Job - Comentario Bíblioco Portavoz

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resldenté y catedrático de ext)osición bíblica

en el Seminarjoffeológico de Dallas, así como editor de la revista ,B!blío~p~a $ª?!"ª· Miem~ro del profes.~xa_do desde 1973, el do.ctot:,-~u~amb1en rrabajó muchos, anos como decano académico Y.vicepresidente de asuntos académicos en dicho seminario. El. doctor Zuck es autor, coautor y/o revisor de más de veinte libros. También se ha publicado en español del mismo autor Poder espiritual en la enseñanza.

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JOB

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Comentario I Antiguo Testamento

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JOB

Roy B. Zuck

EDITORIAL PORTAVOZ

CONTENIDO 7

Introducción Bosquejo del Libro de Job l.

¿SIRVE JOB A DIOS DE BALDE? (1: l -2: 13) El carácter de Job (1 : 1-5) . 16 Las calamidades de Job (1 : 6 - 2: 10) 18 Los que consolaron a Job (2: 11-13) . 24

2. QUIERO MORIR (3: 1-26) 3. DIALOGO

EN MEDIO DE LA MISERIA 7:21) Primer discurso de Elifaz ( 4: 1 - 5: 2 7) . 36 Primera respuesta de Job a Elifaz (6: 1 7:21). 40 (4: 1 -

Título del original: Job de Roy B. Zuck. © 1978 por Moody Bible Institute y publicado por Moody Press, Chicago, Illinois. Todos los derechos reservados.

4.

Edición en castellano: Job, © 1981 por Outreach, Inc., Grand Rapids, Michigan y publicado con permiso por Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications. Grand Rapids, Michigan 4950 l. Todos los derechos reservados. Traducción: Juan Torras V. Portada: Alan G. Hartrnan EDITORIAL PORTAVOZ P. O. Box 2607

¿SON SIEMPRE LOS MALOS QUIENES PIERDEN? (8: 1 - 10:22) . . Primer discurso de Bildad (8: 1-22) . 49 Primera respuesta de Job a Bildad (9: 1 10:22) 53

16

26 33

49

5. ARGUMENTANDO CON DIOS (11: 1 - 14:22) Primer discurso de Zofar (11: 1-20) . 61 Primera respuesta de Job a Zofar (12: 1 14:22) 63

61

6.

78

Grand Rapids, Michigan 49501 EE.UU.A. ISBN: 0-8254-1975-1 2 3 4 5 6 impresión 00 99 98 97 96 Printed in the United States of Ame rica

LUCHA SOBRE LAS CENIZAS (15: 1 - 17: 16) Segundo discurso de Elifaz (15: 1-35) . 79 Segunda respuesta de Job a Elifaz (16: 1 17: 16) 86

7.

YO VERE

A DIOS (18:

l -

92

19:29)

Segundo discurso de Bildad (18: 1-21) Segunda respuesta de Job a Bildad (19: 1-29)

92 96

8. ¿POR QUE TRIUNFA EL MALO? (20: 121 :34) Segundo discurso de Zafar (20: 1-29) . 106 Segunda respuesta de Job a Zafar (21 : 1-3'4) 11 O 9.

10.

11.

12.

INTRODUCCION 106 SINGULARIDAD

DIOS, ¿DONDE ESTAS TU? (22: 1 - 24:25) . Tercer discurso de Elifaz (22: 1-30) . 115 Tercera respuesta de Job a Elifaz (23: 1 24:25) 121

115

¡INOCENTE! (25: 1 - 31 :40) Tercer discurso de Bildad (25: 1-6) Tercera respuesta de Job a Bildad (26: 1 31:40)

128

EL JOVEN ENOJADO (32: 1 - 37:24) Introducción a Eliú (32: 1-5) . Primer discurso de Eliú (32:6-33:33) Segundo discurso de Eliú (34: 1-37) . Tercer discurso de Eliú (35:1-16). Cuarto discurso de Eliú (36:1-37:24)

128 130 158 160 161 168 172 175

LA MISTERIOSA CIENCIA DE DIOS (38: 1 42:6) . Primer discurso de Dios (3 8: 1 - 40: 2) . 185 Primera respuesta de Job a Dios (40:3-5) 198 Segundo discurso de Dios (40:6-41:34). 198 Segunda respuesta de Job a Dios ( 42: 1-6). 207

13. VIVIENDO CON MISTERIO (42:7-17) Dios y los amigos de Job (42:7-9) . Dios y la fortuna de Job ( 42: 10-17) Bibliografía

184

210 210 211 217

«¿Por qué me sucedió a mí esto?» Durante siglos el hombre se ha formulado esta pregunta al tiempo que se hallaba agonizando de dolor, llorando su desgracia, lamentando la pérdida de sus pertenencias. Una operación de· vida o muerte; una incurable enfermedad; la destrucción de una propiedad por el fuego, a causa de un terremoto, o una inundación; la muerte prematura de un hijo; un desafortunado divorcio; un adolescente recalcitrante y rebelde; el padre muerto en la guerra; un grave accidente de circulación; un bebé que ha nacido subnormal; una bancarrota én los negocios ... estos son algunas de las múltiples adversidades y reveses que son patrimonio de toda la raza humana. Si pudiéramos descubrir la correspondencia que existe entre nuestros sufrimientos y los pecados arraigados en nuestras vidas; las relaciones que hay entre nuestras tragedias y nuestras transgresiones; seguramente veríamos con más claridad los porqués de nuestras desventuras. Pero lo normal es que nos alcancen los problemas sin explicación alguna. Y cuando no podemos hallar la relación entre nuestros males y algún pecado conocido por nosotros, concluimos que las aflicciones no las merecemos. El lamento «¿Por qué me merezco esto?» muestra un sentido de injusticia, una impresión de que los problemas que nos sobrevienen sobrepasan la tragedia que tenemos encima. Tal vez el ejemplo más dramático de un sufrimiento no merecido es el que tenemos en el libro de Job. En cuestión de minutos, Job, un hombre rico y honrado, pierde todas sus posesiones materiales. A continuación, añadiendo angustia sobre angustia, sus amigos le acusan en el momento que más consuelo él necesitaba. No termina aquí su desdicha, Dios, al menos en cuanto a Job le es dado saber, se mantenía al margen de sus proble-

8 I Job

Introducción

mas, rechazando dar cualquier ayuda y atención al pobre Job sin interesarse por su causa. Sin embargo, Job era un «hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal» (Job. 1: 1). ¿Puede existir una tragedia más inmerecida? ¿No debería la persona piadosa ser bendecida y no castigada por Dios? A través de las edades, el misterioso magnetismo del libro de Job ha maravillado a los hombres que han leído en sus pági-, nas. Ciertamente muchas personas han encontrado su consuelo identificándose con Job, al hallarse en tribulaciones y prolongadas situaciones de aguda agonía; cuando se han sentido maltratadas, especialmente, si ha sido por causa del bien y desinteresadamente. El tema de este libro --el injusto sufrimiento de los seres humanos- es el centro del interés de esta obra. Job tiene un mensaje para quienes sufren, de una manera particular por quienes experimentan en su carne el misterio del sufrimiento no merecido.

EL ESTILO LITERARIO Hay otros dos factores que hacen fascinante el libro de Job: su peculiar estructura y su riqueza poética. Ha sido calificado de pieza maestra sin igual en toda la literatura. «Es singular en su forma y en su profundo contenido.» 1 Martín Lutero lo consideró «grandioso y sublime como ningún otro libro de las Sagradas Escrituras» .2 El obispo Lowth, pionero y experto en poesía hebrea, opina que Job destaca como «singular y sin paralelo entre los Volúmenes Sagrados».' Thomas Carlyle frecuentemente citaba palabras de Job añadiendo el siguiente comentario: «Noble Libro, ¡un Libro para todos los hombres! Contiene el más antiguo, el primero de los comentarios y afirmaciones sobre el eterno problema; el destino l. Robert Gordis, Poet s, Prophets, and Sages (Dloomington, Ind.: U., 1971), p. 281.

Indiana

2. James Strahan, The Book of Job Interpreted (Edhnbur110: T. & T. Clark, 1913), p. 28. 3. Robert Lowth, Lectures on the Sacred Poetry of the Hebrews, 2 vols. (1787 reimpreso, Híldeshelm, Alemania: Georg Olms Verlag, 1969), 2:347.

/ 9

del hombre, y los designios de Dios para con él mientras está aquí en la tierra... Nada hay escrito, creo yo, en la Biblia o fuera de ella, que lo iguale en mérito y calidad Iiteraria.» 4 Típico de la valoración hecha por poetas y expositores bíblicos es la opinión de Víctor Hugo, el ensayista francés del siglo XIX, quien llegó a afirmar que Job es, tal vez, la más excelente obra literaria de la mente humana. Un escritor contemporáneo ha elogiado el libro de una forma pintoresca: «Como el monumento a Washington, cuyos fundamentos se hallan en el terreno de las encrucijadas de los problemas y las decisiones de la humanidad, el Libro de Job se alza cual majestuoso monolítico de grandeza por sí rnismo.» 5 ¿Por qué hay tantos escritores que alaban el libro de Job como una joya literaria? 1. Una razón es su singular estructura. Es una mezcla de prosa y poesía, de monólogo y de diálogo. El prólogo (1: 1 2: 13) y el epílogo (42:7-17) son prosa narrativa, y el extenso material intermedio es poesía, Dentro de esta sección poética (3: 1 - 42: 6) hay un monólogo por Job, tres ciclos de diálogos entre sus amigos y Job, y cuatro discursos por un cuarto amigo. Luego, Dios responde a Job y hay un despliegue oral de Su esplendor en varios aspectos de la naturaleza. Job es reducido al silencio y se arrepiente de su arrogancia ante la sabiduría y el poder infinito de Dios. Así concluye la sección escrita en poesía. El modelo prosa-poesía-prosa, si bien se halla frecuentemente en las composiciones literarias del antiguo Cercano Oriente,6 es singular entre los libros de la Biblia. 2. Otra razón por la que el libro de Job es aclamado como literatura de primer orden es la riqueza de su vocabulario. Muchos de los términos hallados en Job no se hallan en ningún otro libro del Antiguo Testamento. De hecho, Job contiene 110 palabras que no se encuentran en ninguna otra parte de los libros de la colección sagrada. Su número supera en mucho la proporción de otro cualquier libro del Antiguo Testamento.7 4. Thomas Car lyle, «The Hero as a Prophet», On Hcroes, Hero-Worship and Hernie in History, ed. Archibal MacMechan (Boston: Ginn, 1901), pp. 55-56. 5. Wesley C. Baker, More Titan a Man Can Take: A Study of Job,_ p. 7. 6. Dos ejemplos en la literatura egipcia se hallan en la obra ·~1spute over Suicides y en cProtest of the Eloquent Peasant» (James L. Pntchard, ed., Ancíent Near Eastern Texts Relating to the Old Testament [Prlnceton: Prlnceton U., 1955], pp. 405-7). 7. W. B. Stevenson, The Poem of Job (Londres: Geoffrcy Cuberlege, 1947), p. 71.

Introducción

10 / Job Solamente para mencionar leones usa cinco palabras diferentes (4: 10-11), seis para trampas (18: 8-10), y seis para tinieblas (3:4-6; 10:21-22). Como ha observado Gordis, el escritor «conoce los nombres de las constelaciones, de los metales, y de muchas piedras preciosas. Está familiarizado con el detalle de Ja anatomía de los grandes monstruos, el lenguaje táctico de los tribunales, y el vocabulario relacionado con el trabajo de las minas y la caza».8 Contiene referencias a los insectos, los reptiles, los pájaros, las bestias; las armas y la estrategia militar; instrumentos musicales; medios de transporte; geografía; huracanes, rocío, aurora, oscuridad, nubes, lluvia -todo está manifestado en profusión entre el vocabulario usado en el libro de Job.9 Su rico vocabulario revela influencias procedentes de otras diferentes lenguas además del hebreo, incluyendo el acadio, árabe, arameo, sumerio y ugarítico.'? 3. Una tercera cualidad literaria de este libro es el extenso uso que se hace en él de símiles y metáforas. Como, por ejemplo, la brevedad de la vida representada por la lanzadera del tejedor (7:6), o por un soplo (7:7), una nube (7:9), una sombra (8:9, 14: 2), un correo (9: 25), un águila (9: 26), y una flor (14: 2).11 Esos detalles, juntamente con los paralelismos poéticos (dos líneas por verso, en las cuales la segunda completa o contrasta el pensamiento de la primera) y estrofas (una estrofa es un grupo de versos ordenados rítmicamente) hacen del libro de Job, como Tennyson lo calificara, «el poema más grandioso de los tiempos antiguos y modernos» .12

EL AUTOR En el libro de Job no faltan los misterios: ¿Quién lo escribió? ¿Cuándo fue· escrito? ¿Cuándo ocurrieron los eventos relatados en él? ¿Dónde vivió Job? Tal vez estos interrogantes, los 8. Robert Gordis, The Book o{ Cod and Man: A St utiy of Job, p. 9. Para detalles, véase Albert Barnes, Notes, Cruical, Illust r at ive Pracrical, on the Book of Job, !:LXXI-LXXXII. JO. R. Laird Harris cita numerosos ejemplos en «The Book of Job Jts Doctrine of God», Crace lournal 13 (Otoño, 1976). pp. J0.14. 11. Para más ejemplos, véase Stcvenson, pp , 66-70. 12. Víctor E. Reichert, Job, p. xiii.

160. aná and

/ 11

cuales no pueden ser contestados con exactitud, añaden un encanto especial al libro. Siendo que el autor no se identifica a sí mismo, los estudiantes expertos de la Biblia solamente pueden especular sobre quién lo haya podido escribir. Numerosas sugerencias se han formulado, incluyendo el que fuera autor el mismo Job, Eliú (el cuarto de los amigos que entra en escena hacia el final del libro [capítulos 32 - 37] ), Moisés, Salomón, Ezequías, lsaías, alguien después del exilio babilónico, quien sabe si Esdras, o un autor anónimo unos doscientos años antes de Cristo. A causa de algunas similitudes entre Job y el Génesis y teniendo en cuenta los conocimientos que Moisés tenía del desierto, la tradición judía dice que Job fue escrito por el mismo autor del Pentateuco. Otros eruditos se inclinan por Salomón como su autor a causa de su tendencia a la literatura poética (p. ej. Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares) ): también al tener algunos paralelos entre Job y Proverbios (cp. Job 28 y Pr. 8). La extensión y los detalles en las conversaciones registradas en el libro de Job dan la impresión de que el escritor fuera un testigo presencial. Ciertamente que Job, tan directamente implicado con toda la narración, bien pudiera ser este testigo ocular y presencial dando fe de su propia experiencia. Durante los 140 años de vida que siguieron a su restitución a la plena salud, habría tenido sobrado tiempo para hacerlo. Este punto de vista es tan razonable o más que los demás apuntando a un autor escribiendo cientos de años después de haber ocurrido los hechos, en base a una tradición oral mantenida a través de los siglos. No es cosa ajena en Jos tiempos del Antiguo Testamento para un escritor narrar la historia de sí mismo en tercera persona. Naturalmente, damos por sentado el que alguien, sin ser Job, ha debido escribir los dos últimos versículos, describiendo la muerte de Job y diciéndonos a los años que falleció. Podemos afirmar que tampoco esto era extraño al estilo de escribir la historia antigua. Algunos eruditos opinan que el libro es el resultado de una recopilación de datos a través de muchos años y por medio de varios editores, cada uno de Jos cuales enriqueció a su estilo el material original. No obstante, y haciendo honor a la verdad, las numerosas porciones poéticas indican el estilo de un solo autor, tal como han hecho notar otros tantos expertos en la ma-

Introducción / 13

12 / Job teria.!' Además, otros paralelos dentro del libro demuestran una unidad inconfundible. El intento de agrupar ciertas posibles unidades dentro de la totalidad del material en busca de supuestos diferentes compiladores, destruye la interdependencia de la obra y no ofrece luz alguna a la hora de descubrir el propósito del libro.

FECHA La fecha de los eventos descritos en Job no debe identificarse, por necesidad, con el tiempo en que pudo haber sido escrito el libro. Cuando nos referimos a la fecha, queremos hacer mención al tiempo en que se escribió. Las opiniones sobre el tiempo en que Job pudo haber vivido representan un abanico que se extiende desde la edad de los Patriarcas (Abraham, Isaac y J acob =-nproximadamente unos 2.100 a 1.900 años a.C.) hasta el siglo vr a.C. Los siguientes datos apuntan a una fecha cercana a la edad patriarcal. 1

1. Los muchos años de la vida de Job corresponden aproximadamente a las prolongadas vidas de los patriarcas. Cuando sus hijos murieron ya eran todos ellos personas adultas, lo que nos lleva a conjeturar que Job tendría unos sesenta años cuando el desastre le sobrevino. Después de aquella calamidad vivió otros 140 años (42: 16).14 Así que su edad a Ja hora de su muerte sería de unos 200 años comparable con Taré, el padre de Abraham, quien murió a los 205 años; Abraham llegó hasta los 175; Isaac, quien vivió 180, y Iacob quien terminó sus días a los 14 7. Le sigue José con 110 a .ios de vida y desde entonces hasta ahora la vida de los hombres ha sido algo más corta. 2. La riqueza de Job se calculaba en cabezas de ganado (1:3; 42: 12), al igual como se hacía en los tiempos de Abraham (Gn. 12: 16; 13:~). y de [acob (Gn. 30:43; 32:5). . 3. Los sabeos y caldeos (1 : 15, 17) eran nómadas, pero dejaron de serlo años después. 13 ', Cp, Marvin H. Pope, Job, p. xli; y Nahum M. Sarna. •Epic Substratum m the Prose of .Iob», Iournal of Biblical Literature 76 (1957): 13-25. 14. Algunos expertos sugieren. sin embargo, que Job vivió 140 años en total. Aun asf esta proporción concordaría con el tiempo de duración de Ja vida de los Patriarcas, en particular con Jacob.

4.

El hecho

de que Job fuera el sacerdote de su familia que el sacerdocio a nivel nacional aún no era conocido, al menos en los lugares donde Job vivía. 5. La palabra hebrea traducida por «una pieza de dinero» (42: 11) se usa solamente en otras dos ocasiones en toda la Biblia (Gn. 33: 19; Jos. 24:32), en ambas ocasiones con referencia a la época de J acob. 6. Los instrumentos ele música mencionados (21: 12; 30: 31), como el tamboril, la cítara y la flauta, son también mencionados en el libro del Génesis (4:21; 31:27). 7. Las hijas de Job eran coherederas juntamente con sus hermanos (43: 15). Esto, por otra parte, no era posible bajo Ja Jcgislación mosaica (Nm. 27: 8). 8. Obras literarias de similar estilo y carácter al de Job fueron escritas en Mesopotamia en aquellos tiempos. 9. En todo el libro de Job no hallamos referencia alguna a las instituciones mosaicas (sacerdocio, leyes, tabernáculo, festividades religiosas especiales o días conmemorativos, etc.). 10. El nombre Shaddai * se usa para designar a Dios en el libro de Job en treinta y una ocasiones (comparado con solamente diecisiete en el resto del Antiguo Testamento) y éste es el nombre con que los Patriarcas conocían a Dios. 11. Hay un considerable número de .nombres propios y de lugares geográficos evidentemente relacionados con el tiempo de los Patriarcas. Dentro de estos ejemplos podríamos mencionar el nombre personal de Seba (un nieto de Abraham), y los sabeos (término derivado de Sabá) (Gn. 25:3; Job 1:15; 6:19); Tema (otro nieto de Abraharn), y Temán (un lugar en Arabia) is (Gn. 25: 15; Job 6: 19); Elifaz (hijo de Esaú), y Elifaz (uno de los compañeros de Job) (Gn. 36: 4; Job 2: 11); Uz (un sobrino de Abraham), y Uz (lugar donde Job vivía (Gn. 22:21; Job 1: 1). El mismo nombre de Job era corriente entre los semíticos occidentales en el segundo milenio a.C. La referencia más antigua (l: 5) da a entender

. •. La palabra Shaddai es un término hebreo que nuestras versiones de la Biblia en castellano de Casiodoro de Reina (lo mismo la revisión del 1960 como la del 1977) traducen por •Todopoderoso• (Gn. 17: 1) o bien por «Omnípotenres (Ex. 6:3). (N. del T.) 15. Posiblemente, Elifaz el lemanita era oriundo de Tema en Ja región de Arabia. (o del Temás en Edom). Pudiera ser también, que Bildad, el suhita, fuese nativo u oriundo de Súa, una localidad nombrada de Ja misma manera que se llamó el hijo más joven de Abraham. Y Eliú, hijo de Baraquel, el buzita, pudiera muy bien ser de Buz, localidad con el mismo nombre que el sobrmo de A.braham. Buz también se menciona juntamente con Dedán y Tema, Jugares situados en Arabia (Jer. 25: 23).

Introducción / 15

14 I Job

C.

que tenemos de este nombre en Ja literatura extra-bíblica es la lista de los reyes de Mari (en la parte superior del río Eufrates) documento fechado aproximadamente entre los años 2.000 y 1.800 a.C. El nombre de Job también se menciona en los textos llamados «Egyptian Execration» que datan del siglo xix a.C, Existen otras referencias de este nombre en la famosa correspondencia amarna (ca. 1.400 a.C.) y en algunos textos ugaríticos. 12. Los paralelos en el estilo entre Job y la literatura ugarítica han llevado al escritor Sarna a la conclusión de que «el fondo patriarcal del libro de Job es indiscutible»."

D.

E. BOSQUEJO

J.

Prólogo (en prosa)(!:

DEL LIBRO DE JOB

1 - 2: 13) F.

A.

B. C. II.

16.

El carácter de Job ( l: 1-5) 1. Su lugar y su religiosidad ( l: 1) 2. Su prosperidad ( 1: 2-3) 3. Su posterioridad ( l: 4-5) Las calamidades de Job (1:6-2:10) 1. La primera prueba ( l: 6-22) 2. La segunda prueba (2: 1-10) Los que consolaron a Job (2: 11-13)

Diálogo (en poesía) (3: 1-42:6) A. Las quejas de Job (3: 1-26) l. Deseó no haber nacido (3: 1-10) 2. Deseó haber muerto al nacer (3: 11-19) 3. Deseó morir en aquel momento (3: 20-26) B. El primer ciclo de discursos (4: 1 - 14: 22) l. Elifaz presenta su primer discurso (4: 15:27) 2. Primera respuesta de Job a Elifaz (6:1-7:21) 3. Primer discurso de Bildad (8: 1-22) 4. Primera respuesta de Job a Bildad (9: 1 - 10: 22) 5. Primer discurso de Zof ar ( 11 : 1-20) 6. Primera respuesta de Job u Zofar ( 12: 1 - 14: 22) Sarna,

p.

25.

------~~--'""""""'·~-~·<:::&

oilli<W!:t

••

III.

Segundo ciclo de discursos (15: 1 - 21: 34) l. Segundo discurso de Elifaz (15: 1-35) 2. Segunda respuesta de Job a Elifaz (16: 1 - 17: 16) 3. Segundo discurso de Bildad (18: 1-21) 4. Segunda respuesta de Job a Bildad (19:1-29) 5. Segundo discurso de Zofar (20: 1-29) 6. Segunda respuesta de Job a Zofar (21: 1-34) Tercer ciclo de discursos (22: 1- 31:40) l. Tercer discurso de Elifaz (22: 1-30) 2. Tercera respuesta de Job a Elifaz (22:1-24:25.) 3. Tercer discurso de Bildad (25: l-6) 4. Tercera respuesta de Job a Bildad (26: 1 - 31 :40) Los cuatro discursos de Eliú (32: 1 - 37: 24) l. Introducción a Eliú (32: 1-5) 2. Primer discurso de Eliú (32: 6 - 33: 33) 3. Segundo discurso de Eliú (34: 1-37) 4. Tercer discurso de Eliú (35: 1-16) · 5. Cuarto discurso de Eliú (36: 1 - 37: 24) Confrontación con Dios (38: 1 - 42: 6) l. Primer discurso de Dios (38: 1 - 40: 2) 2. Primera respuesta de Job a Dios (40: 3-5) 3. Segundo discurso de Dios (40: 6- 41: 34) 4. Segunda respuesta de Job a Dios (42: 1-6)

Epílogo (en prosa) (42: 7-17) A. Dios y los amigos de Job (42: 7-9) B. Dios y la fortuna de Job (42: 10-17)

¿Sirve Job a Dios de balde? (1 :1-2:13) / 17

l ¿SIRVE JOB A DIOS DE BALDE? l. ·PROLOGO (1:1 -

2:13)

En el prólogo en prosa de Job, Ja presentación de los personajes se hace brevemente y con términos tensos. El carácter espiritual del protagonista, su familia y sus posesiones, las acusaciones de Satanás y sus ataques a Job, las reacciones del Patriarca y la llegada de sus amigos; todo se presenta ante el lector con una sucesión de rápidos acontecimientos, como si por delante de sus ojos le pasaran una película a velocidad acelerada. ¡Todo tiene lugar rápidamente! , Como contraste, los diálogos siguientes son como vistas fijas proyectadas en una pantalla para ser estudiadas a fondo. Las secuencias son lentas, las escenas simples. Obviamente, es necesario este prólogo para ponernos en situación con un estilo de presentación rápida al introducirnos al Job que agnoiza confrontado con sus amigos y con el mismo Dios.

A.

El carácter de Job ( 1 :1-5)

Se nos introduce, en primer lugar, la situación geográfica y la piedad de Job (1: 1). El vivió «en la tierra de Uz». Tal como la fecha y el autor del libro, la localización es incierta. El lugar Uz se menciona en dos ocasiones más en el resto de la Biblia: la primera cita nos dice que Uz era un país de reyes, al menos en tiempos de Jeremías (Jer. 25: 20); en la segunda hace referencia a una posesión o a un lugar vecino de Edom (Lam. 4: 21). Algunos expertos opinan que Uz estaba situada en la fértil Basán, al Sur de Damasco; otros sugieren que Uz estaba en Edom, al Su-


¿Sirve Job a Dios de balde? (l: 1-2:13) / 19

18 / Job marcado carácter espiritual se refleja en el interés en la piedad y moralidad de sus hijos ya adultos. Después de cada fiesta de cumpleaños celebrada anualmente por cada uno de sus siete hijos («banquetes ... cada uno en su día», 1: 4), Job ofrecía sacrificios para el perdón de cada uno de ellos por sus pecados cometidos a sabiendas o sin tener conciencia de ello. En todos los aspectos, Job se nos presenta como competente y ejemplar: en su habilidad de hacer riquezas, en su atención a la familia y, especialmente, en su vida piadosa y sincera delante de Dios. Estas sorprendentes cualidades, frente a las adversidades sufridas en su vida, aún hacen un contraste más extremadamente marcado. Estos marcados contrastes hacen del libro de Job el portador de un mensaje único para cuantos puedan sufrir, sin llegar a ser eminentes personajes como él lo fue. B.

Las calamidades de Job

( 1 :6 -

2:1 O)

Job fue sometido a dos intensas pruebas: una con relación a sus posesiones y su prole ( 1: 6-22) y otra con relación a su sa1 ud (2: 1-10). En cada caso se presentan dos escenas, una en el cielo y otra en la tierra. Cada escena en el cielo comporta una acusación por parte de Satanás en contra de Job, cada escena en la tierra incluye un ataque de Satanás en contra de Job. Cierto día los hijos de Dios (ángeles) se presentaron (literalmente, «se detuvieron») ante Dios para informarle de sus actividades, Satanás informó de su deambular («rodear la tierra») por el mundo, como si se dedicara a la busca de quien pudiera acusar y devorar (véase 1: P. 5:8). Conociendo los propósitos de Satanás, el Señor mencionó a Job como ejemplo supremo de piedad: «no hay otro como él en la tierra» (1: 8), llamándole con el honorable título de «Mi siervo». Dios estaba seguro de que Satanás encontraría en Job más que suficientes motivos para no poder negar su honradez y devoción. La réplica de Satanás se dirigió contra los motivos de Job. Satanás al no poder poner en duda Ja piedad de Job, puso en cuarentena el porqué era piadoso. «Nada hay de extraordinario en su piedad. Te es fiel a cambio de tanto bien como le das. Quítale Ja paga y verás cómo deja de trabajar. [Ciertamente Job no te sirve de balde!» ¿Sirve Job a Dios de balde? Esta es la pregunta clave en el

Libro de Job. Además de enseñar al lector el valor del sufrimiento de un hombre justo, el libro ventila otra pregunta puesta en labios del diablo, si el culto de Job a Dios es genuino o motivado por el egoísmo. ¿Se verá si Job es capaz de servir a Dios aunque nada reciba a cambio? ¿Habrá alguien capaz de servir a Dios sin tener intereses personales que le muevan a ello? ¿Es el culto una moneda para comprar favores celestiales o un pasaporte para entrar hasta donde está Dios? ¿Sirve el hombre a Dios solamente esperando Sus bendiciones, temiendo que de no hacerlo Dios le castigará? ¿Es la piedad una parte de un contrato asegurándonos la riqueza y protegiéndonos de la pobreza? El sutil argumento de Satanás sugiriendo que el culto es básicamente una actitud egoísta afecta en el mismo corazón de las relaciones entre Dios y el hombre. «Retírale Tu protección y deja de bendecir la obra en sus manos, y verás cómo Tu protegido cambia radicalmente. Prívale de lo que tiene y verás el auténtico personaje: un hombre egoísta capaz de blasfemarte a la cara.» 2 Esta acusación ataca por igual la integridad de Dios. Como un comentarista dice: «Satanás está acusando a Dios de manejar las reglas del juego, esto es, prepara la respuesta del hombre mediante el uso de un elaborado anzuelo.» 3 El porqué Dios perrnite a Satanás razonar de esta manera en contra de Job no se puede deducir del texto. «¿Acaso no conoce Dios de antemano las motivaciones de sus criaturas? ¿Qué necesidad tiene El de comprobarlo?» 4 Por supuesto que Dios lo sabe, pero El se sirve de Job para silenciar a Satanás. Además, El quiere arraigar más profundamente las convicciones espirituales de Job. Después de obtener permiso, Satanás comienza sus ataques contra Job mientras sus diez hijos están celebrando una fiesta en casa del hermano mayor (1: 13, 18). Los ataques se producen alternativamente siendo causados por fuerzas humanas y de la «naturaleza»: primeramente, los sabeos atacan; segundo, es «el fuego de Dios»; en tercer lugar, unos escuadrones de caldeos arremeten contra ellos; cuarto, un gran viento del desierto. Satanás se nos presenta como capaz de mover todas estas fuerzas actuando de manera rápida y precisa según sus propósitos. Job, 2. En la pregunta de 1: 10: •¿No Je has cercado Tú alrededor a él su casa y a todo lo que t iene?», el Tú del original es enfático. 3. Edgar Janes, The Trium pli of Job (Londres: SCM, 1966), p. 29. 4. L. D. Johnson , I srael's Wisdom: Learn and Live , p. 56.

y a

20 / Job sin poder salir del shock producido por las terribles Y súbitas noticias, no puede suponer, ni por asomo, las causas que lo motivan todo. Los sabeos, quienes le robaron los 1.000 y los .500 a~nos Y asesinaron a los criados (1: 14-15), pudieran haber sido oriundos de Ja región de Seba, en la parte sudoeste de A~abia, o procedentes de una ciudad llamada Seba, cerca de Dedan, en la parte superior de Arabia (Gn. 10:7; 2~:3). . , El fuego de Dios, que «cayo del cielo y que quemo las ovejas y a los pastores» (1: 16), pudiera ser el re~ultado ~e unos rayos. Algunos autores calcular ~ue 7 .000 ~veias pud1e~an haber sido las recogidas en un espacioso cobe:tt~o o granero, que se hubieran incendiado en el momento del incidente. Los caldeos, quienes atacaron en tres escuad~ones desde t:~s ángulos distintos y robaron 3.000 camellos asesinando también a los cuidadores (1: 17), eran los fieros habitantes trashumantes de Mesopotamia. Posiblemente venidos del Norte, en contraste con los sabeos procedentes del Sur. Parece ser que los ataques de ambos grupos fueron por sorpresa. . El fuerte viento del desierto que «azotó las cuatro esquinas de la casa» (1: 19) da a entender la naturaleza de un tornado o tromba de viento formada momentáneamente como suele suceder en medio de los lugares desérticos. El viento derribó la casa sobre su base, causando la muerte de los diez hijos de Job. Todas las cabezas de ganado habían sido robadas; todos sus esclavos asesinados (menos los cuatro que escaparon para poder dar las trágicas noticias; aquellos serían o bien escl~vos de su propiedad 0 de otros terratenientes que fuer.on testigos ?e los sucesos); y todos sus hijos habían perdido la vida. En cuest~ó~ de minutos, Job pasa de ser un hombre rico y póspe.r~ ,ª paupernmo y desesperado. ¿Afectaría esta sit~ación su condicio~ ~e hombre pío y arremetería en contra de Dios por tal desgracia. . En medio de la tragedia ( 1: 20-22) causada por esta pnmera actuación satánica, Job rasgó su manto,5 simbolizando su intensa pena interior, y rasuró su cabeza en señal de la pérdi~~ de. su prestigio personal. Postrado en tierra, no en desesperac10n, sino en reconocimiento a Dios, Job le adora reverentemente. Su faz llegó a tocar el polvoriento suelo, su cuerpo post:ado denota.ha la actitud de su corazón humillado, pero humilde y sumiso adorando a su Señor. 5. El manto era una prenda de hombres de rango.

¿Sirve Job a Dios de balde? (1: l-2:13)

/ 21

Job reconoce que aquella pérdida tan dolorosa no era diferente de su nacimiento y su muerte: él había nacido desnudo, y desnudo tenía que morir. Análogamente, ahora se encontraba desnudo, no literalmente, pero en figura: sin posesiones y sin medios para poderlas conseguir. Al decir «desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo retornaré a allá», Job no quiere decir que desea volver a la seguridad prenatal dentro del seno maternal. Por el contrario, se refería a la tumba, ya que poéticamente hablando el vientre de la madre es una figura para significar la tierra (véase Sal. 139: 15; Ec. 5: 15; 12:7). La conexión es obvia; porque el hombre, formado en el seno de la mujer, está hecho también «del polvo de la tierra» (Gn. 2:7; 3: 19; Job 10:9; 34: 15), y la tierra, al igual que la madre, da a luz seres vivientes. Reconociendo los derechos soberanos de Dios («Jehová dio, y Jehová quitó», Job 1: 21b), Job alaba al Señor (literalmente, « Yahveh»). ¿Cuántos creyentes hoy en día reaccionarían como Jo hizo Job ante los golpes experimentados por él? ¿Cuántos soportarían la adversidad con adoración, reverencia y culto? ¿Cuántos, como Job, mantendrían su integridad moral, resistiéndose a sucumbir ante la amargura? ¿Cuántos, ante un sufrimiento inmerecido, no maldecirían 6 a Dios por sufrir sus injusticias? Satanás, después de perder en su primer intento de acusación a Job tratando de demostrar que adoraba a cambio de las riquezas recibidas de Dios, no se da por vencido. No obstante, las sorprendentes respuestas de Job demostraron hasta la saciedad el error con que Satanás había preclasificado al Patriarca, anunciando que él maldeciría a Dios. La devoción es posible sin recibir un céntimo a cambio. El hombre puede ser fiel a su Dios aparte de las bendiciones que Este pueda concederle. La pureza y sinceridad del culto de Job en los momentos de extrema desesperación y pérdida de bienes, justifican las palabras de Dios ante Satanás. El adversario vuelve a la ofensiva. En la segunda prueba (2: 1-10), Satanás de nuevo pone en duda las motivaciones de job e impugna delante de Dios su recto carácter. En esta tercera escena, desarrollada en el cielo, Satanás implica que Job todavía adora a Dios porque su vida no ha sufrido riesgo alguno. «Piel por piel.» Sí, ¡Todo lo que el hombre tiene lo daría por su 6. «Maldecir» en el término usado en los textos •atribuir• o «dar sentido no apropiado».

originales

quiere decir

¿Sirve Job a Dios de balde? (l : 1-2:13) / 23

22 / Job vida' (2: 4). «Cualquier hombre, -insinúa Satanás- es capaz de desprenderse de sus bienes y aun de sus hijos, de todo lo suyo, por salvar su vida.» «Piel por piel» era un proverbio posiblemente aplicado al trato y permuta de pieles de animales. «Job estaba dispuesto a negociar sus pieles [las vidas] de sus propios hijos a cambio de que Dios Je concediera su propia piel [su vida] .» El razonamiento implica, otra vez, un egoísmo por parte de Job. «Claro que él te adorará, mientras Tú no Je toques su vida. Pero si afectas su cuerpo con enfermedad, entonces se habrán terminado las motivaciones del culto y te maldecirá en Tu propia cara.» Satanás recibe permiso de parte de Dios para dañar el cuerpo de Job, pero sin tocar su vida, inmediatamente Job se ve afectado «con una sarna maligna desde la planta del píe hasta la coronilla de la cabeza» (2: 7) como resultado del nuevo ataque del enemigo. Mientras que Ja primera prueba interesó solamente los bienes y la familia de Job, en esta segunda su salud se ve seriamente atacada. Las dos palabras hebreas traducidas por «Sarna maligna» son las mismas usadas para calificar una de las diez plagas en Egipto (Ex. 9:8-11; Dt. 28:27) y la enfermedad de Ezequías (2.º R. 20: 7). Algunos comentaristas opinan que Ja enfermedad sufrida por Job pudo haber sido viruela.7 Otros suponen que se trataba de elefantiasis, llamada así a causa de Ja hinchazón de miembros y espalda, y de las arrugas que salen en la piel semejantes a Ja de los elefantes. La dolencia de Job era, de todas maneras, una enfermedad cutánea que le producía costras o escamas en la piel, como los eczemas crónicos, la lepra, la psoriasis, la pitiriasis, Ja queratosis 8 y la penfigo foliáceo.9 Esta última parece la más acertada teniendo en cuenta los síntomas de la infección de Job: inflamación, úlceras (2:7), escozores (2:8), desfiguración en la piel de Ja cara (2:7, 12), pérdida de apetito (3: 24), depresión (3: 24·25), gusanos en los intestinos (7: 5), endurecimiento de la piel y llagas abiertas (7: 5), difi7.

A. Rendle Short,

1953), pp. 60-61. 8. C. Raimer

The Bible and Modern

Smith, Th e Physician Biblioteca Filosófica, 1950), p. 60. 9. Véase Samuel Terrien, «The Book ed. George A. Buttrick, vol. 3 (Nashville: Hallam, -Pemphigus Foliaceus», en The Practice, vol. 9, pp. 490-92.

Medicine

(Chicago:

Examines the Bible

(Nueva

cultad en la respiración, ya bien en un sentido figurado o literal (9: 18), amoratamiento de párpados (16: 16), aliento Iétido (19: 17), pérdida de peso (19::?0; 33:21), dolor continuado (30:17), desasosiego (30:27). ennegrecimiento de la piel (30:30) y fiebre (30: 30). Todos estos efectos posiblemente duraron meses o más tiempo, porque Job se refiere a este tiempo corno «meses de calamidad» (7:3) y «como en los meses pasados» (29:2). Los efectos y consecuencias (2: 8-10) de este segundo ataque incluyen tres cosas: el aislamiento y separación de Job de la ciudad, la tentación de su mujer, y su sumisión a Dios. Se sentó «sobre cenizas», es decir, sobre o cerca de los montones de estiércol y cenizas donde se amontonaban las basuras a las afueras de la ciudad. Lugar de los mendigos, los destituidos y los perros despreciables. [Cuán humillante e indignante representaría este lugar para quien se había sentado a la puerta de la ciudad como juez de la comunidad (29: 7) y ahora verse relegado fuera de las murallas con los mendigos, rascándose su piel, con supurantes llagas en su cuerpo y con una teja en su mano como único medio para calmar sus escozores! Cuando su propia mujer le incitaba a olvidarse de su integridad (relacionada con la palabra «perfecto» en 1: 1), a maldecir a Dios y morirse, él la llamó fatua (esto es, espiritualmente ignorante y falta de sentido para discernir, 2: 10). Justamente esta sugerencia de la esposa es exactamente la idea que Satanás había expresado por dos veces prediciendo la reacción de Job ( 1: 11; 2:5). En el momento que más necesitaba el apoyo de su esposa, recibe otro terrible golpe: evidencia de la amargura contra Dios por parte de la mujer." Por el contrario, la actitud receptora de Job al presentarse la adversidad como a la hora de disfrutar de las bendiciones de Dios, demuestra su honestidad y la garantía de que no servía a Dios por interés personal. La afirmación «En todo esto no pecó Job con sus labios», prueban el rotundo fracaso de Satanás al predecir la caída de Job, y reivindican, al mismo tiempo, las palabras de Dios.

Moody, York:

of Job», en The Int erpret er's Bible, Abingdon, 1954), p. 920; y Rupert Britisñ Encyclopaedia of Medica/

10. Algunos expositores y comentaristas consideran la frase de la mujer como de compasión, como si ella prefiriera una muerte repentina de su esposo antes que verle agonizar con una larga enfermedad. Esto, sin embargo, no parece estar en consonancia con su recomendación para que maldijera a Dios y se dejara de sus escrúpulos morales.

24 1 Job C. Los que consolaron a Job (2:11·13) Al enterarse de la desgracia de Job, tres de sus amigos ---Elifaz, Bildad y Zofar, los tres seguramente personas relevantes- le visitan. «Elilaz» es un nombre cdornita (Gn. 36:4), y como un temanit a era o Je Teman o Edom, conocido por su sabiduría (Jer. .+9: 7; Ab. 8), o del Ternán en Arabia. «Bildad» no se halla mencionado en otro lugar en resto de la Biblia, y «suhita» puede que tenga alguna relación con Súa, el hijo más joven de Abraharn (Gn. 25: 2). «Zof'ar» aparece solamente en Job y su descendencia en Ja línea de los «naamatitas» es de calificación desconocida, aunque algunos han querido ver en este nombre una relación con la ciudad de Na ama en Judea (Jos. 15: 41), afirmando que éste era su lugar de origen. Un cuarto amigo, Eliú, entra en escena pero no aparece hasta más adelante (cap. 32). ' Elifaz seguramente era el mayor de los tres, porque él se menciona en primer lugar (2:11; 42:9), habla el primero, sus discursos son los más largos y su contenido muestra una mayor madurez comparado con los de sus amigos; además, Dios se dirije a él como el representante de todos (42: 7). Los tres compañeros se ponen de acuerdo en ir a consolarle juntos (parece ser que la visita fue preparada de antemano por algún mensajero personal, ya que «vinieron cada uno de su lugar», según 2: 11), y su propósito fue llevarle consuelo y ánimo a su amigo Job. A causa de lo desfigurado que se hallaba Job por su enfermedad, no le reconocen. Todos ellos le conocían de antemano más o menos íntimamente, pues mostraron su sentimiento hacia él y su simpatía ante su dolor de cuatro maneras distintas (2: 12): se lamentaron (a causa de su shock emocional), líoraron (mostrando su dolor), rasgaron sus vestidos (como señal de profundo dolor en el corazón), y esparcieron polvo sobre sus cabezas echándolo al aire (símbolo de sufrimiento o de «reconocimiento de impotencia» ante tanta desgracia de su amigo)." El hecho de sentarse en silencio a su lado durante una semana entera seguramente era la manera de lamentarse ante una situación predictora de la misma muerte,12 o simplemente una acción de simpatía y consuelo. Jl.

Carter, p. 42. El período normal para el duelo de una muerte eran siete días (Gn 50: JO; 1. S. 31: 13; Ez. 3: 15).

12.

0

1

!

¿Sirve Job a Dios de balde? (1:1-2:13) / 25 Ot~a ex?Jicaci?;i por este prolongado silencio es la sorpresa Y horrible 1mpres1on causada por Job a sus amigos de tal maner~ ~ue no. hallaban palabras para consolarle o expresar sus sen~1m1ento simplemente con frases de condolencia; también es posible que ellos se quedaran atónitos ante la posibilidad de h~ll~rse frente al mayor de los hipócritas, considerando el suf nmrenro de Job como un justo castigo de parte ele Dios a causa de Jos pecado_s c_:;~ondídos en la vida de su amigo. Cualquiera que fuera e~ s1gnif1cado de su silencio, ellos siguieron la costumbre d,e s~ tiempo y permitieron que la persona afligida hablese por si misma expresando su problema. El 1:'rólogo informa, al lector desde el principio mostrando que los am1~0~ de Job están en un error y que en ninguna manera los sufn~1e.ntos son re~ultado del pecado. El autor también pone ~n ~on~c1m1ento de quien Jea que los amigos nada sabían de las rnst1gac1ones de Satanás en contra de Job, ni tenían idea de las argumcn~aciones del diablo ante Dios. La cuestión central de todo el libro: «¿Servirá el hombre a Dios de balde· Je rendirá culto Y adoración sin esperar bendiciones a carnbíov, no forma parte de los antecedentes de los tres visitantes que entran en esce?a cuando Job se halla en la más triste y desesperada situación.

Quiero morir (3:1-26) 1.

2 QUIERO MORIR 11. A.

EL DIALOGO (3:1 -

42:6)

Las quejas de Job ( 3:1-26)

El silencio de los amigos de J oh se rompe cuando él se lamen ta de haber nacido y expresa sus deseos de morir. ¿Cómo se entienden estas palabras tan contrarias al espíritu sumiso Y dispuesto a aceptar la voluntad de Dios? Es po~ib~e que e~ el transcurso de los días y la prolongación del sufrimiento, asi como la conciencia de la pérdida de todo cuanto poseyó, fu eran una carga demasiado pesada para que J oh la . sobrelleva~a con la misma paciencia y resignación. Tal vez, el tiempo le dio oportunidad para reflexionar en la total injusticia de_ su condición, Y la muerte era para él la única manera de librarse de tanta crueldad. O, el silencio de sus amigos había agrabado la pena Y el dolor existente. En medio de este triste soliloquio deseándose la muerte, Job no pronunció una sola palabra de maldición en contra de Dios, contrariamente a lo predicho por Satanás, ni intentó suicidarse. «Lamenta su miseria, pero no se queja de la injusticia, ni se arre1 piente de comportarse píamente para con su Dios.» A pesar de esta «catarata de angustia» ,2 lo único que hace Job es lamentar el momento de su nacimiento (3: 1-10), desea no haber nacido nunca (3: 11-19), y quiere morir (3:20-26). l. 2.

H. H. Rowley, Job, p. 41. Robert N. Schaper , ¿Wliy Me Cod?,

p.· 26.

/ 27

Job deseó no haber nacido ( 3:1-1 O)

Job maldice «su día» (o sea, el día de su nacimiento, 3: 1), comenzando con estas palabras: «Perezca el día en que yo nací» (3: 3). Si el día de su nacimiento hubiera sido borrado del calendario, se hubiera evitado su nacimiento. Job evoca a continuación la noche cuando él fue concebido. Evidentemente, considera la concepción como el principio de su existencia. Aquella noche se personifica como sabiendo y anunciando el sexo del niño concebido.' El contenido de 3: 3-10 está construido en forma
«Tal personificación del día y de la noche es corriente entre los árabes» Barnes, Notes, Critica/, l llustrative, and Pract ical, un t he Book of Job,

Quiero morir (3:1-26) / 29 año, ni venga en el número de los meses» (3: 6b-c), significa que «no sea incluida o contada la noche de mi concepción en el calendario de días, noches y meses». Continuando su personificación de la noche (3: 7), Job pide que aquella noche hubiera sido estéril (literalmente, pedregosa), con la implicación a la esterilidad deseada para su madre (como un campo pedregoso e improductivo). El carácter emocional de los orientales se manifestaba, como era su costumbre al nacer un varón, con gritería y jolgorio, por lo contrario Job dijo: «[Oue no viniera canción alguna en ella!» (literalmente, que ninguna canción penetre en ella [la noche]). El Leviatán (3: 8) era un monstruo marino de siete cabezas de la mitología oriental. En la literatura ugarítica de Canaán y Fenicia, se dice que los eclipses eran producidos cuando el Leviatán se tragaba el sol o la luna.4 Dice Job: «Maldíganla [la noche de mi concepción] los que maldicen el día, los que se aprestan para despertar el Leviatán.» Job se refiere a la costumbre de los brujos y encantadores, quienes pretendían poseer el poder de hacer despertar al terrible dragón desde su lugar en las profundidades del océano para tragarse el sol o la luna en algun día desafortunado o en desgracia. De esta manera, no habiendo luz de día o iluminación nocturna, el día del nacimiento de Job no habría tenido posibilidad de existir. ¿Acaso indica este lenguaje que Job creía en la mitología y sus personajes? No, lo más lógico es considerar que él usó estas figuras poéticas y bien · conocidas con el propósito de hacerse entender claramente a sus contemporáneos. Su manera de expresarse puede considerarse como un paralelo a nuestras costumbras de referirnos al Papá Noel entre los adultos. La mención de este nombre no implica por necesidad la creencia en un personaje real. En su empeño de expresar de todas las maneras posibles su disgusto por el día de su nacimiento, Job añade: «Oscurézcanse las estrellas de su alba; espere la luz, y no venga, ni vea los párpados de la mañana» (3: 9). Las estrellas del alba son los planetas Venus y Mercurio, fácilmente identificables al alba a causa de su brillantez (véase 38: 7). «Los párpados de la mañana» es una forma literaria de describir el amanacer, una hermosa metáfora reflejando los rayos del sol saliendo de detrás del horizonte como emergiendo de entre los párpardos de los inmen. 4. En cinco pasajes más del Antiguo Testamento se hace mención del Leviatán: Job 3: 8; 41: 1; Sal. 74: 14; 104: 26 e Is. 27: l.

sos ojos de la naturaleza cuando despierta. La misma alegoría la hallamos más adelante ( 41: 18). · ·. · Job no quería luz para la noche en que fue concebido. El dio la razón de sus imprecaciones: porque la noche de su concepción «no cerró las puertas del vientre donde estaba ni escondió de mis ojos la miseria» (3: 10). Las puertas [la' abertura] del vientre representa el momento de la concepción, no del nacimiento. Así que, al abrirse el vientre de su madre y ser él con .. cebido, Job se lamenta de que aquella noche no le haya escondido de sus ojos la miseria (3: lOb). Normalmente, la oscuridad de la noche esconde los objetos de la vista, y Job se lamenta de que su tribulación no fuera escondida de sus propios ojos.

2.

Deseó haber muerto al nacer ( 3:11-19)

Ya que el deseo de borrar la noche de su concepción y la no existencia del día de su nacimiento no pueden darse, Job expresa su voluntad de haber perecido al nacer, se lamenta de estar todavía vivo. Haber muerto el día de su nacimiento era preferible al estado de la situación presente. Después de maldecir el día de su nacimiento, parece calmar sus ánimos reflexionando en la satisfacción de haber nacido muerto. . Otra vez hallamos en este pasaje un interesante arreglo rítmico. El aborto o parto malogrado, se menciona en 3: 11-12; el resultado, es decir, descanso mediante la muerte, se refleja en 3: 13-15; el aborto vuelve a mencionarse en 3: 16, y los beneficios de un descanso producido por la muerte se repiten en 3: 17-19. Job se hace dos preguntas al principio de este pasaje: «¿Por qué no morí yo en la matriz, o expiré al salir del vientre? ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase?» (3: 11-12). En la primera interrogante se pregunta el porqué no pudo haber muerto al salir del vientre de su madre. El no ser hubiera sido mucho mejor que el existir en las condiciones presentes de miseria y tragedia. La segunda pregunta, al mencionar ser recibido sobre las rodillas, se refiere ya bien a su madre sosteniéndole sobre seno inmediatamente después del alumbramiento, o Ja costumbre patriarcal de colocar al recién nacido sobre las rodillas del padre como símbolo de que el niño era recibido como hijo propio (véase Gn. 48: 12). Job también se lamenta del alimento que su madre le ofreció al amamantarlo de sus propio pechos. De no haberlo hecho, tal

Quiero morir (3:1-26) / 31

30 I Job

y 3: 16.) Refiriéndose otra vez a la figura de dicción considerando a la luz y a las tinieblas como indicativos de vida y muerte, se pregunta: «¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado?» (3: 20). La palabra hebrea traducida por «trabajador» es un término cuya raíz viene del sustantivo «miseria» o «atribulado por la miseria» (3: 10). El tema del pasaje (3:20-26) queda resumido en 3:21: «Oue esperan la muerte, y ella no llega, aunque la buscan más que tesoros.» Ni el sereno esperar, ni los desesperados esfuerzos para morir sirven para nada: La muerte no viene, y como los tesoros escondidos, no se halla fácilmente. Cuando los que sufren finalmente pueden alcanzar «el sepulcro -dice Job-, se alegran sobremanera» (3: 22) ya que la muerte les ofrece la liberación del dolor. Las palabras «lpor qué se da vida al hombre?» (3:23) (el quinto «por qué en este capítulo) ha de ser ampliado para tener su significado claro. La frase «al hombre que no sabe por dónde ha de ir, y a quién Dios ha encerrado» hace referencia a la condición personal de Job (mientras que habéis hablado de «los de ánimo amargo» en plural en 3: 20b-22). «Job se halla desorientado porque no puede vislumbrar su camino. Se encuentra súbitamente sin salida y no es capaz de distinguir sendero alguno delante de él que conduzca a parte alguna» .6 Satanás usó la misma palabra hebrea (aquí traducida por «encerrado») cuando acusó a Dios de haber protegido [cercado] a Job (1: 10). Aquí Job usa el término en el sentido restrictivo de la palabra.' Su sufrimiento limitaba sus esperanzas futuras y su libertad de movimiento. Aquí, por primera vez, Job atribuye a Dios la causa de su aflicción. «Antes que mi pan viene mi suspiro» (3: 24) significa ya bien sus lamentos a la vista de la comida (por causa de su enfermedad ha perdido el apetito y solamente de ver los alimentos le entran náuseas) o bien que sus lamentos son tan frecuentes como regular ha de ser su alimentación: es decir, diario y continuado. Tal vez lo último sea lo más acertado ' pues se presta a ser un paralelo a Ja segunda línea del versículo: «mis gemidos corren como aguas». La palabra «gemidos» se usa a veces para definir el rugido del león (4: 10) y puede traducirse también como se halla en el Salmo 32: 3b). Su estridente gemir

vez hubiera él muerto. La progresión en todos estos pensamientos es· notable: salida del seno de su madre, su recepción en las rodillas del padre, su alimentación como un bebé con la leche de la madre. A continuación Job razona cuánto mejor hubiera sido morir al nacer. Al menos la muerte le hubiera proporcionado descanso, mientras que la vida ha resultado ser una amarga experiencia (3: 13-15). Menciona cuatro condiciones: que estaría muerto, que reposaría, que dormiría, que tendría descanso (3: 13). Al haber muerto a los pocos días de su existencia le hubiera sido concedida una envidiable posición con los más nobles personajes: reyes, consejeros,5 y ricos príncipes (3: 14-15). Añorando aún haber existido solamente en un feto sin haber llegado a nacer un «abortivo» (literalmente, escondido), o haber nacido y ser enterrado al haber nacido sin vida, siendo de esta manera uno de los «pequeñitos que nunca vieron la luz (3: 16), Job se refiere otra vez a las condiciones de descanso agradable que hubiera disfrutado en el Seol. Allí los impíos dejan de perturbar (o, estar en «turbación», como se dice en 3: 26 y 14: 1) con sus pecados y maldades; los cansados descansan; los prisioneros están liberados (ya no han de escuchar a sus esbirros gritándoles para que trabajen duramente); los pequeños y los grandes están juntos; y los esclavos están libres (3: 17-19). Job, agotado por el sufrimiento, hallaría descanso en la muerte; dejaría de ser un esclavo de la enfermedad; quedaría libre de la esclavitud atenazante de las tribulaciones. Este pintoresco lenguaje describe las condiciones de paz y tranquilidad de los muertos contrastadas con las condiciones tensas y amargas de quienes viven en el sufrimiento. Todos cuantos sufran los infortunios como Job los sufrió podrán apreciar este anhelo de liberación alcanzable mediante la muerte.

3.

Deseó morir en aquel momento ( 3:20-26)

Por cuarta vez en el transcurso de su soliloquio, Job se pregunta: «¿Por qué?» (3: 20). (Las otras tres veces son 3: 11, :3: 12 5. La frase «que reedifican para si ruinas» no puede referirse a las pirámides cditícadas por los faraones, como algunos comentaristas pretenden dar a entender. Simplemente, quiere decir que los reyes y los consejeros edifican ciudades que más tarde se transforman en ruinas, o más probable, edifican ciudades ruinosas.

6. 7.

. .....

Rowley, ]bid.

p.

49.

32 / Job causado por el dolor era como el ruido interrumpido de las corrientes de aguas (3: 24b). «Porque el temor que me espantaba me ha venido» (3: 25) puede traducirse «porque lo que temía me ha llegado». Al comienzo de las duras pruebas en la vida de J oh, al enterarse de la pérdida de una y otra bendición, él temió por la pérdida aún de una tercera, y al enterarse de la tercera temió por la cuarta y así sucesivamente. Su condición en continua turbulencia interior y temor exterior queda resumida en la conclusión de su soliloquio (3: 26): Job no pudo disfrutar ni de paz ni de reposo porque la turbación (literalmente, agitación; este término hebreo puede también traducirse por «perturban>, 3: 17), había hecho aparición. Los sufrimientos de Job fueron físicos, intelectuales (los «porqués» son frecuentes en sus razonamientos [3:11, 12, 16, 20, 23; 7:20, 21; 10: 18; 13: 14; 24:26; 19:22; 21:47; 23: 17; 24: 1; 27: 12)), emocionales y espirituales.8 En su dramático monólogo, expresó su desesperación, se quejó con amargos lamentos, y suspiró por la tumba. Aunque amargado no perdió su control (3:20). Aunque acusó a Dios por tenerle acorralado (3:23) nunca le maldijo. El clamor de Job fue del que siente dolor y desesperación, pero no del que odia y desafía. Job defendió con uñas y dientes su condición de justo pero nunca acusó a Dios de ser injusto. Más tarde le veremos opinando de la injusticia de su caso. Los sinceros deseos de alcanzar la muerte nos dan la adecuada perspectiva y dimensión de los extremados sufrimientos y dolor a todos los niveles. Solamente las personas que han experimentado dolores de muerte en vida, solamente los que han padecido lo indecible en este mundo, pueden valorar los lamentos y el desespero de Job.

3 DIALOGO EN MEDIO DE LA MISERIA Los tres compañeros de Job -Elifaz, Bildad y Zofarfueron a encontrarle «para condolerse de él y consolarle» (2: 11). No ~odemos dudar de sus sanas motivaciones y sus honradas inte~c10nes. Los largos siete días de silencio expresan su simpatía asi corno su c~mpa_sión y dolor en favor de su amigo. Luego, Job rompe el silencio con los gritos de angustia y desesperación de tal manera que los tres se sienten llamados a contestarle. Asombrados por el deseo de querer morir, sus amigos creen que deben corregirle en sus agudas argumentaciones. Cada uno de sus amigos toman la palabra y Job replica uno por uno sus razonamientos. El ciclo se repite tres veces con una sola variante en la tercera secuencia: el tercer amigo nada dice la tercera vez. Hagamos algunas observaciones sobre estos discursos:

.t. A lo largo de sus discursos, los amigos permanecen infl~~1bles en su postura teológica. Su teoría era que Jos justos recibían la recompensa y los impíos el castigo, por Jo tanto, Job era un ~ecador ;mpedernido y necesitaba confesar su pecado, arrepentido podna lograr su restauración. Su razonamiento silogístico es como sigue: a) b) e)

Todo sufrimiento es resultado del castigo por el pecado. Job está sufriendo. Por lo tanto, Job es un pecador.

