El Secreto De La Vida

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EL SECRETO DE LA VIDA Peter Robbins

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Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin la autorización escrita de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual.

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Editorial VíaMagna Gran Vía de Carlos III, 84 Entresuelo 3ª Barcelona, 08018 www.editorialviamagna.com email: [email protected]

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INTRODUCCIÓN EL SECRETO DE LA MENTE

Tu vida contiene seguramente logros y claudicaciones, tristezas y alegrías, esperanzas y desengaños. Sin embargo, hay algo que has estado intentando conseguir o resolver pero que aún no has logrado y la carencia persiste, con la insistencia de una pesadilla. ¿A qué se debe que poseas una facilidad asombrosa para algunas cosas y al mismo tiempo unas pasmosas dificultades en otros campos? ¿Cuál es el secreto perdido para atraer todo lo que deseas? ¿Cuál es la clave para emprender una vida llena de plenitud y abundancia en donde puedas alcanzar con facilidad aquello que deseas con fervor? Hay una certeza de la que debes convencerte: todo lo que forma parte de tu vida está al alcance de tu mano porque lo has atraído, no sólo aquello que te reconforta y fortifica sino también lo que te perjudica y debilita. Aunque no seas consciente de ello, eres tú quien con el poder de la mente se convierte en el artífice de su propio destino, pues como dijo el poeta, el hombre es producto de sus sueños.

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Así como en la mente descansa la energía potencial para alcanzar lo que deseas, allí residen también los principales escollos que debes sortear para lograr tus objetivos. Por eso, hay que derrotar los obstáculos sembrados por la mente, esas barreras que parecen infranqueables y que nos impiden obtener el mayor beneficio de nuestro potencial. Una vez que logras entender que existe una programación mental que opera sobre los hechos de manera inconsciente, puedes cambiarla y lograr todo lo que deseas. El primer paso en este entrenamiento de nuestros potenciales es obtener claridad sobre el conjunto de creencias que te impiden obtener lo que quieres y te vuelven inseguro, vacilante, pesimista. Llegar a reconocer las trampas tendidas por tu mente para bloquear el camino hacia todo lo que deseas es lo que ha sido denominado el “secreto perdido”. Para conocer cuál es el fantasma que acecha tus sueños de éxito y grandeza te sugiero que contestes con sinceridad el siguiente cuestionario:

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— ¿Has tenido problemas en algún aspecto de tu vida que se repiten una y otra vez? — ¿Sientes que a menudo cometes los mismos errores? — ¿Te has planteado propósitos para el año nuevo y no los has cumplido? — ¿Sientes que no pones todo el empeño para conseguir lo que quieres? — ¿Sientes que hay algo en tu interior que resurge para sabotear tu éxito?

Una vez que lo hayas respondido estarás preparado para comenzar el arduo camino del aprendizaje que te llevará a obtener aquello que deseas. La felicidad no es un don que se reparte a todos por igual, es más bien un estado de ánimo que se debe alcanzar luego de un recorrido que requiere de una gran valentía y un enorme esfuerzo. Esfuerzo y valentía para cambiar aquello que vienes haciendo desde el comienzo de tus tiempos y que te ha permitido adaptarte al mundo aunque ocupando un lugar de una gris y triste medianía.

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CAPÍTULO 1 EL PODER DE TU MENTE

Si eres realmente honesto contigo mismo, debes saber que hay algo en tu mente que conspira contra el cambio y la transformación. Como si estuvieras condenado a realizar un mal movimiento corporal que te provoca dolores musculares pero que no puedes dejar de hacer, salvo que te sometas a un entrenamiento especial. Con la mente ocurre lo mismo, es necesario someterla a un entrenamiento controlado y riguroso para que olvide los malos movimientos aprendidos a lo largo del tiempo y los sustituya por movimientos saludables, capaces de obtener de ti los mejores resultados con el menor gasto de energía posible. Por ejemplo, puede ser que tengas problemas de peso, has probado infinidad de dietas y has hecho ejercicios, pero tu peso sigue igual o, cuando logras perderlo, lo recuperas al poco tiempo. O puede que tengas problemas en tus relaciones, has intentado todos los medios para obtener pareja, pero todo ha sido infructuoso. O también puede ser que padezcas serias dificultades en tu trabajo, ningún

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empleo alcanza a satisfacer tus expectativas y en cada nuevo trabajo se actualizan los mismos conflictos con tus colegas, tus superiores y tus subordinados. Es que atacas los problemas siempre con las mismas estrategias. Si haces siempre lo mismo, no te sorprendas de obtener los mismos resultados. Irremediablemente, tu mente te lleva a las mismas encrucijadas, te hace perder el rumbo y te encierra en una nube de dudas y escepticismo. Ahora bien, ¿cómo hacer para no tropezar siempre con la misma piedra? ¿Cómo hacer para no caer siempre en los mismos errores? ¿Cuál es la solución? ¿Cuál es la llave que permite abrir los cerrojos de tu mente que te mantienen apresado en la repetición de tus errores? Como dice Joe Vitale, la Llave es el secreto perdido para poder atraer hacia nosotros todo aquello que queramos, para poder rodearnos de lo que nos fortalece. La Llave es un pasaporte a la libertad. Existe un método para enseñarle a tu mente a alcanzar los sueños más extraordinarios. El primer paso es proponérselo. Cuando tu mente consciente piensa que quiere algo, pero tu subconsciente considera que no mereces eso, fracasarás a la hora de procurar lo que deseas. En lugar de obtener lo que realmente quieres, tendrás aquello que piensas que no deseas. Terminas atrayendo lo que

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el cúmulo de miedos y vacilaciones de tu subconsciente considera adecuado para ti. Para poder atraer lo que prefieres y lo que te hace bien, primero deben ponerse de acuerdo los diversos niveles de tu actividad mental. Susan Shumsky escribió en su libro Miracle Prayer: «Tus pensamientos conscientes con lo que piensas que crees. Tus pensamientos subconscientes y tus más profundas convicciones son lo que realmente crees». Lo que has obtenido hasta ahora no es otra cosa que lo que deseaste, al menos inconscientemente. La Llave es el instrumento que te permite obtener claridad, el modo de conciliar los actos conscientes e inconscientes y hacer que tu mente se torne congruente y mucho más efectiva. Joe Vitale en su libro El poder de la atracción ha definido “obtener claridad” como el tercer paso de la siguiente fórmula para atraer milagros:

1.

Saber lo que quieres

2.

Elegir lo que deseas

3.

Tener claridad

4.

Sentir que ya lo lograste (darlo por hecho)

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5.

Avanzar con acciones inspiradas

Estos cinco pasos, agrega Vitale, servirían para cristalizar los más grandes ideales y realizar tus sueños. Pero al intentar ponerlos en funcionamiento puede ser que te sientas bloqueado o frustrado. Puede ser que un conflicto interno te impida alcanzar la claridad necesaria para marchar directamente hacia tus metas. Puede ser que una parte de ti quiera llegar a un destino, pero que otra parte se negara a ello, es decir, que el inconsciente estuviera eclipsando tu deseo consciente. Tener claridad significa deshacerse de los bloqueos internos que impiden la realización de los deseos. Esos bloqueos internos son denominados por Vitale “contraintenciones”. Probablemente con el año nuevo hiciste alguna promesa del tipo “voy a hacer ejercicios todos los días”, “voy a dejar de fumar”, “evitaré las máquinas tragaperras de regreso del trabajo”. Tenías las mejores intenciones a la hora de formularte semejantes promesas. Sin embargo luego se te olvidó pasar por el gimnasio, compraste una nueva cajetilla de cigarrillos y echaste unas monedas por la ranura de la tragaperras. Tus contraintenciones derrotaron a tus intenciones. Para eliminar tus contraintenciones, simplemente debes aclarar tus

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intenciones y levantarlas como un estandarte digno de ser defendido contra viento y marea. Esto significa, según Vitale, “obtener claridad”, la piedra angular de todos los programas de autoayuda y la clave para conseguir todo lo que quieres.

La Ley de la Atracción

Para entender cómo funciona la clave que te permitirá abrir todos esos cerrojos que te impiden alcanzar lo que quieres para ti, es necesario echar mano a una de las leyes menos conocidas del universo: la Ley de la Atracción. Según esta ley, tú atraes todo en tu vida, pero inconscientemente. Para que la relación se vuelva consciente, debes despegarte de tus creencias limitantes. En 1906 William Walter Atkinson definió esta ley en The Law of Attraction in the Thought World del siguiente modo:

Hablamos mucho de la ley de gravedad, pero ignoramos la ley de la atracción en el mundo de los pensamientos. Estamos familiarizados con la ley que

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cohesiona los átomos de la materia, reconocemos el poder de la ley que atrae a los cuerpos hacia la tierra y que mantiene los planetas girando en sus órbitas, pero cerramos los ojos ante la grandiosa ley que atrae hacia nosotros las cosas que deseamos o tenemos, la que hace o deshace nuestras vidas. Cuando nos demos cuenta de que los pensamientos son una fuerza, una expresión de la energía y que tienen un imán con poder de atracción, comenzaremos a entender el porqué de muchas cosas que hasta entonces nos parecían oscuras. Ho hay ningún estudio que compense mejor al estudiante por su tiempo y dedicación, que el estudio del funcionamiento de la ley del mundo del pensamiento, la ley de la atracción.

Fundamental en Psicología, esta ley expresa que se obtiene lo que se desea, que se logra todo aquello en lo que uno se concentra. La cuestión reside en que la mayoría de las personas tienden a concentrarse más en lo que no quieren y en lo que las perjudica.

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El Secreto

Dondequiera que estemos, todos trabajamos con una sola ley: la Atracción. La Ley de la Atracción es el Secreto. Todo lo que participa de tu vida está allí simplemente porque tú lo has atraído. Y has hecho eso mediante las imágenes que tienes en tu mente. Esto es, atraes todo lo que piensas. Como dice Prentice Bulford, «cada uno de tus pensamientos es un objeto real: una fuerza». Los grandes maestros de la humanidad nos han enseñado que la ley de atracción es la ley más poderosa del Universo. Del mismo modo, las principales religiones como el hinduismo, el cristianismo y el Islam, el judaísmo y el budismo han sabido trasmitir el Secreto de la Ley de la Atracción a través de sus relatos y parábolas. Esta ley domina cada uno de los instantes de tu vida y está presente en todas las cosas que experimentas. No importa lo que eres ni lo que hagas, la ley de la atracción modela la experiencia total de tu vida y lo hace a través de tus pensamientos. Tú eres el encargado de poner en marcha la ley de la atracción gracias al poder de tu mente. En 1912 Charles Haanel describió la ley de la atracción como «la ley más grande e infalible de la que depende todo el sistema de la creación».

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Bob Proctor se ha preguntado por qué razón el 1% de la población gana aproximadamente el 96% de todo el dinero en el mundo. Según Proctor, esto no obedece a la casualidad sino que se debe a que esas personas entienden algo. Entienden el Secreto. Las personas que han acumulado grandes fortunas, continúa, han utilizado el Secreto, ya sea de manera intencional o inconsciente. Tienen arraigadas firmes convicciones de dinero y abundancia y no permiten que en sus mentes florezcan pensamientos contradictorios. En ellas predominan las ideas de abundancia. Sólo conciben la riqueza y en sus mentes no cabe otra cosa. Conscientes o no, esos pensamientos han aportado la riqueza. Es la Ley de la Atracción en movimiento. Un ejemplo perfecto que permite comprobar la existencia del Secreto y la validez de la Ley de la Atracción en acción es el siguiente: puede que hayas tomado conocimiento de alguna persona que haya acumulado una inmensa fortuna, la haya perdido a causa de algún imponderable y que la haya recuperado al poco tiempo. Lo que sucede en esos casos es que los pensamientos de esos individuos apuntan hacia la riqueza. Así es como la consiguieron en un principio. Sin embargo, algo hizo que su mente se debilitara, permitiendo la entrada al miedo a perder la riqueza acumulada. El miedo finalmente venció a

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los pensamientos primitivos y los pensamientos de pérdida pasaron a predominar por encima de los de riqueza. Una vez perdida la riqueza, es decir, una vez que sucedió aquello que la persona tenía tanto miedo que sucediese, el miedo a la pérdida se desvaneció y el fiel de la balanza se inclinó nuevamente hacia los pensamientos de riqueza. Y, con ellos, volvió el dinero.

Lo semejante atrae a lo semejante

John Assaraf ha dicho que la forma más sencilla de contemplar la ley de la atracción es pensar que soy un imán, porque sé que un imán atrae las cosas hacia él. Debes pensar que eres el imán más poderoso del Universo y que el poder magnético de tu interior es más fuerte que ninguna otra cosa de este mundo. Y son tus pensamientos la sonda que trasmite semejante potencial. La Ley de la Atracción dice además que lo semejante atrae a lo semejante, de modo que ese pensamiento que anida en tu mente atrae a los pensamientos semejantes.

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¿Te has puesto a pensar alguna vez en algo que te disgustara y cuanto más pensabas en ello peor te parecía? Esto se debe a que cuando mantienes un pensamiento la Ley de la Atracción llama a otros pensamientos semejantes. En cuestión de minutos generas tantos pensamientos semejantes de infelicidad que la situación parece empeorar. Cuanto más piensas en ello peor te sientes. John Assaraf ha señalado que nuestra labor como seres humanos consiste en mantener los pensamientos que queremos, en tener totalmente claro en nuestra mente lo que deseamos, y desde esa base empezar a invocar una de las grandes leyes del Universo: la Ley de la Atracción. Te conviertes así en lo que piensas, pero también atraes lo que más piensas. Tu vida puede concebirse entonces como un reflejo de tus pensamientos anteriores. Eso incluye todas las experiencias positivas, pero también las que no lo han sido tanto. Si atraes lo que más piensas es difícil ir más allá del cercano horizonte de tus pensamientos. Es difícil desembarcar en tu vida la experiencia de lo nuevo. Ahora, si aprendes el Secreto ese conocimiento te permitirá cambiarlo todo. Cuando tienes bien claro lo que quieres y lo conviertes en tu principal pensamiento, lo atraes a tu vida. Como dice Bob Proctor, «si

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lo ves en tu mente, lo tendrás en tu mano”. Obtener claridad es un paso fundamental para revelar el Secreto y aprender a manejar toda la energía que está a tu merced para obtener todo lo que quieras y ahuyentar lo que no quieras. La Ley de la Atracción hace que tus pensamientos se materialicen en los objetos que hay en tu vida. Por eso hay que entrenar la mente para que te cobije lo bueno. Tus pensamientos se materializan en objetos. Repite esta idea hasta que se encarne en tu conciencia. La insistencia lo vuelve real. Porque, como afirma John Assaraf, «lo que la mayor parte de las personas no entienden es que un pensamiento tiene una frecuencia. Se puede medir un pensamiento. Por lo tanto si piensas en algo repetidamente, si en tu mente imaginas que tienes un coche nuevo, que cuentas con el dinero que necesitas, que estás creando tu propia empresa, que encuentras a tu alma gemela… Si te estás imaginando cualquiera de esas cosas estás emitiendo constantemente esa frecuencia». En suma, los pensamientos son magnéticos y tienen una frecuencia. Al pensar, esas ideas se trasmiten al Universo y su fuerza magnética hace que se arracimen todas las cosas semejantes que están en la misma frecuencia. Todo lo que se envía vuelve a su origen, y en

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el origen estás tú. Dicho en otras palabras: todos sabemos que una antena de transmisión de televisión emite sus señales a una determinada frecuencia, que nuestro receptor convierte en imágenes y sonido. Cada canal posee su frecuencia y cuando la sintonizamos obtenemos su señal. Si queremos ver otra señal, buscamos otra frecuencia. Tú eres una torre de transmisión humana y por lo tanto eres el transmisor más poderoso del Universo. Lo que transmites crea tu vida y tu entorno. Tus pensamientos crean la frecuencia, atraen hacia ella cosas semejantes y luego las devuelven en forma de las imágenes de tu vida. Si deseas cambiar algo, debes empezar por cambiar de canal y de frecuencia modificando tus pensamientos.

Atraer lo bueno en lugar de lo malo

La mayoría de las personas ocupa su mente en lo que no quieren y luego no dejan de preguntarse sorprendidos por qué eso que no quieren se manifiesta una y otra vez. Una de las razones principales por las que las personas no consiguen lo que quieren es que siempre están pensando en lo que no quieren. La epidemia del “no quiero” es

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la peor de las que ha padecido la humanidad y lleva siglos sembrando pesimismo y causando estragos. En ti está derrotar esa epidemia, desterrando los malos pensamientos de tu mente y de tu vida. Como dice Lisa Nichols, «la Ley de Atracción es muy obediente. Cuando piensas en lo que quieres y te enfocas en ello con toda tu fuerza, en cada momento, te dará exactamente lo que quieres. Cuando te enfocas en las cosas que no quieres —“No quiero llegar tarde, no quiero llegar tarde”—, La Ley de Atracción no oye el “no quiero”. Manifiesta lo que estás pensando y lo hará una y otra vez. La Ley de Atracción no sabe de “quieros” y no “quieros”. Cuando te enfocas en algo, sea lo que sea, estás provocando que se manifieste». La Ley de Atracción no sabe de negaciones: Si piensas “no quiero mancharme la blusa nueva”, la Ley de Atracción interpreta “quiero que se derrame algo sobre esta prenda”; Si piensas “no quiero pillar un resfriado”, entiende “quiero resfriarme y ser blanco de todos las gérmenes que pululen en el aire”. En Thought Vibration, William Walter Atkinson escribió para los negativistas: Una vez, yo estaba hablando con un hombre sobre el poder de atracción del pensamiento. Me dijo que no

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creía que el pensamiento pudiera atraer algo, que todo era cuestión de suerte. Agregó que había descubierto que la mala suerte lo perseguía implacablemente y que todo lo que hacía salía mal. Siempre fue así y siempre lo sería, pues así había crecido él. Cada vez que emprendía algo nuevo sabía de antemano que saldría mal y que no llegaría a nada bueno. No podía creer en el poder de atracción del pensamiento aunque quisiera. ¡Todo era cuestión de suerte! Ese hombre no se daba cuenta de que con su propia confusión estaba dando el argumento más convincente a favor de la Ley de Atracción. Esperaba siempre que las cosas salieran mal y… siempre salían mal, tal cual lo esperaba. Era una magnética ilustración de la Ley de Atracción, pero no lo sabía y ninguna consideración serviría para clarificarle el asunto. Estaba ‘en contacto con eso’, no había manera de hacerlo pensar de otra forma —siempre esperaba la mala suerte— y cada nueva ocurrencia le probaba que estaba en lo correcto y que la ciencia mental era un sinsentido.

