16pf 5 Uno Guia Para La Interpretacion Clinica (2)

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r CAPÍTULO

3

CONSTRUCCIÓN DEL 16PF

No pretendemos examinar a fondo la construcción del 16PF, sino revisar su significación básica que consideramos como una de las mejores en psicología. El principal propósito de Cattell (1943) al construir el 16PF era ofrecer un instrumento que midiera las dimensiones fundamentales de la personalidad normal y que pusiera de manifiesto de manera comprensiva el ámbito total de las características personales. Su interés inicial se dirigía a encontrar un conjunto de categorías descriptivas suficientemente amplio para abarcar las múltiples variaciones de la personalidad humana. Cattell (1943). partió del supuesto de que si existía una forma útil de describir a otra persona, debería existir una palabra para ello, concretamente un adjetivo de la lengua inglesa. Por eso comenzó la elaboración de su test buscando adjetivos que describieran a las personas en vez de utilizar las categorías utilizadas por Jos psiquiatras (que es de donde había partido el MMPI). El trabajo de Allport y Odbert (1936) le ayudó a simplificar su búsqueda. Allport y Odbert habían peinado el diccionario hasta reunir una lista de aproximadamente 18.000 adjetivos utilizados en la descripción de la personalidad humana. Las palabras del diccionario tal vez no llegan a abarcar todos los misteriosos y técnicos conceptos sobre las características personales, pero desde el punto de vista práctico, los conceptos que no han sido recogidos oficialmente en el lenguaje serían escasamente útiles para describir la personalidad de la mayor parte de la gente.

· Así pues, Cattell se propuso utilizar los adjetivos descriptivos de la personalidad como punto de partida de su test; sin embargo, no consideró práctico ni deseable elaborar un test del que se obtuvieran miles de puntuaciones en miles de rasgos. Por eso, fijó su objetivo en reducir los miles de adjetivos a un conjunto óptimo de categorías que condensaran la máxima información posible de la lista. Hacia 1940, cuando Cattell trataba de resolver este problema, Spearman y otros habían desarrollado la técnica del análisis factorial. En términos generales, el análisis factorial es una técnica con un propósito muy simple, que consiste en identificar un conjunto óptimo de pocas categorías que retenga f~ máxima información o que dé razón de la mayor parte de la varianza. La varianza, por lo que respecta al desarrollo del 16PF, es la cuantificación de las variaciones que se dan en las personas en función de las calificaciones que los demás les otorgan. Si todos los adjetivos significaran lo mismo o si cada uno fuera descrito de la misma forma por los demás, la varianza sería nula. El número de categorías derivadas a partir del análisis factorial es, hasta cierto punto, una cuestión discutible. Ciertamente, Cattell está ampliamente reconocido como el "padre de la Teoría de los Cinco Grandes de la Personalidad" (Goldberg, 1993), según la cual 5 factores (1) pueden dar cuenta de todas las variaciones que se dan entre las personas. A pesar de esta atribución de paternidad, Cattell (Cattell y Krug, 1989) cree que utilizando sólo 5 factores se pierde demasiada información y sigue manteniendo la necesidad de los 16 factores (origen del nombre 16PF). El objetivo del análisis factorial es, pues, descubrir qué número mínimo de factores y cuáles en concreto son necesarios para acopiar la mayor cantidad de información. Algunos ejemplos pueden ayudar a ilustrar este proceso. Las palabras amistoso, sociable y extravertido tienen diferentes significaciones, pero estas diferencias son tan sutiles que podría utilizarse una única dimensión o un solo factor para englobar las tres palabras perdiendo poca información. Este método de reducir categorías equivale a eliminar sinónimos. Por el contrario, frío y tímido parecen demasiado diferentes para agruparlos bajo el epígrafe introvertido, aunque los teóricos de los Cinco Grandes piensan que Ja

información que se pierde al hacer esto queda compensada con la reducción de categorías. Otra forma de reducir categorías es distribuir 19-s palabras en dos o más factores. Así, no es necesaria una categoría específica para osado, puesto que su significado lo cubren casi perfectamente la mezcla de resistente y agresivo. Clasificar a alguien en resistencia y agresividad y no en osadía, daría lugar a una pequeña pérdida de información. El problema de Cattell para reducir miles de descriptores a dimensiones o factores básicos de personalidad humana hubiera sido fácilmente solucionado mediante el análisis factorial; pero en los años 40, seguir este procedimiento incluso con sólo 100 variables era físicamente imposible. Los cálculos eran sumamen- te largos, repetitivos y pesados. Era habitual que varias personas, trabajando ocho horas diarias durante cinco días a la semana, emplearan en torno a tres años para procesar factorialmente 40 variables. Aún así, el método utilizado constituía sólo una aproximación al procedimiento deseado. Para acelerar su investigación, Cattell buscó otras vías para reducir el número de adjetivos. Basándose en su propio juicio, limitó la lista a 171 categorías (muchas de las cuales eran bipolares) y luego utilizó las técnicas correlacionales para reducirlas a 35 categorías sobre las cuales se llevó a cabo el análisis factorial (Véase.Catte!l, 1973, para conocer los detalles del proceso). Del análisis de Cattell se obtuvieron de 12 a 15 factores que parecían subyacer a las descripciones, en lengua inglesa, de la personalidad humana. los factores se identificaron, por las letras del alfabeto desde la A a la O. Cada factor emergió del análisis como un conjunto de ponderaciones numéricas aplicadas a las 35 categorías. Para interpretar la naturaleza de cada factor se empezó por atender a su peso y a su denominación. Esta comprensión teórica de la naturaleza del factor constituye el fundamento para la interpretación del 16PF, pero debe ser completada con la experiencia y la investigación clínica sobre el propio test para definir lo que mide realmente cada escala. De acuerdo con su progresión alfabética, los factores van decreciendo en importancia o en el grado de contribución a las distintas formas con que las personas se describen unas a otras. Así el factor A (Afabilidad)

T r

es el primero en importancia, el factor B (Razonamiento) el segundo, el factor C (Estabilidad) el tercero y así sucesivamente. Tres de

J !

los 15 factores identificados por Cattell -D, J y K- fueron desechados provisionalmente porque se basaron en otros métodos de investigación y no se comprobó que fueran muy replicables en adultos. Inicialmente, Cattell exigía que los factores procedieran de tres fuentes: cuestionarios de auto-informe, ·calificaciones de otras personas y observaciones de comportamientos reales. Los tres factores que fueron desechados en su denogiinación inglesa se sustituyeron por 4 provenientes de otras fuentes de datos y se añadieron a los 12 restantes llegando a los 16 definitivos. Puesto que estos últimos factores se derivaron únicamente de datos procedentes de cuestionarios se diferenciaron de los otros asignándoles las siglas Q1, Q2, Q3 y Q4 (la Q como inicial de "questionnaire"). Se trata de factores de personalidad totalmente válidos que, por su naturaleza, se manifiestan a través de autoi nformes mejor que por descripciones de otras personas. En el uso clínico del 16PF no existe ninguna diferencia entre estas escalas y las demás.

CAPÍTULO

4

LAS ESCALAS DEL 16PF

La interpretación denominación.

de las escalas de un test comienza con su

A veces,

los rasgos

fican antes de que se construya

que van a medirse, se especi-

el test. Frecuentemente se selec-

cionan a partir de bases teóricas (p. ej., puede elaborarse f.un test para medir la lista de las necesidades

humanas propuesta por

Murray) o a partir del uso clínico (p. ej., en un test centrado en categorías diagnósticas). El valor del análisis

factorial que dio origen al 16PF radica

en que no especificó de antemano ninguno de los factores; dejó que los datos hablaran por sí mismos. Cada factor surgió del análisis de un conjunto de adjetivos ponderados. consistió

El siguiente paso

en determinar lo que los adjetivos tenían en común Y

en asignarles

un nombre congruente.

En ocasiones, Cattell inven-

tó nombres para los rasgos puesto que ninguna parecía reflejar la dimensión el test fue desarrollándose nica clarificaron

!'1 1 1

que había resultado. A medida que

!\iI

y la práctica clí-

'!

y que la investigación

lo que realmente miden

algunos factores recibieron

palabra o frase

·'

i

las escalas

nuevos nombres.

del 16PF,

Aunque en e~ta

Guía se alude a la mayoría de los factores por los nombres que se les han asignado en la 5ª edición,

advertimos

a los lectores

que recuerden que históricamente los factores han sido identificados con letras. Por ejemplo, el nombre del primer factor es "Factor A"; llamarle "Afabilidad"

es una interpretación

de su sig-

nificado (1 ). 1 A<; FSC:AIAS DEL

16Pf

CJ 33

illi

Fuentes de interpretación de las escalas La naturaleza de las escalas primarias y de las dimensiones globales (o de segundo orden) se describe en el Handbook for the Sixteen Personality Factor Questionnaire (Cattel 1, Eber y Tatsuoka, · 1970) y en las otras dos obras más importantes de Cattell sobre el 16PF, Personality and Motivation Structure and Measurement (1957) y Personality and Mood by Questionnaire (1973). Nuestras interpretaciones de los esfuerzos para medir los factores primarios y globales tal como aparecen en la forma A y en la 5ª edictón, se basan en varias fuentes, la más importante de las cuales es nues- tra amplia experiencia, clínica y de investigación, con el 16PF. Hemos incorporado, además, las obras científicas sobresalientes sobre el 16PF, las más importantes de las cuales aparecen en la bibliografía (2). Es conveniente decir unas palabras sobre el formato de las escalas del 16PF. Todas ellas, excepto la de Razonamiento (B) son bipolares, es decir, tienen dos extremos. Esto contrasta abiertamente con las escalas de muchos tests de personalidad actualmente utilizados que sólo destacan un determinado rasgo del sujeto. Por ejemplo, la mayor parte de las escalas del MMPI únicamente permiten calificar a un paciente como hipocondríaco, depresivo o lo que sea. La significación de las puntuaciones bajas en las escalas del MMPI es poco clara. Una ventaja distintiva del 16PF es que prácticamente siempre se puede comentar algo de cada escala. Las puntuaciones del 16PF se ofrecen en una escala típica de 1 O puntos o de decatipos, excepto en lo que respecta a las puntuaciones de las escalas de estilos de respuesta de la 5ª edición, que se dan en puntuaciones directas o centiles (estas últimas son las uti 1 izadas en esta Guía). Los decatipos son puntuaciones transformadas de modo que en cada escala la media es 5,5 y la desviación típica 2. En general, los decatipos de las escalas primarias se expresan en números enteros. Esto es acertado, puesto que la mayoría de los tests de personalidad, incluyendo el 16PF, no pueden ofrecer diferencias significativas en más de 1 O niveles.

Incluso, algunos psicólogos agrupan las puntuaciones de las escalas en sólo tres o cuatro niveles (p. ej., bajo, medio y alto) reconociendo que el error típico de medida en cada escala hace que, incluso la asignación de una puntuación decatipo entero, resulte artificialmente precisa. El problema de utilizar intervalos muy amplios reside en que la respuesta a un solo ítem puede cambiar sustancialmente los resultados de una persona (pasando, p. ej., de bajo a medio). Usando los decatipos, la respuesta a un único ítem cambiarí~ I~ puntuación de un sujeto en una escala en un punto com_o .max1mo (p. ej., de 3 a 4). Lo mejor es tener presente el error npico de medida y, cuando la puntuación es 3, pensar que está en torno a 3 o que es algo baja.