Esta relación causa-efecto demuestra recibe depende de lo que él hace.' 8. David Howard, How Come, Godr, pp. 31-4-0.

l. Matitiahu Tsevat, «The Meanmg Co/lege Annual , 77 (1966): 75.

que lo que el hombre

ot the Book of Job», Hebrew

Union

34 / Job 2. Los amigos van recrudeciendo sus acusaciones a medida que el diálogo va avanzando. En la primera secuencia (caps. 4 - 14), los tres, de una manera indirecta, insinúan el estado de pecado en Job, invitándole al arrepentimiento si en realidad él hubiera pecado. «Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa» (Elifaz, en 5: 8); «Si fueres limpio y recto ... » (Bildad, en 8:6); «Si alguna iniquidad hubiera en tu mano ... » (Zofar, en 11: 14). En la segunda secuencia se pasa de la sugerencia a la clara insinuación. Elifaz declara que los injustos están en peligro (cap. 15), Bildad afirma que los injustos caerán en la trampa y Juego serán olvidados (cap. 18), y Zofar dice que tendrán la vida corta y perderán todas sus riquezas (cap. 20). Los tres esperan que Job coja el hilo, y saben muy bien argumentar delante de Job. Durante la tercera escena las acusaciones son abiertas. Elifaz menciona seis pecados imputados por él mismo a Job (22: 5-9), y Bildad anuncia que el hombre injusto no es más que un gusano (25:5-6). 3. En cada uno de sus discursos, Job afirma su inocencia. «Y o no he escondido las palabras del Santo» ( 6: 10): «Soy íntegro» (9:21); «No hay iniquidad en mis manos» (16: 17); «Mi justicia tengo asida, y no la cederé» (27:6). 4. En sus cinco primeros discursos, Job afirma que Dios le ha causado la aflicción. « ... las saetas del Todopoderoso están en mí» (6:4); « ... me ha quebrantado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa» (9: 17); «Poned además mis pies en el cepo» (13:27); «Próspero estaba, y me demenuzó; me arrebató por la cerviz y me despedazó» (16: 12); «Hizo arder contra mí su furor, y me contó entre sí como sus enemigos» (19: i 1). Job sabía que Di~s podía ser cruel con el hombre y él no era una excepción. 5. En cada uno de sus tres discursos de Ja primera vuelta, Job se pregunta: «¿Por qué?» «¿Por qué me pones por blanco tuyo ... ? (7: 20); «Hazme entender por qué contiendes conmigo» (10: 2); «¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?» (13:24). 6. En seis de los ocho discursos de Job, él ansía presentar su caso delante de Dios. «Si alguien quisiera contender con él, no podrá responder a una cosa entre mil» (13:3); «{Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios!» (16:21); «.¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escri-

Diálogo en medio de la miseria (4: 1-7:21) / 35 biesen en un libro!» (19: 23); «Expondría mi causa delante de él, y llenaría mi boca de argumentos» (23: 4); «[Ouién me diera quién me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí!» (31: 35). 7. Cada discurso de Job es más largo que cada uno expresado por los de sus amigos pronunciados inmediatamente anterior a él. También, cada vez que hablan los amigos, sus discursos son cada vez más cortos que el que lo precedió, con la excepción de Zofar, quien habla solamente dos veces (caps. 11, 20). 8. Los compañeros hacen hincapié en diferentes aspectos del carácter de Dios. Elifaz remarca la distancia entre Dios y el hombre (4: 17-19; 15: 14-16) y dice que Dios castiga al impío (5: 12-14). Bildad afirma que Dios es justo (8: 3) y grande (25: 2-3), y que El castiga solamente a los impíos (18: 5-21). Zafar subraya el hecho de que Dios es inescrutable (11: 7) y que El castiga irremisiblemente a los malvados (20: 23). 9. Elifaz basa sus argumentos en la experiencia. Por tres veces dice: «He visto» (4: 8; 5: 3; 15: 17). Bildad fue más severo y menos cortés que Elifaz basando sus razonamientos en la tradición: «Pregunta ahora a las generaciones pasadas, y disponte a inquirir a los padres de ellas» (8: 8). Zofar fue el más incisivo y duro de los tres. Con una lengua muy afilada y un dogmatismo desmesurado atacó sin piedad a Job. Sus palabras se basan en meras suposiciones. «Todos ellos condenan a Job; porque según su filosofía, se ven obligados a justificar a Job condenando a Dios o justificar a Dios condenando a Job por necesidad; y, comprensiblemente, deciden por lo segundo.» 2 10. Bildad y Zafar, aunque poniendo diferente énfasis que Elifaz en sus palabras, se hacen eco de las mismas ideas. Repiten muchos de los tópicos planteados por Elifaz. El dice que Dios es grande (5:9; 22: 12) y los demás los repiten (Bildad, en 8: 3, 5 cuando llama a Dios «el Todopoderoso»; 2 5: 2a; Zofar en 11 : 7, 11). Elifaz di jo que los impíos serían cortados (15: 32-34), y Bildad (18: 16) y Zafar hacen similares afirmaciones (20:21-22). Elifaz dijo que los pecadores tropezarán con tinieblas (5: 14), y Bildad (18:5, 6, 18) y Zofar (20:26) reiteran las mismas observaciones.

2. J. Sidlow Baxter, gan & Scott, 1952), 3:51.

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th e Book,

6 vols. (Londres:

Marshall, Mor-

Diálogo en medio de la miseria

36 I Job B. 1.

El primer clclo de discursos (4:1 -14:22)

Primer discurso de Ellfaz ( 4:1 -

5:27)

El primer discurso de Elifaz a Job tiene cinco partes: a) Su reprensión a Job (4: 1-6) . . b) Su argumentación acere~ -~el sufrimiento (4:7-11) e) Su explicación de una visron (4: 12-21) d) Sus recomendaciones a Job (5: 1-17) . e) Un recuento de las bendiciones de Dios (5: 18-27) a) Su reprensión a Job (4: 1-6). Cuand? Elifaz, sin lugar a dudas el mayor de los tres, comenzó su dis~urso estando sentado sobre cenizas, lo hizo con mucha cortesra, pero pro~to deeneró en crudeza y duros ataques personales. ~onvencido ~e ~ue la impetuosidad del discurso de Job no era ~as que_ una violenta reacción causada por su estado de ~o:tración, El.ifaz teme que cuanto él pueda decirle, J ?b lo rebatirá con la U:~sma ava~ lancha de argumentos. «Si probaramos a hablarte, te sera molesto, pero ¿quién podrá detener las palabras?» (4:2).3 Elifaz alaba a Job por haber «aconsej?do a. muchos», por haber fortalecido «manos débiles» y «rodillas s~n fuerzas»'. ~ por haber esforzado a los que ~ropezaban emocíonel y e.spmtualmente dándoles palabras de aliento (e~to.es: _conse1os) (4.3-4). p este cumplido implicaba una recnmmac1ón,_ ya que. Job 0 ahora era incapaz de recetarse la medicina necesaria a su situación. · · dio de El había aconsejado a otros ejercer paciencia en m~ 1 la prueba, pero ahora que se hallaba afecta.do por la difi~ultad «te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te ,turbas» (literalmente hasta quedado presa del pánico). Job tema fama de gran consoÍador y ahora le faltaba el ánimo para sobrepasar su propia prueba. Elifaz no se daba cuenta de una cosa fundamental, es muy difícil darse ánimo u_no mismo1 c~ad~dodse encuentra en medio de la tribulación; ¡Ehfaz era e in rea o para dar áni, • 1 roo a Job y no Job a si mismo. «¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu es~eranza la integridad de tus caminos?» (4:6). Estas palabras o bien son Esta frase podría expresarse más claramente: •¡Quién. se atreverá a 3· · mientras continúes tal alterado!• (véase Franc1s l. Andersen. darte un consejo 2) Job: An Jntroduction and Commentary, p. 110 , n. ·

(4: 1-7:21) / 37

una reprimenda para Job por su falta de confianza al dejar de temer a Dios, o pueden tomarse como recordándole a Job que debe continuar reverenciando a Dios sin dejar de confiar en El a pesar de su actual condición conflictiva. b) Su argumentación acerca del sufrimiento (4: 7-11). En estos versículos Elifaz hace las clásicas afirmaciones sobre la teoría del sufrimiento humano: el inocente no perece, el justo no será destruido; pero la persona que ara en iniquidad y siembra amarguras, también segará amarguras4 (véase Pr. 22:8; Os. 8:7; 10: 13), y los malos perecerán bajo la ira de. Dios. «Los buenos siempre ganan y los malos siempre pierden», éste es el tema repetido una y otra vez por los tres amigos de Job a lo largo de todo el libro. El texto, «los rugidos del león, y los bramidos del rugiente, y los dientes de los leoncillos son quebrantados» ( 4: l O) son una a!usión al clamor de Job lamentándose de que sus fuerzas han sido aplastadas (cap. 3). Así como «el león [literalmente, la leona} perece por ~~Ita de presa», así Job se hallaba sin ayuda; y asi como «los hijos de la leona» 5 «son consumidos» (4: 11) por el cazador que ha atacado la guarida, de la misma manera Job perdió a sus hijos. e) Su explicación de una vision (4: 12-21). Elifaz trata de añadir fuerza a su autoridad teológica relatando su· experiencia como le ha sido mostrada en un sueño. Ante su estremecimiento sus propios huesos se resintieron (4: 14) y su pelo se erizó (4: 15). De alguna manera se le presentó un género de espíritu (4: 16) que le sorprendió al hacerse visible y pasar por delante de él, entonces se detuvo, permaneció quieto y le habló muy suavemen~e (4: 12, 15-16). El contenido de su mensaje se da en los versículos 17 al 21. Es discutible si esas palabras fueron una re~elación. de Dios_, ya que «una palabra», no «una palabra del Senor», vmo a Ehfaz; porque la palabra vino de una manera «ocult~» (esto es, de una manera vaga) (4: 12); y porque este mensaje da la sensación de que nos presenta a Dios como despreocupado acerca del hombre. «¿Será justo un hombre [literalmente, el hombre débil y . 4. Esta es la misma palabra hebrea (•miseria•) que Job había usado antenormente (3: 10; y en 3: 20, donde se traduce «amargado»). . 5. En estos dos versículos, aparecen cinco diferentes palabras para designar el nombre del león.

Diálogo en medio de la miseria (4: l-'-7:21) / 39

38 / Job mortal] delante de Dios? 6 ¿Será puro un varón [literalmente, un hombre fuerte] frente a su Hacedor?» (RV, versión 77.) Tal como se implica en 4: 18-21, Elifaz espera una respuesta negativa a su interrogante: el hombre no puede ser más justo y más limpio que Dios. Dios no confía en Sus servidores (ángeles) y El acusa a los ángeles (es decir, a los ángeles caídos y a Satanás) de falseadores,7 por lo tanto, el hombre no es un ser en el cual se pueda confiar. La condición mortal del hombre se describe de varias maneras: él habita en casas perecederas hechas de barro y edificadas con polvo, se puede aplastar con la facilidad con que se aplasta una polilla, se quiebra en pedazos como una vasija (véase Ec. 12: 6), y la cuerda de su tienda se desata (4: 19-21). Elifaz afirma que el hombre perece, muriendo sin dejar noticia ( 4: 20) y sin sabiduría ( 4: 21). Morir sin haber hallado la sabiduría era el mayor desastre para un sabio oriental. ¿Son verdaderas estas palabras describiendo el sueño o visión de Elifaz? Sí, en un sentido. El hombre de por sí no puede ser justo ni puro delante de Dios; Dios acusa al hombre de pecado más aún que a los propios ángeles; y el hombre es mortal, con una existencia frágilmente perecedera. Elifaz parece estar equivocado al aplicar estas palabras a Job como si hubiese sido un empedernido pecador. Decir «la razón de1 porqué estás muriéndote, Job, es que eres un triste mortal impuro; no hay esperanza para ti» es 'estar en abierta contradicción con la evaluación que Dios hace del carácter de Job (1: 1, 8; 2: 3). La explicación de la visión-sueño de Eliíaz no parece ser otra cosa que otra manera de decir: « ... los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan» (4: 8). Una manera indirecta de sugerir que Job está recibiendo lo que merece. ¡Vaya manera de ofrecer consuelo! d) Su recomendación para f ob (5: 1-17). Elifaz niega cualquier posibilidad de intervención de ángeles («los santos»), en favor de Job (5: 1), porque no se puede confiar en los ángeles (4: 18). Este dicho de Elifaz parece anticipar el lamento de Job al notar la ausencia de un mediador (9: 33). Elifaz interpreta el lamento de Job (cap. 3) como una «vejación» del «hombre ínsen6.

No

«¿será

el hombre

más

erróneamente traducen el hebreo. 7. No «necedad» como algunos hebreo.

justo

que

Dios?»

traductores

como

prefieren

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versione.s el

original

sato» (?:

3> y ~orno ~na

incontrolada explosión de «rabia» que no

producirá sanidad smo que exterminará.

Elifaz prosigue en afirmar que el necio no merece su atención· ¡incluso maldice al insensato que ha prosperado! (5: 3). Sin nin~ gun.a clase, de misericordia, hacia Job, Je recuerda su propia tragedia ha?landole de la pérdida de sus hijos y de la desaparición de. su~ riquezas (5: 4-5). De acuerdo con Elifaz, la causa de sus af~1cc1?nes no es el polvo del camino (esto es, mero accidente): mas bien so~ el resultado del interior del hombre (5: 6). El hombre ha nacido para la aflicción tan cierto como las llamas de un. fuego se levantan en el aire (5: 7).8 El punto de vista de ~]¡f~z que el hombre acumula su desgracia a causa de su pecado, si bien es una verdad parcial, no tiene en cuenta el dicho de Jesús cuando ~enciona el der~umbamiento de Ja torre que puede matar a quienes no eran mas pecadores que los sobrevivientes (Le. 13:4). A. la luz de su teoría causa-efecto del pecado, Elifaz da su c?nseJ~ a ob: «Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendana a. el rru causa» (5: 8). Esta manera de dar consejos: «Si yo es~uv1era en tu lu?ar», de poco le serviría su amigo, porque Elifaz no estaba 01 nunca se halló en la condición de Job. El ar~umento, para que Job apel.ara a Dios, según la sugerencia de Eliíaz, esta basado en que D10s es majestuoso y poderoso (5:9), Y benevolente al enviar la lluvia y las cosechas (5: 10); da valor Y ª_Yuda a los desvalidos (5: 11), frustra a los astutos (5: 12-14), Y hbr.a a los ~obres y a los humildes (5: 15-16).9 Aunque este consejo no ~sta fu era de lugar, como tal, Elifaz no hace justicia a Job asumiendo que ha pecado deliberadamente. A pesar de todo, Job estaba anhelando tener la oportunidad de presentarse delante de Dios. Otra d~ fas generalizaciones mal aplicadas a Job está en 5: 17: « ... b1enaventu~ado es el hombre a quien Dios castiga, por tanto, no ~~nosprec1es la corrección del Todopoderoso.» Elif ~z ~s~me .mJUStamente que las aflicciones de J oh son un castigo disciplinario. Por eso aconseja a su amigo que sufra esta discipl!na con paciencia y admita su culpa sin despreciar Ja acción de D10s.

!

8. Algunos traductores equivocadamente vierten este versículo -el horn~re engendra la afl1cc1ón»: La pa~abra «chispas» es literalmente «hijos de . esheph», tal vez una alusión poética al dios ugarítico de los rayos la pestilencia y las llamas. ' 9 .. La frase: «Ia espada al pobre, de la boca .. ,, (5· . 16)·, es decc1r,· l as injustas · · acusaciones de los calumniadores deben cesar.

Diálogo en medio de la miseria (4: 1-7:21) I 41

40 / Job e) Un recuento de las bendiciones de Dios (5: 18-27) Si Job hubiera reconocido y admitido su culpa, Dios le hubiera bendecido. Le hubiera dado alivio; sanidad; liberación del hambre, de la guerra, del calumniador («del azote de la lengua», ?:21), de la violencia de las fieras del campo (5: 18-22);10 le hubiera dado también bu~nas cosechas; 11 seguridad; numerosa descenden~ia; salud y larga vida (5: 18-26). Llegaría a la tumb~ con pleno vigor «como la gavilla de trigo que se recoge a su ~1empo», her~osa manera de describir una vida plenamente realizada y termmando sus días con la satisfacción de haberla vivido (véase 42: 17). Con marcado aire de suficiencia, Elifaz concluye su primer discurso recordándole a Job la autoridad de su palabra («He aquí lo hemos inquirido, lo cual es así; óyelo, y conócelo tú para provechos). Parece haber dicho: «Yo tengo toda la razón, por lo tanto, ahora que conoces la verdad, actúa de a.cu~rdo con ella.» En resumen, Elifaz ha dicho que: a) el sufrimiento de Job es la consecuencia de su pecado, b) el hombre no tiene esperanza de presentarse.puro delante de Dios, c~ el .hombr~ e~ °.1ort?l, d) la tragedia no es accidental, sino r~tnbutlva o d1sc1plmana,. e) Dios es transcendente, f) el sometimiento a la voluntad de Dios traerá las bendiciones divinas. Los puntos e, e, y f son verdad, pero Elifaz ~staba en un error al hacer hincapié 'y asumir gratuitamente que Job necesitaba arrepentirse.

2.

Primera respuesta de Job a Ellfaz ( 6:1 -

La primera respuesta sigue: a) b) e) d)

e) f)

La Su Su Su La Su

7:21 )

de Job a Elifaz puede dividirse como

defensa de su causa (6: 1-7) desesperación en medio del sufrimiento (6: 8-13) desencanto ante sus amigos (6: 14-23) desafío a los tres consejeros (6: 24-30) semblanza de su miseria (7: 1-6) plegaria a Dios (7: 7-21)

JO. •En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal» (5: 19) es una frase típica en el Antiguo Testamento, se cita un número d~terminado seguido del inmediato superior para expresar lo completo o terminado (cp. Pr. 30:15, 18, 21, 29; Amós 1:3, 6, 9, 11. 13; 2:1, 4, 6). De ser éste el caso, Elihú estaba diciendo que Dios libraría a Job de todas sus dificultades, algunas de las cuales se mencionan acto seguido (5: 20-22). 11. «Con las piedras dél campo tendrás pacto» (5: 23) quiere decir «las piedras no te privarán de recoger sus cosechas».

Más bien que una réplica directa a Elifaz, Job inicia otro lamento acerca de su condición. Luego, cuando responde a Elifaz y a su discurso, se dirige a los tres amigos, no solamente a Elifaz, como lo demuestran los plurales de los versículos 6:21-29. En 7: 12-21 se dirige a Dios directamente por primera vez en sus discursos. a) La defensa de su causa (6: 1-7). El capítulo 6 es un capítulo de alienación. Job se siente alienado por Dios (6: 1-7), de sí mismo (6:8-13), y de sus amigos (6: 14-23).12 En estos siete versículos, el patriarca expresa las razones de sus quejas en medio del sufrimiento. ¿Y por qué no puedo quejarme? pregunta Job. Su «queja» ha sido pasada. Si el dolor y la causa se colocaran cada uno en un platillo, seguro que el dolor inclinaría el fiel (6: 2-3).13 Aun la arena del mar no pesaría tanto como sus aflicciones. Una pintoresca manera de expresar sus cargas, ya que la arena del mar, normalmente húmeda, es excesivamente pesada. «Por eso mis palabras han sido precipitadas» (6: 3). Job desea justificar su aparente atrevimiento en sus previas manifestaciones (cap. 3) a causa de sus sufrimientos y estado de miseria en que se encuentra. Job tiene la sensación de recibir los ataques de Dios como quien ·sufre los impactos de flechas venenosas que se incrustan dentro de su carne. A~ igual que Elif az, también Job cree que su desgracia procede de Dios. Elifaz, sin embargo, afirma que la causa inmediata es el pecado de Job, mientras que Job niega esta relación. Para él, el problema era mucho más difícil de comprender justamente porque admitía a Dios como el autor de sus males. «El Dios a quien él conocía por experiencia y que ahora le resultaba irreconciliable con la realidad.» 14 ¿Acaso no era suficiente esta contradicción para que Job se quejara? Ciertamente. Pero de la misma manera que el asno montés no gime delante de la hierba ni muge el buey junto a su pasto, así Job no protestaría ante una situación que fuese llevadera (6:5). La comida insípida requiere sal y las dos cosas van juntas; la desgracia de Job y sus lamentos también son parejos (6:6) y 12. Kenneth Thompson, Jr.. •Üut of the Whirlwind: The Sense of Alienation in the Book of Job», Interpreta/ion 14 (1960): 51-63. 13. La palabra «queja» (6:2) que solamente aparece aquí en todo el Antiguo Testamento debería traducirse •calamidad• o «desgracra-. 14. H. H. Rowley, Job, p. 67.

Diálogo en medio de la miseria (4:1-7:21)

42 / Job sus quejas merecen una excusa. El ve~síc~lo 7, si b.ien puede intepretarse -de varias maneras, puede significa~ senc1llament~ que Job rechazaba la comida (véase 3:24). Implicado en esta mte:pretación está el pensamiento que, de la misma manera q~e. ,el rechazaba el alimento, así protestaba de su presente cond1c10n y miseria. b) Su desesperación en medio del sufrimiento (6:8-13). Aunque Job sabía que Dios era la fuerte de su. tribulación,, también sabía que Dios era el sustentador de la vida. De aquí que le pidiera y aun deseara ardientemente que Dios le «quebrantara», le soltara de la mano y pudiera morir al retirarle su sustento (6: 8-9). El verbo hebreo traducido por «soltara» (6: 9), conlleva la idea de la liberación de prisioneros (véase Sal. 105: 20) Y el verbo hebreo traducido por «quebantarme» es la palabra usada por los tejedores al cortar el hilo de la trama. Si Dios le_,dejara morir, liberándole de la vida, Job tendría al menos ~otivos para consolarse, es a saber, no negaría las palabra~ de J?10s. De hecho, podría resistir mejor su profundo dolor sr supiera que pronto podría morir (6: 10). . ¿Pero cómo mantenerse esperando día tras día? «¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?» (6: l 1).1s ¿Quedaba algo o alguien en quién esperar? ¿Qué razón pudiera existir para aguantar tanto d~lor? ¿Acaso Elifaz pensaba que Job tenía la resistencia de 1.as .piedras o que era tan insensible como el bronce (6: 12)? La s1gu1ente pregunta (6: 13) debe tomarse como una afirmación, ya que el versículo viene introducido por una partícula enfáticamente positiva («¿No es así ... ?»). Así pues, Job declara que ni dispone de ayuda alguna ni tiene fuerzas en sí mismo para continuar. En verdad que Job llega al límite de su desesperación; no ve esperanza por la cual valga la pena vivir, ni tiene ayuda o fuerzas para poder

subsistir. e) Su desencanto ante sus amigos (6: 14-23). Cuando un hombre se halla desesperado, sus amigos deben ofrecerle consuelo (literalmente, lealtad) (6: 14a). Job sugiere con estas palabras que su amigo Elifaz le ha defraudado al no serle leal. «Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente» (6: 14b) es entendido por algunos eruditos para describir a El i15. La palabra .paciencia• es literalmente «prolongar mi alma», • ser pacierite». El que es impaciente es «corto de alma».

esto es,

/ 43

faz (al ser desleal deja el temor del Todopoderoso). Tal vez es más acertado entender la frase con referencia al mismo Job: sin el apoyo de sus amigos, está en peligro (o ya lo experimenta ahora) de separarse de Dios. Sus amigos han sido para él como el lecho de un río. Dura~te la época de lluvias, los vados se llenan con las aguas que bajan de los montes a toda velocidad (etorrentes»), pero en verano, cuando más se necesita el agua, quedan completamente secos. Así se comportan los amigos de Job. Se siente traicionado por sus acciones engañosas pretendiendo ayudarle sin ofrecerle ayuda en nada (6: 15). Su presencia ha sido como un espejismo sin realidad. El lecho del río es turbio (esto es, ennegrecido o sucio) con el deshielo de las nieves y los escombros arrastrados desde lejos (6: 16)'. pero luego viene el silencio (esto es, la corriente deja de fluir) y todo se desvanece con el calor (6: 17). Los viajeros esperan hallar agua en ellos, pero quedan defraudados. El lecho del río les ha «engañado». La palabra «senda» (6: 18) debe traducirse «Caravanas» (esta misma palabra ya ha aparecido anteriormente, 6: 19), por lo tanto, el versículo debería leerse: «Las caravanas siguen su sinuoso curso [esto es, el desolado desierto] y perecen.» Las caravanas procedentes de Temán, en el norte de Arabia, Y de Sabá,16 en el Sudoeste del país, son bien conocidas por sus rutas comerciales, y también por los tristes incidentes al extraviarse en busca de oasis para apagar su sed (6: 19). Los mercaderes viajando en caravanas de camellos no sólo se han extraviado siguiendo los vados secos, sino que se frustran y desesperan cuando incluso el oasis está seco (6: 20). «Vosotros ahora sois cual estos caminantes -dice Job refiriéndose a sus amigos y consejeros-. «Habéis visto el tormento y teméis» (6:21). ¿Por qué al ver el aspecto de Job «el tormento» les ha causado temor? Rowley da la siguiente explicación: «Job les ac.usa de cobardía al retirarle ellos su simpatía temiendo que ~10s l~s haga p~rtícipes de la calamidad al mostrar simpatía hacia quien ellos Juzgan es un ofensor de Dios.» t7

16. Los sabeos (procedentes de Sabá), de quienes tenemos previa referencia (!: 15), eran nómadas; aquí se presentan como mercaderes. 17. Rowley, pp. 73-74 .

44 / Job

Diálogo en medio de la miseria (4:1-7:21)

También .es posible que ellos temieran ser culpables simplemente por asociarse con un hombre pecador.18 De haberles Job solicitado algo deshonesto (un soborno para · influenciar a un juez o una sucia recompensa para librarse de sus enemigos) podría él comprender su temor de verse envueltos con sus asuntos. Pero Job nada de esta naturaleza les había solicitado (6: 22-23). d) Su desafío a los tres consejeros (6: 24-30). Habiendo expresado su desencanto por la falta de compañerismo entre sus amigos, Job desafía a los tres para que le demuestren en qué ha fallado él. «¿Dónde está la evidencia de vuestras insinuaciones de que he pecado?» Los exégetas de la Biblia difieren entre sí a la hora de interpretar la primera línea del 6: 25. Algunos proponen la traducción siguiente: «[Oué dolorosas son las palabras honestas!»; otros dicen, «[Cuán fuertes [esto es, potentes] son las palabras honestas!» Y aún otros prefieren: «{Cuán dulces son las palabras honestas!» A causa de que la palabra normalmente quiere decir «doloroso» y «penoso» (la forma verbal aparece más adelante para significar «plagas», Job 16:3b), es posible que el pensa.miento de Job sea así: «Puedo beneficiarme de las palabras honestas aunque a simple vista parezcan dolorosas, pero ¿cómo pueden serme de ayuda vuestras palabras?» Job continúa argumentando y les pregunta cómo pueden ellos reprenderle con tales palabras cuando ellos mismos consideran sus discursos «como el viento» (6: 26). ¿Cómo podían ser sus palabras mejores que el viento cuando se desvanece? Sus tres amigos estaban tan interesados en él como si le estuvieran vendiendo un esclavo, discutiendo apasionadamente el precio, buscando sacar beneficio a costa de él (6:27). Job de nuevo les desafía para que puedan comprobar su sinceridad («ver si os digo mentira», en 6: 28), para que cambien de actitud («volved ahora» quiere decir «cambiad» o «pensar de otra manera», 6:29), y «no mantengáis vuestra injusta acusación, sino reconoced que la justicia es evidente en mi vida». Ellos no debían mostrarse injustos con él, porque él tampoco obraba injustamente. Job puede «discernir en su paladar las cosas 101cuas»; esto es, era capaz de valorar la intensidad de sus sufrimientos y declarar que no se Jos merecía (6: 30). 18. Andrew W. Blackwood. Rapids: Baker, 1959). p. 65.

Lr., Devotional Introduction

to Job.

(Grand

/ 45

e) La semblanza de su miseria (7: 1-6). Porque él podía detectar la intensidad de sus desgracias (6: 30), Job expresa otro lamento amargo ante su miserable condición. (Este lamento es una reminiscencia del cap. 3.) Job dice que el hombre es como un jornalero destinado al trabajo duro (7: 1), como el esclavo forzado a trabajar bajo el calor del sol y ansía la sombra del final de la jornada (7: 2a), como la mano del jornalero que se tiende al final del día para recibir su paga (7: 2b). La existencia del homb.re es. una servidumbre, a la cual está sometido teniendo que traba1ar. sin descanso y sin poder salir de la miseria, esperando poder disfrutar de algún pequeño respiro. Si bien la experiencia de Job era semejante al esclavo o al trabajador a sueldo, su condición real era mucho peor. Durante ~eses todo había s~do vaciedad y falta de sentido; en Jugar de disfrutar del merecido descanso de la noche a la sombra de la . fresca tarde, sus noches se habían hinchado de dolor (7: 3). (La palabra «calamid~d», o «trabajo», es el término original que hemos hallado antenormente en 3: 10; 4: 8; y 5: 6-7). Sus miserables noches ~e describen como llenas de angustia («Cuando estoy acostado, digo: ¿C~tánd.o me levantaré? Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba», 7: 4). La experiencia de Job era peor que la vida de un esclavo o un obrero a trabajos forzados; al menos éstos podían descansar durante la noche. , :°espués de ~escribir sus largas noches, habla de los días y su rápido tra~scurnr, moviéndose como la lanzadera de un tejedor pero terminando su recorrido sin esperanza alguna de recuperar su anterior estado de felicidad y bendición (7: 6).19 Entre 7,: ~ y 7 ~6 inserta una descripción de su deplorable condición Iísica (7: 5), tal vez como justificación de sus agitadas noches. Su carne quedó cubierta de gusanos, pupulando por sus abiertas ll?gas, Y encostradas escamas (literalmente, nubes de polvo). Su p1~I endurecida (o agrietada) y reseca; esto es, llena de grietas abiertas, supurando pus y otros líquidos infectados. . f) Su plegaria a Dios (7: 7-21). Aunque desesperado de la vida, Job no pide a Dios la muerte, como hemos visto en el capítulo 3. Tal vez era señal de una nueva confianza inspirada

h.19.

Es de not~r que, 13:s palabras usadas para designar <esperanza- e son las mismas, haciendo .con. ellas un intrincado juego de palabras. As1 como la lanzadera se queda sin hilo, Job vive sin esperanza.

• '.'º"·

Diálogo en medio de la miseria (4:1-7:21)

46 / Job en la misma oración y en su intento de acercarse íntimamente a Diosv" Primero habla de Ja brevedad y transitoriedad de la vida: su existencia es como un breve soplo 21 (7: 7; también referido más adelante en 7: 16) y como una nube que se desvanece (7:9). Cuando él muera ya no podrá disfrutar más de las cosas buenas de esta vida (tal vez aquí tenemos una respuesta a Elifaz, cuan· do dice que Job será bendecido de nuevo (5: 19-26), Dios le ha abandonado para siempre, y ya nunca podrá regresar a su casa (7: 7-10). Descenderá hasta el Seol, el lugar donde van los que mueren, y se van para no volver más. Así, cuando llega la muerte, la vida, tal como la conocemos aquí en la tierra ya nunca volverá a ser la misma. La muerte, para Job, será la liberación y el poderse esconder de los escrutadores ojos ?e Dios ~la tercera de las tres ocasiones donde la palabra «OJO» y «OJOS» se da en el texto de 7:7-8). Después de pedirle a Dios que se acuerde de la brevedad de su vida, Job se abre sin reservas para exponer su amargura a Dios (7: 11). «¿Soy yo el mar, o un monstruo marino, para que me pongas guarda?» (7: 12). Job se queja de verse acosado por Dios. Se siente como el mar o como los monstruos marinos, constantemente controlados por el Creador. Esto es una alusión o bien a Ja mitología ugarítica en la cual el dios del mar Yam fue derrotado por Baal o una referencia al mito babilónico en el cual Marduc venció al monstruo marino Tiamat y le puso un guardián para mantenerlo prisionero.P Por supuesto que Job no daba por. ciertos estos mitos, pero él se servía de estas historias bien conocidas para describir su situación. Como el mar o los monstruos marinos controlados y dominados por un dios falso, así Job se sentía prisionero o vi· gilado por el Dios verdadero, corno si fuera un derrotado enemigo. Aunque Job hablaba según su manera de entender la tragedia, de alguna manera hemos de admitir que Dios le inspiraba al expresarse. Job prosigue acusando a Dios por causa de los sueños que le envía de tal suerte que ni aun durante las pocas horas de sueño puede evadirse de sus problemas (7: 13-14). Una vez más 20. Charles W. Car ter , ·The Book of Job», en The Wesleyarz Comrnentar y , Charles W. Carter, vol. 2 (Grand Rapids: Eerdrnans , 1968), p. 65. 21. La vida física es, evidentemente, el proceso de una respiración después de la otra, implantada en el primer hombre por Dios mismo (Gn. 2:.7). 22. Véase James L. Pritchard, ed., Arzc1ent Near East ern Texts Relating to the O/d Testament (Princeton: Princeton U., 1955), p. 67.

ed.

/ 47

expresa su deseo de terminar su miseria con la muerte: «Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, y quiso la muerte más que mis huesos» (7: 15). La segunda línea podría traducirse: «Mis huesos hubieron escogida la muerte.» 23 Corno no deseaba vivir, Job hubiera querido que Dios le dejara solo (7: 16). Los versículos 17 y 18 son similares al Salmo 8:4, excepto que en el texto de los Salmos se expresa reverencia por el cuidado de Dios, mientras que Job expresa resentimiento al ser vigilado continuamente por El (examinado cada mañana y puesto a prueba cada minuto). En frustración, Job se siente como si Dios no le dejara ni aún en el momento de tragar su saliva (7: 19). Anteriormente, Job había suplicado a sus amigos que le demostraran en qué había pecado (6: 24). Ahora Je hace la misma pregunta a Dios: «¿He pecado yo?» 24 «¿Qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hornbres?» (7: 20). Job no podía entender por qué Dios debía castigarle de aquella manera por algún pecado que hubiera podido cometer. Le resultaba incomprensible que Dios le hubiera puesto a él como el blanco, el objeto donde golpear, tratándole como a un ser pestilente: «¿Por qué me pones por blanco tuyo, hasta convertirme en una carga para mí misrno?» (7: 20).zs «Si en realidad soy un pecador -Job exclama- ¿por qué Dios no perdona mi pecado? [él usa tres palabras distintas por pecado en 7:20-21: "pecado", "rebelión", "iniquidad"] y me limpia de mi culpa? ¿Por qué este baldón por un pequeño pecado, si es que en realidad he cometido algún pecado?» «Finalmente, Job intenta recibir de Dios su última sonrisa . . "Tú lo sentirás cuando esté dos metros bajo tierra ".» 26 Después de haber dicho que Dios no debiera estar tan encima del hombre controlándole en todos los movimientos (vigilándole corno un monstruo marino enemigo, asustándole con pesadillas de noche, sometiéndolo a exámenes y pruebas constantemente, teniendo Sus ojos fijos en él sin parar en esta eterna y obsesiva observación como «Guarda de hombre», y vigilante de su vida), Job ahora dice que llegará el tiempo cuando Dios no .podrá más acosar ni presionar a Su enemigo circunstancial que es justamente 23. 24.

Vease Marvin H. Pope, Job, p. 62. Esta es la primera vez en todos sus

«pecado 25. «Mí mismo»

discursos

11.

26.

Robert

puede N. Schaper,

traducirse Why Me,

también por «ti». God>, p. 44.

que

Job

usa

la palabra

48 I Job Job: «Porque ahora dormiré en el pol~~· y si me buscaras de mañana, ya no existiré» (7:21; cp. también 7:8). Job pronto morirá; por lo tanto, si Dios quiere perdo~arle, debe hacerlo pronto. En estas últimas palabras, Job combma ambas cosas: el sentido de derrota y el de victoria: victoria porque finalmente escapará del constante y molesto control de Dios; y derrota porque la única manera de escapar será la muerte. De aquí que su plegaria a Dios sea un grito ~e amargo .desespero; Job tenía la impresión de esta~, persegmd~ por Dios, pero ya pronto terminaría esta persecucion, al monr. Pero en ambas cosas hay amargura, en la vida y en la muerte.

4 ¿SON SIEMPRE LOS MALOS QUIENES PIERDEN? 3.

Primer discurso de Bildad ( 8:1-22)

Al igual que Elifaz, Bildad sostiene el punto de vista que las calamidades son consecuencia de sus iniquidades. Como Elif az, Bildad insinúa la posibilidad de restauración si Job es capaz de reconocer sus fechorías. No obstante, a diferencia de Elif az quien fundamenta sus argumentos en su propia observación («Yo he visto», 4:8) y su experiencia personal (el terrible sueño con las palabras susurradas al oído por el espíritu o fantasma, 4: 12-21), Bildad apela a la historia, a la experiencia de los antepasados. Posiblemente siendo más joven que Elifaz, Bildad intenta eclipsarle apelando a una más sólida autoridad que su compañero. «Las generaciones pasadas» y «sus padres» (8: 8) con toda seguridad harían más impacto a Job; sus argumentos le convencerían de su error al intentar presentarse como inocente. a) El pronunciamiento sobre la justicia de Dios (8: 1-7). A diferencia de Elifaz guíen comenzó su discurso cortésmente, Bildad en su breve alocución comienza bruscamente. Elifaz empieza con una pregunta suave y discreta, pero Bildad comienza sin consideración y sin finura. Al preguntar a Job: «¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso ?» (8: 2), estaba expresando su enfado al no aceptar Job la reprensión de su amigo Elifaz. Las palabras de Job (caps. 6 y 7) -por medio de las cuales intentó justificarse y presenta su lamento, declara su flagrante desacuerdo con sus

50 I Job

¿Son siempre los malos quienes pierden? (8:1-10:22)

amigos, y acusa a Dios de perseguirle injustamenteno eran otra cosa que un «Viento impetuoso» 1 soplando ruidosamente, arrastrando lo que hallaba a su paso y causando males por donde pasaba. Bildad parece recoger las referencias pintorescas que Job ha hecho con relación al viento (6:26). En la segunda pregunta, Bildad acusa a Job de pervertir (distorsionar) la justicia de Dios (8: 3). La repetición del concepto «pervertir» y «torcer» en cada línea del versículo es enfático para demostrar la monstruosidad de las palabras pronunciadas en contra de Dios. Si Job no hubiera pecado, su sufrimiento sería una evidencia de la perversión de Dios y de Sus normas morales en el universo. Como es imposible que Dios sea perverso, la conclusión es sencilla y clara: Job ha pecado. Con increíble crueldad, Bildad hace referencia a Ja muerte de los hijos de Job como argumento a su favor para demostrar la legitimidad de su tesis: «Si tus hijos pecaron contra El, El los echó en el lugar de su pecado» (8: 4), porque ellos pecaron contra Dios. Sigue Bildad insinuando que ni el sacrificio de sus hijos ( 1: S) tiene valor expiatorio alguno; murieron porque pecaron. Por esta misma causa, Job se estaba muriendo. Dios «despertaría» en favor de Job y restauraría su estado de «justicia» concediéndole de nuevo sus riquezas y devolviéndole su posición si Job buscara a Dios, implorara Su compasión (literalmente, gracia) y se postrara ante el Todopoderoso Shadai, también mencionado con anterioridad (8: 3) y se mantuviera puro y justo (8:5-6). Elifaz había hecho una sugerencia similar: «Yo buscaría a Dios» (5: 8), con una promesa de similares resultados (5:17-26). Seguramente Bildad tenía en mente: «Hay esperanza para ti si te pones en buena relación con Dios.» O pudiera significar: «Siendo que Dios nada hace en tu favor, es obvio que tú no llevas una vida pura delante de El.» Si esto último es lo más acertado, hay una relación cercana con las palabras de Elifaz: «¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?» (4: 17). 1

b) La prueba de la historia (8: 8-10). Bildad invita a Job a que ponga atención en la historia. De hacerlo hallará que las verdades m antenidas por sus antecesores por generaciones con1. El término corriente por la palabra hebrea «grande» o "impetuoso» sugiere que el viento era ambas cosas intenso y abundante; esto es, las palabras de Job eran como una tormenta de viento fuerte y de larga duración. (E. Dhorme, A Com111e11rnry '"' 1/1e Book of l ob , p. 112.)

/ 51

cuerdan con el punto de vista de él (8: 8). Bildad le presenta dos razones para mantener su teoría (8: 9-10): la vida de cada hombre es breve («somos de ayer» y «como una nube nos desvanecernos»), como consecuencia nuestro conocimiento personal es limitado en extremo («nada sabemos»); por otra parte, los antiguos poseen gran sabiduría (ellos nos pueden enseñar las palabras «de su corazón»). Por medio de estas palabras, Bildad sarcásticamente insinuaba que los razonamientos de Job procedían de su propia boca y no de su mente (véase «las palabras de tu boca», 8:2). Según Bildad, la idea de Job afirmando que su sufrimiento no era causado por una situación de pecado personal, estaba en contradicción con la sabiduría tradicional, y, por lo tanto, Job estaba en un error. «La postura de Bildad es definida: lo verdadero no es nuevo y lo nuevo no es auténtico.» 2 c) Los senderos de los impíos (8: 11-19). Ahora Bildad recurre a dos ilustraciones de la vida cotidiana para describir la precaria situación de los impíos. De la misma manera que una planta de papiro y las cañas no pueden desarrollarse sin agua, de otra manera se secan y se han de cortar, los impíos no pueden subsistir sin practicando la justicia, y pronto pierden su transitoria prosperidad (8: 11-13). Los problemas de Job tienen su raíz en el olvido de Dios y su falta de esperanza a causa de su impiedad;3 justamente todo lo contrario de la valoración de Job hecha por Dios (1: 1, 8). Sobre lo que el impío se apoya para protegerse de la ruina se demostrará tan débil e inútil como una tela de araña (8: 14).4 Intentará apoyarse y afirmarse en su casa (con el significado amplio de la palabra, es decir, su familia, su posición, sus recursos),' pero todo ello de nada le servirá. Bildad está insinuando que Job se quiere apoyar en sus posesiones en busca de seguridad; otra vez una cruel acusación trastocando la realidad de la situación de Job. La segunda ilustración usada por Bildad la toma la botánica según se expresa en 8: 16-19. Una planta verde puede crecer y desarrollarse aun bajo el calor del sol, sus ramas se extienden 2. S. R. Driver y G. B. Gray, A Critica/ an d Excget ical Book uf Job, p. 78. 3. La Palabra «impío», usada ocho veces en Job, quiere o «irreverente en el sentido religioso». 4. La palabra «tela de araña» es, literalmente, «casa». 5. Driver y Gray, p. 78.

Commentary

on

the

decir

«profano»

¿Son siempre los malos quienes pierden? (8:1-10:22) I 53

52 / Job por el jardín y sus raíces se introducen por en medio de las piedras; pero si se arranca, aun el lugar donde estaba plantada queda sin señal (8: 18). Nunca más flocererá (« ... este será el gozo de su camino», 8: 19), y otras plantas crecerán en el mismo lugar donde estaba la que fue arrancada. De manera similar, según el razonamiento de Bildad, el impío Job aunque próspero en vastas riquezas, ha sido arrancado de su lugar, desposeído de sus posesiones y otros vendrán para ocupar su lugar cuando él haya muerto. d) La posibilidad de alcanzar bendiciones (8: 20-22). Al aplicar las dos ilustraciones de la botánica a Job, Bildad reafirma su postura de que Dios ni rechazará al hombre perfecto (la misma palabra anteriormente se ha traducido por «perfecto y cabal») (1: 1, 8; 2: 3) ni, por otro lado, podrá soportar a los obradores de maldad. Implícito en las promesas mencionadas en 8:21-22, están las condiciones en 8:6: «Si fueres limpio y recto». Si Job estuviera dispuesto a seguir los consejos de Bildad, reconociendo su pecado y buscando el perdón de Dios, entonces podría de nuevo disfrutar de la risa. Por el contrario, Bildad saca la conclusión (8: 20b, 22b) de que siendo Job un obrador de maldad, Dios en ninguna manera levantará a su amigo, por más que él argumente en favor de su inocencia, y su tienda desaparecerá (esto es, no gozará de seguridad ni protección, ya que para el hombre cuya tienda ha sido derribada está expuesto a las violentas tormentas y al sol que quema). El discurso de Bildad fue un auténtico fracaso; ni trajo consuelo a Job ni pudo evidenciar su pecado hasta el punto de obligarle a confesarlo. Su exposición argumentada en los valores históricos no le servían a J oh porque su experiencia estaba en contraposición a la sabiduría de los antepasados; las ilustraciones del presente y de la naturaleza también se hallaban en conflicto con la realidad personal del patriarca; de la misma manera, las promesas de liberación mirando al futuro de nada servían a la hora de consolar la tragedia presente de Job. «Una vida marcada por la tragedia, no sonríe fácilmente escuchando a un palabrero disertando sobre un justo Dios.»

6. Paul Scherer, -The Book of Job: Exposition», cd . George A. Buttrick, 12 vols. (Naxhvi lle: Abingdon,

4.

a) La grandeza de Dios (9: 1-12). Ignorando algunos de los incisivos argumentos de Bildad, Job le responde: «Ciertamente yo sé que es así» (9: 2). Tal vez estas palabras son un reconocimiento al pensamiento de Bildad en cuanto a que Dios destruirá a quienes se olvidan de El. Pero Job razona que no se ha olvidado de Dios, por lo tanto, ¿por qué ha de perecer? Este interrogante levanta otra pregunta en la mente:
The lnterprct er's Bible, 1954),

3: 974.

Primera respuesta de Job a Bildad (9:1 -10:22)

7. gos:

Aquí está implicado «Si yo aplico vuestra

un rechazo de la ortodoxia aceptada por sus ami· teoría, nadie puede mantenerse delante de Dios.»

¿Son siempre los malos quienes pierden? (8:1-10:22)

54 / Job

/ 55

Leviatán, mencionado anteriormente «monstruo marino» (7: 12). Este nombre de Rahab vuelve a aparecer en otros lugares de Ja Biblia (Job. 26:12; Sal. 87:4; 89:10; Is. 30:7; 51:9, RV, rev.

El corta a ambos, al culpable y al inocente, por lo tanto, El no es justo. En su discurso sobre la sabiduría y el poder de Dios, Job parece decir: «Sé tanto de Dios como todos vosotros junt9s.» Al formular la pregunta: «¿Quién se endureció contra él y le fue bien?» (9:4b), Job afirma que nadie puede desafiar a Dios y salir bien parado, y, sin embargo, poco después, ¡Job desafía a Dios! El habló del poder de Dios: El remueve y arranca las montañas de raíz (9: 5), hace temblar Ja tierra (9: 6), oscurece el sol y las estrellas (9: 7), extiende los cielos (9: 8a), anda sobre las olas del mar 8 (9: 8b), y crea las constelaciones: la Osa (la Osa Mayor) en el Norte, el Orión en el Sur, Pléyades en el Este y en el Oeste, y «los lugares secretos del Sur (esto es, la constelación cid Sur, 9: 9). Dios es hacedor de grandes cosas que nadie puede analizar o entender plenamente, y maravillosas obras que nadie puede llegar a enumerar (9: 10); al decir esto Job está citando irónicamente las palabras de Elifaz (5: 9). A Dios no se le puede comprender como al hombre: «He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré» (9: 11). (Estará Job haciendo alusión al sueño de E!ifaz y al espíritu pasando por delante de su faz'.?) Nadie puede privar a Dios que arrebate a quien El quiera, y nadie tiene derecho a preguntarle: «¿Qué haces?» (9: 12b). El es Todopoderoso y por lo tanto Soberano. ¿Cómo es posible que el hombre se presente como justo delante de un Dios como El?

77).*

¿Cómo es posible para Job enfrentarse con un Dios tan poderoso que vence a los demás dioses, o qué palabras podría usar en su defensa (9: 14)? Aunque él tuviese toda la razón (literalmente, si fuere justo), no podría pleitear con El; su única esperanza sería suplicar clemencia a Dios su Juez (9: 15). O, aunque Dios se dignara a responder a Job, duda que fuera digno de que El escuchara su voz (9: 16).9 La razón del porqué Dios no le escuchará es porque El parece que quiere destruirlo (9: 17-18): «Porque me ha quebrantado con tempestad, y ha aumentado mis heridas sin causa [Job sufre como quien está siendo azotado por una tormenta y como quien se ve herido por el enemigo sin piedad]. No me ha concedido que tome aliento [véase 7: 15], y me ha llenado de amarguras [véase 7: 11]. » Dios es supremo en potencia y en justicia. «Si habláramos de Su potencia, por cierto es fuerte; si de juicio, ¿quién me emplazará?» (9: 19).10 La primera parte de este versículo contempla el poder de Dios como se ha descrito en 9: 13-18, y en la segunda parte parece anticipar la discusión sobre Ja justicia de Dios en 9: 20-24. «Siendo que Dios es supremo en poder y no está sujeto a tribunal alguno, el hombre no tiene base para poder pleitear con El.» 11 En cualquier caso, lo mismo con referencia a Su potencia o a Su justicia, Job se siente imposibilitado para presentar su caso ante Dios y ganar su causa.

b) Libertad de acción de Dios (9: 13-24). Job ha mencionado la ira de Dios (9: 5) y ahora vuelve sobre el tema afirmando: «Dios no volverá atrás su ira» (9: 13). Entonces añade: «Debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios [Rahab, RV, revisión 77] .» * Esta referencia a Rahab es al mito de la creación según los babilonios en el cual Marduc derrota a Tiamat y después captura a sus ayudantes. Dios en Su ira es poderoso y capaz de conquistar todas las fuerzas del mal, lo mismo si son reales como si son místicas. Rahab es otro nombre para Tiamat, y también para

* Una vez más hemos de hacer referencia a las diferentes versiones de las Sagradas Escrituras. De los textos mencionados aquí por el autor, solamente en las dos citas de Jos Salmos y en Ja segunda referencia a Isaías hallamos el nombre de Rahab en las traducciones castellanas anteriores a Ja 1977. Es evidente que Rahab aquí, nada tiene que ver con Ja ramera que acogió a los espías en Jericó (Jos. 6:22-25). En el Sal. 87:4, Rahab se menciona en conexión con Babilonia y en Isa. 51: 9 se dice de Rahab que fue vencida por Jehová juntamente con el dragón, lo que a nuestro parecer, prueba Ja postura del autor del libro de Job que traducirnos. (N. del T.) 9. Andersen sugiere que Job dice en 9: lSb: u Yo no quiero apelar a mi Juez en busca de misericordia», tal como Bildad había sugerido (8: 5). Pero no parece adecuada esta postura ante Ja negativa de 9: 1511. Entonces Andersen suprime la negación (9: 16b). (Fruncís l. Andcrsen, Job: 1\11 Lnt roduct ion and Comm~ntary, p. 147). 10. La versión New American Standard Bible, siguiendo el texto de la Septuaginta, tiene, •¿Quién puede convocarle? (con referencia a Dios)», pero el texto hebreo dice: •¿Quién puede convocarrne?» 11. Marvin H. Pope, Job, p. 72.

8. «Anda sobre las olas del mar» puede entenderse como «cabalga sobre la cresta de )as olas del mar», a semejanza de las referencias que tenemos del dragón ugar ít ico de las mitologías orientales. • La mención de Rahab atribuida a la segunda parte del 9: 13, como puede comprobar el lector, no se halla en la versión R. V. 60. Se trata de una variante en los textos originales hebreos preferida por la mayoría de traductores de habla inglesa así como los de la versión Reina Valera 1977. (N. del T.)

l

¿Son siempre los malos quienes pierden? (8:1-10:22) / 57

56 / Job La personalidad de Dios es tan arrolladora, reflexion~ Job, que ¡le abrumaría en caso de enfrentarse con El en un tnbunal (9: 20)! Así pues, atinque fuera sin culpa (la palabra «perfecto», se ha aplicado a Job varias veces en el libro, p. ej.: 1: 1, 8; 8:20), dice Job, no podría pleitear con Dios, de todas maneras ~e declararía culpable. Sin embargo, J oh reafirma su postura de mo~:nte: «{Soy perfecto!» Pero se sume otra vez en la desesp~rac1on: «Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo», y termina despreciando su propia vida (9: 21). , . . En esencia Job estaba manifestando: «¿Que diferencia puede haber entre ser inocente o no?» «Da lo mismo», puesto que Dios destruye a ambos, «al perfecto y al impí?» (9: 22). va tan lejos como para decir de Dios que: «Se ne del suf rimíento de los inocentes», cuando el azote les mata de repente (9: 23). Tal es la preocupación de Dios por quienes están postrados .. De hecho Dios da la tierra a los malos (ellos son quienes poseen las gr~ndes propiedades de terrenos y doi:ninan a los otros) y «cubre el rostro de sus jueces» (esto es, los ciega) para que no hagan justicia. Al acusar a Dios de todos. estos c~rgo_s, ~~b rece levantar más su voz y concluye: «S1 no es el, ¿quien es. ¿Dónde está?» (9:24). Todos estos argumentos en labios de Job son una severa protesta contra la postura de sus amigos quienes mantienen que Dios maldice a los buenos y castiga a los n:ialos .. Job no puede aceptar sus puntos de vista porque las evidencias a su alcance le demuestran que Dios destruye a ambos. ¿Cómo reconciliar el concepto de la justicia de Dios, según ellos, con l~s hechos de la vida? Era la misma experiencia sentida en su propia carne la que le proporcionaba a Job el argumento para refutar tales teorías, por más tradicionales y antiguas que éstas fuer~n. Con todo, nada de esto llegó a consolar a Job, al contrario, Je fue añadida más desesperación a su desesperación.

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Pª;

c) La injusticia de Dios (9: 25 - 10: 22). Tal profunda desesperación arranca otro lamento a Job ante su situació.n sin salida. En estos textos el patriarca se lamenta de que Dios no le absolverá (9:25-35), continuará castigándole (10: 1-8), no cejará en perseguirlo (10:8-17), ni aun le dejará morir (10: 18-22). Reflexionando sobre la brevedad de la vida, Job observa con qué rapidez han transcurrido sus días, como un rápid_o atleta transportador de correo, como naves veloces (embarcaciones de madera recubiertas de papiro, como eran los barcos mas rápidos

de los egipcios contemporáneos) «como el águila que se arroja sobre su presa» (los falcones pueden alcanzar una velocidad de más de 200 kms. (120 millas) por hora cuando se lanzan en picado para atacar su presa) -son los animales más rápidos en tierra, mar y aire (9: 25-26). Job sabe muy bien. que sería una futilidad tratar de olvidar sus problemas y alegrarse, porque su dolor volvería a destrozar su corazón, y Dios nunca Je absolvería ante Su trono (9: 27-28}. De~l~rado por Dios (¿y por sus amigos?) un hombre impío, ¿de que iba a servirle purificarse y esforzarse para demostrar lo c~ntrario? Dice Job: «aunque me lavare con jabón 12 y limpie mis ~anos ~on la limpieza misma, aún me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán» (9: 29-31). Dios estaba determinado a considerarlo culpable por encima de todo. Consciente de la transcendencia de Dios («el no es hombre», 9: 32), Job sabe muy bien que no puede enfrentarse con El en juicio. No tiene posibilidad de salvar la infinita distancia entre Dios y el hombre, no existe árbitro que pueda establecer reglas. La palabra que traducimos «árbitro» viene de una raíz verbal indicando «razonar, argüir, o declarar a los convictos». Este mismo verbo se traduce en otros lugares por «razonar» (13: 3), «defender» (con argumentos) (13: 15), «reprochar» (13: 10), «contender» (40:2), y «estar a cuenta» (Is. 1: 18). El mediador (o árbitro) era la persona que actuaba de moderador en los juicios, escuchando a ambas partes contendientes Y conciliando en lo posible .(«que ponga su mano entre nosotros dos», 9: 33) para que luego el juez juzgara justamente. Siendo que ta.l per~ona no existe; ya que nadie tiene mayor autoridad que D10s mismo: ¿quién podría intervenir en el caso? Por esto Job sabe que nada tiene que hacer.!' .su única esperanza puede cifrarse en que Dios quiera, voluntariamente, «quitar de sobre él su vara» (9: 34). Solamente en esta situación Job podrá hablar sin temor a Ja represalia. Mas tales pensamientos quedarán en deseos en el aire, «porque en este estado no estoy en mí» (9: 35), es decir, «este no es mi caso ni de la manera que me sucede a mí». La vara de Dios aún está so~tenida por Dios encima de él. Job no puede hablar sin sentir miedo y temor de Dios. 12. No «nieve» como traducen otras versiones (incluso Ja castellana). 13. Naturalmente que Cristo como Dios-hombre, Dios encarnado, ha venido a .ser el Mediador entre D10s y el hombre ( 1.• Ti. 2: 5), pero es un error a sumir que Job estaba pensando en Cristo en este momento.

¿Son siempre los malos quienes pierden? (8: 1-10:22) / 59

58 / Job Como que para Job no hay mediador o árbitro, continúa él mismo discutiendo con Dios en su propia defensa, puesto que él es su propio abogado defensor. Seguidamente, se lamenta sabiendo que Dios no por eso desistirá en Su castigo (10: 1-7). El quisiera saber por qué Dios, sabiendo que él no es culpable, continúa castigándole sin parar. Job ya había manifestado su desprecio por su propia vida (9:21); ahora repite este pensamiento: «Está mi alma hastiada de mi vida» (10: 1). ¿Qué objeto tenía vivir en condiciones tan desgraciadas? Antes había considerado la alternativa de olv~darse de sus lamentos e intentar ser feliz (9: 27), pero ahora decide lo contrario: «Dar libre curso a mi queja» y hablar resueltamente de la amargura sentida en su interior (10: 1). La frase «diré a Dios» (10: 2a) indica lo que Job diría de tener oportunidad de hacerlo. En esta especie de ensayo de lo lo que él pudiera decir ante Dios, Job presentaría unos bien ordenados argumentos demandando a Dios razones, «no me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo» (10:2), como una insistencia sentida ante una injusticia. Job valientemente desafía a Dios haciéndole varias preguntas más. En su primer interrogante, implica que Dios está en un error al oprimirle y rechazarle; él es Su propia creación, por otro lado muestra Su favor para con los impíos (10:3). «¿Disfruta Dios jugando al gato y al ratón? ¿Acaso es Dios un caprichoso alfarero quien por un perverso deseo fabrica Sus artísticas vasijas para destruirlas según Su capricho del mornento?» 14 Job considera a Dios semejante al hombre quien maliciosamente se dedica a encontrar las faltas de los demás (10:4), o como cualquier humano con limitadas posibilidades de conocer Ja realidad, cuando en realidad El sabe todas las cosas y, por lo tanto, ha de saber que Job es irreprensible (10:5-6). Todas estas implicaciones las hace justamente Job porque sabe que Dios no es hombre, y por tanto debería actuar corno tal. Seguidamente, Job reitera su inocencia: «Tú sabes que no soy impío.» Sin embargo, Dios, sabiéndolo, continúa oprimiéndole (10: 7). A continuación Job expresa su incomprensión ante la manera de intervenir Dios en Su propia creación (10: 8-17). ¿Por qué dedicaría tanto cuidado a la hora de crear el universo y mostrar Su providencial atención a Job solamente para destruirle y airarse de Ja manera que Jo hace? Si Dios le formó, ¿por qué 14.

L. D. Johnson, l srael's

Wisdom:

Learn and Live, pp. 85-86.

ahora ha de destruirle (10:8)? Si Dios le dio forma como el alfarero elabora sus cuidadosas vasijas, ¿por qué ahora ha de hacerle pedazos otra vez (10: 9)? Fue Dios la causa de su concepción y de su desarrollo mientras era sólo un feto dentro del seno maternal (un largo proceso ilustrado por la formación del queso a partir de la leche); fue Dios quien unió (o tejió) 15 «los huesos y los nervios» de su cuerpo, quien Je vistió con la piel y le dio la carne (10: 10-11). Dios le dio vida, fue fiel a Sus designios y perseveró en enviarle Su espíritu para cuidarle. Después de este despliegue de Su maravilloso estilo y de tantas muestras de amor y misericordia, ¿por qué ahora habría de abandonarlo a la miseria? ¿Por qué teniendo Dios «tocias estas cosas guardadas en Su corazón» y habiéndolo observado en todos sus actos, no le quiere absolver de su pecado? (10: 12-14). Desafiando de nuevo a Dios, Job renueva sus protestas. Tal como ya había afirmado antes (9:22), repite sus quejas, para él todo está perdido pues Dios castiga por igual al justo como al impío (10: 15). Se ve perseguido cual león que van a su caza. El poder de Dios se recrudece en contra de él; en el juicio se presentarán más testigos en su contra; la ira de Dios va en aumento cada día (10: 16-17). [No es de extrañar que, para Job, la vida sea una sucesión de tragedias y desventuras! Otra vez expresa su deseo de terminar su vida (10: 18-22). Esta sección nos recuerda las lamentaciones primeras (cap. 3) y las palabras mencionadas anteriormente (6: 8-9). Dios le colmó de cuidados cuando solamente era un embrión en desarrollo y ahora que es un hombre le persigue como se persigue a un león. ¿Cuál es, pues, el propósito de haberme formado en el vientre de madre? -exclamará Job-. Mejor le hubiera sido morir antes de nacer y así nadie le hubiera conocido (10: 18). Hubiera preferido no haber existido nunca; mucho mejor haber sido directamente trasladado desde el seno de su madre al seno de la tierra (10: 19). Ya que Dios no le dio la «bendición» de ser un abortivo y de haber nacido muerto, ruega a Dios que le permita disfrutar de un poco de consuelo (la misma palabra que en 9: 27 traduce por «olvidaré mi queja») antes de morir, para no volver más a la vida (10: 20-21). Job califica la muerte como de «tierra de tinie15. Esta palabra (en hebreo) se usa sólo aquí y en el Sal. 139: 13: «Tú me hiciste en el vientre de mi madre». El significado de hiciste quiere decir aquí «me tejiste o me entrelazaste».

60 / Job blas y sombra de muerte; tierra de oscuridad, lóbrega, com? sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas» (10: 21-22). Aquí se amontonan cuatro diferentes palabras para describir la horrible naturaleza de la muerte, que, a su vez, es mejor que la vida de miseria del p~bre Job. El. Se~l, a pesar de tener «luz como tinieblas» es. mejor ~ue suf nr disfrutando de una vida de dolor. Aquí termina el discurso de Job con esta lóbrega nota al describir la muerte (3: 21-22; 7: 21; 10:21-22).

