St_xxx-1_reseñas.pdf

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FILOSOFÍA Ricardo YEPES STORK, FuntÚtmentos de antropología. Un ideal de la excelencia humana, (2a edición), EUNSA (<
trada en los hechos de la vida cotidiana. De esta manera se evita caer en una exposición excesivamente académica y abstracta de los problemas filosóficos; se trata, con palabras del autor, de «comprender al hombre como realidad viviente, para que puedan los hombres reconocerse a sí mismos» . Es éste, sin duda, uno de los rasgos más atractivos del libro. En tercer lugar, el autor de manera explícita se sitúa en una visión personalista de inspiración clásica. En efecto, la síntesis antropológica que se propone en esta obra, se encuentra enraizada en la mejor tradición clásica (Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino ... ) sin abandonar el interés por las corrientes fenomenológicas y existencialistas contemporáneas. El autor subraya de modo neto el carácter dialógico de la persona como uno de los rasgos constitutivos de la esencia del hombre. En el fondo de este planteamiento personalista late el interés por presentar un modelo ético de conducta. No se trata, por tanto, únicamente de mostrar cómo el hombre es y actúa de hecho, sino de presentar un patrón coherente de conducta verdaderamente humana. Desde estas coordenadas de lectura, los contenidos se vertebran en cuatro partes bien diferenciadas. La primera parte (compuesta por los dos primeros capítulos) se centra en el estudio de las facultades conforme al esquema clásico de psicología humana: la vida sensitiva y la vida intelectiva. La segunda parte (desde el capítulo tercero hasta el noveno) ocupa el eje fundamental de la 311

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exposición y está dedicado a las notas definitorias de la persona humana, en donde se integran la visión clasica y moderna. Una vez esclarecida la noción de persona se estudian las relaciones entre la técnica y la ecología, así como la ciencia, los valores y la verdad. Especial relieve tiene el capítulo seis, dedicado a la libertad como manifestación del obrar personal. Completan esta segunda parte los capítulos dedicados a la felicidad, las relaciones interpersonales y la vida social. La tercera parte del libro trata de las situaciones, obras e instituciones en las que se articula la vida humana (sexualidad y familia, derecho, cultura, economía, la ciudad y la política). Para finalizar, en los tres últimos capítulos se estudia el tiempo y la historia, el dolor y el destino humano (muerte, religión y trascendencia humana). En definitiva, se trata de un libro eminentemente didáctico que trata de proporcionar una fundamentación inicial sobre el hombre a quienes carecen de una previa formación filosófica. Además, a pesar de tratarse de un libro de síntesis antropológica no está exento de planteamientos antropológicos profundos y sugerentes, que sin duda despertarán el interés de los más versados. ]. Á. García Cuadrado

Virgilio MELCHIORRE (ed.), L'idea di persona, Vita e Pensiero, Pubblicazioni del Centro di Ricerche di Metafisica, Sezione di Metafisica e Storia della Metafisica, n. 16, Milano 1996, 536 pp., 16 x 22, ISBN 88-343-0386-5. En esta obra colectiva se recogen los seminarios que a lo largo del año 1993 tuvieron lugar en el Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Sacro Cuore de Milano; el tema central 312

de los seminarios fue la noción de persona humana que, como apunta Melchiorre en la presentación del volumen, a partir de los años treinta del presente siglo ocupa un lugar de particular relieve en la reflexión filosófica contemporánea. En la génesis de esta obra se encuentra una compartida preocupación por la fundamentación de la ética frente a la crisis del pensamiento metafísico que ha conducido al relativismo ético presente en nuestros días. Se podría decir que en el seno de la filosofía actual se intenta llevar a cabo una rehabilitación de la razón práctica como garantía del recto obrar moral; pero los presupuestos sobre los que se intenta construir no logran esclarecerse de manera evidente. El punto de partida del presente trabajo se encuentra en la constatación del giro efectuado por la filosofía cartesiana que a la postre, según algunos autores, aboca a un subjetivismo. Pero no se trata de volver a una concepción precartesiana de la filosofía, sino de retomar lo positivo de dicha tradición que conduce a hacer de la persona humana el centro de la reflexión. La exposición se desarrolla en tres perspectivas: teológica, teórica e histórica. En la perspectiva teológica se presenta la noción de persona en el contexto de la teología contemporánea y en la Sagrada Escritura. Consta de tres trabajos: A. Bertuletti (el concepto de persona y el saber teológico), P. Beauchamp (persona, elección y universalidad en la Biblia) y G. Angelini (la figura de la persona en el marco de la Alianza).

En la perspectiva teórica se analiza la ambigüedad constitutiva de la persona según la etimología clásica del término: la máscara. En efecto, la persona, como la máscara del teatro griego, es a un tiempo espacio de revelación y de

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ocultamiento, lugar de intimidad y de relación. Estas dos características se encuentran también presentes en las dimensiones sustancial y relacional de la persona humana. En este marco teórico se encuadran las exposiciones de F. Chiereghin (la ambigüedad de! concepto de persona y de impersonal); P. Gilbert (diferencia y persona); N. Grimaldi (e! estatuto de la interioridad); A. Masullo (persona y tiempo) ; V. Me!chiorre (persona y ética); P. Ricoeur (la persona, desarrollo moral y político) y C. Vigna (sustancia y relación) . Por último, se apuntan interesantes tratamientos historiográficos de algunos autores modernos, cuya doctrina acerca de la persona es poco conocida, junto a trabajos en los que se describe la noción de persona en la fenomenología de este siglo. Componen este bloque temático los trabajos de M. R. Antognazza (Leibniz y e! concepto de persona en las polémicas trinitarias inglesas); B. Mignozzi (e! problema de la persona en Bernardino Varisco); A. Lamacchia (e! personalismo americano entre e! siglo XIX y XX: Borden Parker Bowne); G. Semerari (la idea de persona en la fenomenología de Husserl); P. Secretan (e! problema de la persona en Edith Stein); M . Lenoci (indagaciones sche!erianas sobre la persona); A. Danese (de Meunier a Ricoeur; itinerarios de reflexión) ; P. Viotto (la persona según Maritain); G. Ferretti (variaciones en e! concepto de persona en Emmanue! Lévinas) y R. Corvi (la persona en la filosofía analítica: la perspectiva de Strawson). En definitiva, se trata de un libro en e! que la indudable calidad de algunos de los autores hace muy recomendable su lectura, al tiempo que sugiere nuevas líneas de investigación en torno a la noción de persona. J. Á. García Cuadrado

RE S E N AS

SAGRADA ESCRITURA

G. STATON, Paro/e d'Évangile? Un éclairage nouveau sur ¡ésus et les évangiles, Paris 1997,252 pp., 23 x 14. Graham Staton es profesor de Nuevo Testamento en e! King's College de Londres y ha sido presidente de la Studiorum Novi Testamenti Societas. El título original es Gospel Truth? New Light on ¡esus and the Gospels. En esta obra aborda una serie de descubrimientos arqueológicos y documentales relacionados con los evangelios, así como diversas cuestiones en torno a la figura de Jesús. Alguno de estos hallazgos ha sido referido por la prensa, a menudo con un tono sensacionalista y poco serio. Esta circunstancia ha sido uno de los motivos que han empujado al a.a escribir estos trabajos, deseoso de tratar con rigor dichas cuestiones. El capítulo 1 lo titula «En quete de la vérité». En él hace un resumen de los quince capítulos restantes de la obra y de su significado. El primero de los documentos son unos fragmentos de papiros con textos de! primer evangelio, custodiados en e! Magdalen College de Oxford. Describe su contenido y expone las diversas teorías sobre su datación, que oscila entre principios de! s. II y mediados de! s. III. Resulta imposible decidir la cuestión. No obstante, estima e! a. que estos fragmentos provienen de! códice más antiguo que tenemos de los cuatro evangelios. El capítulo siguiente se ocupa de! hallazgo de un fragmento de un manuscrito de la gruta 7 de Qumrán. Expone la teoría de J. O'Callaghan,así como las diversas opiniones que se formulan sobre e! tema. Por una parte la datación se estima sobre e! 50 a. c., aunque otros 313

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han rebatido dicha fecha, entre los que está el mismo Stanton. Sigue exponiendo las diversas variantes que se encuentran con frecuencia en los códices, así como una referencia a la crítica de las formas. Aborda la cuestión de la posibilidad de la existencia de un evangelio perdido, así como las relaciones hipotéticas de los evangelios entre sí, sobre todo de los Sinópticos (cfr. pp. 69-100). Estudia algunos evangelios apócrifos, como los de San Pedro y Santo Tomás. También trata de los manuscritos de Egerton y el llamado «Evangelio secreto de Marcos». Trata el tema de la armonización de los cuatro evangelios (cfr. pp. 123-139), así como la arqueología como testimonio de la figura de Jesús (cfr. pp. 140-152). También se detiene en las tradiciones sobre Jesús que se dan fuera de los evangelios, como son los Anales de Tácito y las Guerras judaicas de Flavio Josefo (cfr. pp. 153-165). Los capítulos XI-XV desarrollan diversas cuestiones en torno a Jesús, como su condición de profeta (cfr. pp. 193-201), sus relaciones con el Bautista (cfr. pp. 203-212), Y su condición de Rey de los judíos (cfr. pp. 213-229). El último capítulo, titulado «Parole d'Evangile, la verité apropos de Jésus», es un resumen en el que se destaca la veracidad de los relatos evangélicos, aun cuando se comporten según el modo de narrar de su tiempo y busquen, sobre todo, transmitir el mensaje salvífico del Evangelio. Presenta unas sugerencias bibliográficas de cuestiones generales y de los temas particulares de cada capítulo. Termina con un índice de materias y otro de las ilustraciones en blanco y negro que contiene el libro, interesante desde el punto de los testimonios históricos relativos a Jesucristo. A. García-Moreno

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Rudolf SCHNACKENBURG, La persona de Gesu Cristo nei quatro vangeli, Paideia Editrice, Brescia 1995, 451 pp., 22,5 x 15,5, ISBN 88-394-0529-1. Explica el a. cómo el método histórico-crítico ha llevado a resultados muy diferentes, no siempre positivos, en el campo de la investigación sobre Jesús, en la que está empeñado desde el resurgir de la exégesis bíblica católica en el año 1943, con la encíclica Divino Afflante Spiritu. La situación actual, con frecuencia desalentadora, le ha inducido a intentar una vez más un acercamiento diverso a la persona de Jesús, que vino históricamente y, al mismo tiempo, vive todavía junto a Dios y a la Iglesia. Ha dudado realizar esta tarea que, en definitiva, quiere ayudar a un encuentro con Cristo vivo que nos repite hoy su llamada (cfr. p. 10). Se dirige a la comunidad de creyentes, por lo cual se coloca entre fe e historia, teniendo en cuenta la crítica histórica, pero sin entrar en cuestiones discutibles. Recuerda que en ocasiones los estudios crítico-históricos han podido suscitar dudas, pero reconoce que a pesar de ello, los cristianos creyentes conservan la fe en Jesucristo, portador de la salvación y redentor del mundo (cfr. p. 10). Trata de individuar la visión cristológica de cada evangelista (caps. 2-5), presentando luego una visión unitaria y una síntesis. Termina con una especie de epílogo que titula «Per guardare avanti», frase sugerente y significativa en cuanto que los evangelios, aunque sean una obra definitiva, no se pueden considerar como una obra estática. Al contrario, las palabras y los hechos de Jesucristo siguen resonando e interpelando, iluminando y alentando a los hombres en su camino. Es un don de agradecer la existencia de los cuatro evangelios, pues cada uno

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ofrece una perspectiva distinta que enriquece el conjunto. Son como cuatro columnas en las que se asienta el edificio de la Iglesia. Esta imagen, sin embargo, resulta inadecuada por lo que . tiene de estática y no expresar el correr vivo de la Tradición, ni permitirnos conocer cómo esos cuatro pilares sostienen a la Iglesia. Los cuatro evangelios, sigue diciendo Schnackenburg, no pueden ser simplemente sumados, sino que es preciso confrontarlos y, cuando es posible, coordinarlos. Recuerda que los evangelios se han formado de manera progresiva en un proceso continuo. El evangelio más antiguo es el de Marcos, base de los otros sinópticos y también de San Juan. Tradiciones sucesivas han enriquecido el Urmarcus, se han unido las tradiciones sobre los dichos de Jesús (Q), otras tradiciones judeocristianas y no pocas narraciones aisladas. La tradición completa de los evangelios, por tanto, forma un gran río que recoge nuevos torrentes y enriquece la imagen de Jesús con la reflexión sobre su persona. «La profundidad de la visión cristológica -afirma- alcanza su punto más alto en el evangelio de Juan» (p. 450). Con Taciano se hizo un solo evangelio, el Diatessaron, con la intención de unificar los cuatro textos evangélicos. Fue una idea que no progresó, permaneciendo cada evangelio con su propia perspectiva y enfoque. En efecto, Ireneo habla claramente de los cuatro evangelios e ignora el evangelio único de Taciano. Vuelve a la imagen de los cuatro ríos, evocando el relato del Génesis y también el del Apocalipsis. De esa manera el evangelio es un caudaloso río cuatripartito que riega la tierra seca y calma la sed de la humanidad que languidece. Cita el pasaje de Jn 4, 14, donde el Señor promete el agua que saltará como una fuente hasta la vida

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eterna. Viene a ser lo mismo que afirma Pablo cuando asegura que «el evangelio es la potencia de Dios que salva a todo el que cree» (Rm 1, 16). Estamos ante una obra de sólida doctrina y buen hacer exegético, fruto de muchos años de docencia y de estudios del hoy Profesor emérito Rudolf Schnackenburg. A. García-Moreno

Alexis RlAUD, La triple Mission du ~rbe Incarnée, Paris 1995, 124 pp., 15 x 20. En la presentación adelanta el a. su tesis al decir que «en los primeros siglos de la iglesia, particularmente en Oriente, las comunidades cristianas han vivido en la esperanza y la persuasión de que al fin de los tiempos, cuando el Señor llegue en su gloria restablecerá todas las cosas, ángeles y hombres, a su dignidad primera» (p. 11). Sigue explicando que esa creencia se apoya en diversos textos del Nuevo Testamento que anuncian la «restauración universal» (apokatdstasis), expresión usada por San Pedro en Hch 3, 21. De esta doctrina, sigue diciendo, se deriva que el infierno, aunque eterno si se le considera desde el lado de los condenados, no lo será efectivamente del hecho de la Omnipotencia y la Misericordia que, al fin de los tiempos, en su Hijo Cristo Jesús, reconciliará todos los seres, tanto terrestres como celestes «pacificando por la sangre de su cruz todas las cosas ... » (Col 1, 20). En la Introducción afirma que hay que acoger la Palabra de Dios con prontitud y amor, acogerla tal cual es, sin buscar acomodarla a nuestros gustos, a nuestras opiniones o prejuicios y adherirnos a ella con todo nuestro espíritu y 315

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toda la fuerza de nuestra voluntad, es decir con la fe como virtud teologal. Toda Palabra de Dios es una verdad de fe, es decir, exige la fe de la criatura. Añade luego que, como sabemos, esta Palabra de Dios se encuentra en las Escrituras, inspiradas por el Espíritu Santo, y especialmente en el Nuevo Testamento. Toda la doctrina que en ella se contiene es, por tanto, Palabra de Dios y verdad de fe. Este párrafo traducido casi al pie de la letra es la premisa que, a nuestro parecer, habría que matizar más. Lo que dice es verdad, pero no toda la verdad, ya que la Revelación, la Palabra de Dios, se contiene no sólo en la Escritura sino también en la Tradición que durante muchos siglos ha sostenido la eternidad del infierno. Además, cuando con toda razón afirma que no podemos concebir a Dios según nuestros gustos, se olvida que el gusto humano es precisamente pensar que el infierno no es eterno y no lo contrario, como parece insinuar. El libro tiene tres partes. La primera se titula «Cristo Jesús primogénito de toda criatura, creador y santificador, redentor y reconciliador universaJ,>. En un primer capítulo trata del motivo que determinó la Encarnación, inclinándose por la sentencia que opina que la venida del Hijo de Dios hecho hombre se habría realizado, incluso aunque Adán no hubiera pecado. Habla luego de la misión de Cristo según las Escrituras, para terminar tratando de la triple misión del Verbo Encarnado: Creador y Santificador, Redentor y, finalmente, Restaurador universal.

La segunda parte se titula «A propósito de la eternidad del Infierno». Comienza estudiando la eternidad del infierno según las Escrituras. Recurre al género literario para decir que los pasajes en los que se habla de la eternidad 316

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del infierno pertenecen al género literario apocalíptico, lo cual conlleva según A. Riaud la necesidad de no interpretar en sentido estricto la eternidad del castigo. Estamos de acuerdo en que es fundamental tener en cuenta el género literario de un texto para una hermenéutica correcta. Pero eso no es lo mismo que decir que todos los pasajes y datos de un escrito apocalíptico son necesariamente una mera ficción literaria, en los que no existe ningún elemento que sea histórico o verdadero. En ese caso tampoco se podría sostener la eternidad del premio concedido a los de la derecha en el juicio de Mt 25,31-45. Aborda la cuestión de la libertad y el infierno, pues pudiera ser, dice el a., que uno se empeñara en seguir de espaldas a Dios. Aún así el Señor podría, sin violentar la voluntad del hombre, hacer que éste se salvara. Trata luego de Dios y el infierno. Recurre a diversos textos del Papa en los que insiste en la misericordia divina. Es una cuestión que se sigue planteando, cómo armonizar la condenación eterna con la eterna misericordia divina. Es un misterio impenetrable, dice Juan Pablo Il, entre la santidad de Dios y la conciencia humana. «El silencio de la Iglesia es la única actitud conveniente ... La posibilidad de la condena eterna es afirmada en el Evangelio sin que se pueda admitir ambigüedad alguna. ¿Pero en qué medida se cumple esto en el más allá? Es, en definitiva, un gran misterio» (es una cita en pp. 85-86).

La tercera parte, «Cuestiones anexas», trata de la evolución del pensamiento católico desde una interpretación cada vez menos rigorista a otra más laxa. Habla de Orígenes y del origenismo, del Purgatorio y del número de los condenados, así como del retorno glorioso del Señor. Se refiere a

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las revelaciones a Santa Margarita María de Alacoque y a la Beata Faustina Kowalska, sobre la misericordia divina. Estos testimonios son valiosos para encender la piedad y despertar un sano temor de Dios. Pero no resultan válidos en la cuestión, lo mismo que no lo son las revelaciones hechas en sentido contrario sobre los condenados y sus tormentos. Termina con una larga oración al Dios de las misericordias. En ella se citan innumerables textos que nos describen a Dios como un Padre misericordioso, y se omiten los textos que hablan con claridad de la justicia divina. Nos parece que la tesis está por demostrar. No obstante es de elogiar el intento de «explicar lo inexplicable».

