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[8] IV.t. 'A7te.X(XAÚ
3. Cf. Hb 3, 12. 7. Cf. Sal 105, 3; 14, 2; Hch 10, 35; Hb 11, 33. 10. Cf. Nm 11, 26.
2. ~1: crbl
El Pastor de Hermas,
Vis II, 3, 1-4, 2
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·no que los olvidaste y te enredaste en tus perversas actividades.
~~ Sin embargo, te salva el no haber apostatado del Dios vivo,
t~ sencillez y tu gran moderación. Esto te ha salvado si perseveras. y salva a todos lo_s que practican tales cosas y caminan en inoce~cia y sencillez. Estos vencerán toda maldad y permanecerán para la vida eterna. 3. Bienaventurados los que obran la justicia. No perecerán para siempre. 4. Dirás a Máximo 58 : He aquí que viene la tribulación 59 • Si te parece, vuelve a negar. Cerca está el Señor para los que se convierten como está escrito en Eldad y Modat 60 que profetizaron al pueblo en el desierto».
Nuevas vtszones
[8] IV.l. Cuando dormía, hermanos, recibí una revelación de un joven hermosísimo que me decía: «¿Quién crees que es la anciana de la que recibiste el libro?». Respondo: cLa Sibila» 61 • «Estás equivocado -dice-; no es». Pregunto: «¿Quién es?». Responde: «La Iglesia». Le dije: «¿Por qué se me apareció anciana?». Dice: «Porque fue creada la primera entre todas las cosas 62 • Por ello es anciana, y para ella fue dispuesta el cosmos 63 ». 2. Después de esto tuve una visión en mi casa. Vino la anciana y me
58. No sabemos de quién se trata. 59. Cf. Vis 11, 2, 7 (6, 7), n. 53. 60. Cf. Nm 11, 26. Para este ap6crifo de Eldad y Modat, cf. A. M. DENIS, lntroduction aux Pseudépigraphes grecs d'Ancien Testament, Leiden 1970, 142-145. Hay quien piensa que el texto citado en 1 Clem 23, 4 y 2 Clem 11, 2-3 pertenecería a este ap6crifo: cf. Clemente de Roma. Carta a los corintios. Homilía anónima (Secunda Clementis), FuPat 4, Madrid 1994, 103, n. 102. 61. La respuesta de Hermas no debe extrañar pues, aunque las sibilas eran de origen pagano-oriental, «primero los judíos y después los cristianos adoptaron este género de literatura pagana para fines propagandísticos de su respectiva religión. Por medio de esta literatura, labios paganos venían a confirmar el monoteísmo, denunciaban la corrupción de costumbres y amenazaban calamidades contra los pueblos opresores del judaísmo y del cristianismo•: A. DÍEZ MACHO, Apócrifos del Antiguo Testamento. L· Introducción general, Madrid 1984, 221. 62. Parece que Hermas atribuye a la Iglesia lo que el libro de los Proverbios afirma de la Sabiduría: "Yahveh me creó primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas•: Pr 8, 22. Cf. también Si 1, 4. El pasaje bíblico fue ampliamente usado en la reflexión trinitaria y cristológica: cf. J. J. AYÁN, Antropología de san Justino, Santiago de Compostela 1988, 55-56. Para el tema de la Iglesia preexistente, cf. introducción, p." 30-31. 63. Cf. Vis I, 1, 6 (1, 6), n. 14.
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1t0t¡Li¡Y,
8, 2-3
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El Pastor de Hermas, Vis II, 4, 2-3
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eguntÓ si había entregado ya el libro a los presbíteros. Le dije p:e no se lo había dado. Dice: «Has hecho bien pues tengo que ~adir palabras. Así pues, cuando haya completado todas las palabras tÚ lo darás a conocer a todos los elegidos. 3. Por tanto, escribirás dos copias y enviarás una a Clemente 64 y otra a Grapta 65. De esa forma, Clemente la enviará a las demás ciudades, pues a él le está encomendado. En cambio, Grapta advertirá a las viudas y a los huérfanos. Tú lo leerás en esta ciudad en presencia de los presbíteros que están al frente de la Iglesia,. 66 •
64. Puede tratarse de Clemente de Roma. Sin embargo, no se puede excluir con certeza el que se trate de una antedatación, procedimiento muy característico del género literario. Cf. introducción, p. 18-19. 65. No es posible determinar quién es Grapta, aunque no han faltado las hipótesis: cf. N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 108-109. 66. Este pasaje lo cita Orígenes en De principiis IV, 2, 4. Cf. también Vis II, 2, 6 (6, 6); Vis III, 9, 7 (17, 7).
[9] 1.1. f¡v e.t8ov, <Xoe.Ácpoí, 'tOLCXÚ't'T). 2.
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Bodmer. 6. xov8p(~eL>: xpoví~eL, Bodmer. 1 t. Wittaker, Joly, Bodmer. 12. 8Le-r0téli¡.n¡v: ~'1" Bodmer. 16. lrev6¡.r.'JV: lrevil9"tJv Bodmer.
2.
'tOLOIÚn¡: 'tOLOIÚ't"ljV 'tLVOI
auve~i¡c¡aa01: au~LaOt
VISIÓN TERCERA
Visión de la torre en construcción [9] 1.1. La visi6n que tuve, hermanos, fue así. 2. Después de ayunar muchas veces y suplicar al Señor que me mostrase la revelaci6n que me había prometido por medio de aquella anciana, por la noche vi a la anciana 67, y me dijo: «Puesto que estás tan necesitado y eres tan diligente en conocer todo, ve al campo donde tienes sembrado grano 68 , y hacia la hora quinta 69 me apareceré a ti y te mostraré lo que necesitas ver». 3. Le pregunté: «Señora, ¿en qué lugar del campo?». Me responde: «Donde quieras». Elegí un lugar hermoso y apartado. Y antes de que le hablase y le dijera el lugar, me dice: «Iré allí donde quieres>>. 4. Así pues, hermanos, salí para el campo 70, calculé las horas y llegué al lugar donde le encargué que fuese; y veo colocado un banco de marfil 71 ; sobre el banco había un almohad6n de lino y, encima, extendido, un lienzo 72 de fina gasa de lino. 5. Al ver colocadas estas cosas y que no había nadie, me quedé estupefacto, se apoder6 de mí como un temblor y se me pusieron los pelos de punta.
67. Hasta ahora, las visiones eran inesperadas. Ahora ya son fruto del ayuno y de la oraci6n de Hermas. El hecho era frecuente tanto en la apocalíptica judía {cf. 4 Esdras 5, 13-14) como en la pagana (cf. FESTUGIERE, La Révélation d'Hermes Trismégiste, I, Paris 3 1950, 56-58). 68. E. Peterson considera este campo como símbolo escatol6gico: «Hermas wird durch den Geist also nicht nur in das zur Ebene gewordene heilige Land gefühn, sondern auch auf den arp6~, d. h. in das Paradies, das in der letzten Zeit bei Jerusalem erscheint und in dem der Neubau von Sion sich unter der Gestalt der Baues eines bis zum Himmel reichenden Turmes vollziehb: Die Be· gegnung mit dem Ungeheuer. Hermas, Visio IV, en Frühkirche, judentum und Gnosis, Rom-Freiburg-Wien 1959, 292. En cambio, S. Giet no cree que el campo tenga carácter simb6lico: cf. Hermas et les Pasteurs, Paris 1963, 15-16 n. 3. 69. Las once de la mañana. 70. Cf. 4 Esdras 9, 26. 71. Cf. supra, n. 23. 72. ~u¡LcJ¡tAL0\1 (banco), xtp~LxiÍpLOII (almohad6n) y A.tvno11 (lienzo) son latinismos: Cf. A. HILHORST, Sémitismes et latinismes dans le Pasteur, Nijmegen 1976, 165-168.
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71:0Lf.Li¡Y,
9, S-10, 2
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[10] 11.1. T(, q>Tj¡tt, ún:T¡vtyxcxv; "Axou&, q>T¡o-(v·
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5. f.LOII: om. Wittaker, jo/y. 8. 1iucaLoaúvt¡¡;: 'L'L add. Bodmer. 'L'L: om. Bodmer. 14. IXA.A': om. Bodmer. 19. f.L~!vov: lf.Lf.Ldvov Bodmer. xa0Llj: xaO(a~L' Jo/y. 22. T(, qi'ljf.LÍ, Ú7tT¡Y~'flUIY; I..L1w atli'L'fi· x11piat, 1\0~ov ')"\\WYIXL 'L'( ún:T¡v~TXOtY Bodmer. 23. !'~leí).~: om. Bodmer. 27. lMivoL: om. Bodmer. 28. aU... ~r: aó lit xann:LOII~i'' ]oly, d 1ii xann:dl'll
Bodmer.
El Pastor de Hermas, Vis III, 1, 5-2, 2
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Al estar allí sólo, me invadió una especie de terror. Volví en mí, recordé la gloria de Dios, cogí ánimo y, de rodillas, de nuevo confesé al Señor mis pecados tal como ya había hecho antes. 6. Ella vino con seis jóvenes a los que ya había visto antes 73 , se puso a mi lado y me oyó orar y confesar al Señor mis pecados. Me tocó y me dijo: «Hermas, deja de suplicar constantemente por tus pecados. Implora también por la justicia para hacer partÍcipe de ella a tu familia». 7. Me levanta de la mano, me conduce al banco y dice a los jóvenes: «Id y edificad». 8. U na vez que los jóvenes se alejaron y nos quedamos solos, me dice: «Siéntate aquÍ». Le digo: «Señora, deja que los presbÍteros se sienten primero». Dice: «Haz lo que te digo; siéntate». 9. Como me quise sentar a la derecha, no me lo permitió, sino que me hizo una señal con la mano para que me sentase a la izquierda. Estando, pues, pensativo y triste porque no me había dejado sentarme a la derecha, me dice: «Hermas, ¿estás triste? El lugar de la derecha es de otros, de los que ya han agradado a Dios y han sufrido a causa del Nombre 74 • A ti te falta mucho para sentarte con ellos. Pero persevera en la sencillez, como ya lo haces, y te sentarás con ellos, así como los que practiquen las obras de aquéllos y soporten lo que aquéllos han soportado». [10] 11.1. «¿Qué han soportado?,. -pregunto. «Escucha -me responde-: latigazos, cárceles, grandes tribulaciones, crucifixiones, fieras, a causa del Nombre. Por esto, el lado derecho del santuario 75 es de aquéllos y del que padezca por causa del Nombre. El lado izquierdo es de los demás. Pero de ambos, de los sentados a la derecha y a la izquierda, son los mismos dones y las mismas promesas. Sin embargo, sólo aquéllos se sientan a la derecha y tienen una cierta gloria. 2. Tú estás ansioso por sentar-
73. Cf. Vis 1, 4, 1 (4, 1}. 74. Para su sentido cristológico, cf. J. DANIÉLOU, Théologie du JudéoCbristianisme, Paris 21991, 244-245. Cf. Vis III, 3, 5 (11, 5}; Vis IV, 2, 4 (23, 4}; Comp VIII, 6, 2. 4 (72, 2. 4}; Comp VIII, 10, 3 (76, 3}; Comp IX, 12, 8 (89, 8}; Comp IX, 14, 3. 5. 6 (91, 3. 5. 6}; Comp IX, 15, 2 (92, 2}; Comp IX, 16, 3. 5. 7 (93, 3. 5. 7}; Comp IX, 18, 5 (95, 5}; Comp IX, 19, 2 (96, 2}; Comp IX, 28, 3. 5. 6 (105, 3. 5. 6}; IGNACIO DE ANTIOQUIA,.A los efesios 1, 1; 3, 1; 7, 1; 20, 2; ID., A los filadelfios 10, l. Para el padecimiento a causa del Señor o del Nombre o de la Ley (- Hijo de Dios}: cf. Vis III, 5, 2 (13, 2}; Comp VIII, 3, 6 (69, 6}; Comp IX, 28, 2 (105, 2). 75. Alusión al santuario celeste. N. Brox prefiere entender cirlaa¡¿at como altar: cf. Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 116.
1tOL(.LT)II,
86
5
10
15
10, 2-9
&Hclt 'tOt óaupi¡¡Lcx'tCÍ aou 1toAACÍ • xcx9cxpta9i¡a~ 8t á:1tó 'tWV úa.Ep'l)fl.cX'tWV aou· xcxt 1távn¡; 8t o{ ¡Li¡ 8t~uxoüv.Et; xcx9cxpta9i¡aov.cxt á:'ltO 'ltcXV'tWV 'tWV cX¡L<Xp't'fi¡LcX'tWV dt; 't<XÚ't'fiV 'ti¡v ~¡Ltpcxv. 3. 't<XÜ't<X Er1tcxacx 1j9EAEV á:1t&A9dv· 'ltEawv 8t cxu't'iít; 1tpot; 'tOUt; 1tÓ8cxt; i¡pW't'fiG<X cxu'ti¡v X<X'tOt 'tOÜ xup(ou, tvcx ¡LOt E1tL8&(rn E'ltTJTIELA<X'tO op<X¡LCX. 4. T¡ 8i 1tCÍALV t'ltEACÍ~E'tÓ ¡Lou 't'iít; xupot; xcxt ly&(pu !LE xcxt xcx9E~u l1ti. au¡L~ÉAtov te &Úwvú¡Lwv· lxcx9i~E'to 8i xcxt cxú•i¡ lx ~>&etwv. xcxt E1tCÍpcxacx pci~8ov 'ttvclt A<X¡L1tpcltv At')'EL ¡LOL · BAt'ltELt; ¡LÉycx 1tp&y¡Lcx. A.iyw cxu.qj· Kup(cx, ou8tv ~ÁÉ'Itc..>. At"(EL ¡LOt. I:ú, l8oú, oux Óp~t; X<X'ttV<XV'tL aou 1tÚpyov ¡LÉycxv oixo8o¡LOÚ¡LEVOV E1ti. ó8ci"twv A.í9ott; 'tE'tpcxywvott; A<X¡L1tpo'Lt;; 5. lv 'tE'tp<X"(WVCf> 8& ~xo8o¡LEL'tO ó 'ltÚpyot; Ó1to 'tWV ~ VE<XVLGXWV 'tWV tATJAU6Ó'tWV ¡LE't' <XU't'iít;' !AA<Xt 8t ¡LUptcX8Et; á:v8pwv 1t<XptcpEpov A.í9out;, o{ ¡LtV EX 'tOÜ ~u6oü, o{ 8t EX ñít; riít;, XCXL E1t&8(8ouv •ot¡; ie v&cxv(axot¡;· lx&tvot 8& EACÍ¡L~cxvov xcxt ~xo8ó¡Louv· 6. 'tOUt; ¡LÉV lx 'tOÜ ~u9oü A.ffiout; ÉAxo¡LÉvout; 'ltcXV't<Xt; o6'twt; É'tL9&acxv ELt; 'ti¡v olxo8o¡Li¡v· i¡p¡Loa¡LÉVOL ycltp ~acxv xcxi. auv&cpwvouv .qj á:p¡Lo¡ñ ¡LE'tOt 'tWV É'ttpwv A.ffiwv· xcxi. olhwt; ixoAA.wv.o á:AA.i¡A.ott;, wa.E 'ti¡v á:p¡Loyi¡v cxu•wv ¡LT¡ cpcx(v&a9cxt. tcpcx(vno 8t i¡ olxo8o¡Li¡ "toü 1túpyou Évot; A(6ou ~xo80¡LT)¡LÉVT). 7. 'tOUt; 8t É'ttpout; AL9out; 'tOUt; cpEpO¡LtVOUt; ci1to 't'iít; ~p~t; 'tOUt; ¡LEV á:'ltt~cxAA.ov, 'tOUt; 8& E'tí6ouv dt; 'ti¡v olxo8o¡Li¡v· !iAAout; 8t X<X'tÉXO'It'tOV X<Xt lppt1t'tOV ¡L<XXpcXV á:1to 'tOÜ 1tÚpyou. 8. ~AAOL 8& A.ffim 1toAA.oi. xúxACf> "toü 1tÚpyou lxuv'to, xcxi. oux EXPWV'to au"tott; dt; 'ti¡v olxo8o¡Li¡v· ~acxv ycip 'ttvEt; l( aÓ'tWV i~wptcxxÓ'tEt;, lnpm 8& axta¡Lcltt; lxovnt;, ~AA.ot 8t x&xoA.o~w¡LÉvoL, &Hot 8& AEuxoi. xcxi. a'tpo¡rúAoL, ¡LT¡ á:p¡LÓ~OV'tEt; dt; .T¡v olxo8o¡Li¡v. 9. t~AE1tOV 8t t'tÉpout; A.ffiout; pL1t'tO¡Ltvout; ¡Lcxxpcltv &1to •oü 'ltÚpyou xcxi. ipxofLÉvout; dt; 'ti¡v
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2. 8tcjluxoiiv·u~: 8ml..oq¡uxoiiv·u~ Bodmer. 5. &m8tten: Ú1to8drn Bodmer. 7. lxcx9É,t'to: xcx9É,t'totL Bodmer. 8. 7tpaTiJ.ot.: 7tpliriJ.cx; Gebhardt-Harnack, Wittaker, jo/y. 9. AÉTtL IJ.OL" .Eú: om. Bodmer. 17-18. t:ÍpiJ.o-yT¡v cxu'twv: o!xo8owi¡v Bodmer. 19. <\¡xo8o¡J.7JIJ.ÉIIT): o!xooO¡J.'I")iJ.ÉYou Bodmer. ).(9ou~: om. Bodmer. 21. [ppt7t'tov: l't(8ouv Bodmer.
El Pastor de Hermas, Vis III, 2, 2-9
87
te con los de la derecha, pero tus faltas son muchas. Sin embargo serás purificado de tus faltas. También todos los que no dude~ serán purificados de todos sus pecados para ese día». 3. Después de decir est~, quiso marcharse; caye~~? a sus pies, ~e supliqué por el Senor que me mostrara la VlSIOn que me hab1a prometido. 4. Me cogió ~e ~uevo de la mano,, me levanta y me sienta en el banco, a la 1zqu1erda. Ella se sento a la derecha, levantÓ una vara brillante 76 y me dice: «Ves una gran cosa». Le digo: «Señora, no veo nada». Me dice: «Mira, ¿no ves delante de ti una gran torre 77 que se construye sobre las aguas con brillantes piedras cuadradas?». 5. En un cuadrilátero, la torre era construida por los seis jóvenes que habían venido con ella. Otras miríadas de hombres acarreaban piedras, unos del abismo 78 , otros de la tierra; y se las entregaban a los seis jóvenes. Éstos las cogían y edificaban. 6. Todas las piedras que sacaban del abismo las colocaban tal cual en la construcción, pues eran adecuadas y se ajustaban por la juntura con las otras piedras. Y de tal manera se unían unas a otras que no se veían sus juntas. La construcción de la torre aparecía como si estuviese edificada con una sola piedra. 7. En cuanto a las piedras que llevaban de la tierra, unas las tiraban, y otras las colocaban en la construcción. Pero otras las destruían y arrojaban lejos de la torre. 8. Muchas otras piedras había alrededor de la torre, pero no les servían para la construcción, pues unas estaban carcomidas, otras agrietadas, otras truncadas, y otras eran blancas y redondas: ninguna de ellas era adecuada para la construcción. 9. Veía otras piedras que eran arrojadas lejos de la torre y rodaban hacia el camino, pero no se llegaban
76. Según Lelong, Hermas alude a la vara de Moisés: cf. Le Pasteur d'Hermas, Paris 1912, 30. M. Dibelius afirma que se trata de una vara mágica: cf. Der Hirt des Hermas, Tübingen 1923, 458. E. Peterson ha señalado textos de la literatura mágica pagana donde aparece esta vara: cf. Beitnige zur Interpretation der Visio· nen im Pastor Hermae, en Frühkirche, ]udentum und Gnosis, Rom-Freiburg-Wien 1959, 260. 77. El tema de la torre en construcción se desarrolla también en la Comparación IX. 78. Bu96~ (-abismo) lo usa san Pablo para designar el mar: cf. 2 Co 11, 25. E. Peterson cree que aquí alude al mundo de la muerte: «Der Bu96~ ist die Welt der Verstorbenen•: Die « Taufe» im Acherusischen See, en Frühkirche, ]udentum und Gnosis, Rom-Freiburg-Wien 1959, 328. Pero el contexto lo desaconseja, aunque en Comp. IX, 16 se utiliza abismo para designar el mundo de la muerte. Por su parte, S. Giet (Hermas et les Pasteurs., 118) cree que el abismo alude a la prueba y a la persecución. Para R. Joly, aquí se trata de una simple realidad greográfica: cf. Hermas. Le Pasteur, 105, n. 2.
1t0L¡Li¡Y,
88
10, 9-11, S
óOOv mi fl.~ ¡.tivovt~ lv 't'ij ~. cill« xuA.w¡.tivo~ lx Tij~ 0&\; 1(( U¡v civo8(cxv· É'tÉpout; 8t É1tt 1tüp Ef1.1tL1t'tOV'tOtt; xcxi xcxto¡.tévout;· É'tÉpout; 8t 1tL1t'toV'tcxt; trrut; ú8ci'twv xcxi 11~ 8uvcxf1.Évout; xuA.taOijvcxt dt; 'to ü8wp, XCXL1t&p 9r.A.6V'tWV XUALa&ijVOtL XOtL n.er.rv r.lt; 'tO ~wp. [11] 111.1. ~d~cxaá. fi.OL 'tOtÜ'tOt ~9r.A.r.v cX1tO'tPÉX&LV. AÉyw cxo'tf¡· Kup(cx, 't( fi.OL 6q¡r.Áot; 'tOtÜ'tcx lwpcxx6'tt xcxl 11~ ytvwaxoV'tt, 't( ÉCJ'tLV 'ta 1tpCÍyfi.Ot'tcx; ci1toxpt9r.!aci fi.OL A.éyr.t• llcxvoüpyot; r.t !v9pw1tot;, 90.wv ywwaxuv 'ta 1tr.pi 'tOV 1tÚpyov. Ncxí, q>T)fi.Í, xupícx, tvcx 'tOtt; ci8r.A.q¡ott; civcxrrr.O..w xcxi lA.cxpwnpot yévwV'tcxL xcxi 'tOtÜ'tcx cixoúacxvnt; ytvwaxwaw 10 'tOV xúptov lv 1toAAlj 86~. 2. ~ 8t t!p'l)' 'AxoúaoV'tcxL fi.EV 1toAAo(· cixoúacxvnt; 8é 'tLV&t; OtU'tWV XOtp~aOV'tOtL, 'tLVEt; 8t xAOtÚCJOV'tOtL • cXAÁ& xcxi olhot, Éav cixoúawaw xcxi fl.&'tcxvoT¡awaw, xcxi cx1hoi xcx~OOV'tOtL. &xour. o~v 't&t; 1tcxpcx~oA.&t; 'tOÜ 1tÚpyou· ci1toxcxA.úcjlw ycip aot 1tcXV'tOt. xcxi fi.'I)XÉ'tL fi.OL x61tout; 1tcXP&X& 1t&pi cX1tOXCXAúcjlr.wt;· OtL yap cX1tOXOtAÚcji≪ 15 cxÚ'tOtL 'tÉÁot; lxouow· 1t&1tAT)pWf1.Évcxt ycip daw. ciH' oo 1tcxúa11 cxl'tOÚfi.&VO~ cX1tOXOtAÚcji≪' civcxt8T¡t; ycip r.t. 3. Ó fi.EV 1tÚpyot;, Óv ~AÉ1tr.tt; otxo80f1.0Úfi.&Vov, Éyw r.lfi.L T¡ 'ExxÁ'I)a(cx, T¡ óq¡9r.!aci aot XOtL vüv XOtL 'tO 1tp6npov· 8 &v o~v 9r.A.1¡ant;, É1tr.pw'tcx 1t&pi 'tOÜ 1túpyou, xcxi cX1tOXCXAúcjlw CJOL, LVOt xcxpfjt; fl.&'tcX 'tWV ciylwv. 4. A.éyw cxo'tlj· Kup(cx, 20 É1tr.i !1tcxe &Mv fl.& ~y-l¡aw 'tOÜ 1tCÍV'tcx fi.OL ci1toxcxA.úcjlcxt, ci1toxciA.ucjlov. i¡ 8t Hyu fi.OL • .. O lciv lv8ÉX'I)'tcx( aoL cX1toxcxÁuq¡Oijvcxt, cX1toxcxÁuq¡O-I¡a&'tOtL. ¡.t6vov T¡ xcxp8(cx aou 1tpot; 'tOv 9r.ov ~'tW xcxi JLT¡ 8tcjluxT¡aut;, ó &v 13llt;· 5. E1tT)pW't'I)CJOt cxu~v· ~LOt't( ó 1tÚpyo~ E1tt ú8ci'twv ~xo86fi.T)'tOtL, xup(cx; EI1tci aot, q>'l)aÍv, xcxi 'tO 1tp6npov, xcxi 25 lx~'l)'t&!t; lm¡.tr.Áwt;· lx~'l)'tWV oúv r.úpCaxut; ~" ciA.T¡9r.tcxv. 8tcx'tt o6v É1ti ú8ci'twv ~xo86fi.T)'tOtL ó 1tÚpyot;, &xour. · c5'tt T¡ ~wT¡ Ufi.WV 8t& ü8cx'to~ 5
te
14. Cf. L.: 11, 7.
l. lx 'ti'j~ bOoii: om. Bodmer. 4. xul.La9ijwt ... ií8wp: ~~ 'tO G8wp datl.9t!v Bodmer. 6. Kup(ot: om. Bodmer. "!'LYwaxoY'tL: "!'LYwaxtLY Bodmer. 7. !v9pw7to~: !v9pw7tt Gebhardt·Harnack, Wittaker. 9. ll.otpwnpoL. .. 'totii'tot: om. Bodmer. rtvwY'totL: y(vwY'totL Gebhardt-Harrwck. 10. xúptov: 9r.Ov ]oly. ~úaoY'tott: cixoúa&n Bodmer. 12. ml ¡.¡.notYo"Í¡awaLv, ml otÜ'tol: om. Bodmer. 13. bout oúv: om. Bodmer. 16. &.7toXotl.úcj.tL~: &.xoXÓ.Aucj.~ Bodmer. 18. 9ui¡~: 9ÍAll~ Bodmer. 23. o: W~ Bodmer. 24. 7tp6npov: xcxvoiipyo¡; t{ 7ttpl 't~ "!'pot~ add. Joly.
El Pastor de Hermas, Vis Ill, 2, 9-3, 5
89
a detener en el camino, sino que seguían rodando lejos del camino hasta un lugar intransitable. Otras caían sobre el fuego y ardían. Otras caían cerca del agua, pero no podían rodar hasta el agua, aunque querían rodar y llegar al agua.
[A
ancuma le explica el simbolismo de la torre
[11] 111.1. Después de mostrarme estas cosas, quiso marcharse corriendo. Le digo: «Señora, ¿de qué me sirve haber visto esto si no comprendo lo que significan todas esas acciones?». Me responde: «Eres un hombre astuto al querer conocer lo referente a la torre». Digo: «SÍ, señora, para anunciarlo a mis hermanos, para que sean más alegres y, al escuchar estas cosas, conozcan al Señor con gran gloria». 2. Dijo: ccMuchos escucharán. Pero después de escuchar, algunos se alegrarán y otros llorarán. Pero si éstos escuchan y se arrepienten, también se alegrarán. Así pues, escucha las comparaciones de la torre, pues te revelaré todo. Y no me molestes más en lo relativo a la revelaci6n, pues estas revelaciones tienen un término, pues están cumplidas. Sin embargo, no dejarás de pedir revelaciones porque eres insaciable. 3. La torre que ves en construcci6n, soy yo, la Iglesia, que has visto ahora y antes 79 • Así pues, pregunta lo que quieras acerca de la torre y te lo revelaré para que te alegres con los santos». 4. Le digo: «Señora, puesto que me has considerado digno de revelármelo todo, revélamelo». Me dice: «Te será revelado lo que sea posible que se te revele, con tal de que tu coraz6n se dirija a Dios y no dudes 80 de lo que ves». 5. Le pregunté: «Señora, ¿por qué la torre está construida sobre el agua?». Dice: «Antes te dije que 81 indagas con solicitud. Indagando encuentras la verdad. Por tanto, escucha por qué la torre es construida sobre el agua: porque vuestra vida fue salvada y se salvará por el agua 82 • La torre
79. Cf. 4 Esdras 10, 44. Luigi Cirillo ha señalado el sustrato judaico que subyace a este imagen de la torre, símbolo de la Iglesia en cuanto comunidad teocrática, en cuanto primera realidad de la creación y en cuanto nueva Jerusalén: cf. Erma e il problema dell'apocalittica a Roma, CrSt 4 (1983) 10-15. 80. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50. 81. El Codex Athensis y la versión latina Vulgata presentan aquí una adición: «eres hábil en lo relativo a las Escrituras•. Algunos editores la aceptan: cf. R. }OLY, o. c., 108-109, n. 2; N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 127. 82. Referencia al bautismo.
90
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11, 5-13, 1
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[12] IV.l.
5
9cxu¡Lcxcr'tw~
[13] V.l. "Axoue. vüv 1te.pl. 'tWV A.ffiwv 'tWV Ú1tcxy6v'twv e.l~ 'ti¡v o1xo8o¡Li¡v. o[ ¡J.EV ouv A.L9ot oí 'tE.'tp~ywvoL xcxt A.e.uxol. xcxl.
18. Cf. Sal 85, 9.12; Is 24, 15; 66, 5; 2 Ts 1, 12.
6. éi'\"101: om. Bodmer. 18. Bodmer.
GOl:
4> Bodmer. 22.
n9,¡ttAIW¡Ltvot: XCI'tCX-rt9e¡.r.tAIW¡Ltvot
El Pastor de Hermas, Vis III, 3, 5-5, 1
91
está cimentada en la palabra 83 del Nombre todopoderoso y glorioso 84, y es fuerte por el poder invisible del Señor» 85.
[12] IV.t. Le volví a preguntar: «Señora, grande y admirable es esta obra. ¿Quiénes son los seis jóvenes 86 que la construyen, señora?». «Son los santos ángeles de Dios que fueron creados los primeros 87 , a los cuales el Señor les entregó toda su creación para que acrecentaran, edificaran y gobernasen toda la creación. Así pues, por ellos será ejecutada la construcción de la torre». 2. «¿Quiénes son los que acercan las piedras?». «También son santos ángeles de Dios. Pero aquéllos seis son superiores a éstos. Por tanto, la construcción de la torre la ejecutarán conjuntamente, y todos igualmente se alegrarán alrededor de la torre y glorificarán a Dios porque la construcción de la torre fue acabada» 88 • 3. Le pregunté: «Señora, querría saber cuál es el fin y el sentido de las piedras». Me respondió: «No vayas a pensar que eres el más digno de todos para que se te revele, pues hay otros anteriores a ti y mejores que tú, a los que hubiera sido necesario que se le revelasen estas visiones. Sin embargo, para que sea glorificado el nombre de Dios, a ti te han sido reveladas y te serán reveladas en favor de los vacilantes 89 , de los que cavilan para sus adentros si estas cosas son o no son 90 • Diles que todo esto es verdadero y que nada hay fuera de la verdad, sino que todo es seguro, firme y cimentado. [13] V.t. Ahora escucha lo relativo a las piedras que son acarreadas para la construcción. Las piedras cuadradas y blancas
83. Cf. Vis 1, 3, 4 (3, 4), n. 35. 84. Es difícil determinar en este texto a quien se refiere el tÍtulo «Nombre», cf. J. DANIÉLOU, Théologie du Judéo-Christianisme, Paris 2 1991, 240; N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 127. Cf. supra, Vis III, 1, 9 (9, 9), n. 74. Si tenemos en cuenta Comp IX, 12, 1 (89, 1) donde se afirma que la torre está construida sobre el Hijo de Dios, cabe pensar que también aquí se refiere a Él. 85. J. Daniélou ha relacionado esta torre cimentada en la palabra de Dios y construida sobre las aguas con el relato genesíaco de la creación donde aparecen las aguas primordiales y la palabra todopoderosa (elementos que aparecen en Vis 1, 3, 4 (3, 4): cf. o. c., 357-358. 86. Cf. Vis I, 4, l. 3 (4, l. 3). 87. Cf. Comp V, 5, 3 (58, 3). Estos ángeles aparecen también en CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Eclogae propheticae 56, 7 y 57, 1, pero en numero de siete. Cf. J. DANIÉLOU, o. c., 208-209. 88. J. Daniélou pone en conexión estos ángeles con los ángeles testigos del bautismo: cf. o. c., 99. 89. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50. 90. Este pasaje lo toma CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata 1, 21, 181.
92
s
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20
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13,1-14,2
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[14] VI.t. Touc; 8& xcx"tcxxo1t'tOtJ.Évou~ x~Xt tJ.~Xxpllv pt1t'tOtJ.tvou~ cX1tO 'tOÜ 1tÚp-you 90.tt~ -yvci>v~Xt; oiho( tlatv ol ulot 'tijc; cXVOtJ.LIX~' E1tÍanuaiXV 8& lv Ú1toxp(att, xcxt 1t&acx 1tOVT¡p(cx oúx !XdG'tT¡ &:1t' IXÚ'twv· 8t&; 'tOÜ'to oúx lx.ouatv aw'tT)pt~Xv, ~ht oúx tlatv t~X,PT)a'tOt de; olxo8otJ.T¡v 8t!X 't!l~ 1tOVT)pLIX~ IXU'tWV. 8t!X 'tOÜ'tO auvtx61tT)a!Xv XIXL 1t6ppw tX1ttp(q>T¡GIXV 30 8ttX 't-i¡v opri¡v 'tOÜ xup(ou, lht 1t1Xpwp-ytacxv IXU't6V. 2. 'tOU~ 8& É'tÉpou~. oÜ~ Éwpcxx!X~ 1tOAAOUt; XtttJ.ÉVOU~, tJ.T¡ Ú1tá:'YOV't1X~ tlt; 't-i¡v olxo8otJ."Í¡V, o6'tot o[ tJ.tV lcJ¡wptcxx6n~ tla(v, ol l-yvwx6n~ 't-i¡v IXA.i¡Oucxv, tJ.iJ t1tt!J.tLVIXV't~ 8& lv IXU't'fi tJ.T¡8t xoAAwtJ.&VOt 'tO'i'c; !l-y(otc;· 814 'tOÜ'to liX,PTJa"tO(
25
S. CNYtq?WVf}CJtw: CN~¡pw~aczvtt~ Bodmer. 6. faxov: laxczv Wíttaker, ]oly. 10. xup(ou: 9toü jo/y. 11. ¡ptpo~tvou~: da¡ptpo~vou~ Bodmer. ixb: tlti Bodmer. 15. "t(Y~ da(v: om. Bodmer. 17. oúx: om. Gebhardt-Hamack, Bodmer. 19. ~w: cX'ltO Bodmer. 20. iaovtczt: daiv Bodmer. 23. lxouatv: !!;u n~ Bodmer. tiA-A' laovtczt lx¡loJ.ot: xcci ia"tczL l~oJ.o~ Bodmer. 24. lxoiiG\v: ~" 'ti Bodmer. xt'Lcrllczt: xt'L"tczL Bodmer. 31. ~f!: om. Bodmer. 33. lxt~dYCXvtt~: tlt~tvovtt~ Wíttaker, Bodmer. 33s. ~71&L. daLY:
om. Bodmer.
El Pastor de Hermas, Vis III, 5, 1-6, 2
93
que se ajustaban por sus junturas son los apóstoles, los obispos, los maestros y los diáconos que han caminado según la santidad de Dios, han ejercido el episcopado, han enseñado y servido pura y santamente a los elegidos de Dios: de aquéllos unos han muerto, y otros viven todavía. Siempre estuvieron de acuerdo entre sí, conservaron la paz entre ellos y se escucharon mutuamente. Por ello, en la construcción de la torre se ajustan sus junturas,.. 2. «¿Quiénes son las piedras que, sacadas del abismo y colocadas en la construcción, se ajustaban en sus junturas con las otras piedras ya edificadas?,.. «Éstos son los que han padecido a causa del Nombre del Señor,.. 3. Dije: «Señora, quiero saber quiénes son las otras piedras que son traídas de la tierra,.. «Las que son acarreadas para la construcción y no son talladas, a éstos el Señor los probó porque caminaron en la justicia del Señor y se mantuvieron firmes en sus mandamientos,.. 4. «¿Quiénes son las piedras acarreadas y colocadas en la construcción?,.. «Son los jóvenes en la fe y los creyentes. Son amonestados por los ángeles para que obren bien, a fin de que no se halle en ellos maldad». 5. «¿Quiénes son aquéllos a los que arrojaban y tiraban?,.. «Ésos son los que han pecado y quieren arrepentirse. Por eso no son arrojados lejos de la torre, porque serán útiles para la construcción si se arrepienten. Así, los que se arrepientan, si se convierten de verdad, serán fuertes en la fe si se convierten ahora que la torre se está edificando; pero si la construcción se acaba, ya no tendrán lugar, sino que serán expulsados. Sólo podrán permanecer junto a la torre,. 91 • (14] VI.t. «¿Quieres conocer las piedras que eran destruidas y arrojadas lejos de la torre? Ésos son los hijos de la injusticia. Creyeron con hipocresía y no evitaron ninguna maldad. Por ello no tienen salvación, porque a causa de su maldad son inútiles para la construcción. Por ello fueron destruidos y lanzados lejos a causa de la ira del Señor, porque le irritaron. 2. En cuanto a las otras que has visto tiradas por el suelo y que no eran acarreadas a la construcción, las carcomidas son los que han conocido la verdad, pero no han permanecido en ella ni se han unido a
91. Como es frecuente en la literatura apocalíptica, hay expresiones que son difíciles de descifrar. Asi, la expresión «permanecer junto a la torre• (cf. Vis. ill, 7, 6; Comp. VIII, 6, 6; vm, 7, 3), de la que se han ofrecido diversas interpretaciones: cf. PH. HENNE, L'unité du Pasteur d'HtmnaS. Tradition et rédaction, Pa· ris 1992, 105.
94
5
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15
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7tOL¡t-/¡ll,
14, 2-15, 3
e.Latv. 3. OL O& 'ttit; CJXLGIJ.cit; lxovt&~ ~(v&~ e.la(v; ÜÚ"to( e.latv oL xcx't' &J.A:r¡Áwv &v "text~ xexp8texLc; lxovn.c; xext !J-1¡ dp1)v&úovnc; iv &exu"to!c;, cXAAOt 1tp0a(o)1t0\l e.lpi¡V1)c; EXOV't&~. chexv 8~ cX1t' &AA.i¡A.wv cX1toxwpi¡awaLV, ex[ 1tOV1)ptexL exu"twv iv "textc; xexp8texLc; l¡J.¡J.tvouaLv. exÚ"texL oúv exl axLa¡J.ex( daLV, &~ EXOUaL\1 OL J..L9m. 4. o[ 8t X&XOAO~W¡J.ÉVOL, OÚ'tOL tLaL\1 1tE.1tLa't&uXÓ't&~ ¡J.tV xext 'tO 1tA&tov ¡J.tpoc; lxoV'te.c; iv 't'fi 8LxexLOaúVQ, 'tLVcX 8& !J.Épr¡ lxouaLv 'tij~ &vo¡J.ícxc;· 8L<X 'tOÜ'to xoA.o~ot xext oux ÓAonA&t~ daLv. 5. Ol 8& A&uxot xext a-tpo¡yúAoL xext ¡J.1¡ áp¡J.Ó~oV't&c; de; 'ti¡v o[xo8o¡J.1¡v 'tÍv&c; daív, xupíex; cX1tOXpL9&ta& IJ.OL At"(&L · "Ewc; 1tÓn ¡J.wpo~ &L xext cXalJ\I&'toc; xext 1tcX\I'tex e1t&pw't~~ xext ou8tv \IO&tc;; OÚ'tOt tLaL\1 lxovnc; ¡J.tv 1tÍa"tLV, tXOV't&~ 8& xext 1tAOÜ"tov 'tOÜ ex!wvo~ 'tOÚ'tou· O'texv "(tV1)'texL 9A.tcj¡L~, 8L<X 'tov 1tAOÜ'tov exu'twv xext 8Lci 'tcX~ 1tpex"(¡J.ex't&texc; cX1texpvoüV"texL 't0\1 xúpL0\1 exU'tW\1. 6. xext cX1tOXpL9d~ exu't'fi AÉ"(W. Kup(ex, 1tÓ't& oúv e.üxpr¡a-toL laoV"texL &L~ 'ti¡v o[xo8o¡J.i¡v; "O'texv, ql1)atv, 1t&pLxo1tfj exu"twv ó 1tAoü"toc; ó cjluxexrwrwv exu"toú~. "t6n &ÜXP1)a-toL laoV"texL "t 6&. Wa1t&p r&p ó A.C6o~ ó a-tpO"("(ÚAo~. EcX\1 ¡J.1¡ 1t&pLXo1t'{j xext cX1tO~<ÍA'{l l~ exu"toü 'tL, ou 8úvex'texL 't&'tp<Í"(WVO~ "(&Via9exL, oÜ'tw xext o[ 1tAOu'tOÜV't&~ Év 'tOÚ't
[15] VII. t. Touc; 8& É.'tipouc; A.C9ou~, oüc; &!8~ ¡J.exxp<Xv ci1to "toü 1t6prou pL1t'tO(J.tvouc; xcxt 1t(1t'tOV'texc; de; ri¡v óMv xext xuALO(J.tvouc; lx 'tijc; 25 ó8oü d~ 'tcic; &vo8(exc;· oÚ"to( daLV o[ 1t&ma-t&ux6n~ ¡J.Év, &1to 8& 'tij~ 8LcjluxCex~ exu'twv cXqlÍouaLV 'tY¡v óMv exu"twv "t1¡v &A.r¡9LVi¡v· 8oxoüvn~ oúv ~&A'tÍovex ó8ov 8úvexa9exL tup&tv, 1tAexvwv'texL xext 'texAexL1twpoÜaLV 1t&pL1tex'tOÜV't&~ lv "textc; &vo8(exLc;. 2. ol 8& 1tL1t'tOV't&t; d~ 'tO 1tüp xext xexul¡J.&\IOL, OÚ'tOL tLaL\1 o[ de; 'ttAoc; cX1tOa'ttl\l't&~ 'tOÜ 9&oÜ 'tOÜ ~WV'tOt;, 30 xext ouxÉ'tL exÜ'tOL~ &vi~1) É1tt 'ti¡v xexp8íexv 'tOÜ IJ.&'texvoijaexL 8LcX 'tcX~ lm9u¡J.(exc; 'tijc; &atA. re.Cexc; exu"twv xext 'twv 1tOV1)pLwv wv dpr&aexv"to. 3. "touc; 8& hipou~ "touc; 1tL1t'tOV'tex~ lnu~ 'twv Ú81Í'twv xext ¡J.1¡ 8uvex¡J.ivouc; XUALaOijvexL e.l~ 'tO r58wp 9iA&L~ rvwvexL, 'tL\1&~ da(v; o6"to( e.la(v ol 't0\1
2. Cf. 1 Ts 5, 13; Me 9, 50; Rm 12, 18; 2 Co 13, 11. 29. Cf. Hb 3, 12. 3. &:ll&:: t~ Bodmer. &:ll&: ... exovtr.;: o! t~ ¡dv 7tpOOW7tOII tt¡ri)vr¡ll t)(.Ovt~ Gebhardt· Harnack. 6. 7tAttov: 7tAtta-tov Bodmer. lx.ovtr.;: lx.ouCJLII Wittaker, Bodmer. 7. lx.ouCJL\1: Exovtt<; Bodmer. 10. ti: lCTl] Bodmer. 14. 7t6'tE: 'ti 1m Bodmer. 19. xup((¡¡: 9f.
El Pastor de Hermas, Vis ill, 6, 2-7, 3
95
los santos. Por ello son inútiles». 3. «¿Quiénes son las que tenían grietas?». «Ésos son los que, en sus corazones, se guardan rencor entre sí y no viven en mutua paz, sino que, aunque aparentan paz, cuando se alejan unos de otros, sus maldades persisten en los corazones. Así pues, éstas son las grietas que tienen las piedras. 4. Las truncadas son aquellos que han creído y tienen buena parte en la justicia, pero conservan algo de injusticia. Por eso están truncados y no son perfectos 92 ». 5. «Señora, ¿quiénes son las blancas y redondas que no son adecuadas para la construcción?». Me respondió: «¿Hasta cuándo serás insensato y torpe? ¿Hasta cuándo lo preguntarás todo y no comprenderás nada? Ésos son los que tienen fe, pero también tienen riqueza de este mundo. Cuando sobreviene la tribulación, niegan a su Señor a causa de su riqueza y de sus negocios». 6. Le pregunté: «Señora, ¿cuándo serán útiles para la construcción?». Contesta: «Cuando la riqueza que los seduce se cercene, entonces serán útiles para Dios. En efecto, al igual que la piedra redonda, si no se corta y se tira algo de ella, no puede ser cuadrada, así tampoco los ricos de este mundo, si su riqueza no se cercena, no pueden ser útiles para el Señor. 7. Ante todo, conócelo por ti mismo: cuando eras rico, eras inútil; ahora, en cambio, eres útil y ventajoso para la vida. Sed útiles para Dios 93 , pues tú mismo eres usado como una de estas piedras.
[15] VII.l. Las otras piedras que viste arrojadas lejos de la torre y que caían hacia el camino, rodando más allá del camino hasta un lugar impracticable, son los que han creído, pero se apartan del camino verdadero a causa de su duda 94 • Así pues, creyendo poder encontrar un camino mejor, se equivocan y se fatigan caminando por parajes intransitables. 2. Las que caen al fuego y arden son los que hasta el fin apostatan del Dios vivo; hasta su corazón todavía no ha subido 95 el arrepentimiento a causa de su deseo de libertinaje y de las maldades que llevaron a cabo. 3. ¿Quieres saber quiénes son las que caían cerca del agua y no podían rodar hasta el agua? Ésos son los que han escuchado la pala-
92. Hay quien identifica este tipo de piedras con los heterodoxos: cf. N. des Hermas, Gottingen 1991, 135. 93. Cf. Comp. IX, 26, 4 (103, 4); TEÓFILO ANTIOQUENO, Ad Autolycum I,
BROX, Der Hirt
l.
94. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50. 95. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17.
XOt¡.ti¡Y,
96
15, 3-16, 4
A.6yov cixoúaotvtt~ xcxl 90.. ovtt~ ~ot1t'tta8i'¡vcxt tt~ 'tO ovo¡Lot 'tOO xup(ou· tf'tot Ó'totV otU'tOL~ &A.9'tl d~ ¡LVtLotv i) ciyv6't"l)~ ñj~ cXATJ9dcx~, ¡Lt'totvooüatv xcxt xoptúovtott mÍÁtv ox(aw 'tWV txt9u¡Ltwv cx1hwv 'twv 1tOVT¡pwv. 4. hlA.tatv o6v 't'i¡v l~YTJatv 'toü 1t6pyou. 5. civcxt8tuaá¡Ltvo~ t'tt cxu't'i¡v 5 E1tTJPW't"l)aot, d !pot 1távtt~ oí A.L9ot o6'tot oí ci1to~t~ATJ¡Ltvot xcxt IL'Il cip¡L6~ovtt~ t~ 't'i¡v otxo8o¡Li¡v 'tOÜ 1t6pyou, El ta'ttv otlho!~ ¡Lt'távotot xcxt t'xouatv 't61tov d~ 'tOV 1t6pyov 'tOÜ'tov. "Exouatv, cpT¡a(v, ¡Lt't&vototv, &U&: d~ 'tOÜ'tov 'tOV 1tÚpyov ou 8úvotvtott cXp¡L6aott · 6. É'ttp
[16] VIII.t. "On 0~\1 E1totUacX¡LTJV tpW'tWV cxu-d¡v 1ttpt 1tcX\I'tW\I 'tOÚ'twv, A.lytt !J.Ot · 8lA.tt~ &Uo Lat!v; Xot'tt1t(0u¡Lo~ wv 'tOÜ 9t&acxa9ott 1ttptxcxpi¡~ lytv6¡LTJV 'tOÜ l8t!v. 2. t¡L~ÁlcJ¡cxa& !J.Ot Ú1tt¡.m8(cxatv xcxt Alytt ¡LOt · BA.l1ttt~ t1t'tci yuvcx'Lxot~ XÚXA(t) 'tOÜ 1tÚpyou; BA.l1tw, cpTJfLL, xup(cx. 'O 1t6pyo~ o~'to~ Ú1to 'tOÚ'twv ~ota'tá~t'tott xot't' tm'tcxyi¡v 'toü 20 xup(ou. 3. &xout vüv 'tci~ lvtpydcx~ otU'tW\1. T¡ ¡LtV 1tpW't"l) otu'twv, T¡ xpot'toÜaot 'tci~ Xt'Lpot~, ll(a'tt~ XotAt!'tott • 8tci 'totÚ't"l)~ aw~ov'tott oÍ txAtX'tOL 'tOÜ 9toü. 4. 'ÍJ 8t l'tÉpot, 'ÍJ 1ttptt~wa¡tÉVT¡ XotL civ8pt~O¡LtVT¡, 15
l. Cf. Me 4, 18; Mt 13, 20-22. Cf. Hch 19, 5. 3. Cf. Si 18, 30.
5. x01l: om. Bodmer. 8. 8úYIX~IXt: 8úYIX'tiXt Bodmer. 10. IXII"twv: om. Bodmer. 12-13. l«v livcc~li lxl 't'l¡v X1Xp8(!Xv IXÓ'twv: 814 Wittaker, Bodmer. 13. dprcía~XVto: i¡p'YCÍCJIX~O
Wittaker.
El Pastor de Hermas, Vis
m, 7, 3-8,4
97
bra y quieren ser bautizados en el Nombre del Señor 96 • Pero luego, cuando les viene a la memoria la pureza de la verdad, cambian de parecer y de nuevo caminan detrás de sus perversas pasiones•. 4. De esta forma concluyó la explicación de la torre. 5. Sin recato, le pregunté todavía si todas aquellas piedras que eran rechazadas y no eran adecuadas para la construcción de la torre podían convertirse y tener un lugar en la torre. Dice: «Pueden convertirse, pero no pueden unirse a esta torre. 6. Se ajustarán a otro lugar más pequeño; y eso cuando hayan sido probados y hayan expíado los días de sus pecados 97 • Por esto se librarán, porque participaron de la palabra justa. Entonces les sucederá que serán librados de sus tormentos si a su corazón suben 98 las malas obras que llevaron a cabo. Si no suben a su corazón, no se salvarán por su dureza de corazón 99 ».
[16] VIII.l. Cuando acabé de preguntarle sobre todas estas cosas, me dice: «éQuieres ver alguna otra cosa?... Yo, llevado del deseo de ver, me puse muy contento de poder hacerlo otra vez. 2. Me miró, se sonrió y me dice: «éVes siete mujeres alrededor de la torre?». Respondo: «Las veo, señora... «Esta torre está sostenida por ellas conforme al mandato del Señor. 3. Entérate ahora de su poderes. La primera de ellas, la que domina sus manos 100 , se llama Fe. Por ella se salvan los elegidos de Dios. 4. La otra,
96. Cf. Didaché 9, 5. 97. La frase admite varias interpretaciones. G. F. Snyder traduce: "··· and fill out the days of their sins,.: 7be Shepherd of Hermas, Camden 1968, 49. R. Joly: "··· et auront expié leurs péchés pendant le temps fixé,.: Hermas. Le Pasteur, 119. S. Giet: "··· et qu'ils auront achevé d'expier leurs fautes ... ,.: Hermas et les Pas· teurs, 128-129. 98. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 99. Cf. Mand IV, 2, 2 (30, 2). 100. El pasaje es difícil, originando diversas interpretaciones. M. Dibelius (cf. Der Hirt des Hermas, 473,) leyó de otra forma: ~ xpcx"t"ouacx 't"Ot~ Ldp«~;. R. Joly (cf. o. c., 119. 121) traduce: cLa premiere, qui de ses mains domine (les autres) ... ,.. De manera similar G. F. Snyder (cf. o. c. 50). G. Bosio (cf. 1 Padri Apostolici. 111: ll Pastare di Erma, Torino 1955) traduce as{: cLa prima di esse, robusta di mani,. .. ,.. Por su parte Q. Cataudella ha propuesto otra interpretación: cque tiene sus manos en reposo,.: cf. Le ~apaL di Prodico e il Pastare di Erma, GCFI 15 (1974) 342-344. N. Brox: cDie erste von ihnen, die mit den verschrankten Handen ... ,.: Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 142, siguiendo a A. CARLINI, Papyrus Bodmer XXXVIIL Erma: il Pastare (Ia-11/a visione), Cologny-Genéve 1991, 92. Según éste, clas manos cruzadas" de la fe sedan signo de la protección que ejerce sobre los fieles contra las insidias del enemigo.
7tOL¡tof¡v,
98
5
10
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16, 4-11
'Eyxpli•tttC( XC(AtL-.C(L • C(Ü'tT) 9uyli'tT)p la-dv 't'ij~ Uia-.e.wt;. ót; &v oúv &xoÁou9i¡
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20
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4.
7tOVT¡~:
om. &dmer. 5. &.Ui¡l.wv t!a!v· KatAoiivtatL: &.Uf¡l.wv KatAoiivtatL datv 6. o~v: 't'l)pi¡a¡~; add. Bodmer. 7. 7tOL'Í¡a'Q,: om. &dmer. 9. Ú7t': &.7t' Wit· taker, Bodmer. 14. Otrá: 'tLfLLOt Bodmer. o~v 8ouAtÚCTQ: auv8ouÁtÚCT() Bodmer. 15. KpatñjO'OtL: Kati Kpat'ti¡O"ff &dmer. 16. t7tTjpW'tWV: t7t1jpW't'I)O'Ot joJy. 18. l'tL: om. &Jd. mer. lcív: om. Bodmer. 19. auvtel.eaOli: nl.ea&ñ Bodmer. 20. t7ttpw-;«: Ú7ttpw•« Bodmer. 22. 'tatü.at: om. Bodmer. 22-23. atlhiÍ. fLt'tCÍ •pete T¡¡ttpat': atu'tdt, ¡u•dt -;pe{c T¡¡ttpat,. joly. 24. 7t¡x;i'tov: om. &dmer.
a¿ Bodmer.
El Pastor de Hermas, Vis Ill, 8, 4--11
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la que está ceñida y tiene aspecto varonil, se llama Continencia. Ésta es hija de la Fe. El que la sigue es feliz en su vida porque se apartará de todas las malas acciones, confiando en que, si se aparta de todo mal deseo, here~~á la vida eterna». 5. «Señora, ·quiénes son las otras?». «Son hiJas las unas de las otras. Se lla~an Sencillez, Ciencia, Inocencia, Santidad y Amor 101 • Así pues, cuando practiques las obras de su madre 102 , podrás vivir». 6. Digo: «Señora, querría saber qué poder tiene cada una de ellas». Responde: «Escucha los poderes que tienen. 7. Sus poderes están sometidos los unos a los otros, y se siguen las unas a las otras en el mismo orden en que nacieron. De la Fe nace la Continencia; de la Continencia, la Sencillez; de la Sencillez, la Inocencia; de la Inocencia, la Santidad; de la Santidad, la Ciencia; de la Ciencia, el Amor 103 • Así pues, sus obras son puras, santas y divinas. 8. Así pues, el que las sirva y pueda hacerse maestro en sus obras, tendrá su morada en la torre con los santos de Dios». 9. Le pregunté acerca de los tiempos, si ya es el fin. Ella gritó con gran voz 104 diciendo: «Hombre necio, ¿no ves que la torre está aún en construcción? Cuando la construcción de la torre se haya concluido, será el fin. Pero pronto se acabará de edificar. No me preguntes nada más. A ti y a los santos 105 os basta este recuerdo y la renovación de vuestros espíritus. 10. Estas cosas no han sido reveladas para ti solo, sino para que las manifiestes a todos. 11. Ante todo, te mando, Hermas, que, pasados tres días (pues es necesario que primero lo comprendas tú), digas todas estas palabras que te voy a decir a los oídos de los santos para que, escuchándolas y llevándolas a la práctica, se purifiquen de sus pecados, y tú con ellos.
