Vivir Por Inspiracion - Consuelo Martin Sin Drm

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CONSUELO MARTÍN

Vivir por inspiración Un camino trazado sobre la libertad

Editorial Dilema Colección Viveka Madrid, 2009

© Consuelo Martín © Editorial Dilema, 2009 Ibáñez Marín, 11 - 28019 Madrid Teléfono y Fax: 91 4729071 [email protected] www.editorialdilema.com ISBN: 978-84-9827-148-5 Depósito legal:

Maquetación: Daniel Tejada Realización de portada: María Pérez-Aguilera

Reservados todos los derechos. Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier procedimiento electrónico o mecánico, incluso fotocopia, grabación magnética, óptica o informática, o cualquier sistema de almacenamiento de información o sistema de recuperación, sin permiso escrito del editor.

ÍNDICE Prefacio Introducción

9 11 11

¿Qué significa vivir?

I. INVESTIGAR SOBRE LA VIDA 1. Lo inmediato 2. ¿Qué hay que observar? 3. Encontrar que se había perdido 4. Pensamientos, percepción y conciencia Diálogos

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II. LA REVELACIÓN DE LA VERDAD VIVA 1. ¿Cómo actúa la verdad? 2. La verdad que nos libera 3. Una revelación 4. La revelación se da fuera de los objetos Diálogos

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III. EL VALOR SAGRADO DE LA VIDA 1. El descubrimiento de lo sagrado 2. Lo humano es sagrado 3. La revelación del sentido de la vida 4. La vida religiosa más allá del símbolo 5. La transformación de la vida Diálogos

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IV. LA VIDA ES MI MAESTRA 1. ¿Qué es la vida? 2. Aprender viviendo 3. Despertar a la única vida 4. A pesar del pensamiento 5. ¿Qué es lo bueno y lo malo? Diálogos

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V. LA INAGOTABLE BELLEZA DE LA VERDAD 1. Más allá de la ilusión 2. Contemplar la verdad 3. La felicidad acompaña a la verdad 4. El amor nos está buscando 5. Una barca en el océano Diálogos

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VI. INTEGRACIÓN TOTAL EN EL VIVIR 1. El conflicto de la división 2. Hay una distorsión en lo que percibo 3. La integración psicológica por el amor 4. Armonía total Diálogos

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VII. ENAMORARSE DE LA VIDA 1. ¿Qué es enamorarse? 2. El enamoramiento 3. Vivir sin tiempo Diálogos

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VIII. MIRAR CON OJOS NUEVOS 1. La colocación de la mirada 2. La luz y la oscuridad 3. Una mirada atemporal 4. Inocencia y libertad 5. Por dentro y por fuera Diálogos

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IX. ¿DE DÓNDE VIENE ESE ANHELO? 1. La fuerza de los deseos 2. Huellas de mis pasos 3. Contemplando lo real 4. Lo que soy en el origen Diálogos

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X. AQUELLA PRESENCIA DESCONOCIDA 1. El recuerdo de lo real 2. Vacío del conocer 3. Ser y devenir 4. Solo esa presencia 5. Como una melodía Diálogos

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XI. LA BELLEZA SIN FORMA 1. Los reflejos de la belleza 2. Liberación de las formas 3. ¿Qué realidad tienen las formas? 4. La unidad de la belleza 5. La belleza es libre Diálogos

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XII. MI IDENTIDAD ES LA BELLEZA 1. ¿Qué es lo más bello? 2. Permanecer en la belleza 3. Belleza y lucidez Diálogos

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XIII. LA INSPIRACIÓN EN EL SILENCIO 1. El silencio que crea 2. Como en la música 3. El silencio desconocido 4. Contemplar desde el silencio Diálogos

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XIV. CUANDO EL VIVIR SURGE ESPONTÁNEO 1. El nacimiento de lo inesperado 2. La respuesta auténtica 3. Espontaneidad y unidad Diálogos

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299 301 304 306

XV. INSPIRACIÓN ARTÍSTICA E INSPIRACIÓN TOTAL 1. La inspiración, esa llamada desconocida 2. La obra de arte y el tiempo 3. No hay inspiración personal 4. Actuar desde la belleza Diálogos

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XVI. INSPIRACIÓN EN TODA OBRA 1. Creatividad y trascendencia 2. El valor de la obra 3. El movimiento libre del vivir 4. La vida es siempre nueva 5. Creación en la unidad Diálogos

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PREFACIO

Al lector o lectora Por algo ha caído este libro en tus manos. No busques en él consejos banales para una vida espiritual acomodaticia y pacificadora, propia de conciencias dormidas. Su autora, “amante de la sabiduría”, uniendo la claridad filosófica a la expresión poética nos ofrece su inspiración. Y lo hace con toda generosidad. Consuelo Martín comunica la experiencia de su contemplación cual fuente inagotable y espontánea que la vida le pusiera en el camino para nuestras sequedades. Me considero afortunada al haber podido verificar una lectura de este texto. Si no encuentras, querido amiga/o, una coherencia literaria rigurosa, tal como estamos habituados a exigir, si te imaginas que algunos conceptos se repiten, párate: Además de ser una transcripción de conferencias dadas a diferentes grupos de personas, estás leyendo, algo susurrado al oído. Algo, que a la autora también le ha sobrecogido, y ha considerado que lo debía comunicar tal como le brotase... Algo, que no pertenece a la lógica del pensamiento. Tienes ante ti un bello poema escrito en prosa. Descalcémonos como lo hizo Moisés. Pisamos tierra sagrada. NIEVES DÍAZ MAURIÑO

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INTRODUCCIÓN

¿QUÉ SIGNIFICA VIVIR? El significado de la vida no es algo definible en conceptos. Se revela a través de los variados movimientos de la existencia. Pero, afanados en el vivir, constatamos más su olvido que su presencia. Puedo haberlo olvidado una y mil veces hasta haberme acostumbrado a caminar sin su guía, aunque también es posible que me encuentre con él en este mismo momento mientras investigo. Si al preguntarme: ¿qué sentido tiene la vida?, no me valen ya las respuestas acuñadas por el pensamiento, parciales, repetidas y demasiado estrechas para mi sentir infinito, investigaré. Investigaré empujado por la inteligencia libre de la vida despierta que puede expresarse en palabras pero que no tiene allí su origen. Su raíz está más allá de símbolos y métodos, en la creación viva que esas palabras quieren evocar. Investigaré sobre todo en lo hondo de mí mismo, en mi conciencia. Y de aquella investigación íntima, está que vamos a emprender ahora, es un espejo. No me conformaré con los residuos del pasado acuñados en incomprendidas experiencias ni con las pautas de conducta que me han sido trasmitidas, formadas por el material de los sueños. Y porque no podré conformarme se desvelará mi lucidez como una revolución contenida entre las sombras habituales y se extenderá cual fuego invisible que nada puede sofocar, en todas direcciones. Indagaré en los motivos últimos de mi actuar, hasta encontrarme con la esperada evidencia: ¿Por qué vivo? ¿Es la que conozco la 11

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vida real ó es sólo suplantación de aquella olvidada? ¿Qué es vivir? ¿He presentido entre las cosas, en algún raro amanecer, lo que no es cosa, lo sagrado? Y todavía una pregunta más: ¿Cómo se puede investigar sobre lo indefinible, lo impensable, sobre la inspiración en el vivir? Sin duda ha de ser una aventura insólita. En la investigación que vamos a comenzar, saltaremos de lo inmediato a lo originario. Será como el devenir y disfrute de un río: atraviesa tierras arcillosas o se escurre entre rocas, riega huertas ó reverdece campos abiertos. Aunque siempre es el mismo, porque nunca deja de ser un caudal de agua, su viaje es un cambio constante de forma de existencia. Pero si tomara conciencia de que es agua transparente, comprendería el sentido único de su fluir y se reconocería siendo lo que es en cualquier lugar que se encontrara. Como él, nuestro vivir puede perderse en la identificación de recorridos sin fin o reencontrarse en medio de la creciente danza de la existencia. Y si fluyéramos como el río ¿descubriríamos nuestra meta ilimitada en la totalidad del agua de los océanos? Sí, nuestra vida también está revelando siempre la sustancia originaria de la que estamos hechos. Es inteligencia en expresión. Y aquella verdad primera y única se multiplica incansable en el tiempo. Si me arrastra el sueño de lo temporal, saltaré del pasado al futuro sin descubrir el presente nuevo. Pero si me paro a contemplar lo que la vida es, podré moverme en libertad guiado por su inspiración. No es aceptar la vida, es seguirla por amor hasta fundirse con ella. Es contemplarla enamorado. Es aprender a vivir ese feliz desvarío, plenamente cuerdo, porque tiene toda la razón inclinada a sus pies. Y abierto a esa inspiración desconocida-locura para la mente pensante, para ese rincón 12

Vivir por inspiración

donde me he confiado a vivir-crear una nueva manera de existir. Desde allí, desde donde no solo existo entre los existentes, sino que soy, la mirada unificadora de la inteligencia acoge y crea en su seno. Toda creación brota de ahí, toda. Y no estaré solo al intentar contemplar. Me ayudará en esta indagación y en este reconocimiento, la belleza de todas las cosas, la belleza simple e inusitada como simples e inusitadas son también estas pesquisas, estos sondeos en lo desconocido. Esa belleza que desde las alturas de la luz desciende a cada momento puntual, siempre nueva, hasta la percepción sensorial y luego esquiva y sutil trasciende cuanto toca. Compañera sencilla y amorosa de la verdad, la belleza es nuestro don más inmediato. Es algo que se nos da siempre. El regalo que la vida ofrece a la vida, sin condiciones de tiempo ni espacio, es el obsequio que, una vez reconocido, nos devuelve a lo sagrado desconocido. La vida se da y se recibe. Es una gracia. Aunque todos los inventos pensados la quieran atrapar, siempre se escapa irreprimible. Es una bella inspiración. Y por la belleza amiga, aun antes de habernos encontrado con la verdad, hemos tenido una cita con ella en lo hondo de nuestro ser. Y ya no podremos olvidarla. Así es la inspiración, íntima y trascendente a la vez: una voz oída y presentida que a través de la belleza sin forma, crea el vivir del instante. Se vislumbra ahí un significado totalizador que no se agota en las actitudes conocidas. No es necesario formularlo. Está próximo a revelarse. Y es tan amplia la extensión de su giro, en esa danza sin fin, que nadie puede prever cómo se expresará. Cabe sin embargo en la leve curva de una sonrisa insinuada o en aquella mirada que atraviesa inmóvil los mundos incontables. El origen de tanta belleza 13

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apenas vislumbrada, sólo se descubre al contemplar. Y contemplando esa verdad reveladora de realidades me muevo en la vida por inspiración de la vida misma. Actúo desde ella y para ella. Es un vivir único, nunca imitado, irrepetible. Porque la revelación de lo real aparece siempre nueva. Irrupción súbita de una dimensión atemporal entre las horas conocidas, es vida creativa, ilimitada. Y vivir así es una inspiración incesante.

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I. INVESTIGAR SOBRE LA VIDA

1. Lo inmediato ¿Qué es investigar? No es retener información en la memoria y luego repetirla. Investigar es algo mucho más directo y espontáneo. Quizá, en la investigación misma, mientras observamos con sincera determinación, aprenderemos a investigar. Si estamos interesados en descubrir el valor profundo que tiene nuestra existencia, inquiriremos ahora mismo. Lo haremos siempre en presente, sin recopilación de material ideológico para recordar, sin conceptos aprendidos. Nuestras mentes tienen ya ideas, saben acerca de las cosas de la vida. Pero, la investigación, si es auténtica, no tratará de lo conocido. El único objeto sobre el que se va a inquirir es nuestra propia conciencia. Y la conciencia es inteligencia pura, es viva y se expresa en movimiento constante. La conciencia es sólo lucidez. ¿De qué servirá entonces retener unas consignas y luego aplicarlas a las situaciones siempre distintas del vivir? La lucidez descubre y se descubre como lo nuevo. Investigar es simultáneo a descubrir y a vivir lo descubierto. Es una acción inmediata. No recopilaremos datos pasados para mejorar el futuro ¿De qué servirá si la vida nace a cada respiración? Podrá abrirse un espacio por donde penetre la Luz. Y eso sólo se hará en el presente. Por eso la inmediatez del investigar es esencial. No queramos aplicar aquí esas distinciones usuales entre la teoría y la práctica. Investigar no es algo teórico ó prác15

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tico. No son conocimientos separados del vivir, que es lo que entendemos por teoría y que aplicamos a la existencia empírica ó práctica. Es una vivencia en la que la conciencia se hace conocimiento de sí. Es una irrupción de lucidez. Eso es investigar. Y si lo hacemos así, no encontramos algo en particular, sino lo que la vida es y en ese descubrimiento nos descubriremos. Lo que el vivir es y lo que somos se dan simultáneos en el concienciar. Una llamada a la lucidez, un preparar el espacio mental para que en el silencio de las preocupaciones por lo pensado, tomemos conciencia de lo que es.

2. ¿Qué hay que observar? Los objetos exteriores tienen la importancia que les hemos dado. Al observar destacará la conciencia como fondo de toda vivencia. Allí aparece todo. Nuestra vida es su proyección que se realiza en entidades espacio-temporales. Lo vivimos como diversas clases de energías que nos impulsan. Y para que las energías se muevan en una cierta dirección y se coloquen en el ámbito mental y espacial de una forma determinada, para que surjan las situaciones que llamamos reales, nos volcamos hacia el exterior. Estamos siempre interesados en que suceda lo que queremos y en evitar lo que no queremos. Nunca nos paramos a observar que esas objetivaciones, esas realidades relativas que tanto nos importan son algo concienciado, algo de lo que tomamos conciencia. Y tienen el valor que les hemos dado al concienciarlas. No tienen otro. Tenemos conciencia de objetos, personas, situaciones. Somos conscientes de algo pero lo que sea ese algo, se nos escapa. Y el preguntar desde el ámbi16

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to, físico, psicológico, histórico o social, culmina en un fracaso por la imposibilidad de llegar a saber de que está constituído ese algo. Si mantenemos la pregunta hasta el final podríamos llegar a la conclusión de que ese algo de lo que somos conscientes no está hecho más que de conciencia. La materia es pura inteligencia cuando se recorre su estructura atómica y subatómica. Las circunstancias históricas y sociales que se intentan inmovilizar como realidades aisladas son otros movimientos de esa inteligencia. Y las personas que aparecen en un punto del hilo existencial y desaparecen en otro son consideradas también como entidades, realidades inmutables y permanentes. Pero ¿lo son? Todo lo que percibimos está hecho de nuestra propia percepción. La realidad está constituída por nuestra visión. Por eso es importante investigar cómo miramos. Porque mirar con los ojos de la inteligencia es dar realidad. Y nuestra vida se construye así. Se presenta como una realidad exterior a veces amiga a veces enemiga. Tanto en un caso como en otro, veremos si observamos bien, que se trata de un éxito o un fracaso ante la situación que esperábamos sucediera. Lo bueno o lo malo, lo agradable o lo desagradable de una situación es siempre relativo a una interpretación. Desde luego lo vivimos como real pero ¿de dónde ha surgido esa realidad? Los objetos no la tienen, en su calidad de imágenes de la conciencia se revisten, sólo se revisten, de la realidad proyectada de nuestra conciencia. La fluidez de ese río de conciencia que es el vivir choca contra la visión de realidad sólida y permanente que tenemos de ella. Y así nos deja perplejos el que una persona que estaba aquí, que estaba a nuestro lado, súbitamente un día ya no lo está. Y un sentimiento, una forma de vivir establecida, un gesto, una acción representada en esta realidad 17

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soñada aparece y desparece. ¿Qué sucede? En momentos así nos inclinamos por la reflexión porque queremos encontrar el motivo de esa sorpresa. Habitualmente con tratar de conseguir que todo vaya ocurriendo de la manera que nos agrada, y tratar de evitar que se presente lo que no nos agrada, ya es suficiente para emplear toda nuestra voluntad y energía. Pero con la sorpresa algo se frustra, hay un desfase entre lo que esperaba y lo que aparece y en momentos de crisis paramos la proyección condicionada habitual. En las ocasiones en que irrumpe una apertura hacia lo nuevo se puede investigar. Son los instantes vivos y creativos de nuestro existir. ¿Podríamos permanecer en ese estado de asombro, de perplejidad que abre las puertas de nuestra lucidez? ¿Podríamos vivir con esa interrogación? Tan abiertos habríamos de estar entonces a lo que la vida presenta, muestra y revela en su movimiento, que ya no habría cabida para tantas y tan ficticias seguridades. Si observando llegáramos a la lucidez y la sabiduría de negar toda interpretación establecida en el soñar, nunca más estaríamos tan engañados por la hipnosis de la temporalidad, que creyésemos que la realidad exterior es la causa de nuestra felicidad o desdicha.

3. Encontrar lo que se había perdido No nos conduce el investigar a ninguna ilusión esperada, nos empujará por el contrario a una des-ilusión, a un des-engaño. Y daremos paso de esa forma a la plenitud natural del vivir. La tristeza, la desesperación, la impaciencia, la angustia existencial son anomalías que se padecen cuando no se ha observado bien y por tanto no se com18

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prende lo que la vida es. Descubrirlo es la mayor alegría posible. Desaparecería, y solo así puede desaparecer, esa constante tensión endémica tan habitual, la ansiedad. Parece que existir sea una constante insatisfacción, un querer siempre algo más, un aburrirse por desencanto o un desolador conformismo a la mediocridad de la vida rutinaria. Parece como si la existencia fuera eso. Y los que lo experimentan muestran muchas veces los signos del cansancio de tantas frustraciones incomprendidas. Al investigar en profundidad sabremos que la existencia no es eso. No hay ansiedad en la vida, no hay inquietud, no hay angustia. Ni la imposición o la exigencia son características de ella. Descubrir la vida es una vivencia íntima y natural. Es volver a nuestra casa, a lo que somos de veras. Es encontrar lo que habíamos perdido. Siempre se vive con la impresión de haber perdido algo. Conocemos la expresión acuñada por la cultura actual del paraíso perdido. Pero no es un acontecimiento histórico. Cada ser humano vive como si hubiera perdido algo y fuera detrás de ello. Pero va tras ello en dirección a lo proyectado por la conciencia, hacia lo pensado, lo grabado en la pantalla existencial. No se nos ocurre casi nunca que aquello que se perdió, para ser encontrado requiera volver sobre sí mismo, hacia el origen de lo concienciado, hacia lo que no es proyección sino proyector. ¿Por qué insistir en enfocar nuestra atención y voluntad a las cosas que están en el tiempo, en cambio inevitable? Si creemos que algo nos hace felices, observemos bien lo que está sucediendo en nuestra conciencia. No nos dejemos llevar del empuje habitual hacia el objeto. Miremos en la dirección que marca esa felicidad, avancemos por el camino que esa felicidad ha abierto al surgir desde lo profundo de nuestra conciencia. Nos encontraremos entonces 19

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con que el objeto no es sino una proyección de un anhelo nuestro. Sabremos instantáneamente que aquella felicidad es nuestra esencia, es lo que somos. La hacemos pasar a través de la mente como si fuera un tamiz fabricado de pensamiento. Y así, decido ser feliz cuando las circunstancias se presentan de una cierta manera. Y si fueran de otra, entonces me correspondería ser desgraciado. “Hoy la he visto, la he visto y me ha mirado. Hoy creo en Dios”, decía el poeta romántico sevillano. Hasta tal punto proyectamos en una situación pasajera el ideal que nos llama hacia lo eterno desconocido. ¿Esperaremos como el poeta decía, para abrir las puertas hacia el infinito la coincidencia de una mirada? Una mirada que ahora interpretamos favorable y mañana puede que interpretemos engañosa o cruel ¿Cifraremos ahí nuestra esperanza de ser lo que somos? ¿Por qué no abrir la puerta a la vida ilimitada ahora mismo sin esperar que una situación trivial, porque todo lo que presenta el tiempo lo es, aparezca? Podemos esperar la situación externa seleccionada. Si se pudiera sugerir algo así, sugeriría que abriéramos los ojos a la lucidez en el instante en que veamos la verdad de lo que es. Pero no es necesaria tal sugerencia. La conciencia se ampliará a la luz de la verdad inevitable y lo hará certeramente. Y aparecerá la alegría incondicionada, independiente de los conflictos superficiales, libre ya de las formas cambiantes. Esa alegría, no depende de las circunstancias, simplemente es. En ningún lugar del espacio o del tiempo se encuentra esa belleza, esa plenitud de vida. Al ver la verdad se abre la lucidez más allá del espacio-tiempo. Descubramos por la investigación sincera y mantenida, ese lugar inespacial, ese momento intemporal en el que nos dejó amorosamente la verdad. Y volvamos a él tras la distracción involuntaria. 20

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La colocación en la conciencia movilizará las situaciones, porque la situación es una proyección, y al cambiar de lugar se proyecta algo diferente. Y además porque si hay una identificación se produce un obstáculo, se interfiere la vida espontánea. En la desidentificación que se produce por comprensión se transforma la situación. La vida fluye. Si fluyo con ella, no hay deformación en mi visión y mi acción es limpia y natural. Pero si me dejara llevar por el sueño hipnótico, la opinión, la costumbre, las experiencias de éxito o de fracaso mías o de los demás, ¿podría esperar que la vida revelara su sentido? El sueño está movido por los contrarios y una barca movida por el viento y el oleaje del mar no puede mantenerse estable. En lo conocido las fuerzas inconscientes mueven las situaciones, mientras sueño que estoy viviendo y actuando en libertad. El vaivén de los contrarios no cesa, el amor y el odio se alternan, lo justo se transforma en injusto y lo que parecía injusto se vuelve justo. Si en ese movimiento obtenemos un éxito no nos preguntamos cómo ha surgido, nos conformamos con mantenernos en esa emoción. Y aunque fallaran las previsiones y los cálculos pensaría que al hacer aquel contacto, aquel viaje, al conseguir aquello, entonces sí estaría seguro y tranquilo. Los jóvenes piensan que aun no han encontrado el puesto que les corresponde en la vida pero lo conseguirán más adelante junto con una familia que les quiera y proteja. ¿Pero alguien encuentra antes o después, en alguna situación, esa alegría que es la plenitud de la vida? En ningún momento, a ninguna edad llega. No se presenta mecánicamente ni se consigue con argucias o con esfuerzos repetidos. Podemos vivir plenamente en cualquiera de las situaciones que se nos presenten, mientras la plenitud de la vida no está en ninguna de ellas. Nos moveremos en la existen21

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cia, trabajaremos, nos relacionaremos sin ella. No es inteligente intentar parar ese movimiento, solo ver que en la situación creada externamente no está la plenitud. La encontraré al investigar y desde allí, todas las manifestaciones del vivir espontáneo, serán expresión lúcida de aquello. Es inevitable que sufra en la medida en que siga creyendo que las formas proyectadas son las realidades. No podré ser feliz ignorando que en lo hondo de mi propio ser no soy sino esa felicidad que busco. Las realidades formadas se construirán y se destruirán. Ningún objeto permanecerá para proporcionarme la plenitud. Es mi propia identidad perdida lo único que me revelará la plenitud del vivir, es mi verdadera identidad que he de reencontrar. Pero, ¿cómo encontrar lo que ya soy? Nada puede alejarme de mí mismo. ¿Será que pienso o sueño con algo aparte de mi identidad? Lo que me aleja de lo que soy es ese centro desde el que vivo en sueños. Lo mío, mis sentimientos, mis cosas, mis miedos, mis necesidades me alejan de mi verdadera identidad. Parece por el contrario que a mi realidad tengo que ir por lo mío y desde lo mío. Durante siglos hemos estado creyendo esto. Protegiendo lo mío, separándome de los demás, hemos desembocado en la situación que conocemos de conflicto, neurosis y ansiedad. ¿No será que elegimos el camino equivocado? En lugar de concentrarme para ser más yo, ¿no podría expandirme? Quizá mi identidad no es una partícula separada entre otras de las que componen el universo. Puede que esa visión habitual no sea más que un modelo imaginario de la realidad que aplico a mi existencia. Quizá mi identidad sea lo infinito, lo total, lo que no puede limitarse. Y si es así, si descubro que mi identidad es infinita siguiendo mi anhelo de infinitud que no se sacia con nada, notaré que mi yo individual, esa 22

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entidad pensada, me está alejando de mí mismo. Y lo hace limitándome, separándome, encerrándome, quitándome libertad. Por eso, haga lo que haga, partiendo de estas premisas falsas estaré descontento. No me sentiré libre hasta que no descubra lo que realmente soy. Y hasta que no descubra esa libertad de ser, no sabré lo que es vivir. ¿Seguiré pensando sobre la vida?

4. Pensamiento, percepción y conciencia Debo cerrar los ojos a las realidades percibidas por los sentidos como objetos para que su limitación no me distraiga de lo ilimitado, nos dijeron. Pero la verdadera vida es amplitud de conciencia y nunca restricción. Al percibir encandilan los reflejos de los objetos, los fuegos fatuos que parodian la verdadera luz. Más, para que nosotros quedemos hipnotizados por esa proyección, hemos de estar en la superficie de la conciencia, en el pensamiento. De otro modo se da la percepción total, una captación de la particularidad del objeto desde el centro de conciencia, desde la lucidez. Pero no es así como percibimos. Lo hacemos desde la zona pensante, desde esa superficie. La percepción implica el pensamiento que, junto con la sensación neurológica que los sentidos trasmiten, fabrica las realidades. El significado que damos a la vida es por tanto pensado, no solo percibido. El espacio, el tiempo, la causalidad, las relaciones, las distinciones incontables lo piensan. Vivimos con realidades sensoriales y pensadas porque son datos que los sentidos aportan, interpretados enseguida por el pensamiento. El conjunto de los sentidos es nuestro cuerpo, instrumento que aparece y desaparece en el 23

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espacio-tiempo. Y ese espacio-tiempo es pensado. Por lo que nuestro cuerpo con sus sensaciones y todos los demás cuerpos son pensados, están en esa zona superficial de la conciencia. No hay una distinción real entre lo corporal y lo pensado. Recurrimos a la sensación para huir del pensamiento, se nos aconseja a menudo solo sentir para no perdernos en el pensar. Los objetos que percibimos a través de los sentidos corporales son porque somos conscientes de ellos. Y si somos conscientes a nivel del pensamiento, no desde la lucidez total, esos objetos corporales y esas sensaciones que miramos como lo único real, son pensados. En la superficie no encontramos más que reacciones ante reacciones, sean sensibles o racionales. Tendríamos que abrirnos a la realidad desde un nivel más profundo. Y no bastará con intentarlo. Hemos de comprender el proceso del pensamiento, porque de lo contrario cualquier cosa que percibamos la percibiremos desde ese lugar irreal. No tiene sentido proponerme no pensar más y limitarme a sentir. Todo es conciencia. No consiste en elegir otra salida fuera de la conciencia. Es preciso profundizar en la conciencia misma. Para eso usaremos nuestra mente con la máxima sinceridad que seamos capaces. Investiguemos. Interesémonos por lo esencial del vivir y nuestra penetración repercutirá en todo lo que vivamos. ¿Cómo percibimos? ¿Cómo vemos? ¿Cómo comprendemos? Esta es la manera de deshipnotizarnos. No dejemos el proceso del pensamiento a un lado para quedarnos en unas energías más o menos agradables. Comprenderemos el pensamiento, veremos al observarlo de dónde surge y a dónde va, así quedará integrado en un vivir espontáneo. No tendremos que dejar de pensar, refugiándonos en la sensación o el sentimiento para no ser engañados, bajo la 24

Vivir por inspiración

tiranía de la ambición, el temor o la envidia. Si observamos el pensar no estaremos identificados con él. Lo que nos identifica es solo la ignorancia. Por eso no funcionará ninguna clase de violencia para soltar ese amarre, para romper esa obstrucción. Lo único que puede librarnos es comprender. Cualquier camino que emprenda que no sea comprender por observación del funcionamiento de la mente, podrá conducirme a alguna experiencia agradable o positiva, pero no me liberará del error. Volveré a encontrarme con la mente en la misma condición de sueño, de falsa creencia. He de observar inevitablemente si quiero ser libre. Y solo entonces encontraré la plenitud. Lo humano en esencia es esa plenitud. Lo humano es sentir, pensar, intuir, ver y ser. Los sentidos son instrumentos incapaces de captar lo real aunque sí detectan energías, vibraciones, aspectos de una realidad ya concienciada. Antes de toda objetivación y de toda percepción particular, la conciencia es en sí misma, la lucidez es espontánea. Siempre que programamos el instrumento intentamos algo, nos esforzamos. Y ahí están los sentidos y la mente pensante. Pero ¿quién los moviliza sino la conciencia? “¿Por quién siento, por quién pienso?”, dice aquel antiguo texto del Kena Upanisad. Reflexionaré ahora: ¿por qué creo formas? ¿Por qué creo conceptos? ¿Por qué se hacen y deshacen las realidades en el universo? ¿Qué está detrás de toda esa representación del vivir? Eso es lo que nos interesa investigar. Porque lo que está detrás de todo lo percibido, lo pensado y lo sentido es lo que somos. Investigar en profundidad es investigar para descubrir nuestra verdadera naturaleza. Se podría hablar de ello indefinidamente. Y nunca acabarían de brotar las palabras que lo reflejaran desde su 25

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impulso creador. Aunque mientras no lo vivamos no sabremos qué es. Por eso podemos estar seguros de que la plenitud que somos no nos la dará nadie. Nadie nos puede conceder esa fórmula secreta de la realización, porque no existe. Puede que inquiriendo juntos, los que empiezan aprendiendo a observar y los que están observando puedan descubrir algo verdadero allí en lo hondo de la conciencia, aunque cada ser humano es su propio camino. La investigación conjunta entre investigadores sinceros da ánimos para caminar en esa dirección. Y la vida presenta la oportunidad para esos contactos. Ante el descubrimiento de alguien, aparece un despertar en otro, porque la conciencia es una. Pero no se produce la comunicación desde la superficie como pretendemos. La comunicación surge en el punto donde no hay dos sino uno. No hay comunicación como proyección entre imágenes, entre formas. Observémoslo para que no caigamos en dependencias fantásticas, para que podamos ser libres. Porque sin libertad no hay verdad en el descubrir. Estas investigaciones nos animan a cada uno de nosotros a observar nuestro vivir. No añadiremos nada a lo conocido ya. Lo nuevo será el vivir mismo en la lucidez.

DIÁLOGOS

¿Cómo sabré qué es lo que tengo que investigar? ¿Tendré que recordar lo que hemos investigado esta mañana o surgirá espontáneo?

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Vivir por inspiración

Cuando abres un espacio a tu mente y dejas que la luz penetre, la comprensión que aparece en esa iluminación está ahí. No se irá ya jamás. El que luego se formule y la memoria lo archive es secundario. Puede suceder o no. Pero al abrir un espacio la comprensión surge como la luz del día al abrir una ventana Y si se ha dado, ya forma parte de ti y estará actuando en tu vivir. No sucede así con lo que está en la memoria. Porque la memoria es un lugar ajeno a tu identidad. Y aquello es como el viento que pasa. No te pertenece ni tú le perteneces. Vive este instante. Es único.

Dinos cuál es la mejor actitud para emprender una investigación como ésta, en el diálogo con otros.

Vivir con lo que estamos comprendiendo, con lo que vemos, no con lo que acostumbramos a pensar que es nuestra vida, vivir con una verdad recién nacida, borra lo conocido por dentro y por fuera. Es posible hacerlo. Es posible quedarse limpio del pasado. Empieza ahora este diálogo vacío del psiquismo que sin darte cuenta has estado acumulando. Mantente en silencio, desde donde brota la verdad. Y desde ahí investiga. Silencio...

He sentido la realidad del silencio en estos momentos. Ahora me pregunto: ¿Por qué lo más auténtico, esa vibración íntima de ser, lo que nos permite vivir con intensidad, se produce solo en el silencio?

La realidad no es vacía o silenciosa. Es plena y es una maravillosa melodía. Es esa música callada, esa soledad 27

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sonora de la que habla Juan de la Cruz. Cuando utilizamos el término silencio lo hacemos para referirnos al enmudecer del pensamiento. Es silencio de la identificación con el pensamiento. Silencio de esa ilusión de creerme que soy el pensamiento. No se silencia, no se vacía la realidad, es un silenciar y un vaciar la irrealidad. Es un vacío de ilusiones, silencio de la supremacía del pensar. Y ahí surge una bella melodía que es plena, total, ilimitada e inexpresable en su inmensidad. Hemos de hacer este descubrimiento. Es lo único que nos interesa descubrir al investigar, porque en el silencio encontraremos el matiz de lo real y de lo irreal.

¿Cómo aparece la realidad desde el silencio?

El silencio transforma todo como una revolución. Lo que parecía la realidad resulta entonces ilusorio y lo que creía no ser nada sino oscuridad, se ilumina. Desde la ilusión lo real no cuenta, no existe. Desde lo real, lo irreal no nos toca.

Pero sigue la mente funcionando y todos los acontecimientos se producen aunque yo esté en silencio. ¿No es esa una experiencia subjetiva al margen de lo real?

No decimos que lo que suceda sea irreal para nosotros. Decimos que la manera en que lo vivimos, identificándonos con todo lo que aparece como si fuéramos nosotros es ilusoria. Toda esa realidad relativa, ese mundo de experiencias es en realidad el movimiento de la mente. Y la mente es la luz. Si viéramos la vida como expresión de 28

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aquella luz estaríamos en la verdad, si viéramos cómo lo divino se manifiesta en muchas formas y miradas, si viéramos eso, estaríamos en la verdad. Sabríamos lo que es real, la conciencia misma creadora, y lo que es irreal: la visión del movimiento en el tiempo como estable.

¿Cómo podemos verlo?

Ahora mismo lo estamos viendo si no nos entretenemos con pensamientos. Si lo vivimos notamos que la verdad no es una objetivación externa. Que la verdad nos crea desde dentro. Que estamos hechos de esa verdad. Los momentos de silencio nos realizan desde el fondo del ser. El silencio de lo ilusorio y la verdad nos construye, nos crea. ¿Qué somos realmente sino eso? Sin embargo la ilusión de identificarnos con lo que no es, nos está deshaciendo, dispersando. Y por esa dispersión aparecen los problemas que conocemos: tensión nerviosa, depresión, angustia, ambición, miedo. Y aparecen los opuestos en nuestro psiquismo como si fueran nuestra propia identidad.

Si no soy todo eso ¿Por qué no puedo eliminarlo?

Todos esos fantasmas los he formado por estar mal situado en mi conciencia. No he de luchar contra ello. No tengo que luchar contra fantasmas. ¿Para qué luchar contra lo que no es? Como en la batalla del Quijote contra los molinos de viento, solemos perder nuestro vivir luchando contra ello. Decimos que organizamos nuestro tiempo así. Y es natural que lo hagamos. Don Quijote hizo bien en arreme29

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ter contra los molinos porque él veía gigantes que le atacaban. Por eso está bien todo lo que hacemos. Pero si pudiéramos descubrir cuál es la realidad desde el silencio y con esa luz iluminarlo todo ¿qué sería de aquellos fantasmas psicológicos con los que luchábamos? No sabríamos nada más de ellos. Lo falso no soporta lo verdadero. Se disolverían en el silencio. Como la oscuridad no puede convivir con la luz, lo verdadero no tiene opuesto. Solo la verdad es. Silencio...

Quisiera que me aclararas lo que estoy viviendo. Me siento desapegada de todas las cosas. Veo que no tengo nada que hacer. No me ilusiona ya lo que me ilusionaba. Veo con claridad que es lo mismo la acción que la noacción. Que las cosas se hacen por su propio poder. Noto que sucede lo mismo si actúo que si no actúo.Estoy contenta en la no-acción. A veces noto esa alegría. Pero todavía siento esas estructuras viejas del pensamiento. Se van callando con cierto dolor.

No es doloroso ese proceso en sí mismo, es doloroso para lo que creías ser.

Sí esa parte vieja es la que se queja. Así lo vivo. Lo otro, lo que va saliendo del fondo es feliz.

Lo nuevo no se entera de esa pesadumbre de lo viejo.

Estoy segura pero a la vez no sé qué hacer.

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Si te has dado cuenta de que librarte de la acción es librarte de la ambición de la acción, da igual lo que hagas, la vida está creando tu vida a través de ti. De hecho es eso lo que sucede, si no hay interferencias. El querer hacer, interviene y dificulta la espontaneidad del vivir. Cuando vas viendo ese movimiento hay una liberación interna. Notas allí el verdadero fluir de la vida. Todo se hace porque el vivir es expresión espontánea de lo real. ¿Puede haber angustia o miedo cuando se es consciente de esto? Solo hay serenidad, paz, la única paz. Si hay un asombro, una mirada asustada ante la verdad, es el aspecto condicionado que la memoria mantiene, es la persona que creía ser. Lo real es esa alegría nueva de la vida liberada a sí misma.

Tal como me encuentro ahora ¿qué crees que tengo que hacer?

En tu mirada todavía se percibe un temor ante lo que eras y no serás más. Es el temor de salir de los caminos establecidos ¿Qué haré fuera de esas pautas trazadas del pasado? Esas líneas están trazadas para que las sigan los que están dormidos, para las personas que se creen separadas. Pero no son para ti, que no eres esa persona separada. Para aquello que está despierto en ti, no hay ninguna línea de conducta establecida. Sólo hay libertad. Tu persona decidirá seguir lo establecido o no seguirlo. Según los casos. El discernimiento lo señalará. Tú eres en todo momento libre, tanto cuando sigues lo establecido como cuando no lo sigues. No necesitas obedecer ni tampoco revelarte ante lo que se presenta. Tu situación es nueva, espontánea.

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¿En alguna ocasión hay que seguir lo que antes se seguía o nunca?

Deja que lo que se está haciendo en la vida, se haga. A veces lo que “hay que hacer” viene de experiencias pasadas. Unas cosas empujan a otras. En la temporalidad todo se guía por la cadena de causas y efectos. Se colocaron las causas para que ahora aparezcan unos efectos. Y aparecen en el vivir. Lo que eres es libertad, y no debes asustarte ante lo que aparece en el tiempo. Silencio...

¿Esa espontaneidad en el vivir, es algo objetivo?

¿Qué significa objetivo para ti?

Pregunto si es común.

En el despertar no hay ninguna separación entre lo objetivo y lo subjetivo. Pero no podríamos decir que la vida espontánea es lo mismo para todos. No es algo repetitivo. No es la repetición que aparece en la superficie de la conciencia. Lo que vivimos despiertos no es lo mismo que lo que vivíamos dormidos. Sin embargo es único. Tu identidad es única, no es igual al otro porque no hay otro. Lo real, lo verdadero, lo sagrado no se repite porque solo hay uno. Y así estamos unidos, a pesar de la aparente diversidad, a partir de ese silencio. No porque seamos uniformes. Eso aparece solo en la separación de las formas. No son formas iguales. El ser es único. Sabemos que eso no se puede comprender con el pensamiento, pero si lo intuyes, de 32

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ahí surge el amor. Si fuéramos entes separados, diferentes ¿Qué sentido tendría el amor?

¿Cómo se expresa ese uno en el amor?

En el amor notamos esa magnificencia de la unidad. Vemos su valor. Cuando sentimos el amor todo adquiere un valor nuevo. Ese valor no es competitivo, no se puede comparar. Cada instante de amor es único. Lo que sentimos en el enamoramiento es único. El instante que vivimos al sentir la unidad en una mirada, aquello no se puede repetir.

¿Y la persona es única también?

Lo que se trasparenta a través de la persona, lo que descubrimos en el amor, es único. Y la persona como forma externa separada de mí ¿qué es? Nada. Apareció y desaparecerá.

¿Cómo puedo ser inteligente si soy espontáneo? ¿No es eso ser instintivo? ¿Cómo actúa entonces la inteligencia? Explícamelo, por favor.

Tú eres inteligencia consciente de sí, un ser humano. No eres el instinto, inteligente a otros niveles. Este es compulsivo. Cuando no hay un despertar, actúa el impulso inteligente de la naturaleza del instinto. A eso se ha llamado espontaneidad pero no es de la que hablamos. Esa compul33

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sión de la naturaleza para crear formas es un estímulo vital. No tengo que limitarme a ese movimiento de la vida. Lo noto porque se expresa como una pasión, es una energía que funciona de otra manera. Como funcionan las fuerzas físicas inteligentemente, también lo hacen las energías biológicas. Pero la inteligencia en sí misma es solo luz. Allí no hay compulsión. La luz no arrastra, permite la libertad. Y la conducta que brota de la inteligencia es libre. Y al iluminar con el gozo de lo creativo surge la acción. Esta acción es creativa. La otra no lo es. Es creación de la naturaleza pero no es creativa a nivel humano. Cuando estamos conectados con la inteligencia surge lo que llamamos inspiración. No se da cuando me encuentro en lo que llamo mi inteligencia, reflejo de aquella inteligencia, pero tapado con las pautas de las opiniones mías o de los demás, distorsionado por los miedos o los deseos de conseguir algo. Esa luz oscurecida a la que llamo mi inteligencia no es creativa. Solo la conducta espontánea lo es. Es nueva en cada instante. No necesita las reglas establecidas por las teorías del arte. Así, es creativo un movimiento, una sonrisa. Es creativo el vivir desde el ser. ¿Hay algún matiz que falta aún por ver? Tu mirada expresa que falta algo ¿no es así?

Sí, ¿la intuición para actuar es inspiración?, ¿viene de la inteligencia?

Nos parece que es intuición cualquier cosa que llega sin pasar por el nivel racional

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A eso me refiero.

Empleamos así las palabras. Decimos que actuamos espontáneamente, por intuición. Pero la verdadera intuición supone una visión inmediata, sin razonamiento, por encima de la razón no por debajo de ella. La inspiración aparece creativamente cuando la razón se silencia, porque hay una luz más potente que la ilumina. No cuando la razón está dormida y aparecen las deformaciones soñadas. Las necesidades inconscientes, los miedos individuales o colectivos no llevan a la acción espontánea, sino a la acción impulsiva o compulsiva. Hay tanta confusión por no ver claro esto que en lo que consideramos arte, difícilmente las personas distinguen lo que es criatura del inconsciente, del pasado, muerto ya o lo que es verdadera creación. Muchas veces se adoran los ídolos de las formas muertas del pasado. Lo que viene de la inteligencia, lo que es creativo se reconoce porque quien toma contacto con ello se siente elevado hacia la verdad. Mientras lo que viene de las capas subterráneas de la conciencia puede ser destructivo y siempre es oscurecedor en vez de iluminador. Por eso se nos dijo hace siglos: “por sus frutos los conoceréis”. Porque si no se ve en el momento lo que no es creativo, se puede ver a continuación por sus efectos. Secuelas negativas de desánimo, destrucción, agresividad. Aquello que viene de lo supraracional se expresa como alegría de ser y ayuda a despertar.

¿Lo que produce placer viene de lo irracional?

El placer es algo condicionado. Lo ha puesto ahí la naturaleza con unos fines limitados. No podemos actuar por 35

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placer porque eso nos llevará a una conducta mecánica no creativa, dispersará nuestra energía en lugar de llevarla a la lucidez. Y nos frustrará encontrarnos inevitablemente con el opuesto, el dolor. El placer está ahí, está muy bien situado. Si en un momento dado tocamos el placer, en nuestro vivir creativo, en otro momento tocamos el dolor. Pero si buscamos el placer huyendo del dolor, nos perdemos, vamos en la dirección opuesta a la libertad. Cuanto más buscamos el placer menos somos nosotros mismos. Nos limitamos, nos olvidamos de nuestra identidad ilimitada. Aunque no lo estamos diciendo explícitamente, seguro que alguno de nosotros piensa ¿cómo puedo aceptar igual el placer que el dolor? Eso no es posible. Si me identifico con aquella zona donde se percibe, no puedo estar indiferente. Enseguida busco el placer y rechazo el dolor. Pero si no estoy identificado allí en la superficie, si estoy en la totalidad, abrazo aquella zona limitada desde lo sin límites.

¿No necesitamos algún placer?

No necesitaré placer si soy la felicidad. Pero si me he olvidado, si dormido me creo desgraciado, entonces necesitaré el placer y lo buscaré desesperadamente, creyendo que es mi salida. Pero mi única salida del sufrimiento existencial es descubrir lo que soy.

La palabra felicidad nos lleva a pensar en el sufrimiento como lo opuesto. ¿No sería mejor buscar otra palabra como calma, serenidad?

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Puede usarse la palabra que más evoque la vivencia. Todos buscamos la felicidad a muchos niveles. La calma tiene también su opuesto y no es tan atractivo. Podríamos emplear, si te parece, el término plenitud que muchas veces utilizo para sustituir el de felicidad tan condicionado por el mal uso que hacemos de él. Hablamos de felicidad como lo contrario a la desgracia, lo que sobreviene cuando las cosas no van bien. Así como la palabra amor está muy condicionada, la palabra plenitud no se ha usado en ese sentido. Cuando descubrimos que somos esa plenitud no necesitamos ya el placer. Y la verdadera serenidad está en la plenitud. Es la paz, no la que se opone a la guerra. La paz de la que todo está hecho.

Con esa paz se puede estar en el bullicio del mundo o en la guerra ¿verdad?

La misma guerra está hecha de paz si sabemos mirar. Todos los opuestos tienen su origen en la unidad.

¿Pero, qué paz puede ser la de la guerra?

Es una paz que no se reconoce a sí misma. Una paz que se está buscando. También el odio es un amor que no se reconoce como amor. Es el amor que se busca cuando se ha perdido. Silencio...

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Para conseguir vivir en el silencio ¿hay algún medio?

No, no hay ninguno. El silencio sobreviene, es una presencia inesperada. Es inútil intentarlo con algún medio porque no depende de ninguno. Es espontáneo porque es creativo. Cuando te acercas a la verdad empiezas a notar la llamada del silencio. Esa presencia real en el silencio de la mente te está llamando y las circunstancias se van adecuando para que puedas responder. Encontrarás momentos de soledad, y también de silencio exterior, donde más fácilmente puedes descubrirlo. Cuando dos personas se enamoran buscan momentos para encontrarse. Cuando aquella realidad te enamora, encuentras las situaciones adecuadas para encontrarte con ella. Los momentos que surgen espontáneos de esa demanda interior, una vez que has descubierto la verdad, esos momentos de soledad y de silencio son verdaderos.

Pero tenemos algunas metas cuando intentamos meditar.

Concentrar la mente, eliminar la angustia, ser más sensible, más inteligente, son las metas. Y cuando tengo una meta ya sé que me mueve la misma ambición de siempre para adquirir objetos materiales o espirituales. Siempre se trata de un movimiento equivocado el creer que me falta algo y querer conseguirlo con el pensamiento, con la voluntad egocentrada.

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¿Qué he de hacer entonces para vivir el silencio?

Descubre la verdad y enamórate de ella, contémplala. Aparecerá así en el tiempo el silencio que no es del tiempo. Para todos los que estamos aquí se ha hecho un tiempo para hacer esta investigación, ¿cómo se ha hecho? La vida establecida no lo tenía previsto. Es algo que ha ido surgiendo cuando un grupo de seres humanos ha tenido una demanda, una llamada interior hacia ese silencio. La vida condicionada en la que me ocupo de mantenerme o de que la comida esté a su hora, o de poder pagar o cobrar lo previsto, la vida que está programada de esa manera, no incluía una investigación que no es para conseguir algo. Esta reunión está fuera de lo establecido. Sin embargo se ha presentado. De alguna manera en la vida de todos nosotros está aflorando una atracción hacia lo verdadero. De no ser así no se habría materializado en esta situación que vivimos hoy. Así los momentos de contemplación tienen que surgir de una demanda interior.

Noto como una “chispa” que no sabe de dónde ha venido. Creo que es mi demanda. ¿De dónde viene eso?

De la luz misma viene esa “chispa” luminosa.

¿Entonces hay elegidos o tiene derecho todo el mundo a tener esa “chispa”?

No solo tienen todos derecho sino que todo ser humano está hecho de esa luz. Pero a veces no llegamos a reco39

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nocerlo. Todavía estamos soñando que vivimos una película. Cuando salgamos de ese sueño, de ese argumento inventado, cuando salgamos del cine, nos encontraremos con lo que en verdad somos. Y contemplaremos nuestra luz. La luz contemplará a través de nosotros. No es un derecho, es nuestra naturaleza. Somos libres sin embargo para estar todo el tiempo que queramos pensando que nuestra naturaleza consiste en las formas que se han ido añadiendo. Las formas han ido tapando la luz. Y podemos estar creyendo que somos esas formas mentales, físicas, todo el tiempo que queramos. Aunque, cuando tocamos la realidad, el tiempo queda barrido. En realidad nunca existió.

Pero me preocupan algunas personas.

A veces nos preocupa que una persona no llega a descubrir lo que es y busca en vano. Y que, incluso es posible, que llegue a morir sin descubrirlo. La naturaleza mantiene sus formas el tiempo justo, en armonía con el todo. Y la flor florece cuando tiene que florecer. No se preocupa la naturaleza si una planta ya está florecida y la otra aún no tiene flores. Cuando sea su momento florecerá. El tiempo no existe desde lo eterno. Por eso todo ese movimiento temporal que nos preocupa, es perfecto visto desde la eternidad.

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II. LA REVELACIÓN DE LA VERDAD VIVA

1. ¿Cómo actúa la verdad? La verdad como estado de comprensión, la verdad que vive y se expresa a través de nosotros, esa verdad a la que alude el consejo: “vivid en espíritu y en verdad”, no es una representación entre otras en este mundo de fenómenos cambiantes. No es algo muerto. Vive. ¿Podemos vivir desde la verdad? ¿Podemos empezar ahora a vivir así? La verdad como comprensión, no es utilizable, no es útil para nada en concreto. Porque es más amplia que los espacios infinitos, Vive por ella misma, se mueve libremente y no la puedo aplicar a ninguna cosa. Es libre e impredecible y obrará espontáneamente en nuestro vivir. No podemos captarla y luego utilizarla para algo particular. Lo que hemos comprendido está vivo, y al tener vida propia actuará solo. Trataremos de perfilar el camino de esta actuación de la verdad en nosotros. Dimos un giro a esa actitud habitual y nos hemos dado cuenta de que ese yo posicional no es quien actúa al vivir. Está soñando, imaginando que hace algo. Es la vida inteligente, a través de la comprensión de cada momento, quien realiza la acción. Lo que hemos comprendido es tan vivo, que somos nosotros mismos. No es una moneda intercambiable la verdad, no se negocia con ella, es algo que está en nosotros y vivimos desde ello en la medida de nuestra comprensión. Con mirada rápida podríamos ver de qué mane41

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ra se manifiesta la verdad en nosotros, cómo será el camino, cómo se irá haciendo nuestra mente contemplativa y cómo aprenderemos a actuar desde ella. Somos la verdad que estamos creando. No hay otra porque ésta incluye todo lo que conocemos. Ese descubrimiento de lo que somos hará que desemboquemos ahí directamente. Es un descubrir en el que no hay etapas metódicas. Y la verdad de nuestro descubrimiento dependerá de la lucidez de un instante de profundización en la conciencia. No dependerá del tiempo que hayamos dedicado a la repetición de un método. Porque esa misma lucidez es la realidad de la que estamos hechos y es la verdad a la que nos dirigimos. No tendrá valor si es el intelecto quien lo formula, lo compara con lo aprendido en el pasado, lo juzga y archiva. Entenderlo con el intelecto es algo diametralmente opuesto a la comprensión total que aparece en la conciencia única, detrás de la capacidad intelectiva. Cuando digo “sé”, si lo he entendido con mi máquina de pensar, no he comprendido. Puedo estar manejando verdades relativas pero no estoy en la verdad. Por eso en esta investigación no nos limitaremos al trabajo del intelecto. No perderemos energía en ese esfuerzo intelectual. No trataremos de retener nada con la memoria. Dejaremos relajada nuestra zona pensante y nos mantendremos abiertos a esa lucidez con la que podremos descubrir lo nuevo. Y si hay un descubrimiento, quedémonos ahí, en la contemplación de donde surge el descubrir. No atrapemos con la memoria esa verdad como objeto, no nos distraigamos jugando con ella al pensar. Cuando surge la verdad como estado de ser, el concepto objetivado carece de importancia.

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2. La verdad que nos libera Al surgir una verdad, si la repito, de inmediato estará muerta, ya no será la verdad viviente. Solo es verdadero un instante atemporal que contacta por un punto sin dimensión con lo eterno. Así no tiene sentido retenerla. Parecería que las verdades se conservan muy bien. Hay sitios donde conservarlas, bibliotecas o computadoras. Ahí se conservan representaciones de la verdad, y en nuestro propio cerebro también. Si queremos, podemos vivir de las representaciones como es lo habitual, alimentarnos de ellas, aplicarlas a nuestra vida, disentir con otros sobre esas representaciones. Pero la verdad es un estado de ser. Solo se capta en la lucidez del instante e investigamos para descubrirla. Contemplamos la lucidez que aparece y contemplándola vemos que somos lucidez. Y si tenemos la alegría de lograr esa evidencia, sabremos que no somos más que luz ¡qué libertad se producirá en nuestro psiquismo! De inmediato estaremos libres, sin motivo ninguno, libres de las preocupaciones que se han creado en el tiempo. Nos libramos en el acto de todo lo que creíamos que éramos, de recuerdos del pasado, de culpas, de responsabilidades imaginadas. A partir de esa libertad, nuestra vida transcurrirá espontánea e inteligente y naturalmente bella. Entonces es cuando puede surgir el amor auténtico que considerábamos algo lejano. Lo que no brote de esa libertad que viene de la verdad, no es genuino, es símbolo, es copia, es sueño o imaginación. Podríamos permanecer ahí sin darnos cuenta días, años y vidas. Y en un instante de lucidez, al ver aquello de lo que estamos hechos, descubrir la libertad de ser. Podría, sin embargo escapar enseguida. En el momento de decir “yo sé”, ya no estoy en la verdad. La he escindido en dos: 43

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yo y lo que sé, el objeto, el mundo, las personas y Dios. Todo lo que surge a partir de ahí, no es verdadero. ¿Vemos a qué verdad nos referimos en esta investigación? Sé que ahora es de día. Sé que el tren sale a las cinco. Las verdades relativas que están en el tiempo surgen del “yo sé”. Para vivenciar lo que soy, lo que la realidad es, no puedo usar ese mismo aparato mental relacional. La verdad no es una relación. Las relaciones son solo relativamente verdaderas o relativamente falsas. Lo que conocemos a través de los sentidos, está formado de relaciones. En física se ha llegado a la conclusión de que todo son relaciones y por eso se ha considerado que la realidad se expresa en un lenguaje matemático. Porque las matemáticas son una relación de cantidades medidas, pero esas medidas son relaciones también. Las matemáticas son una relación de relaciones. Y por eso lo conocido responde a este lenguaje matemático. La realidad a través de nuestro proceso de pensar no es más que eso, un lenguaje relacional. Aceptamos en ocasiones que la realidad es relativa, pero creemos que se trata de una relación entre cosas reales. No, es relación entre relaciones hasta el infinito. Y al final no hay ninguna realidad. Nos producirá una gran sorpresa el quedarnos sin la representación. Lo inteligente es que vayamos descubriendo ya la realidad para que cuando llegue el momento de dejar lo representado, vivamos serenamente lo que somos. Ya vemos que no se puede conocer lo real porque todo lo que trato de conocer es un objeto de mi conciencia. Todo lo conocido está formado por representaciones. Mi cuerpo es mi objeto, mi vida es mi objeto..., cuando conozco algo, no es la verdad. Por tanto la mejor preparación para descubrirla es decir “no sé”. Porque así permito que ella misma se presente. La verdad que siempre está ahí, que me está 44

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envolviendo, puede penetrar en una mente vacía de lo que creía ser, de lo que aparece en el tiempo. Hasta aquí puede parecer que hablamos de algo misterioso y que nos encontramos en un estado permanente de falsedad, pero no es así. Lo verdadero está expresándose constantemente en este modo relacional. Se expresa a partir de ese anhelo de descubrir, de amar y ser amado, el anhelo constante de la verdad, del ser en nosotros. A partir de la belleza que produce la armonía de todas las relaciones, de las apariencias en que he dividido la verdad una, a partir de esa belleza que impulsa la armonía como una inspiración, a partir de todo ello, se está expresando lo divino. Lo divino que no está personificado. Ya nos habremos dado cuenta de que las personas son un cúmulo de relaciones. ¿Qué intentamos salvar de esa entidad imaginaria que se proyecta en la temporalidad? La persona está en constante transformación porque está en el tiempo y desaparecerá ¿qué adelantamos con proyectarla en ese anhelo de lo verdadero? Hacemos así una realidad imaginaria más. Deshagámosla ahora, iluminados por la inspiración. Todas las realidades que hemos creado con la imaginación, deshagámoslas ahora.

3. Una revelación Puedo liberarme de todo lo que mantiene la memoria, de lo que sé sobre las cosas, de los cálculos, la astucia, la experiencia, de todo lo que parecía una ayuda para “el vivir” hasta el momento de la revelación. Me apoyaba constantemente en lo que conocía y quería conocer. Mi vida era una búsqueda de mas conocimiento, mas experiencia. 45

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Pero después de descubrir el valor de la existencia como inspiración cae por sí mismo lo conocido. No lo necesito ya. Y descanso confiado en los brazos de la Vida. Dejo de ser un buscador. No pretendo conocer para saber, para adquirir poder, para evitar el dolor, para ser algo. Porque me he dado cuenta de que no tengo nada que conseguir, no hay ya nada que me falte y ninguna cosa de las que se me ocurra, me va a dar la plenitud que anhelo. Lo que soy, lo soy desde la eternidad y cuanto imagine poder llegar a ser, es un conocimiento que se ha añadido a lo real, es un disfraz. Puede llegar un momento en que ya me canse de vivir a base de cosas añadidas, pensamientos, ideas, que me canse de vivir lo conocido. Los conocimientos se han organizado en las bibliotecas y archivos de mi mente para asegurarme, para anticiparme. Pero nunca llego a aprender a vivir, a pesar de tantas experiencias, tantos consejos, tantos estudios, tantas especializaciones. ¿Por qué? La verdad no es un medio para asegurar aquello imaginario con lo que estoy viviendo. Y para tener acceso a su revelación he de prescindir de lo que creía ser. La actitud más corriente en la búsqueda es la del que quiere algo para añadirlo a lo que ya tiene. Voy tras algún conocimiento especial, misterioso, una técnica, algo para mejorar lo que tengo. Como si lo que poseo fuera real y solo necesitara algún retoque, algún adorno añadido. Esa posición no tiene sentido. El vivir es todo o nada. Si he descubierto lo falso, se desprenderá de una vez y ahí empezará el movimiento vivo del aprender; el aprender que es la vida misma que se revela y se está revelando a través de mí. Cuando he descubierto que lo conocido crea un mundo adicional que no es real, inventado por la mente y fortalecido día a día en la repetición del tiempo, 46

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entonces he soltado lo conocido. He descubierto que estoy viviendo en un mundo imaginado y no en la realidad. Y me quedo en vacío, en silencio, completamente disponible para la vida, abierto a la revelación de lo divino. Esa sería la verdadera revelación, el sentido profundo de lo que es la religión del ser humano: vivir en la presencia de lo divino. En esa presencia he de estar desnudo, pero no estaré desnudo de ropas, estaré desnudo de creencias, de sentimientos, desnudo de maneras de ver, desnudo de formas, de realidades separadas. Lo real es un fluir constante de la vida. Mi mente ha de ser ese fluir sagrado. Un punto en el que aparece el constante aprender. El movimiento incesante de descubrir lo nuevo, ese movimiento, será mi vivir. Y no lo encontraré de una vez para siempre. En cada momento se me está revelando.

