Primero_sueño_mendez_plancarte

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BIBLIOTECA DEL ESTUDIANTE

UNIVERSITARIO

108

BIBLIOTECA DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

EL SUEÑO FERNANDO

CURIEL

DEFOSSÉ

Director

Edición, introducción, prosificación y notas de ALFONSO

COORDINACIÓN

Programa

MÉNDEZ

PLANCARTE

DE HUMANIDADES

Editorial

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXIco MÉXICO,

2004

IMMOR TALI

IOANNAE

.

MASCVLAE QV AE . INGENII

CASTALIDVM SVMMA

IAM. TERTIO.

DEO.

MENTIS

FEMINAE

.

SPLENDORE

. IN

. PER

AB. ORTV.

• LA VDE

. AVXIT

. HISPANIA

. ORBEM

. POETRIA

RECVRRENTE.

VNIVERSITAS.

SACRAE

. INL VSTRIS

. NVMERVM

. VTRAQVE

SAECVLO

MEXICANA

PRIDIE . IDVS . NOVEMBRES

Diseño de la cubierta: Pablo Rulfo DR © 2004, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, 0451O-México, D.F. COORDINACIÓN DE HUMANIDADES

Programa Editorial Impreso y hecho en México

v ISBN 970-32-1588-2

. ER VDITIONIS

. SORORVM

AC . MAXIMA

Primera edición: 1989 Segunda edición: 1998 Tercera edición: 2004

VIRGINI

. ACVMINE

. ELOQVII

• DECORI

A . CRVCE

. AGNETI

HIERONYMIANAE

ET

PA TRIAE

. ANNO

. R . S . MCMLI

INTRODUCCIÓN "EL SUEÑO"

DE SOR JUANA

Entre la vasta y multiforme lírica de Sor Juana Inés de la Cruz -romances Y sonetos, liras y endechas, redondillas y décimas, letras y villancicos-, se destaca, señera y singularísima, una pieza que llena por sí sola tO,da una inconfundible categoría, al modo que en los A ngeles -dice Santo Tomás- cada individuo colma su propia especie inmultiplicable. Sor Juana misma -y ello solo ciñe a tal obra una aureola impar-, le profesó una máxima y única predilección, cuando -aludiendo a la frecuencia suma con que otros de sus versos florecían por ajenas inspiraciones o se los arrancaban dulces apremios-, llega a hiperbolizar en Respuesta a Sor Filotea: "No me acuerdo haber escrito por mi gusto, si no es un papelito que llaman El Sueño "oo. Trátase -claro está- de su altísimo Primero Sueño -primero sin segundo, queda ya dicho-: esa amplia silva, esa profunda selva descriptivo-filosófica de unos mil versos, que tiene aliento y grandeza apenas parangonables -en el orbe de nuestro idioma- con la magnífica aunque panteísta Muerte sin fin de José Gorostiza, o bien -llegando a la poesía de todas las lenguascon el maravilloso "Cimetiere Marin" de Paul Valéry, y cuya aristocracia formal asurge a la más auténtica emulación del Góngora de las Soledades, pues -sin obstar su tema, tan árido de fisiologías y abstracciones-, "vuelan ambos por una esfera misma", como reconocía, encantado, el P. Diego Calleja, su protobiógrafo. VII

:I I

Poema, ciertamente, muy arduo, y aun si se quiere un tanto "cuneifo rme", pero "espléndido "; según ya Nervo se atrevió a graduado -creemos que el primero tras del colapso antibarroco de nuestra crítica en el XIX-, por más que él preguntábase, por momentos, si no habría allí su dosis de "malarmeísmos" metódicos, para "tomar el pelo" a ciertos lectores, o algo tal vez análogo "a lo que hace el gran Lugones cuando endereza a 'sus cretinos' sus guasonas lunofilias" ... Nada más infundado, por lo demás, que dichos temores, pues consta que Sor Juana labró su Sueño con la mayor sinceridad estética y sólo por darse gusto. Y cuando ahora lo leemos y estudiamos con la justa preparación -desde la nueva perspectiva crítica de Góngora y del Barroco-, lo sentimos realmente "espléndido" por su "profundidad ... , su poesía sutil y luminosa ... y la más grande originalidad y fuerza" -como don Ezequiel A. Chávez supo ya vedo, con ojos renovados e ilustrados por el amor-, y "obra maestra y logro poderoso ", cuyo hermetismo "viene aquí de una necesidad psíquica ineludible" -al recto decir de Vossler-, con una inspiración tan espontánea como a ella propia se lo escuchábamos. Tal obra, empero -"habent sua fata libelli" -, ha conocido todos los altibajos de las modas estéticas y todas las vicisitudes de la siempre tornátil posteridad. Y hoy, cerrado el periplo de su aventura, y vuelta -hasta con creces de íntima y reflexiva comprensióna su primer altísimo nivel de unánime aplauso entre todos aquellos que "tienen voto ", será buena sazón para esquematizar esa trayectoria, antes de que esbocemos por nuestra cuenta un personal análisis de sus dotes, y alguna breve síntesis de las más actuales -y vivaces- valoraciones, que la han restituido a su exacta altura.

VIII

1. Los

JUICIOS

DE SU TIEMPO

Empeza ndo Por quienes lo gozaron . aún . olanderas que harto dicen de COplas v d bien abren este coro de plausores os extranjeras.

"El Caballero

manuscrito b -en su renom re-, li ístol iricas episto as

del Fénix"

Un "Caballero recién venido a la Nueva ESfaña ': -el Caballero del Fénix, al que llamaremos ast por ¡gnorarle toda otra seña-, le dirigió a Sor Juana ~n ~oncepágil romance: ''Madre que haces chiquitos, / tu oso Y 'd" l II no es pulla, no, a los mas gran es ... , a que e a respondió con aquél, "¡V álgate A polo, por hombre ... l " (uno y otro mclu¡do, en su Segundo Volumen, Sevilla, 1692). Y he aqu¡ lo que el Ignoto ex,plorador -que iba corriendo el orbe en busca del Fenix, aunque desesperando ya de encontrarle=, dice a nuestro propósito en su aguda lengua sonriente, :a cual -aunque se deba "traducir" su extr~mosa hipérbola, que tiene allí, como en Sor Juana y Gongora, una ornamental función de metáfora-, no por ello nos deja de ofrecer un testimonio crítico memorable:

r=«.

Tu Sueño me despertó de mi letargo ignorante ... Si hay noche en que Apolo luce, . no es mas, f'acu:'l~ ¿que haya Fé/ n ix Vive Apolo, que será un lego, quien alabare desde hoya la Monja Alférez sino a la Monja Almirante ... IX

Hallé la Fénix, que bebe las perlas de más quilates ... No hable Córdoba palabra, calle Mantua, Sulmo calle ...

Así la proclamaba superior no tan sólo a Góngora, -o a los otros mayores cordobeses, Lucano y Séneca-, sino también al sulmonés Ovidio y al mantuano Virgilio (o sea, ya en neta prosa, le asignaba, a lo menos, tamaños "pares" .. ')' Así rendía a la Fénix Mexicana, quizá el primero, tan noble título -el del "Único Lope Omnipotente" en la otra orilla de las Españas-. Así también -con esa linda y juguetona alusión a nuestra novelesca "Monja Alférez", Catalina de Erazo-, daba a Sor Juana el justo nombramiento de "Almiranta" del Mar Océano de la Poesía ... Y todo esto, lo hacía -muy en especial- a base de esa "noche en que luce Apolo ": de esa "noche luciente" que es el Primero Sueño, el cual -para expresarlo con un verso de su amigo Sigüenza y Góngora-, obscuro

El Conde

brilla

en la tiniebla

clara ...

loria de Lima, "donde se avecindó definitiva::~t~ después de haber sido Gobernador de la Provin. de Potosí", y cuyas obras graves y mayores -un (la ., y una 1'· d e S anta poema sacro de 1a P aslO~ trtca Vid 1 a Rosa- le conquistan un sitio descollado en el Parnaso Antártico virreinal... .. Ahora bien: su romance a nuestra Poetisa -famtliar y risueña cortesanía, con gracia, ingenio y .m~y brasa pintoresqunmo, nada vulgares-, entre idén~:ca hipérbole de exaltarla aun sobre Virgilio, pondera de este modo que "es tánta el alma" de sus poemas: Lo enfático, a vuestro Sueño cedió Góngora, y corrido se ocultó en las Soledades de los que quieren seguirlo ...

("Lo enfático era -entonceslo enérgico, a la vez, y lo misterioso: lo poderosamente conceptual, y lo lleno de fuerza en la expresión y en la sugestión .. .) y ciertamente que en el mismo Primero Sueño -por sobre todas sus obras-, fundó su inolvidable definición de Sor Juana, tan maravillosamente bella y honda en su sencillez, como

de la Granja

Hacia los propios días de 1691 o principios de 92 -y allá desde el extremo austral de estas Indias-, llegaba a San Jerónimo otro Romance de un Caballero del Perú, que empezaba: "A vos, Mejicana Musa" ... , yal que ésta contestó con el que principia: "Allá va, aunque no debiera" ... (recogidos los dos en su Fama Póstuma, 1700). Era este otro poeta -y la misma Sor Juana lo descifró bajo su anagrama-, "El Conde de la Granja ", don Luis A ntonio de Oviedo, "natural de Madrid",

x

del Orbe prodigio, y de Ángel, Hombre organizado individuo

y Mujer ...

Para quienes sabemos, por otra parte, el verdadero culto, la ya auténtica idolatría, que al sumo artífice del Polifemo y las Soledades consagraban estos poetas de finales del XVII, el mero hecho de oírlos prefiriéndole a nuestra Monja -o, a lo menos, alzándola hasta su plano-, supera ya, en ardor de panegírico, todo cuanto pudiera fantasearse de más colmado. XI

rl

Y esto mismo -cada uno a su manera-, es lo qUe hacían también, en prosa más exacta y razonadora, los más graves Censores eclesiásticos en el umbral de aquel Segundo Volumen (Sevilla, 1692), cuando se publicó por vez primera el Primero Sueño.

El P. Navarro

Vélez

Sobresale, entre dichos preliminares, una extens¿ "Censura del Revmo. P. MOJuan Navarro Vélez, de los Clérigos Menores, Lector jubilado y Provincial que ha sido de la Provincia de A ndalucía, y Calificador del S. Oficio de la Inquisición "oo. Y tal ensayo crítico, in. signe como pieza de noble análisis -que eso es, pese a su título y mandato canónico-, al llegar al aspecto lírico de Sor Juana, se expresa así: "Siendo los versos en su línea tan primorosos ... , lo menos en que yo reparo en ellos es el ser versos", ya que "uéolos por todas partes centellear elevadísimos conceptos, explicados con facilidad y felicidad", en medio a "hermosas flores, sazonados frutos y resplan decientes luces" de belleza y sabiduría ... "Pero donde, a mi parecer, este Ingenio grande se remontó aun sobre sí mismo, es en El Sueño. Y creo que cualquiera que lo leyere con atención, lo juzgará así: porque el estilo es más heroico y el más propio del asunto; las translaciones y metáforas, son muchas, y son muy elegantes y propias; los conceptos son continuos y nada vulgares, sino siempre elevados y espiritosos; las alusiones son recónditas y no son confusas; las alegorías son misteriosas con solidez y con verdad; las noticias son una Amalthea de toda mejor erudición, y están insinuadas con discreción grande" ... "En fin, es tal este Sueño, que ha menester ingenio bien despierto quien hubiere de descifrarle; y me parece XII

o desproporcionado argumento de pluma docta, el rtue con la luz de unos Comentarios se vea ilustrado, q tireci ,. para que todos gocen los os prectosisimos tesoros d e que está rico "... Labor ésa, por cierto, que aguardó por tres siglos a que la hiciera -tan hermosa y certeramentela "docta pluma" de don Ezequiel A. Chávez, en todo el largo y admirable capítulo de "Cómo soñaba Sor Juana", en su inmortal Ensayo de psicología de Sor Juana Inés de la Cruz (Barcelona, A raluce, 1931). Y labor que ahora más minuciosamente -sólo hoy en sistemática anotación ideolágica- literaria y acompañada de una entera y literal prosificación, por el rumbo de aquella, magistral, de Dámaso Alonso a las Soledades-, nos hemos atrevido a ensayar nosotros a nuestra vez, confiando en que una larga y encendida familiaridad con el propio Sueño valga acaso a suplirle a la pluma nuestra lo que le faltará indudablemente en lo "muy despierto" y lo "docto" que tan lúcidamente requería el buen P. Navarro Vélez.

El P. Diego Calleja En cuanto al discretísimo P. Diego Calleja, S. f. -el delicioso e insubstituible protobiógrafo de nuestra Décima Musa en la clásica Aprobación liminar de su Fama y Obras Póstumas, en 1700-, dedicó singular atención y examen a "dos escritos suyos que la suponen igualmente ingeniosa y sabia "... : en prosa, su áurea Crisis al P. Vieyra -la bautizada Carta Athenagórica por el grande obispo de Puebla, el Dr. D. Manuel Fernández de Santa Cruz-; y en verso, "El Sueño, obra que dice ella misma que a sola contemplación suya escribió", y de la que el jesuita cornplutense, allá desde su Colegio Imperial de la Compañía, en Madrid, XIII

,1

']

i

nos dejó esta página crítica, que -aunque tan de s~ tiempo- guarda valor perenne: "En este Sueño (explica), se suponen sabidas cuan. tas materias en los libros De Anima se establecen. muchas de las que tratan los Mitológicos, los Físicos: aun en cuanto Médicos, las Historias profanas y natu. rales; y otras no vulgares erudiciones. El metro es de Silva, suelta de tasar los consonantes a cierto número de versos, como el que arbitró el Príncipe Numen de Don Luis de Góngora en sus Soledades: a cuya imi. tación, sin duda, se animó en este Sueño la Madre Juana. y si no tan sublime, ninguno, que la entienda bien, negará que vuelan ambos por una Esfera misma ... ' y esto es aún más pasmoso, cuanto que -en su, "materius"=, don Luis llevaba todas las ventajas; pues "las más, que para su Sueño la Madre Juana Inés escogió, son materias por su naturaleza tan áridas, que haberlas hecho florecer tanto, arguye maravillosa fecun. didad en el cultivo", siendo muchas sus "cosas más aje· nas de poderse decir con airoso numen poético", y mereciendo "admiración justísima haber sobre ellas labrado nuestra Poetisa primores de tan valiente garbo" ... Por otra parte, "si el espíritu de Don Luis es alabado, con tanta razón, de que a dos asuntos tan poco extendidos de sucesos, los adornase con tan copiosa elegancia de perífrasis y fantasías, la Madre Juana no tuvo en este escrito más campo que éste: Siendo de noche, me dormí. Soñé que de una vez quería comprehender todas las cosas de que el Universo se compone. No pude, ni aun divisas por sus categorías, ni aun sólo un individuo. Desengañada, amaneció y desperté ... " "A este angostísimo cauce redujo grande golfo de erudiciones, de sutilezas y de elegancias: con que hubo, por fuerza, de salir profundo; y por consecuencia, difícil de entender, de los que pasan la hondura por obscw ridad. Pero los que saben los puntos de las Facultades, XIV

Historias y Fábulas que toca, y entienden en sus translaciones los términos alegorizado y alegorizante ... , están bien ciertos de que no escribió nuestra Poetisa otro papel, que con claridad semejante nos dejase ver la grandeza de tan sutil espíritu "...

El cambio de los gustos Mas siguieron su paso lustras y décadas; finalizó el tramonto de los Siglo de Oro de Hispania -el tardo atardecer que se incendió gloriosamente en Calderón y que cumplió en Sor Juana el sugestivo verso de Guillermo Valencia: Hay un instante en el crepúsculo en que las cosas brillan más ... -;

y aquella nueva edad del casi siempre pseudo-clasicismo, autodenominado la Restauración del Buen Gusto, así como echó al horno los fúlgidos retablos churriguerescos, empezó a abominar de todo el Barroco. Tal fue =desde Luzán y los Moratines, hasta Hermasilla y toda su larga estirpe decimonónicacondenado de una plumada, todo el sumo Teatro Español, y muy en especial, los Autos Sacramentales; cantando la Derrota de los Pedantes -fácil mofa y después más cómodo olvido- aun contra un Balbuena, un Lope, un Quevedo; y haciendo -ya con Góngora, más a fondosu elegante y absurda vivisección tan gratuitamente fantástica: el cristalino y llano "Ángel de luz" -el de la H~rmana Marica ... y Cuando pitos flautas ... -, y el "Angel de Tinieblas", horripilante -el loco y pero verso "corruptor del buen gusto" en la suprema culminación del Polifemo y las Soledades-o

xv

Natural que la "crítica" así orientada, en-uoloie-¿ en igual torpe desdén, tan global y obtuso, a todo el vasto y noble sector poético que en esta Nueva Espu. II. Los JUICIOS -y PREJUICIOSña del Seiscientos y el Setecientos florece bajo el signo DEL OCHOCIENTOS del Barroco. Injusticia a que, en parte, hemos acudido nosotros mismos con nuestra revisión exploradora y Veamos ya, pues, algunos de los "juicios" (de algún reivindicadora de los Poetas N ovohispanos, y de lq modo habrá que llamarlos) que este poema ilustre le cual -por lo que ve a la España del mismo tiempo-: '0' a la Fobia anttbarroca del xtx, enceguecido de . d l id d . 1 merect ¡' . I b van ya ahora resurgten o, tan o Vt a os como tno." . naltsmo" an upoetico, cuando, segun el po re I 1 1 ' M h rano d S vidables, un Bocange , un Panta eon, un arc ante.; sto- don Juan Nicasio Gallego, los versos e or y aunque muy a menudo entre benévolas salvedades -en e en general "atestados de las extravagancias Juana" d -puesto que era imposib 1e sustraerse a 1 encanto d e su orinas y de los conceptos pueriles y alambica os... , persona, la fascinación de su inteligencia, ~ la obvia ;~;:n entre el polvo de las bibliotecas desde la rest.augracia más elemental de sus Hombres necios ... y de . In del buen gusto "... y no vamos, por cierto, a .. di h I ¡:, I . ractO . I Esta tarde, rru bien ...-, te o se esta que nuestra en/x detenernos, sino en qutenes ten tan a nuestra Musa de México, en gran parte de su obra, tan consubstanciai bal amor y sabían aplaudirle su poesía, con aplausos ~ .i: . 1 ca , 11 mente barroca -y sobre todo en este Sueno-, su¡no a randes, cuando era -o parecíales- llana y senci a. más perfecta incomprensión, y hasta le fue prectSo pade. g cer las más amables e injuriosas "disculpas". rÓ»

I

Colmos del "Nigromante"

y de Altamirano

Imaginemos sólo, muy de paso, los dicterios que al Sueño habrían fulminado -a ocuparse de él- las otras dos casi únicas plumas que, por entonces, trataron a Sor Juana, en su conjunto, con desprecio y hostilidad: "el Nigromante", don Ignacio Ramírez, que arrojóse a hablar -agravado por su jacobinismodel "mérito vulgar" y la "medianía" de tan "pobre Monja ", ponderando -frente a "nuestras supuestas glorias nacionales"- que "nuestros tesoros son una pobreza", y que "a igual altura se encuentran nuestros casimires y Sor Juana Inés de la Cruz" ... (Carta al Sr. J. J. Cuevas, nov. 28/74, en sus Obras, Méx., 1889, t. t, pp. 417-1); Y algo antes, su discípulo "el Maestro" don Ignacio A ltamirano, que en su célebre Carta a una poetisa (1871), creía poder decirle impunemente: "No seré yo quien XVI

XVII

do su talento por el gusto depravado ... y el d ,,, /.·b ,) recomiende a Ud., a nuestra Sor Juana Inés de I bastar . eable estilo de su epoca ... I ¡ ., cap. XXIV¡. Cruz, nuestra Décima Musa, a quien es necesario dejQ abomtn¡a -nsistir en lo que bien nos consta por ella Hue ga tn . quietecita en el fondo de su sepulcro y entre el perge . . -opínese de esta obra lo que se qUlera.•••¡Sma. que , ,,,,, mino de sus libros" ... (Obras, ed. Agüeros, 1899, t. ¡ ". 'b·o' Sor Juana mas por su proptO gusto, con da escn t l l p. 282). na, . d pendiente espontaneidad. Mas para el a -a mas ¡n e , 1 B A éstos, en dicho trance -ya que en otros aspect~ al ue para nosotrosGongora y ~ arroco no son eminentes-, sólo cabe aplicar el hierro dantesc~ ¡gU q lo absoluto, lo que siniestra y pintorescarnente eran, en, l di. llicennado Cuevas, qUIen ma po ia, por °mag¡no e d l "Non ragioniam di lar, ma guarda e passa" ... ¡ d en el Sueño sino "un triste monumento e en e, ver a: d ible" cia" y en cuanto a SI es intra un e o 1 ecad en. ... . Escuchemos, más bien, algunas voces no enturbiado. al"d niido común" el movimiento se demuestra no a se • , 1 por móviles extra-estéticos. Y empecemos por dos enu y como de las Soledades lo hIZO exce ented an do: an o, , d h 1 los máximos panegiristas de la jerónima -los dos m4 Dámaso Alonso, as¡ hemos procura o acer o mente 1" -Ór beneméritos iniciadores de la vuelta a Sor Juana, tra , a la medida de nuestras fuerzas, con a uersiori aqU¡, largo olvido-, uno de México y otro de Sudaméric¿ en prosa" que ahora acompaña al texto. o

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El licenciado

Cuevas

Don Juan León Mera

El Lic. D. José de Jesús Cuevas -en su, por lo demé; Sólo un año más tarde que nuestro Cuevas -y m~y simpático y bello estudio Sor Juana Inés de la Cruz probablemente sin conocerlo+, el docto ecuatoreno publicado periódicamente en "La Sociedad Católica' don Juan León Mera, tras haber "descubierto" por su de México entre 1869 y 72, Y luego recogido en U! cuenta a nuestra poetisa, publicó las Obras Selectas volumen (Guadalajara, ed. de "La Civilización', de la célebre Monja de México (Quito, Imprenta 1872)-, fue un encendido reivindicador de su [am« Nacional, 1873). y él también, en su "Juicio Crítico" harto obscurecida, y rinde a su poesía suma alabani: liminar, asienta que Sor Juana "ha dejado versos que la cuando la encuentra "pura, sencilla y limpia ... , en fra recomiendan hoy y que la harán pasar a la posteridad ses naturales y correctas", o sea -tal figurábase-, más remota", y hasta añade que "casi no hay obra suya, "cuando Juana no habla por boca de su siglo, sino COI aun entre las más culteranas, que no tenga cierto sello su propio acento y ... , su propia inspiración "... que patentiza una alma no común, un corazón de oro Añade, sin embargo, que "Juana imitó a Góngora, J y una fecundísima imaginación" ... (p. XXIV). por desgracia lo imitó muy bien "... Y de ahí concluye, Mas no olvida -imposible"el gran ingenio que se "Muchas de sus composiciones, y especialmente la dee extravió imitando en lo malo a Góngora" (VIII); y Sueño, en la que si no superó, igualó a su Maestro pOi acerca de "el famoso demoledor del buen gusto", hubo lo menos, son verdaderamente intraducibles al sentido de repetir lo consabido: "Todo el mundo condena sus común y al lenguaje natural" ... "Tristeza causa ver XIX

xvm

funestos delirios ... , y nadie ignora cuánto mal hizo q la literatura casteLLana el autor de las Soledades" (XlV). Con lo cual -aplicando tal "estética">, nos di;; que "el carácter de las locuras de este innovador se VI fielmente trasladado al Sueño", donde "en verdad, /q discípula venció al Maestro, pues nos parecen meno¡ obscuras las Soledades" que no ese "incomprensiu, Sueño, largo y asaz enojoso" ... (LIV). y he aquí, por fin, su sola posible excusa: "Juan, Inés nació en mala época ... ; y habría sido milagro qUI no se contaminase de los vicios literarios dominantes como lo fuera que un cisne conservara blancas las ptu: mas en una charca de tinta" ... (XXIV).

Las "Reprobaciones"

de Pimentel

Poniendo de resalto, a continuación, la terca persisten. cia de ese tópico ya oficial y casi intangible, aduzcam« siquiera aún otros dos gravísimos testimonios: uno, de nuestra tierra, nuevamente, y otro, peninsular -) universal-, que vale por todos. Don Francisco Pimentel, en primer lugar, dedicará a Sor Juana el íntegro capítulo V de su Historia Crítica dI la Literatura ... en Méjico, 1885 (que citaremos por SI reedición de 1890), graduando "varias de sus producciones" como "uno de los más beLLosadornos de nuestro Parnaso "... Pero él también define que "el gongorismc fue un delirio, una locura ... , un sistema ya juzgado) condenado por todos ... : la ausencia de verdadero fondo, el falso brillo de la forma ... , y un antro de obscuti dad" ... Y "Sor Juana, LLevadapor el torrente, admiró I Góngora y trató de imitarle, principalmente en unl extensa poesía que intituló El Sueño, que era la predi· lecta de nuestra Poetisa", mas la cual "es precisamentt una de las más dignas de reprobación, y su obscurids'

xx

l ue puede compararse con las más confusas de es tai, q modelo "... . sU "Bastará transcribir ~agregalos primeros ver" . y copia los 18 iniciales, con no pocas erratas soS ... , d "" d o "extensas" en vez e exentas - preguntan o _comués muy serio: ",¿Que se saca en limoi d d impio e to o d esp , e Nada absolutamente "... N.¡ contento con esto, esto. . d cc l d ,."" a al anáLi51s e ta es espropositos y tan enrnaentr di b . - dos conceptos", me iante o seruactones a51 d e fi¡rana. que segun , su ateza d o ceno - (v. 11), "la som b ra ... nas: un Negro de Guinea" ... ; o que el deci ecir que e l· aire era . ¡: l " e empaña, es "un pensamzento la so ... ; o que para s escalar las estre II as, " no dei eJana, d e ser un poco grande la escala "... Todo lo cual -concluye con solemne melancoLía-, no es sino "violentar las leyes eternas de la razón"; y "verdaderamente causa dolor ver ingenios como el de Sor Juana extraviados de esta manera" ... (pp. 166-71). Con la misma elevada crítica, por lo demás, "juzgaba" Pimentel otras de las poesías más beLLasde nuestra Fénix. Así, en sus liras Amado dueño mío ... , no halla sino tachar la voz "orejas", que "recuerda a cierto animal", o sentenciar que la "inundación de gozos" es "de mal gusto", y que el alma "desatada en risa" es "peor todavía" ... Así también, en el soneto espléndido A su retrato dictamina que los "falsos silogismos de colores" constituyen "un defecto notable" y otorga que "si se pusiera 'apariencias', quedaría una bella composición "... Y así, rotundamente, faLLa que la comedia Amor es más Laberinto "es bien mala", y que "sus Villancicos generalmente son insulsos" ... Todo lo cual culmina blasfemando (aun para quienes más podamos querer al dulce Mayoral de la A rcadia, nuestro paisano), que Navarrete le es "superior", porque él "es rara vez incorrecto, y Sor Juana rara vez correcta", y porque aquél "la excede en verdadera pasión", habiendo entre í

XXI

duda "los más s~aves y de~icadoos que han sali10 de a de mujer'; o la radiosa limpidez y el biblico P loum to enfiin di"'· e a gunas entre sus poeSlas espiritua 1es, a l ten, " o, d e San Juan de 1a Cruz y · as "de algun discipulo d tgn d L ' " P de Fray LuIS e eon ... ero -muy a 1 contrano-, a do el sector inmenso de la obra de Sor Juana en que tOfulge el signo barroco, Menéndez y Pelayo no se asomó remás sino con sus prejuicios pseudoclásicos hacia "la ¡a última Y deprava d a manera d e G'ongora, "c yv haci acta to d o uanto a él oliera. Yaun esto lo agravó, para nuestro ~aso, la terrible premura con que hubo de hojear sus tomos -al ultimar, en unos cuantos meses, su panorama Desdén y prisas de don Marcelino anchísimo de la íntegra Poesía Hispanoamericana, y en sin la calma Pocos nos ganarán -si es que hay algunos- en la hontk pocas horas más, sus notas adicionales-, devoción, admirativa y casi filial, a don Marcelin! feliz y la serena. deg~stación que le habrían permitido Menéndez y Pelayo: devoción que una vieja familiari. revisar con ¡ulno mas personal sus heredadas y estereodad y una no interrumpida frecuentación de toda Si tipadas condenaciones de tales maneras de arte. Sólo así pudo -entre tamañas prisas vertiginosasobra ciclópea, no hacen sino acrecer. Si el crítico eminente "dormita" aquí en postura no muy gallartk cometer tantas inexactitudes palpables, en cosas de la -brazo a brazo con el inefable señor Pimentel, tal hecho y de bulto, como confundir reiteradamente Carta Athenagórica (o sea, la Crisis del Sermón de nada su amigo, y en plena comunión con sus preju; cios antibarrocos-, ello no es culpa nuestra, en manera Vieyra) con la Respuesta a Sor Filotea ... ; o copiar dos alguna, y sólo lo podemos lamentar, pero no omitir. NI cuartetas del romance Lámina sirva el Cielo al retrato ... llamándolo "vermucho menos, cuando el ciego culto al "Magister -tan evidentemente asonantado-, dixit " (que él, mejor que ninguno, reprobaría), prolon sos sueltos" ... ; o asentar (sin perjuicio de querer ridiga aquel su fallo poco dichoso en los comentaristas dt culizado gratuitamente) que Sor Juana "inventó" ese nuestras letras que nada querrían ver sino a través de sU! tipo de decasílabos, ya preexistente en Góngora, Lope, y -entre nosotros- Diego de Rivera y algunos más ... ; espejuelos. Digámoslo, pues, claro. Don Marcelino, en torno I o repetir que "lo seguro es que en Ameca fue bautizada" Sor Juana Inés, nos dejó varias páginas admirables, nuestra Poetisa ... ; o dar como de 1691 la primera edilúcidas de amorosa comprensión y espléndidas de estilo ción de su Segundo Volumen, que no es ni pudo ser y de autoridad, allí donde analiza aquel "ejemplo dI sino de 1692 ... También -y sobre todo-, sólo así es explicable el que curiosidad científica, universal y avasalladora", nO menos que "la inmensa capacidad de su alma", qUI don Marcelino graduara de "alto juicio" acerca de nuessólo finalmente bastó a colmar "el Amor divino"; o/¡ tra Musa aquél tan mísero del por lo demás tan grande "pasión sincera" de sus "versos de amor profano ", sin Feijóo, según el cual, "aunque su talento poético es lo ambos "la diferencia que existe entre lo artificial y ~ natural" ... A quien tal dice, es claro -y satisfactorioque I "cause dolor" el Primero Sueño, igual que las Soleda des ... Lo que ya no lo es tanto -aunque reclame idén tica explicación en el mismo "odio antiguo" y escola a todo lo gongorino-, es la actitud gemela del ver~ deramente grande Maestro de las Ideas Estéticas e¡ España.

XXII

o

o

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XXIII

que más se celebra, fue lo menos que tuvo "... ; o que ~ concediera "valor poético y absoluto" sino tan sólo I "pocas" de sus poesías, "y aun estas mismas, no exe: tas de rasgos alambicados" ... ; o que -increíblemente, encareciera que "no se juzgue a Sor Juana por sus \11 llancicos", ni por otro ninguno de sus demás aspecto barrocos, mas sólo por sus obras "limpias de afecta' .¡'" cion ... , ya que "todo" to o -en aque'11" os- no es mas, que.. un claro testimonio de cómo la tiranía del medio a1n bien te puede llegar a pervertir las naturalezas má privilegiadas" ... ; o que añadiera, en fin -y aquí t01 namos más directamente a lo nuestro-s, que eran "lo más enfáticos y pedantes", los más corruptos por "la aberraciones" de Góngora, quienes "de fijo la admira ban mucho más" que en algún romance llanísimo "cuando en su fantasía del Sueño se ponía a imitar la. Soledades, resultando más inaccesible que su modelo" .. Mas ¿por ventura =comentemos únicamente a II últimoel conde de la Granja y el otro "Caballero del Perú", o los padres Calleja y Navarro Vélez, merece! reducirse a despreciables "pedantes".... ? Y Sor Juana, qUI expresa haber labrado tal Sueño por sólo su más intime y sincero deleite, y que lo anteponía en su gusto a tod4 su lírica, ¿no tendrá también voto en esta materia? ¿O no será más bien el sumo don Marcelino - "sumo. pero hombre al cabo "- quien aquí fue =él, tan alto y tan señero- un mecánico disco de las aritibarroce fobias ochocentistas, a las que aún no lograba sub5 traerse, o un eco lamentable y fidelísimo de nuestro! Meras, Cuevas y Pimenteles, a los que se parecen SU! expresiones como una gota a otra gota de agua ... ? Sin mengua de la máxima estimación que todos 11 debemos y profesamos, ciertamente que nadie que 51 respete en lo literario (y que, por ende, se haya apr~ vechado de las definitivas revisiones de Dámaso Alone Alfonso Reyes, Gerardo Diego y Miguel A rtigas, aUr. XXIV

sin hablar de Vossler o .~fandl) podrá hoy tener por uu« su imezal negaezon de las Soledades, que lo hva ¡'n "avergonzarse d e1 enten d"imiento h umano " aCtala gloria de "una obrilla tan baladí y tan execraque ni tiene "asunto" y ni siquiera "halaga los e udos", al grado de que "nunca se han visto juntos sen to absurdo y tanta insignificancia" ... (Ideas Estétan . as, t . II, vol. 4, Ma d n.d, 1884, p. 495 Y ss..) tIC Más aún: él mismo, en más colmada plenitud algo p sterior, llegó a dar esperanzas de muy otra compren~n gongorina. Dilucidando, en efecto, el "españolisrno ::pontáneo" de Víctor Hugo, Menéndez y Pelayo describirá "su lirismo bizarro y desmandado ... , enamorado de la visión potente y encendida y de las palabras rotundas, metálicas y sonoras ... , como el de Calderón, como el de. Góngora, o como el de Lucano, y derivado, lo mismo que en ellos, de exceso o intemperancia de fuerza, y de una mezcla de grandiosidad y de sutileza "... (Ideas Estéticas, t. v, vol. 8, Madrid, 1891, p. 317-8). Mas este nuevo juicio nunca acaso se ha destacado, a diferencia del anterior, que suele aún alegarse =tan en falso- cuando (al decir tremendo, pero justo, de Dámaso Alonso) "estúpidamente, sistemáticamente, se repite que en las Soledades todo es extravagancia y locura ... : ideas que sólo la rutina, aliada con la haraganería, puede hacer perdurar" ... Sólo es lástima grande el hecho de que don Marcelino "por desgracia nunca llegó a revisar íntegramente sus opiniones sobre el arte culterano", -como lo lamentaba. Henríquez Ureña=, ni ésta, en particular, sobre Sor Juana en su Primero Sueño y sus Villancicos ... Ya hoy, de cualquier manera -con una harto más amplia visión crítica del A rte y de la Lírica del XVIl-, admiramos "muy varia la lira de Juana de Asbaje, calderoniana, gongorina e ingeniosa al modo de D. Antonio de Mendoza", subrayando las "señales tan

~t,:

XXV

'11

expresivas d~ su devoción para Góngora" -como escrib¡ Gerardo Dzego- y gozando hondamente, en prirn ,. S ~ termino, este ueño en que esplende

III. LA PREDILECCIÓN

DE SOR JUANA

Nuestra Fénix de México -es evidente- posee en todos 1 s campos, Y más en éste de su autocrítica, un alto °oto de calidad. Mal nos podríamos, pues, desentender aquella su confidencia: "No me acuerdo haber Ya aquilatamos hoy, mucho mejor, su "espírit~ escrito por mi gusto, si no es un papelillo que llaman fino, refinado, luciente ", de "potencia intelectual) moderna" y de tan "rica y delicada sensibilidad", CuYa El Sueño" ... ¿Por qué -urge preguntarnos-, esta máxima y "honda vibración humana" distingue a su magnífica única distinción? ¿Por qué en tal "papelillo ", trazado poesía entre toda "la descendencia de Góngora", as¡ con un "gusto" singular, de modo especialísimo se recocomo su "tacto exquisito" la sitúa entre "sus discípulol nocía y aun se remiraba, muy por encima de toda su más refinados "... -según bien la analiza Valbuena restante labor poética? Prat-. Intentemos -vislumbre adivinatoriola respuesta Y ya así, en fin -para decirlo de una vez con Voss. compleja y múltiple. ler-, "su voz ahora nos habla con mayor claridad que nunca" ... aun a pesar de las tinieblas aun a pesar de las estrellas

bella, clara ...

de

Plena espontaneidad Las más de sus poesías las escribió, sin duda, "con gusto" -aun las de indeclinable apremio exterior, como no pocos de sus Villancicos y Letras Sacras-, según el fresco gozo de creación que están rezumando. Y muchas, "por su gusto", el más espontáneo -sin que a ello obste la hipérbole antes copiada-, tal como casi todos sus sonetos, liras y endechas, que "se le daban ", solos y felices, en su minuto, igual que sus romances o sus décimas, aunque tan a menudo "epistolares", o sea con un resorte ocasional y un destino externo ... Pero una obra de aliento sostenido y labor diuturna, que ella hubiera planeado por su más libérrimo antojo, que le hubiera llenado días y noches con la fascinación de su entrevista y codiciada belleza, sin términos de tlempo, sin el mínimo compromiso, sin destinatario XXVI

xxvn

ninguno ni la menor atención a otro lector o crítico que ella misma -una obra así, entre sus escritos rnq. yores-, jamás la escribió, acaso, sino en El Sueño.