101. En Comp. IX, 15, 1-2 (92, 1-2) aparecen doce virtudes entre las que se incluyen estas seis, aunque con alguna ligera variante de nombre: 'Ema-ti¡¡¡.71 se convierte en :Eúvtcn~, y :Et¡¡.VÓ"t"l¡~ en • A-yvtLcx Allí aparecen representadas por vírgenes. 102. En la Tabula de Cebes 20, 3 (Cf. D. PESCE, La Tavola di Cebete, Brescia 1982, 72), las virtudes aparecen como hermanas. Hermas presenta las virtudes como hijas las unas de las otras. En cambio, aquí parece hablar de una madre común. En Mand X, 1, 1 (40, 1), los vicios aparecen también con una relación de hermandad. 103. Este pasaje dejó su huella en CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata Il, 12, 55. 104. Cf. IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los filadelfios 7, l. 105. Cf. Vis 1, 1, 9 (1, 9), n. 21.
100
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[17] IX.t.
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6. Cf. 1 Ts 5, 13; Me 9, 50; Rm 12, 18; 2 Co 13, 11. 6-7. Cf. Heh 20, 35. 17. Cf. St 5, 4. 25. Cf. Sal 46, 3; 47, 3; 94, 3. 28-29. Cf. 1 Ts 5, 13; Me 9, 50; Rm 12, 18; 2 Co 13, 11.
3. cn~~\l"':o~: ~~~ll"':o~ Bodmer. S. n¡~ n:ovr¡p(~~= ~wv n:ovT}pLwv Bodmer. 6. ln:LCJXÍn:nofl,: ln:LanuáaO, Bodmer. 7-8. Lx ~~~XÚJI.OL~~. illdL: illdL lx ~~~xú¡ux· ~o~ ]oly. 9. ~ü~wv: om. Bodmer. 10. Au¡.r.~(vov~~L: Au¡.r.~(v,L Bodmer. 14. ln:,pxo¡.r.ivr¡v: lpxo¡.r.i'll7jV Bodmer. 17, y~upoÚJ"VOL: y~upLWJ"\IOL jo/y. 18. XÚpLov: 9,0\1 Bodmer. 22. ~o cp«p¡uxxov: ~c~ cp«p~ Bodmer. 23. ~ov !ov: ~ou~ !ou~ Bodmer.
El Pastor de Hermas, Vis III, 9, 1-10
101
[17] IX.1. Escuchadme, hijos. Os he educado en gran sencillez. inocencia y santidad por la misericordia del Señor, que derramó obre vosotros la justicia para que fueseis justificados y santificados ~e toda maldad y de toda perversidad. Pero vosotros no queréis desistir de vuestra maldad. 2. Así pues, escuchadme ahora, vivid en paz entre vosotros, apoyaos mutuamente, preocupaos los unos de los otros y no acaparéis para vosotros solos la creación de Dios; por el contrario, haced partícipes de vuestra abundancia 106 también a los necesitados 107 • 3. Pues algunos por sus muchas comidas debilitan su cuerpo y causan daños a sus cuerpos. La carne de aquéllos que no tienen qué comer también se daña por no tener el alimento suficiente, y su cuerpo se echa a perder. 4. Así pues, esta inmoderación os perjudica a los que tenéis y no compartís con los necesitados. 5. Mirad que viene el juicio. Por tanto, los que tenéis en abundancia buscad a los hambrientos mientras no esté acabada la torre, pues después que la torre se haya acabado, querréis hacer el bien y ya no tendréis ocasión. 6. Así pues, tened cuidado vosotros, los que estáis orgullosos de vuestra riqueza; que no giman los necesitados y su gemido suba al Señor, y con vuestros bienes quedéis fuera de la puerta de la torre. 7. Por tanto, os digo ahora a los jefes de la Iglesia 108 y a los que os sentáis en los primeros puestos: no os hagáis semejantes a los hechiceros. Pues los hechiceros llevan sus venenos en frascos, pero vosotros lleváis vuestro veneno y vuestra ponzoña en el corazón. 8. Estáis endurecidos y no queréis purificar vuestros corazones, ni templar vuestro pensamiento con un corazón puro para alcanzar misericordia del gran Rey. 9. Así pues, tened cuidado, hijos: que vuestras discordias no os priven de vuestra vida. 10. ¿Cómo queréis instruir a los elegidos de Dios si no tenéis esa instrucción? Así pues, instruios mutuamente y vivid en paz entre vosotros para que también yo, al presentarme contenta ante el Padre 109 , testifique ante vuestro Señor en favor de todos vosotros».
106. Texto difícil. Como nosotros traduce M. Dibelius: cf. Der Hirt des Her· mas, 475. R. Joly (Hermas. Le Pasteur, 123) traduce: cen abundancia.. G. F. Snyder (The Shepherd of Hermas, 51): « .•. but share the gravy of life ...». 107. He traducido según la lectura de Joly que lee IDci antes de lx x.ct"tatXÚ¡.uz· "tO~. De la misma manera, N. BROX, Der Hirt des Hermas, Góttingen 1991, 148-149. 108. Cf. Vis ll, 2, 6 (6, 6); Vis ll, 4, 3 (8, 3). 109. En el Pastor, Dios como Padre, en sentido absoluto, aparece sólo en esta ocasión. En Comp V, 6, 3-4 (59, 3-4) y Comp. IX, 12, 2 (89, 2) se le denomina Padre por su relación con el Hijo.
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El pasto
r de Hermas, Y1s III, 10, 1-11, 2
103
Visión dtl joven que le explica el simbolismo de la ancz.ana [18] X.l. Así pues, cuando acabó de hablar conmigo, vinieron los seis jóvenes que se ocupaban de la construcción y la llevaron hacia la torre; otr~s cuatro levantaron el banco y lo llearon hacia la torre. No v1 sus rostros porque estaban de espal~as. 2. Cuando se marchaba, le pregunté para qué se me había revelado en las tres formas en que se me había aparecido. Me respondió: «Es necesario que sobre este tema preguntes a otro para que te sea revelado». 3. Hermanos, en la primera visión del año pasad~., la vi ,muy anci~na _Y se~ta?a en un trono. 4. En la segunda viswn tema la apar1enc1a mas JOVen, pero la carne y los cabellos eran los de una anciana, y me hablaba de pie. Estaba más alegre que en la ocasión anterior. 5. En la tercera visión era totalmente joven y de grandísima belleza, y sólo los cabellos eran de anciana. Estaba plenamente alegre y sentada sobre un banco. 6. Todo esto me tenía muy apesadumbrado pues deseaba conocer esa revelación. Y por la noche, en una visión, veo a la anciana que me dice: «Toda petición necesita de humildad. Por tanto, ayuna y alcanzarás de Dios lo que pides•. 7. Así pues, ayuné un día, y esa misma noche se me apareció un joven 110 que me dice: «¿Por qué pides continuamente revelaciones en tu súplica? Ten cuidado: no sea que, pidiendo demasiado, hagas daño a tu cuerpo 111 • 8. Te bastan las revelaciones que ya te han sido hechas. ¿Acaso eres capaz de conocer revelaciones más fuertes que las que ya has visto?». 9. Le respondí: «Señor, sólo pido lo referente a las tres formas de la anciana, para que la revelación sea completa». Me respondió: «¿Hasta cuándo seréis insensatos? Vuestras dudas 112 os hacen insensatos, así como el no tener vuestro corazón dirigido hacia el Señor». 10. Le dije de nuevo: «Pero por ti, señor, esto lo conoceremos más exactamente».
[19] XI.l. Dice: «Escucha lo relativo a las tres formas que andas descifrando. 2. ¿Por qué en la primera visión se te apareció anciana y sentada en un trono? Porque vuestro espíritu está viejo, marchito y sin fuerza a causa de vuestra molicie y de vuestras du-
110. Cf. 4 Esdras 5, H-16. 111. Los ayunos con que Hermas trata de conseguir nuevas revelaciones pueden conducirlo a la enfermedad. 112. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50.
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104
19,2-21,3
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[21] XIII.t. Tij 8e 'tpL't't) ópliatt do&<; OtÜ't'i¡v V&W'tÉpcxv XOtl XOtAT¡v XOtl 0..cxpcXV XCXl xcxÁT¡v 't-f¡v ¡.topcp~v cxu'tij~· 2. W~ ta\1 yfip 'tt\lt
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4-5. Cf. Sal 54, 23; 1 P 5, 7. 25. Cf. 1 Ts 5, 13; Me 9, 50; Rm 12, 18; 2 Co 13, 11.
4. l~tpC!J¡«n: &~tpCcj¡cxn Bodmer. 6. lv xcx9&8p¡¡t: d~ xcx9t8pcxv Bodmer. 14. Cllkoü: cxlhov Bodmer. 18. ofi8't¡: om. Bodmer. 20. f¡v ... &~txáAucj¡tv: om. Bodmer. 21. ü¡L!~: o xúp1o~ add. Bodmer. 24. olxo8o~'l¡v: ~cxpcx~ol:l¡v Bodmer. 27. !l.cxpdtv: il.czpw-ttp«V Bodmer. 29. ciyytl.Cotv: l~czyytl.Cccv Bodmer.
El Pastor de Hermas, Vis III, 11, 2-13, 3
105
das m. 3. En efecto, así como los ancianos, que ya no tienen esranza de rejuvenecer, no esperan otra cosa que el sueño de la !:uerte, así también vosotros, debilitados por los asuntos mundanos, os habéis entregado a la negligencia y no habéis echado vuestras preocupaciones sobre el Señor 11 4, sino que vuestro pensamiento se rompió y os habéis aviejado con vuestras tristezas». 4• .. Señor, quisiera saber por qué estaba sentada en el trono». «Porque todo el ~ue está débil se sien.t~ en un trono a causa ~e su debilidad a fm de sostener la deb1hdad de su cuerpo. Ya tlenes ahí el contenido de la primera visiÓn».
[20] XII.t. «En la segunda visión la viste de pie, con el aspecto más joven y más alegre que en la anterior ocasión, pero con la carne y los cabellos de una anciana. Escucha también -dice- esta comparación. 2. Cuando un anciano ya desesperado por su debilidad y pobreza no espera otra cosa sino el último día de su vida, y luego de pronto le sobreviene una herencia, se levanta al enterarse, y lleno de alegría se reviste de fuerza. Y ya no anda tendido, sino de pie, y rejuvenece su espíritu que estaba ya consumido por sus acciones anteriores. Ya no está sentado, sino que se comporta virilmente. Así también vosotros, al escuchar la revelación que el Señor os reveló. 3. Porque se apiadó de vosotros y rejuveneció vuestros espíritus, y os desprendisteis de vuestras debilidades; os hizo recobrar la fuerza y os fortaleció en la fe; y el Señor, al ver vuestro fortalecimiento, se alegró. Y por ello os mostró la construcción de la torre y os mostrará otras cosas si entre vosotros vivís en paz de todo corazÓn». [21] XIII.t. «En la tercera visión la viste más joven, bella y alegre; su figura era hermosa. 2. Si a un hombre triste le llega una buena noticia, al punto se olvida de sus anteriores tristezas Y no espera otra cosa sino la noticia que ha escuchado. En adelante se fortalece para el bien y rejuvenece su espíritu por la alegría que recibió. Así también vosotros habéis alcanzado el rejuvenecimiento de vuestros espíritus al ver estos bienes. 3. Que la vieses sentada en un banco obedece a que se trata de una posición firme puesto que el banco tiene cuatro patas y se mantiene en pie con firmeza, pues también el mundo está sostenido por
113. En Vis 11, 4, 1 (8, 1) habla dado otra razón para explicar la ancianidad de la mujer que representa a la Iglesia. 114. Cf. Vis IV, 2, 5 (23, 5).
106 cno~xtiwv xpcxnt'tot~.
4. o[ o6v !U'totvoi¡acxvnc; ól..onl..wc; vio~ &aoV"t~ xcxt n9t(.UA~w¡.¡.lvoL, o[ l~ lSA.T¡c; xcxp8(cxc; ¡.¡.ncxvoof¡acxvnc;. &dx_tL~ ó/..on/..i'j -ri¡v li1tOXCÍAU~Lv, ¡.t.T)XÉ'tL ¡.t.T)8~v otho/¡auc; 1ttpL &1toXotAÚ~t~· icív 'tL 8t 8ln, &1toxcxAu!p9T¡ancx( ao~.
e Hermas, Vis III, 13, 3-4 El Pastor d
107
rned'o de los cuatro elementos 115• 4. Así pues, los que se con. rt1an serán totalmente jóvenes y cimentados con tal de que se vlenviertan de to d o corazon. 1 y a h as rec1'b'd . 1 coro1 o 1a reve1ac10n creta; ya no pidas más sobre la revelación. Si algo fuese necesario, pte sena reve1adO» 116 • 1
115. l:'totxercx (elementos) era un término técnico en la filosofía griega. Por un lado, servía para designar las letras del alfabeto con las que se formaban las palabras: cf. M. POHLENZ, Die Stoa, 1, Gottingen 1948, 43. De ser los elementc:>s básicos en orden a la formación de las palabras pasó a significar los cuatro ele~entos constitutivos y originarios del ser o las cualidades primarias de la mate~la:. fuego, aire, agua, tierra: cf. M. POHLENZ, o. c., 47-71. En el cristianismo Pnmmvo, los cuatro elementos, que también dejaron su impronta en el judaís'!,10. tendrían un tratamiento particular: cf. J. J. AYÁN, Antropolog{a de san ]ustmo, Santiago de Compostela 1988, 45-47 y 73-76. 116. Clemente de Aleiandría cita el oasaie: cf. Stromata II. 1. 3.
[22] 1.1. f¡v doov, á:oEÁcpo(, fLE'trt T¡!J.Íp1Xc; E!xoaL 'tijc; 1tpO'tÍ~ opCÍaEwc; 'tijc; "(E\IOfLÍV'flc;, de; W1t0\l 'tijc; 9).(~Ewc; 'tijc; E1tEPXOfLÍV'flc;. 2. Ú1t~yov ≤ á:ypov tij oo~ tij X1XfL1t1XyO. &1to 'tijc; ó8oü 'tijc; 8T¡¡.Loa~ S ta'tL\1 wad a'tcXOLIX 8lXIX. fxl,8(wc; 8& ó8EÚE'tiXL ó 't61toc;. 3. ¡.L6voc; oúv 1tEpL1tiX'tWV cX~LW 'tOV xÚpLov, rv!X 'tete; cX1tOXIXAÚ~ELc; XIXL 'trt ÓpcXfLIX'tiX, ! fLOL &8EL~Ev 8Lrt 't~c; IÍ"(LIXt; 'ExxÁT¡aLIXc; IXÚ'tOÜ, 'tEAELWlTQ, fv11 fLE taxupo1toL-/¡all x11i 8~ 'ti¡v fLE'tcXVOLIXV 'to'i'c; 8oúÁoLc; IXÚ'toÜ 'tOLe; laX!Xv81XALa¡.LÍvoLc;, LVIX 8o~!Xa9ñ 'tO ~\IOfLIX IXÚ'tOÜ 'tO fLÍ"(IX XIXL lv8o~ov, 10 O'tL fLE CÍ~LOv T¡y-/¡aiX'tO 'tOÜ 8d~IXL fLOL 'trt 91XU¡.LcXaLIX IXÚ'toÜ. 4. XIXL 8o~cíCov't6c; fLOU XIXL EÚXIXpLa'tOÜV'tOt; IXU't~, ~xoc; cpwv~c; fLOL cX1tExpL91J· MT¡ 8L~ux1¡a&Lc;, 'EpfL~. iv i¡.LIXU't~ i¡p~CÍfLTJ" 8LIXÁoyCCE~L x11t A.ly&w· 'Eyw 'tL lxw 8L~ux~aiXL, o(hw 'tE9EfLEALWfLÍvoc; Ú1tÓ 'tOÜ xup(ou x11t l8wv lv8oE11 1tpcX"(fLIX'tiX; 5. x11t 1tpoÍ~1J" fLLxp6v, á:8&A.cpo(, 1S XIXL l8oú, ~AÉ1tW XO\ILOp'tOV Ele; 't0\1 oÚpiXVOV XIXL i¡pecXfLT)V AÍ"(EL\1 iv i¡.LIXU'tc\)' M-/¡1tO'tE X't-/¡V'fl EPXOV'tiXL XIXL xovLOp'tOV lydpouaw; OÚ'tW o& ~ cX1t' l¡.LOÜ a1tO a't!X8(ou. 6. "(LVOfLÍVOU fLELCovoc; XIXL fLEÍCovoc; xovLop'toü ú1t&v6TJaiX Erv11C 'tL 9&'i'ov· fLLxpov e.euiXfL~Ev ó 1íA.LOc; x11t looú, ~AÍ1tW 9T¡p(ov fLÍ"(La't0\1 wad X~'t6c; 'tL, XIXL lx 'tOÜ a't6fLIX'tOt; IXÚ'tOÜ 20 cXXpLOEt; 1tÚpLVIXL t~E1tOpEÚO\I'tO. l¡v 8f. 'tO 9T¡pLOV 't~ fL'IÍXEL wad 1tOOWV p '' 'ti¡v 8& XEcp!XÁT¡v E{XE\1 wad XEp!XfLLOU. 7. XIXL i¡pecXfLT)V XAIX(ELv XIXL lpw't~V 'tOV xÚpLOv, LVIX ¡.LE AU'tpWaT¡'tiXL i~ IXÚ'toü· XIXL l1tiXVE¡.Lvf¡a9T¡v 'tOÜ
wc;
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9. Cf. Sal SS, 9.12; Is 24, 1S; 66, S; 2 Ts 1, 12.
14. npoi~'l)ll: npoa~7JY Witt.:zker, ]oly. 16. l¡.uxU"tc!i: iGtU't(j¡ Gebhardt-Harnack, ]oly. 21. xtpcc(.dou: :up&11ou Gebhardt·Harnack, Witt.:zker.
VISIÓN CUARTA
La visión del monstruo
[22] 1.1. Ésta es la visi6n que tuve, hermanos, veinte días después de la anterior visi6n, como prefiguraci6n de la aflicci6n que se aproxima 117• 2. Yo marchaba por la vía Campana 118 a un campo que está como a diez estadios 119 de la vía pública. Al lugar se llega fácilmente 120 • 3. Mientras caminaba solo, pido al Señor que complete las revelaciones y visiones que me mostr6 por medio de su santa Iglesia para que me fortalezca, y ofrezca la conversi6n a los siervos suyos que han sufrido el escándalo, a fin de que sea glorificado su nombre grande y glorioso ya que me consider6 digno de mostrarme sus maravillas. 4. Y mientras lo glorificaba y le daba gracias, me respondi6 una especie de ruido de voz: «No dudes, Hermas•. Comencé a dialogar conmigo mismo y a decir: «¿De qué he de dudar yo, cuando he sido cimentado de tal forma por el Señor y he visto cosas tan gloriosas?... 5. Avaneé un poco, hermanos, y he aquí que veo una polvareda que subía como hacia el cielo, y comencé a decirme: «¿Acaso vienen rebaños y levantan polvo?». Estaba de mí como a un estadio. 6. Como la polvareda se hacía cada vez más grande, supuse que era algo divino. De pronto el sol brill6 poco, y he aquí que veo una fiera enorme, una especie de monstruo marino, y de su boca salían langostas de fuego. La fiera tenía como cien pies de largo, y la cabeza como una vasija 121 • 7. Comencé a llorar y a suplicar al Señor para que me librara de aquello. Pero me acordé de las
117. Cf. Vis Il, 2, 7 (6, 7), n. 53. 118. La Vía Campana iba del Sudoeste de Roma al Campus Salinarum. Para detalles, cf. M. DmELIUS, Der Hirt des Hermas, Tübingen 1923, 482. 119. Un estadio equivale a 177, 6 metros. 120. Para la discusi6n sobre la realidad o alegoría de esta topografía, cf. N. BRox, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 163-166. 121. Algunos autores piensan que Hermas está aquí influenciado por la bestia de Ap 13: cf. G. F. SNYDER, The Shepherd of Hermas, 55; R. JOLY, Hermas. Le Pasteur, 133 n. 2; S. GIET, Hermas et les Pasteurs, 18 n. l.
110
7tOL¡l.i¡V,
22, 7-23, 4
pT¡!J.cx'tot; oú &:x7Jx6e.tv· M~ 8t$uxT¡<Je.tt;, 'Ep!J.ii. 8. lv8uGá!J.e.vot; o~v. &:oe.A.cpoí, 't~v 7tL<J'ttv "toü xupíou xcxt !J.V7Jcr9e.tt; wv loíocx~lv !J.e. !J.E"(CXAdwv, Ocxpcri¡crcxt; e.lt; 'tO 97]pLO'II E!J.CXU'tOV lOwxcx. OÜ'tW o~ TíPXE.'tO 'tO 97]ptov po~~. w<J"te. 8ú'\I(X<J9cxt cxtho 1tÓAtv Áu!J.!lvcxt. 9. lpxo!J.cxt i"'("'(U¡; 5 CXU'tOÜ, xcxt 'tO 'tTJALXOÜ'tO xij'tot; lxn(ve.L É.otU'tO XCX!J.CXL xcxt ouotv e.l !L~ -d¡v ¡Áw<Jcrcxv 1tpoÉ~cxHe.v xcxt OA.wt; oúx ixLVT¡Or¡, ¡.tÉ)(ptt; (he. 7totpi¡Á9ov cxth6· 10. e.rxe.v ot 'tO Or¡píov t7tL 'ti¡t; xe.cpcxÁijt; XPW!J.ot'tcx 'tÉ<Jcrcxpcx· !J.É.Ácxv, e.hcx 7tupoe.tott; xcxt cxt¡.tcx-cwoe.t;, EL'tot XPUcroüv, e.hcx A.e.ux6v. [23] 11.1. Me.'t~ 8! 'tO 7totpe.A.9e.tv !J.E 'tO 6r¡píov xcxt 1tpoe.A.9e.!v 10 wcre.L 1tÓOott; A.', looú, Ú1tot'll't~ fLOL 1totp9lvot; XEXOG!J.TJ!J.EVTJ Wt; EX
vu¡.tcpwvot; É.x7tope.uo¡.tÉ'IITJ, l$).71 lv A.e.uxo'Lt; xcxt Ú7to8T¡¡J.cxcrtv Áe.uxo'Lt;, Xot'tcxxe.xcxÁu¡J.!J.É'IITJ Éwt; 'tOÜ fJ.E.'tW7tOU, lv ¡J.Í'tp~ o! Tjv ~ xcx'tcxxá).u~tt; cxú'ti¡t;· e.!xe.v U 't&:t; 'tpíxcxt; cxu'tijt; A.e.uxát;. 2. EJ'IIW'II i¡w ix 'tW'II 1tpo'tÉpwv ÓpcxfJ.IÍ'twv, 6'tt ~ 'ExxA7JcrÍcx t<J"t(v, xcxt D..cxpwnpot; l¡e.vÓ¡.tTJ'II. 15 &:cr7tá~e.'tcxÍ !J.E. Aé¡oucrcx· Xcxrpe. crú, &v9pw7te.· xcxt l¡w cxÚ't~'ll cX'II't7j0"1tCXO"cX¡J.TJV" Kupícx, xcxtpe.. 3. cX1tOXpt9e.!cr& fLOL AÉ"(E.L. OuoÉv crot &:7tT¡V'tTjcre.v; ÁÉ¡w cxÜT!j · Kup(cx, 'tTjAtxoii'to 97jplov, 8uv<Í¡J.e.vov Ácxout; OLcxcp9e.!pcxL · &:U& ñj 8uv&¡.te.t 'toÜ xupíou xcxt ñj 7toÁucr1tAcx¡xv(~ cxÜ'toÜ i~Écpu¡ov cxú'tó. 4. KcxÁwt; &etq¡u¡e.t;, cp7Jcr(v, lht -d¡v !J.Épt¡.tv&v crou l1tt 20 'tOv Oe.ov t7tÉpt~cxt; xcxt ~'11 xcxpoícxv crou fívoL~cxt; 7tpot; 'tOV xúpwv, mcrnúcrcxt;, 6'tt 8t' oú8e.vot; 8úvo crw9ijvcxt e.l !L~ 8t&: 'tOÜ ¡J.e.¡&Áou xcxt lvMeou ov6¡J.ot'tOt;. OL~ 'tOÚ'tO ó xúptot; &:7ttO"'tE.LAE.'II 't0'\1 a¡¡e.A0'\1 CXU'tOÜ 'tO'II É.1tl 'twv 9T¡p(wv l5'11'tcx, oú 'tO ovo¡J.<Í E<J"ttv 8e.¡p(, xat' lvi~paf~v t"tl
10-11. Cf. Sal 18, 6; Ap 21, 2. 19-20. Cf. Sal 54, 23; 1 P 5, 7. 21. Cf. Hch 4, 12. 23s. Dn 6, 23. Cf. Hb 11, 33.
El Pastor de Hermas, Vis IV, 1, 7-2, 4
111
palabras que había escuchado: «Hermas, no dudes». 8. Así pues, hermanos, revestido de la fe del Señor y recordando las grandezas que me había mostrado, me abalancé con confianza hacia la fiera. Pero la fiera venía con tal estrépito que podía destruir la ciudad. 9. Llego cerca de ella, y el monstruo tan grande se tiende en la tierra; no sacaba más que la lengua y no se movió en absoluto hasta que yo lo hube pasado. 10. La fiera tenía sobre la cabeza cuatro colores: negro, luego parecido al fuego y sanguinolento, luego oro y luego blanco.
Una doncella le explica el simbolismo del monstruo [23] 11.1. Después de haber pasado la fiera y haber avanzado como unos treinta pies, he aquí que me sale al encuentro una doncella adornada como si saliese de la cámara nupcial, toda de blanco y con calzado blanco, cubierta hasta la frente y tocada con una mitra 122 • Sus cabellos eran blancos. 2. Por las visiones anteriores me di cuenta de que era la Iglesia y me puse más contento. Me saluda diciendo: «Hola, hombre». Yo le correspondí: «Hola, señora». 3. Me replicó: «¿No te salió nada al encuentro?». Respondo: «Señora, una fiera tan grande que puede destrozar pueblos. Pero con la fuerza del Señor y con su misericordia escapé de ella». 4. Dice: «Has escapado bien porque echaste tu angustia en el Señor y abriste tu corazón al Señor, creyendo que no podías salvarte por otro a no ser por su Nombre grande y glorioso 123 • Por eso el Señor envió su ángel, el que está sobre las fieras y cuyo nombre es Thegri 124, y cerró su boca para que no te
122. S. Giet ha insinuado un posible simbolismo eclesiol6gico de esta visi6n: una virgen (blancura del vestido) revestida del sacerdocio (mitra). Para detalles, cf. o. c., 18-19 n. 3. Por su parte, J. Daniélou cree que Hermas combina la antigüedad de la Iglesia (la anciana) con su carácter de joven esposa que recuerda el Apocalipsis: cf. Théologie du ]udéo-Christianisme, Paris 2 1991 359. 123. Cf. Vis III, 1, 9 (9, 9), n. 74. 124. La identificaci6n de este nombre es difícil. J. Rendel Harris quiso leer l:typt, relacionándolo con Dn 6, 23 que se cita inmediatamente y donde se dice que el ángel de Dios cerró (raíz hebrea sgr) la boca de los leones: cf. On the Angelology of Hermas, en Hermas in Arcadia and Other Essays, Cambridge 1896, 21-25. Sin embargo, hay que señalar que la lectura propuesta por Rendel Harris no coincide con ninguna de las variadas lecturas que la tradici6n manuscrita ha hecho del término. Más recientemente John R. Krueger ha propuesto un sorprendente origen. El vocablo procedería de las lenguas turco-mong6licas donde existe una palabra básica, tengri, que se utiliza para designar a divinidades celes-
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112
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x(cnw aou xai O'tt n¡ÁLXoÜ'to &r¡ptov oux tot~úxr¡aa~· 5. G1tayr. ouv xai ~"'(Tiaat 'tO~ lxÁEX'tot~ 'tOÜ xup(ou 'tcX ¡J.EyaÁEta aÚ'toÜ xai Elx~ aÚ'tOt~, &tt 'tO &r¡p(ov 'tOÜ'tO 'tÚxo~ lcniv 6).(~ECa>~ ñj~ !J.EAAoúcrr¡~ 'rij~ 5 !J.EyáA.r¡~· l<Xv ouv 7tpOE'tOt!J.ácrr¡a6r. xai !J.E'tavoi¡crr¡n l~ oA.r¡~ xapo(~ Ú!J.WV xpo~ 'tOV xúptov, ouvi¡ata6E lxcpuyr.rv au'ti¡v, l<Xv ~ xapo(a U!J.WV ytvr¡'tat xa6ap<X xat cX!J.W!J.O~ xai 'tcX~ Áot'ltcX~ ñj~ ~wi'¡~ ~!J.tpa~ ú¡u;>v oouA.r.úcrr¡n 't~ xup(e¡> cX!J.t!J.X'tW~. lmp{~rne. -rci'" p.e.p{p.va, úp.CJ11 itrl -ro11 xúptov, xai aÚ'to~ xa'topOwatt aÚ'tcX~. 6. xtanúaan 'ti¡) xup(~, o{ 10 o(~uxot, lS'tt XcXV'ta OÚva'tat xai cXXOG'tptcpEt 't'i¡v op¡l¡v IXU'tOÜ &cp' Ú!J.Wv xai l~axocntÁÁEt ¡A.!ia
[24] 111.1. 'Hpwn¡aa au't'i¡v 'ltEpL 'tWV naaápwv XPW!J.cX'tWV wv 15 r.Ixr.v 'tO &r¡p(ov d~ 't'i¡v XEcpaA.T¡v. ~
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8-9. Sal 54, ¡3; 1 P 5, 7. 12-13. Cf. Mt 26, 24; Me 14, 21. 19. Cf. 2 P 2, 20. 21. Cf. 1 P 1, 7; Si 2, 5; Pr 17, 3; Jb 23, 10.
10. lin:olTtpl!ptL: lin:olTtptcj¡aL Gebhardt·Harnack. 11. &ean:oa·d.Ut~: lin:olTt&LA<~L Gebhardt·Harnack. 22. au"toít;: CIU"t
El Pastor de Hermas, Vis IV, 2, 4-3, 4
113
hiciera daño 125 • De esta gran tribulación has escapado por tu fe y porque no has dudado al ver una fiera tan grande. 5. Así pues, ve y explica a los elegidos del Señor sus grandezas y diles que esta fiera es tipo de la gran aflicción que va a venir 126• Así pues, si os preparáis de antemano y os convertís al Señor de todo corazón, podréis escapar a ella con tal de que vuestro corazón sea puro e irreprochable, y sirváis sin falta al Señor los restantes días de vuestra vida. Echad vuestras preocupaciones en el Seflor 127, y Él las solucionará. 6. Confiad en el Señor, los que dudáis 128 , porque todo lo puede: tanto apartar su ira de vosotros como enviar su azote sobre vosotros, los que dudáis. ¡Ay de los que escuchen estas palabras y las desobedezcan! Para ellos sería mejor no haber nacido.
[24] 111.1. Le pregunté acerca de los cuatro colores que la fiera tenía en la cabeza. Me respondió: «De nuevo andas indagando todo lo relativo a estas cosas». Digo: «SÍ, señora. Enséñame lo que eso significa». 2. Dice: «Escucha. El negro es este mundo en el que vivís. 3. Lo parecido al fuego y sanguinolento obedece a que este mundo será destruido por la sangre y el fuego 129• 4. La parte de oro sois vosotros, los que habéis huido de este mundo. En efecto, así como el oro es probado por el fuego y se hace útil, de la misma manera sois probados vosotros, los que convivís con los de este mundo. Así pues, los que perseveréis y soportéis de parte de éstos la prueba del fuego seréis purificados. Como el oro arroja su escoria, así también vosotros arrojaréis toda tristeza y
tes: cf. A Possible Turco·Mongolian Source for 0&-ypí in Hermas' 1be Pastor, AJPh 84 (1963) 29~297. Pero dado que antes del siglo VII no parece que existieran relaciones entre China y Occidente, no parece fácil explicar esa influencia. Sin embargo, Krueger mantiene: «Üne could, of course, presume that O&yp( is the work of sorne later editor or escribe who happened to learn this word when, or if, it became more widely known in Europe, but this seems to be grasping at straws. At the present stage of research, one can only presume that the AJ. taic tengri penetrated in sorne way to the W est, retaining sufficient of its meaning to be used as an angel name by Father Hermas•: a. c., 299. 125. Dn 6, 23; cf. Hb 11, 33. 126. Cf. Vis 11, 2, 7 (6, 7), n. 53. 127. Sal 54, 23. Cf. Vis ID, 11, 3 (19, 3). 128. Cf. Vis 11, 2, 4 (6, 4), n. 50. 129. Cf. 2 P 2, 20. Dídaché 16, 5: «Entonces los hombres vendrán al fuego de la prueba-. Justino habla de la lx7tÜpwau;: Primera Apología 60, 8-9. El término, que también aparece en Taciano, procedía del estoicismo, aunque Justino le da un contenido específicamente cristiano apartándose de la idea estoica: Segun· lÚl apología 6 (7), 3.
114
7tO~fL'i¡Y,
24, i-7
anvo:x,wp(cxv, xcxt xcx9cxpta91¡aea9e xcxt xp~aqJ.ot taea9e d~ 't~v olxo8o¡.t1¡v 1:oü 1tÚpyou. 5. 1:0 8f. Áeuxov ¡.tÉpo~ o cxlwv ó t1tf.PXÓ(J.ev6~ lcntv, lv ~ xcx'totxf¡aouatv o{ tXAf.X'tOL 'tOÜ 9eoü· O'tt &a1ttAot X!XL xcx9cxpot laov'tcxt oi lxA.eA.ey¡.tÉvot ímo 1:oü 9wü d~ ~wT¡v cxlwvtov. 6. 01) s ollv (.LT¡ 8tcxAL1t'tJ~ ÁcxÁwv d~ 1:& w1:cx 1:wv ciy(wv. l:xe1:e xcxt 1:ov 'tÚ1tov ñj~ 9At~EW~ ñj~ lpxo¡.tÉvr¡~ ¡.teyáÁT¡~. lciv 8f. Ú¡.tf.Í~ 9eÁ1¡aT¡'tf., ou8ev la,;cxt. (J.vr¡¡.toveúen 1:& 1tpoyeypcx¡.t¡.c.Évcx. 7. 'tatÜ'tcx er1tcxacx a1t7jÁ9ev, X!XL OUX ELOOV, 1t0t
8. cj¡6<po~: vlto~ Wittaker, Joly.
El Pastor de Hermas, Vis IV, 3, 4-7
115
angustia, seréis purificados y seréis útiles para la construcción de la torre. 5. La parte blanca es el mundo que ha de venir, en el que habitarán los elegidos de Dios, porque inmaculados y puros serán los elegidos por Dios para la vida eterna. 6. Así pues, tú no dejes de hablar a los oídos de los santos 130 • Ya tenéis la prefiguración de la gran aflicción que se acerca 131 • Si vosotros queréis, no será nada. Recordad lo escrito anteriormente. 7. Después de decir estas cosas, se fue, pero no vi por qué lugar se fue, pues sobrevino un ruido, y yo me volví hacia atrás con miedo, creyendo que venía la fiera.
130. Cf. Vis I, 1, 9 (1, 9), n. 21. 131. Cf. Vis ll, 2, 7 (6, 7), n. 53.
[25] t. ITpoa&uecx¡.t.Évou ¡.t.ou lv 't~ orx~ xcxt xcx9(acxV'to~ d~ 'ti¡v xÁ(vT¡v dai'jÁ9&v &vi¡p 'tt~ lv8o~o~ 't'Ü 6~tt · a:x,i¡¡.t.cx'tt not¡.t.&vtx~, ntptxd¡.t.tVO~ oÉp¡.t.cx cxrruov A&UXOV XCXL ni¡pcxv lxwv lnt 'tWV WIJ.WV XCXL 5 p&~8ov d~ 'ti¡v :x,t!pcx. xcxi. i¡aná.acx't6 !J.&, x&rw &V'tT)ancxa&¡.t.T)v cxu't6v. 2. XCXL tu9ó~ ncxp&xá.9taiv ¡.t.ot xcxi. AÉ-y&t ¡.t.Ot. , Anta'tá.AT)V uno 'tOÜ at¡.t.VO'tcX'tOU &nlAou, rvcx ¡.t.t'tOt aoü olxi¡aw 'tOe~ Aotna~ ~¡.t.Épcx~ 'rií~ ~wi'j~ aou. 3. rooecx i-yw, O'tt ná:p&O''ttV lxn&tpá.~wv ¡.t.t. XCXL AÉ-yw CXU'tc\)" ~u rdtp 't~ &t; lrw -ylip, ~TJIJ.L, -ytvwaxw, (l> ncxpt869T¡v. ).€-yu ¡.t.ot · 10 Oux lnt-ytvwaxu~ ¡.t.t; Oü, ~TJ!J.L 'E-yw, ~T)atv, d¡.t.t ó not¡.t.1¡v, (l> ncxpt869T¡~. 4. l'tt ÁcxÁoüV'to~ cx1hoü -I)Hotw9T) -1¡ l8€cx cxÓ'toü, xcxl ln€-yvwv cxu't6v, Ó'tt lx&!vo~ l¡v, 4> ncxpt869T¡v, xcxt &U9u~ auv&xú9T)v xcxt ~6~o~ ¡.t.t O..cx~&v xcxt óAo~ auv&x61tT)v &no 'rií~ AÚ1tTJ~, 6'tt o5'tw~ cxu'tc\) &ntxpí9T¡v nOVT)pW~ XCXL &(fp6vw~. 5. o o& &noxpt9d~ ¡.t.Ot Airw Mi¡ 15 aur:x.úwou, &Hdt la:x,uponotoü lv 'tOt~ tV'tOAOt~ ¡.t.ou att~ aot ¡.t.ÉAAw tV'tÉAAta9cxt. &nta'tiÍATJV -yá.p, ~T)aív, t'vat & do~ np6'ttpov n&V'tcx aot n<ÍALV 8tfew, CXU'tOt 'tOe X&(fá.AattOt 'tOe c'JV'tat Ú¡.t.!v CJÚ¡.t.(fopcx. npw'tOV n&V'twv
4. IXrTttav: om. Gebhardt-Harnack. 6. ün:o: tin:o WittAker, foly.
REVELACIÓN QUINTA 132
Visión del Pastor [25] 1. Cuando estaba en oración en mi casa y sentado en la cama, entró un hombre con aspecto glorioso, con figura de pastor, envuelto en una piel blanca de cabra, con un zurrón al hombro y un bastón en la mano. Me saludó, y yo le correspondí. 2. Al punto se sentó junto a mí y me dice: «He sido enviado por el Ángel santísimo 133 para que viva contigo los restantes días de tu vida». 3. Yo pensé que era enviado para tentarme y le digo: «Pero ¿quién eres tú? Porque yo sé -le digo- a quién fui entregado». Me dice: «¿No me reconoces?». Contesto: «No». Dice: «Yo soy el Pastor a quien fuiste entregado». 4. Mientras estaba todavía hablando, su figura se cambió n 4, y reconocí que era aquél a quien fui entregado 135• Al punto quedé confundido; el miedo se apoderó de mí y me derrumbé por la tristeza de haberle respondido tan mala e insensatamente. 5. Me dijo: «No te turbes, sino fortalécete en los mandamientos que te voy a ordenar, pues he sido enviado -dice- para mostrarte de nuevo todo lo que viste anteriormente, los puntos principales que son
132. Aquí, el título es revelación (&:7tomA.U!j¡u;) mientras que las anteriores eran visiones (6páaw;). Cf. introducción, p. 23. 133. Designación del Verbo en ambientes judeocristianos que se sirvió de la angelología para elaborar su reflexión trinitaria: cf. J. DANIÉLOU, Théologie du ]udéo-Christianisme, Paris 2 1991, 205-207. Véase además Mand V, 1, 7 (33, 7); Comp V, 4, 4 (57, 4); Comp Vll, 1-3. 5 (66, 1-3. 5); Comp Vlll, 1-4 (67-70); Comp IX, 1, 3 (78, 3); Comp X, 1, 1 (111, 1). 134. Esta aparición y metamorfosis tiene ciertas coincidencias con la aparición que se narra al comienzo del Poimandrés: cf. ed. Nock-Festugiere, vol 1, Paris 1945, 7. Dibel.ius lanz6 la hipótesis de que el Pastor pudiese ser el resultado de una conjunción del ángel guardián del judaísmo y el Poimandrés: cf. M. DIBEUUS, Der 0/fenbarungstriiger im cHirten» des Hermas, en Hamack-Ehrung, Leipzig 1921, 105-118. R. Joly ha puesto de manifiesto su escaso fundamento: cf. Hermas. Le Pasteur, 49-50. 135. Ph. Henne piensa que se trata de uno de los ángeles que aparecieron en Vis m, 5, 4 (13, 4): cf. L'unité du Pasteur d'Hermas. Tradition et rédaction, Paris 1992, 113.
118
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25, 5-7
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El Pastor de Hermas, Vis V, 5-7
119
de utilidad para vosotros. Ante todo, escribe mis mandamientos
y comparaciones. Lo demás 136 lo escribirás tal como yo te indique. Te mando -dice- que escribas primero los mandamientos y las comparaciones para que los leas continuamente y puedas guardarlos». 6. Así pues, escribí los mandamientos y las comparaciones como me había ordenado. 7. Si, una vez oídos, los guardáis, camináis en ellos y los practicáis con un corazón puro, recibiréis del Señor cuanto os ha prometido. Pero si, una vez escuchados, no os convertís, sino que seguís aumentando vuestros pecados, recibiréis del Señor lo contrario. El pastor, el ángel de la penitencia 137 , me mandó que escribiera todo lo que sigue.
136. Probablemente se refiera a las comparaciones 9 y 10 a las que posiblemente Hermas dio un título diferente al que nosotros le damos hoy. Cf. introducci6n, p. 23-26. 137. Cf. Mand IV, 2, 2 (30, 2); Mand IV, 3, 5 (31, 5); Mand. XII, 4, 7 (47, 7); Mand XII, 6, 1 (49, 1); Comp IX, 1, 1 (78, 1); Comp IX, 14, 3 (91, 3); Comp IX, 23, 5 (100, 5); Comp IX, 31, 3 (108, 3); Comp IX, 33, 1 (110, 1). Libro 1 de Henoch 40, 9: «Me respondi6: El primero es Miguel, el misericordioso y longánime; el segundo, Rafe!, encargado de las enfermedades y heridas de los hijos de los hombres; el tercero, Gabriel, encargado de todo poder; y el cuarto, llamado Fanuel, encargado de la penitencia para esperanza de los que heredarin la vida eterna,.: A. DiEZ MACHO, Apócrifos del Antiguo Testamento, IV, Madrid 1984, 68.
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3. Cf. Ef 3, 9. Cf. 2 M 7, 28; Sb 1, 14.
MANDAMIENTO PRIMERO
Fe, temor y continencia
[26] 1. Ante todo, cree que existe un único Dios. Él ha creado y ordenado todo; ha hecho pasar todas las cosas del no ser al ser 138; lo abarca todo. En cambio, s6lo Él es inabarcable 139 • 2. Por tanto, cree en Él; témele; y, si le temes, sé continente 140 • Guarda todo esto y arrojarás lejos de ti toda maldad, te revestirás de toda virtud justa y vivirás para Dios 141 si guardas este mandamiento.
138. Este pasaje del Pastor fue muy citado: d. IRENEO, Adversus haereses IV, 20, 2; ID., Epideixis 4; ORíGENES, De principiis 1, 3, 3; ATANASIO, De incarna· tione Verbi 3; ID., De Decretis Nicaenae Synodi 4; ID., Epístola festal 11. Cf. Vis 1, 1, 6 (1, 6), n. 13. 139. Cf. jUSTINO, Diálogo con el judío Trif6n, 127, 2; TEÓFILO DE ANTIOQUÍA, Ad Autolycum ll, 22. 140. Cf. Vis 1, 2, 4 (2, 4), n. 27. 141. La expresión Cilv -;e;> e,¿¡¡ aparece con mucha frecuencia en el Pastor: d. Mand 11, 6 (27, 6); Mand m, 5 (28, 5); Mand IV, 2, 4 (30, 4); Mand IV, 4, 3 (32, 3); Mand VI, 2, 10 (36, 10); Mand VII, 4-5 (37, 4-5); Mand Vill, 4. 6. 11. 12 (38, 4. 6. 11. 12); Mand IX, 12 (39, 12); Mand X, 3, 4 (42, 4}; Mand XII, 2, 3 (45, 3}; Mand XII, 3, 1 (46, 1); Mand XII, 6, 3. 5 (49, 3. 5); Comp V, 1, 5 (54, 5); Comp V, 7, 4 (60, 4); Comp VI, 1, 4 (61, 4}; Comp. Vill, 11, l. 3. 4 (77, 1. 3. 4); Comp IX, 20, 4 (97, 4}; Comp IX, 22, 4 (99, 4); Comp IX, 28, 8 (105, 8); Comp IX, 29, 3 (106, 3); Comp IX, 30, 5 (107, 5); Comp IX, 33, 1 (110, 1). Ha sido estudiada por F. Barberet que concluye así: «'Vivre a Dieu', désigne sur les levres du Pasteur une réalité qui, pour n'~tre point de ce monde, n'en est pas moins insérée dans ce monde. N'y ayant qu'une habitation provisoire, elle est destinée subsister apres luí, dans un monde venir qui est sa vraie patrie,.: La formule t1!11 -;e;> 9~ dam le Pasteur d'Hermas, RechSR 46 (1958) 387. En cuanto a las fuentes que han inspirado a Hermas esta fórmula, Barberet señala Ezequiel y, sobre todo, los escritos paulinos: d. a. c., 397-407. En sentido contrario se expresa L. W. Barnard que lo considera un tema típicamente judío, pero no neotestamentario: d. Studies in the Apostolic Fathers and their Background, Oxford 1966, 162.
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MANDAMIENTO SEGUNDO
La
sencillez
[27] l. Me dice: «Sé sencillo 142 e inocente, y serás como los niños, que no conocen la maldad que destruye la vida de los hombres. 2. Ante todo, no murmures de nadie ni escuches al que murmura. De lo contrario, tú, al escucharle, serás reo del pecado del murmurador si te crees la murmuración que oyes. Pues, al creerla, tú mismo te enfrentas a tu hermano. De esta manera serás reo del pecado del murmurador. 3. La murmuración es perversa; es un demonio inquieto 143 que nunca vive en paz, sino que habita siempre entre discordias. Por tanto, apártate de ella y vivirás siempre en paz con todos. 4. Revístete de santidad, en la que no hay ningún obstáculo malo, sino que todo es llano y alegre. Obra el bien, y del fruto de los trabajos que Dios te ofrece, da con sencillez a todos los necesitados, sin dudar a quién darás o a quién no 144 • Da a todos. Pues Dios quiere que se dé a todos de sus propios dones 145 • 5. Por tanto, los que reciban darán cuenta a Dios de por qué y para qué recibieron. Pues los que recibieron porque estaban en apuros no serán juzgados, pero los que recibieron con engaño serán castigados 146 • 6. Así pues, el
142. Cf. Vis 1, 2, 4 (2, 4), n. 28. 143. El judeocristianismo atribuye un demonio a cada vicio. Cf. Testamento de Rubén 3, en A. DiEz MACHO, Apócrifos del Antiguo Testamento, V, Madrid 1987, 31-32. Cf. Mand V, 2, 8 (34, 8); Mand X, 1, 2 (40, 2); Comp IX, 22, 3 (99, 3); Comp IX, 23, 5 (100, 5). 144. Cf. Vis ll, 2, 4 (6, 4), n. 50. 145. Hermas utiliza para esta sección sobre la limosna la misma fuente que el didachista: cf. Dú:laché 1, 5-6. Sin embargo, Hermas parece desconocer la cláusula restrictiva que presenta la Didaché: «Por otro lado, acerca de esto se ha dicho: Que tu limosna sude en tus manos hasta que sepas a quién das ... Cf. también Doctrina apostolorum 4 y Ps. &m. 19, 8-11. 146. Esta actitud cristiana fue ridiculizada por Luciano de Samosata: ..... desprecian los bienes, que consideran de la comunidad, si bien han aceptado estos principios sin una completa cenidumbre, pues si se les presenta un mago cualquiera, un hechicero, un hombre que sepa aprovecharse de las circunstancias, se enriquece en poco tiempo, dejando burlados a esos hombres tan sencillos»: De morte peregrini 13, ed. J. Alsina, Barcelona 1966, 132-133.
124
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27, 6-7
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6. Cf. St 1, 27.
4-5. 't'l¡v lll'tOl:i)v: 't~ lll'tOA~ Gebhardt·Harn41:k. S. xotl: ~ add. Wittaker. 6. xotl dti'((¿V'to~: xot! xot8a~pdt xotl 4xotxo~ xotl dt¡.¡.~~ Wittaker, Joly.
+¡ X«p8((¿...
El Pastor de Hermas, Mand 11, 6-7
125
ue da es inocente pues, tal como había aprendido del Señor a ~alizar ese servicio, lo realizó con sencillez, sin analizar a quién daba 0 a quién no. Así pues, ese servicio realizado con sencillez fue glorioso en la presencia de Dios. Por tanto, el que sirve con sencillez vivirá para Dios 147 • 7. Así pues, guarda este mandamiento tal como te lo he expuesto, para que tu penitencia y la de tu casa sea hallada en sencillez, y tu corazón, puro y sin mancha».
147. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
'EV'toA.T¡ y'
[28] 1. II<XA.w ¡.t.OL A.&ytL • 'AA.~O&Lot\1 &:y<Í1tot xotL 1tiicrot &:A.~9&Lot lx 'toü cr'tó¡.t.ot'tó~ crou lx7toptu€cr9w, tvot 'tO 1t\I&ÜfLot, o ó Oto~ Xot'tcflxLcrtv ÉY 't'{í GotpXL 'totÚTtl, cXAr¡9t~ tÚpt9fj 1totpcX 1téiGL\I &:v9pw1tOL~, XotL 5 o(hw~ oo~otcr9~crt'totL ó xÚpLo~ Ó Év crot Xot'tOLxwv· ~'tL ó xÚpLo~ &:A.r¡Owó~ lv 7totV'tL p~¡.t.ot'tL xott ouo&v 7totp' ottm4) ~tüoo~· 2. o[ o~v ~tuM¡.c.tvoL &:9noücrL 't0\1 xÚpL0\1 XotL y(voY'totL cbocrnpr¡'totL 'tOÜ xup(ou, IL~ 7totpotoLOóV'tt~ otÓ't~ 't-f¡v 7totpotXot'tot9~xr¡v, ~\1 lAot~ov. lAot~ov y&:p 7totp' otthoü 1t\I&Ü!J.ot !~tucr'tov. 'tOÜ'to l&:v ~tuo&~ &:1toowcrwcrw, l¡.c.(otvotv 't-f¡v 10 tV'toAi¡v 'tOÜ xup(ou xott ly&vov'to cX7tOG'ttpT¡'totL 3. 'totÜ'tot o~v &:xoúcrot~ lyw &xA.otucrot A.(otv. lowv o& ¡.c.t xA.otto\l'tot A.&ytL • T( xA.ot(tL~; "O'tL, q>r¡¡.c.(, xÚpLt, oux ot8ot, tl Oúvot¡.t.otL crw9'ijvotL. L1Lot't(; q>r¡cr(v. ÜÓOÉ1tW y<Íp, q>r¡¡.c.(, xúptt, lv 'tfj l¡.c.'Q 'w'O &:A.r¡9&~ ÉA<ÍAr¡crot p'ij¡.c.ot, &:U&: 7tcXV'tO'tt 7totvoúpyw~ &~r¡crot ¡.t.t'tcX 1tcXV'tW\I XotL 'tO ~tüM~ ¡.c.ou &A. r¡9&~ t7t€OtL~ot 15 1totp&: 1tCXGL\I &:v9pw7tm~· XotL ou0€1tO'tÉ ¡.t.OL ouod~ cX\I'tEL1tEY, cXAA' E1tLcrnú9r¡ 't~ AÓY
3-4. Cf. Ef 4, 25. 6. Cf. 1
Jn
2, 27.
14. ltTJCIOt: lÁ«ATJCIOt Gebhardt-Harnack.
MANDAMIENTO TERCERO
La veracidad
[28] 1. Me dice de nuevo: «Ama la verdad, y que de tu boca salga toda verdad para que el espíritu, que Dios hizo habitar en esa carne 148, sea hallado verdadero delante de todos los hombres, y de esa forma sea glorificado el Señor que habita en ti 149 • Porque el Señor es verdadero en todas sus palabras, y en Él no hay engaño ninguno. 2. Así pues, los mentirosos reniegan del Señor y defraudan al Señor pues no le devuelven el depósito que recibieron. Pues de Él recibieron un espíritu que no engaña. Si le devuelven uno embustero, violaron el mandamiento del Señor y se hicieron estafadores 150». 3. Cuando escuché esto, rompí a llorar con fuerza. Al ver que lloraba, me dice: «¿Por qué lloras?». Contesto: «Señor, porque no sé si podré salvarme». Dice: «¿Por qué?». Respondo: «Señor, porque en mi vida todavía no he dicho una palabra verdadera, sino que siempre conviví con todos de una manera astuta y a todos les presenté mi mentira como verdad. Y nadie me contradijo jamás, sino que se dio fe a mi palabra. Así pues, señor, ¿cómo podré vivir después de haberme comportado asÍ?». 4. Dice: «Piensas bien y con verdad. Convenía que, como siervo de Dios, hubieses caminado en la verdad, y que una conciencia mala no habitase con el espíritu de la verdad 151 , y que no hubieses llevado la tristeza al espíritu santo 152 y verda-
148. Cf. Mand V, 1, 2 (33, 2}; Mand V, 2, 7 (34, 7}; Mand X, 2, 6 (41, 6); Comp V, 6, 5 (59, 5); Comp V, 7, 1 (60, 1); Comp IX, 24, 2 (101, 2}; Comp IX, 25, 2 (102, 2). Para la pneumatología del Pastor, cf. introducción, p. 35-41. 149. Cf. Mand XII, 4, 3. 5 (47, 3. 5); Comp 1, 7 (50, 7); Comp V, 4, 3 (57, 3); Comp IX, 21, 1 (98, 1). 150. Cf. Mand. V, 1, 2-3 (33, 2-3}. 151. El término «espíritu de la verdad,. aparece en el Manual de disciplina de Qumram o en el Testamento de Judá 20, 1. En Jn 16, 15 designa a la tercera persona de la Trinidad. Hermas no lo usa en sentido trinitario, sino más bien en conexión con la concepción judía. 152. No se trata del Espíritu Santo, persona trinitaria, sino que debe entenderse en el contexto de los dos espíritus y en conexión con el espíritu de Gen 2, 7: cf. J. P. MARTÍN, Espíritu y dualismo de espíritus en el Pastor de Hermas
128
n:OL¡Li¡v,
28, 4-S
-ce\) ar.fLv~ xcxt &A.1)9tt. Ou8í1ton, cp1JfL(, xúpte., -cotcxü~cx pf¡IL«~a &xpt~Wt; -i¡xouacx. 5. Nüv ouv, cp1Ja(v, &xoÚtLt;' cpÚAcxO'O'E cxo~ti. !vcx lCCXt 'tcX 1tp6npov & lMA.1)0'CXt; ~tu8ij lv ~cxü; 1tpCX')'fLCX~tCcxtt; aou, 'tOÚ't(o)v tÚpe.9ÍY'tWV cXA1)9tvwv, x&xttYCX 1tL~cX ')'ÉV1)~CXL' 8úvcx'tCXL ')'cXp x&XEtV(l s m~« ye.vía9cxt. l&v ~cxü~cx cpuÁ&~t; xcxt &1to ~oü vüv 1t!acxv &),~Oe.LCX\1 ACXA1¡~t;, 8uvi¡O'll O'ECXU'tc'¡) ~Wi¡Y 1tEpL1tOL'IÍO'CX0'9otL' XCXt 8t; (i;y cXXOÚO'l} ~V tV'tOAi¡v 'totÚ'tT¡Y XCXt cX1tÍX,1)~CXL 'tOÜ 1tOV1JpO't&'tOU ~EÚO'fLCX'tot;, ~~O'E'tCXL 't~ 9t~.
