Bortolini, Jose - Introduccion A San Pablo Y Sus Cartas

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JOSÉ BORTOLINI

NTRODUCCION A

AN PABLO Y A SWS CARTAS

JOSÉ BORTOLINI

INTRODUCCIÓN A SAN PABLO Y A SUS CARTAS Cómo leer AUTORES Alfredo Dos Santos Oliva (ASO) - Carlos Mesters (CM) Emlda de Paula Pedro (EPP) - Euciides Martins Balancín (EMB) Fehx Moracho (FM) - Ivo Stomiolo (IS) - José Bortohm (JB) - Luis Alcxandre Solano Rossi - (LASR) Marc Girard (M<5) - Shigeyuki Nakanose (SN) - Paulo Augusto de Souza Nogueira (PN) - Pedro Lima Vasconccllos (PLV) - Rafael Rodrigues da Silva (RRS)

PROFETAS Como leer el Como leer el Como leer el Como leer el Como leer el Como leer el

Historia del pueblo de Dios Euchdes Martins Balancín, la ed

EVANGELIOS Y HECHOS Como leer el evangelio de Mateo, IS, la reimpr Como leer el evangelio de Marcos, EMB la reimpr Como leer el evangelio de Lucas, IS, la reimpr Como leer el evangelio de Juan, JB, I a ed Como leer los Hechos de los Apostóles, IS, la reimpr

PENTATEUCO Como leer el libro del Génesis, IS EMB 2a reimpr Como leer el libro del Éxodo, IS-EMB, 2a reimpr Como leer el libro del Levitico, IS, la ed Como leer el libro de los Números, IS, la ed Como leer el libro del Deuteronomio IS, 2a reimpr HISTÓRICOS Como leer el libro de Josué IS la ed Como leer el libro de Ester, IS, I a ed Como leer el libro de Judit, IS, la ed Como leer el libro de Rut, CM, la ed Como leer los libros de Samuel, IS EMB, 2a ed Como leer el libro de Tobías IS JB, la ed Como leer los libros de los Reyes, IS, 2a ed Como leer los libros de los Macabeos, PLV-RRS la ed SAPIENCIALES Como leer el libro de Job, IS, 2a reimpr Como leer el libro de los Salmos MG, la reimpr Como leer el libro de los Proverbios, IS, la ed Como leer el libro del Eclesiastes, IS-EMB, 2a ed Como leer el libro del Cantar de los Cantares, IS-EMB, la reimpr

libro de Amos, ¡S EMB, 2a ed libro de Joñas, IS EMB, 2a ed libro de Miqueas, IS-EMB 2a ed libro de Habacuc, IS-EMB, la ed libro de Sofomas, IS-EMB, la ed libro de Ageo, MG, la reimpr

CARTAS Y APOCALIPSIS Introducción a san Pablo y a sus Cartas, JB, la ed Como leer la Carta a los Romanos, JB la ed Como leer la 1* Carta a los Corintios, JB, la ed Como leer la 2a Carta a los Corintios, JB, la reimpr Como leer la Carta a los Calatas, JAB, la reimpr Como leer la Carta a los Efesios, JAB la ed Como leer la Carta a los Fihpenses, JB la reimpr Como leer la Carta a los Colosenses, JB, la ed Como leer la Ia Carta a los Tesalonicenses, JB, la retmpr Como leer la T Carta a los Tesalonicenses, JB, 2a ed Como leer la Y Carta a Timoteo, JB la ed Como leer la 2' Carta a Timoteo, JB, la ed Como leer la Carta a Tito, JB la ed Como leer la Carta a los Hebreos, PLV, la ed Como leer la Carta de Santiago IS, la ed Como leer las Cartas de Pedro PN, la ed Como leer la Carla de Judas JB la ed Como leer las Cartas de Juan, 2a ed Como leer el libro del Apocalipsis, JB, la ed

SAN PABLO

Presentación

Durante los varios años en los que escribí, en la serie "¿Cómo leer la Biblia?", los 13 opúsculos referentes a las cartas de san Pablo, he ido madurando en mí la conciencia de que debería publicar, en el mismo estilo de esos libritos, una introducción a san Pablo y a sus cartas. El objetivo es sencillo: ayudar a los lectores de esa serie y, sobre todo, a las personas interesadas en el tema, entender las razones que me llevaron a presentar, en varios lugares, un rostro no siempre tradicional de ese apóstol.

Título original Inlrodufáo a Paulo e suas cartas Autor lose ISorlolim O Paulus Editora Rúa Francisco Cruz, 229 04117-091 S3o Paulo, SP - Brasil

Título traducido lntroáiecton a san Pablo y a sus Canas Traducción Augusto Aunar Impresor Sociedad de San Pablo Calle 170No 8G-31-Bogotá ISBN 958-607-547-X la edición, 2007 Queda hecho el deposito legal según Ley 44 de 1993 y Decreto 460 de 1995

O SAN PABLO Carrera 46 No 22A-90 Tel 3 6 8 2 0 9 9 - F a x 2444383 E-mail editonal@sanpablo com co htlp / sanpablo com co

Distribución: Departamento de Ventas Calle 17ANo 6 9 - 6 7 - A A 080152 leí 4114011 -Fax 4114000 L-mail direccioncomercial@sanpablo com co

BOGOTÁ-COLOMBIA

Esta introducción, por consiguiente, nace al final del proceso prolongado y después de por lo menos quince años de intenso contacto con san Pablo. En ese espacio de tiempo leí literatura paulina, escribí, opiné sobre libros por traducir o publicados en portugués, di cursos y conferencias, orienté retiros, de tal modo que Pablo de Tarso se convirtió en mi amigo y compañero, en mi familiar; mejor dicho, yo me convertí en amigo y compañero de él, tal vez en "hijo" suyo. Este pequeño trabajo es fruto de un inconformismo que me ha acompañado a lo largo de esos años. Ciertas lecturas de san Pablo nunca me agradaron (y tal vez nunca logren hacerle justicia), pues lo presentan como una persona distinta del pueblo y de las comunidades, 5

incapaz de manifestar sus sentimientos, indiferente ante el drama de miles de personas, antifeminista, moralista, etc. Los que ven a san Pablo con esos ojos olvidan sus viajes, sus cadenas, sufrimientos, peligros y, sobre todo, su pasión por Jesús y su amor por el pueblo. Esta introducción, por consiguiente, quiere conducir al lector a ese contacto con san Pablo, antes de leer sus cartas. O, después de haberlas leído muchas veces, volver a ellas con una sensibilidad nueva. A lo largo de esos quince años de un contacto constante con Pablo, ha pasado mucha literatura entre mis manos. Pero el estilo y la propuesta de los libritos de esta serie no contemplan volúmenes grandes ni debates largos sobre las opiniones. No estamos en un campo académico, y sí en medio de los evangelizadores y agentes de pastoral, entre los cuales se sentiría bien el apóstol Pablo. Por eso evito la discusión académica, necesaria en otros campos y circunstancias. Conozco a personas que son apasionadas por Pablo. Conozco a personas que lo admiran. Conozco personas que lo desprecian y lo rechazan. A ellas, si tienen el tiempo y la voluntad de leer este texto, dedico mi trabajo. En fin, quién sabe si resuena para todos el llamamiento que otrora él hiciera a los corintios: Les hemos hablado con toda franqueza; nuestro corazón se ha abierto de par en par. No está cerrado nuestro corazón para ustedes; los suyos sí que lo están para nosotros. Correspóndanos de la misma forma; les hablo como a hijos; ábranse también ustedes (2Co 6,11-13). 6

1. ¿QUIÉN FUE SAN PABLO?

1. U n judío de la diáspora Según los Hechos de los Apóstoles (Hch 22, 3), Pablo nació en Tarso, en Cilicia (Jerónimo afirma que sus padres eran de Giscala, en Galilea).Tenemos luego que preguntarnos qué importancia tiene en la vida de un judío de aquel tiempo nacer en la diáspora, es decir, fuera del "territorio sagrado". Parece que la respuesta es ésta: un judío nacido en la diáspora normalmente era más abierto que sus hermanos de raza nacidos en la Tierra Santa. El contacto diario con realidades y culturas era una invitación fuerte a no encerrarse en una redoma. La misma supervivencia obligaba a esos judíos a ser potencialmente más abiertos en relación con los que pensaban y obraban de otra forma. La diáspora (palabra que viene del griego y que significa "dispersión") es un fenómeno antiguo en la vida del pueblo de Dios. La emigración en masa hacia fuera del territorio de los judíos comenzó en el siglo VII antes de Cristo. En pocas palabras, los judíos que vivían en el exterior, a pesar de que mantenían su identidad religiosa y cultural, luego se abrieron hacia el mundo, con los riesgos que eso implicaba. Uno de los resultados de esa apertura es sin duda la traducción de la Biblia hebrea al 7

griego, traducción conocida como la "de los Setenta', que circuló entre las comunidades judías que vivían en el exterior mucho antes del nacimiento de Jesús.Y nótese que esa traducción contiene muchas adaptaciones del texto hebreo, señal de que ellos no tenían escrúpulos en "enculturarse". En la tierra de Pablo los judíos usaban esa traducción, al paso que en el "territorio sagrado" se usaba el texto hebreo con traducción simultánea al arameo. Ese detalle es suficiente para que comencemos a ver a Pablo como fruto de un ambiente, de una época y de una cultura. Su mismo nombre ayuda a caminar en esa dirección. Él se llamaba Saulo (Saúl, tal vez en homenaje al primer rey de la historia del pueblo de Dios, pues ambos eran de la tribu de Benjamín), pero adoptó o recibió desde la cuna un nombre "enculturado" (Pablo), como solían hacer muchos judíos de la diáspora. Según san Lucas (Hch 13, 9), el cambio de Saulo por Pablo se da cuando él comienza el primer viaje, en vista de su contacto con los paganos. Pero Pablo nació precisamente en ese ambiente de la diáspora y en contacto con los no-judíos. Por consiguiente es más probable que, desde su nacimiento, hubiese recibido el nombre "Saulo-Pablo" y que, por su contacto con comunidades compuestas en su mayoría por no-judíos, simplemente haya asumido el nombre Pablo. No se sabe cuando nació. Debió ser unos años más joven que Jesús. Hoy se sabe que Jesús debió nacer alrededor del año 6 antes de Cristo. El nacimiento de Pablo debió suceder alrededor del año 5 de nuestra era. Él mismo afirma que fue circuncidado al octavo 8

día, como lo ordena la ley (Lv 12, 3), haciéndose así miembro del pueblo de Dios. Es un judío legítimo y fue educado como judío (Flp 3, 5). 2. La educación que recibió a) El influjo de la gran ciudad

Tarso era una ciudad grande, una especie de frontera entre la cultura semítica (Oriente) y la greco-romana (Occidente). Culturalmente,Tarso en esa época rivalizaba con Atenas, pues era famosa porque albergaba escuelas filosóficas como la de los estoicos y la de los cínicos. Pablo, sin duda, fue influenciado por el estilo de vida de su ciudad natal, por la cultura y por el modo de ser de sus ciudadanos. En efecto, cuando escribió la primera carta, ofreció a los tesalonicenses un criterio importante dentro de la babel que eran las grandes ciudades de ese tiempo: "Examínenlo todo y quédense con lo bueno" (lTs 5, 21). Está fuera de duda que el estilo de vida y el ambiente cultural de Tarso le ayudaron a Pablo en su educación. En esa ciudad de cultura eminentemente griega, se hallaba el sepulcro de Sardanápalo, que era considerado como el fundador de la ciudad. Sobre su tumba estaba escrito: "Viajero, come, bebe y goza de la vida; el resto no tiene ninguna importancia". Más tarde, al escribir a los corintios, Pablo retoma ese pensamiento y muestra que, sin la fe en la resurrección, lo mejor que podríamos hacer sería seguir el consejo del antiguo fundador: "Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos" (ICo 15, 32b). 9

En Tarso, los devotos de Isis vestían ropas azul-celeste para identificarse con la divinidad, sobre todo en las fiestas. Eso sin duda sirvió de base para que Pablo hablara de una "vestidura" que identifica al cristiano, como si fuese una tarjeta de identidad (ver, por ejemplo, Rm 13, 14; 2Co 5, 2; E/4, 20-24; 6,11; Col 3,10-14). Tarso, como pertenecía al Imperio Romano, tenía sus mercados de esclavos. Sin duda Pablo habrá visto escenas de compra de esclavos. Eso sirvió de punto de partida para que, más tarde, usara esa imagen para hablar de la importancia de la muerte y la resurrección de Jesús (por ejemplo, en 1 Co 6,20; 7,21-25). En sus cartas, usa varias veces la imagen del "rescate/compra" de esclavos para ilustrar la imagen de Jesús en favor de los cristianos. El idioma en el que escribe Pablo y en el que se comunica normalmente es el griego. Algunas décadas antes, en Tarso, nació un educador célebre, llamado Atenodoro. Atenodoro fue profesor y amigo del profesor Augusto (Tarso exportaba educadores). Algunas frases muestran los contenidos de ese educador que, sin duda, debe haber influenciado a Pablo. Por ejemplo: "Para cada criatura, su conciencia es Dios" (ver cómo eso repercute en el pensamiento de Pablo en Rm 14, 22a: "La convicción que tú tienes, guárdala para ti delante de Dios"), y: "Pórtense con el prójimo como si Dios los viera a ustedes y hablen con Dios como si los otros los oyeran a ustedes" (éste es, según ÍTs 2, 3-7, el modo transparente de ser y de obrar de Pablo ante las personas y ante Dios). Las escuelas filosóficas, sobre todo los estoicos y los cínicos, ejercían una gran fuerza de persuasión en Tar10

so. Muchos de los que estudian a Pablo afirman que él es deudor sobre todo de los estoicos, particularmente cuando habla de que todo lo puede en aquel que lo fortalece (Flp 4,13), o en célebre pasaje a los Romanos 8, 35-39, cuando pregunta: "¿Quién nos separará del amor de Cristo?" (Ver también el texto de 1 Tm 6,7-8, incluso recordando que hay pasajes semejantes en los sapienciales, sobre todo Pr 30,8-9). El influjo que el ambiente social de Tarso ejerció sobre la formación de Pablo es grande. Los deportes, la vida jurídica (el Derecho Romano), la arquitectura, el arte, la cultura están presentes en sus escritos como metáforas de la vida cristiana. Basta pensar, por ejemplo, en la "parada militar" de los generales vencedores que sirvió de base para que Pablo describiera su participación en el triunfo glorioso de Cristo sobre la muerte (cf. 2Co 2, 14-16). Otro detalle significativo es que las mujeres en Tarso no salían a la calle sin el velo persa, como señal de que estaban bajo la protección de un hombre y que tenían preservada su dignidad. Una mujer de Tarso, al vestir su velo elegante, daba a entender que tenía dignidad y un marido que la amaba y cuidaba de ella. Parece que Pablo, al escribir más tarde a los corintios y al ordenar a las mujeres que cubriesen la cabeza para profetizar, como que quería tener presente ese dato (ICo 11,2-16). b) La educación en casa

En casa Pablo recibe una formación judía. Afirma que es de la tribu de Benjamín, que es hebreo e hijo de hebreos y que fue circuncidado al octavo día (Flp 11

3, 5). Era conocedor del griego y tuvo que haber conocido los Setenta, la traducción griega del Antiguo Testamento. Más o menos a la edad de cinco años tuvo que haber aprendido del padre el núcleo esencial de la Ley (Dt capítulos 5 y 6.Ver especialmente lo que se dice en 11,19:"...Enséñenselas a sus hijos"). Aprendió la gran alabanza (Sal 113 a 118) que se cantaba en las grandes fiestas judías, el sentido de las principales fiestas (Pascua, Pentecostés, las Tiendas, etc.) y la alabanza diaria que los judíos rezaban cada mañana (Sal 146 a 150). En esa edad aprende a leer y a escribir. A partir de los cinco años Pablo rezaba, mañana y tarde, todos los días, el "Shemá, Israel" (Dt 5, 1), que el padre le había enseñado. Nada se sabe de la madre de Pablo. Pero ciertamente la figura materna influyó en su personalidad. Frecuentemente oímos hablar tan sólo del aspecto severo de Pablo. Sin embargo, en sus cartas hay pruebas de mucha ternura y afectos que son típicos de la madre y señal de que con ella aprendió a ser cariñoso, a entregarse sin medida, como una madre se entrega a sus hijos,y así lo hacía con sus fieles (Ga 4,19; íTs 2,7-8). Sabemos, por los Hechos de los Apóstoles, que tuvo una hermana (Hch 23, 16). La profesión que ejercían (Hch 18, 3), tuvo que haberla aprendido de su padre. c) La educación en la escuela sinagogal

Al lado de la sinagoga los judíos normalmente tenían una escuela sinagogal. Pablo, como todo niño j u dío, comenzó a frecuentarla a los seis años. Ciertamente lo acompañaba el pedagogo, un esclavo encargado 12

de llevar a los niños a la escuela. Más tarde, Pablo usará la imagen del pedagogo para hablar tanto de los evangelizadores que pasaron después de él por Corinto (cf. ÍCo 4, 14-17) como para hablar de la Ley (Galotas, y Romanos). El pedagogo cargaba los útiles del niño (la tablilla de cera, el punzón para escribir...). En la escuela los niños se sentaban en el suelo y escribían con un punzón de hierro en una tablilla de cera apoyada sobre las rodillas. Los primeros años de escuela se dedicaban a la Historia de Israel, sus episodios más importantes, los patriarcas y las matriarcas, los héroes y las heroínas (cf. Rm 9, 4-5). Allí Pablo tuvo el primer contacto con las expectativas de la llegada del Mesías. A los diez años el alumno entraba al "segundo grado", que era la fase de la ley oral. Era necesario entrar en contacto con la casuística rabínica y farisaica. Tuvo que haber sido un momento muy difícil para Pablo y lo que más lo marcó, porque le costó sacrificio deshacerse de él en su conversión (la "basura" de la que habla en Flp 3, 8). Los fariseos consideraban la ley oral tan importante como la ley escrita, a la misma altura de los diez mandamientos. Parece que era la época a la cual se refiere la Carta a los Colosenses, cuando dice: "No tomes, no gustes, no toques" (Col 2, 21). Una educación basada en los tabúes, en las prohibiciones y pecado en la libertad y la gracia. d) La educación en Jerusalén

Al completar los 15 años, Pablo debió trasladarse a Jerusalén con el fin de continuar los estudios y llegar a ser rabino. Era la orientación rabínica la que así lo 13

determinaba. Estudiar en Jerusalén era buscar el grado académico más elevado en el mundo judío. La preparación intelectual y académica de Pablo fue excelente. Además de eso, los preceptos rabínicos prescribían que a los dieciocho años el joven debía casarse. En Jerusalén frecuentó la escuela del templo, de los doctores de Ja ley y de Jos fariseos, Ja "escueJa superior" más importante del mundo judío de aquel tiempo. Fue alumno de Gamaliel, fariseo, doctor de la ley y miembro del Sanedrín, estimado por todo el pueblo, según los Hechos de los Apóstoles (Hch 5,34). Paralelamente al estudio, debía también trabajar, como lo hacían sus profesores, por más célebres que fueran. Ese detalle es importante para entender el modo de ser y de obrar de Pablo, más tarde, cuando trabaja con sus propias manos para no ser un peso económico para las comunidades y para no mezclar el anuncio del Evangelio con el dinero y el comercio. Con esa actitud él se distancia radicalmente de los otros evangelizadores cristianos. Se distancia también de la mentalidad griega, según la cual los que habían estudiado no debían sudar con trabajos manuales destinados a los esclavos. Gamaliel fue discípulo de Hillel, un personaje célebre ya en los tiempos de Jesús. Era de carácter flexible y conciliador, cuya corriente teológica se oponía al rigor de la ley defendido por ía escuela de Shammaí. La flexibilidad y el espíritu de conciliación recibidos de Gamaliel fueron importantes en el modo como Pablo educa a las comunidades que funda más tarde. El joven Pablo se sentó literalmente a los pies de Gamaliel, pues el maestro enseñaba de pie y los alumnos 14

se sentaban en círculo alrededor de él. En esa fase de la vida, Pablo estudia el Antiguo Testamento en hebreo con una traducción oral aramea. El profesor hace la "exégesis" del texto: explica las varias interpretaciones, los nuevos enfoques, incentivando, con preguntas, a los alumnos a entrar en el debate. Debía ser una especie de "lluvia de ideas" con discusiones acaloradas. Pablo es deudor de ese modo de enseñar, que para nosotros es bastante difícil de seguir. Basta leer, por ejemplo, Romanos y Gálatas, para sentir cómo está presente esa forma de razonar que para nosotros es un poco extraña. La manera como hace ciertas interpretaciones del Antiguo Testamento también se debe a esa formación académica recibida en Jerusalén (por ejemplo ICo 9, 9-10). El "grado curricular" constaba de dos materias: la Halaká, es decir, las tradiciones y las prescripciones de la ley en su totalidad (una especie de Derecho Canónico), y la Hagadá, es decir, las verdades religiosas que la Biblia ofrece (una especie de teología moral, dogmática en nuestras escuelas de teología). Aquí Pablo aprendió las diferentes formas de interpretar el Antiguo Testamento. Más tarde, aplica estas formas a los cristianos. A veces hace una lectura tipológica (Adán es tipo de Cristo, cf. Rm 5, 14); a veces hace una lectura acomodaticia (la igualdad entre las tribus del Antiguo Testamento es motivo para justificar una colecta con el fin de ayudar a los pobres, cf. 2Co 8,15); a veces se trata de una lectura alegórica (como la cita de Dt 30, 11-12 e n R w 10,6-9).

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e) La educación farisaica

En nuestro lenguaje, la palabra "fariseo" se asocia normalmente a "persona falsa y fingida". Sin embargo, el sentido primario de esa palabra hebrea es "separado". Los fariseos surgieron unos dos siglos antes de Cristo y, entre las cosas buenas que nos dejaron, se encuentra la fe en la resurrección de los muertos. En los evangelios sinópticos los fariseos, junto con los doctores de la ley, están entre los mayores adversarios de Jesús. Los fariseos tenían una conciencia de que eran una minoría separada. No eran muchos, pero producían bastante ruido con su modo de ser y de obrar. Algunos estudios dicen que en el tiempo de Jesús y de Pablo el grupo de los fariseos no llegaba a las diez mil personas. Su característica más importante tal vez sea la práctica escrupulosa de toda la ley escrita y también la oral. En efecto, juntamente con el texto escrito del Antiguo Testamento, defendían la denominada Tora oral, es decir, todo lo que se iba transmitiendo oralmente tenía el peso y la condición de ley, y por eso debía cumplirse. Los fariseos se distinguen entonces de todos los otros grupos del tiempo de Jesús por la observancia rigurosa de los detalles mínimos de la ley. En los evangelios, Jesús evidentemente critica esa postura, y llama hipócritas a los fariseos y a los doctores de la ley, es decir, los trata de disfrazados y fingidos (por ejemplo el capítulo 23 de Mateo). Pero no es acertado estudiar el movimiento farisaico tan sólo a partir de las críticas que les hacen los evangelios. El texto de Mateo 23, por ejemplo, parece que refleja mucho más la situación de algunas comunidades cristianas en la década de los 16

años 80 de lo que era propiamente el conflicto de Jesús con ese grupo y el de los doctores de la ley. En efecto, en el tiempo en que fue escrito el evangelio de Mateo (después del año 80), los cristianos tenían problemas serios con los fariseos y los doctores de la ley, los únicos grupos judíos importantes que habían sobrevivido a la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70. Pablo era fariseo. Él lo afirma en Filipenses 3, 5. N o sabemos si su padre también lo era, por cuanto recibió formación farisaica, según se dice en Hechos de los Apóstoles 23, 6 (Lucas no siempre es fiel intérprete de Pablo; muchas veces se da lo contrario: el Pablo de los Hechos dice cosas que a Lucas le gustaría que dijera). Es mejor suponer que haya optado por ser del partido fariseo a partir de la formación que tuvo en Jerusalén, sobre todo con Gamaliel. Lucas, el autor de los Hechos de los Apóstoles, afirma que Gamaliel era fariseo (Hch 5, 34). Más adelante, cuando está preso en Jerusalén, Pablo afirma que ha sido "educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios..." (Hch 22, 3). Se sabe que no se debe dar un valor absoluto a las informaciones de los Hechos respecto a Pablo (de eso hablaremos más adelante). Pero ese pensamiento de Lucas en los Hechos encuentra resonancia en Gálatas 1, 14: "Y cómo yo sobrepasaba en el judaismo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándolos en el celo por las tradiciones de mis padres".

