360 - Luis Palau - A Su Manera

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A Su Manera Luis Palau “El camino de Dios hacia la cumbre”

Contenido Prefacio 1) El oportunista 2) El rey de los ventajeros 3) El maquinador incorregible 4) La mejor terapia 5) El clímax de la liberación Prefacio de la segunda parte 6) Listo para huir 7) Preparado para la prueba 8) Dispuesto a olvidar 9) Llamado a ser la figura de Cristo Epílogo

Dios se reveló a Jacob y a José cuando ambos eran muy jóvenes. Ambos tuvieron grandes

oportunidades en la vida. Ambos soñaron grandes sueños y planearon grandes planes pero uno de ellos decidió triunfar confiando implícitamente en la dirección de Dios sin embargo El otro prefirió hacerlo a su propia manera. Ambos triunfaron en la vida pero ¿A que precio? Este libro te ayudará a evaluar cuidadosamente el pasado, reconsiderar el presente y avanzar exitosamente hacia el futuro con la mirada firme en el señor y haciéndolo todo a su manera, que es la mejor alternativa para nosotros.

Prefacio Un gran número de los personajes bíblicos que tuvieron un rotundo éxito en su vida, fueron elegidos directamente por Dios cuando eran muy jóvenes. Tomemos el caso muy particular del profeta Samuel. Dios le habló audiblemente a sus oídos, lo llamó y comenzó a obrar de manera sobrenatural en su tierna vida, cuando solo contaba con 5 ò 6 años de edad (1 Samuel 3). Moisés fue separado por Dios para realizar una tarea muy especial cuando era un bebé. David fue rey

cuando apenas era un adolescente. Daniel era un jovencito de unos 12 años de edad probablemente cuando Dios permitió que fuese llevado en esclavitud. En el evangelio según San Juan 15:16 leemos las palabras inmortales del señor Jesucristo y en el salmo 139 vemos que Dios mismo planeó cada día de nuestra vida aún mucho antes que nosotros naciéramos. En A Su Manera quisiera mostrarte a otros dos hombres a quienes Dios tocó en su juventud: Jacob y José desde temprana edad las vidas de Jacob y José, padre e hijo evidencian o demuestran varias similitudes. Ambos fueron favoritos de sus padres, quienes temían a Dios pero eran débiles e inmaduros en muchos aspectos. Ambos tuvieron problemas de rivalidades entre sus propios hermanos. Dios Dios se reveló a Jacob y a José cuando eran jóvenes y les otorgó amplias oportunidades para tener una vida plena y productiva, una vida que dignificará o glorificará el nombre de Dios. Ambos tuvieron sueños y visiones pero allí terminan las similitudes, uno respondió efectivamente a Dios y El otro no. Uno decidió seguir las pautas o directrices divinas esto significa seguir confiando fielmente en las promesas de Dios sin embargo el otro prefirió seguir sus propios designios o seguir los dictados de su mente, tratando de llevar a cabo lo que El creyó

era que era la voluntad de Dios para su vida pero haciéndolo a su manera , no a la manera de Dios y los resultados o efectos fueron desastrosos. Tal vez en las vidas de estos hombres encuentres aspectos con los cuales te identifiques ¿Has sido tentado a hacer cosas a tu manera, siguiendo tus propias estrategias? ¿Has luchado espiritualmente con Dios en alguna cuestión?. Y en estas páginas también descubrirás algo del carácter de Dios ¿Estas buscando respuestas y la guía divina en algún asunto en particular? ¿Cuestionas la forma en que Dios hace las cosas? Quizás necesites saber más del plan eterno de Dios. Nuestro Dios se revela a sí mismo. Su delicia esta en hablar a su pueblo. No le basta con estar sentado en su trono mientras nosotros vivimos enloquecidos haciendo las cosas a nuestra manera. Él se ha revelado en las escrituras. Él se ha revelado en su hijo Jesucristo. Él se revela en la naturaleza y se revela en nuestro ser por la presencia del Espíritu Santo que vive dentro de nosotros. Mi oración es que estas páginas te ayuden a encontrar a Dios y que Él te muestre su carácter en contraste con el tuyo aunque pueda doler un poco. Y pido a El que te revelé cómo su carácter puede convertirse en tu carácter si le permites que obre ampliamente en tu vida.

Capitulo Uno El oportunista Lo hizo con Jacob. Le llevó cerca de 100 años, pero lo hizo. Y también con todo aquel que pertenece a Cristo. Dios ha comenzado una obra muy especial en tu vida y la va a concluir. ¿Te entusiasma la idea tanto como a mí? Cuando Dios obra en la vida de una persona, no lo hace parcialmente o de una forma inconclusa. Dios actúa con determinación y concluye todo aquello que inicia. No hay vuelta de hoja, es un hecho innegable y concreto. El apóstol Pablo afirmó (Filipenses 1:6). El deseo incesante de Dios es hacerme y hacerte semejante a Cristo. El desea moldear en nosotros el carácter de su Hijo. Ese es su legítimo propósito en nuestra vida. Leemos en la Biblia (Gálatas 4:16). Lo que Dios hizo con Jacob, también trata de hacer con nosotros. El Señor trataba de moldear a Jacob hasta convertirlo que el hombre que Él deseaba. Quería imprimir o estampar su carácter en Jacob y hacer de él una persona completa y sumisa. ¡Extraordinaria tarea! Y Jacob resultó ser uno de los hombres más obstinado y rebelde que haya existido. El Antiguo Testamento fue escrito para enseñarnos, para que tomemos ejemplo (1 corintios 10:11) y por ello, nos vemos reflejados en sus páginas. Cuando

advertimos lo que el Señor hizo en las vidas de los personajes del Antiguo Testamento, comenzamos a tener una idea más completa o acabada de lo que Dios procura hacer constantemente en nuestra vida y en las vidas de nuestras familias. No importa cuánto se haya esforzado tu esposa para cambiarte mientras te resistías, ya que eres obstinado y te sientes muy seguro de ti mismo. No importa la tenacidad con que Dios haya tratado de hablarte a través de un individuo o por medio de su palabra, mientras rehusabas escuchar. Dios habrá de cumplir su propósito divino en tu vida. Al margen de nuestra propia terquedad, (1 Tesalonicense 5:24).El Señor tiene bastante que hacer en nuestras vidas, ¿verdad?. El Señor es Señor además es Rey. Dios obra en naciones y en individuos. Es fascinante saber que siempre, al menos, en líneas generales, El ha de revelarnos lo que quiere hacer. Esto fue lo que ocurrió, precisamente aun antes del nacimiento de Jacob (Génesis 25:20-26). Descubriremos que Jacob se parece bastante a nosotros. Es como quienes trepan la escalera del éxito. Hay otros trepadores delante de él y con razón se le llamó “Jacob” que literalmente significa “tomará del tobillo”. Tanto los que iban en pos de él como también quienes lo seguían debían andarse con mucho cuidado ya que era un oportunista.

Pero la vida de Jacob no está en la Biblia para hacernos decir que divertido “Jacob ¿Que hiciste hombre?” Y tampoco está simplemente para demostrar que una persona cosecha lo que siembra en la vida. Vemos también el carácter de Dios revelándose progresivamente en la vida de este peculiar hombre. ¿Quieres conocer a Dios tal como es? Puedes descubrirlo leyendo un libro de teología que hable de los atributos divinos o puedes leer la Biblia y verlo obrar en las vidas de hombres como Jacob y José. Esta es la manera en que El prefiere revelarse a nosotros. ¿Estas dispuesto a ver a Dios tal como El se revela a sí mismo? Es una pregunta crucial. ¿Quieres descubrir al Señor tal como El es? El dice (Oseas 11:9). Si en verdad deseas conocer a Dios tal como es, permítele que te hable a través de las vidas de Jacob y José. Esta en ti decidir si quieres escucharlo y hacerlo Señor de tu vida. Quizás digas “Esta bien que estudiemos el carácter de Dios, pero sucede que estoy casi en la bancarrota y tengo problemas con mi esposa” O tal vez sea “Mi marido esta por dejarme, así que ¿Que tiene que ver mi situación con el carácter de Dios? ¿Por que no habla sobre los problemas de la familia en vez de ser tan teórico? Creo que a medida que consideremos la vida de Jacob y los suyos y la manera en que Dios provocó tantas tensiones familiares, aprenderemos mucho en cuanto a nuestras propias familias. Dios puede obrar en la gente a todo nivel. Puede obrar en

una sola nación o en varías al mismo tiempo. Puede obrar en la vida del presidente de un país, en cada uno de sus individuos o bien en todos al mismo tiempo. Dios es Dios. Nuestro mundo actualmente está atravesando tiempos muy difíciles, no sé exactamente qué es lo que Dios trata de decirnos, pero al leer los diarios y periódicos nos damos cuenta de que Dios esta tratando de comunicarnos algo importante. Aunque nos preguntemos continuamente ¿Que significa todo esto? Podemos tener seguridad de que la situación no está fuera de su control. En realidad Dios tiene el control. En el Antiguo Testamento vemos que el Señor se revelaba a sí mismo y revelaba sus propósitos y comprendemos que Dios es soberano sobre los reinos de este mundo. Es emocionante saberlo con exactitud todo esto. El Señor le digo a Rebeca (Génesis 25:23). Los dos hijos aún no habían nacido, y Dios declara enfáticamente lo que sucedería en sus vidas. Es la omnisciencia de Dios en acción. El conoce tanto el comienzo como el final de las cosas. El vio los dos niños de Isaac y Rebeca cuando fueron concebidos y determinó lo que ocurriría con ellos. Yendo contra todas las reglas y tradiciones, el menor dominaría al mayor. Dios nos conoce aun antes de nuestro nacimiento (Jeremías 1:5) ¡Pensar que antes que yo naciese allá por 1934, Dios me conocía a mí. ¡A Luis

Palau! De entre tantos millones y millones me conocía a mí. ¡Que magnífico! Y planeó que yo predicaría el evangelio. Desde el principio Dios me conocía. Y el Señor también dice “Antes que nacieses, te santifique, te separé”. Cuando aún estábamos en el vientre de nuestra madre, Dios forjó un plan extraordinario para nuestra vida. Y eso era exactamente lo que Dios estaba haciendo según leemos en Génesis. Tenía planes para Jacob y Esaú. Antes que ellos naciesen, sabía perfectamente lo que ocurriría. Y año tras año llevó a cabo sus planes en estas dos vidas, tal como lo hace en la tuya.

Dios se deleita en que seamos parte de su plan Vemos que Dios deseaba cumplir sus propósitos en Jacob, y lo deseaba hacer a su divina manera. Jacob también anhelaba que en su vida se cumpliera los propósitos, pero quería hacerlo todo a su modo humano. Este fue su problema durante casi 100 años. Cuando su vida casi había llegado al final, su hijo José lo llevó ante el Faraón de Egipto quien preguntó al patriarca “¿Cuántos años tienes?” y la respuesta de Jacob fue ( Génesis 47:7-9). ¡Que manera más triste de terminar la vida! Un hombre llega a los 130 años y cuando le preguntan la edad,

tiene que decir” Pocos y malos han sido los días de los años de mi vida” Parecían pocos porque los había desperdiciado y malgastado. Había muy poco que pudiera recordar con alegría; los recuerdos de victorias eran contados, por ello digo lo que digo. Al Señor le agrada revelar sus propósitos. No son un secreto. Si alguien alega “He buscado a Dios y no puedo encontrarlo” es porque ese alguien ha buscado mal. Dios se ha revelado a sí mismo; su deseo es conocernos y que le conozcamos. Dios había conocido a los dos niños cuando todavía estaban dentro del vientre de su madre Rebeca. Dios advirtió que los hermanos serían enemigos. De manera que cuando Rebeca se desesperó por los dos niños que peleaban dentro de su vientre; y le preguntó a Dios qué sucedía, Dios le reveló el futuro de ambos. A Dios le encantaría revelar sus propósitos al mundo entero; si el mundo tan sólo lo escuchara. Todos los cristianos tenemos el privilegio de hablar con Dios; de pasar tiempo con El; y escuchar su voz---quizás no de manera audible (aunque Dios podría hacerlo) sino a través de la Biblia y del Espíritu Santo que vive en nosotros. Dios le encanta guiar a los suyos.  En el salmo 32:8-9 Dios nos dice—Escúchame, yo quiero aconsejarte. Quiero guiarte. Quiero cuidar de ti, de tu familia y de toda tu vida. No seas como el caballo o como la mula, que solo obedecen si se les dirige a la fuerza, si me

quieres escuchar y obedecer, te enseñaré y te guiaré siempre. Si sientes como si Dios nunca te hablará, tomate tiempo y permítele que hable a tu corazón a través de la Biblia. El tiene un propósito para tu vida, y para cada persona en la tierra--- hombres, mujeres, niños y especialmente jóvenes. En casi todos los casos que vemos en la Biblia, Dios comenzó a obrar de manera evidente o palpable en hombres y mujeres durante la juventud de ellos--- y en el caso de Samuel que solo tenía 6 ó 7 años (1 Samuel 2:19—4:1). Todo parece indicar que Dios se goza de una manera tremenda cuando escoge a una persona a temprana edad, para luego guiarla toda la vida. ¿Eres un candidato para que esa sea tu experiencia?

¿Y qué del libre albedrío? Sin embargo, junto con la soberanía de Dios— quien siempre lleva a cabo sus propósitos---está el hombre como responsable directo. Vemos que Esaú tuvo libre albedrío (Génesis 25:27-34) cuando Esaú despreció su primogenitura, no hizo sino confirmar lo que Dios había predicho. El rubricó o selló la profecía, pero actuó ejercitando plenamente su libre albedrío. Dios había anunciado de antemano que esto sucedería, pero sin dar detalles adicionales. Y en un momento de pasión desequilibrada Esaú arruinó su gran oportunidad simplemente porque

prefirió llenar su estómago. ¡Que decisión más trascendental y equivocada! Ten cuidado con esos impulsos desesperado en tu vida pues podrían marcar negativamente el resto de tus días. Ahora bien, cuando hablamos de la soberanía de Dios y del libre albedrío del hombre, siempre está la pregunta “¿Dónde comienza la soberanía de Dios y termina la libertad del hombre?” ¿Cuál es la respuesta? La soberanía de Dios nunca termina. El siempre ha de ser soberano. Y el libre albedrío del hombre comienza donde Dios decide que puede comenzar y termina donde Dios quiere que termine. Dios es Dios. El pone límites. Por supuesto que lo hace con su perfecta sabiduría, así que no tienes por que temer, Dios siempre es bueno, y es siempre Dios (Salmo 34:8-9). Supongamos que el patio de mi casa haya hormigas, las hormigas van todos lados, comen las plantas que mi esposa ha cuidado con tanta dedicación y esmero, construyen su hormiguero y guardan comida para el invierno. Ellas se creen las dueñas del mundo por que son libres. No obstante son libres en el patio de mi casa, entretanto yo las dejo ser libres. Tienen libertad de acción, mientras yo les permito comerse las plantas de mi esposa, almacenar su comida y hacer lo que les plazca. No obstante en el momento en que yo digo” Bueno, se terminó” y decido deshacerme de ellas, será el fin

de las hormigas. Yo soy soberano en mi casa. Yo la compré, no ellas. Les doy libertad durante el tiempo que quiero. Esta es una pequeña comparación de la obra que Dios hace en nuestra vida. El nunca deja de ser soberano. Nos dice” Escucha, dentro de estos límites, eres libre para elegir” Nuestra responsabilidad comienza donde El dice que comienza. Y termina cuando el dice “Bueno, es suficiente”. Dios permitió que Jacob engañara a su hermano en una transacción comercial. Por supuesto que no estaba a favor de ello, simplemente lo permitió. Luego El arreglaría las cosas con Jacob y el engaño que éste cometió. Otro ejemplo, Dios odia profundamente el divorcio, en la Biblia no lo podría haber dicho de manera más clara y sin embargo lo permite, es su voluntad permisiva. Odia el divorcio con santa ira, pero lo permite en razón de la pecaminosidad de la raza humana (Mateo 19:8-9) Tal fue el caso del engaño de Jacob. Además siempre nos perseguirán las consecuencias de haber quebrantado la voluntad revelada de Dios. El apóstol Pablo nos amonesta: (Gálatas 6:7-8).

Isaac y Rebeca--- ¡Que ejemplos! Los padres de Esaú dieron un muy mal ejemplo a sus hijos. Ni Isaac, ni Rebeca fueron dignos de admiración. Quizás el matrimonio haya comenzado mal en vista de la manera en que Rebeca fue

elegida para ser la esposa de Isaac. Después de todo, enviar a un siervo para que encontrase mujer para Isaac, tal vez no haya sido la mejor idea. Isaac y Rebeca fueron forzados al matrimonio sin siquiera haberse visto una vez. Y ni siquiera Abraham conoció a la muchacha antes del casamiento, el hogar de Labán seguramente produjo su efecto en Rebeca, ya que más tarde en la vida tanto ella como su hermano engañaron. Es evidente que en este hogar había gran tensión, y con seguridad podemos afirmar que este matrimonio distaba de ser ideal. Isaac amaba mucho a su hijo Esaú, en especial por que cocinaba comidas sabrosas que le agradaban (Genesis 25:28). Esto muestra el grado de madurez de Isaac….Y Rebeca prefería a Jacob, probablemente por que su esposo tenía a Esaú como favorito, no se dan razones específicas, pero era obvio que no estaban de acuerdo entre sí. Debemos ayudarnos unos a otros, a fin de no caer en favoritismo. Es un rasgo peligroso en la familia. En el caso de Isaac y Rebeca tuvo consecuencias desastrosas. Isaac era pusilánime, débil de carácter, además era un amante de la buena comida, hasta el punto de tomar actitudes extremas. Amaba a su hijo por sus habilidades atléticas y sus aptitudes culinarias— razones insuficientes para un amar a un hijo. Y Esaú

El preferido, quien consideró que su hambre estaba por encima de su primogenitura siguió el doloroso ejemplo de su padre Isaac. El resultado fue que, humanamente hablando, el favoritismo mostrado por Isaac y Rebeca resultó en grandes problemas y conflictos con los hijos.

Los padres no tienen toda la culpa A pesar de todo, el mayor peso de responsabilidad cae sobre los hombros de Esaú, no de sus padres. Aunque tengas un padre débil, fanático de la cocina “gourmet” o tal vez dado a la bebida o una madre con mal carácter, Dios no permitirá que le eches la culpa por tus propios errores. La Biblia pone responsabilidad sobre Esaú. Cada individuo es responsable ante Dios y los hombres. Hoy día muchos buscan consejo no bíblico, traspasan a los padres gran parte de la responsabilidad por las malas acciones cometidas, cuando en realidad el culpable es quien cometió tal o cual acción “ El hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” ( Ezequiel 18:20). Yo he cometido muchos errores, pero no osaría echar la culpa a mis padres. No es culpa de ellos. Es triste cuando alguien quiere culpar a sus padres, por sus propias debilidades o sus pecados. Tal persona no arreglará sus problemas ni hallará soluciones. Un psicólogo cristiano afirma que existe la tendencia de

afirmar que la homosexualidad es el resultado de una madre débil de carácter y un padre fuerte. Hay cientos de excusas para justificar la homosexualidad y otras aberraciones en la conducta humana. Hay quienes alegan que son homosexuales por que el padre tenía un carácter muy fuerte y dominante o tal vez demasiado débil y fluctuante. Otros dicen que la madre era muy dominante, o débil por demás. Siempre hay excusas. Pero la Biblia pone responsabilidad directa en el pecador no en sus padres. El énfasis bíblico siempre radica en la responsabilidad individual (Ezequiel 18:14). Esaú tenía grandes sueños, pero los echó a perder en un momento de pasión incontrolable, tenía hambre, olió buena comida, y desprecio todo lo que Dios le ofrecía, y le hubiera dado. Y en cuanto a Jacob, Dios habría encontrado la manera de llevar a cabo sus propósitos. Hay infinidad de jóvenes y no tan jóvenes que en un instante de pasión incontenible arruinaron todo lo que Dios les tenía deparado o preparado. Podría ser gula, una pasión sexual no satisfecha, una oportunidad de obtener mucho dinero sin sacrificarse mucho lo que fuere. ¡Cuantos hay que, habiendo sido criados en hogares modelos, en un rapto de desenfreno arruinan sus vidas ¡ Eso precisamente le ocurrió a Esaú un capricho no satisfecho cambio drásticamente su destino.

El primer pecado deja marcas También Jacob había iniciado su largo y triste camino cuesta abajo. Su primera maldad lo marcó de por vida. Si pudieras recordar el primer pecado que cometiste cuando aún eras niño, caerías a la cuenta de que probablemente es el pecado con el que has tenido problema toda tu vida. Ahora mismo debieras solucionarlo en forma radical. Jacob no lo hizo, no buscó soluciones. Pero sí trató de continuar fomentando los propósitos de Dios a su propia manera, (Comercial y oportunista). Comenzó a mostrar las características que tanto mostramos en los negocios y en la vida diaria, el fraude y el engaño. Era un hombre maquinador, manipulador, astuto, artero y tramposo. Era el “suplantador” un nombre muy apropiado por cierto para él. Jacob ansiaba el éxito rotundo en la vida, no se había propuesto pecar y sin embargo falló de una forma terrible. ¿Por qué? Jacob no era un pecador empedernido sino una persona buena y agradable. Aparentemente nunca cometió inmoralidad. ¿Por qué? Nunca pensó en abandonar a su esposa. La amaba intensamente. Pero sin embargo fue un fracaso. ¿Por qué? Por qué trató de llevar adelante los planes de Dios a su manera (Humana) y no a la manera de Dios. Este es el problema de toda su vida. Cuánto mejor

hubiera sido que Jacob orara a Dios con Jeremías (Jeremías 10:23-24).

Un muy buen trato El descenso de Jacob empezó cuando vio que su hermano estaba hambriento y se dijo “Los negocios son los negocios. Esta es mi oportunidad”. El oportunista había hallado la oportunidad de su vida. Y por que era un “niño de mamá” posiblemente haya regresado diciendo—Mamá, lo hice. Fue un momento de debilidad. Pero fue trato justo. Esaú me vendió voluntariamente su progenitura. Nadie puede acusarme de negocios oscuro. Todo fue muy claro. Fue trato limpio. Pero en verdad no fue honesto. No era la forma en que Dios deseaba darle autoridad y prosperidad que él tanto deseaba. Cuando jóvenes, las vidas de muchos prometían maravillas, pero en 20 años después seguimos siendo nada para Dios. ¿Por qué? Por que hemos vivido utilizando tácticas humanas. Nuestro yo por naturaleza trata de hacer las cosas a su manera. Y en las Escrituras leemos (Romanos 8:8) extorsionar, sacar partido con engaño y embaucar a la gente, esa es la manera humana para llevar a cabo los planes divinos. No vale la pena, no trates de hacerlo

ya que desperdiciarás tu vida y no tienes derecho a ello. Eso fue lo que el pobre Jacob trató de hacer. Su hijo José debió de haberlo observado atentamente a medida que crecía. Debe de haber aprendido lecciones de los errores de su padre, ya que nunca en su vida intentó fomentar los propósitos de Dios con tácticas de la carne. Y llegar a ser grande. No así su padre.