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en la pantalla y escuchar la pronunciación correcta. En los ejercicios de actuación, por ejemplo, vemos en la pantalla una palabra a la que hemos de poner el acento correspondiente. Con velocidad electrónica, el estudiante conoce inmediatamente si su respuesta es o no correcta y en qué consiste el error (tipo de acento o sílaba). Una ventaja de este programa es que puede ser muy fácil traducirlo a otro idioma. En el folleto se invita al usuario a enviar sugerencias para mejorar el programa, pero no hay duda de que la misma existencia de este laboratorio de griego clásico merece un aplauso para quienes lo han creado. A. de Silva

A. García-Moreno M. GOURGUES-L. LABERGE, «Bien des Donald J. MASTRONARDE, Introduction

to Attic Greek: An Electronic Workbook, (Cuatro discos para Macintosh Me OS 6.4; se recomienda OS 7), University of California Press, 1995. Donald J. Mastronarde, profesor de lenguas clásicas en la Universidad de Berkeley y autor de una excelente obra para estudiantes de griego, ofrece ahora un pequeño «laboratorio para el ordenadon>que se puede utilizar con gran provecho con cualquier manual de gramática. No sólo es una gran ayuda para el principiante sino también para los que necesitan un «repaso». El programa viene en cuatro discos que contienen los elementos básicos de cualquier introducción al griego clásico: una guía de pronunciación y numerosos ejercicios de acentuación, de substantivos, adjetivos, pronombres, identificación y uso correcto de formas verbales, vocabulario, etc. No es ventaja pequeña poder tocar con la flecha del ratón una palabra

manieres». Recherche biblique aux abords du XXI' siecle «
RESE Kl A S

influencia del Deuteronomio en el Pentateuco, Leo Laberge, después de considerar la influencia de M. Noth, presenta las diferentes tendencias de los años setenta a noventa. También toca la difícil cuestión de las fuentes, tan hipotética y compleja. Termina con la valoración de los métodos adoptados. Walter Vogels cubre un campo, que podemos considerar central en la Biblia hebraica, el de los profetas. Se refiere a las publicaciones de los últimos quince años. Trata primero de las aproximaciones metodológicas por la diacronía y la sincronía. Estima que, dado el carácter hipotético de los intentos diacrónicos, es necesario recurrir a la sincronía y centrarse en el texto tal como actualmente nos ha llegado, buscar su significado y su encuadre literario. En una segunda parte trata de las últimas investigaciones, sobre todo de orden sociológico, sobre las relaciones de los profetas con su entorno. Los Salmos, tan apreciados tanto por judíos como por cristianos, han sido también objeto de numerosos estudios. Marc Girard habla de 276 artículos, 16 comentarios completos y una veintena de estudios en los años que van de 1980 a 1992. Unas tablas de estadísticas muestran los centros de atención, así como las aproximaciones metodológicas. Termina con una valoración equilibrada que permite entrever el valor relativo de los diversos métodos, así como la pasión por el texto que muestran los estudios sincrónicos. En los Sapienciales también tenemos una producción abundante como muestra Jean-Jacques Lavoie en su recensión de 170 títulos aparecidos entre los años 1980 y 1992. Propone tres perspectivas según los estudios partan desde el lector, o busquen remontarse hasta el autor, o se centren en la estructura y lenguaje del texto mismo. 318

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La parte correspondiente el Antiguo Testamento termina con un estudio sobre los escritos de Qumrán a cargo de Jean Duhaime. Es un campo en plena expansión y relacionado estrechamente con los orígenes del cristianismo. Diferentes foros de congresos y simposios reflejan la seriedad de las investigaciones realizadas en este campo. Trata también de la arqueología, así como de la historia y origen de los monjes del desierto. Termina con una valoración de las aportaciones de estos trabajos en el conocimiento del Antiguo Testamento y también en la debatida cuestión de los orígenes del cristianismo. En cuanto al Nuevo Testamento es de lamentar que no haya ningún trabajo dedicado a los Sinópticos. Según parece, el texto preparado no llegó a su debido tiempo a los editores, que estimaron oportuno prescindir de esa cuestión, a pesar de su importancia en los estudios del Nuevo Testamento. Para suplir esta laguna, apunta Présvot a la obra colectiva editada en Jerusalén en 1984 con el título The Interrelatiom 01 the Gospels. A Symposium led by M. E. BoÍsmard-W R. Farmer-F. Neyrynck. Tampoco se trata el cuerpo de las Epístolas católicas, sin que se dé ninguna razón de esa omisión. En cuanto al IV Evangelio, es M. Gourges quien emprende la difícil y ambiciosa tarea de presentar la producción de cincuenta años de publicaciones joánicas. El título de su trabajo es «Cincuante ans de recherche johannique. De Bultmann a la narratologie». Sin embargo el contenido no corresponde exactamente al título. En efecto, es cierto que a partir del comentario de Bultmann, nos presenta un estudio muy completo, pero sólo en el campo que el autor parece haber delimitado, es decir, el que se refiere a cuestiones metodológicas y técnicas. Sin embargo,

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el amplio e interesante campo de la exégesis propiamente dicha, así como el de la teología bíblica, se omiten sistemáticamente. Así es llamativo que apenas cite a Schnackenburg o a De la Potterie y que no aparezcan autores tan prestigiosos como F. M. Braun, D. Mollat o H. Van den Bussche en el índice onomástico. En el campo de los Hechos de los apóstoles hubo también una verdadera explosión en los estudios. Marcel Dumais presenta la bibliografía de los últimos veinte años. Se pone de relieve la unidad de la obra lucana en el plano estilístico, teológico y narrativo. Parece que posturas tradicionales referentes al autor y a su relación con Pablo son puestas hoy en litigio. Aborda también el modelo de historiografía que hay que tener en cuenta para entender esta obra. Aborda el campo teológico, a diferencia de Gourges en el terreno joanneo, fIjándose en la concepción de Dios y en la cristología lucana. Subraya el valor del texto occidental y trata de los nuevos métodos de lectura (retórica, semiótica, . o críticonarrativa). Odette Mainvulle, al estudiar los escritos paulinos, se ha centrado en el tema de la justificación por la fe y la justificación por la ley, presentando además la evolución de la investigación en el s. XX. Estima que las posturas protestantes y católicas están hoy cercanas, reconociendo el alto grado de influjos extraños a la exégesis que se dieron a lo largo de la historia. En cuanto a la epístola a los Hebreos, JeanPaul Michaud recuerda lo fascinante de este escrito, objeto de múltiples estudios y campo único para el conocimiento del lenguaje sacerdotal y sacriflcial. Desde 1980 se ha publicado unos treinta comentarios nuevos y gran número de monografías, así como muchas tesis doctorales. En el campo

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exegético de habla francesa es indiscutible la influencia de R. Girard y L. M . Chauvet, así como la de A. Vanhoye. Después del balance que en 1963 publicó A. Feuillet, Jean Pierre Présvot estudia el periodo que va de 1980 a 1992, recensionando unas doscientas obras que muestran diversas cuestiones relativas a la estructura, el contexto, el género literario y la teología del Apocalipsis. Las aproximaciones metológicas son todavía embrionarias, dice Présvot, sobre todo si se tiene en cuenta la importancia que el Apocalipsis tiene hoy, debido en gran parte al uso que de este libro hacen las sectas. Se da un elenco de las revistas utilizadas. Sin duda que están las más importantes; sin embargo no parece serio que, en una obra de este género, se prescinda hoy día de todas las revistas españolas, exceptuadas «Ciencia Tomista» y «Estudios Bíblicos». También en el campo de las publicaciones italianas sólo se citan dos revistas. Termina con un índice onomástico. Hechas las salvedades expuestas, la obra es un interesante contributo al conocimiento de las corrientes bíblicas actuales, sobre todo en lo que concierne a la metodología y la crítica literaria e histórica. A. García-Moreno

G. FERRARO, Mio-tuo. Teología del posseso reciproco del Padre e del Figlio nel Vangelo di Giovanni, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1994, 214 pp., 16,5 x 24, ISBN 88-209-2030-1. El presente estudio examina el uso del término «mío» pronunciado por Jesús y de los vocablos a los que dicho término viene unido y que están entre 319

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los más importantes del IV Evangelio. También se estudia el término «tuyo» dicho por Jesús y referido al Padre. La investigación presentada se articula de este modo: una introducción con el material tratado propone la estadística del emos, «mío», destacando así la diferencia con los Sinópticos y los demás escritos del Nuevo Testamento. Luego se tienen en cuenta el elenco de los términos a los que se aplica el adjetivo o pronombre posesivo «mío» con el significado de propiedad o pertenencia a Jesús de la realidad en cuestión. Finalmente se delimitan las perícopas en las que están tales afirmaciones del Señor. En varios capítulos se analizan las diversas perícopas, proponiendo la exégesis del texto. Se pone de relieve la importancia de la realidad afirmada como conectada estrechamente con la persona de Cristo por medio del posesivo «mío» y con la persona del Padre a través del posesivo «tuyo». El cap. I está dedicado a «mi alimento» de Jn 4, 31-38; el 11 trata de «mi juicio», «mi voluntad» y «mis palabras» según Jn 5, 19-30.31-47; ellIl de «mi voluntad» en Jn 6, 36-40; el IV de «mi tiempo» (Jn 7, 1-13) Y «mi doctrina» (J n 7, 14-18); el V trata de «mi juicio» (Jn 8, 12-22), «mi palabra», «mi lenguaje» y «mi día» (Jn 8, 31 -59). El cap. VI trata de «mis ovejas» (Jn 10, 11-18.22,31); el VII de «mi servidon rel="nofollow">(Jn 12,23-28); el VIII de «mis discípulos» (Jn 13, 31-38), «mis mandamientos» y «mi palabra» (Jn H, 15-26) , «mi paz» (14, 27-31); el IX habla de «mis discípulos», «mi ágapc», «mi alegría», «mi mandamiento» (Jn 15, 117), Y «esto que es mío» (Jn 16, 12-15). El cap. X estudia «todo lo que es tuyo es mío» (Jn 17, 10), «mi alegría» (Jn 17, 13) Y «mi gloria» (Jn 17,24); el XI estudia la expresión «mi reino» según Jn 18, 320

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33-38a; el último capítulo, el XII resume las conclusiones sobre el valor cristológico y teológico del posesivo. De ordinario sigue el texto tal como nos ha llegado según la etapa definitiva de su redacción pues estima, en conformidad con Vanhoye, que hay más ventajas tomando el escrito en su conjunto que recurriendo a distinciones problemáticas de sus fuentes (cfr. p. 36) . Es un estudio bien planteado y consigue mostrar cómo el análisis de los términos «mío» y «tuyo» contienen una clave de lectura y de comprensión de la revelación del IV Evangelio, dentro de su peculiaridad característica.

A. García-Moreno

Xavier LEON DUFOUR, Lecture de l'Évangile selon lean, Paris 1996, 269 pp., 15 x 25. Comienza hablando el a. de la coronación de un trabajo de cincuenta años de estudio y de docencia. Es, pues, la culminación de un hombre de más de ochenta años que, sin embargo, conserva su ilusión y su empeño de transmitir el mensaje de Jesús, visto sobre todo desde la perspectiva joánica. Ya hemos reseñado los tres primeros volúmenes de este comentario tan característico (cfr. «Scripta Theologica», 23 [1991] 340-343; 25 [1993] 355-357; 28 [1996] 937-938) . Éste que aparece ahora completa la obra, pues comenta Jn 18-21, capítulos que faltaban. Aunque la trama narrativa de la Pasión y Resurrección en Juan sea la misma que la contenida en la tradición común, se distingue netamente de la narración de los Sinópticos, sobre todo destacando que la Cruz no es una humillación, sino una elevación. Compara el relato joánico del final de la vida terrena

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de Jesús con un icono ruso, en cuanto es preciso contemplarlo con una determinada actitud espiritual. También los relatos de la Resurrección tienen su propia perspectiva, en cuanto que insisten en e! acceso de los discípulos a la fe pascual y la toma de conciencia de la nueva situación. Gracias a la donación del Espíritu Santo, los discípulos son expresión misma de Cristo, como lo había anunciado e! Señor en los discursos de! adiós. Leon-Dufour sostiene que Jn 21 es un capítulo insustituible en la obra joánica, aunque admita la presencia de una mano diversa al autor de! resto de la obra (cfr. pp. 11-12). Como en los volúmenes anteriores, presenta primero e! texto a comentar y luego lo divide en diversas perícopas que va explicando. Termina con un comentario a todo e! texto tratado que, con e! nombre de «ouverture», hace unas aplicaciones de tipo pastoral o práctico.

A! explicar la Pasión destaca la soberanía de Jesús en diversos momentos. Así cuando habla de J n 18, 4 en que la caída de los que vienen a prenderlo en Getsemaní evoca e! poder de! Señor que, según e! Antiguo Testamento, con sólo su palabra derrota a sus enemigos. También recuerda que Jesús se presenta como e! buen pastor que no deja que ninguno de los suyos se pierda, sino que da la vida por e!los (cfr. pp. 35-37). A! hablar de J n 18, 11-25 observa la centralidad de! relato de! proceso ante Anás, encuadrado entre las negaciones de Pedro, para destacar así la actitud soberana ante Anás, en contraste con la cobardía de Pedro frente a la portera y los criados. En la «ouverture» correspondiente a este pasaje recuerda que «a la violencia de los hombres él responde con la afirmación serena de un mensaje de amor sin fallos» (p. 61). Por otro

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lado estima que no se trata sólo de la no violencia, sino de la fidelidad a los pIanes de! Padre, una llamada a vivir a través de la muerte aceptada y confiando en e! poder de Dios.

A! hablar de! diálogo con Pilato en Jn 18, 36 apunta que e! vocablo griego basileia se refiere, más que a su Reino, a su reinado, ese que ejerce e! Hijo de Dios desde su venida al mundo (cfr. p. 81). En J n 19, 13 expone la posibilidad de! doble sentido, transitivo o intransitivo, de! verbo ekathisen. Reconoce que e! sentido transitivo, Pilato sentó a Jesús en tribunal, tiene un indudable valor teológico en cuanto que apoya la condición de Juez que ejerce Jesús. Sin embargo, tras dar una serie de razones de diverso tipo, sostiene que es Pilato e! que se sentó en e! tribunal (cfr. pp. 109 s.). Señala que, en todo caso, e! proceso de Jesús desborda la Historia y e! sentido profundo va más allá de lo aparente. En Jn 19, 25-27 se muestra un tanto reticente a admitir en este texto la maternidad espiritual de María, aunque afirma que la acepta. Se sitúa más bien en la linea bultmaniana que ve en María y en Juan dos personajes que simbolizan la antigua y la nueva economía, así como e! paso de la primera a la segunda (cfr. pp. 148 Y 190). En Jn 20, 23 explica las diversas controversias habidas en torno a este texto. Estima que Jesús da unos poderes en orden al perdón de los pecados, también de los cometidos después de! Bautismo, aunque no se den más datos acerca de la forma de administrar dichos poderes. Lo que sí está claro es que e! perdón dentro de la comunidad era ya una realidad en Qumrán y que la Iglesia lo vivió desde e! principio. Termina con un índice temático que abarca los cuatro volúmenes publi321

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cados. De ese modo se facilita e! uso de esta obra que, aunque discutible a veces, es tan interesante en su conjunto. A. GarcÍa-Moreno

Lorenzo CAMERERO MARíA, Revelaciones solemnes de Jesús. Derás cristo lógico en Jn 7-8 (Fiesta de las Tiendas), «Monografías» 4, Publicaciones claretianas, Madrid 1997,482 pp., 23 x 16. Este trabajo corresponde a la tesis doctoral presentada por e! a. en la Facultad de Teología de la Universidad de Comillas, a fines de! año 1993. Fue dirigida por e! Prof. Domingo Muñoz León. Los dos primeros capítulos los dedica a recordar la noción de! derás y su uso por e! cuarto evangelista. Sigue con e! estudio de la Fiesta de las tiendas (cap. IlI). Trata luego de la visión de conjunto y estructura de Jn 7-8 (cap. IV). A continuación analiza diversos pasajes: Jn 7, 28-29 donde habla de Jesús como enviado de! Padre (cap. V); Jn 7, 37-39 en que trata de la fuente de agua viva (cap. VI); Jn 8, 12 Y 9, 5 sobre Jesús luz de! mundo (cap. VII); Jn 8, 24.28 donde destaca la frase «Yo soy» (cap. VIII); en Jn 8, 31-36.37-47 destaca la condición de libertador que Cristo tiene (cap. IX); en Jn 8, 48-59 habla de la preexistencia de Jesús (cap. X). Por último ofrece una visión sintética de la aportación de Jn 7-8 a la cristología (cap. XI). Al final de los cap. VII y VIII presenta dos excursos, e! primero sobre e! Lógos sapiencial y e! Memrá tergúmico, y e! segundo sobre e! patriarca Abrahám y la pretensión de ser de su linaje. Nos parece oportuna la observación que hace respecto al uso de! Derás en los estudios exegéticos. «No pretendo -dice- entrar en la defensa de! estu-

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dio derásico como científico, pero me parece que tal estudio es una aportación importante» (p. 9). Creo que se ha quedado corto, ya que e! estudio derásico es ciertamente científico y muy conveniente, en ocasiones imprescindible, para e! conocimiento de! texto sagrado. Pensamos que lo que ha querido decir es que se puede hacer un estudio científico sin recurrir necesariamente al derás. De hecho hay muchos estudios, sobre todo en e! campo anglosajón, que prescinden de ordinario de los estudios derásicos y suelen desconocer cuanto en ese campo, que es bastante, se está publicando en España. En la bibliografía echamos de menos la obra de J. Bonsirven, Textes rabbiniques des deux premiers siecles chrétiens pour servir a la intelligence du Noveau Testament, Roma 1955. También nos ha resultado llamativo que cite dos trabajos nuestros (cfr. p. 411) y no cite e! publicado en «S cripta Theologica», 25 (1993) 33-48, sobre e! derás en e! IV Evange!io, reproducido en e! libro Introducción al Misterio. Evangelio de San Juan, Pamplona 1997, pp. 98110. Por otro lado, en e! índice onomástico no incluye los autores citados en e! apéndice sobre bibliografía. Al estudiar Jn 8, 32 sigue la traducción «la verdad os hará libres». Es la más corriente y ' quizá más clara. Sin embargo nos parece que no es la mejor. En primer lugar porque la verdad no hace libre al hombre ya que éste lo es por naturaleza, aunque esté en e! error. Por otra parte e! verbo griego ~leutheró­ sei es e! mismo en e! v. 36, donde no se suele traducir de la misma forma por aquellas versiones que optan por «hacer libres». Al hablar de! derás de cumplimiento, añade e! derás confirmativo (cfr. p. 387). Quizá habría que añadir

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que el cumplimiento se verifica de ordinario por superación. Ello implica la absoluta novedad del mensaje cristiano, pues de lo contrario puede caerse en presentar el cristianismo como una simple derivación del judaísmo, y no como algo totalmente nuevo, aunque latente en el Antiguo Testamento, según la conocida frase de San Agustín. Estas observaciones no van en detrimento del valor de esta tesis, que «pone de relieve la riqueza teológica contenida en la elaboración derásica hecha por el cuarto evangelista» (p. 387).