4. La revelación se da fuera de los objetos Si la vida es luz, no descansa en ninguna forma. Cada vez que la vida se queda en una forma, en un objeto, se estanca, no fluye. No hay ningún objeto que frene la verdadera vida, ni persona ni mundo ni sociedad ni dios. Cuando interpongo a mi vida un objeto se pierde el movimiento de aprender espontáneo. Acumulo datos, acumulo experiencias, pero están muertas porque la verdad es viva y se aprende a cada instante. Si me doy cuenta, si he aprendido a diferenciar lo que está muerto de lo que está vivo, si veo lo que viene directamente de la luz, que es lo único que tiene vida, ya no me conformo con lo establecido, no me sirve. Existir como ser humano es algo extraordinario y no es ser algo, es ser nada y ser todo...O ser la vida total, 47

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o no ser nada sino una imaginación. Aprendamos a distinguir lo que es real. Nunca lo real es un objeto. Lo real es total y por eso nuestra mente lo considera sagrado, desconocido. Pero no es desconocido porque todavía no lo he conocido, sino porque no lo puedo conocer, porque no lo puedo hacer un objeto de mi mente y clasificarlo entre otros objetos. Por eso han quedado a un lado las falsas actitudes religiosas, como cosas muertas, sin sentido, porque se han basado en un dios que se usaba dentro del sistema mental de referencias. Dentro de las relaciones de lo conocido aparecía un objeto más, dios, para poner orden en este mundo imaginario, objetivado. Pero eso no era una revelación. Formaba parte del mismo mundo soñado, pensado.

DIÁLOGOS Comenzaremos con unos diálogos para que surja espontáneo todo lo que la investigación está movilizando en estos momentos. Cuando se produce la comprensión de la verdad, el hecho de seguir en esta comprensión ¿produce una acción por sí mismo? ¿Es suficiente con mantenerse ahí, como nos has dicho?

Cuando se produce esa comprensión desde una visión verdadera, vivida, no hay nada más que hacer, solo contemplar. Y contemplar no es hacer nada. No se puede defi48

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nir lo que es contemplar. Es ser todo y nada a la vez. Manteniéndote en ello sin ningún esfuerzo, aquello actuará. Ya has visto que no hay que conseguir nada exterior. Al darte cuenta de esto, cesa el esfuerzo. Entonces permites que la comprensión vaya ganando terreno en tu interior y se produce una mayor comprensión, sin que interfiera en ello tu voluntad. Si aparecen las dudas en el pensamiento, lo mejor es no tomarlas en cuenta. Se ven y se mantiene la observación serena. La sabiduría produce sobre todo serenidad. En esa serenidad todo se va creando. La verdad va tomando cuerpo de manera natural, se va creando en ti.

¿Quiere decir que cuado conectamos con la verdad, es como si estuviésemos en una especie de “eterno ahora”, en el que se va haciendo todo y se hace el camino solo?

No es “como si”, realmente se crea desde la verdad nuestra vida en el eterno ahora. No hay proyección al futuro, el presente es la única entrada a lo real. Cuando mi mente puede darse cuenta de que no existe el tiempo, de que no es verdadero, ya no hay nada más por hacer. Entonces es cuando empieza la vida creativa, es esa verdadera alegría de la vida expresándose en libertad, de la que todos conocemos algún atisbo.

¿No nos puede ayudar para aprender a contemplar el imaginar en Dios una persona como nosotros, tal como dice la tradición cristiana, aunque lo llamemos de distintas maneras?

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En un principio puede que veamos una ayuda en ello. A Dios se le puede llamar de muchas maneras, como dices. Pero si lo llamamos con un nombre y un concepto limitado, limitamos también nuestra concepción de él. Lo divino es desconocido para nuestra mente, porque es la totalidad sin medida. Dios no tiene límites. Cuando en nuestra mente limitada lo definimos, lo encerramos en un molde particular y según donde nos encontremos respecto a la conciencia, conoceremos una u otra representación de Dios. Aquí estamos proponiéndonos ampliar esa conciencia, con lo que el concepto que tenemos de lo que es Dios se ampliará también.

¿Por qué creemos entonces que Dios es personal?

Cuando creemos que la máxima realidad que puede haber es la persona, decimos que Dios es una persona. Una persona que nos ama. El concepto se forma con lo que más valoramos en la persona. Pero podemos ampliar nuestra visión si salimos de ese esquema, dándonos cuenta de que las personas son formas temporales.

¿Cómo podemos ampliar nuestra comprensión de Dios?

Ampliar nuestra comprensión de lo que es la divinidad, la conciencia total desbordará el concepto de persona. Todas las limitaciones que se han aplicado a Dios, un Dios que se ofende, que hay que conquistar para que conceda un favor especial, todo eso está dentro del marco de creerme una persona separada de las demás y a Dios como otra 50

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persona también separada. Es toda una obra de teatro que en ese lugar de la conciencia tomamos por real. Pero si queremos investigar más allá de la concepción habitual, nuestra investigación hará que aquello que llamamos Dios se amplíe infinitamente. Se caerán así todas las restricciones y lo que llamábamos nuestra persona también. Ampliando nuestra visión, nos encontraremos con grandes sorpresas. La conciencia divina se expandirá hasta abarcarlo todo. Nuestra conciencia lo incluirá. Y coincidirán las dos en una. No hay nada más que Dios. Lo profundo de ti es eso.

Hay una barrera entre yo y el ser supremo que no puedo saltar.

No hagas barreras. No pienses en el ser supremo. Lo que intuyes como lo divino, contémplalo. Los místicos lo han hecho y hablaron de la unión con Dios. Desde la aparente separación, por la contemplación descubrieron la unión. Contémplalo. No pienses en ello. Cuando es la conciencia la que se une, cuando se produce la contemplación desde lo profundo de la conciencia, se rompen las separaciones. Los que no lo han vivido solo especulan sobre la separación pensada. A eso se llama Teología. ahora trataremos de investigar en la verdad total.

¿Qué hacer para aproximarme a la verdad de que estoy fuera del tiempo? ¿Podrías explicármelo?

Crees que estás en el tiempo. Pero a veces intuyes que algo escapa a la temporalidad. En la contemplación de algo 51

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bello, cuando te enamoras, cuando amas, cuando descubres una verdad que te sobrepasa, en esos momentos intuyes lo infinito, lo que escapa al tiempo. No te aproximas a ello, lo vives.

Todo cambia y continúa, sin embargo ¿La continuidad que vemos no es del tiempo?

La continuidad está hecha de tiempo. Pero lo que permanece a pesar de los cambios que se dan en el tiempo es la esencia atemporal. Si ves lo que permanece en lo que cambia, estás haciendo un trabajo de discernimiento. Estás separando la esencia de lo accidental, de lo relativo. Así nos han recomendado en nuestra tradición filosófica desde Platón hasta la fenomenología de Husserl. Contemplemos lo que es esencial y nos daremos cuenta de que nuestra naturaleza está hecha de ello. Lo cambiante es y no es, aparece y desaparece. Y nosotros intuímos que somos. Si soy algo, soy la inteligencia que es. Si soy algo, soy la vida que es, no las formas que están desapareciendo en cada instante. Si soy algo, soy lo eterno porque no hay nada más que lo eterno.

¿Por qué si he de comprender algo tiene que ser en el instante presente?

Para no caer en la continuidad del tiempo que es lo pensado. ¿Puedo captar el instante? No puedo atrapar el instante con el pensamiento porque el pensamiento es una proyección del pasado al futuro. Si quiero vivir el presente, tengo que vivir en silencio. 52

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Has dicho que nuestra mente es limitada. ¿Soy yo entonces limitado?

Nuestra mente es representativa. Solo hace imágenes. La inteligencia que está detrás es ilimitada. Eso es lo que eres.

Cuando digo, yo soy un ser ilimitado ¿Estoy diciendo la verdad?

Dices una verdad. Pero ¿Quieres decir yo soy un ser ilimitado o “soy el ser ilimitado”? Rompe las barreras del yo.

Quisiera preguntarte sobre un aspecto que ha estado presente en la investigación que hemos hecho. Ha habido una asociación entre la experiencia de la verdad y la vida como algo indisoluble. Comprendo que la experiencia de la verdad es incondicionada, es lo inmediato. Sin embargo, por mi propia vida y lo que puedo ver de los demás seres humanos, esa experiencia incondicionada de la verdad produce efectos diferentes. Solo hay una vía en la que esa experiencia de la verdad produce claridad, es luminosa. Es lo que se ha llamado tradicionalmente “la vía directa”. Quiero preguntarte cuál es la condición para que la participación en la verdad produzca ese efecto.

No hay ninguna condición. Has de descubrir esa lucidez que eres. No tienes que intentar participar de ella. Ahora mismo que estás profundamente interesado en descubrir cómo puedes participar de esa luz, mira como ese interés viene de la misma luz. Porque eres lucidez, amas la lucidez. 53

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Sé feliz siéndolo. Verás como todo ello es creativo, pero no mires lo que produce, solo lo que es.

Al empezar a adentrarme en este camino, quisiera parar todo y quedarme en el estado contemplativo. Pero ¿qué hacer con el resto de la vida?

Te sucede esto porque das realidad a lo condicionado, a lo que hace tu persona, independiente de la contemplación. Cuando empezamos a ver la libertad que produce el contemplar, no tenemos ya interés en volver a entrar en los moldes condicionados. Y solo hay una salida. No se da una contemplación aparte de lo que la vida plantea, aunque así parezca. En cualquier circunstancia que vivas, incluso en aquellas que exijan de ti más dedicación, en toda situación, desde dentro, eres libre. Y esa libertad está originada en el contemplar. Al expresarla no se limita, permanece tal como es. Como ser humano te encuentras entre lo finito y lo infinito. Al colocar tu realidad en lo infinito, eres lo infinito. Puedes dejar que lo finito de ti se relacione con lo finito de las cosas. Cuando se produce una dicotomía, ya sabes por qué es. Has dado demasiada realidad a lo finito. No es porque tengas que separarte de todo, porque la sociedad está mal, porque hay que vivir una vida distinta, como nos suele parecer a todos. Lo que verdaderamente está ocurriendo es que damos demasiada realidad a lo finito. No hay dos realidades.

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A veces me parece que no me preocupo de nada. Tengo la sensación de que se resuelven solas las cosas. Pero pienso ¿será pereza? ¿Qué será? ¿Habré perdido la preocupación por las cosas de la vida?

¿De dónde te viene esa culpabilidad? Te han engañado al decirte que tienes que conseguir unas cualidades y eliminar unos defectos. Tú no estás ya en esa etapa infantil. Déjala, no tienes que preocuparte más de qué defecto o de qué cualidad tienes. Eso es trivial. Tienes todas las cualidades y todos los defectos, de modo que quédate tranquila. Espontáneamente deja que la vida se mueva y si estás libre por dentro, tus vehículos externos responderán adecuadamente a los retos exteriores.

Si estás en la verdad, creo que aparece algún tipo de confirmación en lo concreto sin buscarlo, inesperadamente ¿Es así como voy aprendiendo?

Sí, es un aprender constante. Estamos aprendiendo constantemente. Puede parecer una contradicción y a veces no se comprende. Las cosas están ahí, eres la verdad. Y además estás aprendiendo constantemente de esa verdad que eres. Es un constante movimiento de aprender sin fin.

Es solo una leve sonrisa. Sin apegos, se controla todo. Sé lo que soy, sin saberlo, lo cual me lleva a un abandono y una gran confianza. Abrazo desde ahí todo y es un gozo.

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Consuelo Martín

Al mismo tiempo que se controla todo, tú no controlas nada. Confías. No te sirve ya ningún cálculo. Todo surge espontáneamente.

¿Se puede vivir desconectado del argumento de la vida?

La verdad no exige ninguna desconexión. Vive todo lo que aparece. Eso no es desconectarse del argumento, es verlo con otra mirada. Desconectarte es quedarte en una zona de la conciencia porque la otra no te interesa. La verdad incluye, no elige, pero deja cada cosa en su lugar.

Pero si me involucro en el juego, no podré desprenderme.

¿Puedes ver una película siguiendo el argumento y sabiendo que es solo una película?

En la vida real se puede hacer eso a veces, generalmente uno cree que no hay nada más que la película.

Lo que vives depende de la realidad que des a la proyección. Igual sucede en el cine. Puedes llorar si crees que eres la protagonista que sufre. Todo depende de la realidad que das a lo que aparece ¿Y de qué depende esa realidad? De la verdad que hayas descubierto. Si descubres cuál es la verdad, tendrás una evidencia y no te engañará lo que aparece a través de los sentidos. Pero si lo que has descubierto es una pequeña intuición que no ha enraizado en ti, a la menor 56

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ráfaga de ilusión se irá. Y volverás a pensar que la realidad es la proyección. Es un proceso. La dirección de ese proceso es el ir dando menos realidad a las representaciones.

¿Solo se vivirá lo verdadero en un instante?

Siempre lo verdadero es en el instante. Pero cada instante puede ser eterno.

¿Cómo dejarse bañar por la verdad, como dices?

¿La has descubierto? ¿Cómo puedes bañarte en algo que no has descubierto aún?

He tenido alguna intuición.

Primero mira esa intuición que has tenido. La tienes que ver una y otra vez desde diferentes ángulos, porque quizás lo intuyes cuando se presenta de una manera y de otra, no. Esas intuiciones irán creando en ti la evidencia. Podemos llamarlo fe, no una fe de creencia, una fe de certeza. Entonces empezarás a sentir amor por la verdad. Amor es querer unirte a ella, querer estar en su presencia. Al estar en su presencia, la verdad penetrará en ti, te transformará, te hará transparente, te limpiará de errores. Se integrará lo que tú creías ser, con esa verdad que amas. Todo eso vendrá a partir de la intuición y el discernimiento. Aunque la intuición sea muy pequeña es más importante que todos los conocimientos acumulados y adquiridos por experien57

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cia. Es lo más importante. Jesús lo comparaba a un grano de mostaza. Así es la verdad que crea universos. Una semilla es pequeña cuando no se ha manifestado aún, pero tiene una potencia enorme para llegar a ser un gran árbol. Así la intuición que tienes, aunque sea muy pequeña es muy potente. Confía en ella.

¿Qué es lo que me impide la intuición de la verdad? Nos perdemos entre el observador y lo observado. ¿Qué lo impide?

Es una especie de hipnosis, como un sueño. Caer en un sueño ¿qué es? Es dar realidad a unas imágenes mentales. Nos preocupamos, sufrimos. Lo hacemos sin darnos cuenta. A unas imágenes relativas le damos realidad absoluta. Al repetir eso una y otra vez nos dejamos hipnotizar por esa situación inventada. Hemos de salir de la hipnosis.

¿Cómo puedo salir de ese sueño?

¿Desde el sueño podemos salir de él? No. Todo lo que hagamos desde el sueño será sueño. Todo lo que parte del observador y lo observado tiene la raíz del error, lo único que te sacará de ahí será la visión directa de la verdad. Que no es ya visión dual, es contemplación. Al empezar la contemplación se empiezan a borrar las barreras entre el que ve y lo visto. La contemplación es amor porque lleva a la unidad. El amor a la verdad nos salva de la hipnosis del error. Nos hace uno con lo que amamos.

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¿Cómo se va produciendo ese amor a la verdad?

Primero queremos conocer verdades, coleccionarlas. Después anhelamos comprender la verdad profunda que subyace en todas las verdades. Y la buscamos. Pero llega un momento en que empezamos a ver la verdad. Y cuando la vemos es tan sorprendente que nos involucra en su realidad, hasta el punto de acabar por ser la verdad misma. A partir de ahí no buscamos ya, ¿Qué más podríamos buscar? Lo más bello es descubrir que siempre fuimos verdad. Después de esa larga aventura en la búsqueda, por fin soy lo que siempre fui.

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III. EL VALOR SAGRADO DE LA VIDA

1. El descubrimiento de lo sagrado La vida tiene ese valor, ese único valor en el que están incluidos todos. Lo llamaremos sagrado. Es sagrado porque sagrado es aquello que va más allá de nuestras esperanzas, de nuestros cálculos, de nuestras perspectivas limitadas. Sagrado es lo que sobrepasa nuestra visión, lo que está más allá de ese pequeño lugar en el que nos hemos recluído: el corazón y la mente. Sagrado es lo que desborda los límites y se extiende en lo sin límites. Y ante ello, nos quedamos en actitud de asombro respetuoso. Aquello que valoramos por encima de todo, porque lo abarca todo. No porque sea mejor que las demás cosas en un orden de evolución. No es el máximo valor. Es el único, origen y fin de todo lo demás. Eso es lo sagrado, lo que es total. Por eso la vida es un proceso, un camino religioso. Lo que parece estar fuera, nos parece así porque aun no lo hemos visto en su integración con lo total. Porque separamos, analizamos, nos detenemos en formas, en detalles, por eso nos parece que hay algo fuera de lo sagrado, que hay cosas humanas. Pero si vamos al fondo, nos encontramos con lo divino que está sosteniendo todo lo humano. Por tanto, no digamos más que hay cosas humanas y cosas divinas, digamos más bien que todo es divino y parece humano cuando lo vemos de una manera limitada, superficial. Lo que es divino en sí, es decir todo, nos parece humano por la manera limitada de verlo. 61

Consuelo Martín

¿Qué significa la religión en el ámbito de lo sagrado? La religión, tal como se vive, es una especialidad, un comportamiento, una parte de la vida en la que se seleccionan conductas, prácticas, ideas, para separarlas del resto de la vida. Concebida así la religión tiene que acabar y es evidente que está acabando. Pero las personas que estamos despertando debemos comprender que es un error pensar que, si esa forma de religión termina como organización pensada y estructurada para unos fines prácticos, se acaba la religiosidad en sí. Si la religión se acaba como creación del pensamiento limitado, trascendida se empieza a vivir como realidad totalizadora. La religión en estos momentos no será el acabar con una cosa y dedicarnos a otra diferente. La religión será transcendida por incluir todo en ella. Será una ampliación de la conciencia religiosa. Lo que en este momento las personas despiertas están viviendo no es irreligiosidad sino el fin de las religiones como zonas separadas creadas por el pensamiento, lo cual permitirá una apertura a la amplitud de la religión total. Lo sagrado será lo que siempre fue pero pocos habían descubierto. La vida es religiosa totalmente. La vida es religión porque nos coloca ante lo sagrado. Y cuando decimos que tiene un valor sagrado, en lo profundo de nosotros hay algo que lo reconoce. Pero es como si lo hubiéramos olvidado, como si hubiéramos vivido sin tener en cuenta esa intuición. Sabemos que en todo ser humano se está dando este misterio y también sabemos que estamos viviendo como si no fuera así, como si tuviésemos algo más inteligente, más urgente, más práctico, que ocuparnos de lo sagrado. Pero ¿puede haber algo más inteligente y más práctico? ¿puede haber algo más urgente que lo sagrado? 62

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Si alguna vez hemos profundizado en un sentimiento, por ejemplo en el amor, nos habremos encontrado con aquello, si hemos profundizado en la belleza ante la naturaleza o el arte, nos habremos encontrado con lo sagrado y si hemos profundizado en la verdad con plena sinceridad, habremos descubierto que lo verdadero es sagrado. Siempre que penetremos hasta el fondo de lo humano llegaremos a lo divino. Pero el ser humano, que parece estar siempre entre lo humano y lo divino, siempre viviendo lo humano, lo limitado, pero con unos ideales que van más allá, no ha sabido encontrar ese lugar único y esencial.

2. Lo humano es sagrado Lo humano, nuestras cosas, las relaciones entre las personas, parece lo natural. Y luego tenemos una aspiración a algo lejano, desconocido. Pero fijémonos que cuando lo humano es auténtico, cuando nos involucra completamente, cuando lo vivimos con intensidad, poniendo todo en ello, toca lo divino. Y en el momento en que lo humano toca lo divino, la persona se sumerge en una actitud de asombro, sorpresa, respeto y reverencia. Ese momento, que tradicionalmente se ha llamado religioso, no es algo extraño, es lo más natural de nuestra vida. El punto en que lo humano toca lo divino, es natural. Y el ser humano continúa en lo divino de manera natural también. A partir de una vida aparentemente humana tal como la entendemos, con sus limitaciones, sus exigencias, con experiencias que siempre nos dejan medio frustrados, profundizando en ella, comprendiéndola bien, es posible que toquemos lo divino. Cuando lo hagamos, cuando reconozcamos lo divino de 63

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verdad, veremos que es nuestra naturaleza. Y así lo humano se hará divino y lo divino humano. Será natural vivir desde ahí porque supondrá vivir según nuestra naturaleza. Investigamos para descubrir esta nueva manera de vivir. Veremos ese punto en que se contacta con lo divino, miraremos cuál es la manera natural de llegar a ello desde donde nos encontramos, para llegar al fondo, a lo que es, a lo que nos realiza y descubre la plenitud del vivir. Y luego desde allí observaremos cómo resurge nuestra vida a todos los niveles, cómo se van integrando las cosas. Podremos presenciar ese movimiento que avanza hacia lo sagrado y, al ir descubriéndolo, sabremos que efectivamente la vida tiene un valor sagrado. Es la revelación, la verdadera revelación. Cuando descubrimos esto, ya no necesitamos que nos hablen de revelaciones, de las revelaciones que Dios ha hecho en una tradición u otra. ¿Qué más revelación que la vida misma? La vida es la manifestación constante de la verdad divina, la verdad se está desvelando de instante en instante ante nosotros. Esa es la revelación única. Y se descubre para cada uno de nosotros de manera perfecta y adecuada en el momento de nuestra comprensión. A partir de ahí empezará nuestro camino religioso, el volver a unirnos a aquello sagrado. Ante lo sagrado nos sentimos con una actitud reverente porque sabemos que nuestra naturaleza profunda es esa unidad. Casi lo habíamos olvidado. Caímos en el olvido de lo esencial Y es grave caer en un olvido así. Una tradición lo ha llamado pecado original. Pero ¿qué culpa tiene el que se olvida? Considero que cuando se ha olvidado lo esencial, de nada sirve lamentarse o arrepentirse, lo urgente es investigar hasta que se vuelva a encontrar. Hay que recuperar lo perdido. Y lo esencial es la unidad. Lo esencial es que somos 64

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uno, que no hay nada más que uno. Y eso es lo que más nos sobrecoge, más que una estatua bellamente tallada, unas melodías o unos salmos, más que actos heroicos y virtuosos, lo que realmente nos sobrecoge porque es lo profundo, lo sagrado, es la unidad de conciencia. El descubrir que no hay más que uno, que todos somos expresión de esa conciencia única, lo divino. Lo divino que no está separado de lo humano porque no hay nada fuera de ello.

3. La revelación del sentido de la vida El sentido de la vida no está fuera de la vida misma. El pensamiento especula acerca del motivo, el fin de la existencia para luego aplicarlo a ella. No hay lugar donde lo pueda encontrar, pero así es como vivimos, aunque sea completamente falso. No se puede encontrar un sentido fuera de la vida misma. El sentido lo da la misma vida. No tenemos que ir a buscarlo en ideas elevadas, tradicionales, respetadas por generaciones. No tenemos que ir a encontrar un sentido grandioso para luego aplicarlo a nuestra vida mediocre y aburrida. Sería un proceso artificial, obra del pensamiento. No tendría la menor importancia y nunca la tiene, aunque se la hayamos querido dar. La vida misma tiene su sentido. El significado de la vida está en ella, en el mismo vivir. Hay que descubrir en cada momento lo que la vida es. Para encontrar el sentido verdadero del vivir, no tenemos que hacer ninguna hazaña exótica. Lo único es observar sencillamente darnos cuenta, estar presentes ahí y ver lo que ocurre, porque lo que está sucediendo es extraordinario. Es mucho más bello que lo que el pensamiento pueda inventar. Lo que vivimos en cada instante, sobrepa65

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sa en belleza a todo lo imaginado. No sabemos mirarlo y por eso no lo vemos. Si alguien se aburre, si encuentra la vida siempre igual, tiene que darse cuenta de que no está mirando bien, debe rectificar su mirada, no intentar corregir la vida. Porque la vida lo es todo y como no hay nada fuera de ella ¿con qué la enmendaríamos, de dónde sacaríamos el criterio para corregir, si es lo total? El error está en nuestra visión, la deformación está en nuestra manera de ver. Cuando observamos con mirada adecuada, que no está cargada de conocimientos, de experiencias, más bien al contrario, cuando la mirada es pura, inocente, vacía de lo conocido, entonces no hay distorsión. Hemos creído por error que somos torpes, incapaces y que tenemos que corregirnos, hacernos inteligentes y con habilidad buscar. No es así. Somos inteligentes ya, somos inteligencia encubierta por prejuicios y errores, por experiencias que no hemos comprendido bien, por conclusiones mal sacadas de los datos inteligentes de la vida. Todo eso se ha acumulado y ha pasado a dirigir nuestro vivir. Somos inteligencia oculta, no somos inteligencia deficitaria; la inteligencia está cubierta de una manera en un ser humano y de otra manera en otros. En algunos, oculta unas cosas y permite expresar otras, mientras unos pueden expresar ciertas cualidades de la inteligencia, tienen ocultas otras. Así surge esa variedad de inteligencias en la inteligencia, en la única que hay. Porque la realidad es así, está toda en cada punto que miremos. No es divisible, es una unidad por cualquier lado que se mire. Podemos ver las cosas como proyecciones que son de la conciencia única, pero podemos también dividirla, fragmentarla con el pensamiento. Vemos una mesa o una parte de ella. Y creemos que la realidad es así. Las unidades que se dividen no son 66

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verdaderas unidades, son proyecciones de la unidad. Y por eso se pueden dividir, se pueden clasificar, se pueden medir. Pero la unidad total que es lo real, es una, desde cualquier punto que se mire; no puede aislarse una parte. Podemos hacerlo, pero entonces ya no estaremos en lo real. Cuando desmembramos una parte nos situamos en una proyección del pensamiento. Cuando la realidad se vive fragmentada no se vive la realidad, se vive un concepto. Al descubrir “lo que es” en cada instante del vivir, se vive la unidad en esa situación. Y se puede vivir en lo llamado pequeño, o en lo llamado grande. En cualquier relación entre cosas o personas, aparentemente separadas, está la unidad dando sentido a todo ello. Y si una relación humana tiene un gran valor para nosotros, es por la unidad que se trasparenta a través de ella, no por otra cosa. Por eso surge el amor, porque se trasparenta la unidad. Y nos quedamos reverentes ante aquello desconocido, sagrado, que el amor está induciendo. El amor transparenta la unidad sagrada. Si lo sabemos ver en el amor ¿por qué no lo vemos en las demás cosas? E incluso ahí lo vemos en un instante y enseguida se cubre el amor con tantas limitaciones que dejamos de verlo. Sin embargo todo es revelación de la unidad. Todo es sagrado. Todo es Dios; siempre estamos en la presencia de Dios; siempre somos esa Presencia. Intuir eso, darse cuenta de ello produce una parada en la mente. Dejamos de movernos en el pensamiento. Porque ¿qué busco?, ¿por qué me muevo tanto?, ¿dónde voy? Al moverme con el pensar, estoy creando caminos imaginarios. Ante la verdad sagrada la mente tiene que quedarse anonadada, quieta, en silencio. Y a eso es a lo que podemos llamar oración contemplativa. La mente se queda en estado contemplativo, y permanece en un respetuoso silen67

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cio ante lo sagrado que le sobrepasa. Lo sagrado que ella no puede ni medir ni predecir. Así es la verdad de la existencia, y así es la vida vista desde ella, cuando la verdad se nos revela en el vivir. La vida verdadera es un transcurrir totalmente religioso. No es una particular manera de vivir mi religión. Es religioso porque nos une profundamente con todo y nos mantienen en la presencia de Dios, porque descubrimos que no hay nada fuera de esa presencia. Hay muchas cosas fuera, diremos. Sí, hay muchas, pero son todas imaginaciones, creaciones pensadas. Y además todas esas creaciones del pensamiento que están fuera de la presencia de Dios, están hechas con la misma sustancia divina, porque las hace nuestro imaginar, que es una capacidad de nuestra inteligencia y nuestra inteligencia es la misma sustancia divina. Por eso, todas las ilusiones que nos alejan de Dios están hechas de Dios y en cualquier momento que lo descubramos, podemos colocarnos en esa presencia. Y se hará donde quiera que nos encontremos. También en ese lugar que parece alejado de lo que entendemos que es bueno, religioso o inteligente. ¿De qué estará hecho, si no hay nada más que esa luz divina? Tiene ahí la sustancia de la presencia de Dios. Puede ser una representación disparatada pero esa representación está hecha con la luz verdadera. Fijémonos en las implicaciones que esto tiene en la convivencia con los seres humanos. Cualquier alejamiento de la realidad nunca es verdadero alejamiento. Cualquier conducta moralmente equivocada, cualquier error, cualquier ofensa, nunca está separada de lo verdadero, nunca está excluída de lo divino y nunca está aparte de lo que realmente soy. Está separado todo únicamente como expresión conceptual, pero no sustancialmente en unidad profunda 68

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conmigo mismo, en unidad profunda con lo divino. ¿Lo vemos con claridad? ¡Es todo tan sencillo y al mismo tan sorprendente! La dificultad estriba en que es sorprendente. Lo real es muy sencillo, pero es tan inesperado que a veces no nos atrevemos a aceptarlo. Acaba con todas las ideas o juicios de moral o conveniencia en el trato con las personas. Puede dejar la mente asombrada. ¿Qué sucederá si vivo de acuerdo a lo que veo? No tengamos miedo a que se nos caigan esos instrumentos artificiales que teníamos cuando nos faltaba la luz. No hay problema si se caen las muletas cuando ya podemos andar por nosotros mismos, o si se nos caen las gafas si ya vemos perfectamente. Por tanto no hay que tener miedo a que se deshaga la moral establecida por otros. Cualquier invento del pensamiento sabemos que era válido mientras no podíamos ver. No tengamos miedo a que se rompan las estructuras ante la visión de la verdad revelada. Puede ser peligroso que se desprendan estos instrumentos, peligroso desde lo ilusorio, si la persona está muy equivocada, movida por ideas erróneas y las deja y coge otras ideas falsas que causen más desorden todavía. A eso ya estamos acostumbrados. En el momento de investigación que nos encontramos, abiertos ya a lo verdadero, si queremos saber directamente que es la vida, avanzamos valientemente y dejamos que los errores caigan a ambos lados. Ahora mientras investigamos, muchos engaños van cayendo. No hay que entretenerse en mirar lo que cae, sino dejarlo caer. Y lo mismo en la vida diaria. No hay que fijarse en lo que sucede con aquello que ha quedado viejo, con lo que no se ve ya de esa manera. Para mantenernos despiertos necesitamos todo el potencial de energía de que disponemos. Para estar atentos a lo que en cada instante nos está reve69

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lando la vida, necesitamos toda la energía de la vida misma. No tenemos fuerzas para mirar el pasado con lástima por lo que desaparece, ni para recordar antiguas creencias anuladas. No hay tiempo que perder. No merece la pena perder la vida así. Estaremos ocupados en contemplar la revelación sagrada que se nos presenta en el “ahora” inmediato.

4. La vida religiosa más allá del símbolo Podemos ver ya que nuestra vida será una ceremonia religiosa permanente. Siempre va a ser la ceremonia culminante a la que hay que poner máxima atención, siempre, si sabemos mirarlo. ¿Para qué limitarme a ceremonias particulares si ya sé que la verdad, oculta tras esos símbolos, está ahí desnuda, revelándose? No necesito ya símbolos, me han sido necesarios en la etapa infantil, pero luego no preciso de ellos. Ocultan más que expresan. Todas esas cosas que se han ideado para que la vida parezca más sagrada, para que vivamos algo de lo sacro, puede que ayuden en algún momento y quizá por eso han estado ahí. Pero para una mente ya despierta, ávida de verdad, todo ello resulta pequeño, no sirve ya. Son como juguetes con los que juega un niño. No vale lo establecido como sagrado, es pequeño para mi hambre de verdad y de amor, para mi anhelo de plenitud. Necesito una ceremonia inmensa, infinita, que lo incluya todo y que además sea permanente. Necesito estar en presencia de lo sagrado en cada instante. Y esa ceremonia es la vida. No basta con estar atento en unas circunstancias especiales, porque he descubierto que la vida es única siempre. 70

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Siempre es un momento culminante. Por lo tanto siempre estoy realizando la gran ceremonia del vivir, la que se está revelando desde lo real, esa realidad total que siempre es nueva y que estoy descubriendo constantemente. ¿Podemos imaginar lo que es ese movimiento para nuestra mente? ¿Podemos siquiera vislumbrar lo que es esta revelación constante y siempre distinta? Y ¿habrá algo más sagrado que esto? Buscamos atisbos de la verdad y de la belleza entre las cosas y hacemos trabajos ingeniosos, obras de arte, espectáculos grandiosos, religiosos y culturales porque tenemos el anhelo de encontrar esa belleza profunda y queremos que se nos revele el misterio que está detrás de todo. Pero no hay nada tan bello como el misterio mismo que se manifiesta en nuestro vivir. No podemos, aunque lo intentemos, hacer ninguna representación que llegue siquiera a imitar la grandeza del espectáculo de la vida. Por eso la vida es sagrada ya, no tenemos que intentar adornarla con pensamientos religiosos o artísticos, porque la belleza está ahí siempre. Sólo hemos de descubrirla. Y nuestro descubrimiento sobrepasará cualquier intento de hacerla bella. No vamos a vivir la vida como si fuera sagrada. La vida ya es sagrada. Vamos a vivirla de verdad, tal como es. Vemos personas que se entusiasman con tradiciones religiosas porque allí todo está reglamentado y todo se explica en los términos limitados de lo establecido. Se proponen actos que van más allá del monótono vivir cotidiano. En la India se viven las situaciones cotidianas como un ofrecimiento a lo sagrado. Al saludar a una persona se saluda a Dios. Eso tiene poesía, pero no sobrepasa lo humano. Esa vivencia de lo humano todavía no es la vivencia de lo divino. Son enseñanzas, normas, significados que tienen un reflejo de la verdad. Son conceptos que recibo de fuera. 71

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Los coloco en mi vida para que se amolden a esos ideales que considero sagrados. Nada de esto penetra en el fondo de lo humano, nada de ello es divino. Lo divino irrumpe en nuestro vivir cuando ya no necesitamos esos conceptos, esos moldes. La repetición duerme la mente. Podríamos pensar: “Es como si fuera un ofrecimiento a Dios”. Pero no necesito esas fórmulas de analogía porque nuestra vida ya es un ofrecimiento desde aquello profundo a lo manifestado. Es una expansión constante desde el fondo y un reintegrar todo lo expandido en ese punto infinito de profundidad. No nos limitemos a colocar en nuestra vida algunos de esos adornos religiosos, aun cuando puedan ser bellos intentos. Veamos directamente si nuestra vida es religiosa, no como un símbolo añadido sino como una verdad viviente que se revela. Solo con la verdad que la vida manifiesta deberían caer todas las interpretaciones, todos los dogmas y normas de conducta. Se debería desvanecer todo, hasta quedarnos en contemplación de lo que es la vida “en espíritu y en verdad”. No con representaciones externas de lo que hay que hacer, sino a partir de la verdad misma. Estas investigaciones no consisten en comunicar unas ideas verdaderas para que sean aceptadas y se viva según ellas. Parece que éste sería el sentido lógico. Pero no lo hacemos así en absoluto. Estoy induciendo de alguna manera a que nuestras mentes se vuelvan hacia la verdad desde su propio foco, a que cada uno de nosotros quede iluminado desde su propio centro luminoso. Porque lo que surge de allí es vivo, es verdadero. La diferencia es radical. No se trata de dar a cada persona un vaso de agua o quizá una jarra si tiene más sed. Si alguien tiene agua es porque ha descubierto el manantial. Y en esa situación lo único 72

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que resta es indicar a los demás cómo descubrirlo. Así llenarán sus recipientes, cada uno a su manera y el que les indicó el surtidor no tendrá responsabilidad ni mérito alguno en lo que suceda. O quizás, en lugar de contenerla en sus vasijas, dejarán fluir el agua sin retenerla, que sería lo mejor.

5. La transformación de la vida Viviendo desde lo sagrado la vida se transforma completamente. Y se vive como sagrada cuando se descubre su verdadero valor. Si añoro cambios concretos porque necesito un vivir más auténtico, no me entretendré en variar las situaciones y los hechos porque perdería tiempo y energía para contemplar lo esencial. Y solo esto transformará mi vida. Solo la inteligencia profunda, solo el amor total, solo la inmensa bondad del ser, solo la justicia que nace de la verdad pueden transformar aquellas situaciones concretas para hacerlas auténticas. Mi pensamiento al tratar de cambiar las cosas puede producir un caos aun mayor. Por eso, toda la energía de que dispongo, toda la claridad de mi inteligencia, toda la alegría que vivo, tiene que estar encaminada a descubrir lo esencial, contemplarlo y serlo sin cesar. El amor sagrado está siempre ahí. Pueden haber aparecido muchos errores pero todos han sido movidos por ese amor, mal comprendido. Y ahí está la inteligencia sagrada, a pesar de todas las distracciones y sueños, esperando para iluminarlo todo. Aprendamos a mirar más allá de las imágenes mentales habituales, más allá de los conceptos. Y veremos esos valores sagrados que son también los valores 73

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humanos. Así nuestra vida se transformará en una constante adoración ¿Es esto realismo o idealismo? Es realismo porque la realidad es ésta. Y abarca todo lo humano y no lo que inventemos al pensar. Lo que llamamos realidad es un conjunto de limitaciones, expresiones mal comprendidas de lo real que han creado hábitos y rutinas. Pero ¿la realidad es así de mecánica? ¿Y los seres humanos son así? Eso no es la realidad, son las últimas distorsiones en la superficie de la conciencia aún por iluminar. Lo real en lo humano hay que encontrarlo en el origen, en lo profundo de la conciencia, antes de ser distorsionado por el pensamiento. La realidad es sagrada. Y la vida humana es sagrada. Descubrámoslo, contemplémoslo y nuestro vivir estará siempre iluminado por esa inspiración.

DIÁLOGOS A partir de lo que estamos viviendo, dialoguemos.

Veo el pensamiento y la imagen, veo lo que ese pensamiento está representando. Siempre me he creído ser esto. Ver ahora que lo que me mueve es falso, me deja asombrada y algo asustada. No sé qué hacer con ello.

No creas que el pensamiento dirige todo. El pensamiento está siendo instrumento de una verdad profunda que está detrás. Y esa verdad cuando duermes, te mueve para despertarte. El pensamiento está movido por un trasfondo de verdad que reajusta los movimientos para que la mente 74

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aprenda lo que tiene que aprender. Lo verás si observas. Los desengaños, los desórdenes son aparentemente equivocados. Señalan un aprendizaje que es verdadero. Cuando la mente está dormida, la creación del pensamiento es el movimiento que esa mente hace para despertar.

¿Es mi realidad profunda la que mueve el pensamiento?

Sí, desde tu realidad, desde esa realidad sagrada, puedes ver el sentido profundo que tiene el despertar del ser humano. Que aprendamos a ser lo que somos es lo que la vida se propone.

¿El pensamiento nos enseña? ¿Es también valioso?

Si tu luz se va poniendo en línea con la luz, el pensamiento va siendo instrumento de la visión verdadera. La belleza, la alegría de lo eterno, aquello desconocido, sagrado se transparenta en lo humano, aunque no lo buscas. Solo estás viendo la Verdad. El colocarte allí, hará que lo eterno se exprese en lo temporal. Lo humano, aparentemente sin sentido, tiene su sentido en lo eterno que es sagrado.

¿De qué manera sucede eso?

De una manera inteligente e inesperada. Míralo tú. Observa lo que ahora se presenta. Tu observación te irá colocando en un lugar más auténtico desde el que tu mirada será más total. Cuanto más interno sea el lugar desde el 75

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que mires, más profundo será el significado que se te revelará. Silencio...

¿Desde un lugar verdadero veo las causas de todo? A veces veo las causas de lo que me sucede ¿Es así siempre?

Puedes encontrar causas en el mundo fenoménico, aunque llegará un momento en el que no habrá causas. Hay una zona causal en tu conciencia. Más allá está aquello desconocido que no es causa de nada. Es lo sagrado.

Si voy observando y siguiendo los pensamientos no llego allí. No descubro el origen ¿qué tendré que hacer?

No es un proceso que hay que seguir con el pensamiento como si se tratara de entidades separadas. Si observas es para mantener la lucidez. Observa los pensamientos como representaciones de la luz manifestada. Si te entretienes en las representaciones no llegarás al origen. Descubrirás el origen de donde surgen desde tu misma lucidez, no analizando las realidades proyectadas. Eres la lucidez que crea todo lo que ves.

¿La realidad de todo lo que vemos viene de la Luz? ¿Su sentido es ese?, ¿Ese es el valor sagrado de nuestra vida?

Sí. Y el sentido de todas las cosas se pierde en lo sagrado. No se pierde, se encuentra. 76

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Entonces ¿todo lo que vemos no son más que ilusiones, si no estamos en la luz?

No son más que eso. Todas las representaciones que se dan a través de la mente son relaciones de ideas.

No hay nada bueno ni malo entonces ¿verdad?

Todo es relativo. Todas las cosas se apoyan unas en otras. Una cosa es buena con respecto a lo malo. Y lo malo en relación a lo bueno. En sí mismos no tienen realidad ni lo bueno ni lo malo. La realidad es neutra. Lo real es perfecto, es sagrado. Esa es la revelación que hay que encontrar. Los matices de bueno y malo existen relativamente según las situaciones. Los crea nuestra mente. Es un trabajo inteligente que se tiene que hacer. Evitar lo malo y aceptar lo bueno es lo inteligente. El discernimiento ilumina cada situación en cada momento. La verdad es el sumo bien.

Si no hay discernimiento ¿cómo elijo lo bueno o lo malo?

Mal. Absolutizo lo que hay que hacer. Tengo ideas de lo que es bueno y lo que es malo siempre. Esas normas me mueven a actuar equivocadamente. Aplico normas del pasado a los hechos que son nuevos y diferentes, porque no puedo verlos. La mente que funciona bien hace también el juego inteligente de selección, pero lo hace en cada momento, al ritmo del movimiento de la vida y desde el discernimiento. 77

Consuelo Martín

Pero algo será real. No será ilusorio todo lo que vivo ¿verdad?

Si has descubierto que lo bueno y lo malo, como lo verdadero y lo falso no tienen realidad por sí mismos, porque son relaciones, ¿dónde está la realidad de ello? Pregúntatelo.

En lo que veo no está, porque es relativo.

Está en la luz que ve. La luz puede iluminar esto que ves como verdadero, relativo a esto otro o bueno relativo a aquello. Es la luz lo real ¿Lo ves?

Al mirar veo que es verdad pero ¿cómo ir hacia la luz?

La misma atención que tienes al mirar sin pensamientos, sin cálculos, sin ideas preconcebidas, te conduce allí.

¿Así se produce el discernimiento de lo que es bueno y malo?

Sí.

¿De qué manera tengo que mirar?

Con inocencia. Es algo único, nuevo. Quien mira, es la presencia de lo sagrado. No observes con la experiencia 78

Vivir por inspiración

del pasado. Aprenderás a mirar cuando dejes el pasado. Espontánea y única, la verdad sagrada está ahí. Silencio...

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IV. LA VIDA ES MI MAESTRA

1. ¿Qué es la vida? La vida que me enseña por repetición, esa vida pequeña, particular que unos hábitos o experiencias han delimitado, no es fuente de sabiduría. La vida maestra es el trasfondo impersonal de todo vivir, es la Vida total. Puedo decir que aprendo mientras vivo porque recuerdo mis experiencias pasadas y en base a esas experiencias preparo las que vendrán en el futuro. He aprendido porque ya sé, porque estoy informado y escarmentado con lo que me sucedió. Pero todo esto no tiene nada que ver con la Vida y sus enseñanzas. Es pensamiento sobre el vivir durmiendo, es pensar sobre sueños. Fabrico un argumento de novela, formado según una estrecha visión del vivir y de ese argumento que he inventado, pasado un tiempo, me lamento. La vida real no puede experimentarse, ni pensarse, ni ser codificada. No hay en ella la relación de causas y efectos que permite al conocimiento científico prever las conductas. La vida es imprevisible en su amplitud no pensada, es plenitud en cada instante. Es holística porque en cada visión está la eternidad; en cada unidad escogida, lo total; en cada punto, el infinito. Por eso es mi maestra, porque tomar contacto con ella, darme cuenta de su plenitud, es sabiduría. La sabiduría es la expresión directa de la Vida. No me plantearé en esta investigación cómo haré mi vida. ¿Quién sería capaz de hacer el cálculo, un esquema 81

Consuelo Martín

de lo que la vida es? Y con el pensamiento no podríamos hacer otra cosa, pero nunca brotará la sabiduría de ahí. Tendré contacto con la Vida porque es mi identidad. Es lo que soy, no algo que sucede aparte de mí, cuando el “mí” está en lugar de un yo empírico, cambiante. Pero ese yo se refiere a mi verdadera identidad con el ser, a lo que hace que en este instante sea lo que soy y exprese lo que expreso. A eso lo estamos llamando identidad. El yo está moviéndose constantemente. Los filósofos budistas han dicho que es un simple flujo de conciencia. Es un fluir, es algo que cambia con un trasfondo de conciencia. Mi identidad coincide con algo, con un movimiento en la conciencia y crea un centro, un yo. Desde ahí se forma mi vida. Dependerá por tanto, del lugar donde se ha colocado mi identidad. La característica del yo es la separatividad, cuando me identifico con un ámbito limitado de la conciencia creo un yo porque me separo. Pero la conciencia no tiene límites, y la vida que es expresión de la conciencia es también ilimitada. Al sentirme un yo, me separo, me encierro en ese lugar amurallado. Esto es lo que sucede cuando estoy adormecido, en el sueño de mis pensamientos. Vivida así mi vida es solo un soñar. No es extraño que añore algo más, que busque otras maneras de vivir; mientras la verdadera vida, que no es expresión de lo que pienso, lo que recuerdo e interpreto, espera en el espacio de la conciencia total. Y es posible descubrirla. Si soy más consciente se desliza hacia el fondo mi identidad, abriéndose a ese espacio real.

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2. Aprender viviendo Al ser consciente la profundización que se produce en mi conciencia me permite ver lo que sucede en el vivir de una manera nueva, como verdadera expresión de la realidad que soy. Es al ser consciente cuando aprendo de la vida; de otra manera se presentarán las lecciones que me muevan a mirar otra cosa, pero seguiré interpretándolas desde mi sueño. Al despertar, empieza el aprender en esa escuela incomparable que es la vida. Todo lo que voy necesitando para descubrir lo real, se va presentando ante mí. Y a la vez expresa mi visión de ese momento. Hay unidad entre lo de dentro y lo de fuera. No estoy en un recinto cerrado rodeado por la vida. Aprender a vivir, es aprender viviendo. La investigación que estamos haciendo ahora está dentro de este movimiento inteligente del vivir. No hacemos algo para programar la vida. Esta actividad del aprender encaja en el proceso que llevamos cada uno de nosotros: experiencias y diferentes lecciones nos han conducido al punto en que nos encontramos. Enseñar y aprender son una misma cosa. Lo que importa es el aprender mismo, ese movimiento inteligente. Y ahí, el tomar conciencia es lo valioso, es esa joya tras la que vamos. En los evangelios se dijo de alguien que andaba entre joyas, y al encontrar una extraordinaria vendió todas las demás para adquirirla. Si nos encontramos con la belleza de la Vida inteligente, el aprender viviendo será lo único que nos importe porque todo lo demás encajará armónicamente en esa unidad. Y aceptaremos todo, no rechazaremos unas cosas y buscaremos otras. Todo cabe en el espacio abierto de esa Inteligencia. Todo será un bello aprender, luminoso y realizador. 83

Consuelo Martín

Si alguien busca información para mejorar su vida, está equivocado. Hemos de olvidar la vida que conocemos con su argumento particular y abrirnos al descubrimiento constante de un aprendizaje total. Lo maravilloso en nuestra existencia no son los conocimientos que tenemos sino el aprender mismo, el ampliar nuestra conciencia. Por eso la posición adecuada para comprender la vida, es una entrega total a ella desde su verdad, abrirnos completamente a la verdad que vemos y entregar nuestras posibilidades a esa causa. Sin necesidad de un largo proceso, en esa apertura, en esa entrega todo se transforma. Sin separación entre teoría y práctica, todo es vivir. Menospreciamos las teorías cuando son una colección de pensamientos que se quieren imponer sobre los hechos, y hacemos bien desechándolas. Pero cuando en la investigación del vivir nos encontramos con la inteligencia viva, tomar conciencia y vivir no son dos cosas separadas. Es una sola. No hay vida sin conciencia. El tomar conciencia de algo es la posibilidad real de ponerlo en práctica. Y en el mismo momento del concienciar, surge la realización verdadera. El ser consciente, en un instante transforma todo lo que va sucediendo alrededor, mientras lo que llamamos práctica o experiencia concreta, puede repetirse muchas veces y ser interpretada siempre igual, por faltar la visión de lo que la vida está enseñando en el experimentar. Llegará un momento, sin embargo, en que una visión más sabia de las cosas nos aconseje no buscar experiencias. Aceptaremos lo que la vida nos presente, porque lo que aparece se descubrirá como expresión exacta del nivel de comprensión que estamos viviendo. Y solo aquello podrá ayudar a ampliar mi visión, a ser más verdadero. Mi identidad será más profunda cuando comprenda el mensaje que la vida lleva. Pero 84

Vivir por inspiración

no lo comprenderé si estoy refugiado en el pensamiento. Se produce un círculo aquí, que solo la lucidez abrirá. Si estoy en una zona superficial, no comprendo el mensaje de la vida y por eso no puedo profundizar para, desde una conciencia más auténtica, más clara, ver nítidamente y comprender. Siempre es así.

3. Despertar a la única vida Por una gracia, porque la verdadera inteligencia es eso, una gracia, una inspiración, súbitamente llega el despertar cuando brota un nuevo rayo de luz. Y aquel resplandor ilumina la visión, y se expresa en el vivir. Así, los mensajes de la vida van siendo cada vez más inteligentes y totalizadores. En el pensamiento solo hay una imagen de la vida encerrada en lo privado, un sueño particular. Todavía escuchamos aquellas palabras de Heráclito que vivió hace más de veinte siglos en la antigua Efeso: “El mundo de los dormidos, es un mundo privado, pero el de los despiertos es único”. Podrá interpretarse como algo obvio. Es sabido que cuando dormimos soñamos nuestros sueños particulares y al despertar todos tenemos el mismo sueño. Pero esto no es lo que Heráclito quería expresar, filósofo penetrante como era, no se habría molestado en decirlo. Nuestra vida es algo separado cundo la vivimos inconscientemente. Hay lucha entre sueños y se imagina toda una epopeya en la conciencia. Más, para los que están despiertos, sólo hay una Vida. Al despertar encontramos eso, que la vida es una y que somos esa unidad en expansión. Veamos cómo se transforma todo desde esta nueva visión, cómo cambia la interrelación humana, cómo des85

Consuelo Martín

aparece el miedo, el odio, la envidia, la ambición y todos los demás desequilibrios psicológicos. ¿Cabría todo eso en la vida una? Lo iremos descubriendo desde diferentes aspectos y en situaciones distintas. Pero estas circunstancias, los retos que nos plantea la existencia, no son importantes en sí. Aunque nos parece que nuestra vida es más intensa cuando tenemos experiencias más fuertes, nos equivocamos. Todo es solo escenario y representación, que se exhibe, de otra cosa. Nuestra vida será más intensa cuando la conciencia se intensifique más. Y tendrá el máximo de intensidad al dar un paseo, al mirar el cielo, al reír, al trabajar, al hablar, al callar, en cualquier situación, si estamos despiertos.

4. A pesar del pensamiento Si me parece que la vida es mi maestra porque con la experiencia aprendo cómo actuar la próxima vez, no saldré del sueño. La vida es mi maestra cuando ya he aprendido a descubrir en su reflejo la luz del interior de la conciencia. Es mi maestra porque sus retos marcan los límites que la falta de luz en mi visión ha creado. De ahí deducimos que cada persona posee la vida que necesita y quiere tener. La que quiere de verdad, no la que piensa en su sueño, sino la que necesita para aprender lo que en ese momento ampliará su visión. De alguna manera la vida nos va presentando todo lo que demandamos para acercarnos más a la realidad que somos. El aprendizaje es vivo y único en cada instante, es un despertar a una mayor lucidez que no tiene límites. Al pensamiento se le escapa. No lo puede codificar. Nos referi86

Vivir por inspiración

mos a algo que le sobrepasa. Pero la inteligencia intuye si lo que se presenta es verdadero. Y nuestra intuición de la verdad es ya la posibilidad de vivenciarlo. Desde el pensar, diré una y otra vez, que la vida no se puede entender, hasta que la evidencia de la intuición sobrevenga. Después, si el pensamiento ya es humilde y ha aceptado su posición instrumental ante la inteligencia, no se rebelará. Desaparecerá entonces el escepticismo con todas sus secuelas de desconfianza. Cuando aún hay lucha e incertidumbre, sería inútil situarse en contra del pensamiento para que cediese, eso le fortalecería en su error. En lugar de eso, observémoslo. Y comprenderemos que es natural que después de tanto tiempo haciendo el papel de juez máximo, siga tratando de juzgar aun cuando la intuición de la verdad haya hecho ya acto de presencia. Contemplemos esa verdad intuída y olvidémonos de la reacción del pensamiento, condicionado todavía a los viejos hábitos. Pongamos la fuerza de nuestra atención en dicha intuición y no quedará energía para mantener los giros mecánicos del pensar. Cuando estoy dormido, en la semiinconsciencia de la actividad diaria también me enseña la vida. Enfoco mi voluntad en una dirección y se interpone un hecho inesperado que me regala algo nuevo. Siempre me está enseñando la vida. Pero cuando aprendo, consciente de mi aprender, cuando me doy cuenta del proceso de la inteligencia en todo lo que sucede, entonces el vivir es pleno, una aventura única, siempre creativa. Y es la máxima felicidad. Todas las alegrías desembocan ahí. Me siento feliz cuando se abre el campo de mi visión y mi corazón se expande.

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Consuelo Martín

5. ¿Qué es lo bueno y lo malo? A veces estoy tan dormido que solo noto la expansión de conciencia a niveles primarios, en lo biológico. En aquello ya formado por la evolución de la humanidad, se ensancha mi percepción sensorial. Pero me cuesta integrar los niveles superiores, ampliar los límites en los sentimientos, en la visión. Hay una toma de conciencia a nivel físico, pero el ser humano necesita más y no le basta la plenitud neurofisiológica, añora la afectiva y la mental. Y así, aún nota el vacío de la presentida saturación total. Investiguemos para impulsar una integración inteligente, una armonía ofrecida al espíritu. Y el espíritu lo iluminará todo en la unidad. Lo que obstaculiza nuestra plenitud es malo en relación a ese anhelo frustrado. Así, es malo todo lo que nos limita a un nivel inferior de conciencia. Pero no existe nada malo en absoluto, eso sería dar realidad, incluso idolatrar, objetos de conciencia que no son nada en sí. Lo que posibilita un mayor aprendizaje, es bueno en mi camino de descubrir la verdad. Tenemos por tanto la responsabilidad de ser conscientes en cada momento de lo que es bueno o malo. Y bueno o malo será lo que nos abra un camino o lo que nos encierre por un tiempo con muros de ilusiones. No dependamos de interpretaciones antiguas ni modernas, de tradiciones orientales u occidentales. No dependamos de nada. Aprendamos, momento a momento, en la inteligencia de la vida. ¿Qué nos importa lo que los demás hacen? Seguir alguna conducta establecida nos sumirá cada vez más en el sueño. Ni los religiosos, ni los intelectuales, ni los vanguardistas o los tradicionales son nuestro modelo. No hemos de hacer nunca lo que hacen otros si quere88

Vivir por inspiración

mos aprender. Seamos conscientes para aprender en la inmediatez de la inteligencia que somos. Dejemos que se produzca el discernimiento espontáneamente al mirar, al hablar, al actuar. La verdad es nueva en cada instante y hemos de descubrirla sin ideas viejas que la distorsionen. Esta investigación la hacemos para despertar, ¿qué otro sentido podría tener? Cuando la vida es mi única maestra ya no me dejo llevar por normas del pasado. Y las normas siempre son pasadas porque el presente se inventa a cada instante. No hay por eso pautas de conducta mejores que otras, ni más morales. Ninguna es buena porque todas me sacan de mí mismo. Encontraré la vía directa hacia allí, contemplando la verdad que la vida me muestre. Y al contemplarla, lo que considero mi vida, irá cambiando inteligente y creativamente. Viviendo despierto me doy cuenta del proceso de mi mente al pensar, al hablar, al actuar. Veo así lo que estoy pidiendo a la vida que me enseñe. La vida es creación constante, nueva, limpia de la memoria del pasado, recién nacida en cada respiración. Por eso hacer las cosas como siempre se han hecho, como estoy acostumbrado, es ir cavando una tumba para enterrar mis anhelos de creatividad y de plenitud. De ahí solo deriva desequilibrio y malestar. Pero, si permito por una mirada clara, que todo aparezca y desaparezca en la temporalidad, confiado en la vida incontenible e inesperada, sé lo que es vivir. He aprendido a vivir al descubrir que la creación y la disolución de todas las cosas aparece en el ámbito infinito de la conciencia una. Desde ahí, todo movimiento del vivir es un aprender inteligente que brota incesante del manantial inagotable de la vida.

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DIÁLOGOS Me cuesta trabajo llevar a la vida diaria lo que estoy descubriendo al investigar contigo. Lo veo muy claro, muy limpio, básico y sencillo. Y veo que tu persona es lo mismo que lo que expresas. Por eso noto que es verdad. Pero mi vida no la veo así. ¿Por qué no aprendo de la realidad de la vida?

Lo importante es esa verdad que tú intuyes. Prescinde de mi persona. La verdad es sencilla, es pura. Pero cuando ves lo que llamas tu vida, la ves a través del pensamiento y te parece que no corresponde a aquella verdad. Si empiezas a mirar de una manera diferente, no a través de las ideas ya sabidas, sino a través de esa verdad que has intuído, la realidad será nueva. Si insistes en investigar, tu vida diaria estará impregnada por las verdades que descubras e intuyas. No puede ser de otro modo. Y aprenderás directamente en el vivir de cada día, lo que ahora no comprendes; a la luz de lo que vayas descubriendo quedará diáfano como el azul del firmamento. Aprende a distinguir cuando miras desde el pensamiento que es del pasado y cuándo tu mirada es nueva desde la verdad.

En la mente hay tantos condicionamientos sociales, sentimentales que aunque intuya la verdad no puedo vivirla. ¿Qué debo hacer en esa situación?

El pensamiento te condiciona si tú le das fuerza para hacerlo. Al identificarte con él, es tu máxima autoridad, tienes que identificarte con lo verdadero que ves, para que 90

Vivir por inspiración

lo falso que has tomado como verdadero no te afecte. Desde el lugar donde coloques tu luz, desde allí estarás creando tu vida. No la dejes anclada entre las ideas y las costumbres de lo viejo. Ábrete a lo nuevo del vivir inteligente.

No es lo mismo la vida para alguien que ha nacido aquí, que para el que ha nacido en la India, por ejemplo, ¿verdad?

No es lo mismo en cuanto a los objetos de conciencia. Todas las formas cambiarán. Pero tanto el que nació aquí, como el que nació en India tienen que despertar su conciencia. Las circunstancias pueden variar, pero la conciencia de la que están hechas no cambia nunca.

Pero no puede expresarse igual el que está en una sociedad y el que está en otra, ¿no es cierto?

Como sucede en el arte, así también en la vida. Lo importante es la inspiración, esa toma de conciencia de lo real. Luego, la expresión dependerá del aprendizaje particular de cada persona, se expresará con una pintura si sabe pintar, tocando un instrumento si sabe música, o con palabras si sabe escribir. Se expresará cantando o bailando, hablando, riendo o en cualquier cosa que haga. Si hay inspiración, la vida encontrará la manera adecuada de manifestarla.

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Consuelo Martín

Pero, ¿no dijiste antes que la expresión tiene que ser completa, no parcial?

Lo total está en lo profundo, no en las formas que son variadas y separadas. En las formas habrá armonía cuando se expresen desde una conciencia profunda. Si la conciencia es superficial habrá desarmonía No puedes saber todas las cosas posibles, no puedes tener toda la información posible. Pero desde la plenitud puedes vivir tu limitación, adecuada a la situación del momento, bella y armónicamente.

¿El cariño a una persona es un condicionamiento?

Si vivo el amor en totalidad y en un momento dado se expresa de una manera particular, con una persona concreta, en ese amor hay libertad que viene del fondo. Mientras que si estoy cerrado por dentro, concentrando mi anhelo de amor en una persona, me limito por mi error y quedo atrapado en esa forma particular.

¿Los niños son auténticos? Y si lo son ¿cómo llegan a desconectarse de lo auténtico?