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3. Pablo y Jesús Una pregunta que se formula es que si Pablo estuvo presente en Jerusalén cuando murió Jesús (año 30 según algunos, 33 según otros).Y todo lleva a creer que sí. Sin embargo, no hay ningún texto que hable de un posible encuentro entre Jesús y Pablo. Sus cartas son muy pobres con relación a este aspecto. Se pueden recordar dos pasajes de la Segunda Carta a los Corintios: "Si conocimos a Cristo según la carne, ya no lo conocemos así" (2Co 5, 16; ver también 2Co 12, 1-6). El segundo texto citado (2Co 12, 1-6) ciertamente no habla de un contacto personal de Pablo con Jesús de Nazaret. Se trata de otra experiencia. En el primer texto, Pablo podría simplemente estar citando a los que se gloriaban de estar en contacto directo con Jesús antes de su muerte. Probablemente Pablo estuvo en Jerusalén en los días de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, sin tener conocimiento ni conciencia de la importancia de ese hecho para él y para todos los que, más tarde, recibirían su mensaje. Vale la pena, en este punto, llamar la atención sobre un detalle, sobre el cual volveremos más tarde. Se trata de la diferencia enorme entre el pequeño espacio geográfico en el que Jesús se mueve (básicamente la Palestina) y las regiones inmensas recorridas por Pablo en su acción evangelizadora, que alcanzó casi la mitad del Imperio Romano. Según los evangelios sinópticos, Jesús anunció el reino prácticamente tan sólo en Galilea y fue a Jerusalén para la Pascua, ocasión en la que 18

fue crucificado, murió y resucitó. Pablo, por el contrario, recorrió una buena parte del Imperio Romano. Parece que cabe aquí lo que Jesús afirma enjn 14, 12: "En verdad, en verdad les digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre". Otro detalle importante es mirar el modo como cada uno se comunica. Jesús habla arameo y anuncia el reino en parábolas, creadas a partir de la observación atenta de la vida sencilla del pueblo del campo y de las aldeas. Pablo, por el contrario, aunque sabe hablar el arameo, habla y escribe en griego, pues sus oyentes son judíos de la diaspora y paganos que hablan el idioma tradicional de ese tiempo. Pablo también es un observador fino de lo cotidiano, pero las imágenes usadas en las cartas vienen sobre todo de la cultura urbana, de la gran ciudad. Así es como habla del atletismo, de la construcción civil, de las paradas militares, de las luchas en los estadios, de la vida de los soldados, etc. Al leer las cartas de Pablo percibimos el esfuerzo que hizo para enculturar el mensaje del habitante más célebre de las aldeas de Galilea: Jesús de Nazaret. 4. Pablo y el sanedrín El sanedrín o consejo era el tribunal supremo de la época de Jesús y después de Él (hasta el año 70). Era presidido por el sumo sacerdote y concentraba básicamente todo el poder sobre el pueblo judío. Era, evidentemente, un poder subordinado a los dominadores

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romanos, que imponían el sumo sacerdocio a los que eran fieles al sistema de dominación. El sanedrín es el principal responsable de la muerte de Jesús. Reunía cerca de setenta miembros, entre los cuales estaba la élite sacerdotal (los jefes de los sacerdotes), la élite laica ("ancianos", latifundistas y dueños del comercio de Jerusalén), además de los doctores de la ley (poder judicial), los fariseos. En pocas palabras, la élite de los poderosos. Algunos estudios levantan cuestiones con respecto a la participación de Pablo en ese consejo.Y lo hacen a partir de la expresión "yo contribuía con mi voto", que se encuentra en Hechos de los Apóstoles 26, 10. Pablo está contando su pasado y conversión con el rey Agripa. Dice: "Así lo hice en Jerusalén y, con poderes recibidos de los sumos sacerdotes, yo mismo encerré a muchos santos en las cárceles; y cuando se les condenaba a muerte, yo contribuía con mi voto". Se sabe que solamente los miembros del sanedrín podían votar. Si tomáramos al pie de la letra este pasaje, Pablo había pertenecido al sanedrín. Pero para responder a esto es necesario responder a otras preguntas. En primer lugar, la edad de Pablo. Se exigía, para ser rabino, un mínimo de treinta años de edad. La misma regla parece que valía para se miembro del sanedrín. ¿Tendría Pablo más de treinta años cuando comenzó a perseguir a los cristianos? Tal vez. Sin embargo, los Hechos de los Apóstoles afirman que, con ocasión de la lapidación de Esteban, era todavía "joven" (Hch 7, 58). A pesar de consentir en la ejecución de Esteban (Hch 8, 1), Saulo no tenía todavía la edad para hacerlo. Sin embar20

go, el autor de los Hechos de los Apóstoles concentra los acontecimientos, como si todo lo que ahí se dice hubiera acontecido en el espacio de pocos meses. En verdad se trata de varios años. Otro detalle que inquieta está en Hechos de los Apóstoles 23,1-10. Si Pablo efectivamente hubiera pertenecido al sanedrín, unos veinticinco años antes, ¿cómo no iba a saber que quien preside el consejo es el sumo sacerdote? Incluso al no conocerlo personalmente, ciertamente podía intuirlo a causa del lugar central ocupado por la presidencia y por sus características externas. ¿Sería pura ironía del autor de los Hechos de los Apóstoles? Según ese libro, ciertamente había una vinculación entre Pablo y el sanedrín. 5. Pablo y el Imperio Romano El autor de los Hechos de los Apóstoles no deja dudas con respecto a Pablo en cuanto al hecho de que él era ciudadano romano. Dos textos son muy claros: Hechos de los Apóstoles 16, 37 y 22, 25-29. Sin embargo, si se tiene presente que Lucas no es un fiel intérprete de Pablo ni de sus acciones, conviene preguntar si efectivamente Pablo tenía ese título "desde su nacimiento" (Hch 22, 29), como si lo hubiera recibido de su propio padre. Se sabe que Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, trata de mostrar una imagen positiva del Imperio Romano y de sus autoridades. Según la visión de él, el Derecho Romano era respetado y seguido en todo el Imperio. Sin embargo, se sabe que esto no está de 21

acuerdo con la verdad. Lucas muestra a Pablo y al Imperio Romano casi en sintonía perfecta, porque tienen un objetivo: presentar el cristianismo naciente como algo simpático a los ojos de los amos del mundo.Y por eso traza un perfil de Pablo sintonizado con el Imperio, y muestra las autoridades romanas como quienes respetan el Derecho ante sus ciudadanos. El título de ciudadano romano abría muchas puertas y facilitaba las cosas para el que tuviera que desplazarse de un lugar a otro, como lo hacía Pablo. E impedía a veces que el portador de ese título cayera en manos de las autoridades inescrupulosas, para convertirse en víctima de abusos y violencias. Parece que eso no sucedió con Pablo. En efecto, habla de las persecuciones y de los peligros increíbles por los cuales pasó (ver, por ejemplo, 2Co 11, 22-29). La mayor parte de los conflictos que se enfrentan en ese texto vienen de los hermanos de raza. Pero es lícito preguntar: ¿El título de ciudadano romano no habría sido en alguna forma útil en esos casos de azotes y flagelaciones? En sus escritos Pablo nunca habla de ese título. Por otra parte, cuando se refiere al tema "ciudadanía", traslada su pensamiento de la tierra hacia el cielo, como si despreciara la posesión de ese título: "Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo" {Flp 3, 20). Algunos estudiosos dan crédito a Lucas y buscan en los textos de Pablo una posible justificación de eso. La encuentran en la Carta a los Filipenses. Como se sabe, se trata de la carta del cautiverio. Pablo está en prisión {Flp 1, 13), pero tiene la certeza de que lo van a soltar 22

y podrá seguir su actividad evangelizadora {Flp 1, 2526). ¿De dónde deduce esa certeza, como si, a pesar de eso, fuera dueño de su propio futuro? La respuesta que esos estudios dan es que Pablo hasta ese momento no habría dado a conocer su título de ciudadano romano (ver, en esta serie, "¿Cómo leer la Carta a los Filipenses?"). El título de ciudadano romano sería, pues, una especie de triunfo que Pablo reservaría para el final, como último recurso. Pero también a eso se puede oponer la pregunta: ¿si él deseaba tanto estar libre y poder evangelizar, por qué retardaría la presentación de ese título, prolongando la prisión? Se puede preguntar también si el recurso al título de ciudadano romano era el único motivo que tenía Pablo para creer en su próxima salida de las cadenas. Por consiguiente, a pesar de que Lucas garantiza con certeza que Pablo era ciudadano romano desde su nacimiento, se puede cuestionar seriamente este hecho.Y se entienden mejor los sufrimientos de Pablo sin ese título que con él (sobre este tema volveremos en el último capítulo). 6. Hombre de varias culturas Para los patrones de ese tiempo, Pablo era un hombre "internacional", conocedor de varias culturas, bien preparado intelectualmente para la misión que Dios le reservó desde "antes de nacer" {Ga 1, 15). Misteriosamente Dios lo fue conduciendo y formando para el gran objetivo de ser el "doctor de las naciones" {íTm 2, 7). Conocía varios idiomas: arameo, hebreo, griego y 23

tal vez latín. Como era hebreo e hijo de hebreos (Flp 3,5), conoce profundamente la cultura, la fe y las tradiciones de su pueblo. Pero conoce y reconoce también los valores culturales de los no judíos, con los cuales convive desde su nacimiento. Se comunica oralmente y por escrito en el idioma internacional de ese tiempo, el griego. Atento al modo de cómo se desarrollaban las relaciones en la sociedad de su época, descubre allí una fuerza extraordinaria para la evangelización. En efecto, al observar cómo se daban las comunicaciones entre las ciudades, el buen sistema de correos implantado por el Imperio Romano, no tiene reparo en copiar las ideas y transformarlas en instrumento de evangelización. No debemos olvidar que él fue el primer escritor del Nuevo Testamento. Cuando la predicación del Evangelio era únicamente oral, él se inspiró en las cartas que se escribían entonces para evangelizar con textos escritos. Se convierte así sin saberlo ni quererlo, en el primer gran escritor del Nuevo Testamento. Jesús no dejó nada escrito. Pablo sí. Ya se habló arriba de cómo Pablo entró en contacto con el mundo cultural griego para iluminar esa cultura con la luz del Evangelio. Conocía bien a los filósofos de su época, sus argumentos y sus puntos de vista. Superó el miedo a la confrontación entre las culturas, al no igualarse a muchos de sus hermanos de raza, para los cuales los otros eran totalmente extraños, impuros, perdidos y condenados por Dios. Esa lenta maduración provocó la apertura al mundo sin miedo, con la voluntad de dialogar y encontrarse. 24

Tuvo, ciertamente, dificultades en ese sentido. En la Carta a los Gálatas dice:"¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién los fascinó a ustedes, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?" (Ga 3, 1). En esas palabras algunos estudiosos ven la posibilidad de que Pablo se haya comunicado visualmente con los gálatas, si se tiene en cuenta la imposibilidad de hablar claramente a ellos por desconocer su dialecto. Él se habría comunicado con dibujos de Jesús crucificado. Muchos estudiosos sostienen que los himnos de las cartas de san Pablo (por ejemplo ICo 13; Flp 2, 5-11, etc.), son textos que existían antes de las cartas. Puede ser. Pero es oportuno preguntar qué habría hecho Pablo en las comunidades en las que se detuvo por algún tiempo (según Hch 18,11, él permaneció un año y medio en Corinto con ocasión de la fundación de la comunidad), lo que habría enseñado, cómo habría celebrado con los hermanos la fe que profesaban en común, etc. Además de eso, los himnos que se encuentran en las cartas de Pablo (tanto en las auténticas como en las deuteropaulinas) encajan perfectamente en el conjunto de las cartas, que es lícito preguntar si no fueron escritas por el mismo Pablo o por lo menos con su colaboración. ¿Tendría él dotes poéticos? Probablemente sí.

7. Condición social de Pablo Los Hechos de los Apóstoles lo presentan como una persona de clase media. La ciudadanía romana y la posibilidad de formarse en la escuela de Gamaliel apunta a una persona que debe haber nacido en una familia 25

que tenía algunos recursos económicos. No se sabe si, cuando fue a Jerusalén a estudiar, lo hizo con toda la familia. Los Hechos afirman que más tarde, cuando estuvo preso en esa ciudad, tenía una hermana y un sobrino que vivían allí (Hch 23,16). Según los Hechos de los Apóstoles (Hch 18, 3), Pablo aprendió y ejerció la profesión de fabricante de tiendas. En Corinto trabajó con el matrimonio Aquila y Priscila. Los motivos de esa sociedad parecen obvios, pero se puede sospechar que Pablo, en esa ocasión, no tuviera recursos suficientes para comprar o rentar un espacio para sus actividades profesionales. Más tarde, al escribir a los corintios, afirma que no tiene morada fija (ICo 4,11). Sin embargo, una cosa es cierta: Pablo no adopta el modo de ser de la cultura griega, que consideraba el trabajo manual como cosa de esclavos. Por el contrario, siguió el ejemplo de su profesor Gamaliel. En efecto, también los grandes y célebres maestros de Israel solían trabajar con las propias manos. En ese punto Pablo y los Hechos de los Apóstoles están de acuerdo (Hch 18, 1-3; 20, 34; lTs 2, 9; 4, 11; ICo 4, 12). En la cultura judía, de un modo general, no hay ninguna prevención contra el trabajador ni contra el trabajo. Incluso los ricos tenían que trabajar. Son célebres las sentencias de los libros sapienciales contra el perezoso y el indolente. Esos proverbios, nacidos a lo largo de los siglos, sedimentan la experiencia secular de Israel en relación con el trabajo. Pablo no encontró las dificultades para aprender (tal vez como su padre) la profesión de la cuál

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sacaría luego el propio sustento. No debió ser flojo ante las dificultades de la vida del trabajador. Muy diferente era la visión de esa cuestión en la cultura griega de esa época. Para las élites, abastecidas de bienes y culturalmente favorecidas, el único trabajo que dignificaba al ser humano era el intelectual. Para muchos, el no tener que trabajar era señal de realización personal y de proyección social. Pero ninguno se preguntaba cómo se mantenían esas élites. Y nosotros sabemos que, detrás de cualquier privilegio de las élites, siempre hay un grupo de gente menos favorecida que, gracias a su trabajo, sostenía a la élite. Imaginemos la casa de un noble en los tiempos de Pablo. Funcionaba gracias a una cuadrilla de servidores domésticos (y también rurales) que lo daban todo de sí a cambio de un lugar para dormir y un plato de comida. Imaginemos ahora cómo sería el trabajo misionero de Pablo, si hubiere usado esos patrones de comportamiento en sus viajes de evangelización. Ciertamente lo acompañarían esclavos prontos a sostenerlo en todo. Entonces ¿cómo anunciaría la primacía de la libertad (Ga 5,1) si era servido por aquellos que, en la práctica, mantenía como esclavos? Como se movía en un contexto de cultura griega, Pablo "perdió" nivel social, al igualarse en su trabajo manual a los esclavos, que constituían hasta los dos tercios de la población en ciertas metrópolis del Imperio R o mano. Su nivel social es el de los trabajadores pobres, aunque pudiera hacer valer sus derechos de apóstol y de fundador de comunidades (ICo 9,1-18; 2Co 11,7-12).

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8. Estado civil Normalmente se afirma que Pablo era soltero. Sin embargo, vale la pena mirar de cerca esa cuestión. En primer lugar, es necesario tener presente que, sin duda alguna, su conversión tuvo lugar después de los treinta años de edad. Además de eso, se debe recordar un principio bastante común entre los judíos de ese tiempo, es decir, que los jóvenes normalmente se casaban pronto. Se dijo pronto que esa decisión no debía sobrepasar los dieciocho años. El Antiguo Testamento desconoce a lo que corresponde hoy el celibato sacerdotal. ¿Por qué? La razón es muy sencilla, y valía tanto para los muchachos como para las jovencitas. El pueblo de Dios del Antiguo Testamento dependía de una raza. Para ser plenamente miembro de fsraei era necesario tener sangre judía. Ese principio conduce luego a una conclusión: para que el pueblo de Dios crezca numéricamente es necesario producir hijos. Por eso se estimulaba la procreación. El joven que postergaba su decisión de casarse atraía sobre sí las sospechas. Las cartas de Pablo no son decisivas en este punto. Existe un texto de la Primera Carta a los Corintios de la cual se podría deducir que Pablo era casado. Al defenderse de los que lo acusan de no ser apóstol, él llama la atención sobre el modo como Pedro y los otros apóstoles actúan, es decir, llevan consigo en los viajes a una mujer (o esposa) cristiana: "¿No tenemos derecho de llevar con nosotros una mujer cristiana, como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?" 28

(ICo 9,5). Nótese que la expresión griega "mujer cristiana" se puede traducir por esposa cristiana. Con base en este versículo, algunas personas sostienen que Pablo podría ser un hombre casado y que habría llevado hasta la radicalidad de no pensar económicamente sobre las comunidades por él fundadas. En esta misma carta, sin embargo, tenemos otra frase que hace pensar que Pablo era soltero o incluso viudo. Él afirma: "Digo a los célibes y a las viudas: bien les está quedarse como yo" (ICo 7, 8). La expresión como yo da a entender que Pablo no está unido en matrimonio a otra persona. Pero no queda claro si era soltero o viudo. En todo caso, y por encima de esas hipótesis, es oportuno recordar que Pablo se comportará como madre y padre con todos los que, por medio de él, llegan a la fe en Jesucristo (íTs2,7b-12; ICo 4,15; Ga 4, 19; Flm 2, 22; Flm 1,10). 9. Fuentes para conocer a Pablo La mejor fuente para conocer a Pablo son las cartas que él escribió, sobre todo las auténticas (de eso se hablará más adelante). Hay otras fuentes importantes, como los Hechos de los Apóstoles y todos los estudios sobre la situación política, social, económica, etc., de esos lugares y de esa época. La relación Pablo y Hechos de los Apóstoles es bastante delicada. Existen estudios que sencillamente ignoran las informaciones de Lucas y tratan de reconstruir su vida y acciones sin contar con el libro de los Hechos de los Apóstoles. ¿Por qué? Ya se dijo antes algo 29

a este respecto. Crece siempre más entre los estudiosos el convencimiento de que el libro de los Hechos no es plenamente confiable en las informaciones con respecto a Pablo. Lucas no está interesado en los hechos de la vida de este apóstol. Por el contrario, construye, con la ayuda de episodios de Pablo, una especie de "Teología de la historia", y usa los acontecimientos en la forma como llegaron a sus oídos o en la forma en que él los interpreta. Además de eso, es importante tener presente que la persona de Pablo no tuvo buena aceptación por parte de todos los grupos cristianos de la segunda mitad del primer siglo después de Cristo. El libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito unos quince años después de la muerte de Pablo, parece que se inserta en el esfuerzo de personas y grupos por rescatar todo el trabajo evangelizador de Pablo. En efecto, él aparece, a partir de la segunda mitad del libro, como el modelo de evangelizador y como tipo de discípulo capaz de reproducir, en otros lugares y tiempos, las palabras y las acciones de Jesús. Ése es, en pocas palabras, el objetivo de Lucas en relación con Pablo en los Hechos de los Apóstoles. Por eso algunos estudiosos de la vida de Pablo prescinden totalmente de las informaciones que Lucas da en los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, al obrar así, no se logran completar todos los datos referentes a Pablo, sobre todo los viajes. ¿Qué hacer, entonces? Muchos estudiosos siguen un camino de conciliación, es decir, toman las informaciones de Lucas con cautela, porque saben que pueden haber sido modificadas por el autor de los Hechos, que tenía otros proyectos. 30

Los que defienden los Hechos de los Apóstoles como fuente segura respecto a Pablo citan la posibilidad de que Lucas haya sido compañero de él a partir del segundo viaje. En efecto, en Hechos de los Apóstoles 16, 10 sucede algo inusitado desde el punto de vista narrativo. De pronto Lucas deja de narrar los hechos como si fueran algo distante y pasa a relatarlos en primera persona del plural, como si, a partir de ese momento y lugar, formara parte del equipo misionero de Pablo: "En cuanto tuvo la visión, inmediatamente intentamos pasar a Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para evangelizarlos" (Hch 16,10). De aquí en adelante se narran los hechos a ratos como si Lucas formara parte del grupo, a veces como si no perteneciera a él. Algunos estudiosos afirman que, cuando usa el "nosotros", Lucas estaría citando un texto que existía anteriormente. En efecto, al comienzo de su obra afirma que ha investigado (Le 1,1-4). Aunque Lucas haya sido compañero de viaje de Pablo, eso no nos obliga a aceptar sin más ni más los datos que nos suministran los Hechos de los Apóstoles. Eso se hace evidente a partir de la confrontación de las informaciones. En otras palabras, supongamos que Pablo y Lucas tengan versiones diferentes de un mismo hecho. Se pregunta entonces: "En ese caso, ¿a quién le creemos? ¿Quién es fiel a los acontecimientos?". Y la respuesta parece que es una sola. Cuando tenemos dos versiones del mismo hecho, es necesario dar crédito a Pablo y suponer que Lucas tuviera otros motivos para contar de un modo diferente el mismo hecho. Vamos a dar dos ejemplos. 31

Comparamos Hechos de los Apóstoles 17, 17 y 18, 5 con ITesalonicenses 3, l-2a. 6a. Lucas afirma: "Mientras Pablo los esperaba en Atenas, estaba interiormente indignado al ver la ciudad llena de ídolos... Cuando llegaron de Macedonia, Silas y Timoteo, Pablo se dedicó enteramente a la Palabra, dando testimonio ante los judíos de que el Cristo era Jesús". Sin embargo, Pablo tiene otra versión: "Por lo cual, no pudiendo soportar más, decidimos quedarnos solos en Atenas y los enviamos a Timoteo... Nos acaba de llegar de ahí Timoteo y nos ha traído buenas noticias de su fe y su caridad". La comparación muestra claramente la diferencia. Según los Hechos de los Apóstoles, Pablo estaba solo en Atenas. Cuando llegan los dos compañeros, Pablo ya está en Corinto. Según la Primera Carta a los Tesalonicenses, Pablo y Silas se quedan solos en Atenas y Timoteo va y vuelve solo de Tesalónica. Evidentemente se debe dar crédito a la versión de Pablo. El segundo ejemplo parte de 2Corintios 11, 24-25, donde Pablo afirma: "Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en el abismo". Mirando lo que Lucas dice de Pablo en los Hechos de los Apóstoles, podemos preguntar: ¿dónde están las referencias a las cinco veces en que Pablo afirma que fue castigado con los 39 azotes? Lucas ignora completamente los 195 bastonazos que Pablo recibió. ¿Y dónde hablan los Hechos de las tres flagelaciones? Lucas se conforma con narrar una (Hch 16, 22-23), y omite las otras. ¿Por qué? Cierta-

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mente porque en sus planes, como veremos adelante, bastaba mostrar una flagelación. Pablo afirma que ha naufragado tres veces. ¿Dónde se encuentra eso en los Hechos? En ninguna parte. Lucas se conforma con narrar el gran naufragio del cuarto viaje (en el cual tal vez estuvo presente). Pero no debemos olvidar que, cuando Pablo escribe esas cosas, todavía estamos en el tercer viaje.Y, además de eso, Pablo garantiza que ha pasado 24 horas en Alta Mar. Nunca lograremos tener noticia de esos graves problemas que Pablo tuvo que enfrentar. Pero una cosa es cierta: la vida y la obra de él son mucho más de lo que sabemos por medio de los Hechos de los Apóstoles (y también por las cartas, como veremos más adelante). Los ejemplos podrían continuar. Pero de lo que se ha dicho se deduce una conclusión clara: Lucas no es un intérprete fiel de Pablo, en sentido de ofrecer una visión amplia de todo lo que aconteció en la vida de este apóstol. A la inversa, puede ser verdad que Pablo es, para Lucas, la figura ideal para representar el camino del discípulo en la historia, camino hecho de testimonios en medio de los conflictos. En su evangelio, Lucas mostró el camino de Jesús; en los Hechos de los Apóstoles muestra, en la persona de Pablo, el camino del discípulo, que no es diferente del camino del Maestro. Para presentar eso, Lucas se sirve de algunos (no todos) los hechos significativos en la vida de Pablo, y los presenta a su modo y según su visión.