A. García-Moreno

HISTORIA DE LA IGLESIA

Paulino CASTAÑEDA Y Manuel J. (dirs.), Los Milenarismos en la Historia, Actas del VI Simposio de la Iglesia en España y América: Siglos XVI-XX, Publicaciones Obra social y cultural Cajasur, Córdoba 1996, 134 pp., 16 x 23,5, ISBN 84-7959-128-5. COCIÑA

Este libro es el volumen que publica las Actas del simposio que tuvo lugar en Sevilla el 5 de mayo de 1995 sobre el tema del milenarismo, con la perspectiva del ya tan próximo tercer milenio. En él se reúnen diversos estudios. La parte primera y más larga está dedicada a una reflexión de tipo histórico sobre el fenómeno del milenarismo: Los Milenarismos en la Historia. Las aportaciones son variadas; todas son respuesta a la pregunta qué es y qué ha sido el milenarismo aunque algunos se aproximan más directamente a la cuestión y otros la tratan más tangencialmente. La primera conferencia es de Josep Ignasi Saranyana, director del Instituto de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra, y en ella elabora un juicio sintético

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sobre el famoso milenarismo del abad Joaquín de Fiore, que tanta bibliografía y debates ha provocado. Saranyana analiza los textos joaquinitas y los compara con las afirmaciones de una cierta historiografía que ha caracterizado a Joaquín como el profeta medieval del fin inminente de la historia. Concluye que en realidad, sobre la letra no puede afirmarse tal milenarismo en Joaquín sino que se le utilizó para sacar consecuencias no fieles al espíritu del texto aunque sí posibilitadas por él. José Luis Comellas, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, revisa, en la segunda conferencia, el cambio que se operó en las mentalidades durante el Renacimiento y lo compara, con la claridad y profundidad del especialista, con la actual concepción del mundo, que es la propia del final de una etapa histórica y cultural muy densa. Termina apuntando algunas notas, o más bien preguntas abiertas, que pueden caracterizar el próximo milenio. Manuel Cociña, de la Academia de Historia Eclesiástica, estudia el supuesto milenarismo que sustentaba a los primeros misioneros españoles de América. Con un excelente manejo de la abundante bibliografía, concluye que el espíritu de estos misioneros tenía sus raÍCes en la reforma espiritual de la Iglesia en España más que en los utopismos milenaristas de filiación erasmiana y joaquinita. El estudio de José Luis Porras, de la Asociación Española de Estudios del Pacífico, se aparta un poco del centro de la discusión. Es un interesantísimo estudio sobre un plan que, en el siglo XVI, se propuso a la Corona española para conquistar y evangelizar el Imperio de China. Los autores de la propuesta fueron autoridades españolas destacadas en las Filipinas, que desde allí comprendieron la importancia de China y la repercusión que tendría su evangelización para todo el mundo oriental. 323

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Estos hombres tenían en su mente la aventura americana y cuidaron en su informe al Rey hasta los más pequeños detalles. El proyecto de una China cristiana como América no fue atendido, pero el hecho de que se planteara es prueba de que no era un imposible. Lo que es indudable es que si se hubiera realizado, nos guste o no, la historia del mundo sería otra. La conferencia de Arturo E. de la Torre López acerca la cuestión milenarista al siglo XX. El autor presenta la historia y el desarrollo de una importante secta peruana, la Asociación Evangélica de la Misión del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU), con una explicación sintética de su organización y doctrina. Es un intento de reunir las tradiciones incas pre-cristianas con un resto de espíritu cristiano de filiación protestante. Interesa porque en ella se dan tanto la interpretación absolutamente subjetiva de ciertos textos de la Escritura como el mensaje apocalíptico que caracterizan a tantas sectas religiosas. Nicolás Grimaldi, catedrático de Filosofía de la Universidad de La Sorbona hace un ensayo lleno de intuiciones interesantes. Grimaldi se enfrenta a la difícil pregunta de qué va a pasar con la cultura en el siglo XXI. Comienza por reconocer que es imposible predecir con seguridad nada de lo que va a pasar en el futuro, sobre todo, cuando nos movemos en el ámbito de la cultura, es decir, de la libertad del comportamiento humano. Pero anota una serie de reflexiones que pueden servir para la comprensión del momento actual de la cultura. Para ello, compara la situación de la cultura a mediados del siglo XX con la situación actual y, finalmente señala las tendencias que, a su juicio, van a conformar más las mentalidades en la primera mitad del siglo XXI. El volumen termina con una conferencia del Cardenal Edward Idris Cassidy, presidente del 324

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Pontificio Consejo para la Unión de los Cristianos. En ella el Cardenal analiza la situación actual del diálogo ecuménico entre las Iglesias y propone las líneas fundamentales de trabajo, así como las principales dificultades y esperanzas de la Iglesia Católica ante el objetivo de recuperar la unidad, que estará en el centro de la vida de la Iglesia del próximo milenio. M. Lluch Baixauli

Umberto Eco, Arte y belleza en la estética medieva4 Lumen, Barcelona 1997, 214 pp, 15 x 22,5. El Prof. Eco es bien conocido por algunas obras narrativas ambientadas en el medievo y que podríamos considerar como concesiones a la <
histórico de las ideas sobre la belleza y el arte en la Edad Media latina. Se trata de una monografía para medievalistas o entendidos en la historia de las ideas estéticas, pero interesante también para conocer mejor una faceta importante de la Edad Media: su sentido de lo bello y su concepción del arte, y el ambiente cultural que lo sustenta. Seguimos así capítulos sobre las estéticas de la luz, que se plasman en las impresionantes catedrales; el sentido medieval de los símbolos; las teorías sobre el arte, sobre la invención artística y la dignidad del artista; etc.

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Para algunos el concepto de Estética nace en Europa en el siglo XVIII pero la actitud de los historiadores ha cambiado y la Edad Media se ha valorado como una época rica en especulaciones brillantes sobre la belleza, el placer estético, el gusto, la belleza natural y la artificial, las relaciones entre el arte y las demás actividades humanas, etc. Eco recorre en esta obra la cultura del medievo, desde el siglo VI hasta el xv, concretamente desde la Patrística hasta los albores del Renacimiento, que presenta aspectos importantes que permiten entender mejor la mentalidad y los gustos del hombre medieval. El autor estudia aquí la idea medieval del orden cósmico, que consiste básicamente en la proportio, tanto en el orden de las cosas como en la expresión artística (música, poesía, pintura, escultura, etc.). Interesante resulta su análisis sobre el desarrollo medieval de lo bello como trascendental y los elementos que según Santo Tomás lo caracterizan, como un reflejo de lo ontológico. Un mundo medieval tiene un concepto valioso de lo bello en si, como categoría ontológica, que es también estética y ética. Aquellas gentes estaban inmersas en una concepción tea céntrica del mundo, y precisamente por eso supieron valorar y amar la belleza sensible. Fueron más creativas y originales de lo que a veces pensamos. Ciertamente no se trata de una época idílica pues está surcada de tensiones y de contradicciones, como también ocurre en la nuestra, pero sabían distinguir entre el bien y el mal, y el sentido accidental de este último; ellos no aceptaron el «neoplatonismo fuerte», porque se compagina mal con la valoración de la realidad sensible y la estructura de la creación y de libertad humana.

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En definitiva Eco quiere mostrar que el mundo medieval respondió a las preguntas sobre los fenómenos estéticos en el ámbito de la propia visión del mundo, que era más universal y armónica de lo que pensamos. Algunas valoraciones son claramente opinables, pero el conjunto aporta un conocimiento de esta época tan importante y maltratada por otros. Considera el autor que durante casi diez siglos hubo un pensamiento estético medieval original, pero no monolítico. De una estética pitagórica del número que reacciona ante el desorden de las edades bárbaras, se pasará a una estética humanista que se refleja ya en el renacimiento del mundo carolingio. A partir de esa concepción, y con la garantía de un orden político estable, se elabora el sistema de un orden teológico del universo, y la estética se convierte en filosofía del orden cósmico. Entre Orígenes y los teólogos del s. XIII se dará una maduración de las realidades terrenas. Como ejemplo, las catedrales llegan a expresar el mundo de las Summae donde todo ocupa su lugar: Dios y las cohortes angélicas, la Anunciación y el Juicio, la muerte, los oficios, la naturaleza, y hasta el diablo mismo, introducido en el orden de lo creado (cf. p. 189). Eco concluye esta reconstrucción de las teorías escolásticas de lo bello y el arte afirmando que no ha intentado llevar a cabo una restauración de aquello para nuestra época y, en cambio, superar el simplismo de quienes piensan que lo pasado ya es inválido para nosotros. Como si fuera «una de las imprecisas oscilaciones con que el Espíritu, o quien quiera que ocupe su lugar, se afana por llegar a síntesis cada vez más altas y comprensivas» (p. 187), que diría Hegel. J. Ortiz López 325

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Guillermo GUTIÉRREZ, Situación religiosa en los países del este. Caído el muro. De viaje por las democracias centrorientales de Europa, Sociedad de Educación Atenas «
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han pasado de un régimen sin libertad y enemigo de la religión a una situación de libertad en la que la práctica de la religión ya no es perseguida. Todos ellos se encuentran en una situación de pobreza material muy grande que aumenta, o se hace más visible, en los primeros años de la libertad, porque las aparentes tapaderas de miseria que proporcionaba el totalitarismo han caído. También en todos ellos se mira hacia Occidente como la esperanza y como el modelo a imitar. Se ha producido en muchos de ellos una reacción de impaciencia y en algunos casos de desesperación porque se esperaba que la libertad significaría simultáneamente el bienestar y en poco tiempo han comprobado que esto era una ilusión imposible. El largo período comunista ha afectado no sólo a las estructuras económicas, sino más profundamente al hombre mismo. El autor subraya en diversas ocasiones que el materialismo dialéctico y totalitario ha conformado un tipo de hombre (homo sovieticus) que vive bajo el signo de la apatía y la pasividad y está cargado por una serie de hábitos mentales y costumbres amorales. Rectificar este daño será el verdadero trabajo de la nueva evangelización. La situación de la Iglesia en las diferentes naciones es variada. Porque su historia anterior no era igual y cada una tuvo que sobrevivir en el régimen antirreligioso de un modo diferente. En algunos países como Albania, Alemania Oriental y Checoslovaquia la persecución prácticamente eliminó la vida religiosa. En otros, por el contrario, como Polonia, Hungría y Lituania, la vida religiosa y la fe cristiana se mantuvieron con más fuerza que nunca a pesar de las dificultades y quizá debido a esas dificultades. También es diferente la relación entre las diversas confesiones cristianas. Hay países donde ser cristiano es

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ser católico, como Polonia o Hungría, y otros como Bulgaria y Rumanía, donde la identidad no sólo cristiana sino nacional está en la Ortodoxia. Otra cuestión diferenciadora es la actitud que la estructura de las iglesias adoptó ante el Estado durante los años de la persecución. En algunos países la resistencia fue absoluta. En otros hubo una división interna: mientras parte de la iglesia pactó con la situación y el sistema, otra parte de la iglesia se mantuvo en las catacumbas. También hubo zonas en las que la colaboración con el sistema comunista en el poder fue generalizada. Esto tiene muchas consecuencias actualmente que hacen muy distintas las trayectorias de unos y de otros. Por ejemplo, el trato que se da a los que pactaron con el sistema, los que a pesar de la nueva situación permanecen en una acción individual y no saben salir de las catacumbas, la devolución y reconstrucción de bienes incautados y destruidos, etc.

como movimientos religiosos de todo tipo que se enfrentan a la Iglesia. En cierto modo los responsables de la nueva evangelización se encuentran como quien tiene que empezar todo otra vez. En el rápido panorama de la historia de estos años tan intensos se subraya también las consecuencias que ha tenido la presencia del Papa Juan Pablo 11 y la acogida entusiasta y agradecida de las gentes, no sólo de los católicos. Estos viajes han tenido una profunda fuerza simbólica, con un significado muy especial para cada uno de los países. En realidad, lo que su presencia y sus palabras han aportado a la vida de la Iglesia en estos años críticos desborda los límites de la investigación histórica.

El libro tiene un estilo narrativo ágil. Aunque hay citas de fuentes, no es un libro que busque la erudición sino la información clara de una panorámica tan amplia y variada. Une la necesaria información general de cifras y fechas, con la explicación de sucesos concretos que tuvieron un carácter especialmente significativo, así como el testimonio de personas relevantes en la Iglesia: las grandes figuras del tiempo de la persecución que tuvieron que hacer frente a dificultades enormes y de los que muchos murieron mártires, y los actuales obispos y renovadores espirituales de la Iglesia en los países de la Europa del este, que al recuperar la libertad se encuentran en mejor situación, pero también con problemas y desafíos nuevos. La libertad trae a estas regiones una mentalidad materialista y de bienestar que no es compatible con la religión, así

M. Lluch Baixauli

El lector puede hacerse una composición ordenada de lo que ha sucedido en la Iglesia de cada uno de estos países, cuáles son sus principales peligros y obstáculos y cuáles sus esperanzas y logros.

Aviad M. KLEINBERG, Prophets in their own country. Living saints and the making of sainthood in the later Middle Ages, University of Chicago Press, Chicago 1997, 189 pp., 14 x 21,5. La santidad cristiana es algo interior y escondido como un tesoro. Pero, por otra parte, y como ocurre con muchos tesoros, tiene un valor público, eclesial y social. Son los contemporáneos del santo los que les atribuyen cierta fama de santidad. A un santo le es necesario tener un público persuadido de que su conducta es santa o milagrosa. Como dice Aviad Kleinberg, desde un punto de vista social, "los santos viven en el mundo de Berkeley», si nadie les ve es como si no existieran. Esta paradoja

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entre humildad y fama que los santos han de resolver es e! tema de este breve estudio. El interés de Kleinberg está en «la imagen pública» de! santo y cómo se va construyendo entre las obras de! santo y los testigos. Mucho más que para nosotros, en la Edad Media, los santos eran la luz de! mundo, un regalo de Dios para la Iglesia, y una luz que no puede esconderse. Para la mente medieval, se podría decir, no reconocer la santidad es un pecado. En este «negociar la santidad», hoy sabemos que los Papas no imponían sobre e! pueblo cristiano una visión particular de la santidad según su gusto personal. Hasta e! siglo XII fue e! culto espontáneo de! pueblo en una comunidad particular e! que juzgaba de la santidad de alguien. Inocencio III (11981216) empezó a regular lo que pronto sería todo un proceso formal de canonización exigiendo testimonios de piedad y milagros. Entre 1198 y 1434, sólo treinta y cinco personas fueron canonizadas de entre unos setenta procesos. La autoridad eclesiástica asumió una función negativa por una parte, y preventiva por otra, ante e! temor, por así decirlo, de una «inflación» de santidad. Los autores medievales de vidas de santos deseaban demostrar que alguien había vivido como otros santos ya venerados. Estas famosas, y a menudo fabu~ losas, Vidas de Santos, vienen a decir que para ser santo no sólo hace falta madera de santo sino también pape! de santo. El santo pronto es consciente de que se espera de él una conducta determinada. En cuanto una persona es reputada santa, cualquiera de sus acciones explota en posibilidades de interpretación. Los santos producen una sobreabundancia de sentido. Pero también produjeron, según esos documentos de! medioevo, relatos que para e! historia328

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dor moderno son difíciles de aceptar como tales. La hagiografía es un género difícil para cualquier estudioso. ¿Qué puede hacer un lector postmoderno con la repulsión que causan algunos relatos grotescos? Sin duda, lo que hoy nos parece cómico, para muchos cristianos medievales debió ser suculenta edificación espiritual. Kleinberg no se encuentra a gusto en ninguna de las alternativas de interpretación que se han dado (negar milagros sin más, como David Hume; o decir que no son hechos reales sino percepción de la realidad). Su intento de «salvar los textos» es encomiable, y como todo historiador responsable, sabe que no es posible recuperar «los hechos tal como pasaron». Pide a otros historiadores que sean claros expresando sus métodos y prejuicios en la interpretación de las fuentes. Habiendo criticado algunos defectos de! estudio estadístico de santidad en la edad media, Kleinberg dedica la segunda mitad de! libro al estudio de casos particulares de los que se pueden deducir generalizaciones. Los ejemplos son: Christina de Stomme!n (c. 12421312), Lukardis de Oberweimar (1257-1309), Douce!ine de Digne (1214-1274), y, e! más conocido de todos, Francisco de Asís (1181-1226). Á. de Silva

Erika RUMMEL (ed.), Erasmus on Wómen, University of Toronto Press, Toronto 1996, 251 pp., 15 x 23, ISBN 0-8020-7808-7. Este libro recoge textos de Erasmo de Rotterdam (1466?-1536) sobre la mujer y está basado en la edición inglesa de sus obras completas que publica la Universidad de Toronto. Han sido ordenados bajo tres epígrafes:

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novias, esposas, y viudas, señalando así las limitaciones y convenciones sobre la mujer en las primeras décadas del siglo XVI. Como casi todo lo que escribió el «príncipe de los humanistas», la lectura de estas páginas resulta siempre entretenida pues hay en ellas una mezcla de la tradición arrastrada y del celo reformador de su autor. La advertencia de la Prof. Rummel en su Introducción es muy oportuna: no es fácil distinguir las opiniones personales de Erasmo de la opinión cultural de su época. Su escepticismo sobre asuntos humanos no hace más que dificultar la tarea. Donde el pensamiento de Erasmo sobre la mujer se sale de lo tradicional y es progresista, se debe sobre todo a la influencia de su amigo Tomás Moro. Con su Elogio del matrimonio de 1518, Erasmo causó tal furor que tuvo que excusarse en otra obra diciendo que no eran ésas sus opiniones, y después alegando que su idea del matrimonio era algo parecido a la virginidad. Hoy sería bien entendido, y su manual sobre el matrimonio podría ser lectura edificante para el católico más conservador. Frente al monasticismo de la época y su monopolio de santidad, Erasmo presenta una imagen del matrimonio cristiano en el que brilla la santidad y la mutualidad de los cónyuges, en una unión en la que Cristo está presente de manera ordinaria y natural. Su propia experiencia no fue el mejor testigo en este aspecto, pues era hijo de un clérigo, y había sido forzado por sus guardianes a entrar en un convento de agustinos siendo demasiado joven y en contra de sus inclinaciones. El mismo atestigua que fueron las hijas de Moro quienes le hicieron cambiar de opinión en lo que se refiere a la educación liberal de la mujer, y es muy posible que el Moro joven, escritor humanista, esposo y padre, el que Erasmo conoció en sus

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viajes a Londres, le abriera los ojos para comprobar que los santos se encuentran también en el hogar y en el mundo. Estas selecciones de textos son un lugar excelente de lectura entretenida e informativa para quienes están interesados en el papel de la mujer en aquella época de transición del mundo medieval al mundo moderno que llamamos renacimiento cristiano.

A. de Silva Anne WINSTON-ALLEN, Stories 01 the Rose: The Making 01 the Rosary in the Middle Ages, The Pennsylvania State University Press, University Park, Pennsylvania 1997,210 pp., 34 ilustraciones en bln, 16 x 23.

