Lynn Segal - Soñar La Realidad.pdf

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Lynn Segal

Soñar la realidad El constructivismo de Heinz von Foerster Introducción de Paul Watzlawick

Barcelona-Buenos Aires-México

Título original: The dream ofreality. Heínz von Foerster's constructivism Publicado en inglés por W. W. Norton and Company, Nueva York Traducción de Ferran Meler-Ortí Cubierta de Mario Eskenazi

1! edición, 1994 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del~~Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o pardal de esta obra por cualquier método o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo pdblicos.

© 1986 by Lynn Sega! © de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A, Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-493-0032-0 Depósito legal: B-30.16511994 Impreso en Hurope, S.L., Recaredo, 2 - 08005 Barcelon;r

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Impreso en España - Printed in-sp_ain

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SUMARIO

Sobre el autor .. ... ..... .... .... ....... ... ...... ... ..... ...... ..... ... ...... ..... ... La realidad - Historia del decimoctavo camello ..... ...... .. Prólogo de Heinz van Foerster .......................................... Prólogo de Paul Watzlawick .............................................. Prefacio ...... ..... .... ..... .... .... ..... .... ...... ..... .... ....... .. ....... ... ....... .. . Introducción .... ...... ... ..... ... .......... ....... .. ....... ... ..... .... ..... ..... ... l. 2. 3. 4. S. 6. 7.

El mito de la objetividad .............................................. Las dificultades del lenguaje ........................................ Maturana y el observador ............................................. El sistema nervioso ........................................................ Computación ................................................................... Biocomputación .. ..... .... ..... .... ..... ..... ....... ... .. .. .... ........ ... ... Clausura ..........................................................................

9 11 13 17 19 25 29 59 93 101 121 151 167

Apéndice: una entrevista con Heinz von Foerster .. ...... .. 199 Figuras y tablas .. .... ..... ... ..... ...... ... ....... ... .... ..... ....... ... ..... ..... 215 Índice analítico ...... ... ..... .... .... ..... ..... .... ..... ..... ...... ... ....... ... ... 217

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SOBRE EL AUTOR

Lynn Segal, especialista en clínica social, es investigador titular del Mental Research Institute (MRI) y miembro del Brief Therapy Project de ese instituto. Se licenció (Bachelor of Arts) en psicología por la Hofstra University (1966) y se graduó (Master on Social Work) en terapia social por la Adelphi University (1968). En 1977 recibió el premio Don D. J ackson Memorial; fue uno de los organizadores y codirectores de El Camino Hospital Pain Program, y ha sido el presidente del comité de formación del MRI. Actualmente divide su tiempo profesional formando a otros especialistas en Brief Therapy y en sistemas familiares, investiga en psicoterapia y mantiene una consulta privada en Palo Alto. Ha dirigido seminarios de formación por todos los Estados Unidos y Europa. Junto con Fisch y Weakland es autor del libro The Tactics of Change: Doing Therapy Briefly.

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LA REALIDAD- HISTORIA DEL DECIMOCTAVO CAMELID

Un mullah cabalgaba en su camello hacia Medina cuando vio un pequeño rebaño de camellos y, a su lado, un grupo de tres jóvenes muy afligidos. «¿Qué os ha ocurrido, amigos míos?», preguntó él, y el mayor de los jóvenes contestó, <
1 PRÚI.DGO de Heinz van Foerster

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En el fondo el Heinz von Foerster que escribe estas líneas, que viaja por aquí y por allá, hablando y siendo invitado por los círculos de terapeutas de familia, es una invención de Paul Watzlawick. Conocí a mi inventor por primera vez hace más de diez años en California. Mi actividad profesora! en la Universidad de Illinois, después de treinta años, había llegado a su fin, y buscaba un lugar donde mi esposa y yo pudiéramos retirarnos con tranquilidad y pasar el resto de nuestras vidas procul negotiis. Paul Watzlawick se presentó primero por teléfono con un acento austríaco similar al mío, hablándome de amigos comunes, como Gregory Bateson, y de intereses comunes, por ejemplo las patologías de la lógica. Poco después nos conocimos personalmente y en nuestro mutuo placer por evitar lo obvio y en poner en tela de juicio la certeza se sembraron las semillas de una amistad. Cuando con ocasión del segundo Congreso Don D. J ackson Memorial me invitó a hablar ante los miembros e invitados del Mental Research Institute de Palo Alto, acepté. La primera tarde fue Gregory Bateson quien dirigió su discurso a la sesión plenaria, y yo lo hice en la segunda. En las conferencias de Bateson siempre había ciertos puntos que me impresionaban particularmente. Alguien le preguntó, por ejemplo, si algo determinado era o no la causa de otra cosa determinada, a lo que él contestó bruscamente que «Caus~~~·,.~~~~t::.c;!o>~c:~te!l;~_i~!!~milares no son palab~;:ts apr2Ji~­ áª-~.JI~"!:P1Jªr..§Uª. cat¿:;a d-~~~§~a f~nomenolog!_~~~_E_e~~bus­ car e.~)a !!s!~~!--~~Ja fisiolog!~.~~Lé!.P.~icología, en la genética, ~~!1~~~-~~1!1:(1 ~-rre_~LX. entonces dilo ÍY cito textualmen!e}: <~E~!~s ,~i~:'!,~j~~~s e~tán de .!!?-~:~~~_[Q.~QI~Ü!!§_~nsatas». Lo que más me impresionó -y, en mi opinión, esto es lo esencial- fue que no dijera que estas divisiones son inútiles,

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o engañosas, o callejones sin salida o cualquier otra cosa. Dijo que eran «insensatas».Madió-queaio -que él apiiniao-a yTo que ~~!'§\ un~,~.Pi,~.!~~!ogía_~n la__cu_ruestas categonas s~ entretejen elaborando el conjuntOCfe Ta epistemología. Después, casualmente, oí cómo algunos participantes comentaban la costumbre que Bateson tenía de dar respuestas enigmáticas y desconcertantes a preguntas sencillas y claras. Por esta razón empecé mi ponencia, titulada «Contradicciones, Paradojas, Círculos Viciosos, y otros Dispositivos Creativos», diciendo que el problema con las expresiones de los grandes hombres es que son demasiado transparentes. Pero, paradójicamente, lo que es transparente no se puede ver. En cambio, mi intención es hacer opacas algunas de estas expresiones de modo que sean visibles, por lo menos un momento, antes de que, una vez clarificadas, desaparezcan. Al parecer esta estrategia despertó interés. Por otro lado, me puse al corriente y quedé fascinado por el abanico de los problemas que se discutieron en este congreso; tenían que ver con problemas de filosofía y de las teorías del conocimiento y de la comunicación, problemas en los que nosotros, en el Biological Computer Laboratory de la Universidad de Illinois, estábamos muy interesados. Esencialmente se trata de problemas de cognición, y era -y aún es- este punto de incumbencia e ignorancia comunes lo que hace que el diálogo entre los psicoterapeutas y yo sea vivo y fecundo. Ocurrió que mi amigo y colaborador, con quien acostumbro a elaborar mis pensamientos, Humberto Maturana, el «neurofilósofo» como le gusta que le llamen, también participó y acentuó los aspectos biológicos de este diálogo, en el que todas las partes reconocían la necesidad de un lenguaje que incluyera al observador (terapeuta) en el proceso en curso de interacción e intervención; un enfoque que no podemos adquirir mediante una estructura ortodoxa de pensamiento, basada en la independencia y la exclusión del observador, es decir, en la idea de «objetividad». En las muchas ocasiones que se presentaron más tarde para continuar este diálogo tuve finalmente la oportunidad de observar a través de un espejo translúcido la terapia familiar en acción. La mayor parte del tiempo estuve sentado en mi silla, tenso, en la oscura sala de observación, viendo cómo un uni-

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PRÓWGO

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verso, la familia, se desplegaba ante mí. Experimenté las diversas cegueras de sus miembros respecto a los demás, incluso su ceguera respecto a sus propias cegueras: no veían que no veían. Una vez que mis colegas hubieron salido de la sala de observación y me dejaron solo, tuve una experiencia de lo más sorprendente y reveladora. Quería saber si podría detectar mejor las claves no habladas de la comunicación si el sistema de audición no estuviera en funcionamiento. Así pues, lo apagué. Y lo que entonces sucedió fue en efecto muy extraño. Había cinco personas, sentadas tranquilamente alrededor de una mesa, que giraban sus cabezas como en cámara lenta, mirándose entre sí y de vez en cuando abrían y cerraban los labios; el niño, completamente separado, se comía las uñas, mirando atentamente el lugar. Se detuvo un momento, abrió los labios, y después continuó mordiéndose las uñas ... Esto continuó así durante una eternidad de treinta minutos. De pronto el terapeuta apareció, y detrás de él, los demás. Sonreían, se dieron apretones de mano, y toda una charada social, que lo hacía todo comprensible, puso fin a la sesión. Más tarde me enteré de que este caso tuvo una conclusión afortunada. Según parece, debieron de haber sido los ruidos que yo no pude oír, que estaban modulados por el abrir y cerrar de los labios, los que proporcionaron un ámbito a todos los participantes para reinventar sus relaciones con los demás, el mundo y la imagen que de ellos mismos tenían. Cierto es que podría haber utilizado la palabra «lenguaje» para dar cuenta de estos cambios fundamentales, pero entonces la magia del lenguaje no se habría puesto de manifiesto. Siempre que hablo en público, explico antes que nada lo que voy a decir, después lo digo y, finalmente, lo repito. Normalmente me atengo a mi predicción: digo lo que he prometido decir. Pero en mis recapitulaciones apunto hacia una ampliación del contexto general dando la vuelta al tema, lanzando nueva luz sobre algunos puntos, inventando ejemplos diferentes, etc. Cuando Lynn Segal decidió utilizar cintas de vídeo y magnetofónicas de algunas de mis conferencias, junto con mis notas aumentadas por las suyas propias, para presentar el núcleo de estas ideas en un relato bien ordenado con un comienzo,

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un desarrollo y un final, fui escéptico. En algunas ocasiones había presentado mis pensamientos en una serie de cuatro o cinco fascículos en los que recapitulaba los anteriores. Tuve la impresión de que la empresa de Lynn Segal se asemejaba más a deshacer los secretos del cubo de Rubik que a relatar una historia sobre la evolución de algunas ideas. Pensándolo bien, sin embargo, esta empresa podría también considerarse como un ejercicio de invención de una realidad. En tal caso, mi esperanza es desempeñar el papel del decimoctavo camello. Ciertamente, sin la sabiduría del mullah el camello no jugaría ningún papel. Afortunadamente se ha encontrado el mullah: ¡es Lynn Segal! Y por ello quiero felicitarle y darle las gracias. HEINZ VON FoERSTER

Febrero, 1986

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PRÓLOGO

de Paul Watzlawick

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Lynn Segal ha acometido la tarea extremadamente difícil de presentar toda la obra de un científico famoso, traducida en un lenguaje no técnico y legible en un volumen relativamente breve. La dificultad se ve agravada por el hecho de que Heinz von Foerster se resiste a cualquier categorización sencilla, puesto que transciende las fronteras académicas tradicionales de las disciplinas científicas. Como un tardío hombre del Renacimiento o, dicho de otro modo, como el precursor de una era en la que las ciencias humanas y naturales empezarán a converger, fascina a sus oyentes y lectores por su saber enciclopédico, unido a la facilidad con la que establece relaciones totalmente nuevas, y nos fuerza de este modo a poner en tela de juicio nuestros métodos tradicionales de interpretación conceptual del mundo. Se trata del proceso que Arthur Koestler denominó biosociación, al que atribuye la capacidad creativa del hombre. Heinz von Foerster es uno de los principales miembros de aquel extraordinario y talentoso grupo de científicos que en 1949 se unieron bajo los auspicios de la Fundación Josiah Macy Jr. con el propósito de estudiar «los mecanismos circulares de feedback causal en sistemas biológicos y sociales». Fue Warren McCulloch, el presidente de estos encuentros, quien invitó a Heinz von Foerster para que éste presentara una teoría de la memoria que había desarrollado cuando todavía se encontraba en Viena y que, sin que entonces él lo supiera, se construyó sobre principios que hoy se denominan cibernéticos. Bien pronto, aquello que entonces empezó siendo el estudio de procesos dinámicos de una naturaleza general reveló su importancia específica para la comprensión del hombre y de sus interacciones sociales ..f9,!!!.12I..e..!ld~L.9.,l,!~_el QQ_§.~txªdQ&J;~J fenóm~no qbse:ryado y el mismo proceso de observación form.an una ,tQ!<:!1!9~~li<21~LPl!,t;;~:l~ cle§compQper~s:.~~IL~.us ele-

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mentos a riesgo de reificaciones absurdas, tiene amplias consecuencias para nuestra comprensiÓn -del hombre y de sus problemas -ante todo de los métodos con los que, en el sentido «literal» de la palabra, éste «construye» su realidad, reacciona después ante ella como si existiera independientemente de él «allí afuera», y finalmente quizá llega al conocimiento perplejo de que sus reacciones son a la vez el efecto y la causa de su construcción de la realidad-. Este «espacio curvo» de la experiencia humana del mundo y de sí mismo, esta «clausura» -como la denomina Heinz von Foerster-, encuentra su expresión simbólica en la imagen del Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, y su expresión poética en las palabras de T. S. Eliot, para quien «el fin de toda nuestra exploración será llegar donde empezamos a interpretar por primera vez ese lugar». Es mérito de Lynn Segal haberlo conseguido en la estructura de este libro -cuyo último capítulo describe «una curva hacia atrás» sobre el primero e introduce al lector en lo que acaba de leer- como si fuera por primera vez. PAUL WATZLAWICK

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PREJ:A.CIO

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Existe la difundida opinión de que la filosofía debe ser dejada a los filósofos, la sociología a los sociólogos y la muerte a los muertos. Creo que ésta es una de las más importantes herejías -y tiranías- de nuestro tíempo. JoHN FowLEs 1

Heinz von Foerster es cibernético, matemático, físico y filósofo. Fue el 30 de junio de 1978, en San Francisco, cuando por primera vez le escuché hablar ante el Congreso Bianual de Terapia Familiar del Mental Research Institute. Su conferencia ofrecía la rara oportunidad, tanto al personal del Instituto como a los participantes, de escuchar a un cibernético hablar sobre los conceptos fundamentales que los terapeutas familiares habían tomado prestados de la cibernética para establecer el modelo de comportamiento familiar. Von Foerster es un orador electrificante y atesora un profundo saber que presenta con entusiasmo y humor. Habla muy deprisa, con un fuerte acento vienés, y envuelve cada frase con una gran riqueza de ideas. En la década de 1950, alguien escribió afectuosamente una historia de ciencia-ficción sobre él en la que un ordenador especial transcribía su intenso modo de hablar en un lenguaje comprensible. No es nada extraño que mis colegas se quedaran desconcertados por su ponencia. «Brillante quizá», decían «pero resulta extremadamente difícil de comprender.» Aunque me pasó algo similar, estaba fascinado por el material que exponía. Sólo debía averiguar de qué estaba hablando. Afortunadamente, en los años siguientes nuestros caminos siguieron cruzándose, lo que me proporcionó nuevas oportul. Fowles, John (1970). The aristas: A self-portrait in ideas. Boston: Little, Brown, pág. 8.

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nidades de escucharle y, al familiarizarme poco a poco con sus ideas, encontré que eran útiles para mi trabajo como psicoterapeuta y docente. Von Foerster transforma las ideas filosóficas y psicológicas de un tema que parece inútil y aburrido en herramientas conceptuales prácticas, por lo que sus teorías me ayudaron a conseguir una comprensión más profunda sobre cómo el lenguaje y la lógica forjan el pensamiento, particularmente en los modelos utilizados por los psicoterapeutas para llevar a cabo sus cometidos profesionales. Progresivamente se hacía también evidente que von Foerster, al igual que Freud, tenía algo que ofrecer a todo aquél que se tomara el tiempo, e hiciera el esfuerzo necesario para comprender sus ideas. De este modo llegué al convencimiento de que estas ideas debían ponerse al alcance de un público más amplio.

EL

LIBRO

Dos hechos me llevaron a escribir este libro. El primero fue que el Mental Research Institute (MRI) adquirió una colección de conferencias de von Foerster, grabadas tanto en cinta magnetofónica como de vídeo. La biblioteca de cintas del MRI proporcionaba una muestra representativa del material de von Foerster que contenía la mayor parte de los argumentos, ideas, historias e ilustraciones que le había escuchado en sus conferencias. El segundo fue que compré un ordenador con un sistema de procesamiento de textos de una capacidad excelente. Mi secretaria, que tenía el mismo procesador de textos, pudo transcribir segmentos de cinta magnetofónica de las conferencias en el disco del ordenador que yo pude editar en mi propio sistema. Expliqué a von Foerster que deseaba editar sus conferencias en un libro. Se mostró entusiasmado y alentador, y me sugirió que le dejara examinar una muestra de mi trabajo. Mis primeros borradores le gustaron, y en el verano de 1982 emprendí la finalización del proyecto. Durante el año siguiente, después de editar la mayor parte del material, me di cuenta de que el libro, de pronto, presentaba serios problemas. Había transformado la transcripción en la interpretación que Lynn Segal hacía de Heinz von Foerster.

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PREFACIO

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En segundo lugar, había seguido el esquema básico que él utilizaba en sus conferencias, y aunque éste era muy apropiado para la presentación oral, desgraciadamente era inadecuado para un libro, y significaba que el material tenía que someterse a una reelaboración en profundidad. A von Foerster le gustó el modo en que presentaba sus ideas y el esquema básico que proponía para la elaboración del material, pero, al mismo tiempo, tenía la impresión de que el libro debía ser mi propio proyecto. Me exigió que me dirigiese directamente al lector. El modo como me lo planteó fue: «¡Le doy completa libertad para que escriba su propio libro!». Y para ello se ofreció a darme todo su material -diagramas, ejemplos, referencias bibliográficas, anécdotas, etc.-. Además siempre estaría dispuesto a discutir conmigo sus ideas cuando fuera preciso, pero yo debía contar mi propia historia. La escritura y la interpretación debían ser mías. En otras palabras, mi papel había cambiado; ya no era el editor sino el autor -el único autor. Inicialmente su proposición me dejó sumamente preocupado. Carecía de formación formal en filosofía, matemáticas o neurofisiología. En realidad uno de los motivos para editar sus conferencias era profundizar en mi comprensión de estos temas. Después de sopesar los pros y los contras decidí aceptar su generoso ofrecimiento si podíamos alcanzar un compromiso. Continuaría mi plan original-presentar el material de conferencias de von Foerster en forma escrita- pero, en lugar de editar sus conferencias, el libro sería mi exposición sobre ellas.

UNA ADVERTENCIA AL LECTOR

El cambio que significa pasar de editar una transcripción a elaborar mi exposición del constructivismo de von Foerster requiere que el lector tome nota de lo siguiente: primero, muchas frases escritas en tercera persona se desprenden del original de la transcripción, es decir, traducen las palabras de von Foerster. Segundo, las citas sin número de referencia son mi propia interpretación de lo que von Foerster dice. La razón de su abundante utilización es que he intentado dar cuenta tanto del hombre como de sus ideas. Tercero, las citas con números

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de referencia se han añadido a efectos de clarificación. Cuarto, todos los diagramas y la mayoría de ejemplos son de von Foerster. Quinto, aunque el libro presenta el material que procede de varias conferencias de von Foerster, no pretende ser una presentación completa o exhaustiva de su pensamiento, del constructivismo, u otros temas afines. Sexto, aunque von Foerster ha leído y aprobado el manuscrito final, me hago responsable de la presentación del material. Además, a medida que esta obra avanzaba, decidí incluir muchas de las ideas de Humberto Maturana, un neurofisiólogo chileno, íntimo amigo y colaborador de von Foerster. La obra de Maturana complementa y amplía las tesis de von Foerster. Finalmente, en mi incesante búsqueda por hacer comprensible este material, escogí evitar en todo lo posible la dificultad inherente a la utilización de la fórmula él/ella, y sus respectivos posesivos y pronombres. La utilización que hago de la forma masculina no es ninguna expresión de desdén. Sin embargo, es posible que el lector se encuentre con alguna frase que parezca sexista, y por ello debo pedirle disculpas.

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AGRADECIMIENTOS

Casi nunca un libro es obra de una sola persona. Somos receptores de una larga historia de las ideas. Además, nuestra familia, los amigos, los colegas, los estudiantes y las secretarias generalmente desempeñan un papel importante en el proceso. Finalmente, está la interacción entre autor y editor(es) que da al manuscrito la forma de un producto acabado. Aunque soy el único autor de este libro, éste no se habría podido completar sin la ayuda de muchas personas y quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecérselo. A Heinz y Mai von Foerster, me gustaría expresarles mi profundo aprecio y gratitud por todo el afecto, el estímulo y la ayuda que me demostraron desde el principio hasta el final de este proyecto. También el generoso ofrecimiento de su tiempo, su energía, sus ideas y habilidades editoriales. Sin su concurso no habría podido escribir este libro. Y la auténtica recompensa de este proyecto fue el haber podido pasar mucho tiempo en su compañía.

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PREFACIO

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A Paul Watzlawick, le agradezco el haber dedicado su tiempo a escribir un prólogo. A Carol Wilder, mi amiga y colega, le agradezco igualmente el permitirme publicar la excelente entrevista que realizó al doctor von Foerster. A Sharon Lucas, le doy las gracias por transcribir las cintas magnetofónicas que eran difíciles de escuchar o de entender. A J ohn Herr y David Kahn, les debo agradecer especialmente las deliciosas horas dedicadas a discutir este material, en las que me ayudaron a clarificar mi propio pensamiento. A mis colegas, amigos y estudiantes que han leído partes de este manuscrito, Ann Brandewie, Neil Brast, Freda Carpenter, J oyce Emamjomeh, Richard Grossman, Maria Kent, Allen Vanderwell, Marty Weiner y Lenora Yuen, les doy las gracias por las sugerencias y los comentarios constructivos. LYNN SEGAL

Mental Research Institute Palo Alto, California

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INTRODUCCIÓN

Que Dios nos salve de lo que el hombre hace en el nombre de Dios. PALADIN,

Have Gun will Travel 1

El constructivismo de Heinz von Foerster tiene que ver con la convergencia de dos temas centrales: ~tcómo conoc~mos lo ~~_QD:~I!!o~.~MYJ~L\!D--ª-P~JI!l!!!J~e9cupación por el es.!~s!.2~~~!_.l!.al d~LI!l"Yl!4.RY~.!:L1:1U!!l<;l!!ÍQfild. Para el constructivista, los sueños de la razón denotan un denominador común que pasa por nuestro lenguaje y nuestra lógica, y que se manifiesta como deseo cJ.e gue lo gue damos en llamar «realidad» tenga una cierta figura y forma. El dsr§eo tiege varias diq;U(P,Siones. En primer lugar queremos que la realidad exista independientemente de nosotros en tanto que observadores de la misma. En segundo lugar Q,~s~arn2s que lfl re§t,lidag sea descubrible, gue nos sea acce§!_ple. En tercer lugar, .9ue~Q.!L~.~-gos secretos estén sujetos a .!:!.na legq]idad con la que podamos predecir, y en última instancia, controlar la realidad. En cuarto lugar deseamos la certeza; deseamos saber que lo que hemos descu~·~~~~'á'~'ía~realidad es cierto. El constructivismo radical cuestiona este deseo y asume la impopular tarea de demoler la fantasía de una realidad objetiva. Los co~structivistas sostienen gue no hay observaciones -es decir, no ha datos, no ha le es de la naturaleza, no ha ob"etos externos ue sean in e endientes de los observadores-. La le_gaJL.~ a cert~e todosJos fenóm~po~~~tyrales s~g :eropi~sla_
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SOÑAR LA REALIDAD

ran mirar a través de las lentes de su epistemología, los límites de lo que podemos conocer. Sin embargo, el objetivo básico del constructivismo no es criticar las epistemologías tradicionales, sino dar cuenta de la cognición, de la totalidad de nuestras facultades mentales, sin tener que suponer primero una realidad independiente. Los constructivistas sostienen que para comprender el mundo hemos de empezar comprendiéndonos a nosotros mismos, es decir, a los observadores. En esto consiste el dilema. No podemos dar cuenta del observador del modo en que lo hicieron la mayoría de los biólogos, los psicólogos, los neurofisiólogos, etc. Sus métodos tradicionales de hacer ciencia separan al observador de sus observaciones, prohibiendo la autorreferencia para preservar la objetividad. Si hemos de comprender la percepción, el observador debe ser capaz de dar cuenta de sí mismo, ae su proprncapacidad de percibir. De este modo, a diferencia de Tos" científicos y filósofos tradicionales, los constru.~ti~~a_?o_Etan la ~~!orreferencia y la recursión. Y puesto que cualquier cosa que se diga en un informe científico se dice con el lenguaje, el constructivismo apunta a formular una epistemología que pueda dar cuenta de cómo nace el lenguaje. Adoptar la posición constructivista es potencialmente liberador, permitiéndole a uno aprovechar su potencial creativo. Esta posición rechaza la creencia en una única respuesta correcta que excluya todas las demás posibilidades. La existencia de una riqueza de elección es el sello de un sistema adaptable o, en el caso de los seres humanos, sano. Examinemos el imperativo ético de von Foerster: «Actúa sieml?re de t~mq
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INTRODUCCIÚN

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CóMO ESTÁ ORGANIZADO ESTE LIBRO

El capítulo 1, «El mito de la objetividad», presenta el problema de la objetividad: ¿Qué podemos conocer más allá de nuestra experiencia? Las implicaciones históricas, filosóficas y científicas de este problema se examinan a la luz de cómo nuestro culto científico de la «objetividad» influye sobre la comprensión que tenemos de nosotros mismos y del mundo. El capítulo 2, «Las dificultades del lenguaje», discute el modo en que el lenguaje estructura nuestros dispositivos lógicos {el silogismo, la causalidad, etc.) e inventa «cosas», lo que nos conduce a creer que descubrimos «Cosas» en el mundo real y no que las inventamos. El capítulo 3, «Maturana y el observador», presenta el sistema de Humberto Maturana para tratar el problema de la objetividad cuando se hace ciencia (dar cuenta del fenómeno observado), sobre todo al estudiar la cognición y la funcionalidad del sistema nervioso central. Considerados en conjunto, los capítulos 4, 5, 6 y 7 intentan explicar de qué modo somos capaces de tener una experiencia tan rica del mundo cuando nuestros sentidos no codifican la naturaleza de los estímulos que los excitan. Estos cuatro capítulos integran varios conceptos «el sistema nervioso», «computación», «biocomputación», «el sistema nervioso», y «clausura»- en un intento por explicar la cognición sin dar por supuesto que los objetos de percepción existen independientemente del observador. De este modo la ecuación cognitiva entera se transforma. La pregunta científica que se plantea es la siguiente: ¿Qué clase de mundo es producido por un sistema nervioso cerrado o sin inputs? En otras palabras, dado un sistema nervioso cerrado, ¿cuál es la naturaleza de la cognición? El capítulo 4 trata del sistema nervioso, acerca de su estructura y función. El capítulo 5 presenta el concepto de «computación», su encarnación en los ordenadores, y el uso de máquinas «lógicas» para establecer los modelos de los procesos cognitivos. El capítulo 6, «La biocomputación» aplica conceptos computacionales al sistema nervioso. El capítulo 7 presenta y aplica los conceptos de «clausura» y de «recursión infinita»* * Sustantivación del verbo to recur, «Volver a la mente», que indica una repetición. Optamos por dejarlo así, recursión, aunque existe la vecindad teó-

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a las operaciones del sistema nervioso. De este modo, se habla del sistema nervioso como de una red neuronal sensoriomotriz cerrada que computa una realidad estable. El apéndice contiene una entrevista mantenida por Carol Wilder con von Foerster en su casa de Pescadero (California). Von Foerster describe su infancia, su emigración a América y muchas de las inteligencias privilegiadas que ha tenido el placer de conocer y con las que ha trabajado durante los últimos cuarenta y cinco años. Finalmente, el lector tomará nota de que la obra de von Foerster, un marco conceptual para la comprensión de la cognición, es «no tanto un edificio en su mayor parte terminado, sino más bien un espacio claramente forjado, donde las principales líneas de edificación están establecidas y el acceso está claramente indicado». 2 La obra de von Foerster abre más puertas de las que cierra. 3

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rica con el término propio de la gramática generativa <
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EL MITO DE LA OBJETIVlDAD

Lo que conocemos se considera generalmente el resultado de

nuestra exploración del mundo real, del modo que las cosas son realmente... Cómo conocemos es un problema mucho más molesto. Para resolverlo, la mente tiene que, por decirlo así, emerger de sí misma; pues en este punto ya no tenemos nada que hacer con los hechos que en apariencia existen independientemente de nosotros en el mundo exterior... PAUL WATZLAWICK

1

Cloquet odiaba la realidad, pero se daba cuenta de que todavía era el único lugar donde se podía pillar un buen bistec. WOODY ALLEN

2

El pez es el último en saber que vive en el agua. Aforismo chino 3

El problema de la objetividad se centra en la pregunta: ¿Qué podemos conocer acerca de la realidad? La epistemología dominante (teoría del conocimiento) que subyace a la mayoría de las explicaciones de los procesos de cognición empieza con el supuesto de que el mundo, es decir, la realidad objetiva, existe independientemente de nosotros, los observadores. De este modo, el imperativo lógico para el filósofo, el psicólogo o el neurofisiólogo es dar cuenta de cómo percibimos y tenemos conocimiento de nuestro mundo. Aunque podamos afirmar lingüísticamente la noción de objetividad -conocimiento de un objeto independiente de la observación-, no hay modo alguno de probar la existencia de l. Watzlawick, Paul (comp.) (1984). The invented reality. How do we know what we believe we know? Nueva York: W. W Norton, pág. 9. 2. Allen, Woody (1980). Side effects. Nueva York: Ballantine, pág. 13. 3. Fuente de referencia desconocida.

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EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

la realidad o de confirmar nuestro «Conocimiento». Los filósofos de la ciencia son muy conscientes de este dilema y, cuando se les presiona, admiten que los científicos deben garantizar meramente la objetividad de la realidad, si quieren hacer ciencia y ofrecer explicaciones científicas de los fenómenos observados. Este libro tiene que adoptar un procedimiento contrario a estos supuestos. Construirá una epistemología que sostenga que lo que conocemos es una función del observador y no de lo que es observado. Sin embargo, antes de construir esta epistemología, nos es preciso examinar detenidamente el problema desde las perspectivas semántica, filosófica y neurológica. De este modo, la pregunta que tenemos planteada es: ¿Qué significa la noción de «objetividad» y por qué la rechazan los constructivistas?

PUNTOS DE PARTIDA

Nuestro punto de partida inicial será examinar el modo en que el lenguaje genera la noción de objetividad. Cada uno de nosotros es un observador, un sistema biológico capaz de observación. ~1!->s observadores vive11 en ~1 l~ng}laje del mism() m9do q~~- el_E~~~l1_el_~~ua_:__g!_}_<::~-~uaj~~~2-~!-~éd!~lE-_de __

;~z:~Í~ae:~J,~~~~L~5;~-it~~:rf~!~~~~~~~i~ ~~~:ee~:rs~~

----------------·-----~-----·····-··-··--·-----·---~----· .............. q¡ _______ .... él mismo.» 4 El lenguaje usa símbolos para representar cosas, que puea:en ser tanto concretas como conceptuales. Por ejemplo, no hay nada semejante a una silla en la palabra «silla» o semejante a una mesa en la palabra «mesa». Para poder utilizar símbolos se requiere un acuerdo entre los observadores. Hablar una lengua significa compartir acuerdos sobre la percepción de la «realidad», una palabra cuyas raíces latinas se remontan al sustantivo res, que significa «Cosa». 5 Sin embargo, si examinamos detenidamente el término res, encontramos

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4. Maturana, Humberto. Conferencia <
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··~ EL CONOCIMIENTO OBJETIVO

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que res se refiere a asuntos de gestión y de propiedad. La raíz latina res aparece en la palabra «república», la propiedad pública; res define lo que es poseído. El corredor de bienes raíces vende realidades, propiedades inmuebles, aquellas cosas que son inmóviles. Por lo tanto res es, en esencia, un concepto jurídico. Damos por sentado que la «realidad» contiene cosas u objetos que existen de modo independiente del observador. Cuando menos ésta es la creencia común. La mayoría de los lingüistas sostienen que el lenguaje surge del modo en que aprendemos a nombrar estos objetos:..C~gg~~d2~5~2:r! l
x-fá."1ñversa,

cuando se.descubre

EL

CONOCIMIENTO OBJETIVO

Sin embargo, ¿pueden los observadores tener un conocimiento objetivo? 6. Ibíd.

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EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

La clave para solucionar este problema se encuentra en la cuestión: ¿En qué medida es correcto nuestro conocimiento? ¿En qué medida son correctas las percepciones que tenemos de la realidad? Como explica von Glasersfeld/ ya en el siglo VI a.C., los filósofos definían el conocimiento como aquello que representa o explica alguna otra cosa. El conocimiento se juzgaba correcto cuando se consideraba equivalente, isomórfico o característico del fenómeno original. Von Glasersfeld describe esta relación como icónica, es decir, efcoñodmferiio es unlcqno, umi'iñiageñ qué repréSeñt~Cafgiiria-ofra-cosa:-----···--" ~aturaTilleirte:-explíca vOiiGiase-rsfefa:-Ioslilósofos pronto se plantearon la pregunta: ¿En qué medida mi conocimiento es correcto? ¿En qué medida es acertada mi imagen? Estas preguntas ayudaron a crear una paradoja que atormentó a filósofos y científicos durante más de dos mil años. ¿Cómo se puede juzgar la precisión de la imagen que uno ha elaborado? Si se toma una segunda imagen, se nos plantea el mismo problema que teníamos con la primera. ¿Cómo tomar una imagen del original que no sea una imagen, una copia, una representación? Es imposible tener experiencia de algo antes de experimentarlo. Sólo podemos volver a comprobar nuestras imágenes con otras nuevas o con las de otros observadores. Como señala von Glasersfeld, la historia de la filosofía occidental es una historia de errores geniales: sistemas filosóficos que no han logrado solucionar este problema.

HISTORIA DE LA OBJETIVIDAD EN LA ÉPOCA MODERNA

La cultura occidental contemporánea glorifica el conocimiento y la verdad. Los científicos, nuestros nuevos sumos sacerdotes del conocimiento, son <
HISTORIA DE LA OBJETIVIDAD

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los hombres creyeron que Dios había hecho al hombre a su imagen y que lo había situado en el planeta inmóvil Tie,rra, el centro del universo espiritual y vivo de Dios. La r~alidad era jerárquica, «empezaba con Dios en la cúspide y descendía a través de los ángeles, los seres humanos y los animales hasta formas de vida cada vez más inferiores». 9 Todas las ;;tccion~s humanas se explicaban teológicamente, es deéir, como si tuvieran lugar para mayor gloria de Dios. La ciencia medieval, en su mayor parte una rama de la filosofía cristiana, intentaba comprender el sentido y la significación de los fenómenos observados. Pero, a diferencia de los científicos modernos actuales, los científicos medievales no intentaban predecir y controlar la naturaleza.10 En 1543 el concepto medieval de realidad empezó a descomponerse. Nicolás Copérnico se atrevió a afirmar que la Tierra se movía sobre su eje y giraba alrededor del Sol. Siguiendo sus pasos, Kepler y Galileo proporcionaron demostraciones adicionales en apoyo de estas afirmaciones revolucionarias, y aceleraron así el derrumbamiento del universo geocéntrico ptolomeico que había estado vigente durante mil seiscientos años. El hombre ya no vivía en el centro del universo. Con este cambio en el pensamiento, la realidad cobró una nueva apariencia. Los filósofos y científicos, ·que ya no daban por sentado que el gran libro de la naturaleza estuviera escrito en lenguaje bíblico, afirmaban que el verdadero lenguaje de la naturaleza era matemático. Galileo barrió las ideas escolásticas de las substancias y las explicaciones teleológicas, argu-

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que los átoil:,?..:t·s~m~~y~~,~~-~~~p~~_!()xl:lntiemEo ..q~~. son homogéneos e inrinitos, y en 1os que todos los procesos pueden formularse matemáticamente. El mundo real es matemático. «En resumen, todo lo que contaba era el número.» 11 La imagen del mundo sin espiritualidad de Galileo se pro9. Capra, Fritjof (1982). The turning point: Science, society and the rising culture. Nueva York: Bantam Books. (Trad. cast. en Roselló Imp., El punto crucial, Barcelona, 1986.) 10. Ibíd. 11. Matson, Floyd W (1964). The broken image: Man, science and society. Nueva York: George Braziller, pág. 27.

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pagó y fue formalizada por el filósofo y matemático francés René Descartes, el cual redujo el funcionamiento de la naturaleza a un sistema geométrico. Tal como lo enuncia Capra: A la edad de veintitrés años, Descartes tuvo una visión iluminadora que había de modelar por entero toda su vida. Después de algunas horas de intensa concentración, durante las cuales pasó revista a todo el saber que había acumulado, percibió, en un repentino destello de intuición, «la fundamentación de una ciencia maravillosa» que prometía la unificación de todo el conocimiento... En su visión Descartes percibió cómo podía realizar este plan. Vio un método que podría permitirle construir una ciencia de la naturaleza completa sobre la que podría tener certeza absoluta; una ciencia basada en las matemáticas, en los primeros principios plenamente evidentes. 12

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La ambición de Descartes queda reflejada en el título de su obra más famosa, Discours de la méthode pour bien conduire sa raison et chercher la verité dans les sciences (Discurso del método para conducir rectamente la propia razón y buscar la verdad en las ciencias), editada en Francia en 1637. El cogito ergo sum* de Descartes convertía la mente en algo más digno de confianza que la materia, y le llevó a concluir que ambas estaban separadas y eran fundamentalmente diferentes. De este modo, afirmó que no existe nada que siendo del cuerpo pertenezca a la mente, y nada que siendo de la mente pertenezca al cuerpo. Esta separación de mente y cuerpo se ha dado en conocer como el dualismo cartesiano. ~-du~!~m~;E~~!i~, a De~.C:a.~.!~-~._:>.l:!pe_rar alg_1:1~s pr5Jblemas. Primero, y uaao que como hombre religioso creía en la

~:~~~~~~~a!:ceaii1crJ~'a~ ~~~~6~~~es~~{ri!*~í~e~~ITí~~a;

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eñfá""'sa1Vacióñ~de~su~alma.~En segundolugar, salvóiós proble-

mas de ambigüedad asociados a los datos sensoriales. Durante centenares de años, los filósofos supieron que esos datos podían ser ilusorios o distorsionados, pero los sistemas racionalistas, como las matemáticas, evitaban el problema de la incertidumbre limitándose al dominio lógico. A saber, dadas las

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* «Pienso, luego existo». 12. Capra, Fritjof (1982).

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leyes de la suma -un sistema lógico- dos más dos siempre es igual a cuatro. El sistema de Descartes quería deducir las leyes de la materia. El mundo de la materia de Descartes era una máquina perfecta, cuyas propiedades podían describirse y predecirse matemáticamente. De?c~es afirmaba g~~-J~Blateria sólo tenía propiedades primarias -número, figura, tamaño, posici6n y movimien!o=:AI igji~}USé~!!~rié~q~~~~feñtiii<::?s, Descartes creía que las cualidades primarias eran propiedades del mundo real, independientes de la observación. Las cualidades de la mente eran la imaginación, el pensamiento, la voluntad y otras funciones mentales superiores. «La mente no estaba localizada en el espacio ni sus operaciones estaban sometidas a las leyes mecánicas. Es por ello que cualquier persona vive dos historias colaterales, una de ellas consistente en lo que le sucede a su cuerpo y dentro de él, la otra consistente en lo que le sucede a su mente y dentro de ella. La primera pertenece al ámbito público, la segunda al privado. Los acontecimientos de la primera historia son acontecimientos en el mundo físico; los de la segunda son acontecimientos en el mundo mental.» 13 Como creyente, Descartes suponía que Dios había creado ambas substancias. Sin embargo, una vez Dios hubo creado el mundo de la materia, el hombre pudo descubrir deductivamente el plan original divino, con independencia de la experiencia sensorial, y hacerlo del mismo modo en que se deducen los sistemas matemáticos. La escisión mente-cuerpo sigue atormentando a aquellos científicos que estudian los fenómenos de la cognición y la naturaleza de la materia. Como comenta el físico Werner Heisenbe!:~· «esta div_is~ó~?; (eL~~<;t)ismo ~ir}~~i~~~I~-~-P~!let!"ado _E!9fundamente en la mente humana durante los tres siglos ----·-··--~·~-~~•-•.oc ·-·······~~'''''•''''·'''

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~-~fi~~aar~=~~~~¡;~f~!~~~·~ela¿i;¿~~~~~:r~~~~le~~ · · .,.._. · · ·· · Cieti-reaiTCiaéG:·cr~-----···

Sin embargo, estos problemas tardaron años en salir a la 13. Ryle, Gilbert (1949). The concept of mind. Nueva York: Barnes and Noble, págs. 11-12. 14. Capra, Fritjof (1982).

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superficie. En la cadena de acontecimientos que históricamente siguieron, la obra de Descartes preparó el camino para la mecánica de sir Isaac Newton, el príncipe heredero de la ciencia clásica. Newton redujo el universo mecanicista cartesiano de la materia a las tres leyes del movimiento (ley de la inercia, ley de la aceleración, y el principio de la igualdad de la actio y de la reactio) y a la ley de la gravedad. Su cálculo describe un mundo material sin alma, sin finalidad, formado por conglomeraciones de materia que se mueven en un sistema coordinado de tiempo y espacio absolutos. Como señala Rapoport, 15 la matemática de la ciencia clásica proporcionaba a los físicos un poderoso instrumental para comprender la naturaleza, un denominador común que permitía la comprensión de fenómenos en apariencia tan diferentes como la mecánica, la luz, el sonido, el calor, la electricidad y .el magnetismo. Sin embargo, a diferencia de Descartes, que se limitaba a la deducción, Newton, un empirista, insistió en que todas las deducciones, al margen de lo rigurosas que fuesen, habían de ser confirmadas por la observación. Al demostrarse que la imagen mecanicista newtoniana del mundo era fructífera, ésta empezó a impregnar la conciencia occidental, influyendo en cada ámbito del aprendizaje humano. Por cientos, los divulgadores llevaron el saber newtoniano al público en general. Así, por ejemplo, el filósofo social francés Saint-Simon proclamaba que «la gravedad universal es la única causa de todos los fenómenos físicos y morales». El filósofo y matemático d'Alembert resume el impacto del pensamiento newtoniano así: La ciencia de la naturaleza acumula día a día nuevas riquezas ... Se ha reconocido el verdadero sistema del mundo... En resumen, desde la Tierra a Saturno, desde la historia del cielo hasta la de los insectos, se ha revolucionado la filosofía de la naturaleza; y casi todos los ámbitos del saber han adoptado nuevas formas ... Esta fermentación, que se propaga a través de la naturaleza en todas direcciones, ha arrastrado a su paso casi con violencia todo lo que con anterioridad estaba en su camino, como un río que ha reventado sus diques... De este modo, desde los prin15. Rapoport, Anatol. (1968). Prefacio a Modern Cybernetics Research for the behavioral scientist, Buckley, W. (comp.). Chicago: Aldine, págs. xiv-xv.

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cipios de la ciencia secular hásta los fundamentos de las revelaciones religiosas, desde la metafísica hasta las cuestiones de gusto, desde la música hasta la moral, desde las discusiones escolásticas de los teólogos hasta los asuntos de comercio, desde la ley natural a la ley arbitraria de las naciones ... Todo ha sido discutido, analizado o, por lo menos, mencionado». 16

La concepción científica de la realidad que emergió en el siglo xvn es, en buena medida, la responsable de nuestro idilio con la causalidad. «Newton dio al mundo la primera formulación rigurosa de la doctrina de la causalidad. Dicho de un modo más sencillo, la doctrina afirma que las mismas causas generan los mismos efectos.» La doctrina causal afirma que «la evolución de cualquier sistema físico está controlada por leyes rigurosas. Éstas, juntamente con el estado inicial del sistema (que se supone aislado), determinan sin ambigüedad cualquier estado futuro y también cualquier estado pasado. La historia completa del sistema durante todo el tiempo está, de este modo, determinada por las leyes y por el estado inicial». 17 La doctrina de la causalidad parecía satisfacer la eterna búsqueda de certeza y de objetividad. Los filósofos y los científicos del siglo XVI y xvu creían haber salvado, si no resuelto, el problema de la objetividad. El método que utilizaban requería dos factores: En primer lugar, suponían que la naturaleza opera sin voluntad o propósito, como un enorme sistema de relojería, independiente tanto del hombre como de Dios. Cuando el emperador Napoleón I preguntó a Laplace, el matemático y astrónomo Francés;-·caiiiüeiiCafaba Dlos-eriSü--srs-feffia;Lapi~ice .Et;FE"?~-~:_~~-~€cesi~?.B~:~!R?'!~-~s». O, como Rooert J. Oppenheimer expTica7a gigantesca máquina (el universo newtoniano) era objetiva en el sentido de que ningún acto o intervención humanos determinaba su comportamiento». Matson ha expresado la misma idea, aunque desde un punto de vista un poco diferente, al escribir: «A través de la inexorable reducción de toda realidad conocible a las dimensiones de un meca16. D'Alembert, Elements de philosophie; citado en Matson, op. cit., pág. 28. 17. D'Abro, A. (1951). The rise of the new physics (vol. 1) Nueva York: Dover Press, pág. 45.

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nismo objetivo, la brecha entre quien conoce y lo conocido, entre el mundo objetivo y el subjetivo, se convierte en la medida de la distancia entre la apariencia y la realidad». 18 En segundo lugar, desarrollaron procedimientos de objetivación de la observación para excluir los prejuicios humanos, o dejarlos sin efecto, que se configuraron como el método científico. Aunque la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica han alterado radicalmente el enfoque que el físico tiene de la realidad, este cambio no ha afectado al ciudadano medio. Y lo que es igual, o incluso más importante, muchos científicos no han revisado tampoco su concepción acerca de la realidad y de la naturaleza del trabajo científico. De este modo, la mayoría ve el mundo como lo veían los científicos del siglo xvn, y supone que es posible sostener la objetividad y conocer la realidad. :¡

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VERDAD, ENTENDIMIENTO Y REALIDAD

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Nuestra mentalidad característica del siglo xvn se manifiesta en la vida cotidiana. Si este último enunciado parece disparatado, entonces detengámonos y examinémoslo: ¿Ha reparado últimamente algún aparato mecánico, o ha recogido datos bursátiles, zanjado una disputa, repasado los deberes de su hijo o tomado parte en un jurado? ¿O, acaso se gana la vida comprobando nuevos medicamentos, diseñando ordenadores, o bien ejerce la abogacía o investiga las reclamaciones de seguros? Éstas y otras incontables actividades requieren la acumulación de datos o de información: no precisamente cualquier dato, sino los datos que son correctos o precisos, es decir, que son verdad. A la búsqueda de objetividad y de verdad se la conoce por muchos nombres. En el lenguaje corriente, buscamos la impresión general, el factor esencial o los hechos. Los que tienen una mentalidad más científica hablan de dar cuenta de la divergencia, establecer datos fidedignos y válidos, hacer predicciones precisas y validar hipótesis. 18. Matson, Floyd W. (1964). The broken image: Man, science and society, Nueva York: George Braziller, pág. 42.