5 ARGUMENTANDO CON DIOS 5.

Primer discurso de Zofar ( 11 :1-20)

Zofar se enfureció al oir la manera en que Job habló. Su manera de afirmar su inocencia y los desafíos hechos a Dios produjeron una reacción furiosa traducida en un nuevo ataque de Zofar en contra de Job. Elifaz y Bildad ciertamente no fueron muy blandos en su trato pero Zofar les aventajó en dureza y mordacidad. a) Su repro ...the contra las palabras de Job (11: 1-6). Zofar muestra su enfado por cuatro razones: 1) porque considera a Job un palabrero exagerado («¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado?», 11:2), 2) porque Job habló sin respeto alguno («¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence?», 11:3, esto es, «No irás a ninguna parte con esta manera de hablar, [oh»), 3) porque Job se justificaba a sí mismo («Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos», 11:4), y 4) porque Job era un ignorante de las cosas de Dios (11:5-6). En los versículos 5 y 6 Zofar, sarcásticamente, desea que Dios contestara a Job (cp. 9: 3, 16). Entonces se comprobaría cómo Dios hablaría contra él, y no en favor de él. ¡Y Dios revelaría a Job los secretos de Su sabiduría! Porque la auténtica sabiduría tiene dos vertientes; esto es, «la auténtica sabiduría va más allá de tu entendimiento».1 No te das cuenta Job, cuán ignorante eres. Dios te está tratando con demasiada indulgencia. l. Literalmente. «íoble, decir, difícil de penetrar.

doblado,

bilateral>,

por

consiguiente

grueso,

es

62 I Job Tus castigos no llegan a ser lo que te mereces. [Ciertamente se está portando más que bien contigo!

Argumentando con Dios (U :1-14:22) Dios

b) Su alabanza a la sabiduría de Dios (11: 7-12). Si por un lado Elifaz y Bildad habían logrado la .inviolable justicia de Dios Zofar diserta sobre Su inescrutable sabiduría. Las profundidades y los límites de Dios (Su inconmensurabilidad) están fuera de las apreciaciones dimensionales del hombre: más altas que los mismos cielos, más profundas que el Seol, más extendidas que la tierra y más inmensas que el mar (11: 7-9). Aunque las implicaciones teológicas de Zofar son verdaderas, su aplicación a la situación de Job desplegada en los siguientes párrafos es errónea. Zofar concuerda con el pensamiento de Job cuando éste atribuye a Dios plena libertad de acción (11: 10; cp. 9: 12), pero no admite en ninguna manera que Dios ~o haga diferencia entre el justo y el impío, el culpable y el inocente (11:11, cp. 9:22). Zofar hace mucho hincapié en la incomparable sabiduría de Dios, pero este mismo énfasis hace que él caiga en contradicción. Porque si los caminos de Dios son inescrutables, ¿cómo podía saber Zofar que Dios pasaba por alto algunos de los pecados de Job? Para hacer resallar la ignorancia de Job, Zofar cita un proverbio: «El hombre vano se hará entendido, cuando un pollino de asno montés nazca hombre» (11: 12). En otras palabras, las posibilidades que tiene un idiota 2 para tornarse sabio son tan pobres como las esperanzas de que nazca un ser humano de un asno montés. El proverbio describe gráficamente la estupidez del ignorante que se cree instruido, por medio de la figura del asno montés, animal considerado como el más torpe entre los irracionales, más torpe aún que el asno doméstico. e) Su ruego invitando a Job al arrepentimiento (11: 13-20). Al igual que Elifaz y Bildad, Zofar asume el pecado de Job y le recomienda que se arrepienta. Según el pensamiento de Zofar, tres son los pasos a seguir: conducta correcta («Si tú dispusieres tu corazón», 11: 13), la oración sincera («Y extendieres a él tus manos», 11: 13) y renuncia al pecado («si alguna iniquidad hubiera en tu mano, y la echares de ti», 11: 14). 2. Literalmente, «un hombre con la cabeza vacía», ¡implicando que no tiene inteligencia alguna! Uno se pregunta si este proverbio debería aplicarse a Zofar más bien que a Job.

/ 63

Si Job cumpliera estas condiciones, que asumen una vida de pec.ado y no una vida de oración, entonces Dios podría bendecirle con limpia conciencia, con fortaleza y confianza (11: 15), se olvidaría de su miseria (11: 16), recobraría el gozo (11: 17; véase el comentario que Job hace sobre las tinieblas, 10: 22), la esperanza y la tranquilidad ( 11: 18), la popularidad y la fama (11:19). La conclusión de los tres discursos se puede resumir con la promesa de los tres consejeros al prometer la restauración de Job condicionado a su arrepentimiento, con la diferencia en matiz .de Bildad quien concluye diciendo que los impíos serán dest1:mdos (8: 22) y entonces Zofar redondea su terso y despiadado discurso con un pensamiento que podríamos parafrasear así: «Los propósitos de quienes engañan no prosperarán, nadie les apoyará, solamente tienen una salida, la muerte» J (11: 20). Difícilmente se podrían hallar palabras más hirientes. Varias veces Job había expresado el deseo de morirse. pero ante la expresión de Zofar parece que íhasta el deseo de morir constituye una prueba más de pecado de Job!

6.

Primera respuestade Job a Zofar (12:1 -14:22)

La base de los argumentos, sobre los cuales fundamentaron su postura los tres consejeros, les parecerían suficientes para silenciar a Job. ¿Quién es capaz de refutar los sueños de otro? ¿Quién puede discutir con los antepasados en la tumba? ¿Qué hombre se atrevería a disputar contra la sabiduría del mismo Dios? Sin embargo, no resultó fácil hacer callar a Job. En su prolonga~a réplica, que ocupa los capítulos del 12 al 14, refuta a sus amigos sus puntos de vista con relación a Dios, vuelve de nuevo a enfrentarse con Dios mismo, si bien ha de terminar vencido ante lo irremediable en el hombre: su muerte, su finitud. La mitad de su discurso va dirigido a sus amigos (12: 1 13: 19) y la otra mitad a Dios (13:20-14:22). Después de escuchar los repetitivos argumentos de los tres hombres hablando a su lado, trata de reponerse sin lograr otra cosa que alcanzar una nueva altura de frustración: aunque ha rechazado con razones su rígido punto de vista basado en la relación causa-efecto para establecer la justicia de Dios, nada tiene que pueda justi3.

Literalmente,

«su esperanza es el aliento de Ja vida de su esptritu-.

64 I Job

Argumentando con Dios (11:1-14:22)

ficar o aclarar la aparente injusticia divina («He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos», 13: 1). El resultado de toda consideración revierte en Job a su postura inicial, desea ver a Dios cara a cara y pedirle el porqué de Su injusticia. a) Job repudia a sus amigos (12: 1 - 13: 19). Job sarcásticamente reconoce la sabiduría de Ja supuesta inteligencia de los que han ido a consolarle. «Ciertamente vosotros sois pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría» (12: 2). Pues él no estaba dispuesto a pasar por un deficiente mental solamente porque ellos así lo estaban afirmando. Después de todo, también él era contado entre los sabios orientales. De hecho, les ataca con mucha inteligencia demostrándoles que su pretendido monopolio de la sabiduría no aparecía en sus discursos, ya que todo Jo dicho por ellos no era más que el conocimiento general que de las cosas, y Dios pudiera tener una inteligencia mediocre. «Como vosotros Jo sabéis, lo sé yo; no soy menos que vosotros» (12: 3).4 De todas maneras, su inflexible postura acerca de Ja justicia de Dios --que El invariablemente bendice a los buenos- no encaja con los hechos. Job ilustra esta verdad con varios ejemplos prácticos. Primero, cita su propia experiencia. En el pasado ha clamado a Dios por ayuda siendo justo y recto, sin embargo, Dios se ha reído de él (12:4). Sus tres consejeros, quienes tan claro tenían sus conceptos, no repararon en burlarse del infortunio ajeno, de quien sus «pies van a resbalar» (12: 5). En segundo lugar, menciona a los ladrones y los que provocan a Dios quienes prosperan y disfrutan de inmunidad (12: 6). En tercer lugar, observa que incluso los animales distinguen sus calamidades como venidas de la mano de Dios (12: 7-9). Cuando Job invita a Zofar para que se fije en los animales, pájaros y demás criaturas, incluso los peces; no cabe duda de que estaba replicándole a Zofar el argumento de tan poco gusto cuando éste le comparó a un asno montés (11: 12). No solamente es Dios la causa de todas las cosas, incluso la vida misma está en las manos del Creador (12: 10; cp. 10: 12). Con estos tres ejemplos, Job ha puesto a prueba las ideas de sus amigos, como el oído pone a prueba el valor de las palabras y la boca paladea los alimentos (12: 11). 4. Refiriéndose, tal vez, a lo que habían dicho acerca del videncial de Dios (5: 9-10). Su juicio sobre los inicuos (8: 13-19), mensurabilidad (11:7-9).

cuidado proy Su incon-

/ 65

«.En los ancianos está la ciencia, y en la larga edad la inteligencia» (12: 12), contradice justamente lo que está diciendo Job. Por lo tanto, ~stas palabras deben tomarse como citadas por Job, entre comillas y con la introducción: «Vosotros decís.» 5 O hay otra posibilidad: considerar este versículos como una pregunta («¿Está la sabiduría en Jos ancianos?»), o incluso una tercera posibilidad si lo tomamos como un sarcástico comentario como 12:2. . De todas maneras es una forma de refutar el argumento de Bildad afirmando sin reservas que la fuente de sabiduría está en la edad (8: 8). Prosigue f ob relatando numerosos casos de «la sabióduría Y el poder de Dios», Su «consejo e inteligencia» (12: 13).

Job expresa en concreto: «¿Decís vosotros que Dios es sabio Y poderoso? Ciertamente lo sé y estoy de acuerdo con esto. Pero esta sabiduría Y este poder justamente revela todo lo contrario de, vuestras argum_~ntos acerca de la justicia retributiva, según vosotros la entendéis, Reforzando mi propia experiencia, el caso de los ladrones, y los animales con experiencia es mi cuarta ilustració.n: muchas clase~ de líderes sufren la destrucción por parte de D10s.» «En su ma3estuosa poesía, f ob cita todos estos actos de Dios, aparentemente injustos, como señales de Su misteriosa sabiduría y poder espectacular.» 1 . Los poderes destructivos de Dios son irreversibles. «Si El derriba, no hay quién edifique; encerrará al hombre, y no habrá qu1e? le ~bra» (12: 14). Cuando El retiene las aguas, viene la sequía Y si las suelta se producen inundaciones (12: 15). Lo mismo los cautivos ~ue los que capturan están bajo Su control (12: 16). El es quien conquista, quien somete, quien cambia la fortuna de consejeros, jueces, reyes, sacerdotes, «los que se creen seguros~ (esto es, los oficialmente respaldados), «los poderosos, los .ancianos, los príncipes y los fuertes» (12: 17-21), es decir, «quienes pretenden ser las columnas de la justicia y del orden establecido, en los tribunales y en el templo».ª Dios, además de ser sabio y poderoso por encima de todos los hombres en eminencia, es también soberano sobre todas las 5. R_obert Gordis, The Book of God and Man: A Study of Job, p. 184. 6 .. S1 12: 12 se toma . ~orno una cita, entonces 12: 13 debería entenderse precedido de la íntroduccinn: «Pero yo digo», p. ~--

8.

Norman

C. Habel,

Ibid., p. 68.

The Book of Job (Nueva

York:

Cambridge

U.,

1975),

Argumentando con Dios (11: l-14:22)

66 I Job naciones. Hace engrandecer a quien quiere 9 y destruye a quien El desea; los esparce (esto es, extiend~ sus terrítorios Y dominios) y El mismo los retira (como cautivos de guerra). . La lista entera de hombres famosos Y. líderes en l~ sociedad son de quienes 'se espera la luz, el consejo y la segundad. Per~ contrastados con Dios no son más que tieneblas. Solament~ E puede revelar los misterios sumidos en la profunda oscu'.1dad (12: 22). (¿Será ésta la respuesta a la pregunta de ~ofar: «¿Descubrirás tú los secretos de Dios?», 11: 7. De ser esta la contestación de Job implica que efectivamente no pue.de llegar hasta la infinita mente de Dios, ¡pero Zofar tampoco! S1 de alguna mambre puede comprender algo de los oscuros secretos nera e l ho 1 . . . ti a la de Dios, solamente El mismo puede tomar a imcia iva hora de revelarlos.) En contraste con los poderes en manos de Dios para darse a conocer según Su libre elección, está Su ~abilidad ~e guardar los secretos. Job afirma que Dios puede pnvar a los jefes de. ~u inteligencia, hasta el punto de producir en ellos tal confus10~ que tropiecen en tierra desértica," se muevan palpando, entre tinieblas, y tropiecen 11 como borrachos (12:24-25). ,Que cuadro tan triste donde se hallan pintados realmente los lideres. de las gentes cuando han sido objeto de los poderes destructivos de Dios. 1 · d De esta manera tan hábil, Job ha derrumbado ?s consejos e sus consejeros: De seguir sus implicaciones teológ~cas, todos .los líderes y gobiernos del mundo debe~ían ser bendecidos por D10s. Pero la evidencia histórica, desarticula este sofismo, tal como Job acaba de demostrar (12: 13-25). . Continuando su desbancamiento de los consejeros sentados sobre cenizas, Job los desautoriza a todos (13:.1-5), Y. no son competentes para representar !ªs p~la~ras de D10s. «Sois t~dos vosotros médicos nulos. O jala callarais por completo» (13. 4b5a). Estas repudiaciones son como la introducción a la presentación de su causa ante Dios (13: 13-19). Job apoya las palabras acerca del poder de Dios (aunque lo



arameo que significa «ser 9. El verbo «hucc r grandes» es un término causa para aumentar la talla». L~ misma palabra usada por Bildad cuan o menciona el crecimiento de las canas (8: 11). . . . . f 10 La palabra « tierra desértica» es una palabra que indica •Sin orma» (Gn. · 1: 2), al describir el caos de la tierra antes de la obra ordenadora de Dios (Gn. 1:3-31). JI. La palabra

12: 25.

•tropezar•,

en el original,

se usa en ambos

lugares

12 24 : Y

1 !

/ 67

considera arbitrario) con la autoridad de sus propias observaciones. No está dispuesto a fiarse del «qué-dirán» o de los que basan sus conclusiones sobre verdades de segunda mano. «He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, y oído y entendido mis oídos» (13: 1). Sus propios sentidos de la vista y el oído le han capacitado para discernir con claridad las acciones de Dios y Sus palabras. Por esto, puede afirmar que su conocimiento supera la indescifrable visión o sueño de Elifaz (4: 16) así como la tradición llegada por vía indirecta desde las generaciones pasadas según la argumentación de Bildad (8: 8). [Iob no se dio por vencido! El conocía el carácter de Dios, [lo conocía personalmente!'! Sin titubear, Job dialoga con ellos poniéndose a su misma altura y discutiendo con sus mismos términos. A pesar de que ellos pretendían poseer mayor conocimiento de los caminos de Dios, Job afirma saber tanto como los tres juntos (13: 2a). El no admite la condición de inferioridad a la que los tres consejeros quieren someterle: «No soy menos que vosotros» (13: 2b), dice repitiendo con hincapié sus previas afirmaciones ( 12: 3). Si bien le aventajaban en número, no le aventajaron en habilidad dialéctica. · Job «hablaría con el Todopoderoso»; quería «razonar con Dios» 13 (13: 3). Esto le resultaría mucho más positivo que discutir con aquellos tres hombres autoritarios sin tener autoridad. El estaba convencido de que al hablar Dios, alguna explicación le daría por su lamentable e inexplicable estado. A causa de la falsedad de los jueces y los abogados, Job deseaba presentarse delante de Dios con su propia defensa, sin nadie que le representara. Cuando pensaba en sus «amigos» se daba cuenta de que eran «fraguadores de mentira» (13:4). Literalmente, Job dice: «Vosotros sois «amasadores de mentiras», significando que «esconden lo que va mal bajo el control de Dios en el mundo, recubriéndolo con la arcilla de las mentiras» ,14 acerca de su propio carácter. Se supone que los médicos tienen la habilidad de diagnosticar y recetar; por lo tanto, han fallado en ambas cosas, con el resultado de ser médicos inútiles. Como esos doctores que visitan a los enfermos castigados por el dolor sin saber cómo 12.

No obstante,

13. La palabra

consúltese

«razonar»

sustantivo -árbltro» (9:33). bunal. 14. Víctor E. Reichert,

42: S.

tiene su raíz en el verbo de donde Tiene la connotación legal de disputa Job, p. 61.

se deriva el ante un tri-

68 / Job aliviarlo, así han sido sus amigos cuando le han hablado con el propósito de aliviar su desgracia. . Seguidamente, con incisivas palabras, Job les amonesta: «ÜJalá callárais por completo, porque esto os fuera sabiduría» (13: 5). No solamente eran mentirosos, falseadores de hechos y médicos inútiles, sino fatuos, cuyas palabras ponían al descubierto su ignorancia. Pretendiendo ser sabios, evidenciaron ser lo contrario en sus discursos. Por lo tanto, hubieran sido más inteligentes de haber permanecido callados el fin de semana que siguió a los seis días de silencio después de su llegada. Una vez Job rechazó su competencia para representar a Dios (13: 6-12), se sirve de nuevo del lenguaje forense. «Oíd ahora mi razonamiento» (13: 6a) era un ruego para que se mantuvieran en silencio mientras Job preparaba su defensa ante un tribunal. «Estad atentos a los argumentos de mis labios» (13: 6b) fue una llamada de atención antes de presentar las razones de su pleito. A continuación, les dirige varias preguntas a los tres. En el texto hebreo las palabras «por Dios» y «por El» están al principio para indicar énfasis. El pensamiento, pues, es este: «¿Es por amor de Dios, es en Su favor, que vosotros habláis maliciosamente, y es para Su beneficio que habláis calumnias contra mí? ¡Qué Dios más incomprensible, el santo, el justiciero; que pueda ser defendido por los pecadores, injustos y necios argumentadores! «¿Haréis acepción de personas a Su Iavor?» (13: 8a) -les pregunta Job. ¡Qué incomprensible es que un Dios imparcial tenga que tomar consejo de quienes practican la parcialidad! La pregunta «¿Contenderéis vosotros a Dios?» (13: 8b) también tiene «por Dios» en posición enfática al principio. ¡Qué incomprensible resulta que los fatuos puedan servir de defensores de Dios! En verdad, cuando Dios les examine,15 su engaño quedará descubierto. Puede que sean capaces de engañar a los hombres pero no lo lograrán con Dios (13: 9). Porque El revelará su secreta parcialidad y les reprenderá (13: 10). La palabra «reprender» también se puede traducir por «argumentar», y así se hace en 13:6, 15. Aquí significa «declarar convicto a uno». Más adelante, veremos cómo, efectivamente, ellos fueron reprobados por Dios, convictos por El del error de sus puntos de vista (42: 15. La palabra •escudriñase• (13:9) es el mismo término usado por Elifaz (5: 27), •lo que hemos Inquirido».

Argumentando con Dios (11:1-14:22)

/ 69

7-8). Pensando defender a Dios, en realidad solamente defendían sus puntos de vista acerca de Dios. Reichert hace una observ~ción muy significativa: «Notemos también la paradoja en ~~d10 del. tormen~o espiritual de Job. Es capaz de negar la justicia de D10s y, sm embargo, afirmar Su perfección moral y rebotar con indignación contra aquellos que, simplemente por adulación, son capaces de aportar testimonio falso en Su nombre.» 16 Tal como Iohnson lo describe: «Quien duda del interés de Dios para la justicia, confía, plenamente, al mismo tiempo en que Dios es justo!» 11 Job sugiere, por medio de la pregunta, que cuando Dios le examine «les sobrecogerá pavor» 18 al hallarse delante de Su majestad (13: 11.). Los abogados defensores autonombrados para proteger a D10s se encontrarán sin defensa cuando Dios, en Su majestad y conocimiento de sus hechos, les declare convictos a todos ellos. Job, entonces, resume la incompetencia de sus amigos afirmando que sus palabras son «máximas y refranes de ceniza» y sus defensas como muros de lodo ( 13: 12). Lo que para ellos eran máximas tan valiosas como para ser memorizadas no eran más que futilidades como cenizas. Al leer estas palabras de Job, es muy fácil imagínárselc gesticulando en medio de los montones ~e cenizas a su alrededor al tiempo que ridiculizaba los proverbios, base de los razonamientos de sus amigos sentados a su lado. Pretendiendo defender a Dios a costa del desgraciado Job, se parapetaban detrás de argumentos semejantes a fortalezas edificadas en barro y Iodo. Las cenizas son símbolo de naderías y el lodo sugiere la fragilidad y debilidad. ¿A quién le interesaría inmortalizar cenizas, y quién se protegería del enemigo detrás de una protección de barro? En la sección siguiente, Job se prepara para presentar su caso ante el tribunal de Dios (13: 13-19), tal como había anhelado hacerlo anteriormente (13: 3). Dos veces en este capitulo les pide silencio (13: 5, 13), y dos veces les ruega que le escuchen (13:6, 17). Con extremada valentía, se dispone a discutir y sufrir las consecuencias de su atre16. Reíchert, p. 62. 17. L. D. Johnson, Out of the Whirlwind: The Major Message of Job, pp. 34-55. 18. La palabra traducida aquí por «pavor» ha sido- usada anteriormente por Job (•terror•, 7: 14; 9: 34), y las veremos otra vez en 13: 21. ·

Argumentando

70 / Job vimiento: «Escuchadme, y hablaré yo, y que me venga después lo que viniere» (13: 13). . En el versículo siguiente continúa demostrando que tiene conciencia del riesgo: «; Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y tomaré mi vida en mi mano?» (13: 14). Quitar la carne con sus dientes es una expresión que quiere decir poner riesgo a su vida. Un animal llevando la carne de su presa entre sus dientes se arriesga a perderla, pues al verle otros animales, les es una tentación el arrebatársela. Así Job sabía que se colocaba en una situación peligrosa al enfrentarse con Dios, pero había tomado la determinación del riesgo, incluso al precio de su propia vida. «He aquí, aunque él me matare, en él esperaré» (13: l Sa) es una hermosa expresión de fe, muy citada y familiar a muchos cristianos de todos los tiempos. Sin embargo, la primera parte del versículo solamente figura en el margen y no forma parte del texto hebreo original. Una construcción literal en castellano del original hebreo conocido sería: «He aquí, él me .~rntar~; no me queda esperanza.» No solamente es una traducción mas exacta del hebreo, sino que correlaciona mejor con el versículo anterior. Job está convencido de que su autodefensa sería su muerte a manos de Dios. Pero su primordial interés no era mantener su vida sino su integridad: «No me importan los resultados si no puedo presentar mi defensa delante de Dios»; podría ser una paráfrasis de las palabras del valiente Job.19 • • • Si Job pudiera defender su causa delante de Dios, esto diría, sería «mi salvación» ( 13: l 6a). «Salvación» aquí significa, indudablemente, su vindicación. El sabía que Dios podía matarle por su atrevimiento; era consciente de tener su vida en su,s propias manos. Pero, al mismo tiempo, sentía dentro de st, ~u_e siendo Dios justo, al final le absolvería. Al fin y al cabo. st ~l osaba presentarse delante de Dios era por tener su conciencia limpia, ya que «no entrará en Su presencia el impío» (13: 16b~. Una vez más Job exige atención a sus palabras (13: 17), maruf estando su decisión de comparecer ante el tribunal divino Y la certeza de alcanzar la absolución. Cuando dijo: «Si yo expusiere mi causa» (13: 18a) significaba que ya había reflexionado sobre Jos argumentos a exhibir, como lo hace ~l aboga.do dil!gente an~ tes de presentarse a defender una causa. Al decir: «Se que sere 19. Lueralrnente.: Su íaz-. 20. La palabra para la batalla».

«presentaré traducida

por

mi musa «exponer»

[o. defenderé significa

mi

vida]

«prepar ar

delante a un

de

ejército

1 1

1 1 1

con Dios (11: 1-14:22) I 11

justificado» (13: 18b), indica su confianza en ganar el pleito. Tenía esperanza en el final. Esta actitud constituye una atrevida afirmación en contraste con las anteriores palabras de desespero: «Sé que no me tendrás por inocente» (9: 28b). Al preguntar: «¿Quién es el que contenderá conmigo?» (13: 19a), Job estaba afirmando, de manera convencida, la imposibilidad de que alguien pudiera acusarle en lo más mínimo. Si Dios le acusara, entonces y solamente entonces, Job mantendría silencio y moriría. Ciertamente tenía su vida en los dientes, pero a causa de su confianza en ganar esta batalla legal, estaba dispuesto a correr tal alto riesgo. A estas alturas en el transcurso de su discurso (12: 1 - 13: 19), Job ha recorrido un largo camino, un peligroso y atrevido trayecto: comenzando por rechazar las acusaciones de sus supuestos amigos, pasando por Jos argumentos especificando los caminos misteriosos y arbitrario de Dios, hasta llegar al atrevimiento final de prestarse a un enfrentamiento con El. Los próximos nueve versículos incluyen este despliegue de Job al presentar su caso ante Su tribunal. b) Job presenta su causa delante de Dios ( 13: 20-28). Hasta aquí, cada vez que Job ha replicado a sus amigos, también ha tenido unas palabras para Dios. Al responder a Elifaz, se dirige a Dios (7: 12-21). Cuando contesta a Bildad, también habla con Dios (9:28-33; 10:2-19). Y al enfrentarse de nuevo con Zof'ar, a Dios le dedica algunos pensamientos (13:20-14:22). Ahora Job invita a Dios a que le conceda «al menos» dos cosas: «Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror» (13: 20-21 ). Como en cualquier juicio y tribunal, no sería justo el resultado si el acusado se viera intimidado. La segunda alusión puede tener referencia al terrorífico sueño contado por Elif az (4: 12-21).21 Después de estas premisas, Job está dispuesto a presentarse delante de Dios, lo mismo si El se presenta como su Defensor como si actúa como su Fiscal. «Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú» (13: 22). Estaba tan ansioso de poder entablar diálogo con Dios que lo mismo le resultaba hablar primero él o dejar a Dios expresarse en primer lugar. De todos modos estaba a punto. 21. Charles W. Carter, «The ment ar y , cd , Charles W. Cartcr,

Book of Job». en Th e Wnlcya11 Biblc Co1112 (Grand Rapids: Ecrdrna ns , 1968). p. 88.

\'OI.

Argumentando con Dios (11: 1-14:22) 1 13

72 / Job Al no recibir respuesta de Dios, Job habla primero. Le pide el detalle de sus pecados (13:23), empleando tres diferentes palabras para designar el concepto pecado (iniquidades, pecado, transgresiones). Aún así no obtiene respuesta alguna de part~ de Dios. Sólo silencio. Job quería silencio por parte de sus amigos, pero continuó hablando a Dios, mas El se mantenía callado. Este prolongado silencio de Jos cielos provoca otra pregunta en Jos labios de Job inquiriendo el porqué Dios escondía de é1 Su rostro como si fuera un enemigo (11:24).22 ¡Cómo puede ser posible que Dios se revuelva contra el desolad?!: «lA la hoja arrebatada has de quebrantar?» (esto <'!S, a Ja hoja arrancada por el viento y dejada en el suelo). ¡Cómo entender que Dios s_e dedique a ir contra del que tan poca cosa es! «lA una PªJª seca has de perseguir?» (13: 25b). El silencio de Dios hace perder Ja línea de defensa a Job, apenas ha dicho una palabra para probar su i~ocencia. J?:se~perado y frustrado al no recibir respuesta de, D10s pa~a dirimir su caso como en un tribunal, Job formula mas acusaciones contra Dios por haberle dado tantos golpes cuando él ya s~ hallaba abatido, y va tan lejos como protestar por las _acusaciones, (se entiende, acusaciones infundadas) hechas por D10s contra el, Y por los injustos castigos como pago por pecados cometidos en su juventud (13: 26). La renuncia por parte de Dios a entrar en diálogo con Job, equivalía a darle el trato de prisionero, manteniéndole encerrado sin posibilidad de clarificar su dilema. Dios -dice Job- «ha puesto mis pies en el cepo» (13: 27 a) para vigilar todos sus movimientos sin que pudiera andar 23 ni buscar otros medios de defensa. Job se ve sumido de nuevo en la más triste desesperación tal como lo expresan las palabras: «Y mi cuerpo se está gastando como carcoma, como vestido que roe la polilla» (13:28).24 Job cree que Dios es injusto al paralizar sus pasos ahora que tan débil se siente, tan decaído y sin amparo. La energía con que Job había comenzado su enfrentamiento con Dios ha ido decayendo al verse sin respuesta por parte de El y tener como toda respuesta Su silencio abrumador. Como el 22. En varias ocasiones Job se queja del trato recibido por Dios comparado al recibido por los enemigos (6:4; 7:20; 13:24; 16:9, 12, 13). 23. e Trazando un limite para las plantas de mis pies• (13: 27b). 24. En el original se lee .y él» en vez de •Y mí-. El articulo en tercera persona singular se refiere al hombre oprimido por Dios.

enfermo convencido de su fuerza intenta sentarse en la cama donde se halla postrado y se desmaya antes de incorporarse, Job se levantó de su postración con un momentáneo atrevimiento pata verse arrastrado de nuevo ante Ja sensación de que Dios volvía a perseguirle injustamente. Todo esto le sumió en otra más profunda desesperación. Este es el tema del próximo capítulo 14. e) / ob pierde su esperanza (14: 1-22). En este radical cambio de sentimiento, pasa de Ja audaz autoconíianza mostrada cuando creía ganar su pleito delante de Dios a la melancolía y el lamento por ser la vida tan breve ( 14: 1-6), por la fatalidad de la muerte (14:7-17), y por la ausencia de esperanza (14: 18-22). Anteriormente había expresado su disposición para arriesgar su vida con tal de poder argumentar con Dios su caso y su situación (cap. 13). Ahora se siente vencido y que ha perdido su oportunidad ante Dios y su vida (cap. 14). ¿Cómo se puede ganar una causa si el propio juez de la corte se niega a escuchar los razonamientos del que es juzgado? (cap. 13). Ante tal situación, Job languidece de melancolía ante la realidad de la futilidad de la vida y la fatalidad de la muerte. Al decir Job que el hombre «es nacido de mujer» (14: 1), hace referencia a la fragilidad humana. Si la mujer es frágil, frágil será su natural descendencia. Añadido a esta flaqueza, la raza humana tiene los días contados (literalmente, «Cortedad de días») 25 y Jlena de «sinsabores» .26 Esta existencia tan efímera es comparable a la flor que se abre augurando belleza y lozanía, pero pronto se mustia, es como una simple sombra n que «no permanece» (14: 2) en lugar fijo a causa del movimiento continuo de la tierra. «¿Sobre éste abre Tus ojos, y me traes a juicio contigo?» (14:3) para escudriñar a una débil criatura como Job. Anteriormente ya Jlamó a Dios «Guardían del hombre» (7: 20). Ahora añade" que Dios obliga al hombre a que se presente a juicio. Se da cuenta Job que en vez de poderle acusar a El por obrar injus25.

Job ya ha mencionado

9: 25-26; 10: 20a). . 26. La palabra -sínsabores-

la brevedad

de la vida anteriormente

(7:7-10;

es traducida •perturbar• en 3: 17 y con Ja misma raíz en 3: 26, con la connotación de •agitación•. . 27. ~ palabra •flor• y «sombra» en hebreo son similares y suenan casi igual: tsus y tsah. Esta combinación de letras en nombres similares es ·corriente en hebreo, causando al lector o a quien escucha, una ayuda para recordar la frase.

Argumentando con Dios (11:1-14:22)

74 / Job tamente, es Dios quien va a juzgarle a él. También esto le parece injusto. ¿Qué sentido tiene que Dios juzgue a una indefensa criatura? Job manifiesta su comprensión ante la imposibilidad de presentarse puro ante Dios: «¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie» (14:4). Esto es una reminiscencia de sus previas afirmaciones (9: 30-31), repetidas más tarde por Bildad (25: 4). Los días del hombre no solamente son pocos; incluso están contados (es. decir, tienen un número determinado por Dios del que no se puede pasar), «y el número de sus meses está cerca de ti» (es decir, Dios sabe cuántos son los meses de que dispone cada hombre, 14: 5). Más aún, es el mismo Dios quien ha establecido estas matemáticas que el hombre no podrá alterar una sola cifra decimal. A causa de estas limitaciones y Jo efímero de Jos días del hombre, lo mínimo que Dios pudiera hacer es no abandonarle (14:6; cp. 7: 19; 10:20). Job deseaba tener un respiro del Dios tan meticuloso siempre vigilándole como si fuera él un jornalero deseando poder descansar al final de su duro día de trabajo (14: 6b). La hebridad, el trabajo y el inexorable examen de Dios está todo implicado en este versículo. Del tema de la futilidad de la vida pasa al tema de la futilidad de la muerte (14: 7-17). para ello Job compara y contrasta al hombre con los árboles y al hombre con el agua. Cuando un árbol se corta, puede brotar otra vez desde sus raíces y volver a crecer y dar fruto. Aunque sus raíces sean viejas o su tronco se llene de polvo, aunque el terreno sea seco, buscarán y detectarán la presencia de la tierra húmeda de sus alrededores y «reverdecerá, y hará copa como planta nueva» (14: 9). Pero cuando el hombre muerte, es cortado y permanece postrado, expira, y cuando entra en la tumba nadie le puede ver más (14: 10). Este contraste no parece justo a Job. ¿Por qué un árbol ha de disfrutar
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tesis ~a~a expresar: «Aunque fuera posible que los cielos dejaran de exrsur, el hombre no despertaría del sueño de la muerte.» A~m habiendo negado la posibilidad de una resurrección, Job reflexiona en lo que pudiera ser. De ser posible Ja resurrección, entonces el Seo! sería como un Jugar donde se estaría escondido por un determinado tiempo. Seol, la localidad o la condición de los muertos, era un lugar donde el hombre o sufriría o descansaría. .. ~n un destello de esperanza, Job aspira disfrutar de esta posibilidad: «{Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol!» (14: 13a) (colocarle en un seguro) hasta que Ja ira de Dios se apaciguara (10: 13b). Al menos que Dios limitara los días en el Seo! como limita los días de la vida del hombre en la tierra yª,¡ fi~al de ellos se acordará de él (14: 13c). Parece que Job estana dispuesto a soportar la vida en las misteriosas regiones del Seo! con tal de que ello fuera la manera de esconderse de la ira d.e, Dios y un paso hacia la reconciliación con LI y la resurrcccron. «Si el hombre [un hombre fuerte] muriere, ¿volverá a vivir?» (14: 14a). Al hacerse esta pregunta Job expresa su deseo y ávida esperanza de vivir después de J¡¡ muerte, exteriorizando de esta manera un anhelo universal del hombre. «Este es el persistente deseo de vida en el interior de cada hombre cuando se halla en sus momento decisivos entre la vida y la muerte física, cuando se enfrenta con la oscuridad de su destino ... » 28 Con esta tenue esperanza en la resurrección, Job se dispone a esperar pacientemente. hasta.~ue llegue la ansiada liberación (14:14b). La palabra «liberación» lleva la connotación del prisionero que ha alcanzad~ su libertad después de haber sido cogido en la guerra. Como sr Job se hallase en situación de un servicio de armas obligatorio o al servicio de trabajos forzados. Vol~iendo de n~~~o a una situación de juicio legal, Job sigue manteniendo .la opinron de que en un futuro tendrá que comparecer ante Dios para dar razón de sus obras: «Entonces llamarás, Y yo te responderé» (14: 15). También confiaba en que Dios «tendría afecto a la hechura de Sus manos» (14: 15, cp. 10: 3, donde Job se considera a sí mismo como «obras de Sus manos»). La palabra hebrea «tener afecto» significa «Ser o venir a ser como 28. of Job,

Albert Barnes, 1:272.

Notes, Cr it ical, l llust rat ivc, an d Practical,

on The Book

76 I Job plata». Dios, viene a decirnos Job, a pesar de todo, le considerará de valor aunque esté en el mismo Seol. El «pero ahora» inaugural del versículo 16 probablemente concordaría mejor con el énfasis del original si tradujéramos «con toda seguridad entonces», refiriéndose al tiempo cuando Dios afectuosamente llamaría a Job estando éste en el Seol. En esta breve rapsodia de anticipada comunión con Dios, Job se deleita pensando en este día cuando le dará tregua para su pecado (14: 16). Dios continuará siendo el «Guarda de los hombres» (7: 20) pero con un propósito diferente -con el propósito de cuidarle, no de perseguirle. Entonces las transgresiones de Job serán «selladas en saco» (fuera de Ja vista como evidencia contra él), y Dios «coserá» (cubrirá o esconderá) sus «iniquidades» (14: 17). Recogiendo otras metáforas de la naturaleza.i? hace referencia a las montañas que caen y se deshacen, a las peñas que cambian de lugar, a las piedras transportadas de acá para allá por los impetuosos ríos que se llevan el polvo de la tierra con su corriente... todo ello como una alegoría a la manera como Dios puede destruir la esperanza de los hombres Ü 4: 18-19). En este texto, la palabra «hombre» una vez más denota al «hombre débil». Hasta Ja tímida esperanza del hombre sencillo puede desaparecer ante la acción de Dios. No solamente las esperanzas de los hombres pueden desvanecerse, incluso su existencia está completamente controlada por Dios, «se esforzará contra él como un rey dispuesto para Ja batalla» 30 (15: 24). «Demudarás su rostro» (14: 20) es una referencia a la desfiguración del hombre por los efectos de la muerte. Su aspecto alegre y vivo vendrá a ser pálido al contacto con la muerte. Dios. le separa de sus familiares, amigos, posesiones y prestigio (todo ello para exp.icar la-naturaleza sombría del Seo! distante y profundo. La muerte sustrae al hombre el conocimiento de las experiencias tenidas en la tierra. No permite al hombre alegrarse por el gozo de ver a sus hijos honrados, ni le es dado simpatizar con los problemas de su prole (14: 21). El hombre conocerá su propia miseria. Su dolor será doble, físico («SU carne sobre él se dolerá») y mental («y se entristecerá en él su vida») (14: 22). El cuerpo 29.

( 14: 11).

Flor (14:2),

sombra (14:2),

árbol (14:7-9),

agua de un lago (14:11),

Argumentando con Dios (11: 1-14:22) ¡ 77 eJxmpearisment~ l~s efectos de la corrupción en el sepulcro a u miseria. Y el Job termina su discurso con t . m~erte, con tono abatido y malhur:~r:d~ac~~~nad.nota sobre Ja pru:ne.ra parte concluye con un lamento e~ torn~ at~~urso en esta !:·~lttma de su.s disertaciones Job ha refutado el val:u~~~e~;n~ m~et suJ amigos'. ha reconocido el poder arbitrario de Dios de Dio: r~o~as~u~-r~~s;_ado ~tr~vimiento para presentarse de1ant~ lencio de arte de . icra e~ o a no ser por el inexplicable sidad de u: . El), :xpreso su ardiente deseo por la posibiliera . , a vida después de Ja muerte y sucumbió en la deses~!. eren, porque solamente la muerte era lo seguro delante de

hj

Estas . . · .. transiciones, naturalment . . rentemente abru tas al . e, se presentan subí!amente, apalazadas; justame~te 'en ~~;:;1s veces fºn contrndicsic;ines entre. autor ha sabido imprimir ensee ve e po~er dra!11at1co que el monos al anciano lamentándos ste 1fª~avdloso libro. Imaginécon tela de saco con ceni . e Y ~c 1ª b en el suelo, cubierto por las lágrimas>; su «cuezr~so en su ca eza, su «faz húmeda muerte sobre sus ' · d en el polvo», la «sombra de nacimiento aho parp.~ os». Ahora maldiciendo el día de su recuperand'o su r~s~~~~~z~ e~hsu rnlexplifJble condición, ahora ra pacientemente soportando l~r:rib1~l~ió~~ente orando, aho-

río

30. El verbo •esforzar• solamente se menciona aquí en 15: 24, y en Ec. 4: 12; significa •llegar a vencer con poder irresistible».

31. Taylor Lewrs, •Spirituality of the B .. mentary on Chapter XIV E . d . ook of Job as Exh1b1ted in Cornblitot heca , . Sacra and Theo/, xamme · 1 R . m Con nec tiron with Other Passagess B 1·. ogtca evzew, 6 (agosto, 1949): 502. '

Lucha sobre las cenizas (15:1-17:16)

limitada a ti la sabiduría?», es decir: «¿Acaso te creen más inteligente que Dios?» Bildad insinúa que Job es cst úpido y está enfurecido (18: 2-4); y Zofar, con sarcasmo refinado, implica que Job ha insultado a su digna persona (20: 2-3). Los tres cada vez se hallaban más distanciados del propósito expresado por ellos al iniciar Ja visita: consolarle. Sus palabras en vez de ser cuidadosamente seleccionadas para actuar como de suave ungüento sobre sus llagas y su dolida alma, se convirtieron en flechas envenenadas y saetas de amargura, inyectando toda la milicia de sus corazones.

6 LUCHA SOBRE LAS CENIZAS

c.

Segundo ciclo de discursos ( 15:1 -

/ 79

1.

21 :34)

En este segundo ciclo de discursos, Elifaz, Bildad y ~of ~r se aferran tenazmente a sus creencias y teorías sobre el. ~uf rimiento su relación con el pecado. Las monótonas repe~1c1ones y su Insistencia en volver sobre los mismos punt~s de vista muestran al lector su incapacidad de comprender el d.1lema de J Una de las pocas variantes entre este ciclo y el pnmero se hace evidente en su segundo discurso (caps. 15, 18, 20): Los amigos se muestran menos atentos y más duros. ~-~ manera de discutir es más abusiva, sus argumentos más dogmátícos y menos tolerantes. Perturbados por la resistencia que. Job ofrece . par~ arrepentirse y su audaz manera de de~a.fiar a 0.1os, los tres ínter locutores Je atacan con renovado espiritu hostil. ., Más aún, ni insisten para que Job logre su restaurac1on. m~diante un reconciliador arrepentimient~ de su pecado. La invitación anteriormente insistente, encaminada a lograr de nuevo las ab~ndantes bendiciones que Job disfrutó, no las hallamos en

º?·

este segundo ciclo. . , d El tema a flor de piel ahora es: el destino de los irnpios, es~rrollado por cada uno de los tres visitantes c~n sol~mente diferencias de matiz y acento en la materia. Elifaz d1~e que el hombre impío vive desesperado y en peligro (cap; 15), Bi\dad afila sus palabras para decir que el inicuo ya ha ca1do. en. la trampa , 1 ídado (cap 18) y Zofar embiste a Job Insinuando su y sera o Yl · ' , d , t vida propia situación al manif est.ar que los impíos ten ran cor a y perderán todas sus posesiones (cap. 20). Más adelante, cada uno de Jos amigos transforma~os en enemigos, insultan a Job descaradamente. En 15: 8,, Ehfaz desafía con la pregunta: «¿Oíste tú el secreto de Dios, y esta

Segundo discurso de Ellfaz ( 15:1-35)

En su primer discurso, Elifaz (quizá por ser el de más edad), se expresó con el decoro propio de Jos orientales, hablando con la debida cortesía y argumentando indirectamente, teniendo cuidado en no herir la abatida alma de Job. En su segunda oratoria, Elifaz abandona su delicadeza y «abierta y concienzudamente ataca a Job con sus afilados y punzante argumentos, uno tras otro».1 Al principio, Elifaz concedía a Job el que fuera justo y circunstancialmente castigado por Dios, pero ahora se dirige a él considerándole un pecador empedernido en arrogante rebeldía contra Dios.2 La segunda arenga de Elifaz se divide en dos partes: un reproche a Job por su actitud (15: 1-16) y un memorandum para que no olvide la suerte que espera al hombre inicuo (15: 17-35). a) Un reproche a la actitud de Job (15: 1-16). Elifaz acusa a Job de hablar irreverentemente (15: 1-6) y de asumir pretensiosamente sabiduría y pureza (15: 7-16). Cáusticamente, Elifaz pregunta: «¿Proferirá el sabio vana sabiduría, y llenará su vientre de viento solano? ¿Disputará con palabras inútiles 3 o con razones sin provechos?» (15:2-3). El discurso de Job, comparable a ráfagas de viento caliente, demuestra la falta de sabiduría de Job -replica Elifaz->- porque ningún sabio se sirve de conocimiento como el viento (una referencia al discurso de Bildad

1

1:

Charles W. Cárter. «The ed. Charles W. Carter, 2. Marvin H. Pope, Job, p. 3. «Inútiles(sin provecho) de las cuales cinco se emplean l.

ment ar y ,

Book of Job». en The Wes[C\'C:n Bible Comvol. 2 (Grand Rapids: Eerdm;ns, 1968), p. 93. 114. se usa once veces en el Antiguo Testamento, en Job.

80 / Job mencionando las palabras de Job como un «viento impetuoso», 8: 2). Ni tampoco el entendido se llena (literalmente, su vientre) con el siroco, el temido y caliente viento del desierto que sopla desde el Este. Las palabras de Job son calificadas de vanas e inservibles, tan vacías como el viento y tan violentas como las ráfagas del perjudicial siroco. Contrariamente a reconocer la reverente actitud de Job para con Dios, Elifaz le acusa de irreverente (literalmente, le ataca diciendo que ha minado la piedad y el auténtico temor de Dios), y también ha estorbado la meditación (esto es, la devoción) ante Dios (15:4). Continuando sus injurias, continúa diciendo Elifaz: «Tu boca declaró tu iniquidad.» En otras palabras: «Tu propio pecado te hace hablar irreverentemente contra Dios. Tu intento de justificarte no es más que vanagloria que testifica la presencia del pecado en tu interior.» El mayor de los tres acusadores intentó librarse de acusar a Job personalmente tratando de demostrar que las mismas palabras pronunciadas por el patriarca constituían base suficiente para su condenación (15: 6). Seguidamente, Elifaz arremete contra Job por haberse atribuido ser sabio y pío. También comienza su táctica con preguntas: «.¿Naciste tú primero que Adán? ¿O fuiste formado antes que los collados? ¿Oíste tú el secreto de Dios? ¿Y está limitada a ti la sabiduría?» (15:7-8). Elifaz estaba diciendo: «¿Quién se ha creído Job que es él, el hombre más viejo sobre la tierra, y por consiguiente el más sabio? ¿Pensará acaso que, igual que la sabiduría, él existe desde antes de la creación de las montañas desde tiempos inmemoriales (cp. Pr. 8:25)? ¿Supone él que tiene acceso a los secretos consejos de Dios? ¿Habrá imaginado que no hay otro sabio fuera de él?» Estas insinuaciones por parte de Elifaz no eran limpias porque Job no había pretendido ni todas estas cosas ni de la manera que son expresadas por su acusador. Lo único que simplemente había afirmado fue poseer una inteligencia a la misma altura que ellos tres (12:3; 13:2). Job se preguntó también: «lY quién habrá que no pueda decir otro tanto?» (12: 3b) y también dijo: «No soy menos que vosotros» (13:2a). Elifaz replica a Job con dos preguntas más: «¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes tú que no se halle en nosotros?» (15: 9). Job había puesto en duda su pretensión absoluta de que la sabiduría era patrimonio exclusivo de los ancianos (12: 12), ahora Elifaz le replica con la afirmación de que «cabezas canas y hombres muy

Lucha sobre las cenizas (15:1-17:16)

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ancianos hay entre nosotros. mucho más avanzados en días que tu padre» (15: 10). Job, aunque fuera ya un hombre maduro, debía mostrar respeto por la sabiduría de los de más edad. Desde el punto de vista de Elifaz, la protesta de Job desvirtuando la teología tradicional, constituía una inexcusable falta de respeto contra la ancianidad. Continuando con su interés en rebatir las sarcásticas preguntas de Job, Elifaz le interroga ahora sobre su relación con Dios. Asume que, como mínimo, su actitud para con el Señor era tan irreverente como incorrecta para con Jos que intentaban consolarle. «¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios?» Al mencionar las «consolaciones de Dios», Elifaz posiblemente hacía referencia a lo dicho por él mismo en su primer discurso acerca de los caminos de Dios (5:17-27). Luego Elifaz tensa su flecha en el arco de la retórica y Je pregunta de nuevo: «¿Por qué tu corazón te aleja, y por qué guiñan tus ojos, para que contra Dios vuelvas tu espíritu, y saques tales palabras de tu boca ?» (15: 12-13). Con estas palabras acusa a Job de haber permitido que sus emociones controlarán su razón y de dar rienda suelta a su ira, pero también Elifaz se dejó llevar por su irracional emoción. Y estaba en un error al deducir que Job se había rebelado contra Dios. Viendo que Job no había asimilado los conceptos de Elifaz acerca del hombre, según las teorías del primer discurso de éste, se los repite de nuevo. El hombre es débil e impuro; todo nacido de mujer es injusto (15: 14; cp. 4: 17). Dios no puede confiar en los ángeles, argumenta Elifaz, ni aun Jos cielos son puros, por lo tanto, cómo puede confiar Dios en el hombre, o cómo puede el nacido de mujer presentarse puro delante de El. El hombre es «abominable» (término que indica repulsión) (15: 16) y «vil» (que indica «corrupto», una palabra usada para designar la leche cuando se vuelve agria, solamente se encuentra aquí y en el Salmo 14: 3 y 53: 3) y «bebe iniquidad como agua» (15: 15-16; cp. 4: 18; 34:7). La implicación de todo este razonamiento implica que Job es este hombre impuro, injusto, detestable y corrupto, el que engulle el pecado de una forma tan natural como se bebe el agua. Muy cierto es que el hombre es un ser corrupto, pero Elifaz estaba en un error al deducir de estas verdades que el sufrimiento de Job era el resultado de una deliberada impiedad.

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82 / Job b) Reajirmacián sobre el destino del impío (15: 17-35). Estas palabras de Elifaz acerca del hombre impí~ ~ sus consig~i~,ntes castigos son intencionadamente una maliciosa admonición para que Job se sienta con necesidad de arrepentirse. Como. ,en el primer discurso, Elifaz basa su argumento en la observación. · «Te contaré lo que he visto» (15: 17), palabras casi idénticas a las pronunciadas anteriormente, «como yo he visto» ( 4: 8). Luego busca apoyar su autoridad apelando a la sabiduría de los antepasados, como Bildad había hecho en su primera apela~ión (8:,8). Eliíaz se disponía a decirle a Job algo que los sabios habían enseñado, según las tradiciones de sus padres, doctrinas que no encubrieron 4 ( 15: 18) sino que habían transmitido fielmente de generación en generación, sin haber sufrido adulteración en manos de los filósofos (15: 19). Según Elifaz, al rechazar Job tales enseñanzas, mostraba una falta de respeto para con los ancianos sabios, se rebelaba en contra de la tradición, cerraba los ojos deliberadamente a la verdad, y se asociaba con doctrinas alienistas. [Tal necio llegó a ser Job! Los versículos 20 al 35 describen Jos juicios y las perturbaciones que el inicuo habrá de sufrir a causa de su pecado. Elifaz da a entender que Job, hombre inicuo, estaba experimentando los juicios de Dios, pero que, además, le esperaban otras tribulaciones fruto del mismo pecado. La angustia y turbación de espíritu añadirán sufrimiento a los males de Ja carne. 1. «Todos sus días, el impío es atormentado de dolor» (15: 20a). Job había dicho que en Ja muerte sufriría dolores en Ja carne (14: 22), mas ahora Elif'az comenta que el dolor no se limita a la muerte; [será una experiencia para toda Ja vida! La palabra hebrea traducida por «dolor» es la usada para describir los dolores de una mujer cuando va de parto, sugiriendo una intensa agonía. En ocasiones este término se traduce por «nacer» (15: 7). 2. «El número de sus años está escondido para el violento» (15:20b). Job ya habló del control de sus días y meses (14:5), ahora Elifaz se refiere a la misma idea con la variante al mencionar los años como contados por Dios. «Violento» significa 4. Esta fase posiblemente significa que Jos sabios no han escondido (retenido) las tradiciones de sus propios padres, o que los padres de los sabios no han escondido las tradiciones. Posiblemente la primera traducción es la mas correcta.

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«terrorista». ¡Cuán desatinadas, fuera de lugar y falsas, eran las sugerencias de Elifaz al considerar a Job un tirano terrorista causando pavor a las gentes! 3. «Estruendos espantosos hay en sus oídos» (15: 2 la). Quien causa terror a los demás es una persona asustada en su interior. Posiblemente esta frase hace referencia a Jos ruidos y voces imaginarias del atormentado por su propia conciencia. 4. «En la prosperidad el asolador vendrá sobre él» (15: 21 b ). Nuevamente Elifaz se muestra brutalmente desconsiderado, pues justamente esto le pasó a Job ( 1: 13-19). La palabra «asolador» puede traducirse «robador», el mismo Job usó este término para demostrar lo contrario a Ja tesis de sus acusadores: «prosperarán las tiendas de los ladrones» (12: 6). 5. «El no cree que volverá de las tinieblas» (15:22a). El sig~ificado es que el pecador se siente atormentado por su cornple!o de. culpabilidad; teme no despertarse de su sueño o que esta contmuamente amenazado por la desgracia. Esta es Ja primera de las tres veces que Elifaz usa la palabra «tinieblas» en su arenga. 6. «Y descubierto está para la espada» (15: 22b). «El impío cree estar marcado como víctima de Ja violencia de los dernás.» s 7. «Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está? Sabe que le está preparado día de tinieblas» ( 15: 23). Temiendo empobrecer, el malo se preocupa desesperadamente buscando y almacenando comida, anticipando el día cuando tendrá que esconderse a causa de sus fechorías. Para las personas así, el pleno día les es como las tinieblas. 8. «Tribulación y angustia le turbarán, y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla» ( 15: 24). El pecador, después de causar los males a los demás, sufre lo mismo como paga a sus malas obras. Elifaz ataca a Job con la misma palabra «turbarán» (o «asustarán») que él usó cuando comentaba la aparición fantasmagórica o sueño en 7: 14, en otras dos ocasiones Job había rogado a Dios que no le espantara (9: 34; 13:21), y declaró que la majestad de Dios les espantaría a ellos (~~: 11). ~a palabra «esforzarán» también nos ha salido ya: Job d110 de D10s que «será más fuerte» que el hombre (14: 20). Elifaz da a etender que la propia angustia del malo se resolverá contra sí mismo al igual que el rey cuando prepara sus ejércitos para salir al encuentro del enemigo. 5.

Victor E. Reichert,

Job,

p. 76.

84 I

Lucha sobre las cenizas (15: 1--17: 16) / 85

Job

El hombre, expresa Elifaz en tono contencioso, que «extiende su mano contra Dios, y se portó con soberbia contra el Todopoderoso» (15: 25) sufrirá Ja agonizante tortura del dolor, el miedo y la culpa. La mano extendida es un gesto desafiante. ~as palabras «porta» (conducta) y «soberbia» son formas grama,t1~ales enfáticas del .verbo que significa «comportarse con valentía» como un guerrero en el campo de batalla. . Elifaz creía que Job estaba guerreando contra D10s; una vez más, esta opinión es distorsionada, pues la posición de Job es que Dios estaba haciéndole Ja guerra a él (7:20; 13:24). Añade, además, el consejero de más edad, el hombre malo «corre con el cuello erguido [literalmente, "cuello duro", es decir, "c~n tozudez"], con Ja espesa barrera de sus escudos» ( 15: 26), dt~puesto al ataque ofensivo y bien protegido para 1? .defensa. ~ltfaz ya había acusado a Job de enfrentar su espintu con D10s (15: 13). Además de revolverse contra Dios, Job, de acuerdo con Elifaz, era culpable de glotonería: «Porque la gordura cubrió su rostro, e hizo pliegues en sus ijares» (15: 27). En el An~iguo T~stamento un gordinflón era considerado como un gloton Y lujurioso insensible a los valores espirituales (Sal. 73:7; 119:70; [er. 5: 28).6 Otro delito era vivir en ciudades en ruinas y reedificar las casas desocupadas, pues esto se consideraba una profanación, no teniendo en cuenta la maldición, causa de las ruinas (15: 28; cp. Jos. 6: 26; l.º R. 16: 34). . Ahora Elifaz pasa del tema del alma atormentada y angustia· da por Jos pecados de conciencia a tratar estos pecados en sí causantes de tal ansiedad: Ja arrogancia y atrevimiento de atacar a

Dios y el descaro de desafiarle. A continuación detalla la «lujuriosa ostentación del pecador y su grosera conducta» ,7 como bases para los juicios que siguen en 15: 29-35. 9. «No prosperará, ni durarán sus riquezas, ni extenderá por Ja .tierra su hermosura» (15: 29). Aunque el transgresor pone un aíre de opulencia en su glotonería, su influencia no ha de perdurar. Sus espigas no se llenarán de grano, no se doblarán por el peso de su fruto.8 Sus bienes les serán arrebatados, y su granja no producirá cosechas. El resultado será el hambre. 10. «No escapará de las tinieblas (15:30a). La temida calamidad (15:22-23) llegará, y no habrá quien pueda escapar. 11. «La llama secará sus ramas, y con el aliento de su boca perecerá» (15:30b-c). Sus cosechas se secarán de tal manera que el fuego las consumirá, sin posibilidad de volver a brotar como el árbol del cual Job habló (14: 7-8). El soplo de Dios (¿una sutil referencia al caliente viento del Este?) le arrasará sus cosechas y le arrastrará con ellas. 12. «No confíe el iluso en su vanidad, porque ella será su recompensa. El será cortado antes de su tiempo» (15:31-32a). Confiar en lo falso (vano) equivale a recibir el pago con la misma moneda, llegando así a una muerte prematura. Este pensamiento ilustra la máxima de Elifaz: «Los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan» (4: 8). 13. «Sus renuevos no reverdecerán. Perderá su agraz como la vid, y derramará su flor como el olivo» (15: 32b-33). Estas imágenes tomadas de la agricultura ya fueron usadas por Elifaz para elaborar sus argumentos y demostrar que el hombre inicuo perdería sus bienes. Esta predicción no tendrá cumplimiento. 14. «Porque la congregación de los impíos será asolada, y fuego consumirá las tiendas de soborno» (15: 34). La «pandilla de incrédulos» (como pudiera traducirse la frase) será estéril como las piedras (la palabra «asolada» ya ha sido usada anteriormente por Job en 3: 7), y las tiendas de los sobornadores (con el significado de corruptos) terminará en llamas. Una vez más Elifaz repite los conceptos expresados con anterioridad, añadiendo bien poco ahora, pues ya había dicho «la cuerda de la tienda de los impíos será arrancada» y Bildad afirmó: «la tienda de los impíos perecerá» (8: 22). Al hacer estas

6. Poca base tenemos para apoyar pío se considera embadurnándose con Andersen («El Libro de Job», en «The ed. Charles M. Laymon, 011 the Bible»,

7. H. H. Rowley, Job, p. 1418. El significado de <su grano» ocurre solamente aquí en todo el Antiguo Testamento, y es difícil precisarlo. Otra alternativa sería «sus posesiones- (en este caso «doblar hasta el suelo» equivaldría a •derramar» sus riquezas).

Los versículos 25 y 26 explican los motivos por las luchas internas discutidas ya en Jos versículos 20-24. Los versículos 27 y 28 introducen nuevas razones para los siguientes juicios (vv. 29 al 35). El orden es como sigue: 15: 20-24 15: 25-26 15:21-28 15: 29-35

J uícios Razones por estos JU1c1os Razones por estos juicios Juicios

el punto de vista por el que el imgrasa para nada, como sugiere Hugh lnterpreter's One Volu111e Comment ary Nashville: Abingdon, 1971, p. 245).

Luchasobrelascenizas(IS:l-17:16)

86 / Job referencias, Elifaz puede haberse referido, sin piedad alguna, a Ja pérdida de las posesiones de Job, destruidas por las llamas. 15. «Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad, en sus entrañas tramaron engaño» (15: 35). Este dolor de parto, mediante el cual todo hombre viene al mundo, ya ha sido mencionado por Elifaz anteriormente (5: 7). La idea del vientre de la mujer es una continuación de la metáfora del alumbramiento. Se concibe dolor, nace iniquidad, y el vientre (no la «rnente») elabora los engaños. Aunque los incrédulos sean estériles como las piedras (15: 34), no por eso dejan de concebir dolores y nacer iniquidades de su seno, ni amasar engaños en su vientre. Elif az vuelve a la idea del juicio para el «que confía en su vanidad» (15:31). Ha comenzado a enumerar la lista de juicios usando la figura del parto «atormentados por el dolor» (15: 20), y termina insistiendo con la misma metáfora (15: 34-35), posiblemente aludiendo de manera sutil y maliciosa al lamento de Job cuando expresa el deseo de no haber nacido (3: 3-1 O).

2.

Segundarespuesta de Job a Elifaz (16:1 -17:16)

Ultrajado por la cruel arenga de Elifaz, nía y lamenta su dolorosa sensación al Dios.