·'

En muestras amplias las puntuaciones se distribuyen como se indica en la Figura 1.

tal

ALTO 2

3

'

5,5

2,3

4,4

9,2

7,5

o

-1

-2

10

9

4

3,5

Punt, tfpica (z)

+2

+1

Decatipos

Media IS.O

19,l

19.1

15,0

9,2

4,4

2,3

% de sujetos en cada decatipo

FIGURA 1. Distribución de los decatipos en el 16PF Nota. Tomado de "Profile lnterpretation" de M.Russell y D. Karol,1994.

-~~: -.

Cada una de las puntuaciones 1 y 1 O son obtenidas por aproximadamente el 2,3% de los sujetos examinados con el 16PF; las puntuaciones 2 y 9 por el 4,4%; las de 4 y 7 por el 15% y las de 5 y 6 por el 19, 1 % aproximadamente. Así pues, la escala de decatipos se distribuye normalmente (y esto no significa que cada uno de los 1 O valores se consiga por el 10% de la población). En una escala determinada, la mayoría de los sujetos puntúan en torno a la media y las puntuaciones extremas indican cuantías también extremas del rasgo. Una interpretación clínica debe dar más importancia a las puntuaciones fuera del intervalo 4 a 7 y la mayor parte de los perfiles ofrecen un número importarñe de estas puntuaciones (ver la Figura 1)

Interpretación de los resultados de las escalas primarias

Aunque, en este apartado se mencionan las interacciones entre los factores (p. ej., la posible significación de una alta puntuación en Afabilidad [Al cuando coincide con una baja puntuación en Atrevimiento [H]), no se examinan de manera exhaustiva. En cambio, se estudian en profundidad en el capítulo 7.

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c

Descriptores: Frío, impersonal y distante (polo bajo) frente a afable, cálido, generoso y atento a los demás (polo alto). La escala A mide afabilidad interpersonal, sociabilidad y deseo de comprometerse en intercambios con otros. Quien puntúa alto en Afabilidad (A) se siente interesado por los demás que, a su vez, se sienten atraídos por él (Karson y O'Dell, 1989). Una persona A+ es una persona sencilla. Este rasgo es el primero que apareció en los análisis factoriales y es el primero al que la gente se refiere cuando describe la personalidad de los demás. Cattell señala que las personas altas (A+) en Afabilidad son, probablemente, naturales, adaptables (en sus costumbres), eiectuoses, inte-

resadas por la gente, sinceras, emotivas, expresivas, coñfiadas, impulsivas, generosas y cooperativas. Quienes obtienen puntua-

En este apartado, que va dirigido a quienes utilizan con fines clínicos -o aplicados- el 16PF, comentaremos nuestras hipótesis sobre el significado de las variables subyacentes a las escalas primarias. Tales hipótesis se basan en nuestra experiencia, clínica y de investigación, con la Forma A y el 16PF-5 así como en los estudios publicados. De manera constante aludiremos a las escalas primarias utilizando los nombres que se les asignan en el 16PF-5, excepto en el caso de las escalas C, E, M y Q3 en las que hemos preferido nuestras propias denominaciones. Esto se debe a que nuestro modo de entender el significado de sus resultados difiere significativamente de lo que sugieren los nombres que se les dan en el 16PF-5. Cuando nos refiramos a ellos, indicaremos el nombre con que aparecen en el 16Pf-5 (p. ej. Estabilidad emocional [C]) seguido del asignado por nosotros, entre paréntesis (p. ej. Fuerza del yo [C]), continuando luego con este último mientras comentamos su significado.

~,,,..

Escala A: Afabilidad

.

ciones elevadas desean estar rodeadas de gente y se interesan por los sentimientos de los demás. Los que puntúan bajo (A-) prefieren estar solos. Junto con su aislamiento, se nota frecuentemente un retraimiento emocional. Probablemente están menos preocupados que los de puntuación alta por la influencia de sus acciones o decisiones en los demás. De este modo, aunque los items de la escala se refieren principalmente a emociones y socialización, pueden obtenerse inferencias sobre objetividad frente a subjetividad intuitiva. De hecho las personas sencillas son a menudo, aunque no siempre, menos críticas y categóricas en sus ideas que las solitarias. Las puntuaciones extremas en Afabilidad (sobre todo, en la parte inferior de la escala) pueden indicar perturb~ciones. Quienes puntúan muy bajo, no sólo desean estar solos, sino que tal vez tengan tendencia esquizoide a evitar los contactos sociales. Habitualmente rehuyen a los demás y los demás les rehuyen a ellos. Muchos refuerzos naturales (como la comida, el al?jamiento ' el sexo el contacto físico) están de tal modo condiciona. 1 dos por transacciones sociales que, para la mayor parte de las personas, el contacto con otros se ve favorecido indirectamente

t

!

. ¡

durante el proceso de desarrollo. La negligencia o el abuso graves o bien una historia de frustración o decepciones en las relaciones interpersonales pueden llevar a la evitación de los contactos sociales. De todos modos, antes de deducir de las puntuaciones bajas la existencia de un retraimiento patológico, el clínico debería comprobar otros indicadores de salud mental, incluyendo la Fuerza del yo (C) y la dimensión global de Ansiedad (Ans). Aunque puntuaciones muy bajas en Afabilidad (A) van unidas a rendimientos escasos en muchos trabajos, existen tareas, tales como la de cajero, que resultan atractivas para quienes puntúan bajo (A-) de forma que la escala no puede ser utilizada pitra diferenciar entre quienes tienen buen y mal rendimiento sin tener en cuenta otras variables de personalidad (3). Digamos, incidentalmente, que la Afabilidad (A) constituye una de las principales diferencias entre los buenos cajeros y los buenos vendedores. Aunque los primeros tienen contacto con el público, lo hacen de una manera muy formalizada, poco comprometida; los vendedores, en cambio, se especializan en relacionarse con el público anticipando y descubriendo sus necesidades. Las puntuaciones extremas en la parte alta de Afabilidad (A) no indican de manera inmediata la posibilidad de que exista una patología, pero pueden implicar algún problema. Por ejemplo, 'la intensidad en la proyección hacia otras personas sugiere necesidades insatisfechas de dependencia como si con cada nuevo conocimiento se buscaran aspectos gratificantes. Esto ·también podría sugerir una historia de relaciones satisfactorias, pero, en el extremo, las expectativas de satisfacción serían menores de lo que, a menudo, han experimentado los que han puntuado muy alto. En vez de el lo, son percibidos frecuentemente como inagotables en su necesidad de reconocimiento social. Las personas con puntuaciones muy altas quizá tengan problemas como jefes o como padres porque no pueden poner límites o permitirse a sí mismos frustrar a otras personas. A veces dan prioridad a los sentimientos de otras personas sobre cualesquiera otros intereses. Pueden tener dificultades también en la realización de trabajos administrativos, domésticos o de otro tipo que no impliquen interacciones personales. ·

Puesto que la mayoría de las terapias se llevan a cabo en un contexto interpersonal, sea con el terapeuta, la familia o miembros del grupo, los sujetos con puntuaciones elevadas en Afabilidad (A) se integran fácilmente en la terapia. Las técnicas de terapia de grupo, en las que el terapeuta establece una relación con el cliente para consolidar una alianza de trabajo favoreciendo vínculos emocionales, resultan probablemente eficaces con este tipo de clientes. Es menos probable que quienes puntúen bajo experimenten la relación terapéutica como razón suficiente para comprometerse a ella y, ciertamente, puede desagradarles el énfasis que en la mayoría de las terapias se pone en los sentimientos y relaciones. Tal vez resulte necesaria una argumentación clara que vincule la discusión sobre estos aspectos con su problema actual. La Afabilidad (A} abarca el ámbito en que las relaciones con otras personas son fundamentales para la definición de la identidad de una persona y de su modo de interactuar con el ambiente. Quienes puntúan alto tienden a considerarse a sí mismos corno sociales y les agrada tener amistades. En la mayoría de las situaciones, mientras más alta es la puntuación, es más probable que las reacciones de otras personas se conviertan para ellos en estímulos y resultados importantes de sus propias acciones. Normalmente, quienes obtienen elevadas puntuaciones son considerados por los demás como buenos amigos; incluso cuando esas puntuaciones son muy destacadas pueden ser famosos por su cordialidad .. Cuatro de los once elementos que miden Afabilidad (A) se refieren directamente a emociones. Por eso difícilmente puntuará alto un sujeto que, aún siendo realmente destacado en este rasgo, no tiene demasiado interés por los sentimientos de otras personas o le disgusta admitir que lo tiene (p. ej., los hombres dóciles que han sido educados para no dejarse influir por las emociones). Quizá por esto, Afabilidad (A) es una de las tres únicas escalas para las que el 16PF-5 presenta baremos independientes de mujeres y varones (4).

T Escala B: Razonamiento Descriptores: Pensamiento concreto (polo bajo) miento abstracto (polo alto).

los problemas.

frente a pensa-

La inclusión en el 16PF de esta breve medida de un cierto tipo de inteligencia constituye un compromiso entre la ausencia total de la medida de la inteligencia (lo que ocurre en muchos test.s de. ~ersonalidad). y el empleo de casi la mitad del tiempo de apl icacron en su medida (lo que sucede en muchas evaluaciones psicológicas). La importancia de la escala se pone claramente de manifiesto en la definición que Cattell (1950, p.2) hace de la perso~alidad cor:1o lo que permite una predicción del comportamiento del su1eto en una situación determinada. Se eligieron formulaciones verbales que permitieran mantener un equilibrio entre los conceptos de inteligencia fluida y cristalizada preconizados por Cattell, aunque, como él mismo advierte (1970, p. 82) el hecho de que el instrumento se aplique sin tiempo limitado lo convierte más en un test de potencia que de rapidez. . La puntuación en Razonamiento (B) está afectada por otras variables además de la capacidad intelectual del sujeto para resolver problemas verbales. Una fuente de varianza evidente es el grado de familiaridad del sujeto con adivinanzas u otras modalidades académicas de resolución de problemas. Familias y grupos culturales proponen este tipo de tareas a sus miembros en d.iferentes formas y con distinto grado de seriedad. Las puntuaciones pueden resultar reducidas artificialmente por la novedad del f"lanteamiento de este tipo de problemas o incrementadas por la familiaridad con el mismo. Existen diferencias raciales significativas en Razonamiento (B), con puntuaciones más altas de los blancos que de los negros. Esto es debido seguramente a que, como colectivos, los negros tienen una instrucción más deficiente que los blancos (Conn y Rieke, 1994, pp. 27-29). Cuando en los análisis se controla el nivel educativo, las diferencias raciales en Razonamiento (B) se vuelven insignificantes. Presumiblemente, mientras uno está más tiempo escolarizado, se encuentra más familiarizado y más cómodo con ciertas formas de resolver

