidad a la ruptura de este ciclo con lo externo.

EJE DE INTENSIDAD

Reivindicación

EJE DE EXTENCIÓN Otros ayudados

Se puede elaborar, con lo dicho en líneas anteriores, este esquema tensivo de ascendencia. El objeto de deseo sería la reivindicación propia del sujeto a través de la ayuda al otro. Esta reivindicación responde a la presencia de un agresor que lo golpea y a un arrepentimiento ocasionado por la empatía. Sin embargo esta ascendencia no concluye en un climax, pues la posibilidad de escapar a esto está fuera de la celda y el otro sobre el que actúa el sujeto se encuentra dentro de la celda o son evocaciones de su pasado. De esta manera el tiempo se concibe como una factor importante para el sentido del texto, pues el climax se hallará solo cuando se halla roto este movimiento cíclico representado por lo sólido, líquido y gaseoso dentro de la celda o en el pasado y cuando la posibilidad de hallar un otro fuera de esta se haya concretado. Respecto a los otros «poemas carcelarios» este concuerda en la evocación a la infancia y la identificación del sujeto con un niño. La presencia de la madre como un ente protector también se puede identificar tanto en este como en el poema XVIII. La madre en este poema no solo protege a su propio niño sino que posee una bondad que la hace rezar por el «otro». El tema del tiempo también es recurrente en estos poemas. En los anteriores era concebido como un tiempo inmóvil; sin embargo, en este se concibe como un tiempo móvil pero cíclico, por lo que resulta improductivo y la única manera de escapar a este círculo sería saliendo al exterior. La celda sigue representando entonces un espacio improductivo.