El niño está integrado a la naturaleza esa es su autenticidad. Está unido, pero se trata de una unidad preracional. Esa autenticidad primera, la puedes ver también en una flor. Cuando la conciencia va penetrando en esa forma humana, empieza a presionar el nivel racional y con él los conflictos, porque aparece la división, la interpretación. 92

Vivir por inspiración

Un ser humano está apuntando a algo más que un ser natural. No puede quedarse ahí. En los pasos intermedios racionales, cuando la conciencia está semi despierta, hay un descontento.

Pero se desconecta.

Se desconecta de la naturaleza, porque tiene que aprender a otro nivel. No se desprende del todo de la unidad de la vida que lo mantiene. Siempre está el niño en cada adulto. Aparecen con el tiempo, al ser más consciente, otras exigencias, otros compromisos.

¿Qué posibilidad tienen de aprender los que viven en un país tercermundista?

Desde el punto de vista de desarrollo de la conciencia ninguna condición es mejor o peor. Son peores o mejores, relativamente a algo que queremos conseguir. Para el desarrollo de la razón que la mayoría de nosotros necesitaba, hemos tenido que estudiar, trabajar con máquinas etc...Pero dentro de las necesidades de algunas personas no están estas cosas. Necesitarán quizá retos físicos que les movilicen para arriesgarse, luchar, desarrollar las energías físicas. Por eso viven otra forma de vida. La vida es siempre inteligente. En un país o en otro, en unas circunstancias económico-sociales o en otras, la evolución de la conciencia escoge lo adecuado a cada caso. La conciencia siempre está moviéndose en la manifestación de la vida. Mírala en totalidad y así podrás compren93

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der las diferencias que aparecen en los distintos momentos de ese movimiento.

¿Unas personas tienen unas lecciones que aprender de la vida y otras no?

Las lecciones son variadas, pero el aprender es el mismo.

Es difícil aprender cuando hay un problema de subsistencia.

Siempre nos parece difícil la lección que tenemos que aprender en el momento mismo en que la estamos aprendiendo. Luego no. Es difícil ser padre de un hijo que se droga, ser médico y pensar que la vida de alguien depende de su destreza, ser maestro y preparar las mentes de otros. Y todas las circunstancias posibles en las que se presenta el aprender lo son. Para cada ser humano lo que está viviendo es lo más difícil. Para el que no tiene qué comer, esa será la máxima dificultad y ahí estará su aprendizaje. Pero para los que tenemos comida habrá otras dificultades que afrontar. Míralo en totalidad. No te quedes en esa idea tan limitada. Hay teorías como el socialismo y otras, que han mirado este aspecto. Hay que tener en cuenta todos los matices. Pero no los absoluticemos. La conciencia se mueve en el tiempo y todo es relativo bajo él. No comparemos unas lecciones con otras, tratemos de aprender la nuestra. Para eso estamos aquí. Investiguemos en nosotros, no nos com94

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paremos con otros. Eso solo lo hace tu pensamiento. Si lo tomas en cuenta te entretendrá desviándote de lo importante como es ampliar tu conciencia en la situación que la vida te presenta aquí y ahora. Despierta tú, eso es lo único que cuenta para ti. Además es la única manera en que podrás ayudar a otros a despertar.

Lo que me pregunto es si estando en otra situación hubiera buscado ese mismo despertar. ¿Lo habría buscado?

Hubieras buscado lo que otros buscan si estuvieses en la situación de esos otros. ¿Por qué sigues los caminos que te traza el pensamiento? No te llevan a ningún sitio. En la situación en que te encuentras, en ella tienes que despertar. Toda la actividad del universo tiene una dirección inteligente. Lo que cada uno busque es irrelevante. Todo viene del origen y volverá a su origen, la conciencia. Las peripecias por las que se atraviesa en el tiempo son solo gestos diferentes en esa misma dirección.

¿No son importantes las experiencias de los demás para mí? ¿No pueden servirme de enseñanza?

Sí, cuando forma parte del reto de tu vivir el comprenderlas. No cuando las imaginas.

A veces se me ha presentado la duda de separarme de los demás para profundizar en el significado de la vida. Los

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Consuelo Martín

demás, mi familia incluso, no pueden, no quieren ir al fondo de lo que viven. No sé si hago mal. Les molesta a los demás que les hable de lo que no quieren saber. Esto me produce inseguridad.

El problema que tienes no es por lo que has comprendido, no es por haber descubierto un significado más profundo a la vida. Eso es siempre liberador. Tienes problemas por lo que quisieras que fuera tu vida con los demás. No intentes que los demás se ajusten a las ideas que tú tienes. No lo harán.

Pero se crean problemas.

Cuando proyectas tus ideas y tienes unas perspectivas concretas, creas problemas. La comprensión solo produce libertad. Y cuanto más libre seas, más comprenderás al otro, aunque dé vueltas en el mismo lugar. El otro encontrará su libertad con su propia comprensión no con la tuya. Tú no se la puedes dar de regalo. Ha de surgir de su interior. Deja que cada uno ande a su paso, que no te afecten los pensamientos tuyos ni los de los demás. El conflicto no está en lo que has comprendido. El conflicto se presenta por lo que te falta por comprender.

¿No podré entonces decir lo que pienso?

Sí, claro que podrás. Una persona puede decir de ti ahora que eres rara e insociable y si dejas pasar un tiempo, podrás escuchar a lo mejor, que eres la mejor persona que 96

Vivir por inspiración

ha conocido. Las opiniones humanas están en constante cambio. No tienen el menor valor. Vienen y van en la zona del pensamiento. Si tú has visto una verdad, actúa desde ella. Cuando sea adecuado se expresará de una u otra manera. Se expresará en tu vida. Cuando distingues bien tus opiniones nacidas de tu visión de la verdad, no te asusta ya la opinión de otros. No tiene fuerza para ti porque sabes de dónde viene. Sé auténtica con la verdad que ves. Ella te conducirá a una vida cada vez más auténtica.

¿Cuál es el primer paso para dejar atrás esta vida de sueño a la que te has referido y encontrar la verdadera?

El primer paso es despertar. La verdad no está condicionada a nada, no hay causa y efecto, no hay método. Lo que es creativo, la inspiración es así. En el despertar se disuelve el sueño. Pero el mismo sueño no puede crear unas condiciones para despertar. Si fuera así se llegaría a despertar soñando. El despertar es insólito.

Pero si estoy en el sueño, ¿es posible despertar? ¿Cómo?

Es posible porque el sueño no es nuestra naturaleza. Nuestra naturaleza es la luz, la conciencia luminosa. ¿Intuyes que es tu naturaleza esa lucidez?

Sí.

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Consuelo Martín

Quédate ahí entonces. Contémplala. Cuando miras la verdad, todos los lugares de tu conciencia se van iluminando y tu vida se hace auténtica espontáneamente. No podrás evitarlo.

He de hacer algo concreto en mi vivir.

La lucidez no depende de ninguna actuación. No obstante, tal como trascurre la existencia habitualmente, estamos tan atrapados por el tiempo, que te diría que tomaras una parte de ese tiempo para estar en soledad. Y si te acompaña en tu soledad el silencio vivo, mantén ese estado contemplativo en tu mente cuando tengas que expresarte en la relación con los demás. Que tu mente aprenda a estar en sí misma, en equilibrio, que se vaya serenando. Así irá perdiendo realidad el sueño. Dedica un tiempo a aprender a contemplar. Hasta que llegue un momento en que tu vida sea contemplación.

¿Despertar es profundizar en la conciencia?

Sí.

Has dicho que la vida no es información y que aprendemos en la vida. De la información, creo yo, se desprende el aprendizaje. No entiendo lo que quieres decir.

Veamos en qué sentido se ha dicho eso. Necesitamos información para muchas cosas, para viajar en un avión, 98

Vivir por inspiración

para hacer un trabajo concreto. Pero la sabiduría de la vida, el aprender a vivir en plenitud, no depende de la información. La información solo es útil a niveles técnicos, sociales. No serás más sabia por muchos datos que retengas en la memoria.

A mí me parece que también es válida la información para tener más sabiduría.

Tal como lo estás viendo tú en este momento, se presenta una información como lo estamos haciendo ahora, por ejemplo. A esto te refieres. Pero esa no es la condición para que comprendas o despiertes. Pueden escuchar lo mismo varias personas y el efecto en cada una será muy distinto. La información en sí, los conceptos, no tienen fuerza por sí mismos para hacer comprender. Y la sabiduría consiste en comprender, no en repetir conceptos, ideas o palabras. Si así fuese, se habría promulgado ya la fórmula para ser sabio. Ya sé que hay quienes lo intentan y existen libros, cursos, terapias que pretenden eso. Pero las personas después de repetir la fórmula siguen sin comprender la vida ¿no es cierto?

¿Dónde adquirimos la verdad?, ¿dónde encontrarla?

La visión directa de la verdad surge en el interior de tu propia conciencia. Los conceptos, las palabras, son envoltura de ideas que a veces tienen su origen en una verdad viva, pero la mayor parte de las veces envuelven solo un pensamiento. Cada ser humano ha de descubrir por sí mis99

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mo creativa y espontáneamente la verdad en su interior y si la descubre, comunicará a otros esa fe, esa evidencia. Pero la comunicación de ideas no basta. La fuerza de la verdad actúa independiente.

A mi modo de ver, en la vida hay mucha información y estamos condicionados por ella. Tendría que aprender a filtrar eso que viene a mí constantemente.

Actualmente es muy importante el conocimiento. No lo vemos como una simple llave para abrir puertas. Creemos que es ya lo que buscamos.

¿Qué podemos entender por conocimiento?

Todo conocimiento es una llave. Abre la posibilidad de algo. Hay llaves que incluyen a las otras. Pero solemos creer que el conocer es ya la entrada a lo que queremos. No es así. Es solo un símbolo que hay que aplicar a la puerta adecuada, luego aprender a abrirla y después entrar en la nueva habitación. Esta metáfora puede servir para que veamos que podemos tener muchas llaves y no haber entrado en ningún sitio. Hay una posición intelectual que consiste en estar rodeado de llaves y permanecer encerrado sin ser libre. ¿Sería sensato coleccionar llaves para ser libre? No. Habría que encontrar la llave esencial, única que abre la puerta de la cárcel en la que nos encontramos. Eso sería lo inteligente. Cuando una persona encuentra la llave adecuada en su vida, para abrir lo que tiene que abrir en el momento ade100

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cuado, esa persona está en el camino inteligente, tiene sabiduría. El simple acumular datos e información puede dificultar la percepción directa de la verdad. Quizá lo único que tengamos que saber es cómo situarnos en nuestra conciencia para ser libres, no cómo actuar en cada situación. Un conocimiento es liberador cuando surge de una verdad vivida y por tanto induce a esa misma vivencia.

Me ha alegrado mucho escuchar esta respuesta que acabas de dar, porque me encuentro precisamente ahora en un momento de mi vida en que me sobran llaves, he buscado mucho y he aprendido muchas cosas. Pero estoy viendo ahora que para vivir lo que nos estás enseñando tengo que desprogramarme. Me he visto programado, me sobra información. Veo que no tengo que hacer algo especial. Entiendo que lo importante es cómo lo vivo. Creo que tengo que encontrar ese punto que no consiste en no aprender nada ni en aprender demasiado. ¿Cómo lo ves tú?

Todos esos datos aprendidos te han hecho ver que hay muchas posibilidades. Intelectualmente tienes muchas herramientas. Ponte a trabajar ya en tu propia vida. Abre el espacio limitado de tu conciencia habitual. Ábrete a la totalidad. Para ello no servirá el acumular muchas cosas porque te enfrentarás a lo infinito. Has de trabajar con tu propia mente, para realizar lo verdadero. No quedarte como los niños oyendo cuentos sobre la verdad.

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Quiero hacerlo pero no se por dónde empezar.

El camino que estamos proponiendo es directo. Los que están en él han superado ya la etapa infantil de escuchar cuentos sobre la vida de personas extraordinarias. Aquella etapa tuvo importancia en su momento. Las historias incitan a imaginar nuevas posibilidades. Pero ahora tienes que contemplar la verdad directamente. Hazlo ya, no esperes a mañana. Ya puedes hacer tu mente contemplativa e ir unificándote en la conciencia una. No más tarde. Lo que suceda después dependerá de esto. Es ahora, en el momento presente, cuando tienes la única oportunidad. La proyección del pensamiento hacia el futuro no es real.

Has dicho que hay cosas en la persona que pertenecen al nivel anterior. Me ha impresionado oírlo. ¿Podrías explicármelo un poco más?

En el ser humano está incluído también lo anterior en la evolución. Todos los niveles de conciencia se encuentran en él. Los niveles materiales, vegetativos, vitales, energéticos y los emocionales y mentales. Al decir nivel anterior señalaba que la humanidad no está aprendiendo ya a ese nivel. El nivel vital, por ejemplo, es la expresión directa para el animal pero no para el ser humano. La expresión racional es lo que ahora están aprendiendo la mayoría de las personas. Aunque está próxima a terminar esta etapa. Y en muchos se abre ya la intuición.

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Hemos pasado por ser minerales, animales, etc. ¿es eso?

En el tiempo, la conciencia ha hecho muchos experimentos. Una de las experimentaciones de la conciencia es esta, en la que nos encontramos. Lo que ya ha sido experimentado y aprendido en la conciencia humana nos resulta lo más fácil. La mente puede ser sensorial, racional o intuitiva. Sin embargo lo esencial para ti es que aprendas a conectar con lo auténtico desde cualquier lugar que te encuentres evolutivamente. La evolución está solo en el tiempo.

¿Hay alguna interrelación entre niveles?

Sí, al profundizar surge espontánea. En la superficie cualquier nivel es ilusorio porque se vive como absoluto.

¿Los niveles de arriba asumen los de abajo?

Los niveles inferiores en evolución ignoran los superiores pero estos comprenden los de abajo.

¿Cómo se integran los distintos niveles?

La mente organiza lo que está debajo de ella. Y lo ordena según su visión del momento, y también según su sabiduría, reflejo de la inteligencia. Si se actúa de manera caótica no se está actuando a través de la inteligencia. Si una persona que actuaba, por ejemplo, a un nivel vital desar103

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mónicamente, se centra en su inteligencia, actuará vitalmente armonizada. Hay integración. Armonizar es vivir desde lo total. El nivel vital disociado, crea situaciones muy desagradables que evitan la expresión de los valores superiores, injusticias, sufrimiento innecesario o la utilización de otros para la propia satisfacción. En un animal, el nivel vital irrumpe por sí mismo. En una persona la espontaneidad ha de pasar por la inteligencia.

¿Si estoy en el sentimiento no podré contemplar con la mente o puedo contemplar el sentimiento?

Si comprendes el sentimiento despertarás en la mente, la conciencia es una luz. No importa lo que ilumine. Importa la iluminación misma. Que tu luz aumente. No tendrás que eliminar ningún sentimiento. Solo aplicarle la luz de la conciencia. Solo verlo.

¿Puedo contemplar entonces un sentimiento en una contemplación en la que todo se integre?

Para contemplar debes estar abierto a lo que aparezca. Contempla el sentimiento si es lo que está ahí, así se ampliará tu conciencia. Sigue contemplando aunque el sentimiento esté ya comprendido. Te encontrarás en un momento dado contemplando la misma lucidez del contemplar.

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¿Quedarme en el sentimiento sería entonces no profundizar?

Si estás absorbida por el sentimiento, si no estás despierta a él, consciente de él, no profundizarás. El error está en identificarte como si fuera la única realidad. Y es un error porque te limita, porque te impide ensanchar la conciencia. ¿Lo ves?

Cuando la vida nos presenta una situación que no comprendemos ¿significa que no estamos conectando con el nivel de conciencia adecuado?

Si lo que llamamos comprender es entender con el pensamiento a través de las teorías o los prejuicios del pasado, no merece la pena intentarlo siquiera. La comprensión de la que hablamos es una comprensión directa. La vida te presenta un reto. Estás abierto a la verdad. Y la actividad del vivir fluye espontánea desde allí. Si hay conflicto en lugar de fluidez, es síntoma de que el pensamiento está interviniendo. Y en esta situación cualquier cosa que hagas, si no surge espontánea de la lucidez, creará más conflicto. Actuamos según nuestra comprensión en cada situación. No debe importarnos tanto la situación como el ampliar nuestra visión.

Y si actuamos mal ¿qué hacer cuando lo vemos?

¡La vida es tan sabia! No tenemos que preocuparnos por los efectos de la acción. Mirémoslo antes en las causas. 105

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Nuestra falta de atención es la causa del error. Hagamos lo que veamos adecuado en ese momento. La lección siguiente de la vida ya nos presentará lo que nos faltó por ver. Estamos siempre aprendiendo. Si se nos escapó algo en una situación aprenderemos en la próxima. Los acontecimientos no son casuales. Todo forma parte de la inteligencia de la vida. Siempre aprendo la lección que yo mismo me he preparado con mis errores anteriores. Lo que cuenta en definitiva no es lo que hago sino lo que aprendo al hacerlo.

¿Qué debemos pensar respecto a las entidades, sean ángeles o apariciones espaciales, que de alguna manera intervienen en la vida de los seres humanos?

No somos seguramente la única forma que ha tomado la conciencia. La conciencia tiene muchas formas de expresión.

Pero hay distintos niveles, algunos superiores al ser humano ¿no es cierto?

Hay distintos niveles, hay distintos planos de conciencia. El mundo que vemos a través de los sentidos nos parece la única realidad. Pero hay muchas, tantas como niveles de conciencia creadores de realidades. No investigamos esto porque no es esencial. Es cierto que algunas veces hay personas que dicen tener contacto con seres que no tienen la misma forma que nosotros. A veces se trata de seres luminosos. Nosotros también estamos hechos de luz, aunque tengamos muchas envolturas... La última sustancia es pura 106

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luz. ¿Para qué entretenerse en cuestiones de formas? Descubramos lo que realmente somos. No nos distraigamos de esta tarea primordial con historias fascinantes.

Es curioso pero las religiones dan mucha importancia a este tipo de fenómenos.

Sí, es normal. Sin duda lo hacen para demostrar que el espíritu es más real que la materia o por lo menos que es algo real. Pero no hay nada que demostrar, cuando lo hemos comprobado por nosotros mismos.

¿Después de esta vida hay otra vida? Sino ¿para qué tantos esfuerzos? No acaba todo al morir ¿verdad?

De esta clase de preguntas no podéis obtener de mí una respuesta evidente. No puedo hablar de ello directamente. No es mi vivencia, ya que aún no he dejado el cuerpo.

Dinos sin embargo cómo lo ves tú.

La conciencia no nace ni muere. El cuerpo sí y también la persona. La conciencia en su movimiento de aprender no está limitada por el nacimiento o la muerte del cuerpo. Siempre encuentra la inteligencia la manera más adecuada de expresarse. Como apareció esta situación que vivimos ahora en el espacio y en el tiempo, aparecerán otras. Vivamos la vida que la luz proyecta ahora. Lo que vivimos ahora es lo real. La luz que descubra ahora, me iluminará siempre. 107

Consuelo Martín

Pero la vida no es siempre justa. Hay muchas dudas que descifrar.

La vida nos presenta “lo justo” para aprender. De todas las preguntas sinceras que hagas, encontrarás respuesta en la vida. Pero no busques una meta en la vida, porque no tiene límites.

¿La intemporalidad no es nuestra meta?

Sí, es nuestra meta inmediata. Pero es una meta extraña, porque todas las metas que nos proponemos están en el tiempo, dentro del proceso de causa y efecto. Hago algo para conseguir algo. Lo intemporal no es causa ni efecto de nada. Es una meta que no es meta. Es una apertura a lo ilimitado.

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V. LA INAGOTABLE BELLEZA DE LA VERDAD

1. Más allá de la ilusión Diremos que la verdad es mucho más bella de lo que podemos imaginar. Hablaremos de la belleza de la verdad. Pensamos que al caer las ilusiones, al desilusionarnos, nos quedaremos sin la alegría o la felicidad que nos proporcionaban las cosas, las relaciones personales, los deseos. La mayor de todas las ilusiones y la peor de todas es creer que la ilusión es más bella que la verdad. No es así. No hay nada tan bello como la verdad. Por mucho que imaginemos a través de ideas erróneas y con reflejos de la verdad construyamos un mundo ilusorio de afectos, de posesiones, de ideas, nunca será tan bello como la verdad. La belleza de la vida, la alegría que produce el ver lo que es bello es como un atisbo, un anuncio de la verdad. Cuando nos mantenemos en la sola verdad dejando las ilusiones, comprobamos que aquella belleza con que soñábamos y la felicidad que habíamos puesto allí era solo un reflejo de nuestra intuición de la verdad. Al descubrir la verdad en sí misma, nos encontramos por primera vez con la belleza que anhelábamos a través de formas bellas, a través de imaginaciones. La belleza es como una llamada que nos están haciendo todas las cosas hacia la verdad. Y nos enamoramos de la belleza y sentimos el amor por las cosas bellas, por la naturaleza, por los seres humanos, porque todos apuntan a la verdad de la unidad que somos. 109

Consuelo Martín

Esa unidad es lo que nos maravilla y ahí está nuestro tesoro. Es maravilloso todo lo que aparece en las situaciones que la vida ha puesto cuidadosamente en nuestro camino para que aprendamos. Esas relaciones y tantas enseñanzas en este caminar a lo largo de nuestro vivir, son chispazos de luz en los que aprendemos algo nuevo. La vida siempre es diferente, es un ir encontrándonos imperceptiblemente en la verdad. Surge la belleza y la alegría al ponerse de manifiesto lo que realmente somos. Pero todas esas situaciones y relaciones que vivimos, las que recordamos y las que anhelamos vivir, están apuntando a la belleza perfecta, al estado verdadero de nuestro ser. Por eso amamos, por eso nos esforzamos y luchamos. Porque somos uno, sentimos el amor, porque somos uno, trabajamos para que las cosas mejoren, porque somos uno, nos enamoramos, tenemos una inspiración y percibimos la belleza en el arte. Porque hemos presentido la verdad, lo expresamos para que otros, en contacto con nuestra obra, lo presienten también. Por ello escribimos y pintamos y hacemos música y cantamos y bailamos, por ese presentimiento de la unidad. Si es tan bello solo el presentirla ¡cuán bello será vivir en ella! ¿Qué miedo podemos tener a deshacer las ilusiones? Vemos que al hacer estas investigaciones muchas de aquellas caen, una y otra vez se rompen, hasta no quedar nada a qué aferrarnos. Y en los últimos rompimientos se percibe cada vez más alegría. Nos quedamos con la alegría después que han caído las creencias aceptadas. En cualquier momento en que siento esa libertad que produce la irrupción de la verdad en mí, descubro lo que es la alegría de vivir. Sé entonces que la belleza no tiene forma, que es el presentir la verdad lo que hace que me enamore de la belleza de la 110

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vida. Y la busco con forma, pero la verdad es sin forma. Puedo probar a pasar por todas las formas y nunca descansaré en la felicidad.

2. Contemplar la verdad La mente no está ahora tratando de relacionar algo, comparándolo o recordándolo. Reposa en su propia profundidad, en la conciencia de ser. Cuando la verdad es tocada, los conceptos, las ideas o palabras que se habían usado para comunicar, no me aprisionan. Comprendo y dejo caer las ideas que parecía estaban sosteniendo esa comprensión. Y me quedo ahí, en la comprensión misma. Encontraré las palabras cuando la situación tenga que ser percibida y expresada de una manera concreta. Y viviré desde el contemplar. Es al revés de lo que habitualmente hacemos. En la zona superficial de la mente luchamos, calculamos, nos esforzamos. De vez en cuando hay intuiciones, pero nos parecen algo lejano. Mientras, seguimos preocupándonos en la preparación de los moldes de ideas, en cómo demostrar algo para convencer a otros. Hagamos ahora una inversión. Consideremos como lo real aquellos atisbos de intuición verdadera que nos han sobrecogido un momento. Quedémonos contemplando esas verdades que intuímos. Siempre es posible contemplar, porque somos la lucidez misma que contempla. Estamos hechos de esa mirada inteligente, la verdad viva. Si vemos que lo real es eterno, si amamos y contemplamos esta verdad, aunque parezca trastocada en las relaciones erróneas del vivir, la reconoceremos. Y veremos cómo brilla a través de capas de ilusiones. Con la mirada bañada en 111

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la luz que hemos contemplado, todo se hará transparente será iluminado desde el origen.

3. La felicidad acompaña a la verdad Mi felicidad no está apoyada en nada. La soy. Soy esa felicidad. Porque felicidad es plenitud, no tener limitaciones, no sentir el agobio de estar encerrado en formas y en moldes. No soy feliz cuando me siento en un lugar estrecho donde mi naturaleza verdadera que es infinita, no puede expresarse. Felicidad es la plenitud total del ser que no tiene límites. Es la naturaleza de lo ilimitado, es mi naturaleza como ser humano, como ser. No la naturaleza de esta persona que se cree de una manera determinada. La persona que creemos ser no puede ser feliz. Cambian constantemente las circunstancias, el trabajo, la edad, el carácter. Es inútil tratar de retener algo, todo está cambiando. ¿Puedo convencerme de una vez de que esta persona que creo ser no puede ser feliz? Si lo hago, dejaré de buscar la felicidad de esa manera. Y solo aparecerá en mí al romper barreras y limitaciones, al permitir que desde lo profundo irrumpa lo que es. La serena felicidad está en lo que soy pero no tengo el arrojo suficiente para aceptar lo que soy y me quedo en medianías. Me dicen que soy un hijo de Dios, que soy un hombre, que soy una mujer, que soy alto, simpático, que soy distraído, pero ¿qué soy realmente? ¿Me conformo con ser todo esto? ¿Puede llenar el vacío de mi ser? ¿Me conformaré con ser un cuerpo físico entre otros o un conjunto de emociones siempre cambiando? ¿Soy unas ideas organizadas en doctrinas?, ¿soy un número en un grupo? ¿Qué soy? Al transcurrir la vida, 112

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cuándo sabré que estoy en la investigación correcta en mi vivir? ¿Cuándo lo sabré? Lo sé, porque cuando estoy en la dirección adecuada, cuando estoy aprendiendo, cuando amplío mi conciencia, me siento pleno, encuentro la paz profunda que es el fondo de mi vivir. No prepararé lo que va a suceder después. Al ser feliz sin motivo, descubriré que estoy en la dirección verdadera, en la de mi realización. Pero no siempre vislumbro el camino directo. Cuando ya perciba los destellos de la verdad, mi vida se inundará de esa alegría de esa belleza, esa armonía y esa paz. Después se expresará sin duda, pero no me importará cómo lo haga, porque la manifestación cae en el campo de lo fenoménico, de lo que está jugando a ser, no de lo que es. La expresión no me importará. Y si me importara sería un signo evidente de haber caído en el sueño de la inconsciencia. No hay nada tan bello como la verdad que soy. Descubriré esto en una investigación sincera y en el silencio del pensamiento. Me quedaré entonces en silencio para encontrarme con Aquello que es nuevo, para descubrirme y redescubrirme en la verdad que brilla en el silencio. Hay mucho que decir sobre las formas en que se expresa la verdad. Al mismo tiempo no hay nada que decir si soy la verdad que estoy buscando. ¿Lo he descubierto? ¿He visto todas las implicaciones que esto tiene? Ahí están incluídos todos mis deseos que no son sino los reflejos limitados de lo real, la búsqueda de la felicidad que lo real despierta en mí, que lo real moviliza en mí. ¿Qué haré con los deseos? Cuando descubro que la felicidad que buscaba está en la verdad que soy, los deseos, como pequeños movimientos imperceptibles en el agua de un lago, no perturban para nada el fondo profundo, esta113

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ble, inmóvil, de la felicidad que soy. Mi condición humana ha cerrado muchos hábitos, muchas necesidades y van despertándose deseos de realizaciones parciales. Y se van llevando a cabo. Puedo ser espectador de todos estos movimientos. Hay una gran expectación y cuando se realiza el deseo se disuelve la expectación. Como las olas en el agua los deseos, al igual que los pensamientos, aparecen y desaparecen en la superficie de mi conciencia. Da igual si los realizo como si no los llevo a efecto. Si persisto en un deseo acabo ejecutándolo, pero no es mejor que si no lo hubiera realizado. Lo único que importa es que, comprendiendo por qué se ha producido ese movimiento desequilibrante, desde la quietud profunda de mi ser, vuelva otra vez a la quietud original.

4. El amor nos está buscando ¿Qué sabemos del amor? Amamos porque anhelamos esa felicidad que ya somos. Y buscamos el amor como nuestra naturaleza. Lo formulemos abiertamente o no, lo deseemos claramente o le temamos, siempre estamos dando vueltas en busca del amor. Y cuando por fin la vida nos dice, por ejemplo, que nos ama a través de una persona. ¿Ya está todo? No, la vida sigue girando. Nos está buscando el amor para que encontremos la verdad. Nos está llamando hacia la unidad. Y la alegría de vivir en estado de amor, es la alegría de la ruptura de las separaciones, la alegría de sentir la unidad. Una vez más vendrán nuestras estructuras mentales habituales a hacer separaciones, a dividir y clasificar. Empezamos así a caer en el sueño, el aburrimiento, la tristeza y en todas las emociones negativas. 114

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Pero ha habido un momento de amor. Sabemos lo que es la alegría de descubrir la verdad, de romper las separaciones. La verdad es armonía, con todo. Desde ese origen comprendemos el resto. Volvemos a sentirnos uno con la totalidad. Desde ahí, desde la verdad nos comprendemos, desde ahí aceptamos todo y es el alcance de una investigación sincera; sin embargo, buscamos otros caminos. Nos acostumbramos a terapias, a modos particulares de conseguir algo, pero ¿qué son estos atajos que queremos coger para llegar a donde tenemos que llegar para realizar lo que somos? Conforme los vamos conociendo se nos van escapando. Nada nos da seguridad total; siempre queda el vacío interior. No existe el amor perfecto. No existe la persona ideal que llenará todos nuestros vacíos, no existe la vida ideal, la sociedad ideal, la casa ideal. Se trata de fabricaciones limitadas de la mente, pero mientras nos entretenemos con esos juguetes hechos de pensamientos, estamos sospechando que algo hay detrás. Y la duda se hace cada vez mayor hasta que llega un momento en que intuímos algo más y necesitamos ir por ello. Entonces, y no antes, empieza a aclararse el movimiento de la vida, el misterio de ¿por qué ahora hay amor y antes no? ¿Por qué aparece ahora lo bello y luego no? Vemos el movimiento, la danza constante de la vida: ahora hace calor y luego frío, ahora me valoran, ahora no. Podemos vivir todos los altibajos desde un estado de serenidad, porque conocemos la danza de la existencia que está expresando nuestra verdad profunda de siempre. No podemos aprender a vivir antes de descubrir cuál es el significado de la vida. Y solo lo sabremos si vamos al origen y dejamos que la manifestación se mueva en libertad. No es que aprendamos a vivir, no aprendemos a com115

Consuelo Martín

prender a otros y a actuar para que nos comprendan. No es eso. No es que hayamos aprendido a vivir, sino que ya no necesitamos aprender a vivir. Descubrimos el secreto que es la vida a través de los movimientos de esa vida siempre inteligente. Sé lo que es la belleza sin ningún motivo. Sin buscarla, ahí está. Podré luego encontrarme con situaciones bellas, pero mi seguridad no está en lo cambiante, está en la verdad que soy. No está en la relación que cambia, no está en lo que los demás piensan ni en la conducta de otros.

5. Una barca en el océano Vivir desde la verdad es una bella aventura. La verdad de fondo permanece intacta, mantiene la serenidad, la paz, a pesar de todos los vaivenes de la superficie. Es la vida más bella que puede desearse, e irán siendo más bellos los deseos. Irá cambiando la superficie, pero no el fondo. Y estaré tan ocupado en contemplar aquello que se revela que, interesado por estar en su presencia, no tendré tiempo de mirar cómo me voy transformando o cómo afecta mi cambio a los demás. Aun así, se dará una vuelta completa a mi manera de vivir. En lugar de mirar la proyección de la conciencia que produce infinitas formas y modos cambiantes, miraré el origen y desde allí seré el productor, el motor de todos los cambios. Ver todo desde el inicio, desde el potencial de todas las cosas, es un caudal de inagotable belleza. ¿Cómo vive una tempestad en el océano, un pequeño barco? ¿Cómo vivir la borrasca, los movimientos y bandazos que ocasionan los vientos y las olas? En cada instante estará próximo a hundirse, a desaparecer. Y el océano 116

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¿cómo vería esa tormenta? Se ha levantado algo de viento, se diría, y mueve las aguas en la superficie. Lo viviría así, con absoluta serenidad, como algo natural. El ser humano es ese barco a la deriva que vive, según el viento momentos tranquilos o angustiados. Pero podría ser el océano desde el cual la irrupción de un temporal es lo mismo que el tiempo en calma. Y no es que pueda ser una u otra cosa, es que es las dos cosas a la vez. Es el océano en origen y es la manifestación. Si quiero quedarme en lo que aparece, puedo hacerlo, si estoy dispuesto a aceptar todas las consecuencias de esa limitación. Y si quiero descubrir lo que realmente soy, siempre estará abierto el camino hacia mi naturaleza verdadera.

DIÁLOGOS No siempre puedo aislarme de los problemas que me rodean. “Yo soy yo y mis circunstancias”. Si la pareja me falla, si los hijos se drogan, si el trabajo va mal ¿Cómo puedo decir: que soy la felicidad? No puedo. No sería verdad, aunque es bello.

Desde donde lo estás mirando es así tal como dices. Piensas que se trata de encerrarse en uno mismo para conseguir la felicidad. Pero no es esto lo que estamos proponiendo. Das por sentado que estás separado. Y lo que tienes que descubrir es que no hay separación. Puedes ampliar tu conciencia hasta notar la verdad en la que está todo incluído. Pero hay que hacerlo desde el fondo. Mira dónde estás situado. 117

Consuelo Martín

¿Cuál es mi situación tal como tú la ves?

Por un lado aparece la realidad externa, situaciones familiares, laborables, etc. y por otro el “yo” recibiendo cosas agradables o desagradables de esa realidad ¿Pero es esto así? Descubre cuál es la verdadera realidad. Mira si todo lo que aparece en ese escenario que llamas la realidad no se ha fraguado en la conciencia, en tu conciencia y en la conciencia total que eres y que a veces puedes intuir. Esa conciencia tiene distintos lugares y movimientos. En la zona superficial aparecen las circunstancias. Las situaciones son más o menos reales según se coloca tu identidad. Allí donde te identificas todo parece más real. Desde un lugar superficial estás en lucha con otros. Cuando profundizas se deshace el egoísmo creado por el miedo a las circunstancias exteriores. Sueltas lo que te parecía más real, y te dejas caer en el silencio de la conciencia. Allí descubres que no hay varias realidades. Solo hay una, vista más o menos profundamente. Al ver esto actuarás serenamente ante las circunstancias.

Al contemplar lo verdadero se destruyen los moldes, lo cual provoca una reacción conflictiva en algunos momentos. Y esa situación me hace volver otra vez a los hábitos.

¿Prefieres la verdad o los convencionalismos falsos?

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Vivir por inspiración

Yo amo la verdad.

Si la amas mantente atenta a ella. No te preocupes de las consecuencias de esa verdad. Sólo debe importarte ser cada vez más verdadera.

Pero a veces se crean problemas con los que no la ven.

Alguien dijo “no he venido a traer la paz sino la guerra” y venía con la verdad. Algunas veces pueden surgir conflictos con las mentes que están establecidas en moldes petrificados. Puede ser que la verdad rompa esas construcciones falsas. Pero merece la pena afrontar las consecuencias de liberarnos de lo falso.

No hay que ocultar la verdad aunque muchos no la vean. Pero es difícil expresarla. ¿Qué se puede hacer?

La verdad es sagrada. Es el resplandor de lo divino. Al descubrirla, deja que se exprese. Y al expresarla mantente vigilante para que no te distraigas y caigas en lo pensado.

Con la visión verdadera se producen rompimientos que me dan miedo.

Lo que la verdad ha roto está bien roto. Sentimentalmente queremos volver a pegar los trozos para que no se note que aquello se ha resquebrajado. Se rompió porque era falso. No hay que lamentarlo. Lo que pertenece al pasa119

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do no existe ya. La vida se está creando siempre. Hay que estar atento a la verdad que nace, no a los hábitos pasados que caen. La vida siempre está naciendo.

¿Puedo vivir solo con mi verdad?

Si mi verdad es lo que he visto de la verdad hasta el momento, no puedo hacer más que expresar lo que veo. Pero si mi anhelo, mi vocación es vivir en la verdad, a través de las verdades que voy viendo se amplía mi conciencia. Las verdades se incluyen en otras más amplias. Y así “mi verdad” va siendo más y más “la verdad”. Eso es el vivir, ese es su valioso movimiento al que llamamos sagrado porque todo lo incluye.

¿Es vivir en un constante descubrimiento?

Sí, la vida nos revela la verdad constantemente. Mantente despierto a ella.

¿Veré cuándo estoy equivocada, si mi amor a lo verdadero es sincero?

Lo verás. No podrás evitar verlo. Si las emociones ocultan lo que es, lo que aparece está muy distorsionado. Cuando se revela lo verdadero, como una bocanada de aire que entrará en la conciencia, arrastra todo el polvo de la distorsión y el error. La investigación sincera borra los errores de visión que las emociones mantenían. 120

Vivir por inspiración

¿Cómo he de hacer para buscar la verdad sagrada?

No la busques. Investiga con amor. Contempla lo que la vida te vaya revelando.

Hay algo que no veo claro aun ¿Un criminal no es malo en sí? Es muy duro para mí ver el bien y el mal, como relativo. No puedo verlo así completamente.

Comprendo lo que te sucede. Mira. En esta visión de la vida religiosa total, nos lo jugamos todo. No podemos aceptar ciertas ideas viejas y otras no. Todos los prejuicios tienen que desaparecer. Y todas las ideas que tenemos lo son. La clasificación de las personas en buenas y malas, aun en casos extremos, como el que dices, no es más que un prejuicio. Porque se está juzgando a las personas como realidades separadas, conscientes, que actúan deliberadamente contra otras realidades. Todo eso es falso. Mira lo que es real. Mira lo que es valioso en la vida. Nunca tendrás miedo ante la verdad ni a aceptarla ni a expresarla a no ser que des realidad a lo falso. Si valoras algo falso, las opiniones aceptadas por otros o por ti en el pasado, te arrastrarán, te moverán a actuar. No te sentirás bien si valoras lo falso. El vivir la vida como algo sagrado no concuerda con lo establecido. Esta es la purificación, el valor de lo verdadero sanea lo que se había distorsionado.. La verdadera purificación es la caída de lo falso al ver lo verdadero. Sé sincero en tu investigación.

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Consuelo Martín

Aunque veo la verdad tengo miedo de expresarla. Sé que es bella, pero me falta fuerza para hablar en libertad.

Desde los espacios abiertos de la vida verdadera, puedes expresarte con libertad. Sentirás la alegría de ser libre. Es un indescriptible sentimiento de plenitud que no conocemos cuando estamos encerrados en lo pensado, en lo establecido. La purificación de la luz, limpia todo lo falso y deja amplios espacios vacíos en la conciencia para la libertad. Contempla la verdad. Solo ella te libera. Contempla su belleza. Silencio...

Si siento lo que le sucede a otro como propio es que estoy identificado con aquello. Porque si no fuera así, podría verlo objetivamente. Si me identifico ¿no podré ver la situación?

Aunque esté involucrado, la situación que se crea me ayudará a aprender. Y cuando ya no tenga nada que aprender, la vida apartará esa situación y me presentará la inmediata que necesito.

¿La vida nos trae otra situación? ¿Es eso lo que sucede?

Nosotros mismos lo pedimos. Si tenemos una experiencia y no la comprendemos del todo es como si pidiésemos a la vida esa lección para completar nuestra visión. Cada situación que se nos presenta es una respuesta a nuestra oración. Aunque la oración no la hayamos formulado con palabras. 122

Vivir por inspiración

La actitud de una persona religiosa ¿es verdadera entonces?

Vemos así cómo nuestra vida es sagrada. Vivir es una constante oración que hacemos a la vida y ella responde en lo que se nos presenta y en lo que se nos revela. Así de amplia ha de ser la actitud religiosa.

Es así como aprendemos aunque no lo sepamos. ¿Verdad?

Sí, es un proceso perfecto, inteligente. Como la vida es una, los retos que se van presentando no quedan cortados. Se presenta la pregunta y la respuesta hasta integrarse ambas en una unidad totalizadora.

¡Las vidas son sin embargo tan distintas unas de otras! Cuesta comprenderlas.

Hay distintos escenarios. Todos son adecuados para la representación que allí se está dando. Están escogidos por la Inteligencia. Y tienen un valor inmenso.

Cuando soy consciente, la vida tiene un sentido, de otra manera no ¿verdad?

Sí, al ser conscientes vemos el movimiento total de la vida. Lo desconocido penetra en lo conocido y lo deshace. Y todo vuelve otra vez a lo desconocido. Aparece otra vez 123

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lo conocido y vuelve a deshacerse. Es como una bellísima melodía. Lo desconocido silencioso aparece con miles de sonidos al irrumpir en lo conocido. Y todos los sonidos vuelven a reabsorberse en aquel silencio.

¿Eso sucede siempre, tanto en las personas dormidas como en las despiertas? ¿No hay distinción?

La diferencia consiste en que el está despierto se da cuenta. Al ser consciente forma parte del movimiento de la vida. Es la vida misma en movimiento. Vive en esa creación y disfruta con alegría el vivir como algo infinitamente valioso, como algo sagrado. Es lo que vivimos al despertar. El que no se da cuenta, lucha inútilmente. Desde su visión limitada, trata de cambiar las cosas que vienen desde la totalidad en un movimiento inteligente. Se frustra, porque no resultan como en su limitada visión piensa que tienen que resultar. Eso es lo que sucede al distraernos.

¿Qué ocurre cuando me doy cuenta de que no me doy cuenta?

Hay lucidez. La lucidez está en el darse cuenta, no en aquello de lo que te estás dando cuenta. Tienes que estar ahí en esa lucidez. Y no es necesario que te explique nada más. Porque el contemplar esa lucidez tiene su respuesta, su propia revelación. El contemplar tiene su belleza y su alegría. ¿Lo ves?

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Vivir por inspiración

Y luego ¿podré estar más despierto en el momento presente?

No te lances al futuro. El darte cuenta es siempre positivo. No importa el objeto del que te das cuenta. No es la expresión lo que dará la revelación de la verdad, sino el origen de esa expresión en la luz. El darte cuenta es el camino. No hay otro. Ya solo resta mirar en la dirección de la luz.

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VI. INTEGRACIÓN TOTAL EN EL VIVIR

1. El conflicto de la división Una mente dividida proyecta también una vida dividida. Así, en el cúmulo de situaciones que nos rodean, no hemos descubierto la unidad interna de donde nace la unidad del vivir. Sin embargo el ser humano busca unificarse mediante prácticas psicológicas o religiosas porque su corazón solo descansa en la unidad. No nos unificará el intentar resolver en el ámbito psicológico los problemas que crea la división. Porque eso sería eliminarlos, mediante el mismo pensamiento que los ha creado. El pensamiento, en su funcionamiento habitual como organizador de las situaciones a partir de una entidad separada, también pensada, no puede evitar los problemas que surgen en nuestro quehacer. Tampoco nos unificará el seguir algún esquema programado por alguna religión para adaptar a él forzosamente nuestra conducta. No es posible integrar nuestra vida, con la cantidad de matices y situaciones que ocasiona el vivir a tantos niveles. No podemos unificar los distintos fragmentos de nuestra vida que parecen opuestos. Mi vida está desintegrada; por un lado lo que al parecer viene de fuera, las presiones que siento al responder a las demandas de la vida exterior, algo así como un enemigo que acecha contra mi integridad, que me impide ser, y por otro lado, ese anhelo de armonía entre los seres humanos que no podemos dejar de constatar. Estas dos líneas permanecen 127

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separadas. Mi conciencia está escindida y por tanto en conflicto. Y en el conflicto no se siente la plenitud natural de la vida una. Hemos perdido el contacto con nuestra verdadera naturaleza, esa plenitud de la unidad de conciencia. Nuestra conciencia es una y la estamos viendo fragmentada: lo que quisiéramos hacer y lo que hacemos, lo que nos esforzamos por conseguir y las tentaciones en las que caemos, lo que nos gusta y lo que nos disgusta. A menudo lo que nos agrada contradice nuestros ideales y lo que nos desagrada es nuestro deber. No coincide lo que es con lo que debe ser, los ideales con los hechos. Y estamos desgarrados en esta escisión. Nos han engañado durante años al asegurarnos que la vida espiritual consiste en exacerbar ese conflicto, esa lucha. Sacrificarnos con disciplinas al hacer lo que nos desagrada y reprimir lo que nos agrada porque contradice las normas. Insistir en esta concepción equivocada produce conflictos que ocasionan distorsiones como las depresiones profundas, la agresividad y el sufrimiento en general. Prescindamos de lo que habitualmente conocemos como vida espiritual, el ajustarnos a unas normas para alcanzar unos ideales con sacrificio. Prescindamos de ello con valentía. Pero no bastará con intentarlo. No podremos dejar esa actitud hasta que veamos cuál es la verdad, aunque se irá cayendo sola cuando vayamos comprendiendo. No tiene ningún sentido dar normas nuevas para sustituir los viejos esquemas. Lo único inteligente es ver la verdad de la situación en la que estamos. La verdad es sorprendente, es nueva y desconcertante para el pensamiento. La integración surge como algo nuevo, la crea lo desconocido. Lo verdadero es lo eternamen128

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te desconocido para nuestro pensar habitual. El pensamiento no sabe nada de ello, no lo puede comprender. Le parecerá una locura porque va contra sus leyes de funcionamiento. El pensamiento condicionado no entiende la libertad de la verdad y no podrá entenderla nunca. Sin embargo, nos arriesgaremos a hablar de ello porque más allá de la mente pensante, hay una intuición directa de aquello en todos nosotros. Me arriesgaré a hablar de algo que el intelecto no comprende en absoluto. No hablaré al pensamiento superficial porque es un callejón sin salida, lo haré a la inteligencia directamente, me dirigiré a la inteligencia que somos. Cuando estamos ahí, en la inteligencia, a pesar de los pensamientos que atraviesan la mente, nos mantenemos en la actitud de atención, de vigilancia, donde lo verdadero se manifiesta sin necesidad de un concepto o una idea empaquetada en palabras. La verdad no es eso. Es algo que descubrimos en el instante. Recuerdo la metáfora socrática expresada hace tantos años. Estamos ahora ejerciendo el mismo oficio que él, amantes como somos de la sabiduría. Hacemos, como el filósofo griego, lo que una comadrona que ayuda a “dar a luz”. En estos momentos “damos a luz” lo verdadero que está dentro. Solo hay que ayudar para que surja y se manifieste.

2. Hay una distorsión en lo que percibo La manera que tenemos habitualmente de conocer es a través de la percepción y la percepción es siempre con relación a algo. Desde el momento en que se efectúa esto, hay una separación, una escisión de la conciencia: lo que está 129

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percibiendo y aquello que percibe. Es, por tanto, la primera ruptura de la unidad que se produce en mi conciencia. Considero que es natural, que no se puede ir más allá. Creo que cuando estoy dividido en un sujeto que percibe y una cosa percibida, esas son las dos básicas realidades: “yo” y lo “otro”. Observemos cuidadosamente si es así. Al percibir, conozco de una manera distorsionada, he escindido en dos la conciencia, lo real y los efectos que se producen, y puedo observarlos, son los ingredientes de mi vida diaria. Tengo miedo a esa realidad que percibo, porque es “lo otro” y quiero salvar, proteger “lo mío”, este sujeto que percibe todo. Necesito protegerle de imaginarios enemigos que están en el exterior. Sin darme cuenta empiezo a actuar con miedo. Y como esta realidad que percibo, creo que está limitada al cuerpo físico, me encuentro insignificante, con muchas carencias y anhelos que no puedo realizar. Tengo, por tanto, deseos, quisiera que la realidad exterior fuera diferente de cómo la veo. Quiero conseguir aquella realidad exterior, lo que me falta y necesito, la armonía, la plenitud. Por los deseos de poseer las realidades limitadas y por los temores de que esas realidades me encierren, me disminuyan, se opongan a mi realización, a través de esos deseos y a través de esos temores, deformo completamente la realidad. Mi visión de lo que es real, está distorsionada. Tengo que observarlo. No se trata de una doctrina, es demasiado extraño para que sirva de doctrina para alguien. Nadie lo creería. Por eso es necesario observarlo, y solamente cuando lo observo lo puedo ver. Tengo que ver en mi vida diaria cómo se produce la distorsión a través del temor y del deseo, cómo deformo las situaciones y cómo 130

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luego creo que ese mundo distorsionado es la realidad y me adapto y doblego a ella, cómo me sacrifico, incluso cómo sufro. El mundo irreal lo he fabricado con una distorsión de mi mente. No solamente veo este mundo ilusorio, a veces es como si los seres humanos tuviéramos una losa encima, que no nos permite la libertad natural, la fluidez, la alegría espontánea que es el vivir. Parecería que solo viviéramos encerrados en un mundo irreal. Pero afortunadamente, siempre hay allí una rendija por donde escapa algo de luz. Siempre hay algo de fe, un anhelo de Aquello que no se nombra, que no se expresa, que no se nota, pero que está ahí. Y ese algo nos empuja, nos mueve de un sitio a otro, nos hace estar siempre descontentos, nos permite sospechar que la realidad que vivimos no es la verdadera, que no puede ser tan trivial y sin sentido como parece. Vivir no puede ser ese aburrimiento o esa desesperación, esa envidia, ese temor. No puede ser. Sin duda hay algo más. Pero casi siempre estos huecos por los que escapa la luz inadvertidamente, los tapamos, no nos parecen reales. En nuestra distorsión creemos que se trata de fantasías. Tenemos un anhelo de ser completamente libres y de vivir en una claridad y una comprensión totales, pero nos parecen fantasías ¿quién puede vivir así? Y solemos tapar esos resquicios donde aparece la luz. Sin embargo es hacia los atisbos de luz donde tendríamos que mirar. Dedicarnos a no perder de vista esa dirección. Vivir contemplando lo luminoso. Una vez hemos descubierto que la realidad en que nos encontramos está distorsionada, y hemos llegado a ello por paciente observación, contemplemos, hasta que nuestra actitud normal sea la de vigilar. Cuando nos quedamos dormidos empieza la proyección de sueños, el proyectar este 131

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mundo fantasmagórico, que a veces es muy desagradable. Urge por tanto salir de él. El camino es sencillo, pero la dificultad está en que no sabemos que hay que seguirlo. Solo con mantener nuestra atención en Aquello, sería suficiente. Pero normalmente nos olvidamos. Tenemos que fortalecer nuestra confianza, nuestra fe hasta la evidencia de que lo real viene a través de esa pequeña luz que intuímos. Mirar en la dirección que nos señala ese profundo anhelo que está en nuestro interior, mirar hacia esa luz que ilumina a intervalos nuestra realidad cotidiana, mirar en esa dirección donde nuestra mente se va adecuando, haciéndose transparente a lo que es. Es el camino que en nuestra tradición se ha llamado contemplativo. Desde Platón y los neoplatónicos se ha hablado de la mente contemplativa, la mente que está mirando directamente lo que muestra la Inteligencia.

3. La integración psicológica por el amor La integración entre nuestra vida psicológica y aquello que anhelamos como lo espiritual, está justamente en sanar nuestra visión, en colocar nuestros ojos mirando a la unidad para que nuestra conciencia se unifique. No mirar la proyección múltiple de la realidad porque esa proyección está ya distorsionada por la mente. La salud, la curación de nuestro psiquismo se encuentra en el saber mirar, en el aprender a contemplar. Y contemplar es mirar con amor. No se puede contemplar sin amor. Y no se puede amar verdaderamente, sin caer en error, más que a esa unidad de conciencia que es Inteligencia. Es lo único a lo que verdaderamente amamos. Se dirá que amamos muchas cosas y 132

Vivir por inspiración

personas pero es como una refracción de la luz. Vamos hacia el objeto de conciencia y como el objeto es un reflejo de Aquello reflejado, produce amor, pero es el amor de aquel origen. El amor de lo divino es lo que produce siempre el amor humano. Es así como surge la integración. Lo divino y lo humano es una misma cosa, no son dos, lo sagrado y lo profano no son dos, es lo mismo. Cuando siento amor, tengo que volver mi conciencia sobre sí misma y quedarme en el amor. No me importará qué lo ha provocado, si lo ha provocado una persona es porque en esa persona he proyectado esa realidad de lo divino o he visto en ella una transparencia de Aquello. También puede producir el amor la contemplación de la naturaleza en su belleza, iré al origen donde surge todo amor, a la conciencia unificada, a lo sagrado, lo que es desconocido para el pensamiento. Y cuando esto suceda descubriré lo que es la plenitud. Porque cuando el amor me va llevando a la realidad profunda, que está detrás de las formas, me está llevando a mí mismo, a lo que verdaderamente soy. Y no me conformaré con ser lo limitado, algo de lo que aparece. Vivimos en múltiples y diferentes niveles. Nuestra identidad habita muchos lugares en la conciencia y nuestra persona es limitada, más aún, es un conjunto de limitaciones. Pero vivimos solo esa proyección que nos recuerda el origen. Lo limitado no existe sino por lo ilimitado que le está dando vida. Realmente no existe nada más que lo que no tiene límite. Tienen razón los místicos, no son locos los que dicen que no existe nada más que Dios. Las demás cosas surgen, están sostenidas y movidas por Aquello. Parece que estemos anulando todas las formas, las personas, el universo entero. Sutilmente nos estamos quedando sin nada. Hemos oído: “Primero buscad el reino de los 133

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cielos, lo demás se os dará por añadidura” ¿Es eso cierto? Es absolutamente verdadero. Primero profundicemos en nuestra conciencia, contemplemos lo que intuímos, y cuando nuestra conciencia se vaya unificando en esa contemplación, se abrirán los ojos de los sentidos y se abrirá el corazón hacia todo lo manifestado. A través del pensamiento y a través de las sensaciones, ese maravilloso dibujo, la bella danza que va haciendo la vida, tendrá su lugar correcto, porque estará iluminada. Y seguirá siendo siempre una proyección, pero una proyección exacta, bella y armónica. Aunque nos parezca extraño, así se hará. Es la colocación de nuestra mente la que desarmoniza. La realidad no es tal como la vemos habitualmente. La realidad es única, impensable, inconcebible para la mente condicionada, y no podemos captarla a través de la limitación de los sentidos. ¡Qué disparate sería que la realidad se pudiera ver con los ojos sensoriales y que estuviera separada, limitada, plagada de contradicciones! No puede ser nunca así. La realidad es única, no podemos tocarla ni pensarla; pero a través de los sentidos produce un mundo sensorial y ese mundo puede ser correctamente percibido. Hemos dicho que la percepción creaba un mundo fantasmagórico, pero hay una percepción correcta, es la percepción desde la unidad. Cuando he profundizado en la conciencia, impregnados mis ojos en la verdad, al pasar a través del pensamiento, de los sentimientos y de las sensaciones, en las tres vías de percepción, mi visión, sin dejar de ser dual, es ya una visión correcta. Quiere decir que veo las separaciones sin oposición, sin conflicto. Y se produce la armonía entre lo fragmentado, en la multiplicidad. La armonía aparece también en la vida personal. No hay personas alegres o tristes, felices o desgraciadas, solo seres humanos que están proyec134

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tando en un momento dado, un mundo que en su argumento expresa tristeza, alegría u otros matices. También puede haber personas que no están proyectando deseos y miedos, que miran la realidad una, y empiezan a vivir desde esa unidad todas las visicitudes del existir. Cuando se va dejando que la realidad se exprese, cuando se da esa integridad, la vida es algo cada vez más espontáneo, es sin esfuerzo. Un camino al que no se puede imponer lo calculado por el pensamiento. La mente va siendo cada vez más pura, más transparente y la vida se va expresando a través de ella, de una manera diáfana, natural. Se van viendo los hechos tal como son, desde la luz, sin distorsiones porque no hay deseos, solo amor. Al ver la verdad de esa manera, no se puede evitar amar, es imposible, aunque nos lo propusiéramos. Es nuestra naturaleza. Cuando la verdad se está revelando, al ver sin distorsión la manifestación divina, surge el amor. El amor a nada y a todo. En un momento puede ser hacia una flor o hacia una persona, pero no de una manera separada, integralmente. Porque cuando la verdad se pone de manifiesto, aparece un sentimiento profundo de unidad. El amor es esa llamada hacia la unidad. En la armonía se siente la fuerza que une, esa conexión que es el amor. Nos sorprendemos entonces, de haber estado buscando tanto el amor en situaciones concretas, como el buscar una persona que tuviera las características que pudieran despertarlo en nosotros, tal como nuestro pensamiento se lo había imaginado. Cualquier ser humano conoce este anhelo. Pero el amor no es lo que el anhelo de amor proyecta en el pensamiento. Esa proyección está condicionada, referida a unas causas que provocarán unos efectos. Ahí juega la astucia del pensamiento, mientras que el amor no sabe de astucias, no 135

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se puede calcular ni prever, es el eterno desconocido. Así como la verdad es un estado desconocido para la mente pensante, el amor es un estado desconocido para los sentimientos condicionados. Es la expresión gozosa de la libertad de ser. Es una alegría que está siempre brotando sin ninguna causa. Alegría de la unidad de conciencia que somos.

4. Armonía total Todo lo que aparece, al mirarlo con una luz nueva, va perdiendo su poder de crear ilusiones. Se presenta tal cual es. Las situaciones difíciles, las fáciles, lo agradable, lo desagradable, todo lo que ha sido creado por mi mente, puede deshacerlo mi mente. No desde el nivel del pensamiento. Es obvio que desde ahí no, porque ese nivel lo crea el error y si me encuentro allí estaré todo el tiempo hipnotizándome con sus elucubraciones. Cuando haya comprobado que soy mucho más que el pensamiento, lo infinito, descubriré que la totalidad, lo divino es mi naturaleza real. Podré nombrarlo o no nombrarlo. Estará siempre ahí, como aquella presencia que me mantiene vivo y despierto. Si ahora estoy atento a unas verdades, si hay lucidez, si veo con claridad, es porque la luz está ahí iluminando. Está ahí integrando. Es necesario dejar lo conocido para poder descubrir lo desconocido. Pero el movimiento es también inverso, como la respiración, aspiro el aire y lo expulso, siempre con un ritmo. Así, cuando me he dado cuenta de que todo lo conocido es fabricación del pensamiento y lo he dejado por irreal, por falso, la visión de la verdad me empuja a recoger 136

Vivir por inspiración

todo aquello. Lo verdadero recoge todos sus dibujos, los movimientos que ha expresado, los sonidos de la bella melodía de la vida. Entonces cada nivel físico, afectivo, mental, podrá tener una percepción adecuada y armónica de lo real, vivido en esa dimensión. Nada tendrá que ser sacrificado. Nada tendré que abandonar; y en nada me tendré que violentar para vivir la vida real. Es posible que se cumpla entonces el deseo de hacer lo que quiero hacer, lo que me gusta hacer. Puede coincidir mi ideal con lo que me agrada. Al aceptar lo que aparece en mi vida, el discernimiento de lo que es verdadero y real será espontáneo y acompañará la realización del vivir. El anhelo que surge del fondo de mi ser, y por tanto es mi demanda de realización, coincidirá con mi inclinación personal, acostumbrada ya mi persona a contemplar lo verdadero. Ese es el descubrimiento de la felicidad incondicionada. Y se creará la acción justa, la acción correcta, que es al mismo tiempo la acción armoniosa que no está en conflicto conmigo ni con los demás. Una actividad que lleva a la unidad, que deja a todos libertad para ser. Lo que me libera, libera a los otros. Se acaba aquí esta escisión entre lo que hago y lo que quisiera hacer, lo que soy o creo ser y lo que me gustaría ser. Porque ya soy, justo lo que anhelo ser, hago exactamente lo que quiero hacer. Esta es la comprensión en la que se produce la unidad entre lo individual y lo total. Este es el punto real desde el que surge creativa la unidad en nuestro vivir.

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DIÁLOGOS ¿Cómo puedes tener tanta confianza, más que yo mismo, en que estamos intuyendo algo de lo que nos hablas? ¿Qué te hace confiar así?