(Muy a menudo los intentos de construir tests libres de cultura no tienen en cuenta el grado en que la propia situación de examen no está libre de cultura). Las puntuaciones bajas de sujetos con escaso o inadecuado nivel educativo deben interpretarse en función del contexto. Otra fuente de varianza es la capacidad de concentración del sujeto. Las soluciones correctas a los items de Razonamiento (B) requieren no sólo inteligencia, sino además habilidad para seguir una línea de pensamiento sin distraerse. La ansiedad situacional o el estrés producido por la preocupación son ejemplos de distracciones derivadas de las circunstancias. Los rasgos de personalidad que pueden dificultar la concentración incluyen la ansiedad o aprensión excesivas, la escasa auto-disciplina o la falta de atención. Así las puntuaciones en Razonamiento (B) pueden verse negativamente afectadas si la dimensión global Ansiedad (Ans) o la escala de Impracticabilidad (M) son superiores a la media o cuando la dimensión Auto-control (AuC) es inferior a la misma . Cuando los sujetos obtienen bajas puntuaciones en Razonamiento (B), debe tenerse en cuenta lo que sucedería si hubieran contestado al azar. Con 15 items y 3 alternativas de respuesta, el sujeto que respondiera al azar acertaría como promedio 5 items, lo que equivaldría a un decatipo 3. Quien supiera solucionar 1 y los demás los respondiera al azar obtendría un decatipo 4. Así pues, las puntuaciones bajas en Razonamiento, pueden tener menos que ver con la capacidad intelectual que con otros factores. El proceso cognitivo exigido por los items puede resentirse por los efectos nocivos del abuso de sustancias, daño cerebral, perturbaciones emocionales o psicosis. Por eso, cuando la apreciación clínica de un sujeto o su nivel educativo hacen pensar en un funcionamiento superior al promedió, pero su puntuación en Razonamiento (B) es inferior a la media, el clínico debería considerar el deterioro como una posible explicación. Estaría indicada una evaluación completa del funcionamiento intelectual. ---

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... .,

. Cuando la apreciación clínica no sugiere un funcionamiento J~~elect~al superior a la media, sólo cabe interpretar una puntuacion _baJa en Ja esca!~ B _co~o carencia de una marcada capacidad intelectual. Podna indicar falta de motivación al hacer la prueba o posibilidad de fatiga (especialmente cuando se trata de la aplicación del 16PF-5, en el que todos los items de esta escala B aparecen al final). En las ediciones anteriores del 16PF unos controladores aéreos calificaron los items de la escala B corno los r:iás discutibles del test (Karson y 01 Dell, 1974). Puede ser clarificadora una conversación con el sujeto sobre su modo de enfrentarse a estos items, si éste menciona el tema inmediatam~nte después de la aplicación o si el clínico lo cree necesario después de la corrección. Los items de Razonamiento (B) son los únicos del 16PF en que el sujeto ~e enfrenta ~ la posibilidad de fracasar. Tal posibilidad puede estimular el afan de hacerlo bien puesto que la mayor p~~e de la gente está emocionalmente interesada y de modo nar~1s1sta. en .demostrar sus aptitudes intelectuales. La apatía hacia los ~tem: rn~1~a frecuente~ente problemas que tienen que ver con la implicación de uno mismo en el trabajo y en otras esferas. La excesiva implicación también puede indicar problemas tales como un inconsistente sentido de la auto-estima o miedo al fracaso. Tratar las implicaciones de una baja puntuación en Raz?namie_nto (B) obliga frecuentemente a mostrar, y no sólo ~ec1r, al Sujeto la forma de hacer algo y a evitar la excesiva confianza en su capacidad para asimilar información verbal como interpretaciones, reconstrucciones o ideas abstractas. Altas p~ntuacione: ~mesta escala indican elevada capacidad ~e razonamiento y facilidad verbal. No se puede inferir necesa:1amente la ausencia de interferencias con el funcionamiento rntelectual puesto que incluso una alta puntuación podría ser ~enor de la que podría haber alcanzado una persona sin deteno:o. Una alta puntuación indica en todo caso que, pese a cual~u1er problema que pudiera afectar al sujeto, su funcionamiento rn~electual es superior al promedio. La capacidad de Razonam1en~~ puede cor:npensar deficiencias en otras áreas. El potencial cognitivo se asocia con la capacidad para controlar los impulsos

(... la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia ... , Hamlet), para anticipar contingencias y resolver los problemas de la vida.

Escala

c. Estabilidad emocional (Fuerza del yo)

Descriptores: Reactivo, emocionalmente inestable (polo bajo) frente a emocionalmente estable, adaptable y maduro (polo alto). Cattell llamó a esta escala C Fuerza del yo, nombre que preferimos a Estabilidad emocional. Término de origen psicoanalítico, el ego ha llegado a significar las funciones ejecutivas de la personalidad, incluyendo la comprobación de la realidad' y la integración de diversos aspectos del yo. Algunas de sus significaciones freudianas se perdieron cuando los traductores cambiaron su yo y ello por las palabras latinas ego e id (presumiblemente para que parecieran más científicas). Fuerza del yo significa que las partes de uno mismo con las que la mayoría de las personas se identifica -aquellas a las que se refiere cuando dice Yo- no resultan molestas, perturbadas o dominadas por las cosas con las que no se identifica, las que le suceden o le pasan. Estas últimas incluyen fuerzas y exigencias externas así como una variedad de sucesos internos, como pesadillas, agendas sobrecargadas y sentimientos difíciles de admitir. Las personas con poca fuerza del yo están enfrentándose continuamente no sólo con los desafíos de la vida sino también con sus desafíos interiores. Probablemente perciban que no han perseguido ni logrado sus metas, que la vida es insatisfactoria y que sus sensaciones de auto-estima y bienestar se menoscaban. Cualquiera que sea el nombre, el concepto de baja fuerza del yo implica un funcionamiento desfavorable en un organismo ineficiente. El mayor indicador de esta ineficiencia es la ansiedad. Puntuaciones bajas en Fuerza del yo (C) se asocian a una gran variedad de psicopatologías, síntomas y problemas de ajuste (Cattell et al., 1970, pp. 83-84). Esto es cierto en parte porque

las personas con baja fuerza del yo son más susceptibles a los problemas psicológicos y también porque los items plantean temas de auto-ajuste. El hecho de que los items sean bastante obvios, permite al clínico interpretar las puntuaciones con alguna confianza a menos que sospeche que el sujeto tenga algún motivo para dar una mala impresión. Así pues, las bajas puntuaciones en Fuerza del yo (C) expresan habitualmente un deseo de dar mala imagen, un intento de transmitir una necesidad de ayuda o auténticos problemas de ajuste personal. El propósito de dar mala imagen puede deducirse de las circunstancias del exame.~ o de la puntuación en Manipulación de la imagen (MI). Una puntuación MI superior al centil 20 ó 30 sugiere que una puntuación baja en Fuerza delyo (C) es válida, puesto que un esfuerzo por dar mala imagen produciría normalmente una puntuación baja en MI. Es difícil distinguir, solamente con el 16PF, un grito de ayuda de una baja fuerza del yo. Generalmente si el historial psicosociológico no revela problemas significativos de ajuste, una puntuación baja en Fuerza del yo (C) debería, por lo menos, considerarse como reflejo de un deseo de comunicación con el terapeuta. (Véase el capítulo 2 sobre los aspectos de comunicación frente a los de medida en las puntuaciones del cuestionario). Debido a que Ja redacción de los items de la escala apuntan claramente a la variable, las puntuaciones superiores a la media en Fuerza del yo (C) son más fiables como auto-afirmaciones de la estabilidad que de la auténtica estabilidad. Por supuesto muchas personas se definirán a sí mismas como bien ajustadas porque de hecho lo son, pero otras lo harán por otras razones. La puntuación en MI debe ser tenida en cuenta siempre que se interprete una puntuación elevada en Fuerza del yo (C). Si la puntuación en MI no es muy alta, la obtenida en Fuerza del yo (C) representa la auténtica fuerza del yo, puesto que la probabilidad de dar buena apariencia es escasa. De todos modos, la puntuación MI ·no es solamente una medida de enmascaramiento de la imagen, sino que se relaciona con la auto-estima y se interesa por lo que piensen los demás; por eso, puede esperarse que los sujetos con fuerza del yo tengan una imagen positiva de sí mismos. De hecho, la correlación entre Fuerza del yo (C) y MI es de +0,50 (Russell y Karo/, 1994, p. 23). Una alta puntuación en MI no invalida nece-

sariamente una puntuación alta en Fuerza del.yo (C) y aument~ l.a posibilidad de que ambas sean elevadas.en virtud de características deseables. Cuando una puntuación en Fuerza del yo (C) es muy alta, superior a 7, está justificado el escepticismo. El decatipo más alto posible en esta escala de 1 O items es el 9 y conseguirlo exige responder a todos ellos en la dirección positiva. Si uno solo de los items se contesta con la alternativa "?"y el resto en la dirección positiva, se conseguiría un decatipo 8. Así ~ues, las puntuaciones por encima de 7, y espe~ialmente la~ superiores a 8 indican unas manifestaciones tan persistentes de ajuste y fuerza del yo que el clínico debería cuestionarse la necesidad de tal insistencia si el sujeto se obstina demasiado en ello. . Puede hacerse una interesante comparación entre Fuerza del yo (C) y otra escala de 9 puntos (Katz, 1973), que simplemente pide a los sujetos que se sitúen entre el 1 {escasa salud mental} Y el 9 (buena salud mental). En un estudio de este tipo (Karson, 1980), casi la mitad de los sujetos se calificaron a sí ~ism~s ~o~ el 9. Un análisis de los perfiles en el 16PF de estos su1et~s 1~d1co que existían tres grupos de perso~~s q~~ se situaban a s~ mismas en los rangos superiores de la calificación y los tres podían obtener puntuaciones muy altas en Fuerza del yo ~C). Un grupo estaba constituido por quienes no se mostraba~ dispuestos. a reconocer ansiedad o conflictos psicológicos, bien porque intentaban dar una buena impresión o bien porque actuaban muy a la d_efensiva. Un segundo grupo incluía a los que poseían un buen .ªJuste, pero una salud mental no especialmente ~u.e.na en el sentido del desarrollo de su integración personal, flexibilidad y madure:. L?s componentes de este grupo se daban calificaciones altas a sr mismos en salud mental porque carecían de síntomas y estaban adaptados a su entorno cultural y so~ial. Su falta de sin:omatología no hubiera sido un buen· predictor de su capa:rdad ~ara · enfrentarse a nuevos desafíos. Sólo el tercer grupo podía considerarse mentalmente sano en cuanto a su desarrollo psico~ógico (Cf. Horney, 1950, 0 Maslow, 1968). Así pues, l~s pu~tu~~1ones muy altas en Fuerza del yo (C) pueden reflejar mas la Jlu~10~ de salud mental (Shedler, Mayman y Manis, 1993) que el autentico rasgo.