No trates de forzar a Dios Dios tiene mucha paciencia (Romanos 15:5). Cuando Jacob cometió esa ilegal transacción comercial tan deshonesta, Dios no envió un rayo del cielo para exterminarlo. Tampoco envió un automóvil ni un camello para que lo atropellara. Dios tiene mucho tiempo a su disposición. Existía antes que nosotros naciéramos y existirá cuando ya no estemos en la tierra. Quienes no estamos en condiciones de perder tiempo, somos tu y yo. Pero Dios tiene todo el tiempo del mundo y declara enfáticamente en (Jeremías 31:3).

Cuando creemos que Dios, nos ha mostrado el camino a seguir, corremos en riesgo de tratar de implementarlo con métodos carnales. Por el testimonio interno del Espíritu Santo y por las afirmaciones de respetables y confiables miembros del cuerpo de Cristo, desde mi juventud supe que Dios me había llamado al evangelismo masivo a través de la radio, televisión, películas, literatura y campañas unidas de evangelización. Por la gracia de Dios, mucho se ha llevado a cabo, millones de personas han escuchado el evangelio y cientos de millares han venido a los pies de Cristo. Empezamos en América Latina y desde hace varios años hemos ido extendiendo por Europa, Oceanía, Asia y todo el mundo y yo siempre estoy apurado. Cuando me parece que Dios va más lentamente de lo que yo deseara , algo que sucede a menudo ya que soy bastante agresivo e impaciente, corro el riesgo de tratar de torcer el brazo de Dios, para que las cosas se muevan más aprisa y corro el riesgo de llevarme por delante a la gente y herirla. Y todo por tratar de apurar el plan del Señor en mi vida. Es una tentación muy sutil ¡Pero Dios me libre de ella! La manera de Dios es la apacible manera

descrita por el sabio en el libro de Proverbio 3: 5-7. ¡Qué distinto habría sido si Jacob hubiera aprendido esta verdad! Vamos cayendo en nuestras propias redes. Para Jacob fue un poco de guiso de lentejas ¿Y para ti que podría ser? No tenemos por qué llegar a ese extremo. Hay que confiar en el Señor con todo el corazón y no apoyarte en uno mismo. Hay que reconocerlo en toda nuestra vida y Él enderezará nuestros caminos. No tenemos que tratar de forzar su voluntad. El bien puede llevar a cabo sus propósitos sin nuestra “ayuda” (Salmo 34:8) Dios puede hacer en un solo día lo que a ti te llevará cientos de años ¡Que necios somos, entonces cuando creemos poder apresurar los propósitos de Dios con nuestra hábil inteligencia! No está en nosotros hacerlo. En este momento las palabras del poeta se vuelven una realidad inobjetable: Es Señor, es Señor El murió y resucitó Y hoy es Señor… Toda lengua se doblará Y toda lengua confesará Que Jesucristo es Señor…

¿Es Jesucristo el Señor de mis sueños y ambiciones personales? ¡Si Jacob se hubiera hecho esta pregunta antes de actuar….!

Capitulo Dos El rey de los ventajeros Un pecado conduce normalmente a otro. Todos lo sabemos. Primero fue la oscura transacción de Jacob para obtener la primogenitura. Luego, madre e hijo procedieron a engañar al patriarca Isaac. Aunque la evidencia en sí no podría haber condenado a Jacob por el “negocio” con Esaú, el incidente precipitó las cosas de tal manera que Jacob y su madre se vieron forzados a hacer algo peor. Y ese segundo escalón descendente es, sin lugar a dudas, condenable. La peligrosa realidad es que un pecado sin resolver lleva al próximo. Rebeca oye la conversación en que Isaac hace los arreglos para impartir su bendición a Esaú y se dice “No puedo permitir que esto suceda” De modo que apresuradamente va en busca de Jacob (Génesis 27:5-13). Y así lo hicieron y consiguieron lo que deseaban. Con pieles de cabritos y con el guiso engañaron a Isaac, quien cayó en la trampa y dio a Jacob, el hijo

menor, la bendición que estaba reservada para Esaú, el mayor.

Me instigaron a hacerlo Jacob no es menos culpable por que su madre le haya dado instrucciones para el engaño. En el día del juicio no podrá decir al Señor “No fui yo, mi Mamá, me instigó, yo no tuve la culpa” En ultima instancia, él era totalmente responsable de sus actos. Hay un punto en que no se les puede obedecer a los padres, ese punto es el momento en que ellos nos piden que mintamos, engañemos o hagamos algo incorrecto. De acuerdo a la palabra de Dios en tal ocasión (Hechos 5:29). Sin embargo, aparentemente Jacob estuvo de acuerdo con Rebeca---Mamá tiene razón. Si no nos apuramos en este asunto, Esaú regresará con la carne del venado y la guisará como le gusta a mi padre. Luego Papá comerá, beberá y dará a Esaú su bendición. Si eso sucede, se arruinarán los planes de Dios tenía para mí. Debemos de darle una mano a Dios. En vista de sus acciones, eso es exactamente lo que dijo. Quizás hasta se haya dicho---Si no obtengo esa bendición, los planes de Dios no podrá llevarse a cabo. Tal vez incluso el nombre del

Señor sea deshonrado y eso sería terrible. Así que debemos hacer lo que está a nuestro alcance para eso no suceda. En este caso el fin justifica los medios. Muchos nos encontrado en la encrucijada o en el dilema de decidir hasta dónde es correcto obedecer a otros. Recuerdo cuando yo era un muchacho y trabajaba en un banco en la ciudad de Córdoba, en Argentina. Yo estaba en el departamento de divisas, dónde debíamos realizar transacciones con moneda extranjera. Ese departamento es ideal para ganar dinero de manera fraudulenta y aunque sea triste admitirlo, tanto gerentes como empleados diariamente hacían trampitas a los clientes. Supongamos que los funcionarios de la administración estatal hubieran comprado en el extranjero por un valor total de tres millones de dólares. Ellos tenían que pagar en moneda nacional. Supongamos que el cambio oficial de ese día fuera de 42 pesos el dólar, el banco diría a los funcionarios “Hoy el dólar está a 45” Eso significaría que por cada dólar, el banco ganaba tres pesos de manera deshonesta, sumado ello al 1% de comisión por la transacción. Si eso se multiplica por 3 millones de dólares la ganancia era millonaria en la media hora que demoraba el negocio. Cuando comencé, a trabajar siempre

preguntaba a mi gerente--- ¿Cuál es la tasa de cambio hoy? El pensaría un momento y contestaría, por ejemplo—Di que 45. Yo no hacía pregunta, pero con el tiempo empecé a darme cuenta de que las cosas no se hacían con honestidad. Los funcionarios de gobierno no podían hacer nada ya que confiaban en el banco. El hecho era que todos los meses engañábamos y quedábamos con millones de pesos. Cuando por fin tuve toda su confianza, el gerente me explicó todo el sistema y la estrategia que utilizaban. Recuerdo que un domingo por la tarde estaba predicando el evangelio en una reunión al aire libre. Si vienes a Cristo, El llenará tu corazón— decía yo---Si vienes a Cristo el te dará poder su poder. Serás limpio. Podrás vencer la tentación. Serás limpio. Podrás vivir una vida maravillosa, sin nada que esconder… De pronto una dulce vocecita dentro de mi corazón me dijo: Luis, suena bonito. En verdad estás predicando el evangelio. Pero ¿recuerdas que la semana pasada aquél hombre fue al banco a comprar dólares? Le dijiste que el cambio estaba a 47,50. Cuando en realidad estaba a 45. ¿Cómo puedes conciliar ese incidente con el hermoso mensaje de esta reunión?

Continúe predicando e hice la invitación. Pero cuando regresé a mi casa, el recuerdo de lo sucedido me perseguía. Finalmente un día junté coraje y hablé con el gerente. ¿Siempre tendremos que engañar de esta manera? ¿Será con deshonestidad? Le pregunté. ¿Qué quiere decir con eso de engañar? Me preguntó exasperado, con el rostro rojo por la indignación. Lo que hacemos con la gente no está bien—contesté---Los estamos engañando. Traté de ser humilde, pero a pesar de lo nervioso que estaba, comencé a sentir bien interiormente. Escuche, Palau—Me advirtió—Yo hago lo que hago porque me vienen órdenes de “arriba”. Usted lo hace porque yo se lo ordeno yo. Usted está sólo para obedeciendo mis órdenes. En realidad no puedo continuar haciéndolo, señor—respondí. No puedo mentir a la gente aun cuando esas órdenes vengan de “arriba”. Y allí comenzó la discusión. El banco me había estado entrenando para ocupar un buen puesto. Vea Palau, lo hemos estado entrenando. Tenemos grandes planes para usted. ¿Y ahora usted me sale con que somos unos mentirosos? ¿Me está acusando de engañar a la gente?

No señor, le estoy diciendo que yo no puedo hacerlo. Bueno, si no puede hacerlo, esto se acabó. Las cosas no se han de cambiar, porque usted quiera. Usted no pertenece al Directorio, es simplemente un empleado. No creo que los clientes necesiten saber quién toma las decisiones. Me di cuenta de que tenía que renunciar al banco. Parecía una tragedia ya que debía mantener a una madre viuda y a cinco hermanos. Pero de todos modos renuncié. No obstante, el Señor me había abierto una puerta. El ministerio de evangelización. De manera que lo que en apariencia era una tragedia y además estaba la tentación de continuar en la situación comprometida en el banco un tiempo más en razón de las dificultades económicas. El Señor lo utilizó para alejarme del banco y ponerme a trabajar en su obra que El tenía en vista para mí. Y cuándo lo alabo porque lo hizo de esa manera—su manera.

El miedo persigue al tramposo Probablemente Jacob haya tenido la misma tentación sin embargo nunca hay resultados positivos cuando nos valemos de medios incorrectos para lograr fines correctos.

Notarás que inmediatamente después del engaño, que apareció el temor. Cuando engañas o cuando mientes, el alma empieza a tener miedo—un sentimiento que no desaparece a menos que arregles las cuentas pendientes que tú tienes. Alguien dijo que nada está arreglado hasta tanto está bien arreglado. Si una persona se vale del engaño y las trampas ya sea que suceda entre los esposos, en la vida comercial o donde fuere tal persona, aunque lo niegue, ha de tener temor y sentimiento de culpa por el resto de su vida o hasta que arregle sus cuentas con Dios y los hombres. Rebeca fue la primera en sentir un terrible pánico. En cuanto se enteró de que Esaú planeaba matar o aniquilar o ajusticiar a su adorado hijo, llamó a Jacob. Y seguidamente ambos tuvieron una tercera actitud turbia. Un pecado conduce al siguiente. Le habían mentido a Isaac. Entonces utilizando la excusa de que Jacob nunca encontraría esposa decente en ese lugar, Rebeca preparó el camino para que Jacob partiese en busca de esposa. Pero en realidad estaba huyendo. Muchos presentan graves cuadros nerviosos, a decir verdad están tratando de escapar de

algo oculto, de algo que tratan de esconder en lugar de solucionar. Profesionales que conozco a menudo han citado ejemplos tras ejemplos de personas que permanecen alojadas en las instituciones mentales porque no quieren enfrentarse con la realidad innegable que se encuentra alrededor de sus vidas.

¡No te preocupes! Dios es Dios Toma nota de cómo funciona el obrar soberano de Dios. 1) Isaac, el padre obtuvo su merecido. Era débil de carácter que parecía amar a su hijo por sus habilidades culinarias. En cierto sentido, merecía ser engañado. Fue la consecuencia lógica de su inmaduro favoritismo. 2) Esaú “se lo buscó” y obtuvo su merecido por haber rechazado los privilegios que legítimamente le correspondían. 3) Jacob pagó un precio muy elevado por su engaño—el resultado fue que desperdicio los mejores 20 años de su vida. No valía la pena ¿verdad? 4) Y por último Rebeca, la madre, no volvió a ver a su hijo favorito. Ella murió

antes que el tramposo que apañó regresara con sus ganancias mal habidas. Así es como funciona la soberanía de Dios. A menudo pareciera que la situación estuviese Fuera de control en tu familia, en la iglesia o en el mundo en general. Pero no es así, Dios está en control de todo y de todos. El reina sobre el universo de tal manera que todos reciben su merecido, sea bueno o malo. Dios es Dios, así que no te preocupes. El sabe cómo manejar las distintas situaciones. A primera vista parecía como si Jacob se hubiera salido con la suya con sus trampas descaradas. Pero no fueron así las cosas. Nunca pudo disfrutar de los beneficios de su oscuro obrar. Fue una total pérdida de tiempo, una vida joven tristemente malgastada.

No vayas, Pablo

¿Por qué será que intentamos llevar a cabo los planes de Dios a nuestra propia manera? Es un error, generalizado también fue el caso del apóstol Pablo, quien tuvo que pagar un precio muy alto por su comportamiento. A veces no deseamos mencionar los aspectos negativos de la vida de este excepcional hombre, pero él también cometió

equivocaciones cruciales. Después de todo era humano. En hechos 21:4 leemos y el relato continua (versículos 10-14). En realidad tendrían que haber dicho” Hágase la voluntad de Saulo de Tarso”. Dios por profecía le había dicho “Pablo, no vayas” Y luego había enviado a otro profeta quien de manera muy dramática le dio una lección objetiva por medio de ayuda visuales. El hombre tomó el cinto de Pablo y se ató, diciendo que eso sucedería con Pablo si iba a Jerusalén. No obstante en un momento en que sobrevaloró la confianza que tenía de sí mismo. Pablo exclamó—A ustedes les falta coraje. Me decepciona. Yo estoy dispuesto a ir a Jerusalén y también estoy dispuesto a morir por el Señor. Ahora bien, Dios usó el error de Pablo y siempre cumplirá sus propósitos divinos a pesar de nuestros propios desaciertos, pecados o de una desobediencia persistente. Cuando Dios dice que hará algo, siempre lo hace. Pero por otro lado, nosotros cosecharemos las equivocaciones que cometemos. Pablo pagó sus errores, aunque por otra parte Dios usó todo para bien ya que ésta es su manera de actuar.

Leemos en Romanos 8:28, lo cual no quiere decir que tales errores hayan sido el ideal de Dios para nuestra vida.

Cara a cara con Dios

Hemos visto el tercer escalón descendente en la triste vida de Jacob. El y su madre maquinaron y conspiraron, sin confiar en el plan de Dios para sus vidas. Y es entonces cuando el Dios Todopoderoso conduce a Jacob al lugar donde por primera vez él se encuentra con el Señor cara a cara. Porque a pesar de todo Dios amaba a este joven. Así lo declaró cuando dijo “Amé a Jacob” (Malaquías 1:3). Ahora leamos en (Génesis 28:10-15) ¿No es una afirmación magnífica de parte de Dios? Revela la fidelidad del carácter divino (Juan 15:14-15, Efesios 2:10, Hebreos 13:5-6). Estoy convencido de que Dios desea hacer lo mismo con cada uno de nosotros. Si somos solteros, si somos casados, nos habla como familia. En ese momento Jacob no era casado, pero Dios le habla de sus descendientes—Su familia. Si confías en El como soltero, cuando estés preparado para casarte El traerá a tu vida a alguien a quien ya habrá mostrado la misma dirección que te ha mostrado a ti. Lo que habría hecho con

Jacob si él hubiera descansado en Jehová en lugar de confiar en su propia estrategia.

Habla la Escritura

El Espíritu Santo utiliza la Escritura para hablar directamente al corazón. El Espíritu nos dice con claridad “Quiero hacer esto, eso y aquello en tu vida”. Y lo haré. Así lo he prometido. Si me permites obrar, no habrá límites a lo que pueda hacer a través de tu vida”. ¿Qué es lo que Dios te ha prometido? ¿Has pasado suficiente tiempo en su presencia? Solo o como pareja, ¿estás permitiendo en el Señor te hable? Deja que a través del Espíritu Santo y la Biblia, a través de ciertas circunstancias o por medio de algún otro miembro del cuerpo de Cristo. Dios te muestre su plan para contigo. Dice el salmista (Salmos 27:14) y haz del Salmo 62 tu propia experiencia. Dios tuvo un encuentro con Jacob, se le reveló—nos relata la Biblia—y le hizo promesas similares también a otros, antes y después de Jacob, pero ésta era la hora de Jacob. Jacob a solas con Dios. ¿Has tenido tal encuentro con Dios?

Nunca es demasiado tarde

Hace tiempo el Señor me habló a través de un versículo en Isaías 48:18. ¿Acaso no esto lo que todos desean en su vida diaria? Paz interior, paz como un río refrescante que fluye con tranquilidad. Hay algo especial en la paz de un río. ¡Oh, si hubieras atendido mis mandamientos… dice el Señor con una expresión de profunda tristeza divina! Pensar que le dado a este pueblo un Libro repleto de instrucciones, promesas y tremendas verdades divinas. Tiempo atrás tuve una conversación con un joven, quien decidió mostrarse muy sincero conmigo. Comenzó a contarme su historia, que literalmente me partió el corazón. Bien podría haber sucedido lo mismo con uno de mis hijos. Era una muy triste. Sus sueños se habían hecho pedazos. Es lamentable ver a un joven sufriendo, en especial cuando ha malgastado años que no se pueden recuperar. Lloramos y oramos juntos. Sin embargo él había perdido años que jamás volverían. Las palabras más dolorosa que se pueden decir son “Lo que podría haber sido”. Recuerdo una canción de hace varios años atrás, cuyo tema eran los sueños no cumplidos de un grupo de adolescentes. Cuando después de varios

años los jóvenes se encontraban en una reunión, todos eran piltrafas humanas. Los sueños y esperanzas, que habían tenido cuando terminaron el colegio secundario, en la mayoría no se había cumplido ¡Qué triste! Pero no tiene por qué suceder lo mismo contigo. Hay esperanza. Eso es, lo maravilloso del evangelio. Hay esperanza aun cuando tus padres se divorciaron, aunque sus amigos te traicionen, aunque tus sueños de éxito no se cumplan. El señor dijo ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos. Sería tu paz como un río! En realidad lo que está diciendo es-¿Por qué eres tan ciego? Te he mostrado el camino a seguir y no has hecho caso, pensando que te has de salir con la tuya. ¿Cómo puedes ser tan terco?. Hay millones y millones que crecieron leyendo la Biblia y asistiendo a la escuela dominical cada semana y hoy están pagando muy caro por los años que desperdiciaron y esos años nunca podrán recuperarse a pesar de las lágrimas, las confesiones y los consejos. Todos tenemos familiares o amigos que luego de años y años de alcoholismo, inmoralidad o algún otro hábito pecaminoso, se dan cuenta de que han malgastado los mejores años de

su vida. Quizás terminen por venir a Cristo, quebrantados y arrepentidos en verdad. Espiritualmente hablando, son nuevas criaturas, pero física, mental y psicológicamente, tanto ellos como sus familias tienen cicatrices muy difíciles de borrar. Nunca olvidaré cuando estuve junto a la cama de un muchacho que había sufrido un accidente fatal. Por lo que sabemos, jamás había recibido a Cristo como su Salvador. Su padre, quien había desperdiciado largos años en prácticas pecaminosas y egoístas, se hallaba junto a mí, y con humildad repetía una y otra vez —Luis, es imposible volver atrás. No se puede regresar, el tiempo perdido, perdido está. Sin embargo, para quienes aún vivimos nunca es demasiado tarde para volver al Señor, nunca es demasiado tarde para comenzar. El Señor dice en Romanos 2:4. El Señor puede dejar que andes, un largo trecho. Tal vez parezca que está dando total libertad de acción, pero desea que por ti mismo reconozcas tu equivocación. Te ama mucho y desea que te arrepientas. Así que ven al Señor si has estado alejado de El. No dejes pasar otro día más sin

regresar a tu Padre que está en los cielos. El está llamándote.

Jacob trata de sacar ventajas de Dios

Génesis 28:18-22 ¡Qué promesa! Pero ¿Quién le había pedido que hiciera tal voto? “Si Dios está conmigo y si me guarda en el camino y si me da pan para comer y vestido con que vestirme y si puedo volver en paz a casa de mis padres Entonces el Señor será mi Dios! Y para probar que era una excelente persona, nuestro amigo Jacob construiría una casa en el sitio donde había derramado aceite. Y además prometió el diezmo de todas sus ganancias. ¡Qué desfachatez! Jacob tuvo la audacia de decir a Dios: Señor hagamos un trato. Es una maravilla de contrato entre Tú y Yo. Son sólo cincos puntos básicos. Es muy claro y sencillo. No son cientos de hojas. Son sencillamente cinco condiciones, Señor y entonces no te imaginas qué siervo fiel tendrás en tus manos. Estarás muy orgulloso de mí. Mucha gente juega con Dios de esta manera. Si el Señor me prospera, si obtengo buenas calificaciones en mis estudios, si este negocio me sale bien, si las cosas van como yo quiero un

día de estos volveré a la iglesia. Como si eso alegrará al Señor. ¿Acaso Jacob no parecía ser “superespiritual”?”¿Acaso no hizo una promesa fantástica? La cuestión es que nadie le pidió tal promesa. Debemos tener muy claro quién es Dios. Todo lo que Jacob tenía en mente en su trato con Dios (trato que resultó ser una pérdida de tiempo), fue la comida, el vestido, la protección y un lugar para vivir. Ni siquiera menciona el propósito de Dios para su vida. Ni siquiera en su mente. Jacob sólo pensaba en sí mismo cuando intenta hace este trato con Dios. Años más tarde, cuando Dios hablaba con Saúl—otro ventajero—en una ocasión similar el Señor declaró 1 Samuel 15:2223. Cuando cubres un pecado, empieza la confusión. Jacob no tenía las cosas claras en su mente. Olvidó a quien le estaba hablando. El pecado no resuelto siempre nos hace ciegos a las cosas de Dios. ¿Qué es lo que estás encubriendo?”¿Éstas tratando de llegar a un “arreglo” con Dios? Pierdes el tiempo. Sin darte cuenta quizás te halles aturdido y confundido y tal vez hasta se haya convertido en algo habitual. ¡Qué contraste tremendo con el Hijo de Dios, quien afirmó Hebreos 10:7 y del

mismo Jesús leemos en las Escrituras (Filipenses 2:7-9). Jacob y Rebeca intentaron encubrir sus pecados con una serie de planes excelentes e ideas absurdas. “Jacob, ve a la casa de tu tío y cásate con una buena muchacha” ¿Por qué habría de casarse con una buena muchacha? Después de todo era él era un verdadero sinvergüenza. ¿Qué joven doncella se interesaría en él? Pues Jacob era un mafioso que trataba de ocultar su oscuro pasado “casándose” con una buena muchacha. No podemos hacer tratos con Dios. El es quien los inicia. Sus planes son mejores, mucho mejores que los nuestros. Sus planes son perfectos. Pero nosotros somos obstinados hasta el cansancio. No malgastes los mejores años de tu vida. Si Dios tiene su mano sobre ti, no te abandonará (Filipenses 1:6). Por cierto que lo hará. Ahora bien ¿Qué sucede si eres terco y no sigues los deseos de Dios? Sucede que aun así cumplirá sus planes, pero habrás que pagar un precio muy alto por tu terquedad. Con Dios no se juega. El no puede ser burlado. Si embargo hay una maravillosa oportunidad (1 Juan 1:9). Esto es muestra de la paciencia de Dios y de su

provisión divina para los pecados de sus hijos, después de todo, como lo indica vez tras vez, El es “Dios de Jacob”.