Tengo completa confianza, porque no me siento separada. Veo y siento que somos una misma conciencia. Y es natural que capte lo que sucede en esa conciencia. Diría que en el ámbito de lo empírico lo percibo en vuestra mirada. Sucede a través de los sentidos esa constatación. Pero la evidencia de la conciencia es total. Por eso no tengo dudas. ¿Tú las tienes?

Si, no puedo evitar tenerlas. Aunque no quisiera.

¿Dónde estás situado en tu conciencia? Mira en qué lugar aparecen las dudas. Y al mirarlo colócate un poco más atrás. Allí donde se intuye lo verdadero.

No sé si creerlo o no, pero es bello.

No importa si lo crees o no. El que cree o no cree es el pensamiento. La intuición está ahí. Y permanecerá, llegará un momento en que el pensamiento no se atreverá ya a poner objeciones. Si cada vez que dude no se toma en cuenta porque se le ve tal como aparece, se irá quedando en su verdadero papel de mero instrumento de la intuición, de la visión directa. Eso irá sucediendo. Mientras, date cuenta de que lo que intuyes es lo valioso. Lo que piensas no vale 138

Vivir por inspiración

en absoluto, está condicionado a tus experiencias del pasado, es mecánico, repetitivo. No te llevará a lo que eres, te alejará de ti mismo. Tú eres la intuición. Los pensamientos que pasan no tienen la misma calidad que la visión intuitiva, directa. Míralo, obsérvalo bien.

Siento que he estado viviendo equivocadamente. Siempre me enseñaron que la vida era lo superficial, lo accidental ¿cómo cambiar mi actitud? El amor a los demás era a partir de una separación. Hasta ahora vivía con conceptos erróneos. Ahora noto que hay una manera de vivir el amor desde dentro que no se refiere a nada de lo que estamos acostumbrados a vivir.

Vive desde esa visión nueva.

Me parece que tengo muchas veces una confusión entre la intuición de la verdad y lo que pienso ¿cómo aclararme?

Cuando la intuición es naciente, puede que haya algo de confusión frente al pensamiento que se había establecido como la única manera que tenía el ser humano de conocer. Pero conforme va creciendo la intuición, ella misma tiene un sello de realidad, produce una evidencia intrínseca que no se da jamás en el pensamiento. El pensamiento es siempre algo ajeno. Aunque me identifique eventualmente con él, siempre es algo que pasa por mi mente, algo que me ocurre. La evidencia de la intuición no es algo que me pasa, sino que la soy. 139

Consuelo Martín

¿Por qué surgen las dudas?

El pensamiento siempre duda, es escéptico por naturaleza. En la intuición hay una evidencia. La inteligencia ve directamente y a esa visión, inicialmente se le llama intuición, mientras que el pensamiento es una formulación de conceptos. No hay allí una visión directa. Cuando la inteligencia ve, no hay duda alguna. Si estando encerrada en una habitación me dijeran que fuera es de día, podré creerlo o no y pedir explicaciones, demostraciones de ello. Dudaré. Pero si abro la ventana y miro, salgo de la duda. La evidencia es completa. Sé que es de día. Así es la intuición. Miro y veo. No cabe discusión. Cuando una persona empieza a tener intuiciones claras o lo que es igual empieza a ver por sí misma la verdad, el mantener discusiones intelectuales deja de tener interés para ella. Lo mismo que no tiene interés especular sobre si es de día o de noche una vez que ha abierto la ventana.

Pero, ¿cómo abre la ventana la persona que está en la oscuridad?

¿Conoces eso que se ha llamado en nuestra tradición la gracia divina? Eso es una gracia. No hay causa que se pueda constatar o manipular. La vida está siempre actuando de este modo. Todo en ella es gratuíto, es una gracia.

Sé que la intuición es como una corazonada. Pero ¿no habrá alguna fórmula para poder acceder a ella? ¡Por qué algunos salen de la caverna oscura y van a la luz?

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Vivir por inspiración

Cuando alguien va a la luz es porque no puede hacer otra cosa más que ir hacia la luz.

¿Qué le dirige hacia allí?

La misma luz.

¿Y cómo se hace consciente la persona de la luz?

Cuando más se sienta como alguien determinado, más opaco resultará. Cuando se enamore de la luz, la luz le arrastrará hacia ella. No es la persona quien hace algo. Es la luz la que moviliza todo. Nos vemos como entidades separadas. Pero todo eso no es sino un juego de la mente y los juegos de la mente son contrastes de luces y sombras. Estas entidades, son provisionales. Sirven para hacer un ensayo en esta escuela, para aprender a amar la vida.

¿Cómo se ilumina la mente?

Si la mente se va haciendo transparente, opone menos resistencia a la luz y la luz la ilumina. De manera natural tiende hacia ella porque la luz es la naturaleza de la mente. Lo mismo que las plantas giran en dirección a la luz, la mente de una forma natural, tan natural como el giro de las plantas, al recibir la luz se va volviendo hacia ella. Igual que el mito platónico de la caverna. Todos miran habitualmente hacia fuera, hacia donde se proyectan las sombras 141

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de la luz. Pero el filósofo, el amante de la sabiduría, el que se enamora de la Vida, va girando hacia la luz que proyecta las sombras de la realidad, hacia la luz creadora. Como la mente está hecha de luz es completamente natural que mire a su origen. Y así de natural es que todos amemos la Vida al descubrirla. Lo que hacemos ahora es tomar conciencia de la presencia de la luz. Y lo vivimos como una gracia. Porque ninguno de nosotros ha hecho un esfuerzo, ha calculado y ha medido lo que está sucediendo. Pero al mismo tiempo es inteligente. La conciencia ha ido haciendo todos los movimientos necesarios hasta este momento para que ahora nos encontremos en esta investigación.

Nos dices que vivamos con lo que somos. He tenido una vivencia al ver los distintos tonos de las hojas de los árboles en otoño. Ha sido para mí una comunicación con la belleza. Estaba viendo la belleza pura. Estaba tan unida con ella que también estaba dentro de mí, ¿Es eso lo que somos? ¿Esa belleza dónde está?

La belleza que ves fuera la está proyectando la belleza que eres. El paisaje no es más que un juego de sombras para que proyectes la belleza que viene desde lo profundo de tu ser.

¿Entonces es verdad que somos creadores?

Esa belleza es la belleza divina, no hay otra. Y la que has visto con los ojos, la armonía de los matices del otoño, es un reflejo de aquella. 142

Vivir por inspiración

¿Y está en nosotros?

La belleza que está en lo profundo del ser, se manifiesta a través de nosotros si hay sensibilidad. Al ser reconocida vuelve a integrarse en el ser. Es un movimiento en la unidad.

¿Es un ensancharse de la conciencia?

Toda toma de conciencia lo es.

¿Qué es entonces la contemplación?

¿Qué es la belleza? La reconoces como lo que enamora y no eres nada separado de ella. No hay nada fuera. Es lo infinito. Tú te reconoces como aquella belleza divina. Y te quedas en contemplación de aquello. Anonadado permaneces mirándolo amorosamente, completamente enamorado. Eso es contemplar.

Y se está como si no se estuviera, ¿verdad?

No estás como “yo” separado. Solo está la presencia de la inteligencia total expresándose en esa contemplación. Cuando hay contemplación no hay nadie que experimente algo. Si hay alguien, si se mantiene un experimentador, esa entidad se levantará como un obstáculo para la contemplación. Cuando va desapareciendo el que experimenta y solo resta el contemplar mismo, cuando solo el amor es y no aparece un amante, hay plenitud total. 143

Consuelo Martín

Incluso si el amado es Dios, hay obstáculo. En la contemplación se rompen las distancias entre el alma y Dios, el que adora y lo adorado. Desaparece el yo y desaparece Dios. Lo único que queda es el Amor. Esa es la unidad de la que han hablado los místicos. Nadie les entendió sino los que lo habían vivido. El resto no entenderá mientras no lo viva.

Comprendo. Pero me doy cuenta de que no he llegado a eso. Aún no me he enamorado de la Vida.

No te preocupes si has llegado o no, simplemente contempla. Y el enamoramiento vendrá. No pienses que no has llegado. Nadie tiene que llegar. Permite solo que se de la contemplación.

Cuando la contemplación es un instante y luego se pierde ¿qué hacer?

Aquel instante está fuera del tiempo, es eterno. Lo que sucede luego, en el tiempo, cuando vives en la distracción eso no importa ya. Silencio... Toma conciencia de lo que es real y contempla lo que has concienciado. No hay nada más. ¿Para qué perder el tiempo analizando qué pasa cuando estoy distraído? Mira lo que hay en el instante en el que la luz brilla.

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Vivir por inspiración

¿Por qué no es constante?

Nos preocupa la duración. A esa entidad que le preocupa que la contemplación sea constante, le inquieta su propia permanencia. Pero esa misma entidad tiene que desaparecer. Y cuando desaparece, aparece la confianza. En esa confianza no hay conflicto. Aquel instante eterno es lo valioso. Estate ahí, a pesar de toda distracción. Sigue valorando lo eterno y no mires lo que continúa. La continuidad es ilusoria, está en el tiempo y se alimenta de pensamientos.

¿Por qué la inquietud por superarme? ¿El ansia de perfección me aleja de la perfección?

El ansia de perfección es auténtica. Viene de la perfección misma, no puede venir de otro lugar. Si anhelo la perfección es porque está en mí y me llama desde lo profundo. La dificultad está en que interpreto personalmente que yo tengo que perfeccionarme. Y en ese punto, en el momento en que creo que hay alguien que tiene que perfeccionarse, estoy poniendo el obstáculo de separación y con ello me alejo de aquello que anhelo.

Soy yo quien está interviniendo. Pero el yo profundo ¿no interviene también?

No le llamemos yo, dejemos esa palabra para la entidad provisional. Lo profundo es tu identidad. Tu identidad se desidentifica de la formas y penetra en lo real. La persona 145

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cree que tiene que llegar a la perfección. Y en esa ambición se aferra a lo limitado y lo limitado no es perfecto nunca.

¿Qué haremos en esa situación?

Ya que el anhelo de perfección es verdadero, contempla esa perfección que anhelas. Contempla esa armonía, esa serenidad, esa belleza, esa inteligencia total.

Esta mañana estuve a la escucha de los árboles, del trino de los pájaros. Mire una florecilla y le pregunté dónde estaba su belleza. Traté de contemplarla, pero el ansia de penetrar en su belleza, disipó mi contemplación.

Estabas considerando la belleza como un objeto. El juego del sujeto que mira el objeto debe diluirse para que la contemplación surja. Cuando reconoces la belleza en la flor has de diluirte en la belleza misma. Desde el objeto donde la has reconocido por tu sensibilidad, has de girar hacia la belleza misma y quedarte en ese estado. Contemplando ese anhelo se diluye el que experimenta la belleza y lo bello experimentado. Solo queda esa hermosura que es el reflejo de lo divino en lo manifestado. El reflejo que te lleva al origen. Tú no eres alguien que añora la belleza de una flor. Eres belleza. Contempla esa belleza que eres. Contempla la perfección que añoras. No intentes atraparla. Solo contemplarla.

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En lugar de una flor podría ser una persona. El amor hacia una persona puede llevarnos al amor que se expresa en mí y en el otro. Cuando ese estado se produce ¿se integran todos los amores en su fuente?

Ese es el giro contemplativo que intentamos no solo entender, sino vivir.

Cuando sentimos el amor ¿es un momento importante para aprender a contemplar?

El estar enamorado es una oportunidad que nos da la vida para enamorarnos del amor. Hemos de ver que se nos ha dado esa situación para que aprendamos lo que el amor es, y no para que atrapemos aquel objeto que ocasionalmente ha despertado el amor. Si lo hacemos así, si nos quedamos en el objeto de amor o de belleza, lo perderemos y sobrevendrá la frustración enseguida. Los objetos son sombras que pasan. El Amor es lo real, la identidad verdadera de las dos personas que se aman.

¿Tengo que aceptarme tal como soy y aceptar al otro para poder amar?

Has de observar cuidadosamente lo que es expresión de ideas erróneas, lo que no eres, lo que crees ser y distinguirlo de lo que eres. Y al verlo podrás descubrirlo también en el otro. Así lo irás comprendiendo. Verás lo que eres esencialmente, con independencia de lo que has aprendido, de lo que te han dicho que eres, de tus experiencias pasadas, 147

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aparte de todo esto, eres. Necesitas momentos de soledad para que tu mente se vaya haciendo contemplativa. Es muy raro que pueda florecer la contemplación mientras repito los patrones de conducta condicionados al pasado, mientras respondo de la manera establecida y superficial como responden los demás, mientras me ajusto a las apariencias. Eso es vivir un sueño y estar conforme con él. Para despertar y descubrir lo que eres, para que lo que ahora estás intuyendo tenga fuerza suficiente para crear tu vida verdadera, para eso, tómate un tiempo de soledad.

¿Qué he de hacer en esos momentos de soledad?

Deten el movimiento condicionado al error y quédate contemplando lo que intuyes como verdad. Te ayudarán las lecturas de libros escritos por quienes hayan vivido algo verdadero, porque al leerlos intuirás la verdad, a partir de la cual podrás contemplar. Te llevarán al silencio del pensar. Y en el vivir diario te enfrentarás a cada situación con una mirada nueva. Irás viendo lo que eres y no habrá nada que cambiar. La transformación solo se dará en el ver. Encontrarás muchas ideas erróneas, prejuicios adquiridos inconscientemente. No tienes que tratar de eliminarlos. No hay que presentar batalla ni atacar de frente. Solo verlo. Aprende a observar, a mirar con la mirada nueva que te va dando la contemplación en el silencio.

Dices que son sombras que pasan. Entonces no estamos aunque lo creamos, con el ser amado, sino con sus sombras. Lo que tendremos que hacer es reconocer la luz. Pero

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las sombras parece que habrá que desecharlas para poder intuir ese amor, esa luz que está detrás ¿es así?

No. Únicamente no identificarte. Piensa en una persona y su sombra física: al caminar el sol proyecta una sombra según la inclinación de sus rayos. Si alguien pasa por allí dará más realidad a la persona que a la sombra, pero no habrá necesidad de eliminar la sombra para reconocer quien es. Sería un error inadmisible el ponerse a hablar directamente con la sombra en lugar de con la persona. Sería una locura. También es locura, aunque en este caso locura colectiva, el que nos identifiquemos con la sombra aparente como si fuera lo real. Pero una vez que hemos descubierto la realidad, no nos estorbará que proyecte una sombra.

Y ¿qué pasa con las sombras?

Hay una relación entre las sombras. Si no están iluminadas y se creen con una entidad independiente, el error conducirá al desengaño y éste a un aprendizaje.

Pero tanto si la persona es consciente como si es inconsciente ¿se está enamorando de lo divino?

Cuando hay un verdadero enamoramiento, nos enamoramos siempre de Aquello. No podemos amar otra cosa. No solo es lo único valioso sino lo único real.

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Cuando olvidamos lo profundo de las personas y nos quedamos en la forma externa ¿estamos relacionándonos con las sombras?

Claro. Con las formas físicas o con las formas mentales.

Cuando busco el amor en una pareja y encuentro una persona que no deja que su luz ilumine ¿cómo tendré que actuar? Parece que estoy pidiendo una fórmula, pero necesito ver claro esto. Investiguemos juntos. La búsqueda es aparente, la vida misma va moviendo las situaciones para que se produzca el reconocimiento entre dos personas en el momento adecuado.

Cuando descubres la luz en el otro, al enamorarte de su esencia permites que aflore más. No obstante, cada conciencia individual tiene una trayectoria a seguir. Las flores no se abren todas del mismo modo, cada una tiene su proceso digno de respeto. Y es bello a su manera. Los seres humanos también se abren a la luz en los modos y momentos oportunos. No tiene sentido el proponernos, aunque lo hacemos a menudo, que la esencia de una persona se exprese de la forma particular que queremos y en el momento en que esperamos suceda. Nuestro respeto tiene que ser inmenso porque lo que se expresa es la voluntad divina, la voluntad total. Y ese designio es inteligente y sabe cuándo cada persona ha de abrirse al silencio luminoso.

En la oscuridad se abre la puerta. Pero la oscuridad no la puede abrir ¿quién la abre?

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La misma luz abre la puerta, la naturaleza del ser humano es luminosa. El darse cuenta, el movimiento inteligente en lo fenoménico es verdadero.

Aun sabiendo que esto es así, caigo una y otra vez, esa es mi tragedia.

La tragedia consiste en creer que caes. No cae nadie realmente. No hay tragedia.

Y el bien y el mal ¿qué es?

La relación entre el bien y el mal es una de tantas relaciones mediante las que interpretamos nuestro universo. Fragmentamos la realidad y decimos “esto es malo” o “esto es bueno”. Solo es así desde la dicotomía.

¿Es correcto hacerlo?

Es correcto e inteligente distinguir lo que está bien de lo que está mal. Tenemos que ver lo adecuado en cada situación. Pero solo se adecúa puntualmente. Por eso guardar la fórmula de lo que está bien y de lo que está mal y aplicarla a los hechos nuevos es una manera equivocada de actuar. No hay bien ni mal absolutos. No se pueden aplicar normas a la vida. La vida en sí misma es inteligencia. No es algo amorfo y pasivo que requiere la aplicación de una forma inteligente desde fuera. Es ya inteligente. No hay que aplicarle normas éticas. Lo que se necesita es que la inteli151

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gencia del ser humano discierna en cada instante lo que es adecuado.

¿Qué me anima a hacer el bien, a respetar una ética? ¿Qué me empuja a respetar el bien general que no es el mío?

Cuando eres consciente de la verdad, espontáneamente haces lo adecuado. Y es tu propio bien y el bien de todos. Si sales de la visión egocéntrica de esa cárcel que hemos construído inadvertidamente, de la cárcel del yo, espontáneamente actuarás de manera adecuada.

¿Y surgirá por sí sola la acción? ¿No tengo que pensar en nada más?

Nada más; porque la vida es inteligente y esa inteligencia a través de nosotros, va moviendo todo. Solo tendrás que aprender a ver, ver de verdad y la verdad guiará tus pasos.

Desde la verdad mía ¿no perjudicaré a otros?

Si la verdad te ilumina harás lo que conviene sin perjudicar a los demás. Cuando se ve de una manera tan burda la vida es porque no se ha despertado a lo que ella es. Los demás no están separados de ti. Al ser inteligente te acercas a la armonía que incluye a los demás. Se produce espontáneamente. No tienes que pensar que es bueno o malo, 152

Vivir por inspiración

obrar en consecuencia y más adelante sentirte culpable por no haber pensado en los demás. En la vida unificada que proponemos, hemos de advertir que tan malo es hacer el bien como el mal si se ha actuado a partir de un fórmula externa a la Vida misma. Se nos ha dicho que tenemos que ajustarnos a unas normas preestablecidas para no actuar mal. Puede que ello sirviera en la infancia de la humanidad, no en el momento presente. La mente de un ser humano debe despertar y mirar por sí misma. Y si despierto, no necesitaré ajustarme a ninguna moral. Tampoco tendré la tentación de actuar mal. No seré egoísta ni virtuoso. Ambas posiciones son rebuscadas. La visión espontánea de la verdad es liberadora.

¿Es eso una ética intuitiva?

La ética es pensada. La verdad es intuída en cada instante.

¿La intuición no nos lleva a un punto primario? ¿ Y no chocaremos con los semejantes que tienen otra visión?

A un punto primario en el sentido de originario, pero no de primitivo. El salvaje que vive desde niveles biológicos, aprende a usar normas racionales. Ahora estamos hablando de la posibilidad de traspasar el nivel racional y empezar a intuir, a ver directamente. No es la visión de los otros lo que te importa. Aprende a intuir. Es lo esencial para ti y para todos.

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Consuelo Martín

¿Y los impulsos vitales se mantendrían?

No serán eliminados, sino armonizados por la inteligencia.

¿Qué sucede al actuar mal?

Si actúo adecuadamente, en línea con la inteligencia de la Vida, habrá armonía y si mi conducta es inadecuada le seguirá la desarmonía y el sufrimiento consecuente. No hay culpas, solo aprendizaje. Así es el vivir. La vía de liberación del conflicto es la vía directa que estamos investigando ahora. Hay que tener valentía para seguirla, pero es la única directa. Tendremos que entrar en ella para comprender lo que la vida es. Y los pasos que damos en este sentido van iluminando los pasos que seguirán. Cuando la luz va penetrando, todo va siendo más claro. Es un camino que se ilumina por sí mismo. No necesita depender de nada exterior. O lo que es igual, no se basa en lo pensado sino en lo comprendido.

Veo que es preferible este camino directo. Viví muchos años haciendo un camino convencional religioso. Pienso sin embargo que me ayudó todo lo que viví siguiendo aquellas normas. Sin ellas, creo que me hubiera perdido más ¿No tendremos que tener algunas normas? ¿Es posible prescindir de todas? Me cuesta aceptarlo.

Para el que no puede prescindir de ellas, están las normas. El que pueda, que las suelte. Las normas se imponen, la libertad no. 154

Vivir por inspiración

Hay miedo de soltar todo ¿verdad?

A lo único que hay que tener miedo es al miedo mismo. Es lo peor. Confía mirando la verdad. No hablamos de confiar ciegamente, sino de confiar con la claridad de la luz.

Quisiera saber qué puede ocurrirle a una persona que ha vivido sin comprender nada de esto y muere. ¿Podrías contestarme?

Lo primero que tienes que mirar es que nacer no es un principio ni morir un fin. Son pasos en un proceso temporal. La conciencia no nace ni muere. Algo aparece con unas características y luego desaparece con esas particularidades. Pero el movimiento de la conciencia continúa y es un aprender incesante. Aunque no veamos una expresión determinada de la conciencia, eso no quiere decir que sea el fin. Son ciclos en el movimiento de la vida consciente. Nos dormimos por la noche y dejamos todo como si muriéramos. Y a la mañana siguiente lo recogemos y seguimos aprendiendo. Podríamos decir al terminar el día, que vamos a dormir y que aun no hemos aprendido suficiente. Pero esto no nos angustia, confiamos en despertar por la mañana. No merece la pena pensar, especular desde aquí sobre los lugares que recorreremos. Lo importante es que nos demos cuenta de que el morir solo es el fin de unas apariencias determinadas.

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Consuelo Martín

¿Y lo que nos suceda después de la vida, dependerá de lo que hagamos ahora?

Ahora estamos en este momento y tenemos que vivirlo conscientemente. Lo que hay que ver es que si despertamos, estaremos despiertos cualesquiera que sean las situaciones por las que pasemos. Y si ahora estamos dormidos, dormidos estaremos al morir. El hecho de dejar el cuerpo no cambia la comprensión en la conciencia manifestada como se cree. Eso no es inteligente.

¿Cuándo resucitaremos con Cristo?

Cuando seamos tan conscientes como esa conciencia crística lo es.

¿Cómo hacer para que alguien cambie su manera de expresarse y deje aflorar lo que está dentro?

No me entretendría en arreglar lo psicológico ni en mí mismo ni en los demás, porque son las últimas consecuencias de la comprensión de esas personas. Y no sirve de nada cambiar los efectos si la causa que los ocasionó, la visión equivocada, sigue estando ahí. Mientras la manera de ver no cambie, no hay cambios reales. Aunque veas algo en lo psíquico, ten en cuenta que eso ha pasado por muchas deformaciones en la otra persona hasta llegar a esa expresión. Y tu visión puede ser solo interpretación de aquella situación. Mejor no manipular nada. Si profundizas, y descubres lo auténtico de una per156

Vivir por inspiración

sona, al ponerlo de manifiesto, ella podrá tener una visión nueva. Tu luz ilumina la luz del otro, porque es la misma.

Desde lo profundo se arregla lo psicológico. Es cierto. Y el papel de la religión en el ser humano debería ser este. ¿Esta sería la religión auténtica?

Sí, en su sentido de “religar” al ser humano a la unidad. Pero desde el cauce trazado por las religiones y sus dogmas, el ser humano se ha separado siguiéndolas.

¿Cuál es la relación que debe haber entre el maestro y el discípulo? ¿No debe haber un respeto?

Lo primero que tenemos que mirar es no tener en cuenta la autoridad personal. Surge un respeto naturalmente. Pero el respeto deberá encaminarse a la verdad e incluir la persona que lo expresa. No al revés como suele suceder. Esa persona que trasmite lo verdadero debe ser respetada igual que todas las personas. Todos merecen respeto. Y este respeto especial al maestro habrá que vivirlo desde la verdad que pasa a través de él.

¿Y si el maestro no lo considera así?

Si el maestro está cumpliendo bien la misión que la vida le ha presentado, el respeto o el amor que los discípulos le ofrezcan, lo dirigirá a esa luz que se expresa a través de él. 157

Consuelo Martín

Porque si es maestro, tiene que saber que eso es lo único verdadero.

¿Qué relación se tiene con la persona que enseña? ¿Será la misma que con las demás?

No tiene sentido el idolatrar personas, ni siquiera considerarlas diferentes o clasificarlas. La persona como tal, es siempre limitada. Cuando es más transparente, permite que se vea Aquello que es digno de amor. Y Aquello está en todos los seres humanos. En lo humano, todas las personas deben respetarse como expresión de lo divino, sabiendo que esta expresión es siempre limitada. Hay que tener paciencia con esas limitaciones tanto las de los maestros como las de los discípulos.

¿Mi ayuda a los demás debe ser mi conducta, mi actitud correcta? ¿No tendré que impartir ninguna enseñanza?

No, si no es esa tu vocación, si la vida no te ha situado allí. Si en un momento dado hay una demanda sincera, espontáneamente surgirá de ti la ayuda. No preveas nada. La vida sabe qué hacer.

¿Cuándo sabré que esa situación es espontánea y adecuada?

No se puede dar fórmulas para saberlo. Si el discernimiento está ahí, todo estará claro. Dedícate a mantener la 158

Vivir por inspiración

luz de la verdad encendida. Con eso es bastante. Lo espontáneo surgirá de ahí. No lo puedes anticipar.

¿Y dar consejos será positivo?

Es mejor evitar los consejos concretos. Porque lo que es obvio para ti desde tu visión, no lo es para el otro desde la suya. Y actuar sin comprender no tiene sentido. Por eso, el consejo general debería ser: “Míralo bien y cuando lo hayas visto con claridad haz lo que quieras”.

¿Cuáles son los conocimientos básicos que necesitamos para realizarnos? ¿Cuáles has utilizado tú?

El conocimiento es una disculpa de que se vale la vida para que ahondes dentro de tu propia conciencia. Ahondando en ese pozo he descubierto algo. Las herramientas que he empleado no tienen mucha importancia porque otros con distintos medios pueden hacer un pozo como el mío o más profundo. Lo que cuenta es si tengo sed, el vaso en que bebo no importa.

Pero según el vaso así es el agua ¿no?

En cierto punto de comprensión así parece ser. Pero una vez descubierto el sabor del agua, ya puedes recibirla u ofrecerla en todos los vasos.

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Consuelo Martín

¿Qué se puede decir de ese pozo en el que estamos ahondando?

Podríamos decir que no tiene fondo. Se suelen clasificar a las personas en este sentido como las que han llegado y las que no han llegado. No sé dónde hay que llegar. No hay fondo. Lo que somos es sin límites. Nos da miedo que sea así. Pero, ¿no intuímos que el infinito es nuestra naturaleza? ¿No intuímos que si llegáramos a alguna meta, permaneceríamos con esa sed de infinitud?

Y si no hay meta ¿en qué se basa ese impulso o esa necesidad tan fuerte que nos lleva a hacer estas investigaciones?

No es la meta por conseguir, la que nos anima a investigar. La misma investigación con su descubrimiento en cada instante, nos empuja. Esos instantes son granos de arena que se van sacando para dejar un vacío, un espacio abierto hacia nosotros mismos.

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VII. ENAMORARSE DE LA VIDA

1. ¿Qué es enamorarse? ¿Es posible vivir enamorado de la vida? Un instante lúcido es suficiente para descubrirlo. No he de añadir a mi actuar inconsciente resíduos de sueños, otra forma de vida pensada y planeada desde el soñar. Y este descubrimiento revela la raíz misma de mi existencia. No es un cambio de formas lo que intentamos es una transformación que atraviesa las formas pensadas con mirada atemporal, con el resplandor de los ojos enamorados. Vivir enamorado de la Vida es demasiado simple para ser explicado. Es vivir con lo que somos, desde lo que somos. No vivir con lo que pensamos ser. Parece que siempre lo hubiéramos hecho así. Pero ¿es cierto? Nos movemos a partir de lo que pensamos sin tocar el ser que se ha ocultado entre tantas interpretaciones. Y todas esas vueltas alrededor de lo que es, forman la vida, que se lleva en muchas ocasiones como una carga inevitable. ¿Qué enamoramiento puede florecer ahí? Sería necesario prescindir de las ideas aceptadas, de todas las experiencias, y desde el lienzo en blanco de nuestra mente en equilibrio, dar paso a la intuición de lo nuevo. Sin recordar lo que creo ser, desterradas ya por inútiles todas las creencias repetidas, sin definiciones de lo que la vida es o podría ser ¿puedo vivir? Sin nombre, sin recuerdos, la Vida nace en el amanecer de un parpadeo cuando la mirada se extiende al infinito para abarcarla. 161

Consuelo Martín

Se pueden hacer tantas definiciones de lo que es la vida de un ser humano, como lugares mentales, niveles de captación u objetos presentados, por un razonar limitado. Condicionado por el lugar donde nació, las características de su educación, profesión, sexo, hasta llegar a considerarlo de la mano de la generalización esquematizadora, como un ser vivo en busca de su lugar en el universo. Especular así no traerá sin embargo ninguna vivencia auténticamente vital. No pasará de ser un entretenimiento mental. Pero mientras investigamos, puede presentarse una inspiración no formulada por el pensamiento. Nacida de la presencia misma del ser, esa visión está siempre ahí, interpretando la vida. Y existiendo desde lo que somos, vivimos enamorados sin motivo ni finalidad. Por el simple acto de ser. ¿Qué es enamorarse? Es reconocerse en otro, deshaciendo la separación establecida, siento la unidad. Veo con los sentidos una persona, una obra de arte, un aspecto de la naturaleza, me reconozco en ello. Descubro que aquello que estoy mirando soy yo mismo. Y no podré decir cómo ha sucedido pero lo vivo, protegido por la infinitud de la vida sagrada. Amplio así mi identidad. Salgo del recinto estrecho al que mi idea de separación me había confinado. Me enamoro, mágicamente se abre, se expande mi entidad que estaba comprimida por la creencia de ser un pequeño objeto, y me descubro en lo otro. Por eso, cualquier enamoramiento verdadero es una expansión de conciencia. Pero cuanto más total sea el enamoramiento, más total es esa expansión. Si me enamoro de algo en particular, noto la identidad con ello. Y si me enamorara de todo, viviría la unidad total. Y es esa unidad total la que realmente soy. Me encuentro conmigo mismo en ese amor. 162

Vivir por inspiración

Enamorarse de la vida total es reconocerse en la Vida. Es reconocer que soy Aquello. Y que no hay nada fuera de mí. Para enamorarse, es necesario que, mediante la comprensión, se destruyan las barreras de separación que crearon los errores. He de darme cuenta de lo que “es”. Para enamorarme de la Vida he de comprender la vida. Y para comprenderla no tendré que estudiar biología ni tampoco comparar vidas de personas ilustres. El enamorarme me impulsa a valorar lo que soy. Y porque lo valoro, al vivir me mantengo despierto. Porque valoro que soy esa expresión de la Vida una, de la conciencia una, vivo con alegría y admiración cada segundo, cada amanecer. Valoro la vida con el alma despierta, que se siente idéntica a ella. Porque lo que es el vivir, el transcurrir de la existencia es un movimiento incesante de la Realidad única.

2. El enamoramiento Habremos observado, si lo hemos sentido alguna vez, que enamorarse es vivir la unidad que incluye lo amado y el amante. No es salir fuera para adquirir algo, es entrar en lo hondo, en las profundidades del amor. Caer en enamoramiento, como se expresa en algún idioma, es entrar inesperadamente en un estado desconocido y por siempre anhelado. Así es la admiración por la vida que florece en el amor. Asombro, contemplación admirable y nueva, de ese nacimiento ininterrumpido que es el vivir. Cuando estamos enamorados no distinguimos entre yo y lo otro en el sentir. Y eso es vivir en la verdad. Pensamos que enamorarse es apartarse de la realidad y protegerse en una ilusión. Decimos que si alguien se ena163

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mora ha caído en una ilusión de la que saldrá al volver a la dura realidad. Pero lo cierto es que enamorarse es acercarse a la realidad que somos. Y si se actúa fuera de lo normal es precisamente por el desconcierto que produce sentirse inmerso en lo real. Es algo desacostumbrado el estar enamorado y aun más lo es, estar enamorado de la Vida, pero no menos real por el hecho de ser insospechado. Y enamorarse de la Vida puede ser algo constante, en cualquier ocasión y a toda edad, algo que renueva y reverdece cada acción, cada gesto de la existencia cotidiana. No importa lo que se esté haciendo, no importa a dónde uno se dirija. Siempre puedo estar enamorado de la Vida y vivir la dicha de esa unidad feliz. Es posible vivir así. ¿Estamos proponiéndonos una meta demasiado alta? ¿Hasta dónde podemos llegar? La meta del ser humano es ilimitada ¿quién podría medirla? y es siempre diferente, única en cada instante ¿cómo se podría distinguir? No, no es demasiado alta. No tiene altura, no se le conoce fin, es infinita. Esa meta que nos estamos proponiendo al investigar sobre el sentido del vivir, somos nosotros mismos. Esa iluminación que buscamos para nuestra existencia es lo que verdaderamente somos, lo que somos en esencia. La felicidad que perseguimos está ahí mismo, antes del primer pensamiento que se formula para buscarla. Impensada e impensable, ya la somos cuando aun no ha surgido el deseo de felicidad. Y por eso la evocamos y la convocamos. No como un concepto aparte de la acción vital, sino como un hecho para reconocer aquí y ahora lo que ya está imperceptible en nosotros. En cada uno de nosotros se da una apertura al alma de lo que es, y sin duda es posible vivir en ella y desde ella. Cuando profundicemos en esa dirección real, cuando respetuosa y amorosamente contemplemos esa verdad 164

Vivir por inspiración

reveladora de realidades, nuestra vida estará inspirada. Y esa inspiración acompañará el ritmo de la existencia. No será algo que encontramos aparte de nuestra conducta diaria y que trabajosa e infructuosamente tratemos de aplicar a ella. Si la verdad intuída no ha tenido suficiente fuerza para movilizar mi vida, será porque no la he valorado lo suficiente como para que una contemplación enamorada surja espontánea. Si siento un cierto enamoramiento por la Vida y luego desaparece, sin dejar rastro ¿dónde se escondió ese anticipo de amor? Tendré que volver con paciencia a mirar dónde se produjo la distracción y el descuido, donde se perdió la atención. Se había encendido la llama de la inspiración y he dejado que una ráfaga del viento de la inconsciencia la apagara.

3. Vivir sin tiempo Reconoceré la unidad manteniéndome atento a la revelación constante que me muestra la vida. Vigilaré para no dormirme en medio de la representación del gran espectáculo de la existencia que proclama la verdad de lo único real, de la unidad presentida, sentida y expresada. Y no es otra cosa contemplar. Es sólo estar ahí, en el lugar seleccionado por la vida. Y estar en adoración, la mente y el corazón a una sola voz. Es vivir sin tiempo que perder o aprovechar. Solo vivir. Esa peculiar manera de estar en el mundo, de sentirse, de manifestarse al existir, va absorbiéndolo todo, integrando lo que estaba disperso, en una unidad plena de significado. La vida enamorada del que contempla es radiante, irradia claro sentido y cálido amor. 165

Consuelo Martín

Al aprender a vivir así, notamos el rompimiento de los límites que separan todas las cosas y todas las personas. Y se rompen desde dentro. No quiere esto decir que confundamos un árbol con una persona. Se oyen a veces relatos de esta clase de experiencias, pero no entran las anomalías de la mente en esta investigación. No se trata de romper las diferencias en el nivel superficial. Todas ellas están muy bien colocadas. Son expresión de la inteligencia divina ¿quién las cambiaría de lugar? Hay unas diferencias en la zona superficial que deben ser respetadas porque son bellas e inteligentes. Cada ser individual tiene su personalidad, su diferente situación en la vida: trabajo, responsabilidades, etc. Estos matices no se deben romper porque son expresión natural de la verdad. Lo que se omite al contemplar, al profundizar en la unidad son las diferencias desde dentro. El efecto es una desidentificación con las separaciones de la superficie. Puedo vivir desde una apertura, expandida mi conciencia en la unidad y sin embargo comprendiendo, aceptando con discernimiento todas las distinciones inteligentes que la Vida va creando. Y eso es amar la Vida. Algo simple que parece complejo. Desde la unidad surge el amor. El amor es total. Y luego en la expresión se diversifica y se adecúa a cada situación, a cada persona, a cada instante del tiempo. Todo está bien en su lugar. Todo es bello. Todo es un movimiento inteligente de lo real, mientras se contemple desde el amor que brota en la unidad de conciencia. Sin identificarme con lo que se ha llamado en filosofía accidentes en relación a la sustancia es vivir con lo sustancial, con lo permanente, no con lo accidental. Vivir con lo que es. Eso sería vivir en posición de enamorado de la Vida. Cuando empecemos a vivir así, a partir de esta intuición, 166

Vivir por inspiración

notaremos que es un vivir sin tiempo, que es la conquista del tiempo. No trascurre la vida. La Vida es atemporal. El tiempo, por el lugar en que nos hemos quedado en la conciencia, nos controla, nos domina. Pero es posible vivir sin él. El tiempo habita en el escenario exterior de la vida. Es una característica de los fenómenos que aparecen y desaparecen, mientras que el fondo en que todos los fenómenos se mueven es atemporal, es eterno. Mi vida está revelándose desde la eternidad y, enamorado de la Vida, vivo en la inspiración de lo eterno.

DIÁLOGOS Cuando se descubre la maravilla que es aquella Vida se mantiene una especie de enamoramiento. Luego parece como si la vida empujara para que se descubriera en todo. Primero es un enamoramiento del corazón y luego el corazón y la mente tienen que unirse. A veces no sabemos en qué dirección ir y, sin embargo, algo nos mueve. ¿Qué es lo que mueve a un ser humano a descubrir ese arte de vivir, ese discernimiento? ¿Es la vida sola o la persona ayuda preparando los vehículos?

Esta duda persistirá más o menos fuerte mientras exista un rastro de dualidad. Cuando considero que la vida es una y yo soy otro, estoy dentro del juego convencional de la diversidad. Intuyo que la vida lo mueve todo, pero de alguna manera pienso que soy quien actúo. Mientras viva en mi conciencia una separación, no sabré quién actúa, si soy yo o la vida. Y si en un momento dado descubres, no solo por comprensión de la idea, que eres la vida una, habrá 167

Consuelo Martín

una explosión de libertad. Entonces comprenderás el juego. Verás que la Vida única es la que mueve todo y al mismo tiempo parece que los instrumentos, su expresión, son los que actúan. No puede haber una compresión intelectual de esto. Porque el intelecto no puede romper la dualidad de la que él mismo está hecho. El intelecto es el instrumento de la manifestación múltiple. A través de él la unidad ya está dividida. Unas veces noto que la inspiración de la Vida divina me mueve. Y otras veces creo que yo personalmente tengo que moverme. A veces estoy más inspirado y me enamoro de esa belleza de la vida. Por el amor se va rompiendo esa dualidad. Al deshacerse la separación entre el amado y el que ama se deshacen con ella todos los conflictos que la división creaba. Puedo entonces vivir de una manera más espontánea y veo el valor de todas las cosas. Todos los movimientos del vivir son manifestaciones creadas de lo increado. Deshacer la dualidad por comprensión profunda es el secreto para vivir espontánea y serenamente la diversidad de las cosas.

¿En qué debemos poner más fuerza, en enamorarnos de la vida diaria o en cómo vivirla?

Cuando estamos en la cárcel del pensamiento lo único que importa es salir de ahí, ser libre, encontrar un campo abierto al infinito que nos está esperando. Por eso ponemos el acento, sobre todo en descubrir la verdad, en contemplarla. La contemplación es el camino para deshacer la dualidad. Por eso la verdad nos liberará del conflicto que esa dualidad crea.

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Vivir por inspiración

En esa contemplación hay matices. A veces me abro a ella con el corazón, pero puede que no esté despierta con la mente. ¿Si no estoy despierta, desaparece el conflicto contemplando con el corazón?

Sí, tenemos una gran necesidad afectiva porque nos sentimos separados, hay que llenar ese vacío entre lo que es y lo que creemos ser. Necesitamos amor. Nos agobia el sentirnos separados. Esa demanda se expresa en el camino devocional del corazón. Desde ahí solo busco el sentirme bien, sentirme amado, sentirme feliz. Es un camino realizador porque voy aprendiendo a amar. Pero es un camino incompleto porque no llegaré a mi plenitud sin la libertad de la comprensión. Será necesario que la luz pase a través de mí y se produzca el discernimiento. No basta con el calor de la cercanía de la luz, ese atisbo de la unidad y la armonía. He de ver la luz e identificarme con ella. Muchos ciegos, cuentan los evangelios que decían: “Jesús, que vea”. Hemos de tener esta demanda luminosa de ver.

Decimos siempre que con sentirnos bien, con ser felices ya es bastante. ¿Cómo llega esa necesidad de algo más?

Lo decimos, pero no es verdad. Lo decimos porque no sabemos que sin descubrir nuestra verdadera naturaleza no podemos ser felices. Por un tiempo, días, años o vidas parece que solo busco la felicidad. Pero en un momento dado la demanda de la luz se hace patente. Cuando hay suficiente madurez en la persona aparece esa demanda. Entonces y no antes, se pro169

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duce la libertad. Porque el amor no es amor todavía sin la luz. El amor añora la unidad, intuye, siente la unidad. pero todavía no hay libertad porque se mantiene la separación entre el que ama, lo amado y el amor.

¿Cuándo podemos estar seguros del amor?

Solo cuando la luz penetra, deshaciendo la dualidad creada en su ausencia. El amor deja de ser algo anhelado, deseado, es verdadero amor en la unidad de conciencia. La diferencia consiste en que podemos vivir como amor dos cosas: una, la verdadera atracción que crea la unidad y otra el anhelo de esa atracción.

Cuando solo tenemos el calor de la luz, como lo has llamado ¿estamos en vías del verdadero amor que produce la unidad?

Nadie se conformará eternamente con el simple calor. Llegaremos a la iluminación. Realmente vivimos desde ella sin saberlo.

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VIII. MIRAR CON OJOS NUEVOS

1. La colocación de la mirada Estamos interesados en ver la vida de modo nuevo, pero si nuestra mirada es la misma, las transformaciones que hacemos en nuestro vivir, lo que objetivamos serán siempre cambios a partir de lo viejo. Para que aparezca algo nuevo, la mirada tiene que ser nueva. Hemos de centrar nuestra investigación en la manera de ver, porque de ella depende nuestro modo de ser. No se trata de algo estático. El ser es único pero en su movimiento todos los seres aparecen bajo la mirada. Y el nivel de visión, de comprensión, la fuerza de la conciencia, crea la fuerza de ser. Llamamos reales a las representaciones que el mirar evoca, pero lo real es la conciencia misma que ve con la mirada creadora. Por eso lo más real en nosotros, lo que nos caracteriza es nuestra manera de ver. No somos nuestros actos que derivan de ella, no somos nuestra forma cambiante dibujada en la conciencia ni nuestros estados emocionales que dependen de la visión. Nuestra visión es creadora de todos esos actos, sentimientos, formas e ideas. Investiguemos sobre el mirar, sobre la mirada misma y la observación consciente. Veamos también qué es lo que encontramos al mirar. La realidad esencial y fundamental está en la mirada. La mirada crea a todos los niveles, no solo subjetivo o psicológico, también a nivel físico. Las formas se van creando en la conciencia. Y lo psicológico inter171

Consuelo Martín

no respecto a lo físico, es externo en relación al espíritu creador. Las dimensiones de externo e interno dependen de la colocación de la mirada. Creamos la vida según nuestra manera de verla. Podemos mirar desde diferentes lugares de la conciencia. Y solo si miramos desde el origen, la creación será verdadera. Desde los distintos planos de conciencia se crean distintos mundos en la mente cósmica. En la luz física aparece el plano físico, en el ámbito psicológico de los pensamientos y las emociones, se crean otros planos de realidad. Y la luz causal revela el plano de los arquetipos, que son causa de lo que vivimos y vemos. Esta luz creadora vive en nuestras intuiciones de las esencias y los valores de las cosas. ¿Sabemos algo de ella? Cuando la tocamos por inspiración nos encontramos en el mundo de las esencias del que hablaba Platón. Son las verdades eternas, los prototipos que crean realidades en los planos inferiores. La lucidez puede identificarse con diferentes ámbitos de luz. Somos esa lucidez y donde colocamos la conciencia, algo se ilumina, se da realidad a una serie de objetos. Separamos las realidades internas o psicológicas de las externas y también de las ocultas o parasicológicas. Todo ello es el mundo manifestado, el mundo fenoménico, conciencia objetivada, creaciones de la luz creadora. Despiertan nuestra curiosidad la física, la química, la biología porque manejan datos concretos en el plano donde se realiza lo sensorial. Pero sobre todo hay curiosidad ante la psicología y aun más ante la parapsicología que explica lo que es raro, lo no habitual. Todo lo que podemos objetivar, son fenómenos de la conciencia, no la conciencia que somos. Si queremos ser libres, sentir la plenitud de ser que es nuestra verdadera naturaleza, lo que 172

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importa descubrir es esa luz que somos. Para ello hemos de observar el funcionamiento de la conciencia y desidentificarnos de las formas que se van creando. Se hará simultánea la desidentificación y la toma de conciencia de la luz creadora. La investigación que hacemos no tiene nada que ver con el adquirir información. Lo que necesitamos fundamentalmente es el “descubrimiento” que dará un giro al significado de nuestra vida. Hemos de aprender a mirar, ¿qué cosas queremos mirar? Hay tantas, infinitas, en los distintos mundos creados. Pero, ¿dónde está situada nuestra mirada? Si está mal posicionada, veré todo distorsionado; tomaré lo falso por lo real y lo real permanecerá oculto, como si no existiera en mi vida. Al aprender a contemplar, vemos la relatividad que la mirada descubre en los opuestos. Lo que es oscuridad a un nivel, puede ser luz en otro.

2. La luz y la oscuridad Parece que hay oscuridad si falta la luz del sol, aunque está ahí otra luz que no es la física. Nos parece que hay oscuridad en nuestro interior cuando faltan las imágenes sensoriales, pensamientos y emociones. Sin embargo, esa oscuridad se va iluminando al ir descubriendo la otra luz, la creadora de todas las luces. El camino es ser cada vez más conscientes. Avanzando por él veremos que los opuestos no son inamovibles como parecen. No lo son la luz y las sombras, ni lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo. Según el lugar desde donde miremos determinamos lo que es verdadero o falso, bueno o malo, luminoso u oscuro. Pero al despertar encontramos 173

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que todo es verdad y que no hay más que luz. Allí donde aparecen sombras, no estamos descubriendo la luz, allí donde aparecen errores y falsedades, no está brillando la verdad. Si la mirada no es verdadera no es porque exista lo falso. No existen esas entidades falsas, como no existe la oscuridad, sino una luz que no percibimos. El búho tiene los ojos abiertos en la oscuridad y da la sensación de ver mejor que a la luz del día. Algo así encontramos en los distintos lugares de la conciencia desde donde miramos. ¿Cómo aprenderemos a mirar para que nuestro vivir sea realizador, para que cree lo nuevo en cada instante? No hay algo nuevo por conseguir y algo viejo que rechazar, lo viejo es la manera equivocada de ver las cosas. Es lo que aparece cuando nuestra mirada no es lúcida, límpida. La mirada pura, verdadera, da vida a lo nuevo en la existencia. Mirar con la verdad es vivir una vida verdadera. Se nos presentan distintos retos en el vivir diario. Quisiéramos comprenderlos para responder bien a ellos. Quisiéramos también evadir los problemas y disgustos que ocasiona la respuesta no adecuada. Tendríamos que ver que los retos que se presentan como algo completamente ajeno a nuestra vida, llegan como consecuencia de las respuestas que dimos a otros retos. Y esa forma de responder depende de nuestra colocación en la conciencia, de cómo miramos. Cuando me enfrento a los desafíos existenciales, los llamo hechos y los considero inamovibles. Pero esos hechos ya han sido interpretados según mi visión. Las respuestas que dí en el pasado y las que ha ido dando la humanidad son aceptadas y asimiladas por mí, lo que constituye la herencia biológica, cultural, todo lo que se me ha trasmitido consciente o inconscientemente por la literatura, la prensa, la 174

Vivir por inspiración

televisión, internet. Esa amalgama de interpretaciones que moldean mi vieja mirada, condiciona mi respuesta al reto diario. Creo en cada momento la situación inteligente cuando utilizo una mirada lúcida que viene de lo atemporal. Una mirada oscurecida, repetitiva, un mirar que no es luminoso y limpio crea, necesariamente, una vida condicionada por el pasado, limitada, que depende de lo cambiante, asustada, oscura, aburrida. Y si esto se apodera de nuestra existencia, tenemos una vida que no nos satisface en absoluto, porque no corresponde a la intuición de la plenitud que es nuestra esencia. Y ante esto ¿dónde reclamaremos? A ningún sitio. Nada ni nadie tiene la culpa. Un responsable es alguien real. Y no hay nadie real. Una persona no es más que un conjunto de características pasajeras que crea el contraste de luces y sombras. Esa chispa de conciencia, con su grado de comprensión, crea unas características limitadas, unas experiencias y capacidades. A eso llamamos una persona. ¿Puede ser esa persona responsable del sufrimiento de la humanidad? La persona aparece y desaparece. Cuando observamos lo que nuestra persona es, vemos que está cambiando en cada momento, afirmamos apasionadamente lo que más tarde las circunstancias, nos fuerzan a negar. En ocasiones nos encontramos haciendo lo que creíamos que jamás haríamos. Nada se mantiene. Solo la ilusión de continuidad y la repetición mecánica de hábitos y consignas. El tiempo es ilusorio y con el tiempo todo lo que parece continuar. En el movimiento de la conciencia se va creando el tiempo, y aparecen en él entidades que tienen solo una realidad temporal. Transferimos lo eterno a lo temporal, lo inamovible a lo cambiante. Y así con esa intuición de lo real, tomamos por permanente lo pasajero. 175

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3. Una mirada atemporal Todas las cosas están en movimiento porque son objetos en la conciencia, un giro, un dibujo de la luz que será desdibujado. El dios Cronos de los griegos devora a sus hijos, un dios que deshace lo que crea: es el tiempo existencial. Hay una creación y destrucción de las formas en cada instante. Y porque proyectamos una permanencia que no tienen, sufrimos. Nada nos librará de ese sufrir innecesario a no ser la eliminación de la ilusión de tiempo. No nos liberará cambiar la conducta siguiendo consejos o disciplinas. ¿De qué nos servirá hacer algo distinto de lo que queremos hacer? Si quiero reprimir mi fuerza y hacer lo contrario, solo ocasionaré un conflicto más en mi mente. La energía irá en dos direcciones opuestas. Y la contradicción interna que se generará podrá ocasionar una especie de autodestrucción que deteriore el instrumento mental. ¿Cómo es posible que se haya recomendado esto como camino religioso? Los que han atravesado el verdadero camino de realización humana han sido mal interpretados. Y sin comprensión se ha aconsejado “negarnos a nosotros mismos” para salvar nuestra vida. La equivocación no se resuelve con ninguna actividad o disciplina. Solo la verdad deja todo en su lugar. La conducta es espontáneamente adecuada en el momento en que surge, cuando nace de la mirada verdadera. Para algunos de nosotros es una liberación, que trae alegría, el que no existan normas de ninguna clase. Pero otros podemos asustarnos, si estamos acostumbrados a obedecer consignas externas. Cuando las normas caen por la visión de la verdad no se produce el desorden o el caos. Hay desorden en la sociedad pero no se debe a esto, sino a 176

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la falta de luz, de comprensión. Si el ser humano no es una luz para él mismo, si su mirada no es lúcida, siempre obedece a consignas, sino son religiosas serán sociales. Una auténtica mirada es suficiente para que la situación quede iluminada y el instante vivido sea lo que es. Y para que brote esa mirada, investiguemos. Cualquier cosa que hagamos sin el descubrimiento de lo verdadero, acumulará más ceguera y más frustración. Es necesaria la investigación para que la fuerza de lo desconocido cambie la mirada y la haga creadora desde su inicio. Muchas personas intuyendo que hay algo más que la vida establecida y repetitiva, anhelan algo diferente. Y lo buscan en lugares o situaciones, junto a otros con quienes sienten algo de paz. Hasta el extremo de necesitar esos lugares o esas personas para sentirse vivir de verdad. Pero lo verdadero no se encuentra donde no hay libertad. Y la libertad solo la viviremos si descubrimos esa paz y esa armonía que necesitamos, en nosotros mismos, en nuestro verdadero ser. Hay muchos niveles de conciencia por descubrir. Para cada uno de nosotros solo vale el nivel inmediato que está clamando ser oído. Investiguemos en nuestra conciencia. ¿De qué nos sirve encontrarnos bien unos momentos o unas horas si no hemos comprendido lo que el vivir es? La verdad la descubre únicamente una mirada inocente y nueva. Y con esa mirada no importa qué hacer o dónde estar. El cálculo es lo propio de esa mirada vieja, condicionada y estéril. Y acompañando al cálculo va siempre la preocupación, la ambición, la angustia, el desengaño, la frustración y hasta, en ocasiones, la desesperación. Pero cuando la mirada es limpia, transparente, cuando se ve el proceso temporal del pensar y la formación de las ideas, los hábitos, las emociones, la verdad de lo descubierto crea la vida verdadera. 177

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No hay un prototipo, un modelo en la vida, unas pautas establecidas, un camino correcto que hay que seguir ante cada situación. La Vida no se detiene ante los cadáveres, formas muertas, inanimadas. Y la mente viva, bañada por la inteligencia, debe estar tan ágil, tan nueva a cada instante que no permita la formación de las sombras, que permanezca en lo luminoso. La Vida no se ajusta al tiempo. El lado iluminado de la Vida no es una interpretación positiva de lo que está sucediendo aunque no entienda porqué ni cómo ocurre lo que aparece. No, el lado luminoso no se puede vivir con ninguna fórmula establecida. Depende de una mirada atemporal, libre del esfuerzo por conseguir algo. Con la verdadera fuerza que encontramos en nosotros mismos, observaremos los retos de nuestra existencia. Y los observaremos de una manera distinta cada vez. Siempre que mire de la misma manera que miraba al pasado, iré trazando un vivir repetido, dependiente de hábitos y costumbres, condicionado a motivos y medios que determinan a su vez. Las verdades-fuerza son las verdades que he visto. De ellas tengo una evidencia, y forman parte de mí mismo. No son añadidas desde fuera y nadie puede rebatirlas, nadie me hará dudar de ellas. Mirando a través de esas verdades-fuerza, los mismos hechos los veo por completo diferentes. Los he visto desde una visión más totalizadora y lo que producía angustia, miedo, sufrimiento, no lo produce ya, porque el ámbito de visión más amplio diluye la interpretación personal angustiada. La tragedia solo es trágica en relación al que la mira. Los ojos del espectador, con sus interpretaciones del pasado y sus miedos para el futuro, crean la tragedia. Cuando miro a través de esta persona creada por imágenes pasadas, con una forma física que es consecuencia de 178

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ese pasado, con un nombre y unas definiciones y aficiones adquiridas, cuando miro así, mi mirada es intencionada. Por ejemplo, mi intención podría ser defender a esa persona, procurarle una situación mejor, fortalecerla. Y todos los retos que me va presentando la existencia los miro con el propósito de conseguir algo de ellos. No los comprendo, los interpreto e intento manipularlos. Si mi mirada está oscurecida, manchada por esa intencionalidad, ya no es nueva e inocente, no es expresión de la luz de la inteligencia que todo lo ilumina. No debe sorprenderme que la obra surgida a partir de esa mirada, mi vida, esté distorsionada.

4. Inocencia y libertad Nada es para mí. No es inteligente mirar para algo, mirar para mí. Lo inteligente es solo mirar. Observar sin motivo. Mirar con la inocente alegría del descubrimiento verdadero. Si empezáramos a hacerlo así ¿qué sucedería? Solo al vivirlo lo sabremos. Es inesperado, nuevo en cada instante, puro, único. No puedo predecir el descubrimiento de lo que es. ¿Qué va a buscar el que ve con ojos nuevos? ¿Dónde desearía mirar? Si está en la luz, dándose cuenta del movimiento del vivir, en que los objetos van apareciendo y desapareciendo, ¿qué buscará? Si ve que cada situación deja paso a otra diferente ¿A qué puede apegarse si nada permanece? El darnos cuenta, el mirar desde la verdad nos libera. Las experiencias resultan más auténticas cuando nos abren algo a la libertad. Vayamos directa y resueltamente a la libertad de la verdadera visión y ya no tendremos que ir detrás de estas o aquellas tentativas. Las experiencias no muestran 179

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su cara sonriente todo el tiempo. El aspecto agradable de una acción encierra otra desagradable y también al revés. Siempre lo que aparece está en relación cambiante. El sentido de la vida no consiste en buscar lo agradable y huir de lo desagradable. Existen teorías psicológicas para ayudar a las personas en ese intento pero, es tan elemental el punto de mira, que inevitablemente han de traer frustración. Solo al romper los moldes establecidos de lo que me agrada o me desagrada por la amplitud del mirar, me libero de esa persecución sin sentido. Porque no podré evitar que los dos opuestos estén integrando toda la realidad existencial. No podré quedarme con una cara de la moneda cuando la moneda completa tiene dos. No podré fragmentar la unidad de la Vida. Solo puedo comprender su sentido y su comprensión me hará libre para ser lo que soy y así viviré en plenitud. Desde la plenitud los opuestos se vivirán armónicamente, como aspectos limitados de una realidad total e ilimitada. Nada es agradable o desagradable en sí mismo. Los opuestos se presentan siempre en relación a algo. Por eso no podremos separar uno del otro. No podremos eliminar lo desagradable y quedarnos con lo placentero. Están ahí en interrelación. pero podemos librarnos de los dos a la vez., del placer y el dolor. Librarnos, es verlos, ver cómo actúan, ver la reacción que producen sin identificarnos. Aunque pasamos por situaciones agradables o penosas, seguimos siendo siempre la plenitud total. El aire pasa por todas las cosas. A veces roza superficies suaves y otras ásperas. Pero el aire es libre. No se limita a lo que está tocando en cada momento. Así a nuestro ser, que es infinito en posibilidades, ninguna experiencia le quitará su libertad. Tengo tantas maneras de vivir como maneras de ver. Puedo mirar desde donde veo el mundo como formas sepa180

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radas, puedo identificarme con cada una de esas formas. Y me limitaré al quedarme atrapado en un lugar determinado de la conciencia infinita. Puedo también mirar desde una visión más auténtica y totalizadora y esa mirada me desprenderá de las formas de realidad que me encuentre. Tanto si son agradables como desagradables, una mirada nueva me devolverá a mi lugar originario. Y desde allí disfrutaré el panorama, la belleza de la Vida total. ¿Habrá algo más importante que realizar en la existencia que me ha correspondido? Esto puedo hacerlo con independencia de mi imagen, mi situación en la sociedad, mis conocimientos técnicos, mis aptitudes profesionales, mi entorno familiar, con independencia de todos los aspectos desde los que vivo y actúo. ¿Y esto es posible con solo mirar? Nos parece que habría que hacer algo más, mover cosas, cambiar las personas o las costumbres para que nuestra vida cambiase. Sí, los cambios vienen constantemente, pero la transformación hacia lo real en nosotros y lo verdadero en nuestro vivir no se presenta en relación a esos cambios. Es al revés. Solo con modificar la mirada, la vida muestra su cara verdadera. Mientras actuemos sobre esa cara objetivada de la realidad nunca aparecerá el sentido luminoso que la existencia esconde tras las formas. Variar la mirada es lo más revolucionario.