La puntuación en Fuerza del yo (C) es una de las piedras angulares de nuestro acercamiento a la interpretación del perfil del 16PF. Casi todos los demás aspectos medidos modulan su significación de acuerdo con la Fuerza del yo (C), lo mismo que, en la práctica, cualquier conducta puede variar de significado en función de la estabilidad emocional de un individuo. Por ejemplo, la fuerza del yo marca la diferencia entre individuos magnánimos y sociables y aquellos que dependen de la aprobación de los demás para soslayar sus sentimientos de inferioridad (unos y 'otros podrían obtener puntuaciones altas en Afabilidad [ii)). Otro ejemplo: entre las personas socialmente muy atrevidas (H+), la fuerza del yo permite diferenciar entre quienes son socialmente confiadas y quienes buscan compulsivamente la atención de otros para compensar sus sentimientos de poca valía personal. Estos dos ejemplos se refieren a puntuaciones extremas que por sí mismas no indican problemas psicológicos. Cuando se utiliza la Fuerza del yo para arrojar luz sobre puntuaciones problemáticas, su uso es algo diferente. Así, una combinación de Fuerza del yo (C+) y una puntuación muy alta en Vigilancia (L+) no significa que la suspicacia se exprese en forma sana, sino que las defensas exteriorizadas están protegiendo al yo. Unidas a problemas en otras áreas, las puntuaciones altas en Fuerza del yo sugieren que las maniobras defensivas del sujeto tienen éxito, al menos de forma parcial y temporal. Las conexiones entre Fuerza del yo (C) y psicoterapia dependen de la puntuación del sujeto en y de su historial psicosociológico. Las puntuaciones bajas en un contexto que, por lo demás, fuera favorable pueden indicar una disposición para aceptar el proceso terapéutico, especialmente cuando se trata de un tratamiento breve y de apoyo. Las puntuaciones bajas interpretadas como problemas de estabilidad, sugieren carencia de suficiente objetividad para hablar eficazmente de los problemas y establecer una alianza de actuación con el terapeuta. Las personas con una estabilidad adecuada responden bien a la psicoterapia, probablemente porque pueden aplicar esa estabilidad a las áreas problemáticas o porque sus problemas suelen ser situacionales y transitorios. Las puntuaciones muy altas en Fuerza del yo (C) pueden indicar una resistencia a reconocer los problemas, lo cual

c

podría convertirse en impedimento para el tratamiento. Según nuestra experie·ncia·, es t a resistencia se da, sobre todo, en los varones.

Escala E: Dominancia (Asertividad) Descriptores: Deferente y cooperativo, que .evita conflictos (polo bajo) frente a dominante, fuerte y asertivo (polo alto). A partir de la 5ª edición del 16PF se u~iliza más el término Asertividad que el de Dominancia y es el primero de ell~s e~ preferido por nosotros. La diferencia entre ambas denominaciones radica en el grado en que el móvil de una persona es la ~,u~oexpresión 0 el control de otras personas. Una persona aser~1va desea ser oída, mientras que una dominante desea ser obedecida, imponer su voluntad

a los demás (5).

A quien obtiene puntuación alta le gusta que otros sepan ~o que él piensa y probablemente protege el dominio de su es~ac10 personal su trabajo y sus piares. No duda en expresar sus ideas en def~nder sus derechos y puntos de vista. Si forma parte de ~n ~rupo, seguramente.juega un papel más destac~~o que la m~d1a, tomando la iniciativa y fijando el plan de aceren. Lo~ demas se fijan en él y su disposición a hablar implica que o bien supone que los otros están interesados en oír sus opini~~es o bien que ~o le importa lo que otros piensen. Su auto-expres1v1dad le hace ~parecer confiado y competente. A menudo es esta c~mpetenc1a lo que le hace pensar que los demás tienen interés, e incluso respeto, por sus opiniones. Aunque existen diferencias ~ignificativas e~tre dor:1inancia, y asertividad, sus opuestos tienen mucho en comun. Quien puntu~ baio. es humilde, sumiso y desconfiado. Está más deseoso de recibí; los dardos y flechas de la furiosa fo~u.na que. de tomar las armas contra el infortunio. Su escasa asert1v1dad le. induce a pensar en los demás como desinteresados en sus necesidades o como contrarios a que las satisfagan.

Facilitar el progreso del grupo a expensas de las necesidades individuales (esto es, sin molestar) es la forma frecuente de socialización de las mujeres en muchas familias y culturas. En otras palabras, es más probable que las mujeres sumisas encuentren apoyo social que los varones sumisos. Quizá por esto, el escala E es una en Ja que se encuentran diferencias significativas entre mujeres y varones. Sus baremos difieren sólo en el extremo inferior de la escala, no en el superior. Así pues, la asertividad se da tanto en la mujer como en el hombre, sin embargo, es probable ·que la sumisión de la mujer, a diferencia de la del hombre, obedezca más a su socialización que a su personalidad. ··4 La asertividad es una forma de agresividad, aunque una forma más sublimada de dominancia. Quienes obtienen puntuaciones altas probablemente se sienten cómodos con su propia agresividad y con la de otros. Los que puntúan bajo se sienten incómodos con la agresión y se resisten a enfrentarse a ella puesto que presienten que la ira de los demás será destructiva. Sin embargo están tan poco familiarizados con su propia ira, que cuando se irritan son torpes e inhábiles para manifestarlo. Los que puntúan bajo pueden ser más explosivos que Jos de puntuaciones altas, en parte, porque tienden a reprimir los impulsos y en parte por la falta de práctica en integrar la ira con otros rasgos. Los que puntúan muy bajo, básicamente se presentan a sí mismos como borregos, esto es, menos agresivos de lo que puede ser cualquier ser humano. Esto sugiere que su ira no es asumida ni reconocida, de modo que cuando aparece, no están preparados para manifestarla o controlarla. La Asertividad (E) resulta especialmente interesante en el contexto de la terapia de pareja. Aunque es sólo el cuarto de los rasgos más destacados en las descripciones que unas personas hacen de la personalidad de otras (después de A, By C), es particularmente importante en las parejas. Los esposos encuentran muchos refuerzos en los comportamientos mutuos y, naturalmente, desean controlar la fuente de estos refuerzos para asegurar su disponibilidad. Esto conduce en muchos matrimonios a pelear por principio. Muchos conceptos de la terapia de familia se vinculan a estos esfuerzos de mutuo control. Por ejemplo, las coali-

ciones pueden ser consideradas como intentos por parte del miembro más débil de la pareja para contar con el apoyo de un tercero y usar la nueva relación como sustento. Es posible que surjan ambigüedades estructurales cuando el .esposo que parece haber perdido la pelea intenta cambiar las reglas de la situación. Por supuesto el esposo

ganador no siempre es el que tiene

puntuaciones más altas en Asertividad (E). Más bien las puntuaciones de la pareja indican probablemente lo que ellos consideran equilibrado y la forma en que se esfuerzan por el control. Los que puntúan alto son los que probablemente tienen manifestaciones más visibles de poder que van desde la afirmación a la discusión y a la intimidación. Los que puntúan bajo seguramente crean distracciones, inventan obstáculos y luchan de forma.pasiva. Una mujer asertiva (E+) pidió, halagó e intimidó a su marido hasta convencerle de que la acompañara a una excursión campestre, pero cuando 1 legó el día él se olvidó y se fue a pescar antes de que ella despertara. Cuando los dos miembros del matrimonio tienen puntuaciones muy elevadas pueden producirse explosiones emocionales y hay que procurar mantener la unión dentro de límites seguros.

Escala F: Animación Descriptores:

Serio, cohibido y solícito (polo bajo) frente a ani-

mado y espontáneo (polo alto). Puesto que las escalas del 16PF se relacionan estrechamente entre sí, resulta más difícil distinguir individualmente unos de otros a medida que se avanza en su ordenación dentro de la lista. La Animación (F) es uno de los rasgos primarios, pero la variable también forma parte de otros rasgos; algunos otros correlacionan significativamente con él porque uno de los polos puede requerir más energía que el otro. Por ejemplo, ser sociable (A+) y atrevido

(H+) exige más esfuerzo que ser reservado (A-) y tímido (H-). D~ todos modos lo subyacente de la Animación (F) se pone de manifiesto si se hace abstracción de todas sus manifestaciones.

!'"'"'

Cattell y otros (1970) sostuvieron la hipótesis de que la Animación (F) se relacionaba con la historia de castigo de un sujeto, asumiendo que un entorno aprobador produce optimismo y entusiasmo para mirar a un futuro próximo. En este sentido, la gente excesivamente castigada por su comportamiento infantil sería más cautelosa en su aproximación al mundo circundante. Nuestro punto de vista sobre las relaciones entre el refuerzo de la historia individual de un sujeto y la Animación (F) es más complicado que el de Cattell. En la zona inferior de la escala tendemos a esperar una historia de extinción más que d~ castigo. Quienes puntúan bajo son más pesimistas sobre la compensación de los esfuerzos que temerosos de las consecuencias negativas. Algunos de ellos proclaman que simplemente son realistas. De hecho, Animación (F) es la escala más influida por la edad (Conn y Rieke, 1994, p.45); los más jóvenes suelen ser más enérgicos que los mayores. Esto se debe, en parte, a que los niveles de energía física y mental decrecen a través de la edad adulta y, en parte, quizá también porque la gente mayor ha visto más cosas marchar mal y por eso probablemente se satisface con menos. En el extremo superior de la escala un refuerzo fiable producirá sólo mucha vitalidad y excitación. Una experiencia de castigo también producirá altos niveles de energía siempre que las respuestas se hayan desencadenado en ausencia de quien ha castigado. Así, los adolescentes que se meten en problemas cuando están lejos de casa es más probable que pertenezcan a familias que reprimen que a familias que estimulan. Puntuaciones altas en esta escala indican a menudo no sólo animación, sino también inmadurez e impulsividad. Para establecer la diferencia deben tenerse en cuenta la Fuerza del yo (C+), la Compulsividad (Q3) y la dimensión global Auto-Control (AuC). Los decatipos de 3 ó 4 en Animación (F) pueden indicar una aceptación madura de responsabilidad o una resignación pesimista. Es difícil discernir la diferencia, lo mismo que puede serlo diferenciar entre prudencia y ausencia de acción. También aquí pueden aportar alguna ayuda las escalas Fuerza del yo (C+), Compulsividad (Q3+) y la dimensión global Auto-Control (AuC).

Usar estos indicadores de control emocional y conductual para matizar la interpretación del F+ tiene más sentido que usarlos para las puntuaciones F- porque lo que necesitan las personas vivaces y afortunadas son los frenos de la Fuerza del yo (C+), la Compulsividad ((Q3+) y el Auto-Control (AuC). Cuando la Animación (F) es baja, los decatipos en Fuerza del yo (C), la Cornpulsividad (Q3) y el Auto-Control (AuC) pueden ser medios o altos, simplemente porque no se enfrentan a impulsos fuertes. Otra posibilidad es que estos rasgos puedan resultar demasiado fuertes para el propio bien del sujeto. En lugar de estabilidad, la puntuación C+ puede indicar dificultad para que se manifiesten los sentimientos y los impulsos. Una alta puntuación en Compulsividad (Q3) puede indicar más patrones perfeccionistas frente a los cuales el sujeto arroja la toalla que señalar hábitos fuertes que le sustenten en medio de un revés emocional. ' Según nuestra experiencia, puntuaciones muy bajas en Animación (F) indican normalmente problemas. Es imposible asimilar estas puntuaciones a depresión, en parte porque la depresión es un constructo demasiado complejo. La depresión puede implicar desesperanza, melancolía y auto-apreciación negativa, pero puede implicar también agitación y una multitud de otros métodos contundentes para evitar hundirse en la desesperación. Otra razón de la escasa correlación entre Animación (F) y depresión es la dificultad de interpretar la puntuación fuera del contexto de otros recursos personales. Todavía más, una puntuación muy baja en Animación (F) suscita la cuestión de por qué la persona está tan desinteresada de la vida, es tan sombría y seria (6). Para obtener un decatipo 1, el sujeto no puede contestar ni uno solo de los items en la dirección de Animación. El carácter extremo de tal puntuación -rnás de lo que la mayoría de la gente podría soportar durante largo tiempo- indica frecuentemente una reacción situacional a la contrariedad, como si el sujeto admitiera que odia la vida y la animación. Puntuaciones muy bajas pueden ser más formas de comunicación de sentimientos depresivos que indicadores reales de depresión. Las razones de esa comunicación varían de acuerdo con la situación del examen (Rahe, Karson, Howard, Rubín y Polland, 1990). A veces el sujeto advier-

te al clínico de que necesita ayuda. Una puntuación baja puede reflejar también la espiral descendente de la auto-va~oración. ?el sujeto que frecuentemente es aliviada por la terapia cognitiva demostrando que la depresión no es tan profunda como el paciente cree.

puede constituir un ajuste antisocial en el que las normas se ven como meros obstáculos para impulsar la gratificación. Puntuaciones muy bajas apuntan a ese tipo resignado de Horneys (1950) que se defiende de la depresión apelando a la libertad. Este tipo reclama inmunidad ante las demandas de la sociedad porque la sumisión a esas demandas le haría sentirse atrapado y asfixiado.