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2. LA CONVERSIÓN

La conversión de Pablo merece algunas consideraciones. Los Hechos de los Apóstoles (8, 1) y las cartas lo muestran como aquel que persiguió a los cristianos (Flp 3, 6; ICo 15, 9). Se calcula que el año 35 sea el más indicado para fijar la fecha de ese acontecimiento importante. D e él los Hechos de los Apóstoles hablan abundantemente y relatan el mismo episodio en tres ocasiones diferentes (Hch 9, 1-25; 22, 1-21; 26, 1-23). E n la visión de Lucas, ese hecho es de una importancia capitaJ. ¿Por qué existen tres relatos de la conversión de Pablo en los Hechos? La respuesta n o parece sencilla, sobre todo si tenemos en cuenta que los relatos n o son exactamente iguales. D e u n m o d o general, las tres narraciones se complementan y se justifican. La p r i mera (Hch 9, 1-25) se inserta en el contexto del martirio de Esteban y de otras conversiones. Encaja entre la conversión del eunuco etíope (Hch 8, 26-40) y la de Cornelio (para n o decir de Pedro y de los cristianos de Jerusalén, Hch 10, 1; 11, 18). El segundo relato se justifica porque el anuncio se hace a los judíos (Hch 22, 1-21) y el tercero es pronunciado ante las autoridades políticas (judíos y no-judíos, Hch 26, 1-23).

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En el plan de Lucas los tres relatos de la conversión de Pablo serían una especie de proclamación universal: a los cristianos, a los judíos y a los no-judíos. N o olvidemos un detalle: Lucas escribe esas cosas unos cincuenta años después de que han sucedido (los Hechos aparecieron después del año 80),y Pablo ya es contado, desde hace cerca de quince años, entre los mártires y los campeones de la fe cristiana. Por consiguiente no se deben tomar los acontecimientos narrados en los Hechos c o m o sucesos escuetos, sino c o m o interpretaciones o c o m o relecturas hechas a la luz de la fe. Hablando rigurosamente n o se podía hablar de la conversión de Pablo en el sentido que el Antiguo Testamento le da a esa palabra. E n efecto, sobre todo en los profetas, ese término significa "retornar", "volver atrás". Ahora bien, eso supone que la persona que se convierte vueJve al estadio anterior, del cual se había desviado. Eso n o se puede aplicar a Pablo, pues era un fariseo fervoroso. El N u e v o Testamento, por su parte, tradujo el "retornar" de los profetas c o m o metanoia, es decir, cambio de mentalidad y de visión. En ese sentido se p u e d e hablar de conversión aplicado a Pablo. Él sigue siendo u n monoteísta convencido, pero ve y experimenta todas las relaciones bajo un ángulo nuevo. Pablo habla de su conversión, pero no exactamente en los términos usados por Lucas. Habla de Damasco sin referirse a lo que pueda haber sucedido cuando se dirigía allá. Los textos más significativos con respecto a su conversión se encuentran en Gálatas 1, 21-24 y en Filipenses 3, 4b-5. Los Hechos hablan de la conversión de Pablo c o m o u n m o m e n t o histórico e irrepetible en la 35

vida, a partir del cual todo cambió (el episodio del' camino de Damasco").Y la fantasía y la iconografía posteriores acuñaron incluso la expresión "caer del caballo como sinónimo de conversión. Vista desde ese ángulo, la conversión de Pablo evidencia casi exclusivamente la acción de Dios y se reviste de un cierto carácter sagrado, y transforma ese hecho en algo prácticamente irrepetible en la vida de los mortales comunes. El hecho de que Pablo no se refiere a la propia conversión en los términos en que Lucas la presenta, hace pensar. ¿En realidad fue así? Sin descartar la posibilidad de que realmente haya acontecido algo importante en el "camino de Damasco", vamos a intentar ver la conversión de Pablo con otros enfoques. 1. Un proceso demorado En lugar de pensar en la conversión de Pablo como en un acontecimiento único e irrepetible en la vida, vamos a tratar de verla como un proceso lento, resultado de una nueva visión y experiencia de Dios, de las personas, del mundo y de las cosas. En efecto, Pablo no se convierte, como por ejemplo los cristianos deTesalónica y de Corinto, de los ídolos mudos al Dios vivo y verdadero (ÍTs 1,9; 2Co 12,2), sino que se convierte de un modo de ver a Dios, a las personas y a las cosas. Esa visión antigua era determinada por la formación farisaica de Pablo. Ella comandaba todas las relaciones: con Dios, con las personas, el mundo y las cosas. La quiebra de la columna vertebral de la ideología farisaica parece que es la gran conversión de Pablo. 36

2. Conversión del fariseo irreprensible: nueva experiencia de Dios Pablo confiesa que ha sido fariseo (Flp 3, 5).Ya hemos hablado de este tema y de la característica más importante del fariseísmo, es decir, su apego escrupuloso a la ley escrita y también a la oral. El título más ambicionado por un fariseo era la irreprochabilidad.Y Pablo garantiza que las personas lo conocían así: "En cuanto a la justicia de la ley, intachable" (Flp 3, 6b). Allí se entiende por qué esas personas se consideraban "separadas": por causa de la escrupulosa práctica de todos los detalles de la ley escrita y oral. Esa irreprochabilidad llenaba a los fariseos de orgullo y los llevaba a despreciar al pueblo. Es lo que se puede ver en un texto del evangelio de Juan en donde los fariseos llaman al pueblo sencillo "maldito" (Jn 7, 49). ¿Por qué el pueblo es maldito en la perspectiva de los fariseos? Por no conocer la ley. Al no conocerla, tampoco la practica. Al no practicarla, el pueblo atrasa la venida del Mesías. En efecto, un fariseo pensaba más o menos así: "Cuando todos fueran como nosotros, que practican irreprensibles la ley, entonces el Mesías vendrá". A pesar de toda la buena voluntad, esa lógica farisaica tenía consecuencias terribles en todas las dimensiones, pues ponía a Dios al servicio de los propios gustos, despreciaba al pueblo pobre y analfabeto y alimentaba el odio racial. De esas tres cosas subrayamos tan sólo la primera. En el evangelio de Lucas hay una parábola del fariseo y del publicano (Le 18, 9-14). Ella ilustra muy bien lo que estamos profundizando. El fariseo no 37

deja espacio para la gracia y la gratuidad, proclama ante Dios sus acciones y sus obras de justicia y trata a los pecadores con "religioso desprecio". El judío irreprensible está lleno de sí, es autosuficiente y no queda más que esperar que Dios haga su parte, recompensándolo y bendiciéndolo. El fariseo cree que puede, con su irreprochabilidad, obligar a Dios a ser b u e n o para con él. Es lo que espera el personaje arrogante de la parábola de Lucas. Pablo llegó a ser llamado fariseo irreprochable. Alcanzó el nivel insuperable de la imperfección. Basta mantener ese estado, y Dios ciertamente deberá venir a su encuentro, ser benévolo con él, etc. E n la lógica del fariseo, Dios solamente se mueve después de que la persona ha alcanzado la irreprensibilidad. C u a n d o todos hayan llegado a ese "estacionamiento", entonces Dios despertará de su santa indiferencia y enviará al Mesías. La venida del Mesías, por consiguiente, no es obra del amor de Dios, sino el resultado de la justicia humana. Entonces la imagen es estática. Basta cumplir todos los detalles de la ley, ser irreprochable y esperar. El amor de las personas para con Dios vendría en p r i mer lugar, traducido en una práctica escrupulosa de los preceptos. Y el amor de Dios para con el pueblo vendría en segundo lugar, sería c o m o comandado a control remoto. Por consiguiente, Dios puede ser m a nipulado de acuerdo con mi justicia. Practico el bien y Dios tiene que ayudarme. Hay textos en las cartas de Pablo que muestran c ó m o fue quebrada esa espina dorsal del fariseísmo. El primero es éste: "La vida que vivo al presente en la 38

carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que m e amó y se entregó así mismo por m í " (Ga 2,20b). Pablo ciertam e n t e está hablando en n o m b r e de toda la humanidad. Ella n o merecía que Dios viniera. Pero el amor de Dios y de Jesús se anticipó, y por amar primero e incondicionalmente, Jesús se entregó por la humanidad. N o es el amor del ser h u m a n o el que viene antes, sino el de Dios, manifestado en Jesús. El amor h u m a n o siempre es respuesta al amor primero de Dios. O t r o texto, que va en esta dirección, está en Romanos 5, 8: "La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros". Por consiguiente, n o fue la perfección de los fariseos y de la humanidad la que provocó la venida del Mesías. Por el contrario, cuando la humanidad menos merecía y esperaba, allí el amor de Cristo manifestó toda su fuerza. El texto de Filipenses 3, 7-14 merece ser recordado, pues habla de "pérdida" y de "ganancia", de "antes" y "después". Muestra el fixismo de la religión del fariseo irreprochable que es superado por el dinamismo en la nueva realidad creada en Cristo. Pablo ya n o es un h o m b r e "estacionado" que espera que Jesús pase, sino que es un atleta que corre para ver si alcanza a aquel que lo alcanzó primero en su amor gratuito. C o m o fariseo, pensaba obligar a Dios a hacer algo. C o m o cristiano, se siente obligado a correr para alcanzar a Cristo que lo precede. El amor de Pablo, ahora, es respuesta, es el amor que responde al amor primero. Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo.Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de 39

Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en El no con la justicia mía, la que viene de la ley, sino la que viene por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, conocerlo a El, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a El en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos. No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.Yo, hermanos, no creo haberlo alcanzado todavía. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante, corriendo hacia la meta, para alcanzar el premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús (Flp 3, 7-14). R e s u m i e n d o este aspecto, podemos afirmar que la experiencia de Jesucristo, "que m e amó y se entregó p o r mí... cuando todavía éramos pecadores", fue fundamental para la conversión de Pablo. Dios no ha cambiado. Siguió siendo el mismo Dios en el cual él, sus padres, Gamaliel y todo el pueblo j u d í o siempre creyeron. Lo que cambió fue la visión de Pablo con respecto a Dios, marcada por la experiencia única de Jesucristo, que ama y da la vida por pura gracia. Vista bajo este aspecto, la conversión de Pablo tiene sabor a proceso lento, de maduración constante. Eso no sucede de un día para otro, a no ser que haya habido una intervención maravillosa y espectacular de su gracia.

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3 . Conversión de fariseo irreprensible: visión nueva de las personas Para u n j u d í o de ese tiempo, sobre todo para un fariseo, la cuestión de la raza era extremadamente i m portante. Se sabe que los judíos dividían el m u n d o en dos grupos desiguales: ellos por un lado y, por el otro, todos los demás, los paganos o gentiles, llamados también a veces "griegos". A pesar de los intentos de aproximación, c o m o el trabajo hecho entre los paganos que simpatizaban con la religión de los judíos, el muro de separación quedaba en pie (ver en oposición, E/2, 11-22). Se sabe que los judíos tradicionales cultivaban u n desprecio histórico para los no-circuncidados, llamados muchas veces "perros" (en la cultura judía, el cachorro ocupaba u n o de los primeros lugares en la clasificación de los animales impuros). Los no-judíos que se sentían ofendidos con eso, también respondían a la ofensa con un gran desprecio, escupían en el suelo al pasar j u n t o a un judío. Evidentemente n o siempre las cosas eran tan radicales. Pero no hay que olvidar que, en el episodio e x traño y complicado del endemoniado geraseno (Me 5, 1-20), hay referencias fuertes a la dominación romana, c o m o la del demonio que se llama "Legión" (o más bien destacamento entrenado del ejército romano) y la mención de los "cerdos", nombre despreciativo q u e los judíos daban a los romanos (el cerdo era, sin duda, el animal más impuro para los judíos). La discriminación por causa de raza era, pues, m u y fuerte. A u n q u e influyen los esfuerzos de algunos p r o 41

fetas del Antiguo Testamento, la separación entre judíos y no-judíos era cosa evidente Y el mismo Dios iba a terminar enmarcando en los límites de una raza Además de eso, los judíos de ese tiempo, pero sobre todo los fariseos, distinguían siempre y nítidamente entre lo puro y lo impuro (cf Me 7,1-23) La ley de lo puro y lo impuro ponía límites claros y definidos en relaciones con los paganos Y Pablo había sido fariseo, tenía conciencia y conocimiento de todas esas cosas y, ciertamente, vivió en primera persona la tensión que derivaba de la discriminación racial E n realidad, si Pablo como cristiano hubiera c o n servado sus principios farisaicos, no habría podido salir de casa, tal era el peligro que lo amenazaba constantem e n t e de contaminación con los no-judíos impuros U n detalle puede ayudar a poner esto en claro En Mateo 9, 10-13, Jesús come con los cobradores de i m puestos y pecadores, y es criticado p o r los fariseos Los fariseos cuestionaban esto y sostenían que solamente podían sentarse a la mesa con personas comprobadamente "puras" y conformes con las reglas de pureza legal ¿Por q u é ? Parece que la razón era m u y sencilla si una persona " i m p u r a " se sienta a la mesa, todo lo que ella toca (cosas y alimentos) se vuelve ritualmente i m puro Ponerse a la mesa con un pagano, por consiguiente, con certeza absoluta producía contaminación El contacto de Pablo con realidades diferentes le abrió lo ojos y quebró la espina dorsal de la discriminación p o r causa de la raza Descubrió que Dios no es el Dios de una sola raza, sino el creador de toda la h u manidad (y Salvador de todos en Jesucristo) Percibió 42

que el bien estaba presente incluso en aquellos en los cuales sentía indiferencia, desprecio u odio U n detalle de su vida puede ayudar a p o n e r esto en claro C u a n d o se detuvo entre los gálatas (tal vez durante el segundo viaje misionero), p u d o sentir cómo los no-judíos eran capaces de gestos increíbles de solidaridad Él mismo lo confiesa Bien saben que una enfermedad me dio ocasión para evangelizarlos por primera vez, no obstante la prueba que suponía para ustedes mi cuerpo, no me mostraron desprecio ni repulsa, sino que me recibieron como a un ángel de Dios como a Cristo Jesús ¿Dónde están ahora los parabienes que les daba' Pues yo mismo puedo atestiguarles que se hubieran arrancado los ojos, de haber sido posible, para dármelos (Ga 4,13-15) Recordemos tan sólo un detalle los gálatas no eran judíos, sino paganos A pesar de eso acogieron a Pablo con mucho cariño Cuidaron de él en la enfermedad y estaban dispuestos a perder los propios ojos para que Pablo recuperara la salud (Tal vez él había tenido alguna enfermedad en los ojos) Para un fariseo eso sonaba c o m o una ofensa ¿Cómo aceptar órganos de un cuerpo "impuro" (los ojos de un pagano) 7 Sin embargo, Pablo ve en eso un gesto grandioso de esa solidaridad que vence todos los prejuicios que nacen de la raza y la cultura Los gálatas estaban dispuestos a perder la visión para que Pablo pudiera ver Y eso venía de personas que un fariseo normalmente despreciaba o incluso odiaba C o n Pablo, entonces, tuvo que haber sucedido lo que de algún m o d o parecido aconteció en el encuentro 43

de Jesús con el jefe militar de Cafarnaún, un pagano lleno de sensibilidad y respeto por el otro {Le 7,1-10). El relato de Lucas, más rico en detalles que el de Mateo 8, 5-13, muestra la sensibilidad del pagano en relación con la religión de los judíos.Tal vez pensando que Jesús fuera un judío tradicional, el centurión no quería someterlo al suplicio de volverse impuro entrando en la casa de un pagano.Y da muestras de una fe sin igual, haciendo que Jesús exclame: "Les digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande" {Le 7, 9b). El contacto de Pablo con otras razas y culturas derrotó su yo arrogante de fariseo autosuficiente y lo abrió para declaraciones importantes, como la de Gálatas 3, 28, en la que proclama que en Cristo han sido abolidas las diferencias derivadas de la raza (cf. ICo 12,13). Este tema se convirtió en motor para toda la acción evangelizadora de Pablo. Sus viajes misioneros no habrían sido realizados si no hubiera quebrantado esa visión clasista y discriminadora del fariseísmo. Los otros, por consiguiente, no son enemigos, sino hermanos. En ese sentido es bueno recordar que, en el primer relato de su conversión {Hch 9,1-25) Jesús se identifica fácilmente con aquellas personas que Saulo odia, persigue y mata. Jesús no le dice: "¿Por qué usted persigue a los cristianos?", o algo parecido, sino que la pregunta es mas incisiva: "¿Por qué me persigues?" {Hch 9,4). El, en realidad, estaba persiguiendo a los cristianos, pero Jesús se identifica fácilmente con ellos: perseguirlos a ellos es perseguir a Jesús. Como fariseo, Pablo odiaba a los cristianos y ciertamente despreciaba a los no-judíos. Pero aquellos a 44

quienes odiaba le mostraron el camino de la vida. Lo mismo puede valer para nosotros. Debemos tener mucho cuidado con el desprecio, la indiferencia o incluso el odio hacia las minorías, aquellos sectores sociales que a veces consideramos perdidos. Jesús nos está provocando y convocando a partir de ellos: "¿Por qué usted me persigue?". En ese episodio también, Ananías, jefe de los perseguidos, odiados y buscados para ser apresados, castigados y llevados a la muerte, a Saulo lo llama "hermano" {Hch 9,17; ver también Rm 12, 20 y Mt 5,44-48). Si los hechos sucedieron exactamente así, ese título que se da al perseguidor debe haber sido un océano de agua en el fuego auto-suficiente de ese perseguidor. Aquel a quien persigo y quiero ver muerto me llama "hermano". Más tarde, Pablo usará abundantemente esa palabra en sus cartas para caracterizar las nuevas relaciones entre los miembros de la comunidad cristiana. 4. Conversión del fariseo irreprensible: nueva visión de las cosas Ya vimos que los fariseos hacían una clara distinción entre lo puro y lo impuro. Desde el punto de vista racial, impuros eran todos los paganos (ver, por ejemplo, el prejuicio racial de Pedro en Hch 10, 9-17). Esa distinción existía también en relación con las cosas, sobre todo en lo que se refiere a los alimentos. La cuestión es antigua y está ligada al libro del Levítico (capítulos 11 a 16). También en ese aspecto si Pablo hubiera conservado sus principios farisaicos de lo puro 45

y lo impuro durante sus viajes, probablemente se h u biera m u e r t o de hambre. En efecto, todos los alimentos debían pasar por ese "filtro": los puros se debían c o n sumir, al paso que los impuros debían ser rechazados. Cualquier alimento puro que fuera preparado por una persona impura, evidentemente se volvía impuro. Parece que existe en Colosenses 2, 20-23, una cita del principio farisaico con respecto a las cosas que d e bían ser consumidas: Una vez que han muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué sujetarze, como si aún vivieran en el mundo, a preceptos como "no tomes","no gustes","no toques", cosas todas destinadas a perecer con el uso y debidas a preceptos y doctrinas puramente humanos? Tales cosas tienen una apariencia de sabiduría por su piedad afectada, sus mortificaciones y su rigor con el cuerpo; pero sin valor alguno contra la insolencia de la carne (Col 2,20-23). El principio parece claro: " N o tomes, no gustes, no toques". Las cosas, sobre todo los alimentos, son siempre potencialmente peligrosos. Crean siempre una especie de tabú, una obsesión por los alimentos puros y eso puede llevar incluso a la paranoia. Pablo fariseo corrió ese riesgo.Y antes que escribieran los evangelios, sus cartas ya muestran la ruptura total con esa visión negativa y pesimista de las cosas. Además del texto citado arriba (se discute si la Carta a los Colosenses es de Pablo o no), existen otros pasajes en sus cartas que confirman la quiebra de la espina dorsal de la ideología farisaica en relación con las cosas. H e aquí algunos: 46

"Examínenlo todo y quédense con lo b u e n o " (ÍTs 5, 21). Aunque se refiera directamente a los alimentos, esa frase muestra cómo Pablo mostró otro principio orientador para los cristianos. El texto de Colosenses creaba u n tabú, subrayado tres veces por el " n o " . El nuevo principio que da Pablo parece que está dentro de la persona que se relaciona, en la línea de lo que J e sús dice en Marcos 7, 14-15. O t r o texto importante se encuentra en Romanos 14, 14a (que repercute en otra carta deuteropaulina, Tt 1, 15a): "Para los limpios todo es limpio; mas para los contaminados e incrédulos nada hay limpio". E n la visión de Pablo convertido, todas las cosas son buenas. Recupera, por consiguiente, lo que se dijo en el primer capítulo del Génesis, es decir, que Dios hizo buenas todas las cosas (compárese con ÍTm 4,3-5). Pablo ciertamente fue adquiriendo esas convicciones muy pronto, en la confrontación con otras realidades y culturas. El m u n d o y las cosas que en él existen no son más. Por el contrario. El m u n d o se convierte en un conjunto de obras donde se construye el cuerpo de Cristo (compárese con Efl, 9-10); es, por consiguiente, un lugar de evangelización. N o se debe tener miedo. Tenerle miedo es no tener fe ni confianza en Dios. Igualmente sucede con las cosas: todas buenas y puras (Rm 14, 20), y los alimentos deben ser tomados agradeciendo a Aquel que los dio para todos (ÍCo 10, 3 1 ; ÍTm 4, 3-5).