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VERDAD, ENTENDIMIENTO Y REALIDAD

Simplificando mucho, la búsqueda de la verdad es una especie de trabajo de investigación policial. Supongamos un policía que sospecha que J ones, un ex convicto, vende drogas ilegales. Después de convencer a un juez para que le conceda una orden de registro, el policía entra en el apartamento de Jones y encuentra medio kilo de heroína y los avíos para diluirla. El policía ha destapado o, mejor dicho, ha descubierto la prueba concreta que encaja con su convicción. La realidad ha confirmado la visión del mundo del policía. Ésta es, dicho brevemente, la forma y la manera en que suponernos que el mundo objetivo se establece, poniendo de acuerdo algo que hay en la mente con algo que creernos que existe independientemente de nosotros en el mundo concreto. Buscar continuamente la confirmación directa de nuestros pensamientos y percepciones no resulta práctico. La mayoría de nosotros no tiene el tiempo, el dinero, las aptitudes o los recursos pertinentes para hacerlo. Así, confiarnos en que lo que los demás dicen es verdad. Validarnos o modificarnos nuestras ideas y percepciones poniéndolas en consonañCia las cepciones de IüsCTeiñá5."ffilícfeñfénie.ríie·iúúica··saoemósio que pasa por las cabezas de los otros. De este modo resultaría más exacto decir que hacernos que nuestras percepciones compitan con lo que los demás dicen sobre las suyas propias. A veces esperarnos que los demás nos digan cómo son las cosas realmente leyendo sus libros. El libro contiene lo que otros dicen que son hechos. Así, el libro se convierte en nuestra fuente de verdad, es decir, de Realidad. La credibilidad del libro depende de los procedimientos del autor. Las afirmaciones deducidas mediante procedimientos científicos gozan de nuestra mayor estima. De este modo, somos más propensos a creer en los dictámenes de un laboratorio de pruebas independiente que no en el folleto de propaganda del fabricante. Cuando confiarnos en nuestros propios sentidos, si dudamos de la información procedente de un dato sensorial lo comprobarnos con otro distinto. Se demostró una confirmación de la realidad mediante el emparejamiento de dos percepciones sensoriales (inputs), por ejemplo, en la versión cinematográfica de la novela clásica de Alejandro Dumas, El conde de Montecristo. Durante, el héroe de la historia, anhela la compañía de otro hombre tras muchos años de cautiverio injusto y solí-

con

per-

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EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

tario. Un día empieza a moverse una gran piedra de su mazmorra y entra arrastrándose un hombre viejo y de aspecto mugriento. Atónito, y sin poder mediar palabra, Durante no puede creer lo que ven sus ojos. Primero, el visitante se queda inmóvil. Durante quiere averiguar si se trata de una alucinación. Con los ojos desorbitados, conteniendo su respiración, camina hacia el anciano visitante. Entonces, cuando se encuentra escasamente a medio brazo de distancia de él, se detiene y le toca con cautela los cabellos y el rostro, y después de realizar su conexión táctil, la expresión de su rostro sufre una metamorfosis. Rodeando con sus brazos al visitante, lo abraza de todo corazón y empiezan a saltarle lágrimas de alegría. «Temía que no fuese real», exclama Durante. Al correlacionar sus sentidos del tacto y de la vista, Durante creía haber confirmado la realidad del visitante. Sin embargo, no podemos utilizar la modalidad de un único sentido para confirmar otro y confirmar así la realidad objetiva. El ojo no puede oír; el oído no puede ver. Sólo podemos l correlacionar la experiencia de un sentido con otro. Paul Watz--l- lawick lo expresa así: «Por muy diferentes que sean entre sí ¡ las visioneSfiTosófíca:deíiHfíca;·soéial, ideoTo-gíéamndividual el mundo tienen todavía una cosa en común: la suposición ásica de que existe una realidad y que determinadas teorías, ~~í~~
CoNSTRUCTIVISMO

Raras veces los científicos ponen en tela de juicio la suposición de que la realidad existe independientemente del observador. Cuando lo hacen, deben correr el riesgo de ser etiquetados de excéntricos o bien de buscar publicidad. Sin embargo, un número cada vez mayor de estudiosos y científicos célebres se sienten tanto intelectual como emocionalmente obligados a correr este riesgo. Conocidos como constructivistas, entre sus filas se encuentran el antropólogo Gregory Bateson, el psicó19. Watzlawick, Paul (comp.) (1984). The invented reality: How do we know what we believe we know? Nueva York: W. W. Norton, pág. 15.

CONSTRUCTJVIS1,10

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lago-filósofo Ernst von Glasersfeld, los psicólogos J ean Piaget y Paul Watzlawick, los biólogos Humberto Maturana y Francisco Varela, el neurofisiólogo Warren McCulloch, el físico Erwin Schrodinger y, claro está, Heinz von Foerster. Von Foerster -cibernético, matemático, físico y filósofo- afirma que CONSTRUIMOS O INVENTAMOS la realidad en lugar de descubrirla. Nos engañamos a nosotros mismos al dividir primero nuestro mundo en dos realidades -el mundo subjetivo de nuestra experiencia y el llamado mundo objetivo de la Realidad- y al afirmar, luego, que nuestro entendimiento está basado en la adecuación de nuestra experiencia a un mundo que suponemos que existe independientemente de nosotros. A primera vista la noción de una realidad construida parece insondable y absurda. Todo no es caos; en el mundo domina el orden. ¡Existe! ¡Nada podría ser tan obvio! La realidad construida de von Foerster socava las bases a partir de las cuales obtenemos conocimiento. ¿Piensa que simplemente inventamos la realidad confeccionándola en nuestras cabezas? ¿El constructivismo es sólo otra versión del solipsismo de David Hume? No, von Foerster no es un solipsista. No piensa que simplemente imaginamos el mundo. No niega la realidad. Como el resto de nosotros, esquiva repetidamente los coches que vienen de frente en el sentido de su marcha y no intenta atravesar las paredes. Más bien, tal como lo expone Rolf Breuer, von Foerster sostiene que «.. .la objetividad dada del mundo es aparente y que es incorrecto suponer que los biólogos, los psicólogos, los antropólogos o los físicos descubren la realidad y la representan en su descripción o formalismo». 20 Von Foerster sostiene que carecemos de una base para utilizar la «objetividad» como validación de los argumentos científicos. Nuestra creencia en la objetividad impide el progreso científico; impide sobre todo la comprensión de nosotros mismos. Ésta es la cuestión clave del constructivismo. Si suponemos una realidad objetiva, entonces ésta determina desde el comien20. Breuer, Rolf. «Self-reflexivity in literature: The example of Samuel Beckett's novel trilogy», en Watzlawick, Paul (comp.) (1984), The invented reality: How do we know what we believe we know? Nueva York: W W Norton, pág. 145.

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zo las explicaciones que demos del observador. Al rechazar la objetividad, los constructivistas no abrazan el solipsismo. Rechazan la ilusión de la existencia de alternativas entre una realidad objetiva y el solipsismo. A este respecto sus esfuerzos científicos son únicos. Los científicos en su totalidad están muy familiarizados con este problema. Como el físico Max Planck21 apunta: "L":Hay un Il1undo real que existe con independencia de nues-

-+--:rro acfo-ae-- coriociriiienfo.

2. El mundo externo real no es directamente conocible. El físico D'Abro sostiene que «el primero de estos enunciados no puede probarse o refutarse ni mediante argumentos a priori ni mediante experimento; la posición del solipsismo es inatacable. Por razones pragmáticas, sin embargo, la existencia independiente del mundo externo ha de ser admitida». 22 «NO», contestan von Foerster y Maturana. «No estamos dispuestos a hacer esta suposición pragmática.» Quieren evitar la clase de pensamiento que aparece en el número de diciembre de 1984 de la revista Scientific American, donde Cooper y Shepard/3 en su artículo titulado «Turning Something Over in the Mind»,* afirman, <>. 21. Planck, Max (1932). Where is science going? Nueva York: Norton, pág. 82. 22. D'Abro, A. (1961). The rise of the new physics (vol. 1). Nueva York: Dover Press, pág. 14. 23. Cooper, Lynn A. y Shepard, Rodger, N. (1984, diciembre). <
UNA OJEADA A LA OBJETIVIDAD

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la mayoría de investigaciones sobre los procesos mentales, es una petición de principio. Los constructivistas sostienen que para explicar el observador, no tenemos que suponer la existencia independiente del mundo externo.

UNA OJEADA MÁS DETALLADA A LA OBJETIVIDAD

¿Qué nos pueden decir los sentidos sobre el mundo? No se trata de un problema trivial. La ciencia «avala una epistemología (teoría del conocimiento) llamada empirismo. Esta epistemología es, según se dice, diferente de algunas otras (por ejemplo, el racionalismo, el misticismo) por el hecho de que hace de la experiencia sensorial la fuente última de conocimiento. Para el empirista, todo conocimiento genuino debe derivarse de, o ser en última instancia relativo a los datos de los sentidos».24 Pero los sentidos no nos pueden dar certeza perceptiva. La ciencia tradicional intenta controlar los prejuicios del observador excluyendo al observador mismo. Esta postura se puede hacer remontar hasta Galileo, que escribió: «Pienso que estos gustos, colores, etc., no son más que meros nombres, y residen únicamente en el cuerpo sensible; de manera que si se eliminara al animal (hombre), entonces todas estas cualidades serían abolidas o aniquiladas». 25 Como se afirmó con anterioridad, la supresión se consigue con el lenguaje. El fundamento universal para la objetividad es el siguiente: si una explicación científica es válida, cualquier científico cualificado puede -dados el tiempo, el dinero y los medios técnicos necesarios- reproducir el experimento y observar los mismos resultados. Se dice que los «descubrimientos científicos» son independientes de la persona que lleva a cabo el trabajo científico. Si son repetibles, la comunidad científica concluye que representan un descubrimiento sobre la realidad en lugar de una construcción realizada por el observador, y del primer científico que los hace públicos se dice que los ha des24. Mahoney, Michael, op. cit., pág. 129. 25. D'Abro, A. op. cit., pág. 14.

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cubierto -por ejemplo, Isaac Newton descubrió la gravedad-. (El lector quizá se dé cuenta de lo natural que parece la palabra descubrimiento en el contexto de este párrafo. Sin embargo, este término, «descubrimiento», encubre la suposición metafísica de que se pueden descubrir cosas que existen con independencia de los observadores.) Mientras que el sentido común sugiere que el método científico debe controlar los prejuicios individuales, surge un problema cuando preguntamos si una comunidad de observadores puede ser objetiva. Que se compartan acuerdos entre observadores-científicos no prueba que sus datos sensoriales sean objetivos, es decir, independientes de los observadores. La proposición en su conjunto es absurda. ¿De qué modo puede haber ciencia sin observadores? ¡No habría nada que observar! Los científicos admitirán que, en el mejor de los casos, las verdades científicas son válidas consensualmente, pero, como explica D'Abro, 26 los científicos suponen la objetividad por razones pragmáticas. Así, disponemos de «acuerdos» sobre explicaciones, que reciben el nombre de «explicaciones científicas». Pero científicos y profanos creen que la objetividad valida la veracidad de las observaciones y de las explicaciones, punto éste que justifica una discusión ulterior. Las explicaciones científicas utilizan el objeto, que existe con Inae-pendel1da_4~1 ooservaaüi,como base de su explicación, pero seguramente se trata de una contraéiTCcRm;porque-¿"cómOse puede utilizar lo qiienojmede. ser conocido-;Ta-cósa en sí misma, paravaHdar una expiicacióíiT ____ . -Así pues, podemos distinguir dos epistemologías: la epistemología del sistema observado, avalada por la ciencia tradicional, y la epistemología del observador, avalada por los constructivistas. Los científicos tradicionales abrazan una epístemología según fácuarrárealfdadpuede confirmarse mediante ra c~oin-paración de los rriúiiaosinú~inoyexterño. Lüs"constructivistas, alalJrazir-una epístemología "de-córreTación, sostiell~!!_9E~~~~sjracreencia eii_lln~t~_aliaad óbjetíva surge de la correlación de nuesrra__~P~!i~.E5:~i~-~~-!!~s.>!.i~J. Puedo ver un objeto, toco un objeto; por lo tanto, puedo correlacionar mi experiencia de él y operar con él. Si correlaciono mi experiencia de un lápiz, puedo escribir con él. 26. D'Abro, A. op. cit., pág. 14.

CONFIRMACIÓN Y CORRELACIÓN

CoNFIRMACióN

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coRRELACióN

El constructivismo expresa dudas acerca de la idea de que emparejamos la experiencia con la realidad. Los constructivistas sostienen que no necesitamos suponer la «objetividad» para hacer ciencia. No existen descubrimientos que sean independientes de los observadores. Los sistemas de observación sólo pueden correlacionar sus experiencias sensoriales con ellos mismos y con cada uno de los demás. «Todo cuanto tenemos son correlaciones», dice von Foerster. «Veo el lápiz y lo cojo; puedo correlacionar mi experiencia del lápiz y utilizarlo... hay un profundo hiato que separa la escuela de pensamiento (sobre la realidad) de una escuela de pensamiento, en la que los distintos conceptos de "confirmación" y "correlación", respectivamente, se toman como paradigmas explicativos de las percepciones. Esto es, la escuela dice que mi sensación del tacto es confirmación de mi sensación visual de que "aquí hay una mesa". Una escuela dice que mi sensación de tacto, en correlación con mi sensación visual, genera una experiencia que podría describir como "aquí hay una mesa".» 27 Como se ha afirmado anteriormente, no podemos ver lo que oímos u oír lo que vemos. Éstas son sólo inferencias que surgen de correlacionar dos modalidades sensoriales. La visión estereoscópica proporciona otro ejemplo del modo en que malentendemos «Confirmación» por «correlación». No confirmamos lo que vemos con el ojo izquierdo mediante lo que vemos con el ojo derecho. La inversa tampoco es cierta. Cada ojo nos presenta una imagen diferente. Al correlacionar estas dos imágenes, construimos algo nuevo, la percepción de la profundidad. EL ESTUDIO DE LA PERCEPCIÓN No es casual que muchos constructivistas pongan en tela de juicio la objetividad. Las investigaciones de la percepción les fuerzan a enfrentarse a la cuestión de la incertidumbre perceptiva. Los científicos que investigan fenómenos diferentes a 27. Von Foerster, Heinz (1981). «Ün constructing a reality». Reimpreso en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 295.

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los de la cognición pueden evitar la incertidumbre perceptiva suponiendo que cuando los prejuicios del experimentador están adecuadamente controlados, los sentidos comunican datos objetivos sobre el mundo real. Esta posición no será operativa cuando se estudie la percepción. Por ejemplo, si un científico estudia la vista, ¿qué piensa éste del objeto que ve la persona con quien experimenta? ¿En qué ámbito afirma que el objeto existe? ¿En el ámbito perceptivo compartido por él y el sujeto de experimentación, o en el ámbito de la realidad, independiente del sujeto de experimentación y del científico? Cualquiera que estudie la percepción como un científico tradicional, se excluirá de sus observaciones, relegando lingüísticamente los objetos presentes en sus experimentos al ámbito de la Realidad -con una R mayúscula-. Si tiene que diseñar un experimento en el que el sujeto mire una pelota coloreada, entonces realiza experimentos para explicar cómo el sujeto puede verla. Suponiendo la existencia objetiva de la pelota, intenta explicar cómo la ve el sujeto, es decir, de qué modo el aparato psicofisiológico representa la pelota en la experiencia fenomenológica del sujeto. En otros términos, explica cómo el sujeto percibe (capta) la realidad objetiva. Supone, a priori, que los objetos existen en el mundo, lo que es una suposición metafísica. ¿El propósito de su experimento es aprender cómo percibimos la realidad objetiva o aprender sobre la percepción? Los constructivistas sostienen que ambos son diferentes. El observét_dor íexperim~nté:lQQ!:)Y el ~jJ>J.t:!TIª-_üQ§_~:ryªg~üe1_~1,!jeto del e_)(:p~~L~-~-1:!!2l..P-!:l_e_4~B-~~-tétr.<:le_ª~l:l~n:lg ..~!Lque .P~I<::l!?.~J?.Ja pelqJ¡l,p~rq~QB~Q.. §.igr!ificé;l qu({Jª.IJ~!QJél.~Xi§Jgt ing~peJ]._<;lj_ente­ mente de ellos. Esta cuestión sutil pero muy importante impregna la literatura sobre la percepción y el cerebro. En su libro de éxito, The Brain, Richard Restak escribe: «Si abres el circuito de televisión que va desde una cámara a una pantalla, en ningún lugar encontrarás una imagen en miniatura del mundo. Y si abrimos un cráneo para examinar el cerebro, todo cuanto descubrimos en su interior es un órgano rosáceo con la textura de un aguacate. En ambos casos, en realidad, los objetos que se encuentran en el entorno no han sido puestos dentro de la televisión o del sistema nervioso, sino que han sido transfor-

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CODIFICACiúN INDIFERENCIADA

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mados en representaciones simbólicas: puntos brillantes en la pantalla de televisión, o neuronas que funcionan activamente en el interior de nuestro cerebro». 28 En la descripción de Restak se encuentra implícita la suposición de que los objetos existen, independientes de los observadores que los transforman en representaciones simbólicas. ¿De qué modo los científicos dan cuenta de su propia capacidad de observar los sujetos con los que experimentan? Esta cuestión afecta al problema central que desde hace casi cien años ha incomodado a todo aquél que ha estudiado la percepción: el problema de la codificación indiferenciada. CODIFICACIÓN INDIFERENCIADA En 1860, Johannes Mueller formuló el principio de las energías nerviosas específicas. Observó que cualquier cosa que se le haga al ojo, por mucho que se exciten los bastones y los conos, provocará que en aquél siempre se produzca una sensación de luz. Por ejemplo, un golpe en el ojo producirá una sensación de luz, es decir, veremos las estrellas. Este principio es válido para todas las modalidades sensoriales. Si traducimos el principio de Mueller de las energías nerviosas específicas al lenguaje moderno, aquél nos dice que no es el agente estimulador el que produce la sensación que experimentamos, sino que es el sistema nervioso. Cualquiera que sea el estímulo que presentemos a un sensor particular -ojo, oído, nariz, etc.-, siempre producirá una experiencia de la modalidad de ese sentido. Podemos volver a enunciar esta noción, una vez más, como

el. ifiñCii?focie"la codíflcaCÍón indifen!nciada:'"ñ"uesiios Órgaños sensoriales sóiOCOCIITrcáñ"cuANTA.esiíiñü1acTón-recrñeñ, NO

·~-o~E·_0\~~-~~i~~~cióN.-l-\~TiJ~-es;- ill!~~tréJ"s-órgaiJ:2.s .~·~!1soriales, nu~stros enlace~. emw.Dcos con la ~J2~9-.L-!l-2..S:24!­ fican lo ql!_e les. es_tigml~ a funcionar. ¿Cómo percibimos un mundo tan rico, lleno de señales, sonidos, olores y colores?, pregunta von Foerster. El físico sir Arthur Eddington lo dice de este modo: 28. Restak, R. (1984). The Brain. Nueva York: Bantam Books, pág. 51.

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48

EL MITO DE LA OBJETIVIDAD Observador

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Sujeto

Figura l. Sistemas observado y observador. Consideren cómo se alcanza nuestra supuesta familiaridad con un trozo de materia. Cierto influjo procedente de la materia actúa sobre la terminación de un nervio poniendo en marcha una serie de cambios físicos y químicos que se propagan a lo largo del nervio hasta una célula del cerebro; allí ocurre algo misterioso, y surge en la mente una imagen de la sensación que no puede pretender asemejarse al estímulo que la excita. Todo lo conocido acerca del mundo material debe, en un sentido u otro, haber sido inferido de los estímulos transmitidos ... Es una asombrosa proeza de desciframiento que seamos capaces de inferir un esquema de conocimiento natural de una comunicación tan indirecta. 29

Imaginen lo que sucede cuando un científico tradicional, que intenta ser objetivo separándose él mismo de su observación, investiga la percepción de la presión. La figura 1 muestra dos ojos. Un ojo representa el experimentador, el sistema observador, mientras que el otro representa el sujeto, o sistema observado. Un sensor mecánico conecta el receptor táctil 29. Eddington, sir Arthur (1936). Science and the unseen world; Citado por Joad, C.D.M. Cuide to Philosophy, Nueva York: Dover Publication, pág. 34.

CODIFICACIÚN INDIFERENCIADA

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del sujeto, dibujado en forma de pera, al contador (f), que mide cuántas veces se enciende el sensor de presión. El contador (p) mide la presión aplicada al cuerpo del sujeto. El experimentador ejerce presión sobre la piel del sujeto mientras tiene a la vista sus dos contadores. Al correlacionar la lectura de los dos contadores, valida que está aplicando presión al receptor táctil del receptor. Entonces puede preguntar al sujeto, «¿qué experimenta?». «Presión», contesta el sujeto, pareciendo confirmar la conclusión misma del observador. Aquí tenernos en acción el principio de correspondencia. El observador hace corresponder cada contador con el otro y con el informe del sujeto. El sujeto no puede ver al experimentador ejerciendo la presión. Tampoco puede ver los contadores que miden la presión y la relación de encendido de su sensor. Aun así el sujeto experimenta presión. ¿Cómo lo sabe? Si el experimentador reproduce el experimento con calor o con algo tan frío corno el hielo, el sensor del sujeto, unido a un contador similar, sólo verá cuántas veces se enciende, no lo que lo perturba. El sujeto no tiene, o necesita, un contador. Sencillamente siente presión, calor o frío. ¿Cómo llega a esta experiencia? O, según la formulación de Eddington: ¿Cómo crea el sujeto esta experiencia a partir de una serie de impulsos nerviosos que sólo codifican la cantidad de estirnulación, no aquello que los estimula? El experimentador verifica la experiencia de presión del sujeto emparejando las observaciones a partir de sus dos contadores. Uno muestra la presión y el otro la proporción en la que el sensor se activa. Entonces el experimentador formula una hipótesis: «Mi rnicropipeta tiene que estar en un receptor de presión, pues los contadores están correlacionados». El experimentador pasa por alto cómo el sujeto sabía que se aplicaba presión sobre su brazo. El sujeto no podía ver el contador de presión ni lo que el experimentador hacía a su brazo. El suj~~2_percibía Pt:~siqi,!,. ª!:!:r:!q:U~. ~l!,..~L~t~!!l~~vioso sólo codifi= ~-~!gr:Gt~S>..cl~.~~!!!!!!:!lGt~!é>n, n9"qg~~?L9~ql!~J~.J?.~rtl!~· El mensaje del sensor no contiene nada relacionado con la presión. ¿Cómo transformarnos los ochenta millones de voltios de impulsos de corriente eléctrica que viajan a través de nuestro sistema nervioso en la experiencia de presión, de visión, o en cual-

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so

EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

quier otra? Si el observador utilizara una epistemología que diera cuenta de su propia capacidad de percibir y sentir, esta cuestión no pasaría desapercibida. Preguntaría, «¿cómo soy capaz de percibir?». Contestar a estas preguntas requiere abandonar la creencia de que nuestros sensores -nuestros ojos, nuestros oídos, etc.-, cuando no están contaminados por la emoción o la emotividad, funcionan como cámaras y micrófonos, cablegrafiando los datos al cerebro, el cual, al igual que un aparato de televisión reconvierte la señal vista y el sonido producido por la realidad. En resumen, el problema se puede revelar como un error de lógica. Al igual que todos los buenos científicos tradicionales hacemos inferencias lógicas, es decir, A implica B, escrito A~ B. Si A es verdadero, entonces B tiene que ser verdadero. Si A es falso, entonces B tiene que ser falso. Si se coloca un peso en nuestro brazo y nuestro sistema nervioso funciona correctamente, tenemos sensaciones visuales y táctiles. Entonces me digo a mí mismo, y a otros, que «siento y veo el mundo. Mis sensaciones (B) son "percepciones reales" implicadas por el mundo (el peso), que sé que existe». Entonces tenemos que A (el mundo)~ B (mi experiencia). Pero precisamente, tal como von Foerster afirma, «sucede justo a la inversa. El sentiCi:Ode"Ia-lmplicacÍÓnes que infiero

~~fi~k~~1~~~~fa~~~~~~-a~f%~~1º~~~~ri~:~i~

ción lógica A~ B, A es nuestra experiencia y B es nuestra inferencia de una realidad. Está claro que esto invierte nuestro modo de pensar acerca de nosotros mismos y del mundo.

~UNA Q~ Presuntamente la realidad contiene objetos que tanto se en"cuentran estacionarios como cambian su posición en el espaOJEADA MÁS DETALLADA AL OBSERVADOR

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j ,..) .cio. Aungu~si~E!2S objetos, cg_1:p.() los sere~um_~nos, tienen ;Q, ~ 1-!!l~-.e-~_g-__!!ctura ,y~rjabJ~~--§-~_J>.~__r~!b_.. ~n como ~i tuvieran. _identi-

t!;í

2 dad y continuidad. Nuestra estructura cambia constantemen-

~ ~ te,j)~~~o.E_!!estros amíg
~ ),.. siempre fuéramos las mismas personas. «¿Qué entendemos por ;r

51

UNA OJEADA AL OBSERVADOR

cambio?», pregunta von Foerster. «A pesar del cambio de apariencia de un objeto, como por ejemplo cuando se hace rotar un cubo o cuando una persona da vueltas, lo tomamos como el mismo objeto.» 30 ¿Cómo se ejerce el cambio en un «árbol que crece, o cuando nos encontramos con un viejo compañero de escuela después de una década o dos? ¿Son diferentes o son los mismos?». 31 Percibir la realidad d~ende del hecho de dis!l!!K!Ü!"_~tre igy~~!!~!~-Y~~!l!Jil~. ,, . -~ ·~ c..c:;.c . LOs renen nacidos ñofieneiCcónstancia objeta!, la capacidad de distinguir objetos estables. No pueden calcular la equivalencia, una operación lógica que tiene que realizarse para percibir un objeto que cambia su estructura y posición en el espacio como ese mismo objeto. Los estudios sobre la evolución y desarrollo mental de los niños, dirigidos por el psicólogo suizo J ean Piaget, muestran que aprendemos a percibir la constancia del objeto. Este proceso tarda unos dieciocho meses. Piaget llama «inteligencia sensoriomotriz» a este tipo de aprendizaje y afirma que «implica el establecimiento de relaciones y correspondencias (funciones) y clasificación de esquemas (véase la lógica de clases), en estructuras de ordenación y reunión que constituyen una subestructura para ulteriores operaciones del pensamiento». La inteligencia sensoriomotriz «organiza la realidad construyendo amplias categorías de acción que son los esquemas permanentes del objeto, el espacio, el tiempo, la causalidad... ». 32 Por ejemplo, sentémonos con un niño de cinco años y dispongamos cinco monedas idénticas formando una hilera en el extremo superior de una mesa. Entonces le damos al niño cinco de esas monedas y le pedimos que forme una hilera que se empareje con la que hemos hecho. Este niño lo puede hacer fácilmente. Un niño de cinco años también puede decirles que cada hilera tiene el mismo número de monedas. Si, no obstante, aumentamos el espacio que separa las monedas en una de h

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30. Von Foerster, Heinz (1981). «Notes on an epistemology of living things». Reeditado en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, págs. 258-259. 31. Ibíd. 32. Piaget, Jean y Inhelder, Barbe! (1969). The psychology of the child. Nueva York: Basic Books. (Trad. cast. en Morata, La psicología del niño, Madrid, 1984).

+

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EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

las hileras y le preguntamos qué hilera contiene más monedas, un niño de cinco años dirá que la hilera más larga tiene más monedas que la más corta. Elkind puntualiza que el mismo ejercicio con un niño de siete años da un resultado diferente. «En primer lugar el niño considera la pregunta un poco estúpida y replica que claro que las dos hileras tienen el mismo número de monedas puesto que no se ha añadido o quitado nada y que espaciar las monedas entre sí no altera su número. El niño mayor considera evidente, o a priori, aquello que sólo pocos años antes no sabía que existía. Una vez se ha construido I:J:nEQ_I!qepto, inmediatamente se externa/iza de manera que apa-

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nas al~ujt?-_tQ es loque conc;!J!:<:_e..E:.~vic_cjón de que hay una realidad independiente delJ!t!:nsam(ento. » 33 La obra de Piaget sugiere que reevaluamos el significado del conocimiento factual. El Webster's New World Dictionary34 define un hecho como «2. Una cosa que realmente sucedió o que es realmente verdadera; 3. el estado de cosas como realmente son, realidad; tatsiichlichkeit, verdad; el hecho en oposición a la imaginación». Sin embargo, si hurgamos un poco más y consultamos el American Heritage Dictionary/ 5 encontramos que la palabra «hecho» deriva de la raíz latina facere, que significa «hacer o fabricar». Facere es la raíz latina en palabras como factor, forma, artefacto, benefactor, edificio, infectar, justificar, modificar, anular, perfecto, perfeccionar, aprovechar, rectificar, etc. En su octogésimo primer aniversario, en un debate con el lingüista Noam Chomsky, Piaget afirmó: «Cincuenta años de -ex~k~.§sJían ens~fíaCl_()_4_~e ~r c<mocimiento no resulta 1

33. Elkind, David (comp.) (1958). Six Psychological Studies by lean Piaget. Nueva York: Vintage Books, págs. xi-xii. 34. Webster's New World Dictionary of the American Language (2a edición) (1980). David B. Guralnik, editor en jefe. Nueva York: Simon and Schuster. 35. The American Heritage Dictionary of the English Language (1969). Editado por William Morris. Nueva York: The American Heritage Company, Inc., & Houghton-Mifflin, Co.

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¿Y EL PROGRESO TECNOLóGICO?

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de un mero registro de observaciones sin una actividad estructuradora por parte del sujeto». 36 Así pues, no hay «hechos .P_!l_:__ ~ Un hech~erpreta a partir del momento de su observación. E~~;;structivista Ernst von Glasersfeld/7 quien comparte con Piaget su concepto de la cognición, escribe: «El constructivismo radical sostiene... que las operaciones mediante las que reunimos nuestro mundo de experiencias pueden ser exploradas, y que el conocimiento de este modo de operar... puede ayudarnos a hacerlo de manera diferente y, quizá, mejor». El resto de este libro examinará esas operaciones.

¿Y

EL PROGRESO TECNOLÓGICO?

El lector puede preguntar por el modo en que los constructivistas reconcilian su refutación de la objetividad con los tremendos avances tecnológicos de nuestra cultura que son directamente atribuibles a los descubrimientos científicos. Los constructivistas sostienen que los avances tecnológicos muestran «Uno» de los muchos caminos posibles para producir un resultado o realizar predicciones. Una teoría científica probada es un excelente medio para alcanzar una meta. Von Glasersfeld explica que, 1) el conocimiento, especialmenteelc'óllücilliieiitü' científico, es litil si nos "permife prede~Tr¡:~~=CJe.§.E~cau~~! ..QMe..'2!~E--~-tos f~Jl~ld~iiaü~'el ~oi1ociwi~.n,t(),,Y~,!!2~.~ÜEY~ . <:l...~.~!.~.PX92Q§.!!2.J2ª-~-~L~!!~-~.Ü9n~~1~-Y!.-~-g)~ prác_!ica, se de~alúa¡ 31vop Glasersfeld concluy~ que, «cualquier estructura cognitiva [se refiere a una teoría o a sÚ-propósitü'en nuestra'épo~a,pi="li'éba,-pz; modelo] que consiguiente, ni más ni menos que esto, a saber, que dadas las circunstancias que hemos experimentado (y determinadas al experimentarlas) ha hecho lo que se esperaba de ella. Lógica- mente, esto no J?.OS da_~_!l.9:~ta de cómQ~mundQ_g,lz_tiiivo

'sírve

36. Piattelli-Palmarimi, Massimo (comp.) (1980). Language and learning. The debate between lean Piaget and Noam Chomsky. Cambridge: Harvard University Press, pág. 23. 37. Von Glasersfeld, Ernst. «Ün radical constructivism>>, en Watzlawick, Paul, (comp.) (1984). The invented reality: How do we know? Nueva York: W. W. Norton, pág. 18.

54

EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

podría ser; simplemente significa que sabemos de un camino víai>Te-qliecondüce a una meta -~e 1-íemos escqgido bajo circunsú\riCias mundo de experiencia. Nada nos dicé :....:::y- nada pueae decirnos___: cuántos otros caminos- puede'liaber o'cóinoesa experiencia, que considera_!J:lOS fain~~!a,podría conectarse conerñrundomás allá de nuestra t;xteriencia». ---· «E ~metafísico», prosigue von Glasersfeld/8 «busca conocimiento del mismo modo en el que usted buscaría una pintura que fuera acorde con el color con el que ya ha pintado la pared... Filósofos y científicos, operando sobre la base del principio de correspondencia, intentan hacer que los sistemas de relaciones o estructuras concuerden con la "naturaleza".» (El término naturaleza es un sinónimo de Realidad.) «Si, por otro lado», prosigue von Glasersfeld, «decimos que algo es "adecuado", tenemos en mente una relación diferente. Una llave es adecuada si abre una cerradura. Describe la capacidad de la llave, no la cerradura. Gracias a los ladrones profesionales sabemos muy bien que hay muchas llaves que, con una forma un poco diferente de la nuestra, abren la cerradura.»

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LA TEORÍA DEL OBSERVADOR

La obra de von Foerster intenta comprender al observador. Los constructivistas están más preocupados por cómo conocemos que por aquello que conocemos. ¿Cómo conocemos? ¿Qué significa fijarse en el lenguaje objeto? Francisco Varela describe las ideas de von Foerster como _u~-~-~~~ra la CO}E,l?,rensiQ.~:
~ILcl..s!~~ l<;ls.~es,sdEsiPB~~#clel o1J~~I.::Ye.f!2LY.9e kul~e es~­

rr servado están conectadas «inextricablemente». «El estudio de l! los sistemas de primer orden (io que estudiá'mos) y el estudio : de los sistemas de segundo orden (nosotros, los observadores) , se reflejan en tales descripciones. Este par que se especifica recíprocamente, en todos sus detalles, constituye un espacio donde la cognición puede ser comprendida correctamente. »39 38. Von Glasersfeld, Ernst. Ibíd., pág. 24. 39. Varela, Francisco (1981). «lntroduction», Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. xi.