Escala G: Atención a las normas

Quienes obtienen puntuaciones muy altas respondiendo honestamente a los items de la escala, no sólo reconocen el valor de las normas, sino que confían en el las más allá de lo que les autoriza su propia experiencia. Tienden a ser moralistas¡ esto es, tanto en caso de aprobación como de desaprobación, de modo constante refieren su conducta y la de los demás a un modelo inflexible. Evitan la calificación negativa de sí mismos identificándose con el evaluador. Las puntuaciones muy elevadas "Son más difíciles de evaluar que las muy bajas. A un sujeto que defiende el valor de las normas puede imputársele que las somete a juicio. Por el contrario, .un sujeto que se precia de no dar valor a las normas de comportamiento social es probable que efectivamente no las valore; voluntariamente querrá oponerse a las expectativas sociales en sus respuestas a los items más relevantes del cuestionario. La escala de Manipulación de la imagen (MI) ayuda a determinar la validez de las puntuaciones altas en Atención a las normas (G). Muchos de los que realmente respetan las normas puntuarán alto en MI porque se preocupan mucho de lo que otros piensen sobre ellos.

Descriptores: Muy suyo e inconformista (polo bajo) to a las normas y cumplidor (polo bajo).

trenté e aten-

La Atención a las normas tiene que ver con el grado con que Ja gente ha sido condicionada para conformarse a los ideales de su grupo y con la buena comprensión de las reglas del juego social (Karson y 01Dell, 1976). Los que obtienen puntuaciones altas no sólo son conscientes de las normas, sino que también las respetan. Puede haber muchas razones para valorar las ~ormas. Éstas pueden resumir las contingencias ambientales y evitar que cada miembro del grupo tenga que descubrir individualmente las estrategias de adaptación. De este modo, las normas transmiten el conocimiento y la sabiduría de una cultura a lo largo de generaciones y es difícil que haya razones para no darles valor. También pueden valorarse como instrumentos de la autoridad para controlar a los subordinados. Sin duda, en las personas y en las culturas se dan amplias diferencias en la apreciación de las normas, desde la desconfianza del Taoísmo a la reverencia del Confucionismo. Como en muchas de las escalas del 16PF, la mejor conceptualización de la Atención a las normas (G), al menos desde el punto de vista clínico, es como una ~ariable discon~inua. En vez de un continuo que va desde la rebeldía a la conformidad, la escala sólo es una línea suavemente variable en el rango central, con puntuaciones extremas que deben ser interpretadas muy difer~ntemente tanto cuantitativa como cualitativamente. Las puntuaciones muy bajas en G indican que el sujeto no aprecia o reivindica no aceptar ninguna de las costumbres o normas sociales. Esto puede reflejar una postura de rebeldía, típicamente asociada ~~n la diferenciación del adolescente respecto a sus padres. También

Los que puntúan en la parte baja de la zona cen~ral de la escala, pueden estar más inclinados a disimular, confiar en su propia experiencia y justificar .su conduc:a que quienes obtienen, en esa misma zona, puntuaciones relativamente altas. Los que puntúan bajo quizá son menos conscientes o les importan menos las apariencias externas que a otras personas. Frecuentemente exigen buenas razones para comportarse conforme a las expectativas ajenas puesto que no se sienten inclinados a hacerlo espontáneamente. Esta actitud de por qué debería yo ... puede resultar un punto fuerte cuando los sujetos son duros o cuando su ent~rno social es flexible, pero puede causar trastornos en otras circunstancias.

~ ·: 1

Escala H: Atrevimiento Descriptores: Asustadizo, apocado y tímido (polo bajo) frente a atrevido, emprendedor y arriesgado (polo alto). La escala H mide la búsqueda de sensaciones frente a la inhibición. Cattell y otros (1970) suponían que las personas apocadas y muy sensibles desarrollaban estrategias complementarias · de enfrentamiento a las amenazas para refugiarse en la timidez en vez de exponerse a riesgos. Por el contrario, la gente árriesgada cuyos proyectos no se ven fácilmente perturbados por los temores se enfrenta alegremente al mundo. Como otras escalas sociales que presentan puntuaciones bajas problemáticas (p. ej., Afabilidad, Asertividad y Animación), la timidez (H-) puede tener su origen no sólo en las preferencias, sino también en una historia de aprendizaje punitivo. Las experiencias de fracasos sociales acentúan la existencia de amenazas, haciendo que la gente tímida lo sea todavía más. Por eso, el clínico debe considerar si las puntuaciones extremadamente bajas en Atrevimiento (H) reflejan retraimiento patológico del intercambio social. Este deseo, no manifestado, puede ser difícil de distinguir de la cautela emocional propia de la baja Afabilidad (A-) y de la sumisión de la baja Asertividad (E-). En general, el sujeto A- se aleja evitando el contacto con las personas¡ el E- evitando influir en ellas; y el H- procurando no atraer su atención. Puesto que se trata de variables relacionadas, la existencia de la evasión suele ser más significativa que la forma exacta en que se manifieste.

un

El Atrevimiento puede conceptualizarse como la complacencia y el interés necesarios para cruzar los límites interpersonales. La situación arquetípica de la escala H es el inicio de contactos sociales con extraños. Constituye un rasgo importante de eficacia en las ventas y también se relaciona bastante con los intereses sexuales manifiestos (en ambos casos se requiere romper los límites). Las estrategias .de ensayo y error y las de solución reflexiva de los problemas pueden tener la misma eficacia en muchos contextos; pero, socialmente, el individuo atrevido, a quien le tienen sin cuidado los fracasos, tendrá más éxito social que la persona cautelosa que evalúa una situación antes de asumir riesgos. Estos éxi-

tos redundarán en un número de contactos satisfactorios con otras personas y en una buena aceptación de Jos contactos no conseguidos. En -otras palabras, es probable que la persona atrevida (especialmente la que es también afable y asertiva) llegue a tener más amigos y colegas que realmente le conozcan y aprecien que la socialmente retraída. El Atrevimiento compensa, especialmente si una persona se recupera fácilmente de los eventuales rechazos. Parte de lo que permite al socialmente atrevido hacer frente al fracaso es el narcisismo y el amor a sí mismo. El narcisismo puede ser primitivo, esto es, derivado de la negación de los sentimientos y consecuencias de los fracasos sociales. Algunos de los sujetos socialmente atrevidos procesan patológicamente los fracasos no corno reflejo de un mal propio, sino como reflejo del mal que afecta a quienes les rechazan. Las puntuaciones altas en Atrevimiento (H) pueden indicar también una preferencia narcisista por las primeras etapas de las relaciones, cuando la otra persona actúa todavía con la apariencia social más bien que con su auténtico yo. Sin embargo, la mayor parte de los narcisistas actúan de forma más madura, puesto que se basan en la experiencia de ser amados por otros y esto les conduce a robustecer su autoestima y valorar su persona. De hecho, muchos sujetos atrevidos han interiorizado su sentimiento de ser queridos hasta tal punto que en caso de ser rechazados por extraños pierden totalmente sus estímulos. Así pues, las puntuaciones elevadas en Atrevimiento (H) pueden significar narcisismo pero no sugieren problemas internos o externos. En el otro extremo de la escala, las puntuaciones bajas suscitan siempre la duda de si él o ella cuentan con un amor fiable de los demás, una exigencia para enfrentarse al mundo social. Es más fácil distinguir a quienes puntúan alto que a quienes puntúan bajo en rasgos de tipo social. La gente afable (A+) busca rodearse de otros, frecuentemente en forma cariñosa o, al menos, amigable. Los asertivos (E+) desean expresarse a sí mismos e influir en los demás. Los atrevidos (H+) desean ser objeto de atención y les agrada iniciar contactos interpersonales. Entre estos aspectos existe también correlación, puesto que todos ellos implican contacto social.

Escala 1: Sensibilidad Descriptores: Utilitario, objetivo y poco sentimental (polo bajo) frente a sensible, esteta y sentimental (polo alto). Esta escala podía haber sido llamada feminidad, a no ser por los problemas asociados a esta etiqueta, que también afecta a la escala 5 (Mf) del MMPI, con la cual la escala 1 se relaciona invariablemente de forma moderada o alta (Karson y 01 Dell, 1987). Socialmente, la etiqueta de feminidad aparece como contraria a los valores actuales más que como descriptiva de valores tradicionales. Clínicamente, algunos sujetos ponen reparos a ser descritos con rasgos propios del sexo opuesto. En la práctica, las palabras femenino y masculino cambian de significado de tiempo en tiempo y, especialmente de cultura a cultura. Sin embargo, la escala 1 es la que mejor distingue entre los sexos en el 16PF-5. Un varón tendría que contestar todos los ítems en la dirección contraria para obtener el decatipo 1 (utilizando los baremos específicos de sexo); una mujer podría contestar 3 de los 11 items en la dirección sensible y todavía no superaría el decatipo 1. La esencia de la escala de Sensibilidad (1) radica en un ítem que compara un interés por el fútbol con un int;rés por la poes~a. Obviamente, muchos varones prefieren la poesia y muchas mujeres el fútbol, pero estas personas son más andrógenas que la mayoría. La androgenia, como un modo flexible de ~~roximación al mundo, puede constituir una fuerza o una debilidad depe~diendo del ajuste global. En sujetos relativamente sanos la flexibilidad indica la probabilidad de responder de forma ventajosa a una circunstancia determinada. En la gente más débil una estrategia fiable para abordar los problemas y relacionarse con otros puede resultar más ventajosa que el potencial marasmo que puede derivarse de tener excesivas opciones. Así, los varones que puntúan muy bajo y las mujeres que puntúan muy alto no solamente pueden identificarse fuertemente con ~I pa~el de "" ~exo en una determinada cultura, sino sentir protegida cierta fragilidad del yo detrás del estereotipo d~ un sólido pap,el sex~al. L~s _varones que puntúan alto y las mujeres que puntuan bajo quiza pro-

duzcan perplejidad por no mantener una personalidad social consistente o quizá exploren diversas maneras de estar en el mundo para conseguir la máxima satisfacción. Cattell (1957) propuso la siguiente lista de adjetivos para describir el sujeto 1-: emocionalmente maduro, mentalmente independiente, duro, carente de sentimientos artísticos, poco afectado por las fantasías, práctico, lógico, auto-suficiente, responsable y nada hipocondríaco. El asociado con I+ sería: pedigüeño, impaciente; dependiente, inmaduro, cariñoso, gentil, melindroso en/o estético, introspectivo, imaginativo, gregario, deseoso de atención, frívolo e hipocondríaco. El rasgo se aproxima a lo que William James describía como mente blanda frente a mente dura. En la terapia, los sujetos I+ tienden a aceptar la idea de hablar de sus problemas a cualquiera como una cosa natural. Están familiarizados con los sentimientos y no necesitan mucho incentivo para percatarse de la importancia de las emociones en aspectos comportamentales. Por otra parte, pueden ser inusualmente sensibles en sus reacciones a las críticas y necesitar conductas de enfrentamiento para disfrutar de una postura aceptable. Pueden interpretar el profesionalismo del terapeuta como una maniobra de distanciamiento más bien que como un modo de asegurar la relación. A las personas 1- no les gusta acudir al tera_peuta para pedir ayuda. Generalmente, son obligados a hacerlo por los miembros de la familia o son enviados por sus mandos en el trabajo. Como aspecto positivo, los sujetos 1- suelen responder · bien a las actuaciones practicas en estrategias de intervención simple. Aprecian el proceso lógico y, una vez que deciden intentar un nuevo acercamiento, no le dan vueltas en la cabeza ni tratan de suprimirlo como muchos de sus colegas I+.