No intentes hacer convenios con Dios Muchos han leído esta verdad escritural (Colosenses 2:9-10) Y a pesar de que estas palabras les son familiares, muchos siguen buscando afanosamente algo que ya tienen. En vez de decir “Gracias, Padre, que en Jesucristo está la plenitud de la deidad de Dios, y porque Cristo es Dios ciento por ciento, y porque Cristo vive dentro de mi, yo estoy completo en El” vemos millares y millares van por todos lados en busca de alguna “bendición especial”. Eso es insultar a Dios. En Cristo tenemos todo lo que Dios ha planeado para nuestra vida. De manera que si tratamos de encontrar una experiencia diferente, una experiencia cuyos lineamientos generales le indicamos a Dios, eso en realidad es un insulto blasfemo hacia Dios. Es compórtate como Jacob mostrarte sin reverencia alguna. Es mostrar un convenio, diciendo “Señor, si me das esto y aquello, o sí permites esto y aquello otro y si me siento así o asá y si hablo de tal o cual manera Entonces

testificaré de mi fe en ti y te serviré y te seré fiel. Formaremos un equipo ideal, hazlo Señor, ahora”. Eso es hacer negocios con Dios. La Escritura afirma “En Cristo, hallamos la plenitud de Dios, y teniendo a Cristo, lo tenemos todo y estamos llenos de El”. Todo lo que necesitamos, lo tenemos inmediatamente en Cristo. Si vas de un lado a otro buscando experiencias nuevas, es como sí dijeras a Dios—En realidad no me importa cuál sea tu pacto. Yo quiero el mío propio. Millares de cristianos viven vidas vacías e insatisfechas porque han rechazado lo que el Señor les ofrece, a pesar de que es maravilloso, perfecto y completo. Y esos millares siguen tratando de formular un contrato en sus propios términos. ¿Es tu caso? Sí lo es, confiésalo al Señor, y dile “Perdóname, Señor. Me he comportado como un niño. He actuado en la carne, como Jacob. Pero quiero cambiar. Y quiero agradecerte que en tu Hijo viva en mí. En El tengo todo lo que pueda desear en esta vida. Gracias. ¿Has descubierto que Cristo vive en ti? No me refiero a la verdad doctrinal sino a la realidad práctica. ¿Le has agradecido por que vive en ti? ¿Le has dado gracias porque todo lo que El es te

pertenece? Y más aún, déjame retroceder un paso y preguntarte: ¿Le has recibido en tu corazón como tu salvador personal? Puedes saber mucho de doctrina, y sin embargo no haberle recibido en tu vida. Si no lo has hecho, esa es la razón por la que en tu vida hay vacío y confusión. Ábrele tu corazón. Confía en El haciendo una sencilla oración de fe. Pero si has recibido a Cristo, termina con tu desesperada búsqueda de algo que en realidad ya posees. Agradécele por lo que El ha hecho.

Capitulo Tres El maquinador incorregible

El Dios de Jacob—el Dios que nosotros conocemos, el que nos fue revelado por Cristo—no es sólo un Dios soberano, fiel, paciente y en control de todas las cosas, sino también un Dios que ha de dictar sentencia. Dios es juez, un juez muy estricto y recto. No se le puede sobornar. Es un juez que hará justicia en todas las circunstancia. Es un Dios de amor, pero también un Dios de juicio. Este hecho es evidente ahora que comienza a actuar con mano fuerte en Jacob. Pareciera que Dios dio a Jacob la libertad de vivir como quiso, hasta llegamos a preguntarnos dónde

estaba Dios todo ese tiempo. Bueno ahora, es el turno de Dios, quien decidió transformar a “Jacob” y para usar las palabras del Nuevo Testamento (Romanos 8:29). Jacob apuró el paso y pronto llegó a casa de su tío Labán, quien lo recibió con los brazos abiertos y lo trató como a uno de su familia. Una vez que Jacob hubo estado allí alrededor de un mes, el astuto tío Labán que sabía cuando alguien o algo valía la pena, le ofreció un buen negocio que en apariencia permitía a Jacob imponer las condiciones (Génesis 29:1530).

El mismo Jacob de siempre La autosuficiencia de Jacob parecía no tener límites. Creía que con su boca y su habilidad podría conseguir cualquier cosa. Por otra parte, Jacob cada vez se hundía más en el terreno espiritual, aunque no se daba cuenta porque su peligrosa autosuficiencia lo enceguecía. Ceguera y autosuficiencia eran directamente proporcionales. Jacob hubiera sido un gran objeto de estudio para los seguidores del positivismo. Muchos actuamos de la misma manera. Cuando yo dejé Argentina, el Señor tuvo que corregirme con mano fuerte y usó para ello a un gran hombre de

Dios. No fue el último golpe que habría de recibir, pero si fue un gran paso hacia adelante. En mi pasado había un asunto que requería solución inmediata. Nos sentamos en la oficina de este hombre, quien me dijo que yo debía arreglar la cuestión de inmediato. Sin embargo le respondí con tenacidad y autosuficiencia----No se preocupe. Escribiré una carta. Luego, cuando regrese a la Argentina, hablaré con todos. No será ningún problema. Lo arreglaré. Mientras tanto puedo continuar mi vida aquí. Mi amigo puso su mano sobre mi hombro y dijo con suavidad—Luis, te parece que puedes zafarte de cualquier lío, ¿verdad? Con esa gran boca que tienes uno de estos días te harás un pozo, caerás en él, te enterrará y nadie podrá sacarte, ni siquiera Dios. ¿Era para tanto? Este hombre continuó, aún rodeándome con su brazo. ¿Sabes algo, Luis? Eres engreído y orgulloso. No te das cuenta, pero sale por los poros. La primera vez que te vi aquí tenias traje negro y corbata al tono—para probar tu espiritualidad. Te crees superior a los demás ¿No es cierto?.

Uno de los favoritos de Dios

Jacob era un favorito, un favorito cegado por su confianza de sí mismo y sus habilidades naturales. Pero a pesar de su confianza que te tengas, el juicio de Dios ha de seguir su curso. No puedes jugar con Dios, tal vez pienses que sí---nos pasa a todos, hasta que Dios nos toca y nos quebranta. Creemos ser hijos favoritos que podemos salirnos con la nuestra, y pensamos que gozamos de privilegios que otros no tienen. Es el diablo quien nos mueve a pensar esto, susurrando a nuestro oído: Está bien, después de todo eres favorito de Dios. No hay por qué preocuparse demasiado. El permitirá que sigas con tu negligencia, tus pecaditos o cosas por el estilo. Durante años lo has hecho, y nada ha sucedido. Ningún automóvil te atropelló, aún tienes dinero, de manera que puedes seguir viviendo de la misma manera. Todo está bien. Las consecuencias tardaron en llegar en Jacob, por lo cual olvidó que Dios es un Dios de juicio. Quizás estés jugando a Dios en cierta área de tu vida y pareciera que Dios no se inmuta. Voy a salirme con la mía—te dices continuamente—siempre lo he hecho. Ten cuidado, tarde o temprano has de vértelas con Dios (Gálatas 6:7-8).

Jesús te ama, es verdad, pero también te juzga. Y no sólo será juez en el tribunal de Cristo, también es juez ahora. Está obrando en nuestras vidas, juzgándonos en disciplina y corrigiéndonos para que crezcamos y seamos moldeados “a la imagen de su Hijo”. Cuando yo era muchacho tenía un amigo muy querido. Cuando teníamos 17 años comenzamos a servir al Señor juntos y nos bautizamos más o menos en la misma época. El fue quien me enseñó a predicar en las calles, a ganarme la atención de la gente en las reuniones al aire libre. En ese entonces yo era un pésimo orador, y si ahora la gente me escucha, en gran medida se lo debo a mi amigo. Tenía una personalidad encantadora. Animaba todas reuniones sociales. Podía vender Biblia mejor que cualquier persona que conozco, me enseño muchísimas cosas. Pero un día cuando cumplió los 21 años, fue a vivir a otra ciudad. Tenía un problema físico y consultó a un médico, quien le dijo que su problema se debía en parte, a que había practicado la castidad. El doctor el aseguró a mi amigo que el mejor remedio era una experiencia sexual. Mi amigo, a pesar de que sabía perfectamente lo que

dice la Escritura en cuanto a tales actos, siguió el consejo del médico y cometió inmoralidad. Yo no estaba al tanto de lo que había ocurrido. Un día lo encontré en la calle y noté una expresión diferente en su rostro. Cuando una persona comete inmoralidad, algo sucede, algo se pierde y ese algo no vuelve a recuperarse. En la mirada ya no está el brillo de la pureza y además quedan heridas incurables. Yo me di cuenta enseguida de eso. ¿Qué te pasó? Estás distinto… comenté. Me contó toda la historia y concluyó, diciendo: No te aflijas, voy a recuperarme. Se me va a pasar. Me voy a levantar temprano para estudiar la Biblia y orar como solíamos hacerlo en los viejos tiempos, ¿Te acuerdas? Y todo va a cambiar, ya vas a ver que sí, no te preocupes por mí, Luis. Eso sucedió hace muchos años, y su vida cristiana todavía no es lo fue en un principio. ¡Qué desperdicio! También recuerdo el caso de un hombre, a quien he conocido por muchos años, un pastor, graduado de una de las mejores universidades y de uno de los mejores seminarios de más renombre. Incluso había asistido a importantes cursos de perfeccionamiento y había pastoreado pujantes iglesias, sin embargo,

hace poco este pastor obtuvo el divorcio. El divorcio no es algo que suceda de la noche a la mañana. Una persona no va al juez, diciendo: Me llevo de maravillas con mi esposa Cristina, pero me voy a divorciar de ella mañana. El divorcio es un proceso que toma tiempo. La mayoría de las veces va acompañada de inmoralidad o infidelidad. Estoy convencido de ello, porque he sido consejero de centenares de personas en todo el mundo. Realmente no sé, cuándo, ni cómo comenzó el problema con ese pastor. Quizás pensó que podría salirse con la suya, porque precisamente, era pastor. Tampoco sé si ha renunciado a su trabajo en la iglesia pero es evidente que él o su esposa pensaron que no tendrían que pagar las consecuencias. Pero el pecado no es algo que Dios pase por alto o intente ignorar. No podemos burlarnos de Dios. Un nuevo lenguaje superficial está inundando nuestras vidas e iglesias: Sólo deseamos hablar de lo positivo y el pecado es algo negativo. Como consecuencia, cerramos los ojos a la tragedia que nos rodea. Y cuando la vemos, nos preguntamos el por qué de la misma. ¿Por qué tanto caos? Porque alguien está tapando el pecado,

por eso. Además, intentando ser “positivos” ni siquiera llamamos al pecado por su nombre.

Jacob encuentra la horma de su zapato Eso es exactamente lo que estaba haciendo Jacob. Trataba de comenzar como si nada hubiera ocurrido. Pero Dios permitió que Jacob encontrara a su igual, la horma de su zapato, alguien tramposo como él—Su tío Labán. Dios las cría y ellos se juntan. Y habría que tirar suerte para decidir cuál era el más tramposo de los dos. Dieron vueltas y vueltas sobre asuntos básicos. Uno fue el casamiento. Labán quería asegurarse de que las dos hijas estuvieran bien cuidadas y vio que este joven sabio y emprendedor era un excelente candidato. Así que halló la manera de entregarles a las dos muchachas. Además trataron de aventajarse en negocios importantes (Génesis 30:25-439). Cada uno trataba de ser más que el otro. Hasta resulta gracioso leerlo. Te recomiendo que leas la historia completa (capítulos 29 y 30 de Génesis). Y lo triste de la historia es que Jacob hizo ese viaje no sólo huyendo de Esaú, sino también pensando en se casaría con una

buena muchacha. Pero como se había alejado de Dios, se casó con una joven bonita, aunque a decir verdad no era una buena muchacha. El padre de la muchacha estaba en prácticas espiritista y dijo a Jacob: Génesis 30:27. Ese padre o era espiritista o un mentiroso. Y además el padre como las hijas— incluyendo a la amada Raquel—eran idólatras (Génesis 31:19-20). Y el relato prosigue (Génesis 31:34-35) Raquel es claramente culpable de engañar a su padre, quien estaba buscando su dios favorito, habían peleado por los ídolos y Raquel consiguió robarlos. Jacob no se casó con una buena muchacha sino con una espiritista devota que adora ídolos. En esta historia hallamos buenas enseñanzas que a veces deberíamos enfatizar más. El libro de Proverbios dice (Proverbios 13:15,4:19) ¿Acaso no es verdad). Recuerdo a dos profesores universitarios que vinieron en busca de consejos durante una de nuestras cruzadas, en distinta ocasiones también han venido profesionales, empresarios y gente importante. Continuamente tropezaban y a menudo no se daban cuenta con qué. El camino de los transgresores es duro y

difícil de recorrer. Al pobre Jacob lo defraudaban por los cuatros costados. Fue engañado en el matrimonio, en los negocios y en todo aspecto posible. Desperdició 20 años de su vida porque rehusó sujetarse a Dios.

Tantas maquinaciones--¿para qué?

Jacob aceptó las reglas de Labán. Aún creía que debía cumplir los propósitos de Dios con esfuerzo propio. Además de los tejes y manejes de un matrimonio, Jacob comenzó con los tejes, manejes y especulaciones de los grandes negocios. Trataban de aprovecharse, el uno del otro. ¿Quién se quedaría con los corderos? ¿Quién se quedaría con las vacas? ¿Y las ovejas? Todo. Pelearon y discutieron y ambos terminaron por enriquecerse. En realidad el Señor manejó las cosas de tal manera que ambos poseían cantidades iguales. En una pena que Jacob cometiera tantos engaños y se valiera de métodos turbios en las transacciones comerciales con su tío, porque poco a tiempo después perdió todo. Hubo hambre en la tierra, y todo lo que Jacob poseía se perdió. Deseando comodidades, posesiones y riquezas, podemos inconscientemente

deslizarnos hacia negocios no del todo limpios y transparentes. No tiene por qué ser algo grande. Cuánto mejor si deseáramos comunión más íntima con el Señor (Salmo 34:8). Jacob habría sido un hombre más feliz si se hubiera refugiado en Dios, diciendo—Señor, Labán puede quedarse con todas las ovejas, cabras, vacas y caballos. Yo vuelvo a mi hogar. Señor, provee tú. Dios al final debe juzgar a Jacob, quien termina por cosechar lo que sembró. Había engañado a su hermano Esaú, y ahora su tío Labán lo engañaba a él. Y para colmo de los males, debía regresar a su casa y encontrarse con Esaú nuevamente.

Capitulo cuatro

La mejor terapia

¡Aquí viene! Jacob debe prepararse para enfrentarse con quien había sido su primer “enemigo”. Se ve forzado a arreglar las cuentas de una vez por todas (Génesis 32: 1-6). Esto es lo que podríamos llamar “terapia de la realidad” y por cierto fue eficaz. Nuestro amigo Jacob debería enfrentarse con la realidad y tenía temor (Génesis 32:7-8). Aún vemos estrategias engañosas. Aún vemos al mismo Jacob de

siempre. Y para colmo de males ahora está a punto de cometer un acto de traición. Para salvar a su propio pellejo, está dispuesto no sólo a sacrificar a sus siervos sino también parte de su propia familia. ¿Hasta qué extremo puede llegar el hombre para ocultar su pecado? Pues Jacob estaba exponiendo la vida de personas inocentes para encubrir su antiguo engaño. No hay que sorprenderse demasiado, ya que esto es lo sucede cuando un hombre se aleja de Dios. Podrá llegar al extremo de su maldad de poner en peligro su propia familia y hacerlo sin remordimiento alguno. Jacob trata de esconderse con desesperación. Y para lograr ese propósito no vacila en que, llegado el caso, sus propios hijos, sus esposas Lea y Raquel y muchos otros del grupo sean atacados y cuando él se salve (Génesis 32:9-14).

Es más que suficiente, Jacob

Jacob está en el punto más bajo en su alejamiento de Dios. De aquí en adelante comenzará el ascenso. Habrá pequeños bajones aquí y allá. Pero desde este punto en más el Señor obrará de manera visible en la vida de Jacob. Pareciera que el Señor dice: Bueno, Jacob, ya es más que

suficiente. Te di la libertad de acción, y cada vez te fuiste hundiendo más. Es hora de que yo empiece a actuar en tu vida. El primer paso--continúa diciendo Dios—es volver a cambiar a caminar en la luz. Para ello, primero debes solucionar ese pecado que empezó a alejarte de mi camino hace años atrás, tendrás que vértelas con Esaú. ¿Has estado caminado lejos de Dios? ¿Cuánto tiempo hace? ¿Un año? ¿Diez? ¿Treinta? Lo recuerdas perfectamente, ya que es algo que no se olvida jamás. Te has alejado de la voluntad de Dios, y desde ese momento sólo encontraste problema. Te apartaste del Señor, te enfriaste espiritualmente, y sin embargo te preguntas y preguntas a los demás ¿Por qué el Señor permite esto o aquello? Cuando en realidad bien sabes por qué lo permite. El Espíritu Santo no dejará que lo olvides. El Señor te dice: Mira, si quieres volver a caminar en la luz, primero debes enfrentarte con aquel primer pecado que cometiste. Debes sacarlo a la luz y resolverlo, a la iglesia de Efeso dijo el Señor Jesús (Apocalipsis 2:5). Debemos recordar que Dios juzga y nos conduce al arrepentimiento, por razones válidas---en primer lugar, para vindicar su nombre, en

segundo lugar para nuestro bienestar. En Hebreos 12:11, por otra parte en las Escritura también leemos en 1 Juan 1:7. Enfréntate con ese pecado, confiésalo. Luego entonces la sangre de Cristo puede limpiarte para que continúes caminando en la luz. Es entonces cuando Dios comenzará a cumplir sus propósitos en tu vida. Y para que Dios llevara a cabo los propósitos que años antes había declarado en y a través de Jacob, éste tendría que resolver su pecado.

Sus planes se harán realidad Isaías 46:9-11 cuando Dios decide hacer algo a través de tu vida, sin duda alguna llevará a cabo su plan y recuerda que su propósito es hacer algo a través de la vida de cada cristiano. Mientras más nos resistamos, tanto más largo será el camino a volver atrás hasta llegar al lugar donde nos desviamos de su voluntad.

Estoy contigo

En su gracia Dios dice a Jacob—Mira, Jacob, tienes que enfrentarte con tu pecado, debes aclarar las cosas con tu hermano. El sabe que le has hecho mal. Tienes que obtener su perdón. Pero escúchame, tengo todo un ejército a tu

lado. No tengas miedo. Yo estoy contigo, incluso en este momento de arrepentimiento, te estoy rodeando con un ejército de ángeles. El Señor por así decirlo, abrió los ojos espirituales de Jacob, de la misma manera en que años más tarde lo haría con otro profeta. Le dice a Jacob. Sé que te has apartado de mí, pero quiero que regreses, así que tengo a tu lado todo un ejército para protegerte, guárdate y ayudarte. No te preocupes. Dios anhelaba ese día de arrepentimiento y limpieza. Después de todo, ese instante marca un nuevo comienzo para este hombre a quien el Señor tanto amaba. Jacob se maravilla y con temor exclama— Este ejército es de Dios. Dios vive aquí. Tal vez Dios te esté señalando algo que debes arreglar, algo que te hace temblar cada vez que lo recuerdas, --No puedo hacerlo, ----dices espantado--; no puedo enfrentarme con eso. Recuerda que Dios es tu Padre. El está de tu lado. Mira de qué manera anima a Jacob:-- Por cierto es peligroso enfrentarte a tu hermano. Es natural que tengas miedo. Lo engañaste. Pero todo mi ejército va contigo, así que sigue adelante con confianza. Ten

presente la hermosa promesa que hallamos en los Salmos 34:7. Y ten presente lo dice el apóstol (Hebreos 34:7). ¿Cuál es ese gran paso que debes dar? ¿Es algo que con sólo recordarlo te produce escalofríos? ¿No te deja dormir? Escucha, todo lo que Dios tiene está a tu disposición porque Dios te ama con amor de padre (Jeremías 31:3). Todo su ejército está contigo para ayudarte, fortalecerte y protegerte. Vuelve al lugar donde se inició el descenso y enfréntate con aquel primer enemigo. El Señor está contigo. El quiere ayudarte a resolver el problema y hacer que vuelvas a la luz. No obstante debes confesar en público sólo lo que le concierne al público. Confiesa a tu “Esaú” aquello que lo ha herido. Cuando nadie conoce tu pecado sino sólo tú, pero tu cuerpo, tu vida y tu futuro están afectado, confiésalo sólo a Dios. La confesión innecesaria a veces puede llegar a herir más el pecado mismo (Isaías 41:10. ¡Pobre Jacob! Veinte años atrás había huido porque Esaú había hecho una terrible y severa amenaza “Voy a encontrar a mi hermano y lo voy a matar” y esas palabras aún resonaban en los oídos de Jacob, de modo que estaba

aterrorizado al pensar en enfrentarse con Esaú. Nosotros también tenemos temor cuando debemos enfrentar las responsabilidades por pecados que hemos cometido. Sucede con cualquier persona normal. Yo también tuve miedo. Hace años había varias cosas bastante importantes que debía resolver, pero era una experiencia aterradora. Sin embargo sé que si no hubiera arreglado la situación, en mi vida hoy carecería de valor y Dios nunca hubiera podido volver a usarme. Gracias a El que me dio las fuerzas e hice lo que correspondía. Ahora entonces puedo vivir libremente sin culpa y temores.