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En consecuencia, tus pensamientos actuales son el germen de tu vida futura. Por eso, dime lo que piensas y te diré cómo será tu vida en el futuro. A semejanza del resto de las leyes de la naturaleza, la Ley de la Atracción encierra su máxima perfección. Tú has creado tu propia vida al recoger lo que has sembrado bajo la forma de pensamientos. Si te quejas, de acuerdo con la Ley de la Atracción, no harás otra cosa que atraer con mayor fuerza más situaciones para que puedas seguir quejándote. Si escuchas a una persona quejarse y pones toda tu atención en el lamento, no harás otra cosa más que atraer hacia ti situaciones desagradables que renovarán los motivos de queja para ti y para los que te rodean. Por eso, si estás advertido de esta trampa, podrás alterar las circunstancias de tu vida con sólo modificar tu manera de pensar. Es indudable que debes convencerte de que tu vida está en tus manos y en tu mente. No importa cuán bajo hayas caído, aún es tiempo de empezar a elegir conscientemente tus pensamientos para cambiar tu vida y subir por la escalera del éxito. ¡Nunca es el momento de abandonar la esperanza, porque siempre estás a tiempo de cambiar tu vida! En resumen, el Gran Secreto de la vida es la Ley de la Atracción, que dice principalmente que lo semejante atrae a lo

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semejante, de modo que cuando tengas un pensamiento debes saber que ese pensamiento atraerá otros pensamientos del mismo calibre. Asimismo, los pensamientos son magnéticos y tienen una frecuencia. Con el acto de pensar, se transmiten ideas que atraen magnéticamente a todas las cosas que están en esa misma frecuencia y por lo tanto, todo lo que de ti sale, regresa a ti de una forma u otra. Por eso, si quieres cambiar tu vida, primero comienza por la frecuencia cambiando tus pensamientos. Las ideas del presente son el germen de tu vida futura. Aquello en lo que más enfoques tu mente será lo que se manifieste en tu vida con más fuerza, porque tus pensamientos pueden convertirse en objetos.

Los sinuosos caminos del Secreto

Joe Vitale afirma que todo lo que te rodea en tu vida, incluido todo aquello que no te gusta, ha sido atraído por ti. A lo mejor esto que escuchas no te parece bonito y podrás replicar: “Yo no he atraído el accidente de coche, ni he invitado a este cliente insoportable, ni he admitido la solicitud de empleo de ese jefe abusivo y autoritario”. Sin

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embargo debo decirte que sí lo has hecho. Éste es uno de los conceptos más controvertidos de la psicología mental, pero una vez que lo hayas aceptado tu vida se transformará muy fácilmente. Frente a este argumento, muchas personas alegan que es imposible creer que los acontecimientos históricos que han costado millones de vidas han sido pergeñados por sus propias víctimas con todo el empeño de los malos pensamientos. Sin embargo, de acuerdo a la Ley de la Atracción, esas personas deberían encontrarse en la misma frecuencia del funesto acontecimiento, aunque esto no signifique que pensaran en eso exactamente. Cuando las personas creen que pueden estar en el lugar erróneo en el momento inadecuado y que esas circunstancias están fuera de su control, si persisten esos pensamientos de miedo e impotencia, pueden atraer justamente a aquello que más temen. Nadie atrae deliberadamente nada que no desee. Las cosas indeseadas que ocurren en tu vida o en la vida de otras personas tienen lugar debido a una falta de conciencia acerca del gran poder creativo de nuestros pensamientos. Por eso urge controlar los pensamientos. Pero como bien afirma Marci Shimoff, «es imposible controlar todos nuestros pensamientos. Los científicos nos dicen que tenemos unos

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sesenta mil pensamientos al día. ¿Puedes imaginarte lo agotador que sería intentar controlar todos esos pensamientos? Afortunadamente hay una vía más sencilla y son nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos nos ayudan a saber lo que estamos pensando». La gravitación que tienen los sentimientos nunca será destacada lo suficiente. Nuestros sentimientos nos ayudan a forjar nuestra propia vida. Y ellos dependen también de lo que pensamos. Todo lo que vemos y experimentamos en el mundo es un efecto de lo que pensamos y esto incluye a los sentimientos. Como señala Bob Doyle, «las emociones son un don increíble que tenemos para saber lo que estamos pensando». Los sentimientos nos hablan acerca de lo que pensamos en cada momento. Presta atención a ellos cuando de pronto te dan una mala noticia. Verás que la sensación de malestar corporal es inmediata. Porque tus sentimientos son una señal de lo que traen tus pensamientos. Por este motivo es necesario que tomes conciencia de cómo te sientes y que aprendas a distinguir y controlar tus emociones. Según Lisa Nichols, el ser humano es portador de dos clases de sentimientos: los buenos sentimientos y los malos. Mientras que los primeros te hacen sentir bien, los segundos te envuelven en una nube de malestar. Los malos sentimientos como la ira, el resentimiento y la

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culpa, merman tu fuerza, te debilitan y te empequeñecen. A la hora de evaluar tus emociones, nadie puede decirte si te sientes bien o mal, porque nadie mejor que tú puede saber cómo te estás sintiendo. Lo más importante es saber que es imposible tener malos sentimientos y buenos pensamientos al mismo tiempo, ya que tus pensamientos son la causa primera que movilizan tus sentimientos. Si te sientes mal, eso significa que estás atrapado por pensamientos que te hacen sentir mal. Cuando te encuentras mal y no haces nada por cambiar tus pensamientos para sobreponerte a la angustia o a la depresión, sin darte cuenta está haciendo un esfuerzo por atraer más y más todo aquello que te molesta y disgusta. En cambio, si disfrutas de buenas emociones y sentimientos y te encuentras invadido por la dicha, la gratitud, el amor y la felicidad, esa disposición positiva atraerá sentimientos del mismo calibre. La dicha llama a la dicha. Marci Shimoff ha señalado con acierto que «Si te sientes bien, estás creando un futuro que seguirá la senda de tus deseos. Si te sientes mal, estás creando un futuro que se desviará de la senda de tus deseos. La Ley de la Atracción está actuando en cada segundo. Todo lo que pensamos y sentimos está creando nuestro futuro. Si estás preocupado o tienes miedo estás atrayendo más de lo mismo a tu vida».

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Cinco pasos para obtener claridad con la terapia cognitiva

La terapia cognitiva (TC) es una herramienta eficaz para obtener claridad sobre cualquiera de las creencias que te limitan y te debilitan. Los factores fundamentales de la TC son tus pensamientos, sentimientos, conductas y respuestas biológicas. Todo lo que te rodea interactúa para determinar tu estado de ánimo y tus acciones. A continuación expondré el método que ha desarrollado la doctora Larina Kase para utilizar la TC en el proceso de obtener claridad. 1. Es necesario identificar tus pensamientos molestos o perjudiciales. Para ello escríbelos, haz una lista de todas aquellas ideas que crees actúan en tu contra. Los pensamientos son rápidos y flotantes y habitualmente no tenemos conciencia de ellos. Pero cuando los identificas, tiendes a incrementar tu conciencia y puedes empezar a trabajar en su transformación. Si tienes dificultades para captarlos, presta atención a los cambios en tus estados de ánimo. Cada vez que percibas un pequeño cambio indaga acerca de lo que ha ocurrido dentro de tu mente. Sin duda podrás asociar ese cambio a algo que has pensado, aunque sea una idea fugaz y difícil de atrapar.

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2. Aproxímate a tus pensamientos como si fueras parte de un jurado imparcial que debe evaluar las evidencias que llevarían al acusado a juicio. En lugar de dar por sentado que tus pensamientos son el reflejo directo de la verdad, reúne evidencias para analizar su validez. Para ello toma una hoja de papel y divídela en tres columnas. En la primera columna escribe el título “Pensamiento emocional”. En la segunda, pon “Evidencias de que este pensamiento es verdad”. Y en la tercera, “Evidencias de que este pensamiento no es verdad”. Llena luego las columnas con los testimonios a favor o en contra de tus pensamientos emocionales. 3. Lleva a cabo algunos experimentos conductuales para poner a prueba la verdad del pensamiento. Si, por ejemplo, tu pensamiento fue: “Yo siempre digo cosas estúpidas cuando hablo delante de un grupo”, evalúa si es cierta esa realidad. ¿Es cierto que siempre dices estupideces? Asimismo podrás practicar con las cosas que te dan miedo, de modo que cada vez serán más fáciles para ti. Tu confianza aumentará cuando los resultados esperados no ocurran. 4. Decide cuánta verdad hay en tu pensamiento original basándote en el acopio de evidencias y en los experimentos de conducta. Analiza qué probabilidad hay de que sientas miedo. Quizá

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veas que tu pensamiento molesto no es real. Si queda alguna posibilidad de que lo sea, pregúntate cómo lo manejarías. Te darás cuenta de que si sucede en realidad, eres muy recursivo y de que puedes manejar la situación. 5. Por último, entiende que tus pensamientos problemáticos y limitantes no son indispensables y que no te ayudan. No golpean, así que no te resistas a ellos. Cuanto menos dispuesto estés a experimentar algo, más probable será que lo tengas que hacer. Si tratas de suprimir un pensamiento, volverá a ti como una canción atrapada en tu cabeza. No te aferres a tus pensamientos limitantes ni los eches fuera. Si regresan en un futuro, simplemente déjales dispersarse a su manera. Después de perfeccionar este pequeño procedimiento de cinco pasos breves y sencillos, tendrás claridad.

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CAPÍTULO 2 EL UNIVERSO ES ABUNDANCIA

Una de las preguntas que siempre se hacen es que si cada una de las personas que componen el planeta aprendiera a utilizar la Ley de la Atracción para lograr lo que desea, los recursos del mundo menguarían, porque si todo el mundo alcanzara lo que quiere se agotarían las existencias, como en los grandes almacenes. Hay una mentira que actúa como un virus en la mente de la humanidad. Esa mentira es: “No hay suficiente. Hay carencia, limitación, no hay bastante”. Esa mentira hace que las personas vivan con miedo, avaricia y desconfianza. Y esos pensamientos de miedo, avaricia y desconfianza concluyen por convertirse en parte de la experiencia, de acuerdo con la ley de la profecía auto cumplida. Lo cierto es que hay cosas buenas para todos más que suficientes. Abundan las ideas creativas, abunda la imaginación, abunda la esperanza. Hay amor, poder y felicidad de sobra. Pero el cuerno de la abundancia está destinado a quienes toman conciencia de su propia naturaleza infinita.

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Pensar que no hay suficiente es mirar sólo lo externo y creer equivocadamente que la riqueza proviene desde fuera del individuo. Si haces eso sin duda sólo percibirás carencia y limitación. Pero si te convences de que nada procede del exterior y que todo lo que existe fue primero pensamiento y sentimiento en el interior, tu mente se convierte en el poder creativo de todas las cosas. Es imposible entonces que impere la escasez. Tu capacidad para pensar es ilimitada, igual que las cosas en las que puedes pensar para que se manifiesten. Todas las personas tenemos el mismo don. Cuando realmente sabes esto, piensas desde una mente que es consciente de su propia naturaleza infinita. La historia verídica de un equipo de una empresa petrolera en Belice es un ejemplo del poder de la mente humana para atraer recursos. Los directores de la Belice Natural Energy Limited asistieron a un curso del prestigioso doctor Tony Quinn, especialista en fisiología humanista. Gracias al curso sobre poder mental del doctor Quinn los directivos se convencieron de que conseguirían materializar su imagen mental de Belice como país productor de petróleo. Se arriesgaron a dar un paso decisivo perforando para buscar petróleo en Spanish Loockout, y en tan sólo un año su sueño y su

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visión se hizo realidad. Belice Natural Energy Limited encontró petróleo de la más alta calidad y en grandes cantidades donde otras cincuenta compañías habían fracasado en el intento. Belice se ha convertido en un país productor de petróleo porque un equipo extraordinario de personas creyó en el poder ilimitado de sus mentes. Es necesario convencerse de que nada es limitado, ni los recursos ni ninguna otra cosa. Sólo existe la limitación que proviene de la mente humana. Cuando abrimos nuestras mentes al poder creativo ilimitado, invocamos la abundancia y le abrimos la puerta a una nueva cornucopia, repleta de frutos para todos. El Universo se lo ofrece todo a todas las personas a través de la ley de la atracción. Tienes la capacidad de elegir lo que quieres experimentar. Estás en una encrucijada: o escoges el camino de la abundancia o tomas por el sendero de la escasez, la limitación y la mezquindad. ¿Quieres que haya suficiente para ti y para todos? Toma conciencia de que hay abundancia de todo. Todos tenemos la capacidad de conectar con esa reserva invisible a través de nuestros pensamientos y sentimientos, y traerla hacia el centro de nuestra experiencia.

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Todo lo que quieres —felicidad, amor, abundancia, prosperidad, éxtasis— ya existe, está esperando a que lo tomes. Pero has de desearlo de verdad. Tienes que desearlo deliberadamente, y cuando lo deseas de esa manera y te lanzas a conseguir lo que deseas, el Universo te concede todo lo que quieres. Reconoce las cosas bellas y maravillosas que te rodean, bendícelas y alábalas. Por otra parte, con las cosas que actualmente no son como realmente te gustaría que fueran, no pierdas el tiempo criticándolas o quejándote. Simplemente déjalas a un lado y concéntrate en lo que te hace feliz. La alabanza y la bendición disuelven la negatividad. Por eso alaba y bendice a tus enemigos. Si los maldices, esa maldición volverá hacia ti y te perjudicará. Si, por el contrario, alabas y bendices, ahuyentas la negatividad y la discordia. Muy pronto el amor de la alabanza y la bendición retornarán a ti, pues cuando haces esto recibes de inmediato buenos sentimientos.

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La suerte y la buena suerte

Alex Rovira y Fernando Trías de Bes distinguen entre la suerte y la buena suerte para explicar la diferencia entre aquel que sale a forjar su destino con el firme propósito de atraer lo positivo partiendo de garantizar una actitud expansiva, y quienes en algún momento se encuentran favorecidos por alguna circunstancia propicia. Si una persona hereda una gran fortuna, es un caso de suerte. Si en cambio mantiene una actitud que busca atraer las ventajas y los beneficios que la vida parece ofrecer a quienes están dispuestos a movilizarse para conseguir lo que desea, eso significa que está dotado de buena suerte. Las personas que aprenden y asumen la diferencia entre la suerte a secas y la buena suerte han logrado excelentes resultados tanto en su vida laboral como en sus relaciones amorosas y familiares. Ha servido también a deportistas, artistas, científicos. La suerte no depende de uno, por eso es sólo un golpe y no dura demasiado. Por el contrario, quienes poseen una actitud positiva para atraer aquello que los fortalece, están abocados a crear suerte. La Buena Suerte sólo depende de ti. ¿Sabías que casi el 90% de las personas a las que les ha tocado la lotería no han tardado más de diez años en arruinarse? En

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cambio, la Buena Suerte es posible siempre que te lo propongas. Por eso se llama Buena Suerte, porque es la buena, la de verdad. La suerte no dura mucho tiempo, porque no depende de ti. La Buena Suerte la crea uno mismo, por eso dura siempre. Son muchos aquellos que aspiran a tener Buena Suerte, pero son pocos los que deciden ir y luchar por ella. Si hasta el momento no has sido beneficiado por la Buena Suerte, tal vez se deba a que las circunstancias son las de siempre. Para que la buena suerte llegue, es conveniente crear nuevas circunstancias. Crear las circunstancias propicias para la Buena Suerte no significa buscar sólo el propio beneficio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae a la Buena Suerte. Si “dejas para mañana” la preparación de las circunstancias,

la

Buena

Suerte

quizá

nunca

llegue.

Crear

circunstancias requiere dar un primer paso… ¡Dalo hoy! Aun bajo las circunstancias aparentemente propicias y necesarias, a veces la Buena Suerte no llega. Busca en los pequeños detalles las circunstancias para beneficiarte de ella. A quienes sólo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que se abocan a crea circunstancias, el azar les resulta indiferente. Nadie puede vender suerte, pues la Buena Suerte no se vende. Desconfía de

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los vendedores de suerte. Una vez que todo sea propicio para la llegada de la suerte, ten paciencia, porque la Buena Suerte llega si mantienes la fe en tus propias potencialidades y en la actitud positiva. Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias adecuadas para que sobrevenga la oportunidad. Pero la oportunidad no es cuestión de suerte o azar: está siempre ahí, sólo necesita de un ambiente que la favorezca para levantar vuelo. Crear Buena Suerte no es otra cosa que crear circunstancias propicias. Por eso solamente depende de ti.

¿Es posible atraer un millón de dólares?

Joe Vitale ha pregonado a los cuatro vientos que de acuerdo con la Ley de la Atracción, una vez que te has entrenado en atraer lo que te fortalece y a espantar lo que te debilita, una vez que te has limpiado de los malos pensamientos que te habían mantenido inmovilizado durante largo tiempo y has conseguido obtener claridad, es posible que puedas llamar a la fortuna con el secreto encanto de una profecía. La divinidad envía constantemente ideas a la mente de muchas personas a la vez, pero sabe que no todos actuarán con la misma

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premura. Las personas que actúen más rápido, es decir, aquellos para quienes entre el pensamiento y la acción sólo median unos instantes, serán los beneficiaros de las iluminaciones de la divinidad. El más veloz, el primero, es el que recibe la recompensa, es quien se transforma en el número uno y los demás, simplemente, quedan relegados a un segundo plano. Un día, confiesa Vitale, le llamó por teléfono un amigo. Como no lo encontró le dejó un mensaje en donde le decía que tenía una idea brillante para un producto único y le dejó en el contestador un breve resumen del proyecto. Lo curioso es que mientras su amigo dejaba el mensaje, Vitale ya estaba desarrollando la idea. Como si la divinidad enviara ideas a muchas personas, pero sólo pudieran ponerlas en marcha los más veloces, quienes tuvieran sus pensamientos y emociones clarificados, para poder ejecutar una acción repentina y eficaz. Cuando la idea entró al mundo de Vitale, éste actuó rápido, y cuando el resto de la gente, incluido su amigo, estaba cavilando acerca de su factibilidad, él ya había actuado dándole forma inmediata a un proyecto sumamente lucrativo. La lección es que al dinero le gusta la velocidad y cuando tengas que actuar, hazlo de inmediato.

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De modo que, clarificando y limpiando la mente y el cuerpo de todo aquello que los inmoviliza, se pueden atraer bienes materiales, como un coche nuevo, una casa, el éxito de una empresa o una buena inversión. No debe andarse con remilgos y pensar que no es correcto emplear los beneficios de tomar conciencia del funcionamiento de la Ley de Atracción, en procurar bienes materiales. El mundo de los objetos está al alcance de las manos y cogerlos puede resultar muy positivo para ti. Al obtener claridad, todo resulta más sencillo. El dinero no es más que papel y metal, insiste Joe Vitale. Adquiere significado cuando la gente comienza a relacionarlo con su autoestima. Hacemos que signifique mucho más de lo que significa en realidad. El centro debe estar en ti, no en el dinero. Si pensáramos en el dinero como si fueran billetes de Monopoly, el popular juego de mesa, la cuestión perdería dramatismo y la actitud hacia él sería mucho más auspiciosa. Los grandes magnates y multimillonarios no piensan en él cuando emprenden grandes negocios. Como no se mueven dominados por el miedo a perderlo, tienen una actitud más osada que les permite alcanzar soluciones creativas, las cuales, por supuesto, les hacen ganar más dinero.

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Nunca debes concentrarte en el dinero. Debes procurar divertirte, lanzarte a la vida con pasión y alegría. Esa actitud positiva atraerá finalmente al dinero cuando menos estés pensando en él. Debes emprender tus empresas vitales sin preocuparte por el dinero. Cuanto más te concentres en lo que amas, en tu pasión, en lo que tu corazón te dicta; cuanto más te desentiendas de tus preocupaciones financieras, desaparecerán más fácilmente esos problemas. Se desvanecerán bajo el peso de tu alegría de vivir y el dinero empezará a dejarse ver. Un día, buscando otra cosa, mirarás a tu alrededor y dirás: “Vaya, tengo una increíble cantidad de dinero”.