La válvula

desahogante

Su ilímite avidez de omnisciencia, su nostalgia de Unq formación metódica y facultativa -universitaria-,) el íntimo deseo de justificar su entrega enciclopédti, a las más "disparadas" artes, ciencias y disciplinas, como cabal escala a la Teología -anhelos o emociones que pervaden toda su capital Respuesta a Sor Filo. tea-, ouélcanse aquí indeciblemente más al desnudo, libres de todo escrúpulo de modestia, bajo la doble irresponsabilidad y franquicia del lirismo y del sueño. y con esta su sed intelectual -la más devoradora de sus pasiones y su más esencial carácter anímico-, tamo bién aquí encontró la plena válvula desahogante su plétora de vívida y omnímoda erudición: la bíblica, teológica, filosófica y humanística, no menos que la médica, fisiológica, astronómica, óptica, jurídica, pie tórica, arquitectónica, histórica y legendaria ... Mu) bien penetra Vossler, en tal sentido, "ese desborda miento de conocimientos encarcelados que es el Primero Sueño ", donde -aun por este solo rasgo, sin ir más lejos- "reluce toda su peculiaridad única ", más que en otro ninguno de sus poemas. "Sin plan y sin descanso, como enteramente autodidacta, o por mejor decir, como insaciable pirata, había arrebatado su saber, y lo devol· vía ... De un modo fresco y nuevo vive todas las cien· cias, como se vive una exquisita aventura; y de lo qUI rebosa su corazón, es pródiga aquí su boca" ...

XXVIII

La libre soledad y los anchos

viajes

ansia también suya, fundamental -la única por 'd' e tejas a bai lOtra al le desplacza, aJo, 1a "VIid a d e cornuni-. ; ~~ de su monasterio-, fue siempre el "vivir sola ", sin ada que turbase la "libertad" y el "sosegado silencio" sus estudios ... y ¿dónde una más libre soledad y so. o intacto que en el nocturno Cosmos de este su Sue51eg . • donde la Humamdad queda en trasfondos remotos ~desde el emperador al pescador, todos ya dormidos-, ni hay más protagonista que ella propia, o mejor todavía, su sólo Yo espiritual y meditativo, esto es "el Alma" o su "Pensamiento "... ? Nunca mejor, tampoco, se funden -y se efundensu aludida ambición cognoscitiva y sus frenos morales de la sobriedad y de la humildad, fundados a la vez en la virtud religiosa y en la honda persuasión filosófica y experimental de la pequeñez humana ... Ni jamás se espaciaron con tal anchura los ímpetus de viajes y de vuelos que acaso le aleteaban en las pupilas, cuyo horizonte real se había ceñido al breve radio de Amecameca y a esta ciudad de México, para luego estrecharse aún más en su clausura de San Jerónimo. Si, como en el poema de González Martínez,

d:

Juana, la pobre Juana,

no ha visto

nunca

el mar,

y aun a Cuautla o a Puebla es muy dudoso que se asomara, en cambio aquí -en su Sueño-, ¡qué auroras y crepúsculos oceánicos no gozó, ante la "cerúlea cuna y tumba" del sol! ¡Y cómo trasegó las más luengas tierras -el Danubio y el Cairo, hasta los "Antípodas"-, y trepó hasta las más que aguileñas cúspides, y acompañó a la fuente de A retusa en los hondones más subterráneos,.y traspasó la esfera de la luna y todo el ámbito

XXIX

11

sideral, en cósmica plenitud, Nervo:

I

anticipando

El Viaje de

1 111

I

Te engañas: más lejos fuí que la estrella más lejana. (Noche, misteriosa hermana: tú lo sabes, tú lo dí...)

~:1

Al Vértice omnirradiante de donde todo dimana, tal vez llegué; tal vez ante Aquél en cuyo semblante hay más luz que en la mañana. ¡Tú lo sabes, expectante noche, misteriosa hermana ... !

Hondura

filosófico-teológica

y vuelo místico

Ella, por otra parte -en sus contemplaciones del Uni. verso-, no sabía detenerse en lo epidérmico y sensorial, sino que descendía a la realidad metafísica y se movía en el aire intelectivo de la cultura, y se alzaba a los reinos invisibles del puro espíritu y de los puros espíritus; ni hay "criatura ", por ínfima que sea, en que no conozca el "Me fecit Deus ", según sus propias pa· labras; y como el Florentino al coronar su excursión triforme, también este su viaje tenía por meta -fui· gurante en nuestras tinieblas-, l' Amor

che move il sole e l'altre

stelle ...

Ni es sólo el "Acto Puro" y "Motor Inmóvil" de la natural Teodicea, sino además -en íntima identr dad- el Dios de la Revelación Cristológica, éste en el

xxx

lmina su ascensión del Primero Sueño, cuando que cU"laMerced", tan nunca bien sabida y correspon_~or de la Unión Hipostática-, fulge el Verbo EncardI da, mo perfecta Síntesis del Creador y de Su intena o co J' "d C C eación y como la suprema CUSpl e y orona c:Smos, ; como el último Índice y el Alarde ya inla Ornnisapiencia y el supera ble de la Omnipotencia,

Omniamor ... A esto la remontaban, de consumo -tal como a Dante-, las dos alas rr;entales de la Filosofía y de !a -r logia católica, y el impetu vital de todo su corazon 1 eo ., . 1 ligioso, acaso nunca estrictamente mistico -en e :ás riguroso sentido técnico de lo extraordinario dentro de lo sobrenatural-, mas SIempre enamorado de Dios, en clima de pasión ardiente Y, dominadora. Y esta armoniosa alianza de Fe y Razon, de CIenCIa y Piedad, no menos que esa devoción ilustre al Ministerio del Dios hecho Hombre, ¿no eran también dos básicos motivos de su alma, resonante el primero, sobre todo, en su citada Respuesta a Sor Filotea, e íntegramente inspirador, el segundo, de sus Ejercicios de la Encarnación, uno de aquellos dos opúsculos suyos -con los Ofrecimientos de los Doloresque fueron los que sólo "se imprimieron con gusto mío "... ?

Admiración

y emulación

de Góngora

Sor Juana, en fin -tornando más de lleno a sólo lo literario-, profesaba la máxima admiración a don Luis de GÓngora. "Virgilio Cordobés" y "Apelo Andaluz", del cual más de una vez lució algún verso, "deliberadamente inyectado en la estrofa propia, a modo de contraseña o filigrana al trasluz, con cierto orgullo de padrinazgo o linaje espiritual" -como en tantos lo ha visto Gerardo Diego-; y no una, sino varias piezas XXXI

suyas (aun entre los romances, como El soberano Gaspar ... , o Lámina sirva el Cielo al retrato .. '), SOn genuinos mosaicos de ecos gongóricos. Siempre había escrito, empero, más o menos condi. cionada por la ineludible "condescendencia" a la ob. via intelección de sus corresponsales, o de sus conte-. tulios y sus públicos; y sin otra excepción que la de algunos sonetos, cuya misma estrechez coartaba ese impulso -para no mencionar el Epinicio al Conde de Galve, acaso ya coetáneo del Sueño-, jamás había podido darle rienda suelta a su muy explicable gusto de correr parejas con Góngora en el hipérbaton Íatini. zante, la sabia obscuridad de las alusiones, la satur¿ ción de cultismos y la vasta estructuración de un grave canto lírico-descriptivo, o sea, en los caracteres más re· finadamente doctos e intelectuales, y que más conge· niaban con sus capacidades y complacencias. Todo esto, en cambio, lo cumplía este Sueño, tan evidentemente trabajado "imitando a Góngora" -tal como lo subrayan sus editores-, y tan lucientemente constelado de perpetuas reminiscencias. El mayor homenaje que, en todo el orbe, se haya nunca rendido al grande don Luis. Y una obra -quizás la única- que la Décima Musa realizó nomás para sí, según su propio agrado personalísimo, en plena y soberana autonomía de su inspiración, viviendo ya -por una vez siquie ra- lo que Rubén diría, tres siglos más tarde: "Yo digo la palabra que encarna mi pensamiento y mi sentimiento. La doy al mundo como Dios me la da. No busco que el Público me entienda. Quiero hablar para las orejas de los elegidos ... A ellos mi ser, la música intencional de mi lengua" ...

XXXII

IV. LA MÍNIMA

SIMIENTE

Y EL ÁRBOL CÓSMICO

pero si a ella sobrábanle razones de todo íntimo rango psicológico y espiritual para su complacencia en tal poema, por sobre todos, no por eso debemos olvidar -antes al contrario- su intrínseco valor de obra de belleza, el propiamente artístico y desnudamente poético, en el que ya podemos ahondar un poco.

El plan y su despliegue Para el que ha penetrado algo en El Sueño y quiere resumir sus impresiones estéticas, prevalece, ante todo, un cierto impacto de fuerza intelectual -sin mengua de los hálitos nocturnos y misteriosos-, en la vasta, serena, poderosa arquitectura del plan y en la solemne y sostenida firmeza de su desarrollo. Sencillísimo el núcleo germinal -a más no poder-, bien lo sintetizó el P. Calleja en aquel su mínimo apunte: "Siendo de noche, me dormí. Soñé que de una vez. quería comprehender todas las cosas de que el Universo se compone. No pude, ni aun divisas por sus categorías, ni aun sólo un individuo. Desengañada, amaneció y desperté" ... Pero de tal semilla microscópica, ¡qué proliferación de tronco enorme, de anchos y enhiestos ramos, de frondas tenebrosas o esmeraldinas, uitramente canoras de aves y vientos! Do~ Ezequiel A. Chávez, desde luego, proponía ya una sextuple partición: "Seis divisiones pueden discerntrse... , y cada una de ellas es un sueño, y todas están Ligadas,formando un sólo sistema de ellos: la primera pudlera llamarse Sueño de la Noche y de la Vivencia Nocturna; la segunda, Sueño del Sueño Universal del XXXIII

Mundo: la tercera, Sueño del Sueño del Hombre -del sueño fisiológico-; la cuarta, Sueño de los Sueños; lo. quinta, Sueño del Sueño de la Persecución del Conocimiento -de su Teoría y de su Método=; y lo. sexta, Sueño del Despertar ... ". Mas sólo adelgazando un poco más las líneas de tal análisis, buscando una más nítida unidad, orgártica de sus etapas, surge otro esquema, todavía más rico y quizá más lógico, que vamos a atrevernos a sugerir, dividiendo el poema en estas doce visiones, fuerte y perspicuamente concatenadas: 1. La Invasión de la Noche; 11. El Sueño del Cosmos; 111. El Dormir Humano; IV. El Sueño de la Intuición Universal; V. "Intermezzo" de las Pirámides; VI. La Derrota de la Intuición; VII. El Sueño de la Omnisciencia Metódi, caí VIII. Las Escalas del Ser; IX. La Sobriedad Inrs lectual; X. La Sed Desenfrenada de la Omnisciencia; XI. El Despertar Humano; y XII. El Triunfo del Día.

La henchida cornucopia ¡Qué densa y derramada cornucopia, por otra parte -como se ha dicho de las Soledades, y mucho más-, la de este Sueño que, en su breve círculo, atesora como pacta y hermosamente la entera realidad de la Crea· ción y aun de todo el Ser, lo mismo la visible que la invisible! Aquí pulsan, pululan y agloméranse -o más pro· piamente, ordénanse-, las bestias y las aves y los peces de la tierra, el cielo y el mar; enbiéstanse montañas, ahóndanse océanos, profundízanse antros y túneles; altérnanse la rosa y la azucena, o aun las elementales algas acuátiles, con las selvas opacas y los fúlgidos minerales, lo mismo que los templos y palacios con la mísera choza del pescador ... XXXIV

La Sombra sube, desde nuestros valles, hasta lamer " I orbe de la Luna"; vibran, al par el átomo del aire elas incorruptibles "esferas" siderales, girando alrede~or de nuestra Tierra, que una sola mirada -desde el astronómico ote~o- abarca de polo a polo; descendemos _autopsia ilumtnadaa los hondones del cuerpo humano, atisbando la fragua del corazón, el fuelle pulmonar. las próvidas funciones del hígado y del estómago; fluyen y avanzan -en gemela corriente obscura- la sangre por las venas y la fuente A retusa por los meandros submarinos que enlazan Grecia a Sicilia; reluchan entre sí "los cuatro humores" en el organismo animado, tal y como la Noche con la Luz en el imperio del horizonte ... Con las inmemoriales invenciones de las artes cosméticas y la "triaca", o el Faro alejandrino y las Pirámides faraónicas, brilla "el último grito" -la flamante "linterna mágica"- de un jesuita alemán coetáneo ... Animales y cosas multiplícanse, en "dobles" mitológicos y en leyendarias superposiciones, cuando el ciervo es Acteón y Ascálafo el búho, sangre de Citerea el rubor de las rosas, Atlas o Alcides quien sustenta carga celeste, Ícaro -o bien Faetonte- quien sucumbe en alta osadía, la fresca esposa de Tithón la Aurora y las Aguas Thetis, o cuando duerme el León sin bajar los párpados, y las Lechuzas rondan las sacras lámparas, y el Aguila -la armígera de Júpiterse da al sueño elevando su guijarro despertador ... Y junto a la "Apolinea ciencia" de "los Calenos", y las rapsodias "Aquileyas" del "dulcísimo Ciego" -Homero-, o las "Categorías" del Estagirita y la potente síntesis cristocéntrica de Duns Escota, se entreveran novísimas sapiencias del mismo Kírcher -el entre sabio y fantaSlaso "Edipo" de las arcanidades egipcias-, no menos que las bíblicas videncias del Daniel y el Apocalipsis ... XXXV

No entraremos aquí, por lo demás, a seguir la rnenu. da estructuración de estos amplísimos materiales. La fiel y entera Prosificación que adelante damos -aUn sin contar su triple mínimo esquema exhibido arriba.: nos releva de las arcanidades egipcias- no menos qUe las bíblicas su técnica y su primor, o algunas de sus dotes métricas y estilísticas.

v.

SELLO LATINIZANTE

y

GONGORINO

Mucho queda insinuado, de éstas últimas, con su deliberada emulación de las Soledades, cuyas predilecciones léxicas y cuyas audacias sin tácticas (salvo el "acusativo a la griega '') reproduce tan fiel como personal.

Plétora de cultismos En su vocabulario - "culto" en grado eminente-, vamos reconociendo, una por una, las más de las palabras típicas de don Luis: purpúreo, afectar, esfera, brillar, fragante, aplaudir, asunto ... , incluso aquellas que zahirió Quevedo, muy señaladas, como: ostentar, canoro, alternar, licor, pulsar, impedir, joven, neutralidad, candor, disolver, caverna, señas, ceder. .. Con gran sabor a Góngora, en concreto, discurren asimismo: piramidal, obeliscos, exhalar, admitir, cóncavo, convexo, indicio, supersticioso, inducir, sellar, opaco, cerúleo, trémulo, experto, alado, solicitar incógnito r ' , maquina, ponderoso, simetría, oficina, oprimir, áto~os, ínfimo, hieroglífico ... , y a veces, confluyendo en solo un verso varias de tales voces: por no incurrir de omisa en el exceso ... ; del que le circunscribe, fresco ambiente ...

, Entre otros latinismos incontables -varios hoy todacasi "" tnau diitos en castellano, y otros ya un tanto ~suales,mas siempre "doctos":-, baste apuntar diuturno, Intercande . diICIOSO,venti . '1ante, e laci , opreso, . " n t e, ¡U ación, ~ll:dIt~d, . celar (oc~ltar, cubrir), rectrices, vegeta, Menflcos, Aqu iley as (de Aquiles), inordinado, Vza

XXXVI

XXXVII

conticinio ... , o bien diurno, impeler, instable, pró. vido, simulacros, intimar, rutilantes, extinguir perspicaz, confinantes, cíngulo, sublunar, plumada' arterial, ebúrneo, interpuesto, regulado, expeler, au: riga, signífero, femenil, trascender, preludio, exceder dictamen, conglobado, sirtes, perspectiva, intuitivo' empírico, transmontante ... , y aun acorde, informe' súbito y visual, empleados como adjetivos. ' y la saturación de esta lengua "culta" se extrema aún más, con tantos "latinismos de acepción ", bastantes de los cuales presuponen hoy mismo alguna intimidad con el idioma del Lacio: exentas (libres), crasa (graso. sa), obtuso (achatado, o no agudo), vigilar (velar), cálculo (piedrecilla), discernir (separar), agravada (oprimida, prensada), alterar (inquietar), librada (apo. yada), mensura (mesura: medida), revocar (llamar hacia atrás), inculcar (investigar, ahondar), ambages (rodeos, en sentido físico), manual (lo que se tiene a mano, en general), ya (en otro tiempo, como el "olim' latino y el "gia" italiano), prefijo (prefijado), explicar (desplegar, desenrollar), implicarse (trabarse), usurp6 (tomó en vez de otro), necesitado (obÚgado). .. Es todavía aquel mismo "ideal poético de un len. guaje aristocrático, separado radicalmente del lenguaje normal", como escribió Díaz Plaja sobre don Luis. Porque igual que éste -en ímpetu no menor- quiere Sor Juana Inés alzar nuestra lengua "a la alteza de u Latina "; y en todo lo factible delimitar -como Mallar· mé- las vírgenes y radiantes "expresiones" artísticas, de las manoseadas "comunicaciones" utilitarias de "la tribu" ... Con la plétora latinizante que hemos señala· do en su léxico, perseguía ella también -según se ha dicho de Góngora- una doble eficacia estética. La "huida de la realidad" -la transfiguración de lo prosaicole inspira (con igual función que la metáfora, la perífrasis y la alusión mitológica) "la elusión XXXVIII

de la palabra desgastada y su substitución p~r otra que bre una ventana sobre un mundo de fantastica coloa ción: el de la tradición grecolatina" -para hablar con ;ámaso Alonso-. Los asiduos esdrújulos, además, en la cima rítmica de su verso, enriquecen su musicalidad: Aunque poco, sacrílego rüido , Bárbaros hieroglíficos de ciego , La aparatosa máquina del mundo ... , Soporíferos, húmedos vapores ... , Tálamos ya de su triforme esposa ... ;

° subrayan

sus toques de color:

Que el sayal de la púrpura Que de su luz en trémulos

° le dan finos sugestiva:

discierna desmayos

rasgos de onomatopeya

, ;

y de armonía

Cóncavos de peñascos mal formados A la mental pirámide elevada ...

... ,

Yasí, "el cultismo es un valor positivo en su poesía", cual de las Soledades concluyó su aludido intérprete.

El incansable

Hipérbaton

Es? p:opio digamos del hipérbaton, que remataba esp~endldamente en Góngora toda una tradición renacenust«, con abolengo desde Juan de Mena y SantiLLana has~aGarciLaso, Herrera y Fray Luis, y que el valiente ~:tífice del Polifemo acentuaba aún más, como valioso Instrumento expresivo" ... (Cfr. nuestros Poetas Novohispan os, t. 1I, 1943, p. xvtt). Lo mismo hará, en efecto, XXXIX

Sor Juana Inés -en este Primero Sueño- para la aris. tocracia y concisión de su lengua, la holgura de su verso y de sus rimas, el resalte estratégico de los capitales vocablos, y el frecuente aislamiento de los epítetos qUe -a distancia del nombre calificadoemancipan s~ gracia individual y ganan un vigor casi substantivo, Esta separación, desde luego, parece aquí la regla más ordinaria: Sumisas

sólo voces consentÍa ... ;

Ya no historias Ronca

tocó

contando

diferentes

Que intelectuales

... ;

De desnudas

apoyó

les dió pardas

membranas

in mensa ... ;

De la que más se eleva entronizada naturaleza pura ... ;

resulta en este Sueño lo habitual, la construcción normal y común: La que Águila Evangélica, sagrada visión en Patmos vió, que las estrellas

... ;

De no poder, con un intüitivo conocer acto, todo lo críado ... ; En cuya casi elevación

nuestro hemisferio la dorada del Sol, madeja hermosa ...

... ;

claras son estrellas ... ;

manant'iales

Mientras ilustraba,

(Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa ... ),

Ni aun la instable mecía cerúlea cuna donde el Sol dormía ... ; Los dulces

Aquella contemplaba, participada de alto Sé r, centella ... ;

Aun el más avanzado "hipérbaton- tipo " de la ejemplar Canción de Rodrigo Caro, restringido a dos o tres versos,

bocina ... ;

La Aurora ... el luminoso en el Oriente tremoló estandarte

Del reino casi de N eptuno todo las que distantes le surcaban naves ... ;

midió,

y el suelo,

con iguales

... ; Desde la de a quien tres forman soberana fiara, hasta la que pajiza

Solos la no canora componían capilla

pavorosa ... ; XL

coronas

vive choza ... (183-5).

El rápido no pudo, el veloz vuelo del águila (que puntas hace al cielo y al Sol bebe los rayos, pretendiendo entre sus luces colocar

Antes, interrumpido del regio pastoral cuidado ... ;

huellas ... (681-3).

su nido) llegar" ... (330-4).

Las que, porque a su copia enmudecía, la Fama no cantaba Gitanas

glorias" ... (~50-2). XLI

I! Quien de la breve flor aún no sabia ... mixtos por qué colores ... fragante le son gala ... (730-5).

"Desde la de a quien tres forman coronas" . (Desde la de a quien forman

tres coronas

);

"Y de cuatro adornada operaciones" . En la más eminente se encumbr6 parte, de su propia

(y adornada

de cuatro

operaciones

);

mente ... (431-2).

"Bien que soberbios brille resplandores" ...

y cuán ilustre efecto rinda en Sor Juana, a veces, dicho sistema, baste a ejemplificarlo la elegancia, prócer y fina, de un pasaje como éste, qu~ -de simpli. ficarse al orden gramaucalse perdena en no leve porción: Este, pues, triste s6n inter~andente ... , al reposo los miembros convl~a~a, -el silencio intimando a los VIVientes, uno y otro sellando labio obscuro con indicante dedo, Harp6crates, la Noche, silencioso-: a cuyo, aunque no duro, si bien irnp er'íoso precepto, todos fueron obedientes ... (65-79).

(Bien que brille soberbios

"Sumisas sólo voces consentía " . (S6lo sumisas voces consenda

);

"Ya no historias contando diferentes" . (Ya no contando

historias

diferentes

);

"En el punto hace mismo su Occide.nte" . (Hace en el mismo punto

su Occidente ... );

sin tácticos

Porque El Sueño, en efecto, no se detiene aquí; mas sus transportaciones llegan a veces, en volumen y calidad, hasta audaces extremos excepcionales, de los que apenas si en el propio Góngora podrán acaso hallársele precedentes. Así, el primer periodo del "lntermezzo de las Pirámides" -sin más que con un verbo principal-, va desde el v. 340 en que está el sujeto (Las Pirámides dos ...), hasta e~v. 400 donde, al fin, asoma ese verbo (fueron maten~les tipos ...); y ello, encerrando en sí -entre dichos SUjetoy verbo- algún paréntesis digresivo como el de es l ., (. a a usion a Homero, que ocupa por sí sola 17 versos 382-98).

XLII

... ).

No es, por ende, el hipérbaton de Sor Juana -al menos con gran frecuencia-, un simple efugio de métrica, sino un gusto profundo de imprimirle a su frase el aire latino, o de comunicar a sus adjetivos cierta autonomía substantiva, y aun si se quiere -en sus periodos más dilatados y menos simples-, de acrecerle a su canto el sugestivo don de la "arcanidad", que -delicadamente dosificada- tan bien sienta a un poema "onírico ", aun bajo las más firmes normas clásicas de la primacía rectriz y ordenadora de la razón.

Los demás "ambages" Ni hay que olvidar que tal procedimiento, casi auto mático, menudea en versos que absolutamente no lo eXI' gían, pues su medida y ritmo quedan intactos lo ~tsmo con aquella transposición que con el orden lágico, obviamente restituible sin costa alguna:

resplandores

XLIII

El verbo registrando, del v. 722, va a la zaga de to. dos sus complementos, que se le adelantaron en los Vv. 716- 21. Lo cual, a más, complícase con la perenne rami. ficación de nuevos incisos, oraciones de relativo, y muchos ablativos absolutos, nada infrecuentemente desmesurados, como ése de g~rundio apuntado arriba (El silencio intimado, etcétera), o como el resumido en los vv. 166-8: Así, pues, -de profundo sueño dulce los miembros ocupados-, quedaron los sentidos ... ,

1:

y que antes se dilata por 12 versos (154-65). Por tal modo se llega -en sistemático alarde aná· lago al de la excrescencia selvática de nuestros retablos churriguerescos, donde cada riqueza ornamental engen· dra otras y otras-, a una dilatación de los periodos ya del todo inaudita, por ventura, y sin ejemplo en el castellano. Así, el único verbo no sabía, del v. 730 -que es ya, a su vez, el simple sujeto de sólo una ora· ción subordinada-, ensancha sus complementos dire: tos hasta el v. 756 ... Otro exclusivo verbo principal (quería seguir ... ), rige cuanto se extiende desde el v. 617 hasta el 697, Y aun en cierto sentido, hasta el 704 ... Y un solo símil o comparación -la vista de. lumbrada por el sol-, va desde el v. 495 al 539 (com· prendiendo dentro de sí, a manera de digresión iluso trativa, el nuevo símil de la "triaca", a partir del 515); y todo eso es nomás la simple prótasis, o parte aseen· dente, de un indiviso periodo, cuya apódosis (su aplicación o su desenlace) todavía seguirá desenvolvién· dose hasta el V. 560. Mas el valorizar estéticamente dichos procedimien· tos,' no es cosa que se pueda o deba hacer ni "a priori' ni a la ligera. XLIV

La fecunda complejidad Reconocemos indudablemente, que -para nuestro gusto de hombres de hoy- más bien hay riesgo de que nos desplazcan esos colmas de hipér;baton o esos alardes de prolijidad y complejidad stnt act icas; y a veces fantaseamos -con deleite y melancolíaqué hubiera sido El Sueño si Sor Juana -en vez de la libérrima "silva" exenta de todo corte simétrico-, lo hubiera escrito e~ "octavas", que cerradas cada una sobre sí misma, habrían cristalizado su honda entraña con mayor refulgencia mineral y con ese rotundo cuño y timbre de las del polifemo del mismo Góngora, o de las del Orfeo de don Juan de Jáuregui ... Y sin embargo, ¿quién sabe? Imposible afirmar de esta obra singularísima -como tampoco de las Soledades, caso gemelo en esto-, que su valor total hubiese ganado. De ella -admitiendo que a él le disgustaban su "intrincada complicación", sus 'fatigosos desenvolvimientos" y sus "desconcertantes y violentas transposiciones "-, don Ezequiel A. Chávez reconoció, en ejemplarísima lucidez, que "su forma misma corresponde con el más atinado acierto al estado mental ap~:entemente caótico que representa, y contribuye también a traducirlo "... y todo ello en verdad -nos reP:timos con Vossler-, "viene aqu{ de una necesidad pszquzca. ineludible", cuando su ímpetu borbollante de lzberaczon para sus contenidas sapien"": reprimidos anhelos y calladas y diuturnas meditaciones, Nilo, no sufre márgenes

ni puentes ...

Tan sólo así, además, creaba Sor Juana Inés -o le asornaa y aterciopelada de lo auténticamente soñado ... - - diirar eII a en su Respuesta a Sor 'l ¡ aun el sueno F 1 Otea- se lib / d ' . . , t ro e este con unuo movimiento de mi

conservaba / sueno - rea l - esa l enta penumbra di d. a a lgun

(:N

XLV

imaginativa , confiriendo con mayor claridad y sosiego las especies , arguyendo, o haciendo oersos"}. A nadie, en fin, que tenga ojos estéticos, se ocultará del todo la hermosura muy peculiar, la majestad serena y poderosa que -bien leídos- cobran esos periodos algunas veces, por ese propio curso de ancho aliento y largos "ambages", como alguno de aquellos "padres ríos de la Antigüedad; o también, la grandeza arquite-. tónica, el esplendor del orden, el armonioso triunfo del intelecto que rige y señorea tan ardua sintaxis, cuando -entre tal y tanta espesa urdimbre de ramificados incisos y de exorbitantes hipérbatosno deja nunca suelto el menor cabo, ni incurre en distraídos anaco. lutos (de que Góngora no escapó), ni ofrece rasgo alguno que en sí mismo resulte ininteligible (como los inne. gables, si bien contados/ a que hubo de rendirse aun Dámaso Alonso en las Soledades), sino que toda mínima partícula -bien lo marcó Abréu Gómez- "puede ser descifrada o esclarecida hasta su máxima significa. ., " cton ... Ya tales caracteres gongorinos de Sor Juana en su obra mayor -los cultismos de léxico y de estructura-, se deben allegar otros dos puntos de coincidencia.

La "Diéresis"

Uno, será su docta frecuentación de la también lati· nizante diéresis, o disolución de muchos diptongos: poco,

sacrílego

rüido ... ;

De no poder, con un intüitivo conocer acto, todo lo criado ... ; Su obtusa

su cima por esfera ... ;

Los dulces

apoyó

manatiales

El sociable

trato

Su nombre

eternizar

Del visüal,

alado atrevimiento

... ;

de las gentes ... ; en su rüina ... ; ... :

claro uso etimológico -entonces mucho menos artificioso, y hasta casi espontáneo en la gente culta, bajo el perpetuo estímulo del latín-, que realza tales versos y vocablos con solemne amplitud y gravedad, sin ello perdidas, bastando comparar esos manüales, visüal y cri"ado con la vulgaridad de nuestros "manuales", "visual" y "criado", o sólo confrontar sus heptasílabos rozagantes: soberana tiara ... , si bien imperioso ... ,

con la esmirriada escualidez que tendrían sin tallicencia prosódica: la soberana tiara ... , y si bien imperioso ...

y la Silva"

Aunque

Gradüara

consonancia

XLVI

espaciosa ... ;

. Yel otro de los puntos a que aludíamos, es la eleccion de idéntica forma métrica -ya que no propiamente estrójica-, o sea la propia Silva que ya Góngora, sobre todos, consagrara en las Soledades (flexibLe y caprzchosa combinación de endecasílabos y heptasílabos, libremente 4/insonantados, sin ningún orden fijo para las rimas y aun con la libertad de dejar sueltos algunos versos), y que "leve y voLátil" -por decirlo también con Vossler- brindábase a Sor Juana como XLVII

"predestinada" para su Sueño, ya que "apenas si se imaginaría una forma más ajustada a su intento par. ticular" ...

Los ébanos

y nácares

de don Luis

Aún nos resta, con todo, algo más notable -y por uen. tura menos advertido en su justa escala y significa. ción-: el enorme volumen y la nítida calidad de su, reminiscencias literales de Góngora -verdaderas "citas implícitas"-, cuyo número mismo nos obliga a no intentar ejemplificarlas, mas sólo remitimos a las Notas Ilustrativas de esta edición, que irán punttcaii. zándolas paso a paso. Abundancia, por cierto, de incrustaciones -aunque traídas siempre a un nuevo propósito-, que por momentas linda con el Centón, o sea, el sutil mosaico que entreteje algún nuevo cuadro con versos o bemistiquios desprendidos de otro poeta (ya sea Homero o Virgilio, o ya Garcilaso o Góngora), y que es por sí -muy a pesar de fáciles e ignorantes desdenes- un nuevo manantial de placer estético, secundario sin duda, pero innegable. "Porque tales Centones -ya otra vez lo hemos explicado, y aquí debe aplicarse análogamente-, nos dan la maravilla de las palabras -esos "vasos alados y preciosos" de que hablaba San Agustínque llegan, desde el pasado, a henchirse de nuevos vinos ... : el propio halago de las alusiones poéticas (el virgiliano "Date lilia" en Dante), y aun de toda metáfora, en cierto modo, con el complejo encanto de su doble evocación simultánea, cuando esas taraceas reminiscentes hallan lectores que -sabiendo "de coro y de corazón" la obra originalreconozcan sus ébanos y sus nácares ...

XLVIII

Un llano paralelo, aunque algo remoto, es el de más de una oda de Fray Luis de León, que -imitando o calcando casi alguna de Horacioda a su lector condigno este triple goce: el de su propia y nueva materia y arte; el de la obra horaciana que, al trasluz nos va recordando; y el del agudo ingenio y mano feliz que obró esa metamorfosis. La Profecía del Tajo, por ejemplo, no la disfrutará en su plenitud quien no conozca -o no tenga presente- El Vaticinio de N ereo, o sea el ''Pastor cum traheret "... , del Venusino (Odas, 1, 15). Y así -aun por sólo esta última razón de sus claros ecos,fuera de muchas otras-, la plena captación y goce de El sueño presupone, como un "desideratum" en sus lectores, la previa intimidad del más alto Gángora.

XLIX

VI. ALGUNAS

NOTAS MÉTRICAS

Completando lo dicho de su "Silva ", plácenos destacar en los endecasílabos de ., , este Sueño -de entre su gen.e ra l correccion, comun a todo decoroso poeta- , s us extrañamente opuestos fenómenos de imper+ecci' 'b JI On -tn uto a su siglo- y de muy personal maestría.