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5. La comunidad de Antioquía de Siria No siempre se da el debido valor al influjo de esa comunidad en la "conversión permanente" de Pablo ni de las consecuencias que de ahí surgieron. Según los Hechos de los Apóstoles, Pablo realizó en esa comunidad una especie de "ejercicio" misionero antes de empezar los viajes al encuentro del mundo y de sus realidades desafiantes. Pablo hará de esa ciudad (entre las principales del Imperio Romano) y de la comunidad que hay en ella, su punto de partida y de llegada para sus viajes, compartiendo con sus miembros las alegrías y esperanzas. El perfil de la comunidad cristiana de Antioquía de Siria es muy interesante y se separa luego de Jerusalen. Más aún, esa comunidad es una especie de propuesta alternativa al encierro reaccionario de algunos grupos de Jerusalen. En las cartas, Pablo habla tan sólo una vez de Antioquía de Siria (Ga 2, 11), pero es suficiente para mostrar la tensión entre dos modos de ver las cosas y de evangelizar. Dejemos, por consiguiente, que Hechos de los Apóstoles 11, 19-26 y 13, 1-3 nos orienten en esta reflexión. El nacimiento de esa comunidad se dio después de la persecución de los cristianos en Jerusalen, provocada por la muerte de Esteban. Parece que Esteban representaba el grupo de los seguidores de Jesús de origen "griego", es decir, no-judío. Al morir su líder, ellos se dispersan hacia fuera del "territorio sagrado", y se van para Fenicia, la isla de Chipre y la ciudad de Antioquía de Siria. Intentan primero anunciar la palabra a los judíos, pero luego se dirigen a los paganos, que eran 48

personas que, en general, tenían las mismas raíces y la misma cultura. En efecto, Lucas subraya que la iniciativa de predicar a Jesucristo a los griegos parte de personas que han nacido en Cirene (África) y Chipre. Hay, según esa indicación, personas de dos continentes, el africano y el asiático (según los criterios de ese tiempo). La Iglesia de Jerusalen se entera de este hecho y envía una especie de "visitador", que es Bernabé. Los Hechos de los Apóstoles no se pronuncian sobre las intenciones de la comunidad de Jerusalen al enviar a Bernabé a la comunidad de Antioquía de Siria, pero por lo menos podemos sospechar que hay desconfianza. Es la primera comunidad que ha surgido en el extranjero y por iniciativa de no-judíos que dieron su adhesión a Jesús. Bernabé debe haber quedado visiblemente impresionado con lo que vio (más tarde, con la llegada de Pedro, cambia su actitud, cf. Ga 2, 13). Los Hechos de los Apóstoles lo elogiaban y dicen que era una persona buena, llena del Espíritu Santo y de fe. En esa ocasión, Pablo está en su ciudad,Tarso, y Bernabé lo sabe.Va a buscarlo y lo lleva a Antioquía de Siria, donde viven y trabajan con esa comunidad durante un año. Ese año de vivencia y de trabajo evangelizador en la gran ciudad debe haber sido extremadamente fecundo para Pablo y Bernabé. Los dos eran judíos, pero comenzaron a expresar la propia fe en una comunidad "internacional" hacia la cual convergían experiencias, vivencias y elementos culturales diferentes. Eso debe haber sido de una importancia capital para la fermentación de lo nuevo, a diferencia de lo que acontecía en Jerusalen, donde los seguidores de Jesús todavía están 49

ligados al templo, a la circuncisión y a la ley, a los ritos judíos y también a las prescripciones referentes a lo puro y a lo impuro. En ese sentido la comunidad de Antioquía de Siria se convirtió en una "alternativa" en relación con Jerusalén. En ella se respira un aire nuevo, al paso que en Jerusalén no. Nunca será demasiado insistir en las peculiaridades de esa comunidad en la gran ciudad pagana, fermentadora de lo nuevo y de lo alternativo.Y Pablo está allí, aprendiendo, trabajando y compartiendo... Los Hechos de los Apóstoles afirman que en esa ciudad y en esa comunidad surge el primer (y definitivo) intento de identificar a los seguidores de Jesús. Ellos pasan a llamarse "cristianos". Esa nueva identidad muestra que los seguidores de Jesús no son un apéndice del judaismo. Nacieron de él, sí, pero ahora tienen identidad propia: son cristianos. Ese paso gigantesco se dio en una comunidad "internacional", en la cual unas personas de realidades y culturas diferentes encuentran para sí un denominador común, generador de identidad: son cristianos. Parece que la conversión permanente de Pablo tiene mucho que ver con esa realidad. ¿Sería él el gran animador de todo eso, o estaría en la comunidad más como aprendiz? No se sabe. Parece que tiene tanto qué aprender como qué enseñar o, tal vez haya aprendido más de lo que enseñó. Esa comunidad multicultural y multirracial (Hch 13, 1) produjo efectos impensables. Si no fuese por ella, el cristianismo, dejado únicamente a las iniciativas de la comunidad de Jerusalén, tal vez hubiera muerto o hubiera permanecido como apéndice del judaismo. 50

Gracias a ella, sin embargo, y a su visión del mundo como lugar donde construir el cuerpo de Cristo, el cristianismo no tiene ya fronteras geográficas, ni culturales ni raciales. Los Hechos de los Apóstoles dicen que en la comunidad de Antioquía de Siria había "profetas y maestros" (Hch 13, 1). Precisamente mediante uno de esos "profetas" el Espíritu Santo habla "sepárenme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado" (Hch 13,2b). Esa llamada del Espíritu no es una cosa mágica, pues Él siempre obra en la historia mediante las personas. En Antioquía de Siria nace la misión. Y Pablo estará comprometido en primera persona y permanecerá para siempre ligado a esa comunidad. 6. Tratando de fijar fechas para los acontecimientos No es fácil fijar fechas para los acontecimientos de la vida de Pablo.Todos los esfuerzos producen siempre resultados aproximados. De todos modos, vamos a intentar fijar algunas fechas. Alrededor del año 5: nacimiento en Tarso. Alrededor del año 11: comienza a frecuentar la escuela sinagogal. Alrededor del año 20: se traslada a Jerusalén, para formarse como rabino bajo los cuidados de Gamaliel. Alrededor del año 35: la "conversión".

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Hasta el año 37, aproximadamente: Arabia, Damasco y viaje rápido ajerusalén (Ga 1,17-18). Hasta el año 44 y 45: algunos años en Tarso, su tierra. Año 45 aproximadamente: estadía en Antioquía de Siria. Años 46 a 48: primer viaje. Año 49: en Jerusalén (Hch 15,1-35). Años 49 a 52: segundo viaje. Años 53 a 57/58: tercer viaje. Años 59 a 62: cuarto viaje. Año 68: muerte, en Roma. La fecha de la "conversión" se basa en el hecho de que el denominado "Concilio de Jerusalén" (Hch 15,135), había sucedido en el año 49. En Calatas 2,1 Pablo afirma que participó en ese evento y que eso sucedió 14 años después de su "conversión", por consiguiente, alrededor del año 35. Las dificultades en cuanto a la exactitud de las fechas son muchas, pues no siempre, cuando se habla de años, se trata de años completos. En ciertos casos seis meses se cuentan como un año. No debe pasar desapercibido el tiempo largo en que Pablo permaneció en Tarso (seis a siete años). ¿Qué habrá hecho? ¿Sería en esa época cuando fundó la comunidad de Galacia? (Cf. Ga 4, 13). ¿Por qué Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, no menciona la estadía de Pablo en esa región? Por otra parte, el autor de los Hechos de los Apóstoles da poco valor a Galacia, sin que sepamos las razones que lo llevaron a eso.

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3. EVANGELIZADOS. ITINERANTE: VIAJES Y FUNDACIÓN DE COMUNIDADES

"Hizo viajes frecuentes" (2Co 11,26). Eso es lo que Pablo afirma alrededor del año 55, cuando escribe a los corintios, cerca de los diez años después de haberse convertido en misionero itinerante y fundador de comunidades. Pero, según san Lucas, los viajes de Pablo todavía no terminaban. Serían necesarios todavía cerca de siete años para que los Hechos de los Apóstoles den por terminada la narración de esos viajes. Sin embargo, el final de los Hechos no es necesariamente el final de los viajes de ese evangelizador, pues desde Roma tenía la intención de ir a España.Y, según las "pastorales" (cartas a Timoteo y Tito), debe haber vuelto a Asia. Cuando afirmó que había hecho muchos viajes tal vez tenía ante sí un camino igual al ya recorrido. Es inútil, por consiguiente, saber con exactitud cuántos fueron los viajes de Pablo a lo largo de más de veinte años, desde que comenzó hasta la muerte, alrededor del año 68. Una pérdida aún mayor de tiempo es querer contabilizar el kilometraje de sus viajes, por más piadoso que eso pueda parecer. Pablo no viaja ni trabaja solo. Ciertamente sus viajes eran planeados y preparados con esmero. Sin embargo no siempre los planes daban certeza y muchas veces había que cambiarlos (2Co 1,15-2,1). 53

Por mar iba en barco Bastaba tener dinero, coraje y encontrar el barco que viajara en la dirección deseada Por tierra iba a pie, siguiendo las grandes carreteras que el Imperio R o m a n o había construido para unir las grandes ciudades Estaba más seguro, pero no totalmente Tal vez ese hecho le había inspirado su estrategia misionera, es decir, llegar a los grandes centros urbanos, fundar allí un núcleo cristiano, darle una formación básica y un poco de organización, confiando que ese núcleo, por su parte, se propagaría por vanas ciudades, en las periferias y en las pequeñas ciudades de los alrededores Pablo se irrita con los corintios cuando éstos, por riñas internas, retrasan ese proceso de evangelizaclon en forma de trampa (cf 2Co 10,15-16) Las grandes carreteras del Imperio R o m a n o habían sido destruidas con fines militares (desplazamiento del ejército romano que ocupaba esas regiones), comerciales (transporte de los bienes producidos) y de c o m u nicación (correos) El Imperio R o m a n o disponía de u n sistema de comunicación interesante Para hacer llegar rápidamente las noticias, cada treinta kilómetros, había sitios para el cambio de caballos y de personas Pablo y sus compañeros sabían eso y aprovechaban esa estructura para viajar Es decir, normalmente viajaban 30 kilómetros por día, pernoctando en estos sitios de cambio de correos Sin embargo, las cosas n o eran tan sencillas Había peligros y gastos enormes D e los p e ligros Pablo habla bastante en u n trozo de 2Conntws ll,26b-28 Sufrí peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peli54

gros en ciudad, peligros en despoblado, peligros por mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y fatiga, noches sin dormir, muchas veces hambre y sed, muchos días sin comer, frío y desnudez Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria la preocupación por todas las Iglesias En esa serie de peligros a lo largo de los viajes algunos detalles llaman la atención Además de los peligros en los ríos y en el mar, de los cuales Lucas nada habla en los Hechos de los Apóstoles, es o p o r t u n o recordar las noches sin dormir (¿por cuál motivo'), el hambre, la sed y los ayunos forzados (¿estarían sin dinero para comprar comida 7 ), con frío y sin hospedaje (¿habrían sido asaltados en el viaje 7 ) En los pasos peligrosos de esas carreteras se ocultaban ladrones que despojaban de todo a los viajeros, hasta de la ropa para cubrir el cuerp o ¿Habrá sucedido eso con Pablo y sus compañeros 7 Pablo asegura que, por donde anduvo (ríos, ciudades, desierto, mar) encontró peligros Esos venían de varios grupos ladrones, judíos y paganos ¿Con qué recursos viajaba Pablo 7 Los Hechos de los Apóstoles y las cartas de Pablo concuerdan en que el dinero para los gastos venía tanto del trabajo personal c o m o de la colaboración de las comunidades En Hechos de los Apóstoles 18,3 se dice que él era fabricante de tiendas, en Hechos de los Apóstoles 20, 34-35 hay u n texto importante "Ustedes saben que estas manos p r o veyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros En todo les he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener p r e sentes las palabras del Señor Jesús, que dijo 'Mayor fe55

licidad hay en dar que en recibir'". Esta afirmación concuerda con varios textos de Pablo, entre los cuales están ITesalinicenses 2,9 y ICorintios 4,11-12, que añaden los detalles del hambre, la sed, los malos tratos y la dirección desconocida. Viaja también con la ayuda de las comunidades. Al escribir a los corintios y al hacer planes, piensa pasar con ellos el invierno y recibir ayuda para proseguir su viaje (ICo 16, 6). Luego pide a la comunidad que suministre lo necesario para que Timoteo pueda proseguir su viaje (ICo 16, 11). Cuando entre los corintios, Pablo pasó necesidad, las comunidades de Macedonia (tal vez de Filipos) lo socorrieron (2Co 11,9). Al escribir a los romanos, planea ir a España y prepara el ánimo a los cristianos de esa ciudad para que le ayuden en ese nuevo frente de evangelización (2Co 15, 24). Parece que Febe, diaconisa de la comunidad de Cencreas, fuera la portadora de la Carta a los Romanos y también la organizadora de ese viaje a la Península Ibérica. En efecto, Pablo dice: "Recíbanla en el Señor de una manera digna de los santos y asístanla en cualquier cosa que necesite de ustedes, pues ella ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo" (Rm 16, 2). Esos datos no se pueden olvidar cuando pretendemos estudiar los viajes de Pablo. Al hacerlo, sin embargo, debemos servirnos de las informaciones de los Hechos de los Apóstoles. Lucas relata cuatro viajes de Pablo. Pero, como se dijo anteriormente, es necesario tomar con cautela sus datos a este respecto, pues él no pretende ofrecer todos los detalles de los viajes. Estando así las cosas, vamos a ver cómo los Hechos presentan 56

a Pablo itinerante y fundador de comunidades. Parece que Lucas, al hacer eso, escogió algunos episodios interesantes y omite otros. Es posible descubrir algunos temas o hechos comunes en los cuatro viajes. Subrayamos cuatro: es una realidad nueva provocada por el anuncio del Evangelio (normalmente un caso de magia o superstición), un pronunciamiento de Pablo (discurso), un milagro, una tribulación. Además de eso, se tiene la impresión de que cada viaje tiene una característica, que desarrollaremos a continuación. 1. Primer viaje (años 46-48): Hch 13 y 14 El primer viaje comienza y termina en Antioquía de Siria. Se hace por mar y por tierra. Juan (Marcos) acompaña a Bernabé y a Pablo. Al principio parece que Bernabé es el jefe del equipo evangelizador (es citado antes de Pablo), pero después Pablo dirige las acciones (pasa a ser citado antes de Bernabé). Como vimos, en la comunidad de Antioquía de Siria había cristianos nacidos en Chipre (Hch 11,20). Parece que el influjo de esas personas, además del hecho que el mismo Bernabé es natural de esa isla (Hch 4, 36), haya determinado el rumbo a seguir. Algunos hechos importantes parece que subrayan una de las preocupaciones de Lucas, por ejemplo el episodio del mago Elimas en la isla de Chipre. Con ese hecho, se quiere mostrar que la Palabra de Dios va venciendo la magia y, más adelante, también las idolatrías (Hch 14, 1-18). Es el Evangelio que penetra en las culturas. Este tema reaparecerá, con otro ropaje, en los otros viajes. 57

Juan (Marcos) se separa del grupo y vuelve a Jerusalén (Hch 13, 13b). Será, al comienzo del segundo viaje, el motivo más importante para que Pablo y Bernabé sigan caminos propios. Lucas muestra a Pablo que pronuncia un discurso en la sinagoga de Antioquía de Pisidia. Es una muestra de cómo él ve a Pablo que anuncia a Jesús a los judíos. (En el segundo viaje, lo mostrará cuando habla de Jesús a los intelectuales de Atenas; en el tercero, será presentado cuando enseña por largo tiempo en la escuela de Tirano, además del discurso de despedida a los cristianos de Éfeso; en el cuarto hay varios pronunciamientos de Pablo). La predicación de Pablo en esa ciudad parece una síntesis de su anuncio fundamental.Y el centro de ese anuncio es la persona de Jesús, eje de la historia del pueblo de Dios. El comienzo del discurso apunta hacia Jesús, que ocupa el centro. Pablo abrevia los hechos para concentrarse en Jesús. La finalidad del discurso es un llamamiento a aceptar esa gran novedad. Lucas muestra que Pablo está bien entrenado con los textos bíblicos y demuestra, con el Antiguo Testamento, que Jesucristo es la realización de las promesas de Dios y de las expectativas del pueblo. Una característica del primer viaje (que reaparecerá también en otros) es el rechazo del Evangelio por parte de los judíos y la aceptación por parte de los paganos. Los judíos reaccionan con violencia a la predicación de Pablo, y lo persiguen de ciudad en ciudad; los paganos reaccionan con alegría y adhesión, y comienza a formar las comunidades cristianas. Iconio, Listra, Derbe completa la ida del primer viaje y son centros 59

urbanos de donde partirá el testimonio cristiano. Lucas quiere incluir aquí un milagro de Pablo en Listra (Hch 14, 8-10), y conservará esa característica también para los otros (un milagro en cada viaje). Con la narración de ese milagro ciertamente el autor pretende defender el principio de que en Pablo se prolongan las palabras, las acciones y también los sufrimientos de Jesús. El tema del sufrimiento, la persecución o la tribulación también es una constante en el montaje que Lucas hizo en los viajes de Pablo. En el primero relata una apedramiento en Listra (Hch 14, 19-20). (Nótese que Timoteo es de esa ciudad. A partir del segundo viaje será el colaborador más fiel de Pablo). En cada viaje se relatará un hecho parecido. Hch 14,21 marca el regreso del primer viaje. Es un trabajo de afianzamiento de las comunidades. Nace la conciencia de que las tribulaciones forman parte de la misión y de que es necesario pasar por ellas para entrar en el reino. Se muestra un mínimo de organización de las comunidades recién fundadas. Son dirigidas por ancianos que Pablo y Bernabé confían en el Señor. La llegada a Antioquía de Siria, punto de partida, está marcada por la "rendición de cuentas": Pablo y Bernabé cuentan la gran novedad soñada por esa comunidad que decidirá abrirse sin miedo al mundo: Dios había abierto a los paganos la puerta de la fe. Ésta es la gran característica del primer viaje. El mundo que separaba a la humanidad en dos grupos ha desaparecido. El Dios de los cristianos es el Dios de todos.

2. Segundo viaje (años 49-52): Hch 15, 36-18, 23a El segundo viaje también inicia y termina en Antioquía de Siria y se realiza después del encuentro de los líderes cristianos en Jerusalén (Hch 15). Ese encuentro tuvo que ser tenso y difícil. Los Hechos dan la impresión de que todo pasó serenamente, pero los estudiosos detectan, con la ayuda de la Carta a los Gálatas, tensiones profundas entre grupos. Parece que el texto de Hechos de los Apóstoles 15 es el resumen de dos encuentros diferentes alrededor de las mismas cuestiones. De todos modos, Lucas muestra que el sueño de los cristianos de Antioquía de Siria, de abrirse sin miedo al mundo, fue afortunado. Estando así las cosas, retoma los viajes de Pablo. El segundo, además de representar esos elementos comunes al primero, tiene su característica propia, como veremos. Aún no ha comenzado el viaje y ya tenemos una crisis. El personaje parece que es Juan Marcos, que había abandonado el equipo en el primer viaje (cf. Hch 13, 13b). Puede ser que haya habido otras razones no confesadas, como el probable descontento de Pablo ante la hipocresía de Bernabé, narrada en Gálatas 2,13 (suponiendo que ese hecho haya sucedido antes del segundo viaje). Parece que Bernabé trae el propio pasado de hombre lúcido y valiente y Pablo no quiere consigo una persona incapaz de llevar adelante las conquistas de las comunidades de Antioquía de Siria. Los dos entonces se separan. Bernabé sigue el camino del primer viaje, yendo a su tierra, Chipre, con Juan 61

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Marcos. La apertura al mundo de parte de los cristianos de Antioquía de Siria prosigue con Pablo, que se hace acompañar por Silas-Silvano. Lucas deja constancia de que Pablo partió "encomendado por los hermanos a la gracia de Dios" (Hch 15, 40b). Él, y no Bernabé, continúa ligado a la comunidad y da seguimiento a los proyectos que ella poseía. Con eso Bernabé desaparece del campo de interés del autor de los Hechos de los Apóstoles. Lucas resume en pocas palabras los primeros pasos del nuevo equipo. Simplemente afirma que Pablo y Silas "recorrieron Siria y Cílicia consolidando las Iglesias" (Hch 15, 41). Por consiguiente, el itinerario es diferente.Y no hay que olvidar que, antes de formar parte de la comunidad de Antioquía de Siria, Pablo había permanecido varios años en Tarso de Cílicia. De las comunidades de esa región no se sabe nada. La comunidad de Derbe recibe la segunda visita de Pablo y las de Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia lo acogen por tercera vez. Pero Lucas ignora esos hechos. Se concentra en la persona de Timoteo, que formará parte del equipo.Timoteo era de Listra, donde Pablo había sido apedreado en el primer viaje (Hch 14, 19-20). Lucas omite también la fundación de las comunidades gálatas. Simplemente afirma que "Pablo y Timoteo atravesaron Frigia y la región de Galacia, pues el Espíritu Santo les había pedido predicar la Palabra en Asia" (Hch 16, 6). La mayoría de los estudiosos afirman que fue en esa ocasión, por causa de una enfermedad, cuando Pablo evangelizó Galacia (cf. Ga 4, 13-14). Otros, como vimos, piensan que esas comunidades fueron fundadas 63

en el período en el que Pablo estuvo en Tarso, antes de que Bernabé fuera a buscarlo. ¿Por qué los Hechos de los Apóstoles omiten esos acontecimientos? A estas alturas la respuesta parece clara. Sin embargo es importante poner de relieve que Lucas tiene prisa de mostrar la gran característica del segundo viaje: El Evangelio entra a Europa. Un macedonio (es decir, un europeo) se aparece a Pablo en una visión y pide ayuda. Lucas no tiene en cuenta todos los acontecimientos anteriores para concentrarse en ese momento solemne: la Palabra de Dios entra en un nuevo continente y deja el Asia para penetrar en Europa. Los siglos siguientes mostraron que ese proyecto era realmente una iniciativa del Espíritu. En efecto, fue por causa de ese paso por lo que el cristianismo sobrevivió y se desarrolló. Lucas no tiene reparo en afirmar que el Espíritu Santo conduce esa misión, al impedir que Pablo y Timoteo anuncien la Palabra en Asia (Hch 16, 6-7).Tróade, ciudad de Asia, queda a poca distancia de Neápolis y Filipos, las dos primeras ciudades europeas que acogieron a Pablo. Como hemos dicho en Hch 16,10 tenemos el cambio en la forma de narrar los hechos. Se pasa a relatar los acontecimientos a partir de la primera persona del plural ("intentamos", "estábamos persuadidos", etc.). Para muchos, a partir de ese momento Lucas comienza a formar parte del equipo evangelizador que entra a Europa. En Filipos nace la primera comunidad cristiana europea, y nace precisamente en la casa de una mujer asiática, Lidia, comerciante de púrpura, natural de Tia64

tira. El momento es extremadamente significativo. No se sabe si en Filipos había o no una sinagoga. Lo cierto es que Pablo y su equipo, el día sábado, van a la orilla de un río, donde las personas se reúnen para hacer oración. Y allí encuentran un grupo de mujeres. Nótese la diferencia. En la sinagoga, para que hubiera culto, se requerían por lo menos diez hombres. Las mujeres no se tenían en cuenta. Aquí se dice que había tan sólo unas mujeres reunidas (Hch 16,13), y a partir de una de ellas nace la primera Iglesia doméstica europea, en la casa de una mujer. Lidia es pagana y simpatizante del judaismo ("creía en Dios"). Este detalle tendrá un significado profundo en la acción de Pablo de aquí en adelante, sobre todo en lo que se refiere a su relación con las mujeres en las comunidades. El cambio de la sinagoga por la casa es decisivo para el papel de la mujer. En la sinagoga ella no era tenida en cuenta y no valía nada; en la casa ella es la dueña, la anfitriona, la que coordina. En ese sentido, es oportuno leer atentamente la carta a los Filipenses y tener en cuenta que en esas comunidades hay dos mujeres con cargo directivo, Evodia y Síntique (Flp 4, 2). En un mismo episodio (Hch 16, 16-24), Lucas concentra un dato cultural iluminado por el Evangelio (un caso de posesión,compárese con Hch 13, 8-12),un milagro de Pablo (exorcismo, compárese con Hch 14,8-10) y la consiguiente tribulación (azotes con varas, compárese con Hch 14, 19-20). No se debe despreciar el factor económico de ese episodio. Pablo se comporta como Jesús, que pone al ser humano por encima de cualquier

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interés económico, pues la libertad humana no tienen precio (compárese ese episodio con Le 8, 26-39). Pablo y Silas fueron encarcelados. Parece que es la primera vez que Pablo afronta las cadenas, pero a lo largo de su vida debe haber contabilizado más de cuatro años de detención. No se habla de los otros dos compañeros de misión,Timoteo y Lucas. ¿Dónde estarían? La respuesta puede estar en la estrategia misionera de Pablo que, a partir de un centro urbano importante, hacía que se difundiera la Palabra en otros centros menores. Tal vez sus compañeros estaban dedicados a eso. El episodio de la liberación de Pablo y Silas se describe en un modo fantástico. Es imposible leerlo al pie de la letra sin caer en contradicciones. Por ejemplo: si el terremoto fue tan fuerte hasta el punto de sacudir los cimientos, abrir las puertas y soltar las cadenas de todos, ¿cómo se explica que la prisión no se haya convertido en un montón de ruinas y los presos no se hayan muerto aplastados? Si las puertas se abrieron y las cadenas se soltaron, ¿cómo explicar que los otros presos se habían quedado quietos en sus sitios? Si el carcelero llevó a Pablo y a Silas de la prisión a la casa de él, ¿cómo se explica que en la mañana siguiente, cuando los magistrados envían a la prisión a los oficiales de la justicia para soltarlos, ellos estaban de nuevo en cadenas? El mensaje de este episodio debe, por consiguiente, sobrepasar los simples datos materiales. Hay otro detalle importante: en la casa del carcelero (pagano, como Lidia) nace una nueva comunidad cristiana. Es la segunda Iglesia doméstica europea.