No ha habido devoción católica más popular y asequible que el rosario, y este libro sobre sus orígenes en la Edad Media ofrece una historia fascinante pues en las cuentas del rosario confluyen áreas que hacen las delicias del investigador medieval: piedad, espiritualidad, teología, psicología popular y sociología, arte y teoría estética, lingüística. Quién podría imaginar hoy que la misma palabra «rosario» fue durante algún tiempo sospechosa y que hubo una campaña para cambiarla por «salterio», pues la corona de rosas era algo de uso profano y frívolo, y además en un contexto de amor erótico. En 1897, Thomas Esser, un padre bolandista, estableció que la tradición que ponía a Santo Domingo como inventor del rosario era un caso de identidad equivocada. Según su estudio, fue un cartujo, Dominic de Prusia (1384-1460), el inventor de la práctica. Pero hace veinte años, Andreas Heinz descubrió un manuscrito con un rosario vita Christi fechado área 1300, que 329

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solían recitar monjas no lejos de Trier. El texto fue compuesto en alemán y traducido después al latín, como era la norma en los movimientos de reforma religiosa, promotores de lenguas vernáculas. La semilla del rosario se encuentra en el deseo de los laicos por emular la piedad monacal; ciento cincuenta avemarías equivaldrían al salterio del breviario. Uno de estos textos primitivos se identifica a sí mismo como una corona de rosas (rosenkranze); el texto, cuando lo hay, es mínimo y en forma de títulos en loa de la Virgen. Más tarde vendría una innovación por la que escenas de la vida de Jesús se insertan dentro de esa letanía mariana. El rosario de Dominic de Prusia fue uno de los de mayor difusión. Jakob Sprenger estableció una confraternidad del rosario que tuvo un papel central y asombroso en el desarrollo de la devoción. La nota más sobresaliente de esta hermandad espiritual, además de su éxito inigualado en la cristiandad, fue su libertad y flexibilidad. Sus miembros no pagaban cuotas (tanto el emperador como el pordiosero podían inscribirse) ni hacían votos ni eran constreñidos de ninguna manera; no había castigo por no decir el rosario, y uno podía decirlo cuando quisiera, como quisiera, donde quisiera, sentado, caminando, trabajando. La variedad y éxito de la nueva devoción fue arrolladora. «En forma narrativa», escribe Winston-Allen, «la devoción del rosario se convirtió en un ensayo de historia épica, los grandes sucesos de la Encarnación de Dios y Redención de la humanidad, esencialmente un compendio en forma condensada de las doctrinas de fe». Poco a poco, en la confluencia de necesidades espirituales, teológicas, prácticas, y estéticas, la mera repetición dejó entrar a la meditación revitalizadora. Este desarrollo, del exterior al interior, iba dirigido a la

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transformación de la persona por medio de la oración meditativa. Al final del siglo XIV el pueblo cristiano buscaba una experiencia religiosa más personal y subjetiva, algo concreto, algo que se pudiera tocar, como ocurre literalmente con el rosario. La historia de esta devoción es la satisfacción de esa necesidad. Entendemos así mejor su humilde origen pero también su enorme influencia (el emperador Federico III fue uno de los primeros miembros de la hermandad). En apenas siete años la hermandad tenía por lo menos cien mil miembros. En 1569 la devoción del rosario recibió la aprobación papal. La autora nos pasea después por los jardines de amor profano (en donde nació la idea para su libro), la iconografía mariana, y la rosa como símbolo de Cristo. La transformación de palabras en rosas (o en ropa y vestidos) para la Virgen es una de las maravillas de la piedad cristiana. Es además una devoción con su tecnología, porque el rosario es también el nombre de las «cuentas» del rosario, la cadena de huesos, piedras, perlas, plata, oro, que hace la oración absolutamente concreta (como si pudiéramos tocar algo espiritual como tocamos una flor o un pañuelo) y que pronto añadió una dimensión estética a la devoción. En momentos de crisis y en la muerte esta cualidad táctil hace del rosario un objeto casi imprescindible. Raro es el cadáver de un cristiano que no se adorna con esas rosas. Desde finales del XIV el rosario se hizo un objeto de consumo y de obsesión popular típicamente medieval adjudicando garantías de salvación o indulgencias, tema del último capítulo sobre el rosario y el lenguaje de la espiritualidad. Lutero denunció el ritualismo cuantitativo de la práctica, pero a pesar de la Reforma, la devoción siguió

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creciendo. Hacia 1570 la coronación de la Virgen se asienta firme como la última meditación de los misterios y en e! siglo XVII las palabras finales «
A. de Silva TEOLOGíA FUNDAMENTAL y DOGMÁTICA Armando BANDERA, O. P., Redenci6n, mujer y sacerdocio, Palabra, Madrid 1995,377 pp., 21,5 x 13,5, ISBN 848239-027-9. Los argumentos de los partidarios de! sacerdocio femenino se juzgan en este libro, principalmente en sus dos primeros capítulos. El autor muestra desde e! principio las bases de su argumentación para mantener lo contrario: la voluntad de Jesús; e! carácter de! sacerdocio ministerial, ligado al sacrificio eucarístico; e! olvido de la originalidad cristiana en favor de valores culturales o sociológicos. Es contradictorio infravalorar lo sacerdotal en Cristo y en los ministros mientras se propugna por la admisión de la mujer al sacerdocio. Se detiene en los argumentos de tipo cultural, y especialmente en e! report de la Comisión Bíblica (junio de 1976) que concluyó en que la Biblia no decía nada contra la ordenación de las mujeres. Para e! P. Bandera, esta declaración es eclesiológicamente débil, por falta de comprensión de! lugar de la

RESEÑAS

Eucaristía respecto al sacerdocio, y por falta de atención a la vida de la Iglesia, en la cual e! Concilio Vaticano 11 ve un ancho canal de transmisión de la reve!ación (cfr. Dei Verbum, 8) (p. 319). La cuestión de la mujer y e! orden sacerdotal la ve e! autor a través de cuatro conceptos concatenados: recapitulaci6n, masculinidad, representaci6n, sucesi6n (capítulo quinto).

«Sólo e! varón puede representar a Jesús de! modo como él se define en e! Cenáculo (p. 291) . A solos varones se dirigió Jesús cuando mandó renovar lo que él había hecho» (p. 291). Defiende que «e! sacramento de! orden es e! sacramento de la sucesión» (pp. 320 ss.). En consecuencia e! diaconado «se coloca en la línea de sucesión apostólica», por lo que la mujer <<no puede recibir e! diaconado en su contenido sacramenta!». Con base en los trabajos de M. Hauke, e! P. Bandera juzga que e! diaconado «concluso en sí mismo» -no abierto a los otros «grados» sacramentales de! orden- no existe ni puede existir, porque en ese caso, haría aumentar e! número de los sacramentos a ocho. Destaca la figura de María como protagonista de la historia asociada a su Hijo (cfr. «Puebla», Instrumentum laboris, 65). «María no entra, ni puede entrar, a formar parte de la víctima inmolada en la cruz, ni puede ser sacerdote a la manera de Cristo» (p. 347); es, en cambio, la representante máxima de que la vocación suprema de la Iglesia es la santidad. En María, la santidad de la Iglesia tiene «rostro femenino» (p. 353), tema no tratado por la teología feminista. Piensa e! P. Bandera que merecería la pena un estudio sobre la recapitulación en clave mariana, estudio que iluminaría también la virginidad y la esporisalidad de la Iglesia (cfr. pp. 353 ss.). 331

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RESEl'iAS

Una vez más el P. Bandera interpela la conciencia teológica sobre temas bien actuales, con el empeño que le es característico. Dos sugerencias: sería interesante un tratamiento específico del sacerdocio común en la mujer; y también una explicación de por qué se dice en el Vaticano 11 que el diaconado está destinado «no al sacerdocio sino al ministerio» (LG 29, cfr. CD 15). R. Pellitero

Marie-Emile BOISMARD, Faut-il encore parler de «résurrection>J?, Ed. du Cerf, Paris 1995, 178 pp., 14,5 x 23,5, ISBN 2-204-05204-3. Marie-Emile Boismard, dominico, que fue profesor de S. Escritura en la Ecole biblique de Jerusalén y en la Universidad de Friburgo (Suiza), ofrece este estudio (o re-estudio) de datos bíblicos en torno a la fe en la resurrección. El autor, en su bosquejo de la Biblia, detecta en dos corrientes escatológicas, opuestas entre sí: 1) La primera, que se expresaba en libros como Daniel, 2 Macabeos, y las primeras cartas de S. Pablo, estaba configurada por la mentalidad semítica, que concebía fuertemente al hombre como unidad ontológica. Se resistía a hacer una distinción nítida entre alma y cuerpo, y consideraba que en la muerte todo el hombre muere. Por consiguiente, cifraba su esperanza en términos de «resurrección», la reconstitución de todo el hombre vivo en el último día.

2) La segunda corriente, influida por la concepción platónica, pensaba más bien en términos de un alma inmortal, presente en el cuerpo pero distinta de éste. Tal concepción, proveniente del mundo helénico, es corregida en los libros sagrados de dos mane332

ras: Sabiduría, p. ej., afirma que cuando muere el justo, su alma desciende al Hades y espera allí hasta el día en que Dios le libere y le coloque junto a sí (como alma); no hay propiamente esperanza de recuperar el cuerpo. En cambio, 2 Corintios afirma que cuando fallece el individuo, su alma va a unirse con Cristo, y que esa unión proporciona lo que podría llamarse un «cuerpo» de naturaleza «celestial». Según el autor, probablemente fue esta última vía la que Cristo adoptó, y la que en consecuencia hay que exponer. El alma del difunto es glorificada por el Espíritu del Señor, y se reviste de una especie de «cuerpo celestial», que sería como la impronta en el alma del cuerpo utilizado en la vida terrenal y finalmente abandonado a las puertas de la muerte. Desde esta perspectiva, no hay que esperar al último día para tal «glorificación».

El término «resurrección» concuerda -concluye Boismard- sólo con la primera corriente escatológica, de corte semítico, y no con la segunda, perspectiva que fue la que adoptó Cristo al predicar. El autor recomienda dejar de usar la palabra «resurrección», ya que puede prestarse a malentendidos, al sugerir una conexión con un cuerpo en el sepulcro que sería reasumido en el último día. Tal vez pueda seguir utilizándose, dice Boismard, si se entiende por «resurrección» sólo este mensaje nuclear: que la muerte, gracias a la salvación, no tiene la última palabra sobre nosotros. A la obra de Boismard cabe hacer dos observaciones: 1) Los pasajes escriturísticos que elige y analiza son los lugares que han sido extensamente estudiados por exégetas; sobre esos lugares bíblicos ha habido notables divergencias de inter-

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pretación (p. ej., entre la línea que arranca desde K. Barth -atemporalismo post mortem-- y la línea contraria). La interpretación que ofrece Boismard no es la sostenida por la mayoría de los exégetas católicos. 2) La propuesta de Boismard no parece tener muy en cuenta e! principio de analogía bíblica, según la cual los libros sagrados, por tener a Dios como inspirador, poseen una unidad que trasciende las diferencias de formulación por parte de los autores humanos. Según este principio, las diversas maneras de exponer los misterios deben ser consideradas más complementarias que excluyentes. Nos parece que tal principio, aplicado convenientemente a los pasajes vetero- y neo-testamentarios sobre la resurrección, permite armonizar razonablemente los pasajes que Boismard ve como excluyentes. Se pueden salvar de esta forma dos datos fundamentales de la reve!ación sobre e! hombre: su unidad ontológica, y la pervivencia post mortem de su núcleo espiritual personal.

J. Alviar Nicola CrOLA, Teologia trinitaria: storia, metodo, prospettive, Dehoniane, Bologna, 360 pp., 14 x 21,7, ISBN 88010-40542-0. En este libro, interesante y utilísimo, Ciola se propone dos objetivos que mutuamente se complementan: introducir en e! conocimiento de la historia, de! método y de las características epistemológicos de! tratado sobre la Trinidad, y presentar una síntesis de las diversas perspectivas con que se aborda la teología trinitaria en e! pensamiento contemporáneo. El libro finaliza con un apéndice de textos traducidos al italiano de autores tan diversos como M.

RESE¡(¡AS

Buber, algunos Santos Padres como San Ireneo, San Atanasio, San Gregorio de Nisa o San Agustín, los autores más notables de! medioevo, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino entre ellos, autores espirituales como San Francisco de Asís, Santa Catalina, Bérulle, Edith Stein o Isabe! de la Trinidad, y teólogos de nuestro siglo como K. Barth, K. Rahner, Th. Spidlik, von Balthasar, Gustavo Gutiérrez, Marcello Bordoni o Bruno Forte, y orientales como S. Bulgakov y V. Lossky. El primer capítulo -Del olvido al descubrimiento del pensamiento trinitari(}--, destaca unos hechos sobre los que hay un acuerdo general entre los teólogos. En los últimos siglos se ha dado una especie de «afasia trinitaria» en e! ámbito teológico y grandes ámbitos de la sociedad y de! pensar filosófico expresan un menosprecio notable en torno a la cuestión sobre Dios, hasta e! punto de que e! pensar sobre Dios se estima como algo irrelevante. Comparto con e! A. la convicción de que e! redescubrimiento de la teología trinitaria -lo que Bruno Forte llamaría la vuelta a la patria trinitariano sólo rejuvenece y centra e! quehacer teológico, sino que es probablemente la forma más adecuada para salir al paso convincentemente de las agresiones que plantea al cristianismo e! ateísmo contemporáneo. Más allá de un teísmo filosófico difícilmente creíble en la situación actual, se encuentra la presentación sincera y completa de la verdad sobre e! Dios que se ha revelado en Cristo. Volver a utilizar e! lenguaje y los conceptos de la Escritura, sin miedo a hablar de! misterio de trinitario, es e! camino más seguro para responder a un ateísmo que, en tantos casos, es fundamentalmente cansancio y falta de interés. 333

RESEÑAS

El segundo capítulo está dedicado a presentar e! desarrollo de la teología trinitaria desde los primeros enunciados de! misterio hasta la época moderna. Es una re!ectura de veinte siglos de fe y de teología trinitaria. Se trata de una re!ectura hecha desde la perspectiva actual en la que se estima como patrimonio adquirido la centralidad de! misterio de Dios en e! pensar teológico y la inseparabilidad entre cristología y teología trinitaria. Ciola muestra cómo la riqueza teológica que se venía acumulando en las últimas décadas y e! esfuerzo de los teólogos más representativos por hacer una teowgía mds teológica culmina en los últimos años en una maduración de! discurso cristiano sobre Dios, en e! que se está atento fundamentalmente a presentar honestamente al Dios predicado por Jesucristo. El capítulo tercero y último lleva por título Método y perspectivas de la sistemática trinitaria. El A. trata aquí las dificultades existentes a la hora de estructurar e! tratado de Dios Uno y Trino, las razones que explican la crisis de! teocentrismo, y la afirmación de que la Trinidad ha de ser la forma epistemológica de la reflexión teológica. La mayor parte de las afirmaciones de! A. son bien conocidas en los ambientes teológicos. Así sucede p.e. con e! pensamiento de que e! discurso cristiano sobre Dios debe ser, ante todo, una reflexión en torno al Dios que se ha manifestado en Cristo. Ciola estima como irrenunciable e! convencimiento, hoy generalizado, de que a la theowgía hay que llegar desde la oikonomía, pues la hiStoria salutis es e! camino real para adentrarnos en e! misterio íntimo de Dios (p. 199).

El Autor insiste en que, en e! quehacer teológico, la Trinidad es la forma epistemológica fundamental. A continuación desarrolla su pensamiento, puntualizando qué entiende por forma epis334

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temológica fundamental. Esta expresión -dice Ciola- ha de tomarse no como un a priori conceptual, sino como la afirmación de que con la subida hasta e! misterio apofático de la Trinidad se pueden abrazar todas las demás dimensiones de la fe y, en consecuencia, de la investigación teológica (ibid). El A. concluye (pp. 263-267) descendiendo al terreno práctico -no por ello menos teológico-, de! papel que debe jugar en la nueva evangelización la visión de Dios que brota de los actuales planteamientos trinitarios. Tras referirse brevemente a la crisis de la modernidad, Ciola advierte que la respuesta más adecuada a esta crisis se encuentra en algunas de las características propias de! Dios cristiano: en primer lugar, su dimensión histórica, es decir, su concreción en la Persona de Cristo; en segundo lugar la afirmación de! ser de Dios, como e! ser de! amor, es decir, la dimensión agápico-personalista de! misterio trinitario (p. 265). El lector se encuentra, pues, ante un libro ponderado en sus juicios históricos y con un gran equilibrio entre la aportación de datos que se ofrecen y la valoración personal de estos datos. N. Ciola aduce, además, al final de cada capítulo una generosa información bibliográfica.

L. F. Mateo-Seco

J. E. CORBf, C. J. MOYA (eds.), Ensayos sobre libertad y necesidad, Artes Gráficas Soler, Valencia 1997, 238 pp., 17 x 21,4, ISBN 84-8191-130-5. Nos encontramos ante una obra de jóvenes filósofos, editada en colaboración con e! Departamento de Metafísica 1 de la Universidad de Valencia. La obra analiza un tema de gran envergadura

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filosófica y teológica: la libertad y la necesidad. Los editores no sólo han sabido elegir un tema de gran interés tanto para el filósofo como para el teólogo, sino que han sabido plantearla adecuadamente, eligiendo para su estudio autores importantes y significativos en la historia del decurrir del pensamiento. El libro está dividido en tres partes. La primera -Perspectivas históricas (pp. 13-112)- aduce planteamientos y pensadores representativos de la cultura occidental. He aquí los trabajos: El azar y la necesidad en la Física de Aristóteles (Juan de Dios Bares); Libertad y necesidad en Agustín de Hipona (J. J. Garrido Zaragoza); La libertad en el Humanismo renacentista y la Reforma (J. B. Llinares); Spinozismo (M. Larrauri); A partir de Schiller: naturaleza, juego y libertad (J. Marrades Millet). La segunda parte está dedicada al debate filosófico contemporáneo, y consta de los siguientes trabajos: Libertad y responsabilidad moral (e. J. Moya); No podría haber actuado de otro modo, ¿y qué? (D. e. Dennett); El antinaturalismo de las teorfas de la racionalidad y la responsabilidad (D. Pears); Incompatibilismo y necesidad contrafoctica (J. E. Corbí y J. L. Padres); La responsabilidad de ser lo que se es (N. J. H. Dent). La tercera parte está dedicada a aspectos interdisciplinares, y consta de tres trabajos: Mentes, máquinas e intencionalidad original: el argumento Dennett (J. J. Acero); La única cuestión seria es el suicidio: sobre el innatismo biológico en la primera sociobiología (e. J. Cela Conde); Creencia, voluntad y justificación (T. Grimaltos). Salta a la vista la pluralidad de perspectivas desde la que se aborda en esta obra un tema tan central y humano, que suscita cuestiones tan diversas y que, en no pocas ocasiones, recibe respuestas viscerales. En el fondo, de su solución

RESEÑAS

depende en buena parte la forma en que uno debe situarse ante el propio destino. Por esta razón, la pregunta por el binomio libertad-necesidad se encuentra presente en todas las culturas, y afecta inmediatamente al ámbito religioso. El decurrir del pensamiento da testimonio de ello. No hay pregunta implanteable en filosofía y ninguna respuesta debe ser demonizada, pues lo que caracteriza el quehacer del científico honesto es precisamente la búsqueda sincera y desapasionada de la verdad. En la obra que estamos presentando, es necesario destacar con agrado no sólo la pluralidad de perspectivas que ofrece, sino también el hecho de que entre los autores estudiados se encuentren San Agustín, Lutero y Erasmo, que se mueven en un ámbito decididamente teológico. Es lógico que, por nuestra parte, prestemos especial atención a estos dos trabajos. San Agustín debió afrontar la cuestión de la libertad humana numerosas veces y en contextos diversos: en la lucha contra la concepción pagana del hombre esclavizado por un destino ciego, en la lucha contra Pelagio y al hacer hincapié en la disminución de libertad para el bien que comportan las secuelas del pecado original, en su refutación del maniqueísmo, del que tuvo que desprenderse para convertirse al cristianismo. Por otra parte, precisamente en esta cuestión, la historia del pensamiento -sobre todo la historia del pensamiento occidental- resultaría incomprensible sin conocer las líneas fundamentales del pensamiento agustiniano, que influye decisivamente en la visión posterior de la existencia humana y de su superioridad sobre la necesidad. No era fácil la tarea de J. J. Garrido Zaragoza, pero hay que decir que la ha llevado a cabo con seriedad y equilibrio.