LA TEORÍA DEL OBSERVADOR

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De este modo el observador tiene que dar cuenta de él mismo en sus observaciones. ¿Cómo da razón el observador de él mismo? No se trata de una noción fácil de resumir. Von Foerster presenta el problema con el siguiente acertijo: «ESTA FRASE TIENE _ _ _ LETRAS» Nos pide que insertemos la palabra perdida, es decir, que deletreemos el nombre de un número que dé cuenta con exactitud de todas las letras que hay en la frase, incluyendo las letras de la palabra perdida. Sólo determinados números resuelven el problema. Las palabras «diez» o «cincuenta» no funcionarán. Si insertan lapalabra «treinta y una», no obstante, encontrarán que la frase, incluyendo su respuesta, contiene -~tUE!ta_le!r.e~s. ¡Pero existe otra respuesta correcta! Para-reso1ver-esle-proolema, ¡la respuesta misma tiene que tomarse en cuenta! Alentamos al lector a que deje la lectura y encuentre la segunda solución correcta. Le sugiero una: ~~<J:r~t!!!él.__ys.,ld.~~El acertii2_i_ht~~!Iª=.~!l(~[~~~-~~1J[p~·to__E!:.X:trern.-<3:d§lll:lellte importap_!~-=-h,~.)'J1'll:ÍS_~~--una ~l!:-~Elif!:Sta correcta C!_!_ste prob~­ !!1.a~L<;l_~S~ia~_!!"-
~~~~~y~~li~n~~~~~~tñ1~c1~~T~~ ~:~;~~~~ee~t:~j~~~~ que permite y alienta al observador a incluirse en sus observaciones no puede generar respuestas necesarias. Los constructivistas sostienen que realmente no se ha perdido nada. Para empezar, nunca tuvimos certeza. Podemos inventar llaves que abran nuestros problemas, pero estas invenciones nos dicen algo acerca de la llave, no acerca de la cerradura. Algunas llaves abren el acertijo de von Foerster. Aunque la certeza se pierda, la elección se incrementa.

56

EL MITO DE LA OBJETIVIDAD

RESUMEN

Me gustaría utilizar la siguiente cita de un artículo de von Foerster, «Notes on an Epistemology for Living Things», 40 para resumir mis comentarios sobre la objetividad:

"

Mientras que en el primer cuarto del presente siglo los físicos y los cosmólogos se vieron obligados a revisar las nociones básicas que regían las ciencias naturales, en el último cuarto de este siglo los biólogos forzarán una revisión de las nociones básicas que rigen la ciencia misma. A principios del siglo xx era claro que el concepto clásico de una "ciencia última", tina ciencia que implicaba una descripción objetiva del mundo en la que no hay sujetos (un "universo sin sujeto"), contiene contradicciones. Para eliminar estas contradicciones la ciencia se vio obligada a dar cuenta de un "observador" (es decir, como mínimo un sujeto). Hay dos ejemplos de este cambio del pensamiento científico: 1) las observaciones no son absolutas sino relativas al pun--!1 to e v1sta
1

40. Von Foerster, Heinz (1981). «Notes on an epistemology of living things». Reeditado en Observing sytems. Seaside, CA: Intersystems Publications, págs. 258-259.

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RESUMEN

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cunstancias, cuando el observador se incluía a sí mismo en su descripción (observaciones), ésta conducía a paradojas, como la que encontramos en el enunciado "soy un mentiroso". Entretanto, no obstante, ha ido quedando cada vez más claro que esta restricción rigurosa, es decir, la exclusión del observador, no sólo creaba problemas éticos asociados a la actividad científica, sino también paralizaba el estudio de la vida en su pleno contexto desde las organizaciones moleculares a las sociales. La vida no se puede estudiar in vitro; se tiene que explorar in vivo. En contraste con el problema de la investigación científica clásica, que postula primero un "mundo objetivo" de descripción invariante (como si hubiera algo así) e intenta luego describirlo, ahora nos hemos lanzado al desafío de desarrollar un "mundo subjetivo" de descripción invariante, es decir, un mundo que incluye al observador. Éste es el problema. Sin embargo, de acuerdo con la tradición de la investigación científica clásica, que perpetuamente pregunta ¿cómo? en lugar de ¿qué?, esta tarea reclama una epistemología del ¿cómo conocemos? y no una que se base en la pregunta ¿qué conocemos?.

L LAS DlFlCULTADES DEL LENGUAJE

... El lenguaje es él mismo el vehículo del pensamiento. 1 El pensamiento y el lenguaje se pertenecen el uno al otro. Un niño aprende un lenguaje de tal manera que, de repente, empieza a pensar dentro de él. 2 LUDWIG WITTGENSTEIN 1

No hay ninguna etapa en el desarrollo de un niño, observa Wittgenstein, 3 en la que el lenguaje se utilice para comunicar ~~Q.l!Q~ra pensar. La gál"mática-y la sintaxis son las reglas para pensar que los filósofos llaman epistemología. Gregory Bateson explica que ~e-11 Qc<;id~rg~_ nue~Jr(l l~11gl!ª-~~- !lQS __R!:e::~~.!!!.
60

LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

A la temprana edad de cuatro años, Mar k ha asimilado una importante regla de la epistemología de su cultura. Al señalar que «no la he tocado», proclama su inocencia adoptando laposición newtoniana sobre la causalidad. Sin quererlo, sostiene que sin tocarla no podía haberle transmitido una fuerza o un efecto que la hiciera llorar. No hay relación causal entre su propio comportamiento y la aflicción de su hermana. Sin embargo, la causalidad es sólo un ejemplo de cómo el lenguaje determina nuestro pensamiento. El lenguaje estructura una variedad de dispositivos lógicos, descriptivos y explicativos que utilizamos para comprendernos nosotros mismos y la realidad. He agrupado los comentarios de von Foerster bajo las siguientes categorías: representación, sustantivación, localización de la función, silogismos lógicos, paradoja, causalidad y explicaciones.

REPRESENTACIÓN

Al definirnos como agentes pasivos de la percepción, el lenguaje disimula el modo en que participamos en nuestra experiencia sensorial. Por ejemplo, cualquiera sabe que las bombillas eléctricas producen luz, y parece natural decir «encender la luz», «dar la luz». Pero, ¿la bombilla produce luz? Un físico diría que los electrones corren a través del filamento de la bombilla y que, cuando se calienta suficientemente, el filamento emite ondas electromagnéticas que actúan sobre los conos y los bastones de la retina ocular. Bajo estas condiciones, si un observador se sitúa de modo adecuado y su sistema nervioso funciona, tiene experiencia de la luz. Los ciegos no ven la luz. Al definir la luz como una propiedad de la bombilla eléctrica, el lenguaje encubre igualmente la forma que tenemos de participar en nuestra experiencia sensorial, cuando define la luz como una propiedad objetiva del mundo, como una propiedad independiente del observador. Esto vale también para el sonido. Decimos (y pensamos) que arquear la cuerda de un violín produce sonido. «No», sostiene von Foerster, «Se producen variaciones periódicas de la presión del aire que viajan por el espacio. Si un oído, con un cerebro conectado al mismo, se encuentra casualmente en el mismo espacio, oímos música. Tam-

SUSTANTIVACIÓN

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poco un fuego de campamento produce calor. Cuando notamos un incremento en la velocidad molecular media del espacio de aire a nuestro alrededor, decimos que "calienta".» «El problema empieza ya con el libro del Génesis», afirma von Foerster. «Allí se dice: "Dios se cernió sobre la superficie de las aguas y las tinieblas cubrían la faz del abismo. Y Dios dijo 'Que se haga la luz', y se hizo la luz". Pero, ¿cómo podía haber luz? No había nadie para verla. No puede haber luz sin un observador. Dios puede que dijera, "que se haga la radiación electromagnética de una banda de frecuencia determinada" y se hicieron las radiaciones electromagnéticas de aquella banda de frecuencia. Pero señoras y señores, esto es estéticamente tan desagradable, que debe de estar equivocado. Esto es lo que creo que tuvo lugar: "Y Dios_se cernió sobre la superficj~ de las ag~<;l:~~ijo_:_j!faya "!.i~~ón!"', y se,_~~lu_Z;»* S USTANTIVACIÓN La sustantivación denota el proceso lingüístico que convierte verbos en sustantivos. Así, el lenguaje nos permite convertir acciones o procesos en cosas. La sustantivación afecta patológicamente a todas las lenguas indoeuropeas al permitirnos crear cosas de la sutilidad del aire. Podemos decir que un caballo galopa, pero el lenguaje nos permite decir también que un caballo tiene un buen galope. Aunque sea gramaticalmente correcta, esta última frase afirma que el caballo posee un galope del mismo modo que posee herraduras. La sustantivación tiene lugar en muchos ámbitos, incluida la psiquiatría. El lenguaje ha sosegado a muchos psicoterapeutas con el pensamiento de que el comportamiento es una cosa. Históricamente, los psiquiatras han calificado un determinado comportamiento aberrante como «esquizofrenia», pero mucho antes ya empezaron a llamar a sus pacientes «esquizofrénicos» * Resulta fácil malinterpretar los enunciados sobre la radiación electromagnética como si significaran que existe una realidad independiente del observador, la cual contiene radiación electromagnética. Von Foerster utiliza el término «radiación electromagnética» en el sentido constructivista, para describir una clave que es útil para resolver problemas.

62

LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

y a pensar que padecían de esquizofrenia del mismo modo

como podían padecer de una enfermedad en el hígado. Algunos médicos se aferraron tanto a las sustantivaciones que llegaron a creer que la enfermedad mental era una enfermedad tangible, y que podía ser «extirpada» mediante psicocirugía. . Cuanao.sustantTviLmos-algo, lO convertimos en una mercancía, algo que se compra y se vende. Como educador, von Foerster está particularmente preocupado por las consecuencias negativas de la sustantivación de la «información» y del «COnocimiento». ~.~J2!2S~~9.§J2f.il!lor.9!'!!t:,s...J'~l!.~.!!}.!!ayor_p~r,t~.Rr:!".~i> y el «conocimiento>> 1 son ahora persistentemente co~mercancías, o sea, substancias~··La· información, Cfáro está, es el proceso mediante el que se adquiere conocimiento, y el conocimiento es el proceso que integra las experiencias pasadas y presentes para formar nuevas actividades como la actividad nerviosa que se percibe internamente como pensamiento y voluntad o, externamente, como habla y movimiento. Ninguno de esos procesos puede «transmitirse>> del modo en que, por ejemplo, lo afirmamos en la frase >. 5

Comprensiblemente, muchos estudiantes se sienten decepcionados por los sistemas educativos que «confunden crear nuevos métodos con dispensar aquellos bienes llamados "conocimiento"», bienes que son imposibles de repartir. Pensar acerca del pensamiento es particularmente susceptible de sustantivación. Podemos decir que la gente piensa; también podemos decir que tienen pensamientos. La palabra <>, sin embargo, es un nombre. Muchos nombres son <>, tienen una substancia material y se encuentran en un lugar determinado. Suponiendo que una persona «tenga pensamientos», pronto intentamos descubrir dónde se encuentran. ¿Pero, se puede hallar un pensamiento? Muchos investigado5. Von Foerster, Heinz. «Perception of the future and future of perception>>. Reeditado en Observing systems (1981), Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 194.

WCALIZACIÓN DE LA FUNCIÓN

Figura 2-A. Diagrama de Frenología, Reisch-1503.

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Figura 2-B. Diagrama de Frenología, Redfield-1886.

res creen que el pensamiento, la memoria, la imaginación y otras funciones mentales se alojan en áreas específicas del cerebro, un punto de vista teórico llamado localización de la función.

LoCALIZACIÓN DE LA FUNCIÓN

Von Foerster hace remontar la génesis de esta creencia a los anatomistas del siglo xv, que sabían que la personalidad y los rasgos de carácter se correspondían con la forma y las protuberancias del cráneo. La figura 2A muestra el mapa dibujado por Reisch en 1503. La memoria se aloja en el lóbulo frontal superior izquierdo; en otros lugares se alojan la percepción, las fantasías y la imaginación. Tales planos ilustran lo mejor del trabajo especulativo, ayudado e incitado por nuestra capacidad de sustantivación. Más tarde, los frenólogos, como Redfield, trazaron la cartografía de centenares de loca-

64

LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

lizaciones en el cráneo, donde cabía suponer que cada área representaba una función mental superior (figura 2B). Sirviéndose del rostro y del cráneo, Redfield afirmó haber encontrado no menos de ciento ochenta y seis funciones localizadas. Por ejemplo, el área 149 era la localización de la función «republicanismo»; el 148, la del «amor fiel»; y el 149 A, la de la «responsabilidad». «No crean que la localización de la función acabó en la Edad Media», afirma von Foerster. «La búsqueda de la localización de las funciones cerebrales parece que no se detiene nunca.» En 1881, Exner (véase figura 3), un brillante neurofisiólogo austríaco, afirmaba que podía cartografiar con precisión centenares de «Centros» corticales. Durante muchos años, su obra contribuyó a que se comprendieran erróneamente las funciones mentales. Exner, al observar que una lesión cerebral, causada por una herida de bala o por cualquier otra herida, iba unida a la pérdida de comportamiento o de una función determinados, como la facultad del habla, de la vista o de andar, afirmaba erróneamente que la localización de estas lesiones tenía que darse allí donde se alojaban las funciones perdidas. Exner no habría cometido este error si hubiera sido consciente de cómo sustantivaba los procesos. En una de las conferencias de von Foerster una mujer que le escuchaba le dijo:« Usted argumenta contra la localización de la función pero tengo una experiencia personal que me hace creer en ella. Recientemente mi marido sufrió una leve conmoción cerebral. Después de recuperar la conciencia, no podía hablar. Naturalmente, nos inquietamos muchísimo y lo llevamos rápidamente al hospital. El médico encontró un pequeño coágulo de sangre en su cerebro. Una vez que se retiró el coágulo, pudo volver a hablar. ¿No prueba esto que su centro del habla estaba dañado?», le preguntó. «NO», contestó von Foerster. «El coágulo de sangre de su marido no prueba que su centro del habla estuviera dañado. Razonar de este modo implica un error fundamental de deducción. La lesión de un área particular del cerebro puede estar relacionada con una pérdida temporal o permanente de la función. No prueba la localización de la función. El cerebro funciona como un sistema total. Naturalmente, la lesión de una par-

LOCALIZACIÓN DE LA FUNCIÓN

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Figura 3. Localización de la función basada en las lesiones corticales, Exner, 1881.

te del sistema puede conducir a un deterioro de funciones como el habla o la visión. »Consideren la siguiente analogía. Supongan que tienen un cocn(tqúe no arranca. Un mecánico da con el problema -=-mi I?ed.~~§~ecmug~~§I>o.ila}"aaí,~Elentacióil-ae·-¿üffibilstible im~

pidiendo que fa gasOTI.na entre en el carburador-. ¿Conclui-

-rTañ- qiieTacapaCTa-aa-aeñióv!iñieil:'tü-deCcü;:ii~·está localiza-

da en el depósito? No, ¡claro que no! :§L~FZ_ll!!lento de la localización de la fun~~giere __q~~J~ S?J2~st
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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

da comprenderse por separado. El sistema tiene que comprenderse mir~~ª?.-~t2
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,~!:~:1f~l~~;l!~~:l~?:f~~~:~!~~~~:

tensión, señala von Foerster, nos llevaría diez años reconocer un objeto o un estado de cosas, lo cual sería en extremo perjudicial para nuestra supervivencia. Pero existe incluso un argumento mejor contra la suposición de que la memoria es un sistema de almacenamiento de datos. En un ordenador los datos almacenados se recuperan a partir de un depósito basado en un emparejamiento perfecto. Aquellos lectores que hayan utilizado ordenadores personales sabrán lo frustrante que puede resultar el tener una máquina incapaz de encontrar lo que buscan porque han puesto

LOCALIZACIÓN DE LA FUNCIÓN

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un espacio en blanco adicional entre las palabras o han escrito una letra con mayúscula. El ordenador es implacable cuando compara. Ahora se plantea la siguiente pregunta: ¿Qué sucede cuando queremos recordar algo, como por ejemplo, cuando queremos encontrar nuestro coche que hemos dejado en un parking? Si nuestra mt::~i_a_g~~-~~~~~~~g__l~l1 ordenador, nunca encontraríamos nuestro coche porque nunca vemos las cosas dos vécescreTñiiSñio-iñooo:·rxísteñmultiPies variables que intervienen eñ Ia compútación de una imagen en la retina, y éstas nunca son exactamente las mismas. Si nuestra memoria trabajara como los sistemas de almacenamiento de datos, nunca encontraríamos algo que formara pareja. Afortunadamente, la memoria funciona de manera distinta; así pues, podemos reconocer nuestro coche desde diferentes ángulos, distancias y condiciones de iluminación. Alrededor de 1925, von Damerous, un joven y brillante neurólogo, demostró la falacia lógica en que se basaba la asociación de las lesiones corticales con la pérdida de funciones cerebrales. En primer lugar afirmó que la capacidad de visión estereoscópica (la visión espacial) tenía que estar localizada en el ojo izquierdo. Si alguien pierde el ojo izquierdo, ya no tiene visión estereoscópica. Por lo tanto, el ojo izquierdo tenía que alojar esta función. Von Damerous sostuvo después que si aceptábamos esta conclusión también teníamos que admitir el mismo argumento para el ojo derecho. Porque si se pierde el ojo derecho, también se pierde la capacidad de visión espacial. Así, ambos argumentos son igualmente ridículos. «Una vez se ve la falacia en este razonamiento», nos dice von Foerster, «el argumento a favor de la localización de las funciones cerebrales se hace añicos.»

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llo. Con mi hemisferio izquierdo doy patadas al balón, y con el derecho huelo las flores", o cosas por el estilo. Como constructivista, permítanme dejar mi posición perfectamente clara: el cerebro siempre funciona como un todo, como una tota-

+

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

lidad. Incluso si está dañado, es aún un cerebro en su totalidad, un cerebro en su totalidad pero con una lesión. Una persona con una lesión cerebral puede funcionar con limitaciones específicas, mostrando determinadas deficiencias, pero esto de ningún modo prueba la localización de la función». Existen otras pruebas adicionales que sugieren que el cerebro funciona como un sistema total. Si las células nerviosas se deterioran con suficiente lentitud, otras partes del cerebro las compensan. Louis Pasteur, el gran químico francés, se mantuvo profesionalmente activo hasta su muerte a la edad de setenta y tres años. Legó su cuerpo a la Facultad de Medicina de la Sorbona, cuyos forenses llevaron a cabo la autopsia del cadáver, y con gran sorpresa suya, encontraron que el hemisferio izquierdo, el lado del cerebro que creían que albergaba las facultades de la lógica y del pensamiento, estaba consumido casi en su totalidad por un tumor cerebral enorme. El tumor de Pasteur crecía lentamente, lo que permitía al tejido cerebral sano participar en funciones que por lo general eran operativas en el hemisferio izquierdo. Si las funciones cerebrales estuvieran localizadas, no se daría la compensación. En resumen, el intento de comprender la función cerebral localizada surge a partir de errores epistemológicos que pueden impedir nuestra comprensión de la cognición: l. Primero, sustantiva procesos, sugiriendo que están loca-

lizados en tejidos específicos del córtex cerebral. 2. Supone que las áreas corticales localizadas son centros de desciframiento para los dispositivos sensoriales y de almacenaje, que reifican nuestra creencia en una realidad «objetiva». 1 ¡3. El argumento de la localización de la función sugiere que el sistema nervioso es un sistema abierto, y que nuestros sistemas sensorial y motor son independientes, un tema que se examinará con más detalle en los capítulos posteriores. 4. Finalmente, y lo que es quizá más importante, el argumento de la localización de la función evita el problema primario de la cognición, el principio de la codificación indiferenciada. No contesta a la pregunta: ¿Por qué tenemos una experiencia tan rica del mundo cuando nues-

LOS SILOGISMOS LÓGICOS

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tros sensores tan sólo codifican la cantidad de estimulación que reciben, no la naturaleza de los estímulos perturbadores? Los

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SILOGISMOS LÓGICOS

El silogismo lógico es un sistema de razonamiento que utilizamos para hacer inferencias. Los filósofos racionalistas utilizaron el silogismo para obtener conocimiento. Creían que la mente estaba dotada de un conocimiento a priori (innato), de principios y de facultades plenamente acabadas, que se podían descubrir mediante el recto uso de la razón. Platón llamó a este conocimiento innato «eidético», conocimiento a priori de la~-J~-r;;~;y¿r;;a:~-eñii-e'Tasqlie.se.iñé1üiiiaiiTüsCOñce})tüS de número, diferencia, bien, mal, correcto y erróneo. Alrededor del año 300 a.C., Aristóteles acabó de componer el célebre Organon,* palabra griega con la que se designaba aquello que servía de instrumento. Mediante el uso del silogismo definió catorce reglas de razonamiento para sacar conclusiones correctas a partir de proposiciones. «Se decía que las conclusiones que. se conseguían. mediante el sífogisrrio s~aiis­ facían tres cÓndidone'S':erañ-cieifaS';-iiecesarlás'y .. nuevas:-;; 6 E~ ~~t~.. ~~i:J.té~i¿, i.iñaC:üñC:llisJ:óilñéce·sa:iia.·signifíca·q:ueesuna conclusión única, es decir, que no puede haber ninguna otra respuesta. El silogismo era la vía regia de todo racionalista hacia la certeza~-·cañío-expllca"truffieñ,'~-uña-personáqllénoprenei:a

Ia-ceriei'a·a-Ia
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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

mapa en los principios que orientan la lógica aristotélica. Euclides siguió esos principios al elaborar los teoremas de la geometría (el estudio de las figuras), que durante dos mil años fueron aclamados como modelos de certeza». Un silogismo es un argumento que consta de tres partes. Contiene: 1) una premisa mayor; 2) una premisa menor; y 3) una conclusión. Como explica Pospesei,B «Un argumento es un conjunto de enunciados, uno de los cuales (la conclusión) supuestamente se sigue de los demás (las premisas). Existen dos tipos de silogismos, el deductivo y el inductivo».

El silogismo deductivo La mayoría de lectores estará familiarizada con el célebre silogismo deductivo acerca de Sócrates. En primer lugar, la premisa mayor: Todos los hombres son mortales. En segundo lugar, la premisa menor: Sócrates es un hombre. En tercer lugar, la conclusión: Sócrates es mortal. La conclusión es ineludible, es absolutamente necesaria. «¿La mortalidad de Sócrates es una propiedad de Sócrates?», pregunta von Foerster. «Es poco probable», contesta; «es una propiedad del silogismo.» Una vez declaramos a todos los hombres mortales, y definimos a Sócrates como un hombre, la estructura del silogismo nos exige inferir la mortalidad de Sócrates. Esta conclusión es una necesidad lógica del silogismo, no un hecho necesario sobre Sócrates. Claro está que un constructivista sostendría que esto no es muy sorprendente. ¿Qué otra cosa es un silogismo, sino un dispositivo lógico que construimos? Así como el lenguaje nos confunde al atribuir la luz a la bombilla eléctrica, también el silogismo nos confunde al atribuir las propiedades del observador al sistema observado. Inconscientemente inventamos estas propiedades con la lógica y suponemos que las descubrimos en los sistemas que observamos. Von Foerster: «Permítanme que llame su atención sobre los siguientes puntos, empezando por la primera premisa: todos 8. Pospesel, Howard (1974). Propositionallogic: Introduction to logic. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall, pág. 4.

LOS SILOGISMOS LóGICOS

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los hombres son mortales. Esto significa que todos los hombres morirán. ¿Es un hecho absoluto? Es una mera suposición. Evidentemente no es mala, pero todavía es una suposición. Tenemos algunas evidencias conflictivas. Miren a su alrededor. Estamos sentados aquí más o menos vivos. ¿Quién sabe que todos los hombres son mortales? ¡No tengo la menor idea! Si consideran esta proposición desde un punto de vista probabilístico, podemos elaborar el siguiente argumento. Hay cerca de ochenta mil millones de personas que han vivido en la Tierra a lo largo de toda la historia. En el planeta, hay cerca de cuatro mil millones de personas vivas en este momento, por lo que ¡hay cerca de un cinco por ciento de probabilidades de que uno sea inmortal! Suponiendo que todos muramos, ¿quién informará de que todos los hombres son mortales? La proposición en su conjunto es ridícula. »Es preciso mirar más en profundidad estos dispositivos lógicos y las palabras de sus proposiciones. Empezamos con la premisa mayor, "Todos los hombres son mortales", sin preocuparnos de su semántica, como si la proposición fuera una verdad universal. Un modo más preciso de presentar este silogismo sería como sigue: si todos los hombres fueran mortales y Sócrates es un hombre, entonces Sócrates podría ser mortal. Fíjense en lo que ha sucedido. Algo ha desaparecido: ¡La certeza!» El razonamiento silogístico impregna el pensamiento cotidiano. Al condensar el proceso, nuestro razonamiento silogístico se hace invisible. Por ejemplo, uno de los miembros de un matrimonio se encara con el otro por su inaceptable comportamiento durante el cóctel que dio su vecino. El acusado responde diciendo, «discúlpame, debí de beber demasiado». Cuando el enunciado del acusado se desarrolla en toda su forma silogística, se lee como sigue: 1) premisa mayor: las personas que se emborrachan no piensan lo que dicen; 2) premisa menor: yo estaba borracho; 3) conclusión: «por lo tanto, ¡no sabía lo que decía!». Aquí tenemos dos ejemplos más, sacados del encantador libro de lógica de Howard Pospesel. 9 El primero: «Un amigo mío que padecía de ataques de vértigo se sometió a las prue9. Pospesel, Howard. Ibíd., pág 2.

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

bas que le prescribió un neürocirujano. Cuando se reunieron para discutir los resultados, se produjo la siguiente conversación: DOCTOR: "David, usted tiene un tumor benigno en el oído interno. Se llama neuroma acústico". DAVID: "¿Cómo puede estar seguro de que es benigno?" DOCTOR: "Los neuromas acústicos son siempre benignos"». Pospesel ofrece un segundo ejemplo más mundano con el que quiere expresar la frecuencia con que utilizamos este dispositivo lógico. La Biblioteca de la Universidad de Miami tiene aseos en cada planta. Los pisos impares alojan los aseos para hombres; los pares, los aseos para. mujeres. Pospesel escribe: «Un día, hace poco, al entrar distraídamente por la puerta de unos de esos aseos, me asaltó el temor neurótico de que entraba en los aseos equivocados. La ansiedad se disipó cuando divisé un urinario». 10 Una vez más vemos la condensación del silogismo lógico. El pensamiento de Pospesel, si lo presentáramos formalizado, se leería: «Todos los aseos con urinarios son para hombres. Este aseo tiene un urinario. Por lo tanto, es un aseo para hombres». ¡Por suerte Pospesel no se encontraba en un dormitorio de la Universidad de Stanford que tiene aseos unisex!

Silogismos inductivos. El silogismo inductivo es la base de la ciencia natural. Al razonar de forma inductiva, inferimos el caso general a partir de lo que conocemos sobre casos específicos. Por ejemplo: Sócrates es un hombre. Sócrates es mortal, porque efectivamente ¡murió! Por lo tanto, todos los hombres son mortales. «Parece totalmente disparatado», afirma von Foerster; «¿cómo se puede razonar así? Sin embargo esto es exactamente lo que hacemos al hacer inferencias inductivas. Consideremos la inferencia inductiva expuesta, pero en su formulación más abstracta: están ustedes examinando algo (un proceso o bien una cosa) y observan que dos propiedades -Pl y P2- están siempre presentes en cada caso específico. Entonces predicen que en todos los casos futuros en los que encuentren Pl también encontrarán P2.» 10. Pospesel, Howard. Ibíd., pág. l.



PARADOJA Y AUTORREFERENCIA

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Ustedes pueden predecir que su autobús llegará a tiempo porque nunca, durante los últimos dos meses, ha llegado con retraso, o que su coche arrancará porque es nuevo y nunca ha tenido problemas de puesta en marcha. Sin embargo, con el tiempo, se equivocarán. Los silogismos inductivos sólo funcionan hasta cierto punto. Se producen errores al hacer inferencias inductivas porque la estructura lógica es inherentemente falible. Desafiando la creencia en la certeza, David Hume explicó este extremo de modo bastante drástico al argumentar que justamente porque el sol ha salido cada mañana ello no nos permite suponer que «pecesariamente» el sol salga mañana. Así, von Foerster argumenta que «necesidad» y «casualidad» son propiedades de los aparatos lógicos del observador, no de los sistemas que observa. La necesidad y la casualidad provienen de nuestras reglas de pensamiento. En.!e~~~-~~:})_~~c:e~idad _:--" proviene de la capacidad par~;

~;~i~-7i~~l:§:~~rov~ PARADOJA Y AUTORREFERENCIA

Una paradoja es un enunciado que es falso cuando es verdadero y verdadero cuando es falso. La paradoja se puede producir siempre que los enunciados sean autorreferenciales. Por ejemplo: 1) este enunciado es falso; 2) soy un mentiroso; 3) por favor haga caso omiso de esta observación; 4) está prohibido prohibir. Cada enunciado hace observaciones sobre sí mismo. A partir del momento en que ustedes elaboren enunciados autorreferenciales los lógicos inmediatamente protestarán diciendo: «¡No pueden hacerlo!». «¿Pero, por qué no?» podrían ustedes preguntar. «Porque», contestan los lógicos, «los enunciados autorreferenciales producen paradojas. ¡Contaminan los sistemas lógicos! » ¿Cuál es la razón del reparo del lógico ante la paradoja? La respuesta es bastante sencilla. Los lógicos trabajan con enunciados declarativos llamados proposiciones. Hace más de 2000 años, Aristóteles pensó que si una proposición tiene sentido, tiene que ser verdadera o falsa. Cada proposición tiene que sa-

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

tisfacer este criterio para poder formar parte de una doctrina científica; de otro modo, es inaceptable. La paradoja, por su parte, hace indeterminable el valor de verdad de una proposición. Los enunciados o las proposiciones paradójicos no son ni verdaderos ni falsos. Sin embargo, no pensemos que el inconveniente de la paradoja se limita a la filosofía. Los científicos utilizan proposiciones para realizar explicaciones científicas. Así, la ciencia y la filosofía comparten el mismo reparo lógico ante la paradoja.

Las raíces etimológicas de la paradoja La palabra tiene dos raíces griegas, para, que significa «fuera» y doxein que significa «hacer notar, señalar, mostrar, enseñar». Así, paradoja significa «fuera de lo que se enseña». «Ürtodoxi;~(Cfe raligriega ortho que significa «recto») significa ;rectamente;sTñceniineiiieo dentro deTas enseñanzas». Durantem1TeSCfeaños,-íaCfoctriña ortodüxaTtie!aaristotélica. Los primeros que elaboraron enunciados paradójicos desafiaron la doctrina aristotélica. Von Foerster describe con humor el modo en que durante el siglo VI antes de nuestra era un hombre que procedía de Creta viajó por mar hasta Atenas, y al desembarcar anunció, «soy de la isla de Creta y todos los cretenses son mentirosos». Este famoso cretense, Epiménides, confundió a los lógicos aristotélicos. «Si eres de Creta, y todos los cretenses son mentirosos, entonces debes haber mentido. ¡Ajá! Pero si has mentido, entonces dices la verdad porque decías que todos los cretenses son mentirosos. Pero cuando dices la verdad, tienes que haber mentido.» Los aristotélicos resolvieron este difícil problema ig norándolo. Cuando la Iglesia cristiana empezó a representar «la doctrina», todo lo que se enseñara fuera de su doctrina se calificaba de paradójico. A aquéllos que rechazaban su doctrina se les consideraba personas paradójicas. Entre el primer y segundo milenio, sin embargo, Aristóteles fue descubierto de nuevo, y los filósofos y lógicos volvieron a considerar sus escritos «la doctrina» y así, el término paradoja recuperó su significado original. Quienes expresaban sus ideas públicamente al mar-

la

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PARADOJA Y AUTORREFERENCIA

gen de la doctrina de la Iglesia recibieron un nuevo nombre: heréticos. La raíz griega de la palabra herético es heiresis, que ~~--~--····-"}·"·~-----·~·-·'-'···· .. -"·-·-·~--~---·SiP"nifica «e1ecc10n». LOS nereticos eran quienes mantenían su fi~Facrzre e~. LaTgfesTa·p·rolii'6Iá'Titeiecdón,Yaciiliéñesms~eñ.-e1egir se les quemaba en la hoguera.

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La paradoja del barbero La historia del barbero puede clarificar de qué modo funciona una paradoja. Como todas las paradojas, consta de una proposición que es verdadera cuando es falsa y falsa cuando es verdadera. La historia es la siguiente: En una pequeña aldea vive un barbero, que afeita a aquellos aldeanos que no se afeitan ellos mismos. Si vives en la aldea y no te afeitas tú mismo, el barbero te afeita. Claro está, si te afeitas tú mismo, el barbero no te afeita. Ahora bien, ésta es la pregunta que genera la paradoja: ¿Se afeitará el barbero él mismo? El modo en que la lógica solía analizar esta pregunta era el siguiente: si el barbero se afeita él mismo, sería alguien «que se afeita él mismo» y pertenecería a la llamada clase de «los que se afeitan ellos mismos». Si fuera así, entonces no debería afeitarse él mismo, puesto que él sólo afeita a quienes no se «afeitan ellos mismos». Pero si no se afeitara él mismo no sería de los que se afeitan ellos mismos ¡y debería afeitarse él mismo! La conclusión de nuestro pensamiento silogístico oscila cuando intentamos abrirnos camino a través de la paradoja. Durante los últimos dos mil años ésta ha dado unos tremendos quebraderos de cabeza a lógicos y filósofos ya que los aristotélicos sabían que una proposición sensata tiene que ser verdadera o falsa y la paradoja confunde esta regla. Entonces, ¿qué hacer? El filósofo Bertrand Russell encontró una solución interesante llamada «La Teoría de los Tipos Lógicos».

Bertrand Russell

y

la paradoja

El compromiso de Bertrand Russell en el tema empezó cuando encontró una paradoja en la obra de Gottlob Frege. Tal como

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1

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

explica Guillen 11 «... a finales del siglo XIX los matemáticos se embarcaron en masa en un programa para hacer con la aritmética lo que Euclides hizo con la geometría. La idea general era reformular el batiburrillo de resultados aritméticos que se habían acumulado durante siglos en alguna forma de formato lógico». Declarando su fe en el razonamiento deductivo, muchos matemáticos pusieron manos a la obra, pero Gottlob Frege fue el primero en declarar que ya la había concluido. Según Guillen, Frege «trabajó desde 1893 a 1902 derivando centenares de teoremas de la aritmética a partir precisamente de unos pocos supuestos, y los resultados tangibles adoptaron la forma de un monumental tratado en dos volúmenes titulado Grundgesetze der Arithmetik (Leyes fundamentales de la Aritmética). Los supuestos de los que partía, al igual que los de Euclides, se podrían poner en tela de juicio, pero sus conclusiones se extraían según los principios del razonamiento deductivo que eran coherentes con los de Aristóteles, aunque no idénticos técnicamente». 12 Frege estaba a punto de publicar el segundo volumen cuando Russell descubrió en el primer volumen de su obra una paradoja, precisamente igual a la de la historia del barbero. La paradoja de Rllssell tiene que ver con la H>gi,c:ét el~ cJases y los efémentos'lógícos que pueden contener las clases. Una clase es úña-colé-cCTón lógica de ob}éfos que comparten una propiedad defiñida. 'Si se define una'C1ase ae-libros-.:.....:todos los-li6ros pas'aaóS,' presentes y futuros- se pueden separar lógicamente toaos los obJeiüs-aer urilverso eii que tienen cualidad de miembros de la clase y los que no la tienen. Si admitimos un enunciado autorreferencial, al preguntar si la clase es un libro no se produce ninguna paradoja. La clase de los libros no es un libro. Si una proposición afirmara que un objeto, simultáneamente, tiene y no tiene la cualidad de miembro de la misma clase, se trataría sencillamente de una simple contradicción. De acuerdo con las reglas de la lógica aristotélica, la proposición sería, o bien revisada para eliminar la contradicción, o bien descartada.

düs-cla-se-s: Tos

11. Guillen, Michael, op. cit., pág. 14. 12. Guillen, op. cit., pág. 14-15.

PARADOJA Y AUTORREFERENCIA

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También podemos tratar una clase o un conjunto a partir del nivel lógico siguiente. Al elaborar enunciados (proposiciones) acerca de las clases en lugar de acerca de sus elementos, podemos hablar de clase de ideas, y preguntar luego si nuestra clase de libros tiene la cualidad de ser miembro de ella. De nuevo, nuestro universo lógico construido se divide en dos grupos. Una clase de ideas es una idea, y por ello puede tener la propiedad de la autopertenencia. En esto no estriba ninguna paradoja. Una vez más, si consideramos la clase en cuanto a la cualidad de ser miembro de sí misma, es decir, por la autorreferencia, no se plantea ninguna paradoja. Sin embargo, en el tercer nivel de abstracción, el de una clase de las clases, todo es un poco más confuso. Si decimos que S representa la clase de todas las clases que tienen la cualidad de ser miembros de sí mismas, entonces se plantea la pregunta: ¿Cómo clasificamos S? ¿Se pertenecerá S a sí misma? Sí, de hecho tiene la cualidad de ser miembro de sí misma. Tampoco ahora ha aparecido ninguna paradoja ni se ha violado ninguna de las reglas de la lógica al permitir enunciados autorreferentes, es decir, la clase que se refiere a sí misma. Ahora tenemos que plantear las mismas preguntas a la otra mitad de este universo lógico -NS, la clase de todas las clases que no tienen la propiedad de ser miembros de sí mismas-. Aquí es donde Russell descubrió la paradoja. Si NS no tiene la propiedad de ser miembro de sí misma entonces pertenece a «la clase de las clases que NO tienen la propiedad de ser miembros de sí mismas». Pero esto significa que es un miembro de las clases que tienen la propiedad de pertenecerse a sí mismas. Volvamos a nuestro relato. Russell escribió una breve nota a Frege en la que, esencialmente, decüt: «Estimado señor Frege, he descubierto una paradojá-eñ-·el conjunto de sus enun-

CCiados teóricüs~Cünsídére poriin.iliomeñtó~ercon}uiitóae-ro­

dos los conjuntos que no se contienen a ellos mismos como un elemento». Frege recibió la carta cuando su segundo volumen estaba a punto de publicarse, por lo que estaba en una situación terriblemente difícil ya que a la edad de ochenta y dos años no podía rehacer la obra de toda su vida. Después de pensarlo una y otra vez, llegó a una solución maravillosa. Publicó su segundo volumen tal como lo había planeado e

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

incluyó la carta de B. Russell. Guillen escribe: «En un epílogo más bien triste a su segundo volumen, Frege escribió: "Es poco probable que un científico se encuentre con algo más indeseable que ver cómo se hunden sus fundamentos precisamente cuando la obra ha terminado. Precisamente en esta tesitura me puso la carta del señor Bertrand Russell cuando la obra estaoacasi impresa"». 13 Frege solucionó su problema sugiriendo que la siguiente generación de lógicos debería resolver el problema de la paradoja. No resulta sorprendente que Russell decidiera resolver el problema de Frege. Su biografía contiene un fascinante relato acerca del proceso. Russell escribe: Al principio, supuse que sería capaz de superar la contradicción bastante fácilmente y que probablemente había un error trivial de razonamiento. Gradualmente, sin embargo, se hizo evidente que no era así. Burali-Forti ya habían descubierto una contradicción similar, y resultaba que en el análisis lógico existía una afinidad con la antigua contradicción griega de Epiménides el cretense, que decía que todos los cretenses son mentirosos. Parecía indigno de un hombre perder el tiempo en estas trivialidades, ¿pero qué era lo que yo tenía que hacer? Había algo equivocado desde el momento en que tales contradicciones eran inevitables en las premisas ordinarias. Trivial o no, el asunto era un desafío. Durante toda la segunda mitad de 1901 supuse que la solución sería fácil, pero al final de aquel período concluí que se trataba de una gran tarea.

Durante los años 1903 y 1904, Russell vivió en el campo. Cada mañana iba a su escritorio y se sentaba ante una hoja de papel en blanco sin escribir nada hasta la hora del almuerzo. Después de almorzar repetía el proceso, y lo hizo durante todo el verano de 1903 y de 1904. Sabía que él, una de las personas más inteligentes de Inglaterra, era incapaz de resolver uno de los problemas más ridículos de la lógica. Pero rehusó darse por vencido. 14 13. Frege, Gottlob. Fundamental laws of arithmetic. Citado en Guillen, M., op. cit., pág. 15. (Trad. cast. en Laia, Fundamentos de la aritmética, Barcelona, 1972). 14. Bertrand, Russell. The autobiography of Bertrand Russell, vol. I (Trad. cast. en Aguilar, Autobiografía. Tomo 1, Madrid, 1968). Citado por Hudges, P. y Brecht, G. Vicious circles and infinity. An anthology of paradoxes (1979). Middlesex (Inglaterra): Penguin Books, pág. 12.

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PARADOJA Y AUTORREFERENCIA

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Alrededor de 1905, Russell pensó que tenía una solución para su problema, «La Teoría de los T.!E_~ico~_>>: En esencia, concluía: «La solución a la paradoJa es simple: No LA ACEPTO, LA PROHÍBO~jun-coiifuñTono-pueae~ser-coñSTCieraao

como

üno-ae5us propios elementos!». :Oe este modo, en un discurso logico;To"s enuncuiaüs-'autorreferentes estan proliiT:>í
és iiñíiiQíVi(JOO.'Cü~iTquie-rTnteñtüae tra1ar'a'uñaeii teríñTriOs

aerütrüesti-cüildeñ:acrü-a-'IIevarno·s···ara'bsüiciü~y·a·Tac'üñhi-

sión».15 La tipología lógica trata supuestamente estos problemas inSistieñCfO"'eñ"-(íüe.siempremañteñgamosseparáCIOsl)s ñiveles eñ que ni:iT>Taiños so5reToSféñónieño·s:··sr<:¡ueremos"iiii: llzar.eneñguaje para hálJTái:·sobre-·el fenguafe necesitamos utilizar un metalenguaje. Si queremos hablar acerca del metalenguaje necesitamos utilizar un meta-metalenguaje. Mientras, por el lado positivo, la tipología lógica puede evitar ciertas clases de confusión y absurdos lingüísticos, crea problemas cuando deseamos comprender al observador. Da sostén al canon científico de objetividad al separar al observador de sus observaciones. El observador no debe incluirse en sus observaciones. Por lo tanto, tiene prohibido utilizar enunciados autorreferenciales. Si aplicáramos la solución de Russell a la «paradoja del barbero», la traduciríamos como sigue: ¡El barbero no se plantearía la pregunta de si puede afeitarse él mismo porque la pregunta es autorreferencial! Infringe la regla de no mezclar conjuntos y elementos. Von Foerster comenta: «Pero claro, señoras y señores, estas reglas fueron elaboradas por el señor Bertrand Russell. Es su sistema de lógica. Y como bien sabrán, la autorreferencia es un fenómeno común. ¿Significa esto que no permitiremos nunca a una persona que examine su propia 15. Watzlawick, Paul; Weakland, John; Fisch, Richard (1974). Change: Principies of problem formation and problem resolution. Nueva York: W W Norton, pág. 6.

¡

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

experiencia, simplemente porque el señor Bertrand Russell estableció estas reglas?, o que ¿el sistema observado y el sisteooservarite síempre tieneri{iüeser aiferéñfes TSi tenemos IO,aos·seres· ·numanos, a ·~a~·-----···· --·-·~·····:r-··-----~·-···r~·-·-······· ·· -· "" ¿~().1!1~~~9~-g~~~l} es e ~~J?et~ara _9.l}.;Ien:Tal como señala Keeney acertadamente, si obedeciéramos siempre la Teoría de Tipos de Russell, nuestro mundo de la experiencia sería uniforme y estaría estancado. Bateson, Kestler, Fry, Wynne y otros han demostrado que el humor, la poesía, el aprendizaje y la creatividad sólo püéderi nacer cuando se proaucé úna mala caraéler{záCiórí dé 7ipos logicos, es decir, cuanao·se ·m:e2:"i::lai1 los ñrveTés:'6 • • · •· ·•·· . La aiitórréférenciaésüñca·so particular de una noción más general, la recursión. Esta noción es un concepto central del modo en que van Foerster piensa sobre el observador. « ... La organización de interacciones sensoriomotrices e interacciones ubicadas en procesos centrales -cortical-cerebral-espinal, córtico-tálico-espinal, etc.- es de naturaleza circular. En otras palabras, es recursiva.» La recursión participa en estas consideraciones siempre que los cambios en las sensaciones de una criatura se expliquen por sus movimientos, y sus movimientos, por sus sensaciones. Como veremos en los capítulos siguientes, van Foerster usará la computación recursiva, la computación de la computación, para desarrollar una comprensión de la cognición.

ma

CAUSALIDAD

Nuestro mecanismo predilecto de explicación es la causalidad. Durante los últimos trescientos años, un período de tiempo marcado por la influencia de la ciencia clásica, la civilizaCión occidental se obsesíorio con el uso exclusivo de la causalidad eficiente, es aecír; unaforina de ex¡)Hé:aCióñeñia que Ta·cau:s·a.precedé alefecfo. Aunque ésta es sólo una de las mucnasforñiasd:e.ca"lisaiía:aailispoiiT5Ie:-s~ísica clásica ha contribuido a que la trate.mos como nuestro único mo16. Keeney, Bradford P. (1983). Aesthetics of change. Nueva York: Guilford Press, pág. 31. 1

-

CAUSALIDAD

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delo para elaborar explicaciones.· Cuando somos incapaces de elaborar explicaciones causales eficientes, frecuentemente nos encontramos sin saber cómo explicar los fenómenos observados. Por ejemplo, al escribir sobre su experiencia con su maestro don Juan, el antropólogo Carlos Castañeda 17 cuenta que él y don Juan solían pasear juntos, y durante los paseos don Juan le señalaba cosas para que Carlos las observara. «Mira esto», o «¿ves aquello?», pero Carlos no las podía ver. Exasperado, don Juan le preguntaba, «pero, ¿por qué no miras?» y Carlos respondía, «miro, pero no lo veo». Don Juan finalmente comprendió el problema.« ¡Ajá!», dijo, «ahora comprendo. Sólo ves las cosas que puedes explicar. Si no puedes explicar algo, no lo puedes ver. Pasas por alto aquellas cosas que no puedes explicar.» Sin darnos cuenta nos ponemos una camisa de fuerza lógica al dejar que la causalidad eficiente determine todos nuestros esquemas explicativos. Un remedio para este problema puede ser comprender la estructura de las explicaciones causales y las modalidades alternativas de explicación causal que nos son asequibles.

La relación triádica de la causalidad Utilizamos la explicación causal para explicar la observación del cambio. Podemos observar los objetos que cambian su posición espacial, o los cambios químicos, como cuando un líquido cambia de color o cuando el agua se convierte en vapor. Podemos observar cambios en el desarrollo, como cuando una simiente se desarrolla en árbol o un niño se desarrolla en persona. Una explicación causal consta de tres partes: una causa, un efedo~y liñaregrá-de"trañsTorm"'acióñ, Ia cual PlfecreTaml5f€ii una le-·~deTa· naTuraTe:ita~ üñ. rinci""ío:'Laie~o·Ta -----~----·-··-:Y-.~~-"·Y··----· ·•····---M•·••"'""h~""·' ...~.. 12 ······~--.-..E-..... y regla actúa sobre la causa y produce el efecto.

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17. Castañeda, Carlos (1972). Journey to Ixtlan: The lessons of Don Juan. Nueva York: Simon and Schuster. (Trad. cast. en Fce. Esp., Viaje a Ixtlán, Madrid, 1984).

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

Examinemos el siguiente ejemplo hipotético. Supongan que sostengo un trozo de tiza. Abro los dedos y el trozo de tiza cae al suelo. Un físico que viera cómo dejo caer el trozo de tiza podría decir, «aquí tenemos un ejemplo excelente de causalidad eficiente, es decir, donde la causa precede al efecto. Identificaré los principales elementos en esta relación triádica. El efecto -el trozo de tiza cayó al suelo-. La causa -Lynn Segal abrió los dedos-. La regla de transformación -¡la gravedad!». La psicología popular nos proporciona otro ejemplo de causalidad. Un jefe insulta verbalmente a un empleado, y éste, para conservar su trabajo, no dice nada aun cuando se siente furioso. Llamaremos a este incidente «la causa». Nuestro empleado insultado llega a casa y grita a su mujer e hijos sin razón aparente. Llamaremos a esto «el efecto». ¿Cómo se podría explicar? Según el psicoterapeuta, el hombre desplazó los sentimientos de enfado que sentía para con su jefe hacia su mujer, un objetivo mucho más seguro. Así, el desplazamiento de la agresión es la regla de transformación. Éstos son unos pocos tópicos populares psicológicos que los psicoterapeutas y los juristas utilizan como reglas de transformación cuando elaboran explicaciones causales eficientes del comportamiento humano: baja autoestima, pobre concepto de sí mismo, falta de confianza, una personalidad agresiva, miedo a fracasar, o la vieja solución segura, el complejo de Edipo. Obsérvese que todos ellos sugieren una causalidad en un único sentido, es decir, la causalidad eficiente.

Aristóteles y la causalidad Aristóteles fue uno de los primeros filósofos en ocuparse de la causalidad. En el volumen VIII de su Metafísica escribe: ·=j~~¡:;;S:::::;;~J.l~-IE.~-E~,~~~,~~YI1E~.~~~~~~I1ti9_
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CAUSALIDAD

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que hay en el enunciado. Además, aquello de donde procede el principio primero del cambio o de la quietud; por ejemplo, el que aconsejó es causa de la acción, y el padre es causa del hijo, y, en suma, el agente, de lo que es hecho, y lo que produce el cambio, de lo que lo sufre. Además lo que es como el fin; y esto es aquello para lo que algo se hace, por ejemplo, el pasear es causa de la salud. ¿Por qué, en efecto, se pasea? Decimos: para estar sano. Y, diciendo esto, creemos haber dado con la causa. Y cuántas cosas, siendo otro el motor, se hacen entre el adelgazamiento, la purga, las medicinas o los instrumentos del médico y la salud antes de alcanzar ésta. Pues todas estas cosas son causa del fin, y se diferencian entre sí porque unas son instrumentos, y otras, obras. Así, pues, las causas se dicen, sin duda, en todos estos sentidos; pero ocurre que, diciéndose las causas en varios sentidos hay también varias causas de lo mismo, no accidentalmente (por ejemplo, de la estatua son causa el arte del escultor y el bronce, no en algún otro aspecto sino en cuanto estatua; pero no son causa del mismo modo, sino lo uno como materia y lo otro como aquello de donde procede el movimiento), y causas recíprocas (por ejemplo, el trabajar es causa de la buena salud, y ésta, del trabajar; pero no del mismo modo, sino lo uno como fin y lo otro como principio del movimiento). Y todavía, una misma cosa es causa de los contrarios; pues si lo que estando presente es causa de éstos, eso mismo, estando ausente, lo consideramos a veces causa de lo contrario; (por ejemplo consideramos causa del naufragio la ausencia del piloto, cuya ausencia era causa de la presencia, y ambas, tanto la presencia como la ausencia, son causas en cuanto que mueven). 18

La ciencia clásica, con la importancia que da al análisis cuantitativo, redujo la rica noción de causalidad aristotélica a la causa eficiente; Ta,!.E.<.?!!l?_~eñala R(lJ?Opor_!, «ell)é~minosl

~~~~éád.~~sª~t,ª~§~~:~~~!:fat~f~5¡l~~~;~~~fi~l~ª~~= ,

estiran esde detrás"».

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18. Ross, W. D. (comp). The works of Aristotle (Vol VIII), Metaphysica (2a edición). Londres: Oxford University Press. págs. 1013-1014. Citado a partir de la Metafísica de Aristóteles, edición trilingüe, Editorial Gredos. 19. Rapoport, Anatol. Prefacio a Modem cybemetics research for the behavioral scientist (1968). Buckley, W. (comp.). Chicago: Aldine, pág. xvi.

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Un examen detenido de la causalidad final La causa final tiene lugar cuando el efecto precede a la causa. Los cibernéticos que estudian el comportamiento orientado a metas apoyan la causalidad final. Pueden pensar, ¿qué es esto? ¿Cómo puede el efecto preceder a la causa? Von Foerster lo explica: «Bien, a fin de estar aquí a las 9 de la mañana, tenía que salir de Pescadero a las 7:20. El efecto de salir de mi casa a las 7:20 fue causado por mi deseo de estar aquí con ustedes a las 9:00. Así pues, el efecto precedió a la causa». La causa final tiene ciertas ventajas. Elimina el cálculo de las trayectorias necesarias para producir un efecto deseado. No se tiene que hacer todo correctamente a la primera. Se tienen reiteradas oportunidades de corregir el error. Von Foerster lo demuestra: «Deseo dar a María, la mujer que se encuentra en la primera fila, mi pañuelo. Primero, quiero hacerlo utilizando la causalidad eficiente, es decir, lanzándole el pañuelo. Para ello tengo que calcular el impulso y la trayectoria. Una vez que lo lanzo, no hay feedback, no hay ninguna posibilidad de corrección del error. (Lanza físicamente el pañuelo.) En este caso ella lo coge. Excelente. Pero tengan presente que una vez salió de mi mano, no podía hacer nada sino esperar que mis cálculos fueran correctos. '1 »Sin embargo hay otro ,dispositivo de explicación "" .. ----···-·---·---···· _,. _,_______ ,. ,...... ',, ................ ,._____ llamado cal!.s~_!!_~ad__ina.!.
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CAUSALIDAD

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causalidad final elimina prácticamente el problema, al permitirnos alcanzar nuestro destino dentro de los horarios de llegada previstos. Von Foerster comenta: «Cuando se utiliza la palabra "porqué" se habla el lenguaje de la causalidad eficiente. Siempre que se utilizan las palabras "a fin de", se habla el lenguaje de la causalidad final. Quizá quieran intentar sustituir la palabra "porqué" por la palabra "para". O bien, sencillamente, observar en qué condiciones utilizan cada uno de estos términos. »Usted podría decir, por ejemplo, "lo siento, debo irme". La otra persona pregunta, ''¿por qué tiene que irse?''. ''Porque quiero ... mmm ... para encontrarme con Joe, debo irme ahora:' Éste es un enunciado que ilustra la utilización y el uso de la causa final. Se va ahora (efecto), porque tiene que encontrarse con Joe (causa) más tarde.»

Causalidad circular En el curso de los últimos cuarenta años la causalidad final ha adquirido de nuevo respetabilidad en los círculos científicos. La razón es la aparición de la cibernética, la ciencia de la información y del control. Al adoptar un enfoque más comprensivo la cibernética utiliza tanto la causalidad eficiente como la final, ambas combinadas en el concepto de feedback. Pongamos por caso que tenemos cuatro acontecimientos -a, b, e, d-, los argumentos causales tradicionales toman dos formas: la causalidad eficiente en la que a causa b que a su vez causa e que causad; o la causalidad final, en la que d, operando hacia atrás causa a. La cibernética ha mostrado que cuando d retroenvía informaciones hacia a, ambas causalidades son operativas; los cibernéticos denominan esta situación causalidad circular: a causa b que causa e que causa d que causa a. La cibernética también hizo suya la antigua pregunta: ¿Todo cambia o el cambio es sólo una ilusión? La cibernética ofrece un modelo de estabilidad dinámica. Las estabilidades observadas en un nivel son el resultado de cambios sistémicos que suceden en otros niveles. Por ejemplo, el funámbulo tiene que mover constantemente su peso (primer orden: cambio), a fin de mantenerse en la cuerda floja (segundo orden: estabilidad).

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El cuerpo humano tiene que cambiar constantemente para mantener los equilibrios químicos necesarios para que continúe la vida. La estabilidad dinámica descansa en la causalidad circular.

Cultura y causalidad Von Foerster cuenta las siguientes historias para ilustrar cómo la cultura afecta nuestra comprensión de la causalidad: «Ahora, me gustaría concluir mi discusión de la causalidad sugiriendo que nuestra cultura desempeña un importante papel en las predilecciones que tenemos en relación a las explicaciones causales. Muchos jóvenes que se adhirieron a los Peace Corps norteamericanos lo aprendieron por sí mismos. »Algunos de mis mejores amigos trabajaron como maestros entre los ibo, una tribu extraordinariamente inteligente que vive en la costa oeste de África. Enseñaban física y matemáticas, haciendo uso de experimentos para demostrar a los ibo las verdades de la física. Cuando los estudiantes ibo, que tenían edades comprendidas entre los once y los catorce o quince años, vieron cómo los maestros realizaban los experimentos se quedaron atónitos. Dijeron, "ajá, estos maestros no saben su oficio. Tienen que hacer experimentos para demostrárselo a ellos mismos. Si realmente supieran lo que están diciendo, entonces nos hablarían simplemente de física". En nuestra cultura el experimento es el marchamo de la verdad. No es así en la de ellos, donde lo es la autoridad.» «Mi esposa y yo», prosigue, «tuvimos una experiencia similar cuando tuvimos el placer de hospedar a Ignatius, un joven estudiante africano de agricultura. Pueden imaginarse el shock cultural que experimentó cuando tuvo que vivir en Champaign (Illinois). En aquel día uno de septiembre -entonces ya vivía con nosotros-, se sintió terriblemente nostálgico y su principal consuelo eran unas fotografías de familia y una foto en blanco y negro del jefe de su clan. »Antes de las vacaciones, mi esposa y yo pensamos que le gustaría tener una cámara fotográfica para Navidades. Estaba encantado. Compró carretes y empezó a hacer fotografías. Al cabo de pocos días, sin embargo, se me acercó y se quejó:

LA CONSTRUCCIÓN DE EXPLICACIONES

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"Heinz, acabo de recoger las fotografías que llevé a revelar, y me han timado". "¿Timado? ¿En qué sentido?", pregunté. "Mira, he utilizado película de color para hacer algunas fotografías, incluyendo una fotografía de mi jefe. Hice una fotografía de su fotografía, y todas las copias son estupendas excepto las de la fotografía de mi jefe; ¡volvió a salir en blanco y negro! Y como ves, utilicé película de color. Su fotografía debía ser en color. Me timaron." »Le dije: "Ignatius, te equivocas. No te han timado. La fotografía del jefe no tendrá ningún color más que el blanco y el negro. Si haces una fotografía de una imagen en blanco y negro con película de color, tu fotografía saldrá en blanco y negro". "No", dijo." ¡Me timaron! Utilicé película de color y la copia salió en blanco y negro." »No sabía qué decir. Pero en aquel instante, por suerte, entró Tommy, mi brillante hijo y profesor de física. "Tommy", dije, "¿Nos puedes ayudar?" Después de describirle el problema, Tommy dijo, "Ah, es fácil, Ignatius", y empezó a explicar la interacción de los tintes y los fotones. Cuando Tommy acabó, Ignatius dijo, "Sí, sí, muy bien. ¡Pero, mira, me timaron! Utilicé película de color y la fotografía salió en blanco y negro". Por favor tengan presente que Ignatius no era una persona inculta. Era un estudiante que estaba matriculado en la universidad. »Por suerte, justo en aquel momento llegó otro visitante. Se trataba de mi estimado amigo John White, un voluntario del Peace Corps que había trabajado en Nigeria. "¡John!", dije, "¿puedes ayudarnos? Ignatius compró una película de color e hizo fotografías de un retrato en blanco y negro. Le salió una fotografía en blanco y negro, y ahora cree que le han timado. ¿Se lo puedes explicar?" John se giró hacia Ignatius y con una voz fuerte, autoritaria, le dijo "¡es imposible!", después de lo cual Ignatius dijo, "¡Ajá! ¡Ahora lo entiendo!".»