Rispidez

-De la que más lucida centellea inanimada Estrella ... (646-7); Solas, la canora componian capilla

y expresividad

Hoy ciertamente nos resultan desapacibles ciertos versos durisimos y como tropezantes por el choque inmediato de dos acentos (uno, el "constitutivo" de la 6a sílaba, y otro en la 5a, no sólo "supernumerario" sino "obstruccionista", para hablar con Benot, y espe· cialmente fuerte por no llevar otro ningún acento ano terior), tal como el V. 439: De 10 sub1unar reina soberana ... ; o el 293: A su inmaterial sér y esencia bella ...; o el 530: A la admiración dando, suspendida ... , y algunos más. Pero algún caso aislado, como el 339, no sólo se redime, mas se realza en positivo valor estético, por la armonía expresiva con que !ugiere el ímpetu de ese vuelo, cuando pretende el Aguila, en su asalto a la excelsitud, que su inmunidad

página de sus Odas Seculares, no por ello menos espléndidas. DIsculpa, agregaremos de una vez +meno res exigencias del oído en los áureos clásicos-, invocable también a o.tra distracción, aquí tampoco infrecuente: la de no e~ltar siempre la asonancia entre los cansonantes oectnos,

rompan

sus dos alas ...

Ni a los otros descuidos -sólo 12 entre cerca de mil versos- falta del todo alguna exculpación en el caso idéntico de los más excelentes artífices de su edad (cfr. Góngora, Sol. 1, vv. 66, 252, 440, 515, etc.), y aun también de la nuestra, como Lugones, a casi cada L

pavorosa

... (56-57)-,

lo cual a un Garcilaso, un Fray Luis o un Lope no disonaba, y ni aun acaso lo percibían (al modo que hoy -aunque nos cueste trabajo creerlo-, no sienten esa nuestra "rima imperfecta" los ingleses, franceses o italianos, en general, ni "oyen" la diferencia clamorosa entre el romance y el verso suelto). y hay además, aquí, uno de dos endecasílabos de 4a y B", con demasiado tenue acentuación en la primera de tales sílabas .. Pero esto lo compensan -y aun nos gustan en especial= por esa plástica insinuación de vastedad serenísima, tan acorde con su contexto: y Olimpo,

cuya sosegada

frente ... (314).

o bien, de una ardua marcha, intrépida facultad,

hasta que insensiblemente

y tesonera: ... (610).

Más aún: hasta algún verso que sí parecería técnic~mente frustrado -con un acento en 4a y otro en la 9 . junto al automático de la 10a_. que corno sube en piramidal LI

punta ... (404),

I ·

se nos llega a antojar que imita el retorcimiento de la ávida "llama ardiente" a que alude: "pirámide", mas no de rectas aristas, sino de zigzagueante vórtice "salo. mónico" ...

Las formas

"excepcionales"

Cumple advertir, en cambio, que no son defectuosas, en absoluto, las dos acentuaciones "excepcionales ", jus. tificadas por su propia belleza y por su largo estirpe toscana y clásica española, como hubo de mostrarlo Henríquez Ureña en un estudio difinitivo: la del endecasílabo "de gaita gallega ", o dactílico, acentuado en la 4a y la (Tus claros ojos, ¿a quién los volviste? .. , de Garcilaso); y la del endecasílabo "provenzal", o "a minori ", acentuado en la sola sílaba 4a (Una fragancia de melancolía ... , de R ubén Darío). Ahora bien: del primero de tales ritmos, otra obra de Sor Juana, su Laberinto -en la boca amorosa de la virreina, dando los años a su esposo el conde de Galve-, ofrece muy lindas muestras: Amantes Al cuello,

señas de fino holocausto dulces

cadenas

porque

que la estimativa

Sino que daban

a la fantasía ... (264),

Los que unos hizo la Naturaleza

... (696),

... (258),

... (421);

y tales versos son, muy a menudo, finos hallazgos gráfico-musicales, por su onomatopéyica impresión de rapidez en el ascenso o en el derrumbe: Entre

los vientos

No descendida,

se desparecfa

... (359),

sino despeñada

... (363),

o de anchura sin límite en la audacia o en el espacio: Abiertas

sendas

al atrevimiento

a la Naturaleza

o de celeridad y de fatiga,

mis brazos ... ;

más venturosas

Los simulacros

De investigar

... ,

pero en El Sueño hay sólo un ejemplo aislado: ¿Por qué? Quizá

acilante entre la 4a y la s-, o la 4a y la, según que ;argue el énfasis sobre "hay", o bien sobre "robo "... La segunda, al contrano, de esas formas "excepcionales" -la de acento en la 4a sola-, abunda aquí mismo:

discurso,

... (780),

en un tiempo mismo:

Ha su aprovechamiento

o de grandiosidad ficencia:

... (792),

monumental

... (599),

y de pomposa magni-

fuera de otro algo incierto en su acentuación: De Menfis Que repetido

no hay robo

LII

vano y de la Arquitectura

pequeño ... , (225),

UII

... (341),

Más ritmos

expreSIVOS

Ya hemos entrado así, más plenamente, en el campo dichoso de los aciertos rítmicos de este Sueño. Má.s todavía respecto a tales "armonías expresivas" <si bien ya entre sus tipos más normales de endecasilabn.; cuidemos de que no se nos escapen otros dechados d; sutil y exquisita adaptación del ritmo al asunto, según que se refiera Sor Juana Inés al blando oscilar del Mar,

I

I

cerúlea

cuna donde

el Sol dormía ... (88),

o ya la rispidez de aquellas montareces cuevas hurañas, cóncavos de peñascos mal formados, de su aspereza menos defendidos que de su obscuridad asegurados ... (99-101).

o ya a la enormidad tes" del Cosmos,

de aquellos "miembros

integran.

bien, la alternación de los más ágiles heptasílabos oitaliza la estampa deliciosa del "tímido ya venado", von toda su gracia ingrávida, su trémula zozobra y su finura sensibilísima, cuando -en medio a la noche tácitacon vigilante oído, del sosegado ambiente al menor perceptible movimiento que los átomos muda, la oreja alterna aguda y el leve rumor siente que aun le altera dormido ... (115-22).

Ni omitamos, en fin, todavía otros versos que hace igualmente insignes talo cual "aliteración" -el timo bre y calidad de sus letras mismas-, como éste que redobla la u profunda con la i proclive: cerúlea

proporcionadamente

competentes

tumba

a su infeliz

ceniza ... (797);

... (494),

o éstos, de vaporosa levedad y fugacidad: Así también -en algo mayores tramos-, la insistencia monótona de un mismo acento supernumerario, el de la 3a -de tan tardo compás, tan detenido ... -, contribuye a agravar la obsesión hipnótica del chillar de los búhos y de las lechuzas: Este, pues, triste só n intercandente ... , al reposo los miembros convidaba, el silencio intimando a los mortales ... , a la torpe mensura perezosa de mayor proporción tal vez, que el viento con flemático echaba movimiento ... (60-73);

y como de vapor leve formada con que a leve vaivén se deshacía

, (870 y 689);

o aquéllos en que ulula el mismo insuave susurro de las nocturnas aves, tan obscuras, tan graves ... (22-3);

o éste que, glutinoso y oleaginoso, da -táctilSura de las olivas: en licor claro

la materia

LIV LV

crasa ... (35).

la gro-

Diversificación

de vocales tónicas

bien -innumerables ~ocales distintas:

Todavía en el examen de la belleza física de sus versos -pero puestos ya a un lado tales primores íntimos de onomatopeya o de sugestión-, réstanos atender a Su más simple gracia melódica. Yaunque quizás no eXce. dan el promedio de otros buenos poetas clásicos, ni se pueda decir que ya preludien, en modo alguno, a aquel ideal precioso de Díaz Mirón -que él sí realizará en no pocos poemas integros=, se impone la abundancia rela. tiva de esos claros endecasílabos que fluyen con la máxima limpidez por ir variando todas sus vocales tónicas, llegando alguna vez a ser las cinco diversas: Aun falda suya ser no merecía ... ,

o por lo menos, harto a menudo, repetición: Al primer Último

luces coronada ... ,

Al menor perceptible Violador

desmayos ... ,

movimiento

del silencio

... ,

sosegado ... ,

Que el sayal de la púrpura

discierna ...

del verso

Otros versos, también, nos solicitan con alguna propia hermosura, o por su acentuación -danzante y firmeen toda sílaba par:

orbe finge que se junta ... ,

En peces transformó,

embiste

Que roto

del capillo

En el punto

y aun esto, por final,

terror

... ,

o por la simetría perfecta de su antítesis Desde el cayado

10 ocupaba seno

su Occidente

haciendo

halago

,

bipartidas:

humilde

al cetro

altivo ...

Sus velas leves y sus quillas graves ... ;

, , , etc.,

en dos endecasílabos inmediatos:

" .Su operación, quedando a la luz más cierta el mundo iluminado, y yo despierta; LVI

Ha el peso ... ;

todo ... ,

el blanco

hace mismo

Que del mismo

amantes ... ,

y vence perezoso

en fin, el silencio,

A un solo pie librada

ciencia .. .,

simples

Del reino casi de Neptuno

Todo,

De matutinas

reduciéndose a tres

al agorero ... ,

indicio

Que de su luz en trémulos

Vario primor

cuatro, sin ninguna

afán de la Apolínea

Cobarde

Supersticiosos

ocasiones-

o simplemente por el equilibrio de su neta bifurcación: Auriga Montaraz

altivo

del ardiente

pie del cazador

carro ... , experto

De dulce herida

de la Cipria

Al mar fidelidad,

constancia LVII

Diosa

, ,

al viento ... ,

Exentas

siempre,

siempre

Candor

al alba, púrpura

rutilantes al aurora

, ;

VII. LAS LUCES Y LAS SOMBRAS

o por sus paradójicas "sinestesias" -cruzamientos de sensaciones-, como en esta fusión del blanco y el rojo: Purpúreo

es ampo,

rosicler

nevado ... ;

o -entre los heptasílabos, no menos- por la eficaz riqueza condensada en tan breve espacio: Sella el polvo

la boca

parejamente agrádanos advertir el fulgor nocturno de ciertos camafeos tallados en obsidiana, tal como el de esa Noche que -emperadora-, uno y otro sellando labio obscuro con indicante dedo ... , negro laurel de sombras mil ceñía ... ,

y mucho más el cándido centelleo con que la Aurora

,

_Alférez La oreja alterna

aguda

Forma

más bella ... ;

inculcar

o por la rotundez Pulmón

que imán del viento

Coronada

es atractivo

punta altiva las estrellas ... ,

de bárbaros

y sacrílega

la frente mostró hermosa, de matutinas luces coronada

y brío con que se deslizan:

De vanos obeliscos escalar pretendiendo

del Sol-,

,

trofeos ... ,

... ,

... ,

o el joyante esplendor con que el mismo Padre de la luz ardiente (según Othón lo habrá de mirar más tarde, en áureos chorros derramando el día), anegó con sus flujos mil dorados nuestro horizonte, pautando al cielo la cerúlea plana ... , que esculpió de oro sobre azul zafiro ...

llega a los lucientes

La "cállida iunctura" faroles

sacros

de perenne

Porque

voraz

el Tiempo

no las borre ... ,

Segunda forman niebla, ser vistas aun temiendo

en la tiniebla ... ,

Participada

llama ... ,

de alto Sér, centella ...

LVIII

A lo que añadiremos todavía, como otra dádiva de su forma -y a más de su latina aristocracia ya analizada-, la substantividad de muchos de sus epítetos, la gracia y eficacia -o, a menudo, cabal sorpresa- de sus vocablos, sellados por la "cállida iunctura" que loaba H.0racio, o sea, la "astuta unión" de nombres y adjetIVOS que aún no sea rutinario uncir bajo el mismo LIX

yugo. Tales -para aducir tan sólo unos cuantos, Y4 casi un poquitin "lopez-oelerdeenos "-, las bisoñas vislumbres, el fácil humo, el negro laurel, las Voces sumisas, el viento ventilante, los pies flacos, el labio obscuro, el cristalino portento, la instable cuna cerú. lea, los pendones no tremulantes, la blasfema torre, l4 pirámide mental, el rosicler nevado, los fértiles pechos, el vigilante oído, el alado atrevimiento, el montaraz pie, la corona opaca del monte, que son las nubes; o el musculoso, claro arcaduz blando de la garganta, las plumadas velas del águila, el trono r~cional del cerebro, y en fin, aquella tez resplandeciente de la beldad ...

l/antes Y coloristas, "distan mucho de la verdadera Sor Juana" ... Para nosotros, es tan "verdadera" la una como la otra. Más bien diremos que ella -así de ricamente dotada para seguir, en su sentido y en su creación, el epicureísmo estético del Cordobés: Goza, goza el color, la luz, el oro ... -, lo hacía, como el mejor, cuando convenía: cuando "lo luminoso y decorativo" tenían lugar, tal como aquí acabamos de escucharla, en ese triunfo del Día, que esculpe de oro sobre azul zafiro ... Pero este su poema de la Noche -y más, de su Noche sabia, transida y conmovida de pensamiento-, pedíale una mayor austeridad, casi sin más colores que los mentales, ni otra visión que la profunda y escrutadora

La lúcida opacidad de sus intelectuales

Sin embargo, en el cuerpo de este Sueño -todo él noc· turno-, debían prevalecer las tintas opacas -delibe· rada y lúcidamente opacas-, o sea, lo que ha podido señalarse como "la línea gris de su dibujo ", en contraste -aparentecon lo más ostentoso del gongorismo. Porque (prosigue Ermilo Abréu Gómez) "lo que en Góngora es alusión plástica, movimiento, luz y color, en Sor Juana es quietud, pasión contenida, paisaje de evocación, antes que de visión ... No es la vida misma la que se respira, sino tan sólo la conciencia, la idea de la vida" ... Mas lo que en este caso particular fue obvia exigencia estética de su asunto y de su actitud, creemos menos fundado el interpretado como connatural limitación de su "espíritu sobrio ", negándole el poder "gozar lo plástico" -o séase, "la substa~cia del gongor!smo "-, y sentenciando que sus churnguerescos decasilabos de Lámina sirva el Cielo al retrato ... , de tan maravdlosa refulgencia y suntuosidad, o sus demás poemas deste LX

bellos

ojos,

y (si se nos perdona el salto mortal, desde lo divino), sin otra luz ni guía sino la que en su corazón

ardía ...

y he aquí cómo -por gracia de ese tema y de tal enfoque, en ella ciertamente tan espontáneos-, procedió aquí Sor Juana asordinando por lo común cual. quier esplendor vistoso -pisando la dudosa luz del día-; y con ello, su máximo poema ahondó sus perfiles de aquel "mejicanismo espiritual" que ya en nuestro Alarcón diagnosticaba Henríquez Ureña: "el sentimiento discreto, el tono velado, el matiz crepuscular" ...

LXI

Los rítmicos

pleamares

y bajamares

Cierto que aquí o allá podrá dudarse si no incurre este Sueño en una severidad de tintas y luces ya franca. mente excesiva, sobreestimando el innegable "punto en que se funden la emoción intelectual y la estética" ... Por lo menos -lealtad nos pide expresarlo- hay talo cual pasaje que, todo él, nos resulta "neutro ", sin la mínima gracia lírica, tal como esa prolija amplifi. cación del símil de los ojos deslumbrados y de la invención de la "triaca" (vv. 510-39). Pero, así y todo -hablando en generalmás bien nos inclinamos a sospechar en ello un sutil propósito: que esa tan pero ceptible alternación de luces y sombras, de llaneza y fastuosidad, tuviese aquí función de claroscuro y precaviese todo empalago. Con perfecto "ri co rso ", efectivamente -en casi matemática ondulación, se suceden los túneles de penumbra y los claros de música y de color -todo relativo-, destacados nítidamente. Así, tras la magnlfica obertura de la !nvasión de la l>!0ch~y del Sueño Cósmico (1-150), se interpone el parentests opa~o de las "diurnas fatigas" que provocan la som-nolencia, antes del nobilísimo pregón del doble imperio nivelador del Sueño y la Muerte (175-91); y tan sólo después de las biologías más áridas del dormir (192-265), se desarrollan exquisitamente los pindáricos símil~s del maravilloso espejo de Faros (266-96), o de. la Cúspide !ntelectual, erguida sobre el A tlas y el Olimpo y supenor al vuelo del Águila (309-39), o la parte inicial del magno traza de las Pirámides (340-78). Y así -avanzando luegocontinúan descollando, entre planicies de menor altura, las grandes cumbres: la del Alma, oteadora del Unv verso (412-45); o la de los enigmas deliciosos con que fuentes y flores rinden. nuestra razón (711- 55); o bie». toda la fiesta clausural del Amanecer (886-975).

yaún es justo advertir que hasta en los intermedios más incoloros -aquéllos de un asunto el más desesperadamente prosaico, o ya del más austero y seco intelectualismo- nunca faltan del todo otras excelencias: la maestría elocutiva y perifrástica, como hasta en sus extremos fisiológicos y anatómicos (202 y 55); la riqueza erudita y alusiva, como en su digresión de alabanza a Hornero (379-400); o la hondura y grandeza de pensamiento, como en la superioridad metafísica del mínimo viviente sobre los Astros (639-51), o en toda la potente amplificación de lo que es el Hombre (654-89) y de cómo, al tomar el Verbo de Dios la Humana Naturaleza, asumió de hecho a toda la Creación, sintetizada en el "microcosmos" ... (690-703).

LXIII LXII

VIII. LA PLENITUD

DE

EN LA HODIERNA

EL

SUEÑO

CRÍTICA

En nuestra edad, tan a menudo ayuna de los viejos estudios escolares de la Métrica y Preceptiva, creímos preferible enfocar esta obra con alguna mayor exposi. ción de sus aspectos formales, aun a costa de ser mu. cho más sobrios respecto a sus valores de emoción, fan. tasía y concepto. Sobre esto, pues, ya nada añadiremos a lo poco hasta aquí insinuado, fuera de lo que vamos a extractar de nobles voces ajenas, redondeando el periplo histórico de la crítica frente al Sueño. Por nuestra di. cha, empero, tales voces -las más vigentesbien nos sabrán decir la estética plenitud que este poema pue· de hoy ofrecerle -igual que hace tres centurias- a quien se le aproxime como es preciso, con la frepara. ción que exige esta obra sapiente, y. con el "inteleci« de hermosura" que -limpio de preJutcws urul atem. les- abre el alma a todas sus formas.

El primado

de Amado

Nervo

De Amado Nervo fue -ya lo decíamosel gozoso primado de haberle vuelto a echar al Primero Sueño una mirada de simpatía, después de más de un siglo de cerrada condenación (Cfr. Juana de Asbaje, cap. IV, en "Obras Completas", t. VIII, pp. 80-4; Y cap. VII, ib., p. 115). No creemos verosímil que él, por sí mismo, penetrara mucho en la magia del Góngora "tenebroso" ... Mas su instinto zahorí llevábalo -cuando esto aún "alteraba las digestiones de los prudentes"= a admirar al altísimo poeta" y repetir el fallo precursor de don Adolfo de LXIV

iro (que, por curioso "lapsus", parece atribuir a ¡~s rnaurice-Kelly): "Góngora ha sido muy mal juz. ~do... Indudablemente es el primero de los poetas g añoles ... Ninguno, aun en las obras en que parece el ndonado de la razón, tiene rasgos más sublimes y ti. ~sbrillante colorido poético. En el Polifemo y en las ~~edades, poemas que han sido execrados más por el ornbre y el odio antiguo que por la lectura juiciosa rldesapasionada, se hallan pasajes que honrarían a los y oetas más famosos de cualquiera de los siglos, de cualPuiera de l as naciones . " ... q y ya en tal diapasón -aunque venciendo alguna "tentacioncilla" de sospecharle (temerariamente) cierto "malarmeísmo" quizá bromista en su "obscuridad"-, escribió resuelto: "Sor Juana, en su espiritual codicia de alteza, hasta en imitar ... fue encumbrada" ... "Y si no, veamos, su celebradísimo Sueño "... , cuando su propio asunto "es árido por demás" -en contraposición al de "tan formidable modelo "-, y ello no obstante "emula al de Góngora en sus Soledades, donde todo ayuda a la poesía" y consigue "sacar un poema espléndido"... "Y ahora, que siga arrojando sobre la Jerónima eximia el guijarrillo de su escándalo talo cual temerosa ave de corral del pensamiento, de ésas incapaces de salvar las tapias de su gallinero y perennemente asustadas del vuelo temerario de los neblíes, los gerifaltes y los aguiluchos" ... Sólo agreguemos una circunstancia "agravante": que el autor de Juana de Asbaje (1910) era el Amado Nervo de En voz baja (1909), o sea, quien para entoncesya dominaba -según Darío- "la altiplanicie de la sencillez" ...

LXV

Don Ermilo

Abréu

Gómez

Tornar, empero, a un más directo examen de t I poema -y exhumar ese texto, nada accesible a much: en sus viejos tomos de pergaminoestaba reservado ~ Ermilo Abréu Gómez, quien -a pesar de que nosotro mismos, antes de ahora, lo hayamos discutido en va~ rios aspectos- fue el jamás olvidable iniciador, Yel más perseverante animador y trabajador, de los nuevos estudios "sorjuanistas" en esta su última y más floreo ciente etapa. Abréu Gómez, por tanto, no sólo reeditó el Primero Sueño en la revista Contemporáneos (1928), y varias veces después, sino le dedicó -ya desde entonces- Un breve estudio (recogido más tarde en su volumen Clá. sicos, Románticos, Modernos, 1934, p. 73-7). Y allí -tras lamentar el "desastrado juicio" de Pimentel_, rechaza, con igual neta justicia, otras alusiones, como ésa, inexplicable ciertamente, del agudo Gerardo Diego, cuando -en su Antología Poética en honor de GÓn. gora (1927)- prescindió de estos "versos enrevesados"... Claro que él, allí mismo, tiene más de algún punto que sentimos no compartir, como su declarar a "la verdadera Sor Juana" íntimamente ajena a "lo barro· co"; o decir que ella -al imitar a Góngora- "se queda en las exterioridades técnicas" de las "alusiones erudi· tas" y del "abuso del hipérbaton" (¿por qué "abuso', sin más ni más?); o afirmar, contra toda evidencia histórica, que el gongorismo ya no le llegaba "por los carriles del medio ambiente"; o conceder (en su final resumen, suprimido luego en el libro) que El Sueño, si se quiere, "puede no ser un poema de calidad".> Pero salvando tales divergencias -y muy por enCIma de ellas-, plácenos destacar, con llano aplauso, sus sentencias más inconclusas: "El Sueño está muy le}osl . de del mero devaneo de palabras, hueco y sin moHVO,

rtlalgongorismo. Todo en él es recio"... "Tal vez quiso ntinuar, a su modo, la Soledad de los campos y de eO riberas (o sean, las Soledades de Góngora) con la l Sasledad d e Ia N oc be" e ... ; pero l o bizo IZO ".a su mo d o ", y O mo cumplía: "quieta, sin luz alguna del exterior, eala con su mente..." E"n su pro/un J. d I.da d" uertio, ' , a la soz "su capacidad intelectiva" y su "pasión conte"Si tuvo gusto en escribir El Sueño, fue porque I tema se autno, mejor que otro alguno, a la con dieción de su espirituÓ: " " "Es, Sin . ddu a, un poema d e carácter: el de más carácter en Sor Juana" ...

~~¿" ...

Don Ezequiel A. Chávez Don Ezequiel A. Chávez, en su monumental y excelente Ensayo de Psicología de Sor Juana (Barcelona, 1931), dedicó amplia "lectura comentada" -paráfrasis y exégesis lingüística e ideológica- a todo El Sueño, con un perfecto aprecio de tal "extraordinario testimonio" de su "ser íntimo", y -aunque con salvedad harto explicables, por mucho que rayara en el prodigio la frescura espiritual e intelectual del venerable maestro-, con un fértil empeño jubiloso por "desentrañar sus bellezas" ... "Si a pesar de sus hondos decires y de sus aún más hondospensares cedió Juana Inés a la vanidad de imitar en la forma a Góngora, cuando escribió su Primero Su.eño ... ; ¿cómo no tener en cuenta la profundidad muma y la hondísima belleza de su pensamiento ... , y I~foesía sutil y luminosa, que arrebata y suspende el entmo ... , tan luego como, al través de la riqueza de esa complicación, se penetra?" ... , y he aquí -de entre sus glosas psicológicas y científicas en torno a este "poema desconcertante y a la par ~dmlrable"_, unos cuantos apuntes encendidos de su ermosura:

LXVI LXVII

"La Noche tenía para ella -para su alma infinito.. mente poética y a la par infinitamente mística . algo de inconmensurablemente sagrado "... (Ponga el lector discreto en su exacto punto lo obvio de esas h ipérbo les). "La soñadora imaginació:" de Sor J~an4, llena de los prodigios de la soñadora tmaginacion he. lénica, dejábale aún espacio libre para sus propias creo.. ciones "... "Visión extraordinaria ... , que ella expresaba luego en su rica lengua, cargada de metáforas"." "Aquella su alma, que tendía sin cesar ocultos puen. tes entre todas las cosas" ... "[Con qué singular maestría se dilata en los versos de Sor Juana, y todo lo invade, la admirable armonía imitativa del sueño mismo!" ... "¿Sentís la maravillOsa fortuna de este verso, de cristal todo ... '. que se asemeja al alma de Sor Juana y es, como ella, milagroso edificio de armonía, de música, vuelo y equilibrio?" ... "Comprendió en su Sueño Sor Juana su vida inte lectual y su vida moral, todas enteras; su amor a la ciencia, que aun en sueños la animaba, y las dificul. tades con que en su inquirir sentíase sumergida ...; la excelencia de su humildad y la firmeza de su razón ...; su sintética visión del Cosmos, ordenado y armonizado todo, y redimido y sublimado por el Amor Divino; su ansia de Infinito, y su afán de que para nadie fuera nunca peligroso incentivo su anhelar temerario. Y ~e abrió así su pensamiento como un inmenso compas que abarca, desde la Antigüedad egipcia y ?rtega, la Edad Media y el Renacimiento, y se extendia a lo fu· turo". ... y así -entre la ardua sombra de "este extraordina· rio poema ", con todas sus "violentas transposiciones' y su deliberada y múltifle obscuridad"acábase p~ advertir -como en su epica batalla de la Noche Y, . Día -, el triunfo de la claridad de su propio esplr~ tu , siempre en infatigable vuelo hacia el Sum Bien" ... (pp. 109-33).

ixvm

Vn prestigio mundial: Karl Vossler Con ámbito aún mayor de autoridad y de resonancia _y con insospechable desinterés, puramente estéticooigamos ya a Karl Vossler, nombre eminente en la Filología de toda Romania, uno de los creadores de la "Estilística ", y crítico feliz de letras hispánicas. Primeramente, en su para él descubridor ensayo "Die Zehnte Muse van México" (Munich, 1934) -que, vuelto a nuestro idioma, incluye Pedro Henriquez Ureña en su introducción a las "Obras Escogidas" de la propia Décima Musa (Colección Austral, 1939, pp. 15·43)-, se consagra una máxima atención a esta "obra maestra" -el Primero Sueño-, dando de él una extensa "reproducción abreviada y explicativa", o sea "una síntesis analítica ", y apreciando con fina intensidad no pocos de sus valores: "La manera especial y propia de Sor Juana se aprecia mejor en este poema ..., que -compuesto de 975 endecasílabasy heptasílabos, en silva- se desarrolla sin cortes bien marcados, sin interrupción, como un verdadero sueño. El curso de sus ideas va zigzagueando de motivo en motivo, en inversiones audaces, circunloquios y metáforas" ... Y aunque su "resultado racional" no sea -al cabo de todo- sino "como un mantoncito de ceniza", sin embargo "el lector se ha cautivado en su laberinto ", que tiene algo de "encanto mágico "... "El motivo fundamental ... es un asombro ante el misterio cósmico, del hombre y del mundo ... : una lucha con el enigma de la naturaleza y un sucumbir ante ~o desmesurado del problema y del tema" '" y todo ~ acomete "con osados recursos ... , de un modo mitad ~lentífico y mitad fantástico ", en el que "colaboran Intuición y razón, experiencia y mito, estimulándose en esfuerzos crecientes, excitados y funambulescos" ... LXIX

"Asombrarse y asombrar, era el programa conscient de la poesía barroca; pero aquí ha llegado a ser u~ estado de ánimo real, y por decirlo así, legítimo, Una sensación poética y un motivo fértil. Lo que poetas europeos de aquella época se proponían con intención glacial y efectista ... , aquí viene de una necesidad Psiquica ineludible, y se aligera en una poesía que -aUn. que parezca en los detalles artificial, embrollada y recargadaes un logro potente y bien realtzado" ... "Aquel gastado esquema medieval del sueño didác. tico, se rejuvenece en esta lírica del despierto anhelo de investigar, y señala, hacia adelante, 'la poesía de la Ilustración'. Se piensa en Albrecht van Haller, y hasta se advierten las primeras leves sugestiones de ambien. tes prometeicos y fáusticos. ¿Cómo es posible que soni. dos tan preñadas de futuro salgan de un convento mejicano de monjas?" ... Es que "el espíritu sopla don. de quiere" ... Y en nuestros días, "su voz esfumada y crepuscular -la de Sor Juana en este su Sueño- nos habla con mayor claridad que nunca" ... Algo más tarde, el libro del propio Vossler sobre La Soledad en la Poesía Española (1940, y trad. "Revista de Occidente", 1941) -tras de una aguda y nueva pero cepción del "alma solitaria" que hubo en Góngora y cuya "nostalgia" late en sus Soledadesagregaba a nuestro propósito: "Conozco un solo caso, grandioso y muy ilustrativo, de continuación de la poesía de sole dad gongorina: la gran visión poética fantástica Primero Sueño, que en 1690 compuso la genial Religi» sa" ... "Por su forma, este Sueño puede explicarse como un retoño de las Soledades. Mas, en su hondo senu: do, es un canto del despertar de la investigación y se adelanta a la poesía de la 'época de las luces' ... " Yal adaptarse al duelo con la sombra y a su forma m~sma de sueño, "su obscuro estilo y su manera 'culta' adquieren un valor más vivo y profundo" ... (Op. CIt.,p. LXX

143, retocando un poquillo, en cuanto a la frase, esa versión de José Miguel Sacristán, no muy aceptable)' y todavía una extrema -y extremada- prueba de tal estima, nos la dio Vossler con su entero breve uolume» Die We!t im Traum (Berlín, 1941), donde -así titulando El Mundo en Sueño a nuestro poema- incluye su traducción rítmica al alemán, en idéntico número de los más análogos versos, así como su texto original, bastante depurado y anotado críticamente, y otro pequeño estudio liminar sobre la "Vida y Personalidad de la Poetisa" (pp. 5·33), que tuvo la fineza de traducirnos familiarmente nuestro respetado y estimadísimo amigo el M. 1. Sr. Lie. D. Ángel Ma. Garibay, y de donde -además de lo ya apuntado respecto al "desbordamiento de conocimientos encarcelados que es el Primero Sueño", y a la elección dichosa de la "Silva", para uaciarlo= citaremos aún talo cual rasgo acerca de esta obra: "Por entre sus barrocos arabescos, tras los cuales en vano parecería querer recatarse, reluce aquí, no obstante, toda su peculiaridad única "... "El poema traiciona un poco la dulzura femenina y el vigor del alma de Sor Juana" ... "Cuando es simple la fábula, tanto es artística, bien trazada y urdida, y exuberante en su ejecución "...

Díez-Canedo:

la noble voz de España

España aún le debía al Primero Sueño una voz magistral que la representara en este hodierno coro de reivindicación y revaluación; y ésta, al fin, vino a dársela el discretísimo y penetrante don Enrique Díez-Canedo -de tan suave memoria en esta su última tierra-, cuando en Letras de América (México, 1944) buriló el "Perfil de Sor Juana". LXXI

Él, pues, en primer término, advierte que esta "gran o b ra ... , dee iImponente categona,'''fi ue, si,'" t a. chada -con la misma arbitrariedad que sus dechados gongorinospor los críticos neo clásicos ", mas ya "ha venido a rehabilitarse en estudios recientes" ... ; y corro_ bora, con la justa delicadeza, que si Menéndez y Pelayo "queda por debajo del tema" en una de sus "páginas en cierto modo definitivas" dedicadas a nuestra Musa, ello debióse a su "preocupación antigongorina, que sin duda el tiempo hubiera mitigado, con sólo dárselo a don Marcelino para estudiar directamente a Góngora cuando le llegara su vez en la historia de la lírica hispana que hubo de interrumpirse bruscamente después del estudio sobre Boscán "... Luego, en su bella evocación biográfica y crítica, anota -en Sor Juana Inés- "la imaginación que cabalga en todos los pegasos eruditos" ...; y -tras de señalar, en Hombres necios ... , el "polo de facilidad" de la poesía "sorjuanesca "- la ve después "tornándose de clara y brillante en resplandeciente pero obscura ... , con obscuridad que fácilmente disipan unas luces que Sor Juana tuvo siempre encendidas sobre sus doctos infolios: las luces de la erudición "... ; y establece su "polo de dificultad" en este preciso Sueño, al que, no obstante, da muy peculiar atención y encomio. "Imbuida de sus conceptos poéticos (de Góngora), en los que se halla enteramente a gusto, escribe con libertad, refinando su expresión hasta el punto mas noble (así lo subrayó don Enrique mismo) que la literat~ra de su tiempo le enseña como modelo. Y toca asi la cumbre de su arte, que se ha entretenido en los jardincillos y vericuetos de la poesía de ocasión acaso más de la cuenta" ... "No apremiada ... , rodeada de sus libros amados, escribe a gusto "... La "Silva" en la que va trenzando estos versos, "como si respondiera con toda exactitud al sentido etimológico (selva), ya se enmaraLXXII

fía y espesa con densos ramajes y troncos poderosos, ya respira en claros llenos de apacible serenidad, concentrando en escogidas voces una grande y severa poesía" ... E insinuando, por mera vía de espécimen, la "música solemne" de su principio, "la valentía de imágenes en sUpintura de la Noche en derrota", o en fin, esa otra "música con que ella, música también , sabe darnos toda la mágica poesía de un despertar" , Díez-Canedo gradúa por "la poesía mayor de Sor Juana" a "esta obra en que la Poetisa toca a su plenitud" ... (pp_ 50-70).