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Más tarde, al escribir ITesalonicenses 2, 1-2, Pablo recuerda los momentos de tribulación pasados en Filipos. No se sabe cuánto tiempo estuvieron en esa ciudad. Lo cierto es que, después de esos incidentes, se dirigieron a Tesalónica por la vía Egnatia, pasando por Anfípolis y Apolonia, ciudades menores. En los planes de Pablo, esas ciudades debían ser evangelizadas por los filipenses y tesalonicenses, y parece que muy pronto eso fue realidad (cf. ÍTs 1, 7-8, ver lo opuesto en 2Co 10, 13-16). EnTesalónica (Hch 17,1-9),Pablo debió permanecer cerca de un mes. Más tarde, al escribir a esa comunidad, manifiesta el deseo de volver para matar la nostalgia y para completar lo que no había sido posible en términos de un anuncio básico (cf. ÍTs 3, 6.10). Según los Hechos de los Apóstoles, en Tesalónica había una sinagoga y la comunidad fundada por Pablo era mixta (judíos y griegos). Llama la atención la presencia de mujeres de la alta sociedad (Hch 17, 4). Unos cinco años más tarde, al escribir a los corintios para motivarlos a participar en el trabajo comunitario internacional de solidaridad para con los pobres de Jerusalén, Pablo afirma que las comunidades de Macedonia (por tanto también Tesalónica), eran extremamente pobres (2Co 8, 2). Por consiguiente, ¿quién tiene la razón en cuanto a la situación económica de JVlacedonia? Puede ser que las cosas, al comienzo, hayan sido como describe Lucas, pero no se puede desmentir lo que Pablo dice de ellas alrededor del año 55. Nótese que en ITesalonicenses 4, 12-5, 14 él insiste en la ne67

cesidad de trabajar con las propias manos (cf. también 2Ts 3,6-12). ¿Esas personas de la élite habrían abandonado la comunidad a causa de eso? Es probable. En el mundo cultural griego, trabajar con las propias manos era una cosa reservada para el esclavo. Las élites sólo bajan de condición social cuando son obligadas. Lucas no muestra el anuncio de Pablo en la sinagoga de Tesalónica.Ya lo sabemos a partir de la predicación en Antioquía de Pisidia (primer viaje). Pero aquí emerge un dato interesante a partir de las acusaciones que se mueven contra él: va contra la ley del emperador al afirmar que hay otro rey que se llama Jesús (Hch 17, 7). El anuncio de Pablo, por consiguiente, tiene consecuencias también políticas. Se debe recordar que en todo el Imperio Romano existía el culto al emperador vivo y a los emperadores muertos. Esa situación se volverá más fuerte en las décadas siguientes, pero ya está presente en los tiempos de Pablo. Las ciudades que adoptaron el culto al emperador recibían del poder central romano beneficios políticos y económicos inmensos (legados, por ejemplo). Era una forma de dominar mediante la religión remolcada por el poder económico. Pablo es acusado de producir agitación en esa situación. Él y Silas se hospedaron en casa de Jasón y es ciertamente allí donde nace el primer núcleo cristiano de esa ciudad. Todavía sin la presencia de Timoteo y Lucas, los dos tienen que huir a Berea, donde dan inicio a la nueva comunidad. Pero también allí llegan los enemigos de Pablo, que tienen que partir para Atenas. De la comunidad de Berea no se sabe nada. Una cosa 68

sin embargo comienza a quedar clara: las comunidades fundadas por Pablo son más numerosas de lo que pensamos. A veces tendemos a creer que son tan sólo las que recibieron cartas de él. En realidad, sin embargo, eran más numerosas. En el segundo viaje, Lucas reservó el discurso de Pablo para las élites intelectuales de la ciudad de Atenas (compárese con el del primer viaje, Hch 13,13-41). Es una pieza literaria muy bien estructurada, con investigación del campo, cita de autores célebres, etc. Pero el resultado fue francamente escaso. Nace en Atenas una pequeña comunidad, de la cual se hablará después. Si los hechos sucedieron como Lucas los relata, el episodio de Atenas debió haber hecho pensar a Pablo muchas cosas. Su decepción con las élites y con la flor y nata intelectual fue grande. Lo intentó, pero no obtuvo mucho éxito. Después de eso, entró en Corinto haciendo precisamente lo que los intelectuales no querían hacer, es decir, trabajar con las propias manos (Hch 18, 3; ÍCo 4, 12). Entró en esa metrópolis (tal vez con medio millón de habitantes) por la puerta de los crucificados (los dos tercios de la población eran esclavos), anunciando al Crucificado y afirmando que el lenguaje de la cruz, locura para las élites, es genuina sabiduría de Dios (ÍCo 1, 17-2, 2). Pablo se detuvo un año y medio en Corinto (Hch 18, 11). Desde luego hay que prestar atención a un hecho (que retomaremos al hablar de las cartas). Dieciocho meses de trabajo y evangelización en una comunidad son mucho más que algunos textos escritos. Nada concreto tenemos con respecto a lo que Pablo 69

anunció, vivió y compartió en ese tiempo en que estuvo allí. Por consiguiente, las cartas además de ser posteriores a la fundación de las comunidades, reflejan una etapa posterior de evangelización. Fue en ese tiempo cuando nació el primer texto escrito del Nuevo Testamento, la Primera Carta a los Tesalonicenses. La llegada de Timoteo, que venía de Tesalónica con buenas noticias con respecto a la perseverancia y los progresos de esa comunidad, dio origen a ese texto (cf. ÍTs 3,6).Era el año 51 (si consideramos que 2Tesalonicenses es una carta de Pablo, debe haber sido escrita ese mismo año). El conflicto estalló también en Corinto (Hch 18, 12-17) y, como en Tesalónica, Pablo es acusado de subversión política. El Imperio Romano reconocía y respetaba la ley de los judíos. Decir que Pablo induce al Pueblo de Dios de un modo contrario a la ley (Hch 18, 13) es lo mismo que acusarlo de subversión política con una disculpa religiosa.Y fue precisamente esa una de las acusaciones contra Jesús. Corinto marca el punto extremo de la ida y el comienzo y regreso del segundo viaje. El paso por Cencreas es rápido y sólo para cortar el cabello. Más tarde, se habla de Febe, diaconisa de esa Iglesia (Rm 16, 1-2). La comunidad de Cencreas puede haber sido fundada por Pablo durante el tiempo que estuvo en Corinto (Cencreas era una especie de "periferia"), o por personas de la comunidad de Corinto. El reto es más rápido por mar, con una parada en Efeso, y Pablo se hace acompañar de Priscila y Aquila.

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Éstos están en Efeso, a donde Pablo piensa volver en el tercer viaje.

3.Tercer viaje (años 53-57): Hch 18, 23b-21, 17 El tercer viaje también comienza en Antioquía de Siria, pero termina en Jerusalén, probablemente contra la voluntad de Pablo, que era la de llevar el resultado del trabajo comunitario internacional de solidaridad y acabó preso. Lucas hace de Efeso una etapa del tercer viaje. Antes de mostrar a Pablo allí, habla de Apolo (Hch 18, 24-48), africano de Alejandría "catequizado" en Efeso por Priscila y Aquila. Apolo, instruido por ellos, va a Corinto. Su presencia en esa comunidad fue fecunda, según Lucas. Pero surgirán también problemas (cf. 1 Co 1,12; 3, 5-9; 4, 6). A pesar de eso, Pablo (tal vez solo) recorrió "una tras otra las regiones de Galacia y Frigia para fortalecer a todos los discípulos" (Hch 18, 23b), "y llegó a Efeso" (Hch 19, 1). Más de una vez Lucas omite los pasos de Pablo anteriores a la llegada a la capital de Asia. La permanencia de Pablo en Efeso es fundamental en el esquema de los viajes propuestos por Lucas. Pablo se demora allí y durante tres meses anuncia el reino de Dios en la Sinagoga (Hch 19,8).Durante dos años (Hch 19, 10) enseña en la escuela de Tirano. Más adelante, en el discurso de despedida, habla de tres años vividos en esa ciudad (Hch 20,31). Es el período más largo que transcurre en una ciudad después de que comenzó a recorrer el mundo para anunciar a Jesús. Vale la pena 71

preguntarse por qué permaneció allí todo ese tiempo y levantar algunas sospechas en relación a eso. Lucas sintetiza ese tiempo con una frase: "De forma que pudieron oír la Palabra del Señor todos los habitantes de Asia, tanto judíos como griegos" (Hch 19, 10b). Es la característica principal del tercer viaje. La permanencia de Pablo en Efeso fue como una torre alta de transmisión para toda el Asia. ¿Cómo sucedería eso? ¿Sencillamente mediante las enseñanzas que dio en la escuela de Tirano? Claro que no. La estadía de Pablo en Efeso es fuente de irradiación también y sobre todo mediante las cartas, aunque Lucas ignora esos hechos. Por otra parte, Lucas omite muchas cosas, como una posible prisión de Pablo en esa ciudad. Los Hechos de los Apóstoles sí hablan de las tribulaciones que enfrentó allí. Pero la mayoría de los estudiosos hoy, sabiendo que Lucas no narra todos los acontecimientos, suponen un período de prisión en Efeso, durante el cuál habían sido escritas varias cartas. Así se explica, en parte, por qué Pablo permaneció tres años en esa capital. Él debe haberse entregado a una intensa actividad evangelizadora, juntamente con el gran número de colaboradores que formaban parte de su equipo de evangelización (ya hablamos de su estrategia, a partir de la gran ciudad hacia la periferia y las ciudades menores). Él coordinaba su vasto equipo de colaboradores en torno a un equipo único. Y en efecto si, durante su permanencia en Éfeso, toda el Asia puede oír la Palabra del Señor, se debe a sus estrategias y a sus colaboradores.

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Pablo no habla de prisión durante su permanencia en Efeso, pero algunos pasajes en sus cartas muestran claramente que sucedieron cosas terribles en la capital del Asia, y entre esas cosas terribles podría estar incluida también la prisión. Veamos ICorintios 15, 32 (esta carta fue escrita precisamente en Efeso, después de los acontecimientos que serán descritos): "Si por motivos humanos luché en Efeso contra las bestias, ¿qué provecho saqué? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos". Pablo habla de lucha contra las bestias de Efeso por estar defendiendo la resurrección de los muertos. No se trata de animales, sino de personas que actúan como fieras contra Pablo, contra sus palabras y sus planes pastorales. Nótese que los judíos, de un modo general, aceptaban pacíficamente la resurrección de los muertos. Esos "animales" ¿serían personas paganas? El segundo texto es aún más fuerte. Se trata de 2Corintios 1, 8-10 (tal vez escrita también en Efeso):"Pues no queremos que lo ignoren, hermanos: la tribulación sufrida en Asia nos abrumó hasta el extremo, por encima de nuestras fuerzas, hasta tal punto que perdimos la esperanza de conservar la vida. Pues hemos tenido sobre nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no pongamos la confianza en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. Él nos libró de tan mortal peligro, y nos librará; en Él esperamos, que nos seguirá librando, si colaboramos también nosotros con la oración en favor nuestro". Ciertamente en ese período Pablo debe haber escrito la Primera Carta a los Corintios, debe haber ido 74

rápidamente a Corinto de donde partió chocado, rechazado y afectado por el sufrimiento, y debe haber escrito gran parte de lo que hoy conocemos como la Segunda Carta a los Corintios (ver, adelante, el intento de reconstruir las visitas a los corintios y las cartas). La Carta a los Gálatas ciertamente es de ese período. Si efectivamente Pablo estuvo preso en Efeso, también la correspondencia con Filipos debe haber surgido de aquí. Nótese que la Carta actual a los Filipenses es, en verdad, un conjunto de tres billetes; Filipenses 4,10-20; 1,1-31 + 4,2-7.21-23; 3,2-4, + 4,8-9 (los dos primeros hablan de prisión, el último no). La mayoría de los estudiosos defienden la idea de que también la Carta a Filemón es de esa época.Y los motivos son varios. Si Colosenses y Efesios (ésta, en su origen, puede haber sido una "carta abierta" a las comunidades vecinas de Efeso) fueron de Pablo, también podrían incluirse en ese tiempo. Como se puede ver, la irradiación del mensaje a partir de Efeso se da mediante la enseñanza oral de Pablo (escuela de Tirano), la colaboración de muchas personas que dan comienzo a nuevas comunidades en la ciudades cercanas (cf. Col 1, 7 el caso de Epafras, fundador de una comunidad de Colosas) y mediante las cartas. Como dirá más tarde la Segunda Carta aTimoteo, "la Palabra de Dios no está encadenada" (2Tm 2, 9b). Antes de continuar con la descripción de Lucas con respecto al tercer viaje, es oportuno recordar también una gran preocupación de Pablo en ese tiempo en que se detuvo en Efeso. Es el intento de solidarizarse con los cristianos pobres de Jerusalén, motivando para eso las comunidades de Asia (Galacia) y Europa (Mace75

donia y Acaya). Nada sabemos con respecto a esa organización entre las comunidades de Galacia, a no ser una orden que dio a los corintios, con el fin que hagan como en Galacia: "En cuanto a la colecta en favor de los santos, hagan también ustedes como mandé a la Iglesia de Galacia. Cada primer día de la semana, cada uno de ustedes reserve en su casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan las colectas cuando llegue yo" (ÍCo 16,1-2). Eso nos lleva, entre otras cosas, a reconocer que la comunicación entre Pablo y los gálatas fue más allá de una simple carta y que en Galacia había mis de una comunidad cristiana (Iglesias).

Intento de reconstruir los viajes de Pablo a Corinto y las cartas que él envió a esa comunidad La Segunda Carta a los Corintios es ciertamente un conjunto de cartas reunidas en una sola. Con base en eso, es posible hacer la siguiente reconstitución: PRIMER VIAJE (año 50). Fundación (Hch 18,1-1 la). Primera carta (cf. ÍCo 5, 9). Perdida. Algunos autores piensan que es la actual 2Corintios 6, 14—7, 4. Segunda carta (año 54, desde Efeso). Es la actual ICorintios. SEGUNDO VIAJE (año 55, no documentado). Hace explosión el conflicto contra Pablo.

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Tercera carta (año 55, desde Efeso). Es la actual 2Corintios 14-7, 4. Cuarta carta (año 55, desde Efeso, Tito es el portador). Es la actual 2Corintios 10,13. Cf. 2Corintios 12,14 y 13,1-2, donde Pablo afirma que está dispuesto a ir a Corinto por tercera vez (el segundo viaje, por consiguiente, no fue documentado). Quinta carta (año 55 ó 56, desde Macedonia). Es la actual 2Corintios 1, 1-2,13 + 7, 5-16. Sexta carta (año 55 ó 56, desde ¿Macedonia?), llevada por Tito. Es la actual 2Corintios 8. Séptima carta (año 55 ó 56, desde ¿Macedonia?, para las comunidades de Acaya. Es la actual 2Corintios 9. TERCER VIAJE (año 56), con ocasión de la colecta internacional para los pobres de Jerusalén. Permanece tres meses (Hch 20, 3) y escribe la Carta a los Romanos. JR Además de ICorintios 16,1-4, los capítulos 8 y 9 de la actual Segunda Carta a los Corintios tratan abundantemente de ese tema, y así se crea rivalidad entre los cristianos de Macedonia y los de Acaya. La culminación de esa colecta estaba demorando mucho por causa de la resistencia de algunos corintios que, maliciosamente, habrían levantado la siguiente sospecha contra Pablo: Él está organizando esa colecta para despojarnos a nosotros y enriquecerse él" (cf. 2Co 12, 16-18). Con

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respecto al resultado de ese trabajo volveremos a hablar al fin del viaje. Retomando la narración de Lucas con respecto a la estadía de Pablo en Efeso lo encontramos involucrado en muchos problemas, con la cuestión de los exorcistas judíos itinerantes (Hch 19,13-16) y la quema de los libros de magia (Hch 19, 18-19, compárese con el mago Elimas del primer viaje, Hch 13, 8-12, y con la esclava poseída del segundo, Hch 16, 16-18). Para nosotros, a distancia de casi dos milenios, la quema de esos libros puede parecer un crimen contra un patrimonio histórico y cultural de la humanidad. Sin embargo, es necesario comprender los hechos dentro de la perspectiva de Lucas: el Evangelio va liberando de todas las magias y alienaciones. Un detalle interesante se encuentra en la comparación de Hechos de los Apóstoles 19,21-22 con Lucas 9,5156a. El autor ciertamente quiso establecer una comparación o equivalencia. En el evangelio de Lucas se inicia el largo viaje de Jesús a Jerusalén, en los Hechos de los Apóstoles comienza el largo viaje de Pablo, "prisionero del Señor", que además pretende también ir a Roma. Los contactos entre los dos pasajes son interesantes y detallados. Pablo, antes de estar preso, ya proyecta nuevos campos de evangelización. El conflicto o tribulación, tema que ya se presentó en los viajes anteriores (Hch 14,19-20; 16,19-24), hace explosión también en el tercero (Hch 19,23-41). Como en el episodio paralelo del segundo viaje, la actitud de Pablo va contra los dueños del dinero y, sobre todo, contra los que se enriquecen a costa de la religión, es 78

decir, los artesanos ligados a la diosa Artemisa (Diana). Pablo tiene que huir de allí, para viajar a Macedonia (ver, arriba, el cuadro referente a la correspondencia con los cristianos de Corinto). Debe haber pasado por esas comunidades, preocupado entre otras cosas por la colecta, hasta llegar a Corinto, de donde escribe la Carta a los Romanos. El autor de los Hechos de los Apóstoles menciona ahora una serie de colaboradores de Pablo, entre los cuales puede estar el mismo Lucas. Desde Corinto Pablo comienza el viaje de regreso, rápido hacia Jerusalén, bajo la amenaza de un atentado de parte de los judíos. Decidió entonces volver a pie a Macedonia. Lucas narra ahora un milagro de Pablo, la resurrección de Eutico (Hch 20, 7-12; compárese con Le 7, 11-17 y con los milagros de los viajes anteriores, Hch 14, 8-10 y 16, 16-18). La resurrección de este j o ven se da en un contexto eucarístico. A semejanza de los viajes anteriores (Hch 13,13-41; 17, 16-31), también en éste hay un discurso de Pablo. Es un discurso conmovedor, de despedida, una especie de herencia espiritual de Pablo prisionero (en la visión de Lucas) a los ancianos de Efeso (Hch 20, 18-35). Es una hermosa síntesis de la vida de Pablo. El desenlace trágico de su vida ya despunta en el horizonte. Muchos tratan de convencerlo de que no vaya a Jerusalén, pero Lucas lo muestra decidido como el Señor Jesús, y a los que los acompañan no les queda más sino decir como Jesús les enseñó: "Hágase la voluntad del Señor" (Hch 21, 14b; cf. con Le 22, 42). Pablo llegó a Jerusalén y tuvo que entenderse con Santiago. N o sabemos cómo fue acogida la colecta por 79

parte de los cristianos de esa ciudad. Desde Corinto, algunos meses antes, al escribir a los R o m a n o s , él pedía oración para que tuviera buen éxito en las dos dificultades eventuales: Pero les suplico, hermanos, por Nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchen juntamente conmigo en sus oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos; y pueda también llegar con alegría a ustedes por la voluntad de Dios, y disfrutar de algún reposo entre ustedes (Rm 15,30-32). Las dificultades y los temores de Pablo son bien claros: hay el peligro que viene de los infieles de Judea y el peligro de que t o d o el esfuerzo por el trabajo de solidaridad, pedido por ios mismos líderes de Jerusalén acabe en nada (Ga 2,10). Existían los graves riesgos del transporte de esa cantidad de dinero (ladrones, naufragio, etc.); existía la sospecha de que Pablo estuviera explotando a las comunidades (2Co 12, 16-18; de ahí la prudencia de él en confiar ese encargo a personas de las mismas comunidades o de rodearse de gente de confianza de las comunidades (cf. ICo 16, 3-4) y había el peligro real de que los líderes cristianos de Jerusalén sencillamente rechazaran la colecta que ofrecían las comunidades paganas. Lo que en realidad aconteció n o se sabe. Parece que el premio por todo ese esfuerzo fue la prisión, ante la apatía aparente de Santiago.