LA CONSTRUCCIÓN DE EXPLICACIONES

Gregory Bateson dedicó los últimos treinta años de su vida a estudiar la comunicación humana, describiendo a menudo cómo el lenguaje desdibuja la distinción entre descripciones y explicaciones. Bateson presentaba a veces sus ideas en una

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forma escrita que él llamaba un metálogo -una conversación ficticia entre un padre y su hija. Von Foerster tiene en mucha estima el metálogo de Bateson titulado «¿Qué es un instinto?» 20 por dos razones. En primer lugar, Bateson señala que una ley de la naturaleza es una invención. En segundo lugar, muestra que una hipótesis es un enunciado que une dos conjuntos de descripciones, no dos con- • juntos de hechos. Von Foerster: «Éste es un metálogo de Bateson que es particularmente pertinente para la discusión de hoy. Se titula "¿Qué es un instinto?". Bateson siempre empieza sus metálogos con la hija que plantea preguntas difíciles a su pádre». Hija (H): Papá, ¿qué es un instinto? [Von Foerster (VF): si mi hijo o hija me preguntara ahora, «¿qué es un instinto?» daría, claro está, arrogantemente una definición léxica, es decir, «Un instinto es el aspecto innato de un comportamiento complejo que es ... ». Bateson evita esta trampa.] Padre (P): Cariño, un instinto es un principio explicativo. [VF: así, en lugar de dirigirse a la significación semántica de la pregunta que ella le plantea, cambia inmediatamente el foco de su conversación hacia su significación dialógica. ¿Cuál es la significación política del lenguaje? ¿Qué sucede cuando alguien utiliza la palabra «instinto» en un diálogo? ¿Qué consecuencia tiene el lenguaje para nuestro modo de pensar y comportarnos?] H: Pero, ¿qué explica? P: Cualquier cosa, casi todo. Cualquier cosa que quieras explicar. [VF: espero que vean que algo que explica cualquier cosa no explica nada. Así lo sospecha la hija, pues dice:] 20. Bateson, Gregory (1972). «What is an instinct?», en Steps toan eco· logy of mind. Nueva York: Ballantine Books, págs. 38-39.

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H: No seas tonto. No explica la gravedad. P: No, pero es porque nadie quiere que la explique. Si lo qui-

sieran, ¡la explicaría! Sencillamente podríamos decir que la Luna tiene un instinto cuya intensidad varía inversamente al cuadrado de la distancia ... H: Pero esto es una tontería, papá. P: Sí, seguramente; pero fuiste tú quien mencionaste el instinto, no yo. H: Muy bien, pero entonces, ¿qué explica la gravedad? P: Nada, querida, porque la gravedad es un principio explicativo. H: ¡Ah! ¿Quieres decir que no puedes utilizar un principio explicativo para explicar otro? ¿Nunca? P: Casi nunca. Esto es lo que quería decir Newton cuando afirmó Hypotheses non-fingo. H: Y ¿qué quiere decir eso? P: Bien, ya sabes qué son las «hipótesis». H: Cualquier enunciado que une dos enunciados descriptivos es una hipótesis. P: Si dices que hubo luna llena el primer día de febrero y otra el primero de marzo, y luego unes de algún modo esas dos observaciones, el enunciado que las une es una hipótesis. [VF: fíjense, señoras y señores. Bateson define una hipótesis como un enunciado que une dos «enunciados descriptivos». Una hipótesis no une dos hechos. Indica que debemos investigar el ámbito descriptivo, es decir, de qué modo hacemos descripciones.]

H: Sí. Y ahora sé lo que quiere decir non, pero ¿qué es fingo? P: Bien, fingo es la palabra latina que equivale a «hacer». Forma un nombre verbal, fictio, del que formamos «ficción». H: Papá, ¿quieres decir que sir Isaac Newton pensaba que todas las hipótesis se inventaban como los cuentos? P: Sí, justamente: H: ¿No descubrió la gravedad con la manzana? P: No. La inventó. H: ¡Oh!* * Gregory Bateson, << What is an Instinct?», en Steps toan ecology of mind. NY, 1972, págs. 38-39.

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LAS DIFICULTADES DEL LENGUAJE

Los constructivistas, como Bateson, sugieren que incluso algo tan aparentemente no infringido como es una «ley de la naturaleza» puede ponerse en tela de juicio. Von Foerster dice que tenemos que observar cuidadosamente la distinción entre una ley y una ley de la naturaleza. Una es una orden o disposición legal en un contexto social; la otra es un principio explicativo. Suponemos erróneamente que ambas tienen la misma estructura lógica. Habitualmente el «juego de la ley» tiene tres conjuntos de jugadores: los legisladores, la policía y la población que tiene que obedecer la ley. Si se infringe la ley, se recibe un castigo o, como mínimo, así se supone que funciona el sistema. En ciencia, podemos decir que los planetas obedecen la «ley de gravitación» de Newton. Pero, ¿qué sucede con el célebre caso del planeta Mercurio? Mercurio desobedece la ley de gravitación de Newton ya que se mueve alrededor del Sol no exactamente del modo en que Newton prescribiera. ¿Castigamos por ello a Mercurio? No. Es al legislador, sir Isaac Newton, a quien castigamos y sustituimos su ley por la que propuso Albert Einstein. Así, la «ley», tal como se utiliza en ciencia, tiene una función diferente a la de la ley que asociamos con nuestros sistemas legales.

RESUMEN

En este capítulo hemos examinado las relaciones que hay entre el lenguaje, el pensamiento y nuestro modo de ver la realidad. El lenguaje, al operar por encima de nuestro nivel cotidiano de conciencia, estructura nuestro pensamiento puntuando corrientes circulares de interacción en causalidades unidireccionales. Sustantiva procesos y, sin que nos demos cuenta, nos hace caer en esquemas causales corrientes para explicar el mundo. Cuando surgen las paradojas, que nos desconciertan y apartan de nuestros hábitos tradicionales de la lógica y de la razón, queremos eliminarlas. Anhelamos tanto la certeza que nos asimos a la creencia de que el mundo puede ser comprendido mediante nuestra lógica bivalente, basada en sólo dos valores: verdadero y falso. ¿Y si, como sugiere von Foerster, la autorreferencia fuera el modus operandi del organismo humano? ¿No deberíamos

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RESUMEN

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considerar la noción de autorreferencia, aunque sólo fuera por un breve período de tiempo, para ver dónde nos conduce? En el siguiente capítulo examinaremos el esquema del doctor Humberta Maturana, que une al observador con sus observaciones utilizando un lenguaje dependiente del sujeto.

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3. MATURANA Y EL OBSERVADOR

Cualquier cosa que es dicha lo es por un observador a otro observador, que puede ser él mismo. 1 HUMBERTO MATURANA

LA CIENCIA BASADA EN EL OBSERVADOR

El biólogo Humberto Maturana sostiene que las explicaciones científicas no necesitan un «lenguaje objeto»: «Podemos poner la objetividad entre paréntesis». Aboga explícitamente por definir los enunciados como dependientes del sujeto que los enuncia y, en consecuencia, por unir el observador y sus observaciones. Los científicos elaboran enunciados científicos para explicar los fenómenos observados. El proceso de elaboración y validación de estos enunciados es el método científico. El método científico ejecutado por los observadores implica cuatro operaciones de distinción. Cuando las operaciones son coherentes, una comunidad de observadores declara válida una explicación científica. 2 Una predicción científica, como todas las predicciones, no predice lo que sucede en el mundo objetivo; es más bien la predicción de nuestra experiencia. No predecimos dónde se encontrará la Luna una noche y a una hora l. Maturana, Humberto. Conferencia «Biology of social systems», pronunciada en el Health Science Centre el 21 de junio de 1983 y presentada por el Family Therapy Program, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Calgary (Canadá). Subvencionado por la Alberta Heritage Foundation for Medical Research. 2. Maturana, Humberto. <>, en Psychology and biology of language and thought: Essays in honor of Eric Lenneberg (1976). George A. Miller y Elizabeth Lenneberg (comps.). Nueva York: Academic Press. págs. 28-30.

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MATURANA Y EL OBSERVADOR

determinadas, sino que predecimos dónde podremos encontrar la Luna una noche y a una hora determinadas. Maturana ha desarrollado un método para hablar de las experiencias.

Operaciones de distinción Keeney señala que, «el acto más básico de la epistemología es crear una distinción. Sólo somos capaces de conocer nuestro mundo al distinguir un modelo de otro.... Aunque esta idea pueda parecer intuitivamente evidente, hace muy poco que se ha formalizado en la obra de G. Spencer-Brown, Laws of form, reconocida como una de las contribuciones al pensamiento cibernético más importante. 3 Maturana señala que una parte significativa de la obra científica consiste en especificar las operaciones necesarias para hacer observaciones. Distingue cuatro clases de operaciones que tienen que ser coherentes para validar una explicación científf. 1 1., Hacer una distinción: el observador especifica las ope' i-raCloñes a:e aistiñciOn necesanas para observar el fenó\ meno que el científico desea explicar. En resumen, ex! tiende una receta que especifica qué acciones tiene que llevar a cabo un observador para percibir el fenómeno. ;lt.(onstruir WJ:.g_l;jp_ótesis: el observador enuncia una hi. ¡ pótesis explicativa. La hipótesis es un sistema mecánico, isomorfo al sistema distinguido en el apartado l. El l científico hace la hipótesis de que si se deja operar su sistema explicativo, éste generará el fenómeno que él de., ;l sea exp 1"1car. j3J CalcuJg:.!~ el observador calcula entonces otro fenómeno \ ~ que el sistema del apartado 2 generará también, si se le ~ 1 ¡ deJa operar. L4I.Ya[iqar.: entonces el observador se adentra en operaciones para ver si puede observar el fenómeno calculado en la ' ! operación del apartado 3. Si el fenómeno se puede obserj var, la explicación enunciada en el apartado 2 ha sido validada. El sistema experimental es isomorfo al fenómeno.

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3. Keeney, Bradford P. (1983). The aesthetics of change. Nueva York: Guilford Press. pág. 18.

LA CIENCIA BASADA EN EL OBSERVADOR

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Maturana utiliza el relámpago como ejemplo: 1

~f~~!J1~-~~~t~!l:~j~i~=~e~:1~a~:}~~:d:~!e:~:~:o:nr:~ l lampaguear.

2.1 Construir una hipótesis: si las nubes movidas por el viento ••
\diferencia de potencial entre las nubes, o entre las nu¡ bes y la tierra. Cuando esta diferencia de potencial sea 'lo suficientemente grande, saltará entre ellas un rayo. 3. 1Calcular: si ponemos un conductor entre las nubes y la -riíerra:puedo cargar un condensador, y si éste está car' gado, hará que se encienda una bombilla eléctrica. 4. ; Validar: hacemos volar una cometa con un alambre co--;;:ectado a un condensador que, a su vez, está conectado ;a una bombilla eléctrica. Si la bombilla se enciende, la :explicación resulta válida para una comunidad de observadores científicos. «Fíjense», dice Maturana, 4 en que «la única cosa que tienen para satisfacer la conclusión (etapa 4) es una coherencia de observaciones entre los apartados 1 al 4. Para ello, los observadores tienen que ser coherentes. No se exige la objetividad. El método científico (operaciones 1-4) permite afirmar que se dispone de una explicación que puede ser válida en una comunidad de observadores. La objetividad no aparece en estas operaciones. »No hay modo de introducir la objetividad. Ustedes especifican las observaciones que se pueden realizar a fin de observar. Las explicaciones científicas no son subjetivas. Son dependientes del observador que las realiza -válidas en una comunidad de observadores. Si se exige la objetividad, nos encontramos en un aprieto porque no hay modo de probarla. »Intentar hacerlo así tan sólo conduce a una confusión, a 4. Maturana, Humberto. Conferencia «Biology of social systems», pronunciada en el Health Science Centre el 21 de junio de 1983 y presentada por el Family Therapy Program, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Calgary (Canadá). Subvencionado por la Alberta Heritage Foundation for Medica! Research.

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MATURANA Y EL OBSERVADOR

una dificultad lingüística tremenda. Disponemos de un lenguaje que postula objetos como si realmente estuvieran en el mundo externo, como si hubiera algún modo de probar su existencia bajo circunstancias en las que no se puede. El dominio de la percepción en su conjunto se apoya en un gigantesco signo de interrogación.» «El problema», afirma Maturana, «estriba en la forma de habTár: ~NO estoy diciencfo que n
Unidad El observador d}stingl!~ «Unidad~~s>~~Una ur1idad es cual,q~i~L~~~a ql1eun ()l?_~"~L'Y.~~"Ll?~ll.~~,~~Ei~~~gl!~r. Puede ser conceptual o concreta. Este libro es una unidad; una idea es una unidad; un observador es una unidad. Distinguimos unidades mediante el lenguaje, y si queremos que otros distingan nuestras unidades tenemos que especificar las operaciones de distinción necesarias para observarlas. Quiero enfatizar que Maturana define explícitamente la realidad como dependiente del sujeto. Los objetos sólo existen para nosotros en tanto que observadores, y si deseamos precisar de qué modo los demás pueden tener una experiencia similar, tenemos que especificar qué «hicimos» para realizar la observación. La objetividad continúa estando entre paréntesis: (objetividad). Maturana no niega la realidad; simplemente rechaza utilizar el lenguaje que afirma que los objetos de la percepción existen con independencia de los observadores.

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LA CIENCIA BASADA EN EL OBSERVADOR

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Como defiende Spencer-Brown, 5 <
Unidades simples

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compuestas

Las unidades son simples o compuestas. Una unidad simP!~"!l.o tJ~~e"coi11ponentes. Sus propiedades la especifican. Al distinguir una unidad simple, el observador no puede o no escoge hacer ulteriores distinciones que especificarían los componentes de la unidad. La idea original de átomo representa nuestra concepción fundamental de unidad simple en la naturaleza, es decir, aquélla que no puede descomponerse en una unidad compuesta que tenga componentes. En la actualidad las partículas elementales se conciben como las unidades simples últimas de la naturaleza. El observador puede descomponer una unidad simple distinguiendo sus componentes. Cuando un amigo ha hecho un 5. Spencer-Brown, G. (1973). Laws of form. Nueva York: Bantam Books. pág. 104.

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MATURANA Y EL OBSERVADOR

pastel y nos comemos una porción, acostumbramos a hacer dos clases de comentarios. Si lo tratamos como una unidad simple, decimos que es delicioso, ligero, que tiene un gusto riquísimo, etc., y cuando lo consideramos como una unidad compuesta, hablamos de la receta. Al utilizar el lenguaje, descomponemos el pastel en sus componentes y hablamos de cómo fueron reunidos. Las unidades compuestas tienen dos características que no se encuentran en las unidades simples: la organización y la estructura. La organización de una unidad compuesta hace referencia a aquellas relaciones «invariantes» entre sus componentes que definen y especifican la unidad, dándole una identidad diferenciadora. Cuando reconocemos un objeto y le damos un nombre, reconocemos su organización. La estructura hace referencia a los componentes «reales» y a las relaciones entre los componentes que permiten la conservación de la unidad de la organización. Una unidad compuesta puede tener diferentes estructuras mientras conserva su identidad. Un ejemplo evidente es el ser humano. Con el crecimiento y la edad se producen cambios estructurales, pero reconocemos la unidad al considerar que la persona es la misma. Cada vez que cambiamos nuestra posición en el espacio, cambiamos nuestra estructura pero conservamos nuestra organización como sistema vivo. Los sistemas vivos son sistemas dinámicos; sus estructuras están sometidas a un cambio constante mientras que su organización se conserva. Nosotros no somos sólo sistemas vivos, somos personas, una unidad compuesta diferente, lo que significa que conservamos una organización diferente. Mientras dura la vida somos simultáneamente muchas unidades. Nos componemos y descomponemos como estudiante, como amigo, como paciente, o como cualquier otra unidad, y podemos ver las diferencias entre unas y otras mediante las operaciones de distinción que son necesarias para observarlas. Por ejemplo, una estrella de rock puede que no sea distinguida como tal por su sargento de instrucción mientras hace el servicio militar. El sargento le ve como un soldado y un sistema vivo mientras que, desde el punto de vista de la estrella de rock, su identidad como persona famosa puede permanecer intacta. Así pues, las distinciones siempre dependen del sujeto.

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RESUMEN

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Cambiando nuestro uso del lenguaje, explicitamos qué hace ercioservadorpará oo-servar,. y de en que la observación siempre depende del sujeto. Por consi~guíeiite,Ios argumeñtos déiitíficos="o cua:rg:merütro -argumen:

esiemo
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del observador.

RESUMEN

El sistema de Maturana de utilización del lenguaje evita la trampa de la objetividad, es decir, de intentar descubrir si algo «realmente es así». Los terapeutas de familia luchan con este problema cuando aplican la teoría de sistemas a la dinámica familiar. La pregunta se plantea repetidamente: ¿Cuál es el «sistema familiar»? ¿Es esencialmente la pareja conyugal, la familia nuclear, la familia en sentido amplio? ¿Debe extenderse el sistema a fin de incluir la comunidad o la nación? Maturana precisa claramente que siempre es el observador quien hace las distinciones. Las unidades que especifica aparecen a través de las operaciones de distinción que hace el observador.

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4. EL SISTEMA NERVIOSO

El cerebro por sí solo no es responsable de la mente, aun cuando sea un órgano necesario para su manifestación. En efecto, un cerebro aislado es un absurdo biológico tan carente de sentido como un individuo aislado. 1 SIR JULIAN HUXLEY

La neurona: la aristócrata entre las estructuras del cuerpo, con sus brazos gigantes extendidos como los tentáculos de un pulpo hacia las provincias fronterizas con el mundo externo, esperando las constantes emboscadas de las fuerzas físicas y químicas. SANTIAGO RAMóN y CAJAL

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En el decurso de sus conferencias, von Foerster trata el sistema nervioso central desde algunas perspectivas que se presentan aquí en el orden siguiente: 1) material anecdótico e histórico, ilustrador del perenne debate sobre la localización de la conciencia humana -en otras palabras, qué órgano corporal es el responsable de las funciones mentales superiores-; 2) la evolución del «internuncial» que conecta nuestros sistemas sensorial y motor; 3) la estructura y la función de la neurona, el componente básico del sistema nervioso.

PERSPECTIVA HISTÓRICA

Durante los últimos dos mil años, los hombres han discrepado sobre qué órgano corporal produce la conciencia y las funciones mentales superiores. Un grupo, los «cardiocentristas», colocaba el espíritu o conciencia humana en el corazón, l. Restak, Richard (1979). The Brain: The last frontier, Nueva York: Warner Books, pág. 20. 2. Ibíd., pág. 26.

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EL SISTEMA NERVIOSO

mientras que otro, los «cefalocentristas», la colocaba en el cerebro. Hasta hace poco, el enfoque predominante ha sido el cardiocéntrico. Von Foerster comenta: «La mayoría de nosotros celebramos el día de los cardiocentristas regalando a las personas que amamos cajas en forma de corazón repletas de bombones o enviándoles cartas de felicitación con corazones dibujados en ellas. Aristóteles (384-322 a.C.) era un cardiocentrista. Solía explicar que el corazón era la sede de toda actividad mental y señaló que si abrimos el cráneo, tanto el del hombre como el de los animales, y tocamos el cerebro notaremos que éste está frío. Creía que esto probaba que el cerebro era un dispositivo para enfriar la sangre. Sin él, decía Aristóteles, la sangre se sobrecalentaría y empezaría a hervir». Los cefalocentristas, encabezados en primer lugar por Alcmenón de Crotona, un sacerdote filósofo, insistieron en que el cerebro era la sede de nuestra actividad mental y emocional. __ !!~P-~0::at~_~Q_(:}?O? a.C.), considerado el padre de la medicina, y el gran físico griego Galeno (130-200 d.C.), nombrado físico (médicofde los-gladiadores, defendieron la posición cefalocentrista. Galeno llevó a cabo experimentos en los que demostró que afapTícar presión al cerebro de un animal, éste queda paralizado. Sin embargo el pensamiento que prevaleció fue el aristotélico. En el siglo xvn, el físico Harvey (1578-1657), célebre por su obra sobre el sistema cardiovascular, supuso que el corazón era la sede de nuestra vida mental y emocional. Harvey, creyendo al igual que sus contemporáneos que el corazón era el animaooraercuerpo,. escribió:-<<se-considera al cerebro el prínregione's.-si.ñ embargo, nadie disputa este puesto al corazón porque su gobierno es amplio, pues el corazón se contempla en las criaturas que necesitan un cerebro». 3 El sistema nervioso había sido identificado durante el siglo xv1 pero se creyó que era un conducto que conectaba los «espíritus animales», responsables de las funciones mentales superiores, con el cuerpo material. Von Foerster se refiere a este modelo como el enfoque «reticular» del sistema nervioso. Los reticulistas creían que el sistema nervioso estaba compues-

cipe de iüdasTas

3. Restak, Richard (1984). The Brain. Nueva York: Bantam Books, pág. 23.

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PERSPECTIVA HISTÚRICA

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1 1:

Figura 4. Los «espíritus animales>> de Descartes. to de tubos interrelacionados, distribuidos a través del cuerpo, cuyo propósito era el de transportar la esencia vital del cuerpo. Uno de los reticulistas famosos, el filósofo René Descartes (1595-1650), construyó el modelo que se puede ver en la figura4. Descartes quería dar cuenta del comportamiento de un joven arrodillado cerca del fuego. Von Foerster dice, «si el fuego, A, está cerca del pie, B, las partículas del fuego que se mueven con mayor rapidez tienen el poder de hacer mover un área de piel en el pie del joven. Esto, a su vez, tiene como resultado

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EL SISTEMA NERVIOSO

contraer la pequeña hebra, C, que lleva al cerebro. (Es exactamente lo mismo que estirar de un extremo de una cuerda que está atada a una campana suspendida del campanario de una iglesia, y hacer que suene.) Ahora, estando abiertas las entradas de los poros o pequeños conductos "DE"... (ahora viene el enunciado importante) los espíritus animales de la cavidad F están dentro de ellos y éstos los transportan en parte a los músculos que sirven para que retire el pie del fuego, en parte, a aquéllos que sirven para que gire los ojos y la cabeza para mirar su pie, y en parte, a aquéllos que sirven para mover las manos hacia adelante e inclinar el cuerpo en su totalidad para protegerlo». Von Foerster traduce la explicación de Descartes a un lenguaje más sencillo. «Primero, algo tira de la cuerda y hace sonar la campana. Entonces se abre la puerta dejando salir a los espíritus animales. Éstos, a su vez, tiran del pie hacia atrás mientras hacen que la cabeza gire hacia la perturbación. Esto empieza a parecerse a la descripción que podemos encontrar en un laboratorio conductista moderno -sólo que los conductistas han dejado de lado las referencias a los espíritus animales.» El primer hombre que defendió públicamente la posición neuronista fue Santiago Ramón y Cajal, el brillante artista y neuroanatomista español del siglo XIX. Knudtson lo describe así: Nacido en 1852, en medio de la pobreza de Petilla de Aragón, una aldea con tejados de barro cocido en los Pirineos del norte de España, Caja! fue el hijo mayor de un padre ordenancista, que había dejado su granja para aprender las técnicas quirúrgicas y las sangrías propias de un cirujano-barbero y, más tarde, las de un médico. El muchacho carecía de interés por la ciencia; era un truhán y un revoltoso que ocasionalmente tuvo problemas con la policía local por sus travesuras. Su talento para el arte, por otro lado, fue precoz, pero su padre no podía soportar la "pecaminosa diversión" de su hijo. Finalmente Justo Ramón Casasús, agotada su paciencia, llevó al muchacho por la fuerza, llevando también un bosquejo del apóstol Santiago, ante la mirada críiica de un pintor de brocha gorda. "¡Qué pintarrajo!", dijo con desprecio el pintor. Ni es un apóstol, ni tiene las proporciones de la figura, ni los ropajes son correctos, ni el niño será nunca un ar-

PERSPECTIVA HISTÓRICA

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tista:' Triunfante, el padre de Ramón y Cajal negó al muchacho cualquier entrada de dinero para arte. Anhelaba para su hijo, como el mismo Ramón y Cajal escribió en su autobiografía, que "renunciara a mi locura por la pintura y me preparara a seguir la carrera médica" .4

Cajal terminó la licenciatura en medicina en cuatro años y, después de la graduación, el ejército español lo reclutó y envió a Cuba. Después de un serio ataque de malaria se licenció del servicio y volvió a la Universidad de Zaragoza, donde obtuvo el doctorado en medicina. Le llevó casi siete años obtener un cargo académico en la Universidad de Valencia, donde empezó a darse cuenta de su verdadera vocación: el estudio de la neuroanatomía. En 1887, mientras estaba en Madrid, visitando a otros «que, en la capital, cultivaban los estudios microscópicos», aprendió de Luis Simarro, un psiquiatra, las técnicas de la tinción utilizando nitrato de plata, desarrolladas por el neuroanatomista italiano Camillo Golgi, un reputado reticulista. Knudtson continúa: Al igual que otros histólogos, Cajal había encontrado que las tinciones convencionales dejaban invisibles en su mayor parte los axones y las dendritas, coloreando sólo el núcleo de la célula. Golgi dejaba en remojo el tejido, primero en dicromato de potasio, y después en nitrato de plata, dando tinción a la longitud completa de las neuronas cuyos axones quedaban desprotegidos del revestimiento graso de mielina. Además despejaba el denso laberinto de células entrelazadas al teñir misteriosamente acaso tan sólo una entre centenares de neuronas. Pero podía llevar días mantener el cultivo en remojo hasta que el tinte penetrara en las células. Y quizás a causa de la sutil diferencia entre las neuronas individuales los resultados, como mínimo al principio, fueron tan irregulares que Golgi, finalmente, abandonó. Cajal se dispuso a refinar el método de tinte de Golgi y hacia 1888 hizo el descubrimiento decisivo: utilizando el cerebelo de pájaros y mamíferos, confirmó que las células nerviosas terminaban en ramificaciones libres que podían diferenciarse unas de otras y, lo que era más importante, que no se fusionaban con las células vecinas. Demostró que determinadas células nerviosas, por ejemplo, las si4. Knudtson, P. <<Painter of Neurons», en Science 85, septiembre de 1985, pág. 67.

106

EL SISTEMA NERVIOSO

nuosas fibras de los axones enviadas hacia las dendritas de las neuronas adyacentes, llamadas células de Purkinje, las envolvían "como marfil o lianas alrededor de los troncos de los árboles" pero nunca se les unían. 5

j Desgraciadamente, lo que Cajal vio en su microscopio no j pudo ser captado por una cámara. Las técnicas fotográficas \ eran todavía muy primitivas. «Para captar los detalles del re1 corrido de una fibra nerviosa a través de una gruesa sección j de tejido, Cajal habría tenido que intercalar múltiples instan! táneas, porque las lentes no podían mantener la imagen ente1 ra del corte enfocado en profundidad a lo largo de la sección. Al crear mentalmente una única neurona enfocada en profun..c:,_.. 'aiaáéra-partfr de(Ilversos enfoques microscópicos, un Cajal artista mostró imágenes de la neurona que posiblemente nin6 1 gún fotógrafo podría igualar.» Los frutos de sus dotes artís1ticas fueron la condición necesaria e indispensable para el éxito de su proyecto. En 1889, después de haber intentado sin éxito dar a conocer públicamente su descubrimiento a través de su propia revista, Revista Cuatrimestral de Histología Normal y Patológica, presentó su trabajo en el congreso de la Sociedad Anatómica Alemana. En ese congreso fue capaz de convertir a Rudolf von Kolliker, el célebre anatomista y reputado reticulista, a lo que ahora denominamos la posición neuronal: el sistema nervioso coiistTfüfdO~por"~i:iéuroiias separadas. :OUra:il"ieiOsuTHmosanos'delsiglo XIX, se aceptó finalmente el valor de su trabajo. Utilizando sus diapositivas y dibujos, Ramón y Cajal mostró de forma concluyente que los nervios no eran tubos interrelacionados sino células independientes separadas por una pequeña abertura llamada sinapsis. La obra de Ramón y Cajal marcó el principio del fin de la posición reticulista, y al revolucionar por completo nuestro modo de pensar en neurofisiología, el descubrimiento de las neuronas estimuló una reinvestigación completa del sistema nervioso. El neurobiólogo de la Universidad de Harvard, David Hubel, escribe que la obra capital de Ramón y Cajal, La estructura del

esfa

S. Knudtson, P. Ibíd., pág. 68. 6. Knudtson, P. Ibíd., págs. 69-70.

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LA EVOLUCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

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sistema nervioso en el hombre y los vertebrados, publicada en España en 1904, es «la obra individual más importante en el ámouoaera-neurooiotogra~---

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Hay un par de puntos que se pueden inferir de la presentación de von Foerster: l. Los modelos de cognición reflejan el paradigma científico dominante de su época; por ejemplo, la posición reticulista de Descartes daba sostén a su filosofía dualista de la mente y la materia. 2. El descubrimiento de la neurona por parte de Ramón y Cajal obligó a los científicos a reconceptualizar la idea que tenían del sistema nervioso.

LA EVOLUCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

J. F. Fulton empieza su extenso tratado de neurobiología con una breve relación del desarrollo evolutivo del sistema nervioso. «Una estimación de estas tempranas etapas del desarrollo no deja lugar a dudas acerca de la interacción entre los sistemas sensorial y motor, y del funcionamiento del sistema nervioso como un ordenador que une la resolución a la acción apropiada.»8 Los protozoos elementales y las esponjas primitivas se encuentran entre los primeros animales que mostraron la facultad motriz. Tienen lo que se llama una «unidad motriz independiente» y su movimiento resulta de pequeños elementos contráctiles. Este organismo se ilustra en la figura SA. En ella el objeto redondo como una cebolla representa las fibras musculares; la protuberancia de la parte superior es un pequeño sensor que adopta la forma de un triángulo. Si el valor del pH del medio de los protozoos es demasiado ácido, el sensor envía una señal que produce la contracción muscular; y si estos contractores se distribuyen por toda la superficie del animal, sus contracciones cambian la forma del animal. De este modo, las contracciones provocan una curvatura en su cuerpo que, a su vez, cambia las sensaciones al cam7. Knudtson, P. Ibíd., pág. 70. 8. Fulton, J. F. Physiology of the nervous system, reeditado en von Foerster, Heinz (1981). «Computation in nerve nets», reeditado en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 48.

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EL SISTEMA NERVIOSO

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Figura S. La evolución del sistema nervioso.

biar la relación física del animal con su medio ambiente. Sus comportamientos sensorial y motor son interdependientes. En etapas posteriores, las unidades motriz y sensorial del animal se separaron espacialmente. La figura SB muestra las fibras que conectan el sistema motor del animal con su aparato sensorial. Esto marca el comienzo de un sistema nervioso primitivo. Es igualmente importante saber que, en esta etapa del desarrollo, los elementos del sistema se especializaron. Algunas células se destinaron a sentir y otras al movimiento. La figura SC representa un avance significativo en la evolución del sistema nervioso central. Otras células neuronales separan los conectores entre los sensores y los músculos del animal. Estas células conectoras reciben el nombre de «internunciales»: el mensajero intermedio. Entonces estas señales -1nternuiiCia.Tes-aedíStintos activadotes pueden integrarse y re<~pieseiú:ar un ordenador elemental.* Vüñ"FoerSl:er-sereñere·a.-ro's~íliternunciales como «el paso esencial en la organización compleja del sistema nervioso cen* NT puesto que «computare» significa pensar (putare) conjuntamente (cum), (de la versión alemana pág. 117, 2).

LA EVOLUCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

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tral de los mamíferos... Fundamentalmente, el internuncial consta de células sensoriales especializadas que sólo responden a un "agente" universal, a saber, la actividad eléctrica de los axones aferentes que tienen sus terminaciones a su alrededor... Una vez desarrollado el código genético a fin de montar una neurona de interconexión, es realmente fácil añadir la orden genética "repetir". Por eso, creo que ahora resulta sencillo comprender la rápida proliferación de estas neuronas a lo largo de las capas verticales adicionales con el número creciente de conexiones horizontales que forman esas complejas estructuras interrelacionadas que llamamos "cerebros"». 9 Así pues, la perspectiva evolutiva presenta una imagen un tanto novedosa del sistema nervioso, es decir, un conjunto de sensores (células nerviosas especializadas) y unidades motrices (músculos y esqueleto) unidos entre sí por una red de células sensoriales universales, «neuronas internunciales», algunas de las cuales reciben el nombre de cerebro. Acostumbramos a asociar las células sensoriales a los sensores exteriores del cuerpo: los ojos, los oídos, etc. La perspectiva evolutiva subraya que el sistema nervioso en su conjunto está constituido por sensores, y la mayoría de ellos se destinan a percibir los impulsos procedentes de otros axones neuronales. Estamos sintonizados con nuestro propio sistema. La proporción de los sensores internos en relación con los externos es de 100.000 a 1; "esto significa que para cada cono o bastón en la retina ocular, cÜya-fl1nCiónesreacClonar a"Ioseslímulüs extErnOs, es decir, -;-lo-~-f~tones;e~ist~~~~oo~ooo~ileur61las quereacdéman a los estfmufOS internos:··- 0 4 ""' ~"'"""'~
Igual, si no más importante, es el hecho de que el enlace entre estos dos sistemas muestra que los sistemas sensorial y motor no son independientes. En nosotros percibir y actuar no son operaciones independientes. Esto nos sugiere que el sistema nervioso funciona como un sistema cerrado, cuestión central sobre la que volveremos a hablar con más detalle en el capítulo 7. La clausura del sistema sensoriomotor en el sistema nervioso sugiere las siguientes proposiciones: 9. Von Foerster, Heinz (1981) «Ün constructing a reality», en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 298.

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1\t.l()\Ti~ient() ~ (cambio en la percepción sensorial) pero cesanamente. 2 (Cambio en la !'ercepción sensorial) ~ Movimiento.

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L~ circularidad que se describe en esta clausura permite dar cuenta dd:origen del pensamiento. Von Foerster señala que «las estructuras lógicas de la descripción surgen de la estructura lógica del movimiento: "aproximarse" y "retirarse" son los precursores del "sí" y del "no" ». 10 De donde su aforismo: la lógica de la descripción es la lógica del que describe. Enunciado en unos términos un poco diferentes por Humberto Maturana, «la lógica de la descripción es isomorfa a la lógica de la operación del sistema que describe». Somos el sistema que describe. Esta posición es conforme a la de Piaget, que escribe, «.. .las raíces del pensamiento lógico no deben hallarse sólo en el lenguaje, aunque las coordinaciones del lenguaje sean importantes, sino que esas raíces deben encontrarse de un modo más general en la coordinación de las acciones ... ». 11 La noción de una inteligencia sensoriomotriz elaborada por Piaget se enlaza con la noción de una clausura sensoriomotriz en el sistema nervioso. Finalmente, en el libro de Susan Langer, Philosophy in a New Key, se perfilan unas relaciones similares entre el movimiento, la verdad y el origen del pensamiento: La utilización de signos es la primera manifestación auténtica de la mente. En la historia biológica surge tan pronto como lo hace el célebre "reflejo condicionado", por medio del cual las circunstancias concomitantes de un estímulo asumen una función-estímulo. Lo concomitante se convierte en un signo de la condición, con respecto a la que la reacción es efectivamente adecuada. Éste es el origen efectivo del pensamiento, ya que éste es el lugar donde nace el error y, juntamente con él, la verdad. 12 10. Von Foerster, Heinz. <
LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA NERVIOSO

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Von Foerster añade el siguiente comentario: «La verdad surge de la noción de er,ror, no al revés. Sólo cuanáo-teiieiñoserror podemos tener verdad. La verdad tiéiú~ que ser'Hfelééc10rientré-acCi6n adécuadaé ii:iadécuada. Cuando esto rtóse~aa:;-etcort­ cepto de verdad no existe». Así pues,- cuaiqüierdíspOsrtívo1ogico quenos dé siempre certeza, nunca nos proporcionará verdad.

LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA NERVIOSO

La unidad básica del sistema nervioso es la neurona, la auténtica heroína del sistema nervioso central. La figura 6 nos muestra una neurona piramidal procedente del córtex cerebral de un gato.

Cuerpo celular La gran mancha oscura en su centro, que aloja el núcleo celular, se llama el «perikarión», es decir, el cuerpo celular. Karyon es la palabra griega que designa «el hueso de un fruto», «la nuez» y peri, en griego, significa «alrededor». Así «perikarión» significa «alrededor del hueso». Es lo que hay alrededor del núcleo del cuerpo celular.

Dendritas La dendritas aparecen como lanzadas hacia arriba desde el cuerpo celular, y se extienden en todas las direcciones como las ramas de un árbol. Transportan señales desde otras neuronas al cuerpo celular. Las neuronas pueden tener dendritas múltiples, cosa que hace posible para una célula individual recibir señales procedentes de millares de otras células nerviosas. Esta ordenación física de muchas entradas para una sola salida o resultado desempeña un papel importante en las capacidades computacionales de la neurona, tal como exploraremos más adelante.

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EL SISTEMA NERVIOSO

recurrente y colateral delax6n Ax6n

Figura 6. La neurona cortical.

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LA ESTRUCTURA DEL SISTEMA NERVIOSO

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Axón El axón, una estructura de apariencia lisa si se la enfoca con un microscopio, transporta señales desde el cuerpo celular a otras neuronas, glándulas y músculos. Una célula nerviosa puede tener muchas dendritas pero fundamentalmente sólo tiene un axón.

Propagación El axón tiene una única propiedad, que es la de ser un propagador activo de un impulso eléctrico de cerca de ochenta milivoltios. Un axón se dice que está polarizado, cuando hay un número desigual de iones de cloro, potasio y de sodio en relación con su membrana celular semi permeable, tanto· interna como externa. Esta diferencia da lugar al «potencial de acción» de la célula: su capacidad para generar un impulso nervioso. «La distribución no aleatoria de iones conduce a un potencial de reposo eléctrico de la positividad externa en relación a la interna. Cuando se reduce el potencial de reposo (como, por ejemplo, gracias a algún estímulo adecuado), el axón se despolariza, lo cual es una condición para la excitabilidad. Incrementar el potencial de reposo equivale a hiperpolarizar o inhibir. Si se despolariza el axón, se produce en primer lugar una respuesta activa local (es decir, una reacción a corta distancia, no propagada). Si la despolarización alcanza una dimensión suficiente (umbral), se genera una respuesta de tipo diferente, un impulso nervioso (un vector de potencial de acción). Esto implica el cambio temporal de la permeabilidad de la membrana a fin de que el sodio penetre y el potasio se desprenda. Estas alteraciones eléctricas locales se compensan mediante la afluencia de los iones correspondientes de los alrededores. Los movimientos de estos iones excitan las áreas adyacentes del axón para que respondan. De acuerdo con esto se puede decir que el impulso nervioso es autogenerativo.» 13 13. Notas de la Association for Advanced Training in the Behavioral Sciences, una empresa privada de Los Ángeles especializada en cursos para preparar a los psicólogos para el California State License Exam. Notas de un curso dado a psicólogos en San Francisco, en enero de 1984.

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EL SISTEMA NERVIOSO

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Figura 7. Sinapsis neuronal.

Sinapsis Las neuronas interactúan unas con otras en el espacio que se halla entre ellas y que llamamos sinapsis. Así pues, una sinapsis es una conexión funcional entre neuronas. En la figura 7, se puede ver el axón (Ax) con su botón terminal (EB), separado de la dendrita (D) en su espina (ep) por un espacio vacío diminuto (es), llamado «espacio sináptico». La sinapsis permite la transmisión de una señal, que recorre el axón para ser transmitida a la neurona siguiente a través de las dendritas. Comparada con la superficie lisa del axón, la superficie de la dendrita es rugosa a causa de las espinas que salen de ella, de manera que cada espina la une a un axón aferente.

La transmisión del impulso nervioso entre neuronas El impulso eléctrico no salta de una neurona a otra. La conexión sináptica entre neuronas está químicamente mediatizada. Una lista de estos productos químicos, los neurotransmisores, incluiría sustancias como norepinefrina, acetilcolina,

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EL SISTEMA ENDOCRINO

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dopamina, epinefrina, indoleamina y serotonina. Se ha demostrado que estas substancias intervienen en el sueño, el humor y otros estados anímicos.

Efectos inhibidores y activadores Las sustancias neurotransmisoras «producen una despolarización o una hiperpolarización, respectivamente, al abrir o cerrar los poros de la membrana celular postsináptica. Cada sustancia transmisora (probablemente existen a docenas) puede ser o excitadora o inhibidora, pero no lo uno y lo otro al mismo tiempo en una sinapsis dada. Por tanto hay sinapsis excitadoras y sinapsis inhibidoras ... ». 14 Desde el instante en que una neurona recibe entradas procedentes de otras neuronas a través de sus dendritas, en cualquier momento dado recibe una cierta combinación de respuestas inhibidoras y activadoras. Tal como lo entendemos hoy, una función compleja de la distribución espacial de los valores de estas entradas, inhibición y activación, redunda en que la neurona se excite o se inhiba. Es el principio del «todo o nada». EL

SISTEMA ENDOCRINO

Aunque no forma propiamente parte del sistema nervioso, el sistema endocrino tiene un significante efecto sobre él y, por esta razón, presentamos este breve esbozo. El sistema endocrino consta de algunas glándulas que segregan hormonas en el flujo sanguíneo. Entre ellas se cuentan la pituitaria, la tiroides, las paratiroides, el páncreas y las glándulas suprarrenales. Dependiendo de la hormona específica, se dice que una célula está «inhibida» o «activada». Algunas hormonas actúan sobre objetivos específicos en el cuerpo, mientras que otras actúan en todos los tejidos. El sistema endocrino se halla asociado a la homeostasis corporal, así como a la regulación del crecimiento y desarrollo corporales. 14. Shepro, David; Belamarich, Frank y Levy, Charles (1974). Human anatomy and physiology. Nueva York: Holt, Rinehart and Winston, Inc., págs. 142-143.

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EL SISTEMA NERVIOSO

Los sistemas nervioso y endocrino son interdependientes. Cada uno actúa sobre el otro. Las glándulas suprarrenales, que son las responsables de la producción de hormonas como la epinefrina y la norepinefrina, tienen un interés especial para esta exposición. En el cerebro, estas sustancias actúan como neurotransmisores, y desempeñan un papel directo en el potencial postsináptico de acción neuronal. Así pues, tenemos dos sistemas fisiológicos interdependientes -el sistema nervioso y el endocrino- que efectúan una segunda clausura en el sistema nervioso. La actividad en el sistema nervioso afecta a la actividad del sistema endocrino que, a través de la producción de hormonas o neurotransmisores, afecta a la actividad del sistema nervioso.

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA NERVIOSO

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Dados estos componentes, podemos preguntar ahora: ¿Qué funciones cumple este sistema de axones y dendritas? Podemos adelantar algunas respuestas a esta pregunta examinando un axón mediante una sonda eléctrica fina, una micropipeta, un instrumento lo suficientemente pequeño para penetrar en un axón. Una vez se ha insertado ésta y se ha amplificado y representado su output en un voltímetro y en un osciloscopio, encontramos que existe una diferencia de ochenta milivoltios (en el interior negativo en relación con el externo) entre la pared interna y la externa de su membrana (véase figura 8). «Es un sistema fantástico», comenta von Foerster. «Si laposTCi.óñ--ae-"eqll.iTibrTo se ve perturbada en cualquier punto, se invierten las polaridades del axón. El interior se vuelve positivo y el exterior negativo. Todas las cargas eléctricas en las pro, ximidades inmediatas de la perturbación se dirigen apresuradamente hacia la posición, intentando compensar ese cambio de polaridad. Esto provoca perturbaciones adicionales, que se extienden a lo largo del axón de un modo similar a una onda.» La analogía que presentamos a continuación muestra de qué modo el tejido nervioso propaga un impulso eléctrico. Imaginemos un teatro lleno de gente. Cada persona de la primera fila estrecha su mano con la de las personas que están a su derecha y a su izquierda. De repente, la persona de la última bu-

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FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA NERVIOSO

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Figura 8. Potencial de acción neuronal. El potencial neuroplasmático intracelular de la fibra nerviosa normal en «reposo» es negativo en relación al potencial extracelular. Los iones de sodio (Na+) y de cloro (Cl-) se encuentran en grandes concentraciones en el seno del fluido extracelular; y los iones de potasio (K+) y proteína (An-) se encuentran en grandes concentraciones en el seno del neuroplasma. El potencial a través de la membrana plasmática tiene un valor que oscila entre los -70 y los -90 milivoltios.

taca, a la derecha, levanta sus manos por encima de la cabeza (movimiento que es análogo a la perturbación de un sensor). Si cada uno sigue estrechando las manos de sus vecinos, este movimiento será absorbido. De este modo, la persona que está a su izquierda permite que alguien levante sus manos, y sus vecinos hacen lo mismo. La perturbación inicial ha pasado de una persona a otra, dando la apariencia de una onda que viaja desde la derecha de la fila hacia su izquierda. Así pues, tenemos una señal. Cada vez que la persona de la derecha levanta sus manos, podemos ver la señal viajando desde la derecha hacia la izquierda. Esto es lo que sucede en el axón.

Codificación Llegamos ahora a un punto esencial en la descripción de cómo funciona el sistema nervioso central. Consideremos, por un momento, una célula sensorial receptora que reacciona al

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EL SISTEMA NERVIOSO

contacto. Le aplicamos cierta presión y observamos su respuesta. Si aplicamos sólo una pequeña cantidad de presión, podemos observar unos pocos impulsos que viajan a través del axón, aproximadamente cinco por segundo. Si aplicamos una presión mayor, el número de impulsos aumentará. Cuanta más presión apliquemos, mayor será la frecuencia de los impulsos. Se puede observar qué aspecto tendrá esa cadena de impulsos en un osciloscopio. Cada punta representa un «encendido» neuronal. Cuando introducimos una micropipeta en un receptor de presión y amplificamos su output mediante un dispositivo acústico, oímos «p-p-p-p-p-p» o «prrrrrrrrrrr», según la fuerza con que presionemos. El lenguaje de la neurona son los impulsos eléctricos, cuya frecuencia cambia con la intensidad de la perturbación. Podríamos hacer ahora lo mismo con un sensor diferente, como por ejemplo, un sensor de calor. Encontraremos una vez más que la frecuencia de los impulsos que viajan por el axón es una función de la intensidad de la perturbación. En este caso, aplicaremos calor. De este modo llegamos al punto central de esta discusión: La iictivi"daa e[ectni:aaeTcicélula receptora -de

hechó; de- tóaastiis celülas ñüviosas~solócodifica la intensiacürae Tirexcttácioii;1iicúarse -refleja- en eriiañiúo- de veces -¿¡:ite?a cHula se«-aíspara».--NOcoai.ficaTa naiuraleza del es tímufa é.xcíicidor.T..a íiifensidad del impulSo-nervioso siempre es la misma. El potencial de acción de la neurona, es decir, 80 milivoltios, opera sobre la base del principio de «todo o nada». O se excita o no se excita. Ésta es la razón por la que las propiedades eléctricas de una neurona son o bien caracterizadas como semejantes a un interruptor o bien digitales. Y ésta es también una forma manifiesta de un mal uso del lenguaje de la neurona. Por un lado, la frecuencia de las puntas que se desprenden del axón es análoga álá presioii qúe-se -a.plicááT sensor. Por otro lado, er impulso mismo es discreto: se enciende o no se encíenae:-sin embargo, «discreto» no significa que la neurona sea «digital». «Digital» y «discreto» no son conceptos sinónimos. Digital tiene que ver con la representación numérica. Von Foerster comenta: «Un dígito es lo que se encuentra en un contador. Por ejemplo,eTsfstema de numeración romanOño es digitáFdelétiea los números. Digital significa que un-número tierieún valor según la posición que ocupa-en una cifra: los nú-

RESUMEN

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meros derivan su valor a partir del lugar determinado que ocupan; por ejemplo, el número decimal.563-signiHca-Cinco-veces cien más seis veces diez más tres veces unó, lo Cüal proviene. de la costumbre-de contar con Tos dédos.-·Asi;effmpulSo nervioso es discreto, pero la frecuencia del impulso es análoga a ; la excitación particular. De este modo, la pregunta de si la neurona es un dispositivo digital o analógico es errónea. Denota un mal uso del lenguaje de aquélla».