Job replica con irosentirse alejado de

a) Job disgustado con sus amigos (16: 1-5). Atenazado por el conflicto en este duelo sobre cenizas, Job se rebela una vez más en contra de los consejos no solicitados a sus amigos. Lo dicho por Elifaz nada trajo de nuevo («He escuchado muchas cosas como estas»), y Job llama a sus visitantes «consoladores molestos» (16: 2). Puede que fueran amigos, [eran J larnados consoladores! (recordemos que Elifaz se atribuía ser portador de las palabras de Dios y de Sus consoladores mensajes, 15: 11), pero los tres solamente lograron traerle dificultades y aumentarle el dolor. Bildad calificó las palabras de Job de «Un viento intempetuoso» (8: 2), y Elif'az insinuó que el conocimiento de Job era «viento solano» (15: 2). Por esta razón ahora él califica Jos argumentos de sus visitantes como «palabras vacías» (16: 3). No pudiendo comprender el porqué estaban tan resentidos a causa del esfuerzo que él hacía para lograr hablar con Dios, le pregunta: «¿Qué te anima a responder?» Esto es, ¿qué puede

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privarte de darme una contestación? ( 16: 3b). Más adelante, Zofar contestará esta pregunta (20: 2-3). Si los papeles se invirtieran, observa Job, entonces también podría hablar como lo hacen ellos. Sabría combinar palabras (esto es, construir elaboradas frases; o posiblemente, «amontonar palabras», como dice un adagio ugarítico) y menear la cabeza en señal ~e burla (16:4; cp. 2.º R. 19:21; Sal. 22:7). El podría lograr mejores resultados que ellos al alentar a los demás' con sus palabras (tal corno admite Elifaz que Job había hecho antes de caer enfermo, 4: 4) y podría ofrecer solaz para aliviar el dolor. . b) El atribuiado Job da merced a Dios (16:6-17). Job se sentía sin ayuda alguna por parte de los tres consoladores; ni se podía ayudar a sí mismo, pues, lo mismo si hablaba como si guardaba silencio su dolor no cesaba (16: 6).9 De hecho su sufrimiento JO le había agotado (16: 7a). ' Su mayor preocupación era, sin embargo, no el abandono moral de los llamados amigos y consoladores, sino el tormento de no poder descifrar los misterios de Dios. Job solamente sabía_ que Dios era quien le había privado de su familia y de sus amigos (16: 7b) y le había llenado de arrugas; Ja palabra hebrea traducida «arrugas» (usada solamente aquí en 16: 8a y en 22: 16, en esta último caso traducido «cortador» con el significado de «los cortes para grabar en piedra») son las señales exteriores causadas por la enfermedad y el sufrimiento de Job. Estas evidencias eran interpretadas por sus visitantes, como el testimonio contra él por haber pecado. Job compara a Dios con una bestia salvaje, despedazándole con rabia, cru~iendo los dientes en contra de él y fijando sus ojos en su presa (literalmente, afilando sus ojos) (16: 9), describiendo as.í la fiereza de la hostilidad con que él se sentía acosado por Dios. Hablando de sus consoladores dice que «abrieron su boca contra él» (esto es, le atacaron con palabras injuriosas), ~e trataron con alevosía, le rodearon cual ejército al sitiar una ciudad enemiga (16: 10). Quejándose de nuevo del trato dado a él por Dios, Je acusa de haberle entregado «en manos del mentiroso y a merced de Jos 9._ «No se aparta de mí», es decir. no me deja de doler. refinendose a su dolor. El contexto ( 16: 6) parece estar en favor de esta valO. El texto hebreo puede ser entendido como «no me había abandonado», riación.

88 / Job impíos» (posiblemente una referencia a los ~illuelos ronda,ndo a Job mientras se hallaba postrado en las cenizas y molestandole simplemente por divertirse a costa del débil), quienes lo a~rastraban aún más hacia la desesperación (16: 11-12). Continúa Job y compara a Dios a un arquero quien ha fijado el blanco para sus saetas en su propio cuerpo (v. 12) (cp. 6:4; 7:20), rodeándole de flechas, hasta dar con él y taladrar los riñones, haciéndole derramar su hiel (16: 12-13). Una última figura de dicción sirve para la expresión de Job: Ja del guerrero penetrando al tiempo que rompe las murallas, atacando con la fuerza de un gigante y derribándole al suelo (16: 14). Con esta acumulación de ilustraciones Job trata de describir vivamente su estado emocional, desesperado Y desamparado por todos, en la condición más triste que un hombre pueda hallarse. Como resultado de estos violentos asaltos por parte de Dios, Job vestía de saco, indicativo de luto, y tenía su cabeza (literalmente, su «cuerno», como figura del animal derrotado) en el polvo (16: 16). A pesar de todo no estaba dispuesto a ceder ni un ápice dando la razón a sus dogmáticos colegas. Su mísera situación no tenía explicación en los términos de los visitantes, porque él sabía muy bien que no había practic~do la vi~lenc~a ~ que «SU oración era pura» (16:17) .. ('.
Lucha sobre las cenizas (15:1-17:16)

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más en mente; él esperaba la ayuda de ese alguien, quien presentaría su pleito y sus convincentes pruebas antes Dios.'! · A causa de las burlas de sus amigos,12 Job derrama lágrimas delante de Dios (16:20; cp. 16: 16), con la esperanza puesta en el testigo celestial como abogado que defenderá su caso ante el Todopoderoso,'! al estilo que cualquier hombre pudiera hacerlo para otro hombre (16:21). De esta manera Job reprende a sus amigos por no haber hecho cuanto se puede esperar de una auténtica amistad, es a saber, ayudarle a resolver su problema. Necesitaba un abogado porque pronto resultaría demasiado tarde. Sus breves años están a punto de acabar (cp. 7: 9-10; 10: 21-22), y le sería imposible retornar (comparecer ante el juicio) después de muerto. Abatido por la amargura, Job, preso por el desánimo al no tener seguridad de poder disponer de .un abogado para presentar su causa, reconoce que su espíritu está extenuado, que sus días se acaban y que la tumba le está esperando (17: 1). Por si fuera poco, se ve rodeado de burla, y sus ojos, empañados por las lágrimas, sólo pueden distinguir la provocación de sus compañeros. («Escarnecedores» en v. 2a, tiene el sentido de «causantes de rebeldas».) Job no podía fácilmente olvidar las provocadoras acusaciones de Jos tres visitantes, cuya actitud era de abierta rebelión en su contra. Lograron aterrorizarlo y dejarlo perplejo con sus persistentes y condenatorias palabras. d) Rechazo de Job a las acusaciones de sus amigos (17: 3-5). Job se dirige a Dios sin más intermediarios pidiéndole que se le permita defender su propia causa (17: 3a). Parece ser que la costumbre en Oriente y en aquel tiempo, daba este privilegio. al reo, es decir, que para asegurar la justicia se le dejaba exponer personalmente su defensa y así garantizar sus derechos. Cambiando la petición en pregunta, Job dice: «¿Quién querría responder por mí?» (17: 3b). Literalmente dice: «¿Quién estrechará su mano con la mía?» Darse las manos era la costumbre establecida para ratificar tratos o transacciones comerciales (cp. Pr. 6: 1 y notas 11. Muchos comentaristas, no obstante, creen que Job estaba pidiendo a Dios que fuese El su Abogado. 12. La primera mitad del versículo 16: 20· puede traducirse. «mis clamores [o tal vez, •mis pensamientos interiores»] son mis intercesores» (véase Reichert, p. 85). 13. Job no dice: c¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios!» (como traduce nuestra Biblia castellana), sino •iÜh, si él [esto es. mi testigo] pu· diese disputar con Dios en favor del hornbre!» (esto es, Job).

Lucha sobre las cenizas (15: 1-17:16)

90 / Job marginales de la version inglesa en 11: 15; 17: 18; 22: 26). Aquí ¡ ob se lamenta pensando que nadie aceptará representarle como abogado suyo a la hora del juicio. Por lo tanto, Dios, quien es el juez, debe aceptar Ja responsabilidad y comparecer de todas formas en el juicio. Esta solución era necesaria a causa de que Dios había retenido en sus amigos la capacidad de entender la verdad acerca de Job. por eso no reconocían su inocencia, no sería justo que Dios tuviera en cuenta sus argumentos (17:4). Tan disgustado estaba Job con sus consejeros que arremete contra ellos acusándoles de egoístas y tener intención de hacerse con su hacienda. Tan espantoso crimen requería que sus hijos fuesen el pretexto (17: 5). e) La desesperación con la muerte (17:6-16).

de Job, ante sus amigos y cara a cara Las emociones de Job suben y bajan

como las montañas rusas a toda velocidad. Después de pedirle a Dios que Je concediera confianza, le acusa por hacer de él «Un refrán entre los pueblos» (17: 6a). En otras palabras, que su persona ha ido de boca en boca en sentido peyorativo. No solamente hablaron mal de él; le escupieron en el rostro: i terrible insulto! Una descripción triste y humillante contra una persona enferma y postrada en el dolor más agudo, agrabada su pena por la pérdida de sus hijos y acosado por quienes decían ser sus amigos, pero que no hicieron más que hundirle más profundamente en su miseria. Tan insoportable se hizo su dolor que incluso «SUS ojos se oscurecieron a causa del sufrimiento» (17: 7a)14 y su cuerpo perdió peso hasta que sus miembros eran como sombras (17:7h; cp. 16:8). Aunque sus consoladores se burlaron de él en vez de ayudarle (17: 2) y la gente le insultaba (17: 6), Job remonta su espíritu de nuevo; ante la convicción de que los justos triunfarán al final y «el inocente se levantará por encima del impío» (17: 8). Firme en sus convicciones «proseguirá su camino» y recuperará fuerzas porque sus manos están limpias; es decir, porque él es inocente (17:9). Se siente tan seguro en su postura como para desafiar a sus tres amigos invitándoles a que argumenten de nuevo, sabiendo de antemano que sus razones carecen de sabiduría (17: 10). Seguidamente, termina su segundo discurso replicando a Eli14.

Tenemos cinco referencias

a los ojos en Job ( 16: 16, 20; 17: 2, 5, 7).

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faz con otra endecha acerca de la muerte. Comienza su requiem con palabras que expresan profunda emoción, típico de la persona que no ve objetivo para continuar viviendo. La mayor parte de su vida ya se ha gastado, y muchos de sus propósitos han quedado sin realizar (17: 11). En sus primeros discursos, sus amigos contemplaban una posible esperanza para Job, pero para él era como intentar transformar la noche en día (17: 12). Zofar, en efecto, había dicho que las tinieblas de Job vendrían a ser como la mañana luminosa (11: 17). Mas para Job, Jo único que podía vislumbrar en su futuro era la muerte en el Seo!; allí no existe la esperanza y ciertamente no brilla la luz. «Si yo espero, el Seo! es mi casa; haré mi cama en las tinieblas» (17:13). Tan próximo estaba a morir que podía llamar a la misma tumba («la corrupción» ) «SU padre» y podía referirse a los gusanos que iban a devorar sus carnes como «SU madre y sus hermanas» ( 1 7: 14). Cualquier nota de esperanza estaba tan alejada de Job que solamente la muerte estaba presente, la que le acompañaría hasta las profundidades del Seol, en la tumba (l 7: 1516).

Yo veré a Dios (18:1-19:29) I 93

7 YO VERE A DIOS 3.

Segundo dlscurso de Bildad ( 18:1-21)

Indignado ante el atrevimiento y las duras palabras de Job, Bildad arremete con otra diatriba, y continúa con el tema que Elifaz ha comenzado en su segunda secuencia, esto es, la suerte de los impíos. Bildad parece seguir el hilo de su amigo más adulto, ya que su temática es muy similar a la mayoría ?e los asuntos planteados por él, tal como el siguiente bosquejo demuestra: Las tinieblas vendrán sobre el impío. Los impíos son como plantas que no prosperan Las llamas destruirán al impío. La prosperidad del impío le será quitada. La angustia aterroriza al impío. Las tiendas de Jos impíos serán destruidas. Los impíos se oponen a Dios o no le conocen.

15:22-23, 30

18: 5-6, 18

15: 30b, 32-33 15: 30, 34

18: 16 18: 15

15:27-31 15:21, 24

18: 7' 15-16 18:11, 14

15:34

18: 6, 14-15

15:4,

13, 2'5-26

18: 21

La falta de material original y de nuevas ideas en el discurso de Bildad es evidente. Su argumento acerca de los impíos siendo atrapados como los animales cayendo en las redes (18: 8-10) ya había sido mencionado por su amigo Elifaz (5: 13). . Por otra arte, Elifaz observa a los impíos como destruidos por Dios (15:30c), mientras que Bildad hace hincapié en la

ruina de los malos diciendo que «serán cortados» (18: 7b-8). Elifaz menciona Jos sentimientos culpables de la conciencia que atormentan al impío con remordimientos internos, pero Bildad pone su acento en las pérdidas materiales de Jos males (18: 1416 ), en la fuerza física (18: 7, 13), en la seguridad emocional y la serenidad de espíritu (18:8-11), en la reputación (18:17-18) y en la descendencia ( 18: 19). Es interesante destacar como el segundo discurso de Bildad se parece a su segunda intervención. Comienza ambas arengas preguntándose: «¿Hasta cuándo . . ?» (8: 2; 18: 2). Hace referencia a la pérdida de sus hijos (8:4; 18: 19). Menciona las plantas cuando se marchitan como alegoría de la pérdida de las riquezas por parte de los malos (8: 12-13, 16-19; 18: 16). En cada discurso, Bildad repite la frase sobre la «tienda de los impíos» (8: 22; 18: 15). Su segundo discurso es, como en el caso de Elifaz, más cáustico que el primero. Mientras que Bildad menciona a Dios por nombre seis veces en el capítulo 8, él hace una sola referencia al Señor en todo el capítulo 18. Ambos muestran en sus respectivas primeras intervenciones, que hay esperanza para Job si éste se arrepiente de sus pecados, pero esta esperanza desaparece por completo en sus respectivas segundas arengas. En muchos de los comentarios, Bildad obviamente estaba replicando a las palabras de Job expresadas en los capítulos 16, 17 o en anteriores ocasiones. Estas respuestas las comentaremos en los párrafos siguientes. a) Bildad denuncia a Job (18: 1-4). La impaciencia de Bildad se hace evidente en sus palabras introductorias: «¿Cuándo pondréis fin a vuestras palabras? Entended y después hablemos» (18: 2). Sigue calificando la defensa de Job como de incoherentes frases sin lograr combinarlas para que tengan sentido.' Bildad se pone furioso cuando Job califica de bestias estúpidas a él y a sus amigos, según las implicaciones de las palabras de Job en 12: 7-9. A su afirmación «Su furor [de Dios] me despedazó» (16: 9), Bildad le replica: «Tú te despedazas en tu furor» (18: 4a). «¿Quién se habrá creído Job que es él?» -explota indignado Bildad-. «¿Abandonará Dios la tierra nor su causa?» (18:4b-c). A continuación repite el credo caract~rístico l. Las palabras «poner fin» traducen un modismo hebreo usado solamente aquí Y que probablemente quiere decir literalmente «preparar las trampas» (para cazar animales)

Yo veré a Dios (18:1-19:29)

94 I Job

I 95

de los tres: el hombre sufre según los pecados que ha cometido. En estos comentarios Bildad recoge previas alegorías usadas por el mismo Job anteriormente (14: 1~) tomando ~as montañas y las peñas en sus movimientos para ilustrar sus ideas.

más terrible manifestación» .2 Aún más acertado puede ser el sentido referido a las enfermedades: entre todas las conocidas en aquel entonces, había la que provocaba Ja muerte especialmente a los niños, la intención de Bildad era calificar a Job como peor que esta enfermedad.

b) La caída de los impíos descrita por Bildad (18: 5-21). El Juro relato de Bildad describiendo la suerte de los malos, sin eluda dedicado a Job, incluye la destrucción de los impíos con todo detalle. Con ellos quedarán arrasadas sus riquezas. sus emociones vitales y sus familias de modo que no quede memoria de ellos para la posterioridad después de su ~1Uert~. La luz de los impíos, iluminando sus casas simbolizando una prosperidad continuada, se apagará, pretende Bildad (18: 5-6; cp. Pr. 13:9; 24:20). Se ve claro en estas palab_ras una réplica al argumento de Job mencionando «la prosper_1dad de las tiendas de Jos ladrones y de Jos que provocan a Dios» (12:6), pensamiento, a su vez, reforzando la afirmación de Bildad cu~ndo dijo: « ... la habitación de los impíos perecerá» (8: 22) ·. El incrédulo, aunque confiado en sí mismo calculando su vigorosa fuerza, quedará debí litado por sus mismas maldades calculadas para perjudicar a otros ( 18: 7). . Seis palabras distintas usa el escritor par~ n~m,br_ar «trampa» en l8: 8-10; en este corto pasaje entran ma~ smorurnos para este término que en ningún otro texto en el Antiguo Testamen_t?. La «red» se usa para cazar pájaros (cp. Pr. 1: 17) o también hombres, y Ja «malla» es más ligera, tejida de manera que ~e pudiese colocar encima del hoyo (18:8). El «lazo» es o~ro dispositivo para atrapar pájaros, disparándose cuando el animal lo toca (18:9). La «cuerda» escondida en el suelo hace tropezar a su víctima para que caiga en la «trampa» colocada en el lugar donde posiblemente ha de pasar (18: 10). Bildad amontona todos estos sinónimos para acentuar los muchos e inminentes peligros que esperan al impío como re;ultado de sus propios temores que Je aterrorizarán (18: 11) Y Je precipitarán de un lugar a otro sin que pueda evitar el resultado de todas sus fechorías. «Sus fuerzas se gastarán» (18: 12) a causa del hambre que le sobrevendrá (indicando que las dificultades se amontonarán sobre su atribulada vida). «La enfermedad roerá su piel» (18: 13a) otra despiadada alusión a la situación de Job atacado de dolorosas dolencias cutáneas. «El primogénito de la muerte» (que «devora sus miembros») puede significar «la muerte en su

Bildad continúa diciendo que Job será arrancado «de su tienda de seguridad» y arrastrado como un prisionero cautivo «delante del rey de los terrores» (18: 14), siendo la muerte como personificada en Ja persona de este «rey». Aunque Job «ha estado esforzándose por librarse de los terrores de Ja muerte, finalmente se ve arrastrado ante el mismo rey de las tinieblas» .3 Habiendo disertado sobre la enfermedad, como preludio de la muerte (18: 13) y sobre Ja muerte misma (18: 14). Bildad pasa a reflexionar sobre los resultados del fin de Ja vida (18:15-21). Ni una sola cosa de todas sus posesiones será dejada en la tienda del impío cuando muera, y piedra de azufre será «esparcida sobre su morada» (18: 15). La piedra de azufre puede ser una alusión al fuego de Dios cuando El envía Sus juicios (Gn. 19: 24; Dt. 29: 22-23), el uso del azufre para fumigar una habitación donde haya muerto una persona, o a Ja catástrofe sufrida a Jos ganados de Job cuando murieron al «descender fuego de Dios» (!: 16). Con las palabras «Abajo se secarán sus raíces» (18: 16}, puede que Bildad recuerde de pasada otro comentario de Job (14: 8). El impío, dice Bildad, vendrá a ser tan desarraigado que puede compararse a un árbol sin raíces ni ramas. Nadie tendrá memoria de él (18: 17), y será desterrado a las tinieblas, esto es, en la soledad de la muerte (18: 18). Ninguno sobrevivirá al malo, nadie continuará su posterioridad (18: 19). La falta de descendencia era considerada como una de las mayores desgracias o maldiciones, pues el nombre del hombre se perdía en esta ocasión. Tan calamitosa sería la suerte del malo ( 18: 20) que la gente del Este y del Oeste, quedarían asombrados. El término comúnmente usado para determinar el hombre «impío» significa «Una persona pervertida». Para Bildad esto estaba muy claro, tan claro como el final de este hombre en su mente: Job. No conocía a otro quien hubiera perdido posesiones, hijos, riquezas, reputación y estima de los suyos; nadie atrapado en tal cúmulo de calamidades; él, Job, era el «hom2. 3.

H. H. Rowley, Job, p. 162. A. B. Davidson, The Book of Job.

p.

135.

Yo veré a Dios (18: 1-19:29) / 97

96 I Job bre pervertido» castigado por el justo Dios. Como si pr~nunciara una sentencia definitiva, Bildad termina su razonamiento diciendo: «Ciertamente tales son las moradas del impío, y éste será el lugar del que no conoció a Dios» (18:21). 4.

Segunda respuesta de Job a Bildad (19:1·29)

La respuesta de Job a Bildad es similar a su réplica hecha a Elifaz. En los capítulos 16 y 17 y también en el 19, Job rebate las insensatas palabras de sus amigos, acusa a Dios por atacarle como si de un enemigo se tratase y muestra una súbita esperanza confiando en que logrará ser absuelto. Sin embargo, en el capítulo 19, entran dos elementos no hallados en los capítulos 16 y 17: la sensación de Job al sentirse abandonado por sus familiares, amigos y criados; y su profunda confia?za en su Redentor viviente, con la certeza de que ha de ver a Dios. Este capítulo es el pináculo entre los cuarenta y dos que contiene el libro, el centro de la majestuosa obra poética de la intervención de Job. Después de recriminar la hostilidad de sus acusadores (19: 1-6), la de Dios (19:7-12) y la de sus familiares y amigos (19: 13-22), el sufrido santo, se remonta desde las profundidades de su quebrantado espíritu hasta las alturas de una renovada y absoluta confianza en su Dios (19:23-29). a) Hostilidad por parte de sus acusadores (19: 1-6). Por dos veces Bildad comienza sus discursos con «¿Hasta cuándo?» (8:2; 18:2). Ahora Job le devuelve la pregunta interrogando a Jos tres acusadores: «¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma?» (19: 2). En vez de una ayuda, sus amargas palabras han servido para acentuar su vejación, haciéndole sentir como polvo bajo el peso de su carga emocional. Repetidamente le han estado insultando («diez veces» es una frase hecha significando «a menudo») y se avergonzaban de su actitud (19:3). Admitiendo que hubiera pecado (nunca lo admitió Job, solamente hipotéticamente dijo «SÍ») era un asunto personal y nada les incumbía a ellos (19: 4). Sus manipulaciones estaban claras para Job: ellos estaban actuando considerándose superiores a él (cp. 12: 3; 13: 2) y queriendo demostrar que sus af liciones eran el resultado de haber ofendido a Dios. Pero él tenía nuevas razones para sus acusadores. Ellos necesitaban saber que el causante de sus males

era Dios y no su pecado (19: 5-6). La palabra «derribado» pudiera traducirse «pervertido», este mismo término es usado por Bildad cuando pregunta: «; Pervertirá el Todopoderoso la justicia?» (8: 3). Aquí Job declara ser injusto en el trato recibido de parte de Dios en este caso concreto. Bildad estaba en un error al intimidar a Job diciéndole que estaba atrapado en su propia red ( 18: 8-10); era Dios quien le había encerrado «en Su red» ( 19: 6b). El vocablo traducido por «red» aquí, difiere de las seis palabras usadas anteriormente para señalar las dif eren tes artes de cazar animales (18: 8-10). «Esta red es la que el cazador usa para conducir a los animales vivos una vez los ha atrapado.» 4 b) Hostilidad por parte de Dios (19:7-12). En ambas réplicas a Elifaz, Job dijo que Dios le trataba como un enemigo (6:4; 7:20 y 16: 12-14). En su segunda respuesta amplía este pensamiento. A su afirmación asegurando que Dios había abusado en Su trato (19: 6) añade que, además, acababa él de salir de las manos de sus acusadores cuando cae en manos de Dios. Es interesante notar que lo mismo Job como sus detractores están convencidos de Ja procedencia de las desgracias; unos y otro declaran a Dios como autor de las mismas; en donde difieren diametralmente es en cuanto a las razones que Dios tiene para actuar como lo hace. Los tres acusadores están convencidos de que se trata de la retribución del pecado de Job, mientras que Job las considera corno una injusticia. Dios continúa siendo injusto cuando sigue ignorando el clamor del pobre solicitando juicio para su causa (19: 7). A continuación no tiene inconveniente en enumerar las violencias sufridas, diez en total (19:8-12). Para apreciar el impacto de las palabras de Job, es necesario poner el énfasis necesario en el pronombre «El» como sujeto de cada forma verbal en toda esta sección. Job atribuye rigurosamente a Dios todas y cada una de las acciones: («cercar, despojar, arruinar, arder», etc.). Dios ha limitado la trayectoria de Job colocando obstáculos en su camino (cp. 3:23, cuando Job se queja por similares motivos); Dios ha oscurecido su camino y tiene que caminar tentando sus pasos (19: 8). Dios le ha privado de todas sus bendiciones ( «quitado la corona de mi cabeza») y ya no puede ser un ciudadano reconocido y honrado (19:9). Dios le ha quebran4.

Rowley,

p.

167.

98 I Job tado de tal manera que se siente como un edificio derrumbado o como un árbol arrancado de su lugar sin esperanza para recuperar la vida (19: 10; cp. 14: 7). Cambiando de metáfora por ilustraciones bélicas (19: 11-12), Job atribuye a Dios furor y enfado contra él (cp. 16:9), dándole trato de enemigo (cp. 13: 24). Dios le ha sitiado como los ejércitos acampan alrededor de la ciudad que pretenden atacar. Con estas palabras Job no duda en expresar su sentido de injusticia por la superioridad de Ja parte contraria a él, al declararse Dios su enemigo. ¿Por qué numerosas tropas se han de desplegar en contra de un enemigo tan frágil? Para Dios, Job era una insignificante tienda (19: 12). Algunas de estas palabras del vocabulario beligerante usado por Job, se parecen a las de Bildad cuando le da respuestas en el capítulo 18. Bildad había mencionado las desgracias del inicuo, ahora Job las repite y las remite a su origen: Dios.5 Carter sugiere que Job no atribuía estos conceptos de enemistad a Dios, sino al tradicional punto de vista o interpretación que sus acusadores daban a la situación. Se justifica, el comentarista citado, diciendo que de otro modo resultaría blasfemia en boca del patriarca, cosa inadmisible dado todo el carácter y tono del libro, como un todo.6 Para Carter, Job simplemente seguía en su razonamiento las implicaciones de su punto de vista: Si Job sufría a causa de sus pecados, entonces Dios se presentaba como un enemigo. Pero esto parece que es leer demasiado entre líneas. En ningún lugar dijo Job o dio a entender: «Si vuestros puntos de vista son correctos, entonces Dios es mi enemigo». Todo lo contrario, él se muestra totalmente convencido de que Dios es su enemigo. La frustración de Job iba más allá de los puntos de vista de sus consoladores; él se sentía frustrado con el mismo Dios, cuyas acciones consideraba injustas' del todo. Estas opiniones de Job no han de consistir una blasfemia de por sí; 7 al contrario, revelan una 5. Cp. 19:8b con 18:5-6, 18 (las tinieblas están presentes); 19:9 con 18:16-17 (el honor es quitado); 19: !Oa con 18:7, 12 (derribado a tierra); 19: 10/J con 18: 16 (el árbol es arrancado de raíz); 19: 12 con 18: 14 (inseguridad en su tienda). 6. Charles W. Carter, «The Book of Job», en TIIe Wesleya11 Bib/e Com11ze111arv, ed. Charles W. Carter, vol. 2 (Grand Rapids: Eerdmans, 1968), p. 104. 7. La blasfemia es una actitud fija de antagónica enemistad contra Dios, mostrada en la intencionada difamación del carácter de Dios. Job exteriorizaba su frustración y su disgusto ante la aparente injusticia de Dios, pero no iurvnu-tió contra una beligerante actitud en contra de El, ni le rechazó.

Yo veré a Dios (18: 1-19:29) manera muy honesta día ver.

de valorar

/ 99

los hechos tal como él los po-

c) Hostilidad de parte de sus familiares, amigos y criados (19: 13-22). Job se lamenta de su soledad, otro aspecto de su sufrimiento. El se ha quedado sin sus camaradas,8 sus conocidos, sus familiares, sus amigos íntimos, los criados domésticos, su esclavo privado, su esposa, hermanos, incluso de niños (19: 1 !-18). Estos grupos abarcan desde los círculos sociales y conocidos hasta los parientes más cercanos; desde las personas a la altura Y nivel de Job hasta los de inferior rango. Muy doloroso resulta ser despreciado por los amigos, pero resulta peor verse rechazado por «los moradores de la casa» (es decir, por quienes han recibido la deferencia de ser invitados),. Y p~r 19os mism?s criados (19: 15), Fue peor la «amarga humillación» al ser ignorado por su servidor personal al rogarle atención sin recibirla (19: 16). Su aliento era molestia para su espo~a, pro?~blemente quiere decir que ella lo detestaba y no quena admitir sus besos por causa de la halitosis producida por la enfermedad. También sus hermanos le despreciaban (chermanos», literalmente, hijos de mi vientre, significando o bien sus hijos, que eran descendencia del vientre de su esposa, o sus hermanos, que eran la descendencia del vientre de su madre)." . Job había dicho que Dios le entregó en manos de los mentirosos (16: 11); ahora añade que incluso los muchachos le desprecian ~ ~ 9: 18). Esta burla era tenida por muy deplorable, ya que los Jovenes debían gran respeto y toda consideración a sus mayores. Incluso cuando Job se levantó (¿con la intención de hacer valer el respeto debido"), ellos hablaron contra él. «Tod.os .sus íntimos amigos» (literalmente, varones de mi consejo, significando las personas de máxima confianza) le aborrecieron; pro_bablei;iente, aquí están incluidos Elifaz, Bildad y Zofar. Ouienes el amaba se volvieron contra él (19: 19). . Job sufrió ostracismo, no solamente por parte de la gente en general fuera de su círculo íntimo, sino por los que más amaba, de quienes podía esperar ayuda en los momentos de dificultad Y tragedia. Unido a su angustia emocion_al estaba su do. 8. La palabra «herrnai os» puede indicar, literalmente, parientes, 0 figurativamente sus camaradas de la misma escala social y nivel de vida. Tal vez lo segundo debe entenderse aquí. 9. Víctor E. Reichert, Job, p. 97. 10. Probablemente intenta hacer referencia a sus hermanos· cp. 3: 10, don· de «mi vientre» quiere decir «el vientre de mi madre». '

100 /Job

Yo veré a Dios (18:1-19:29) / 101

lor físico no despreciable: «Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos» (19:20a); esto es, tanto peso había perdido que se quedó con la piel y los huesos (cp. 16: 8; 18: 13). Las siguientes palabras de Job, «Y he escapado con sólo la piel de mis dientes» (19: 20b), equivale a nuestra expresión castellana de «salvé mi vida por los pelos». No obstante, hay otra posible interpretación del dicho «la piel de mis dientes»: puede significar simplemente las encías. En este caso, el pensamiento sería que al estar su cuerpo tan castigado por la enfermedad, le habían caído hasta los dientes, quedándole en la boca solamente las encías. En dolor profundo y desesperada súplica, Job suplica misericordia a sus amigos (literalmente, trato c011 gracia). Sorprendentemente, se dirige a ellos con tiernas palabras: «{Oh, vosotros, mis amigos!», pudiera ser un sarcasmo, ya que ciertamente no le habían tratado como amigo, que digamos. Acude a ellos porque «la mano de Dios le ha tocado» (le ha castigado) (19: 21). Dios Je estaba persiguiendo, ¿por qué ellos habían de hacer lo mismo? ¿Aún no estaban saciados de «sus carnes»? (19:22); esto es, «¿por qué tenían que continuar maldiciéndole? (comer las carnes de otro era maldecirle). No resulta difícil comprender la frustración de un hombre derrotado por Dios y buscando ayuda en el hombre cuando éste también le falla. «Como provocado por una explosión de confianza, Job rebotado del golpe sufrido en quienes le rodean, se vuelve de nuevo hacia Dios».11 d) La certeza de ver a Dios (19: 23-29). Job se hallaba en su más baja forma. Los amigos y la familia lo habían abandonado. Toda posibilidad de ayuda humana quedaba descartada. Sumido en la más completa miseria, no hay persona alguna dispuesta a darle una mano. Nadie dispuesto a decirle: «Yo te comprendo». Su cuerpo torturado por el dolor, los tormentos objeto de los planes de un Dios actuando incomprensiblemente, según las luces que él poseía de la realidad. «Pero justamente es aquí, cuando todo está rodeado de la oscuridad más intensa, que su fe ... cual arco iris que remonta las nubes ... brilla con maravilloso esplendor.» 12 El texto de Job 19: 23-27 es probablemente la parte más co11. A. S. Peake, citado por Rowley, p. 171. 12. W. B. Maclcod, Tire Afflictions of tire Right eous (Londres: Stoughton, s. f.). p. 172.

Hodder &

nocida de todo el libro. Es el gran clímax, el punto álgido de la confianza de Job en la vindicación de su causa. Es una «maravillosa explosión de fe». '3 Esta explosión de fe comienza con un clamor pidiendo que sus palabras de protesta queden registradas de forma permanente y sean «escritas» e «inscritas» en un libro, sin duda un rollo ( 19: 23). Entonces pide otra de las formas de escritura: grabadas en «Cincel de hierro y con plomo» fijadas en la piedra «{para siernpre!» (19:24). El plomo no era el material sobre ~1 que se escribía, sino que una vez cincelada la roca se vertía deretido dentro de lo.s huecos y así destacaba mejor la escritura. Este monumento conmemorativo permitiría a las generaciones futuras, juzgar los hechos relativos a Job. . E~tos importantes versículos 25 y 26 han sido interpretados de diversas maneras por causa de algunas imprecisiones textuales en el original hebreo. El primer problema es determinar la identidad del Redentor. Algunos eruditos· opinan que se trata de alguna persona distinta de Dios basando sus opiniones en las mismas palabras de Job al aspirar hallar un árbitro entre él Y Dios (9: 33, un testigo o un abogado en el cielo (ló: 19) Y porque Job aún está contemplando un Dios distante y no muy apegado al hombre (23: 3). Otros intérpretes identifican al Redentor en Dios mismo teniendo en cuenta la afirmación par~lela, « ... he de ver a Dios» ( 19: 26) y justamente por haber dicho Job que su testigo había de hallarse «en el cielo» y «en las alturas» (16: 19). La palabra «Redentor», usada cuarenta y cuatro veces en el Antiguo Testamento, proviene de un verbo que significaba «rec_lamar a una persona o una cosa, con el propósito de darle la libertad o rescatarla». Un redentor en la literatura bíblica antigua, era la persona que ofrecía protección o defendía legalmente a un familiar íntimo que no podía hacerlo por sí mismo. Podía «redimir» la propiedad de un pariente que hubiera pas~do a manos de otra persona (cp. Lv. 25: 23-25; Rt. 4: 4-15); podía vengar la muerte de un pariente asesinado (Nm. 35: 1927; 2.º S. 14: 11; l .'' R. 16: 11); podía casarse con la viuda de su ~ermano que no hubiera tenido descendencia (Rt. 4: 10); podía comprar a un pariente cercano que hubiera sido hecho esclavo (Lv. 25:47-55), y podía defender su causa en un pleito judicial (Sal. 119:154; Pr. 23:11; Jer. 50:34). 13.

l bid.,

p. 173.

Yo veré a Dios (18:1-19:29)

102 1 Job En el versículo 25 el «yo» es enfático: «Yo, sí yo, sé que mi Redentor vive». Aunque Job esperaba la muerte, él sabía que su Defensor, o Protector, estaba vivo y ciertamente se haría cargo de su causa para vindicado. Entonces Job añade: «Y al fin se levantará sobre el polvo» (19:25b). Las palabras «Y al futuro» o «en el último instante». Pero el término hebreo es un adjetivo, no un adverbio, describe al Redentor, el que ha de levantarse, por lo tanto, debiera traducirse, «el último Redentor» o «El que viene en último lugar». Dios tenía la última palabra, como quedó demostrado. ¿Qué significa «se levantará sobre el polvo»? Algunos expertos opinan que quiere decir la tumba, ya que en otras ocasiones se usa esta misma expresión (7:21; 17:16; 20:11; 21: 26; 34: 15). Sin embargo, «polvo» puede entenderse como tierra (5:6; 8: 19; 14:8; 41:33). Posiblemente, esta última traducción es la adecuada. La línea de pensamiento de Job es clara: su viviente Vindicador, el definitivo, el que pronunciará la última y definitiva palabra, se levantará sobre la tierra como el testigo se levanta a la hora de testificar en juicio y entonces declarará la inocencia de Job en presencia de todo el auditorio. «Y después de deshecha esta mi piel» (19:26a) es la parte más difícil de interpretar de todo este pasaje. De acuerdo con algunos especialistas del hebreo, la traducción debiera decir: «después de ser destruida mi piel», como algunos traductores de las versiones inglesas han aceptado.14 Otros intérpretes sugieren que el verbo significa «rodear», por lo tanto -traducen ellosel versículo dice: «después con mi piel ellos me rodearon esto [es decir, mi cuerpo]» .15 Traducir el verbo por «desollar» es una tercera posibilidad, preferida por el autor. Job no esperaba ser desollado en vida, más bien habla en un sentido figurativo indicando que su piel se iba pegando a sus huesos lentamente durante el proceso de su muerte segura, o bien que su piel iba saltando a tiras con el mismo significado de terminar la vida de su cuerpo de esta manera tan dramática. El verbo significa «cortar» (a tiras) y el original hebreo lo usa en I saías 1 O: 34 para decir cómo se cortaban las ramas de los 14. A. Guillaurne sostiene este punto de vista y lo apoya explicando que -Los árabes usan la palabra "piel" cuando se refieren a todo el cuerpo hu· mano» ( «The Unity of the Book of Job», The Annual of the Leeds Univer sity Oriental Society, 4 "1963·1965": 44). 15. Este punto de vista es apoyado por Rudolf E. Honsey, «Exeget ical paper on Job 19: 23-27», Wisconsin Luth eran Quarterly, 67 (1970): 172-84.

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árboles. Otra observación: en el texto hebreo la partícula «esta» aparece al final de la Irnsc y varias versiones no la traducen. Puede referirse a «piel», «esta piel mía», o, tal vez más lógicamente, pueda interpretarse por «3SÍ», «de esta manera». El versículo quedaría formulado de la siguiente manera: «después de mi piel será desollada de esta manera». La conocida y tradicional versión inglesa de la Biblia llamada «King James» curiosamente añade las palabras «gusanos» y «cuerpo» en letra bastardilla para clarificar el sentido del texto según la idea de los traductores y reconstruyen el versículo así: «Y aunque después los gusanos de mi piel destruyan este mi cuerpo» en un esfuerzo para hallar un sujeto al verbo «destruir» que está en plural, y darle un sustantivo como complemento directo en «este mi cuerpo». Pero el verbo en plural del texto hebreo no necesita obligatoriamente un sujeto que le apoye, ya que puede ser traducido en forma pasiva y no lo necesita. Concluimos que la traducción puede quedar legítima y sin hacer violencia al original con la palabra «desollado» (más acertadamente que «destruido por los gusanos»). La .seg~nda mita~ del versículo 26 también ha sido objeto de vanas interpretaciones. Cuando Job expresa, «en mi carne he de ver a Dios», ¿quiso decir él «mientras viviese» o pudo dar a entender «aparte de mi carne» (es decir, después de muerto)? (La partícula «en» puede también traducirse «desde». La primera interpretación es la preferida por el autor, pues viene apo~ada por la afirmación siguiente cuando dice: «Mis ojos lo veran» '. No obstante, la forma poética conocida como paralelismo sugiere que las dos líneas versificadas de 19: 26 sean consideradas como un todo. La muerte no resulta implicada en 19: 26a, por lo tanto, no se puede deducir su implicación en 19: 26b. Además, Job no contemplaba su muerte inmediata (16: 18-22; 17: ~, 16; 30: 23). Es necesario añadir que la partícula «en», traducida en otras versiones por «desde», también puede entenderse con el significado de «a parte de». . , Tan cierto estaba Job de ver a Dios que repite su conviccien en el pensamiento siguiente: «Al cual veré por mí mis~º:;· Y no otro» (19:27). «Ver» en hebreo, significa «ver en vision» o en condición sobrenatural. Su mirada a Dios, su Redentor, será una experiencia para toda la eternidad una bendición sentida «por él mismo». Finalmente, Job añade otra nota enfática, «mis ojos lo verán». Personalmente espera contem-

Yo veré a Dios (18: 1-19:29)

104 / Job piar a Dios cara a cara, cuando ya no será un extraño ni un enemigo para El, como creía que era en aquel entonces. Un pensamiento tan excelso, parece abrumar a Job y le ha:e exclamar emocionado: « ... Mi corazón desfallece dentro de mi» (19: 27 e). Su corazón (literalmente, riñones, eran considerados por los hebreos como la base y ~siento de las , más. profundas emociones del hombre) se deshacía dentro de el (literalmente, en su seno). Se hallaba emocionalmente exhausto ante la expectación de este sin igual encuentro con. Dios. . . .Para cuándo esperaría Job ser vindicado por su viviente Red~ntcr? Como mínimo tres son las respuestas posibles a esta importante pregunta: 1) Durante los días de su vida en la tierra (de ser así, ¿por qué deseaba él perpetuar s~s palabr,as escrit~s. en piedra para conocimiento de la posterioridad, y como conciliar este punto de vista con sus palabras «después de ser destruida esta mi piel»_? 2) Después de la muerte, en posesión de otro cuerpo resucitado (posible a pesar de haber manifestado ver a Dios con sus propios ojos, pues añade que esta visión sería aparte de su ~ame.). 3) Después de la muerte pero en un régimen de vida sin la resurrección corporal.

/ 105

qué le perseguimos? [forzándole aceptar nuestros puntos de vista] y la raíz del asunto está en mí», 16 entonces «temed vosotros delante de la espada». Seguidamente, Job explica el porqué de su admonición: «Porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, para que sepáis que hay juicio» (19: 28-29). Job estaba afirmando que la ira de Dios se revolvería contra ellos a causa de sus perversos caminos y el resultado sería la muerte por espada, como juicio de Dios sobre los pecadores, justamente el juicio que ellos habían pronunciado contra él. Una vez más Job muestra su convición de inocencia y acusa a sus acusadores de error. Fue esta visión la que le permitió distinguir más allá de su propia vida la vindicación esperada y tener la seguridad de disfrutar de nuevo una perfecta comunión con su Creador.

1

Esta última posibilidad parece ser la más adecuada a la manera de pensar de Job, pues él ninguna evidencia ofrece para que podamos deducir su creencia en una resurrección corporal. El dijo, «{aparte de] mi carne», no «Con una nueva carne resucitada». Además, el concepto de resurrección no forma parte de la creencia común sobre la naturaleza del Seo! (7:9; 21; 10:21-22; 14:7-14; 16:22). El tenía su esperanza puesta en ver a Dios; sabía que lo lograría su Redentor-Vindicador, se levantaría a defenderle y ganaría su causa. Este era el tan esperado Arbitro (9: 33), el Abogado-Testigo ( 16: 19). a quien nosotros conocemos co~10. Jesucristo, el Hijo de Dios. La seguridad de Job en ser vindicado algún día fue un paso gigantesco en su vida de fe y otra indicación de su postura correcta al calcular que sus acusadores estaban en un error. La muerte, inevitable e inminente, sería la entrada, no la muralla, que le conduciría hasta la solución de su enigmático problema. Job nuevamente se dirige a sus compañeros en Jos dos últimos pensamientos de su discurso: «Mas debierais decir: ¿Por

16.

Traducción

sugerida

por Reichert

(p.

101),

y Rowley

(p.

175),

y otros.

¿Por qué triunfa el malo'? (20: l-21 :34) / 107

8 ¿POR QUE TRIUNFA EL MALO'? 5.

Segundo discurso de Zofar (20:1-29)

Impaciente y resentido, Zofar arremete contra Job con '.ncisiva diatriba. Sus palabras despiden veneno co~o las co~1as y los áspides como él mismo dice (20: 14, 16). M1entra.s E~1faz segundo discurso habló de los tormentos del 1mp_10 Y en su , d z f hace hincaBildad dijo que el inicuo quedaría atrapa o, o ar ' . ié en que el malo perderá sus bienes. Sus palabras Y ~u estilo ~ostrado en este capítulo es el más punza?te de las tres arengas pronunciadas por sus amigos hasta aqu1. a) La ira de Zafar se incrementa (20: 1-3). Zofar comienza su discurso con las palabras «por cierto»' seguramen;e e~lazando con los argumentos expuestos por Job antes que el. S~1; embargo ninguna réplica se atreve a hacer contra la expl.os10~ de confia,nza acerca de su Redentor. Los «.pensamientos» inquietos (no pensamientos que calman, sino que perturban) en «el esíritu de su inteligencia» (20: 2). Job había dicho a sus tres ~compañantes que le habían insultado m~m~ro.sas veces (19: 3). pero ahora Zofar le replica con disgusto invirtiendo los. pap~les acusándole a él de haberles insultado a ellos. El 1rasc1bl~ yZofar, presumiendo de superion · ida d : diiIJO a Job· · «Me hace, responder el espíritu de mi inteligencia» (20: 3). Esto ~odna ser una respuesta a la previa· pregun t a de Job· · «; Tendran fin las palabras vacías?» (16: 3). b) La efímera prosperidad del impío (20: 4-11.) · Ya qu~ Job sabe tanto, concede Zofar irónicamente, ¿n~ tiene conocimiento, como siempre ha sido verdad, que el. tn~nfo (c~lebraciones) del impío cesará y que el gozo del Incrédulo (irreve-

rente) es momentáneo (20:4-5)? Este es un principio conocido desde el tiempo del primer hombre sobre la tierra. Bildad había dicho que el incrédulo perecería (8: 13-19), y Elifaz afirmó que el impío se hallará como en el vacío antes de tiempo ( 15: 2935). La arenga entera de Zofar es un desarrollo rabioso de las palabras de Elifaz: «no durarán sus riquezas» (15:29). Zofar admite que la alta posición del hombre puede remontarse tan alto como los ciclos y su cabeza llegar a tocar las nubes en su carrera de éxitos y de influencias, pero al final perecerá para siempre, vendrá a ser como estiércol, y la gente ni se acordará del lugar donde vivía. ¡Qué tremendo contraste! Alto como los ciclos y humillado hasta la basura; prominente en influencia y liderazgo para pasar a ser desconocido e ignorado por todos los demás. El tal hombre volará como un sueño, desaparecerá y nadie preguntará por él, ni será posible hallar su rastro. Como Bildad, Zofar dice que el eminente pero malvado «Se disipará» (18: 18; 20:86). Se tornará como invisible, a pesar de haber sido admirado y respetado con honor, incluso el lugar donde vivió les será desconocido (20: 9). Aun su familia se verá afectada, Ja pérdida de sus bienes tendrá como consecuencia el que sus hijos queden «reducidos a una humillante condición que tendrán que mendigar ayuda a los pobres y necesitados» .1 Se convertirán en mendigos de mendigos. Más humillación aún, sus manos (significando el mismo padre o sus hijos) se verán obligados a devolver los bienes adquiridos deshonestamente (20: 10). Esta es una de las pocas ref erencias en todo este capítulo, a los pecados del impío; la mayoría de sus razonamientos tienen que ver con la pérdida de sus riquezas.2 Aunque el impío disfrute de juventud y vigor, dice Zofar, ambas cosas morirán juntamente con él (20: 11). Prominente, rico, vigoroso; este es el retrato que Zafar describe del inicuo. Despreciable como la basura, desapareciendo como un sueño, pobre, pereciendo en medio del polvo, tal será la suerte del impío, y obviamente éste será el fin de Job. No l. Albert Barnes , Notes, of Job, 1/338.

Critical , l llustr ative, and Pr act ical , on The Book

2. Los pecados son las riquezas adquiridas deshonestamente (20: 10, 19), disfrutar del mal (20: 12), acumulación de bienes sin misericordia (20: 15, 22, 23), opresión al pobre (20: 19), robo (20: 19). devorar los bienes ajenos (20:20).

¿Por qué triunfa el malo? (20:1-21:34)

108 / Job hay duda que estas hirientes palabras habían de dañar al patriarca en lo más noble de su alma. e) Ciertos castigos para el pecado (20: 12-19). El hombre puede desear gozar del pecado, reteniéndolo lo más posible, como un dulce que se derrite dentro de la boca, puede continuar deseándolo una vez se le ha deshecho resistiéndose con todas sus fuerzas, pero -Zofar afirma- se convertirá en veneno para él, como la comida que se corrompe dentro del estómago antes de digerirse, y transformándose en veneno de cobras en su interior (20: 12-14). «Veneno» es literalmente «hieO», porque «los antiguos creían que el veneno segregado por las serpientes provenía de la hiel de la vejiga» .3 El pecado puede producir un placer momentáneo cuando se comete pero luego sus consecuencias son siempre amargas. Zofar continúa con alegorías sacadas del comer, pero ahora cambia el matiz y en vez de tragar el pecado habla de engullir las riquezas (20: 15). Dice que el avaro no podrá retener los bienes que devoró deshonestamente. Dios le hará vomitar. Esta ilustración es simplemente una manera burda de repetir lo dicho anteriormente: «Sus manos devolverán lo que él robó» (20: 10). Más aún, Zofar añade que la adquisición de los valores por parte del hombre malo es comparable a succionar el veneno de las cobras; pronto quedará destruido por el mismo hecho, su efecto será como ingerir infección. La misma lengua de la serpiente le ha de matar (20: 16). «El no verá los arroyos, los ríos, los torrentes de miel y de leche» (20: 17). Los ríos fluyendo miel y requesón (exquisiteces para la mesa oriental) eran símbolos de prosperidad y bendición. Zafar quiere dar a entender que por más que el impío almacene bienes no los podrá disfrutar (cp. 20: 15), y las riquezas adquiridas en negocios sucios «no Jos tragará ni, los gozará» (20: 18b~. La razón es porque sus bienes son el resultado de la opresión del pobre a quien ha abandonado en su suerte. El inicuo llegó hasta arrebatar las casas de los pobres (20:19).

d) La pronta ira de Dios contra los ricos impíos (20: 2029). En su insaciable avaricia «no tendrá sosiego en su vientre» (20: 20), el rico insensato no puede retener (o resistir) nada 3. H. H. Rowley, Job,

p. 179.

/ 109

de lo que desea. De la misma manera que nada dejó sin devorar, nada de lo adquirido le será dejaáo (20:21). Cuando se halle en la cumbre de sus lujuriosos logros, le vendrá la mise- . ria, y quienes él arruinó caerán sobre él (20: 22). Cuando haya llenado su vientre hasta no poder (es una referencia a la otra mención del vientre en 20: 20, en ambos casos ilustrando el egoísmo), Dios derramará Su ira sobre él, la sentirá incluso dentro de sus intestinos (20: 23).4 Aquí Zofar presenta un interesante contraste: el impío atiborra su vientre con riquezas, pero Dios hace llover su ira dentro de sus intestinos. Ademas, Zofar dice que Dios atacará al inicuo como si lo hiciera un ejército, por lo tanto, su muerte es inevitable. Puede que esquive un arma de hierro (una espada o m;¡a lanza) pero una flecha de bronce le alcanzará (literalmente, «arco» representando también la flecha disparada mediante él). El herido intentará salvarse arrancando la flecha de su carne, introducida juntamente con el veneno y los terrores le sobrecojerán (20: 24-25).

Zofar describe un espeluznante cuadro del hombre objeto de la ira de Dios. Parece ampliar hábilmente la disertación de Job al respecto: «Me rodearon sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra» (16: 13). Intensas tinieblas seguirán al hombre inicuo cuando éste haya muerto, y el fuego consumirá los tesoros adquiridos con su egoísmo; los que sobrevivan en su tienda (su esposa e hijos) pagarán las consecuencias de su pecado (20: 26). Esta referencia a oscuridad y fuego consumiendo las posesiones puede ser una cruel indirecta pensando en las calamidades ocurridas a Job (cap. 1). Job había explicado que su Testigo y Abogado estaba en el ciclo, preparado para defenderle, y había suplicado a Ja tierra para que le fuera permitido vindicarse visiblemente (16: 18-19). Sin embargo, Zofar niega la posibiildad de ambas cosas. Por el contrario, los cielos «descubrirán su iniquidad» y «la tierra se levantará contra él» (20: 27) condenándole, no vindicándole. Sus posesiones serán arrebatadas 5 y dispersadas, evidencia de la ira de Dios (20: 28). Entonces, como dando la estocada final, Zofar resume su diatriba con estas brutales palabras: «Esta es la porción que Dios prepara al hombre impío, y la heredad de Dios 4. S.

vas».

«Intestinos» aquí significa, simplemente, la parte interior del cuerpo. «Arrebatadas» es literalmente «tomadas en la batalla y llevadas cauti-

110 / Job Je señala para su palabra»

(20: 29).6 En su perorata sin c~mpasión Zofar trata de encerrar a Job dentro de una cerca sin escap~toria: él era este hombre inicuo, no habr~ acepción para Job, no escapará de los efectos de esta ley universal, el pecador debe pagar por su pecado. En su furioso ataq.ue, Zofar .ha mencionado un buen número de verdades, por ejemplo: Dios juzga el pecado; pero estaba en un error al deducir que la .pro~peridad del malo siempre será emífera y que la tragedia es siempre consecuencia del pecado. Naturalmente, Zofar estaba del todo equivocado al aplicar esta generalización a Job.. . El incisivo discurso de Zofar termina con una nota inflexible similar a las conclusiones del primer parlamento de Elifaz (5: Í7) y la segunda arenga de Bildad (18: 21).

6.

Segunda respuesta de Job a Zofar (21:1-34)

En el primer ciclo de discursos, los amigos de Job argun:entaron insistentemente que Dios bendecía a los buenos Y castigaba a los malos. Por otra parte Job no discute este punto hasta que los tres se han pronunciado. Lo mismo sucede en este segundo ciclo. Job espera escucharles hasta que los tres han hablado acerca de los criterios sobre el hombre inicuo. Después de la arenga de Eliíaz, Job desarrolla su pensamiento sobre el papel de Dios como enemigo suyo. Seguido del segundo discurso de Bildad, Job continúa con su tema iniciado en la réplica anterior. Pero en el capítulo 21 Job contrasta su opinión con la de los tres consejeros en cuanto a la destrucción del inicuo se refiere. Probablemente, por ser las palabras de Zofar más virulentas que las de los demás, Job le responde directamente a él. a) Job pide ser escuchado (21: 1-6). Cuando el sufrido Job comienza su parlamento, solicita a sus tres consejeros que le oigan «atentamente», porque ésta sería Ja manera de ofrecerle consuelo (21: 2).7 Su silencio sería más consolador que sus palabras (y más sabio, cp. 13: 5). Sarcásticamente, añade Job, después de conseguir este favor de parte de ellos, podrán continuar mofándose. Clarifica que ningún argumento esgrimía él 6. «Su palabra» equivale aquí a «su decreto» con significado de «un acuerdo tomado para un propósito determinado•. 7. La palabra «consuelo» es la misma que Elifaz había usado anteriormente (•consolaciones•) (15: 11).

¿Por qué triunfa el malo? (20:1-21:34) / 111 contra hombre alguno, así ¿por qué tanta preocupación rebatiéndole sus palabras? Job presentaba sus quejas delante de Dios, y por causa del silencio de Dios, Job tenía motivos para estar impaciente (21: 3-4). Solamente al contemplarle debían sus amigos asombrarse en silencio, sin embargo, clavaron en él sus ojos y continuaron importunándole con palabras ofensivas. El mismo Job sentía horror de su mismo aspecto cuando se contemplaba (21:5-6). b) Job afirma que el malo vh·e en prosperidad (21:7-16). Job inmediatamente pasa a desmentir el punto de vista expuesto en el segundo ciclo. De estar en lo cierto los consejeros, «¿por qué viven los impíos?, y se envejecen, y aun crecen en riquezas?» (21: 7). ¿Cómo puede conciliarse este hecho evidente con su inflexible doctrina? Este versículo incluye el primero de varios específicos contrastes entre el discurso de Zofar y el de Job. Veámoslo de una manera bosquejada:

Zafar (cap. 20) Los impíos . . perecen como estiércol

Job (cap. 21) (v. 7)

triunfan por poco tiempo (v. 5) pierden su juventud y sus fuerzas (vv. 6, 11) pierden los sobreviventes su tienda (v. 26)

en

Los impíos ... viven (v. 7) viven y crecen se hacen

(v. 7)

poderosos

(v. 7)

disfrutan de sus hijos y nietos (v. 8)

pierden sus posesiones y sus casas (vv. 21, 23, 28)

viven seguros en sus casas (v. 9a) y sus ganados se incrementan (v. 10)

la grave ira de Dios cae sobre todos ellos (vv. 23, 28)

nada saben juicio de

tienen hijos que habrán de ser mendigos de mendigos (v. 10) arrojarán sus riquezas de dentro de sus vientres (v. 15) y no podrán disfrutar de prosperidad ni de tranquilidad (vv. 17-18)

tienen feliz descendencia 11, 12)

de la vara Dios (v.9)

del (vv.

pasarán sus días en la prosperidad (v. 13)

112 / Job sus pecados serán revelados (v. 27) sufren por sus propios pecados (v. 10; 21: 19) son olvidados al morir (vv. 7-9).

¿Por qué triunfa el malo? (20:1-21:34) se libran del castigo de Dios (vv. 14-15) no sufren por sus propios pecados (vv. 19-21) les es concedido un honorable funeral (vv. 32-33)

Como puede comprobarse en estos contrastes, Job contradice categóricamente todas y cada una de las propuestas de Zofar. Según Job, a Zofar le han cegado su preconcebido sistema teológico incapacitándolo para discernir Jos hechos. El cuadro pintado por Job describiendo a los inicuos incluye a los malos que viven como evidencia de sus argumentos, cuyos hijos y nietos están ahí, a su alrededor, felices y seguros. Ahí están, igualmente, los inicuos bien notorios, con sus ganados bien engordados (signo de bendiciones de Dios), disfrutando alegremente de sus bienes,8 aumentando sus riquezas y gozando de paz a la hora de morir. Por si fuera poco, observa Job, los impíos no ven la necesidad de servir a Dios; sólo se preocupan de ellos mismos. Deliberadamente le rechazan y nada quieren saber de El (21: 14-15).9 El juicio de Job, «he aquí que su bien no está en mano~ de ellos» (21: 16a), puede significar que su prosperidad no procede de ellos sino de Dios. J oh rechaza tales principios y presupuestos (21: 16b); pero esta presentación del inicuo más bien en términos positivos, no implica su aprobación o el deseo de seguir su ejemplo. e) Job admite que los impíos, lo mismo quienes prosperan como los pobres, todos han de morir por sus propios pecados (21: 17-26). A la amenaza de Bildad asegurando que «la luz de Jos impíos será apagada» ( 18: 5) «y a su lado está preparado quebrantamiento» (18: 12), J oh presenta sus objeciones: « i Oh, cuántas veces Ja lámpara del impío es apagada, y viene sobre ellos su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores» (21: 17). También contradice Job el plinto de vista de Zafar cuando 8. Los instrumentos mencionados en 21: 12, tamboril, citara y flauta, son instrumentos de percusión, de cuerda y de viento. 9. Este razonamiento refuta inteligentemente la postura de Bildad cuando afirma categóricamente que «quien no conoce a Dios» (t8: 21) sufre; Job demuestra aquí que no por necesidad quien rechaza a Dios ha de sufrir.

1

1

'

/ 113

éste presupone el despiadado castigo de Dios en el momento cuando el impío se pone «a llenar su vientre» (20: 23) haciendo esta pregunta: «¿Les repartirá Dios en Su ira dolores a los malos?» (21: 17b). Y aún otro interrogante: «¿Serán [destruidos] como paja delante del viento, y como tamo que arrebata el torbellino?» (21: 18).* Job niega que los impíos sean destruidos repentinamente como la paja esparciada por el viento o el tamo arrebatado por el torbellino (¿una refutación de las palabras de Zafar en 20: 8-9?). Siguiendo su argumento, Job se anticipa a las P~~guntas que puedan hacerle sus compañeros al negar que los h~JOS de los malos no han de pagar sus consecuencias por necesidad. Cuando el inicio haya muerto, nada sabrá del sufrimiento de sus hijos, ni podrá afectarle en nada cuando esté en la tumba. Además, no siempre el malo ha de beber la ira de Dios en los términos expresados por los tres acusadores de Job (21:19-21). Por medio de otra pregunta (21 : 22), muestra su desacuerdo con sus amigos quienes, en sus generalizaciones, presumen dar lecciones a Dios de cómo ha de comportarse con los malos. «Ningún derecho tenéis o posibilidad alguna, para enseñar a Dios n~da. El no está limitado a vuestra teología. 1 nd iscutiblemente, D10s es el Juez de quienes están en el ciclo 10 y por supuesto de todos los seres humanos.» En lu?ar. de que los impíos mueren súbitamente al llegar al punto álgido de su prosperidad, Job admite que es así en algunos casos, pero no siempre. Algunos mueren mientras son fuertes, pacíficos y satisfechos, y su paz y vida fácil («Sus vasijas estarán ) lenas de leche», cp. Sal. 7 3: 4). y en plena salud («y sus huesos serán regados de tuétano»); otros acaban sus días en profunda amargura, sin haber recibido bendición alguna dur~nte toda su vida (21: 23-25). La muerte es la potente máquina niveladora; las vastas diferencias de la vida de Jos hombres * Como ~uede notar el lector, en nuestras Biblias castellanas. el ve rs iculo 18 del ca_p1tulo 21,. a que se hace referencia aquí, no es una pregunta sino una ~firm~c1ón . ,Sabido es que en los origin_ales hebreos no. existen puntos ni comas, Y corno es nutural ni íntcrrogurucs 111 ud mi rncione s . El traducto~ b I bl in~ t'H! ve obl1ga<.llJ u tornnr ~u~ pt·opit1s clcc isioncs dv ucur-rdo con ~r sign ificado que descubre e.n. el ~ontcxto, En este caso concreto 11i aun las versiones I?glesas muestran un íformldarí: po~ ejemplo, la t rad ícionat versión de «King Jame~,, concu~rda con nuestra Re1na-Valcra y Ja « Nc w American Standard Ve rsión» _mantiene la frase en interrogante. como opina el autor del presente comentario a Job. (N. del T.) _10. O, «El juzga desde las_ alturas". esto es. El adrn inixt ra juicio para el universo entero, desde Su solio en el cielo.