7. «n:tx'fl'tcxL: licp~"L'czL Wittaker, ]oly.
El Pastor de Hermas, Mand lli, 4-5
129
dero». Digo: «Señor, nunca escuché palabras tan acertadas». 5. Me dice: cAsí pues, ahora las escuchas. Guárdalas para que las mentiras. que dijiste antes en tus negocios, sean dignas de fe al ver que estas palabras de ahora son verdaderas 153 • Si las guardas y desde este momento hablas toda verdad, podrás procurarte la vida. También el que escuche este mandamiento y se aparte de la perversísima mentira, vivirá para Dios 154 •
y su relación con el judaísmo, VetChr 15 (19878) 334-335. Véase también Mand. V, 1, 2 (33, 2) y Mand. VI, 2 (36); Mand X, 2-3 (41-42); Mand XI, 1-21 (43, 1-21). 153. El pasaje presenta una notable oscuridad. Probablemente, el Pastor quie-
ra decirle que, si ahora adquiere fama de veraz, sus mentiras anteriores no serán tenidas en cuenta. 154. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
'Ev-.oA.T¡ 8'
5
10
15
20
25
(29] 1.1. 'Ev-.ÉAAO(J.<XL GOL, tpT)GLY, tpUAcXaatLY 'ti¡v &rvda.v, xa.i !J.T¡ &va.~a.LYt'tW aou t1tt -.T¡v xa.p8(a.v 7ttpi yuva.Lxo~ IXAA.o-.p(a.~ ~ 7ttpi 7tOpvt(a.~ 'tLvO~ ~ 7ttpt 'tOLOU'tWV 'tLYWY Ó(J.OLW(J.cX'tWY 1tOVT)pwv. 'tOU'tO y«p 1tOLWY (J.t"(cXAT)V li¡.La.p-.(a.v lpyciCtJ. ñj~ 8& aij~ (J.VT)(J.OYtÓWY 1tcXV'tO'tf. "(UY<XLXO~ ou8É1tO'tE. 8L<X¡.La.p't'"Í¡au~. 2. Mv y&p a.tl'tT) i¡ lv9Ó¡.LT)GL~ E1tL -.T¡v xa.p8ía.v aou &va.~'ij, 8La.¡J.a.p'ti¡au~, xa.l l<Xv tnpa. ot!-.w~ 7tOV7JpcX, &!J.a.p-.La.v lprciCn. i¡ y<Xp lv9ÚIJ.TJGL~ a.Ü'tT) 9toü 8oóA.~ &!J.a.p-.ía. IJ.&"(cXATJ la-.(v· l
21. Cf. Me 10, 11; Mt 5, 32; 19, 9.
16. -yvw: "'(VOL Wittaker, ]oly.
MANDAMIENTO CUARTO
Castidad y matrimonio
[29] 1.1. Dice: «Te mando que guardes la castidad, y que no suba a tu coraz6n 155 el deseo de una mujer ajena ni el de fornicaci6n ni el de ninguna maldad parecida. Pues si haces esto, cometerás un gran pecado. Pero si te acuerdas siempre de tu mujer, nunca pecarás. 2. Si este deseo sube a tu coraz6n, pecarás; y si suben otros lo mismo de perversos, cometes pecado. Pues para un siervo de Dios ese deseo es un gran pecado. Si alguien realiza esa perversa acci6n, se procura la muerte. 3. Así pues, ten cuidado. Apártate de ese deseo. Pues donde habita la santidad, la injusticia no debe subir al coraz6n del hombre justo». 4. Le digo: «Señor, permíteme que te haga algunas preguntas». Me dice: «Habla». «Señor, -le digo- si uno tiene una mujer que cree en el Señor y la encuentra en adulterio, ¿peca el hombre si convive con ella?». 5. Me responde: «Mientras que lo desconoce, no peca. Pero si el hombre conoce el pecado de su mujer, y ésta no se arrepiente sino que persiste en su adulterio, y el hombre convive con ella, entonces es reo del pecado de aquélla y c6mplice del adulterio». 6. Le digo: «Señor, ¿qué hará el hombre si la mujer persiste en su pasi6n?». Me responde: «Que la repudie y el hombre viva solo. Pero, si después de haber repudiado a su mujer, se casa con otra, también éste comete adulterio». 7. «Señor, -le digo- si después de haber repudiado a la mujer, ésta se arrepiente y quiere volver con su marido, ¿ha de ser recibida?». 8. Responde: «Ciertamente. Si el marido no la recibe, peca y arrastra consigo un gran pecado 156 • Por el contrario, es necesario que sea recibido el que ha pecado y se arrepiente; pero no muchas veces. Pues para los siervos de Dios s6lo hay una penitencia 157 • Preci-
155. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 156. Tertuliano arremetió contra Hermas por considerarlo excesivamente indulgente con los cónyuges adúlteros y por su benevolencia con las segundas nupcias. Lo llamaba Pastor moechorum: cf. De pudicitia 10, 11; 20, 2. 157. Cf. introducción, p. 35.
132
7tDL¡.LÍ)II,
29, 8-30, 2
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[30] 11.1. 'Hpwn¡acx aU't'O'II 1tcXAL'II A.trwv· 'E1tti ó xúptot;
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fL! "Í¡"('Í¡O'CX't'O, r\ICX ¡Lt't' t¡LOÜ 1tcX'\I't'O't'E XCX't'OtXfjt;, OA(ya fLOU pf¡¡La't'CX f'tt t1td OU auv(w ou8ev XCXL ~ xap8(a fLOU 1t!1tWpW't'CXL &1t1) 't'W\1 1tpo't'lpwv ¡LOU 1tpci~twv· auvl'tta6v ¡LE., ~'tt ).(cxv cicppwv d¡Lt xat Gwt; ou9E.v 'IIOW. 2. &1toxpt9dc; ¡LOL Ály!t' 'Eyw, cp7Ja(v, t1tL tijc; ¡L!'t'CX'\Io(ext; d¡Lt xat 1t!atv 'tO~ ¡L!'tcxvooüatv aúvtatv 8(8w¡Lt. f¡ ou 8oxt'L aot, q¡r¡a(v, aU't'O 't'OÜ't'O 't'O ¡L!'tavoTjacxt O'Ú\ItO't'll t!vat; 't'O ¡Lf.'t'CX'IIOTjaat, cp'l)atv, aúvta(t; 20 l.crttv ¡LtycXÁ7J. auv(tt yap Ót¡Lap't'f¡aext;, lS't't 1tt1tOL7JX!'II 't'O 1tovr¡pov l¡L1tpoa9tv 't'OÜ xup(ou, xcxt &YCX~CXL'II!t l.1tt -rl¡v xcxp8ícxv CXU't'OÜ T¡ 1tp~~. f¡v l1tpcx~!Y, xcxt ¡L!'t'CX\IOEL xcxt ouxl't't l.py!Í~!'t'CXL 't'O 1tovr¡p6v, &U& 't'O &ya9ov 1toA.unA.wc; lpyci~ncxt xcxt -ccx1tttvor 't'Ttv lcxu•oü
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20-21. Cf.
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2, 11; 3, 12; <4, 1; 10, 6; 13, 1; 1 S 15, 19; 1 R 14, 22.
El Pastor de Hermas, Mand IV, 1, 8-2,2
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samente a causa de esta penitencia, el hombre 1sa no debe casarse. Esta praxis afecta tanto a la mujer como al hombre. 9. No sólo hay adulterio cuando uno mancilla su carne, sino que también el que obra al estilo de los gentiles 159 , adultera, de manera que, si uno persiste en tales obras y no se arrepiente, apártate de él y no convivas con él. De lo contrario, tú eres reo de su pecado. 10. Por ello, os he ordenado que permanezcáis solos 160, tanto el hombre como la mujer. Pues puede darse en ellos penitencia. 11. Así pues, no doy motivo para que esa praxis se realice así, sino para que el pecador no peque más. De sus anteriores pecados hay quien puede curarlo 161 • Pues Él es quien tiene el poder sobre todas las cosas». [30] 11.1. Le volví a suplicar: «Puesto que el Señor me ha considerado digno de que vivas siempre conmigo, soporta aún algunas palabras, pues no comprendo nada y mi corazón está endurecido a causa de mis actos anteriores. Instrúyeme porque soy muy insensato y no comprendo absolutamente nada-. 2. Me contestó: «Yo estoy encargado de la penitencia 162 y doy inteligencia a todos los que se arrepienten. ¿Acaso no te parece que este mismo arrepentirse es inteligencia? El arrepentimiento es una gran inteligencia, porque el pecador comprende que ha obrado mal ante el Señor, a su corazón sube la acción que realizó 163 , se arrepiente, ya no hace el mal sino que obra el bien a manos llenas, y humilla y mortifica su alma por haber pecado 164 • Ya ves có-
158. Se refiere al hombre que ha repudiado a su mujer. 159. Los matrimonios entre cristianos y paganos fue duramente atacado: cf. TERTIJLIANO, Ad uxorem II, 2·8; CIPRIANO, De /apsis 6. 160. Es decir, no unirse a nadie. Para el tema del divorcio puede verse H. CROUZEL, L 'Eglise primitive face au divorce. Du premier au cinquieme siecle, Paris 1971, el cual concluye, a propósito de Hermas, «que la rupture de la com·
munauté conjugale entrainée par !'adultere ne comporte pas nécessairement la permission d'un remariage, done la suppression complete du lien établi par Dieu entre les époux: il y a rupture dans un sens, puisqu'ils ne peuvent pas vivre en· semble; non dans un autre, car ils restent toujours spirituellement une seule chair, et de nouvelles noces seraient adulteres, comme Hermas le precise claire· menta (p. 53). 161. Cf. Vis. 1, 3, 1 (3, 1), n. 29. 162. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. 163. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 164. Este pasaje lo recoge después CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata II, 12, 55. Para la expresi6n humillar el alma, d. 1 Clem. 55, 6. Puede verse W. C. VAN UNNIK, Zur Bedeutung von 't017tr.tvoiiv rl¡\1 !jlux~ bei den Apostolischen Vatem, ZNW 44 (1952-1953) 250-255.
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134
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30,2-31,7
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[31] 111.1. "E't~, cpT)!J.L, xúp~~. 7tpoa6f¡aw 'tOÜ É1t~pwtijacx~. cpT¡a(v. "Hxouart, cpTj(.LL, xÚpL~, 'ltcxp« 't~YWY o~ortax«A.wv, lh~ É'tÉprt (.L~'t«Yotrt oux la't~Y tt ¡Li¡ tx~(YT¡, lSn ELt; Üowp Xrt'tÉ~Tj(.L~Y XrlL &A&~o¡L~Y &cp~a~v CÍ(.Lrtp't~CÍ>Y "Í¡!J.WY 'tWY 'ltpO'tÉpwv. 2. A.lr~~ IJ.OL" KrtA6lt; flxouartt;" o~w -ydtp lxu. lau -ydtp 'tOY ELAT)cpÓ'trt !cp~aw CÍIJ.rlp-.~v (.LT)XÉ't~ cX(.Lrtp't«v~w. &;).).' tY &-yv&L~ Xrt'tO~X~LY. 3. E'lt~L o& 'lt«V'tCX t~rtXpt~&~'t). Xrti 'tOÜ'tÓ <JO~ OT¡Awaw, ¡Li¡ o~oout; cicpop¡J.i¡Y 'tOLt; (J.ÉAAOU<J~ 'lt~CJ't&Ú~LY 1¡ 'tOLt; YÜY 'lt~CJ't&Ú<Jrt<JLY tLt; 'tÓY XÚp~OY. OL -ydtp YÜY 'ltLCJ't~ÚartY't~t; f¡ ¡LÉAAOY't~t; 'ltLCJ't~Úuv IJ.~'t«vmrtv CÍ(.Lrtp't~wv oux l:x,ouaw, &cp~aLY o& &:x,oua~ 'tWY 1tpO'tÉpwv &IJ.rlp't~WV rtU'tWY. 4. 'tOÍt; OUY XAT)6~Ta~ 7tp0 'tOÚ'tWY 'tWY "Í¡!J.~pwv t6T¡X~Y Ó xúp~ot; (.L~'tcXVO~rtY. XrtpO~O"fYWCJ'tT)t; -ydtp WY ó xúp~ot; ML 'ltcXY'trt 1tpo-ywwaxwv E"fYW 'ti¡v aa6lvurtv 'tWY civ9pw1tWV xrti 'ti¡v 'ltOAU'ltAOXLrlY 'tOÜ O~rt~ÓAOU, eh~ 'ltO~f¡a~~ 'tL XrlXOV 'tOÍt; OOÚAO~t; 'tOÜ a~oü XrlL 'ltOYT)p~Úa~'t(l~ dt; rlU'tOÚt;• 5. 'ltOAÚa'ltACXlXYOt; ouv wv ó xúp~ot; ta'ltArt-y:x,v(a9T¡ t'ltL 'ti¡v 'ltOLT)CJ~Y cxU'tOÜ xrti &&r¡x~v 'ti¡v IJ.~'t«vmrtv 'trtÚ'tT)Y, ML t(.LOL ~ &~oua(rt 'ti'ít; (.L~'tcxvoCrtt; 'trtÚ'tT)t; l069T¡. 6. ciUdt l-yw ao~ Al-yw, cpT¡a( · IJ.~'tdt 'ti¡v xA.fíaw &xdYT¡v 'ti¡v IL~r&A.T¡v xrti a~¡Lvi¡v l&v 't~t; tX'lt~~prta9dt; imo 'tOÜ o~rt~óA.ou CÍ!J.rtp'tf¡an, ¡L(rtv (.L~'t«Yo~rtY E:X,~~· ÉOtY Ot Ú'lto :X,~Lprt cX(.Lrtp't«yt¡ XrtL (.L~'trtYO"Í¡CJll, a<JÚ¡J.cpOpÓY Éa't~ 't~ civ9pw'lt(~ 't~ 'tO~OÚ't(f)" ouaxÓAWt; -ydtp ~T¡a~'trl~. 7. AÉ-yw rtU't
10
15
20
25
26. onhc¡i·: KúpLt add. jo/y.
El Pastor de Hermas, Mand IV, 2, 2-3, 7
135
mo la penitencia es una gran inteligencia». 3. Le digo: «Por esto, señor, quiero que me expliques todas las cosas. Ante todo, que soy pecador para que sepa qué obras he de practicar para v1v1r, porque mis pecados son muchos y variados». 4. Me dice: «Vivirás si guardas mis mandamientos y caminas en ellos. El que escuche estos mandamientos y los guarde, también vivirá para Dios 165». [31] 111.1. Le digo: «Señor, yo te haría aún una pregunta». Dice: «Habla». «Señor, -le digo- he oído de algunos maestros que no hay otra penitencia sino aquella en que bajamos al agua y recibimos el perdón de nuestros pecados anteriores 166». 2. Me dice: «Has oído bien, pues así es. Es necesario que el que ha recibido el perdón de los pecados ya no peque más, sino que viva en santidad. 3. Puesto que lo quieres conocer todo con exactitud, también te manifestaré esto, aunque no quisiera ofrecer pretexto [de pecar] a los que van a creer o a los que creyeron hace poco en el Señor. Pues los que creyeron hace poco o los que van a creer no tienen penitencia de sus pecados, sino que tienen el perdón de sus pecados anteriores 167 • 4. El Señor dispuso la penitencia para aquellos que fueron llamados antes de estos días. Pues como el Señor conoce los corazones y todo lo sabe de antemano, conoció la debilidad de los hombres y los enredos del diablo; asimismo que haría mal a los siervos de Dios y sería malvado con ellos. 5. Pero el Señor, rico en misericordia, se apiadó de su obra y dispuso esta penitencia y me dio el poder de esa penitencia 168 • 6. Pero yo te digo: después de aquella grande y santa llamada 169, si alguno es tentado por el diablo y peca, tiene una penitencia 170 • Si peca continuamente y se arrepiente, es cosa inútil para tal hombre. Pues difícilmente vivirá». 7. Le digo: «He vuelto a la vida después de haberte escuchado esto con tanta exactitud.
165. Cf. Mand I, 2 {26, 2), n. 141. 166. Se refiere al bautismo. Cf. Ps.-Bern. 5, 1; jUSTINO, Primera apología 61. La distinción entre penitencia y perdón de los pecados puede verse también en CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata Il, 12, 55. El cap. 13 de Stromata II puede considerarse un comentario a este capítulo 3 del Mandamiento cuarto del Pastor. 167. Es decir, ya han recibido el perdón del bautismo. 168. Cf. Vis V, 7 {25, 7), n. 137. 1,69. Es decir, la llamada a la fe sellada por el bautismo: cf. A. D'ALEs, L'Edit de Ca/liste, París 2 1914, 73-80; N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 213; PH. HENNE, La Cbristologie chez Clément de Rome et dans le Pasteur d'Hermas, Fribourg 1992, 294-295. 170. Cf. introducción, p. 35.
136
XOl!''Í¡V,
31, 7-32, 4
Utv (J:r¡xé'tt 1tpoa8i¡aw 't<XL~ IÍfL<Xp'tL<X~ (J.OU, aw6i¡ao¡L<Xl • .Ew&f¡an, cpr¡a(v, xotL MV't~, oaot &av 'tCXÜ't<X 1toti¡awaw.
[32] IV.t. 'Hpw'tT}acx cx1hov 1tciA.tv Alrwv· Kúpt!, l1td !~ &vlxn (J.OU, l'tt (J.OL xcxi 'tOÜ'to 8i¡A.waov. Alrt, cpr¡a(v. 'E&v "(Uvi}, cpr¡(J.(, 5 xúpt!, ~ 1tciA.w livi¡p 't~ XOL(J.TJGti xcxt "f<X¡L-f¡!T(I 't~ ~ cxÜ'twv, ¡Li¡'tt CÍ(J.<Xp'tcivtt ó "fCX¡Lwv; 2. Oúx (J.dV'fl 'tt~, 1ttptaao'tÉpcxv lcxtrtc"¡) 'tt(J.i¡v xcxt (J.E"Y'ciA.r¡v Mecxv 1tEpt1tOLEt't<XL 1tpo~ 'tOV xúptov· lciv 8! xcxt "f<X(J.'Í¡a"Q, oux ci¡..t<Xp'tciYtL. 3. 'ti¡ptt o6v Ti¡v &rvdcxv xcxt -d¡v at¡LVÓ'tT)'t<X, xcxt ~1!an 'tci) Otci). 't<XÜ'tci aot lSacx A.cxA.w xcxl 10 ¡LtAAw A.cxA.t!v, cpúA.cxaat ci1to 'tOÜ vüv, licp' oij¡; ¡LOL 1tcxpd)68r¡¡; i¡¡Llpcx¡;, xcxl d¡; 'tOV otx6v aou X<X'tOtxT¡aw. 4. 'to!¡; 8& 1tpodpot¡; aou 1t<Xp<X1t'tW¡Lcxaw !cptm¡; la't<XL, lciv 't
4-8. Cf. 1 Co 7, 36-40.
9.
>..at>..w:
f¡ add. Gebhardt-Har714Ck, Wittaker.
El Pastor de Hermas, Mand IV, 3, 7-4, 4
137
Pues sé que, si ya no vuelvo a pecar, me salvaré». «Te salvarás tÚ y todos los que la cumplan» -dice. (32] IV.t. Le pregunté de nuevo: «Señor, puesto que me soportas, aclárame todavía esto». Dice: «Habla». «Señor, -le dije- si una mujer o el marido muere, y uno de ellos se casa, ¿peca el que se casa?». 2. Dice: «No peca. Pero si permanece solo, se procura ante el Señor un honor superior y una gran gloria. No obstante, si se casa, no peca 171 • 3. Así pues, guarda la castidad y la santidad y vivirás para Dios 172 • Esto que te digo y lo que te diré, guárdalo desde ahora, desde este momento en que me has sido entregado, y habitaré en tu casa. 4. Tus pecados pasados serán perdonados si guardas mis mandamientos. También habrá perd6n para todos si guardan mis mandamientos y caminan en esta pureza».
171. Cf. supra, n. 156, para la actitud de Tertuliano ante estos postulados del Pastor. 172. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
'EvtoÁ~
E'
[33] 1.1. Metxp69u¡..t.oc;, cpr¡a(, y(vou xeti O'UVE'tÓc;, xeti 7távtwv 'tW\1 1tOVTjpWV tp'(W\1 XOt'tOtXUpLEÚO'ELc; XOtL tpyá
7. n:oAI.tj: om. Gebhardt-Harnack. 15. A.á.~u~: A.cx¡3Wv Gebhardt-Harnack. 16. xcxt: om. Gebhardt-Harnack. 17. cin:6AI.ucn: cin:oAI.Gtt Wittaker, Joly. 24. oúx: oúxtn Joly.
MANDAMIENTO QUINTO
La
paciencia
[33] 1.1. Me dice: «Sé paciente y prudente, y dominarás todas las malas obras y harás toda justicia. 2. Pues, si eres paciente, el espíritu santo, que habita en ti 173 , será puro sin que otro espíritu perverso lo oscurezca, sino que, al habitar en un lugar espacioso, se alegrará y regocijará con el vaso 174 en que habita, y servirá a Dios con gran alegría, pues tiene la plenitud en él mismo 175• 3. Pero, si sobreviene un arrebato de ira, el espíritu santo, como es delicado 176 , se angustia inmediatamente porque no tiene su morada pura y busca marcharse de este lugar. Pues es sofocado por el mal espíritu al no tener lugar donde servir al Señor como quiere, pues está manchado por la ira. Pues el Señor habita en la paciencia, pero el diablo en la ira. 4. Que ambos espíritus habiten en uno mismo, es perjudicial y malo para aquel hombre en el que habitan. 5. Pues, si tomas muy poco ajenjo y lo echas en un tarro de miel, ¿no se echa a perder toda la miel? ¿y tanta miel no se estropea por una insignificancia de ajenjo? ¿y no se pierde la dulzura de la miel y ya no tiene la misma gracia para su dueño, pues se hizo amarga y perdió su utilidad? Pero si a la miel no se le echa ajenjo, la miel se halla dulce y es útil para su dueño 177• 6. Así pues, ya ves por qué la paciencia es más dulce que la miel, es útil al Señor y habita en ella. En cambio, la ira es amarga e inútil. Por tanto, si la ira se mezcla con la paciencia, se mancilla la paciencia, y su plegaria ya no es útil a Dios».
173. Cf. Mand m, 1 (28, 1), n. 148, así como n. 151 y 152. 174. Cf. Mand. V, 2, 5 (34, 5); Ps.-Bem. 7, 3. 175. Cf. Mand. m, 2 (28, 2). 176. Cf. Mand. VI, 2, 3 (36, 3). Paras las raíces judaicas de esta delicadeza del espíritu, cf. J. E. MORGAN-WYNNE, 7be «De/icacy» of the Spirit in the She· pherd of Hermas and in Tertullian, en Studia Patristica XXI, Leuven 1989, 154-157. 177. La misma imagen será usada después por Gregorio de Nacianzo, Discur· so 11, 12.
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El Pastor de Hermas, Mand V, 1, 7-2, 7
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7• Le digo: cSeñor, querría conocer la fuerza de la ira para guardarme de ella-. Me dice: «Ciertamente, si tú y tu familia no os guardáis de ella, has perdido toda tu esperanza. Guárdate de ella pues yo estoy contigo. De ella se apartarán también todos los que se arrepientan de todo coraz6n, pues estaré cop ellos y velaré por ellos. Pues todos fueron justificados por el Angel santísimo 178». [34] 11.1. Me dice: «Escucha ahora el poder de la ira, qué mala es, c6mo derriba con su fuerza a los siervos de Dios y c6mo los aparta de la justicia. No aparta a los que están llenos de fe, ni puede obrar nada contra ellos, porque la fuerza del Señor está con ellos. Pero aparta a los que están vacíos y a los vacilantes 179 • 2. Pues, cuando ve que tales hombres están en calma, acampa en el coraz6n de ese hombre, y por una nadería el hombre o la mujer se amargan por los quehaceres cotidianos o por la comida o por alguna cicatería o por algún amigo o por un algún regalo dado o recibido o por cualquier otra necedad. Pues para los siervos de Dios todo esto son necedades, vaciedades, insensateces e inconveniencias. 3. En cambio, la paciencia es grande, fuerte, con gran poder, robusta, floreciente, alegre, gozosa, libre de preocupaciones; glorifica al Señor en todo tiempo, no tiene en sí nada amargo y permanece siempre mansa y tranquila. Así pues, esta paciencia habita con los que tienen una fe Íntegra. 4. La ira es, ante todo, necia, ligera e insensata. Luego, de la insensatez proviene la amargura; de la amargura, la irritaci6n; de la irritaci6n, la c6lera; de la c6lera, el resentimiento. Y este resentimiento originado por tantos males es un pecado grande e incurable. 5. Pues, cuando estos espíritus habitan en un solo vaso 180, en el que también habita el espíritu santo, aquel vaso no es capaz de contenerlos, sino que rebosa. 6. Así pues, el espíritu delicado, como no tiene costumbre de habitar con un espíritu malo ni con la dureza, se aleja de tal hombre y busca habitar con la mansedumbre y la tranquilidad. 7. Después, cuando se aparta de aquel hombre en el que habita, aquel hombre se queda vacío del espíritu justo y, llenándose de los espíritus perversos, es agitado en todas sus acciones, llevado de aquí para allá por los malos espíritus, y es totalmente incapacitado para cualquier buen pensamiento.
178. Cf. Vis V, 2 (25, 2}, n. 133. 179. Cf. Vis 11, 2, 4 (6, 4}, n. 50. 180. Cf. Mand. V, 1, 2 (33, 2}.
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7tOL¡.t"Í¡II,
34, 7-8
&1to 'tTj¡; OLCxvoCcx¡; 'tij¡; ci:ycx6ij¡;. o(i'tw¡; oóv cru¡J.~cxívEL 1tcicrt 'totc; Ó~UX6AOL¡;. 8. cX1ttXOU OÓ\1 ci:m) 'tTj¡; O~UXOA(cx¡;, 'tOÜ 1tOVT¡pO't(Í;'tOU 1t\IEÚIJ.<X'to¡;· lvoucrcxL OE 't"i¡v ¡J.cxxpo9u¡J.ícxv xcxt &nía"tcx 't'fi ó~xoA.í~ xcxi 't"fi mxp(~, X<XL lCJ'Q tÚptcrx6¡J.E\IOc; IJ.E'tcX 'tij¡; CJE¡J.\16'tT¡'tO¡; 'tijc; Tt'Y<X1t"l)(J.tvt¡c; S Ú1to 'tOÜ xup(ou. ~AÉ1tt oóv, IJ.~1tO'tE 1t<Xptv9u¡J.T¡~c; 't"i¡v lnoA.'i¡v 't<XÚ'tT¡\1" EcX\1 yci:p 't<XÚ't"l)c; ti¡c; l\l'toAij¡; xupLEÚCJl)¡;, X<XL 'tcXc; AOL1tcXc; lv'tOAcX¡; ouvi¡cro q¡ulá;ecxL, ci~ crot IJ.ÉAAw l\l'ttllta9cxt. laxupoü lv cxu'tcxtc; xcxt lvouw¡J.oü, xcxt 1t(Í;\I'ttc; lvOu\ICX(J.OÚcr9wcrcxv, OCJOL lci:v a&A.wcrl\1 lv CXU't<XL~ 1t0ptúta9cxt.
7. laxupoü: iaxut otlv Gebhardt·Harnack.
El Pastor de Hermas, Mand V, 2, 7-8
143
Así les sucede a los coléricos. 8. Por tanto, apártate de la ira, el espíritu más perverso 181 • Revístete de paciencia y lucha contra la ira y la amargura, y serás encontrado en la santidad que el Señor ama. Procura no olvidar este mandamiento. Pues si dominas este mandamiento, también serás capaz de guardar los restantes mandamientos que te voy a ordenar. Sé fuerte y poderoso en ellos, y fortalézcanse también todos los que quieran caminar en ellos».
181. Cf. Mand 11, 3 (27, 3), n. 143.
' E \l'tOA:i¡ ~'
[35] 1.1. 'Eve.utAcXIJ.T)Y aOL, ~T)O'LY, lv 'tlj 1tpW't"Q lvtoAij, t\1« 1tlO"tw xcxt 'tOY ~ó~ov X«L -d¡v lyxpcíntcxY. Ncx(, ~T)¡.t(, vüv 6€A.w aot, ~T)alv, 8T¡Áwacxt xcxt 't~t; 8uv&¡.te.tt; cxÜ't~Y, 5 tYCX voT¡a¡c;, 'tLt; cxÜ'tWY 'tLYCX 8úYCX¡.¡.w lxe.t :~e«L lvípye.tcxv· 8t7tÁcxt yá.p daw cxL lvípye.tcxt CXU'tWY' xe.rvtcxt o6v l1tl 8txcx(ct> xcxt &8Cx~. 2. aU oov 1tLO''tEUE 'tci) 8txcx(~, 'tci) 8e &8Cxct> ¡.ti¡ 1ttO"tEÚ0"1)t;' 'tO l~P 8LX«toY óp&i¡v ó8Qy lxu, 'tO 8& !8txoY O"tpE~Ai¡Y. cXAAcX aU 'tfi op8fj Ó8cl) 1tOpEÚou X«L o¡.tcxA.ij, -d¡v 8& O"tpe.~A.i¡v lcxaov. 3. ~ y&p O"tpe.~A.i¡ ó80c; 'tp(~out; oux 10 ixe.t, &;)..)..' &vo8(cxt; xcxt 1tpoax6¡.t¡.¡.cx'tcx 1toU& xcxt 'tpcxxe.tá. la'tt xcxt cXxctY8W8T)t;. ~ACX~Ep~ o!lY lO"tL 'tO~ lv cxu'tlj 1tOpe.uo¡.tÍYOtt;. 4, o[ 8t 'tij ÓpOij ó8ci> 1t0ptu6¡.te.YOL Ó¡LCXAWc; 1ttpt1tCX'tOÜO't X«L cX1tpoax61t'tWt;' o!lu y&p 'tpaxe.tá. lO"ttY o!n &xcxv8w8T)t;. ~AÍ1tttt; ollv, 3'tt au¡.t~opw'te.p6v lO"tt 'tCXÚ't"Q 't1j ó8ci) 1tope.úe.a8cxt. 5. 'Apíaxe.t ¡.tot, ~T)IJ.Í, xúpte., 'tCXÚ't'(l ~ 15 ó8ci) 7tope.úe.a8cxt. Ilope.úcru, ~T)a(, xcxt ót; &v lSAT)c; xcxp8ícxc; l7ttO"tpÍ~ll 1tpoc; XÚpL0\1, 1t0pEÚO'E'tCXt lv CXU'tfj. ~uA.á.~t; -d¡v xúpte.. 'AH~
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[36] 11.1. "Axoue. vüv, ~T)O'L, 1ttpl tijt; 7tLO"te.wc;. 8úo datv cine.A.ot ¡.te.'t~ 'toü &v8pw1tou, e.!t; tijt; 8txcttoO'ÚYT)t; xctl e.{t; ti¡t; 1tOVT)pCcxt;.
15. Cf. Jr 24, 7; JI 2, 12.
12. IX7tpoax67t't~: 1i1tpoaxártw~ Wittaker, ]oly. 13. au¡.t.cpopWnp6v: CJUfoLcptpWnp6v
Jo/y.
MANDAMIENTO SEXTO
Los dos caminos y los dos espíritus
[35] 1.1. Me dice: «En el primer mandamiento te ordené que guardases la fe, el temor y la continencia•. Digo: cSí, señor•. cAhora -dice- quiero mostrarte sus poderes para que comprendas qué poder y fuerza tiene cada una de ellas. Pues sus fuerzas son dobles. Así pues, se encuentran en el justo y en el injusto. 2. Así pues, confía en el justo, pero no confíes en el injusto. Pues lo justo tiene un camino recto, pero lo injusto, tortuoso. En cambio, tú camina por un camino recto y llano y evita el tortuoso 182• 3. Pues el camino tortuoso no tiene sendas, sino parajes intransitables y muchos obstáculos; es escabroso y lleno de espinas. Por consiguiente, es malo para los que caminan por él. 4. Los que caminan por el camino recto andan apaciblemente y sin obstáculos. Pues ni es escabroso ni lleno de espinas. Así pues, ya ves que es más ventajoso caminar por este camino•. 5. Le digo: «Señor, me gusta caminar por este camino•. «Caminarás tú -dice-; también caminará por él todo el que se convierta al Señor de todo corazÓn•. [36] 11.1. Me dice: «Escucha ahora lo relativo a la fe. Dos ángeles hay con el hombre, el de la justicia y el de la maldad 183•.
182. En este capítulo y en el siguiente nos encontramos con el tema de los dos caminos: cf. Didaché. Doctrina Apostolorum. Epístola del Pseudo-Bernabé, Fu· Pat 3, Madrid 1992, 31-35. 183. Este dualismo de espíritus, que aparece en otros escritos cristianos como Doctrina Apostolorum y Pseudo-Bernabé, está emparentado con escritos judíos como los Testamentos de Los Doce Patriarcas, documentos esenios e incluso litera· tura rabínica, aunque, al parecer, no puede hablarse de dependencias directas. El tema lo ha estudiado J. P. MARTíN, Espíritu y dualismo de espíritus en el Pastor de Hermas y su relación con el judaismo, VetChr 15 (1978) 310.315. Sin embargo, Hermas desconoce el tema del enfrentamiento cósmico de estos espíritus: «El dualismo es profundo y abarca el contenido entero del libro. Pero no reposa en concepciones cosmológicas, o teológicas, sino que se concentra en el hombre; y no para dividir los justos de los pecadores por naturaleza o por predestinación, sino para señalar que el obrar humano, sometido al juicio de Dios escatológicamente 'pendiente', va marcando los campos contrapuestos•: ibid., 333.
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9tl
El Pastor de Hermas, Mand VI, 2, 2-10
147
2. Le digo: «¿Cómo, pues, señor, conoceré sus poderes puesto que los dos ángeles habitan conmigo?». 3. «Escucha -me dicey comprende. El ángel de la justicia es delicado 18\ modesto, manso y tranquilo. Así pues, cuando este sube a tu corazón 185 , al punto te habla de justicia, de castidad, de santidad, de templanza, de toda obra justa y de toda virtud gloriosa. Cuando todas estas cosas suban a tu corazón, has de saber que el ángel de la justicia está contigo. Por tanto, esas son las obras del ángel de la justicia. Confía en él y en sus obras. 4. Mira ahora las obras del ángel de la maldad. Ante todo, es irascible, amargado e insensato, y sus malas obras destruyen a los siervos de Dios. Así pues, cuando éste suba a tu corazón, has de conocerlo por sus obras». 5. Le digo: «Señor, no sé cómo he de conocerle». «Escucha -me dice-. Cuando te sobrevenga la ira o la amargura, has de saber que aquél está en ti. Luego, {sobrevienen) los deseos de muchos asuntos, el despilfarro de muchas comidas y bebidas, de muchas borracheras y de variados lujos, de lo no necesario, deseos de mujeres, avaricia, mucha soberbia, jactancia y cuanto le es igual y semejante. Así pues, cuando esto suba a tu corazón, has de saber que el ángel de la maldad está en ti. 6. Así pues, como ya conoces sus obras, apártate de él y no te confíes a él en absoluto porque sus obras son malas e inconvenientes para los siervos de Dios. Por tanto, ya tienes los poderes de ambos ángeles. Date cuenta de ellos y confíate al ángel de la justicia. 7. Del ángel de la maldad apártate porque su enseñanza es mala para cualquier obra. Pues, si un hombre es fiel y a su corazón sube el pensamiento de este ángel, aquel hombre o aquella mujer pecarán inevitablemente. 8. A su vez, si un hombre o una mujer es malvadísimo, y a su corazón suben las obras del ángel de la justicia, por fuerza obrará el bien. 9. Así pues, ya ves que es bueno seguir al ángel de la justicia y renunciar al ángel de la maldad 186 • 10. Este mandamiento te ha dado a entender lo relativo a la fe para que creas en las obras del ángel de la justicia y, al obrarlas, vivas para Dios 187 • Cree que las obras del ángel de la maldad son funestas. Por tanto, el que no las practique vivirá para Dios.
184. Cf. Mand. V, 1, 3 {33, 3), n. 176. 185. Cf. Vis 1, 1, 8 {1, 8), n. 17. 186. Cf. jUSTINO, Primera apología 14, 1; 49, 1; Diálogo 119, 6; TERTULIA· NO, De Spectaculis 4; CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Excerpta ex Theodoto 77, l. 187. Cf. Mand 1, 2 {26, 2), n. 141.
'Ev'toÁi¡ ~·
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[37] 1.
cl>o~f¡&t¡'tL,
2. Cf. Qo 12, 13.
17. -;iiiv ipUAotCJCJM
MANDAMIENTO SÉPTIMO
El temor de Dios
[37] 1. Me dice: «Teme al Señor y guarda sus mandamientos. Si guardas los mandamientos de Dios, serás poderoso en cualquier acción, y tu manera de obrar será incomparable. Pues el que teme al Señor todo lo hace bien. Éste es el temor que tú necesitas tener; y te salvarás. 2. No temas al diablo, porque el que teme al Señor domina al diablo, pues en éste no hay poder 188 • Y quien no tiene poder, tampoco inspira temor. Quien tiene poder glorioso, suscita temor de él. Pues todo el que tiene poder, inspira temor. Pero el que no tiene poder es despreciado por todos. 3. Teme a las obras del diablo porque son malas. Si temes al Señor, temerás a las obras del diablo y no las practicarás, sino que te apartarás de ellas 189 • 4. Hay dos clases de temor. Si sientes el deseo de obrar el mal, teme al Señor y no lo harás. Por otro lado, si deseas hacer el bien, teme al Señor y lo harás. Así de poderoso, grande y glorioso es el temor del Señor. Por tanto, teme al Señor y vivirás para Él 190• Y cuantos le teman de entre los que guardan sus mandamientos vivirán para Dios». 5. Le digo: cSeñor, ¿por qué has dicho 'de entre los que guarden sus mandamientos, vivirán para Dios'?•. Me dice: «Porque toda la creación teme al Señor, pero no guarda sus mandamientos. Así pues, la vida junto a Dios es de aquellos que le temen y guardan sus mandamientos. Los que no guardan sus mandamientos no tienen vida en ellos».
188. Cf. Mand Xll, 4, 6-7 (47, 6-7}; Mand Xll, 5, 1-4 (48, 1-4); Mand Xll, 6, 1-5. 189. Cf. CLEMENTE DE ALEJANDRíA, Stromata ll, 12, 55. 190. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
'Ev'toAi¡ 1J'
5
10
15
20
25
[38] 1. Eht6v aot,
11. ~!J.&, 8~r: 8~r IL~ Gebhardt-Harnack. 24. ip7)0'L: om. Gebhardt-Harnack, f'll'l Wittaker, Jo/y.
MANDAMIENTO OCTAVO
El seguimiento del bien y la continencia del mal [38] 1. Me dice: «Te he dicho que las criaturas de Dios son dobles. También la continencia es doble. Pues para unas cosas es necesario ser continente, y para otras, no». 2. Le digo: «Señor, dame a conocer en qué es necesario ser continente y en qué no». «Escucha -me dice-. Abstente del mal y no lo hagas. Pero no te abstengas del bien, sino hazlo. Pues si te abstienes de hacer el bien, cometes un gran pecado. Pero si te abstienes de hacer el mal, practicas una gran obra de justicia. Así pues, abstente de todo mal y obra el bien». 3. Le digo: «Señor, ¿cuáles son las maldades de las que debemos abstenernos?». «Escucha -me dice-: del adulterio, de la fornicación, de la bebida sin moderación, de la molicie perversa, de la mucha comida, del lujo de la riqueza, de la jactancia, del orgullo, de la soberbia, de la mentira, de la murmuración, de la hipocresía, del rencor y de toda blasfemia. 4. Estas obras son las peores de todas en la vida de los hombres. Así pues, es necesario que el siervo de Dios se abstenga de estas acciones. Pues el que no se abstiene de ellas no puede vivir para Dios 191 • Por tanto, escucha lo que de ellas se deriva». 5. Le digo: «Señor, ¿hay todavía más obras malas?». «Muchas -me dice-. Y es necesario que el siervo de Dios se abstenga de ellas: robo, engaño, expolio, falso testimonio, avaricia, mal deseo, fraude, vanagloria, jactancia y cuanto se asemeja a todo esto 192 • 6. ¿No te parece que estas cosas son malas, muy malas, para los siervos de Dios? Al que sirve a Dios le es necesario abstenerse de todas ellas. Así pues, abstente de todas ellas para vivir para Dios y serás inscrito 193 entre los que se abstienen de estas cosas. Es necesario que seas continente en todo ello. 7. Escucha aquello de lo que no debes abstenerte, sino hacerlo. No te abstengas del bien, sino
191. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. 192. Una lista similar de faltas puede verse en Didaché 5. 193. Cf. Vis 1, 2, 1 (2, 1), n. 22.
152
'ltOt¡LT¡v,
38, 7-12
&U& xoí~t otu""t6. 8. Kott "tWv &-yot8wv ¡.t.ot, fi?TIIL(, xúpt~, 8i¡A.waov 'ri¡v 8úvot¡.t.tv, fvot 7top~u8w lv otu·m~ xcxt 8ouA.~úaw otÜ'to~, !vot lp-yotaá:¡.t.tvoc cxu't& 8uVT¡8w aw8Tjvott. "Axou~. q?T¡<JÍ, XotL 'tW\1 &-yot8wv 't& ip-yot. ! GE a~r lp-y&~~a8ott XotL IL~ i-yxpotnúta8ott. 9. xpW't0\1 1tcXV"tW\I 1tt<J"tt~,
13-14.
¡LVT)CRXIXXC«v ¡Lf¡ lx~tv: «¡.t~v
Gebhardt-Harnack.
El Pastor de Hermas, Mand VIII, 7-12
153
hazlo•. 8. Le digo: «Señor, muéstrame el poder del bien, para que camine en él y lo sirva, a fin de que, obrándolo, pueda salvarme». ..Escucha -me dice- las obras del bien que debes practicar y de las que no de~es abstenerte .. 9•. ~nte todo, fe,. te~or de Dios, amor, concordta, palabras de JUStlcta, verdad, pactencta. No hay nada mejor que estas cosas en la vida de los hombres. Si alguno las guarda y no se abstiene de ellas, es feliz en su vida. 1O. Escucha lo que se sigue de ellas: servir a las viudas, cuidar de los huérfanos y de los indigentes, liberar de sus necesidades a los siervos de Dios 19\ ser hospitalario (pues, en la hospitalidad, alguna vez se encuentra ocasi6n para una buena obra), no enfrentarse a nadie, ser tranquilo, hacerse el más pequeño de todos los hombres, venerar a los ancianos, practicar la justicia, conservar la hermandad, soportar la insolencia, ser paciente, no tener rencor, consolar a los que están atribulados en su alma, no rechazar a los que se han escandalizado de la fe, sino convertirlos y darles ánimo, reprender a los pecadores, no agobiar a los necesitados e indigentes y todo lo que se asemeje a estas cosas. 11. ¿Te parece que todo esto es bueno?». Le digo: «Señor, ¿qué puede haber mejor que ello?». «Así pues, -me dice- camina en ellas, no te abstengas de ellas y vivirás para Dios 195 • 12. Guarda este mandamiento. Si haces el bien y no te abstienes de él, vivirás para Dios; y todos los que lo hagan vivirán para Dios. A su vez, si no haces el mal y te abstienes de él, vivirás para Dios; y también vivirán para Dios todos los que guarden estos mandamientos y caminen en ellos».
194. Algunos autores lo interpretan como liberación de la esclavitud: d. G. Bos10, 1 Padri Apostolici. l/L· ll Pastare di E7TTI4, Torino 1955, 82-83; R. jOLY,
Hermas. Le Pasteur, 181. Este sentido, sin embargo, no se impone. Si lo fuese, puede verse el criterio de Ignacio de Antioquía respecto a dicha práctica: d. A Policarpo 4, 3. 195. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
'Ev'toÁi¡ 9'
5
[39] t. AtytL IJ.OL' .. Apov &m) atcxu'toü 'ti¡v 8t~uxJcxv xcxt ¡L1)8' ~w~ 8t~ux1¡ao~ cxl'ti¡acxaOcxí 'tL 1tcxp~ 'tOÜ 9toü, ÁÉ-ywv &v atcxu't<;>, O'tt 1tW~ 86vcx¡LCXL cxl'ti¡acxa9cxt 1tcxp&: 'tOÜ xup(ou xcxl A.cx~ttv, i¡IJ.CXP'tT)xW~ 'toacxÜ'tcx d~ cx1hóv; 2. ¡Li¡ 8tcxA.oyí~ou 'tCXÜ'tcx, &U' i~ OAT)~ ti¡~ xcxp8í~ aou E7tta'tpt~ov E7tL 'tOV xúptov xcxl cxl'toü 1tcxp' cxu'toÜ &8ta't~X'tW~, xcxl -yvw
10 anA.cxrxv(~ncxL E7tL 'ti¡v 7tOÍT)aLV cxu'toü.
4. al> ouv xcxMptaóv aou 'ti¡v xcxp8(cxv cX7tO 7t~V'tWV 'tWV IJ.CX'tCXLWIJ.~'tWV 'tOÜ cxlwvo~ 'tOÚ'tOU XCXL 'tWV 7tpoup1)1J.tvwv aot PT)IJ.cX'tWV xcxl cxl'toü 1tcxp& 'tOÜ xup(ou, xcxl. cX7toA.ii~ll 7t~V'tcx xcxt &1to mxv'twv 'tWv CXL'tT)IJ.~'twv aou &.vua"tÉpT)'tO~ l
5-6. Cf. Jr 24, 7; JI 2, 12. 12-14. Cf. Mt 7, 7-8; Le 11, 9. 18. Cf. Sal 124, 1; 2, 12; 10, 1; 117, 8. 19. Cf. St 1, ~8. 2. ¡Lr¡8': ¡LT¡Ot\1 Gebhardt-Harnack. 3. 'tL: om. Gebhardt·Harnack. 7. Í"'(XCI'tCIAÍ1t"Q: jo/y. 14. e~!'t'l¡a"Qc: e~lnja"Q Wittaker. 28. oL86vte~: oLooüvtCI jo/y.
l-pcCI'tCIAtÍ~u
MANDAMIENTO NOVENO
Evitar la duda
[39] l. Me dice: «Aparta de ti la duda 196 , y no dudes lo más mínimo en pedir algo a Dios diciendo para tus adentros: ¿C6mo puedo pedir y recibir algo del Señor cuando he pecado tanto contra Él? 2. No pienses esto, sino conviértete al Señor de todo coraz6n, pídele sin vacilar y date cuenta de su gran misericordia, porque no te abandonará, sino que colmará la petici6n de tu alma. 3. Pues Dios no es como los hombres, que guardan rencor, sino que Él no es rencoroso y se apiada de su obra. 4. Tú purifica tu coraz6n de todas las vanidades de este mundo y de lo que te he dicho antes; pide al Señor y lo recibirás todo. En todas tus peticiones serás satisfecho con tal de que pidas al Señor sin vacilar 197 • 5. Pero, si dudas en tu coraz6n, ninguna de tus peticiones alcanzarás. Pues los que dudan de Dios son los vacilantes y no consiguen nada de lo que piden. 6. Los que son Íntegros en la fe piden confiados en el Señor y reciben porque piden sin vacilar, sin dudar. Pues todo hombre vacilante, si no se arrepiente, difícilmente se salvará. 7. Así pues, purifica tu coraz6n de la duda, revístete de la fe, porque es poderosa, y cree en el Señor porque todo lo que pidas lo alcanzarás. Y si alguna vez pides al Señor algo y lo recibes tardíamente, no dudes por no haber recibido con prontitud la petici6n de tu alma. Pues, con seguridad, recibes más tarde tu petici6n por alguna prueba o por alguna falta que tú ignoras. 8. Por tanto, no dejes de suplicar la petici6n de tu alma y la recibirás. Si te cansas y dudas al pedir, cúlpate a ti mismo y no al que te da. 9. Guárdate de esta duda, pues es mala y necia, y a muchos los arranca de la fe, incluso a los muy fieles y fuertes. Pues esta duda es también hija del diablo 198 y
196. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50. 197. Este versículo pudiera ser una versi6n del logion de Mt 7, 7 y Le 11, 9: cf. A. ÜRBE, Parábolas evangélicas de san /reneo, I, Madrid 1972, 46. 198. Cf. Mand XII, 2, 2 (45, 2).
156
XOL~~V,
39,9-12
8oúA.ou~ 'tOU Gtoii. 10. xcu~Xcpp6v"l)aov o~v 'ti¡~ 8L~UXL~X~ X!XL XIX't!XXUp(tuaov IX1hij~ tV 1t!XV'tL 1tpcX'YfLIX'tL, lv8uaÓ.¡LtVO~ 't'i¡v 1t(a'tLV 't'i¡v
laxup~v x~Xi 8uw't"Í¡v. ~ r~P 1tLO'tL~ 1tCÍV't!X Í1t~XTIÉÁÁt't~XL, 1tÓ.V't!X nÁuot, ~ 8l 8L~UXL~X IL~ XIX't!X1tLa'ttÚoua~J ~~Xu't'ij 1tÓ.V'tWV cX1tO'tU'YXÓ.VtL 'tW\1 5 lpywv ~XU'ti¡~ wv 1tpCÍaau. 11. ~Ál1ttLt; ouv, cpT¡a(v, li'tL ~ 1t(a'tL~ civw9lv ta'tL 1t!Xp~ 'tOU xup(ou XIXL tXtL 8úw¡LLV ¡LtyÓ.AT)V" i¡ 8t 8L~UXLIX t1t(ytLO\I wtii¡LCÍ ta'tL 1t~Xp~ 'tOU 8L~J~6A.ou, 8úw¡LLV IL~ lxoua~J.
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El Pastor de Hermas, Mand IX, 9-12
157
hace mucho mal a los siervos de Dios. 10. Así pues, desprecia la duda y domínala en cualquier asunto, revistiéndote de la fe fuerte y poderosa. Pues la fe todo lo promete y todo lo cumple, pero la duda, que ni siquiera confía en sí misma, fracasa en cualquier obra que realiza. 11. Así pues, ya ves c6mo la fe es de arriba, del Señor, y tiene un gran poder. La duda es un espíritu terreno que procede del diablo 199, y no tiene poder. 12. Por tanto, sirve a la fe, que tiene fuerza, y apártate de la duda, que no tiene fuerza, y vivirás para Dios 200• También vivirán para Dios todos los . ' que piensen asi».
199. Cf. Mand XI, 17 (43, 17). 200. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
1
EvtoÁT¡ t'
[40] 1.1. Apov &1to cr&cxu'toÜ 1 ql7)GL 1 'ti¡v ÁÚ1t7)V" xcxl. y&p cxfS'tT) &otÁcpT¡ E<J'tL 'tij¡; 8tc¡,ux(cx¡; xcxl. 'tij¡; oeuxoA.(cx~. 2. llw¡;l cpT)¡.t(l xúpt&l &otÁq¡T¡ E<J'tL 'tOÚ'tWVj &Uo ylip ¡.LOL oox&r &tvcxt oeuxoA.Lcx xcxl. &Uo 8tc¡,uxícx xcxl. &ÁÁo ÁÚ1t7). 1 Aaúv&'tO~ &! [&v9pc.mo¡; 1 cpT)crÍ] xcxl. ou vo&t¡; 1 lS'tt T¡ ÁÚ1t7) 1t!ivtwv 'tWV 1tV&u¡.t&'twv 1tOVT)po'tipot ta'tt xotl. ouvo'tli'tT) 'toü; ooÚÁot¡; 'tOÜ Otoü XIXt 1totp~ 1t&vtot 't~ 1tV&Ú¡.LCX'tCX XCX'tCXql9&Íp&L 'tOV &v9pw1tOV XIXt EX'tpL~&L 'tO 1tV&Ü¡.LIX 'tÓ áytov XIXt 1tfXALV crw,&Lj 3. 1 Eywl
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8. Cf. 2 Co 7, 10. 25. Cf. Sal 110, 10; Pr 1, 7. 26-27. Cf. Si 2, 3.
4-5. xr.ti !ÁAO a,q.uxícx: om. Gebhardt-Harnack. 5. !v9pw7toc;: !v9pw7tE GebhardtHarnack, Wíttaker. 20-22. xcxi ou8tv... XCX'tat"'((Yt'tCXI: xcxl ou8lv llAwc; auv(ouat 7ttpt ñjc; 9!6tT¡toc;· xr.tL "'(IXp ~~~ IÍxoÚawCJI 7t!pL -rljc; 9t6tT¡toc;, T¡ 8tcXvolat atÚ'tWY lv -rcxlc; 7tpá~tCJIY atÚ'tWY xr.t'tat"'(ÍYE'tatl Gebhardt-Harnack.
MANDAMIENTO DÉCIMO
Evitar la tristeza
[40] 1.1. Me dice: «Aparta de ti la tristeza. Pues ésta es hermana de la duda y de la ira 201 ». 2. Le digo: «Señor, ¿c6mo es su hermana? Pues me parece que una cosa es la ira, otra la duda y otra la tristeza». Me dice: «Eres un hombre torpe. ¿No comprendes que la tristeza es el peor de todos los espíritus 202 y el más terrible para los siervos de Dios, que destruye al hombre más que todos los espíritus, aniquila el espíritu santo 203 y, por otro lado, lo salva?,., 3. Le digo: «Yo soy torpe y no comprendo estas comparaciones. Pues no comprendo c6mo puede aniquilar y, por otro lado, salvar». 4. «Escucha -me dice-. Los que nunca han investigado acerca de la verdad ni han indagado sobre Dios, sino que se limitaron a creer, envueltos en negocios, riqueza, amistades paganas y otros muchos asuntos de este mundo, cuantos están, pues, dedicados a estas cosas, no comprenden las comparaciones de Dios. Pues están oscurecidos por todas esas acciones, se han corrompido y se han hecho baldíos. 5. Así como las viñas hermosas, cuando se abandonan, se secan por los espinos y otras diversas hierbas, así también los hombres que creen, pero caen en todas esas acciones que hemos mencionado, son extravÍa· dos de su prop6sito y no comprenden absolutamente nada de lo que se refiere a la justicia, sino que cuando escuchan lo referente a Dios y a la verdad, su mente se ocupa de sus asuntos particulares y no comprenden absolutamente nada. 6. Los que temen a Dios e indagan acerca de la divinidad y la verdad con el coraz6n dirigido hacia el Señor, comprenden y entienden rápidamente todo lo que se les dice, porque tienen en ellos el temor del Señor. Pues donde habita el Señor, allí hay mucha inteligencia. Por tanto, Únete al Señor y entenderás y comprenderás todo,..