La corona

del coro: Alfonso

Reyes

y henos ya aquí llegados a coronar esta teoría de reivindicadores y plausores de El Sueño con el más alto crítico -además de alado poeta, maestro de severas disciplinas helenizantes y soberano artífice de la prosa- que hoy alcanza honra a México en la universal república de las letras: claro que Alfonso Reyes. Porque sus Letras de la Nueva España (en la obra colectiva "México y la Cultura ", 1946, pp. 309-83, Y luego en el libro aparte, Fondo de Cultura Económica, 1948), culminan cabalmente -por la profundidad y originalidad y hermosuraen su laudanza espléndida de Sor Juana Inés, como quien sabe bien que, por sobre todos, "ella y Ruiz de Alarcón- ¡qué dos Juanes de México/son nuestra legítima gloria ".. _ "Sin duda es Sor Juana (dice en lo que nos toca más de cerca) una de las organizaciones cerebrales más vig?rosas", aunque sin la menor oposición entre "la poetisa" y "la intelectual" ... Ella, por ende, "escucha las voces de todos los puntos del horizonte y no pasa de grosero error el figurársela como estrictamente sujeta al gongorismo, o como necesariamente difícil cuando ella no se lo propuso "... "En el poema del Primero Sueño LXXIII

-nuestras SoledadesSor Juana escribe para sí; es decir, ni por encargo, ni movida de ningún impulso sentimental, sino por mero deleite del espíritu ... Hay que acercarse con respeto cuando los poetas quieren ha. blar a solas ... La sola declaración de Sor Juana (lo que expresó del Sueño en la Respuesta a Sor Filotea), basta para acallar 'la gritería de trescientas ocas' ... " y "cuando la Poetisa siguió más de cerca al Maestro Cordobés, todavía supo vaciar en el molde ajeno su propia sangre, su índole inclinada a la introspección y a las realidades más recónditas del sér" ... "Don Ezequiel A. Chávez (prosigue Reyes) ha conce· dido toda la seriedad que merece a este poema oníri· co "... "¿Se han asomado los suprarrealistas a los sueños de Juana?" ... Pero, a la vez, "hazaña de la inteligencia ha sido usar los instrumentos de la más quintaesenciada cultura ... para dar forma a esas larvas vegetativas e intuitivas que en el sueño parecen revolverse en los lechos de la subcosciencia y del yo profundo "... "La descripción artística, la mitología, la erudición, la historia, la ciencia (acaso voluntariamente retrasada unos minutos para que sea algo misteriosa), la [ilesofía, se entretejen íntimamente" ... Y "estamos por decir que Juana se atrevió unos pasos en el puente que lleva del 'parnasismo' de Góngora -resumen de oisualidad grecolatina ... - a una poesía de pura emoción intelectual "... "Juana pretende incorporar en la continuidad anlmica el paréntesis de la noche, integrar al soñador en la marcha del universo. Y se detiene ante los abismos que se abren a su paso. En el Primero Sueño, como en la Respuesta a Sor Filotea -haz y envés de la misma tela- el ansia de abarcar el cosmos no encuentra solución en sí misma y se salva en alas de la teología" ... "Toda la Nueva España (concluirá don Alfonso) s:, evoca en el nombre de la Décima Musa" ... "No falta LXXIV

en ella "uno solo de los rasgos" de la cambiante y múltiple temática y estilística de nuestro XVII, "y la suma bastaría para definirla, a condición de no olvidar el imponderable de la belleza literaria y de sumar otra dimensión nueva en la hondura del pensamiento "... pero aquí entre los cúlmenes de su más personal y propia creación - "aquel lirismo arrebatado y dionisíaco a lo divino ", en la más alta flor de sus Villancicos, o "el borbollón de lágrimas que fluye en los versos de amor"-, así también lo que hay en este Sueño: "el vértigo de poesía pánica a que llegó un instante, ese ascender angustioso hasta los límites de la posibilidad humana, aunque sea para fracasar y postrarse ante la angélica", bien se debe decir que "ni tienen nombre, ni época, ni lugar, ni pertenecen más que a ella" ... (FCE, pp. 105-15).

LXXV

IX. NUESTRA

EDICIÓN

Tal es El Sueño, con cuya edición conmemorativa, ésta que ahora el lector tiene en las manos, la Univer. sidad Nacional Autónoma de México se adelanta a sigo nar -como con cándida piedrecillael ya trisecular aniversario natalicio de nuestra Fénix -si creemos a la gloria tradicional del 12 de Noviembre de 1651. [ustisimo tributo' el que todo México se apresta a rendir este año a quien -como otra vez ya lo hemos dicho- irradia largamente sobre sus contemporáneos y pósteros, sintetiza y encumbra toda nuestra po~sía y todo nuestro espíritu a planos umversales, y su fúlgid» sombra -una de las mayores y más genuinas glorias de nuestra estirpe- casi se nos confunde, por momentos, con los perfiles de la Suave Patria, ganándose el após· troje exquisito de Ovidio a Augusto (Trist., V. 2):

o Decus, El homenaje

o Patriae

per te florentis

Imago!. ..

universitario

Aún más justo, con todo, en particular -y sin duda muy dulce a su afectuoso espíritu reminiscente-, este homenaje de nuestra Casa Mayor de Estudios. Porq~e en vano don Justo protestaba, en 1910, que su creacion flamante "nada tenía que ver" con nuestra vieja Universidad Real y Pon t ifi cia. Tan vanamente, que hoy la nueva Universidad <-reclarnando del pretérito sus raíces y aspirando a tan noble herencia- medita m~g' nas conmemoraciones del IV Centenario de su ereccionBien está, pues -con título especialísimoque honre así hoya Sor Juana Inés, ya que ésta -si jamás puso LXXVI

pie en sus aulas-, sí le perteneció en más de algún ::ncepto, tanto tior los anhelos infan~!es con q~e, preZ y ardIente uru uersttaria en voto , dIO en matar CO '. u ma d re, con Instantes e Importunos ruegos, so b re asue mu d'an dol . 1a eritnase . . para cursar o e e1 traje, a M'extco

Í

Universidad" ... (Respuesta a Sor Filotea), cuanto :r la fecunda irradiación que de sus cátedras recibía, a ~ravés de las obras "del venerable doctor A rce" y en la docta amistad de Sigüenza y Góngora, o tantos más, sin contar que dos veces concurrió -con la presencia vívida de sus cantos- a la propia Universidad, cuando ésta festejó a la Inmaculada con el doble certamen lírico que Sigüenza ilustró en su Triunfo Parthénico (1682 y

1683).

Texto, notas y prosificación En cuanto a la labor que presentamos -por encargo honrosísimo, que agradecemos de corazón-, huelga decir que no hemos perdonado ningún empeño para que resultase menos indigna. Nuestro texto -a lo menos, tallo soñamos- quiso significar algún avance sobre todos los precedentes, con una puntuación más vigilante y aclaradora, con la depuración de múltiples erratas viejas o nuevas, y con más cuidadosa selección entre las muy escasas "variantes" que puedan aspirar al rango de tales. Las notas -relegadas todas al fin, para no interrumpir petulantemente a quien lee el poema-, ofrecen aunque muy sintetizado, algún indispensable aparato crítico, apuntando -y a veces, discutiendo~uestras "lecciones". O puntualizan -otraslas más Inconfundibles reminiscencias de Góngora -éstas, Innumerables- y de muchos otros autores, sobre todo latinos y castellanos, entre las que descuellan -por LXXVII

asiduas e inesperadaslas de Quevedo. O procuran rastrear, en lo posible, otras de sus fuentes, captar sus alusiones, y aun comentar -donde era más preciso_ algunos de sus conceptos. y finalmente -aunque en primer lugar- una in. tegra y literal prosificación (ya no un mero resumen o libre glosa) irá aquí acompañando, frente a frente a todo el poema. A la zaga ejemplar de las realizada~ por nuestro Alfonso Reyes para el Mío Cid (Colección Universal, de "Calpe", Madrid, 1919) y por Dámaso Alonso para las Soledades ("Revista de Occidente" Madrid, 1927), coincide, sobre todo, en sus intencio: nes y ojalá en su procedimiento, con la del grande intérprete de don Luis. "Esta versión -robémosle sus palabrasno se di. rige al público erudito y especializado, sino a todos los aficionados a la poesía que no tienen tiempo o preps. ración suficiente para vencer los enormes obstáculos que la lectura del Sueño presenta" ... Y también se dedica, en especial -aunque no han de leerla-, a los autores de algunos libros donde, con una impávida tuzudez, todavía "se repite (y repetirá) que El Sueño es totalmente incomprensible, o que en él todo es extravagancia y locura" ... Claro, por lo demás, que "esta versión no debe leerse directamente. Leer los versos de Sor Juana y sólo acw dir a mi traducción cuando sea necesario, eso es lo que recom iendo "... Pues "para dar en realce la trabazón lógica que hay en el fondo del Sueño, he tenido que ir destruyendo, verso a verso, su radiante claridad poética ... Y sería lamentable que el lector de buena fe, al acercarse a esas cenizas, a esas ruinas de belleza que le presento, creyera estar ante la obra viva de Sor Juana. No. El que quisiera gustar del Sueño, tendrá siempre que leerlo tal como Sor Juana Inés lo escribió. Mi ver· sión no pretende substituir lo insubstituible. Lo que LXXVIII

doY es sólo una llave que puede facilitar la obra, pero no la obra misma" ...

El "camino

la entrada a

enorme" ...

y con esto -y perdón por tan largo preámbulo, que no tuvtmos tiempo .de hacer más breve-, húndase ya el lector en este Pnmero Sueño, que nos suele evocar - "noche luciente"la Noche filosófica y sagrada a la que Nervo cantaría con un antiguo rumor de exámetros: Madre misteriosa de todos los génesis, madre portentosa, muda, y fiel de las almas excelsas· nido inmensurable de todos los soles y mund~s, piélago en que tiemblan los fiats de todas las causas! ¡Oh camino enorme que llevas derecho al enigma ... , ámbito en que vuelan las alas de azur de los sueños: sean mis pupilas espejo que copie tus orbes ... , sean tus arcanos divino aguijón de mi mente!. ..

ALFONSO

LXXIX

MÉNDEZ

PLANCARTE

EL SUEÑO y su

VERSIÓN EN PROSA

PRIMERO

PRIMERO SUEI'¡O

que así intituló y compuso la Madre Juana Inés de Ir: Cruz, imitando a GÓngora.

10

20

Piramidal, funesta, de la tierra nacida sombra, al Cielo encaminaba de vanos obeliscos puma altiva, escalar pretendiendo las Estrellas; si bien sus luces bellas --exentas siempre, siempre rurilantes+la tenebrosa guerra que con negros vapores le intimaba la pavorosa sombra fugitiva burlaban tan distantes, que su atezado ceño al superior convexo aun no llegaba del orbe de la Diosa que tres veces hermosa con tres hermosos rostros ser ostenta, quedando sólo dueño del aire que empañaba con el aliento denso que exhalaba; y en la quietud contenta de imperio silencioso, sumisas sólo voces consentía 2

SUEÑO

l. La InVt!sión de la Noehe

--

----

Una Sombra funesta

(o fúnebre)

y piramidal,

parecía nacer de la tierra, encaminaba

que

hacia el Cielo

la altiva punta de sus vanos obeliscos ("",'anos", por ser de sombra y por fallar su intento),

como si pre-

tendiese subir hasta las Estrellas. Pero las luces de éstas, -siempre rurilantes y libres de aquel asalto=-, burlaban la tenebrosa guerra que CGn negros vapores les declaraba la misma

sombra

impalpable,

"fugitiva"

ante el

tacto.Quedaban las Estrellas, en efecto, aún tan distantes y remontadas, que el atezado de la Tiniebla, ni siquiera

a la superficie exterior)

ceño (la negra cólera)

llegaba al "convexo" (o sea, de la Esfera de la Luna, -la

Diosa que es tres veces hermosa, con sus tres hermosas "f ases", o faces=-, y sólo dominaba en nuestra atmósfera sublunar, cuya diafanidad empañaba como con un denso vaho, Pero "conrenra" (o limitada) en tal imperio, que ellamisma tornaba silencioso, no le consentía más rumor

3

ue las voces asordinadas

de las nocturnas aves, tan obscuras, tan graves, que aun el silencio no se interrumpía. Con tardo vuelo y canto, del oído mal, y aun peor del ánimo admitido, la avergonzada Níctirnene

acecha

de las sagradas puertas los resquicios, o de las claraboyas eminentes 30

los huecos más propicios que capaz a su intento le abren brecha, y sacrílega llega a los lucientes faroles sacros de r.-erenne llama, que extingue, si no infama, en licor claro la materia crasa consumiendo, que el árbol de Minerva de su fruto, de prensas agravado, congojoso sudó y rindió forzado.

40

y aquellas que su casa campo vieron volver, sus telas hierba, a la deidad de Baco inobedientes,

-ya

no historias contando

diferentes,

en forma si afrentosa transformadas-, segunda forman niebla, ser vistas aun temiendo

en la tiniebla,

aves sin pluma aladas: aquellas tres oficiosas, digo, atrevidas Hermanas, que el tremendo castigo 50

de desnudas les dió pardas membranas

4

("sumisas")

de las Aves

qocrurnas, tan o bscuras y graves, que parecJan ' . no rntearrumpir e1'1'SI enero, 25 Con tardo vuelo y canto, --desapacible para el oído, y más para el ánimo--, 1:1avergonzada Nictimene, (la Lechuza, que fué una doncella de Lesbos, metarnorfoseada en tal ave en pena de un infando delito), acecha o espía los resquicios de las puertas sagradas de los Templos, o los huecos más propicios de sus altas claraboyas, que puedan ofrecerle capaz entrada; y cuando acaso logra penetrar, se aproxima -sacrílegaa las sacras lámparas de llama perenne, que ella apaga o extingue, si ya no es que la "infama" con peores irreverencias, consumiendo o bebiéndose su aceite: la materia crasa -la "grasa"-, convertida en claro licor, que había suministrado el árbol de Minerva, (el Olivo) , como un sudor congojoso y un tributo forzado, cuando sus aceitunas fueron exprimidas bajo el peso de las prensas. 39 También aquellas tres doncellas Tebanas, -las hijas de Minias, que incrédulas de la deidad de Baca, en vez de acudir a sus cultos, proseguían laboriosas sus tejidos y se entretenían en narrarse las leyendas de Pírarno y Tisbe o de Marte y Venus, por lo que el Numen arrasó su casa, convirtió sus telas en hiedras y pámpanos, y a ellas las metamorfoseó en Murciélagos-, forman ahora como una segunda niebla, (como una nueva obscuridad dentro de la obscuridad), temiendo ser vistas aun en medio de las tinieblas, por su triste aspecto de aves con alas pero sin plumas. A tales tres Hermanas temerarias, que así desafiaron a Baca trabajando en sus fiestas, su castigo tremendo les dió

5

60

70

alas tan mal dispuestas que escarnio son aun de las más funestas: éstas, con el parlero ministro de Plutón un tiempo, ahora supersticioso indicio al agorero, solos la no canora componían capilla pavorosa, máximas, negras, longas entonando, y pausas más que voces, esperando a la torpe mensura perezosa de mayor proporción tal vez, que el viento con flemático echaba movimiento, de tan tardo compás, tan detenido, que en medio se quedó tal vez dormido. Este, pues, triste són intercadente de la asombrada turba temerosa, menos a la atención solicitaba que al sueño persuadía; antes sí, lentamente, su obtusa consonancia espaciosa al sosiego inducía y al reposo los miembros convidaba, -el silencio intimando a los vivientes, uno y otro sellando labio obscuro con indicante dedo, Harpócrates, la noche, silencioso; a cuyo, aunque no duro, si bien imper íoso precepto, todos fueron obedientes-o

(laS alas de parda y desnuda piel, tan ridículas que uoo mofa aun para las Aves Nocturnas más horribles. ~ éstaS, en compañía con el Buho, (Ascálafo, el indiscreCOespía de Plutón, que por haber delatado una mínima falta de Proserpina se convirtió en esta Ave, ue ahora sirve a los agoreros de supersticioso indicio), ¿omponían, ellos solos, la "no canora Capilla", el ríspido Coro de la Noche, mezclando sus varias notas -"máximas", "negras", "longas"- con sus aún más frecuentes pausas, y tal vez aguardando el torpe avanzar de la perezosa "rnensura" o ritmo -de "proporción mayor"que con movimiento flemático les marcaba el viento: rirmo de tan detenido y tardo compás, que entre una y otra "batuta", el propio viento se quedaba a veces dormido.

65 Así, pues, este triste rumor, cortado por pausas (o "intercadente"), de la turba "asombrada" (entenebrecida y pá vida: de sombra y asombro), y al mismo tiempo "temerosa" ( o capaz de infundir temor), no despertaba la atención, sino más bien inspiraba somnolencia. Su música lenta y "obtusa" (nada" aguda"), inducía al sosiego y convidaba al reposo de los miembros,de igual modo que la Noche ~omo un silencioso Harpócrates, la deidad egipcia y griega que sellaba con un dedo sus labios-, intimaba el silencio a los vivientes... : a cuyo precepto imperioso, aunque "no duro" (pues que es tan suave acatarlo ), todos obedecieron. 11.

80

El viento sosegado, el can dormido, éste yace, aquél quedo los átomos no mueve, con el susurro hacer temiendo leve,

6

El Sueño del Cosmos

80 Sosegado ya el viento, y dormido el can, éste yace, Y aquél -en absoluta quietud-e- no mueve ni aun SUspropios átomos, temiendo hacer, con su ligero 7

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aunque poco, sacrílego rüido, violador del silencio sosegado. El mar, no ya alterado, ni aun la instable mecía cerúlea cuna donde el Sol dormía; y los dormidos, siempre mudos, peces, en los lechos lamosos de sus obscuros senos cavernosos, mudos eran dos veces; y entre ellos, la engañosa encantadora Alcione, a los que antes en peces transformó, simples amantes, transformada también, vengaba ahora. En los del monte senos escondidos, cóncavos de peñascos mal formados --de su asr::ereza menos defendidos que de su obscuridad asegurados-, cuya mansión sombría ser puede noche en la mitad del día, incógnita aun al cierto montaraz pie del cazador experto, --depuesta la fiereza de unos, y de otros el temor depuesto-yacía el vulgo bruto, a la Naturdeza' el de su potestad pagando impuesto, universal tributo; y el Rey, que vigilancias afectaba, aun con abiertos ojos no velaba. El de sus mismos perros acosado, monarca en Otro tiempo esclarecido, tímido ya venado, con vigilante oído, 8

MIrra algún sacrílego rumor que, aunque rnrrumo, ' afane o viole la sagrada calma nocturna ... El Mar, pe ciQ1ladosu tumulto, ni siquiera mecía sus olas, que apa , '1 o la1:> azul y moví cuna en que d uerme el So 1 ... Los ~eCes,siempre mudos, y ahora dormidos en sus lamosas rutas submarinas, eran mudos dos veces ... y no muy fe·osde ellos, igualmente dormían los Pájaros Marinos, C~JJ10 Alcione -la antes hermosa hija de Eolo--, que habíatransformado en peces (cautivándolos con las redes de su amor) a sus incautos amantes, y que luego, _siendo ya esposa de Céix o Ceico, rey de Tracia, y arrojándose desde la costa sobre su cadáver náufrago--, fué JJ1etamorfoseada, igual que él, en Alción o Martín pescador, (con desventura en que pudiera verse una "venganza" o castigo de sus juveniles crueldades). Sil·•••

97 En los escondrijos del monte y en los cóncavos huecos de las rudas peñas, --defendidos por la fragosidad de su altura, pero aún mejor asegurados por la obscuridad de su interior, capaz de hacer juzgar a mediodía que es de noche, y todavía incógnita hasta parael seguro pie montaraz del cazador más experto=-, yacía también dormido todo el vulgo de los Brutos, depuestau olvidada su ferocidad o su timidez, pagando a la Naturaleza el universal tributo del sueño, impuesto por su poder. Hasta el León, el Rey de los Animales, -de quien fabulaban los viejos Naturalistas que dormía sin bajar los párpados-, él tampoco dejaba de dormir,aunque "afectando vigilancias" (o sea, fingiendo velar), con los ojos abiertos.

t

113 , El que fue antaño Príncipe glorioso, -el cazado! cteon, que por sorprender a Diana y sus Ninfas en os estanques del Euroras, fue rrocado en Ciervo y

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del sosegado ambiente al menor perceptible movimiento que los átomos muda, la oreja alterna aguda y el leve rumor siente que aun le altera dormido. y en la quietud del nido, que de brazas y lodo, instable hamaca, formó en la más opaca parte del árbol, duerme recogida la leve turba, descansando el viento del que le corta, alado movimiento.

deSgarrado por su p~?pia jauría-, convertido ya en {••.• ido Venado, también duerme en la selva; pero, "con ,.... ído" figilante .01 o , m~eve una u otra sus aguzadas orejas al J]lás tmperc:ppble temblor que agite los átomos del aire tranqUIlo, y escucha aquel ligero rumor, que aUIlelltre el sueño lo sobresalta... y recogida en la quiecud de sus nidos, -frágiles y móviles hamacas, que formó con lodo y brazas, en lo más espeso y sombrío del bosque-, duerme la "leve turba" (la voladora muchedumbre) de los Pájaros, mientras el Viento J]lÍSlllotambién descansa del tráfago con que durante el día lo cortan sus alas ...

129 El Águila, el Ave noble de Júpiter, -por 130

140

De Júpiter el ave generosa --como al fin Reina-, por no darse entera al descanso, que vicio considera si de preciso pasa, cuidadosa de no incurrir de omisa en el exceso, a un solo pie librada fía el peso y en otro guarda el cálculo pequeño -Jespertador reloj del leve sueño-, porque, si necesario fué admitido, no pueda dilatarse continuado, antes interrumpido del regio sea pastoral cuidado. .Oh de la Majestad pensión gravosa, I d t que aun el menor descuido no per ona. Causa, quizá, que ha hecho misteriosa, circular, denotando, la corona, en círculo dorado, que el afán es no menos continuado.

no entregarse entera al reposo, que (como Reina que es de los pájaros) considera vicio si pasa de lo indispensable, por lo cual vive cuidadosa de no incurrir en culpas de omisión, por falta de vigilancia-, confía suentero peso a una de sus patas, apoyada toda en sólo ella,mientras que con la otra mantiene levantada una piedrecilla,que le servirá de reloj despertador al desprendérsele apenas dormite, para que así, cuando no puedamenos de caer por algún instante en el sueño ésteno pueda dilatarse, sino que al punto se lo inteuumpa su regio deber de la vigilancia pastoral. IOh gravosacarga de la Majestad, (duro deber anexo a la ~utoridad), que no permite ni el menor descuido s~ ,o esta , acaso la razón que ha hecho -misterio ' o s1Illbolo- que la corona sea circular significando en " d 1 SIl cerra d'o CIrculo dorado, que el afán y desvelo e buen gobernante debe ser no menos continuo!

147 tod El S-f· ueno en In, se había ya apoderado de todo: El sueño todo, en fin, 10 poseía; todo, en fin, el silencio 10 ocupaba:

olod·baonnna

ya el silencio: 11

10

hasta los salteadores'

lGO

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aun el ladrón dormía; aun el amante no se desvelaba.

noCturnos dormían, y hasta los trasnochados amantes 00 se desvelaban. ya

El conticinio casi ya pasando iba, y la sombra dimidiaba, cuando de las diurnas tareas fatigados, -y no sólo oprimidos del afán ponderoso del corporal trabajo, mas cansados del deleite también, (que también cansa objeto continuado a los sentidos aun siendo deleitoso: que la Naturaleza siempre alterna ya una, ya otra balanza, distribuyendo varios ejercicios, ya al ocio, ya al trabajo destinados, en el fiel infiel con que gobierna la aparatosa máquina del mundo)-; así, pues, de profundo sueño dulce los miembros ocupados, quedaron los sentidos del que ejercicio tienen ordinario, -ttabajo en fin, pero trabajo amado si hay amable trabajo--, si privados no, al menos suspendidos, y cediendo al retrato del contrario de la vida, que -lentamente armadocobarde embiste y vence perezoso con armas soñolientas, desde el cayado humilde al cetro altivo, sin que haya distintivo que el sayal de la púrpura discierna: pues su nivel, en todo poderoso, gradúa por exentas a ningunas personas,

------------------

rIl. El Dormir

Humano

}51 Ya casi iba pasando el "conticinio", y la noche iba a su mitad, siendo ya presa del sopor los miembrosfatigados de las diurnas tareas y no sólo oprimidos par el peso del trabajo corporal, sino también cansados del deleite, -puesto que todo objeto continuado, aun elmás deleitoso, acaba por fatigar los sentidos, porque la Naturaleza pide siempre alternar el reposo y la actividad, como inclinándose alternativamente ya uno o ya otro de estos dos platillos de esa balanza, (de ese "fiel, infiel"; fiel por 10 ordenado, e infiel por su alternadainclinación a uno u otro de ambos extremos), con que rige y mantiene en equilibrio la "aparatosa máquina" del mundo, su espléndida y compleja organización-. Entonces, dominados ya los miembros por el dulce y profundo sopor, los sentidos quedaron, si no privados por siempre, sí suspendidos (temporalmente) de su actividad ordinaria, --<J.ue es trabajo, aunqueamado, si es que hay amable trabajo-; y con ello,quedaron en quietud, cediendo ya al Sueño, -imageno retrato de la Muerre=-, el cual, armado lentamente, embiste cobarde con sus armas soñolientas, y conellas vence (no ya violento, sino perezoso) a todo hombre, desde el más humilde pastor al altivo rey, sinhacer distinción entre el sayal y la púrpura, puesto quesu rasero no conceptÚa como privilegiada a persona alguna, desde el Papa (cuya tiara suprema se forma de tres coronas) hasta el labradorciIlo que vive en Unachoza de paja, y desde el Emperador (cuyo pala-

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•••stiItm••••

~rt" ••

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desde la de a quien tres forman coronas soberana fiara, hasta la que pajiza vive choza; desde la que el Danubio undoso dora, a la que junco humilde, humilde mora; y con siempre igual vara (como, en efecto, imagen poderosa de la muerte) Morfeo el sayal mide igual con el brocado. El alma, pues, suspensa del exterior gobierno, -en que ocupada en material empleo, o bien o mal da el día por gastado-, solamente dispensa remota, si del todo separada no, a los de muerte temporal opresos lánguidos miembros, sosegados huesos, los gajes del calor vegetativo, el cuerpo siendo, en sosegada calma, un cadáver con alma, muerto 'a la vida y a la muerte vivo, de lo segundo dando tardas señas el del reloj humano vital volante que, si no con mano, con arterial concierto, unas pequeñas muestras, pulsando, manifiesta lento de su bien regulado movimiento. Este, pues, miembro rey y centro vivo de espíritus vitales, con su asociado respirante fuelle -pulmón, que imán del viento es atractivo, que en movimientos nunca desiguales o comprimiendo ya, o ya dilatando

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cio dora el caudaloso Danubio) cador que pernocta

bajo un techo de pobres juncos.

Morfeo, en efecto, -imagen talllbién en estO--,

hasta el ínfimo pes-

poderosa de la Muerte,

mide con siempre

igual vara o

medida los tejidos más burdos y los brocados. 192

El Alma, pues, -suspensa

o descargada del go-

bierno exterior y del material empleo de las actividades sensitivas, en cuya ocupación da el día por bien o mal gastado-, ya ahora (en cierto modo alejada, ya que no separada enteramente,

de los lánguidos

y de los huesos sosegados, oprimidos temporal que es el Sueño), únicamente

miembros

por esa muerte les suministra

los dones del calor vegetativo, siendo entonces el cuerpo, en esa quietud, como un cadáver con alma, muerto si ' comparamos su estado con el de la vida normal, aunque vivo si lo cotejamos con la muerte absoluta: manifestando señas de dicho persistir de la vida, aunque algo tardas o escasas, el vital "volante" reloj humano --el

corazón-,

(o cuerda)

de ese

que con los tranquilos

y armoniosos latidos de sus arterias, ya que no con manecillas, da unas pequeñas muestras de su bien regulado movimiento. 210

Al corazón, además, -ese

rey de nuestros ~iem-

bros, y centro vivo de nuestros espíritus vitales--, asocia en esto el Pulmón, ese fuelle respirante

se

que es

como un imán que atrae el aire a nuestro interior, y que ora comprimiendo,

ora dilatando el flexible acue-

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el musculoso, claro arcaduz blando, hace que en él resuelle el que le circunscribe fresco ambiente que impele ya caliente, y él venga su expulsión haciendo activo pequeños robos al calor nativo, algún tiempo llorados, nunca recuperados, si ahora no sentidos de su dueño, que, repetido, no hay robo pequeño-; _estos, pues, de mayor, como ya digo, excepción, uno y otro fiel testigo, la vida aseguraban, mientras con mudas voces impugnaban la información, callados, los sentidos --con no replicar sólo defendidos--, y la lengua que, torpe, enmudecía, con no poder hablar los desmentía.

y aquella del calor más competente científica oficina, próvida de los miembros despensera, que avara nunca y siempre diligente, ni a la parte prefiere más vecina ni olvida a la remota, y en ajustado natural cuadrante las cuantidades nota que a cada cuál tocarle considera, del que alambicó quilo el incesante calor, en el manjar que -medianero piadosoentre él y el húmedo interpuso su inocente substancia, pagando por entero

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ducto de músculos que es nuestra garganta, hace que en él resuelle el aire fresco que inhala de la atmósfera circundante, y que luego expele una vez que se ha calentado, el cual se venga de su expulsión robándonos cada vez un poco de nuestro calor natural y de nuestra vida: robos pequeños, que ahora ni siquiera sentimos, pero que nunca se recuperan y que vendrá algún tiempo en que los lloremos, pues no hay "robo pequeño" --o desdeñable y venialcuando éste se repite muchas veces, (ni menos cuando se hace a cada instante, día y noche, por toda la vida).

226 El Corazón y los Pulmones, como decíamos, -tesriges ambos sin tacha-, aseguraban la persistencia de la vida. Pero impugnaban esta información (aunque con voces mudas y sin aducir Otro alegato que su silencio) todos los sentidos callados e inoperantes; e igualmente la lengua, por el hecho mismo de no poder hablar, también desmentía a aquéllos, reducida a torpe mudez. A favor de la vida, sin embargo, militaba además otro testimonio: el de la más competente o maravillosa oficina científica del calor, y próvida despensera de todos los miembros, que -jamás avara y siempre diligente-no prefiere a las partes del organismo más cercanas a ella, ni olvida a las más remotas, sino que procede como si tuviera rigurosamente anotada la ración que a cada una debe rocarle en la distribución del "quilo" que el incesante "calor natural" ha destilado de los alimentos: del ma~jar que --como un piadoso medianero-- interpuso Su Inocente substancia entre ese "calor" y el "húmedo radiea 1",pagan do e'1 por entero la compasión o la necia tem id d en a con que la expuso al peligro, según suele 17

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la que, ya piedad sea, o ya arrogancia, al contrario voraz necio lo expuso, -merecido castigo, aunque se excuse, al que en pendencia ajena se introduce=-; ésta, pues, si no fragua de Vulcano, templada hoguera del calor humano, al cerebro enviaba húmedos, mas tan claros los vapores de los aremperados cuatro humores, que con ellos no sólo no empeñaba los simulacros que la estimativa dió a la imaginativa y aquésta, por custodia más segura, en forma ya más pura entregó a la memoria que, oficiosa, grabó tenaz y guarda cuidadosa, sino que daban a la fantasía lugar de que formase imágenes diversas. y del modo que en tersa superficie, que de Faro cristalino portento, asilo raro fué, en distancia longísima se vían (sin que ésta l~ estorbase) del reino casi de Nepruno todo las que distantes le surcaban naves, -viéndose claramente en su azogada luna el número, el tamaño y la fortuna que en la instable campaña transparente arresgadas tenían, mientras aguas y vientos dividían sus velas leves y sus quillas graves-: 18

acaecer (por merecido castigo, si ello era ocioso) a aquél que se entremete en riña ajena y sale golpeado. 252 El Estómago, pues, ---esa templada hoguera del calor humano, en la que se cuecen los alimentos, ya que no se forjen allí los rayos, como en la herrería de Vulcano--, enviaba al Cerebro los vahos de los "cuatro humores" que mutuamente se tiemplan: vapores húmedos, mas en esta ocasión tan claros, que con ellos DO sólo no empañaba u opacaba las diurnas imágenes sensorialesque la facultad "estimativa" (o sea, aquí, la "central" de los sentidos exteriores) transmite a la "imaginativa", y que ésta -más clarificadas- entrega, para que las atesore más fielmente, a la "memoria", quien diligente las esculpe en sí y las guarda tenaz; sinoque esos vapores, de tan claros, dejaban desahogo a la "fantasía" para sus nuevas creaciones.

IV.

El Sueño de la Intuici6n Universal

266 Al modo que en el terso espejo del Faro de Alejandría --cristalina maravilla y amparo peregrino de aquella isla de Faros-, se veían a inmensa distancia de casi todo el reino de Neptuno (sin que esta lejaníalo impidiese) las naves que remotas lo surcaban, distinguiéndose claramente el número, el tamaño y la fortuna que esos arriesgados navíos tenían en la movediza llanura transparente, mientras sus velas leves y SUs pesadas quillas se abrían camino entre los vientos, 19

28Q

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así ella, sosegada, iba copiando las imágenes todas de las cosas, y el pincel invisible iba formando de mentales, sin luz, siempre vistosas colores, las figuras no sólo ya de todas las criaturas sublunares, mas aun también de aquéllas que intelectuales claras son estrellas, y en el modo posible que concebirse puede lo invisible, en sÍ, mañosa, las representaba y al Alma las mostraba.

las aguas; aSÍ, de igual manera, la Fantasía tranquila,

¡bOl copiando todas las imágenes de las cosas, y ---<:on mentales colores, luminosos aunque sin Iuz=--, su pincel invisible iba trazándose

no sólo las efigies de todas

las criaturas sublunares

o rerrestres, sino también las

de aquéllas otras que son como unas claras estrellas intelectuales -los tractoS-,

espíritus puros y los conceptos abs-

pues hasta donde cabe para ella la apre-

hensión de lo invisible o inmaterial, la propia Fantasía las representaba en sí, por ingeniosos medios, para exhibidas al Alma.

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310

la cual, en tanto, toda convertida a su inmaterial sér y esencia bella, aquella contemplaba, participada de alto Sér, centella que con similitud en sí gozaba; y juzgándose casi dividida de aquella que impedida siempre la tiene, corporal cadena, que grosera embaraza y torpe imp.ide el vuelo intelectual con que ya mide la cuantidad inmensa de la Esfera, ya el curso considera regular, con que giran desiguales los cuerpos celestiales, ---<:ulpa si grave, merecida pena (rorcedor del sosiego, riguroso) de estudio vanamente judicioso--, puesta, a su parecer, en la eminente cumbre de un monte a quien el mismo Atlante que preside gigante a los demás, enano obedecía, y Olimpo, cuya sosegada frente

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292 El Alma misma, entre tanto, reconcentrada toda ella en una como intuición de su propio sér espiritual

y su esencia hermosa, contemplaba esa centella o chispa de Dios que gozaba dentro de sí, por participación

que

Él mismo le dio, al haberla creado a Su semejanza. Juzgándose, además, casi desatada

de la cadena del

cuerpo, que la tiene siempre ligada, y que grosera y torpe le dificulta el vuelo intelectual con que ora mide la inmensidad del firmamento, ora estudia el armonioso y a la par variadísimo giro de las estrellas, --especulaciónastronómica que, cuando degenera en la "Astrología Judiciaria", al querer

vanamente

predecir

los futuros

libres, es una grave culpa y lleva en sí su justo castigo, siendo un cruel torcedor

que le roba al hombre

la

paz-; el Alma, digo, (creyéndose casi una "Inteligencia separada", al modo de los Ángeles), se veía puesta, a su parecer, en la cumbre alrisima de una Montaña

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nunca de aura agitada consintió ser violada, aun falda suya ser no merecía: pues las nubes; --que opaca son corona de la más elevada corpulencia, del volcán más soberbio que en la tierra gigante erguido intima al cielo guerra-, apenas densa zona de su altiva eminencia, o a su vasta cintura cíngulo tosco son, que -mal ceñidoo el viento lo desata sacudido, o vecino el calor del Sol lo apura.

tal, que junto de ella era un obediente enano el Monte j\das que preside a todos los otros, y ni siquiera merecía llegar a ser su falda el Olimpo --cuya serena frente descuella sobre las tempestades, sin que la violen jamás los vientos-, pues las nubes que son obscura corona del Monte más elevado o del más soberbio entre los Volcanes que parecen gigantes que asaltan al Cielo y le intiman guerra, apenas si serán una densa faja de su enorme cintura, o un tosco cíngulo que, mal ceñido a ella, eh viento lo sacude y lo desata, o que el calor del Sol, allí más próximo, lo disipa, como bebiéndose1o...