RESUMEN

Para resumir consideraremos una vez más la cita de Huxley que abría este capítulo: «El cerebro por sí solo no es responsable de la mente, aunque sea un órgano necesario para su manifestación. En efecto, un cerebro aislado es un absurdo biológico tan carente de sentido como un individuo aislado». 15 La mayoría de las neuronas que componen el sistema nervioso central, incluidas las del cerebro, son sensores universales que enlazan el aparato sensorial y el motor en un sistema cerrado. En un examen más detenido, encontramos también que los sensores especializados, los conos y bastones del ojo, los receptores táctiles, etc., al igual que todas las neuronas, sólo codifican la intensidad de la estimulación que reciben, no la naturaleza del agente perturbante. Las neuronas, al operar sobre la base del principio de «todo o nada», o lanzan un impulso de 80 milivoltios o no lo lanzan. De este modo, el sistema nervioso es una FM o sistema de Frecuencia Modulada, que codifica sólo la frecuencia en la que la neurona se dispara. De hecho, no hay nada en una neurona o en una colección de neuronas que dé cuenta de las diversas funciones mentales que habitualmente reciben el nombre de cognición. Sólo cuando tratamos las neuronas y el sistema motor del cuerpo como componentes de un sistema cerrado que funciona recursivamente, que es capaz de computación, podemos empezar a explicar la cognición. El capítulo 5, «Computación», el capítulo 6, «Biocomputación», y el capítulo 7, «Clausura», se dedicarán a la explicación de la cognición y de sus implicaciones epistemológicas. 15. Restak, Richard, M. D. (1979). The Brain: The last frontier. Nueva York: Warner Books, pág. 20.

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5. COMPUTACIÓN

El término computación indica cualquier operación que transforma, modifica, reordena o clasifica las entidades físicas observadas, los «objetos» o sus representaciones, los «símbolos». HEINZ VON FoERSTER

1

Si no sabemos que no sabemos, entonces creemos que sabemos. R. D. LAING'

CEREBROS Y ORDENADORES

Se acostumbra a asociar la computación con los ordenadores. Pero el significado de computación es mucho más amplio. «Computación» tiene dos raíces latinas: cum, que significa «juntos, en compañía», y putare, que significa «contemplar, considerar, sopesar». Cuando contemplamos o consideramos dos o más entidades juntas, ciúizpt.itamos o calculamos su relaCión:--~-

--

--·---·

Naturalmente, se puede calcular con números. Dependiendo del operador utilizado, se pueden hacer cálculos con los números «2» y «3» de distintas maneras. Si el operador es la multiplicación, 2 veces 3 es igual a seis; si el operador es la suma, 2 más 3 es igual a cinco. «Ahora bien», advierte von Foerster, «debemos tener cuidado. La computación o el cálculo se produce en el sistema nervioso. En consecuencia podemos decir que el sistema nervioes ordenador o urú>lstérna de computación. Pero esto sólo es corrécto sl. secomprende lá noción geñeraldécoinplitacíón;

so un

l. Von Foerster, Heinz (1981). <<Ün constructing a reality», en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications. págs. 234-235. 2. Laing, R. D. (1972). Knots. Nueva York: Bantam Books, pág. 55.

122

COMPUTACIÚN

si, en cambio, esta noción no se comprende, corremos el peligro inminente de pensar que la inversa es también verdad -que cualquier cosa que sea un ordenador es un cerebro-. Así pues, el cerebro es un ordenador pero los ordenadores no son cerebros o "cerebros electrónicos". Además, los ordenadores no simulan la-sTuñ:Cíoiies-cerebrales puesto que rió sabemos todaéómofunciona d cerebroj ----M~~hii'S-p~rs.onasasocléin los ordenadores y el cerebro. Ahora nos podemos plantear una pregunta importante: ¿Existe alguna relación entre el cerebro y el ordenador? Sí. No todos los ordenadores son cerebros, pero todos los cerebros son orde.na dore-s; todosTos--cere5rosiTevaii_a.cabo1a computaCión. Las ríietáTorasactu:a1esaé-carácter-coñipulaéloiiáTlian liévado a que los estudiosos del cerebro crean erróneamente que existe un isomorfismo funcional entre los ordenadores y las funcio: nes mentales. Los ordenadores no tienen problemas, somos «no¡' 1 i sotros » quienes los tenemos. Los ~!:~e~~~2~~~-I1
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3. Extraído de una conversación con Heinz von Foerster grabada en cinta magnetofónica.

CEREBROS Y ORDENADORES

123

ca he visto a nadie que utilizara ese tipo de lenguaje. En lugar de ello, sí que hablamos de modo romántico sobre lo que parecen ser las funciones intelectuales de las máquinas. Hablamos de sus "memorias"; decimos que esas máquinas almacenan y recuperan "información", "solucionan problemas", "demuestran teoremas", etc. En apariencia, tratamos con tipos bastante inteligentes. Incluso existe la pretensión de diseñar un CIA, un coeficiente de inteligencia artificial, en un intento de transferir a este nuevo ámbito de la "inteligencia artificial", con eficacia y autoridad, estos conceptos erróneos acerca de esas facultades y capacidades de las máquinas que, todavía hoy, son bastante populares entre algunos conductistas prominentes. »Sin embargo, aproximadamente a lo largo de la última década-;-ha-suceafCfo algo"sínguhir y penoso,-a--saber, que no tan -sóío-Ios-lñgénleros--quetial:iajaiiconesio,s-~;istemashañ comeñza.do-gracfi.i'aimente. acreerqÜee'sas fundoñesmeñta1es, cuyos nombres se aplicaban en primera instancia de modo metafórico a algupas de las operaciones de las mág_uinas, residen d~ hecho ~E-~~~~!.ná
p~~~--~fñléiiiü-_ · ha~-~~~~~~~-~.<::E~-~~-q~e-ª~!~E~i!lad~~ ~91?~-

raciones de las máquinas, las cuales desgraciadamente llevan el nombre de algunos de los procesos mentales, son de hecho isomorfismos funcionales de esas operaciones. Por ejemplo, en la búsqueda de una base fisiológica para la memoria, empezaron a buscar un mecanismo neuronal que "congelara" las configuraciones temporales (cinta magnética, baterías, o núcleos) o configuraciones espaciales (hologramas) del campo electromagnético a fin de poder examinarlas ulteriormente». 4

Ordenadores digitales

Comprender de qué modo funcionan los ordenadores digitales resultará útil para clarificar la distinción entre cerebros y ordenadores. Los ordenadores se inventaron originalmente para eliminar el trabajo monótono que comportaba el cálcu4. Von Foerster, Heinz (1981). «Thoughts and notes on cognition», en Observing systems. Seaside CA: Intersystems Publications, págs. 234-235.

124

COMPUTACION

lo. En 1617, John Napier, el matemático escocés que inventó los logaritmos que llevan su nombre, publicó su Robdología, donde describía un método en el que se utilizaban varillas para realizar multiplicaciones y divisiones. Conocidas como «los huesos de Napier», estas varillas de cálculo precedieron a la moderna regla de cálculo. Otro precursor de los ordenadores digitales de alta velocidad fue el que construyó el matemático Blaise Pascal en 1642. El dispositivo de Pascal utilizaba resortes y ruedas dentadas para incorporar el sistema de numeración decimal. El sistema de numeración decimal consta de diez dígitos representados por los símbolos: 1, 2, 3, 4, S, 6, 7, 8, 9, O. La base de este sistema es el diez. El sistema decimal es un sistema de numeración posicional, lo que significa que cada número toma su valor de la posición que ocupa. Por ejemplo, el número S31 es igual a (S X 102) + (3 X 101) + (1 X 10°). De este modo, tenemos que (S X 100) + (3 X 10) + (1 X 1) es igual a S31. Puesto que el ordenador de Pascal estaba basado en el sistema decimal, su capacidad de contar o de mantenerse al tanto de los números (que es diferente de la de computarlos) funcionaba como el cuentakilómetros de un coche. El cuentakilómetros utiliza un conjunto de ruedas entrelazadas, en el que cada rueda consta de diez dientes; el eje motor trasero conduce la rueda del cuentakilómetros representando las décimas partes de kilómetro. Tras una vuelta completa, el diente de la rueda golpea el de la rueda que cuenta kilómetros, provocando que ésta dé una décima parte de vuelta. Este proceso corresponde a la operación de «llevarse» en la suma. La utilización del sistema numérico binario marca el comienzo del ordenador digital moderno. A diferencia del sistema decimal, que utiliza diez dígitos, el sistema numérico binario tiene sólo dos; el O y el l. Además de operaciones puramente matemáticas, los números binarios también pueden manejar gráficos y letras, y procesar instrucciones. La tabla de la página siguiente muestra letras y números decimales escritos en números binarios. Los números binarios permiten a los ingenieros sustituir las ruedas dentadas incómodas por relés mecánicos, es decir, por conmutadores de apertura-cierre. Cuando el relé está abierto, representa un «0», y cuando está cerrado un «l». Los relés

i'·~-

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r 125

CEREBROS Y ORDENADORES

Decimal

Binario

1

001 010 011 100 101

2 3 4

5

Letras y símbolos A B

e

+

Representación binaria

0100 0100 0100 0011 0010

0001 0010 0011 1101 1011

controlados eléctricamente se abren y cierran más deprisa que sus predecesores mecánicos, conectándose y desconectándose unas veinte veces por segundo. En otras palabras, un ordenador que utilice relés electroquímicos podría hacer cerca de 20 cómputos por segundo. Hacia 1945, los tubos al vacío sustituyeron a los relés electroquímicos. Aunque requerían grandes cantidades de energía y, por lo tanto, generaban problemas de calor, los tubos al vacío podían abrirse y cerrarse miles de veces por segundo, con lo que proporcionaban un incremento sustancial de la capacidad de computación de la máquina. Los tubos al vacío (los ordenadores de primera generación) dieron paso a los transistores, que tenían un funcionamiento frío y más rápido (ordenadores de segunda generación), y que los ingenieros pronto combinaron en circuitos integrados (ordenadores de tercera generación) y los miniaturizaron, empaquetando miles de minitransistores en un diminuto chip de silicio (ordenadores de cuarta generación). Puesto que, generalmente, los ordenadores tienen que cumplir todas las instrucciones serialmente, una tras otra, y no de un modo auténticamente paralelo, la velocidad es uno de los correlatos de la capacidad computacional. Los superordenadores, como el Cray, pueden cambiar mil millones de veces por segundo. El ordenador doméstico, por término medio, alcanza entre los dos y los seis millones de conmutaciones por segundo. Pero, al margen de lo voluminoso y rápido que sea el ordenador, su componente fundamental es un conmutador de dos posiciones, que puede estar abierto o cerrado. Junto a la realización de operaciones matemáticas básicas -suma, resta, multiplicación y división- los números bina-

126

COMPUTACIÓN

ríos son perfectamente idóneos para la computación de las funciones lógicas. En 1854, George Boole popularizó un álgebra que combinaba la matemática y la lógica. En 1938, Claude Shannon, que trabajaba para los laboratorios Bell, encontró una aplicación práctica para el álgebra de Boole: el interruptor analítico telefónico. Siguiendo la pista de Shannon, los ingenieros incorporaron el álgebra booliana a los circuitos de los ordenadores electrónicos, lo que permitió que la máquina realizara operaciones lógicas. Cada variable booliana es verdadera o falsa, y el ordenador la representa con un «1» o un «Ü» binarios. El estudio formal de estas computaciones se llama cálculo proposicional. Puesto que examinaremos de qué modo el sistema nervioso computa funciones lógicas, haremos una breve digresión a partir de nuestra descripción de los ordenadores digitales y describiremos cómo se computan las funciones lógicas.

Cálculo proposicional Pospesel dice, «todos los días, cada uno de nosotros presenta argumentos y se encuentra con argumentos propuestos por otros. Los argumentos pueden juzgarse de dos modos. Por un lado, poéfemos Cletermmar·ra·verdad·o la falsedad de las preITiiSa-s-qiié·s_e_é_iicuentran en el argumento; esta determinación puede-aenominarse en}ÜiCiar el contenido del argumento. Por ~6ir6Tad0,-podem6saétermliiar siTa coríCiiisión se sigue de sus premisas. Si evaluamos un argumento en esta línea enjuiciamos su forma». 5 Enjuiciar la forma és lá. tarea de los lógicos. lógicos, siguiendo la doctrina de Aristóteles, operan con proposiciones (enunciados declarativos) que se consideran verdaderos o falsos. Puesto que el lógico sólo se preocupa por las conexiones lógicas en un argumento, simplifica su trabajo sustituyendo las proposiciones por letras. Tradicionalmente, los lógicos utilizan las letras «P» o «O» para representar las proposiciones. La letra «P» puede significar cualquier cosa, como «soy un elefante», «llueve» o «la Luna está hecha de queso».

I.os

5. Pospesel, Howard (1974). Propositional Logic: Introduction'to logic, Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall, pág. 2.

127

CEREBROS Y ORDENADORES

Los argumentos se construyen sobre la base de los conectores lógicos que utilizamos para ensartar las proposiciones unas con otras. Aunque las funciones lógicas pueden parecer extrañas, las utilizamos continuamente en el lenguaje natural. Por ejemplo, «ese bulto se vende a peso, no por unidad ... si no aparece lleno al abrirlo, es porque los contenidos se han sedimentado durante el embarque». O bien, «Si hoy el banco todavía está abierto y mi cuenta no está al descubierto, entonces te puedo pagar». Finalmente, el titular de un rotativo, «el toque de queda estará vigente de modo indefinido hasta que cese la violencia». 6 y

Negación

o

pero sin embargo además, por otra parte todavía incluso si, aun cuando

no no es es falso no es cierto, verdad

o o bien ... , o bien

Las funciones lógicas se calculan. Von Foerster: «Ahora, para darles una idea de sobre qué trata la lógica ortodoxa, les mostraré cómo los lógicos calculan las funciones lógicas utilizando sólo una proposición que llamaré "P". Con una proposición sólo se pueden calcular cuatro funciones lógicas: 1) la afirmación, 2) la negación, 3) la tautología y 4) la contradicción. Cak:úiaré las funciones lógicas empezando por la afirmación:

l. Afirmación »Puedo afirmar P; puedo decir "Pes así". Ahora, "Pes así" será verdadera cuando P sea verdad, y "Pes así" será falsa cuando P sea falsa.

6. Jbíd., págs. 19-22.

P

Sí (P)

V

V

F

F

1

128

COMPUTACIÓN

2. Negación »Puedo negar también la proposición P. Decimos 1 P, indicando la negación mediante el signo 1 situado ante la letra. Cuando P es verdadera, 1 P será falsa. Y cuando P es falsa, 1 P será verdadera. Si la proposición P representa que llueve, entonces 1 P representa que no llueve. Llueve o no llueve.

3. Tautología »Algunas proposiciones, llamadas tautologías, siempre son verdaderas. Por ejemplo, consideremos la proposición, "el sol brilla". Según Aristóteles, este enunciado es verdadero o falso. Pero expresado como una tautología es siempre verdadero, a saber, "el sol ha salido o no ha salido". Esta proposición es verdadera con independencia de si el sol brilla o no. Si el sol ha salido, la proposición es verdadera. Si el día está gris y nublado, la proposición es verdadera. P

Po -,P

V F

V V

»Aunque la tautología no dice nada, se debe tener presente que estamos en un nivel puramente lógico. En el plano del diálogo interpersonal, si alguien nos dice, tanto en privado como delante de otra gente que "eres o no eres un ladrón", esto puede llegar a influir en nuestra vida. Así pues, debemos diferenciar los dominios en los que estas cosas se dicen para reconocer su sentido.

4. Contradicción »A la inversa, algunas proposiciones, llamadas contradicciones, siempre son falsas. Empezamos el ejemplo con la proposición P: "Hace sol". Ahora la contradicción: "Hace sol y no hace sol". Esta proposición siempre es falsa, independientemente del estado del sol.

,.

CEREBROS Y ORDENADORES

P

V F

1

Py

1

129

P

F F

»La afirmación, la negación, la tautología y la contradicción agotan las funciones lógicas que podemos producir con una proposición individual. Sin embargo, también podemos utilizar dos o más proposiciones. Tradicionalmente, una segunda proposición se presenta como "Q". De este modo tenemos las proposiciones P y Q. »Dos proposiciones pueden combinarse de dieciséis modos distintos, generando dieciséis funciones lógicas, tal como muestra la tabla l. »Consideremos la función lógica "y" que ocupa el número 8 en la tabla, escrita como P A Q. Cada una de las proposiciones, P y Q, tiene dos valores de verdad: verdadero (V) o falso (F). Esto significa aquí que hay cuatro combinaciones posibles de P, Q -VV; FV; VF; FF-, que agotan la lista de combinaciones posibles. Ahora podemos preguntarnos cuándo la función lógica "y" es verdadera o falsa. La operación lógica "y" es verdadera si y sólo si la proposición P es verdadera y la proposición Q es verdadera. De este modo, a partir de la lista exhaustiva de las cuatro combinaciones posibles sólo hay una que computa una "y" verdadera, a saber, si y sólo si ambas proposiciones, P y Q, son verdaderas. »Examinando la función lógica "o", en la tabla (columna 2) se muestra que tres de las cuatro combinaciones generan una "o" que es verdadera. »Por ejemplo, podemos examinar la proposición: "Si Bob o J oe asisten a la reunión, habrá quórum". Si Bob asiste habrá quórum. Si Joe asiste habrá quórum; y si ambos asisten, también habrá quórum. Tres de los cuatro casos son verdaderos. »De este modo, las funciones lógicas son instrucciones computacionales. Las funciones lógicas generan proposiciones un poco más complejas. Ello se ve de un modo más claro al operar con dos proposiciones que permiten dieciséis modos de combinar P y Q en una estructura más compleja». Puesto que tratamos con un sistema lógico que tiene dos valores, a saber, verdadero o falso, las funciones lógicas com-

w

o

pv---,p

2

3

4

5

6

7

8

9

y

pq

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11

12

13

14

15

V

pvq

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q->p

p

p=q

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---,pv---,q

---,pAq

pA---,p V

---,p

---,pAq

---,q

pA---,q

---,pA---,q

qA---,p

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o

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vv FV VF FF

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V V V V

V V V F

V V F V

V V F F

V F V V

V F V F

V F F V

V F F F

F V V V

F V V F

F V F V

F V F F

F F V V

Tabla l. Cálculo de las funciones lógicas con dos proposiciones.

F F V F

F F F V

F F F F

~

(")

oz

131

CEREBROS Y ORDENADORES

putacionales pueden incorporarse a un ordenador. Los circuitos lógicos del ordenador, llamados gates (puertas), reciben dos o más señales de input (entrada) y tienen una señal de output (salida). Estas puertas permiten a los programadores escribir instrucciones para la toma de decisiones. Una puerta con dos inputs puede computar las dieciséis funciones lógicas descritas más arriba. El ordenador utiliza el número binario 1 para representar el valor verdadero, y el binario O para representar el falso. De este modo, el ordenador tiene la instrucción de que si y sólo si ambos inputs P y Q tienen el binario 1, el output será un l. Si ambos, o uno sólo tienen el O, el output será O. El número de funciones lógicas es exponencialmente exponenClalré-spé-etoarnúmeró·ae proposiciones. Por ejemplo, si tenemos tres proposlc1onéspooerñosgeñerar'25o-fiincTonesTOglcas;siTéñemos cuaTro propOSícwnes erñumero defiiiiCiónes lógicas generables es de 65.536. La fórmula es (2) 2 De este modo, con tres proposiciones tenemos 2 por 2 a la tercera potencia, que simbolizamos como 2 8 , y que es igual a 256. Como se puede apreciar a partir de la tabla 2, el número de funciones lógicas se incrementa con suma rapidez. Tratar con números muy elevados de proposiciones es extraordinariamente complejo. En el capítulo 6, que trata de la biocomputación, examinaremos las redes neuronales con un promedio de un millar de inputs y un solo output. Si consideramos cada input a partir de otra neurona como una proposición, el número de funciones lógicas computado es astronómico. Finalmente, llegamos a una pregunta en extremo importante: ¿Qué clase de verdades demuestran en el fondo los lógicos? Von Foerster responde: «Hasta ahora, la presentación que he hecho (fe las tablas de verdad hasido sencilla. Pero ha quedaao- sin plantear la cuestióñesencial: '''¿:Bajo qué condiciones pueciü'Ilaílai-s1--u:na~--proposi'C1:onesver
132

COMPUTACIÓN

Número de proposiciones

1

Número de funciones lógicas =

2

3 4 5 6

4 16 256 65.536 4.294.967.304 18.446.744.073.709.551.616

Tabla 2. Crecimiento exponencial de las funciones lógicas.

Volviendo al ordenador digital Boole tradujo las operaciones numéricas en valores de verdad. El ordenador puede comparar dos valores y determinar si son iguales o si uno es mayor que el otro. Cada uno de estos cálculos o computaciones genera un valor de verdad. Los programadores han utilizado el álgebra de Boole para diseñar las instrucciones que permiten a un ordenador tomar decisiones. Todas las frases hipotéticas, sin importar la complejidad con que estén enlazadas unas con otras, realizan en la práctica la siguiente operación: Si ..., entonces hacer... En otros términos, si la condicional es verdad, entonces llevar a cabo la instrucción A; si es falsa, llevar a cabo, en su lugar, la instrucción B. Por ejemplo: l. El ordenador de una escuela secundaria puede programarse para comprobar las notas de los estudiantes: «Si un estudiante tiene tres o más notas por debajo de la puntuación de aprobado, enviar a sus padres un impreso que les informe de sus cualificaciones». 2. El ordenador de una fábrica puede programarse como sigue: «Si es domingo y la máquina B está en funcionamiento, hacer sonar la alarma de la oficina del ingeniero». 3. Se puede escribir un subprograma que de hecho diga al ordenador, «SÍ el usuario escribe "s-a-1-i-r", desconectar». Examinemos este último ejemplo más detenidamente porque revela aquello que el ordenador no puede hacer: comprender el lenguaje natural. El programador ha situado un código

CEREBROS Y ORDENADORES

133

en el programa que representa las letras s-a-1-i-r. También ha dispuesto un bucle en el programa de modo que cada vez que se use el teclado para introducir datos el ordenador comprobará los datos y verá si son iguales al código para s-a-1-i-r. Si lo son, la máquina se apaga. Si no lo son, la máquina realiza otras instrucciones. La comparación se hace por simple sustracción. Si la respuesta es O, coloca el número binario 1 en un registro para significar la igualdad. No sabe lo que simbolizan las letras s-a-1-i-r. Muchas personas lamentan las limitaciones de los programas para ordenador en lo referente a la revisión y corrección ortográficas. El programa comprueba la ortografía emparejando las palabras del usuario con una lista de palabras que se encuentran en una carpeta-diccionario. Si una palabra no es igual a ninguna palabra de las que se encuentran en la carpeta del diccionario, el ordenador lista la palabra como un posible error. Así, no detectará ninguna falta en la frase, «Vivo en una caza verde», cuando queríamos escribir, «Vivo en una casa verde». Los ordenadores digitales han eliminado el trabajo monótono del cálculo y pueden llevar a cabo tareas útiles. Un ordenador ha facilitado mucho la redacción de este libro. Sin embargo, tal como describe J ohn K. Stevens en el número de abril t ~ti de 1985 de la revista Byte: <:::> '-41' t SlO'-l '

Aunque el hardware actual es en extremo impresionante, es evidente que la velocidad de la función de la retina a tiempo real continúa siendo inigualable. En realidad, para simular diez milésimas de segundo (ms) del procesamiento completo de tan sólo una célula individual de la retina se requeriría cien veces la solución de cerca de quinientas ecuaciones no lineales, y llevaría como mínimo algunos minutos de procesamiento en un superordenador como el Cray. Teniendo presente que existen diez millones, o más, de estas células que interactúan entre sí de modos complejos, llevaría un mínimo de cien años del tiempo del Cray simular lo que sucede en el ojo muchas veces cada segundo. 7

7. Stevens, John K. (1985, abril). <>, Byte· The Small Systems Journal, vol. 10, n. 4, pág. 286.

~ ~--- ~~-------~~------ - -

-

co4

1

1

134

COMPUTACIÓN

CoMPUTACióN SEMÁNTICA Como sugiere von Foerster, nuestra extensa comprensión de las computaciones lógico-matemáticas da cuenta del éxito en el desarrollo de ordenadores digitales de alta velocidad. Von Foerster: «Sin embargo, sólo ahora se está empezando a explorar y comprender lentamente la estructura de las relaciones seinántlcasqu-e,1ncorporaaa alaórgaiüzadón funcional yanatómica -de nuestrócereoro:nosiiace'-responüer a otros e interactuar-con ellos-a tráves aeflengúáje y de la conducta... Toda-vía-e-stoy perp1eJ6porTa mfsterío-sáma:riera en que es posible que Jlm, un amigo de Joe, ál oír los ruiclos que se asocian a la lectura en VOZ alta de las letras ANN ES LA HERMANA DE J OE -o al verlas- sepa que Ann es la hermana de J oe y, de facto, Jim cambie por completo su actitud respecto al mundo, de acuerdo con la nueva idea que se forma de la estructura relacional de los elementos en este mundo». 8 Continuamente realizamos computaciones semánticas pero raramente las identificamos como tales. Von Foerster señala que «llamaré computación a la simple permutación de tres letras A, B, C, en la que la última letra ocupa ahora el primer lugar -C, A, B-. De modo similar designo como computación cualquier operación mediante la que se suprimen las comas entre las letras -por ejemplo, CAB-; lo mismo sucede con la transformación semántica que cambia, en inglés, CAB en TAXI, etc.».* La computación semántica nos ayuda a comprender y resolver problemas. Von Foerster ilustra esta noción con la ayuda de un acertijo estudiado por P. Weston. 9 Weston analizaba la estructura relacional de los acertijos semánticos, sobre todo aquéllos que se conocen como la variedad «Smith-RobinsonJones». En este tipo de acertijos se presenta un relato en for* Conservamos el ejemplo en inglés a efectos de economía. Baste señalar que CAB significa también taxi. Al citar el ejemplo, el autor quiere expresar que el cálculo o la computación semánticos asignan a la computación un significado. 8. Von Foerster, Heinz (1981). «Thoughts and notes on cognition», en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 238. 9. Weston, P. (1970, agosto). <
COMPUTACIÓN SEMÁNTICA

135

ma de enunciados, aparentemente desconexos, seguidos de preguntas que parecen imposibles de responder habida cuenta de la forma original del acertijo. Consideremos el ejemplo siguiente: Tres hombres hacen funcionar una máquina de tren: Smith, Robinson y J ones; son, y no necesariamente de un modo respectivo, ingeniero, bombero y guardafrenos. En el tren hay tres hombres de negocios con los mismos nombres -el señor Smith, el señor Robinson y el señor Jones-. Consideremos los siguientes hechos, relativos a todos: l. El señor Robinson vive en Detroit. 2. El guardafrenos vive a medio camino entre Chicago y Detroit. 3. El señor J ones gana anualmente 2.000 dólares. 4. Smith ha vencido al bombero en el billar. 5. El vecino más próximo del guardafrenos es uno de los pasajeros que gana tres veces más que el guardafrenos, que gana 1.000 dólares al año. 6. El pasajero cuyo nombre es el mismo que el del guardafrenos vive en Chicago. 10

Entonces se nos pide que respondamos a preguntas como: ¿Quién es el ingeniero? ¿El pasajero con el mismo nombre que el bombero vive al este del señor J ones? En la forma presente del problema, estas preguntas son imposibles de responder sin un ordenador potente y una preparación matemática. Las relaciones no pueden ser computadas. Al «recomputar» los datos, sin embargo, las relaciones se pueden representar, proporcionando alguna posibilidad de solucionarlo. Examinen el gráfico de la figura 9. Estudiar el gráfico es más sencillo que estudiar la forma original del acertijo, porque todas las relaciones se pueden ver simultáneamente. Cada línea representa un grupo de hechos. La primera línea representa a los ferroviarios; la segunda, sus oficios; la tercera, los pasajeros; la cuarta, sus ubicaciones; la quinta, los salarios. Con la utilización de elaborados algoritmos, el problema Smith-Robinson-Jones se puede solucionar.

10. Wylie, C. R. Jr. (1957). One hundred and one puzzles in thought and logic. Nueva York: Dover Press.

1

136

COMPUTACIÓN

Figura 9. Estructura semántica del problema «Smith, Robinson y Jones».

MÁQUINAS LÓGICAS

Cuando se aplica el concepto de máquina al comportamiento humano se corre el peligro de que nos desalentemos. Sugiere algo frío e inhumano, que tiene escaso o ningún valor si lo que queremos es comprender a otras personas. Ross Ashby, 11 11. Ashby, Ross (1968). «Principies of the self-organizing system>>, en Modern cybernetics research for the behavioral scientist. Buckley, W. (comp.), Chicago: Aldine, págs. 110-111.

MÁQUINAS LóGICAS

137

el psiquiatra y cibernético británico, adopta un enfoque diferente. Sugiere que una de las principales contribuciones de la cibernética es la formulación de conceptos que se aplican tanto a sistemas físicos como conceptuales y afirma: «El hecho de haber identificado como mínimo los caracteres esenciales de la "máquina en general" creo que constituye uno de los avances sustanciales de la última década [se refiere a la década de 1950]». Se tenían que superar dos factores antes de que este avance se pudiera realizar: 1) la idea de que la máquina había de estar compuesta de materia concreta -« ... se pueden dar fácilmente ejemplos que muestren que lo esencial es si el sistema, de ángulos o de ectoplasma, o de lo que les parezca, se comporta de un modo conforme a la ley y similar a una máquina»-; y 2) la idea que se debe tener en cuenta es el concepto de energía -« ...cualquier calculadora muestra que lo importante es la regularidad del comportamiento-; que se gane energía, se pierda, o que incluso se cree, es sencillamente algo irrevelante». William Buckley, 12 al comentar el artículo de Ashby, «Principies of the Self-Organizing System», adelanta una segunda crítica del concepto de máquina explicando que «aunque esa obra pueda parecer a más de uno una "pura" especulación abstracta, a muchos les ha proporcionado, en cambio, una sólida fundamentación lógica para permitirles desvelar el misterio de muchas de las características emergentes de los sistemas complejos que tienen especial interés para el teórico del comportamiento». Von Foerster se sirve de la palabra «máquina» para denotar un dispositivo conceptual utilizado para llevar a cabo la computación. La contemplación de las cosas juntas se tiene que llevar a cabo en «algo», que por motivos de simplificación, von Foerster llama una máquina. Estas «máquinas lógicas» muestran las potencialidades y las limitaciones de muchos de los conceptos asociados a la cognición, incluyendo la memoria, el aprendizaje y el comportamiento holístico. Von Foerster ve dos ventajas en el uso de máquinas lógicas como herramientas conceptuales: l. Las máquinas «posibilitan el método más directo para enlazarTii's varíaóTes"exteriias ·--

-

-

12. Buckley, W. (comp.). Modern cybernetics research for the behavioral scientist. Chicago: Aldine, pág. 70.

138

COMPUTACIÚN

de un sistema -a saber, estímulo, respuesta, valores de entrada (input), valores de salida (output),* causa, efecto- con los estados internos y las operaciones del sistema. 2. La interpretación formal se deja completamente abierta y se puede aplicar-aranimaren su totalidad; o álas-rel1rüones de células en el intér10rdáeranimar; o a células individuales y sus modalidaaes-óperafiVa-s >>:1-Y MÁQUINAS TRIVIALES

Dice von Foerster: «Quiero presentarles algunas máquinas preciosas que son realmente divertidas si se pasa tiempo jugando con ellas. Primero me gustaría presentarles lo que llamo máquina trivial. Es una cosa digna de confianza. Siempre que se opera con ella, se comporta de un modo predecible. La mayoría de los aparatos y chismes mecánicos de nuestra vida cotidiana son máquinas triviales. El interruptor de la luz es una máquina trivial. Si se abre el interruptor, se enciende la luz; al cerrarlo, la luz se apaga. A no ser que se rompa, funcionará siempre así; es predecible al cien por cien. Examinemos esta máquina (figura 10) y veamos cómo funciona. Una máquina trivial consta de tres partes: una entrada representada por la letra X; una función de transferencia, representada por la letra F; y una salida, representada por la letra Y. Examinemos un interruptor. El input es abrirlo. La funCión de transferencia es permitir el paso de la corriente eléctrica a través del circuito. Y el output o resultado es que el filamento de la bombilla se calienta y vemos luz. Examinaremos una máquina trivial con cuatro entradas admisibles y una salida o resultado. La función de la tabla 3 muestra todas las entradas y salidas admisibles. * Los términos input y output salvo excepciones se dejarán en inglés. Se opta por hacerlo así en aquellos casos en que "valor de entrada", "entrada", "datos" etc. en caso de de input; o bien "producto", "resultado", "valor de salida", para el caso de output, no cubren económicamente su significación cibernética. [T.] 13. Von Foerster, Heinz (1981). «Molecular ethology: An immodest proposa! for semantic clarification», en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, págs. 154-155.

--

-- -----

__.....___

MÁQUINAS TRIVIALES

139

X ------~~F - - - - - ¡ u - -----~y -----¡ Figura 10. Una máquina trivial.

La columna enumera las cuatro entradas lícitas de la má: quina: alfa, beta, gamma, delta. La columna Y enumera sus salidas lícitas, dada una entrada específica. Por ejemplo, si entramos una alfa en la máquina sale un O. Si entramos una beta, sale un l. Si le entramos una gamma sale un O, y si le damos una delta sale un l. Se trata de una máquina muy simple. Está completamente determinada y es completamente predecible. (Los símbolos de entrada son arbitrarios. Podríamos utilizar las letras A, B, C, y D, y tendríamos la misma máquina.) Podemos hacer un poco más humana esta máquina conectándole un simulador de voz a fin de que cada vez que salga un 1, la máquina diga «adiós», y cada vez que salga un O, diga «hola». Ahora, si le damos una beta dice «adiós», si le damos una gamma dice «hola», si le damos delta dice «adiós», y si le damos una alfa dice otra vez «hola». Dándole otra delta nos da otro «hola». El comportamiento de la máquina es ¡perfectamente comprensible y perfectamente predictible! No importa cuántas veces o en qué orden le demos a la máquina sus entradas admisibles; dirá de un modo predecible «hola» o «adiós».

X:Y alfa: beta: delta: gamma:

O 1 1 O

Tabla 3. La función de una máquina trivial. 1

l

140

COMPUTACIÓN

Máquinas triviales y dispositivos lógicos La máquina trivial es un modelo prototípico de predictibilidad y certeza. La máquina trivial dice, «cada vez que me des el mismo valor de entrada, te daré el mismo resultado». Así pues, las máquinas triviales funcionan con independencia de la historia o de la experiencia. Esto es exactamente lo que queremos que hagan las explicaciones causales. Cada vez que tenemos la misma causa (el input o valor de entrada), queremos tener el mismo efecto (outputo valor de salida). La regla causal detransformación que opera en la causa para pro-duCir eTeteC:iü es -análoga-ala-fiinci~~-4~ tr~E~~-~~ii"~i~:-de.J~~~-á9?Iii.~~ ----- -----·---------- --- -------Los silogismos deductivos son máquinas triviales. El input es la premisa menor del silogismo: Sócrates es un hombre. Su función de transferencia es la premisa mayor del silogismo: todos los hombres son mortales. Su output es la conclusión: Sócrates es mortal. Von Foerster comenta: «Existe una máquina llamada la "Máquina Trivial Todos-Los-Hombres-Son-Mortales". Si introducimos en ella a nuestros amigos, salen cadáveres». Y continúa: «Supongamos que hacen sonar el timbre cada vez que dan de comer a su perro. Poco después, tan pronto como suene el timbre, el perro comenzará a producir saliva, incluso si no tiene delante su cena. Podemos ahora aplicar el lenguaje de la causa y del efecto a estos acontecimientos. El timbre es la causa, la saliva es el efecto y el perro la regla de transformación. Sé que suena un poco gracioso. Acostumbramos a pensar que el condicionamiento da cuenta del proceso de salivación del perro. Pero el perro es la regla de transformación. »Claro está que cuando se trabaja con organismos vivos se tiene que ser extremadamente cuidadoso al determinar cuál es la causa y cuál es el efecto. Por ejemplo, Pavlov, el célebre científico ruso, guardó en un libro sus notas impecablemente precisas y detalladas acerca de sus célebres experimentos sobre el reflejo condicionado. Recientemente, un científico polaco intentó repetir los experimentos de Pavlov. Como Pavlov, hacía sonar el timbre cuando daba de comer al perro, y pronto el perro empezó el proceso de salivación cuando sonaba el

141

MÁQUINAS NO TRIVIALES

timbre sin que tuviera delante la comida. Sin embargo, durante su último experimento el científico quitó el badajo de la campana del timbre y agitó con la mano la silenciosa campana delante del perro: el perro empezó la salivación. »Así pues, tenemos que ser cuidadosos al definir los estí~~.
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MÁQUINAS NO TRIVIALES

«Ahora, síganme atentamente. Estamos a punto de entrar en el reino de las máquinas no triviales. Son dispositivos extremadamente delicados», comenta von Foerster. «Si la obediencia es el rasgo característico de la máquina trivial, parece que la desobediencia es el de la máquina no trivial. Sin embargo, como veremos, la máquina no trivial es obediente a una voz diferente. Quizá se podría decir que es obediente a su voz interior.» Las máquinas no triviales tienen algo llamado estado interno, representado en la figura 11 por la letra Z, que las distingue de las máquinas triviales. El estado interno de la máquina no trivial cambia cada vez que la máquina calcula un output. Esta máquina es recursiva: cada vez que opera cambia sus reglas de transformación. El diagrama se hace un poco más claro si miramos las tablas A y B, debajo del diagrama de la máquina. Las tablas A y B representan el comportamiento de la máquina en cada uno de sus dos estados internos. Las columnas X e Y representan los valores de entrada (inputs) y de salida (outputs) admisibles de la máquina. Aliado de la columna Y se encuentra una tercera columna Z que indica el estado interior de la máquina. Supongamos que esta máquina está conectada a un simulador de voz que convierte el output de la máquina (O o 1) en «hola» o «adiós». Esta máquina está en el estado interior A. Empezamos dándole un valor alfa, y dice «hola» (0). Debemos examinar la columna Z para ver si su estado interior ha cambiado. La Z nos indica que la máquina ha mantenido el estado interior A. Ahora le damos un valor beta, y dice «adiós» (1). La colum-

142

COMPUTACION

función de transmisión y= f(x, z) función de estado: z' = Z (x, z) (i) Leer el símbolo de in¡ut X. (ii) Comparar x con z, e estado interno de la máquina. (iii) Escribir el símbolo de output apropiado y. (iv) Cambiar el estado interno z por el nuevo estado z'. (v) Repetir la secuencia anterior con un nuevo estado de input x'.

e>

X y

t

tJL .4 1 ""

o 1J :ñU'JZ> o A. Figura 11. Máquina no trivial.

na Z da instrucciones a la máquina para que se mantenga en el estado interior A. Ahora le damos un valor gamma, y dice «adiós» (1). La columna Z muestra que la máquina ha cambiado su estado interior. Tenemos que utilizar la tabla B para ver de qué modo se comportará ahora la máquina. Le damos un valor alfa, y la máquina dice «adiós» (1) y regresa de nuevo al estado interior A. El cambio en el estado interior de la máquina cambia los outputs de la máquina para el mismo conjunto de inputs. Imaginémonos que quisiéramos analizar el modo en que esta máquina funciona operando con ella. Sabemos que sólo tenemos cuatro inputs admisibles que producen dos outputs, «hola» y «adiós». Al observar de qué modo se comporta la máquina, tenemos que adivinar sus reglas de funcionamiento. Es

----

~~-~-~~~~.-----------~

MÁQUINAS NO TRIVIALES

143

muy probable que supongamos que esta máquina es como todas las demás máquinas -una máquina trivial. Después de unos pocos intentos, si la máquina está en el estado By le damos un valor gamma, dice «hola». Estaremos tentados de pensar, «¿qué te pasa?; hace un momento te di una gamma y me dijiste "adiós"». «Está bien», diremos, «te daré una beta». Y le damos un valor beta y dice «hola». Así es exactamente como respondió hace unos pocos minutos. Así pues, le damos un valor gamma y dice «adiós». Exclamamos,« ¡Ajá!, creo que sé cómo funciona esta máquina». Así, intentamos una variedad de inputs, a la espera de descubrir un modelo o regla que gobierne el comportamiento de la máquina. Al cabo de un rato estamos totalmente confusos porque la máquina nunca hace lo que predecimos que hará. Cambia constantemente su estado interno y, por decirlo de alguna manera, opera con una psicología diferente. La máquina infringe nuestras nociones «triviales» acerca de la~éausalíaad-. Súponemos que un determinado sistematien-e ql.le- ~~r~Jire<éleci61e:_~a~~fri~~iª~~~s 1:1.'? _!!"!~~al'es vi~l<:~ esta creencia, ya que tienen un comportamiento tan complejo que no podemos predecir lo que harán a continuación, aunque la máquina esté totalmente determinada y funcione adecuadamente. Las máquinas no triviales son también únicas porque operan en el presente. La experiencia de la máquina la transforma en una máquina diferente. Las máquinas no triviales tienen un repertorio de comportamiento extremadamente complejo. De este modo, el problema consiste en identificar, es decir, inferir, todas las máquinas posibles dado que tenemos una máquina trivial con un cierto número de inputs y outputs admisibles. La tabla 4 establece la lista del número posible de máquinas no triviales, concretamente con dos estados de salida. La máquina que utilizamos cuenta con dos inputs de doble valor. Si miramos la última- columna de la segunda fila, encontramos el número 6 x 1016 • Este número superastronómico representa el número de las máquinas posibles que nuestro experimentador puede encontrar cuando busca inferir las reglas de funcionamiento de la máquina. Sean el número de inputs y el de outputs de una máquina

1

144

COMPUTACIÓN

no trivial iguales, y exista una cantidad n de ellos; entonces N será el número de las diferentes máquinas posibles:

N

n 2 4 8

16

2 =65536 28192= 102466 30 23.2 = 10969685486

Tabla 4. Número de las diferentes máquinas no triviales.

Von Foerster afirma: «Quienes estén familiarizados con la astronomía o la cosmología recordarán que Eddington estimó el número total de partículas elementales existentes en el cosmos en 1072 • Los números asociados con las máquinas no triviales son unas mil veces más grandes que la cifra estimada por Eddington. Ello significa que si tuviéramos que escribir cada función de estado de una partícula elemental del universo, necesitaríamos un millar de universos. Y todavía no hemos hablado de algunas de las máquinas más amplias señaladas en la tabla. Casi está más allá de nuestra comprensión intentar captar lo rápido que aumentan las posibilidades». El primer hombre en concebir de un modo riguroso una máquina no trivial fue el matemático británico Alan Turing. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la sección de la Inteligencia Británica que se dedicaba a descifrar el código militar alemán, escrito en clave. Turing descubrió que aquél operaba como una máquina trivial, y aunque fue difícil de descifrar en un principio, una vez hubo descubierto su regla de transformación, supo que la descodificación en el futuro sería fácil. Decidido a hacer impenetrable el código británico, Turing desarrolló un código secreto que funcionaba como una máquina no trivial, de manera que, al cambiar continuamente sus reglas de transformación, no dejaba a los alemanes casi ninguna posibilidad de descifrarlo. «No resulta nada sorprendente que las máquinas no triviales sean muy impopulares», comenta von Foerster. «Su impredictibilidad las hace en extremo desagradables. Puede ser un auténtico horror interactuar con algo impredecible. Nos gus-

LAS REPRESENTACIONES INTERIORES

145

ta interactuar con entidades que sean predecibles. Nuestros coches arrancan y paran convenientemente y pueden moverse en la dirección en la que los conducimos. Si nuestras máquinas no funcionaran correctamente, si dejaran de ser predecibles, las odiaríamos. »Los conductistas, sobre todo los skinnerianos, son expertos en trivializar sus animales de laboratorio, al reducirlos a entidades altamente predecibles. Algunas veces los animales acaban tan trivializados que mueren, lo cual es demasiado predecible, incluso para los skinnerianos. » _!:as Ill:_ftql!inas no triviales nos dicen al,go S()_bJ~-~LtiemE_2: actúan en el aquí y ahora y vemos cómo esta misma noción

aparec·e·errtosescmoscterouctrsm:o·:zeñ" ""'aeorra~nés ··- ·-- --····"·-~--·--·--·-- .........-~-~-~--- . ·-·--·--..)L. ---·-·-·-·---·--------···----g __ -------·

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asii\ti~ª_s_qlJ.§Jl9Jl~!!-~!L!eJª g~jlJ.i<::.!QJª.ngstón_q~~~n YC>i_l1te-~_y ~S.Jªl:>l~~-J;'.~te~_!:<::l!_gj<:>.P:<::~~<,:>~ti__~gen_que tenem9s muchos x._c:!~f~!-~!l1~~J:q~s,_,Y_q!l~.ePr~_g_c:!i~:t1c:lC>. a~x_pe}'"imentar ~St()S :yoe~

3-~0!!§llil1~-
interior se_ y~~lY<:l~n­

sa y novedosa.

LAS REPRESENTACIONES INTERIORES Y EL HOMÚNCULO

Von Foerster comenta: «Permítanme que mientras tratamos de este tema aborde la noción de representaciones interiores. Se trata de unos recursos explicativos demasiado familiares que se utilizan para explicar la memoria. Oirán repetidamente a psicólogos, neurólogos y otros investigadores del cerebro utilizar estos términos». Y continúa: «Conceptos como memoria, cartografías del cerebro y engramas sugieren que elaboramos representaciones internas de nuestra experiencia, las cuales utilizamos para guiar nuestro comportamiento futuro. Según los teóricos de esta creencia, en este momento estoy haciendo representaciones de este atril, de esta pizarra y de todas estas encantadoras personas que se encuentran en la sala. »A fin de que mañana pueda recordar esta escena, tengo que referir estas representaciones internas. Con la cartografía sucede lo mismo. Supuestamente, los organismos vivos levantan mapas de su entorno y luego los utilizan para valerse por sí mismos en el mundo.

146

COMPUTACIÓN

»Ahora bien, señoras y señores, estas atractivas teorías carecen completamente de sentido. Si elaborara una representación interna de algo como un atril, significaría que en mi cerebro hay un atril diminuto. Como mínimo existe una representación del atril. Esto significa que tiene que haber algo o alguien que pueda mirarlo e informarme de su presencia cuando uso mi memoria. »Así llegamos a una teoría que nos resulta familiar: la noción de homúnculo. Todas las teorías de la representación interna requieren lógicamente que haya algo dentro de nosotros que pueda mirar las representaciones e informarnos de su contenido. Este algo se suele llamar un homúnculo. Homúnculo significa "hombre minúsculo" que mira las cosas. Así pues, es el homúnculo quien sabe si en mi cabeza hay la representación de un atril. Es el homúnculo quien me da esos datos. »Pero ahora se nos plantea una pregunta importante: ¿Cómo funciona este homúnculo? ¿Tiene memoria? Si el homúnculo mira un atril diminuto, entonces tiene que tener también una representación interna del atril en su cabeza. ¿ Significa esto que el homúnculo tiene un hombrecito minúsculo en su cabeza? ¿Dónde se detiene esta cadena? Pronto los homúnculos nos saldrán por los ojos. Además, si sabemos cómo funciona el homúnculo, entonces sabremos cómo funcionamos nosotros, y si sabemos eso, no necesitaremos del homúnculo: lo podemos eliminar. Existe una herramienta diseñada exactamente para esto, que se llama la navaja de Ockham. Elimina todos los argumentos lógicos innecesarios. Una limpia pasada de la navaja de Ockham* y nos libramos del homúnculo, de los mapas y de las representaciones interiores. »A riesgo de confundirlos, permítanme hacer unas pocas precisiones adicionales. El término "memoria" es útil en conversaciones o como una especie de taquigrafía para referirse a algo más. Por ejemplo, digo "no recuerdo" o "no tengo facilidad de memoria". Sin embargo, no estoy utilizando la palabra "memoria" o "recordar" con la acepción de que soy incapaz de acceder a representaciones de una experiencia previa. Ésta era la precisión esencial que quería hacer. »Conocemos la teoría del engrama desarrollada por el pre* Essere non sunt multiplicanda praeter necessitatem.