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RESEÑAS

Lo mismo cabe decir de las páginas dedicadas a la libertad en el Humanismo renacentista y en la Reforma y que, de hecho, son un estudio profundo de la controversia entre Martín Lutero y Erasmo de Rotterdam, cuyos planteamientos, opciones y discursos resultan paradigmáticos de las inquietudes y angustias del Renacimiento. Se trata de unas posiciones divergentes que llevan a unas consecuencias de extrema importancia en todos los ámbitos de la convivencia y del pensar humanos. Joan B. L1inares ha sabido captar el perfil de los dos personajes, e ir al fondo de la cuestión discutida tan apasionadamente por uno y otro y, en definitiva, por el Renacimiento. L1inares no sólo ha tenido la sensibilidad necesaria para captar lo que acontece a Lutero -aterrorizado por sus obsesiones-, y a Erasmo -acérrimo defensor de la bondad de lo humano-, sino que, además, ha sabido ir al fondo de la cuestión planteada al abordarla en su dimensión metafísica. Obviamente en una obra de esta naturaleza siempre se puede decir que faltan personajes importantes, o que se debían haber abierto todavía más perspectivas. En cualquier caso, es claro que aquí se han tratado asuntos importantes, con una considerable amplitud de horizontes y con el rigor exigible a unos universitarios. L. F. Mateo-Seco

Avelino DE LUIS FERRERAS, La cuestión

de la incomprensibilidad de Dios en Karl Rahner, Publicaciones U. P. de Salamanca, Salamanca 1995, 401 pp., 17 x 23,5 cm. Estudiar un aspecto concreto del pensamiento de un autor puede pare336

cer, a primera vista, reductivo, por ser sectorial. Sucede, sin embargo, que en cualquier construcción intelectual hay unos hilos que la atraviesan, y unen sus diversas partes. El libro de A. de Luis Ferreras elige con acierto un tema en la teología de Karl Rahner que resulta ser -según demuestra Ferreras- no sólo cuestión importante, sino también una dimensión abarcante de la entera teología rahneriana. Como consecuencia, el libro de Ferreras puede servir para los interesados como una especie de pórtico al pensamiento rahneriano. El capítulo primero ofrece una visión breve, pero no superficial, de la vida y metodología de Rahner. Particularmente interesante es la valoración que ofrece Ferreras de la contribución del autor alemán a la teología contemporánea: hay conceptos rahnerianos que han sido utilizados por muchos en su elaboración teológica, aunque -para mayor exactitud- habría que añadir que con frecuencia han sido asimilados no sin importantes matizaciones, y en ocasiones, correcciones serias. Los siguientes largos capítulos (tres en total) exponen sistemáticamente la cuestión de la incomprensibilidad de Dios en Rahner. De una materia rahneriana de tan diversa índole y calidad, Ferreras intenta -yen gran medida logra- ofrecer una visión más orgánica de este pensamiento, salvando de esta forma una de las dificultades en el estudio de Rahner, confesada por él mismo: un «estilo oscuro». En ocasiones el autor, quizá llevado por el afán de defender la coherencia del pensamiento de Rahner, parece hilar cabos sueltos más de lo que el mismo Rahner quiso o logró hacer: en cierto modo nos encontramos con pequeñas contribuciones de Ferreras, no exentas de interés (p. ej., en la p. 391): «El misterio incomprensible

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RESEÑAS

que denominamos Dios se autocomuni ca al hombre como su salvación. La obra de Rahner, ... no habla en realidad de otra cosa».

en el mismo Rahner, si hubiera dialogado más con objeciones al sistema rahneriano, ya que éste se auto definía como inconcluso y provisional.

A grandes rasgos, he aquí los puntos principales del pensamiento de Rahner:

J. Alviar

l. Una tendencia apofática en el método: no es posible encerrar a Dios en conceptos; cualquier teología debe revrstir una doble túnica de humildad y provisionalidad.

Avery DULLES, S. J., The Priest/y Office. A Theological Reflection, Paulist Press, New York-Mahwah 1997,81 pp., 20 x 13,5, ISBN 0-8091-3716-X.

2. Un enraizamiento antropológico como punto de partida para la teología: el hombre, con su innominada experiencia de no-plenitud, está abocado y posibilitado para reconocer y aceptar la autodonación de la Trinidad.

Avery Dulles, profesor de Religión y Sociedad en la Fordham University (Bronx, New York) se ocupa, en este texto de alta divulgación, de lo que considera central para la identidad y misión del sacerdote. Sin ahorrar valoraciones, toma posición ante alternativas «diluyentes» y replantea cuestiones teológicas con acierto. Además de examinar los planteamientos de H. Küng, E. Schillebeeckx y L. Boff, muestra, en perspectiva histórica, el esfuerzo por evitar que el sacerdocio ordenado se reduzca a un mero ministerio funcional, y por comprender las relaciones entre los «ministerios» de Cristo (profético, sacerdotal y real). Desde las perspectivas de K. Rahner, H. U. von Balthasar, J. Ratzinger, Pablo VI y Juan Pablo JI, que en principio acentúan el ministerio de la palabra, pasa a O . Semmelroth y J. Lécuyer -que subrayan el culto-; y luego a W Kasper, J. Galot -yen cierta medida H . U. von Balthasar-, como autores que se centran en el ministerio pastoral.

3. Finalmente, la incomprensibilidad de Dios como dimensión intrínseca de su autocomunicación: cuando el Misterio Absoluto se nos da, y le captamos intelectual, volitiva, y vitalmente, sigue siendo en todo momento un Existente que desborda nuestra receptividad creatural. La enumeración que acabamos de hacer recuerda también ciertos aspectos del pensamiento de Rahner que han sido objeto de crítica por otros autores, como son, p. ej., una posible des-dogmatización o des-tematización de la fe cristiana, en aras del «apofatismo» teológico; y una minusvaloración de lo histórico-concreto tan propio del misterio cristiano, en aras de una abstracción antropológica (críticas de H . Urs von Balthasar y de W Kasper).

El autor parece dejarse llevar a veces por el afán de hacer apología de Rahner, citando (cfr. pp. 388-389) objeciones de forma somera y pasando a defender al teólogo alemán. Quizá hubiera estado más en consonancia con un aspecto que parece haber detectado

Alude a la relación del sacerdote con los «problemas humanos», en un momento histórico -el actual- en que sigue peligrando la identidad del sacerdote y la «dimensión vertical» de su misión, a causa de la dispersión de tareas en las que el sacerdote puede verse envuelto, la creciente seculariza337

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RESEKlAS

cIOn, el olvido de la disciplina espiritual, y un interés unilateral en los aspectos temporales y sociales del ministerio. A partir de la tradición y los textos del Vaticano II, Dulles defiende la centralidad del aspecto sacramental (reduplicativamente sacerdotal) en la misión del sacerdote. Piensa que en las últimas décadas en la teología católica se ha disminuido la importancia del aspecto sacerdotal del ministerio, lo que «ha sido parcialmente responsable de la crisis de identidad sacerdotal y de la escasez de vocaciones en partes del mundo donde la secularización ha ido más lejos» (pp. 43 s.). Sugiere fomentar «un vigoroso movimiento de renovación espiritual» (p. 11) entre los cristianos, mediante el sacramento de la reconciliación y la dirección espiritual; abandonar la primacía del activismo dedicando tiempo a la promoción de la santidad de los fieles y a la formación básica sobre las exigencias morales del cristianismo (<
338 .

Gilles EMERY, La Trinité Créatrice, Librairie Philosophique J. Vrin, Paris 1995, 590 pp., 16 x 24 cm.

La obra de Gilles Emery estudia un tema específico e importante de la historia de la teología: Dios como Trino y Creador, según la formulación del joven Tomás de Aquino (en el comentario a las Sentencias) y sus predecesores S. Alberto Magno y S. Buenaventura. Emery estudia sucesivamente y con detenimiento las doctrinas de los tres escolásticos, identificando las líneas maestras de sus construcciones trinitari~, y apuntando las diferencias entre ellas. Salen así a la luz algunas conclusiones importantes: 1) En primer lugar, la confluencia, en Sto. Tomás, de líneas procedentes de S. Alberto Magno y de S. Buenaventura. El Aquinate, según Emery, asume la elaboración comenzada por S. Alberto en torno a las relaciones y procesiones trinitarias, basada en una consideración de los nombres de las Personas divinas. Sto. Tomás recibe de S. Buenaventura la especulación en torno al papel de la voluntad divina en las procesiones intratrinitarias y en la acción creadora. 2) En segundo lugar, la constatación de una conciencia, por parte de los tres escolásticos, de un fuerte nexus mysteriorum, entre Trinidad y Creación. Dos formulaciones ofrece Sto. Tomás para explicitar este nexus: la más conocida, la unidad de la Trinidad en sus obras ad extra; la menos conocida, pero no menos importante, la procesión de las Personas divinas como fundamento (causa y ratio) de la procesión de las criaturas. Esta última regla, que según Emery llega a las profundidades del misterio

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divino, no es reducible sin más a la doctrina de las apropiaciones, ya que apunta a una verdadera distinción entre las Personas en cuanto a su papel en la creación. Sto. Tomás ve la distinciónunidad de las Personas divinas como el fundamento ontológico de la unidadmultiplicidad del mundo creado. Así, dentro del cuadro clásico de exitus-reditus, el Aquinate percibe misterio dentro de misterio: un exitus de un Principio (Padre), tanto de Personas divinas (Verbo y Amor), como de criaturas; y un reditus de las criaturas (retorno al Principio), realizado por la misión y actuación de la Segunda y la Tercera Personas. Emery apunta hacia dos líneas estructurales que sostienen el pensamiento trinitario-creacional de Sro. Tomás: la noción de principium, y la noción de exitus-reditus. El estudio es muy detallado, y no se limita a meros detalles, sino que ofrece una visión de las líneas maestras del pensamiento de los tres grandes teólogos. Una de sus aportaciones más interesantes es la de recordar que el principio de la unidad de las Personas divinas en su obrar ad extra sólo puede entenderse en toda su profundidad en conjunción con un segundo principio, el de la distinción real entre las Personas, debida a las diversas procesiones intradivinas.

J. Alviar Jesús EsPEJA, Creer en Jesucristo, BAC, Madrid 1997, 170 pp., 13,5 x 20,5, ISBN 84-7914-297-9. El libro puede considerarse como una breve crisrología escrita para sumarse a la preparación de las celebraciones del tercer milenio, viviendo la indicación pontificia de dedicar este año de 1997 a Jesucristo.

RESEÑAS

El A. es bien conocido no sólo en los medios estrictamente científicos, sino también en amplios sectores a los que llega su labor de divulgación teológica. El presente trabajo es una buena muestra de ello. Es de justicia destacar la buena pluma con que está escrito. El A. intenta llegar al hombre de hoy no sólo poniendo en primer plano los problemas que más le afectan, sino teniendo en cuenta además su sensibilidad y su lenguaje. Estas páginas están escritas pensando en los afanes de libertad y de liberación tan fuertemente vividos en muchos países de habla castellana. El libro tiene las dimensiones oportunas para el fin propuesto. El esquema es lineal y fácil de seguir. Está dividido en tres partes. La primera -El espacio interior de Jesús (pp. 17-90)- trata las cuestiones más típicas de una cristología: la aproximación a la historia de Jesús, la llegada del Reino, la evangelización de los pobres, la intimidad de Jesús con Dios, y el martirio de Jesús. Esta parte descansa fundamentalmente en el Abbá de Jesús, como muestra de su especial y única relación con Dios. La segunda parte -La fe de los cristianos {pp. 91-148)-, presenta un resumen de cómo han entendido la persona y la obra de Jesús los cristianos de la primera época. El A. incluye aquí los escritos neo testamentarios -leídos sobre todo como testimonio de la fe de los primeros discípulos- y un breve comentario del Símbolo de Nicea. La tercera parte -Fe, seguimiento y testimonio (pp. 149-170)-, está dedicada a mostrar las implicaciones que conlleva una auténtica confesión de fe en Jesucristo. El A. lleva muchos años explicando teología y, en concreto, la cristología. En este libro queda patente su experiencia, tanto en el terreno literario 339

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RESEÑAS

como en el terreno propiamente teológico. El esfuerzo por utilizar un lenguaje cercano a un amplio público lleva consigo el que, a veces, en un determinado párrafo, no se acabe de perfilar una expresión que un poco más adelante encuentra una formulación más clara. Así sucede, p. e., cuando habla en dos líneas de la experiencia mística de Jesús como fundamento de su visión del mundo (p. 31), tema que puede resultar ininteligible a quien no conozca algo el actual modo teológico de tratar la conciencia de Jesús. El esquema está muy bien elegido y ha sido desarrollado con equilibrio, uniendo armónicamente las páginas dedicadas a la teología con las dedicadas a la invitación a la praxis. Resulta especialmente oportuno el haber elegido el tema del Abbá como centro de la cristología de este pequeño libro. Como de pasada, el A. dice cosas importantes. La lógica brevedad del libro no permitía más. Así sucede p. e., en sus frases sobre del carácter biográfico de los evangelios (pp. 20-25), o sobre la intimidad del Abbá Y de la oración de Jesús (pp. 76-81). L. F. Mateo-Seco

José C. R GARcfA PAREDES, Santa María del 2000, BAC, Madrid 1997, 123 pp., 13,5 x 20,5, ISBN 84-7914-280-4. De forma resumida el A. indica la finalidad de' este breve libro: «Con las reflexiones de este libro quisiera contribuir a la vivencia de estos años: Tal vez pueda ayudar a esperar el año 2000 con los sentimientos del alma de María. Ella recibió, la primera, la gran llamada a la Alegría: Alégrate, agraciada. Un año jubilar es una convocación a la Alegría colectiva» (p. 11). 340

Este libro está dividido en seis capítulos. El primero intenta presentar la celebración del jubileo del año 2000 y la preparación previa de los tres años precedentes como un gran proceso de reiniciación cristiana y en este contexto estudia la misión de María. El segundo capítulo se centra en los datos históricos referentes a María de Nazaret. Es llamativo que García Paredes, al igual que lo hiciera en su tratado de Mariología, editado en la colección Sapientia fidei de esta misma editorial, esté tan aferrado a la teoría de la marginalidad de Jesús -tesis tomada de la obra de John P. Meier, Un judío mar-

ginal. Redefiniendo al Jesús histórico-. Afirmación más que discutible, pues ya el Prof Pozo en su recensión a la Mariología de este A. sostenía que «es claro que el concepto de marginación no coincide con el de pobreza. Por otra parte, los mismos datos ofrecidos por el A. permitirían escribir un capítulo en sentido contrario al que él plantea. ¿Se puede llamar «marginal» a un «rabino» sabio que consiguió numerosos seguidores los cuales no dejaron de quererlo a pesar de su condenación a muerte de cruz por Pilatos, como es el caso de Jesús según el testimonio de Flavio Josefo?» (ArchTeGr 58 [1995] 395). Por otra parte García Paredes pat~ corroborar la marginalidad de María trae a colación la teoría del «enigmático origen de Jesús». Es anacrónico que una controversia suscitada en los ambientes judíos a partir del siglo III -véase la disputa entre Orígenes y Celso- se retrotraiga al tiempo de María. Finalmente tampoco queda clara en este capítulo, al igual que en su Mariología, la perpetua virginidad de María, pues trata de forma ambigua el tema de los «hermanos de Jesús» (cf. p. 42).

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El capítulo tercero se centra en la concepción virginal de Jesús y en la maternidad virginal de María. Es un comentario sugerente de los datos escriturísticos de S. Mateo y S. Lucas sobre la génesis de Jesús. El cuarto trata de María como perfecta seguidora y discípula de su Hijo. Para ello comenta especialmente las escenas marianas de los evangelios de S. Lucas y de S. Juan, en las que se descubre «cómo también la madre de Jesús fue modelo de discípulo: a ella aplica Lucas las palabras de Jesús, de bienaventurados los que escuchan la Palabra y la ponen por obra» (p. 83). «María es la mujer bendita con la que la comunidad se siente bendecida. La mujer creyente en la que la comunidad alimenta su fe. Es la madre del Señor y la madre de los creyentes» (p. 85) . El quinto capítulo se refiere a la glorificación de María y a su presencia viva y operante en la Iglesia actual. «María del cielo, María glorificada, forma parte de la gran Comunión, de aquella comunidad que tiene un solo corazón, una sola alma, todo en común. La comunidad del Espíritu no es una comunidad cerrada en sí misma» (p. 96). María está siempre presente en el camino de espiritualidad, como modelo y paradigma de seguimiento a su Hijo, como icono de la Iglesia materna. En el sexto y último capítulo García Paredes, glosando la escena de la Mujer del Apocalipsis trae a colación las mariofanías y su repercusión en el momento presente. «María aparece en la conciencia de la Iglesia como Mujer que trae una llamada a la transformación. En momentos cruciales ella emerge como el seno fecundo ofrece la nueva Vida. Llama la atención para insistir en aquello que es decisivo y más importante» (p. 120).

RESEÑAS

Todos los capítulos, después de la presentación temática realizada por el A, tienen un espacio para las «Resonancias personales», donde el A. interpela al lector con unas frases incisivas y personales referentes el tema tratado. Cada uno de estos capítulos finaliza con una poesía mariana. J. L. Bastero

J. LÓPEZ MELús, María,

una historia de Amor, Edit. San Pablo, Madrid 1994, 258 pp., 13,5 x 21, ISBN 84-2851637-5.

El aragonés López Melús, operario diocesano, actualmente director espiritual del seminario S. Ildefonso de Toledo y, a la vez, conocido autor de obras marianas, nos presenta este libro, fruto de su reflexión teológica y de su experiencia mariana. Así escribe en el prólogo de esta obra: «Con relación a Dios, todos somos una historia de amor. y más que nadie, la Virgen María, la hermosa doncella de Nazaret, un enclave divino en la tierra, la bendita entre todas las mujeres ... » (p. 8), para justificar el título de esta obra. Consta de cuatro partes: La primera - «Conocer a María>)- trata de la vida de María, desde su infancia y adolescencia hasta los últimos años de su vida terrestre y su glorificación celeste, como Reina y Madre. En la segunda -«Amar a María»el A. explica el valor del amor en la vida humana y glosa detalladamente por qué María es digna de amor, explayándose en abundantes ejemplos de amor a la Virgen desde la Edad Antigua -S. Efrén, S. Cirilo de Alejandría, S. Ildefonso de Toledo, etc.- hasta nuestros días -San Maximiliano Kolbe, el beato Pedro Poveda, la madre Maravillas de 341

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RESENAS

Jesús, el beato Josemaría Escrivá de Balaguer, Santiago Alberione, etc.-.

Carthaginensia. Algunos de los capítulos han sido ya publicados en esta Revista.

La tercera -<
El lector tiene entre las manos el estudio completo de la gracia y de la ciencia de Cristo en uno de los períodos más ricos de la teología franciscana. Gracia y ciencia son temas verdaderamente importantes en Cristología,·y se encuentran estrechamente relacionados, sobre todo, en la forma en que los concibe la teología medieval. El A. hace muy bien en estudiarlos unidos y en poner de relieve su dimensión soteriológica, como lo hicieron especialmente los autores sobre los que trabaja.