A la región ~ra de su alrura, (íniima parte, izo dividiendo en tres su continuado cuerpo horrendo), el rápido no pudo, el veloz vuelo del águila --que puntas hace al Cielo y al Sol bebe los rayos pretendiendo entre sus luces colocar su nidollegar; bien que esforzando más que nunca el impulso, ya batiendo las dos plumadas velas, ya peinando con las garras el aire, ha pretendido, tejiendo de los átomos escalas, que su inmunidad rompan sus dos alas.

327 De tal Montaña, pues, aun a la zona más inferior, -o sea, al tercio primero de su espantable almra-, jamás pudo llegar el raudo vuelo del Águila, que que se encumbra en el Cielo y que le bebe los rayos al Sol, ávida de anidar entre sus fulgores: y esto, aunque ha pretendido, trepando por la escala del aire, que sus dos alas "rompan la inmunidad" --o pasen los linderos inviolablesde aquella cumbre, y por más que ha esforzado como nunca su brío, ya batiendo sus dos velas de pluma (sus alas mismas), ya peinando la atmósfera con sus garras, (como nadando en el viento) .

Las Pirámides dos -
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V.

"lntermezzo"

de las Pirámides

340

Las dos Pirámides, --ostentaciones de Menfis (vano, o envanecido por ellas) y esmero máximo de la Arquitectura, si es que no ya pendones (sólidos, en vez de trernolantes) -, cuya eminencia coronada de bárbaros trofeos, sirvió a los Faraones de' túmulo, y

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(si ya también al Cielo no decía) de su grande, su siempre vencedora ciudad -p Cairo ahoralas que, porque a su copia enmudecía, la Fama no cantaba Gitanas glorias, Ménficas proezas, aun en el viento, aun en el Cielo irnpresasr; éstas, ~ue en nivelada simetría su estatura crecía con tal diminución, con arte tanto, que (cuanto más al Cielo caminaba) a la vista, que lince la miraba, entre los vientos se desparecía, sin permitir mirar la sutil punta que al primer orbe finge que se junta, hasta que fatigada del espanto, no descendida, sino despeñada se hallaba al pie de la espaciosa basa, tarde o mal recobrada del desvanecimiento que pena fué no escasa del visüal alado atrevimienco--, cuyos cuerpos opacos no al Sol opuestos, antes avenidos con sus luces, si no confederados con él (como, en efecto, confinantes),

a la vez de estandarte

que pregonaba

la nubes, cuando no al propio

al viento y a

Cielo, las glorias de

Egipto que ni la Fama podía cantar, enmudecida su muchedumbre,

ante

y las proezas de Menfis, su siempre

"encedora y magna Ciudad, que hoyes

el Cairo, de

esta manera impresas en el viento y el Cielo; 354 estas dos moles, cuya estatura tal arte al irse adelgazando

se elevaba con

(y así "aumentaba",

en

armoniosa simetría, al "disminuirse")

que, cuanto más

se encaminaba al Cielo, desaparecía

entre los vientos

a los ojos que la miraban, sin permitirles

aunque

fuesen de lince,

mirar la fina cúspide que parece tocar

el primer orbe -o basta que ya rendida

la celeste esfera de la Luna-, la mirada por el pasmo, y no

bajando poco a poco, sino despeñándose

de tal excel-

situd, se hallaba al pie de la extendida base, sin recobrarse de pronto,

o recobrándose

mal, del vértigo

que fué grande castigo de la voladora osadía de los ojos; 369 estas construcciones

cuyos cuerpos

opacos,

no

contrarios al Sol, sino avenidos con sus luces y aun confederados con él (como limítrofes

que eran),

se

tan del todo bañados de su resplandor eran, que -lucidos-

veían tan íntegramente

nunca de calorosos caminantes al fatigado aliento, a los pies flacos,

cieron al fatigado aliento y a los débiles pies de los

ofrecieron alfombra aun de pequeña, aun de señal de sombra::

ya digamos de una sombra, por pequeña que fuese,

24

-iluminados

bañados por su resplandor, que

siempre en todas sus caras--,

caminantes acalorizados la alfombra

nunca ofre-

menos cálida, no

mas ni siquiera de una señal de sombra ... ;

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380

300

éstas, que glorias ya sean Gitanas, o elaciones profanas, bárbaros jeroglíficos de ciego error, según el Griego ciego también, du1císim~ Poeta, -si ya, por las que escnbe Aqui1eyas proezas o marciales de U1ises sutilezas, la unión no le recibe de los Historiadores, o le acepta (cuando entre su catálogo le cuente) que gloria más q'Ue número le aumente-, de cuya dulce serie numerosa fuera más fácil cosa al temido Tonante el rayo fulminante quitar, o la pesada a Alcides clava herrada, que un hemistiquio, solo . . de los que le dicto propICiO Apolo::

1:

400

410

según de Hornero, digo, sentencia, las Pirámides fueron materiales tipos solos, señales exteri.ores. de las que, dimensiones mtertores, especies son del Alma intencionales: que como sube en piramidal pu~ta al Cielo la ambiciosa llama ardiente, así la humana mente su figura trasunta, . y a la Causa Primera siempre ::-spua, -céntrico punto donde recta tira la línea si ya no circunfere~cia, que co~tiene, infinita, toda eocncia-.

26

379 éstas pues, -presciendiendo

de que hayan sido

tIleros monumentos

civiles: "glorias de Egipto", o de

que hayan tenido

una

función

jeroglíficos de ciego error"-, silllbolismo en Homero: vate de Grecia,

idolátrica:

"bárbaros

se revisten de un hondo

el dulcísimo y también Ciego

(salvo que, por narrar las gestas de

Aquiles y las astucias bélicas de Ulises, 10 reclame por suyo el gremio

de los historiadores,

para aurnentarle

a su catálogo "más gloria que número", solo por muchos); versos -"numerosa", sería más arduo

valiendo

él

de cuya dulce serie numerosa

de

por tantos y por armoniosos--,

el robar un solo hemistiquio

de los

que le inspiró Apolo benigno, que no el arrebatar

su

fulminante rayo al temido júpiter, o su pesada y férrea clava (o macana)

a Hércules.

399 Según el aludido sentir de Hornero, efectivamente, las Pirámides sólo fueron

símbolos materiales,

externos, de las dimensiones

interiores que son especies

iarencionales del Alma, -eSto espíriru humano"-:

signos

es, de la "actitud

pues como la ambiciosa

del

llama

ardiente sube al Cielo en punta piramidal, así el Alma trasunra esa figura, y siempre aspira a la Causa Primera, que es el Centro al que tienden todas las líneas rectas (toda verdad y todo jusro anhelo),

y la Circunferencia

infinita que en Sí contiene -virtual

y eminenremeute-e-

todas las esencias. 27

t20

430

440

Estos, pues, Montes dos artificiales (bien maravillas, bien milagros sean), y aun aquella blasfema altiva !orre de quien hoy dolorosas son senales . -no en piedras, sino en lenguas desiguales, porque voraz el tiempo no las barrelos idiomas diversos que escasean el sociable trato de las gentes (haciendo que parezcan diferentes los que unos hizo la Naturaleza, de la lengua por sólo la extrañeza), si fueran comparados a la mental pirámide elevada donde, sin saber cómo, colocada el Alma se miró, tan atrasados se hallaran, que cualquiera gradüara su cima por Esfera: pues su ambicioso anhelo, haciendo cumbre de su propio vuelo, en la más eminente la encumbró parte de su propia mente, de sí tan remontada, que creía que a otra nueva región de sí salía. En cuya casi elevación inmensa, gozosa mas suspensa, suspensa pero ufana, y atónita aunque ufana, la suprema de lo sublunar Reina soberana, la vista perspicaz, libre de anteojos, de sus intelectuales bellos ojos, (sin que distancia tema ni de obstáculo opaco se recele, de que interpuesto algún objeto cele), libre tendió por todo lo criado: 28

VI.

La Derrota de la Intuición

412 Estos dos Montes artificiales, por tanto, -estas dos maravillas, y aun dijérase que milagros-, y aun aquella blasfemia y altiva Torre de Babel, de quien hoY (no ya en escombros de piedra, sino en la variedad de las lenguas, más indeleble a través del tiempo que todo lo devora) son todavía señales dolorosas los idiomas diversos que dificultan el sociable trato de las varias razas y naciones, haciendo que por 5610 la exrrañeza idiomárica parezcan diferentes los hombres que hizo unos --esencialmente iguales-- la Naturaleza... ; las Pirámides, digo, y aquella Torre, si se comparan a la excelsa Pirámide Mental en donde el Alma se miró situada, sin saber cómo, quedarían rezagadas tan abajo, -tan inferiores en ese vuelo bacia lo altO--, que cualquiera juzgaría que la cima de esta Pirámide Mental era ya alguna de las Esferas celestes, pues el ambicioso anhelo del Alma, encumbrándose en su propio vuelo, la alzó hasta la parte más excelsa de su mismo espíritu, tan remontada sobre sí misma, que se le figuraba haber salido de sí y pasado a alguna nueva región. 435 Desde ramaña altura, casi inconmensurable, el Alma, -la suprema Reina soberana de 10 súblunar, poseída a la vez de júbilo, suspensión, asombro y orgullo--, sin temer la distancia ni recelar de algún obstáculo opaco ql.!einterpuesto le oculte objeto ninguno, tendió la vista perspicaz de sus bellos ojos intelectuales, +-libre de todo embarazo de "anteojos" u otros adminículos-, en la libre visión de todo lo creado: cuyo

29

4S0

460

470

cuyo innlenso agregado, cúmulo incomprehensible, aunque a la vista quiso manifiesto dar señas de posible, a la comprehensi6n no, que --entorpecida con la sobra de objetos, y excedida de la grandeza de ellos su potencia-, retrocedió cobarde. Tanto no, del osado presupuesto, revocó la intención, arrepentida, la vista que intentó descomedida en vano hacer alarde contra objeto que excede en excelencia las líneas visüales, -contra el Sol, digo, cuerpo luminoso, cuyos rayos castigo son fogoso, que fuerzas desiguales despreciando, castigan rayo a rayo e! confiado, antes atrevido y ya llorado ensayo, (necia experiencia que costosa tanto fué, que Icaro ya, su propio llanto lo anegó enternecido)-, como e! entendimiento, aquí vencido no menos de la inmensa muchedumbre (de tanta maquinosa pesadumbre de diversas especies, conglobado esférico compuesto), que de las cualidades de cada cual, cedió: tan asombrado, que --entre la copia puesto, pobre con ella en las neutralidades de un mar de asombros, la elección confusa-, equívoco las ondas zozobraba;

30

inJllenso conjunto o cúmulo inabarcable, aunque -manifiesto a la vista-

quiso dar señas de posible, no le

dejó la mínima esperanza a la comprehensión:

la cual

retrocedió cobarde, entorpecida con la sobra de objetos y excedida su potencia por la magnitud de los mismos.

No con menos rapidez tuvo que revocar su intención, arrepentida de! audaz propósito, Illedida-

la vista que -desco-

quiso en vano alardear contra el objeto que

sobrepuja en excelencia a las pupilas: digo, --el cuerpo luminoso-,

contra el Sol,

cuyos rayos, despreciando

las fuerzas desiguales que lo desafían, son la pena de fuego que castiga ese audaz ensayo, presuntuoso antes

y después lamentado:

imprudente

experiencia, tan cos-

tosa, que (como Icaro pagó su osado aproximarse

al

Sol,ahogándose en e! mar al derretirse sus alas de cera), así a este otro lcaro pequeñuelo,

que trató de mirar al

Sol,lo anegó el propio llanto en que hubo de deshacerse. 469 El ojo, pues, que osó clavarse en el Sol, no desistió tan rápido de su osadía, como aquí se rindió el Entendimiento, vencido

por la inmensa

complejas y diversas especies --que como un pesadísimo tener sus débiles

multitud

de tan

entre todas eran

globo terráqueo que debieran sos-

hombros-,

no menos que pasmado

por las cualidades de cada uno de tan incontables objetos, al grado de que -pobre

en medio de tarnaña abun-

dancia, y por ella misma, y confusa su elección en las neutralidades de aquel mar de asombros, sin poder deci'd'USe a atender más bien a una que a otra de

31

.80

490

Y por mirado todo, nada vía, ni discernir podía (bota la facultad intelectiva en tanta, tan difusa incomprehensible especie que miraba desde el un eje en que librada estriba la máquina voluble de la Esfera, al contrapuesto polo) las partes, ya no sólo, que al universo todo considera serie perfeccionantes, a su ornato, no más, pertenecientes; más ni aun las que integrantes miembros son de su cuerpo dilatado, proporcionadamente competentes.

taDtaSmaravillas-, se encontraba ya a punto de naufragar ("equívoco", o sin norte) en aquellas olas. PrecisaJl1entepor mirarlo

todo, nada veía; y --embotado

el Intelecto en tantas y tan difusas especies inabarcables que contemplaba, ejes (o "polos") del firmaIllento-,

desde el uno hasta el otro de los en que estriba la máquina

giradora

no podía discernir, no ya digamos

laS partes sólo "perfeccionantes"

del Universo

(o sea,

aquellas minucia s accidentales que parecen tender únicamente a su ornato),

mas ni siquiera las partes "inte-

grantes", que son como los miembros, armoniosamente proporcionados, de la misma estructura

substancial de

su enorme cuerpo. Mas como al que ha usurpado diuturna obscuridad, de los objetos visibles los colores, si súbitos le asaltan resplandores, con la sobra de luz queda más ciego soo --<J.ue el exceso contrarios hace efectos en la torpe potencia, que la lumbre del Sol admitir luego no puede por la falta de costumbre-, y a la tiniebla misma, que. antes era tenebroso a la vista impedlffiento,

~lO

de los agravios de la luz apela, y una vez y otra con la mano cela de los débiles ojos deslumbrados los rayos vacilantes, sirviendo ya -piadosa medianerala sombra de instrumento para que recobrados por grados se habiliten,

32

495 Acaecióle en seguida, lo que a aquél a quien una larga obscuridad le ha robado los colores de los objetos visibles, que -si

lo asaltan súbitos resplan-

dores- queda más ciego con la sobra de luz, porque el exceso produce efectos contrarios en la débil potencia: el cual no puede recibir de nuevo la lumbre del Sol, por hallarse deshabituado,

y contra

esas ofensas

de la luz apela a las tinieblas

mismas que antes le

eran obscuro obstáculo de su vista, y una vez y otra escondecon su mano las trémulas pupilas de sus débiles ojos deslumbrados, sirviéndole

COmo piadosa medianera-

la sombra -ya

de instrumento

ahora

para que

paulatinamente se habiliten y recobren, a fin de que después-ya

constantes y sin desfalIecer33

ejerciten más

~2()

~30

MO

porque después constantes. . operación más firmes ejercuen, su . . -recurso natural, innata Clenc.la . que confirmada ya de la expenenCia, maestro quizá mud.o, . retórico ejemplar, inducir pudo a uno y otro Galeno para que del mortífero ven.eno, en bien proporcionadas cantidades escrupulosamente regula~do las ocultas nocivas cuahdades, ya por sobrado exceso de cálidas o frías, o ya por ignoradas simpatías o antipatías con que van obrando las causas naturales su progreso, . ( la admiración dando, suspendida, ef:Cto cierto en causa no sabida, con prolijo desvelo y re:nirada empírica atención, examInada en la bruta experiencia, por menos peligrosa), la confección hicieran provec~osa,. último afán de la Apolínea ciencia, de admirable triaca, , . , d 1 mal el bien tal vez se saca.-. ¡que aSI e b d no de otra suerte el Alma, que asom ra a de la vista quedó de objeto tanto, la atención recogió, que derram;da en diversidad tanta, aun no sabia recobrarse a sí misma del espanto que portentoso había su discurso calmado, permiriéndole apenas de un concepto confuso

firmes su operación. Recurso natural, éste de convertir el daño en remedio:

sabiduría

fir/llada por la experiencia-

instintiva,

que ----con-

pudo quizá ser el maestro

sio palabras y orador ejemplar que indujo a los Médicos para que --closificando

escrupulosamente

las secretas

virtudes nocivas del veneno rnorrffero, ya por el sobrado exceso de sus propiedades

cálidas o frígidas, o ya por

las ocultas simpatÍas o antipatías

con que operan las

causasnaturales, y logrando, al progresar en ofrecer a nuestra suspensa admiración gable,aunque ignoremos su causa-,

S'JS

ese efecto inne-

con prolijo desvelo

y con atenta y remiradora experimentación primero, como

menos

males), descubrieran

peligrosa,

ensayos,

(aquilatada

en los brutos ani-

la provechosa

confección de los

maravillosos contravenenos, -ambición

la más alta de

la ciencia de Apolo, el dios de la Medicina-,

pues

así es como el bien se saca a veces del mal.

540 No de otra suerte tuvo que acogerse a la sombra, y cerrar de pronto

sus ojos, el Alma que se había

quedado atónita por la visión de tamaño objeto:

de

todo el Cosmos. Recogió, por 10 tanto, la atención, que -dispersa

en tanta diversidad-

ni siquiera lograba

recobrarsedel portentoso estupor que le había paralizado elraciocinio, sin dejarle sino apenas el informe embrión de un concepto confuso: porque éste, -mal

formado--,

exhibía sólo un caos de las revueltas especies que abrattba, sin ningún

orden

ni en su unidad

división; las cuales -mientras

35

ni en su

más se entrelazaban-,

550

560

57Q

580

el informe embrión que, mal formado, inordinado caos retrataba de confusas especies que abrazaba, -sin orden avenidas, sin orden separadas, que cuanto más se implican combinadas tanto más se disuelven desunidas, de diversidad llenas-, ciñendo con violencia lo difuso de objeto tanto, a tan pequeño vaso, (aun al más bajo, aun al menor, escaso).

Las velas, en efecto, recogidas, que fió inadvertidas traidor al mar, al viento ventilan te, -buscando, desatento, al mar fidelidad, constancia al viento-, mal le hizo de su grado en la mental orilla dar fondo, destrozado, al timón roto, a la quebrada entena, besando arena a arena de la playa el bajel, astilla a astilla, donde -ya recobradoel lugar usurpó de la carena cuerda refleja, reportado aviso de dictamen remiso: que, en su operación misma reportado, más juzgó .conveniente a singular asunto reducirse, o separadamente una por una discurrir las cosas que vienen a ceñirse en las que artificiosas dos veces cinco son Categorías::

36

resultaban más incoherentes disÚllbolas, ciñendo

o incompatibles,

con violencia

por lo

lo desbordante

de

objeto tan enorme a un vaso can breve como es el de nuestro entendimiento,

(o el de uno de nuestros

conceptos): recipiente ya escaso de por sí, hasta para acoger la idea exhaustiva de uno cualquiera, aun el ínfimo y más humilde, de tantos seres.

vu.

El Sueño de la Omnisciencia

Met6dica

560 Recogidas, así, las desplegadas vertidamente había confiado

velas que inad-

al mar traicionero

viento que agita sus alas, creyendo

y al

hallar constancia

enel viento instable y fidelidad en el sordo mar ("desarente" a todas las súplicas), aquella tempestad obligó al Alma, mal de su grado, a que encallara en la "mental orilla", --en

la costa del océano del conocimiento-,

regresandoa su punto de partida con el timón destrozado

y con los mástiles rotos, y besando las astillas de su bajel las arenas de aquella playa; y en ella, recobrado el Entendimiento, le sirvió de "carena" (o sea, lo reparó y calafateó) la cuerda reflexión

y templada prudencia

de un juicio discreto, que -refrenado

en su misma

accividad- estimó más conveniente el reducirse a algún asuntoparticular, o ir estudiando separadamente, grupo tras grupo, las cosas que se pueden sintetizar en cada una de las Diez Categorías en que las ordenó el arte lógicade Aristóteles:

reducción metafísica que, --cap-

tandolas entidades genéricas en unas ideas o imágenes

37

590

600

610

reducción metafísica que enseña (los entes concibiendo generales en sólo unas mentales fantasías donde de la materia se desdeña el discurso abstraído) ciencia a formar de los universales, reparando, advertido, con el arte el defecto de no poder con un intuitivo conocer acto todo lo criado, sino que, haciendo escala, de un concepto en otro va ascendiendo grado a grado, y el de comprender orden relativo sigue, necesitado del del entendimiento limitado vigor, que a sucesivo discurso fía su aprovechamiento:: cuyas débiles fuerzas, la doctrina con doctos alimentos va esforzando, y el prolijo, si blando, continuo curso de la disciplina, robustos le va alientos infundiendo, con que más animoso al palio glorioso del empeño más arduo, altivo aspira, los altos escalones ascendiendo, --en una ya, ya en otra cultivado facultad-, hasta que insensiblemente la honrosa cumbre mira término dulce de su afán pesado (de amarga siembra, fruto al gusto grato, que aun a largas fatigas fué barato), y con planta valiente la cima huella de su altiva frente. De esta serie seguir ~i entendimiento

38

tnentales donde la razón, al abstraer desentiende de su materia concreta-, ciencia de los Universales,

lo esencial, se enseña a formar

(de los géneros y las espe-

cies). Con lo cual se subsana sabiamente nuestra incapacidad natural de poder conocer con una sola intuición rodo lo creado; y haciendo escala de un concepto

al

otrO, va dicho arte subiendo grada por grada, y sigue el orden relativo del comprender

unas cosas por su

relación con otras, obligado por el limitado

vigor de!

intelectO, que fía sus progresos· a un sucesivo discurso,

y cuyas débiles fuerzas va robusteciendo

con sabia

nutrición la doctrina. Porque el continuo y largo --aunque atractivo-

curso de la enseñanza, le va infundiendo

alientes robustos, con les cuales aspira altivo -ya fortalecido-

más

al glorioso palio (o laurel) del más arduo

empeño, ascendiendo

los altos escalones, mediante

su

cultivo primero en una y luego en otra facultad, hasta, que sin sentirlo contempla Sabiduría, -la

la honrosa cúspide de la

dulce meta de su ya pretérito

afán, y

el dulce fruto de su siembra amarga, tan sabroso a su gusto que lo estima barato aun al precio de esas dilatadas fatiga3-,

y con pie valeroso, huella

la erguida

frente de tal Montaña. VIII.

Las Escalas del Ser

617 Mi Entendimiento,

pues, quería seguir el método

de esta ordenada sucesión de actividades cognoscitivas: O

sea, partiendo de los seres inanimados

39

(o Minerales),

02'0

63()

el método quería, o del ínfimo grado del sér inanimado (menos favorecido, si no más desvalido, de la segunda causa productiva), pasar a la más noble jerarquía que, en vegetable aliento, primogénito es, aunque grosero, de Thetis, -el primero que a sus fértiles pechos maternales, con virtud atractiva, los dulces apoyó manantiales de humor terrestre, que a su nutrimento natural es dulcísimo alimento--, y de cuatro adornada operaciones de contrarias acciones, ya atrae, ya segrega diligente lo que no serie juzga conveniente, ya lo superfluo expele, y de la copia la substancia más útil hace propia;

_los

menos favorecidos, por no decir que desvalidos,

par la Naturaleza, produjo--, que -ya

que es la "causa segunda" que los

pasar después a la jerarquía, con vida vegetativa-

aunque grosero, de Theris

(o sean, las Aguas):

650

y --ésta ya investigada-, forma inculcar más bella (de sentido adornada, y aun más que de sentido, de aprehensiva fuerza imaginativa), que justa puede ocasionar querella ---cuando afrenta no seade la que más lucida centellea inanimada Estrella, bien que soberbios brille resplandores, --que hasta a los Astros puede superiores, aun la menor criatura, aun la más baja,

40

el

Reino Vegetal, que fue el primero que, con su virtud succionadora, les oprimió

a sus fértiles pechos mater-

nales las dulces fuentes de ese jugo terrestre, que es el alimento

dulcísimo

para su

natural

nutrición;

y

jerarquía, esa misma, que -adornada de cuatro operaciones contrarias-, ora atrae esas savias de la tierra, ora aparta cuidadosa lo que de entre ellas no le resulta asimilable, ora expele esos elementos superfluos, y ora, en fin, convierte en su propia substancia las substancias más útiles de entre las que había acopiado.

639

Investigada

ya esta jerarquía

de los seres, (los

vegetales), proyectaba mi Entendimiento

64{)

más noble,

es el primogénito,

dar otro paso:

profundizar otra más bella forma de vida, (la sensitiva, o sea el Reino -lo

Animal),

que es más-

enriquecida

de imaginación,

de sentidos y potencia

capaz

de aprehender las imágenes de los objetos y digna de provocarle envidia -ya

que no de causarle afrenta-

a la Estrella inanimada

que centellea

por más que luzca resplandores la más pequeña

y baja crearura,

les lleva una envidiable

ventaja

más luminosa,

soberbios,

pues aun

entre las VIVientes, (por

este privilegio

de la vida) hasta a los Astros más remontados. 41

ocasionar envidia, hacer ventaja-; y de este corporal conocimiento haciendo,

bien que escaso, fundamento,

al supremo pasar maravilloso compuesto triplicado, de tres acordes líneas ordenado y de las formas todas inferiores compendio 660

misterioso:

bisagra engazadora de la que más se eleva entronizada Naturaleza

pura

y de la que, criatura menos noble, se ve más abatida: no de las cínco solas adornada sensibles facultades, mas de las interiores que tres rectrices son, ennoblecida,

610

-que para ser señora de las demás, no en vano la adornó Sabia Poderosa Mano-: fin de Sus obras, círculo que cierra la Esfera con la tierra, última perfección de lo criado

y último de su Eterno Autor agrado, en quien con satisfecha complacencia Su inmensa descansó magnificencia:: fábrica portentosa que, cuanto más altiva al Cielo toca, 680

sella el polvo la boca, -
652 Haciendo de ésta ciencia de los cuerpos (inanimados y vivientes, vegetales y animales) el cimiento _aunque escaso-- para una superior construcción, quería mi Entendimiento pasar después al supremo y maravilloso compuesto triplicado, que ordenadamente reúne tres acordes líneas, -el "Compuesto Humano", que goza vida vegetatíva, sensitiva y racional-, y que es un misterioso compendio de todas las formas inferiores, (mineral, vegetal, animal, espíritu, y en suma, un Microcosmos, o "Universo sintético"): bisagra engarzadora, o nexo y punto de encuentro, de la naruraleza pura que se eleva en el trono más alto (los Espírirus Angélicos), y de la menos noble y más baja de las crearuras (los cuerpos inánimes ) ; ataviada no sólo con las cinco facultades sensibles -los sentidos del ver, oír, oler, gustar y tocar-, sino también ennoblecida con las tres facultades interiores -memoria, entendimiento y voluntad-, que son las recrrices o dirigentes de nuestra vida propiamente humana (y, en cierto modo de toda la Naturaleza, a la que el hombre domina con su razón y su libertad), puesto que aquella Sabia y Poderosa Mano de Dios así la enriqueció, y no en vano, para que fuese la Señora de las demás crearuras del orbe: término de Sus Obras, círculo en que se junta la tierra y el Cielo, última perfección de lo creado, y suprema complacencia de su Eterno (o "Terno": Trino) Hacedor, y en quien, con satisfecho beneplácito, reposó (o dió por terminada la Creación). Su inmensa magnificencia; fábrica o construción portentosa, que, cuanto más altiva llega a tocar el cielo, el polvo --al que retorna por la muerte-- le sella (o cierra) la boca: de quien pudo ser símbolo misterioso la sagrada visión que el Águila Evangélica -el Apóstol

43

la que Aguila Evangélica, sagrada visión en Patmos vió, que las Estrellas midió y el suelo con iguales huellas, o la estatua eminente que del metal mostraba más preciado la rica altiva frente, y en el más desechado material, 691>

flaco fundamento

hacía,

con que a leve vaivén se deshacía-: el Hombre, digo, en fin, mayor portento que discurre el humano entendimiento; compendio que absoluto parece al Angel, a la planta, al bruto; cuya altiva bajeza toda participó Naturaleza. ¿Por qué? Quizá porque más venturosa

700

que todas, encumbrada a merced de amorosa Unión sería. ¡Oh, aunque repetida, nunca bastantemente bien sabida merced, pues ignorada en 10 poco apreciada parece, o en lo mal correspondida!

Estos, pues, grados discurrir quería unas veces; pero otras, di sentía, excesivo juzgando atrevimiento el discurrirlo todo, quien aun la más pequeña, aun la más fácil parte no entendía

44

San Juan, autor humano del Apocalipsis-- contempló en Patmos, la cual midió las estrellas y el suelo con iguales huellas, o bien aquella Estatua colosal que soñó el rey Nabucodonosor, que ostentaba la rica y altiva frente hecha de oro, y que tenía por base la más desdeñada Y frágil materia, -los pies de barro--, por 10 cual se deshacía con un ligero vaivén.

690

El Hombre, digo, en fin: maravilla más grande que cuantas hubiera podido discurrir o fantasear nuestra mente: síntesis absoluta (o cabal) que exhibe las perfecciones del Ángel Y del bruto y de la planta, y cuya "altiva bajeza", -cuya fusión de lo alto y lo bajo--, participa de la naturaleza de todas las restantes creaturas. ¿Y esto, por qué? ¿A qué fin habrá querido Dios que la naturaleza humana fuera un "microcosmos" o compendio del Universo? Quizá porque ella, más feliz que rcdas, sería encumbrada hasta la propia personalidad del Verbo de Dios, gracias a la amorosa Unión Hipostática entre la naturaleza humana y la Naturaleza Divina, en la Persona única de Cristo, verdadero Dios y Hombre. ¡Oh merced inefable! ¡Oh gracia nunca bastante bien penetrada, aunque tan repetida, pues que parecería que la ignorásemos, a juzgar por lo poco que la apreciamos o lo mal que le correspondemos! IX. La Sobriedad

Intelectual

704 Por estos grados, pues, -el mineral, el vegetal, el bruto, y de éste, en fin, al hombre, al ángel y a Dio5--, quería unas veces ir avanzando mi Entendimiento; pero otras, disentía (o desistía), juzgando atre45

710

de los más manüales efectos naturales; quien de la fuente no alcanzó risueña el ignorado modo con que el curso dirige deteniendo

en ambages

cristalino su camino,

-los horrorosos senos de Plurón, las cavernas pavorosas

720

del abismo tremendo, las campañas hermosas, los Elíseos amenos, tálamo ya de su triforme

esposa,

clara pesquisidora registrando, (útil curiosidad, aunque prolija, que de su no cobrada bella hija noticia cierta dió a la rubia Diosa, cuando montes y selvas trastornando, cuando prados y bosques inquiriendo, su vida iba buscando y del dolor su vida iba perdiendo)-;

730

quien de la breve flor aun no sabía por qué ebúrnea figura circunscribe su frágil hermosura: mixtos, por qué, colores -confundiendo la grana en los alboresfragante le son gala: ámbares por qué exhala, y el leve, si más bello ropaje al viento explica,

46

vÍlniento excesivo el que quisiera razonado todo, quien 110 entendía ni siquiera la parte más fácil y pequeña de los efectos naturales que más a mano tenemos. Tal, en efecto, es el hombre, que no alcanza a explicarse el ignoto modo con que la fuente risueña --aquí, en concreto, la fuente Arerusa, que nacida en Acaya, se hunde en el subsuelo, y reaparece, pasado el mar, en Sicilia-, dirige su carrera cristalina, deteniendo su marcha en ambages (o vueltas y revueltas), y registrando --clara "pesquisidora" o inspectoraesos obseuros tramos subterráneos que se creerían los espanrables senos de Plutón, (los antros infernales), y las alegres praderas que parecen los amenos Campos Elíseos, que antaño fueron el tálamo de la triforme esposa del mismo Rey del Averno, (Proserpina o Perséfone: "triforme" por ser primero una doncella hija de Júpiter y Ceres, y luego -raptada ya por Plutón- medio año Reina de los Infiernos, y el otro medio año Diosa de la Agricultura): curiosidad o inspección útil, aunque prolija, ésta de Arerusa, la cual dió informes seguros de su bella hija Proserpina, aún no recobrada por ella, a la rubia Diosa (su madre Ceres), cuando trastornando montes y selvas y examinando prados y bosques, iba buscando a la misma Proserpina, que era su vida, y perdiendo su propia vida por el dolor de no dar con su paradero. 730 Y he aquí, -como otro ejemplo de que es una excesiva pretensión la del conocimiento universal para el hombre--, el hecho de que no sabemos siquiera, ante una pequeña flor, por qué es una figura de marfil la que circunscribe su frágil hermosura, -en una IlZUcena-; o bien, por qué ~n la rosa-, una exqui-

47

740

que en una y otra fresca multiplica hija, formando pompa escarolada de dorados perfiles cairelada, que -roto del capillo el blanco sellode dulce herida de la Cipria Diosa los despojos ostenta jactanciosa, si ya el que la. colora, candor al alba, púrpura al aurora no le usurpó y, mezclado, purpúreo es ampo, rosicler nevado:

750

tornasol que concita los que del prado aplausos solicita, preceptor quizá vano -si no ejemplo profanode industria femenil que el más activo veneno, hace dos veces ser nocivo en el velo aparente de la que finge tez resplandeciente.