Sí, Señor, veo tu ejército –Pero tengo este plan Es extraño que aunque Dios reveló a Jacob que sus ejército estaban junto a él, el viejo tramposo, aún seguía con sus planes (Génesis 32:7). En el versículo 2 vimos que Jacob llamó aquel lugar “Manahaim” que en realidad quiere decir “dos campamento”, Jacob se dio cuenta de que por cierto había dos ejércitos, dos campamentos—el suyo propio, pequeño y por el otro lado el de Dios, que sí era

importante. ¿Cuál es la lección importante aquí? La autosuficiencia hace que estemos ciegos a la provisión de Dios, Jacob podía confiar en el Señor, así que dividió en dos a su propio ejército. Aunque el viejo tramposo tuvo una revelación divina de que sería protegido, no puede confiar en Dios—y no quiere hacerlo. ¿Acaso tú y yo no hemos también hecho lo mismo en momento determinado en nuestra vida? El problema que tenemos es real y lo llevamos a los pies del Señor. Oramos y sin embargo, después de orar empezamos a planear estrategias para hacer todo a nuestra manera. Comenzamos a argumentar y a tratar de hallar maneras de resolver el problema en la carne, con nuestro hombre natural. Por fin entonces, y por primera vez, Jacob ora humildemente. En todo el pasaje esta es la primera vez que ora, y es una oración llena de humildad. Pero sin embargo hasta ese momento empieza a exagerar, e inicia una serie de excusas para tratar de llegar a un acuerdo con el Señor. Dice el versículo 11—Está tratando de convencer al Señor para que lo proteja: Señor, viene para matarnos a todos. Es un criminal. Tú lo conoces y lo sabes muy bien, Señor. Y

no solamente me persigue a mí sino también a mis esposas y a mis hijos. Por cierto que exagera en gran manera. ¿Por qué? Por que se siente tan culpable que se protege exagerando su condición. Es lo que normalmente sucede. Y Jacob está acostumbrado a la exageración y a los argumentos extremos para probar lo que quiere decir. Veamos lo que sucede y lo que el Señor hace con Jacob (Génesis 33:1-3). Como medida de precaución, Jacob colocó a las mujeres y a los niños (incluso a Raquel y a José sus favoritos) al frente de todo su ejército. La Escritura dice que pasó delante de ellos y de inclinó a tierra siete veces, pero que se aseguró de tener cerca de sí a sus esposas y a sus hijos, una actitud repelente. Está junto a ellos sí, pero les asigna el primer lugar en la caravana sabiendo que tal posición lo beneficiaría en caso de que su hermano Esaú intentara una represalia. En su oración había una súplica “ Señor, Esaú viene para tomar a las mujeres y a los niños” y a pesar de ello, cuando llega el momento de la acción es escuda tras estas mismas mujeres y niños por quienes profesaba tanta preocupación y cariño. Aún anda con trampas. Ha orado, se ha

encontrado con Dios, pero es un maquinador incorregible. El hábito es tan parte de sí mismo, que cuando llega la crisis recurre a su vieja costumbre. A mí me encanta la ironía del Señor, en este punto. Después de tantos días y noches que Jacob pasó en angustia—la preocupación, las maquinaciones, los planes, la organización- que gran pérdida de tiempo (Génesis 33:4-10). Hay dos cosas que podemos destacar. En primer lugar, Jacob estaba alimentado el ego de Esaú. En segundo lugar, dice una terrible verdad “Yo tenía tanto temor como si me estuviera acercando a Dios” (Génesis 33:10). La gente a quien hemos hecho mal, siempre nos parece que son Dios, a menos que y hasta tanto arreglemos nuestras cuestiones pendientes. Ver el rostro de la persona a quien había hecho mal, produjo tanto temor en Jacob que fue como si estuviese enfrentando el juicio del mismo Dios, sin embargo causa gracia pensar en todo tiempo perdido, en la energía, en las noches sin dormir, en los planes y su desesperación para hallar la manera de apaciguar a un Esaú que no necesitaba ser apaciguado. Cuando se encontraron, Esaú corrió a su encuentro,

lo abrazó y lo besó. ¿Cuántos días has desperdiciado con maquinaciones necias, y planes en la carne? ¿Cuántos años has malgastado? Regresa al Señor y dile simplemente—Señor, qué necio he sido— como Jacob. Y no valió la pena. Quiero dejar de una vez y para siempre todos los manejos, las maquinaciones y las estrategias humanas. Por favor límpiame con la sangre de mi Señor Jesucristo, y permíteme que vuelva a caminar en la luz. (Al llegar a este punto te recomiendo que leas y medites en 1 Juan 1, en el Nuevo Testamento). Dios aquí se revela como Padre. Algo maravilloso. El transformó el corazón de Esaú para que cuando se encontrara con Jacob, en vez de querer vengarse y matarlo, simplemente le diera un abrazo. ¿Por qué no permites que Dios sea un Padre en tu vida y actué como tal? El Señor declaró: “Vuestro Padre celestial sabe” (Mateo 6:32). El señor preparará el camino para ti como lo hizo con Jacob. Lo hace conmigo constantemente, y anhela hacerlo con cada uno de sus hijos. Si hoy preguntásemos a Jacob si valieron la pena todas sus maquinaciones y estrategias. ¿Sabes qué contestaría? Respondería, como ya lo he hemos mencionado

anteriormente (Génesis 47:9). ¡Qué final tan triste! No tiene por qué ser también tu caso, ya que Dios es un amante Padre celestial. El te juzga y te disciplina para que vuelvas a caminar en la luz. El quiere amarte y cuidar de ti como un legítimo Padre. Deja de jugar con la sangre de Cristo, y comienza a caminar en la luz. Si lo haces, serás una persona libre; libre para que Dios te utilice en sus propósitos aquí en la tierra.

Capitulo Cinco El clímax de la liberación ¿Cuál es tu razón para vivir? Si sientes que la vida es simplemente ir a trabajar por la mañana y aburrirse en la casa por las noche, estás equivocado. Vivimos para ser instrumentos que cumplen los propósitos de Dios. Esto da a la vida un significado superlativamente grande. Considera tu trabajo—ya sea una tarea cristiana, una actividad secular o quehaceres domésticos---como parte del propósito de Dios en tu vida, en tu familia y aun en el mundo. De esa manera podrás ver cuál es tu parte, tu granito de arena, en todo el plan de Dios. Antes que Jacob hubiera sido

formado en el vientre de su madre, Dios ya tenía su mano sobre él. Luego le habló y se le reveló cuando Jacob era un joven. Pero Jacob, como muchos de nosotros, era un muchacho rebelde. Y más tarde fue un adulto rebelde. A los 50 años había sido obstinado y se había resistido tenazmente a la voluntad soberana de Dios, quien estaba llevando a Jacob hacia un clímax o un desenlace final que acabaría con ese comportamiento, Jacob empezaría una nueva vida, esta vez bajo en absoluto control de Dios.

El momento de la verdad

Desafortunadamente, para Jacob la vida había sido una lucha interminable marcada por el dolor y la decepción hasta ese momento. En realidad, había sido una lucha de la cual él mismo era artífice o arquitecto. El la había provocado y había quedado entre la espada y la pared. Recuerda en qué condiciones se hallaba cuando dejó a su tío después de robarle ovejas y mercancías. Corría; se alejaba de todo. Y de pronto una noche, antes de encontrarse con Esaú, se da cuenta de que la mañana siguiente sería el momento de la verdad. La terapia de la realidad está por explotar en sus propias narices. Está

terriblemente asustado, convencido de que ha llegado a su fin. Jacob--¡estás acabado!—se dice—Eres hombre muerto. Todas tus estrategias y maquinaciones se han reducido a nada. Mañana te enfrentas con Esaú. Llega la noche, y Jacob está solo en la oscuridad del desierto (Génesis 32:22-32). Tal vez preguntes qué tiene que ver todo este asunto conmigo de muslo y tendones con el bienestar de tu alma. Los siguientes cuatros puntos han de declararlo. En primer lugar, Jacob perdió todas sus esperanzas y su confianza en sí mismo. Esto sucede la noche anterior al encuentro con Esaú. Está seguro de que su hermano va a matarlo, de manera que solo, acostado en la oscuridad, se dice a sí mismo:”Soy hombre muerto” En este momento tiene la abrumadora sensación de que sus horas están contadas. Todos hemos llegado a este punto en un momento determinado de nuestra vida cristiana. Si le ocurrió al mismo San Pablo, cuánto más a ti y a mí. Si queremos conocer el poder de Dios en nuestras vidas, si deseamos experimentar el poder de Jesucristo que vive dentro de nosotros por el Espíritu Santo, debe llegar

el momento en que pasemos por una circunstancia crítica. Debe llegar el momento en que ya no se nos da sólo por arreglar algunos asuntos aislados, sino que dejamos totalmente la vieja manera de vivir y nos abocamos a la nueva. Así lo expresó el apóstol Pablo (2 Corintios 1:810). Mi esposa me confesó que este momento de decisión en su vida llegó un verano cuando estaba trabajando como consejera en un campamento cristiano. Una de las razones para ello era encontrar un muchacho con quien casarse. Pues estar como consejera era algo adicional, una buena excusa. Patricia tenía una gran lucha en su interior. Camino al campamento visitó a un joven, creyendo que sería un buen candidato pero las cosas no funcionaron. Durante todo el verano, mientras trabajaba como consejera, tenía las antenas paradas, buscando sin cesar. No funcionó. Y en su corazón Patricia sabía que debía terminar todos sus planes y estrategias. Decidió abandonar esa actitud infantil, dejando de forzar la mano de Dios ya que todo podría terminar en un fatal error que potencialmente podía destruir el resto de

su vida. De manera que decidió estudiar en un instituto bíblico en vista de que quería ser misionera y deseaba dejar todo el asunto en manos de Dios. Ese mes de noviembre nos conocimos. Dios tenía un plan para nosotros dos. Y yo le estoy tan agradecido al Señor por ello. Es una decisión muy difícil. Cuántos hombres y mujeres han forzado la mano de Dios y se han casado con la persona equivocada, y algunos años después vieron las consecuencias: un corazón destrozado! Somos tan necios!.

Quebrantamiento radical Gálatas 2:20 ha sido uno de los versículos claves en mi vida. Estoy crucificado con Cristo. ¿Has decidido aceptar el hecho inobjetable de que estás crucificado con Cristo? ¿O aún tratas de vivir la vida cristiana en tus propias esfuerzas? ¿Todavía tratas de disfrutar de la vida a tu manera y por tus propios medios? ¿Intentas resolver por tus propias cuentas tus dificultades matrimoniales?. Dios quiere hacer algo nuevo y magnífico en tu vida. Hay quienes creen que un

matrimonio feliz es un matrimonio sin problemas. Totalmente irreal. Todos los matrimonios tienen sus momentos de turbulencia. El secreto es éste; si Cristo está en control y vivimos obedeciendo las Escrituras en el poder del Espíritu Santo, podemos vencer, amarnos y resolver los problemas con su poder (2 Corintios 5:14-15). Luchando con Dios En segundo lugar, Dios viene a pelear con Jacob hasta que él se rinda. Nota que Jacob estaba solo esa noche. Cada uno debe arreglar cuentas con Dios, a solas, de manera personal. Si eres rebelde, también tienes que vértelas con Dios… a solas. El lugar donde Jacob se rindió se llama Peniel, que significa “el rostro de Dios”. Jacob se encuentra cara a cara con Dios esa noche. También tú y todos nosotros cuanto más pronto, será mejor. El problema es tuyo, y debes solucionarlo. A solas con Dios”—Oh, Señor no puedo continuar de esta manera. Como dijo Jacob: A menos que me bendigas, no dejaré que te vayas”. Tal vez sientas que en tu interior estás luchando con Dios. Quizás te sientas destrozado. Y eso es

bueno, es necesario. Todos debemos llegar al punto en que nos sentimos exactamente como Jacob se sintió aquella noche. No puedo más. Me siento que me muero. He llegado al final de mis fuerzas. O me suicido… o me divorcio… tomaré alguna acción drástica. No puedo aguantar más. Ese es el fin del esfuerzo propio. Hay quienes experimentan neurastenia o gran depresión. De vez en cuando, cuando la situación está particularmente tensa, digo en forma de broma a uno de mis compañeros de Equipo” Voy a tomar un avión y durante el viaje me voy a dar el gusto de tener un ataque nervioso”. A veces la tensión es aguda y es común que hagamos esa broma. Pero para muchas personas, no es broma. Acuden a psiquiatras cuando en realidad la respuesta es….rendirse, entregarse. Según mi forma de ver las cosas, el propósito de la lucha es derribar al contrincante, sujetándolo hasta que diga rotundamente “Me rindo”. Hace tiempo uno de los miembros de nuestro Equipo era un peso pesado que había sido campeón de lucha en su universidad. Este aspecto de él no me entusiasmaba demasiado por cierto. Durante las

cruzadas, cuando tratábamos de descansar a la hora de la siesta, él venía corriendo y dando gritos se arrojaba con todo su peso sobre alguno de nosotros. Creía que todavía estaba en el ring, luchando. Trataba de sacarnos de la cama para luchar. Y como si eso fuera poco, pesaba 50 kilos más que yo. De modo que no me gustaba compartir mi habitación con él. Ahora bien, al margen de mis gustos, el objetivo de un luchador es tomar por la fuerza a su oponente hasta tirarlo al piso con la técnica adecuada y sujetarlo hasta que no pueda moverse y diga:”Me rindo” y se rinda. En una palabra la lucha acaba. Lo notable aquí es que Dios mismo vino a luchar con Jacob! Qué espectáculo en esa noche solitaria en el desierto! Otro aspecto interesante es que Jacob era un rebelde persistente. Luchó con Dios toda la noche. Una lucha asombrosa. Por último, cuando el sol comenzaba a salir en el horizonte, Dios dice a Jacob---Bueno Jacob, terminemos. Ya sale el sol.

Dios versus el ego

¿Pero qué tiene que ver esto con la vida de un cristiano victorioso? Jacob nos muestra los extremos de su rebelión con

Dios. Si te encontrases con Dios esta noche y él quisiera luchar contigo hasta dominarte y derribarte, ¿acaso le dirás”Señor haz de mí lo que quieras”?. No fue lo que hizo Jacob, ni tampoco lo que haríamos muchos de nosotros. Hay quienes luchan con Dios toda la vida. Hay quienes creen que “luchar con Dios” es una señal de sensibilidad del espíritu y profunda espiritualidad, pero a decir verdad, es una señal de autentica de rebelión y obstinación hacia Dios. Seguramente habrás escuchado decir”Estoy teniendo una contienda con Dios sobre tal tema de mi vida”. Y quien lo dice está convencido de que eso es ser verdaderamente espiritual. ¡Una batalla con Dios! Eso es señal de un tremendo ego. Una vez le pregunté a un predicador y consejero espiritual amigo mío, cómo hacía para ver más allá de las cortinas de humo, de las máscaras que se pone la gente incluso cuando atraviesan gran turbación.--¿Cómo haces para llegar al meollo del asunto y descubrir el problema? Luis—me contestó—En la vida sólo hay un problema real. Todos los otros son consecuencia del primero, una pantalla de humo. El problema número

uno es el ego. Trata de encontrar qué o quién está en control del ego, y sabrás la causa de todo lo demás. Eso es, precisamente lo que hecho en mis programas de televisión. Algunos críticos dicen—Palau no escucha, empieza a dar solución a los problemas antes que la gente haya terminado de darle detalles importantes del asunto. Es verdad, pero sucede que sigo ese principio. Todos los problemas que puedan tener una persona son el resultado de un ego no controlado por Jesucristo. Mirando a través de las pantallas de humo, las máscaras, y utilizando tu discernimiento para advertir las trampas de que se vale la gente para tratar de impresionarte, descubrirás que su problema tiene origen en un ego egoísta. Es mi caso, y el caso de todos los seres humanos.

Debes comenzar a cojear

Jacob no se da por vencido. Luchó con Dios toda la noche. Y de pronto “cuando el varón vio que no podía ganar la lucha, tocó a Jacob en la cadera y se la dislocó” (Génesis 32:25). Un solo toque de Dios lo puso fuera de combate. Dios sabía que éste era el remedio, y tenía que enseñar

una importante lección al rebelde. Tocó a Jacob en la cadera y se la dislocó. La lucha había terminado. El músculo de la cadera es probablemente el más fuerte de nuestro cuerpo. Y en tercer lugar, entonces, vemos aquí una figura del punto de mayor fuerza física en Jacob, lo que él siempre creyó su apoyo y confianza en tiempos de dificultades. Después de todo, ¿Qué hacía Jacob cuando estaba en aprietos? Corría y escapaba. Esa era la solución a todos sus problemas, correr inmediatamente. Debe de haber tenido una fuerza tremenda en sus piernas. Si viviera en este tiempo con mucha seguridad hubiera sido un gran corredor olímpico. De modo que el Señor seguramente dijo “Jacob, piensa que cuando se encuentre con Esaú, quizás en un momento de increíble fuerza humana podrá correr y escapar. Pero yo voy a tocarlo de manera que no pueda correr más”. Todos tenemos algún aspecto en el nos creemos muy fuerte. Sin embargo Pablo dijo: (2 Corintios 12:10). No nos gusta esa verdad. Dios tiene que permitir que lleguemos a callejón sin salida. Y en ese momento, cuando no podemos correr, ni huir, nos toca. A partir de ese momento

Jacob empieza a cojear, y cojearía por el resto de su vida. Nunca podría volver a caminar correctamente. No podría escapar de las situaciones apremiantes huyendo sin demora alguna. Y eso lo acercó al Señor. Tuvo que mirar hacia arriba y confiar en Dios. ¿Cuál es el aspecto en que por naturaleza te sientes fuerte? Ríndelo a Dios, ahora mismo. Llégate a El, diciendo “Señor, esto es algo de lo cual siempre me glorío”—ya sea secretamente o ante los demás. ¿Cuál es tu caso particular? Para algunos es su ingenio y rapidez mental. Son mejores que todos los demás hermanos de la iglesia. Para otros puede ser una lengua hábil. Si hay problemas, ellos los pueden solucionar. ¿Eres la clase de persona que puede convencer a los demás, hablándoles? Quizás digas: No te preocupes, yo me ocuparé…Convenceré a mi esposa… Ha de ser sencillo. Quizás sepas manejar comisiones “Déjame que organice una comisión y el asunto se resuelve” Y hablas con cada uno en forma individual, preparas el camino, y las cosas se hacen a su manera. Cuando es tiempo de que se reúna la comisión, ya los ha convencido individualmente, y la votación se hace de la manera en que lo habías

determinado. Así que regresas a casa, diciendo entre dientes “Siempre puedo lograrlo. Siempre” ¿Es ese tu punto fuerte?. Hay otros que se glorían en sus emociones. Pasan un maravilloso tiempo adorando a Dios, y se glorían. Pero he visto incontables casos de quienes cayeron en inmoralidad a pesar de que un momento se gloriaban de algo superlativo que llamaban “adoración”. Sucede que estas mismas personas están convencidas de que algarabía, emoción y entusiasmo son sinónimo de adoración. Se concentran en eso, y cuando son tentados, esa misma emoción les tiende una trampa que los hace rodar cuesta abajo. ¿Cuál es el punto fuerte en el que te apoyas cada vez que tienes un problema? También están los grandes pensadores. Cristianos consagrados “Escribo poesía y buena música, y paso tiempo meditando. No hablo demasiado pero pienso” Sin embargo cuando llegan las dificultades se cierran como ostras. Quieren solucionar sus problemas no hablando sobre los mismos, pensando que allí radica la fuerza que los lleva a la victoria. Cualquiera que sea tu punto fuerte. Dios ha de tocarlo (como lo hizo con la cadera de Jacob).

Debe hacerlo porque no estás descansado en su poder, sino en tus habilidades naturales. Y Dios no puede usarte de esa manera. El Señor nos dice: (2 Corintios 12:9). ¿Estás llegando al límite de tus fuerzas? Tal vez te digas:”Tengo que liberarme de este peso. No podré aguantar otra semana, ni siquiera otro día”. Quizás sea un problema familiar, y estés diciendo”Quiero empezar todo de nuevo”. ¿Acaso es una tentación sexual que te persigue? ¿Crees estar a punto de caer? No es suficiente confesarlo, tienes que comenzar un nuevo estilo de vida. Debes empezar a “cojear” en tu vida espiritual. Necesitas darte cuenta de que no pones lo que se requiere para vivir la vida cristiana. Sólo Jesucristo, tiene lo necesario, lo que tú necesitas. Cada uno de nosotros debe llegar al punto de crucificar el yo y orar a Dios “Señor, no quiero seguir los caminos de la carne. Quiero ser un hombre o una mujer de Dios”. Quiero vivir en santidad y en pureza. Es preciso que haya un quebranto radical y completo.