La última parte -«Irradiar a María»- es un amplio elenco de Padres, santos, doctores, pastores, almas consagradas, y escritores que han difundido el amor y la devoción a Santa María a lo largo de la historia. Es un libro de fácil lectura y que hará las delicias de las personas que deseen crecer en el amor y en el conocimiento de nuestra Madre a través del testimonio de poetas, santos, místicos, papas, teólogos, pintores, etc. J. L. Bastero

Francisco MARTfNEZ FRESNEDA, La gracia y la ciencia de jesucristo, Publicaciones Instituto Teológico Franciscano, Editorial Espigas, Murcia 1997, 340 pp., 17 x 24, ISBN 84-86042-34-8. El libro tiene el siguiente subtítulo: Historia de la cuestión en Alejandro de Hales, adón Rigaldo, Surnrna Halensis y Buenaventura. Su origen es una tesis doctoral defendida en el Antonianum de Roma en 1978 titulada La Plenitud de gracia en jesucristo: su andlisis en Alejandro de Hales, adón Rigaldo, Surnrna Halensis y Buenaventura. Las páginas que ahora se nos ofrecen, densas y bien concebidas, recogen este trabajo extendiéndolo a la ciencia de Cristo. Es un trabajo madurado por años de docencia y por la experiencia del A. como Director de 342

El libro está dividido en estos capítulos: 1. La plenitud de gracia de jesucristo; 11. La plenitud de gracia de jesucristo según adón Rigaldo; III. La plenitud de gracia de jesucristo en la «Surnrna Halensis»; IV. La plenitud de gracia de jesucristo según San Buenaventura; V. La ciencia de jesucristo; VI. La ciencia de jesucristo según adón Rigaldo; VII. La ciencia de jesucristo en la «Surnrna Halensis»; VIII. La Sabiduría del Vérbo encarnado. Como se ve, el A. sigue un esquema limpio y lógico. Lo ha desarrollado con cariño y seriedad. Son, por así decirlo, dos condiciones imprescindibles para comprender estos textos en toda su profundidad . Estos textos, en efecto, pertenecen a unos autores que viven intensamente la piedad franciscana, con la fuerza que en ella recibe la Humanidad de Jesús. Como Martínez Fresneda pone de relieve, la influencia de Alejandro de Hales es decisiva en los autores siguientes, incluido San Buenaventura. Pero es todo el espíritu franciscano el que vibra en Alejandro de Hales y en estos momentos de gran piedad y optimismo teológicos. Martínez Fresneda ha trabajado con rigor, y el texto que ahora nos ofrece denota la madurez de unas pági-

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RESEÑAS

nas que han sido meditadas largamente. Se le pueden hacer muchas alabanzas. Una de ellas -y no pequeñaes el acierto de los autores elegidos. Ellos forman parte de los teólogos más importantes de la teología medieval, y deben ser escuchados, pues tienen mucho que decir a la teología contemporánea.

en su época. Sin embargo no hay que sorprenderse. Los judíos enemigos de Cristo de los que se trata constantemente en el evangelio de Juan, sin dejar de ser hombres de carne y hueso, son ante todo símbolo de todos aquellos que, en el pueblo de Israel y mucho más allá, han opuesto y oponen una resistencia radical al mensaje de Jesús» (p. 13).

L. F. Mateo-Seco

El prólogo de San Juan On 1, 1-18) se estudia en la introducción del libro. Siguen tres capítulos: 1. Temión creciente; 2. Luchas abiertas, 3. El desenlace. La Resurrección de Jesús se trata en el epílogo.

Jean MoussÉ, jésus le Roi des Juift, Ed. du Cerf, Paris 1997, 191 pp., 13,5 x 19,5, ISBN 2-204-05612.

J. Moussé presenta aquí una meditación sobre el evangelio de San Juan realizada para hacerlo accesible al hombre de hoy. Como escribe P. Gibert en el prólogo, el lenguaje es simple, las cuestiones son de actualidad. y las respuestas, frecuentemente provocativas, son de una gran pertinencia por su enraizamiento en un texto de una antigüedad de veinte siglos, pero que permanece abierto (p. 9). El libro prescinde de las cuestiones históricas y exegéticas, para centrarse en la lectura del texto evangélico. Esto da una indiscutible agilidad al libro; el lector es llevado a enfrentarse con las palabras joánicas con las menos mediaciones posibles. En el trasfondo, se encuentra la exégesis de Raymond Brown (p. 18). El A. sigue linealmente el relato evangélico, ofreciendo una lectura actual, de forma que el lector se sienta envuelto en la cuestión de Jesús como los judíos de su época. «En una época de confusión en la que subyacen el antisemitismo y el racismo y se convierten tantas veces en amenazantes, puede parecer provocador el título de este libro. También el cuarto evangelio lo fue

J. Moussé dedica el libro a Etty Hillesum ya los millones de perseguidos que, con ella, siguieron los pasos del Crucificado. Quizás nada mejor para resumir el espíritu, las convicciones y la buena factura literaria del libro que este texto de ella que el A. coloca como frontispicio: «Klaas, es la única solución, la única verdaderamente. Yo no veo otra salida: que cada uno de nosotros vuelva sobre sí mismo y extirpe y aniquile en sí mismo todo lo que crea que debe aniquilar en los demás. Y estemos firmemente convencidos de que el menor átomo de odio que añadamos a este mundo nos lo convierte en más inhóspito de lo que ya es. Y Klaas, el viejo partisano, el veterano de la lucha de clases, dijo entre la extrañeza y la consternación: ¡Pero esto sería una vuelta al cristianismo! Y yo, divertida por tanto azoramiento, contesté sin inmutarme: Pues claro. El cristianismo, ¿por qué no?» (p. 11).

J. Moussé ha sabido presentar en forma grata una lectura del evangelio de Juan en la que se hace esta misma pregunta: ¿por qué no? L. F. Mateo-Seco

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RESEÑAS

José Miguel ODERO, Teología de la fe, Ed. Eunate, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona 1997, 248 pp., 16 x 24, ISBN 84-7768-084-1. La Colección Teológica de la Universidad de Navarra se ve enriquecida con este interesante trabajo del profesor José Miguel Odero sobre la fe. El autor yel tema nos llevan a recordar que no es la primera vez que Odero se ocupa de esta cuestión radical del existir cristiano. Particularmente bien conocida de los especialistas es su magnífica monografía La fe en Kant (1992), a la cual hay que añadir -aparte de otros trabajos sobre teología y literatura- varios artículos, también sobre la fe, aparecidos en diversas revistas de teología.

La Teología de la fe que Odero nos ofrece es resultado en parte de algunos de esos artículos a los que se ha aludido. Pero solamente en parte, porque además de que en varios casos los textos publicados han sido posteriormente trabajados, otros son textos inéditos. Evidentemente no se trata de un tratado teológico cOl1J.pleto sobre la fe; como pone de manifiesto el subtítulo, el autor ofrece «una aproximación al misterio de la fe cristiana». Y como tal aproximación ha de ser leído el libro. Un repaso al contenido dará idea al posible lector de las cuestiones con las que se va a encontrar. Después del primer capítulo, de naturaleza histórica, viene un examen del estatuto epistemológico de la fe en un autor de tanta influencia como Kant. Como era de esperar, en esta cuestión Odero muestra la maestría que adquirió en sus anteriores trabajos sobre el regiomontano. Los capítulos III y IV ayudan a delimitar la naturaleza precisa de la fe, que se distingue de la opinión, y que, en cuanto

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fe divina, presenta caracteres únicos. Los dos breves capítulos que vienen a continuación ofrecen unas reflexiones sobre la relación de la fe con la felicidad y la experiencia, respectivamente. Tras ocuparse de la virtud y de la razonabilidad de la fe, Odero ofrece unas reflexiones sobre el carácter teologal y eclesial de la fe y sobre la fe como verdad y como don, para concluir con un trabajo de hermenéutica del Vaticano 11 sobre fe y pneumatología. Aunque es inevitable comprobar el origen fragmentario o no sistemático del trabajo, hay que reconocer que la obra presenta una suficiente trabazón interna. Hace revivir aspectos de la teología de la fe que no pueden pasar a un segundo plano. En este sentido, me parece necesario subrayar la importancia de los capítulos III y IV que sirven para destacar a la vez la originalidad del acto cristiano de fe y su intrínseca relación con la inteligencia y la voluntad, en tiempo en el que la fe vuelve a experimentar una presión que tiende a reducirla al ámbito de lo residual o lo privado. Odero, además de informar sobre el estado de la discusión, ofrece una interesante reflexión que es de agradecer. C. Izquierdo

Guillermo PONS, Jesucristo en los Padres de la Iglesia, Ciudad Nueva, Madrid 1997, 251 pp., 15 x 22, ISBN 8489651-20-5.

Inteligente y oportuna selección de textos patrísticos cristo lógicos, puesta al servicio de los que comienzan a adentrarse por los caminos de la patrística y de la cristología. La conmovedora y rica doctrina de los Padres sobre Jesucristo es inabarcable, pues ocupa un arco histórico que va desde la literatura judeo-

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RESEÑAS

cristiana hasta San Juan Damasceno o San Isidoro; abarca, pues, la controversia cristológica de los primeros siglos, el lento madurar en la formulación del dogma, la predicación de ocho siglos, y una ingente cantidad de escritos de doctrina espiritual. · G. Pons ha sabido seleccionar los autores, las épocas y los temas, presentando un amplio dossier de textos que descubren un panorama especialmente interesante en la historia del pensamiento.

de los mártires, de los confesores, de las vírgenes y de una muchedumbre inmensa que nadie es capaz de enumerar. La doctrina patrística -bien se percibe en la muestra que aquí se ofrecees un inmenso clamor de fe y de piedad hacia Cristo.

Los textos patrísticos están ordenados según el orden de los acontecimientos de la vida del Señor. El A. los ha distribuido en cincuenta apartados. Esto le permite atender no sólo a los acontecimientos del nacimiento, muerte y resurrección del Señor, sino también a numerosos pasos de su vida pública del Señor y a muchos de sus discursos. Dentro de cada paso, se aducen comentarios significativos acompañados de una breve introducción preferentemente doctrinal.

L. F. Mateo-Seco

Siempre ha sido Cristo el centro del amor y de la contemplación de la Iglesia en la oración, en los sermones y, en los primeros siglos, también en la formulación dogmática. Pons ofrece ahora una buena muestra del inmenso caudal de pensamientos -y de afectos- que la contemplación de la vida del Salvador ha suscitado en los cristianos de los primeros siglos. El lector puede comprobar cuán cerca nos encontramos espiritualmente de aquellos venerables maestros, y puede comprobar también cuánta razón llevaba Fray Luis de León al presentar en Los nombres de Cristo el título de Amado como uno de los que pertenecen indiscutiblemente a Jesús de Nazaret. Desde su muerte en la Cruz es evidente que, a pesar de la pecaminosidad de cada época, nadie ha sido tan querido como Él. Le canta con la entrega de su vida el innumerable coro

La estructura del libro y las breves introducciones con que se presentan convierten a este libro en un instrumento útil para leer la vida del Señor como la leyeron los Padres de la Iglesia.

Klans SCHREINER, Maria, Vit;g"en, Madre, Reina, Herder, Barcelona 1996, 600 pp., 14 x 21,5, ISBN 84-254-1943-3. En el prólogo de este extenso libro el A. da noticia de su metodología y finalidad: «el presente libro ... se escribió con la intención de considerar el culto mariano como un espejo de las necesidades y situaciones humanas. No informa sobre discursos dogmáticos, sino que cuenta experiencias y relata historias» (p. 16). Poco después continúa el A. «el presente libro se escribió con la intención de comprender a los hombres de la edad media que intentaron superar sus vidas con la ayuda de María» (p. 19). Consta de una introducción, doce capítulos y un epílogo. En ellos se relatan los encuentros de los hombres del medievo con una doncella, con una madre virgen adolescente y solícita, con una intelectual, con una mujer que sufre, que goza, que llora, con una maravillosa figura simbólica, con una mujer plenificada de belleza que ama, con una capitana que ha vencido en la aventura de su vida, con la Reina de los cielos, con una que es patrona de ciudades y finalmente con una madre del pueblo judío. 345

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RESEÑAS

Schreiner nos ha presentado con acierto y erudición lo que significó la figura excelsa de María para los hombres europeos del medievo y de los tiempos modernos. A la vez entreteje la narración con la exposición de la vida religiosa, social y artística de ese tiempo. El libro está ilustrado con abundantes obras maestras del arte occidental. Lástima que esté muy centrado en la región centro europea, y no trate apenas de la Europa mediterránea. J. L. Bastero

AA.W., Miscellanea Brunero Gherardini, Libreria Editrice Vaticana, Roma 1996, 322 pp., 17 x 24. Brunero Gherardini es una figura destacada de la teología italiana. Por mucho tiempo (desde el 1967 hasta el 1995, año de su jubilación) enseñó Eclesiología y Ecumenismo en la Pontificia Universidad Lateranense; desempeñó allí, además, el cargo de Decano en los años 1969-72, época de renovación posconciliar. Una idea del peso de la contribución de Gherardini a la teología se puede obtener de la lista de sus estudios publicados: son casi 30 libros, y más de 200 artículos. Es razonable que, en ocasión del 70 cumpleaños de Gherardini, se publique un libro de homenaje, con artículos de filósofos, teólogos, y otros destacados investigadores. Los estudios se agrupan en capítulos que, en cierto modo, reflejan los intereses y aportaciones de Gherardini: 1. Investigaciones tomistas; n. Estudios agustinianos; In. Ecumenismo; IV. Otros temas teológicos; V. Estudios filosóficos. También hay dos pinceladas de la persona y obra de Gherardini: una nota bio-bibliográfica (G. Campaniel), y un testimonio personal (B. Subilia). 346

En el capítulo 1 encontramos estudios sobre el pensamiento de Sto. Tomás de Aquino: su epistemología teológica (B. Mondin) y filosófica (L. Bogliolo), y sus concepciones de la libertad (D. Composta) y de la herejía (E. Bini). También hay estudios de índole más positiva, que analizan el Comentario de Sto. Tomás al libro de Job (L. Elders) y obras de Quevedo que revelan un influjo tomista (G. Chiappini). Dos estudios se plantean el valor de las virtudes, que Sto. Tomás agrupa en teologales (M. C. Donadío) y cardinales (M. L. Lukac), para la vida en el mundo contemporáneo. En el capítulo n se analizan aportaciones agustinianas a la comprensión de la Trinidad (H. Seidl) y de la libertad (N. Lanzi), y su relevancia para la reflexión actual sobre esos temas. El capítulo III contiene un estudio (A. Eszer) de una obra de G. W Leibniz, fruto de sus conversaciones con pensadores católicos, que constituye un ejemplo interesante de diálogo interconfesional. Los temas teológicos expuestos en el capítulo IV son muy variados: la unidad del poder en la Iglesia (R. M. Schmitz), fundamentos teológicos de la demonología (R. Lavatori), Eucarístia y Modernismo (W Imkamp) y corredención mariana (S. M. Manelli). El capítulo V contiene dos análisis de aspectos filosóficos concretos, de la polémica de Jaspers con Bultmann (G. Penzo) , y del influjo kantiano en el pensamiento «trascendentah) contemporáneo (M. E. Sacchi). Los estudios cubren, en definitiva, un amplio espectro de cuestiones, históricas, filosóficas, teológicas, etc., pero tienen una unidad situada en otro nivel: el del afecto hacia el ProE B. Gherardini. J. Alviar

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TEOLOGíA MORAL Y ESPIRITUAL Niceto BlAzQUEZ, Luis TOR GARClA, Bioética

Miguel PASfundamental, BAC, Madrid 1996, 619 pp., 13 x 21, ISBN 84-7914-232-4.

Como fruto de su experiencia docente, el profesor Blázquez nos ofrece en esta obra, ciertamente extensa, una buena recopilación de las cuestiones éticas relativas al respeto a la vida y a la sexualidad humana. La obra comienza con un extenso capítulo de aspectos técnicos, a cargo del profesor titular de Biología Celular Luis Miguel Pastor, que examina en detalle los datos médicos y biológicos en juego. A continuación, el prof. Blázquez analiza el estatuto epistemológico de la bioética, recopila las normativas legales vigentes en diversos países sobre el trato al ser humano embrionario y a la reproducción, para culminar su análisis en una exposición amplia de los documentos del Magisterio de la Iglesia, con especial referencia a la Instrucción Donum VItae y a la Encíclica Evangelium Vitae. Los capítulos siguientes examinan en detalle cuestiones concretas: manipulación genética y biotecnología, esterilidad y técnicas de procreación humana (fecundación in vitro, inseminación artificial, etc.), determinación del sexo, experimentación con seres humanos y trasplantes. Por último, dedica un breve capítulo a la eutanasia (por su relación con la «cultura de la muerte») y otro a la necesidad de fundamentar adecuadamente el derecho en cuestiones de bioética. Incluye al final una extensísima bibliografía sobre todos los temas tratados, en la que el lector encontrará referencias para ampliar su estudio, así como un breve léxico de bioética. Hay que reconocer al autor una claridad y falta de prejuicios digna de

RESEÑAS

elogio: con lenguaje desenfadado critica muchas opiniones actualmente en boga en bioética desgraciadamente imperantes en el ámbito biomédico (neutralidad de la ciencia, consenso social en un marco políticamente neutro o secular, bondad de los sistemas de reproducción asistida con congelación de embriones, etc.) y proporciona al lector una base sólida en razonamientos de sentido común y, sobre todo, del Magisterio de la Iglesia, para poder enfrentarse con éxito a dichas cuestiones. En algunos momentos, sin embargo, cambia el nivel del discurso de modo que el resultado no es muy coherente con su exposición anterior: de hablar de los principios morales que vigen en una situación, pasa a hablar de la prudencia pastoral necesaria para enfrentarse con parejas que, con buena conciencia subjetiva, actúan de modo contrario a la enseñanza de la Iglesia (por ejemplo, acuden a la fecundación in vitro, a la inseminación artificial homóloga, o emplean contraceptivos hormonales). Llega a hablar de que, en algunos de estos casos, debe mantenerse una cierta tolerancia ética, que no parece casar con los principios que, certeramente, ha expuesto antes. Quizá hubiera sido más conveniente dedicar un capítulo a cuestiones pastorales, aportando indicaciones útiles para aproximar poco a poco a estas parejas a una conducta más acorde con su fe, y no dejar entender a los poco avisados que la norma moral admite una relajación en la vida real por tratarse de un ideal demasiado elevado: como el mismo A. afirma, las normas morales básicas del respeto a la vida y de las condiciones éticas del ejercicio de la sexualidad humana son universales e inmutables. A. Pardo 347

RESEÑAS

Amedeo CENCINI, Por amor, con amor, en el amor. Libertad y madurez afectiva en el celibato consagrado, Atenas, Madrid 1996, 1150 pp., 13,5 x 22, ISBN 84-7020-411 -4. Amedeo Cencini, sacerdote canosiano, profesor en el Estudio teológico San Zeno de Verona y colaborador de la Pontificia Universidad Salesiana, aspira en esta obra -que recoge, ampliada, la disertación doctoral presentada en el Instituto de Psicología de la Universidad Gregoriana y publicada posteriormente en italiano- a abordar desde una perspectiva interdisciplinar la problemática que implica el celibato tal y como lo afirma y lo vive la tradición cristiana. Su investigación se mueve en una línea metodológica, teológica y psicológica a la vez, cercana a la esbozada, en obras anteriores y respecto a otros temas, por el profesor de la Gregoriana, Luigi M. Rulla, a quien Cencini reconoce como maestro en la declaración de agradecimientos con la que presenta su escrito. La obra comienza con lo que autor describe como «una estadística razonada de la situación», es decir, con una presentación entre especulativa, psicológica y sociológica del modo cómo hoy el celibato es visto, valorado y -eventualmente- puesto en crisis (pp. 39-196). La segunda, también introductoria, pero ya de carácter analítico, es netamente interdisciplinar; consciente de que la temática sobre el celibato no puede ser afrontada sólo desde una perspectiva psicológica, Cencini procede a una exposición de los datos bíblicos y de la posterior reflexión teológica y filosófica: sólo partiendo de ese fundamento cabe, en efecto -afirma-, considerar con rigor la «mediación intrapsíquica» en la que su posterior reflexión aspira a centrarse (pp. 197-519). A partir de ahí 348

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se extiende el cuerpo de la obra, que consiste en una amplia consideración de orientación psicológica, aunque teológicamente inspirada, primero (pp. 525821), de las relaciones objetuales que implica el celibato «por el Reino de los cielos» -Dios amado a imagen del Hijo y bajo el signo del Espíritu-, y, después (pp. 825-1099), de las fases evolutivas -inicio, consolidación, madurez, perseverancia hasta el fin- por las que atraviesa, de un modo u otro, todo proyecto o decisión de celibato. Se trata en su conjunto de una obra, ciertamente prolija, que contiene análisis valiosos y apreciaciones sugerentes, especialmente a nivel psicológico y, eventualmente, pastoral. Desde una perspectiva teológica las páginas más interesantes se encuentran en la primera parte (pp. 39-69) y en la segunda (pp. 225-300), en las que ofrece una buena síntesis de los debates teológicos y los estudios bíblicos sobre el celibato. Cencini es consciente de que a lo largo de la tradición cristiana la experiencia del celibato se sitúa en contextos diferentes -respecto a algunos de los cuales, el propio de la vida consagrada y el sacerdotal, hay una amplia bibliografía-o Opta no obstante, desde el principio, por considerar conjuntamente toda decisión celibataria cristiana, más aún, por usar como sinónimos los términos «celibato», «celibato por el Reino de los cielos», «celibato consagrado», etc. justificando esa decisión en razón de la óptica psicológica propia de su estudio. Una mayor consideración de las diferencias -a las que por lo demás presta atención en diversos momentos- hubiera sido de desear, ya que el contexto teológico-existencial tiene implicaciones profundas.