Pues si a un objeto solo, -repetía tímido el Pensamiento-, 760

huye el conocimiento y cobarde el discurso se desvía; si a especie segregada --como de las demás independiente, como sin relación consideradada las espaldas el entendimiento,

y asombrado el discurso se espeluza del difícil certamen que rehusa acometer valiente,

sita mezcla de colores, confundiendo la grana entre la blancura del alba, le da fragante atavío; o por qué exhala esos perfumes de ámbar, y cómo despliega al viento su ropaje, más bello cuanto más delicado, que multiplica en sus frescas hijas innumerables, luciendo una rizada pompa, cairelada o fileteada de dorados perfiles, que _rompiendo el blando sello de su capulloostenta con ufanía los despojos o el botín de la dulce herida de la Cipria Diosa, (la rojez de la sangre de Venus), o bien, se apropia el candor del Alba y la púrpura de la Aurora, y, mezclado uno y otro de estos tintes, resulta un ampo de nieve purpúreo y un rosicler (o un rojo celaje) nevado: tornasol --o color variable y complejo- que se atrae los aplausos del prado a los que aspira (como Reina de las flores), y que es también quizá el vano preceptor -maestro de vanidades--, y aun el profano ejemplo de la industria femenina (el arte de los cosméticos) que convierte el más activo veneno -el "Albayalde" o el "Solimán"en doblemente nocivos, haciéndolo también veneno espiritual, en el barniz de los afeites falaces y tentadores con que el cutis se finge resplandeciente. 757 Pues bien, -se repetía mi tímida Razón-: si ante uno sólo de esos objetos, (una fuente, una flor), retrocede el conocimiento y el raciocinio se aparta desalentado: si ante una aislada especie particular, vista como independiente de las demás y considerada prescindiendo de sus relaciones, tiene que huir vencido el entendimiento, y la razón --asombradase arredra de tan ardua lucha, que se niega a acometer con valentía porque teme --cobarde-no comprender jamás ese aislado objeto, o sólo comprenderlo "tarde o mal", (a

48 49

710

180

porque teme cobarde comprehenderlo o mal, o nunca, o tarde, ¿cómo en tan espantosa máquina inmensa discurrir pudiera, cuyo terrible incornportable peso -si ya en un centro mismo no estribara-ede Atlante a las espaldas agobiara, de Alcides a las fuerzas excediera; y el que fué de la Esfera bastante contrapeso, pesada menos, menos ponderosa su máquina juzgara, que la empresa de investigar a la Naturaleza?

costa de ímprobas fatigas y con mezcla de errores), ¿cómo podría esa misma flaca razón enfrentarse a todo el conjunto de tan inmensa espantable máquina (o sea la complicada estructura de todo el Cosmos), cuyo tremendo peso incomportable -si no estribara en su centro mismo, que es la Omnisapiencia y Omnipotencia de Dios-, agobiaría las espaldas de Atlante y excedería a las fuerzas de Hércules, de suerte que el que fue bastante contrapeso del Cielo (cualquiera de estoS dos personajes, que sostuvieron en sus hombros el firmamento), juzgaría menos pesada y grave esa mole, que la faena de investigar la Naturaleza ... ?

x. Otras -más

demasiada acusaba cobardía el lauro antes ceder, que en la lid dura haber siquiera entrado, y al ejemplar osado del claro joven la atención volvía, -auriga altivo del ardiente carro-, y el, si infeliz, bizarro alto impulso, el espíritu 790

La Sed Desenfrenada

del Saber

esforzado-

encendía:

donde el ánimo halla -más que el temor ejemplos de escarmientoabiertas sendas al atrevimiento, que una ya vez trilladas, no hay castigo

781 Otras veces, en cambio, más esforzado, mi Entendimiento se reprochaba como una cobardía excesiva el renunciar al lauro del triunfo aun antes de haber siquiera entrado en la dura lid; y volvía su atención al audaz ejemplo del claro joven, Faetonte, -altivo auriga del ardiente Carro del Sol-, y me encendía el espíritu aquel impulso excelso y valeroso, aunque desventurado, donde -más que el temor ejemplos de escarmientc-, el ánimo halla sendas abiertas para la osadía, las cuales -si una vez han sido trilladas-no hay amenaza de ningún castigo que baste a remover (o disuadir) el segundo intento, o sea la renovada ambición de la misma hazaña.

que inteno baste a remover segundo, (segunda ambición, digo). Ni el panteón profundo -cerúlea tumba a su infeliz ceniza=-,

50

796 Ni el panteón profundo que halló Faetonte al despeñarse en las aguas del Po, -sepulcro azul de sus despojos ya calcinados-, ni el rayo vengador con el que [úpiter derribó a aquél mismo, o aquéllos otros

51

ni el vengativo rayo fulminante 800

mueve, por más que avisa, al ánimo arrogante que, el vivir despreciando, determina su nombre eternizar en su ruina. Tipo es, antes, modelo: ejemplar pernicioso que alas engendra

a repetido

vuelo,

del ánimo ambicioso que --del

mismo terror haciendo

halago

que al valor lisonjea-, las glorias deletrea 810

entre los caracteres del estrago.

o

el castigo jamás se publicara,

porque nunca el delito se intentara: político silencio antes rompiera los autos del proceso, --circunspecto

esradisra-s-;

o en fingida ignorancia simulara, o con secreta pena castigara el insolente exceso, sin que a popular vista 820

on los que aplacó a los gigantes ávidos de escalar el ~Jirnpo, no logran conmover, por más que le advierten SU terneridad, al ánimo arrogante que, despreciando el vivir, resuelve eternizar su nombre en su ruina. Cualquiera de esas ca.t~strofes, ~r el contrario, es más bien un ejemplo perniCIOSO,un tipo y modelo, que engendra nuevas alas para que repita aquellos vuelos el ánimo ambicioso, que --convirtiendo el terror mismo en un nuevo halago que lisonjea a la valentía, por la fascinación del peligro-, deletrea las glorias que conquistará si vence tamaño riesgo, entre los caracteres de la tragedia, (en cuyos rasgos, como en otras tantas letras, parecería que no debiera leerse sino el escarmiento).

el ejemplar nocivo propusiera: que del mayor delito la malicia peligra en la noticia, contagio dilatado trascendiendo; porque singular culpa sólo siendo, dejara más remota a lo ignorado su ejecución, que no a lo escarmentado.

32

811 ¡Ojalá, pues, que -en semejantes audaciasjamás se publicara su castigo, para que nunca volviera a inrentarse la misma culpable temeridad; sino que, por el contrario, un político (o prudente) silencio -como discreto gobernanterompiera los autos y memorias de tal proceso; o bien disimulara, en fingida ignorancia, cual cerrando los ojos a esa especie de crímenes; o (a no poder dejados impunes), sólo secretamente castigara tales excesos de la petulancia, sin exhibir a las miradas del pueblo su ejemplo nocivo! la maldad, en efecto, de los extraordinarios delitos, resulta peligrosa en su divulgación, de la que puede trascender un dilatado contagio; mientras que, -siendo culpa sólo individual, y no publicándose-, su reiteración será mucho más remota o improbable entre quienes la ignoren, que no entre quienes hayan recibido su noticia y la de su castigo dizque para quedar escarmentados ...

53

830

850

860

Mas mientras entre escollos zozobraba confusa la elección, sirtes tocando de imposibles, en cuantos intentaba rumbos seguir, -no hallando materia en que cebarse el calor ya, pues su templada llama (llama al fin, aunque más templada sea, que si su activa emplea operación, consume, si no inflama) sin poder excusarse había lema mente el manjar trasformado, propia substancia de la ajena haciendo: y el que hervor resultaba bullicioso de la unión entre el húmedo y ardiente, en el maravilloso natural vaso, había ya cesado (falcando el medio), y consiguienremente los que de él ascendiendo soporíferos, húmedos vapores el trono racional embarazaban (desde donde a los miembros derramaban dulce entorpecimiento), a los suaves ardores del calor consumidos, las cadenas del sueño desataban: y la falta sintiendo de alimento los miembros extenuados, del descanso cansados, ni del todo despiertos ni dormidos, muestras de apetecer el movimiento con tardos esperezos ya daban, extendiendo los nervios, poco a poco, entumecidos, y los cansados huesos 54

"l. El 827

Despertar Humano Pero entre

tanto,

-mientras

que

la elección

de mi Intelecto zozobraba confusa, entre los escollos de estaS decisiones contrarias,

tocando

sirtes

o arrecifes

de imposibles en cuantos rumbos intentaba el "calor natural", cebarse, -pues

no encontrando

su templada

llama

materia

en que

(que es llama, al

fin, por moderada que sea), inevitablemente SU

seguir-,

consume

pábulo, y aun podríamos decir que lo quema, siem-

pre que ejercita su actividad-,

ya había lentamente

transformado los manjares, convirtiendo en suya propia aquella ajena substancia;

y el bullicioso

hervor

que

resultaba del encuentro del "húmedo radical" y de aquel ardiente "calor': había ya cesado, al faltarles el medio, (o sea, el alimento),

en el maravilloso

vaso natural

del Estómago; y consiguientemente, los húmedos vapores soporíferos --que subiendo trono racional, el Cerebro,

de este, embarazaban el desde donde derramaban

a los miembros el dulce entorpecimiento--,

consumidos

ahora por los suaves ardores del calor, iban ya desatando las cadenas del Sueño. Sintiendo, pues, la falta de nutrición, los extenuados canso-,

miembros,

---cansados del des-

ni del todo despiertos ni dormidos del todo,

con tardos esperezos daban ya muestras de querer moverse, extendiendo poco a poco -todavía

medio invo-

luntariamente--

y volviendo

los nervios entumecidos,

de un lado a otro los huesos fatigados por la misma fija postura.

55

870

880

890

(aun sin entero arbitrio de su dueño) volviendo al otro lado--, a cobrar empezaron los sentidos, dulcemente impedidos del natural beleño, su operación, los ojos entreabriendo. y del cerebro, ya desocupado, las fantasmas huyeron y ---como de vapor leve formadas-en fácil humo, en viento convertidas, su forma resolvieron. AsÍ" linterna mágica, pintadas representa fingidas en la blanca pared varias figuras, de la sombra no menos ayudadas que de la luz: que en trémulos reflejos los competentes lejos guardando de la docta perspectiva, en sus ciertas mensuras de varias experiencias aprobadas, la sombra fugitiva, que en el mismo esplendor se desvanece, cuerpo finge formado, de todas dimensiones adornado, cuando aun ser superficie no merece. En tanto el Padre de la Luz ardiente, de acercarse al Oriente ya el término prefijo conocía, y al antípoda opuesto despedía con transmonrantes rayos: que ---de su luz en trémulos desmayasen el punto hace mismo su Occidente, que nuestro Oriente ilustra luminoso. Pero de Venus, antes, el hermoso apacible lucero

56

864 Entreabriendo

después los ojos, dulcemente

pedidos hasta entonces por el beleño natural, los sentidos empezaron

im-

(o soporífico)

a recobrar sus opera-

ciones; y del Cerebro, que así se vió ya libre y desocupado, huyeron los fantasmas, -las nocturnas de la fantasía-, como si hubieran

representaciones

desvaneciéndose

su forma

estado hechos de un ligero vapor

y se trocaran en humo

fugaz y en aire invisible ...

Tal, así, la Linterna Mágica, ayudadas no menos por la sombra que por la luz, representa

pintadas

varias

figuras, simuladas en la blanca pared; y -guardando en sus temblorosos reflejos las debidas distancias de la doctaperspectiva, según sus ciertas medidas confirmadas por reiterados

experimentos--,

a la sombra fugitiva,

que se desvanece en la claridad, la finge un cuerpo formado, dándole

la apariencia

de un volumen con-

sistente, adornado de todas las dimensiones,

por más

que ni siquiera sea una real superficie.

XII.

El Triunfo

del Día

887 En tamo, el Sol, -engendrador

ardiente

de la

luz-, reconocía ya próximo el término prefijado para acercarseal Oriente

(de nuestra longitud),

pedía de nuestros opuestos

Antípodas

y se des.

con sus rayos

crepusculares,puesto que para ellos hace su Occidente -COn

trémulos

mismo en que

desmayos ilumina

de su luznuestro

en el punto

horizonte

Oriental.

Antes,empero, la hermosa y apacible estrella de Venus,

57

900

910

rompió el albor primero, y del viejo Tithón la bella esposa -amazona de luces mil vestida, contra la noche armada, hermosa si atrevida, valiente aunque llorosa-, su frente mostró hermosa de matutinas luces coronada, aunque tierno preludio, ya animoso, del Planeta fogoso, que venía las tropas reclutando de bisoñas vislumbres, -las más robustas, veteranas lumbres para la retaguardia reservando-, contra la que, tirana usurpadora del imperio del día, negro laurel de sombras mil ceñía y con nocturno cetro pavoroso las sombras gobernaba, de quien aun ella misma se espantaba.

920

930

Pero apenas la bella precursora signífera del Sol, el luminoso en el Oriente rrernoló estandarte, tocando al arma todos los süaves si bélicos clarines de las aves, (diestros, aunque sin arte, trompetas sonorosos), cuando, --como tirana al fin, cobarde, de recelos medrosos embarazada, bien que hacer alarde intentó de sus fuerzas, oponiendo de su funesta capa los reparos, breves en ella de los tajos claros heridas recibiendo, (bien que mal satisfecho su denuedo, 58

.-el Lucero matutino-,

rompió en su primer

albor;

y la Aurora, la bella esposa del viejo Tirhón,

-tal

como una Amazona vestida de mil luces, armada en guerra contra la Noche, y a un mismo tiempo hermosa y atrevida, y valiente aunque llorosa (por su rocío)-, mosrró su gallarda frente, coronada de fulgores matutinos: tierno preludio, pero ya animoso, del llameante Planeta, el Sol, que venía reclurando bisoñas ( o nuevas)

vislumbres,

sus tropas de

y reservando

retaguardia otras luces más veteranas

a la

y fuertes, para

lanzarse ya al asalto contra la Noche, que -Tirana usurpadora del imperio del DíaI

ostentaba por corona

el negro laurel de miles de sombras, y con nocturno Cetro pavoroso regía las tinieblas, que aun a ella propia le infundían terror.

917 Pero apenas la bella precursora y abanderada de Sol,-la

misma Aurora, como su adalid y su alférez-,

tremoló

en el Oriente

su luminoso pendón,

tocando

al arma todos los bélicos y a la par dulces clarines de las Aves, --diestros, trompeteros sonoros-, todos los tiranos -aunque

por más que no enseñados, cuando la Noche, cobarde como

y perturbada

de medrosos recelos,

intentó alardear de su fuerza, escuchándose

en su lúgubre

capa, y recibiendo

en ella las breves

heridas de las fúlgidas estacadas de la Luz, si bien este su valor fue sólo un burdo pretexto de su cebardía-,

conociendo

su débil 59

resistencia

y

confiando

9~0

pretextO mal formado fué. del miedo, su débil resistencia conoclendo)-, a la fuga ya CAsi cometiendo más que a la fuerza, el medio de salvarse, ronca tOCÓbocina a recoger los negros escuadrones para poder en orden retirarse, cuando de más vecina plenitud de reflejos fué asaltada, que la punta rayó más encumbrada de los del Mundo erguidos rorreones,

• la fuga su salvación, tocó su ronca bocina (o cuerno) para recoger sus negros escuadrones y así poder retirarse en orden, al tiempo lIlás

en que se vió asaltada por una

vecina plenitud de reflejos, que rayó la punta más

encumbrada de los erguidos torreones del Mundo, que son los Montes. 943 llegó el Sol, en efecto, cerrando el giro de oro que esculpió sobre el azul zafiro del Cielo, formado por mil veces mil puntos y por mil flujos o raudales

950

llegó, en efecto, el Sol cerrando ~l giro que esculpió de oro sobre azul zafiro: de mil multiplicados mil veces puntos, flujos mil dorados -líneas, digo, de luz clara-, salían de su circunferencia luminosa, pautando al Cielo la cerúlea plana; y a la que antes funesta fué tirar;u de su imperio, atropadas embestlan: que sin concierto huyendo presurosa --en sus mismos horrores tropezandosu sombra iba pisando, y llegar al Ocaso pretendía con el (sin orden ya) desbaratado ejército de sombras, acosado de la luz que el alcance le seguía.

dorados. Líneas, digo, de clara luz, salían de / su circunferencia luminosa,

pautándole

960

60

su

plana azul (o sea, llenándolo todo, como las "pautas" en toda la extensión

de una hoja de papel rayado);

y embestían, arropadas, a la que poco antes fué Tirana funesta de su Imperio, la cual, huyendo mente en su precipitación, bra, tropezando

desordenada-

iba pisando su propia som-

en sus mismos horrores,

y pretendía

llegar al Occidente con su desbaratado -y ya caóticoejército de tinieblas, acosado por la Luz, que le iba al alcance. 958 La fugitiva carrera de la Noche, consiguió al fin, la vista del Ocaso, --esto

Consiguió, al fin, la vista del Ocaso el fugitivo paso, y ~n su mismo despeño re:?brada esforzando el aliento en la ruina+, en la mitad del globo que ha dejado el Sol desamparada,

al firmamento

horizonte Occidental-;

es, llegar al borde de nuestro y recobrada

(o vuelta a sus

bríos) en su mismo despeñarse hacia el otro lado, -y esforzando su

aliento

por

la rabia

misma

de

su

derrota-, determina, rebelde por segunda vez, coronarse Reina en esa otra mitad del globo terrestre que el Sol

61

1170

9i5

segunda vez rebelde determina mirarse coronada, mientras nuestro Hemisferio la dorada ilustraba del Sol madeja hermosa, que con luz judiciosa de orden distributivo, repartiendo a las cosas visibles sus colores iba, y restituyendo entera a los sentidos exteriores su operación, quedando a luz más cierta el mundo iluminado y yo despierta.

62

acaba de dejar desamparada. Mas ya, en esto, ilustraba a nuestro Hemisferio

la hermosa y áurea melena del

mismo Sol: el cual, -con

justa luz, fiel al orden dis-

tributivo, que da a cada quién lo suyo--, tiendo sus respectivos

íbales repar-

colores a las cosas visibles y

restituyéndoles entera su actividad a los sentidos externos, quedando así --con

una luz más cierta que la de la

Aurora y del Sueño-s- iluminado el Cosmos a nuestros ojos, y yo despierta.

63

NOTAS TEXTUALES REIMPRESIONES

MODERNAS

ERMILO ABRÉU GÓMEZ: "Edición Crítica" del Sueño, en rev. "Contemporáneos" Méx. 1928, os. 3 y 4. (Abr. Crít.); luego, en "Poesías Selectas", Botas, 1940, y en "Poesías Completas", Botas, 1941, (texto idéntico en estas dos: Abr., P.), con extraño retroceso sobre 1928. Su "ed, cr it.", no traía las inexactas lecciones (o erratas) de los vv. 34 ("inflama"), 66 ("asombrosa", por "asombrada"), 68 ("suelo", por "sueño") , 72 ("de los miembros", con ese "de" que mata al verso), 191 ("igual que", por "igual con"), 257 ("no sólo empañaba", por "no sólo no" ... "), 263 ("gravó" y "guardó", por "grabó" y "guarda"), 290 ("presentaba" por "representaba"), 395 ("pescada" por "pesada"), 431 ("lo más", por "la más"), 462 ("de fuerzas", por "que" ... ), 515 ("firme ejerciten", por "firmes" ... ), 544 ("así" por "a sí"), 549 ("informa" por "informe"), 570 ("astilla o astilla", por "a"), 580-1 ("viene" por "vienen", y "las artificiosas" por "las que" ... ), 612 ("pasado" por "pesado"), 622 ("sino más" por "si no"), 628 ("fértiles maternales", por "fértiles pechos maternales"), 646 ("lúcida" por "lucida"), 669 ("la más", por "las demás"), 683 ("cielo", por "suelo"), 715 ("embages", por "ambages"), 745 ("que

colora", por "que la" ... ), 758 ("símido", por "tímido"), 764 ("de las espaldas", 'por "da" ... ), 839 ("hacienda", por "haciendo"), 876 ("ayudaba", por "ayudada"), 924 ("tirano", por "tirana"), 962 ("de la ruina", por "en la" ... ), etc. Ni omitía la modernización de los vv. 6 y

67

181 381 558

("esemptas"), 575 ("asumpros"), 406 ("trasumpta"), ("hieroglíficos"), 725 ("hierarchía"), ó 496, 541 Y ("objccro"); ni cortaba muchos períodos indivisibles

con puntos tras los vv. 165, 172, 272, 632, 707 ó 769. Sólo incurría ya entonces, -eso sí-, en las alteradas lecciones de los vv. 51-2, 55,772,929, (los "trajes claros", por

"tajos"

...

),

y pocas

más.

Mucho mejor, KARL VOSSLER: "Die Welt in Traum" Berlín 1941, (V.): estudio y traducción alemana en igual número y género de versos; y "ed. crítica", del texto original. Pero aun allí fuera de discutibles variantes, hay muchos nítidos errores o lapsus. Así, "volver, y sus telas", (matando el v. 40); "ex pierto" (v. 104), "O de la Ma($1Ín modernizar ese "Oh", .. , v. 141); "Pto(v. 345), "hieroglíficos" (381), "perezcan" por "parezcan" (420), "espera" (por "Espbera": esfera, 428): la total omisión de un verso (nuestro 444); "de lo osado" (por "del osado", 454): "el atrevido" (con ese "el", sujestad",

(66 y 68), "no sólo empañaba" (257), "gravó" (263) "hieroglíficos" (381), "pescada" (395), "de fuerzas" (462): ufirme" (515), ufío" (561), cCo astilla" (570), "asumpto" (577), "viene" y "las artificiosas" (580-1), "de él-del" (597); "pasado" (612); "sino" (622); "hierarquia" (624) "cielo" (683); "embages" (715); "ayudaba" (876); etc.: hasta en sus acentos de "Alcídes" (396 y 775), "árduo" (607), "supérfluo" (637); o en "explendor" (883), "de él oído" (por "del oído", v. 25) ... A lo cual, aún se añaden erratas propias: "y la lengua torpe, enmudecía" (por "que torpe" . .. v. 232); "menéficas proezas" (por "ménficas" 352), "confiantes" (por "confinantes" 372), "Jonante" (po; "Tonante", 393, "risicler" (748), o "que singular" (por "porque" ... , 824.) etc.

lerneos"

y nocivo, 464); "no, más" ... , (por "no más" o "nom ás"; 491); "al que usurpado" (por "al que ha usur-

perfluo

FUENTES

ANTIGUAS

EDICIONES ANTIGUAS COMPARADAS: t. 11, 1692, Sevilla, pp. 2.47-76, (S); 1693, Barcel., pp. 171-200, (B); 1715, Madnd, 171-200. (M 1); 1725, Madr., 158-183. (M 2).

pado", 495); "participió" (por "participó", 695); "porqué" (en lugar de "por qué": 731, 733, 736); "compren, derlo", (donde el verso exige no derlo", 769). Deja sin reparar "ignorantes" (por "integrantes", mado" 546); "en lid" (por "en

modernizar

492); "clamado" (por "calla lid", 783); "ilustre" (por

"ilustra", 894); "envest ian" (por "embestían", 951); Ó "repitiendo" (por "repartiendo", 970). y atribuye inexactamente alguna variante a tal o cual lee así: vgr. v. 451: "pensiles. S.", debe ser: "perfiles"); "sombra. S", "sobra")

edición (donde (donde

en que no se se lee, corno se lee bien:

.

La "Colección

de Escritores

Mexicanos"

de Porrúa,

(Di-

rector inicial: JOAQuíN RAMÍREZ CABAÑAS), se inauguró con las "Poesías Líricas" de Sor J., no pretendiendo "ediciones crí tic as", pero sí "limpias" y de "texto correcto y fiel" .. · Mas en el "Sue-ño", casi en todo sigue servilmente a Abt-, P. c.: "esernptas" (6 y 181), Nictímene (27), "sino inflama" (34), "el agorero" (55), "asombrosa" y "suelo"

68

JUSTIFICACIÓN

ese "comprehen-

viejas erratas evidentísimas:

DE LECCIONES

-T:;ul~: a~uí (S. y M 2.): "intituló y compuso" V.: lntitulá y compúsolo" ... ; Abr.; "tituló y compuso" --11. 9:

"vaporoso"

; .

por "pavorosa"

(M 1 Y M 2 Y Rz. Cab.),

(S.yB.). --11. 17:

erratas

"empeñaba"

(M

o pseudocorrecciones

1) o "em preiiaba" absurdas,

por

(M 2):

"empañaba"

claras

(S.

y B.). --11. 19: omitido

en M 2.

-v.: 2~ / : "V'IC t-imene "B( ): err.: y notar la grafía de

acechar",

(o espiar,

atisbar);

no de "asechar"

"azecha": (insidiar).

-v. 34: Abr. P. y Rz. Cab.: "sino inflama"; pero S. y M 2 (y V. y Abr. Crít.): "si 110 injama", con el evidente contexto.

69

-v. 220: --¡".

46:

M

MI,

erro (y Aor.

Cr.):

"aitivo", por "activo".

"asadas", por "aladas".

crr.:

2,

235: S., M 1 Y M 2 (y Abr. Crít.): "centrífica" probable errata, por "científica" (B), que preferimos,

-1/.

-v. 51-2: Abr. éste

es el complemento

directo

--1/.

guión

ante

y Rz. Cab., con sólo B.: "el dativo, o sea "indicio para

55: Abr. (P. y Críc) agorero"; errata por "al", --1/.

el agorero"

"alas"; pero de "les dio" ...

(P. y Cri t.}, pone

...

56: M

"la canora", omitiendo

err.:

1,

en indispensable

"no" ... --1/.

58:

Abr.

y Rz.

"longas"; que preferimos: "long os" ...

V.:

pero

, P. y Cr it., y Rz. anota: "De Almón, Lara, que reveló a Juno el secreto de los con Jururna" ... Pero esto (y su refe-

a Ouidio, Fast.,

a nuestro

599 ss.}, no se ve cómo venga

propósito.

"Alcione", aunque

Vossler: siete

II, v.

personajes

femeninos

greco-romana: Leipzig,

(cfr.

1884,

el

perplejo:

de

tal

249-251).

Pero

"Hay

nombre

"Lexikon"

de -se

no menos

en W.

la mitología H.

objeta

él mismo-,

hombres

y que luego ella misma se trocara en pez ... Mas evidentemente carece de sentido: ¿influiría la anacon Almona

(pesquería

en peces a los

de sábalos)

...

?" (pp.

109-110). Para

nosotros,

en nuestras

Notas

-ll.

258:

"empeñaba",

M 1, err.:

B.: "csrirnava",

-v.

269: M 2, err.: exige el verso. --1/. 334:

-v. 345: meos", -1'.

360:

crr.,

por

"veían",

en

M 2: "estorbando", V.

(con

B., err.:

por

err.,

"estimativa". lugar

"mudar",

por

"vlan"

del

que

por "esjorzando",

"Ptolemeos";

~I 2):

"empaiíaba".

pero

S.: "Ptbolo:

"mirar".

Rcschers,

era una Encantadora

Almone,

que convirtiera

de

ninguna

logia verbal

-t1• 249: Todos: "necio la expuso" ... Corregimos "lo", según el sentido: "el manjar ... , pagando la piedad o temeridad que lo expuso necio"... (O podría dejarse "la", refiriéndolo a "substancia"; pero entonces, poniendo "necia", para concordar, si bien ambiguamente, con ella o con "piedad" ... ).

-v. 257:

-v. 94: S., B., M 1 Y M 2 (y Abr. Cab.): "Almone"; y Abr. P. y Crít.,

rencia

"Alcione" es la lección indudable; y cfr. llustratiuas su aclaración rnitológica.

--1/.415:

B., err.:

"dolorosas" ...

420: V. (con B.): "perezcan"; pero S., M 1 Y M 2 (y Abr. y Rz. Cab.) : '·;Jarc=:car¡",según el evidente contexto.

-11•

440: Todos: "antojos"; pero con evidente significado de "anteojos", que en aquella forma se escribía en lo antiguo. Pero aquí, (aun haciendo algo duro el verso), lo rnoderruzamos.

--11.

444: Vossler omite este verso: "de que interpuesto algún así está en todos los textos, desde S.); Con lo cual, de aquí cn adelante, toda su numeración se retrasa en un verso ... Tan sólo en su Postscriptum de la p. 117 lo anota, con alusión al texto de Abréu.

--1;.

"acierto",

--1/.

103:

B., err.:

-v.

107:

11

-l'.

138:

M 2, err.:

_1'.

163:

M

-v. 213:

1,

1

er r.: omite

err.:

por

"al cierto".

objeto cele", (que

"vulgo",

"rontin uando",

por "continuado".

-ti.

"al ojicio", por "ya al ocio".

M 1 Y M 2, err.:

"componiendo",

por

"compri-

450:

Aquí,

y en casos análogos,

conservamos

la grafía

"comprcbender", no por la métrica (que mejor pediría "comprender"), sino por su sentido más latino dc "abarcar" ...

miendo".

70

;

con

S., M 2, (y

Cab.):

padre de la ninfa amores de Júpiter

v.

...

71

-v. 451:

err.,

"sombra",

B.:

por

"sobra".

--'!l. 464: V., entre paréntesis cuadrado intercala: "el Confiado antes [el] atrevido" ... Pero este endecasílabo (COI; [a diéresis que de todos modos exige, y sin hacer sinalefa en "antes"), suena perfecto: "el con-fi-a-do-án-res, atre,

vido" ... ; y esa intercalación no sólo huelga, sino que daña, dislocando un acento: "el-con-fi-a-doan-tés, el-atre-vido" ...

-v. 490: Abr.

S. a M

De

Crít.),

"perficionantes"; pero (con V. y "perfeccionantes" ...

2:

modernizamos:

-v. 491: B. : "más", err., por "no más"; y V. omite el acento y divide con una coma: "a su ornato. no, mes pertenecientes", contra el ritmo y contra el sentido, (que es el de "nom ás": solamente). --'!l.

492:

S. a M

De

2

"ignorantes" ... ; pero partes inte-

(y todos):

por "integrantes" ... : las a las sólo "perfeccionantes"

es obvia

la errata grantes, contrapuestas

u ornamen-

tales ...

B., (y V. y Abr. P. S. y P. C.): ':clamado"; "calmado" (S.), con Abr. Cr it., y con

_¡'.

546:

pero

preferimos:

el claro

-v.

contexto.

554:

"convenidas", por ("combinadas",

B., err.:

"convinadas")

escrito

--'!l.

570: B., err.:

--'!l.

597:

"estilla", por "astilla".

V. y Abr.:

"de él, del entendimiento"

... ; (y

Abr. Cr ir., y Rz. Cab., con guiones: "de él-del" ',: .). Mas el sentido exige: "del del" ... ; «obligado del (o por el") limitado vigor del entendimiento» ... ; y huelga la coma en "de el, del" (B), o "del, de el" (S. Y M 2). --11.

622:

--'!l.

627: Todos:

tis", (Cfr. 631:

Abr.:

Notas De

--'!l.

"nutrirnierito", Acad.

-"11.

menor

"sino más. desvalido", "Themis";

pero lo creemos

Ilustrativas,

aquí,

S. a M 2 (y V.): (que

. DI

.

(por

.

siquiera

Esp.).

72

"si

no" ... ).

err., por "The-

p. 95 Y 96).

"nutrimento"; consta

en e

l Dice

sólo Abr.: de la R.

.

649: B. y M 2: "pueden"; criatura ...

---t'. 674: Abr.: "su terno Autor" S., M 2, (y V.): "Eterno",

(S.).: la

erro por "puede"

que

preferiríamos;

pero

699: V: "¡O, aunque repetida" ... (por «¡Oh!» ... ). -S. y M 2 (y Abr. P. S. y P. C.): "unión sería. ¡Oh, aunque tan repetida ... !" Mas omitimos el "tan" (con V., Abr. Crít. y Rz. Cab.), para evitar el verso durísimo.

--'!l.

-"11.

7':

M

2,

err.:

"que

es más

activo",

(por

"que

el" ... ).

---11. 769: V. y Abr. "comprenderlo, o mal, o nunca, o tarde" ... ; pero el verso exige silabear "com-pre-Lcn-der-ls", (a diferencia de los vv. 450,595, erc.) , y así, aun por esto solo, prohibe tal modernización. ---11.772: B.: "incomparable peso", (y así V. y Abr. Crít.); pero mucho mejor: "incom port able"; (S., M 1 Y M 2, corno Abr. P. S. y P. C.).

B. (y V.): "poderosa"; pero mucho (S., M 1 Y M 2, corno Abr.).

---11. 778:

derosa'

.

"trae", (que en todo "trahe" ... ); mas pre-

-"11. 635: B. (y V. y Abr. Crít.): caso, convendría escribir a la latina: ferimos: "atrae" (S. y M 2).

mejor:

---11.783: B., erro (y V.): "en lid", (por "en la lid": exige el verso y consta en S., M 1 Y M 2).

-v. 794: S., B., M pero el sentido

1, M 2, (y Abr.

exige:

"remover";

y Rz. Cab.): (y así V.).

"poncomo

"renouar";

-v. 811: se podría dudar si en ese "o el castigo" ... deba ponerse: "jOh ... !"; mas optamos por dejarlo intacto, (corno V. y Abr.). -v. 824: S., M 1 Y M 2 (y así Abr.): "que singular sólo siendo" ... Mas B. (y V.): "porque" ... ; y exige el endecasílabo.

culpa así lo

-v. 839: M 2 (y Abr. no crít.): "hacienda"; pero el "haciendo" no sólo prevalece en los textos (S., B., y M l.),

73

sino cuadra mejor al contexto, y aunque algo distante, rima con "ascendiendo" (v. 845). 870-1 Y 876: Todos: "formada" y "conuertido", (refiriéndose a "su forma"), y "ayudada" (concordando Con la "linterna" ... ). Pero la consonancia con "pintadas", "fingidas" y "aprobadas", exige "formadas", "convertidas" y "ayudadas", (refiriendo las dos primeras voces a "las fantasmas", y la tercera a "figuras" ... ).

--11.

--11.

892: B., err.:

"que de luz",

894: V. (con B): "ilustre": Y así Abr.) .

--11.

(por: "que de su luz"). erro por "ilustra"

(S., M

898: S., B. Y M 2 (y Abr.): ~'Titán"; pero restituimos con V.: "Titbon", (el esposo de la Aurora, de quien se trata) .

-ti.

917:

--11.

929: Abr. (también Crít.):

ILUSTRATIVAS

-Título: "Primero Sueño": cfr. "Soledad Primera" y "S. Segunda". ¿Sería tal adjetivo de Sor J., que planeara otros? En la Resp, a Sor Eilotea, ella sólo escribe: "un papelillo que llaman el Sueño" ... 1: cfr. Quevedo, son. (Astrana, p. 50): "¿No ves piramidal y sin sosiego / en esta vela arder inquieta llama?" ...

-1/.

B., err.: "percusora" ...

--11.

NOTAS

2,

"trajes claros", (por "ta-

jos" ... ). --11.

945:

M

2,

err.:

"de multiplicados",

(omitiendo:

"de

mil" ... ). --11.

951:

bestían",

V.: "envestl an" ... Pero evidentemente es: "em(S., M 2. Y Abr. c-u.i.:

--11. 964: V. y Abr. (con S. y M 2): "desamparado"; mas corregimos: "desamparada", (la otra "mitad" ... ).

970: B. (y V.): "repitiendo"; tiendo", (S., M 1 Y M 2 Y Abr.). --11.

clara erro por "repar-

972: V., S. y 11 2.: "iba, y restituyendo", Abr. y Rz. Cabañas omiten la "y" ... ).

--11.

(aunque

-Tan a menudo retocamos la puntuación, para el mejor relieve de los períodos y sus matices, que prescindimos de razonar cada una de sus minucias. Sólo rogamos que se nos perdone la "extravagancia" de UIl nuevo signo ortográficO ( ::), indispensable para ciertas articulaciones mayores de la oración, donde ni bastarían los simples "dos puntos" o "punto y coma", ni cabe el "punto" que cercenaría la continuidad del período gramatical.

74

--1'. 4: "escalar pretendiendo

II,

V.

13:

"escalar

las estrellas"; cfr. GÓng., Sol. pretendiendo el monte en vano" ...

-1/. 6 (y 181): "exentas": libres ... ; cfr. "La Araucana" de Ercilla, 1, oct. 47: "Esta soberbia gente libertada ... , siempre fué exenta, indómita, temida,! de leyes libre y de cerv.iz erguid.a" ... ; y Tirso, "El Burlador de Sevilla", J. l. pmta a Tisbea, primero, "sola, de Amor exenta" ... ; y Ceruantes, "Viaje al Parnaso ", IV: "Tuve, tengo y tendré lospensamientos ... / de toda adulación libres y exentos" ...

i

-1'. 8: ese "le intimaba", debía en rigor ser "les", (a "las luces" ... ); pero Sor f., así escribió a menudo: cfr. vgr., sus romances "Finjamos que soy feliz", v . 144 ("tanto le usurpo a los años" ... ), o "Ya que para despedirrne" ... , V. 63, y "Vísperas son felices" ... , vv . 53 Y 70. -y Cuervo ("Apuntaciones Crít. al Leng. Bogotano", VIII, n. 309), aun llamando "corruptela" a este "uso de le por les" lo señala en áureos hablist as: "Pena que justamente le e~ debida / a sus continuos y nefandos vicios" (Cervantcs Trato de Arge1., J. IV): "y débale a mis números el mundo';

75

,

(GÓng., Paneg. al Duque de Lerma); o "Esto le importa a las venganzas mías" (Mareta, El Lic. Vidriera). y tras otros ejemplos de Quevedo, Melo, Juan de la Cueva, Meléndez Lista, Fernán Caba!Iero, (y Camoens, en portugués), con, duye Cuervo que "enrre los hechos que los gramáticas cal], fican de errores, pocos hay que sean más geniales de nuestra lengua" ... 12: cfr. Gong., Sol. 1, 99: los ciclos lel sublime edificio" ...