Escala L: Vigilancia Descriptores: Confiado, no suspicaz y acogedor (polo bajo) frente a vigilante, suspicaz, escéptico y cauteloso (polo alto).

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De acuerdo con nuestra experiencia, las puntuaciones muy · altas en Vigilancia (L) son uno de los indicadores más importan-

tes de patología en el 16PF. Una puntuación de 1 O sólo es conseguida por el sujeto que elige el polo de la suspicacia en todos los items; el decatipo 9 no está lejos de esto. 'Por supuesto, la suspicacia no siempre es paranoide. Para calificarle de paranoide las fuerzas de las que el sujeto tiene que protegerse deben ser proyecciones de algún aspecto del yo. Generalmente el paranoide intenta explicar las frustraciones y desilusiones -su propia insegu. ridad ansiosa- atribuyendo a los demás una sistemática .'~cumulación de poder contra él. Las bases para esta fantasía son múltiples: cada uno crece en una situación en la que otros tienen un excesivo poder y no todos los familiares manejan bien esta superioridad de poder. Así pues, aunque la suspicacia y la paranoia no son idénticas, la suspicacia extrema o penetrante refleja probablemente no la naturaleza de la sociedad sino la naturaleza de los individuos suspicaces. Puntuaciones muy elevadas en Vigilancia (l) pueden indicar también una falta de atención sobre la forma en que las sospechas afectan a la mayor parte de la gente o una falta de cuidado puesto que el aspecto negativo de los items es fácil de notar. Esto refuerza la impresión de un componente paranoide en las puntuaciones muy altas. La candidez es otra forma común de paranoia. De hecho, las subescalas de la variable 6-Pa del MMPl-2 incluyen persecución, acerbidad y candidez. La candidez juega un papel en la paranoia porque, en su forma patológica, depende de la negación y de la evitación proyectiva o expulsión de la hostilidad. Para ser muy confiada la gente tiene que ser excesivamente ignorante y carente de preparación para la hostilidad. Este nivel de negación puede extenderse también a sus propias hostilidades. No obstante, puntuaciones muy bajas en Vigilancia (l) pueden no ser indicativas de candidez patológica sino de un esfuerzo para causar buena impresión o una confianza no patológica en la bondad de los otros. Más todavía, las puntuaciones muy bajas deberían ser consideradas por lo menos como posibles indicios de paranoia sobre todo si el historial psicosocial contradice el nivel de confianza declarado (p. ej., penalizaciones, accesos de rabia o hazañas en una acción competitiva). Después de todo, algunos insisten en

· que el defecto trágico de Otelo no eran los celos sino una ciega confianza que le dejaba indefenso ante sus sospechas (7). En la zona media, Vigilancia (l) se relaciona con la ira. la puntuación ofrece un indicador de lo rápidamente que un sujeto se irrita, de la cantidad de hostilidad reprimida que se manifiesta y del grado en que otros procuran distanciarse. Vigilanda (L) se relaciona también con el interés por los detalles en contraposición a una visión global. A quienes puntúan bajo el bosque no deja ver los árboles y lo contrario ocurre con los que puntúan alto. "Bagatelas como ésta son para un celoso pruebas tan irrecusables como los textos de la Biblia" (Otelo). Para los que puntúan alto, las diferencias de posición en el diálogo terapéutico pueden ser difíciles de manejar. Quizá exijan tanta democratización en las relaciones que el terapeuta pierda el punto de apoyo necesario para llevar a cabo el cambio. Las personas que puntúan alto pueden encontrar discrepancias entre la imagen de su adecuación sexual y su papel de pacientes, igual que sucede con los 1-. Todos los que puntúan alto pueden sentirse inclinados a sexualizar la relación con un terapeuta del sexo opuesto (o del sexo por el que son atraídos), como una forma de tendencia general de buscar el poder en la relación misma más que en el motivo de tratamiento. Probablemente se sienten afectados por fantasías sexuales sobre el terapeuta para transformar el encuentro en un romance y para considerar sexualmente lo que el terapeuta piensa de ellos. El tratamiento de los que obtienen bajas puntuaciones implica una delicada comprobación de los motivos, propios y ajenos, para familiarizarse con ellos y una preparación para las normales manifestaciones de la agresión humana.

Escala M: Abstracción (Impracticabilidad) Descriptores: Realista, práctico

y orientado

a la acción (polo bajo)

frentea abstracto, imaginativo y orientado a las tdeas (polo alto).

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Este rasgo es muy diferente de su correspondiente en la Forma A y los clínicos que hacen inferencias de las puntuaciones basándose en su experiencia con la Forma A, probablemente se sienten defraudados con los resultados. La versión de la escala M de la Forma A medía la ubicación del foco de atención del sujeto, que varía desde un enfoque hacia sí mismo hasta un enfoque hacia el entorno inmediato. En cambio, el 16PF-5 ofrece una medida de la falta de sentido práctico. Quienes puntúan alto reconocen que son personas poco prácticas y los que puntúan bajo se declaran prácticos. Puesto que la escasa practicidad favorece poco la estrategia de enfrentamiento o la adaptaciórfpsicológica, las puntuaciones altas pueden sugerir psicopatías. Como algunas de las otras escalas evidentes del 16PF (p. ej., baja Fuerza del yo [C-], oportunismo [G-] y Vigilancia [L+)), la combinación de evidencia y poca deseabilidad en puntuaciones altas en la escala M sugiere, bien un esfuerzo para dar mala imagen o bien un auténtico ajuste de los problemas combinado con un fracaso para reconocer la poca deseabilidad del rasgo. Puede existir un paralelismo entre la habilidad para poner de manifiesto el rasgo en el auto-informe de la persona mediante el cuestionario y la dificultad para reconocer y encauzar las conductas problemáticas en la vida. En un contexto laboral las puntuaciones altas en Impracticabilidad (M-), como las bajas en Atención a las normas (G+), son especialmente problemáticas puesto que todos los candidatos al trabajo deberían saber presentarse a sí mismos como personas prácticas. En el ámbito clínico, los que puntúan alto puede que intenten decir al clínico que son asociables, histriónicos, hipomaníacos u obsesivos. Cualquiera que sea la razón de la falta de sentido práctico, las puntuaciones elevadas exigen una exploración complementaria. Una inferencia válida para la Forma A y para el 16PF-5 implica la capacidad del sujeto para atender a rutinas repetitivas, como las de algunos trabajos de fábrica, control de tráfico aéreo y otras tareas que requieren atención sostenida. Así como la situación es ambigua en el extremo inferior de esta escala, cabe esperar que quienes obtengan puntuaciones altas tengan alguna dificultad para realizar este tipo de conductas. Situaciones análogas en otras esferas de la vida incluyen muchos

tipos de trabajos domésticos, vehículos.

cuidado de niños y conducción de

Las interpretaciones de las puntuaciones bajas en Impracticabilidad (M) se ven complicadas por la deseabilidad social de muchos de los items. Puntuaciones bajas pueden ser obtenidas por personas muy apegadas a la realidad o por quienes reconocen que los items representan negativamente el lado opuesto de la moneda. De hecho la tendencia a contestar a los items en la dirección deseable limita la distribución de los decatipos de modo que es imposible lograr el decatipo 1 y hay que contestar a todos los items en la dirección práctica para conseguir el decatipo 2. Debido a que la actitud del examinando es tan rele~ante para la Impracticabilidad, no está clara su ponderación en la dimensión gobal de Auto-Control (AuC). ¿Ocurre esto porque la gente con sentido práctico es realmente más controlada o porque el sujeto, que consigue una baja puntuación, se ha auto-controlado al realizar el test? · ·

Escala N: Privacidad Descriptores: Abierto, espontáneo y sencillo (polo bajo) frente a receloso, discreto y cerrado (polo alto). Encuentros casuales con sujetos N- en un parque o en la fila de un cine son experiencias memorables. Comparten de buen grado detalles de su vida con extraños: su último romance, la ducta antiprofesional de sus jefes y sus recientes problemas med1cos. Por el contrario, un clínico puede emplear meses e incluso años con pacientes N+ antes de. enterarse de los secretos de su familia o de su situación financiera. Obviamente, estos ejemplos de comportamiento son complejos y el ser receloso (N+) se relaciona con otros factores que reflejan esta complejidad. Las personas recelosas probablemente son también reservadas (A-), tímidas (H-), suspicaces (L+) y autosuficientes (Q2+) (Conn y Rie~e, 1994, p. 94), rasgos que pueden incitar a encerrarse en uno mismo.

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, Ad:más de describir conductas de retraimiento, los que puntuan bajo pueden estar señalando inexperiencia, hipomanía 0 n~rcisis.~o. Estos sujetos no han desarrollado un grado óptimo de discreción para avanzar en su cultura, bien por no haber tenido suficientes ocasiones de asimilar los efectos de los grupos (inexperiencia) o bien por estar inmunizados a estos efectos, debido a su desdén hacia los demás (narcisismo) o a su propio entusiasmo (hipomanía). Una puntuación de tipo medio en este rasgo no es rel~vante para el clínico. Constituye una excepción el tratamiento de la pareja donde algunos problemas de comunicación pueden relacionarse con las diferencias en Privacidad (N) de cada uno de los componentes de la pareja. Cuando existan estas diferencias, cada uno de los miembros necesita aprender a valorar, o al menos a tol~rar, las preferencias del otro respecto al retraimiento para evit~r interpretar la conducta de éste como si tuviera el mismo significado en la suya propia. Quienes puntúan bajo, piensan a menudo que sus compañeros, con puntuaciones altas, no son felices con ellos, puesto que los de baja puntuación desearían limitar la comunicación para distanciarse de los demás (hasta que les fuera ir:1posible resistir por más tiempo y tuvieran que expresar lo que piensan). Igualmente, los que obtienen puntuaciones bajas pueden considerar que la habilidad de su pareja N+ para evitar inmediatamente la discusión de los problemas, constituye una falta de cariño. Por el contrario, estos últimos, quizá conciban a sus compañeros de puntuación más baja como entrometidos e inflexibles en su afán de compartir información, lo que les impulsaría a defender vigorosamente su privacidad. El resultado final puede ser un círculo vicioso.

Escala O: Aprensión Descriptores: Seguro, despreocupado y satisfecho (polo bajo) frente a aprensivo, dubitativo y preocupado (polo alto).