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CAPÍTULO 3 ALGUNAS CLAVES DE LAS RELACIONES AMOROSAS

El Secreto consiste en que somos creadores de nuestro propio Universo y que todos los deseos que surgen en nosotros se manifestarán en nuestra vida. En consecuencia, nuestros deseos, pensamientos y sentimientos son muy importantes porque se manifiestan. Marie Diamond, asesora de Feng Shui, cuenta que un día fue a casa de un productor de cine muy famoso y se encontró que en todos los rincones tenía la imagen de una hermosa mujer desnuda envuelta con una tela, en un gesto de darse la vuelta para marcharse, como si estuviera diciendo “No te veo”. —Creo que no debes ser muy afortunado con los amoríos —le dijo Marie. —¿Eres clarividente? —respondió el anfitrión. —No, pero observa. Tienes el mismo retrato de esa mujer en siete sitios —le dijo.

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—Pero me gusta ese cuadro, lo he pintado yo —agregó el productor. —Peor aún, porque has puesto toda la creatividad en ello —le respondió. Era un hombre muy atractivo que siempre estaba rodeado de hermosas actrices debido a su trabajo y sin embargo no tenía ningún amorío, continúa Marie. —¿Qué es lo que te gustaría? —le preguntó. —Me gustaría salir con tres mujeres cada semana —dijo. —Pues, píntalo. Píntate con tres mujeres y cuelga el cuadro por todas partes —le respondió. A los seis meses volvió a verle y descubrió que ahora la vida amorosa de su amigo funcionaba a las mil maravillas. Las mujeres no paraban de llamar y todas querían salir con él. —Pero ahora me gustaría sentar cabeza. Conocer una mujer de la cual enamorarme y casarme —dijo. —Píntate enamorado junto con una mujer —le recomendó esta vez. Así que pintó una hermosa relación y al poco tiempo se casó.

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Esto se dio así porque el hombre lanzó otro deseo. Lo deseó durante años sin que sucediera porque su deseo no se podía manifestar. Su plano externo —su casa— estaba contradiciendo constantemente su deseo. Si entiendes este conocimiento empieza a utilizarlo. La historia del amigo de Marie Diamond es un ejemplo perfecto de cómo el Feng Shui refleja las enseñanzas del Secreto. Ilustra cómo nuestros pensamientos pueden crear algo cuando los ponemos en práctica. Toda acción ha de ir precedida de un pensamiento. Los pensamientos crean las palabras que pronunciamos, nuestros sentimientos y acciones. Las acciones son especialmente poderosas porque son pensamientos que nos han hecho actuar.

Puede ser que ni siquiera nos percatemos de cuáles son nuestros pensamientos más ocultos, pero podemos ver lo que hemos estado pensando cuando observamos las acciones que hemos realizado. En la historia del productor de cine, sus pensamientos más recónditos, aquellos que gobernaban sus movimientos, se reflejaban en sus acciones y su entorno. Aunque proclamaba el deseo de salir con mujeres, pintaba mujeres dándole la espalda. Sus cuadros reflejaban un deseo diametralmente opuesto al proclamado. Cuando eligió

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cambiar deliberadamente sus acciones, hizo que todo su pensamiento se enfocara en lo que quería. Con un cambio tan sencillo pudo pintar su vida y hacer que se manifestara a través de la ley de la atracción.

Cuando quieras atraer algo a tu vida, asegúrate de que tus acciones no contradigan tus deseos. Piensa en lo que has pedido y asegúrate de que tus acciones estén reflejando lo que esperas recibir, que no sean contradictorias. Actúa como si ya hubieras recibido eso que deseas. Haz exactamente lo que harías si ya lo tuvieras y actúa de modo que se refleje esa poderosa expectativa. Deja espacio para recibir tus deseos; cuando lo hagas, estarás enviando una potente señal de expectativa.

En las relaciones es importante saber desde un principio quién está entrando en tu vida, y no me refiero sólo a tu pareja. Primero has de entenderte a ti mismo. Pues, ¿cómo esperas que otra persona disfrute de tu compañía si tú no eres capaz de disfrutar de ti mismo? Una vez más la ley de atracción está a punto de traerte eso a tu vida. Si estás disconforme contigo, ese pensamiento se proyectará al exterior y sólo te rodearás de personas que te manifiesten su

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disconformidad hacia ti. Esto es lo que has de plantearte: ¿te tratas como te gustaría que te trataran? Si no te tratas como te gustaría que te trataran los demás, nunca podrás cambiar las cosas. Tus acciones están dirigidas por tus poderosos pensamientos. Si no te tratas con amor y respeto, estarás emitiendo una señal que indica que no te consideras lo suficientemente importante, ni lo bastante digno, o que crees que no te mereces lo que pides. Esta señal se seguirá emitiendo y experimentarás más situaciones de estar con personas que no te tratan bien. Las personas no son más que el efecto. Tus pensamientos son la causa. Has de empezar a tratarte con amor y respeto, emitir esa señal y entrar en esa frecuencia. Luego la ley de atracción moverá todo el Universo y tu vida se llenará de personas que te amarán y respetarán. Muchas personas se han sacrificado por otras pensando que eso las hace mejores. ¡Falso! El sacrificio sólo puede proceder de pensamientos de carencia, porque es como decir: “No hay suficiente para todos, así que yo me privaré de ello”. Esos sentimientos no son agradables y al final conducen al resentimiento. Hay abundancia para todos y cada persona tiene la responsabilidad de invocar sus propios deseos. No puedes invocar algo en nombre de otra persona porque no

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puedes pensar ni sentir por otro. Tu trabajo eres tú. Cuando sentirte bien se convierte en tu prioridad, esa espléndida frecuencia irradia y alcanza a los que tienes más cerca.

A muchos nos han enseñado que primero son los demás, y esta prédica ha tenido como consecuencia que hemos atraído sentimientos de no ser merecedores de las cosas. Mientras íbamos albergando esos sentimientos, continuábamos atrayendo más situaciones que nos hacían sentir más indignos y que no teníamos suficiente. Debes cambiar radicalmente esa forma de pensar. Prentice Bulford ha señalado:

Sin duda, para algunos, la idea de darse tanto amor a uno mismo puede parecerles muy fría, difícil y poco compasiva. Sin embargo, este asunto puede contemplarse

desde

otra

perspectiva

cuando

descubrimos que “cuidar al Número Uno”, tal como indica lo Infinito, es en realidad cuidar al Número Dos y la

única

forma

en

que

permanentemente al Número Dos.

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podemos

beneficiar

A menos que primero te llenes a ti mismo, no tendrás nada que dar a los demás. Por lo tanto, resulta imprescindible que primero cuides de ti. Vela primero por tu felicidad. Las personas somos responsables de nuestra propia felicidad; haz lo que te haga sentir bien, debes procurar ser una persona con la que sea agradable estar, un verdadero ejemplo para todas las personas de tu vida. Cuando eres feliz no piensas en dar, pues das a chorros como algo natural. La razón por la que te has de querer es porque es imposible que te sientas bien si no te quieres. Cuando no estás a gusto contigo, estás bloqueando todo el amor y el bien que te tiene reservado el Universo. Cuando te sientes mal contigo mismo, parece como si tú mismo estuvieras devorándote la vida, porque todo lo bueno, en todas las áreas —incluida la salud, el dinero y el amor—, está en la frecuencia de la felicidad y en la longitud de onda del sentirse bien. El sentimiento de gozar de una energía ilimitada y el sorprendente sentimiento de salud y bienestar están en la frecuencia de sentirse bien. Cuando no estás conforme contigo, entras en una frecuencia perjudicial, que atrae personas, situaciones y circunstancias que profundizarán el hecho de que te sientas mal.

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Debes cambiar de enfoque y comenzar por pensar en todas las cosas maravillosas que hay en ti. Observa tus aspectos positivos. Cuando te enfocas en esas cosas, la ley de la atracción te mostrará más cosas bellas de ti. Pues atraes lo que piensas. Lo único que debes hacer es comenzar por un pensamiento prolongado de algo bueno respecto a ti, y la ley de la atracción responderá multiplicando cerca de ti más pensamientos similares. Busca todo lo bueno que hay en ti, para poder encontrar lo bueno de lo que te rodea, y para que los que te rodean puedan ver todo lo que vales. Estamos muy acostumbrados en nuestras relaciones a quejarnos de los demás. Por ejemplo: “Mis compañeros de trabajo se aprovechan de mi debilidad”, “Mi pareja no me escucha”, “Mis hijos son muy difíciles”. Siempre nos enfocamos en los otros. Pero para que las relaciones funcionen realmente bien, es necesario que enfoquemos nuestra atención en lo que apreciamos de la otra persona, no en lo que nos desagrada. Cuando nos quejamos, sólo conseguimos aumentar el motivo de la queja. Aunque estés pasando por una etapa muy difícil en una relación —las cosas no funcionan, los malentendidos se multiplican, no te llevas bien—, todavía puedes cambiar esa situación. Toma papel lápiz

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y durante el mes siguiente escribe tosas las cosas que aprecias de esa persona. Piensa en todas las razones por las que la quieres, aprecia su sentido del humor, aprecia su apoyo. Descubrirás que cuando te enfocas en apreciar y reconocer sus puntos fuertes, esos aspectos se manifestarán y los problemas desaparecerán. A menudo cedes en los demás la oportunidad de crear tu felicidad y muchas veces no lo consiguen. ¿Por qué? Porque la única persona responsable de tu felicidad, de tu estado de dicha total, eres tú. Por eso tus padres, hijos o tu pareja no tienen ninguna injerencia sobre la misma. Ellos sólo tienen el privilegio de compartir la felicidad contigo. Pero para eso antes debes procurártela, buceando dentro de ti. Toda tu felicidad reside en la frecuencia del amor, la más alta y poderosa. No puedes retener el amor en tu mano. Sólo puedes sentirlo en tu corazón. Es un estado del ser. Puedes percibir la evidencia de ese amor expresándose a través de las personas, pero el amor es un sentimiento y tú eres el único que puede irradiar y emitir ese sentimiento, y cuando amas estás en armonía total con el Universo. Ama todo lo que puedas. Dirigiendo tu vida a las personas que amas, sentirás que ese amor vuelve hacia ti. El amor de quienes te rodean tiene su origen en tu propio amor. No lo olvides.

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CAPÍTULO 4 ALGUNAS CLAVES DE LA VIDA SALUDABLE

Nuestro cuerpo es el resultado de nuestros pensamientos. La ciencia médica ha empezado a comprender hasta qué grado la naturaleza de los pensamientos y las emociones determinan la sustancia física, la estructura y el buen funcionamiento de nuestro organismo. Es por todos conocidos el uso del efecto placebo en el arte de sanar. Un placebo es algo que supuestamente no tiene ninguna repercusión en el cuerpo. Puede ser, por ejemplo, una pastillita de azúcar. Sin embargo, si el médico le dice a su paciente que le ha dado un medicamento muy eficaz, el placebo suministrado tendrá un efecto en su organismo. El efecto placebo es un fenómeno muy potente. Cuando los pacientes piensan y creen verdaderamente que esa pastilla les va a curar, reciben lo que creen y se curan. La mente humana es un factor muy importante en las artes de sanar. A medida que te vuelves conforme de la magnitud de la influencia de la ley de la atracción en la vida de la humanidad,

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comienzas a descubrir algunas claves de su funcionamiento, incluida el área de la salud. Antes que nada, hay algo que debe ser aclarado. Si padeces una enfermedad grave y optas sólo por investigar cuál ha sido el factor psicológico que te la ha provocado, en lugar de recurrir a la medicina clásica, es muy probable que ello te cause la muerte. Evidentemente es aconsejable que sigas un tratamiento médico al mismo tiempo que indagas la causa psicológica. En ningún caso se debe renegar de la medicina. Toda forma de sanación tiene su lugar. Sanar mediante la mente puede resultar un excelente complemento de la medicina clásica. Si hay dolor, la medicación puede hacer que el dolor desaparezca, lo que ayudará a la persona a concentrarse más en su salud. Pensar en la salud perfecta es algo que cualquiera puede hacer en privado, sea cual sea la situación exterior. Lisa Nichols ha reflexionado: «El Universo es una obra maestra de la abundancia. Cuando te abres a sentir la abundancia del Universo, experimentas el asombro, la dicha, la beatitud y todas las grandes cosas que tiene reservadas para ti: buena salud, riqueza, buen carácter. Pero cuando te cierras con pensamientos negativos experimentas malestar, dolores y sientes que es doloroso vivir cada día».

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Según el médico, escritor y líder en sanación con la energía, el doctor Ben Jonson, tenemos mil diagnósticos y enfermedades distintos. Sólo son el eslabón débil. Todos ellos son el resultado de una sola cosa: el estrés. Si ejerces suficiente presión en cadena y en el sistema, uno de los eslabones se rompe. Todo estrés tiene su origen en un pensamiento negativo. Un pensamiento que no ha sido tenido en cuenta, que se va agrupando con otras pensamientos del mismo calibre, hasta que se manifiesta el estrés. Si bien el estrés es el efecto, la causa ha sido el pensamiento negativo y todo comienza con un oscuro y apenas perceptible pensamiento, una sensación de malestar antes que una idea. Ahora bien, para erradicar la causa que genera el estrés, debes cambiar ese pensamiento negativo por un pequeño pensamiento positivo. Nuestra fisiología crea enfermedades para comunicarse con nosotros, para hacernos saber que tenemos una visión desequilibrada de nuestra vida o que no somos capaces de amar y sentir gratitud. El saber del cuerpo trata de guiarnos allí donde el saber de la mente se obnubila. El problema es que muchas veces el cuerpo se comunica a través de la gramática de las enfermedades para asegurarse que su voz será escuchada con atención.

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El amor y la gratitud son sentimientos que resultan muy provechosos cuando se trata de ahuyentar el dolor y la negatividad, por eso pueden alejar enfermedades, por muy terribles que sean. Por lo tanto, cuando una persona ha manifestado una enfermedad originada en el estrés en el templo de cuerpo, es posible invertir ese proceso a través del pensamiento correcto. Si un pensamiento negativo atrajo como un imán la pena, el dolor y la enfermedad, un pensamiento positivo puede repelerlos, como un imán de signo contrario.

La risa es la mejor medicina

A una joven llamada Cathy Goodman le diagnosticaron un cáncer de mama. Sin embargo creyó con toda su fe y todo su corazón que ya se había curado. Cada día decía: “Gracias por mi curación”. Repetía esto continuamente, todos los días, a todas horas. Estaba convencida de que se había curado y se veía como si el cáncer jamás hubiera invadido su cuerpo. Una de las cosas que hizo para sanarse fue mirar películas cómicas. Todo lo que hacía era reír y reír. No

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podía permitirse ningún estrés en su vida porque sabía que ésa era una de las peores cosas que pueden ocurrirte cuando estás intentando curarte. Desde

el

diagnóstico

hasta

la

curación

transcurrieron

aproximadamente tres meses. Estuvo completamente curada sin someterse ni a quimioterapia ni a radiación. Esta hermosa e inspiradora historia de Cathy Goodman demuestra los tres grandes poderes en acción: el poder de la gratitud para sanar, el poder de la fe para recibir la sanación y el poder de la risa y la felicidad para disolver la enfermedad en nuestro cuerpo. Cathy tuvo la inspiración de usar la risa como método de sanación tras conocer la historia de Norman Cousins. A Norman le había sido diagnosticada una enfermedad incurable. Los médicos le dijeron que sólo le quedaban unos meses de vida. Norman decidió curarse por sí mismo recurriendo a la risa. Durante tres meses se dedicó a mirar todas las películas cómicas que pudo y a reírse sin parar. Al cabo de ese tiempo la enfermedad desapareció y los médicos atribuyeron este hecho a un verdadero milagro. Al reír, Norman liberó toda la negatividad y también su enfermedad. Sin duda la risa puede ser una gran medicina.

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La enfermedad no puede subsistir en un cuerpo que se encuentra gozando de un estado emocional saludable. Si todo nuestro cuerpo se renueva cada cierto período, una enfermedad o un proceso degenerativo pueden habitar en él durante largo tiempo porque son retenidos allí por los pensamientos negativos y por la atención que se le concede a la enfermedad. Por eso es conveniente poseer pensamientos de perfección. La enfermedad no puede sobrevivir en un cuerpo que tiene pensamientos armoniosos. Debes ser consciente de que sólo hay perfección cuando observas, la perfección has de invocarla para ti. Los pensamientos imperfectos son una de las principales causas de todos los males de la humanidad, incluida el dolor, la pobreza y la enfermedad. Poseer pensamientos negativos nos conduce a privarnos de la herencia que nos pertenece por derecho propio. Puedes comprobar que las creencias sobre el envejecimiento están en nuestra mente. La ciencia ofrece razones para demostrar que nuestro cuerpo se regenera periódicamente. Sin embargo el envejecimiento está originado en el pensamiento limitado, de modo que libera esos pensamientos de tu conciencia y piensa que tu cuerpo

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tan sólo tiene unos meses, por más cumpleaños que hayas tachado de tu calendario. Puedes pensar tu camino hacia un estado de salud perfecto, el cuerpo perfecto, el peso perfecto y la juventud eterna. Puedes lograr que todos estos dones se manifiesten, pensando coherentemente en la perfección.

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CAPÍTULO 5 ¿CÓMO ENFRENTAR LA INFELICIDAD?

Algunos métodos para hacer frente a la infelicidad

Mandy Evans ha perfeccionado una poderosa herramienta para obtener claridad. Se trata de un cuestionario, conocido como el método Opción, consistente en unas preguntas basadas en el amor. Está diseñado para explorar por qué somos infelices. Cuando no obtienes lo que deseas, te ves embargado por una emoción paralizante, que puedes llamar dolor, tristeza, frustración o angustia. En suma, emociones vinculadas con la infelicidad. El siguiente método es una herramienta excelente que te ayudará a explorar por qué te sientes como te sientes. Y a medida que exploras, te liberas. Según Mandy Evans, puedes mejorar todo en tu vida, desde tus relaciones afectivas hasta tu economía, una vez que descubres las creencias y convicciones ocultas que cargas en tus espaldas. En cuanto consigues descubrir de qué se trata esa carga, la puedes examinar para ver si a la luz del día esas ideas continúan siendo claras.

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Para desprenderte de las emociones que te lastiman —como rabia, ira, agobio, culpa—, debes descubrir y desbaratar las creencias que las provocan para ponerlas en su verdadero sitio. En lugar de luchas frustrantes y agotadoras para cambiar circunstancias y situaciones, puedes cambiar las convicciones que te mantienen inmovilizado. Una creencia limitante o autodestructiva es aquella que te produce infelicidad y te aleja de conocer o buscar lo que realmente deseas. Le da forma y color a todo lo que consigues incluso a lo que te has atrevido a soñar. Las convicciones que no dejan brotar la felicidad están entre las más amenazantes y autodestructivas. Cuando eres feliz y tienes claridad, tomas decisiones y ejecutas acciones que te conducen por caminos muy diferentes a los que hubieras escogido dominado por la rabia y el miedo. Caminos más agradables y seguros, sin baches ni curvas peligrosas. Así, llegas a puntos diferentes después de una jornada increíblemente distinta. El método Opción es ideal para ayudar a las personas a distinguir y desbaratar las creencias que bloquean su camino hacia la felicidad, la creatividad y el éxito. Un elemento clave en este método

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es un diálogo tipo pregunta-respuesta, una especie de entrevista contigo mismo. Como punto de arranque, es necesario que aprendas a aceptarte tal como eres. Si te juzgas severamente cuando indagas tus sentimientos y creencias, no serás capaz de ver claramente cuál es el verdadero núcleo de malos pensamientos que te atenaza. Tómate tu tiempo y aprende todo lo que puedas de tus sentimientos y emociones. Escribir las respuestas te será de gran utilidad; lo ideal sería que las volcaras en un diario personal en donde puedas registrar el avance de tus progresos. Tienes que estar dispuesto a moverte al principio en una atmósfera de cierta confusión. A medida que cambian tus creencias, tu versión de la realidad se disipa y tu desorientación disminuye. Hay veces en que las preguntas y las respuestas se entrecruzan y tienen mucho más sentido cuando tratan acerca de tus sentimientos y tus creencias. Estas son las seis preguntas básicas del método Opción preparadas para que obtengas claridad:

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1.