TRIVIALIZAR PERSONAS

147

mio Nobel sir John Eccles. Sir John pasó la mayor parte de su vida buscando el engrama -una función localizada- y, claro está, nunca la encontró. Cuando se aproximó al final de su carrera bromeaba diciendo que había empezado a dudar de si existían el aprendizaje o la memoria. También conocemos la teoría del holograma elaborada por el profesor de la Universidad de Stanford Karl Pribram. Un holograma es una imagen conseguida a partir de un proceso fotográfico sofisticado en el cual los lásers generan modelos de interferencia que quedan registrados en una placa fotográfica especial. La holografía es muy fascinante, sobre todo por sus propiedades holísticas, pero el holograma no nos ayudará a comprender la memoria. Preferiría tener un agujero en mi cabeza antes que un holograma. Déjenme que les cuente eh por qué. »Si tuviera hologramas en mi cabeza, sería incapaz de pensar. Los hologramas no pueden pensar. Son sólo fotografías. Necesitaría también un homúnculo que los mirara y una increíble cantidad de espacio para almacenarlos. Como pueden ver, un holograma sólo nos da una imagen única de lo que sucede aquí y ahora. Por ejemplo, estando aquí, podría hacer en una milésima de segundo, aproximadamente, un holograma de lo que estoy viendo. »Ahora, como pueden ver, he adoptado una nueva posición en la tarima por lo que necesito hologramas adicionales. Si siguiera en esta línea, pronto mi cabeza estaría tan llena de hologramas que no tendría espacio para nada más. ¿Entonces, dónde colocaría a mi homúnculo? E incluso si encontrara un lugar donde colocarlo, en fracción de segundos no sería capaz de estar a la altura de la masa de hologramas acumulados. El homúnculo necesitaría su propio ordenador IBM y, ¿dónde lo colocaría? Los hologramas ocuparían todo el espacio. Está claro, pues, que los hologramas no nos ayudan de hecho a comprender los sistemas de observación.»

TRIVIALIZAR PERSONAS

Von Foerster prosigue: «Intentamos trivializar cualquier cosa, incluso a las personas. Los niños empiezan como máquinas no triviales; nunca sabemos qué puede hacer un niño. Si

148

COMPUTACIÓN

le preguntamos, "¿cuánto es dos por dos?" y nos responde "verde", le decimos, "no, tienes que decir cuatro". Le trivializamos. Ideamos escuelas y exámenes para comprobar lo bien que se les ha trivializado. Y si la trivialización conseguida es incompleta, tiene que repetir curso. Una puntuación perfecta indica una trivialización perfecta. ¿No sería preferible que las escuelas favorecieran la diversidad en sus pruebas? »Por ejemplo, se podría contestar que Napoleón nació siete años antes de que se redactara la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. ¿Tenemos que responder siempre que nació en 1769?» El estudio formal de las máquinas no triviales, llamada teoría de máquinas con estado finito, es una aproximación holística al estudio de sistemas. La máquina no trivial se convierte en una nueva máquina o sistema cada vez que su estado interno cambia. Von Foerster sostiene que los seres humanos son máquinas no triviales, animales recursivos que cambian sus estados interiores en respuesta a su propio comportamiento. Así pues, los estudios de la máquina con estado finito apoyan la opinión de que siempre funcionamos como un sistema holístico en el presente. «Puedo recordar el pasado», continúa von Foerster, «pero no puedo acceder directamente a él. Señoras y señores, el pasado ya se acabó. Estoy delante de la tarima. Pero ya no estoy subido encima de ella. No hay nadie allí. Ahora estoy detrás de la tarima. Soy un von Foerster diferente del que les hablaba hace tan sólo unos pocos segundos. El que tienen ante ustedes es un Heinz von Foerster completamente diferente. El que veían hace un momento ha desaparecido. Todos nosotros funcionamos así. Nos comportamos como una totalidad.»

MÁQUINAS TRIVIALES CONTRA MÁQUINAS NO TRIVIALES

Von Foerster: «La máquina trivial es el pilar, el paradigma, que subyace a nuestras condiciones lógicas de trabajo en casi todos los campos de estudio». Lo que sigue es una lista incompleta de los esquemas explicativos que funcionan exactamente como una máquina trivial:

MÁQUINAS TRIVIALES CONTRA MÁQUINAS NO TRIVIALES

j

149

Input

Función de transferencia

Output

l. 2. 3. 4. S. 6.

Ley de la naturaleza Sistema nervioso central Carácter Sistema Premisa mayor Argumento independiente

Efecto Respuesta Actos Acción Conclusión Función

Causa Estímulo Motivación Meta Premisa menor Argumento dependiente

Von Foerster prosigue: «Estas máquinas tienen las siguientes propiedades: l. Son predecibles. 2. Son independientes de su historia. Sea lo que fuere lo que sucedió en el pasado, no influirá en el presente. 3. Son sintéticamente determinables. Las podemos reunir y sintetizar. 4. Son analíticamente determinables. Si queremos averiguar cómo funcionan, les damos inputs, observamos los outputs y desciframos la función de transferencia. »En contraste, la máquina no trivial es: l. Sintéticamente determinable, es decir, podemos montar

una máquina no trivial igual que lo podemos hacer con una máquina trivial. Por ejemplo, anotamos una tabla de transferencia. 2. A diferencia de la máquina trivial, sin embargo, es dependiente de su historia. Lo que hace, su output, está determinado por su experiencia, su historia. 3. Es analíticamente indeterminable; operando con ella no podemos descifrar lo que la máquina está haciendo porque es demasiado compleja. 4. Por lo tanto es analíticamente impredecible. »Si se quiere utilizar la palabra "realidad", la máquina no trivial modela la realidad con la que tratamos. La máquina trivial es sólo una esperanza, una fórmula mágica de cómo queremos que sean las cosas. Y quizá lo que es incluso más importante, puesto que la mayoría de las cosas son no triviales,

150

COMPUTACIÚN

la trivializamos. Trivializamos los sistemas complejos a fin de predecirlos y explicarlos».

RESUMEN

Computar significa considerar las cosas en conjunto. Computamos en muchos dominios: en el dominio sensorial, en el dominio lógico-matemático y en el dominio semántico. Los ordenadores digitales de alta velocidad pueden llevar a cabo millones de operaciones de cálculo en un segundo. El cerebro también lleva a cabo cómputos. Pero debemos tener cuidado. Podemos decir que todos los cerebros son ordenadores, pero debemos evitar la tentación de decir que los ordenadores son cerebros. Hasta la fecha, los ordenadores no tienen «memoria» o «inteligencia». Algún día, estas capacidades humanas, simbolizadas por los términos mencionados en este capítulo podrán incorporarse a los ordenadores, pero si tenemos que alcanzar este objetivo, primero tenemos que darnos cuenta de que todavía no comprendemos de qué modo funciona nuestra propia memoria o inteligencia. Además, nuestra capacidad para comprender el funcionamiento del cerebro se ve disminuida si, erróneamente, suponemos que las metáforas utilizadas para describir las capacidades del ordenador, como el término «memoria», nos dicen algo sobre cómo funciona el cerebro. El cerebro no tiene bancos de datos. Finalmente, las máquinas triviales y no triviales nos proporcionan un instrumento conceptual útil para comprender las similitudes en la mayoría de los esquemas explicativos que computamos para explicar nuestra experiencia. La máquina trivial compendia y resume nuestra búsqueda de certeza.

6. BIOCOMPUTACIÓN

Teniendo presente que existen diez millones, o más, de células en la retina que interactúan unas con otras de un modo complejo, llevaría un mínimo de cien años del tiempo del superordena· dor Cray simular lo que tiene lugar en nuestro ojo muchas veces cada segundo. JOHN

K.

STEVENS

1

Ahora estamos en condiciones de investigar la computación en el sistema nervioso. Tal como se enunció en el capítulo 4, la internuncial marca el comienzo de la computación en el sistema nervioso central. Compuestas de sensores universales, o no especializados, las neuronas internunciales reciben múltiples inputs mientras emiten un solo output, un impulso de 80 milivoltios de tensión. Computar es comparar dos o más cosas entre sí. Así pues, cuando computamos, establecemos relaciones. La computación tiene lugar en el plano neurológico. Cada neurona, al recibir impulsos procedentes de centenares de miles de neuronas, lleva a cabo una computación compleja, es decir, establece una relación que da como resultado el que la neurona se excite o no se excite. Si se excita, pasa su computación compleja, en forma de impulso eléctrico, a la neurona vecina. Este impulso, juntamente con los que provienen de otras neuronas, impacta en la neurona receptora para, o bien inhibir o bien facilitar el potencial de excitación de la misma. Comenta von Foerster: «Si examinamos atentamente esta descripción podremos sacar las siguientes conclusiones. Un impulso facilitador es como decir "sí"; un impulso inhibidor es como decir "no". Ahora bien, ¿a qué se parece esto? Si usted

1

1

l. Stevens, John K. (1985 abril). «Reverse engineering the brain». ByteThe small systems journal, vol. 10, n. 4, pág. 286.

152

BIOCOMPUTACIÚN

es un lógico, dirá, "¡ajá!, este sistema se asemeja a las operaciones que tienen lugar en el cálculo proposicional. Cada neurona presináptica es una proposición. Si emite un impulso facilitador, su valor de verdad es 'verdadero'. Si emite un impulso inhibidor, su valor de verdad es 'falso'. Este sistema puede computar funciones lógicas"».

REDES NERVIOSAS

Basados en estas nociones, en la década de los cuarenta Warren S. McCulloch y Walter H. Pitts desarrollaron un formalismo para explorar las posibilidades computacionales de neuronas interrelacionadas. Las redes nerviosas estaban constituidas por «neuronas formales». La figura 12 muestra una neurona formal. La neurona propiamente dicha es la figura triangular con una extensión vertical terminada en punta hacia arriba que simboliza el perikarión (el cuerpo celular). Cada línea con un rizo alrededor de la parte superior del triángulo representa una sinapsis inhibitoria. Los objetos en forma de botón situados cerca del lado derecho e izquierdo del triángulo, llamados botones terminales, simbolizan las sinapsis facilitativas. Cada neurona ha recibido también un valor de umbral, simbolizado por la letra griega theta, e. Una theta de la neurona denota cuántos impulsos facilitadores son necesarios para que sobrepase su umbral y se excite. Si una neurona tiene un umbral O, se puede suponer que siempre se excita. Si el umbral es 1, es decir, una theta de valor 1, necesita por lo menos un input facilitativo para excitarse. Si su valor theta es igual a 3, necesita tres inputs facilitativos para excitarse, etc. McCulloch y Pitts 2 hicieron las siguientes suposiciones acerca de sus neuronas formales: l. «La actividad de la neurona es un proceso del tipo "todo o nada". [La neurona, o bien se excita o bien no se excita.] 2. McCulloch, W. S. y Pitts, E. (1943). «A Logical calculus of ideas immanent in nervous activity». Bulletin of Mathematical Biophysics, vol. 15, n. 115.

153

REDES NERVIOSAS

INPUT FIBERS

x1 X2

X3X4

inhibición doble n3 =-2 excitación triple n1=+3

y

4 OUT PUT

Figura 12. Representación simbólica de la neurona formal de McCulloch.

2. »Se debe excitar un número fijo de sinapsis dentro del período de la adición latente a fin de excitar una neurona en cualquier momento. Este número es independiente tanto de la actividad como de la posición previas de la neurona». [Von Foerster comenta: «Hay dos cuestiones aquí: a) dentro de un período fijo de tiempo, un cierto número de impulsos aferentes tienen que llegar a excitar la neurona. Por lo tanto los impulsos tienen que llegar simultáneamente para que la neurona se excite». (Un «período de adición latente» es una ventana temporal en la que puede tener lugar la computación simultánea, probablemente de algunas milésimas de segundo

154

BIOCOMPUTACiúN

de duración.) «b) la neurona formal de McCulloch-Pitts es una máquina trivial. Este sistema no es dependiente de la historia. Lo que sucedió en el pasado no tendrá efecto sobre su funcionamiento en el presente. Es una máquina de computación constituida por elementos triviales. Ambos deseaban ver qué se podía hacer con un sistema así.»] 3. «La única demora significante dentro del sistema nervioso es la demora sináptica.» [Von Foerster: «Tenemos que esperar hasta que alguna cosa ocurra y esta espera ha de ser referida puramente como sinapsis. La sinapsis tardará algún tiempo hasta transmitir un impulso».] 4. «La actividad de cualquier sinapsis inhibitoria impide de modo absoluto que la neurona se excite en ese momento.» [Von Foerster: «Un input inhibidor puede impedir que la neurona se excite».] 5. «La estructura de la red no cambia con el tiempo.» [Von Foerster: «La estructura de la red no cambia con la experiencia».] Ahora podemos preguntar de qué modo los impulsos inhibítorios afectan a la capacidad de excitarse de la neurona. La respuesta es sencilla: los impulsos inhibidores son aditivos a la theta. Supongamos que una neurona tiene una theta de valor 1 y que tiene dos inputs, uno facilitativo y el otro inhibitorio. Cuando el input inhibitorio se activa, hace subir temporalmente el valor theta de la neurona hasta 2. Si los inputs facilitativo e inhibitorio de esta neurona se activan simultáneamente, el valor theta de la neurona es 1, y la neurona no se excitará.

La computación de las funciones lógicas El elemento simple, representado en la figura 13, puede computar funciones lógicas. Ahí se muestra una neurona con dos

155

REDES NERVIOSAS

A

.&.18 o 1 2 3j O lO 10 o 01 1 JO 1 , o 01 011 1 1 O Cl

t lf

f

t

1 Oj

B

S~®

(A, B) !

Figura 13. Computación de 4 funciones lógicas con la neurona formal de McCulloch.

fibras facilitativas marcadas con las letras A y B. Dependiendo del umbral de la neurona, su valor theta, podernos examinar bajo qué condiciones se activa y de este modo qué funciones lógicas computa. Estas posibilidades se representan en la tabla que acompaña a la figura 13. Las columnas A y B contienen una lista exhaustiva de las cuatro posibilidades de excitarse que tienen las fibras A y B. Las columnas 0-3 representan cuatro valores de umbral diferentes para esta neurona. Por ejemplo, según vernos en la columna 1, cuando la neurona tiene el valor theta O, siempre se excita; cuando el valor theta es 1 se excita tres de las cuatro veces; un valor theta de 2 hace que la excitación de la neurona se produzca sólo en dos de las cuatro condiciones posibles,

156

BIOCOMPUTACIÚN

1

1. A&

1

3 Red nerviosa

~8 t 1 ?1 Valor umbral

Símbolo lógico

Nombre

CA•A)!(S·S)

Contradicción (siempre falso) Ni A ni B

1¡ i

Sólo A No B

+ ~ l o

Sólo B

a.z

..

No A ~

~

6

FIG.12b

7

l b

~8··1

t..r

AoB

O•!)t(e·l, («o» excluyente) No ambas,

¡,¡

AyB AyB

9

~



FIG.12a.

~·e) dA·!) A~6

A equivale a B A B implica A

12

8 l.t{ l A:2 8·1

B

A implica B

AoB («o» incluyente)

15

1

Tautología

1 L~l( 8 ,0 ~,•J•<&t& (siempre verdadero) 1 (

-



Tabla 5. Cálculo de 15 funciones lógicas con una neurona formal, de McCulloch.

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cuando tanto A como B se excitan simultáneamente. Finalmente, cuando el valor theta es 3, la neurona no se excita nunca. Podemos ahora preguntar qué funciones lógicas computa esta neurona. Para hacerlo sólo nos es preciso considerar que los 1 y los O representan los valores «Verdadero» y «falso». En la columna O, encontramos que, al igual que los válores de verdad del último capítulo, las cuatro posibilidades son verdaderas. Así pues, esta neurona, con un valor theta de O, computa una tautología; cuando el valor theta es 1, la neurona computa una «O» lógica; cuando el valor theta es 2, este sistema computa una función lógica «y»; y cuando el valor theta es 3, computa una contradicción: siempre es falsa. Es importante tener en cuenta que los O y los 1 son un sistema de notación arbitrario. Podríamos representar con la misma facilidad los valores de verdad con el O y los de falsedad con un 1; el resultado sería el mismo. La tabla 5 muestra, con dos excepciones, todas las funciones lógicas con dos líneas de inputs que pueden ser computadas por una única neurona formal de McCulloch, si se hace un uso pleno de la flexibilidad de este ele.mento al utilizar diversos umbrales y uniones sinápticas. Por conveniencia, esta tabla enumera en seis lenguajes diferentes todas las funciones lógicas que se pueden computar con dos proposiciones. La primera columna da una representación digital de la función de verdad de Wittgenstein (segunda columna), considerada como un número digital arbitrario que ha de leerse hacia abajo. La tercera columna muestra el elemento correspondiente con sus uniones sinápticas y el valor de umbral apropiado. La cuarta columna muestra la lógica simbólica; la quinta, el nombre de las funciones lógicas. 3 Von Foerster comenta: «El formalismo de McCulloch y Pitts es uñ'iñodo 'deCOñtemplár la computaéióri en el sistema neryiQ.i~Iªfiª]~9nli'aiis~o permite a una persorüicontemp1ar-el sistema nervioso a su manera. cada véz que lo contemplamos de modo diferente, tenemos una maquinaria computacional diferente. Esto no significa que el sistema nervioso lleve a cabo todo esto. Más bien, dependiendo del formalismo que constru3. Von Foerster, Heinz (1981). «Computation in nerve nets». Reedición en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 35.

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yamos, seremos capaces de dar cuenta de ciertos fenómenos. Si lo examinamos mediante un formalismo distinto, podremos explicar fenómenos diferentes. Desgraciadamente, ésta es una posición un poco impopular, puesto que a cada uno le gustaría que su formalismo diera cuenta de todo».

Invariantes de computación Cuando vemos un objeto en movimiento, su imagen en nuestra retina cambia, pero el cambio pasa desapercibido. Percibimos el objeto como si no cambiara, como un «invariante». Por ejemplo, un cubo de madera visto desde ángulos diferentes se percibe, aun así, como el mismo cubo. Aunque sus proyecciones difieran en nuestra retina, lo percibimos como inalterable. Llamamos a esta invariancia su «cubicidad». La invariancia resulta de una computación llevada a cabo en el sistema nervioso. Para ejemplificar la forma de computación con una red neuronal simple, von Foerster afirma, consideremos «las redes periódicas de dos capas, de la figura 14. La capa superior representa las células receptoras sensibles a, en este caso, la "luz". Cada receptor (neuronas del nivel superior) está conectado con tres neuronas en la capa inferior (computacional). Dos sinapsis excitativas (dos de las cuatro fibras que descienden) están conectadas a la neurona que se encuentra inmediatamente debajo. (Esta conexión se simboliza mediante botones que se colocan cerca del cuerpo celular.) Cada sinapsis inhibidora de la neurona (fibra) está unida a cada una de las neuronas de debajo, una a la izquierda y otra a la derecha. (Esta conexión se simboliza mediante la fibra que rodea la parte superior del cuerpo celular.) »La capa que computa (la capa inferior de células) no responderá a la luz uniforme proyectada en la capa del receptor (la capa superior de las células) porque los dos estímulos excitadores en la neurona que computa serán exactamente compensados por las señales inhibitorias procedentes de los dos receptores laterales. Esta respuesta cero prevalecerá tanto bajo la estimulación más fuerte como bajo la más débil, así como también sobre los cambios lentos o rápidos de iluminación. La

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LUZ

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o o o o o o o o o o Figura 14. Red neuronal periódica de dos capas -sin obstrucción.

pregunta justa puede plantearse ahora: ¿Por qué no hace nada este complejo aparato? »Examinen la figura 15 en la que se sitúa una obstrucción en el camino de la luz que ilumina la capa superior (receptor) de las células. De nuevo, todas las neuronas de la capa inferior se quedan en silencio, excepto aquéllas que se encuentran al borde de la obstrucción, ya que reciben dos señales excitadoras del receptor de arriba, pero sólo una señal inhibitoria del sensor de la izquierda. No importa cuántas neuronas estén bloqueadas por la barra; lo importante es que hay neuronas en cada uno de los bordes de la obstrucción. »Comprendemos ahora la importante función de esta red; computa cualquier variación espacial en el campo visual de este "ojo", con independencia de la intensidad de la luz ambien-

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Figura 15. Red neuronal periódica de dos capas -con obstrucción.

tal y de su variación temporal, e independientemente del lugar y la extensión de la obstrucción.» 4 Von Foerster: «Este sistema está inhibido lateralmente. Se trata de una importante noción que recorre la literatura en neurofisiología. Personas como H. Maturana y J. Eccles afirman que el sistema nervioso en su conjunto sólo es inhibición lateral. Tenemos facilitación central-inhibición lateral. Este sistema siempre agudiza nuestra capacidad de percibir el cambio. Ésta es la fisiología que nos permite percibir la "diferencia" o el "cambio". Este sistema percibe una diferencia que elabora una diferencia. 4. Von Foerster, Heinz (1981). «Ün constructing a reality». Reedición en Observing systems. Seaside, CA: Intersystems Publications, págs. 303-304.



REDES NERVIOSAS

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»Ver el cambio es importante desde el punto de vista evolutivo. Por ejemplo, un lagarto que esté perfectamente inmóvil aún no ve. Todos los conos y bastones del ojo están inundados de impulsos inhibitorios. Si nada se mueve en su campo visual, el único modo que tiene para poder ver es mover su cabeza arriba y abajo muy rápidamente.» Esta red cuenta también el número de obstrucciones, independientemente de su tamaño o posición. Dadas veinticinco obstrucciones, el número de entidades en el campo visual es de veinticinco. Eso significa que este sistema ve N-idad, donde N es una variable cuyo valor es el número de objetos en el campo visual. Esta red no necesita tiempo para contar. No lleva a cabo la suma. La excitación de dos neuronas de la capa inferior es una experiencia diferente de la excitación de cuatro, seis u ocho neuronas. La red computa la gestalt entera de una sola vez. Procesa en paralelo -todo a la vez- en lugar de hacerlo serialmente, es decir, una cada vez. Von Foerster dice al respecto: «Quería mostrar cómo funcionan las redes nerviosas porque a través de todo el sistema nervioso central se producen computaciones neuronales similares. Mi dibujo utilizaba redes en las que cada capa tenía sólo once neuronas. Una red similar en el sistema nervioso utilizaría varios millares de neuronas». Lo que el ojo de la rana le cuenta al cerebro de la rana

Hace veinte años, Jerome Lettvin, Humberto Maturana, Warren McCulloch y Walter H. Pitts concluyeron un notable estudio sobre las redes nerviosas, e informaron de su funcionamiento en un artículo fascinante titulado «What the Frog's Eye Tells the Frog's Brain». 5 Afirmaron que el ojo de la rana le cuenta (computa) a su cerebro la presencia de cuatro propiedades, que pueden enunciarse en forma de cuatro preguntas: 5. Lettvin, J. Y.; Maturana, H.; McCulloch, W. y Pitts, W. (1959). «What the frog's eye tells the frog's brain>>, (lo que el ojo de la rana le cuenta al cerebro de la rana) en las actas del Institute of Radio Engineers, vol. 47, págs. 1940-1959.

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l. ¿El objeto de percepción tiene un contorno afilado?

2. ¿Es un objeto redondo? 3. Si el objeto es redondo, ¿cómo de redondo? 4. ¿Tienen los cantos del objeto una curvatura cerrada? Sostenían que cualquier cosa que fuera pequeñ'a, redonda y negra podía ser una chinche, algo que la rana puede comer. Así pues la red detecta chinches. También informa de la presencia de sombras alargadas, como el ala de un ave. Así pues la red alerta del peligro inmediato. Por tanto tenemos el software computacional incorporado al sistema como «hardware biológico».

McCulloch y Pitts Warren McCulloch, filósofo y neurofisiólogo, y Walter H. Pitts, matemático y neurofisiólogo, realizaron el primer estudio formal de las redes nerviosas en 1943. Su destacado estudio fue publicado en un artículo titulado «A Logical Calculus of Ideas Immanent in Nervous Activity», en el Bulletin of Mathematical Biophysics. 6 McCulloch y Pitts mostraron que una red nerviosa podía computar cualquier comportamiento que pudiera describirse de un modo claro e inequívoco, con un número finito de palabras. Para cada descripción inequívoca de un comportamiento, podían diseñar una red nerviosa apropiada. Von Foerster dice: «Cuando su artículo se publicó por primera vez, toda la gente que estaba interesada en el cerebro y la cognición dijo, "ya lo tenemos. Ésta es la respuesta. Ahora comprendemos qué sucede en el sistema nervioso. Si podemos describir un comportamiento particular, podemos generar una red nerviosa apropiada que dé cuenta de él. Por lo tanto podemos sacar la conclusión inversa: puesto que tenemos un determinado comportamiento, tiene que haber redes nerviosas correspondientes en el sistema nervioso central que computen el comportamiento"». Al comentar el formalismo que McCulloch y Pitts utiliza6. McCulloch, W. S. y Pitts, W. Op. cit.

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ron, en 1951, el matemático John von Neumann afirmó: «A menudo se ha sostenido que las actividades y las funciones del sistema nervioso humano son tan complicadas que ningún mecanismo de carácter ordinario podría posiblemente llevarlas a cabo... El resultado McCulloch-Pitts pone punto final a esto, ya que demuestra que cualquier cosa que pueda expresarse en palabras de un modo completo e inequívoco es ipso facto realizable por una red neuronal finita adecuada». 7

El problema de las descripciones inequívocas El formalismo McCulloch-Pitts depende de las descripciones «inequívocas». Así pues, el problema consiste en que no hay modo de realizar «enunciados inequívocos». Von Foerster comenta a este respecto: «Cada enunciado, declaái:Cióñ -o- ae-scdpdones intrínsecamenteamofgiia:-üCam: hT'-üecia.'Cfsurge cmiñaüTe~peieas con tüs'ámigos,tus'seresquer~os, o !lis-enemTg-os;yi:ecurrlmos ái término 11 malentendido" J2a~~~~~Eif~ar-_riüestraDf!@'~r!Sias con 1os demás. Se~o~as} senor~s, perm1tanme que sug1eraque raras veces es as1. S1 nos _@li}teEJ:i:~'iára-mos las c~sas.,i:>o'!!ían ser muchísimo más fáciles. No. Lo que pensamos es que "realmente" nos comprendemos unos a otros. ¡Éste es el problema!». Por ejemplo, los lingüistas anglosajones ilustran lo que es la ambigüedad mediante la oración: «Time flies like an arrow».* Podemos interpretar esta oración de dieciséis modos diferentes, dependiendo de si tratamos la palabra time como un nombre o un verbo: «Time goes by».**« You can time something.»*** «Time flies.» Son algunos ejemplos que invitan a pensar en otros. Von Foerster observa que «la ambigüedad es también manifiesta cuando traducimos una oración en otro idioma y la volvemos a traducir a la lengua de origen». Traduzcamos el re* El tiempo vuela como una flecha.

* * El tiempo se va. *** Puedes regular algo. 7. Von Neumann, John. «The general and logical theory of automata», en Cerebral mechanism in behavior. Jeffres, L. A. (comp.) Nueva York: John Wiley and Sons, pág. l.

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frán inglés «Üut of sight, out of mind» (Ojos que no ven, corazón que no siente) al chino, y traduzcamos otra vez la traducción china al inglés: acabaremos teniendo un «Blind moron» (ciego imbécil). Ciertamente la ambigüedad desvirtúa el teorema de McCulloch-Pitts. Pero la imperfección tiene una solución sencilla. ¡Ignorarla! McCulloch y Pitts mostraron que podían designar una red nerviosa que generaría (computaría) cualquier comportamiento inequívoco. Así pues, tenemos el emparejamiento de dos formalismos -la red y el lenguaje-. Evidentemente, el lenguaje es ambiguo. Nuestro propósito, sin embargo, es comprender cómo funciona el sistema nervioso y no casar dos formalismos.

Dos puntos más de interés l. Von Foerster: «Consideremos la proporción existente entre nuestros sensores internos y externos. Tenemos entre cien y doscientos millones de sensores externos, incluidos los de los ojos, los oídos, la nariz, la boca y la superficie de la piel. Estos sensores reciben perturbaciones externas. Nuestro cerebro tiene 10 10 neuronas, es decir, sensores internos que perciben impulsos eléctricos de otras neuronas, lo que significa que somos cien mil veces más sensibles a nosotros mismos que a lo que damos en llamar el mundo externo». 2. En el capítulo 5 se describía la relación exponencialmente exponencial entre el número de proposiciones y el número de funciones lógicas que aquéllas pueden computar. Dos proposiciones pueden computar dieciséis funciones; tres proposiciones pueden computar doscientas cincuenta y seis, etc. Cada espina dendrítica realiza una conexión sináptica con otra neurona, la cual tiene, por término medio, entre mil y diez mil conexiones sinápticas. Una célula de Purkinje individual (neurona) tiene cerca de un millón de sinapsis y maneja aproximadamente un millón de proposiciones.

RESUMEN

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RESUMEN

En primer lugar, la excitación de cada neurona depende de múiTiples mputs ~piocé~dérifé"s-aeofrasneuronas; por tanto, ¡la exCítáCíoñd.e'"caaa~iieuroña. es una computación! En segundo lugar, el input que cada neurona recibe es una computaCíón, cómo Il1ostraré en· su momertl:o, de modo que el sistema nerv1osó computa s-us-propias coriipufacTones~ .. Habitualmente pensamos que la transmisión de un impulso nervioso es análoga a la de una corriente eléctrica que viaja por un alambre roto. Cuando llega a la brecha, análogamente a lo que sucede con la sinapsis en el tejido nervioso, la corriente cruza y continúa su trayecto. En el sistema nervioso la brecha está salvada químicamente. Esta descripción es similar a una carrera de relevos: cada corredor pasa el testigo al siguiente corredor -¡el mismo testigo!-. Esta conceptualización está equivocada. El sistema nervioso no funciona así. Aunque cada impulso axonal tiene la misma amplitud, aproximadamente unos ochenta milivoltios, es, en todo caso, el producto de una computación que implica miles de neuronas que funcionan de común acuerdo. El sistema transmite computaciones. El output de la neurona A, una computación compleja, se convierte en uno de los muchos inputs implicados en la computación que provoca la excitación o la no-excitación de la neurona B. Así, este sistema computa sus propias computaciones, una noción del todo diferente de la de un simple relevo. En tercer lugar, la noción de las redes nerviosas descrita en este capítulo proporélona-iiñ moCíelü eficaz-·queSé'""püedé U.tilízai'pará~aar"cüéñfa~a-e·1a. rfque:útdeT~=teiPe-ri'eñcíáfíllñía-

na. Si tratamos las neuronas como elementos binarios que tienen dos valores, podemos calcular el número posible de diferentes redes que se pueden formar con un número finito de neuronas. Esta fórmula es 2 elevado a n (donde n indica el número de elementos) al cuadrado. Una red de tres elementos tendría 29 o 512 redes posibles. ¡Una red de cuatro elementos permite la formación de 65.536 combinaciones posibles o redes! Diez neuronas pueden generar 10 100 redes posibles. Tal como se ha enunciado antes, una neurona de Purkinje tiene cerca de un millón de inputs. ¡Puede formar 2 a la 1.000.0002 redes!

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BIOCOMPUTACIÚN

En cuarto lugar, para simplificar la presentación, las biocorii}:mlaciones descritas en este capítulo se' han presentado como proces-6~s.Tírieáfes: El enfoque1ineaf=--.:.input ~ computaCío!i ~ oupuf:- eridija conla suposición mas general de que el sistema nervioso es un sistema abierto, es decir, que nuestros sistemas sensorial y motor funcionan independientemente. Pero tal como indican los estudios evolutivos del sistema nervioso, existe una clausura entre nuestros sistemas sensorial y motor. La percepción y la acción son interdependientes. (Véase el capítulo 5.) Ahora estamos preparados para discutir uno de los conceptos más difíciles en los modelos de von Foerster y de Maturana -un sistema nervioso cerrado-. ¿Qué quieren decir cuando afirman que el sistema nervioso no tiene inputs ni outputs? ¿Que sólo tiene perturbaciones? A diferencia del cuerpo, que es termodinámicamente abierto -literalmente, que toma energía-, afirman que el sistema nervioso ¡es cerrado! Así pues, estamos preparados para examinar la computación de la computación en un sistema cerrado.

7. CLAUSURA

Por un lado, nuestra percepción está en nuestro substrato biológico como cuerpo; por otro lado, nuestras descripciones son plenamente capaces de dar indefinidamente descripciones de sí mismas a muchos niveles. A través del sistema nervioso, estos dos modos de clausura se sobreimponen a fin de constituir la experiencia más íntima y más difícil de encontrar de todas: nosotros mismos. FRANCISCO VARELA

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CLAUSURA EN DIFERENTES CAMPOS

La clausura aparece en muchos campos diferentes, incluyendo la termodinámica, las matemáticas, la biología y la teoría general de sistemas.

Clausura termodinámica La energía no puede entrar ni salir de un sistema termodinámicamente cerrado. Los sistemas cerrados tienen una superficie «adiabática» que prohíbe el tránsito de calor, energía y radiación. Los organismos vivos son termodinámicamente abiertos; la energía, medida en calorías (unidades de energía), penetra en el cuerpo como alimento y sale en forma de productos desechables. l. Varela, Francisco J. (1984). «The creative circle: Sketckes on the natural history of circularity», en The invented reality: How do we know what we know? Paul Watzlawick (comp.) Nueva York: W W Norton, pág. 318.

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CLAUSURA

Clausura algebraica En un sistema algebraico cerrado, todas y cada una de las operaciones tienen que producir elementos que pertenezcan al conjunto de elementos del sistema. Tomemos los números naturales como los elementos del sistema (positivos, números enteros) y examinemos la suma. Si sumamos 5 y 6 obtenemos 11, un número natural. Si multiplicamos dos números se generan también números naturales. Así pues, si tenemos un sistema algebraico en el que a) los elementos son números naturales y b) las operaciones son la suma y la multiplicación, el sistema se dice que es «algebraicamente cerrado». Sin embargo, si restamos 5 de 3, surge un problema porque esta operación genera un número negativo. Por lo tanto, bajo la resta el sistema ya no es cerrado. Para restar 5 de 3 y mantener la clausura del sistema tenemos que inventar nuevos números y así crear nuevas condiciones límite interiores al sistema. Si los números negativos forman parte del conjunto de elementos, entonces puede llevarse a cabo la resta y el sistema todavía será algebraicamente cerrado. Sumar números negativos expande las condiciones límite y enriquece el sistema. La división crea nuevos problemas. Si el sistema ha de continuar cerrado, los elementos del sistema se tienen que expandir para incluir las fracciones. Históricamente, es así como se inventaron nuevos números. Cuando surgió la necesidad de nuevas operaciones matemáticas, se inventaron nuevos números que mantenían la clausura del sistema. Como lo explica Watzlawick, «para los matemáticos griegos, los números eran magnitudes concretas, reales y perceptibles a las que se consideraba como las propiedades de objetos igualmente reales. Así pues, la geometría se preocupaba de la medida y la aritmética del cálculo. Oswald Spengler, en su lúcido capítulo, «Sobre el significado de los números», muestra no sólo que la noción de cero como número era impensable, sino también que las magnitudes negativas no tenían lugar en la realidad del mundo clásico... La idea de que los números eran la expresión de magnitudes continuó siendo dominante durante dos mil años ... ». 2 2. Watzlawick, Paul; Beavin, Janet y Jackson, Don D. (1967). Pragmatics of human communication. Nueva York: W. W. Norton, pág. 123. Watzlawick

CLAUSURA EN DIFERENTES CAMPOS

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Clausura sistémica Von Foerster: «Me gustaría ahora presentar la noción de clausura sistémica. Primero, la describiré; en segundo lugar, la analizaré a partir de una perspectiva conceptual; después comentaré las implicaciones filosóficas de los sistemas cerrados, las nociones de autonomía y de responsabilidad; y finalmente, de una manera en exceso simplificada y comprensiva, presentaré la "teoría de la función recursiva", un formalismo que podemos utilizar para tratar la noción de clausura sistémica. Un formalismo proporciona una representación matemática que nos permite ilustrar y manipular ideas conceptuales, lo cual puede resultar extremadamente ventajoso». Una entidad está sistémicamente cerrada cuando sus elementos se generan unos a otros mediante operaciones de producción en el sistema. Permítanme ilustrar este concepto describiendo un «reproductor autocatalítico», un sistema cerrado simple pero razonablemente sofisticado. Un reproductor autocatalítico (figura 16) funciona de la siguiente manera: supongamos que el sistema contiene dos elementos químicos, A y B. Químicamente, no reaccionan uno con el otro, lo que puede ser un problema porque queremos que se unan y formen el compuesto AB. Se les puede engañar e inducirlos a unirse mediante la introducción del catalizador C, que se combinará con A, formando AC, que, a su vez, reaccionará con B, y formará un nuevo compuesto, ABC. Entonces el catalizador se separa del elemento ABC, como si dijera «ya he hecho mi trabajo, ya puedo irme», y queda el compuesto AB. La unión AB no es por sí misma estable y después de cierto tiempo se descompone en los componentes originales A y B. Entonces el juego puede empezar de nuevo: esto es la autocatálisis. Esencialmente, esto es lo que ocurre en muchos laboratorios farmacéuticos. El compuesto AB se produce con un reproductor autocatalítico. Simplificando mucho, las compañías far-

cita a Spengler, Oswald (1926). (Trad. esp.: La decadencia de Occidente, forma y actualidad (vol. 1), Madrid, Espasa-Calpe, 1983.)

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CLAUSURA

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Figura 16. Un reactor autocatalítico.

macéuticas alimentan la máquina con A, B y C y retiran poco a poco el compuesto AB. Von Foerster comenta: «Este sistema está química y sistémicamente cerrado. Los elementos participan en su propia producción. ¿Se desarrollan los mismos procesos en los organismos vivos? Un grupo de filósofos chilenos, familiarizados con la autocatálisis, afirman que sí. "Si examinamos la organización de un organismo vivo", dicen, "vemos componentes -el ADN, los péptidos, las cadenas de péptidos, etc.- cuya propia interacción es la que los produce". Estos procesos no son fortuitos o indefinidos. Reciben el nombre de autopóiesis, el sistema que se compone, se crea, se inventa a sí mismo».

AUTOPÓIESIS

El término «autopóiesis» fue acuñado por tres neurofilósofos chilenos, Valera, Maturana y Uribe. La autopóiesis deriva de dos palabras griegas: auto y poiesis (el hacer, la produc-

AUTOPÓIESIS

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ción o la poesía), y sugiere algo que se hace por sí mismo. El capítulo 3 describía la definición que Maturana daba de una unidad como algo con estructura y organización. La organización da a la unidad su clase de identidad; la estructura puede cambiar con tal que la organización se conserve. Maturana define la autopóiesis como la «organización» de los sistemas vivos. Así pues, la autopóiesis identifica procesos interactivos y específicos entre componentes que producen el substrato de que constan estos componentes. Andrew define la autopóiesis como «la capacidad que los sistemas vivos tienen de desarrollar y conservar su propia organización, siendo la organización que se desarrolla y se mantiene, idéntica a la que lleva a cabo el desarrollo y la conservación».3 Varela describe una máquina autopoiética como «Un sistema homeostático (o, mejor, de relaciones estáticas) que tiene su propia organización (definida como una red de relaciones) como una variante fundamental». 4 Como explica Keeney, «Varela observa que la clausura organizacional, la forma más elevada de retroalimentación, difiere del feedback más simple en que "este último requiere e implica una fuente externa de referencia, que está completamente ausente en la clausura organizacional". Ésta implica una red de circuitos de feedback interrelacionados que está cerrada y no tiene ni inputs ni outputs en relación con el medio ambiente externo, sino que se alimenta de sí misma como la serpiente recursiva que se come su propia cola». 5 «Por favor, fíjense en que», afirma von Foerster, «esta definición de la vida no incluye la reproducción. Rechaza la creencia de que la reproducción es necesaria para definir los sistemas vivos. En este momento estamos todos vivos, pero ninguno de nosotros se reproduce. Estamos realizando nuestra autopóiesis. Maturana, Varela y Uribe dirían que la reproducción es un epifenómeno de la vida. Para evolucionar como una raza, tenemos que reproducirnos, pero aquí se trata de una cuestión 3. Andrew, A. M. (1979). «Autopoiesis and self-organization>>, Journal of Cybernetics, n. 9, pág. 359. 4. Varela, F. J. (1979). Principies of biological autonomy. Nueva York, Elsevier North Holland, pág. 13. • 5. Keeney, Bradford P. (1983). The aesthetics of change. Nueva York: Guilford Press, pág. 84.

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CLAUSURA

diferente. Así pues, la reproducción no es la condición necesaria para identificar la vida, y si examinamos a fondo y de un modo consecuente las implicaciones de la autopóiesis, nuestra actitud respecto de muchos problemas, como la cuestión del derecho a la vida, puede cambiar.» Von Foerster continúa: «Los sistemas autopoiéticos son autónomos. Determinan sus propias operaciones. Si no lo consiguen, se desintegran y mueren. La autonomía significa "autogobierno, hacerse uno mismo sus propias leyes". Como sistemas vivos, cada uno de nosotros somos autónomos y responsables de nuestro propio comportamiento, de lo que decimos y hacemos. La responsabilidad, la autonomía y la autopóiesis son complementarias. »Naturalmente cualquiera podría objetar: "Pero, ¡por Dios! ¿Qué haces cuando se te obliga a actuar en contra de tu voluntad? Los que tienen poder pueden obligarte a hacer ciertas cosas". Los neurofilósofos chilenos contestan, "no, señoras y señores, el poder no es la causa del comportamiento de los demás, sino que es la sumisión la que causa y produce el poder. Alguien puede apuntar una pistola a tu frente y exigirte el dinero, pero no tienes por qué dárselo. No digo que él no te dispare; esto es asunto diferente. Lo que digo es que incluso con una pistola en tu frente, todavía tienes la libertad de actuar autónomamente". Si vives en Chile, dado el clima político, esta posición puede ser esencial. Ésta es mi referencia filosófica a la clausura. Los sistemas vivos son sistemas autopoiéticamente cerrados. Consiguientemente, se crean a ellos mismos, ¡son autónomos!».

CLAUSURA DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

Cuando un observador dice que el sistema nervioso consta de los subsistemas independientes sensorial y motor que interactúan con el medio ambiente, no ha comprendido la organización conceptual del sistema nervioso. Como Maturana apunta, el sistema nervioso es « ...una red neuronal cerrada de neuronas interactivas ... todos los cambios en la actividad neuronal relativa ... siempre conducen a otros cambios en la actividad neuronal relativa ... Una red neuronal cerrada no tiene

CLAUSURA DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

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superficies de input o de output como rasgos característicos de su organización, ... dado un sistema cerrado, el interior y el exterior sólo existen para un observador que lo contempla, no para el sistema... El entorno en el que se sitúa el observador actúa sólo como un elemento intermedio a través del cual las neuronas efectoras y sensoriales interactúan, con lo que se completa la circularidad del sistema nervioso». 6 El concepto de clausura neuronal es difícil de comprender. Creemos que el sistema nervioso es abierto, que recibe inputs del entorno. Sin embargo, si, como sostienen von Foerster y Maturana, el sistema nervioso es cerrado, entonces es un sistema «sin input», lo cual significa que todo su output se convierte en su propio input. Una vez el sistema se pone en funcionamiento, no entra ni sale nada. Von Foerster: «Se podría objetar que decir que un sistema no tiene ningún input no es válido. La pregunta aquí es: "¿Qué lenguaje se debería adoptar?". El primer científico que examinó sistemas neurológicamente cerrados fue Ross Ashby. Sus experimentos iniciales, repetidos por sus estudiantes y actualmente llevados a cabo en París por investigadores que utilizan grandes ordenadores, tenían por objetivo examinar los sistemas cerrados sin input». Entonces se plantea la siguiente pregunta: ¿Qué es un sistema sin input? Si tenemos un sistema e identificamos algo como un output, y hacemos de este output el input, entonces tenemos lo que llamamos un sistema sin input. Se trata del punto de partida de la teoría de las funciones recursivas. Ashby construyó un sistema con elementos lógicos que computaban funciones lógicas. Cada elemento tenía dos inputs X o Y, y un output, Z. Z también retroactuaba sobre F y cambiaba el modo de operar de ésta. Cada elemento era una máquina no trivial. «Lanzando una moneda, o mediante cualquier otro método similar, Ashby interrelacionaba sus elementos, pongamos 6. Maturana, Humberto. Conferencia «Biology of social systems», dada en el Health Science Centre, el 21 de junio de 1983, presentada por el Programa de Terapia Familiar del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Calgary (Canadá). Patrocinada por la Fundación Al berta Heritage para la Investigación Médica.

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CLAUSURA

por caso 20, haciendo que el output de cada uno fuera el input del otro elemento hasta que todos los inputs y los outputs de los elementos estuvieran interrelacionados. En consecuencia formaban una red de elementos computantes que estaba completamente determinada. Evidentemente, tuvo que señalar las condiciones iniciales asignando el output de cada elemento a un O o a un l. Una vez asignados, la red estaba completamente cerrada. »Entonces abrió el interruptor. La máquina empezó a producir una serie fortuita de O y de 1, pero después de funcionar durante ocho o diez días, empezaron a surgir las estabilidades, por ejemplo, el número 011. »Era un resultado fabuloso. Nadie podía creer lo que veían sus ojos. Por ejemplo, los estudiantes de Ashby observaron que la periodicidad de este sistema sin input producía siempre números primos -una periodicidad de 3, 5 o 7-. Éste era el punto de partida de los sistemas sistemáticamente cerrados que operan recursivamente.» Si consideramos que el sistema nervioso es cerrado, tal como hacen Maturana y von Foerster, nos vemos confrontados con una opinión muy diferente acerca de lo que tomamos o no del entorno. Cuando observamos nuestro propio comportamiento o el de otro, el comportamiento aparece orientado por un fin que está en relación con el entorno. Creemos que tanto nosotros como los demás recogemos datos (input) con un sistema sensorial independiente, los procesamos mediante el cerebro, y adoptamos la acción apropiada (output). Consideremos un perro que intenta escapar del patio trasero de una casa. Al no encontrar ninguna salida en la cerca, se escapa a través de un túnel que ha excavado bajo la cerca. Un observador puede pensar que los perros actúan orientados por fines. Esta interpretación implica que el perro tiene un sistema nervioso abierto y recoge información de su entorno. Sih embargo, si consideramos el mismo comportamiento suponiendo que el perro tiene un sistema nervioso cerrado, llegamos a una opinión completamente distinta. La cerca se describe ahora como una perturbación (más que un input) que cambia las operaciones en el interior del sistema nervioso del perro. Enunciándolo en la jerga informática, la cerca es una

LA DOBLE CLAUSURA DEL SISTEMA NERVIOSO

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perturbación paramétrica. Maturana 7 ofrece el siguiente ejemplo de un piloto que utiliza los instrumentos para hacer volar el avión: Consideremos qué sucede en un vuelo instrumental. El piloto está aislado del mundo externo (no goza de visibilidad); todo lo que puede hacer es manipular los instrumentos del avión. Cuando el piloto aterriza, su mujer y amigos le abrazan con alegría y le dicen: <<¡Qué aterrizaje más maravilloso has hecho!; estábamos asustados por la espesa niebla>>. Pero el piloto contesta con sorpresa: <<¿Vuelo, aterrizaje? ¿Qué queréis decir? No he volado ni aterrizado. Sólo manipulaba ciertas relaciones internas del avión a fin de obtener una particular secuencia de lectura en un conjunto de instrumentos».