5. Por dentro y por fuera Creo que mi vida sería mucho mejor si no fuera porque en mi casa hay una persona que me arrastra en una dirección equivocada, si no fuera porque en el trabajo me demandan tanto, si no fuera por tantas exigencias del exte181

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rior me sentiría libre por dentro. Es lo que pienso, pero si observo, veré enseguida que no es cierto. ¿Cómo puedo vivir desde este error? Lo cierto es que tengo esas circunstancias por mi manera de ver. Desde esa visión o esa falta de comprensión, no pueden ser otras. Añorar las situaciones que imagino en otras personas, carece de sentido ya que desde fuera no puedo verlas. Si la inteligencia me mueve a la observación serena descubriré lo bien colocados que están todos los sucesos con respecto a mí y a los demás. Fuera, la conciencia me está señalando lo que he de aprender dentro. No hay contradicción entre lo que está sucediendo fuera y lo que vivo por dentro. La conciencia es una. Todos los aspectos que veo como separados, forman parte de la misma verdad global. La vida nos presenta los materiales necesarios para que construyamos nuestra obra y hemos de encontrar, aprendiendo a mirar de la manera adecuada, el sentido que cada material tiene, para emplearlo en nuestra gran obra de arte, la vida. Pero solemos estar pendientes de las situaciones que se presentan o se van a presentar y no de cambiar la manera de mirar. Nada es casual o fantástico, todo es inteligente. Cada reto nos está recordando lo que aún no hemos entendido. Al comprenderlo, damos un paso hacia una dimensión nueva. Las comprensiones superficiales producen también cambios superficiales. Las grandes transformaciones brotan del interior y son nuevas, aunque no sean espectaculares. Todo surge de la luz creadora y si tengo acceso a ella, desde allí comprenderé de manera global, y mi comprensión traerá plenitud a la existencia mía y a la de los demás. En la vida se expresan simultáneamente nuestras limitaciones personales y la luminosidad que transparenta nuestra mente. ¿Seré capaz de aceptar lo que estoy descubriendo en estos 182

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momentos que es la mirada, lo real y no las cosas que la mirada proyecta? ¿Aceptaré que hasta mi persona con la que suelo identificarme, es una de las cosas proyectadas por la luz de la conciencia una? Este no es un descubrimiento para pocos, es para aquel que en su ansia de verdad y libertad, lo descubra. No me he de limitar condicionando mi vivir al personaje imaginado que creo ser. Quitando realidad a las formas añadidas por el pensamiento, penetro directamente en lo real. Y todo lo que se va tejiendo en el tiempo se destruirá. Como las construcciones que se hacen en la arena se levantan y se caen, se dibujan y se desdibujan, así se hace y se deshace todo aquello que el pensamiento planea y ejecuta. Y en una investigación como la que estamos llevando a cabo la mirada nueva descubre amplios horizontes en los que se enmarca una nueva manera de ser y de vivir.

DIÁLOGOS ¿Por qué me identifico con los pensamientos?

Porque les das realidad, una realidad que no tienen.

Si, la energía de los pensamientos es algo creado por mí, la he dado yo realidad. Algunas veces puedo ver pasar los pensamientos y me sorprende que nunca los haya visto, aunque siempre estuvieran ahí. ¿Al verlos perderán la fuerza que les he dado?

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Lo importante no son los pensamientos. Lo que importa es el lugar donde estás, el sitio desde donde puedes ver el pensamiento de modo más consciente y no la manera superficial con que sueles identificarte con él. Al ser más consciente es más real. Manténte ahí, en ese “darte cuenta del pensar”, para que esa energía residual no te afecte.

A veces me produce angustia, desazón el pensamiento y no sé por qué.

Solo te preocupará, si le das importancia. Si le quitas la realidad que le habías dado desde el único lugar desde el que puedes hacerlo, desde la conciencia testigo, desde aquello que se da cuenta de que piensas, a partir de ahí surgirá una indiferencia hacia los movimientos pensados y una gran serenidad. Es como lo que sientes cuando estás mirando las nubes en el cielo. Tienen formas diferentes que se hacen y deshacen sin parar. Van de un lado a otro, siempre cambiantes. Es natural su movimiento, no te preocupa. Y cuando ves las hojas de los árboles movidas por el viento o el agua que pasa por el río, dejas que se mueva y que pase según su movimiento natural.

Pero no puedo mirar así el pensamiento.

No puedes si lo juzgas, si lo catalogas, si consideras que no es como debiera ser. Pero mira bien que no tiene que ser de ninguna manera. Lo mismo que las nubes del cielo, pueden hacer cualquier dibujo y no te afecta si es de un modo u otro. El mantenerte en la conciencia que ve sin 184

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juicio, te traerá la serenidad que es tu naturaleza profunda.

Vengo observando que en medio de una discusión me doy cuenta de lo que está sucediendo, veo el pensamiento y aunque sigo hablando, ya no importa si convenzo al otro o no. Noto una alegría interna porque me siento libre. También constato que no doy importancia a si valoran o no mi trabajo. ¿Es esa la libertad de que nos hablas?

Estás liberándote de ti mismo, de lo que creías ser tú. Ahí empieza la verdadera libertad. Todos quieren ser libres de alguien o de algo y pocos comprenden que la libertad es estar libre de uno mismo. Las necesidades psicológicas nos oprimen, el querer conseguir, el triunfar, el compararnos con otro. Estos desasimientos van fraguando la liberación de la que hablan los textos orientales que entendemos como algo fantástico. Librarme de lo que creía que importaba, de lo que creía que tenía que hacer, de lo que creía ser, liberarme de mí, eso es ser libre. Y cuando me libero de mí, me encuentro con lo que soy en verdad.

¿Qué hacer en la vida diaria? Está ahí y tenemos que actuar. ¿Podemos actuar en libertad?

Claro. La vida diaria es la vida que se me ha dado a partir de la Vida total para que aprenda a ser libre. La vida diaria es la vida adaptada a mi manifestación personal. Soy la Vida total y en mi manifestación tengo una vida personal. Soy libre desde la Vida impersonal y además, perso185

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nalmente actúo según la situación particular que se me presenta en cada momento.

La vida diaria muchas veces da la impresión de repetición y esto cansa. Pero algunos momentos los vivo diferente. No sé a qué se debe.

La vida no es repetitiva, es un movimiento en armonía en una misma dirección. Cada momento es nuevo en el vivir. Lo que se repite es mi manera de ver, eso es lo que está condicionando y lo que cansa. Vive desde lo nuevo que vas intuyendo. No mires nunca dos veces de la misma manera.

Cuando miro desde una visión más verdadera, no comprendo lo que veo alrededor y no puedo aceptarlo, aunque siento que debería hacerlo. ¿Qué haré en la vida?

Cuando hay comprensión hay más aceptación, cuando ves la vida desde una visión de totalidad, comprendes las limitaciones. La aceptación verdadera no es una actitud sentimental. Es la consecuencia de la amplitud de la conciencia. Una mente estrecha siempre hace divisiones. La mirada humana es particular y aun con buenos sentimientos, no comprende. El paso de lo humano a lo divino, a lo verdadero, es la amplitud de conciencia.

¿Cómo se transforma una experiencia triste del pasado en alegría verdadera?

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Puedes mantener el pasado en la memoria o puedes dejarlo morir si ves que no tiene ninguna realidad. Acabas con el pasado al abrirte al momento presente. En el presente, encuentras el sentido de la Vida y en él todo se unifica. La alegría surge al vivir así, desde la unidad.

¿La vida me presenta ese sentido único o yo tengo que buscarlo? ¿Es como decir que Dios me guiará?

La vida te lo revela. Y a la vez tú lo estás revelando en el vivir. Tú eres la Vida. Desde lo profundo eres la Vida misma, y en tu movimiento particular como persona, movilizas las energías de cierta manera. Así, el mensaje lo estás enviando tú misma. Y si dices que Dios te guía, es verdad, te guía tu propio ser que es divino.

Entonces ¿cuándo la vida me presenta algo desde esa Vida total, siempre es lo más adecuado para mí, como tú nos dices?

Siempre, necesariamente es así. Y si lo miras una y otra vez te darás cuenta de que es una verdad evidente. Contempla el movimiento de la vida en tu cotidianidad y te darás cuenta de que es inteligencia en acción. Cada momento de ese movimiento es perfecto en su limitación, para el camino que está recorriendo la mente en ese instante. Esto no lo sabrás por experiencia. Si lo ves, será evidente para ti, porque es una verdad en sí misma.

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Pero al pensar lo que me sucede ¿no creo una vida falsa? A veces veo que es repetitiva.

Sí, puedes hacer definiciones de cómo tienen que ser las cosas, puedes tener unas perspectivas, deseos y fantasías de toda clase. Lo que te presenta la Vida no coincide con la película pensada que repites. Lo que te presenta la Vida es inteligentemente insistente, que es otra cosa. Los retos se te presentarán insistentes hasta que penetres en la verdad que quieren revelarte. Una vez hayas penetrado en ella, vivirás lo nuevo.

¿Cómo marcar la diferencia entre esas dos cosas que dices?

Distingue entre la interpretación de tu mente y lo que te revela cada día, cada instante, el vivir.

Muchas veces creo que he comprendido ya algo y sin embargo se vuelve a repetir lo mismo ¿qué pasa entonces?

Nunca una situación es exacta a otra. Cada situación es nueva. Si la ves como si fuera la misma es porque la estás mirando de la misma manera, con la misma interpretación, a través de las ideas del pasado. Si la miras por primera vez, con inocencia, enseguida descubrirás que es nueva.

¿Cómo es esa mirada nueva?

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Olvidas el sueño de las continuas interpretaciones y, libre de lo que sucedió y de lo que pensaste que sucedió, te abres a lo que está presentándose en este momento. Ahí tienes la mirada nueva, la que descubre que la Vida es una constante revelación de la Verdad.

¿Y la memoria para qué se usa?

La memoria es para lo técnico. Para vivir en tu interior no necesitas memoria. Todo puede quedar integrado en un instante de lucidez. La memoria es una obstrucción a la verdad que se revela a cada instante. Míralo ahora mismo. Mira cómo la memoria nos impide vivir.

¿Y no tengo que sentirme culpable por los errores del pasado? ¿Debo olvidarlos?

Desde luego. Olvídalos cuanto antes. Date cuenta de que hiciste lo que podías hacer con la visión que tenías en aquel momento. Ver esto te dejará libre de culpa. Coloca la intensidad de tu atención, tu lucidez en este instante.

Pero ¿qué puedo hacer para vivir este instante? No sé qué hacer.

Lo mejor para ti es que no hagas nada. Eres consciente de estar aquí ahora mismo. Es suficiente. ¿Eres consciente además de ser una expresión particular de la Vida total?

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Sí, me estoy dando cuenta de que no soy nada del pasado. Pero temo perder este instante.

La Vida se expresa a través de ti. Observa el movimiento de tu respiración. Una realidad inmensa, infinita está ahí por descubrir. Date cuenta de eso. No te dejes distraer con las ideas. Mantente ahí, libre, vacío.

Veo los pensamientos y las imágenes que se crean a partir de ellos. Y veo que soy yo quien está observando esas imágenes. ¿qué sentido tiene esta observación en mi vida?

Hay muchas zonas en la mente. Donde aparecen imágenes es un lugar intermedio en el que surgen fragmentos de experiencias del pasado. No te identifiques con ese lugar inconsciente. No trates tampoco de dar significado a esas imágenes. Son de la misma clase que los sueños. Es el funcionamiento normal de la mente, no le des importancia. Date cuenta únicamente de que no eres la imagen de lo que ves. Eres la lucidez con que la ves.

¿Afecta la identificación de la mente con respecto al cuerpo?

El cuerpo está supeditado a la mente, recibe los efectos de la liberación de la mente. La mente va más rápida pero, poco a poco, en el cuerpo se ordenan mejor las energías. La conciencia física corporal expresa los efectos de la colocación de la mente. Si la escuchamos nos dirá lo que armoniza y lo que desarmoniza sus energías. Al desidentifi190

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carte puedes darte cuenta de cuáles son sus necesidades naturales y cuáles son las inventadas para conseguir realizar un pensamiento a través del cuerpo, explotando su disponibilidad instrumental.

¿La creatividad se da a partir de un pensamiento?

No, del pensamiento no surge lo creativo, allí solo hay residuos mentales. La creación viene de la inspiración. Aparece una intuición de la verdad como un resplandor de la luz, y se produce, como lo que llamamos inspiración en el arte, sin método, sin relación de causa-efecto. Y desde el primer atisbo de la intuición puedo penetrar en el ámbito de la verdad, allí donde la visión de la inteligencia es directa, donde se contemplan los originales, los arquetipos de todo. De allí surge la creación.

Me cuesta separar el pensamiento de esa intuición e inspiración de la que hablas.

Observa la mecanicidad del pensamiento. Observa para estar despierto cuando llegue el momento en que se presente una intuición y una visión directa. Aprende a contemplar la lucidez que estás presintiendo en estos momentos. Quédate en silencio con ella, hasta que te revele su secreto.

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Quisiera diferenciar las sombras de la luz. Veo que las sombras son los pensamientos. Sin embargo generalmente no puedo distinguirlos.

Cuando vives entre los pensamientos, los ves como la realidad. Hasta que no desenmascares su irrealidad, no podrás ver directamente la verdad que está detrás. A veces, parece que un pensamiento mira a otro, pero todo eso forma parte del mismo juego. El pensamiento no ve, no ilumina. La luz está detrás. Has de intentar mirar desde la luz a la que te abre la intuición, la inspiración de este momento.

Es como descubrir una intencionalidad que no conocías. ¿Al verla se suelta y queda uno libre para otra cosa?

Sí, y a partir de ese descubrimiento, la inspiración de la inteligencia actuará. Cuando ves, no hay nada más que hacer. Todo se integra desde la visión. La verdad por sí misma va liberando las distintas zonas de nuestra conciencia.

Necesito comprender y lo que mueve la comprensión es el deseo de comprender. ¿Si lo tengo todo llegará?

Sí, y cuanto más comprendas, más deseo de comprender tendrás. Esa llamada viene de la comprensión misma.

Me obstaculiza el identificarme con algo, creer que soy algo y vivo desde ese error. ¿Además de contemplar, tendré que ver cada vez el error de identificación para dar el paso siguiente?

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Al ver la verdad, lo falso queda al descubierto. Inevitablemente lo verás. No tienes que hacer un esfuerzo para ver lo falso. Mira lo verdadero. vive desde ello. No busques los errores. Se pondrán de manifiesto ellos solos. Déjalos en el camino y avanza contemplando lo verdadero.

Tendré que confiar, ¿pero la confianza vendrá antes o después de haber comprendido?

Es simultáneo. Solo al comprender tienes confianza. Y cuando confías estás abierta a la revelación de la Vida.

Nos dices que al salir de estas investigaciones, lo mejor es ir a dar un paseo por la naturaleza sin pensar en lo que hemos estado investigando. Esta mañana, mientras paseaba mi mente seguía trabajando, pero no era el trabajo intelectual habitual. Seguí viendo verdades sin proponérmelo. ¿Eso que es?

Estabas acompañado en tu paseo por la lucidez. Mientras investigabas, diste a la verdad la realidad necesaria para que se quedara allí. Cuando se va, es porque doy más realidad a las cosas conocidas que a las verdades recién descubiertas.

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IX. ¿DE DÓNDE VIENE ESE ANHELO?

1. La fuerza de los deseos El se humano es mucho más de lo que habitualmente vive y porque su existir es un anhelo constante, una aspiración, una esperanza para llegar a ser, tiene que emprender un camino consciente. Ese camino no se desviará de lo que realmente es. Partirá del origen y volverá a él. Cualquier espacio que atraviese el ser humano, cualquier senda que cruce, por sinuosa que parezca le llevará a encontrarse consigo mismo. Todo caminar desemboca en lo único real. Y el tiempo de duración de la andadura se desconoce. Se proyecta sobre ese anhelo. Nos propondremos ahora un caminar directo, el más natural y más bello de los posibles. Avanzaremos de la mano de nuestros propios deseos. ¿Qué deseamos? Podríamos seguir algún método para eliminar lo que nos sobra o añadir lo que nos falta. Pero actuar así no sería espontáneo ni bello. No sería tan gozoso como buscar nuestra identidad verdadera a partir del anhelo de ser lo que somos. Y es lo mismo que decir que lo rastrearemos guiados por nuestros deseos. La necesidad de volver a la unidad que somos se expresa desde los más profundos anhelos. A veces son indefinidos y en ocasiones se van concretando, perfilados gracias al matiz de lo soñado. La conciencia se puede hipnotizar con las representaciones que se formen en la superficie. Y al descender hacia las cosas representadas, esa llamada a la 195

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unidad del ser, ese anhelo profundo inaudible, inexpresable, indefinible, se va transformando en anhelos concretos. Los deseos pueden presentarse con mucha fuerza, pero no dependen de ésta ni de las cosas que los despiertan, sino de la tensión del deseo mismo. Las formas de conciencia petrificadas, cosificadas, no tienen realidad que les dé fuerza. Aparecen y desaparecen las formas minerales, vegetales, humanas o las ideales, mentales, pensadas, imaginadas, deseadas. Los objetos de deseo se mueven como hojas arrastradas por una ráfaga de viento. La fuerza de los deseos, viene de la fuerte necesidad que tengo de volver a la unidad perdida. Cuando en algo veo, un reflejo que me recuerda la plenitud siempre añorada, mi verdadero ser, voy tras ello y trato de retenerlo. Será más fuerte el deseo cuanto más lejos esté de mí mismo. Pienso que si tengo fuertes deseos soy más yo mismo. No es cierto. Al contrario, la fuerza de los deseos indica la distancia de mi propio ser. Y al correr tras el objeto, me enajeno aún más. Salgo fuera de lo que es. Me animo equivocadamente, me pierdo en los reflejos al darles la categoría de seres. Si eso es así, carecer de deseos es la liberación del sufrimiento ¿Tendré que eliminar mis deseos? ¿Cómo voy a eliminarlos si esos anhelos que derivan en deseos son la indicación de lo que me falta para ser? Mientras sienta esa carencia, ese vacío de ser, allí estarán los deseos clamando por la verdad que soy. Si intentara eliminar los deseos me escindiría en dos, el que desea y el que no quiere desear. Así, solo aumentaría el conflicto. No lo hagamos. ¿Para qué perpetuar la lucha? Descubramos inteligentemente lo que los deseos nos quieren decir.

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2. Huellas de mis pasos El hipnotismo que producen las realidades construídas por la mente, el anhelo de la unidad del ser se ha ido dispersando en deseos. Al encontrarme perdido entre ellos, miraré lo que ha sucedido. Observaré con un interés afectuoso esos deseos, sin tratar de eliminarlos; porque quiero descubrir su mensaje, rastrear sus pasos hasta encontrar el impulso de donde surgieron. Es importante ver lo que deseo y desde ahí seguir las huellas de mis pasos hasta llegar a mí mismo. Prescindamos de las clasificaciones de las personas por niveles de evolución ya que todo eso es creación del pensamiento. Veamos simplemente qué es lo que deseo y sabré cuánto me he separado de la conciencia una. Si deseo algo concreto, cuando todo yo estoy concentrado en esa dirección, sé que he descendido por la escala de valores que tienen su origen en el Ser. Es lo que hacemos los seres humanos por inadvertencia. Lo constato. Y a partir de ahí, empiezo a dar el giro a mi mente hacia el origen del ser. La causa del juego de sombras que se proyecta en la superficie de mi conciencia, es siempre la luz. Por ejemplo necesito un trabajo para sentirme útil, para afirmarme como persona. ¡Sería tan fácil darme cuenta de que lo que profundamente necesito es saberme “ser”! Necesito la seguridad de sentir que no solo existo como un ente más entre todos los entes, como un ser perdido en la multiplicidad de los fenómenos, que no solo me muevo por el vaivén de las circunstancias exteriores. Mientras tengo necesidad de que los demás me aprecien y me admiren, mientras suspiro porque me hablen con cariño, estoy sediento de la alegría y amor, añoro la belleza del Ser, la 197

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armonía, la manifestación de la unidad. Y he de vivirla, he de expresarla. Por eso busco entre las cosas bellas, un ambiente bello, un vestido bello, una persona bella. Y la belleza de la naturaleza y de las obras de arte me atraen, porque me está llamando con su voz la belleza del Ser. A través de esos deseos de belleza y armonía descubro mi anhelo profundo de ser. Amo la armonía porque soy uno, amo la belleza porque soy belleza, amo la bondad y el amor mismo, porque soy amor. Si me diera cuenta de todo ello, en un momento dado, podría remontarme por la escala del ser, en dirección opuesta a la de la caída. Mis deseos quedarían disueltos en la contemplación de la plenitud de la conciencia infinita que soy. El clamor de la armonía de todas las cosas, me está recordando siempre que la Vida es una. Puedo contemplar la belleza que anhelo, puedo descubrir la armonía de la verdad. Me he enamorado de algo bello porque estoy hecho de esa misma belleza que admiro. Si soy consciente, puedo remontarme hacia el origen de donde surgen todos mis deseos. Lo divino se expresa a través de mi conciencia de esa manera, desde ese sentimiento profundo que me devuelve al Ser. Así actúa en mí. En el escenario de los múltiples matices de la Vida una, nada llenará mi anhelo de amor, ninguna forma, ninguna persona. La proyección, cambiando siempre con el paso del fluir temporal, se desvanece antes de que pueda depositar en ella mi amor. No hay objeto que produzca amor, sin embargo el amor se está expresando siempre en los objetos cambiantes del vivir. Seguiré sus huellas. Algún día sabré que nada ni nadie puede llenar mi anhelo de amor, sino el amor mismo.

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3. Contemplando lo real La felicidad, la plenitud del amor, el anhelo profundo de nuestro corazón no consiste en la alegría de unir, no implica la tensión entre dos. Es la alegría de descubrir que todo está unido desde siempre. Lo que parece inalcanzable, por demasiado bello, el ideal imposible, es la unidad de conciencia que somos. Y si podemos descubrirlo en cada instante, se producirá la gran revolución en nuestra manera de ver y una nueva manera de ser. Allí no estoy pendiente de recibir amor porque soy una expresión espontánea del amor. Y el amor rebosa los moldes que se han ido formando en la vida condicionada. Y permanece siempre igual, cual manantial inagotable que regara las tierras en su permanente brotar. Si necesito la felicidad, sé muy bien que es aquello lo que necesito, aquello de lo que imagino carecer. No servirá de nada concentrarme en la idea de incompleción. La felicidad está en mi conciencia, puesto que puedo sentirla, puedo intuirla. Colocaré en ella mi mirada. Contemplaré la felicidad que intuyo. Con lo que percibo valioso, como la felicidad, la bondad, haré la ascesis de lo particular a lo universal, de lo disperso y dividido a lo uno, de lo que aparece a lo que es, de lo temporal a lo eterno. El ascenso se hace únicamente a partir de la primera intuición unificadora. Y si necesito luz, si vivo en un mundo de sombras, de dudas y de conflictos, si estoy anhelando la claridad, he de descubrir que esa verdad luminosa que añoro está ya en mi conciencia. Esa claridad que intuyo necesitar está ya ahí y por eso la vislumbra. Aprenderé a contemplarla, a estar en su presencia, a mirarla con amor. Y cuando la contemple, imperceptiblemente me iré transformando en lucidez. 199

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Estamos encontrando el camino de disolución de los deseos, el camino natural que tiene su fundamento en esa verdad tantas veces olvidada: todo es conciencia. La vida que se nos presenta está compuesta por creaciones de nuestra conciencia. Y la conciencia es una, indivisa. Según el camino que toma mi comprensión, así son los montajes con que me enfrento al vivir. Por eso, si súbitamente diera un salto en mi comprensión de la verdad, si de las formas pasara a las esencias que son más reales y de las esencias, por contemplación, me acercara al Ser, viviría de una manera más real. No es ésta una vía pensada que está separada de lo realizable. Es una toma de conciencia, un realizar, ya que la realidad es pura conciencia. Por tanto, contemplando realizo mi verdadera vida. Identificándome con representaciones mentales, alejándome del origen hacia la superficie, se dispersa la realidad y mi vida cada vez va siendo menos real. Nunca podré alejarme del todo de lo divino, porque haga lo que haga, lo estaré haciendo a partir de la sustancia divina, la única que es y se expresa en el existir. Por eso, desde la superficie de las cosas, podré hallar el material inteligente del que todo está construído. Aunque se me ocurra hacer algo inadecuado, vulgar, absurdo, habrá una razón por la que ese deseo ha aparecido. Y si sigo las causas hasta el origen iré profundizando en la conciencia, sin importar a partir de dónde empecé. Siempre que deseo algo, busco la realidad última, el Ser. Y en verdad ¿por qué iba a desear algo si no es porque me acerca a mi verdadera naturaleza?

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4. Lo que soy en el origen El significado de mi vivir, el único motivo por el que me muevo es descubrir lo que soy. Y solo contemplando mi verdadera realidad irán cayendo, como inútiles escaleras añadidas, todos los deseos. Los significados que encuentre en la vida están apuntando en esta dirección. No hay ninguno aparte. Observaré: ¿Por qué amo? ¿Por qué me esfuerzo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué me identifico con personas y cosas? ¿Por qué me aislo? ¿Por qué tengo miedo? ¿Tendré miedo de sentirme separado? ¿separado de quien? ¿Hay algo fuera de mí? ¿Dónde busco mi ser? Lo busco incansable, e incluso cuando tengo miedo de no ser, estoy siendo ya. Contemplando la llamada del Ser, iré respondiendo inteligentemente a la vida inteligente. Ese equilibrio, esa potencia inmutable de ser, que intuyo porque la anhelo, se irá haciendo “una” conmigo mismo al contemplarla. Contemplar es tomar conciencia de lo que ya es. Y si se me ocurre pensar que no tengo fuerza para vivir o que falta alegría, belleza en mi vida, miraré esa fuerza, esa alegría que intuyo. Desde un punto perdido en la caótica existencia pensada, ascenderé al infinito potencial, más real que las finitas realidades reflejadas. Lo negativo que encontramos en los niveles existenciales, está enmascarando lo que es sin límites. ¿He aprendido a separar las máscaras? Así, por ejemplo, tras una irrupción de agresividad está ese enorme caudal de amor, esperando ser descubierto. ¿Lo he visto ya? Las ideas equivocadas distorsionan lo que vemos, pero al contemplar la verdad directamente nos encontramos en el origen de esa energía que fue desviada en un momento dado. El giro que estamos proponiendo a nuestra vida es 201

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total. Consiste en vivir pendientes de los valores eternos, origen de lo que anhelamos. No archivarlos en una restringida zona de la mente como ideales. Porque vivirlos es vivir nuestra verdadera realidad, que no se encuentra en las situaciones ni en las cosas particulares, sino allí. Valoramos las cosas en la medida que evocan aquella verdad eterna. ¿Seguiremos entreteniéndonos con imágenes parciales de lo verdadero, mientras anhelamos la totalidad? Esta nueva manera de vivir, esta vía que se abre al infinito, sin dependencia de normas exteriores, es la ascesis espontánea de un ser humano que descubre el amor a la verdad. Vía expresada largamente en la tradición filosófica occidental, por platónicos y neoplatónicos. Sé bien lo que mi corazón anhela. No necesito seguir las pautas externas que me dictan los códigos morales, sociales o culturales; por el contrario, respetando el anhelo de mi corazón, la contemplación irá realizándome. Se desdibujarán las imágenes formadas en la temporalidad, se irá produciendo la transformación, más aun, la transubstanciación de realidades. Evito así el trabajo infructuoso de extirpar mis defectos. Si creo que soy egoísta, perezoso, soberbio, débil o cualquier otra carencia, prescindiré de esos pensamientos que no sobrepasan el ámbito de lo pensado, y me dedicaré desde ahora mismo a contemplar lo que soy en esencia. No importa lo que imagino ser, solo me interesaré por lo que soy realmente. Al no dar fuerza más a esas ideas, desaparecerán solas. Retiro la energía que estaba colocando en esas imágenes deformadas y deformantes de mi vivir y esa misma energía la empleo en contemplar. Necesitaré silencio, parar la noria incansable del pensamiento y quedarme en silenciosa quietud, a solas conmigo. Dejaré de interesarme en la representación que esta202

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ba haciendo, descansaré de la película que protagonizaba. En esa soledad, sabré lo que mi corazón anhela. Investigaré con amor, miraré bien una y otra vez, observaré cómo aparecen mis deseos, cómo manipulo a otros, cómo calculo para que todo resulte como yo lo quiero. ¿Por qué? ¿Para qué? La vida, que está formada por innumerables relaciones inteligentes, no toma en cuenta mis cálculos. Y todo se mueve, a pesar de mis pensamientos, en una dirección. ¿Se me ha ocurrido pararme a mirar cuál es esa dirección en la que se mueve la vida? El movimiento es total, no lo cambiaré desde mi egocentrismo. Mis necesidades profundas forman parte de ese movimiento del vivir y me llevarán a la totalidad de donde han brotado. Mi apertura al infinito es ese anhelo de infinito, de lo particular iré a lo total, de ser instrumento de la vida, pasaré a ser la vida misma que mueve todos esos instrumentos.

DIALÓGOS Hemos encontrado verdades muy amplias y con esa tela tan extensa, tenemos que ir cortando las vestiduras adecuadas a nuestra medida. Movilicemos nuestra mente. Abramos un diálogo sincero con el movimiento mental que sea necesario, para que se abra un espacio y la luz penetre en todos los rincones de la conciencia. Hagamos la pregunta desde el fondo de nosotros y la respuesta llegará hasta el fondo también. Cuando has hablado del deseo, de los pequeños deseos y del gran deseo, me ha parecido entender que no tenemos

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que desear pequeñas cosas. Esa luz que dices tú, debe ser el deseo máximo ¿cómo hay que hacer para tenerlo?

Cuando tengo un pequeño deseo puedo mirar, investigar de dónde viene, de qué toma su fuerza, por qué lo deseo tanto. Al mirarlo bien, me descubrirá lo que está detrás. Me he empeñado en ir de vacaciones a otro país, porque imagino que allí voy a ser feliz. Lo que quiero es ser feliz y me está empujando ese deseo con mucha fuerza. Y al insignificante deseo de ir a aquel país, le he añadido esa fuerza desde mi carencia de felicidad. Si intuyo cuál es la felicidad que necesito, podré mirarla, y si la miro, puedo quedar ahí, en presencia de esa felicidad hasta percatarme que brota de mi propia conciencia. Ahora está ahí. La estaba proyectando en un viaje.

Cuando has hablado de la posibilidad de que la luz pase a través de nosotros sin que el psiquismo ponga trabas y que entonces ese manantial anegará las zonas del mismo, he visto que es así. Pero a veces esa zonas impiden abrir las compuertas, es como el “pez que se muerde la cola”. ¿Por qué me ocurre? ¿Es porque no he observado bien?

Cuando damos realidad a unas cosas, esa realidad, cae sobre nosotros. Hemos dado entidad a lo falso y nos está impidiendo ir a lo verdadero. Mientras sigamos dando realidad a lo falso, lo verdadero no va a aparecer. Manteniendo la misma actitud queremos que venga lo verdadero. Imposible. Tenemos que hacer el trabajo de investigación que proponemos, para que la realidad que hemos otorgado a lo falso se deshaga. Así quedará el espacio libre para 204

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que lo real penetre. No tengo que ir detrás de lo real, sino dejar el espacio libre. Cuando me dé cuenta de que algo es falso, por lógica, ya no le daré realidad y no podrá volver. El ver no requiere esfuerzo, es una evidencia. Parece que para hacer este trabajo se requieren esfuerzos increíbles. No hay que hacer ni el más mínimo esfuerzo, solamente ver bien.

Satisfacer los deseos es una carrera que no nos lleva a ningún sitio, nos lleva a una insatisfacción permanente ¿o nos llevará a algún sitio?

Nos lleva a un sitio positivo, porque en la vida no hacemos ningún movimiento inútil. Nos lleva a desengañarnos, a desilusionarnos. Eso es lo más positivo, y nos sucede muy a menudo. Pero si me vuelvo a ilusionar de nuevo con otro deseo, quiere decir que necesito una y otra lección, hasta que me de cuenta de lo que tienen en común. Las formas nuevas me pueden ir ilusionando, pero cuando observe con cuidado y vea el común denominador, cuando haga la síntesis y vea que todas esas formas son iguales, que no ha variado más que el movimiento externo, pero contienen lo mismo, me preguntaré: ¿Qué es lo que busco? ¿Dónde lo busco?

También surge a veces otro tipo de deseos que parece mejores, pero son iguales, como el ayudar a los demás. Es útil, pero a veces, uno se queda apegado. ¿Qué hacer?

No importa la sutileza del objeto, el error está en que estoy buscando un objeto exterior. No importa que el obje205

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to sea de un color u otro, de un nivel moral, o de otro. El error está en querer buscar la felicidad fuera de mí. Ahí está el veneno. El error va a traerme frustración y problemas, aunque coja una gama distinta de deseos. El amar a los demás y ayudarles no te envenena, pero sí “el deseo” de ayudar, el proponértelo, el querer hacerlo. Cuando surge espontáneamente porque todos somos uno, es natural. Si en un momento dado, alguien necesita algo y se le da es natural si es espontáneo. Todo está muy desnaturalizado. Se han establecido instituciones para ayudar, y se sienten importantes los que pertenecen a ellas.

Y la angustia que puede producir el no tener trabajo, ni dinero, que es mi caso, ¿cómo se puede eliminar?

Cualquier situación que te presente la vida, mírala con confianza, aunque te parezca que es la peor, que es insoportable y que a nadie le pasa más que a ti. En realidad nos sucede a todos. Para ti puede ser la falta de dinero, para otro el estar solo o la falta de salud. Cada uno tiene su lección y le parece insoportable. No es así, la lección es perfecta para lo que cada cual tiene que descubrir, para diluir la ilusión en que se encuentra en ese momento. Quizás te parezca que si tuvieras dinero estaría todo resuelto o que si no estuvieras solo serías feliz. Pero si no ocurrieran esas circunstancias, inmediatamente surgirían otras complicaciones y junto a ellas otros deseos. El deseo que tienes ahora no se justifica más que otro. Ya sé lo que me vas a decir: Si no tengo para comer...es muy justificable. Igualmente tienes que confiar en la vida en un caso u otro. No tengo salud y tengo que hacer esto; 206

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no tengo fuerzas, no puedo hacerlo. He de confiar siempre en el movimiento que la vida me está poniendo. Lo está haciendo para que vea algo. Si observo y llego a ver, estoy abriendo un camino y aquello que necesito, lo tendré. Esto suena mágico, pero no lo es. Si en un momento dado necesito salud para ejecutar lo que tengo que hacer, la tendré. Si necesito dinero para mantenerme, porque tengo que estar aquí en este mundo aprendiendo lo que tengo que aprender, lo voy a tener. Debo confiar. Si comprendo que todo está hecho de mente, veré que siempre aparece lo que es necesario, lo imprescindible para lo que me tiene que pasar a mí, no para esa vida que he soñado que tendría que vivir, sino para el siguiente momento de mi aprendizaje, para lo que estoy aprendiendo ahora. La prueba es que he tenido lo suficiente y lo necesario para llegar aquí y encontrarme en este momento. Llegamos desde diferentes lugares, con diferentes situaciones económicas, familiares, sociales y mentales, sin embargo, en un momento dado, la vida ha querido que esta investigación sea realizada por un cierto número de personas y todos hemos podido hacerlo. Siempre será así. Nos cuesta tener esa confianza, nos parece que estamos perdidos, que somos unos seres indefensos y que tenemos que luchar nosotros solos para conseguir algo. No es así, no somos ese ser desvalido. Como criaturas separadas, resultamos bastante desamparados, es cierto; pero no estamos separados. Ese ser separado lo ha creado la mente. Somos la totalidad que está moviendo todo.

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¿Para qué estamos viviendo? ¿Por qué vivo?

El objetivo de nuestra vida es aprender, y vivimos para eso. Lo que hacemos es ampliar nuestra conciencia. La hemos restringido. Si viviéramos la conciencia total, no sería ese nuestro objetivo, sería una expansión. Pero como estamos creyendo que somos individuales, nuestra meta es ampliar la conciencia, es lo urgente, si no queremos quedarnos en ese lugar estrecho donde nos sentimos tan mal. Nuestro objetivo es ampliar el espacio donde nos encerramos. Aprender es estar despierto, porque cuando se está despierto, se aprende incesantemente. Aprender no es acumular información. Eso lo puede hacer una computadora mejor que un ser humano, y además sin emociones. Aprender es estar lúcido y el movimiento de aprender se hace espontáneo en esa lucidez.

¿Puedo estar en armonía conmigo misma y además sentirme feliz de poder realizar pequeños deseos?

Por supuesto, pequeños y grandes. Y cuanto más grande sea tu deseo, mejor. Pero los pequeños, deben ser bien acogidos. Míralos, míralos, por si hay algún engaño que te pueda ocasionar sufrimiento. No por otra cosa, no porque sean malos en sí mismos, son naturales. Mis deseos son naturales en el momento en que me encuentro. Los tengo que mirar como hijos míos, hijos de mi mente, mirar de dónde han surgido . Solo mirarlos con afecto, como una creación completamente natural del momento. Si la vida me propone realizarlos, los realizo y si la vida no me lo propone, los miro y veo la frustración. Lo que tenemos 208

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que hacer con los deseos es mirarlos. Solo verlos. Que se realice el deseo o no se realice no es tan importante. Lo importante del deseo es que yo descubra qué tiene detrás. Van desapareciendo los deseos, no como se suele imaginar al leer los libros de las personas sabias, desaparecen de otra manera. Es casi como si no desaparecieran, pero poco a poco van perdiendo su “aguijón” venenoso. Se van quedando ahí, pero sin fuerza para arrastrarnos, ni para quitarnos la paz. Igual pasa con los pensamientos, podemos proponernos no tener ni un pensamiento más desde ahora, y sin pensamientos se hará un vacío y nada más. La plenitud solo acompaña a la comprensión. Quedarse en un vacío mental, no es plenitud. Se ha entendido muy mal el hecho de parar el pensamiento. Lo mismo sucede con los deseos. No hay que acabar con nada. Solamente hay que comprender, porque todas las cosas están ahí por algo y todas son inteligentes. Hasta el último pensamiento tiene su por qué y hasta el último deseo, tiene su razón de ser. El deseo es inteligente, tengo que tratarle con respeto e inteligencia, mirarlo y comprenderlo y solo así me mostrará su verdad, me devolverá a la luz de la que está hecho... Si todo está hecho de luz, puedo encontrármela en todas partes. No necesito más que saber ver.

Cuando viene un pensamiento no hay que decir: ¡Qué tontería eso que pienso! Hay que acogerlo con amor y analizarlo. Pero a veces lo analizo y digo: no puedo pensar esto, es una aberración. ¿Dónde está mi error al hacer esto?

¿Quién es ese yo que se separa de lo demás y dice: yo no puedo. Estás haciendo una división y creando un con209

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flicto. Cuando ha aparecido ese pensamiento es porque de alguna manera, aquello interesó a una zona de tu conciencia. Y la otra zona que lo niega está creando un conflicto y una separación. Ahí no puede haber lucidez. Lo natural es decir: este pensamiento está ahí, porque yo estoy dando realidad a eso o al menos en un momento se la he dado. Lo único que le puede quitar el poder sobre mí, es verlo. El poder de hipnosis que tiene el pensamiento, desaparece únicamente en la lucidez. Al ponerme en contra, le fortalecería porque le daría una realidad separada de mí, como un enemigo. De esta manera lo iré haciendo cada vez más grande. Quitarle realidad es otra cosa.

¿Cómo se le quita realidad?

Se deja que dé sus razones, porque siempre tiene sus razones, aunque sean muy limitadas. Pero si no respeto una pequeña parte de mi conciencia por considerarla superficial, insignificante, indigna de mí o por cualquier otra cosa, esa parte la tendré ahí siempre incordiándome y cuando quiera estar en paz, aquello que no he respetado, se presentará. Si veo cuál es su razón de ser y por qué está ahí, podré integrarlo en la totalidad. No puedo eliminarlo. Lo único que puedo hacer es integrar esa energía en la conciencia. Se hará solo por la comprensión. No lo puedo hacer por voluntad. Por la comprensión, esa energía que había adquirido una forma particular y era un obstáculo, disuelve su forma y se integra con el resto de la energía. Así, una forma de odio se puede transformar en amor. El destino del odio es llegar a transformarse en amor.

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¿Esas pequeñas cosas insatisfechas podrían ser lo que se suele llamar zonas “kármicas”?

Se pueden decir que pertenecen al pasado, que en un momento dado te interesaron y una y otra vez se presentan. “Karma” se ha llamado a la ley de causa y efecto, porque realmente se movilizan unas energías y esa movilización trae una reacción de ellas que actúa de acuerdo a lo que se ha movilizado. Si se han movido las cosas de manera errónea y vive una reacción equivocada, se habla de “mal karma”. Cuando ves el error, ya no se moviliza de esa manera la energía y no retorna. No es que fuera de ti actúe una ley inexorable que te va a pedir cuentas. Tú mismo movilizas las cosas de acuerdo a tu comprensión, y ¿quién tiene la culpa de hacer las cosas de acuerdo a su comprensión? Nadie. Ningún ser humano tiene la culpa de nada, simplemente es una relación de causas y efectos, dentro del mundo fenoménico. Tanto las causas psicológicas como las físicas son neutrales y deberíamos quitarles esa carga moral. Date cuenta de que el movimiento de los seres humanos se hace de acuerdo a acciones y reacciones, según la visión y comprensión del momento.

¿Por qué suceden las cosas de una manera y no de otra?

Todo lo que la vida me presenta es lo que mi mente ha ido preparando, porque la manera en que he distorsionado la luz ha creado unas realidades que se proyectan fuera. Y la vida me pone la consecuencia de eso. En un momento dado el escenario está preparado para que aparezca aquella 211

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función. Es perfecto el ambiente, los personajes, todo...y aparece la función única para mí en ese instante. Más adelante ya no valdrá, pero para ese momento es adecuada. Y la creación de situaciones es constante.

Háblanos de las desapariciones... no sé si se las podría llamar muertes...

Podríamos llamarlas muertes, pero no en el sentido que hablamos aquí de muerte, que es morir al pasado y nacer instantáneamente a lo eterno. Esa es la verdadera muerte, la auténtica, la que tiene valor, la que merece la pena. La otra, la física, a la que habitualmente llamamos muerte, no es nada más que un cambio de situación.

¿Habrá una revisión en el último momento?

Si somos conscientes ahora podemos hacer una investigación sincera, porque nuestro cerebro está en condiciones normales. Investiguemos antes de que ya sea tarde y nos caiga encima el peso inexorable de lo que va a suceder, sin haberlo comprendido. Porque la tragedia es no comprender. Cuando venga ese momento de la muerte puede que ya hayamos comprendido suficiente como para no estar apegados a las sensaciones, a las realidades que aparecen a través de los sentidos, a todo este mundo de formas, incluso ésta que es nuestro cuerpo físico. Así dejaremos el vehículo, pero nuestra identidad, lo que realmente somos, no quedará afectada. Vamos pasando a una forma de vida distinta, fuímos niño, luego adulto, era soltero y después casa212

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do. Estaba viviendo con un cuerpo físico, y luego estoy sin cuerpo físico. Todas las sensaciones vienen a través del cuerpo físico, pero ¿esa es la realidad? Es lo que tenemos que investigar.

¿Cuál es el mejor momento para darnos cuenta de esto?

Por la noche, cuando soltamos todas las sensaciones, todas las impresiones a través de los sentidos, todas las ideas, y nos quedamos en sueño profundo. Allí se muere a todo lo aparente. Pero en cualquier situación, la comprensión es liberadora.

Entonces la tragedia es no comprender, pero también la tragedia es comprender mal y pensar que se comprende bien. ¿Verdad?

Pensar que comprendes es lo peor, porque así no puedes aprender. Cuando piensas que sabes, ya no aprendes, cuando piensas que has comprendido, no comprendes. El principio de la comprensión es darte cuenta de que no sabes. Ahí empiezas a comprender. En el momento en que asumes que sabes, asumes un conocimiento, te limitas, por lo tanto, saber algo es limitarse. Para estar abierto al aprendizaje, has de ser consciente de no saber. Estar en un vacío. Pero como la verdad es un estado de lucidez, no una cosa, la comprensión máxima es darte cuenta de que no tienes que conseguir cosas ni conocimientos ni ideas. Sócrates dijo: “Solo sé que no se nada”. Si estás en un estado de lucidez, no puedes considerar nin213

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gún conocimiento como tuyo, porque ese estado es algo muy fluído. Saber es atrapar algo y no hay nada que atrapar en el estado de lucidez.

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X. AQUELLA PRESENCIA DESCONOCIDA

1. El recuerdo de lo real Hay que ampliar esa mente acostumbrada a analizar y definir. Hacerla tan flexible, tan abierta y libre, que pueda investigar sobre lo que escapa a todo concepto, sobre la presencia sagrada que intuimos. No tenemos ningún soporte establecido en que apoyarnos. Aquello sobre lo que vamos a investigar es lo desconocido, y le damos el calificativo de desconocido, porque está aun por conocer. Pero miremos ante todo lo que es conocer, para ver si el conocimiento, camino habitual para captar las realidades fenoménicas, puede alcanzar esa realidad desconocida. Damos por hecho que la realidad es algo externo y que podemos conocerla. Pero externo e interno son categorías que impone nuestra manera de pensar. Cuando empezamos a investigar, observando el proceso del pensamiento, esos términos aparecen como objetivaciones, creaciones de la misma conciencia que observa. La proyección en la que se mueve el proceso del conocer, crea sin cesar entidades. Un reflejo de esa luz son todas las realidades que conocemos, que objetivamos a partir de la luz de la conciencia. Y las cosas que parecen reales a través de los sentidos desde las sensaciones visuales, auditivas, táctiles, toman su forma de la mente. Se ha dicho en la tradición filosófica de la India que todo está hecho de formas y nombres. Cuando conocemos, 215

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percibimos nombres, símbolos, ideas de formas que están ahí. Pero si investigamos más, vemos que todas esas formas a las que hemos llamado materia, tan sólidas al parecer, por ejemplo, nuestro propio cuerpo, no son sino proyecciones también. Sabemos que son energía y la energía es la inteligencia en acción. Se ha comprobado que la energía es un potencial inteligente. Cada aspecto de la inteligencia está incluído en un todo ordenado y armónico. La energía no es sino una expresión particular de esa inteligencia total. Cuando conocemos debemos descubrir que esa energía inteligente es el acto mismo de conocer. No es ninguna objetivación, no es tampoco el sujeto que se reconoce objetivado. Todas las formas y sus nombres, los conceptos sobre las cosas y sus símbolos, las realidades del universo conocido, no son sino ideas creadas por la conciencia. Todas son formas luminosas, formas de lucidez. La luz crea en el espacio y en el tiempo una sucesión. Y unas formas duran más y otras menos, pero si permanecen no son, solo aparecen temporalmente. Nuestra misma mente, instrumento de creación de realidades, se va hipnotizando con ellas, va dándoles un valor de continuidad, una identidad que surge de la propia conciencia. Va añadiéndoles el aroma de esa presencia de lo real. Esto sucede sin darnos cuenta y, porque no somos conscientes, persiste a lo largo del vivir. Es esa brisa que viene de lo real y que proyectamos en nuestra hipnosis sobre las creaciones de la mente, lo que hace mantenernos pendientes a la espera de la felicidad que vamos a alcanzar. El recuerdo de la presencia de lo real es lo que nos sostiene en ese anhelo, en esa búsqueda de la plenitud que somos. Estamos siempre rastreando la felicidad, el recuerdo de esa presencia en algo particular. Si nos hemos 216

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desengañado ya, porque encontramos que ninguna de las cosas particulares produce en nosotros la plenitud que buscábamos, por ser siempre limitadas, empezamos a crear un objetivo mayor. Y vamos tras la realización, el ser, Dios, la liberación del ser humano. ¿Y cómo lo buscamos? De la manera que sabemos: conociendo, creando significados a través de conceptos, proyectando realidades. En fin, buscamos esa realidad suprema por el conocimiento. Confiamos en que llegaremos a alcanzarla. Si se nos dice que esa presencia por la que vivimos, por la que nos movemos siempre, es desconocida, pensamos que eso significa que todavía no se ha llegado a conocer. Y entonces tendríamos que encontrar un método adecuado, una fórmula, practicar algún procedimiento para acceder a ella. Creemos que deberíamos aprehender aquello como un objeto. Pero esa presencia encierra una gran sorpresa para todos los investigadores. Y la sorpresa es que no solo es desconocida, sino también incognoscible. No podemos tener un conocimiento de Aquello. Podría producirnos un gran desánimo este descubrimiento si no siguiéramos investigando. Pero seguiremos mirando hasta ver por qué es incognoscible. No es posible conocer la realidad suprema, la última verdad de nuestra existencia, porque no hay ningún conocimiento capaz de abarcarla, porque todo conocimiento es una limitación de aquella presencia totalizadora. Conocer es crear una entidad limitada, acotando lo que es. Tal hacemos al definir: separar algo de lo demás. Y así está sucediendo siempre en la creación. Todas las cosas aparecen por la limitación que nuestra mente pone en el tiempo y en el espacio a esa presencia real. Pero al conocer las realidades limitadas, se desliza imperceptible el recuerdo de su analogía. 217

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2. Vacío del conocer La realidad suprema no contiene nada, por eso se ha considerado vacía. Hay que vaciar la mente de todo para llegar allí, porque no está hecha de ninguna cosa. Y ese vacío del que se ha hablado en la mística, es un vacío del conocer. La vacuidad es una liberación del conocer. Conocer algo, encierra en sí una cierta hipnosis. Y esa hipnosis o ilusión está en la raíz de todo lo que conocemos. Por eso, esta investigación no es solo para especialistas que se entretienen barajando conceptos, es una investigación que forma parte de la vida. Y la insatisfacción que aparece a lo largo de nuestras vidas se debe al hecho de no haber descubierto el sentido profundo de lo real más allá de los conocimientos que creemos reales, de no haber investigado en el proceso que se da en nuestra mente al conocer. Lo que está sucediendo ahora mismo: el movimiento psicológico con sus frustraciones, angustias, preocupaciones y ambiciones, el movimiento total de nuestro psiquismo, está dentro del ámbito de lo conocido como una realidad que se proyecta en la conciencia y nos deja hipnotizados. Hemos ido muy lejos en lo conocido y ha producido un sufrimiento y una carencia total. No hemos descubierto aun la alegría de ser lo que somos. La sencilla felicidad de ser, es lo desconocido. Estamos dando vueltas en lo conocido, nos movemos entre los conflictos de la mente. Lo psicológico es por sí mismo conflictivo, porque se mantienen en medio de la lucha entre los opuestos: lo placentero, lo doloroso, lo que me gusta, lo que no me gusta. Todo ese ámbito, es expresión de la lucha entre los contrarios que se da a un nivel superficial del intelecto, en el conocimiento dual. Las computadoras, hechas a imagen y semejanza de 218

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nuestra mente, funcionan así, eligiendo entre dos, siguiendo una relación matemática. Así vivimos nuestra realidad relativa, en simples connotaciones. Y si son solo referencias ¿por qué aparecerán las emociones? En una relación matemática no aparecen. La presencia de lo real, que siempre intuyo de alguna manera, se vierte en esas conexiones, nombres, números, medidas, fórmulas mentales, dibujos que hace mi inteligencia. Y podría ser un juego, podría ser un gozo vivirlo, si no creyera que es la realidad absoluta. Existe el sufrimiento. ¡Hay tantas relaciones conflictivas en el vivir! Cuando crece el error, cuando no comprendemos, el sufrimiento aumenta. Un contacto conflictivo en una zona de la conciencia, puede llegar a desesperarme si me identifico con él. Las emociones son subjetivas. El sufrimiento no es algo que esté fuera del sujeto que lo padece. Es algo que estoy creando con mi ignorancia. Si inquiriéramos, hasta llegar al origen de donde surge, descubriríamos lo que es la libertad. Seríamos libres aun viviendo la misma situación. Nos parece que realizarse es tener experiencias mejores que las que disfrutábamos antes. Y no es necesario que nada se modifique, aunque podría cambiar. Pero aun suponiendo que todo variara, si no acaba la ignorancia, seguirán los conflictos. Es en la misma visión donde se produce el error de la proyección. El anhelo de la presencia sagrada aun no ha sido descubierto. No se ha dado el primer descubrimiento entre lo real y lo irreal. Y mientras no se haga, habrá sufrimiento, por la confusión entre lo que es y lo que no es. No me había dado cuenta de que la causa es el no investigar en la realidad. Sabía que algún fallo había, pero nunca pensé que estuviese en la falta de investigación metafísica. Pensaba que todos sufren o quizá que me estaba 219

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sucediendo lo que a nadie sucede. No ví que mientras no separara la presencia real de la proyección mental irreal, mi comprensión, mi ignorancia, me iba a mantener atado, supeditado a hipnosis, a fantasías mentales. Si estamos al comienzo de esta investigación, dichas afirmaciones nos parecerán extrañas. Y habrá zonas de la mente que se nieguen a aceptarlas o al menos aparecerán muchas dudas. Pero al dar unos pasos en este camino de observación, nos encontraremos con lo insospechado. Veremos que la realidad no está donde parecía estar. No está en las cosas, en las personas, en las situaciones, en las opiniones reconocidas. Por poco que hayamos intuído de la verdad total, habremos descubierto cosas sorprendentes. Se han deshecho ilusiones y poco a poco iremos observando que el movimiento completo de lo conocido es un movimiento en el vacío. Un vacío de realidades. Intuiremos esa presencia real, más allá de lo conocido, en el vacío del conocer. Profundizando más en este descubrimiento, esa presencia nos acompañará en nuestro vivir con ropaje de serenidad y alegría, sin causa aparente.

3. Ser y devenir En el camino real no adquirimos cosa alguna ni méritos ni cualidades ni títulos. No alcanzamos algo excepcional que pocos pueden alcanzar. Lo único que hacemos es desembarazarnos de ilusiones. Descubrimos el proceso del ser y el devenir, que es una sola cosa. Para llegar a esa verdad no es necesario mover nada de lo conocido. Solo mirar qué es lo que estoy haciendo al conocer. Distinguir claramente lo real incognoscible, aquello que no se puede conocer, de 220

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lo real conocido. Hemos dicho que el proceso del conocer, cuando se va haciendo consciente, es el mismo proceso del ser. Por eso lo real desconocido, lo que no se puede conocer, sí se puede ser. Más aun, lo somos y podemos descubrir que lo somos. Esa presencia de lo sagrado que se revela en la inteligencia de la vida, aquello que está en la base de nuestros sentimientos, de nuestras energías, de nuestros esfuerzos por vivir, de nuestros apegos y rechazos, de las alegrías y las tristezas, lo que sustenta la existencia; Aquello innombrable es lo que somos. Que esa presencia no quede ahí como una vaga intuición, como un trasfondo que permanece inconsciente en nuestra conciencia habitual para dar realidad solo a lo conocido. Porque si no la intuyéramos, no podríamos sentir la belleza de la naturaleza, la hermosura de las relaciones humanas, lo atrayente en lo que nos rodea. Si somos capaces de captar lo bello, es porque de alguna manera estamos intuyendo la belleza de lo real que se refleja en lo que vemos. Y si somos capaces de amar, si algo sabemos del amor, lo suficiente para anhelarlo y ponerlo como meta del vivir, es por la presencia de lo real que está en el fondo de nuestros sentimientos. La presencia de lo real no cambia y es siempre una. Por eso sentimos la atracción hacia la unidad de lo que se cree separado; el amor no está condicionado a situaciones. Si observamos lo que la vida es, lo que es la existencia humana, veremos que es un constante devenir, que las situaciones están haciéndose y deshaciéndose. Las personas están en ese constante cambio hasta su disolución, solo cuando desaparecen, cuando no está ya visible un cuerpo, notamos el cambio pero siempre estaba haciéndose y deshaciéndose sin que nos diéramos cuenta. El misterio radica en el nacer y en el morir a cada instante, no solo en el naci221

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miento y la muerte históricos. En este incesante cambio lo único que permanece es la presencia que intuimos, ese fondo de vida con el que coloreamos todas las cosas. Nuestro existir está coloreado de aquella presencia. A veces nos damos cuenta, a veces no. No tiene sentido dejar de investigar, porque las palabras no expresen la realidad innombrable. El movimiento del fluir de la vida y la expresión de Aquello, surge del silencio y vuelve a él. El silencio deja de ser un simple vacío de palabras y se llena de la presencia verdadera cuando se ha revelado la verdad, cuando se ve el movimiento de la conciencia: ir a las cosas y volver al silencio originario. Este movimiento puede vivirse cada vez más despierto. La presencia de lo sagrado oculta en el silencio, se desvela en la mente despierta. Con una mente dormida estaremos en ella sin ser conscientes. Lo hacemos todas las noches en el sueño profundo. Dejamos lo conocido, lo experimentado y nos quedamos en esa presencia ignorada sin tener conciencia de ella. Y en el estado de vigilia, también estamos allí. Es lo que mantiene la vida. Pero lo vivimos inconscientes, entretenidos siempre con las sombras que la realidad proyecta.

4. Solo esa presencia Hay que poner el acento en el despertar y no en quedarnos quietos, en no mover nada mentalmente, en no hablar. Que el silencio surja porque la mente se ha movido lo máximo hasta descubrir la verdad. Y que aparezca la presencia de lo real en ese silencio, como un amanecer en toda su lucidez. No es un vivir auténtico el que se arrastra 222

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en la noche de lo inconsciente. Desde ahí creeremos en sueños, en estados ilusorios, en fantasías. Lo primero es despertar. Por eso, cuando hablemos de la presencia de lo sagrado, recordemos que se da en el despertar. Esa presencia vendrá como consecuencia de la lucidez. Cuando la mente está clara y es transparente, revela lo que siempre estuvo detrás. No hay que ir a buscar nada. Hay que despertar a la vida. Lo que aparece es el reflejo de lo que es. Y el movimiento que se hizo para dar a luz la vida, vuelve con igual ritmo para despertar. La luz tiene que hacer su recorrido hasta el origen de donde partió. No puedo sentir lo sagrado y a la vez tener la mente llena de ilusiones y errores. Porque al menor paso que dé me llenaré de conflictos. Si he separado Aquello, como un sentimiento privado, aparte de la vida, en esa vida desgajada de su ser, vendrán ocasiones que no podrán ser integradas con el simple sentir. He de despertar. En la vida cotidiana, la separación de un sentimiento en momentos de oración crea una lucha incesante por la unidad y la felicidad. Si lo que me interesa es vivir auténticamente, prescindiré de buscar expresiones. Me encontraré con la verdad y ella transformará mis experiencias. No importa de qué manera lo haga. Lo que sé es que viviré en plenitud, a partir de la verdad que descubra. Cuanto más profundice en la verdad, más auténtica será mi vida. Ella me remitirá a la realidad, a lo único que es. Solo esa Presencia es. La verdad está encubierta . He de dejar caer todo lo que la oculta, y aparecerá lo que estaba escondido: la realidad que soy, lo sagrado, lo eterno. Será una revelación que acompañará todas mis horas.

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5. Como una melodía Se pueden emplear muchas palabras para expresar aquello que está más allá de ellas. Y estos signos serán como las teclas de un piano que permiten interpretar una melodía. La inspiración es lo oculto, que siempre está presente. Y su manera de estar presente no es expresable, es demasiado amplia para encerrarse en conceptos. Pero podemos escuchar su melodía a través de las palabras, de las ideas. La melodía tiene mucho más alcance que las simples notas de las que se compone. Podemos decir que las notas no contienen todo lo que el tema musical evoca. La belleza de la melodía no está limitada a los sonidos, sin embargo, se expresa a través de sus notas, por la relación inteligente que existe entre ellas. La realidad es inteligencia, y en la manifestación va apareciendo en sus múltiples formas. Hay un camino, un acercamiento a la realidad que tiene lugar mediante una relación de palabras evocadoras, lo mismo que sucede en música, con una determinada ordenación de notas. Y cuando ya hemos oído esa melodía de lo real, la podemos escuchar en todas partes. Si aun no la hemos descubierto, quizás buscaremos y sufriremos su ausencia, aunque la melodía no ha dejado nunca de sonar. La ausencia era imaginaria. Constantemente se crea una armonía a partir de esa presencia, hasta en la aparente desarmonía de los opuestos, que en su lucha están clamando por la unidad, porque la separación hace más necesario el amor. Todo lo que vivimos no es sino esa presencia que se piensa, se sueña, como si fuera diferentes realidades. Pero quien la ha vivido, la reconocerá por mucho que se oculte. Quien la ha vivido sabrá que todo está hecho de la luz. El amor, aquello por 224

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lo que sentimos y la luz, aquello por lo que vemos, son nuestra identidad en la presencia de lo sagrado. Somos nosotros los que estamos presentes en su presencia. ¿Nos podremos quedar solo con esa presencia y dejar caer lo accesorio, lo personal, lo que limita, lo que determina y separa, lo particular, lo que colorea con matices aparentes la existencia? La vida seguirá, pero al adentrarnos en la conciencia se desprenderán las formas superficiales y restará solo lo esencial, al tiempo que vivimos. ¿Qué quedará al eliminar los datos particulares? Permanecerá el descubrimiento de lo real. Si hiciera eso con mi vida, si abandonara las situaciones agradables y desagradables, si me mantuviera en esta investigación sin nada que proyectar, ¿qué es lo que quedaría? Perduraría la presencia de lo que realmente soy, Aquello que es y será siempre desconocido.