¿Qué te hace infeliz? O irritable, culpable,

preocupado. Esta pregunta es de gran ayuda para detallar tus sentimientos. 2.

¿Por qué eres infeliz? Las razones para sentirse

mal son diferentes de las razones que nos hacen sentirnos mal. Nuestras razones son simples creencias. 3.

¿Qué te preocuparía si no te sintieras mal? Esta

extraña pregunta es de enorme utilidad para descubrir cualquier miedo o preocupación relativa a la pérdida del sentimiento de infelicidad. Muchas veces somos reacios a dejar un sentimiento, aunque sea doloroso. 4.

¿Crees eso?

5.

¿Por qué crees eso?

6.

¿Qué te preocupa que pasara si no creyeras eso?

Algunas veces no aferramos a viejas creencias aunque nos limiten, nos amenacen o nos causen infelicidad.

Veamos a continuación un ejemplo de diálogo que realizó Mandy Evans consigo misma. Ella confiesa haber necesitado tan sólo tres preguntas para cambiar sus sentimientos y su vida. Como ya sabía

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que se sentía muy mal por el hambre del mundo, empezó con la segunda pregunta: ¿Por qué te sientes mal por eso? Respuesta: nadie parece encargarse de ese asunto. Es tan innecesario. ¿Qué te preocuparía si no te sintieras mal? Respuesta: no haría nada al respecto. ¿Crees eso? Respuesta: ¡No! Tan pronto como me hice la pregunta, supe lo mal que me sentía, lo poco que hacía. De hecho, cuando me siento realmente bien, no quiero ni pensar en el hambre del mundo, y mucho menos pienso en hacer algo. Inmediatamente Mandy Evans se sintió mejor y ahora contribuye con más dinero, busca diferentes maneras de luchar contra el hambre del mundo. Si alguien le pidiera a Mandy Evans que repasara todo lo que ha aprendido en su vida para dar un único consejo, sería este: cuestiónate siempre la infelicidad. Nunca aceptes por anticipado un sentimiento negativo y perjudicial.

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El método del amor

El terapeuta hawaiano Hew Len trata grupos de criminales con enfermedades mentales sin recibir a ninguno de ellos en su consulta. Para llevar adelante esta tarea ha diseñado un método de curación

muy

eficaz

que

permite

dominar

todos

nuestros

pensamientos limitantes, y es tan sencillo de aplicar como que tienes que decir tan sólo dos palabras: “Te amo”. Este método de oración y petición proviene de una antigua tradición hawaiana y su funcionamiento es tan simple que puede aplicarse en cualquier momento. El supuesto básico es que todo lo que hacemos proviene de la inspiración o de la memoria. La inspiración puede ser considerada como una señal clara y directa de la divinidad. La memoria es un programa de tu subconsciente. Somos, pues, el resultado de recordarlo todo. Ahora bien, este método consiste en limpiar esos recuerdos para darle mayor espacio a la inspiración y actuar de acuerdo con las señales de la divinidad.

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Por ejemplo, es probable que tu forma de responder a las palabras de este libro sea una reacción basada en tu memoria, la cual tiene depositado un conjunto de creencias. Si no estás de acuerdo con lo que has leído, se debe a que tu mente cuenta con un viejo programa que no acepta mis argumentos. En cambio, si estás de acuerdo es debido a que tu sistema de creencias está en sintonía con lo que has venido leyendo. De un modo u otro, siempre llevas un equipaje en este viaje que has emprendido, y ese equipaje es la memoria. Según el doctor Len con sólo decir “te amo” a la divinidad, comienza un proceso de claridad y limpieza. Esas dos palabritas sacuden los sentimientos dentro de ti. La divinidad las oye y envía una señal de limpieza para que vivas el momento actual con total claridad y conciencia. Si es la primera vez que escuchas esto puede ser que te resulte algo que carece completamente de sentido. Eso se debe a que tu sistema de creencias almacenado en la memoria no es compatible con las ideas que estoy proponiendo que examines. Tu mundo tal vez no coincida con este nuevo modelo. No obstante la confusión que pueda reinar dentro de ti, dile “te amo” a la divinidad.

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El método de Len supone la limpieza de todos tus recuerdos negativos para que puedas captar los cambios que vienen ocurriendo en ti o en quienes te rodean. Suena extraño pero es bien sabido que al ocuparte de tus propios problemas, estos desaparecen de quienes te rodean. Debes amar con convicción la idea de que tus problemas se vayan. ¿De qué modo? Diciendo “te amo” sin parar. Hay otras tres frases que también puedes decir —“lo siento”, “por favor”, “perdóname” y “gracias”—, pero las dos sencillas palabras “te amo” es claramente lo que necesitas. Un profesor de San Antonio, Texas, que trabaja con niños con necesidades especiales, empezó a implementar el método del doctor Len en sus clases. Uno de sus alumnos estaba prácticamente catatónico. Miraba al vacío, babeaba y no respondía a ninguna de las consignas de la clase. El profesor decidió que en lugar de trabajar con el niño trabajaría sobre sí mismo. Se sentó en el aula y en voz muy baja repitió “te amo” mientras pensaba en la criatura babeante y silenciosa. Repitió el ejercicio varias veces durante algunos minutos. Luego se acercó al niño y le preguntó si quería trabajar con un

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ejercicio matemático. Para su asombro, el niño le miró y dijo: “Sí, lo intentaré”. El estudiante trabajó en su pupitre durante treinta minutos. Según el profesor, fue un avance sin precedentes y atribuyó todo lo ocurrido a este método de limpieza. En lugar de trabajar sobre el estudiante, focalizando el problema en los cambios del exterior, el profesor puso toda su energía en lo que pasaba dentro de sí. Apenas lo hizo, el niño cambió.

Piensa ahora en algo o en alguien que te frustra en tu vida. Puede ser un problema de salud o un compañero de trabajo con el que no quieres estar más. Escoge algo, no importa lo que sea, e intenta realizar el ejercicio. Mientras mantienes esa persona o ese objeto en tu conciencia, comienza a decir “te amo” en voz muy baja, de un modo casi imperceptible. Puedes dirigir la frase a la divinidad. Creas o no en su validez, sigue adelante y repite ahora algo más alto, “te amo, te amo”. A medida que lo hagas, empezarás a sentir amor y comenzarás a transformar a la persona o al objeto que tienes en mente. Ten presente que nadie debe enterarse de lo que estás haciendo. Como diría el

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doctor Len, “no hay nadie ahí afuera”. Todo está dentro de ti, girando alrededor de tu relación con la divinidad. Y lo único que debes hacer para limpiar y mejorar esa relación es decir “te amo”.

Aprendiendo a escuchar a tu propio cuerpo

Tu cuerpo habla y es necesario aprender a escucharlo. A continuación te ofrezco algunas de las técnicas desarrolladas por Jennifer Malean, una prestigiosa especialista en tres terapias de sanación (craneosacral, polaridad y Reiki). Estas técnicas constituyen un verdadero viaje hacia el territorio desconocido de la inteligencia corporal. El propósito del viaje consiste en desenmascarar esos pensamientos que se atascan en los sistemas de energía celular. Esos pensamientos atascados nos alejan de nuestros sueños y se manifiestan como dolor físico, emocional y espiritual. A menudo el cuerpo se bloquea con emociones y pensamientos almacenados en sus tejidos que deben ser descubiertos y liberados. Es frecuente que la energía atascada en el cuerpo sea el residuo de traumas que han quedado sin resolver. El trauma puede ser el resultado de una lesión física, emocional, mental o espiritual. En el

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acopio de la energía interviene una combinación de todos estos aspectos. Por ejemplo, un trauma físico puede ser algo tan dramático como un accidente automovilístico o algo tan irrelevante como golpearte la uña del dedo meñique. Lo que importa en esas circunstancias es el pensamiento posterior a la acción o el pensamiento que sobrevino mientras padecías el trauma y en qué lugar de tu cuerpo quedó alojado. Cuando el pensamiento y la emoción ocultos tras el bloqueo de energía física son descubiertos, entendidos y liberados, nuestra inteligencia de sanación natural reordena, equilibra reajusta y sana el cuerpo dañado en señal de agradecimiento, dejando que la energía vuelva a circular otra vez. Cuando somos capaces de interrogar al cuerpo, a toda su estructura celular y a las emociones allí almacenadas, el bloqueo resulta fácil de solucionar. Si consigues preguntarle a tu cuerpo a dónde se han alojado esos sentimientos, comienza a vislumbrarse el camino para destrabar tanto el bloqueo como el verdadero sentido de lo que deseas.

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Técnicas de sanación y descarga

Jennifer McLean ha comparado estas técnicas con la física cuántica y con el “efecto del espectador”. Su propósito es apreciar cómo tu sistema energético se expresa por sí solo. A medida que tomas conciencia de los movimientos energéticos, los bloqueos y las descargas, el cuerpo percibe que le estás prestando atención. Por lo tanto, se reorganiza con un nuevo sistema o patrón de salud renovado. Es un diálogo activo:

Tú: Hola, cuerpo; muéstrame lo que quieras mostrarme y te prometo que estaré presente y te escucharé. El cuerpo: Bien, estás aquí. He oído tus peticiones de abundancia, amistad, libertad, diversión, felicidad, etcétera, y tengo algunas cosas que enseñarte.

Así empieza todo este asunto. La técnica y las palabras que la describen deben estar siempre impregnadas de perdón, amor y equilibrio. El proceso comienza mientras lee y tu cuerpo recibe tus peticiones.

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Técnica nº 1: Sanación a través del trauma Parte 1: Encuentra tu centro. Sitúate en un lugar confortable, en un mullido sillón o recostado en la cama. Respira profundamente varias veces, como mínimo tres, con la intención de oxigenar tu cuerpo y relajarte. Cada respiración debe durar 10 segundos o más. La respiración debe comenzar debajo del ombligo, que es la primera parte en elevarse (pon tu mano allí al comprobarlo); el pecho sube después y por último se alzan ligeramente los hombros. Imagina que la última de las respiraciones llena la parte superior de tus pulmones. En el punto máximo de esta respiración, debes sentir como si estuvieras dando un masaje interno en los hombros y en el cuello. Ahora, a partir de este grado de relajación, entra en tu cuerpo y busca el lugar que sientas como tu centro. Muévete dentro de tu cuerpo como una perla que se hunde lenta y suavemente en el agua. Donde la perla se detenga, ese será tu centro. Busca el punto más quieto dentro de ese centro. Si piensas pasear por él, dóblalo como si fuera ropa o déjalo a un lado.

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Parte 2: Mira, observa, siente, dialoga. Una vez que tengas claro cuál es tu centro, dirígete adonde está el dolor físico, la tensión o la incomodidad en tu cuerpo. Este dolor está llamando por una razón. Es fundamental que te dirijas a él. Cuando digo que “vayas”, quiero decir que le prestes toda tu atención a ese punto. Imagina que tus ojos están dentro de tu cuerpo y que puedes introducirte en ese punto de tensión y dolor. Es la parte más importante de esta técnica: ir y observar. ¿Cómo se ve? Algunos ven un objeto (un vaso, un cilindro, una caja, una casa o un juguete). Otros distinguen un color o tienen una impresión sensorial (blando, duro, pegajoso, etcétera). Para algunos, es una emoción (angustia, frustración, confusión…). Después de fijar completamente tu atención, échale una larga mirada a ese lugar dentro de tu cuerpo e inicia un diálogo interno. Describe con detalle lo que estás observando y sintiendo en ese punto de tensión o dolor. Fíjate en si cambia y observa los cambios (recuerda el efecto del espectador: tu cuerpo está feliz al ver que estás ahí y quiere mostrarte algo. Utilizará un lenguaje de símbolos que deberás entender). Pregúntale: •

¿Por qué está ahí (la cosa que estás observando)?

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¿De qué se trata?



¿Tienes algo especial que revelarme? (Observa si

cambia y pregúntale por qué cambió) •

¿Cómo me sirve esto (forma, sentimiento, sonido,

impresión)? •

¿De dónde viene (un hecho, una conversación

incómoda, un daño físico, algún abuso…)? (Importante: Si se trata de un accidente no regreses al trauma; reconoce sólo su recuerdo y vuelve a él para observarlo con tu nuevo entendimiento de que esa tensión o dolor son resultado de ese accidente.) •

¿Estoy dispuesto a librarme de esto? Si es así,

¿cómo puedo hacerlo? (No estás prestando atención para hacer un “ejercicio más” o para contestar una pregunta sobre “cómo perder peso”. En este momento, la respuesta está en el objeto que estás observando. ¿A qué se parece o cómo se siente lo que ese objeto está descargando dentro de tu cuerpo? •

¿Hay algo que pueda ayudarme a librarme de ti (el

objeto que estás observando)? (Hay asesores disponibles para

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acompañarte en esta tarea. Si lo necesitas, busca orientación, ayuda o herramientas, para controlar lo que estás viendo).

Ahora presta atención a los cambios mientras dialogas con ese aspecto de tu cuerpo, que se moverá y modificará hasta encontrar un modelo de equilibrio. Una vez que el cambio tenga lugar, tal vez suspirarás, llorarás o reirás. A veces se siente calor o un ritmo mayor en las pulsaciones. Los borboteos en el colon también son evidencia del movimiento de energías. Son distintas formas de descarga energética. Mientras adviertes los cambios y las descargas, fíjate en el resto de tu cuerpo. ¿Está tenso en alguna otra zona? Una descarga ofrece la oportunidad de acceder a otra faceta del bloqueo, íntimamente relacionada con la que se nos ha revelado, o que puede estar conectada a otra parte del cuerpo. Ve al nuevo punto que te está llamando y repite el ejercicio.

Técnica nº 2: Historias negativas Todos tenemos historias y a veces pensamos demasiado en ellas. Alguien —tus padres, tus amigos, tu jefe— “te hizo algo

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malo”. Pensamos demasiado en esos incidentes negativos porque todavía están diseminados en nuestros cuerpos. Esos antiguos pensamientos negativos y sus desechos, atascados en varios bloques de energía, actúan como grandes rocas en el río de nuestras vidas y frenan la corriente de energía. Cuando está bloqueada, enfermamos y sentimos dolores físicos, penas emocionales y fatiga mental, como pérdida de memoria. Tenemos la oportunidad de aclarar nuestras historias, de coger cada momento y analizar cómo se están expresando emocionalmente dentro de nosotros. El cuerpo es la herramienta perfecta para diagnosticar disfunciones habituales en nuestras emociones y estados inconscientes. • Cuéntate a ti mismo tu historia negativa o de victimización. ¡Pero sólo en uno o dos minutos! • Aplicando las técnicas de la observación interna, aprendidas con anterioridad, ¿cómo se siente esa historia dentro de tu cuerpo? Regístralo. ¿En qué parte de tu cuerpo se concentra esa emoción negativa? Registra eso también. • Ahora di: “No quiero sentir eso nunca más”.

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• Lo siguiente es preguntarte: “¿Qué quiero sentir?”. Conéctate y ánclate a tu plexo solar y al corazón para identificar qué quieres sentir. • Mueve este nuevo sentimiento positivo desde tu mente (donde la mayoría de nosotros pensamos que están los sentimientos) a tu cuerpo. ¿Qué siente tu cuerpo al tener esta nueva energía positiva? ¿Cómo se siente tu cuerpo al sentir paz, alegría, confianza, abundancia? ¿En qué parte de tu cuerpo sientes esas gloriosas energías? Concéntrate en tu cuerpo y percíbelas plenamente. • Pasa ahora al siguiente nivel y describe cómo se ve tu vida a la luz de esos nuevos sentimientos. Utiliza el sentimiento que descubriste en tu cuerpo para anclarlo a una historia, a una visualización de tu vida, a cómo se presenta cuando eres realmente congruente con esa energía positiva y cómo se siente tu cuerpo con esas nuevas energías. • Vuelve a la historia de lo que deseas y siéntela dentro de tu cuerpo una y otra vez.

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Esta es la ley de la atracción en acción. Cuando vuelves a tus viejas historias y te dejas victimizar por ellas en tu mente, estás reforzando esa energía y atrayendo más. Aprovecha el ejercicio para activar dentro de ti lo que realmente deseas y utiliza tu cuerpo como ancla para esos sentimientos, desarrollando torrentes de buena energía a través tuyo.

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CAPÍTULO 6 ¿CUÁL ES EL SECRETO DE LOS SENTIMIENTOS?

Los sentimientos pueden considerarse como programas informáticos instalados en nuestra mente, elementos que pueden denominarse de pro-supervivencia. Pero si uno los analiza con detenimiento, los sentimientos son en realidad elementos de antisupervivencia, pues tienen su punto de apoyo en el pasado y hacen que actuemos y reaccionemos de acuerdo con unas condiciones preconcebidas, en lugar de dejarnos responder según cada momento. Afectan nuestra responsabilidad y nuestra habilidad para responder y comprender. Cuando nuestras emociones se intensifican, podemos estar sentados en medio de una autovía con un inmenso camión aproximándose a gran velocidad sin que nosotros podamos percibirlo. Nuestros sentimientos pueden sobrepasarnos completamente y sumergirnos en un estado de aturdimiento y ceguera. Muchas veces nos vemos dominados por ellos. Somos utilizados por ellos en lugar

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de servirnos de ellos. Todos estos programas provienen del mismo sitio: del deseo, de un sentimiento de carencia. Los sentimientos provienen de la mente pese a manifestarse en nuestro cuerpo como sensaciones de energía. El cuerpo es una extensión (o condensación) de nuestra mente y de nuestro pensamiento habitual. Nada puede aparecer en nuestro cuerpo si no hemos tenido un pensamiento previo de ello. Es como un cuerpo al que damos forma en un sueño. Parece muy real, pero en el momento de despertar nos damos cuenta de que ese cuerpo soñado tuvo una existencia en nuestra mente. A veces nuestra vida se asemeja a una pesadilla y todo a causa de las emociones mal dirigidas. El cuerpo se asemeja a un listado digitalizado de la mente, de manera que es posible conocer nuestro estado mental, de acuerdo a cómo se siente nuestro cuerpo. ¿Está tenso o relajado? ¿Bien o mal? ¿Sentimos molestias en el pecho y en el estómago o, por el contrario gozamos de una sensación de alivio y plenitud vital? ¿Nuestra respiración es entrecortada, fuerte, superficial, o en cambio es dilatada, lenta, profundamente relajada, una respiración con el diafragma? Pero, ¿de quién son los sentimientos? ¿Pertenecen tus sentimientos a tus padres? ¿A tus vecinos? ¿A tus hijos o a tu esposa?