El mal olor indica que hay basura

No es suficiente arreglar la cuestión matrimonial, la tentación sexual o el problema particular. Tu vida toda debe

cambiar la premisa “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20). Esa es la clave. No es cuestión de rendirle al Señor la tentación sexual, luego el problema de la mentira, luego las luchas, y así sucesivamente. No, debes rendirte a Cristo diciendo: Señor, tócame en el área de mi vida en que lo necesito para que yo no sea yo tratando de vivir la vida cristiana, no ya yo intentando de vencer la tentación, sino Tú, Señor Jesús. Tú viviendo en mí, cumpliendo Tú voluntad en mi vida, mi hogar, mi ministerio y mi trabajo. Vivimos en tiempos particularmente difíciles, en especial en cuanto a la situación en el hogar y a las tentaciones sexuales. Si estás acostumbrado a leer libros y revistas que te estimulan sexualmente, hay que modificar por completo esa costumbre. Ese hábito puede llegar a arruinar la vida de una persona, incluso a su hogar. Yo no me creo un santurrón; tampoco un tonto ni un ciego, pero casi todas las revistas hoy día tienen al menos un artículo con claras sugerencias sexuales---a veces más que simples sugerencias ¡basura peligrosa!. No es preciso subirse a un camión de basura y revolcarse en la inmundicia para saber

que está lleno de basura, el olor indica claramente. Sin embargo hay cristianos convencidos de que con este tipo de lectura se mantienen al día con lo que sucede en el mundo, y se familiarizan con la suciedad. Un juego muy arriesgado. Ten cuidado. Es una mentira satánica. He hablado con muchas parejas que atraviesan por dificultades que se iniciaron cuando el esposo o la esposa comenzaron a llenarse la mente con esa clase de corrupción espiritual, sexual y moral. Sus mentes se infiltraron e intoxicaron con literatura sugestiva y barata. En uno u otro momento la mayoría hemos leído las exageraciones que pintan el sexo 20 veces más grande de lo que es o pudiera llegar a ser. Lees acerca de esos supermachos que pueden hacer en una noche lo que a un esposo le llevaría un mes. El resultado es que los hombres que leen esto creen que en su matrimonio, algo no va bien; creen que les falta algo. Y en realidad, todo no es más que una estratagema satánica. Quienes publican esos artículos quieren tu dinero y es el medio que Satanás utiliza para destruir tu hogar. Quizás alguien alegue que este es un tema de mal gusto entre cristianos decentes, pero te aseguro

que puede hacer pedazos tu hogar. Tal vez provengas de un hogar que ha sufrido separación. Hasta podría darse el caso de que tu padre haya dejado a tu madre, y que todo comenzó cuando él empezó a leer literatura viciada. Yo debo viajar en avión constantemente, y he llegado a la conclusión de que no hay tacho de basura más grande en el mundo que los quioscos de revistas y libros de bolsillos en los aeropuertos. He visto hombres adultos, ejecutivos de todo tipo, examinando con atención las estanterías. Compran uno, lo llevan consigo en el avión, y mientras lo leen no dejan que los demás vean la cubierta por que es un libro sucio y barato. Cuando llegan a su destino lo tiran a la basura, ya que no quieren que nadie los descubra leyendo tales bajezas, pero sus mentes ya están impregnadas de impurezas. Por otra parte, existe la filosofía tan de moda de que en la vida de soltero se goza de una maravillosa libertad. Y las cosas se pintan como un gran picnic, una gran fiesta sin límites. Si pudieras ver lo íntimo del corazón de quienes sostienen tal filosofía, caerías en la cuenta de que las personas son miserables, solitarias, vacías y egoístas

del mundo. No obstante los demás se tragan la historieta, creen las mentiras y están a punto de destrozar su hogar. ¿Rehúsas someterte a Dios y a Jesucristo? ¿Crees en serio que hallarás libertad una vez que dejes a tu esposa? Nunca serás libre. No olvides que Dios tolera el divorcio sólo cuando hay adulterio de por medio. Y luego también otro peligro. Son los jueguitos de la gente, como se suele decir en estos días. Me refiero al flirteo, aún en los así llamados círculos cristianos. Hombres que hacen insinuaciones amorosas a esposas ajenas. Mujeres que lo permiten. Esto termina por destruir el espíritu. No debes permitirlo en ti ni en la otra persona. Si un hombre flirtea con tu esposa, no vuelvas a recibirlo en tu casa. No es tu amigo sino tu enemigo. En ciertos círculos se ha puesto de moda—dicen está permitido. No es así. Dios nos exhorta (1 Pedro 1:16), (Mateo 5:8) y (Hebreos 12:14). Sin santidad no hemos de ver al Señor. Esto tiene dos significados 1) Sin nuestro manto de santidad indicando que estamos en Cristo Jesús, nadie puede entrar en la presencia del Dios de Justicia, 2) Sin santidad en nuestra vida, perdemos

la comunión diaria e íntima con nuestro amante Señor. Lo entristecemos. Perdemos el gozo de la salvación y su presencia en nuestra vida. Dejamos de disfrutar de su compañía constante. Nuestra relación con El cambia. Cuando lo aceptamos como salvador, como creyentes estamos eternamente en El. Pero sin embargo si no vivimos vidas santas, perderemos el gozo real de nuestra salvación. Por otro lado hay que mencionar la vestimenta femenina. Creo que hay mujeres cristianas que deben tener cuidado con la forma en que se visten. ¿Me llaman anticuado? Pues no lo soy. Recuerdo que hace tiempo estábamos con mi esposa y mis hijos en un supermercado. En diarios y periódicos leemos continuamente noticias sobre violaciones. No me sorprende que muchos hombres con mentes torcidas violen a mujeres, teniendo en cuenta cómo visten algunas, particularmente en el verano. Pareciera que estuviesen pidiendo que los hombres se aprovechen de ellas. Hay mujeres que con su manera de vestir hacen una invitación deliberada al pecador. ¿Creen que acaso eso no tienta a los hombres?. Yo me pregunto dónde está

el esposo de esa mujer. Cuando un hombre camina con su esposa que tiene medio cuerpo al descubierto, lo más seguro es que él mismo esté escondiendo algo. Creo que dicho marido expone a su mujer a la mirada codiciosa de otros hombres para acallar su propia conciencia. No me malinterpreten. Las mujeres pueden ser hermosa, atractivas, y una delicia para los ojos, pero sin llegar a provocar a otros hombres. Hace unos años conversaba con un joven que me dijo: Luis, las mujeres me vuelven loco. No sé, cómo vencer la tentación. Tiempo después este mismo muchacho vino a decirme “¿Sabe una cosa?” En los últimos dos años he tenido victoria total sobre este problema, y le quiero agradecer por decirme cómo hacerlo”. El primer paso hacia la victoria (y no simplemente para los problemas sexuales sino también para infinidad de otros aspecto) es decidir en lo profundo de tu corazón que cambiarás tus hábitos “Dios, quiero ser santo. Sé que no seré perfecto, pero puedo ser santo y lo seré”. Y quiero que Señor Jesús, el Hijo de Dios que vive en mí, me transforme en la persona santa que tú quieres que yo sea. “Señor, con tu

control podré vencer la tentación y así dejaré atrás mi vieja manera de vivir. Señor Jesús, voy a vivir a un nivel completamente distinto porque tendrás control de mi vida”. De manera que Dios tocó a Jacob allí en el punto donde Jacob se creía fuerte y lo dejó en una condición vulnerable por el resto de su vida. Pero desde ese momento Jacob se convirtió en un instrumento muy valioso en las manos de Dios. Dios cambió su nombre y ya no se llamó Jacob—el usurpador—sino Israel —el que prevalece con Dios (Génesis 35:910). La noche en que luchó con el Señor fue el comienzo de una nueva vida para Jacob. Así también sucedió en mi vida, aunque yo no luché con el Señor como lo hizo Jacob. Dios tuvo un encuentro conmigo en el instituto bíblico donde estaba estudiando, y comprendí que la clave era no yo sino Cristo viviendo en mí. Todos debemos llegar a ese momento de rendición total, tal como ocurrió con Jacob. En cuarto lugar, después de este incidente, Jacob tuvo altibajos, pero la suya fue una vida totalmente nueva. Fue una bendición para sus hijos. Fue una bendición para Faraón. Dio fruto, y se multiplicó; y a través de José todo el

mundo fue bendecido en gran manera. Jacob experimentó una transformación total. No fue un mero cambio de doctrina sino un cambio de vida. Desde ese momento ya no confió en su astucia de siempre ni en sus fuerzas, sino que puso su confianza en Dios. Su vida y todo su futuro fueron cambiados (Génesis 35:1115). Hay una hermosa imagen de Jacob cuando era anciano. José viene a él con sus dos niños, los nietos de Jacob. José se inclina con el rostro en tierra ante su padre, y el pide que bendiga a sus hijos. Y el anciano Jacob, ya al final de su vida, pone las manos sobre las cabezas de estos dos nietecitos y les da una magnífica bendición de Dios. Pensemos en José, postrado sobre su rostro (a pesar de ser el jefe del imperio Egipcio y del mundo entero), porque respetaba profundamente a su padre, porque su padre era un poderoso hombre de Dios. Pero Jacob nunca hubiera sido esa clase de persona en su ancianidad si Dios no lo hubiera tocado, quebrantado, y se hubiese convertido en el Señor de su vida. Si en tu alma has estado en pugna con Dios, luchando con el Señor, ruego en oración

que te detengas y digas: “Oh, Dios, no puedo más. Quiero morir a mi vieja manera de vivir. En verdad estoy crucificado con Cristo. Y no soy que vivo sino Cristo que vive en mí. De ahora en adelante, oh Señor, la vida que vivo en la carne la viviré confiando en el Hijo de Dios quien me amó y se dio a sí mismo por mí”.

Prefacio de la segunda parte

Pues bien, tal fue la vida de Jacob—130 años y la mayoría del tiempo sus propios planes. Es triste cuando pensamos en lo diferente que podría haber sido. Sin embargo, al estudiar la vida de su hijo José, veremos que fueron quizás los errores y experiencias de Jacob los que hicieron de José un hombre sensible a la voz divina. Y comenzó a obrar en la vida de este muchacho a temprana edad. ¿El resultado? José respondió de inmediato ¡Qué diferencia con su padre Jacob, que se resistía a la voluntad del Señor a cada paso del camino!. Dios comenzó a revelarse a José a través de esquemáticas pero vívidas imágenes de lo que sería su futuro. Por medio de sueños y visiones, José comenzó su ministerio que Dios tenía

para él. Creo que Dios le encanta hablarnos a través de las Escrituras, a través de un pastor o por medio de un amigo a quien respetamos mucho. Su propósito es darnos ciertas pautas de los planes que tiene para ti y para mí. Que hemos aceptado al Señor Jesús como salvador, ahora somos hijos de Dios y tenemos el poder del Cristo viviente en nuestra vida. Dios eligió a José, y José lo sabía, de modo que no hizo otra cosa que responder a Dios. Y al responderle, su vida fue coronada de éxito rotundo para gloria de Dios. ¿Has respondido al Señor? El te eligió y te llamó. José tuvo que enfrentarse con grandes crisis que afectaron su vida. La primera, y tal vez la más dramática fue haber sido arrojado a una cisterna por sus hermanos, y luego vendido como esclavo por sólo 20 piezas de plata. Y a pesar de ello, este hombre admirable al final de sus días pudo mirar atrás y refiriéndose precisamente a ese acto perverso decirles a sus hermanos (Génesis 50:20). Sí, Dios había elegido a José. José lo sabía, y vivió en victoria porque confió en el Dios viviente, en el Dios que es Dios, para usar las palabras de Deuteronomio 7:9. La vida de José fue una vida de triunfo constante

porque no vivió a su manera, según su propia voluntad, sino a la manera de Dios. Cuando Dios llama a un hombre o una mujer, es porque tiene un plan específico. Cuando El te llamó, te eligió te salvó, había dispuesto un plan que llevaría a cabo. Es emocionante. El mismo Señor te llamó y te recibió como hijo, desea hablarte y recordarte una antigua promesa, o quizás tenga un mensaje personal para ti. Considera entonces la vida de José, y pide a Dios que te ayude a oír su voz hablándote directamente al corazón, revelándote más de su maravillosa persona, y mostrándote ahora mismo parte del plan para tu vida.

Capitulo Seis Listo para huir Cuesta abajo La historia de José comienza con una pendiente cuesta abajo. Debido al favoritismo de Jacob, que en esencia daba a José derechos de primogenitura, el hijo de Raquel es envidiado y odiado por sus hermanos. Cuando se presenta la primera oportunidad, éstos planean una venganza. La Biblia relata el inicio del drama de esta manera (Génesis 37:23-28). Sin embargo este complot desesperado toma un

extraño rumbo cuando José llega a Egipto (Génesis 39:2-6). Vemos que los propósitos de Dios se llevaron a cabo aun cuando hubo detalles muy intrincados en la vida de José. Dios en su eterna soberanía tomó control de la vida del joven—José—dijo Dios—tengo grandes planes para contigo. Eres sólo un muchacho, pero escúchame. Te resultará difícil creer cuando te diga la manera en que voy a usarte. José—continuó Dios—por generaciones la gente hablará de ti y aprenderá de tu ejemplo. Si caminas conmigo como tus padres, Abraham, Isaac y aun Jacob (porque a pesar de sus errores, tu papá camina conmigo), no te imaginas todo lo que haré en tu vida. Otros podrán verte como simple adolecente; tus hermanos podrán reírse y llamarte “soñador” pero yo voy a usarte. Dios había permitido que José fuese vendido en esclavitud por 20 piezas de plata, que en realidad era un precio absurdo porque el precio legítimo de un esclavo era de 30 piezas de plata prácticamente lo regalaron. Pero la mano de Dios estaba sobre él. En el Nuevo Testamento el apóstol Pablo repite esta idea de forma extraordinaria (1 Corintios

2:9). Es maravilloso ver a Dios actuando en una forma tan activa en la vida de este joven.

Dios en todos los niveles Había muchas cosas de las que Dios debía hacerse cargo, por ejemplo el imperio egipcio y su pueblo elegido; y aun así su corazón estaba en este muchacho José de manera muy especial. Uno de los muchos valores del Antiguo Testamento es que en relatos sencillos vemos cómo Dios se mueve y actúa en varios niveles al mismo tiempo del modo más natural y conveniente. Puede estar obrando con Faraón al más alto nivel político, con el viejo Jacob en otro nivel, con los hijos de Jacob por un lado y con José por el otro. No hay restricciones para Dios. El es omnisciente, omnipotente y omnipresente. Estos atributos divinos constituyen lo que los teólogos llaman” el gobierno de Dios” detrás del telón El claramente gobierna los hilos de la historia de la humanidad. En nuestros días su forma de actuar es la misma. Hace su obra con los distintos presidentes y con las potencias mundiales, al mismo tiempo obra individualmente contigo y conmigo. Es emocionante leer el Antiguo Testamento y comenzar a entender por qué y cómo Dios puede operar en esos distintos

niveles en forma simultánea y aun así llevar a cabo su objetivo. A pesar del torcido comportamiento humano e incluso hasta utilizando tal comportamiento sea la persona un adolecente o el mismo Faraón—Dios cumplen su propósito usando todas circunstancia para su gloria. Cuando una persona es rebelde en su corazón, rebelde contra Dios y rebelde contra la autoridad de la Biblia como Palabra de Dios, pondrá excusas como: No puedo entender cómo en el Antiguo Testamento Dios pudo haber ordenado a los israelitas que masacraran a tantos hombres, mujeres y niños… Es espantoso y aterrador. ¿Cómo Dios pudo haber hecho tal cosa? No puedo aceptarlo. Cuando alguien habla de esta manera demuestra inmadurez espiritual. Quien resiste a Dios no quiere considerar la revelación como un todo para ver que Dios es Dios. La respuesta es que Dios permitió que toda esa gente fuese matada. El sabe por qué lo hizo. Entre otras razones, esos pueblos probablemente tenían enfermedades venéreas. Además eran idólatras incorregible y criminales. Dios sabe lo que se hace. Cuando Dios actúa y opera en distinto niveles, podemos poner en El toda nuestra confianza. Nunca debemos cuestionar con incredulidad lo que Dios hace o permite que suceda en la historia o en nuestras vidas. Trata

de indagar, de manera de entender sus caminos. Eso está bien. Pero la incredulidad que tiene en menos la sabiduría de Dios ya es terreno peligroso. Necesitamos examinar nuestra actitud para con los propósitos divinos. Debemos decir” Creo y confío en Ti, Señor. Ayúdame a entender tus caminos”. Pero nunca digamos” No puedo creer ni entender, así que dime porqué hiciste esto”.

El señor estaba con él José era un esclavo próspero (Génesis 39:2). La mayoría de los eruditos bíblicos concuerdan en que el amo de José era probablemente la mano derecha de Faraón, tal vez el jefe de su guardia personal—siempre un puesto de gran jerarquía, en especial en aquel tiempo. De manera que el joven José, a pesar de ser esclavo, ostentaba una posición de autoridad cerca de uno de los más altos dignatarios del gobierno Egipcio y le iba muy bien. ¿Cuál era el secreto? Muy simple: Una persona que tiene a Dios en el centro de su vida, siempre es una persona próspera. En este capítulo ocho veces se reafirma la presencia de Dios en la vida de José. ¿Quién de nosotros no desea tener éxito y prosperidad en todos los ámbitos de nuestra vida? Yo sí. Y por la gracia de Dios también puede ser una realidad en tu vida porque el Señor está contigo. Y lo mismo

es cierto en cuanto a todos los creyentes. No es un privilegio limitado a unos pocos. Tú puedes triunfar y prosperar al margen de las circunstancias difíciles que estés atravesando. Nunca olvides. En ese momento José era sólo un esclavo, pero un esclavo que conoció el éxito. Si quieres triunfar y tener prosperidad, el secreto está en la presencia del Dios viviente actuando en tu vida cada día. ¿Está el Señor obrando en tu vida, o acaso estás dominado por la carne? Es una pregunta crucial. José prosperaba porque “Dios estaba con él”. Alguien podría alegar—Bueno, pero el Señor está con cada creyente. Es verdad, pero en este pasaje esas palabras significan más que el hecho de que el Señor está con todos nosotros en un sentido general. Significan que Dios estaba con José de una manera muy particular porqué José caminaba con el Señor (Juan 15:5). Aquí hay un principio íntimamente relacionado que es fundamental en acción. Debe haber algo recíproco. El Señor está contigo y tú le respondes. Es sólo entonces que podrá afirmarse:”El Señor está actuando en la vida de esa persona”. Dios prosperaba al joven José en las más altas esferas de la vida egipcia. El Señor lo estaba entrenando y preparando para el gran trabajo que le encomendaría más de diez años después. José era un esclavo en

tierra extranjera, no conocía el idioma y bien podría haber sido tratado como un perro. Pero no fue el caso. Llegó a la cumbre con todo éxito imaginable (Isaías 41:10). Estas palabras no habían sido escritas aún en los días de José, pero me agrada pensar que el Señor susurró estas mismas palabras al corazón del muchacho. No sé cuál es tu situación particular. Tal vez estés pasando por un momento turbulento inesperado. Recuerdo hace años atrás que uno de los miembros de nuestro Equipo dejó su trabajo por nosotros, no porque hubiera un problema sino porque fue tiempo de Dios para esa importante decisión. Era un músico que nos ayudaba en las cruzadas. A medida que se acercaba el tiempo de su partida, en mí interior yo me sentía desesperado. No podía imaginarme sentado en la plataforma sin tener en nosotros a ese hombre de Dios, que era un gran amigo. Me parecía el fin del ministerio. Recuerdo que estábamos en Guatemala, y yo me sentía inquieto y angustiado. Llegué a pensar que estábamos terminados como Equipo. Esa semana, mientras hacía memorización bíblica tuve que aprender Isaías 41:10. Debí repetírmelo ciento de veces y al final tuve paz. Y Dios ha bendecido a nuestro Equipo de una manera tremenda, utilizándonos en pueblos, ciudades, países, y ahora en

continentes enteros. Tal vez estés atravesando una situación similar a la del joven José. Quizás a los ojos de otros no sea un asunto de vida o muerte, pero a ti te parece insuperable. El Señor te promete”No temas, porque yo estoy contigo”.

Privilegio puesto a prueba Ese era el secreto del éxito de José: La presencia de Dios prometida y real, y la bendición divina en tu vida. Cuando José empezó a prosperar, pudo haber pensado: Por fin he triunfado ampliamente en esta cuestión de la esclavitud. Ahora estoy a cargo de este lugar, y voy a perseverar en este puesto. Soy administrador de las propiedades y bienes de uno de los hombres más importante del país. Actuaré con mucha cautela y aquí me quedaré. Mis hermanos creyeron que me habían hecho mal, pero mírenme ahora. El Señor ha honrado mi fe. Y de pronto, cuando todo parecía ir de maravillas para José, aparece una tremenda tentación, la tentación de la esposa de su amo (Génesis 39:6-19). José era “de hermoso semblante y bella presencia”. Un muchacho bien parecido. Todos somos “de hermoso semblante y bella presencia”—

para alguien. Pero Dios fue fiel y libró a José de esta tentación y de la misma manera podemos confiar en que El nos dará el medio para escapar de la tentación. La divina promesa dada hace 2000 años aún tiene vigencia (1 Corintios 10:13). En cuanto a la mujer de su amo hallamos varias características sobresalientes que condenan su forma de actuar: Codiciosa: En primer lugar: “puso sus ojos” en José (v.7) comenzó a codiciarlo. Aunque la codicia empieza en el corazón, vez tras vez en la Biblia el Señor enfatiza la importancia de la mirada. Para muchos la codicia se inicia precisamente allí. La tentación tiene su origen en nuestro ser interior, pero lo primero que se advierte es algo que llama la atención a nuestros ojos. Desvergonzada: En segundo lugar, la mujer era una desvergonzada. Dijo a José: “Duerme conmigo” (v.7). No fue sutil. La pasión, en contraste con el amor, es desvergonzada. Puede parecer amor, pero fuera del matrimonio no tiene cabida. Persistente-sagaz: En tercer lugar, la mujer fue persistente. Día a día acosaba a José con sus

demandas. En cuarto lugar, era sagaz. Leemos que llamó a José “para acostarse al lado de ella, para estar con ella” (v.7). Comprendía que José no iba a caer en una tentación sexual directa. De manera que su salida fue decirle “Y bueno, si es que eres tan exagerado y moralista, estemos juntos mientras mi esposo está de viaje. Eso no puede ser malo”. Recuerdo haber visto un libro titulado “Juegos que juega la gente”. Hace tiempo en una revista leí un artículo titulado “Juegos inocente que juega la gente”. Sin embargo, los jueguitos allí descrito no tenían nada de inocentes. Eran juegos sucios, muy comunes hoy día en nuestra sociedad. Todos los flirteos que vemos en las fiestas y reuniones sociales---las insinuaciones indiscretas, los roces “casuales”—se aceptan como normales. Y esto no sólo sucede a nivel secular, sino también está contaminando los encuentros entre cristianos. Hombres en la iglesia hacen proposiciones deshonesta a las mujeres de la iglesia, aunque en apariencia la proposición parezca inocente. Cosas tales como: ¿La puedo acompañar hasta su casa? ¿Tomamos un café?. En este asunto de la inmoralidad,

hay dos viejos trucos que los hombres usan con las mujeres. Con muchachas jóvenes, el viejo engaño es cuando el novio le pregunta: ¿Me quieres?—si ella contesta. Entonces el pide que se lo demuestre. Miles de jóvenes ingenuas han caído en la inmoralidad siguiendo ese razonamiento. Y sigue sucediendo vez tras vez. Incluso en nuestra era de sofisticación las mujeres siguen cayendo en la misma trampa. Y por otro lado está el engañoso truco al que sucumben muchas mujeres casadas en un momento de debilidad. Se encuentran con el viejo amigo de la juventud, quien galantemente dice “Cristina, qué alegría y qué sorpresa. Estás espléndida. No has cambiado en absoluto desde que te vi por última vez en la secundaria” ¿Es una broma? ¿Quién puede creer semejante cosa después de veinte años y cuatros hijos?. Pero quién tiene motivos adicionales a una simple galantería, sabe que esta treta funciona a las mil maravillas. Es un comentario que hace bien a la vanidad femenina, y muchas mujeres creen estas mentiras baratas. Algo muy dentro de nosotros ansía creer mentira de Satanás tales como: “Hace años que tu esposo no te

dice una palabra en cuanto a lo hermosa que estás, Cristina. Y sin embargo este viejo amigo es lo primero que menciona luego de veinte años. ¿Acaso no podría ser el verdadero amor que has estado buscando por tanto tiempo?. Maquinadora: Y en quinto lugar, la esposa de Potifar era maquinadora. Después de haber esperado meses quizás, por fin encontró el momento perfecto (Génesis 39:11-12). Tal vez haya planeado todo de manera que en la casa sólo estuvieran ellos dos. Así que fue a José, lo tomó de las ropas y lo abrazó —una mujer desesperadamente apasionada y egoísta. No era amor, aun cuando incluso hoy a la pasión se le llama “amor”. Es por eso que hasta hogares cristianos se están haciendo pedazos. ¿Cuáles son los razones? Muchas, pero a menudo una pasión maquinadora tiene mucho que ver, y en repetidas ocasiones es el último golpe, el golpe de gracia. Amor: Hoy sí, mañana no. José resistió la prueba, que en realidad le ayudó a convertirse en el joven triunfante que Dios deseaba que fuera. Hay que tener sumo cuidado con las artimañas y mentiras del diablo que nos hacen creer

que pasión es equivalente a amor; que porque te pones nervioso, inquieto y te entusiasmas al conocer a una persona, eso es señal de amor, y que porque “es amor” existe el derecho a la intimidad sexual. No es amor, y tal derecho no existe. Aquí tenemos la prueba de ello: En el momento en que José rechaza a la mujer, el así llamado “amor” se convierte en profundo odio. La pasión se transforma en un desesperado deseo de destruir a José. En muchas ocasiones la pasión es precisamente odio o un tremendo egoísmo disfrazado de amor, usando la palabra “Amor” como excusa.