201. ron las 202. 203.
Los vicios aparecen con una relaci6n fraternal, así como antes aparecievirtudes como hermanas: cf. Vis ill, 8, 5 (16, 5), n. 102. Cf. Mand II, 3 (27, 3), n. 143. Cf. Mand m, 1 (28, 1), n. 148, así como las notas 151 y 152.
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n:oL¡.r:i¡v,
41, 1-42, 4
[41] 11.1. "Axou& ouv, cp'T}a(v, ~\IÓT}'tt, 1tW~ ~ AÚ1t'T} f.xtp(~EL 'tO 1t\IEÜIJ4 to &rtov xcxt 1tCXAtv aw~u. 2. 5-tcxv ó oC
[42] 111.1. "Evouacxt oúv -d¡v {A.cxp6'tT¡'tcx 'ti¡v 1tCÍvtou lxouacxv xcípw 1tcxpclt t 9& xcxl. EU1tpÓao&x'tov oúacxv cxu'té¡> xcxl. tV'tpÚcpcx lv CXU't'fi. 1t&~ 'YcXP LACXpO~ cltvi¡p cltrcx9clt tp'YCÍ~E'tCXL XCXL ~rcx9clt cppOVEL XCXL 20 xcx'tcxcppov&r ti¡~ ÁÚ1t'fl~ • 2. ó o& Áu1t'flpO~ cltvi¡p 1tCÍ\I'tO'tE 1tOV'flpEÚ&tcxL • 1tpW'tO\I ¡LE\1 1tOVT¡pEÚE'tCXL, O'tL AU1tEL 'tO 1t\IEÜ¡LCX 'tO !rto\1 'tO oo9tv 't~ cltv9pwm~ lAcxp6v· o&Ú't&pov ot Áu1twv 'tO 1t\IEÜ¡tcx 'tO !rtov cltvo¡tícxv tp'YCÍ~E'tCXL, ¡J.i¡ t\l'tU'Y)(cX\IW\1 ¡LT¡OE t~O¡LOAO'YOÚ¡LE\10~ 't~ xup(<¡>. 1tcX\I'tO'tE rcltp Áu1t'flpoü ~vopo~ ~ l\l't&u~L~ oux lXEL Oúvcx¡ttv 'toü cltvcx~ijvcxL f.1tl. 'to 25 9uaLCXCJ'tf¡pLO\I 'tOÜ 9&oü. 3. dLCX'tt, cpT¡¡t(, oux cltvcx~cxt\IEL t1tL 'tO 9ucncxa'tf¡ptov ~ lvnu~L~ 'tOÜ Áu1tou¡tÉvou; "O'tL, cpT¡a(v, T¡ AÚ1t'fl lrxá9T¡'tcxL El~ -d¡v xcxpoCcxv cxu'toü· fLEfLL'YfLÉ\I'fl oúv ~ ÁÚ1t'fl IJ.E'tclt ti¡~ f.vt~Ú~Ew~ oux ~cp(T¡CJL 'ti¡v lvnuEw cltvcx~ijvcxL xcx9cxp~v t1tl. 'tO 9uatcxa'tf¡pLO\I. WCJ1tEP rcltp ~o~ xcxl. otvo~ ¡LEfLL'YfLÉ\ICX t1tL 'tO CXU'tO -d¡v 30 cxu-d¡v T¡oovi¡v oux lxouatv, OÜ'tw xcxl. ~ AÚ1tT¡ ¡LE¡LL')"¡LÉVT¡ ¡LE'tcX 'tOÜ cltr(ou t: ' 4, XCX8'CXpLCJ0\1 OU\1 CJECXU't0\1 CX1t0 1t\IEU¡LCX't0~ 't'fl\1 CXU't'fl\1 E\l'tEU'tL\1 OUX E)(EL. ti¡~ AÚ1t'fl~ ti¡~ 1tOVT¡p
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1-2. Cf. 2 Co 7, 10. 4. Cf. Ef 4, 30. 9. Cf. 2 Co 7, 10. 13-14. Cf. Ef 4, 30. 17. Cf. Si 26, 4; Rm 12, 8; Flp 3, 1; 4, 4; 1 Ts 5, 16.
22-23. !i,únpov 1iL. lpráC~'t<XL: 8tú
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Gebhardt-
El Pastor de Hermas, Mand X, 2, 1-3, 4
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[41] 11.1. Me dice: «Así pues, escucha, insensato, come la tristeza aniquila el espíritu santo 204 y, por otro lado, lo salva. 2. Cuando el vacilante emprende una acción y fracasa en ella a causa de su duda 205 , la tristeza entra en el hombre, entristece al espíritu santo y lo aniquila. 3. A su vez, cuando la ira se une a un hombre a propósito de cualquier asunto y lo amarga profundamente, la tristeza entra de nuevo en el corazón del hombre que se airó, entonces se entristece por aquella acción que realizó y se arrepiente porque obró el mal. 4. Así pues, la tristeza parece ofrecer salvación porque el que había obrado mal se arrepintió. Por tanto, ambas acciones entristecen al espíritu. La duda entristece al espíritu porque no tuvo éxito en su acción, y la ira porque obró el mal. Ambas, la duda y la ira, son penosas para el espíritu santo. 5. Aparta de ti la tristeza y no angusties al espíritu santo, que habita en ti: que no suplique a Dios contra ti y se aparte de ti. 6. Pues el espíritu de Dios, que fue dado a tu carne 206, no soporta ni la tristeza ni la angustia.
[42] 111.1. Por tanto, revístete de la alegría que siempre agrada a Dios y le es acepta. Gózate en ella. Pues todo hombre alegre obra el bien, piensa el bien y desprecia la tristeza. 2. Pero el hombre triste siempre obra el mal. Ante todo, obra el mal porque entristece al espíritu santo que al hombre le fue dado alegre. En segundo lugar, al entristecer al espíritu santo obra la iniquidad pues no suplica ni confiesa al Señor. La oración de un hombre triste no tiene nunca fuerza para subir hasta el altar de Dios». 3. Le digo: «¿Por qué no sube al altar de Dios la oración del triste?». Responde: «Porque la tristeza está asentada en su corazón. La tristeza mezclada con la oración no deja que la oración suba pura hasta el altar. Pues así como el vinagre y el vino mezclados no ofrecen ningún placer, de la misma manera la tristeza mezclada con el espíritu santo no es capaz de la misma oración. 4. Así pues, purifícate de la perversa tristeza y vivirás para Dios 207 • También vivirán para Dios todos los que arrojen de sí la tristeza y se revistan de toda alegrÍa».
204. 205. 206. 207.
Cf. Cf. Cf. Cf.
nota anterior. Vis 11, 2, 4 {6, 4), n. 50. Mand m, 1 {28, 1), n. 148. Mand 1, 2 {26, 2), n. 141.
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[43] 1.
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MANDAMIENTO UNDÉCIMO 208
Verdaderos y falsos profetas [43] t. Me mostró unos hombres sentados en un banco y otro hombre sentado en una silla. Y me dice: «¿Ves a los que están sentados en el banco?,.. «Señor, -digo- los veo,.. Me dice: «Éstos son los fieles, y el que está sentado en la silla es un falso profeta 209 que pervierte el pensamiento de los siervos de Dios. Destruye el de los vacilantes 210, no el de los fieles. 2. Así pues, los vacilantes acuden a él como a un mago y le preguntan sobre su futuro. Y aquel falso profeta, que no tiene ningún poder del espíritu divino, habla con ellos conforme a sus preguntas y a sus deseos de maldad y llena sus almas tal como ellos desean. 3. Pues, como él está vacío, responde vaciedades a los vacíos 211 • Pues a lo que se le pregunta responde conforme a la vaciedad del hombre [que preguntó]. También dice algunas cosas verdaderas, pues el diablo lo llena con su espíritu por si puede corromper a alguno de los justos 212 • 4. Así pues, cuantos sean fuertes en la fe del Señor, revestidos de la verdad, no se unan a estos espíritus, sino apártense de ellos. Cuantos son vacilantes y cambian con facilidad, consultan a los adivinos tal como hacen también los paganos y, al caer en la idolatría, se atraen un pecado mayor. Pues el que pregunta a un falso profeta sobre cualquier hecho es un idólatra, está vacío de la verdad y es un insensato. 5. Pues todo espíritu que es dado por Dios no se deja preguntar, sino que to-
208. A este mandamiento ha dedicado un estudio monográfico J. Reiling: cf. Hermas and the Christian Prophecy. A Study of the Eleventh Mandate, Leiden 1973. Para la discusión sobre el posible carácter antimontanista de este undécimo mandamiento, cf. N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 266-268. 209. Cf. Didaché 11 y 13. 210. Cf. Vis 11, 2, 4 (6, 4), n. 50. 211. Cf. 4 Esdras 7, 25. . 212. La idea de que el diablo dice, a veces, verdades para atraerse a los hom· b~es, será ampliamente desarrollada por san Justino: cf. J. J. AYÁN, Antropolo· llW de san fustino, Santiago de Compostela 1988, 191-194.
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2. Cf. St 3, 15. 10. 'to 9tíov: om. Wittaker, jo/y. 15. ouhov: czÜ"':0\1: l1t' czÜ't<j) Wittaker, joly. 20. 7tA7JP
czuw Gebhardt-Hamack. 19. 1t~ Wittaker, joly. !v9pW7to~: Gebhardt-Hamack, Wittaker, jo/y. ¡J.LcrlloUt; Gebhardt-Hamack, Witta·
7tA7Jcrll&t~
El Pastor de Hermas, Mand XI, 5-13
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do lo habla por sí mismo con el poder de Dios, porque viene de arriba, del poder del espíritu divino. 6. El espíritu que es preguntado y habla según los deseos de los hombres es un espíritu terreno e insignificante, que no tiene poder. Y no habla en absoluto a no ser que sea preguntado•. 7. Le digo: «Señor, ¿c6mo sabré quién es el profeta, y quién el falso profeta?•. «Escucha -me dice- lo referente a ambos profetas. Tal como te diga, probarás al profeta y al falso profeta. Examina por su vida al hombre que tenga el espíritu divino. 8. En primer lugar, el que tiene el espíritu divino, el de arriba, es manso, tranquilo, humilde, apartado de toda maldad y del deseo vano de este mundo; se hace el más pequeño de todos los hombres y no responde nada a nadie cuando es preguntado; ni habla a solas; el espíritu santo tampoco habla cuando el hombre quiere que hable, sino que habla cuando Dios quiere que hable. 9. Cuando un hombre que tiene el espíritu divino viene a una asamblea de hombres justos que tienen fe en el espíritu divino, y la asamblea de aquellos hombres eleva a Dios su oraci6n, entonces el ángel del espíritu profético que se encuentra junto a él llena a ese hombre, y, al llenarlo, el hombre habla a la muchedumbre por el espíritu santo, tal como el Señor lo quiere. 10. De esta forma será evidente el espíritu de Dios. Tal es el poder del Señor en lo referente al espíritu de Dios. 11. Escucha lo relativo al espíritu terreno y vacío, que no tiene poder, sino que es necio. 12. Ante todo, el hombre que cree tener ese espíritu se ufana y quiere ocupar los primeros puestos, y al punto es impudente, desvergonzado, charlatán; vive entre muchos placeres y en muchos otros engaños y recibe paga a cambio de su profecía. Si no cobra, no profetiza. ¿Puede el espíritu divino recibir paga y profetizar? No es posible que eso lo haga un profeta de Dios a no ser que el espíritu de tales profetas sea terreno. 13. Luego, no se acerca de ninguna manera a la asamblea de los hombres justos, sino que huye de ellos. Se une a los vacilantes y a los vacíos; les profetiza por los rincones y los engaña hablándoles neciamente conforme a sus deseos. Pues responde a vacíos. Pues
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7t0L(J.f¡Y,
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xevwv auv1a8É¡.t.t\IO\I ou OpcxÚf.'t'<Xt, ciA.A~ au¡.t.cpwvoücnv á).Ái¡Ámc;. 14. O't<X\1 8& na~ de; auvcxrwrT¡v 1tAi¡p'T] civopwv OLX<XLW\1 lx6\l't'W\I 1t\IEÜ¡.t.cx 9tÓ't'Tj'tOc; xcxi. t\l't'EU~Lc; ci1t' <XU'tWV 'l'ÉVT]'t'<XL, Xt\IOÜ't<XL ó &v8pw1toc; lxt'rvoc;, xcxi. 'tO 1t\lf.Ü!J.<X 'tO l1tíruov ci1to 't'OÜ cp6~ou cpeúru ci1t' cxthoü, xcxi xwcpoÜ't<XL &v8pw1toc; lxetvoc; xcxi. ~wc; auvOpcxÚt't'<Xt, lJ.T)Otv 8uvcí¡.t.evoc; ÁcxÁTjacxt. 15. l~v r~P de; ci1to&i)xT¡v a"tt~cícroc; otvov f¡ lAcxtov xcxi. lv cxtho!c; O~ e; xtpCÍ¡.t.L0\1 xtvov xcxi. 1tcXALV cX1toan~CÍa<XL OeA i¡a~c; 't~V cX1to9i¡xT¡Y, 'tO XEpcX¡.t.L0\1 tXEL\10, O t9T¡x<Xc; XE\IÓV, XE\IOV X<XL tÚpi¡attc;· OU'tW xcxi. o[ 1tpocpij't<XL o[ Xf.\IOL ~CX\1 nawat\1 E~ 1t\lf.Ú¡.t.<X't'<X OLX<XLW\1, Ó1totOL T¡J..Oov, 't'OLOÜ'tOL xcxi. tÜp(axo\l't'<XL. 16. lxeLc; ci¡.t.cpo'tÉpwv 'tW\1 1tpocpT)'tWV ri¡v ~wi¡v· oox(¡.t.cx~t ouv ci1to 'tWV lprwv xcxi 'tijc; ~wijc; 't'0\1 &v8pw1tov 't0\1 ÁÉ'l'O\I't'CX É.cxu't0\1 1t\IEU¡.t.<X'tocp6pov ELV<XL. 17.
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El Pastor de Hermas, Mand XI, 13-21
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un vaso vacío unido a otros vacíos no se rompe, sino que resuenan entre sí. 14. Cuando [el falso profeta] viene a una asamblea llena de hombres justos que tienen el espíritu de Dios, y brota de ellos la oración, aquel hombre se queda vacío y el espíritu terreno huye de él por miedo, y aquel hombre se queda mudo y se rompe sin poder hablar. 15. Pues si estibas en un almacén vino y aceite y colocas entre ellos una vasija vacía, y, luego, quieres vaciar el almacén, aquella vasija que pusiste vacía la encontrarás vacía. Esto mismo sucede también con los profetas vacíos: cuando van a los espíritus justos, son encontrados tal como habían ido. 16. Ya tienes la vida de ambos profetas. Prueba por las obras y por la vida al hombre que diga ser portador del espíritu 213 • 17. Tú cree en el espíritu que viene de Dios y que tiene poder. En el espíritu terreno y vacío no creas, porque no tiene poder. Pues viene del diablo 214 • 18. Escucha la comparación que te voy a exponer. Toma una piedra y tírala al cielo. Mira si puedes alcanzarlo. O bien toma un sifón de agua y lánzalo al cielo. Mira si puedes agujerear el cielo». 19. Le digo: «Señor, ¿cómo puede ser eso? Pues las dos cosas que has dicho son imposibles». Me dice: «Así como esto es imposible, de la misma manera los espíritus terrestres son impotentes 215 y débiles. 20. Toma ahora el poder que viene de arriba. El granizo es un grano pequeñísimo, y cuando cae en la cabeza de un hombre, ¡qué dolor causa! O bien toma la gota que cae del tejado al suelo y atraviesa la piedra. 21. Así pues, ya ves cómo las cosas que caen de arriba a la tierra, aunque sean pequeñas, tienen un gran poder. Así de poderoso es también el espíritu divino que viene de arriba. Cree en este espíritu y apártate del otro».
213. Cf. 214. Cf. 215. En el término
Didaché 11, 8. Mand IX, 11 (39, 11}. castellano no es posible reproducir el juego que Hermas hace con ci!lúYcx"to~ que significa imposible e impotente.
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[44] l. t. AÉ-yu !J.OL • Apov &:1to ae.exu'toü 1taaexv lm9u¡L[exv 1tOYr)p!Ív, lv8uaex~ 8~ rl¡v E1t~9u¡L(exv rl¡v &:-yex&T¡v xexi ae.¡Lvi¡v· lv8e.8u¡J.Évo~ r~P ·d¡v lm9u¡L(exv 'texún¡v ¡LtaT¡au~ 'ti¡v 1tOVT)p~v E1t~9u¡L(exv xexi 5 xexA.wex-ywyi¡ae.L~ exu't'f¡v, xex9w~ ~oúA.u. 2. &:-yp(ex r&p Ea'tL\1 ~ lm9u¡L(ex i¡ 1t0\IT)p~ xexi 8uaxóA.w~ ~!J.EpOÜ'texL. cpo~e.p&: rlip Ea'tL xexi Á(exv 'tÜ &:-ypLÓ'tT)'tL exu'tií~ 8ex1tex~ 'tOU~ &:v9pw1tou~· ¡LIÍALa'tex 8& Ea\1 E¡L1tÉ
24-25. Cf. Ef 6, 13. 27. Cf. St 4, 7. 12. ltCipcl8L8óll'tCI: ltCipcl8L8oiill'tCI jo/y. 13. !110t: XCIL Gebhardt-Harnack. bouaov: &xout jo/y. 16. ltOAunÁtÍe~c: ltOAu'tlAtLCI Gebhardt-Hamack. 24. aU 8t: aU ouv Gebhardt-Harnack, Wittaker, jo/y. 28-29. vtxoc Áe~¡36>v XCIL: om. Gebhardt-Harnack, vuti¡ae~c xe~l jo/y.
MANDAMIENTO DUODÉCIMO
El buen y el mal deseo [44] 1.1. Me dice: «Aparta de ti todo mal deseo y revístete del deseo bueno y santo. Si te revistes de este deseo, odiarás el mal deseo y lo refrenarás cuando quieras. 2. El mal deseo es cruel y se amansa difícilmente, pues es terrible y, por su crueldad, arruina rápidamente a los hombres. Si sobreviene a un siervo de Dios y no es inteligente, es consumido por él de manera terrible. Consume a aquellos que no están revestidos con el deseo del bien, sino enredados por este mundo. A éstos los entrega a la muerte». 3. Le digo: «Señor, ¿cuáles son las obras del mal deseo que entregan a los hombres a la muerte? Házmelas conocer para que me aparte de ellas». «Escucha -me dice- con qué obras mata el mal deseo a los siervos de Dios. [45] 11.1. El deseo que sobresale por encima de todos es el de la mujer o del marido ajenos, el lujo de la riqueza, las muchas y vanas comidas y bebidas y otros muchos y necios placeres. Pues todo placer es necio y vacío para los siervos de Dios. 2. Estos deseos son malos y matan a los siervos de Dios, pues el mal deseo es hijo del diablo 216 • Por tanto, es necesario que te apartes de los malos deseos para que, alejados, viváis para Dios 217 • 3. Los que se dejan dominar por ellos y no se enfrentan a ellos, finalmente morirán, pues estos deseos son mortales. 4. Tú revístete del deseo de la justicia y, armado del temor del Señor, resístelos, pues el temor de Dios habita en el buen deseo. Si el mal deseo ve que estás revestido del temor del Señor y le ofreces resistencia, huirá lejos de ti y, como le teme a tus armas, no lo verás ya más. 5. Tú, vencedor y coronado contra aquél, ve hacia el deseo de la justicia y entrégale la victoria que recibiste; sírvelo como quiere. Si sirves al buen deseo y le obedeces, podrás vencer el mal deseo y dominarlo cuando quieras».
216. Cf. Mand IX, 9 (39, 9). 217. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
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El Pastor de Hermas, Mand XII, 3, 1-4, 3
171
[46] 111.1. Le digo: «Señor, querría saber de qué manera es necesario que sirva al buen deseo~. «Escucha -me dice-. Practica la justicia y la virtud, la verdad y el temor de Dios, la fe y la mansedumbre y todo el bien que se asemeje a esto. Practicándolo serás un siervo de Dios grato y vivirás para Él 218 • Todo el que sirva al buen deseo, vivirá también para Dios~. 2. Así pues, acabó los doce mandamientos y me dice: «Ya tienes los mandamientos; camina en ellos y exhorta a los que escuchen para que su arrepentimiento sea puro los restantes días de su vida. 3. Este ministerio que te confío, cúmplelo con cuidado y harás una gran obra, pues encontrarás gracia en los que se arrepientan y creerán en tus palabras. Yo estaré contigo y los forzaré a que te crean~. 4. Le digo: «Señor, estos mandamientos son grandes, hermosos, gloriosos y capaces de alegrar el corazón del hombre que sea capaz de guardarlos. Pero no sé si estos mandamientos pueden ser guardados por el hombre, porque son muy duros. 5. Me respondió: «Si tú te propones que pueden ser guardados, los guardarás con facilidad y no serán duros. Pero si a tu corazón ya ha subido 219 que no los puedes guardar, no los guardarás. 6. Ahora te digo: Si no los guardas, sino que los desprecias, no tendrás salvación ni tú ni tus hijos ni tu casa, puesto que ya has decidido para ti que estos mandamientos no pueden ser guardados por el hombre~. [ 47] IV.t. Esto me lo dijo muy enojado, de manera que quedé confundido y sentí mucho miedo de él, pues su figura se cambió hasta el punto de que ningún hombre podría soportar su enojo. 2. Como me vio totalmente turbado y confundido, comenzó a hablarme más benignamente y con más alegría. Me dice: «Necio, insensato y vacilante, ¿no comprendes qué grande, poderosa y admirable es la gloria de Dios, porque creó el mundo a causa del hombre 220, sometió al hombre toda su creación y le dio todo el poder para que dominase todo lo que hay bajo el cielo? 3. Así pues, si el hombre es señor de todas las criaturas de Dios y domina a todas, ¿no podrá dominar estos mandamientos?
218. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. 219. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 220. Cf. Vis 1, 1, 6, n. 14. Para el tema de la creaci6n en favor del hombre, cf. Ad !Aognetum 10, 2; jUSTINO, Primera apología 10, 2; Segunda apología 4, 2; Diálogo 4, 1. El tema tuvo una amplia repercusi6n en la tradici6n cristiana: cf. E. H. BLAKENEY, A Note on the Epistle to Diognetum X, 1, JThS 42 (1941) 193-195.
~OL!J.'Í)II,
172
47, 3-48, 4
aúva't"otL, cpTJaL, 7t<Ívtwv xcxt 7totawv 't"WV Évtol..wv 't"OÚ't"wv Xot't"otxupte.üacxt ó civ8pw7tOt; ó EXWY 't"l')\1 xÚpL0\1 lv 't'{j XotpOLCf ot1hoü. 4. OL É7tL 't"otc; XELAEaL\1 lxovte.c; 't"OV xÚpLOY, 't"i¡v xcxpo(cxv ot1hwv 7tE7tWpW¡LtVT)V xcxt ¡Lotxpdtv ovte.c; &:1to 't"OÜ xup(ou, lxdvmc; cxl Évtol..cxt otÚ't"otL axAT}pot( dat 5 xcxt Oúa~ot't"OL. 5. 8ia8e. o~v Ú¡Le.Ic;, ol xe.vol xcxt ÉAotcppot lSvte.c; Év 'tlj 7t(anL, 't"0\1 xÚpL0\1 Ú¡LWV de; 't"i¡v XotpOLotY, XotL rvwae.a8e., (hL ouoiv Ea't"LV e.uxo7twnpov 't"WY Évtol..wv 't"OÚ't"wv oün y l..uxúnpov oün ~¡Le.pwnpov. 6. t7tLa'tp&:cpTJn U¡Le.te; ol 't"ot'Lc; Év't"OAot!c; 7tope.uÓ¡LEYOL 't"OÜ OLot~ól..ou, 't"ot'Lc; ouaxól..mc; XotL mxpot'Lc; XotL &:yp(otLc; XotL &:aEA"(ÉaL, XotL !L~ cpo~~8T}n 't"OV 10 OLcX~OAOY, chL E\1 otU't"<{) Mvot¡LLc; oux Ea't"L\1 xcx8' Ú¡LW\1" 7. Éyw ydtp taO¡LotL ¡LE8' Ú¡LWV, Ó i!"("(EAOt; 't"fjc; ¡LE't"otvo(cxc; Ó Xot't"otXUpLEÚW\1 otU't"OÜ. Ó OLCÍ~ol..oc; ¡LÓV0\1 cpó~ov EXEL, ó of. cpó~oc; otU't"OÜ 't"Ó\IOV oux EXEL. IL~ cpo~~8TJ't"E oúv cxu't"óv, xcxt cpe.ú~e.'t"otL &:cp' ú¡Lwv.
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[48] V.l. Aiyw otu't"(il" KúpLE, cixouaóv ¡LOU ol..(ywv PTJ!LCÍ't"wv. Alye., cpTJa(v, o ~oÚAEL. 'O ¡Ltv civ8pw7toc;, cpTJ¡L(, xúpte., 7tp68u¡Lóc; ta't"L 't"Ott; Évtoi..Otc; 't"OÜ Oe.oü cpul..&:aauv, XotL ouodc; Ea't"LV ó IL~ otL't"OÚ¡LEVOc; 7totpdt 't"OÜ x[ up(ou' rv ]ot EVOUVot¡Lw8fj Év 't"ot'tc; EV't"OAot'Lc; otU't"OÜ XotL Ú7to't"otrfi otÜ't"ot'tc;- &:U' ó OLCÍ~ol..oc; axl..TJpÓc; ta't"L xcxt xot't"otOuvcxanÚEL cxu't"wv. 2. Ou Oúvot't"otL, cpTJa(, xcx't"cx8uvcxa'te.úuv 't"Wv 8oúl..wv 't"oü Oe.oü 20 't"wv l~ lSATJc; xcxpo(cxc; lAm~Óv't"wv t7t' otu't"óv. Oúvot't"otL ó OLCÍ~ol..oc; &:vtL7totAot'taotL, Xot't"ot7totAot'LaotL 8f. ou oúvot't"otL. ldtv ouv &:v't"La'tot8fjn otu't"<{), \ILXTJ8ELt; cpEÚ~E't"otL &;cp' U¡L(;}V X<X't"tlCJXU¡L¡LtYOt;. lSaoL Ot, cpT¡aLV, &:7tÓXEVO( daL, cpo~OÜV't"otL 't"OV OLcX~OA0\1 wc; OÚVot¡LL\1 EXOV't"ot. 3. lhotv ó civ8pw7toc; xe.p<Í¡LLot lxcxvw't"ot't"ot "(E¡L(CT{l ot'vou xcxl..oü xcxt Év 'tOLe; xe.pot¡L(mc; lxdvoLc; 25 ol..(ycx &:7tÓXE\Iot ti. EPXE't"otL E7tL 't"&: XEp<Í¡LLot XotL ou Xot't"ot\IOE! 't"Ot 7tA~PTJ" otOe. y&:p, O't"L 7tA~pTJ ELa(. Xot't"otVOEL of. 't"Ot &:7tÓXEVot, cpo~OÚ¡LEYOt;, ¡L'Í¡7tO't"E W~Laotv· 't"<XXU "(Otp 't"Ot &:7tÓXE\Iot XEpcX¡LLot o~(~ouaL XotL &:7tÓAAU't"otL 1¡ 1¡oo~ 't"oü ot'vou. 4. o~'t"w xcxt ó oLci~ol..oc; &pxe.'t"otL t7tL 7t<Ívtcxc; 't"ouc; ooúl..ouc; 't"OÜ Oe.oü EX7tELpCÍ~wv otu't"oúc;. lSam oúv 7tAT¡puc; datv Év 't"fj 30 7tLa't"EL, &:v8e.a't"f¡xcxaw otÓ't"(il taxupwc;, xcixe.tvoc; CÍ7toxwpe.t ci1t' otU't"wv !L~ lxwv 't"Ó7tov, 1toü dail..fta. &pxe.'t"otL o~v 't"Ón 7tpoc; 't"ouc; &:1toxivouc; xcxt lxwv 't"Ó7tov ELa7tope.ÚE't"otL de; otu't"oúc;, xcxt o of. ~oÚAE't"otL Év otU't"o!c; Épy<Í~E't"otL, XotL y(vovtotL otU't"<{) Ú7tÓOOUAOL. 15
22. Cf. St 4, 7. 28-29. Cf. 1 P 5, 8.
4. xup(ou: 9&oü ]oly. 9. xcxi lionlrton: lia&ATdetu; Gebhardt-Harnack.
El Pastor de Hermas, Mand XII, 4, 3-5, 4
173
El hombre que tiene al Señor en su coraz6n 221 puede dominar todas las cosas y todos estos mandamientos. 4. Los que tienen al Señor en sus labios, pero el coraz6n endurecido y están lejos del Señor, para éstos los mandamientos son duros e inaccesibles. S. Vosotros, los que sois vacuos y débiles en la fe, poned al Señor en vuestro coraz6n y sabed que nada hay más fácil ni más dulce ni más delicado que estos mandamientos. 6. Convertíos vosotros, los que andáis en los mandamientos del diablo, en desenfrenos desagradables, amargos y salvajes, y no temáis al diablo porque no tiene poder contra vosotros 222 • 7. Pues yo, el ángel de la penitencia223, lo domino y estaré con vosotros. El diablo s6lo produce miedo, pero su miedo no tiene fuerza. No le temáis y huirá de vosotros•. [48] V.l. Le digo: «Señor, escúchame algunas palabras». «Di lo que quieras• -me dice. «Señor, -le digo- el hombre está bien dispuesto a guardar los mandamientos de Dios y no hay nadie que no pida al Señor que lo fortalezca en sus mandamientos y le haga obediente a ellos. Pero el diablo es obstinado y los tiraniza». 2. Dice: «No puede tiranizar a los siervos de Dios que esperan en Él de todo coraz6n. El diablo puede luchar contra ellos, pero no puede vencerlos. Si lucháis contra él, lo venceréis y huirá de vosotros avergonzado. Los que están medio vacíos, temen al diablo como si tuviese poder 224 • 3. Cuando el hombre llena de buen vino unas tinajas apropiadísimas, y entre esas tinajas hay unas medio vacías, viene a las tinajas y no examina las llenas, pues sabe que están llenas. Examina las medio vacías pues teme que se hayan avinagrado. Pues las tinajas medio vacías se avinagran rápidamente y se estropea el sabor del vino. 4. Así también el diablo viene a todos los siervos de Dios para tentarlos. Todos los que están llenos de fe, le resisten con fuerza, y aquél se retira de éstos al no tener sitio por donde entrar. Pero entonces va a los medio vacíos y, como tiene sitio, entra en ellos y hace en ellos lo que quiere y los esclaviza.
221. Cf. Mand III, 1 (28, 1), n. 149. 222. Cf. Mand VII, 2·3 (37, 2-3); Mand XII, 5, 1-4 (48, 1-4); Mand XII, 6, 1-5 (49, 1-5). 223. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. 224. Cf. Mand VII, 2-3 (37, 2-3); Mand XII, 4, 6-7 (47, 6-7); Mand XII, 6, 1-5 (49, 1-5).
174
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[49] VI.t. 'Erw oE. ú¡.¡.r" 'A€yw, ó
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6. Cf. Jr 24, 7; JI 2, 12. 7. Cf. Sal 14, 2; Hch 10, 35; Hb 11, 33. 12·13. Cf. St 4, 12; Mt 10, 28; Le 6, 9; 9, 24; 12, 5; 17, 33.
El Pastor de Hermas, Mand XII, 6, 1-5
175
[49] VI.l. Yo, el ángel de la penitencia 225 , os digo: no temáis al diablo, pues he sido enviado para estar con vosotros, que hacéis penitencia de todo corazón, y para fortaleceros en la fe. 2. Así pues, creed en Dios vosotros, los que habéis desesperado de la vida a causa de vuestros pecados, los que aumentáis vuestros pecados, los que abrumáis vuestra vida, porque, si os convertís al Señor de todo corazón y practicáis la justicia los restantes días de vuestra vida y le servís rectamente según su voluntad, curará 226 vuestros pecados anteriores y tendréis poder para dominar las obras del diablo. No temáis en absoluto la amenaza del diablo, pues es tan débil como los nervios de un muerto 227• 3. Escuchadme y temed al que todo lo puede, salvar y arruinar; guardad estos mandamientos y viviréis para Dios 228 • 4. Le digo: «Señor, ahora he sido fortalecido en todos los decretos del Señor, porque tú estás conmigo. Y sé que destruirás todo el poder del diablo; nosotros le dominaremos y venceremos todas sus obras. Y espero, señor, poder guardar estos mandamientos que me has ordenado si el Señor me fortalece». 5. Dice: «Los guardarás si tu corazón es puro con el Señor, y los guardarán todos los que purifiquen sus corazones de los deseos vanos de este mundo, y vivirán para Dios».
225. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. 226. Cf. Vis 1, 3, 1, n. 29. 227. Cf. Mand Vll, 2-3 (37, 2-3); Mand XII, 4, 6-7 (47, 6-7); Mand XII, 5, 1-4 (48, 1-4). 228. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
IIAPABOAAI A:E EAAAH:EE MET' EMOY
[50] l. Atye.L ¡.c.oL • Ot8<Xn, rpr¡GÍv, O'tL l1tt ~Évr¡~ X<X'tOLX&tn o[ 8oüÁOL "toü Owü· T¡ y~p 7tÓAL~ ú¡.c.wv ¡.c.rxxp<Xv lG'tLv cX7to 'ti¡~ 1tÓÁe.w~ 't<XÚ'tTJ~· d o~v ow<Xn, q>r¡Gt, 't'i¡v 7tÓALv ú¡.c.wv, Ev ií ¡.c.€AA.e.n X<X'tOLX&tv, 'tt w8e. ú¡.c.e.t~ t'tOL¡.tcíCtn
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7. xpoa8o~: 3úw"to:t Wittaker.
COMPARACIONES QUE HABLÓ CONMIGO [COMPARACIÓN PRIMERA]
Las dos ciudades [50] 1. Me dice: «Sabéis que vosotros, los siervos de Dios, habitáis en tierra extranjera 229, pues vuestra ciudad está lejos de esta ciudad 230 • Por tanto, si conocéis la ciudad que vais a habitar, ¿por qué os preparáis aquí campos, alardes de lujo, construcciones y casas inútiles? 2. El que procura estas cosas en esta ciudad no espera regresar a su propia ciudad. 3. Hombre insensato, vacilante 231 y desgraciado, ¿no comprendes que todas estas cosas son extrañas y están bajo el poder de otro? Pues el señor de esta ciudad 232 dirá: 'No quiero que habites en mi ciudad, sino que salgas de esta ciudad porque no respetas mis leyes'. 4. Si tienes campos, casas y otras muchas riquezas, cuando seas expulsado por aquél, ¿qué harás con tu campo, tu casa y todo lo demás que te has procurado? Pues el señor de esta tierra te dice con razón: o cumple mis leyes o sal de mi tierra. 5. ¿Qué harás entonces con la ley de tu ciudad? ¿A causa de tus campos y demás riquezas renegarás por completo de tu ley y caminarás según la ley de esta otra ciudad? Ten cuidado para que no te perjudique el renegar de tu ley. Pues, si quieres regresar a tu ciudad, no serás recibido por haber renegado de la ley de tu ciudad, y serás excluido de ella. 6. Por tanto, ten cuidado. Como el que habita en tierra extranjera, no te procures nada más que lo estrictamente
229. Para la concepci6n de la existencia cristiana como peregrinación en una tierra extranjera: cf. Hb 11, 13; 1 P 1, 17; 2, 11; 1 Clem., inscr.; POUCARPO, A los filipenses, inscr.; Martirio de san Policarpo, inscr.; A Diogneto 5, 5; 2 Clem. 5, l. 230. Esta oposición entre la ciudad de arriba (celeste) y la ciudad de abajo (terrestre) es, a veces, entendida como oposición entre cielo e imperio romano (d. R. jOLY, Hermas. Le Pasteur, 210-211, n. 2) o entre Iglesia e Imperio {d. ibid., 212, n. 1). 231. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50. 232. Para la identificación del cseñor de esta ciudad• con el diablo, d. N. BROX, Der Hirt des Hermas, GiSttingen 1991, 286-287.
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6. Cf. Sal 102, 18. 9. Cf. St 1, 27. 14-15. Cf. Mt 6, 20; Le 12, 33.
15. IEpá: il.cxpá Wittaker, joly..
El Pastor de Hermas, Comp 1, 6-11
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necesario y está preparado para que, cuando el señor de esta ciudad quiera expulsarte por haberte opuesto a su ley, salgas de su ciudad, te vayas a tu ciudad y cumplas tu ley con alegría, sin ofender a nadie. 7. Tened cuidado los que servís al Señor y lo tenéis en el corazón 233 • Practicad las obras de Dios recordando sus mandamientos y las promesas que hizo, y creed en Él porque las cumplirá si se guardan sus mandamientos. 8. En lugar de campos, comprad almas atribuladas, según las posibilidades de cada uno; cuidad de las viudas y de los huérfanos; no los despreciéis; gastad vuestra riqueza y vuestros lujos en esta clase de campos y casas que habéis recibido de Dios 23-4. 9. Pues el Señor os enriqueció para esto, para que le prestéis estos servicios. Es mucho mejor comprar tales campos, bienes y casas porque las encontrarás en tu ciudad cuando vivas en ella. 10. Este lujo es bueno y santo pues no ofrece tristeza ni temor, sino alegría. No practiquéis el lujo de los paganos pues es perjudicial para vosotros, los siervos de Dios. 11. Practicad el lujo propio en el que podéis alegraros. No engañéis, ni toquéis lo ajeno, ni siquiera lo deseéis, pues es malo desear lo ajeno. Realiza tu trabajo y te salvarás».
233. Cf. Mand m, 1 (28, 1), n. 149. 234. Los campos y las casas en que el cristiano debe invertir sus bienes son los pobres.
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21. ~toUá.: om. Wittaker, Jo/y. 22. ouhoü: lotu'l:oií Wittaker, jo/y.
OTRA COMPARACIÓN [SEGUNDA]
El olmo y la vid [51] t. Cuando caminaba hacia el campo y observaba un olmo y una vid, a la vez que discurría sobre ellos y sus frutos, se me apareci6 el Pastor y me dice: «¿Qué indagas acerca del olmo y la vid?,.. «Pienso -digo- que se acomodan muy bien entre sÍ•. 2. «Estos dos árboles -dice- están puestos como ejemplo para los siervos de Dios•. «Querría conocer -le digo- el ejemplo de estos árboles de los que hablas•. Me dice: «¿Ves el olmo y la vid?.. Contesto: «Los veo, señor•. 3. «La vid -dice- da fruto, pero el olmo es un árbol infructuoso. Pero si la vid no se entrelaza con el olmo, no puede dar mucho fruto al estar tirada por el suelo; y el fruto que da, lo da podrido por no estar colgada del olmo 235 • Cuando la vid se entrelaza con el olmo, da fruto por sí misma y por el olmo. 4. Ya ves que el olmo da mucho fruto, no menos que la vid, sino más incluso•. Le digo: «Señor, ¿c6mo más? •. «Porque -dice- la vid colgada del olmo da mucho y buen fruto, pero tirada por el suelo lo da podrido y escaso. Así pues, esta comparaci6n está puesta para los siervos de Dios, para el pobre y para el rico• 236 • 5. Le digo: «Señor, dame a conocer c6mo•. Me dice: «Escucha. El rico tiene muchos bienes, pero ante el Señor es un mendigo pues anda ocupado en su riqueza y se ocupa muy poco de la confesi6n 237 y de la oraci6n al Señor;
235. Tal fenómeno se observa en el centro de Italia, aunque no exclusivamente (cf N. BROX, Der Hirt des Hermas, Goningen 1991, 292, n. 2). Los testimonios que de este fenómeno se encuentran en la antigua literatura latina son numerosos: Catulo, Virgilio, Horacio, Séneca. Los pasajes concretos comentados pueden verse en L. ALFONSI, La vite e /'olmo, VigChr 21 (1967) 81-86. Este autor ha puesto de manifiesto c6mo la imagen fue un tópico para referirse al matrimonio. Hermas lo usa para simbolizar la ayuda fraterna entre el rico y el pobre. La imagen reaparece en otros escritores cristianos: d. ÜIÚGENES, Homi· lías a josué X, 1; CESAREO DE ARI.ÉS, Sermo XXVTI, l. 236. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 19. 237. ¿Se refiere a la confesión de los pecados ante el Señor o a la alabanza por sus maravillas?
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El Pastor de Hermas, Comp II, 5-10
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y la que tiene, es pequeña, débil y sin fuerza para subir arriba. Ahora bien, cuando el rico se entrelaza con el pobre y le suministra lo que necesita, creyendo que lo que hace por el pobre podrá encontrar recompensa ante Dios (Porque el pobre es rico en la oración y en la confesión, y su oración tiene un gran poder ante Dios), el rico le procura al pobre todo sin vacilar. 6. Y el pobre ayudado por el rico intercede por éste, dando gracias a Dios por lo que le dio. Aquél, además, se afana por el pobre para que no le falte nada en su vida. Pues sabe que la oración del pobre es agradable y rica ante Dios. 7. Ambos cumplen su obra. El pobre hace oración, en la cual es rico y la cual recibió del Señor. La devuelve al Señor que se la dio. E igualmente, el rico, sin vacilar, da al pobre la riqueza que recibió de Dios. Y esta es una obra grande y grata a Dios, porque comprendió el sentido de su riqueza, obró en favor del pobre con los dones del Señor y cumplió el servicio rectamente. 8. Así pues, según los hombres, el olmo parece no dar fruto. No saben ni comprenden que, cuando hay sequía, el olmo que tiene agua mantiene a la vid, y la vid, al tener agua sin falta, da doble fruto, por sí misma y por el olmo. Así también, los pobres, al interceder por los ricos ante el Señor, colman la riqueza de éstos y, a su vez, los ricos, al dar a los pobres lo necesario, colman las vidas de éstos. 9. Por tanto, los dos participan en la obra justa. El que haga esto no será abandonado por Dios, sino que será inscrito en el libro de los vivos238. 10. Bienaventurados los que poseen y comprenden que han recibido la riqueza de Dios. Pues el que comprende esto podrá hacer un servicio.
238. Cf. Vis 1, 2, 1 (2, 1), n. 22.
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[52] 1. "E8uet ¡.tm 8iv8pot 1toAAdt
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OTRA COMPARACIÓN [TERCERA]
Los árboles secos [52] l. Me mostr6 muchos árboles que no tenían hojas, y me parecía que estaban como secos. Todos eran parecidos. Me dice: <~<¿Ves estos árboles?». «Señor, -contesto- veo que todos son parecidos y secos•. Me replic6: <~<Estos árboles que ves son los habitantes de este mundo». 2. Le digo: <~<¿Por qué, señor, son secos y parecidos?». Contesta: «Porque ni los justos ni los pecadores se distinguen en este mundo, sino que son parecidos. Pues este mundo es invierno para los justos, y no se distinguen al habitar con los pecadores 239 • 3. Pues de la misma manera que en el invierno los árboles, por haber perdido las hojas, son parecidos y no se distinguen cuáles son los secos y cuáles los vivos, así tampoco en este mundo se distinguen los justos ni los pecadores, sino que todos son parecidos.
239. Para la influencia de este pasaje en Orígenes y en san Agustín: cf. M. MARIN, Sulla fortuna de/la Similitudini /// e IV di Erma, VetChr 19 (1982) 331-340.
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[53] t. "'Eou~É ¡.t.m 1t&A.tv olvopcx 1toAA.&, & ¡.t.tv ~A.cxa-tw'lrtcx, & ot ~p&, xcxi A.lyu ¡.t.ot· BA.l1tut;, cpr¡a(, 't!X olvopcx "tcxü"tcx; BA.l1tw, cpr¡¡.t.(, xúpt&, "t!X ¡.t.Ev ~A.cxa-tw'lrtcx, 't!X 8& ~p&. 2. Tcxü"tcx, cpr¡a(, "t!X oÉvopcx 'tli ~A.cxa'tw'lrtcx oí o(xcxw( daw oí ¡.t.lAAo'lrt&t; xcx'totx&tv ⁢ "tov cxlwvcx 'tov ipx6¡.t.tvov· o y!Xp cxlWv ó lp)(Ó¡.t.Evot; 9&pdcx la-ti "to!t; otxcx(ott;, 'to!t; ot CÍ¡.t.cxp'twAoTt; J(E.L¡.t.wv. &cxv oúv lmA.&¡.t.~'t) 'tO EA&ot; 'tOÜ xup(ou, 'tÓ't& cpcxv&pw9T¡aov'tCXL oí oouA&Úovnt; 't
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OTRA COMPARACIÓN [CUARTA]
Los árboles florecientes y los secos [53] l. De nuevo me mostró muchos árboles, unos florecientes y otros secos, y me dice: •¿Ves estos árboles?». «Señor, -respondo- veo unos florecientes y otros secos». 2. Dice: «Estos árboles florecientes son los justos que habitarán en el mundo que viene 240 • Pues el mundo que viene es verano para los justos e invierno para los pecadores. Cuando brille la misericordia del Señor, entonces aparecerán los que han servido a Dios; y aparecerán todos. 3. Pues, así como en el verano aparecen los frutos de cada árbol y se conoce de qué clase son, así también serán visibles los frutos de los justos y se sabrá que todos son florecientes en aquel mundo. 4. Los paganos y pecadores, que ves como árboles secos, serán hallados secos e infructuosos en aquel mundo y serán quemados como leños, y será visible. Porque su obrar fue malo en su vida. Pues los pecadores serán quemados porque pecaron y no se arrepintieron. Los paganos serán quemados porque no conocieron a su Creador. 5. Tú da fruto para que tu fruto sea conocido en aquel verano. Apártate de las múltiples ocupaciones y no pecarás en nada. Pues los que andan en muchas tareas, también pecan mucho, ocupados en sus acciones y sin servir a su Señor 241 • 6. ¿Cómo puede uno suplicar algo al Señor y recibirlo sin servir al Señor? Aquellos que le sirven recibirán lo que le pidan, pero los que no le sirven no recibirán nada. 7. Si se ocupa de una sola cosa, puede también servir al Señor pues su pensamiento no se corromperá lejos del Señor, sino que le servirá con un pensamiento puro. 8. Si haces esto, podrás dar fruto en el mundo que viene. El que haga esto dará también fruto.
240. Hermas lo considera inminente. De ahí que mantengamos la expresión ce! mundo que viene• y no lo sustituyamos por cel mundo venidero•. 241. Demócrito escribió: cSi deseas gozar de la paz del ánimo, no emprendas demasiadas actividades•: d. W. jAEGER, Cristianismo primitivo y paükia griega, México 1965, 20.
[54] 1.1. NTJ
2. N7¡anúwv xoti xot&i¡¡uvo¡;: N'I)G't<.ÚOvt6t; ¡.¡.ou xotl xot&r¡¡úvou Wittaker, ]oly. 4. A.lrovt!l: ¡.¡.ot 'touxiñ:ll add. Wittaker, ¡.u)L A.trovt!l 'tdtll ]oly.
OTRA COMPARACIÓN [QUINTA]
La parábola de la viña y el esclavo
[54] 1.1. En una ocasi6n en que ayunaba 242 y estaba sentado en un monte dando gracias al Señor por todo lo que había hecho conmigo, veo que el Pastor se sienta a mi lado y me dice: «¿Por qué has venido aquí de madrugada 243 ?». Respondo: «Señor, porque hago estaci6n 244». 2. Pregunta: «¿Qué es una estaci6n?». Le contesto: «Señor, estoy ayunando». Dice: «¿Qué es este ayuno que hacéis?». Le digo: «Señor, ayuno tal como es costumbre». 3. Me dice: «No sabéis ayunar para el Señor. Este ayuno que le ha-
242. Cf. Didaché 8, l. 243. El estar sentado, el retirarse a un monte y el madrugar son aspectos de la práctica judía del ayuno: cf. A. HILHORST, Sémitismes et latinismes dans le Pasteur d'Hermas, Nijmegen 1976, 173-174. 244. Traducimos crtcx't(WV« lxw por «hacer estación,.. La «estación,. era una práctica cristiana, atestiguada también por Tertuliano, que comportaba el ayuno y la oración. Al parecer, se trataba de una práctica individual. Cf. A. HILHORST, o. c., 168-169. En cuanto al origen del vocablo statio ha corrido abundante tinta, y se han propuesto variadas hipótesis: a) Unos buscan su origen en el ambiente profano. Statio derivaría del lenguaje militar: stationem habere significaría estar de guardia ante Dios. También se ha sugerido la posibilidad de que el término cristiano derive del significado de «parada•: sería una parada de las ocupaciones cotidianas para dedicarse a Dios. b) Otros buscan el origen del vocablo cristiano en el mundo judío, concretamente en el mah"mad, ya entendido como «representación,. a la manera que atestigua el tratado Ta'anit de la Mishná (4, 2), ya como lugar de oración. e) Otros han elaborado teorías en que se conjugan los elementos eaganos y judíos. Entre estos autores, destaca la hipótesis de Ch. Mohrmann. Esta piensa que el término evolucionó así: del significado de lugar que se ocupa en la vida pasó al de servicio. Los cristianos le dan el sentido de servicio a Dios, influenciados por la evolución del mah"mad hebreo que había evolucionado gel significado de servicio al de una función litúrgica (la «representación»). d) Ultimamente, A. Hilhorst ha criticado todas estas teorías y ha elaborado una propia según la cual statio derivaría de la expresión bí· blica «estar ante el rostro del Señor» en cuanto que designa una manera de orar y ayunar en la soledad y en medio de la naturaleza. Esta práctica originaría en las comunidades judías de lengua latina el término técnico statio. U na exposición de las diversas teorías, puede verse en A. HILHORST, o. c., 169-179.
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8. Cf. Mt 19, 17. t. xup(~: 9&cji Wittaker, ]oly. 4. xup[Cjl: Ncx[, cp7JI'[, xupL&, ¡.¡.cxxCÍpL611 "' 'II:OL~G&L~ lli:v "'(Vcjí ri¡v 117J
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céis es inútil». «Señor, -le pregunto- ¿por qué dices esto?». «Te digo -me responde- que este ayuno, que creéis hacer, no es tal. Pero yo te mostraré cuál es el ayuno pleno y agradable al Señor. Escucha: 4. Dios no quiere un ayuno inútil. Pues si ayunas de esa forma para Dios, no harás nada por la justicia. En cambio, haz para Dios este ayuno: 5. No hagas nada malo en tu vida y sirve al Señor con un corazón puro. Guarda sus mandamientos caminando en sus preceptos; no suba a tu corazón 245 ningún mal deseo. Cree en Dios porque, si haces estas cosas, le temes y te abstienes de toda mala acción, vivirás para Dios 246 • Si haces estas cosas, harás un ayuno grande y grato a Dios 247». [55] 11.1. «Escucha la comparación que te voy a exponer
referente al ayuno. 2. Uno tenía un campo y muchos esclavos. Plantó una viña en una parte del campo 248 • Después de elegir a un esclavo apreciado, fiel y agradable, lo llamó y le dice: «Toma esta viña que planté. Mientras vuelvo, vállala y no le hagas a la viña ninguna otra cosa. Guarda este mandamiento mío y serás libre junto a mí. Partió el señor del esclavo para su viaje. 3. Tras su partida, el esclavo tomó la viña y la valló. Cuando acabó la cerca de la viña, vio que la viña estaba llena de hierbas. 4. Pensó para sus adentros: 'He cumplido el mandato del señor. Ahora cavaré esta viña, y será más hermosa al estar cavada. Como no tendrá hierbas, dará más fruto al no estar ahogada por las hierbas'. Cogió, cavó la viña y arrancó todas las hierbas que había en la viña. Aquella viña se hizo muy hermosa y floreciente al no tener hierbas que la ahogasen. 5. Pasado un tiempo, vino el señor del esclavo y del campo y entró en la viña. Al ver que la viña había sido convenientemente cercada y, además, cavada, y que todas las hierbas habían sido arrancadas y que las vides estaban florecientes, se alegró grandemente con las obras de su esclavo. 6. Llamó a su hijo amado, al que tenía como heredero, y a sus amigos, a los que tenía como consejeros, y les dice todo lo que había orde-
245. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 246. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. 247. No se trata de suprimir el ayuno en sentido literal (d. Comp V, 3, 7 (56, 7)), sino de evitar considerarlo como un fin en si mismo. Textos paralelos pueden verse en TOLOMEO, Carta a Flora 5, 13; CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Stromata VI, 102; ORíGENES, Homilías al Levítico, 10, 2. 248. La comparaci6n de Hermas está repleta de reminiscencias bíblicas: ls 5, 2; Jr 2, 21; Me 12, 1-5; Mt 21, 35-38 y par.
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Wutaker, jo/y. 17.
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19. ~v CXIÍtoü: ~v 'tOÜ &uAoü Wittaker, jo/y. o:u-tou: om. Wittaker, jo/y. 22. Afyw: o:u-.w add. Wittaker, jo/y. 23. vo~L: IXU"t~ add. Wittaker, ~lo;S&;l!~: o:Uotcj¡ Wittaker, Joly. ~6. q¡ulo:aaóv-.wv: ~ Wuraker, Jo/y. 27. : Wlttaker, joly. 34. OOOL: l4v add. Wutaker, joly. lxouow: ixwaLv Wittaker, jo/y. 36. -.o:ÚnJV, f¡v 11fllu~ n¡p~rv: om. Wittaker.