Finalmente, retornemos al ejemplo de un sistema algebraico cerrado. Sus elementos son números naturales y utiliza sólo una operación, la suma. En el sentido de Maturana, estamos describiendo la organización del sistema. Si tiene que «vivir» como un sistema cerrado, cualquier cambio en su estructura tiene que ser tal que su organización se conserve. La pregunta surge ahora: ¿Qué sucede si añadimos la operación de la multiplicación? Se trata de un cambio estructural que conserva la organización del sistema, su clausura, pero algo diferente les sucede a los valores absolutos de números como el 2 y el 3 cuando cambiamos la operación de la suma por la multiplicación. El resultado será 6 en lugar de 5. La pregunta se plantea ahora así: ¿El cambio es debido a un input o a una perturbación? Maturana y von Foerster dirían que se trata de una perturbación. El cambio ocurre porque hemos cambiado la operación dentro del sistema.

LA DOBLE CLAUSURA DEL SISTEMA NERVIOSO

En el sistema nervioso central existen dos clausuras -una clausura sensoriomotriz y una clausura sináptico-endocrina-. 7. Maturana, Humberto (1976), <
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CLAUSURA

Como recordará el lector, el sistema endocrino participa en la producción de los neurotransmisores. Von Foerster dice al respecto: «Podemos imaginar qué sucedería si algo interfiriera en la producción de los transmisores neuronales. Estas substancias facilitan la transmisión de los impulsos nerviosos desde el axón a las dendritas. Incluso el más minúsculo cambio en los neurotransmisores puede afectar marcadamente al modo en que funcionan las neuronas. »El sistema endocrino produce las substancias transmisoras neuronales que se hallan en las sinapsis. Las glándulas adrenalínicas producen esteroides y los lanzan al flujo sanguíneo para su distribución por todo el sistema. »Podemos extraer algunas analogías entre la teoría de la comunicación y el sistema nervioso. En primer lugar, tenemos la comunicación "emisora a emisora", la transmisión de impulsos eléctricos entre neuronas. En segundo lugar, tenemos la comunicación "a quien pueda interesar" mediante el sistema endocrino, cuyos mensajes químicos afectan a amplios grupos de neuronas de forma simultánea. Estos mensajes químicos se diseminan para que las neuronas singulares los utilicen de un modo distintivo. Así pues, el sistema endocrino controla la transmisión sináptica. Ahora bien, ¿quién controla al sistema endocrino?: la pituitaria, o glándula maestra. »No quiero agobiarles con la neuroendocrinología. Pueden encontrar lo que les digo en cualquier buen manual. Mi objetivo es subrayar la interdependencia entre el sistema nervioso central y el endocrino. Para apreciar la importancia de esta relación, he dibujado el siguiente diagrama que reúne a estos dos sistemas en su contexto funcional. Por favor, miren la figura 17. »Los cuadrados negros con la letra N representan los haces de neuronas sinápticamente conectadas unas con otras. Entre los espacios de cada caja negra hay una línea negra delgada con pequeñas líneas que la cortan; representa el vacío sináptico. En el lado izquierdo de la figura se encuentra una línea con flechas marcada como SS, que representa la superficie sensorial del organismo, la suma de todos los sensores del cuerpo. En el lado derecho de la figura se encuentra otra línea con las letras MS, que representa el sistema motor del organismo. En la parte inferior de la figura se encuentra una caja delgada de forma rectangular con pequeños puntos, que repre-

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syn

MS

Figura 17. Clausura del sistema nervioso central en dos dimensiones.

senta el sistema pituitario, la glándula maestra que regula el sistema endocrino. »Los impulsos nerviosos que viajan horizontalmente (de izquierda a derecha) finalmente alcanzan y actúan sobre la superficie motriz del cuerpo (MS) cuyos cambios (movimientos) siente inmediatamente la superficie sensorial (SS). Las flechas en el dibujo indican este movimiento. Los impulsos nerviosos que viajan verticalmente (desde la parte superior a la inferior) estimulan la neuropituitaria (NP), la cual libera esteroides en el flujo sanguíneo, de forma que éstos alcanzan finalmente el vacío sináptico, con lo que se modifica así el modus operandi de todas las uniones sinápticas. Esto, a su vez, modifica el modus operandi de todo el sistema. »El sistema tiene dos clausuras: la clausura del círculo sensoriomotor y la clausura sináptico-endocrina». 8

¿Cómo funciona este sistema? Von Foerster prosigue: «Escribo en la pizarra moviendo el trozo de tiza que sostengo en mi mano derecha. Esto provoca la excitación de los sensores en la retina de mis ojos. Si aparto mi cabeza de la pizarra, estas excitaciones cambiarán. Al igual 8. Von Foerster, Heinz (1981), «Ün constructing a reality», reeditado en Observing systems, Seaside, CA: Intersystems Publications, págs. 304-305.

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CLAUSURA

que un sistema holístico, actúo sobre las sensaciones. Los cambios en la sensación están directamente asociados a los estímulos procedentes del sistema sensorial en la superficie del cuerpo. Así pues, cuando quiero escribir en la pizarra, tengo que llevar estas dos fuentes de input sensorial, mi ojo y mi mano, a una eventualidad, lo cual significa reunirlos (correlacionarlos) de modo que pueda empezar a escribir. Actúo, por decirlo así, sobre la estimulación de la superficie de mi cuerpo. »Si me han seguido hasta aquí, entonces mi siguiente cuestión no les cogerá por sorpresa: a saber, tiene que haber un intervalo, un aparente vacío entre mi superficie sensorial y mi superficie motriz. Por el momento, permítanme llamar a este intervalo la "sinapsis sensoriomotriz". Y pueden hacerlo tan estrecho como quieran. Pueden cerrar la "sinapsis sensoriomotriz" para una pequeña laguna sináptica, que he hecho en esta figura con forma de buñuelo o rosquilla de la figura 18. »He enrollado el diagrama que se puede ver en la figura 17 alrededor de sus dos ejes de simetría circular hasta que los límites artificiales desaparecen. Emerge un anillo (semejante a un buñuelo) que tiene la topología de una doble clausura. Aquí la laguna sináptica es el meridiano estriado situado delante y en el centro, y la neuropituitaria es el ecuador puntuado: la clausura neuronal y endocrina en perfecta interacción. Ésta es, en resumidas cuentas, la organización de una entidad biológica -o si lo prefieren, en forma de buñuelo» .

.Figura 18. Clausura del sistema nervioso central en tres dimensiones.



LA DOBLE CLAUSURA DEL SISTEMA NERVIOSO

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McCulloch y la heterarquía de valores Von Foerster prosigue: «Hay una interesante cuestión asociada con esta configuración en forma de buñuelo. Procede de un artículo escrito por Warren McCulloch titulado "A Heterarchy of Values Determined by the Topology of Nervous Nets". 9 McCulloch se preguntaba qué comportamiento se podría asociar con las trayectorias neuronales de carácter circular que observaba en el cerebro, y que se denominaban "dromos". En su artículo, describió cómo los dromos, al operar en paralelo, darían cuenta del comportamiento de los valores, es decir, de cómo manifestamos la elección. »Cuando tenemos que llevar a cabo una serie de elecciones, ¿cada contexto de elección está determinado, es decir, es relativo a la instancia y contexto específicos o, como se creía comúnmente, escogemos según una jerarquía de valores? En una jerarquía hay un summum bonum, un valor último bajo el que se subsumen todos los demás valores. »La "heterarquía" procede de la palabra griega heteras, que significa "el otro", y de archein, cuyo significado es "gobernar". Así pues, una heterarquía significa el gobierno del vecino de uno. En una jerarquía se gobierna dentro de un círculo. "Jerarquía" deriva de la palabra griega hieros, cuyo significado es "lo sagrado". En una jerarquía los dioses, es decir lo sagrado, son quienes gobiernan desde arriba. McCulloch utilizó el término heterarquía para diferenciar las elecciones de valores determinadas por el contexto de la noción más familiar de jerarquía». Los valores heterárquicos, expresados en el comportamiento, son elecciones relativas, dependientes del tiempo y del contexto. Gregory Bateson utilizó el término «anomalía del valor» para referirse a una situación en la que un sujeto realiza una serie de elecciones que no se adecuan a nuestra suposición de que el comportamiento axiológico es jerárquico. Por ejemplo, supongamos que se pide a un sujeto que escoja entre manzanas y plátanos; escoge manzanas. Luego se le 9. McCulloch, W. S. (1969). «A heterarchy of values determined by the topology of nervous nets», en McCulloch, W. S.: Embodiment of mind, Cambridge, Ma: M.I.T. Press, págs. 40-43.

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CLAUSURA

pide que escoja entre plátanos y cerezas, y escoge los plátanos. Finalmente se le pide que escoja entre cerezas y manzanas, y escoge las cerezas. Así pues, prefiere A a B. Prefiere B a e y prefiere e a A. Sus juicios de valor son circulares. Según la teoría tradicional de los valores, las cosas no serían así. Suponemos que los juicios de valor tienen que basarse en una jerarquía. Nuestro sentido común nos dice que las elecciones heterárquicas no tienen sentido. Un comportamiento así es anómalo. Mceulloch fue capaz de dar cuenta de la anomalía devalores al relacionarla con lo que observó en la estructura anatómica del cerebro. Escribe: «El término "jerarquía" en este contexto tiene dos implicaciones; cada dromo (es decir, la propagación circular de un impulso nervioso que penetra en el sistema nervioso a través de una raíz dorsal y sale por una raíz ventral) determina algún beneficio, meta o fin, y dos dromos no determinan exactamente el mismo fin». Al igual que Humberto Maturana, Mceulloch examinó la anatomía y la relacionó con el comportamiento, relacionando en consecuencia las configuraciones drómicas en el cerebro con el comportamiento valorativo. Afirma: Puesto que los organismos viven para estos fines, los aprecian no como medios para alcanzar otros fines o como una conducta impuesta por ellos, sino más bien por tener esa clase de poder o importancia que culminaba en la noción de lo sagrado o divino -ésta es la implicación de una "jerarquía" cuando se aplica a los valores-. La segunda implicación, que surge de la estructura sacerdotal de la Iglesia, es que la mayoría de los fines están ordenados por el derecho que tiene cada uno a inhibir todos los que le son inferiores. El número de fines, aunque sea muy grande, es finito. El orden es tal que hay algún fin preferido a todos los demás, y otro tal que todo es preferido a él, y que cualesquiera de los tres, si el primero es preferido al segundo y el segundo al tercero, entonces el primero es preferido al tercero. Lógicamente, por lo tanto, afirmar una jerarquía de valores es afirmar que los valores son magnitudes de alguna clase. Si los valores fueran magnitudes de cualquier clase, la red nerviosa irreducible se representaría ... en un plano. 10 10. Ibíd.

LA DOBLE CLAUSURA DEL SISTEMA NERVIOSO

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Diciéndolo del modo más sencillo, McCulloch examinó dos modos básicos de interrelacionar una serie de circuitos nerviosos retroalimentados (los dromos). En un caso, había un simple conjunto interconexo de neuronas que tenían un efecto inhibitorio. Así pues, si tenemos cuatro circuitos, como los círculos que rodean una diana, cada circuito más externo inhibe un circuito más interno. Si el circuito más externo se enciende, todos los demás circuitos se inhiben. La inhibición es lineal -desde la parte superior a la inferior-. Es un mecanismo causal unidireccional. Inversamente, en una heterarquía las interconexiones entre los circuitos son circulares. Esto es similar a la doble clausura que von Foerster propone en su topología del sistema nervioso. Existe una clausura entre las superficies sensorial y motriz del cuerpo y entre el sistema nervioso y el sistema endocrino. En un plano bidimensional, una clausura se despliega de derecha a izquierda, y la segunda desde arriba hacia abajo. Envuelta en un espacio tridimensional, sin embargo, una superficie se convierte en un torus (protuberancia redondeada). McCulloch concluye que las posibilidades computacionales de esta red son increíblemente complejas, meta-astronómicas o, como apunta von Foerster transcomputacionales. McCulloch escribe: «Un organismo con una red constituida por sólo seis neuronas que pudiera dar cuenta del comportamiento de elección heterárquico está suficientemente dotado para ser impredecible para cualquier teoría basada en una escala de valores. Es una heterarquía de valores y, por lo tanto, es demasiado rica interconectivamente para someterse a un summum bonum». 11 Resumiendo, el trabajo de McCulloch demuestra que nuestro sistema nervioso está dotado de configuraciones de neuronas que pueden dar cuenta de la anomalía de la estimación de valores. Se trata de mecanismos complejos que no se prestan fácilmente a una lógica sencilla. Además, la noción de valores relativos es antitética a las religiones organizadas, a los movimientos sociales y políticos, o a cualquier grupo organizado que afirma su summum bonum. Estamos, pues, inclinados a considerar la elección determinada por el contexto como anó11. Ibíd.

' 11

1

1 1

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CLAUSURA

mala, como patológica, como irracional, más que como la condición neurofisiológica sine qua non bajo la que manifestamos valores en nuestro comportamiento cotidiano.

TEORÍA DE LA FUNCIÓN RECURSIVA

Mediante la utilización de un formalismo matemático llamado teoría de la función recursiva, podemos mostrar que la autonomía de los sistemas autopoiéticos se extiende más allá del nivel celular, hacia nuestras capacidades cognitivas y de comportamiento. Los formalismos matemáticos representan sistemas en el papel, haciendo de este modo más fácil manipularlos y entenderlos. La teoría de la función recursiva está idealmente indicada para estudiar la clausura; la autonomía, la autopóiesis y la biocomputación. Puede resultarnos de ayuda ver de qué manera estas ideas están estrechamente interrelacionadas. Von Foerster explica: «El formalismo que voy a utilizar contiene variables y operadores. Por favor, no se alarmen por estos términos. Son bastante sencillos. Una variable es una entidad conceptual cuyo valor puede cambiar. Los matemáticos representan variables con letras del alfabeto. Siempre hablamos de X, Y y Z. Para facilitarles las cosas, sólo hablaré de las X. Para distinguir una X de otra, sin embargo, utilizaré subíndices. Si tenemos dos X, las llamaré Xo y X, para mostrar que son diferentes una de otra. Utilizamos un sistema similar para dar los nombres a nuestros hijos, ya que damos a cada hijo o hija el mismo apellido, indicando su familia y origen, y también un nombre de pila diferente para distinguirlo o distinguirla de sus hermanos o hermanas. «Mis X pueden representar números, descripciones, proposiciones lógicas, colecciones o disposiciones. Se puede representar casi todo mediante una X: la disposición de nuestras sillas, el salario medio de todos los que estamos en esta habitación ... Si quiero utilizar X para representar los salarios puedo decir que X, representa mi salario, que X 2 representa el salario del hombre que está sentado justo enfrente de mí, etc. Estoy seguro de que se hacen una idea de cómo funciona esto. »Los operadores actúan sobre las variables. Las letras Op

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TEORÍA DE LA FUNCIÚN RECURSIVA

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representan los operadores. Los operadores hacen cosas en función de las variables; el resultado depende de las variables y del operador de que se trate. »Si X es una descripción, el operador cambiará la descripción. Si X es un número, el operador cambiará el número. Todos ustedes están familiarizados con los cuatro operadores: suma, resta, multiplicación y división. »Ahora permítanme que les muestre dos modos de registrar estas operaciones. Consideremos la variable X Si quiero mostrar un operador (Op) que opera sobre Xo, utilizo la notación Op(Xo)· El resultado de esta operación se escribe como X 1 • El subíndice indica que Xo ha sido modificado. Escribimos la Xo modificada como X 1 • Si repito la misma operación (Op) en X 1 , obtengo X 2 • Pero como supongo que verán, podría escribirlo como Op(OP(X que es el equivalente de X 2 , así: 0 •

0 )),

»Describiré el mismo proceso en un contexto más familiar -un niño pequeño jugando con un sonajero-. Se lo pone en la boca, lo mastica y se lo refriega por la cara. Cada uno de estos comportamientos, que podemos anotar como X, es una operación sobre su sonajero. Puedo representar los resultados de esta serie de operaciones como X 0 , X 11 etc. »Quisiera que examinaran la siguiente pregunta: cada vez que el niño pequeño participa de uno de estos comportamientos, ¿está el niño operando sobre el mismo objeto? Para mí la respuesta es no. ¡Todavía no hay objeto! ¿Por qué? Porque el niño no tiene una familiaridad de comportamiento con lo que llamamos sonajero. X 1 es una experiencia diferente de Xo o X 2 • Así, en este ejemplo, Piaget diría que el niño pequeño no experimenta lo que nosotros llamamos sonajero como una constante. Yo diría que el niño no ha desarrollado todavía la competencia sensoriomotriz. Utilizo este término para enfatizar el comportamiento motor que debe surgir a fin de que desarrolle una estabilidad de comportamiento con el sonajero. Sólo entonces utiliza plenamente el sonajero, lo controla, sabe qué hacer con él. Ha desarrollado una competencia sensoriomotriz en relación con este juguete particular. »Ahora llego a una cuestión muy difícil. Ya que para el niño

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CLAUSURA

no hay ningún juguete; sólo hay un comportamiento sensoriomotor. El niño sólo tiene acceso a lo que se representa en la retina y en las sensaciones táctiles que surgen de las operaciones con el sonajero. Pero puesto que el niño puede controlar el sonajero, puede anticipar y hacer predicciones también acerca del sonajero. Ahora la competencia sensoriomotriz puede recibir un nombre, y el modo más sencillo de llamarla es un sonajero. La cosa, sin embargo, también se llama un sonajero. Los dos, el sonajero y el comportamiento sonajero son complementarios. De modo que tenemos la siguiente ecuación: Nombre del comportamiento

= Nombre del objeto».

Por ejemplo, supongamos que el «objeto» que consideramos es el sonido. Podemos hablar del sonido como de un objeto en el mismo sentido que una silla o una mesa son un objeto. Von Foerster da un ejemplo de cómo la competencia sensoriomotriz surge en su propio hijo, al que se le dio una trompeta de juguete cuando aún era un bebé. «Al principio no podía hacer nada en absoluto con ella. Se la ponía simplemente en la boca. Pero, en una ocasión, al respirar y sacar el aire mientras tenía la trompeta en la boca, produjo un sonido. El niño se quedó absolutamente fascinado. Jugueteó azarosamente con la trompeta, se la puso en la boca y otra vez emitió un sonido. Al cabo de pocos días podía producir de un modo consistente un sonido a partir de la trompeta. Había desarrollado una competencia sensoriomotriz. » Ahora estamos en condiciones de examinar qué podría explicar la estabilidad que surge de una secuencia de operaciones. ¿Por qué, por ejemplo, surge la estabilidad? Si cada operación de lo que llamamos un objeto es diferente, cómo puede surgir estabilidad de una secuencia infinita de operaciones? Para responder a esta cuestión tenemos que volver a la presentación que von Foerster hace de la teoría de la función recursiva. Von Foerster: «Vemos que X 3 = Op(Op(Op(Xo))), y X 4 = Op(Op(Op(Op(Xo)))). Podrían pensar que este proceso es interminable. Podría aplicar una secuencia infinita de operadores y seguir eternamente. Sin embargo, no puedo trazar el diagrama de una secuencia infinita de operaciones sobre nuestra va-

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riable X. El universo en su conjunto sería demasiado pequeño para una representación de este tipo. »¿Tiene sentido llevar a cabo una infinidad de operaciones sobre una variable? Diez años atrás la respuesta habría sido no. La mayoría de los críticos decía: ,-,Mis queridos filósofos, las secuencias infinitas de operaciones carecen de sentido. No producen nada. Sólo lográis eliminar el valor inicial de vuestra variable. Nunca alcanzáis la última operación, así pues no producís nada. Es un juego sin fin"». X("')

= Op(Op(Op(Op(Op(Op(...... .

Von Foerster continúa: «Examinen esta expresión y se darán cuenta de que 1) la variable independiente X el argumento principal, ha desaparecido; 2) que, X("') expresa una recursión indefinida de un operador Op sobre operadores Op, y que cualquier recursión indefinida dentro de esa expresión puede ser sustituida por X(oo); en consecuencia: 0

X("')

,

= Op(:Op(:Op(......... . - - - x(oo)

---+

»Ahora llegamos al paso esencial de este argumento: una concatenación infinita de operadores sobre operadores puede sustituirse simplemente por X"'. Por lo tanto, podríamos sustituir la concatenación infinita de operadores dentro de un operador mediante X"', transformando así una expresión infinita en una expresión finita, donde X"' es el resultado de una operación sobre X"'. Por lo tanto: X("') = Op(XJ. »Así pues, X(~l es sustituido por esta serie interminable de operadores. Éste es el paso esencial. Una secuencia infinita puede transformarse en una secuencia finita. »Ahora podemos preguntar: ¿existen valores que resuelvan la ecuación X(~l = Op(XJ? Y, en efecto, encontramos que se pueden enunciar ciertos valores en esta ecuación y, en consecuencia, resolverla. Esta ecuación produce un valor propio, semejante al valor producido por la oración "Esta oración tiene ____ letras". La solución a estos problemas muestra que ciertos valores estables emergen de cálculos recursivos infinitos.

t

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»Es por esta razón que estos valores se llaman "valores propios", en alemán se denominan Eigenwert, y en inglés self-value. Una secuencia continua de operaciones recursivas (operaciones sobre operaciones) produce algo: Eigenwert. »Los valores propios son valores que satisfacen la condición para Xoo. También podemos tener funciones propias, colecciones propias, ordenaciones propias, etc., dependiendo de la variable inicial. Si la variable inicial es el comportamiento, como cuando un niño se pone un sonajero en la boca y lo mastica, entonces las operaciones del niño con el sonajero alcanzarán finalmente un equilibrio estableciendo ese valor propio de la operación: la competencia sensoriomotriz del niño en el manejo de un sonajero. »Los valores propios se autoproducen. Esto es lo que sucede en los sistemas autopoiéticos. Las operaciones sobre los componentes producen los componentes. Si uno opera sobre algo en un sistema algebraico cerrado, produce esos valores que forman parte de su propio conjunto. Es la operación la que produce siempre sus propias entidades. »Si recuerdan, el sistema nervioso actúa sobre sí mismo. Cada neurona se activa después de realizar cálculos complejos. El resultado de esta computación es el input de la computación de otra neurona. Así pues, podemos sustituir fácilmente las palabras "computación de la computación" por "operación sobre la operación". »Los valores propios se pueden comprender con mayor facilidad si podemos verlos surgir ante nuestros propios ojos. He traído una calculadora programable que usaré para generar un valor propio. Queremos ver si existe una solución para una operación recursiva infinita cuando la operación calcula la raíz cuadrada. »La programaré para calcular la raíz cuadrada de cualquier número que se le proponga. Así pues, una vez empieza, calcula continuamente las raíces cuadradas. Podríamos predecir que la calculadora continuará funcionando eternamente, o, como mínimo, hasta que se agoten las baterías. Pero podrán observar que sucede algo interesante. En un minuto o menos, la calculadora dejará de producir valores diferentes. Se estabilizará alrededor de un valor, un valor propio producido por la secuencia infinita de operaciones.

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»¿Quiere alguien darme un número? 93. Gracias. Anotaré la cifra 93. Le pediré a este joven de la primera fila que presione el botón de puesta en marcha de la calculadora y que vaya diciendo los resultados de los cálculos. Por favor, dígame el resultado. Empezamos con el número noventa y tres. Correcto, 9.64. Parece posible, porque la raíz cuadrada de 100 sería 10. Ahora calculará la raíz cuadrada de 9.64. ¿Cuál es el siguiente resultado? 3.11. Ahora calculará la raíz cuadrada de 3.11. Ahora irá muy deprisa, sin contar los números cuando calcula la raíz cuadrada de su solución previa, 1.76. 1.33. 1.15. 1.07. 1.02. 1.01. 1.00. 1.00. 1.00. 1.00. 1.00, lo que significa que si tomamos la raíz cuadrada de 1, tendremos l. »Así pues, 1 es el valor propio de la operación de una raíz cuadrada. Intentémoslo con un valor inicial diferente, 75. Bien, empecemos con 75, 8.66. 2.94. 1.72. 1.31. 1.14. 1.07. 1.03. 1.02. 1.01. 1.00. 1.00. 1.00. 1.00. 1.00, etc. El valor inicial desapareció. Se ha ido, ya no está aquí. Lo único que queda de esta operación recursiva es el estado de equilibrio; ¡el argumento original -el argumento inicial, 7 5- ha desaparecido! Sólo queda el valor propio. Podríamos conseguir resultados semejantes con operaciones diferentes».

Recursión y cognición Von Foerster sostiene que ése es el tipo de recursión infinita que tiene lugar en el sistema nervioso. Ya hemos visto la interacción del sistema sensoriomotor del cuerpo. Cuando tomamos parte en el comportamiento sensoriomotor con algo, actuamos sobre el objeto y generamos valores propios, más comúnmente conocidos como objetos de la percepción. Por ejemplo, consideremos un niño que interactúa con lo que para nosotros es una «pelota». Después de una interacción suficiente, el niño empieza a experimentar la «pelota» como un invariante. Su comportamiento recursivo, actuando sobre los resultados de sus operaciones previas, consigue una estabilidad, del mismo modo en que la calculadora alcanzaba su estabilidad. ¿A qué accede el niño cuando sucede esto? El constructivista dirá que el niño accede a su comportamiento -a sus ope-

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raciones y a sus correlaciones sensoriomotrices-. El observador, sin embargo, ve que el niño interactúa con una cosa, una pelota. A diferencia del niño, el observador hace hincapié en el lenguaje, en un lenguaje «Cosa». El lenguaje del observador sustantiva su propia experiencia sensoriomotriz, la correlación entre la imagen en su retina y el movimiento de sus ojos. El niño sólo siente las limitaciones de sus acciones impuestas por lo que nuestro lenguaje objeto denota como una pelota. Estas limitaciones controlan sus comportamiento y este control debe tener una forma particular. Empujemos una silla y ésta «objetará», se opondrá a nuestro movimiento. Nuestro comportamiento sensoriomotor se organiza al interactuar con ella. Así pues, es experimentada, con la ayuda del lenguaje, como un objeto. La silla impide nuestro comportamiento, permitiendo que se estabilice una convergencia de nuestro comportamiento sensoriomotor en relación con esa silla (objeto). Es así como el constructivista explica los objetos. Los objetos son señales para comportamientos propios. Las señales representan algo más. En el intercambio de dinero (una señal del oro mantenida por el gobierno, pero que desgraciadamente ya no es amortizable) las señales o monedas se utilizan para lograr entrar en el metro o para poder jugar en una de las máquinas tragaperras. En el ámbito de la cognición, los objetos son los nombres intercambiables que damos a nuestro propio comportamiento. Cuando ustedes hablan de una pelota, hablan de la experiencia que surge de su comportamiento sensoriomotor recursivo cuando interactúa con ese algo que llaman pelota. La «pelota» como objeto se convierte en una señal intercambiable en su experiencia y lenguaje para ese comportamiento que sabemos que tenemos que adoptar cuando jugamos con una pelota. Ésta es la idea constructivista de lo que sucede cuando hablamos de nuestra experiencia con objetos. Sin duda, estos objetos se experimentan como invariantes, es decir, como si tuvieran la constancia de objetos. Tal como demuestra la teoría de la función recursiva, las operaciones recursivas generan valores «estables» y de una infinitud de valores posibles emergen los valores propios. Von Foerster afirma: «Si hablara en alemán me expresaría con mayor claridad.

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El término alemán para "objeto" es Gegenstand, el cual denota algo que está ahí contra ti -precisamente esa cosa que impide o limita tu comportamiento-. Llamamos a ese algo un objeto. Y esta limitación estabiliza nuestro comportamiento (comportamiento propio estable) que percibimos como cosas. »Hay algo más sobre lo que quisiera insistir; se trata de algo muy importante. A partir de un continuo infinito de posibilidades, las operaciones recursivas esculpen un conjunto preciso de soluciones discretas. El comportamiento propio genera entidades discretas e identificables. »El hecho de producir la discreción (o la discontinuidad) a partir de una variedad infinita tiene consecuencias increíblemente importantes. Nos permite empezar a dar nombres a las cosas. El lenguaje consiste en la posibilidad de esculpir a partir de un número infinito de experiencias posibles aquellas experiencias que permiten interacciones estables de ti mismo contigo mismo».

Solipsismo Von Foerster continúa: «Ahora que hemos terminado de formarnos estas magníficas, fantásticas y sorprendentes ideas de la experiencia humana, algunos de ustedes estarán pensando con toda probabilidad "Heinz von Foerster nos ha servido un vino viejo en una botella nueva. Se trata precisamente del viejo juego filosófico del solípsismo". (Los solipsistas sostienen que sólo Yo existo; todo lo demás es un resultado de mi imaginación, una alucinación.) "Heinz von Foerster, ¿qué entiende por responsabilidad? ¿Ante quién será usted responsable? ¿Ante usted mismo? ¿Y qué? Uno siempre puede responderse a sí mismo. En su filosofía no hay nadie más que usted. La ética y la responsabilidad son conceptos carentes de significado en su mundo solipsista"». El solipsismo, la forma más extrema de subjetivismo, sostiene que una persona sólo puede conocer su propia conciencia; cuando su conciencia deja de existir, no existe nada más. El filósofo C.E.M. Joad explica que « ... puesto que todo nuestro conocimiento se refiere a nuestros estados mentales, no se puede enunciar que exista algo que sea diferente o distinto de nues-

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tros estados mentales. Por ello, no hay fundamento para afirmar la existencia de algo que no se puede conocer, y mis estados mentales constituyen, mientras no se demuestre lo contrario, el universo. No puedo decir si existe algo además de ellos, puesto que al encontrarme completamente dentro del círculo de mis propias ideas, encarcelado por fuera en la prisión de mi propia experiencia, no puedo traspasar esos muros»Y Aunque no hay razón para pensar que el solipsismo esté en lo cierto, J oad observa que es sumamente difícil de refutar. De hecho, es imposible de refutar. Von Foerster, sin embargo, da la siguiente solución para la acusación de que el constructivismo es solipsista: «Supongamos que soy un próspero hombre de negocios que lleva puesto el bombín (figura 19). Como solipsista, insisto en que soy la única realidad; todo lo demás sólo existe en mi imaginación. No puedo negar que mi imaginación contiene otras personas -científicos, hombres de negocios, doctores, amas de casa, etc.-. Puesto que son semejantes a mí, tengo que conceder a estas apariciones el privilegio de ser solipsistas, de pensar que son la única realidad y que cualquier otra cosa o persona es una quimera de su imaginación. Sin embargo, tampoco ellos pueden negar que sus imaginaciones estén pobladas por personas -y una de ellas puede que sea yo-». Así pues, un solipsista puede imaginar otras personas que imaginan que son solipsistas, es decir, que insisten en que son la única realidad. La solución dada por von Foerster al dilema del solipsista consiste en aplicar el principio de relatividad. Primero, enuncia el principio de relatividad en su forma general: «Una hipótesis que sostiene que A es verdad y que B es verdad será rechazada si no sostiene que A y B son ciertas al mismo tiempo». Sin embargo, el principio de relatividad no es una hipótesis; no puede probarse que sea verdadero o falso. Es un postulado que se supone que es verdadero. Así pues, evocar el principio de relatividad es una cuestión de elección. El principio de relatividad se puede ilustrar mediante un ejemplo sacado de la cosmología. Durante muchos años, se creía que el planeta Tierra era el centro del universo. Supon12. Joad, C. D. M. (1936). Cuide to philosophy. Nueva York: Dover Publications, pág. 56.

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Figura 19. Solipsismo.

gamos que criaturas de aspecto humano habitan el planeta Marte. Al igual que sus homólogos en la Tierra, tienen una cosmología en la que Marte ocupa el centro del universo, es marscéntrica. Los científicos marcianos disponen de datos que muestran cómo todo da vueltas alrededor de Marte; todos los planetas se representan en epiciclos; pueden predecir la posición de los planetas, etc. Los científicos de cada planeta han establecido de un modo independiente la hipótesis de una cosmología en la que su planeta es el centro del universo. ¿Quién tiene razón? El planeta Tierra y el planeta Marte no pueden ser simultáneamente el centro del universo. El principio de relatividad dispone que la hipótesis «Centralidad de un planeta» tiene que descartarse.

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Sin embargo, si los científicos de cada planeta afirman que cada uno de sus planetas da vueltas alrededor del Sol, es decir, si afirman la heliocentricidad, la contradicción desaparece y el principio de relatividad admite esta hipótesis. El argumento solipsista contiene una contradicción semejante. Si soy un solipsista, supongo que sólo yo exi~o. Por lo tanto, tengo un problema. Al igual que el hombre del bombín, tengo una imagen de usted en mi cabeza, y puedo imaginarle imaginándome, a mí, en su cabeza. En muchos aspectos tenemos propiedades idénticas. Cada uno de nosotros, sin embargo, no puede ser la única criatura del universo. Así pues, si mantengo mi posición solipsista, sostengo que yo tengo la alucinación de usted, pero usted no tiene la alucinación de mí. Usted es sólo una aparición. A partir del momento en que supongo que usted tiene la alucinación de mí, entonces el principio de relatividad afirma «no, no puede jugar a ese juego». Usted y yo no podemos ser ambos solipsistas teniendo cada uno la alucinación del otro. Von Foerster soluciona esta contradicción escogiendo evocar el principio de relatividad. Rechaza la hipótesis solipsista y la sustituye por una hipótesis de elaboración propia, una hipótesis que da cuenta de cada uno de nosotros por separado y de ambos al mismo tiempo. Von Foerster dice: «Ahora se da el importante paso de la externalización. Por ejemplo, en el ejemplo cosmológico, la posición heliocéntrica postula que el Sol es el centro del sistema solar y que los planetas Tierra y Marte rotan alrededor del Sol. De repente se ha generado, externo a los planetas individuales, un marco de referencia, a saber, el Sol. Volviendo sobre el dilema solipsista, si reconozco la similitud, la identidad entre yo mismo y el otro, y escojo evocar el principio de relatividad, postulo la existencia del mundo exterior. »La distinción clave aquí es la habitual interpretación de que la experiencia está completamente invertida. En lugar de que mi experiencia es una consecuencia resultante de algo externo, es decir, del mundo, el mundo se postula como 11:ma consecuencia de mi experiencia». Von Foerster escribe al respecto: «Sin embargo, se debe observar que puesto que el principio de relatividad no representa una necesidad lógica, ni es tampoco una proposición que

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EL JUEGO DE LA REALIDAD

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se pueda demostrar que sea verdadera o falsa, el punto esencial que se ha de reconocer aquí es que soy libre de escoger si adopto o rechazo el principio de relatividad. Si lo rechazo, soy el centro del universo; mi realidad son mis sueños y pesadillas; mi lenguaje es un monólogo, y la lógica monológica. Si lo adopto, ni yo ni el otro podemos ser el centro del universo. Como en un sistema heliocéntrico, tiene que haber un tercero, una referencia central que es la relación entre tú y yo, y esta relación es la identidad: Realidad es igual a Comunidad. ¿Cuáles son las consecuencias de todo esto en el ámbito de la ética y de la estética? El imperativo ético: actúa siempre de modo que aumente el número de posibilidades. El imperativo estético: si deseas ver, aprende cómo actuar». 13 Este último punto justifica una explicación adicional. Von Foerster sostiene que la ética surge de la elección -de hecho, de dos elecciones-. En primer lugar uno escoge ver la identidad entre uno mismo y el otro. En segundo lugar, uno escoge evocar el principio de relatividad, y abandonar de este modo la hipótesis solipsista. Este proceso sólo puede surgir del hecho de reconocer a otra persona. El proceso en su conjunto depende de que se vea una identidad entre uno mismo y el otro. Pero el argumento no valdrá para una botella o para un perro. Es sólo la identidad con otro ser humano lo que desafía a uno a que encuentre una solución al solipsismo. Esta identidad se convierte entonces en la base para un comportamiento ético. Haz a los otros según quieras que los otros te hagan a ti. De este modo, tenemos la base para el juego de la realidad.

EL JUEGO DE LA REALIDAD

Von Foerster continúa: «Ahora bien, ¿qué juego es la realidad? En primer lugar, al menos tiene que haber dos jugadores dispuestos a jugarlo. Crean un amplio tablero encima del cual hay colecciones de objetos que convienen en denominar "El mundo". Entonces, ellos mismos se ponen sobre ese tablero e inventan un conjunto de reglas para los objetos. Acuerdan 13. Von Foerster, Heinz (1981), «Ün constructing a reality», reeditado en Observing systems, Seaside, CA: Intersystems Publications, págs. 307-308.

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CLAUSURA

llamar a estas reglas "Las leyes de la naturaleza". Si durante el juego resulta que las reglas que aplican al crear objetos no cuadran con las reglas que inventaron para jugar con ellos, cambian estos objetos o cambian "Las leyes de la naturaleza". »Ahora pueden empezar a jugar. La meta del juego es, para ambos, ponerse de acuerdo sobre cómo tienen que moverse sobre el tablero, incluso si no están de acuerdo. Resulta claro que A puede ganar sólo cuando B gana y a la inversa. Pues cuando B pierde, A también ha perdido. Entonces la realidad desaparece y empiezan las pesadillas».

LA CLAUSURA FINAL

Ahora se puede afirmar: el constructivismo rechaza el principio de objetividad e intenta desarrollar una epistemología que lo pone todo al revés. Empieza con el observador y escoge a continuación postular o especificar el mundo exterior. Sin embargo, el constructivismo habla de la experiencia de la «COseidad» como de la competencia sensoriomotriz que surge del manejo de cosas. ¿No es una contradicción? ¿Está von Foerster diciendo que no existen cosas allí afuera, pero que necesitamos interactuar con ellas para formar la competencia sensoriomotriz? Von Foerster responde: «La "cosa" es generada por el lenguaje y el lenguaje se dirige a alguien más». (Esta explicación es también válida para la comunicación con uno mismo tal y como lo enuncia Maturana: «Todo cuanto puede ser dicho lo es por un observador a otro observador, que puede ser él mismo o ella misma.».) «Nos estamos ocupando de un argumento circular muy interesante que depende de la posición que uno tome al elaborar explicaciones. La competencia sensoriomotriz y los objetos son dos modos complementarios de dirigirse a una forma particular de experiencia, es decir, la experiencia de la coseidad. »Llegamos ahora al punto más importante. Disponemos de dos modos de dar cuenta de la experiencia de la "coseidad", y ambos modos tienen que utilizar el lenguaje. Uno, el constructivismo, sostiene que la experiencia implica el mundo; el otro, la posición que defiende la realidad objetiva, sostiene que

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LA CLAUSURA FINAL

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el mundo implica la experiencia. En otras palabras, ¿qué sucede con este objeto que da cuenta de mi acción de percibirlo? Y ahora se plantea la pregunta fundamental: ¿Qué posición permite dar cuenta de la emergencia del lenguaje? »El enfoque sensoriomotor (la posición constructivista) permite dar cuenta de la emergencia del lenguaje. Si se parte del hecho de que los objetos ya están aquí, en realidad, entonces no se está en condiciones de dar razón de la emergencia del lenguaje. El lenguaje se convierte en puramente denotativo. Esto significa que sencillamente da nombre a las cosas que ya existen. Se pasa por alto el milagro del surgimiento del lenguaje. El enfoque constructivista permite, en cambio, tener en consideración la ontogénesis del lenguaje. El enfoque objetivista es sólo ontológico. Ésta es la diferencia esencial que existe entre estas dos modalidades de explicación. »La ontología no se pronunciará sobre cómo se produjeron las cosas. Los constructivistas sostienen que esto excluye explicar la aparición de ciertas cosas. Por ejemplo, si me miro el ombligo desde un punto de vista ontológico, soy incapaz de explicar esa cosa curiosa que está sobre mi estómago. Es un rizo ornamental. ¿Por qué debe estar ahí? Es inútil; es una broma. No hay modo de dar razón de esta peculiaridad de mi cuerpo. »Üntogenéticamente, el ombligo es una condición necesaria para mi existencia. Doy cuenta de mi venir al mundo. La ontología sólo da cuenta de mi ser ahí. Ontológicamente, el lenguaje no puede justificarse a sí mismo. Necesitamos preguntar no qué es el lenguaje, sino cómo emergió. Preguntar qué es el lenguaje siempre nos invitará a presumir la existencia de un mundo objetivo. Primero hubo cosas y luego aprendimos a nombrarlas. »El argumento alternativo es que el lenguaje es connotativo. Cuando pronuncio algo, no me estoy refiriendo a algo de ahí fuera. Más bien genero algo en ustedes, toco, por así decirlo, una gama completa de correlaciones semánticas -como cuando un violinista, al tocar una cuerda con el arco, les afecta con su música-. Esto es lo que sucede cuando les digo "mesa" a ustedes. Ustedes no piensan en una mesa en particular; piensan en ella como un constructo en una red semánticorelacional. Y esperan a ver qué haré con mis palabras poste-

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riores respecto a esa noción de mesa, no respecto a una mesa. Si digo, "sentémonos a la mesa", considerando la hora, sabrán con certeza qué vamos a hacer: comer.» Así, el lenguaje tiene que ver con las correlaciones de comportamiento en el sistema nervioso. En la terminología de Maturana, se trata de un comportamiento de segundo orden. En consecuencia, siempre puede ser relativo al organismo. No necesita «Cosas» para explicar su nacimiento. Está claro que el organismo es una entidad, pero en esto consiste la autorreferencialidad de todo el argumento. Así pues, las «Cosas» asumen la noción no-constructivista de lo que es una cosa, es decir, los objetos, en el lenguaje cuando un observador habla con otro observador que puede ser él mismo. Pero la epistemología de la confirmación, la epistemología de la realidad objetiva, plantea un problema. No puedo dar cuenta de la génesis del lenguaje, puesto que el lenguaje objetivista es denotativo. Así pues, por definición, el lenguaje ya debe de haber existido a fin de nombrarla. El enfoque denotativo del lenguaje sólo puede ser ontológico.

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EL RESUMEN FINAL

Así se ha cerrado el círculo. El capítulo 1 empezaba definiendo cómo vivimos en un lenguaje, un lenguaje objeto que genera una realidad objetiva. Se examinó entonces la noción de objetividad desde las perspectivas epistemológica, lingüística y neurólogica. También se trató el principio de codificación indiferenciada. Los capítulos 4, 5, 6 y 7 plantearon entonces la pregunta: ¿Podemos dar cuenta de la cognición o de la percepción sin postular primero la existencia de una realidad objetiva? Como explicación alternativa de la cognición y de nuestra experiencia de la realidad hemos propuesto tratar el sistema nervioso como un sistema computacional cerrado. Así pues, disponemos de dos formas diferentes para explicar la cognición. Se presentó el problema del solipsismo, la identidad del otro estipulada, y, al evocar el principio de relatividad, postulamos el mundo. La elección que hace el observador de inferir el mundo sobre la base de la experiencia de la percepción de otro oh-

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EL RESUMEN FINAL

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servador se presentó como la base para un comportamiento ético. Entonces surgió la pregunta: puesto que estas dos formas de explicación, estas dos epistemologías, utilizan y necesitan el lenguaje, ¿pueden responder del lenguaje? Encontramos que sólo la noción connotativa del lenguaje propia del constructivismo permite la emergencia del lenguaje del comportamiento de segundo orden que surge en un contexto social. Un lenguaje denotativo genera una realidad objetiva pero no puede generarse él mismo; no puede dar cuenta de sí mismo. Un lenguaje connotativo puede dar cuenta tanto de la experiencia humana como de la emergencia del lenguaje. Este capítulo final cierra los conceptos de este libro doblando el capítulo 7 sobre el capítulo 1, cerrando este sistema de ideas -la clausura final-. Por consiguiente, me gustaría sugerir al lector que tenga interés y disponga de tiempo, que vuelva a leer este libro ya que ello sería sumamente útil. Si se acepta la noción según la cual somos máquinas no triviales, entonces no hay más que un paso para llegar a la aceptación de que cada viaje que vuelva a producirse a través de estos siete capítulos será una experiencia diferente.