Las defensas de José

José se protegió de la tentación de varias maneras, y la Escritura revela cuáles fueron. En el versículo 8 leemos “él no quiso” En esencia José estaba diciendo:”Mi espíritu hace que me niegue” En el Nuevo Testamento se nos recuerda (Gálatas 2:20). Rechazo: “Estoy crucificado” Cuando nos enfrentamos a estas cuestiones de tentación sexual y flirteo, creo que como José debemos llevar todo a los pies de la cruz de Cristo diciendo: “Señor Jesús, aquí

te presento este problema. Sería hipócrita y necio si lo negara. Soy tentado. A veces me asalta la tentación, y está es una de esas veces. Pero quiero arreglar este asunto en mi interior, Señor. Quiero rechazar tanto mental como físicamente todo lo relacionado con jueguitos sexuales, y hasta el flirteo a distancia. Quiero solucionar esta cuestión de manera radical”. Todos tenemos que ocuparnos de resolver esta tentación, y cuanto más pronto lo hagamos, tanto mejor será. Una vez que el asunto está arreglado, una vez que ha tenido lugar la crucifixión del yo, no significa que nunca más has de ser tentado. Pero cuando la tentación vuelva, la decisión íntima que hicimos al pie de la cruz hará las cosas más fáciles. Aunque la tentación se nos presente en la forma más atractiva y llamativa, puedes considerar que ya está resuelta a la sombra de la cruz. Lealtad: En segundo lugar, lo que dice José en otras palabras es “Estaría siendo desleal” (vv.8-9) “Mi amo confía en mí en todo lo relacionado con su hacienda; él me ha

dado toda su autoridad. No me ha prohibido ninguna cosa, salvo tú porque eres su esposa”. Sentido común: En tercer lugar, José dice a la mujer” No me perteneces. Eres su mujer, no la mía”. Ahora bien, un joven tal vez podría argumentar “No, claro que no es mi esposa, pero tampoco es la esposa de ningún otro hombre, es soltera”. El Señor tiene una persona para ti, y ésa es la única persona que te pertenece. Y tú perteneces a esa persona. De manera que este razonamiento de José también es válido para dos personas solteras. José solucionó el problema en forma intelectual, utilizando el sentido común. Dios nos ayuda a vencer la tentación sexual haciendo claro el problema en nuestra mente. Es cierto que no estamos exentos del deseo, y la tentación pero según la Biblia podemos manejar la cuestión intelectualmente “Ella (o él) no me pertenece”. Por lo tanto es asunto terminado. Honestidad: José exclama con respecto a su amo “¿Cómo podría yo hacerle una maldad tan grande como ésta?” (v.9). Un mensaje

muy claro. Maldad. Las relaciones sexuales fuera de los límites del matrimonio constituyen sin duda alguna una gran maldad, es decir pecado. No son jueguitos sin importancia. Este es, sin duda, uno de los motivos que ésta causando la destrucción de nuestra sociedad. Si piensas que tales aventuras amorosas no tienen trascendencia, considera los efectos que está teniendo en el mundo. La mayoría de los países son pobres y cuentan con un elevado porcentaje de población ilegítima (en algunos casos hasta el 70%). Como resultado de la inmoralidad sexual, hay un terrible sentido de insatisfacción y vacío en la estructura social. No hay excepción a esta regla. Al margen de la educación, desarrollo cultural, poder económico e influencia religiosa de una sociedad, habrá sufrimiento indecible e infinidad de problemas en razón de la inmoralidad sexual. No podemos cerrar los ojos a la realidad, diciendo: Es una cuestión secundaria. Comes, tomas una copa, lo haces y lo olvidas. No, no te olvidas. La inmoralidad constituye un grave pecado. José reconoció el hecho de que era pecado contra Dios. Con toda seguridad que José

fue poderosamente tentado como cualquier otro en la misma circunstancia. Pero arregló la situación de manera espiritual y a la vez con su razonamiento intelectual. Solucionó las cosas con el Señor: Está mal. Es pecado. No me perteneces. No quiero hacerlo. Olvídalo mujer. Apuntar a lo mejor Por otra parte, José también fue práctico. Cuando se dio cuenta de que esta mujer haría todo lo que estuviera a su alcance para atraparlo, estuvo listo para huir y huyó. La Biblia nos advierte (2 Timoteo 2:22). Si hay alguien por quien te sientes tentado—amigo, conocido, sea quien fuere---aléjate de esa persona de una vez y para siempre. No basta con decir—Lo comentaré con mi esposo. Voy a orar. Pero ¿Qué otra cosa puedo hacer?. Recuerdo haber aconsejado a una dama cristiana, una persona muy capaz y activa en una iglesia cristiana evangélica. Había comenzado a trabajar en una escuela donde uno de sus colegas empezó a hacerle insinuaciones amorosas. Ella se sorprendió, le comentó a su esposo y ambos oraron por el asunto. Su esposo le dijo que cuando él era tentado,

simplemente sacaba una fotografía de ella y los niños, y se decía:”Soy casado”. Amo a mi esposa. Hay que desechar la tentación. El colega hizo otra insinuación y la mujer contestó: Le he contado a mi esposo. Esto te puede crear dificultades, así que termina de una vez. Cuando el hombre insistió por tercera vez, ella cedió y cometió inmoralidad, no una sola vez sino dos. Luego ella me confesó: No me siento culpable por lo ocurrido. Sé que está mal. Pero no tengo remordimiento, y eso me preocupa. No fue suficiente con decirle al esposo. En mi opinión ella debió haber dejado el trabajo y huido, como hizo José. Si permaneces donde sabes que hay una tentación latente alrededor de ti, donde sabes que te enfrentas a debilidades, corres demasiado riesgos. José dejó todo y huyó.

Hay esperanza Dios nos exhorta: (Filipenses 4:8). Todo comienza en la mente, con nuestro pensamiento. De manera que si nuestros pensamientos son limpios, es mucho más difícil que Satanás o las tentaciones ganen terreno “Todo lo puro… en esto pensad”. Hoy es fácil tener acceso a revistas o libros sucios y baratos. La literatura

corrupta está al alcance de la mano. Muchas publicaciones femeninas están llenas de material provocativo y sugerente. Lo mismo sucede con los programas de televisión. Hasta las revistas informativas están inundadas de corrupción. Por lo tanto creo que todos los que amamos al Señor necesitamos que la mente de Cristo esté en acción en nuestra vida. La Biblia afirma: “Nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16). La mente de Cristo es una mente pura. Si nos mantenemos apartados de influencias que dañan y corrompen, no hay necesidad de temer ni preocuparse de que hemos de tropezar o caer en tentación. Y no sólo tenemos la mente de Cristo sino que también contamos con el poder de Cristo. Cuando la mente y el poder de Cristo se activan y están obrando en nosotros, tenemos la victoria segura sobre la tentación de manera constante. Es una promesa incuestionable (Filipenses 4:13). Si por otro lado permitimos que nuestras mentes se suturen de pensamientos impuros, si llenamos nuestras mentes con basura, no sólo comenzaremos a fantasear sino que haremos flaquear nuestra

voluntad. Lentamente, casi sin darnos cuenta, iremos debilitando en esta área crucial. No es fácil referirse al tema, pero siento una gran carga en mi corazón por aquellos que caen en pecado y luego se divorcian. Ocurre continuamente a nuestro alrededor. Por lo tanto, los pasos que dio José son los mismos pasos que debemos dar nosotros: 1) en nuestro espíritu— estamos crucificados en la presencia del Señor; 2) en nuestro intelecto--solucionamos el problema de una vez por todas, recordando que nadie me pertenece con excepción mi cónyuge; y 3) en nuestra voluntad—huimos con determinación firme. Es entonces que obtendremos la victoria.

Capitulo Siete Preparado para la prueba

Norman Grubb, un escritor a quien respeto mucho muchísimos dice en uno de sus libros que todos los personajes bíblicos en algún momento de sus vidas tuvieron que ser probados por el Señor, tanto en su cuerpo, en su alma como en su espíritu. Una vez que la persona pasaba la prueba en cada una de esas áreas, entonces estaba realmente lista para ser un poderoso instrumento en las manos de

Dios. José fue probado en el cuerpo y triunfó. Venció la tentación con el poder de la presencia de Dios en él. Cuando la esposa de su amo se entregó a él e hizo tan fácil las circunstancias para que cometiese inmoralidad, José pudo decir NO al pecado. Venció porque Dios estaba con él y todo el poder de Dios estaba obrando en su vida. Luego vemos que José es sometido a prueba tanto en su fe como en su intelecto—es decir en su alma. Su intelecto, sus emociones y su voluntad tenían que pasar por la prueba. Iba a ser usado poderosamente por Dios para impartir “ríos de bendiciones” sobre l pueblo de Israel, sobre Egipto y sobre el mundo entero. Cuando Dios eligió a José, tenía en mente un plan de alcance mundial, pero antes de usar a José debía probarlo al máximo, de manera que su fe se hiciera más sólida e indestructible. Todos nosotros, particularmente los que tuvimos la bendición y el privilegio de ser alcanzados por el Señor cuando éramos niños, tenemos que atravesar por distintas pruebas que Dios nos envía. No nos gusta. No creo que a un ser humano normal le agrade pasar por pruebas. La Biblia declara enfáticamente (Hebreos 12:11).

No hay alternativas. El Señor debe colocarnos a prueba. Años más tarde, al meditar cautelosamente en lo ocurrido en nuestra vida, podremos contar maravillosas experiencia de las grandes obras de Dios a nuestro favor. Pero mientras estamos siendo probados, se nos hace difícil razonar con inteligencia sobre los tratos de Dios para con nuestra vida. Le sucedió hasta el mismo Jesús. “! Aun Jesús, el Hijo de Dios, tuvo que aprender por experiencia lo que es obedecer cuando la obediencia implica sufrimiento!” (Hebreos 5:8). En los salmos encontramos referencias a José (Salmos 105:12-22).

El favorito otra vez prisionero La mujer de su amo se convirtió en su enemiga ya que se sintió insultada por José cuando éste la rechazó. Ella decidió tomar venganza y el joven terminó en la cárcel (Génesis 39:19-23). ¿No es maravilloso? El Señor prosperaba a José hasta en la cárcel. Dios le hace increíble revelaciones, le otorga responsabilidades fuera de lo común, y luego permite que pase por pruebas tremendas. Todo comienza con los sueños de gloria y poderío; pero inmediatamente

es vendido como esclavo. ¡Qué contraste! Luego se convierte en el administrador de la casa del asistente del Faraón, pero recibe falsas acusaciones. Además vence la tentación en el poder de Dios, y ¿Cuál es el resultado? Una prisión inmunda. Después, como veremos más adelante, interpreta los sueños de su compañero de prisión, un importante siervo de Faraón, pero en cuanto el hombre sale de prisión, se olvida de José.

¿No podrías elegir a otro para variar? A este joven le debe haber resultado terriblemente difícil lo que Dios estaba tratando de hacer en su vida. En la obra EL VIOLINISTA EN EL TEJADO, el protagonista principal, al hablar sobre los judíos que eran tan maltratados, mira hacia el cielo y dice:--Señor, yo sé que somos tu pueblo elegido. Y luego considerando todos los problemas y persecuciones agrega con su ruego:-¿No podrías elegir a otro, para variar?. A veces los hijos de Dios atraviesan pruebas y tribulaciones. Y tal vez se sientan tentados a decir:--Si soy uno de los elegidos, ¿cómo sería entonces si no lo fuera? ¿Por qué tengo que atravesar por

todo esto?. Ahora bien, mientras gozamos de buena salud y todo va bien, no se nos ocurre pensar tal cosa. Pero cuando debemos enfrentar la muerte o una grave enfermedad en nosotros o nuestros seres queridos, o cuando quedamos en la bancarrota, pareciera que de inmediato perdiéramos el gozo. Olvidamos las promesas y enseguida miramos al cielo, preguntando:--¿Y, Señor? ¿Qué ha sucedido con todas tus promesas?. No debemos olvidar los atributos de Dios. Dios es un Dios que está en control del universo. Dios gobierna el mundo. A veces no lo pareciera, pero es un hecho inobjetable. Y cuando prevalecen las guerras y la persecución, tal vez nos preguntemos si Dios sigue siendo soberano. Tengamos la seguridad de que El está en control de las cosas. No hay fuerza opositora que pueda interponerse con los planes divinos. El es supremo y nada ni nadie puede contra El. La envidia, el odio, el exilio y la esclavitud sólo contribuyeron a que se cumpliesen los propósitos de Dios en la vida de José. Los hermanos de José pensaron:--Si, acá viene el soñador. Librémonos de él y veamos

qué pasa con sus sueños de grandeza. En sus mentes carnales se dijeron:--Vamos a destruir los planes que Dios tiene para él.

Extraño camino al trono

La esclavitud llevó a José un paso más cerca del trono de Egipto. Fue una extraña manera de llegar a la eminencia, pero fue el plan de Dios para José. El Señor tenía un propósito muy especial, una experiencia inigualable. Y Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Así bien lo expresa Bill Bright, de Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, en las CUATROS LEYES ESPIRITUALES: “Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida”. Para cada uno de nosotros—hombre, mujer, joven, niño—Dios tiene algo especial, una tarea, un ministerio que será lo mejor para nosotros si caminamos cerca del Señor y estamos atentos a su voz. Dice Dios (Jeremías 29:11). Podemos tener la certeza de que Dios tiene un plan singular para cada uno. El así lo promete. En Génesis capítulo 15, el Señor había profetizado a Abraham y a sus descendientes que serían esclavos en un país extranjero, y que después de 400 años El los sacaría de allí con riquezas. De

manera que a través de José Dios estaba llevando a cabo detalles del pacto hecho con Abraham décadas atrás. Estaba comenzando a cumplir sus propósitos, permitiendo que este adolescente fuese vendido como esclavo y llevado a Egipto. Si somos honestos, la mayoría debemos admitir que cuando éramos más jóvenes soñábamos con llegar a la cumbre. Mis hijos soñaban con ser grandes jugadores de fútbol. Yo sinceramente nunca creí que sucedería, pero ellos seguían soñando. Luego cambiaron su meta y decidieron que ser convertirían en músicos cristianos famosos, deseaban cantar para el Señor. Después modificaron sus metas. El hecho es que siempre soñaron grandes sueños. Yo creo que es propio que soñemos porque Dios el Señor tiene para cada uno una experiencia cumbre, un ministerio que quiere llevar a cabo por nuestro intermedio.

Un lugar para todos Conocemos una pareja que vive en un pequeño pueblo de unos 1000 habitantes, y Dios ha usado a este matrimonio para alcanzar a muchísima gente. Hemos oído testimonios de drogadictos que fueron liberados de la droga a través del

ministerio de estos amigos míos. Recuerdo el caso de una pareja que todos los domingos viajaban 80 kilómetros para poder asistir a las reuniones en esta pequeña iglesia pueblerina. La vida de estos amigos siempre ha sido un tremendo ejemplo para mí, recordándome cómo Dios puede usar vidas que están totalmente consagradas a El. En un pequeño pueblo ellos están cumpliendo con el cometido que Dios les señaló, y es asombroso ver lo que sucede en este sitio para la gloria de Dios. El Señor tiene un lugar y una tarea especial para casa uno de nosotros. Cuando descubrimos cuál es el lugar y cuál es la tarea, El empieza a obrar a través de nosotros (Santiago 4:610). José tuvo grandes sueños que el Señor le dio—no sueños carnales sino dados por el Señor. Sin embargo, Dios lo envió en esclavitud. Seguramente fue muy difícil para José, tanto intelectual como espiritualmente, aceptar las circunstancias, ser acusado por una mujer apasionada y lasciva, y luego sentenciado a prisión. Pero el Señor estaba con José, quien se humilló ante Dios y a su debido tiempo fue exaltado por Dios. Tale vez hace tiempo el Señor te haya dado una

visión, y no obstante pareciera que esa visión nunca ha de cristalizarse en tu vida. Tal vez José se repitiera lo mismo vez tras vez. Fueron largos meses en la cárcel. El tiempo pasaba y nada sucedía. La tentación hubiera sido decir: Señor, ¿qué es lo que pasa? Mis hermanos me odian. Me vendieron como esclavo. ¿Y los sueños me que distes? ¿Fueron simplemente promesas que imaginé?. Sin embargo Dios gobierna el mundo. Dios es supremo (Salmos 2:4), y acerca de El se ha escrito (Salmos 76:10). Y en cuanto a nuestros enemigos y a las situaciones que parecieran estar en contra de los designios de divinos, Dios puede utilizar todo para cumplir su voluntad. Dios sentado en su trono sonríe al contemplar cuán frenético es el vivir de sus enemigos. El Señor no se inmuta ni se confunde por los enemigos de su causa; tampoco se intimida cuando nosotros debemos pasar por pruebas, tribulación y oposición de parte de sus enemigos. En realidad El se ríe de sus enemigos. Las Escrituras señalan que hasta la ira del hombre resulta en alabanza a Dios. El puede tomar la obra de sus enemigos, y transformarla

completamente para su gloria. Es maravilloso.

¿Es necesario todo esto? Pero qué confusión para José. ¿Puedes imaginarte lo que cruzaba por su mente cuando era un esclavo, y luego en prisión?--- ¿Y, Señor? ¿Adónde han ido todos aquellos maravillosos sueños? ¿Qué sucedió? Aquí estoy, en esta sucia cárcel, y me habías dicho que todos se postrarían ante mí. Me dijiste que hasta las estrellas, el sol y la luna se inclinarían ante mí. ¿Qué estoy haciendo, entonces, en esta prisión?. Seguramente fue muy duro para él y también a nosotros nos resulta difícil cuando las cosas no van como creemos que debieran ir. Hace varios años estábamos haciendo preparativos para ministrar en España. La situación era desalentadora. No había dinero. Tuve que ir a España sin los compañeros del Equipo a quienes tanto necesitaba para las reuniones. No pudimos comprar parte del material indispensable ni tampoco pudimos pagar ciertos gastos que creíamos que debían correr por nuestra cuenta en España. A pesar de todo, cuando llegamos nos dimos cuenta de que el Señor había permitido las cosas. Al

margen de que las circunstancias no sucedieron de la manera en que nosotros pensábamos, fuimos testigos de un gran triunfo para su gloria en España. Una vez allí comprendí que haber llevado al director de canto hubiera sido una pérdida de dinero ya que en el teatro no se nos permitía cantar. Y de otras muchas maneras Dios mostró que El estaba actuando y tenía control sobre las situaciones. Nos dio una tremenda victoria. Para sorpresa, miembros del parlamento español vinieron a la cruzada. Importantes funcionarios del gobierno asistieron y escucharon el mensaje del evangelio. En resumen, fui a España con una carga en el corazón, solo y desalentado. Pero el Señor lo sabía todo y era soberano sobre todo. De la misma manera, también tú puedes experimentar esta realidad. Las pruebas del joven José en la cárcel tenían como objetivos convertirlo en un hombre. El había sido el favorito de su padre, siempre tratado de manera especial. Tal vez José fuera un tanto indisciplinado y hasta consentido. Aunque el potencial estaba latente, el Señor tuvo que permitir que fuera a prisión para que saliera de allí no un niño

consentido sino un hombre maduro y responsable.