El Pastor de Hermas, Comp V, 2, 6--3, 6
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nado a su esclavo y todo lo que encontró que había hecho. Aquéllos se alegraron con el esclavo por el testimonio que dio su señor. 7. Y les dice: 'Yo prometí la libertad a este siervo si guardaba el mandato que le di. Guardó mi mandato y añadió a la viña una buena obra. Y me agradó mucho. Por esta obra que hizo, quiero hacerlo coheredero con mi hijo porque, habiendo pensado bien, no desechó ese pensamiento, sino que lo realizó'. 8. El hijo del señor se mostró de acuerdo con él para que el esclavo fuese coheredero con el hijo. 9. Pasados unos días, el señor dio un banquete y le envió mucha comida del banquete. El esclavo tornó la comida que le había enviado su señor y se quedó con lo que le era suficiente, y el resto lo repartió a sus compañeros de esclavitud. 10. Sus compañeros se alegraron mucho al recibir la comida y comenzaron a pedir por él, para que encontrase una mayor gracia ante su señor, puesto que generosamente les había repartido. 11. Su señor se enteró de todo lo que había sucedido y, de nuevo, se alegró mucho con su forma de actuar. El señor convocó de nuevo a sus amigos y a su hijo y les relató lo que [el esclavo] había hecho con la comida que había recibido. Éstos se mostraron todavía más conformes en que el esclavo fuese coheredero con su hijo». [56] 111.1. Le digo: «Señor, yo no entiendo estas comparaciones, ni puedo comprenderlas si no me las explicas». 2. Me dice: «Te lo explicaré todo y te pondré en claro todo lo que hable contigo. Guarda los mandamientos del Señor: serás agradable a Dios y serás inscrito entre el número de los que guardan sus mandamientos 249 • 3. Si haces algo bueno más allá de este mandamiento de Dios 250, te procurarás una gloria mayor y ante Dios serás más glorioso de lo que debías ser. Si, además de guardar los mandamientos de Dios, añades estos servicios, te alegrarás con tal de que los realices según mi mandamiento». 4. Le digo: «Señor, si me lo mandas, lo guardaré, porque sé que tú estás conmigo». «Estaré contigo -me dice- porque tienes tal deseo de hacer el bien; también estaré con todos los que tengan ese deseo. 5. Si se observan los mandamientos de Dios, este ayuno es muy bueno. Así pues, guardarás este ayuno, que debes observar. 6. Ante todo, guárdate de toda palabra mala y de todo mal deseo, y purifica tu
249. Cf. Vis 1, 2, 1 (2, 1), n. 22. 250. Se refiere a las obras supererogatorias.
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corazón de todas las vanidades de este mundo. Si guardas estas cosas, este ayuno será para ti perfecto. 7. Así harás: Después de cumplir lo que ha sido escrito 251 , el día en que ayunes no tomarás sino pan y agua, y de las comidas que ibas a tomar calcularás el gasto que ibas a hacer ese día, lo darás a una viuda o a un huérfano o a un necesitado 252 • Te humillarás de esa forma para que el que reciba sacie su vida a causa de tu humillación e interceda por ti ante el Señor. 8. Si realizas el ayuno tal como te he mandado, tu sacrificio será grato ante Dios y tu ayuno será inscrito 253 • El servicio realizado así es bueno, alegre y agradable al Señor. 9. Esto lo guardarás tú con tus hijos y con toda tu casa. Si lo guardas, serás feliz. También todos los que lo escuchen y lo guarden serán felices; y todo lo que pidan, lo recibirán del Señor». [57] IV. t. Le pedí con insistencia que me explicase la comparación del campo, del señor, de la viña, del siervo que valló la viña, de las cercas, de las hierbas arrancadas de la viña, del hijo y de los amigos consejeros. Pues comprendí que todo ello era una comparación. 2. Me respondió: «Eres obstinado en preguntar. No debes preguntar absolutamente nada pues, si es necesario explicarte algo, se te explicará». Le digo: «Señor, lo que me muestres y no me expliques, será inútil haberlo visto y no comprender qué es. Así como, si me expones comparaciones y no me las explicas, será inútil haber oído algo de ti•. 3. Me respondió de nuevo: «El que es siervo de Dios y tiene al Señor en su corazón 254 , le pide inteligencia y la recibe, explica toda comparación y le resultan claras las palabras del Señor dichas mediante comparaciones. Los que son lánguidos y perezosos para la oración, ésos dudan 255 pedir al Señor. 4. El Señor es rico en misericordia y da, sin cesar, a todos los que le piden. Tú, que estás fortalecido por el Ángel santo 256, que has recibido de él tal oración y que no eres perezoso, ¿por qué no pides al Señor inteligencia y la recibes de él?». 5. Le digo: «Señor, puesto que te tengo a ti conmi-
251. 252. 253. 254. 255. 256. 2 (25,
Se refiere a todo lo anterior. Cf. 2 Clem. 16, 4. Cf. Vis 1, 2, 1 (2, 1), n. 22. Cf. Mand III, 1 (28, 1), n. 149. Cf. Vis Il, 2, 4 (6, 4), n. 50. Forma de designar al Verbo en la teología judeocristiana. Cf. Vis. V, 2) y Mand V, 1, 7 (33, 7) donde le llam6 Angel santísimo.
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57, 5-59, 3
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[58] V.l. Ei1t6v aoL, cp7JaL, xott cXfl'tL, ll'tL
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5 otu0&81j~, t1ttflW'tWV 'tcX~ t1tLAÚGtL~ 'tWV 1totpot~OAWV. t1ttL8~ 8f. O~'tW 1totp&¡Lovo~ tT, lmA.úaw aoL n¡., 1totpot~oA.~v 'tOÜ &ypoü xotL 'tWV AOL1tWV 'tWV &xoA.oúOwv 1t(Í'o/'t(a)V, L'olot rvwcr.:); 1téiGL 1tOLi¡crtl~ otu't'&.
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[59] VI. t . .,Axout, cp7Ja(v· d~ 8oúA.ou 'tp61tov [oü] xtl''tott ó ulo~ 'tOÜ Otoü, &U' ti~ l~ouaCotv !J.t'Y'&ATJV xtl''totL xotl xupt6't7j'tot. ITw~, cp7J¡L(, xúptt, ou vow. 2. .,Ü'tt, cp7JaCv, ó Oto~ 'tov &!J.1ttÁwvot é.cpúnuat, 'tOü't' la'tt 'tov A.otov tX'ttat xott 1totp€8wxt 'tct> ul
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8. Mt 13, 38. 9. Cf. Ef 3, 9; Ap 4, 11; Hb 3, 4; Si 18, 1. Cf. Sal 67, 29. 31s. Cf. Sal 15, 11; Pr 16, 17.
5. i7ttL8~: l1ed 8i Wittaker, ]oly. 7. cixol.oú8w11: cixol.ou9oúvtwll Wittaker. 9. 8uiiCX!J.Wacx~: lv8uiiCX!J.Wacx~ Wittaker. 19. 1tCÍVtcx: om. Wittaker, ]oly. ~TUL(: xúpLt add.
Wittaker, ]oly. 20. ,;w11 &v9pw7twll: &118pw1to~ Wittaker, ]oly. 28. aulm)ptíll cx1hoú~: aulm)pt!ll lx&.a,;ou~ Wittaker, jo/y. 30. i¡v'tl.~: CÍII'I'jV'tATjXW~ Wittaker, ]oly.
El Pastor de Hermas, Comp V, 4, 5-6, 3
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go, es necesario que a ti te pida y te pregunte. Pues tú me lo muestras todo y hablas conmigo. Si estas cosas las hubiera visto u oído sin ti, suplicaría al Señor para que me las explicase». [58] V.l. Me dice: «Hace poco te dije que eres astuto y obstinado pidiendo las explicaciones de las comparaciones. Puesto que insistes, te explicaré la comparación del campo y todo lo demás relacionado con ella, para que tú se lo hagas comprensible a todos. Escucha ahora y entiéndelas. 2. El campo es este mun· do 257 • El señor del campo es el que creó, ordenó y fortaleció todo 258 • [El hijo es el Espíritu Santo 259). El esclavo es el Hijo de Dios 260 . Las vides son este pueblo que él mismo plantó. 3. Las cercas son los ángeles santos del Señor que conservan su pueblo. Las hierbas arrancadas de la viña son los pecados de los siervos de Dios. La comida que le envió del banquete son los mandamientos que dio a su pueblo por medio de su Hijo. Los amigos y consejeros son los santos ángeles que fueron creados los primeros261. El viaje del Señor es el tiempo que queda hasta su ParusÍa». 4. Le digo: «Señor, todo es grande y admirable, y todo es glorioso. ¿Acaso podía yo comprenderlo? Ni ningún otro hombre, por muy inteligente que sea, puede comprenderlo. Señor, explícame lo que te voy a preguntar». 5. Me dice: «Di si quieres algo». «¿Por qué, señor, -le digo- en la comparación, el Hijo de Dios está en el lugar de un esclavo? 262». [59] VI.t. Me dice: «Escucha 263 • El Hijo de Dios no está en el lugar de un esclavo, sino que está con gran poder y señorÍo». Le digo: «Señor, no comprendo cómo». 2. «Porque -me dice- Dios plantó la viña, es decir, creó este pueblo y lo entregó a su Hijo. El Hijo estableció sobre ellos ángeles para que los guardasen. Él mismo purificó sus pecados con mucho esfuerzo y tras sufrir muchas fatigas, pues nadie puede cavar una viña sin esfuerzo o sin fatiga. 3. Después de purificar los pecados del pue-
257. Mt 13, 38. 258. Cf. Vis 1, 1, 6 (1, 6}, n. 13. 259. Esta frase ha desaparecido en algunos testigos de la tradición manuscrita como el Codex Athensis, la versión latina conocida con el nombre de Palatina y la versión etiópica. 260. Para las ideas cristológicas y pneumatológicas de este pasaje, cf. introducción, p. 35-41. 261. Cf. Vis m, 4, 1 (12, 1), n. 87. 262. Cf. Flp 2, 7, donde Pablo también lo denomina esclavo (8oüA.od. 263. Para la cristología que va a desarrollar, cf. introducción, p. 35-41.
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11:01f.L'Í¡Y,
59, 3-60, 4
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[ 60]
&:xoúacx~.
1-2. Cf. Jn 10, 18; 12, 49-50; 14, 31; 15, 10. 3. Cf. Mt 28, 18; Ef 1, 20-23. 29-30. Cf. Mt 28, 18. 30. Cf. Si 42, 17; 2 Co 6, 18.
12. 't<\1 9u¡,: om. Wittaker. 22. XCC'tOI.Xoiiv: xcc'toi.Xijacxv Wittaker, Joly. 25-26. lliv 8L. ou Ci¡CT(]: x&v ¡.Lt«vQ~ ri¡v acípxcc aou, ou Ci¡CTQ Wittaker, jo/y. 27. boua9Wat: bouiiT¡vcxt joly. aw&fi: ac.o>OT¡at't<XL Wittaker, jo/y. 30ss. dtAlli vüv ... ¡.L7]8t 'tO n:vtii¡.Lcx: dtUdt 'tli vüv q¡úlcxaat, T~t ó xúpto~ n:CÍY'tw~ n:olúan:lcxrxvo~ wv cx1hli [cíat't<XL ldtv aou ri¡v acípxcx lmn:ilv f.LTJ f.LLCÍYll~ ¡.L7]8! 'til mi!Üf.L<X Wittaker, jo/y.
El Pastor de Hermas, Comp V, 6, 3-7, 4
199
blo, Él mismo les mostró los caminos de la vida pues les dio la ley que había recibido de su Padre 264 • 4. Ya ves que Él mismo es el Señor del pueblo pues recibió todo poder de su Padre. Escucha por qué el Señor tomó como consejero a su Hijo y a los ángeles gloriosos a propósito de la herencia del esclavo. 5. Al Espíritu Santo preexistente, que creó toda la creación 265 , Dios lo hizo habitar en la carne 266 que quiso. Esta carne en la que habita el Espíritu Santo, sirvió bien al Espíritu caminando en santidad y pureza, sin manchar al Espíritu para nada. 6. Puesto que vivió buena y puramente y se esforzó junto al Espíritu Santo y cooperó en todo asunto y se comportó fuerte y valerosamente, la tomó como compañera del Espíritu Santo. Pues a Dios le agradó la conducta de esa carne porque, cuando tenía el Espíritu Santo en la tierra, no lo mancilló. 7. Tomó como consejero al Hijo y a los ángeles gloriosos para que la carne misma que había servido irreprochablemente al Espíritu, tuviese una morada y no pareciera que había perdido la recompensa de su servicio. Pues toda carne en la que haya habitado el Espíritu Santo, si es encontrada sin mancha y pura, recibirá su recompensa. 8. Ya tienes también la explicación de esta comparaciÓn». [60] VII.l. «Señor, -le digo- me he alegrado al oirte la
explicaciÓn». «Escucha ahora -me dice-. Guarda pura y sin mancha esta carne para que el espíritu que habita en ella 267 dé testimonio en su favor, y tu carne sea justificada. 2. Ten cuidado para que no suba a tu corazón 268 la idea de que tu carne es corruptible y abuses de ella con alguna impureza. Si mancillas tu carne, mancillarás también al espíritu Santo. Y si mancillas al espíritu Santo, no vivirás». 3. «Señor, -le digo- si antes de escuchar estas palabras, tuvo lugar alguna ignorancia, ¿cómo se salvará el hombre que mancilló su carne?». Respondió: «Respecto a las ignorancias pasadas, sólo Dios puede curarlas 269 porque tiene todo poder. 4. Pero ahora guárdate; y el Señor todopoderoso, que
264. En Comp. VIII, 3, 2 (69, 2) dice que la ley es el Hijo de Dios. Para el tema de la ley de Cristo, cf. IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los magnesios 2; Ps.Bem. 2, 6. Cf. infra, n. 290. 265. Cf. Vis I, 1, 6 (1, 6), n. 13. 266. Cf. Mand III, 1 (28, 1), n. 148. 267. Cf. Mand III, 1 (28, 1), n. 148. 268. Cf. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 269. Cf. Vis 1, 3, 1 (3, 1), n. 29.
200
7t0L¡.Lf¡ll,
60, 4
7toAÚcntAcxrxvo~ wv, 7ttpt 'tW\1 7tpo'tlpwv li'Y"'T)!LcX'tW\1 LCXaL\1 8watt], lav 't'O AOL7t0\l ¡Li¡ ¡LL!i"l)~ aou Ti:v acípxcx ¡LT)8t 'tO 7t\ltÜ¡LCX. &¡Lcp6npcx r&p xoLvCÍ la't'L xcxt &'t'tp &:AA.i¡A.wv ¡LLcxv9TjvcxL ou 8úvcx't'CXL. &¡Lcp6npcx oúv xcx9cxp&: cpúA.cxaat, xcxt ~i¡a1J 't'~ 9t~.
El Pastor de Hermas, Comp V, 7, 4
201
es rico en misericordia, te curará de tus ignorancias pasadas, si en adelante no mancillas ni tu carne ni el espíritu. Pues ambos están unidos y no puede mancharse el uno sin el otro. Procura que los dos sean puros y vivirás para Dios 270».
270. Cf. Mand I, 2 (26, 2), n. 141.
5
10
15
20
25
[61] 1.1. KIXBT¡fLtYoc; ÉY 'téi) OLx
4. Cf. St 1, 21. 5-6. Cf. Sal 1, 1-2; 118, l.
...
5. l¡.Latu-r
COMPARACIÓN SEXTA
Los dos pastores
[61] 1.1. Cuando estaba sentado en mi casa glorificando al Señor por todo lo que había visto, e indagaba acerca de sus mandamientos porque son bellos, poderosos, alegres, gloriosos y capaces de salvar el alma del hombre, decía para mis adentros: «Seré feliz si camino en estos mandamientos; también el que camine por ellos será feliz», 2. Cuando me decía esto a mí mismo, veo que de pronto se sienta a mi lado y me dice: «¿Por qué dudas acerca de los mandamientos que te he dado? Son bellos. No dudes en absoluto, sino revístete de la fe del Señor y caminarás en ellos, pues yo te fortaleceré en ellos. 3. Estos mandamientos son útiles para los que hacen penitencia, pues si no caminan en ellos, su penitencia es en vano. 4. Los que hacéis penitencia rechazad las iniquidades de este mundo porque os consumen. Si os revestís de toda virtud de justicia, podréis guardar estos mandamientos y no aumentar vuestros pecados. Si ya no los aumentáis, os apartaréis de vuestros pecados anteriores. Caminad en mis mandamientos y viviréis para Dios 271 • Todas estas cosas os las he hablado de parte mÍa». 5. Después de haber hablado estas cosas conmigo, me dice: «Vayamos al campo, y te mostraré los pastores de ovejas». «Vayamos, señor» -le digo. Fuimos a una llanura, y me muestra a un joven pastor vestido con ropas de color azafrán 272 • 6. Apacentaba muchísimas ovejas. Las ovejas estaban como entre delicias y muchos placeres, y estaban contentas brincando de aquí para allá. El pastor mismo estaba muy contento con su rebaño. El aspecto del pastor era muy alegre, y corría entre las ovejas. En un lugar vi también otras ovejas entre delicias y placeres, pero no brincaban.
271. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. 272. Era uno de los colores preferidos por las mujeres romanas: cf. S. GIET, Hermas et les Pasteurs, 42 n. 1, donde se encontrarán testimonios y comentarios.
204
7tOL¡.L1¡Y,
62, 1-63, 2
B).. É1t&L~ -r:ov 1tOL¡.t.Évcx 'toü·tov; BAÉ1too, q?r¡¡.t.(, xÚpLE. Oú-co~, ¡pr¡a(v, cXTIEAO~ 'tpu¡p'Y¡~ xcxt cX1t(hr¡~ la-r:(v. oú·mc; ix-cp(~EL 'tcX<; rPUx~c; 'tWV OOÚAWV 'tOÜ Owü xcxt XCX'tCXO"tpÉq?EL cxu·muc; cim) tij~ &A.r¡O&(cx~, cX1tCX'twv cxthou~ -r:cxt~ imOu¡.t.(cxL~ •cxt~ 1tovr¡pcxt~, tv cxic; 5 cX1tÓAAUV'tCXL. 2. E1tLAcxv9civOV'tCXL r~P 'tWV EV'tOAWV 'tOÜ Owü 'tOÜ ~WV'toc; XCXL 1tOpEÚOV'tCXL cX1tcX'tCXL!í XCXL 'tpucpcxt~ f.I.CX'tCX(CXL~ XCXL cX1tÓAAUV'tCXL Ó1tO 'tOÜ &niA.ou 'toÚ"tou, -r:w& fJ.tV El~ Ocivcx'tov, -r:w<X 8& e.l~ xcx'tcxcpOopciv. 3. Ai¡w cxu•~· KúpLE, ou ¡Lvwaxw l¡w, 'tL la-cw t1~ Ocivcx'tov xcxt -.( de; XCX't1Xq?9opciv. "Axou&, cpr¡a(v· & &!3&~ 1tpÓ~IX'tiX [ÁIXp~ xcxt axLp'tWII'tiX, 10 oú-co( ElaLv o[ cX1t&0'1tiXO'fJ.ÉIIoL &1to -r:oü Owü El~ 'tÉÁo~ XIXL 1tcxpcx8&owxón~ Écxu-r:ou~ -ccxt~ lmOu¡dcxL~ 'tOÜ cx1wvo~ 'tOÚ'tou. lv 'tOÚ'tOL~ oúv ¡.t.E'tcXIIOLcx ~wT¡¡¡ oux EO"tl\1, lS-r:L 1tpoai9r¡xcxv 'tCXL~ CÍ¡.t.IXp't(cxL~ CXU'tWII xcxl. t1¡¡ -r:o OIIO(J.CX
[62] 11.1. Kcxt ÁÉ¡&L ¡.t.OL ·
l~ÁIXacpT¡¡.t.r¡acxv. -cwv -r:oLoÚ'tWV oúv ó Ocivcx'tÓ¡¡ la-r:w. 4. & 8& t!ot~ 1tpÓ~cx'tcx (J.~ axLp'twV'tCX, &AA.' lv -cÓ1t~ Évl. ~oaxÓ(J.tllcx, oÚ'to( daw
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20 ¡.t.É"¡"IX\1 wad cX)"pLOV 't'{j LOÉqt, 1tEpLXELfJ.EVOV OÉp¡.t.IX IXL"¡"ELOV AEUXÓII, XIXL
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3. 9toii: 'tWY xtvciiv add. Wittaker, ]oly. 5. 'tWY tv¡;oÁciiv: 'tcic; Év¡;oÁcic; Wittaker, joly. 6. Ü1to: cX7tO Toly. 9. 7tp6~cnr¡: AÍ«Y add. Wittaker, jo/y. 10. &7tta7tacr¡.r.Évm: &:cptO"'tr¡¡.r.Évm Wittaker, [oly. 12-13. 3-ct 7t_pocrl97ptr¡y... l~Ár¡crcpi¡¡.r.crav: O'tL 7tpocrt9r¡xr¡y xcx'tcX t3vo¡.r.cx 'tOii xup(ou pÁcxcrcpr¡¡.r.Í«v Wittaker, j~. 13. EO"'tlY: om. Wittaker, jo/y. 14. 7tpÓ~CX'tCX: om. Wittaker, jo/y. 16. oülllv: oux wzttaker, jo/y. 18. 'tLYoc;: 'tLYCX Wittaker. 21. 'tWY w¡.r.wv: 'tOY WtY Wittaker, ]oly. P&:~llov: lv 'tij X,ELpt add. joly_. 23. p.t: om. Wittaker, joly. 25. t Átv: &vi~cxUtv Wittaker, jo/y. 28. ÉfL7tAÉxtáaou: f¡1J'tcX add. joly. 'tCXÚ'tr¡: r¡u'toii ittaker,~~o/y. 29. lv 'tcxlc; cixiív9r¡lc; xr¡¡ 'tpL~ÓAotc;: 'tcXt; &xáv9cxc; xat 'tpL~Aouc; Wittaker, oly. 30. 8r¡lp61L&Yr¡: llee6¡.r.tvr¡ Wittaker, ]oly. x&xtfcrt: xr¡¡ wt Wittaker, joly. 3 . xr¡t: óAwc; 'aJd. Wittaker, joly. lo(llou: l1it8tl jo/y. 33. 'tcxAf¡l7twpoÚ¡.r.!vcx: 'tCXACXL7twpoiiv¡;cx Wittaker, jo/y.
El Pastor de Hermas, Comp VI, 2, 1-3, 2
205
[62] 11.1. Me dice: «¿Ves a ese pastor?». «Lo veo» -contesto. «Éste -me dice- es el ángel del placer y del engaño. Éste aniquila las almas de los siervos de Dios y los aparta de la verdad engañándolos con los deseos malos en que perecen. 2. Pues se olvidan de los mandamientos del Dios vivo, caminan en engaños y vanos deleites y se pierden bajo el poder de este ángel: unos para la muerte, otros para la corrupci6n». 3. Le digo: «Señor, no sé qué significa 'para la muerte' ni 'para la corrupci6n'». «Escucha -me dice-. Las ovejas que ves alegres y saltando son los que se han apartado totalmente de Dios y se han entregado a los deseos de este mundo. En éstos no es posible la penitencia de vida, porque aumentaron sus pecados y blasfemaron contra el nombre de Dios 273 • La muerte es para éstos. 4. Las ovejas que no ves saltar, sino que están paciendo en un lugar son los que se han entregado a los placeres y a los engaños, pero no han blasfemado contra el Señor. Éstos están corrompidos lejos de la verdad. En ellos hay esperanza de penitencia, con la que pueden vivir. La corrupci6n tiene, pues, esperanza de renovaci6n, pero la muerte tiene la perdici6n eterna». 5. Avanzamos un poco y me muestra un gran pastor, como fiero de aspecto, cubierto con una blanca piel de cabra. Tenía un zurr6n sobre los hombros, una vara muy dura, con nudos, y un gran látigo. Tenía la mirada muy amarga hasta el punto que sentí miedo de él. Tal mirada tenía. 6. Este pastor cogía las ovejas del pastor joven, las que estaban entre deleites y placeres, pero no saltaban, y las echaba a un lugar abrupto, lleno de espinos y abrojos, de manera que las ovejas no podían desenredarse de los espinos y los abrojos, sino que quedaban enredadas entre los espinos y los abrojos. 7. ~stas, que estaban enredadas, eran apacentadas entre espinos y abrojos y sufrían mucho porque eran azotadas por aquél. Las llevaba de un lado para otro y no les daba descanso: estas ovejas no estaban quietas un solo momento.
[63] 111.1. Al ver que eran azotadas de esa forma y que sufrían, me afligí por ellas, porque eran atormentadas de esa manera y no tenían un solo momento de paz. 2. Le digo al Pastor que estaba hablando conmigo: «Señor, ¿quién es ese pastor sin coraz6n, duro y despiadado con esas ovejas?». Me dice: «Ése es el án-
273. Cf. Me 3, 29. La imposibilidad de penitencia radica en la disposici6n del sujeto que se ha cerrado al perdón: cf. introducción, p. 35.
206
ll:OLI.I.'Í¡v,
63, 2-64, 4
o'Aw~ ¡.ti¡ cmA<X"fXVt~ó¡.t.tvo~ t1ti 'ta 1tpÓ~<X't<X 't<XÜ't<X; Oú'to~, cp1Ja(v, la
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17-18. Cf. Sal 50, 12. 30. Sal 7, 12; 2 M 12, 6; 2 Tm 4, 8. 20-21. Cf. Mt 16, 27; Sal 61, 13; Pr 24, 12; 1 P 1, 17; Ap 2, 23. 22-23. Cf. Mt 21, 22; 1 Jn 3, 22. l. ¡.r.~: ¡.r.1}8tv Wittaker. 4-5. xat cimí"tcxt~: om. Wittaker. 5. xcx9w~ ~o( den: xcx9w~ "tL~ !~~6~ ianv Wittaker, ]oly. 18. tav 8!: 3,;cxv o6v Wittaker, ]oly. 20. Al-yovn~: om. Wittaker, ]oly. i1tcxOov: lml9tv ?táV"tcx Wittaker, ]oly. 21. 8oultúouat 8!. Aomov: "ta AOtlt& 8ouA&ÚO'OUO'I\I Wittaker, "ta Aom& 8ouA~ÚOUO'L ]oly. 32. &v:
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O'E add. Wittaker.
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El Pastor de Hermas, Comp VI, 3, 2-4, 4
207
gel del castigo. Pertenece a los ángeles justos, pero está encargado del castigo 274 • 3. Toma a los que se han extraviado de Dios y caminan entre las pasiones y los engaños de este mundo, y los. castiga, tal como merecen, con castigos terribles y diversos». 4. Le digo: «Señor, querría saber cuáles son esos diversos castigos». «Escucha -me dice- los diversos tormentos y castigos. Los castigos son temporales. Pues unos son castigados con pérdidas, otros con penurias, otros con diversas enfermedades, otros con todo tipo de inquietud, otros son injuriados por gente indigna y sufren por otros muchos asuntos 275 • 5. Muchos, agitados por sus propósitos, se lanzan a muchas empresas, y absolutamente nada les sale bien. Y dicen para sí que no tienen éxito en sus asuntos, pero a su corazón no sube 276 que hicieron obras malas, sino que acusan al Señor. 6. Cuando están totalmente atribulados, entonces me los entregan para una buena educación, son fortalecidos en la fe del Señor y los restantes días de su vida sirven al Señor con un corazón puro. Si hacen penitencia, entonces suben a su corazón las malas obras que hicieron, y glorifican a Dios diciendo que es un juez justo y que con justicia padeció cada uno conforme a sus hechos. En adelante, sirven al Señor con un corazón puro y tienen éxito en todas sus empresas, recibiendo del Señor todo lo que le piden. Entonces glorifican al Señor porque me fueron entregados y ya no sufren ningún mal». [64] IV.l. Le digo: «Señor, explícame además esto». «¿Qué deseas?» -me pregunta. Le digo: «Señor, ¿los que viven entre placeres y en la mentira son atormentados durante el mismo tiempo que anduvieron entre placeres y en la mentira?». Me dice: «Son atormentados el mismo tiempo». 2. Le digo: «Señor, poco son castigados. Pues era necesario que los que han vivido entre deleites y se han olvidado de Dios, fuesen atormentados siete veces más». 3. Me dice: «Eres necio y no comprendes el poder del tormento». Le digo: «Señor, si lo entendiese, no te pediría que me lo explicaras». «Escucha -me dice- el poder de ambos. 4. El tiempo del placer y de la mentira es una hora. La hora del tormento tiene un poder de treinta días 277 • Si uno se da al placer
274. Cf. Comp VII, 1·2. 6 {66, 1·2. 6); Testamento de Leví 3, 2, en A. DÍEZMACHO, Apócrifos del Antiguo Testamento, V, Madrid 1987, 46-47.
275. Cf. Vis 276. Cf. Vis 277. Aunque sión psicológica
I, 3, 1 (3, 1), n. 30. I, 1, 8 (1, 8), n. 17. materialmente la duración del suplicio es una hora, su repercues más terrible que la que tuvo la hora de placer.
208
1tOI¡ti¡V,
64, 4-65, 7
xexl. &1texn¡O'fi, ¡LÍexv 8t i¡¡Lipexv ~exaexvtaO'ñ, 6Aov Évtexu't0\1 laxúu i¡ Yt!Ltpex 'tfjc; ~exO'CÍ\IOU. Óaexc; 0~\1 Yt!J.Épexc; 'tpucpi¡O'TJ 'tLc;, 'tOO'OÚ'touc; lvtexU'tOU~ ~exaexv(~&'texL. ~AÉ1tttc; o6v, Cf'1JO'LY, (ht ñ¡~ 'tpucpijc; xexl. 1Í1tCÍn¡~ XPÓYo~ ÉÁCÍX,LO"tÓ~ lO"tL, 'tijc; 8t 'tL¡Lcup(exc; xexl. ~exO'CÍ\IOU 1tOAÚc;.
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5
10
15
[65] V.l. "E'tt, cp1J!J.L, xúptt, ou vtv6r¡xex lll.wc; 1ttpl. 'tOO XPÓYou 'tfjc; &1tcín¡c; xexl. 'tputpf¡c; xexl. ~exa&vou· n¡ÁexuriO"ttp6v !J.OL 8i¡l.waov. 2. &1tOXpLÜt{c; !J.OL ÁÉ'YtL · 'H &cppOO'ÚY1J O'OU 1texp!Í¡L0\1Óc; ÉO"tL, xexl. OU Qi),&L~ aou 't"i¡v xexp8(exv xexOexp(aexL xexl. 8oul.tútw 'tc'i) 9tct>. ~AÉ1tt, cpr¡a(, ¡Li¡1tO'tt o XPÓvoc; 1tAT)pw91í xexl. a\> &cppwv tÚpt9tjc;· &xou& oúv, cp1JaÍ, xex9wc; ~oúl.u, r\lot voi¡O'TJc; exÓ'tCÍ. 3. o 'tpucpwv xexl. &1tex'tW!J.&Yoc; ¡J.Lex\1 i¡¡Ltpexv xexl. 1tpCÍO'O'W\I, ex ~OÚA&'texL, 1tOAAi¡\l &
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5. in: lxd Wittaker, ]oly. xr.pi "tOÜ x.p6vou: "tO~ x.p6vou~ Wittaker, ]oly. 6. n¡Ácxu~: 8T¡Acxu)'ÍO"ttpov jo/y. 12. Om. Wittaker. 17. "tÓU: KO"tt Gebhardt· Hamack. 22. "ti¡i tcxU"toü nci8t1: "t'!j l.otU"toü n~u Wittaker. 25. lni: lv Wittaker, ]oly. 31. cxÚ'toú¡: om. Wittaker, ]oly. 32. lnt¡ttv
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El Pastor de Hermas, Comp VI, 4, 4-5, 7
209
y a la mentira durante un día y es atormentado durante un día, el día de tormento tiene toda la fuerza de un año 278 • Tantos cuantos días se dé uno al placer, tantos cuantos años será atormentado. Ya ves que el tiempo del placer y de la mentira es pequeño, pero grande el del castigo y el tormento•. [65] V. 1. Le digo: «Señor, todavía no he comprendido enteramente lo relacionado con el tiempo de la mentira, el deleite y el placer. ExpHcarnelo más claramente•. 2. Me respondió: ..Tu insensatez es insistente, y no quieres purificar tu corazón ni servir a Dios. Mira que no se cumpla el tiempo y seas hallado insensato. Escucha, tal corno quieres, para que comprendas estas cosas. 3. El que vive en el placer y en la mentira un día y hace lo que quiere, está revestido de gran insensatez y no comprende lo que hace. Pues al día siguiente se olvida de lo que hizo el día anterior. Pues el placer y la mentira no dejan huellas en la memoria a causa de la insensatez de que están revestidos. En cambio, cuando el castigo y el tormento se unen al hombre un solo día, es castigado y atormentado durante un año pues el castigo y el tormento dejan grandes huellas en la memoria. 4. El que es atormentado y castigado durante todo un año, se acuerda entonces del placer y la mentira y se da cuenta de que a causa de ellos padece estos males. Todo hombre que vive en el placer y en la mentira es atormentado de esta manera porque, teniendo la vida, se ha entregado a la muerte». 5. Le digo: «Señor, ¿cuáles son los placeres perjudiciales?». Me respondió: .. Toda acción es un placer para el hombre si la hace con gusto. Pues el colérico que satisface su pasión se deleita. El adúltero, el borracho, el murmurador, el embustero, el avaro, el ladrón y el que hace cosas parecidas a éstas, satisface a su propio vicio. Así pues, se deleita con su acción. 6. Todos estos placeres son perjudiciales para los siervos de Dios. Por causa de estos engaños sufren los que son castigados y atormentados. 7. Pero también hay placeres que salvan a los hombres. Pues llevados por su mismo placer, muchos se deleitan haciendo el bien. Este placer es útil a los siervos de Dios y procura vida a tal hombre. Pero los placeres perjudiciales que antes he mencionado les procuran tormentos y castigos. Si permanecen en ellos y no se arrepienten, les procuran muerte•.
278. Este año es el resultado de multiplicar las doce horas del día (Hermas no tiene en cuenta la noche) por los 30 días de suplicio que corresponden psic~ lógicamente a cada hora de pecado.
[66] 1. Mr:t~ ~!J.Épa.¡; oÁ(-ya.¡; doov a.u-rov d¡; -ro 7tt8(ov 'to a.u't6, o1tou xa.t -rou¡; 7tOt¡LÉva.~ lwp&xELv, xatt ÁÉ-yEt ¡LOt · T( lm~T¡n!¡;; ll&ptt¡Lt, q>1)¡Lt, xúptE, fvOt 'tÓV 7tOL¡LÉva. -rov 'tt¡LwpT¡'ti¡v XEAEÚOlJ¡; lx 'tOÜ 5 orxou ¡LOU l~tA9tiv, O'tt At<XV ¡LE 9)..(~&t. ~EL aE, q>T¡at, 9At~'fíva.t• oü-rw -y&p, q>T¡a(, 1tpoaÉ-ra.etv Ó &v8oeo¡; !rrEAo¡; -r& 7ttpl aou· 9lAtt -y&p at 1tEtpa.a9T¡va.t. Tt r&p, q>Tj¡LL, xúptt, l7to(T¡a<X O~'tW 1tOV1)p6v, tva. -rci> dtrrlA
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4. M& 'tOv TtOLfLLvot: t(XI)TijO"ctL O'& fvot 'tOv llyy&Áov Wittaker, Lpcu'ti)O"ctL tn TVct -tov TtDLfLLvot foly. 6. tn: xctl add. Wittaker. 9. wGn: O"& add. Wittaker. 14. ciTto O"Oü: om. Wittaker, Joly. 24. TtCÍ~: 7tOAAct'lc Wittaker, Joly.
COMPARACIÓN SÉPTIMA
El ángel del castigo en la casa de Hermas [66] 1. Pasados unos días, lo vi en la misma llanura en que había visto a los pastores y me dice: «¿Qué buscas?». Le digo: «Estoy aquí para que ordenes al ángel castigador 279 que se vaya de mi casa, porque me angustia grandemente». Me dice: «Es necesario que seas atribulado. Pues así lo determinó para ti el Ángel glorioso 280 • Pues quiere que seas probado». Le digo: «Señor, ¿qué mal he hecho para ser entregado a este ángel?». 2. «Escucha -me dice-. Tus pecados son muchos, pero no tales como para ser entregado a este ángel, pero tu casa cometió grandes injusticias y pecados, y exasperó al Ángel glorioso con sus obras; por ello mandó que fueses atribulado durante algún tiempo para que aquéllos se arrepientan y se purifiquen de todo deseo de este mundo. Cuando se arrepientan y se purifiquen, entonces se apartará de ti el ángel del castigo». 3. Le digo: «Señor, si aquéllos obraron de tal forma que el Ángel glorioso se exasperó, ¿qué hice yo?>>. Me dice: «Aquéllos no pueden ser atribulados de otra forma, si tú, el cabeza de familia, no eres atribulado. Pues cuando tú seas atribulado, aquéllos serán necesariamente atribulados, y, cuando tú estés en paz, aquéllos no pueden sufrir ninguna tribulaciÓn». 4. Le digo: «Pero mira, señor, que ya han hecho penitencia de todo corazÓn». «Yo también sé -dice- que han hecho penitencia de todo corazón. ¿Crees que se perdonan inmediatamente los pecados de los que han hecho penitencia? De ninguna manera. Por el contrario, es necesario que el que se arrepiente atormente su alma, sea fuertemente humillado en todo su obrar y sea atribulado con todas las diversas tribulaciones. Si soporta las tribulaciones que le vengan, se compadecerá totalmente el que
279. Cf. Comp VI, 3, 2-3 (66, 2-3). 280. Expresi6n típica de ambientes judeocristianos para designar al Verbo: cf. Vis V, 2 {25, 2), n. 133.
212
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66, 4-7
1t<Ív'tot x'ttcrott; xcxt lvouvot¡J.wcrcxt; xcxt t'cxcrív -rLvcx owcrtL cxu'té¡) · 5. xcxt 'tOii'to 1tcX\I'tWt;, [ldtv tO-n 't"f¡v xcxpoícxv] 'tOÜ IJ.E'totvooii\l'tot; xcx9cxpdtv &:1t~ 1tot\l't0t; 1tOVT)pOÜ 1tpcX"'f!J.CX'tOt;. O'OL of. O"U¡J.<¡¡Épov tO"tL Xott 'té¡) OLX
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l. Cf. Ef 3, 9; Ap 4, 11; Hb 3, 4; Si 18, l. Cf. Sal 67, 29.
l. lvowcx¡.r.wacx~: ouvcx¡.r.wacx~ Wittaker, ]oly. cxU1:~: CXU'tOt~ ]oly. 3. au¡.r.¡ptpov: ali¡.r.¡pop611 Wittaker, ]oly. 4. aoL: om. Wittaker, joly. 5. :n:cxpcx8L8oú,: :n:cxpcx8oú, Wittaker, joly. 8. li:n:&II&'"(XtL\1: Ú:n:&IIÍ"'fXCXL Wittaker, ]oly. 10. n.cx¡ppodpo,: H.cx¡ppwupov ]oly. oA.(yov XP6vov: oAL""(
El Pastor de Hermas, Comp VII, 4-7
213
creó y fortaleció todo 281 , y lo curará 282 • 5. Y de forma total, si ve que el corazón del que se arrepiente está puro de toda mala acción. A ti y a tu familia os conviene ahora ser atribulados. ¿Por qué te sigo hablan~o? Es necesario que seas atribulado, tal como determinó aquel Angel del Señor 283 que te entregó a mí. Y agradece al Señor que hayas sido considerado digno de que se te muestre de antemano la tribulación, para que, conociéndola previamente, la soportes con fortaleza». 6. Le digo: «Señor, estáte conmigo y podré soportar toda aflicciÓn». Me dice: «Yo estaré contigo y pediré al ángel castigador que te atribule con más suavidad. Pero serás atribulado un poco de tiempo y de nuevo serás restablecido en tu casa. Manténte humilde y sirviendo al Señor con un corazón totalmente puro. También tus hijos y tu casa. Y camina en los mandamientos que te he dado, y tu penitencia podrá ser fuerte y pura. 7. Y si guardas estas cosas junto con tu casa, se apartará de ti toda aflicción. También se apartará la aflicción, de todos los que caminen en mis mandamientos».
281. Cf. Vis 1, 1, 6 (1, 6), n. 13. 282. Cf. Vis 1, 3, 1 (3, 1), n. 29. 283. Cf. Vis V, 2 (25, 2), n. 133.
[67] 1.1. "Eo ¡Lm l-té.av ¡L&y&ÁTJV, axt1t&~ouaav 1t&OÚX xal. opTJ, xat Ú1to 't'i¡v axt1tT)V 'tij~ i-té.a~ dvn~ EATJAÚ9aaw ot X&XAT)¡Ltvm 'tci> ov6¡LtX'tL xup(ou. 2. dcni¡xEL Ot &TIEAO~ 'tOÜ xup(ou lvooeo~ Á(av 5 Ü~TJAO~ 1tapdt 't'i¡v hé.av, 8p€.1tavov lxwv ¡Ltya, xal. &xo1t't& xA.&oou~ <X1to 'ti¡~ l'tia~, xat E1t&8(8ou 't~ Áac'i> 't~ aXE1ta~o¡Llvcv Ú1to 't'ií~ l-té.a~· ¡LLxpdt 8& pa~8(a E1t&8(8ou tXU'tOt~. wad 1tTJXUtXta. 3. ¡L&'t
S. Cf. Ap 14, 17.
2. ¡.wrliAT}II: om. Wittaker. 3. iÁT¡ÁúOcxaLv: lÁT¡Aú9eLacxv Joly. S. lx01tn: &7ttxo1t'ttll foly. 11. 8tv8pov: 'tOÚ'to add. foly. l¡LtLvt: 8LÉ¡L&LIItll Wittaker, Joly. 12. &ll' &vá:¡L!L· 11011: om. Wittaker, Joly. &cp' Tj~: licp~ Wittaker, Joly. 13. 'tO: li foly. 1S. &1te8ffiou: e1tt8!8ou Joly.
COMPARACIÓN OCTAVA 2s4
El sauce y las varas [67) 1.1. Me mostró un gran sauce que cubría llanuras y montañas, y, al abrigo del sauce, habían acudido todos los llamados en el nombre del Señor. 2. Un Ángel glorioso del Señor, muy alto 285, estaba en pie junto al sauce con una gran hoz, cortaba ramas del sauce y las daba al pueblo cobijado bajo el sauce. Les daba varitas pequeñas, como de un codo de largo. 3. Una vez que todos recibieron las varitas, el Ángel dejó la hoz, y aquél árbol estaba sano, tal como lo había visto antes. 4. Me admiré y decía para mis adentros: «¿Cómo está el árbol sano después de haberle cortado tantas ramas?». Me dice el Pastor: «No te extrañes si el árbol permanece sano después de haberle cortado tantas ramas. Aguarda. Observa todo y te será explicado qué es». 5. El Ángel que había dado al pueblo las varas se las reclamaba. Y en el orden en que las recibieron, eran llamados ante él, y cada uno le entregaba las varas. El Ángel del Señor tomaba las varas y las observaba. 6. De algunos recibía las varas secas y carcomidas co-
284. Según J. Daniélou, la imaginería de esta comparaci6n es de enorme interés para la liturgia judeocristiana: «ll concerne sans aucun doute la discipline de la pénitence. Celle-ci semble s'exercer l'occasion d'un rassemblement de la communauté. Ceci rappelle la cérémonie annuelle du reclassement des membres Qumran d'apres le Manuel de Discipline (V, 20-24). Par ailleurs l'imagerie présente le meme contexte sacramente! que celui du baptéme judéo-chrétien tel que l'évoquent les Odes de Salomon, avec la couronne, le vetement blanc et le sceau. Enfin, il parait bien y avoir un contexte biblique, celui de la Fete des Tabernaeles, avec l'allusion aux rameaux de saule et de palmier. Pour la tradition rabbinique, ces rameaux, qui doivent etre présentés et examinés le premier jour de la Fete, sont en effet, comme chez Hermas, le symbole des bonnes oeuvres": 7héologie du Judéo-Christianisme, Paris 2 1991, 206-207. Para el simbolismo, cf. además N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 353-354. 285. La altura de este Ángel glorioso tiene como finalidad mostrar la trascendencia de este personaje frente a los otros ángeles. Se trata del Hijo de Dios: d. Vis V, 2 (25, 2), n. 133. Para la altura del personaje, cf. también Comp IX, 6, 1 (83, 1). Ph. Henne se opone a la identificaci6n de este personaje con el Hijo de Dios: Cf. La christologie chez Clément de Rome et dans le Pasteur d'Hermas, Fribourg 1992, 236-243_
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216
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[68] 11.1. 'Exüwa& 8E. ó &ntl.o~ xup(ou a"tt
2. l7t~i80GIX\I: l7t~COouv Wittaker, Jo/y. 3. mcxall<xL: Ía-táv~a&otl Wittaker, joly. 4-7. La"t!XY'to: Ía-;ávoll"to Wittaker, ]oly. 8. i\¡uau: ¡.r.tpot; add. joly. latiXY'tO: Ía-;ávoll"to Wittaker, joly. 10-14. ta-;IXY'to: ía-;ávoll"to Wittaker, joly. 15. AoLd: ¡.úpr¡ add. Wit· taker, joly. 15-18. ta-;IXY'to: ia-távoll"to Wittaker, joly. 21. lxápr¡: D.IXpot; lytvt~o Wit· taker, joly. 23. av&pc.mol: &v8ptt; Wittaker, joly. 24. 7t01(J.~Y: aU\1 ®tcj¡ add. Witta· ker, joly. 30. ci?tto~u>.~v: ci?tlAuotv Wittaker, joly. 30-31. ~cit; xl.wpcic: om. Wittaker, jo/y. 32. ~li rnxpcxq¡uá81Xt;: om. Wittaker, joly.
El Pastor de Hermas, Comp VIII, 1, 6--2, 3
217
mo por la polilla. El Ángel mandó que los que le entregaban tales varas fuesen puestos aparte. 7. Otros se las entregaban secas, pero no estaban carcomidas por la polilla. También mandó que éstos fuesen puestos aparte. 8. Otros se las entregaban medio secas. También éstos eran puestos aparte. 9. Otros se las entregaban medio secas y con grietas. También éstos eran puestos aparte. 10. Otros entregaban sus varas verdes y con grietas. También éstos eran puestos aparte. 11. Otros entregaban sus varas, mitad secas y mitad verdes. También éstos eran puestos aparte. 12. Otros llevaban varas con dos tercios verdes y uno seco. También éstos eran puestos aparte. 13. Otros entregaban dos partes secas y una verde. También éstos eran puestos aparte. 14. Otros entregaban sus varas, casi todo verdes y un poco de sus varas estaba seco en la punta. Además tenían grietas. También éstos eran puestos aparte. 15. Las de otros eran un poco verdes, y el resto de las varas estaba seco. También éstos eran puestos aparte. 16. Otros venían trayendo las varas verdes, tal como las recibieron del Ángel. La mayor parte de la muchedumbre entregaba tales varas. El Ángel se alegraba mucho con ellos. También éstos eran puestos aparte. 17. Otros entregaban sus varas verdes y con retoños. También éstos eran puestos aparte. Y el Ángel se alegraba mucho con ellos. 18. Otros entregaban sus varas verdes y con retoños. Sus retoños tenían una especie de fruto. Los hombres cuyas varas eran encontradas así estaban muy contentos. El Ángel se regocijaba con ellos, y el Pastor estaba muy contento con ellos. [68] 11.1. El Ángel del Señor mandó que trajesen coronas. Y trajeron coronas hechas como de ramas de palmera, y coronó a los hombres que le habían entregado ramas con retoños y algún fruto y los despachó a la torre 286 • 2. También envió a la torre a los otros que le habían entregado las varas verdes con retoños, aunque sin fruto, y les dio un sello 287 • 3. Todos los que mar-
Reaparece el tema de la torre: cf. Vis. ill y Comp. IX. Cf. Comp VID, 6, 3 (72, 3); Comp IX, 16 (93); Comp IX, 31, 4 (108, el cristianismo antiguo, el sello (acppar!t;) era un signo del bautismo. Aquí tener otro significado. Cf. F. J. DóLGER, Sphragis. Eine altchristliche Taufobezeicbnung in ihren Beziehungen zur profanen und religiosen Kultur des Altertums, Paderborn 1911. Hermas usa el término acppar!t; no s6lo en relaci6n con el bautismo, sino también con la penitencia y el martirio. El tema lo ha estudiado A. Hamman que ha puesto en conexi6n el sello (acppar!t;) con la expresi6n cllevar el nombre,., concluyendo así: cLa sphragis, chez Hermas, exprime done la prise en charge paternelle et salvifique du chrétien par Dieu, et le bapteme, par extension, en tant qu'il réalise cette prise de possession. Aussi tout ce 286. 287. 4). En parece
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El Pastor de Hermas, Comp Vlli, 2, 3-3, 2
219
chaban a la torre tenían un mismo vestido blanco como la nieve. 4. También a los que le habían entregado las varas verdes, tal como las recibieron, los despachó dándoles un vestido y un sello. 5. U na vez que el Ángel acabó esto, dice al Pastor: «Yo me voy. Tú despacharás a éstos a las murallas según el lugar que cada uno merezca habitar. Observa sus varas con atención y despáchalos así. Pero obsérvalos con atención. Mira que no se te escape ninguno. Si alguno se te escapa, yo los examinaré sobre el altar». Después de decir esto al Pastor, se marchó. 6. Una vez que el Ángel partió, me dice el Pastor: «Cojamos las varas de todos y plantémoslas para ver si algunas de ellas pueden vivir». Le digo: «Señor, ¿cómo puede vivir esto seco?». 7. Me respondió: «Este árbol es un sauce y es una especie muy vivaz 288 • Si se plantan las varas y reciben un poco de humedad, muchas de ellas vivirán. Por tanto, intentemos suministrarles agua. Si alguna de ellas puede vivir, me alegraré con ellas. Si no vive, no seré hallado negligente. 8. El Pastor me mandó que los llamara en el orden en que estaban. Venían grupo por grupo y entregaban las varas al Pastor. El Pastor 289 tomaba las varas y las plantaba por grupos y, después de plantarlas, les echaba mucha agua hasta el punto de que no se veían por el agua. 9. Después de regar las varas, me dice: «Vámonos, volveremos dentro de unos días y examinaremos todas las varas, pues el que creó este árbol quiere que vivan todos los que recibieron ramas de este árbol. Yo también espero que, cuando estas varas reciban humedad y sean regadas con agua, vivirá la mayor parte de ellas». [69] 111.1. Le digo: «Señor, explícame qué es este árbol. Pues me tiene perplejo que, después de cortarle tantas ramas, esté sano y aparezca como si no se le hubiera cortado nada. Estoy perplejo por esto». 2. Me dice: «Escucha: este gran árbol, que cubre llanuras, montañas y toda la tierra, es la ley de Dios que fue dada a todo el mundo. Esta ley es el Hijo de Dios que ha sido
qui d~ns l'existence chrétien ratifie. ou renoue cette appa;renance baptis11_1ale est appele par Hermas aq¡pory(¡;. Ce qu1 est le cas de la pemtence (tout le hvre du Pasteur tend la preuve) et du martyre•: La signification de aq¡payC, dans le Pasteur d'Hermas, en Studia Patristica IV, TU 79, Berlin 1961, 290. 288. Para el símbolo del sauce tanto en la literatura profana como cristiana, cf. H. RAHNER, Miti greci nell'interpretazione cristiana, Bologna 1971, 313-356. 289. L. Cirillo cree que la actividad que desarrolla aquí el Pastor es paralela a la del Maestro de justicia de Qumram: cf. ETT1'14 e il problerrw dell'apocaiittica a Roma, CrSt 4 (1983) 21-22.
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[70] IV.l. Kcxt (J.&'tcX /¡¡J.Épcx¡; oA(-yoc~ ~90(J.tV d~ 'tOY 'tÓ1tOV, xcxt lxcí9tatv ó 1tOt(.LT¡v d~ 'tOY 'tÓ1tov 'toü &:¡ylA.ou, x&:rw 1tcxpta"tcí9r¡v cxu't~.
20. Cf. Qo 12, 13.
2. d~ otu,;6v: ouh
El Pastor de Hermas, Comp VIII, 3, 2-4, 1
221
predicado hasta los confines de la tierra 290 • Los pueblos que están bajo su cobijo son los que han escuchado la predicación y han creído en Él. 3. El Ángel grande y glorioso es Miguel m que tiene poder sobre este pueblo y lo gobierna. Pues Él es el que ha dado la ley a los corazones de los creyentes. Él vigila a aquéllos a los que se la dio para ver si la han guardado. 4. Ves las varas de cada uno. Las varas son la ley. Ves que muchas varas son inútiles; conocerás que todas éstas son los que no han guardado la ley y verás la morada de cada uno». 5. Le digo: «Señor, ¿por qué a unos los despachó a la torre y a otros te los dejó a ti?». Me contesta: «Todas los que transgredieron la ley que recibieron de Él, los dejó en mi poder para penitencia. Los que ya complacieron la ley y la guardaron, los tiene Él bajo su propio poder». 6. Le digo: «Señor, ¿quiénes son los que fueron coronados y marcharon a la torre?,.. Me responde: •Los coronados son los que han luchado contra el diablo y lo han vencido. Ésos son los que sufrieron por la ley 292 • 7, Los otros que entregaron varas verdes con retoños, aunque sin fruto, son los que han pasado alguna tribulación por la ley, pero ni han padecido ni han negado su ley. 8. Los que entregaron varas verdes tal cual las recibieron, son los santos y justos, los que han caminado con un corazón muy puro y han guardado los mandamientos del Señor. Lo demás lo conocerás cuando examine las varas que he plantado y regado,.. [70] IV.l. A los pocos días fuimos al lugar, el Pastor se sentó en el sitio del Ángel, y yo me coloqué a su lado. Me dice:
290. Cf. Comp. V, 6, 3 (59, 3) donde la ley es algo que el Hijo entrega a la Iglesia. Aquí, sin embargo, es Miguel (-el Hijo) el que pone la ley en los corazones de los creyentes. Cf. también JUSTINO, Diálogo 11, 2; CLEMENTE ALEJANDRINO, Stromata I, 29. El pensamiento de Hermas en este punto puede ser el resultado de una larga reflexión iniciada en el judaísmo que identificó el árbol de la vida (nótese que Hermas califica al sauce de fLAÓ~v) con la Torah. En el pensamiento patrlstico la conexión entre Cristo y el árbol de la vida tam· bién se dio: d. A. ORBE, Antropología de san lreneo, Madrid 1966, 346; J. J. AYÁN, o. c., 137-142. De interés son las consideraciones de J. DANIÉLOU, Théologie du judéochri.stianisme, Paris 21991, 252-255; L. CIRJLLO, a. c., 18-21; PH. HENNE, La chri.stologie chez Clément de Rome et dans le Pasteur d'Hermas, Fribourg 1992, 298-301. 291. Miguel es el nombre del Verbo en la teología judeocristiana donde Éste va a recibir los atributos que el arcángel Miguel tenía respecto al pueblo elegido en las concepciones judías: cf. J. DANIÉLOU, o. c., 208-213; N. BROX, Der Hirt des Hermas, GOttingen 1991, 362-365. Cf. Vis V, 2 (25, 2), n. 133. 292. Cf. Vis III, 1, 9 (9, 9), n. 74.
222
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70,1-71,4
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't~"(¡.r.a: 't~ 't~'f'~ot'tot Wittaker. 16w~: ln!&>~v Wittaker, Joly. 5. n:mr.t;: n:~Y'tot Jo/y. 6. xat'tdt 't~"(¡ta'tot: 't~'f'¡.r.a'tot 't~"(~ot'tot GebhardtHamack, Wittaker, 't~ 't~"(~ot'tot Jo/y. 8. XOtl wt; otÚ'tott: WGotÚ'twt; Wittaker, xot!
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om. Gebhardt-Hamack,
wGotÚ'tWt; Gebhardt-Harnack, Jo/y. 9. G'tot8ijvott: G'ti¡Yott Wittaker, Jo/y. 13. lnt&r.Swx6'tott; lxO.r.uGr.: om. Wittaker. G'tot8ijvott: G'ti¡Yott Wittaker, Joly. 14. T¡~~pout;: i¡~(Gout; ~po6t; Wittaker, Jo/y. 16. oiout; dxov: o'l'ott; lGJ.OY Wittákér, o'l'ott; dxov Jo/y. 19. lvot: om. Wittaker, Jo/y. G"tot9ijvott: G'tijvott Wittaker, Jo/y. 24. &:nt9r.Y"to: &:n&OoY'to Wittaker, Joly. GJ.t~~t;: GJ.IG~ot'tot Wittaker, Jo/y. 25. lxoY'tr.t;: om. Wittaker. 26. ol..onl..iilt;: ol..o'tr.Ar.'ft; Wittaker, Joly. 29. lxoY'tr.t;: LGJ.T¡X6'tr.t; Wittaker, Joly. 31. lG'tTjGotY: ~'ltf.G't~ATjGotY lxotG"tot; Witta&r, Jo/y. 31-34. r.T'tot ... x>.wp«t;: t'tf.pot &l t'ltr.8!8oGotY 'tot~ Pá~Sout; otU'tWY, 't~ Súo ~pTj ~p~. 'tO St 'tpÍ'tov xl..wp6v· n:oJ.Aoi Le otu'tiilv l.d&wxatv T¡~teT¡pout;, 'ttYtt; Sl ~pdtt; xot! ~r.~pw~tvott;, 'ttvtt; 8l T¡~t~pout; xoti C1J.I~Ott; lxowott;" I.A~J.IG'tOt 8l xl..wpdtt; Ln:t8wxotY' Wittaker, Joly.