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4. Cuarto viaje (años 59-62): H c h 2 1 , 1 8 - 2 8 , 1 6 El cuarto viaje, en la narración de Lucas, o c u p a ' u n espacio mayor entre los otros, y eso es señal de que es extremadamente importante. Aquí presentaremos solamente algunos aspectos. El tema principal, es sin duda, éste: El testimonio de Jesucristo llega hasta los confines del mundo. En efecto, en Hechos de los Apóstoles 1, 8 Jesús había dicho a los apóstoles que serían testigos de Él hasta las extremidades de la tierra. Las extremidades de la tierra, en la perspectiva de Lucas, es la ciudad de R o m a , anuncia a Jesús a los judíos, y eso para Lucas representa la conclusión del objetivo de su obra (Evangelio y H e chos de los Apóstoles). N o importa lo que le sucedió a Pablo después de eso. Pablo está preso en Jerusalén y va dando testimonio sucesivamente ante varios grupos: eí pueblo (Hch 22, 1-21) y el sanedrín (Hch 23,1-11) en Jerusalén; ante el gobernador Antonio Félix (Hch 24, 10-21), el gobernado Porcio Festo (Hch 25, 1-2) y ante el rey Agripa (Hch 26,1-32) en Cesárea; ante los judíos (Hch 2 8 , 1 7 29) en R o m a . Es el viaje del prisionero-testigo, desde Jerusalén hasta los extremos confines de la tierra. En el plan de los Hechos de los Apóstoles se realiza lo que Jesús había dicho a los discípulos en Lucas 2 1 , 12-19, sobre todo 2 1 , 1 2 b - 1 5 : ...Les echarán mano, entregándolos a las sinagogas y cárceles y llevándolos ante reyes y gobernadores" por mi nombre; esto sucederá para que den testimonio. Propongan, pues, en su corazón no preparar la defensa, porque yo les daré una elocuencia y una 81

sabiduría de la que no podrán resistir sus adversarios (fícfc 21,12b-15). Así como Jesús compareció ante reyes y gobernadores (Pilato y Herodes, cf. Le 23,1-12), también Pablo comparecerá para dar testimonio ante dos gobernadores: Antonio Félix y Porcio Festo y también ante el rey Agripa. La sabiduría que Jesús prometió a sus testigos está presente en Pablo, que se defiende delante de todos. Vamos a ver eso de cerca. Entre la prisión de Jerusalén y la llegada a R o m a , Lucas va difundiendo varias declaraciones de que Pablo es inocente, como había sucedido con Jesús. La prisión de él es arbitraria y las acusaciones para ejecutarlo son falsas {Hch 2 1 , 17-33); el comandante que lo arrestó da muestras de haberse engañado {Hch 2 1 , 34-39; el discurso de Pablo termina con una petición injustificada de muerte de parte del pueblo, Hch 22, 1-22; compárese con lo que se pide contra Jesús en Le 23, 18.21); el título de ciudadano romano protege a Pablo de las arbitrariedades {Hch 22, 23-29); los miembros del sanedrín discuten entre sí {Hch 23, lss), y se declara que Pablo es inocente {Hch 23, 9b); Claudio Lisias dice que Pablo n o tenía ningún cargo digno de muerte o de prisión {Hch 23, 29); el gobernador Porcio Festo reconoce que no hay nada grave contra el prisionero {Hch 25, 19); el rey Agripa dice: podía ser puesto en libertad este h o m b r e {Hch 26, 32); y el pueblo de Malta, pensando que se tratara de u n asesino castigado por la justicia divina, acaba de cambiar de opinión {Hch 28, 1-6). El tema de la tribulación, presente en los viajes anteriores, se vuelve

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una constante a lo largo de éste. Basta recordar algunos detalles: la prisión (Hch 21, 17-33), la petición de muerte (Hch 22, 22), el complot para matarlo (Hch 23, 12-22), la propuesta indecente que Festo le hace, para que vuelva ajerusalén con el fin de ser juzgado (Hch 25, 9), además del naufragio descrito detalladamente en Hch 27,13-44. Pablo quedó preso dos años en Cesárea (Hch 23, 35). Según las leyes romanas, ese era el tiempo máximo para un detenido en espera de ser juzgado. No se sabe nada con respecto a ese período durante el cual Pablo estuvo preso. Algunos estudiosos piensan que las cartas del cautiverio, como Filipenses y Filemón (Efesios y Colosenses), hayan sido escritas en ese tiempo. Lucas recalca la arbitrariedad y la corrupción del poder político y judicial del gobernador Félix: "Esperaba al mismo tiempo Félix que Pablo le diera dinero; por eso frecuentemente lo mandaba a buscar y conversaba con él" (Hch 24,26). Es la punta del iceberg de la corrupción dentro del Imperio Romano. Los varios discursos son una especie de síntesis de la vida de Pablo. Como en los viajes anteriores, el Evangelio va penetrando las culturas y desalienando a las personas. Es el caso, por ejemplo, de Hechos de los Apóstoles 28, 1-6. Pablo realiza una curación en la isla de Malta (Hch 28, 8, compárese con Le 4, 40, además de cumplirse literalmente en él, lo que Jesús prometió en Me 16, 16; cf. también Le 10,19). Otro aspecto importante en el viaje por mar es éste: a medida que los hechos se van narrando y que los peligros aumentan, Pablo es presentado cada vez más 84

como sabio y como entendido en navegación. Al fin de cuentas, es como si él fuera el comandante de la nave, y todas las personas a bordo se salvan por causa de él. El prisionero inocente es causa de vida para todos, hasta de los habitantes enfermos de Malta. El viaje de Pablo prisionero, por consiguiente, es una marcha victoriosa. Él sale para siempre de Jerusalén, obedeciendo a un mandato del Señor (Hch 22, 18). Lucas lo muestra mientras parte con una comitiva importante semejante a las que acompañan a los reos (470 soldados) y, durante la prolongada travesía, cuando faltan las estrellas para orientar a los marineros (Hch 27, 20; en ese tiempo no había brújulas), la gran "estrella-guía" es Pablo, el prisionero inocente, aquel que conserva la vida de todos los que viajan con él. Pablo llegó a Roma como prisionero-testigo. Lucas informa que permaneció dos años en una especie de "prisión domiciliaria", es decir, que su brazo estaba permanentemente encadenado al brazo de un soldado. Así va contabilizando los años de cadena. Con esa "libertad" puede anunciar a Jesús y ganar la propia vida (Hch 28,16.30). Pasados dos años, debe haber recobrado la libertad. ¿Qué habrá hecho hasta el año 68, fecha probable de su muerte?

5. ¿Otros viajes? Pablo siempre fue un pionero "desbravador". Como solemos decir, no le gustaba "llover sobre mojado". En otras palabras: el principio de él era no ir a una región que ya hubiera recibido el anuncio del Evangelio. Se 85

justifican algunas excepciones su permanencia prolongada en Efeso se debió al hecho de querer transformar esa capital en u n foco de irradiación para toda el Asia. Efeso era importante para la estrategia evangehzadora de él Por eso se detiene tanto tiempo allí Otra excepción es R o m a , centro del Imperio C u a n d o escribe a los romanos (año 56, desde Corinto), tiene el proyecto de transformar la capital en trampolín para otra misión igualmente de avanzada España Evidentemente Pablo n o fundó las comunidades romanas Al escribirles, tiene en su mente sobre todo ese nuevo campo de evangelización Ésa era la razón por la cual siempre me veía impedido de llegar hasta ustedes Más ahora, no teniendo ya campo de acción en estas regiones y deseando vivamente desde hace muchos años ir donde ustedes, cuando me dirija a España Pues espero veros al pasar y ser encaminado por ustedes hacia allá, después de haber disfrutado un poco de su compañía Así que, una vez terminado este asunto y entregado oficialmente el fruto de la colecta, partiré para España, pasando por ustedes Y bien sé que, al ir a ustedes, lo haré con la plenitud de las bendiciones de Cristo (Rm 15,22-24 28-29) N o t e m o s dos detalles E n primer lugar, la expresión " n o teniendo ya campo de acción en estas regiones" Podríamos pensar que todas las aldeas de Asia, de M a cedonia y de Acaya hubieran recibido el anuncio de Jesucristo Sin embargo, es bueno recordar la estrategia evangehzadora de Pablo Buscaba llegar hasta u n centro

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urbano importante, para fundar en él una comunidad El crecimiento de ésta fermentaría toda la ciudad y haría surgir nuevas comunidades, y éstas, al poco tiempo, se esparcirían por las ciudades menores y las aldeas, mediante la acción generosa de muchos colaboradores E n este sentido él afirma que no tiene ya campo en esas reglones Era, como ya lo vimos, lo que esperaba de los corintios para la región de Acaya (2Co 10, 1 3 16) y lo que obtuvo de los tesalonicenses para la región d e M a c e d o n i a (lTs 1,7-8) En segundo lugar, R o m a es para Pablo tan sólo u n punto de paso Desea disfrutar de la amistad y de la compañía de los romanos, recibir ayuda económica, pero su intención es ir más allá (pasando por ustedes, partiré para España) Parece que Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencreas, es la portadora de esta carta (los romanos ciertamente no la conocían) Pablo pide que la reciban c o m o cristiana y que "la asistan en cualquier cosa que necesite" (Rm 16, 2b) Se puede intuir que necesita ayuda en la organización del viaje r u m b o a la nueva frontera de evangehzación, a la Península Ibérica N o sabemos si Pablo realizó ese objetivo después de haber sido soltado en el año 62 Las llamadas "cartas pastorales" (dirigidas a T i m o t e o y Tito) hablan de otro viaje de Pablo a Asia Sin embargo hay que recordar siempre que sobre esos textos pasa la duda si son realmente textos de Pablo o no íTm 1, 3 dice "Al partir yo para Macedoma te rogué que permanecieras en Efeso " ¿Cuándo se dio esa salida de Efeso hacia Macedoma 7 Según los Hechos de los 87

Apóstoles, estaríamos en el año 55 ó 56. Ésa sería la fecha, ¿o deberíamos pensar que el texto se refiere al regreso de un nuevo viaje, n o documentado? La Carta a Tito afirma: "El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba" (Tt 1, 5a). ¿Cuándo Pablo dejó a Tito en Creta? Tal vez al regresar de ese nuevo viaje que hizo a Asia. En los viajes anteriores n o hay referencia a este hecho (cf. también Tt 3, 15). ¿Habrá dejado Pablo a Tito en Creta y a T i m o t e o en Efeso al regresar de un nuevo viaje? 2Timoteo 1,17 afirma que Onesíforo, cuando llegó a R o m a , buscó a Pablo con insistencia, hasta e n c o n trarlo. Si esas tres cartas fueran realmente de Pablo, ésta sería la última, escrita poco antes de morir (cf. 2Tm 4, 16-18). Se sabe que Pablo n o poseía vivienda fija y tan sólo se detenía bastante tiempo en una ciudad si era i m p e dido por fuerza mayor. El Imperio R o m a n o intentó callarlo para siempre, al matarlo alrededor del año 68 (la tradición habla de decapitación). Sin embargo, él sigue vivo en muchas personas y comunidades. Su vida y sus cartas son alimento para muchos. Se puede recordar Filipenses 1, 23b-25: ...Deseo partir y estar con Cristo, lo cual ciertamente, es con mucho lo mejor, por otra parte, quedarme en la carne es más necesario para ustedes. Y, persuadido de esto, sé que me quedaré y permaneceré con todos ustedes para progreso y gozo de su fe (Flp 1,23b-25). Partió y está con Cristo. Pero también permanece con nosotros. 88

4. LAS CARTAS

1. Etapa posterior C o m o hemos podido constatar, Pablo fundó otras comunidades además de las que conocemos a partir de los textos del N u e v o Testamento. Y, por lo que se sabe, una gran parte de ellas n o recibió una carta. Además de eso se debe recordar que las cartas (con raras excepciones, c o m o Romanos) son una etapa posterior al p r i m e r contacto, a la fundación y a la consolidación de las comunidades. D e un m o d o general, podemos seguir el principio siguiente: Pablo, pionero y "desbravador", llegaba a una ciudad en la que todavía n o se había oído hablar de Jesucristo y fundaba allí una comunidad cristiana. Le daba una catequesis básica, un m í n i m o de organización y la encargaba de llevar adelante esa p r o puesta, abriendo nuevas fronteras. C u a n d o podía, volvía a esas comunidades, con el fin de dar continuidad al proceso de crecimiento y m a duración en la fe. A veces enviaba personas de su c o n fianza, con el fin de que el caminar de las comunidades no parara en el tiempo ni en la historia. Si no podía obrar en esa forma, enviaba una carta, para responder a las dudas, ayudar a superar las tensiones, para ordenar lo que se tenía que hacer. Por consiguiente las cartas son la segunda o la tercera etapa de la evangelización de una comunidad o ciudad. 89

Normalmente las personas empiezan por las cartas el estudio de Pablo, pero se olvidan de ese detalle. Más todavía: la carta no abarca todos los pasos anteriores en la vida de una comunidad. Demos un ejemplo. Con ocasión a la fundación de la comunidad de Corinto, Pablo se detuvo enseñando en esa ciudad durante un año y medio (Hch 18, 11). ¿Qué enseñó durante ese tiempo? Ciertamente la correspondencia con esa comunidad no abarca todos esos aspectos de esa enseñanza prolongada. A eso se añade también otra característica general en las cartas, la de responder al desafío que las comunidades cristianas afrontaban en ese momento. En el caso de Corinto, aunque recuperáramos un día aquella carta que se perdió (cf. ICo 5, 9), nunca llegaremos a tener una visión que abarque todo lo que enseñó Pablo en esa ciudad. Lo mismo se puede decir de las otras comunidades que recibieron cartas. Alguien podrá preguntar si existe un abismo entre lo que Pablo enseñaba de viva voz y lo que escribía. Probablemente no. Pero no hay que olvidar que las cartas responden a problemas concretos del momento. Ellas no se detienen en el campo de la vida comunitaria en la cual no hay grandes tensiones. Además de eso, una cosa es la enseñanza básica, el anuncio fundamental que provoca el surgir de las comunidades, y otra cosa es la continuidad, sobre la cual caminan esas comunidades en lo cotidiano. Si no hay un abismo tampoco hay igualdad. Vamos a presentar un ejemplo para aclarar este detalle, tomando la Primera Carta a los Tesalonicenses y presentando siete casos. Se debe prestar atención a dos cosas: la referencia a la etapa anterior (que se expresa sobre todo en los verbos que hablan del pasado) y 11a90

madas de atención sobre cosas que los tesalonicenses debían saber por contacto directo (y que pueden ser desconocidas a nosotros). 1). "Saben cómo nos portamos entre ustedes en atención a ustedes" (í Ts 1, 5b). 2). "Ya cuando estábamos con ustedes les predecíamos que íbamos a sufrir tribulaciones" (ÍTs 3, 4a). 3). "Según aprendieron de nosotros, y a que progresen más para agradar a Dios" (ÍTs 4, Ib). 4). "Saben, en efecto, las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús" (ÍTs 4,2). 5)."...el Señor se vengará de todo esto, como se lo dijimos ya y lo atestiguamos" (ÍTs 4, 6b). 6)."... como les tenemos ordenado" (ÍTs 4,11b). 7)."Ustedes mismos saben perfectamente que el día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche" (ÍTs 5,2). Todos esos pasajes hablan sobre una catequesis y de acciones pasadas de Pablo, con ocasión de la fundación de la comunidad. Conocemos esas cosas tan sólo como en un índice. Claro, la carta toca esas cuestiones, pero nosotros desconocemos los contextos y los detalles que los tesalonicenses conocían. Las cartas, por consiguiente, son una etapa posterior, Y no nos dan una visión comprensiva de la etapa anterior. Conocer las cartas es, en cierto modo, conocer a Pablo a medias. 2. Las cartas son ocasionales Al dictar la mayoría de sus cartas, ciertamente Pablo no sabía que estaba escribiendo los primeros libros del Nuevo Testamento. Ni tenía esa pretensión. Sin embargo, el espíritu sabía lo que estaba haciendo. Como todos los textos de la Biblia, también las cartas de Pablo nacen de una provocación, es decir, son 91

un intento de responder a cuestiones propias de cada comunidad. Todas ellas tienen como objetivo iluminar el camino de las comunidades en medio de tensiones y conflictos, alegrías, esperanza y sufrimientos. En este sentido todas las cartas de Pablo son pastorales, y no solamente las que fueron dirigidas a pastores (Timoteo y Tito). Este modo de ver las cartas de Pablo lo retiran del pedestal del teólogo y lo ponen en el terreno cotidiano de la pastoral. A este respecto hablaremos más adelante. Tomemos, como ejemplo, la Primera Carta a los Corintios. Al recorrerla, descubrimos que, de punta en punta, trata de aclarar los conflictos y las tensiones de esa comunidad que vivía en ese momento histórico. Comparándola con la segunda, tenemos la impresión de que muchos de esos problemas, unos meses después ya habían desaparecido. ¿Cuáles son los problemas de la Primera Carta a los Corintios? Pablo fue informado oralmente por los familiares de Corintios (ÍCo 1, 11) y por una carta que los mismos corintios le enviaron (ÍCo 7, 1) que pedían aclaraciones ante los conflictos que habían surgido. De ese modo toda la carta es pastoral y ocasional. Los problemas eran fundamentalmente los siguientes: 1). Peleas en la comunidad, que estaba dividida en grupos, cada uno de los cuales tomaba partido por uno de los líderes (ICo 1, 10-4, 21; hay en esos capítulos otros focos de tensión, sobre todo entre grupos cultural y socialmente desiguales); 2). Un caso de incesto (capítulo 5); 3). Problemas comunitarios (tal vez robos) que se llevan a tribunales paganos, además de la prostitución (capítulo 6); 4). Matrimonio, celibato, esclavitud y virginidad (capítulo 7); 5). Carnes 92

sacrificadas a los ídolos (ÍCo 8,1—11,1); 6). Problemas referentes a las celebraciones (mujeres que deben profetizar con la cabeza cubierta, la cena del señor, los carismas, ll,2-14,40);7).La resurrección de los muertos (capítulo 15). El capítulo 16 contiene noticias y sirve de conclusión. Como se puede ver la carta trata problemas comunitarios. Ésa es la primera preocupación de Pablo. No se trata de un teólogo profesional, sino de un pastor que se siente profundamente involucrado en la vida de la comunidad. Al comparar los problemas de Corinto con los de otras comunidades, se nota que muchas cosas son propias de un lugar y de un momento. Algunos de esos problemas pueden estar presentes también en otras cartas, pero ellas siguen siendo siempre escritos ocasionales. ¿Qué se pretende decir con eso? ¿Se debe sencillamente descartar lo que dicen las cartas por el hecho de que son ocasionales? Claro que no. Las cartas pueden ser como un espejo en el cual las comunidades de todos se contemplan y se evalúan. De igual modo ellas hablan también para las comunidades de hoy, teniendo en cuenta las debidas distancias y teniendo en cuenta que el Espíritu es el mismo en el pasado y en el presente. Puede ser (y efectivamente lo son) una luz para esclarecer los problemas y ayudarnos en nuestro camino. Si comenzamos el estudio de una carta preguntando por qué fue escrita, luego descubrimos el carácter circunstancial. Y entonces aprenderemos a quedarnos con lo que es bueno para nuestro caminar, relativizando con lo que es propio de una época o lugar. 93

E n el caso de la Primera Carta a los Corintios p o dríamos preguntar: ¿ Q u é es lo que está de sobra para nosotros de toda la discusión acerca de las carnes ofrecidas a los ídolos? ¿Qué peso se debe dar a la crítica de Pablo al hecho de que los cristianos resuelvan sus problemas ante personas no cristianas? Eso sin hablar de las discusiones interminables en torno al velo de las mujeres (ICo 1 1 , 2-16). E n ese punto, por cuanto hemos unlversalizado un tema que debía haber quedado limitado a Corinto, se cometió una de las grandes aberraciones históricas contra las mujeres. Pablo quería que ellas profetizaran en la asamblea con la cabeza cubierta. Nosotros, a lo largo de la historia, las obligamos a cubrirse la cabeza, ¡pero les prohibimos que profeticen! Si Pablo apareciera entre nosotros hoy, ¿qué diría a este respecto? 3. ¿Pablo escribió realmente 13 cartas? Hace más de u n siglo, cuando los estudios bíblicos comenzaron a ser sofisticados, varias cartas atribuidas a Pablo vieron discutida su autoría. Surgieron así dos grupos de cartas, las paulinas y las deuteropaulinas. Estas últimas se llaman así porque se supone hayan sido escritas por un discípulo de Pablo, en situaciones y tiempos diferentes. Los motivos son varios y deben ser estudiados en la introducción de cada una de ellas. El primer libro del N u e v o Testamento que sufrió ese impacto fue el que pasó a la historia como "Carta a los Hebreos". Hoy todos coinciden en algunos puntos de partida: n o se trata de una carta, sino de un discurso; no fue escrita a los hebreos, sino probablemente a los 94

cristianos de origen judío; n o es de Pablo sino de un autor desconocido. Por m u c h o tiempo fue atribuida a Pablo a causa de las noticias finales (Hb 13, 22-25), únicas señales de carta en ese discurso extenso y bien montado. N o cabe duda de que esos versículos son una añadidura escrita por otra mano. Siete cartas sin duda nacieron de Pablo: Romanos, í y 2Corintios, Gálatas, Filipenses, ITesalonicenses y Fuentón. Pablo normalmente no escribía. Dictaba (cf. Rm 16,22) y a veces firmaba, c o m o gesto de autenticación (cf.,por ejemplo, Ga 6,11). La Carta a Filemón parece que es el único texto que Pablo escribió con su p r o pio puño. En ese tiempo era difícil pensar y escribir al mismo tiempo, si se tienen en cuenta las dificultades de lidiar con los materiales (pergaminos, estilete, tinta, etc.). Era mejor buscar un escriba, una persona c o m p e tente en el ramo, y pagarle para que escribiera lo que se le iba dictando. Las cartas tenían siempre un portador de confianza que Pablo escogía. Hoy se coloca la carta en el correo y todo está resuelto. En ese tiempo, escribir y enviar una carta era m u c h o más dispendioso y comprometía d u ramente a varias personas. El precio de una carta abarcaba, además de los gastos con los materiales, el viaje de su portador (hospedaje, barco, etc.). Pablo siempre tuvo que vérselas con esos gastos. Las otras cartas no mencionadas arriba son consideradas c o m o deuteropaulinas. Sobre ellas pesa alguna desconfianza respecto a la autenticidad de su autoría. Se trata de Efesios, Colosenses, 2Tesalonicenses, í y 2 Timoteo y Tito. Los porqués deben de ser profundizados en la introducción de cada una de ellas. 95