Se necesitan hombres con temple de acero

Hoy día necesitamos cristianos fuertes en el cuerpo de Cristo. La Biblia exhorta (1 Corintios 16:13). La iglesia de Cristo necesita hombres de verdad. Todos debemos ser convertidos en hombres y mujeres de Dios fuertes, y para ello debemos pasar por problemas, tribulaciones y experimentar esperanzas que se demoran. Y Dios, quien es fiel, permitirá que atravesemos por experiencias que han de transformarnos en verdadero adultos y no en niños grandulones. Por naturaleza yo soy una persona activa. Me gusta hacer las cosas rápidamente y a mi manera. Me resulta insoportable cuando la gente---quienquiera que sea--se interpone en mi camino. Si alguien lo hace, tengo la tendencia a exasperarme sobremanera y asustar a las personas, hasta que al fin digan “Dejen el camino libre a Luis para que pueda actuar” No es fácil para mí entender que el tiempo de Dios es mejor que el mío y que la voluntad del Señor, es

mejor que la mía. Pero lo cierto es que el Señor es plenamente capaz de llevar a cabo sus propósitos sin ayuda de mis esfuerzos carnales. En nuestra época ésta es una reacción muy normal. Por su parte, tal vez José haya tenido esta tendencia. Pero Dios sabía que se acercaban años de hambre, de manera que tuvo que hacer de José un hombre con temple de acero. El Señor es omnisciente y sabe cosas que nosotros ignoramos (Salmos 105:18 y 19). Dios estaba moldeando a José, convirtiéndolo en un hombre de acero. Según una antigua versión inglesa, en la cárcel “el hierro candente se abrió paso hasta el alma”. José tenía que convertirse en un hombre fuerte y resistente antes que Dios en verdad pudiera usarlo.

Comencemos de una vez

Para una persona activa, no puede haber nada más frustrante que la demora. No podemos simplemente quedarnos sentados cuando las cosas se retrasan. Nos frustramos. Y sin embargo (Romanos 8:28). Creo que citamos este versículo con demasiada ligereza. Sin embargo, es una de las verdades más poderosa de toda la Biblia. Todas las cosas resultan a bien para

aquellos que aman a Dios y confían en El. Lo admirable en José es que no trató de forzar ni manipular las cosas. Todo lo contrario. Hizo lo apropiado, allí en el lugar dónde estaba, en el momento adecuado. Y eso tiene una importancia crucial. Su padre Jacob trató de manejar las circunstancias y terminó desperdiciando su vida. Muchos otros han intentado manipular las situaciones de manera carnal, y el Señor ha debido hacerlos a un lado hasta que abandonaran sus propios intentos de forzar la mano de Dios a través de personas y situaciones, queriendo hacerlo todo a su manera. No fue el caso de José. El sencillamente hizo lo adecuado allí donde estaba. En la biblia hay un hermoso pasaje bíblico muy apropiado para este tema tan interesante (Proverbios 3:5-6). José permaneció en la cárcel, hizo lo que debía hacer, y nuevamente llegó a la cumbre. En realidad el carcelero nada tuvo que ver en todo el asunto ya que era Dios quien estaba en acción, cumpliendo sus propósitos a través de la vida de José.

Fiel en las cosas pequeñas Viene a mi mente el caso de un joven que acudió a dos cristianos maduro en busca

de consejo. Deseaba casarse y estudiar en un instituto bíblico, pero debía una considerable suma de dinero. La respuesta podría haber sido “ Confía en Dios y comienza a estudiar en el seminario” pero sin embargo el sabio consejo bíblico que recibió fue: No debes considerar el matrimonio ni los estudios hasta tanto hayas pagado todo lo que debes. Ante todo debes hacer lo que es correcto, y dejar de soñar con cosas “superespirituales”. Muchos soñamos con grandes logros espirituales pero no queremos ocuparnos de los pequeños detalles aunque importantes detalles de la vida diaria. Creo que ésta es la razón por la que Dios nunca usa a muchos cristianos. Jesucristo dijo (Lucas 16:10). En mi opinión, una de las características de un líder es que es fiel en las cosas pequeñas. La persona que ahora está a pagar todas sus cuentas, a mantener su casa en orden y hacer lo apropiado, ha de ser honrado por Dios. Es culpa de los demás Otro de los aspectos sobresalientes en la vida de José es que no sintió amargura ni resentimiento en su corazón ni para quienes lo trataron injustamente (Génesis

40:15). Es interesante notar la expresión que utiliza José: “Fui hurtado de la tierra de los hebreos”. No dice “Mis hermanos cobardes me traicionaron, me pusieron en una cisterna, y me vendieron por 20 piezas de plata”. Esa era la realidad, y sin embargo José dice: “Fui hurtado”. No encontramos ningún rastro de amargura. ¿Por qué? Porque veía la mano de Dios obrar en su vida y confiaba en El. La mayoría de nosotros—y por supuesto me incluyo—cuando hallamos dificultades u obstáculos en el camino, tratamos de culpar a los demás. Si la gente no se interpusiera, podría evangelizar a 250 millones de personas, luego jubilarme y pasar el resto de mi vida tranquilo con mi esposa Patricia. Pero no puedo acabar el trabajo que Dios me ha encomendado porque los demás apenas me impiden el camino. No ofrendan suficiente dinero y obstruyen mi camino. El Señor está tratando de enseñarme algo en este aspecto. Conozco la verdad en teoría, y sin embargo debo aplicarla a mi vida. Una cosa en conocer un principio intelectualmente, y otra muy distinta es dejar que Dios cumpla su voluntad en

nosotros cuando atravesamos dificultades. Un pastor muy amigo mío suele decir:”Ay del hombre que debe aprender principios y verdades en tiempos de crisis”. Un principios es una doctrina o verdad fundamental, una regla prefijada de acción o de conducta. Hay que aprender principios bíblicos sólidos ahora, porque la crisis ha de venir y las pruebas han de llegar, de eso no caben dudas. Pero si conoces y pones en práctica los principios de la Palabra de Dios ahora, en el momento de la prueba tendrás la estabilidad de Cristo para estar firme, pasar por ella, aprender la lección y salir triunfante, lleno del Espíritu Santo para gloria de Dios. El yugo no es fácil Dios puso su pesado yugo sobre José, pero ese yugo fue lo precisamente produjo fruto. A los 17 ó 18 años, bastante tiempo después que mi padre muriera, yo era un joven rebelde. Me preguntaba “¿Por qué las cosas son tan difíciles para nosotros?”. Muchas veces me quejaba—generalmente al Señor, pero una vez me quejé a un predicador. El compartió conmigo un pasaje bíblico en el libro de Lamentaciones. En ese momento me

fastidió, pero jamás lo he olvidado (Lamentaciones 3:27). A través de los años he recordado esas palabras. Si llevas su yugo desde tu juventud, es porque el Señor tiene algo muy especial para ti y debes estar preparado (Mateo 11:28-30). El yugo no parece fácil ni cómodo a quienes están atravesando dificultades. El yugo es pesado. Lamentablemente, muchos predicadores hablan de la vida cristiana, diciendo:--La vida cristiana es difícil. Es duro seguir al Señor. No crean que es fácil ser un discípulo de Jesucristo, es muy difícil. Pero quiero advertirte que es mucho más difícil aun si no perteneces a Cristo. El yugo de Cristo es un yugo cómodo porque El lo lleva con nosotros. Cuando dos bueyes están unidos en el arado, el yugo los une. Jesucristo nos dijo: Yo llevo el yugo con ustedes. Si prueban mi yugo, verán que es cómodo y liviano. Los que en realidad tienen problema son quienes no están bajo el yugo del Señor. ¿Quién les ayuda a sobrellevar las cargas?. A quienes estamos bajo el yugo de Cristo nos resulta más sencillo porque el Señor Jesús lo lleva con nosotros. El apóstol Pablo presenta esta idea en un hermoso pasaje bíblico (Gálatas 2:20).

José no había escuchado las palabras de Gálatas 2:20, pero conocía la experiencia de llevar el yugo del Señor. El Señor en todo momento estaba con él dándole ánimo. Dios estuvo con él hasta en la cárcel. José pasó por problemas, tribulaciones y angustias, pero venció. El Señor lo sacó súbitamente de la cárcel y en unos pocos días estuvo al lado del mismo Faraón. Era el héroe nacional. ¿Por qué? Porque estaba unido en yugo al Dios viviente. No importa la dificultad ni el problema que enfrentes, el gran secreto de la victoria es sencillo: humillarse “bajo la poderosa mano de Dios” de esa manera, “El a su debido tiempo los ensalzará” (1 Pedro 5:6).

Capitulo Ocho Dispuesto a olvidar Otra vez hacia arriba Mientras José aún estaba en la cárcel, interpretó los sueños del Faraón y el panadero de Faraón. En aquel tiempo, el jefe de los coperos no simplemente servía el vino sino que era uno de los asistentes personales de Faraón. Poco tiempo después el jefe de los panaderos fue ahorcado y el jefe de los coperos liberado.

Una noche el Faraón tuvo un sueño sobre siete vacas gordas y siete vacas flacas. José interpretó el sueño como siete años de abundancia y siete años de hambre en la tierra, y hasta sugirió a Faraón un plan de acción para que su pueblo no muriese de hambre (Génesis 41:37-46). ¡Qué gran responsabilidad para un joven de 30 años!. Pero para que José se convirtiese en el segundo hombre del imperio más grande del mundo a los 30 años, desde los 17 tuvo que caminar con Dios en pureza y sumisión. Esto dice claramente que si deseas ser un hombre o una mujer de Dios a los 30, es mejor que hayas vivido para Dios desde los 17. Y el relato continúa (Génesis 41:46-52). Estas dos cosas, olvidar y fructificar, deben ir en ese orden. Si quieres llevar fruto, debes olvidar. Y una vez que olvides, Dios puede hacerte fructificar. Aquí vienen los hermanos (Génesis 42:1-6) Encontramos una escena increíble. Al fin los sueños de José se estaban convirtiendo en realidad. Esto muestra la ironía de Dios. Estos diez hombres no se imaginaban que estaban besando los pies de su hermano José. Y allí

los tenemos, con sus rostros en el suelo e inclinándose ante él (Génesis 42:7-24). Años más tarde cuando Jacob, el padre de José, estaba a punto de morir, pronunció una profecía sobre cada uno de sus doce hijos. La profecía para José fue la siguiente (Génesis 49:22-26). Jesucristo afirmó (Juan 15:16). Cómo llevar fruto La voluntad de Dios para todos los hombres y mujeres es que sean fructíferos en su tarea de ganar a otros para Cristo. El sueño de cada cristiano verdadero es producir fruto. No hay nada más triste que un cristiano improductivo. Ahora bien, Dios no desea fruto que haya sido conseguido con la energía de la carne. El no quiere frutos que resulten en jactancia u orgullo, sino fruto que provenga de Dios mismo, como resultado de la vida de Cristo en nosotros. José—juntamente con muchos otros personajes bíblicos y con cristianos de nuestros días—sufrió de un modo indecible. Fue traicionado, acusado falsamente, olvidado de una manera casi criminal. Y sin embargo, no vemos en él ni una pizca de amargura. Vio la mano de Dios sobre su vida y en sus problemas, y se negó el derecho de culpar a otros por lo

que le sucedía. Fue así que se convirtió en un hombre útil para el Señor. Tuvo dos hijos, Manasés y Efraín. Los nombres no podrían haber más apropiado. Manasés significa “olvidar”. Cuando nació su primer hijo, José lo llamó Manasés, dando a entender que “Dios le había hecho olvidar la angustia de su juventud y la pérdida del hogar de su padre”. Cuando nació su segundo hijo, lo llamó Efraín que significa” fructífero”, declarando “Dios me hizo fructificar en la tierra de mi esclavitud” (Génesis 41:51-52). En realidad, es muy sencillo ser un cristiano con fruto. Dios está en ti. Dios vive dentro de ti. Cristo vive en nosotros. ¿Por qué, entonces, hay tantos cristianos improductivos? ¿Por qué no producen fruto que honren el nombre del Señor? Creo que una de las razones es que no han aprendido a olvidar. Revive constantemente su pasado, vuelven a vivir recuerdo de viejas ofensas y agravios, y están llenos de resentimientos. A menos que olvides el pasado, perdones lo que quedó atrás y pongas tu mirada en el ahora en Cristo, nunca habrás de producir fruto. José tenía derecho al resentimiento

José tenía razones suficientes para dar lugar a la amargura, y tal vez también sea tu caso. Después de una de nuestras reuniones evangelísticas, una conocida de mi esposa se acercó mí y a ella. Parecía desesperada. Su esposo, con quien había estado casada por 27 años, la había abandonado. La mujer lo acusaba de ser el más grande hipócrita del mundo. Ambos rondaban los 50 años en ese entonces. En su desesperación, la mujer había intentado quitarse la vida. ¡Qué triste!. Y sin embargo es difícil echarle por ello. Aparentemente, esta mujer tenía todo el derecho de estar llena de amargura. Pero si continúa con esa actitud, nunca más podrá volver a ser una cristiana con frutos para el Señor. Hay mujeres con esposos infieles, y lo más natural sería resentirse. Tal vez uno que se llamaba “hermano” te haya engañado en los negocios. También habrá jóvenes que comprometidos con quien de pronto dijo: “Esto se acabó”. Ya no te quiero”. Y ante tantas situaciones dolorosas, pareciera que tenemos todo el derecho a la amargura. Era el caso de José, pero él perdonó a sus hermanos de todo corazón. El apóstol Pablo nos exhorta (Efesios 4:32) y (Romanos 12:19).

Venganza Es fácil querer tomar venganza en la carne. Por naturaleza soy colérico. Se dice que los coléricos son vengativos y por naturaleza yo lo soy. Mi papa falleció cuando yo tenía 10 años. Nos dejó algunas propiedades y dinero. Sin embargo a mi madre no le jugaron limpio, y en tres años quedamos en la pobreza total. Estábamos llenos de deudas porque una persona cercana a la familia aparentemente quiso tomar ventaja de nuestra situación. A medida que fuimos creciendo y comprendimos lo que había sucedido, mis hermanas y yo tratamos de convencer a mi madre para que se vengase, contratara a un abogado e hiciera juicio. Pasaban los años, y mí amargura aumentaba. Soñaba con vengarme de quienes nos habían hecho mal. Pero la Biblia es clara cuando dice que la venganza es de Dios. El es quien hace justicia, lo cual no significa que permite a la gente salirse con la suya. Sí, en cambio significa que la venganza no nos corresponde. Dios mismo quiere llevar a cabo el juicio, tal vez ahora, tal vez en el futuro pero El lo hará. Mama siempre citaba versículos acerca de no acudir a los tribunales de justicia, y perdonó el

incidente. Pero nos llevó 20 años terminar de pagar todas las deudas. Yo nunca comprendí por qué mí madre no quiso llevar el asunto ante los oficiales de la ley. Sin embargo, hasta el día de hoy recuerdo la lección que nos enseñó mamá con su actitud. Varias décadas después sigo refiriéndome a lo ocurrido. Ella simplemente rehusó tomar el asunto por sus propias manos y olvidó lo que le hicieron. Esta gente tiene ahora mucho más dinero que nosotros, pero ¿qué importa? Dios nos ha colmado de bendiciones, nuestra conciencia está limpia y tenemos oportunidades para llevar fruto… para servirle…para vivir en plenitud. José perdonó y olvidó. Primero tuvo que perdonar. Ahora bien, quizás alguien argumente: “Luis, usted no entiende. Yo soy una persona muy sensible. No puedo olvidar el asunto así como así”. Tal vez digas” Lo que sucede, Luis es que usted tiene metas y objetivos y puede olvidar porque se concentra en dichas metas, pero yo soy muy sensible”. En realidad, lo que esa persona está diciendo es que no está dispuesta a perdonar. Es fácil

encubrir un espíritu no perdonador llamándolo “sensible” ya que suena mejor. Hay además otro aspecto digno de mencionar en el caso de José. El no sólo perdonó y olvidó sino que también, como hombre de autoridad, era responsable de hacer algo con la conciencia de sus hermanos. En realidad porque ya los había perdonado, pudo entonces guiarlos a que se arrepintiera. Si no los hubiera perdonado, Dios nunca lo habría podido usar para restaurar a los hermanos. Pero hubo perdón de su parte, y Dios lo utilizó para causar arrepentimiento y restauración. En lo personal los había perdonado por completo, pero como hombre en el poder se vio en la obligación de tratar con ellos al nivel del gran pecado que habían cometido. Quienes de una u otra manera están en posición de autoridad, deben aprender este principio—aunque no es sencillo distinguir la diferencia entre ambos aspectos. Si has sido herido, debes perdonar. Pero como persona responsable por otros, tal vez tengas que ayudar a que el ofensor regrese al Señor. Y El nos ayudará a hacerlo, a pesar de lo difícil que nos resulte dar ese paso.

Saca los trapos al sol ¿Notaste que cuando José trató con dureza a sus hermanos, éstos inmediatamente recordaron sus pecados como si los hubieran cometido el día anterior? Habían transcurrido 22 años, y no lo parecía. Además como pensaron que José no podía entender lo que ellos conversaban, se dijeron unos a otros (Génesis 42:21). ¿No es interesante? Una conciencia turbia tiene una memoria increíble y los recuerdos persiguen a la persona año tras año. Quizás varios trapos que debas sacar al sol, cosas que durante mucho tiempo has pretendido ignorar. Tal vez sea un pequeño incidente, algo que alguna vez hayas hecho pero nunca solucionado. Hasta tanto arregles las cosas no será posible que lleves fruto para Dios. Los hermanos de José no solamente recordaron lo ocurrido, sino que nuevamente comenzaron a acusarse unos a otros. Rubén levanta el dedo acusador: ---¿No les dije?. Allí todos estaban discutiendo como si estuvieran junto en la cisterna veintidós años atrás:--¿No les dije que no debíamos pecar contra el muchacho?—dice Rubén airado—Pero ustedes

no me quisieron hacer caso. Ahora vamos a morir por haberlo matado. Puedo imaginar a José mirando con compasión a sus hermanos y escuchándolos discutir el uno con el otro. Eran niños espirituales. Cuando José los oye discutir, se conmueve de tal manera que sale del lugar y se va a llorar a solas. Una imagen hermosa. Quien perdona a otro, llora; no por el daño que ha sufrido por la necia inmadurez de la otra persona. Si me pongo en lugar de José, sé lo que humanamente hablando hubiera hecho yo. Me hubiera puesto de pie, y hubiera exclamado: traidores, ¿saben quién soy? Soy José, el hermano que ustedes hicieron tanto mal. Ahora soy importante, tengo poder sobre ustedes, y les voy a dar su merecido. Pero no fue lo que hizo José. Y en su proceder hallamos una lección admirable. José no hace reproches ni recriminaciones porque es un hombre de Dios. No obstante desea tratar con las conciencias de los hermanos, de manera que se retira de la sala pues no puede contener el llanto. La Biblia dice:” Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber” (Romanos 12:20). ¿Recuerdas lo que sucedió cuando los hermanos se preparaban para regresar

a Canaán? José había ordenado a sus criados que pusieran trigo en las bolsas y devolvieran el dinero que cada uno había pagado. Así que cuando abrieron los sacos y de dieron cuenta de que también el dinero les había sido devuelto, sus conciencias culpables malinterpretaron estos regalos. En vez de decir”Gloria a Dios. No sabemos por qué lo hizo, pero nos devolvió el dinero”. Sus conciencias sucias preguntaban “¿Por qué habrá hecho esto? ¿Está tratando de librarse de nosotros?. Una conciencia culpable malinterpreta las mejores intenciones. Yo soy José Y finalmente llegamos al clímax del relato (Génesis 44:16-18). Aquí vemos al pobre Judá totalmente quebrantado, convertido en vocero de sus hermanos. Al final todos están quebrantados por sus pecados. Al fin se dan cuenta de que el pecado de haber vendido a José años atrás—figura de toda su pecaminosidad—se había descubierto. Están arrepentidos. Tienen miedo. Caen en la cuenta de que han arruinado sus vidas. Están plenamente humillados ante José, quien entonces les revela su identidad. El verdadero arrepentimiento va acompañado de

completa revelación por parte de José. Cuando se arrepienten de corazón, José les dice: “Yo soy José, hermanos de ustedes. No tengan miedo. ¿Está bien mi padre?. Jesucristo dijo (Mateo 5:8). La culpa en nuestra conciencia oscurece nuestra visión de Dios. Cada vez que en nuestra conciencia hay cosas que no han sido solucionadas o confesadas, nuestra visión de Dios se desvanece o se distorsiona. José pudo revelarse a sus hermanos abierta y honestamente porque había sido capaz de perdonarlo. Recordemos que los dos hijos que tuvo, Manasés (olvidar) y Efraín (lleno de fruto). Una vez que José perdonó, estuvo en condiciones de olvidar. Sólo después de olvidar se puede producir fruto para gloria de Dios. Si continúas recordando incidentes y tratas de culpar a los demás todo el tiempo, debo hacerte una seria advertencia. Si el pasado no tiene solución, entiérralo en el olvido. De otra manera, no sólo te apagarás espiritualmente por el resto de tu vida, sino que además serás un cristiano improductivo y estéril, sin frutos para el Señor. Y también recuerda que debes perdonarte a ti mismo. Hay muchos que a

pesar de que Dios, los ha perdonado, llevan sobre sí una culpa innecesaria. Sucede que no pueden aceptar el perdón divino. Esa no es la voluntad de Dios para tu vida. El quiere que lleves frutos abundantes. De manera que ante todo, perdona al ofensor en el poder del Señor, como Dios te ha perdonado en Cristo, y luego olvida. El apóstol Pablo declaró: (Filipenses 3:13-14). Olvida y pon tu mirada en el plan de Dios para tu vida. En la Biblia también la siguiente exhortación (Hebreos 12:15). Si permites que aparezcan raíces de amargura en tu vida, no sólo causarás problemas serios, sino que también dañarás la vida espiritual de muchos, contaminándolos con tus actitudes y tus acciones. Ahora bien, tal vez digas:--Luis, puede ser fácil para usted eso porque todo le va bien. Te aseguro que no siempre las cosas van bien. Pero eso no viene al caso. Lo que importa es el mandamiento del mismo Señor” Que no haya raíz de amargura”. José olvidó todo y como resultado llegó a ser una tremenda y fructífera bendición al resto del pueblo. Todos sin excepción pasamos por experiencias potencialmente devastadoras en la vida. Una raíz de amargura puede

resultar en generaciones de desdicha y no vale la pena. Como tampoco vale la pena la angustia mental que se amargo resentimiento ha de producir. Recuerdo a una mujer cristiana, ya mayor, madre de cuatros hijos que había tenido éxito en muchos aspectos. Ella jamás podía mantener una conversación sin hacer mención de su infeliz niñez. Su madre había muerto y su padre se había vuelto a casar. Ella nunca pudo perdonarlo por eso, y en su mente había constante recuerdos de incidentes tristes y dolorosos en cuanto a la ya fallecida madrasta. Es interesante, aunque al mismo tiempo muy triste, observar cómo en esta familia se cumple la advertencia bíblica de que muchos pueden ser contaminados. La segunda generación, cuatro hijos que han formado sus propios hogares, tiene la misma tendencia de recordar de manera constante injusticias pasadas, y esos cuatro hogares lejos están de ser el ideal de Dios. Hay plantas muy pequeñas pero con raíces muy profundas. José vio que la mano de Dios, soberana y misecordiosa, estaba obrando en la historia. Su respuesta a la situación fue: “Ustedes intentaron un mal, pero Dios lo transformó

en bendición”. Por esa razón pudo perdonar e ignorar las circunstancias humanas y poner su mira en el Dios que controlaba todo. ¿El resultado? José tuvo paz. Pudo ver y confiar en la mano de Dios que actuaba detrás del escenario. Dios declara: (Hebreos 10:17). Una vez escuché decir una gran verdad:”El Dios que lo sabe todo puede perdonar todo y olvidar todo”. Es maravilloso. Y ese mismo Dios puede ayudarte y ayudarme a olvidar y mirar hacia adelante. ¿Por qué no olvidas el pasado y te conviertes en un cristiano con fruto? Esa es la clave para que los propósitos de Dios se cumplan en tu vida. No olvides las palabras de Jesús (Juan 15:16).