El Pastor de Hermas, Comp VIII, 4, 1-5, 6
223
«Cíñete una toalla y sírveme». Me ceñí una toalla limpia hecha de saco. 2. Cuando vio que estaba ceñido y preparado para servirle, me dice: «Llama a los hombres cuyas varas fueron plantadas, según el orden en que cada uno entregó las varas. Fui a la llanura y llamé a todos. Todos estaban colocados por grupos. 3. Les digo: •Que cada uno arranque su propia vara y me la traiga». 4. En primer lugar las entregaron los que habían tenido varas secas y carcomidas, y como fueron halladas secas y carcomidas, mandó que éstos fuesen puestos aparte. 5. Luego, las entregaron los que las tenían secas, aunque no carcomidas. Algunos de éstos entregaron varas verdes, otros secas y carcomidas como por la polilla. Ordenó que los que las habían entregado verdes fueran puestos aparte y también ordenó que los que las habían entregado secas y carcomidas fuesen puestos con los primeros. 6. Luego, las entregaron los que las tenían medio secas y con grietas. Muchos de éstos las entregaron verdes y sin grietas. Otros las entregaron verdes y con retoños, y en los retoños llevaban frutos, tal como las tenían los que marcharon coronados a la torre. Otros las entregaron secas y carcomidas; otros, secas y sin carcoma; y otros tal como estaban antes: medio secas y con grietas. Mandó que cada uno de éstos fuese puesto aparte: unos, en sus propios grupos, y otros, aparte. [71] V. t. Luego, las entregaban los que tenían varas verdes pero con grietas. Todos éstos las entregaron verdes, y fueron colocados en su propio grupo. El Pastor se alegró con éstos porque todos habían cambiado y evitado las grietas. 2. También las entregaron los que tenían la mitad de la vara verde y la otra mitad seca. Las varas de éstos fueron halladas, unas totalmente verdes, otras medio secas, otras secas y carcomidas, y otras verdes y con retoños. Todos estos marcharon a su grupo. 3. Luego las entregaron los que tenían dos tercios verdes y uno seco. Muchos de éstos las entregaron verdes; y muchos, medio secas; otros, secas y carcomidas. Todos éstos fueron puestos en su propio grupo. 4. Luego, las entregaron los que tenían varas con dos partes secas y una verde. Muchos de éstos las entregaron medio secas; otros secas y carcomidas; algunos, medio secas y con grietas; y unos pocos, verdes. Todos estos fueron colocados en su propio grupo. 5. Entregaron los que habían tenido sus varas verdes, aunque una parte pequeña estaba seca y con grietas. De éstos, algunos las entregaron verdes, y otros, verdes y con retoños. Éstos fueron a su propio grupo. 6. Luego entregaron los que tenían varas con una
224
1tOL¡.t.i¡Y,
71, 4-72, 6
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28-29. Cf. St 2, 7; Gn 48, 16; Dt 14, 23; 28, 10; Hch 15, 17. 8. ).~: om. joly. I''TIÍÁwc: om. Gebhardt-Harnack. 8i: xOtl Wittaker, jol-y. 13. i8¡¡;: Wittakér, ]oly. 14. 11LOt't(: VÜ'tL joly. 15. q>7Ja(,: 6 xÚp1oc add. jo/y. 17. lSwx': 8t8w~ Wittakt-r. 18. 1'').).6\l'twv: ¡.t.LHo\l'tiXC Wittaker, joly. l'''t&\loiiX\I: om. Wittaker. 19. ~'~'fiAWcrWGI 'tO c5vo¡.t.Ot: aAIXGif'l¡¡.t.-f¡awaL\1 't0\1 \16¡.t.O\I Wittaker, joly. 20. 8-i¡Áwocl\1: b:().uaov Wittaker, joly. t1tL8r.0wx6-tOtC: ci1to8wwx6'tOtC Wittaker, joiy. 24. Otu'touc: OtÜ'toic Wittaker, joly. ci1tLonr.At: LeOt1tLanr.Atv Wittaker, joly. 29. ci1tWAo\l'tO: cid90tYOY Wittaker, joly. 33. etvuc: l'tÉPIXC Wittaker, joly. 35. cioplL\I't,,: ciop(o\l't'C
,m¡,
Wittaker, joly.
El Pastor de Hermas, Comp VIII, 5, 6--6, 6
225
pequeña parte verde y el resto seco. La mayoría de las varas de éstos fueron halladas verdes, con retoños y con fruto en los retoños; y otras, totalmente verdes. El Pastor se alegró muchísimo con estas varas por ser halladas de esa manera. Cada uno de éstos fue a su propio grupo. [72] VI.t. Cuando el Pastor hubo observado las varas de todos, me dice: «Te dije que este árbol es muy vivaz. ¿Ves cuántos se han arrepentido y se han salvado?•. «Señor, lo veo• -contesto. «Para que veas -me dice- que la misericordia del Señor es grande y gloriosa y dio espíritu a los que eran dignos de penitencia». 2. Le pregunto: «Señor, ¿por qué no se arrepintieron todos?•. Me responde: «Vio que el corazón de algunos sería puro y que le servirían de todo corazón, y a ésos les dio la penitencia. Pero también vio la falsedad y maldad de otros y que harían penitencia con hipocresía. A ésos no les dio penitencia, no sea que profanaran de nuevo su Nombre 293». 3. Le digo: «Señor, ahora explícame quién es cada uno de los que han entregado las varas y su morada, para que lo escuchen los creyentes y los que han recibido el sello, pero lo han roto y no lo han conservado Íntegro, y reconozcan sus obras, hagan penitencia, reciban de ti un sello 294 y glorifiquen al Señor, porque fue misericordioso con ellos y te envió a ti para renovar sus espíritus•. 4. Me dice: «Escucha: aquéllos cuyas varas fueron halladas secas y carcomidas por la polilla son los apóstatas, los traidores de la Iglesia, los que injurian al Señor con sus pecados y los que se avergonzaron del Nombre del Señor que fue invocado sobre ellos. Éstos han muerto totalmente para Dios. Ves que ninguno de ellos hizo penitencia, a pesar de que escucharon las palabras que tú les dijiste y que yo te ordené. De éstos se ha alejado la vida. 5. Los que han entregado varas secas, pero sin polilla, están cerca de los anteriores. Pues eran hipócritas que introdujeron doctrinas extrañas y pervirtieron a los siervos de Dios y, especialmente, a los que habían pecado, no permitiéndoles hacer penitencia, sino persuadiéndolos con enseñanzas necias. Éstos tienen esperanza de arrepentimiento. 6. Ya ves que muchos de éstos han hecho penitencia desde que les expusiste mis mandamientos. Y aún se arrepentirán otros. Los que no se arrepientan, perderán su vida. Los que hicieron peni-
293. Cf. Vis Ill, 1, 9 (9, 9), n. 74. 294. Cf. Comp VIII, 2, 2 (68, 2), n. 287.
226
1t0t¡.Li¡Y,
72, 6-74, 2
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11. Cf. 1 Ts 5, 13; Me 9, 50; Rm 12, 18; 2 Co 13, 11. 26. Cf. Qo 12, 13. l. 00p' fK: Ot~Ó'tt Wittaker, jo/y. 2. Í'tt ¡.Lt't0010i¡cro1J(71Y: lu ¡.Lt'tavo-/¡awatY Wittaker, jo/-y. 8-9. xa-rdt aÜ'to: om Wittaker, xa-r' aU-ro~ joly. 11. ~ ~: lv lau-ro~ Gebhardt· Harnack, Wittaker, joly. 12. &Udt: om. joly. lnúcmat: l-rt xe!-rat Wittaker, joly. 13. -rtvdt~: ljOTj add. Jo/y_. 16. tLt-ravevoT¡xao-tv: ¡.Lt-ravo~o-ouO'IY Wittaker, joly. ¡.tnavooüo-tv: ¡.Lt-rOtYO'Í¡aOIJO'IY Wittaker, joly. 17. ID': l-rt add. joly. 24. ÉniO"tr4'!J: lntatpafij Wittaker, joly. tino: lx Wutaker. 26. ~uAaoaóvtwv: 't'l)pOÚirtwv Wittaker, ]oly. 28. 'ta1ttt~~: 'tOt1tttvoq¡p<>aÚYTj~ Wittaker, joly. 31. 1tptry'fLOtU!cx~: aü-rwv adá. Wittaker, joly. 33. '1'0 fj¡.LtO'IJ Ytxp6v latt: xal 'tO ij¡.LtO'IJ &d9avev Wittaker, joly. 35. 'tiY~ ol: l~ add. joly. oux: ouxi-rt joly.
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El Pastor de Hermas, Comp Vlll, 6, 6-8, 2
227
tencia se han hecho buenos, y su morada ha sido establecida en las primeras murallas. Algunos han subido también a la torre. Ves que el arrepentimiento de los pecados procura vida, pero la impenitencia, muerte». [73] VII.t. Escucha lo referente a aquellos que entregaron varas medio secas y con grietas. Aquellos cuyas varas estaban medio secas son los vacilantes 295• Pues ni viven ni han muerto. 2. Los que tiene varas medio secas y con grietas son los vacilantes, los murmuradores y los que nunca viven en paz entre sí, sino que siempre andan entre discordias. Pero también para éstos hay posibilidad de penitencia. Ves que algunos de ellos han hecho penitencia, y los otros todavía tienen esperanza de penitencia. 3. Los que de entre éstos han hecho penitencia, tienen su morada en la torre. Los que de entre ellos han hecho penitencia tardíamente, morarán en las murallas. Los que no se arrepienten, sino que permanecen en sus acciones, ciertamente mueren. 4. Los que entregaron ramas verdes, pero con grietas, fueron siempre fieles y buenos, aunque con alguna envidia entre ellos a prop6sito de los primeros puestos y de cierta gloria. Todos éstos que se tienen envidia entre sí por los primeros puestos son necios. 5. Sin embargo, al escuchar mis mandamientos y ser buenos, se purificaron e hicieron penitencia rápidamente. Su morada fue establecida en la torre. Si alguno volviera de nuevo a la disensi6n, sería expulsado de la torre y perdería su vida. 6. La vida pertenece a los que guardan los mandamientos del Señor. Y en estos mandamientos no hay nada acerca de los primeros puestos o de cierta gloria, sino acerca de la paciencia y de la humildad del hombre. En éstos está la vida del Señor; en los sedicentes y transgresores, la muerte. [74] VIII.t. Los que entregaron varas, la mitad verde y la otra mitad seca, son los que andan embrollados en asuntos y no se unen a los santos 296 • Por ello, la mitad de éstos vive, pero la otra mitad está muerta. 2. Muchos, al escuchar mis mandamientos, hicieron penitencia. La morada de todos los que, al menos, hicieron penitencia, fue establecida en la torre. Algunos de ellos apostataron totalmente. Éstos no tienen esperanza de penitencia. Pues a causa de sus negocios injuriaron al Señor y le negaron.
295. Cf. Vis ll, 2, 4 (6, 4), n. 50. 296. Cf. Vis 1, 1, 9 (1, 9), n. 21.
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5
10
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74, 2-76, 2
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El Pastor de Hermas, Comp VID, 8, 2-10,2
229
Perdieron su vida por la maldad que realizaron. 3. Muchos de éstos dudaron 297 • Éstos tienen aún esperanza de penitencia si se arrepienten pronto. Su morada estará en la torre. Si se arrepienten tardíamente, morarán en las murallas. Si no se arrepienten, también ellos perderán su vida. 4. Los que entregaron varas con dos tercios verdes y uno seco son los que han renegado con diversas negaciones. 5. Muchos de ellos se arrepintieron y fueron a habitar en la torre. Otros muchos apostataron totalmente de Dios. Éstos perdieron totalmente la vida. Algunos de ellos dudaron y disintieron. Éstos tienen posibilidad de penitencia si se arrepienten pronto y no permanecen en sus vicios. Si permanecen en sus obras, también se procuran la muerte. [75] IX.t. Los que entregaron sus varas con dos tercios secos y uno verde son los que han sido fieles, pero se han enriquecido y hecho gloriosos entre los paganos. Se revistieron de gran soberbia, se hicieron arrogantes, abandonaron la verdad y no siguieron a los justos, sino que convivieron según los paganos, y este camino les fue más agradable. No se apartaron de Dios, sino que permanecieron en la fe, pero sin practicar las obras de la fe. 2. Muchos de ellos hicieron penitencia y su morada fue establecida en la torre. 3. Otros, conviviendo totalmente con los paganos y corrompiéndose con las doctrinas necias de los paganos, se apartaron de Dios y practicaron las acciones de los paganos. Éstos fueron contados entre los paganos. 4. Otros dudaron 298 no esperando salvarse a causa de las obras que hicieron. Otros dudaron y causaron disensiones entre sL Éstos que dudaron a causa de sus acciones tienen todavía posibilidad de penitencia. Pero su penitencia debe ser rápida para que su morada esté dentro de la torre. La muerte está cerca de los que no hacen penitencia, sino que permanecen en sus v1c1os. [76] X.l. Los que entregaron las varas verdes, pero el extremo estaba seco y con grietas, fueron siempre buenos, fieles y gloriosos ante Dios, pero pecaron un poco a causa de sus pequeñas pasiones y de los pequeños resentimientos entre ellos mismos. Sin embargo, al escuchar mis palabras, la mayoda hizo rápidamente penitencia, y su morada fue establecida en la torre. 2. Al-
297. Cf. Vis 11, 2, 4 (6, 4), n. 50. 298. Cf. Vis 11, 2, 4 (6, 4), n. 50.
230
11:0L!l'Í¡Y,
76, 2-77, 5
OL~uxT¡acxvnt; OLXOCJ'tcxa(cxv ¡LEÍ~ovcx t1toh¡acxv. lv 'tOÚ'tOLt; ouv EVECJ'tL ¡Lncxvo(cxt; lÁ1tÍt;, lS'tL &:-ycx9ot 1t!ÍV'ton i.-ylvoV'to· 8uax6A.wt; oÉ 'tLt; cxu'toov &:1to9cxve.L'tcxL. 3. o[ 8t 't&:t; pli~8out; cxu'twv ~Tjp&t; E1tLoe.owx6nt;, lAiixLa't0\1 OE xA.wpov lxoúacxt;, OU'tO( e.laL\1 o[ manúacxvnt; ¡L6vov, 't& 5 ot E'prcx 't'fít; &vo¡L(cxt; lp-ycxa&¡Le.voL • ouoÉ1ton ot &:1to 'toü 9e.oü &:dCJ'tT¡acxv xcxt 'tO ovo¡Lcx ~oÉwt; &~a'tcxacxv xcxt e.lt; 'tOUt; ot'x.out; cxu'twv ~oÉwt; Ú1te.OÉ~cx\l'to 'tout; 8oúA.out; 'tOÜ 9e.oü. &:xoúacxV'te.t; ouv 'tCXÚ'tT¡v ~v ¡Ln!ÍvoLcxv cXOLCJ't!Íx'twt; ¡Le.nv6T¡acxv xcxt Ep-yli~ov'tcxL 1tiiacxv &pe.~v xcxt OLXCXLOaÚvT¡v· 4. 'tLVtt; 8t E~ cxu'twv xcxt [1tcx9e.tv oú] cpo~oüv'tcxL, 10 -yLVwaxoV'te.t; 't&t; 1tp!Í~e.Lt; cx1hwv, lit; t1tpcx~cxv. 'toÚ'twv ouv 1t!Ív'twv ~ xcx'tmx(cx e.lt; 't0\1 1tÚp-yov ECJ'tCXL.
[77] XI. l. Kcxt ¡Le.'t& 'tO auV'te.AÉacxL cxÚ'tov 't&t; t1tLÁÚae.Lt; 1tcxawv 'tW\1 p!Í~O(J)\1 AÉ-ye.L ¡LOL. u y 1tCX'YE xcxt 1t!iaL\I Al-y e., L\ICX ¡LE.'tCX\Ioi¡awaL\1' xcxt ~i¡aoV'tcxL 'tci) 9e.ci) • lS'tL xÚpLot; E1tE¡L~É ¡LE a1tACX'YXVLa9e.Lt; 1tliaL 8oüvcxL 15 'ti¡v ¡Lnlivmcxv, xcxl1te.p 'tLvwv !L~ oV'twv &;~(wv oL& 't& E'prcx cxu'twv· &AA.& ¡LCXXp69u¡LOt; W\1 ó xÚpLOt; 9ÉAEL 'ti¡v xA.'fíaL\1 'ti¡v re.vo¡LÉVT¡\1 OL& 'tOÜ u[oü CXU'tOÜ aw~e.a9cxL. 2. AÉ-yw CXU't~· KúpLe., lh(~w. O'tL 1t!Í\I'tE.t; • , • tCX• ¡LE'tCX\IOraaOUaL .s. u CXXOUaCXV'tE.t; CXU' • 1tE O¡LCXL -ycxp, o'tL E t; EXCXa'tOt; 'tCX• ·~ LOLCX E'prcx Em-yvout; xcxt cpo~T¡9e.tt; 'tov 9e.ov fLE'tcxvoi¡ae.L. 3. &1toxpL9dt; fLOL 20 Alru • uOaoL, cpT¡a(v, E~ ÓÁT¡t; xcxpo(cxt; cxu'twv [¡Le.'tcxvoi¡awaL xcxt] xcx9cxp(awaLv Écxu'tout; cX1tO 'tWV 1tOVT¡pLWV cxu'twv 'tW\1 1tpoe.LpT¡¡LÉvwv xcxt ¡LT¡XÉ'tL ¡LT¡OEv 1tpoa9waL 'tcx'Lt; á:¡Lcxp't(cxLt; cxu'twv, A.i¡~oV'tcxL t'cxaLv 1tcxp& 'tOÜ xup(ou 'tWV 1tflO'tÉpwv IÍ¡LCXfl'tLwv, &&v !L~ OL~uxi¡awaLv E1tL 'tCXLt; E\l'tOACXLt; 'tCXÚ'tCXLt;, xcxt ~T¡aoV'tCXL 'ti!> 9e.t;>. [óaoL oÉ, cpT¡aÍv, 1tpoa9waL 'tCX'tt; 25 &:¡Lcxp'tLCXLt; cxu'twv xcxt 1tope.u9waLv lv 'tcxtt; E1tL9u¡LLCXLt; 'tOÜ cxlwvot; 'tOÚ'tou, 9cxv!Í't~ lcxu'tout; xcx'tcxxp(vouaLV]. 4. aU 8t 1tope.úou E\1 'tCXLt; EV'toÁcxtt; ¡Lou, xcxt ~T¡cro ['ti!> 9e.t;>· xcxt lSaoL &v 1tope.u9waLv Ev cxu'tcxtt; xcxt Ep-y!ÍaW\I'tCXL op9wt;, ~i¡aOV'tCXL 'tci) 9e.ci)]. 5. 'tCXÜ't!Í ¡LOL OE.~CXt; XCXL A.cxA.~acxt; 1t!ÍV'tcx Al-ye.L ¡LOL • T& 8t AOL1t& E1tLOe.~w ¡LE't' 6)..(-ycxt; ~¡LÉpcxt;.
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8. Cf. Sal 14, 2; Hch 10, 35; Hb 11, 33. 14-15. Cf. 2 P 3, 9. l. 8LJ(OCI"L"cxaicxY !ldCoycx: 8LJ(OCI"L"CXo[CX~; !ltÍCoYcx~ Wittaker, joly. lYt<J"L"L: l-rL l
El Pastor de Hermas, Comp Vlll, 10, 2-11, S
231
gunos de ellos d_udaron 299, y otros, al dudar, originaron una disensi6n mayor. Estos todavía tienen esperanza de penitencia porque siempre fueron buenos. Difícilmente muere uno de estos. 3. Los que entregaron sus varas secas, pero tenían un poco verde, son los que solamente han creído, pero han practicado las obras de la iniquidad. Nunca apostataron de Dios, llevaron con gusto el Nombre 300 y en sus casas recibieron con gusto a los siervos de Dios. Al oír esta penitencia, se arrepintieron sin vacilaci6n y obran toda virtud y justicia. 4. Algunos de éstos no temen padecer al conocer las obras que realizaron. La morada de todos éstos estará en la torre. [77] XI.t. Cuando hubo finalizado las explicaciones de todas las varas, me dice: «Ve y háblale a todos para que hagan penitencia y vivan para Dios 301 • Porque el Señor misericordioso me envi6 para darles ocasi6n de penitencia, aunque algunos de ellos no son dignos a causa de sus obras. Pero el Señor, que es paciente, quiere que la llamada llevada a cabo por su Hijo no quede estéril». 2. Le digo: «Señor, espero que todos los que escuchen esto hagan penitencia, pues estoy convencido de que el que reconozca sus propias obras y tema a Dios hará penitencia». 3. Me dice: «Los que hagan penitencia de todo coraz6n y se purifiquen de las maldades que hemos mencionado antes y no aumenten sus pecados, recibirán del Señor la curaci6n 302 de sus pecados si no dudan 303 de sus mandamientos, y vivirán para Dios. Los que aumenten sus pecados y caminen en las pasiones de este mundo, se condenan a muerte. 4. Tú camina en mis mandamientos y vivirás para Dios. También todos los que caminen en ellos y obren con rectitud, vivirán para Dios». 5. Después de mostrarme y hablarme todo esto, me dice: <
299. 300. 301. 302. 303.
Cf. Cf. Cf. Cf. Cf.
Vis Il, 2, 4 (6, 4), n. 50. Vis III, 1, 9 (9, 9), n. 74. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. Vis 1, 3, 1 (3, 1), n. 29. Vis Il, 2, 4 (6, 4), n. 50.
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[78] 1.1.
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9. l~vt!)W9-t¡: l8.,Y..w9-t¡ Wittaker, ¡.LIX9tíll: !3,¡y Wittaker, jo/y.
]oly. 11.
n:IXp' l¡¡oii:
Un:' l¡¡oii Wittaker. 12.
COMPARACIÓN NOVENA
La construcción de la torre
[78] 1.1. Después que hube escrito los mandamientos y comparaciones del Pastor, el ángel de la penitencia 304 , vino a mí y me dice: «Quiero mostrarte lo que te mostró el Espíritu Santo que habló contigo bajo la forma de la Iglesia 305 , pues aquel Espíritu es el Hijo de Dios 306 • 2. Puesto que eras débil en la carne, no se te manifestó por medio de un ángel. Cuando fuiste fortalecido por medio del Espíritu y robusteciste tu fuerza hasta el punto de poder ver también un ángel, entonces te fue manifestada por medio de la Iglesia la construcción de la torre. Todo lo has visto bella y santamente como manifestado por una virgen. Ahora ves por un ángel gracias al mismo Espíritu. 3. Es necesario que todo lo aprendas de mi con más exactitud. Pues para esto permitió el Ángel glorioso 307 que habitase en tu casa, para que lo veas todo con fortaleza y no acobardado como al principio». 4. Me condujo a la Arcadia 308 , a un monte redondo, me hizo
304. Cf. Vis V, 7 (25, 7}, n. 137. 305. Esta afirmación ha de entenderse a la luz de la cristología pneumática de la Comp. V y de la Iglesia (-anciana), portadora de revelaciones, de las cua· tro primeras visiones: d. introducción, p. 40-41. cLa figura del Siervo (quizá recordando a Isaías), que es la del Hijo de Dios, está enmarcada en la pneumatología. El Hijo de Dios, el Señor de la Torre (-Iglesia), posee en su carne (=manifestación histórica) el Espíritu Santo. Por ello es el Señor de la Iglesia, porque da la vida inmortal, divina. Por ello es posible identificar, muy de acuerdo con la estilística de la apocalíptica, la 'figura' {¡.topvil) del Espíritu santo, de la Iglesia santa, del Hijo de DioS»: J. P. MARTíN, Espíritu y dualismo de espín· tus en el Pastor de Hermas y su relación con el judaísmo, VetChr 15 (1978) 337-338. En sentido diverso, PH. HENNE, La christologie chez Clément de Rome et dans le Pasteur d'Hermas, Fribourg 1992, 219-221. 306. Cf. introducción, p. 40-41. Y también, PH. HENNE, o. c., 225-226. 307. Cf. supra, Vis V, 2 {25, 2), n. 133. 308. Se han intentado diversas explicaciones de esta referencia geográfica la Arcadia, región griega y tópica de la literatura amorosa pastoril. La alusión de Hermas ha recibido varias interpretaciones: a) En realidad, se refiere a Arikian, una región cercana a Roma (Zahn). b) Hay quien cree que Hermas procedía de Arcadia (Rendel Harris, Robinson). e) Algunos han sugerido que Hermas es la
'II:OL¡.Li¡\1,
234
5
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15
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[79] 11.1.
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3. n:pw'tov: .¡¡.,. add. Wittaker, joly. 4. cixcx...Ow8~: cixcx...Owv Gebhardt-Hamack, Wittaker, jo/y. 7. É"(Í\10\I'to: lrtvo\l'to Gebhardt-Hamack. 7-8. 'tO 8L. 'tfXXXV llv: 'tll 8i n:tJ.Ln:'tov Cipo~ 1jv 'tfXXXÜ l.úzv, ¡3o'tá.\I<X~ 8t dxt xl.wpci~ Wittaker, jo/y. 8-9. wv ... ¡.Lt"(á.l.wv: ~ ¡J.tv ¡.Lt"(á.l.e~~, ~ 8i. J.L~ Wittaker, jo/y. 12. lvt¡.LO\I'to: lvt¡.Lt'to Witt4· ker. 13. l~6axo\l'to: l~6axno Wittaker. 15. ln:o'tLt;o\l'to: ln:o't!Ct'tO Witt4ker. 17. tLXt--. ae~'llá.at¡.LC~: XC~i lv lcwtc¡i tlX'" lpn;t'tli 9a~\I<X'tW87J Gebhardt-Hamack. 19. e~Ü'toii: 'tW\1 8tv8pwv Gebhardt-Hamack, Wittaker, jo/y. n:ol.l.ci: om. Gebhardt-Hamack, Witt4ker, joly. 24. D.atpci ~: O.a~pci l.úzv Wittaker, jo/y.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 1, 4--2, 2
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sentar sobre la cima del monte y me mostró una gran llanura y alrededor de la llanura había doce montes y cada uno tenía una forma distinta. 5. El primero era negro corno el hollín. El segundo estaba pelado, sin vegetación. El tercero estaba lleno de espinos y abrojos. 6. El cuarto tenía plantas medio secas: la parte de arriba de las plantas era verde, pero la parte de las raíces estaba seca. Algunas plantas, cuando calentaba el sol, se secaban. 7. El quinto monte tenía plantas verdes y era abrupto. El sexto monte estaba totalmente lleno de quebradas, unas pequeñas y otras grandes. Las quebradas tenían plantas, pero las plantas no estaban demasiado florecientes, sino que más bien estaban corno marchitas. 8. El séptimo monte tenía plantas alegres, el monte entero florecía, y todo tipo de animales y pájaros pacían en aquel monte. Y cuanto más comían los animales y pájaros, más y más florecían las plantas de aquel monte. El octavo monte estaba lleno de fuentes, y todas las especies de la creación del Señor bebían de las fuentes de aquel monte. 9. El noveno monte no tenía agua en absoluto y estaba totalmente yermo. En él había fieras y reptiles mortales que matan a los hombres. El décimo monte tenía árboles grandísimos, era totalmente sombrío, y a su sombra se recostaban muchas ovejas que descansaban y rumiaban. 10. El undécimo monte era muy arbolado, y aquellos árboles eran frutales, adornados con frutos variados, de manera que, si uno los veía, deseaba comer de sus frutos. El duodécimo monte era totalmente blanco, y su aspecto era alegre. El monte era bellísimo en sí ffilSffiO.
[79] 11.1. En medio de la llanura me mostró una gran roca blanca que subía desde la llanura. La roca era más alta que los montes, cuadrada, y tan grande que podía contener el mundo entero. 2. Aquella roca era antigua y tenía labrada una puerta. Sin embargo, el labrado de la puerta me parecía que era reciente. La puerta brillaba más que el sol hasta el punto que quedé admirado
cnstlamzación de la figura helenística de Hermes cuya patria era la Arcadia (Reitzenstein, Loisy). d) Otros creen que, en realidad, se alude a la llanura de Ardat tal como ocurre también en 4 Esdras 9, 26 (Cirillo). d) Para G. F. Snyder, el autor probablemente trata sólo de utilizar una figura literaria para establecer un puente con la cultura pagana. e) W. Schmid piensa que la Arcadia es para Hermas la patria imaginaria de los espirituales. t) S. Giet cree que se trata de un elemento introducido por el autor de la Comp. IX para adaptarse al tono novelesco del autor de las Visiones.
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El Pastor de Hermas, Comp IX, 2, 2-4, 1
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por el brillo de la puerta. 3. Alrededor de la puerta, doce vírgenes estaban de pie. Las cuatro que estaban de pie en los ángulos me parecían más gloriosas. T arnbién las otras eran gloriosas. Entre aquéllas y de dos en dos, las [otras] vírgenes estaban en pie en los cuatro lados de la puerta. 4. Estaban vestidas con túnicas de lino y bellamente ceñidas, con los hombros derechos al descubierto, corno si fuesen a llevar alguna carga. Así estaban preparadas. Estaban muy alegres y animosas. 5. Después de ver esto, me admiraba contemplar cosas tan grandes y gloriosas. Y, por otro lado, estaba perplejo respecto a las vírgenes porque, a pesar de ser tan delicadas, estaban de pie virilmente, corno si levantaran en peso todo el cielo. 6. El Pastor me dice: «¿Por qué discurres contigo mismo, andas perplejo y te procuras tristeza? Pues lo que no puedas comprender no lo intentes, corno si fueras inteligente, sino ruega al Señor para que te dé inteligencia para comprenderlo. 7. Lo que hay detrás de ti no lo puedes ver; en cambio, ves lo que hay delante de ti. Lo que no puedas ver, déjalo y no te atormentes. Hazte dueño de lo que ves y de lo demás no te preocupes. Yo te explicaré todo lo que te muestre. Mira lo que queda». [80] 111.1. Vi que habían llegado seis hombres altos, gloriosos y de aspecto parecido. Llamaron a una muchedumbre de hombres. Los que llegaron eran también hombres altos, bellos y poderosos. Los seis hombres les ordenaron que construyesen una torre encima de la piedra y de la puerta. Grande era el alboroto de aquellos hombres que habían venido para construir la torre, pues corrían de un sitio para otro alrededor de la puerta. 2. Las vírgenes que estaban de pie alrededor de la torre decían a los hombres que se apresurasen a construir la torre. Las vírgenes tenían las manos extendidas corno si fuesen a recibir algo de los hombres. 3. Los seis hombres ordenaban que de un abismo subiesen piedras y las llevasen para la construcci6n de la torre. Subieron diez piedras cuadradas y brillantes que no habían sido labradas. 4. Los seis hombres llamaban a las vírgenes y les ordenaron que llevaran todas las piedras que iban a formar parte de la construcción de la torre, que las pasaran a través de la puerta y que se las entregasen a los hombres que iban a construir la torre. S. Las vírgenes se cargaron unas a otras las diez primeras piedras que habían sido subidas del abismo, y las llevaron conjuntamente piedra por piedra. [81] IV.t. Las llevaban en el orden en que estaban colocadas alrededor de la puerta. Las que parecían más fuertes estaban
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El Pastor de Hermas, Comp IX, 4, 1-5, 1
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puestas bajo los ángulos de la piedra. Las demás estaban puestas por los lados de la piedra, y así llevaban todas las piedras. Las pasaban a través de la puerta, tal como se les había ordenado, y las entregaban a los hombres para la torre. Aquellos construían con las piedras. 2. La construcción de la torre se hacía sobre la gran roca y encima de la puerta. Aquellas diez piedras se ajustaban y llenaban toda la roca. Se convertían así en los cimientos de la construcción de la torre. La roca y la puerta soportaban toda la torre. 3. Después de las diez piedras, subieron del abismo otras veinticinco piedras. Éstas también se ajustaban a la construcción de la torre, y fueron llevadas por las vírgenes, de la misma forma que las primeras. Después, subieron treinta y cinco, y éstas se ajustaron igualmente a la torre. Después, subieron cuarenta piedras, y todas estas fueron colocadas en la construcción de la torre. Así pues, se hicieron cuatro hileras en los cimientos de la torre. 4. Y dejaron de subir piedras del abismo, y los constructores también descansaron un poco. Los seis hombres mandaron, de nuevo, a la muchedumbre que trajeran piedras de los montes para la construcción de la torre. 5. De todos los montes llevaban piedras de colores variados, labradas por los hombres, y las entregaban a las vírgenes. Las vírgenes las pasaban a través de la puerta y las entregaban para la construcción de la torre. Cuando las diversas piedras eran colocadas en la construcción, se hacían igualmente blancas y se cambiaban sus variados colores. 6. Algunas piedras eran entregadas por los hombres para la construcción, pero no se volvían brillantes, sino que permanecían tal cual se habían colocado. Pues no eran entregadas por las vírgenes, ni habían sido llevadas a través de la puerta. Estas piedras no eran apropiadas para la construcción de la torre. 7. Cuando los seis hombres vieron que las piedras no eran apropiadas para la construcción, mandaron que las quitasen y las llevasen al lugar de donde las habían traído. 8. Dicen a los hombres que llevaban las piedras: «Vosotros no entreguéis piedras para la construcción. Colocadlas junto a la torre para que las vírgenes las lleven a través de la puerta y las entreguen para la construcción. Pues si no son llevadas por las manos de las vírgenes a través de la puerta, no pueden cambiar sus colores. No os fatiguéis en vano». [82] V.t. Por aquel día se acabó la construcción, pero la torre no se había terminado. Pues debía ser construida por encima. Era un descanso en la construcción. Los seis hombres mandaron a todos los constructores que se retiraran un poco y desean-
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[83] VI.t. Kcxl. t8ou !J.t't~ !J.LXpov ~Al1tw 7tcxp~'tcxeLv 1toUwv &;vopwv lpxo!J.Évwv· xcxl. d~ 'to ¡Ltaov &;vi¡p 'tLc; Ú~TJAO~ 't4) ¡Ley€9eL, wa'tt 't0\1 1tÚpyov Ú7ttplxuv. 2. X<XL o[ &e ~vopt~ OL de; 'tf¡v olxo8o¡J.T¡V 30 [lq:¡ta'tW'tt~ EX oeeLWII 'tt X<XL lipLa'ttpwv 1ttpLt1t~'t'lja<X\I ¡J.t't' <XU'tOÚ, X<XL 7t~V'ttc; ol de; 'ti¡v olxooo¡J.T¡v] lpycxa~!J.tVOL IJ.t't' cxu'toú ~acxv xcxt E'ttpoL 1toUol. xúxAct> cxu'toü lvooeoL. ex[ 8& 7tcxp6lvoL ex[ 't'l}poüacxL 'tov 1tÚpyov 1tpoaOp<X¡J.OÚa<XL xcxnq:¡(A'Ija<XII <XU't0\1 X<XL fípecx\l'to EyyU~ <XU'tOÚ 1ttpL1t<X'tt!V
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El Pastor de Hermas, Comp IX, 5, 1-6,2
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sarao. A las vírgenes les ordenaron que no se retiraran de la torre. Me parece que las vírgenes eran dejadas allí para guardar la torre. 2. Cuando todos se retiraron a descansar, le digo al Pastor: «Señor, ¿por qué no se ha acabado la construcción de la torre?». Me responde: «La torre no puede ser acabada hasta que no venga su señor y examine esta construcción para que, si encuentra algunas piedras deterioradas, las cambie. Pues la torre se construye por su voluntad». 3. Le digo: «Señor, querría saber qué significa la construcción de esta torre, así como lo relativo a la roca, la puerta, los montes, las vírgenes y las piedras que eran subidas del abismo, pero que no estaban labradas, sino que iban a la construcción tal como estaban. 4. También querría saber por qué se colocaron primero diez piedras en los cimientos, luego veinticinco, luego treinta y cinco y, finalmente, cuarenta, así como lo referente a las piedras que venían para la construcción y luego eran cogidas y puestas aparte, en su lugar particular. Señor, sosiega mi alma respecto a todas estas cosas y házmelas conocer». 5. Me dice: «Si no tuvieses una curiosidad vana, lo sabrías todo. Dentro de unos días volveremos a este lugar, verás lo que ocurrirá en esta torre y conocerás con exactitud todas las comparaciones». 6. A los pocos días fuimos al lugar donde habíamos estado sentados, y me dice: «Vamos a la torre pues el dueño de la torre viene a examinarla». Fuimos a la torre, y no había nadie junto a la torre excepto las vírgenes. 7. El Pastor pre~ntó a las vírgenes si se había presentado el dueño de la torre. Estas le dijeron que iba a venir para examinar la construcción. [83] VI.l. Y he aquí que, al poco, veo venir un cortejo de muchos hombres y, en medio, un hombre tan alto que sobrepasaba la torre 309• 2. Los seis hombres que habían estado al frente de la construcción caminaban con él, a derecha e izquierda. T odos los que habían trabajado en la construcción estaban con él y le rodeaban otros muchos con gloria. Las vírgenes que guardaban la torre corrieron hacia él, lo besaron y se pusieron a caminar a
309. Cf. Comp. VID, 1, 2 (67, 2). La altura del personaje es un recurso frecuente para realzar la importancia y dignidad del personaje: cf. Actas de Perpetua y Felicuiad 4. El fenómeno era conocido en el paganismo. Así en el Poimandrés 1, en Corpus Hermeticum 1, ed. Nock-Fe~ugiere, Paris 1945, 7 y 8 n. 3. Véase también, J. DANIÉLOU, Théologie du Judéo-Christianisme, Paris 2 1991, 68; N. BROX, Der Hirt des Hermas, Gottingen 1991, 398; PH. HENNE, La christologie chez Clément de Rome et dans le Pasteur d'Hermas, Fribourg 1992, 227-229.
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[84] VII.l. Tcxü"tcx oúv auV'ttAÉacxc; ó &:vi¡p ó lv8o~oc; xcxi. xÚpLoc; 'tOÜ 1tÚpyou 7tpoatxcxÁÉacx'tO 'tOV 1tOLIJ.ÉYcx xcxi. 7tcxpi8wxtv cxu't~ 'tOU~ Á(9ou~ 7tiÍV'tCX~ "touc; 1tcxpli 'tOY 7tÚpyov XtL¡J.Évou~, 'tOU~ 25 IÍ7to~t~AT)¡J.tvou~ lx 'ti¡c; o[xo8o¡J.i¡~. xcxi. AÉ"(tL cxu't~' 2. 'Em¡J.tÁw~ xcx91ipLaov 'tOU~ Á(9ou~ 'tOÚ"touc; xcxi. 9t~ cx1hou~ d~ rl¡v olxo8o¡J.i¡v 'tOÜ 7tÚpyou, 'tOU~ 8uvcx¡J.tvou~ IÍp¡J.ÓacxL 'tOL~ AOL7to't~· 'tOU~ 8t ¡J.i¡ IÍp!J.Ó~oV"tcx~ ptcJ¡ov ¡J.cxxpliv &:1to "toü 7tÚpyou. 3. ['tCXÜ'tcx xtÁtúacx~ 't~ 7tO~!J.tVL &:1t'f¡tL IÍ7t0 'tOÜ 1tÚp"(OU] ¡J.E't!i 7tiÍV'tWV, [¡Lt9'] wv lAT)AÚ9E.L' ex{ 8t 1tcxp9tvOL 30 xúxÁ
20. ly(vovto: lylvtTO Gebhardt-Harn4ck, Wittaker. 26. 't"OÚ't"ou~: 1tCÍvtct~ GebhardtHamack. 28. ci1t'f¡~t: ci7rijA.O~v Wittaker. 29. ¡.Lt0': om. Gebhardt-Hamack, Wittaker.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 6, 2-7, 6
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su lado alrededor de la torre. 3. Aquel hombre examinaba la construcción con detenimiento hasta el punto de palpar cada una de las piedras. Llevaba una vara en su mano y golpeaba cada una de las piedras de la construcción. 4. Cuando las golpeaba, unas se volvían negras como el hollín, otras se corroían, otras se agrietaban, otras se truncaban, otras no se hacían ni blancas ni negras, otras se volvían desiguales y no se ajustaban a las otras piedras, otras aparecían con muchas manchas. Éstas eran las diversas piedras que fueron halladas inútiles para la construcción. 5. Ordenó que quitasen todas de la torre, que las colocaran junto a la torre, que trajeran otras piedras y las pusieran en su lugar. 6. Los constructores le preguntaron de qué monte quería que trajesen las piedras para colocarlas en el lugar de las otras. No mandó que las trajesen de los montes, sino que mandó traerlas de una llanura que estaba cerca. 7. Se excavó la llanura, y encontraron piedras brillantes y cuadradas, y algunas redondas. Trajeron todas las piedras que había en aquella llanura y a través de la puerta fueron llevadas por las vírgenes. 8. Las piedras cuadradas fueron labradas y colocadas en el lugar de las que habían quitado. Las redondas no fueron colocadas en la construcción, porque eran duras para ser labradas y se hacía lentamente. Fueron colocadas junto a la torre como si las fueran a labrar y a colocar en la construcción. Pues eran muy brillantes. [84] VII.t. Después que el hombre glorioso y señor de toda la torre hubo realizado estas cosas, llamó al Pastor y le entregó todas las piedras que estaban colocadas junto a la torre y que habían sido retiradas de la construcción, y le dice: 2. «Purifica cuidadosamente estas piedras y coloca en la construcción de la torre las que puedan ajustarse a las demás. Las que no se ajusten tíralas lejos de la torre». 3. Después de ordenar esto al Pastor, se fue de la torre con todos los que habían venido. Las vírgenes permanecieron alrededor de la torre para guardarla. 4. Le digo al Pastor: «éCÓmo pueden volver a la construcción de la torre las piedras que han sido rechazadas?». Me contestó: «é Ves estas piedras?». «Señor, las veo» -le contesto. «Yo -dice- labraré la mayor parte de estas piedras, las pondré en la construcción y se ajustarán con las demás piedras». 5. Le pregunto: «Señor, éCÓmo, después de haber sido labradas, pueden rellenar el mismo espacio?». Me contestó: «Las que su:"' pequeñas serán puestas en medio de la construcción; las más grandes serán puestas en la parte exterior y contendrán a aquéllas». 6. Después de hablar esto, me
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84,6-85,7
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[85] VIII. t. Kext
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16. ~Éaou~: ~ia-t¡v Gebhardt·Hamack, Joly.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 7, 6--8, 7
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dice: «Vámonos; dentro de dos días vendremos, purificaremos estas piedras y las colocaremos en la construcción. Es necesario que todo lo que está alrededor de la torre sea purificado, no sea que el dueño venga de pronto, encuentre impuro lo relativo a la torre, se irrite, y estas piedras no volverían a la construcción de la torre, y yo aparecería como negligente ante el Señor». 7. A los dos días fuimos a la torre, y me dice: «Examinemos todas las piedras y veamos las que pueden volver a la construcción». Le digo: «Examinémoslas, señor». [85] VIII.t. Primeramente, comenzamos a examinar las piedras negras. Fueron encontradas tal como habían sido quitadas de la construcción. El Pastor ordenó que éstas fuesen llevadas lejos de la torre y que las pusieran aparte. 2. Luego examinó las corroídas y, tomándolas, labró muchas de ellas y ordenó que las vírgenes las tomaran y las pt: 'lieran en la construcción de la torre. Las vírgenes las tomaron y las colocaron en el interior de la construcción de la torre. Mandó que las restantes fuesen puestas con las negras pues también fueron halladas negras. 3. Luego examinó las agrietadas. También labró muchas de éstas y mandó que fuesen llevadas a la construcción por las vírgenes. Las colocaron en el exterior porque fueron halladas más fuertes. Las demás no pudieron ser labradas a causa de las numerosas grietas. Por esta causa fueron retiradas de la construcción de la torre. 4. Luego, examinó las truncadas y muchas de ellas fueron encontradas negras, y algunas se habían agrietado mucho. Las que quedaban de esta clase las purificó y labró, y mandó que fueran puestas en la construcción. Las vil-genes las tomaron y las ajustaron en el interior de la construcción de la torre. Pues eran más endebles. S. Luego, examinó las medio blancas y medio negras. Muchas de éstas fueron halladas negras. Ordenó que éstas fuesen puestas con las rechazadas. Las restantes fueron cogidas por las vírgenes pues, como eran blancas, fueron ajustadas por las mismas vil-genes a la construcción. Fueron colocadas en la parte exterior, porque fueron halladas fuertes de manera que podían retener a las que habían sido colocadas en el interior. Pues ninguna de ellas se había truncado. 6. Luego, examinó las duras y ásperas, y algunas de ellas fueron rechazadas por no poder ser labradas, pues fueron encontradas muy duras. Las restantes fueron labradas y tomadas por las vírgenes que las ajustaron en el interior de la construcción de la torre, pues eran más endebles. 7. Luego, examinó las que tenían manchas, y poquísimas de éstas se habían ennegrecido y
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85, 7-87, 2
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El Pastor de Hermas, Comp IX, 8, 7-10, 2
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[poquísimas] fueron rechazadas con las demás. Las que quedaban fueron encontradas brillantes y sanas. Éstas eran ajustadas por las vírgenes a la construcción, y por su fortaleza fueron colocadas en la parte exterior. [86] IX.t. Luego, fue a examinar las piedras blancas y redondas y me dice: «¿Qué hacemos con estas piedras?». «¿Qué sé yo, señor?» -le contesto. «¿No se te ocurre nada?». 2. Le contesto: «Señor, yo no tengo este oficio ni soy cantero ni puedo pensar». Me dice: «¿No ves que son muy redondas? Si quiero hacerlas cuadradas, es necesario que corte mucho de ellas. Pero es absolutamente necesario que algunas de éstas sean colocadas en la construcción». 3. Le digo: «Si es necesario, ¿por qué te atormentas y no eliges para la construcción las que quieras y las ajustas a ella?». Eligió las más grandes y brillantes y las labró. Las vírgenes las tomaron y las ajustaron en la parte exterior de la construcción. 4. Las restantes fueron tomadas y depositadas en la llanura de donde habían sido traídas. Pero no fueron rechazadas. «Porque -dice- queda todavía un poco de torre por edificar. El dueño de la torre quiere ciertamente que estas piedras sean ajustadas a la construcción porque son muy brillantes». 5. Fueron llamadas doce mujeres, bellísimas de aspecto, vestidas de negro, ceñidas, con los hombros al aire y los cabellos sueltos. Estas mujeres me parecieron crueles. El Pastor ordenó que tomasen las piedras que habían sido rechazadas de la construcción y las llevaran a los montes de donde habían sido traídas. 6. Las tomaron con alegría, llevaron todas las piedras y las pusieron en el sitio de donde habían sido tomadas. U na vez que fueron tomadas todas las piedras, y ya no quedaba ninguna piedra alrededor de la torre, me dice el Pastor: «Demos una vuelta alrededor de la torre y veamos si tiene alguna deficiencia». Di la vuelta con él. 7. Al ver que la torre era hermosa, el Pastor estaba muy contento con la construcción. Pues la torre estaba tan bien edificada que, al verla, deseé habitar en ella. Estaba edificada como de una sola piedra, sin ninguna juntura. Y la piedra parecía brotar de la roca. Me parecía un monolito. [87] X.t. Mientras caminaba con él, yo también estaba contento de ver cosas tan buenas. El Pastor me dice: «Ve y tráeme cal y cascote menudo para completar las formas de las piedras que han sido tomadas y puestas en la construcción, pues es necesario que todo el contorno de la torre sea liso». 2. Hice lo que me mandó y se lo traje. Me dice: «Ayúdame, y la obra se acabará
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87,2-88,4
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[88] XI. l. Aíroua( IJ.OL txl 1ttxp9&vot • I:i¡!J.Epov ó
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El Pastor de Hermas, Comp IX, 10, 2-11, 4
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enseguida•. Completó las formas de las piedras que habían sido llevadas a la construcción y ordenó que se barriera alrededor de la torre y se limpiara. 3. Las vírgenes tomaron escobas, barrieron, quitaron toda la basura de la torre, echaron agua, y el lugar de la torre resultó alegre y hermosísimo. 4. Me dice el Pastor: cTodo ha sido limpiado. Si viene el Señor a examinar la torre, no tendrá nada que reprocharnos•. Después de decir esto, quiso irse. 5. Y o tomé su zurrón y empecé a rogarle por el Señor para que me explicase lo que me había mostrado. Me dice: «Ahora tengo poco tiempo, pero te lo explicaré todo más adelante. Aguárdame aquí hasta que venga». 6. Le digo: «Señor, ¿qué haré aquí solo?•. Me responde: «No estás solo pues estas vírgenes están contigo•. Le digo: «Confíame a ellas•. El Pastor las llamó y les dice: «Üs confío a éste hasta que yo venga•. Y se fue. 7. Yo estaba solo con las vírgenes. Ellas estaban muy contentas y eran muy amables conmigo. Especialmente las cuatro más gloriosas. [88] XI.l. Las vírgenes me dicen: «Hoy no viene el Pastor aquÍ•. Digo: •¿Qué haré?,.. Me dicen: «Espérale hasta la tarde. Si viene, hablará contigo; y si no viene, permanecerás aquí con nosotras hasta que venga•. 2. Les digo: eLe esperaré hasta la tarde. Si no viene, me iré a casa y volveré al rayar el alba.. Me contestaron: «Te ha confiado a nosotras. No puedes alejarte de nosotras». 3. Les digo: «¿Dónde me voy a quedar?». 3. Me dicen: «Dormirás con nosotros como un hermano 310 y no como un hombre. Pues eres hermano nuestro y, en adelante, habitaremos contigo 311 , pues te amamos muchísimo». Yo sentía vergüenza de quedarme con ellas. 4. Y la que parecía la primera de ellas, comenzó a besarme y a abrazarme 312 • Las otras, al ver que ella me
310. Cf. Vis. I, 1, 1 (1, 1); I, 1, 7 (1, 7); II, 2, 3 (6, 3); II, 3, 1 (7, 1).
311. Parece que aquí se alude a las vírgenes subintroductae contra las que, posteriormente, se originaría una fuerte reacción: cf. CIPRIANO, Carta 4; JUAN CRISÓSTOMO, Adversus eos qui apud se habent virgines subintroductas, MG 47, 495-515 y Quod regulares feminae viris cohabitare non debeant, MG 47, 515-532. Cf. H. ACHEUS, Virgines subintroductae. Ein Beitrag zu 1 Cor, 7, Leipzig 1902. Los mismos concilios hubieron de tomar medidas: cf. F. VIZMANOS, Las vírgenes cristianas de la Iglesia primitiva, Madrid 1949, 91-92 y 463-466. 312. Según R. Joly, Hermas retoma algún relato pagano, pues estos detalles chocan con la moral expuesta a lo largo del libro: cf. Hermas. Le Pasteur, 314 n. l. A. J. Festugíere ha sugerido otra interpretación: Hermas estaría influenciado por los relatos paganos de la acogida celeste: •La seule explication possible, a mes yeux, est de reconnaitre en cette vision une peinture des joies célestes. Les vierges d'Hermas sont des Buvá¡m~ Or.oll comme les Puissances de Corpus
250
7tOL¡.Li¡Y,
88, 4-9
&AA.ext opwacxt lxttvT¡v 7ttpL1tAtXO!J.ÉVT)V IJ.OL xcxt cxÜ'tcxt ~p~cxv't6 !lt xex'tex!pLAE.tV XCXL 1ttpLCÍ'YE.LV XÚXA(tl 'tOÜ 1tÚp-you xcxl 1tex(~tLV ¡J.t't' t¡J.OÜ. 5. x~rw wad ve.oonpoc; lre.r6vtLV xcxt i¡p~CÍ!J.T)V xcxt exÓ'toc; 1tex(~E.LV ¡J.t't' CXU'tWV' ex{ ¡J.tV 'Y~P lx6pe.uov, (XL Ot wpxoüv-ro, cxt Ot toov· lrw Ot at"('i¡v 5 lxwv !J.t't' exÜ'twv xÚxÁ(tl 'toii 1tÚp-you 7ttpLt7tCÍ'touv xcxt tl..cxpoc; ~llTl" !J.t't' cx1hwv. 6. [o~íexc; Ot] re.vo¡J.ÉVT)c; Tj9e.A.ov e.lc; 'tOV otxov Ó1tcX'YE.LV' ex{ Ot oux ~q¡ijxcxv, ~AA~ xcx'tÉaxov ¡J.t. xcxt t¡J.E.Lvcx ¡J.t't' cxÜ'twv 'ti¡v vÚx'tcx xcxt tXOL!J.~OT¡v 1tcxp~ 'tOV 1tÚp-yov. 7. ta'tpwacxv r~P cxt 7tcxp9Évm 'touc; Átvouc; XL'twvcxc; tcxu'twv xcx¡J.cxt xcxt t¡J.t ~vÉxÁtvcxv tlc; 'tO ¡J.laov cxÜ'twv, xext 10 ouotv óAwc; E1to(ouv d ll~ 1tpOGT)ÚXOV'tO' x~rw ¡J.t't' CXU'tWV ~0LCXAd1t'tWc; 7tpOGT)UXÓ!J.T)V xcxt oux Ucxaaov lxdvwv. xcxt lxcxtpov cxt 1tcxp9Évm olhw !J.OU 1tpoatUXO!J.ÉVOU. XCXL t¡J.tLVex EXtL !J.ÉXPL 'tijc; cx~pLOV twc; wpcxc; Otu'tÉpexc; ¡J.E.'t~ 'tWV 1texp9Évwv. 8. e.hcx 1tcxpijv ó 1tOL¡J.i¡v xcxt ÁÉ-ytL 'tCX~ 1texp9ívmc;· M~ 'ttvcx cxÜ'tc'¡) ~ptv 1tt1tot'Í¡xcxn; 'Epw'tex, q¡cxa(v, cxÜ't6v. 15 Hrw exÜ'tc'¡)' Kúpte., e.uq¡pciv9T¡v ¡J.t't' cxÜ'twv ¡J.tÍvexc;. T(, q>T¡a(v, lod1tVT¡aexc;; 'Eod1tVT)acx, q>T)!J.(, xúpte., pf¡!J.cx'tcx xup(ou oÁT¡v 'ti¡v vúx'tcx. Kexl..wc;, q¡T¡a(v, Ucx~6v ae.; Ncxí, q>T)!J.L, xúptt. 9. Nüv, q¡T¡a(, 'tt 9íl..e.tc; 1tpw'tov ~xoüacxt; Kcx9wc;, lfT)!J.L, xúptt, ci1t' cipxijc; lOu~exc;· Épw'too ae., xúptt, t'vex, xcx9wc; &v ae. l7te.pw't'Í¡aw, oil'tw !J.OL xcxt OT)Aw
8. yc%p: 8l Gebhardt-Hamack.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 11, 4-:~
251
abrazaba, también comenzaron a besarme, a llevarme alrededor de la torre y a jugar conmigo. 5. Yo me había vuelto como más joven y yo mismo comencé a jugar con ellas. Unas hacían corros, otras bailaban, otras cantaban. Yo, en silencio, caminaba con ellas alrededor de la torre y estaba contento con ellas. 6. Al llegar la tarde, quise irme a casa. Pero ellas no lo permitieron, sino que me retuvieron. Permanecí con ellas durante la noche y dormí junto a la torre. 7. Las vírgenes extendieron sus túnicas de lino en el suelo, me acostaron en medio de ellas y no hacían otra cosa más que orar. Yo también oraba con ellas sin parar, y no menos que ellas. Las vírgenes se alegraban de que yo orara así. Allí me quedé con las vírgenes hasta el día siguiente, a la hora segunda 313 • 8. Luego, llegó el Pastor y dice a las vírgenes: «¿No le habréis hecho alguna injuria?». Responden: «Pregunta a él». Le digo: «Señor, estoy muy contento de haberme quedado con ellas». Dice: «¿Qué has comido?». Le contesto: «Señor, durante toda la noche he comido palabras del Señor». Dice: «¿Te recibieron bien?». «SÍ, señor» -contesto. 9. Me dice: «¿Qué es lo primero que ahora quieres oír?». Le digo: «Señor, explícamelo desde el comienzo, tal como fue. Señor, te pido que me lo expliques conforme te
Hermeticum 1, 26. Elles chantent et dansent comme les Bienheureux du ciel pai'en ou les anges et élus des Juifs et des chrétiens. Elles revetent le nouvel élu d'un vetement de gloire, ce qui est, nous le verrons, un trait propre a la reception de !'~me au cid. On peut done regarder cette sdme comme une description de l'accueil céleste,.: cf. La Révelation d'Hermes Trismégiste, ill, Paris 1953, 142-143. Stanislas Giet ha insinuado otra hipótesis: la Arcadia, tierra de amores profanos, se ha transformado y convenido en un nuevo Edén: cf. Hermas et les Pasteurs, 147-148. A. Puech, por su parte, cree que el pasaje es un intento de mostrar la superioridad de la moral cristiana frente a la platónica: «N'y a-t-il pas dans cene scene charmante comme une contre-partie d'une des scenes les plus célébres de Platon, la veillée de Socrate et d' Alcibiade dans le Banquet? Je ne veux cene pas prétendre qu'Hermas ait !u le Banquet, et en ait tenté une transposition voulue, comme Méthode le fera plus tard. Mais il y a bien des voies indirectes par lesquelles, dans une ville comme Rome, la connaissance d'une scene aussi célebre pouvait arriver jusqu'a un chrétien, et ce fut certainement de bonne heure que les fideles, en rendant hommage l'élévation de la morale platonicienne, eurent le désir de montrer que celle du Christ et de ses discipules était d'une pureté encare plus fine, et plus céleste": Observations sur le Pasteur d'Hermas, en Studi dedicati alla memorú: di P. Ubaldi, Milano 1937, 85. Según Otto Luschnat, Hermas desarrolla una alegoría sobre las virtudes (cf. Vis III, 8 (16), deudora de la literatura pagana, que habla dejado también su influencia en Filón: cf. Dre ]ungfrauenszene in der Arkadienvision des Hermas, ThViat 12 (1974) 53-70. 313. Las ocho de la mañana.