114 / Job (todos procedentes del mismo polvo) quedan cubiertas por el polvo de la tumba y son destruidos por los mismos gusanos (21: 26). En todo este razonamiento (21:23-26), Job ni afirma la prosperidad del malo ni Ja buena fortuna del justo, simplemente dice que el carácter de la persona no puede det-rminarse por la suerte que haya tenido en su vida. Se revela contra la rígida postura de sus oponentes que llevaría a la conclusión siguiente: «Dios juzga a los hombres según sea su cuenta corriente en el banco y su certificado médico.» Todos los hombres mueren, solamente Dios está capacitado para juzgarnos a todos. al margen de la presencia o la ausencia de los bienes que tenemos o la salud que disfrutamos. en la prosperidad 21: 27-34). Job les manifiesta haber descubierto sus ardides y los planes que sus consejeros han planeado contra él (21: 27). Al preguntar. «¿Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?» (21: 28). los consejeros insinuaban los pecados de Job. Al citar estas palabras seguramente hacía referencia a las pronunciadas anteriormente por Bildad (8: 22; 18: 21) o a las de Zofar (20: 28). La respuesta la hallarían preguntando a los viajeros, quienes conocían y habían visto otras partes del mundo (21: 29). Esos hombres de mundo confirmarían los puntos de vista de Job y estarían acordes con él, afirmando «que el malo es preservado en el día de la destrucción, guardado será en el día de la ira» (21: 30).11 Al malo le es permitido, discute Job, continuar caminando en sus perversos caminos, sin que nadie se atreva a reprenderle o se revista de valor para denunciarle (21: 31). Recibe honores, no solamente en esta vida, sino aun después de muerto. La gente velará su tumba y llenará su ataúd de flores en la procesión de su funeral. Todas estas evidencias prueban su popularidad. Más aún, incluso «los terrones de tierra» donde queda enterrado, le serán «dulces» al malvado (21: 32-33). Como resultado de tales evaluaciones, el criterio final de Job sobre lo dicho por sus amigos queda bien definido: su consuelo no ha servido más que para mal; sus respuestas, lamentables falacias (21: 34). La conclusión de Job al final de este ciclo es que, después de tanto hablar y tanto discurso, nadie le ha ofrecido un ápice de ayuda.

9 DIOS, ¿DONDE ESTAS TU? D.

el) Job admite que los impíos mueren

11. Aunque muchos eruditos interpretan este versículo como una pregunta, se inclina por entenderlo como una afirmación.

el autor

El tercer ciclo de discursos (22:1 -

31 :40)

En. el primer ciclo, los visitantes de Job dieron por sobreentendido que era un pecador y, consecuentemente, Je invitaron a~ _arrepentimie.nt_o. En el segundo ciclo, insinuaron su culpabilidad y des~nb1eron el terrible destino de Jos malos, pero sin darle oportunidad para arrepentirse. En el tercer ciclo, Je atacaron con acusaciones directas condenándole por haber cometido pe~~dos específicos; solamente El ifaz manifestó a Job Ja invitac10~ a volvers~ a Dios en busca de perdón. E! patriarca, por su parte .. afronto los tres ataques con marcada valentía. Negó las pr~m1sas de sus deducciones en cuanto a la relación pecadosuf ~1m1ento, no ad_mitió la postura de ellos al afirmar que invana~lemente los impíos se identifican por el sufrimiento y se revelo ante su acusación de que él pudiera ser un empedernido pecador.

1.

Tercer discurso de Elifaz ( 22:1 ·30)

, Cuando Elifaz habló por primera vez lo hizo con cierta coren su segund~ embestida nada hubo de cortés, y en el tercer ~s~lto, se porto groseramente. Ni se dignó hacer referencia a la replica de Job; se limitó a despellejarlo sin piedad. tesía:

a) Elijaz manifiesta que Dios no tiene interés en Job (21: 1-5). ~om1ena Elifaz diciendo que Dios no necesita al hombre. t:Ji aun el «hombre provecho» (literalmente, hombre fuert~).' ru tampoc~ al sabio, a pesar de ser más honorable que el físicamente eminente; ninguno de ellos puede serle de provecho

116 I Job

Dios, ¿Dónde estás tú? (22:1-24:25) / 117

a Dios 1 (22: 2). Dios no recibe satisfacción alguna en la justicia de los hombres y ningún provecho saca de su integridad (22: 3). Para Elifaz resultaba evidente que Dios no estaba premiando a Job por ser reverente; por lo tanto, la única explicación por Ja acción de Dios era que le estaba castigando por su gran maldad (22: 4-5). Dios, quien solamente está interesado en Ja justicia, va en busca del hombre exclusivamente cuando su pecado lo requiere. Si Job fuese justo, asevera Elifaz, ninguna necesidad tendría de responderle, otorgándole bendiciones como respuesta. ¿Por qué tendría que beneficiar o dar gozo a Dios la justicia de Job? Fue el pecado de Job el que hizo disparar Ja alarma de Dios descargando sobre él su castigo. Esta nueva teoría de Eliíaz era otro invento teológico casero para explicarse el silencio de Dios ante el clamor del sufriente Job, y como de costumbre estaba elaborado con una mezcla de error y verdad. En un sentido Dios no necesita al hombre para realizarse, sin embargo, nos consta que El busca y aun anhela la comunión con el hombre, recibe con agrado ~¡ culto verdadero y el amor que sus criaturas le profesan. Cierto; Dios juzga la iniquidad, pero no es ésta la única ocasión para comunicarse con el hombre. b) Acusación de Elifaz a Job por desviaciones sociales (22: 6-11 ). Sin evidencia de ninguna clase, Elifaz abiertamente acusa a Job de varios delitos sociales, sobre los cuales ha elaborado sus conclusiones contra su amigo (22: 5). La lista de crímenes fabricada incluye Jos pecados típicos del hombre beneficiado por la posición social, el poder y las riquezas.

l. De acuerdo con Elifaz, Job había logrado prendas de sus «hermanos» (esto es, conciudadanos, tal como hemos visto en 19: l 3a) sin causa válida dejándoles en la más abyecta miseria (22: 6). Job es acusado de romper la ley expresada en el Antiguo Testamento la cual requería la devolución de la capa al que había tenido que dejarla en prenda por deudas, antes de llegar la noche y así poderse proteger del frío (Ex. 22:26-27; Dt. 24: 10-13). Guardar en prenda la capa de otro era un pecado inexcusable, implicaba dejar al deudor prácticamente desnudo y, por lo tanto, sin defensas. La ironía de esta falsa acusa1. Las palabras «para sí mismo» de 22: 2 deberían (esto es, para Dios).

traducirse «para

El»

ción implica que Job, siendo rico, no podía tener la más mínima razón para un comportamiento tan bajo e inhumano. El intento de Elifaz era demostrar la baja condición moral de su acusado. No obstante, Job sabe defenderse de esta calumnia (31: 19-22). 2. Elifaz continúa acusando a Job por negar el agua al cansado y pan al hambriento (22: 7). Este cargo imputado con tal intensidad demostraba la dureza del corazón humano, la falta de sentimientos ante quien vive en Ja indigencia. Una vez más las implicaciones se ven al considerar las múltiples posibilidades de Job en dar agua y comida a quien pudiera necesitarlo. de atender a los cansados peregrinos y viajeros quienes se hallaban frecuentemente en apuros y contaban con la proverbial hospitalidad oriental. Job también contesu a estos cargos más adelante (31: 17-22). 3. La tercera diatriba de Elifaz contra Job atribuye al sufriente haber abusado de viudas y huérfanos (22: 9). (El versículo 8 cuyo texto dice: «Pero el hombre pudiente tuvo la tierra, y habitó en ella el distinguido». Los intérpretes no están de acuerdo en la interpretación de este versículo. Algunos críticos, sin. justificación, simplemente lo suprimen como espúreo; otros opinan que debería estar colocado después de 22: 14; aún hay otro grupo que, para darle sentido armónico con el contexto añaden las palabras siguientes al principio: «Porque tú crees»: Y a continuación hacen figurar el versículo entre comillas; de esta manera su interpretación y el sentido posible en la mente de Elifaz sería: Job actúa de esta manera tan inhospitalaria porque en su arrogancia se cree el dueño de toda Ja tierra.s Otros comentaristas ven en la «arrogancia de Job» una frase de Elifaz, no una cita de Job. Finalmente, otro grupo de estudiosos Jo toman como una acusación separada de la del versículo 22: 9: Job arrebató con agresividad las posesiones que eran propiedad de otro~. Al margen de todas estas posibles interpretaciones, el pensamiento de fondo está claro: Job era el «hombre pudiente» 3 Y el «honorable» propietario y poseedor de abundantes bienes.) No ayudar a las viudas y abusar de los huérfanos era una atroz injusticia, pues las viudas y sus hijos (por huérfanos se entiende, normalmente, niños sin padre que vivían con su madre) expuestos a los faltos de escrúpulcs y sin protección de un 2.

Por ejemplo, Robert Gordis,

Job, p.

180.

3. Literalmente,

The Book of God and Man:

«hombre de brazo» y «levantada

frente».

A St udy of

118 / Job hombre para defenderles, eran apoyados por las leyes y costumbres. Este pecado es condenado en varios lugares del Antiguo Testamento (Ex. 22:22; Dt. 27: 19; Jer. 7:6; 22:3; Zac. 7: 10), y Job, naturalmente, no acepta tal acusación (31: 16-22). Las represalias como consecuencia de estos pecados son lazos y espanto repentino, tinieblas e inundaciones (22: 10-11). Tres de estos pensamientos son repeticiones del anterior discurso de Bildad: (a) Los «lazos» Jos mencionó Bildad en conexión con la figura de los pájaros atrapados en ellos (18:9a). (b) El «espanto repentino» nos recuerda «los terrores que lo asombrarán» (18: 11). (e) Las «tinieblas es un paralelo a «de la luz será echado a las tinieblas» (18: 18a). Todas estas palabras serían un penoso recordatorio de las catastróficas experiencias sufridas por Job, relatadas en el capítulo 1, y de la pérdida del equilibrio emocional como resultado de la poca comprensión de amigos y familiares. e) Elijaz acusa a Job por su desafio espiritual (22: 12-20). Detrás de todas estas insultantes actitudes sociales. estaba la insolente manera de tratar a Dios por parte de Job. Dios es Soberano, clama Elifaz. Dios «está en la altura de los cielos», ciertamente más distante que los astros más lejanos (22: 12). Por cuarta vez Elifaz hace hincapié en la distancia que separa el hombre de Dios (cp. 4: 17-19; 5:9; 15: 14-16). Teniendo en cuenta la condición soberana de Dios, Job, según opina Elifaz, tuvo el atrevimiento de preguntar: «¿Qué sabe Dios? ¿Cómo juzgará a través de la oscuridad? Las nubes le rodearon, y no ve; y por el circuito [cúpula 4] del cielo se pasea» (22: 13-14). Otra vez Elifaz acusa a Job falsamente, pues él nunca había hecho esta clase de preguntas a Dios (véase 21:22). Su justicia, sí; pero no Su sabiduría. De hecho Ja omnipresencia divina, y la aparente indiferencia de Dios, fue Jo que frustraba a Job. Además, él no había puesto en duda la capacidad de juzgar de Dios, simplemente le desafió por no querer juzgarle. Tampoco dijo Job que Dios no pudiera ver; justamente afirmó lo contrario (cp. 7: 17-20). 4. La palabra «circuito» se refiere al concepto cósmico que los antiguos tenían. Los cielos se consideraban como una gran cúpula con la cual Dios cubría la tierra (llana).

Dios, ¿Dónde estás tú? (22:1-24:25)

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Esta falsificación de citas fueron deliberadamente amasadas por Elifaz Y así poder disfrutar de ventaja a la hora de refutar los argumentos de Job. Dando por sentado esta actitud irreverente d_e. ~u oponente ~ontinúa interrogándole de manera equívoca diciéndole «z Ouieres tú seguir la senda antigua que pisara~ los hombres perversos, los cuales fueron cortados antes de tiempo, cuyo fundamento fue corno río derramado?» (22: 15-16). Con esta referencia indirecta al diluvio, Elifaz cruel~1ente puso a Job a la altura de la generación perversa del tiempo de Noé. . Entonces Elifaz continúa haciendo trueques con las palabras de Jo? (21;~4-16) y les cambia su sentido (22: 17-18). En su mala mtencíon _rretende citar a Job de tal manera que sus pal_abras parece.o irreverentes, ordenando a Dios que se separe de el, aun~ue. D10s le ha colmado de bienes. Al citar estas palabras, mal atn~u1das a Job, causa repulsión al propio [lifaz, y abrup~amente 1~serta esas palabras: «pero sea el consejo de ellos leJ?s. de mr» (22: l 8b). Estas palabras habían expresado los sennrníentos de Job (21: 16) y aquí Elifaz pretende atribuirles un doble significado, . incluyendo una burla al supuesto desprecio de _Job para ~os irucuos y una seria desaprobación de Elifaz hacia el consejo de los impíos. Los hombres piadosos de Dios veían los juicios aplicados a los pecadores «y se gozarán y el inocente los encarnecerá» asegura Elifaz ~22: 19). De manera sarcástica, Job había sugerid; que ellos podnan burlarse después de hablar (21: 3), pero Elifaz recoge la idea de la burla, afirmando que el momento de burlar~e llegará. cuando los impíos, los adversarios de la verdad, seran destruidos y el fuego consumirá sus riquezas (22: 20 véase la referencia de Bildad al fu ego en 15: 34). ' . d) Eli/az invita a Job para que se arrepienta (22: 21-30). Elifaz solamente admite una sola causa para los sufrimientos de Job: la culpa. d~ su pecado. Por consiguiente, la única solución es el arrepentimiento. Este ruego, si bien lo hace con tono amable Y aparentemente sincero, asume lo que Elifaz no puede pro?ar: el ~ecado .d~ Job. La rígida teología del trío de consejeros hab ía prec1p1tado a Elifaz a una postura de prevaricación descara~a. una actitud carente de base, apoyada por mentiras pre~ab~1,cadas por él mismo. Por esta razón su bien formulada mvitac10n. no fue bienvenida por el frustrado sufriente sentado sobre cenizas.

Dios, ¿Dónde estás tú? (22:1-24:25)

120 I Job Este último consejo de Elifaz incluía siete pensamientos: 1. «Vuelve» a Dios, palabra que en hebreo significa «entra en íntima amistad con El» (esto es precisamente lo que Job ansiaba, así pues, ¿a qué viene esta admonición de Elifaz?). 2. «Logra estar en paz con El.» 3. «Recibe instrucción de Su boca»; (esto es, procura guardar silencio y déjate enseñar por El).5 4. «Pon Sus palabras en tu corazón»; (esto es, asimila los mandamientos de Dios en tu vida y obedécelos). 5. «Retorna al Omnipotente.» , 6. «Aleja de tu tienda la iniquidad» (es decir, quita el motivo de la aflicció~, que es tu pecado, de tu propia casa. Ver la frase de Elifaz mencionando la impiedad en la tienda de Job según 11:14). 7. «Coloca tu oro en la tierra y el oro de Ofir 6 entre las piedras de los arroyos»," Que probablemente da a entender la renuncia en los valores materiales. Si Job cumpliera todas estas condiciones, lograría estos cuatro resultados: l. Riqueza («Te vendrá bien», 22:21b) y «Serás edificado» (es decir., tendrás seguridad) (22: 23). 2. Compañerismo espiritual con Dios: «el Todopoderoso será tu defensa» (22: 25). Además, este compañerismo te proporcionará bendiciones materiales (22: 25b). 3. Exito en tus empresas «sobre tus caminos resplandecerá luz», es decir, te vendrán las cosas de cara y fácilmente triunfarás (22: 28b). 4. Influencia «dirás tú, enaltecimiento habrá; y Dios salvará al humilde de ojos» (22: 29) y «entregará al pecador a causa de tu pureza» .1 5. Elifaz estaba convencido de que él hablaba por boca de Dios y que tenía que obedecerle (véase 4: 12-21; 15: 11). 6. Ofir está situado en la costa sudoeste de Arabia o bien en la parte que actualmente está situada Somalia en Africa, pero probablemente la pri-

Job

mera

es la localización

acertada

(cp.

28: 16).

* Nuevamente hemos de hacer referencia a las variantes textuales. Como se ve, todo el argumento está basado en una traducción un tanto diferente a nuestra versión castellana. El 22: 22, según el autor, debe traducirse: • ... si tú pone el oro en la tierra, y el oro de Ofir entre las piedras del arroyo . . (enlazando esta frase condicional con el versículo 26 de la siguiente manera) .. entonces te deleitarás en el Todopoderoso.» (N. del T.) 7. •Inconscientemente él predice lo que tenía que sucederle a él y a sus amigos (XLII. 8)•, Victor E. Reichert, Job, p. 121. * El autor basa su razonamiento partiendo de la siguiente traducción

2.

Tercera respuesta

de Job a Elifaz (23:1 -

I 121

24:25)

Inteligentemente, Job percibe las alegaciones enfundadas en las redes de sus acusadores y experimenta una nueva y desesperada frustración. Y, sin embargo. en vez de discutir Jos falsos argumentos de sus oponentes, Job se sumerge una vez más en amargas reflexiones sobre dos problemas que continúan atormentando su alma: sus propias injusticias y las injusticias en el mundo a su alrededor. Las injusticias experimentadas por él le llevan otra vez al deseo de presentar su causa delante de Dios (23: 1-7), mas El permanece inaccesible a pesar del repetido clamor de Job declarándose inocente (23: 8-17). Por otra parte, Dios, por toda respuesta al mal que sufren los hombres en manos de Jos inicuos, permanece inactivo (24: 1-25). Job creía que su sufrimiento era inmerecido, al mismo tiempo, contemplaba a los malhechores dignos de castigo, cómo pululaban alegremente e impunes; ambas situaciones no eran suficientes para que Dios rompiera su misterioso silencio. a) El anhelo de Job (23: 1-7). De antemano sabía Job que sus quejas delante de Dios serían consideradas como actos de rebeldía contra el Todopoderoso por parte de Elifaz y sus compañeros, pero él no pudo suprimir su agonía y sentía la necesidad de expresarse de la manera adecuada a sus auténticos sentimientos (23: 2) .8 Elifaz había insistido a Job: «vuélvete al Todopoderoso» (22: 23), pero a los oídos de Job, este requerimiento carecía de sentido. Ciertamente, él deseaba encontrarse con Dios, pero había dos problemas para resolver previamente: él se resistía a confesar un pecado no cometido y por lo tanto no se sentía culpable, y en segundo lugar, en caso de poder hacerlo no sabía cómo o dónde hallar a Dios. Aparentemente, Dios le eludía, como si estuviera jugando a un juego cósmico del gato y el ratón.9 A pesar de todo, Job necesitaba desesperadamente a Dios; para él una comparecencia personal ante el trono del cielo, era la única esperanza de vindicación y la única manera de poder

para 22:30: «Dios salvará al humilde y entregará al pecador a causa de tu pureza.» (N. del T.) 8. En vez de traducir ces más grave mi llaga que mi gemidos debe tra
Dios, ¿Dónde estás tú? (22: 1-24:25) / 123

122 / Job demostrar la falsedad de las acusaciones de amigos y enemigos contra él (23:3). Actuando como abogado de su propia causa, Job está dispuesto a razonar su defensa llenándose «su boc~ de argumentos» (23: 4). Luego, escucharía la respuesta de Oros (23: 5). co~ la seguridad de que sería mucho más acertada que .las ofrecidas por el trío de consoladores a su lado, porque Dios, cara a cara con los hechos, tendría que admitir su inocencia Y su injusticia. «.¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza?», se preguntaba Job, y él mismo se daba la respuesta: «No, antes El me atendería» (23: 6). Anteriormente, Job había expresado su inquietud a la hora de comparecer ante Di~s (9: 14-16), ,pero ahora había llegado a la convicción de que Dios abusana d~ Su poder cuando se presentara delante de El. Allí, frente al tribunal del cielo, Job, el justo, razonaría con el Todopoderoso Y El le libraría de una vez y para siempre, de las manos de su juez (23: 7).



b) La inocencia de Job (23: 8-12). Tan seguro estaba Job de su limpia conciencia que llegó a la certeza interior de po~er obligar a Dios hasta reconocer su inocencia y proclama~ su JUS· ticia ante los demás, librándole de todas las consecuencias amenazantes de sus consejeros. Mas he aquí existía un problema por resolver. [El Juez no comparecería en juicio! Seguidamente, Job organiza una redada para lograr hallar a Dios el Juez. Se mueve en todas direcciones posibles; adelante, atrás, a la izquierda y a la derecha. Dondefuera que Job investigara, Dios no se dejaba ver (23: 8-9). Su búsqueda ~ra en va~o. El versículo 1 Oa se interpreta normalmente queriendo decir: «Aunque Dios elude enfrentarse conmigo, El sabe dónde estoy». No obstante, el hebreo comienza el versículo con «porque», así que debiera entenderse como sigue: «Dios me está rehuyendo porque conoce mis caminos. El sabe que soy inocente, por eso rehúsa aparecer en juicio: una vez hubiera oído mí causa tendría que admitir mi justicia». Si Dios compareciera en juicio y comprobara Ja causa de Job, resultaría evidente, arma Job, que él sería como oro y reluciría 10 como tal (23: lOb).11 ¡Ciertamente, no tenía el pro!O. «Relucir» es una de las varias maneras de traducir el original. Lite· ralmente es •resurgir o emerger", en vista de los paralelos hallados en la literatura ugarítica y acadia (H. H. Rowley, Job, p. 172). 11. Este significado parece ser el más exacto que el punto de vista ca-

1

blema del complejo de inferioridad! Seguramente, la referencia al oro sería una réplica a Ja mención de Elifaz al metal preciso (22:25). ¿Cómo pudo Job decir que pasaría la prueba ante Dios y salir reluciente como el oro? Los versículos 11 y 12 arman su caminar intachable ante Dios: [otro esfuerzo dirigido a refutar los conjuros del gran jurado reunido sobre la moritaña de cenizas! Job no admitía seguir el antiguo camino de los impíos, señalado por Elifaz (22: 15). Por el contrario, sus pies seguían en pos de los senderos de Dios; él había guardado Sus caminos, sin desviarse a diestra ni a siniestra (23: 11). Además, Job no necesitaba comenzar de nuevo a recibir «instrucción de Su boca», de acuerdo con los consejos de Elifaz (22: 22), porque él no se había apartado «del mandamiento de Sus labios», Por. el contrario, había tenido en gran estima el valor de las palabras de Dios tanto o más que el alimento diario para su cuerpo (23: 12). e) La frustración de Job (23: 13-24: 17). Job se queja porque Dios le ha atemorizado (23: 13-17); porque El no castiga a los pecadores declarados (24: 1-12); y porque Dios no castiga a los pecadores encubiertos (24: 13-17). El ardiente deseo para verse vindicado y su impotencia ante su anhelo de presentar su caso ante Dios, relacionado con su conciencia de ser tan puro como el oro, producen dos reacciones en Job: exacerbación por un lado, y demostración de la soberanía divina. «El es único», proclama Job con relación al carácter de Dios (23: 13).12 A pesar de las atrevidas peticiones en demanda de audiencia para ser oído sin poderlo lograr, Job tuvo que admitir la realidad de un Dios sin igual, a quien nadie podía imponer restricciones de ninguna clase. Dios actúa de acuerdo con Su libérrima voluntad, y no hay más. Job llama la atención a Elifaz demostrándole que de poco le serviría arrepentirse, tal como él sugiere, y en nada cambiaría su suerte (22: 28), porque era Dios mismo quien desarrolla-

rriente admitiendo que Job estaba siendo probado con el fin de que al salir de la prueba pudiera ser más pum que antes de comenzar la dura experiencia. Si bien las pruebas pueden ayudamos a purificar la fe en los creyentes, como el horno purifica la mena del minera (!.• P. 1:6-7), no parece que este sea el significado del texto aquí en Job. 12. Literalmente, «El es en uno», significando que Dios es una categoría en Sí mismo.

124 / Job ba el plan de vida para Job, de acuerdo con lo que Dios había preestablecido para él (23: 14). Esta sensación de misterio inescrutable en los irresistibles caminos de Dios, producen en Job desmayo y terror, temblor y miedo (23: 15-16). Una vez más desiste en su intento de comparecr solo delante de Dios para defender la causa con sus fuerzas. Pero aun y todo Job no se deja aplastar por la oscuridad y densas tinieblas que le envuelven (23:17; 22:10-11).13 En el capítulo 24 Job hace dos cosas: arremete contra Dios por Su apatía ante la injusticia, y denuncia a Elifaz presentándele un problema mayor al que él le había propuesto a Job. El compañero más adulto había dicho que Dios era majestuoso y distante con relación al hombre, pero de más importancia, según Job, era Su aparente descuido a la hora de aplicar Su majestad corrigiendo los males de este mundo. El se preguntaba por qué Dios no dedicaba un tiempo específico para juzgar a los hombres y de esta manera quienes confiasen en El podrían comprobar Su obra en sus días (24: 1). No deja de ser incomprensible y extraño este planteamiento presentado por Job, si tenemos en cuenta los puntos de vista manifestados por él mismo en cuanto a la libertad de Dios y Su derecho a obrar de acuerdo con Su voluntad única. En esta sección (24: 2-12), Job menciona tres pecados (24: 2-4a); describe las consecuencias en las víctimas de estos crfmenes (24: 4b-8); hace referencia, de nuevo, a sus opresores (24: 9-lüa); y finalmente, vuelve a discutir los efectos sobre las víctimas (24: lüb-12). Los tres pecados (24: 2-4a) son: traspasar linderos, robar ganado y maltratar al necesitado. Los linderos eran las señales, normalmente unas piedras, que marcaban los límites de las propiedades. Traspasarlas (es decir, cambiarlas de lugar) constituía un intento de robo de la propiedad del vecino. Robar el ganado de otro y luego llevarlo a pastar como si fueran de su propiedad, era un robo declarado y, por lo tanto, un mal moral. El maltrato a los pobres se ilustra al llevarse (desviar) el asno del huérfano (a los niños les sería muy difícil seguir a los animales para recuperarlos), o el tomar en prenda el buey de la pobre viuda (se entiende, el único medio de vida para ella), o 13. La construcción hebrea es dificil aquí. Puede significar que Job estaba desanimado porque Dios •no le había cortados (dejado morir) antes de que estas calamidades le sobrevinieran.

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desviar al desvalido de su camino privándole incluso de ejercer la mendicidad. Las consecuencias para todas y cada una de estas víctimas no pueden ser más tristes: tienen que huir escondiéndose de la opresión, buscar su alimento por los lugares desérticos como los asnos monteses, en el campo siegan su pasto, los malos vendimian sus viñas, duermen sin ropas que les protejan de la intemperie, sufren bajo la lluvia al empaparse de agua y tienen que servirse de las piedras para hacerse una cubierta por falta de lugares donde vivir (24: 4b-8). La gente maligna roba a los niños recién nacidos sin padre arrancándolos del pecho de la madre mientras éstas les están amamantando, de los pobres toman prendas (reduciéndoles de esta manera a una más profunda miseria) y les roban sus vestidos (24:9-lüa). Job continúa diciendo que los que son víctimas de estos malvados, se ven forzados a llevar gavillas al mismo tiempo que no pueden comer pan, producir aceite «dentro de su paredes» (seguramente quiere decir, entre las hileras de los olivares), y pisar las uvas dentro de los lagares al mismo tiempo que padecen sed (24: lOb-11). Lejos de la ciudad, en los campos y en los lugares desérticos, los oprimidos gimen y claman pidiendo ayuda, «pero Dios no atiende su oración» (24: 12). Job no puede comprender a Dios viendo con indiferencia todas estas injusticias sin inmutarse. ¿Cómo no reacciona El ante tanto pecado y atropello? A continuación Job se pregunta por qué Dios no castiga a los que pecan en secreto (24: 13-17). El hombre no es capaz de ver todo lo ejecutado secretamente o en medio de las tinieblas por «los rebeldes a la luz» (24: 13), pero Dios con toda seguridad sí lo ve. Por Jo tanto, ¿cómo no les castiga? Los asesinos, adúlteros y robadores no obran a la luz ni «estuvieron en sus veredas» pues llevan a cabo sus malas obras durante la noche, protegidos por las tinieblas. El que tiene propósito de matar se levanta de noche (24: 14),14 asesina al pobre y al desvalido, peor aún que el brutal tratamiento mencionado anteriormente (24:3-12), del mismo modo el adúltero espera hasta que las tinieblas lo encubren «diciendo: No me verá nadie» (24: 15); y los dedicados al asiento de las viviendas igualmente cometen sus fechorías apoyados en la noche (24: 16-17). 14. En hebreo •a la luz» puede significar o bien la aurora o el ocaso; es decir. puede ser sinónimo de la noche que está por llegar.

126

/ Job

d) La confianza de Job (24: 18-25). Estos versículos parecen contradecir las armacioncs anteriores de Job. Previamente estaba decepcionado porque Dios nada hacía ante las bárbaras acciones de los malos, sin embargo, ahora dice que Dios efectivamente castiga al inicuo. Este problema ha sido tratado de varias maneras. Algunos comentaristas se inclinan por pensar que estas son palabras de Zofar (él no habla por tercera vez como los demás, y es posible sea éste su tercer discurso, naturalmente mal colocado antes del tercero de Bildad). Otros escritores ponen estas palabras en boca de Bildad. Un tercer grupo de intérpretes, siguiendo la teoría de las citas, anteponen al pasaje las palabras «Vosotros decís ... » y a continuación colocan 24: 18-20 entre comillas. De acuerdo con esta teoría, Job está citando a algunos de sus tres interlocutores a fin de rebatirles a continuación (24: 2125 ). (0, citaba a alguno de sus tres amigos en 24: 18-24 y les daba su respuesta en 24: 25.) Otros opinan que Job pronunció estas palabras, reconociendo que efectivamente también los malos morían y quedaban en el olvido. Andersen, al sugerir esta solución, escribe que Job nunca negó el sufrimiento de los malos. Muy al contrario afirmó que ambos, impíos y justos sufrían, y ambos prosperaban.15 Esta postura es muy diferente de la limitada y estrecha teología de los tres amigos, quienes con incansable insistencia mantenían la simplista teoría de sufrimiento por pecado y bendición por justicia. A pesar de todo el dilema de Job continúa sin respuesta. El punto de vista en favor de la autenticidad de las palabras en 18-25 como pertenecientes a Job merece consideración. Visto de esta manera, ha de entenderse que Job considera a los opresores tan insignificantes como la espuma o como algo tan de poco peso como para flotar sobre la superficie del agua, siendo su tierra maldita y por tanto improductiva (24: 18). Consecuentemente, perecerán en el Seo! como la nieve se derrite al llegar los primeros calores y se evapora (24: 19). El vientre que los trajo se olvidará de ellos y solamente el gusano alimentándose de sus carnes se acordará del impío. «Y como un árbol, los impíos serán quebrantados» (24: 20). El malo que aflija a la mujer estéril o a la viuda será castigado por Dios, quien al juzgar quita la esperanza de vivir a los culpables (24: 21-22). Aunque aparentemente se tiene la sen15.

Francis I. Andersen, Job: An Introduction and Commentary, pp. 213-14.

Dios, ¿Dónde estás tú? (22:1-24:25) / 127 sación de seguridad en el injusto, comenta Job. Sus ojos no dejan de vigilarle (24:23). Pueden ellos tener riquezas y poder, pero dejarán de ser ambas cosas, quedando al mismo nivel que los demás, «serán encerrados y cortados como cabezas de espigas» (24:24). . Considerando estos versículos como formando parte de. las palabras de Job, se ven consistentes con su previa perturbación (24: 1-17) con relación a la indiferencia de Dios ante la injusticia. Aquí su preocupación está en ver a los injustos disfrutando de «su seguridad» y «exaltados por un poco de tiempo». Sus amigos habían afirmado que los impíos serán cortados inmediatamente, pero la evidencia en la vida real hace que Job niegue esta teoría. Para él, los malos vivían seguros y eran enaltecidos (aunque eventualmente morirían), a primera vista, al menos, esto no era justicia. El último párrafo de este discurso (24: 25), es un desafío de parte de Job, para que le prueben lo contrario: «z Ouién me desmentirá ahora, o reducirá a nada mis palabras?»

¡Inocente! (25:1-31 :40) / 129

10 ¡INOCENTE! 3.

Tercer discurso de Bildad (25:1-6)

La brevedad, no usual, del tercer discurso de Bildad es un claro indicio de que los tres consejeros habían ya agotado sus argumentos para rebatir a Job sus réplicas. No es de extrañar en las personas de teología de vía estrecha. Motivado por la brevedad de esta tercera intervención y la ausencia de una tercera arenga por parte de Zofar, muchos intentos se han hecho para alargar el discurso de Bildad tomando párrafos entre los versículos atribuidos a Job en los capítulos 26 y 27. Estas especulaciones las discutiremos al comentar los próximos capítulos del 26 al 31. Comparando esta intervención con las dos anteriores (capítulos 8 y 18), es de notar que ahora comienza sin reprobar a Job por hablar en vano. Además, su asunto primordial es diferente; en vez de analizar la caída de los impíos, acentúa la insignificancia y la iniquidad del hombre. ¿Acaso su silencio es debido a la realista descripción de Job sobre la vida y castigo de los malos (cap. 24)? De ser así, su respuesta representa un último esfuerzo para hablar, para no admitir su fracaso, y, no obstante, lo poco que dice lo hace usando el propio vocabulario de Job (25:4; 9:2b) insistiéndole en el tema de su pecado y tratando de demostrar a Job que de nada le serviría comparecer ante Dios soberano para defender su causa. Ignorando la' preocupación de Job con relación a la expresada indiferencia de Dios ante la injusticia, Bildad intenta subir un peldaño más en su escalera proclamando la grandeza divina. Dijo que Dios reina sobre todo el universo y Su gobierno ha de inspirar el respeto de todos («el señorío y el .ernor están en El», 25:2a). Además, Dios establece el orden (o la armonía)

i

1

1

de Jos cielos (25: 2). Tan grande es El que sus ejércitos (una referencia a los ángeles, o posiblemente a las estrellas, aunque los astros se mencionan separadamente en 25: 5) son incontables y Su luz penetra entre todas las personas e ilumina en todas partes (25:3). La primera pregunta retórica de Bildad. «¿Cómo, pues, se justicará el hombre para con Dios?» (25: 4a) es una repetición de las palabras pronunciadas anteriormente por Elifaz (4: 17a). También cita a Job, quien ha hecho, más o menos, la misma pregunta (9: 2b). La segunda interrogación retórica, «l Y cómo será limpio el que nace de mujer ?» (25: 4b) es similar a la formulada por Elifaz en 4: 17b y 15: 14. Es posible que, recurriendo nuevamente al tema original, confiara suavizar la tensión entre ellos y Job. La totalidad de la raza humana es impura espiritualmente, así era natural que Job estuviera incluido en esta generalidad [no como un caso aislado! Bildad excluye la posibilidad de que un solo hombre pueda presentarse delante de Dios libre Je culpa. El argumento presentado por Bildad a continuación (25: 5-6) sigue estando encaminado a minimizar Ja persona de Job. Si la luna y las estrellas, inmensamente distantes, excelsa en brillantez, son insignificantes lucecitas, con .toda seguridad que el hombre («hombre» aquí es el término usado para designar el hombre débil; el «hijo del hombre» sugiriendo al humano hecho del polvo de la tierra) tan voluble físicamente y destinado a ser alimento de gusanos, carecerá de personalidad y valor ante el Creador del universo. La luna simplemente refleja la luz, y las estrellas «no son limpias delante de Sus ojos», significando que su brillo delante y comparado con Dios son tinieblas. Elifaz ha contrastado al hombre con los ángeles (4: 18-19; 15: 15-16), y Bildad ahora lo contrasta con la luna y las estrellas. Refiriéndose al hombre como «gusano» y destinado a ser pasto de gusanos, es otro intento de atacar a Job indirectamente al haber él dicho anteriormente: «Mi carne está vestida de gusanos» (7: 5). La segunda palabra hebrea usada para designar «gusano» en 25: 6 sugiere la debilidad del gusano. Al magnificar la soberanía de Dios, y la majestad de Ja luna y los astros comparándola con la fragilidad del hombre, Bildad se propone enfrentar a Job con su propia insignificancia. Efectivamente, Job había discurrido sobre la actitud de Dios para con los impíos, pero no había pleiteado ni negado la soberanía

¡Inocente! (25:1-31:40)

130 I Job del Creador. En cuanto al resto del discurso de Bildad, en nada podía ayudar a Job, ninguna oportunidad para ~indic_a_rse, a la que él tanto ansiaba, ninguna esperanza de pur ificación , ~e la cual ninguna necesidad Iob tenía. «Con esta nota sombría y falta de esperanza, las palabras de los consoladores de Job, terminan su intervención» .1

4.

Tercera respuesta de Job a Bildad (26:1 -

31:40)

Estos capítulos constituyen la respuesta más larga de J~b. aunque algunos expertos reducen su extensión atri?uyen2do. 26: 5-14 a Bildad o 27:7-23o27:13-23 a Zof ar o a Bildad. S1 los capítulos 26 al 31 fueran todo palabras de Job, encajan for~nan
p. 215. con el

I 131

afirmando su propia inocencia (27: 1-6), y amplía la visión de la persona de Dios descrita por Bildad, declarando que El, a su debido tiempo, destruirá a los impíos (27: 7-23). Job reemprende su ataque contra Bildad discutiéndole sus argumentos presentados en 26: 1-4 con «evidente ironía».3 Con sarcástica indignación arremete contra Bildad. Este había considerado a Job como hombre sin poder («débil»), sin fuerza alguna, sin sabiduría. ¿Por qué, entonces, no le ayudó, le apoyó y le aconsejó? (Esto puede constituir, al mismo tiempo, una dura réplica a las anteriores palabras de Elifaz en 4: 3-4.) Hablando de la «ayuda prestada» y «el abundante conocimiento declarado» (26: 3b), no cabe duda de que Job estaba sarcásticamente acusando a Bildad y refiriéndose a su breve discurso, el cual no había aportado ayuda alguna, ni nueva visión, ni aun amabilidad en su discurso.* El versículo 26: 4 comienza con las palabras «¿A quién ... ?» pero también puede leerse: «(,De quién . . ?» Entonces el pensamiento sería: «(,Üuién te ayudó a pronunciar tales palabras?». y la implicación claramente deducible resultaría explicarse de la siguiente manera: «Nadie ha podido aconsejarte a pronunciar tales palabras. Tú no puedes ayudar a nadie y nadie te ha ayudado a ti. Tus teorías son obviamente tus propias invenciones, y por lo tanto inútiles». Job añade que Bildad nunca podrá pretender haber expresado palabras inspiradas ni en Dios ni en los sabios (26: 4b). Expresado en nuestra jerga actual, tenía la cabeza llena de pájaros. Los versículos del 5 al 14 son atribuidos, por muchos comentaristas, a Bildad y según otros a Zafar. No obstante, el efecto del impacto de las palabras finales de Bildad (25: 6) se pierde si 26:5-14 Je es añadido. Además «26:2-4 tiene sentido en boca de Job si se toman como represalia a los insultos de Bildad, pero es inconcebible pensar que Job amontonara tales burlas sobre la magistral exposición del esplendor de Dios como L. D. Johnson, Out o/ the Whirlwind: The Majar Message of Job, p. 49. Nuevamente hacemos referencia a las variaciones textuales. El autor del comentario se inclina por considerar 26: 3 como una expresión sarcástica de Job (siguiendo la versión cNew American Standard Bible» que traduce: c¡Qué consejo has dado a uno que no posee sabiduría! ¡Qué conocimiento has provisto tan abundanternente!»). y no como un interrogante como figura en nuestras versiones castellanas. La clásica versión «King James» sigue el texto como lo tenemos en Rcina-Valera. (N. del T.) 3.

'*

132 /

figura en 26: 5-14, en caso de ser éstas las últimas Bildad»

¡Inocente! (25:1-31 :40) / 133

Job palabras de

.4

Bildad y Zofar habían hecho recaer sus énfasis (caps. 8; 11; 18; 20 y 2 5) en la suerte del pecador, con poco interés en Ja majestad de Dios, a diferencia de Job quien repetidamente habló de Ja grandeza del Creador (9: 4-10; 12: 13-25). Las palabras de este pasaje (26: 5-14) se acoplan más al tema de Job que al pensamiento de Bildad o Zofar. Es típico en la manera de razonar de Job argumentar en contra de sus oponentes valiéndose de su profundo conocimiento de la trascendencia de Dios. Bildad había hablado de ángeles (25: 3), diciendo que Jos cielos eran impuros (25: 5) y que el hombre no era más que un gusano (25: 6).5 Job, por el contrario, anuncia la grandeza de Dios por encima de las diversas partes del universo. Este pasaje es un resplandeciente mosaico de Ja superioridad de Dios por encima de Ja cosmología. Job hace referencia a la muerte, los espacios siderales, la tierra, las nubes, la luna, las aguas, la luz, las tinieblas, las montañas, el mar y los cielos. La relación establecida entre estos elementos (desde el Scol en las profundidades de la tierra hasta el espacio infinito) implican Su conocimiento, Su poder creativo, Su providencial control y Su omnipotente supremacía. La palabra «sombras» en 26: 5 es traducida en otras versiones con el término «espíritus de quienes han muerto». En realidad, la palabra hebrea significa «gigantes» tal corno se traduce en Deuteronomio 2: 11, 20; 3: 11 y 13, y en otros lugares se traduce por una raza de hombres calificada con el nombre de «refaitas» como en Génesis 14:5; 15:20; Iosué 12:4; 13: 12, y 17: 15. En la literatura ugarítica se aplica esta palabra para designar al jefe de los dioses o a los guerreros aristocráticos; en ambos casos aplicado a personajes gigantescos, al menos en su poder. Cuando tiene referencia a la muerte, la palabra parece tomar la connotación de «la élite entre los muertos» (cp. Sal. 88: 10; Pro. 2: 18; 9: 18; 21: 16; Is. 14: 9; 26: 14, 19).6 Podemos adivinar que el pensamiento de Job aquí (26: 5), califica a la élite de entre los muertos, quienes a pesar de su alta categoría tiemblan bajo la autoridad de Dios. Esas gentes morando en et Seol 4. Andersen, p. 216. 5. Elifaz se ha pronunciado en similares términos: los ángeles son inadecuados (5: 1; 15: 15a), los cielos son impuros (15: !Sb), también lo es el hombre (4:17;

15:14).

6. Conrad L'Heureux, -Tbe Ugaritic and Bíblica! Rephairn», Harvard Theological Review, 67 (1974): 265-74.

y en el Abadón (forma poética y sinónima del Seol),7

son bien conocidas por Dios aunque, según pensaban Jos antiguos, el Jugar se hallaba «debajo de las aguas». La creación de los cielos era concebida por Job como si Dios extendiera una tienda de campaña sobre un eje sostenido sobre la nada. El «norte» es el polo celestial alrededor del cual el universo gira.8 La tierra es contemplada por Job como sosteniéndose sin necesidad de nada material, por lo tanto, siendo sostenida por Dios solamente. Si bien el agua en el cielo está almacenada en las nubes, como si fueran botellas o contenedores de piel; las nubes, suspendidas en el cielo no .ceden su agua a no ser por permisión de Dios (26: 8; cp. 38: 37). La lluvia es un fenómeno misterioso, imposible de graduar por la voluntad del hombre. Dios sí las controla y puede usar las nubes para ocultar la totalidad de la luna (26: 9). Luego viene la tercera referencia a las «aguas» en este corto pasaje (26: 10; las otras referencias son: 26: 5, 8). Dios ha trazado «un círculo sobre la superficie de las aguas hasta los confines de la luz y las tinieblas». El «círculo» puede referirse al horizonte, tal como aparece a la vista en forma circular, donde la luz y las tinieblas comienzan y terminan, cuando el sol se levanta por el Este y desaparece por el Oeste. También puede denominarse «círculo» la forma de cúpula que presenta el cielo visto desde un espectador colocado en la tierra. En esta cúpula es donde se hallan las grandes luminarias (sol y luna) así como las innumerables estrellas que parecen tapizar la bóbeda celeste. Detrás de todo ello estaban las tinieblas; por eso el «círculo» era la frontera entre la luz y la oscuridad. Se consideraba a la tierra rodeada de aguas; la cúpula del cielo por encima de todo y más allá de la cúpula o «círculo» estaba la morada de Dios (22: 14; Is. 40: 22). «Las columnas del cielo» (26: 1 l) hacen referencia a las montañas que aguantan los cielos (cp, 9:6). A pesar de su firmeza 7. Abadón, significando el lugar de o la condición de destrucción se usa solamente seis veces en el Antiguo Testamento: Job 26:6; Í8:22; 31:,12; Sal. 88:11; Pr. 15:11; 27:20. 8. Algunos comentaristas ven en la palabra •norte• (Zaphon} una referencia 3: la montaña cósmica, Monte Zaphon, donde se reunían los dioses de la mítologta cananea (cp. Is. 14: 13), o una montaña en la Siria cananea. En Isaías 14: 13 se usa la palabra Zaphon para determinar la morada de Dios in· dicando de esta m~ncra que l.o que era una mera montaña en la mitología' pagana, eran los majestuosos ciclos en la cosmología divina. El versículo 7 es polémico frente al mito cananeo.

¡Inocente! (25:1-31:40) / 135

134 / Job «tiemblan» y «Se espantan» (se asombran) cuando la luz de Dios les reprende, esto es, cuando se oyen los truenos, rugen las tormentas, sopla el viento y /o se producen los temblores de tierra (cp. Sal. 18:7; 104:32; Nah. 1:5). Job continúa hablando del control divino sobre los rugientes mares (26: 12-13). Como hemos visto al estudiar el principio del libro (7: 12; 9: 13), el término hebreo yam (mar) puede aludir al Dios ugarítico Yam derrotado por Baal o al monstruo marino Tiamat de Mesopotamia derrotado por Marduc. Rahab (26: 12b) es otro nombre de este mismo dios, y la «serpiente tortuosa» (26: 13) puede ser una misma referencia al monstruo marino mencionado (el cual es identificado con Leviatán en Is. 27: 1). Todos estos mitológicos personajes o terminología en boca de Job, en ninguna manera pueden llevar a la deducción de que él creía en la existencia de esos dioses. Por el contrario, el contexto muestra un uso polémico de estos conceptos para establecer la supremacía del único Dios el Todopoderoso, quien es capaz de conquistar todos los demás poderes reales o mitológicos. «Es cierto que calmar el mar es una figura natural, pero tal vez es más bien que Job celebraba el poder de Dios conquistando el mal y Su absoluta supremacía por encima de las deidades de los cielos.» 9 La palabra «aquietar» (26: 12) es traducida por algunas versiones como «agitar». No obstante, «aquietar» significa aquí «asustar» o sea «restringir», encajando muy bien con el contexto (26: 12-13). «Su espír iru adornó los cielos» (26: 13a), se refiere al viento enviado por Dios para limpiar de nubes el cielo después de una tormenta.1 «Su mano creó [traspasó, RV. 77] la serpiente voladora» (26: l 3b). es un pensamiento paralelo a 26: 12b cuando dice: «Y con su entendimiento hiere la arrogancia suya [machacó a Rahab, R.V .. 77, murgen ]». f ob concluye su gran explosión de evidencias del poder de Dios sobre la naturaleza (debajo, por encima y sobre la tierra) expresando que todos estos ejemplos son simplemente «bordes de Sus caminos» (26: 14); esto cs. se trata solamente de los extremos o puntas de las grandes acciones de Dios. El poder y co-

º

9. R. Laird Harris, «The Bouk of Job and its Doctrine o[ God», Grace .l ournal , 13 (Otoño 1976): 20. , 10. N. H. Tur-Sinai (The Book of Job: A Ncw Comrnent ar y [Jerusalen: Kii-yath-Sepher, 1957), p. 284), traduce 26: 13a: «Con Su viento pone el mar en un saco.» Logra esta construcción dividiendo las palabras «cielos» en dos vocablos ("poner" y "mar") y tomando la palabra adornó como "saco". Si hien puede haber alguna base para esta combinación, no parece muy probable.

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l 1

nacimiento de Dios controla hasta las profundidades del Seo), con Su obra de la creación ha hecho cielos y tierra, El mueve las nubes, delimita Jos espacios para la luz y las tinieblas, remueve las montañas y domina los mares, Jos dioses que se oponen a su majestad son vencidos; todo esto es simplemente para mencionar algunas de las actividades dentro de la inmensidad y grandeza del Dios infinito. De hecho, añade Job, el hombre es tan inmensamente pequeño comparado con Su Creador que cuando escucha Su voz, solamente puede percibir un tenue susurro de lo que Dios dice. Aunque Dios hablara con Ja potencia del trueno (en vez de hablar quedamente) el hombre tampoco llegaría a captarle. No hay ser humano capaz de abarcar en comprensión las actividades y el poder de Dios. No queda duda, Ja sensibilidad de Job ante la majestad de Dios supera en mucho el concepto que Bildad presenta de Ja persona del Creador. En Ja próxima sección (27: 1-6), Job de nuevo afirma su inocencia. «Reasumió Job su discurso y dijo» (27: 1), puede sugerir que él había hecho una pausa, esperando la reacción de Zafar. Como Zafar permanece silencioso, Job continúa. Ahora se dirige a sus tres interlocutores (ver las formas en plural en 27: 5, 11, 12). Job introduce su afirmación de inocencia con un juramento: «{Vivc Dios que ha quitado mi dcrccho!», manifestando de esta manera que lo que iba a asegurar era tan cierto como la misma existencia de Dios. Job es consciente de la paradoja de tal juramento, pues, justamente este Dios viviente Je había «quitado mi derecho» (su causa) al rehusar dar atención a su pleito y había «amargado» su alma (cp. 7: 11; 9: 18; 1O:1 ), Si bien Job había manifestado que Dios cm injusto para con él (6:4; 7:20; 10:2-3; 13:24; 16: 12-13, etc.), no podía apelar a un más alto tribunal. «Una vez más, los dos conceptos de Dios, contra Jos que y a los que apela, están ahí, uno al lado del otro en el mismo pensamiento de Iob»." El patriarca. ni igual que sus pretendidos consejeros, se halla encerrado en un conflicto sin salida; de todas maneras el debate sobre la culpabilidad e inocencia de Job, solamente podría ser resuelto por Dios. L~ defensa para probarse inocente (27: 3-6) incluye varias negativas y una afirmación. Job afirma que mientras viva," no engañará a nadie ni lo ha hecho hasta aquel momento («pro11. 12.

H. H. Rowlcy, Jn/J, p. 220. «Alma» (27: 3a) es, literalmente,

«aliento»,

«hálito».

¡Inocente! (25:l-Jl:40)

136 / Job

nunciar engaño» es literalmente «hablar falsamente», 27:3-4). Por lo tanto, las declaraciones de sus tres acusadores resultaban improcedentes, nunca podría él justificarles (27: 5a). Su esposa le había aconsejado dejar su integridad y morir (2: 9). pero Job reaccionó diciendo que nunca tal cosa haría aunque fuera necesario morir. Por el contrario, mantendría su integridad (esta palabra está relacionada con el término «derecho», cap. 27: 2), y su corazón, probablemente con significado de su conciencia, no le reprochará (no Je acusará) mientras viva (27: 6). Este juramento formulado con palabras tan duras para demostrar su inocencia, es consistente con las afirmaciones de no culpabilidad ya manifestadas por Job respondiendo a las acusaciones de Elifaz (6: 10, 29-30; 16: 17; 23: 10-12), Bildad (9:35; 10:7), y Zofar (12:4; 13: 18-19). Job comienza insistiendo en Ja suerte del impío (27: 7-23) pero deseando que éste sea el fin de sus enemigos, no su condición (27: 7). Es, pues, evidente, que él no se contaba entre los malos o culpables. Si las acusaciones del acusador se demuestran falsa, éstas se volverán en contra de quien las presenta, y él será culpable de todas ellas. En una serie de tres preguntas (27: 810) Job señala que los incrédulos (irreligiosos) no tienen esperanza cuando Dios les corte y les quite la vida (el alma). Los impíos no tienen respuesta ante Dios ni respuesta tendrán sus clamores en busca de ayuda cuando llegue el momento de la dificultad, («la tribulación» se refiere a un lugar estrecho donde hay pocas posibilidades de acción). Los incrédulos no pueden agradar al Dios Omnipotente ni «pueden invocarle» (27: 1 O) disimulando ser justos. En 27: 10 Job devuelve la sugerencia que Elifaz le hiciera (22: 20-27) y se la aplica a él (27: 11). Elifaz le había aconsejado recibir instrucción de parte de Dios, pero Job dijo que él instruiría a Elifaz y a sus amigos sobre el poder de Dios y les enseñaría las doctrinas del Omnipotente 13 (27: 11). De todos modos, su enseñanza solamente sería refrescarles la memoria sobre lo que ya sabían acerca de Dios. Por lo tanto, resultaba una locura para ellos acusarle a él de pecado, ya que de esta manera no hacían otra cosa que aplicar la suerte de los impíos sobre ellos mismos. 13.

Job emplea varias palabras para Dios de una manera muy interesante:

El (•Dios•), Shaddai (•Omnipotente•), y Eloah (•Dios•) (27:2-3); Eloah y El (27: 8·9); Shaddai, Eloah, El, en este orden (27:IG-JI), y El y Shaddai (27:13).

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Muchos comentaristas consideran la próxima sección (27: 13-23) como palabras de Zafar razonando sobre estas bases: 1. Job, hablando aquí sobre la suerte de los impíos, parece contradecir sus previas palabras (9:22-24; 21: 7-34; 24: 1824). 2. Considerándolo como el tercer discurso de Zof ar guardaría una estructura balanceada de tres ciclos completos. 3. Varios de los párrafos en este pasaje son similares a los previamente registrados en boca de Zofar (cp. 27: 13 con 20: 29; 27: 14 con 20: 10, 21, 26, 28; 27: 16-17 con 20: 15, 18, 21, 28; 27:20 con 20:8, 25c, 28b; y 27:23 con 20:8).

A pesar de todos estos argumentos, la sección tiene más evidencias mostrando que es producto de Job. Veamos estas razones: 1. El conjunto del texto es consistente con el deseo imprecatorio de Job, al esperar que su enemigo (los tres «amigos» considerados colectivamente) tenga la suerte «del impío» (27: 7-JO).

2. Job nunca negó que el inicuo sería de alguna manera castigados; él solamente se preguntaba por qué continuaba preparando. Esta idea es similar a otros pensamientos expresados previamente por Job (24: 18-25). El final juicio de los malos contrasta con el inmediato y pronto desastre de los impíos, según la exposición de Zofar (cap. 20). 3. El hecho de ser similares varios párrafos en 27: 13-23 con las palabras de Zafar en capítulo 20 podría ser argumento para considerar esta semejanza con otras palabras de Job. Fre~uentemente, Job usa palabras y frases de sus amigos para rebatir sus propios argumentos. ¿No era ésta la mejor manera de acusarles usando sus mismas palabras condenatorias para los impíos una vez demostrado que los malos eran ellos? 4. La ausencia de un discurso por parte de Zofar es consistente con el hecho de que las intervenciones de los tres amigos cada vez es más reducida, sugeriendo de esta manera la victoria dialéctica de Job sobre Zofar. 5. El capítulo 28 tiene una continuidad natural con 27: 1323, sin distinguir un cambio en quien se expresa y el contenido del capítulo 28 es inapropiado al carácter de Zofar.

138 I Job El pasaje introducido en 27: 13 tiene un vocabulario similar a las palabras anteriormente pronunciadas por Zofar (20: 29). Job menciona a continuación Ja pérdida de los hijos por parte de los impíos (27: 14-15) y de sus riquezas (27: 16-23). Dice que a pesar de ser numerosa descendencia de los malos, sus hijos morirán en la guerra y pasarán hambre (27: 14). Si alguno sobrevive a la guerra y el hambre, morirá víctima de la plaga; además, sus viudas no les llorarán (ya sea porque no se permitían las muestras de duelo en tiempos de desastre o a causa de ser impíos los muertos no se merecían las lágrimas de sus deudos). Las riquezas de los impíos no las podrá disfrutar, afirma Job (27: 16-23). Aunque amontonen plata como el polvo y preparen (literalmente, guarden) vestidos como lodo (ambas expresiones sugieren plenitud y abundancia, [pues polvo y lodo es lo más común!), los malos no podrán servirse de todo ello, porque su plata y su vestimentas pasarán a ser propiedad del justo y del inocente (quienes son comparados frecuentemente con los pobres) (27: 16-17). Su casa, aparentemente fuerte y segura, será tan inestable como huevos de polilla y como la caseta del vigilante (27: 18), (también puede referirse a las cabañas construidas durante el tiempo de la siega o a la protección para el trabajador o vigilante de las viñas). T ob implica en todos estos ejemplos, que el impío puede ser rico hoy pero mañana se levanta y sus posesiones han dejado de existir (27: 19). No solamente sus riquezas le serán arrebatadas sino que él mismo será cortado. Los temores y el terror le asaltarán como las aguas de una riada, y la tempestad de noche se le presentará inesperadamente en su interior (una alusión figurativa al terrible siroco, el viento seco soplando de la parte del desierto y asolando las cosechas antes ele poderse recoger). Cualquier intento para escapar será inútil. El viento se personifica como atacándole intencionadamente, como poseyendo manos que le aprietan y burlándose con sus silbidos, al contemplar cómo el malo va perdiendo sus riquezas y es arrojado de acá para allá por el caprichoso vendaval (27: 23). b) El discurso de Dios sobre la sabiduría de Dios (28: 128). Muchos comentaristas atribuyen la totalidad de este capítulo a Zofar, Bildad, o incluso a Dios; o lo consideran un poema al margen del libro original de Job. En un sentido no tiene mucha relación con lo precedente y lo siguiente, incluso

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tiene un tono distinto, pero el tema (la incapacidad del hombre para descubrir la sabiduría de Dios) está en línea con las palabras de Job (26: 14, así como 9: 10-12; 12: 13; 17: 10; 23: 810).14 El contenido de este capítulo encaja con el pensamiento de Job, justamente porque él ha estado refutando a sus consejeros, quienes pretendían conocer los caminos de Dios. Ahora, Job afirma que no hay posibilidad humana de poder discernir los misterios de la majestad divina. Presumir lo contrario es una irreverencia. El autor Michaelis expone esta idea muy claramente cuando dice: Pero para el hombre esta sabiduría [por medio de la cual Dios creó y gobierna todas las cosas] permanece siempre inescrutable. Dios le dice: No trates de comprender cómo Yo gobierno el mundo; por qué permito que el tirano salga victorioso, o que el inocente y la verdad queden oprimidos; no preguntes cómo decido tolerar el mal de este mundo. Esto es demasiado distante para ti: sea tu sabiduría el temor hacia Mí, de quien todas las cosas dependen ... " El hombre, a pesar de sus múltiples habilidades (28: 1-11), no puede descubrir o comprar la sabiduría (28: 12-22); solamente Dios sabe el lugar donde la auténtica sabiduría puede ser hallada (28: 23-28). Job menciona los metales (plata, oro, hierro, cobre y piedras preciosas) descubiertos por el hombre trabajando en las minas (28: 1-2, 6). y discurre sobre los ingeniosos métodos por los cuales estos metales y piedras pueden ser obtenidos debajo de las entrañas de la tierra (28:3-5. 7-11). La plata ya era explotada en las minas de Arabia (2.° Cr. 9: 14) y en Tarsis (Jer. 10:9), el oro se importaba de Arabia (2.° Cr. 9: 14) incluyendo Ofir (l.º R. 10: 11) y Sabá (l.º R. 1 O: 2). Por medio de los pozos y las galerías de las minas el horn14. El punto de vista de Andcrsen calificando el capítulo 28 como un interludio escrito por quien pudiera escribir el libro de Job (sirviendo así ele transición entre los tres ciclos de diálogos y los tres monólogos de Job Eliú Y Jehová) es intrigante y no arroja luz sobre cinco aspectos de Ja dis~usión en torno del libro: . 1) No se explica por qué 29: 1 dice que: «reasumió Job su discursos.: 2) pasa por alto las similitudes entre el cap. 28 y las palabras de Job en otros lugares (p. ej.: 28:24-27 y 26:5-13); 3) no tiene en cuenta la posibilidad de que Job haya cambiado de tema, pasando de hablar de las riquezas .del impío (cap. 27) a la habilidad del hombre en desenterrar parte de estas riquezas (cap. 28); 4) pasa por alto la continua frustración de Job al reconocer su incapacidad para descubrir los caminos de Dios; y 5) asume un autor fuera del ciclo de los cinco personajes principales del libro. 15. J. D. Michaclis, citados por E. P. Barrows. -Intcr nretation of the Twcnty-Eighth Chaptcr of Job», Biblioteca Sacra, JO ( 1853): 271.