Capitulo Nueve Llamado a ser figura de Cristo

Dios aún tiene control Hemos estado considerando cómo Dios obró en la vida de José. En primer lugar, vimos la soberanía de Dios, el Dios todopoderoso poniendo su mano en el muchacho José, dándole un sueño, eligiéndolo, llamándolo y revelándole a él. Le digo “José, tengo un gran plan para tu vida, y voy a mostrarte parte de de lo que vendrá”. Así que cuando José tenía 17

años, le da un sueño, y más tarde otro más. Luego vemos la mano de Dios obrando en la vida de José, mostrando la autoridad y el dominio divino. Dios en control de cada circunstancia—Dios supremo, reinando y sometiendo a los enemigos que trataban de interponerse en el camino del éxito de José. También vimos la voluntad permisiva de Dios, permitiendo que José fuera vendido como esclavo, dejando que José fuese tentado por la mujer, permitiendo que fuera puesto en la cárcel, permitiendo que José fuese olvidado allí en la prisión. Vimos la fidelidad de Dios obrando para que José se convirtiera en el principal en la casa de Potifar, y luego permitiendo que “fuese al descenso” nuevamente, vimos un Dios de promesas. Vimos a José actuando en el Espíritu de Dios cuando perdonó a sus hermanos. Los perdonó de corazón y no quedó en el ni una huella de amargura. Ni una sola vez les recriminó su proceder. Ni siquiera una vez actuó como si fuera a tomar venganza. Para nada. He allí la mano de Dios sobre José. Predica a la conciencia Años atrás, cuando empecé a estudiar la Biblia y a prepararme para predicar, leí

libros de Juan Darby, el gran predicador del siglo pasado. Darby dijo”Cada vez que prediques, predica ala conciencia”. Ese es en verdad el deber de todo predicador. Si queremos ayudar a la gente, debemos llegar a la conciencia---no de una manera acusadora sino ministrando en el Espíritu para que la conciencia despierte. La conciencia de los hermanos de José, estaba bien despierta. Después de 22 años recordaban con exactitud lo que había hecho José y lo que José había dicho cuando lo arrojaron a la cisterna. Y la conciencia los indujo a discutir otra vez y a pelearse. El extraño método de José para con ellos hace que la conciencia quede al descubierto. Hasta parecería cruel la forma en que actuó con los hermanos, particularmente con Benjamín. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué puso José su copa preferida en la alforja de Benjamín?. Una vez que los hermanos hubieron dejado la ciudad, envió guardias, diciendo “Deténgase. Alguien ha robado la copa de nuestro señor”. En realidad no había sido robada. Había sido colocada en la alforja de Benjamín en forma intencional. Los guardias buscaron con diligencia y la encontraron. Entonces los hermanos

debieron regresar, y presentarse otra vez ante José (Génesis 44:1-13). La actitud es lo importante ¿Por qué José decidió que el centro del ataque sería Benjamín, el hermano a quien tanto amaba? Planea las cosas de manera que tuviesen que regresar a Egipto, y sigue simulando que no sabe quiénes son, todo porque quería tratar el asunto a nivel de conciencia. Había dos actitudes que quería examinar y corregir en sus hermanos. La primera era actitud que tenían hacia padre. Habían sido crueles con Jacob. En Siquem habían mostrado ser hombres de violencia (Génesis 34). José sabía que ellos habían tenido que mentir al padre y le habían destrozado el corazón al tratar de explicar la desaparición del mismo José. Así que quería saber si se habían humillado y arrepentido. En segundo lugar, José quería saber cuál era la actitud que tenían para con Benjamín. Benjamín era el único hermano directo de José. Jacob había comenzado a tratarlo como solía a tratar a José, de modo que José deseaba saber si los hermanos habían modificado la actitud hacia Benjamín, quien, por así decirlo, era figura de José. Por consiguiente, manejó

las cosas haciendo aparentar que todos los problemas radicaban en Benjamín. Y como ellos no sabían, quien era José, no sabían que podía entender su idioma, con toda seguridad sus sentimientos los traicionarían. Lo que hizo podría parecer muy cruel, pero a veces la conciencia necesita que se le trate con dureza. Estos eran hombres duros. No se darían por vencidos fácilmente, y José lo sabía. De modo que los hizo llegar al límite hasta que por fin se humillaron—no tanto ante él sino ante Dios. Judá, el vocero de los demás, se postra ante José (Génesis 44:16). Al fin hubo, quebrantamiento. Entonces José dice en su interior “Ahora sí puedo darme a conocer”. Sustitución y restitución Quizás te resulte difícil aceptar que tus pecados, son perdonados y tus culpas borradas. Una vez me dijeron “Para mí es más fácil aceptar que Dios me ha perdonado que perdonarme a mí mismo”. Es más sencillo aceptar que tu esposa te perdona por lo que has hecho que perdonarte a ti mismo. Si encuentras trabas para creer y aceptar que Dios y los demás te han perdonado de manera que

puedas tener paz con El—te insto a que recuerdes dos palabras: sustitución y restitución. Sustitución: significa que no sólo debes creer en la obra de la cruz y en que Dios puso tus pecados en Jesucristo, sino que además tú, por la fe, dejas tus pecados a los pies de la cruz. Esto es, precisamente lo que enseña la Escritura. Que Jesucristo tomó sobre sí el pecado por el que no puedes perdonarte tú también. Pero creo que en tu corazón debes tomar el simple paso de fe por el que el dejas toda tu carga en el Señor. Eso fue lo que el Padre hizo en la cruz. Y hay otro paso aun, la restitución: que señala el motivo por el cual muchos no pueden perdonarse ni vivir en la sinceridad de Dios. Es preciso que vayas a la persona que hayas ofendido o lastimado y arregles cuentas con ella. Tal vez sea tu novia a quien tiempo atrás hiciste sufrir, y el recuerdo te persigue—ve y soluciona las cosas. Tal vez sea un negocio deshonesto, y estés consciente de que hiciste mal. Aunque nadie más lo sepa, y aunque la ley no pueda condenarte, ve y arregla las cosas. Lo que hermanos habían hecho a José, había tenido lugar hacía 22 años. José no tenía sed de venganza. En realidad no le

importaba. Estaba en la posición más alta que hombre alguno pudiera desear. Además, en su corazón había perdón completo. Pero los hermanos debían arreglar la cuestión. Y hasta que tú saldes tus cuentas, no tendrás plena paz ni podrás ser un cristiano con fruto para el Señor. Y todo podría tener origen en una cuestión pequeña, aparentemente sin demasiada importancia. Una caja de lápices de colores Recuerdo que cuando era niño, un día en el colegio robé una caja de lápices a un amigo mío (que hoy es un hombre llamado Juan Payne). Esa caja de lápices siguió en mi conciencia durante años. Recuerdo que en oración arreglé mis cuentas con Dios. Tiempo después me bauticé, me consagré a Dios y dije que le quería servir. Pero en muchas ocasiones cuando me arrodillaba para hablar con el Señor, sentía una voz en mi interior, la voz del Espíritu Santo, me decía: “Está bien, Luis, yo te he perdonado, pero un día tendrás que confesar y devolver a Juan esa caja de lápices que le robaste hace tanto tantos años”. Todo eso se volvió una pesada carga en mi conciencia. Pasaron los años,

y cuando cumplía los 25, un día llegué de visita a otro país. Allí me dijeron: “Luis, hay un pastor de una iglesia que quiere que vayas a comer con él. Su nombre es Juan Payne”. Yo me preguntaba si podría ser mi viejo amigo de la escuela. Fui a la comida y resultó ser el Juan que yo conocía. Después de charlar un rato, le dije—Juan, tengo que hacerte una confesión muy seria, y te ruego que me escuches y me perdones porque tengo la conciencia transparente. Han pasado ya muchos años y llevo esta carga en mi corazón. ¿Qué puede ser?—contesto Juan —Yo no recuerdo ningún mal que le haya hecho. Entonces le conté lo de la caja de lápices, y se rió de buena gana. Por supuesto, Luis---contestó--, claro que te perdono. Mira, te quiero regalar diez cajas de lápices—repliqué yo. Por favor, acéptalas. No quiero ni siquiera una—me contestó--- ¿Para qué las necesito?. Lo que yo necesitaba era el perdón de Juan, y luego de la confesión tuve el deseo de reponer lo que había robado a mi amigo. Desde ese momento tuve una profunda paz en cuanto a ese incidente. Es maravilloso cuando Dios te ayuda a limpiar la conciencia. Quienes con su

consejo ayudan a la gente en este aspecto, tienen un ministerio incomparable. José puede haber parecido cruel. Pero por lo general, el pecado produce culpa también es cruel. Por cierto, que la restitución puede ser muy difícil, y pudiera parecernos cruel que Dios nos pida que arreglemos las cuentas. Pero piensa en lo crueles que fuimos nosotros, en muchas maneras, cuando hicimos el mal. ¿Se extienden tus ramas sobre el muro? José se convirtió en una persona fructífera. (Génesis 49:22-26) ¿Eres cristiano que lleva fruto? ¿Se extienden tus ramas sobre el muro? ¿Eres bendición para los demás? ¿O eres como esos cristianos despreciables que se pasan la vida buscando bendición y solicitando consejo?. Por cierto que todos necesitamos consejo cuando atravesamos dificultades, pero están aquellos quienes el pedir consejo se ha transformado en un hábito extremo. Se aferran a otras “ramas de Dios” como si fueran monos espirituales, y son totalmente improductivos. Jamás son bendición espiritual a los demás. Dios quiere que tú

y yo seamos ramas fructíferas. Hay muchas personas desesperadas que necesitan de nosotros. Hay mucho que hacer. De modo que deja de asirte de las ramas y conviértete en una. El Señor quiere que produzcamos fruto. La Escritura dice (Juan 15:5) (Juan 15:16). Dios hizo que José produjera frutos desde su juventud Cuando una persona comienza a servir a Dios en su adolescencia, puede llevar fruto desde el comienzo. No hay, razón para esperar hasta la adultez. Lo que esperan son desdichados. Pero quienes empiezan desde temprano son bendecidos y producen desde su juventud, como José. Consideremos esos frutos. En primer lugar; tuvo sueños que se hicieron realidad. En segundo lugar, revelaba a Dios en su vida. Recordemos que hasta Faraón, un pagano, admitió: “Qué otro hombre tiene el Espíritu de Dios como este hombre”. En tercer lugar, se convirtió en la segunda persona más importante, ya que Faraón era sólo una figura decorativa. En cuarto lugar, evitó el hambre y la destrucción en Egipto y en toda la tierra. En quinto lugar, vemos el fruto de una

familia feliz. Dios le dio una esposa y dos hijos, imagen de una familia fructífera. No me cabe duda de que la vida de José hizo que su esposa pagana se convirtiera a la fe del Dios viviente. En sexto lugar, José produjo fruto al proteger del hambre a su padre y hermanos. En séptimo lugar, fue un instrumento de los propósitos de Dios para que Israel fuese a Egipto, a fin de que se cumplieran las promesas de Dios. En octavo lugar, buscó la bendición de su padre para sus hijos, y fue la alegría y el gozo de Jacob. En noveno lugar, era una de las tribus de Israel, y se convirtió en dos. Doble bendición de Dios y doble fruto. Todas las demás tribus permanecieron con el nombre original, pero Dios subdividió a José y utilizó a sus hijos para multiplicar la influencia de José. ¿Recuerdas cuando el anciano Jacob dijo:”Que el pueblo de Israel use el siguiente dicho como bendición “Dios te haga próspero como Efraín y Manasés”. Jacob estaba por terminar sus días en Egipto. Está por morir y José y sus dos hijos piden una audiencia (Génesis 48:8-12). En ese momento José era el segundo en importancia en todo el mundo. Cuando oyó que su padre estaba a punto de morir,

vino con sus hijos y solicitó una entrevista con el anciano. Aun cuando era el principal hombre del país, ante quien todos se inclinaban respetuosamente, José va a su padre con toda humildad. Nadie más estaba en la habitación, cierra la puerta, retira a sus hijitos de las rodillas de Jacob, y se inclina a tierra. Jacob da su bendición Allí vemos a José, el líder mundial, y también vemos al anciano—encorvado, ciego y lleno de achaques. Pero era su padre, el hombre por quien sentía un profundo respeto. A pesar de todas sus debilidades, Jacob era un hombre de Dios. Y José, era un grande entre los grandes del mundo, se inclina ante su padre con el rostro en tierra. ¿Por qué? Porque le pide que bendiga a sus hijos. Es una escena emocionante (Génesis 48:13-16). En aquel tiempo la bendición del padre, en especial de un patriarca, era de importancia suprema. No se trataba simplemente de que quien recibía la bendición recibiría la herencia, como hoy sucedería en parte, con un testamento. En ese entonces, había también una dimensión espiritual. Cuando el padre o el abuelo daban una bendición con la mano derecha, era como

un toque de Dios. Era un hecho crucial. La idea era que el primogénito recibiría el doble o la bendición especial que lo convertiría en líder indiscutido de la familia. Sin embargo, muchas veces en la Biblia hallamos que las manos se entrecruzan antes de impartir la bendición: “A Jacob amé, a Esaú aborrecí” (Jacob era el menor y Esaú el mayor). Ahora José trata de maniobrar la situación. Pensó: “Papá no puede ver. Si va a poner su mano derecha donde corresponde, es decir sobre el mayor, será mejor que lo coloque a su derecha”. Pero el anciano cruzó sus manos, y estaba a punto de bendecir al menor más que al mayor. Bendiciones en nuestro tiempo Aunque los occidentales nos resistimos a admitirlo, creo que algo en el alma de cada ser humano nos hace desear la bendición de un hombre mayor. Tal vez lo deseemos secretamente. Seré honesto; es lo que yo deseo en mi corazón. Creo que a todos nos encantaría, aunque parezca un signo de debilidad. En el Antiguo Testamento era algo de suma importancia. El gran interrogante de la vida era: “¿Quién va a poner su mano de bendición sobre el niño?”. Estoy convencido de que

quienes vamos avanzando en edad, debemos tomar en serio el asunto de ser “padres en Cristo”. En las Escrituras leemos acerca de “hijitos, jóvenes, padres” (1 Juan 2). Me encantaría ser esa clase de padre espiritual y cuanto más pronto mejor. Recuerdo a un niño de unos 10 años que cierta vez se me acercó. Yo puse mi mano sobre su cabeza. No le di mi bendición, pero me hizo pensar. Hay algo solemne en el hecho de que un hombre que ama a Dios y camina con Dios ponga su mano sobre su cabeza diciendo” Creo que Dios va a utilizarte”. Es algo que jamás se olvida. Recuerdo a un respetable anciano de una iglesia que cuando yo cumplí los 25 años me dijo: Luis, creo que el Señor va a usarte para que millones vengan a Jesucristo. Y espero vivir para verlo con mis propios ojos. Para mí esas palabras fueron como del mismo Señor. Jamás las olvidé. Y se han cumplido en gran manera. La bendición de un pastor dejó huellas imborrables en los profundo de mi alma. No creo que se deba practicar livianamente, pero sí creo que hay momentos en que deberíamos hacerlo en el nombre del Señor. Cuando Carlos Spurgeon, el famoso predicador británico

del siglo pasado, tenía 6 años, un predicador fue a la casa de su abuelo. Una mañana durante el desayuno este predicador tomó a Carlitos, lo sentó sobre sus rodillas, y le dijo: “Creo que esté niño será un instrumento de Dios para predicar el Evangelio en toda Inglaterra y para ganar miles de almas para Jesucristo”. El niño sólo tenía 6 años, pero nunca lo olvidó. A los 16 años comenzó a predicar, y a los 20 estaba predicando a multitudes de 20,000. Después de aquel desayuno, el predicador llevó al niño al jardín, lo sentó junto a él, y durante dos horas le dio consejos. Extraordinario, ¿verdad?. Nuestra reacción para con niño de 6 años hubiera sido—Déjame tranquilo y vete a jugar. Pero este predicador notó algo en Spurgeon, le dio consejos, le dio su bendición, y el niño Spurgeon se convirtió en uno de los más grandes predicadores de todo los tiempos. Bebés espirituales Creo que debemos de dejar de ser bebés espirituales y convertirnos en padres espirituales. El mundo lo necesita de una manera tremenda. Lamentablemente hay que reconocer que muchos de nosotros no somos sino bebés espirituales. ¡Qué

tragedia! Dios quiere que seamos padres. A mí me resulta emocionante y conmovedor ver a José, con su rostro en tierra presentando a sus hijitos al abuelo, diciendo: “Padre, bendícelos”. No prestamos demasiada atención a los niños, adolescentes y jóvenes que nos admiran más de lo que podemos imaginar. Se acercan a nosotros, y nos saludan o nos sonríen. A decir verdad, últimadamente estoy más consciente de esto. Cuando un niño pasa a mi lado corriendo, y me dice:”! Hola, Luis!” y se aleja de inmediato, trato de averiguar cómo se llama y de hablarle luego, porque estoy convencido de que el Señor puso en la criatura el deseo de saludarme. Todos tenemos una autoridad espiritual que nunca usamos, o con la que simplemente jugamos. Y sin embargo podríamos ser de gran bendición a otros, como lo han sido para nosotros. Mi papá falleció cuando yo tenía 10 años, así que yo siempre transferí a mí madre el concepto de autoridad. Si mamá aprueba algo, no me interesa lo que diga el resto del mundo. Si ella dice” Alabado sea el Señor”, no me importa que otros critiquen. ¡Ella es mi madre!. Cada uno tiene responsabilidad para con las viudas y los huérfanos; responsabilidad para con las mujeres que se han divorciado, y responsabilidad para con los hijos de padres divorciados. Nuestra

responsabilidad es ser para padres en el Señor Jesús. Como hombres y mujeres de Dios debemos impartir la bendición que un padre infiel no dio a sus hijos. Ser como Cristo Primero tuvo que perdonar, luego olvidar, después hubo que fructificar y entonces fue llamado a ser figura de Cristo. Esta fue la gloria suprema de José. José fue figura de nuestro Señor Jesús. Se dice que si estudiamos las Escrituras, hemos de hallar cientos de paralelos entre la vida de José y la vida de Jesucristo. Nuestro Dios es un Dios que transforma, un Dios que se deleita transformando el carácter de la gente. Le encanta entrar en tu vida, y en la mía, y hacernos personas plenas, como Jesucristo. El quiere convertirnos en hombres y mujeres de Dios. Mi continua oración es que, a medida que pase el tiempo, mi esposa, mis hijos, los miembros de mi equipo y la gente que yo amo, vean en mí más y más las características de Jesucristo. Cada cristiano debiera tener el mismo deseo en lo íntimo de su corazón. San Pablo expresó ese deseo para con los demás cuando dijo (Gálatas 4:19). Estemos llenos de Cristo, que El sea formado en nosotros. Tal es el deseo de Cristo. Y es también Pablo quien exhorta (2 Corintios 3:18). Cuando nos quitamos la máscara, cuando

dejamos de mostrar lo que en realidad no somos, cuando caminamos con Dios en transparencia, cuando miramos cara a cara descubierta, somos transformado de gloria en gloria y cada vez nos vamos pareciendo más a El. ¿Pero cómo? La respuesta es sencilla (1 Tesalonicense 5:24). El Señor lo hará. El te llamó, y El mismo lo hará. Tenlo por seguro. Con algunos tomará más tiempo que otros porque algunos somos más obstinado. Pero el Señor ha de hacerlo si cooperamos con El y le permitimos que obre en nuestra vida. Y cuanto más pronto, tanto mejor. José, figura de Cristo. ¿De qué manera?. En primer lugar, al comparar la vida de José con la de Jesucristo, notamos que José fue amado tiernamente por su padre y honrado por sobre los demás. Del mismo modo, Jesús, fue honrado por Padre celestial. En segundo lugar, José fue odiado por sus hermanos y vendido por 20 piezas de plata. Sin embargo, recibió honra de algunos gentiles. La Biblia dice, refiriéndose al Señor Jesús (Juan 1:11-12). En tercer lugar, José fue acusado falsamente, pero no respondió a las acusaciones y fue puesto en prisión. Así también el Señor Jesús fue falsamente acusado, no respondió y fue llevado a la cruz. En cuarto lugar, José fue puesto en la cárcel con otros dos

que habían quebrantado la ley. Uno de ellos fue condenado y el otro liberado. Esto nos recuerda al Señor Jesús en la cruz con un ladrón a cada lado. Uno de ellos condenado, y el otro salvado. En quinto lugar, José aparentemente fue enterrado y olvidado. El Señor Jesús fue sepultado y sus enemigos pensaron que se habían liberado de él, pero al tercer día resucitó. En sexto lugar, José fue elevado al lugar de más prominencia. Cuando el Faraón le hacía recorrer las calles, los líderes de la nación iban delante de él diciendo:”Doblen sus rodillas ante José”, y cada egipcio debía inclinarse ante el joven José. Y en la Palabra de Dios leemos (Filipense 2:10). En último lugar, quiero mencionar que José salvó del hambre a millones, y pudo traer a los suyos a una tierra de abundancia, donde les dio un lugar especial. El Señor Jesús ha salvado a millones de la eterna condenación y ha dado un lugar especial al pueblo judío. Estos son sólo algunos ejemplos, paralelos limitados, que nos recuerda que José fue una hermosa figura del Señor Jesucristo. ¡ Y qué inmenso privilegio parecerse en muchos aspecto al Señor Jesús!. El secreto radica en la cara descubierta (2 Corintios 3:18).

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