DIÁLOGOS Hemos observado ya la diferencia entre lo conocido y lo desconocido, la presencia de lo Real. Aquello por lo que podemos distinguir la diferencia, viene de lo desconocido. La lucidez, la claridad que nos permite ver lo que es y no caer en la ilusión de lo que no es, viene de allí, se origina en la Realidad, por eso la posición de nuestra mente será un estado de equilibrio y nos debemos mantener en equilibrio, porque de lo contrario caeríamos en lo conocido. Por el hábito, por la inercia de lo que siempre hemos hecho, volveríamos a dar vueltas sobre lo conocido, sobre lo que recordamos con la memoria. Comencemos un diálogo lúcido. Investiguemos dialogando. 225

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Cuando estamos en el nivel superficial, con problemas con ideas repetitivas: vienen unas y aparecen otras ¿cómo se puede eliminar o superar ese estado?

Si permaneces en ese lugar, nada cambiará. Lo que hagas desde ahí, tendrá el mismo matiz mecánico. Es necesario que surja cierta iluminación, un darte cuenta, para que estés en otro lugar y veas todo de modo nuevo.

Pero ¿qué hacer cuando una idea queda fijada y se quiere dar solución a ese problema que constantemente permanece en la mente? ¿Cómo se produce el despertar a partir de esa situación?

Tienes que mirarlo de una manera nueva. Si desde la misma posición pretendes encontrar una solución, no será verdadera. Es extraño. El que está mirando de esa manera, el que está “soñando” no puede encontrar una solución al sueño. Es como un milagro que se produzca el despertar. ¿Cómo se producirá?, me preguntas. No sé. Depende de tu amor a la verdad, de tu interés: cómo has tratado de ver, cómo has observado, cómo has investigado, cómo te has quedado en silencio, cómo has mirado el funcionamiento de tu pensamiento una y otra vez. Depende de eso. Pero no es eso la causa. Lo podrías hacer una vez y otra y no salir del lugar condicionado. Cuando quieres despertar, es porque te está empujando ya desde dentro la luz que quiere abrirse camino. Si tienes la voluntad de insistir e insistir, cuando menos lo esperes aparecerá un estado lúcido y verás.

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Siento como si la mente se me hubiera quedado en blanco después de esta investigación. No la reconozco como mi mente. ¿Qué ha sucedido?

Has descubierto algo que está más allá de la mente pensante. Algo de luz ha penetrado en ti y ha dejado tu mente quieta, sin interés, por seguir el curso mecánico de los pensamientos. No te asustes. Alégrate. Mantente sereno ahí.

Cuando tengo este atisbo de luz, la puerta se abre, independiente de los errores condicionantes. Pero ¿cómo abrir la puerta cuando esos errores lo están impidiendo?

La puerta se abrirá si llamas a ella. Pero para poder llamar debes quitar la fuerza que has dado a esos errores que ahora te condicionan. Si sigues dándoles realidad no se abrirá. Tendrás fuerza para llamar y penetrar en lo real cuando la saques de donde la habías puesto, equivocadamente. ¿Qué valoras? ¿a qué das realidad? ¿qué te interesa? Emplea tu energía en abrirte a la inteligencia.

Me asusta el camino. Me parece que voy a encontrarme solo hasta que llegue a esa profundidad real. ¿Qué hacer hasta que llegue?

Llega ya. No hagas caso al pensamiento y estarás allí sin proponértelo. Ahora mismo confía en esa oleada de aire nuevo que has notado al ver la verdad. Desconfía, sin embargo, de lo que pasa por el pensamiento. Eso no tiene nada que ver contigo. Escucha lo nuevo, esa presencia nueva desconocida. 227

Consuelo Martín

Algunas veces he notado algo así, y he sentido que era verdadero, pero después, en la vida de siempre lo he olvidado, como si no estuviese. Temo que vuelva a sucederme.

No mires lo viejo. En algún lugar de la Biblia dice que el mirar hacia atrás puede convertir a una persona en estatua de sal, ¿no es cierto? Mira el presente, lo nuevo, si miras lo viejo te quedarás apresado, como si no estuvieras vivo ¿qué más infierno que ese que creamos inadvertidamente? ¿Por qué insistir en mirar los conflictos, lo negativo de la existencia? A veces no me basta con mis propios conflictos y escucho la radio o la televisión para enterarme de otros problemas o catástrofes. Parece como si no fueran suficientes ya los problemas que mi pensamiento baraja en mi diario vivir. Sin embargo mi propio aparato de televisión, mi mente productora de imágenes, no solo proyecta conflictos, también puede mirar lo verdadero. Al llegar la luz de la verdad se desprograma instantáneamente lo erróneo, lo negativo. ¿Puedes verlo en este momento?

Sí, lo veo. Y estoy sereno observando. Aunque hay algo en mi mente que va por otro lado. Sé ahora que eso no soy yo. En otra ocasión creo ser yo esa zona equivocada, y a partir de ella me comunico con los demás.

Si te das cuenta de lo que no eres, eso que se da cuenta, esa conciencia es tu identidad. Eres la totalidad desde ese punto de conciencia que aun no se ha reflejado en cosas particulares. Desde ahí eres libre. Puedes observar la manifestación desde la paz del origen.

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Vivir por inspiración

Hay muchas clases de amor, el amor es muy subjetivo. Pero desde esa presencia real ¿puede haber diferencias entre un amor y otro?

El amor es siempre el mismo, pero hay infinitos matices cuando se expresa a través de los distintos planos existenciales: mental, afectivo, físico. Por eso, siendo uno el amor, se expresa de diferentes maneras, adquiere distinto colorido en la manifestación.

A veces no sé si es amor o no lo que siento. ¿Cómo distingo el verdadero amor?

No puedes engañarte cuando el amor está ahí. Lo envuelve todo, no hay lugar para las dudas. Si el amor no está, es cuando aparecen las dudas. Viene la incertidumbre cuando quiero que el amor se exprese de una manera u otra. Mientras que el amor en sí mismo acepta la expresión adecuada al momento. No necesita nada, no exige nada. Es pleno en sí.

No sé bien de qué estoy enamorado ¿Cambia el amor?

Puede que te enamore algo en particular. ¡La vida tiene tantos aspectos bellos! Pero el amor no está en la temporalidad solo se expresa en ella. Se vive en un instante eterno, no tiene continuidad, la prolongación se la da el pensamiento. Pero eso es ya un recuerdo o un proyecto. El amor siempre está ahí, fuera del tiempo. Lo que cambia en el tiempo son tus ideas, tus emociones. Lo que tu crees ser. Ábrete a la presencia del amor. 229

Consuelo Martín

¿Me quedaré entonces en el no-saber mientras siento el amor?

Sí, vive ese amor abierto e inocente como un niño. Es lo más sensato que puedes hacer. El pensamiento astuto no es inteligente, la máxima inocencia coincide con la máxima sabiduría.

Venimos a este mundo con una información previa de vidas anteriores. Si los humanos tenemos condicionamientos, ¿cómo podré borrar todo eso que está más allá de mi experiencia personal, para descubrir esa presencia desconocida? ¿Puedo librarme de mi destino humano?

La presencia de la luz no solo barre los condicionamientos que se han ido creando en mi vida concreta, en mi situación personal, también los que recibo de toda la humanidad, aquellos con los que aparezco en esta forma de existencia, corporales, afectivos, mentales. Hay una programación desde las células corporales; los genes determinan situaciones. En lo manifestado se abre un camino ante nosotros. Y habrá un tiempo para cada cosa. Por eso aparece un destino temporal. Pero en lo eterno, somos libres. Si descubrimos esta libertad no nos importará pasar por los caminos del tiempo. Así, por ejemplo, me será indiferente ponerme un vestido u otro, una forma u otra. Pero si creyera que soy ese vestido, si me identificara con la ropa que llevo, viviría sus visicitudes. De esta manera, por comprensión profunda, soltamos los condicionamientos. La sabiduría que nos libera siempre, puede surgir en mi investigación de la verdad. El destino está en las formas existen230

Vivir por inspiración

ciales. No puede tocar tu verdadera y eterna identidad. Descubre tu filiación. No pensando en ella, viéndola, desharás todo destino condicionado y vivirás desde la verdad descubierta.

Soy libre en esa presencia real. Lo mejor es estar ahí. ¿Es lo que me tengo que proponer? ¿Lo demás se vivirá desde ahí?

Si descubres lo que mueve todas las cosas, si vives desde ahí, la sabiduría se mostrará inteligentemente y su manifestación será perfecta en cada instante. El pensamiento no podría mejorarlo. Vive libre y confiado.

¿La verdad actuará, me impulsará a vivir de una manera determinada?

Sí, es como un fuerte vendaval. No podrás evitar ser arrollado por él. Es luz y tú estás hecho de luz también. Por eso, te sentirás unificado, integrado en ella. El mar mueve la ola. Puede parecer que es la ola la que se mueve, desde una visión limitada. Pero al mirar con amplitud, sabrás que es el mar. Puedes creer por un tiempo que eres lo limitado moviéndose separadamente, como una ola que llega, se manifiesta y muere. Pero si la ola sabe que es el agua lo que crea olas, se sentirá movida, empujada por la totalidad.

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Consuelo Martín

Pero me olvido muchas veces. Cuando lo veo creo que no lo olvidaré, pero a los pocos días actúo como si no recordara la verdad que ví.

Todas las noches duermes y a la mañana siguiente sigues tu trabajo. Si has caído en el sueño del olvido de la verdad, vuelve en ti y comienza de nuevo. Ahora estás investigando. Estás aquí y las verdades que has descubierto te impulsan a investigar más. Abre los ojos y sigue adelante.

Dices que es urgente despertar. ¿Cómo puedo darme prisa?

No existe el tiempo. Todas esas expresiones temporales apuntan a un interés, a una llamada interior ineludible. La urgencia surge de tu interior. Es una necesidad que crea el amor, la llamada intensa a la unidad. Tenemos necesidad de volver a la unidad porque es nuestra naturaleza.

Mientras estamos aquí, tenemos un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Esto que aparece de mí es lo que me permite aprender y comunicarme. Si no soy esto ¿qué soy?

Lo que me dices se puede medir, pero lo que tú eres no se puede medir. No te identifiques con las formas de existencia, porque no es verdad que seas eso. Y además sufrirás si lo haces. Sé de verdad.

Tengo la intuición de lo verdadero. Pero me muevo casi siempre por lo falso y lo que veo es lo falso.

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Vivir por inspiración

No podrías ver lo falso si no lo vieras desde lo verdadero. Solo lo verdadero ve lo falso. Contempla aquello que ve lo falso. Contempla esa lucidez. Eso es lo que eres. Esa es la verdadera presencia en ti.

¿Cómo puedo tener la certeza de que esa presencia verdadera es lo que vivencio, no podría ser un sentimiento agradable?

Cuando lo estás viviendo, la certeza es total. Cuando hay una iluminación no hay espacio para las dudas. Es más evidente que la sensación física. Al recordarlo, ya no es lo mismo. Lo que recuerdas es una interpretación no lo real. Y por eso dudas. De una interpretación puedes dudar. De lo real, no. Pensando ¿será la realidad o será una imaginación, será un sentir o un ver? estás ocupándote de conceptos, de imágenes pensadas que son intercambiables. Y de ellas puedes dudar. En ese nivel todo es dudoso porque todo es relativo. Pero en presencia de lo real, de lo sagrado, no hay ninguna duda.

¿Cómo hay que vivir para mantener esa presencia? ¿No se pierde al distraernos con las cosas cotidianas?

Lo real y lo irreal no pueden tocarse nunca. En ese abismo insalvable, se esconde un gran misterio. El puente milagroso es la fe. Desde el momento que tienes una vivencia, te envuelve una confianza nueva.

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Consuelo Martín

Aún sabiendo que existe esa presencia desconocida y que es la verdad, los recuerdos, las impresiones diarias influyen en mi comportamiento y me desconectan de aquello. Me olvido de esa presencia. ¿Hay algún método para no olvidarse de ella?

Lo siento, no existe tal método, el puente del que acabo de hablarte no existe tampoco. Solo puedes percibir aquel anhelo como un misterio que nos envuelve. Cuando se pierde, se busca por todos los campos de la existencia. Se pregunta si por allí pasó, como decía Juan de la Cruz en su poema. Y sabía muy bien dónde estaba la fuente , aun siendo de noche. La fe es el rastro de la intuición que ya es una vivencia. Con ese rastro se busca entre las sombras. ¿Cómo vino? ¿Cómo se fue? ¿Dónde está? Y la investigación nos solicita ya siempre.

¿Ante qué surge la investigación?

Ante todo, ante las montañas, los valles con flores, la lluvia y las tormentas ¿De dónde viene la claridad de una mirada, el amor que se expresa en una sonrisa? ¿de dónde viene?

¿Crees que el recuerdo o mejor la evocación de esa presencia puede ayudar a que se acerque a nosotros?

Sí, si sabemos que existe eso que evocamos. Estamos mirando, a partir de ese momento iluminado, con los ojos empapados por aquella luz. Y aunque los ojos ven las mis234

Vivir por inspiración

mas cosas objetivamente, se ven con otra claridad. Aquí investigamos para que esa fe aumente. Después, la vida particular de cada uno de nosotros no podrá ser igual. Se verá desde otra luz.

Dinos algo más sobre esto ¿Saldremos de aquí con más fe?

Hablemos de la verdadera fe. No de las creencias organizadas en dogmas y mantenidas por el temor. Fe no es la idea que llega del exterior. Hablemos de esa evidencia luminosa que surge del fondo de nuestra conciencia. Hay un atisbo de aquella presencia con matiz de visión más o menos clara. Pero la palabra “fe” tiene además el matiz de la confianza. Está ahí la voluntad decidida, segura, mientras en la intuición está la inteligencia clara. Porque vemos, porque tenenos sospechas, iluminaciones o relámpagos de la verdad, porque intuimos, tenemos confianza y llevaremos esa confianza en nuestro vivir. Estará como un silencio de fondo entre el ruido de nuestras actividades. Será nuestra fe.

¿Qué es ese respeto y confianza que se despierta ante la presencia desconocida? ¿Quién tiene ese respeto?

La persona, ante la presencia del Ser, está en actitud de respetuosa reverencia. Se queda en silencio. Deja sus problemas, sus deseos, sus miedos, sus inquietudes. Ya no le interesan más. Está ante algo que sobrepasa sus intereses limitados. La persona no mira aquello como una cosa más de la vida. Intuye que todo se origina allí y allí desemboca. 235

Consuelo Martín

Presiente que ella misma, como entidad separada, desaparecerá, al acercarse a la presencia única. Y la mente se hace contemplativa, al quedar inmersa en aquel silencio infinito. A la vez del respeto, surge la confianza. Entre las personas y las cosas, entre las formas que aparecen separadas y en oposición, hay desconfianza. En lo desconocido, en el silencio total, no hay separación, sobrepasa a la limitación de la persona pero a la vez es mi identidad, la única identidad. El respeto reverencial y la confianza total son sentimientos auténticos al acercarse a lo real.

Estos sentimientos no se dan entre las personas ¿verdad?

Entre las personas debería darse siempre un reflejo de este sentir. Porque no somos lo que aparece. Somos la totalidad, y tendríamos que tratarnos, si lo notásemos, con el respeto y la confianza que se trata a lo divino. La guía del amor queda señalada ahí en esa paradoja: el máximo respeto y la máxima confianza a la vez, porque somos uno.

¿Qué papel juega el sufrimiento en todo esto?

¿Por qué te preocupa en este momento el sufrimiento?

Supongo que cuando estoy sufriendo es más difícil estar receptivo a la presencia ¿no es así?

El sufrimiento es una indicación de que algo está mal. Puede estarlo en nuestro esquema corporal, que solicita 236

Vivir por inspiración

una atención. Puede haber desarmonía, desequilibrio y el sentimiento indica que no estoy haciendo lo que es adecuado en mi vida. Sufro al no vivir la plenitud natural de ser. Aparece el conflicto entre lo que anhelo y lo que vivo. El sufrimiento está señalando siempre en alguna dirección para que volvamos hacia allí la mirada. En una llamada para despertar, las energías se mueven en muchas direcciones y crean conflictos, pero pueden volver a integrarse en el silencio de la unidad. Si las ves surgir desde allí y volver a su origen, no interrumpen la serenidad que la unidad expresa. Mira bien. Si estoy en esa presencia serena ¿sufro?

El sufrimiento se va haciendo más distante ¿no es así?

Un observador sereno ve la energía desequilibrada que viene y se va, sin dejarse arrastrar por ella. El sufrimiento es una llamada para ampliar la conciencia. Aprendemos por la felicidad y por el sufrimiento. Y nos despierta. No permite que nos estanquemos en el error.

¿Cómo hacer para no quedar detenidos en algo?

Cuando caes en el sueño de lo falso te mueves en lo repetitivo, en lo mecánico, pero al despertar notas que la vida no se detiene. Es liviana como una mariposa. Vivir es un aleteo constante y sutil. No hay ahí posibilidad de apego. Hay que observarlo en el vivir diario. Todo se transforma al observar.

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Consuelo Martín

¿Es posible que al adoptar esa postura de observación los miedos, los apegos, los sentimientos de culpa etc...se vayan desprendiendo?

Sí, cuando la luz va iluminando los campos de la conciencia todo se va colocando en su sitio. Y lo que es falso se deshace ante la luz. El observar, el darse cuenta, sin emociones, sin interpretaciones, revela la vida verdadera. Pero hay que observar de una manera nueva, como si abriera los ojos por primera vez, sin el recuerdo del pasado.

¿Esa observación se hace desde cualquier lugar de la mente? ¿Se hace desde fuera o desde dentro, desde el silencio?

Hay un punto en la conciencia en el que se da un equilibrio entre “lo de fuera” y “lo de dentro”. Es como un testigo desde la pura conciencia. A partir de ahí se produce la manifestación. Al estar despierto, la captación de la verdad, de la situación, hace que la respuesta expresada sea la adecuada. La visión no es diferente, es única.

¿Se ve al mirar al que está mirando?

Ves la manifestación de lo que eres. Lo que eres no puedes verlo porque no es un objeto de la conciencia es la luz misma, creadora de objetos. Puedes estar viendo lo manifestado como testigo o puedes sumergirte en el silencio de objetos, como en el sueño profundo, pero despierto. La conciencia natural, cuando ya ha recorrido el camino, des238

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pierta. No duerme inconsciente, permanece en la luz aunque no esté iluminando ninguna cosa. Se puede despertar y estar dormido intermitentemente. Aunque, el que está completamente dormido, duerme bajo la ilusión de estar despierto.

¿Cómo podría estar atento ahora mismo?

Mira esa atención que añoras. Está ahí. Mira lo que eres. Prescinde de todo lo que hasta ahora creías ser. Desinterésate de lo que está pasando por la pantalla de tu mente. Manténte en la lucidez únicamente, manténte en esa presencia luminosa. Deja que los pensamientos se muevan según su inercia. Tú eres solo lucidez. Descubre el punto infinito de conciencia en el que estás despierto a lo que se presenta. En ese punto, todo está presente como luz. No necesitas tratar de ser algo en particular. No eres nada de lo que está en el tiempo.

Al oír algo fuera ¿por qué pierdo esa presencia?

Oímos como cae la lluvia en este momento y no nos afecta. Está en su lugar, y nosotros nos sentimos a salvo, bajo techo. Sentimos cómo la lluvia cae y nos parece natural que caiga. No nos identificamos con ella. La dejamos caer. Así podríamos hacer con los pensamientos y las percepciones que vienen a través de los sentidos como la vista, el oído. Lo podemos dejar pasar. Siempre pasan, y lo mismo cabe con las emociones o los sentimientos. Déjalos que caigan como la lluvia. 239

Consuelo Martín

El ruido de la lluvia no perturba ahora el silencio.

Tampoco los pensamientos y las palabras. Si pensara que la lluvia me va a mojar y voy a coger una pulmonía, estaría preocupado. La situación me tendría atrapado. Pero la lluvia está fuera. Y tú estás dentro. Los pensamientos, las emociones están ahí como la lluvia. Y tú estás en calma, descansando en la presencia luminosa que eres.

¿Puedes decirme cómo eliminar los pensamientos de miedo, de rencor, de culpa, para poder estar en esa presencia?

No hay un sistema general, porque en cada uno de nosotros sucede de manera distinta. Pero sí puedo decirte que con la verdad, desaparecerá todo lo que me dices. investiga cuál es la verdad, contémplala. Ella te liberará de todo lo negativo. Lo negativo no es, y solo desaparece con lo que es.

¿Dónde encontrar esa verdad? Parece que la veo y luego se escapa.

La tienes delante. No juegues con ella en el pensamiento. Comprométete con ella. El estado verdadero de ser, es lo absoluto. Ahí el amor es una misma cosa contigo. La verdad te llevará a la unidad. Y desde la unidad no podrá mantenerse el miedo.

¿Qué verdad puedo escoger ahora para contemplarla?

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Cualquier verdad que hayas intuído en estos momentos, síguela hasta su origen. Este proceso de penetración en la verdad traspasa tu mente y te libera. Todas las verdades esenciales te irán liberando. Síguelas.

Dices que no hay un camino para llegar a la verdad. Seguir las situaciones en las que nos coloca el amor, puede ser una manera de encontrar la propia verdad. Si intuyo, estando atenta, cuál es el amor verdadero, ¿será suficiente?, ¿será bastante amarnos los unos a los otros como se nos ha enseñado?

¿Cómo vamos a amar si no comprendemos? La verdad y el amor verdadero son una misma cosa. No podemos amar de veras si nos creemos separados. En alguna ocasión surge algo de esa presencia desconocida, en un momento de amor. Pero de inmediato, cada mente busca cosas diferentes. Y si vivo en las formas y no en la presencia única, escaparé del amor enseguida. Notaré un reflejo, como en los colores del arco iris, un bello reflejo de aquello desconocido. Iré tras él y al momento desaparecerá.

¿Es posible hacer algo, actuar para llegar a ese amor verdadero o solo consiste en contemplar?

Es bella la voluntad de amar que sientes. La contemplación se expresa también en acción. Ten en cuenta además, que el amor es una gracia que viene de aquella presencia desconocida. Y si lo buscas lo buscarás entre lo conocido, donde no está. Tienes que hacer un espacio para la verdad 241

Consuelo Martín

en tu conciencia a fin de que Aquello que es desconocido, irrumpa en tu vida como un milagro.

¿No tendré entonces que aprender a amar?

Sí, pero no es un aprendizaje como otros. No hay una relación de causas condicionadas que repitiéndolas te lleven a aquel amor desconocido. No es un conocimiento práctico, técnico, ni es una información intelectual. Si manejamos datos limitados, llegaremos a un resultado limitado también. Pero en lo que te propones, de lo limitado tienes que saltar a lo ilimitado. Mira esto, mira en esa dirección y darás un paso verdadero.

¿Podrá suceder que si me quedo en un estado de contemplación más o menos permanente, me olvide de lo que me rodea y no atienda a lo inmediato?

Todo puede suceder. Pero eso no es consecuencia de la contemplación de la verdad. Porque la verdad es totalizadora. Si te concentras en algo particular puedes olvidar otra cosa particular y sobre todo, desconocer lo total. Pero desde la totalidad no puedes descuidar nada, porque todo está en ella.

¿Mientras no alcanzo lo verdadero, tendré que hacer algún ajuste a nivel psicológico para no perderme o debo intentar ir directamente como tú nos señalas?

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Muchos han creído y creen que primero hay que resolver los problemas psicológicos y después atender a la llamada directa de la verdad. De hecho, quien está preocupado en lo psicológico completamente, no tiene demasiado interés en algo más. Lo tendrá cuando se serene. En nuestra época, cada vez se va complicando más lo psicológico, tal como lo vivimos. Veo que por eso es cada vez más necesaria, más urgente, la revelación de aquella verdad desconocida para lo psicológico, la única que traerá la paz auténtica. Nunca viviremos de verdad si no lo hacemos desde la presencia verdadera. ¿Por qué no ir directamente a ella, cualesquiera que sean nuestras circunstancias personales? Vayamos al origen y lo demás se irá colocando desde allí en su lugar, Entremos en la vía directa a la realidad si ya la intuímos.

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XI. LA BELLEZA SIN FORMA

1. Los reflejos de la belleza La belleza sin forma es la que está ahí, intocable, invisible, inaudible. Es la belleza del silencio. Desde lo sensorial, desde la percepción de la naturaleza, desde cualquier punto de partida podemos remontarnos a la belleza total, a la belleza que es un estado de ser, presencia de lo real que nos reclama. La belleza es el resplandor de la luz, esa especial aureola que tiene la conciencia cuando está en sí misma. Por eso al tener conciencia de algo, percibo su belleza. Pero desde la conciencia en sí, descubro la belleza en sí, la belleza sin forma. Y en esta investigación vamos a encontrarnos con esa belleza en sí misma, mientras descubrimos la conciencia en sí que somos. Seguiremos el camino de la belleza. Sabemos que hay muchas cosas bellas, situaciones bellas, sentimientos bellos. Pero, ¿nos hemos fijado en que la belleza está ahí como cautiva y que hay que salvarla de ese cautiverio? ¿Hemos notado que solo percibimos su reflejo aprisionado en formas? ¿Nos hemos dado cuenta de que esa forma que llamamos bella, pretende apresar algo sin límites? Es tan importante descubrir esto, que merece la pena intentarlo. No es algo para personas con una sensibilidad especial, para artistas. Esa belleza que vamos a descubrir no es la belleza proyectada de lo que aparece, es la belleza de nuestro propio ser, la única belleza. Y no es exclusiva de mi 245

Consuelo Martín

ser, es el Ser, de lo real. Al descubrir la belleza, nos descubrimos. Al contemplar la belleza contemplamos lo que verdaderamente somos. Al enamorarnos de la belleza, regresamos a nuestro origen sin tiempo, nos extasiamos en la profundidad del ser. Y la liberación, de la que hemos oído hablar como algo remoto a nosotros, no es otra cosa que este descubrimiento. Liberar la belleza de todas las cosas es simultáneo a liberarnos. Miremos lo que sucede: proyectamos en el futuro el deseo de ser libres y rara vez nos damos cuenta de que esa libertad se puede producir en cada instante, y que de hecho, se está produciendo imperceptiblemente en ese deshacerse de las formas, para ir a la luz de la conciencia en expansión, que es liberadora de belleza.

2. Liberación de las formas Por el pensamiento separamos las formas y las clasificamos, las colocamos en distintos lugares y lo mismo hacemos con las personas que no son sino formas desde el momento en que las percibimos como algo separado. Una persona aislada, no es sino una forma de Aquello que es sin forma, de lo ilimitado. Lo que verdaderamente soy es lo sin apariencia. El que surja una forma, es accidental. Solo se manifiesta, no es. El que una flor tenga forma es accidental, el que las montañas la tengan, mi cuerpo la tenga, que todo posea forma, es un accidente, no es esencial. Es algo que aparece y desaparece en la temporalidad. Y así como el aparecer puede crear un sinfín de ilusiones, porque lo confundimos con lo real, el desaparecer puede crear libertad. Al mostrarse las formas, puede inducirnos a creer que son reales por identificación con la realidad que intuímos. Las 246

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formas desaparecen en la luz, ya que nacen entre las sombras. Si hay luz y sombra, aparecen formas. Y si la luz sigue iluminando y van diluyéndose las sombras, lo que aparecía comienza a ocultarse y empieza a surgir la vida que estaba encarcelada en una ilusión, llega la libertad. Y somos libres en cada instante al descubrir cómo la belleza, que aparecía separada, vuelve a la unidad de lo total. En cada momento se da esa liberación. Nos liberamos de creer que estamos separados. Escapamos de la construcción que el pensamiento hace, formando mundos. Nos liberamos de lo que creemos ser, de lo que aparece. La belleza, reflejo de la luz, es un mensaje de la verdad y como verdad nos libera. De todos los mensajeros de la verdad, la belleza es privilegiada porque siempre es bien recibida. Está allí, cuando hay amor. Con el amor, brilla la belleza. Está allí cuando hay entrega, abandono a lo que es. No nos conformaremos en esta investigación con expresar lo que la belleza es en las formas, porque ya ha sido estudiado en la estética y las teorías sobre el arte. Lo que nos interesa es la belleza sin forma. Además intentaremos ahora descubrirnos como belleza. Y eso lo haremos aprendiendo a contemplar. Al intentar contemplar creemos que hay que observar algo. Y ahí empieza el juego inesperado, el juego entre el que cree que está separado del objeto contemplado y aquel reflejo de sí mismo que es el objeto, la forma. Pero si hay seriedad en la investigación, si queremos descubrir a dónde nos lleva este proceso, seguiremos insistiendo en la contemplación. Elegiremos una forma, sea física o mental y empezará a deshacer sus contornos, hasta diluirse en lo sin forma. La contemplación de lo que aparece, deja paso a la contemplación en sí misma. En ese momento ya no hay nada, 247

Consuelo Martín

no hay ningún objeto por contemplar. Podríamos observar entonces la belleza total, pero la belleza no es un objeto. En un intento de definición diremos que aquello era el resplandor de la conciencia. La belleza es un estado de conciencia, no un objeto creado por ella. Y por eso libera de la objetividad ilusoria que nos mantiene presos del querer ser. El querer llegar a ser algo deriva de la objetivación del pensar. Es creer que hay algún objeto que conseguir.

3. ¿Qué realidad tienen las formas? Los que hemos investigado en esta dirección, hemos visto ya que no hay nada fuera de la conciencia que es. Todo es luz proyectada en muchas realidades. Y lo que es, no se puede determinar como eso o aquello. Cada individuo es un dibujo en el tiempo de lo eterno. Lo eterno sigue y seguirá incansable delineando realidades. Y es bello ese movimiento de la conciencia eterna. Pero puede surgir el sufrimiento al aparecer la idea de separatividad. Descubramos cómo se crea ese sufrimiento por la aceptación de la realidad de las formas. ¿Por qué doy realidad a las formas? En una danza, la bailarina pasa por muchos movimientos más no se para en ninguno para darle una realidad aparte. Puedo ver en su totalidad ese movimiento. Sé que quien baila, trasciende todas las posturas que adopta en cada momento. Así debería ser en la vida, todas las posturas, los gestos, estrictamente verlos desde la totalidad, desde esa unidad que somos. Y si nos quedamos apresados, dando realidad a lo relativo, a lo cambiante, aparece el sufrimiento. ¡Sería tan sencillo ver que aquello que me está haciendo sufrir es lo 248

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que he separado de la totalidad! Pero una vez caídos en el error, librarse del sufrimiento no requiere penitencia, ejercicios disciplinados o iniciaciones especiales. No requiere nada en absoluto. Mirando y viendo lo que sucede, hay libertad. La angustia, la tristeza, la preocupación, cualquier actitud negativa que no sea expresión de la danza de la vida, es falsa. Y tengo que mirar, cuando esto sucede, a qué doy realidad por error, cómo estoy destruyendo la belleza originaria de la vida. ¿Por qué no dejo que el movimiento siempre bello de la conciencia viva, encuentre su cadencia? ¿Por qué impido que ese aleteo de la vida siga su curso inteligente? Cada movimiento está en íntima relación con el siguiente y en conjunto reina la armonía, porque no puede ser de otra manera. Siempre hay concordancia, porque cualquier movimiento señala la unidad. No es cierto que unas cosas sean y otras no. Lo que aparece, expresa armonía si lo puedo mirar desde la unidad a la que tiende. La unidad del ser se esparce en la multiplicidad conocida, se divide en infinitos fragmentos. Y cuando esas secciones son pensadas siguen dividiéndose en clasificaciones interminables. Pero por mucho que se multipliquen, habrá siempre armonía, porque todo surgió de la unidad y no puede oponérsele. No hay dos realidades ¿cómo podría haber oposición? En un momento dado vemos un rasgo que se manifiesta como opuesto a otro. Pero puede dar un giro y aquello que parecía en oposición, se expresa cadenciosamente. Era una forma más de la melodía. Se nos había escapado la unidad en el movimiento. No habíamos captado la belleza, que es percibir la armonía de cada momento. No es seleccionar algo que es bello porque me recuerda un color, una forma. La belleza no es comparar, no es recordar. La belleza es ser, es con249

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ciencia. Ser y ser consciente no son dos cosas. Si soy consciente, estoy en la belleza y ésta se expresará. No podré contenerla, no podré evitarla. ¿De qué manera va a ocurrir? ¿según opiniones establecidas en ciertas épocas, opiniones mías o ajenas? Todo eso no tiene nada que ver con la belleza. Son conceptos. Solo la conciencia sabe de belleza. Porque lo bello es el resplandor de la conciencia una.

4. La unidad de la belleza Estamos investigando acerca de nuestro estado originario, de lo que es. Al descubrir qué es lo bello, nos descubrimos. En nuestro lenguaje habitual acostumbrado a los errores del pensamiento, decimos que algo es bello, que una persona, una idea, una obra de arte o una melodía es bella. Aunque lo único real ahí es la belleza. Y no tiene sentido buscarla. Porque al no estar condicionada a nada no se puede buscar. Sería ir detrás de algo fuera de lo que somos, cuando lo bello en sí, es nuestro ser. La belleza no tiene condición. Por eso más que hablar de cosas, ideas o personas, debemos referirnos al reflejo que descubrimos de la belleza en toda idea, situación, persona, en fin, en el resplandor de lo uno en todo. Liberarse de las formas para vivir lo que es sin ellas, no significa alejarse del mundo de lo figurativo. Significa estar entre las cosas, reconociendo la belleza de la unidad por muy dividida que aparezca. Significa que las apariencias nunca pueden alejarme de la realidad, que no me engañaré con lo que aparece separado, porque es un momento del movimiento incesante de la vida consciente. Y es que la vida parece múltiple cuando expresa la conciencia en movimien250

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to. Pero es única, como la bailarina, que no se diversifica en la pluralidad de sus gestos. Una luz, aun iluminando muchas cosas, es única. Hasta en lo físico encontramos la unidad y sus reflejos. ¿Qué serían sin la luz del sol, los colores y sus transparencias? Separamos la luz y desaparecen todas las formas, la luz las está creando. La luminiscencia crea todo en movimiento descendente desde lo que es hasta lo que aparece. Y en el movimiento opuesto ascendente de lo que aparece a lo que es, cada vez que se deshacen las formas hay una liberación de aquello que es sin forma. Nuestro camino, el contemplar, consiste en este regreso, esta ascensión de lo que aparece a lo que es. Y al ascender, nuestra libertad se da en la disolución de las formas. En cada instante la conciencia lúcida está despojándose de toda forma. Y esa desvinculación es mi libertad, porque me encuentro redimido en lo sin forma, en lo infinito, en lo eterno. Queremos algo más de libertad de la que conocemos, pero quizá la que ahora evocamos, parezca demasiado amplia y totalizadora. Esas libertades conocidas, añadidas a una situación irreal, son prolongación de la ilusión que nos aprisiona. Es como librarnos de un molde, para caer enseguida en otro. Nos vale la pena ser radicales en esto: la única libertad auténtica es la libertad total, el descubrir que no hay ningún molde que aprese, que limite, que frene la vida una, el descubrir que no hay ningún objeto bello, que todo se disuelve en “la belleza” y que ésta es el anuncio de la unidad. Por eso la encontramos en cada situación, en cada cosa, desde una brizna de hierba, a la sonrisa de un ser humano. No, las cosas no tienen una parte de la belleza, las personas no son un fragmento de lo bello que es lo divino. No es una gran masa material que se puede fragmentar. No es eso. Es un reflejo total, que en un momento dado, se expre251

Consuelo Martín

sa en un punto y luego en otro. Podemos verlo. De lo contrario trataríamos de coleccionar fragmentos de lo real para encontrar la belleza, acumularíamos experiencias, para completar nuestra limitación. Y al hacer acopio de muchas cosas, seríamos coleccionistas siempre insatisfechos.

5. La belleza es libre No se trata de reunir experiencias. La realidad no se deja asir. En el momento en que soy consciente está la presencia de la belleza en toda su plenitud. Ahí está el ser total que soy. ¿Lo he captado en este instante o no le he captado? He cerrado los ojos y ya ha pasado. Y al abrir lo ojos internos, me he encontrado con la belleza total. Pero ¿por qué me preocupo tanto de cómo será la expresión de la belleza como si pudiera manipular lo que es incondicional? ¿Por qué no me intereso en descubrir el estado de belleza y dejo de pensar cómo será la creación artística? La creación será libre desde allí y será más auténtica cuando mi estado de conciencia sea más amplio y profundo. No dependerá de mi búsqueda, no será consecuencia de los movimientos de mi mente, ni de mis estudios y disciplinas. La belleza no responde a ninguna astucia pensada. No dependerá de mi energía, porque no hay propiedad en las energías, se mueven libremente desde la Vida. Solo depende de mi apertura a esa totalidad del vivir. Y no hay dependencia, está ahí siempre y se da en libertad. Por eso la belleza es un don, una gracia. No es un premio a ningún mérito, ni meta de ningún esfuerzo. Puedo ponerme por meta descubrir lo que no es, lo que es falso, y es una meta loable. Pero no me puedo poner como meta la belleza que no tiene finalidad y 252

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escapa a todo propósito. Solo lo que no es puede ser objetivo de búsqueda. Y todo aquello que es buscado, no es. Lo vemos claramente al investigar sobre este tema. Si lo que busco es un objeto, lo he limitado, lo he separado de lo real al codificarlo. Por eso se da la paradoja siguiente: cuando busco la belleza me estoy alejando de la belleza que soy. Cuando voy tras la belleza objetivada, me alejo de mí mismo. La realidad es irremisiblemente bella y no puede dejar de serlo. La belleza es ese aliento de lo real. Y porque es una, es bella. Y todo lo que aparece está constantemente señalando a lo que es. En todo hay una llamada a la unidad y así se muestra bello. Los múltiples reflejos de esa belleza, aunque parezcan diferentes, los colores variados, las notas distintas en música, las palabras variadas en poesía, son todas llamadas a esa belleza del Ser. ¿Y quién nos llama desde allí? Nosotros mismos nos estamos llamando. Es un respondernos a nosotros mismos, un reconocernos. Que no se nos escape la contemplación de la belleza en cada instante. Que no nos distraigan las formas. No necesitamos ninguna forma para sentir, para contemplar, para ser la belleza. Y contemplando la belleza sabremos lo que es el amor. Son inseparables. Donde está una está el otro. Y contemplando la belleza sabremos lo que la verdad es, porque no puede haber belleza sin verdad ni verdad sin belleza. Enamorándonos de la belleza, no nos va a faltar nada. Perdámonos en la belleza total, sin pensar que pueda haber algo más por conquistar. Ella nos conducirá directamente a lo innombrable. Y el expresar belleza es misión de la vida. Se expresará, se expresará siempre, de manera distinta en cada momento. Porque eso es vivir. El vivir es la expresión de la belleza.

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DIÁLOGOS Siento un vacío al ponerme a contemplar. Ese vacío de formas ¿Cómo se puede expresar en la vida con forma?

No es un vacío de formas, es un vacío de la realidad de las formas. Desde él pueden aparecer todas las formas posibles. Y en realidad están, aunque en potencia. La vida puede bailar su danza con cualquier gesto. Y esa danza es un movimiento desde lo sin forma, en el que no se da una identificación con esos objetos formados por la mente.

¿Quieres decir que al vivir no me quedo apresado en las formas que se expresan?

Claro, todo es un juego en la conciencia. No hay una vida ficticia y otra real separada de aquella. Solo hay una vida. Pueden darse sin embargo dos maneras de verla: la verdadera, desde la belleza que contempla, la equivocada desde cada forma.

Entonces, ¿no habrá que hacer una vida distinta?

Solo la conciencia es nueva. El tomar conciencia destruye la ilusión, el no tomar conciencia crea mundos ilusorios, siempre repetitivos. Nada cambiará objetivamente. Y no hay necesidad de cambio porque no hay nada objetivo real. Lo único real es la conciencia. Toda la objetividad aparece en ella. Cuando digo que me libero de las formas, la conciencia sigue su movimiento en la expresión. Solo 254

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me he liberado de estar identificado a esa forma. Y al liberarme la dejo fluir libremente.

¿Busco formas bellas porque amo la belleza?

Estoy en una cárcel y salgo al aire libre de la conciencia total cuando me doy cuenta, y es en ese momento cuando aparece la creatividad libremente. Las formas aparecen más bellas. Pero mi interés no está puesto en ellas. La belleza no pone condiciones. No cabe en ella la intención de hacer algo bello. Lo bello me sorprenderá.

¿Dónde está la libertad al crear una forma bella?

Como pensamos que la realidad está en lo proyectado, queremos a veces conseguir un estado interno para obtener un efecto exterior. Todo eso es irreal. Lo único real es el mantenerme abierto a la conciencia infinita que es belleza. Y la expresión vendrá espontánea de allí. Esa es la verdadera libertad. Si trato de conseguir algo, no soy libre. Me muevo en el ámbito de lo condicionado. He de salir a la libertad del ser para descubrir lo que es la belleza.

No se puede anticipar como será la expresión ¿verdad? Anticiparnos crea problemas, frustraciones.

La libertad es inesperada siempre. Surge como una gracia. Llega y se expresa como la luz. Y con ella las situaciones falsas se deshacen. 255

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¿Y una obra buena también es espontánea?

Lo mismo la bondad que la belleza. Surgirán espontáneamente las expresiones que vengan del origen.

¿La belleza aparece cuando no funciona la mente?

La mente estará como instrumento. Y la belleza aparecerá cuando no me mantenga atrapado en la mente, imaginando que a partir de ella se crea la realidad. La belleza aparece cuando no doy realidad a las formas que se crean mentalmente. La mente construye formas. Se mueve. Ese es su trabajo. Es correcto. Lo que obstaculiza es el quedarme ahí identificado, atrapado en las apariencias. Es un gozo, una alegría ver las formas que crea la mente a partir de la belleza de lo real. La mente es también expresión de aquello real que la trasciende. Es bella e inteligente. Estamos acostumbrados a pensar que la mente es un impedimento, por no comprender su auténtico funcionamiento. Pero no es menos expresión divina que una flor en su hermosura.

Muchas teorías llamadas espirituales valoran el sentimiento y su expresión, pero repudian la mente. ¿Será porque se utiliza demasiado?

Solo es así, cuando estamos limitados al movimiento del pensar. Y eso sucede por falta de comprensión, no por exceso. Se ha dicho que por usar la mente para querer comprender se está perdiendo la espontaneidad de la vida. Es 256

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al revés. Falta comprensión. La mente tiene que aprender a contemplar. Y al comprender puede hacerse contemplativa. Y así descubrirá el proceso de crear formas.

Si no nos liberamos de la mente ¿de qué nos liberamos al comprender?

De la ilusión de que las formas son lo real. Desde el pensamiento no se puede vivir de verdad, solo soñar. Creer que todo tiene su origen en el pensar y que ahí termina la posibilidad de la conciencia humana es un gran error. Y ese error se pone de manifiesto al mirar desde la mente contemplativa.

¿Los místicos miraban así?

En nuestra sociedad se utiliza la palabra mística en muchas ocasiones con sentido despectivo. Sin embargo los místicos, en nuestra tradición, han descubierto la mente contemplativa y también los verdaderos artistas o los sabios.

¿Cuál es la mente contemplativa?

La mente que no se conforma con mirar la proyección, que no se queda hipnotizada por ella considerándola la realidad. Se produce en esa mente un giro. En lugar de apropiarse las formas proyectadas, las suelta y se queda receptiva, mirando la luz misma. Permite así que el proceso de la luz se revele. Es una mente quieta, serena, confiada. 257

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¿Será la mente activa al crear o será receptiva?

Primero habrá receptividad a la luz y por amor se hará la unidad con ella. Desde esa unidad surgirá espontánea la creación. Y se sentirá el aspecto activo creador que pasa a través de la mente.

¿Qué es nuestra mente?

La mente no es el enemigo de la creación divina. Por el contrario, es colaboradora en la creación. Nuestra mente está en la mente total, en el creador, el dios creador de quien todas las formas son criaturas. Las cosas existentes, los seres humanos y no humanos, todos los mundos son criaturas de la mente total. Nuestra mente puede ser instrumento de creación o una máquina de fabricar problemas, según el uso que hacemos de ella. No se trata de parar la mente sino de usarla bien.

¿Cómo la usaré bien?

Investiga con seriedad, con toda el alma.

Pero si pienso mucho me alejaré de lo real.

El problema no está en la cantidad de pensamientos sino en el pensar superficial. Debes profundizar a partir del pensamiento. Mirar, observar el pensamiento, para ver hasta donde te conduce. No es la solución adormecer la mente. 258

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Se practican métodos para dejar la mente dormida mientras se profundiza en el sentir. Eso es una limitación. No debemos refugiarnos en el corazón porque no entendamos la mente. Son solo uno. Cuando una persona va madurando esta unidad que aparece como armonía, se expresa en aquello que es real.

Intento observar para ver cuál es el proceso de la mente pero lo que veo son los objetos ¿cómo tengo que observar?

Cuando desde el pensamiento procuro tener más atención aparece una observación intencionada. Se nota que hay una búsqueda de algo. Todo lo que nace en el pensamiento es intencionado, siempre hay un objeto por alcanzar. Pero existe una observación que no depende de ningún objeto. Cuado mi identidad está más allá del pensamiento la misma luz que soy, ve. A este momento de observación se ha llamado en la tradición hindú, el testigo. No es que exista un testigo. Pero se vive como un testigo imparcial. Aparece una observación desinteresada. La verdadera observación permite que las cosas sean lo que son. No juzga no interpreta, no desea, no teme, no manipula las formas. Surge desde la luz y vuelve a ella. No se queda retenida en el objeto porque no intenta conseguir nada de él. Entonces la luz deshace las formas que se diluyen en la belleza sin forma. Esa es la observación total.

Has dicho antes que la belleza es amor y el amor es belleza. Para que el amor sea belleza siento que tiene que ser un amor lúcido, en el que uno se sienta libre. Pero a

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veces en ese amor, surgen sentimientos. Eso lo vivo como un impedimento, porque me encuentro atrapada en ellos. Me doy cuenta cuando surge el sentimiento pero no puedo evitarlo ¿qué puedo hacer?

El sentimiento está al mismo nivel superficial que el pensamiento. Tiene una intención igual que el pensamiento. Y hay una interrelación entre ellos. Con el pensamiento no tenemos que hacer nada. Solo quitarle la realidad que le hemos dado, cuando vemos que no es real. Así se limita a su función concreta o desaparece si no es adecuado. Lo mismo sucede con el sentimiento. Le hemos dado una realidad excesiva por identificarnos con él. Pero cuando lo vemos desde un nivel profundo, se mantiene en su lugar. No te atrapa el sentimiento. La misma inatención que le da realidad, es lo que nos resta libertad.

¿Y con la atención se va la identificación?

Cuando le das el valor que tiene, cuando hay lucidez para verlo, ya no importa si se queda o se va. Si ves de dónde surge, se mantiene ahí y desde una perspectiva más amplia, eres libre.

Cuando amo ¿cómo sabré si mi visión es la verdadera?

Mira dónde estás colocando la luz. Si la colocas en la penumbra, con el pensamiento o sentimiento condicionados, crearás tragedias sin darte cuenta. Si te bañas en el resplandor que la belleza irradia, vivirás la verdad del amor. 260

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Has dicho que en esa contemplación de la afectividad surge la creación, el movimiento espontáneo. A mí me parece que tal como lo vivo me vuelve pasiva. ¿Por qué es así?

Si comparas, utilizando el pensamiento, la visión serena de la contemplación con esa tensión a la que estamos acostumbrados, en la que necesitamos estímulos para el afecto y su expresión, puede parecerte pasividad. Pero cuando descubras lo que es la contemplación y sin duda algo has descubierto ya en ocasiones, verás que por una mente contemplativa pasa toda la energía del universo. En un instante de lucidez, sin ningún estímulo que lo mueva se encuentra el potencial total para cualquier expresión, que más tarde y en el momento adecuado, se presentará.

Quizá no enseguida ¿verdad?

Puede que no, si en ese momento estoy aprendiendo a tomar conciencia de esa potencia. Al estar mirando hacia fuera habitualmente necesitamos hacer el movimiento inverso al contemplar, ir hacia dentro. Si ya estuviéramos en el equilibrio del origen de la visión, no tendríamos que ponernos receptivos a la luz. Hay una reflexión porque primero se ha producido una flexión. Si me he flexionado hacia fuera, esa posición tiene que ser anulada por la inversa. Podría parecer que me estoy volviendo pasivo en relación a la extrovertida posición anterior. Pero una vez que descubra cuál es mi equilibrio interno, de manera natural, sin más “reflexiones”, me quedaré ahí. Y podría decirse que estoy activo y pasivo a la vez, cuando encuentro mi equilibrio. 261

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¿No tengo que hacer ningún movimiento si no surge espontáneo?

Ninguno. Y si pasara por mi mente el pensamiento: “no estoy haciendo nada, estoy perdiendo el tiempo”, lo dejaré pasar. No tiene ningún interés para mí. Es un recuerdo atávico de errores pasados. Lo reconozco como un pensamiento que se creó en el error de que la realidad era la expresión exterior. Y al reconocerlo con esas características, lo dejo. Ahora he descubierto la presencia de lo real. ¿Qué interés puede tener ya esa duda o esa preocupación para mí? Tengo que contemplar incesantemente la verdad, para estar libre de los pensamientos del pasado que vendrán una y otra vez.

¿Cómo me libraré de las dudas?

Pensaré quizás, que todos están consiguiendo éxitos con una actividad, mientras yo permanezco inmóvil contemplando la belleza de la vida. Y daré más o menos importancia a esa manera de pensar, según la evidencia de la verdad que viva en mí. Si he descubierto que la realidad está simplemente en esa presencia de la belleza, no correré tras las cosas bellas ni dudaré. Las dudas solo aparecen cuando falta la luz. Intensifica tu luz y no podrás dudar ya.

¿Me cuesta ver que el mundo externo sea irreal. No puedo aceptarlo completamente. ¿Por qué?

¿Podrías después de estas investigaciones aceptarlo como real? 262

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No, no puedo del todo. Dudo.

Hay una intuición en ti de la verdad, pero todavía hay una parte que no está convencida. Es natural que así sea. Tu camino consistirá en ir dando cada vez más importancia a esa intuición. Si has descubierto algo verdadero, eso es muy valioso para ti. Es la joya de tu vida. Todo lo demás es trivial y pasará.

¿Qué podemos hacer si todo se acaba?

Como no podemos evitar que las cosas cambien porque están en el tiempo, miremos el origen de todo ello. ¿Cuál es el misterio de la vida? Algo se oculta tras lo que todo el mundo piensa. No nos conformemos con ese llamado “sentido común”, porque es una fuente de sufrimiento. El creer que las situaciones del vivir son tal como aparecen, el no cuestionarse su verdad, es la causa de tantas frustraciones. Podrían evitarse viendo las cosas tal como son. No conseguimos lo que queremos, no nos tratan como merecemos, no podemos evitar lo que nos asusta. Existe una falsedad de fondo. Con mucho cuidado tenemos que ir investigando para ver qué es lo verdadero y qué lo falso en lo que estamos aceptando.

¿Qué puedo hacer con lo falso?

Dejarlo que caiga por sí mismo. No concentrarse en ello, lo que le dará fuerza. Observar sin embargo, con todo amor lo verdadero, contemplarlo. 263

Consuelo Martín

¿Qué haré para contemplar lo verdadero?

Investiga como ahora estás investigando, investiga constantemente. Escucha o lee a personas que hayan realizado ya esta investigación y animado por ellas, házla tú también. Házla, para que aquella verdad que ellos descubrieron sea también tu verdad. La investigación es única en cada ser humano. No obstante, los que descubrieron pueden dar ánimos a los que están ávidos por descubrir.

¿Cómo incluiré mejor esta investigación en mi vida?

Dedica tiempo a esto. Quédate en soledad para que te sea más fácil colocar tu mente en dirección a esas verdades que intuyes. Pasea por la naturaleza en silencio. Aprende a mirar sin pensar. Aprende a estar sin actuar por el impulso de los hábitos. Si lo haces, verás como esa parte de ti que considerabas muy real, lo que aparece en el tiempo, va disminuyendo, mientras la intuición que sentías como algo nebuloso, se aclara y se estabiliza en ti. Todo tú te irás unificando alrededor de la verdad que descubras.

La desidentificación con lo que pasa en el mundo crea también muchos sufrimientos. Porque se viven unas cosas que los demás no comprenden. Noto que los demás no aceptan que sea diferente. Desentono en el mundo en el que me muevo; si funciono tal como siento, según lo que he comprendido ¿me irán bien las cosas así?

Míralo bien. Vamos a mirarlo juntos. Cuando dices que desentonas, realmente no es así, estás en ese lugar porque tú 264

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misma, tu propia esencia quiere aprender lo que solo en ese lugar aprenderás. Esas lecciones las necesitas. No puedes vivir con un fragmento de lo verdadero. El punto desde el que estás intuyendo, algo tiene que ampliarse mucho más de lo que imaginas. Cuando estás en tu ámbito, crees que desentonas porque no ves lo total, pero realmente armonizas con un ámbito más amplio. Cuando amplíes tu comprensión, no cuando los demás te comprendan más, sino cuando tú comprendas más, inmediatamente notarás más la armonía. La armonía está ahí. Pero para notarla necesitas unas lecciones previas, cuando las pases, la vida te conducirá a nuevas situaciones. La Inteligencia de la vida no abandona a nadie. Y nadie está en un lugar que no le corresponde. Aparece así desde una visión egocéntrica que no es aún real. Hemos intuído alguna cosa, pero aún no está integrado todo en la verdad. Estamos aquí para comprender. Que te entiendan o no, no es lo importante. Lo que interesa es que comprendas.

¿No tengo que cambiar el ambiente?

En tu camino de comprender irás viendo que se irá transformando el ambiente en torno tuyo. Y no lo dudes estarás siempre donde debes estar.

¿Mi comprensión lo cambiará todo?

Todo lo que aparece en esta obra de teatro, es consecuencia de nuestro grado de conciencia. Ocúpate solo de ser más consciente. Despierta a la verdad. Todo se moverá, cambiarán los escenarios. Pero a ti no te debe preocupar el 265

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cambio de escenario. Si hay que representar otro acto, cambiará. Pero no eres el encargado de cambiarlo. La inteligencia de la vida lo hace. Sé consciente de tu actuación en el presente para que tu conciencia se amplíe.

Me recrimino por ser como soy. Aunque ya sé que no debería hacerlo.

No eres de ninguna manera y a la vez lo eres todo. Tienes unos hábitos. Pero al investigar, todos los calificativos que te debas, te resultarán inútiles, porque notarás que eres todo y no eres nada a la vez. La respuesta se te dará instantánea al estar despierta. Y si todavía te queda algún hábito, no te afectará. Sabrás que no eres esos modos de expresión. El respirar el aire puro del Ser, acaba con el hambre de ser una cosa en particular, de ser esto o aquello.

Antes vivía el amor a una persona y la belleza. Al faltarme la persona he aprendido a sentirlo en mi soledad y en mis recuerdos. Y lo siento de tal forma, que ya no necesito proyectarlo sobre una persona para que me corresponda. Esto me hace ser feliz; no sé si vivo lo real.

La realidad es el amor y es la belleza. Todo lo demás son reflejos. Lo inteligente es no quedarte en las formas en que se proyecta el amor y la belleza. Aún lo proyectas en una persona. Aún vives con añoranza los recuerdos. Olvida el pasado. La belleza y el amor están en el presente. No se crearon en una situación determinada. Ahora mismo se están creando. 266

XII. MI IDENTIDAD ES LA BELLEZA

1. ¿Qué es lo más bello? ¿Dónde he dejado olvidada mi identidad? Si la he dejado olvidada en una forma o cosa, intentaré ahora ir de la forma a aquello que no tiene forma y recuperaré mi identidad perdida. Me quedaré en esa belleza que no tiene límites, ni contornos y extenderé así mi identidad sin límites. Intentemos quedarnos ahí, en la belleza que somos. No es necesario permanecer ni un minuto más en la superficie de la vida. La identidad no es algo que se me ha impuesto desde fuera. Puedo situarla en un lugar u otro de mi conciencia al descubrir espacios nuevos. No soy lo que me dijeron que era. ¿Qué soy? Retomaremos nuestra identidad de esos lugares inventados donde la hemos dejada olvidada, nos desprenderemos de todas las cosas. Y lo haremos por el camino fácil de la belleza. ¿En este momento podemos ser conscientes de lo bello? Necesitamos quizá imaginar un objeto, el más bello posible, para darnos cuenta de lo que es la belleza. ¿Qué es lo más bello para mí en este momento? Un objeto mental, físico, una persona, una forma dibujada, un sonido que vibra, ¿qué veo más bello? Apoyémonos en ello. Y vamos a darnos cuenta de que lo que imaginamos es la forma, porque la belleza es inimaginable. La belleza es una presencia que está ahí. Cuando estoy imaginando lo más bello, me doy cuenta de la presencia de la belleza. Presiento, siento, 267

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descubro, vivo la belleza que está ahí. Intentándolo una y mil veces, no pensándolo, podré descubrir la belleza que soy. ¿Puedo soltar todo lo imaginado, todo apoyo, toda forma física o mental, todo concepto y quedarme con la belleza? ¿Puedo sentir la presencia de la belleza aquí en este instante? Notaré que no puede ser un sentimiento personal, que es impersonal, que se extiende y extiende mi identidad más allá de los límites de lo conocido. La belleza me puede librar de la opresión de los conceptos y las imaginaciones que me llevarían por caminos ilusorios. Cuando amo un objeto bello, al amarlo, cualquiera que sea la forma que lo soporte, es la belleza lo que estoy amando. Todo lo demás es imaginación. ¿Puedo soltar todo lo imaginado? Lo particular, los datos, lo sensorial, toda forma puede caer. ¿Y quedará aún algo? Queda la belleza. La belleza sin nombre, sin forma, sin medida, lo bello sin dimensión. Queda la belleza inexplicable, incalificable, la belleza infinita. Y mi identidad está ahí. Soy esa belleza. Mi anhelo de ser descansa en la presencia de la belleza en sí, la belleza del ser, de lo que es, lo que soy. Me quedaré contemplando, contemplando sin tiempo. Si coloco un nombre o una forma en esta presencia de la belleza, si, inadvertidamente me entretengo y fabrico un objeto con el pensar, ya habré perdido la presencia de la belleza. Volveré otra vez. Soltaré lo imaginado y permaneceré en silencio. Si le pongo un ropaje, si visto a la belleza con algo, pierdo su presencia real. Y me quedaré con la simple vestidura, me quedaré solo con la forma entre las manos.