Evidentemente los estudiosos están divididos. Hay quienes atribuyen a Pablo la autoría de las 13 cartas y hay quienes excluyen algunas o todas las deuteropaulinas. Los que defienden a Pablo como autor de todas las cartas suelen agruparlas por temas. Existen, pues, el grupo de "las cartas del cautiverio" (FUipenses, Efesios, Colosenses y Filemóri) y el grupo de las cartas "pastorales" (1 y 2 Timoteo y Tito; la Segunda Carta a Timoteo también fue escrita durante el cautiverio). Pablo ciertamente escribió otras cartas que se perdieron. 1 Corintios 5, 9 habla de una carta anterior, y Colosenses 4,16 se refiere a una carta a la comunidad de Laodicea. En el primer texto que escribió, él expresó el deseo de que la carta fuera leída y profundizada en la comunidad (í Ts 5, 21),y eso parece que fue una constante en las comunidades (compárese con Col 4, 16). 4. ¿Cuándo fueron escritas? El intento de asignar fechas a las cartas de Pablo está lleno de riesgos. Es sabido de todos que en ese tiempo no existía la costumbre de comenzar una carta con la indicación del lugar y la fecha en que se estaba escribiendo. Tenemos por consiguiente hipótesis y fechas aproximadas. El orden en que ellas aparecen en el Nuevo Testamento no tiene nada que ver con el orden cronológico en que fueron escritas. El criterio es sencillamente el de su extensión, es decir, va de la mayor (Romanos) a la menor (Filemón). El intento de asignar fechas a las 96

cartas puede ser útil para el que comienza un estudio de Pablo y sus escritos. No es recomendable comenzar por las cartas más largas o complejas, y sí por las más breves y sencillas. El pensamiento de Pablo evolucionó y esa evolución puede ser percibida estudiando las primeras cartas para llegar a las últimas. A medida que los años iban pasando, los problemas aumentaban y el pensamiento de Pablo se vuelve más amplio, y exige mayor esfuerzo de parte del que lo lee. El Nuevo Testamento comienza con Pablo. Cuando muere (alrededor del año 68), está naciendo el primer evangelio, el de Marcos. Todos los otros libros del Nuevo Testamento surgieron después de los escritos de Pablo. La primera carta es, sin duda, ITesalonicenses. Fue escrita a comienzos del año 51, en Corinto. Es una carta colectiva (Pablo, Silvano y Timoteo), aunque Pablo sobresalía. Con el pasar del tiempo, él se destacará siempre más entre los otros colaboradores citados al comienzo de cada carta. Si la Segunda Carta a los Tesalonicenses fuera de Pablo, debe haber sido escrita unos meses después de la primera. Habría sido escrita, por consiguiente, en la misma ciudad y en el mismo año. Hablando de los viajes, recordamos que los aproximadamente tres años que Pablo vivió en Efeso son de capital importancia para la redacción de las varias cartas (suponiendo que haya estado en la cárcel). La carta a los Filipenses puede ser de esa época y desde esa ciudad (años 54-56). Otros piensan que haya sido escrita en Cesárea (59-60) o en Roma (63-64). Como vimos arriba, muchos estudioso reconocen en la carta actual a 97

los Filipenses una colección de tres billetes; Filipenses 4, 10-20; 1,1; 3,1 + 4,2-7.21-23; 3, 2; 4,1 + 4, 8-9. La Carta a Filemón en cuanto a su fecha y lugar, tiene las mismas posibilidades que la de los Filipenses. Sin duda alguna, de Efeso, entre los años 54 y 56 fueron escritas la Carta a los Gálatas y la Primera Carta a los Corintios. Como vimos, la Segunda Carta a los Corintios es una colección de cartas, algunas escritas en Efeso, otras después, en Macedonia (año 56). Por causa de las personas citadas al final de la Carta a Filemón, y de las Cartas a los Efesios y a los C o losenses, puede ser que esas dos últimas cartas (para quienes defienden que Pablo es su autor) hayan nacido también en ese espacio de tiempo. Por el hecho de que Efesios y Colosenses hablan de prisión, otros estudiosos piensan que hayan sido escritas en Cesárea (59-60) o en Roma (63-64). Los que afirman que se tratan de textos deuteropaulinos sitúan esas cartas, sin definir el lugar, después del año 90. La carta a los Romanos debe haber sido escrita durante los tres meses que Pablo pasó en Corinto, en el año 56, cuando visitó esa comunidad por tercera vez. Queda el rompecabezas de las "pastorales". Las opiniones son varias. Los que dicen que no son cartas de Pablo les asignan como fecha el año 90, juntamente con Efesios y Colosenses. Los que afirman que son de Pablo, sostienen que 1 Timoteo y Tito fueron escritas en Macedonia, al regresar de un viaje no documentado, después del año 65. Pero con eso no responde a todas las dudas. La Segunda Carta a Timoteo parece que es el último testamento de quien está a punto de morir en Roma (año 67). 98

5. LIBERAR A PABLO

Uno de los mayores desafíos ai leer a Pablo es dejar que él sea lo que sencillamente es. En otras palabras, en el contacto con sus textos, es necesario tener cuidado y no someterlo a ciertas camisas de fuerza ni aprisionarlo dentro de prejuicios que llevamos con nosotros al leer sus cartas. En este capítulo, por consiguiente, hablaremos de eso, es decir, de la necesidad de liberar a Pablo en ciertos condicionamientos que le han sido impuestos. Son muchos, pero aquí nos basta apuntar algunos, como, por ejemplo, su indiferencia ante la esclavitud, la sumisión pasiva al Imperio Romano, el dogmatismo, el moralismo y el antifeminismo. 1. ¿Pablo fue indiferente ante la esclavitud? A pesar de que vivía en un ambiente de imperialismo apoyado por la fuerza de las armas que generan esclavitud (pérdida de la libertad) y explotación (pérdida de los bienes), sostenidas por la ideología de la "paz romana", Pablo mantuvo muy en alto la primacía de la libertad, como si quisiera decir a todos: sin libertad no hay ni persona, ni cristiano, ni comunidad, ni Cristo. Es clásica la afirmación de Gálatas 5, l:"Para ser libres nos

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libertó Cristo. Manténganse, pues, firmes y no se dejan oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud". La frase tiene una afirmación categórica, una de las grandes convicciones de Pablo, tal vez la mayor o la primera. La acción de Cristo en favor de los cristianos es esencialmente un acto de libertad. ¿Sería simple liberación espiritual, del pecado? Claro que no. La liberación es plena, total, irreversible. No olvidemos que los gálatas, casi en su totalidad, eran efectivamente esclavos. Formaban comunidades de personas esclavizadas y, lo que pesa aún más, altamente codiciados en los mercados de esclavos esparcidos en las grandes ciudades del Imperio. Un esclavo gálata costaba más que los otros, era un "artículo de primera". Pablo saca las consecuencias de esa afirmación y ordena que no se sometan "nuevamente" al yugo de la esclavitud. Claro, a continuación muestra cuál es su preocupación principal, es decir, la cuestión de los judío-cristianos que, con la imposición de la ley de la circuncisión, esclavizan una vez más a los que fueron liberados por Cristo y en Cristo. La acción de Cristo nos libertó para siempre, pero las personas pueden volver nuevamente a ser esclavos. Y cualquier forma de esclavitud arremete la acción fundamental de Cristo en favor de las personas. En la misma Carta a los Gálatas tenemos una convicción importante de Pablo, que se formula así: "Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús" (Ga 3,28).

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Ésta es probablemente una fórmula bautismal usada en las comunidades de Pablo. Afirma categóricamente la eliminación de todas las desigualdades, con el fin de mostrar claramente los resultados de la libertad proporcionada por Cristo Jesús. Unámonos para formar una sola cosa con Él y hagamos desaparecer las diferencias por causa de raza (diferencia entre judío y griego, modo tradicional que los judíos usaban para dividir la humanidad en dos bloques); desaparecen las diferencias de clases (esclavo y hombre libre, las dos formas de dividir socialmente la humanidad); desaparecen también las diferencias por causa de sexo (hombre y mujer). Notemos, en lo que se refiere a la esclavitud, que no es posible "espiritualizar" la cuestión, como si pudiéramos decir que se trata de liberación espiritual, de pecado, etc., pues en ese caso deberíamos preguntar quiénes son los "libres". Si esta cuestión nació realmente de la catequesis bautismal de Pablo y de sus sueños de libertad, es interesante mirar hacia lo que hacemos, lo que decimos y lo que queremos, cuando nos involucramos con el bautismo de los futuros cristianos. ¿Qué programa de vida anunciamos? ¿Qué tipo de catequesis presentamos? ¿Qué tipo de convicción alimentamos? Todo lleva a creer que Pablo sembraba en el corazón de las personas (evidentemente adultas) y de las comunidades un ideal liberador destinado a producir frutos. Se pregunta entonces: ¿Por qué eso no se concretó después? Porque probablemente había un abismo entre la conciencia (convicción de la primacía de la libertad), y la práctica, marcada por la esclavitud, Pablo cuando 101

n o podía contra el dragón de la esclavitud sembraba sueños de liberación y de libertad en Cristo. Es lo que podemos ver a lo largo de sus cartas. Concretamente, muchas veces encontró cristianos esclavos de amos no cristianos. Parece que es el caso de la exhortación de Efesios 6, 5-9 y Colosenses 3, 22; 4, 1; no acontece lo mismo en ITimoteo 6, 1-2. C o m o estaba en la posibilidad de abolir el sistema social esclavo, introduce dos principios que deben regir las relaciones entre amos y esclavos: el respeto m u t u o (un esclavo obediente y u n amo que deja de lado las amenazas) y u n único señorío para ambos: el de Jesucristo, que no hace distinción de personas. El esclavo, al obedecer, no hace distinción, c o m o si estuvira obedeciendo a Cristo; el amo, al dejar de amenazar, se acerca a los gestos del Señor, que n o hace distinción de personas (la ventaja, evidentemente, seguía siendo del patrón, sino q u e las diferencias fueron por lo menos acortadas): Esclavos, obedezcan a sus amos de este mundo con respeto y temor, con sencillez de corazón, como a Cristo, no por ser vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino como esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios; de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres; conscientes de que cada cual será recompensado por el Señor según el bien que hiciere: sea esclavo, sea libre. Amos obren de la misma manera con ellos, dejando las amenazas; teniendo presente que está en los cielos el Amo suyo y de ellos, y que en Él no hay acepción de personas (Ef6, 5-9).

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Eso puede parecer poco, pero ciertamente era una espina en la carne de los amos despiadados. Pablo c o menzaba a quebrar la espina dorsal de la esclavitud, base sobre la cual se hospedaba la economía del I m p e rio R o m a n o . El discurso de Pablo se vuelve más incisivo cuando conoce de cerca la situación de las comunidades y de las personas a las cuales escribe. Es el caso de la Primera Carta a los Corintios y de la Carta a Filemón. En 1 Corintios 12, 13 encontramos abreviada la fórmula de Gálatas 3, 28: "Porque en un solo Espíritu h e mos sido todos bautizados, para n o formar más que un solo cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres.Y todos hemos bebido de un solo Espíritu". Si se conoce bien la comunidad que fundó (los esclavos de C o r i n t o llegaban a dos tercios de la población), tiene las condiciones para estimular a los esclavos a obtener la libertad: ¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes. Y aunque puedas hacerte libre, aprovecha más bien tu condición de esclavo. Pues el que recibió la llamada del Señor siendo esclavo, es un liberto del Señor; igualmente el que era libre cuando recibió la llamada, es un esclavo de Cristo. ¡Han sido bien comprados! No se hagan esclavos de los hombres (íCo 7,21-23). Ésta es la instrucción más clara que Pablo dirige a los esclavos. El rescate que realiza Cristo (palabra técnica que designaba la adquisición de esclavos en el m e r cado) es definitivo e irreversible.

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C ó m o conseguirían los esclavos ser efectivamente libres, n o lo sabemos. En Romanos 12, 8 se habla de alguien que "preside" la comunidad. Tal vez esa función se refiera a cristianos que tenían algún poder adquisitivo y "compraban" esclavos para dejarlos en libertad. Más significativa aún es la Carta a Filemón. Es u n texto dirigido a Filemón a causa de su esclavo O n é simo. Pablo se convirtió en un "padre" de él, al e n gendrarlo en la prisión, es decir, al bautizarlo. Pide en la carta que Filemón acepte a Onésimo ya n o c o m o esclavo, sino c o m o hermano. Onésimo (palabra que significa útil), c o m o esclavo era inútil. ' C o m o h e r m a n o y c o m o cristiano libre será extremadamente útil para Filemón. Pablo podía dar órdenes en este asunto. Pero prefirió pedir por amor. El amor tiene sus propias leyes, más fuertes que los códigos fríos y externos. El amor de Pablo, Filemón y Onésimo dieron consistencia a la convicción de Pablo: "Ya no hay esclavo, ni libre" (Ga 3 , 2 8 ; ICo 12,13). Al trabajar con las comunidades Pablo comenzó a desmontar el mecanismo de la esclavitud. Podía dar órdenes a Filemón pero cree más en la fuerza del amor que en la de los decretos. Algunos piensan que eso es poco, pero es un buen comienzo. Falta por ver si en las comunidades cristianas de hoy ya fueron abolidas las nuevas formas de esclavitud o si nos orientamos por el criterio de la "utilidad" del mercado neoliberal que considera a las personas como cosas.

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2. ¿Pablo fue indiferente ante el Imperio Romano? A primera vista, la respuesta parece que es positiva. Sin embargo, es b u e n o recordar que ésa es la visión de Lucas con respecto a Pablo (ya vimos algo en el primer capítulo). En efecto, el autor de los Hechos de los Apóstoles se sirve de Pablo para defender algunos objetivos, entre los cuales está el intento de mostrar un cristianismo simpático a los ojos de los romanos. Parece que Lucas quiere decir al Imperio R o m a n o que ni Pablo ni las cosas que él enseña son peligrosas para el orden social del Imperio. Por eso Pablo es presentado como ciudadano romano, c o m o alguien que nunca hizo nada contra el emperador {Hch 25, 8) y que apela a él para defender la propia vida {Hch 25, 10-12). N o sabemos cuánto hay de verdad en eso.Tampoco se puede caer en el extremo opuesto, c o m o si Pablo hubiera subvertido toda la estructura del Imperio. Sin embargo, se debe recordar u n dato histórico de ese tiempo. Los judíos, a duras penas, obtuvieron en su favor algunas leyes que favorecían la preservación de su cultura y religión. Ahora bien, c o m o Pablo y m u chos evangelizadores itinerantes eran de origen judío, aunque cualquier acción de ellos pudiera desagradar a los romanos y ser vista c o m o agresión al Imperio. Por consiguiente, los judíos corrían el riesgo de ver anuladas las leyes que los favorecían. Eso es lo que puede estar detrás de los episodios deTesalónica y de Corinto, donde Pablo es acusado de que va contra las órdenes del emperador {Hch 17, 7) y de que induce al pueblo a adorar a Dios de un m o d o contrario a la ley {Hch 18,

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13). Lucas, sin embargo, quiere evitar esas confusiones, para que el anuncio de Jesucristo siga su camino. Sin embargo, Pablo fue condenado a muerte por el Imperio R o m a n o . ¿De qué le sirvió su título de ciudadano romano, como garantía de que no sufriría ninguna injusticia de parte del Imperio? A u n más: ¿el Imperio respetaba en la práctica a sus ciudadanos? El mismo Lucas muestra la punta de iceberg de la c o r r u p ción dentro del sistema: el gobernador es venal y espera que Pablo compre la propia libertad (Hch 24, 26). Si la hubiera comprado aunque fuese con la intención de continuar evangelizando, entonces sí se podía decir que las relaciones de Pablo con el Imperio eran de amistad y de entendimiento. La cuestión de la esclavitud, analizada anteriormente, nos ayuda por lo menos a desconfiar de los que dicen que Pablo fue una persona sumisa ante el Imperio R o m a n o . El contacto con la realidad con las grandes ciudades le hizo entender que la espina dorsal de la economía del Imperio estaba compuesta de esclavos, que, en algunas ciudades, como R o m a , llegaban a constituir el 80% de la población. Los textos de Pablo referentes a las autoridades son pocos y deben tomarse con prudencia. El más importante es Romanos 13, 1-7 (para una visión más amplia véase " ¿ C ó m o leer la Carta a los Romanos?"). Los que dicen que Pablo n o tuvo relaciones amistosas con el Imperio preferirían que ese texto no fuera de Pablo, pero sí lo es. Pienso que, sin descender a los detalles de las comunidades romanas, él está exponiendo un principio bíblico con respecto al poder. Se sabe que 106

el Antiguo Testamento tiene a ese respecto una posición muy clara: el poder pertenece exclusivamente a Dios (cf., p o r ejemplo, el Salmo 62, 2). Pero Dios n o lo ejerce a solas, sino que lo delega y les toma cuentas severamente a los que fueron investidos del poder (cf. Sb 6, 1-11). Conociendo las tensiones p o r causa de eso dentro del Imperio, Pablo no pretende lanzar las comunidades contra el sistema. Sencillamente orienta para que se pueda vivir sin riesgos graves. Además de eso, afirma que se debe tributar temor a quien se le debe temor. Ahora bien, en la Biblia el temor es siempre debido a Dios. N o se puede olvidar que en ese tiempo, y más intensamente en las décadas siguientes, el culto al emperador fue impuesto a todos los pueblos dominados, y se convirtió en factor de recuperación y de cohesión de todo el Imperio. Esto sucedió sobre todo con los generales que sucedieron a N e r ó n : Vespasiano, Tito y Domiciano. Ahora bien, los cristianos nunca se doblegaron ante eso. ¿Pablo habría aceptado pasivamente esas cosas? \Timoteo 2, 1-2 (carta deuteropaulina) ordena que se rece por las autoridades políticas: Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad (ITm 2,1-2). La oración cristiana no excluye a ninguno. Es el principio que recoge la única oración que Jesús e n señó, pues en ella no somos llevados a decir "Padre 107

mío", sino "Padre nuestro", es decir de todos, universal y cósmico. ¿Por qué? La carta explica y dice que hay un solo Dios y Él desea que todos se salven y lleguen al conocimiento de su proyecto (ÍTm 2, 3-5a). Por consiguiente, debemos rezar también por los reyes y por todos los que están revestidos de autoridad. Pero no basta rezar. ¿Qué se pretende con eso? El objetivo es uno solo: para que todas las personas tengan una vida tranquila y apacible, con toda piedad y dignidad. "Piedad", en varios textos de Pablo y sobre todo en las pastorales es sinónimo de "religión".Y "dignidad" corresponde a lo que pretendemos nosotros hoy al hablar de "ciudadanía". Por consiguiente, la oración se hace bajo ese objetivo: vida tranquila y apacible que se traduce en libertad religiosa y dignidad humana. Sabemos que, en los tiempos de Pablo y después de él, los cristianos eran llevados a la muerte a causa de su fe, y sabemos también que dos tercios de los habitantes del Imperio Romano eran esclavos. Parece que la oración cristiana no tiene nada que ver con la alienación, el pietismo y el individualismo. Ella tiende a la libertad religiosa y a la dignidad humana. Estas dos cosas deberían estar entre las prioridades de toda persona que administra el bien público. Estas indicaciones son suficientes para que, al leer los textos de Pablo, comencemos a hacerlo con una sensibilidad diferente. A pesar de no poder hacer casi nada contra la bestia que sube al mar (Ap 13, la), no fue pasivo ni indiferente. No fue un militante político ni revolucionario, pero tampoco fue un defensor de ese sistema que causó la muerte de multitudes, entre las cuales él mismo se encuentra. 108

3. Liberar a Pablo del dogmatismo En primer lugar es necesario aclarar qué se entiende por dogmatismo. Se trata de una serie de verdades acabadas y cerradas al diálogo, a la búsqueda y a la confrontación. La persona que se adhiere a ese principio se vuelve sobre todo intolerante, incapaz de dialogar y de buscar junto con otras un denominador común. Algunas personas, a lo largo de la historia, vieron eso en Pablo.Y, por consiguiente, todo lo que él dijo deberá tomarse como verdad absoluta, traspasada así como está a otros lugares y situaciones. El dogmatismo rechaza la posibilidad de que las cartas de Pablo sean textos ocasionales, muchos de ellos ligados a una cultura y a lugares bien determinados. También en este caso es necesario ir hasta el extremo opuesto, relativizándolo todo. Sin embargo, el dogmatismo, por su intolerancia e intransigencia, es más perjudicial a la fe y al caminar de las comunidades, pues lo fija todo y lo momifica. A Pablo no le gustaba llamarse "maestro" (en griego dicen didáskalos). Ese título aparece tan sólo en una carta deuteropaulina (ÍTm 2, 7), y no tiene el peso de alguien que lo sabe todo, sino que corresponde a una suerte de "campeón de la evangelización entre los paganos". Si no le gusta llamarse "maestro", ¿cuál habrá sido su preferencia? Parece que el título que le gustaba más era "padre" y "madre" de las personas y de las comunidades que había fundado (cf, por ejemplo, íTs 2, 7.11-12; ICo 4, 15-16: 2Co 6, 13; Ga 4, 19). Él se siente más a gusto así, como padre y madre que como 109

maestro y doctor. Ese detalle constituye la diferencia. A veces Pablo no tiene ante sí una norma clara para dar a sus "hijos" y orienta con cautela. Es, por ejemplo, la ocasión en que tiene que ayudar a los corintios con respecto a la virginidad (ÍCo 7, 25). La forma más común de tratar en las cartas de Pablo es "hermano". Parece que él fue el creador de esa mentalidad nueva para las comunidades cristianas.Vale la pena recorrer todas sus cartas, para subrayar ese y otros modos fraternos de relacionarse. Existen textos de Pablo que hablan de revelaciones extraordinarias (2Co 12, 1-6), pero ciertamente no se trata de revelaciones de verdades eternas ni inmutables. A lo largo de la historia algunas personas instrumentalizaron a Pablo. ¿De qué modo? Buscando, aquí y allí, alguna frase del apóstol que sirviera de soporte bíblico a sus ideas. El camino que se había de hacer era exactamente lo contrario, es decir, partir de Pablo, de sus textos a veces cultural e históricamente condicionados, para caminar y crecer. Si recorriéramos el camino inverso, podríamos usar a Pablo para justificar la esclavitud como legítima expresión de la voluntad divina. El dogmatismo se revela intolerante e intransigente. ¿Pablo fue así? Aunque en ciertos pasajes pueda dar esa impresión (por ejemplo ÍCo capítulos 5 y 6), la respuesta debe ser negativa. También en esos casos citados (incesto, juzgamiento de tribunales cristianos, prostitución) él trata de argumentar y llama la atención sobre lo que dice la Biblia. A los que hacen una lectura fundamentalista de la Biblia (y de Pablo) les gusta verlo como dogmático, intransigente e intolerante. Como 110

fariseo, Pablo era todo eso, pues el rigorismo y la intransigencia eran sus características, hasta el punto de convertirse en perseguidor de los cristianos. 4. Liberar a Pablo del moralismo La palabra "moralismo" tiene aquí, evidentemente, un significado negativo. La visión de Pablo fariseo, basada en prohibiciones y que ve peligro de contaminación en todo, se acerca bastante al sentido de esa palabra. Una persona "moralista" tiende a la hipocresía, ve el mal en todas las cosas, se orienta mucho por las prohibiciones ("no haga eso","no haga aquello"), hace pesar sobre las personas innumerables obligaciones ("es obligatorio", "debemos", etc.) y actúa más por miedo al pecado que por la confianza en la gracia de Dios. Dios es extremadamente exigente y severo, según la visión del "moralista". Existen personas que a lo largo de la historia hicieron y hacen ese tipo de lecturas de los textos de Pablo, sobre todo a partir de las exhortaciones prolongadas que encontramos en sus cartas, normalmente situadas al final de ellas.Y se forman para sí una imagen pobre de Pablo, como si fuera una persona triste, amargada, de mal humor y descontento con todo y con todos. ¿Por qué se llegó a esa situación? ¿Es justo hacer ese tipo de lectura de los textos de Pablo? Muchos textos de él sirvieron y sirven a la teología moral. ¿Cuál es el punto de partida para una lectura sabia de sus textos? Liberar a Pablo del moralismo no es tan fácil, pero no hay otro camino. Él no es moralista, sino una perso111