"Al cóncavo ajustando de -Aquí, la sombra llegaba de la Luna", (el primero cuyo centro ocupaba la

hasta "el cóncavo" de "la esfera de los "once cielos" concéntricos,

tierra, en el sistema de T olomeo); mas no pasaba al otro lado de esa bóveda, y así, no llegaba a su "convexo" ... Según Ceruantcs, "Viaje al Parnaso", 1, los poetas (que viven en la luna, o fuera de este mundo), "sobre el convexo

de las esjeras" ...

13: Diana, o la Luna, de "tres rostros" (sus fases), o "faces". Ovidio, Mctarn., VII, 194, la llama "Triceps Hecate": de tres cabezas .•. Virgílio (Eneida, IV, 511): "Tergenü. nam que He caten, tría uir ginis ora Dian ae" ... : la "triforme" Hécate, que sin perder ese nombre, tenía otros tres, según sus "tres faces": Luna en e! cielo; Diana en la tierra; Proserpina en los infiernos ... -y cfr. Calderón, "Luis Pérez el Gallego", J. III: "Este monte eminente I en quien descansa el orbe de la Luna" ... ; y en "El Mayor Monstruo de! Mundo", J. 1: "Porque viendo que al orbe de la Luna --!l.

I

hoy

empinas

...

Góng., Polif., acr. 2: "infame turba de nocturnas aves, / gimiendo tristes y volando graves" ... ; y Sol. 1, 806-7: "el que más o tar.lo vuela I o infausto gime, Pájaro nocturno" ... -"Al conjuro de las tinieblas sorti--!l.

22-25:

la frente" cfr.

legas, el espacio se le puebla de mitologías" (E. Chávez. p. 111): sobre todo entre los pájaros "que fueron ya tragedias. y son aves", iBocángel, "Fábula de Leandro y Hero", Madrid,

1625,

-r-ír, 27: igual

que

oct. 79).

Nic iimene en el romo

(en de

latín, Sor

76

98): la doncella de Lesbos que profanó el lecho y que trocada en lechuza, "conspectum lucemque fugit, teuebrisqu e pudorem I celat" ... (Ovid., Mctarn. 11, 590-5): "huye la luz, y esconde su vergüenza en las sombras" ...

-11.32: "luciente" (con

--!l.

van

tu '". ··, v. de su padre,

esdrújulo; J.:

pero

aquí

grave:

"Sobre si es atrevi-mien-

"nocturno",

es voz de las más predilectas de Góngora, "canoro", "purpúreo", "crepúsculo" y

"émulo" ... ): cfr. sólo en la Sol. II: vv. 358,475, 608, 620, 815, etc.

577,

596,

34: Gong, (Sol. 1,445), ve al Mar, con los huesos de "infamar, blanqueando, sus arenas" ... -Las asonancias entre diversos consonantes próximos, (como ésta: "infama ... , crasa" ... ), abundan aquí: vv. 56-7, 134-5, -ti.

los náufragos,

143-4, 153-4, 233-5, 318-9, 329-30, 363-4, 499-500,544-6,551-3,589-91,623-4,625-6,612-3,64-4--5,

465-7,

481-2,

677-8,703-4, 744-5, 785-7, 799-801, 819-21, 886-7, 91920,930-1,954-6 Y 957-9; Y llegan a darse entre tres rimas diversas: "coronas, choza dora" (186-6) o "aves, arte, cobarde" (921-4), "ordinario, amado, trabajo" (169-71); y aun entre más: "movimiento, esperezos, extendiendo, dueño, huyeton" (858-86.9). Pero cfr. 10 ya advertido sobre esto en la Introducción.

-v. 36: "el árbol de Minerva" ... : la Oliva. Cfr. el "Neptuno Alegárico", de Sor. J., Lienzo VJI; y Gáng., Sol. 1, 834: "oro le expriman líquido a Minerva" ... -y esa costumbre de las aves nocturnas, fue creencia medieval, con eco todavía en Ant: Machado: "Por un ventanal I entró la lechuza I en la catedral. / San Cristobalón I la quiso espantar / al ver que bebía I del velón de aceite I de Santa María" ... (Apuntes, en "Nuevas Canciones", 1930).

-v. tres

39 Y ss.: "Aquellas ... doncellas tebanas, hijas

deidad de Baco (hijo sus cultos, proseguían

atrevidas de

de Júpiter), sus labores

Minias,

hermanas" ... incrédulas

; las de

la

que en vez de acudir a de tejidos ("oficiosas")

y se entretenían en narrarse "historias diferentes", (las de Píramo y Tisbe, Maree y Venus, etc.) y a las que Baca transformó sus telas en pámpanos y hiedras, y derribó

77

su

casa,

y las trocó a ellas mismas Metam., IV, 1-41 Y 389-415, "Alcíthoe" y "Leucónoe").

en Murciélagos ... nombrando a dos:

(Ovid.,

-v.

44:

cfr.

GÓIIg.,

Sol.

II,

94:

"la

niebla de

disonante

las aves" ...

-v.

También el P. Castro (cfr. infra), llama al Mur"el monstruo alado, Pájaro sin pluma" ... y San lsidoro, "Etymol"., lib. XII, incluye en su cap. VIJ, "De las Aves", a este "volátil y a la vez cuadrúpedo" ... 46:

ciélago

53 Y ss.: "el parlero / ministro de Plutón ... : Ascéla]», delatando que Proserpina se había comido siete granos

-t'.

de granada en el Infierno, la privó de ser restituída a su madre Ceres; y asi mereció que aquélla (hecha para siempre esposa de Plutón y Reina del Erebo) lo rociara con agua del Flegetonte y lo convertiera en Bubo: "ignavus buba, dirum mortalibus amen" ... (Ovid., Met. v, 530-55 O): "el cobarde buho, funesto agüero a los mortales" ... Virgilio anota su "ferale carmen", la voz llorosa del buho, entre los "terribles agüeros" de la noche... (Eneida, IV, 461- 5). Para Góng .• el buho es inseparable del mito de "Ascálafo" (Sol. I, 997): "el deforme fiscal de Proserpina" (rr, 892); "testigo que en prolija / desconfianza, sin dulce hija / y a la Estigia (11,

a la Sicana Diosa / dejó Deidad con bella Esposa" ...

976-9).

55: "canoro", es otro epíteto predilecto de Góng.: en sólo la Sol. 1, ocurre 7 veces, (así como "purpúreo", 6; "nocturno" 5; "esplendor", 4 ... ). Cfr. Dámaso Alonso, "La Lengua Poér. de Góng.",; Madrid, 1935.

57: "Capilla": orfeón

plo ... Carlos

de cantores de un temAsí Sor J., (en su Loa "Al luminoso natal" de II), hace al Viento alardear "de su volante capilla",

cuando Aves"

-v.

"sus

al Sol/la

Capilla

de las

...

64: y anteriores,

J.,

o coro

norabuenas

58: "longas" ...

-v. S.

le da

sin pluma", (el Murciélago), completando, con "el negro graznido" de los Cuervos, aquella "Música infausta" ... (Cfr. Poetas Novobispanos, II, 1943, pp. 169 Y 180). -ti.

67 Y 68:

en el Canto

: las notas desde

m,

octs.

musicales

el 21. 14-15,

78

El

así

llamadas.

P. Feo.

de "La

cfr.

Gáng.,

Sol.

1, 164:

"Sueño

-v.

73-76: "Harpóerates: dios grande del Silencio, como lo llamó S. Agustin, 1. 18, c. 5, De CÍL'. Dei Al que los Egipcios daban la apelación de Harpócrates , veneraban los Griegos con el nombre de Sigalión". " (Sor J.: "Neptuno Alegórico", "Razón de la fábrica"). Y el mismo S. Agustln añade (loe. cit.), que sus estatuas, "con el dedo en los labios, amonestaban al silencio". " ("Digito labiis im prcsso ... , ut silentium [ieret" ... ). Aquí "Harpácrates silencioso" es una de "la Noche";

de gerundios

y ésta,

el sujeto

de toda esa oración

absolutos.

-~'. 77-8: giro análogo en Gáng., Sol. II, 424-5: si no alado, / arpón vibrante" ...

Mara-

"de cuyo,

-v. 80-1: cfr. Gáng., Polif., oct. 22: "Mudo la noche el can, el día dormido, / de cerro en cerro y sombra en sombra yace" ... gO-15 O: esta visión del sueño universal, recuerda indudablemente el clásico himno latino de Estacio "Al Sueño", (Si/¡,'ae, V, 4), trad. por Gabricl Méndez Plancarte (en -¡'o

"Ábside",

XIV,

3, 1950):

de Castro

Octava

le solicitan

pieles blandas" ... ; y Virgilio, en II, 9: "Suadentque cadentia sidera somnos", imitado ya por Quevedo: "las pardas sombras mudas / que el sueño persuadieron a la gente" ...

aposición

-v.

-v.

villa", (el poema guadalupano, escrito por 1670 ó 75, e impreso en Méx., Vda. de Rivera, 1729, que Sor f., alabó, aún Ms., con su Son. "La compuesta de flores Maravilla" ... ), pinta un atardecer en el páramo del Tepeyac, todavía "fúnebre albergue de la Noche", con idénticas alusiones: la lechuza, sedienta de la "i iquida Minerva", (aunque "en vano", par no haber en la cercanía ningún templo); el "Coro anochecido", que guia "Ascálafo"; y "el monstruo alado, pájaro

... Todo en silencio d uermc: calla el ganado todo, calla el ave,

79

callan las fieras; y aun. los montes C'UrvOJ simulan descansar en hondo sueño. Apágase el estruendo de los ríos bramadores ; se ad uerme del océano el fragor, y los mares recostados en las tierras, descansan ... --11. 84-5: cfr. Gon g., Sol. I, 694-5: "Vence la noche, al fin y triunfa mudo I el silencio, aunque breve, del rüido" ... ; ; Calderón, "El Médico de su honra", J. n: "En e! mudo silencio / de la noche, que adoro y reverencio" ...

86: cfr. Qun'cdo, "El Sueño", (parafraseando al mismo Estacio): "Los mares y las olas,... entre sueños ... / y a su modo, también se duerme el río" ... Y allí mismo, en su cúspide: "Yace la vida envuelta en alto olvido; / tan sólo mi gemido / pierde e! respeto a tu silencio santo" ...

--11.

-v. 88: "cerúlea cuna": cfr. Calderón, "La gran Cenobia": "es cuna de zafir, tumba de plata" ... y nuestro v. 797, con lo allí anoto de Góng. 89-92: los proverbialmcnte "mudos peces" (Horado, Odas, rv, 3, cit. en el Ncptuno Alegórico, Razón de la Fábrica), lo eran aquí "dos veces": por su naturaleza y por estar dormidos ...

--11.

-v. 93-6: Alcione, la hermosa hija de Eolo, que metafóricamente había transf~rmado en peces (cautivándolos en las redes de su amor) a sus sencillos amantes, y que luego, esposa de Céix o Ceico, rey de Tracia, se arrojó desde la costa sobre su cadáver náufrago y fue metamorfoscada, igual que él, en Alción o Marri n Pescador, (Odd.; Mer. XI, 710-48). Y cfr. nuestra nota textual sobre la errata de "Almorta" y sobre esta feliz corrección de Vossler. 111-2: del "Rey" de los brutos se fabulaba, en la Edad Media, que ni para dormir cerraba los ojos ... S. Isidoro, Eryrnol., xrr, C. II: "Cum dorrnierit, vigilant oculi" ... ; e Hildeberto Cenomanense, cit. por Vossler, dice en su "PbysiOlogus", Migne, Patro!. Lar. 171, col. 1217: "Er quoties dor--11.

80

mit, sua nunquam. lumina cIaudit" ... Ya aquí Sor l., en "Vills. d N ~~s e avidad" .. Puebla, 1689, dice del Niño-Dios: Au.nque duerma, no crerre los ojos; / que es el León de J~da, / y h~. de estar con los ojos abiertos / quien nace a remar. I ¡DeJenle velar!" ... ; y el Pbro. D. José MariatW de Abare~, en el "Ojo Político", Arco de Méx., al Marqués de las Ama.nlIas, 1756: "Duerme el León, pero no cierra I sus reales. OJos.el su~ño; / duerma el de España, que en ti I sus OJosesran abierros" ... -'/l. 113 Y ss.: Acteón, (no precisamente "Monarca" , h" d d ' pero SI. 1)0 e Ca mo, el Rey de Tebas) , llegó incauto a ver a Dla~a y sus Ninfas "en los blancos estanques del Eurota" (Gong., Sol: l~ 49?), y fue trocado en Ciervo y desgarrado por su propia puna, (Ovid., Mer., nr, 155-2 52). _ Alterna" es, aquí, verbo; usado por Gong., Sol. II, 145-6' "El timón alternar menos seguro / y el báculo más duro": .. N"

129: el Águila". Gong., Sol. I, 28: "de Júpiter el y en el ~olif. llama halcón "e! generoso pájaro", (oct. 2), Y al Águila, "el ave reina" ... (oct. 33).

-1/.

ave";

-'/l. 134: en Gáng., Polif., oct. 33, Galatea, junto a Acis que se finge dormido, "librada en un pie toda, sobre él pende"...

-1/: 135~6: P<~inio consigna, de las Grullas, esa conseja de la ~Iedrecllla: Grues excubias habent, nocturnis temporibus, ~ap~l~um,pede sustinentes, qui laxatus somno et decidens, lndihgentlam coarguat"... (Hist. Nat., x, 23). Todavía Leonardo da Vinci, en su "Volucrario", lo sigue casi a la letra: "Ternienda que su rey perezca por falta de vigilancia, las grullas lo rodean de noche, sosteniendo una piedra en una garra~ a fin de que si el sueño las vence, el ruido que haga la piedra al caer, las despierte" ... (Selección y trad. de E. GarcÍa de Zúñiga, Col. Austral Bs As 1943 P 107) , Y G' . ' .. ,. . . arcilaso, Eg!. II, v. 296 y ss.: "con su mano alzada I ha~lendo la noct,urna c:ntinela, I la grúa" ... Sor J. (¿la ~nmera?) lo aplica al Aguila, en símbolo de la vigilancia InSOmnedel gobernante ... Y mencionemos, -ejemplo de tal tumbo alegórico--, el "Gobierno General Moral y Político,

81

--v.

en las Aves generosas y nobles", de Fr. Andrés Ferrer de Valdecebro, Barcelona, 1696, (aludido por Vossler)._ "Cálculo": lat. por "piedrecilla", (cf. "cálculos hepá ticos"). -Ambos rasgos de zoolog ía fabulosa, (éste de las grullas y el anterior de los leones), ya aparecían en una misma página del Lic. Fco. Lope : de Il bed a: "La Pícara justina", Medina del Campo, 1605 (y Barcelona 1605 y 1640, etcétera), L. hallado

173: "retrato la muerte ... (Cfr.

del contrario de la vida": v. 190 y 10 anoto allí).

imagen

de

--11.179-191:

al "sayal" (la pobreza), opónense la pltrpUra y el brocado. Tal en Gong., Sol 1, 165-6, vemos dormir "al príncipe, entre holandas, / púrpura tiria y milanés brocado" ... --11.

185 de

Y 187: cfr. Gong., Sol.: "pajizo "junco frágil" ... (II, 590).

albergue"

(1,

n, P. II, c. 4: "Hice mi cuenta que aquel pan en la mano le serviría de lo que a las grullas les sirve una piedra que llevan en la suya para sentir si duermen" ... "Las mujeres ... , si dormimos, es a ojo abierto, como leones" ...

-1-'. 190: cfr., el gran soneto de Lu percio Lcouardo de Argensola: "Imagen espantosa de la muerte" ... ; y Qun·edo,

-v.

Silva I "Al / sino por

141: cfr. Qun'edo, "Política de Dios", x: "Reinar es velar. Quien duerme no reina... Rey que duerme ... , es sueño tan malo, que la muerte no 10 quiere por hermano"

_~'.

...

147-50:

"Dárne

siquiera

cfr.

Quevedo

("Silva

10

había

. . . /

que

1"':

lecho / y da el enamorado a su señora desprecía de ti ahora / por robar el directamente--, estacio, anoto aquí al Sueño: "Quizás alguno que en sus amante, a su feliz amada, / en la abomina" -v.

...

151:

en silencio"

(trad.

Sueño"): en

...

blando

... ; / dáme lo que ladrón" ... O -más al v. 80, invocando brazos tiene, / feliz noche profunda, te

de G. M. P.).

"el Conticinio: ...

El

de dormir

(Dice.

hora

de la noche

de la R. Acad.

en que todo está

Esp.,

858),

Sueño"; "Pues no te busco yo por ser descanso, muda imagen de la muerte" ... En el "Diario de Méx.", 9 y 10 de enero de 1808, ha)' una oda "Al Sueño" de "Iknaant" (D. Ramón Quinta1la del A::ebo), con este epígrafe latino: "Eurnenidum frater, metuendaque rnortis imago" ... , y con alguna posible reminiscencia del de Sor J.: "¿Es otra cosa el hombre aletargado / que un fiel retrato de la triste muerte?.. (Mas allí surge "el hórrido Morfeo", con "centelleantes ojos" y "negra frente", que "el opio soñoliento coronaba / con la ardiente amapola entretejido" . " (Reprod. en Antol. del Centenario. de Luis G. Urbina, Pedro Hcnr iquez Ureña y Nicolás Rangel, Méx., 1910, t. 11, pp. 925-9).-La Muerte llama "con igual Pie al alcázar y 21 tugurio"... (H or acio, Odas, 1, 4); y el Sueño,imagen suya también en esto-, "mide con igual t'ara" sayales y brocados ...

1925).

-v.

--11.157-61: "cansa" ... , "bnlan za" ... ; la misma rima de e ó :: con s, en "choza, poderosa" (! 85 -9) "excuse, introduce"

(250-1);

"proezas,

impresas"

(352-3);

rehusa" (765-6), o "empresa, naturaleza" J., en su obra toda, sistemáticamente sigue tradición

de nuestra

poesía

novohispana

"espeluza,

(779-78~). Sor esta. multlsecular

y amencana.

-v. 164: Podría silabearse el verso de dos maneras: "en el fiel infiel", o "en el fiel ¡flfí·el" ... Lo segundo es pref~rible pues "fiel" (de la balanza), substantivo, dista ya mas , imid s del adjetivo latino, "fidelis", cuya consonante suprum a e la que se recuerda

con esa diéresis

de "infiel"

192: Pedro Lain Ent ralgo ("La Antropología ... en Fr. Luis de Granada", Madrid, 1946, p. 139), cita una "Declaración en suma breve de la orgánica y maravillosa composición del microcosmos, o mundo menor, que es el hombre ... , en forma de sueiio o ficción"... (Lobera de Áuila, 1542). Yeso, un "sueño anatómico" y fisiológico,mas ahora principia.

con

aliento

lírico,

hecho

es lo que

aquí

-11.198 Y 202-3: la muerte, sueño eterno; el sueño, "muerte temporal" ... El dormido, "un cad áuer con alma" ... Cfr. "La Cena de Baltasar", de Calderóll:"Baltasar de Babi-

...

83 82

poesía-,

lonia,

/

que

en las lisonjas del sueño, vivo, y vives muerto"

mismo, / mueres que sigue, un lacio", 1905,

/ sepulcro tú de ti ... y del retruécano

eco en Pagaza, son. "A Sor. J." (en su "Hop. 398,): "muerta a sus ojos, a las letras

--v. 210-1:

El corazón,dice el P. Granada, eco de Aris_ "está corno rey en medio de nuestro pecho", y es del "calor de vida" . .. (Introducción del Símbolo

tóteles-, la fuente

de ltl Fe, Salamanca,

15 82. Parte

1, cap.

26).

--v. 212: "con su ... fuelle" ... ; cfr. el P. Grtlntldtl: "ti pulmón, a manera de fuelle, se está siempre abriendo y cerrando", para "refrigerar el corazón" y "disponer el aire que por él entra, para que de él se engendren los espíritus

vitales ••• , los cuales junto

--v. 216: 2:

"juntaba

bello

y las mieses":

como el cristal, casi no tiene sombra ... 227-230: esos "testigos de m ayor excepción", (superiores a toda tacha: "ornni exceptione majores"}; y 1:1 "injormación" que sigue, son términos jurídicos. No en vana, en sus libreros, le pintó Miranda el «Decrctum Grariani», y --f.

vivan ...

arterial,

y en Lugones, "Oda a los ganados

con

se forman de los vapores de la sangre una parte del aire"... (Símb., 1, 26).

"arcaduz": el cristal

de una mano"

acueducto ... Cfr. líquido al humano

Gong., Sol. I, 251/ por el arcaduz

Cabrera el «Jus Civile» ... Ella misma el Digesto, las Pandectas, las Decrerales

baraja, aquí o allá, y todo el Código,

aunque en su romo "Yo, menor de los abiiad as" ... ; proteste sonriendo: "A vos, el susonornbrado, / que no digo el susodicho / porque no lleven resabios / de procesos mis escritos" ... ¿Y qué es toda su Petición Causi dica, sino un "resabio de procesos" aplicado a expresar un acto de contrición ... ? --f

231:

"con no replicar sólo defeudidos" ...

acento "obstruccionista" rítmico de la 6"', igual

Verso con un

en la 5" silaba, que choca con el que los vv. 225, 243, 293, 374,439,

450,530, 543, 824 Y algunos más. Y análogo choque entre la 3" y la 4" de los vv. 35, 104 Y 843; entre la 9'" y la

...

ó

--v.

220-1: los "espiritus vitales", en la hipótesis de Galeno, se formaban del aire inspirado por el pulmón, y de los "vapores" de la sangre, "bajo la acción del calor cardíaco", al que así iban disminuyendo... (Laín Entralgo, p. 172). Esos "espíritus",sin ser estrictamente espirituales, sino

par riculas corpóreas sutil isimas, que "se llegan mucho a la condición y nobleza" de lo espiritual-, eran "los instrumentos más propios e inmediatos" del alma; y esto, así los vitales, "de que el alma se sirve para darnos vida", cuanto los animales (o "psíquicos", que decía Galeno), que "son como unos rayos de luz, mediante los cuales nos da sentido y movimiento" ... (Granada, Simb., 1,27). 225: "que, repetido, no hay robo pequeño" ... Endecasílabo de ritmo ambiguo, susceptible de acenruarse ritmicamente en 1:1 6~ (con énfasis sobre hay), o en la 4~ Y 7~ (cargando la voz en róbo). -En ésta última hipótesis, cÍr.

10" del V. 404.-Pero esto, que a nosotros nos disuena, poco solía advertirse en los siglos de oro. Cfr. Gong., Sol. 1:

por el arcaduz bello de un a mano ... mas los que lograr bien 110 supo Midas con las de su edad corta historias largas y en 10 moderno, otro tan excelente en su oda "A los ganados y las frecuencia mucho mayor: una gravedad de fertilidad la [ecundidad la retribución

--v.

10

anoto al V. 696; y en la otra, 10 advertido mismo ocurre en Gong., Sol. I, 129:

No

a la soberbia

al v. 231. -Lo

está aqui la mentira ... ;

+-«. 235: prosaico. Cíclopes" oficina" (586) .

ritmador mieses",

(66); (444); (515),

CJtC.

como Lugones, lo prodiga con

brusca y categórica ... ; rueda silenciosa ... ; sana de su esfuerzo ; justa de sus obras .

el vocablo "oficina" no siempre fué vulgar y En el latín de Horacio; cfr. las "oficinas de los (Odas, 1, 4); Y en Gáng., Sol. II: "competente (204),

y:

"en

la oficina

85

undosa

de esta playa"

...

-v. 236 Y ss.: La digestión del estómago, por la cual "el manjar comienza a dejar su propia forma y a mudarse en nuestra substancia ... , no se puede hacer sin calor y sin fuego", que proveen el hígado y sobre todo el corazon, "miem_ bro cal!disimo", además de que "todos los miembros, como si tuvieran sentido para conocer que el estómago guisa de comer para todos, ayudan a este cocimiento con su propio calor" . Después, el hígado "atrae a sí todo lo que es de provecho : y recociendo más con su calor natural el manjar, y despidiendo lo menos puro ... , convierte el quilo en sangre nutri., mental" ... ; y al fin, hace "e! repartimiento de la sangre que en él se engendró", siendo "como el despensero de la casa de un gran Señor, que reparte sus raciones y da de comer a todos los de la casa" ... (Granada, ib., 1, 26). 243: graf ia original: "chilo", (hoy aún, "cbyle" en francés, y "cbilo" en ital.; del griego "Cbylás" jugo) : el quilo, "líquido blanco rosáceo que e! intestino delgado secreta de! quirno formado en e! estómago con los alimentos, y que, absorbido por los vasos quiliferos, entra en el canal torá cico para mezclarse con la sangre"... (Dice. Espasa). y cfr. el romo "A vos, Mexicana Musa" ... , del Conde de la Granja, (en la "Fama Póstuma" de Sor ¡.), Ioándo!a por haber apurado o chupado "a Ciencias y Artes la esencia / y a la Erudición el quilo" ... --11.

=

ardor de la llama poco a poco va consumiendo el aceite que la sustenta... Pues lo mismo hace el calor natural en nuestros cuerpos ... , el cual siempre gasta y consume nuestro búmido radical, y por esto conviene restaurar lo que así se gasta, con e! manjar que se come ... ; y porque nunca es tan perfecto 10 que se restaura ... , de aquí viene poco a poco el húrnido radical a perder de su vigor y virtud; y cuando éste de! todo se menoscaba, viene a acabarse juntamente con él la vida" ... (Granada, Símb., I, 25.) --11. 245-51, Y 841: "La causa inmediata de nuestra vida biológica, (dice Lain Entralgo, resumiendo aquella Fisiología), es e! calor natural de! cuerpo. El Calor natural va consumiendo e! húmedo radical, y esta pérdida es parcialmente compensada por la alimentación; mas como la compensación no es perfecta, el cuerpo viviente progresa inexorablemente hacia su muerte" ... --11. 252: cfr. GÓng., Polif., oct. 7: "bóveda de las fraguas de Vulcano" ... : la herrería donde los Ciclopes forjaban los rayos para Júpiter en e! Etna •..

254 Y ss.: cfr. Fr. Luis de Granada: "los bumos de vapores de la comida, como de olla que hierve, suben al celebro ... , y lo cubren como de una niebla oscura, con la cual se impide la operación de aquellas potencias" ... ("Libro de la Oración" ... , ed. Rivad., 122).

--11.

-. 245: "el húmedo radical", en la fisiología de los antiguos, era un "humor linfático, dulce, sutil y balsámico, que daba a las fibras del cuerpo su flexibilidad y elasticidad" ... (Dice. Espasaí.: El "calar natural" del cuerpo, estaba siempre en lucha con ese "húmedo"; y el no vencer aquél, extinguiendo a éste, debíase a la interposición de los alimentos, que le daban pábulo a su fuerza dcstructiva ... Montaña de Monserratc describe tal "húmedo", diciendo que, para vivir, "se requiere que la substancia del corazón tenga en cantidad bastante una humidad subtant ifica viscosa y tenace, la cual en medicina se dice glutcn, que quiere decir cola, porque con ella las partes del corazón están continuadas corno si estuviesen asidas con cola" ... (Anotbomia, Valladolid, 1551, f. 73, cit. por Lain Entralgo, p. 223). "En la lámpara ... , el

-v. 258 -65: Parece tomarse aquí "la estimativa" por el "sentido común", o sea la central interior de los sentidos exteriores, de la que explica el P. Granada: "Los cinco

86

87

256: "los cuatro humores": cfr. el P. Granada: "Los cuatro humores de que están compuestos nuestros cuerpos ... , son sangre, flema, cólera y melancolía" ... (op. cit., 1, 25). O bien, el P. Miguel Godlnez; S. f., "Práctica de la Teología Mística", Sevilla, 1682, lib. VII, c. 6, explicando que "la cólera se hace de la bilis y es seca y caliente ... : la flema ... , es humor húmedo y frío ... ; y la melancolía ..• se hace de las heces de la sangre y así es terrestre, negra, fría y densa" ... '

--11.

sentidos envían por estos niervos las especies e imágenes de las cosas que sintieron, a este sentido común" ... , del cual pasan a "la imaginativa, que las retiene y guarda fielmente" junto con la "memoria" y la "fantasía", que completan estos "sentidos interiores", cuya sede orgánica está en "los sesos" . .. (op. cit., 1, 29).

--v.

263: e! ~iro de la frase, recuerda "solicitó curiosa y guardó avara" ...

--v. 267: de Faros

a Gáng., Sol. II, 186:

e! Faro de Alejandría, -llamado así por la isla en que lo construyó Sóstrato, bajo el celebérrimo

Tolomeo Eiladelfo (s. III a. C.)-, fue una de "las Siete Maravillas del mundo". Medía unos 200 m ts, y tenía en su cúspide una grande hoguera, ante un enorme espejo de vidrio; y de éste, (ya después de su destruccián), los Árabes conquistadores de Egipto, en el s. VII, fantasearon que con él se podían incendiar los barcos a cien millas, y que en él se veía lo que pasaba en Constantinopla, etc. Pero ese espejo mágico, en que se reflejaban todas las naves, etc., claro que nunca fue sino una leyenda. La aplicación de! símil, aquí, y su expresión, recuerda e! comentario de S. Tomás al "De Somuiis", de Aristátelcs: "Simula era, quae a sensibilibus fiunt ... , magis apparent ir. dormiendo quam in vigilando" ... ; y «tal como en e! agua serena se ven más nítidos los reflejos, así durante el sueño recíbense mis íntegras e intactas las imágenes ("simulacra") que los particulares órganos sensitivos envían al sentido común» ... (Op, Omn., ed. Fretré-Vives, París, 1875, t. 24, lect, IV). -y cfr. Sor ¡., "Resp. a Sor. Fil.":"Ni aun el sueño se libró de este continuo movimiento de mi imaginativa; antes suele obrar en él más libre y desembarazada, confiriendo con mayor clarid ad y sosiegc las especies que ha conservado del día: arguyendo, haciendo versos, de que os pudiera hacer un catálogo muy grande, y de algunas razones y delgadezas que he alcanzado -v-t'.

277:

dormida"

"arresgad as",

...

(arriesgadas),

que

dejamos

intacto

por su valor filológico. "Al arcón dice con frecuencia arresgar, y así se ha conservado en América" ... (R. J. Cuervo: "Castellano

Popular

y

Casto

Literario",

88

C.

IV,

en

Obras

l néds., ed. de! P. Félix Resrrepo, Bogotá, 1944, pp. 265-7). Y allí, Sor J. (1, 257): "Su vida arresgó" ... --v.

279:

cfr.

Gáng., Sol. TI: "un

plomo

fIó grave

a un

corcho leve" . .. (~67); Y "sus plomos graves, y sus corchos leves" . " +-Sor ¡., en indudable recuerdo concreto, pero mucho rnás bellamente: "Sus velas leves y sus quillas graves" ... , con materia más poética y añadiendo a la antítesis la aliteración de ves y eles ... "¿Sentís la maravillosa fortuna de este verso, de cristal todo, que con su mitad primera vuela, y con su mitad segunda, ponderosa, en el imaginario lago camina? ... Se asemeja al alma de Sor J.... : milagroso edificio de armonía, de música vuelo y equilibrio" . .. (Ez. Chávez, ob. cit., p. 120). ---Z-'.

287:

"Ba]o

el nombre

de Estrellas,

podemos

entender

a los Ángeles" (S. Jerónimo, ad job, 25). Pero quizá mejor que esas "Inteligencias separadas", matrices de las esferas celestes (Vossler ) , estas "intelectuales estrellas" son aquí los conceptos espirituales, (con algún sabor en tal metáfora, de las platónicas "ideas subsistentes" ... ). -Sor J. parece atribuir al alma humana, durante el sueño, la intuición de SIl propia "esencia bella": del espíritu

--v. 292-6:

en sí mismo, «centella participada anota Vossler, de! Neo-Platonismo miento ... (p. 112).

-v. 297-3 O 1: El alma, según

de Dios»... difuso desde

Un eco, el Renaci-

Platón y cuantos la conciben como una substancia completa y preexistente, estaría "encadenada" en el cuerpo, y obstaculizada por él en sus operaciones intelectuales. Mas según Aristóreles, -y la Filosofía Escolástica-, el alma es forma substancial del compuesto humano; y lejos de verse "impedida" por la materia, en su actividad natural presupone el concurso de los sentidos y la fantasía, facultades orgánicas... (Muy otro es el sentido, ---en el orden sobrenatural y respecto a la intuición de Dios-, de "esta cárcel y estos hierros / en que el alma está metida", de S. Teresa, o del "ansioser desatado" de S. Pablo .... ). Esto, pues, -y la "liberación" del alma durante el sueño-, nos parecen en Sor J. simples fantasías poéticas, más bien que tesis filosóficas ...

89

-v. 298: cfr. Gáng., Sol. 1,977: didos" ...

"de recíprocos nudos impe-

--!l. 305-8: la "Astrología" era de dos especies: la "Natural", o sea la Astronomía, (con las predicciones de fenómenos rnctcorológ icos y atmosféricos), y la "J1Idiciaria". o sea la pretendida predicción astrológica de los futuros libres, gravemente vedada por la Iglesia, vgr. en la Constitución "Moderator caeli", de Sixto V (1586), Y otras de Urbano VIII, etcétera, que condenaron tales horóscopos aun cuando se exhibieran como ~ó!o conjeturales ... (cf. Ba/lerini-Palmieri: "Opus Theologicum-Moralc", Roma, 1899, II, 252; Y Gabriel Méndcz Plaucarre: "Don Guillé n de Lámport y su Regio Salterio", Méx., 1948, cap, XEI). Tal estudio "vanamente judicioso", (dice Sor J.), -- la "Judiciaria", que pretende leer los destinos humanos en las estrellas--, es "gran_' culpa", y en sí misma (en sus zozobras y engaños) lleva su "merC!o cida pena" ... -C.fr. en "El Mayor Monstruo del Mundo", de Calderón, "aquel judiciario docto" que "en láminas leyendo de diamante / carácreres de estrellas, / hoy los futuros contingentes, de ella, / a todos adelanta" ... ; y en Góng., Sol. I, 1060, el mismo adjetivo que emplea Sor J., con su simple sentido de "juicioso": "que la atención confunden judiciosa" ..•

340: las Pirámides "dos" ... : sin duda alude a las tres :~rámid~s de Gizé (las próximas a Menfis o Heliópolis, I~ ~Ie}a. capital del Alto Egipto, con la que identifica, sin nimio. ng?r, el actual Cairo); mas prescindió quizás de la de Mlkennos (alta de sólo 66 mts.) , por tan inferior a las de Keóps y Kefrén (ambas de 140 rnts.). --!l.