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2. Permanecer en la belleza Si amo lo bello, puedo permanecer en la belleza. Si no pudiera contemplar la belleza, no la amaría. Si la amo es porque puedo contemplarla. Y si la contemplo podré darme cuenta de que soy eso. Ahí donde parece que no hay nada, está la belleza de todo. ¿Por qué una y otra vez me distraigo y caigo en la imaginación de algo particular? ¿Por qué no suelto todo lo particular y descubro que soy independiente de todo lo que pueda imaginarse? Sin las sensaciones de mi cuerpo, soy. Puedo olvidarlas completamente, disolverlas en la conciencia lúcida. Sin los pensamientos que pasan por la mente, soy. Puedo prescindir de ellos y allí estará mi identidad sin pensamiento, en equilibrio, inmóvil. Sin emociones, soy. Sin ningún movimiento del corazón, estando las emociones en equilibrio en esa contemplación de la belleza una, soy. Es tan total la belleza infinita, que no me permite caer en los límites de los pensamientos estrechos, ni en la emoción de lo agradable y lo desagradable. Es tan completa que lo llena todo. Es plenitud de ser. Si he perdido la presencia de esa belleza íntegra, miraré dónde he dejado caer mi identidad. Miraré qué forma imaginada me ha fascinado. Y al mirarla me desprenderé de ella. He de aprender a mirar qué está sucediendo en mi mente. Si no lo aprendo no seré libre. ¿Qué es lo que me encandila? ¿Qué pensamiento me arrastra? ¿A dónde voy? ¿A qué lugar inventado me dirijo? Tengo que aprender a verlo. Sentir que soy en este instante. Si me creo ser algo, tendré que arrastrar todas sus consecuencias, todas las limitaciones, las carencias y los vacíos del no ser. El miedo, la angustia, la duda, pasarán por mí. 269

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Y pasarán también todos los pensamientos impidiéndome la paz. Pero si no soy nada de eso, ningún pensamiento encontrará en mí donde afincarse. No seré blanco de ninguno. Pasarán por delante. Y estaré ahí, permaneceré en la presencia ilimitada, en la belleza sin fin, sin motivo, sin causa, en la belleza eterna, la belleza sagrada por la que he amado todas las cosas bellas. Y estaré ahí, porque esa es mi verdadera identidad.

3. Belleza y lucidez En la belleza descubriré el amor que no me ata a nada. El amor que es una apertura al infinito. Y desde ahí, dejaré que todo se exprese sin perderme en lo manifestado, sin quedarme en lo que aparece. No me perderé en los conceptos ni en lo que significan, o en sentimientos y sensaciones. No viviré lo imaginado por el pensamiento. Permitiré que todo brote desde la belleza. Seré un contemplador de esa belleza. Un contemplador que actúa. La contemplación creará la fuerza para la expresión de lo que surja en cada momento, en la comunicación y en el silencio. Aprenderé a moverme así en la conciencia. Habrá fallos. Me distraeré. Quizá me encuentre pensando en cualquier cosa, llevado por un impulso que no sé de dónde ha venido. Volveré una y otra vez a la contemplación. Soltaré todo lo pensado y me quedaré en la presencia única. Podría ser que al soltar las formas para quedarme en la belleza en sí, sobreviniera el sueño. Es lo habitual. Estoy acostumbrado a soltar cada noche todas las formas y quedarme dormido. No me he acostumbrado a permanecer despierto en las zonas desconocidas de la conciencia. 270

Vivir por inspiración

Aprenderé así a estar lúcido. Estaré consciente una y otra vez. Estaré en esa presencia. Aparentemente no necesito nada para hacer esto. Y a la vez necesito toda la energía del universo, porque la fuerza de los hábitos me arrastrará en dirección contraria. Pero el amor a la belleza está de mi parte y empujará en la dirección correcta. El amor me llevará a la belleza, atravesando las distracciones, los hábitos y el sueño. Pero puede que mi mente, acostumbrada a interesarse solo en lo concreto y al quitarle ese apoyo de las formas pierda el interés por el amor total, por la belleza total. Si esta es mi situación he de transformarla. De lo contrario, todos los objetos bellos, los objetos dignos de amor van a acabar en desengaño. Creo que unos me harán feliz y otros no. Pero todos, por su propia naturaleza, porque son limitados, me desengañarán. Solo podré vivir feliz en esta existencia cambiante si, moviéndome entre los objetos, como personas, situaciones, vivo desde el amor. Y si es importante mantener la contemplación, importante es también observar todas las distracciones que aparecen. Es muy importante ver el momento en que pierdo esa presencia, cuando ya no estoy despierto y me dejo arrastrar por el pensamiento soñado. Parece como si hubiera algo en mí que procurase mantenerme ignorante del proceso. De repente ya estoy en otro lugar, ya estoy pensando cualquier cosa. Y no sé cómo ha ocurrido. Es esencial que vea cómo sucede, porque cuando lo comprenda, ya no se repetirá de la misma forma. Y si no lo veo por mí mismo y en mí mismo, haga lo que haga seguirá todo por causa de la inatención. ¿Pretendemos ser conscientes? Diremos que lo que pretendemos más bien es ser felices, que la humanidad esté en paz, realizar grandes cosas. Pero no deseo ser consciente 271

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en todas las cosas, en las grandes hazañas y en los grandes amores. En toda búsqueda de belleza, en toda obra, ser consciente es lo esencial. ¿Puedo darme cuenta directamente? Podría ahora mismo hacerlo si tuviera suficiente amor a esa belleza total. No necesitaría un poema, una flor, un amanecer, un rayo de sol que pasase a través de los árboles. La belleza está siempre ahí. Aprenderé a descubrirla. Nunca se ha ido de mí ni nunca podrá irse. Es la belleza que soy. El ser consciente, la lucidez se expresa bellamente. La belleza es la expansión de esa lucidez. Solo contemplar nos llena de agradecimiento y colma nuestras esperanzas. Hay una gran belleza en el vivir despierto. El proceso misterioso del despertar, incomprensible para ese círculo cerrado del pensar, es lo más hermoso que pueda anhelar. Y si algo tiene de bello la existencia humana, es porque participa de ese despertar luminoso.

DIÁLOGOS Debemos pararnos y ver ese momento en que nos distraemos. Generalmente cuando nos damos cuenta, ese momento ya ha pasado. Lo vemos después. ¿Puedo verlo cuando está sucediendo como nos dices?

El tiempo lo está creando el pensamiento. Si sigo el pensamiento estoy en el tiempo y habrá un antes y un después. Pero si dejo que pase y no me voy con él, en el no-tiempo todo está ahí. En eso consiste la contemplación.

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¿Y cuando me distraigo qué ha pasado?

Ha habido un lapso de conciencia. Es imposible que lo inconsciente sea consciente de sí mismo. Pero al intentar una y otra vez no perderme en la inconsciencia que es lo mismo que no dejarme llevar por el pensamiento, se va produciendo la lucidez.

¿Cómo se hace ese intento?

El intento lo hace el amor. Cuando se intuye esa presencia de la belleza, se la ama. De no ser así, se caería en lo acostumbrado, en lo rutinario, en lo conocido. Para bucear en lo desconocido, es necesario sentir ese amor por la belleza del ser, ese amor por lo sagrado desconocido. Cuando ese amor se ha encendido, puedes adentrarte por lo desconocido. Es la aventura del amor. Tiene que estar encendida esa llama de amor viva, como la llamaba Juan de la Cruz, para que nos aventuremos en esta indagación. Y está prendida, porque si no, no nos encontraríamos aquí haciendo lo que estamos haciendo. Estaríamos en otra cosa.

¿Cuál es el mejor momento para ser consciente?

Cuando hay un momento de despertar, no depende de nada exterior. Olvidas el sueño. Parece imposible incluso que pueda sobrevivir el letargo. Es como si no hubiera existido nunca ni pudiera existir jamás. Es penetrar en un ámbito nuevo. Y cuando estamos en el sueño y creemos en él, parece una fantasía la lucidez del despertar. Creemos que 273

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no es posible salir de allí. Es el misterio del cambio de estado de conciencia. Desde el despertar se acallan todos los argumentos, las novelas soñadas. Entonces un instante es una eternidad. ¿Acaso puede entenderse esto con el pensamiento? Aunque intente cien millones de veces estar despierto, aunque pasen horas, semanas, meses y años tratando de estar insomne, aunque pasen siglos y solo consiga un instante de lucidez, mereció la pena.

¿Es tan poderoso?

Sí.

Parece que la mente tiene que ir haciendo un trabajo como esta investigación, hablar con alguna persona que lo haya vivido. Primero tiene que informarse y luego reconocerse ahí. ¿Es todo lo que tiene que hacer la mente?

Para reconocerse, la mente tiene que deshacer todas las creencias anteriores. Sucede simultáneamente. Al reconocer la verdad se van deshaciendo las creencias imaginadas. Y eso se va efectuando espontáneamente. Porque cuando se descubre algo de la verdad, surge el amor por esa verdad. No es un amor conocido, es un misterioso amor que no te permite ya descansar en la comodidad anterior. Si es que puede llamarse comodidad el no estar en la verdad. De hecho, es una situación incómoda.

¿Cómo aumenta ese amor? ¿Qué hacer para que aumente?

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El amor a esa verdad desconocida se va incrementando y aparecen las situaciones adecuadas a ese crecimiento. Un tiempo de soledad, la reunión con ciertas personas, la lectura de libros que lo expresan, etc...Todo ello se va presentando en la vida. Puedo tratar de planearlo, pero entonces veré que la vida no sigue mis planes. La vida sigue un proyecto más inteligente. En un momento de entusiasmo puedo desear ocho horas seguidas para meditar en soledad, porque creo que estoy perdiendo el tiempo, pero la vida no sabe nada de esa pérdida de tiempo. Nunca lo pierde.

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XIII. LA INSPIRACIÓN EN EL SILENCIO

1. El silencio que crea Hay muchos silencios, hay muchas cosas que silenciar, pero el silencio es creador en una única dirección, y en ella se descubre la inspiración del vivir. Si lo convocamos, el silencio de lo conocido acudirá o no a nuestra llamada. Aunque hablar sobre él no sería suficiente ¿cómo habrá de ser nuestra investigación para que no se limite a una descripción del silencio? Tendría que abrirse un camino en la conciencia de cada uno de nosotros, para encontrarnos allí donde habita el silencio. Toda explicación puede limitarse a un ruido que nos aleja de él, cuando de lo que tratamos es de acercarnos. La investigación, si es adecuada a lo que se propone, abrirá un espacio en lo conocido, amplitud donde irrumpirá lo desconocido. De lo contrario podríamos hablar, razonar, estudiar acerca de ello y el silencio permanecer oculto. No puede caer en el ámbito de lo conocido, si lo hiciera, dejaría de tener esa pureza esencial en él, dejaría de ser intocado e intocable por el pensamiento. Por todo ello, no pensaremos sobre el silencio. Lo vamos a convocar, dejando un espacio para que aparezca. Será silencio del pensar no es cambiar un pensamiento por otro ni por una sensación, emoción o sentimiento, que también son pensamientos. Porque toda experiencia es pensada desde el momento en que en ella se da un experimentador y un objeto expe277

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rimentado. El silencio no es experimentable, no es una experiencia. El campo de lo que se puede experimentar nos conduce a seguridades, a certezas, por ejemplo en lo científico, porque es comprobable. No es posible, sin embargo, hacer una comprobación o una demostración de la aparición del silencio. La experimentación necesita pasar por las puertas sensoriales y el silencio no es sensorial. Está más allá de lo que llamamos ciencias experimentales e incluso psicológicas. No hay nada a qué acudir, ningún patrón al que ajustarse para convocar el silencio. Sin embargo, él acudirá a la cita, si encuentra un espacio abierto en la mente. ¿Y cómo se abrirá un espacio vacío? Más que un vacío de pensamientos será el vacío que se hace al no dar realidad a los pensamientos. Un vacío de lo falso. El silencio es la morada de la verdad. El espacio donde la realidad brilla, es un espacio silencioso. No es cualquier mutismo. No bastaría para descubrirlo acallar el pensamiento con sensaciones o emociones agradables. Nos estamos refiriendo al silencio creador. Y es creador, si surge de lo profundo de la conciencia, desde la luz que ilumina toda la creación, toda criatura. Ese silencio que es luminoso, es el que crea una vida auténtica, es el que va dando consistencia de realidad a nuestro vivir. Veamos ahora que al ser el silencio creador, es un silencio de todo lo conocido. Es un silencio de lo irreal, de lo que no es. Y ninguna de las realidades pensadas es. Nada es. Al silenciar lo que no es, caen las actitudes psicológicas desde las que solemos vivir, los recuerdos del pasado, preocupaciones por el porvenir, el tratar conseguir, comparar, programar la vida. Sabemos, ¿cómo no saberlo?, que los movimientos de nuestra vida de tipo técnico requieren un cálculo, una preocupación. Pero no nos referimos a ellos. 278

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Estos descubrimientos no nos inutilizan para realizar una acción técnicamente bien hecha en lo temporal. De eso se encarga una zona mecánica de la mente, y ya está incluído en el aprendizaje social. Aquí no aprenderemos ese tipo de habilidades, de sobra ya conocidas por nosotros. Lo que vamos a aprender es a abrir un camino hacia lo desconocido, no a ser eficientes en las cosas conocidas.

2. Como en la música La vida es un movimiento que desemboca en la temporalidad, pero no se origina en ella. Podemos percibir el movimiento de lo que aparece, lo que existe, lo que está en un lugar en un momento dado. El movimiento es como una llamada, como una alusión a algo, no es algo en sí. Todo aquello que se ha construído a partir de lo sensorial, a lo que hemos dado realidad con el pensamiento, está en ese movimiento del aparecer. Tendríamos que ver si estamos despiertos “aquí y ahora” a ese movimiento. El pensamiento inventa una duración de las cosas. Esa es la vida del pensar. Y funciona así el pensar, con esa limitada programación de lo relativo, al igual que ciertos aparatos electrónicos. Entre tantos símbolos de cosas, para ser verdadero, el lenguaje científico tiene que referirse a meras relaciones espacio temporales. En la medida en que es relativa una ciencia, es verdadera. Lo es, si admite que solo cuida relaciones en un trasfondo de objetividad desconocida, si no falsea la realidad. También nuestra vida psicológica es una simple estructuración de símbolos relacionados para entender sensaciones, emociones, pensamientos, relativos también. Muchos ámbitos del saber se han creado clasificándo279

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los, como las diferentes ciencias, las artes, etc. Así mismo hemos catalogado campos de realidades en nuestro interior: lo afectivo, lo social, lo profesional. Cada mundo tiene sus leyes y por esas leyes establecidas se rige. Son convenciones aplicadas a esos entes, cosas que se superponen en el movimiento de la vida. Al nombrar, al clasificar, el pensamiento determina qué realidad dará a un cierto movimiento de energía. Decimos “mesa” y queda establecido ese ente; decimos “amor”, “celos” y damos realidad a otras energías. Si después de descubrir esto escuchamos el lenguaje habitual, notaremos cuán lejos estamos de la realidad. Necesitamos hacer el silencio de lo conocido. Oímos que lo fáctico es lo que se considera real, pero quizá nos hemos dado cuenta ya, por observación, que los hechos son conceptos superpuestos a ese movimiento inasible de lo que es, de aquello que nunca aparece, el gran desconocido en el mundo de las apariencias. Todas las cosas apuntan al silencio porque desde él se han creado y se crean todas las cosas. Y siendo espectadores de este magnífico espectáculo, escuchando la inimitable melodía que es la vida ¿aún no hemos tomado conciencia del silencio que la ha originado? ¿No hemos descubierto que lo real es lo desconocido para la mente sensorial? Cuando escuchamos música, una composición inspirada, notamos que la medida en que está tratado el tiempo nos conduce a un cierto sosiego silente. Y por eso produce en nosotros esa serenidad y esa paz la música creada desde el silencio. Porque engendrada desde éste, la inspiración se ha encontrado con el tiempo y ha colocado las relaciones temporales de manera que puedan apuntar a lo eterno. Así el sonido indica el silencio. Los tiempos están marcando con 280

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su armonía el silencio originario, el silencio fundamental del que han surgido. Y si notamos esto en algún momento privilegiado ¿cómo no nos damos cuenta en este instante? Esa música es una situación fáctica que se creó desde el silencio, es una creación más de la vida, es un añadido a ella. ¿Podemos vivenciar directamente la armonía de la vida misma? La vida me está presentando una creación artística, lo está haciendo en este momento. No es necesario recrear la obra de arte. La creación del silencio es constante de instante a instante. El silencio está creando inevitable, invariablemente, aquí, ahora, en cualquier situación. Y podemos entretenernos en la temporalidad, en los espacios de tiempo, en las diferentes circunstancias, en las emociones que esas situaciones despierten en nosotros, o bien podemos escuchar, a través de esos símbolos temporales, el silencio de fondo que los está creando. Siempre es posible hacerlo. Aunque para ello debamos tener una visión totalmente nueva y revolucionaria de lo que la realidad es. Hemos de vivir investigando en esa dirección. Si intuímos que la forma de vivir habitualmente no es auténtica, no insistamos en mantenernos encerrados dentro de lo conocido. Abandonemos lo que se ha repetido a través de la historia. Probemos mirar hacia el silencio desconocido. Aquel sigilo es lo real. Y porque es lo real es lo único en lo que puede descansar nuestra mente y nuestro corazón.

3. El silencio desconocido Esta no es una actividad cultural, es una investigación dirigida a transformar la vida que vivimos, y transformarla creativamente. Toda experiencia empírica está trazada sobre 281

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los mismos modelos, sobre creencias de la realidad. Lo que intentamos descubrir aquí no es una nueva experiencia. Es un salto a lo desconocido. Y se puede hacer en cualquier situación, porque no está condicionado a nada. No hay ninguna ley causal que lo dirija y sin relación causa-efecto, no existe ningún método para acceder al silencio desconocido. El silencio es una gracia. Absolutamente puro, como la cumbre de las montañas nevadas. Cuanto más alto, más blanco es su pureza. Las cumbres más elevadas no han sido pisadas por nadie, ni nadie las pisará. Así el silencio, no ha sido tocado por sistema o ingenio del pensamiento. No se puede alcanzar con nada de lo conocido. No hay autoridad para avanzar hacia él, ni derecho de antigüedad, porque no se reconoce allí el valor del tiempo. El silencio es una cumbre inaccesible. Nadie llega a él, ninguna entidad separada. Nadie que diga “yo soy esto” puede encontrarlo. En la separación, en ese modelo de realidad dividida en distintos entes o distintas personas, no surge el silencio. Al silencio no le toca ningún yo. Y no podré, por tanto, llegar al silencio. Cuando adviene libre la creación del silencio, se disuelve el error de separatividad. La verdad disuelve errores. No hay que aniquilar la persona individual como hemos oído muchas veces. Se disolverán los errores y, a partir de la disolución de lo falso, comenzará la creación espontánea del vivir. Puede parecerme algo extraño aquello a lo que yo nunca puedo llegar, lo que no puede ser comprobado por un yo ni demostrado por el pensamiento. Sin embargo, al acercarme a ello, por amor a la verdad misma, se va disolviendo la separación pensada. Para permanecer en el silencio, mi contemplación ha de estar hecha de silencio. Cualquier ruido que cree mi equivocación en ver la realidad, cualquier fragmentación inven282

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tada por el pensamiento, me dejará aparte en esos mundos separados, construídos de símbolos, de conceptos, en los que me angustio dolorosa e innecesariamente. Y ¿solo situándonos en ese silencio desconocido vamos a resolver nuestra vida, que es lo que pretendemos? ¿va a ser nuestra vida mejor? No. No viviremos mejor según nuestra idea de lo que debemos vivir. No se reducirá todo a un cambiar de conceptos. Las realidades pensadas no serán sustituídas por otras también pensadas. Desharemos la ilusión de dar realidad a pensamientos o a lo que llamamos hechos, siempre interpretados. El silencio crea de la manera más inesperada. Es una revolución que sobrepasa todo lo previsto. Y por ser total, pasa desapercibida al pensamiento fraccionado. Casi no nos damos cuenta de que está actuando el silencio a través de alguien, a no ser por una brisa que no sabemos de dónde viene. Y sin esa leve percepción, no sabríamos nunca que el silencio está creando. Insisto en lo inútil que resulta intentar que las personas o mi persona cambie de una forma preconcebida, hasta que descubra lo que es vivir con la mente inocente, limpia de prejuicios acumulados en el tiempo. Ser inocente, “estar en gracia”, vivir con una mente pura, atravesada por el silencio, es algo que pasa desapercibido en nosotros y en los demás. Un instante silencioso no puede interpretarse, no sabemos cómo pensarlo. Es necesario que respondamos a la llamada de Aquello que al principio es vago e indeterminado, de ese silencio de fondo que permanece tras las apariencias. Es necesario que aprendamos a escuchar el silencio que está creando todo lo que aparece. Será un aprender a escucharnos, escuchar el ruido, el movimiento del pensar. Es accidental el estar hablando o callado. Puede darse un silencio con expresión de palabras. Y al contrario, sin palabras, puede no existir. 283

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Aprenderé a escuchar ese silencio que se transparenta en todo. Hay situaciones privilegiadas para esta transparencia: la naturaleza, una obra creada por inspiración y sobre todo, la comunicación con una persona que vive en libertad. Pero todas las situaciones se originan en aquel silencio desconocido. Se le han dado diversos nombres, con ellos a veces queremos ahuyentar lo que es desconocido y pasar así de la ignorancia a la ciencia. Y sí, tendremos ciencia al nombrar, pero no sabiduría. La sabiduría brota del silencio desconocido. Hacemos esta investigación porque nos hemos quedado atrapados en las realidades nombradas y no sospechamos siquiera que haya otra realidad no conocida aun. Y para que el vivir sea auténtico no basta con la buena voluntad de querer mejorarlo. Es necesaria una investigación cuidadosa durante tiempo indefinido. La mente debe estar vigilante, vigilando siempre.

4. Contemplar desde el silencio La mente, deseosa de aprender, no cesa de conocer cosas, pero solo se encuentra con la no-cosa al atravesar el silencio de lo conocido. Y si se hace en ella un espacio vacío para el silencio, entonces puede ser que la mente se mueva de manera diferente a partir de las verdades intuídas; que no se quede anquilosada repitiendo cualquier hallazgo conocido, cualquier experiencia pasada, sino vigilante, alerta al movimiento de la inteligencia. Al detener la mente, me pierdo en el pensar, no avanzo en la dirección que la vida señala. No hay entonces creatividad y al notar que mi vida no está trazada por esa plenitud del crear, me siento 284

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triste, aburrido, colérico. ¿Es posible evitar ese mal funcionamiento de la mente que a veces nos parece inevitable? No es posible acabar con él por procedimientos químicos, excitando o tranquilizando el sistema nervioso, como solemos hacer. ¿Hasta dónde nos lleva el error con esas costumbres? Hay sufrimiento al constatar la desviación de mi vida, pero será fructífero si con él viene el desengaño. Si por iluminación descubro el error, en el mismo instante de mostrárseme, quedo libre de lo falso y sus consecuencias. Pero si no ha habido ese descubrimiento y la mente no se abandona a la vida en su movimiento inteligente, sino que lucha por pequeñas satisfacciones, desde esa situación ¡ojalá venga el sufrimiento y los problemas que siguen a lo falso, para que pueda ver! Mientras me mantenga en los moldes tradicionales o actuales, mientras me limiten los miedos y las ambiciones de ser, tendré que continuar la carrera de buscar el placer y encontrar el dolor. Para deshacer lo falso necesitaré descubrir el origen de todo ello. Y aprenderé a escuchar esa maravillosa melodía del vivir. Aprender a escuchar es aprender a contemplar desde el silencio. Y es éste el estado natural, inocente. Inocente no quiere decir elemental, infantil, sino puro. Y para desembocar en esa inocencia originaria se requiere una gran sabiduría, consecuencia de la contemplación de la vida en sí misma Con sumo cuidado, con gran amor hemos de permanecer en contemplación de lo que la Vida está revelando en cada instante detrás de los datos sensoriales, afectivos o racionales. La sabiduría brota de la contemplación, no importa el espectáculo. La obra de teatro no es unas veces importante y otras trivial. No hay nada trivial en la vida. Y habrá lucidez mientras la mente se mantenga en el movimiento creador del vivir. La mente se disolverá como mente separada, 285

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se integrará en ese vacío y se hará de la misma naturaleza que el silencio. En el reconocimiento de lo que es, fluirá a través de la mente, como un campo ilimitado, el silencio creador. La vida será entonces espontáneamente creativa. No se expresará necesariamente en una obra de arte, solo si son favorables las circunstancias se materializará de una manera particular u otra. Pero la creatividad es real en sí misma y no requiere añadir la elaboración convencional que la sociedad en un momento dado busca y aprecia. Se puede dar, pero no hay que esperar esa expresión para vivir la plenitud. La plenitud de la creación ya está ahí, en el vivir inocente, puro, libre. El vivir en esa transparencia de lo real, es creatividad. y es posible vivir creativamente en cada instante, independientemente de las creaciones concretas que la vida inteligente marque. La plenitud del silencio creador es el trasfondo de toda situación del vivir. Los sonidos en una melodía están en tal relación unos con otros, que si separásemos un sonido de los demás se destrozaría la armonía. De la misma manera, en el vivir creativo se contempla la melodía total. Y si alguien se quedara parado en un sonido particular, se estaría perdiendo el concierto grandioso para el que vivimos. La mente contemplativa está aprendiendo siempre a escuchar la melodía total, aun cuando pueda escapársele algún detalle en los instrumentos. Y la creación empieza ahí en la misma inteligencia. Antes de tomar el instrumento y dar la nota, antes está la inspiración. Y esa inspiración no es específica para hacer sonar esa nota o dar esa pincelada. La inspiración se da en armonía total, anterior a toda obra en particular. Es la herencia de la vida. Siempre está surgiendo, por el solo hecho de ser. Al escuchar el silencio vivimos esa plenitud que equivocados situamos en alguna 286

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obra, creada por la inspiración de una persona. Pero la materialización concreta es posterior y no ha de ser buscada por ella misma. Solemos estar pendientes de la concreción, sea de arte o de educación, por ejemplo. Estamos tan hipnotizados por la creación de la situación externa, porque la obra quede bien, que nuestra mente absorbida por las circunstancias últimas de la manifestación de la luz se pierde la luz misma creadora. Entretenidos en lograr que las cosas salgan bien, hemos perdido la inspiración por la que vivimos. ¿Cómo puede darse así la alegría de vivir? ¿cómo puede haber plenitud? Tendré que confiar en la Vida, soltar la tensión inherente al deseo de que las cosas sean según mi pensar, tendré que hacerlo al comenzar a escuchar el silencio. Y sentiré un día lo que es vivir inspirado, cuando el silencio colme el vacío de una existencia proyectada. Escucharé desde él la melodía total, cuando por la contemplación me haga de su misma sustancia. Me irá transformando en su melodía desconocida. Al contemplar desde la transparencia del silencio, me convierto, soy lo eterno.

DIÁLOGOS Si no he de poner el interés en la creación de las obras ¿cómo surgirá espontánea la creación?

Vive desde el silencio. Que tu contemplación en ese silencio creador abra los caminos por los que se irán expresando las cosas que la vida prepare.

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Comprendo e intuyo que es verdad lo que estás diciendo, pero cuando llega la hora del sufrimiento, no puedo soltarme, me quedo en él y no puedo actuar según lo que he visto como verdadero. ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué soy incapaz de ir a ese silencio donde se podría deshacer el dolor?

Los seres humanos sufrimos. Cuando una zona de nuestra conciencia se siente separada de su origen hay sufrimiento. Pero ¿por qué damos a las situaciones una realidad que no tienen? Por dárselas las perpetuamos, y hacemos al dolor partícipe de nuestra vida. Es natural que en algún lugar, en el amplio campo de lo relativo, haya sufrimiento. Pero sea cual fuere el dolor que aparezca, hay maneras radicalmente distintas de afrontarlo, según la comprensión. No es dejar de sufrir lo que produce la sabiduría, aunque eso es lo que imaginamos en nuestras fantasías de realización, sino vivir el sufrimiento desde un lugar donde hay libertad. La libertad va creciendo en nosotros. El dolor está en un lugar determinado de la conciencia. Es posible pasar por un sufrimiento y simultáneamente estar libre de él.

¿Podrías explicarme cómo es posible esa simultaneidad?

En el movimiento de la vida que surge del silencio y desemboca en él, allí donde no hay condiciones, donde hay libertad, cabe el dolor. Y al entrar en ese remolino de la vida que, visto con lucidez, conduce al silencio, se disuelve. Allí donde falta algo, donde hay un desequilibrio seguirá estando el sufrimiento. Pero mi contemplación del movimiento del vivir me integra en aquel espacio infinito del 288

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silencio, donde no hay nadie que sufra. El origen de todo, el silencio de la mente es a la vez la disolución de todo. El silencio acoge en su seno todo lo que es suyo. También el dolor. El dolor igual que el placer, se hacen y se deshacen en el tiempo. Todos los opuestos cesan en ese movimiento. Porque lo real no tiene opuestos.

¿El dolor entonces es algo falso?

Al quedarme en uno de los opuestos creo una situación falsa. Los opuestos se mueven hacia la unidad. El silencio lo sabe. El movimiento del vivir no ha de ser parado artificialmente por la mente que selecciona uno de los opuestos. Solo así se vive la unidad.

¿Esa comprensión del sufrimiento se da como una gracia o depende del trabajo personal?

La sabiduría no se consigue con esfuerzos. Es una gracia, pero cuando aparece es como una constante llamada a la investigación, a la lucidez. La sabiduría se da únicamente en la mente contemplativa. Los esfuerzos con el pensamiento están condicionados a algo particular y obtienen lo que buscan. Pero la sabiduría no busca nada, contempla sin elección la totalidad.

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¿Es necesario colocar la mente así? ¿Se aprende en la vida a hacerlo?

Aprender no es aplicar las experiencias pasadas. El aprender de la sabiduría es un simple estar abierto sin recordar el pasado ni preparar el futuro. Hay que permitir que la mente se mueva con la vida misma, que sea atravesada por ella.

Muchas veces pensamos que algo va a ser muy doloroso según la experiencia: una muerte, por ejemplo. Y cuando sucede, el vivir despierto, hace que sea diferente de lo que se considera normal.

Sí, muchas veces lo que está establecido que me tiene que hacer sufrir, no me hace sufrir, si lo comprendo, si lo integro con el todo. La vida es nueva siempre. Viviendo desde la lucidez del silencio todo es inesperado.

La comprensión vale para cada momento determinado de la vida si surge del silencio ¿No es así?

Sí, es instantánea, es sin tiempo, nace del silencio de lo conocido y por eso el tiempo no la reconoce. La comprensión ha de ser nueva en cada situación.

¿Cuál es el momento en que desaparece la ignorancia en ese movimiento de la vida?

La ignorancia no es nada. Cuando hay lucidez que es lo único real, desaparece como una sombra ante la luz física. 290

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En el movimiento de la existencia siempre está la luz. Todo lo que se crea, surge a partir de lo único real. Si lo viéramos así, como un espectáculo de luces y sombras, seríamos más libres.

Me cuesta creer que no hace falta esfuerzo para tener la mente despierta. La mente divaga siguiendo los estímulos exteriores ¿qué hacer?

Cuando haces esfuerzos la mente divaga más. Los mismos esfuerzos crean el conflicto que hace fluctuar la mente sin equilibrio.

¿Aunque los esfuerzos sean para mantener la mente quieta?

Sí, cualquier esfuerzo. El esforzarse supone que quieres ir de un lugar a otro. Pero no existe esa distancia Tu identidad no está separada de ese silencio total. Toda la trayectoria es pensada. ¿Qué tipo de esfuerzo tendría éxito siendo ésta la verdad?

Si es una gracia, dime, ¿cómo se reparte esa gracia?

No se reparte. Está toda en la unidad de conciencia.

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Pero ¿por qué tú estás ahí y yo aquí? ¿No hay diferencia en esa gracia?

Son solo situaciones. Das mucha realidad a esas situaciones cambiantes. Lo que ahora se está representando aquí no es lo real y la obra representada cambiará con el tiempo. En cien años será muy diferente, sin duda.

Pero hay personas con más comprensión, ¿cómo habrá que considerarlas?

No hay autoridad en el descubrimiento de la verdad. Es tierra de nadie. Estamos acostumbrados a ensalzar a alguien y obedecerle, y si no, caemos en el opuesto de no respetarle. Lo adecuado es no dar esa importancia imaginada, y a la vez sentir un gran respeto por el trabajo interior y los descubrimientos que cada ser humano lleva a cabo. La admiración se ha de poner en la lucidez y la verdad que se trasparentan a través de la persona, no en la persona misma.

Mientras investigamos el silencio aparece no como algo distante sino como algo real, que está aquí. Estoy descubriendo que la investigación se hace, no para llegar a un silencio, sino dentro del silencio mismo. No puedo buscar el silencio porque estoy en él. Este aspecto de realidad me parece esencial para un trabajo interior. Quisiera que hablaras de esto. Investigar en ello es muy clarificador. ¿Cómo está lo real en lo temporal?

Lo único real es lo atemporal. Pero la comunicación se da en el tiempo. Y a la vez apuntamos a lo que está más 292

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allá. Por eso aparece una dialéctica constante, un movimiento de ir hacia aquello. El movimiento es circular. Y en esa interrelación entre el tiempo y el no-tiempo surge lo eterno. Existe un punto imperceptible que no capta el pensamiento, en el cual lo eterno y lo temporal se tocan. Y sucede en el momento presente. Si en este momento mi mente está en actitud contemplativa, despierta, no entretenida con un pensamiento en particular, sino abierta a la totalidad, el tiempo muestra su secreto; se queda a un lado y puedo vivir un instante eterno. Todo ello surge en el silencio del pensar.

Quien contempla ¿es el yo?

No, la libertad del contemplar escapa a la separación del yo.

Pero ¿lo que contemplo es mi verdadera naturaleza?

Es la verdadera naturaleza de todo. Tu identidad se reconoce allí. Llamamos yo al centro personal que creemos ser.

¿Cómo pasamos del yo a la verdadera identidad? Me gustaría investigar sobre esto.

Lo que nos hace sentir un “yo” tiene un aspecto verdadero y otro falso. El verdadero es lo que estamos llamando identidad. Esa unicidad que me hace sentir ahí. Pero lo falso en la entidad que creemos ser, es la separatividad. 293

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¿Y al contemplar, qué queda del yo?

Al contemplar solo queda esa identidad abierta al todo, no separada y sin límites.

¿Cómo descubrir la identidad sin separación?

He de hacer una investigación para descubrir esa identidad en su propia desnudez, sin los agregados existenciales cambiantes, que constituyen lo que creo ser.

¿Una apertura sincera del corazón la descubre?

Es necesario movilizar la mente para dejar un espacio silencioso donde pueda surgir lo nuevo. Allí descubro mi identidad. No basta con la apertura del corazón que tiene el anhelo de descubrir. He de investigar para comprender el proceso tiempo-pensamiento que cubre mi verdadera identidad.

¿Cuándo se transforma la mente en mente contemplativa?

La contemplación unifica. Cuando la mente está dispersa hay ignorancia. Por la contemplación se unifica en lo ilimitado. La mente no se colocará en su posición de equilibrio, hasta que no se desengañe de los objetos que ella misma crea.

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¿En qué consiste según esto la investigación directa de la mente?

Vivimos basándonos en interpretaciones. Por eso hemos de deshacer esas falsas interpretaciones y en eso consiste el investigar sincero.

Para ponerme en contemplación solía rememorar un momento, una forma en particular que me recordaba aquel silencio. Lo hacía para romper ese círculo vicioso de la mente. En momento de recogimiento, de silencio, puedo volver a hacerlo, pero no en la vida normal. ¿Cómo vendría la contemplación en cualquier momento?

¿Por qué hacer el camino más difícil, el de ir a la no forma a través de otra forma? ¿Por qué no vas directamente a la no-forma?

Para limpiarme de las realidades concretas escogía una de ellas que me parecía superior.

La realidad que hemos dado a las cosas debe ser disuelta.

¿Cómo disolver esa parte? Puedo quedarme en silencio al evocar algo y desde allí quizá se limpie la mente. Pero en la vida diaria es imposible para mí estar en silencio.

Empieza por la situación que te resulte más fácil. Y no te preocupes de cambiar lo que ves en tu conciencia. Trata solo de que tu mente se vaya haciendo más contemplativa. 295

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Verás cómo luego esa mente contemplativa te va acompañando espontáneamente, sin que la busques. Llegará a seguirte en todo momento.

Quisiera hacer lo que esté en mi mano para conseguirlo.

No intentes conseguirlo en el tiempo. Nada hay que alcanzar. Es algo tan delicado, tan sutil como enamorarte de la verdad. El silencio es como un suave viento que enfría el ardor de la mente angustiada por sus objetos.

¿Cómo sucede?

De manera desacostumbrada para la mente. Se parece más al arte que a la técnica. Es una inspiración.

En la vida diaria a veces la mente es creativa y otras veces no. Ese silencio en el que surge la creación, esa creatividad, ¿es la mente contemplativa o hay alguna diferencia?

El silencio es silencio de las cosas conocidas. Y la mente contemplativa es la mente que disuelve sus límites en la luz. Se va haciendo contemplativa la mente al deshacerse como mente particular. Eso sucede en el silencio. A partir de ese vacío que apunta a la novedad, a lo desconocido, puede surgir la inspiración y la inspiración impulsa la creación. 296

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Si es el silencio el que crea ¿qué papel tiene la mente en la creación?

La mente va abriendo paso al silencio que crea a través de ella.

Este trabajo de investigación parece más ver lo que no soy que lo que soy. Es como quitar las capas de una cebolla hasta llegar al núcleo que es un vacío. ¿Es así?

Sí, esto es lo primero para una investigación directa de la verdad. El darme cuenta de que no soy ni esto, ni esto, como han dicho los filósofos advaitas y también los budistas. No soy nada de lo que aparece en mi conciencia.

¿Y después, cuando ya veo que no soy nada?

Habiendo disuelto todas las aparentes formas de ser, en ese silencio de la no-forma, surge la observación, la creación de las formas. Entonces puedo decir, unido al movimiento de la vida manifestada, soy esto y esto y esto. Soy todo lo que aparece como apariencia y soy lo que no aparece, en verdad. Por eso la investigación negativa no me aísla. La reclusión viene de escoger solo una parte y rechazar las demás. En cambio el vacío de formas lleva a la unidad de ser. En esta investigación estamos quitando realidad a lo falso. Una vez que hayamos eliminado esa visión equivocada de lo que la vida es, podremos verla en libertad, nos moveremos en el movimiento creativo del vivir. Y nada de él nos resultará ajeno. 297

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¿Es un desapego de todo?

Sí, es un desapego integrador. Un desprenderme de lo falso para descubrir la visión verdadera. Se ha dicho en la tradición japonesa que desde una primera mirada elemental, los ríos son ríos y las montañas son montañas. Luego, cuando la comprensión empieza a despuntar, los ríos ya no son ríos y las montañas ya no son montañas. Y, por último, al profundizar en la investigación, se descubre que los ríos son ríos, las montañas montañas y los lagos, lagos, pero desde una visión totalmente nueva.

¿Podríamos decir que lo que realmente nos aparta del silencio es nuestro concepto temporal? ¿Es el miedo que tiene la mente a morir, a dejar de ser si sale del tiempo lo que la impide encontrar ese silencio verdadero?

Sí. Creemos que somos ese movimiento que vemos en el tiempo. Hay miedo al creer que soy una forma y pensar que puedo dejar de serlo. Pero sobreviene una gran alegría al descubrir que no soy ninguna forma. Es una alegría liberadora. Todo lo que buscaba, lo descubro en esa libertad que me revela el silencio.

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XIV. CUANDO EL VIVIR SURGE ESPONTÁNEO

1. El nacimiento de lo inesperado Anhelamos una nueva vida y hablamos de crear una nueva manera de entenderla que se exprese en una sociedad diferente. ¿Podríamos llegar a ello si lo planificamos? Ya sabemos cuáles son los resultados de una vida calculada, preparada con retazos de experiencias pasadas. Pero, ¿sería posible que la acción brotara espontánea, como brota la naturaleza al comenzar la primavera? Nos sorprende hasta la posibilidad de una conducta libre y directa. Pensamos que no es lógico imaginar un vivir espontáneo cuando estamos tan condicionados por las decisiones aprendidas, la información que recibimos, los planes que ideamos para controlar las situaciones. Si estamos bien situados y no perdidos entre pensamientos, no necesitaremos calcular cómo vivir. Surgirá la vida espontáneamente. Como crecen los árboles, como la lluvia cae, igual que el sol ilumina, así será nuestro vivir. Y ¿cómo irrumpirá espontánea nuestra vida? En cada instante comienza. Por eso la apertura de lo primigenio se da en cada instante. No hay continuidad, a no ser la aparente sucesión que el pensamiento superpone a lo vivido. La Vida nace y muere en cada momento, ¿lo hemos descubierto? El sucederse de los días y las noches en la cadena de lo conocido, aparece cuando llevamos la carga del pasado sobre nos299

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otros, una carga de pensamientos que puede ser muy pesada. Más, en el silencio del pensar, en ese lugar desconocido desde el que estrenamos la vida en cada despertar, se da un descubrimiento, el nacimiento de lo inesperado. A partir de ese punto, sabemos lo que es espontaneidad, no antes. La naturalidad no la fabricamos como se fabrica lo mecánico, no la podremos tampoco copiar de un modelo. No es posible prepararse para vivir mejor o para ser feliz. No hay preparación posible para llegar a ser lo que esencialmente somos. La anticipación se da en la manipulación de los objetos, se refiere a lo técnico, pero no al psiquismo humano que está en incesante cambio. El vivir humano brota de la vida una en cada momento. Y será más espontáneo cuando profundicemos en la conciencia más y más, cuando descubramos nuestra esencia, que parece esconderse. Es un descubrimiento impredecible con respecto al tiempo. Y no hay un momento en el que aparezca lo auténtico y otro en el que no esté. No hay tampoco un momento interesante en mi vida y otro gris. El transcurrir de las horas sin sentido, los vacíos existenciales, todo eso es una interpretación que se añade al trasfondo de lo que es. La rutina, el aburrimiento, las responsabilidades interminables y las culpas del pasado, los deberes y los derechos, son creencias repetidas por error. Y, en conjunto, todo ello está formando el argumento de esa película a la que me refiero cuando hablo de mi vida. Pero, ¿qué hay en ella de esponteneidad? ¿qué hay allí de la alegría siempre renovada de lo verdadero? Solo soy responsable de la verdad de cada instante, solo de la lucidez, que coincide con la verdad total aquí y ahora. Lo verdadero de la vida será responsable por sí mismo. Y comprenderé que en ese estado de libertad espontánea no me encadena la dependencia a personas, a situaciones, a orga300

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nizaciones, ni a lo que hice o podría hacer, ni a lo que dijeron o hicieron los demás. Mi conducta puede ser limpia, pura, aún más que el agua del deshielo de las cumbres. Y dejará mi psiquismo silencioso, sereno como un lago de aguas transparentes. Allí se reflejará la luz y se expandirá en armonía. La vida exterior y la vida interior estarán integradas en una sola. Pensamos que existe una vida particular en cada persona y una vida colectiva que es la sociedad. Y tratamos de adaptarnos, a partir de esa idea, manteniendo nuestra individualidad a salvo. De lo colectivo probamos conseguir algo para lo personal, sin que el intento perturbe demasiado nuestra intimidad. Sin embargo, esas dimensiones, esas acotaciones en el espaciotiempo, no son reales. Tienen solo la realidad que les estoy dando por falta de lucidez. Hay una dimensión sin medidas que costriñan, un ámbito nuevo no tocado por el pensamiento. Y no se trata de vida particular ni vida colectiva. Es vida espontánea que fluye armoniosa desde la totalidad. Es Vida eterna que acaba de nacer cuando la miro, y no dura ni un segundo más. No tienen compartimentos, ni separaciones, no se puede organizar o archivar según modelos establecidos. No hay en ella conflicto ni oposiciones ni competitividad o comparación. Y esa es la vida que anhelamos porque es la vida que somos. No podríamos adaptarnos nunca a otra, por más que lo intentásemos.

2. La respuesta auténtica Mediante teorías sociales, psicológicas o políticas se trata de mejorar los individuos a fin de que se interrelacionen bien en el seno de la sociedad. Pero los intereses estarán en 301

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conflicto mientras vivan en la división. La competencia y la frustración serán inevitables. La paz, expresión de la armonía que surge de la unidad, no se conoce en la realidad dividida, programada racionalmente para intereses limitados. ¿Cómo se podría así descubrir la belleza de la vida incondicionada? Y ¿cómo encontrar la paz en la oposición de tantos fragmentos opuestos? Creo que es espontáneo hacer lo que pienso, imitar un personaje famoso de novela, seguir las teorías de algún héroe político, religioso, o quizá escuchar la voz del subconsciente de la humanidad confusa. Imagino que se trata de mi vida. Estoy persuadido que mi identidad está en aquello que hago o en lo que pienso que quiero hacer. Al investigar con sinceridad, al mirar con resuelta intención de observarlo todo, esto cae por sí mismo y la verdadera cara de lo real empieza a mostrar su belleza. Más allá de impulsos inconscientes, de deberes controlados, de deseos y experiencias insaciables, más allá de mis pequeños derechos a una vida restringida, está el derecho de ser lo que soy. Ese derecho sagrado, grabado en lo hondo de mí mismo, aún está por descubrir. Y solo si lo descubro dejaré de intentar ser alguna otra cosa. Pasarán ante mí circunstancias más variadas, las imaginadas y las que quedan por imaginar, los momentos de crisis y los momentos placenteros, la aceptación y la no aceptación de los demás. Todo eso pasará ante mí. Todos los retos del existir se irán presentando a la espera de la auténtica respuesta, de la afirmación genuina. Y en ella nada se perderá ni se ganará, porque el manantial profundo del que brota es inagotable. Por esta razón, la auténtica respuesta es transparente como la luz. Intentamos actuar desde compartimentos cerrados, cuando la verdadera Vida es 302

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completa: se da y se recibe desde la unidad de Ser. El desafío exterior y la respuesta interior han de ser uno, porque en la unidad brotaron y a la unidad vuelven tras el aparente recorrido de la temporalidad. Más que aprender cómo vivir, aprenderemos a encontrarnos con la vida. Y la descubriremos en el simple respirar, en el latido viviente de todas las cosas que nunca se resignan a estar separadas, y en el canto siempre inacabado del comprender. Así caerán los hábitos artificiales, las maneras de pensar y de reaccionar, las respuestas condicionadas que se disfrazan de espontáneas. Lo condicionado puede ser tan rápido como la reacción mecánica de un computador al presionar la tecla. Pero esa rapidez no le convierte en genuino. Lo espontáneo es lo que crea cada momento la vida, y por eso es nuevo. Cuando la respuesta es repetida, es un teclear en sueños que moviliza distintos puntos ya programados. Hay un abismo entre la auténtica espontaneidad que irrumpe desde lo real con la sencillez de la inteligencia, y la falsa que se presenta como una compulsión de fuerzas confusas y desarmónicas. ¿Y mi voluntad? Va en la misma dirección de la inteligencia que tiene su origen en la verdad. De no ser así, sería que mi voluntad es el capricho momentáneo de una manera de ver limitada. Mi voluntad, lo que quiero, más allá de mis necesidades inventadas al pensar, es la verdad que soy. Y se expresará espontáneamente si mis ojos están abiertos desde dentro, si están iluminados por esa luz verdadera. La vida se manifiesta natural a partir de ahí. Y puedo confiar cuando esa fuerza actúa, porque será adecuada. Adecuada, no a mis deseos, sino a mis anhelos auténticos, por actuación de la fuerza de la Vida total. Es una liberación vivir de manera espontánea, sin calcular qué hacer o dejar de hacer. Pero esta simplicidad de la inteli303

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gencia no es casual ni caótica, es culminación de la armonía de una mirada transparente, del ver lúcido, del querer dilatado y del actuar confiado.

3. Espontaneidad y unidad Los que asistimos al espectáculo de una sociedad que intenta ser libre y feliz sobre bases equivocadas, buscamos comprender, para descubrir la Vida verdadera. La falta de respeto a los valores que se ven con los ojos del alma, se expresa en irresponsabilidad y agresión hacia las personas y hacia el entorno. Son los efectos contrarios a la verdadera libertad que se traduce en la conducta espontáneamente inteligente. La libertad irrumpe en la luz, luz que al iluminar, lo armoniza todo. No existe esa libertad individual cuando se actúa manipulando a otros. No hay separación real, solo separaciones creadas por la falta de comprensión de la unidad que todo lo incluye. No hay distintas entidades reales con diferentes intereses reales. Los intereses solo son verdaderos si armonizan con la totalidad. La conducta espontánea es liberadora cuando brota de la realidad libre que soy y que somos. Por eso no tenemos que hacer negociaciones para convivir mejor unos con otros. Ninguna servirá. Porque no estamos en la existencia para defendernos e imponernos astutamente a los demás. Si queremos que nuestra manera de actuar sea expresión espontánea de nuestro ser, hemos de descubrir el misterio de la unidad del ser de todos en el Ser uno. Hemos de encontrar la clave fundamental de la existencia. La conducta intencionada, ideada por la persona en particular, está errada desde su origen. No puede producir 304

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frutos verdaderos porque afianza sus raíces en el terreno pantanoso del error de separatividad. Los intentos de experiencias, las situaciones derivadas de los deseos, además de producir separatividad, generan una actividad reactiva. Y la reacción ante lo que sucedió, ante lo que dijeron, lo que pensé, está siempre encerrada en cárceles del pensamiento, que no tienen acceso a la vida espontánea y real. ¿Qué libertad puede haber allí? La libertad irrumpe directa de la realidad que soy, cuando la vida pregunta y responde en alegría traslúcida, en esa alegría de la unidad intacta, sin estar fragmentada aún por el proceso del pensar. Si veo lo que se está expresando, la emoción que despierta en mí y el lugar de donde surge, también puedo ver el reto y la respuesta condicionada. He descubierto el proceso mecánico de mi psiquismo. Y cuando estoy serenamente despierto lo puedo ver con toda claridad. La acción adecuada surge entonces desde el fondo de esa inteligencia de la vida. Y surgirá espontánea como la aparición de brotes nuevos en el despertar de todas las primaveras. No necesitaremos pautas de conducta heredadas de antiguas sabidurías ni normas aceptadas por la costumbre o el miedo. Podemos, si aprendemos a descubrirla, vivir una vida lúcidamente espontánea, sin intermediarios. Nadie sabe qué hacer en cada momento recién nacido a la existencia. Nadie puede saberlo ni nadie lo ha sabido nunca. La belleza del vivir está en lo desconocido. El conocer voluntario no sabe que existe. La anticipación nos distrae de lo que la vida nos muestra espontánea en una inspiración simple e inesperada.

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DIÁLOGOS Si en cada momento, la respuesta a las situaciones de la vida es espontánea, ¿cómo se va haciendo el contenido de una vida? ¿cómo se consiguen las metas que uno se propone?

Tu actuación surge espontánea si no está tu identidad en el tiempo. Entonces nada tienes que proponerte, porque nada hay que conseguir. Es un vivir único en el presente atemporal. Sin embargo, en el tiempo se va haciendo un proceso que se puede reconocer desde ahí. Llegas a ser profesor, padre de familia, etc...¿Pero es eso lo que eres realmente o eso solo sucede? El tiempo es condicionante pero solo afecta a la superficie de tu conciencia. Adentrándote en ti mismo eres libre y no te afecta la huella que vas dejando al pasar. El pensamiento programa, esa es su capacidad, pero tú no tienes que sentirte programado porque no eres pensamiento.

Lo bueno y lo malo no existen según veo, pero si existen lo verdadero y lo falso en la conducta ¿no es cierto?

Lo bueno y lo malo son aspectos relativos de lo verdadero y lo falso. Pero todo los opuestos se unifican en el camino hacia la verdad, que es lo único real.

¿La bondad suprema es también lo verdadero?

Si investigas cuidadosamente en tu propia conciencia verás que todos los valores desembocan en la unidad. En 306

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un principio te parecerán separados. La justicia, por ejemplo, puede parecer separada e incluso opuesta a la bondad. Y la verdad parece independiente del amor. No es así. Solo que no hemos descubierto los puntos de unión. Al encontrarlos, coincidiremos con la tradición platónica en el que el “summum bonum” es lo verdadero. El bien surge espontáneo del Ser, de lo Real.

¿Y podrá haber bondad sin visión de la verdad?

Una actitud bondadosa parcial corresponde a una visión fragmentada de la verdad. Al mirar la vida con ojos verdaderos encontraremos rastros de verdad y de bondad por todas partes. Hay muchas maneras de tomar contacto con la verdad y el intelecto no siempre se entera de lo que está pasando.

Si tengo fe, ¿la bondad será espontánea a partir de esa fe?

Todo es conciencia, también la bondad está hecha de conciencia, de lucidez. Cuando la fe es auténtica no es ciega. Sería una contradicción pensar así. Solo tienes fe cuando ves. Aunque no puedas construir un sistema de ideas desde esa visión, la luz está ahí iluminando de alguna manera. Y desde ella, la bondad es natural.

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Muchas veces lo que es bueno para mí no lo es para otro y viceversa. ¿Cómo saber cuando algo es bueno de verdad en la vida?

Vivir espontáneamente es vivir desde la verdad, y la acción que se deriva de ahí es buena para el momento en que se vive. Tienes que aprender a vivir así, aprendiendo primero a investigar. Al mirar los valores, lo que anhelamos en el fondo, nuestra mirada ha de ser limpia, pura. No los veamos según la forma establecida por la sociedad, lo que la costumbre o la cultura han dicho y han repetido que es ser bueno. Si queremos saber lo que la bondad es en sí misma, hemos de observar por nosotros mismos con pureza de visión, sin ideas previas, sin pautas aceptadas. Hemos de estar despiertos para poder mirar cara a cara los valores. Y eso no es posible hacerlo con la máquina de pensar. Deja que tu inteligencia lo vea, suelta juicios y prejuicios.

¿Podría decir entonces que si en un instante estoy instalado en la verdadera espontaneidad todo me lo traerá la Vida, todo lo que necesite, sin tener que preocuparme por ello?

Sí. Todo se irá creando libre y espontáneamente. Tú partes de un estado de inocencia, de asombro lúcido. Y a partir de ahí, la energía te impulsará a actuar. Y tu vivir será un acto de contemplación amorosa y de acción de gracias, que dejará libre la actuación de la vida.

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En ocasiones he tenido la intuición de que todo estaba hecho ya. Y me he sentido en paz. Pero luego, he vuelto a preocuparme. No puedo retener esa intuición.

Si vives lo verdadero no hay nada más que hacer. Mientras no tienes esa vivencia, buscas por un lado u otro, movido por el miedo. Al descubrir el verdadero sentido de la existencia, tu mente se queda en contemplación de aquello que has descubierto. Y vives en una alegría espontánea. La vida total crea tu vida. No cabe ahí preocupación. Nada tienes que hacer. Únicamente contemplar eso que has intuído. Si dejas de contemplar inadvertidamente, habrá interferencias y vivirás desde ellas, lleno de preocupaciones, creyendo que esa es la única manera de vivir.

¿Cómo mantenerme en ese estado?

Es un estado de gracia, como se ha llamado desde los tiempos antiguos. No hay en él culpa porque no hay intencionalidad. No reconoce la competencia ni la comparación. Es un estado de inocencia. Estás en él cuando eres inocente. No puedes, por tanto, prepararlo. No puedes saber cómo se consigue. Porque el que quiere conseguirlo no es inocente. Requiere tanta inteligencia, que la pequeña inteligencia conocida por nuestras mentes, que no es más que astucia, no puede llegar a él. Sin embargo, en la pureza de una mente transparente se refleja la inteligencia a raudales.

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Para llegar a esa pureza de la mente ¿importa algo la clase de preparación que se haya tenido, como una educación o unos estudios?

No por tener estudios especiales se tiene más acceso a la verdad. Pero tampoco el no tenerlos ayuda a ello en absoluto. No es más pura la mente sin cultura ni tampoco lo es la mente culta. El pensamiento es astuto. Y si estamos en él no seremos inocentes, cualquiera que sea nuestra preparación, tanto si consiste en ver la televisión como si nos hemos interesado en la física nuclear y tenemos títulos que lo acrediten. El pensamiento está condicionado, es por tanto impuro, independiente de la información que se le haya dado. Y la inteligencia que se mueve desde la inocencia, es pura.

Como la inteligencia se expresa en la vida cotidiana, quisiera preguntarte si los actos de la persona que vive desde la inteligencia son inteligentes también.

La inspiración de la inteligencia se expresa en creatividad inteligente. Aunque también suelen llamarse inteligentes los actos que derivan no de la inspiración sino del aprendizaje mecánico. Un pianista tiene que aprender a tocar el piano por técnica y repetición, aparte de que se inspire en la belleza o no. La práctica conduce solo a la habilidad. Y la contemplación de la inteligencia es la inspiración de la vida.

¿Hay cosas que se hacen con inspiración y otras no? Si hay trabajos creativos y otros mecánicos, para muchos la vida no es creativa.

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Siempre será creativa para todos nosotros si hemos descubierto un lugar verdadero desde donde vivirla. Un ser humano no debería vivir sin inspiración, la apertura a la inteligencia es la verdadera condición humana, aunque esté por descubrir para muchos de nosotros. Y todo se ha de hacer por inspiración, a pesar de que algunos actos requieran conocimientos técnicos y práctica o entrenamiento de la mente y el cuerpo.

¿Y quien hace lo mecánico?

Lo mecánico se hace con las manos o el pensamiento, con los músculos, los nervios y las conexiones entre neuronas. Pero tú no has de estar ahí sino en la inteligencia que trasciende todo instrumento.

El estar en alerta constante tiene que producir una gran tensión. Requiere mucho esfuerzo y la mente se defiende olvidándose ¿no es cierto?

El pensamiento no puede estar alerta, es un instrumento condicionado, programado. Por eso se asusta si intentan ponerle una tarea que es incapaz de hacer. Investiga y descubre la lucidez espontánea que está más allá del pensamiento. No requiere esfuerzo por tu parte ya que es tu propia naturaleza.

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Pero me duermo en el intento de despertar.

No trates de estar consciente. Si te duermes, date cuenta de que tú no eres el sueño, eres la conciencia despierta.

¿Qué tengo que hacer ahora para estar más lúcido?

En este momento, desinterésate por el pensamiento. Descansa en el silencio y toma conciencia de que eres lucidez, esa luz que ilumina, ese potencial infinito.

La mente es astuta y vivimos en el mundo que ella ha creado. Tal como lo vivo, tengo que luchar con astucia para dar soluciones a los problemas que se plantean para sobrevivir.

¿De verdad crees tú que tenemos que hacer eso?

No. Intuyo que se podría vivir de otra forma. Pero me da la sensación de que si no actúo así, no me va a ir bien en mi caminar por la vida.

Mira qué es lo esencial. Ten cuidado y observa si por conseguir lo parcial, puedes estar perdiendo lo total. Cuenta de un filósofo griego, presocrático, que una noche por contemplar el firmamento estrellado, cayó en un pozo. Así ¿quién querría ser filósofo? Sin embargo, es grandiosa la actitud del filósofo saliendo del pozo y volviendo a mirar hacia arriba. Lo que resulta triste es la condición de las gentes que por mirar el suelo que pisan para no caer, se están perdiendo el espectáculo del cielo estrellado. 312

Vivir por inspiración

Si no me concentro en lo particular, tengo miedo de no poder aceptar lo que suceda.

Lo particular se producirá de una manera o de otra. Y lo aceptarás si lo ves desde lo total, porque verás la inteligencia expresándose en aquello.

El cuerpo es lo que me limita. Y el obstáculo es pensar en las cosas del cuerpo. ¿Eso es lo que sobraría para vivir espontáneamente desde la inteligencia?

Lo que sobra es la identificación con formas exteriores como el cuerpo. Tu identidad debería estar en tu propio ser, que es luz, allí de donde viene la inspiración. Pero debes eliminar la identificación con las formas, no eliminar las formas mismas. El creerte que eres un cuerpo, eso es lo que debe caer como falso, ¿lo ves?

Sí. Pero ¿cómo puedo hacerlo?

No tienes que hacer nada. Solo darte cuenta de lo que eres. Amarás todas las formas en las que se expresa la belleza, desde el ser que eres. Amarás la armonía de esa expresión. Y lo amarás desde allí, desde la unidad. Amarás todas las criaturas desde la luz creadora. El error y el peligro está en lo que crees ser. No tienes que quitar nada de lo que aparece. Solo no identificarte con apariencias de realidad.

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¿Cómo debo hacer un trabajo mecánico? ¿Puedo ser espontáneo haciéndolo?