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¿De quién son las emociones que experimentas en tu cuerpo? Naturalmente son tuyas, y eso es algo bueno. Quiere decir que si te gustan, puedes hacer algo al respecto. Si quieres ser feliz y sentirte libre, vivir en la abundancia y en paz contigo mismo, es necesario que liberes sus sentimientos. Librarse de sentimientos negativos apacigua y reconforta, anula las tendencias a la autodestrucción, atrae la abundancia sin esfuerzo y brinda una felicidad que nunca se extinguirá. Hay momentos en que nos reprimimos y fortalecemos nuestras creencias limitantes y amenazantes como si fueran peligrosos virus informáticos. En otras ocasiones nos libramos de ellas y el sistema mente-cuerpo funciona como si fuera un superordenador después de una limpieza exhaustiva. Si vamos a funcionar de manera óptima y eficiente o si vamos a cargar sobre nuestras espaldas con infinidad de virus y programas que entorpecen nuestro funcionamiento depende de nosotros. Es nuestra propia decisión. Casi todas las enfermedades están relacionadas con el estrés. Toda carencia proviene de emociones limitantes en el cuerpo y en la mente. Las relaciones destructivas y degeneradoras tienen su origen en sentimientos negativos y hostiles reprimidos primero y luego

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expresados en los vínculos con amigos, familiares, socios. De ti depende alimentar tus carencias, enfermedades y contrariedades, o librarte de esos sentimientos y obtener abundancia, salud y amor. A pesar de que nuestra mente posee la capacidad de ir hacia atrás o hacia delante en el tiempo, sólo es posible acercarnos a nuestras emociones y ocuparnos de ellas en el presente. El aquí y el ahora es la dimensión adecuada para ocuparnos de los sentimientos como si fueran energía. Podemos engañarnos y decir: “Más tarde afrontaré mis emociones”. Pero ¿cuántas veces ocurre que ese más tarde no llega nunca? ¿Por qué, entonces, no hacer frente a tus sentimientos ya, en el momento en que los sientes, en vez de enmarañar la vida con ellos? Cuando dejas salir los sentimientos negativos, te sientes más libre y aliviado en la medida en que esa energía fluye, se aleja y desaparece. En cambio, cuando liberas cualquier tipo de sentimientos positivos, te sientes más libre y aliviado en la medida en que esas emociones aumentan. De este modo, cuando produces una descarga emocional, los sentimientos negativos disminuyen y los sentimientos positivos aumentan. Lo que sucede es que la descarga emocional es como una tapa que se libera para dejar que fluya el verdadero

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sentimiento, que es la infelicidad misma. Las emociones encubren nuestra verdad natural y la oscurecen. Los pensamientos y las emociones son siempre cambiantes. Van y vienen como las hojas en otoño. Liberarlos te empuja más allá de los fenómenos y te permite descubrir la verdadera realidad de tu mente y tu cuerpo: tus deseos. En el momento de liberar nuestras emociones, la mente se apacigua y esa sensación innata del ser (felicidad) se hace patente en nuestras conciencias. Sin embargo, es frecuente que atribuyamos esa felicidad a otra persona, lugar o cosa que, pensamos, “nos hizo feliz”. Pero lo que ha ocurrido en realidad es que un deseo ha sido satisfecho y en esos casos la mente se sosiega y nosotros podemos disfrutar del tibio sabor del placer. Imaginamos que la fuente del placer es un objeto externo a nosotros y gritamos a los cuatro vientos: “Soy muy feliz de amar a fulano o fulanita”, o bien, “todo este dinero acumulado en mi cuenta bancaria me hace muy feliz”. Un breve relato a manera de ejemplo: un lindo perrito vio un hueso y pensó: “¡Que suculento!”. Lo cogió, lo masticó y lo deshizo en fragmentos filosos dentro de su boca. ¡Era un hueso seco! Las astillas le lastimaron las encías y el perro comenzó a sangrar. Al sorber su propia sangre el inocente animal atribuyó ese sabor al hueso

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y pensó: “¡Qué hueso más sabroso! Pero, ¡ay, duele!”. Siguió masticando el hueso, tragando más de su propia sangre, sintiendo más dolor y creyendo que ese dolor provenía del sabor del hueso. Lo que la parábola del perro viene a ilustrar es que somos nuestra propia “sangre”, y de allí obtenemos el verdadero sabor de la felicidad. Los sentimientos sólo surgen cuando volvemos a la mente y pensamos en nosotros mismos.

Las emociones pueden adoptar la forma de emociones corporales: -

Energía

-

Calor

-

Hormigueo

-

Presión

-

Agitación

-

Irritación

-

Dolor

-

Bostezos

-

Tensión

-

Contracciones

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-

Ahogo

-

Un nudo

-

Ligereza

-

Pesadez

-

Entumecimiento

Las emociones: una reacción del cuerpo frente a la mente

La mente no es solamente el pensamiento. Incluye también las emociones y las formas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales. La emoción tiene lugar en ese punto donde la mente y el cuerpo se encuentran. Es la reacción del cuerpo a las imposiciones de la mente, la resistencia a una tiranía. Por ejemplo, un pensamiento hostil creará una acumulación de energía corporal a la que denominamos “enfado”; el cuerpo, cumpliendo órdenes provenientes de la mente, se prepara para luchar. La idea de estar amenazado, física o psicológicamente, hace que el cuerpo se contraiga; este es el aspecto físico de la emoción que llamamos “miedo”. Ha sido demostrado en numerosas investigaciones que las

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emociones fuertes pueden llegar a producir cambios en la bioquímica corporal. Estas transformaciones de tipo bioquímico constituyen el aspecto físico de la emoción, la huella material que las emociones dejan en nuestro cuerpo. Sin duda no sueles ser consciente de todas tus pautas de pensamiento y a veces sólo podrás tener conocimiento de ellas observando con atención tus emociones. Cuanto más te identificas con el pensamiento, con tus juicios e interpretaciones y, por lo tanto, cuanto menos presente estás como conciencia observante, más fuerte es la carga emocional, seas consciente de ella o no. Si no puedes sentir tus emociones, si tratas que toda tu experiencia vital quede bajo la órbita de tus pensamientos, acabarás sintiéndola en un nivel puramente corporal, como un problema o síntoma físico. El cuerpo te habla en el lenguaje imperativo y acuciante de los síntomas físicos cuando tu mente ha dejado de escuchar el susurro anhelante de tus emociones. Es difícil sentir tus emociones, empieza por enfocar tu atención en el campo energético interno de tu cuerpo. Siente el cuerpo desde dentro. Así aprenderás a estar en contacto con tus emociones.

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Una emoción es un reflejo de la mente en el cuerpo. Pero a veces hay un conflicto y mientras la mente dice “no”, la emoción dice “sí”. En esos casos lo recomendable es seguir el dictado del cuerpo, que te dará siempre un reflejo fiel. Por lo tanto, observa la emoción o, más bien, siéntela en tu cuerpo. En caso de conflicto, es muy probable que la mente sea la que mienta y el cuerpo el que diga la verdad. La mente es astuta y trata de engañarte con sus racionalizaciones, pero el cuerpo te envía señales de advertencia bajo la forma de reacciones emocionales. El conflicto entre pensamientos superficiales y procesos mentales más profundos es bastante común. A lo mejor no puedes sacar a la superficie en forma de pensamientos la actividad inconsciente de tu mente, pero siempre se reflejará en el cuerpo como una emoción de la que puedes tomar conciencia. Observar una emoción es semejante a escuchar un pensamiento. La única diferencia es que, mientras el pensamiento está en tu cabeza, la emoción tiene un fuerte componente físico, de modo que se siente principalmente en el cuerpo. Puedes dejar que la emoción se localice allí, sin ser controlado por ella. De ese modo ya no eres la

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emoción, eres el observador que toma nota de ella. Así, todo lo que está inconsciente en ti saldrá a la luz de la superficie. Una de las principales tareas de la mente es luchar contra el dolor emocional e intentar doblegarlo, pero lo único que consigue es encubrir el dolor temporalmente. De hecho, cuanto más lucha la mente por librarse del dolor, mayor es éste. La mente nunca puede encontrar una solución y tampoco puede permitir que tú la encuentres, porque ella misma es parte del “problema”. No te liberarás del dolor hasta que dejes de depender de los dictados de tu mente. Cuando eso ocurre, la mente cae derrocada de su lugar de poder absoluto y el Ser se revela como tu verdadera naturaleza. Pero, ¿qué pasa con las emociones positivas, como el amor y la alegría? Son inseparables de tu estado natural. Cuando logras detener el flujo del pensamiento dominador y tiránico, cuando te dejas llevar por las emociones, puedes vislumbrar el amor y la alegría. Son esos momentos en los que la mente se queda sin habla y se produce un estado de calma interna, y dentro de esa quietud hay una alegría sutil pero intensa, hay amor, hay paz.

82

CAPÍTULO 7 ¿CÓMO LIBERARSE DE PENSAMIENTOS Y SENTIMIENTOS INDESEADOS?

Técnicas para liberar los sentimientos indeseados

Hay muchas maneras de liberarte de pensamientos o sentimientos indeseados. A continuación vamos a explorar diecisiete técnicas. Las técnicas son tratamientos que se han ido decantando a lo largo de la exploración de las emociones y de nuestra capacidad para poder liberarnos de ellas cuando lo necesitemos. El estilo de cada una de ellas no es relevante. Lo importante es que funcione bien. ¿Estas técnicas liberan las emociones una a una o atacan de raíz toda la negatividad, carencia o limitación? La Técnica de Liberación (Release Technique) descubre las raíces generadoras de los sentimientos. Es el único método conocido que permite identificar el funcionamiento de esas raíces y al mismo tiempo te ofrece un entrenamiento completo para que puedas liberarte de ellas rápidamente y sin complicaciones.

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Si no aniquilas la raíz de las emociones se producirá constantemente más negatividad. En el momento que logres arremeter con fuerza y decisión contra las raíces que están en la base de las emociones, aquietarás la mente más rápido de lo que ellas son capaces de regenerarse. De este modo lograrás disfrutar de una mente más serena. No todos estos métodos funcionan del mismo modo. Algunas veces el “yo” se resiste a un enfoque determinado; en ese momento es necesario echar mano a otro método que haga el trabajo que no pudo realizar el anterior. Existe una tendencia a conservar las emociones negativas porque creemos erróneamente que pueden protegernos. Si analizas cuántas veces tus sentimientos destructivos han saboteado tu vida, tu salud, tu economía, o tus relaciones afectivas, pronto comprenderás que no han hecho una gran labor por ti. En cambio, te han mantenido ocupado en prestar atención en lo que no quieres de la vida a través del miedo y la negatividad, atrayendo así más de lo que no deseas. Estas técnicas cambian la dirección de esa tendencia, pues permiten que puedas deshacerte de las emociones negativas para que puedas abocarte a lo que sí deseas.

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Quince ejercicios para liberarte de pensamientos y sentimientos indeseados

1. Dale la bienvenida al sentimiento Darle la bienvenida a una emoción es lo contrario a resistirse. Resulta muy adecuado para desbaratar la resistencia que normalmente acompaña a los sentimientos reprimidos y estancados. La siguiente es una breve descripción detallada del modo de darle la bienvenida a tus sentimientos: 1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

4.

Dale la bienvenida como si estuvieras saludando a

un amigo que llega a tu casa. Invítalo a entrar en tu mente y recíbelo con agrado en lugar de observarlo con recelo. Concédete la libertad de sentirlo en plenitud.

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5.

A medida que acoges el sentimiento, en principio

indeseado, verás que disminuye o se desvanece (porque has dejado de resistirte). 6.

Mídelo otra vez, de 0 a 10. ¿Ha disminuido? Si es

así, estás avanzando en la dirección correcta. Sigue hasta que llegues a 0. Si no disminuye, vuelve a comenzar o recurre a otro procedimiento.

2. Sumérgete en tu sentimiento Cuando te zambullas hasta el fondo de algún sentimiento o alguna emoción, pueden pasar dos cosas: Si la emoción es negativa —ira, dolor, miedo— generalmente desaparecerá en un instante. Si es un sentimiento positivo, como paz, amor o gratitud, aumentará. Este ejercicio es semejante al que consiste en darle la bienvenida al sentimiento, con unas pequeñas diferencias.

1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

86

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

4.

Experimenta la sensación y sumérgete en ella. Pon

tu conciencia en el corazón del sentimiento y mira qué hay allí. 5.

¿Qué hay en el centro? ¿Cómo lo sientes?

6.

Si te sumerges verdaderamente en el sentimiento en

vez de sólo pensar en él, te darás cuenta de que empieza a disminuir, a evaporarse o a desaparecer del todo, como si, literalmente, no tuviera de dónde agarrarse. Sólo está ahí obedeciendo a una razón: la resistencia. Pero cuando ponemos nuestra atención en el corazón del sentimiento, logramos hacerlo consciente. La conciencia disuelve los sentimientos. 7.

Mídelo otra vez, de 0 a 10. ¿Ha disminuido? Si es

así, estás avanzando en la dirección correcta. Continúa del mismo modo hasta que llegues a 0. Si no disminuye, vuelve a empezar o prueba con otro método.

3. Auméntalo mentalmente (duplícalo) 1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

87

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

4.

Déjalo que aumente en tu interior hasta duplicar su

intensidad. 5.

Hazlo crecer en tu mente más y más.

6.

Advertirás que disminuye o se desvanece a medida

que lo hagas. 7.

Mídelo otra vez, de 0 a 10. ¿Ha disminuido? Si es

así, estás avanzando en la dirección correcta. Continúa del mismo modo hasta que llegues a 0. Si no disminuye, vuelve a empezar o prueba con otro método.

Esta técnica funciona a causa de dos motivos: -

De acuerdo con la física cuántica, dos cosas no

pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Cuando intentas tener el sentimiento y más de él en el mismo sitio, ocurre que ambos se neutralizan y se disuelven. -

La tolerancia lo disuelve todo. Al dejar que el

sentimiento aumente, estás actuando con él de forma tolerante, lo que permite que salga, te atraviese y se desvanezca sin mayor esfuerzo.

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4. Desprendernos del deseo de dejarlo ir A menudo, cuando no nos gusta un sentimiento o pensamiento, luchamos contra él. Nos resistimos y queremos que se vaya de inmediato. En la práctica, esto es justamente lo que permite que pueda conservarse dentro de nosotros. Cuando logramos deshacernos del deseo de cambiar, controlar o desprendernos de cualquier sentimiento indeseado, emoción estancada o resistencia acumulada, permitimos esa modificación y la desaparición de ese sentimiento, lo cual nos brindará mayor libertad y comunicación. Desprendernos del deseo de cambiar hace que se movilice otra energía estancada o acumulada.

1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

4.

Siente que no te gusta ese sentimiento y cuánto

quieres deshacerte de él.

89

5.

Despréndete del deseo de querer cambiarlo o de

deshacerte de él, sólo por esta vez. 6.

Te darás cuenta de que su intensidad se reducirá

inmediatamente o desaparecerá completamente. 7.

Mídelo otra vez, de 0 a 10. ¿Ha disminuido? Si es

así, estás avanzando en la dirección correcta. Sigue hasta que llegues a 0. Si no disminuye, vuelve a comenzar o utiliza otra técnica.

El deseo de cambiar o controlar un sentimiento equivale a “cambiar de carencia” y sirve para que todo se estanque. Desprenderse del deseo de cambiar cualquier pensamiento o sentimiento permite que se mueva.

5. Siente amor 1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

90

4.

Toma nota de cualquier sentimiento de odio o

rencor que puedas sentir hacia tus propias emociones. 5.

Toma la decisión de sentir amor por lo que sea que

estés sintiendo. 6.

Siente amor por ti y por tu sentimiento.

7.

Di “te amo” al sentimiento.

8.

Date permiso para sentir amor por tu sentimiento.

9.

Después, siente amor por ti al igual que por tu

sentimiento. 10.

Di

“sí”

para

aceptar

o

aprobar

cualquier

pensamiento o sentimiento que surja. 11.

Mide el sentimiento otra vez, de 0 a 10. ¿Ha

disminuido? Si es así, estás avanzando en la dirección correcta. Sigue hasta que llegues a 0. Si no disminuye vuelve a empezar o utiliza otro procedimiento.

6. Reconocer los sentimientos indeseados 1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

91

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

4.

Siente una especie de gratitud hacia el pensamiento

y el sentimiento. Dile gracias. ¿Por qué motivo debes agradecer? Ese pensamiento o sentimiento negativo está ahí alojado porque de algún modo sientes que te es de utilidad, a lo mejor para protegerte de algo. No obstante, sólo los sentimientos positivos pueden protegernos. Los sentimientos negativos atraen más negatividad. Sentir gratitud por un sentimiento te acerca a lo positivo, pues no puedes sentirte dichoso y estresado al mismo tiempo. Puesto que la negatividad y la gratitud no pueden existir simultáneamente, la negatividad terminará por alejarse con tu actitud positiva. 5.

Mide el sentimiento otra vez, de 0 a 10. ¿Ha

disminuido? Si es así, estás avanzando en la dirección correcta. Sigue hasta que llegues a 0. Si no disminuye vuelve a empezar o utiliza otro procedimiento.

92

7. Deja caer el sentimiento 1.

Busca un lápiz.

2.

Cógelo en tu mano.

3.

Agárralo fuertemente y póntelo en el estómago, en

el pecho o donde normalmente sientas que se asientan tus emociones. 4.

Percibe la tensión de tu mano empuñando y

comprimiendo el lápiz hasta volverse casi insoportable. 5.

Así es como se aferran tus sentimientos.

6.

Aparta la mano empuñando todavía el lápiz, y

vuelve la palma hacia el suelo. 7.

Relaja tus dedos y deja que el lápiz caiga.

8.

¿Has visto qué fácil? Así de sencillo es dejar caer

cualquier pensamiento o sentimiento indeseado.

Las emociones no nos contienen, sino que nosotros somos quienes las contenemos a ellas. Los sentimientos pretenden moverse en forma de energía y somos nosotros quienes los retenemos. ¡Por eso déjalos volar!

93

8. Haz comparaciones conscientes Aunque nunca deberíamos hacernos daño o autolimitarnos de modo deliberado, hacemos eso de manera inconsciente todos los días. Es necesario hacer consciente lo inconsciente para comprender de manera cabal lo que estamos haciendo. Esa mirada, esa toma de conciencia tiende a liberar espontáneamente lo que no nos sirve. En realidad es el momento de comprensión lo que posibilita la liberación. Hacer comparaciones conscientes no enseña a darnos cuenta de que nosotros no somos nuestros sentimientos, que ellos no son nuestro único sostén y que por lo tanto tenemos la opción de conservarlos o dejarlos ir. Aquí te ofrecemos una serie de preguntas que puedes hacerte para mejorar tu capacidad de comprensión. Es un ejercicio para tomar conciencia de las limitaciones de tu mente. Después de haber respondido al cuestionario, pregúntate qué escogerías para ti en este momento.

94

1.

Cuando

pienso

en

……………………………

(inserta el problema o la situación que te produce estrés), ¿me siento positivo o negativo? Elige de manera consciente ser positivo. 2.

¿Soy libre o estoy atado a algo? ¿Qué eliges?

3.

¿Siento amor o miedo? ¿Qué eliges?

4.