--!l. 343: cfr. Gong., Sol. 1, 429: gloriosas, siempre tremolantes" ...

"sus banderas / siempre

344-5: cfr. Gáng., Sol. I, 963-4: "de funerales bárbaros trofeos / que el Egipto erigió a sus Ptolomeos" ..• (En rigor, las alzaron los Faraones de la IV Dinlstía: 29002750 a. C., muchísimo antes).

r--ar,

--!l. 352 Y 379: "gitano": "Egipciano" ... Cfr. Gáng., Sol. 1, 111: "el áspid gitano" ... ; Lope, "Epísr. a Eliseo de Medinilla": "tantos gitanos cuantos baña el Nilo" ... ; Calderón, "El Conde de Lucanor" J. II: "Que las gitanas riberas / me verán cerrar del Nilo / las siete bocas por quien / monstruo espira cristalino" .•.

++t",

358: cfr. Gong., Sol 1, 107: "dellil1ci? más agudo" ...

---l'. 320: cfr. Gong., Sol. I, Dedic., v. 8: "Bates los montes que, de nieve armados, / gigantes de cristal los teme el cielo" ...

el polvo ; / el más tardo, la vista desuanece ; / y siguiendo al más lento, / cojea el pensamiento" ...

330 Y ss.: cfr. GÓl1g., Sol. I, 49-50: "riscos que aun igualara mal, volando, / veloz, intrépida ala" ...

-4'. 364: cfr. Gáng., Sol. 1, 1066: "las duras basas" ..• , (aunque posteriormen te ha prevalecido "base" ... ).

--!l.

-v.

j 31: cfr. Calderán, "Luis Pérez el Gallego", J. I: "¿Qué es ver dos halcones luego / hacer puntas (que esto es / batir alas), y después, / cometas sin luz ni fuego, / retar la garza ... ?" --!l.

359:

desparece

cfr. Gáng.,

Sol. 1, 1048 Y ss.: "No

/ el campo, que no pisan alas hierba ...

365: cfr. en Góng., el raudal de la barba de Polifemo, oct. 8, que "el pecho inunda, o tarde, o mal, o en vano / peinado aun de los dedos de su mano" ...

--!l.

375-8: otra fábula, como la del espejo de Faros, ésta de que las Pirámides no den sombra ...

--!l.

pinta ya, en "los piélagos del aire", unas "volantes no galeras, / sino grullas veleras" ... (Sol. 1, 6113); y contempla a un azor "peinar el aire, por cardar el vuelo" ... (Sol. II, 864).

--!l.

337:

Góng.,

90

380: "elaciones" (lar.) , en su doble sentido, físico y moral: elevación y soberbia •.•

--!l.

91

-1/.

382

Y 399:

Dónde hable de no se nos alcanza;

Homero,

Poeta", en varios

léxicos

las Pirámides "el ciego ni Vossler halló rastro

418·420: rentes" ...

homéricos. --!l.

-v.

3.91-8:

cfr.

Ambrosio

Teoilosio

Macrobio,

"Convivía

bellas

Saturnalia", lib. v, 3 (cit. por Vossler ) : "curn tria hace ex acquo impossibilia judicentur: vel jovi fulmen, ve! Herculi clavam, vcl vcrsum Homero substraherc'". " - También e! Dr. Juan de Espinosa Mcdrano, el célebre 'Lunarejo, en su "Apologético en favor de D. Luis de Góngora, (Lima, 1662), alude al proverbio "clavam Herculi extorquere", diciendo: "Por tan imposible como quitarle el rayo a Júpiter y a Hércules la clava, juzgó la antigüedad e! usurpar los versos

-v.

467: "Ícaro

Laberinto

de Creta acercarse

por

(Ovidio,

nada y altísima elocución Latina" ... (Reed. en "El Apogeo de la Lit. Colonial del Perú", se!. de V. García Calderón,

en

imitar

los

aforismos"

...

400-407: Vosslcr aduce muy oportunas citas del "Oedipus Aegyptiacus" del P. Atanasio Kircber, S. J. (H, Roma, 1 653, 110 Y ss.): "Pcr pyramidem seu obeliscum Aegyptios rerum naturam ... quae ... ad formas recipiendas appetitum haber, repraesentare voluisse" ... : -símbolo de! anhelo de perfección-; "hinc, animam lucidae comparabant pyramidi" ... : el Alma, una pirámide luminosa (aunque, según la explicación y el grabado del P. Kircher, pirámide invertida, e inscrita en otra "pirámide tenebrosa", ésta sí sentada sobre su base: el cuerpo). Sor J. estilizó la alegoría; mas

-t'.

creemos

indudable

esa fuente.

cfr. Sor J.: "Todas las cosas salen de Dios, que es el Centro a un tiempo y la Circunferencia, de donde salen y donde paran todas las líneas creadas": y cita al margen al P. Kircbcr "en su curioso libro De megnete" ...

-v. 408-411:

(Resp.

a Sor Fil.}.

--ti. 414

lenguas,

Y ss.: sobre cfr.

la Torre

Génesis, 10, 4-9.

92

de Babel,

y la confusión

de

357:

idiomas cantan

"en

1, 802:

"de

las

que

dife-

el bosque

451-5: Gáng., Sol. JI, 666-7: ... "excedida/de la sublimidad la vista, apela" ... ; y So!. II, 16: "arrepentido y aun reirocediente" ... ; y Sol. 1, 853: "a sus umbrales revocó felices / los novios" ... , ("los volvió a llamar" o "los hizo volver atrás" ).

éstas

1648, Tácito

II,

--ti.

mar.

Y cfr. Esquilacbe, "Rimas", a Hércules la clava, / de

Sol.

444: cfr. Gon g., Sol ninfas cela" ...

a Homero; y habiendo aprovechádose el Marón de muchos, para adornar su Eneida", de igual manera fue "proeza valiente" la de Góngora, que "robó con feliz osadía ... la cotur-

París, 1938, p. 104). f. 216: "Será quitarle

cfr.

--ti.

--ti.

la

-v.

: el hijo de Dédalo, que huyó del volando con alas de cera y, al derretírsele demasiado

Meram.,

VIII,

al Sol,

murió

y Horacio,

precipitado

Odas,

al

IV, 2).

471: cfr. Gáng., So!. 1, 169: "es Sísifo en la cuesta, cumbre / de ponderosa vana pesadumbre" ... 476:

Gáng., Sol. 1, 525: "si tu neutralidad

sufre

51

con-

sejo" ... --ti. 485:

"librada":

cfr.

nota

JI v.

134.

--¡l. 490-3: la división de las partes en "integrantes" o sólo "perfeccionan/es", es comunísima en la Filosofía Escolástica ...

--ti. 506

Y 507:

a los vv. 444

-v.

"apela" y "cela";

cfr.

Góng.,

aquí,

notas

Y 451.

520: "a uno y otro Galeno" ...

: a muchos

médicos,

según la notoria alusión a Claudio Galeno, de Pérgamo, cuyas obras, con las de Hipócrates, figuran en la biblioteca de Sor Juana, en el óleo de M. Cabrera, Granada cita sobre todo a "Galeuo, príncipe

También el P. de los médicos,

que. " escribió desta admirable fábrica del cuerpo humano" ... (op. cit. 1, 23). y sus tratados capitales al respecto, son los "De usu part ium ", "De anatomicis administrationibus" y "De

locis affectis",

--v. 534: hecho

la

"bruta

en los brutos,

(La in Entralgo,

experiencia": "in

anima

93

134). el

vili" ...

experimento

médico

,_ 7: la "Apolínea ciencia": la Medicina, de la que-al par que de la Poesía-era dios Apelo ... : cfr. Horacio; Carmen Secular: "Phoebus ... , / qui salutare levat arte fessos / corporis artus" ... --'/l.

da, cabalmente, y específicas). --'/l.

590-1: el conocerlo

propio --'/l.

55 8: cfr.

arroyo breve su rüina bebe" --'/l.

561-2:

Gáng., Sol. 11, 1- 5: "Éntrase el mar por un ; / y mucha sal no sólo en poco vaso, / más .

"al viento

uentilante"

...

: cfr. Góng., Sol. 1,

457: "para el Cierzo espiran te por cien bocas" ... , (aunque el vocablo de Sor ]. tiene más bien sabor italiano y dantesco). -y el "fIó", (en tal sentido y con idéntico valor bisílabo), también en GÓtlg., Sol. 1, 20-1: "que a una Libia de ondas su camino / fIó, y su vida a un leño" ...

566-570: cfr. Gáng., Sol. 1, 458: "y tu obstinada entena" (o mástil); Sol. 11, 386-7: "Menos quizá dio astillas /

--'/l.

que ejemplos de dolor a estas orillas" ... ; Sol. 1, 126-7: ... "Cuya arena / besó ya tanto leño" ... (y cfr. Sol. II, 194). -y para la hipérbole de los vv. 569-70, cfr. Sol. 1, 41, donde, el Sol, secando la mojada ropa de! náufrago, "la menor onda chupa al menor hilo" ... 572: "el lugar usurpó de la carena" ... : ese prudente juicio "ocupó" o tuvo, para el pensamiento demasiado ambicioso, e! lugar de "la compostura que se le hace a un navío maltrecho" . .. --Carena, en su primera acepción, es "la parte del buque que entra debajo del agua" ... ; pero también (y así aquí), "el reparo que se hace a las naves, calafateando sus agujeros y grietas"... (Dice. Auts.).

--'/l.

573 -5: "reportado": dos veces en tres versos: refrenado (de "reportarse": no de "reportar", ni menos tocante a los "reporteros" ... ) .

--'/l.

--'/l.

581 Y ss.: Nada

más sabido,

en la Filosofía

'Escolástica,

que las "diez Categorías" que Aristót:les asign~ como su~:emas géneros del ser: substancia, cuantidad, cualidad, relación, acción, pasión, dónde, cuándo, sitio y hábito... Sus conceptos "abstractos" (que Sor ]., con escaso rigor, llama "mentales

fantasías"),

son

base

de la ciencia,

que

sólo se

"todo"

(las

esencias

genéricas

en una sola "intuición",

es

de Dios ...

--'/l. 606: cfr. Gong., Sol. 1, 1072: "en tanto, pues, que el patio neutro pende" ... , (mientras permanece indeciso el triunfo, que dará el premio a uno sólo ... ); y Sol. 1, 575 Y 1044.

r-r-u, 609-10:

"Ya en una, ya en otra facultad" ...

: sobre

cómo las varias "facultades", o ciencias y artes, "no sólo no se estorban, sino se ayudan, dando luz y abriendo camino las unas para las otras", cfr., todo un largo y admirable pasaje de la "Resp, a Sor Filotea". 618: este "método", --el avanzar progresiva y ordenadamente en las ciencias-, pertenece a Aristóteles y Perogrullo. Mas es curioso recordar (con Abréu, ed. cr ir., p. 290), que Descartes, en su "Discours de la Méthode" (1637), --'/l.

formulaba así su 3~ regla: "Conduirc par ordre mes penseés, en comrnencanr par les objets les plus simples et les plus aisés connaitre, pour rnonter peu a peu cornme par degrés" . .. Don Ezequiel Chávez niega ese influjo, y ve aquí un "hallazgo" de Sor]. (pp. 125-6). Y Fernández MacGregor, -más exacto--: "No era extraño que tuviera

a

noticia de este medio del conocimiento, quien estaba nutrida con las enseñanzas de la filosofía tomista, que tiene su raíz en la aristotélica", según la cual ese conocer "progresivamente" es lo esencial del conocimiento humano ... (p. 73). +-u, 623:

"la segunda causa productiva"

es la Naturaleza

(Dios, la primera), que "favoreció menos" a los seres inanimados (el reino mineral), aunque al dotarlos de fuerzas físico-químicas, etcétera, no los dejó "desvalidos ... "

-v.

626-7: cfr. Gong., Polif., oct. 11, hablando de las bellotas: "el tributo, -alimento, aunque grosero, / del mejor mundo, del candor primero"... -Themis, la hija de Urano, hermana de Saturno y diosa de la Justicia eterna (y madre de Astrea, la diosa de la justicia humana), no parece

94

de "los universales"

venir

aquí

muy

a cuento ...

95

(Vossler

anota

dichos

caracteres,

mas sin advertir

la dificultad).

¿Será

errata

por

"Thetis"; la esposa del Océano y madre de los Ríos y de las Océanidas ... ? En tal hipótesis, todo se aclara: los ínfimos vegetales, -las algas marinas-, son los primeros que exprimen los pechos maternos de Thetis, -los manantiales del agua, Por

que es el "humor eso introducimos

un poco-

terrestre"-,

al nutrirse

en el Texto

-aunque

de ella ... no

sin dudar

esta corrección.

--v. 632-9:

opcracioues" ... Cfr. el P. Granada, nuestros miembros tienen tres operaciones su mantenimiento, "que llaman atractiva, ccn uersiua y expulsÍ1.'a", y la primera envuelve la selectiva, ya que "cada miembro, como si tuviese juicio y sentido, torna (de la masa de la sangre) lo que conviene a su naturaleza, y no toca en lo demás" ... ("Símbolo", 1, 25: donde, según anota Laín Entralgo, op. cit., 223, "la huella del escrito galénico 'De Facultatibus Naturalibus' es perfecta-

según el necesarias

mente

"cuatro

cual para

clara"

--v. 638:

...

inculcar más

"forma

bella"...

(con

su primer

sentido latino de "pisar", "calcar" ... ): "poner mis huellas sobre esa otra forma", o "recorrerla", o "profundizarla" ... _ y cfr. Gáng., Sol. 1, 419: "en inculcar sus límites al mundo"

...

--v. 655: cfr. Gáng., Sol. 1,1067: "con triplicado nudo" ... El hombre es ese "triple" viviente: vegetal, sensitivo, racional •.. cfr.

--v.

cfr.

--v. 675-6: Q

(6

659:

nota

formar" mundo

al v. 692.

666-7:

espirituales, entendimiento,

y el espiritual

esas tres deben

facultades

(hablando

del

de los ángeles

"rectrices"

imperar

en el hombre),

la voluntad

y la memoria

96

Sor J. "Ejercicios .•. de la Encarnación" ad extra, y perfeccionólas con

Dios sus obras

a su semejanza ...

--v. 678:

"que",

al hombre,

o sea, a la cual.

Estrecho

... (las

que,

como

claro

que

son el

...

para

..

Rey

(le)

del

"cierra

universo

el polvo

la boca" ...

--v. 680-3:

parece

referirse

al "Ángel

fuerte

que

bajaba

de~ cie.lo ... , y que ponía el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra" (Apoc., 10, 1-2). La aplicación 1 ' --como a.e~o!la de 1 Hombrc-e-, sería algo violenta; pero ' no descubrimos otro texto al que pueda aludir... y para las "iguales huellas", cfr. Gong., Sol. 1,79-80: "midiendo la espuma I con igual pie que el raso" ... ; y más remoto, el "aequo pulsar pede" de la Muerte, en Horado, Odas, 1, 4. 684-9: cfr. el sueño de Nabucodonosor: sublime ... : su cabeza ... , de fino oro", y de sus pies, de barro cocido" . " (Daniel, II, allá, de los imperios Asirio, Persa, Macedónico y bellamente acomodado aquí a esta mezcla --V'.

miseria

la "estatua muy "la extremidad 31 -3 ). Símbolo, y Romano ... ; de excelsitud y

que somos ...

692:

"Compendio"

de la Creación

o "universo pequeño" Homilía 29 de los Evangelios,

Gong., Sol. 1, 480

y brutos,

cfr.

"Acabó

):

cosm?s,

de MagaHanes): "de fugitiva plata I la bisagra, aunque estrecha, abrazadora / de un Océano y otro" ... El hombre es la "bisagra" que une dos mundos: el corpóreo de minerales,

--v.

Dios hizo a la naturaleza humana "Señor« de Cfr. Génesis, 1, 26: "Hagamos al hombre a Nuestra imagen y semejanza, y domine a los peces del mar y las aves del cielo y las bestias y a toda la tierra" ...

--V.

--v. 658:

plantas

-v. 668-670: las demás" ...

es el hombre:

Micro-

... Cfr. S. Gregorio Magno, sobre S. Marcos, XVI (en el

Brev. Rom, el día de la Ascensión): "Ornnis creaturae aliquid haber horno. Habet namque commune esse cum lapidibus, vivere cum arboribus, intelligere cum angelis ... Juxta aliquid, omnis creatura est horno" ... También el Cardo Nicolás de Cusa, "De docta ignorantia", 1. III, c. 3: "El Hombre, naturaleza media ... , comprende en sí misma todas las naturalezas, pues es la más alta de las inferiores y la más baja de las superiores; y así, cuando se eleva basta la unión

con

el Infinito,

logran

97

todas,

en ella,

su máxima

perfección" . .. "La Naturaleza humana, abrazando en sí todas las naturalezas intelectuales y sensibles, y resumiendo el Universo entero, con razón fue llamada por los Antiguos microcosmos, o mundo menor" ... y Fray Luis de Granada, "Símbolo", 1, 23: "El hombre se llama mundo menor ... , porque todo lo que hay en el mundo mayor se halla en él ... Porque en él se halla ser, como en los elementos; y vida, como en las plantas; y sentido, como en los animales; y entendimiento y libre albedrío, como en los ángeles" ...

del mundo, fue por sacar a luz este compuesto de Dios y hombre, o por mejor decir, este juntamente Dios y Hombre . ,. Esto es ser Cristo fruto ... , para cuyo nacimiento crió primero Dios las raíces firmes y hondas de los elementos y levantó sobre ellas esta grandeza del mundo, con tanta variedad como si dijésemos de ramas y hojas" ... -Sobre el giro del v. 695, cfr. Gáug., Sol. I1, 662: "¿Por qué? Por escultores quizá vanos" ... y de esa "nuca bien sabida" o "mal correspondida merced", cfr. Sor f., en sus "Ejercicios ... de la Encarnación" (día de la Fiesta): "¿Qué ojos no se humedecen al repetir: El Verbo se hizo Carne? . " ¡Oh Unión, para nosotros la más feliz, de Dios y el hombre!... ¿Cuándo te sabremos conocer? ¿Cuándo corresponderemos a tal fineza?" ...

-v. 695-703: Divino plan, éste de "compendiar" toda la Creación en la Naturaleza Humana que e! Unigénito de Dios iba a tomar en unidad personal ... Cfr. Mons. Bougaud, "El Cristianismo y los tiempos presentes", Barcelona, 1907, t. I1I, parte n, cap. v: "Suponed que, para unir más estrechamente a Dios toda la Creación, la angélica y la corpórea, plazca al Verbo asumir en la unidad de su Persona, alguna naturaleza creada" ..• Ninguna elegirá más armoniosamente que la del hombre: "allí donde hay un mundo; allí donde el espíritu y la materia se hallan unidos. Tomará ambos, haciéndose hombre, y pondrá al cielo y la tierra en unidad" ... Muchos teólogos (S. Alberto Magno, Alejandro de Alés, Escoto y Suárez, etc.), suponen el decreto de la Encarnación aun cuando Adán no pecara: no como Redención, sino como Coronamiento de la Creación ..• Tal escribe, con ellos, S. Francisco de Sales: "Este HombreDios fue e! primero en la intención divina ... , y en vista de ese Fruto deseable, fue plantada la viña de! Universo" ... ("Traité de l'amour de Dieu", I1, c. 5). Fray Luis de LeóII, por su parte, en "Los Nombres de Cristo" (1. 1), al explicar el de "Pimpollo o Fruto", dice: "Aunque con sola aquesta humana naturaleza se haga la Unión personal propiamente, en cierta manera también, al juntarse Dios con ella, es visto juntarse con todas las criaturas, por causa de ser el hombre como medio entre 10 espiritual y 10 corporal, que contiene y abraza en sí 10 uno y lo otro, y por ser, como dijeron antiguamente, un menor mundo, o un mundo abreviado ... Dios, a fin de hacer esta Unión bienaventurada y maravillosa, crió todo cuanto se parece y se esconde ... El fin para que fue fabricada toda la variedad y belleza

Mezclado con las formas comunes, tiene clásicos precedentes: "Tus claros ojos, ¿a quién los volviste? .. / Cortaste el árbol con manos dañosas" ... (Garcilaso); "Ojos tan tristes, de lágrimas ciegos"... (Sá de Miranda); "Jaspe luciente, si pálida insidia" ... (GÓngora). iE igual mezcla renace en el Modernismo, con la "Divagación" del mismo Rubén. -Sor Juana lo frecuenta en su "Laberinto Endecasílabo", donde los hay innegables: "al cuello, dulces cadenas, mis brazos" ... , / "amantes señas de fino holocausto" ... , / "costosas galas de regios saraos" ... , que es extraño que P. Henríquez Ureña no agregara a sus "contados ejemplos" de tal acentuación

98

99

-v. 696: "¿Por qué?" Quizá porque más venturosa" .•• Este endecasílabo, para caber en la forma común ac. en la 6~ sílaba, tendría que agudizar su "porque" (tal como si fuese otro "por qué" ... ). Leído obviamente, en cambio, resulta "dactílico" o "de gaita gallega", con sus netos acentos en 4~ y 7'10 -Tal ritmo, sistemático, abunda en el folklore español y nuestro: "Tanto bailé con el ama del cura" •.. , "Lunes y Martes y Miércoles, tres"... "Que se le quema a la negra su casa" ... ; y Dario lo consagró en su "Pórtico" a Rueda: ... y esto pasó en el reinado de Hugo, emperador de la barba florida.

en los clásicos ("El Verso Endec.", Méx. 1909, en "H . id a d en todo el Su~- oras d e estu di10 ") • - N' 1 o b sta su umci más de 10 anoto al V. 225), pues 10 mismo ocurre no, (a "F ib 1 d L d H" d B ' .en la a u a . e ,ean:~ y e~o, ' e oC~lIgcl, donde no ha tal vez S1110 este: Nos urnra clandestino Himeneo"... y --!l. 707-10: "la más pequeña ... parte ... ' de los efe naturales ... " Cfr. Sor f., "Resp, a Sor Fil ». "Porq ctos

. . . . no hay cnatura, por baja que sea, en que no se el Me [ecit Deus (Dios me hizo), no hay alguna pasme e 1 enten dirni imienro " ". A'SI e 11a e e na d a veía sin . ." ni. e 1 "trompillo" m. 1as l'ineas de su "D orrmtono",

"alfil a 1 eres "d

1as

.rnnas;

persegura ,

ue Como co zca ur: q refle'a'"no oJ 1 •

os e y secretos naturales" aun en los huevos fritos y en el almíbar ... "Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, much~ más hubiera escrito" ... ee

712-729: Sor ]., se pasma ante cualquier arroyuelo que asoma y que vuelve a desaparecer para resurgir adelante etc.; pero alude, concretando, a Aretusa: Ninfa de Acaya: que perseguida por el río Alfeo, enamorado de ella, imploró a Diana y fue trocada en una fuente y tragada por la tierra, para sólo tornar a la luz en Sicilia, donde notició a Ceres cómo -en su viaje subterráneo y submarino, por "las más hondas cavernas" del "abismo estigio" ("Subter imas cavernas ... , Stygio gurgite") --, había visto a su hija Proserpina, raptada por Plutón para esposa suya y Reina del Infierno ... --!l.

(Ovid.,

Met.

v,

y 572-641).

487-508

723-4: cfr. Gong., Polif., oct. 20: "sobre la mimbre que tejió prolija, / si artificiosa no, su honesta hija" ... y en las Soledades, reiteradamente se acuerda "del bello de la Estigia Deidad robo" (u, 793): cfr. aquí, nota al v. 53).

--!l.

--!l.

villoso

732:

de la "frágil

Soneto

de Sor

hermosura" de la flor, cfr. el mara"Rosa divina" ...

J.:

739: "Escarolado: lo que está hecho y torcido como las escarolas (o lechugas, o chicorias), que también se dice alechugado, y se usó mucho en los cuellos abiertos con moldes" . .• (Dice. Auts., cit. a Cervantes, Quij., D, 44: --!l.

"Sus

cuellos

han

de ser siempre

100

escarolados".,.).

_//. 740: cfr. Gong., Sol. 1, 736-8: del botón de la rosa "1 s cisuras cairela / un color que la púrpura que cela / pora brújula conce d e vergonzosa " ... 743:

-11,

"de

dulce

herida

de

la

:'A

Cipria

Diosa"

...

: de

la sangre de Ven,u~; cfr. Rioja, la Rosa": "bañóte en color sangre divina / de la deidad que dieron las espu-

:as'" , .

-y Lopc, "la Rosa Blanca": "Nació encarnada rubí sangriento / que de Venus vertió la planta herida" _y Góng" Sol. II, 271: "la ave lasciva de la Cipria Diosa" 748: cfr.

-11,

o nieve roja"

Gáng.,

Polif., oct. 14:

"o

púrpura

del . .

nevada,

...

-11,753-4: "el más activo / veneno" ... : el "Solimán: azogue sublimado, Hydrargyrum" ... (Dice. de Auts.); y cfr. Quevedo: "Pereciéndose de risa / tras los espejos se anda, / viendo

cómo

el Solimán

/

muy de pintamonas campa"." la substancia del plomo que, metido en vinagre fuerte, se disuelve y evapora en polvo, a manera de cal, blanquísimo" .. .: y cfr. en el Dice. cit., el refrán:

-O, acaso, el "Albayalde:

"Acudid

al cuero

con el albayalde,

/ que los años no se van

en balde" ...

-v, 757 Y ss.: En tan insaciable "deseo de saber" ardió Sor Juana desde niña:; y aun al convento "traje ... esta inclinación, que no sé determinar si por prenda o castigo me dió el Cielo ... : estudiar y más estudiar"; aunque ahora, "dirigiendo siempre los pasos de mi estudio a la cumbre de la Sagrada Teología, pareciéndome preciso, para llegar a ella, subir por los escalones de las Ciencias y Artes Humanas" ... Y esas vicisit"¿es de ímpetu y desánimo que aquí analizó y cantó, las vivía ella misma: "A mí, no el saber (que aún no sé), sólo el desear saber me ha costado tan grande [esfuerzo y fatiga], que pudiera decir con mi Padre San Jerónimo ... : Mi conciencia es testigo de cuánto trabajo he gastado, de cuántas dificultades he sufrido, de cuántas veces me desesperé, y de cuántas veces he desistido y con nuevo entusiasmo recomenzado" ... (Resp. a Sor Fil.).

-v.

769:

cfr.

GÓl1g., Sol. 1,919: ; n, 398:

o nunca herradas" ...

101

"que "cuyas

vuestras rocas

tarde tarde o

vacas, /

nunc« pisaron cabras pocas" ... y Polif., oct. 8: "o tarde, o mal, o en vano" ... -"Camprehenderlo" ... : el "comprehendo", latino, se iba ya abreviando en nuestro actual "comprendo"; y Sor ]., aun con aquella grafía, a menudo funde esas sílabas (vv. 459, 595 ... ). Pero aquí: "comprehender" ... ; y cfr. Garcilaso, Egl, 1, v. 166: "que mayor diferencia compre-bendo" ... --11.774-5: "Atlante", o Atlas: el gigantesco hijo de Japeto, trocado por Perseo, con la cabeza de Medusa, en ese Monte que "creció inmensamcnte y sobre el cual descansó el Cielo con todas sus estrellas"... (Ovidio, Met., IV, 630-661). -y "Alcides": Hércules. 786: "del claro joven ... del ardiente carro" ... : cfr. Gáng., Sol. 1, 475, llamando a la Nao Victoria "émulo vago del ardiente coche" ... ; o Sol. 1, 662, a un cohete incendiario, "de nocturno Faetón carroza ardiente" ... -"10ven", fue vez típicamente gongorina, de las befadas por Quevedo y otros.- Y de Faetonte, a quien su padre Apelo se vió obligado a dejarle guiar su carro (el Sol), cuyos desbocados corceles ígneos amenazaban incendiar el Orbe, por lo que Júpiter hubo de fulminado, precipitándolo al río Po, cfr. Ovid., Met, II, v. 32-328. --11.

792-4: cfr. Gáng., Sol. 1, 446-9: "No le bastó ... / con tantas del primer atrevimiento / señas ... , para con éstas ... ,,/ temeridades enfrenar segundas" ..•

en su "Storia della Letteratura Italiana", cap. XlX: "La Nueva Scienza", (ed. de Nápoles, 1921, v. II, p. 212): "Poi che spiegate ha I'ali al bel desio, / quanto piú sott'i! pie l'aria mi scorgo 1 piú le veloci penne all'aria porgo, / e spreggio il mondo e verso il cie! m'invio. 11 Ne del figliuol di Dédalo il fin rio 1 fa che piú pieghi, anzi via piu risorgo, 1 Chi'cadró marta aterra, ben m'accorgo; / ma qual vira pareggia il morir mio? l/La voce del cor mio per I'aria sento: 1 -Ove mi porti, temerario? China, 1 ché raro e senza duol tropp'ardimento. / / -Non temer, rispond'io, l'alta ruina: 1 fendi sicur le nubi, e muor'conrente, 1 se il cid si illustre morte ne destina". -v. 810: "caracteres", (ya aquí, grave, y no esdrújulo como en Calderón): letras ... Y cfr. Gáng., Sol. 1, 616: "caracteres tal vez formando alados" ... 813-5: cfr. Gáng., Sol. 11, 654-6: "político rapaz, cuya prudente / disposición especuló estadista 1 clarísimo ninguno" ... (Claro que no se trata de ningún "político rapaz" de hoy; sino de ese "rapaz", o niño, arcanamente "político" o sagaz, que es el Amor ... ). Y el mismo Gáng., Sol. 1: "político serrano" (371), y "política alameda" (529). --11.

841: "de la union cfr. nota al V. 245.

--11.

entre el hlímedo y ardiente" ... :

--11.

797: cfr. GÓlIg., Sol. 1, 397-9: ... "la que sella / cerúlea tumba fría / las cenizas del día" ... -Ya aquí antes, v. 88: "cerúlea cuna" ... ; y tal epíteto, predilecto de Gáng., en Sol. II, 819, Polif., oct. 16, etc,

--11.

805-810: la misma alusión a Ícaro, en Gáng., Sol. 11, 141-3 Y 148-9: "Audaz mi pensamiento ... , / de sus vestidas plumas / conservarán el desvanecimiento / los anales diáfanos del viento" ... , pues las ajenas catástrofes gloriosas más bien seducen a la emulación, "solicitando en vano / las alas sepultar de mi osadía" ... +-Cfr. además lo anoto al v. 467; y el gran Soneto italiano que, como de Giordano Bruno, o de otro autor anónimo del XVI, copia De Sanctis --11.

-v. 83'0-853: "El Sueño -definía Aristóteleses la impotencia de la parte sensitiva causada por el subir al cerebro los vapores de la digestión ... ; y el despertar ocurre cuando ha terminado" •.. (S. Tomás, "De somno et Vigilia, de Arist., Iect. v y VI: en "Opera Omnia", ed. Fretté-Vivés, París, 1875, t. 24). 864: cfr. Gáng., Sol. 1, 245-6: "dulcemente de canoro instrumento" ...

--11.

873: La "linterna mágica", -novedad entonces flamanre-e-, la acababa de ilustrar su probable inventor, el P. Atanasio Kircber, S. J., en su "Ars Magna lucis et umbrae", Roma, 1646. Cfr., diversas alusiones al mismo Kircber en su son. "Vuestra edad, gran Señor" ... , (allí: --11.

103 102

impedido /

"Kirkero"), o en el romo "Allá va, aunque no debiera" ... ("kirkcrizar"), y en la "Resp, a Sor Fil.". -v~ 887: cfr. Quevedo, son. al Sol (Astrana, p. 20): padre ardiente de la luz de! día" ... --t'. 890-94: cfr. Gáng., Sol. l. Sol para el lóbrego Occidente ... podas la Aurora / las rosas gozar Sol. II, 603: "al tramoniar del "rayos ... trémulos" ... -

"el

639 Y 643-4: "Lo que al ,/ cuando a nuestros antídeja de su frente" ... ; y sol" ... ; y Sol. 1, 62-3:

íNDICE

-v. 898: cfr. Gáng., Sol. II, 394-5: ". _ . huyendo la Aurora / las canas de Titón" ... -v. 899 y ss.: "Amazona ... , contra la Noche armada" . - . : la Aurora en metáfora de guerra entre el Día y la Noche, fue común (alegorizando a la Purísima) en los Villancicos del XVII. Cfr. vgr. unos Anónimos de la Natividad, Méx., 1691, en "Poetas Novohispanos", m, p. 125. -v. 921: cfr. Sor ]., "Loa a Carlos fl": "Denle en clarines de pluma / la enhorabuena las aves" ... ; y el "diestros (aunque sin arte) ", recuerda los pajarillos de Fray Luis, "con su cantar sabroso, no apTl!ndiJo" ... -v. 934-5: "a la fuga ya casi cometiendo, la fuerza, el modo de salvarse" ... : en su de "encomendando" ... y cfr. Gong., Sol. fiera ... , cometiendo / ya a la violencia, ya modo / de sacudir e! asta" ...

/ más que a sentido latino 1, 490-1: "la a la fuga, e!

-v. 941: cfr. Gáng., Sol. 1, 181: "rayó el verde obelisco de la choza" _.. ; y II, 33: "los escollos e! Sol rayaba, cuando" ... -v. 949: cfr. Góng., Sol. 1, 617: "en e! papel diáfano de! cielo" ... -v. 969: esta "luz [udiciosa" del Sol, nos anticipa el "Midi le juste" de "Le Cirnetiére Marin", de Paul Valéry, v. 3. -v. 974: cfr. Gáng., Sol. II, 905 -8: "restituyen el día / a un girifalte, boreal arpía, / que despreciando la mentida nube, / a luz más cierta sube" ...

104

Dedicatoria

.

v

INTRODUCCIÓN

"El Sueño" de Sor Juana

.

VII

l. Los juicios de su tiempo

IX

Il, Los juicios -y prejuicioscientos .

del Ocho-

1Il. la predilección de Sor Juana . IV. La mínima simiente y el árbol cósmico V. Sello latinizante y gongorino notas métricas VII. Las luces y las sombras VI. Algunas

VIII. La plenitud

de El Sueño

crítica

IX. Nuestra TEXTO

XVII XXVII XXXIII XXXVII L

LIX

en la hodierna LXIV LXXVI

edición

Y PROSIFICACIÓN

l. La invasión de la noche II. El sueño del cosmos 105

3 7

lII. El dormir humano . IV. El sueño de la intuición universal V. Intermezzo de las pirámides . VI. La derrota de la intuición VII. El sueño de la omnisciencia metódica VIII. Las escalas del ser . IX. la sobriedad intelectual X. La sed desenfrenada del saber XI. El despertar humano XII. El triunfo del día NOTAS

TEXTUALES

NOTAS ILUSTRATIVAS

13 19 23

29 37 39 45 51 55 57

67 .

106

El sueño, editado por el Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades, se terminó de imprimir en mayo del 2004 en Editores e Impresores FOC, S.A. de c.v. Los Reyes núm. 26, Col. Jardines de Churubusco, México, nF. Su composición se hizo en tipos Garamond de 10:11, 9:10 y 8:9 pts. La edición consta de 2,000 ejemplares impresos en papel cultural ahuesado de 90 gr.

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