Respecto a la escala O, Karson y O'Dell (1980, p. 80) escribían: : ,¡

"Aunque Cattell (1957) considera esta escala O como la menos adecuadamente definida entre todos los factores derivados del análisis de la lengua inglesa, nuestra experiencia nos ha mostrado, sin embargo, que es una de las más importantes desde el punto de vista clínico. Una mirada a los elementos que la constituyen muestra repetidamente la ansiedad de preocupación y la culpabilidad obsesiva. Los sentimientos de un miedo impreciso, la culpabilidad sin una razón clara, de extrema reacción a la crítica, de temor a la crítica y castigo y de poca autoestima son el pan de cada día de muchos terapeutas. Los adjetivos relacionados por Cattell (1957) como descriptivos de este factor muestran de un modo general lo anterior. Como adjetivos de 0- se incluyen confiado en sí mismo, autosufícíente, aceptador, vigoroso y enimoso", mientras para O+ son preocupado, triste, suspicaz, sensible y desanimado. La experiencia clínica con esta escala ha mostrado que, demasiado frecuentemente, las puntuaciones desviadas del promedio señalan perturbaciones. Es decir, tanto las 0como las O+ justifican indagaciones posteriores". Puede ser provechoso pensar en dinámicas psicológicas como modelo de diálogos internos entre diferentes aspectos del propio yo. En este contexto, el Factor O se relaciona con la calidad de las relaciones entre la autoridad interiorizada y el yo. Las puntuaciones bajas suelen significar que la conciencia no está activa o, al no ser escuchada, detecta pocos sentimientos de culpa. Ciertamente, algunas personas pueden comportarse tan bien que sus conciencias nunca les rer;nuerdan, pero esto es raro. Las puntuaciones altas en Aprensión (O) sugieren que la conciencia es hostil al sujeto y acusatoria sin razón. Por supuesto, algunos pueden haber actuado mal recientemente y sufrir un excesivo remordimiento. El antagonismo entre la conciencia y la iden-

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tific~ci~n del yo es una característica de la depresión y, por eso el O~ indica a menudo tendencias depresivas, especialmente si la Animación (F) es baja. La depresión puede verse como una derrota ante Ja autoridad interiorizada. Cuando la Animación (F) es alta, Ja auto-apreciación antagonista conduce a una actuación antidepresiva contrariando la autoridad interiorizada con la que el sujeto no puede hacer las paces.

sobre ciertas situaciones privadas. Cattell, investigador puro, creía que estos rasgos no deberían recibir la misma consideración que los derivados de observaciones directas y por eso los identificó con la sigla Q (de "questionnaire"), Nuestra experiencia clínica ha sido que no hay necesidad de minusvalorar la contribución de estos factores a las características de personalidad de los sujetos.

Escala Q1: Apertura al cambio De m~do semeja~te al pensamiento obsesivo, la Aprensión (O+). se resiste a cambiar con los esfuerzos de la terapia. Decir a alguien que no se preocupe, no le ayuda. Además es dÍ,ícil recomponer las consecuencias de la extinción en la conducta por s.u. divorcio de los efectos externos; en Jugar de demostrar la inu~il1d·a·d de la conducta, prácticamente ningún resultado parece JU~t1f1car la preocupación. A menudo el terapeuta, para ser más eficaz: debe. abordar otro problema dando por supuesto que el can:b10 hacia otro escenario disminuirá la preocupación del paciente. La buena disposición para resolver los compromisos que plantea la expresión de Jos impulsos conduce a la reducción de las preocupaciones de una manera más fiable que un ataque frontal a la preocupación misma. El terapeuta debe permanecer alerta a que la preocupación llegue a dominar las sesiones de terapia y ~ropon.er temas más productivos, impidiendo que las preocu~ac1on~s Jueguen un papel defensivo en el pensamiento del paciente distrayendo su energía y atención de otros problemas más perturbadores.

Las escalas 11Q11 Los 4 últimos de los 16 factores primarios se obtuvieron únicamente de datos de cuestionarios, no de calificaciones de conductas. Esto ocurrió muy probablemente porque tres de ellos _ Apert.ura al cambio (Q1 ), Compulsividad (Q3) y Tensión (Q4)constrtu.y~n, ~n gran medida, experiencias internas y el otro, Autosufrcrencra (Q2), es demasiado semejante a Afabilidad (A) para distinguirlos directamente. Aparecen en datos del cuestionario porque solamente el sujeto es capaz de ofrecer información

Descriptores: Tradicional y apegado a lo familiar (polo bajo) frente a abierto al cambio y experimental (polo alto). Esta escala difiere sustancialmente de la versión previa en la Forma A y los clínicos deberían evitar hacer uso de las inferencias ya caducadas. Cattell y otros (1970) consideraban que sólo por un signo de los tiempos la vieja versión del Q1 enfrentaba la apertura al cambio con el radicalismo político y la hostilidad hacia la autoridad (esta última era la interpretación central en la versión de la Forma A). Pasados los tiempos de la Gran Unión y del Vietnam, las actitudes frente al cambio y al "antiestablishment" ya no son equivalentes y los items del 16PF-5 se refieren sólo a las primeras. Excepto las puntuaciones muy bajas, que pueden indicar trastornos, este rasgo puede interpretarse como una medida adecuada de la actitud de un individuo hacia el cambio. Mientras más alta es la puntuación más orientada está la persona a intentar algo nuevo, y mientras más baja más inclinada a hacer o apreciar aquello con que se cuenta. Este rasgo debe considerarse dentro del contexto de la normal satisfacción de la persona con la vida. Algunos de los que puntúan bajo se satisfacen muy rápidamente con poco; otros con altas puntuaciones son incapaces de apreciar el bien que poseen. Los Q1 + necesitan ayuda para evaluar las condiciones puesto que tienden a supervalorar sus esperanzas y menospreciar su situación. Los terapeutas pueden ayudarles a desarrollar métodos alternativos que les permitan satisfacer su búsqueda de cambio sin abandonar lo que ya tienen.

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m .Ju 1.'' La relación entre Apertura al cambio, circunstancias habituales y depresión se ejemplifica con la vieja historia de dos muchachos encerrados en una habitación llena de estiércol de caballo. Uno de los muchachos identificado como pesimista, se sentó abatido, mientras el otro, considerado optimista, removía alegremente el estiércol mientras decía: "Aquí debe haber una moneda escondida". Desde el punto de vista racional, no está claro quién es el pesimista y quién el optimista. El segundo de los chicos ha aceptado la condición de una habitación llena de estiércol de caballo y ha hecho lo mejor de una mala situación; es optimista sobre el posible hallazgo de una moneda, perospeslmista sobre el cambio; sin embargo, el chico abatido espera la llegada de mejores condiciones. Esta disyuntiva se plantea frecuentemente en el trabajo clínico donde a menudo los miembros más sanos de la familia muestran síntomas depresivos en respuesta a la disfunción familiar, Puntuaciones muy bajas en Apertura al cambio (Q1) pueden indicar problemas de flexibilidad y ajuste. Quienes puntúan bajo, pueden resistirse al cambio por razones que van más allá de una tendencia pesimista, que pasade todo, o de una capacidad madura para disfrutar de lo disponible. Por el contrario, pueden tener una historia de incapacidad para adaptarse convenientemente a las nuevas circunstancias. Una excesiva resistencia al cambio puede estar en la base de una definición muy restringida de la identidad (o de los posibles papeles a desempeñar), semejante a un desorden de la personalidad. Las personas que manifiestan esa resistencia pueden sentirse incómodas ante nuevas condiciones y por ello aferrarse a lo familiar. Además de esta hipótesis de constricción de la identidad, quienes puntúan muy bajo pueden también estar reflejando una historia de experiencias hostiles que los ha conducido a dar más importancia a la evitación del dolor que a la búsqueda de satisfacción. Una historia de este tipo está probablemente más asociada a problemas patológicos que una histor.ia de gratificaciones. Una diferencia en Apertura al cambio (Q1) es frecuentemente significativa en la terapia de pareja. La ansiedad ante el cambio de los que puntúan bajo puede conducir a percibir como

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inmaduro o irresponsable al que puntúa alto, mientras que este último puede considerar al de baja puntuación como hundido en el fango. El que puntúa alto no se da cuenta de que sus innovaciones destrozan los gustos del que puntúa bajo; éste, a su vez, no se percata de que su vinculación a lo familiar desvirtúa la anticipación del que obtiene puntuaciones elevadas. Normalmente, cada uno de los miembros de la pareja debe aprender a mostrar empatía con el modo de disfrutar del otro y encontrar la forma de atender a sus preferencias personales sin imponerlas a las del otro.

Escala Q2: Autosuficiencia Descriptores: Integrado en el grupo y afiliativo (polo bajo) f;~nte a seguro, solitario e individualista {polo alto). El nombre de este factor es un poco engañoso puesto que sus connotaciones positivas hacen parecer las puntuaciones del extremo inferior de la escala como indebidamente negativas. La variable se podría renombrar como Equipo frente a individuo, puesto que opone las tendencias y preferencias de un sujeto a hacer cosas en solitario a hacerlas con otros. De hecho, Autosuficiencia (Q2) puede ser considerada como una versión orientada a la actividad de la Afabilidad (A). Mientras más alta es la puntuación, más solitaria es la persona. De acuerdo con nuestra experiencia, mucha gente contesta a los items de esta escala en consonancia con su vida de trabajo y a los de Afabilidad (A) de acuerdo con su vida personal. La interpretación de las puntuaciones debe tener en cuenta el nivel general de competencia del sujeto. Mucha gente que no realiza bien una determinada tarea· prefiere trabajar en grupo para que no se ponga en evidencia su ineficacia. Por el contrario, personas que sobresalen en algunas tareas, se frustran cuando colaboran con otras menos aptas. Por estas razones, las puntuaciones en Autosuficiencia (Q2), pueden verse afectadas por el nivel de competencia o por el grado de auto-confianza del sujeto. En cual-

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quier caso, no existe una relación directa entre competencia y Autosuficiencia (Q2), debido especialmente a que los items hacen referencia a las preferencias del sujeto más que a sus capacidades. Mucha gente que prefiere trabajar en equipo es capaz de trabajar solo cuando es necesario, y viceversa. Puntuaciones muy altas en Autosuficiencia (Q2) pueden indicar dificultad para actuar confortablemente con otros. las personas extremadamente solitarias, al igual que las extremadamente reservadas (A-) tratan más bien de evitar activamente a los demás que de expresar su deseo de estar solas. Pueden estar especialmente inclinadas a considerar a los otros como lentos o ineficaces. Cuando las circunstancias les obligan a establecer relaciones de colaboración, su respuesta no suele ser satisfactoria. El terapeuta de un paciente con muy altas puntuaciones puede emplear meses en el intento de establecer una atmósfera cooperativa o una alianza de trabajo sin conseguir ningún intercambio emocionalmente auténtico. Ante esta situación el terapeuta debe evitar la irritación derivada del distanciamiento empeñándose en una excesiva insistencia. El sujeto puede interpretar los esfuerzos del terapeuta por establecer una. relación como signo de incompetencia· de éste. En cambio, conseguir que el sujeto comprenda esta interpretación puede constituir un paso importante y una señal de punto fuerte para el terapeuta. la Autosuficiencia (Q2) contribuye a la dimensión global de Extraversión (Ext), y su significado debe comprenderse en el contexto de otros factores de extraversión. Puntuaciones relativamente altas, sugieren eficacia y dominio de la tarea; pero si otros indicadores de extraversión son bajos, es probable que, incluso las puntuaciones moderadamente altas en Autosuficiencia (Q2), representen únicamente aversión a la colectividad. Por el contrario, puntuaciones altas en Autosuficiencia (Q2) indican más claramente confianza en sí mismo cuando otras escalas señalan al sujeto como globalmente extravertido. las puntuaciones muy bajas deberían suscitar dudas, pero no necesariamente conclusiones, sobre la total dependencia respecto a otras personas. El clínico debe considerar si los pacientes con

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bajas puntuaciones prefieren hacer cosas con otros porque no pueden defenderse por sí mismos. Existen diversos modelos de dependencia para explicar tanto el miedo al fracaso como el miedo al éxito, cualquiera de los cuales inclina a la gente a ocultarse en la multitud.