¿Siento fe o dudas? ¿Qué eliges?

5.

¿Vivo en la abundancia o en la escasez? ¿Qué

eliges? 6.

¿En unidad o separación? ¿Qué eliges?

7.

¿Estoy en paz o en conflicto? ¿Qué eliges?

8.

¿Siento distensión o contracción? ¿Qué eliges?

9.

¿Soy uno con esta persona/sentimiento o me siento

distante? 10.

¿Le estoy diciendo “sí” o “no” a …………………

(abundancia, ser yo mismo, libertad, mis metas, etcétera)? ¿Qué eliges? 11.

¿Tiendo a aceptar las cosas o a rechazarlas? ¿Qué

eliges? 12.

¿Estoy abierto o cerrado? ¿Qué eliges?

95

13.

¿Estoy relajado o tenso? ¿Qué eliges?

14.

¿Prefiero ser libre o esclavo de alguien o de algo?

¿Feliz o infeliz? ¿Sereno o ansioso? ¿Seguro o inseguro? ¿Qué eliges? 15.

¿Estoy aferrándome a las cosas o aceptándolas

como son? ¿Qué eliges? 16.

¿Estoy dándole a la vida y a los demás o estoy

esperando o deseando que lo hagan? ¿Qué eliges? 17.

9.

¿Hay ruido o silencio en mi interior? ¿Qué eliges?

Ser como el cielo

La naturaleza nos recuerda que pertenecemos a ella.

1.

Mira el cielo.

2.

¿Ves algunas nubes flotando por ahí, o está

despejado? 3.

Observa que el cielo no intenta atrapar las nubes (ni

pájaros, ni aviones). Tampoco trata de empujarlos o expulsarlos. No los consiente ni los rechaza. El cielo es un espacio abierto. 4.

Siente la espontaneidad y la transparencia del cielo.

96

5.

Percibe lo que esta transparencia despierta en ti,

seguramente un estado de conciencia más profundo, amplio y espontáneo. 6.

Si algunos pensamientos o sentimientos vienen a ti,

aprécialos mientras te atraviesan, como si fueran nubes. Obsérvalos sin ningún arraigo o sin querer deshacerte de ellos. Sólo déjalos pasar. 7.

Vuelve una y otra vez al sentimiento de

transparencia que hay dentro de ti, a la misma transparencia del azul del cielo. No puedes ver nada de ti, si no está en tu interior. Así, la infinitud del cielo y del espacio que ves también está dentro de ti.

10.

Déjalo flotar

Es frecuente que nuestra mente nos arrastre hacia corrientes tan fuertes que se asemejan a ríos torrentosos y turbulentos, pero no debemos irnos con ellas. La próxima vez que sientas que estás siendo arrastrado por la corriente hacia un remolino de pensamientos o sentimientos indeseados, intenta este breve ejercicio:

97

1.

Mentalmente, arrodíllate a la orilla de un río

turbulento, en terreno seco y seguro. 2.

Siente la prisa de tus sentimientos en tu interior.

3.

Arroja esos sentimientos a la corriente del río.

4.

Deja que sean arrastrados por la corriente.

5.

Deja que cualquier pensamiento, emoción o

preocupación se vaya hasta el mar y se disuelva en su inmensidad, como la sal. 6.

Deja que tu conciencia regrese a tu interior inmóvil

y tranquilo, sentándote silenciosamente en la orilla, libre de emociones perturbadoras. 7.

Si persiste alguna emoción, déjala caer en la

corriente del río, permitiendo que llegue hacia el mar, hasta que te sientas completamente en paz.

11.

Despréndete de los reproches a ti mismo y a tus

sentimientos La mayoría de nosotros desaprobamos nuestros sentimientos constantemente. Esta actitud tan negativa se asemeja a tener una pierna rota y a golpearla con un garrote todos los días. Cuando sientas

98

una emoción indeseada, en lugar de flagelarte, haz el siguiente ejercicio:

1.

Busca la energía de desaprobación.

2.

Dale la bienvenida y acógela.

3.

Date permiso para desprenderte de esa energía que

te hace reproches a ti, a tus emociones y a tus pensamientos. 4.

Hazlo una vez… Y otra… Y otra más… Hasta que

se haya ido. 5.

Cada día destina un tiempo para distinguir

cualquier reproche y opta por dejarlo ir. Insiste hasta que se vaya. Insiste hasta que no vuelva.

Tratar de avanzar y sentir amor mientras vivimos en la perpetua desaprobación es como intentar conducir un coche con el freno de mano puesto. Es imposible sentir amor si antes no nos amamos a nosotros mismos. Tras desprenderte de las energías que te reprochan y censuran, te sentirás libre para encaminarte hacia una energía de aprobación.

99

12. Apruébate a ti mismo

Para poder vivir en plenitud y sentir que mereces la abundancia, el amor y la felicidad, debes aprobarte de manera incondicional. ¡Estás vivo y respiras! ¿Te parece poco? ¿Qué quiere decir esto de aprobarte a ti mismo? Significa gustarte y aceptarte tal como eres. Si te parece una tarea difícil, repasa el ejercicio anterior, de lo contrario, estarás corriendo la carrera de la vida con los frenos puestos. En tal caso prueba con el siguiente ejercicio:

1.

Empieza con un poquito de aprobación, sólo una

pizca. Échatela sobre la cabeza y deja que te empape. 2.

Una vez que la hayas aceptado date un poco más de

aprobación, algo así como dos cucharaditas de café. Recibe esa aprobación. 3.

Después apruébate más, con una taza llena.

4.

Y después todavía más, un balde.

5.

Y aún más, una bañera llena.

6.

Y más, una cascada de aprobación.

100

7.

Luego un lago de energía positiva, autoaprobación

y amor. 8.

Por último, un océano entero de aprobación.

9.

Flota como una esponja en este océano de pura

aceptación y aprobación. 10.

Deja que todas tus células se empapen y se saturen.

¡Sazona tu vida con una buena dosis de aprobación cotidiana! Puedes memorizar esta progresión y realizarla diariamente con los ojos cerrados. Verás que es un ejercicio muy provechoso para tu salud, abundancia, felicidad y libertad.

13. Globo rojo Este método es muy efectivo para eliminar los dolores de cabeza. Sirve también para eliminar cualquier dolor y para alejar los pensamientos y sentimientos indeseados.

1.

Siente en tu cuerpo cualquier sentimiento (o dolor)

indeseado. 2.

Mira ese aspecto como una energía roja y brillante.

101

3.

Pégale un globo rojo a esa energía y átalo con una

cuerda. 4.

Déjalo que suba en el aire fuera de tu cuerpo y tu

mente. 5.

Comprueba que sube muy alto y que se va muy

lejos, haciéndose cada vez más pequeño hasta que tome la forma de un punto que desaparece en la infinitud del cielo.

14. Deja que se evaporen Esta es otra técnica de disolución:

1.

Imagina que tus pensamientos y sentimientos

indeseados son como agua. 2.

Deja que se evaporen, como si estuvieran sobre el

pavimento caliente. 3.

A medida que se evaporan, siente la apertura que

su partida ha creado dentro de ti. 4.

Relájate con esta apertura.

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Las amenazas de las emociones negativas pueden parecer reales pero no son más que espejismos, igual que el calor sobre la arena o sobre una carretera en la distancia pueden parecer agua. No existen en realidad, sino que son el reflejo distorsionado de alguna otra cosa. Deja que las emociones indeseadas se evaporen y se disuelvan como los espejismos que son.

15. Controla la corriente con una válvula Nuestras emociones reprimidas toman la forma de energía acumulada. Cuando esto ocurre se necesita más energía para reprimirla, dirigirla y mantenerla bajo control. Cuando aliviamos o liberamos la presión, tenemos una vida más hermosa y relajada. A continuación te proponemos un ejercicio para reducir la presión:

1.

Baja la cabeza y pon las manos en el estómago o en

el pecho para percibir la sensación del sentimiento. 2.

Percíbelo en tu cuerpo.

3.

Mídelo en una escala de 0 a 10.

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4.

Imagina que el sentimiento es como agua a presión

en el estómago o en el pecho. 5.

Imagínate un grifo o una válvula para esa energía.

6.

Abre esa válvula y deja que el sentimiento salga a

chorros. 7.

Puedes abrir o cerrar la llave para controlar la

corriente a tu gusto. 8.

Deja que los sentimientos salgan hasta que te

sientas totalmente sereno. 9.

Mide el sentimiento otra vez, de 0 a 10. ¿Ha

disminuido? Si es así, estás avanzando en la dirección correcta. Sigue hasta que llegues a 0. Si no disminuye, vuelve a empezar o utiliza otro procedimiento.

104

CAPÍTULO 8 EL PODER DEL AHORA

Un mendigo estuvo junto a una carretera durante más de treinta años. Un día un desconocido pasó por allí. —Una limosna por favor —murmuró el mendigo—, para este pobre hombre que no tiene nada en esta vida. —No tengo nada para darte —dijo el desconocido—. Sólo tengo una pregunta para hacerte: ¿sobre qué estás sentado? —Sobre nada —respondió el mendigo—. Sólo una vieja caja. He estado sentado en ella desde no sé cuándo. —¿Has mirado en ella para ver qué hay en su interior?— preguntó el desconocido. —No —dijo el mendigo—, ¿para qué? Si no hay nada. —Echa una mirada —insistió el desconocido.

Cuando el mendigo consiguió abrir la tapa descubrió, con infinita sorpresa que la caja estaba repleta de oro. Para levantar la tapa del cofre de tesoros sobre el que estamos sentados es necesario

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adquirir sabiduría para poder ir mas allá de muestras propias debilidades, superar las trampas que nos tiende nuestra mente y lograr sumergirnos en el mundo de pura presencia que nos ofrece la vida en cada instante. Pero para eso hace falta alcanzar el poder del ahora. Derrotar la tiranía del pasado y el futuro y rendirnos ante la perfección del tiempo presente.

En la vida somos como el mendigo. Buscamos fuera de nosotros lo que sólo podemos hallar en nuestro interior.

El camino para salir del dolor

Una buena parte del dolor humano es innecesario. Lo crearás tú mientras los devaneos de tu mente dirijan tu vida. El dolor creado en el ahora es el resultado de una falta de aceptación, de una resistencia inconsciente a lo que es. Como pensamiento, la resistencia es un juicio de algún tipo. Como emoción, la resistencia es algún tipo de negatividad. La intensidad del dolor depende de la magnitud de la resistencia al momento presente y ésta a su vez depende de cuán fuerte sea tu identificación con la mente. La mente siempre trata de negar el

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ahora y de escapar de él. Dicho de otro modo: cuanto más te identificas con tu mente y más te dejas gobernar por ella, más sufres. Y a la inversa, cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egoísta. Debes preguntarte —y con razón—, por qué la mente se resiste al ahora. ¿Por qué lo niega? Porque no puede funcionar y conservar el control sin el tiempo, que es pasado y futuro, de modo que percibe el ahora intemporal como una amenaza. Tiempo y mente son, de hecho, inseparables. Imagínate que no hubiera vida humana sobre el planeta y sólo estuviera habitado por plantas y animales. ¿Habría pasado y futuro? ¿Podríamos seguir hablando del tiempo de manera significativa? Preguntas como “¿qué hora es?” o “¿qué día es hoy”, si alguien las formulara, no tendrían ningún sentido. En efecto, necesitamos la mente y el tiempo para funcionar en el mundo, pero llega un momento en que se apropian de nuestras vidas y es entonces cuando comienzan a dominarnos la disfunción, el dolor y el sufrimiento. La mente trata constantemente de encubrir el momento presente con el pasado y el futuro, a efectos de conservar y

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reproducir su control, y así, a medida que la vitalidad y el infinito potencial creativo del Ser —que es inseparable del ahora— quedan absorbidos por el tiempo, tu verdadera naturaleza queda eclipsada por la mente. La mente humana ha ido acumulando una carga de tiempo que se ha convertido en un lastre cada vez más pesado. Todos los individuos sufren al tener que cargar con ese lastre, pero siguen incrementando su peso cada vez que ignoran o niegan ese momento precioso, o bien lo reducen como medio para llegar a un momento futuro que sólo existe en la mente, nunca en la realidad. La acumulación de tiempo en la mente humana individual y colectiva también contiene una gran cantidad de dolor residual del pasado. Si no deseas crear más dolor para ti mismo y para los demás, si no quieres añadir una pizca más de dolor al océano del sufrimiento que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el suficiente para gestionar los aspectos prácticos de tu vida. ¿Cómo encontrar el modo de dejar de crear tiempo? Es imprescindible que tomes conciencia de que el momento presente es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves y espaciadas visitas al ahora, establece tu residencia habitual allí y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que

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resolver asuntos prácticos de tu vida. Di siempre “sí” al momento presente. ¿Qué podría ser más necio que crear una resistencia interna a algo que ya es? ¿Qué podría ser más obcecado que oponerse a la vida misma, que es ahora y siempre ahora? Ríndete y cae bajo los pies de lo que es. Di “sí” a la vida, observa cómo la vida empieza repentinamente a funcionar a favor tuyo en lugar de ir contra ti. El

momento

presente

muchas

veces

es

desagradable,

inaceptable, fuente de muchas desdichas y origen de muchas frustraciones. Es como es. Pero observa cómo tu mente le coloca una etiqueta y cómo ese proceso de etiquetar, ese juicio continuo, crea dolor e infelicidad. Observando la forma de funcionamiento de la mente, sus mecanismos, sales fuera de sus patrones de resistencia, y entonces puedes permitir que el momento presente sea y fluya sin barreras. Esto hace que te sientas internamente libre de las condiciones externas, y que te permita probar el estado de la verdadera paz interior. Acepta y después actúa. Acepta cualquier cosa que contenga el momento presente como si hubieras elegido. Trabaja siempre a favor del momento, no en contra de él. Haz del presente tu amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transformará milagrosamente tu vida.

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Hasta que seas capaz de acceder al poder del ahora, cada dolor emocional que experimentas deja tras de sí un residuo de sufrimiento que pervive en ti. Se mezcla con el dolor del pasado que ya estaba almacenado en tu mente y en tu cuerpo. Esto incluye el dolor que sufriste de niño, cuando la incomprensión de un mundo complejo y cruel era una gran fuente de sufrimiento. Este dolor acumulado es un campo de energía negativa que ocupa tu cuerpo y tu mente. Se trata del cuerpo-dolor emocional. Tiene dos estados posibles: puede estar activo o latente. El cuerpodolor puede estar latente el 90% del tiempo, aunque en una persona muy infeliz puede estar activo el cien por cien del tiempo. Algunas personas viven totalmente a través de su cuerpo de dolor, mientras que otras lo experimentan sólo en ciertas ocasiones, como en las relaciones íntimas o en las situaciones vinculadas con pérdidas o abandonos del pasado, o también dolores físicos o emocionales. Cualquier cosa puede activarlo, pero resuena especialmente con los dolores provenientes del pasado. Cuando está preparado para despertar de su estado latente, un pensamiento o un comentario

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inocente hecho por alguien cercano a ti puede ser suficiente para activarlo. Algunos cuerpos-dolor son molestos pero relativamente inocentes, como un niño que no deja de lloriquear. Otros son monstruos depravados y destructivos, violentos físicamente y emocionalmente agresivos. Algunos atacan con ferocidad a la gente cercana, mientras otros pueden atacar a su anfitrión, a la persona que los aloja en su cuerpo y en su mente. En ese caso, tus pensamientos y sentimientos respecto de tu vida se vuelven profundamente negativos y autodestructivos: el cuerpo-dolor alojado en ti devora tu autoestima. Esta energía autodestructiva puede ser la fuente de muchas desgracias. Es frecuente que accidentes y enfermedades se produzcan por esta causa. Algunos cuerpos-dolor llevan a sus anfitriones a su propio aniquilamiento. Cuando pensabas que conocías muy bien a alguien y de repente te ves obligado a enfrentarte con esta detestable criatura alienígena por primera vez, es probable que te lleves un buen susto. Pero es más importante detectarla en ti mismo que en otras personas. Porque en ti mismo es cuando esa diabólica criatura puede hacerte más daño. Busca cualquier señal de infelicidad en ti. A veces toma la forma de

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irritación, impaciencia, un estado de ánimo sombrío, deseo de hacer daño, ira, furia, depresión, la necesidad de dramatizar las relaciones… Atrápalo en el momento en que despierta de su estado latente. El cuerpo-dolor, como cualquier otro ser, quiere sobrevivir, y luchará con todas sus fuerzas para ello, y sólo puede hacerlo si consigue que te identifiques inconscientemente con él. Entonces puede emerger, apropiarse de ti, “convertirse en ti” y vivir a través de ti. Necesita conseguir su alimento a través de ti. Se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su energía característica, algo que produzca dolor del modo que sea: ira, ganas de destruir, odio, pena, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. Cuando se ha apropiado de ti, el cuerpo-dolor crea una situación en tu vida que refleje su propia frecuencia energética para poder alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor. El dolor no puede alimentarse de alegría; le resulta totalmente indigesta. En cuanto el cuerpo-dolor se apropia de ti, te encierras en el dolor. De este modo, te transformas en una víctima o en un agresor. Deseas causar dolor, sufrirlo, o ambas cosas. En realidad no hay mucha diferencia entre ambas. Como eres inconsciente de lo que haces, afirmarás con vehemencia que no quieres sufrir. Pero si miras

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de cerca, verás que tu manera de comportarte y tu forma de pensar están diseñadas para perpetuar el dolor, tanto para ti mismo como para los demás. Si realmente fueras consciente de él, este patrón se disolvería, porque desear más dolor es una locura y nadie está conscientemente loco. El cuerpo-dolor, que es la oscura sombra proyectada por el ego, en realidad teme la luz de tu conciencia. Tiene miedo de que lo descubras. Su supervivencia depende de que sigas identificándote inconscientemente con él, así como de tu miedo inconsciente a afrontar el dolor que habita en ti. Pero si no lo afrontas, si no llevas la luz de tu conciencia al dolor, te verás obligado a revivirlo una y otra vez. El cuerpo-dolor puede parecerte un monstruo peligroso que no te atreves a mirar, pero te aseguro que es un fantasma insustancial incapaz de prevalecer ante el poder de tu presencia. Algunas enseñanzas espirituales afirman que, en última instancia, todo dolor es ilusorio. Eso es cierto, pero la cuestión es: ¿es esta afirmación verdadera para ti? El simple hecho de creerla no hace que sea verdad. ¿Quieres seguir experimentando dolor el resto de tu vida y continuar diciendo que es una ilusión? ¿Te liberas así del dolor?