]. L. Illanes

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Manuel CLARET 1 NONELL, Lamor, la sexualitat y la fecunditat. El magisteri de l'Esglesia fins a la «Familiaris consortio», Herder, Barce!ona 1995, 433 pp., 11,6 x 22, ISBN 84-920074-2-7. El estudio de Claret i Nonell es un análisis de los textos de! Magisterio de la Iglesia sobre e! amor, la sexualidad y la fecundidad. Comienza con e! Concilio de Nicea (a. 325) y termina con la Exhortación Apostólica «Familiaris consortio» (a. 1981). Todo e! estudio va precedido de una introducción, cuya finalidad es señalar e! objeto y las fuentes de! trabajo. Sigue después una presentación de! marco cultural -las doctrinas gnósticas y estoicas- en que desarrollan los Padres su pensamiento sobre e! matrimonio y la sexualidad; y de manera más detallada se expone e! tratamiento que acerca de esas mismas cuestiones tiene San Agustín (primera parte). En las partes siguientes tiene lugar e! estudio de los textos de! Magisterio, examinando en primer lugar las actas de los Concilios Universales yParticulares hasta e! Concilio de Trento (parte segunda); después, la doctrina de! Concilio de Trento, de! Catecismo Romano y de los Papas hasta Pío IX (parte tercera); a continuación, e! magisterio de León XIII, Pío XI y Pío XII (parte cuarta); y, finalmente, las enseñanzas de! Concilio Vaticano II y de! magisterio posterior (parte quinta). Todo e! trabajo se cierra con una conclusión, que sirve al Autor para resumir la tesis central de su investigación: «una doctrina en constante evolución». El trabajo es completo: recoge los textos necesarios para hacer la valoración que se intenta. Pero, en mi opinión, hubiera sido deseable precisar mejor la naturaleza de los documentos

RESEÑAS

analizados. Porque, como muy bien señala e! Autor, debe distinguirse entre e! valor de los Concilios Universales y e! de los Concilios Particulares y, dentro de éstos, no merecen igual consideración los que son recibidos en la Iglesia universal o se circunscriben sólo a un ámbito particular. Y lo mismo se debe decir en relación con las diversas formas de magisterio de los Papas: Encíclicas, Exhortaciones, Alocuciones, etc. No es suficiente con decir que esa cuestión se trata en la Teología Fundamental. El Magisterio y la Teología, aunque aborden las mismas cuestiones y en ese quehacer sean complementarios, la función que desempeñan se sitúa en un nivel diferente: una cosa es proponer autoritativamente la fe y la moral, y otra reflexionar científicamente sobre la fe y la moral. En cualquier caso, si esa reflexión se hace sobre la doctrina según es transmitida por los textos de! Magisterio, se debe evitar siempre e! riesgo de hacer depender, de los argumentos analizados, e! valor de la doctrina que propone e! Magisterio. Algo que, en mi opinión, e! Autor no siempre consigue. A. Sarmiento

José LÚPEZ GuzMÁN, Objeción de conciencia farmacéutica, Ediciones Internacionales Universitarias, Barce!ona 1997, 165 pp., 17 x 24, ISBN 8487155-96-0. El tema de la objeción de conciencia, contemplado ampliamente en la literatura jurídica y médica en estos últimos años, con motivo fundamentalmente de la objeción al servicio militar y al aborto, no tenía hasta ahora una obra que tratara específicamente de su aparición en e! ámbito farmacéutico. La obra que nos ocupa viene a subsanar esta importante laguna. 349

RESEt'lAS

Antes de pasar al estudio detallado de la cuestión, la obra apunta unos breves antecedentes históricos. Continúa con la determinación exacta del concepto de objeción de conciencia, estableciendo las diferencias y relaciones con cuestiones como la libertad de pensamiento, religión o conciencia. Sigue un estudio jurídico que aclara cómo se puede insertar la objeción de conciencia dentro del ordenamiento jurídico, compara las diversas legislaciones internacionales, y dedica un capítulo especial a la legislación y jurisprudencia españolas. Una vez realizado este estudio previo, la obra pasa a estudiar las diversas situaciones que pueden dar lugar a objeción de conciencia farmacéutica, con dos capítulos, uno dedicado a aspectos generales y a cuestiones básicas de aborto y contracepción, y otro que estudia en detalle los diversos problemas que se pueden plantear en las distintas modalidades de ejercicio profesional: se lleva la mayor parte la dispensación de abortivos, contraceptivos, preservativos y jeringuillas en la oficina de Farmacia, y queda, en último lugar, la descripción de algunas situaciones posibles en el hospital, la industria, la investigación o del farmacéutico asalariado . La labor de recopilación bibliográfica sobre el tema es verdaderamente exhaustiva, aunque sabe contenerse para no abrumar, de modo que los conceptos no se diluyan en una excesiva extensión. Los aspectos técnicos de las actuaciones farmacéuticas que pueden suscitar objeción de conciencia están muy bien aclarados, cuestión muy importante pues, en muchas ocasiones, el problema de la profesión farmacéutica reside en la ignorancia de cuestiones técnicas que hacen variar de modo

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radical el panorama ético. El libro se resiente de un cierto abuso del estilo indirecto, de modo que, en ocasiones, es necesaria una relectura del párrafo para aclarar la opinión del A. Dada la escasez de obras sobre cuestiones éticas en Farmacia, este libro es de consulta obligada para los profesionales de la Farmacia. También los miembros de otras profesiones sanitarias podrán encontrar en él un material valioso, pues trata con suficiente amplitud tanto cuestiones genéricas de objeción de conciencia como cuestiones no exclusivamente farmacéuticas, tales como la objeción por razones de respeto a la vida. La obra ha merecido en 1996 el premio instituido por la Fundación Herrera Nacle al mejor trabajo original sobre cuestiones humanísticas en Farmacia. A. Pardo

11, Alocuciones sobre la Confesión. CONSEJO PONTIFICIO PARA lA FAMILIA, Vademecum para los confesores sobre moral conyugal, Palabra, Madrid 1997, 111 pp., 15,5 x 20, ISBN 84-8239-175-5.

JUAN PABLO

Como han hecho otras editoriales, Ediciones Palabra ha querido incluir , entre sus publicaciones el documento sobre algunos temas de moral conyugal dirigido a los confesores y publicado recientemente por el Consejo Pontificio para la Familia. Lo hace en la colección «Documentos MC». La peculiaridad de la edición de Palabra es que reúne, en el mismo volumen, cuatro alocuciones de Juan Pablo 11 sobre la confesión: «El sacramento de la penitencia es de vital importancia para la Iglesia» (l2-I1I-1994); «Requisitos para el perdón: contrición, confe-

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sión y satisfacción» (18-I1I-1995) ; «La confesión íntegra no es un peso sino un medio de liberación» (22-I1I-1996); «Los derechos de la conciencia no se pueden contraponer al vigor objetivo de la ley» (17-I1I-1997) . Además se adjuntan dos anexos: el que -lleva por título «Algunas normas de actuación para los confesores en relación con el 6° mandamiento del Decálogo» (16-V1943), de la entonces Congregación del Santo Oficio; y el segundo sobre «La denominada "contracepción de emergencia"», de la Academia Pontificia para la Vida (l2-I1I-1997). Su lectura contribuirá a valorar el sacramento de la Reconciliación. Es una buena colaboración a la preparación del Gran Jubileo del año 2000. A. Sarmiento

Gilbert C. MElLAENDER, Body, Soul, and Bioethics, University of Notre Dame Press, Notre Dame 1996, 134 pp., 15 x 22,5, ISBN 0-268-00698-9. Entre las obras de Bioética que en número creciente inundan el mercado, especialmente en el ámbito estadounidense, de vez en cuando aparece alguna que eleva el listón de la calidad muy por encima de lo habitual. La obra de Meilaender que ahora nos ocupa es una de ellas. Su objetivo es mostrar que la actual discusión en muchas cuestiones de Bioética se suele quedar en una neutra superficialidad, que no hace justicia a una antropología medianamente razonable, y que omite por sistema la dimensión religiosa del hombre;. Para conseguir su objetivo, el A. espiga una serie de discusiones en boga, para mostrar sus debilidades o incoherencias, y llegar así a los puntos capitales de la ,discusión, en primera instancia ocultos.

RESEJ'lAS

Además, este método permite que el lector pulse el ambiente de la bioética estadounidense, y adopte una actitud crítica ante lo que muchos autores españoles, por desgracia, aceptan como conocimientos acuñados de pacífica posesión en la ética de las profesiones samtarlas. El método de la bioética le proporciona materia para examinar la ética de los principios, difundida por Beauchamp y Childress. En ésta, todo se queda en unas reglas funcionales, y se produce una negativa explícita a llegar a cuestiones de fundamentación ética general. La aplicación de los principios de la bioética se queda en un modo consensuado de resolver los conflictos de intereses entre las autonomías incondicionadas de quienes discuten. La aplicación de estos principios conduce a una nueva casuística, que no conduce a resolver los casos de modo claro. Dentro de este método, acudir, como Ramsey, a examinar componentes del ethos de la profesión (por ejemplo, «cuidar al enfermo») para encontrar deberes básicos es visto con reticencia por ser un método impregnado de «bioética religiosa». Kass critica a la bioética de los principios el ser meramente procedimental, y aboga por la adición de una educación moral. Sin embargo, esto no llega a la cuestión básica: estamos hablando del cultivo del alma de quien actúa. La bioética estadounidense ha perdido de vista el alma. La discusión sobre la autonomía personal y el acento en la personhood para averiguar si una determinada vida humana es respetable, o tiene calidad suficiente para merecer cuidados médicos, permite al A. descubrir una visión espiritualísta del hombre, que es considerado pura autonomía. Este tipo de discusiones ha hecho que la bioética 351

RESEJ'JAS

estadounidense pierda de vista el cuerpo humano como parte integrante de la persona. A esta pérdida se ha venido a sumar la discusión vigente sobre la libertad reproductiva; ésta considera la reproducción solamente como una producción de hijos, y no establece diferencias entre hacer y procrear. De este modo, pierde el sentido humano de la corporeidad sexuada, y su conexión con la entrega matrimonial. Los derechos reproductivos quedan así como derechos desencarnados, espiritualistas, desconectados del modo de ser del hombre, que es corpóreo. La discusión de la posibilidad de investigar sobre embriones humanos, llevada a cabo por un comité del Instituto Nacional de Salud, le da pie para observar otra característica peculiar de la bioética estadounidense: la discusión, al abandonar los cauces de la reflexión ética y filosófica, se ve reducida a elaborar una serie de recomendaciones dirigidas a la clase política para que las hagan regir la actividad de los investigadores. En nombre de la neutralidad ante las diversas opciones presentes en la variada sociedad a la que se dirigen, se rehuyen las reflexiones «metafísicas» y, en nombre de dicha «neutralidad», se elabora una política pública (que, sin embargo, considera el embrión de una determinada manera), llegando a un relativismo completo. La bioética se transforma así de reflexión ética en medidas políticas. Un breve capítulo conclusivo muestra cómo coinciden varios de estos puntos de vista en la discusión sobre el aborto, en la que se suman la consideración reductiva del hombre (sólo como personhood), con el individualismo autonomista a ultranza (no hay obligación de llevar adelante un embarazo no deseado). De ese cóctel se sigue una irreductibilidad completa al razo352

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namiento de la postura abortista. La discusión sobre el aborto está condenada a seguir estancada mientras que no cambien esas ideas básicas, tan difundidas en la sociedad occidental. Aunque la obra es breve, su claridad, su rigurosa documentación, y su capacidad para desintegrar el espejismo de la bioética secular, la hacen imprescindible para quien desee adquirir una visión crítica del paradigma neoilustrado vigente en la bioética estadounidense, cada vez más infiltrado entre nosotros. A. Pardo

CoNGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Carta sobre la atención pastoral

a los homosexuales. Introducción y comentarios del Cardo J. Ratzinger y otros, Palabra, Madrid 1997, 123 pp., 13,5 x 21,5, ISBN 84-8239-1146-1. El libro es una reunión de materiales diversos: la Carta de la Congregación de la Fe a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales (I-X-1986); la Introducción firmada por el Cardenal J. Ratzinger, Prefecto de la citada Congregación; seis comentarios sobre el contenido de la Carta a cargo de otros tantos expertos; el texto de la Congregación para la Doctrina de la Fe a los Obispos de Estados Unidos sobre la respuesta a propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales (a. 1992); Y una Nota de la Comisión Permanente del Episcopado Español sobre Matrimonio, familia y «uniones homosexuales» (24-6-1994). La presentación del volumen corre a cargo del Secretario de la Congregación para la Doctrina de la fe, T. Bertone y el prólogo es de Monseñor J. Salinas, Obispo de Ibiza.

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Dar razón de la publicación de la Carta, anunciar sus contenidos esenciales y, sobre todo, señalar las coordenadas o principios teológico-antropológicos que deben tenerse en cuenta para su adecuada comprensión, es la finalidad de la introducción que hace e! Cardenal Ratzinger. Y, en buena medida, ese es también e! objetivo perseguido por los demás artículos, que no son un simple subrayado de las afirmaciones de! documento de la Congregación: «Una carta en favor de la persona» (B . Honings); «La atención pastoral de las personas homosexuales» (B. Kie!y) ; «¿Qué dice e! Nuevo Testamento sobre la homosexualidad?» (M. Gilbert); «La condición sexual se debe colocar al mismo nivel de las otras tendencias desordenadas de la persona» (1. Carrasco de Paula); «Se puede construir un estilo de vida fundado sobre un "espacio de libertad" que existe para todos» (G. Zuanazzi).

La diversidad de colaboraciones, sin embargo, no sólo no va en detrimento de la unidad de! libro, sino que constituye, en mi opinión, una de sus mayores riquezas. Sirve para acercarse desde ángulos diferentes -y, por tanto, de manera más completa- al problema de la atención pastoral planteado por las personas homosexuales. En efecto, únicamente desde la verdad será dado comprender a quienes atraviesan por esa situación y, en consecuencia, facilitarles la ayuda adecuada. Como todos los comentarios ponen de relieve, la Carta viene a ser, en e! fondo, un canto a la dignidad de la persona humana, en cuyo respeto radica la verdadera realización y felicidad de! hombre. Ésa es la razón -la dignidad de la persona humana y de su vocación trascendente- de que las inclinaciones homosexuales se consideren objetivamente desordenadas, desde e! punto de vista

RESEJ'lAS

moral; y los actos homosexuales, intrínsecamente desordenados.

La publicación que reseñamos viene a ser, por tanto, un punto de referencia para una correcta acción pastoral con las personas homosexuales. A. Sarmiento

Giovanni Russo (ed.), "Evangelium

Vitae». Commento all'encicfica sulia bioetica, Leumann, Torino 1996, Elle di Ci, 334 pp., 15 x 21.