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252 ~oÚAEt,
1t0L!li¡Y,
88, 9-89, 7
cpT)O'LV, othw O'OL xcxt lmAÚO'W xcxl ou8tv ÓAW~ Ot1tOXpÚ~w 0t1to
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[89] XII.l. Ilpw'tov, cpT)¡tC, 1tá.v'twv, xúptE, 'toü't6 ILOL 8i¡A.waov· -1¡ 1tÉ'tpcx xcxl -1¡ 1tÚAT¡ 't(~ lO"tLv; 'H 7tÉ'tpcx, cpT¡a(v, cxthl) xcxt i¡ 1tÚAT¡ u{o~ 'tOÜ 9EoÜ lO"tL Ilw~, cpT)¡LL, xÚpLE, 'Í¡ 1tÉ'tpcx 1tCXACXLOt lcnw, i¡ 8l 1tÚAT) xcxLvi¡; "'AxouE, cpr¡a(, xcxt aúvLE, &aúvEn. 2. o ¡ttv u{o~ 'toii 9Eoü 1tá.cn¡~ 'tij~ x't(aEw~ cxu'toü 7tpoyEvécnEpÓ~ lO"tLV, WO"tE aú¡t~ouA.ov cxu'tov "(Evéa9cxt 'tcf> 7tCX'tpl 'tij~ x'tCatw~ cxu'toii • 8ux 'tOÜ'to xcxt 7tcxAcxL6~ lO"tLV. 'H 8! 1tÚAT) 8tcx't( XCXLV'Í¡, cpT)¡LL, xÚpLE; 3. "0'tt 1 cpT¡a[v, l1t' lO"X.Ot'tWV 'tWV i¡¡tEpwv 'tij~ O'UV'tEAEÍCX~ cpcxvEpO~ l"(ÉVE'tO, 8LOt 'tOÜ'tO XCXtvi¡ lyévE'tO i¡ 1tÚAT), !vcx ot ¡tÉAAOV'tE~ O'W~Ea9CXL 8L' cxu'tij~ El~ 't'i¡v ~CXO'tAdcxv Ela0. 6waL 'tOÜ 9toü. 4. Et0~, cpT¡a(v, 'tOU~ A.ltlou~ 'tOU~ 8ui 'tij~ 1tÚAT)~ ELO'EAT)Au96'tcx~ EL~ 'ti¡v olxo8o¡t~v 'tOÜ 1tÚpyou [~E~AT)¡tévou~], 'tOU~ 8€. J.LT¡ ELO'EAT)Au9ó'tcx~ 1tá.AL\I Ot7tO~E~AT)¡tÉvou~ E~ 'tOV wtov 'tÓ1tov; Etaov, cpT)¡t(, xÚptE. Üel'tw, cpT¡a(v, EL~ 't'i¡v ~CXO'LAELCXV 'tOÜ 9EoÜ ou8d~ EtO'EAEÚO'E'tCXL 1 d IL~ A.á.~oL 'tO óvo¡tcx 'tOÜ u{oü cxu'toÜ. 5. l&v y&p EL~ 1tÓAL\I 9EA.i¡cr¡~ ElaEA9Eív 'ttvdt xdtxE(YT) i¡ 1tÓAL~ 7tEpL'tE'tELXtO"¡tÉ\IT) xúxA.~ xcxt ¡t(cxv IXEL 7tÚAT)v, IL'ÍJ'tL 8úvo El~ 't'i¡v 7tÓALv lxEtYT)v ElaEA9Etv d IL~ [8tdt 'tij~ 1tÚAT)~] ~~ EXEL; Ilw~ yá.p, cpT)¡t(, xúptE, 8úvcx'tcxt &AA.w~; El oúv d~ -rl¡v 7tÓAtv ou 8úvo ELO'EA9E'l\l El ¡ti¡ 8Ldt 'tií~ 1tÚAT)~ cxu'tij~. oÜ'tw, cpT¡a(, XCXL d~ -rl¡v ¡3cxatAEÚXv 'tOÜ 6toü &AA.w~ ELO'EA6E!v ou 8úvcx'tCXL &v9pw7to~ d IL~ 8Ldt 'tOÜ ov6¡tcx'to~ 'tOÜ uloü CXU'tOÜ 'tOÜ i)"(CX1tT)¡tÉvou {m' CXU'tOÜ. 6. EmE~, cpT¡a(, 'tOV lSxA.ov 'tOV olxo8o¡toüV'tcx 'tOV 1tÚpyov; E!Oov, cpr¡¡t(, xúptE. 'ExEtvoL, cpT¡a(, 1tá.vn~ lX"f"fEAOt lv8o~o( daL • 'tOÚ'tOt~ oúv 7tEpL'tE'tELXLO"tCXL o xÚpto~. i¡ 8i 1tÚAT) o u{o~ 'tOÜ 9EoÜ lcn(v· cxfS'tT) ¡LÚX Erao86~ lcnt 1tp0~ 't0\1 xúptov. lXAAW~ oúv ou8d~ daEAEÚO'E'tCXt 7tp0~ cxu'tov El ¡t1¡ 8tdt 'toü uloü cxu'toü. 7. EtO~. cpT¡a(, 'tou~ ie &v8pcx~ xcxt 'tOV ¡téaov cxu'twv lv8oeov xcxt ¡téycxv &v8pcx 'tov 7tEpL7tCX'tOÜV'tcx 7tEpl 't0\1
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4-5. Cf. 1 Co 10, 4. 8. Cf. Pr 8, 27·30. 11-12. Cf. Jn 3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3. 15. Cf. Jn 3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3. 21. Cf. Jn 3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3. 26-27. Cf. Jn 14, 6. 8-9. 1tCIAczL6~ Wnv: 1tCZACILCi T¡ d,;pcz Wittaker, Joly. 16. ,;oii u!oii CIÓ'I:oii: ,;o !'f'OY czú-toü foly. 17. lxr.t: iX'Q foly. 18. 3W¡¡: 8uvi¡a-¡¡ GebhardtHarnack. 19. 8úYCI'I:CIL: yr.vlcrllczt add. Gebhardt-Hamack, Wittaker, Joly. 20. 86Y(): 3uvf¡CJ11 Gebhardt-
Hamack. czuñj~: f¡~ lxu add. Wittaker.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 11,9-12, 7
253
vaya preguntando». Me dice: cTe lo explicaré tal como quieres y no te ocultaré nada en absoluto». [89] XII.t. Le digo: «Señor, ante todo, explícame quién es la roca y la puerta». «La roca y la puerta es el Hijo de Dios m,. me contesta. Le digo: «Señor, ¿por qué la roca es antigua y la puerta reciente?». «Escucha -me dice- y entiende, necio. 2. El Hijo de Dios nació antes que toda la creación de manera que fue el consejero de su Padre que es también el Padre de la creación JIS. Por ello es antiguo». Le pregunto: «Señor, ¿por qué la puerta es nueva?». 3. Responde: «Porque se hizo visible en los últimos días de la consumación. Por ello, la puerta era nueva, para que todos los que se salven entren por ella en el Reino de Dios. 4. ¿No has visto que las piedras que entraban a través de la puerta eran colocadas en la construcción de la torre y las que no entraban eran devueltas a su lugar?». «Lo vi, señor» -contesto. Dice: «De la misma manera nadie entrará en el Reino de Dios si no recibe el nombre de su Hijo. 5. Pues si quieres entrar en una ciudad, y esa ciudad está amurallada y tiene una sola puerta, ¿acaso podrías entrar en esa ciudad a no ser por la puerta que tiene?». Le digo: «Señor, ¿cómo podría ser de otra manera?». Dice: cSi no puedes entrar en la ciudad a no ser por la puerta, ningún hombre tampoco puede entrar en el Reino de Dios a no ser por el Nombre de su Hijo, el Amado por ~1 316 • 6. ¿Viste la muchedumbre que construía la torre?». Contesto: «La vi, señor». «Todos aquellos -dice- eran ángeles gloriosos. El Señor está rodeado de ellos. La puerta es el Hijo de Dios. Ésta es el único acceso al Señor. Nadie irá a Él de otra forma si no es por medio de su HijoJ17. 7. ¿Viste los seis hombres y, en medio de ellos, un hombre grande y glorioso que caminaba alrededor de la torre y
314. Cristo como roca, cf. 1 Co 10, 4; jUSTINO, Diálogo 126, l. Ya en el judaísmo la roca había sido objeto de importantes desarrollos: cf. L. ORILLO, Erma e il problema dell'apocalittica a Roma, CrSt 4 (1983) 24-26. Cristo como puerta, cf. 1 C/em. 48, 2-4; IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los filadelfios 9, 1; Odas de Salomón 12, 3; 17, 10. Los gnósticos tuvieron mucho interés en esta designación: cf. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Excerpta ex Theodoto 26, 2-3; A. ORBE, Cristología gnóstica ll, Madrid 1976, 598-621. 315. Cf. Vis 1, 1, 6 (1, 6), n. 13. 316. Cf. 1 Clem. 59, 3; IGNACIO DE ANTIOQUÍA, A los esmirniotas, inscr.; Ps.·Bern. 3, 6; 4, 3. 8. El tÍtulo cAmado .. es muy característico en la Ascensión de Jsaías: cf. A. ACERBI, L ~scensione di Jsaia. Cristologia e profetisrrw nei primi decenni del JI seco/o, Milano 1989, 128-137. 317. Casi cita literal de Jn 14, 6.
254
n:ot¡tT¡v,
89, 7-90, 7
1túp-yov xcd 'tou¡; A.Laou¡; &1toooxL¡.c.áacx\l'tcx lx 'tfj¡; olxooo¡.c.ij¡;; Ereov, cpT)¡.tÍ, xúpte. 8. 'O t'vooeo¡;, cpT)aív, &vi¡p ó u[o¡; 'toü Oeoü len(, x&xetvot o[ ~ o[ lvooeoL &neA.oí daL oeeL~X xcxi EUW\IU¡.tex au-yxpiX'tOÜYU¡; IXU'tÓ\1, 'tOÚ'tW\1, cpT¡a(, 'tW\1 &nlAwv 'tW\1 lv86ewv ouod¡; ELO'EAEÚO'E'tCXL 1tpO¡; 't0\1 5 Oeov &np CXU'tOÜ' o¡; &v 'tO 6vo¡.c.cx IXU'tOÜ ¡.c.T¡ A.á~!). oux daeAEÚO'E'tCXL el¡; 'ti¡v ~cxatA.dcxv 'tOÜ Oeoü.
10
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[90] XIII.l. 'O o& 1túp-yo¡;, cpT)¡.tÍ, 'tÍ¡; lenLY; 'O 1tÚp-yo¡;, cpT)aív, mho¡; [T¡] WAT)O'LCX len(v. 2. Al o& 1tCXp9lvoL IXU'tiXL 'tLYE¡; da(v; Aú'tCXL, cpT)O'L\1' a-ytcx 1t\IEÚ¡.tCX'tcX ELO'L. xcxi &AA.w¡; &v9pw1to¡; ou Oúvcx'tCXL eúpeOijvcxL d¡; 'ti¡v ~cxatA.dcxv 'tOÜ Oeoü, i!Xv ¡.c.T¡ IXÚ'tiXL IXU't0\1 lvOúawaL 'tO &vou¡.c.cx IXU'tW\1' l<Xv r~Xp 'tO 0\IO¡.tCX ¡.tÓ\10\1 A.á~tl¡;' 'tO o& t\IOU¡.tiX 1tcxp!X 'tOÚ'tW\1 ¡.c.T¡ A.á~tl¡;, OUOt\1 wcpeAi¡a!j' IXÚ'tiXL rllp ex[ 1tCXp9ÉvOL ouvá.¡.c.eu; dai 'tOÜ u[oü 'tOÜ Oeoü. i&v 'tO ovo¡.c.cx cpopfi¡;, 'ti¡v 8& Oúvcx¡.tLY ¡.c.T¡ cpop'fi¡; CXU'tOÜ, d¡; ¡.t<Í'tT)Y la!) 'tO 6vo¡.c.cx IXU'tOÜ cpopwv. 3. Tou¡; o& A.LOou¡;, (j)T)O'L\1, oÜ¡; Etoe¡; &1tO~E~AT)¡.tÉvou¡;, OU'tOL 'tO ¡.tt\1 c5vo¡.c.cx lcp6peacxv, 't0\1 o& L¡.tiX'tLO'¡.t0\1 'tW\1 1tcxp8lvwv oux lveOúacx\l'to. lloro¡;, cpT)¡.tÍ, t!J.CX'tta¡.c.o¡; cxu'twv len(, xúpte; Au't!X 't!X óv6¡Lcx'tcx, cpT)aív, L!J.Ot'tta¡.c.6¡; icntv cxu'twv. &¡; &.v 'to ovo¡.c.cx 'toü uloü 'tOÜ Oeoü cpoptj, xcxi 'tOÚ'tW\1 ócpdA.u cpope'Lv 't!X óv6¡.tcx'tcx · xcxi r~P CXU'tO¡; ó ulo¡; 't!l ÓYÓ!J.IX'tCX 'tW\1 1tatp9Évwv 'tOÚ'tW\1 cpoper. 4. oaou¡;, (j)T)O'L, A.í9ou¡; eH3e¡; d¡; 'ti¡v olxooo¡.c.T¡v [ 'tOÜ 1túp-you daeÁT¡Áu96'tcx¡;, lmoeoo¡.c.Évou¡; ot!X 'twv xetpwv cxu'twv xcxi ¡.c.dvcx\l'tcx¡; el¡; 'ti¡v olxooo¡.c.i¡v], 'tOÚ'tW\1 'tW\1 1tatp9ÉYW\I 'ti¡v Oúvcx¡LL\1 ÍYOEOU¡.tt\IOL da(. 5. O~ 'tOÜ'tO ~AÉ1tEL¡; 't0\1 1tÚp-yov ¡.c.ovoÁt9ov -ye-yov6'tcx [¡Ln!l] ñj¡; 1tÉ'tpcx¡;· ofhw xcxi ol 1tLeneúacxV'te¡; 'te'¡) xupíct> ot!X 'toÜ u[oü cxu'toü xcxi lvotouax6¡.c.evoL 't~ 1t\IEÚ¡.tiX'tiX 'tCXÜ'tCX tO'O\I'tCXL EL¡; Rv 1rlleú¡.¡.a, lv uCJ¡.¡.a' xcxi ¡.c.(cx xp6cx 'tW\1 L¡.tiX'tLW\1 CXU'tW\1. 'tW\1 'tOLOÚ'tW\1 o& 'tW\1 cpopoÚ\I'tW\1 't!X óv6¡.tCX'tCX 'tW\1 1tcxp9lvwv leniv T¡ XIX'tOLXÍCX d¡; 't0\1 1tÚp-yov. 6. 0[ oúv, cpT)¡.tÍ, xúpte, &1tO~E~AT)¡.tt\IOL AL90L OLCX'tL &1te~A.T¡9T¡acxv; OLijA9ov rllp OL~ ñj¡; 1tÚA1)¡; xcxi ot!X 'tW\1 xetpwv 'tWY 1tatp9&vwv l'tt9T¡acxv d¡; 'ti¡v olxooo¡LT¡v 'toü 1túp-you. 'E1tet8T¡ 1t<Í\I't1X aoL, cpT¡a(, ¡LÉAEL xcxi &xpt~w¡; l~ná~et¡;, &xoue 1tepi 'tW\1 &1to~e~AT)¡.tÉvwv A.LOwv. 7. oÚ'tOL, cpT)aÍ, 1t<Í\I'tE¡; 'tO OVO!J.IX ['tOÜ]
5-6. Cf. Jn 3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3. 24. Cf. 7. 25. Ef 4, 4.
26.
[¡.¡.a't[(l)y: (¡.¡.a'tta¡twv
Gebhardt-Harnack.
Jn
1,
El Pastor de Hermas, Comp IX, 12, 7-13, 7
255
que rechazaba las piedras de la construcción?». Contesto: «Los vi, señor». 8. Me dice: «El hombre glorioso es el Hijo de Dios, y aquéllos seis son los ángeles gloriosos que lo escoltan a derecha e izquierda. Sin Él, ninguno de estos ángeles gloriosos puede ir a Dios. El que no reciba su Nombre m no entrará en el Reino de Dios». [90] XIII.l. Le digo: «¿Quién es la torre?». Me contesta: «Esta torre es la Iglesia». 2. «¿Quiénes son las vírgenes?». <<Éstas son los espíritus santos. Ningún hombre podrá hallarse en el Reino de Dios si éstas no lo revisten con su vestidura 319 • Pues si recibes sólo el Nombre 320, pero no recibes la vestidura de éstas, de nada te servirá. Pues estas vírgenes son las virtudes del Hijo de Dios. Si llevas el Nombre, pero no llevas su virtud, será inútil que lleves su Nombre. 3. Las piedras rechazadas que has visto, son los que llevaron el Nombre, pero no se revistieron el vestido de las vírgenes». Le digo: «Señor, ¿cuál es el vestido de éstas?», Me contesta: «Sus mismos nombres son su vestido. El que lleva el Nombre del Hijo de Dios, también debe llevar el nombre de éstas. Pues el mismo Hijo lleva los nombres de estas vírgenes. 4. Todas las piedras que viste entrar en la construcción de la torre y que eran entregadas por las manos de aquéllas y que permanecían en la construcción, estaban revestidas de la virtud de estas vírgenes. 5. Por eso ves que la torre se ha hecho un monolito con la roca. Así también los que creen en el Señor por medio de su Hijo y se han revestido de estos espíritus serán un solo espíritu y un solo cuerpo 321 , y uno solo será el color de sus vestidos. La morada en la torre pertenece a todos los que llevan los nombres de las vírgenes». 6. Le pregunto: «Señor, ¿por qué fueron rechazadas las piedras que se rechazaron? Pues pasaron por la puerta y fueron colocadas en la construcción de la torre por las manos de las vírgenes». Me contesta: «Puesto que todo te preocupa y lo indagas con exactitud, escucha lo referente a las piedras que fueron rechazadas_ 7. Todos estos recibieron el Nombre del
318. Cf. Vis III, 1, 9 (9, 9), n. 74. 319. Recuerda el vestido de fiesta de Mt 22, 11. Cf. A. ORBE, Parábolas evangélicas en San lreneo, II, Madrid 1977, 223. Cf. También J. P. MARTíN, Espíritu y dualismo de espíritus en el Pastor de Hermas y su relación con el judaísmo, VetChr 15 (1978) 318-321. Para el tema del vestido en el paganismo, cf. A. J. FESruGIERE, lA Révélation d'Hermes Trismégiste, III, Paris 1953, 144-148. 320. Cf. Vis III, 1, 9 (9, 9), n. 74. 321. Ef 4, 4.
256
n:Ot¡J.T¡v,
90, 7-91, 5
ULOU 'tOÜ 6toü l/.a~0\1, ll..a~0\1 8i XOtL 't'i¡v 8úva¡.t.L\I 'tW\1 1tap6€vwv 'toÚ'twv. l..a~6vn~ o~v 't!i 1t'lltÚ¡.t.«'t« 't«Ü't« lvt8uw¡.c.wfh¡aav xat ~aiX'II ¡.t.t't!i 'tW\1 8oúl..wv 'tOÜ 6toü, xati ~v aÚ'twv lv 101tfJp.a xal lv atJp.a xat fv lv8u¡.c.a" 't!i rlip cx1h&. t
[91] XIV.t. T( oúv,
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3. Ef 4, 4. 4. Cf. 2 Co 13, 11; Flp 2, 2; 3, 15; 4, 2; Rm 12, 16. Cf. Sal 14, 2; Hch 10, 35; Hb 11, 33. 23-24. Cf. Is 43, 7.
9. X«l rl¡v 8úVC&¡.uv: om. Gebhardt-Harnack. 20. cin:ilOwcnv: daílOwatv GebhardtHarnack. 22. cin:U.túaovtett: t!atAtÚCJOV'tett Gebhardt·Harnack, Wittaker. 30. &n: !M"tt Gebhardt-Harnack.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 13, 7-14, 5
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Hijo de Dios y también recibieron la virtud de estas vírgenes. Después de recibir estos espíritus, se fortalecieron, estaban con los siervos de Dios, tenían un solo espíritu y un solo cuerpo 322 , y un solo vestido, pues pensaban lo mismo y practicaban la justicia. 8. Después de algún tiempo, fueron seducidos por las mujeres que has visto vestidas de negro, con los hombros al aire, los cabellos sueltos, y hermosas de figura. Al verlas, las desearon y se revistieron de su fuerza, pero se desnudaron el vestido y la virtud de las vírgenes. 9. Éstos fueron rechazados de la casa de Dios y entregados a aquéllas. Los que no se dejaron seducir por la belleza de aquéllas mujeres permanecieron en la casa de Dios. Ya tienes la explicaci6n de las que fueron rechazadas». [91] XIV.l. Le digo: «Señor, si estos hombres, a pesar de ser así, hacen penitencia, rechazan los deseos de aquellas mujeres, regresan con las vírgenes y a su virtud y caminan en sus obras, ¿por qué no entrarán en la casa de Dios?». 2. Dice: «Entrarán si rechazan las obras de aquellas mujeres, toman la virtud de las vírgenes y caminan en sus obras. Pues, por esto, tuvo lugar un descanso en la construcci6n 323 para que, si éstos hacen penitencia, entren en la construcci6n de la torre. Si no hacen penitencia, entonces entrarán otros, y aquéllos serán totalmente rechazados». 3. Di gracias al Señor por todas estas cosas, porque se apiad6 de todos los llamados en su Nombre 324 , envi6 el ángel de la penitencia 325 a nosotros que habíamos pecado contra Él, renov6 nuestro espíritu y rejuveneci6 nuestra vida cuando ya estábamos perdidos 326 y no teníamos esperanza de vivir». 4. Le digo: «Señor, explícame ahora por qué la torre no fue construida sobre el suelo sino sobre la piedra y la puerta». Me dice: «¿Todavía eres insensato y necio?... Le digo: «Señor, tengo necesidad de preguntártelo todo porque no puedo comprender absolutamente nada. Pues todo esto es grande, glorioso y difícil de entender para los hombres». 5. Me dice: «Escucha. El Nombre del Hijo de Dios es grande e inabarcable y sostiene el mundo entero 327 • Si toda la
322. 323. 2 P 3, 324. 325. 326. 327. lreneo,
Ef. 4, 4. La suspensión de la construcción implica un retraso en la Parusía: cf. 9; TERTULIANO, Apologeticum 32, 1. Cf. Vis ill, 1, 9 (9, 9), n. 74. Cf. Vis V, 7 {25, 7), n. 137. Cf. 2 Clem. 2, 7. Hermas se acerca aquí a la doctrina que luego desarrollarán Justino e entre los eclesiásticos, y preferentemente la gnosis sobre la crucifixión
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7tOt¡Li¡Y,
91, 5-92, 6
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10
[92] XV.t. ~i¡[A.waóv !J.Ot], cpT¡!J.(, xúptt, 'tWV 1t<Xp9l[vwv 'tiX ÓVÓ!J.IX't<X X<Xt 'tW\1 "'(UV<XtXW\1 'tW\1 'tdt ¡.I.&AIXVIX t¡J.cX'tLIX tv8t8U¡J.tVWV. "Axout, cpT¡a(v, 'tWV 1t<Xp9lvwv 't]iX ÓVÓ!J.IX'tiX 'tWV laxupo'ttpwv, 'twv d¡; 'tcX¡; ywv(<X¡; a't<X9ttawv. 2. 1¡ ¡J.tv 1tpw'tT¡ llta'tt¡;, 1¡ 8t 8e.u'tÉpiX 'Eyxpci'ttt<X, 1¡ 8t 'tp('tT¡ ~ÚV<X¡J.t¡;, 1¡ 8t 'tE.'tcXp'tTj M1Xxpo9u¡J.(<X· <XL 8t tnp1Xt iXviX !J.Éaov 'tOÚ'twv a'tiX9t'La1Xt 'tiXÜ't<X lxouat 'tiX ovÓ!J.IX't'<X • 'A1tÁÓ'tT¡¡;, 'AxiXXL<X, 'Arv&LIX, 'IA.<XpÓ'tTj¡;, 'A).~9tt<X, l:úvtat¡;, 'O¡J.óvotiX, 'Ayci1tT¡. 't<XÜ'tiX 'tiX ÓVÓ!J.IX'tiX cpopwv X<Xt 'tO ÓVO!J.<X 'tOÜ u!oü 'tOÜ 9toü 8u~at't<Xt d¡; 'ti¡v ~<XatAdiXv 'tOÜ 9toü datA.9t!v. 3. &xoue., cpT¡a(, XIXt 'tiX ovÓ(J.<X't<X 'twv yuviXtxwv 'twv 'tci L!J.cX'tt<X !J.ÉA<Xv<X lxouawv. XIXt lx 'tOÚ'twv 'tÉaaiXpt¡; dat 8uviX'tW'tE.p1Xt • 1¡ 1tpW'tTj 'Am
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15. Cf.
Jn
3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3.
5. 9t¡Lél.to~: 9t¡Ltltov Gebhardt·Harnack.
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creaci6n es sostenida por el Hijo de Dios, ¿qué crees de los que han sido llamados por Él, llevan el Nombre del Hijo de Dios y caminan en sus mandamientos? 6. ¿Ves a quiénes sostiene? A los que llevan su Nombre de todo coraz6n. Él mismo es el cimiento de éstos y los sostiene con gusto porque no se avergüenzan de llevar su Nombre». [92] XV.t. Le digo: «Señor, manifiéstame los nombres de las vírgenes y de las mujeres vestidas de negro». «Escucha -me dice- los nombres de las vírgenes más poderosas, las que están de pie en los ángulos. 2. La primera, Fe; la segunda, Continencia; la tercera, Fuerza; la cuarta, Paciencia. Las otras que están entre éstas, tienen estos nombres: Sencillez, Inocencia, Pureza, Alegría, Verdad, Inteligencia, Concordia, Amor. El que lleve estos nombres y el Nombre 328 del Hijo de Dios podrá entrar en el Reino de Dios. 3. Escucha los nombres de las mujeres vestidas de negro. De éstas, las más poderosas son cuatro: la primera, Incredulidad, la segunda, Incontinencia; la tercera, Desobediencia; y la cuarta, Engaño. Las que siguen a éstas se llaman Tristeza, Maldad, Desenfreno, Ira, Mentira, Insensatez, Murmuraci6n, Odio. El siervo de Dios que lleva estos nombres verá el Reino de Dios, pero no entrará en él». 4. Le digo: «Señor, ¿quiénes son las piedras del abismo que se ajustaban a la construcci6n?». Me dice: «Las primeras, las diez que fueron puestas como cimientos, son la primera generaci6n. Las veinticinco son la segunda generaci6n de hombres justos. Las treinta y cinco son los profetas de Dios y sus servidores. Las cuarenta son los ap6stoles y los maestros de la predicaci6n del Hijo de Dios». 5. Le digo: «Señor, ¿por qué las vírgenes entregaron también estas piedras para la construcci6n de la torre y las pasaron a través de la puerta?». 6. Me responde: «Éstos llevaron por primera vez estos espíritus y nunca se apartaron los unos de los otros: ni los espíritus, de los hombres, ni los hombres, de los espíritus, sino que los espíritus permanecieron en ellos hasta su muerte. Y si no hubieran tenido consigo esws espíritus, no habrían sido útiles para la construcci6n de la torre».
c6smica del Verbo: cf. A. ORBE, Cristología gnóstica, ll, Madrid 1976, 305; ID., Los primeros herejes ante la persecución. Estudios Valentinianos V, Romae 1956, 213-241; J. J. AYÁN, Antropología de san ]ustino, Santiago de Compostela 1988, 111-115; J. DANIÉLOU, Théologie du judéo-Christianisme, Paris 2 1991, 345-346. 328. Cf. Vis ill, 1, 9 (9, 9), n. 74.
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7tOL¡.tfr,.,
93, 1-94, 2
[93] XVI.t. "E'tt !LOL,
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t7tt~T)'tE~; Atex't(, cpT)!'(, xúptt, o[ ).(Oot lx 'tOÜ ~u9oü civi~T)Gex\1 xexl d~ U¡v olxooo!'~" ['toÜ 7túprou] h&9T¡aexv, 7tEcpopT¡xón¡; 'tli 1t\IEÚ!Lex'tex 'texÜ'tex; 2. 'Avcirx1'JV, cpT)a(v, dxov 8t' üoex'to¡; civex~ijvext, fvex Ccu01tOt1')9&at\lo oúx i¡8úvcx\l'tO r«p !ÁÁw¡; ELaEA9tL\I d¡; 'ti¡v ~exGtÁt(cx\1 'tOÜ 9Eoü, d !'~ 't~\1 v&xpwatv cid9tv'to 'tfl¡; Cwij~ exu'twv ['ti¡¡; 7tpO't&pcx¡;]o 3. lÁex~ov ouv xcxt oÚ'tot o[ xexot!'TJ!'Évot 'ti¡v acppexriOcx 'tOÜ u[oü 'tOÜ 9Eoü [xexl dGijÁ9ov d¡; 'ti¡v ¡3cxGtAdexv 'tOÜ 9toü]" 7tplv rcip, cpT)a(, cpop&aext 't0\1 !v9pw7tO\I 'tO ovo!'ex ['tOÜ u[oü] 'tOÜ 9ooü, vExpó¡; ta'tt\1° lhexv 8& AcX~"IJ 'ti¡v acppexrt8ex, cX7tO't(9t'text 'ti¡v v&xpwatv xcxt civcxÁex!'llá"EL 'ti¡v ~cuT¡vo 4. 1¡ acppexr~ ouY 'tO ~p ta"t(vo t~ 'tO ~p ouv xex'tex~ex(vouat vExpot xext civex~ex(vouat CwYn¡; o xcixdvot¡; oúv EXT)púx&r¡ ~ acppcxrt¡; exG'tT) xcxi. lx.pi¡aex\l'to exu~. L\ICX da&Á9wat\l t~ 'ti¡v ~atÁdexY 'tOÜ 9toü o 5. .c:1tex't(, cpT)!'(, xúptE, xexi. ol !'' ).(9ot !'t't' exu'tW\1 civl~T)aexv lx 'tOÜ ~u9oü, fí8TJ laxTJxÓ'te¡; Ti¡v acppcxrt8ex; "O'tt, cpT¡a(v, oÚ'tOL o[ cX7tÓa"toAot xcxt o[ 8tOáaxexÁot o{ XT)pÚ~ex\l'tE¡; 'tO ovo!'ex 'tOÜ u[oü 'tOÜ 9Eoü, xot!'1')9ÉY'tt¡; lv ouvci!'tt xcxi. 7t(a"tEt 'tOÜ uloü 'tOÜ 9toü lxi¡pu~exv xexi. 'tO~ 1tpoxtxot!'TJ!'Évo~ xexi. exu"toi. rowxexv exÚ"tot¡; Ti¡v acppcxr"Eaex 'toü XT)PÚT!LCX'tO¡;o 6. xcx'tÉ~T¡aexv ou\1 !!E't' exlhwY E~ 'tO ~cup xcxi. 1tcXALY civl~T¡aexvo ciU' ou'tot Cwvn¡; xexd~T)Gexv xexi. 1tcXALY CwYn¡; cX\IÉ~T¡aexyo lxEt\IOt OE o{ 1tpOXEXOL!'1'J!'ÉVOL \ltXpot XCX'tÉ~T)aexY, Cw\l'tE¡; o& civl~T¡aexvo 7. ot« 'toÚ'tcuv ouv lCwo1totT¡&r¡aexv xexi. l1tlrvwaexv 'tO oYo!Lex 'tOÜ u{oü 'tOÜ 9Eoüo 8tci 'tOÜ'to xexi. auYexYÉ~T)aexY !'t't' exÚ'twv xexi. aUYTJP!'Óa9T¡aexv d¡; 'ti¡\1 olxoOO!Li¡Y 'tOÜ 7tÚprou xexi. cXAex'tÓ!'T)'tOL au\I~Xo00!'1¡&r¡aexvo lv OLXextOGÚ\I"(l r«p lxot!'f¡91')aex\l xext lv !'ETcXATI cirvE((jlo !'6vov 8& Ti¡y GcppcxriOex 'texÚ'tTJY oúx ~::txoYo lxe~ oúv xexi Ti¡v 'tOÚ'tW\1 l1tO.uawo "Excu, cpTJ!'(, xúptt o
[94] XVII. t. Nüv OÚY, xúptt, 1ttpi. 'tW\1 opÉw\1 !'OL oi¡Áwaovo otex't( ffiext xext !ÁÁext dai.v ex[ [olcxt xexi. 1totxO.ext; "AxouE, cpT)at o 'tcX 30 lSP1'J "texü"tex 'tcX 8w8txex [8w8txex] cpuÁex( dGt\1 ex[ xex'toLXoüGext OAoY 'tOY xóa!'O\Io lx1')púx9T) ouy E~ 'texÚ'tcx¡; ó u{O¡; 'tOÜ 9Eoü OtcX 'tW\1 cX7tOa"tÓAwYo 2. L1tex'tÍ oi. 7toLXO.ex xexi. !ÁAT) xcxi. &ÁAT) lolex la
5-6o8o13°14o Cf. Jn 3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3. 19o
7tCÍl.w:
om. Wittaker, Joly. 30o -tdt
Sc:lS&xe~:
om. Wittaker.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 16, 1-17, 2
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[93] XVI.t. Le digo: cExplícame más todavía.. •¿Qué deseas?» -me dice. «Señor, -le digo- ¿por qué subieron las piedras del abismo y fueron colocadas en la construcci6n de la torre si habían llevado estos espíritus?». 2. Me dice: «Tenían necesidad de subir a través del agua para ser vivificados. Pues de ninguna otra manera podían entrar en el Reino de Dios si no se desprendían de la muerte de su vida anterior. 3. Estos que habían muerto recibieron el sello del Hijo de Dios 329 y entraron en el Reino de Dios. Pues el hombre está muerto antes de llevar el Nombre 330 del Hijo de Dios. Cuando recibe el sello, se desprende de la muerte y recobra la vida. 4. El sello es el agua. Por consiguiente, al agua bajan muertos, y suben vivos. Este sello les fue predicado a aquéllos, y se sirvieron de él para entrar en el Reino de Dios». 5. Le digo: «Señor, ¿por qué las cuarenta piedras subieron del abismo con aquellas si ya antes tenían el sello?». Me responde: «Porque estos ap6stoles y maestros que predicaron el Nombre del Hijo de Dios, habiendo muerto en el poder y en la fe del Hijo de Dios, predicaron también a los que ya habían muerto y les dieron el sello de la predicaci6n 331 • 6. Bajaron con ellos al agua y subieron de nuevo. Pero éstos bajaron vivos y subieron de nuevo vivos. Aquéllos que ya habían muerto bajaron muertos y subieron vivos. 7. Gracias a esto fueron vivificados y reconocieron el Nombre del Hijo de Dios. Por ello subieron con ellos, y con ellos fueron ajustados a la construcci6n de la torre y fueron edificados juntamente sin ser labrados. Pues murieron en justicia y gran castidad. Sin embargo, les faltaba solamente este sello. Ya tienes también la explicaci6n de estas cosas». «Y a la tengo, señor» -le digo. [94] XVII. t. «Ahora, señor, explícame lo relativo a los montes. ¿Por qué sus formas son distintas y variadas?». «Escucha -me dice-. Estos doce montes son las doce tribus que habitan todo el mundo. El Hijo de Dios fue anunciado a ellas por medio de los ap6stoles». 2. «Señor, explícame por qué los montes son variados, y su forma, distinta». «Escucha -me dice-. Estas doce
329. Cf. Comp VID, 2, 2 (68, 2), n. 287. 330. Cf. Vis m, 1, 9 (9, 9), n. 74. 331. Hermas mantiene que los que ya han muerto también han de recibir el bautismo. Pero, curiosamente, no es Cristo quien baja a los infiernos, sino los apóstoles y los doctores: cf. J. DANIÉLOU, o. c., 300. Clemente de Alejan· dría retomará la enseñanza de Hermas: cf. Stromata II, 9, 44-45; VI, 6, 46.
262
'ltOL¡L'Í)Y,
94, 2-95, 4
'tOV XOO(.LOV 8w8txcx l9vr¡ da(· 'ltotxO..cx 8€ dat 'tfi cppov/¡att xcxt 'te¡) vot· o{cx o1lv dat~ 't~ ~pT) 1tOtx0..cx, 'tOLCXÜ'tCXt ttaL XCXL 'tOÚ'tWV ex[ 'ltOLXLAÍCXL 'toú voo~ 'tWv lOvwv xcxl. ~ cpp6VT¡att;. 8T¡Áwaw 8€ aot xcxl. Évo~ é.xlia
[95] XVIII.l. IIwc;, !pT)(.Lt, xúptt, lrtvoV'tO
Otov É1tt'YVWX6'tt~; 'Q (.1.1¡ 'YWW<1XWII, cp1Ja(, 9tOV XCXL lJ(tL x6Ácxa(v 'tWCX rlj~ 'ltOVT)ptcxc; CXU'tOÜ, ó of. Otov lmrvouc; oux€'tL ÓcptO.. tt 1tOVT)ptúta9cxt, &Al.' ciycx9o'ltOLtLV. 2. É&v OUV Ó Ócpt0..wv ciycx90'It0Ltfll 20 'ltOVT)ptÚT)'tCXL, OU 8oxt'i' 1tAdovcx 'ltOVT)pLCXV 'ltOLttV 1tcxpci 'tOII (J. 1¡ ytvwaxov'tcx 'tOV 9t6v; 8t& 'tOÜ'to o{ (J.i) lyvwx6u~ Otov xcxl. 1tOVT)ptu6(.LtVot xupt(J.€vot dal.v tl~ Olivcx"tov, ol 8f. 'tOV Otov lrvwx6n~ xcxl. 't& (J.f.lCXAt'i'cx cxu'toÜ é.wpcxx6u~ xcxl. 1tOV7Jptu6(.LtiiOL 8taawc; xoÁcxaOT¡aov'tCXL xcxl. &7to9cxvoüv'tcxL tl~ 'tOv cxlwvcx. ofhwc; oúv 25 xcx9cxpta&f¡at'tCXt i¡ ÉXXAT)atcx 'tOÜ 9toü. 3. wc; 8f. dat~ lx 'tOÜ 'ltÚpyou 'tOU~ ).(9ou~ i¡p(J.tvouc; xcxl. 1tcxpcx8t8o(J.€vou~ 'tOL~ 'ltlltÚ(J.CXGL 'tOL~ 'ltOVT¡pot~ xcxl. Éxtnltv É~ATJ9€V'tcx~, xcxl. Ea'tCXL tv aW(J.CX 'tWII xtxcx9cxp(.L€vwv, Wa7ttp xcxl. Ó 'ltÚpyoc; Éy€vt'to w~ ~ é.vo~ Át9ou ytyovw~ (J.t'tci 'tO xcx9cxpta9i'¡vcxt CXU't6v· O~'tW~ ea'tCXL xcxl. T¡ ÉxxAT)a(cx 'tOÜ Otoü (J.t't& 'tO xcx6cxpta9i'¡vcxL 30 cxu"tf¡v xcxl. cX'ItO~ATJ~VCXL 'tOU~ 'ltOVT¡pouc; xcxl. U'ltOXpL'tcX~ xcxl. ~Ácxacpof¡(J.OU~ xcxl. 8t~úxouc; xcxl. 1tOVT)ptuo(.L€vouc; 'ltotxO..cxt~ 'ltOVT)p(cxtc;. 4. (J.t't& 'tO 'tOÚ'tOU~ &:7to~A7J9Tjvcxt la'tCXL ~ ÉxXAT)aÍcx 'tOÜ Otoü tv aw(J.cx, (.LÍCX
9. Cf. Ef 1, 13; 4, 30. 9-10. Cf. Ef 4, 3-6.
15. Tj: xcxt Gebhardt-Hamack, Wittaker, ]oly.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 17, 2-18, 4
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tribus que habitan todo el mundo son doce naciones. Son variados en su manera de sentir y de pensar. Tal cual la variedad de montes que has visto, tal es también la variedad de la manera de pensar y de sentir de estos pueblos. Te mostraré la manera de actuar de cada uno». 3. Le digo: «Señor, explícame primero por qué, a pesar de la variedad de montes, cuando sus piedras eran colocadas en la construcción, se volvían brillantes, con un solo color, así como las piedras que eran subidas del abismo». 4. Me responde: «Porque todas las naciones que habitan bajo el cielo, una vez que oyeron y creyeron, fueron llamadas por el Nombre del Hijo de Dios. Cuando recibieron el sello, tuvieron un solo sentir y un solo pensar, y resultó una sola fe y un solo amor, y junto con el Nombre llevaron los espíritus de las vírgenes. Por ello, la construcción de la torre resultó con un solo color, brillante como el sol. 5. Después de entrar en la unidad y de llegar a ser un solo cuerpo, algunos de ellos se mancillaron, fueron expulsados del linaje de los justos 332 y volvieron a ser otra vez como eran antes; más aún, peores». [95] XVIII.l. Le digo: «Señor, ¿cómo se hicieron peores si habían conocido a Dios?». Me contesta: «El que no conoce a Dios y obra el mal tiene un castigo por su maldad, pero el que conoce a Dios no debe obrar el mal sino hacer el bien. 2. Si el que debe hacer el bien obra el mal, ¿no parece que comete mayor maldad que el que no conoce a Dios? Por ello los que no han conocido a Dios y obran el mal son condenados a muerte, pero los que han conocido a Dios y han visto sus grandezas y obran el mal, serán doblemente castigados y mueren por la eternidad 333 • Así será purificada la Iglesia de Dios. 3. Has visto que algunas piedras eran quitadas de la torre, entregadas a los espíritus perversos y arrojadas de allí. Los que han sido purificados formarán un solo cuerpo, así como la torre parecía estar hecha de una sola piedra después de ser purificada. Así también será la Iglesia de Dios después de ser purificada y de haber expulsado a los malvados, a los hipócritas, a los blasfemos, a los vacilantes 334 y a los que hacen el mal de diversas formas. 4. Después de que éstos hayan sido expulsados, la Iglesia de Dios será un cuerpo, un
332. Cf. Martirio de Policarpo 14, 1; 17, l. 333. La mayor responsabilidad de los creyentes aparece también en otros autores: Cf. ATENÁGORAS, Súplica 31; CIPRIANO, De habitu virginum 2. 334. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50.
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'ltOL¡Li¡v,
95, 4-97, 4
cppóvr¡a~, d~ voü¡;, JLLcx 7tCcrtt¡;, ¡L(~ ciy
cpT)¡LL, xúpte., 'tWV ÓpÉwv Év{)¡; ÉXCÍcrtou &I¡A.wa6v ¡LOL -ri¡v 8úv~¡LLV ~l 'tOe¡; 5 7tpcX~f.t¡;, LV~ MG~ ~uxi¡ 7tE.7tot9utcx t7tt 't0\1 xúpt0\1 cixoúa~a~ ooe<ÍG'Q 'tO
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2·3. Cf. Ef 5, 25-26. 5-6. Cf. Sal 8, 2; 85, 9.12. 14. Cf. Flp 1, 11; Hb 12, 11; St 3, 18; Pr 3, 9; 11, 30. 29. Cf. Mt 13, 22; Me 4, 18-19. 34. Me 10, 23. 36-37. Me 10, 23. 19. xpC.:mn~: xpoúpo~ Gebhardt-H4mack, ]oly. 23. ~: om. Gebhardt-Hamack.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 18, 4-20, 4
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sentir, un pensar, una fe, un amor. Y entonces el Hijo de Dios se alegrará y regocijará con ellos al recobrar a su pueblo puro». Le digo: «Señor, todo es grande y glorioso. 5. Señor, explícame además el poder y las acciones de cada uno de los montes para que toda alma que confíe en el Señor, al escuchar estas cosas, glorifique su Nombre 335 , grande, admirable y glorioso». «Escucha -dice- la variedad de los montes y de las doce naciones•. [96] XIX.l. Los creyentes del primer monte, el negro, son así: apóstatas, blasfemos contra el Señor y traidores de los siervos de Dios. Para éstos no hay penitencia, sino muerte. Por eso son negros, pues su linaje es injusto. 2. Los creyentes del segundo monte, el pelado, son así: hip6critas y maestros de la iniquidad. Éstos son semejantes a los primeros porque no tienen fruto de justicia. Pues así como su monte es infructuoso, así también estos hombres tienen el Nombre 336, pero están vacíos de fe y no hay en ellos ningún fruto de verdad. Para éstos hay penitencia si se arrepienten pronto. Si tardan, será su muerte junto con los primeros•. 3. Le digo: «Señor, ¿por qué hay penitencia para éstos y no la hay para los primeros? Pues, a excepci6n de alguna cosa, sus acciones son las mismas». Me dice: «Hay penitencia para ellos porque no blasfemaron contra su Señor ni fueron traidores de los siervos de Dios, sino que por su afán de lucro fueron hipócritas, y cada uno enseñ6 según los deseos de los pecadores. Sufrirán alguna pena. Pero para ellos hay penitencia por no ser blasfemos m traidores». [97) XX.l. Los creyentes del tercer monte, el que tenía espinos y abrojos, son así: unos ricos, otros envueltos en muchos negocios. Los abrojos son los ricos, y los espinos son los que están envueltos en diversos negocios. 2. Éstos, por estar envueltos en muchos y variados negocios, no se unen a los siervos de Dios, sino que se extravían ahogados por sus acciones. Los ricos difícilmente se unen a los siervos de Dios pues temen que les pidan algo. Los tales difícilmente entrarán en el Reino de Dios. 3. Pues así como es difícil andar entre abrojos con los pies desnudos, de la misma manera es difícil para éstos entrar en el Reino de Dios. 4. Pero para todos éstos hay penitencia, pero ha de ser pronto para que lo que no hicieron en el tiempo pasado, lo corran aho-
335. Cf. Vis 336. Cf. Vis
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1, 9 (9, 9), n. 74.
m, 1, 9 (9, 9), n. 74.
266
1t0111."i¡\l,
97, 4-99, 4
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[98] XXI. t. 'Ex
5
[99] XXII.l. 'Ex
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13.
otu'tw\1: ot!í'totl
Wittaker, Jo/y.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 20, 4-22, 4
267
ra, en estos días, y hagan algo bueno. Si se arrepienten y hacen algo bueno, vivirán para Dios 337 • Si permanecen en sus acciones, serán entregados a aquellas mujeres 338 que les darán muerte». [98] XXI.t. Los creyentes del cuarto monte, el que tenía muchas plantas (la parte de arriba de las plantas era verde, y la parte de las raíces estaba seca; y algunas se secaban a causa del sol) son así: los vacilantes 339 , los que tienen al Señor en los labios, pero no lo tienen en el corazón 340 • 2. Por ello, sus raíces están secas y no tiene fuerza. Sólo viven sus palabras, pero sus obras están muertas. Los tales ni viven ni han muerto. Son semejantes a los vacilantes. Pues los vacilantes ni son verdes ni están secos, pues ni viven ni han muerto. 3. Pues así como sus plantas, al ver el sol, se secan, de la misma forma los vacilantes, cuando oyen hablar de una tribulación, caen en la idolatría por su cobardía y se avergüenzan del Nombre de su Señor 341 • 4. Los tales ni viven ni han muerto. Pero si éstos se arrepienten pronto, podrán vivir. Si no se arrepienten, ya están entregados a las mujeres 342 que les arrebatarán la vida». [99] XXII.l. Los creyentes del quinto monte, el que tenía plantas verdes, pero era abrupto, son así: fieles, pero necios y presuntuosos, satisfechos de sí mismos, queriendo saberlo todo, pero no saben absolutamente nada. 2. Por esta presunción suya se apartó de ellos la inteligencia, y entró en ellos la necia insensatez. Se ensalzan a sí mismos como si tuviesen inteligencia y quieren ser doctores según su propio criterio 343 , a pesar de ser necios. 3. Por esta jactancia muchos se han hecho vacíos a pesar de ensalzarse. Pues la presunción y la confianza vana son un gran demonio 344 • Muchos de éstos fueron rechazados, pero otros se arrepintieron, creyeron y se sometieron a los que tenían inteligencia al conocer su propia insensatez. 4. Para los demás de éstos hay penitencia pues no fueron malos, sino más bien necios e in-
337. 338. Comp Comp 339. 340. 341. 342. 343. 344.
Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. Son las mujeres vestidas de negro de Comp IX, 13. 15. Cf. además IX, 21, 4 (98, 4); Comp IX, 22, 4 (99, 4); Comp IX, 23, 5 (100, 5); IX, 26, 6. 8 (103, 6. 8). Cf. Vis 11, 2, 4 (6, 4), n. 50. Cf. Mand m, 1 (28, 1), n. 149. Cf. Vis m, 1, 9 (9, 9), n. 74. Cf. Comp IX, 20, 4 (97, 4), n. 338. 'E9e>.o~Mci8xet>.o~ es un hapax. Cf. Mand 11, 3 (27, 3), n. 143.
268
1t0LJ.l'Í¡Y,
99, 4-101, 2
~f¡aovtexL 't'
5
10
15
20
[lOO] XXIII.t. Ol 8t lx 't'[oü ~pou~ 't'oü] tx't'ou 'tOÜ &xovto~ axta¡.a.cic; ¡.a.qcíAexc; xext ¡.a.txp<Xc; xcxt lv 't'extc; axta¡.a.extc; ~odvexc; ¡.a.e:¡.a.expex¡.a.¡.a.Évexc; 1ttattúaexvte:c; 'tOtOÜ't'OL datv. 2. OL ¡.a.Ev 't'cXc; axta¡.a.cic; 't'cic; ¡.a.txp<Xc; lxovte:c;, oú't'oÍ datv ol xcx't'' ci).).T¡A.wv lxovte:c;, xext cin:o 't'WV Xex'texAexALWV ÍexU't'WV ¡.tt¡.tcxpcx¡.t¡.t.ÉVOL tLCJLV Év 'tfi 1tLCJ't'tt • cXAAcX ¡.a.e:nvó[T¡aexv] lx 'tOÚ'twv n:oA.AoL. xcxt o{ Áotn:ot 8t ¡.a.e:•exvoT¡aouatv, ~exv cixoúawaí ¡.a.ou 'tcXc; lvtoA.ck ¡.t.LXpext r<Xp exU't'WV datv ex{ XCX't'exAexALexÍ, xcxt 't'exXU ¡.tt't'exvoi¡aou<JLV. 3. Ot 8t ¡.tt-ycXÁexc; lxovnc; <JXL<J¡.t<Íc;, OÚ't'OL n:expci¡.a.ovo( dat 'textc; xex't'exÁexAtextc; exÚ'tWV xext ¡.a.vr¡aíxexxot rívov'texL ¡.t.T)VLWvttc; cXAÁ[i¡Áotc;]" OÚ't'Ot OÚV tX1tO 't'OÜ 1tÚp"(OU tX1ttppÍ
[101] XXIV.1. 'Ex 8t 't'OÜ ~M¡.a.o[u ~pouc;, lv 4> ~O't'CÍvcxt] xA.wpext [xext] !A.expex(, XCXt OA.ov 't'O opoc; e:uOT¡voüv xcxt n:av rívoc; X't'T)VWV 25 XexL 't'cX 1tt't'tLvcX 't'OÜ OUpOtVOÜ ÉVÉ¡.t.Ovt'O 't'cXc; ~o't'( civcxc; tV 't'OÚ't~ 'tcfl] lSpet, xext ex{ [~o't']civexL, &e; ÉvÉ¡.t.OV't'O, ¡.a.aAAov e:u6exÁe:tc; t"(LVOV'tO, OL n:tanúaexvnc; 't'OtOÜ't'oÍ e:lat · 2. n:civ't'on &n:A.or [xext ci]xexxot [xext ¡.a.exxciptot l}yívov't'o, ¡.t.T¡8tv xex't'' &).).f¡A.wv lxovnc;, &lA.ci n:civton tX"(exAALW¡.t.EVOt Én:L 't'Oic; 8oúÁotc; 't'OÜ 9e:oü xext lv8e:8u¡.a.Évot ['t'O] n:ve:ü¡.a.cx 30 ('t'O !"(tOV 't'OÚ't'WV 't'WV n:ex]p9Évwv XCXL 1tcXV't'O't't CJ1tAcX"(XVOV lxovttc; Én:i. n:<Ív't'ex civ9pwn:ov, xexl. lx 't'WV x6n:wv exu't'wv n:exv't't &v9pw1tct>
17·18. St 4, 12.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 22, 4-24, 2
269
sensatos. Si se arrepienten, vivirán para Dios 345• Si no se arrepienten, habitarán con las mujeres 346 que obran mal contra ellos. [100] XXIII.l. Los creyentes del sexto monte, el que tenía quebradas grandes y pequeñas, y en las quebradas, plantas marchitas, son así: 2. Los que tienen quebradas pequeñas son los que tienen rencillas entre sí y están marchitos en la fe a causa de sus murmuraciones. Pero muchos de éstos se arrepintieron; y los demás se arrepentirán cuando escuchen mis mandamientos. Pues sus murmuraciones son pequeñas y se arrepentirán pronto. 3. Los que tienen quebradas grandes son los que persisten en sus murmuraciones, y se hacen rencorosos pues se encolerizan entre sí. Éstos serán expulsados de la torre y desechados de la construcción. Los tales difícilmente vivirán. 4. Si Dios, nuestro Señor, el que domina sobre todo 347 y tiene el poder de toda la creación, no guarda rencor a los que confiesan sus pecados, sino que se hace benigno, ¿un hombre corruptible y lleno de pecados guardará rencor a otro hombre, como si pudiese perderlo o salvarlo 348 ? 5. Yo, el ángel de la penitencia 349 , os digo: Los que tenéis esta inclinación, evitadla y arrepentíos, y el Señor curará 350 vuestros anteriores pecados si os purificáis de este demonio 351 • De lo contrario, seréis entregados a él 352 para muerte. [101] :XXIV.1. Los creyentes del séptimo monte, en el que había plantas verdes y alegres -todo el monte era floreciente-, y toda clase de animales y aves se comían las plantas que había en este momento, y las plantas que comían se hacían más florecientes, son así: 2. Siempre fueron sencillos, inocentes y felices; no tenían rencillas entre sí, sino que siempre andaban contentos con los siervos de Dios y revestidos del espíritu santo 353 de las vírgenes, y siempre tenían misericordia con cualquier hombre, y del fruto de sus trabajos dieron a todo hombre sin reprochar ni vacilar 354 •
345. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. 346. Cf. Comp IX, 20, 4 (97, 4), n. 338. 347. Cf. Ps.-Bern. 21, 5. 348. St 4, 12 349. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. 350. Cf. Vis 1, 3, 1 (3, 1), n. 29. 351. Cf. Mand II, 3 (27, 3), n. 143. 352. Cf. Comp IX, 20, 4 (97, 4), n. 338. 353. Cf. Mand m, 1 (28, 1), n. 148, así como las notas 151 y 152. 354. Cf. Vis II, 2, 4 (6, 4), n. 50. Para el «dar sin vacilaci6n,., cf. Didaché 4, 7; Ps-Bem. 19, 11.