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Lo que nos importa aquí es cómo plasmar esa verdad, cómo hacerla real en tu propia experiencia. De modo que el cuerpo-dolor no quiere que le observes directamente y lo veas como es. En el momento que lo observas, en cuanto sientes su campo energético dentro de ti y llevas tu atención hacia él, la identificación se rompe. Ha aparecido una dimensión superior de conciencia. Yo la llamo presencia. Ahora eres el testigo u observador del cuerpo-dolor. Esto significa que ya no puede usarte pretendiendo ser tú, ya no puede alimentarse a través de ti. Has encontrado tu mayor fuerza interior. Has accedido al poder del ahora. El cuerpo-dolor está formado por energía vital que ha sido atrapada, que se ha separado de tu campo energético total y se ha hecho temporalmente autónoma mediante el proceso artificial de identificación con la mente. Esa energía se ha vuelto sobre sí misma y se ha hecho anti-vida, como un animal que intentara devorar su propia cola. Es por ello que nuestra civilización se ha vuelto tan agresiva y destructora de la vida. Sin embargo, hasta las fuerzas destructoras de la vida siguen siendo energía vital. Una vez que empiezas a dejar de identificarte y te conviertes en el observador, no tienes toda la batalla ganada porque el cuerpo-dolor

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sigue operando durante algún tiempo tratando de engañarte para que vuelvas a identificarte con él. Pese a que ya no le das energía mediante la identificación, tiene cierta inercia, como una rueda que continúa girando aunque no esté recibiendo impulso. En esta situación puede crear tensiones en diferentes puntos del cuerpo, pero debes permanecer tranquilo y confiado porque no durarán. Mantente presente y consciente. Debes transformarte en el guardián siempre atento de tu espacio interno. Debes permanecer tan atento como para observar el cuerpo-dolor directamente y sentir su energía. Es así que perderá todo dominio sobre tu pensamiento. Pero debes saber que en cuanto tu pensamiento se alinea con el campo energético de tu cuerpodolor, te identificas con él y vuelves a alimentarlo con tus pensamientos. Por ejemplo, si la vibración dominante del cuerpo-dolor es la ira y cultivas pensamientos iracundos en los que te repites lo que alguien te hizo y cómo le vas a responder, entonces te has vuelto inconsciente y el cuerpo-dolor se ha apoderado de ti. Debajo de la ira siempre hay dolor. Asimismo, cuando te encuentras apesadumbrado, invadido por un estado de ánimo sombrío y empiezas a entrar en un patrón mental negativo pensando en lo horrible que resulta tu vida, tu vida se ha

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alineado con tu cuerpo-dolor y tú te has vuelto inconsciente y vulnerable a sus ataques. Ser “inconsciente”, tal como uso la palabra aquí, significa identificarse con algún patrón emocional o mental. Implica una ausencia total del observador. La atención consciente sostenida corta el vínculo entre tu cuerpo-dolor y tu proceso de pensamiento y pone en movimiento el proceso de la transmutación. Es como si el dolor se convirtiera en combustible para la llama de tu conciencia, que a partir de ese momento arde con más fuerza. Este proceso guarda semejanza con el antiguo arte alquímico: la transmutación de metales inferiores en oro se asemeja a la transformación del sufrimiento en conciencia. La división interna se salda y vuelves a estar completo. A partir de entonces tu responsabilidad consiste en no crear más dolor. En suma: es necesario que enfoques tu atención en lo que sientes dentro de ti. Identifica el cuerpo-dolor y acepta que está ahí. No pienses en él, no dejes que el sentimiento se transforme en pensamiento. No juzgues ni analices. No te fabriques una identidad con el dolor. Mantente presente y continúa siendo un observador de lo que ocurre dentro de ti. Toma conciencia no sólo del dolor emocional, sino también de “aquel que lo observa”, el testigo silencioso. En esto

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consiste principalmente el poder del ahora, el poder de tu propia presencia consciente.

El origen del miedo

El miedo es parte de nuestro dolor emocional básico. Al parecer resultaría útil una pequeña cantidad de miedo como sana autoprotección. Si no tuviera miedo, podría poner, por ejemplo, la mano en el fuego y quemarme. Sin embargo no evitas meter la mano en el fuego porque tengas miedo, sino porque sabes que te quemarías. No necesitas tener miedo para evitar peligros innecesarios; basta un mínimo de inteligencia y sentido común. En pequeños asuntos prácticos resulta sencillo aplicar estas lecciones. Sin embargo, si alguien te amenazara con fuego o con violencia física, posiblemente sentirías miedo. Te alejas instintivamente del peligro, pero éste no es el estado de miedo psicológico que estamos comentando aquí. El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real o inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia. El miedo psicológico del que estamos hablando se refiere siempre a algo que podría ocurrir, no a

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algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y el ahora mientras que tu mente se traslada al futuro. Esto crea una enorme brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu inseparable compañera hostigándote en todo momento. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental. Te puedes enfrentar a los molinos de viento, pero no a los gigantes. El conflicto no hallará solución mientras sigas identificándote con tu mente, mientras el ego continúe dirigiendo tu mente. Debido a su naturaleza fantasmal y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente, aunque se muestre en apariencia muy seguro y diligente. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe constantemente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente? Peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo? Pues miedo, por supuesto. El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero,

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en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este caso de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta todos los aspectos de tu vida. Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y “normal” como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado—, se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes darte el lujo de estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones. Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o no pasa a un segundo plano a la hora de dar forma a tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que sin duda es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero no estará teñido de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva

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entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente. Si observas cualquier actitud defensiva que nace de ti, toma conciencia que estás defendiendo una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Pero si haces consciente este patrón de conducta y comienzas a observarlo con detenimiento, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente empezará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia. Éste es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro de ti y a tu entera disposición ahora.

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CAPÍTULO 9 LA INFLUENCIA NEGATIVA DEL PODER MENTAL

El ego en busca de la totalidad

La profunda sensación de falta de totalidad o de carencia, la idea de no estar completo, es otro aspecto del dolor emocional que forma parte de la mente egoísta. En algunas personas esta sensación es consciente, en otras no. Si es consciente, se manifiesta como un sentimiento constante e inquietante de no ser lo suficientemente bueno, de no merecer la pena. Si es inconsciente, sólo se sentirá indirectamente como un intenso deseo, ansia y necesidad. En cualquier caso, la persona entrará en una búsqueda compulsiva de gratificación para el ego y de cosas con las que identificarse para llenar el agujero que siente dentro. Así, tratará de conseguir posesiones, dinero, éxito, poder, para poder experimentar la sensación de sentirse completa. Pero aunque consiga todo esto, esa persona pronto se dará cuenta de que el agujero sigue estando allí, de que no

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tiene fondo. Entonces se enfrenta a un verdadero problema, porque ya no puede seguir engañándose. Por eso, mientras la mente egoísta dirija tu vida, no podrás sentirte verdaderamente tranquilo. Sólo podrás estar en paz o satisfecho durante los breves intervalos en los que consigas lo que deseas, cuando un anhelo acaba de quedar satisfecho. Como el ego es un sentido de identidad derivado de las cosas externas, necesitas identificarte con ellas. Necesita ser defendido y alimentado constantemente. Las identificaciones más habituales del ego guardan relación con las posesiones, con el trabajo, con el estatus y reconocimiento social, con el conocimiento y la educación, con la apariencia física, con las habilidades personales, con las relaciones, con tu historia personal y familiar, con los sistemas de creencias y también con las identificaciones colectivas. Pero ninguna de estas identificaciones hace alusión a ti mismo.

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La negatividad y el sufrimiento

Normalmente el futuro es una réplica del pasado. Puede haber cambios superficiales, pero una transformación real es rara y depende de si puedes estar lo suficientemente presente como para disolver el pasado accediendo al poder del ahora. Lo que percibes como futuro es en realidad una arte importante de tu conciencia presente. Si tu mente lleva una pesada carga del pasado, experimentarás más de lo mismo. El pasado se perpetúa a falta de una clara conciencia de cabal experiencia en el ahora. La calidad de tu conciencia en este momento es lo que conforma el futuro, que, por supuesto, sólo puede ser experimentado como el ahora. Podrías ganar millones, cambiar de barrio, de pareja y de amistades. Sin embargo, cambios de esa clase son aún superficiales. Seguirías repitiendo las mismas pautas, ahora barnizadas por el brillo de los millones. El verdadero cambio está en el modo de colocarte en el presente y el lugar otorgado al pasado y al futuro. La clave está en cómo te colocas frente al sufrimiento y frente a las ilusiones. Por eso el verdadero cambio que puede disolver el pesado lastre del pasado está en el ahora.

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Toda negatividad está producida por una acumulación de tiempo psicológico y una negación del presente. Inquietud, ansiedad, tensión, estrés, preocupación, son aspectos del miedo y todos ellos están producidos por un exceso de futuro y una falta de presencia. Culpa, lamento, resentimiento, pena, tristeza, amargura y todas las demás facetas de la falta de perdón están causadas por un exceso de pasado y una presencia insuficiente. A la mayor parte de la gente le resulta difícil creer en la posibilidad de un estado de conciencia totalmente liberado de la negatividad. Sin embargo, ése es el estado de conciencia al que apuntan todas las enseñanzas de corte espiritual. Es ese estado que se presenta como una promesa de salvación, no en un futuro ilusorio, sino aquí y ahora. Quizá te cueste reconocer que el tiempo es la causa de tus sufrimientos y de tus problemas. Tiendes a pensar que los conflictos en los que te encuentras aprisionado estás causados por situaciones específicas de tu vida, y desde el punto de vista convencional eso es verdad. Pero hasta que no enfrentas la disfunción fundamental de la mente —su apego al pasado y al futuro y su negación del ahora—, en realidad los problemas son intercambiables. Si hoy se desvanecieran

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milagrosamente todas las causas de sufrimiento, pena y desdicha que han asolado tu vida, pero luego continuaras apegado al pasado y al futuro como antes en lugar de asegurar tu posición en el presente, pronto te encontrarías con una serie de problemas similares a los que han desaparecido milagrosamente, como si fueran una sombra que viene acechando tus pasos y no te da respiro. Es que aún persiste el problema fundamental: tu mente continúa ligada al tiempo. Puede ser que no veas cómo poder ser libre ahora. Es posible que sientas que el presente no tiene nada de liberador y lo que te mantenga a flote sea la esperanza o la posibilidad de mejorar en el futuro. En este caso crees que has posado tu atención en el presente cuando en realidad permaneces completamente absorbido en el tiempo. En lugar de hablar de “tu” vida deberías ser más preciso y hablar de tu “situación de vida”, que está hecha de tiempo psicológico: pasado y futuro. Ciertas cosas del pasado no han sucedido tal como hubieras deseado. Aún sigues resistiéndote a lo ocurrido en el pasado, y ahora te estás resistiendo a lo que es. Lo que te hace seguir adelante es la esperanza, pero planteada en estos términos esa esperanza hace que permanezcas enfocado en el futuro y ese enfoque perpetúa tu negación del ahora, y por lo tanto tu infelicidad. Debes tomar conciencia que si

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bien tu situación actual es el corolario de la cadena de episodios que poblaron tu pasado, sigue siendo tu situación actual, y lo que te hace infeliz es seguir atascado en ella. Olvídate de tu situación de vida y presta atención a tu vida. ¿Cuál es la diferencia? Tu situación de vida existe en el tiempo, pero tu vida es ahora. Tu situación de vida es un asunto mental, tu vida es real. Debes encontrar la puerta que conduce a tu vida a través del camino del ahora. Reduce el ámbito de tu vida a este momento. Cuando te concentras en lo que estás viviendo, muchos de los problemas que vienen atenazándote se disipan y se alejan. Debes evaluar tu situación bajo la perspectiva del momento, no pensar en lo que ocurrirá mañana o lo que ha sucedido hace diez años. Así todo se clarifica. Cuando estás agobiado por los problemas no queda espacio para que pueda entrar nada nuevo, no hay lugar para las soluciones. Por eso date espacio en cuanto puedas. Comprime tu vida al momento para que los problemas se alejen y den lugar a las soluciones. Crea el espacio que te permita encontrar la corriente de vida que subyace a tu situación de vida.

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Emplea tus sentidos de manera plena. Mira a tu alrededor, aguza la vista y los sentidos. Simplemente observa, sin interpretar. Observa la luz, las formas, los colores, las texturas. Toma conciencia de la presencia silenciosa de cada cosa. Sé consciente del espacio que permite que cada cosa fluya en libertad. Escucha los sonidos; no los juzgues. Escucha el silencio que se asoma por debajo de los sonidos. Observa el ritmo de tu respiración; siente cómo fluye el aire dentro y fuera, siente la energía de vida dentro de tu cuerpo. Permite que todo sea, tanto dentro como fuera de ti. Permite y reconoce la verdadera “cualidad” del mundo que te rodea. Entra profundamente en el ahora. Si das este paso, estarás dejando atrás el mundo mortecino de la abstracción mental, del tiempo. Estarás saliendo de la mente alocada que agota tu energía de vida, del mismo modo que envenena y destruye la Tierra. Estarás despertando de la pesadilla del tiempo para vivir en el sueño del presente. Si estuvieras en el paraíso, seguro que tu mente no tardaría en decir: “Todo muy lindo, muy cuidadito, pero…”. Esta actitud negativa es la que debe ser removida y alejada de tu vida. En última instancia, no se trata de resolver tus problemas. Más bien se trata de que te des cuenta de que no hay problemas, tal como tú los planteas. Sólo hay

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situaciones, situaciones que han de ser afrontadas o que han de dejarse como están y aceptarse como parte de la “cualidad” de este momento hasta que cambien o puedan tratarse de algún modo. La mente crea los problemas, que necesitan tiempo para sobrevivir. No pueden sobrevivir en la realidad del ahora. Si te has encontrado alguna vez ante una grave emergencia en una situación de vida o muerte, ya sabes que eso no supuso un problema. La mente no tuvo tiempo de hacer tonterías, de convertir esa situación en un problema. Ante una verdadera emergencia, la mente se para; estás totalmente presente en el ahora y algo infinitamente más poderoso asume el control. Por eso hay tantas historias de personas corrientes que de repente son capaces de hacer actos increíblemente heroicos. En cualquier situación de emergencia o sobrevives o no sobrevives. Y en ambos casos no hay ningún problema. Algunos se enfadan y no aceptan que los problemas son ilusorios. Es gente que viene aferrada a sus problemas y ha construido su identidad a través de ellos. ¿Quiénes serían sin sus problemas? Buena parte de lo que la gente dice, piensa o hace está motivado por el miedo, que siempre requiere orientarse hacia el futuro y

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desvincularse del ahora. Y como en el ahora no hay problemas, tampoco puedes tener miedo. Si surge una situación difícil que tienes que afrontar en el ahora, la acción que nace de tu conciencia del momento presente será clara y efectiva. No será una reacción originada en parte en tu condicionamiento mental alimentado de miedos y debilidades. Será una respuesta intuitiva a la situación, sin necesidad de mirar hacia atrás a la hora de tomar una decisión. Para notar si te has dejado atrapar por el tiempo psicológico, puedes usar un criterio muy simple. Basta con preguntarse: ¿hay alegría, vitalidad y ligereza en lo que estoy haciendo? Si no la hay, significa que el tiempo ha logrado encubrir con su manto de tristeza y desolación el momento presente y estamos percibiendo la vida como una carga o como un esfuerzo. La falta de alegría en lo que haces no significa que debas cambiar eso que estás haciendo. A veces basta con cambiar la manera de hacerlo, o tan sólo la manera de percibir aquellos que haces. El “cómo” siempre es más importante que el “qué”. Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Concede toda tu atención a lo que cada momento ponga a tu

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disposición para que aproveches el instante. En cuanto honras el momento presente, toda infelicidad y esfuerzo se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría y suavidad. Si tus actos surgen de la conciencia del momento presente, cualquier cosa que hagas quedará impregnada de calidad, cuidado y amor, estará lista para que esa acción se transforme en una coartada de la dicha.

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CAPÍTULO 10 EL PODER DEL AHORA Y LAS RELACIONES ILUMINADAS

Sólo el amor entre un hombre y una mujer puede darnos acceso a la verdadera iluminación, aunque para ello las dos personas deben abandonar las ataduras que los ligan al tiempo psicológico y dejarse llevar por los encantos y las armonías del ahora. La mayoría de la gente busca placeres físicos y diversas formas de gratificaciones psicológicas porque creen que con eso lograrán ser felices o los liberará del miedo o del sentimiento de carencia. Puede que para ellos la felicidad consista en una sensación de plenitud derivada del placer físico, o en ajustar y confirmar su identidad mediante algún tipo de gratificación psicológica. Pero de lo que estamos hablando en estos casos es de una búsqueda de la salvación partiendo de un estado de insatisfacción o de carencia. La satisfacción que alcanza a obtenerse de este modo es irremediablemente breve, de modo que el estado de satisfacción o plenitud vuelve a proyectarse otra vez a un punto imaginario del porvenir, lejos del aquí y del ahora.

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“Cuando obtenga eso o esté libre de aquello, al fin me sentiré bien”, parece ser la frase de cabecera que martillea en la gente. Pero esta situación, lejos de ser el camino hacia la felicidad, es el marco mental inconsciente que propicia la ilusión de salvación en el futuro. Pero la verdadera salvación es plenitud, paz, vivir la vida al máximo. No consiste en sacrificarse en pos de un futuro venturoso y placentero. Pero la plenitud no es algo que se siente como una experiencia pasajera, sino que debe ser vivida como una presencia permanente. La verdadera salvación es conocerte como parte inseparable de la vida informe y atemporal de la que todo lo existente deriva su ser. Es un estado de libertad que te aleja del miedo y la frustración. Un estado que te libera del pensamiento compulsivo, de la negatividad, de toda necesidad de apego y, sobre todo, de la necesidad psicológica del pasado y del futuro. Tu mente te está dictando al oído que desde donde estás situado no puedes alcanzar ese anhelado estado. Antes debe ocurrir algo, debes cambiar y convertirte en otra cosa para sentirte libre y realizado. En efecto, la mente afirma que necesitas tiempo, que necesitas encontrar, clasificar, hacer, alcanzar, adquirir, negociar, someter, para poder llegar a ser libre y completo. Consideras

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el tiempo como un medio hacia la salvación, cuando en realidad es el gran obstáculo que se alza entre tú y la dicha y la conciencia de plenitud. Piensas que no puedes llegar a la iluminación porque no estás preparado, pero la verdad es que el aquí y el ahora es el único punto desde el que puedes llegar. Es el momento de recordar aquí un breve relato de Franz Kafka:

Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta al guardián y le pide que le deje entrar. Pero el guardián contesta que de momento no puede dejarlo pasar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde se lo permitirá. —Es posible —contesta el guardián—, pero ahora no. La puerta de la ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se hace a un lado, el campesino se inclina para atisbar el interior. El guardián lo ve, se ríe y le dice: —Si tantas ganas tienes… intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda que soy poderoso. Y

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sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón hay otros tantos guardianes, cada uno más poderoso que el anterior. Ya el tercer guardián es tan terrible que no puedo soportar su vista. El

campesino

no

había

imaginado

tales

dificultades; pero el imponente aspecto del guardián, con su pelliza, su nariz grande y aguileña, su larga barba de tártaro, rala y negra, le convencen de que es mejor que espere. El guardián le da un banquito y le permite sentarse a un lado de la puerta. Allí espera días y años. Intenta entrar un sinfín de veces y suplica sin cesar al guardián. Con frecuencia, el guardián mantiene con él breves conversaciones, le hace preguntas sobre su país y sobre

muchas

otras

cosas;

pero

son

preguntas

indiferentes, como las de los grandes señores, y al final siempre le dice que todavía no puede dejarlo entrar. El campesino, que ha llevado consigo muchas cosas para el viaje, lo ofrece todo, incluso lo más valioso, para sobornar al guardián. Éste acepta los obsequios, pero le dice:

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—Lo acepto para que no pienses que has omitido algún esfuerzo. Durante largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la ley. Maldice su mala suerte, durante los primeros años abiertamente y en voz alta; más tarde, a medida que envejece, sólo entre murmullos. Se vuelve como un niño, y como en su larga contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, ruega a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente su vista se debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz o si sólo le engañan sus ojos. Pero en medio de la oscuridad distingue un resplandor, que brota inextinguible de la puerta de la ley. Ya le queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte endurece su cuerpo. El

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guardián tiene que agacharse mucho para hablar con él, porque la diferencia de estatura entre ambos ha aumentado con el tiempo. —¿Qué quieres ahora? —pregunta el guardián—. Eres insaciable. —Todos se esfuerzan por llegar a la ley —dice el hombre—; ¿cómo se explica, pues, que durante tantos años sólo yo intentara entrar? El guardián comprende que el hombre va a morir y, para asegurarse de que oye sus palabras, le dice al oído con voz atronadora: —Nadie podía intentarlo, porque esta puerta estaba reservada solamente para ti. Ahora voy a cerrarla.