La densidad de contenido de la encíclica Evangelium Vitae ha merecido el inicio de una colección de libros por parte de la editorial Elle di Ci, cuyo segundo volumen nos ocupa ahora. En esta ocasión, se trata de una recopilación de trabajos multidisciplinares, que se agrupan bajo cuatro apartados: comentarios teológicos, análisis de grandes temas de la encíclica, repercusiones sobre e! método de la bioética, y reflexiones sobre la «cultura de la vida» propugnada por Juan Pablo n. Tras una introducción de! cardenal López Trujillo, se agrupan tres trabajos de Índole teológica, que analizan respectivamente la concepción de la vida (Cavedo), las amenazas que sufre actualmente (Muraro) y la fundamentación cristológica de la encíclica (Frigato) . La segunda parte agrupa estudios sobre la inviolabilidad de la vida humana, e! ámbito familiar, e! embrión humano, e! aborto, y e! sufrimiento y la eutanasia, con firmas bien conocidas en e! ámbito de la bioética (Ciccone, Concetti, Cattorini) . Para e! profesor universitario de ética médica resulta más interesante e! apartado siguiente, que toma pie de la encíclica para analizar sus aportaciones a la bioética: sobre e! método de la bioética (Russo), la tutela

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RESEJ'JAS

jurídica de la vida prenatal (Bompiani), la formación del médico (Leone), y la inserción de la bioética dentro de un ethos que contemple presupuestos antropológicos fundamentales, como el asombro y el respeto ante la persona (Gensabella). Finaliza la recopilación de escritos con cuatro estudios sobre el capítulo de la encíclica que más llamó la atención por su novedad: la cultura de la vida; se suceden un estudio muy completo e interesante sobre las aportaciones de la encíclica a la espiritualidad conyugal (Frattallone), la educación para la cultura de la vida (Gatti), una reflexión antropológica que pone en relación ideas clásicas sobre la nueva vida y su crecimiento propiamente humano con el texto de la encíclica (Ricci), y una breve glosa que subraya la idea conclusiva de la encíclica: María, madre de la vida (Amato). La obra se completa con un índice de citas bíblicas y con un índice analítico muy extenso y exhaustivo, que hace muy práctico su manejo. La riqueza de contenido de la propia Encíclica, que no se ciñe a unas meras declaraciones doctrinales, es la causa de la notable heterogeneidad de los ensayos que la comentan. Abarca desde la fundamentación teológica, a la que no deberían ser ajenos los profesores del área de Ciencias, hasta cuestiones filosóficas y de espiritualidad. Esta colección de estudios, al aportar una atención pormenorizada al variado contenido de la encíclica, será ocasión para su relectura fructífera por parte de quienes en su día la recibimos con gozo. A. Pardo

SARMIENTO (ed.), El don de la vida. Textos del Magisterio de la Iglesia

Augusto

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sobre Bioética, BAC, Madrid 1996, 822 pp., 11 x 17,7, ISBN 84-7914-250-2. La aparición en la última década de numerosos documentos del Magisterio relativos a cuestiones básicas en Bioética ha dejado algo obsoletas algunas recopilaciones clásicas, obras de referencia obligada para la consulta. La presente recopilación de textos, que se inicia con Pío XII y llega hasta las enseñanzas más recientes de Juan Pablo 11, intenta poner al día estas obras de consulta clásicas. Para ello, tras una breve introducción general, se recoge la recopilación exhaustiva de documentos, precedidos de unos párrafos, en algún caso de un par de páginas, en que se anotan las novedades que dicho documento aportó en Bioética, y su localización en el Acta Apostolicae Sedis. Quizá hubiera sido conveniente hacer constar en algún punto la mención de responsabilidad de la traducción castellana. Esta obra tiene además vocación de vademécum, y no sólo de libro de consulta: por una parte, el formato es pequeño, de modo que resulta muy cómodo y manejable, sin que haya tenido que sacrificarse la legibilidad por emplear un tipo de letra pequeño. Y, por otra, aparte del índice general, se incluye un extenso y muy completo índice analítico. Sorprende, sin embargo, un notable despiste editorial: el índice analítico no remite a las páginas del libro, sino a las siglas correspondientes al documento en que se trata del asunto, y al apartado de dicho documento; por tanto, después de consultar el índice analítico, es necesario acudir al índice de abreviaturas para averiguar de qué documento se trata (la abreviatura es, en muchos casos, muy poco indicativa) y, a continuación, buscar dicho documento en el índice general para averiguar las páginas en las que

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se encuentra. Por esta causa, el índice analítico, que podría haber sido de inestimable ayuda, queda prácticamente inutilizado por las numerosas operaciones que resulta necesario realizar después de su consulta. Queda la obra, sin embargo, como una excelente recopilación puesta al día de los textos de la Iglesia que tocan temas de Bioética. A. Pardo

PASTORAL Y CATEQUESIS José María CABODEVILLA, 365 nombres de Cristo, BAC, Madrid 1997,748 pp., 13 x 20, ISBN 84-7914-279-0. A primera vista parece un poco exagerado un libro donde se asignan y comentan, para cada día del año, un nombre a Cristo. Pero, como dice el autor, «¿acaso hay alguna palabra que no convenga a Cristo, que no pueda expresar algo de su persona y de su obra?» (p. 17). Desde este punto de vista, ciertamente se pueden atribuir a Cristo éstos y otros muchos más nombres. No incluye, entre tantos nombres, el de Jesús, por considerar que no podía entrar en una lista con los demás nombres; es el nombre que está por encima de todo nombre, como dice San Pablo en Filipenses 2, 9. Yes que, como dice Cabodevilla, todos los nombres no dejan de ser simples paráfrasis, derivaciones o glosas al nombre de Jesús. El mismo número de 365 nombres (366 para incluir el posible bisiesto) no tienen otro sentido que, al igual que la tierra gira alrededor del sol, todos estos nombres giran alrededor del único nombre o del nombre inefable. La mayoría de los nombres son simbólicos, pero son una excusa para desarrollar un pasaje, un aspecto, un rasgo,

RESEÑAS

una doctrina sobre Nuestro Señor. Para cada nombre el autor parte normalmente de un pasaje o texto de la Escritura -tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento- en el que aparece la palabra o el concepto que luego se desarrolla aplicado a Cristo, ya su luz, a los más variados temas de la fe cristiana y de la vida de los hombres. A lo largo del comentario -breve, de dos páginas y en ocasiones sólo una- que se hace aparecen otros textos de la Escritura, citas de Padres de la Iglesia, de santos, anécdotas actuales, etc. aplicadas al tema que desarrolla. Para situar al lector, citamos los diez primeros nombres: La Puerta; El Cántico; La Semilla; El Velo; El Cordero; La Estrella; La Mina; El Fuego; La Piedra; La Palabra. Es sin duda un libro original, que le permite al autor hablar de Jesucristo, de su Persona, de su doctrina y, a su luz, hacer disquisiciones sobre múltiples cuestiones actuales. Podemos considerarlo como unas páginas escritas para la meditación y la lectura reposada, hecha poco a poco. J. Pujol

Mons. José DELICADO BAEZA, Para un examen de conciencia en la Iglesia, BAC, Madrid 1996, 173 pp., 13,5 x 20,7, ISBN 84-7914-281-2. Este libro forma parte de un conjunto de obras que la Editorial BAC ofrece para preparar el gran jubileo del año 2000. Parece evidente que la Iglesia no puede atravesar el umbral del nuevo milenio sin animar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimiento, de sus errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes. Los cristianos hemos de sentir la necesidad de expiar los pecados de los hombres, empezando por los propios. 355

RESENAS

Estas consideraciones están presentes en la Exhortación Apostólica Tertio millennio adveniente, y como dice el Papa, «la Iglesia, aun siendo santa por su incorporación a Cristo, no se cansa de hacer penitencia: ella reconoce siempre como suyos, delante de Dios y delante de los hombres, a los hijos pecadores» (n. 33). Ya continuación el Papa señala los puntos más importantes para este examen de conciencia, y que constituyen los temas de reflexión de este libro. Está distribuido en diez capítulos: la conciencia es personal y se forma en relación con los demás en la comunidad eclesial; aunque el examen es personal hay que ver si se puede hablar de conciencia «de» la Iglesia; puntos para ese examen de conciencia: la reflexión se realiza en situación histórica, para hacer memoria y afrontar las necesarias responsabilidades; todo pecado es una ruptura dentro del sujeto, con Dios y con el prójimo; obligado examen de algunos métodos eclesiales, como la intransigencia y la violencia, aun bajo el pretexto de defensa de la verdad; examen de responsabilidades ante contravalores religiosos como indiferencia, pérdida del sentido de la trascendencia, secularismo, etc.; el extravío en el campo ético también interpela a los cristianos para fundamentar una verdadera conducta cristiana en el orden moral y colaborar en la regeneración ética de la sociedad pluralista; examen de los momentos de incertidumbres que afectan a la vida y espiritualidad cristianas; examen para llegar a un auténtico y cristiano testimonio de servicio real al hombre: derechos humanos, formas sociales de convivencia, atención preferencial a los pobres; papel del Concilio Vaticano II en esta labor de regeneración de la sociedad. El libro aborda pues un programa amplio y ambicioso. El tono positivo de 356

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los planteamientos y las constantes referencias a las cuestiones actuales hace interesante su lectura y ofrece un abanico de cuestiones planteadas con gran sentido pastoral por el Arzobispo de Valladolid. J. Pujol

Manuel Esteban CARO, Iglesia doméstica y educación en la fe: emeñanzas de Juan Pablo JI, CCS, Madrid 1996,216 pp., 15 x 21, ISBN 84-7043-898-0. El libro recoge las colaboraciones publicadas por el autor en el Semanario Diocesano «Iglesia de Sevilla» a partir de septiembre de 1993, como respuesta a la petición del Papa Juan Pablo II que pedía, en junio de 1993, que todos se unieran a la celebración en 1994 del Año Internacional de la Familia, y pedía a las diócesis, a las parroquias y a las organizaciones familiares que aprovecharan este año para profundizar en el Evangelio de la Familia, desarrollando una catequesis sistemática sobre el mismo. El libro va precedido por un elogioso prólogo del Arzobispo de Sevilla, Mons. Carlos Amigo, donde se recoge en esencia el objetivo del libro. Se trata, fijándose en la abundante doctrina de Juan Pablo II sobre la familia -y de modo especial en la Exhortación Apostólica Familiaris consortio--, estructurar los grandes temas sobre la familia. En concreto, toda la temática está agrupada en 24 capítulos, y en cada uno de ellos se tratan algunas cuestiones. Parte de la familia en los orígenes, para centrarse luego en la familia en la sociedad, la familia como iglesia doméstica y la participación de la familia en la misión real, sacerdotal y evangelizadora de la Iglesia. Luego aborda el tema de la

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comunión y comunidad en la familia y el papel educativo: su derecho-deber a la educación de sus hijos, el ministerio educativo, el valor educativo del testimonio de los padres, la familia como escuela. Trata luego temas como la televisión y la vida, la dignidad de la mujer, la vocación de los hijos, el Espíritu Santo y la familia cristiana, la Virgen María, Madre de la Iglesia doméstica, el evangelio de la vida, los abuelos en la familia. Cierra con tres capítulos sobre la carta de los derechos de la familia, la carta de Juan Pablo 11 a las familias y la carta del Papa a los niños. Cada capítulo, como hemos dicho, se divide en diversos apartados, normalmente muy breves, escritos siempre siguiendo las enseñanzas de Juan Pablo 11. Al final del capítulo se han añadido -como es habitual en esta Colección de la Central Catequística Salesianaunas pistas de trabajo: de diez a doce preguntas y cuestiones para poder trabajar el contenido del libro. Estas preguntas son un buen resumen de todo lo tratado anteriormente.

El libro tiene una gran variedad de cuestiones, matices y planteamientos, ejemplo de las ricas enseñanzas que Juan Pablo 11 ha dado sobre el matrimonio y la familia. El autor ha sabido entroncarla con sus propias palabras y cuestiones muy actuales. Como se dice en el prólogo, «en las páginas de este libro se va a sentir el amor del autor a la familia, a la Iglesia y al Papa, y ese afecto dará, como resultado, una lectura amena, convincente, muy útil y orientadora» (p. 10). J. Pujol

Justo LÓPEZ MELÚS, Pinceladas, Sociedad de Educación Atenas, Madrid 1997, 223 pp., 12 x 18, ISBN 847020-426-2.

RESEÑAS

El libro es una recopilación de 200 breves consideraciones de uno o dos párrafos, donde el autor, con gracia y agudeza, cuenta sucedidos y anécdotas humanas y cristianas. Como bien dice el título, se trata de pinceladas que ayuden a pensar, meditar y, como no, a sacar consecuencIas prácticas para la propia vida. Estas anotaciones han sido antes publicadas en periódicos y revistas, y ha parecido bien el recopilarlas, clasificarlas y publicarlas. En concreto, divide todo el libro en cuatro grupos de cincuenta episodios cada uno. El primer grupo, titulado la multiforme solidaridad, trata sobre el amor, la solidaridad, lo cercano y lo pequeño. El segundo, sobre estímulos de superación, desarrollar algunas virtudes (desprendimiento, pobreza, etc.) y sobre todo -la caridad. El tercer gran grupo lo llama del mundo religioso, y las anécdotas y las consideraciones están centrados en aspectos más estrictamente religiosos, y sobre todo en la oración, en la relación con Dios. Finalmente, las últimas 50 pinceladas responden al título -del mundo variopinto- y es cajón de sastre para incluir cosas diversas, pero que siempre desembocan en una luz para mejorar la propia vida. Recoge nuestro autor viejas o clásicas anécdotas y sucedidos; hay sucesos recientes; no faltan las consideraciones al hilo de la noticia diaria. Como dice en su presentación el actual Arzobispo de Toledo, «percibimos la sabiduría que hay bajo una experiencia ejemplar, en un relato o en un dato gracioso)}. De todo saca punta el autor, y así como algunos necesitan muchas páginas para transmitir algo, Justo López lo sabe hacer en uno o dos párrafos de unas pocas líneas. Son, como dice él mismo, pequeñas parábolas resucitadas y redu-

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RESEKlAS

cidas a lo esencial. Quintaesencia de muchos libros que posiblemente nunca se puedan leer. Se multiplican en estos tiempos los libros de anécdotas, historias, relatos cortos ... porque la acción pastoral -la evangelización en sus diversas formaslo exigen en este mundo tan lleno de imágenes y de prisas.

J. Pujol FrÍtz OSER, El origen de Dios en el niño, Ediciones San Pío X, Madrid 1996, 141 pp., 21 x 21, ISBN 84-7221-352-8. El autor es actualmente profesor de Pedagogía General de la Universidad de Friburgo en Suiza. Internacionalmente conocidó por su teoría en torno a los diversos estadios de desarrollo religioso de la persona, cuya obra clave fue publicada en 1988, yque está teniendo una gran influencia en la Pedagogía de la Religión. Estamos pues ante un autor que en estos momentos desarrolla y aplica sus intuiciones y el trabajo de muchos años, encabezando un equipo de profesionales de la educación religiosa. Con una construcción muy entrelazada, el libro trata de demostrar dos tesis: que la construcción de la relación a Dios (siempre se traduce de esta forma) es la primera iniciación en la fe cristiana, y que en la educación religiosa han de ponerse a disposición del niño condiciones óptimas de posibilidad, a fin de que él mismo pueda ir construyendo su relación a Dios.

La obra se divide en dos partes. La primera se titula «la relación a Dios desde el punto de vista de la Pedagogía de la Religión». En su primer capítulo se analizan las que, según el autor, son las cinco modalidades básicas de los 358

procesos de aprendizaje religioso que ayudan a construir la relación a Dios y la imagen de Dios, o bien capacitan para la reflexión en torno a ello. Según el autor son: Orar; celebrar festivamente la bondad de Dios; narrar sus acciones; sobreponerse de manera reflexiva a lo que no está en manos de uno mismo (contingencias de la vida); y construir saberes (o bien, elaborar de modo adecuado informaciones) sobre diferentes aspectos de la fe. El capítulo segundo intenta mostrar que solamente podemos establecer una relación con Dios si aprendemos a interpretar religiosamente las experiencias existenciales (cotidianas). Comienza el autor preguntándose qué es lo esencial de la relación a Dios desde el punto de vista de la Pedagogía de la Religión y cómo se hace posible una relación de este tipo y los pasos necesarios que convendrá dar. El modelo lógico que construye está constituido por tres pasos: hacer experiencias (nivel de la realidad), buscar su sentido (nivel de sentido) y descubrir su dimensión religiosa o de fe (nivel religioso o de fe). Desarrolla de forma detenida este modelo y explica también tres conceptos que aparecerán una y otra vez: experiencia de Dios, relación a Dios e imagen de Dios. La idea de fondo es que en la educación religiosa no es posible hablar de Dios de manera auténtica sin que a las palabras les corresponda la construcción y el profundización de la relación a Dios. Aquí aprovecha el autor para señalar cómo «en la teología científica hay también otros caminos, legítimos e incluso necesarios. Ahora bien, los modelos didácticos de la teología sólo pueden ser aplicados a la educación religiosa y a la catequesis bajo determinadas condiciones» (cfr. p. 54). Con estos dos capítulos el autor considera probada su primera tesis.

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Con el capítulo tercero se inicia el tratamiento de la segunda tesis, antes enunciada, y que busca preparar las condiciones óptimas para que se haga posible que el niño mismo pueda vivenciar y construir personalmente su relación a Dios. En este capítulo, titulado «el camino de la construcción de la relación a Dios en la educación religiosa», trata de crear situaciones de aprendizaje; practicar la actitud del confiar previamente; procurar que la estructura didáctica sea clara; evitar malformaciones religiosas. Precisamente el siguiente capitulo analiza los supuestos sociológicos de la construcción de la relación a Dios y el capítulo quinto los fundamentos psicológicos de orden evolutivo. Es aquí donde el autor aprovecha su teoría de los estadios del desarrollo religioso de la persona (en este caso del niño) para explicar sus tesis. El último capítulo de esta primera parte (capítulo sexto) aborda algunos aspectos de psicología del aprendizaje, donde se proporcionan ideas claves para entender toda la segunda parte. En concreto, conviene tener en cuenta que las bases psicológicas sobre las que se apoya este autor son la «psicología genética» y el «constructivismo» (cfr. p. 14). Partiendo de estos supuestos piensa el autor que fe y vivir desde la fe no pueden «transmitirse» mediante la mera proclamación o a través del adoctrinamiento. Insiste el autor que los profesores de religión y catequistas deben dar un giro copernicano, una auténtica conversión pedagógica. En concreto, dice que deben darse cuenta que ellos solamente pueden crear condiciones y condicionamientos para que los niños mismos actúen y lo que ellos realmente pueden hacer es estimular a los niños dentro de esos condiciones o condicionamientos. Esto se logra, según Oser, poniendo en práctica los

RESEÑAS

siguientes princIpIOs: actividad regulada por el mismo alumno (autorregulación); variedad de métodos; la vertiente adecuada: experiencia-aprendizaje; el objetivo no es un simple saber sino un «saber actuan>. Principios con los que estamos de acuerdo siempre que no excluyan otras acciones educativas también apropiadas para educar en la fe a los niños. La segunda parte son ejemplificaciones de situaciones de aprendizaje dirigidas a la construcción de la relación a Dios. Se diseñan situaciones de aprendizaje en referencia a cada uno de los ocho objetivos globales u agrupaciones temáticas planteados en el capítulo tercero. En concreto, los objetivos que se plantea el autor y que pueden considerarse los objetivos del desarrollo de la educación en la infancia son: la filiación divina, la providencia, acudir a Dios, hacer ver cómo Dios nos perdona, fidelidad de Dios a la alianza, pesar de nuestras faltas, Dios está siempre a nuestro lado, también en los momentos difíciles, sentido del más allá y acercarse al mensaje cristiano para llegar a la construcción de la relación a Jesús, que el autor anuncia que tratará en otro libro.

Se presentan un total de 23 situaciones de aprendizaje, unas tres para conseguir cada uno de los ocho objetivos propuestos. Cada situación consta de cuatro puntos: Tema y actividades, metodología, dimensión de fe y contexto. El tipo de situaciones que plantea son las clásicas en la educación infantil, aunque nuestro autor las refiere a los objetivos de formación religiosa y los presenta de forma muy estructurada. Estas situaciones se pueden utilizar tanto en la escuela como en la familia, parroquia y comunidad cristiana. El libro concluye con lo que el autor llama «acorde final». Son seIs 359

RESEÑAS

pagmas en las cuales quiere mostrar cómo la relación a Dios ha sido descuidada en la reciente historia de la pedagogía de la religión. De modo muy sucinto, pero claro, el autor hace una fina crítica a las diferentes concepciones teóricas en torno a la enseñanza religiosa escolar a partir de 1960, con la crisis de la catequesis a través de los clásicos catecismos. El autor hace ver que en todas estas concepciones ha faltado lo que él considera el objetivo de este

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libro: «ayudar al niño a que construya una relación vital y dinámica al Dios de su confianza, a quien garantiza el sentido de su vida» (p. 141). Es decir, al Dios vivo y verdadero. En resumen, es una obra sólida, para leer y estudiar despacio, que puede dar luces y sugerencias para la educación en la fe a todos los educadores, sean padres, profesores o catequistas.

J. Pujol

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