En la zona superficial de tu mente se producen unos movimientos, según unas relaciones condicionadas y aprendidas. Pero tú no te agotas ahí, eres más. Desde lo profundo, puedes vivir la alegría de expresar el infinito de posibilidades que se encuentran en tu inteligencia. Abierto a la inteligencia total, expresarás adecuado el aspecto que la situación pida. Y esa adecuación lúcida armonizará con la vida total.

¿Por qué al hacer el trabajo me siento a disgusto?

No es porque el trabajo sea más o menos mecánico. Son las creencias aceptadas en el pasado las que enturbian tu mente. En lucidez disfrutarás del instante, dándote cuenta de que estás ahí, de que tienes capacidad de crear o fabricar cosas. Desde la alegría de ser, gozarás ese instante único, independiente de su expresión en un aspecto u otro de lo real.

¿Puedo hacer lo que quiera? Si soy espontáneo, ¿no haré lo que no debo?

Puedes hacer lo que quieras. De hecho, todo el mundo hace lo que quiere dentro de las posibilidades que cada uno crea. Y luego vienen las consecuencias. Las de los errores, las de sentirse separado, son el conflicto y la inquietud. Las de los actos verdaderos, espontáneos, son la armo314

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nía y la serenidad. Por eso, mantente despierto. No te preocupes de aplicar leyes morales para ti y para los demás. La Vida ya es legisladora. Cada acto producido por la visión limitada produce una acción que trae en sí su propia lección. Los problemas de la vida te enseñan. Y con ellos se va haciendo un sendero de aprendizaje. Algún día sabrás lo que es la verdadera espontaneidad.

Los actos malos o erróneos ¿vienen del origen? ¿Cómo pueden venir de allí?

Lo falso viene de lo falso, pero señala lo verdadero. Si nos alejamos del origen sagrado, de lo que somos realmente, nuestro deseo apuntará en esa dirección. Siempre quiero ser lo que soy, aunque por error no acierte con lo adecuado.

¿Qué me aconsejas para vivir espontáneamente?

Nada. Aunque si quieres que te diga algo te diré: olvida el pasado. Empieza ahora mismo a vivir como si no hubieras vivido nada hasta este momento. Deja tu mente limpia como tierra nueva, sin raíces, donde se pueda plantar cualquier cosa, donde las semillas de la vida puedan germinar y sus plantas florecer y fructificar espontáneamente. Tu mente quedará limpia con la verdad. Descúbrela y serás espontáneo desde ella.

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Hoy me he levantado por la mañana sintiéndome más despierto, más verdadero. Y he observado que lo que antes hacía mecánicamente rápido, tenía que hacerlo más despacio. Así, por ejemplo, me parecía que doblaba con más amor la camisa. No me molestaba hacerlo. Me encantaba. ¿Era espontáneo entonces?

Sí. Has observado bien, has observado cómo puede transformarse tu vivir desde dentro. No te quedes ahí. Sigue observando.

No puedo ser espontáneo al hablar. Me pierdo.

¿Dónde está tu identidad? ¿En las palabras? Pon la mente en contemplación. Y deja que se mueva el pensamiento, que se exprese en palabras, que la boca las pronuncie. Quédate en contemplación de la verdad de este momento y deja que se exprese. Atrévete a no ser eficiente. Quédate en Aquello y confía.

¿Podrías ahondar un poco más en eso de vivir en el instante?

Lo eterno da vida en cada instante a lo que está en el tiempo. En cada momento la manifestación temporal cobra vida desde la eternidad y en cada momento muere, porque no es nada como forma manifestada. Y entonces aparece el nuevo impulso de la vida. Es lo mismo que el respirar. La vida espontánea nace y muere en cada instante.

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¿Las personas somos entonces una creación instantánea constante? ¿Y nuestra vida también?

Todo aparece porque la conciencia está haciendo esta representación momento a momento. Lo real en tu vida es ese punto de contacto con lo eterno.

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XV. INSPIRACIÓN ARTÍSTICA E INSPIRACIÓN TOTAL

1. La inspiración, esa llamada desconocida Nace una nueva creación en cada momento del vivir. Lo estamos descubriendo. Es la creación que brota de la inspiración desconocida. ¿Dónde se inspirará la vida creativa? Hemos visto que ese resplandor de la conciencia es creador de todo lo que conocemos y enumeramos después. Sin embargo, aún no sabemos cómo surge la obra de arte de la vida. Nadie lo sabe. Porque si alguien lo supiera dejaría de ser una creación nueva en cada instante. Pongamos la mirada en lo que la inspiración mismo significa. No en la obra realizada. Ese estado de ser no es comparable a ningún objeto. Olvidémonos de la vida como objeto y quedémonos en el estado creativo que aparece cuando hay inspiración. La Vida no es nada de lo que pueda decirse “esto es”. Y aún más, está constantemente haciéndose y deshaciéndose. Esto es la creación. Creación y destrucción es lo mismo, como vida y muerte lo son. Porque no hay dos. Es un movimiento aparente en lo eterno inmóvil. ¿Cómo será la vida si cada vez que queremos forzar su actuación de una manera determinada, escapa a nuestras pretensiones? Con ninguna idea podemos determinar lo que no es objetivable. Ni con ideas sociales, religiosas, tradicionales o revolucionarias lo podemos clasificar. Se nos escapa siempre. Y si la creación se nos escapa, ¿podremos determinar al crea319

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dor? Observemos nuestro vivir, observemos quien crea la vida. Al hacerlo, nos podemos llevar grandes sorpresas. Es posible que nos encontremos con lo que nunca habíamos buscado. Porque cuando un ser humano investiga con sinceridad, siempre se encuentra con algo que no buscaba. Y si busca y encuentra lo que buscaba es porque está moviéndose en la superficie de lo que la vida es. Desde ahí nunca quedará satisfecho con lo hallado. El encuentro con lo desconocido es lo que hace brotar la vida creativa. Y si la vida es así, una inspiración que escapa a toda idea, que no se puede manipular ni preparar, aquello que crea la vida, esa chispa de luz que nos inspira, ¿cómo se encontrará? El misterio de la creación consiste en que no es posible preparar la creación, ni tampoco es posible captar al creador. Se hace el juego del que crea la obra y la obra creada en unidad absoluta. Y cuando buscamos quien lo realiza, encontramos que no es ni esto ni aquello, ni un pensamiento, ni un sentimiento. Nada que pueda concretarse como “esto” es el creador de la obra. Hay muchos sujetos en el camino que actúan, intervienen, pero no son el creador. El creador de la obra inspirada es el eterno desconocido. Voy pasando mi identidad de un lugar a otro mientras experimento algo, a través de las sensaciones, las satisfacciones físicas, los pensamientos que se proyectan o entretenido en emociones negativas o positivas. Puedo identificarme con personas, instituciones y trabajos por hacer. Puedo detenerme en muchos lugares y dejar mi identidad por un tiempo en ellos, puedo, en fin, descubrir “lo que no es”. Por eso me identifico, para desengañarme al ver que allí no hay nadie. Aquello está vacío de lo que anhela mi ser profundo. Aquello permanece siempre desconocido. La vida como creación se vive rompiendo las estructu320

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ras que la mente ha ido colocando. Y si nos queda cierta tristeza por esa ruptura es porque no habremos contemplado aún la grandeza, la belleza y la lucidez de aquello que no se puede romper, de lo que no es objeto ni ha pasado por el molde mental, de lo no estructurado, de aquello que no es sujeto, que no está en movimiento ni inmóvil. Si tenemos lástima de deshacer algo es porque todavía no sabemos amar. Cuando amamos queremos conservar las cosas, las situaciones, queremos que todo dure. Pero es anticreativo vivir así. Es vivir con lo que no es. Es quedarse con la muerte separada de la vida, cuando la vida y la muerte no pueden separarse y el separarlas es siempre irreal. Vivir así es entretenerse en colocar realidades a partir de las sombras, de las sombras que la luz crea. En la luz no hay continuidad, no hay esa fuerza que arrastra hacia el pasado, esa inercia, esa torpeza a la que a veces llamamos amor. El amor es destrucción y creación constantes. Es un hacer y deshacer. Y si en un momento especial, como lo son todos los momentos de la existencia, descubriéramos hasta que punto la Vida es ese surgir y desaparecer, si nos enamoráramos de ese impulso desconocido que se revela y en el mismo instante de revelarse desaparece, descubriríamos la inocencia de la inspiración. No querríamos ya repetir ningún suceso. Esa es la inspiración revelada en la vida creativa. Surge la creación e inmediatamente queda olvidada. Porque el nuevo instante es único y trae su propia revelación, su inspiración original. No puedo quedarme manteniendo lo viejo, porque perdería siempre lo nuevo. No puedo hacer durar lo que no es temporal, lo que no es patrimonio del pensamiento, lo que es inexplicable. Y solo es explicable lo que cae dentro de la estructura causal. Lo que se bifurca en causas y efectos se puede explicar y demostrar. 321

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Hablamos ahora de algo que no entra en ese ámbito de lo relativo. Tenemos por tanto que mirar directamente con la inteligencia. No usar el conocido instrumento lógico que funciona de manera dual, según la relación causa y efecto. Como si irrumpiera en nuestra conciencia un relámpago que todo lo ilumina, así se presenta la inspiración. Sabemos cuando algo llega a nosotros por inspiración. Fue un despertar, brilló en una mirada. Luego se creó o no se creó una obra. Pero ahí estaba la belleza intacta. Después, la creación pasará por la temporalidad y actuarán todos los instrumentos que el tiempo necesita para darle forma. Y si pasando por todo ello mantienen todavía su inocencia originaria, será bella. Si presa en la estructuración que le impone lo concreto, la obra todavía mantiene algo de aquella pureza original, será una obra de arte.

2. La obra de arte y el tiempo Habitualmente al pasar por la mente aquella luz que podría ser inspiración, se deforma. Deja de ser un reflejo vivo, un llamamiento claro a lo eterno. La luz se petrifica en lo temporal cuando una mente opaca la cubre de sombras. Lo fosilizado se mantiene como forma, pero sin vida. Lo que está vivo, constantemente está muriendo y naciendo. Una verdadera obra de arte tiene parte de ser vivo, pero solo dura en la temporalidad y la actualizamos al descubrirla y admirarla. Es como si la reviviéramos en cada mirada. La materialidad de la obra se ha forjado en la temporalidad. Se le ha dado una forma y aquella forma la envuelve en la ilusión de separatividad. Sin embargo, en la medida en que el impulso creador se va reflejando, la belle322

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za original deja un rastro reconocible. Y se descubre la labor creadora del ser humano, se percibe que por allí pasó la creatividad de la vida. Y la encontraremos siempre que volvamos a crearla con nuestra contemplación, de lo contrario no. Porque la belleza no está en las formas, sino en la mirada que reconoce la Vida total a través de las formas. Es un desvarío el apropiarme de una obra de arte y considerar que estoy en posesión de la belleza ¿Qué me hace pensar que esa obra me llevará a las alturas? La belleza no está dentro del campo de la causalidad. Lo que tiene de objetivo la obra sí, pero eso no tiene ningún valor. Si en ella hay un reflejo de lo eterno, tengo que recrearlo yendo allí y rehaciendo el camino en mi conciencia. Lo miro desde la superficie y solo veo un objeto negociable. Valdrá más o menos, según el gusto del momento y los condicionamientos o los prejuicios de autoridad que las personas añadan a aquella obra.

3. No hay inspiración personal Nuestra vida es una obra de arte, al igual que las personas, obras de arte de la creación. Ninguna puede ser manipulada. No es posible modelarme, ni hacerme según una idea, ni puedo hacerlo con otro. La persona como objeto separado del movimiento de la vida creativa, no es nada. Desaparecerá cuando la trate de atrapar. Huirá mi persona y la de los demás.. Creeré que ya sé lo que mi personaje es y de inmediato se presentará una contradicción que me desengañará. Lo mismo si trato de apropiarme de alguien. Nunca sabré cómo colocarle en mi vida ni qué hacer con él. La persona deshará la postura, justo cuando yo quería 323

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que la mantuviera y se presentará con otra. No hay realidad ahí. Hace falta valentía para verlo y para expresarlo. Nadie lo puede aceptar si no sale de esa habitación cerrada del mundo personal. Vivimos la vida a través de lo que creemos que es una persona: una entidad separada de otras entidades que se relacionan entre sí según unas leyes psicológicas, sociales o físicas. Esa no es la vida creativa, es la vida del esfuerzo y del conflicto, del tratar de llegar a ser y sin llegar a ser del todo. Es la vida, que por ser equivocada, desemboca en frustración. No esperemos que la inspiración nazca en ese recinto cerrado. La creatividad no se da en la separación entre tú y yo, primera entre todas las separaciones. Los artistas se equivocan cuando creen que personalmente crean algo. Aunque si miran despacio en momentos de soledad, verán enseguida que no es así. Un artista verdadero sabe que no ha hecho nada como persona separada. La creación se ha dado. Y él se ha encontrado sumido en esa inspiración y lanzado en el movimiento de su expresión. Y la obra aparece siempre como una sorpresa para todos. Quien de verdad ha tocado las alturas de la pureza original del ser, no se engañará en esto. Sabrá que no hay nadie que realiza la obra. Y lo mismo que la obra de arte, cualquier obra inspirada, toda verdadera obra. En movimiento creativo no hay paradas ni separaciones individuales. Eso forma parte del argumento que se está creando para descubrir lo que no es y lo que es, un descubrimiento simultáneo. Al desvelar que algo que parecía ser no es, instantáneamente caigo en lo que es. Si pienso “no soy eso”, nada sucede. Pero descubrir no es pensar. Se llega al descubrimiento con todo el ser. Y cuando descubro así lo que no soy, caigo en ese instante en lo que soy. No he de 324

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preparar lo que soy, solo descubrir lo que no soy. Me situaré ahí, en la inteligencia creadora, en ese punto, origen de la inspiración. No esparciré más mi identidad en obras de la mente. La sociedad es una creación de la mente como es fácil de ver, y también lo es nuestra persona. Y paralelamente se encuentra el movimiento creativo de la Vida. Si observo, descubro que nada está quieto, nada dura en la vida manifestada. Observaré. Lo haré desde esa chispa de inteligencia que me mantiene despierto, desde donde me estoy dando cuenta en este instante de todo y nada a la vez. Viviré en la luz creadora. Puedo intentarlo. Y puedo ver cómo se da la liberación de todas las formas desde la belleza y puedo descubrir la plenitud de la totalidad de la vida.

4. Actuar desde la belleza ¿Por qué me preocupo de las cosas bellas, de los actos buenos o menos buenos de las situaciones correctas o incorrectas? ¿Por qué no me mantengo en la creatividad de la vida? ¿Por qué no vivo espontáneamente así? Para que la obra sea bella, tengo que participar de tal manera de la belleza, que llegue a ser la belleza misma. Solo así mi obra será bella espontáneamente. De lo contrario, no será más que una búsqueda de originalidad, una lucha por conseguir formas que acaban en frustración. Será un engaño en el que nadie queda burlado en el fondo. Cuando buscamos el objeto, hay una ilusión, nuestro pensamiento crea algo que no es. Pero lo que “somos” nunca se engaña. Vive cosas y hace cosas sabiendo que no es eso vivir y no es eso actuar. De ahí las contradicciones internas en las que a veces nos encontramos. 325

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He salido del espacio abierto que soy y me he encerrado por querer ser algo. Como nunca seré nada en particular, porque soy lo infinito, ese intento de llegar a ser, mantiene la angustia dentro de mi psiquismo. La angustia me empuja a la acción. Creo que eso es vivir. Hay artistas que, engañados, buscan la angustia, pensando que se acercan al impulso creador. Encienden más y más el fuego de la necesidad de ser. Así también yo, al alejarme de lo que soy, la necesidad de llegar a ser aumenta; no podré evitarlo, aunque me informe leyendo, aunque programe las horas del día con una actividad tras otra. Esa angustia crecerá, al mismo tiempo que crece la distancia entre lo que creo ser y lo que soy. Y disminuirá cuando me vaya acercando. Es difícil que pueda comprender esto con el pensamiento, porque no soy nada ahí. No lo intentaré. Hay otro acceso. Y tiene una extraña puerta: solo podré llegar a lo que soy, desde lo que soy. Solo seré libre desde la libertad. Solo llegaré a la creatividad de la belleza, desde la belleza misma. No hay un recorrido de un lugar a otro, eso solo sucede si utilizo el pensamiento. ¿Podré llegar a un lugar que me parece inaccesible, estando ya allí? No hay un camino por el que pueda pasar en el tiempo. Es un deshacer el tiempo. Y al deshacerse, en ese mismo instante atemporal, estoy en lo que es. No fantasee nuestro pensamiento ideando algo espectacular. No volvamos a hacer lo que han hecho las religiones durante siglos. El añadir adorno de oropeles no nos acercará a lo que somos. No necesitamos altares complicadísimos, instrumentos especiales ni gestos o palabras consagrados por la tradición. No hay necesidad de espectáculos electrónicos ni tampoco apariciones terrestres, extraterrestres o celestiales. No es nada de lo manifestado ni siquiera de cosas que 326

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no se manifiestan habitualmente. ¿Por qué añadir formas y formas para buscar lo que no tiene forma? Contemplamos la pura inteligencia creadora. No se puede nombrar. Pero las palabras se retiran respetuosamente en la mente clara y dejan pasar a través de ella la inspiración. No hay ninguna palabra que lo determine. Más aún si se da una revelación de lo que es, las palabras harán un espacio para aquella Palabra no pronunciada jamás. La belleza en la comunicación no tiene color. Pero los colores pueden formar una atmósfera donde esté contenida. No tiene forma. Y sin embargo, la belleza sabe deslizarse entre las formas cuando hay inspiración. No tiene ningún sonido. Pero en los acordes de una melodía se encuentra el silencio original. La exactitud con que señalan el tiempo las notas, está apuntando al silencio de esa melodía inaudible que es la inspiración. Igual que las palabras al relacionarse unas con otras, los sonidos respetan aquella belleza originaria de lo divino.

DIÁLOGOS Veamos cómo se va haciendo y deshaciendo en nosotros la creación instantánea de la vida. Y abramos un diálogo sobre ello.

Has hablado del tiempo que nos limita ¿Cómo puedo salir del tiempo?

Para salir del tiempo tienes que descubrir lo que el tiempo es. Tienes que sorprenderle en el momento en que reve327

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la que no es nada. Y así no saldrás de un sitio para entrar en otro, solo dejarás de darle una realidad que no tiene. Míralo en su desnudez original, cuando muestra su vacuidad de estructura pensada. Sales del tiempo al descubrir que no existe el tiempo. No antes. La temporalidad nos aprisiona solo en la medida en que le damos realidad. El pensamiento se la da. Por eso siempre se ha tratado en las tradiciones de parar el pensamiento, para poder parar el tiempo. Pero no se puede hacer a voluntad. El pensamiento es un instrumento de la luz. La forma en que nos arrastra es consecuencia de la falta de comprensión del proceso de pensar. Al ir comprendiendo por observación lo que sucede al pensar, vemos también lo que es el tiempo. Y al ver el tiempo comprendemos el pensamiento. Son dos maneras de ver lo mismo. Observa el pensamiento: la interrelación entre imágenes, la asociación de ideas en cadena. Obsérvalos para que veas de dónde toman su realidad. Observa cómo se crean y se disuelven en el silencio. Siempre se están haciendo y deshaciendo. Pero estamos tan pendientes de las imágenes a las que apunta el pensar, que no nos damos cuenta de cómo se forman. En el silencio, en la contemplación, iremos liberándonos del tiempo.

¿Pero en silencio puede aparecer la creación?

Al liberarnos del tiempo puede aparecer la creación en el mismo nivel temporal. Trascendidos tiempo y pensamiento, pueden ser dóciles a la inspiración. Toda obra y toda persona como instrumento, se va haciendo dócil a la Vida por la contemplación del silencio. La temporalidad es 328

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la danza que está creando la luz. Tenemos que verla tal como es. Tenemos que descubrir que el tiempo solo tiene de verdadero ese instante en que le toca lo eterno. A partir de ahí todo es proyección, pasada o futura.

¿Cómo vivir el presente?

Descubre ahora mismo ese punto de contacto entre lo temporal y lo eterno. Silencio...

Al dejar el pensamiento todo se queda quieto.¿Qué es esa quietud?

Eso que es inmóvil, es el origen de todo el movimiento temporal. El tiempo se deshace en lo atemporal, como las palabras se disuelven en el silencio.

¿Cómo llegar a esa inspiración que he visto es lo inexpresable?

Ya estamos en ella. Porque nosotros somos lo desconocido, lo inexpresable, lo impensable. Puedes estar en ello porque ya lo eres. Es instantáneo. No tienes que recorrer ningún tramo de espacio-tiempo.

A partir de todo esto que hemos investigado veo una relación entre lo inexpresable y lo expresado que se vive en

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el momento de la creación. Esto se puede extender a la vida en general. Quizá se vea más claro en el objeto artístico.

Una obra de arte tiene una trascendencia atemporal. Nuestra vida también la tiene, si es creativa.

En esta relación de convergencia de la obra creativa tiene que ser muy importante la disposición del artista. Sobre esto quiero preguntarte. El artista no solo está abierto a la inspiración sino que, además, lo está por su propia condición temporal. Si es un pintor conoce el medio, el color, si es un escultor tiene el oficio de cincelar. Si es un filósofo el de poder cuestionar con claridad. Y si es una persona ¿debería tener el oficio de ser persona? Cuando en alguno de estos extremos se flaquea, puede haber belleza pero no hay creación visible. Así, el místico, en un arrebato por lo absoluto, puede consumir a veces esa fuerza en un instante y no ser fecunda, porque los instrumentos no están actualizados. También puede ocurrir al revés: el filósofo que ha madurado mucho su manera de cuestionar, pero no tiene ninguna intuición de la verdad. Su pensamiento es estéril. Hay una magia en la confluencia de esas dos fuerzas en la vida creativa...

Empecemos por concertar que llamamos artista al que manifiesta lo bello o filósofo al que comunica con claridad la verdad. Pero todo ser humano es filósofo y es artista y aún místico, en alguna medida. En unos destaca más un aspecto de la realidad que en otros. Pero para vivir creativamente, hemos de unir esa visión gozosa de lo Absoluto que decimos caracteriza al místico; la expresión creativa 330

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del artista, su reflejo y, por otra parte, esa comunicación clara de la luz que es propia del verdadero filósofo. Siempre es la expresión de la luz lo que aparece en la creatividad. De la luz que se revela siempre como una inspiración, no de otra manera. En todo ser humano, no solo en los artistas de oficio, la inspiración es lo que vale para vivir. La forma no es lo valioso. Vivimos por la fuerza de esa inspiración que nos empuja. La forma ya aparecerá para cada uno impulsada por la vida única. Y antes que artista o filósofo, antes que poeta o místico, seré un ser humano cuya vida está inspirada por la luz. En la confluencia entre lo atemporal de la inspiración y lo temporal, solo la inspiración es real. Las formas, por ordenadas que estén, solo son el ropaje, las apariencias de lo real.

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XVI. INSPIRACIÓN EN TODA OBRA

1. Creatividad y trascendencia La Vida es creación incesante. Entretenidos en las distintas maneras de interpretar la vida se nos escapa su creación. Asistimos entonces a una concatenada serie de actos sin originalidad. ¿Qué es la creatividad? La creación se produce a muchos niveles desde su origen, aunque solo cuando la vemos aparecer en el último, en el físico, la reconocemos. Habremos de remontar todos los tramos, desde la creación física, para descubrir lo que la creatividad es. La Vida inmanifestada no es el del tiempo, pero la manifestada trascurre en la temporalidad. La vemos en evolución. Y así la conocemos y la reconocemos haciéndose. El movimiento evolutivo no deja sin embargo nada a su paso. Al trascender un nivel biológico o mental no se pierde el anterior. Trascender es sobrepasar y en el nuevo abrazo se incluye el anterior. Desde arriba se integra, por comprensión, lo de abajo. Por eso puede darse la creación. De ahí, que brote la creatividad en cauces siempre diferentes. La creación surge cuando algo se expresa desde un lugar superior. Y para que se dé, es necesario haber trascendido el anterior. En poesía, es necesario haber superado la palabra, para que ésta sirva de vehículo de aquello que es inexpresable, que está más allá del lenguaje. Podemos hablar poéticamente cuando las palabras no nos encierran en sus significados. Al comprender de alguna manera lo que la 333

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palabra es, su función, podemos trascenderla. Y así la usamos como vehículo de lo inexpresable, de lo que va más allá de los significados establecidos. Esto se aplica a todas las formas creadas. El color solo lo sobrepaso cuando ya he comprendido su esencia. Y quedará así el color como instrumento de la creatividad que lo dirige. También el sonido y los tiempos en los que se mide, sirve para determinar lo indeterminable. Y eso es arte. Así se realiza la obra artística. Carecería de valor la creación en arte, si surgiera desde los mismos materiales con los que se fabrica y desde la mente pensante que es el artesano que la moldea. Por eso la mayoría de las obras que circunstancialmente se consideran artísticas son obras sin inspiración. Porque están ancladas en su forma temporal. El arte es auténtico si trae un mensaje de lo eterno cifrado en símbolos formales, esculpido en la temporalidad. El arte verdadero es una llamada hacia aquello que trasciende lo sensorial. Hacer arte es atreverse a expresar lo inexpresable. Es representar lo que no tiene representación. Es intentar que se escuche lo inaudible, que se vea lo invisible y se entienda lo ininteligible. Hacer arte es un juego. Se juega con los símbolos de las palabras, de los sonidos, de las luces y las formas. Y como juego que crea la vida manifestada, la belleza se transparenta siempre. En todo acto creativo la vida revela su esencia. Por eso, un verdadero artista es aquel que regresa de la contemplación de los mundos verdaderos, el que viene de allí donde se contemplan las esencias. Entreabiertos los ojos todavía para las cosas densas, distraída aún la mirada para hacer cábalas con las realidades relativas, el artista tiene algo que decir. Nadie sabe qué. Pero quien ha tocado las esencias, quien contempló la belleza en su origen, puede ser su mensajero aquí. Y 334

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su mensaje se dará en la obra, en toda obra. Y artista será cualquier ser humano que así participe y se sienta arrastrado hacia aquellas regiones esenciales. En ese mismo instante en que es tomado por lo eterno, todo ser humano es creador. Está creando la belleza desde lo hondo de sí mismo. Está creando en su alma. Y algo posterior y secundario será la recreación formal.

2. El valor de la obra Lo que un ser humano está creando en sí mismo al permitir que la belleza le traspase, es más valioso que la obra creada. La adoración de la obra de arte, separada del movimiento vivo de la creatividad, es idolatría. Si la obra de arte tiene un valor y un valor sagrado, es por el movimiento interno que el artista tuvo al conectar con la belleza. El valor está en la belleza. Igual que en religión, la idolatría en arte se hace desde la mente que piensa. ¿Qué sentido tiene adorar formas, estatuas, personas? No hablaremos por tanto de lo que se llama una cosa artística. Solo nos referiremos a la obra de creación que una persona puede vivir. El que la contemplación de la belleza se traduzca en una determinada obra, dependerá de la peculiar manera de existir y de actuar la persona que contempla. Pero desde la contemplación, toda obra es creación. Lo valioso no es lo que aparece a los sentidos. Ante una obra de arte, el que la ha dado a luz y el que la descubre sienten la misma llamada y se encuentran en el mismo camino hacia la verdad y la belleza original. Y en la vida diaria, cualquier obra realizada desde la lucidez de la contemplación, desde el resplandor del origen, es bella y valiosa. 335

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Cualquier obra que contenga en sus entrañas invisibles la luz que la ha creado, es una creación. Un leve movimiento, el correr de las aguas lo señala, el vaivén de las hojas de los árboles lo denuncia. Lo casi imperceptible, puede abrir el camino de la creatividad. El camino de ida y vuelta de la luz creadora. Y toda obra traspasada por esa luz es digna de admiración, no por ella, sino por la luz que trasparenta. El hacer humano es loable en la medida en que trae un mensaje de lo verdadero. Como un pájaro en su vuelo nos habla del movimiento suave de la Vida, y una flor al abrirse nos muestra los infinitos matices de la Vida inmóvil, así el ser humano, espontáneo en su actuar, al volver del origen, nos está mostrando la conciencia una que lo mueve. Bella es la expresión que brota directa de la fuente. No así la que ha quedado estancada en el pensamiento. Si descubrimos este movimiento creativo del vivir, como criterio único, como evidencia de aquello que es admirable, en contraste con lo que no puede serlo, contemplamos la belleza en sí y su manifestación en la armonía. Y en esa contemplación estamos integrados en la belleza que va creando y nos va creando a su paso. La belleza que se expresará de la manera que resulte más idónea, según las líneas que invariablemente crea la inteligencia de la vida. Nos interesamos sin embargo por lo que aparece, por lo que en su fragmentada situación nos limita y divide. Si se ha dado una obra de arte valorable, ha sido porque quien trasmitía la creación de la vida, no estaba atento a la obra sino a la belleza que se expresaba. Aunque, pasado el momento creador, cayera en el pensamiento y mostrara su pequeñez. En la tradición zen se hace resaltar el valor sagrado que puede tener cualquier acción, hasta la más insignificante convencionalmente hablando. Se sabe así, que el arte pue336

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de ser colocar unas flores, servir el té o luchar. Un paso consciente, una mirada, un movimiento, cualquier acción, puede transportarnos a aquella belleza original si ha brotado directa desde ella. Habrá creación y creación artística, recortada del misterio de su valor sagrado, cuando dejemos el espacio vacío suficiente para que la Vida cree a través de nosotros. Y si tocamos con lucidez inocente aquello que la Vida es en esencia, todo será transformado en obra de arte. Dejemos a un lado lo que los críticos o las gentes juzgan como artístico basándose en criterios sociológicos, psicológicos o culturales. No será obra de arte aquello que nace del pensamiento. Más aún, no es original lo que ha sido preparado por el inconsciente personal o el inconsciente colectivo de la humanidad. No puede serlo porque no ha brotado desde el origen, desde el único origen. ¿Qué tiene de originario lo que repite el pasado, los residuos muertos de situaciones no comprendidas? ¿Qué novedad puede presentar lo que no viene directo de la Vida? Todo ese material, catalogado y distribuído como arte entre las mentes sin discernimiento, es creación incompleta, distorsionada, restos de pensamiento que perdieron ya su origen sagrado, envoltorios de formas que solo albergan vacío. Como una trampa tendida al ser humano, la confusión en el arte lo arrastra hacia la oscuridad, hacia lo que no es y solo existe como sombra de lo verdadero. ¿Quién intenta desde esas formas esperpénticas inducir a los humanos hacia abajo en su evolución, cuando su vocación ineludible es elevarse? ¿Quién los aleja de los verdaderos valores? Al descubrir la creación que la Vida está haciendo incansable en el transcurrir del tiempo, notaremos de inmediato si aquello que no es sino continuación de lo caduco, se está haciendo pasar por valioso. Los valores culturales varían, 337

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como cambia el pensamiento, simple caleidoscopio en la combinación de datos, pero no cambia la belleza. Y no puede aspirar a ser bello lo que se preparó en el almacén de los deshechos, motivado por el éxito personal. Sin haber descubierto el movimiento inteligente de la Vida nos engañaremos, como nos confundimos en el vivir cotidiano, porque somos eco de una repetición que continúa en el tiempo, mecánicamente. Y asistiremos dormidos a la subasta de lo que es útil, lo que tiene éxito entre las formas calcadas en la irrealidad. Pero solo engaña quien está engañando, es igual en las obras de arte que en el arte de las obras.

3. El movimiento libre del vivir La Vida se mueve, es el avanzar constante de lo que es inmóvil en la existencia del cambio, en la temporalidad. Y el ser humano, artífice de esa vida manifestada, al tomar conciencia de lo inmanifestado, que se refleja, vive en la expansión alegre de la plenitud de ser. Lo esencial es remontarnos, subir río arriba hacia el manantial. Porque si nos quedáramos atascados en cualquier lugar no podríamos hacer otra cosa que defender su limitación. Y en ella subsistiríamos siempre limitados. A veces, el querer explicarlo todo desde este angosto lugar se le ha llamado cultura. Si hemos sido invitados a actuar sin límites, por esa llamada que alienta nuestros pasos, seremos libres, libres para vivir en el movimiento siempre nuevo del amor. Inevitable es la oposición de los contrarios en la representación cotidiana a la que asistimos. Inevitable es, todos lo sabemos, el trabajo de la técnica en la lucha de los contrarios. Hay un reto siempre presente al realizarse la crea338

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ción. Y la obra realizada es la aceptación, la asunción amorosa de ese reto. La forma ha de dar testimonio en su giro de aquello que le sobrepasa. Una adaptación imposible de lo infinito a lo finito, de lo total a lo particular se está exigiendo. Y nuestra existencia ¿qué es sino eso? La Vida total, sentida, presentida y reconocida como inspiración en adecuación continúa al instante preciso, crea un determinado movimiento. Por eso el artista en su quehacer estará siguiendo el mismo impulso de toda obra consciente. Y la vida en la que nos encontramos absorbidos, es como una obra de arte pero más amplia. La creación artística es una prueba de laboratorio de lo que la vida es. De aquí deducimos que no es la acción objetivada lo valioso, por lo que no hay pérdida en la decisión de una acción u otra. La intensidad misma del movimiento vital da valor a la obra. Y esa intensidad se crea en la profundización de la conciencia del que actúa. La angustia por la concrección de la forma, está ausente en el impulso creativo de la Vida. Sólo una entidad imaginada, que se cree real, separada del movimiento total, entiende de ambiciones, ansias, tensiones y frustraciones. La contemplación de los valores eternos imprime el movimiento a la obra realizada. Y el argumento, lo que sucede, sucedió y sucederá no es el movimiento creativo y creador. Aquel destino novelado de mi existencia es algo inventado. No es sino objeto de tránsito. No es creativa mi vida mirada así. Porque lo creativo no es lo que hago sino lo que moviliza mi hacer desde el origen de aquel movimiento. Lo que acostumbro a llamar mi conciencia, ha de ampliarse eventualmente tanto que sería inconcebible para mi visión cautiva el poder coincidir con la conciencia total. Si descubro que soy sin límites, mi caminar estará trazado por la 339

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lucidez. Y será un gozo, una alegría imparable el movimiento de mi vida. Y todo lo que aparezca tendrá su belleza que me será regalada cada día en extraordinario significado totalizador. Hasta la acción más sencilla, desapercibida a causa de nuestro aturdimiento, guarda un tesoro transparente a la mente contemplativa. No hay trabajos admirables y trabajos insignificantes. Todo tiene significado. Porque el trabajo no lo hago, lo hace la Vida que soy, a través de los vehículos de expresión que creo ser. Es una toma de conciencia del bello movimiento de la existencia que significa mi vivir.

4. La vida es siempre nueva No es un utópico ideal lo que estamos descubriendo ahora al investigar. Son realidades tangibles, visibles, no mediatizadas por los sentidos, sino con la visión y el sentir inmediatos de la inteligencia y el amor. Es fácil ver cómo del contemplar las realidades esenciales, los valores verdaderos, fluye la Vida real. No es un viejo ideal para ayudar a sobrellevar la dureza de la vida. Es la realidad de inesperado sentido que se estrena en el instante despierto. Un sentido único que solo se descubre en ese nacimiento único también. ¿Tendrá allí cabida la tristeza, la desesperación, la duda? Solo sería posible en un ámbito irreal, no en el amanecer de la vida que soy. La belleza en sí misma, esa belleza que constituye la Vida total, no sabe nada de lo negativo. Y si lo negativo se presentara ante los ojos del pensamiento, la vida no lo reconocería como verdadero. Los cálculos y las lamentaciones se hacen en el ámbito de la cárcel que el pensamiento inventó al intentar huir. Es como si alguien, encerrado en una celda, ingeniara modos 340

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de salida y, sin saberlo, estuviera creando nuevos impedimentos, mayor encarcelamiento. Esos intentos han llenado muchas páginas de libros y han cubierto lienzos y llenado pentagramas musicales. Pero tantos esfuerzos infructuosos para llegar a ser lo que ya se es, de repente se olvidan. Y se olvidan para siempre cuando se descubre con sorpresa el campo abierto de la conciencia libre. Así, sumidos en la lucidez, libres en la contemplación de lo real, desaparece la ansiedad por llegar a conseguir algo y el halo oscuro en que estuvieron dormidas las formas, ya no está ahí. Ha desaparecido, como desaparecen las nubes oscuras tras la tormenta. Se ha hecho la calma en la claridad de lo nuevo. ¿De qué servirá repetir la herencia del pasado, aquejada siempre desde su limitación? ¿Para qué recurrir ya a las consignas, codificadas, ordenadas y seleccionadas con título de cultura o de arte? Estamos expuestos todos los seres humanos, sin exclusión alguna, a perdernos en lugares irreales. Podemos distraernos. Y el hilo que entronca nuestro actuar con su esencia es la vigilancia. La distracción desparecerá y en el tiempo que dura un parpadeo, sabremos que nada de lo soñado, de lo pensado fue real. ¿Pero no será real un lugar al que volvemos una y otra vez? Quizá si alguien volviera podría constatarlo. Pero nadie vuelve a la prisión del olvido de lo real. Y aún más, si despertamos, se nos revelará que no hay cárcel ni prisionero, no hay nadie dentro ni fuera. La libertad es total. Si descubro esa libertad, sabré que aunque me distraiga una y mil veces, nadie ha estado encerrado dentro y nadie ha salido fuera. Las formas pensadas y revitalizadas en el tiempo por los sentidos, se están haciendo y deshaciendo incesantemente. Es el misterio de la vida revelado en cada instante. Obras 341

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proyectadas y realizadas, equivocaciones relativas y relativos aciertos se están haciendo y deshaciendo incesantemente en la luz. El valor de la obra es el valor de lo nuevo. El sello de la novedad se lo pone la vida, es la joya inapreciable que nos descubre la existencia. Pasan a nuestro lado las experiencias, nos señalan con nombre, título, forma y color las situaciones que se acercan y se alejan. Pero allí donde la luz ha iluminado, allí se revela la creación de la obra. Ha habido una apertura a la inspiración, desde lo eterno se ha dado a luz lo nuevo. Es el primer día. Y no habrá segundo si la luz resplandece. Ante una sonrisa que casualmente se insinuó, en aquel dibujo rápido en sus trazos, en el movimiento imperceptible de una mirada lúcida, en el eco de aquella palabra inesperada, tocamos lo eterno. La vida total estaba en todo ello. Pero no se repite. Una melodía se escucha dos veces, un cuadro puede volverse a mirar y también se pueden leer las mismas palabras. Pero la creación que se realiza al transportarnos a la belleza es única, recién nacida. Y no tendrá edad porque seremos la belleza misma que lo inspiró. El conjunto de palabras que forman esa poesía, las pinceladas reunidas en un cuadro, las notas enlazadas en una melodía, no son nada en ellas mismas. Se hacen y se deshacen como círculos de humo en el espacio. Solo queda grabada el sello de eternidad, esa huella de un camino siempre nuevo: la inspiración. Ante toda obra puede abrirse un camino, puede ser un despertar a una nueva vida. Aún así, sería una vivencia única. No se repetirá. Nunca será la misma poesía, ni la misma melodía. No habrá la repetición ni la continuidad que pertenece a lo técnico. Y la técnica en el arte es un simple soporte para intentar mantener lo que no continúa, lo que está más allá de los sentidos, más allá del pensamiento. De 342

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esos momentos misteriosos, soplos de pura inspiración, de esas horas que no conocen el tiempo, está hecha nuestra vida verdadera. Y no de lo que ha sucedido o lo que esperamos que nos suceda. Si consideramos, por ejemplo, la respiración, puede parecernos trivial por lo habitual, sin embargo escuchándola con atención notamos cómo la vida dirige las formas mediante ese ritmo. Y encontramos bajo esta visión nueva, un nuevo significado que nuestra inatención ocultaba. ¿Quién diría entonces que vive una situación aburrida, mientras la vida está revelando su grandeza hasta en el simple ritmo de respirar? Y si escucháramos el pensamiento, los sentimientos o la palabra, ¿qué descubriríamos? Si observamos la creación de las formas desde su origen, el sentir profundo diversificado en sentimientos, la idea nacida de los arquetipos de las esencias eternas, si asistimos a su concrección en pensamiento y en palabra, si vemos cómo la creación se perfila en manifestación y la contemplación en acción ¿no habremos descubierto la vida siempre nueva? ¡Qué dormidos debemos estar para distraernos soñando en tópicos que encubren la vida! ¿Hemos descubierto la vida? No hay en ella momentos privilegiados ni momentos inútiles. No se pueden dividir sus horas en trascendentes y pasajeras. No hay en la vida clasificaciones ni autoridad que pueda hacerlas. Nadie puede controlarla. La Vida una, se expresa a través de cada forma humana según su transparencia, según su libertad. Y lo verdadero no es lo objetivado, lo formado de una peculiar manera, sino aquella esencia cuajada de infinitas posibilidades de expresión. Por eso ni siquiera a los que comunican verdades se les debe dar autoridad, reservada únicamente a la verdad que están comunicando. El valor de la vida está en su novedad constante. Nin343

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guno de los entramados que se fabrican en el tiempo para la manifestación de la vida tiene valor por sí mismo. Siempre nueva, la Vida está rompiendo incesantemente las armaduras, los andamiajes que le sirvieron en un momento dado y al siguiente, perdieron su utilidad. ¿Cómo es que nos estancamos en aquello que sin duda va a ser barrido por la inteligencia viva en un determinado momento? Si sabemos vivir contemplando, estamos inspirados para la gran obra de arte que se está creando en nosotros. ¿Qué importa si se exterioriza de una u otra manera? Las reglas culturales o sociales son pasajeras y solo dirigen a los dormidos. Aprendamos a contemplar. Así seremos creadores constantes y nuestra existencia trascurrirá en el gozo y la claridad inherentes a la creación. Y ese gozo y claridad se comunicarán inevitablemente. Con la mirada en lo eterno, la mirada contemplativa, dejemos que la temporalidad brote de la creación de la Vida. En el espacio abierto de nuestra mirada verdadera se trazarán los caminos adecuados en cada amanecer. La vida sabe cómo hacerlo. Y desde esa contemplación de la belleza total, de la verdad total, nuestro existir cotidiano transcurrirá de creación en creación. Viviremos una aventura inédita, renovada en cada respiración, tal como la han descubierto los artistas inspirados. Y sabremos que desde la inspiración que se extiende a toda nuestra existencia, la alegría de crear es un nuevo nacer. Abiertos a esa Vida naciente, actuaremos confiados. Libres de la exigencia de lo que aparece, de la realidad objetivada, jugaremos a vivir. Es un alegre juego en el que se disfruta expresando todas las posibilidades al límite. Y se vivirá por nada, por ninguna cosa. Vivir es simplemente crear por inspiración.

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5. Creación en la unidad La vida creativa se descubre contemplando. Siempre la creación se origina en la unidad. Y aunque se exprese en lo múltiple, no tiene su origen allí. El origen es único. Para ser creativos tendríamos que contemplar la unidad. Toda obra verdadera surge de la unidad sagrada. Y cuando tiene allí su origen, cualquier retazo de vida se transforma en sagrado a la luz de esa unidad, aunque al concretarse sea limitado, aunque aparezca separado, abierto ya a la multiplicidad de las formas. Por eso la vida creativa y la obra de arte coinciden en esencia. Ambas tienen su origen en el estado creativo de la conciencia, desde el que se vivencia la unidad. La expresión desde ese lugar es espontánea y feliz. Y encuentra sus propios cauces particulares al abrirse camino en la manifestación. Y el hacer sendero de lo uno a lo múltiple es nuestra vida. Si nuestra actitud es inconsciente cubrimos la vida real con algo imaginado, pensado. Y así aparecerán deseos y proyectos como si fueran las causas que engendran lo vivido. Pero si lo que adviene al contemplar no es la separación del pensamiento sino la unidad impensable, seremos conscientes de la creación de la unidad en lo múltiple. A esta conexión con lo uno, con la vida única, le podemos llamar inspiración. ¿Es fácil ver ahora cómo la inspiración de la vida no se limita al arte? ¿Hemos descubierto ya que el vivir es crear por inspiración? La creación del vivir surge inadvertida y puntual en la acción espontánea. Y nos encontramos con ella sin buscarla. Es una gracia, siempre inesperada, siempre distinta a lo imaginado. ¿Qué hacer?, nos preguntamos mientras pensamos que vivimos. No hay nada por hacer, ni nada que planear. La Vida es creación instantánea al tomar conciencia de ella. 345

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Su espontánea exactitud no deja lugar para prever o anticipar. Y el determinismo que arrastra su interminable cadena de causas y efectos, solo habita en el pensamiento. Ante la pregunta: ¿qué hacer?, solo se encuentra una respuesta verdadera: no sé. Y es que la acción viene de la unidad, de lo total. Es la manifestación directa de esa totalidad. ¿Y cómo podrá saber qué hacer quien se siente separado? Juego a saberlo todo, a tener todas las situaciones controladas. Juego a vivir pensando bajo la mirada paciente de la vida, mientras su creatividad brota, impredecible, sin mi intervención. La vida no es algo mecánico que se organice colocando fragmentos. No hay compartimentos, no hay ruptura en su devenir “uno”. Y crea por sí misma, porque es inteligencia viva. Tampoco nuestro actuar es útil para algo, no se añade a la vida como una parte entre otras. Nuestra obra es única, inseparable del todo, es la vida misma. Al concienciar, la conciencia incluye en la creación la inspiración inmanifestada y la obra manifestada. Es un movimiento inteligente en la unidad. Estamos realmente vivos cuando somos esa creación viva de cada instante. Solo por inspiración vivimos. Lo demás está malogrado para la vida. Podemos descubrirlo ahora mismo con la mente silenciosa, desde la ausencia de motivaciones para actuar, en el encuentro con lo insólito. Ya activados por la inspiración de la vida, cualquier acción será mensajera de la unidad. Nos devolverá , a través del silencio, originario, a la unidad aun no nacida. Y si toda obra llega a ser una bella creación inspirada, todo evocará esa inspiración mientras vivamos.

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DIÁLOGOS Abramos un diálogo sobre el vivir libre y creativo.

Si formulo necesidades, causadas en las relaciones de las cosas, no puedo vivir creativa y libremente ¿verdad?

La vida no tiene causas. Estas comienzan en la relación condicionada. Por eso la libertad está más allá de las necesidades. Pero si me creo algo separado, enseguida fabrico necesidades y busco causas en lo fenoménico.

Al comprender que la vida no tiene causas se da ese paso final que señalas. El tránsito de la materia al espíritu ¿se da al comprender que no son dos?

Hemos de permitir que todo llegue a ser materia, todo recepción, para la libertad del espíritu. Y el espíritu tiene que desidentificarse hasta no ser nada. Nada objetivable. Así seremos la totalidad no objetivada, no representada, sino en sí misma.

Sin esa intuición de la no-dualidad ¿cómo se podría vivir? Todos tenemos alguna experiencia de algo profundo que no se explica en la dualidad. A veces se lo apropia el yo personal, pero permanece la intuición ¿verdad?

Sí, en esa intuición comienza la vida creativa.

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Desde ahí no hay cosas degradadas; nada estaría fuera, ni la mente ni lo sensorial. Desde esa vivencia de unidad ¿cómo encajar las conductas morales o inmorales?

Todo es creación del espíritu en la luz. Sin embargo, hay una diferencia en la que se fundamentan las ideas de conducta moral: lo que nos ayuda a romper la ilusión de lo falso y nos acerca a lo verdadero, es positivo, espiritual; mientras lo contrario sería negativo. Pero eso cambia en cada instante según las circunstancias. La diferencia entre materia y espíritu tiene únicamente ese punto de verdad. Ser libre es romper esta densidad de lo objetivado.

Veo que lo más importante es comprender. La libertad y la creatividad surgen de la comprensión. Y ésta no depende de lo determinado ¿verdad?

Todo el que investiga ve que cada ruptura de los límites erróneos es un acto de libertad. Nada exterior lo provoca. No soy libre al añadir algo, sino al romper un prejuicio.

Ha sido muy esclarecedor lo que acabas de decir. Todas las relaciones creativas se dan en un espacio más amplio. Solo en una escucha permanente y sin necesidad de apartarnos a un monasterio, podemos comprender que no hay más realidad que la luz creadora. Y eso nos libera ¿no es así?

La toma de conciencia a la que llamas “escucha” es una apertura a lo real, es lo único verdadero en el camino de la libertad. El monasterio o cualquier otra forma de vida esta348

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blecida, es algo exterior y por tanto tiene un simple valor anecdótico.

La naturaleza, ese campo sensorial ¿está hecho también de luz?

Todos son dibujos en la luz. Pero no por eso hemos de ignorar los distintos niveles. El último sujeto libre, creador, es solo luz si ha desplazado la identidad hasta allí. No antes de que esto suceda.

Pero ¿qué es lo que fracciona la luz? ¿Qué hace que la naturaleza esencial de las cosas pierda su vinculación con el silencio?

No la diversidad manifestada sino el perdernos en ella.

¿Y la inocencia dónde se sitúa? ¿Qué es lo natural?

La inocencia originaria lo integra todo. Y desde la inteligencia se sitúa todo en su lugar en la representación. Cada relación tiene una limitación que hay que deshacer inteligentemente. No es una igual a otra. Toda limitación clama por lo que le falta. Lo sensorial gime por su deficiencia. La naturaleza está reclamando constantemente una mente que le dé sentido. Decimos que la naturaleza es bella, pero lo es porque hay un reconocimiento en nosotros al mirarla desde un lugar más elevado. Si estuviéramos identificados con ella no seríamos capaces de ver su belleza. Aquel peca349

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do original de separarse de la naturaleza al probar “el fruto del bien y del mal”, el principio de la mente, como ruptura de la identificación con la naturaleza, tiene un profundo sentido de liberación. Es un anhelo de mayor libertad aquel supuesto pecado, porque acaba con los límites de la identificación, con lo natural y permite aspirar a la trascendencia desde la verdadera inocencia.

Mi pregunta ahora es ¿Qué es lo que hace que yo, en un momento dado, no perciba lo real de lo sensorial y psicológico, es decir la experiencia de la vida, ese estado luminoso que la vida tiene en sí misma? ¿Qué hace perder la referencia al silencio?

El situarte en un lugar, conlleva una visión particular, un punto de vista determinado. Cuando estás ahí ajeno a tu posición relativa, se presenta todo un mundo de ilusiones. Me limito, me separo de la totalidad en ese error y no percibo lo que es en sí, sino lo que parece desde mi visión relativa.

¿La verdad relativa me quita la libertad y la espontaneidad al actuar?

Si me identifico, no puedo ver la vida tal como es. La vida no tiene límites. Ninguna interpretación de ella es verdadera. La verdad relativa puede ser trágica al ser absolutizada. Si la vivo desde la verdad total mi actuación es espontánea y libre.

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Entonces, ¿mientras me identifique con algo no vivo lo real?

La Vida dibuja en el tiempo un sinfín de formas. Pero si me identifico con alguna, no puedo decir que vivo en libertad, solo sueño que vivo.

¿Qué soy cuando soy libre?

Soy la vida total.

¿Qué diferencia hay entre la vida liberada y la otra?

La existencia humana es un movimiento del ser que inteligentemente modela cada forma en la luz. La conciencia abierta es liberadora. La diferencia entre el ser humano que no se siente libre y el que ha descubierto la libertad, está en esa apertura de la conciencia.

Todo lo que nos rodea está condicionado ¿qué haré para ser libre a pesar de ello?

No aceptaré lo que viene dado a través del condicionamiento habitual. La interpretación física, psicológica, social, a la que llamo mi vida real, no es inevitable. Puedo revelarme ante ella. Y si me revelo con visión lúcida ante esa realidad aceptada, seré libre.

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Consuelo Martín

¿Hay una serie de cosas para ver? ¿Seguiré un sistema de verdades para poder comprender?

Soy libre instantáneamente. No he de pasar por un proceso. La libertad es instantánea porque viene de lo eterno. Sería un proceso si estuviera en el tiempo. Pero no hay libertad en lo temporal.

Esta comprensión instantánea ¿es una renuncia?

Tradicionalmente se ha hablado de una renuncia. Entendemos por ello el abandonar el mundo fenoménico con todas sus satisfacciones, para conseguir otro mundo espiritual. Ambos mundos son imaginados.

¿Puede haber una renuncia al comprender?

Cuando se habla de esta renuncia por la comprensión, se trata de una liberación y no de un cálculo o sacrificio. Esa liberación surge al no aceptar lo falso. La lucidez ve y formula. “esto no es”. Y entonces podría decirse “renuncio”, pero más bien diré: “tengo la libertad de no aceptar esto”.

¿Quien despierta, no acepta lo falso?

Tras ese momento de conciencia en el espacio-tiempo hay una conciencia total despierta. Nada queda fuera de ella. El sentido de la existencia humana es una toma de conciencia que conduce a una creciente libertad. 352

Vivir por inspiración

Las tradiciones no proponen un camino de libertad ¿verdad?

El camino de la libertad aceptado hasta sus últimas consecuencias, es algo que rara vez se da. Maestros y discípulos dejan un margen de ilusión con aspectos paternalistas, convenciones e ilusiones afectivas que no pueden o no se atreven a remover. Se mantienen habitualmente unas formas, una autoridad, unas respuestas esperadas que no permiten el paso a la libertad.

También hay que tener en cuenta la libertad del que escucha. puede ser que diga en algún momento: “esa parte del maestro no me interesa nada”.

Sí, eso puede suceder. El que aprende y el que enseña, que también está aprendiendo, ambos deben usar ampliamente su discernimiento.

¿Cuál es el motivo de la fragmentación del ser? ¿Por qué surge la ignorancia? ¿Por qué la persona se identifica con los opuestos en la multiplicidad? De otro modo, desde lo absoluto surgirá creativamente la obra particular ¿no es así?

Tu pregunta es: ¿por qué caemos en la ilusión? El movimiento en la temporalidad es plenitud de vida. Todo es perfecto si veo que no es sino el ser en movimiento. La causa es el movimiento mismo. La vida no se puede concebir sin él. Pero hay un espectador que, al interpretar las cosas mal, no se siente libre. ¿Por qué si somos todo desde el origen, 353

Consuelo Martín

nos limitamos y perdemos la libertad por un mundo imaginario? El camino para recuperarla sería darnos cuenta del lugar donde estamos y cómo hemos llegado allí.

¿Y la respuesta no vendrá al darme cuenta de que la pregunta no tiene cabida? ¿No dejaré entonces de formularla?

Se pueden formular todas las preguntas como se pueden escuchar todos los sonidos y ver todas las formas. Deja que el pensamiento se mueva, es su trabajo. Pero mira cómo se hace ese movimiento y desde dónde surge, para que no quedes atrapado en un mundo particular, para que puedas ver el movimiento de los mundos libres desde la libertad. Ver el espectáculo es liberador.

¿Solo el testigo que contempla el espectáculo es libre?

Ese testigo es libre ante el espectáculo que es su creación. Cuando intervengo, dando realidad absoluta al espectáculo, me limito con su limitación. La libertad pasa por ese observador imparcial que sabe que la representación de lo real es expresión suya.

¿No puedo entonces procurar ser libre?

Pienso en crear unas condiciones favorables para la libertad. Pero no hay ninguna condición favorable. Todas las condiciones son desfavorables. Para ser libre no hemos de tener ninguna condición. 354

Vivir por inspiración

¿Qué es testigo? Si no es mi yo ¿quién es?

No es una entidad separada, es lucidez, es la luz que soy.

Cuando se produce esa explosión de libertad ¿queda algo permanente?

¿Qué significa permanecer para ti?

Que no acaba.

Que no acaba en el tiempo. Y en el tiempo todo acaba.

Pero ¿sentiré que lo atemporal es lo verdadero?

Sí, tendrás una evidencia al traspasar la temporalidad. No pienses en el tiempo que durará. En un instante puede haber una liberación profunda.

¿Lo que vivo en la libertad desaparece como lo temporal?

No, un instante de libertad es un instante eterno.

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Consuelo Martín

Si la obra creativa no está en el tiempo ¿qué es la continuidad?

¿Continúa en realidad la obra? El tiempo es el gran misterio que nos tiene hipnotizados. Investiguemos para ver lo que es. El tiempo consta de varios puntos presentes, uno tras otro. Los unimos y pensamos en la continuidad. Pero es una interpretación. Lo único real es ese punto inespacial en el que la conciencia se abre a una dimensión que no es unidireccional. Cada punto en la línea del tiempo tiene infinitas direcciones que se abren a lo total. Cada punto irradia infinitas posibilidades, infinitas líneas. En esa infinitud intuímos lo que la realidad es. Al identificarme con el pensamiento mi existencia es lineal, mientras que la realidad consta de infinitas líneas, irradiaciones de la unidad.

¿Es posible salir de esa línea?

Sí, si vivo el instante presente como un punto irradiante en lo total.

¿Quieres decir que no hay continuidad en la libertad de la creación?

No la hay. He de morir en cada instante para nacer en cada instante. Solo ese punto inespacial es real y su expansión es la libertad. ¿Por qué limito en la línea del tiempo la libertad que es ilimitada? Si no me dejo llevar por el continuo pensamiento-tiempo, si en un instante soy consciente 356

Vivir por inspiración

del contacto con la eternidad, hay inspiración y desde ella mi obra es creativa.

A veces creo que haciendo ciertas cosas vuelvo a la libertad y no haciéndolas la pierdo. ¿Cuáles son las obras que provienen de ella?

No puedes identificar la libertad con ningún acto, lugar ni persona. No obstante, cuando no pretendes actuar con un plan prefijado y egocéntrico, cuando estás abierto a la vida, ella misma te presentará la creación de ese momento.

¿Es a la vida a quien estoy pidiendo más libertad, aunque yo lo entienda a partir de una relación personal?

Todos los movimientos que los seres humanos hacemos, los realizamos porque buscamos la unidad, la plenitud, el amor. Y buscándolos nos movemos en todas direcciones. Las realidades relativas nos permiten constatar que no somos libres y así despiertan una vocación por la verdadera libertad. Desengañados de las libertades parciales, reconocemos nuestra vocación por lo infinito.

¿Esa vocación viene entonces de la misma libertad?

Sí, es un reflejo que atraviesa mi personalidad. Todo lo demás está determinado. Solo encontraré libertad en la libertad incondicionada que soy. El anhelo de libertad es un camino abierto a la vida total. 357

Consuelo Martín

¿La vida trae en el tiempo lo que uno necesita para ser?

Por ilusión fabricamos un mundo, pero los mismos retos de la vida nos los rompen para que entremos en uno más amplio que a su vez nos quedará pequeño también. Necesitamos más y más amplitud. Los desengaños son muy positivos por la posibilidad que hay en ellos de comprensión.

¿Por qué hago esos mundos uno tras otro? ¿Por falta de lucidez? ¿Y la lucidez los irá destruyendo poco a poco en el futuro para que se creen otros? ¿Cómo se crea en un momento dado la obra de arte?

Un rayo de lucidez puede penetrar muchas capas de ilusión. Si se hacen esos mundos sin tu intervención, solo con la luz, serán obras de arte. Los artistas saben que la obra de arte se hace sola. Y todo lo que brota de la inspiración directa de la luz es una bella obra de arte.

Y ese último sujeto que se ha desidentificado ¿desaparece al final o no desaparece? ¿cómo permanece esa conciencia?

La realidad es conciencia no relacional, conciencia en sí misma. El sujeto que crea la objetividad, el que dibuja las realidades se va expandiendo en la amplitud de su propia creación. Es como si el lápiz, mientras dibuja, tomara conciencia de que él hace el dibujo. Quizá tratara de hacerlo bien pero ¿qué podría hacer si no tuviera una mano detrás que lo guiara? y ¿qué haría la mano si no tuviera un cere358

Vivir por inspiración

bro que la moviese? La toma de conciencia va separando la identidad de los instrumentos en la acción. Y el sujeto desidentificado se diluye en la luz.

Esa explosión creativa ¿es conciencia?

Sí, siempre que entendamos que es conciencia en sí, no conciencia de algo, es pura luz.

¿La luz es lo último? ¿Es el final de la obra creativa?

Lo que la luz física evoca en nosotros es aquello que no tiene referencias, aquello por lo que se pueden ver todas las cosas. La creación se dibuja con la luz y en la luz. Desde ella brota toda obra. La vida inspirada en su resplandor es siempre nueva y creativa porque es lúcida y luminosa.

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