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El amor y el odio

Si no consigues vivir en la profundidad del presente, todas las relaciones, especialmente las relaciones íntimas, a corto o a largo plazo, acabarán en un rotundo fracaso. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás “enamorado”, pero esa aparente perfección se va tambaleando a medida que van produciéndose discusiones,

conflictos,

insatisfacciones

y

violencia

física

o

emocional… en fin, momentos de tensión que van incrementando su frecuencia con el paso del tiempo. Parece que buena parte de las relaciones amorosas pasan a convertirse con el tiempo en relaciones de amor/odio. En ellas, el amor puede dar lugar súbitamente a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad, o a la total ausencia de afecto. Es normal en nuestra sociedad dominada por los miedos y las debilidades que una relación pase en poco tiempo del amor al odio, del placer al dolor, de la dicha a la infelicidad. Es bastante frecuente que las parejas se vuelvan adictas a estos ciclos. La carga dramática hace que los miembros de la pareja se sientan vivos, al creerse dominados por las grandes pasiones. Pero cuando se pierde el equilibrio entre lo positivo y lo negativo, y los

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ciclos destructivos se presentan con mayor frecuencia e intensidad — algo que termina ocurriendo más temprano que tarde— la relación no tarda en colapsar. Puede parecer que todo estaría bien y la relación florecería estupendamente si lograras eliminar los calamitosos ciclos negativos o destructivos;

pero

eso

es

imposible.

Las

polaridades

son

interdependientes. No se puede tener una sin la otra. Lo positivo ya contiene en sí la semilla de lo negativo. Ambos son, de hecho, aspectos de la misma disfunción. Aquí estoy hablando de lo que suele conocerse como relaciones románticas; no del verdadero amor, que no tiene opuesto porque surge de más allá de la mente. El amor, como estado continuo, aún es raro y escaso. No obstante, puede haber breves y elusivos chispazos de amor cuando se producen discontinuidades en la corriente mental. Resulta más sencillo reconocer como disfuncional la fase negativa de una relación que la positiva. Y también es más fácil que achaques los problemas de la relación a tu compañera o compañero que a ti mismo. Los problemas de funcionamiento pueden manifestarse

de

distinta

manera:

posesión,

celos,

control,

resentimiento, necesidad de tener razón, intolerancia, egoísmo,

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narcisismo, manipulación, tendencia a discutir, criticar, juzgar, culpar, ataques de ira furibunda o maltrato físico o psicológico. En cuanto al aspecto positivo, estás “enamorado” de alguien y al principio es un estado muy satisfactorio y placentero. Te sientes inmensamente vivo y tu existencia adquiere repentinamente trascendencia porque alguien te necesita, te quiere y haces que te sientas especial. Cuando estáis juntos os sentís completos. El sentimiento puede llegar a alcanzar tal grado de intensidad que el resto del mundo puede parecer insignificante. No obstante, quizá te hayas percatado de que esa intensidad tiene un fuerte componente de necesidad y apego. Te vuelves adicto a la otra persona. Actúa sobre ti como una droga. Cuando la droga está disponible te sientes bien, pero la posibilidad o la simple idea de que esa persona pueda abandonarte desencadena en ti celos, posesión, intentos de manipulación mediante chantaje emocional, culpas y acusaciones; en resumen, miedo a la pérdida. Si la otra persona te abandona, ese hecho puede desencadenar una gran hostilidad o pena y puede conducirte a la más honda desesperación. La ternura amorosa puede transformarse en una agresividad salvaje o en un dolor sin límites. Y en tal caso, ¿adónde ha ido el amor? ¿Puede el amor

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transformarse instantáneamente en su opuesto? ¿Fue el amor lo que hubo en un principio o sólo fue un apego adictivo? La razón por la que nos hacemos adictos a otra persona y que hace que la relación romántica amorosa se vuelva una forma tan intensa de experiencia se vincula con el hecho de que parece ofrecernos la liberación de un estado hondamente arraigado de miedo, necesidad, carencia e incompletud, que es parte de la condición humana en su aspecto más rudimentario. Ese estado tiene una dimensión física y una dimensión psicológica. A nivel físico, es evidente que no estarás completo ni lo estarás nunca: eres hombre o mujer, la mitad de una totalidad y un fuerte anhelo vital consiste en la búsqueda de la totalidad. El anhelo de totalidad a ese nivel —el deseo de retornar a la unidad— se manifiesta como la atracción entre los sexos. Es un impulso casi irresistible de unión con la energía polar opuesta. La raíz de ese impulso físico es espiritual: el anhelo a acabar con la dualidad, de volver al estado de unidad. La unión sexual es el máximo grado que puedes alcanzar a nivel físico. Es la experiencia más satisfactoria en ese nivel. Pero la unión sexual es sólo un vislumbre pasajero de la totalidad, un breve instante de la dicha. Por eso, mientras se siga buscando como único

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medio de salvación, se estará buscando el fin de la dualidad en el nivel de la forma, donde no puede hallarse. A nivel psicológico, la sensación de carencia o de sentirse incompleto es aún mayor que a nivel físico. Mientras que estés identificado con la mente, tu sentido de identidad tendrá como espacio de manifestación un punto externo a ti. En otras palabras: intentas encontrar tu identidad reflejada en cosas que están fuera de ti y en última instancia no tiene nada que ver con quien eres: tu posición social, la apariencia externa, éxitos y fracasos, la fortuna. Ese falso yo que ha fabricado la mente, es decir, el ego, se siente vulnerable inseguro y siempre está buscando algo nuevo con lo cual identificarse para sentir que está vivo y tiene valor. Pero nada de lo que encuentra acaba siendo suficiente para darle una satisfacción duradera. Sus miedos persisten: su sensación de carencia y necesidad también. Es cuando surge esa relación especial. Parece ser la respuesta a todos los problemas del ego y el medio para satisfacer todas sus necesidades. Al menos así parecen presentarse los hechos en un principio. Las cosas de las que antes extraías tu sentido de identidad se convierten en objetos insignificantes. Ahora has obtenido un centro de interés que sustituye a todos los demás, da sentido a tu vida y te

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permite confirmar tu identidad: todo eso lo tienes en la persona de la que te has enamorado. Ya no eres un fragmento desconectado flotando en un universo desamparado. Ahora tu mundo tiene un centro y un polo de atracción: el ser amado. Que el centro continúe estando fuera de ti y que tu sentido de identidad surja de algo externo no parece importar mucho al principio. Lo importante es que los sentimientos latentes de miedo, carencia e insatisfacción, tan característicos del ego, ya no están presentes. ¿O quizá sí? ¿Se han disuelto o siguen existiendo debajo de la felicidad superficial? Si en tus relaciones amorosas experimentas un sentimiento de amor acompañado de emociones que evidencian todo lo contrario, es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu pareja un momento y atacarle casi de inmediato. El verdadero amor no viene acompañado de emociones opuestas de igual intensidad. Si tu amor tiene un opuesto, pues entonces no es amor, sino más bien la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona puede cubrir temporalmente. Esto no es otra cosa que el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve lapso puede aparecer

142

a los ojos de las personas como una verdadera salvación, aunque no sea más que un espejismo engañoso y lleno de peligros. Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar como para satisfacer a todas tus demandas, o mejor dicho, las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte inseparable del ego y que habían quedado encubiertos por la relación amorosa, retornan a la superficie. Como en cualquier otra adicción, pasas buenos

momentos

cuando

la

droga

está

disponible,

pero

irremediablemente llega un momento en el que ya no te surte efecto. Cuando los sentimientos dolorosos reaparecen, los sientes con mayor intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que la fuente del dolor está fuera de ti, en tu pareja. Esto te lleva a proyectar la insatisfacción fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor. Asimismo, tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, la cual es muy probable que contraataque. Y lo que era un espacio de dicha se transforma en un campo de batalla. Llegados a ese punto, el ego, dominador absoluto de todas tus conductas, continúa esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para amedrentar y generar un cambio en tu pareja, de modo que la pobre pueda servir de tapadera del dolor.

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Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a enfrentarse al propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones construidas de acuerdo con un patrón adictivo, cuando llegan a su fin los primeros momentos de euforia. Pero debes tomar conciencia de que las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca. Esta es la sencilla razón por la cual la mayor parte de la gente siempre está intentando escapar de la densidad y la espesura del momento presente para buscar la salvación en un futuro que no deja de ser ilusorio. Si focalizaran su atención en el ahora, lo primero que hallarían sería su propio dolor, y eso es lo que más temen. ¡Si supieran lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión! ¡Si supieran lo cerca que están de su propia realidad y del camino para alcanzar la felicidad plena!

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La solución a todo esto es pasar de las relaciones adictivas a las relaciones iluminadas. El amor es un estado del ser, no está fuera, sino dentro de ti. Nunca puedes perderlo y no depende de otro cuerpo ni de otra forma externa. En la quietud de tu presencia puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal: es la vida no manifestada que anima tu forma física. Es cuando puedes sentir la misma vida en lo más profundo de los demás seres humanos. Debes aprender que el amor no es selectivo. No hace a una persona especial, ni tampoco es exclusivo. No obstante, la intensidad con la que se vive el verdadero amor puede variar. Puede haber una persona que te refleje el amor más claramente y con más intensidad que las demás, y si esa persona siente lo mismo hacia ti, se puede decir que estás unido en una relación de amor con ella. El vínculo que te conecta con esa persona es semejante al vínculo que te vuelve parte integrante del mundo. Lo único que varía es el grado de intensidad. Tu amor ya no tiene origen en la carencia, sino que nace de la plenitud y de tu sensación de armonía con lo que está fuera de ti. La verdadera comunicación es comunión: la realización de la unidad, que es amor. Pero en cuanto regresa la mente a dominar tu vida, vuelves a identificarte con ella y dejas de ser tú mismo, vuelves a jugar los

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juegos de engaño y decepción y pasas a representar los viejos roles que satisfacen las necesidades de tu ego vulnerable. Por esa razón, el verdadero amor no puede florecer en ti a menos que logres liberarte de la identificación mental y que tu presencia se encuentre lo bastante fortalecida como para haber disuelto el cuerpo-dolor. Si tu pareja sigue identificada con la mente y el cuerpo-dolor mientras que tú ya te has liberado, esto representa un verdadero desafío, no tanto para ti sino para tu pareja. No es sencillo vivir con una persona iluminada o, más bien, es tan fácil que el ego se siente amenazado. Recuerda que el ego necesita problemas, conflictos, disputas, rivalidades, para fortalecer el estado de amenaza al abandono del cual se nutre para identificarse. La mente de tu pareja no iluminada se sentirá muy frustrada porque no te resistes a sus posiciones mentales fijas, lo que significa que se irán debilitando y temblarán, e incluso existe el peligro de que se derrumben, produciendo una pérdida de identidad. El cuerpo-dolor se alimenta del conflicto y no lo está obteniendo. Pero debes tener cuidado: algunas personas insensibles, retraídas, carentes de respuestas y alejadas de los buenos sentimientos

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se creen que están iluminadas y pretender convencer de ello a los demás. Los hombres suelen hacer esto más que las mujeres y suelen achacarles a sus parejas un comportamiento demasiado irracional. Pero si puedes sentir tus emociones, recupera la confianza porque no estás tan lejos del radiante cuerpo interno, que emana de ellas. Si una persona no emana amor y alegría, presencia completa y apertura a todos los seres es que no está iluminada. Y será imposible establecer una relación iluminada con ella. Por ejemplo, para una mujer, estar con un hombre retraído, que vive dominado por los dictados de la cabeza, puede ser todo un desafío. La mujer se sentirá irritada cuando sienta que el hombre no la escucha ni hace un esfuerzo por comprenderla debido a su falta de presencia. La carencia de verdadero amor en la relación, que suele ser sentida más por la mujer que por el hombre, activará el cuerpo-dolor de la mujer y entonces ella atacará a su pareja, lo criticará y mantendrá hacia él una amenazante actitud hostil. En consecuencia, la reacción de la mujer se vuelve un desafío y una amenaza para el hombre, que responderá subiendo la apuesta de la hostilidad. Se atrincherará aún más en sus rígidas posturas mentales, justificándose, defendiéndose y contraatacando.

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Finalmente esto activará con fuerza el cuerpo-dolor del hombre y el lecho de amor se transformará en un gélido terreno de disputas. Volvamos a examinar brevemente el escenario descrito hasta ahora. Cada uno de los desafíos que se han presentado ante los miembros de la pareja constituye en realidad una oportunidad de salvación diferente. En cada fase del proceso disfuncional de la pareja germina la posibilidad de liberarse de estas conductas perjudiciales. Por ejemplo, la hostilidad de la mujer podría ser tomada por el hombre como una clara señal que le ayudase a abandonar su estado de identificación con la mente, despertar al ahora y sumergirse en el presente, en lugar de identificarse aún más con su mente y volverse más y más inconsciente. Asimismo, en lugar de “ser” el cuerpo-dolor, la mujer podría ser la conocedora que observa el dolor emocional en sí misma, accediendo al poder del ahora e iniciando el proceso de transmutación. Así, dejaría de proyectar el dolor de manera compulsiva y automática. Y podría expresar sus sentimientos a su compañero, en lugar de devolverle hostilidad. Si la mujer pierde esa oportunidad, el hombre podría observar su reacción mental-emocional a su propio dolor y su actitud defensiva, en lugar de ser la reacción. Podría entonces observar la activación de

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su cuerpo-dolor, asignándole así una conciencia a sus emociones. De este modo se crearía un espacio claro y sereno de conciencia pura: el conocedor, el testigo silencioso, el observador. Esta conciencia no niega el dolor, y sin embargo está más allá de él. Permite que la pena sea y al mismo tiempo la transmuta. Lo acepta todo, pero también lo transforma todo. Así se abriría una puerta que permitiría a la mujer unirse al hombre en ese espacio. Si te mantienes continuamente presente en tus relaciones, plantearás el mayor de los desafíos para tu pareja, que no podrá soportar tu presencia durante mucho tiempo y seguir siendo inconsciente. Si está preparada, atravesará la puerta que le has abierto y se unirá a ti en ese estado. Si no lo está, os separaréis como el agua y el aceite. La luz es demasiado dolorosa para quien quiere seguir viviendo en la oscuridad.

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CONCLUSIÓN EL SECRETO DE LA VIDA

Debes rellenar el espacio de la pizarra de tu vida con todo aquello que deseas. Si lo has rellenado con el pesado equipaje del pasado, ese oscuro lastre que te impide avanzar, haz una limpieza. Borra de tu mente todos aquellos recuerdos que no te sirven y da las gracias porque los caminos de la vida ten han conducido al preciso sitio donde te encuentras ahora, un excelente punto de partida para un nuevo comienzo. Porque hay momentos en la vida en que debes reinventarte a ti mismo. Quédate entonces con una pizarra en blanco y empieza de nuevo aquí y ahora. ¡Descubre tu felicidad, vívela y apura de ella hasta la última gota! Es muy difícil llegar a este punto, porque has sido educado en la idea de que había algo que se suponía que debías hacer y que si no lo hacías, Dios no estaría contento contigo. Pero debes comprender que tu meta primordial es sentir y alcanzar la ,felicidad y comenzar a hacer sólo aquellas cosas que te aportan felicidad. Es de este modo, buscando la felicidad en todos los rincones de tu vida, que podrás

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reconciliarte con Dios, quien estará contento contigo, sólo cuando tú lo estés. Haz las cosas que te gustan y que te hacen sentir feliz. Si no sabes qué te hace feliz, plantéate la pregunta: “¿Qué es lo que me hace feliz?”. Cuando lo descubras comprométete con ello, con la felicidad, la Ley de Atracción te lanzará una lluvia de cosas buenas, personas, circunstancias, acontecimientos y oportunidades en tu vida porque estarás irradiando felicidad. Y debes comprender que la felicidad interior es lo que en realidad alimenta el éxito. Sé feliz ahora. Siéntete feliz ahora. Esto es lo único que has de hacer. Cuando persigues tu dicha vives en un espacio constante de felicidad y te abres a la abundancia del Universo. Recuperas el entusiasmo por compartir la vida y la dicha con los seres que más quieres y tu entusiasmo y pasión se expande como una llamarada en la paja seca del verano. El gozo de vivir se vuelve contagioso. Todas las cosas por las que has pasado, todos los momentos de tu vida, han debido de prepararte para este momento. Imagina lo que puedes hacer a partir de ahora con todo lo que sabes. Ahora entiendes a ciencia cierta que eres el cabal creador de tu destino. ¡Nadie más

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puede bailar tu baile! ¡Nadie puede cantar tu canción! ¡Nadie puede escribir tu historia! ¡Lo que eres y lo que haces empieza ahora! Estoy convencido que eres extraordinario, que hay algo espléndido en ti. No importa lo que te haya pasado en la vida. No importa la edad que tengas. En el momento en que empiezas a “pensar apropiadamente”, ese algo que está en tu interior, ese poder interior que es más grande que el mundo, empezará a emerger. Oirás el ruido de cadenas rotas que caen a tus pies y verás al futuro alejarse del pasado que te atenaza con miedos, con rencores, con debilidades. Una fuerza interior se apoderará de tu vida, te alimentará, arropará, guiará y protegerá. Te dirigirá y sostendrá tu existencia. La tierra cambia su órbita por ti, a causa de la nueva fuerza que guía tu destino. Todas las cosas bellas que ves, todas las maravillas que experimentas, bailan a tu alrededor para darte dicha y felicidad. Están por ti, para ti, porque has aprendido a atraerlas a tu vida, porque has logrado erigirte en el amo de tu propio Universo, el centro de tu vida, el principio y el motor de tu felicidad.

Has de rellenar el espacio en blanco de la pizarra de tu vida con todo aquello que más desees. Lo único que debes hacer es sentir el

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poder del ahora. Concebir el presente como el progenitor de tu propio futuro. Porque el futuro está en tus manos y de ti depende. Cuanto más utilices tu poder interior, más poder atraerás hacia ti. El ahora siempre es el mejor momento para aceptar tu magnificencia. Y nunca es tarde cuando emprendes el camino. Sólo andando llegarás a una era gloriosa. Sólo es cuestión de abandonar tus pensamientos limitantes, para experimentar la verdadera magnificencia de la humanidad que confluye en tu propia vida. El futuro es hoy. Por eso haz lo que te gusta. Así cuando te comprometas con tu felicidad, atraerás una avalancha de cosas buenas porque estarás irradiando felicidad. Ahora que has descubierto el secreto, lo que hagas con él es cosa tuya. Todo lo que hagas será correcto porque tuyo es el poder. Y en el futuro no hay lugar para débiles.

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