~Oqt~,
270
101,2-103,6
lxopi¡¡r¡aav &vove.toíatw¡; xai &otat<Íx'tw¡;. 3. [ó oúv] xúpto¡; lowv -rl¡v á:7tA6n}'ta a1hwv xai 1taaav VT¡7tLÓ'tTJ'tiX l7tA.i¡9uve.v a1hou¡; tv 'tot¡; xÓ7toL¡; 'tWV xe.tpwv IXU'tWV XIXL txaphwae.v IXU'tOU¡; tv 7t!ÍO'll 7tp<Íee.L IXÚ'tWV. 4. Al¡w ot ú¡J.tv 'toi'¡; 'totoú'tm¡; oúatv l¡w o !ne.A.o¡; ñj¡; IJ.&'tavoía¡;· 5 ota!J.e.ívcx'te. 'totoü'tot, xcxi oux tecxA.e.tcpOi¡ae.'tcxt ['to a]7t&p!J.cx ú¡J.wv lw¡; cx[wvo¡;· toox(¡J.cxae. ¡&p ÚIJ.a¡; o xúpto¡; xcxi &v&¡pcx~e.v ú¡J.a¡; e.{¡; 'tOV &pt9¡J.ov 'tOV ~¡J.i'ttpov, xcxt lSA.ov 'tO 0'7ttp¡J.cx Ú!J.WV XCX'tOLXi¡au ¡J.t'tclt 'tOÜ u[oü 'tOÜ 9e.oü· tx ¡&p 'tOÜ 7tV&ÚIJ.CX'to¡; CXU'tOÜ iA.
[102] XXV.1. 'Ex Ot 'tOÜ opou¡; 'tOÜ o¡Oóou, oú ~O'CXV CXt 10 1tollcxi 1tTJI1Xt xai 1taacx T¡ X'ttO'L¡; 'tOÜ xupíou l7to'tÍ~t'to ix 'tWV 7tTj¡wv, o[ 7ttanúacxv'tt¡; 'tOtOÜ'toÍ e.law· 2. CÍ7tÓO''tOAOL xcxt OtO<ÍaxaÁot o[ xy¡púecxvn¡; e.l¡; óAov 'tov xóa¡J.ov xcxi o[ otO&ecxvn¡; at!J.vW¡; xcxi ci¡vW¡; 'tOV A.ó¡ov 'tOÜ xup(ou xcxi IJ.T)Otv óAw¡; voacpta<Í¡J.e.vot e.L¡; l7tt9u¡J.(cxv 1tovr¡p
[103] XXVI.t. 'Ex Ot 'tOÜ lipou¡; 'toü tvá'tou 'tOÜ tpT)!J.WOou¡;,
20
'tOÜ ['tCÍ] lp7tt'tclt xcxi 9y¡p(cx tv cxu'tci> lxoV'to¡; 'tclt Otacp9e.CpoV'tcx 'tou¡; &v9pw7tou¡;, o[ 7tLattúacxV'tt¡; 'tOtoü'toÍ datv • 2. o[ ¡J.tv 'tou¡; 0'7tCAou¡; EXOV'tt¡; Ot<Íxovo( e.lat xcxxw¡; Otcxxovf¡acxV'tt¡; XCXL Otcxp7t!ÍO'CXV'tt¡; XT)PWV XIXL opcpcxvwv rl¡v ~wi¡v XIXL lcxu'tOL¡; 7ttpt7tOLT)O'IÍIJ.E.VOt tx ñj¡; Otcxxov(cx¡; T¡¡; EACX~OV Otcxxovijacxt. tcltv oúv E7tt¡J.e.CVWO'L 'tij cxu'tij t7tL9U¡J.t~, !Í7tÉ9cxvov xcxi oÚOt!J.ÍIX cxÚ'tot¡; lA1tl.¡; ~wi}¡; · t&v Í7tta'tpt~wat xcxt á:¡vw¡; 'ttAE.LWO'WO't 'tTJV Otcxxov(cxv CXU'tWV, ouvi¡aOV'tCXL ~i}acxt. 3. o[ OE i~wptcxxóu¡;, OÚ'tot o{ &pvr¡a<Í¡J.tvo( dat xcxl. !J.~ l7tLatp&~cxV'tt¡; Í1tt 'tOV xúptov ECXU'tWV, &AA.clt xe.paw9Évn¡; xcxt ¡e.vÓ¡J.tVOL lpT)!J.WOtt¡;, ¡J.i¡ xollw¡J.tVOL 'tot¡; OoÚAot¡; 'tOÜ 9e.oü, cill& IJ.OVIÍ~oV'te.¡; !Í7tollúouat 'tclt¡; tcxu'tWV ~ux 'ttvt XCX'tCXAttcp9e.tacx cX¡J.tAda¡; 'tUjXcXVOUO'CX XCX'tCXcp9tLpt'tCXL XCXt Ú7t0 'tWV ~O'tCXVWV lpT)!J.OÜ'tCXL xat 'te'¡) :xpóv~ &¡p(cx ¡(ve.'tcxt xcxt oÚXÉ'tt e.Ü:xpy¡ató¡; latt 'te'¡) Ot0'7tÓ't"Q lcxu'ti}¡;, O~'tW xcxl. OL 'tOLOÜ'tOL ~v9pw7tOt lcxu'tOU<; cX1ttjVWXCXO'L xcxl. jLVOV'tiXt !:xpy¡atot 'tci> xupÍe¡> ÉotU'tWV a¡ptw9ÉV'tt¡;. 5. 'tOÚ'tot¡; oúv IJ.&'t<Ívota ¡(ve.'tcxt, lcltv !J.T¡ lx xcxpo(ot¡; e.úpe.9watv i¡pvy¡¡J.Évot · tcltv ot lx xotpOÍot¡; e.úpe.% i¡pvr¡¡J.Évo¡; 'tt¡;, oúx olOot, e.l Oúvot'tott ~i}aat. 6. xcxt 'tOÜ'tO oúx d¡; 'totÚ'tcx¡; "tclt¡; i¡¡J.tpcx¡; Al¡w, t'vot 'tt¡; &pvr¡a
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25
30
35
27-28. Cf. Mt 10, 39; Le 9, 24; 17, 33;
Jn
12, 25.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 24, 3-26, 6
271
3. El Señor, al ver su sencillez e inocencia, los hizo prósperos en los trabajos de sus manos y los colmó de gracia en todas sus acciones 355 • 4. Yo, el ángel de la penitencia 356, os digo a los que sois así: Permaneced así, y vuestra descendencia no será aniquilada para siempre. El Señor os probó y os inscribió en nuestro número 357 , y vuestra descendencia entera habitará con el Hijo de Dios. Pues habéis recibido de su Espíritu 358 • [102] XXV.t. Los creyentes del octavo monte, donde había muchas fuentes, y toda la creación del Señor bebía de las fuentes, son así: 2. apóstoles y maestros que han predicado a todo el mundo y han enseñado santa y castamente la palabra de Señor sin apartarse absolutamente nada hacia el mal deseo, sino caminando siempre en justicia y en verdad, según el espíritu santo que recibieron 359 • El camino de éstos está con los ángeles 360 • [103] XXVI.l. Los creyentes del noveno monte, el yermo, el que tenía reptiles y fieras que matan a los hombres, son así: 2. los que tienen manchas son los diáconos que sirven mal, saquean la vida de las viudas y de los huérfanos y se lucran del ministerio que recibieron para servir. Si permanecen en su pasión, ya han muerto y no tienen ninguna esperanza de salvación. Si cambian y cumplen con pureza su ministerio, podrán vivir. 3. Los carcomidos son los que han renegado y no se han convertido a su Señor, sino que se quedan vacíos, se hacen yermos y no se unen a los siervos de Dios, sino que, permaneciendo en soledad, destruyen sus almas. 4. Pues así como una vid, si es abandonada en una empalizada y no recibe cuidados, se pierde, queda sin fru· to a causa de las hierbas, con el tiempo se hace silvestre y ya no es útil a su dueño, de la misma manera se abandonan estos hombres y se hacen inútiles para su Señor, al volverse silvestres. 5. Para éstos hay penitencia si no se halla que renegaron de corazón. Si se encuentra que uno renegó de corazón, no sé si puede vivir. 6. Y esto no lo digo a propósito de estos días, con el fin de que el que reniegue reciba penitencia. Pues es imposible que se salve el que niegue ahora a su Señor; sino que parece que hay
355. 356. 357. 358. 359. 360.
Cf. Vis I, 3, 1 (3, 1), n. 30. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. Cf. Vis I, 2, 1, n. 22. Para la pneumatología del Pastor, cf. introducción, p. 35-41. Cf. Mand m, 1 (28, 1), n. 148. Cf. Vis II, 2, 7 (6, 7).
272
XOqL~,
103,6-105,4
tCU.I'tOU" cXAA' lxf.LVOL~ 'tOL~ 1tCÍACXL i¡pvt¡¡LÍ\IOL~ Ooxtt xtLa6CXL ¡.Lf.'tCÍ\IOLCX. Ef n~ ol}v ¡.tÍAAtL ¡.tE'tcxvottv, 'tcxx_wo~ yEvíaOw 1tpi.v 't0\1 1túpyov CÍ1tO'tf.AE0'0TjvcxL • EL 8~ ¡.t~, Ú1tO 'tW\1 "(U\ICXLXW\1 XCX'tcxcpOcxpi¡O'E'tCXL d~ Ocívcx'to\1. 7. xcxt ol xoÁo~oí, oÚ'tOL MALo{ daL xcxi. xcx'tCÍAcxAoL • xcxt 'tcX 5 &r¡pícx, & e.tOE~ t{( 'tO «5po~, o~'tOL dow. w0'1te.p y
[104] XXVII.l. 'Ex 8& 'tOÜ Ópou~ 'tOÜ 8EXCÍ'tOU, oú ijacxv 8lv8pcx axe.1tcíCo\l'tcx 1tpÓ¡)cx'tcí 'tLvcx, ol 1tLO"ttÚO'CX\I't~ 'tOLOÜ'to( ELO'L\1" 2. 15 l1tLO'X01tOL xcxt cpLÁÓ~E\IOL, OL'tL\If.~ T¡8tw~ E~ 'tOU~ orxou~ lcxu'tW\1 1tCÍ\I'tO'tE U1tt8~CX\I't0 'tOÓ~ 8oúÁou~ 'tOÜ 9EoÜ aup U1toxp(GEW~· ol 8& t1tLO'X01tOL 1tCÍY'tOU 'tOU~ óanpT¡¡.tÍvou~ xcxi. 'tcX~ x_T¡pcx~ 't~ 8Lcxxov(Qt lcxu'twv cX8LCXAtL1t'tW~ tO'Xt1tCXO'CX\I XCXL dt"f'/W~ cX\IEO"tpCÍ!pT¡O'CX\1 1tCÍ\I'tOU. 3. OÚ'tOL OÚ\1 1tCÍvn~ axt1tcxaOT¡aov'tcxL Ó1to 'tOÜ xup(ou 8Lcx1tcxv'tÓ~. ol oúv 'tCXÜ'tcx 20 lpycxaCÍ¡.tEVOL lv8o~o( tlaL 1tCXpcX 't OE xcxi. fi811 'tÓ1to~ cxÓ'twv ¡.tE'tcX 'tW\1 &:yyíÁwv tO"t(v, lcXv t1tL¡.tELV
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[105] XXVIII.l. 'Ex 8& 'tOÜ ópou~ 'tOÜ lv8txcí'tou, oú ofiacxv 8ív8pcx XCXp1tW\I 1tA/¡pT¡, aAAOL~ xcxi. aAAOL~ XCXp1tO~ XEXOO'¡.tT¡¡.tÍVCX, o{ 25 1tLO"tf.ÚO'CX\I't~ 'tOLOÜ'to( daLV· 2. o{ 1tcx06V'tt~ Ó1ttp 'tOÜ ÓVÓ¡.LCX'tO~ 'tOÜ uloü 'tOÜ 9Eoü, ot xcxi. 1tpoOú¡.tW~ l1tcxOov ~ ~TI~ 'tTj~ xcxp8(cx~ xcxt 1tcxpl8wxcxv 'tcX~ ~ux«~ cxu'twv. 3. i1Lcx't( oúv, IPTI!L(, xúpLe., 1tCÍ\I'tcx ¡.t&v 'tcX 8ív8pcx xcxp1toÓ~ lx_EL, 'tL\It~ 8& l~ cxÓ'tW\1 XCXp1tOL e.Óe.L8ÍO"te.po( daLV; "AxouE, (j>T¡O'Í\1" OO'OL 1tO'tE l1tcx0ov 8L o~. xcxi. 30 1t&:\l'twv 'tOÚ'twv cxl cX¡.LCXp'ttCXL cX!f'tlPÍ&r¡acxv, ML l1tcxOov 8LT¡O'ÍV, t1t' ~OUO'LCX\1 &:x_Ot\l't~ t~'tcíaltr¡acxv xcxt oóx i¡pvi¡acx\l'to, <XU' l1tcxOov 1tpo0ú¡.tW~, oÚ'tOL ¡.taUov lv8o~óupo( tLO'L 1tCXpcX 't XUpt(tl" 'tOÚ'tW\1 O XCXp1tÓ~ tO"tL\1 O Ó1tEpÍx_wv. fSaOL 8t 35 8e.LAOL xcxi. t\1 8LO"tcxy¡.tc¡l lyívo\l'tO xcxi. ÉÁoy(acx\l'tO lv 'tCXL~ xcxp8tcxL~ cxÚ'tWV, 1tÓ'ttpov
26-27. Cf. Hch 15, 26.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 26, 6-28, -4
273
penitencia para los que le negaron en el pasado. Si alguno se arrepiente, hágalo pronto, antes de que la torre sea acabada. De lo contrario, será conducido a la muerte por las mujeres 361 • 7. Los mutilados son los mentirosos y los murmuradores. Éstos son las fieras que viste en el monte. Pues así corno las fieras destruyen con su veneno al hombre y lo matan, así también las palabras de estos hombres destruyen al hombre y lo matan. 8. Estos están mutilados en su fe por la manera de obrar que tienen. Algunos se arrepintieron y se salvaron. Los demás que son de esa manera pueden salvarse si se arrepienten. Si no se arrepienten, morirán a mano de aquellas mujeres que tienen el poder. [104] XXVII.t. Los creyentes del décimo monte, cuyos árboles daban sombra a algunas ovejas, son así: 2. obispos y gente hospitalaria que recibieron siempre en sus casas a los siervos de Dios, con gusto y sin hipocresía. Estos obispos protegieron siempre, sin cesar, a los necesitados y a las viudas mediante su ministerio y llevaron siempre una conducta pura. 3. Éstos serán protegidos continuamente por el Señor. Los que hacen esto son gloriosos ante Dios, y su lugar está ya con los ángeles si permanecen hasta el fin sirviendo al Señor. [105] XXVIII.1. Los creyentes del undécimo monte, cuyos árboles estaban llenos de frutos y adornados con frutos distintos, son así: 2. los que padecieron por el Nombre del Hijo de Dios 362 , los cuales padecieron además valerosamente, de todo corazón, y entregaron sus vidas... 3. Le digo: «Señor, ¿por qué tienen fruto todos los árboles, y algunos de sus frutos son más hermosos?•. «Escucha -me dice-. Todos los que padecieron por el Nombre son gloriosos ante Dios, y los pecados de todos éstos fueron quitados porque padecieron por el Nombre del Hijo de Dios. Escucha por qué son sus frutos variados, y algunos sobresalen. 4. Todos los que fueron conducidos ante la autoridad para ser interrogados y no renegaron, sino que padecieron valerosamente, son más gloriosos ante Dios. Su fruto es el que sobresale. Los que fueron cobardes, los que dudaron 363 , los que reflexionaron en sus corazones si negarían o confesarían, y padecieron: los frutos de éstos son menores, porque tal pensamiento subió a su
361. Cf. Comp IX, 20, -4 (97, -4), n. 338. 362. Cf. Vis m, 1, 9 (9, 9), n. 7-4. 363. Cf. Vis II, 2, -4 (6, -4), n. 50.
274
~04'~.
105,4-106,4
otÜ'tT)" 7t0'11Tjp& y!Xp ~ ~OUAi¡ otÜ'tT), fVot OOÜAOt; XÚpL0\1 t8LO\I CÍpvf¡OT)'totL, 5. ~A€7t~n ouv ÚfL~i'c; o{ 'totÜ'tiX ~ouA.~uÓfL~VOL, fLTptOn ~ ~ouA.i¡ ot8'tT) 8LotfLd"l) lv 'tiXLt; Xotp8(otLt; ÚfLW\1 XotL cX7to9cívr¡'t~ 'ti¡) a~c"¡). ÚfL~Lc; 8l o{ 7tcXGXOvt~ lv~x~v 'tOfi 0\IÓfLIX'tOt; 8oS:á;~~L\I] ocpdln~ 't0\1 a~óv, lhL ciECouc; 5 ÚfLcic; ~¡f¡aot'tO Ó a~6c;, fVot 'tOÜ'tO 'tO 0\IOfLot ~a'tcX~Tj'tt XotL 7taaotL ÚfLW\1 otl CÍJLotp'tCIXL lot9WaLV. 6. [ouxoüv JLotXot]p(~~u ÉotU"toúc;· ID!% &nru lp-yov !Lirot 7t~7tOLT¡XÉ\IotL, Mv 'tLt; ÚfLW\1 8LIX 'tÓ\1 a~ov d&g. ~w1¡v ÚfLL\1 ó xÚpLoc; )(otp(~~'totL, XotL ou vo~'i['t~]' IXL r!Xp cXfLIXp'tCIXL ÚfLW\1 Xot'tE~cXpT¡Got\1, XotL d JL1¡ 7t~7tÓvaotn rv~~\1 'tOÜ ÓVÓfLot'tOt; xup(ou, 8LcX 't!Xt; CÍJLotp'tCIXt; 10 ÚfLW\1 n9vf¡x~m (liv] 't<'¡) a~<¡>. 7. 'totÜ'tiX ÚfLL\1 AÉ-yw 'tOLt; 8La'tcX~OUGL 7t~pl cipvf¡a~wc; 7¡ ÓJLoAo¡f¡a~wc;· ÓfLOAor~tn, O'tL xúpL0\1 l:x.~n, JLT¡7ton CÍpVOÚfL~\IOL (7tot ]pot8oa(i¡GT¡a9~] de; 8~GfLW'ti¡pLO\I. 8. tL 'tCÍ l9vr¡ 'tOUt; 8oúA.ouc; otU'tW\1 xoA.ci~ouaLv, Mv 'tLt; cipvf¡GT¡'tiXL 't0\1 xÚpLov Éotu'toü, 't( 8ox~rn 7tOLi¡a~L ó xúpLoc; ÚJL!v, 8c; [l:x.~L] 7t<Ívtwv 'ti¡v lEoua(otv; &potn 15 'tCÍt; ~ouÁ!Xc; 'tiXÚ'totc; cX7tO 'tW\1 Xotp8Lwv ÓfLWV, t\lot 8Lot7t1XvtÓc; ~f¡GT¡n 'te'¡> a~<;>.
[1 06] XXIX.l. 'Ex 8t 'tOÜ opouc; 'tOÜ 8w8~xcX'tOU 'tOÜ A~uxoü o{ 'ltLa't~ÚGot\l't~t; 'tOLOÜ'tO( daL\1' Wt; vi¡'ltLot ~pÉcpT¡ da(v, o{c; OU8~fL(IX XIXX(IX &vot~(\I~L l7tl -d¡v Xotp8Cotv ou8t [l-yvw]aotv, 't( la'tL 7t0'11TjpL1X, &UIX 20 7tcX\I'ton lv VT¡7tLÓ'tTj'tL 8LÉfLU\IIX\I. 2. o{ 'tOLOÜ'tOL ouv cí8La'tcXX'tWt; XIX'tOLXf¡aouaL\1 lv 'tfi ~otaLA~L~ 'tOÜ a~ oü, O'tL] lv ou8~vi 7tpCÍyfLot'tL lfL(IX\IIX\1 'tcXt; lvtoAac; 'tOÜ a~oü, cXAAi% fL~'tcX '1/Tj'ltLÓ'tT)'tOt; 8LÉfL~L\Iot\l 7tCÍaotc;
'tcXt; ~fLÉpotc; tijc; ~wTjc; otU'tW\1 lv 't'Ó IXU't'Ó cppovf¡au. 3. oaoL ouv 8LotfL~\I~L'tE, cpT¡a(, XotL la~a9~ Wt; 'tcX ~pÉcpTj, XIXXCIX\1 JLT¡ f:x,ovnc;, 'ltcX\I'tW\1 25 'tW\1 7tpo~LP'TifLÉvwv lv8oE6't~poL ![a~ ]a9~ · 1tCÍvtot y!Xp 'ti% ~pÉcpTj lv8oEci la'tL 7totp!X 'te'¡> a~<¡> XotL 7tpW'tot 7totp' IXU'tc'¡>. fLIXXcXpLOL OU\1 ÓfL~rc;. OGOL &v !pT¡n &cp' ÉotU'tW\1 'ti¡v 7tO'IITjp(otv, lv8úaT¡a9~ 8f. -d¡v cixotxCotv· 7tpW'tOL 7tcX\I'tW\I ~f¡~a9~ 'ti¡) a~<\). 4. fL~'tcX 'tO auvt~AÉaotL IXÚ't0\1 't!Xt; 7totpot~oACÍc; 'tW\1 oplwv AÉ-yw IXU'ti¡)' KúpL~, \IÜ\1 fLOL 8T¡A.waov 7t~pi 'tW\1 A.Cawv 'tW\1 30 T¡pfLÉvwv lx 'tOÜ 7t~8(ou xott ~te; 'ti¡v olxo8o¡.Li¡v n9~LfLÉvwv civti 'tW\1
4. Cf. 1 P 4, 13.15.16. 6-7. Cf. Mt 5, 11.12; Le 6, 22; 1 P 4, 14. 24. Cf. Mt 18, 3.
3. li~o9~: cí~o9otvtta9t Gebhardt·Harnack. S. ú¡U;¡v: -l¡¡uiiv Wittaker.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 28, 4-29, 4
275
corazón 364 • Pues malo es el pensamiento de que un siervo reniegue de su propio señor. 5. Vosotros, los que pensáis de esa manera, tened cuidado para que este pensamiento no permanezca en vuestros corazones, y muráis para Dios. Vosotros, los que padecéis a causa del Nombre, debéis glorificar a Dios porque os ha considerado dignos de llevar este Nombre y de curar 365 todos vuestros pecados. 6. Consideraos dichosos. Creed que habéis hecho una gran obra si uno de vosotros padece por Dios. El Señor os da la gracia de la vida, y no lo comprendéis. Pues vuestros pecados se hicieron demasiado pesados y, si no hubieseis sufrido a causa del Nombre del Señor, habríais muerto a Dios por causa de vuestros pecados. 7. Todo esto os lo digo a los que andáis vacilando entre la negación y la confesión. Confesad que tenéis Señor, no sea que seáis metidos en la cárcel por haber negado. 8. Si los paganos castigan a sus esclavos cuando alguno niega a su señor, ¿qué creéis que os hará el Señor que tiene poder sobre todo? Apartad esos pensamientos de vuestros corazones para que viváis siempre para Dios 366. [106] XXIX.t. Los creyentes del duodécimo monte, el blanco, son así: son como niños recién nacidos a cuyo corazón no sube 367 ninguna maldad; no conocieron qué es la iniquidad sino que permanecieron siempre en la inocencia. 2. Los tales habitarán, sin duda, en el Reino de Dios porque en ningún asunto mancillaron los mandamientos de Dios, sino que en este mismo sentimiento permanecieron con inocencia todos los días de su vida. 3. Los que permanecéis y sois como niños sin maldad, seréis más gloriosos que todos los que han sido mencionados anteriormente 368 • Pues todos los niños son gloriosos ante Dios y los primeros en su presencia. Bienaventurados vosotros los que apartáis de vosotros la iniquidad y os revestÍs de inocencia. Viviréis para Dios 369 los primeros de todos». 4. Después de concluir las comparaciones de los montes, le digo: «Señor, explícame ahora lo relativo a las piedras que eran cogidas de la llanura y colocadas en la construcción en lugar de las piedras quitadas de la torre y
364. 365. 366. 367. 368. 369.
Cf. Cf. Cf. Cf. En Cf.
Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. Vis 1, 3, 1 (3, 1), n. 29. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141. Vis 1, 1, 8 (1, 8), n. 17. 68, 1-4 y 69, 6-8 otorgaba el primer lugar a los mánires. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
XOL~~~.
276
106,4-108,3
A.C9wv 'tWV i¡p¡Lévwv [lx] 'tOÜ 1tÚpyou, xcxt 'tWV <J'tpoyyúl..wv 'tWv n9€v'twv dt; 't'i¡v otxo8owl¡v, xcxt 'tWV l'tL G'tpoyyúA.wv OV'twv.
[1 07] XXX:. l. "AxouE, cpTJGL, xcxt 1tEpt 'tOÚ'twv 1t«V'twv. o[ A.C9oL ot lx 'tOfí [1tE8í]ou i¡p¡Llvm xcxt nOu¡LlvoL dt; 'ti¡v olxo8o¡Li¡v 'tOG 5 7tÚpyou &V'tt 'tcilv &1to~E~ATJ¡LÉvwv, cxt p«;cxt d<JL 'tOÜ lSpout; 'tOÜ AEuxoü 'tOÚ'tou. 2. l1td oúv ot 1tL<J'ttÚ<JCXV'tEt; lx 'tOÜ lSpout; 'tOÜ ÁEuxoü 1t«V'tEt; !xcxxm túpéOT)acxv, lxéA.tu<JEV ó xÚpLot; 'tOÜ 7tÚpyou 'tOÚ'tOUt; lx ['tc;)v fn~c;)y] 'tOÜ lSpout; 'tOÚ'tOU ~AT)Oi'¡VCXL ELt; 'ti¡v olxo8o¡Li¡V 'tOÜ 7tÚpyou· lyvw y&p, Ó'tL, l&v &1tél.OwaLV dt; 'ti¡v olxo8o!J.~V 'tOÜ 7tÚpyou ol A.t9m oihm, 10 8LCX!J.tVoÜaL ACX¡L1tpot xcxt oú8dt; cxÚ'tc;)v !J.EAcxvi¡aEL. 3. Quodsi de ceteris
montibus adiecisset, necesse habuisset rursus visitare eam turrem atque purgare. Hi autem omnes candidi inventi sunt, qui crediderunt et qui credituri sunt; ex eodem enim genere sunt. Felix hoc genus, quia innocuum est. 4. Audi nunc et de illis rotundis lapi15 dibus et splendidis. Hi omnes de hoc candido monte sunt. Audi autem, quare rotundi sunt reperti. Divitiae suae eos pusillum obscuraverunt a veritate atque obfuscaverunt, a deo vero nunquam recesserunt, nec ullum verbum malum processit de ore eorum, sed omnis aequitas et virtus veritatis. 5. Horum ergo mentem 20 cum vidisset dominus, posse eos veritati favere, bonos quoque permanere, iussit opes eorum circumcidi, non enim in totum eorum tolli, ut possint aliquid boni facere de eo, quod eis relictum est, et vivent deo, quoniam ex bono genere sunt. Ideo ergo pusillum circumcisi sunt et positi sunt in structuram turris huius. [108] :XXXI.l. Ceteri vero, qui adhuc rotundi remanserunt neque aptati sunt in eam structuram, quia nondum acceperunt sigillum, repositi sunt suo loco; valde enim rotundi reperti sunt. 2. Oportet autem circumcidi hoc saeculum ah illis et vanitates opum suarum, et tune convenient in dei regnum. Necesse est enim 30 eos intrare in dei regnum; hoc enim genus innocuum benedixit dominus. Ex hoc ergo genere non intercidet quisquam. Etenim licet quis eorum temptatus a nequissimo diabolo aliquid deliquerit, cito recurret ad dominum suum. 3. Felices vos iudico omnes, ego
25
30. Cf.
Jn
3, 5; Me 9, 47; 10, 23-25; Mt 5, 20; 7, 21; 18, 3.
12-15. qui crediderunt ... monte sunt: o! XLCTttÚO'czvttt; xczt ¡úUovt&~ nLCTttlltL~· lx "L"OÜ czll"L"oii ydtp rt~u~ da(~. ~czxcipLO~ "1"0 yt~ "L"Olko ii"L"L bczxc'l~ tan. bout ~¡¡~ XCIL xtpi •w~ l.l9w~ tw~ CTtpo"()'ÚAw~ xczt l.cz~xp(;)\1. xczt czlltol ncívn~ lx toii 4pou~ toii l.tuxoii den~. Wittaker, ]oly. 21. iussit: et add. Wittaker, joly. eorum: om. Witt4·
leer. 26. quia: qui ]oly.
El Pastor de Hermas, Comp IX, 29, 4-31, 3
277
[explícame también] lo relativo a las piedras redondas que fueron puestas en la construcción y aún son redondas». [107] XXX.t. Me dice: «Escucha lo referente a todas ellas. Las piedras que eran cogidas de la llanura y puestas en la construcción de la torre en lugar de las rechazadas, son las raíces de este monte blanco. 2. Puesto que todos los creyentes del monte blanco fueron hallados inocentes, el Señor de la torre ordenó que los procedentes de las raíces de este monte fueran puestos en la construcción de la torre. Pues sabía que, si estas piedras iban a la construcción de la torre, permanecerían brillantes y ninguna de ellas se haría negra 370 • 3. Si las hubiese añadido de otros montes, habría tenido necesidad de visitar de nuevo la torre y purificarla. Sin embargo, todos estos fueron hallados blancos, los que habían creído y los que iban a creer. Pues son del mismo linaje. Bienaventurado este linaje porque es inocente. 4. Escucha ahora lo relativo a las piedras redondas y brillantes. Todas estas son de este monte blanco. Escucha por qué son redondas. Sus riquezas los oscurecieron y ofuscaron un poco de la verdad, pero nunca se apartaron de Dios, ni de su boca salió ninguna mala palabra, sino toda equidad y virtud de la verdad. 5. Como el Señor vio la mente de éstos, que podían favorecer la verdad y permanecer buenos, mandó que sus riquezas fueran recortadas, pero que no les fuesen totalmente quitadas para que pudiesen hacer algún bien con lo que les fuese dejado, y vi vieran para Dios 371 , porque son de buen linaje. Por eso fueron recortados un poco y colocados en la construcción de la torre.
[108] XXXI.t. Las demás que permanecieron redondas y no fueron ajustadas a la construcción porque todavía no habían recibido el sello, fueron puestas de nuevo en su lugar, pues fueron halladas muy redondas. 2. Pero es necesario que de ellos sea recortado este mundo y las vanidades de sus riquezas, y entonces serán aptos para el Reino de Dios. Pues es necesario que ellos entren en el Reino de Dios, porque el Señor bendijo a este linaje inocente. Por tanto, ninguno de los de este linaje morirá. En efecto, si alguno de ellos, tentado por el diablo perversísimo, comete alguna falta, recurrirá al Señor con prontitud. 3. Yo, el án-
370. Aquí se interrumpe el texto griego. El final de la obra se ofrece según la versión latina Vulgata: cf. introducción, p. 43-47. 371. Cf. Mand 1, 2 {26, 2), n. 141.
278
5
lO
15
20
25
JO
35
KOL¡.tf¡\1,
108, J-109, 5
nuntius paenitentiae, quicumque estis innocentes sicut infantes, quoniam pars vestra bona est et honorata apud deum. 4. Dico autem omnibus vobis, quicumque sigillum hoc accepistis, simplicitatem habere neque offensarum memores esse neque in malitia vestra permanere aut in memoria offensarum amaritudinis, in unum quemque spiritum fieri et has malas scissuras permediare ac tollere a vobis, ut dominus pecorum gaudeat de his. 5. Gaudebit autem, si omnia invenerit sana. Sin autem aliqua ex his dissipata invenerit, vae erit pastoribus. 6. Quodsi ipsi pastores dissipati reperti fuerint, quid respondebunt [pro] pecoribus his? Numquid dicunt a pecore se vexatos? Non credetur illis. Incredibilis enim res est, pastorem pati posse a pecore; et magis punietur propter mendacium suum. Et ego sum pastor, et validissime oportet me de vobis reddere rationem. [109] XXXII.l. Remediate ergo vos, dum adhuc turris aedificatur. 2. Dominus habitat in viris amantibus pacem; ei enimvero pax cara est; a litigiosis vero et perditis malitiae longe abest. Reddite igitur ei spiritum integrum, sicut accepistis. 3. Si enim dederis fulloni vestimentum novum integrum idque integrum iterum vis recipere, fullo autem scissum tibi illud reddet, recipies illud? Nonne statim scandescis et eum convicio persequeris, dicens: Vestimentum integrum tibi dedi; quare scidisti illud et inutile redegisti? Et propter scissuram, quam in eo fecisti, in usu esse non potest. Nonne haec omnia verba dices fulloni ergo et de scissura, quam in vestimenta tuo fecerit? 4. Si sic igitur tu doles de vestimenta tuo et quereris, quod non illud integrum recipias, quid putas dominum tibi facturum, qui spiritum integrum tibi dedit, et tu eum totum inutilem redegisti, ita ut in nullo usu esse possit domino suo? Inutilis enim esse coepit usus eius, cum sit corruptus a te. Nonne igitur dominus spiritus eius propter hoc factum tuum [morte te] adficiet? 5. Plane, inquam, omnes eos, quoscumque invenerit in memoria offensarum permanere, adficiet. Clementiam, inquit, eius calcare nolite, sed potius honorificate eum, quod tam patiens est ad delicta vestra et non est sicut vos. Agite enim paenitentiam utilem vobis.
6. quemque: quoque Wittaker, Joly. pennediare: permedicare Wittaker, Jo/y. 7-13. GaucJebit... mendacium suum: Xapi¡atmL 8í, iCtv 1tCÍ\mx Ú'ytij W¡x&ij, xrA fl.~ 8~ntWXÓ'tat ~ cWtW\1. 'E:«
El Pastor de Hermas, Comp IX, 31, 3-32, S
279
gel de la penitencia 372 , os considero felices a todos los que sois inocentes como niños porque vuestra herencia es buena y gloriosa ante Dios. 4. A todos los que recibisteis este sello 373 , os digo: sed sencillos; no recordéis las ofensas; ni permanezcáis en vuestra maldad ni en el recuerdo de la amargura de las ofensas; haceos un solo espíritu; cuidad y quitad de vosotros esas grietas malas para que el Señor de las ovejas se alegre con ellas. 5. Se gozará si las encuentra sanas. Pero si encuentra a alguna descarriada, ¡ay de los pastores! 6. Si los mismos pastores fuesen encontrados descarriados, ¿qué responderán por estas ovejas? ¿Acaso dirán que fueron maltratados por una oveja? No se les creerá. Pues es increíble que un pastor pueda ser víctima de una oveja. Y será castigado más severamente por su mentira. Yo soy también pastor, y es necesario que yo dé cuenta rigurosa de vosotros.
[109] XXXII.l. Por tanto, curaos mientras que aún se construye la torre. 2. El Señor habita en los hombres que aman la paz. Él ama verdaderamente la paz; pero está lejos de los amigos de pleitos y de los perdidos de malicia. Así pues, devolvedle el espíritu Íntegro, tal como lo recibisteis. 3. Pues si vosotros habéis dado al batanero un vestido nuevo e Íntegro, lo quieres recibir Íntegro; pero si el batanero te lo devuelve roto, ¿lo recibirás? ¿Acaso no te enfadarás inmediatamente y le reprocharás diciendo: te di el vestido Íntegro? ¿por qué me lo has roto y devuelto inservible? Por este roto, que le has hecho, ya no puede ser usado. ¿Acaso no le dirás esto al batanero a propósito del roto que hizo en tu vestido? 4. Pues si tú te afliges así por tu vestido y te quejas de no recibirlo Íntegro, ¿qué piensas que hará contigo el Señor que te dio un espíritu Íntegro, y tú se lo has devuelto totalmente inservible, de manera que a su Señor ya no le puede servir para nada? Pues, cuando fue corrompido por ti, comenzó a ser inútil. ¿Acaso, pues, no te castigará con la muerte el Señor de aquel espíritu por esta acción tuya?•. 5. Contesto: «Ciertamente, castigará a todos los que encuentre recordando las ofensas•. Me dice: «No pisoteéis su clemencia, sino más bien glorificadlo por ser tan paciente con vuestros pecados y no ser como vosotros. Haced una penitencia que os sea útil.
372. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. 373. Cf. Comp Vlll, 2, 2 (68, 2), n. 287.
280
5
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15
7t0L¡J.-/¡v,
110, 1-3
[110] XXXIII.t. Haec omnia, quae supra scripta sunt, ego pastor nuntius paenitentiae ostendi et locutus sum dei servis. Si credideritis ergo et audieritis verba mea et ambulaveritis in his et correxeritis itinera vestra, vivere poteritis. Sin autem permanseritis in malitia et memoria offensarum, nullus ex huiusmodi vivet deo. Haec omnia a me dicenda dicta sunt vobis. 2. Ait mihi ipse pastor: Omnia a me interrogasti? Et dixi: Ita, domine. Quare ergo non interrogasti me de forma lapidum in structura repositorum, quod explevimus formas? Et dixi: Oblitus sum, domine. J. Audi nunc, inquit, de illis. Hi sunt qui nunc mandata mea audierunt et ex totis praecordiis egerunt paenitentiam. Cumque vidisset dominus bonam atque puram esse paenitentiam eorum et posse eos in ea permanere, iussit priora peccata eorum deleri. Hae enim formae peccata erant eorum, et exaequata sunt, ne apparerent.
1-15. Haec omnia... ne apparerent: T«imt nm« 'tdt npo-pyp«!J.IJ.ÍY« lyw 6 UoL!J.i¡v 6 clntl~ t7K IJ.t'tcxvo~ 18tLe« ut U«A11a« 1:<\) 8oúl'tl 1:oü 9toü. 'Eav nt~ lv «Ú1:oV; X«L &:xoúm¡n 'tWV ~'tWV IJ.OU X«L nopw9~n lv «tÍtoV; X«L X«wp9warrn 1:~ Mou~ u¡J.wv, ~~ &úwa&t. 'EdLv 8l n«p«!J.tLV71'" "t1j oolLán¡'tL X«L IJ.V1IOLX«X~, ou&d~ 'tWV 'tOLOÚ'tWV ~'1\atL 't~ 8~. T«Ü't« n&V't« AtA&A'I't«L ÓIJ.ÍV 'tdt Pil~J.«'t«. AtytL IJ.DL 6 lloLIJ.'ÍJV· Umcx !J.OL lntp6m¡a«~; N«(, f'IIJ.I, xúp~t. TI &n, ~7la(v, oúx lntpw1:11a~ IJ.t 7ttpL 1:wv mwv 1:wv l!&wv 1:wv dLntÁ71Áu86'twv tl( 1:T¡v olxo8o1J.i¡y, wv let7tA7lpWGCI!J.tV; 'EntA«961J.11Y, ~'IJIJ.Í, XÚpLt. • Axout vüv, ~71a(, ntpl cxtitwv· o6w( daw ol vüv dLxoúa«V't~ 1:wv lV'toAwv IJ.OU X«L IJ.t't~~ te aA11~ x«p8~ «titwv· X«L lntt&v 6 9!&; 1:T¡v IJ.t'tiÍvoL«V «tÍtWv X«A~ X«L X«9«p«v X«L 8u~vou~ 7t«p«~J.tÍY«L lv 'tli IJ.t't«YY~ «tÍtwv. 'Extltuatv oúv 1:~ dL~J.«p't(~ «titwv ~ 7tpD'tt~ le«AitLf8ijYCIL· ol ycip MOL oU'toL «L ~Í«L CIU'tWv ~- 'Eeo~J.«Á~ o~v t~ 1:6 ¡J.-rpdu lfCIÍvta&«L «
El Pastor de Hermas, Comp IX, 33, 1-3
281
[110] XXXIII.t. Todo lo que ha sido escrito antes, yo, el Pastor, el ángel de la penitencia m, lo mostré y hablé a los siervos de Dios. Así pues, si creéis, escucháis mis palabras, camináis en ellas y corregís vuestros caminos, podréis vivir. Pero si permanecéis en la maldad y en el recuerdo de las ofensas, ninguno de éstos vivirá para Diosm. Todo lo que tenía que deciros os lo he dicho•. 2. Me dice el mismo Pastor: «¿Me has preguntado ya todo?•. Le dije: «SÍ, señor•. «¿Por qué, pues, no me has preguntado por la forma de las piedras que fueron colocadas en la construcción, cómo completamos sus formas?•. Le dije: «Me he olvidado, señor•. 3. «Escucha ahora -me dice- lo relativo a ellas. Éstos son los que escucharon mis mandamientos e hicieron penitencia de todo corazón. Como el Señor vio que su penitencia era pura y buena y que podían permanecer en ella, mandó que fueran borrados sus pecados anteriores. Estas formas eran sus pecados y fueron igualadas para que no aparecieran•.
374. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137. 375. Cf. Mand 1, 2 (26, 2), n. 141.
Similitudo X
[111] 1.1. Postquam perscripseram librum hunc, venit nuntius ille, qui me tradiderat huic pastori, in domun, in qua eram, et consedit supra lectum, et adstitit ad dexteram hic pastor. Dein5 de vocavit me et haec mihi dixit: 2. Tradidi te, inquit, et domum tuam huic pastori, ut ab eo protegí possis. Ita, inquam, domine. Si vis ergo protegí, inquit, ab omni vexatione et ab omni saevitia, successum autem habere in omni opere bono atque verbo et omnem virtutem aequitatis, in mandatis huius ingredere, quae dedi 10 tibi, et poteris dominari omni nequitiae. 3. Custodienti enim tibi mandata huius subiecta erit omnis cupiditas et dulcedo saeculi huius, successus vero in omni bono negotio te sequetur. Maturitatem huius et modestiam suscipe in te et die omnibus, in magno honore esse eum et dignitate apud dominum et magnae potestatis 15 eum praesidem esse et potentem in officio suo. Huic soli per totum orbem paenitentiae potestas tributa est. Potensne tibi videtur esse? Sed vos maturitatem huius et verecundiam, quam in vos habet, despicitis.
[112] 11.1. Dico ei: Interroga ipsum, domine, ex quo in do20 mo mea est, an aliquid extra ordinem fecerim, ex quo eum offenderim. 2. Et ego, inquit, scio nihil extra ordinem fecisse te neque esse facturum. Et ideo haec loquor tecum, ut perseveres. Bene enim de te hic apud me existimavit. Tu autem ceteris haec verba dices, ut et illi, qui egerunt aut acturi sunt paenitentiam, eadem 25 quae tu sentiant et hic apud me de his bene interpretetur et ego apud dominum. 3. Et ego, inquam, domine, omni homini indico magnalia domini; spero autem, quia omnes, qui antea peccave-
18. despicitis: dispicitis Gebhardt-Harnack, Wittaker. 27. spero autem, quia omnes: spero autem, omnes Gebhardt-Harnack; spero autem eos omnes Wittaker; spero autem, qui omnes ]oly. qui: iam add. Wittaker.
COMPARACIÓN DÉCIMA
Hermas es confiado al Pastor y a las vírgenes [t 11] l. t. Cuando hube escrito este libro, el ÁngeP 76 que
me había entregado a este Pastor vino a la casa en que yo estaba, se sentó en la cama, y a su derecha se puso este Pastor. Luego, me llamó y me dijo: 2. «A ti y a tu familia os entregué a este Pastor para que fueses protegido por él». Le digo: «Así es, Señon•. Me dice: «Si quieres ser protegido de todo sufrimiento y de toda violencia, tener éxito en toda obra buena y en toda palabra y poseer toda la virtud de la justicia, camina en los mandamientos de éste, que yo te he dado, y podrás dominar toda maldad. 3. Toda deseo y dulzura de este mundo se te someterán si guardas los mandamientos de éste, y el éxito te acompañará en toda buena acción 377 • Recibe en ti su perfección y modestia y di a todos que él tiene gran honor y dignidad en presencia del Señor, que está al frente de un gran poder y que es poderoso en su función. A él solo se le ha otorgado el poder de la penitencia 378 para todo el mundo. ¿Acaso no te parece que es poderoso? Pero vosotros despreciáis la perfección y discreción que tiene con vosotros». [112] 11.1. Le digo: «Señor, pregúntale si, desde que está en mi casa, he hecho algo desordenado con lo que le haya ofendido». 2. Dice: «Sé que no has hecho nada desordenado y que no lo harás. Y por ello hablo contigo estas cosas, para que perseveres. Pues éste te ha juzgado ante mí favorablemente. Tú dirás estas palabras a los demás para que también aquellos que han hecho o vayan a hacer penitencia sientan lo mismo que tú, y éste me dé buenas referencias de ellos, y yo ante el Señor». 3. Le digo: «Señor, yo proclamo a todo hombre las grandezas del Señor; espero que todos los que antes han pecado, si escuchan esto, ha-
376. Es el Ángel santísimo o el Ángel glorioso: cf. Vis V, 2 (25, 2), n. 133. 377. Cf. Vis 1, 3, 1 (3, 1), n. 30. 378. Cf. Vis V, 7 (25, 7), n. 137.
284
XOL¡.t-#¡v,
112, 3-114, 2
runt, si haec audiant, libenter acturi sunt paenitentiam, vitam recuperantes. 4. Permane ergo, inquit, in hoc ministerio et consumma illud. Quicumque autem mandata huius efficiunt, habebunt vitam, et hic apud dominum magnum honorem. Quicumque ves ro huius mandata non servant, fugiunt a sua vita et aversantur illum; [hic autem apud deum habet honorem suum. Quicumque ergo contemnent eum] nec mandata eius sequuntur, morti se tradunt et unusquisque eorum reus fit sanguinis sui. Tibi autem dico, ut servías mandatis his, et remedium peccatorum habebis. 10 [1 13] 111.1. Misi autem tibi has virgines, ut habitent tecum; vidi enim eas affabiles tibi esse. Habes ergo eas adiutrices, quo magis possis huius mandata servare; non potest enim fieri, ut sine his virginibus haec mandata serventur. Video autem eas libenter esse tecum. Sed ego praecipiam eis, ut omnino a domo tua non 15 discedant. 2. Tu tantum communda domum tuam; in munda enim domo libenter habitabunt; mundae enim sunt atque castae et industriae et omnes habentes gratiam apud dominum. Igitur si habuerint domum tuam puram, tecum permanebunt; sin autem pusillum aliquid inquinationis acciderit, protinus a domo tua re20 cedent. Hae enim virgines nullam omnino diligunt inquinationem. 3. Dico ei: Spero me, domine, placiturum eis, ita ut in domo mea libenter habitent semper. Et sicut hic, cui me tradidisti, nihil de me queritur, ita neque illae querentur. 4. Ait ad pastorem illum: Video, inquit, servum dei velle vivere et custoditurum 25 haec mandata et virgines has habitatione munda collocaturum. 5. Haec cum dixisset, iterum pastori illi me tradidit et vocavit eas virgines et dixit ad eas: Quoniam video vos libenter in domo huius habitare, commendo eum vobis et domum eius, ut a domo eius non recedatis omnino. lliae vero haec verba libenter audierunt. 30 [114] IV.1. Ait deinde mihi: Viriliter in ministerio hoc conversare, omni homini indica magnalia domini, et habebis gratiam in hoc ministerio. Quicumque ergo in his mandatis ambulaverit, vivet et felix erit in vita sua; quicumque vero neglexerit, non vivet et erit infelix in vita sua. 2. Die omnibus, ut non cessent, 35 quicumque recte facere possunt; bona opera exercere utile est 5-6. aversantur illum: hunc contemnunt ]oly. 5-7. aversantur ... contemnent eum: adversus illum Gebhardt-Harnack; adversus illum sunt, hic autem apud dominum habet honorem suum. quicumque ergo fuerint adversus illum Wittaker. 7. contemnent: contemnunt ]oly. nec mandata eius sequuntur: secuntur sed Gebhardt-Harnacle. 19-20. recedent: recedunt Wittaker. 22-27. Et sicut... ad eas: xot! Woxtp o~o~. <Íl xttpt&lxát; "'· ou ¡.tl¡.tqlt'tGd "'' ou8t cx6-rcxL ¡.tL¡.tqx,V'tCI( 1"· AL'yt.L -rcji XOL¡.ttVL' O!&cz, &n Ó OOiiAOt; 'tOÜ 8toii 80.&L CTjv xot! Tr¡p'f¡cm -r&~ lY'tOA~ 'tCXÚ't~ xcx! -r&~ xcxp8tvou~ lv xot8e~p6n¡'tt xcx-rcxCJ't1iatt. T cxii-rcx dxwv -rcji xot¡.tLvt xcll.tv xcxpLBoxLv 1'' xot! -rO:, xcxp8Lvou~ xotl.Locx~ •.. l.i-ytt cxU-ccx~- ]oly. 35. recte facere ... utile est: recte facere possunt, bona opere exercere; utile est Wittaker.
El Pastor de Hermas, Comp X, 2, 3-4, 2
285
gan penitencia de buena gana y recobren la vida». 4. Me dice: «Persevera, pues, en ese ministerio y consúmalo. Los que cumplan los mandamientos de éste, tendrán vida; y éste, un gran honor ante el Señor. Pero los que no guardan los mandamientos de éste se apartan de su vida y lo desprecian. Éste tiene su honor ante Dios. Los que lo desprecian y no siguen sus mandamientos se entregan a sí mismos a la muerte, y cada uno se hace reo de su propia sangre. Te lo digo para que guardes estos mandamientos, y tendrás remedio para tus pecados. [113] 111.1. Te he enviado estas vírgenes para que vivan contigo, pues vi que eran afables contigo. Las tienes como ayudantes, para que puedas guardar mejor los mandamientos de aquél. Sin la ayuda de estas vírgenes no se pueden guardar estos mandamientos. Veo que ellas están contigo de buena gana. Pero les ordenaré que no se aparten de tu casa de ninguna manera. 2. Tú limpia tu casa suficientemente pues en una casa limpia habitarán con gusto, porque ellas son limpias, castas, diligentes y todas tienen gracia en presencia del Señor. Así pues, si ellas consideran limpia tu casa, permanecerán contigo; pero si sobreviene un poco de impureza, se marcharán inmediatamente de tu casa. Estas vírgenes no aman impureza alguna, en absoluto». 3. Le digo: •Señor, espero agradarles para que siempre habiten en mi casa con gusto. Y así como éste, al que me entregaste, no se ha quejado para nada de mí, tampoco ellas se quejarán». 4. Dice al Pastor: cVeo que este siervo de Dios quiere vivir, que guardará estos mandamientos y que pondrá a estas vírgenes en una casa limpia». 5. Después de decir esto, me entregó de nuevo al Pastor, llamó a las vírgenes y les dijo: •Puesto que veo que habitáis con gusto en la casa de éste, os encomiendo a él y a su casa para que de ninguna manera os apartéis de su casa». Ellas escucharon gustosamente estas palabras.
[114] IV.l. Luego, me dice: .Pórtate virilmente 379 en este ministerio; proclama a todo hombre las grandezas del Señor y tendrás gracia en este ministerio. El que camina en estos mandamientos, vivirá y será feliz en su vida; pero el que los descuida no vivirá y será desgraciado en su vida. 2. Di a todos los que pueden hacer el bien que no dejen de hacerlo. Es útil para ellos
379. Cf. Vis 1, 4, 3 (4, 3).
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no1~~.
114,2-5
illis. Dico autem, omnem hominem de incommodis eripi oponere. Et is enim, qui eget et in cotidiana vita patitur incommoda, in magno tormento est ac necessitate. 3. Qui igitur huiusmodi animam eripit de necessitate, magnum gaudium sibi adquirit. Is 5 enim, qui huiusmodi vexatur incommodo, pari tormento cruciatur atque torquet se qui in vincula est. Multi enim propter huiusmodi calamitates, cum eas sufferre non possunt, mortem sibi adducunt. Qui novit igitur calamitatem huiusmodi hominis et non eripit eum, magnum peccatum admittit et reus fit sanguinis eius. 10 4. Facite igitur opera bona, quicumque accepistis a domino, ne, dum tardatis facere, consummetur structura turris. Propter vos enim intermissum est opus aedificationis eius. Nisi festinetis igitur facere recte, consummabitur turris et excludemini. 5. Postquam vero locutus est mecum, surrexit de lecto et apprehenso 15 pastore et virginibus abiit, dicens autem mihi, remissurum se pastorem illum et virgines in domum ·meam.
El Pastor de Hermas, Comp X, 4, 2-5
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el hacer buenas obras. Yo digo que es necesario que todo hombre sea sacado de sus apuros. Pues el que está necesitado y sufre apuros en la vida cotidiana, está en un gran tormento y necesidad. 3. Así pues, el que saca a una de estas almas de la necesidad, se procura un gran gozo. Pues el que está atormentado por un apuro de éstos sufre un tormento similar y se tortura como el que está en la cárcel. Muchos, a causa de este tipo de calamidades, se dan la muerte al no poder soportarlas. Así pues, el que conoce la calamidad de uno de estos hombres y no lo saca, comete un gran pecado y se hace reo de su sangre. 4. Así pues, haced buenas obras los que habéis recibido bienes del Señor, no sea que se acabe la construcción de la torre mientras que tardáis en hacerlas. Pues por vuestra causa se interrumpió la obra de su edificación. Si no os apresuráis a obrar rectamente, la torre se concluirá y vosotros quedaréis excluidos». 5. Después de hablar esto conmigo, se levantó de la cama y, tomando al Pastor y a las vírgenes, se fue diciéndome que haría volver a mi casa al Pastor y a las v1rgenes. 1