140 / Job bre saca a la luz Jos secretos de la tierra (28: 3), desde donde nadie ha vivido antes (28:4). Los mineros, sin ser tenidos en cuenta por los que viven en la superficie, «son suspendidos y balanceados», parece como si fueran sujetados con cuerdas desde la parte exterior de Ja mina para poder descender a los «lugares olvidados».16 De la superficie de la tierra vienen los alimentos (los vegetales crecen en la superficie), pero en las profundidades la tierra está «como convertida en fuego» (28: 5). Esta última cláusula puede significar que «el revolver la tierra y las piedras dentro de las minas produce unos escombros y una confusión simi¡ar a la producida por el fuego»,17 o que las piedras preciosas descubiertas buscando entre Ja tierra relucen como el fuego una vez se hallan en medio de los escombros,18 o que la mena conteniendo los metales ha sido producida por la acción del fuego volcánico 19 o por explosiones dentro de la mina. La primera de estas teorías parece ser la más acertada. Los «zafiros» mencionados a continuación (28: 6) es lapislázuli, la mena que contiene partículas de aspecto ele oro. La imposibilidad de acceso a las minas por parte de los animales es mencionada a continuación: aves de presa con la vista tan penetrante como el buitre, o bestias fieras como el león no han podido penetrar en el corazón de Ja tierra como lo hace el hombre; ni aun las serpientes han logrado 20 con sus hábiles movimientos tocar los niveles que el hombre ha tocado al descender en las minas (28: 7-8). El buitre viviendo sobre la tierra, el león merodeando por la superficie y Ja serpiente penetrando en el subsuelo, no superan al hombre en su investigación de la tierra en su interior. Los versículos 9 al 11, ar.í como los versículos del 3 al 4 hablan de cómo el hombre opera en la mina. Rompe las capas de piedra, derriba montañas desde su base (literalmente, por las raíces), abre canales (túneles) en las rocas, y de esta manera es capaz de descubrir los valiosos metales. En su ingeniería, detiene las corrientes de agua que halla en el interior de la 16. Esta es una de las maneras de entender este versículo. Hay multitud de variantes intentando traducir el oscuro pasaje en hebreo. 17. Rowley, p. 228. 18. Albert Barnes, Notes, criticol, Illustrative, and Practical, on The Book of Job. 2: 64. 19. Marvin H. Pope, Job, p. 201. 20. Sigmund Mowinckel sugiere que el mitológico cGriffin• (león-dragón) tiene referencia aquí iHebrew and Semitic Studies , ed, D. Winton Thomas and W. D. McHardy [Oxford: Clarendon, 1963), pp. 95-103).

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tierra para que no le inunden las galerías y estropeen su obra de minería. Todas estas operaciones eran necesarias para lograr el anhelado resultado al hallar los metales y las piedras preciosas escondidas en las tinieblas de la tierra. A pesar de las habilidades tecnológicas del hombre para rescatar estos tesoros de las entrañas de la tierra, escondidos a la vista del ser humano, del pájaro y de la bestia, él no puede encontrar la auténtica sabiduría (28: 12). Su valor le es desconocido, su localización no ha sido descubierta en toda Ja «tiera de la inteligencia» (la tierra habitada). ni en el fondo de las aguas del mar, ni en las aguas debajo de la tierra. No solamente le es imposible hallar la sabiduría, tampoco Je es dado comprarla con los preciosos metales hallados en el corazón de la tierra (28: 15-19). Job usa como una docena de nombres mencionando varios metales, incluyendo dos palabras que solamente se pueden hallar aquí en todo el Antiguo Testamento («oro [puro] », y «perlas»): por lo tanto, el significado exacto de estos términos es difícil de conocer a la perfección. El versículo 20 es casi idéntico al 12, y los versículos 21 y 22 presentan un pensamiento muy similar a los versículos 13 y 14. De la misma manera que las profundidades del mar se personifican (28: 14) otorgándoles facultad para hablar, para decir que la sabiduría no está en su seno, así también el Abadón (un sinónimo para Seo) usado tres veces por Job en este discurso final, cp. 26:6 y 31:12) y la muerte dijeron: «su fama hemos oído con nuestros oídos» (28: 22) implicando su total desconocimiento de la sabiduría. Job concluye el capítulo (28: 23-28) contestando las preguntas: «¿Dónde está el lugar de la inteligencia?» (28: 12) y «¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría?» (28: 20). Al situar en primer lugar la palabra «Dios» (Elohim) se indica un énfasis especial (28: 23). Solamente Dios sabe dónde la sabiduría puede ser hallada (28: 23), porque solamente El es Omnisciente (28: 24). El mira hasta «los fines de la tierra», y «ve cuanto hay bajo los cielos», todo en un abrir y cerrar de ojos, contrastado con los duros trabajos que el hombre tiene que llevar a cabo para descubrir una pequeñísima parte de los tesoros escondidos en la tierra. . La. profunda percepción que Job tiene de la soberanía y providencial naturaleza de Dios se descubre al describir el cuidado del Creador al establecer el orden y las regulaciones sobre la

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142 I Job misma naturaleza (28: 25-26). Aunque parezcan no tener orden las tormentas, su destino, propósito y elementos, han sido predeterminados por Dios, mediante Su sabia y creativa inteligencia. El peso (esto es, la fuerza) del viento, la medida (esto es, Ja cantidad) de agua, el límite (literalmente, decreto, ley, nor, ma, regulación) para la lluvia (indicando con esto que la lluvia no es una casualidad esporádica descontrolada), y la trayectoria seguida por el rayo; todo ello está determinado por el sabio Dios. Cuando Dios ejecuta Su obra creadora, prescribe leyes para el viento, determina la cantidad de agua que ha de llover, fija la trayectoria del rayo; usa Su suprema inteligencia, considerada como un objeto tangible en la descripción ofrecida por Job (28: 27). (Cp. Pr. 8: 27-30, por su marcada similitud.) El la vio, la manifestó (una posible traducción del original sería «la declaró»), la estableció y la investigó. Todos estos verbos juntos demuestran el dominio total de la sabiduría por parte de Dios, en abierto contraste con Ja imposibilidad del hombre en hallar/u o descubrirla. El verbo «estableció» seguramente sugiere las leyes que Dios ha dado regulando la relación entre Ja sabiduría y el hombre. La necesidad que tiene el hombre en caso de desear conocer la sabiduría puede llenarse con Ja revelación por parte de Dios: «Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría» (28: 28). A pesar de Ja impotencia del hombre en adquirirla, él puede conocer su esencia por medio del conocimiento de la revelación, pues de otro modo permanecería «encubierta a los ojos de todo viviente» (28:21). Esta esencia es doble; «el temor del Señor [Adonai}» y «el apartarse del mal». Las investigaciones científicas, los avances tecnológicos, y los logros intelectuales, con toda su indiscutible importancia; lo mismo en los tiempos de Job como en la actualidad, no son suficientes para darnos una explicación de «cómo Dios ejerce el gobierno del universo y saber quién es El en toda su extensión» .21 La verdadera sabiduría consiste en ordenar la vida propia en sumisa veneración delante de Dios, reverenciándolo con actitud confiada en que El hace todas las cosas bien (aunque no siempre Su justicia sea captada por el hombre). La verdadera sabiduría consiste también en saber rechazar el mal en todas sus manifestaciones, en un constante caminar 21

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por Ja5 sendas de la piedad y amor al prójimo, modelando nuestras actitudes y motivaciones según Dios haya revelado en sus propósitos. El temor a Dios y el apartarse del mal resumen la auténtica adoración a Dios y la obediencia que El espera de sus hijos. Por lo tanto, el verdadero sabio es quien tiene su vida centrada en la voluntad de Dios, no en sí mismo. Un hombre en adecuada relación con su Creador, adorándole en espíritu y en verdad, sirviéndole, obedeciéndole: ¡esto es poseer la sabiduría y el conocimiento verdadero! Este capítulo puede verse como una repulsa de Job a sus consejeros de vía estrecha.P un esfuerzo más para demostrarles que su visión teológica era completamente falsa o deformada. Visto desde el punto de vista como un rechazo a sus acusaciones· contra Job por no temer a Dios, y, por lo tanto, con necesidad para arrepentirse, tocio el capítulo indiscutiblemente encaja con las manifestaciones anteriores del sufriente ( 1 : 1, 8; 2: 3), demostrando al que leyere que los tres amigos estaban equivocados al demandar un arrepentimiento a Job a causa de su pecado. En tocio el capítulo 28 insiste que ha sido temeroso de Dios y ha odiado el mal, [mas ellos no! Visto desde este ángulo, el último versículo de este capítulo viene a ser «uno de los momentos de máximo clímax de todo el Jibro».23 El último versículo del capítulo 28 sirve también de eslabón opuesto a los tres capítulos siguientes, 29 al 31. En el 29 remeora sus pasadas experiencias en comunión con Dios, evidencia de su vida piadosa; y en el capítulo 31 reafirma su inocencia respecto a numerosos pecados, evidencia ele cómo odiaba el mal. e) El deseo de fob por recuperar su pasada gloria (29: 125). El último discurso de Job acapara estos tres capítulos (29 al 31), en ellos da un resumen conclusivo de su caso como si delante de un jurado se tratase. Pasa revista a las pasadas bendiciones por él disfrutadas y las razones de ellas (cap. 29), lamenta sus miserias presentes (cap. 30), y pronuncia solemnemente un juramento en favor de su inocencia (cap. 31). Durante este conclusivo soliloquio no hace mención alguna a sus tres amigos, como tampoco figuran en su monólogo de entrada (cap. 3). En su primer desesperado lamento. Job deseaba mo22. Gleason L. Are her, Jr., A Survcv of 0/d Moody, 1964), p. 447. · 23. Victor E. Rcichert, Job, p. 145.

cago:

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¡Inocente! (25:1-31:40)

144 / Job rir, pero en este segundo grito de angustia dice que espera morir bajo el peso de la crueldad de Dios (30: 21-23). No obstante, saca fuerzas de flaqueza y hace un nuevo intento de petición a Dios para que se digne escuchar, su causa ante Su tribunal (31: 35-37). En el capítulo 29 Job expresa su añoranza por los pasados días de prosperidad y felicidad (29: 1-11) proclamando seguidamente las razones que tenía para disfrutar estas bendiciones (29: 12-25). Aquellos eran Jos días de su otoño (nota marginal en 29:4, RV. 77 hebreo), cuando él había llegado a su madurez adulta. Los versículos primeros son idénticos a 27: 1, sugiriendo también una continuación después de una pausa para seguir con una réplica. Es de notar que la primera cosa mencionada es el gozo sentido cuando tenía comunión con Dios. La sensación de sentirse abandonado por Dios era más doloroso que las demás miserias a su alrededor. «[Ouién me volviese como en los meses pasados!» (29:2) demuestra el largo tiempo transcurrido desde el desastre inaugural del relato en el libro. Puede que sus amigos no llegasen para aconsejarle hasta pasadas semanas. Sus previas experiencias gozando de comunión con Dios incluyen Su protección (29: 2b ), Sus bendiciones («hacía resplandecer sobre mi cabeza Su lámpara», 29: 3b), Su guía en medio de dificultades, 29: 3b, Su amistad (las palabras en 29: 4 sugieren compañerismo íntimo), y Su presencia (29: 5a). En los días precedentes a la colosal desgracia, Job disfrutaba de sus hijos (29: 5b), y la prosperidad le acompañaba (leche y aceite son los símbolos de la prosperidad) 24 (29: 6). Además, Job era un hombre de alto prestigio social (29: 71 l). Ejercía de juez local (los ancianos de cada lugar se sentaban en los tribunales para dirimir las diferencias entre los lugareños y llevaban los asuntos públicos deliberando en la «puerta» del pueblo o ciudad (¿influenciaría esta personalidad en Job para que tan frecuentemente usara términos forenses?). siendo respetado por jóvenes y adultos como una personalidad a quien rendir homenaje (29: 7-8). Con el deseo de escuchar sus palabras, príncipes y nobles (oficiales de la justicia de varios rangos) guardaban silencio ante su presencia (29:9-10). Al oír las opiniones de Job, quienes escuchaban le alababan y la aten1

24. La piedra derramando •ríos de aceites (29: 6) puede referirse a los rnolinos de hacer aceite o al terreno rocoso donde los olivos crecían.

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cion que le prestaban denota el respeto y admiración sentida hacia él (29: 11). Las bendiciones de Dios y el respeto de sus conciudadanos de categoría les eran debidos por varias razones (introducidas en 29: 12 con un «porque»): porque ayudaba al desvalido (29: 12-13), ejercía justicia (29: 14-20), daba sabio consejo (29: 2125). Como defensor del débil, le asistía no solamente con buenos consejos sino con ayuda financiera y /o liberación de su opresión injusta a los pobres y los huérfanos. Job ayudaba a los de estado desesperado, y al experimentar la protección le bendecían (29: 13a); y se identificaba con la viuda hasta el punto de alegrarse cuando ella cantaba de gozo (29: Uh). Su pasión por la justicia era tan consistente y evidente que se podía decir que constituían su vestimenta y adorno (29: 14). Asistía a la gente impedida, a los ciegos y a los cojos, se preocupaba por los menesterosos como si de su padre se tratara y se preocupaba para que los extranjeros y extraños tuvieran la justicia debida (29: 15-16). Puede (]lle en todas estas explicaciones haya un poco de ironía, pues mientras que él tenía cuidado de toda esta gente menesterosa, ninguno de sus tres acusadores ni Dios obraban devolviéndole el trato dado por él a los demás. Su justicia era por partida doble: equidad y asistencia al injuriado así como castigo al opresor (29: 17). Romper los colmillos del inicuo» y «de sus dientes hacía saltar la presa» sugiere la derrota del hombre que, cual fiero animal, devoraba a su víctima con dientes y mías. Teniendo un cartel como el de Job y tal currículum vitae de justicia y equidad, lógico era esperar que Dios continuara bendiciéndole hasta la muerte: esperaba terminar sus días en su «nido» (29: 18); es decir, en su casa con sus hijos a su alrededor lleno de días coronados por la buena salud. Confiaba ver seguridad «mi raíz abierta junto a las aguas» (29: 19), prosperidad («en mis ramas permanecería el rocío»), honra (por «honra» debe entenderse «envidiable reputación»), y fuerza (el arco es símbolo de fuerza, especialmente cuando se representa actuado por el brazo del tirador, 29: 18-20). El respeto mostrado por quienes recibían consejo de Job era del más alto nivel, contrasta con la falta de respeto mostrado por los tres consejeros sobre cenizas quienes pretendían haber acudido al lado de Job para consolarle. Durante los primeros días, se limitaron a escuchar (29:21); nada tenían que decirle, seguramente porque ellos mismos habían recibido consejo

¡Inocente! (25:1-J 1 :40) I 147

146 I Job de Job y respetaban su destacada sabiduría (29:22); pero muy pronto y hábidamente se adelantaron en sus pronósticos de sabiduría barata, como si ellos fueran las cosechas esperando la ansiada primavera y sus lluvias tempranas (29: 23). El les animó con una sonrisa pero ninguna correspondencia de amistad halló en sus ojos (29: 24). Había él aconsejado a su consejeros anteriormente; ellos habían seguido sus sugerencias respetuosamente, pues era tenido por un jefe y como un rey se respetaban sus palabras. Sus consejos alcanzaban a todos los tristes (29: 25) ... y todo esto no tuvieron en cuenta sus compañeros a la hora de buscar un consejo para Job.

explicación resulta del todo sarcástica teniendo en cuenta que los perros, en oriente, eran considerados animales impuros, de la inferior clase (crcíanse que solamente se alimentaban de carroña), y de comportamiento salvaje. Job describe a esos rufianes con siete calificativos en los ocho primeros versículos del capítulo 30: 1. Inservibles y sin f ucrzas para nada (30: 2). 2. Flacos por el hambre y viviendo como los animales bus· cando la comida por el sucio y los lugares desérticos (30: 3). 3. Forzados a comer malvas (una planta con hojas de gusto muy amargo que crece en terrenos salinos) y raíces de enebro (también de sabor muy amargo). plantas que sólo comían los más pobres e indigentes (30:4). 4. Arrojados de la gente civilizada por ser ladrones (30: 5). 5. Habitando en las barrancas de Jos arroyos y en las cavernas de la tierra (30: 6). 6. Bramando como asnos monteses y teniendo su lugar de encuentro entre los arbustos (30: 7). 7. Actuando como viles y cayendo que ni aun se merecen tener nombre (30: 8).

d) La endecha de Job sobre su presente miseria (30: 1-31). En el capítulo 30 Job vuelve a considerar su estado actual (la partícula «ahora» se introduce tres de los cuatro párrafos de este capítulo: 30: 1, 9, 16) para describir una actitud increíblemente cambiaba a la experiencia anterior. En el capítulo 29 habla de las bendiciones recibidas mano de Dios y en el capítulo 30 menciona lo que el Señor le ha quitado (cp. 1:21). Perdió el respeto de sus inferiores en categoría, hasta los jóvenes se atrevían en contra de él (30: 16-23), quedó abatido por su intenso dolor físico y moral (30: 24-31). Todo este capítulo es un agudo clamor del que se halla en la más profunda miseria social, espiritual, emocional y física. Los insultos e indignidades de que Job era objeto de parte de los más jóvenes que él y los hambrientos pilluelos (30: 1-15) contrastan con el alto respeto observado por él con sus semejantes y aun con sus inferiores, incluidos los ancianos (29: 8, 21-25). Habiendo merecido el «respeto de los más respetables» sufría ahora «la in justicia de los más in justos» ,25 (cp. 19: 18). Job les describe como escoria (30: 1-8) y su obra una burla (30: 9-15). Siendo que los ancianos eran tenidos en gran estima y respeto por los orientales de la antigüedad, y en particular los hombres de un calibre social, económico y espiritual como Job, las burlas recibidas por parte de los jóvenes y mal educados eran teterriblemente dolorosas. Ser despreciados por iguales o por superiores ya era desgracia y mucha, pero ser degradado por quienes venían de tan bajo nivel «cuyos padres él desdeñaría ponerlos con los perros de su ganado» ¡era demasiado! (30: 1 ). Esta 25.

Auderscn

Vagabundos con merecimientos para serles atribuidas todas las cualidades mencionadas eran quienes despreciaban a Job considerándolo inferior a ellos. [No es de extrañar que se sintiera· mísero! Cuán humillante y depresivo no sería ver a la escoria de la sociedad llamarle escoria a él. Sus acciones contra Job incluían (30: 9, cp. 30: 1) odio y mantenimiento de distancia (30: toa), escupirle en la bra (30: 10b. cp. 17:6), desenfreno (30: 1 lb), y ataques, probablemente verbal y físicamente (30: 12-15). Esos ataques se describen en términos guerreros, como las envestidas de los ejércitos contra las ciudades (cp. 19: 12, donde Job usa similar vocabulario). El populacho 26 se levantó contra él, lo derribó sobre sus pies, levantaron asecho contra él (cp. 19: 12), estropearon 27 su camino (esto es, lo hicieron impracticable), y lograron destruirle porque nadie se dignó prestarle ayuda, todos se abalanzaron contra él como los soldados entrando en una ciudad donde se había abierto brecha 26. Esta palabra que ocurre solamente aquí en todo el to, parece sugerir «hijos rebeldes» (cp. Pope, p. 221). 27. La palabra hebrea por «estropear» es otra palabra halla aquí.

, p. 235.

.l

Antiguo que

Testamen-

solamente

se

¡Inocente! (25:1-31 :40) / 149

148 / Job en el muro, le arrollaron 23 como los ladrillos de una pared que se derrumba sobre una persona indefensa. Ante estos fieros atacantes, Job queda preso por el terror. Su prestigio fue por los suelos (esto es, le fue quitado) como arrebatado por el viento, y su prosperidad se desvaneció como el viento (cp. 19: 9); y su fama desapareció como una nube. Es de notar que Dios es mencionado juntamente con los rufianes. que le han causado tantos males: «porque Dios desató su cuerda y me afligió» (30: 11). La imagen de Dios tirándole flechas recuerda las palabras de Job pronunciadas anteriormente (6:4; 16: 12c, 13). En la próxima sección (30: 16-23), Job se queja de su agonía física y dolor emocional producido por la mano de Dios. El derramar su alma sobre el mismo (30: 16) expresa abatimiento (cp. Sal. 42: 4) en el sentido de que su alma había agotado todas las esperanzas y los deseos de vivir.29 Consideraba que el sufrimiento le había llevado hasta el fin de sus días y durante la noche sus dolores eran tan intenso como espadas penetrándole en sus propios huesos. (Los huesos eran considerados como el asiento de los dolores más agudos [p. ej .. Sal. 42: 10].) Su dolor le estaba royendo cont inuarncnte." «La violencia deforma mi vestidura» (30: 18). este pensamiento es difícil de interpretar por dos razones: la causa de la acción es incierta (¿se refiere Job a su enfermedad o a Dios cuando menciona esta gran fuerza?), y el significado del verbo «deforma» es oscuro. El pensamiento puede tener tres posibilidades de interpretación, co1110 mínimo: 1. Que sus abiertas llagas han descolorido y manchado sus vestiduras. 2. Que sus ropas estaban rotas y arrugadas por su continuo agonizar y hacer contorsiones de dolor. 3. Que Dios le había asido de sus vestiduras y lo había arrojado al suelo. Posiblemente tada. El versículo 28. soras. 29. 30. puede

Una

manera

la primera de estas posibilidades es la más acer18b hace referencia o bien a Dios apretándole muy

pintoresca

de describir

las oleadas

de tropas

inva-

Pope, p. 222. «Dolores roedores- traduce la palabra hebrea -rocdores- que también significar «gusanos s o sus calumniadores enemigos.

el cuello en el sentido de oprimirle, como el cuello de su túnica le apretaba, o a una alusión a la enfermedad que le tenía atenazado. El artículo determinado «El» en 30: 19 sin duda se refiere a Dios, y este hecho da pie para pensar que el sujeto en 30: 18 es el mismo. Job se siente humillado por Dios. Echado «en el Iodo» y viniendo a ser «como cenizas» es una descripción de cómo se siente Job al verse en su aspecto tan lastimoso físicamente hablando y tan despreciado moralmente. El clamor de Job en busca de ayuda es ignorado por Dios (cp. 19:7), y su esfuerzo para lograr Su atención y poder presentarse ante El (con significado o bien de comparecer ante Su tribunal o indicando una persistente actitud para ser atendido) resultó igual· mente inútil (30: 20). Dios, no solamente se mantenía impasible e indiferente; Su actitud pasó a ser activamente cruel, persiguiéndole como a una mala bestia (30: 21) y, cual terrible tormenta, descargando sobre su indefensa persona sus furores causándole espanto hasta derretirse de temor (30:22. cp. 27:21-22). Dios, quien le había arrastrado hasta el lodo, ahora le atosigaba corno lo hace el viento a los árboles. En su desesperación se sintió morir viendo cómo se agotaban sus fuerzas. «La casa determinada a todo viviente» (30: 23) a la cual Dios le llevaría significa la muerte, el lugar donde todos los hombres un día han de reunirse. Esta es una de las muchas veces que Job se desespera y contempla una muerte inminente (3:20-23; 7:21: 10:20-22; 14: 13-14; 16: 22; 17:16; 19:26-27; 21:23, 26; 24: 19, 24). Habiendo manifestado su dolor emocional al ser despreciado por Dios y sintiendo en su carne Ja tragedia de haber perdido su salud (30: 16-23), el sufrido patriarca se lamenta ahora al verse abandonado también por los hombres (30: 24-31 ). Es natural para un hombre pedir ayuda cuando se encuentra en medio del desastre (30: 24), dice Job. Sin embargo, su clamor no merece respuesta alguna. Quien tanto se había desvelado ayudando a otros, llorando con quienes sufrían y necesitaban (30: 25, cp. 29: 12-16), ahora le era negada la más elemental ele las ayudas humanitarias. Ciertamente él se merecía un trato semejante, pero en vez de bien, recibía mal, en lugar de luz recibía tinieblas (30: 26). El trío consolador no había sido capaz de darle lo que él había ofrecido a los demás. Entonces Job describe su triste condición: en su interior se sentía conturbado emocionalmente (literalmente, «mis partes interiores están hirviendo»), le resulta-

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150 I Job ba imposible relajarse, y solamente la aflicción era su pan diario (30: 27; cp. 30: 16).' La palabra «ennegrecido» (30: 28) significa «Ser oscuro», sugiriendo aquí o bien que se hallaba emocionalmente abatido 31 o que su piel había ennegrecido por causa de su enfermedad,32 «No por el sol» es. literalmente, «sin calor», sugiriendo que su estado de desánimo (o su piel ennegrecida) no fue por el calor del sol. Una vez más Job pide ayuda (cp. 30: 20) -eon tonos tan estremecedores que sus gritos parecen los aullidos de un chacal (cp. Miq. 1: 8) o de un avestruz quejándose de dolor (cp. Is. 13:21; 34:13). En 30:30 se describen los síntomas de su enfermedad: ennegrecimiento de su piel y la intensa fiebre quemándole en su interior. Job concluye su discurso sobre la presente miseria en que se halla sumergido expresando que su gozo se había vuelto en luto (30: 31). Su arpa y su flauta, instrumentos para expresar alegría (cp. 21:22), ahora sirven para acompañar las endechas funerales acompañando los lamentos de quienes sienten dolor y pena. Los últimos cinco versículos se alternan presentando el dolor emocional (30: 27. 29, 31) y el dolor físico (30: 28, 30), respectivamente. Los pilluelos se mofaban, le escupían y le atacaban; Dios permanecía impasible y silencioso; los amigos le despreciaban y Job se consumía de dolor. Tal era la queja de Job después de haber perdido bienes, hijos, salud y reputación. e) Declaración de inocencia de Job (31: 1-40). Las memorias de su pasado glorioso (cap. 29) van seguidas de un recital sobre las presentes miserias (cap. 30) concluyendo, lógicamente, con una afirmación juramentada de su inocencia (cap. 31) para demostrar lo inmerecidos que son los males que está sufriendo Job. Sin tono arrogante, estas palabras constituyen el último esfuerzo del patriarca para demostrar la falsedad de las acusaciones formuladas por sus enemigos y la injusticia de Jos castigos recibidos de la mano de Dios. La negativa confesión, por la cual el acusado desea para sí la maldición, de ser él culpable de los cargos imputados, constituye la negación más rotunda de su culpabilidad. «Si Job hubiera sido inocente, el continuado silencio de Dios constituía una vindicación de su integridad. Si Job hubiera jurado en falso Dios se hubiera visto 31. 32.

Pope, p. 224. Reichert, p. 156.

obligado a intervenir imponiéndole el castigo merecido, es decir, el mismo designado en el juramento de [ob.» 33 De dos maneras f ob afirma su ética honradez: ( l) recordando su pacto previamente hecho delante de Dios, que le ataba éticamente (31: 1), y (2) al usar el juramento condicionado «si soy culpable ... » (el juramento condicional se repite en: 31:5, 7, 9, 13, 16, 19, 20 [dos veces}, 21, 24, 25, 26, 38, 39) algunas veces seguido por imprecación (31: 6, 8, 1 O, 22. 40) y otras veces sin ella." Job cita sus actitudes y también sus acciones, avalándolas con las motivaciones detrás de su manera de ser y su conducta. Estas actitudes demuestran que sus acciones estaban limpias de hipocresía. No solamente afirma estar libre de adulterio (3 l: 912), sino que estaba libre del pecado de deseo impuro (31: 1). Nunca había adquirido bienes cleshonradamente (31: 5-8), ni había depositado su confianza en las riquezas (31: 24-25). Por encima de no haber maldecido a su enemigo (31: 30), nunca se había alegrado de la caída de quienes le querían mal (31: 29). Los crímenes enumerados en el capítulo 31 son de naturaleza ética y «en su mayoría, no son pecados monstruosos sino pequeñas desviaciones de los más altos ideales éticos y piadosos» .35 Job había preparado la escena para este capítulo anteriormente (23: 11-12; 27:2-6). Más que citar solamente delitos públicos por los cuales pudiera ser él legalmente culpado 36 (tales como las alegaciones de Elifaz acusándole de agresión maliciosa al prójimo, y la negación de f ob a prestar auxilio a los desvalidos, viudas y huérfanos, según 22: 6-9), Job va más al fondo de la cuestión y penetra en la conciencia humana. Por hallarse ahí la pureza, deduce él, ciertamente era intachable en sus acciones deducidas de estas motivaciones. El capítulo podría dividirse en tres secciones: (1) Job no tuvo deseos deshonestos ni sensuales delante de los hombres (31: 1-12)' (2) rob no había abusado de su poder hacia sus es33. Norman C. Habel, The Book of Job (Nueva York: Cambridge U., 1975), 164. 34. En los versículos 31: 29, 31 y 33 que son introducidos por la partícula •Si• Y que figuran como afirmaciones condicionales, y que no van seguidas de imprecaciones, pueden traducirse del hebreo, ya bien como preguntas o corno afirmaciones. 35. Matitiahu Tsevat, The Meaning of the Book of Job, «Hebrew U11io11 Col/ege Annual, 77 (1966): 38. 36. Georg Fohrer, cThe Righteous Man in Job 31", en Es says in O/d Testament Ethics, ed. James C. Crenshaw y John T_. Willis (Nueva York: KTAV Publishing, 1974), p. 13. p.

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clavos, pobres o desvalidos (31: 13-23), y (3) Job no actuó deshonestamente o con mala intención ni contra Dios ni contra el hombre (31: 24-40). Job niega haber sentido concupiscencia en 31: 1-4. Había hecho pacto «con mis ojos», y estaba comprometido a mirar a las mujeres sin mala intención lujuriosa. Sabiendo que la mirada puede despertar el deseo y éste llevarle hasta el pecado de acción, Job había resuelto evadir toda fuente y motivación de pecado (cp. Pr. 6: 25; Mt. 5: 28). Job sabía que la porción, o heredad (esto es, el juicio), de parte de Dios para quien peca (31:2) es la calamidad y el desastre (31:3). (En 31:2, Job usa palabras similares a las últimas de Zofar en 20: 29 y en sus propios términos en 27: 13.) ¿Acaso no ve Dios todo lo que sucede debajo de los cielos? (28: 24) «¿No ve él mis caminos, y cuenta todos mis pasos?» -se pregunta Job- (31:4). La pregunta sugiere la respuesta: Dios conoce todos los pensamientos de Job, y ve todas sus acciones. Por lo tanto, infiere él, Dios pudiera haberle eliminado quitándole la vida desde el tiempo que fue culpable y violó su pacto. Job había acusado a Dios, anteriormente, de no quitarle la vista de encima (7: 1920; 13: 27). Ahora se sirve de esta acción de Dios aplicándola a su favor: Dios, quien sabe y ve todo lo que él hace y piensa, debe saber que es inocente. Job no admite haber obrado falsamente en su vida (31: 5-8). Ni sus ojos habían perdido la inocencia mirando con concupiscencia, ni sus pies habían pisado terreno de engaño. Es decir, no había caminado con quienes cometían tales pecados, ni se había dejado seducir por ellos. Su integridad (esta misma palabra se usa anteriormente en 2: 3, 9) quedaría demostrada ante Dios si El «pesara en balanzas» las acciones de Job (31: 6). De haberse apartado él del «Camino» (esto es, las sendas de la justicia de Dios, cp. 23: 11), o si él hubiera deseado Jo prohibido (cp. 31: 1), o si se hallase en sus manos señal de haber cometido el mal (31: 7), estaba dispuesto a no beneficiarse de los resultados y del trabajo invertido en sus cosechas. El adulterio es negado con los términos más absolutos (31: 9-12). El castigo invocado en su propio juramento es de la misma naturaleza que el delito: Si Job se hubiera entregado a los engaños de una mujer (cp. 31: l) y si hubiera estado buscando oportunidad para tener relaciones ilícitas con la esposa de su vecino; estaba dispuesto a que su esposa se convirtiera en la esclava de otro (moler el trigo a mano moviendo las pie-

dras era un trabajo especialmente reservado a las mujeres esclavas (cp. 31: 10a con Ex. 11: 5]) y que otros hombres abusaran de ella sexualmente (31: l Ob). Estas imprecaciones demuestran la firme convicción de Job en cuanto a su inocencia absoluta, ya que ningún hombre culpable sería capaz de sujetar a su esposa con tal terrible maldición (Dt. 28: 30). El adulterio era considerado un crimen repudiable, castigado por el hombre después de ser juzgado públicamente. Además, este pecado llevaba en sí el castigo: como el fuego consumiendo al hombre hasta el punto de causarle Ja muerte (31: 11-12). La muerte es sugerida por la palabra «Abadón», un sinónimo de Seol, como hemos visto en 26: 6 y 28: 22, donde el hombre se consume juntamente con su alma, destruye su reputación, su conciencia, su cuerpo, sus lazos fa miliares, su futuro, e incluso sus bienes (esto es, cosechas como fuente de ingresos) (31: 1-12). Ahora Job cambia de tema y habla del trato humano dado a sus esclavos (31: 13-15) y a los pobres (31: 16-23). No se Je podía acusar de oprimir a sus muchos sirvientes ( l: 3) o de tener corazón duro para con los pobres, viudas, o huérfanos. Teniendo en sus manos la riqueza y el poder le hubiera sido posible hacerlo, pero se negó a darles un tratamiento inhumano. Sus es~l~vos, aun siendo su propiedad, les permitía presentar sus peticiones y sus quejas ante él, no rehusó escucharles como normalmente hacían los potentados. Job tenía dos razones para dar esta extraordinaria atención a sus subordinados: se sentía ~esponsable ante Dios como juez (31: 14), y saber que lo mismo el como sus esclavos eran criaturas del mismo Dios, sus respectivas vidas habían sido creadas por Dios en el vientre de sus madres (31: 15). Las palabras de Job son una maravillosa exposición de Ja igualdad humana. Aunque los hombres viven en diferentes estratos sociales, ante los ojos de Dios deberán comparecer ante un mismo juicio después de gastar los días de su existencia. Todos los seres humanos han venido al mundo por el mismo proceso al nacer. Job había disertado ampliamente sobre el proceso de su crecimiento en el seno de su madre (10: 8-11); ahora Job reconoce que aquel exquisito cuidado de Dios al ser él formado, había sido idéntico que el de sus esclavos. .su interés en los pobres, las viudas, los huérfanos y los necesitados (31: 16-21) habían sido las motivaciones para que Dios bendijera a Job en el pasado (29: 12-17). Anteriormente,

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Elifaz le había acusado falsamente por no ayudar a quienes estaban en la indigencia (22: 7-9), y Job le replicó breve e indirectamente a esta acusación demostrando que eran los impíos los implicados en tales acciones (24: 9-1 O). Ahora, en su juramento (31: 16-21), Job, de manera específica, repudia todas estas alegaciones por falsas. El nunca se resistió a dar al pobre su sustento, ni se negó a ayudar a las viudas, nunca comió su pan egoístamente sin acordarse de los huérfanos. A los que no tenían padre, les dio consejos, y a las viudas guió y protegió de quienes querían abusar de ellas, como si actuara de juez en dcf ensa de Jos débiles. La última imprecación está expresada en 31: 21-22: «Si alcé contra el huérfano mi mano resto es, abusar de Ja fuerza o del rango para oprimirle] ... mi espalda se caiga de mi hombro,, y el hueso de mi brazo sea quebrado». El terror producido por el castigo de Dios al destruir a Jos malhechores era el freno para cometer malas acciones; y la conciencia de la majestad divina privaba a Job de cometer pecado (31: 23). Aunque su dinero y posición pudieran haberle llevado a sobornar a los jueces y a despreciar a los necesitados, sin que él fuera descubierto. su preeminencia hubiera sido nula a la hora de presentarse delante de Dios. Continúa Job descartando cualquier pasión materialista (31 · 24-25), idolatría (31:26-28), venganza (31:29-30), egoísmo (31: 31-32), hipocresía (31:33-34), o explotación (31:38-40). Sumentís a confiar en su oro (31: 24) contesta la acusación implicada en Elifaz (22: 24). Job tampoco se sintió orgulloso a causa de sus riquezas (31: 25). Niega cualquier tendencia idolátrica relacionada con la naturaleza. Nunca se vio inclinado a contemplar al sol como objeto de culto ni la luna como centro de devoción (31:26) ni «SU boca besó su mano» (31:27b) (besar la mano y extenderla hacia el cielo señalando a los cuerpos celestes era un signo de adoración y de gratitud.) 37 La adoración a los astros y a las estrellas era muy frecuente en oriente. Para Job, haber participado en tales ritos religiosos hubiera representado una negación de la persona del Creador acarreando sobre él Su juicio (31:28). Es importante notar que ésta es la quinta vez que Job menciona a Dios en este capítulo (31:2-4, 6, 14-15, 23, 28). No queda duda, Job tenía plena conciencia

de la omnisciencia de Dios, Su misión como Juez, Su poder creador, Su majestad y Su suprema existencia. No solamente se había abstenido Job de adorar a las dos principales luminarias del cielo besando su mano y extendiéndola a los espacios siderales, sino que ni aun su boca se había abierto para maldecir a sus enemigos. De hecho. nunca se había alegrado cuando sus enemigos se hallaban en apuros (31: 29-30, cp. Pr. 17: 5b; 24: 17). Aquí. al igual que anteriormente (31: 24-27), ni existió una actitud interior pecaminosa, ni una motivación mala, ni una acción condenable. La liberalidad de Job quedaba demostrada por L.1 actitud de los «hombres de su tienda» (significando sus [nmiliarcs. sirvientes, o, más probablemente, los caminantes hospedados para poder continuar su viaje al día siguiente), cuando alababan la generosidad ele su mesa, «¿quién no se ha saciado de su carne?» (31:31).38 Job añade que nunca rehusó dar entrada a un forastero o viajero que pasara por delante ele «SU tienda», ofreciéndole pan y alojamiento (31: 32). La hipocresía es otro pecado que f ob se niega reconocer (31: 33-34). El no encubrió su rebelión como lo intentó Adán (Gn. 3: 7-10), o intentó esconder su iniquidad en s11 seno. Algunos comentaristas y traductores interpretan «como Adán» con «corno hombre»; posiblemente, esta última solución es la más acorde con el original hebreo, pero Ja frase de Job habría tenido más impacto Je haberse referido directamente a Adán y su intento de esconderse delante de Dios. ;.Pretendió Job que estaba limpio ele toda culpa y pecado? No por necesidad. Por el contrario él planteaba la situación condicionalmente: si él hubiera sido consciente de su pecado, no hubiera intentado hacer esfuerzo alguno por ocultarlo como si no hubiera existido. Su razón para no ser hipócrita (en caso de tener algún pecado para esconder) era la burla que le esperaba por parte de la gente, obligándole a guardar vergonzoso silencio (en vez de ser testigos de su inocencia y mostrarse a su favor). Una persona de la categoría de Job no podría mantener su hipocresía escondida por mucho tiempo: la gente pronto le descubriría y se burlarían de su pecado y de su hipocresía. En 31:35-37, Job hace el último esfuerzo para lograr respuesta de Dios a sus argumentos. Ansiaba tener a alguien que

37. Los ídolos se basaban (1.0 R. 19: 18: Os. 13: 2). pero justamente porque el sol y los astros no se podían alcanzar con la boca ni con la mano. después de besar la mano se extendía en señal de reverencia a los cuerpos celestiales.

38. No es necesario ver en esta frase una referencia para justificar su no increncia en la homosexualidad como apunta Habcl (p. 167) y Pope (pp. 236-37).

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¡Inocente! (25:1-31 :40) / 157

156 /Job Je prestara atención: «jOuién me diera qmen me oyese!» (31: 35). Teniendo en cuenta la previa afirmación de Job (30: 20), este clamor probablemente se refiere a ser oído por Dios. Figurativamente, Job pone su firma a su juramento de pureza («.he aquí mi confianza») y seguidamente pide a Dios para que responda a su juramento («¡que el Omnipotente me conteste!») sea Su respuesta según los castigos mencionados en sus imprecaciones o con una vindicación, tan deseada por Job. Tan seguro estaba él de su inocencia, de sus motivaciones y de sus acciones que estaba dispuesto a recibir sin discusión el fallo de la sentencia dada por Dios, a quien él llamó su adversario (literalmente, el hombre de mi sentencia; cp. 13: 24; 16: 9; 19: 1 I, donde diferentes palabras para designar «adversario» salen en el texto), sobre sus hombros y exhibirla a modo de corona." Job exhibiría tal resultado con anuncios de trompeta, porque su inocencia resistiría todos los embates de las incriminaciones de su Juez. Presto estaba a dar razón delante de Dios de todos los caminos andados por él (31: 31a; cp. 31: 4), nada tenía que ocultar: «como príncipe me presentaría delante de El» (31:37b), en espera del veredicto final de parte del Supremo Juez. Aunque muchos comentaristas opinan que 31: 38-40 es una porción de texto desplazado y debiera colocarse en algún otro lugar en este mismo capítulo, estos versículos pueden muy bien ser unos pensamientos anticlimáticos al final del capítulo creando un efecto similar a 19: 28-29. La tierra de Job (31: 38) clamaría a Dios contra él ya bien como un testigo a los supuestos crímenes mencionados anteriormente en este capítulo, o más acertadamente, a causa de los fraudes o injusticias cometidas por Job durante el tiempo que él cultivara sus campos (31: 39). (Ejemplos de estos supuestos fraudes o injusticias podría ser forzar a otros a trabajar por él, imponiendo draconianas condiciones o pagando irracionales sueldos a los trabajadores.) 40 Los surcos se personifican presentándose como llorando por causa de la injusticia hecha a los labradores. Si él «hubiera comido su sustancia sin dinero» (esto es, comido el producto de la tierra sin retribuir debidamente a sus trabajadores) o hubiera causado a sus trabajadores (edueños» puede tener el signi39. Habel considera el documento legal (literalmente, un rollo). como el veredicto de Job escrito por Dios (pp. 168-{;9), pero el contexto parece indicar una lista de cargos o alegaciones. 40. Barnes, 2: 116.

ficado aquí de «obreros») morir a causa del duro trabajo y poco alimento; Job hubiera deseado que la tierra le hubiera traicionado produciendo «en lugar de trigo abrojos, y espinos en lugar de cebada» (31: 40). Este deseo condicionado, supuesta la culpabilidad de Job, es otra imprecación que no se cumpliría por ser él inocente. Más fuerte aún que la «arrancada de la siembra» mencionada en 31: 8, la última imprecación significa que la tierra se tornaría improductiva para toda clase de cosechas. Con estas palabras de plena certidumbre, las argumentaciones de Job con sus habladores consoladores y ante el silencioso Dios que no responde a sus súplicas, pone fin a sus discursos. Job se había movido hasta donde le había sido posible; el próximo movimiento correspondía a Dios mismo.

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El joven enojado (32:1-37:24)

11 EL JOVEN ENOJADO E.

Los cuatro discursos de Ellú (32:1 -37:24)

El largo y un tanto monótono debat~. entre Job y sus camaradas había terminado. Aunque repetitivos en su punto. de vista del sufrimiento retributivo, el trío sentado sobre cenizas quedó silenciado eventualmente Pº'. 1? fuerte insiste~cia ?e Job afirmando su inocencia y no merec1m1ento de tales calamidades. Convencidos de que sus repetidos esfuerzos no podían hacerle cambiar la mente de la cual dios creían era una postura de autojustificación, cesan en su insistente emp~ño (~2: 1). Aunque Job logró silenciar a sus tres amigos, .no pud~ sa.car de su silencio a Dios! [oh persistió en su demanda de vindicación de parte de Dios; confiaba que tal .vindicación _demostraría que Dios estaba actuando de forma irregular. s~gun Su carácter y consecuentemente le libraría de sus sufnm1entos: Furiosamente enojado y sin estar de acuerdo ~on mngun? de los bandos, entra en escena un quinto personaje con decidido ánimo de participar en las discusiones. Muchos comentaristas asumen que los cuatro discursos de Eliú, (caps. 32 al .37) fueron añadidos al libro algún tiempo despues de la terminación de la obra original.' Uno de los argumentos en favor de l. Freedman , no obstante. ofrece otra nove_dad en el orden de colocación del material proviniente de Eliú. Su primer d1sc~rso (32: 6 - 33: 33) lo e.aloca inmediatamente después del cap. 14; el segundo d1~curso (cap. 34) deberra seguir al cap. 27; el tercero (cap. 35) estar.fa despues del cap. 21_. Y e_l marta discurso (caps. 36 y 37) colocados despucs del cap. 31. Cada. discurso inmediatamente después de las palabras pronunciadas por Job (Dav~d N. Freedman, «The Eliú Speeches in the Book of Job», Harvard. Tneotogicat . Revrew: 61, [1968): 51-59.) Pero esta hipótesis congetural _d1stors10nana el ritmo de los ciclos de los discursos y falla ante el contenido de 32: ~-6, donde .se afirma que Eliú esperó hablar hasta que sus tres amigos hubieran terminado sus intervenciones.

I 159

esta teoría es que su nombre no se menciona en ninguna otra parte del libro. Cuando Dios condena a los amigos y también condena a Job (cap. 42), Eliú es ignorado; por eso se asume que él no era parte de la historia original. Pero ¿no puede ser posible que estando Eliú más cerca de la verdad que los otros tres primeros interlocutores, de quienes Dios dijo, «no habéis hablado de mí lo recto», sea este el motivo de su exclusión? (42: 7). Finalmente, Dios no contestó ni a Satanás ni a la esposa de Job; por lo tanto. ¿por qué .tenía que hacerlo con Eliú? La ausencia de las referencias a Eliú en el prólogo es comprensible, pues él era el más joven, su papel era de oidor más que de hablador, por eso no intervino en los debates patrocinados por los mayores. Diferencias en estilo y en lenguaje se han exhibido como prueba de que los discursos de Eliú son de un autor más tardío.? Por ejemplo, Eliú se dirige a Job por su nombre y lo cita directamente, a diferencia de Jos otros tres amigos que no lo hacen; Eliú usa el nombre «EL» para Dios y emplea un cierto número de vocablos arameos con más frecuencia que Jos demás. No obstante, estas diferencias de estilo, simplemente delatan un personaje de carácter distinto a los otros que han hablado anteriormente.' El argumento de que Eliú no aporta ninguna contribución al libro cae por su propio peso por la observación de que su punto de vista sobre el sufrimiento es distinto al de sus tres amigos, y también su concepto de Dios es más alto que el de ellos. Distinto resulta su honesto esfuerzo en hallar respuestas a Job y a sus lamentos ante Dios en vez de repetir una y otra vez el tútienes-lo-que-te-mereces como habían hecho los tres anteriores. Mientras que ellos habían insistido en el arrepentimiento de Job de los pecados cometidos voluntariamente antes de la llegada de las calamidades, Eliú le recomienda: (1), que Job se arrepienta del orgullo nacido en él por causa del sufrimiento, y (2). que exalte' las obras de Dios (36:24). considere Sus maravillas (37: 14), y le tema (37: 24). Los tres consejeros habían estado afirmando que el sufrimiento de Job era consecuencia de su pecado, pero Eliú explica que estaba pecando [por causa de su sufrimiento! Fue su dolor 2. Véase S. R. Driver y G. B. Gray, A Critica/ and Exegetica/ Commentary th e Book of Job, pp. xl-xlix. 3. E. Dhorme, A Commentary 011 the Book of Job. p. ciii; y Francis I. Andcrsen, Job: An l nt roduction and Commentary, p. 52. 011

El joven enojado (32:1-37:24) / 161

160 / Job el que despertó una actitud de orgullo ante Dios y le llevó a enfrentarse con El haciéndole atrevidas e irreverentes preguntas acerca de Sus insondables caminos. El diagnóstico del trío daba como resultado acciones pecaminosas en la anterior vida de Job, mientras que la diagnosis de Eliú ve la situación de Job a la luz del pecado en el momento presente de la vida de Job. Aunque Job no responde a Eliú (cuyo silencio está en favor de la teoría de la inserción de los discursos del cuarto personaje como trabajo posterior), las últimas palabras del joven orador parecen preparar la escena para la entrada de Dios en el drama (caps. 38 al 41). También es posible que l.as .palabras de Eliú lograran silenciar a Job, cosa que no consigureron los tres dialogantes anteriores; a Eliú no provocó las respuestas del sufriente patriarca. Considerado desde este punto de vista, la sección aportada por Eliú ofrece una suave transición desde la arrogante .insistencia por la vindicación de parte de Job (cap. 31) a la_ mter~ención de Dios. ¿Por qué motivo podía esperarse una inmediata respuesta de parte de Dios al final de las palabras de Job? Después de todo, Dios tampoco había reaccionado inmediatamente ante las insistencias de presentarse ante el juicio (13: 3, 15; 16: 21; 30:20).4

1.

Introducción a Ellú (32:1-5)

La sección poética del libro (3: 1-42: 6) se rompe en este pasaje por un relato en prosa (32: 1-6a), ~ara prese~tar una detallada introducción del cuarto protagonista. Despeja ya el humo de las escaramuzas dialécticas entre los tres y Job (32: 1), Eliú se siente libre para expresarse. Sus referencias genealógicas son más extensas que ningún otro personaje en el libro. Como buzita, estaba relacionado con Abraham, porque Buz era hermano de Uz e hijo de Nacor, quien era hermano de Abraham (Gn. 22: 20-21). Buz, Tema y Dedán eran lugares en Arabia (Ter. 25:23). «De la familia de Ram» sugiere que Eliú era un antecesor de David (Rt. 4: 19-22). El enfado de Eliú alcanzó sus límites mientras estaba esperando intervenir por deferencia a los otros de más edad que 4. T. Miles Bennett, When Human Wisdom Fails: An Exposition Baker, 1971), p. 78.

Book of Job (Grand Rapids:

of the

él (32: 4). Cuatro veces en esta sección se dice que «se encendió en ira». Su enfado estaba provocado por dos causas: la actitud de Job en su intento de justificarse delante de Dios (32: 2),5 y la actitud de sus tres amigos por declararlo culpable sin tener pruebas suficientes (32: 3). Da la impresión que su explosión, fue producida al disponer de argumentos suficientes para contestar las preguntas de ambos bandos y tener una solución para salir del conflicto planteado entre ellos. Los compañeros de Job, por dos veces, son mencionados como los «tres varones» en vez de los «tres amigos» (32: 1, 5). La prolijidad de detalles en la introducción presentando a Eliú va adecuadamente con el pomposo estilo del nuevo personaje."

2.

Primer discurso de Ellú ( 32:6 -

33:33)

a) La introducción personal de Eliú (32: 6-22). En realidad el primer discurso de Eliú no comienza hasta el cp. 33: 1; le precede una larga explicación justificando su intervención cuya justificación incluye la presentación de respetos a los otros tres consejeros (32: 6-10), una valoración de sus razones (32: 1114), y sus deseos de hablar (32: 15-22). Por ser más joven. interviene con timidez y temor al dar sus opiniones (32: 6), dando por sentado la superioridad en sabiduría por parte de sus amigos (32: 7). Pero entonces dice que la sabiduría 7 viene de Dios, no de los años de experiencia («el espíritu del hombre» y «el soplo del Omnipotente» pueden ser una referencia al Espíritu de Dios, quien frecuentemente se asocia con la sabiduría,8 (cp. Gn. 41:38-39; Ex. 31:3; Nm. 27:1821; Is. 11:2; Dn. 5:11-12). Ante su atrevimiento al declarar ignorantes a sus colegas, ve la necesidad de rogarles silencio y atención a sus razones. («Escuchadme; declararé yo también mi sabiduría», «dejadme hablar», lo repite Eliú varias veces, 32: 10, 20; 33: 1, 12, 31, 33; 34:2, 10, 16; 37: 14). Después de paciente espera y atento escuchar a sus arguS. El texto hebreo puede significar que Job se consideraba justo y Dios equivocado. 6. H. H. Rowlcy, Job, p. 264. 7, En sus discursos, se refiere a la sabiduría once veces, usando diferentes palabras. 8. Marvin E. Tate, «The Speeches of Eliú», Review and Expositor, 68 (Oto· ño 1971): 491.

El joven enojado (32:1-37:24)

162 / Job mentos, Eliú llega a Ja conclusión de que ellos no podían refutar las razones de Job (32: 11-12). Job ya había dicho que el hombre no está capacitado para hallar la sabiduría (cap. 28), por lo tanto, no podían pretender entenderlo todo y, en base a este supuesto, condenar a Job, Dios sí podía (32: 13). Otra manera de interpretar este versículo es tomando la última línea: «lo vence Dios, no el hombre» como palabra de Eliú más bien que palabra de los tres amigos. En este caso, el pensamiento es que la sabiduría humana no puede contradecir los argumentos de Job; solamente Dios está capacitado para ello. Por Jo tanto, Eliú no discutirá sobre Ja misma base en que Jo hicieron sus amigos (32: 14), más bien tendrá en cuenta la sabiduría de Dios. Si esta es la interpretación correcta, entonces Eliú estaba diciéndoles que sus intervenciones no habían tenido en ·cuenta la mente de Dios, pero él sí. Habiéndose dirigido a Jos tres consejeros (32: 6-14) continúa hablando a Job personalmente (32: 15-22). En vista de que sus tres amigos callaron sin más argumentos que esgrimir, Eliú ya no espera más. Expresará su opinión (32: 15-17). Las dos líneas en 32: 17, cada una comenzando con «por eso yo ... » también yo . . » son formas hebreas que expresan su timidez y modestia al ser él el más joven del grupo en pronunciarse. Con relación a su afirmación: «lleno estoy de palabra» (32: 18a), Rowley comenta humorísticamente: «nadie se lo puede discutir» .9 El se veía empujando a hablar («me apremia el espíritu dentro de mí» en 32: 18b, puede significar su propio espíritu, no por necesidad el Espíritu de Dios, especialmente si tenemos en cuenta el contexto siguiente). Su contenido entusiasmo y deseo de expresarse lo compara al vino en proceso de fermentación encerrado en lugares herméticos (dentro de pellejos sin respiración) reteniendo toda su fuerza expansiva (32: 19). Eliú pide poderse expresar con libertad: «Hablaré, pues, y respiraré; abriré mis labios, y responderé» (32:20), y determina hacerlo con imparcialidad con referencia a sus amigos, a Job y a Dios (Iob había acusado a ios tres hombres de parcialidad en favor de Dios y de actuar en contra de él, 13:8, 10) también de buscar el favor de Dios temiendo Su venganza (ver 32: 209. Rowley. p. 267. No ncs, porque los versículos extensión que el discurso Jos tres discursos de cada 46; y Zofar, 47).

hay duda de la prolijidad de Eliú en sus expresíode sus discursos suman un total de 156. con más final de Job con 148 versículos y más largo que uno de sus amigos (Elifaz, 110 versículos; Bildad,

/ 163

22). En resumen, las cuatro razones expuestas por Eliú reclamando su derecho a la palabra fueron: el Espíritu de Dios estaba con él, había esperado su turno hasta que los demás habían terminado sus intervenciones, tenía diferentes argumentos que presentar, tenía mucho que manifestar y había de actuar imparcialmente y sin lisonjas. Ciertamente que su enfado no le había privado del sentido de su propia estimación. b) Primera respuesta de Eliú a Job (33: 1-33). En el primero de sus cuatro discursos, Eliú censura a Job por haberse atrevido a acusar a Dios por no escucharle (cap. 33). En su segunda arenga, refuta a Job su postura por declarar a Dios injusto (cap. 34). Y en su tercera intervención, condena a Job por haber dicho que de nada servía obedecer a Dios (cap. 35). Discute las maneras que Dios tiene de comunicarse con el hombre (por medio de sueños y del sufrimiento, cap. 33); comenta Ja justicia de Dios para con el hombre (cap. 34) y considera el significado de la soberanía de Dios con relación a la humanidad (cap. 35). Luego, en su discurso final (caps. 36 y 37), de nuevo elabora sus teorías sobre la justicia y la soberanía divinas. Eliú inaugura su primer parlamento (cap. 33) solicitando la atención de Job (33: 1-7). El joven orador resulta un poco engoroso y redundante (33: 1-2), pero su sinceridad (33: 3) es evidente en virtud del hecho de que él ha sido creado por el Espíritu de Dios y ha recibido la vida por medio del aliento del Omnipotente (33:4), y su convicción (33:5) es evidente al desafiar a Job 10 para refutarle colocándose en un terreno de igualdad a la hora de la batalla dialéctica. El joven, aunque enojado por la actitud de todos, no se considera superior a Job (como hicieron sus amigos) ni inferior, porque ambos eran posesión de Dios y Su creación, formados (literalmente, moldeados por Su dedo) del polvo de la tierra (cp. 31:5). Por esta razón, al ser una conversación entre iguales, Eliú no le causaría terror a Job (como Job se había quejado frecuentemente que Dios le había hecho superioridad, 7: 14: 9: 34; 13: 21; 23: 15), ni representaría una presión sobre él (33:6-7). 10. Algunos comentaristas toman el verbo «respónderneen plural como si Eliú se dirigiera a sus amigos. pero el contexto exige su forma singular haciendo referencia sólo a Job.

I:<] joven enojado (32:1-37:24)

i64 I Job

I 165

Dios habla [esto es, en repetidas ocasiones]; pero el hombre no entiende» (33: 14).19 Dios ha hablado más de una vez a Job, afirma Eliú, pero ha sido Job quien no ha estado atento a Su voz. Eliú menciona indistintamente «hombres» y «hombre» (33: 14-30), incluyendo de esta forma indirecta a Job en sus razonamientos. Elifaz, el mayor de los amigos de Job, comenzó su ataque refiriendo un sueño fantasmagórico por medio del cual, pretendía Elifaz, Dios le había revelado la impureza de los hombres ( 4: 12.21). Este sueño había ofrecido la base sobre la cual Elifaz imponía su autoridad sobre Job. Eliú, por otra parte, menciona los sueños de parte de Dios como una de las maneras de instruir al hombre y de guardarle para que no peque. Cuando Dios «revela al oído de los hombres» (33: 16a), logra su atención. Y cuando Dios «señala su consejo» (33: 16b), «comunica sus avisos a los hombres en sus camas, en manera tan solemne e impresionante como si estuvieran ratificados con un sello y certificados oficialmente» .20 El propósito de la comunicación de Dios por medio de los sueños -da a entender Eliú- es lograr que el hombre corrija sus malas obras y no sea orgulloso (33: 17). La palabra «conducta» y el término «obra» que frecuentemente han tenido una connotación mala (cp. Gn. 44: 15; Ex. 23: 24; Neh. 6: 14; Eccl. 4: 3; 8: 11; Mic. 6: 16; etc.) se usan aquí en tono positivo. Las palabras «apartar de la soberbia» quieren decir, literalmente, «cubrir el orgullo del hombre». Las acciones malas, el pecado y el orgullo, conducen a la muerte (33: 18), pero Dios protege al hombre del sepulcro (usado cinco veces en este capítulo, 33: 18, 22, 24, 28 y 30, cada vez con referencia a la muerte) y de «perecer a espada» (una traducción más acertada sería: «ser traspasado al Seol»).21 Sintiéndose aterrorizado por las pesadillas (7: 14), Job no ha sido capaz de descubrir el propósito de los sueños enviados por Dios, es decir, preservarle del pecado y de Ja muerte.

En los siguientes seis versículos (33: 8-13), Eliú resume los argumentos de Job (33: 8) en sus quejas contra Dios: 12

1. Job pretende ser inocente («soy puro,11 no he pecado; estoy sin culpa» 13 [33:9]) contestado (cap. 35) por el hecho de que Dios es soberano y, consecuentemente, no le afecta 111 la culpa ni la inocencia del hombre. 2. Job afirma que Dios le ha tratado con injusticia («He aquí que El buscó reproches 14 contra mí, y me tiene por Su enemigo; is puso mis pies en el cepo,16 y vigiló todas mis sendas» 11 [33: 10-11]) contestado (cp, 34) por el hecho de ser Dios justo. 3. Job pretende que Dios ha ignorado sus súplicas y no le ha escuchado («¿Por qué contiendes 18 contra El? Porque E,l no da cuenta de ninguna de Sus razones», [33: 13]) contestado (cp. 33) por el hecho de que Dios es comunicativo. En el capítulo 33 Eliú contesta la pregunta: «¿Por qué no me responde Dios?» En el capítulo 34 la pregunta es: «¿Por qué no me libra Dios de mi injusto sufrimiento?» Y en el capítulo 35, Eliú discute el interrogante de Job: «¿Por qué no me recompensa (por ser inocente)?» Eliú no duda en mostrarse duro con Job diciéndole: «No tienes razón para hablar a Dios usando semejantes términos, no olvides que Dios es inmensamente mayor que el hombre» (33: 12). La refutación de Eliú ante el razonamiento de Job afirmando que Dios no se dignaba a darle respuesta es frontal: Dios efectivamente habla, y El lo hace mediante sueños (33: 14-18), y mediante la enfermedad y el dolor (33: 19-28). Aunque Dios no informe teniendo al hombre al corriente de sus acciones, El se comunica con él: «efectivamente, en una o en dos maneras 11. Cp. 6: 10; 9:21; 10:7; 13: 18; 16: 17. 12. Cp. 7:20-21; 13:23; 14: 17; 23: 11. 13. Cp. 9: 20; 10: 7, 14; 27: 6. 14. La palabra hebrea es •ocasiones», que indica un pretexto para la hostilidad (Victor E. Reicher t , Job, p. 171). Dios, de acuerdo con Job, tenía que inventarse razone para castigarle, pues ningún motivo tenía teniendo en cuenta el carácter de Job. IS. Cp. 13:24; 19:11. 16. Cp. 13:27. 17. Cp. 7:17-20; 13:27. 18. •Contiendas• aquí implica acusación, un término forense usado por Job varias veces en sus manifestaciones.

19. Aquí Eliú dice que Dios habla •una y dos» veces, y en 33: 29 Eliú dice que Dios habla •dos y tres veces». 20. Albert Barnes, Notes, Critica/, ll ust rative, and Pract ical, on the Book: of Job, 2: 132. 21. Algunos comentaristas sugieren la siguiente traducción: «protegido a l~ hora de atravesar el canal>, con el significado de «el río de la muerte», segun los paralelos hallados en los documentos acadios (cp. Marvin H. Pope, Job, p. 250). No obstante, -espada- es el significado más corriente de las pala~ras hebreas (•serán pasados . a espadas es usado más adelante por Eliú, 36.12). La muerte por espada ciertamente encaja con el contexto que habla de muerte.