Escala Q3: Perfeccionismo (Compulsívidad)

Descriptores: Tolerante con el desorden, condescendiente y flexible (polo bajo) frente a perfeccionista, organizado y auto-disciplinado (polo alto). Según Cattell y otros (1970), Compulsividad (Q3) representa: ••• el nivel de desarrollo del sentimiento propio consciente e integrador de la conducta, es decir, el grado en que la persona ha cristalizado en sí mismo un claro, consistente y deseable modelo de conducta socialmente aprobada, al que hace esfuerzos concretos por conformarse. El grado de acercamiento a este modelo de auto-ideal no es, naturalmente, medible de modo muy válido mediante un cuestionario. lo que aquí estamos midiendo es la cuantía del interés y atención a la normativa". 11

Al igual que el concepto de Horney (1950) sobre el yo idealizado, el modelo perfeccionista puede inspirar o tiranizar a la persona, dependiendo de la connotación emocional asociada al alejamiento de la normativa. La ausencia de normas perfeccionistas puede significar libertad frente a la tiranía o bien complacencia sostenida, dependiendo de otros factores. Horney citaba tres importantes tipos de perfectibilidad que conducen a comportamientos neuróticos en la mayoría de las personas relativamente sanas. los llamaba recurso al dominio (asociado con la actuación contra otras personas), recurso al amor (actuación hacia otros) y recurso a la libertad (actuación independiente). Desde la perspectiva de Horney, para llegar al con-

cepto descrito por Cattell se requerirían items específicos para cada tipo o recursos de perfección. Sin embargo, los items de Perfeccionismo (Q3) incluidos en el 16PF-5 definen lo que podría llamarse una versión británica de la perfección: orden y buenas costumbres. Por eso creemos que el nombre asignado en el 16PF5 es demasiado amplio y preferimos el de Compulsividad que incluye una noción del perfeccionismo en Ja que el exceso puede ser tan malo como el defecto. · La Compulsividad (Q3) se relaciona con la identidad integrada frente a la identidad dispersa, pero no de una manera dft-ecta. Las personas con identidad dispersa pueden obtener puntuaciones bajas o muy altas. Sus puntuaciones bajas son probablemente un indicador de su familiaridad y tolerancia con el desorden y el caos. El caos externo no les arrastra hacia el mal camino. Por otra parte, algunas personas con identidad dispersa pueden compensar la ambigüedad interior con una integridad superficial (la personalidad "Como sl.," de Deutsch, 1942). Estas personas necesitan un aislamiento especial del caos externo y probablemente puntuarán muy alto en Compulsividad (Q3). Asf pues, en general quienes puntúan bajo, suscitan dudas sobre el motivo por el que no han desarrollado hábitos utilitarios sólidos. La respuesta probable es que les falta coherencia de identidad y, consecuentemente, el deseable grado de predictibilidad. Quienes puntúan bajo tienen que reinventar la rueda en cada nueva oportunidad. Quienes puntúan muy alto suscitan la duda de por qué tienen necesidad de tantos hábitos. ¿Pueden los hábitos sustituir a la personali.dad? Además, la extrema compulsividad siempre tiene connotaciones con la ira: mientras más fuertes son los barrotes de la jaula más violenta se supone que es la fiera que está dentro. La Compulsividad (Q3) es normalmente un buen indicador de la habilidad para reprimir la ansiedad. A la vez, puntuaciones demasiado elevadas en Compulsividad (Q3) -especialmente si van unidas a Vigilancia (l+) y Atención a las normas (G+)- pueden indicar demasiada rigidez. Las personas productivas y creativas suelen puntuar alto en Compulsividad (Q3), aunque puntua-

dones excesivamente altas (8 o más) no son corrientes en estas personas. Nuestra experiencia nos indica que la ansiedad demasiado arraigada puede ir en detrimento de la creatividad y la flexibilidad. Ciertamente, la persona Q3+ no va a tolerar mucha ambigüedad o desorden en la vida y el desorden es esencial en algunas etapas del proceso creativo (Karson y 01 Del I, 1980). Una persona Q3- tendría dificultades para actuar con éxito en una gran empresa o institución gubernamental que recompensara la responsabilidad y la compulsividad. Las puntuaciones bajas en Compulsividad (Q3-) deberían contrastarse con otros indicadores de ansiedad; una suposición inteligente es que la persona tenga estrés. Probablemente esta persona es incapaz de organizar sus impulsos vitales de modo que le permitan no malgastar sino hacer un uso constructivo de la energía (Karson cy O'Dell, 1980). Generalmente, la Compulsividad (Q3) es muy útil como indicador de la habilidad para controlar las emociones, particularmente la ira y la ansiedad. De hecho, se ha comprobado que la Compulsividad (Q3) fue uno de los rasgos más discriminativos del 16PF-5 cuando se comparó una muestra de madres de niños con problemas con otra muestra de madres de niños mejor adaptados (Karson, 1960). Puede establecerse una analogía útil entre el control de las emociones y el control de los niños; la Compulsividad (Q3), cuando no es excesiva, representaría una de las mejores vías para el logro de ambos.

Escala Q4: Tensión Descriptores: Relajado, plácido y paciente (polo bajo) frente a tenso, enérgico, impaciente y presionado (polo alto). El rasgo de personalidad a que se refiere esta escala está asociado con ansiedad flotante y frustraciones generalizadas. La tensión así considerada, puede conducir a conductas ansiosas (p. ej., insomnios, cavilaciones, agitación y hábitos nerviosos), así

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como a conductas asociadas a una escasa tolerancia a Ja frustración (p. ej., impaciencia e irritabilidad). Cattell y otros (1970) hicieron notar que no siempre es fácil distinguir la Tensión (Q4) de problemas con la Fuerza del yo (C-) y Aprensión (O+) y ciertamente las tres escalas se relacionan bastante. En general, nosotros consideramos la Aprensión (O+) como una propensión a la culpabilidad y una apreciación negativa de sí mismo, mientras que la Tensión (Q4+) estaría más relacionada con las tensiones y ansiedades asociadas a la inseguridad, a la escasez de posibles formas de auto-expresión y al exceso de las demandas del entorno frente a los recursos internos. La Tensión (Q4) y la Fue/za del yo (C} se correlacionan porque cuanto mayor es la fuerza del yo, mayores son los recursos internos disponibles para enfrentarse a las demandas y mayor la probabilidad de que el sujeto haya desarrollado formas de auto-expresión. Como escala, considerada independientemente del rasgo, Tensión_ (Q4) es completamente transparente. Esto la· hace muy susceptible a los aspectos comunicativos y a la manipulación en la situación de examen (Véase el capítulo 2). La Tensión (Q4) es fácilmente falseada, puede ser utilizada como comunicación de referencia y está afectada por el autoconcepto consciente de la persona. Estas fuentes de varianza no pueden desligarse de los efectos del rasgo básico subyacente al interpretar una determinad~ puntuación. Según nuestra experiencia, se obtienen puntuac1~nes extremas cuando los sujetos dan más importancia a lo que quieren aparentar que a lo que suelen ser. Por eso, las puntuaciones muy bajas o muy altas son más interpretables como forma de comunicación que las puntuaciones de tipo medio. El significado subyacente a las puntuaciones bajas indica claramente que el sujeto no tiene estrés. En ciertas situaciones, :orno las de decidir sobre la custodia de los niños, se esperan e incluso pueden ser deseables estas puntuaciones, puesto que pueden representar una comprensión de lo que se espera y una voluntad de seguir adelante. En situaciones de tratamiento clínico, la intensidad del rechazo para reconocer síntomas de ansiedad debe ser puesta en duda. A veces, puntuaciones muy bajas significan que el paciente no está psicológicamente preparado

para la tensión y tal vez no la controle bien cuando se presente. En definitiva, a un paciente que puntúe muy bajo es muy improbable que se le implique en un tratamiento terapéutico. Las bajas puntuaciones pueden dar lugar a un pronóstico poco favorable, no sólo porque el paciente no lo considere como relevante, sino también porque la ansiedad puede ser un buen motivador. Frecuentemente es aconsejable explorar si alguna otra persona está interesada en la terapia y considerar la inclusión de esta persona en el tratamiento. Nuestra experiencia indica que, excepto cuando un paciente ha tenido una poderosa razón para fingir, una puntuación muy alta representa tanto la presencia del rasgo básico como el deseo de que el examinador o quien haya solicitado el examen lo re~onozca. En algunos trabajos, ésta puede ser una posición adecuada para reconocer niveles de estrés. De hecho, algunos hombres de negocios van tan lejos que activamente hacen de la impaciencia una virtud puesto que implica que el sujeto tiene muchas cosas importantes que hacer. La tensión es vista también como signo de la importancia y compromiso en muchos trabajos. Los que valoran el estrés normalmente están ellos mismos afectados por él y a menudo necesitan la ayuda que justifique la relajación y la recreación. Desde el punto de vista clínico las puntuaciones altas en Tensión (Q4) suponen una experiencia perturbadora y a menudo constituyen el primer enfoque para el tratamiento. Las puntuaciones de Tensión (Q4) tienen normalmente una alta correlación con la escala 7-Pt (Psicastenia) del MMPI (Karson y 01Dell, 1987). Al igual que la escala 7-Pt, Tensión (Q4) es una medida del estrés subjetivo, pero a veces tener estrés es mejor que no tenerlo. Esto es verdad cuando la vida toma una mala dirección o cuando existen otros síntomas importantes. El estrés subjetivo puede constituir un buen signo porque puede indicar que alguna parte del sujeto está desconcertada por los desastres y por los síntomas, y también porque puede indicar alguna motivación para cambiar las cosas a mejor.

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GUÍA PARA

SU INTERPRETACIÓN EN LA PRÁCTICA CLÍNICA

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CLÍNICO

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PH. D., A.B.P.P.,

CLÍNICO

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Título original: 16PF lnterpretation in clinical practice: A guide to the Fifth Edition. lnstitute for Personality and Ability Testing, lnc. Champaign. USA. Traducción: AGUSTÍN CORDERO PANDO. DEDICATORIA A Dorothy Karson

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1 edición, 1998 2ª edición, 1999 3i! edición, 2001

Copyright© 1997 by The lnstitute tor Personality and Abi!ity Testing, Champaign, lllinois Copyright© 1998, 1999, 2001 by TEA Ediciones S.A. Madrid l.S.8.N.: 84·7174·649·2 Depósito Legal: M-7.732-2001

Quedan rigurosamente prohibidas, sin Ja autorización escrita de los titulares del "Copyright", bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendí· dos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejempla· res de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

Edita: TEA Ediciones, S.A., C/ Fray Bemardino de Sahagún, 24; 28036 Madrid Printed in Spain. Impreso en España por Imp. Casillas. Agustín Calvo, 47; 28043 Madrid

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