APÉNDICE UNA ENTREVISTA CON HEINZ VON FOERSTER

Carol Wilder: Señor von Foerster, desde Viena a la Costa del Pacífico ha hecho usted un largo camino. Desearía pedirle que nos explicara de qué modo llegó aquí y cuáles son los hechos que intervinieron decisivamente en ello. Heinz von Foerster: El primer acontecimiento de esta clase fue venir al mundo un viernes 13 de noviembre de 1911. Era un día de suerte. Había nacido en una familia que en sí misma reflejaba en cierto modo el microcosmos que era Viena antes de la Primera Guerra Mundial, un mundo de movimiento, de ideas, de teorías, de tensiones, de filosofías, de orientaciones políticas. No olviden que Theodor Herzl, el fundador del movimiento sionista, era vienés; Freud, también vienés, fundó el psicoanálisis; en el arte, la nueva dirección de la vanguardia y del Jugendstil (modernismo), los pintores Gustav Klimt y Schiele, los arquitectos Otto Wagner y Adolf Loos, del «Wiener Werkstatte», introdujeron elementos en la vida cultural de la época que aún hoy no han dejado de funcionar. Mi bisabuelo, que era arquitecto, hizo un gran trabajo de renovación urbanística, sustituyendo las viejas fortificaciones de Viena por la representativa Ringstrasse y, a cierta distancia de ésta, definiendo los distritos urbanos y suburbanos, colocó un segundo anillo, el «Gürtel», o cinturón. Este concepto arquitectónico de la ciudad todavía funciona. En la Universidad de Viena había personas como Ernst Mar k, un precursor de A. Einstein, que inició una revolución en los fundamentos de la física al poner en tela de juicio los conceptos de espacio y tiempo absolutos de la física newtoniana, y Boltzmann, que dio una interpretación de la segunda ley de la termodinámica que aún hoy tiene resonancia. Al mismo tiempo se empezó a prestar atención y a actuar conforme a preocupaciones sociales. La causa de las mujeres fue defendida entre otras por mi abuela, una

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de las primeras sufragistas que fundaron el primer periódico en Europa, llamado Die Frauenzeit, dedicado por completo a la liberación de la mujer. El «celibato de los maestros» fue el grito de guerra de aquella época, y, mientras vivió, mi abuela luchó por cambiar la ley que en Austria obligaba a una maestra a abandonar el servicio cuando quedaba encinta. En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. Mi padre fue inmediatamente movilizado junto con todos los demás hombres de su familia y generación. El ejército austríaco, bajo el mando de un viejo emperador, tenía un concepto particularmente ingenuo de cómo se tenía que hacer la guerra: sentado encima de un caballo, sacaba el sable y atacaba al enemigo. Por el otro lado, el enemigo estaba atrincherado y disparaba con ametralladoras. En consecuencia, las primeras batallas se perdieron de un modo trágico. Los dos miembros, para mí, más importantes de mi familia, mi padre y mi tío fueron capturados en las primeras semanas de la guerra y durante los cuatro años siguientes crecí sin padre. Mi madre me llevaba con ella donde fuera, principalmente a las grandes casas de campo de los parientes, y así me familiaricé con el mundo de los adultos de mi alrededor. Este mundo era el del teatro, el arte, el periodismo, la filosofía y la ciencia. Sin saberlo entonces, absorbí muchas cosas. Durante la vida activa uno a menudo trata los problemas de un modo determinado, sin prestar demasiada atención a por qué lo hace así, y sólo en los períodos más contemplativos se da cuenta de que en algún lugar del pasado, quizá cuando tenía cinco o seis años, un venerable anciano le había dicho, «Vive ahora, no en el pasado, no en el futuro, sino aquí y ahora». CW: Un ejemplo impresionante de lo que acaba de decir era para mí cuando usted hablaba de su tío Ludwig. HvF: ¡Oh! el tío Ludwig, sí. Se trata de una historia sobre una realidad construida, de una leyenda familiar y del mundo en general. Cuando tenía cinco o seis años, de vez en cuando me llevaban a visitar a un tío que había diseñado y construido él mismo una hermosa casa. Siempre había excelente chocolate -en aquella época un acontecimiento memorable-. Una vez me preguntó qué deseaba ser cuando fuera mayor. Dije:

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E in Naturforscher.* «Ajá», exclamó el tío Ludwig, «entonces tienes que saber muchas cosas». «SÍ», contesté, «sé muchas cosas». Podría haberme hecho trizas, pero en lugar de eso dijo: «sabes mucho, pero no sabes si estás en lo cierto». Sólo ahora, cerca de setenta años más tarde, después de haber observado a hijos y nietos, sé la razón que tenía. A mis veintinueve años, cuando estudiaba en la universidad, di con un libro que influyó en mí (y en la filosofía moderna) a fondo y profundamente. Era el Tractatus Logico Philosophicus, de Ludwig Wittgenstein. Sólo entonces me di cuenta de que el tío Ludwig y el autor del libro eran una y la misma persona. La familia no hablaba de su filosofía. CW: Pero entonces usted se convirtió en un físico. ¿Cómo sucedió? HvF: Totalmente lógico: suspendía todas las asignaturas. Como puede ver no era un estudiante aplicado, como se dice hoy en día. Simplemente no estudiaba, ni para aprobar los exámenes, ni para aprender idiomas, ni historia, ni nada. Y lo suspendía todo. Pero en materia de matemáticas y física sabía las respuestas antes de que me preguntaran: era todo perfectamente claro y evidente. Sin embargo en el «Humanist Gymnasium», que es como se conocía a mi escuela, se ponía mucho más énfasis en el latín y el griego que en las matemáticas y la física. Es por ello que sólo pude aprobar los exámenes de la escuela superior mediante el sistema del trueque: mis vecinos eran muy buenos estudiantes así que me pasaban las respuestas de latín y griego, y, a cambio, yo les pasaba las soluciones a los problemas de matemáticas y física. Cuando ya dejé la escuela superior pensé: sigamos así; no hay ningún problema en ello. CW: Ya veo, era natural y evidente. HvF: Sí. Por otro lado, hubo, claro está, cosas sobre las que pensaba: si supiese más y con mayor profundidad acerca de ellas, podría satisfacer algunas de mis curiosidades básicas: ¿Qué sucede? ¿Qué forma el mundo? ¿Qué lo mantiene unido? * Un investigador de la naturaleza o naturalista.

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Si había de investigar en biología o en cualquier otro campo como éste y no sabía qué eran los elementos básicos del mundo físico, entonces el trabajo biológico o psicológico en el que estaba interesado carecería de fundamentos. Sabía de un modo instintivo que las matemáticas y la lógica eran disciplinas fundamentales en lo que se refiere a la estructura de las descripciones, y que la física es la condición básica para lo que se tiene que describir como la relación de cosas que se desea observar; estas disciplinas me darían una sólida base sobre la que llevar a cabo mis futuras investigaciones. Quizás habría vuelto a la biología mucho antes de lo que lo hice si la Segunda Guerra Mundial no me hubiera forzado a posponer las respuestas a mis preguntas. Entonces no podías perseguir tus propios intereses. Tenías que sobrevivir. Para mí significaba salir de Austria después de que Hitler la invadiera en 1938. Algunas ramas de mi familia eran judías. Todo el mundo en Viena lo sabía. No podía tener un trabajo allí. Quería casarme, necesitaba un trabajo y decidí que el mejor lugar a donde podía ir era Berlín. Nadie nos conocía allí. Durante breves estancias en esa ciudad me había sentido muy impresionado por la gente que sobrevivía a las malas situaciones con Galgenhumor (jovial desesperación). No existía ninguna situación en un mundo amargo y desesperado sobre la que no hicieran alguna broma. Encontré un trabajo en un laboratorio de investigación, y cuando me tocó presentar pruebas de mi inexistente genealogía aria conseguí posponerlo hasta que el arrasador bombardeo de Berlín me liberó de esta preocupación. También me liberó de todas mis pertenencias terrenales, algunas de las cuales había apreciado realmente ya que habían pertenecido a mi familia durante mucho tiempo. CW: ¿Pasó los años de la guerra en Berlín? HvF: Sí, en parte, y en parte también en un monasterio medieval de Silesia, que había sido secularizado en 1820. Desde entonces había servido a diferentes objetivos, entre otros los de la Academia Militar para los cadetes del ejército prusiano. Ahora, en 1943, había sido transformada en un laboratorio de investigación y teníamos que trabajar allí porque habían bombardeado nuestro laboratorio en Berlín. Goring, el mariscal de

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campo de Hitler, había declarado ilícito bombardear Berlín. Desgraciadamente, los aliados no quedaron impresionados por esa declaración y bombardearon Berlín casi hasta arrasarla. CW: ¿Pero siguió investigando mientras sucedía todo eso? HvF: Sí, me dedicaba a la física del plasma y trabajaba en el problema del radar, en el radar de onda corta alemán. Se trataba de una investigación básica y fundamental que no podría encontrar aplicaciones prácticas hasta años después. Ésa era la idea global: alargar el objetivo hasta el punto que Hitler no pudiera conseguirlo. CW: ¿Y cómo sobrevivió al final de la guerra y qué le trajo a los Estados Unidos? HvF: Me había casado en Berlín en 1939. Vivíamos allí, en el centro mismo del Berlín Oeste y habíamos tenido tres hijos, hasta que las bombas arrasaron nuestra casa, juntamente con la vecina «Gedachniskirche» (cuyas ruinas son ahora un monumento a los caídos). Afortunadamente, escapamos de las bombas y nos trasladamos a Silesia. Sabíamos que no pasaría mucho tiempo antes de que los rusos nos echaran de allí. La cuestión era sólo: ¿escaparíamos no sólo de los rusos sino también de los nazis, que llamaban traidores a los que no daban gustosamente sus vidas para la victoria final y les disparaban en el acto? Nos escapamos por los pelos y pasamos por aventuras increíbles -demasiadas para hablar de ellas ahora. CW: Todavía no me ha contado cómo es que vino a parar precisamente a Pescadero. HvF: Estoy convencido que durante toda mi vida había estado buscando con mi imaginación un lugar así. Lo reconocí en cuanto lo vi, y me aferré a este lugar con todas mis fuerzas. CW: Pero durante sus treinta y cinco años de residencia en los Estados Unidos habrá vivido en otros lugares. HvF: Claro. Escapé de Berlín, adonde volví cuando los ru-

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sos tomaron Silesia en abril de 1945. La artillería rusa bombardeaba la ciudad, que ya estaba ardiendo a causa del bombardeo masivo. Entonces me retiré a Heidelberg donde mi mujer y mis hijos habían encontrado refugio en casa de su familia, y, finalmente, en 1946 nos encontrábamos en Viena. En aquel momento, unos amigos de los Estados Unidos me invitaron a venir y llegué a Nueva York en 1949. Después de años de hambre, tanto mental como física, me emborraché de la energía que impulsaba Nueva York y de su vitalidad resultante. Era como si estuviera en las alturas todo el tiempo. Había escrito un librito sobre la memoria, y lo había enviado a mis amigos de los Estados Unidos. Me llamaron y me dijeron que debía ir a Chicago, ya que allí existía un grupo de científicos que estaba muy interesado en mi trabajo. Volé a Chicago, en las líneas aéreas Capital, en vuelo nocturno por dieciocho dólares -todo lo que me podía permitir-. En el departamento de Neuropsiquiatría de la Medical School de la Universidad de Illinois, había un hombre que descollaba sobre todos los demás, Warren McCulloch, quien había empezado a pensar sobre los procesos mentales de un modo nuevo, y tanto él como su gente estaban intrigados por el modo en que yo había cuantificado ciertos procesos mentales, dado que mis cifras coincidían con los resultados que ellos habían obtenido. Tuve que dar una conferencia el mismo día que llegué y, aunque apenas podía hablar inglés, por no decir nada de mi experiencia en dar conferencias, no importaba. Todos escuchaban. Si buscaba a tientas una palabra ellos me ayudaban. Era embriagador. En contraste con la cultura de donde yo provenía, aquí lo que importaba era el contenido y no la forma de presentarlo. CW: ¿Fue esta conferencia lo que dio pie a su participación en las Macy Conferences? HvF: Sí. Mi visita a Chicago fue en febrero, y Warren me invitó a asistir al congreso de Nueva York que se celebraba en marzo. CW: Sé de estas conferencias y de sus participantes a través de Gregory Bateson. Me dijo que él había participado en

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una en 1942, sobre la inhibición central en el sistema nervioso. Fue entonces cuando Norbert Wiener y Julian Bigelow presentaron la noción de feedback. Bateson fue entonces movilizado y enviado a la flota del Pacífico, y allí descubrió que había estado dando vueltas a esas ideas durante todo el tiempo. Me explicó que tras la guerra corrió a la Macy Foundation y dijo, «¿podemos celebrar otro congreso?». Y Frank Fremont Smith, el director del programa de congresos le dijo: «Warren McCulloch está precisamente aquí y va a haber otro». Esto dio lugar a una serie de encuentros durante diez años de unas veinticinco de las mejores cabezas procedentes de diversas disciplinas. En 1949 usted se incorpora a estos encuentros y desempeña un papel esencial. ¿Puede hablarme de ello? ¿Qué pasaba en los Simposios Macy? ¿Cómo las considera ahora? HvF: Ya le hablé de Warren McCulloch, que era el director del departamento de Neuropsiquiatría de la Medical School en la Universidad de Illinois. CW: En cuanto a su formación, ¿qué era Warren McCulloch, un neuropsiquiatra, un físico, un filósofo o qué? HvF: La expresión «en cuanto a su formación» y Warren McCulloch son difíciles de combinar. Era una especie de receptáculo creativo para cualquier idea fascinante, ya fuera lógica, matemática, psicológica, fisiológica, neurofisiológica, filosófica o poética. En sus escritos aparece la mejor justificación de su comportamiento cuando pregunta: «¿Qué es un número que un hombre puede entender, y qué es un hombre que puede entender un número?». Esa pregunta resume su obra, fisiológica, neurológica, psiquiátrica, matemática, lógica y teológicamente. Podría decir más. Pero deje que por el momento vuelva a nuestro encuentro en el sótano de la Medical School en Chicago. El barrio era una zona de desastre por su pobreza, por el abandono y por su estado desvencijado. Unos pocos meses más tarde, cuando mi familia se reunió conmigo los McCulloch nos llevaron a pasear en coche. Nuestros hijos, de cinco, seis y ocho años, miraron por la ventanilla y exclamaron:« ¡Chicago ha sido fuertemente bombardeado!». Tenían mucha experiencia y re1

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conocían una ciudad destruida cuando veían una. Pero en ese sótano no nos dábamos cuenta de los alrededores. Estábamos hablando de mi teoría de la memoria. Estaba claro que, para hacerla funcionar, tenía que introducir el concepto de aprendizaje. Al recordar lo que recuerdas describes un feedback. Con el feedback tienes un sistema circular de carácter causal, un sistema cibernético. Así, Warren dijo: «Heinz von Foerster: con su idea cibernética de la memoria, usted debería participar en el Simposio Macy donde se discutirán los mecanismos de feedback circulares de carácter causal en los sistemas biológicos y sociales». CW: Esto sucedió en 1949. Debió de ser el sexto encuentro. HvF: Exactamente. Déjeme que le haga un breve resumen de la Fundación J osiah Macy J r. y de los encuentros que patrocinaba. Un miembro de la familia Macy se había quedado paralítico y un grupo de científicos que participaban en un encuentro interdisciplinario le había ayudado. La familia, en consecuencia, decidió que financiaría una serie de encuentros científicos de carácter interdisciplinario. El director del programa de congresos era Frank Fremont Smith, muy conocido y respetado por la comunidad científica. Los problemas tratados eran de una gran variedad: glaucomas (sobre los que se sabía muy poco en esa época), enfermedades hepáticas, envejecimiento, etc. Había entre diez y doce encuentros que se efectuaban cada año. Uno de ellos era «Causalidad circular y Mecanismo de Feedback en Sistemas Biológicos y Sociales». Los miembros de este grupo se habían reunido cinco veces a intervalos de medio año, de modo que se conocían muy bien unos a otros. CW: Ésta era su sexta reunión, aunque en los volúmenes publicados corresponde al volumen l. Y entonces usted se convierte en el editor de los simposios. HvF: Sí. En esa reunión se había decidido publicar las actas. Después de que presentara mi teoría de la memoria en inglés, de la que a partir de entonces había hablado a favor durante cinco o seis semanas, los miembros del grupo celebraron una reunión de negocios. Yo no podía participar, era un invita-

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do. Después me llamaron y me dijeron que habían decidido publicar las actas a partir de ahora. Y me dijeron que estaban horrorizados por mi precario inglés y que habían pensado en un aparato para que aprendiera inglés rápidamente. «Hemos encontrado una solución», dijeron. «Hemos decidido nombrarle editor de estos congresos.» Algo así no podía haber pasado en Europa. Sólo en América. Estaban en lo cierto. Aprendí inglés rápidamente. Después de un mes tenía cerca de dos kilos y medio de hojas de color verde en las que se habían transcrito todas las conversaciones a partir de una cinta magnetofónica. Compré los diccionarios necesarios y me puse manos a la obra. Era increíble. Personas como Norbert Wiener o Margaret Mead hablaban como si ya estuvieran editados. No tenías que cambiar ni una coma. Otros -entre los que me incluyo- no me lo pusieron tan fácil. CW: ¿Quiénes eran los participantes? ¿De dónde procedían? HvF: Aquí está la lista, treinta personalidades en total; todas ellas notables. No diremos todos sus nombres ahora, pero examinemos las disciplinas a las que pertenecen. Comprenderemos entonces la emoción que creaba su diversidad, sus diferentes enfoques. Provenían de campos como la psiquiatría, la ingeniería, la fisiología, la antropología, la informática, la neurofisiología, la zoología, la psicología, la sociología, la filosofía, la matemática, la biofísica, la electrónica y la astronomía. CW: Leí una vez estas transcripciones y, como le dije, se trata de los documentos intelectuales más notables que nunca he leído. El entusiasmo, la energía y el compromiso de estas personas se hace patente en estas páginas. Pienso que las actas Macy son un ejemplo significativo del paso de las metáforas de la ciencia física, de la energía, a las ciencias de la información. Bateson siempre ha afirmado que el lenguaje de la ciencia física es inapropiado para las ciencias humanas. ¿Podría explicarme qué piensa de los límites de las metáforas tecnológicas aplicadas a los sistemas humanos? Sé que hay personas que desaprueban grandemente a un investigador del comportamiento que habla de feedback, de input, de output, de computación analógica y digital cuando se habla de co-

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municación humana, y algunos rigurosos científicos de la computación creen que se trata de un uso corrupto del lenguaje disciplinar. Pero en las actas, usted habla el lenguaje de la cibernética y lo aplica a los sistemas biológicos, sociales y tecnológicos. , HvF: Tengo la impresión de que los encuentros mostraban un estado de cosas semejante al de las plantas cuando se abren camino hacia arriba y en un terreno muy difícil. Éramos vástagos pero aún no flores. Lo que vemos aquí, y eso es lo fascinante, es una ciencia en status nascendi, en situación de devenir. Por lo general, en los grandes encuentros se presentaron artículos, que trataban temas populares·, quizás algunos de ellos urgentes. Todo el mundo ha visto un abstract, un resumen; hablan de lo que creen que saben. En cambio en las actas .de las reuniones todos intentaban saber, llegar al fondo. Alguien decía: «Querría informar acerca de la esencia del humor». «¿Qué entiende por esencia?» «¿Cómo define humor?» «¿Qué entiende por "informar"?», etc. CW: En la venerable tradición platónica del simposio, leí las actas con la misma voracidad de quien lee una novela de misterio. HvF: Y nadie encuentra la solución. CW: Pero hay indicios ... HvF: Exacto, y los indicios se encuentran y están esparcidos por aquí y allí. Uno de los indicios es, por ejemplo, el torpe título al principio del congreso. Era evidente que estaban buscando algo que al resguardo del paraguas de este complejo título les permitiera preguntarse e informarse unos a otros acerca de los intereses que en realidad tenían. CW: ¿Cuándo cambió el lema del congreso por «cibernética»? HvF: Cuando llegué a los Estados Unidos en 1949 acababa de publicarse el libro de Norbert Wiener, Cybernetics. Warren

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me dijo: «¿Por qué no lo lee antes de venir al Simposio Macy?». Así lo hice. Cuando me nombraron editor de los congresos, el largo y tosco título me causaba espanto y dije, «¿puedo presentar mi primera moción?». «¿Cuál es su primera moción?», me preguntaron. «Me gustaría llamar a estos congresos no "Causalidad Circular y Mecanismos de Feedback en Sistemas Biológicos y Sociales", sino "Cibernética"». Recibí un gran aplauso -pensaron que era una buena idea-. Recuerdo que Norbert Wiener estaba tan afectado por la unánime adhesión recibida por su original idea que dejó la habitación para disimular sus ojos humedecidos. CW: Bien, el título es una metáfora que sintetiza lo que se trataba en el congreso, y de hecho reorientó su trayectoria. HvF: Completamente. Norbert Wiener creó este lema a causa de su interés por los mecanismos teleológicos. La teleología se había convertido en una palabra malsonante entre los científicos; pertenecía a las épocas oscuras. En la actualidad un científico no hablaría de mecanismos teleológicos, de una causa final. De causas eficientes, sí; de causa final, no. Pero en los Simposios Macy los científicos estaban examinando mecanismos causales, con causas en el futuro en lugar de en el pasado. Sabían que era extremadamente importante comprender ciertos mecanismos, donde la causa eficiente no obtenía resultados. Pero el lenguaje para estos nuevos procesos todavía no estaba determinado. En uno de los congresos, J ohn von Neumann, por ejemplo, se enfadó de verdad a causa del mal uso y del abuso de ciertos términos que se sacaban del lenguaje de la informática. Un día cogió una rabieta. Dio un puñetazo en la mesa y gritó, en su expresivo inglés húngaro: «¿Pero ustedes qué están haciendo?». Y en su enfado, explicó de un modo fabuloso las distinciones y aplicaciones apropiadas de las nociones de digital, analógico, discreto y continuo. Fue soberbio. La norma de la publicación de las actas era que todo el mundo tuviera su intervención en el simposio después de mi edición; a la sazón podían cambiar lo que quisieran y von Neumann, un perfeccionista, pensó que tenía que reelaborar la intervención que había hecho estando enojado. Yo pensaba que había elaborado sus puntos con mucha claridad, pero él cin-

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celó, perfeccionó y elaboró esa intervención. Los encargados de la Fundación Macy, para editar la versión final, no pudieron disponer de su intervención ya que la demoraba una y otra vez; finalmente tuvieron que imprimirla sin la bella historia de von Neumann. Había señalado que la gente había adoptado acríticamente términos de otro campo para sus especiales propósitos y a veces los términos no se adecuaban en absoluto. Piense en un carpintero que ve a alguien que utiliza alicates para clavar clavos; no es difícil imaginarse qué dirá el carpintero. CW: A propósito de lo «digital» y lo «analógico», estos términos provienen tanto de la neurociencia como de la informática y se utilizaron libremente en los Simposios Macy. Ahora, los estudiosos de la comunicación humana los están utilizando con muy poca escrupulosidad; a veces digital significa lenguaje y analógico significa no verbal, metafórico. Se trata de usos que parecen intuitivamente atractivos, pero me gustaría saber, ¿cómo podemos tomar prestada una expresión con un significado muy específico de un campo y utilizarla, para nuestro propósito, en el estudio de la comunicación humana, que es flexible y compleja? HvF: En el estadio creativo de la formación de una idea está permitido utilizar todo cuanto sea necesario para avanzar. A Friedrich Schiller, el poeta alemán, le gustaba el olor de las manzanas podridas, y con manzanas podridas en su armario escribió uno tras otro bellos poemas y obras de teatro. Los resultados: una poesía inmortal. En cambio se han olvidado las manzanas podridas. En los Simposios Macy vemos también las manzanas podridas. Lo que sucedió después es un poco diferente. Tal como señaló von Neumann al principio, existen cuatro conceptos: digital, analógico, discreto y continuo. Después, estos términos se confundieron completamente y se utilizaron aquí y allá, al tomar una cosa por otra. En este estadio experimental se buscaba la herramienta intelectual correcta.

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CW: Sí, creo que algunos de estos términos tienen fuerza por sí mismos, que avanzan como una especie de ídolos, y se utilizan con ciega devoción: feedback, «homeostasis», «digitalanalógico», etc.

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HvF: Esto tiene como consecuencia que en lugar de utilizar el lenguaje como una herramienta que exprese pensamientos y experiencias, aceptamos el lenguaje como una herramienta que determina nuestros pensamientos y experiencias. Quizá cuando siento que el lenguaje me controla, entonces empiezo a controlar el lenguaje. CW: Esto me lleva a formular una pregunta que desde hace mucho tiempo he querido plantearle. El feedback es uno de los conceptos más importantes que aparecen en los Simposios Macy y, como dijo Bateson, la primera vez que se introdujo el término, todo el mundo se volvió un poco loco con la noción de una idea muy poderosa. Usted ha estado íntimamente identificado con la noción de recursión, de autorreferencia, de valores propios y demás, que me parecen como un feedback que ha llegado a su mayoría de edad. ¿Podría decirme algo más sobre la relación entre feedback y recursión? HvF: Recordará que en los Simposios Macy se presentaban una y otra vez ciertos problemas. Parecían ser abordables mediante la noción de autorreferencia, de un circuito causal circular. El problema es que la autorreferencia da origen a laparadoja. Por lo tanto, desde un punto de vista científico, tenemos que excluirla. CW: El enunciado «Yo miento», por ejemplo, ¡no está permitido! HvF: Exactamente. Basado en la premisa de que cada proposición expresada tiene que ser o verdadera o falsa -cotas de la investigación científica-, llegamos a un sistema en el que tienen que excluirse las proposiciones que son verdaderas cuando son falsas y las falsas cuando son verdaderas. Están verboten, prohibidas. Ahora bien, en cualquier tipo de teoría de la interacción, pongamos por caso, en una teoría de la comunicación o en una teoría del cerebro, de la sociología, del lenguaje, etc., el observador, el teórico tiene que incluirse en el sistema sobre el que teoriza. Pongamos que, por ejemplo, uno quiera escribir una teoría del cerebro. Creo que nadie negará que se necesita un cerebro para escribir esa teoría. Ahora bien, a fin

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de que esta teoría pueda formular cualquier afirmación de integridad, tiene que ser capaz de dar cuenta de cómo está escrita. Esto es, una teoría que describa el funcionamiento del cerebro tiene que, por decirlo así, describirse a sí misma o, si se prefiere, escribirse a sí misma. Al principio suena disparatado. La razón es que, por lo general, estamos preocupados por describir los cerebros de otros y no nuestro propio cerebro. El tipo de teoría del que hablo tiene que adecuarse a la extraordinaria limitación de describirse a sí misma -volver sobre sí misma, como la serpiente que se muerde la cola-. Esto constituye una similitud con el feedback. Sin embargo, la teoría de la función recursiva va mucho más al fondo. Es precisamente el aparato formal para tratar este «volver doblándose sobre sí mismo». El significado de la «recursión» es volver a recorrer el camino que ya se ha recorrido. Uno de sus resultados es que bajo determinadas condiciones existen en realidad soluciones que, al introducirse nuevamente en el formalismo reproducen las mismas soluciones. Se les llama «valores propios», «funciones propias», «Comportamientos propios», etc., dependiendo del dominio en el que se aplique este formalismo -el dominio de los números, de las funciones, de los comportamientos, etc.-. La expresión «valor propio» proviene de la expresión alemana Eigennwert, que en inglés se traduce por la expresión self-value. Se trata de una expresión acuñada por David Hilbert, a finales del siglo XIX, para las soluciones de problemas con una estructura lógica muy similar a la de los que estamos viendo aquí. CW: ¿De qué modo me ayuda esto a comprender lo que dicen los demás? ¿Qué significado adquiere aquí «lenguaje»? HvF: El fenómeno «lenguaje» es tan rico que la palabra «comprensión» puede tener muchos aspectos diferentes. Conozco dos importantes escuelas de pensamiento que enfocan este problema de un modo muy distinto. Una quiere comprender las reglas de la concatenación, mediante las cuales corregir oraciones o, en su jerga propia, ir ensartando «Oraciones bien construidas». La otra quiere comprender el repentino cambio que experimenta la vida de una persona, cuando esta persona oye el ruido producido por alguien más, un ruido que en

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un caso puede sonar como «te quiero» o en otro como «tu hijo ha muerto». Estas dos escuelas tratan correctamente el problema del «lenguaje», pero abordando dos funciones muy diferentes. Creo que una quiere comprender el monólogo, mientras que la otra quiere comprender el diálogo. Estoy seguro de que lo que decíamos antes, feedback, recursión, valores-propios, etc., que en nada puede contribuir a la solución de los problemas del monólogo. Sin embargo, las herramientas conceptuales para manejar el diálogo son exactamente las mismas que las que antes habíamos mencionado. CW: ¿Qué tienen que ver los Eingenwerten con el lenguaje o el diálogo? HvF: Quizá me acusará de practicar un juego talmúdico con usted cuando digo que existen también dos casos. Uno considera el lenguaje desde un punto de vista ontológico -es decir, cómo «eS» el lenguaje-; el otro lo hace desde un punto de vista ontogenético -es decir, cómo surge el lenguaje, cómo «deviene»-. Mi opinión es que el lenguaje no puede ser comprendido en absoluto ni ontológica ni monológicamente. Veo el problema del lenguaje muy similar al problema del ombligo. Onto]ógicamente, el ombligo no tiene sentido. Es divertido, un inexplicable rizo en medio de nuestras barrigas. Ontogenéticamente, sin embargo, vemos que se trata de una necesidad: no estaríamos aquí sin él. CW: Me gusta muchísimo la historia que me cuenta del ombligo. Pero perdóneme, ¿qué tienen que ver nuestros ombligos con sus Eingenwerten? HvF: Cuando vemos cómo devienen las cosas, no podemos ver cómo son las cosas. Los valores propios (Eigenwerten), las formas propias, se reproducen recursivamente. Las vemos sólo en su forma acabada, no del modo en que surgen, no la historia de su evolución que se encuentra ahora implícitamente incorporada a su forma. Así es como veo el lenguaje -como un comportamiento propio que evoluciona a través de las interacciones recursivas de todos nosotros-. Un vestigio de esto lo puedo ver en la misma naturaleza autorreferencial del lenguaje.

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CW: ¿En qué medida? HvF: Llamo lenguaje sólo a ese sistema de comunicación que puede hablar de ese mismo sistema. Tenemos lenguaje porque podemos hablar de él. Nuestro vocabulario contiene lapalabra «VOcabulario», nuestro lenguaje tiene la palabra «palabra» y, claro está, «lenguaje». No creo que las abejas tengan esta clase de vocabulario. CW: Alude usted al «verse» en el sentido de «Viéndose uno viéndose ... ». HvF: No. Aludo al «verse» en el sentido de verse uno mismo a través de los ojos del otro. Si fuera de otro modo, habría ceguera. Es aquí donde el lenguaje, el tú y la ética coinciden, y se convierten en uno. CW: No quisiera terminar nuestra conversación aquí, pero se ha hecho muy tarde. Muchas gracias por su tiempo.

FIGURAS Y TABLAS

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Figura l. Boceto hecho a mano por Heinz von Foerster. Figura 2a. Clarke, E. y Dewhurst, K. (1979). An illustrated history of brain function. CA: University of California Press. Figura 2b. Ibíd. (El número de la figura en el texto original es el120.) Figura 3. Ibíd. Figura 4. Clarke, E. y O'Malley, C. D. The human brain and spinal cord. CA: University of California Press. pág. 331. Figura S. Dibujada por Lebbeus Woods para Heinz von Foerster, en Von Foerster, Heinz (1981), «Ün constructing a reality>>. Reeditado en Observing systems, Seaside CA: Intersystems Publications, pág. 297. Figura 6. Shall D. A. (1956). The organization of the cerebral cortex. Londres: John Wiley. (El número de la figura en el texto original es 2.) Figura 7. Dibujada por Heinz von Foerster, en von Foerster, Heinz (1981), <<Ün constructing a reality». Reeditado en Observing systems, Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 299. Figura 8. Noback, Charles R. (1967). The human nervous system: Easic elements of structure and function. Nueva York: McGraw-Hill, pág. 49. (El número original de la figura es 3-1.) Figura 9. Von Foerster, Heinz (1981), <
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en Observing systems, Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 305. Figura 18. Ibíd. Figura 19. Dibujada por Gordon Pask para Heinz von Foerster en von Foerster, Heinz (1981), <<Ün constructing a reality», reeditado en Observing systems, Seaside, CA: Intersystems Publications, pág. 307. Tabla l. Construida por Heinz von Foerster. Tabla 2. Ibíd. Tabla 4. Construida por Heinz von Foerster. Tabla S. Ibíd., pág. 59.

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A.I.Q. (Coeficiente de inteligencia artificial), 123 «A quien pueda interesar>>, comunicación, 176 acertijos recreativos, 134-135 Acetilcolina, 114 afirmación, 127, 129 Alcmenón de Crotona, 102 Alembert, Jean Le Rond d', 36, 37 alucinación, 31 ambigüedad, 163 American Heritage Dictionary, 52 Andrew, A. M., 171 Aristóteles, 69, 70, 82, 83, 102, 126 Ashby, Ross, 136, 137, 173, 174 átomos, 97 autopóiesis, 170, 171, 182, 186 axones, 113, 114, 117, 176 Bateson, Gregory, 59, 80, 87, 88, 89, 90, 179, 204, 207, 211 Bigelow, 205 biología como ciencia, 56, 57 - la teoría del origen del pensamiento de la, 110 Boole, George, 126, 132 botones terminales, 152 Breuer, Rolf, 41 Buckley, William, 137 budismo zen, 145 Bulletin of Mathematical Biophysics, 162 Burali-Forti, 78 Byte, 133 la teoría homuncular del, 146, 147

cálculo, 36 «Cálculo lógico de ideas inmanente en la actividad nerviosa, Un>> (McCulloch y Pitts), 162-163 Capra, Fritjof, 33, 34, 35 cardiocentristas, 101, 102 Castañeda, Carlos, 81 causalidad - Aristóteles y, 82-83 - circular, 85-86 - cultura y, 86-87 - eficiente, 80-82, 84, 209 - final, 83-85 la doctrina de la, 36-37 lenguaje y, 59-60, 80-87 relaciones triádicas de, 81-82 véase también Lógica; Silogismos células estimuladas versus inhibidas, 115 estructura de, 111 - internunciales, 101, 108-109, 151 - técnicas de tinción de, 105-106 véase también Neuronas cerebro como totalidad funcional, 65-68 - dromos en el, 179, 180, 181 - el centro del habla en el, 64 - hemisferios del, 67 la compensación en el, 68 la localización de la función en el, 63-68 la teoría engramática del, 145, 146, 147 la teoría hologramática del, 147 las representaciones internas del, 145-147

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lesiones del, 64, 67 los circuitos de televisión comparados con el, 46-47 los computadores comparados con el, 27, 66, 67, 119, 120, 121-133 percepción y, 45-47 tumores del, 68 véase también Sistema nervioso central; Neuronas Cerebro, El (Restak: The Brain), 46 Chomsky, Noam, 52 cibernética, 84, 85, 94, 206, 208 ciencia clásica, 35-36, 56, 83 conocimiento de la, 32-33, 44, 53 dependiente del sujeto, 55, 93-99 experimentos en, 43, 47-50 <<explicaciones» a través de la, 44 fundamental, 56 la base matemática de la, 33-34, 35-36, 55 leyes descubiertas por, 25, 35, 36, 44, 88-89, 193-194 medieval, 32-33, 64 metodología de la, 26, 27, 35-37, 38-39, 43-44, 47-50, 56-57, 93, 95, 96-97 véase también Biología; Física clausura, 167-197 algebraica, 168, 175 autonomía y, 169 del sistema nervioso central, 27, 109-110, 116, 166, 172-182, 196 doble, 175-182 en anillo (torus), 178, 181 final, 194-196 organizacional, 171 perturbaciones y, 174-175 responsabilidad y, 169 sistémica, 169-170 termodinámica, 167 codificación indiferenciada, 47-50, 68-69 código genético, 109 cognición - naturaleza de la, 27, 29, llO, 123 - recursión y, 187-189 comportamiento

clasificación del, 61 como competencia sensoriomotriz, 183, 187-188, 194 de segundo orden, 196 determinado a un fin, 174-175 sumisión y, 172 valor, 179-181 computación, 121-150 bio-, 27, 131, 151-166, 182 de funciones lógicas, 127-132, 154-158 de invariantes, 158-161 semántica, 134-136 computadores antropomorfizar los, 122-123 computación serial mediante, 125 datos versus información en los, 122 digitales, 123-126, 132-133, 150, 210 el cerebro comparado con, 27, 66-67, 119, 120, 121-133 el tiempo de procesamiento en la retina versus, 133 gates (puertas) en los, 131 las generaciones de, 125 lenguajes de los, 132-133 los primeros modelos de, 123-126 «memorias>> de los, 122, 150 programas para, 133 terminología de, 123, 208-210 comunicación, teoría de la, 175-176, 214 conceptualización, 54-57 Conde de Monte Cristo, El (A. Dumas), 39 conductismo, 145, 207 conocimiento científico, 31, 43-44, 53 como mercancía, 61-63 información versus, 39, 61-63 la definición filosófica de, 31-32 objetivo, 31-32 constructivismo epistemología del, 194, 197 la objetividad según el enfoque del, 40-44

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las contribuciones de Maturana al, 91, 93-99, 110, 160, 161, 166, 170-175, 180, 194, 196 las contribuciones de McCulloch al, 41, 152-157, 162-164, 179-181 método científico versus, 26, 93, 95, 97 principio de la relatividad y, 38, 56, 190-192 radical, 53 solipsismo, 41-42, 97, 189-193, 196 - tecnología y, 53-54 - temas centrales del, 25-26, 40-43 véase también temas específicos contradicción, 76, 78, 127, 128-129 Cooper, Lynn A., 42 Copérnico, Nicolás, 33 corrección del error, 84 Cray, el computador, 125, 133 cuentakilómetros, 124 Cybernetics (Wiener), 208

Epiménides, 74, 78 epinefrina, 115, 116 epistemología constructivista, 194, 197 de confirmación, 196 de correlación, 44 de la objetividad, 43-45, 46, 51-53, 54-55, 56-57 empirismo como, 43-44 tradicional, 26, 29-30 equivalencia, 51-52 esponjas, 107-108 esquizofrenia, 61-62 «estabilidad dinámica>>, 85 estereoscópica, visión, 67 esteroides, 177 Estructura del sistema nervioso en el hombre y los vertebrados, La (Ramón y Cajal), 106-107 Euclides, 76 Exner, Sigmund, 64-65

D'Abro, 42-43, 44 dendritas, 111, 113, 164, 176 Descartes, René, 34-35, 36, 103-104, 107 descodificación, 144 despolarización, 113 Dios, la visión cartesiana de, 35 Discourse de la Méthode (Descartes), 34 dopamina, 115 dromos, 179, 180, 181 dualismo cartesiano, 34-35, 107 Dumas, A., 39

feedback, 205, 209 Fisch, R., 79 física clásica, 36, 44, 80-81, 89-90 Frege, G., 75-78 frenología, 63-64 Fry, W., 80 Fulton, J., 107 función, localización de la, 60, 63-69 función recursiva, teoría de la, 169, 174, 182-193, 211 funciones exponencialmente exponenciales, 131, 164

Eccles, John, 146-147, 160 Eddington, Sir Arthur, 47-48, 144 Einstein, A. 56, 90 elección determinada por el contexto, la, 181-182 Elkind, D., 52 <<emisora a emisora>>, comunicación, 176 empirismo, 43-44 endocrino, sistema, 115-116, 176, 177-178 engramas, 145-147

Galeno, 102 Galileo Galilei, 33, 43 Gegenstand, 189 Génesis, 61 glándulas adrenalínicas, 115, 176 Golgi, Camilla, 105 Goring, Hermann, 202-203 gravedad, la ley de la, 44, 89-90 Grundsetze der Arithmetik (Frege), 76-78 Guillen, Michael, 76, 78 Heisemberg, Werner, 35, 56

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heliocentrismo, 192 hemisferólogos, 67 heréticos, 7S Hervey, William, 102 <
causalidad y, 59-60, 80-87 como sistema de comunicación, 214 computador, 132-133 connotativo versus denotativo, 195-196, 197, 212-213 de la psicología, 61, 66 dependiente del sujeto, 91, 93, 95-96, 97-99 dispositivos lógicos del, 27, 43, 60, 69-87, 90 emergencia del, 194-196, 212-214 enfoque ontogenético versus ontológico del, 195-196, 213 explicaciones y, 60, 86, 87-90 la experiencia analizada por el, 188-189, 194-196 la localización de la función y el, 60, 63-69 la naturaleza autorreferencial del, 213 las matemáticas como, 33-34 meta-, 79 objetivo, 30-31, 46, 52 paradoja en, 60, 73-80, 90, 211 re-presentación en el, 60-61 silogismos y, 60, 69-73 símbolos en el, 30 sustantivación en el, 60, 61-63, 68, 90-91, 95-96 Lettvin, Jerome, 161 <
ÍNDICE ANALíTICO

máquinas lógicas, 136-145 como sistemas determinados, 143, 149, 174 de estado finito, 148 dispositivos lógicos versus, 140-141 el sistema nervioso central en comparación con las, 136-166 la dependencia de la historia de las, 145, 149, 153-154 los estados internos de las, 141-143, 145 no triviales, 141-145, 148-150, 150, 173-174, 197 no triviales versus triviales, 148150, 150 obediencia de las, 141 periodicidad de las, 174 predecibilidad de las, 138-139, 143, 144-145, 149 reglas de operación en las, 142145 triviales, 138-141, 147-150, 154 máquinas no triviales, 141-145, 148-150, 150, 173-174, 197 máquinas triviales, 138-141, 147-150, 150, 154 Mark, Ernst, 199 Matson, Floyd W., 37-38 Maturana, Humberto, 27, 41, 42 contribuciones al constructivismo de, 91, 93-99, 110, 160, 161, 166, 170-175, 180, 194, 196 McCulloch y Pitts, el formalismo de, 152-166 McCulloch, Warren S. contribuciones al constructivismo de, 41, 152-157, 162-164, 179-181 von Foerster y, 204-205 Mead, Margaret, 207 mecánica quántica, 38 memoria, 66-67 cartografía y, 145, 146 - del computador, 122-123, 150 - la base fisiológica de la, 123 Mercurio, 90 metafísico, realismo, 54

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metálogos, 87-89 véase también Bateson, G. Metaphysica (Aristóteles), 82-83 micropipetas, 16, 118 Müller, Johannes, 47 Napier, John, 124 Napoleón Bonaparte, 37 navaja de Ockham, la, 146 negación, 127, 128, 129 nervioso, sistema: véase Sistema nervioso central neuronas capas de, 158-159 encendido paralelo de las, 161 estimulación versus inhibición de las, 151-152 formal de McCulloch, la, 152-166 «la actividad "todo o nada",, de las, 152 el deterioro de las, 68 los impulsos generados por las, 111-120, 151, 176 postnápticas, 115, 116 presinápticas, 152 redes de, 152-165 valores de umbral de las, 152, 155 véase también Sinapsis neuronistas, 104-106 neuropituitaria, glándula, 177, 178 neurotransmisores, 114-115, 176 New World Dictionary (Webster), 52 Newton, Isaac, 36, 37, 44, 89-90 Norapirefina, 114, 116 «Notas sobre una epistemología de las cosas vivas» (Von Foerster), 56 numéricos, sistemas, 124-125 objetividad, 29-57 como problema filosófico, 27, 29-57 conocimiento y, 31-32 crítica constructivista de la, 40-44 desarrollo infantil y, 51-52 el lenguaje como base de la, 30-31, 46, 52-53 en el método científico, la, 27, 31,

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35-38, 38, 43-44, 47-50 epistemología de la, 44, 46, 50-53, 54-55, 56, 196 historia reciente de la, 32-38 la autorreferencia en la, 25-26, 54-57, 79-80, 212 lo racional por, 43-44, 194-195, 196-197 subjetividad versus, 38-40, 41 objetos como Gegenstand, 189 como perturbaciones, 17 4-17 5 como señal de valores rigen, 187-189 la constancia de los, 50-51, 188 la «Coseidad>> de los, 194-195, 196 operaciones de distinción, 93-96 operadores, 182-183 páncreas, 115 paradoja, 60, 73-80, 90, 210-211 «paradoja del barbero», 75, 79 paratiroideas, glándulas, 115 Pascal, Blaise, 124 Pasteur, Louis, 68 Pavolov, Ivan, 140-141 Peace Corps, 86 percepción profunda, 45 percepción, la base biológica de la, 45-47, 49-50 perikaryons, 111, 152 Philosophy of a New Key (Langer), 110 Piaget, Jean, 41, 51, 52, 110, 183 Pitts, Walter H., 152-154, 162-163 pituitaria, glándula, 115, 176 Planck, Max, 42 polarización, axón de, 112-113, 117 Pospesel, Howard, 70, 126 «potencial de acción», 113, 117, 118 «potencial de reposo», 113 Pribram, Karl, 147 principio de incerteza, 56 Principies of the Self-Organizing System (Principios de sistema autoorganizativo) (Ashby), 137 proposicional, cálculo, 126-132 protozoos, 107

psicocirugía (neurocirugía), 62 psicología, 61, 66, 99 Ptolomeo, 33 Purkinje, células de, 106, 164, 165 Ramón y Cajal, Santiago, 104-107 rana, el cerebro de la, 161 Rapoport, Anatol, 36, 83 realidad - casualidad versus necesidad en la, 73 - certeza de la, 25, 31 - como correlación de los sentidos, 39-40, 43, 45, 48-49, 53-54 - como juego, 193-194 - confirmación de la, 37-38, 44 - el concepto medieval de la, 32-34 - experiencia y, 53-54 - jerárquica, 33 la materia como base de la, 34-35 las leyes inherentes a la, 25, 90, 193-194 véase también Constructivismo; Objetividad Redfield, J., 63-64 reflejo condicionado, 110 - experimentos de, 138-139 regla de cálculo, 124 reglas de transformación, 81-82, 141 Reisch, F., 63 relatividad, teoría de la, 38, 56, 190192 reproductor autocatalítico, 169, 170 «respuesta local activa», 113 Restak, Richard, 46-47 res, 30-31 reticulistas, 102-103, 106 retina, 133 Revista Cuatrimestral de Histología Normal y Patológica, 106 Robdología (Napier), 124 Russell, Bertrand, 75-80 Saint Simon, conde de, 36 Schiller, Friedrich, 210 Schrodinger, Erwin, 41 Scientific American, 42

íNDICE ANALÍTICO

secuencias infinitas, 185 Segal, Tommy, 87 semántica, 134-135, 136 serotonina, 115 Shannon, Claude, 126 Shepard, Rodger, 42 silogismos deductivismo, 64-65, 69-72, 140 inductivos, 72-73 lenguaje y, 60, 69-73 operaciones de distinción versus, 93-96 véase también Causalidad; Lógica Simarro, Louis, 105 simuladores de voz, 139, 141-143 sinapsis excitadoras, 158 función de las, 114, 122-123, 175-176, 177-178 inhibitorias, 152, 153, 158-159 sensoriomotrices, 178 sistema analógico contra sistema digital, 210 sistema de numeración posicional, 124 sistema nervioso central, 101-120 codificación en el, 117-119 codificación indiferenciada en el, 47-50, 68-69 como base de la percepción, 49-51 como máquina no trivial, 138-166 como sistema abierto, 68, 174 como sistema autopoiético, 170-172, 182, 186 como sistema cerrado, 27, 109, 116, 166, 172-182, 196 como sistema de frecuencia modulada, 119 como sistema digital versus sistema discreto, 118-119 el sistema sensoriomotor del, 51-52, 80, 107-111, 165-166, 172, 173, 174, 175-177, 181, 183-184, 187-189, 194 estructura y función del, 27, 111-115

223

evolución del, 107-110 invariantes computados por el, 158-161 la ambigüedad interpretada por, 163-164 la biocomputación por el, 131, 151-166, 182 la clausura doble del, 175-182 la computación por el, 121-160, 182 la figura (gestalt) computada por el, 161 la recursión en el, 26, 27, 28, 80, 169, 173, 182-187 las células internunciales del, 101, 108-109, 151 perspectiva histórica sobre el, 101-107 propagación de los impulsos en el, 111, 119, 151, 176, 177 sensores externos versus sensores internos del, 109, 164 sistema endocrino y, 115-116, 176-178 teorías científicas del, 101-107 topología del, 177-178, 181 véase también Cerebro; Neuronas sistema numérico binario, 124, 125 sistema numérico decimal, 124 Skinner, B. F., 145 <<Smith-Robinson-Jones», el acertijo de, 134-135, 136 Smith, Frank Fremont, 205, 206 Sociedad Anatómica Alemana, 106 Sócrates, 70, 140 solipsismo, 41-42, 97, 189-193, 196 Spencer-Brown, C., 94, 97 Stevens, J ohn K., 133 superficies adiabáticas, 167 sustantivación, 60, 61-63, 66, 68, 90, 95-96 tautología, 127-129, 157 teleología, 209 <
224

SOÑAR LA REALIDAD

tiroides, glándula, 115 «todo o nada», principio de, 118 torus, 178, 181 Tractatus Logico-Philosophicus (L. Wittgenstein), 201 tumores cerebrales, 68 Turing, Alan, 144 <>, 113 unidades motoras independientes, 107-109 unidades compuestas versus simples, 97-99 <
educación de, 201-202 el imperativo estético de, 193 el imperativo moral de, 26 en la Segunda Guerra Mundial, 202-203 en las Macy Conferences, 204-211 entrevista con, 199-214 escritos de, 55-57 imperativo ético de, 26, 193 infancia de, 199-201 McCulloch y, 205 trasfondo de, 28, 199-214 véase también Constructivismo y temas específicos von Glasersfeld, Ernst, 32, 40-41, 53-54 von Kolliker, Rudolf, 106 von Neumann, John, 162-163, 209-210 Watzlawick, Paul, 40 Weakland, John, 79 Weston, P., 134 White, J., 87 Wiener, Norbert, 205, 207, 208 Wilder, Carol, 28, 199-214 Wittgenstein, Ludwig, 59, 157, 200-201 Wynne, L., 80

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