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i .~

166 / Job Una segunda manera de hablar de Dios, según Eliú, es por medio de la enfermedad (33: 19-28). El dolor físico, sentido hasta en el interior de los huesos, le causó la pérdida de apetito (33: 19-20), con el resultado natural de pérdida de peso de tal manera que los huesos sobresalen de la carne (33:21). Eliú obviamente tenía a Job en mente al hablar en estos términos, ya que Job había dicho que odiaba el alimento (6: 7). Tales enfermedades, continúa diciendo Eliú, acercan el hombre al sepulcro (33: 22).22

En sueños, Dios puede instruir al hombre de manera que se aparte del pecado y, consecuentemente, de la muerte. De la misma manera, por medio de las enfermedades (ambas cosas son experiencias relacionadas con la cama, ciertamente bien conocidas por Job), Dios puede enviar un ángel en carácter de intérprete-mediador entre El y el hombre para «que le anuncie su deber» (33: 23). Aquí Eliú contradice a Elifaz, quien había manifestado anteriormente que ningún ángel podría asistir a Job en su conflicto (5: 1). También Job había lamentado la ausencia de un árbitro que intercediera en su favor (9: 33). La instrucción derivada de los sueños es negativa, pero la procedente de los ángeles en tiempo de enfermedad es positiva. Siendo el ángel «uno de entre mil» indica la profusión de se· res celestiales a la disposición ele Dios para dar instrucción a Sus santos. Al recordarle al hombre lo justo y lo bueno, el ángel «uno entre mil» indica la profusión de seres celestiales a la disposición de Dios para dar instrucción a Sus santos. Al recordarle al hombre lo justo y lo bueno, el ángel le ofrece la oportunidad de recuperar su justicia, que disfrutaba antes de la enfermedad (la que posiblemente, al perderla, le causó .Ja pérdida de salud). Entonces «que le diga que Dios tuvo de él misericordía» (33: 24a), o «que él le ha sido propicio» (sustituyendo «Dios» por el artículo determinado «él» podría ser una referencia al ángel, quien hubiera pedido a Dios «librar al hombre del sepulcro», por haber (el ángel) «hallado un rescate» (33: 24b). Lo mismo si este indefinido e impersonal rescate el arrepentimiento del enfermo o una redención concedida por gracia a través del ángel, el resultado es la restauración completa de la 22. «Su alma se acerca al sepulcro», puede ser una referencia a los ángeles portadores de la muerte, corno en el Salmo 78:49. De ser así, implicaría la siguiente referencia en Job 33: 23 donde también aparecen los ángeles corno los agentes de las acciones.

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salud (33: 25),23 y una total renovación espiritual (33: 26-28). Esta renovación espiritual debe entenderse conectacla con la oración, la aceptación de la persona por parte de Dios, el gozo de hallarse en presencia de Dios (pensamiento muy similar al de Elifaz en 22: 26), una adecuada amistad con el Creador y un testimonio verbal ante los hombres. Una mejor traducción que «no me ha aprovechado» (33:27c) sería, «no estaba de acuerdo conmigo». El verbo «está de acuerdo» es, literalmente, «estar nivelado o igualado»; de este significado etimológico viene la idea de ser igual o tener el mismo valor que. El pensamiento expresado aquí es que el enfermo, una vez restaurado de su mal, se dará cuenta de que el pecado no le proporcionó ventaja alguna, por el contrario actuó en contra de él, pues le trajo enfermedad y sólo conflictos. «Redimirá» en 33:28 tiene la misma raíz que «libró» en 33: 24. Por haber sido el hombre librado por medio de la intervencien del ángel, ha sido redimido de la muerte («sepulcro» en 3.3: ~8 se usa por cuarta vez en este capítulo; cada vez con el significado de «muerte»). Además, «su vida se verá en luz» significando que él vivirá. ' A c_~mtinuación, Eliú resume los dos propósitos de Dios en lo.s suenos y en las enfermedades, que repetirá una y otra vez (literalmente, «dos veces y tres veces»): negativamente, alejará a~ hombre ~e la muerte, y positivamente, le producirá satisfacción en la vida (33:29-30). Ser «iluminado con la luz de la vida» es una .de las ocasiones en el Antiguo Testamento en que equipara ~isfrutar de la vida con ver la luz (o estar en luz). Es un evi.dente contraste con las tinieblas de la tumba. Eliú otra vez, p~de la atención de Job por dos cosas: desea justificar a su amigo, y compartir con él sabiduría (33: 31-33). .Eliú considera el sufrimiento como protector, más que retributivo; com.o medio para proteger al hombre de la muerte, más que, un castigo ~ara ~~nducirle a la tumba. Los tres compañeros habían hecho hincapié en el valor del castigo punitivo a difer~ncia de Eliú, quien s.ubray~ su valor pedagógico. (Es de justicia observar que también Elifaz mencionó, aunque brevemente el valor beneficioso y disciplinario del sufrimiento en 5: 17 .) ' Para los tres consejeros, la enfermedad era el castigo directo de un juez motivado por los pecados cometidos; pero para , 23. -Su carne será más ti~rna que la del niño, volverá a Jos días de su juventud» es una bella expresión para significar Ja sanidad del enfermo.

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168 /Job Eliú, la pérdida de la salud era una manera que Dios tenía de captar la atención del hombre, recordándole de dónde había caído, ofreciéndole el medio de arrepentirse de su pecado y apartándole así de la senda del mal. Para Eliú, lo mismo que para los tres amigos, el pecado estaba detrás de la enfermedad y el sufrimiento. Mas para el más joven de los tres la solución no consista en «arrepiéntete y esto es todo para que Dios te devuelva la salud», sino «escucha al ángel, quien te instruirá en el camino de la redención, y Dios te restaurará». Para los tres, la restauración dependía de la iniciativa humana; para Eliú, dependía de la iniciativa de Dios por medio del ángel. ¿Quién estaba en lo cierto, Eliú o sus amigos? Otros pasajes de la Escritura revelan que Dios se sirve del sufrimiento para ambos propósitos: algunas veces como retribución contra el pecado y en ocasiones distintas para prevenir la muerte. Aunque Eliú estaba más cerca de la verdad, él al igual que sus tres amigos se hallaban en un error, pues, prejuzgaban que Job había pecado y este pecado era la causa de su sufrimiento y desgracias. Además, cuando Dios habló con Job (caps. 38-41 ), lo hizo sin la intervención de ningún ángel, a diferencia de la teoría de Eliú, y nada se nos dice acerca de la redención.24 Eliú estuvo acertado al tocar el tema del orgullo, por haber sido el problema de Job como resultado de su sufrimiento, y posiblemente también estaba en lo cierto en su discusión sobre el propósito de los sueños de Job en su situación concreta.

3.

Segundo discurso de Eliú (34:1-37)

En su segundo discurso, Eliú prosigue respondiendo a Job por acusar a Dios de injusto. El joven protagonista habla primero a los otros tres compañeros (34: 1-15), como indica la introducción: «Oíd, sabios, mis palabras» (34: 2) y «varones de inteligencia, oídme» (34: 10).25 Seguidamente se dirige a Job (34: 16-37), como se ve por el cambio al singular en los pronombres y formas verbales. «Job 33: 14-30: The Phenomenology of Larnent», Journa/ of Biblical Lit erat ur e, 94 (marzo de 1975): 42-43. 25. La referencia de Eliú a sus amigos como -varoncs de inteligencia» puede ser tomada en un sentido ligeramente irónico después de haber pues· 24.

James

F.

Ross,

to en duda su sabldurta (32: 6·9).

a) Citando a Job por parte de Eliú (34: 1-9). Eliú, una vez más, requiere la atención de sus oyentes invitándoles a examinar las razones que expondrá,26 para decidir si Job estaba en un error o tenía razón cuando acusó a Dios de injusto en defensa de su propia justicia (34: 2-4). Entonces cita a Job de manera indirecta: «Porque Job ha dicho: Yo soy justo» (34:5a; cp. 13: 18; 27:6) y «No he cometido trangresión» (34:6b; cp. 13:23; 14:17; 23:11). Le cita también directamente: «Dios me ha quitado mi derecho [legal]» (34:5b; cp. 27:2). Eliú vuelve a mencionar las palabras de Job poniendo en su boca la pregunta, «¿He de mentir yo contra mi razón?» (34: 6a).27 Seguidamente, Eliú se pone del lado de los tres consejeros acusando a Job de «beber escarnio como agua» (claramente una cita de Elifaz en 15: 16, con una ligera variante más acusadora) y achacando a Job el ir en compañía de los inicuos (34: 7-8). Otra cita indirecta a las palabras de Job se puede ver en 34: 9, tal vez haciendo referencia a 9: 30-31. La contenciosa frase, «de nada servirá al hombre el conformar su voluntad a Dios», como una cita de Job (34: 9) es contestada por Eliú más adelante en el capítulo 35. b) Eliú refuta a Job (34: 10-37). Eliú se levanta en defensa de la justicia de Dios, coincidiendo en esto con sus amigos y acusando a Job de insolencia. Es inconcebible que el CreadorGobernador-Sustentador sea injusto. Obrar maldad o injusticia o pervertir el derecho va en contra de la misma naturaleza divina (34: 10, 12).28 Entonces Eliú prosigue describiendo el carácter de Dios como medio para demostrar Su justicia: l. Dios es justo y recompensador. Da al hombre su justo merecido (34: 11). 2. La Autoridad soberana, no recibe Su autoridad de ningún otro ser creado en el universo, por lo tanto, no tiene que rendir cuentas a nadie en absoluto (34: 13). 3. El Sustentador independiente de toda la vida tiene todo el poder sobre la raza humana para continuar sosteniendo la 26. Job también

había hablado de la prueba de las palabras por medio oído, y del paladar para detectar el gusto (12: 11). 27. Algunos comentaristas prefieren la traducción: •El (es decir, Dios) mintió»: otros exegetas traducen •¿He de ser considerado un embustero P», 28. Estas palabras muestran la concienciación de la pregunta de Bildad: •¿Acaso torcerá Dios el derecho, o pervertirá el Todopoderoso la justícia?» (8:3). del

170 / Job vida de los hombres o dísconrinuarla a Su entera voluntad (34: 14-15). 4. Dios es el Gobernador imparcial por excelencia. El declara la indignidad o la dignidad de los reyes y la lealtad de los nobles, sin tener en cuenta sus riquezas o influencia o clase social, pues todos son criaturas suyas (34: 16-20).29 5. El Juez Omnisciente, ve todos los pasos del hombre, quien no puede esconderse de Sus poderosos ojos. El conoce todas y cada una de las acciones de todos los hombres inmediatamente, sin necesidad de dirimirlas en un juicio 30 (34: 21-25a). 6. El absoluto Ejecutor, quien destruye a los inicuos de noche (cuando no son vistos por los demás) o en lugar público cuando todo el mundo pueda constatarlo (34: 25b-30) no puede dejar de ejecutar la justicia debida en cada caso. La razón del castigo para los malos, sostiene Eliú, es su propia desobediencia y la opresión ejercida por ellos sobre los pobres, cuyo clamor angustioso Dios escucha y atiende (34: 27-28). Sin embargo, prosigue Eliú, si Dios «Se mantiene sin actuar» o «esconde Su· rostro» ante el tirano (esto es, si no actúa contra la injusticia con la rapidez que el hombre cree que debiera actuar), nadie tiene derecho a condenar a Dios (34: 29). No hay duda de que Eliú tiene en mente la actitud condenatoria mostrada por Job. El lugar de las palabras, «esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre» en 34:29c, es difícil de encajar en el pensamiento de Eliú y la línea de argumento seguida por él aquí. Una posibilidad es considerar 34: 29a-b como entre paréntesis de tal manera que el clamor de los pobres y afligidos (34: 28) es siempre oído por Dios, lo mismo si la aflicción afecta a una nación o a un individuo. De todas maneras el resultado es que los malos no están autorizados por Dios para que opriman y gobiernen indefinidamente sobre los demás (34: 30). Habiendo establecido que Dios no es responsable ante nadie (34: 13), Eliú aplica este principio al caso de Job (34:31-37). Puede que alguien tenga la suficiente audacia para decirle a Dios 29. El argumento en 34: 17 es: siendo el juez humano injusto, éste no es tolerados, con más razón, pues, es impensable que Dios sea injusto; El es el que encarna la justicia. Eliú añade que el injusto, aunque posea poder, puede ser destruido inesperadamente por Dios e a medianoche» (34:20; cp. 34:25). 30. Los versículos 23-24 son sorprendentemente similares a las afirmaciones de Zofar: «Porque El conoce a los hombres vanos; ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?» (11: 11). Esto es otra evidencia de la adhesión de Eliú a sus tres amigos en el caso de la defensa de la justicia de Dios.

El joven enojado (32:1-37:2-1)

I 171

que está soportando un castigo 31 sin tener conocimiento de haber actuado injustamente 32 y puede, por lo tanto, pedirle a Dios que le muestre su pecado que le es desconocido («lo que no puedo ver»),33 con la predisposición a no volverlo a cometer, asumiendo así que en realidad el pecado se ha cometido. Eliú entonces se dirige a Job con una condente pregunta: «¿Ha de ser eso según tu parecer?» (34: 33a). Con esta reflexionante interrogación, Eliú trata de demostrarle a Job que Dios en Su soberana y libérrima voluntad no tiene obligación de conformar Sus planes al pensamiento del hombre y, aunque el hombre ponga objeciones a las acciones de Dios, no por eso El ha de cambiar Sus actuaciones. Al obligar a Job para que se decidiera (34: 33), Eliú señala que a Job toca y no a él, indicarle una alternativa a Dios en Su misión de gobernar el universo." Los sabios, concluye Eliú, condenarían la postura de Job. (Esta fue una inteligente jugada de Eliú para demostrar su sabiduría, ya que él también le condenaba.) Ellos acusarían a Job de hablar «sin conocimiento» y «sin sabiduría» (34: 34-35); estarían de acuerdo en que él debería ser «probado ampliamente» (esto es, hasta que reconociera el pecado de su atrevimiento contra Dios), pues había hablado como lo hacen los inicuos (34: 36; cp. 34: 7-8). Este cruel aserto tiene el corte de las incisivas palabras de Zofar cuando afirmó que Dios le estaba castigando (a Job) con menos intensidad de la que él se merecía (11: 6). «La actitud de Eliú encaja con la de Satanás; presiona lo suficiente sobre un hombre y al final cederá».35 Por encima del posible pecado, causa de su sufrimiento, Job era culpable de rebelión contra Dios, opina Eliú. No solamente esto, Job, además, había dado palmas ante ellos; es decir, rebibió con antagonismo su consejo (dar palmas se usaba, en ocasiones, para obligar a guardar silencio),36 y «multiplicó sus palabras contra Dios». Aunque Eliú había asegurado a sus tres amigos no usar su 31. Aunque la palabra «castigo» no figura en el original, el concepto está implicado en el verbo «soportar-. 32. «No he obrado corruptamente» traduce más apropiadamente el hebreo en 34: 31c. 33. Job habló semejante a Dios (6:24; 10:2; 13:23). 34. Reichert, p. 180. 35. Norman C. Habel, The Book of Job (Nueva York: Cambridge U., 1975), p. 186. 36. Es posible también que Eliú implique que Job daba palmas en tono de mofa delante de Dios.

172 / Job tipo de argumentos (32: 14), cayó en la misma trampa donde ellos estaban metidos, al declarar que la beligerancia del patriarca evidenciaba su iniquidad, usando en sus acusaciones palabras casi idénticas a las empleadas por sus anteriores interlocutores. Poner en duda los caminos de Dios constituía la mayor arrogancia pensable en el mundo («¿Qué hombre hay como Iob?», ' 34: 7). Siendo imposible para Dios cometer una injusticia (34: 12), razone Eliú, la única posible conclusión es el error de Job. ¿Hasta qué punto Eliú ha dado en el clavo? Ciertamente estaba acertado cuando habló de la autoridad de Dios, sustentador y controlador de la vida, omnisciente, con poder para juzgar el pecado, y soberano para guardar un silencio tan largo y absoluto como Ef creyera necesario y oportuno. Incluso Job había estado de acuerdo con estos principios. J ndudablemente, Eliú estaba en lo cierto al reprender a Job por su manera de demandar respuesta a Dios (34: 29) exigiéndole una demostración de su pecado (34: 32) y es correcto en Eliú el reproche que le hace al usar términos como los formulados en 34: 33. Pero como sus tres amigos, Eliú, para poder defender a Dios, tuvo que asumir la mentira en los labios de Job cuando éste afirma su inocencia. Ninguno de los cinco (Elifaz, Bildad, Zafar, Eliú y Job) sabían de la controversia entre Satanás y Dios. Consecuentemente, la acusación de Eliú estaba desfasada. Falló en admitir la posibilidad de un sufrimiento en Job sin una consecuente causa en un pecado específico. «La Biblia reconoce que la desgracia y la fortuna no marchan al mismo paso, que el dolor y el pecado no siempre guardan relación entre sí. Cualquier afirmación gratuita en este sentido no puede satisfacer a un hombre de la honestidad de Iob.» 37

4.

Tercer discurso de Eliú (35:1-16)

En su tercer discurso, Eliú se levanta defendiendo a Dios y Su soberanía atacada por J oh al atreverse a decir que Dios no Je había recompensado por su inocencia. Su réplica es en doble sentido: (t) Dios es supremo, por lo tanto, no se puede ver afectado ni puede depender de la inocencia o del pecado del hombre, y (2) la falta de respuesta por parte de Dios ante el clamor de Job, fue debido a su orgullo. 37.

Rowley, p. 279.

El joven enojado (32:1-37:24)

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a) Eliú cita a Job (35: 1-3). El enfoque de Eliú aquí es similar al de los otros dos capítulos anteriores. Cita a Job y, seguidamente, razona el refutarniento (35:2-3 y 35:4-16). Anteriormente, Eliú había repetido palabras de Job al decir: «de nada servirá al hombre el conformar su voluntad a Dios» (34: 9). Ahora discutirá este punto de vista de Job. El más joven de los contendientes comienza preguntando: «¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho: más justo soy yo que Dios?» 38 (35:2). Aunque Job no se había expresado en idénticas palabras su postura estaba clara. La implicación de error en tal aserto la demuestra Eliú rápidamente (35: 3). ¿Cómo puedes afirmarte en la postura de tu justicia ante Dios cuando al mismo tiempo te has preguntado qué ventaja hay en ello y qué diferencia entre ser inocente o pecador? 39 Job se había preguntado qué valor tenía servir a Dios, ya que él estaba sufriendo como los impíos. b) Refutación de Job (35:4-16). La presuncion de juventud de Eliú es evidente en la confianza y seguridad al expresarse, no solamente al dirigirse a Job sino a sus compañeros también (35: 4).4-0 Señalándole a Job los cielos (el universo estrellado) y las nubes, «que son más altas que tú» (35: 5), Eliú se propone recordar a Job su pequeñez; siendo los astros mayores que él, Su Creador ha de ser mayor que el hombre. Por ser Dios trascendente por encima de estrellas y nubes, no puede verse afectado por el pecado del hombre (35: 6) o salir beneficiado por la justicia de sus criaturas (35: 7). Elifaz había hecho similares observaciones acerca de las estrellas (22: 12) y con relación a la indiferencia de Dios ante la conducta humana (22:2-3). El pecado de una persona o su recto vivir afecta solamente al hombre, pero no a Dios (35:8). Eliú está de acuerdo en este punto de vista, pero él lleva este pensamiento más allá añadiendo que el carácter y la conducta del hombre ciertamente hace sentir su influencia sobre él y a quienes le rodean. ¿Estaba Eliú sugeriendo la total desvinculación e indiferencia de Dios con relación al hombre? De ser así, su idea estaría 38. Algunos comentaristas traducen -rnas justo delante de Dios». 39. En 35: 3 la pregunta, «porque dijiste», debe entenderse que el sujeto que va a hablar no es Dios sino Job. 40. -Cornpañeros- puede referirse a los tres amigos o, como sugiere Ellison, a los impíos, quienes, según Eliú, eran los compañeros de Job (34: 36, cp. 21: 14-15) (H. L. Ellison, A Study of Job: From Tragedy to Triumph, p. 113).

El joven enojado (32:1-37:24)

174 / Job en contradicción con otras partes de la Escritura y en oposición al mismo Eliú según se expresa a continuación (35:9-16), implicando que Dios no contesta al hombre cuando éste se muestra orgulloso, y El sí le responde cuando ora humildemente.41 Por el contrario, Eliú manifiesta que las acciones de Dios (de justicia y de benevolencia) hacia el hombre vienen determinadas por El mismo y no son consecuencias directas del comportarniento humano. Dios no está sujeto a los chanchullos de los hombres (35: 8). En otras palabras, Eliú dice que los modelos de la justicia de Dios no son flexibles o parciales. Cuando El se muestra misericordioso no es por causa de la bondad del hombre; y si El aplica castigo, no es porque ha sido insultado por el hombre o porque le teme. Al contrario, Eliú sostiene que ambas cosas: misericordia y juicio son aplicables al hombre cuando éste se lo merece. Por lo tanto, al iser el hombre juzgado por los criterios de Dios, hay una ventaja siendo santo en vez de pecador.P Con plena razón Eliú argumenta de la siguiente manera: «Job, tú deduces que no tiene objeto ser justo porque estás sufriendo como los impíos. Pero, ciertamente, hay una ventaja en vivir una vida correcta. Dios juzga imparcialmente y no altera sus criterios por lo que pueda o no hacer el hombre. Tu iniquidad o tu justicia puede influenciar o incluso engañar a otros, pero Dios es soberano.» El segundo argumento postulado por Eliú tiene que ver con la postura de Dios al no contestar las oraciones y el clamor del oprimido (35: 9-16). Job se había pronunciado sobre este problema (24: 12, cp. 36: 13), y Eliú se había ya referido al «clamor del pobre» causado por «los que hacen maldad» (34: 22-28). Su grito bajo el peso del opresor, explica Eliú, era solamente un clamor pidiendo liberación pero no era una humilde plegaria a Dios en auténtica humillación. No se volvieron a Dios como Su Hacedor, reconociéndole como quien «da cánticos en la noche» (35: 1 O) (esto es, quien da gozo en medio de las tribulaciones) y quien puede enseñarles más que los animales irracionales y los pájaros (35: 11). El último pensamiento parece ser la manera de expresarse 41. Andersen parece aceptar el punto de vista como siendo el de Eliú como diciendo que •en efecto esta justicia nada significa para Dios» (Andersen, p. 256). 42. Este punto de vista, detallado por Barnes (2: 151-59), evita la contradicción de Eliú al mismo tiempo que tampoco le da la razón a Job cuando éste afirma que no tiene objeto vivir santamente.

/ 175

Eliú para decir que el oprimido no acudió a Dios para descubrir en El la razón de su sufrimiento. Siendo que los animales irracionales no son capaces de asimilar conocimiento alguno acerca del propósito del sufrimiento, y siendo que el oprimido no pidió a Dios instrucción para conocer su problema, deduce que los oprimidos son como irracionales. Su actitud detrás de su clamor era solamente el orgullo (35: 12). La afirmación de Eliú (35: 12) está intencionadamente dirigida a Job. Tales clamores, implica Lliú, no tienen respuesta, no son escuchados, o atendidos por Dios, porque están vacíos, es decir, no contienen la sustancia de la sinceridad (3 5: 12-13). Eliú concluye diciendo que si tales oraciones, faltas de sinceridad, no fueron contestadas por Dios, ciertamente los arrogantes gritos y la impaciencia de Job no pueden hallar respuesta (35: 14). Cuando Eliú le dijo a Job que «tú dices que no le haces caso a El», se estaba refiriendo a la queja de Job cuando protestaba por no hallarle (9: 11; 23:8-9). Por lo tanto, Eliú aconseja a Job que espere en Dios porque ha presentado su caso a El (35: 14b). «El problema de Job consistía en que Dios se escondía de él y no podría ser hallado cuando tanto le necesitaba. Eliú está convencido de que recibirá debida atención a su debido tiernpo.» 43 También le discute Eliú a Job el supuesto de la irresponsabilidad de Dios al acusarle de indiferencia ante la transgresión+' y, consecuentemente, que Job hablaba vacíamente (esto es, con palabras sin sentido alguno) contra El, multiplicando argumentos sin conocimiento (35: 15-16; cp. 34: 35, 37).

5.

Cuarto discurso de Ellú (36:1 -

37:24)

Muchos expertos en estudios bíblicos están de acuerdo en afirmar que el último discurso de Eliú contiene el material más impresionante. Su tema es sobre los mismos problemas discutidos en sus tres primeros parlamentos -el sufrimiento, la justicia de Dios y Su soberaníapero ahora los trata en un plano mucho más superior. La grandiosidad de sus pensamientos y la elocuencia de sus expresiones suben una octava con relación a sus previas intervenciones. Se añaden nuevas dimensiones al carácter de Dios. Además de discutir sobre la justicia divina, 43. Habel, p. 189. 44. Esta palabra, que solamente aparece aquí en todo el Antiguo Testamento, puede significar también «locura»,

176 / Job Eliú hace referencia a Su poder; y además de comentar la soberanía de Dios, menciona Su benevolencia. La arenga tiene dos partes diferenciadas: la justicia y el poder de Dios en Sus tratos con el hombre, lo mismo con los inicuos que con los que sufren (36: 1-25), y la soberanía de Dios y su benevolencia en Su trato con la naturaleza (36: 26 - ~~: 24). Todos estos versículos van dirigidos a Job con la excepcion de 37:2-13, que están dedicados a los tres consejeros (y, posiblemente también a Job incluido) al usar el plural en 37:2. En cada sección, después de hablar sobre la naturaleza de Dios y de Sus obras, hace varias sugerencias a Job.

1

a) La justicia y el poder de Dios en Sus tratos con el hombre (36: 1-25). Eliú suplica paciencia para escucharle «porque tengo todavía razones en defensa de Dios» (36: 2~. Muy. segu.ro de sí mismo (¡Eliú no tiene problema de complejos de mfenoridad!) Eliú comienza diciendo que «tomará su saber desde le. ió n de razones 45 jos», queriendo decir que hara, una 1 arga exposici y que los orígenes de su conocimiento están en «el Justo Legislador», por esto demostrarán la justicia de Dios (36: 3) .46 En el típico estilo fanfarrón de Eliú, se autoafirrna el valor de sus palabras diciendo sin escrúpulos que «de cierto no son mentira mis palabras» y «contigo está el que es íntegro en sus conceptos» (36:4). Cuatro veces en este capítulo habla introduciendo sus frases con énfasis especial («he aquí ... ») (36:5. 22, 26. 30). En la primera de sus afirmaciones. Eliú destaca que aunque Dios es poderoso. no le Falta misericordia (El no «desestima '1 nadie»); porque El «es poderoso en fuerza y en sabiduría» (literalmente, corazón), El no permite que el inicuo viva, algo negado por Job (2 l: 27-33); y ciertamente ejecuta justicia en favor del afligido (36: 5-6). El observa al justo continuamente. incluso le colma de honores como a un rey (36: 7) No obstante si el justo sufre aflicciones, Dios las usará para señalar su pecado. incluido el orgullo (reminiscencia de 33: 17y35:12). para enseñarles (cp. 33: 16), y llevarles al arrepentimiento (36:8-10). 45. Rowley, p. 291. . . 46. Algunos cxégct as orinan que « a mi Hacedor" (16:3) dcbicr a ti-aducirse ""' [de or igen l mi Hn ce do r ». En e s te caso el signifirndo 8crfu: «Te presenta· ré Ja justicia [esto es, el verdadero conocimiento] de mi Hacedor" (ver M1t· chell Dahood «Chiasmus in Job: A Text-Critical aud Philological Criterion » , en A Lighc u~to My Path, ed. H. H. Brearn et. al. (Filadelfia: Temple University, 1974), p. 126.

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Existen dos posibles respuestas para el justo sufriente: (1) atender a la enseñanza de Dios y así poder disfrutar de prosperidad y alegría (36: 11), palabras muy similares a las de los tres consejeros al insistir en el arrepentimiento de Job como condición para recibir las bendiciones de Dios, y (2) rechazar escuchar la enseñanza de Dios, así tendrá que experimentar la muerte (36: 12). «Perecer a espada» es la expresión usada por Eliú anteriormente al referirse a la muerte (33: 18). Para los orientales «morir sin sabiduría» equivalía a morir sin haber aprendido la lección provechosa y lo que hubieran recibido de haber entendido la sabiduría. Resumiendo, las diferentes actitudes del justo y del inicuo ante el sufrimiento se vuelven a citar en el discurso de Eliú: (1) El incrédulo se aíra (supuestamente contra Dios) ante la problemática; sin embargo, no quiere arrepentirse y volver a Dios en busca de ayuda (cp. 35:9, 12),47 y consecuentemente, tendrá que enfrentarse con una vida vergonzosa y últimamente con la muerte (36: 13-14). La frase «SU vida entre los sodomitas» se refiere a los hombres dedicados a la prostitución sagrada masculina practicada en oriente en aquellos tiempos. (2) Los justos, por el contrario, cuando son afligidos, hallan la liberación en su sufrimiento (36: 15a) y aprenden de su experiencia (36: 15b). Una vez explicados estos principios, Eliú los aplica a la justicia y el poder de Dios con relación a Job (36: 16-25). Este pasaje, aunque difícil de traducir, se comprende que contiene varias amonestaciones para [ob: no abuses (36: 16-18). no dependas ele tu dinero o de tu fuerza (36: 19), no anheles la muerte (36: 20), no te vuelvas a la iniquidad (36: 21 ). no supongas mal proceder en Dios (36: 22-23), y alaba a Dios (3fi 24-?'íl De acuerdo con el pensamiento de Eliú, el prorr'Jsitu de Dios era hacer reaccionar a [ob para que venciera In dificulrad y descubriera el lugar ancho (esto cs. que pasara de la estrechez de su tragedia a la liberación de sus males) otorgándole ricas bendiciones; mas f ob se quedó abatido bajo el peso del juicio reservado para los inicuos, siendo así afectado por la condenación y la justicia de Dios (36: 16-17). El consejo de El iú. pues, consiste en que I ob evite la ira y la insolencia (son los impíos quienes demuestran su enfado contra Dios, 36: 13) y no permita 47. Comparando «estuvieron prendidos» (36: 8) con «cuando '" los atare» (36: 13), resulta evidente que es Dios quien trae el sufrimiento, lo que al mismo tiempo resulta comprensible, ya que El se propone a través de ello, corregir, instruir y conducir al hombre hasta el arrepentimiento.

178 / Job que el «gran rescate» (el alto precio que él está pagando por medio de su enfermedad) sea motivo de poner de lado su vida justa (36: 18). Intentar aliviar su problema, o ganarse la benevolencia de Dios 48 por medios o esfuerzos humanos (sugerencia inútil a Ja vista de la pobreza y el estado de salud de Job) o deseándose la muerte (como Job había expresado tantas veces), no era la respuesta (36: 19-20). Job había de estar atento y no caer en la tentación de darse al pecado (quejándose irreverentemente), como parece era su punto débil en su empeño de presentar su causa ante Dios. Volviendo la atención de Job hacia Dios, Eliú Je pide que tome nota de que Dios está exaltado (y literalmente, actúa majestuosamente) en Su poder,49 es un Maestro sin igual, es un Artesano independiente que no tiene que dar respuesta a nadie, y siempre hace lo recto y, por lo tanto, no puede ser desafiado por el hombre (36: 22-23). Por lo tanto, Job debiera exaltar la obra de Dios (esto es, magnificarlo por lo que hace) en vez de criticarle, pues los hombres de Dios siempre han cantado alabanzas a El, y toda la humanidad ve con reverencia sus majestuosas obras, distinguibles desde muy lejos (36: 24-25). Job había alabado Ja majestad divina, pero al mismo tiempo se quejaba de la aparente injusticia sufrida a causa de Su trato. El argumento de Eliú es que la reverencia del hombre a la majestad de Dios y la murmuración en contra de El, no pueden ir de la mano. En esto Eliú tenía razón; cuando el hombre adora a Dios (el majestuoso, poderoso, maestro, soberano, maravilloso) no le queda lugar en su corazón para críticas y autocompasión. Dios capacita al hombre para apren: der de sus problem~s. b) La soberanía y la benevolencia de Dios en Su trato con la naturaleza (36: 26 - 37: 24). En esta parte del tercer discurso de Eliú, se analizan las obras de Dios en la naturaleza; primeramente, en una tormenta de otoño (36: 27-33), después en invierno (37: 1-13), y, finalmente, en verano (37: 17-18). La sección comienza con un pensamiento sobre la grandiosidad de Dios (36: 26), termina con una declaración similar a 48. Numerosas han sido las interpretaciones y traducciones relacionadas con 36: 19a, corno puede comprobarse al examinar comentarios y versiones bíblicas. El espacio no permite una discusión o valoración detallada; además, el sentido principal no varía mucho según las diferentes teorías conjeturadas. 49. «Poder» aquí es la misma palabra que Job usa para «fuerzas» en 36: 19.

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la primera (37: 22b-23); e incluye otra importante afirmación en medio de las dos citadas (37: 5). La extensión de la grandeza divina no puede ser medida, ni Su eternidad se puede comprender (36:26; cp. 33: 12b). La evaporación de los mares y la lluvia (36: 27-28), las nubes y el trueno (36: 29), el rayo y las corrientes marinas so (36: 30) -todo ello es una parte de las obras de Dios- demuestran Su grandeza, pero el hombre no tiene capacidad suficiente ni para comenzar a entenderlo. Los elementos del cielo son usados por Dios para ejecutar juicio sobre los hombres y para alimentar a los animales, propósitos que hoy están universalmente reconocidos (36: 31 ). Haciendo referencia otra vez a los rayos, Eliú dice que Dios cubre Sus manos con ellos (una descripción pictórica, como si El enviara las descargas desde el cielo tan fácilmente como se pueden tirar los dardos con la mano), y cada rayo da en el blanco que Dios ha predeterrninado (36: 32). De la misma manera el trueno anuncia Su presencia, e incluso el ganado se entera de la tormenta que se aproxima (36: 33).SI AJ contemplar el poder y la viva naturaleza del trueno, el corazón de Eliú palpita ele temor y salta «de su lugar» (37: 1) y se expansiona al describir los efectos el trueno (37:2-5). El trueno frecuentemente, en la Biblia, se le atribuye la representación de la voz de Dios, como en este pasaje (37: 2. 4, 5). Tan estrepitoso es su rugido («trueno» en 37: 2 es literalmente «rugido») y su ruido retumba de forma tal que parece como si Dios lo hubiera dejado suelto debajo de los cielos; además, El lo acompaña con rayos de luz que alcanzan «hasta los confines de la tierra». Trueno y rayo son agentes de Dios, las «grandes cosas, que nosotros no entendemos» (37:3-5; cp. 5:9; 9: 10). Job, también, ha hablado «del trueno de Su poder» (26: 14). La caída de la nieve o la copiosa lluvia, cayendo al mandato de Dios, puede obligar al hombre que haga un alto en el trabajo en el campo (El «hace retirarse a todo hombre») -¡y aún en nuestros días la nieve y la lluvia puede parar el tráfico y confinar a la gente en sus viviendas!Una hermosa nevada o una copiosa lluvia puede inspirar al hombre y darle 50. ~os exégetas difieren a la hora de precisar qué quiere decir «el vapor en lluvia. (36: 27) y «las profundidades del mar» (36: 30). 51. El significado de este versículo también está en la lista de los difíciles. Para varias opiniones, ver Barnes, 2: 176-77; Pope, pp. 276-77; Reichert, p. 190; y Rowley, p. 301.

180 I Job a entender las maravillas y las majestuosas obras de Dios (37: 6-7). Los animales entran en invernación (37: 8) cuando las ternpestades de los vientos salen de sus cámaras (el significado de, «Sur>>, se menciona como si allí estuvieran retenidos los vientos hasta que Dios Jos desata), cuando el frío viene del viento que sopla («torbellino» es una posible designación del viento del norte), cuando se forman las heladas por «el soplo de Dios» (no cuando sopla el violento viento, sino como si un suave aliento de Dios fuera la causa de las heladas deposita· das encima de la tierra), y cuando las aguas se tornan en duro hielo (37: 9-10). Las nubes se llenan y se vacían a la orden de Dios, las nubes y el rayo cambian de dirección a la voz de Su mandato (37: 11-12). Todos estos fenómenos de la naturaleza en otoño y en invierno tienen un propósito y una causa, no suceden por azar. Dios los puede usar para variados propósitos (37: 13): para ejecutar juicio sobre alguien (p. ej., arruinando sus cosechas, inundando terrenos o posesiones, produciendo la muer· te) o para beneficio de la tierra, o como demostración de Su lealtad y amor al hombre (esto es, en la regularidad de la salida y puesta del sol, la beneficiosa lluvia y la nieve, etc.). Hay una segunda razón que no tiene relación con el hombre; Dios frecuentemente actúa en la naturaleza sin que el hombre pueda darse cuenta de Su obra (el envío de lluvia en el desierto es un simple ejemplo). «En ocasiones El puede provocar una tempestad, simplemente porque a El le plazca.» Sl Tal como Job tendría que aprender más tarde del Señor mismo, «Dios es libre para actuar de la manera que le venga bien sin tener la obligación de explicarlo o de pedir permiso al hombre».53 Como en la primera parte de este cuarto discurso, también aquí Eliú aplica las verdades discutidas a la situación y persona de Job. En la próxima sección (37: 14-24), Elíú le dice a Job: 1. Que debe admirar y considerar las maravillas de Dios con la debida reverencia (37: 14-18). 2. Que le será imposible acercarse a Dios (37: 19-20). 52. 53.

Andersen, p. 266. /bid.

El joven enojado (32:1-37:24) 3. 4.

/ 181

Que no podrá hallar a Dios (37:21-23). Que debe sentir temor de Dios (37:24).

Al aconsejar a Job, «detente, y considera las maravillas de Dios (37: 14), Eliú se sirve de una colección de interrogantes con el propósito de recordarle a Job sus limitaciones en su conocimiento y poder captador ante la grandeza del Señor. Job ignoraba cómo Dios tiene el control de los rayos y cómo distribuye su luz en la extensión de los cielos (37: 15), no sabía cómo Dios lograba el balance 54 o suspendía las nubes en el aire aun estando llenas de agua. Todo ello son las «maravillas del Perfecto en sabiduría» (37: 16) 55 y van más allá de las posibilidades de comprensión humana. De hecho ni podría expl'.car por qué sus «vestidos están calientes cuando sopla el viento del sur», producido por el verano del desierto (37: 1 7), . ni sería capaz de «extender los cielos como un espejo fundido» (37: 18). Los espejos de aquel tiempo se fabricaban de bronce previamente calentado, allanado y pulido. Los veranos con un cielo limpio de nubes sugerían este inmenso espejo celestial (cp. Dt. 28: 23). Eliú razona a la vista de tales manifestaciones de la soberanía de Dios, que ningún hombre podría presentar un pleito delante del Creador; sin embargo, éste era el anhelo de Job (cp. 13: 18, donde se usa el término «exponer»), El hombre es mcapaz de abordar a Dios directamente en su propia def~~sa «a causa de la oscuridad», es decir, porque él vive en tinieblas comparado con los caminos de Dios. Irónicamente Eliú desafía a Job para que les diga qué deben decirle a Dios en caso de atreverse a ellos a presentarse delante de El implicando con la pregunta la imposibilidad de hacerlo por parte de Job. Si Job no era capaz de comprender cosas tan sencillas y observables de la naturaleza, tales como la luz y trayectoria d~ . un rayo, el equilibrio de las nubes, la llegada del viento ~ahdo del desierto, o el azul espejo del cielo; ¿cómo podía ser el tanto audaz como para defender su causa delante de este soberano Dios? Si alguien fuera meramente a decirle a Dios que un hombre quería hablar con El, en esencia estaría solí. 54.

Poner las nubes «en conciertos (37:15) quiere decir «mantener el equientre ellas y la tierras. 55. Eliú ha usado esta misma frase «perfecto en conocimiento; con referencia a sí mismo (36: 4). librio

182 / Job

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citando «quedar como abismado» (37: 20). Intentar entablar discusión con Dios en defensa propia solamente podría tener un final: la destrucción. Volviendo a las maravillas de Dios mostradas en el cielo, Eliú hace ver cómo el hombre ni aún es capaz de mirar «la luz resplandente en los cielos» (esto es, el sol; cap. 31: 26), que es cubierta por las nubes movidas por el viento (37:21).56 Barnes toma el brillo del sol como un símbolo de Dios, cuando comienza a aparecer después de una tormenta.57 Eliú puede haber visto la evidencia esplendorosa de Dios en el cielo, como hablando desde un torbellino (38: 1) revelándose de esta manera a Job. «Viniendo de parte del norte la dorada claridad» (37: 22a), en su original literalmente dice: «Viniendo de la parte del norte llega oro». Teniendo en cuenta el contexto (37: 21) que hace referencia al cielo, parece razonable asumir con muchos de los expertos bíblicos que el «Oro» no es el metal, sino más bien el «resplandor dorado». ¿A qué. pues, se puede referir «el resplandor dorado»? Algunos comentaristas ven en ello el color del sol, pero el sol no viene «del norte». Otros sugieren la Aurora Boreal, pero ¿habría visto Eliú alguna vez este fenómeno meteorológico? La mitología ugarítica tiene al norte como la residencia de los dioses (cp. Is. 14: 13). Baal dejó su palacio de oro en las montañas del norte del cielo, pero aquí Dios viene del norte con un resplandor superior al de los dioses paganos.58 Porque El, el Todopoderoso a quien «no podemos encontrar» (37: 23) es majestuoso y Unico. Cuando Eliú recuerda a Job que a Dios no se le puede hallar, Jo hace en tono de reprensión por su insistencia en presentarse delante de El (9: 11; 23: 3-4, 8-9). En esta línea ascendente, como en la recta final de una carrera, Eliú continúa exaltando la majestad divina apoyándose en dos características ya trilladas en sus discursos: Su soberanía («El es exaltado en poder») y Su justicia («En juicio y en multitud de justicia no afligirá») (37: 23). Sus énfasis sobre la justicia de Dios se contraponen a las repetidas expresiones de Job acusando al Juez de no ser justo para con él (7:20; 9: 17, 20-24; 10:2-3; 13:24; 16:9, 12, 17; 19:6-12; 27:2; 30:19-23), si bien 56. Algunos comentaristas opinan que la primera parte de 37: 21 significa que el hombre no puede ver el sol porque se cubre con las nubes, pero Ja interpretación ofrecida más arriba parece ser la acertada. 57. Barncs, 2: 188-89. 58. Véase Pope, pp. 286·87. 1

Job tenía una clara conciencia de la soberanía y del poder de Dios (entre otras citas: 9:4-12; 10: 16; 12: 13-25; 23: 13-16; 26: 5-14; 28: 23-28). La última recomendación de Eliú para Job es que tema a 1?i?s, aunque un Soberano tan excelso, perfecto en poder y justicia, no puede entrar en tratos con ningún ser humano que se considere sabio a sí mismo. Si Job ya había dicho que Dios es «sabio de corazón» (9: 4), ¿cómo podría considerarse él también como sabio? La verdadera esencia de la sabiduría es un temor reverencial a Dios, tal como Job había afirmado anteriormente (28: 28). Eliú, en esta frase final, se asocia con sus tres amigos al considerar a Job un pretencioso. Delante del Dios Todopoderoso, Job debiera arrodillarse en adoración y humildad. De esta manera Eliú prepara el camino para la intervención de Dios. Aunque él ha revelado algunos aspectos del sufrimiento y del carácter de Dios, más allá de lo mencionado por Elífaz, Bildad y Zafar, no tuvo la visión completa de la peculiar situación de Job. De hecho, le era imposible percibir la realidad. Ningún hombre jamás lo hubiera podido lograr. Por esta razón se hizo necesario que hablara Dios.

La misteriosa ciencia de Dios (38:1-42:6)

12 LA MISTERIOSA F.

CIENCIA

DE DIOS

Confrontación con Dios (38:1 -

42:6)

Cuando Eliú terminó de hablar, Dios entró en escena hablando a Job «desde un torbellino» (38: 1). El repetitivo clamor del' suf riente ha tenido eco en la mente de Dios, le ha sido concedido el diálogo. «Yo te preguntaré y tú me contestarás» (38: 3). Esta era la reacción de Dios ante las insistencias de Job: «Yo hablaré, y respóndeme tú» (13:22) y «[quién me diera que El me oyese!» (31: 35). Después de sus lamentos por falta de un árbitro (9: 33), habiendo esperado sin éxito que se presentara un testigo o un abogado ( 16: 19), y expresado su segura esperanza de ver a su Redentor quien vindicaría su causa después de la muerte (19: 25), Job fue confrontado con el mismo Dios. [Y qué confrontación! Nunca Job pudo imaginarse nada igual, ni en contenido ni en extensión. Nada dijo Dios sobre el sufrimiento de Job; no hubo discusión sobre la teología del mal; ni aun hallamos en los discursos de Dios una detallada respuesta a las duras acusaciones contra Su soberana justicia (solamente en dos ocasiones se hacen breves preguntas, 40: 2 y 8). [En vez de responder a interrogantes, es Dios quien pregunta! Justamente ésta fue la evidente señal de Su soberanía, la confirmación de la verdad expresada por Eliú al decir que el hombre debe temer a Dios (37: 24). La justicia divina fue el tema central ocupando todo el tiempo del combate cuatro contra uno. Job la negaba; los cuatro consejeros la defendían; pero cuando Dios habla no hace ni lo uno ni lo otro. Simplemente los ignora (con excepción de 40: 2, 8) y en su lugar desarrolla el tema de Su poder creativo y Su

I 185

sabiduría, cristalizando en un benevolente control del universo. Dios no se coloca en el banquillo de los testigos; ¡Job sí se encuentra sentado en él! Desde su agonía, sentado sobre un montón de ceniza -tratando de aliviar sus escozores con el roce de una teja, soportando el dolor que representa perder bienes, familia y reputaciónJob se encuentra cara a cara con el divino Interrogador con más de setenta preguntas abarcando asuntos desde las constelaciones hasta el polvo de la tierra, desdé las bestias del campo hasta los pájaros del ciclo. Dios muestra a Job que las maravillas, obra de Sus manos, desplegadas a lo largo y ancho del ciclo, así como las desparramadas por la tierra, representan mucho más de lo que Job puede abarcar con su mente y capacidad intelectual. Y que los animales y aves, bajo el cuidado de Dios no habían sido creados para el disfrute del hombre solamcnte.1 El propósito se ve claro: Job fue situado en su lugar con relación a Dios y le fue demostrada su ignorancia en un imponente contraste con Ja sabiduría soberana y el poder absoluto. Si le era imposible asimilar el control ejercicio por Dios sobre todo el cosmos, ¿cómo se atrevía a exigir conocer los caminos de Dios en la vida de los hombres? La confrontación incluye el primer discurso de Dios (38:140: 2), la siguiente respuesta de Job en humildad (40: 3-5), el segundo discurso de Dios (40:6-41:34), seguido por la respuesta de Job arrepintiéndose (42: 1-6). Esta sección «alcanza los puntos de mayor brillantez y los más bellos poéticos resplandores de todo el libro» .2 De hecho, el primer discurso «trasciende todas las demás descripciones de las maravillas de la creación o la grandeza del Creador, que puedan hallarse en la Biblia o en el resto de la literatura universal».3

1.

Primer discursode Dios (38:1 -

40:2)

a) Dios desafía a Job (38: 1-3). En la Biblia, las manifestaciones de Dios, frecuentemente van acompañadas de tormentas, dramatizando de esta manera la reverencia debida a la ocaJ. Robert Gordis, Poets, Prophet s, and Sages (Bloomington, Ind.: Indiana 1971), p. 293. 2. Victor E. Reichert , Iob, p. 195. 3. S. R. Driver, Introduction to the Literat ure of the Old Test ament , ed. rev. (Nueva York: Scribner 's. 1914), p. 427.

u.

186 /Job

La misteriosa ciencia de Dios (38:1-42:6)

sión (cp. Ex. 19:16-17; 1. R. 19:11-13; Is. 6:4; Ez. 1:4; Zac. 9: 14). «De manera similar a sus humanos predecesores [Dios] comienza Su respuesta contradiciendo los puntos de vista de sus oponentes.» 4 Inaugura Sus interrogantes con la pregunta: «¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría?» (38: 2), dando a entender la ignorancia y el atrevimiento de Job ante los designios de Dios para el universo («consejo» quiere decir «plan o designio»). Esta pregunta puede aludir irónicamente a la oscuridad del torbellino.5 Como amigo de Dios, Job debiera haber tomado la defensa del Creador y de Sus caminos ante la incomprensión de los hombres. Por el contrario, sus acusaciones al modo de actuar de su Señor y el calificarle de enemigo, hicieron que los designios de Dios aparecieran severos y disciplinarios. Las palabras de Job habían sido pronunciadas «sin sabiduría», esto es, sin el debido conocimiento de causa, sin saber los hechos detrás de Ja actuación de Dios, sin tener idea de la dura controversia entre Dios y Satanás en Jos ciclos, que en realidad había provocado la dura prueba de fuego para el patriarca. Por esta razón, los creyentes de hoy en día no deberíamos presumir de conocer al detalle cómo Dios piensa o cómo El actúa. Su «consejo» (o plan) será siempre misterioso para el hombre. Actuar sobre un presupuesto divino sin conocerlo es corrrer el riesgo de cubrir Su sabiduría con nuestras elucubraciones. Las recriminaciones de Dios a Job por su presunción van seguidas de un serio desafío: «Ahora ciñe como varón tus lomos» (38: 3). En tiempos bíblicos, cuando una persona tenía que emprender un trabajo duro o tenía que efectuar una acción violenta como luchar o correr, era necesario que se recogiera su ropa, normalmente muy suelta, sujetándola con una especie de cinturón que Je permitiera moverse con libertad (Ex. 12: 11; 1. R. 18:46).6 Es fácil adivinar esta figura de dicción como una indicación para Job dando a entender que debía ponerse alerta y estar preparado para una difícil tarea: explicarle a 0

0

4.

Norman C. Habel, The Book of Job (Nueva York: Cambridge U., 1975),

pp. 201-2.

5. Samuel Terrien, «The Yahweh Speeches and Job's Responses», Review and Expositor, 68 (1971): 501. 6. No es probable que aquí se haga referencia al cinturón usado en las luchas, como lo sugiere Cyrus Gordon ( «Belt-Wresrling in the Bible World», Hebrew Union College Annua/, 23 (1950-51]; 131-36), porque en ninguna otra parte de la Escritura se le da este sentido.

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Dios cómo El obraba en la naturaleza. Ya que Job había puesto en duda la manera ele obrar de Dios, acusándole de injusto, ahora se veía en la obligación de probar sus argumentos. [Iob, el acusador se había colocado, sin darse cuenta, en el lugar del acusado! b) Dios examina a Job sobre dos aspectos de la Creación. (38:4-39:30). Dios había anunciado: «Yo te preguntaré, y tú me contestarás» (38: 3b). El interrogatorio comienza inmediatamente: una larga serie de preguntas llenas de ironía y habladas sin crueldad pero con firmeza. Por medio de ellos Job se daría cuenta de sus errores y vería claramente que su presuntuosa crítica solamente había oscurecido más bien que mostrar luz sobre los planes de Dios. La misteriosa ciencia de Dios incluye las realidades de la cosmología, oceanología, meteorología, astronomía y zoología. Detalles del mundo físico relacionados con la tierra (38: 4-7); los mares (38:8-11); la aurora (38:12-15); las profundidades de los océanos y del Seo] (38: 16-17); las dimensiones de la tierra (38: 18); la luz y las tinieblas (38: 19-21); elementos atmosféricos, incluyendo la nieve, escarcha, rayo, viento, lluvia, rocío, hielo y granizo (38: 22-30); estrellas (38: 31-33); y nubes y relámpagos (38: 34-38). La segunda lista incluye referencias a diez bestias y pájaros, todos los cuales no son domesticados con la excepción del caballo: el león (38:39-40), el cuerpo (38:41), la cabra montés (39: 1-4), el ciervo (también 39: 1-4), el asno salvaje (39: 5-8), el buey (39:9-12), el avestruz (39: 13-18), el cabaÚo (39: 19-25), el halcón (39:26), y el águila (39:27-30). La creación de la tierra (38: 4-7) se describe como si fuera la construcción de un edificio, con sus fundamentos. dimensiones, cordeles de medición, bases (el significado de «basas», 38: _6, h~ de verse en el concepto antiguo de la cosmología; ellos se 1~agmaban la tierra sostenida por fuertes pilares o «basas» hundidas en profundos abismos), y piedra angular. Al preguntar a Job, «¿dónde estabas tú cuando todo esto tomó forma?» Y desafiarle a explicar quién lo hizo todo, Dios le demostró en un momento su ignorancia y su insignificancia. Por supuesto q.ue. Job sabía quién había creado la tierra, pero este conocirmento no provenía de su observación personal. Cuando el hombre comenzó su existencia la tierra ya estaba creada, por lo tanto, Job no pudo ver ni saber el proceso cuando tuvo Ju-

La misteriosa ciencia de Dios (38:1-42:6)

188 I Job gar, Incapaz de hacer y saber estas cosas, ¿cómo se atrevía Job a dar instrucciones a Dios de cómo administrar justicia? Su ignorancia en cuanto a los principios y orígenes de la tierra descalificaban a Job para intervenir en el gobierno del mundo. La obra creadora de Dios fue acompañada por canciones de júbilo (38: 7). Las «estrellas del alba» pueden ser otra manera para designar a los «hijos de Dios», en el sentido de los ángeles (cp. 1: 6), o pueden ser estrellas (como Venus y Mercurio, cp. 3: 9) tomadas en un sentido poético como si ellas entonaban las canciones. Las estrellas y los ángeles se mencionan, a veces, juntos (Sal. 148: 2-3) como encargados de alabar a Dios. Ellos estaban presentes a Ja hora de poner los fundamentos de Ja tierra y ellos tenían las respuestas a las preguntas del Creador; pero el hombre, a pesar de ser la corona de la creación, tiene menos información sobre este asunto que los ángeles y estrellas. El origen de los océanos (38: 8-11) es descrito por Dios por medio de un lenguaje poético e infantil. En Mesopotamia y en la mitología ugarítica, el mar se conceptuaba como un adversario que sólo los dioses podían vencer, uno de ellos el terrible y caótico monstruo al que hace alusión el escritor de Job varias veces (3:8; 7: 12; 9: 13; 26: 12). Pero aquí «el mar no es el adversario de Dios; es un bebé gigante, recién nacido, que ha de ser controlado en el momento que vio la luz» .7 El versículo 8 mezcla la metáfora, al presentar el mar con sus agitadas aguas, como si se derramasen saliendo de su seno, y siendo necesario encerrarlas con compuertas. La línea que forman las playas representan estos límites establecidos por Dios para mantener los océanos en su lugar, como si de una presa se tratara (cp. Gn. 1: 9). Las nubes abiertas para derramar sus agua eran como Jos vestidos del gigante bebé, y las tinieblas los pañales que Je envolvían (38:9). Sus límites tan seguros como si estuvieran fabricados por doble pared y asegurados con cerrojo (esto es, como las puertas de las ciudades reforzadas con barras detrás de las puertas) manteniendo las aguas en su lugar por encargo del Creador: «hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas» (38: t 1). «El orgullo de tus olas» describe a las ondas del mar avanzando majestuosas y seguras pero siendo detenidas al llegar a la orilla 7. Matiahu Tsevat , «The Meaning College Annua/, 77 (1966): 84.

of the

Book

of Job»,

Hebr ew Union

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por orden de Dios. «El mar, nacido, vestido y confinado en su terreno para que puedan jugar sus olas, le ha sido dada la paternal orden de no salirse de sus confines, como podría hacerlo un cuidadoso padre instruyendo a sus pequeños.» 8 Job en nada intervino cuando se realizaba esta majestuosa obra de Dios al crear el universo. Fue un trabajo exclusivo del Señor. La luz de la aurora (38: t 2-15) que Dios envía cada día, es otra de las cosas que Job no ha podido hacer en toda su vida. La justicia del Señor se hace evidente cada vez que sale el sol, porque el alba «que conoce su lugar» (sabe por dónde tiene que salir cada mañana) toma las tinieblas desde los confines de Ja tierra y las enrolla como si fuera una manta y sacude de ella a todos los impíos (38: 13). La aurora revela y dispersa a los obradores de maldad, quienes prefieren las tinieblas a la luz (Jn. 3: 19). Cuando el sol se levanta, revela los contornos y las formas de las cosas, haciendo que aparezcan distintas y cambiadas al desaparecer las tinieblas que las cubrían sobre la tierra, como el barro cambia al serle impreso un sello (38: 14a). El significado de esta frase, «.y viene a estar como vestidura» (38: t4b) no es muy claro, pero seguramente quiere indicar que el aspecto de la tierra surge como si el planeta se hubiera vestido con ropas de colores. La manta de las tinieblas es retirada y el vestido elegante de luz cubre el paisaje. La «luz» preferida por los inicuos 9 es tinieblas (tal como Job ya Jo había declarado en 24: 13-17), y el alba las arrebata de encima de ellos y descubiertos no pueden llevar a cabo sus violentos y maléficos propósitos («el brazo enaltecido es quebrantado», 38: 15). Job, no solamente ignoraba los orígenes de la tierra y era incapaz de controlar las olas del mar o de enviar la clara aurora matutina, también era un ignorante al desconocer las cosas que él no podía ver. Los océanos sobre Ja tierra, el alba en los cielos, las aguas subterráneas aflorando a la superficie; todos eran fenómenos que Job podía ver y aún así estaban fuera de su alcance poderlas comprender. Pero las fuentes existentes en las partes subterráneas o debajo de las profunidades marinas, 8. 9.

Habel, p. 205. No hay necesidad de cambiar aquí •los inicuos» por «est rcltas-perro» (las constelaciones, Canis Mayor y Canis Menor) como hace G. R. Driver ( •Tw? Astronomical Passages in the Old Testament», Journal o{ Theological St udies, 4, 1953: 208-12), ni tampoco cambiar •el brazo enaltecido» por e la ruta del navegante», la trayectoria de las estrellas extendiéndose como un brazo extendido por el cielo formando el cénit del horizonte.