na que propone una ética, un comportamiento nuevo. Moralista es el que insiste demasiado en la obligatoriedad, sin mostrar lo que viene antes de eso. Pablo sabe muy bien lo que vienen antes, y por eso deja de ser moralista y se convierte en predicador de una ética, de un comportamiento coherente. Una de las grandes convicciones de Pablo ya fue presentada, cuando hablamos del modo como su visión de Dios se transformó a partir de su experiencia de Jesucristo. Esa convicción se puede resumir en dos frases: Romanos 5, 8 ("La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros") y Gálatas 2, 20b ("La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí"). En otras palabras, se proclama la absoluta novedad de Dios en la vida de todos, amando la humanidad y entregándole a su Hijo; se proclama la respuesta de las personas, que se da por la fe, al amor inesperado e insuperable que se manifestó en Jesucristo. Por consiguiente, la fe y el compromiso de las personas no es algo que se hace sin saber el motivo, sino la respuesta de amor de aquel que amó de un modo único. Nuestro compromiso de fe tiene, pues, esta característica: es un amor que responde al amor primero. Por consiguiente, la fe se traduce en amor. En el pensamiento de Pablo, la adhesión a Jesús (fe) engendra inmediatamente la comunidad, en la cual las relaciones son totalmente nuevas, marcadas por el amor. Es como si Dios nos dijera: "Yo los amé a ustedes desde siempre, y como prueba de ese amor les di a mi Hijo.Yo no les 112

pido nada para mí. Si quieren amarme a mí también, ámense unos a otros". La ética nace aquí, y nace en un contexto de comunidad. Por esta causa Pablo, en sus cartas, hace muchas exhortaciones. Ellas no son ni órdenes ni consejos banales. Son indicaciones importantes para responder, en comunidad, al amor primero e insuperable de Dios. En el fondo Pablo es extremadamente liberal, y concuerda, por ejemplo, con los corintios, que dicen: "Todo me es lícito" (ICo 6,12). Quiere que cada uno y todos sean dueños de sus acciones y decisiones (cf. lTs 5, 21: "Examínenlo todo y quédense con lo bueno"), colocando por encima de todo la primacía de la conciencia (Rm 14, 22: "La fe que tú tienes, guárdala para ti delante de Dios. ¡Dichoso aquel que no se juzga culpable a sí mismo al decidirse!"). Sin embargo, todo eso se dice para personas llamadas a vivir nuevas relaciones por causa de Jesucristo. En todas las cartas de Pablo se habla de un pasado y de un presente, sobre todo refiriéndose a cristianos de origen pagano. ¿Qué pretende con eso? Sencillamente mostrar que, antes de conocer a Jesucristo y su acción, las personas vivían un tipo de relación marcada por el egoísmo, la ganancia, etc., (aquello que varias cartas llaman "hombre viejo"); después de que lo conocieron y constituyeron comunidades, las personas aceptaron vivir en un sistema de relaciones totalmente nuevo, marcadas por el amor. Eso es ética, no moralismo. Pablo se pone furioso cuando ciertas comunidades repiten el sistema injusto de donde ha venido, trayendo dentro de ellas el modo antifraterno de relacionarse. Es el caso, por ejemplo, de 1 Corintios capítulos 5 y 6. ¿Por 113

qué se p o n e furioso? Porque "sólo se oye hablar de i n moralidad entre ustedes, y una inmoralidad tal, que n o se da ni entre gentiles..." (ÍCo 5, 1). Nótese el detalle: los corintios tenían orígenes paganos y n o sólo repetían la inmoralidad de los paganos, sino que obraron peor. Dígase lo mismo con respecto a la cuestión de los juicios en tribunales paganos (ÍCo 6,1-11). Debían vivir relaciones nuevas pero repiten relaciones viejas, y van "a lavar la ropa sucia" en los tribunales dirigidos por paganos. Es decir, la sociedad injusta juzga las injusticias de las comunidades cristianas, que debían ser levadura, sal y luz. En todos esos casos, las comunidades cristianas perdieron la capacidad de fermentar la masa (Mt 13, 33), de dar sabor a la sociedad (Mt 5, 13-16). Pablo insiste constantemente en ese aspecto: el pasado estaba orientado hacia los ídolos (ÍCo 12,2); el presente debe orientarse hacia Dios y hacia las personas (íTs 1, 9). El cambio de u n m o d o de ser hacia otro se dio por causa de Jesucristo, que gratuitamente entró a nuestra historia, nos amó y nos dio la vida. Según dice en la Carta a los Filipenses, hemos sido conquistados por Cristo (Flp 3,12). N o hay nada de moralismo en eso. Es pura ética, respuesta de amor de quien fue conquistado. Pablo cree en eso y cree en las comunidades c o m o espacio en el cual se genera y se fermenta lo nuevo. Su inconformismo se justifica cuando eso sucede o cuando se da justamente lo contrario, es decir, la comunidad cristiana es factor de corrupción para toda la sociedad. Eso es extremadamente grave, y podemos preguntar para qué sirven hoy las Iglesias cuando no tienen nada 114

más que decir a la sociedad corrupta, injusta y variable, cuando han perdido su vocación primera de ser levadura, sal y luz. Es por eso que en los m o m e n t o s de crisis, Pablo llama duramente la atención de los corintios, y les recuerda entre otras cosas que "han sido lavados, han sido santificados, han sido justificados en el n o m b r e del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro D i o s " (ÍCo 6, 11; ver también ÍCo 5, 17; 6, 19, etc.). 5. Liberar a Pablo del antifeminismo El tema "Pablo y las mujeres cristianas" es bastante amplio a lo largo de sus cartas. Es también condicionado culturalmente. La misma lectura bíblica que hace para justificar ciertas actitudes es deudora del tiempo, de la cultura y de la visión que tenía de las cosas (por ejemplo, la "exégesis" en ÍCo 1 1 , 2 - 1 6 ) . Ya se dijo algo con respecto a este tema y es oportuno recordarlo aquí. El hecho de que Pablo se separe de la sinagoga (no es posible determinar exactamente la fecha) fue de una importancia capital para la emancipación de la mujer cristiana. En efecto, si en la sinagoga ella tenía tan sólo una función pasiva, no se puede decir lo mismo con respecto a la casa. Allí ella se siente a sus anchas, es "dueña de casa", puede acoger a las personas, coordinar y presidir la Iglesia doméstica que se reúne bajo su techo. Es, según todo lo que indica, el caso de Lidia de Filipos (Hch 16, 11-16).Vale la pena tener presente que, más tarde, al escribir a los Filipenses, Pablo pide a dos mujeres, Evodia y Síntique que se re115

concilien (Flp 4,2). ¿Estaría esa Iglesia doméstica europea bajo el liderazgo de esas dos mujeres? El comienzo de la carta (Flp 1, 1) habla de "dirigentes" (epískopos) y "diáconos", que no corresponden exactamente a las órdenes sagradas que tenemos hoy (episcopado y diaconado). ¿Entonces cuál habría sido la función de esas mujeres en la comunidad? ¿Por qué Pablo acepta, más de una vez, la ayuda económica de los filipenses? (Cf. Flp 4,10-20; 2Co 11,9). ¿Por qué la carta está entre las primeras en cuanto a ternura, afecto y alegría? Los textos referentes a ese tema son varios. Como lo podremos constatar, Pablo tenía un aprecio inmenso por las mujeres y considerarlo misógeno o antifeminista es, como mínimo, injusto. Se puede afirmar que su visión acerca de las mujeres era culturalmente condicionada (como la nuestra). El, sin embargo, dio pasos de gigante dentro de un contexto claramente patriarcal y de exclusión de la mujer. Cuando tocamos este tema pienso que se debe partir de la gran convicción que animó toda su vida y que está expresada en Gálatas 3, 28: "Ya no hay j u dío ni griego, ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús". Este es el punto de partida de toda la reflexión en torno al tema "Pablo y las mujeres cristianas". El estudio de ese versículo apunta hacia la fórmula bautismal que las comunidades de Pablo conocían. En otras palabras, cuando los adultos eran bautizados e introducidos en la comunidad cristiana, lugar en el que se viven nuevas relaciones y se genera algo nuevo, recibían ese "programa de vida" que se había de seguir: suprimir todas 116

las discriminaciones y exclusiones provenientes de la raza, de la condición social o del sexo. Todos quedaban incluidos, ninguno podía sentirse excluido. Eso era lo que Pablo pensaba respecto a las mujeres. ¿Logró ponerlo en práctica? Sí y no. Eso es lo que trataremos de demostrar. Ante todo, recordemos que él mismo a veces se compara con la madre que alimenta o da a luz (íTs 2, 7-8; ÍCo 3, 2; Ga 4, 19. En el original griego de la Carta a Filemón, aparece tres veces la palabra "entrañas", que es una característica femenina, que se traduce normalmente por "corazón". La primera vez se refiere a las entrañas de los cristianos, consolados por la solidaridad de Filemón, las otras dos se refieren a Pablo: Flm 1,7.12.20). Un texto importante para profundizar este tema es el capítulo 16 de la Carta a Romanos. Recordemos que los estudiosos dudan si originalmente forman parte de la carta o no. Algunos sencillamente lo consideran un texto aparte; otros piensan que todos esos colaboradores mencionados se enmarcarían mejor si el lugar fuera Efeso y no Roma. Esa discusión no es importante para nuestro caso. Importa, sí, la cantidad de mujeres citadas por Pablo y la gratitud que muestra para con ellas. En primer lugar se debe recordar a Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencreas (Rm 16, 1-2). Tal vez sea la única diaconisa que se cita en los textos paulinos (cf. lo que se dice de ÍTm 3, 11 en "¿Cómo leer la Primera Carta a Timoteo?"). Como se sabe, Cencreas era uno de los puertos de Corinto. Febe, sin duda alguna, era "hija" de Pablo. La mayoría de los estudiosos es de la opinión de que ella fue la portadora de la Carta a los 117

Romanos y, más aún, fue adelante para organizar los viajes de Pablo a España (Rm 15, 24.28). Tal vez por eso Pablo, además de pedir que los romanos la acojan, añade esta orientación: "Asístanla en cualquier cosa que necesite de ustedes, pues ella ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo" (Rm 16, 2b). Si Pablo no fuera capaz de estimar y valorar la capacidad de las mujeres, no habría obrado así. Luego cita a la pareja formada por Prisca (Priscila) y Aquila, compañeros de los tiempos de Corinto (Hch 18, 2-3 y Ef 18, 18-21). Las andanzas de esa pareja a causa del Evangelio son célebres. Expulsado de Roma, convive con Pablo en Corinto y en Efeso, y vuelve a Roma. En la cultura de ese tiempo, era costumbre citar primero el nombre del marido y después el de la esposa. En Romanos 16,4 Pablo quebranta el protocolo y cita antes a la mujer (Prisca) y después al marido. Este detalle sutil hace pensar que Prisca se había empeñado más que su esposo.Y Pablo lo reconoce. Envía saludos a María y reconoce el trabajo que ella ha realizado por las comunidades (Rm 16, 7). Recuerda otra pareja, Andrónico y Junia, de los cuales nada se sabe, a no ser de lo que se dice aquí: que se habían convertido antes que Pablo, fueron compañeros de prisión y son sus parientes (tal vez simplemente "judíos", Rm 16, 7). Se debe anotar un detalle: Pablo llama a esa pareja apóstoles ilustres. Sabemos que, en ese tiempo, había un grupo conservador de cristianos, vinculado a la Iglesia de Jerusalen, que consideraba como apóstol solamente al que perteneció al grupo cerrado de los doce. Pablo es extremadamente libre a este respecto. El 118

no tiene reparo en definirse como apóstol y, más aún, atribuye este título también a una mujer (Junia). Algunos manuscritos antiguos, escandalizados por eso, corrigieron el nombre femenino Junia por el masculino Junio, tratando de resolver dos cuestiones: una mujer llamada apóstol y, durante algún período, el haber sido compañera de prisión de Pablo. Trifena, Trifosa y Pérside (Rm 16, 12) son recordadas por sus características. Las dos primeras (tal vez mellizas), a causa de su trabajo; la otra,por su cariño. La madre de Rufo (Rm 16, 13), sin nombre, es una especie de madre adoptiva de Pablo. Nada sabemos de su madre física, pero tenemos la certeza de que él alimentaba cariño por quien lo adoptó como hijo. Las últimas mujeres citadas, Julia (tal vez esposa de Filólogo), la hermana de Nereo y Olimpas son citadas, como varios hombres, sin una característica específica (Rm 16,15). Son 11 mujeres. Analizando sus nombres descubrimos que había entre ellas judías y no judías, nacidas libres y esclavas libertas, algunas mujeres de nivel social considerado y otras no. Un texto que hace pensar es í Corintios 11, 2-16, conocido como "el velo de las mujeres". Ha dado pie a mucha discusión y a distorsiones sin fin. Además de eso se nota que Pablo se pierde en una exégesis extraña, de tipo rabínico. Allí, hacia el final, proclama la igualdad de la mujer y del hombre ante Dios (ICo 11, 12), pero vuelve a confundirse (ÍCo 11, 13-16). Si, eliminando esos condicionamientos culturales, quisiéramos quedarnos con lo que realmente importa, pienso que deberíamos dar a ese trozo un título más 119

o menos así: "La mujer profetisa". E n efecto, ésta es la gran novedad para las mujeres de C o r i n t o : ellas p u e den profetizar. Luego, examinando la importancia que Pablo atribuye a ese ministerio o carisma, muy bien se puede reconocer que el principio de Gálatas 3, 28 fue respetado. Lo malo de todo eso es que mucha gente se encariñó con el condicionamiento cultural (tener que usar el velo para profetizar) y olvidó que la mujer podía profetizar, en pie de igualdad que los hombres. La aberración que continúa hasta hoy es ésta: la mujer sigue usando el velo y se ve impedida de profetizar en la asamblea litúrgica. Lo que era u n condicionamiento cultural se convirtió en norma. Lo que mantenía m u y elevado el principio de Gálatas 3, 28 fue abandonado. En C o r i n t o (y solamente allí) usar el velo tenía i m portancia para Pablo. Era una señal de que la mujer podía profetizar sin que alguien la tomara por oportunista o algo peor. Si se tiene presente lo que hemos dicho al principio con respecto al velo de las mujeres en Tarso, puede ser que Pablo ordene a las corintias que usen velo por querer preservar la dignidad de ellas. Sin embargo, recordemos que es simplemente un dato cultural. En otro contexto esa n o r m a desaparece. E n esa misma carta hay un trozo que parece contradecir todo eso. Pertenece al mismo contexto litúrgico y dice: Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra, antes bien, estén sumisas como también la ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa;

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pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea (ÍCo 14,34-35). N o hay contradicción entre un texto y otro. Estamos ante la dura realidad de las comunidades de Corinto, donde, según parece, las mujeres n o habían tenido las mismas oportunidades de instrucción que los hombres. El principio de Gálatas 3, 28 no se puede aplicar a causa del desfase concreto de esa comunidad: las mujeres estaban claramente en desventaja en relación a los hombres en cuanto a la instrucción. Nótese que el contexto es de celebración y que Pablo dice: si las mujeres desean instruirse en algunas cosas, pregunten en casa a los maridos (culturalmente más abastecidos en esa ciudad) recobran el ideal soñado de la igualdad. La casa, y no la celebración, se vuelve el lugar en el cual se da a las mujeres una instrucción personalizada, para que el desnivel desaparezca. La celebración sigue siendo celebración y no el lugar de preguntas interminables. Se puede preguntar entonces: ¿Terminada la instrucción en las casas, continuarían las mujeres calladas en las celebraciones? ¡Claro que no! U n texto semejante se encuentra en la Primera Carta a Timoteo. Los que rechazan este texto, afirmando sencillamente que no es de Pablo, ignoran que, incluso así, la prohibición de hablar queda en pie. Por consiguiente, es mejor enfrentarlo, sea o n o un texto de Pablo. El contexto es igualmente litúrgico: La mujer oiga la instrucción en silencio, con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni domine al hombre. Que se mantenga en silencio. Porque 121

Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la trasgresión. Con todo, se salvará por su maternidad, mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad (1 Tm 2,11-15; para una visión más amplia, véase "¿Cómo leer la Primera Carta a Timoteo?").

desmembraría los dos casos, sin construir la relación esposo-esposa sobre la relación Iglesia-Cristo. El c o n dicionamiento cultural empañó el principio de Calatas 3,28. A pesar de eso, el texto da muchos pasos adelante, sobre todo cuando dice que el comportamiento del marido para con la esposa debe ser u n reflejo de la acción de Cristo en favor de la Iglesia.

Aquí, c o m o en 1 Corintios 1 4 , 3 4 - 3 5 , se trata de instrucción. Más allá de todos los condicionamientos culturales de ese texto, es importante tener presente que, en las comunidades confiadas a Timoteo, tal vez p o r el mismo desfase apuntado en Corinto, la instrucción habría sido confiada tan sólo a los hombres. Las m u jeres, según lo que parece, también ejercían u n papel de liderazgo, c o m o la probable diaconía de 1 Timoteo 3, 11. El principio de Calatas 3, 28, por consiguiente, sería en cierta forma respetado, a pesar de la separación nítida de ministerios, ya que la instrucción era atribuida exclusivamente a los hombres, en virtud de las circunstancias.

En 2Timoteo 3, 6-7 hay un texto que desenmascara hombres inescrupulosos que se aprovechan de la religión para explotar a los débiles. El texto, sin duda, tiene u n apariencia de desprecio para con algunas mujeres, y las llama"mujerzuelas"y presenta los defectos de ellas:

El texto de Efesios 5, 21-33 habla de la relación m a rido-mujer (para una visión más amplia, véase " ¿ C ó m o leer la Carta a los Efesios?"). Proclama la igualdad a b soluta entre los sexos delante de Dios ("Sean sumisos los unos con los otros en el temor de Cristo", Ef 5,21). Sin embargo, en vista de que la carta habla de esa relación mirando hacia la relación Iglesia-Cristo, la m u j e r acaba por estar subordinada al marido. Este texto es eclesiológicamente correcto, pues la Iglesia siempre estará sumisa a Cristo; pero culturalmente es condicionado. Si viviera en nuestros días, el autor de ese texto 122

A éstos pertenecen esos que se introducen en las casas y conquistan a mujerzuelas cargadas de pecados y agitadas por toda clase de pasiones, que siempre están aprendiendo y no son capaces de llegar al pleno conocimiento de la verdad (2Tm 3, 6-7). El contexto es amplio y se refiere también a la instrucción cristiana (cf. " ¿ C ó m o leer la Segunda Carta a Timoteo?"). Está culturalmente condicionado y despreciativo en relación con algunas mujeres que, si fueren tan frágiles deberían recibir mayor atención p o r parte de Timoteo. Sin embargo, el contexto llama la atención de los explotadores y de los aprovechados (los hombres encargados de la instrucción). Aprovechándose de la fragilidad de esas mujeres, cometen en nombre de la religión las mayores arbitrariedades. El tema "Pablo y las mujeres cristianas" es m u c h o más amplio que todo lo que se ha dicho hasta aquí (cf., por ejemplo, la organización de las viudas en lTm 5, 123

3-16 y lo que se dice de la tercera edad en Tí 2, 3-5). Además de eso, Pablo cita a otras mujeres, como Cloe (ÍCo 1,11) y Apfia, esposa de Filemón (Flm 1, 2). Sin embargo, lo poco que se puede ver parece que da razón al principio establecido en Gálatas 3, 28.Y tal vez todavía podemos aprender algo de él.

Conclusión

El final de esta breve introducción se transforma en invitación. Es hora de comenzar las Cartas de Pablo y comenzar a leerlas o, probablemente, volver a leerlas, pero con otra sensibilidad. El estudio y la profundización de las Cartas de Pablo se vuelve más provechoso si se hace en comunidad, como él mismo quería, en un contexto de fe y de participación. Es importante establecer un orden a seguir. En este sentido, se sugiere adoptar el orden en que fueron escritas (incluso sabiendo que ningún intento de asignar fecha a las cartas es definitivo). Algunas pistas para el estudio pueden ayudar. Después de leer y releer la carta, se sugiere buscar informaciones sobre la fundación de la comunidad que la recibió (Hechos de los Apóstoles y otras fuentes); ver, si es posible, cómo era la ciudad en su aspecto político, económico, social, comercial, religioso, etc., para sentir lo que significa ser comunidad cristiana en un gran centro urbano. Después de eso, recorriendo la carta, encontrar los motivos que llevaron a Pablo (y a sus compañeros) a escribir. Anotar, en cada carta, los títulos con los cuales él se presenta. De ese esfuerzo comienza a nacer un retrato de la comunidad, con luces y sombras. Las luces son los as124

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pectos buenos que la carta presenta; las sombras son los problemas, las tensiones, los conflictos, etc. En este punto no se puede olvidar lo que se dijo, es decir, que el gran riesgo es reproducir en la comunidad la sociedad desigual e injusta de donde vinieron. En otras palabras, el desafío es estar en el mundo sin ser del mundo (cí.Jn 17, 11.16). Es importante también componer siempre el retrato de agente de pastoral (es decir, la persona de Pablo y sus compañeros), su modo de ser y de obrar. El centro de cada carta y de cada comunidad es siempre la persona de Jesucristo. Analizar, por consiguiente, y ver cómo es presentado Jesús junto al Padre y al Espíritu. A continuación, conviene apuntar las dudas que han quedado y buscar ayuda para aclararlas. Después de haber estudiado la carta, se sugiere transformarla en espejo en el cual nos contemplamos, para que se convierta en luz y estímulo en el camino. Finalmente, rezar nuestra vida a partir del texto. En vista de que las cartas son normalmente largas, se sugiere proceder por partes. El estudio de una de ellas puede exigir varios encuentros. Si se procede así, Pablo se convertirá en alguien muy familiar, y él nos dirá:"Siéntase como en su casa". O, quien sabe, usará las mismas palabras que dirigía a los romanos: "Pues ansio verlos, a fin de comunicarles algún don espiritual que los fortalezca, o más bien, para sentir entre ustedes el mutuo consuelo de la común fe: la suya y la mía" (Rm 1,11-12).

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índice

Presentación 1. ¿QUIÉN FUE SAN PABLO? 1. Un judío de la diáspora 2. La educación que recibió 3. Pablo y Jesús 4. Pablo y el sanedrín 5. Pablo y el Imperio Romano 6. Hombre de varias culturas 7. Condición social de Pablo 8. Estado civil 9. Fuentes para conocer a Pablo 2. LA CONVERSIÓN 1. Un proceso demorado 2. Conversión del fariseo irreprensible: nueva experiencia de Dios 3. Conversión del fariseo irreprensible: visión nueva de las personas 4. Conversión del fariseo irreprensible: nueva visión de las cosas 5. La comunidad de Antioquía de Siria 6.Tratando de fijar fechas para los acontecimientos 3. EVANGELIZADOR ITINERANTE: VIAJESY FUNDACIÓN DE COMUNIDADES 1. Primer viaje (años 46-48): Hch 13 y 14 2. Segundo viaje (años 49-52): Hch 15,36-18,23a

3. Tercer viaje (años 53-57): Hch 18, 23b-21,17 Intento de reconstruir los viajes de Pablo a Corinto y las cartas que él envió a esa comunidad 4. Cuarto viaje (años 59-62): hch 21,18-28,16.

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5. ¿Otros viajes?

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4. LAS CARTAS 1. Etapa posterior 2. Las cartas son ocasionales 3. ¿Pablo escribió realmente 13 cartas? 4. ¿Cuándo fueron escritas? 5. LIBERAR A PABLO 1. ¿Pablo fue indiferente ante la esclavitud? 2 ¿Pablo fue indiferente ante el Imperio Romano? 3. Liberar a Pablo del dogmatismo 4. Liberar a Pablo del moralismo 5. Liberar a Pablo del antifeminismo Conclusión

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TALLER SAN PABLO BOGOTÁ IMPRESO EN COLOMBIA — PRINTED IN COLOMBIA

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