190 /Job le eran aún más difíciles de investigar. Ningún medio tenía a su alcance para llegar hasta ellas. Sus orígenes le eran totalmente escondidos. Pero lo menos conocido y más inaccesible de todo era la muerte, descrita como encerrada detrás de puertas en un reino de tinieblas (38: 17). Job no ha podido ver estas puertas, porque de. haber sido así no hubiera podido volver para contarlo (7:9; JÓ:21). La anchura de la tierra no tenía fin. Igualmente le era desconocida a Job. Luz y tinieblas son representadas como teniendo cada una de ellas sus habitáculos y sus territorios, sus casas donde morar (38: 19-21). La luz parece presentarse por la mañana desde algún lugar donde reside y retorna al crepúsculo al sitio de donde salió. De manera similar las tinieblas, van y vuelven de su propio alojamiento. Job, sin embargo, era incapaz de seguirlas ni descubrir el lugar donde se recogían. En 38: 21, Dios se pronuncia con mordiente ironía: «[Tú lo sabes! pues entonces ya habías nacido» Al sugerir que obviamente Job conocía las respuestas a todas estas preguntas era una fuerte reprimenda para él, pues había presumido ante Dios discutiéndole Su gobierno del universo, cuando a la hora de la verdad no podía responder a las cosas mucho más simples de Ja naturaleza. La sencilla razón del porqué Job no podía saberlo estaba en que Job solamente existía en aquel momento y no existía cuando Dios había creado el universo y había puesto en movimiento los cuerpos celestiales del espacio. En la siguiente sección (38: 22-30), el Maestro del universo interroga a Job sobre varios elementos pertenecientes al tiempo (fenómenos que se presentan irregularmente y de forma intermitente comparados con el alba o el ocaso, la luz y las tinieblas que tienen un ritmo regular diario) y acerca de la existencia de los océanos, su profundidad y su capacidad. La nieve y el granizo figuran como guardados en almacenes especiales de donde Dios los saca cuando El así lo estima conveniente. Los usa especialmente en tiempos de tribulación, en particular 'cuando se produce la guerra, con el propósito de derrotar a los enemigos de Su pueblo. Cuando [osué derrotó a los gabaonitas, Dios envió pedriscos que mataron al enemigo acampado (los. 10: 11; ver también Ex. 9: 22-26; Is. 30: 30; Ez. 13: 13; 38: 22; Hag. 2: 17; Ap. 16:21). Si la luz (38: 24) es el sol, la reflexión de sus rayos se presenta aquí en contraste con su «habitación» (38: 19). La palabra original para «luz», no obstante, puede indicar también relám-

La misteriosa ciencia de Dios (38:1-42:6) / 191 pago, como se ha traducido anteriormente (37: 11). Si en realidad aquí se refiere a los rayos, el significado sería que los reflejos del rayo se diversifican y esparcen, y Job nada sabe de la dirección que siguen. Tampoco tiene idea de los múltiples movimientos del viento del este (38: 24b). Volviendo a las preguntas iniciadas por «¿Quién?» 1º el Señor pregunta a Job (38: 25), ¿quién repartió el conducto del turbión? (esto es, quién determinó la senda a seguir para las aguas procedentes del cielo cuando caen), o el camino que sigue el trueno cuando baja rugiendo de las alturas (ver las palabras de Job pronunciadas anteriormente en 28: 26). Evidentemente, Job no podía saber quién ni cómo estos fenómenos sucedían porque solamente Dios tiene el control sin Ja intervención de la mano del hombre. Ni podía saber Job el propósito de la lluvia enviada al desierto causando el crecimiento de la hierba en Jugares deshabitados. Job ignoraba el origen de la lluvia, el rocío, el hielo. la escarcha y el granizo (38: 28-30). Con un bello y poético estilo, Dios otra vez se sirve de un vocabulario infantil (como en 38: 9), y Je pregunta a Job si la lluvia tiene padre, 11 y quién hizo nacer el rocío, el hielo y la escarcha. Solamente Dios puede cambiar el agua en piedra dura y hacer que la superficie de las aguas se endurezca y solidifique. Job sabía que Dios había creado las Pléyades. el Orión y las Osas de las constelaciones (cp. 9: 9), pero Dios muestra la impotencia de Job al preguntarle si es capaz de mantener el orden y el equilibrio sideral. la armonía entre las Plévades en el este y en el oeste, o, si puede «desatar las ligaduras del Orión» (38:31) en el oeste, o, si puede «desatar las ligaduras del Orión (38: 31) en el sur, o guiar a la Osa Mayor hacia su destino. El sentido preciso del hebreo al mencionar las «constelaciones» (38: 32) es difícil de determinar, pero queda claro por el contexto de que se trata de grupo de estrellas. La ignorancia de Job abarca también el desconocimiento de las «ordenanzas de los cielos», las leyes o los principios que rigen las relaciones entre la luna, el sol y los astros (38: 33). Su incapacidad en controlar Ja naturaleza se hace evidente al no 10. Dios introduce Sus preguntas de diversas maneras: ¿Dónde estás tú?, ¿Quién?, ¿Has tú?, ¿Dónde está?, ¿Puedes tú', ¿Sabes tú P, .¿Quieres tú?», etcétera. 11. Esto es posiblemente una alusión a una polémica contra el mito cananeo que contempla la lluvia como siendo el semen de los dioses del cual crecen los vegetales. · '

192 / Job poder mandar que las nubes descarguen su lluvia o determinar dónde han de caer los relámpagos como si ellos fueran sus mensajeros dispuestos a obedecerle (38: 35, cp. su incapacidad de mandar a la aurora en 38: 12). El versículo 38: 36 es otro de los difíciles de traducir. «La sabiduría en el corazón» ha sido traducido por algunos hebraístas por «Thot» (el dios egipcio de la sabiduría), el pájaro ibis, la estrella Procyon, etc. Las palabras «espíritu inteligencia» (38: 36b) han sido traducidas por «Sekwi» (otro dios egipcio), «gallo», «niebla», «meteoro», etc. Aunque resulta difícil determinar el significado de estas palabras con toda certeza, hay dos alternativas que parecen preferibles entre muchas: (1) «ser interior» y «mente», cuya traducción no resulta imposible de acuerdo con la construcción gramatical, o (2) traducir «colocadores de nubes» (estas palabras vienen de un verbo que significa cubrir o esparcir por encima) y «fenómeno celestial», que encajaría con la discusión del contexto sobre las nubes (38: 34-38). Si. se escoge la segunda alternativa, la intención de la pregunta de Dios estaba encaminada a demostrar que ningún cerebro humano dirige los fenómenos del cielo; funcionan como si poseyeran mente propia. Las nubes son tan numerosas e infinitas que no pueden ser contadas. Ni nadie tiene la capacidad de derramar la lluvia como si se vaciaran odres de agua desde el cielo hasta transformar en lodo el polvo, y lograr que los terrones se peguen unos a otros (38: 37-38). El interrogatorio sobre la naturaleza de parte de Dios pasa a centrarse en el mundo animal (38: 39-39: 30). Aunque estos diez animales, a simple vista, parecen escogidos al azar, el grupo incluye: Jos feroces, los indefensos, los mansos, los fuertes, los raros y los salvajes. Habilidades y fuerzas de varias clases se exhiben en este museo de historia natural: atacar o apresar, remontarse hasta las alturas de los cielos, vivir en las montañas, vivir en los desiertos, quienes se resisten a ser domesticados, correr a grandes velocidades, enfrascarse fieramente en batallas, construir nidos en las grietas de las montañas. Todos estos ejemplos exhíben el genio creativo y providencial de Dios. Su cuidado en favor de todos estos animales demuestra que Su dominio va más allá de las necesidades inmediatas del hombre, una prueba más del gran abismo existente entre el hombre y Dios. La creación de estos animales, la mayoría de

La misteriosa ciencia de Dios (38:1--42:6)

/ 193

ellos sin utilidad para el hombre, sugieren «un superfluo elemento de gran lujo en la divina abundancia creativa»." Las preguntas de Dios acerca de esas seis bestias y cuatro aves s~ agrup~n en dos: los interrogantes sobre los dos primeros animales tienen que ver con la provisión de alimentos para ellos; las preguntas sobre los dos siguientes tienen relación con la reproducción y cuidado de sus cachorros; luego inquiere so~re los animales en quinta y sexta posición los aspectos de su libertad; las dos siguientes tienen que ver con comportamientos fuera de lo normal, y los dos últimos con levantar el vuelo. Resu_lta adecuado comenzar con el león, el rey de la selva, y terminar con el águila, la reina del espacio. Dios había dicho a Job (38: 39-40) que no tenía la habilidad de cazar la presa para el león o satisfacer la voracidad de los cachorros esperando la comida en sus cuevas. Efectivamente solamente por razones de seguridad se abstendría de tratar con esta clase de animales. Tampoco podría suplir el alimento al desamparado cuervo y a «sus polluelos cuando claman a Dios» (38:41). Las cabras m~nt~sas y las ciervas paren sus crías sin que fob te~ga conoc1m_1ento del tiempo de su gestación (39: 1-2). Escondidos a los OJOS del mundo civilizado, estas criaturas silvestres dan a luz con toda facilidad a sus pequeños hijos, quienes pronto. cobran fuerzas, se hacen mayores y abandonan a sus progemtores porque son capaces de subsistir por sí solos. Tampo~o fue Job quien dio el deseo al asno montés para vrvir en libertad en el desierto (cp. 24: 5) y en lugares estériles prepar.ados por Dios para él (39: 5-6). Libre para merodear por el desierto, el asno instintivamente rechaza la vida en la ciudad. :
ce (39: 7-8).

.

La libertad propia del asno no le era concedida a Job· por ~tra parte no le fue dado domesticar al búfalo (39:9-12). '«Extinguido desde el año 1627, este enorme animal [se refiere el 12. 13.

Terrren, p. 502. H. H. Rowley, Job, p. 319.

194 / Job

La misteriosa ciencia de Dios (38:1-42:6)

comentarista al .buey salvaje] era el más fuerte y poderoso de todos los animales silvestres, sobrepasado en tamaño solamente por el hipopótamo y el elefante.» 14 Conocido por su potencia y sus duros cuernos, se menciona nueve veces en el Antiguo Testamento (Nm. 23:22; 24:8; Dt. 33: 17; Job 39:9, 10; Sal. 22:21; 29:6; 92:10; Is. 34:7). Así como se contrasta el asno montés con el domesticado, así se contrasta aquí el buey montés con el buey domesticado. «Se cazaba en Asiria y probablemente se le puede identificar con el uro.» 15 Aunque la fuerza más que normal del buey salvaje (búfalo) hubiera sido de mucho provecho para el hombre, el animal se resistió a ser domesticado. No hubiera resistido ni una sola noche al lado de su primo el buey si lo hubieran encerrado en el corral con él, ni se hubiera dej ido atar el yugo en su cuello para arar o hacer surcos (39: 9-10). Aunque tenía fuerza suficiente para hacerlo, el hombre no le podía confiar los trabajos de la trilla u otros en la era (39: 1-12). La lección para Job resultaba clara: si Job no podía cambiar el hábito de un animal ni era capaz de domesticarlo para aprovecharlo en las labores del campo, ciertarr¡ente no podría alterar los caminos que el Creador había impreso en Su universo. El próximo párrafo (39: 13-18) difiere de los otros porque entran en la discusión dos aves raras, el pavo real y el avestruz, y tiene varias afirmaciones en vez de preguntas (39: 13 es la excepción). El versículo 13 ha sido traducido de diversas maneras en un esfuerzo de interpretar el difícil texto hebreo. La palabra traducida «amor» * es la misma raíz que el término «devoción» y puede tener referencia a la cigüeña, una ave destacada por su amor a los polluelos (ver Lev. 11:19; Sal. 104:17; Ier. 8:7), contrastando de esta manera la cigüeña con el avestruz. Entendido de esta manera, el versículo podría tener el significado siguiente: «Las alas de los avestruces se baten celosamente, pero son las mismas alas y plumas que las que tiene la cigüeña?» 16 El desgarbado avestruz es el ave mayor que existe. pudien14.

IS.

Francis I. Andersen, Rowley,

p. 319.

Job:

An

l ntr oduct ion

a>Jd Commentary,

p. 281.

• Todo el razonamiento que sigue está basado en una traducción del ver. de Ja que presenta nuestra Reina-Va lera. Seguramente el autor se inclina por Ja versión inglesa «New American Standard Biblc» cuya traducción al castellano sería: «Las alas del avestruz se mueven con orgullo, pero ¿acaso son alas y plumas de arnor?» (N. del T.) 16. Para una amplia discusión del problema de traducciones, véase Rowley, p. 321. 39: 13 muy distinta

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do alcanzar más de cien kilos de peso y una altura de dos met~os. Es el único animal que tiene dos dedos (las demás aves tiene~ tres o cuatro) y el único animal de su género que tiene pestanas. Aunq~c po.see alas, no puede volar, y sus grandes ojos p~recen un periscopio observando algún peligro. Construye sus nidos en la arena con más frecuencia que en los árboles o en terreno rocoso. Se cree que la hembra se siente indiferente ante sus propios huevos, «el cual desampara en la tierra su huevos, y sobre el polvo los calienta» (39: 14). No obstante, la hembra avestruz coloca 17 sus huevos en un hoyo en la arena. normalmente cavado por el macho, los cubre. y se echa sobre ellos para protegerlos de los depredadores. La frase «olvida que el pie los puede pisar» (39: ISa), seguramente s~1gierc que la hembra ignora sus huevos, hasta el punto de dejar algunos fuera del nido para que sirvan de alimento a sus propios polluelos al nacer. «Se endurece para con sus hijos como si no fuesen suyos» (39: 16a) parece c~ntradecir la afirmación: «los padres dispensan g.r~ndes atenciones a sus pequeños e indefensos hijos».'! Tamb1e? es verdad que cuando los avestruces adultos se ven perseguidos por los cazadores «huyen corriendo, pero es por atra:r a sus enemigos tras sí y de este modo librar a sus pequenuelos que queda.o indefensos en el suelo» .19 En otras palabras, su comportamiento tan peculiar parece indicar al hombre que abandona a sus hijos cuando en realidad es tocio lo contr?rio. ~ás aún, varias de las hembras dejan sus huevos en el mismo nido dentro de la arena y les es difícil distinguir a quién pertenecen cada uno de ellos. Al hombre le da la sensación de que el «traba jo [del avestruz] es en vano (39: 16b) pero la verdad es que la hembra cuida de su huevos tanto como otro animal. ~ pesar de todo, la torpeza de los avestruces (39: 17) es prover~ta.l entre l?s ~ueblos árabes.v Esta falta de sabiduría y conocimrenro atribuida a esta clase de aves ya viene ilustrado en las obras de Plinio, quien en su Historia Natural, se refiere a 17. La tradl'.cción <desampara» equivale literalmente a «coloca». pero Jos paralelos ugarfticos, como lo demuestra Mitchel! J. Dadhood •The Rootjiv II ·~ ~ob•, Lournal of Bíblica/ Lit erat ure, 78 (1959): 307·8 d ' · . nación. • an pie a esta va· 18. Encyclopaedia Britannica, 1969, ed., 16: JJSO. 19. George Cansda!e, Animals of the Bible Lands (Londres: Paternoster, 1970), p. 193.

20.

Véase Marvin H. Pope, Job, p. 310.

La misteriosa ciencia de Dios (38: 1-42:6)

196 / Job Jos avestruces escondiendo sus cabezas y largos cuellos entre la maleza, pensando que están a salvo porqu.e ~o pueden ver a su enemigo," Puede que también haya contribuido a esta mala fama el hecho de que el avestruz, cuando huye, corre ma~c~~· do grandes circunferencias, facilitando al cazador la posibilidad de atraparlo fácilmente. Sin embargo, a pesar de su fama de poco inteligente, puede correr a una velocidad de unos 68 km (40 millas) por hora, en ocasiones aventajando a algunos caballos (39: 18). La frase «luego que se levanta en alto» (39: 18a) se refiere a la P?stura ~el avestruz cuando levanta la cabeza y extiende sus rudimentarias alas para ayudarse a correr y mantener el equilibrio, lo~rando dar unas zancadas de cuatro a cinco metros (12 a 15 pies) de largo. · · f · La intención de Dios al crear un ave tan peculiar, in error a los demás irracionales en sabiduría, pero al mismo tiempo capaz de alcanzar velocidades difícilmente posi,bles Pª'.ª los otros ilustra una vez más Ja libertad y soberanía de Dios en hace; las cosas según Su deseo. Cuando el Creador decidió hacer esta desgarbada especie de aves i Job nada pudo hacer para evitarlo! La mención del caballo en contraste con el avestruz (39: 18) lleva, de forma lógica, a una interesante descripción del caballo como elemento importante en la guerra (39: 19-25). La propia naturaleza del noble bruto se presta para ser pre~entado en vivas figuras poéticas. Como en Jos precedentes parrafos, siguen las descripciones en vez de las acostumbradas preguntas con las que se ha inaugurado esta sección. Job, como humano y superior a los irracionales, es incapaz de darle al caballo su fuerza, ni aun le puede dar la belleza que Je es propia cuando luce sus «crines ondulantes» (39: 19), ni puede hacer saltar «como la langosta» .(39:20).22 En s~ carácter alegre y fuerte, el caballo relincha ruidosamente Y pisa la tierra con todo su vigor, alegrándose en «SU fuerza» (39:20-21). Sin miedo cuando entra en el campo de batalla, no se arredra ante las armas como la espada u otras artes de guerra (39: 21-22). El estruendo de los hierros entrecruzándose violentamente, no le espantan y con sus potentes patas escarba la tierra «sin importarle el sonido de Ja trompeta» ni la lanza que se 21. Cansdale, p. 193. . , .1 22. •Saltar• aquí significa •estremecerse o temblar>, refiriéndose al agi galopar del caballo, similar a los saltos que da Ja langosta (véase Joel 2:4-5).

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clava en el suelo a poca distancia de su cuerpo (39: 23-24). Con su fuerza parece querer tragarse la tierra,23 oye los clarines cuando ordenan el ataque y en nada afectan a su confianza en sí mismo. Simplemente dice: «[Ea!» (significando que él relincha con indiferencia), huele la batalla desde lejos y escucha impasible los gritos de los oficiales (39: 24-25). El hecho de que incluso un animal domesticado es tan fuerte, y serenamente fiero y valiente, es otra demostración de las incompetencias de Job. Porque Job, siendo hombre, no puede enfrentarse en batalla con las posibilidades del caballo, siendo éste una criatura inferior en la escala natural establecida por el Creador. «La majestad, energía, fuerza, impasividad ante el peligro, el noble espíritu del caballo, son demostraciones de la grandeza de Quien lo hizo ... » 24 El gavilán, en su emigración anual hacia el sur. se orienta instintivamente sin las instrucciones de Job (39: 26). Por otro lado, el águila construye sus nidos en las inaccesibles alturas, en las rendijas de las rocas donde el hombre no puede subir y, con aguda mirada, descubre donde está su alimento a grandes distancias (39: 27-29). El sistema de alimentación de esta ave: carroña y sangre, sugiere que se trata de alguna clase de buitre más bien que un águila." e) Dios desafía a [ob para que responda (40: 1-2). El primer discurso de Dios ha comenzado con un desafío y termina con otro: «¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto» (40: 2). La frase «el que disputa» se halla solamente aquí en todo el Antiguo Testamento, y su raíz es de un conocido verbo indicando «amonestar o corregir». Al menos en dos ocasiones Job ha acusado a Dios (10:2; 23:6a) serle contrario (actuando como enemigo ante juicio), pero ahora Dios le vuelve al argumento contra él. Su pregunta se parece mucho a la que hiciera Eliú también a Job: «¿Por qué contiendes contra El?» (33: 13). Ahora que Job ha podido contemplar el desfile del poder y de Ja sabiduría mostrados en la naturaleza, ¿cómo se atrevería a acusar a Dios? Había quedado demostrada la ignorancia de Job ante la mane23. tierras. 24. of Job, 25.

«Escarba la tierra» (39: 24) es traducción de «cor re por encima de la Albert Barnes, Notes, Critical, 2: 235. Véase Cansdale, p. 144.

l llustr at ive,

and Practical,

on the Book

198 / Job

La misteriosa

ra de ser de Dios actuando en la tierra, ahora, ¿qué podría es. perar de Dios? ¿Tendría aún que presentar excusas a Job? La palabra «disputa», en 40:2b, significa «argumento». También este término ha sido usado por Job expresando ambas cosas: su deseo y su determinación de argumentar con Dios (13: 3, 15). Brevemente, a diferencia de la prolijidad de Job Dios simplemente le ha informado que para discutir con el Soberano necesitaría primero contestar a la frase precedente.26

2.

Primera respuesta de Job a Dios ( 40:3-5)

Confrontado con el sí o el no de Ja pregunta de Dios, «¿continuarás acusándome de obrar injustamente?», el pobre Job, quien tanto había esperado la oportunidad de hablar cara a cara con Dios, admite su insignificancia T7 e incapacidad de contestar a Su pregunta (40: 4). Su anterior confianza en sí mismo («llama luego, y yo [te] responderé» en 13:22a) se ha cambiado ahora en humildad y temblor («¿Qué te responderé?»). Sus palabras equivalen a admitir su incapacidad para dar sugerencias a Dios, tal como El le había demostrado (38: 3). Job había descrito casi una circunferencia completa; partiendo de la indecisión hasta la confrontación con Dios («¿Cuánto menos le responderé yo?» en 9: 14), pasando por la confianza («te responderé» en 13: 22a), hasta llegar a la presunción («como príncipe me presentaría ante él» en 31: 37), para concluir con la convicción de su incapacidad para responder a Su pregunta. Su silencio ante la presencia del Todopoderoso queda bien ilustrado con el gesto de colocarse su mano en la boca (una reacción que él había aconsejado a sus consejeros (21:5). Job había repetido como si ya hubiera estado delante de Dios: «Una vez hablé, más no responderé; aun dos veces» (40: 5, cp. 33: 14), pero ahora, no había necesidad de más entrevistas. Dice Job: «No volveré a hablar».

3.

Segundo dlscurso de Dios ( 40:6 Este segundo discurso sigue

41 :34)

un modelo similar al primero:

26. Algunos exégetas, sin embargo, interpretan •esto• (40:2b) como un relativo a «la gloria de la creación, el despliegue de la Divina omnipotencia» mostrada en los capítulos 38 y 39 (p. ej., Reichert, p. 209). 27. La palabra •Vil• en 40: 4, da un significado equívoco del hebreo que en su forma original quiere decir «inslgnificantes o «trivial».

ciencia de Dios (38: 1-42:6)

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un desafío a Job y un cuestionario referente a la naturaleza seguido de una respuesta por parte de Job. Mientras en la primera intervención se diserta sobre dos áreas de la creación, el mundo orgánico y el inorgánico, en la presente exposición todo está en torno a dos grandes animales: el leviatán y el behemot. a) Dios desafía a Job (40: 6-14). El enfoque de Dios en este discurso es el mismo que el que presentó su primera intervención: «Jehová responde desde un torbellino» (y la situación presenta una demanda de Dios para que Job se prepare a encontrarse cara a cara con la tremenda entrevista con El, si es capaz de resistirlo (40: 6-7). El te?1a de la justicia, tan repetidamente manoseado por Job, es mencionado por Dios de manera breve solamente. Simplemente le pregunta: «i, Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?» ( 40: 8). Job se había desbordado en su defensa y presentación de inocencia hasta el punto de acusar a Dios. Para pretender emular la superioridad moral de Dios y Su justicia, la persona debe acompañar sus argumentos con un poder y sabiduría similar a la del mismo Dios. La siguiente pregunta de Dios (40: 9) demuestra, no solamente la falta de conocimiento de Job y su inferioridad, sino el no llegar a la altura de Dios. Job no dispone de un brazo como el de Dios («brazo», en simbolismo bíblico, es la señal de fuerza, cp. Sal. 89: 13) o también de una voz (trueno) como la de El. . Siguiendo en esta línea de argumentación, Dios, con incisiva ironía desafía a Job imaginándoselo en control de la naturaleza Y_ el u,niverso; como «desempeñando el papel de Dios para ver s~ sabia hacerlo mejor».28 Su primera responsabilidad era «vestirse de honra y hermosura, adornarse de majestad y alteza» (40: 10, cp. Sal. 93: 1; 104: 1). Su segundo encargo era abatir al orgull~so, y al inicuo con demostración de poder 29 y de santa ira, humillándoles solamente con la intensidad de su mirada derribándoles, quebrantándoles hasta hacerles morder el polvo, «encerrando sus rostros en la oscuridad» so (40: t 1-13). 28. p. 64. 29. hablar 30.

L. D. Johnson, Out of the Whirlwind:

The Majar Message of Job,

•Derr~mar• en .40: 11 es sinónimo de •esparcir• corno lo emplea Eliú al de D10s esparciendo los rayos de la tormenta (37· Jlb) -La oscuridad», aquí en 40: 13, se refiere a Ja tumba. ·

200 / Job Si Job fuera capaz de llevar a cabo todas estas tareas propias de la administración del Creador, justamente las funciones que Job había criticado de Dios por haberlas descuidado,31 entonces Dios estaba dispuesto a dar honor a Job como a un superior a El y podría quedar a salvo su reputación ( 40: 14). De esta manera no sería necesaria ni la intervención de Dios ni la de mediador alguno (9: 33) para lograr su vindicación." Al no poder Job asumir estas responsabilidades propias de quien ha de gobernar el universo, al sentirse incapacitado para aplicar justicia al culpable, era evidente que no podía tampoco justificarse y salvarse a sí mismo. Conclusión: el hombre dependc de Dios, no debe, hacerle preguntas, aunque no llegue a comprender plenamente Sus caminos. b) Dios examina a Job sobre la naturaleza de dos animales de la Creación (40:15-41:34). En su primer discurso, Dios presentó a Job un panorama de la naturaleza, ilustrando de esta manera la variada creación del Señor a lo ancho y largo del universo. Ahora Ja atención se centra en dos grandes bestias, generalmente consideradas las más exóticas y salvajes de las que habitan en los mares. El propósito de la rápida presentación del behemot (40: 15-24) y del leviatán (cap. 41) es la misma que en el anterior discurso: impresionar a Job considerando su débil persona comparándola con Ja arrolladora fuerza natural de los seres irracionales, creados por el majestuoso poder de Dios. Este propósito se hace evidente por medio de las preguntas insertadas por Dios en el transcurso de la descripción del leviatán: «¿Quién, pues, podrá estar delante de mí? ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya?» (41: lOb, 1 la). Los entendidos mantienen diversas opiniones sobre la naturaleza de estas dos criaturas. ¿Se trata de seres reales o de creaciones mitológicas? Los expertos que se inclinan por creer que se trata de mitos cananeos se apoyan en los paralelos hallados en otras mitologías antiguas, en el lenguaje tan fantástico con que se describe al leviatán (cp. 41: 18-22), en las referencias que hace Job al monstruo marino (3: 8) y en los demás lugares en la Biblia donde se presenta corno un ser mitológico. Otros comentaristas prefieren adoptar el punto de vista desde donde contemplan al behemot y al leviatán como auténticos animales exis31. Habel, p. 220. 32. •Diestra• aquí (40:14) y •brazo• en 40:9 indican Ja interdependencia de estos pasajes.

La misteriosa ciencia de Dios (38:1-42:6) 201 tentes en el tiempo antiguo. Se apoyan en los siguientes mentos:

argu-

(a) Dios dice que El creó al behemot (40: 15) y al leviatán (Sal. 104: 26b). (b) La detallada anatomía de cada uno de estos dos animales sugiere que se trata de bestias reales. (e) Los animales mitológicos están inspirados en otros animales existentes, pero sus figuras suelen ser una combinación exagerada de más de uno de ellos, como el leviatán mitológico que tenía siete cabezas. (d) Los diez animales mencionados en el primer discurso son animales conocidos. (e) Ambos animales mencionados en este segundo discurso los hallamos en otros lugares de la Biblia, aparte de las connotaciones mitológicas (cp. Sal. l 04: 26; J oel 1: 20, donde la palabra «behernot» se traduce por «bestia»). Si se concluye admitiendo que ambos animales son reales, entonces hemos de admitir también que el humo que sale de. las narices del leviatán y el fuego que sale de la boca del behemot han de explicarse como una hipérbole poética. Dios invita a Job que considere al behemot como un ser creado como él por el mismo Creador: «He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti» (40: 15). Seguidamente, pasa a describir su dieta (40: 15b), su fuerza física (40: 16-18). su habitat (40: 20-23), y su fiereza (40: 24). La palabra «behernot» es un plural de bestia. Siendo que las descripciones se refieren a un solo animal, se puede asumir que esta forma de plural hace referencia a un solo ejemplar, probablemente para indicar una bestia de fuerza superlativa. Mas ¿qué es en realidad el behemot? Hay sugerencias para todos los gustos: (a) Un elefante 33 (porque su cola se mueve «como un cedro» (40: 17]; porque es uno de los animales más fuertes entre los conocidos; y porque su nariz no puede ser atrapada r40: 24]). (b) Un tipo de rinoceronte sin cuerno, ya desaparecido.e' 33. R. Laird Harrir, «The Book of Job and its Doctrine of God», Grace Iournal, 13 (Otoño, 1976): 20·2!. 34. Bernard Northrup, «Light on the Ice Age», Bible-Science Newsletter, junio 1976, p. 4.

La misteriosa ciencia de Dios (38: 1-42:6) 203

202 I Job (e) Un dinosaurio-brontosaurio vegetariano (teniendo en cuenta su macizo cuerpo, la cola capaz de doblarse .c~mo un cedro, y su habitat), entre Jos que tuvieron que sobrevivir al desastre

diluviano.35 (d) Un búfalo acuático

36

(teniendo

en cuenta

.

su habitat

en

los pantanos). (e) Un hipopótamo (teniendo en cuenta. su peso, su fuerza su habitat entre plantas acuáticas, y la dificultad de cazarlo «C~ando está vigilando» (40: 24 37 o cuando solame~te ~soma un poco la nariz por encima del agua (40: 24b). El hipopótamo, el animal tradicionalmente identificado con el behem?t, parece :ncajar más en general, especialmente por ser un. animal conocido en Oriente y por las pinturas halladas en Egipto, prese~tando al hipopótamo siendo cazado con arpones y anzuelos rizados. La referencia a su régimen hervíboro en 40: 15 coincide ~on la dicta del hipopótamo, que se alimenta estrictamente de hierba La fuerza del animal es evidente en sus enormes muslos, los. músculos del estómago, las piernas y sus huesos fuertísimos casi como siendo metálicos (40: 16-18). Los movimientos de su cola. semejantes «al cedro» (40: 17a) resulta un poco raro, pues la cola del hipopótamo no es muy potente. No obstante, paralelos ugaríticos indican que la frase puede leerse: «Su cola es 38 tiesa [o se pone tiesa] como el cedro.» • • Considerado corno «el primero en los carrunos de Dios» (40: 1 q). el behernot está en primer lugar entre los animales de la creación, no en el sentido cronológico, sino el primero en tamaiío y fuerza. (Un hipopótamo adulto puede pesar sus 2.800 kg;. 8.000 libras.) «El que lo hizo, puede hacer que su espada a ~l se acerque» (40: 19b) es una traducción no ':'uy ~or:ect~ del difícil texto hebreo. Reichert dice que los rahinos judíos intcrprctan este versículo como significando que solamente Dios (el Hacedor del hehemot) se atreve a acercarse a él con una espada (con el propósito de entablar combate con la fiera).39 • La siguiente cláusula («ciertamente los montes producen h1e~ba para él» en 40: 20a) «ofrece cierta dificultad, aunque el hi35. «Dinosaur s and the Bible», Five Minutes witn the Bi/Jle & Science (sunlernento a Bible-Science Newslct t erv, mayo 1976 .. :11'1• B. Cou rcyer , «¿Qui est Bchcrnoth?» Revue B1/J/1que, 82 (1975): 418-43. '.7. Literalmente. «cuando está por los ojos». . . 38. Ha rr is hace Ja sorprendente sugerencia que «Cola» quiere decir la trompa del elefante (p. 20), pero ¿cómo se pone tiesa la trompa? 39. Rciche rt , p. 212.

popótamo, en algunas ocasiones, se arriesga a internarse en la maleza» .4 Al comer solamente hierba, Jos otros animales pueden jugar cerca de él sin peligro ele temor ( 40: 20b) Descansa a la sombra del loto («unos abustos bajos y espinosos» ),41 no literalmente cañas, como han traducido otros. Se trata de una vegetación especial muy abundante en las márgenes de los ríos en Oriente y en los pantanos. Los turbulentos ríos no Je molestan (sugiriendo su hábitat en los pantanos), aunque el animal se asome hasta la boca de los ríos. Esta última observación es más propia de los hipopótamos que de los elefantes. rinocerontes o brontosaurios (¿podría vivir un brontosaurio en los ríos de Oriente Próximo"). La palabra hebrea para «el l ordún» (40: 23b) es, literalmente, «Un Jordán» y, por Jo tanto designa simplemente una suave corriente de agua.42 La debilidad e insignificancia de Job en contraste con la potencia de este animal se enfatiza al concluir el capítulo (40: 24). Nadie le podrá capturar «por los ojos» (es decir. cuando está vigilando) 111 nadie podrá hacerlo cautivo horadándole la nariz. El leviatán ha sido identificado, por varios intérpretes. con el monstruo marino de siete cabezas Lot.in de la mitología ugarítica." con la ballena, el delfín, con algún dinosaurio marino superviviente al diluvio." y con el cocodrilo. La detallada descripción anatómica del leviatán y los intentos del hombre para capturarlo parecen llevar a la conclusión ele que se trata de algún animal conocido en tiempos de Job. La ballena y el delfín no encajan muy bien con las descripciones del libro de Job tal como vemos en este segundo discurso de Dios, ni tampoco resulta fácil identificar el animal con los dinosaurios terrestres o marítimos teniendo en cuenta la cronología y la época de Job a unos pocos siglos del diluvio. Aunque bien es cierto que la cronología ele aquella época es muy difícil de precisar. De ser el leviatán un cocodrilo. tal como asumen muchos co-

º

40.

Andersen, p. 289. Ver también Pope. p. 325. Rowlcy, p. 213. 42. Rowley, p. 331. 43. Pope, pp. 329-31: y otras. 44. «Dínosaurs and the Bible», sugiere que los alosaurios o t vra nosaur ios rex son las calificaciones que más se adaptan al leviatán. Gco rgc Multinp:cr, Jr. se inclina por plesiosaurio o el mosasaurio ( «Dinosaur s- Thc Fac t s Supporr Crcation», Faith , mayo-junio 1976, p. 18). 41.

La misteriosa

204 / Job mentaristas, entonces las dos criaturas exhibidas por Dios tendrían varios interesantes paralelos (si nos inclinamos por identificar al behemot con el hipopótamo, naturalmente). Ambos son anfibios, ambos viven en ríos o pantanos, los dos son grandes de tamaño (ambos alcanzan una longitud de unos tres metros y medio [doce pies]), ambos poseen la piel difícil de atravesar por las armas del hombre, ambos son difíciles de capturar, ambos tienen facilidad para flotar en el agua con solamente aflorar sus ojos y nariz fuera del ambiente líquido y ambos son rápidos y fieros (aunque pesados, pueden correr a buena velocidad, especialmente cuando ven en peligro a sus crías o son atacados). Ambos animales (más que los otros diez animales mencionados del desierto o de las montañas (cp. 38: 39 - 39: 30), eran temidos por los hombres. Las diez criaturas viven en la tierra o en el aire, mientras que los dos grandes monstruos viven en la tierra y en el mar, si bien principalmente en lo último. El hecho de que la discusión en torno al leviatán sea más larga que los otros animales presentados por Dios, algunas veces atacantes al hombre, da al capítulo 41 una característica de clímax. La descripción que Dios hace del leviatán incluye tres partes: la imposibilidad del hombre de cazar el cocodrilo con los rudimentarios equipos de pesca usados en aquel tiempo ( 41 : 1 · 11), la asombrosa anatomía del cocodrilo (41: 12-25), y la imposibilidad de capturar al animal con los rudimentarios equipos de caza (41:26-34). Cada una de estas secciones concluye con un comentario acerca del miedo o temor que el animal causa al hombre (41: 9-11, 25, 33-34). El empleo de preguntas solamente en 41: 1- 7 (además de algunas otras en 41: 9-11. 13-14) reflejan el estilo en la mayor parte de los párrafos atribuido- a Dios. Simples anzuelos, garfios. sogas o cuerdas, no son suficientes para cazar a un cocodrilo (-11: 1-2). Algunos comentaristas han puesto en duda la referencia a la lengua del cocodrilo (4l:lb), pero el animal efectivamente tiene lengua. aunque la tiene pegada a la mandíbula inferior. El fiero cocodrilo no es domesticado tan fácilmente como para que ruegue como un prisionero pidiéndole libertad ( 41: 3). Ni estará de acuerdo en vivir con el hombre a camhio de ser servidor ( 41: 4); ni puedes jugar con él como si de un pájaro se tratara (41:5). Más aún, los mercaderes no podrán regatear por él y pasarlo de mano en mano, porque no se dejará capturar ( 41: 6). Volviendo al tema de los esfuerzos que pueda hacer el hom-

ciencia de Dios (38:1-42:6)

205

bre para sacarlo del agua, Dios añade que ni los más sofisticados equipos como arpones o flechas especiales darán buenos resultados (41: 7). Tan fiero es este reptil que Dios en humorística ironía recuerda a Job que no intente cazarlo con la mano: «Pon tu mano sobre él, te acordarás de la batalla, y nunca más volverás» (41:8). Toda esperanza para capturarlo ha de darse por descartada, ya que el hombre queda sobrecogido solamente al hallarse delante de él ( 41 : 9). No es extraño que nadie quiera despertarlo cuando el cocodrilo está durmiendo (41: lOa). Job nunca podrá desafiar al animal con éxito, por lo tanto, ¿cómo pudo atreverse a desafiar a Dios, quien hizo al poderoso anfibio? (41: lOb). Más aún, el hombre nada puede darle a Dios (porque todo lo que existe debajo del cielo es Suyo), consecuentemente no puede obligar a Dios que le dé nada a cambio (41: 11). El cocodrilo, pues, vino a ser una divina lección objetiva, enseñándole a Job su importancia ante el Señor, y haciéndole notar la importancia de confiar en El. Dios, a continuación, describe la impresionante anatomía del fiero reptil. Cualquier persona hoy en da, visitando un parque zoológico, puede darse cuenta de las palabras escritas en el libro de Job explicando cómo son los miembros de esta bestia, su poderosa fuerza, y «la gracia de su disposición» (41: 12). Sus gruesas escamas son como las corazas metálicas de los soldados. de doble e impenetrable grosor (41: 13). Las alargadas fauces del cocodrilo, descritas poéticamente como «las puertas de su rostro» no se pueden abrir forzándolas con la mano, y los numerosos dientes a lo largo de sus mandíbulas aterrorizan sólo al mirarlas (41: 14). Las escamas que cubren su cuerpo le cierran herméticamente sus partes interiores, dificultando de esta manera la penetración de cualquier arma mortífera en su carne (41: 15-17).

Los estornudos del cododrilo «encienden lumbre»; esto es, «la rociada que esparce al salir de sus narices al estornudar, parece una descarga de luz aun a la luz del sol» .4s Pero ¿por qué se dirá que «Sus ojos son como los párpados del alba»? (41: 18). Los ~equeños ojos, con pupilas rasgadas como los gatos, son la primera cosa que del animal se puede ver cuando emerge del. agua. Por eso, cuando sus potentes ojos gradualmente van saliendo a la superficie del agua al nivel del horizonte (cp. 3: 9 45.

Reichert,

p. 216.

La misteriosa ciencia de Dios (38:1--42:6)

206 / Job donde Job compara los rayos del alba a los párpados ele la per- ' Ja sona) se comparan a salida del sol temprano por la mariana. Una observación relacionada con este versículo es que «en los geroglíficos egipcios, el ojo del cocodrilo representaba el alba».46 El fuego saliendo de la boca y el humo emanando de las narices (41: 19-21) son motivo p;:ira que frecuentemente se considere esta criatura como un dragón mitológico. No obstante, estos espectaculares fenómenos pueden explicarse como estilos poéticos describiendo al cocodrilo expeliendo el agua de los calientes ríos juntamente con el aire que respira provocando como unos surtidores que, especialmente a la luz del sol, dan la sensación luminosa, semejante al fuego» .47 Estos versículos no dan base para considerarlos una descripción del ugarítico Lotán identificado en esta antigua literatura." A causa de su potente cuello anfibio, la gente huye del cocodrilo con desaliento (41: 22). Sus carnes son duras, al contrario de la blanda contextura del hipopótamo que tiene Ja piel menos resistente, y su corazón es tan duro como la piedra inferior de moler trigo (41:23-24). No es extraño, pues, que cuando esta bestia se levanta de las aguas, hasta el más valiente de Jos hombres siente miedo y que se conturban (litcralrnente, salen de sí mismos) cuando ven a estas fieras anfibias (41:25). Las armas de los cazadores. incluida la cspada,49 lanza, dardo. javalina, flecha, honda, palos y sable,50 no son suficientes para cazar al cocodrilo. Las armas de hierro y bronce se rompen tan fácilmente como la madera (41: 26-29). La piel de debajo del cuerpo la tiene dentada como si estuviera forrada ele trozos de cerámica de canto; y cuando atraviesa el Jodo, las afiladas escamas de su vientre dejan una estela como si acabara de pasar el trillo por encima de Ja era repleta de trigo (41:30). Cuando nada por el río o en el mar, el cocodrilo remueve el agua como si estuviera hirviendo y «lo vuelve como una olla de ungüento» ( 41 : 31 b) (hace referencia a la espuma que por encima se ve cuando está en ebullición los re1

46. !bid. 47. Rowley, p. 337. 48. Véase The Zondcrvan Pict orial Encyclopcdia of 1/1e Bible, «Leviatán», por 11. L. Ell ison , 3:912. 49. «Cuando alguno lo alcanzare» (41:26) sugiere que aunque alguna persona osara acercarse lo suficiente para atacarle, de nade le serviría. 50. Aunque Ja mayoría de las versiones traducen «jabalina» en 41: 29 la palabra hebrea parece que debería traducirse por «sable».

207

crpientes del boticario). «En pos de sí hace resplandecer la senda» (41:32a) es, literalmente, «detrás de él va iluminando el camino» con el significado de que al moverse a lo largo de la corriente de agua del río va dejando una señal en Ja superficie con aspecto de un camino. Cuando agita las aguas levanta espuma, imprimiendo en Ja superficie como si al río le salieran canas (41:32b). El cocodrilo es incomparable, porque Dios lo ha creado sin miedo (41: 33). Porque es supremo, «menosprecia toda cosa alta», esto es, se siente superior a todos los demás animales (41:34, cp. 28:8).

4.

Segunda respuesta de Job a Dios (42:1~6)

Los animales independientes del hombre (38: 39 - 39: 30) y las bestias repulsivas (40: 15 - 41: 34) fueron la gran exhibición zoológica presentada a Job para demostrarle que no teniendo él parte ni arte en la creación de todos ellos, ni en su sustento o incluso ni capacidad para domesticarlo, resultaba un absurdo atreverse a discutir con su Creador. Quien no pueda realizar las obras de Dios no tiene derecho de criticar Sus caminos. Y quien tiemble a la vista de una bestia feroz no está capacitado para enfrentarse con el Hacedor del animal. Después de contemplar la asombrosa fuerza y la aterrorizadora fierez del bchernot y del leviatán; después de confesar la incapacidad para darles caza, Job valora de nuevo las insondables profundidades de la sabiduría, majestad y omnipotencia de Dios. Confrontado con el divino esplendor del cielo, de la tierra y de los lugares debajo de la tierra, Job fue guiado por esta revelación natural para darse cuenta del poder de Dios en toda su extensión: «Yo conozco que todo lo puedes» ( 42: 2a); con estas palabras, Job expresa su sentido de reverencia y sumisión. El sabe que los soberanos propósitos se habrán de cumplir y está dispuesto a esperar en ellos. Además, las intenciones del Creador no dejarán ele cumplirse por el desacuerdo de una de sus insignificantes criaturas. Job vio la inutilidad de discutirle a Dios Sus acciones. Entonces Job repite la misma pregunta que inicialmente le había formulado Dios a él: «(,Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?» (42: .3a, cp. 38: 2). El sentido de esta repetición es demostrar que daba por justa la justicia que

208 / Job

La misteriosa ciencia de Dios (38:1--42:6) 209

antes había puesto en duda." Job admitió ser quien había hablado presuntuosamente de las maravillosas cosas fu era de su limitado alcance y comprensión (42: 3b-c). . Job vuelve a repetir ( 42: 4) la pregunta hecha por Dios a él al comienzo de cada uno de Sus discursos (38: 3; 40: 7): «Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y Tú me enseñarás.» Job entonces contestó a Dios pero no de la manera tan atrevida de argumentar como había planeado ~ntes. Por .el con· tr ario, dijo haber visto a Dios que se sentía arrepentido. La actual conciencia que de Dios tenía ahora comparada con el conocimiento anterior era como comparar la vista con el oído (es decir, ahora tenía un conocimiento personal ~e. Dios en Jugar de una información). Antes poseía un conocimiento llegado a él por medio de la tradición, de segunda o ter7er.a mano, ahora lo sabía por experiencia. (Este no es el cumplimiento de 19: 25-27, en el cual Job afirma su fu tura esperanza segura de poderse levantar firme en la tierra cuando finalmente sería reivindicado después de su muerte.) Su elaborada teología ya tenía lugar dentro de la mente de un creyente afectado por el sufrimiento; ya no consideraba a Dios injusto, y que su razón era la única válida ante los hombres y ante Dios. Ahora, todo había cambiado. ¿Cómo? Por este despliege divino mostrando la ciencia natural, por la cual Job pudo profundizar Jos conceptos de la sabiduría y poder de Dios, y además la demostración hasta lo absurdo de lo inapropiado de las dudas de la justicia y del cuidado providencial de Dios en los hombres. Al obtener una visión más profunda y real del carácter de Dios -Su poder, Sus propósitos y providencia-, Job se dio cuenta de su propia pobreza: «Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza» (42: 6).51 Empleando la palabra «arrepiento», que significa «despreciarse o rechazarse»,53 Job estaba diciendo: a) rechazo mis acusaciones y pretensiones contra Dios, «cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía» ( 42: 3); b) rechazo mi actitud de orgullo

y rebeldía. Siendo que el original hebreo no dice que despreciaba o rechazaba, se puede entender que ambas cosas mencionadas podrían estar incluidas teniendo en cuenta los ante· ceden tes. Eliú le había advertido del error de sus desafíos contra Dios (33:9-13; 34:31-33; 35:2-3; 36:23) y del error al mostrar una actitud orgullosa (32:2; 33: 17; 35: 12-1): 36:9; 37: 24). Dios mismo había confrontado a Job con su audaz orgullo provocándole (40: 2) y condenándole (40: 8) Las palabras conclusivas de Job fueron: «me arrepiento en polvo y ceniza» (42: 6). Echar polvo al aire y dejarlo caer sobre la propia cabeza (cp. 2: 12) al mismo tiempo de estar sentado sobre ceniza (cp. 2:8; Is. 58:5; Dn. 9:3; Ion, 3:6)eran señales de una condición humillante a causa del dolor por el pecado o a causa de catástrofes. La desfiguración de la apariencia exterior de la persona se tenía como señal expresiva de lucha interior del alma. El arrepentimiento de Job, pues, era de una profunda humildad .s4 Pero ¿de qué se arrepintió Job? Obviamente, no lo haría por los pecados objeto de la acusación de sus tres amigos. Su juramento de inocencia (cap. 31) y Ja valoración hecha por Dios de su vida (1: 1, 8; 2: 3) son suficientes para probar la falsedad de sus acusaciones de pecados cometidos antes de su calamidad. Job se arrepintió de su orgullosa rchclión, de su pertinaz insistencia para que Dios le contestara de acuerdo con su manera de ver la situación y ele haber intentado corregir los caminos de Dios.v Job, pues. admitió haber pecado por causa de su sufrimiento, pero no sufría por haber pecado. Los discursos de Dios no revelaron falta de compasión en El. Por el contrario, mostraron Su interés en comunicarse con el hombre, con el propósito de darse a conocer personalmente a él, en el sentido intelectual y espiritual respectivamente. Este indescriptible y personal conocimiento de Dios revela Ja finitud del hombre ante los misteriosos caminos divinos, y produce una inexplicable satisfacción al poder entrar en comunión con nuestro Creador.

51. Re ichert , p. 219. 52. Una respuesta similar fue la experiencia de Isaías (Is. 6: 1-7) Y de Pedro (Le. 5:8). 53_ e Me abor rezco» en 42: 6 es como traducen Ja mayoría de versiones clásicas, pero, probablei;nente, que no interpretan. el pensamiento con_ exactitud. Job había expresado que despreciaba su miserable condición (9.21), Y «abomino mi vida» (7: 16a) es, literalmente, «desprecio» o «rechazo» sin cornplernento directo en la expresión verbal, como en 42:6.

54. Esto resulta mucho más destacado en vista de estar ya sentado sobre cenizas. Habiendo expresado su dolor por la pérdida de sus bienes y salud, ahora expresaba su dolor por su pecado. 55. El contexto (42: 2-5) sugiere que el arrepentimiento de Job representaba más que un remordimiento por la condición humillante de estar sentado so· bre cenizas. tal corno lo explica Dale Patrick en su reciente obra ( «The Translation of Job XLII 6•, Vetus Test amentum¡ 26 [julio 1976): 369-71.

Viviendo con misterio (42:7-17) 211

13 VIVIENDO CON MISTERIO 111.

EPILOGO ( 42:7·17)

El libro termina cm prosa, de la misma manera que comenzó (caps. 1-2). En el epílogo se da atención a los amigos de Job (42:7-9) y luego a la fortuna de Job (42: 10-17).

A.

Dios y los amigos de Job (42:7-9)

Job había preguntado a sus tres consejeros: «¿Sería bueno que El os escudriñase?» (13: 9), y aquí la respuesta es no. Dios habló a Elifaz como representante de los tres diciéndole que estaba enfadado con los tres «porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job» (42: 7). Pero ¿qué dijeron ellos de Dios que no estuviera bien? ¿Acaso no habían ellos defendido Su justicia y hablado con reverencia de Su poder, y no fue Job quien puso en tela de juicio la actitud de Dios? ¿Cómo pudo Dios llevar a Job hasta el arrepentimiento si nada malo contra Dios había dicho o hecho? La respuesta está en que los tres. amigos, en su afán de defender la justicia de Dios, habían limitado Su soberanía. Su machacona insistencia en que el sufrimiento habia de ser por necesidad consecuencia del juicio de Dios por el pecado había encerrado a Dios en un estrecho recinto; dijeron ellos: «Dios solamente puede obrar de esta manera.» [En esto hablaron mal de Dios! (Job mismo les había acusado de hablar «de lo que es injusto para Dios» y «de lo que es mentira para El», 13: 7.) Por otra parte, Job «había mantenido insistentemente que no eran sus pecados Jos causantes de este castigo por parte de

Dios, y esto sí era decir lo correcto acerca de Dios».' Además, aunque Job puso en duda la justicia divina y criticó el silencio de Dios, de esto sí se arrepintió; y él positivamente había descrito el poder, la soberanía, el conocimiento y la sabiduría de Dios. De hecho, su punto de vista acerca de Dios era más alto que el de sus tres consejeros. Dios mandó a los tres consejeros preparar una ofrenda en forma de holocausto de siete becerros y siete carneros, indicación de su grave error (42: 8). Irónicamente, Job entonces ora en favor de quienes falsamente le acusaron. Actuando otra vez como sacerdote (cp. 1: 5), les ayudó en su sacrificio, orando para que Dios lo aceptara. Su disposición en interceder en su favor demuestran su carácter perdonador y un profundo sentido piadoso en el patriarca. El había llegado hasta a maldecir a Dios y ahora estaba arrepentido y perdonado; ahora había llegado el momento de perdonar a quienes le habían maldecido y se habían arrepentido. No es extraño que Dios le llame «Mi siervo» cuatro veces en estos dos versículos. Ellos hicieron como Dios les mandó hacer, y Dios aceptó la oración intercesora de Job (42: 9). Su sacrificio expiatorio les salvó de recibir lo merecido por sus pala?ras afrent~sas (42: 8). Anteriormente, Zofar había dicho que Dios no había dado a Job la mitad de Jo merecido en cuanto al castigo recibido por Job (11: 6). No cabe duda que ahora Zofar estaría agradecido de que Dios . no le hubiera dado Jitodo cuanto se merecía! Es remarcable que después de tanto hablar de la necesidad d~ arrepentimiento de Job para que pudiera ser perdonado por D1~s .. fueran ellos, los humillados y, finalmente, ellos y Job recibieran el perdón por sus respectivos pecados. Curiosamente, Eliú no está incluido, seguramente por ser el único en hablar correctamente acerca de Dios y Su justicia.

B.

Dios y la fortunade Job (42:10-17)

Job fue honrado con la restitución por parte de Dios, con el ~obl.e, de todas las posesiones perdidas (42: 10, 12). y Ja restrtucíon tuvo lugar después de haber orado en favor de sus amigos, no después de haberse arrepentido. Ahora que ya l.

H. H. Rowley, Job, p. 344.

Viviendo con misterio (42:7~17) 213

212 / Job

estaba restituido en su casa (y puede darse por sentado, curado de su enfermedad y recuperada su posición social), entre sus hermanos, hermanas y amistades (quienes le habían abandonado, 19: 13-14), le visitaron, comieron juntamente con él, le confortaron,2 le trajeron regalos de plata, dinero,3 y un anillo de oro (el último de estos detalles era una manera de testimoniar simpatía a un amigo después de haber pasado por alguna calamidad). Además de reponerle su ganado en cantidades dobladas a las que había poseído anteriormente (42: 12, cp. 1:3), seguramente al transcurrir algún tiempo; Dios dio a Job diez hijos más (otra vez siete hijos varones y tres hembras). El vacío producido por la pérdida de los hijos fallecidos, no obstante, nunca pudo ser compensada por los demás que nacieron. Tres interesantes detalles son de notar acerca de las hijas: 1. Sus nombres se nos han facilitado, mientras que los hijos han quedado en el anonimato (42: 14). 2. Ellas eran destacadamente bellas. 3. Todas ellas, juntamente con sus hermanos, fueron participantes de la herencia del padre (42: 15). ¿Por qué se nos da a conocer el nombre de las tres hijas? Posiblemente fue para llamar la atención a su papel al proporcionar especiales bendiciones a Job en sus postreros días. « J emima» significa «paloma», «Cesia» quiere decir «perfume» («casia» era una corteza de árbol usada para fabricar perfume), y «Keren-hápuc» quiere decir «cuerno para pintura de los ojos» (esto es, una botella de tinte usado para el enbellecimeinto de ojos, párpados y pestañas). Su participación en la herencia del padre puede ser una expresión de gratitud por su nueva familia y la prueba del restablecimiento de su salud.4 Después de su desgracia, Job vivió aún 140 años más, cumpliendo. pues, a Jo largo de su vida aproximadamente unos 200. Si la tradición está en lo cierto llegó a vivir 210 años, de manera que la segunda etapa de su existencia hubiera sido como el doble de la primera. Esta cuenta es posible pero incierta. Job «vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos» (42: 16) 2. El «mal» que •el Señor había traído sobre éT• era una calamidad, no. un mal moral. 3. La palabra traducida •pieza de monedas quiere decir «plata no acuñada», una palabra empleada solamente aquí y en Gn. 33: 19 y Jos. 24: 32 en relación a Jacob, una indicación de la era patriarcal en los días de Job. 4. Francis I. Andersen, Job: An l nt roduction and Commentary, p. 294.

posiblemente indica que el patriarca pudo llegar hasta disfrutar de una posterioridad de cuatro generaciones. Job acabó sus días siendo «viejo y lleno de días», como una demostración del honor alcanzado en sus días de ancianidad. Algunos comentaristas han argumentado sobre la recuperación de riquezas y fama por parte de Job observando que al final la teoría de los tres consejeros se había cumplido: los justos serán recompensados. No obstante, la restitución de la fortuna de Job, más que una recompensa por la piedad del patriarca era una muestra de la gracia de Dios. Por otra parte, de haber continuado la prueba habría perdido todo sentido el arrepentimiento de Job, y en este caso sí hubiera aparecido Dios, como aplicando maliciosa y arbitrariamente un sufrimiento al pobre Job. Al sufrir Job la prueba quedó dernostr.ido que Satanás era un falso acusador, por eso no tenía sentido una prolongación de la tragedia. «Cualquier juez que mantuviera en la cárcel indefinidamente a un presunto criminal, después de haberle declarado inocente, sería calificado de inquisidor.» 5 Además, el libro de Job nos declara que el principio no es invariable, que Dios en Su soberanía puede retirar o conceder Su bendiciones según los propósitos que solamente son conocidos por El mismo.

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El libro de Job es, probablemente, la parte más antigua de la Biblia y, sorprendentemente, tratando el problema más humano y más trascendental de todas las generaciones: el lugar del sufrimiento en la relación Dios-hombre. El libro comienza con una acusación de Satanás denunciando a Job por servir a Dios con el fin del provecho personal, que su piedad estaba motivada por las bendiciones que recibía a cambio de parte de Dios. Dios aceptó el reto porque la insinuación del diablo afectaba la personalidad de ambos: Dios y el hombre. Si Satanás hubiera estado en lo cierto (si la motivación del siervo de Dios fuera el egoísmo y si Dios tenía necesidad del soborno para lograr que el hombre le rindiera culto), el fundamento donde se apoya la relación de amor entre e] Creador y Su criatura hubiera quedado destruido. Si Dios ha de 5.

Rowley,

p. 343.

Viviendo con misterio (42:7-17) 215

214 / Job colgarle la bendición delante del hombre para incitarle a la espiritualidad, Dios sería caprichoso. Si la bondad del hombre arranca de un contrato estipulando la recompensa, la piedad se transforma en hipocresía. El desafío de Satanás, pues, era muy serio, profundamente trascendente en sus posibles resultados. Una acusación de tal naturaleza no podía quedar sin respuesta. La reputación de Dios y del hombre estaban en juego. Sin embargo, Job nada sabía de este celestial empeño.6 Pero aun ignorándolo, él tUVO el honor de haber sido Usado por Dios para refutar al acusador de la humanidad y silenciar a Satanás. La decidida resistencia de Job a maldecir a Dios por haberle retirado la mayoría de las bendiciones concedidas anteriormente, constituye una declaración para toda la posterioridad del error del enemigo del hombre: el culto puede ser genuino, los hombres sí pueden servir a Dios «de balde» (1 :9). Este es uno de los grandes propósitos del libro, analizar los motivos que hay detrás del culto, demostrar que se puede valorar la vida al margen de un trato con Dios basado en el toma y daca. Job enseña que aunque el hombre tiene derecho a preguntarse el porqué del sufrimiento no tiene derecho a maldecir a Dios cuando no reciba de acuerdo con sus cálculos. Dios no es un Papá Noel repartiendo regales a los niños que se han portado bien. Los sufrimientos de Job, además de haber demostrado a Satanás que el culto auténtico es posible, ha servido para otro propósito: ahondar su concepto espiritual del carácter de Dios.? No cabe duda que esta batalla fue más que un enfrentamiento entre Dios y Satanás, con Job por en medio como un peón ' indefenso en el gran tablero del ajedrez del cosmos. Seguramente que el propósito del diablo era apartar a Joh de los caminos de Dios, pero las intenciones de Dios transformaron la situación de manera que sus aflicciones le abrieron un ma-

6. A pesar de todo, si fue Job quien más tarde escribió el libro, ciertamente él ya sabía, por revelación, el origen de su problema. 7. Elifaz, Bildad y Zofar insistieron en que el propósito del sufrimiento era disciplinario (castigo por obrar mal); Job sentía que su objetivo era dest r u ct ivo («Dios ha salido para destruirrne»): Eliú señaló que el fin de la aflicción era dirigir (evitar que el hombre cayera en ce! hoyo»): y Dios tenía dos objetivos: demostración (de que Satanás acusaba en falso) y revelación (para la comprensión espiritual de Job).

ravilloso canal experimental para llegar hasta una mayor compresión de Su persona y de Su gracia.' Otra de las verdades centrales captadas a lo largo del Ji- bro es que resulta posible para el hombre confiar en Dios incluso cuando falten las explicaciones para poderlo hacer. El hombre debe saber que es posible vivir en la miseria. Ha de reconocer que más de una pregunta quedará sin respuesta, que Dios puede escoger el silencio como toda contestación a su clamor y a los porqués del sufrimiento y de la tragedia inmerecida. El cristiano debe aprender _a vivir contento con los problemas que no puede comprender, admitiendo que la finitud de !os hombres nos priva de tener una perspectiva eterna de lo eterno, cuyo privilegio es exclusivo del Todopoderoso. Como Job, podemos aprender que el silencio de Dios no implica Su ausencia. Justamente por la última razón mencionada, el libro de Job aún nos enseña otra solemne lección: la futilidad del criticar los caminos de Dios. La· soberanía todopoderosa Je Dios pone en evidencia la locura del hombre al pretender enmendarle la página a Dios a la hora de administrar justicia o establecer el orden en el universo. La vasta diferencia entre Dios y el hombre ~s la explicación plausible del· porqué Job no pudo descubrir los fines divinos. El abismo cósmico entre lo infinito Y lo finito no permite un enfrentamiento racional entre Dios Y e~ hombre. Contemplado desde la perspectiva celestial, las quejas que el hombre pueda presentar a Dios resultan ridiculeces sin sentido. T aprendí? ~ue dudar de la justicia de Dios era pecado. También los cristianos hemos de asimilar esta lección a Ja hora de dudar del carác~er divino. Cuando más alto concepto lleguemos. a _te,ner de D10s, nuestro sentido de la humildad y reveren~ia ira en aumento, y desaparecerá nuestro orgullo y complejo de autosuficiencia. Aún hay otro lado positivo del problema. No se trata solamente de saber acoplarnos a las adversidades de la vida v conformarnos ante los misterios indescifrables. No solamente hemos de evitar las acusaciones presuntuosas contra Dios. Hemos de confiar en El, teniendo conciencia de Su presencia y

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8. William Henry Green, The Argumen¡ p. 291.

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216 / Job



benevolencia. Aunque Job no obtenía las soluciones anheladas a sus problemas intelectuales, nunca perdió la confianza en el Resolvedor de problemas. Al hallar a Dios cara a cara, Job llenó su alma de un sentido excelso de la majestad divina, de tal profundidad, que él nunca lo había podido imaginar antes , de pasar por la dura experiencia del sufrimiento. Al llegar a conocer a Dios de manera tan íntima (42: 5), el patriarca «se halla más seguro en Dios que anteriormente ... ahora ha llegado a la convicción de que Dios Altísimo nada puede hacer que no esté en armonía con Sus perfecciones. Todo cuanto hace ha de ser justo y glorioso» .9 Job no fue capaz de desvelar los escondidos misterios de Dios aún después de conocer Sus últimos propósitos, sin embargo, logró confiar plenamente en el Todoperfecto Señor de su vida, dándose cuenta de que Dios es igualmente amor, cuando envía bendiciones que cuando permite aflicciones." Job y sus consejeros llegaron a entender que para que Dios sea Dios, ha de ser totalmente libre. Si Dios fuera predecible o fuera responsable ante el hombre, dejaría de ser Dios. También los cristianos, en actitud serena y de confianza, debemos permitir y dar a Dios la libertad para que sea El mismo. Ya que hemos llegado a una mayor claridad y convicción de que Dios es Dios, hagamos como Job y no le hagamos más preguntas. El patriarca aprendió que era posible vivir con sus problemas, aun sin que pudiera vislumbrar las soluciones. Lo importante era saber que Dios no le abandonaría. Como Job, también nosotros podemos contemplar la lluvia y el cuervo, la aurora y el asno, el torpe avestruz y el fiero cocodrilo, y darnos cuenta de que el cuidado de Dios por ellos implica Su cuidado a nuestro favor. Su control sobre la creación entera y Su dominio de la naturaleza es como una póliza de seguro para nosotros. En vez de buscar frenéticamente una respuesta alusiva a nuestro constante «por qué», el creyente puede disfrutar de. una vida confiada a la voluntad de Dios. En vez de dar con la cabeza contra la pared en desesperada frustración, puede aceptar con entereza los designios de su Señor, sabiendo que Su gracia es suficiente (P Co. 12:9), que Sus caminos son perfectos (Sal. 18: 30), y que, tal como aprendió Job, El es «muy misericordioso y compasivo» (Stg. 5: 11). 9. 10.

tu«, Ibid.

p. 311.

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